UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE MEDICINA Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública (Historia de la Ciencia) TESIS DOCTORAL Asistencia médico-social en Talavera de la Reina, siglos XIII-XIX MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Blanca Montoro Bayón Director: Ángel González de Pablo Madrid, 2011 ISBN: 978-84-695-0329-4 © Blanca Montoro Bayón, 2011 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE MEDICINA DEPARTAMENTO DE MEDICINA PREVENTIVA, SALUD PÚBLICA E HISTORIA DE LA CIENCIA UNIDAD DE HISTORIA DE LA MEDICINA TESIS DOCTORAL ASISTENCIA MÉDICO-SOCIAL EN TALAVERA DE LA REINA SIGLOS XIII-XIX BLANCA MONTORO BAYÓN DIRECTOR: DOCTOR ÁNGEL GONZÁLEZ DE PABLO PROFESOR TITULAR DE HISTORIA DE LA CIENCIA UNIDAD DE HISTORIA DE LA MEDICINA FACULTAD DE MEDICINA. UCM. MADRID, 2011 2 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 4 1.1. Justificación y estado de la cuestión ....................................................................... 5 1.2. Hipótesis de trabajo y límites cronológicos ........................................................... 7 1.3. Objetivos ................................................................................................................ 13 1.4 Material y métodos ................................................................................................ 15 2. LOS INICIOS DE LA ASISTENCIA EN TALAVERA DE LA REI NA ............ 22 2.1. Los primeros hospitales: la villa medieval durante el concejo de realengo (siglos XI-XIII) .............................................................................................................. 22 2.1.1. Conformación de la ciudad: los recintos amurallados .......................................... 25 2.1.2. La población ......................................................................................................... 28 2.1.3. Inicios de la asistencia .......................................................................................... 32 2.2. Los hospitales para enfermos: Talavera en la plena Edad Media y primera modernidad (siglos XIV-XVI) ..................................................................................... 48 2.2.1. La ciudad .............................................................................................................. 50 2.2.2. Población .............................................................................................................. 51 2.2.3. Asistencia al necesitado ........................................................................................ 54 2.3. Consolidación de la asistencia: Talavera en el siglo XVII ................................. 78 2.3.1. La ciudad .............................................................................................................. 79 2.3.2. Población y estructura social ................................................................................ 81 2.3.3. Asistencia al necesitado ........................................................................................ 82 3. ATENCIÓN AL NECESITADO EN TALAVERA DE LA REINA DUR ANTE LA ILUSTRACIÓN ..................................................................................................... 90 3.1. El contexto histórico general: la España de la Ilustración ................................ 90 3.2. Talavera de la Reina en la segunda mitad del siglo XVIII ................................ 94 3.2.1. Situación de Talavera. .......................................................................................... 99 3.2.2. Población. ........................................................................................................... 100 3.2.3. Núcleo urbano: vivienda y salubridad. ............................................................... 101 3.2.4. Asistencia al necesitado. ..................................................................................... 107 3.2.4.1. Datos socio-sanitarios extraídos de los diversos Interrogatorios. ................... 108 3.2.4.2. El paludismo como endemia. La epidemia de 1786: medidas preventivas y tratamiento. ................................................................................................................... 110 3.2.4.3. La Sociedad de Caridad de la Fábrica de Sedas (1789). ................................. 121 4. EL SIGLO XIX EN TALAVERA DE LA REINA. EL HOSPITAL MUNICIPAL ............................................................................................................... 132 3 4.1. Los años previos a la guerra. Las epidemias de 1803-1804 ............................. 132 4.2. La ocupación (1808-1814) ................................................................................... 153 4.3. La ciudad tras la guerra. La Asociación de Caridad y Beneficencia de la villa (1810-1811?). La Junta de Beneficencia de la villa de Talavera (1812) ................. 157 4.4. La Ley General de Beneficencia de 1822: labor de la Junta de Beneficencia de Talavera ....................................................................................................................... 178 4.5. El abandono infantil ............................................................................................ 197 4.6. La Junta Municipal de Sanidad: el cólera de 1833 .......................................... 215 4.7. Desamortización de Mendizábal (1837) ............................................................. 219 4.8. El Hospital Municipal ......................................................................................... 225 4.8.1. El edificio: distribución espacial ........................................................................ 226 4.8.2. Órganos gestores ................................................................................................ 231 4.8.3. Personal asistente ................................................................................................ 233 4.8.4. Economía: ingresos y gastos .............................................................................. 236 5. CONCLUSIONES .................................................................................................. 242 6. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 252 6.1. Fuentes documentales ......................................................................................... 252 6.1.1. Fuentes manuscritas ............................................................................................ 252 6.1.2. Fuentes impresas ................................................................................................ 256 6.2. Bibliografía crítica ............................................................................................... 258 7. APÉNDICE DOCUMENTAL E ICONOGRÁFICO ......................................... 272 4 1. INTRODUCCIÓN El trabajo que presentamos es una investigación monográfica en torno a los inicios y consolidación del sistema asistencial público en Talavera de la Reina (Toledo), con especial atención a su patrimonio hospitalario. La aparición y desarrollo de los hospitales en el occidente cristiano es un tema que ha sido ampliamente estudiado en su conjunto desde disciplinas tan variadas como la Medicina, la Arquitectura, la Geografía, el Arte o la Teología entre otros. No es nuestro propósito por tanto trabajar en algo que ya ha sido investigado de manera general desde tan variados aspectos, sino ofrecer un estudio de la evolución (orígenes, desarrollo y consolidación) de un sistema asistencial público local que a la vez tuviera presente en todo momento el contexto general histórico español de cada uno de los periodos estudiados, y cuya estructura fuese válida y extrapolable al estudio del tema en cualquier población de similares características. Pretendemos en definitiva trazar para Talavera el itinerario entre la definición de Vives1 en el siglo XVI de hospital como “lugar de beneficencia donde los enfermos son atendidos y curados; donde reciben sustento un cierto número de indigentes; donde son acogidos, para su educación, niños y niñas; donde se procede a la crianza de los niños expósitos; donde quedan recluidos los locos y hallan albergue los ciegos” y 1 VIVES, Juan Luis: Del socorro de los pobres. Filósofo y figura cumbre del humanismo español, dentro del humanismo renacentista europeo. La primera edición de esta obra fue publicada en Brujas en 1526 bajo el título de De subventione pauperum. La definición está tomada de JIMÉNEZ SALAS, M.: Historia de la asistencia social en España en la Edad Moderna. Instituto Balmes de Sociología. Departamento de Historia Social. CSIC. Madrid, 1958. Para lo aquí expresado, ver capítulo VIII. 5 la de Veyret2 ya en el XX como “centro de acogida, diagnóstico y tratamiento”. Por otro lado, y también formando parte de la investigación, estudiaremos cómo afrontó la población de Talavera diferentes situaciones de enfermedad y/o necesidad como endemias y epidemias, épocas de hambruna, la guerra o el abandono infantil, todo ello mientras asistimos de manera insensible al cambio del concepto de hospitalidad: del medieval de por caridad cristiana como referente en la atención al hombre pobre y/o enfermo, al de beneficencia pública en el XIX, como predecesor del actual bienestar social. Al hilo de lo anterior, la elección de asistencia médico-social a la hora de poner título a nuestra investigación, nos ha parecido la más adecuada para el conjunto de ideas e instituciones a las que hemos pretendido aproximarnos. 1.1. Justificación y estado de la cuestión La ausencia de un estudio concreto sobre los inicios de la asistencia institucional a los enfermos carentes de recursos en Talavera de la Reina fue el punto determinante del inicio de esta investigación. No obstante la importancia que desde mediados del siglo pasado ha adquirido la historiografía local, con autores y colectivos de investigación que han desarrollado numerosos trabajos, para el tema que nos atañe y, tras 2 Louis Veyret es ex-presidente de la Federación Mundial de Hospitales. Tomado de LABASSE, J.: La ciudad y el hospital. Geografía hospitalaria. Colección “Nuevo Urbanismo”. Instituto de Estudios de Administración Local. Madrid, 1982. Para lo aquí expresado, ver p. 24. 6 consultar los fondos de la biblioteca del Archivo Municipal, sección local de la UNED y Biblioteca Municipal “José Hierro”, en donde siempre quedan depositados ejemplares de lo publicado sobre Talavera, sólo dos autores ofrecen trabajos reseñables: en primer lugar, la memoria de licenciatura de Ángel del Cerro del Valle que lleva por título La Encomienda Santiaguista del Hospital de Talavera3. Enfocada como aportación al estudio de las Órdenes Militares hispanas, el autor describe el estado en que se hallaba la Encomienda del Hospital de Talavera a finales del siglo XV y principios del XVI. El segundo trabajo, también tesina de licenciatura, corresponde a Manuel Hernández Lanchas y lleva por título La crisis del Antiguo Régimen en el Santo Hospital de la Misericordia de Talavera de la Reina (1789-1837)4. En esta obra, con una primera parte dedicada a los orígenes fundacionales de la institución en 1475, el grueso de la investigación versa sobre los últimos 48 años de funcionamiento del hospital bajo patrocinio eclesiástico, ya que en 1837 y amparándose en el decreto desamortizador de Mendizábal para los bienes del clero regular, la recién creada Junta Municipal de Beneficencia solicita le sea transferido para quedar bajo su administración y gobierno. Existe un tercer trabajo, publicado en 1934 en una revista especializada, que despertó nuestro interés por su título, Historia de la Medicina en Talavera de la Reina5, pero se limita a reproducir el listado de instituciones hospitalarias citadas por los cronistas locales de siglos anteriores, sin aportar información de relevancia para nuestra investigación. 3 CERRO DEL VALLE, A. DEL: La Encomienda Santiaguista del Hospital de Talavera (1494-1537). Obra Cultural de la Caja de Ahorro Provincial de Toledo. Toledo, 1984. 4 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: La crisis del Antiguo Régimen en el Santo Hospital de la Misericordia de Talavera de la Reina (1789-1837). IPIET. Salamanca, 1991. 5 FERNÁNDEZ MORALES, L: Historia de la Medicina en Talavera de la Reina. Trabajos de la Cátedra de Historia Crítica de la Medicina III. pp. 37-48. Madrid, 1934. 7 Tras la búsqueda en los archivos de las mencionadas bibliotecas locales, consultamos igualmente la base de tesis doctorales TESEO del Ministerio de Educación y Ciencia con el descriptor “Talavera”, obteniendo 14 registros sin relación con el tema que nos ocupa. 1.2. Hipótesis de trabajo y límites cronológicos Consultadas las dos obras mencionadas en el apartado anterior para los hospitales talaveranos con los límites cronológicos que comprenden, y ante lo inédito de nuestra propuesta para Talavera y el amplísimo legado documental existente (que se describe en el apartado 1.4.), consideramos necesario organizar el material y elaborar un plan de trabajo que pasase en un primer momento por una aproximación historiográfica al tema de la historia de la asistencia social y hospitalaria en España, dejando para una segunda fase la aproximación historiográfica a la historia general de Talavera. En cuanto a la primera tarea, la aproximación historiográfica al tema, el primer libro consultado fue El sistema hospitalario español en el siglo XIX. De la asistencia benéfica al modelo sanitario actual, de Pedro Carasa Soto6. Este autor nos ofrece, como él mismo indica en la introducción de la obra, un marco general de la distribución y reparto hospitalario español en el siglo XIX, útil a la hora de valorar cualquier institución local o conjunto provincial. 6 CARASA SOTO, P.: El sistema hospitalario español en el siglo XIX. Universidad de Valladolid. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca. Valladolid, 1985. 8 Otras dos obras de carácter general, imprescindibles para el tema que nos ocupa fueron Historia de la Previsión Social en España de Antonio Rumeu de Armas7 y la de María Jiménez Salas, Historia de la Asistencia Social en España8. Por último y, más actual, consultamos la tesis doctoral de Manuel Herrera Gómez, Los orígenes de la intervención estatal en los problemas sociales9. Para el segundo punto, el necesario soporte histórico local sobre el que se asienta nuestro trabajo, encontramos tres tipos de material historiográfico: a) En primer lugar, el actual, elaborado en forma de tesis doctorales o trabajos de similar rigor científico. Entre los estudios contemporáneos dedicados a la historia de Talavera, La villa y la tierra de Talavera en la Plena Edad Media. Orígenes, consolidación y crecimiento de un concejo de realengo (siglos XI-XIII) de Enrique Rodríguez-Picavea Matilla10, La villa de Talavera y su tierra en la Edad Media (1369-1504), de Mª Jesús Suárez Álvarez11 y La población de Talavera de la Reina (siglos XVI-XX) 7 RUMEU DE ARMAS, A.: Historia de la Previsión Social en España. Ed. Revista de Derecho Privado. Madrid, sin fecha. El libro utilizado indica en su contraportada que la primera edición de esta obra la realizó la editorial Pegaso, en Madrid, en 1944. Nosotros hemos utilizado el ejemplar sin fecha. 