Cuaderno lab. Xeolóxico de laxe Coruña. 1985. Vol. 10 pp. 115-132 CONTRIBUCION AL ESTUDIO DEL PERIGLACIARISMO EN LA SIERRA DE GREDOS. ACASO DELTELL, E. (*) RUIZ ZAPATA, M. B. (*) PEDRAZA GILSANZ, J. (x) CENTENO CARRILLO, J. (x) (*) Dpto. de Geología. Universidad de Alcalá de Henares. (x) Dpto. de Geomorfología y Geotectónica. Universidad Complutense de Madrid RESUMEN Se estudian las principales característi~ cas del fenómeno periglaciar presente en la Sierra de Gredos. Las formas de denudación y los depósitos se agrupan en dos grandes apar­ tados (según el proceso que los genera) que tienen su expresión en otras tantas áreas(más una de carácter mixto) en el esquema geomorfo lógico: área de la crioturbación (cuyo límite inferior altitudinal se sitúa en torno a las curvas de 2.000-2.100 mts.) y el área de la gelifracción (1.100 mts.). Se describe, igualmente, la evolución ge­ neral de las distintas formas periglaciares tanto en el tiempo (asociadas al glaciarismo cuaternario) corno en el espacio (seriación en la vertical). Por último, se plantea la pro­ blemática de la extensión e importancia de los fenómenos periglaciares actuales. SUMMARY That is a study about principal characte­ ristics of present periglaciar phenomenon in Sierra de Gredos. The denudation forms and deposits are divided in two big groups, accor ding to the process of their origino They are located in the following areas:crioturbacion area where the altitude inferior is between 2.000-2.100 mts., and gelifraction area in 1 .100 mts .. It is also studied general evolution of different periglaciar forms from the point of vew of time and space. Finally it is emphasized the developpement of actual periglaciar pheno­ menons. 115 INTRODUCCION El presente trabajo tiene por objeto, el estudio de las principales características del periglaciarismo (formas de denudación y depósitos más importantes, dinámica periglaciar, niveles altitudinales,etc.) en un área montañosa de la Meseta (Figura 1) , concretamente en el sector de mayor en­ tidad -por extensión y altitud- del Sistema Central Iberico. En efecto, la Sierra de Gredos, constituye una alineación montañosa -de dirección predomi nante E-Q- de más de 120 Km. de longitud y con alturas casi siempre superi~ res a los 2.100 mts., culminando en el pico del Moro Almanzor de 2.592 mts. Los materiales que forman su substrato son, fundamentalmente, granitoi­ des y, en emnor proporción, rocas metamórficas. Todo el conjunto se encuen­ tra furtemente fracturado como corresponde a materiales paleozoicos perten~ cientes al Macizo Hesperico. El fenómeno periglaciar cuaternario presente en la Sierra de Gredas ha centrado las investigaciones de carácter geomorfológico en dicha zona en de trimento de otros aspectos, como el periglaciar, quizá no tan espectaculares pero si, indudablemente, dignos de interes.Así, no es de extrañar el escaso número de trabajos que se ocupan de la temática periglaciar. Algunos 10 es­ tudian como fenómeno acompañante del glaciarismo (FRANZLE,O.,1959; MARTINEZ DE PISON,E. Y MU~OZ JIMENEZ,J.,1972). Otros, fOl~ando parte de la morfogen~ sis global del macizo (FERNANDEZ GARCIA,P.,1976; PEDRAZA,J. Y FERNANDEZ GAR CIA,P.,1981a y 1981b; ACASO,E.,1983; ACASO,E. Y RUIZ ZAPATA,M.B.,1985). y otros, los menos, tratándolo de una manera monográfica, bien ciñemdose ex­ clusivamente a la zona (BROSCHE,K.U.,1971), bien haciendo referencia expre­ sa a ella, dentro de un contexto regional más amplio (BROSCHE,K.U.,1978). CARACTERISTICAS GENERALES En estrecha dependencia con el fenómeno glaciar, el sistema morfogeneti co periglaciar ha estado y está presente -aunque actualmente de una manera muy atenuada- en la región de estudio imprimiendo al paisaje de altas cum­ bres un modelado netamente periglaciar que define un dominio especial y com pIejo de características propias. Dado que la zona constituye un macizo montañoso y que se encuentra en una latitud media, puede identificarse el dominio perglaciar presente en ella, como un área de máximas cumbres bajo un periglaciarismo extrazonal frío y seco de alta montaña, como resultado de presentar unas oscilaciones 116 N. $ -BARCO DE AVILA .HOYOS DEL ESPINO Fig. 1.