UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE CIENCIAS BIOLÓGICAS TESIS DOCTORAL MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Encarnación Sequeros Jiménez DIRECTOR: Rafael Alvarado Ballester Madrid, 2015 © Encarnación Sequeros Jiménez, 1983 Regeneración caudal en especies de Allolobophora (Annelida: Oligochaeta) : mecanismos de control y neurosecreción .r;- Encarnacton Sequeros Jiménez If iin iiiiiiii ' 5 3 0 9 8 6 7 2 0 3 * UNIVERSIDAD COMPLUTENSE REGENERACION CAUDAL EN ESPECIES DE ALLOLOBOPHORA ( ANNE LIDA : 0 LIGOCHAETA). MECANISMOS DE CONTROL Y NEUROSECRECION Departame to de Zoologxa de Invertebrados no Artropodos Facultad de Ciencias Biol6gicas Universidad Complutense de Madrid 1984 r.'BLIOTECA Colecciôn Tests Doctorales. N@ 208/84 Encarnacton Sequeros Jiménez Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servicio de Reprografia Noviciado, 3 Madrid-8 Madrid, I984 Xerox 9200 XB 480 Dep6sito Legal: M-20410-1984 ENCARNACION SEQUEROS JIMENEZ REGENERACION CAUDAL EN ESPECIES DE ALLOLOBOPHORA (ANNELIDA: OLIGOCHAETA) MECANISMOS DE CONTROL Y NEUROSECRECION. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. Facultad de B iologIa . Departamento de Zo o l o gIa . MADRID, 1983, Esta TESIS DOCTORAL se ha realizado bajo la Direcciôn del Dr. Rafaël Alvarado Ballester, çatedrâtico de Zoologla de In~ verfcebrados no Artropodoô* y bajo la Codi recclôn de la Dra. Mercedes Alonso Bedate, Agregadà de Fislologla animal. Madrid, 20 de Ënero de 1983 V9 ES A I VDirector ^ Codirectora iU i A mis padres A ml esposo A mis hijos AGRADECIMIENTO Quiero expresar ante todo mi mSs sincero reconocimien to y gratitud a la Doctora Mercedes Alonso Bedate, Profesora Agregada de Fislologla animal y codirectora de esta tesis, que, con su estlmulo y ayuda constante, hizo posible la rea- lizaciôn de este trabajo. Deseo agradecer profundamente al Profesor Dr. Rafael Alvarado, Catedrdtico de Zoologla de Invertebrados no Artrô podos y Director de esta Tesis, su orientaciôn, asi como la ayuda prestada, poniendo a mi alcance toda la Bibliografla y cuanto material de Laboratorio necesitê en mis investiga- ciones, Igualmente deseo expresar vivamente mi agradecimiento al Profesor D. Arsenio Fraile Ovejero, CatedrStico de Fisio- logla animal por su ayuda incondicional y el haber permiti- do que realizara todos mis trabajos expérimentales en el La boratorio de Embriologla y Fislologla del Desarrollo, depen- diente de su Departamento. Quiero también hacer constar mi mâs respetuosa grati­ tud a mi viejo y querido Profesor D. Salustio Alvarado Fer- nSndez (q.e.p.d.) bajo cuya gula me inicie en las têcnicas histolôgicas. Asimismo doy las gracias mâs exprèsivas a mis compa- neros de Departamento, a los del Departamento de Oncologla del Ministerio de Sanidad y a todos los que directe o indirec tamente me han ayudado en la realizaciôn de esta Tesis Docto­ ral . I N D I C E INTRODUCCION ......... .................................. 1 PROBOSITO.................................. ...... ....... 2 I. REGENERACION ................................. ........ 4 1.- Procesos histolôgicos y ültraestructurales......... 4 1 a. Cierre de la herIda y formaciôn del tapôn cicatricial ....... .......................... 6 1 b. Desdiferenciaciôn .................. 12 1 c. Blastema ...... 12 2.- Procesos fisiolôgicos ........................ 22 II. SISTEMA NERVIOSO ................................... 25 1.- Cêlulas neurosecretoras ............... 27 1 a. Cêlulas neurosecretoras de los ganglios cerebroides .... 29 1 b. Cêlulas neurosecretoras del ganglio subfa- rlngeo ................. 46 1 c. Cêlulas neurosecretoras de la cadena nervio- I sa ventral ...................... 47 2.- Control de la regeneracifin. Neurohormonas ....... 51 III.- INFLUENCIA DE LOS CENTROS NERVIOSOS EN.LA REGENERA­ CION CAUDAL ....................................... 58 A.- Papel de los ganglios cerebroides............ 58 B.- Papel del ganglio subfarlngeo ................ 6 2 C.- Papel de los centres nerviosos anteriores ..... 63 D.- Papel de la cadena nerviosa ventral ........... 65 E.- Autoinhibiciôn ................ 70 IV. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA REGENERACION CAUDAL ..... 74 V. REGENERACION - REPRODUCCION .......................... 7,3 VI. DIAPAUSA ........................................... 86 MATERIAL Y METODOS I.- MATERIAL; 1.- Allolobophora molleri ............................80 2.- Allolobophora caliginosa ......................... 82 II.- METODOS DE TRABAJO .................................. 83 AMicroscopia dptica y electronica .................83 B Anâlisis experimental del proceso de regeneraciôn caudal ......... 181 RESULTADOS Y DISCUSION I.- ESTUDIO OPTICO Y ULTRAESTRUCTURAL ................... 109 1.- Histologla de los ganglios cerebroides ........... 109 2.- Histologla del ganglio subfarlngeo y ganglios de la cadena ventral .......... ................ ̂̂ ̂ 3.- Ultraestructura .................................. 115 II.- ANALISIS EXPERIMENTAL DEL PROCESO DE REGENERACION ___ 1.- Injertos de cerebro y corte de cadena nerviosa ... 2.- Importancia del grado de desarrollo.......... .. 3.- Papel de los ganglios cerebroides ......... 3 a. Interacciôn Regeneraciôn-Reproducciôn ...... 4.- Papel del ganglio subfarlngeo ......... ..... . 5.- Papel de los centros nerviosos anteriores y de la cadena nerviosa ventral ............ . I 6 .- Influencia de los factores ambientales en la re- generacidn caudal ................................ 138 6 a . Temperatura ... ........................... ^ 6 b. Grado de humedad ............... 154 6 c. Luz ............ 155 RESUMEN 162 CONCLUSTONES ............................................ 168 BIELTOGRAFT A ............................... 172 -ooOoo- I N T R O D U C C I O N -2- PROPOSITO. Comenzamos este trabajo con un breve comunicado so­ bre "Regeneraciôn caudal en algunos Ollgoquetos" que lleva mos a la IV Bienal de la Real Sociedad de Historia Natural celebrada en Valencia en 1979. El interês despertado nos in dujo a profundizar en el estudio de la regeneraciôn y del papel ejercido por los centros nerviosos anteriores sobre la misma. Ademâs, al ir estudiando la bibliografla de estos ani males nos pudimos dar cuenta de la importancia de constater con nuevos experimentos las conclusiones obtenIdas en sus tra bajos sobre regeneraciôn caudal por autores tales como HUBL, HERLANT-MEEWIS, SAUSSEY, JUBERTHIE y MESTROV, etc. ya que ob­ servâmes la existencia de una gran contradicciôn en las opi- niones de los diferentes autores acerca del papel activador o inhibidor de los centros nerviosos anteriores en la regene raciôn caudal de los Anélidos. También nos pudimos dar cuenta, a medida que avanzâba- mos en nuestros trabajos, de que considerar la acciôn de es­ tos centros nerviosos anteriores aisladamente, habia conduct do, sin duda, a conclusiones errôneas. Por todo ello, quisi- mos ver el papel que juegan en la regeneraciôn de los ûltimos segmentos del cuerpo todos y cada uno de los centros nervio­ sos anteriores (ganglios supra e infraesofSgicos y primeros ganglios de la cadena nerviosa ventral) teniendo en cuenta ademSs otros factores tales como la edad del animal, êpoca -3- del afio, nivel de amputaciôn, tempera tura, fotoperîodo, y gra do de humedad. El trabajo experimental fue llevado a cabo en los la- boratorios de Zoologia de Invertebrados no Artrôpodos, y de Fislologla animal de la Facultad de Ciencias de la Universi­ dad Complutense de Madrid. La Microscopia Electrônica se realizô en el Departa­ mento de Oncologla del Ministerio de Sanidad. I. Regeneraciôn La Regeneraciôn es la respuesta normal de los organis mos para restituir las estructuras perdidas por un proceso de multiplicaciôn y diferenciaciôn celular. La capacidad regenerativa estâ muy desarrollada en cl Phylum Annelida. Estos animales pueden regenerar fâcilmente la regiôn anterior y posterior del cuerpo después de ser am putadas. Si la amputaciôn es cefâlica el numéro de segmentos regenerados es tîpico para cada especie y sôlo se régénéra un nômero limitado de segmentos (Berril, 1952). Sin embargo, no bay limitaciôn en la regeneraciôn de los segmentos poste- riores. Los Oligoquetos terricolas tienen este poder de rege­ neraciôn principalmente en direcciôn caudal, siendo la zona de alargamiento, donde se forman los nuevos segmentos, la re giôn que precede al pigidio. Durante la regeneraciôn podemos distinguir dos proce­ sos r 1) Procesos histolôgicos y ultraestructurales 2) Proce­ sos fisiolôgicos. 1) Procesos histolôgicos y Ültraestructurales. El proceso de regeneraciôn en los Anélidos es de epi- morfosis (el ôrgano regenerado suplenenta al reste del cuer­ po del animal); se forma una yema de regeneraciôn y las par- -5- tes nuevas se forman a expensas de esa yema. La regeneraciôn consiste pues, en una serie de trans formaciones histolôgicas en el mufiôn del Ôrgano amputado pri mero, y en el blastema de regeneraciôn, después. Inmediatamente después de la amputaciôn, los tejidos y cêlulas del interior del cuerpo salen a la superficie, don de algunas son destruldas y desgarradas al quedar expuestas a un ambiente desfavorable. Después la herida se recubre de epitelio. El tiempo necesario para que el epitelio recubra la herida varia de unos animales a otros, dependiendo tam­ bién del tamafto de la herida y de otros factores taies co­ mo temperatura, etc. La amputaciôn de la cola en las lombrices provoca la contracciôn de la capa muscular subepidérmica, es decir, de la musculatura circular, por lo que la herida se estrecha, introduciéndose la epidermis en ésta y recubriéndola. Se puede decir pues, que en la regeneraciôn la suce- siôn de los acontecimientos que tienen lugar después de una amputaciôn, es la siguiente: a) Cierre de la herida; b) Perlodo de desdiferenciaciôn celu­ lar, durante el cual se formarâ el material que servirâ para la edificaciôn del blastema; c) Perlodo de multiplicaciôn ce­ lular inmediato a la formaciôn de blastema ,de regeneraciôn,ba jo la epidermis de la herida; d) Perlodo de diferenciaciôn ce lular, durante el cual tendrS lugar la reconstituciôn de la re giôn amputada. 1 .a) Cierre de la herida: formaciôn del tapôn cicatricial. En cuanto a la forma de cierre de la herida,ya Avel (1959), habia observado en los Oligoquetos que la amputaciôn de la cola provocaba un cierre de la herida de dos formas di ferentes: tipo cerrado y tipo abierto. En la forma cerrada los celomocitos, es decir, las cë- lulas libres del fluido celômico, se acumulan a nivel de la amputaciôn y forman un tapôn cicatricial recubierto por un epi telio externe, formado por cêlulas de la antigua epidermis, Los labios del intestine se aproximan por contracciôn de la musculatura propia del ôrgano, mientras que el epitelio in­ terno cierra el tube digestive en forma de dedo de guante. En el tipo abierto el tubo digestive no se contrae, sî no que sale fuera, soldândose sus bordes con la epidermis. No hay pues, formaciôn de tapÔn cicatricial, que serâ propio del tipo cerrado. Cil APRON (1970 a) hace un estudio histolôgico sobre la regeneraciôn caudal de Eisenia foetida y llega también a la conclusiôn de que la regeneraciôn caudal depende del cierre de la herida- Si la amputaciôn impiica al intestine posterior, es decir, si el intestine endodêrmico aflora a la secciôn, la herida se cierra segûn el tipo cerrado, o sea se forma un ta­ pôn cicatricial, la histôlisis del cual directamente condicio na la regeneraciôn. Si por el contrario, el corte se hace a nivel del proctodeo, es decir, en la regiôn mâs posterior del cuerpo, no se forma tapôn cicatricial, el borde del proctodeo -7- se funde con la epidermis y la cuerda nerviosa vieja envla prolongaciones hacia la epidermis ventral, que aquî no tiene musculatura parietal. La herida se cierra siguiendo el tipo abierto. Posteriormente, MARCEL (1972 a) hace también un dete- nido estudio histolôgico en Eisenia foetida sobre las etapas o fases por las que pasa la regeneraciôn caudal de este ani­ mal. Observa las dos formas de cierre de la herida en el mis mo nivel de amputaciôn (segmente 50/51), y que es mâs frecuen te el tipo cerrado (80%) que el tipo abierto (20%). Este au- tor explica el cierre de la herida de la forma que sigue: cuan do el Ultimo disepimento( 50/51 ) permanece en la parte posterior extirpada o cuando fuera daftado por el microescalpelo, el me- , tamero 50 se cerrarâ siguiendo el tipo cerrado. Si por el con trario el corte se hace un poco mâs allâ de este disepimènto y por tanto éste no es lesionado, la herida cicatrizarâ siguien do el tipo abierto. Por todo ello, piensa que es posible que el modo de cierre de la herida esté ûnicamente determinado por un factor mecânico: la presencia o ausencia del ûltimo disepimento mcdificaria la presiôn ejercida por el liquide celômico sobre el tubo digestive y paredes del cuerpo. Segûn este auter,la regeneraciôn caudal pasa por ocho etapas de las cuales las dos ûltimas son comunes a las dos modalidades de cierre de la herida. Los procesos histolôgicos que ocurren durante las eta pas de la regeneraciôn, siguiendo el tipo cerrado, son: le. Contracciôn del frente de secciôn, para disminuir la superficie de la herida. Se movilizan los ce- lenocitos y el tubo digestivo se retrae. 2o. Los celomocitos se acumulan en el frente de sec^ ciôn y forman un tapôn cicatricial. Las cêlulas de la epidermis se deslizan por debajo de este ta pôn para formar el epitelio externo, y las cêlulas endodérmicas forman un epitelio interno. El cierre del tubo digestivo adopta forma de dedo de guante por la uniôn de los labios del intestino. 3q . Esta etapa se caracteriza por un espesamiento del tapôn cicatricial. Entre los celomocitos aparecen sarcocitos procedentes de las musculatura parietal que ha sido dafiada por el corte. El epitelio externo sécréta una nueva cutîcu- la. En el extreme final de la cadena nerviosa apa­ recen nuevas fibras nerviosas que se dirigen hacia el tapôn de la herida. 4s. En este momento la inervaciôn del tapôn cicatricial es mayor y también son mâs numerosos los capilares sangulneos que lo irrigan. Un poco después comlen- za la histôlisis de este tapôn. 5s. Tiene lugar la destrucciôn del tapôn cicatricial y aumentan las lagunas y charcos sangulneos. 