8 JIMÉNEZ SALAS, M.: Historia de la asistencia social en España en la Edad Moderna. Instituto Balmes de Sociología. Departamento de Historia Social. CSIC. Madrid, 1958. 9 HERRERA GÓMEZ, M.: Los orígenes de la intervención estatal en los problemas sociales. Escuela Libre Editorial. Madrid, 1999. 10 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: La villa y la tierra de Talavera en la plena Edad Media. Orígenes, consolidación y crecimiento de un concejo de realengo (siglos XI-XIII). Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Toledo, 1996. 11 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: La villa de Talavera y su tierra en la Edad Media (1369-1504). Universidad de Oviedo (Departamento de Historia Medieval) y Diputación Provincial de Toledo (I.P.I.E.T.). Oviedo, 1982. 9 de Carmen González Muñoz12, han sido de gran utilidad, por la gran cantidad de datos aportados y sus continuas referencias a fuentes primarias. Mención aparte merecen los trabajos del profesor Jiménez de Gregorio, en especial el tomo que dedica a Talavera de la Reina en su obra Los pueblos de la provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII13. En todas estas obras se hace referencia a instituciones hospitalarias de Talavera, pero no pasan de ser listados recogidos de censos o de autores anteriores, cosa por otro lado lógica, por no ser de interés en el tema que les ocupa. b) En segundo lugar, una obra del siglo XIX, la Historia de Talavera de la Reina de Ildefonso Fernández y Sánchez14 que, aunque carente del rigor analítico de las obras citadas con anterioridad, nos proporcionó gran cantidad de datos y “pistas” que nos condujeron a fuentes primarias manuscritas de extraordinario valor para nuestra investigación. c) Por último, las obras manuscritas sobre la historia local, elaboradas entre los siglos XVI y XVIII. Los cinco autores citados en los apartados a) y b) nos llevaron con sus continuas referencias a los cronistas locales y sus Historias de los siglos XVI al XVIII. Al estar localizados los manuscritos (originales y copias) en diferentes instituciones, nos fue necesario hacer una recopilación en cuanto autores, copistas y ubicación de los ejemplares, escogiendo entre ellos los que en algún momento hiciesen referencia a hospitales o cofradías que tuviesen relación con ellos. Tres son los autores de cuyas obras hemos obtenido información: 12 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C. La población de Talavera de la Reina (siglos XVI-XX). Estudio socio- demográfico. Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1974. 13 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Los pueblos de la provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII. Población-Sociedad-Economía-Historia. Tomo IV: Talavera de la Reina. Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1983. 14 FERNÁNDEZ Y SÁNCHEZ, I.: Historia de Talavera de la Reina. NUPREDSA-LA VOZ DEL TAJO. Edición facsímil de la de 1896. Talavera de la Reina (Toledo), 1983. 10 - En primer lugar, Fray Andrés de Torrejón y su Libro de las antigüedades de Talavera, su Iglesia Colegial, Monasterios, Parroquias, Genealogía y Varones Ilustres que ha tenido en armas, religión y letras. Talavera, 1596. Hemos localizado dos ejemplares: el manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 1498 y el de la Real Academia de la Historia, Mss. 9-5540. Fray Andrés de Torrejón fue prior del monasterio de Sta. Catalina de Talavera de la Reina, orden de San Jerónimo. Ambos manuscritos son copias del original realizadas, como se indica en ambos textos, por el padre Ajofrín en 1646 y 1642 respectivamente. - El segundo autor es Cosme Gómez Tejada de los Reyes y su obra, Historia de Talavera, antigua Elbora de los Carpetanos, manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 6947. Cosme Gómez, Capellán Mayor del convento de la Encarnación de las monjas recoletas de San Bernardo de Talavera, fallece en 1648 dejando su manuscrito inédito. Hemos estudiado el original de la Biblioteca Nacional, así como la copia (entre otras varias que se hacen) que Pedro Antonio Policarpo García de Bores y de la Guerra, Tesorero de las Reales Fábricas de Talavera, manda hacer en 1757, en la que añade algunas anotaciones y dibujos, que estudiaremos más adelante. Este segundo manuscrito se encuentra [R (Ms) 182] en la sala de investigadores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha (Toledo). - Por último, y en orden cronológico, estudiamos a Francisco de Soto y su Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez 11 de la Llave. Soto fecha el final de su Historia el once de julio de 1722. El ejemplar se conserva en la Real Academia de la Historia, MSS. 9-4668. Hemos utilizado igualmente otro manuscrito, al que García de Bores15 añade de nuevo anotaciones y dibujos, y que dona a los padres agustinos del convento de Santa Catalina de la villa para su biblioteca. Fechada en 1768, se conserva [R (Ms) 82] en la sala de investigadores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Las imágenes de este ejemplar, por su valor historiográfico, también las comentaremos en su correspondiente capítulo. La utilización simultánea que hemos hecho de originales y sus copias igualmente manuscritas, se debe a que los copistas añadieron en algunas ocasiones índices inexistentes en el original, dibujos o anotaciones, muy útiles por otra parte en nuestra investigación. Al no coincidir el foliado entre originales y copias, siempre que hagamos una cita reflejaremos el ejemplar y su número de folio o de capítulo, la referencia y la institución donde se encuentra16. Tras la revisión historiográfica, una primera aproximación a los fondos documentales del Archivo Municipal de Talavera de la Reina nos hizo ver a su vez la necesidad primordial de realizar un esquema o listado 15 Aunque respondiese a diversos nombres como Pedro Antonio Policarpo García de Bores y de la Guerra, Pedro A. García de Bores y de la Guerra, o el más corto Antonio Guerra, estamos ante el mismo filántropo personaje. A él debemos las copias de las obras referidas y sus anotaciones y dibujos añadidos. Poco sabemos de su vida, salvo su ocupación como tesorero de la fábrica de sedas, y su afición a la historia y a la arqueología, habiendo logrado reunir en el patio de su casa de la Plaza de San Andrés varias estelas con inscripciones romanas encontradas por la zona y que quedaron destruidas durante la Guerra de la Independencia [GOZALBES CRAVIOTO, E.: Nuevos datos sobre la epigrafía romana de Talavera de la Reina. Cuaderna, Revista de estudios humanísticos de Talavera y su antigua tierra, nº 12-13. (2004- 2005): p. 56]. 16 De todas estas Historias existe copia mecánica (fotocopia) en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina, pero la calidad de las mismas es en algún caso deficiente, bien sea por el propio deterioro del original o por la mala calidad de la copia. No obstante, su consulta nos ha evitado en ocasiones repetir viajes a Madrid o Toledo. 12 de las fundaciones que constituyeron su antigua red asistencial, con fechas aproximadas de inicio y cese de actividad, así como coexistencia de funcionamiento en el tiempo. Una vez establecida esta base, estaríamos en condiciones de evaluar en su contexto cada una de ellas y ver cuál fue su labor en la localidad para cada momento histórico correspondiente. Un dato que nos llamó la atención en la revisión historiográfica fue que para los cronistas locales (siglos XVI-XVIII), las fundaciones aparecían y desaparecían casi de manera casual, cosa que nos extrañó, de manera que formando parte de nuestra hipótesis o plan de trabajo, nos propusimos demostrar que los inicios y ceses de actividad de los hospitales obedecieron la mayoría de las veces a órdenes de reyes, obispos o gobernantes del momento. Para una investigación posterior, aunque dentro de esta misma memoria, dejamos el estudio de la transformación del Hospital de la Misericordia en Hospital Municipal17. Una vez concluida la revisión historiográfica y la aproximación a la documentación del Archivo Municipal, pudimos plantear ya unos límites cronológicos a nuestro trabajo, que decidimos establecer entre los inicios del funcionamiento de una primera fundación denominada hospital (siglo XIII) y la denominación Hospital Municipal a la institución asistencial sita en la Plaza del Pan de la localidad (Real Orden de 28 de abril de 1888). 17 Sobre este tema ya habíamos trabajado en nuestra monografía Asistencia médico-farmacéutica y social en Talavera de la Reina durante los siglos XIX-XX: el Hospital Municipal durante los cursos del doctorado para la obtención de la suficiencia investigadora en 2001. Este trabajo no ha sido publicado. 13 1.3. Objetivos Una vez planteada nuestra hipótesis de trabajo, nos proponemos con esta investigación los siguientes objetivos: a) En relación con las instituciones denominadas hospital: - Realizar un inventario de todas las instituciones que con la denominación hospital han prestado asistencia a individuos pobres y/o enfermos en Talavera de la Reina hasta el siglo XIX y localizar su antigua ubicación en el casco urbano de la ciudad. - Establecer una cronología de sus fechas fundacionales, cese de actividad y coexistencia de funcionamiento en el tiempo. - Investigar sus orígenes fundacionales: obra pía, cofradía, orden religiosa, patronato real, decreto gubernativo… - Analizar el tipo de asistencia ofrecida en cada uno de ellos (cobertura sanitaria o no) y/o especialización en los cuidados. - Confirmar la existencia de un hospital de leprosos extramuros de la ciudad. - Estudiar el marco legal general para el sistema hospitalario español de esos siglos y su aplicación a las instituciones talaveranas. b) En relación con la asistencia médico-social al hombre pobre y/o enfermo: - Estudiar cómo afronta la población situaciones de endemia y epidemia. 14 - Describir el modo en que una ciudad totalmente destruida por la guerra, reconstruye todo su sistema de asistencia benéfico-sanitario. - Conocer el problema que supuso la altísima tasa de abandono infantil. - Estudiar, para el siglo XIX, las actuaciones que determinan el paso de la denominación Hospital de la Misericordia al hospital talaverano en el que se atendía al hombre enfermo por caridad cristiana, a Hospital Municipal, en el que se atiende al hombre enfermo dentro del nuevo concepto de Beneficencia Pública. En resumen, todos estos objetivos los podemos englobar en: • Objetivo primero. Determinar, a través del tiempo, los distintos significados y actuaciones con respecto al término hospitalidad. • Objetivo segundo. Elaborar un censo con fechas de inicio y cese de actividad, así como coexistencia de funcionamiento en el tiempo, de todas las instituciones que, con carácter público, han recibido el nombre de hospital en Talavera de la Reina. • Objetivo tercero. Conocer cómo ha afrontado la población talaverana situaciones de enfermedad y emergencia. • Objetivo cuarto. Considerar la posibilidad de nuevas líneas de investigación para el tema estudiado. Siguiendo a Carasa Soto18, nuestro reiterado interés por la búsqueda de las fechas fundacionales, no es una mera curiosidad personal que nos sirva para vertebrar un listado de hospitales y que queden más o menos ordenados cronológicamente; el conocerlas nos permite intuir qué razones influyeron en su aparición, es decir, la coyuntura histórica acompañante, 18 CARASA SOTO, P.: op.cit., p. 97. 15 que pudo estar marcada por determinadas corrientes religiosas, una depresión económica acompañada de hambruna y enfermedad o por otros factores sociales. En el mismo sentido nos ayuda el conocer de sus fundadores y el conjunto de personas que tras ellos, prestaron la ayuda necesaria en cada momento. 1.4 Material y métodos En función de los objetivos planteados y tras la búsqueda de fuentes, encontramos documentación referente a ellas en las siguientes instituciones: - Archivo Municipal de Talavera de la Reina (AMT). - Archivo Parroquial de Talavera de la Reina (APT). - Archivo Diocesano de Toledo (ADT). - Archivo Histórico Provincial de Toledo (AHPT). - Biblioteca de Castilla-La Mancha. Toledo. - Archivo de la Diputación Provincial de Toledo (ADPT). - Biblioteca de la Real Fábrica de Armas. Campus de la Universidad de Castilla-La Mancha. Toledo. - Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Madrid. - Biblioteca Nacional. Madrid. - Archivo Histórico Nacional (AHN). Madrid. - Congreso de los Diputados (Sección Documentación). Madrid. - Archivo General de Simancas (AGS). Valladolid. En el Archivo Municipal de Talavera de la Reina se encuentra buena parte del conjunto de fuentes documentales primarias que hemos manejado en nuestra investigación: Libros de Acuerdos, cajas de la sección de 16 Secretaría (Servicios Sociales y Asistenciales, Junta Local de Sanidad, Junta de Beneficencia, Correspondencia, Reglamentos, Convenios, Contrataciones, Padrones de Beneficencia, Expedientes de ayudas, Hospital Municipal y Consultorio, Personal…). Con más de 16.000 cajas en sus depósitos, en la actualidad los fondos de este Archivo se encuentran en periodo de catalogación. En el Archivo Parroquial de Talavera de la Reina, con sus fondos totalmente catalogados, pero en unas instalaciones en pésimo estado de conservación, se encuentra toda la documentación referente al funcionamiento del Hospital de la Misericordia desde su fundación hasta su cese de actividad como tal. En el Archivo Diocesano de Toledo se encuentran los legajos correspondientes a Hospitales, así como diferente documentación sobre funcionamiento de cofradías. En el Archivo Histórico Provincial de Toledo se encuentra documentación referente a desamortización de hospitales. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha hemos consultado las ya citadas Historias de Talavera de Cosme Gómez y Francisco de Soto, así como las Memorias Políticas y Económicas de Eugenio Larruga en el tomo correspondiente a Talavera. También, ante nuestra insistencia, se buscó y localizó un pequeño plano de Talavera del siglo XVIII que utilizamos en nuestro estudio y al que, debido a sucesivos traslados, se había perdido la pista en 1974 permaneciendo sin catalogar y en el olvido en un cajón de sus instalaciones desde entonces. 17 En el Archivo de la Diputación Provincial de Toledo se encuentran los fondos referentes a la Junta Provincial de Beneficencia y cuentas. En la Biblioteca de la Real Fábrica de Armas, campus de la Universidad de Castilla-La Mancha de Toledo, hemos consultado la Novísima Recopilación de las Leyes de 1805. En la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid se encuentra uno de los ejemplares del Libro de las antigüedades de Talavera… de Fray Andrés de Torrejón, y otro de la Historia de Talavera de Francisco de Soto, así como alguna documentación referente a la Sociedad Económica de Amigos del País. En la Biblioteca Nacional de Madrid hemos consultado el otro ejemplar del Libro de las antigüedades de Talavera…de Fray Andrés de Torrejón, así como el tomo correspondiente a Talavera del Diccionario Geográfico de Tomás López (siglo XVIII). También obtuvimos una reproducción fotográfica del plano de Talavera de 1767 de Antonio Pló. En el Archivo Histórico Nacional de Madrid se encuentra, entre otras, documentación referente a Órdenes Militares, Órdenes Religiosas y Clero de Talavera. No hemos considerado utilizar sus fondos. En el Congreso de los Diputados (Sección Documentación) obtuvimos el desarrollo completo de la Ley General de Beneficencia de 1822. 