- Situación de la Zona de Estudio. 117 termicas muy amplias (20°C a -5°C) para zonas de cotas superiores a los 2.500 mts. según la clasificación de TRICART (TRICART,J. y CAILLEUX,A., 1967). A la hora de ordenar y sistematizar las formas -tanto erosivas como deposicionales- debidas a la actividad morfogenetica periglaciar, se han es tablecido dos tipos de áreas distintas según que, en dichas áreas, predomi­ nen procesos de crioturbación o procesos de gelifracción. Este mismo crite­ riose ha seguido para confeccionar el esquema geomorfológico de la Figura 2. Dicho esquema delimita dos áreas (más una tercera de carácter mixto) en do~ de los procesos de crioturbación y gelifracción (que tienen su expresión cartográfica en la localización de formas erosivas y deposicionales gener~ das por estos procesos y que obviamente constituyen la base a partir de la cual se ha elaborado el esquema) son dominantes frente a otros mecanismos morfogeneticos. Así, se delimitan zonas en donde estos procesos son capaces de elaborar un relieve propio o tender a remodelar otros relictos (caso del relieve glaciar) . por un lado la crioturbación se manifiesta en zonas de pendiente poco acusada, particularmente en Sierra Llana y relieves similares, como diviso­ rias de aguas anchas y macizas que presentan la suficiente altitud. Al ser estas zonas favorables para el desarrollo de suelos va a tener lugar en ellas fenómenos de reorganización y deformación del material en áreas espe­ cialmente llanas, y desplazamientos de este en áreas de pendientes poco pr~ nunciadas. La gelifracción, por el contrario, se manifiesta en zonas ge fuerte pe~ diente lo que~ermite el dasarrollo de suelos y que, por tanto, se presentan como afloramientos rocosos fuertemente fracturados. Este proceso es especia! mente inetenso en divisprias de aguas que, por alguna razón -retrocesos de cabecera en cuencas glaciares y/o torrenciales- sean agudas -en la región se denominan cuchillares- y con pendientes subverticales. Es de destacar, sin embargo, que muchos procesos son convergentes o se presentan simultáneamente en una misma zona, lo que da lugar a formas y de­ pósitos mixtos por lo que una compartimentación de fenómenos demasiado rígi da obliga a una clasificación de procesos artificial cuando, en realidad, e~ tos se presentan continuos tanto en el espacio como en el tiempo. Otro tanto puede decirse desde un punto de vista global ya que ciertas formas erosivas y deposicionales se sitúan en vio-torrencial. 118 transición con los dominios glaciar y flu- N. ~ ...... \O Navolperol de Tormes o rOf"mes LEYENDA r-t Areo de concentración de formos de den. udoción y L-....J depósitos debidos o lo Criofurbación ~.". Area de concentración de formas de denudación y L............J depósitos debidos a la Gel/fracción. r-c-'l. - Areo de concentración de depósitos mixtos. L--J (Derrames de ladero concentrados) ¿Red hid""ófi,o /' /) Curvas de nivel (equistancia 400 m.) ,---I600t-. Flg. 2.