6s. En esta fase, el tapôn cicatricial estâ casi total mente reabsorbido. El proctodeo, muy corto, se in- vagina y se une con el tubo digestivo. Las cêlulas epiteliales se acumulan mâs en la cara ventral que -9- en la dorsal. Se forma asl un pigidio constituldo por un burlete ectodérmlco abultado ventralmente. For debajo de este epitelio, y ventralmente, se co locan cêlulas mesodérmicas ovoïdes, de nûcleo volu minoso que contienen un grueso nucleolo. Al final de esta etapa aparecen las primeras mito sis en el ectodermo. Marcel concluye diciendo que cualquiera que sea el ti po de cierre de la herida, la duraciôn de la regeneraciôn eau dal es la misma. Pero los estudios realizados por Chapron (1970 a) so­ bre el determinism© de la regeneraciôn caudal en Eisenia foe- tida, no incluyen las investigaciones ultraestructurales, Sin embargo, CHAPRON desde 1966 a 1971, BURKE (1974 a, b) y otros investigadores, han hecho un profundo estudio ultraestructural sobre la curaciôn de la herida y regeneraciôn cefâlica en Eise­ nia. I Por las conexiones que, sin duda, tienen ambas regene- raciones (cefâlica y caudal) vamos a mencionar brevemente c6- mo se produce la regeneraciôn de los segmentes anteriores (JAMIESON, 1981). En los Oligoquetos existe una metamerïa regular y cada segmente contiene una cavidad celômica limitada por una capa parietal o somatopleura, y una capa visceral o esplacnopleura y por septos transversos perforados por aberturas. La somato­ pleura estâ formada por cêlulas epiteliales y separada de la musculatura parietal por colâgeno. La esplacnopleura estâ —10— formada por epitelio peritoneal visceral, la mayor parte del cual se diferencia como cloragocitos. El septo estâ compues- to de capas de colâgeno al cual se adhieren fibras musculares y cêlulas peritoneales. El vaso sangulneo dorsal es un derivado peritoneal es pecial. La pared externa del vaso estâ cubierta por una delga da capa de colâgeno a la que se pegan los cloragocitos. Las ramas del vaso dorsal irrigan la somatopleura y el septo, y alrededor de estas ramas no s61o hay cloragocitos sino tam- biên unas cêlulas pequenas de citoplasma claro y gran nûcleo que son hialoblastos que darân lugar a los hialocitos libres, que contienen vacuolas autôfagas y fagosomas, y muestran ac- tividad macrofagocitica. Ellos participan en la formaciôn del te]ido tegumentario de la herida (VALEMBOIS, 1971 a), es de- cir, de los dos tipos de cêlulas que forman la superficie del tapên cicatricial, el mâs numeroso es el de los hialocitos (CHAPRON y VALEMBOIS, 1969). Estos tienen un nûcleo ovoideo bastante claro, con numerosas mitocondrias y un reticulo en- doplâsmico muy desarrollado con anchas vesîculas. Tapên cicatricial: Inmediatamente despuês de la amputaciên se forma un ta pên cicatricial de celomocitos y cêlulas somatopleurales. Es­ te tapên cicatricial consta de una regiên superficial en con- tinuidad con la musculatura parietal y la somatopleura, y de una regiên profunda que rodea al tubo digestivo, en el celoma. -11- La regiên superficial es la que asegura el cierre de la herida por inmigraciên de las cêlulas perivasculares de la somatopleura (hialocitos), cêlulas de la misma somatopleura, y quizâs de los hemocitos (Cornée y coulomb-Gay 1976). Sin em bargo los elementos de esta regiên son expulsados al exterior a travês de la nueva epidermis que se forma sobre el sustrato produc ido por ellos (CHAPRON, 1969 a, 1970 b, c) . Para BURKE (1974 a, b) no existe esta expulsiên al exterior de las cêlu­ las de la regiên superficial del tapên y no reconoce esta di- visiên del tapên cicatricial en capas superficial y profunda. Observa eleocitos en todo el tapên, y considéra que el peri- toneo parietal y el cloragêgeno no contribuye apenas a la for maciên del tapên, elcual estâ formado casi exclusivamente de cêlulas celêmicas libres (eleocitos y amebocitos). De acuerdo con CHAPRON las cêlulas somatopleurales o perivasculares se convierten en cêlulas migratorias (hialoci. tos de VALEMBOIS) . La cêlula se aplana y parece resbalar so­ bre' la lâmina basai del capilar. El nûcleo se vuelve claro y se déforma, con un extreme ensanchado hacia adelante, emitien do lateralmente cortos pseudêpodos. Las mitocondrias se hin-< chan y el reticulo endoplâsmico rugoso se fragmenta. Antes de la expulsiên hay un gran incremento de la concentraciên de fos fatasa âcida (CHAPRON, 1969 b, 1970 b, c) . La regiên profunda del tapên cicatricial se caracteri- za por la acumulaciên de cêlulas ricas en ARN y lîpidos, y lie va en el fluIdo celêmico y sangre, eleocitos, cêlulas linfoci- toides, macrêfagos y hemocitos. -12- Bajo la estimulaciôn nerviosa estas cêlulas profundas sufren histolisls, conslderSndose que juegan un papel nutri­ tive o trôfico debido a los eleocitos que contienen. 1. b) Desdiferenciaciên: Una vez cerrada la herida tiene lugar la desdiferencia ciôn de los tejidos prêximos a la superficie cortada. Estas cêlulas desdiferenciadas no vuelven a su estado de cêlulas embrionarias, sino que conservan su especificidad histolôgi- ca, es decir, se simplifican morfolôgicamente, pero conservan su especificidad funcional (BALINSKY, 1965). 1. c) Blastema: Antes de comenzar la destrucciÔn o histolisis del ta­ pên cicatricial, êste se cubre por las cêlulas que formarSn la epidermis definitive, el mesodermo y el endoderme. Estas cêlulas indiferenciadas son los blastocitos y son los que for man el verdadero blastema o yema de regeneraciên. Para unos estâ constituido por cêlulas de réserva indiferenciadas que emigran, mandadas por la herida, al lugar de regeneraciên, desde partes mâs o menos distantes del cuerpo, mediante movi mientos ameboides o llevadas por la corriente sangulnea. Pa ra otros, las cêlulas del blastema son de origen local, pro- ceden de los tejidos adyacentes a la superficie de la herida, que se desdiferencian y se vuelven semejantes a los biastoci tos que quedan latentes en el embriôn. -13- Segûn CHAPRON (1971 a) la herida se cierra por dos ca pas: la primera es un epitelio superficial de origen ectodêr mico que se convierte en la epidermis indiferenciada o epi- blasto; una segunda capa formadâ por un epitelio interno en- dodêrmico que darâ origen al endoblaste. Las cêlulas del epi biasto, endoblaste y mioblasto (originados por la musculatu­ ra del lugar ) son los blastocitos descritos por Chapron (1969 a; 1970 b, c). Los blastocitos tienen un nûcleo bastante grande con un nucleolo muy denso y grande. El citoplasma es rico en mi­ tocondrias y ribosomas libres, pero tienen un reticulo endo- plasmâtico granular pequeho. Para CHAPRON (1969 a) el endoderme, mûsculo visceral y ectodermo se producen por blastocitos que proceden de la desdiferenciaciên de las capas correspondientes en el lugar de la amputaciên; aunque mâs tarde CHAPRON (1970 b, c) consi dera tambiên que, al menos, el mesodermo,puede derivar de cê­ lulas indiferenciadas del animal intacte. Origen de la epidermis, mesodermo y endoderme de la porciên regenerada. - Epidermis: La epidermis con su cuticula cubre la superficie en­ tera del cuerpo y reviste los poros dorsales, el estomodeo y el proctodeo, los follculos setigeros y la regiên distal de 14- las aberturas génitales y excretoras. La cuticula es colâgeno, es decir, estâ formada de ca pas de fibras colâgenas. Estas fibras colâgenas se apoyan en una matriz fibrilar y forman una epicuticula. La epicuticula y la matriz son polisacâridos neutres y âcidos. El epitelio epidérmico consta de cêlulas de soporte, cêlulas basales y cêlulas secretoras. Tambiên incluye cêlulas sensoriales y terminaciones nerviosas. Las cêlulas de la epidermis son contlnuamente reempla zadas por diferenciaciên de las cêlulas basales. Estas cêlu­ las basales son pequefias, pero presentan un aparato de Golgi y un reticulo endopl^mico rugoso muy desarrollados donde se formarâ la secreciên de las cêlulas glandulares. Segûn CHAPRON (1969 a, 1970 b) despuês de la amputa­ ciên la epidermis se extiende para cubrir la herida, y en es ta epidermis provisional, las cêlulas glandulares, las cêlu­ las de soporte y la cuticula degeneran, pero las cêlulas ba­ sales persistes para formar el epitelio que darâ origen a la nueva cuticula. VALEMBOIS (1971 b) tambiên considéra que las cêlulas basales son el origen de la nUeva epidermis que se de sarrolla sobre el êrgano regenerado. BURKE (1974 a, b, c) sin embargo cree que la epidermis definitive se forma por extensiên y multiplicaciên mitêtica de las cêlulas columnares que dan origen a las cêlulas glan dulares, y que las cêlulas basales no contribuyen a ello. En cuanto a la membrana basai no hay ninguna indicaciên de que se forme por cêlulas migratorias; como no se forma has- -15- ta très dlas despuês de la amputaciên, parece ser que es un producto de la nueva epidermis. (BURKE, 1974 a). Las cêlulas de soporte o columnares forman un epitelio pseudoestratificado. Desde su superficie externa las microve- llosidades atraviesan la cuticula. Los Spices de estas cêlulas contienen vesîculas que se hacen mâs abundantes durante el cie rre de la herida, cuando la cuticula estâ siendo râpidamente sintetizada. Es évidente que las vesîculas estân envueltas en la elaboraciên de la cuticula. BURKF (1974 a) considéra que las cêlulas columnares epidermicas son ûnicamente las responsables de la epiteliza- ciên de la herida. Segûn este autor, los cambios en las cêlu­ las columnares de la epidermis durante la curaciên de la heri da, son pocos. Hay una clara hipertrofia del reticulo endopl⣠mico rugoso, un incremento local de ribosomas libres y apari- ciôn de lîpidos, glucêgeno y formaciones miellnicas. Estas acumulaciones son requeridas para los procesos regenerativos. I Las cêlulas basales. Su organizaciên citoplasmâti- ca es similar a la de las cêlulas columnares pero el complejo de Golgi y las mitocondrias que, en las cêlulas columnares es tân apiladas, en las cêlulas basales estân mâs uniformemente distribuidas. Estân formadas por grânulos en forma de barras densas a los electrones y actûan como cêlulas de reemplazamien to en la epidermis normal, en la curaciên de la herida y en el tegumento del regenerado, Sin embargo BURKE. (1974 b) cree que su funciên durante la cicatrizaciên de la herida es sêlo fagocitica, y que ellas no son epidermicas sino homêlogas a —16— a los celomocitos. Las cêlulas glandulares epidêrmicas. Parece ser que ês- tas no contribuyen a la epitelizaciên de la herida {CIIAPROH, 1970 d; HERLANT-MEEWIS y DELIGNE, 1965; VALEMBOIS, 1971 b). Estos autores consideran que las cêlulas glandulares derivan de cêlulas basales, mientras que BURKE (1974 a) considéra que es mâs probable que sean las cêlulas de soporte quiên las ori gine, ya que las cêlulas basales no hacen contacte con la cu­ ticula como lo hacen las cêlulas glandulares y las de sopor­ te, y ademâs las cêlulas glandulares no tienen tampoco grânu los en forma de barra, caracterlsticos de las cêlulas basales. - Mesodermo: En los animales las cêlulas regenerativas mesodérmicas son: los neoblastos o cêlulas migratorias indiferenciadas (STE PHAN-DUBOIS, 1954, 1956; HERLANT-MEEWIS, 1945; BILELLO y POST- WALD, 1974); y los mioblastos o fibras musculares desdiferen- ciadas (THOUVENY 1967; CHAPRON, 1965, 1969 a, 1970 b, e, 1971 a; BILELLO y POSTI'ÎALD, 1974) . Tambiên comprends cêlulas desdi ferenciadas que se originan localmente de cêlulas peritonea­ les (BOILLY, 1969). Al comienzo de la prerregeneraciôn todas las cêlulas mesodérmicas, excepto las cêlulas musculares, participan en la formaciôn del tapôn cicatricial. Estas cêlulas mesodêrmi- cas son: 1Q. Cêlulas de tipo granulocîtico, procedentes de cêlulas epidêrmicas de la somatopleura, que pueden penetrar -17- en la musculatura (cêlulas conjuntivas), o en liquide celômi co (granulocitos o amebocitos vacuolares); 2q . Cêlulas clora gôgenas que son cêlulas peritoneales especializadas del intes tino y vaso sangulneo dorsal, cuya misiôn es almacenar glucô- geno, lîpidos; tienen una funciôn trôfica; 3Q. Las verdaderas cêlulas migratorias, cêlulas claras y poco diferenciadas, que son los amebocitos, macrêfagos y hemocitos. (CHAPRON, 1969 a). El tapên cierra la herida, pero pronto dégénéra. Antes de que ocurra esta degeneraciên del tapên cicatricial, las cé lulas musculares prêximas se desdiferencian, y forman los mio blastos que tambiên pueden derivar de cêlulas conjuntivas que se desdiferencian. Estos mioblastos se rediferencian para for mar las fibras musculares del regenerado (CHAPRON., 1969 a, 1970 b, e). Los mioblastos indiferenciados son piriformes, con un gran nûcleo de 6-7 micras de diâmetro. Estâ situado en la par te basai que es mâs ancha. El nucleolo es claro y la regiên perifêrica es granular. El nucleolo es excêntrico y volumino so. Abundan los ribosomas y hay algo de reticulo endoplâsmico rugoso en la cêlula. En la zona apical hay varies complejos de Golgi y numerosos microtûbulos estrechos. Tambiên son abundantes las mitocondrias, con grânulos densos en la matriz. Al comienzo de la diferenciaciên, la regiên apical del mioblasto se extiende y crece formando un ângulo. El citopla^ ma nuevo que se forma es un hialoplasma claro con algunas mi tocondrias y muchos ribosomas en roseta o esparcidos. Durante este perîodo de diferenciaciên el nucl^lo se aproxima a la membrana nuclear y se hace granular; hay un paso de material -18- nucleolar, y el nucleo disminuye de volumen. Aparecen los pri- meros miofilamentos en el nuevo citoplasma delante del nûcleo, y se orientan en el eje longitudinal de la fibra muscular en desarrollo. La fibra en diferenciaciên se alarga, las mitocondrias disminuyen en nûmero y se dispersan, los miofiolamentos se alargan tambiên y engruesan. El reticulo endoplâsmico rugoso se dilata cuando la *fibra joven se pone en contacte con otras cêlulas mesodérmicas o ectodêrmicas (CHAPRON, 1970 e). Ello sugiere que la fibra joven estâ implicada en la sîntesis del colâgeno extracelular. En cuanto a los neoblastos, SAYLES (1927), STONE (1932) y TURNER (1935) consideraban que los neoblastos eran pluripo- tentes y daban origen al mesodermo complete o a todo el meso­ dermo exceptuando los mûsculos circulares que se regeneraban del ectodermo (KRECKER, 1910). Sin embargo, BILELLO y POSTWALD, (1974) en sus trabajos sobre Ophidonais serpentina consideran que la nueva musculatura de la pared del cuerpo se origina por desdiferenciaciên de los musculos antiques y sugieren que los neoblastos pueden ser un conjunte de cêlulas peritoneales en- cargadas de regenerar los tejidos derivados del peritoneo en los animales amputados o de su reemplazamiento en los animales intactes. Para unos autores,en la regeneraciên, los neoblastos, que se encuentran en el peritoneo, superficie posterior de los septos intersegmentarios, emigran hacia la herida, siguien do el curso de la cadena nerviosa ventral y se acumulan deba­ jo de la epidermis que cierra dicha herida, formando una ma- -19- sa ventral, en donde se observan cêlulas en divisiôn. Ultraestructuralmente los neoblastos, en las lombrices no operadas^ son cêlulas en forma de huso, con un gran nucleo lo que carece de zona central clara y con un nûcleo que con­ tiene acûmulos de cromatina. El reticulo endoplâsmico rugoso estâ disperso, pero abundan los ribosomas y las mitocondrias. El complejo de Golpi se observa raramente y no muestra signos de actividad secretora, pero se ven a veces centriolos y un cuerpo vesicular asociado con él. Los neoblastos forman libres contactos con las cêlulas peritoneales subyacentes, las cuales se apoyan sobre la lâmi­ na basai o la musculatura de la cuerda nerviosa, o hacen di- rectamente contacte con estas estructuras. Segûn CHAPRON, (1972) los polisacâridos liberados durante el perîodo de lisis de las cêlulas cicatriciales de la herida, se fijarlan sobre los bla£ tocitos y harlan perder a estas cêlulas la inhibiciôn de contac to que les darla la facultad de despegarse y dividirse. Cuando tiene lugar una amputaciên caudal, en el extreme de la cuerda nerviosa cortada, los neoblastos aparecen mâs gran des, quizâs porque se vuelven redondos y el nucleolo adquiere una caracterlstica zona central clara (BILELLO y POSTWALD, 1974). El Golgi y el reticulo endoplâsmico rugoso aumentan. Asl pues, los neoblastos parece que forman ûnicamente los êrganos mesodêrmicos; la musculatura de la herida parece que tiene su origen en cêlulas musculares longitudinales de£ diferenciadas; la cuerda nerviosa se forma aparentemente de cêlulas epidêrmicas centrales y el tubo digestivo a partir de -20- la superficie cortada del antiguo intestine. - Endodermo: Las cêlulas endodêrmicas del epitelio esofSgico estân relativamente indiferenciadas, y son ricas en ribosomas y ml tocondrias, y estan bien irrigadas. Este epitelio carece de cêlulas basales y glandulares. Inmediatamente despuês de la amputaciên, el epitelio se despega de su membrana basai, las cêlulas endodêrmicas se agrandan y se vuelven blastocitos en dodêrmicos (CHAPRON, 1969 a, 1970 b) . BURKE (1974 b) no reconoce los blastocitos endodêrmi- cos y considéra que el endodermo definitive del regenerado procédé del endodermo esofâgico ligeramente alterado, del lugar de la herida. Ella considéra que, despuês de la ampu­ taciên , las cêlulas epiteliales del esêfago desarrollan unas determinadas vesîculas que sêlo se ven en cêlulas de soporte epidêrmicas. CH7iPR0N (1971 a) ha hecho un detallado estudio ultra­ estructural acerca de la diferenciaciên del epitelio endoblâ^ tico (blastocitos endodermales). El epitelio del tubo endoblâs tico consta de una o dos capas de cêlulas orientadas como su nûcleo, paralelas a la luz. El citoplasma es muy rico en ribo somas libres agrupados en rosetas. Hay algûn reticulo endo­ plâsmico rugoso, pocas mitocondrias y algûn glêbulo de llpi- do. Las cêlulas reposan sobre una rudimentaria membrana ba­ sai . -21- La primera indicaciên de la transforméeiên del epite­ lio endoblâstico en el epitelio de la faringe, es la desapa- riciên de la membrana basai. Asl las cêlulas se ponen en con tacto directo con el mesodermo subyacente. Las cêlulas se a alargan y estrechan y se disponen perpendicularmente a la luz. Aparecen microtûbulos. La formaciên de los cilios es precedi da por la desorganizaciên de la cuticula, la reduceiên de la densidad del hialoplasma a los electrones, y la multiplica­ ciên de la mitocondria. Aparecen varies centriolos por cêlu­ la. Podemos resumir diciendo que, segûn CHAPRON despuês de una amputaciên anterior, las cêlulas basales de la epidermis, las cêlulas musculares y cêlulas conjuntivas, y las cêlulas endodêrmicas del epitelio del esêfago se desdiferencian, dan do lugar respectivamente a los blastocitos ectoneurales, bias tocitos musculares y blastocitos endodêrmicos que luego se re diferenciarân para formar los nuevos tejidos del regenerado. Durante la transforméeiên del endotelio endoblâstico en epitelio farlngeo, las neuronas toman sus posiciones. Es­ tas cêlulas tienen un nûcleo claro y râpidamente elaboran grâ nulos elementales. No se sabe si estas neuronas se originan de cêlulas endoblâsticas o de cêlulas migratorias ectodermi cas. Independientemente del origen de las cêlulas del bias tema, mientras êste se estâ formando existe muy poca activi­ dad mitêtica en sus cêlulas. Sin embargo, una vez formado el blastema, se encuentran en êl numerosas mitosis. Comienza el -22- 38 perîodo que es el de multiplicaciên celular que sigue inme diatamente a la formaciên del blastema. En un cierto tiempo las divisiones celulares superan al crecimiento, disminuyendo asl el tamano de las cêlulas del blastema. Despuês, el. creci­ miento se pone a la par con las mitosis, y se inicia un claro perîodo de crecimiento, llegando a su mâximo desarrollo inme­ diatamente despuês de formado el blastema, y luego disminuye progrèsivamente. Al disminuir el crecimiento comienza el 48 perîodo de diferenciaciên celular. 