18 En el Archivo General de Simancas se encuentran los legajos de la Cámara de Castilla, sección Pueblos. No hemos considerado utilizar sus fondos. La revisión exhaustiva de toda esta documentación tan dispersa en tiempo y espacio (más la lectura de toda la bibliografía secundaria referente al tema), hubiera alargado excesivamente en nuestro caso concreto la investigación, además de correr por otro lado el peligro de perder el control sobre el material acumulado, y es por ello que tomamos la decisión de priorizar la utilización de algunos de los fondos citados, centrándonos en aquellos que citasen expresamente información sobre centros asistenciales. Tras la lectura y análisis de los fondos documentales descritos, decidimos entonces estructurar la investigación siguiendo un método histórico, apoyándonos en fuentes escritas en español19 y, dentro de ellas realizar, para la primera parte, un estudio pormenorizado de las mencionadas Historias manuscritas de Talavera, redactadas entre los siglos XVI y XVIII. Por último, y aún a sabiendas de los peligros que supone el realizar cortes cronológicos en la continuidad histórica, a efectos prácticos hemos dividido el estudio en los siguientes periodos: - Los primeros hospitales: la villa medieval durante el concejo de realengo (siglos XI-XIII). 19 CARDOSO, Ciro F. S.: Introducción al trabajo de la investigación histórica. Conocimiento, método e historia. Ed. Crítica. Barcelona, 2000. El profesor Cardoso aborda en su obra, entre otros, los problemas teóricos y metodológicos que plantea el estudio de la historia y analiza, por otro lado, los aspectos prácticos del trabajo de investigación. Hemos querido incluir la cita por los acertados consejos que dicta a quien inicia una investigación y, en concreto, lo manifestado en la p. 176 y ss. 19 - Los hospitales para enfermos: Talavera en la plena Edad Media y primera modernidad (siglos XIV-XVI). - Consolidación de la asistencia: Talavera en el siglo XVII. - Atención al necesitado en Talavera durante la Ilustración (siglo XVIII). - Organización de la asistencia tras la ocupación francesa. El Hospital Municipal (1808-1849). En función de los objetivos propuestos en el punto 1.3. y tras la lectura y análisis de los fondos documentales descritos en el punto 1.4., así como la necesaria bibliografía secundaria referente al tema que nos ocupa, la anterior división ha quedado estructurada en siete capítulos: • En el primer capítulo, tras la Introducción, nos centramos en los obligados puntos de Justificación y estado de la cuestión; Hipótesis de trabajo y límites cronológicos; Objetivos y Material y métodos. • El segundo capítulo, Los inicios de la asistencia en Talavera de la Reina, se justifica en la necesidad de presentar el soporte territorial de nuestra investigación, su población y los primeros pasos en la atención institucionalizada al hombre pobre y/o enfermo. • El tercer capítulo, Atención al necesitado en Talavera de la Reina durante la Ilustración, se dedica al movimiento Ilustrado y su influencia en la sociedad talaverana en cuanto a la atención al hombre pobre y/o enfermo. • El cuarto capítulo, El siglo XIX en Talavera de la Reina. El Hospital Municipal , describe las consecuencias de la Guerra de la Independencia para la ciudad y la necesidad de partir 20 desde cero en la atención a una población sin alimentos, enferma y con una altísima tasa de abandono infantil. También estudiamos en él la transformación del antiguo Hospital de la Misericordia en Hospital Municipal. • El quinto capítulo lo dedicamos a las necesarias Conclusiones. • El sexto y el séptimo capítulos comprenden la Bibliografía utilizada y el Apéndice documental e iconográfico respectivamente. 21 22 2. LOS INICIOS DE LA ASISTENCIA EN TALAVERA DE LA REINA Dentro del plan general de la investigación, y siguiendo a Suárez Álvarez20, a este capítulo cabe asignarle un valor puramente introductorio, justificado por la necesidad de presentar un soporte territorial del concejo, que será a la vez el marco donde transcurra la vida de la colectividad humana pobladora del municipio y, en última instancia, el objetivo de nuestro trabajo. 2.1. Los primeros hospitales: la villa medieval durante el concejo de realengo (siglos XI-XIII) Talavera inició su integración en la estructura socioeconómica cristiana tras su incorporación al reino castellano-leonés de Alfonso VI a mediados de la década de 1080, dentro del contexto más amplio de la anexión del reino musulmán de Toledo a la misma entidad política. Después de más de tres siglos y medio de dominio árabe, se empezó a consolidar así un concejo de realengo que se extenderá hasta 1369, año en el que Enrique II, en agradecimiento por las ayudas prestadas para acceder al trono, concede el señorío de Talavera a los arzobispos de Toledo, quedando incorporada desde entonces a la archidiócesis primada. Este privilegio de concesión implicaba, a efectos prácticos, la sustitución del poder monárquico por el de los arzobispos y su derecho a intervenir en cualquier asunto municipal, cualquiera que fuese su naturaleza. 20 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit. Para lo aquí expresado, ver p. 5. 23 En los primeros años de la conquista cristiana, Talavera no debió de pasar de ser una villa fortificada y defendida por guerreros. No obstante, Alfonso VI y sus sucesores tenían el máximo interés en potenciar la organización social de Talavera y sus tierras, dado su indudable interés estratégico y su envidiable situación geográfica, que favorecerían la repoblación y, por ende, el comercio y la reactivación de la economía agropecuaria21. Las acometidas almorávides de 1110 y 112922 debieron entorpecer estos primeros intentos de expansión socioeconómica, pero no impidieron el que se iniciase la organización concejil, al tiempo que se iba articulando igualmente la eclesiástica, pilares ambos absolutamente necesarios para la implantación de las nuevas estructuras feudales. Inmediatamente después de la ocupación cristiana, la mezquita mayor musulmana, en el centro y parte más alta de la ciudad, se consagró como iglesia de Santa María23, constituyéndose así la primera colación o parroquia (collatio). Tomado el término collatio como territorio o parte del vecindario que pertenecía a cada parroquia en particular y cuyos límites coincidían con los de las jurisdicciones civiles, este término, a medio camino entre lo civil y lo eclesiástico, va a definir, en estos momentos, la primera articulación social del espacio. El valor de las parroquias como elementos de cohesión social en el proceso de territorialización civil será inestimable: lugar de 21 Para el estudio y comprensión de este periodo de consolidación del concejo de realengo en Talavera, nos hemos basado en dos obras (ya citadas en el punto 1.2.) que por su valor analítico y aportación documental, nos parecen imprescindibles. Éstas son: JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Los pueblos… op. cit. y RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit. 22 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., pp. 90-92. 23 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 73. 24 reunión y diversión vecinal, en sus pórticos se realizaban actividades comerciales y era también, en muchas ocasiones, el lugar elegido para la toma de decisiones de las autoridades concejiles24. Cada vecino de una villa quedaba adscrito a una colación a través de un padrón y no podía abandonarla hasta que hubiese satisfecho todas las obligaciones que tenía en ella (hemos de suponer que sustancialmente económicas)25. Para Rumeu de Armas26, algunas veces la collatio designa la asociación benéfica formada para los enterramientos, llegando incluso la protección a los parroquianos al extremo de ser solidaria, en ocasiones, de la responsabilidad criminal de los miembros en ella inscritos. Tras los almorávides fueron los almohades los que lucharon sucesivamente por recuperar las tierras de Toledo en las acometidas de 1167, 1172, 1177, 1182 y 1196, ralentizando así los planes de Alfonso VI y sus sucesores27. La victoria cristiana por parte de Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 alejó la frontera cristiano-musulmana desde los Montes de Toledo hasta Sierra Morena. Firmada la tregua con los almohades y tras la definitiva conquista cristiana de Trujillo en 1232, el 24 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 77. 25 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 53. 26 RUMEU DE ARMAS, A.: Historia de la Previsión Social en España. Ed. Revista de Derecho Privado. Madrid, sin fecha. El libro utilizado indica en su contraportada que la primera edición de esta obra la realiza la editorial Pegaso, en Madrid, en 1944. Nosotros hemos utilizado el ejemplar sin fecha y, para lo aquí expresado, se pueden consultar las pp. 41 y 42. 27 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. Los pueblos de la provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII. Población – Sociedad –Economía – Historia. Tomo IV: Talavera de la Reina. Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1983, pp. 89-92. 25 concejo de Talavera logró su consolidación y la definitiva expansión y organización de sus tierras28. 2.1.1. Conformación de la ciudad: los recintos amurallados Primer recinto. La villa conquistada a los musulmanes por el ejército cristiano en el siglo XI estaba rodeada por un muro en forma semicircular29. Partiendo del alcázar, situado en la parte suroriental, discurría por las actuales calles de Carnicerías, plaza del Reloj, Corredera del Cristo, calle Charcón y proximidades de Entretorres, para volver de nuevo al río (cuyo cauce era aprovechado como foso natural para redoblar la potencia defensiva en su flanco meridional) y llegar otra vez así hasta el alcázar30. Tres puertas, levantadas ya posiblemente desde tiempos hispano romanos31, daban salida al denominado Cuerpo de la Villa: al norte, la de San Pedro, que recibe ese nombre a partir del siglo XII por la parroquia homónima que se levantó entonces junto a ella. Al oeste, la de Mérida o San Clemente, en la salida hacia Extremadura. Por último, al sur, la puerta del Río, próxima al alcázar y prácticamente frente al puente que cruzando el río Tajo daba salida hacia las tierras del sur. El alcázar poseía un acceso 28 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., pp. 28-29. 29 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit. Esta cerca, de factura musulmana, se levanta durante el siglo X sobre restos de muralla de épocas romana y visigoda. En su interior, en el borde suroriental, e igualmente amurallado, se construirá un alcázar para residencia del gobernador y como refugio de sus habitantes en caso de ataque enemigo. Ver pp. 61-62. Igualmente, JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., p. 225. 30 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., p. 225. SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., pp. 36-37. Dependiendo del año o época de edición de las obras consultadas para describir el recorrido de los recintos amurallados de Talavera, hemos encontrado muy diferentes denominaciones para una misma calle. Para evitar confusiones, nombraremos a éstas con la actual y, sólo cuando por curiosidad u otros factores el texto así lo requiera, pondremos entre paréntesis el nombre o nombres antiguos). 31 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., p. 226. 26 independiente de los anteriores y otras pequeñas salidas para facilitar el rápido desalojo en caso de necesidad32. Pero, sin lugar a dudas, ya desde época musulmana el recinto de La Villa resultó insuficiente para acoger a todos sus moradores33, extendiéndose, extramuros de ella, dos arrabales: al oeste, salvando el arroyo de la Portiña, los denominados Arrabales Viejos; al noreste, los Arrabales Mayores o Nuevos. El aumento de la población que supone la llegada de los conquistadores hizo necesaria la sucesiva fortificación de estos núcleos, dado que, como hemos visto, no será hasta 1196 cuando la ciudad resistió la última de las acometidas almohades. Segundo recinto. El muro que rodea los Arrabales Mayores, obra ya de alarifes cristianos, situado al norte y este de La Villa, se levantó probablemente durante el reinado de Alfonso VIII (1158-1214)34. Partiendo al igual que el primero del alcázar y, después de describir un semicírculo más o menos regular que discurría en sus comienzos siguiendo el cauce del arroyo Papacochinos en las proximidades ya de su desembocadura en el Tajo, irá ascendiendo por las actuales calles de Cabeza del Moro, plaza de la Alameda, salida de la calle del Sol, zona este de la calle Sombrerería, final de la de San Francisco, Alfares, Marqués de Mirasol, Portiña de San Miguel y Portiña del Salvador (estas dos últimas discurren por encima del cauce actualmente canalizado del arroyo de la Portiña), hasta encontrar la puerta de Mérida y enlazar así por la parte oeste con el primer recinto. La 32 PACHECO JIMÉNEZ, C.: Las antiguas puertas de Talavera de la Reina. Estudio histórico y arqueológico. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 2001. p. 57 y ss. 33 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit, p. 62. 34 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 40. 27 profesora Suárez Álvarez35, ya en periodo bajo medieval, describe seis puertas en este segundo recinto: la del Sol, dando salida a la calle del mismo nombre (y que recibe este nombre sin duda por estar orientada exactamente hacia levante); la de Toledo, al final de la calle San Francisco, dando acceso al antiguo camino Madrid-Badajoz36; la de Zamora, al final de la calle Mesones, dando paso hacia los caminos del norte; la de la Villa o de las Alcantarillas Nuevas37; la de las Alcantarillas Viejas o Arco del Pópulo y, por último, la puerta de la Miel o de la Manga, dando salida a este arrabal para unirse a la ruta que saliendo de la puerta de Mérida o de San Clemente del primer recinto, atravesaba el arroyo de la Portiña por el llamado puente de Moris38 (esta zona soterrada igualmente en la actualidad), hoy día plaza de Puente Moris. Tercer recinto. Antes de concluir el siglo XII se cerrará también el arrabal que se había formado al noroeste de los recintos descritos anteriormente. Partía esta vez el muro entre la puerta de Zamora y la de las Alcantarillas Nuevas (también denominada puerta de la Villa o de las Alcantarillas Altas) del segundo recinto39. Tomaba después la actual calle de San Juan de Dios y, englobando la iglesia de San Ginés (luego convento de Santo Domingo en el siglo XVI), giraría luego hacia el sur para seguir la Cañada de la Sierra, vía pecuaria de origen medieval que comunicaba con los 35 Ibid., pp. 50-51. 36 PACHECO JIMÉNEZ, C.: op. cit., p. 126. 