- Esquema Geomorfológico . Como resultado directo de la acción morfogenética periglaciar se gene­ ran una serie de formas de denudación y de depósitos resultantes de esta denudación que se reseñan en el CUADRO l. FORMAS DE DENUDAClON y DEPOSlTOS PERlGLAClARES Formas de denudación En zonas de pendiente 10 suficientemente fuerte para que no permita el desarrollo de suelos, la acción erosiva es predominante y su delimitación con respecto a los depósitos que produce, clara. Sin embargo, en otras zonas e pendiente menor, la formación y deformación de suelos periglaciares trae consigo la génesis de ciertas formas erosivas de distribución extremadamen­ te irregular y dispersa ya que su distribución depende de múltiples varia­ bles de carácter local. En orden a una mayor claridad en la exposición, describimos las formas de denudación, encuadradas en los dos procesos periglaciares fundamentales que citábamos en el apartado anterior: gelifracción y crioturbación. Así: En las áreas en donde predomina la gelifracción, se genera un modelado característico que denominamos genéricamente como perfiles de gelifracción. Son zonas en Donde el substrato no posee ningún recubrimiento ya sea e­ dáfico o debido a cualquier mecanismo morfogenético, presentándose a modo de afloramientos. La gelifracción ataca a las rocas de una manera selectiva siendo tanto más intensa cuanta más superficies de discontinuidad posea. El modelado debido a la gelifracción se produce, fundamentalmente, en dos tipos de zonas que hemos denominado, siguiendo' la toponimia local, en: cuchillares y galayares. Por cuchillares se entiende, en la región, a toda divisoria de aguas a­ guda y estracha, a modo de cresta. Se localizan, sobre todo, en la zona del Circo de Gredos y de las Cinco Lagunas" y deben su estructura, a gran esca­ la, a la acción glaciar y torrencial por retroceso de cabeceras. Debido a su fuerte pendiente y altitud -en todo momento sobrepasan 105 2.200 mts.- 105 cuchillare~ presentan el modelado típico debido a la gelifracción. Denominamos galayares a toda zona, en donde es predominante el proceso de gelifracción, que no se localiza preferentemente en las zonas culminan­ tes de las principales divisorias de aguas. Son, por tanto, sectores de ve~ tientes en donde aflora el substrato formando espolones, crestas secunda­ rias o,simplemente, promontorios rocosos escarpados. Destaca, por su impor- 120 ...... IV ~ CRIOTURBACION GF.:LIFRACCION FORMA PEPOS~rO EN VERTIENTE EN RELLANO FORMAS DE pENUDACION DEPOSITOS RESULTANTES DE LA DENUDACION Perfiles de gelifraccion I Galayares Cicatrices de despegue Cuchillares solifluidal Terrassettes Derrubios de gelifracción I Depósitos de solifluxión(l) De ladera I lEn manto Suelos Estabilizados en cauce I Concentrados Concentrados Iconos Suelos Iconos roces os I De fondo de valle (2 ) Corredores rocosos I Depósitos glacio-periglac. Derrames de ladera concentrados (1) Formas en depósito: lóbulos de solifluxión, terrazas de crioplanación (2) Formas en depósito: Césped almohadillado, gaps . CUADRO 1 enlosados periglac. I tancia, la zona de los Galayos, al Sureste del Pico de la Mira, en donde el diaclasamiento y la gelifracción dan como resultado un formidable conjunto de torreones y agujas, singular ejemplo, por sus dimensiones, del alcance que puede llegar a tener la gelifracción. En las áreas en donde predominan los procesos de crioturbación sólo ca­ be destacar las cicatrices de despegue solifluidal y las terrassettes peri­ glaciares. Se presentan asociadas a procesos solifluidales en zonas de ver­ tiente con pendientes poco acusadas. Depósitos resultantes de la denudación Todos los depósitos debidos a la acción periglaciar pueden agruparse, al igual que las formas de denudación, según se generen por procesos de ge­ lifracción o por crioturbación. Como ya se apuntaba en el CUADRO 