2) Procesos fisiolôgicos. Parece ser que el estîraulo que détermina la regenera­ ciên no es ni siquiera la propia herida, sino que lo que real mente importa es dafiar los tejidos del êrgano capaz de regene rarse. Se puede pensar, pues, que el dafto de los tejidos es necesario para que se formen algunas sustancias en ellos, que son la causa de los procesos que vienen a continuaciên. En una revis iên realizada por BALINSKY (1965) en su "An introduction to Embriolcgÿ' se considéra que en los animales ampu tados la regeneraciên pasa por dos perlodos: una primera fa- se catabôlica, de destrucciên celular y una segunda fase cons tructiva, de diferenciaciên celular. Durante la primera fase las cêlulas son destruldas y tiene lugar la desdiferenciaciên, que como se ha observado en las larvas de anfibios, se carac teriza por un incremento brusco de la actividad de las enzimas proteolîticas contenidas en los tejidos. -23- La principal enzima proteolltica es la catepsina cuya cantidad aumenta râpidamente en los primeros dias de la ampu taciên. Tambiên hay un râpido incremento de la actividad de las dipeptidasas. Las enzimas proteolîticas destruyen las cêlulas dafia- das por la operaciôn, pero sobre todo intervienen en la desdi ferenciaciên de parte de los tejidos adyacentes a la superfi cie de la herida. Durante esta desdiferenciaciên celular, .? existe una disminuciên de las protefnas en relaclên con la cantidad de material nuclear (âcidos nuclêicos). Como consecuencia de estos procesos catabêlicos, las proteinas se destruyen y los aminoâcidos libres aumentan has ta aproximadamente el doble de los que existen en los tejidos normales. Tambiên ocurre un cambio en la estructura de las proteinas y en sus productos, que se manifiesta en un aumento de la cantidad de compuestos con suifIdrilos reducidos. Como consecuencia de la amputaciên, tambiên se observa un cambio en la oxidaciên de los tejidos del muflon. El cocien- te respiratorio disminuye bruscamente, al mismo tiempo que se observa un aumento de âcido lâctico en los tejidos en regene­ raciên. Este aumento de âcido lâctico sugiere una activa glu- colisis y por tanto, bajos niveles de ATP y AMP. Las enzimas que en los tejidos normales realizan la oxidaciên, como la ci tocromo oxidasa, presentan un nivel bajo de actividad en los tejidos en regeneraciên. Esta acumulaciên de aminoâcidos libres, de âcido lâc­ tico y de grupos-SH libres durante las primeras fases de la regeneraciên tiene como consecuencia, una disminuciên del -2 4- de los tejidos del munôn y del blastema de regeneraciôn. La segunda fase de la regeneraciôn es la fase construe tiva, de diferenciaciên celular, cuyo métabolisme se caracte- riza por un incremento de la oxidaciên, una vuelta al pH nor­ mal, un cociente respiratorio mâs alto, y por una disminuciên de los grupos-SH libres y de âcido lâctico. -25- II. Sistema nervloso. Entre los factores que intervienen en la regeneraciôn merece especial atenciôn el sistema nervioso, Ya Schotte (1926), en sus trabajos sobre anfibios demostrô que la presencia de fibras nerviosas en el nivel de la secciôn era necesaria pa ra que la regeneraciôn tuviera lugar, y que éstas son indis­ pensables en el crecimiento del blastema y de la actividad mi tôtica. Parece ser que el sistema nervioso sôlo ejerce su in- fluencia en las primeras fases de la regeneraciôn; en los an fibios se ha comprobado que las primeras fases de la regene­ raciôn no se desarrollan si falta una inervaciôn adecuada en la regiôn de la herida, pero una vez que la extremidad en re generaciôn ha llegado a la fase en que se inicia la diferencia ciôn, puede seguir su desarrollo aunque faite là inervaciôn. El sistema nervioso aporta quizâs factores mitôgenos y sustan cias que favorecen la sîntesis de proteinas. (GRASSE, 1959). En los Anëlidos se observa muy claramente la influencia del sistema nervioso en la regeneraciôn. En estos animales el sistema nervioso ha ido evolucio- nando de tal manera que cada vez se hace mâs interno y mejor protegido, y llega en las especies mayores de Oligoquetos a situarse en el celoma. Un carâcter de esa evoluciôn es la cen tralizaciôn del sistema nervioso, adquiriendo dominancia los ganglios cerebrales y subfaringeos. El sistema nervioso es ganglionar y metamérico. Estâ -26- formado por un par de ganglios cerebroides o "cerebro", unidos mediante un collar perifarlngeo al primer par de ganglios de la cadena nerviosa ventral. En el embriôn, el cerebro se desarrolla en el prosto- mio. Esta posiciôn prostômica se conserva en los Poliquetos, pero luego emigra hacia atrSs junto con los conectivos y el ganglio subfaringeo, en los Oligoquetos e Hirudîneos. En los Oligoquetos, los ganglios cerebroides se encuen tran situados en posiciÔn dorsal, en el tercer segraento ante­ rior del cuerpo. Cada ganglio cerebroide emite dos gruesos nervios que inervan el prostomio. Como consecuencia de la emigraciôn del cerebro en el embriôn, tambiên los primeros ganglios de la cadena nerviosa ventral se apelotonan formando un grueso ganglio, el ganglio subfaringeo, que se extiende ventralmente sobre la parte pos­ terior del tercer segmente y la totalidad del cuarto segmente. Este ganglio adquiere el carâcter de centre motor principal, subordinado a los ganglios cerebroides, pero dominando sobre los demâs ganglios ventrales. Del ganglio subfaringeo salen dos conectivos, une por cada lado, que rodean la faringe y se unen al ganglio cerebroide formando el collar periesofâgico. En cuanto a la cadena nerviosa ventral, comienza en el quinto segmento hacia atrâs, a partir del cual muestra una metameria regular, es decir, estâ formada por un par de ganglios por segmento. Estos ganglios son alargados, blanquecinos y es- tân tan prôximos uno a otro que parecen uno sôlo. Cada par de ganglios estâ unido con el par anterior y posterior median te comisuras. -27- De cada par de ganglios salen tres pares de nervios segmentarios; uno anterior aislado, y dos posteriores bas­ tante prôximos uno de otro. Estos nervios van a inervar los ôrganos contenidos en su segmento correspondiente. En los ganglios se encuentran agrupados los cuerpos de las neuronas, mientras que los conectivos intersegmenta­ rios contienen ûnicamente fibras nerviosas. GRASSE (1959). El cerebro de los Anëlidos estâ formado por un neuro­ pil© central rodeado de una corteza de pericariones. A este neu rdpilo van a parar, tanto los axones que provienen de las cêlu­ las sensoriales del prostomio como los axones, quizâs motores, que provienen del ganglio subfaringeo y pasan hacia los nervios cerebrales. En el ganglio cerebral existen dos tipos de cêlu­ las; neuronas y cêlulas neurosecretoras. Por su importancia en relaciôn con nuestro trabajo he- mos creido conveniente dedicarles un estudio mâs detallado a las neuronas neurosecretoras. 1) Cêlulas neurosecretoras. ̂ Las cêlulas neurosecretoras son de menor tamafio que las neuronas normales. Tienen un gran nûcleo vesiculoso y un grue­ so nucleolo. Morfolôgicamente son similares a una neurona tl- pica, pero difieren de ellas en que sus axones no inervan ôr­ ganos efectores, taies como mûsculo, no hacen conexiones si- nâpticas con otras neuronas y fabrican materiales mâs o menos -28- abundantes en el cuerpo celular o pericarion, que se pueden poner de manifiesto por las coloraciones usuales de la neuro secreciôn tales como Azan, Gomori, Fucsina-Paraldehido, etc. En la mayorla de los animales, la regulaciôn del medio interno se realiza por la acciôn combinada del sistema nervio so y de las glândulas endocrinas que liberan hormonas de mi­ siôn reguladora y acciôn prolongada sobre objetivos distantes de su lugar de origen. Los mecanismos neuroendocrinos de los Invertebrados tienen una gran importancia. En los gusanos, no existe ningu­ na glândula especial endocrina, como el "corpora cardiaca" de los Insectos o la "glandula sinusal" de los crustâceos. En los Oligoquetos la célula neurosecretora se puede considerar como un aparato endocrino. Ya SCHARREP. (1937) habla observado que en los ganglios del cerebro y cuerda dorsal de estos animales existîan cêlulas neurosecretoras. El sistema nervioso central de los LumbrIcidos estâ ri camente vascularizado. El cerebro estâ rodeado de una câpsula de tejido conjuntivo en la que circulan numerosos capilares que penetran profundamente y recorren, en todas direcciones, la capa celular perifêrica. De esta manera las cêlulas neuro secretoras se ponen en contact© con el sistema circulatorio. La neurosecreciôn, a travês del conduct© axonal, es liberada y ejerce su efecto biolôgico a cierta distancia, sobre el ôr- gano efector. En realidad, en el ganglio cerebral, la zona de alma- cenamiento se puede considerar como un tipo primitivo de corn -28-fo- plejo neurohemal, formado por la estrecha asociaciôn de los terminales axonales neurosecretores con los capilares sangul neos. Tambiên HERLANT-MEEWIS (1956) observé esa estrecha uniôn de las terminaciones neurosecretoras cargadas de granos de se­ creciôn con las paredes de los capilares sangulneos, y consi­ déra que el neuropilo es un verdadero ôrgano neurohemal. Es­ ta zona de almacenamiento puede ser comparada a los neuropilos neurosecretores de Poliquetos (BASKIN y GOLDING 1968; GOLDING y WHITTLE, 1974; ZAHID y GOLDING, 1975); a la glândula sinu­ sal de Crustâceos (WEITZMANN, 1969) y al corpora cardiaca de Insectos (SCHARRER, 1968). Sin embargo AROS (1974) y AROS, VIGH y TEICHMANN (1975, 1977), han demostrado que, si muchas cêlulas neurosecretoras son de un aparente tipo neurohemal, otras formas sinapsis axo-den driticas, mientras que otros axones inervan ôrganos efectores, como las cêlulas de los mûsculos viscérales que rodean el gan­ glio cerebral. I Ultraestructuralmente se sabe que las partlculas neuro secretadas son, en general, esferas densas a los electrones, entre 1000-3000 À de diâmetro, rodeadas de una delgada mem­ brana. Tambiên las cêlulas neurosecretoras pueden producir ve siculas claras a los electrones. Segûn 33HARRER y BROWN (1961), en sus trabajos sobre Lum- bricus terrestris, la sîntesis del producto protelnico de neu­ rosecreciôn se realiza sobre ribosomas asociados con el reti­ culo endoplasmâtico. Despuês la sîntesis prosigue en las vesl culas del aparato de Golgi. Las membranas del Golgi forman la -29- membrana que rodea los grânulos elementales de neurosecreciôn, que mâs tarde invadirân el citoplasma, siendo eliminados a lo largo del axôn. En los animales Invertebrados es probable que esta sîntesis pueda tambiên realizarse en el axôn. El ma terial sintetizado por las cêlulas neurosecretoras es mayor- mente proteînico, y es un portador para las hormonas. Las cêlulas neurosecretoras proceden probablemente de cêlulas de reemplazamiento en respuesta a la estimulaciôn por neuronas neurosecretoras.. Las cêlulas neurosecretoras han sido estudiadas por numerosos autores. No se sabe con certeza si los distintos tipos celulares morfolôgicos y tintoriales encontrados res- ponden a diferentes estados funcionales de un ûnico tipo de cêlulas, o a categorîas celulares diverses. Sin embargo, pa­ rece ser que la mayorîa de los investigadores coinciden en la existencia de varias clases de cêlulas neurosecretoras. A la luz del microscopio ôptico se ha hecho una clasifica- ciôn de cêlulas neurosecretoras atendiendo a su morfologîa y a sus propiedades tintoriales. l.a) Cêlulas neurosecretoras de los ganglios cerebroides. Las cêlulas secretoras fueron primeramente observadas por SCHARRER (1937) que encuentra en la cara posterior y dor­ sal del cerebro de Anëlidos un conjunto de cêlulas que se co- loreaban diferentemente por el azan. Son las llamadas "cêlu­ las a" con citoplasma densamente cargado; "cêlulas b", azula -30- das, con citoplasma finamente granular? y "cêlulas c", carga gas con productos de secreciôn. HUBL (1953-1956 a) distingue tres tipos de neuronas: "cêlulas a", rojas despuês de la coloraciôn en el 7zan? êstas "cêlulas a" no existen en el individuo joven y se diferencian progrèsivamente en la proximidad de la madurez sexual? para este autor, existe una correlaciôn entre la actividad de las "cêlulas a" y la evoluciôn de las gônadas. Las "cêlulas b" son de color gris azulado y menos numerosas que las anterio res. Estân situadas mâs adelante, cerca del "pars intercere- bralis". Son fusiformes y de secreciôn menos abundante y no tienen distintas afinidades tintoriales. Estas cêlulas, al contrario de las "cêlulas a" estân siempre présentes, pero activan granderaente su secreciôn despuês de la amputaciên de la cola, al comienzo de la regeneraciôn. Las "cêlulas c" con sidera que son semejantes a las "cêlulas b" pero de mayor ta mafio (E. foetida? L. terrestris, A. terrestris f. longa) . Tarn biên estas cêlulas presentan una gran hipersecreciôn despuês de una amputaciên caudal (HUBL,1956 a, b). HERLANT-MEEWIS (1955) en el cerebro de Eisenia foeti­ da encuentra varies tipos de cêlulas: "cêlulas a" situadas por detrâs y en la superficie de los ganglios cerebroides. Su secretado es muy denso y corre a lo largo del axôn hacia el neuropilo? "cêlulas b", estas cêlulas serîan semejantes a las "cêlulas b" de HUBL, fusiformes, menos numerosas, lo- calizadas lateralmente, cerca del racimo de conectivos ante riores, alguno de cuyos axones se dirigen hacia la comisura perifaringea. Tambiên encuentra "gruesas y medianas neuronas". 1- con propiedades secretoras, pero en las que el axôn no juega ningûn papel en la evacuaciôn de la secreciôn. MICHON y ALAPHILIPPE (1959) reconocen cuatro tipos de cêlulas neurosecretoras en varias especies de LumbrIcidos (A. chlorotica, A. terrestris f. typica, A. rosea y Dendorbaena subrubicund^.Los tipos "a" y "b" se corresponden con los de los autores precedentes. Tambiên encuentran cêlulas que se corresponderlan con las "grandes y medianas neuronas" de HER­ LANT-MEEWIS (1955). Segûn BRANDENBURG (1956) y OTREMBA (1961), en Lumbri- cus, existen cinco tipos de cêlulas neurosecretoras, distin- guiêndose unas de otras por su talla, sus afinidades tinto­ riales y la existencia de vacuolas en su citoplasma. AROS y VIGH (1961 a), encuentran en el cerebro de L. rubellus dos tipos de elementos celulares; 1) Cêlulas pequefias de citoplasma oscuro (asimilables a la "cêlulas a". 