37 El término alcantarilla, de origen árabe (alcántara, puente) y utilizado habitualmente para describir el conducto subterráneo que conduce aguas residuales, tiene también una segunda acepción, siendo ésta la que denomina el pequeño puente que sirve para vadear un arroyo, en nuestro caso, los de la Portiña y Papacochinos, como veremos más adelante. 38 PACHECO JIMÉNEZ, C.: op. cit., p. 152. Con el natural aumento demográfico alcanzado ya en tiempos de paz, la reactivación de la economía agropecuaria y el consiguiente aumento de la actividad comercial, se irán abriendo nuevas puertas, poternas y postigos en los muros, llegando este autor a describir hasta treinta de ellas en su estudio. 39 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 42. 28 caminos del norte40. Desde la Cañada de la Sierra llegaría a la Puerta de Cuartos y paseo Juan de Mariana, alcanzando el río en un punto que ninguno de los autores consultados llega a determinar. En este tercer recinto describe Pacheco Jiménez tres puertas: la de Cuartos, dando salida a la ciudad hacia Extremadura; el postigo de San Antolín o de San Ginés, orientado a las rutas del norte; y la de la Cruz Verde, también denominada de la Villa, pero que no debe confundirse con su homónima (o de las Alcantarillas Nuevas o Altas) del segundo muro, y que se abría en las proximidades de lo que hoy es plaza de la Cruz Verde41. Al parecer, fue este tercer muro el primero en desaparecer, no llegando su existencia más allá del siglo XIV42. 2.1.2. La población El mosaico socio-cultural y religioso que se establece en la ciudad con la llegada de sus nuevos moradores no es muy diferente del de otras ciudades igualmente tomadas por cristianos en la España medieval. Junto a los antiguos moradores, musulmanes, mozárabes y judíos, vendrán a vivir los nuevos conquistadores: castellanos, leoneses y francos. Veamos su distribución en la ciudad: Musulmanes. Hasta esos momentos dominadores, ocupaban en su mayoría el Cuerpo de la Villa, en donde poseían sus casas, comercios y mezquitas. Alfonso VI les permite conservar al menos una, así como sus casas y heredamientos, con entera libertad para seguir practicando sus leyes y costumbres, salvo la entrega de tributos, que desde entonces irán a parar al 40 PACHECO JIMÉNEZ, C. : op. cit., pp. 170-171. 41 Ibid., pp. 159-173. 42 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 42. 29 rey castellano-leonés43. No obstante, y al amparo de la relativa libertad que otorgaba el rey a los musulmanes, parte de ellos deciden emigrar hacia el sur, vendiendo o abandonando sus casas, que serán ocupadas por algunos de los mozárabes que se trasladarán entonces desde los Arrabales Viejos44. Pasan así los musulmanes a constituir una minoría, la de los mudéjares, es decir, musulmanes que, sin cambiar de religión, quedan como vasallos de los reyes cristianos. No debemos confundir el término con el de morisco, que es aquel musulmán que tras la reconquista decide bautizarse. Tampoco con el de maula o muladí, referido al visigodo (y, por tanto, cristiano) que tras la conquista musulmana, abraza esta religión45. Mozárabes. Eran, junto con los judíos, la minoría hasta entonces. Aunque cristianos, se mantenían fieles a la liturgia visigoda46 y practicaban el bilingüismo con predominio del árabe al menos hasta el siglo XII47. Habitaban los Arrabales Viejos, en torno a la iglesia de San Esteban, la cual había sido permitida para su culto en los tiempos de dominio musulmán48. Su vida cotidiana, salvo los ritos religiosos, estaba completamente arabizada. Judíos. Rodríguez-Picavea49, constata documentalmente su presencia en la villa al menos durante el siglo XII, con la existencia de una sinagoga en las proximidades de la iglesia de Santa María, y sus comercios junto a la de San Pedro. Su convivencia con las otras comunidades discurrirá con 43 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 135. 44 Ibid., p. 136. 45 Diccionario de la Real Academia Española. 46 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 115. 47 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., p. 96. 48 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit., p. 47. 49 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., pp. 119-120. 30 absoluta normalidad hasta el decreto de expulsión de los Reyes Católicos en 1492. Castellanos y leoneses. Cristianos procedentes del norte, acuden atraídos por la prosperidad que les aseguran sus reyes50. A diferencia de los mozárabes, seguían el rito romano y hablaban en romance. Francos. Junto con castellanos y leoneses llega un pequeño grupo de francos, a los que se denomina también “gallecos”, esto es, de la Galia51. No debemos olvidar, como veremos más adelante, su importancia como introductores de las cofradías en la Península52. 50 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 115. 51 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., p. 96. 52 RUMEU DE ARMAS, A.: op. cit., p. 34. 31 32 2.1.3. Inicios de la asistencia Los hospitales medievales en el mundo cristiano occidental fueron instituciones caritativas dedicadas a la atención no sólo de enfermos, sino también de todo tipo de necesitados, ya fuesen pobres, peregrinos, viejos, leprosos o huérfanos53. Veamos, en Talavera, qué tipo de instituciones hemos encontrado para este periodo: Hospital de San Juan y Santa Lucía. Coinciden los cronistas locales54 (siglos XVI-XVIII) en ser ésta la más antigua de las fundaciones benéficas en Talavera, sin precisar ninguno de ellos fecha fundacional. Fray Andrés de Torrejón55 se refiere a él como hospital menor, es decir, que no atiende enfermos, sino transeúntes pobres sin posibilidad de pagar posada56. A su cargo, la cofradía de San Juan y Santa Lucía, igualmente tan antigua que se desconoce el momento de su fundación. Cosme Gómez de los Reyes57, en 53 GONZÁLEZ DE PABLO, Á.: El hospital en la Edad Media, en Historia de los hospitales. El Médico. Madrid, 1993. pp. 81. 54 Tres son los autores, ya citados, de cuyos manuscritos hemos obtenido información: TORREJÓN, Fray Andrés de: Libro de las antigüedades de Talavera, su Iglesia Colegial, Monasterios, Parroquias, Genealogía y Varones Ilustres que ha tenido en armas, religión y letras. Talavera, 1596. Manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 1498. Manuscrito de la Real Academia de la Historia: Mss. 9- 5540. GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: Historia de Talavera, antigua Elbora de los Carpetanos. Manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 6947. Manuscrito [R (Ms) 182] de la Biblioteca de Castilla-La Mancha (Toledo). SOTO, Francisco de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez de la Llave, 1722. Manuscrito de la Real Academia de la Historia, MSS. 9-4668. Manuscrito [R (Ms) 82] de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. 55 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., RAH, Mss. 9-5540, capítulo 112, folio 409. En este caso, el índice al comienzo de la obra indica que la información sobre el hospital de San Juan y Santa Lucía aparece en el capítulo 117, cuando en realidad es en el 112. 56 Estamos, cuando el autor escribe su obra, a finales del s. XVI y en la ciudad ya existen dos hospitales para acoger enfermos. Hace esta distinción de menores para diferenciarlos de ellos, de la misma manera que en Toledo capital, donde se referían a ellos como hospitalitos. 57 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, C.: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 91. 33 la primera mitad del siglo XVII nos informa de que ya no recoge viandantes, por haber otros hospitales más capaces para ello, como los del Prado, San Bartolomé o San Sebastián. Refiere que la capilla del antiguo hospital todavía tiene culto y sigue siendo atendida por la cofradía, pero ya en 1722 Francisco de Soto58 nos informa de la desaparición incluso de esta última59. Sin más datos que los aportados por los cronistas, intentaremos hacer una aproximación a su fecha fundacional: Durante la segunda mitad del siglo XII, a pesar de seguir habiendo incursiones musulmanas (ya se comentó que la definitiva paz no llegará hasta 1232 con la conquista de Trujillo), la articulación parroquial de Talavera ya es un hecho. En 1154 está documentalmente constatada60 la existencia de diez parroquias, entre ellas las de Santa Eugenia y Santa Leocadia en los llamados Arrabales Nuevos. De una de estas parroquias, en un principio independientes y que se fusionarán en el siglo XV por falta de feligreses61, dependía la cofradía de San Juan y Santa Lucía62. Según Rumeu de Armas, la cofradía religioso-benéfica nace en España por influencias extranjeras, y más particularmente de Francia, 58 SOTO, Francisco de: op. cit., RAH, Mss 9-4468, Libro 2º. Cap. 30. 59 El último documento que hemos encontrado sobre la actividad de la cofradía es de 1697, referido a la demanda civil que el párroco de Santa Leocadia y Santa Eugenia interpone al mayordomo de Santa lucía sobre un tema de limosnas. ADT, Leg. To. 54. Exp. 27. 60 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 78. 61 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I: op. cit., p. 231. 62 ADT. Leg. To. 54. Exp. 27. 34 estando comprobada su existencia en la Península ya en el siglo XII63. Al comienzo de nuestro trabajo ya comentábamos que un pequeño grupo de francos ayuda al ejército de Alfonso VI en la toma de Talavera y éste, en agradecimiento, les cede posesiones para que se asienten aquí. Uno de ellos, Lambert, figura como alcael de la villa en 1118 y firmante, junto con ocho castellanos y cuatro mozárabes, de unos fueros para regir ésta y sus territorios64. Pensamos que sea alrededor de esta época cuando pudiera haberse organizado la cofradía de San Juan y Santa Lucía. Tenemos otro dato que nos puede orientar sobre su primacía en cuanto a la antigüedad en su fundación, y es la salida junto al Cristo en la procesión del Corpus. Este puesto de privilegio queda como honor reservado a las cofradías más antiguas o de mayor importancia. Los cofrades de Santa Lucía salían en ese lugar65. Sobre la advocación a San Juan en la denominación del hospital y la presencia de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en Talavera, no hemos podido establecer relación, pero en 1190 está constatada su presencia con centro en una casa de la villa66. Constancia gráfica de la presencia del hospital (su capilla) en la actual calle de Santa Lucía (antiguamente denominada de Granada) nos la ofrece el croquis de 1830 levantado por los subtenientes alumnos de la Academia de Ingenieros, cuyo original se encuentra en la Cartoteca del Servicio Geográfico del Ejército. 63 RUMEU DE ARMAS, A.: op. cit., p. 44. 64 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 18. 65 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., RAH, Mss. 9-5540, capítulo 112, folio 409. GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit., Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, folio 93. 66 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 36. 35 Por último, reseñar que la tradición popular refiere que en la casa ocupada por el hospital habían nacido los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta, mártires talaveranos del gobernador Daciano en el siglo IV. Talavera de la Reina, 1830. Detalle del croquis levantado por los subtenientes alumnos de la Academia de Ingenieros, cuyo original se encuentra en la Cartoteca del Servicio Geográfico del Ejército en Madrid. El texto en color azul, añadido nuestro, indica la situación de la capilla del antiguo hospital de Santa Lucía, así como la finca que ocupó la leprosería de San Lázaro con su capilla en un lateral. Santiago de los Caballeros (Cristo Santiaguito). La primera referencia de la presencia de la Orden de Santiago en la villa de Talavera se remonta a 1180, y procede de la bula que el Papa Alejandro III dicta confirmando a la Orden todas sus posesiones en estas tierras67. Los intentos de recuperación por parte del bando musulmán todavía persistían y en 1226 Alfonso Téllez 67 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 38. 36 de Meneses y su esposa Teresa Sánchez decidieron donar una serie de bienes a la Orden con la condición de que sean destinados al establecimiento en la ciudad de un hospital ad extrahendos captivos a terra sarracenorum, es decir, dedicado al rescate o intercambio de cautivos cristianos en poder de los musulmanes. No obstante, establecía también que el hospital se dedicase a la atención de los pobres en caso de ya no ser necesario para su principal función68. Dentro de la labor redentora de la Orden de Santiago en el siglo XIII, la de Talavera fue la sexta de las casas fundadas69. Sabemos de su misión como hospedería para peregrinos y caballeros santiaguistas por los numerosos testimonios que aparecen en las Historias locales. Existe un inventario de 1238 que se realizó con motivo de la visita de un comendador70 y en el que entre otras posesiones se cita la existencia de ocho lechos con sus mantas, veinte moros de labor, dos moreznos y una mora cuya vigilancia se aseguraba con tres pares de esposas y una cadena con veinte colleras. 68 DEL CERRO DEL VALLE, A.: op. cit., p. 23. 69 DEL CERRO DEL VALLE, A.: op. cit., p. 25. 70 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., pp. 125-126. 37 Imagen actual del ábside de la iglesia del antiguo hospital de Santiago de los Caballeros en la calle Templarios. Ángel del Cerro71 con respecto a la presencia de estos musulmanes afirma que es la única prueba que permite deducir la labor del hospital en cuanto a intercambio de cautivos. Rodríguez- Picavea72 opina por el contrario que eran cautivos de guerra, pero que quedaron como esclavos utilizados en labores agrícolas o tareas domésticas sin posibilidad de ser intercambiados por cristianos. El cese de su actividad se remonta a 1510, cuando tras una visita del Cardenal Cisneros en la que informaba del estado ruinoso de sus dependencias, los Reyes Católicos decidieron incorporar sus rentas al hospital de Santiago de los caballeros de Toledo, alegando además que la cercanía del río hacía muy insalubre el edificio73. Al cesar toda actividad de 71 DEL CERRO DEL VALLE, A.: op. cit., p. 33. 72 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 126. 73 DEL CERRO DEL VALLE, A.: op. cit., p. 34. 38 la Orden en él, quedó su capilla abierta al culto, funcionando como parroquia hasta bien entrado el siglo XVI. Perdido el culto por falta de feligreses y prácticamente derruida en 1808 con la invasión francesa, sólo quedaron el ábside mudéjar de la antigua capilla y algunos restos de su nave. Fábrica de jabón hasta 1954 y almacén de maderas a partir de esa fecha74, en la actualidad, rehabilitados desde 1999 el ábside y su nave, el edificio funciona como dependencias accesorias del ayuntamiento. Se sitúa en la calle Templarios, en la zona denominada Arrabales Viejos en el siglo XIII. Cofradía y hospitales de Nuestra Señora del Prado. Finalizando el siglo XIII la paz ya está consolidada en las tierras de Talavera. En Castilla han surgido las primeras asociaciones de artesanos en forma de cofradías gremiales y ante la fuerza que toman y el peligro que representan para el poder real, Fernando III y Alfonso X deciden prohibirlas, permitiendo únicamente aquellas hermandades cuyo fin fuera “… para soterrar muertos, e para luminarias e para dar a pobres…”75. En este tipo de cofradías benéfico-religiosas se amparan, al no poder agruparse en las de artesanos o comerciantes, todas aquellas profesiones poco determinadas o con escaso poder, como son los labradores o pequeños ganaderos. La cofradía del Prado es una de ellas. La fecha de 1272 aparece en diversos documentos dando noticia de su actividad: según las ordenanzas que se presentan para la nueva hermandad de 185076, es en esta fecha cuando se reedifica la ermita (de origen visigodo, erigida a su vez sobre un antiguo templo romano dedicado a la diosa protectora de los ganados Pales, a quien 74 DEL CERRO DEL VALLE, A.: op. cit., p. 35. 