1, muchos depósitos son geneticamente convergentes de tal manera que algunos procesos, como la crioturbación son asistidos por gelifracción y, en ocasiones, por procesos no periglaciares como pueden ser los glaciares y los fluidales en donde interviene la acción de las aguas de escorrentía. En las zonas en donde son predominantes los procesos de gelifracción los únicos depósitos definidos en nuestra región de estudio son los denominados derrubios de gelifracción. Aunque desde el punto de vista genético y morfo­ lógico caben algunas divisiones, litologicamente, estos depósitos forman un conjunto bastante homogéneo. Se trata de aglomerados de bloques y cantos de naturaleza fundamentalmente granítica sin apenas matriz. Los clastos son an gulosos como corresponde al escaso transporte que han sufrido. Genética y morfologicamente, los derrubios de gelifracción se clasifican en: Derrubios de gelifracción de ladera, de poco espesor -en torno a los 100 cm.- y tapizan los sectores superiores de las vertientes adaptándose a su morfología. Derrubios de gelifracción estabilizados en cauce, que derivan de los ~ teriores y su distinción se basa exclusivamente, en su posición con respec­ to al cause torrencial. En efecto, se apoyan directamente en éste y van siendo socavados por las aguas torrenciales. Derrubios de gelif~acción concentrados que se subdividen en conos y co­ rredores. En ambos casos se trata de depósitos localizados -concentrados- en zonas preferentes de laderas subverticales. Consisten en un acúmulo de blo­ ques fuertemente angulosos y sin matriz que se generan, fundamentalmente, por fenómenos de gravedad. 122 Los COIlOS rocosos se localizan al pie de escarpes subvertica1es normal­ mente a la salida de los corredores entallados en las paredes. Se generan por caída de bloques que la fuerte pendiente del corredor no puede retener. Los corredores rocosos derivan de los anteriores por co1matación del corre­ dor a medida que el cono, por acumulación progresiva de fragmentos, remon­ ta a éste. En las áreas en donde son predominantes los procesos de crioturbación pueden diferenciarse dos tipos de depósitos que se agrupan según se locali­ cen en zonas con pendiente escasa y en zonas de rellanos (CUADRO I). En el primer grupo sólo cabe considerar dos tipos de depósitos: solif1ui­ da1es y glacio-perig1áciares. En el caso de los primeros, se trata de material detrítico fino con can tos dispersos y con un alto contenido en arcillas. Pueden clasificarse en: depósitos solif1uida1es en manto, cuando afectan a importantes sectores de ciertas laderas tapizando grandes áreas de éstas homogeneizándolas, y d~~ sitos solif1uida1es concentrados cuando, como su nombre indica, se presen­ tan concentrados en zonas favorables, bien en pequeñas vaguadas ocupando su fondo (de fondo de valle), bien a la salida de pequeñas torrenteras con~ tituyendo depósitos con morfología de conos solif1uida1es. En ambos casos las dimensiones de estos depósitos es muy reducida no pasando de la escala decamétrica. Los depósitos glacio-perig1aciares se generan en hoyas de nivación. Se trata de depósitos solif1uida1es en donde ha intervenido la acción glaciar removi1izando dichos depósitos dando como resultado una cierta ree1abora­ ción del material. En las áreas en dorde son predominantes los procesos de crioturbación, en zonas de rellanos, sólo cabe hablar de los llamados suelos perig1aciares , Se trata de una capa de material detrítico, generalmente fino aunque con can tos y bloques dispersos, que tapiza todas las zonas culminantes en zonas de rep1anos o de mínima pendiente. Varía su espesor -deO,25 a 2 mts.