2) Grandes cêlulas claras. (Grandes neuronas). Las cêlulas pequefias estân situadas en la regiôn pos terior de los ganglios y en posiciôn superficial. Su secre­ ciôn saldrîa por el axôn hacia el neuropilo. Las cêlulas mâs grandes y claras, colocadas bajo las precedentes, estân esen cialmente localizadas en la regiôn anterior de los ganglios cerebroides. Sus axones se dirigen hacia el ganglio subfarin geo, bien siguiendo el conectivo subesofâgico, bien atrave- sando el cerebro para tomar el conectivo opuesto. AROS y VIGH estiman que todas las categorîas celulares -32- distinguidas por los diversos investigadores estân agrupadas en estos dos tipos que hemos descrito. Mâs tarde AROS y cols. (1965) han puesto de manifies­ to, en el cerebro de Lumbricus terrestris y de Eisenia foeti­ da la existencia de dos tipos de cêlulas; "cêlulas A" y "cê­ lulas B", que, siguiendo a JAMIESON (1981), vamos a describir brevemente. Las "cêlulas A" son a su vez de tres clases; Al, A2,y A3. Las "cêlulas Al" estân situadas inmediatamente debajo de la câpsula cerebral. Son multipolares y forman la capa mâs superficial. Las "cêlulas A2" estân situadas mâs profundamen te y son unipolares. Sus prolongaciones, muy varicosas, pa­ san a la zona de almacenamiento entre la capa de neuronas. Las "cêlulas A3" forman dos grupos simêtricos, a uno y otro lado del "pars intercerebralis". Son cêlulas bipolares; las prolongaciones centrales de cada cêlula bipolar penetran en la zona de almacenamiento, mientras que las prolongaciones perifêricas convergen en un punto medio dorsal de la câpsula Cerebral, y allf forman un grueso tronco nervioso que pasa desde el cerebro hasta el vaso medio dorsal. Estos trabajos de AROS y cols. (1965) junto con las investigaciones histoquîmicas de TEICHMANN, (1966) han pues- to de manifiesto que las "cêlulas A" son estructural y qulmî camente tîpicas neuronas paptidérgicas que contienen una neu rosecreciôn Gomori-positiva, con una proteina rica en grupos sulfidrilos (S-H) y disulfidos (S-S), (BIANCHI, 1963 a,b) y -33- carboxilos (COOH). Lo que sî parece demostrado es que las cê lulas que se tifien de rojo con el Azan son idênticas a las cêlulas peptidêrgicas Gomori-positivo (HERLANT-MEEWIS, 1955; HUBL, 1956 a). Las "cêlulas B" son neuronas poco numerosas pero de gran tamafio, que estSn en contacte con el neuropilema, cuyas prolongaciones atraviesan tambiên la zona de almacenamiento y entran en las comisuras. Estas "cêlulas B" no se tifien con la fucsina-paraldehido. Tambiên SAUSSEY (1966) encuentra en A. icterica las pequefias cêlulas oscuras (asirailables a las "cêlulas a") cu yos axones moniliformes se dirigen hacia el neuropilo; y las grandes cêlulas claras (gruesas neuronas). OOSAKI (1966) distingue en el ganglio cerebroide de E. foetida seis tipos de cêlulas neurosecretoras, de las cua les cuatro serlan neurosecretoras en sentido estricto y las otras dos serian neuronas corrientes. ZAHID (1977) en el cerebro de Allolobophora caliqinosa y A. rosea observa très tipos de cêlulas neurosecretoras: "ce lulas a", pequefias y numerosas, con fuerte afinidad por la fucsina-paraldehido (PAP) y tionina-paraldehido (PAT); "cê­ lulas b", de tamafio grande y poco numerosas, con una modéra da afinidad para colorearse con el PAP y con el PAT; por ûl̂ timo, cêlulas neurosecretoras de pequefio tamafio, fusiformes (probablemente se corresponden con las "cêlulas b" de HERLANT- MEEWIS, 1955) que son PAT y PAP negative. Tambiên observa gran des y medianas neuronas colocadas mâs profundamente en el ce­ rebro. -34- Con el microscopio electrônico, PELLEGRINO DE IRALDI y DE ROBERTIS (1962) identiflcan cuatro tipos de neuronas neu rosecretoras en el ganglio supraesofâgico por la morfologia y estructura del producto de neurosecreciôn, probablemente de tipo catecolaminêrgico, con grSnulos densos de 950 %. de diâmètro. GALLISSIAN y GIRARDIE (1972) en el Lumbrlcido Eophila dollfusi (Tétry) hacen un estudio histolÔgico y ultraestruc- tural de las cêlulas nerviosas del cerebro y distinguen cin- co tipos de cêlulas neurosecretoras que se diferencian por su posiciôn, sus dimensiones, sus afinidades tintoriales y el tamano de los grSnulos de secreciôn. En la parte posterior y latero-ventral de los ganglios cerebroides encuentran dos tipos celulares de tamafio bien di- ferente; cêlulas pequefias, externas, piriformes, de nûcleo redondeado y nucleolo bien visible, cuyos axones se meten en tre las grandes cêlulas para alcanzar el neuropilema. Los ci toplasmas se tifien con la fucsina-paraldehjfdo, o con azul al cian y con el azul de toluidina. Estas cêlulas se correspon- derlan con las cêlulas "tipo a" de HERLANT-MEEWIS (1955); grandes cêlulas, que ocupan una posiciÔn mâs interna. EstSn muy prôximas al neuropilema. Tienen un nûcleo esfêrico con un grueso nucleolo excêntrico. La presencia o ausencia de ma terial ligeramente fucsinôfilo permite distinguir dos catego rias. Tambiên su citoplasma puede llevar inclusiones lipîdi- cas. Estas grandes cêlulas serian comparables a las "gruesas y medianas neuronas" de HERLANT-MEEWIS (1955), o a las "gran -35- des cêlulas claras" de AROS y VIGH (1961 a). El estudio ultraestructural les ha permitido distin­ guir tres clases de cêlulas pequefias externas: las "cêlulas I" son muy fucsinôfilas, encierran grSnulos entre 1.700-1.900 A de diSmetro; las "cêlulas II" menos fucsinôfilas que las anteiriores, tienen grSnulos de 1300-1500  de diSmetro; y las "cêlulas III", no fucsinôfilas, tienen grSnulos entre 800-1000 X; las "cêlulas IV" son cêlulas grandes, situadas mSs interiormente y tienen afinidad por la fucsina; sus grS­ nulos miden de 1200-1400 Â; las "cêlulas V" no son fucsinô- filas y tienen un nûmero roenor de grSnulos, cuyo diSmetro oscila entre 900-1000 Â. Todas estas cêlulas presentan nume rosos aparatos de Golgi con grSnulos densos. HERLANT-MEEWIS (1975) con el microscopio electrônico confirma en Eisenia foetida jôvenes y maduras la existencia de tres tipos de cêlulas neurosecretoras. FERRER DE MORAIS y cols. (1979) han encontrado cuatro tipos de cêlulas neurosecretoras peptidérgicas cerebrales tarn biên en Eisenia, que vamos a relacionar con cêlulas similares encontradas por otros autores tales como GALLISSIAN y GIRAR- niE (1972); HERLANT-MEEWIS (1975); AROS y col. (1977) y otros. - Cêlulas "tipo 1": Contienen grSnulos densos a los electrones cuyo tamafio varia desde 1000 A de diSmetro en su origen, en el aparato de Golgi, a 4000 A cuando estSn disper sas en el pericarion. Las mitocondrias presentan débiles II- neas y abundan las cisternas de retlculo endoplSsmico rugoso —36— Y ribosomas libres. En el pericarion hay rosetas de glucôge no y el Golgi es escaso y parece inactivo. Los axones de estas cêlulas corren hacia el neuropilo a través de la zona de las cêlulas "tipo 2" y tienen grandes yaricosidades en donde se acumula el glucogeno. Estos axones yaribosos tienen pocos granulos pero presentan grupos de neu rofibrillas y algunos neurotûbulos esparcidos. Estas cêlulas son multipolares, con muchas dendritas. [jOs grânulos densos redondeados o umbilicados se encuentran banto en el pericarion como en las dendritas y mSs abundantes an el montecillodel ax<5n. Estas cêlulas "tipo 1" son semejantes a las cêlulas "tipo 2" de OOSAKI (1966) aunque êstas sôlo tengan grânulos lensos de 1000  de diâmètro. Tambiên se pueden comparer con las cêlulas "tipo I" de GALLISSIAN y GIRARDIE (1972), cuyos grânulos miden 1700-1900 Â, y a las cêlulas "tipo 1" de HER­ LANT-MEEWIS (1975). Tambiên parecen ser horaôlogos con las cêlulas de aima :enamiento (speicherzellen) de ROHLICH y cols. (1962) del Lumbricus terrestris; con las cêlulas que poseen vesiculas granulares de 1200-3500  descritas por MÏHRBERG (1972) tam­ biên en Lumbricus; y con las "cêlulas 1" de AROS y cols. (1965, 1977). En estas cêlulas las vesiculas pueden predomi- lar sobre los demâs orgânulos, excepto el aparato de Golgi sn el que se supone 'se forman. Estas vesiculas pueden ser lensas o pâlidas a los electrones, y puede haber de ambas clases en el mismo pericarion. (MYHRBERG, 1972; AROS y cols. 1977). 37- Las cêlulas "tipo 1" contienen grupos S-H libres y po cos grupos S-S. Esto es asimilable con la pepsina, pero no con la tripsina. Estas cêlulas neurosecretoras cerebrales son las ûnicas présentes en los animales y se considéra que regu- lan el creciraiento de los reciên nacidos. - Cêlulas "tipo 2": Son muy numerosas y grandes. Tie­ nen una apariencia uniforme y abundan en la superficie dor­ sal del ganglio cerebral, extendiêndose lateral y posterior mente bajo las cêlulas de "tipo 1". Son piriformes. Ultraestructuralmente las cêlulas "tipo 2" tienen grâ nulos pequefios de 1500 X de diâmètro como mâxirao (HERLANT-MEE WIS, 1975), aunque otros como FERRER DE MORAIS y cols. (1979) los consideran de un promedio entre 1800-2000 X con mitocon dria oblonga menor que las de las cêlulas de "tipo 1". El nû cleo contiene grumos pequefios de cromatina dispersos. Aunque estas cêlulas son claramente secretoras, pueden estar momen- tâneamente inactivas, y entonces presentan los grânulos agru pados en ârea ricas en retlculo endoplâsmico rugoso, con cis ternas de llneas paralelas, ribosomas libres y polisomas. El tamano del nucleolo varia con la actividad celular. La mito- condria es mâs grande que las de las cêlulas de "tipo 1", pe ro alguna sufre lisis y por ello existen autofagosomas. Los pequenos cuerpos de Golgi aparecen inactivos. Otras cêlulas recomienzan su actividad secretora y en tonces el Golgi se hace voluminoso, con cisternas llenas de material denso y libera pequenos grânulos umbilicados, que -38- se hacen mâs grandes en el citoplasma, amontonândose en la periferia donde los neurotûbulos y neurofibrillas se ven tambiên mejor. En el Golgi se ven cuerpos miellnicos y la mitocondrias se observan en las proximidades de este comple 3 0. Las cêlulas "tipo 2" se vuelven activas en la puber- tad y permanecen activas durante la reproduceiên. Estas cêlu las parecen tener un importante papel y se encuentran en el ganglio cerebral de todos los Oligoquetos. El material neurosecretado se tifte con la fucsina—pa raldehido (PAF positive) y por el método del azul alciân de£ puês de la oxidaciên (modif icaciôn de ADANS y SLOPER) ; es rî co en grupos disulfides (S-S) y tienen una pequefia cantidad de grupos sufidrilos (S-H), ademâs de tirosina y de triptô- fano. Estas cêlulas "tipo 2" se corresponderîan con las "cê­ lulas a" de HUBL (1956 a, b). Estas cêlulas que, como dicen, aparecen en la pubertad decrecen su secreciôn si las gônadas son' extirpadas; esta secreciôn parece ser necesaria para una espermatogênesis normal. Tambiên parece que estas cêlulas "tipo 2" de Eisenia son homôlogas con aquellas descritas por PELLEGRINO DE IRAL­ DI y DE ROBERTIS (1962), con vesiculas granulares de 1500 À de diâmètro; con las de ROHLICH y cols. (1962) de un tamafio de 1300 A; con las de PETZOLD (1963) en L.terrestris, de 900- 1800 À. Tambiên parecen équivalentes a las "cêlulas A2" de AROS y cols. (1965) y TEICHMANN y cols. (1966); con las cê­ lulas "tipo 3" de OOSAKI (1966), cuyos grânulos tienen un tamafio de 500-1000 À; y a las cêlulas "tipo II" de GALLISIAN 1- grânulos se destacan y se agrandan y toman la apariencia de esteras que contienen un material pSlido y finamente granu­ lar, rodeados de una clara zona y limitadas con una estrecha y densa membrana. Durante la actividad, las cêlulas aumentan en nûmero y volumen. Los grânulos aumentan de 1300 a 1500 A de diâme- tro y la clara zona exterior desaparece (FERRER DE MORAIS y cols., 1979). Cuando estâ prêxima la madurez sexual, las cêlulas se hacen énormes. Sus grânulos miden de 2500-3000 A, pero apenas si sufren cambios. Los grânulos progresivamente llenan el cl toplasma, dejando sôlamente alguna aislada cisterna de ergas toplasma y unos pocos ribosomas y lisosomas entre ellas. La mayor parte de las mitocondrias sufren lisis. El Golgi es pequefio e inactivo. El montecillo de axôn es ocupa do por un gran nûcleo de contorno sinuoso y provis to de blo ques de cromatina y de un gran nucleo. Los grânulos, a travês del axôn, llegan al neuropilo. AllI hay numerosas sinapsis entre los axones neurosecretores y las prolongaciones de las neuronas no-neurosecretoras. Estos contactos se caracterizan por su clara apariencia y por la presencia de muchos neurotû bulos (FERRER DE MORAIS y cols. 1979). Estas cêlulas fueron descubiertas por OOSAKI (1966) que les dio el nombre de cêlulas "tipo 1", aunque no mencio na la edad de las lombrices donde fueron observadas. Sus grâ nulos son moderadamente densos a los electrones y de un tama fio entre 2000-3000 A de diâmètro. -42- También se pueden corresponder con las "cêlulas Q" de GERSCHy ÜDE (1967) de Enchytraeus. Los grânulos de estas cê­ lulas miden de 1100-2500  y tienen un ergastoplasma muy ri- co en ribosomas y lisosomas. Las formaciones del Golgi son pequefias. Este autor piensa que las gotitas de secreciôn son de origen golgiano. Sin embargo las "cêlulas Q" parece que influyen en la regeneraciôn. Igualmente las cêlulas "tipo III" de PETZOLD (1963) que carecen de grânulos y tienen algunas vesiculas con ma­ terial denso a los electrones y con dilatadas cisternas de ergastoplasma, pueden ser las cêlulas "tipo 3" de HERLANT- MEEWIS, (1975) y las "cêlulas A" descritas en Amynthas por TAKEUCHI (1967, 1968 a, b), los cuales solamente encontrô en animales maduros. - Cêlulas "tipo 4"; Estas cêlulas no han sido descri­ tas por HERLANT-MEEWIS (1975). Aparecen sôlamente cuando la puesta de los huevos y se 11aman "cêlulas de gestaciôn". Su actividad cesa por inaniciôn y cuando la produceiôn de los capullos; son escasas y estân situadas en la regiôn latero- ventral del cerebro. Su ciclo es semejante al de las cêlulas "tipo 2". En el comienzo de la secreciôn aparecen grandes y actives cuer pos de Golgi que dan origen a pequefios, redondos, densos y umbilicados grânulos de 750 X de diâmètro. Las cisternas de retlculo endoplâsmico rugoso ocupan totalmente el pericarion y las mitocondrias son muy numerosas. La caracterlstica prin —4 3— cipal es la presencia en todo el pericarion de dilatadas cis ternas que contienen material denso con sôlo unos pocos ribo somas. Dispersos por toda la célula, los grSnulos alcanzan un promedio de 1500-2000 A; unos permanecen densos, otros, los mâs grandes, se vuelven mucho mâs pâlidos y desarrollan un contenido fibrilar. Los grânulos maduros desplazan a los orgânulos hacia el limite de la cêlula, donde se encuentran vestigios de cisternas dilatadas y numerosos lisosomas y au tofagosomas que contienen pequenos grânulos en destrucciôn. Estas cêlulas "tipo 4" son semejantes a las descritas por DE VRIES-SCHOUMACKER (1976) en los ganglios ventrales de los segmentos génitales de Eisenia foetida. Tambiên se pue­ den asimilar a las cêlulas "tipo IV" de GALLISSIAN y GIRARDIE (1972). Por ûltimo, tambiên en el ganglio cerebral se encuen­ tran algunas cêlulas aminêrgicas. Son relativamente escasas, con grânulos de nûcleo denso de 700-1200 A de diâmètro,fluor escentes. Son las neuronas catecolaminêrgicas del cerebro de Lumbricus. Estas cêlulas llamadas "grandes cêlulas granulares aminêrgicas" parecen ser distintas de las pequefias neuronas granuladas monoaminêrgicas de MYHRBER (1972). Las neuronas ordinarias cerebrales que OOSAKI (1966) describe como cêlulas de "tipo 5" y "tipo 6" en el ganglio cerebral de Eisenia parece que son identificables con neu­ ronas aminêrgicas. Tambiên PELLEGRINO DE IRALDI y DE ROBERTIS (1962) han descrito cêlulas aminêrgicas en el cerebro de Lumbricus con -44- grânulos de nûcleo denso de 950 A. Los grânulos parecen pro ducirse de la vesiculas del Golgi que estâ bien desarrolla- do. En resumen, en el cerebro de las lombrices reciên na­ cidos sôlamente se han encontrado cêlulas de "tipo 1". En el adulto, abundan las cêlulas de "tipo 1" y "tipo 2". Estas ûltimas aparecen en el raomento de la pubertad, se activan fuertemente, y parece ser que juegan un papel muy importante en la espermatogênesis. Las cêlulas de "tipo 3" son las "cê­ lulas de la pubertad" y las cêlulas de "tipo 4" son las "cê­ lulas de gestaciôn" y solo aparecen durante la puesta. Tambiên en el Oligoqueto Enchytraeus albidus se ha he- cho un estudio histolôgico y ultraestructural bastante deta- llado. DEÜSE-ZIMMERMANN, (1960), yGERSCH y WOHLRABE, (1965) observan dos tipos de cêlulas neurosecretoras cerebrales: las "cêlulas P" en nûmero de cuatro situadas a cada lado ën la porciôn posterior del cerebro, y la "cêlula Q" mâs grande, detrâs de las anteriores. Hay ademâs neuronas ordinarias y las llamadas "cêlulas M" con gran cantidad de abultadas mi­ tocondrias. En el ganglio subesofâgico encuentran un par de "cêlulas U", neurosecretoras, situadas en la parte posterior. El estudio ultraestructural ha sido realizado princi- palmente por GERSCHy UDE (1967, 1971); UDE y GERSCH(1968) y GOLDING y WHITTLE (1975). Las "cêlulas-Q" presentan una gran cantidad de grânu­ los concentrados en el polo opuesto al axon. En la loma de este axon aparece un complejo retlculo endoplâsmico rugoso -45- itiuy desarrollado y con unas dobles merabranas separadas por 750-1500  y asociadas con ribosomas. El nûcleo estâ situado en medio y muy prôximo a él,se encuentra el aparato de Golgi. Los grânulos tienen un tamafio entre 1100-2500 X, aunque lo mâs corriente es de 1400 Â. Hay algunas mitocondrias disper­ sas asl como lisosomas. Las cêlulas gliales que rodean a las "cêlulas Q" producen invaginaciones de la membrana celular, sobre todo en la zona donde se acumulan los grânulos. Estas "cêlulas Q" parece ser que estân implicadas en la regeneraciôn caudal. Despuês de una amputaciôn, las "cê­ lulas Q" liberan su secreciôn, y tanto esta fase de libera- ciôn como la que sigue de restabléeimiento de secreciôn, se caracterizan por un extraordinario desarrollo del retlculo endoplâsmico rugoso con ensanchamiento de las cisternas. Los ribosomas aumentan en la fase de almacenamiento. Unos quedan libres en el citoplasma en grupos de tres o cinco y otros que dan en las membranas del ergastoplasma. Las "cêlulas M" estân relacionadas con los ciclos de las "cêlulas Q". Las mitocondrias de las "cêlulas M" de ani maies normales tienen crestas paralelas, mientras que las de los animales amputados tienen las crestas extraordinarlamente desordenadas. Estas cêlulas se reconocen fâcilmente por sus grandes mitocondrias y grandes vacuolas que pueden tener un contenido denso a los electrones. Las "cêlulas P" tienen unos grânulos mucho mâs peque nos y menos densos a los electrones que los de las "cêlulas Q". Su tamafio es de unos 1100 A. Carecen de retlculo endoplâs — 4 6— mico rugoso. Entre los grSnulos aparecen mitocondrias bas­ tante pequefias. Los coraplejos de Golgi son numerosos y bien desarrollados, pero las laminillas son mSs estrechas y cerra das que los de las "cêlulas Q". 