75 RUMEU DE ARMAS, A.: op. cit., p.59. 76 ADT. Ordenanzas para la Hermandad de Ntra. Sra. del Prado. Leg. To. 54, Exp. 24. 39 hacían ofrendas, las mundas, los pastores)77. La misma fecha aparece para la fundación del hospital “de dentro”, en la calle Hospital, y cuya benefactora hubiera sido una mujer a la que llaman Doña Elvira78. Igualmente 1272 aparece como fecha para la manda que deja a su fallecimiento otra dama denominada La Picaraxana, que pide que la víspera de la Virgen de septiembre se dé colación de dátiles y vino a los pobres y peregrinos que fuesen o viniesen de Nuestra Señora de Guadalupe79. Creemos que esta última cita debe ser inexacta, porque las peregrinaciones al citado santuario no se establecen hasta finales del siglo XIV 80. Lo repetitivo de la fecha nos hace pensar más bien que sea éste el año en el que Alfonso X dio su real y obligada licencia para la constitución de la Hermandad81. Su lugar en la procesión del Corpus, tras la cofradía de Santa Lucía, la situaría segunda en antigüedad de fundación82. Existe otra fecha importante para la cofradía y su ermita: en 1480, el Arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, cede la ermita con su hospital al consistorio talaverano83, asistiendo así, independientemente de que existan otras 77FERNÁNDEZ Y SÁNCHEZ, I.: op. cit., pp. 273-276. 78 SOTO, Francisco de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez de la Llave. RAH, Mss. 9-4668. Libro 2º, capítulo 30. 79 TORREJÓN, Fray Andrés de: Libro de las antigüedades de Talavera, su Iglesia Colegial, Monasterios, Parroquias, Genealogía y Varones Ilustres que ha tenido en armas, religión y letras. Talavera, 1596. Manuscrito de la Biblioteca Nacional, num. 1498. Sin foliar, tras el capítulo XXXI. 80 LLOPIS AGELÁN, E.: Una gran empresa agraria y de servicios espirituales: el Monasterio Jerónimo de Guadalupe, 1389-1835. Documentos de trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. UCM. Obtenido en Internet, http: //www.ucm.es/BUCM/cee/doc/03010010.htm. Última consulta: 31/10/10. 81 RUMEU DE ARMAS, A.: op. cit., p. 59. 82 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 93. 83 MEJÍAS, J. A.: Metáfora y forma en la Ermita de Nuestra Señora del Prado. Cuaderna. Revista de estudios humanísticos de Talavera y su antigua tierra, nº 4. Talavera, 1996, p. 58. MÉNDEZ - CABEZA FUENTES, M.: Guía de Talavera de la Reina. Talavera de la Reina (Toledo), 1999. Con motivo de la anexión de la ermita a los bienes del ayuntamiento, este autor cita un documento de la época en el que se alude expresamente al hospital extramuros. Para lo expresado, ver p. 138. 40 instituciones de diversos ámbitos pero con los mismos fines, al nacimiento de lo que será la municipalización de la asistencia benéfica en la ciudad, como así se reflejará en multitud de documentos a partir de ese momento. En dos emplazamientos atendió simultáneamente la cofradía al necesitado: Hospital del Prado “de fuera”. Parece ser que es éste el primer sitio donde se inició la asistencia, evolucionando sus instalaciones con el paso de los años y las necesidades. En el siglo XVII Cosme Gómez84, nos describe una casa adosada al templo, con patio doblemente porticado, en una de cuyas salas existe una espaciosa chimenea, siempre encendida para los pobres que allí se hospedan. La leña para esta chimenea era recolectada todos los años como parte de la ofrenda a la Virgen con motivo de la antiquísima ofrenda de Las Mondas (sin lugar a dudas, heredera de las mundas ofrecidas a las diosa Pales, en cuyo solar tuvo su templo). En el siglo XVIII desaparece “por causas justas” el hospital85, sin que el cronista nos dé ninguna explicación sobre las citadas causas. 84GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Manuscrito de la Biblioteca Nacional, Mss. 6947. Tercera parte. Capítulo 1. Folio 248 (recto). 85 SOTO, Francisco de: op. cit., RAH, Mss 9-4468, Libro 2º. Cap.30. 41 Planta de la Ermita del Prado unida todavía en el siglo XIX a la plaza de toros. De las tres estancias que aparecen adosadas entre la iglesia y la plaza, zona que en la actualidad ocupan las caballerizas, la central con una puerta al exterior, corresponde al hospital de Ntra. Sra. del Prado “de fuera”. [Tomado de MÉNDEZ-CABEZA FUENTES, M: Guía de Talavera de la Reina. Talavera de la Reina (Toledo), 1999] Hospital del Prado “de dentro”. No hemos encontrado ningún documento que nos indique los inicios de su asistencia, pero debió ser ésta casi pareja con el nacimiento de la cofradía, pues la toponimia de la calle donde se ubicaba, así nos lo indica: la calle Hospital no ha tenido otro nombre. Los tres cronistas nos indican que siempre ha servido de refugio de pasajeros, sin atender enfermos. No hemos podido averiguar si la casa pertenecía también al ayuntamiento desde la cesión arzobispal de 1480, pero sí hemos constatado una dilatada trayectoria de asistencia. Conforme decae su función de albergue de transeúntes, el consistorio va cediendo sus habitaciones en régimen de alquiler (que en muchas ocasiones no era cobrado) a vecinos necesitados del municipio, fundamentalmente viudas 42 sin recursos86. El edificio, en los actuales nº 3 y 5 de la citada calle, todavía se conserva (muy deteriorado) con un patio central y pozo, alojando en su interior a varias familias. Cada una de las puertas enrejadas situadas alrededor del patio y en torno al pozo que podemos observar en la fotografía, se correspondía con una pequeña habitación donde se alojaban los que allí eran atendidos. Esta misma disposición se observaba en el hospital de San Bartolomé. 86 AMT. Sección: Junta Municipal de Beneficencia. Serie: Hospital Municipal (Cuentas). Signatura: 851. 43 Imagen actual del patio interior porticado del antiguo hospital del Prado “de dentro” en los números 3-5 de la calle Hospital 44 Leprosería de San Lázaro. En su origen, los hospitales de San Lázaro tomaron el nombre de las congregaciones de monjes de San Lázaro, que se ocupaban de la asistencia a los peregrinos afectados de lepra que acudían a Tierra Santa. Con las cruzadas, algunos caballeros sustituyeron en su papel a los monjes constituyéndose en Orden Militar en 1115 y adoptando la Regla de San Agustín. Sobre el origen y funcionamiento de la leprosería de San Lázaro, en distinta ubicación que el hospital que bajo la misma advocación existió en la calle del Sol, al inicio de nuestro estudio únicamente teníamos dos indicios. El primero nos lo daba Ildefonso Fernández en su Historia de 189687, en donde al enumerar y describir las distintas ermitas de la villa, citaba la del Cristo de la Guía, afirmando que con anterioridad se denominó del Cristo de la Buena Muerte y, en primer lugar, de San Lázaro. Este autor apuntaba, en lo que él mismo calificaba de suposición a falta de más datos, que el hospital de San Lázaro había tenido ahí su primitiva ubicación. La otra pista nos la dio la lectura casual de la trascripción de unas ordenanzas de las fiestas de Mondas del año 151588. En ellas se señala que el pendón de la iglesia de Santiago, tras la ofrenda en la ermita de Ntra. Sra. del Prado, debía regresar a la villa pasando por el hospital de San Lázaro para entrar seguidamente por la puerta del Sol y volver así a su parroquia. Todo lo anterior nos indicaba que efectivamente hubo una ubicación extramuros de San Lázaro, bajo cuya protección se encomendaban los leprosos. Decidimos consultar entonces planos antiguos de Talavera, en donde sin lugar a dudas aparecía representada extramuros de la ciudad la citada 87 FERNÁNDEZ Y SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 283. 88 Las ordenanzas de las fiestas de Mondas. Año 1515. Facsímiles, nº 2. Transcripción de M. García Ruipérez y P. A. López Gayarre. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 1990. 45 ermita del Cristo de la Guía, rodeada de una amplia parcela triangular89, junto al cauce del arroyo Papacochinos ya en las proximidades de su desembocadura en el río Tajo, e igualmente muy cerca de la puerta del Sol y del Camino Real que unía Madrid y Toledo con Badajoz (más adelante veremos la importancia de todos estos datos). Continuando con la búsqueda, igualmente consultamos lo que sobre ella nos contaron los cronistas más antiguos. Fray Andrés de Torrejón90 describe la capilla extramuros atendida en su culto por la cofradía del hospital de la calle del Sol y, de la misma manera, lo hacen Cosme Gómez91 y Francisco de Soto92, indicando este último que la ermita ya no se llama de San Lázaro, sino del Cristo de la Buena Muerte, al haber regalado una persona devota esta imagen para la antiquísima capilla. Sin tener ya dudas en cuanto a su existencia, y a pesar de no figurar en los listados de Contreras y Miquel93 y Gómez Mampaso94 (los tres autores indican que sus listados son abiertos y probablemente hubo más del doble de leproserías de las que ellos han podido obtener referencias), pasamos a investigar la información que pudiéramos obtener comparando con la de otras que sí estaban estudiadas. 89 En el callejero actual de la ciudad este triángulo está ocupado la manzana de viviendas comprendida entre las calles de Cabeza del Moro, Cristo de la Guía y Ronda del Cañillo. 90 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., ejemplar de la RAH, Mss. 9-5540. Cap. 115, fol. 429. 91 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Manuscrito de la Biblioteca Nacional, Mss. 6947., Primera Parte, cap. 8, fol. 27 (recto). 92 SOTO, Francisco de: op .cit., ejemplar de la Real Academia de la Historia, MSS. 9-4668. Fol. 144 y ss. 93 CONTRERAS DUEÑAS, F. y MIQUEL, R.: Historia de la lepra en España. Gráf. Hergón. Madrid, 1999. Para lo aquí expresado, ver p. 38 y ss. 94 GÓMEZ MAMPASO, V.: La unificación hospitalaria en Castilla. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 1996. pp. 29-30. 46 En cuanto a su fundación, tuvo que ser posterior a los siglos de dominación árabe en la ciudad, dado que los musulmanes no contemplaban el aislamiento de estos enfermos en leproserías, limitándose a tratamientos sin ninguna efectividad en convivencia con el resto de la población sana95. Las primeras leyes occidentales sobre la lepra se remontan al Concilio de Orleáns en el año 511, en el que se establece que los obispos deben proveer lo necesario a los leprosos. Con posterioridad, en el 5º Sínodo de Orleáns (año 549), se reafirma la necesidad de cuidar a los enfermos y en especial a los leprosos. Y ya en el Concilio de Lyón, celebrado en el 583, se dictarán severos preceptos para restringir los contactos entre sanos y leprosos. Todos estos preceptos se regularán de nuevo en 1179, en el Tercer Concilio de Letrán, en el que se ordena la reclusión de leprosos en lazaretos o casas mediante una ceremonia apropiada. Esta ceremonia, conocida con el nombre de separatio leprosarum y de una crueldad inaudita, constituía un verdadero ceremonial de entierro en vida (obligando incluso a hacer testamento al afectado), con derramamiento a menudo de paladas de tierra sobre la cabeza del leproso. La ceremonia se practicó durante toda la Edad Media en la España cristiana y en Francia, con un ritual muy similar, y se perdió con la llegada de la Edad Moderna96. Las pragmáticas dictadas por los Reyes Católicos en 1477, 1491 y 149897 aliviarán en parte la situación de estos enfermos, creándose la figura de los alcaldes de la lepra, que sustituirán al poder eclesiástico en la jurisdicción de atención al leproso. 95 MORENO TORAL, E.: Estudio social y farmacoterapeútico de la lepra: el Hospital de San Lázaro de Sevilla (s. XIII-XIX). Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla, 1997. Para lo aquí expresado, ver p. 32. 96 MORENO TORAL, E.: op. cit., pp. 25-35. 97 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VIIº. DE LOS PUEBLOS; Y SU GOBIERNO CIVIL, ECONÓMICO Y POLÍTICO. Título XXXVIII. De los hospitales, hospicios y otras casas de misericordia. Ley II: Cuidado del Proto-Medicato sobre los enfermos de lepra pertenecientes á las casas de san Lázaro, y su recogimiento en ellas. 47 Las leproserías medievales debían cumplir una serie de preceptos para su funcionamiento desde el Concilio del año 583 y reunir unas condiciones mínimas para facilitar así la estancia de los acogidos98: - La leprosería debía situarse fuera de los muros de la ciudad y próxima a un cauce de agua, pero lo suficientemente cerca de la población para poder pedir limosna en ella en determinados días (generalmente el día de mercado). El leproso no podía tocar a nadie sano, por lo que debía anunciar su presencia con el repique de unas tablillas y recoger la limosna en una especie de pequeño barril. - También podían salir a mendigar a los caminos, por lo que igualmente los lazaretos se solían situar cerca de una vía importante. - Las instalaciones consistían en una capilla, generalmente bajo la advocación de San Lázaro, y unas pequeñas cabañas de madera donde pernoctaban los enfermos. Un huerto y un corral para su sustento y un cementerio completaban el equipamiento. Como hemos podido comprobar, el lazareto de Talavera se ajustaba exactamente a lo reglamentado: extramuros de la villa, pero muy cerca de la puerta del Sol, aprovechando el cauce del arroyo Papacochinos y a menos de trescientos metros del Camino Real que unía Madrid y Toledo con Badajoz, paso obligado, entre otros, de los viandantes que iban o venían de Extremadura. El extenso cercado que albergaba la ermita, huerto y cementerio, con idéntica forma en la que aparece en los antiguos planos, 98 LABASSE, J.: op. cit., pp. 111-112. CARRERAS PANCHÓN, A.: Las leproserías y los hospitales de apestados (I), en Historia de los Hospitales. El médico. Madrid, 1993. pp. 228-230. 