- según el relieve subyacente. Cuando la concentración se debe a pequeñas inflexiones se trata de suelos de césped alpino con ocasionales depósitos de turba poeo desarrollados. Debido a la crioturbación que afecta a estos suelos, pueden presentarse estructuras perig1aciares típicas como: césped almohadillado, enlosado niva1 y procesos de crecimiento alrededor de los cantos (gaps) que siguen funcionando actualmente. 123 Por último, sólo destacar los llamados derrames de ladera concentrados Se trata de depósitos coluvionares concentrados en zonas preferentes con u­ na morfología de grandes conos o abanicos. Todo parece indicar que se gene­ ran por gelifracción, sin procesos de descarga, en donde el accionamiento gravitatorio está ligado a fenómenos fluidales relacionados con periodos frios y otros más cálidos de carácter estacional que provocan la acumula­ ción del material a pie de ladera. Sedimentologicamente, se trata de un ~ glomerado de cantos y bloques angulosos de hasta 40 cms. empastados en una matriz de tamaño grava a limosa. Se pueden distinguir dos subtipos que llamaremos, siguiendo la termino­ logía de PEDRAZA,J. y FERNANDEZ,P.,1981, derrames de primera y de segunda generación. Los de primera generación se distinguen porque el material que constituye dichos depósitos está afectado por un~ fuerte alteración. Los derrames de segunda generación se generan de igual manera desarrollándose bien independientes, bien a partir de los anteriores sucediendose, por ta~ to, a ellos en el tiempo. No presenta alteraciones de ningún tipo y pueden llegar a desarrollar suelos ricos en materia orgánica. LA DINAMICA PERIGLACIAR El sistema periglaciar presente en la zona depende, como es obvio, de la altitud y del fenómeno glaciar. En efecto, las condiciones climáticas que favorecen el glaciarismo hacen posible la existencia del fenómeno.peri­ glaciar que, no obstante, queda acotado -aunque con límites variables- por la rigurosidad climática de las grandes altitudes dado que el dominio peri­ glaciar se localiza preferntemente en la cresta principal del macizo monta­ ñoso -yen los cordales secundarios que tengan la suficiente altiíud- cons­ tituyendo el dominio morfogenetico culminante. Al poseer carácter extrazonal y teniendo en cuenta que la zona se halla en unas latitudes medias, sus límites de actuación y su capacidad de elabo­ rar un moUelo propio, vendrá condicionado por las oscilaciones climáticas experimentadas durante el Cuaternario. Así, el inicio de una fase glaciar comienza con la aparición de fenómenos periglaciares que, al liberar frag­ mentos rocosos y dada su poca capacidad de evacuación de dichos fragmentos prepara un terreno favorable a la acción erosiva por parte de los hielos glaciares. La formación y desarrollo de aparatos glaciares -con todos sus proce- 124 sos asociados- junto con el diseño del relieve preglaciar genera las dos áreas de actuaci6n periglaciar mencionadas en los apartados anteriores. En efecto, el área de la gelifracci6n se localiza en zonas en tionde el retro­ ceso de cabeceras torrenciales y/o glaciares destruyen la superficie de enrasamiento post-hercínica -cuyos restos constituyen la Sierra Llana- for­ mando estrechas espinas rocosas a modo de cresterías. Estas, al tener gran pendiente, no permite el desarrollo de suelos y favorece los procesos de g~ lifracci6n, hecho particularmente evidente en los circos que poseen hombrera pues esta se genera debido al contraste morfo16gico -glaciar-periglaciar­ que presentan las paredes del circo al quedar, sus zonas inferiores, su­ mergidas en la masa de hielo y protegidas, por tanto, de la gelifracci6n. Por el contrario, en las zonas en donde los retrocesos de cabecera