1.b) Cêlulas neurosecretoras del ganglio subfaringeo. En un estudio histolôgico del ganglio subfarlngeo HUBL (1956 a, b), en el gênero Lumbricus, habla encontrado cêlulas neurosecretoras a las que llama "cêlulas U", comparables a las "cêlulas d" de HERLANT-MEEWIS (1955). Estas cêlulas son todas horaogêneas y tienen unas propiedades tintoriales carac terlsticas. (TEICHMANN y cols., 1966? TEICHMANN y GOSLAR, 1968; VIGH, TEICHMANN y GOSLAR, 1969). Las cêlulas descritas por DEY y NANDA (1975) en Pheretima posthuma son tambiên se­ me jantes a las "cêlulas U" (GOLDING y tmiTTLE, 1977). HERLANT-MEEWIS (1962 a) tambiên demostrô la existen­ cia de grandes cêlulas neurosecretoras en el ganglio subfa- rIngeo de Eisenia foetida. Observa que êstas "cêlulas U" se diferencian despuês de comenzar la gametogênesis. (HERI,ANT MEeWiS, 1966 a). MICHON y ALAPHILIPPE (1959) encuentran en el ganglio subfarIngeo de A. chlorotica cêlulas de tipo a, b y d. Para AROS y VIGH y TEICHMANN (1965) las cêlulas neurosecretoras subfari^ngeas son las mismas que las pequefias cêlulas oscuras y grandes cêlulas claras del cerebro de Lumbricus. SAUSSEY -47- (1966) tambiên es de la misma opiniôn en su estudio de A. chlorotica. DOGRA (1968) tambiên encuentra en el ganglio subfa- rîngeo de Pheretima posthuma otras cêlulas con propiedades histoqulraicas caracterîsticas, y supone, al igual que HERLANT- MEEWIS, que las "cêlulas U" estân implicadas en el ciclo anual, ZAHID (1977) observa la presencia de "cêlulas c y d" en el ganglio subfaringeo de A. caliginosa y A. rosea. Estas cêlulas tienen un pericarion pequefio. Tambiên estas cêlulas aparecen en la cadena nerviosa ventral. Las "cêlulas c" pre­ sentan prolongaciones citoplâsmicas y tienen de moderada a fuerte reacciôn por la fucsina-paraldehfdo y por la tionina — paraldehfdo. Tambiên encuentra otro tipo de neurona, las "cê lulas e" que sôlo estân présentes en el ganglio subfaringeo con pericarion grande y fuerte afinidad por el PAF y PAT. Estructuralmente las cêlulas subfaringêas han sido in vestigadas por AROS, VIGH y VIGH-TEICHMANN (1975) en el gê­ nero Lumbricus. Segûn estos autores las cêlulas neurosecreto ras subfaringêas ademâs de secretar sus neurohormonas en los vasos sangulneos, pueden dar origen a sinapsis peptidérgicas con terminaciones nerviosas. I.c) Cêlulas neurosecretoras de la cadena nerviosa ventral. Tanto en los Poliquetos como en los Oligoquetos, las cêlulas neurosecretoras de la cadena nerviosa muestran una caracterlstica ordenaciôn en cada ganglio segmentario. — 48— De VRIES-SCHOUMACKER (1976), ha hecho un estudio muy detallado de estas cêlulas en Eisenia foetida que vamos a re sumir brevemente (JAMIESON, 1981). Las cêlulas que se observan al microscopio ôptico son las llamadas CI, C2, C3, C4, CM, CC, CV1, CV2, CV3, CV4, CP1 y CP2. En el estudio ultraestructural ha reconocido las mis­ mas cêlulas que observé HERLANT-MEEWIS (1966 b) a la luz del microscopio ôptico. Las cêlulas Cl, C2 y C3 son muyfucsinôfilas y se ti­ fien vivamente con el azul alciân despuês de la oxidaciôn. Es tSn présentes en todos los ganglios de la cadena nerviosa y parece ser que tienen una funciôn en el métabolisme general. Las "cêlulas C4" son dêbilmente fucsinôfilasy se tifien de co­ lor azul turquesa con el azul alciân despuês de la oxidaciôn. Sôlo se encuentran en el ganglio de los segmentos génitales y estân envueltas en el ciclo sexual de los gusanos. No son fluorescentes y su secreciôn es peptidêrgica (KNOWLES, 1965? DE VRIES-SCHOUMACKER, 1977, 1978). Sus glânülos se tifien fuer temente con el azul de toluidina. Son esfêricas y unas tienen un contenido finamente granular y otras son densas a los elec­ trones. Entre los grânulos se dispone el ergastoplasma. En la fase de almacenamiento hay muchos grânulos pâlidos de 1800 Â, lisosomas y cisternas de retlculo endoplâsmico rugoso. En la fase activa los polisomas son muy numerosos sobre el retî culo endoplâsmico rugoso, con grânulos de 1500  y con un Gol­ gi muy activo. Hay pequefias mitocondrias dispersas en el peri­ carion siendo mâs numerosas en la periferia y alrededor de -49- los complejos de Golgi. Estas cêlulas C4 son muy activas cuan do la puesta de los huevos. Parecen ser homôlogas a ciertas cêlulas del cerebro de Enchytraeus descritas por GERSCH y UDE (1967); tambiên parece corresponderse con las "tipo IV" del cerebro de Eophila de GALLISSIAN y GIRARDIE (1972) y con las cêlulas "tipo 4" del cerebro de Eisenia foetida de HERLANT- MEEWIS (1975) y FERRER DE MORAIS (1979). Las "cêlulas CM" tambiên estân restringidas a los gan glios de los segmentos genitales en cada uno de los cuales hay sôlo un par. Sôlo aparecen desde la pubertad. Son debil- mente fucsinôfilas, no son fluorescentes y su secreciôn es peptidêrgica como la de las "C4". El retlculo endoplâsmico rugoso présenta dilatadas cisternas. El Golgi es muy numéro SO y las mitocondrias abundan cerca de êl. Los grânulos muy uniformes, tienen un tamano de 1800 Â. La actividad de estas cêlulas aumentan durante la puesta. Parecen ser homôlogas con las cêlulas de dilatado er­ gastoplasma observadas por ROHLICH y cols. (1962) en el cere bro de Lumbricus» Las "cêlulas CC" son las cêlulas cromôfilas. Aparecen en todos los ganglios de la cadena ventral. No son fucsinôflia las y se tifien diferentemente con el azul alciân despuês de la oxidaciôn, unas de color rojo brillante y otras de color violeta. Ultraestructuralmente presentan unos grânulos esfêri- cos densos a los electrones, de 200 X de diâmètro, con un con tenido homogêneo. Entre los grânulos hay ribosomas. El reti- -50- culo endoplâsmico rugoso estâ en la periferia y alrededor del nûcleo. El Golgi estâ poco desarrollado. La mitocondria apa- rece esparcida entre los grânulos. Estas cêlulas cromafines tienen grânulos no umbilicados de dos clases: unos de 2000  y otros de 700 A, mâs densos a los electrones. Las "cêlulas CV1 " estân situadas en la parte media . ventral y posterior en la regiôn de las cêlulas cromôfilas (CC) y se tifien pâlidamente con el azul alciân despuês de la oxidaciôn. Presentan grânulos esfêricos de nûcleo denso y tienen un tamafio de 800 Â. Entre estos grânulos aparecen otros pequefios, seguramente de glucôgeno. El Golgi muy activo, se agrupa alrededor del nûcleo. Las mitocondrias estân disper­ sas y los ribosomas libres. A veces hay lisosomas. Las "cêlulas CV2" son un par de cêlulas situadas en la regiôn media de cada ganglio. Presentan un citoplasma den­ so con vacuolas. Los grânulos densos de forma y tamafio varia­ ble y,entre ellos,hay grânulos de glucôgeno. Alrededor del nûcleo se sitûan los aparatos de Golgi y las mitocondrias. Las "cêlulas CV3" son un par situadas en la base del segundo par de nervios. Presentan una catacolaminêrgica fluor escencia verde y su funciôn es incierta. Sus grânulos, muy abundantes, de 1500 A, tienen un nûcleo denso y ribosomas libres y polisomas. El Golgi es inactivo. Las "Cêlulas CV4" estân situadas entre las C4 y no se tifien ni con la fucs’ina, ni con la floxina, ni con el azul alciân despuês de la oxidaciôn. Sus grânulos alargados e irre gulares tienen de 1000 a 2 0 00 de diâmètro. Su nûcleo es den- 51- so; entre ellos hay grânulos de glucôgeno. Las CV1, CV2 y CV4 muestran reacciôn cromafin positi­ va por la noradrenalina y fluorescencia amarilla caracterls­ tica de las indolominas (serotonina), es decir, son cêlulas secretoras con secreciôn aminêrgica.Las CV3 y las CC sôlo mue£ tran reacciôn positiva para el mêtodo fluorescente y se con­ sideran motoneuronas o interneuronas. Las CP1 y CP2 son muy floxinôfilas. 2) Control de la regeneraciôn.- Neurohormonas. Un importante papel en el control de la regeneraciôn parece ser atribuido a factores producidos por cêlulas neu­ rosecretoras del sistema nervioso central de los Anêlidos. Estos factores producidos por neuronas parece que son los que inducen a las cêlulas a desdiferenciarse y a acumularse bajo la epidermis, provocan las nuevas mitosis y determinan el fin de la multiplicaciôn celular y el comienzo de la di- ferenciaciôn. Los estudios histoqulmicos y enzimolôgicos han permi tido identificar con gran precisiôn estas neurosecreciones. En el ganglio cerebral de los Lumbricidos se sabe que hay dos grupos de sustancias, pêptidos y aminas, que son secretados por unas cêlulas a las que KNOWLES y BERN (1966) 11aman, re£ pectivamente, cêlulas peptidérgicas (cêlulas A) y cêlulas ami nêrgicas (cêlulas B). -52- La naturaleza peptidêrgica de algunas neuronas ha si­ do puesta de manifiesto por BIANCHI (1963 a, b,) en algunos Lumbricidos. Este autor divide las cêlulas neurosecretoras del cerebro y ganglio subfaringeo de Enchytraeus albidus,en cêlulas que secretan proteinas y cêlulas que secretan lipi- dos. (Blanchi, 1974). Tambiên han investigado las neurosecreciones peptidér­ gicas TAKEUCHI (1965 a, b) y TEICHMANN y cols. (1966). El ci­ clo secretor ha sido demostrado por el estudio autorradiogrâ- fico de la incorporaciôn de cisteina y metionina marcadas den tro del sistema neurosecretor de Eisenia foetida y Lumbricus herculeus (Tork y cols. 1966). En cuanto a las neuro hormonas aminêrgicas en los Oli goquetos, DURCHON y JOLY (1978) y TABAN y cols. (1978) han demostrado la presencia de las catecolaminas (dopamina, nora­ drenalina y adrenalina) y serotonina (5-HT). Tambiên han in­ vestigado la actividad fisiolôgica de las sustancias aminêr­ gicas en los Oligoquetos, autores taies como FLOREY (1967), ITO y cols. (1971). Parece ser que las neuronas monoaminêrgicas que produ­ cen dopamina, noradrenalina y serotonina son las mismas cêlu las que se tifien de color azul con el Azan en el ganglio ce­ rebral de Lumbricus. En los trabajos llevados a cabo por HUBL (1956 b) y CHAPRON (1972) se ha demostrado la presencia de dopamina en las cêlulas neurosecretoras de la cuerda nervio­ sa de Eisenia y se ha comprobado que esta neurosecreciôn jue ga un importante papel en la regeneraciôn caüdal. Los anâli- i3- sis microespectrofluorescentes demuestran que la dopamina apa rece en un tipo de neuronas? otras contienen dopamina y nora­ drenalina. Tambiên DE VRIES-SCHOUMACKER (1974) ha demostrado en Eisenia foetida la naturaleza aminêrgica de las neurose­ creciones de las cêlulas de la cadena nerviosa ventral. Se ha observado que en los animales inferiores como Anêlidos y Moluscos, la amina mâs abondante es la serotoni­ na, y que êsta abunda mâs en la cuerda nerviosa ventralque en el ganglio cerebral. La adrenalina parece escasa. La nora drenalina se encuentra mayormente en el ganglio cerebral (WELSH y MOORHEAD, 1960; HERLANT-MEEWIS, 1977). Recientemente ROBERTSON Y OSBORNE (1979) han confirma- do la presencia, en el sistema nervioso de Lumbricus terres­ tris , en la cuerda nerviosa ventral, de serotonina, octopami- na, dopamina y noradrenalina. El reconocimiento de estas aminas biôgenas se ha hecho con el método histofluorescente de FALCK y HILLARP (1962). Este mêtodo da fluorescencia amarilla para la serotomina y verde para las catecolaminas. Tambiên las têcnicas inmunoc i to1Ôg ica s han revelado la presencia de los polipêptidos ACTH y sustancia P en las cêlulas "tipo A", y ACTH en las cêlulas "tipo B" del cerebro de Lumbricus terrestris (AROS y cols. 1980). Estas dos sustancias ademâs se han encontrado en el ganglio subfaringeo. Segûn AROS y cols. (1980) la sustancia P puede jugar un papel en la peptidêrgica transmisiên sinâp- tica en el tejido nervioso de invertebrados. -54- Las neurohormonas que Intervienen en la regeneraciôn son variadas y dificiles de identificar. En los vertebrados se ha demostrado que la mayor parte de las hormonas actûan a nivel de la membrana celular, por intermedio del sistema adenilato ciclasa (AC), que cataliza la transformaciôn del ATP en AMP ciclico. Este nucleôtico activarâ los enzimas celulares. Como el sistema adenilato ciclasa es uno de los principales mécanismes receptores, el estudio de este sis­ tema durante la regeneraciôn, serâ un roedio de identifica­ ciôn de las neurohormonas que intervienen y ayudarâ a com- prender mejor como actûa el sistema nervioso. Tambiên hay que tener en cuenta que, la adenilato ciclasa no es la ûni ca enzima de membrana, y que las neurohormonas peptidêrgi- cas pueden actuar sobre el metabolismo celular por una via diferente. Son muchas las hormonas que actûan por intermedio del sistema adenilato ciclasa. Para una cêlula determinada sôlo actûan ciertas hormonas y la respuesta biolôgica depende de la especializaciôn funcional de la cêlula, y en particular del sistema sensible al AMPc. Los receptores de membrana son de varias clases. A cada clase corresponden efectores agoni^ tas y antagonistes especificos. El estudio citoqulmico de la adenilato ciclasa mues- tra que la actividad ciclâsica es mâs importante en los anî maies en regeneraciôn que en los no amputados. Al lado del sistema adenilato ciclâsico existen otros sistemas menos conocidos, la guanilato ciclasa (GMP), que ca -55- taliza la formaciôn de guanisin monofosfato ciclico (GMPc) y la citidilato ciclasa (CHP), que cataliza la formaciôn del citosin monofosfato ciclico (CMPc). Los receptores de membrana pueden acoplarse a estas enzimas. Asl por ejemplo en lo que concierne a la guanilato ciclasa, NESTLER y cols. (1978) y KEELY y LINCOLN (1978) han observado que una estimulaciôn nicoticolinérgica aumenta el nivel de GMPc intracelular en los vertebrados. FRANQUINET y COULON (1980) demuestran como las varia- cones de nivel de GMPc juegan un papel en el curso de la re­ generaciôn. Los efectos del AMPc durante la regeneraciôn son los siguientes: el AMPc en asociaciôn con la GMPc interviene, por una parte, en la sintesis de ADN y la proliferaciôn celular, y de otra parte, actûa en la sintesis del ARN y de las pro­ teinas citoplasmâticas y nucleares (FRANQUINET y COULON, 1980). Tambiên FAUSTO y BUTCHER (1976) son de la opiniôn de que el nivel intracelular de los nucleôticos ciclicos contro larla la sintesis de ADN y la divisiôn celular. Tanto en animales vertebrados como en invertebrados, parece haberse demostrado que las hormonas peptidérgicas y hormonas aminêrgicas pueden interactuar entre ellas. Segûn FRANQUINET y COULON (1980) en las planarlas exis te un complejo control en la regeneraciôn en donde intervie­ nen hormonas de estas dos clases. Lo mismo se cree que ocurre en el Poliqueto Platinereis dumerilii (HOFFMANN, 1976) donde parece que el cerebro tiene, durante la regeneraciôn, una ac- —56— tividad aminêrgica inversa a la actividad hormonal peptîdica. Tambiên en el Anêlido Poliqueto Owenia fusiformis las hormo­ nas aminêrgicas, serotonina y noradrenalina estân présentes a nivel de la cadena nerviosa ventral (COULON y BESSONE, 1979) donde ha sido puesta en evidencia con la ayuda de recaptaciên de serotonina y noradrenalina marcadas. FRANQUINET y COULON (1980) llegan a la conclusiÔn de que en los animales en regeneraciôn la adenilato ciclasa es­ tâ localizada sobre la membrana plasmâtica, sobre todo en aque lias cêlulas en vlas de desdiferenciaciôn, y que en Owenia fusiformis, las neuronas aminêrgicas y/o peptidérgicas estân implicadas en la activaciôn de la adenilato ciclasa. Conside ran tambiên que el nivel de AMP ciclico en las cêlulas varia en el curso de las diferentes fases del ciclo celular, sien­ do muy dêbil en la fase proliferativa durante la mitosis, y aumentando grandemente el nivel durante la diferenciaciôn ce­ lular. I ZACCHELO y col. (1972) en fibroblasto humano, y MACK- MAN (1971) en el ratôn tambiên observan que el nivel de AMP ciclico aumenta cuando las cêlulas entran en contacte; para FRANQUINET y COULON (1980) séria precisamente la fase de di­ ferenciaciôn, el perlodo cuando las cêlulas se ponen en con­ tacte unas con otras. MANSOUR y cols. (1960) y LE MOIGNE y cols. (1976) han demostrado en las planarias cômo la sintesis del AMP ciclico por la adenilato ciclasa estâ estimulada por mediadores qul- micos taies como la dopamina o la serotonina. 