48 es en la actualidad la manzana de viviendas formada por las calles Cabeza del Moro, Cristo de la Guía y Ronda del Cañillo. No hemos podido averiguar en qué momento la leprosería traslada sus instalaciones a la calle del Sol (en lo que en la actualidad son los números 14 y 16 de la citada calle) para, al desaparecer prácticamente la lepra, dedicar sus cuidados a los afectados de enfermedades de transmisión sexual, pero sí hemos encontrado una pragmática de Felipe II en 156599, en la que se establece la obligación de atender a estos enfermos, como así se hará en Talavera desde 1575 en la enfermería de la calle del Sol, como veremos en el capítulo dedicado a ella. 2.2. Los hospitales para enfermos: Talavera en la plena Edad Media y primera modernidad (siglos XIV-XVI) Comenzamos el estudio de este periodo constatando la gran crisis demográfica y social que experimenta Castilla en el siglo XIV. Al estancamiento agrícola con su repercusión sobre la población, se añaden los terribles efectos de la Peste Negra de 1348, cuyas consecuencias se prolongarán hasta el final de la centuria100. En Talavera, un documento de esos años refleja las consecuencias que la epidemia y los conflictos bélicos habían tenido sobre la población101. Será necesaria la llegada del siglo XV para que se adviertan los primeros indicios de una recuperación 99 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VIIº. DE LOS PUEBLOS; Y SU GOBIERNO CIVIL, ECONÓMICO Y POLÍTICO. Título XXXVIII. De los hospitales, hospicios y otras casas de misericordia. Ley III: D. Felipe II en Madrid por pragm. De 7 de Agosto de 1565. Establecimiento de hospitales en los pueblos á cargo de sus Justicias y Ayuntamientos para la curación de pobres llagados y capaces de inficionar. 100 HERNÁNDEZ, J. A., F. AYUSO y M. REQUERO: op. cit., p. 23. 101 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 111. La autora se refiere a un documento existente en el A.M.T. (Jurisdicción, leg. 2, núm. 1), que no hemos consultado personalmente por carecer de conocimientos de paleografía. 49 demográfica, que se refleja en la necesidad de obtener tierras para el cultivo e igualmente en el elevado número de peticiones al concejo de licencias de edificación, prueba evidente de que las viviendas existentes no bastaban ya para albergar a una población que en los comienzos de la Edad Moderna rebasa el recinto de la villa y arrabales nuevos para volver a ocupar los durante tantos años abandonados arrabales viejos102. La llegada del XVI nos traerá otras novedades como veremos más adelante: nuevas epidemias de peste, la expulsión de las comunidades judía y morisca, el paso de la dinastía Trastamara a la de los Austrias y los primeros intentos de una nueva organización de la sociedad. Se observa igualmente en este periodo la preocupación de los monarcas por el recogimiento del enfermo, no tanto con el ánimo de su curación, sino con el de su aislamiento, evitando así la propagación de enfermedades. Dentro de este interés del Estado en reunir en una única entidad administrativa todos los establecimientos sanitarios Carlos I, en octubre de 1541, ordenará desde Fuensalida (Toledo) la fundación de hospitales en todos los pueblos del reino, donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad cristiana103. Si consideramos la definición actual de hospital como centro de acogida, de diagnóstico y de terapéutica104, este monarca y su ley emprenderán el definitivo camino hacia la modernidad. 102 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 112. 103 Sería excesivo el reproducir aquí el conjunto de medidas tomadas por los monarcas reinantes entre los siglos XIV y XVI en lo que ya podemos denominar área sanitaria, por lo que remitimos al interesado al LIBRO VII de la NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES, citado con anterioridad. 104 LABASSE, J.: op. cit., p. 24. 50 2.2.1. La ciudad En las postrimerías del siglo XIV la plaza del Pan, centro neurálgico hasta entonces de la población, es sustituida como foco de atracción por la llamada plaza de la Villa, del Comercio o de la Contratación (actual plaza del Reloj105), lo que equivale a decir que un centro comercial suplantó al religioso-administrativo106. Todas las calles, a la manera de los radios de un círculo, convergen hacia ella. A su alrededor se asentarán la mayor parte de las tiendas y pronto se desarrollarán algunas industrias artesanales que dejarán su impronta en la toponimia de las calles: Cerería, Zapatería (actual San Francisco), Carnecerías (Carnicerías), Pescaderías. La calle Mesones toma desde entonces su nombre de los establecimientos que surgen para alojar a los forasteros de tránsito por Talavera107. Con la llegada de la Edad Moderna la ciudad conserva y acrecienta el esquema urbano medieval. De nuevo, a comienzos del XVI, se repuebla el arrabal viejo, abandonado tras la expulsión de la comunidad judía en 1492. También el plano urbano se extiende hacia el este y el norte, extramuros, creándose los barrios de Tamujar, la Enramada, Matadero, San Juan y Trinidad. El barrio de Matadero, a las afueras de la Puerta de Zamora y dependiente de la parroquia de Santiago el Nuevo, es el destinado habitualmente para acoger los hospitales provisionales en momentos de peste108. 105 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., ejemplar de la RAH, pp. 133-134. Ya había en Talavera, en 1400, un reloj de campana propiedad del común, situado en la torre de la fortaleza que estaba junto a la iglesia de San Pedro, colindante a la plaza, pero “…se veía mal y se oía peor”. 106 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 52. 107 Ibid., p.53. 108 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit, p. 138. 51 Talavera de la Reina, 1567, por Antón Van Den Wyngaerde. Pluma, tinta, sepia y aguadas de color. El pintor, flamenco, probablemente de Amberes, entró al servicio de Felipe II en 1557, cuando éste se hallaba en Flandes. Pintor de cámara del Rey, visitó España, donde se especializó en la representación de vistas urbanas. Tomado de KAGAN, R. L.: Ciudades del Siglo de Oro: las vistas españolas de Antón Van Den Wyngaerde. Ed. El Viso. Madrid, 1986. Para la descripción en detalle de la figura, así como la leyenda que aparece en la esquina inferior izquierda, véase el apéndice documental. 2.2.2. Población Mozárabes y castellanos, con tantas diferencias entre ellos en los primeros tiempos tras la reconquista (lo que les llevaba a tener alcaldes distintos para cada grupo y leyes igualmente distintas), acabarán limando sus asperezas, a lo que sin ninguna duda contribuye el privilegio dado en Burgos por Sancho IV el 6 de marzo de 1290, ordenando que en adelante “sean todos unos, llamados de Talavera, sin repartimiento ninguno. Et que ayan todos el fuero del Libro Judgo de León et se judgen por él” 109. Nombrados desde entonces “cristianos” en su conjunto, la sociedad bajo medieval talaverana quedará constituida por una población en su mayoría cristiana y dos minorías étnico-religiosas, la judía y la mudéjar. Abordaremos, por sus especiales circunstancias, la problemática del pueblo hebreo: al llegar el siglo XV, los judíos representaban un numeroso 109 SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª J.: op. cit., p. 116. 52 colectivo dentro de la sociedad talaverana. Un padrón elaborado entre 1477 y 1487 arroja un número de 168 familias. Si se aplica el coeficiente seis, habida cuenta la gran fecundidad de este grupo étnico para esa época110, obtendríamos una población judía de unos 1.000 individuos, para los 5.000 habitantes con los que se calcula contaba la ciudad a finales del XV. A pesar de la convivencia pacífica con el resto de la población, una serie de medidas discriminatorias iban encaminadas a controlar sus movimientos: al igual que en otras ciudades, se les prohibió llevar armas bajo severos castigos, debían retirarse a sus casas apenas caía la tarde e igualmente debían llevar sobre sus ropas, en lugar bien visible, un pedazo de tela roja que les identificase como pertenecientes a una raza y religión distintas. Las Cortes de Toledo de 1480 decretan la completa segregación de judíos y musulmanes, de forma que “no moren a bueltas con los christianos, ni en un barrio donde ellos vivieren”111. Pocos años más tarde, el decreto de expulsión promulgado en 1492 para toda la península vacía la aljama talaverana, ya que fueron muy pocos los que se avinieron al bautismo. De todos los bienes y rentas que quedaron abandonados tomaron posesión los Reyes Católicos, y las dos sinagogas que atendían su culto fueron entregadas a la mesa arzobispal de Toledo y vendidas por el cardenal Mendoza para, con sus fondos, arreglar algunos muros de la iglesia de Santa María, resentidos por la humedad y blandura del terreno112. Los mudéjares, a los que se permite seguir viviendo en la ciudad tras la reconquista a cambio de pagar sus impuestos desde entonces a los reyes 110 Ibid., p. 118. 111 Ibíd., p. 120. 112 Ibíd., p. 121. 53 cristianos, parece ser que no levantaban tantos recelos. Muchos habían preferido desplazarse al sur, por lo que en 1491 Suárez Álvarez113 data su número en 41 vecinos, es decir, unos 205 habitantes, si aplicamos en este caso el baremo cinco, dada su menor fecundidad. Se dedicaban fundamentalmente a la agricultura y a modestos oficios artesanos: alarifes (albañiles), alfareros, relojeros o herreros son sus ocupaciones más frecuentes. A finales del siglo XV el grupo está en franca regresión demográfica, contabilizándose sólo 135 personas. En 1502, tras una reconversión masiva al cristianismo, obligados por el decreto de expulsión promulgado en Sevilla el 12 de febrero, se extingue la comunidad mudéjar de Talavera114. Finalizando el siglo XVI la población de Talavera está formada por cristianos viejos, cristianos nuevos (descendientes de musulmanes y hebreos bautizados), esclavos y, a partir de 1571, el cupo correspondiente de moriscos expulsados a Castilla desde Granada tras la conquista de su reino115. Todo este colectivo humano sufrirá los avatares de las sucesivas epidemias que asolarán la Península, pero que con especial incidencia atacan Talavera en 1507, 1548, 1551 y 1598-99116, sin que podamos olvidar tampoco épocas de sequía alternadas con otras de lluvias torrenciales, así como terribles plagas de pulgón y langosta que asolaron los cultivos. En otro orden de cosas, Felipe II necesitó durante su reinado (1556- 1598) con un fin esencialmente tributario, conocer el estado de todas sus 113 Ibid., p. 137. 114 Ibid., p. 138. 115 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C. La población… p. 155. 116 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: Epidemias y enfermedades…, pp. 150-163. 54 posesiones y súbditos, para lo cual ordenó elaborar unas Relaciones117, que consistían en una serie de preguntas o capítulos que debían contestar los regidores de cada población para ser enviadas posteriormente a la corte. En abril de 1576, Diego del Águila, corregidor de Talavera, responde al capítulo o pregunta 54, y que se interesa sobre los hospitales con que cuenta la ciudad, que éstos son ocho: el de la Caridad (con cuatrocientos ducados de renta), el de la Misericordia (doscientos ducados), San Juan y Santa Lucía (dos mil maravedíes), San Bartolomé (veinte mil maravedíes), nuestra Señora del Prado de dentro (catorce mil maravedíes), San Lázaro (dos mil maravedíes), San Sebastián (ocho mil maravedíes) y Nuestra Señora del Prado de Fuera (no cita renta, pero ya hemos comentado con anterioridad que ambos hospitales del Prado dependían de la misma cofradía). Santiago de los Caballeros y San Antón son citados en el capítulo 51, dedicado a las ermitas y encomiendas existentes en la villa, y tampoco citan su renta. 2.2.3. Asistencia al necesitado La estructura asistencial para atender al necesitado, ya sea enfermo o simplemente hambriento, alcanza su apogeo en el siglo XVI (ver esquema de fundaciones de la página 130). Confluyen en este siglo las antiguas instituciones dedicadas a la práctica de la caridad, ya en franca decadencia, con las nuevas fundaciones que incorporan la asistencia al individuo enfermo y para cuya atención se incorpora la figura del médico. Pero no es lo mismo atender enfermedades con caracteres crónicos o estructurales, para los que poco a poco se va organizando el entramado asistencial que vamos a estudiar más adelante, que hacer frente a 117 VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1963. 55 situaciones de epidemia, que constituyen un fenómeno coyuntural y regresivo, cuyos efectos trascienden de la esfera médica, alcanzando la vida política, económica y social118. Veamos, como muestra, cómo afronta el consistorio talaverano la situación de peste de 1598-99119. Las primeras noticias del contagio llegan a la ciudad el 12 de enero de 1598: el consistorio constata la llegada de numerosos forasteros que, procedentes casi todos de Toledo y Valladolid, donde no se les ha permitido la estancia, acuden a Talavera, en donde se alojan sin ningún impedimento. Como primera medida, se solicita la vigilancia de las puertas de la villa y se expulsa a los vagabundos. Casi de manera inmediata, el Ayuntamiento ordena a los jurados que inspeccionen hospitales, casas y mesones y trasladen a los pobres a la ermita del Prado, enviando a lugares cercanos a lisiados y enfermos. Podemos comprobar con esta medida que se es consciente del papel importantísimo como elemento trasmisor de las capas más desfavorecidas socialmente: vagabundos y mendigos. En marzo llegan noticias de que en Lucillos120 y otros lugares cercanos ya hay gente afectada. De inmediato se ponen guardas en todas las puertas, por lo que en mayo protestarán los vecinos del barrio de Santiago y puerta de Zamora, en su mayoría agricultores que ven dificultada la labor de sus tierras. En ese mismo mes se conocen las numerosas muertes en la Puebla de Montalbán121 y Carpio, por lo que se decide tomar ya medidas más severas. Con contagio ya en Maqueda, Santa Olalla y Cuacos de la Vera, las medidas se extienden a las puertas del Sol y de Zamora, con 118 GÓMEZ MAMPASO, V.: op. cit., p. 14. 119 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: Epidemias y enfermedades…, pp. 154-163. 120 Localidad situada a unos 20 Km. de Talavera, en el camino hacia Madrid. 121 Igualmente a unos 20 Km., esta vez en el camino que conduce a Toledo capital. 