no han revestido importancia -Sierra Llana y zonas similares- el proceso peri­ glaciar fundamental ha sido la crioturbaci6n. De la existencia, en Sierra Llana, de pequeñas terrazas de crioplanaci6n como culminaci6n de un proceso de rebaje del relieve preexistente (PEDRAZA,J. y FERNANDEZ,P.,1981l se dedu ce que, el periglaciarismo preglaciar, tuvo cierta intensidad en nuestra regi6n de estudio, favoreciendo la formaci6n de suelos periglaciares que se deformaron o desplazaron según los mecanismos que operaron en su seno. Estos mecanismos, además, se ven favorecidos por que la ausencia de pendien­ tes acusadas permite la conservaci6n de nieve que, al actuar como capa pro­ tectora, evita que se produzcan fen6menos de gelifracción como ya señalaron MARTINEZ DE PISON,E. y MuNoz JIMENEZ,J.,1972. Así, el sistema periglaciar desarrolla una serie de formas de denudaci6n' y dep6sitos que se generan según los dos procesos fundamentales y localiza­ dos en sus áreas correspondientes. La figura 3, intenta representar, de ma­ nera esquemática y sobre un relieve no referido a ningún paraje en concreto aunque si inspirado en la zona, esta situaci6n poniendo en evidencia la dis tinción entre las dos áreas y los procesos más importantes que tienen lugar en ellas. Las flechas indican el movimiento general de los fragmentos roco­ sos liberados hacia sectores inferiores de las vertientes, mostrando cómo, en muchas ocasiones, los dep6sitos derivan unos de otros dando como resulta do una serieci6n de estos de dificil delimitación. En efecto, en el área de la crioturbaci6n y en las zonas de rellanes, se forman los suelos periglaciares que por acentúaci6n de la pendiente de­ rivan a formas de solifluxi6n. En conjunto, el límite inferipr altitudinal en su valor medio, de la zona en donde se manifiesta de una manera predomi- 125 ...... N C\ Derrubios concentrado\ en corredores Derrubios de gelifrocción de ladera Derrubios estabilizados en cauce Fig. 3 - DINÁMICA PERIGLAC lAR Depósitos solifJuidales en manto (lóbulos de so1ifluxión) Sue¡o~ periglociores (césped almohadillado) nante las formas debidas a la crioturbación (Figura.2) se sitúa en torno a las curvas 2.000-2.100 mts. aunque, en algún caso pueda descender a los 1.600 mts. En Sierra Llana, en donde este proceso es particularmente evide~ te, puede observarse, sobre todo por la vertiente Sur, cómo, a partir de los suelos, se pasa a depósitos solifluidales de ladera. Las figuras 4 y 5 son dos cortes topográficos en esta zona mostrando la variación de la pendien­ te que marca el límite de ambos depósitos: 9° a 10° para los suelos perigl~ ciares y 14° a 22° para los mantos de solifluxión. Se constituye, entonces, un sector central, situado en la divisoria de aguas y zonas aledañas, ocu­ pado por los suelos periglaciares y, a sus alrededores, una banda, más o m~ nos continua, frecuentemente interrumpida por cuencas de alimentación gla­ ciar, de depósitos solifluidales que, en ocasiones, puede estar sustituida por depósitos glacio-periglaciares si en dicha banda se emplazan hoyasde ni vación. 2.200 E 2.400] L' 2.000 ., 1.800~ 1.600J Fig. 4.- NW. sa::o ~IEFRA LL',·.·, Cuenca dé alimentación del glaciar del Hornito / B A ¡ ___ ---.... ~I---jl--- o 500 1000 m. EbEC~E9es~~~========~ A: DEPÓSiTOS SOLlFLUIDALES (22°) B: SUELOS PERIGLACIARES (9°) PERFIL TOPOGRÁFICO MOSTRANDO LA DISTRIBUCiÓN DE DEPÓSITOS PERIGLA CIARES SEGÚN PENDIENTES. - A causa, una vez más, de un aumento de pendiente, q~e en el ejemplo de la figura 5 es de 32° , los depósitos solifluidales evolucionan a derrubios de gelifracción de ladera formando una nueva banda que orla a la anterior.. El emplazamiento de cuencas de alimentación glaciar o torrenciales con­ diciona -por su morfología tendente a formar vertientes subverticales o cam 127 bias bruscos de Pendiente- la aparición de derrubios de gelifracción caneen trados. E e .. 