57 - En cuanto a la regeneraciôn en Oligoquetos se ha vis- to en Eisenia foetida que la dopamina (hormona aminêrgica) y el dibutiril AMPc provocan la destrucciôn del tapôn cica­ tricial (CHAPRON, 1972), que permite continuer la regenera­ ciôn; la dopamina actuaria por medio del AMP ciclico liberan do polisacâridos Scidos. Tambiên HERLANT-MEEWIS (1977), HERLANT-MEEWIS y cols. (1980) han observado en el sistema nervioso de Eisenia foeti­ da cêlulas aminêrgicas y peptidérgicas. Todas las cêlulas de tipo peptidêrgico van acompanadas de otras cêlulas aminêrgi­ cas que encierran grânulos mucho mâs pequefios, que se ilumi- nan por las têcnicas de fluorescencia por las que se recono­ cen las distintas aminas (catecolaminas y serotonina). -58- III. Influencia de los centres nervlosos en la regeneraciôn caudal. A) Papel de los ganglios cerebroides. Son muchos los trabajos que se han realizado en los Anêlidos para ver quê influencia ejercen los ganglios cere­ brales sobre la regeneraciôn caudal. En Poliquetos, CASANOVA (1955), en la especie Platyne reis massiliensis comprueba que la extirpaclôn del prostomio lleva consigo una casi paralizaciôn de los procesos regenera tivos caudales. DURCHON (1956) demostrô en Perinereis cultrl- fera y Nereis costae que la neurosecreciôn cerebral ejercia una acciôn estimuladora sobre la regeneraciôn de los ûltimos segmentos amputados. CLARK Y CLARK (1959); CLARK y BONNEY (1960) y CLARK y I EVANS (1961) comprueban en Nereis diversicolor que el ganglids supraesofâgico juega un importante papel en la regeneraciôn posterior. Observan que es indispensable durante las fases iniciales de la regeneraciôn caudal, aunque ellos apuntan que "una vez comenzada la regeneraciôn, la importancia del cerebro disminuye". En sus expérimentes llegan a la conclu- siôn de que si se extirpa el ganglio supraesofâgico antes de la amputaciôn caudal, se impide la formaciôn de un regenera- do; si la extirpaclôn del ganglio cerebral es tres dias des­ puês de la amputaciôn caudal, se retarda, pero no se impide, la formaciôn de nuevos segmentes caudales. -59- HAUENSCHILD (1960 a) en Platynereis dumerilii, tambiên comprueba que a los individuos que han sufrido extirpaclôn del ' cerebro y amputaciôn de la cola son incapaces de regenerar. DURCHON y MARCEL (1962) en sus expérimentes sobre Nereis diversicolor observan la acciôn indispensable del cerebro en la formaciôn del regenerado posterior y senalan que "el principio activo de naturaleza hormonal es secretado en las horas que si- guen inmediatamente a una amputaciôn posterior y es indispensable para la activaciôn de las cêlulas de regeneraciôn". HAUENSCHILD (1963) implanta una porciôn de prostomio en el celoma de Platyeneis dumerilii descerebrados y amputados pos- teriormente comprueba que hay regeneraciôn caudal. GOLDING (1967 a, b, c y d) en sus investigaciones sobre Nereis observa tambiên la existencia de una hormona en el pros­ tomio que contrôla la regeneraciôn caudal e indica que esta hor mona tiene un efecto prolongado, mâs bien a la manera de una hor mona de crecimiento. Mâs tarde BOILLY (1974), GOLDING (1974) y OLIVE (1974) constatan la presencia de la hormona de regeneraciôn en el prostomio de los Nereidos, aunque tambiên observan que esta hormona no interviene en la curaciôn de la herida ni en la formaciôn del pigidio (MILL, 1978). Sin embargo HILL (1972) observa en varias especies de Poliquetos sedentarios que regeneraban la cola cuando el cerebro les habla sido extirpado. Tambiên en los Oligoquetos observâmes estas contradicciones. GERSCH y WOHLRABE (1965) en el Oligoqueto limicola Enchytraeus sp. demostraron que el cerebro era indispensable para que tuvieran lugar una regene­ raciôn caudal. Ya HARMS (1948) habïa emitido la hipôtesis de que la neurosecreciôn cerebral ejercia una acciôn estimulado- -60- ra de la regeneraciôn posterior. Pero les primeros dates ex­ périmentales sobre regeneraciôn caudal en Oligoquetos terri- colas se deben a HUBL (1956 a). En los trabajos expérimenta­ les llevados a cabo en Allolobophora terrestris f. longa y en Eisenia foetida comprueba cômo en estos Oligoquetos, al igml que ocurre en los Poliquetos, el cerebro es indispen­ sable para regenerar los segmentes amputados caudalmente. Obærva que si las lombrices son amputadas simultâneamente de la regiôn cefSlica y caudal, no son capaces de regene­ rar la cola; pero si la amputaciôn caudal se realiza 24-48 horas antes que la descerebraciôn, el animal régénéra nor- malmente los segmentes caudales extirpados. Considéra que la neurosecreciôn cerebral es estimuladora de la regeneraciôn caudal y que interviens indirectamente a travês de las "cë- lulas U" del ganglio subesofâgico. GALLISSIAN (1963) en Eophila pyrenaica observa cÔmo la ablaciôn de los ganglios cerebroides détermina en todo morrento del perlodo de actividad, una diapausa caracteristi- ca, acompaftada en la mayor parte de los casos, de un poder de regeneraciôn caudal. MICHON, MAISSIAT y ANGEVAIN (1964) en sus trabajos sobre Eiseniella tetraedra f. typica (que régénéra sin interrumpir su actividad), encuentran que la régénéra^ ciôi caudal dependeria de dos factores antagonistes, uno in hibidor, secretado por las "células b" del cerebro, y otro estimulador elaborado por las "cëlulas U" del ganglio sub- escfâgico, es decir, existen para ellos un claro antagonisme —61 — entre el cerebro, que inhibirîa la regeneraciôn caudal, y el ganglio subesofâgico, que séria estimulador de la misma. Mâs tarde MAISSIAT (1965) tambiên comprueba los mismos resultados en el lumbricido A. chlorotica, en la que los gan­ glios supraesofâgicos tienen un papel inhibidor en la regene­ raciôn de los segmentes caudales extirpados. JUBERTHIE y MESTROV (1965 a) en el Oligoqueto Eophila pyrenaica 1legan a la conclusiôn de que la inhibiciôn de la regeneraciôn estâ ligada a la presencia de los segmentes an- teriores, es decir, para estos autores, ni el cerebro ni el ganglio subesofâgico son necesarios para que se produzca re­ generaciôn caudal. Tambiên SAÜSSEY (1966) en A. icterica observa cÔmo la extirpaciôn del cerebro entrana una entrada en diapausa acom panada de una regeneraciôn posterior, aunque los procesos re generativos sean un poco lentos y apunta que este poder inhi­ bidor del ganglio cerebral podria compararse a la acciôn de las secreciones cerebrales que inhiben la muda en los Miriâ podos Quilôpodos (JOLY, 1962). Por otro lado, MARCEL (1970 a, b) en sus trabajos efec tuados "in vivo" sobre E. foetida f. typica comprueba que los triturados de cerebro no ejercen ninguna influencia favorece- dora sobre la regeneraciôn caudal; el papel trôfico, que sin duda contienen, porque ha sido puesto de manifiesto experimen talmente por su acciôn positiva sobre la regeneraciôn ante­ rior (MARCEL, 1970 b), no parece ser eficaz en la regeneraciôn de los ûltimos segmentos amputados. -62- GALLISSIAN (1973) en Eophila dollfusl llega a la con­ clusiôn de que las "cëlulas a" del cerebro son las responsa­ bles de la acciôn inhibidora ejercida por los ganglios cere­ broides sobre la regeneraciôn posterior. STEPHAN-DUBOIS (1980) en el Anélido Oligoqueto Tubifex tubifex, encuentra un efecto inhibidor del cerebro sobre la regeneraciôn caudal y considéra que este poder inhibidor en- mascara en cierta medida el efecto estimulador de los ganglios de la cadena nerviosa ventral. AsI pues, vemos que todos estos autores, contrariamen te a las primeras observaciones de HUBL (1956 a, b) atribu- yen al cerebro un papel inhibidor de la regeneraciôn caudal. B) Papel del ganglio subfarlneo. Son varios los autores que atribuyen al ganglio subfa- rlngeo un papel primordial en la regeneraciôn de los segmen­ tos posteriores. AsI HUBL (1956 a, b) en los experimentos reâ lizados sobre A. terrestris f. longa y Eisenia foetida obser­ vé que el ganglio subfaringeo y primeros ganglios de la cade­ na nerviosa ventral son indispensables para que haya regene­ raciôn caudal, por tanto atribuye al ganglio subfaringeo un papel estimulador de los procesos régénérativos igual que al cerebro. AROS y VIGH (1961 b) tambiên observan que hay una rela- ciôn entre la neurosecreciôn de las cëlulas subfaringeas y la regeneraciôn caudal en Lumbricus. -63- MICHON (1962) considéra que las "cëlulas U" del ganglio subfaringeo de A. terrestris f. typica elaboran un factor que favorece la regeneraciôn de la cola igualmente que el pro ducto secretado por las dos gruesas cëlulas neurosecretoras de cada ganglio de la cadena nerviosa ventral. Mâs tarde, MICHON, MAISSAIAT y ANGEVAIN (1964) en el Lumbricido Eisenie­ lla tetraedra f. typica tambiên coraprueban que las cëlulas neurosecretoras del ganglio subfaringeo producen un factor estimulante de la regeneraciôn caudal. Sin embargo, SAUSSEY (1966) en A. ictérica considéra que el ganglio subfaringeo y primeros ganglios de la cadena nerviosa no son necesarios para el desarrollo del regenerado, sino que ejercen una acciôn inhibidora paralela a la del ce­ rebro, aunque el poder inhibidor del ganglio cerebral es su­ perior al del ganglio subfaringeo. C) Papel de los centros nerviosos anteriores. Por ûltimo, tambiên se han hecho experimentos con lom­ brices a las que les han sido amputados los centros nerviosos anteriores (ganglios cerebrales, ganglios subesofâgicos y pri meros ganglios de la cadena nerviosa ventral) y, simultânea­ mente, los ûltimos segmentos del cuerpo. LIEBMANN (1942) y GATES (1950) en Eisenia foetida observan que después de ampu­ ter simultaneamente la regiÔn cefâlica y regiôn caudal en di^ tintos niveles, habia regeneraciôn de los segmentos posterio —64— res en todos los casos. Tambiên JUBERTHIE y MESTROV (1965 a) en sus trabajos sobre Eophila pyrenaica amputada de los cen­ tros nerviosos anteriores y de los ûltimos segmentos caudales, observan una regeneraciôn de la cola. Estos autores, como ya dijimos anteriormente,atribuyen esta capacidad regenerative a ciertas cëlulas neurosecretoras de la cadena nerviosa ven­ tral que producen un factor estimulador de la regeneraciôn. Por ello, consideran que los centros nerviosos anteriores jue gan un papel inhibidor en la regeneraciôn caudal. Este resultado coincide con el obtenido por SAUSSEY (1982-1966) en la especie anfodlnama Allolobophora icterica en la que la ablaciôn simultSnea de los centros nerviosos y de los ûltimos segmentos détermina una inhibiciôn de la acti vidad del animal y favorece la regeneraciôn de los segmentos extirpados. STEPHAN-DUBOIS (1980) en el Anëlido Oligoqueto Tubi- fex tubifex estudia la influencia de la regiôn cefâlica so­ bre la regeneraciôn posterior y llega a la conclusiôn de que "la regeneraciôn caudal es tanto mâs estimulada cuanto menor sea el nûmero de segmentos anteriores suprimidos", es decir, la estimulaciôn de la regeneraciôn de los ûltimos segmentos es mâxima si sôlo el cerebro, sus comisuras y el primer gan­ glio de la cadena nerviosa ventral estân ausentes. Tambiên observa que esta estimulaciôn disminuye de intensidad cuando a los animales se les extirpa un mayor nûmero de ganglios. -55— D) Papel de la cadena nerviosa ventral. Para que una lombriz de tierra pueda regenerar es ne- cesario hacerle un corte profundo que afecte a la cadena ner viosa. El papel de la cadena nerviosa ventral en la regenera ciôn de los Oligoquetos fue puesto de manifiesto por AVEL (1947), el cual demostrô que la cadena nerviosa no détermi­ na la naturaleza del regenerado (cefâlica o caudal), pero es necesaria para una regeneraciôn normal, pues provoca la pro- liferaciôn de los tejidos ectomesodêrmicos, aportando segura mente factores mitôgenos y sustancias que favorecen la sfnte sis de las protelnas. (GRASSE, 1959) Tambiên AVEL (1961) observa en Eisenia foetida unico­ lor cômo la resecciôn de la cadena nerviosa impide la rege­ neraciôn cefâlica y atribuye, un papel activador o trôfico a la cadena nerviosa en los procesos de regeneraciôn. Mâs recientemente BOUC-LASSALLE (1968) demuestra en Eisenia foetida que en ausencia de inervaciôn las heridas de la pared del cuerpo cicatrizan mal. JUBERTHIE y MESTROV (1965) en sus trabajos en Eophila pyrenaica han observado que, cuando a este animal se le ampu ta simultâneamente la cabeza y la cola, existe una regenera­ ciôn caudal. Esta capacidad para regenerar la cola la àtri- buyen a ciertas cêluias neurosecretoras de la cadena nerviosa ventral que producen un factor estimulador de la regeneraciôn caudal. Ellos observan en el frente de secciôn, un aumento del nûmero de cêluias neurosecretoras y una acumulaciôn del -66- producto de secreciôn. Tambiên observan una fuerte actividad secretora de las cêluias neurêglicas.Para estos autores, la presencia de la cadena nerviosa es pues suficiente para que la regeneraciôn posterior se produzca, y esta cadena nerviosa interviene por el producto de neurosecreciôn de sus cêluias, es decir, "la regeneraciôn caudal estâ bajo la dependencia de la neurosecreciôn de un nûmero de ganglios de la cadena nerviosa prôximos a la secciÔn". HERLANT-MEEWIS (1962 a) encontrô en Eisenia foetida cuatro categories de cêluias neurosecretoras en la cadena ner viosa ventral. Estas cêluias, colocadas lateralmente envian sus axones hacia el neuropilo. Mâs recientemente HERLANT-MEEWIS y GALLARDO (1965) y HERLANT-MEEWIS (1971) han observado en Eisenia variaciones de la cromofilia de ciertas neuronas neu rosecretoras de la cadena nerviosa ventral en relaciôn con la cicatrizaciôn y regeneraciôn. En las lombrices jôvenes en regeneraciôn se observa una activaciôn de las cêluias "Cl" y "C2" inmediatamente despuês de la secciôn. Los adultos mues tran un desbloqueo de las cêluias "Cl" y "C2" durante la for- maciôn del tapôn cicatricial; los grânulos aparecen visibles en el pèfidâtiôft y en el axdn. Para estos autores esta acti­ vidad se manifiesta ûnicamente durante la cicatrizaciôn y for maciôn del blastema. DHAINAUT-COURTOIS y WAREMBOURG (1967) y WAREMBOURG (1968) en sus trabajos sobre el Anêlido Poliqueto Nereis pe- lagica han observado variaciones de las cêluias de la cadena nerviosa en relaciôn con la regeneraciôn. Segûn estos autores las cêluias neurosecretoras fucsinôfilas (FP) se descargan in- mediatamente después de la amputaciôn, seguramente debido al stress sufrido. Como consecuencia de la amputaciôn caudal, las células neurosecretoras de la cadena nerviosa aumentan de volûmen, muestran una gran actividad secretora y son fuer temente coloreadas por la fucslna, e igualmente neuronas or- dinarias aumentan su actividad. CHAPRON (1970 a, b) ha estudiado las neuronas de la cadena nerviosa ventral de Eisenia foetida inmediatamente de- trâs del nivel de amputaciôn y encuentra varios tipos de cé­ lulas con caractères secretores, que varîan por el tamafio de sus granulaciones. De los cuatro tipos descritos por él, las células de "tipo 3" elaboran grânulos de 800-1100  de diâme tro, que son precisamente los que se encuentran en las fibras nerviosas que se observan en la secciôn del corte. Estos grâ nulos serîan, segûn este autor, la neurohormona responsable /de la histolisis del tapôn cicatricial, seguramente la dopa- mina (CHAPRON y CHAPRON 1972). Esta amina biôgena inducirla