56 estrictas medidas higiénicas: se ordena que en los bodegones de fuera de la villa y tiendas de los arrabales menores no se acoja a ningún forastero, vecino ni soldado y que, en ellas, no haya más que pan, rábanos y huevos cocidos para los que están de paso. Que no se les den vasos, ni escudilla o mantel y que todo se sirva a la puerta, bajo pena de multa al infractor y dos años de destierro. Únicamente quedan abiertas las puertas de Toledo, Cuartos y la del Río, pero sólo para el pasaje de vecinos. Al salir, se les da un sello con las armas de la villa, que deben enseñar cuando regresen. Estas puertas se abren al amanecer y se cierran a las diez de la noche. Los forasteros deben presentarse a las autoridades que les darán una señal, sin la cual serán expulsados y castigados. El doctor Talavera será el encargado de las inspecciones a los barrios. En septiembre el peligro ha pasado, se ha logrado eludir la enfermedad, y el día 22 se derriban las tapias de los portillos cerrados. Pero la tranquilidad dura poco: en octubre llegan noticias de peste proveniente de Galicia, y de nuevo se guardan las puertas y se levantan las tapias. Existe una poderosa razón: son numerosos los gallegos que llegan a estas tierras en época de vendimia. Los emigrantes son muchos y llegan tras haber sido expulsados de Toledo y Madrid. No se les permite la entrada y se atiende extramuros a los que por estar ya sintomáticos, no pueden partir. En diciembre ya hay peste en Lisboa y otros lugares de Portugal y es la villa lugar de paso desde este reino, por tanto el peligro es grave. El consistorio no se descuida: el 23 de diciembre se ordena registrar las ropas que tuviesen los portugueses en sus casas y tiendas y el 31 se cierran las 57 puertas. Se toman también medidas para que no queden desamparados los numerosos huérfanos forasteros que han quedado en el hospital de la ermita del Prado y se les dé pan y que, a costa de los propios de la villa, se vista de sayal blanco122 a los menores de doce años. 1599 no puede empezar peor: el temor a la enfermedad lo acrecienta el gran número de pobres mal alimentados. El 15 de febrero el ayuntamiento ordena que se les reparta pan. También se ordena un pregón para averiguar los pobres enfermos que hay y ayudarles con limosnas y cuidados. Ante la excesiva subida del precio del trigo y el temor de que el hambre acreciente el contagio, el doctor Talavera solicita, el 4 de marzo, la incautación del trigo perteneciente al Obispo, recientemente fallecido, para “beneficio de los pobres de esta villa”, pagándose cada fanega a 14 reales, mientras que el precio oficial es de más de tres ducados. En mayo arrecia el contagio, se vigilan todas las puertas de la ciudad y el día 17 se nombran comisarios para hospitalizar a la población pobre. Para ese entonces, probablemente a causa de la enfermedad, han fallecido los doctores Talavera y Verdugo, así como el licenciado (cirujano) Vargas, por lo que es necesario nombrar nuevo cargos. Son éstos el doctor Solórzano y el licenciado Blas Núñez, cirujano de Candeleda. Se venden trescientas fanegas de trigo para curar a los pobres. Los Libros de Acuerdos del ayuntamiento informan de que en julio el barrio de Santiago, en el arrabal nuevo, está muy malo. La noticia ha cundido en la comarca y un vecino se queja de haber sido apedreado en Puebla Nueva para evitar que entrase. 122 El denominado sayal de color blanco representaba el color de luto en los niños huérfanos. 58 Como las medidas preventivas no han dado resultado, el consistorio emprende medidas curativas: se establecen hospitales, llevándose a los pobres a la Enramada, igual que en 1548, y se provee de medicinas el hospital de la Caridad. Se construye igualmente una ermita bajo la advocación de los Santos Vicente, Sabina y Cristeta, para a su alrededor erigir un cementerio y poder enterrar a los que fallezcan en la enfermería. Antes, por lo indecoroso, se decide trasladar la Casa Pública123 que ocupaba el solar con anterioridad. Los Libros de Acuerdos del mes de agosto siguen reflejando las medidas tomadas, los pagos de medicinas al hospital y el horror que produce la enfermedad. Las autoridades sacan a los enfermos fuera de la villa, en todo el barrio de detrás del Matadero, llegando hasta la puerta de Zamora, con seis enfermeros y oficiales, donde se recogía a los contagiados y se quemaba su ropa. El cura de Santa María elogia en un relato la actuación del consistorio, velando en todo momento que no faltasen provisiones en la ciudad, incluso tomándolas a la fuerza: en el puente del Alberche se ponen guardas para evitar que los abastecedores de frutas no puedan ir hacia Mejorada evitando el paso por Talavera. El peligro ha pasado en el mes de septiembre, pero aparece la picaresca: se pide desde Madrid un informe del estado de la situación, pero muchos de los que cobran salario por alguna ocupación relacionada con la epidemia se niegan a reconocer la mejoría. Un sacerdote zanja la situación al manifestar que nadie mejor que él puede saberlo, pues ya hace mucho que no le llaman para administrar los sacramentos a los moribundos. 123 Prostíbulo. 59 Según el estudio de González Muñoz, y del que nos hemos servido como fuente fundamental, en la enfermería hubo en un principio más de 400 enfermos, en su mayor parte mujeres, muriendo muchos de ellos, y en la villa más de 1200 fallecidos. La epidemia, que fue general, causó gran mortandad en toda Castilla, especialmente en Valladolid. Veamos ahora, en lo que podríamos llamar periodos de normalidad y alejados de situaciones de epidemia, que tipo de instituciones surgieron en Talavera para la atención al necesitado y/o enfermo entre los siglos XIV y XVI: Hospital de San Sebastián y Santa Catalina. Es ésta la institución de la que menos datos se conservan. Establecida su casa en la calle de San Sebastián en lo que en la actualidad son los números 16 al 20, Fray Andrés de Torrejón124 nos cuenta que la poca renta que tiene el hospital no da para atender enfermos, pero el mayordomo de la cofradía tiene cuidado de visitar muchas veces para ver si están limpias las camas y que se reciban los pobres con mucha caridad cuando llegaren allí. El mismo autor nos informa de que el hospital está a cargo de la cofradía de igual nombre, que también lo es de Santa Catalina, y que se unieron las dos, pero Santa Catalina es más antigua, ya que él ha visto los estamentos de la casa y consta que en el año 1403 ya había cofradía de Santa Catalina. Nos llama la atención que el autor no refleje, como lo hace al hablar de otras cofradías, la exigencia de limpieza de sangre para poder pertenecer a ella. Por otro lado, describe minuciosamente la fiesta que hacen todos los 124 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., ejemplar de la RAH, Mss. 9-5540. Cap. 114, fols. 420-425. 60 años en honor del Santo: la misa en la capilla del hospital, la procesión con su imagen hasta la iglesia de San Salvador, y el retorno desde ella al hospital, con música de chirimías125 y andando todo el tiempo la danza común de los judíos, a la vez que asustaban a los niños con alguien disfrazado de toro. Pensamos por todo lo anterior que esta cofradía estaba formada por cristianos nuevos, judíos conversos, hecho que explicaría la falta de documentación sobre ella. Su lugar en la procesión del Corpus era tras la cofradía de San Bartolomé, más moderna en cuanto a su fundación, pero con mayor renta y número de cofrades126. No hemos podido encontrar ningún dato que nos oriente sobre el momento en que cesa su asistencia al necesitado, pero Francisco de Soto127 en 1722 no da noticias de su existencia cuando describe los hospitales de la ciudad. Apuntamos la hipótesis de que su desaparición tenga que ver con la expulsión decretada por los Reyes Católicos en 1492, ya que en ese momento hubo muchas conversiones forzosas128 para evitar la expulsión, pero manteniendo sus ritos religiosos en la intimidad del hogar, hecho por el cual muchos fueron denunciados ante el tribunal de la Inquisición. Fray Andrés de Torrejón129 nos informa igualmente que San Sebastián es el abogado de la pestilencia y que a él le invocan para librarse del azote, que lo es grandísimo porque acomete con tanta furia y presteza 125 Instrumento de viento, de madera, semejante a un clarinete. 126 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 93. 127 SOTO, Francisco de: op. cit., R. A. H. MSS. 9-4668. 128 Lo que les habría llevado incluso a formar su propia cofradía, al no ser aceptados en aquellas que exigían “limpieza de sangre”. 129 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., ejemplar de la RAH, Mss. 9-5540. Cap. 114, fol. 427. 61 que acontece venir antes la muerte que la enfermedad. Aprovecha posteriormente el autor para dar noticia de la epidemia de 1507, que refiere como general en toda España. Hospital de la Misericordia (1475). El 15 de diciembre de 1475 ante el notario de Talavera Pedro Fernández, el bachiller Fernando Alonso, canónigo de la colegiata de Santa María, firma las escrituras de fundación del hospital de la Misericordia de Talavera. Deseo del fundador es que el hospital reciba en principio a todos los pobres que hasta él lleguen: los sanos, por una noche, e otro día que se vayan donde Dios les ayudare, y los enfermos sean rescebidos e sean curados e proveydos en lo espiritual e temporal fasta que sanen o fallescan130. Nos encontramos de este modo ante el primer hospital de Talavera que contempla específicamente la atención al hombre enfermo. Las ordenanzas de gobierno de la institución se acordaron en Cabildo ante el Canónigo Magistral, Visitador del Hospital, siendo deseo del fundador que los administradores perpetuos de todos los bienes que legó para su funcionamiento fuesen el Deán y Cabildo de la Iglesia de Santa María, y nombrándose capellanes, enfermero y receptor del hospital para su inmediata puesta en marcha. En su dilatada trayectoria de asistencia (desde 1475 a 1997 funcionó sucesivamente como Hospital de la Misericordia, Hospital Municipal, casa de socorro y asilo de ancianos, aparte de otras tareas como dispensario), fueron numerosas las veces que se dictaron reglamentos o normas de 130 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: La crisis del Antiguo Régimen en el Santo Hospital de la Misericordia de Talavera de la Reina (1789-1837). Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1991. pp. 35 y ss. El acta fundacional se encuentra en el APT, caja 299, nº 1, Fundación, 1475. El documento está escrito en letra gótica y, ante la dificultad que nos suponía su lectura, hemos utilizado la transcripción incluida por el autor en su libro. 62 funcionamiento. Para darnos una idea general de la atención prestada como hospital y aún a sabiendas de que nos salimos de los límites cronológicos asignados a este capítulo, reproducimos por su interés el articulado de las ordenanzas de 1776131, dado que son las únicas que se conservan: 1º. Este artículo corresponde a la revisión de las fundaciones, rentas, cargas fijas y salarios. 2º. Ante el buen estado de las rentas se decide instalar 12 camas (8 para hombres y 4 para mujeres) en salas diferentes. Todo el material viejo de las camas se destina para los enfermos con diarreas. 3º. Toda la ropa se deberá revisar mensualmente, entregándola al enfermero con inventario. 4º. El lavado de la ropa no correrá a cargo del enfermero, sino de una mujer contratada, y que además se encargará del cosido, repaso y remiendo de la misma. 5º. El receptor o el capellán de semana será el encargado de proporcionar al enfermero las papeletas para la adquisición del pan, carne, azúcar, chocolate, etc. Cada mes se liquidarán los gastos a través del Sr. Visitador. De la carne de los cerdos sacrificados, al enfermero se le asignan los despojos, y éste no podrá descarnar los huesos para hacer chorizos por ser de más sustancia, para los pucheros el tocino con la carne que con la sola grosura. 131 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: op. cit., pp. 36-37. Tomado por el autor del APT, Libro de Acuerdos, nº 268, Cabildo del día 22 de febrero de 1776. 63 6º. Los elevados gastos en la botica determinan que todos los cocimientos, apósitos y medicinas simples se realicen en el mismo hospital por los enfermeros. Sólo las de composición extraordinaria y difícil ejecución serán adquiridas en la botica del pueblo. En las salas de los enfermos se pondrán de noche lámparas o faroles de aceite, suministrado por el receptor. 7º. El enfermero se encargará sólo de la asistencia de los enfermos, y cuando hubiese alguno agonizando llamará de inmediato al capellán para su auxilio espiritual. La enfermera no asistirá a los hombres, y el enfermero tampoco lo hará con las mujeres. Sólo se ayudarán en aquellos ministerios que no resistan la respectiva decencia de ambos sexos. 8º. Para mejorar el servicio y dar mayor utilidad a las rentas se propone que el enfermero sea un practicante, o persona que con algunos principios de Facultad supiese hacer sangrías, poner lavativas, purgantes, apósitos y cantáridas. 9º. Se reconoce la escasa asignación del enfermero y ahí radica el mal trato que han padecido los Pobres, el descrédito que experimenta el Hospital, el despilfarro de ropas y el crecido gasto de las Rentas…. El salario asignado será de 100 ducados, a los que se añadirán diariamente un pan de dos libras, una libra de carne, así como Casa, Médico, Botica, Luz, Lumbre y los despojos del cerdo. 10º. La convalecencia de los enfermos deberá ser la necesaria, ya que saliendo algunos enfermos mal convalecidos buelven al Hospital con recaídas más perjudiciales y costosas. Todas las altas serán ordenadas por 64 el médico, y si no fuera así, en las recaídas no se admitiría de nuevo su ingreso. 11º. Los nombramientos por un año del Visitador, deberán ser por más tiempo. La práctica diaria, con celo y caridad de cada uno de los empleados, deberá restablecer el crédito del Hospital. 12º. Los capellanes deberán proporcionar los cuidados a los moribundos y difuntos, tal como quedó expresado en la escritura fundacional. 13º. Al enfermero, si no observase sus obligaciones, se le advertirá para que se corrija antes de ser despedido. Cada año, en el primer cabildo extraordinario del mes de enero y hasta su paso a manos del Ayuntamiento en 1837, se nombraban los oficios del hospital para ese periodo: Visitador del Hospital, médico de la Mesa Capitular y del Hospital, enfermero, Capellanes, lavandera, etc. Queda fuera de nuestro estudio, por salirse de los objetivos marcados para esta parte de la investigación (orígenes fundacionales de las instituciones hospitalarias en Talavera), la revisión de toda la documentación referente al hospital existente tanto en el APT como en el AMT, que por sí sola, constituiría una monografía de doctorado. En la segunda parte de este trabajo, en el apartado dedicado al nacimiento de las Juntas Municipales de Sanidad y Beneficencia, volveremos a tratar sobre él. 65 Imagen actual, tras la rehabilitación del edificio, del antiguo Hospital de la Misericordia en la Plaza del Pan de Talavera de la Reina. Hospital de San Bartolomé (1520). Ildefonso Fernández132, tomando sin duda los datos de las Historias de Talavera escritas por los cronistas locales tantas veces citados, sitúa su origen fundacional durante el reinado de los Reyes Católicos cuando éstos ordenan, por lo insalubre de la ubicación de su convento (en el actual paseo del Padre Juan de Mariana133, muy próximo al río), el traslado de los claustrales de San Francisco al edificio de la parroquia de Santa Leocadia, al quedar a su vez fusionada ésta con la de Santa Eugenia. Refiere este autor que en aquella parroquia tenía su sede la cofradía de San Bartolomé, que recibió como compensación por su desalojo forzoso, una casa propiedad de los frailes en lo que a partir de entonces se llamó calle de San Bartolomé (actual Ramón y Cajal), donde 132 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 290. 133 En la parcela que actualmente ocupan la piscina cubierta y el skate-park, junto al camino del cementerio. 