1.800 NNW. SSE. SIERRA LLANA 1.600 1.400 1.200 1.100 1 ... C o 500 1000 m . • "~=-EC=-.. .e========~1 A: DERRUBIOS DE GELlFRACCIÓN DE LADERA (32°) B: DEPÓSITOS SOUFLUIDALES (14°) C: SUELOS PERIGLACIARES (10°1 Fig.5.- PERFIL TOPOGRÁFICO MOSTRANDO LA DISTRIBUI:IÓN DE DEPÓSITOS PERIGL~ CIARES SEGÚN PENDIENTES. Por último, los derrubios de gelifracción de ladera pueden evolucio- nar a los de tipo "estabilizados en cauce" por caida de fragmentos de aqu~ llos por gravedad y la acción de las aguas de arroyada que el sistema morf~ genético torrencial se encarga de evacuar incorporándolos al cauce constit~ yendo, así, los depósitos mixtos denominados fluvio-periglaciares (ACASO,E., 1983) • En el área de la gelifracción se producen, de una manera directa, los derrubios de gelifracción tanto de ladera como concentrados -según sea la morfología- que, como en el caso anterior, pueden derivar a los de tipo es­ tabilizados en cauce. El límite inferior altitudinal de todo el conjunto de formas generadas por la gelifracción (Figura 2) varía según consideremos una u otra vertien te. Para la septentrional, dicho límite, en su valor medio, se sitúa en tor no a la curva de 1.700 mts., mientras que para la meridional, en torno a los 1.100 mts •• Esta notable diferencia -inexistente pn el area de la crio­ turbación- la atribuimos a las distintas pendientes que poseen dichas ver­ tientes. En efecto, la vertiente Norte posee una pendiente media del 9% 128 -excepto la zona de altas cumbres remodeladas por la acción glaciar- y unas divisorias de aguas anchas, de diseño macizo y perfiles suavemente convexos. Por el contrario, la vertiente Sur, presenta una pendiente media del 16% - que llega hasta el 40% en las zonas superiores- y un relieve extraordineria mente abrupto de agudas aristas y perfiles que, en ocasiones, pueden consi­ derarse subverticales. Los derrames de ladera concentrados (Figura 2) se localizan exclusiva­ mente en la vertiente Norte -a la salida de las principales gargantas nor­ occidentales del macizo- y su límite inferior altitudinal se sitúa en torno a la curva de 1.200 mts •• Esta cota, excepcionalmente baja para lavertie~ te Norte, da idea de la rigurosidad climática -propicia a la actividad peri glaciar- durante las fases frías cuaternarias pues estos depósitos (de ca­ rácter mixto) pueden considerarse coetáneos con dichas fases (PEDRAZA,J. y FERNANDEZ,P.,19B1¡ ACASO,E.,19B3). En resumen, tanto en el área de la crioturbación como en el de la geli­ fracción, el resultado final son derrubios de gelifracción. En el primer c~ so, por evolución de depósitos solifluidales -derivando estos de los suelos periglaciares- y en el segundo, por genesis directa a partir de rocas in situ sometidas a gelifracción. Esta dinámica periglaciar queda interrumpida cuando, en las inmediaci~ nes de ambas áreas, se producen fenómenos glaciares de linportancia. En el máximo glac:_ar, tanto los derrubios de gelifracción generados directamente como los depÓsitos solifluidales se integran.a la masa glaciar formando pa~ te del acarreo morrenico. En el postglaciar, la serieción de depósitos se restablece en parte ya que la variación gradual de la pendiente queda rota por las bruscas inflexiones producidas por la erosión glaciar en el relieve Todo lo dicho queda reflejado en el CUADRO 11, en donde se esquematiza la evolución general de los fragmentos rocosos liberados por la actividad periglaciar. Se establece así, la