a la formaciôn en las células cicatriciales del AMP ciclico regulando la actividad de los lisosomas. MARCEL (1973 a) observa en los ganglios nerviosos de la cuerda ventral de Eisenia, prôximos al nivel de secciôn, la disposiciôn de las neuronas neurosecretoras y estudia los ciclos secretores de estas neuronas en el curso de la regene­ raciôn cefâlica y caudal, en Eisenia foetida. Este ciclo corn prende cuatro fases sucesivas de descarga y recarga de célu­ las FP (tenidas con fucsina-paraldeh/do). Estas fases son rela tivamente semejantes en los dos casos. Lo ûnico que varia es la duraciôn de las mismas. — 68— La fase primera (Pi), de descarga, es mâs larga y el vaciamiento mâs complète en la regeneraciôn caudal que en la regeneraciôn cefâlica. Esta sustancia intervendria en la mo- vilizaciôn de los celomocitos, siendo esta descarga una res- puesta al stress provocado por la herida. La fase segunda (P2) de récarga, se efectuarla cuando se forma el tapôn cicatri­ cial. La fase tercera (P3), de descarga, se caracteriza por­ que su secretado actûa fundamentalmente durante la histolisis del tapôn de la herida. (En la regeneraciôn caudal la histo­ lisis es mâs larga que en la regeneraciôn cefâlica). En la fase cuarta (P4) se efectûa simultaneamente la sintesis y des carga de un "factor trôfico" que actûa sobre la formaciôn del regeneardo prop lamente dicho y su aumento de tamafio. MARCEL llega a la conclusiôn de que el mécanisme de la regeneraciôn parece estar regulado por dos factores, "in­ hibidor" y "trôfico". El "factor inhibidor", especifico de una regiôn (cefâlica o caudal), séria progre s ivamen te elabo­ rado en el curso de la formaciôn del regenerado. El "factor trôfico" es necesario para el desencadena- miento y desarrollo de los procesos de morfogênesis regenera- dora. Este factor parece actuar en très fases: a) movilizan ciôn de los celomocitos; b) histolisis del tapôn cicatricial; c) crecimiento del regenerado (MARCEL, 1972, b, c). Las sus­ tancias inhibidoras especificas, cefâlica o caudal, actûan sobre el ciclo modifleando alguna de las fases, dando como resultado una acciôn inhibidora indirecta sobre la formaciôn del regenerado. En unos trabajos anteriores sobre Eisenia, MARCEL -69- (1967 a, b; 1968; 1970 a, b, c), habla demostrado cômo estos inhibidores especificos impiden "in vitro", o al mènes, retar dan "in vivo" la formaciôn de un regenerado cefâlico o caudal. Este autor ha comprobado en sus trabajos expérimenta­ les con homogenados de cabezas o de colas que en el curso de la regeneraciôn cefâlica o caudal el tapôn cicatricial se forma a pesar de la presencia del inhibidor. Por el contra­ rio, su destrucciôn no tiene lugar "in vitro" o es muy lenta "in vivo". Por tanto, se puede decir, que es este période de histolisis de este tejido el que es sensible al inhibidor. Los estados siguientes durante los cuales se forma el blaste­ ma, y se dividen sus elementos, no son afectados por esta sus tancia. MARCEL (1972 c) comprueba que si se aumenta la concen- traciôn del "factor trôfico" proveniente de un homogenado de colas, se acelera la destrucciôn del tapôn cicatricial. Pien- sa, pués, que la sustancia trôfica elaborada por las neuronas ventrales actuarla sobre estas histolisis. Estos resultados confirman los obtenidos por CHAPRON (1966 a, b, c), en Eise­ nia , cuando observé en las fibras nerviosas de la cadena ven tral, en la histolisis del tapôn cicatricial, grânulos de la misma talla media, iguales a los de cietas neuronas de la cuer da nerviosa. Esta neurosecrecciôn tendrla un papel trôfico y séria responsable de la destrucciôn del tapôn cicatricial, como dijimos anteriormente. MOMENT (1975) tambiên es de la opiniôn de que la in­ formée iôn que détermina el numéro de segmentos que se rege- nerarân posteriormente en los gusanos, reside en los tejidos -70- adyacentes a la superficie del corte. Para STEPHAN-DUBOIS (1980), en Tubifex, los ganglios de la cadena nerviosa ventral tienen un efecto estimulador de la regeneraciôn caudal, pero este efecto estimulador que- da enmascarado por el efecto inhibidor del cerebro. E) Autoinhibiciôn. Los estudios mâs recientes (MARCEL, 1980) han puesto de manifiesto que en el curso de la regeneraciôn existe una autoinhibiciôn. En los organismes que son capaces de regene­ rar, se supone que un factor humoral es el que transmite la informaciôn sobre el estado de avance del regenerado, el cual se detiene al nivel de la parte vieja; por tanto, todo ôrgano impide con su presencia el desarrollo de una estructura homÔ- loga: esto es lo que se llama autoinhibiciôn. Parece ser pues, que en los diferentes ôrganos existen sustancias quimicas es- pecializadas, llamadas inhibidores, que son de origen endôge- no. La naturaleza de estos autoinhibidores no es bien conoci- da. Se sabe, sin embargo, que son fâcilmente solubles y que se pueden extraer por homogeneizaciôn. La mayoria son sustan­ cias proteicas; en los hidrarios son proteînas bâsicas, elec- tropositivas (ROSE, 1966; LENICQUE y LUNDBLAD, 1966 a y MULLER, 196 9); en Clava esquamata el factor inhibidor es una proteina electronegative (STEELE y LANGE, 1977); en Eisenia foetida es un pêptido (CARDON y MARCEL, 1976); estos autores han demos- -71- trado que el factor inhibidor de la regeneraciôn cefâlica de E. foetida es destruido por la pronasa y por la tripsina, lo que prueba que es de naturaleza peptidica y de pequefta masa molecular. Otros autores, taies como PUCCIA y DURANTE (1973) con­ sideran que el inhibidor del opêrculo rudimentario del poli­ queto Hydroides norvegica es el AMP. Segûn CHAPRON y CHAPRON (1976) tambiên el nucleôtico AMP puede ser la sustancia que especificamente inhibe la re­ generaciôn cefâlica en Eisenia foetida. MARCEL (1980) considéra la hipôtesis de que las neu- rosecreciones peptidêrgicas de las cêluias neurosecretoras del ganglio cerebral de Eisenia foetida, descritas por HER­ LANT-MEEWIS (1955) y FERRER DE MORAIS y cols, (1979), podrian ser un inhibidor, aunque esto no ha sido confirmado. Puesto que un ôrgano inhibe la regeneraciôn de su ho- môlogo se puede pensar que el factor inhibidor es elaborado por este ôrgano y difundido en tomo a êl. Parece ser que el inhibidor sôlo actûa en los primeros estados de la regenera­ ciôn, y que su presencia es necesaria al menos durante très horas, y sus efectos duran ocho horas. AsI lo han demostrado Me WILLIAMS y cols. (1968) en la Hydra viridis, SMITH (1964) en Clymenella y MARCEL (1970 a) en Eisenia foetida. Se supone que los inhibidores actûan, bien sobre las cêluias que intervienen en la formaciôn de los tejidos del regenerado, impidiendo la diferenciaciôn celular del mismo, o bien pueden actuar sobre los sistemas humorales llamados -72- "promotores" o "trôficos", que favorecen la regeneraciôn. Un ejemplo del modo de acciôn sobre las cëlulas de regeneraciôn se ha visto con las protelnas bâsicas inhibidoras de Tubula- ria, que impiden la diferenciaciôn de cëlulas del regenerado (ROSE, 1955, 1966). Por otro lado, SCHALLER (1976) cree que el inhibidor de la cabeza en la Hydra actûa sobre las cëlu­ las epiteliales e intersticiales de la yema de regeneraciôn, impidiendo la divisiôn mitôtica de las mismas. McWILLIANS y cols. (1970) consideran que el factor in­ hibidor del disco basal de la Hydra régula la regeneraciôn de este disco gracias a un "feed-back" de intensidad continuamen te variable que actûa sobre la diferenciaciôn; es decir el inhibidor impide la sintesis de protelnas necesarias para la diferenciaclôn. En cuanto a la acciôn sobre los sistemas promoteres LENICQUE y LUNDBLAD (1966 b) observan como las histonas, res­ ponsables de la inhibiciôn en Clava squamata interactûan con las nucleoproteinas que constituyen el promoter de la rege­ neraciôn. MULLER (1969) tambiên observa una interferencia del inhibidor de Hydractinia con las sustancias inductoras peptl- dicas. En Eisenia, el inhibidor modifica la duraciôn de las fases del ciclo secretor de la "sustancia trôfica" a nivel de las neuronas de la cadena ventral (MARCEL, 1973 b), actuan do sobre las cêluias’ encargadas de sintetizar los promotores; es decir, estas neuronas, verdaderamente secretoras de la sus tancia trôfica, serlan tambiên las cêluias blanco del inhibi­ dor. El factor que inhibe la regeneraciôn cefâlica de Eisenia -73- ha sido casi completamente purificado. Es un pequefio pêptido, probablemente lineal, cuyo peso molecular estâ alrededor de 2000 (MARCEL y CARDON, 1979). CHAPRON y CHAPRON (1974) consideran que el AMP identi- ficado por DURANTE y PUCCIA en los hidroideos tiene una acciôn antimitôtica. El AMPc parece que tiene una actividad mâs o menos in­ hibidora en las planarias (LENICQUE, 1976) , y en Eisenia (CHA PRON y CHAPRON 1974). Esta actividad del AMP ciclico provie­ ns sin duda del AMP, producto de la hidrolisis fosfodiesterâ sica del nucleôtico ciclico. - 74 - IV. Factores que Influyen en la regeneraciôn caudal. La capacidad regenerative de una lombriz estâ condicio nada por una serie de factores externes o extrlnsecos como luz, temperature, nutriciôn, humedad, etc., y por factores internos o intrinsecos consécutives a un stress (nivel de am­ putaciôn, grade de desarrollo, etc.). Hasta cierto punto el aumento de temperature acelera la regeneraciôn. Una temperature excesivamente elevada puede ser létal (BALINSKY, 1965). MOMENT (1953) en Eisenia foetida se da cuenta de que la temperature ejerce una influencia po­ sitiva sobre el nûmero de segmentos regenerados: los animales amputados de los centros nerviosos anteriores y a nivel del segmento 50/51, colocados a una temperature de 20sC regenera- ban una media de 32,4 segmentos, mientras que si son coloca­ dos a 25sC la media era de 40,8 segmentos regenerados. SAUSSEY (1961) en Allolobophora ictérica comprueba cô­ mo len invierno o en baja temperature la diapausa y la regene­ raciôn caudal no tienen lugar; en verano o a una temperatura prôxima a los 20QC las lombrices amputadas caudalmente entra- ban en diapausa y regeneraban. Tambiên en el Poliqueto Platynereis dumerilii, HAUENS- CHILD (1960 b) ha observado la influencia de la temperature en la liberaciôn de hormone cerebral. En cuanto a la luz, MAISSIAT (1965) demostrô en A chlorotica la gran sensibilidad de las células neurosecreto­ ras sometidas a radiaciones luminosas, las cuales produclan una disminuciôn progrèsiva y cesaciôn de la neurosecreciôn. - 75- Igualmente HAUENSCHILD (1960 b, 1975) en sus trabajos sobre el Poliqueto Platynereis dumerilii puso de manifiesto que la liberaciôn de la hormona de la regeneraciôn estaba influlda por el fotoperlodo cambiante. La humedad es otro factor importante en la regeneraciôn caudal. SAUSSEY (1961) apunta que una desecaciôn lenta del medio favorece el enrollamiento y la regeneraciôn y que, en un medio muy hûmedo, las lombrices no se enrollan pero rege- neran, aunque lo hacen muy lentamente. La alimentaciôn parece no influir demasiado en la re­ generaciôn, pues animales en ayunas pueden regenerar a expen sas de sus réservas internas. Lo que si ocurre es que dismi­ nuye el tamafio del animal. Sin embargo el oxigeno parece ser una condiciôn nece­ saria para la regeneraciôn y puede afectar a la velocidad del proceso (BALINSKY, 1965). Tambiên parece muy importante tener en cuenta el nivel de amputaciôn caudal. SAUSSEY (1964) estudia sobre Allolobo­ phora icterica la importancia del nivel de amputaciôn en el déterminisme de la regeneraciôn caudal y comprueba que el de­ sarrollo de los regenerados varia en funciôn del numéro de segmentos amputados en la regiôn caudal, y el poder de rege­ neraciôn varia siguiendo un gradiente postero-anterior, es decir, la regeneraciôn es tanto mâs râpida cuanto mayor sea el nûmero de segmentos amputados. JUBERTHIE y MESTROV (1965 b) puso de manifiesto en Eisenia foetida que en los animales adultos cortados a nivel del segmento 62, la regeneraciôn se efectuaba en ausencia del - 76 - cerebro, del ganglio subesofâgico y de los 20 primeros gan­ glios de la cadena nerviosa ventral; pero si la amputaciôn es de menor nûmero de segmentos, por ejemplo de los 10 ûlti­ mos, la regeneraciôn es sôlo del 20% al 40%. Posteriormente SAUSSEY (1973) en A. terrestris f. ty­ pica observa que los potenciales regenerativos de la especie varîan considerablemente a lo largo del afio, influyendo di­ verses factores: época del afio, nivel de amputaciôn y edad de la lombriz. Segûn este autor la obtenciôn de regenerados caudales estâ subordinada a la importancia de la amputaciôn caudal; si son pocos los segmentos amputados (30) no regene- ran ni adultos ni jÔvenes; si son muchos (100) en adultos re generan el 75%, en los muy jôvenes, si son 60 los segmentos amputados, regeneran el 87%. MIN JA SONG y SAUSSEY (1976) en sus estudios sobre el Oligoqueto Nicodrilus giardi confirman lo anteriormente ex- puesto. Pero los trabajos mâs interesantes y completos han sido llevados a cabo por MOMENT (1975, 1979, 1980). Este au­ tor demuestra en Eisenia foetida que el nûmero de segmentos regenerados es tanto menor cuanto menos sean los segmentos caudales amputados y observa que cuando el nivel de amputa­ ciôn se raueve 10 segmentos hacia la extremidad posterior, el nûmero medio de segmentos regenerados disminuye por 10. El hambre, la temperatura y el grado de respiraciôn no cambian esta régla, pero afectan al nûmero de segmentos. Aunque la baja temperatura afecta grandemente a la ta- sa de regeneraciôn, el nûmero de segmentos producidos sôlo estâ ligeramente disminuîdo. Igualmente el grado de respira- -77- ciôn modifica en gran mahera la velocidad de crecimiento en longitud, pero sôlo modifica el nûmero de segmentos un poco. La regeneraciôn, la irradieiôn, los extractos de teji­ dos, la electroforesis de proteînas Indican que el control de la regeneraciôn reside en los tejidos adyacentes a la su perfide de amputaciôn. La regeneraciôn se detiene en las lom brices, igual que ocurre en la regeneraciôn de un miembro de los urodelos (Caudata) solamente, cuando las estructuras dis taies del nivel de amputaciôn se forman. El final de la rege neraciôn se debe a alguna clase de diferenciaciôn terminal. Este autor concluye que la presencia o ausencia de un cerebro o de los segmentos amputados no afecta a la cantidad de regeneraciôn que siempre se para en alguna posiciôn propor cionada. Sôlamente el nivel de amputaciôn es importante. -78- V. Regeneraciôn y reproduce16n. En los Anélidos la produceiôn de neurohormonas pare­ ce ser va asociada no sôlo con la regeneraciôn sino tambiên con otros fenômenos biolôgicos taies como la reproduce iôn y el desarrollo de los caractères sexuales somâticos (LAVERACK, 1963). En los Poliquetos Nereidos, DURCHON (1951, 1956) de­ mostrô que el cerebro ejercla una acciôn inhibidora sobre los elementos génitales. CASANOVA (1955) en Platynereis massiliensis observa que la regeneraciôn es mâs débil en los individuos maduros que en los jôvenes. Hechos semejantes han sido cons tatados por DURCHON (1956) en Nereis costae, STEPHAN-DUBOIS (1956) en Nereis diversicolor y HAUENSCHILD (1960 a) en Pla­ tynereis dumerilii. Estos autores interpretan este hecho de dos formas: o la facultad de regeneraciôn desaparece progre- sivamente, o la secreciôn de la hormona cerebral es tanto mâs dêbil cuanto mâs edad tiene el animal. AsI, HAUENSCHILD (1960 a) comprueba que los ganglios cerebroides de los individuos jô­ venes de Platynereis dumerilii son mâs eficaces que los de los animales prôximos a la madurez genital, Por otro lado, SCULLY (1964), en Nereis obtiens rege­ nerados de animales de edad, amputados posteriormente y a los que les han sido implantados cerebros de individuos jôvenes. Se puede decir que el cerebro de Nereis ejerce una ac­ ciôn estimuladora en los procesos de regeneraciôn posterior; pero asî como para HAUENSCHILD (1960 a), la hormona inhibido­ ra de la maduraciôn sexual y de la epitoquia rige igualmente los fenômenos de regeneraciôn caudal, para CLARK y CLARK (1959) el cerebro de los Nereidos secretarla, asemâs de la hormona inhibidora de la maduraciôn genital, otras dos: una hormona de crecimiento y una hormona de regeneraciôn. Posteriormente DURCHON y SCHALLER (1963) y DURCHON (1967), con sus métodos de cultives organotipicos han demos­ trado claramente la acciôn directa de la neurosecreciôn so­ bre la sexualidad en Nereis diversicolor. Para ello, amputa ron parâpodos a un mismo individuo, unos los mantuvieron ais lados, y otros asociados con un prostomio, en cultives orga-* notîpicos; en el primer case, se observan perfectamente las divisiones de maduraciôn de las células sexuales desde el cuar to dîa de cultivo; en el segundo case, las espermatogonias, despuês de un mes, tienen el mismo aspecto que presentaban en el raomento de la puesta en cultivo. Esto viene a corrobo­ rer los trabajos de DURCHON (1956), en donde la acciôn inhi­ bidora del cerebro actûa sobre la maduraciôn de los elementos génitales. GOLDING (1967 a) observa que hay una estrecha relaciôn entre la capacidad regenerative de los Poliquetos y la concen traciôn de hormona en el cerebro de los animales maduros, y ello le lleva a pensar que la estimulaciôn de la regenera­ ciôn caudal y la inhibiciôn de la maduraciôn genital es dife rente actividad fisiolôgica de una misma hormona liberada des de el ganglio cerebral. Esta hormona cerebral estarla sujeta a un control feedback negative ejercido por los oocitos en desarrollo,como ya habla observado DURCHON (1952). En 1971, DURCHON y PORCHET demuestran que el métabo­ lisme genital estâ regulado, en los Nereidos, por el decreel- —8 0— miento regular del nivel de la actividad endocrina cerebral. Mâs tarde, PORCHET y CARDON (1972) observan que las hembras submaduras poseen en su cavidad celômica una sustancia capaz de inactivar la produceiôn hormonal del prostomio. Esta sus­ tancia, en inyecciôn intracelômica en una determinada propor ciôn, impide totalmente la regeneraciôn posterior asî como una maduraciôn genital precoz. Asî pues, llegan a la conclu siôn de que en los Nereidos la actividad inhibidora por un lado, y la maduraciôn genital por otro se controlan mutua- mente a lo largo de la vida del animal por intermedio de sus­ tancias quimicas. Tambiên DURCHON, DHAINAUT y PORCHET (1978) comprueban en los Anélidos Poliquetos cômo la reproduceiôn estâ contro- lada por un centro endocrino cerebral: la neurosecreciôn ce­ rebral libera una hormona que contrôla el desarrollo del ooc^ to. HAGADOR (1966) en los anélidos HIRUDO medicinalis y Theromyzon rude observa la influencia gonadotrôpica del cere bro, Demuestra que la extirpaciôn del cerebro interfiere en la maduraciôn del esperma en ambas especies al inyectar ce­ rebros macerados en animales descerebrados. Encuentra en el cerebro dos tipos de células neurose­ cretoras (a y g). Las "células a" se tiften muy bien con la fucsina paraldehido y son ricas en cistina. Las "cêluias g" tienen secreciôn aci'dofila y son pobres en cistina. Supone HAGADOR que en las "cêluias a" estâ el origen del factor go nadotropico. En cuanto a los Oligoquetos, HUBL (1953) puso de mani- fiesto que las secreciones cerebrales en los Lurabrîcidos es­ tân întimamente relacionadas con la sexualidad, y que pare- cîa que existia un antagonisme entre ésta y la regeneraciôn caudal. Tambiên HERLANT-MEEWIS (1954) observa en sus trabajos sobre Eisenia foetida, que existe esta relaciôn entre el sis tema nervioso y la gametogênesis, es decir, la actividad re- productora de Eisenia foetida estâ ligada a la emisiôn de un producto de neurosecreciôn cerebral; y en los experimentos realizados sobre esta lombriz en 1956-1957 demuestra que la neurosecreciôn contrôla la actividad genital y el desarrollo de los caractères sexuales externes y llega a la conclusiôn de que la extirpaciôn de los centros nerviosos anteriores détermina una detenciôn de la puesta y la regresiôn de los caractères sexuales somâticos, y atribuye a las "cêluias a" de los ganglios cerebrales el control del desarrollo y man- tenimiento de los caractères sexuales secundarios, siendo sus secreciones eliminadas por via sangulnea. Mâs tarde, es­ ta autora,en 1959 y 1966 a, constata que cuando se extirpa el sistema nervioso cefâlico el tracto genital y los carac­ tères secundarios sufren una involuciôn paralela. Si como AVEL (1929) opinaba, el desarrollo de estos caractères se­ xuales somâticos no estâ bajo la dependencia del aparato ge­ nital, se supone que tiene que existir un factor humoral que condicione a ambos en el mismo sentido. En favor de esta hi­ pôtesis estân los trabajos realizados por GALLISSIAN (1963) en Eophila dollfusi y por BERJON (1965) en Eisenia foetida -82- en donde se pone en evidencia la influencia ejercida por el cerebro sobre el desarrollo del clitelo que, como es sabido, es un carâcter sexual que se présenta en el momento de la ma durez genital y que, como ya demostrara HUBL no depende de la actividad del aparato genital, sino que su desarrollo se superpone al del aparato reproductor. RUDE y LINDER (1964) constatan que en Eisenia foetida, no sôlo la meiosis estâ condicionada por un factor humoral, sino que êste es de origen cerebral. Asl lo demostrô en sus experimentos, implantando ganglios cerebroides, extirpados a animales maduros, en la cavidad celômica de Eisenia desce- ■ rebradas. SAUSSEY (1966) observa que en los Oligoquetos ocurre lo contrario que en los Poliquetos, es decir, las sustancias neurosecretoras del cerebro inhiben la regeneraciôn y estimu lan la maduraciôn sexual. En efecto, en sus trabajos sobre A. ictérica observa que la apariciôn del regenerado caudal lleva consigo el bloqueo de la sexualidad y el vaciamiento de las "cëlulas a". Considéra pues, que la descerebraciôn de la lombriz provocarla un paro de la actividad genital e indi- rectamente favorecerla la formaciôn de un regenerado caudal. Segûn SAUSSEY (1970) la sexualidad en los Lumbrîcidos parece depender de un factor humoral que es elaborado por cier tas cêluias neurosecretoras de los centros nerviosos anterio­ res, en especial por las "cêluias a" de los ganglios cerebra­ les. Posteriormente GOLDING (1974 b) se da cuenta de que las - S i - especies anfodlnamas como Allolobophora y Eophila sôlo pueden regenerar •- r en perlodo de diapausa, cuando hay un paro total de la actividad genital, con regresiôn de los caracte-J res sexuales primaries y secundarios, y que en las especies homodlnamas como Eisenia y Lumbricus, ocurre lo mismo cuando se amputan los segmentos caudales. Este hecho lleva a GOLDING a suponer que una ûnica hormona puede estar envuelta en la reproduceiôn sexual, la retirada de la cual permitiria la re­ generaciôn de los segmentos posteriores amputados. HERLANT-MEEWIS, DE VRIES-SCHOUMACKER y FERRER DEMORAIS (1977) en un estudio ultraestructural de cêluias neurosecreto ras de Eisenia foetida observaron que a nivel de la cadena nerviosa ventral, los ganglios de la zona genital se caracte- rizan por la presencia de dos tipos de células neurosecretoras que parecen implicadas en los fenômenos sexuales: son las lla­ madas "C 4" y "CM". Todas estas células de tipo peptidérgico estân acompa- nadas de células aminérgicas que encierran grânulos claramen­ te mâs pequefios, que se iluminan por las técnicas de fluores- cencia que ponen en evidencia las diferentes aminas. Tambiên encuentran en la parte posterior de los ganglios cerebroides dos categorîas de "cêluias a" que se caracterizan por sus grânulos irregulares de forma. En el momento de la pu- bertad aparece en la misma regiôn celular en la que se elabo­ ran, grânulos muy voluminosos, poco densos a los electrones. En el momento del acoplamiento y puesta, un cuarto tipo de cêluias situadas lateroventralmente se activan y se llenan de -84- grânulos semejantes a los de las cêluias "C4" de la cadena nerviosa. LATTAUD (1980) observé que no habla ninguna prueba de la existencia de un control endocrino del sexo de las gônadas. La existencia de tal control la ha obtenido con los cultivos organotipicos. Este autor ha demostrado que en el Oligoqueto E. foetida, en perlodo de actividad genital, "los tejidos tes ticulares elaboran un andrôgeno bajo el control de una neuro­ hormona liberada por el sistema nervioso central". Para lo, cual asociê en cultivo organotipico ovarios y testiculos con diferentes ganglios de la cadena nerviosa para buscar el lu­ gar de sintesis de esta neurohormona. Los (g. cerebrales) + (ovarios y testiculos)= 3% de transformaciên de testiculos en ovotestis. Los (g. subesofâgicos) + (ovarios y testiculos)= 32%. Los (g. de segmentos génitales 9 o d o o u•d Id Id ID M 0) Ü Q dP 00 dP O VO r - fN r~n —' om oCN O rH5 -rl I I Q o(N m CM u U O u01 O a U OI OI01 r~ 01(N CN fO ro1 +1 O 1 +1 o 1 101 a 01 01 01 01 01 OIm o VO m o VO IN IN IN (N IN IN Itog g -135- 5.- Papel de los centres nerviosos anterlores y cadena nerviosa Per ûltime, al experimentar cen lembrices a las que ha— blames decapitade certSndeles les 5-6 primeres segmentes cefâ— lices, y amputande despuês les 40-50 segmentes caudales, obser vamos que estes animales, desprevistes de tedes les centres nervioses anterieres (ganglies supra e infraesefâgices y pri­ meres ganglies de la cadena nerviesa ventral), también eran capaces de regenerar lA cola/ (aunque en bajo percentaje), en cendicienes normales de temperatura (20q±2qc), humedad y os- curidad. (Tabla VII) Hicimes varies expérimentes: une de elles fue cen anima les muy jôvenes, 20 lembrices de 94 mg. de peso medie. Al ex- tirparles los centres nervioses anterieres comprebamos que eran incapaces de desarrellar un regenerade posterior (0%). Otre grupe de lembrices, mâs e menes jôvenes, sin cli- tele, le sometimes, ceme en los experimentos anterieres, a tres temperatures distintas; de frie (13q a 17sC); a un ambien te de 20Q+2QC y en estufa a 26QC. T a m b ié n en e s t a s le m b r ic e s d e c a p i t a d a s s e d e j a n e t a r l a i n f l u e n c i a d e l a t e m p e r a t u r a c e n r e s p e c t e a l a r e g e n e r a c iô n c a u d a l d e l a s m is m a s , cem e se p u e d e v e r e n l a T a b la V I I . En las lembrices preclitelares, prôximas a la madurez sexual, podémes ebservar que existe un 33% de animales con re generade posterior, igual que ecurre en las lembrices jôvenes sometidas a una temperatura ambiente normal (20q±2qc); mientras que en las lembrices en plene période reproductive, con un cli tele bien desarrellado, la capacidad regenerativa de les ani- I I 33flj -H • i-g'S O O rHU 0) n) (0 •Ü H 3 O (0 flt U 1 Ido c 2 p O CO t7> (Ü -H lU 0) C O P P 3 3 CO P p o p 3 MESTROV, M. (1965 b). Régénération postérieure en l'absence de cerveau et des segments antérieurs chez Eisenia foetida. C. R. Acad. Sc. Paris. 260 P ., 991-994. K EE LY , S . L . , L IN C O L N , T.M. (1978). On t h e q u e s t io n o f c y c l i c GMP a s t h e m e d ia t o r o f t h e e f f e c t s o f a c e t y l c h o l i n e i n t h e h e a r t . B io c h im . B io p h y s . A c t a . 543, 251-257 KNOWLES, F. (1965). Neuroendocrine correlations at the level of the ultraestructure. 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Fig. 4.- A. molleri adulta (sin clitelo)- Corte trans versai del ganglio cerebroide. Observese el neuropilo central (np) rodeado de pericariones neurosecretores de diverse tamano y con diferente afinldad tintorial. VS: vaso sangulneo. Azan de Heideixti a i n . llOOx. ^ * * V A S OS N w G A N G L I O C E R E B R O ( D E Fig. 5.- A. molleri clitelada. Corte transversal bastante posterior de un solo ganglio cerebroide en donde se pue- den observar células neurosecretoras con gran afinidad tintorial. c n: célula neurosecretora, Tinciôn de Came­ ron y Steele. llOOx Fig. 6.- A molleri clitelada. Corte transversal del ganglio cerebroide con escasas células neurosecreto­ ras PA"̂ positivas. Secciôn muy anterior del cerebro. 1: célula neurosecretora PAF-positiva; célula neu rosecretora PAF-negative ; VS; Vaso sanguineo. Tinciôn por fucsina-paraldehido (Goniori modificado por Cameron y Steele).1100 x. vin N U c L E 0 CA P S t) LA C 0 N J U N T I V A V As 0 SANGUhNEO ELU LA p a f ' P o s i t i v a NE U R O S E C R e G iO CELULA PAF 0 E 6 H POSTJ d e t a l l e del g a n g l i o C E R E B R O I D E I Fig. 7.- A. molleri clitelada. Corte transversal del (^Grebro. Detalle de las células Goraori positivas, después de la tinciôn con la fucsina-paraldehido de Cameron y Steele; 1: celula neurosecretora PAF posi­ tiva; 2: celula neurosecretora PAF negativa; 3: celula PAF debil positiva; N: Nucleo; CC; capsula conjuntiva; nés: neurosecreciôn. 4100 x. .' ■ i‘ 0 9 \ Fig. 9.- A. caliginosa clitelada. Corte transversal del cerebro. Detalle de las celulas neurosecretoras con un pericarion tenido de rojo por el Azan. En los nucleos, muy patentes, se observa uno o dos nucleolos cn: celula neurosecretora; Fc; fibra conjuntiva; np: neuropilo. Azan. 4100x, f i b r a n E R V- Gl Q A N T E C APS UIA -c O N J Ü N T r CELULAS DE NEURO SE CR ; / 11 ( H, : ̂ musculo G A N G L / O S U B F / ' R I N G E O m s Q Flg. 10.- A. molleri adulta (sin clitelo). Corte trans versai del ganglio subfaringeo. Observese las celula neurosecretoras con gran afinidad tintorial. F g : fibra gigante media; n p : neuropilo; c c : capsula conjuntiva. Azan. llOOx. 7 m de**' C I Fig. 11.- A. molleri adulta (sin clitelo). Corte transversal del ganglio subfaringeo bastante ante­ rior. Observese celulas neurosecretoras Gomori-posi tivas en la regiôn ventrolateral de los ganglios. Tinciôn con Gomori original. 4 2 0x. ■ ■ «'tass-. , " ~ Y its A)& Fig. 12.- A. molleri adulta (sin clitelo). Corte trans versai del ganglio subfaringeo bastante posterior. O b ­ servese las celulas Gomori-positivas por toda la super ficie del ganglio. Tinciôn con Gomori original. 675x r Fig. 13.- A. molleri clitelada. Corte transversal del ganglio subfaringeo. Observese celulas neurosecretoras debilmente fucsinoflias. Tinciôn con fucsina-paraldehi do de Cameron y Steele (Gomori simplificado). 1100 x. £ Fig. 14.- A. molleri clitelada. Corte transversal de la regiôn anterior del cuerpo, en el que se ob­ serva el ganglio cerebroide (gc) con gran actividad neurosecretora en sus celulas, y el ganglio subfa­ ringeo (gs)con poca neurosecreciôn celular. Tin— ciôn de Cameron y Steele. 420 x. xvm FI B R A S C 0 N J U NT I V 1''-̂ CA P S U L A CONJUNTIVA c e l u l a s \ I ' / ' I EU R OS E CR m It M u s c u l o m u s c u l o G N G L f O C A D E N A V E N T R A L i B i i i r s - Fig. 15.- A. molleri adulta (sin clitelo). Corte transversal de un ganglio de la cadena nerviosa ventral cuyas células neurosecretoras presentan una moderada afinidad tintorial. Observese la cap sula conjuntiva (cc) que rodea todo el ganglio. En el interior del mismo se ve como sépara las celulas neurosecretoras del neuropilo central; Fg: fibra gi gante media; fm: f j b f a S musculares, que facilitan la contraccidn de la cadena nerviosa. Azan de Hei- den/iain. liOOx. Fig. 16.- A. molleri clitelada. Corte transversal de un ganglio de la cadena nerviosa ventral, donde se ob­ serva escasa afinidad tintorial en las células neuro­ secretoras. Tinciôn con Azan de Heidenhain. 1100 x. XXI a TO Esquema relativo a I emplazamiento de las celulas neurosecretoras tipos 1, 2, 3, 4 y 5, en el ganglio cerebroide de A. caliginosa. "'rA^ '.- A. Callglnosa clitelada. neurosecre- cerebral electrone! conteniendo granules acùmulos disperses i; nucleoloi tocondria; neurosecrecidn, Fig. 18.- A. callglnosa clltelada. Celula neurosecre tora cerebral "tlpo 2" sltuada en la parte derecha (A) En la zona Izqulerda (B) se ve un nûcleo provlsto de un grueso nucleolo de una celula de "tlpo 1". Cltoplas ma con veslculas transparentes a los electrones (gr) RE: reticulo endoplâsmlco rugoso. 12.500x. Fig. 19.- A. callglnosa clltelada. Celula neurose- cretora cerebral "tlpo 3". Son celulas muy grandes y poco numerosas. Nûcleo provlsto de un grueso nucleo lo- Cltoplasma con pequenos grânulos densos a los elec trones. lO.OOOx XXV] Fig. 20.- A. callglnosa clltelada. Célula neurosecre '' tora cerebral "tlpo 4". Grânulos de neurosecrecidn con una zona central finamente granular o densa rodeada da una zona mâs clara y una membrana. N: nvicleoj RE: retlculo endoolasmlco rugoso. 50._0Q0jtj Fig. 21,- A. callglnosa clitelada. Celula neurosecre tora cerebral "tlpo 4". Grânulos con zona central mâs o menos densa rodeada de otra zona mas clara. m: mito condria; r: ribosomasj RE: reticulo endoplâsmico rugo so. 32.500X. % Fig, 22.- A. callglnosa clitelada. Celula neurosecre- tora cerebral "tlpo 5" provista de un gran nûcleo y un voluminoso nucleolo muy prôxlmo a la membrana nu­ clear. G: aparato de Golgl; m : mltocondrla; N: nûcleo n : nucleolo. Formaclôn de un grânulo elemental de neurosecrecidn a partir de veslculas golgianas (flé­ cha) . 25.000X -