sucesión de los distintos depósitos peri­ glaciares, según altitud, independientemente que sean funcionales o no ac­ tualmente o hayan sido generados durante todo o una parte del Cuaternario. Al finalizar la fase glaciar y según datos aportados por los análisis polínicos (RUIZ ZAPATA;M.B. y ACASO,E.,19B4) el clima imperante en la zona se podría definir como de frío extremo-seco que, posteriormente, evolucio­ na hacia una mayor humedad -aunque con variaciones- y más altas temperatu­ ras. Ello condiciona un periglaciarismo postglaciar que se va atenuando y confinando en sectores cada vez más altos. Bloques morrenicos gelivados, 129 cuencas de alimentación glaciares tapizadas de derrubios como es el caso del glaciar del Pinar, fenómenos solifluidales generalizados en cauces gla ciares como el del Barbellido, etc., son ejemplos suficientemente ilustra tivos de la intensidad del fenómeno periglaciar al inicio del interglaciar. MAXIMA ALTITUD 1 2.000-2.100 mts. Lim. inferior, área de la crioturbación.~ 1.200 mts. CUADRO II I Suelos I periglaciares I Derrubios 5~ de gelifracció / "" Depósitos Depósitos glacio-solifluidales periglaci,!res l Derrames de ladera concentrados Lim. inferior, derrames de ladera ---- : ~ Derrub. de 1.100 mts. (Vert. Sur Lim. inferior, área de la felifracción. l ~UNIHA AL't'ITUD 130 ) I gelif. esta I I bilizados I en cauce - I .. I I Depósitos I fluvio- I oeriglaciares I Dominio fluvio-torrencial Dominio glaciar. En la actualidad, el fenómeno periglaciar se halla muy restringido pu­ diéndose afirmar que, practicamente, el modelado que constituye su dominio es heredado. Aunque BROSCHE,K.U., 1978 cita fenómenos solifluidales, qu,~ considera funcional.es hoy día, por encima de los 2.450 mts. de altitud, ob servaciones recientes (PEDRAZA,J. ,Acaso,E., CENTENO,J. Y RUBIO,J .C., en ela boración) apuntan hacia la presencia de suelos estructuraoos (círculos de piedra, rosetones) a cotas más bajas (en torno a los 2.000 mts.) y que po­ drían haberse generado bajo condiciones climáticas específicas corno las que han imperado en la década de los 70 y principios de los 80, años de se quía que implicaron la ausencia de una capa protectora de nieve en amplios sectores del macizo durante largos periodos invernales. Incluso, ultimamen­ te se han descrito formas periglaciares en zonas próximas, insólitas en es­ tas latitudes, como las estudiadas en la Paramera de Avila, por MOLINA,E, y PELLITERO,E.,1Q82 y que definen como hidrolacolitos aunque, obviamente, sin la presencia de un suelo permanentemente helado. Nuevos hallazgos de formas similares en el Macizo de Ayllón (ACASO,E., RUIZ ZAPATA,B.,PEDRAZA,J. Y CENTENO,J., en elaboración) parecen indicar que nos hallamos ante un fenómeno que si bien es aventurado definirle como fre­ cuente, si al menos está lejos de considerarle generado por condiciones lo­ cales de extrema rareza. Tanto las formas encontradas en la Paramera, como las-del Macizo de Ayllón(extremo oriental del Sistema Central), se sitúan a altitudes próximas a las 1.300 mts. (lo que sugiere de nuevo el papel de la ausencia de capa protectora de nieve) y cabe considerarlas hoy dia como funcionales. 131 BIBLIOGRAFIA. ACASO DELTELL, E. (1983).- "EstucHo del Cuaternario en el Macizo Central de Gredos". Tesis Doctoral. Universidad de Alcalá de Henares. ACASO DELTELL, E. Y RUIZ ZAPATA, M.B~ (1985).- "Secuencia de procesos duran te el Cuaternario en el Macizo Central de Gredos (Sistema Central Español". Actas (Vol I) de la 1a Reunión del Cuaternario Ibérico. Lisboa. ACASO DELTELL, E., RUIZ ZAPATA, M.B., PEDRAZA GILSANZ, J. y CENTENO CARRILLO, J. 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