66 fundaron los cofrades el hospital bajo esa advocación. Sus primeras constituciones habrían sido hechas en 1520, y las últimas de las que se tienen noticias, en 1683134. Nosotros tenemos otros datos: en la copia manuscrita que el filántropo Policarpo García de Bores manda hacer de la Historia de Talavera de Francisco de Soto135 (1722) con destino a la biblioteca de los monjes agustinos de la villa, aparecen anexos al final de la obra, tras unos folios en blanco, una serie de documentos entre los cuales se encuentra uno que dice ser copia literal del manuscrito que obra en la Librería de San Lorenzo el Real del Escorial y contiene una información del Estado de Talavera, hecha por mandado de la Majestad del Señor Rey Phelipe Segundo. Se trata sin duda del borrador que se envía para las Relaciones de Felipe II, que una vez resumido, pasará a formar parte del texto definitivo de las citadas Relaciones. Pues bien: en él, dato que no aparece en lo que luego se publica, y que tampoco es citado por ninguno de los cronistas locales que se limitan simplemente a decir que el hospital es muy antiguo en su fundación y que se exige absoluta limpieza de sangre para pertenecer a la cofradía, se nos relata que antes de San Bartolomé era llamado Hospital de la Garriona136, sin duda por ser una mujer muy poderosa que le fundó; de este apellido; la que es tradición en esta villa murió del Mal Galico o Francés (porque lo dexa su Marido) y por lo mismo, hizo esta fundación, solamente para curarse este mal: y asi se ha practicado y practica, dando en el unciones eficaces, con que se han hecho 134 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Ildefonso: op. cit., p. 290. Este autor data las últimas constituciones de la Cofradía en 1611. En el ADT, Sección COFRADÍAS Y HERMANDADES, leg. To. 54, exp. 24, se encuentran igualmente las de 1639 y 1683. 135 SOTO, Francisco de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra. Fechada en 1768, se conserva [R (Ms) 82] en la sala de investigadores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. 136 Lo peculiar del nombre, La Garriona, nos lleva a pensar que pueda ser derivado del gentilicio de su fundadora, posiblemente francesa y procedente la Garonne, y que pudiera haber llegado o ser descendiente de aquel grupo de franceses que se asentó en Talavera tras la toma de Alfonso VI. No debemos olvidar, como ya hemos comentado al hablar de los francos, su importancia como introductores de las cofradías en la Península. 67 felices progresos. Tendríamos así un primer emplazamiento, antes de la fundación en 1575 de la enfermería de san Lázaro en la calle del Sol, donde se hubieran atendido las enfermedades de transmisión sexual. Francisco de Soto137 nos habla de su función para recoger peregrinos estando al cargo una persona devota, al haber desaparecido la cofradía hace ya mucho tiempo. De su ubicación en la calle de San Bartolomé, al principio de nuestra investigación, sólo teníamos la certeza de que estaba muy próximo o en una de las esquinas con la calle de Delgadillo, por un pleito que entabló el responsable del hospital (desconocemos el cargo que ostentaba) en 1731 con el dueño de una casa en la citada calle, que había reparado su tejado y hacía verter desde entonces las aguas de lluvia al corral del hospital, provocando la humedad generada la podredumbre de los colchones de las camas138. Una conversación casual sobre el tema con Dª Mercedes Fernández Hormigos139, nacida en el actual nº 16 de la calle Ramón y Cajal (antigua San Bartolomé) nos sorprendió a las dos: los números 16 y 18 de su infancia procedían de una única finca (resultante de la desamortización de 1837 como más adelante veremos), dividida simétricamente por una tapia que cruzaba el patio central porticado (y con un pozo) de parte a parte. Nos refiere que en dicha tapia había una puerta que siempre permanecía abierta dada la amistad vecinal y que una cosa le llamó siempre la atención: mientras que la parte del patio procedente de la casa primitiva propiedad de sus padres había sufrido alguna reforma, el de sus vecinos 137 SOTO, Francisco de: op .cit.: copia Soto-Jiménez de la Llave, Manuscrito de la R. A. H.-Mss-9-4668. p. 144 (v). 138 ADT. Legajo 1º de Hospitales. Documento de 1731. 139 Queremos expresarle desde aquí nuestro agradecimiento por la inestimable información, pero sobre todo por su amabilidad y el agradable rato que nos hizo pasar. 68 había permanecido inalterado, con algo que a ella le resultaba curioso: la multitud de pequeños cuartos trasteros, cada uno con su puerta, que jalonaban todo el perímetro de ese medio patio porticado. Por lo que nosotros sabemos, en sus últimos años de actividad, el hospital de San Bartolomé se dedicó al cuidado de sacerdotes pobres, quedando sin función antes de cumplirse la primera mitad del siglo XVIII140. Esos “pequeños trasteros” corresponderían a las celdas o dormitorios de los mencionados sacerdotes. Por otro lado se nos explicó la posición que ocupa la citada casa de la calle Delgadillo que en su momento vertió sus aguas de lluvia al hospital, confirmando, si cabe más, el emplazamiento del hospital en esa finca. Su inmueble, dentro de las medidas tomadas por la recién creada Junta de Beneficencia de 1837, pasará a ser propiedad del Ayuntamiento en esas fechas, para ser vendido a un particular tras la desamortización de bienes concejiles de 1855, como veremos en la segunda parte de nuestro trabajo. Hospital de la Caridad (1525). Se funda alrededor de esta fecha con el legado que deja Juan de Riaño, acaudalado talaverano, al fallecer en 1510141. Pide el benefactor en su testamento que, en lo que fueron sus casas en la plaza de Santa Leocadia, se levante un hospital para curar pobres enfermos que a él lleguen, ya sean forasteros o personas del lugar que, sustentándose únicamente con su trabajo, no tengan renta cuando caigan enfermos. En 1546 se recibe otro importante legado con el fallecimiento del doctor Luis Ramírez de Arellano, que lega todos sus bienes a la institución142. Nombra patronos a los cofrades de la cofradía de la Caridad, 140 LÓPEZ, Tomás: Diccionario Geográfico de España. Siglo XVIII. Biblioteca Nacional. Mss. 7293- 7312. [Para Toledo y provincia: (Mss 7308-7309, pp. 327-333)]. 141 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., RAH, Mss. 9-5540, capítulo 111, folio 416. 142 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 289. 69 cuyo mayordomo será el encargado de nombrar cada semana un hermano visitador, el cual tendrá cuidado del hospital. Otras misiones de los cofrades eran las de recoger a los ahogados y a los fallecidos en el campo (ya fuese de muerte natural o por la acción de un rayo) y proporcionarles sepultura, así como la de asistir a los Reos condenados al último suplicio, hasta el patíbulo, confortarlo hasta fallecer y enterrarlo con el aparato que a un gran personaje se hace143. Su celo se extendía incluso hasta a recuperar los cadáveres de los ahorcados que, metidos en una cuba, eran posteriormente arrojados al río Tajo144. Con importante labor como ya hemos visto en tiempos de peste, el final de su asistencia llegará en 1837, tras un largo pleito contra la Junta de Beneficencia como veremos en la segunda parte de este trabajo. De esta cofradía hemos recuperado, por su interés en cuanto a la organización del hospital, las ordenanzas de 1513145. Reunidos en cabildo el párroco de San Pedro, los capellanes de Santa Leocadia, el beneficiado de Santiago el Nuevo y una larguísima lista de 50 cofrades, hombres y mujeres (esposas de éstos y viudas, hecho que no hemos observado en ninguna otra de las cofradías estudiadas), manifiestan su deseo de organizar un hospital en donde ejercitar la caridad con los pobres dolientes miserables personas. Para ello, se utilizarán las casas principales que fueron de Juan de Riaño en los aledaños de la plaza de Santa Leocadia y la existente en la callejuela que va desde el cementerio de la parroquia de 143 Mismo documento, borrador de las Relaciones de Felipe II, que hemos comentado en el apartado dedicado a San Bartolomé. 144 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 461. 145 A.M.T.: Ordenanzas antiguas confirmadas por señor Cardenal Cisneros en Valladolid en 22 de septiembre de 1513. Cofradía y Hospital de la Santa Caridad. Signatura 665. 70 igual nombre hasta la puerta del Sol. Para albergar a los pobres se conformarán ocho camas de ropa, cinco en una casa para los hombres y tres en otra para las mujeres. Cada cama estará equipada con una tarima de madera con jergón de lienzo lleno de paja y con colchón de ropa con su lana, un par de sábanas y una manta, pudiéndose añadir más ropa si las inclemencias del tiempo lo hiciesen necesario. En el cabezal, a manera de almohada, un lienzo lleno de lana. También mandan adecentar una cama de limosna en el entresuelo que está en las otras casas del hospital para que duerman en ella los clérigos de paso que así lo demandasen: esta cama irá equipada además con una colcha (paño de Palencia, se especifica) y una segunda almohada, además de un banco y una silla donde puedan poner su ropa. Al cargo de todo se establece la contratación de un matrimonio para que entre ambos ejerzan las funciones de hospitaleros (han de ser personas honestas y de buena conciencia). Habrán de mantener la limpieza y hacer las camas, hacer lumbre, y dar platos y escudillas a quien lo solicite para poder comer. Por último, se contempla en estas ordenanzas la existencia de otra cama, apartada de las demás, equipada con un zepo de madera con su llave donde hechen a los pobres que hicieren alguna descortesía o daño del cual zepo tenga la llave el hospitalero que fuese146. Ermita y hospital de San Antón (1569). Podríamos decir que, junto con los hospitales nacidos bajo la advocación de San Lázaro, asistimos con ellos al nacimiento de las especialidades médicas. Aunque en un primer 146 El uso de grillos (grilletes), cepos, azotes y calabozos como medios restrictivos para los acogidos en estos centros asilares estuvo permitido hasta 1822, año en el que se promulga la Ley General de Beneficencia, que en su Título IV (De las casas de socorro), artículo 79 lo prohíbe expresamente. Esta misma Ley, en su Título VII (De la hospitalidad pública), artículos 119 a 126, contempla ya la creación de centros específicos para recoger y curar locos de toda especie, quedando igualmente prohibido (artículo 122) el encierro continuo, los golpes, grillos y cadenas, que jamás se usarán en estas casas. Tomado de: COLECCIÓN DE LOS DECRETOS Y ÓRDENES GENERALES EXPEDIDOS POR LAS CORTES ORDINARIAS (22 DE SEPTIEMBRE DE 1821-14 DE FEBRERO DE 1822). Tomo VIII. Imprenta Nacional. Madrid, 1822. Congreso de los Diputados, Sección Documentación. Para lo aquí expresado, ver el desarrollo de la citada ley en el apéndice documental, pág. 290. 71 momento su único fin sea apartar del resto de la población al afectado por este tipo de enfermedades, pronto surgirán los primeros cuidados (efectivos o no, ya lo veremos más adelante) específicos para ellos. El primer hospital de la encomienda de San Antón se funda en la península en Castrojeriz (Burgos) en 1146, durante el reinado de Alfonso VII, formando parte del entramado asistencial que surge a lo largo del Camino de Santiago147. Erigida por este monarca como casa matriz, bajo su jurisdicción como encomienda mayor surgirán las encomiendas y preceptorías de Salamanca, Medina del Campo, Toro, Valladolid, Benavente, Segovia, Murcia, Albacete, Jaén, Baeza, Córdoba, Sevilla, Toledo, Ciudad Real, Talavera, Cadalso, Atienza, Cuenca, Madrid y Alfaro148. Desconocemos si el orden de esta relación obedece a criterios de cronología fundacional, pero sí hemos podido constatar que la encomienda de Toledo capital nace en 1316149. En cuanto a la casa de Talavera sólo tenemos un dato, y es la inscripción que aparece a los pies del San Antón del panel de cerámica que, procedente de la derribada iglesia del hospital, fue recolocado a finales del XIX en el atrio de la basílica del Prado. Su lectura, una vez desarrolladas las abreviaturas, arroja lo siguiente: Esta iglesia se redifico con el fabor de Dios i de los buenos en los años del señor de 1569 i 70 siendo Papa Pio V i Rey de España Philippo 2º i arzobispo de Toledo Fray Bartolomé de (el arzobispo es sin duda Fray Bartolomé Carranza de Miranda, con mandato entre 1558 y 1576). Por falta 147 SÁNCHEZ DOMINGO, R.: La encomienda de San Antón de Castrogeriz. Derecho de asistencia en el Camino de Santiago. Ed. Trea. Gijón, 2004. Para lo aquí referido, ver p. 153. Por considerar que excedería de los límites de este trabajo, no nos vamos a ocupar de los orígenes de esta encomienda (en un principio militar) dado que existe, por otro lado, una amplísima bibliografía sobre el tema. 148 SÁNCHEZ DOMINGO, R.: op. cit., p.189. 149 LÓPEZ FANDO, A. y SANCHO DE SAN ROMÁN, R.: Los antiguos hospitales de la ciudad de Toledo, en Clínica y Laboratorio, nº 422. Zaragoza, 1961. pp. 395-400. 72 de documentación150, desconocemos si el hospital existía anteriormente o nace en esas fechas producto de la pragmática dictada por Felipe II en 1565, ordenando la erección de hospitales de San Lázaro y San Antón en todos los pueblos para los tocados por dichos males (es decir, llagados y afectados por el llamado fuego sagrado respectivamente)151. Sea de la manera que sea, en Talavera tenemos, en 1569, un hospital de San Antón, con una misión específica: atender a los afectados por el llamado ignis sacer (fuego sagrado, fuego de San Antonio, fuego infernal, fuego usagroso). Instalada la casa en el callejón al que dio nombre y haciendo esquina con la calle Juan de Mariana (antigua calle de Cuartos), ya en las proximidades de la puerta de Cuartos y por tanto en la salida hacia Extremadura y en la ruta de peregrinación hacia Guadalupe, no creemos que su ubicación sea casual. A su cargo, un comendador nombrado desde la casa madre de Castrojeriz ayudado por varios religiosos que profesaban la regla de San Agustín152. El denominado fuego de San Antonio, no era otra cosa que la intoxicación producida por comer pan de centeno contaminado con el 150 La falta de documentación es especialmente llamativa para el estudio de este hospital, teniendo en cuenta que funciona durante el siglo XVI. Son escasísimos los documentos existentes en el ADT, no existe ninguna referencia en los Memoriales del Estado Eclesiástico del Catastro de Ensenada en el Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Toledo y en el Ayuntamiento de Talavera únicamente hemos encontrado datos sobre la venta del inmueble en 1805. SÁNCHEZ DOMINGO, R.: op. cit., p. 276, refiere que un incendio en 1765 del Archivo General de la orden, en Alcalá de Henares, destruyó la mayor parte de los documentos conservados hasta la fecha. Cita igualmente su casi infructuosa búsqueda en la Biblioteca Nacional, Archivo Histórico Nacional y Real Chancillería de Valladolid. Por otro lado, el mismo autor, al referirse a la disolución de la orden en 1787 (ver p. 299 de la referida obra), apunta la relación que existiría entre las acusaciones de prácticas de esoterismo y alquimia por parte de los monjes y el interés del rey y del papa en la desaparición de los documentos. 151 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VIIº. DE LOS PUEBLOS; Y SU GOBIERNO CIVIL, ECONÓMICO Y POLÍTICO. Título XXXVIII. De los hospitales, hospicios y otras casas de misericordia. Ley III: Establecimiento de hospitales en los pueblos à cargo de sus Justicias y Ayuntamientos para la curación de pobres llagados y capaces de inficiona. (Felipe II, en Madrid, pragm. de 7 de agosto de 1565). 152 SOTO, Francisco de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez de la Llave. RAH, Mss. 9-4668. Folio 145 (v). 73 hongo cornezuelo (Claviceps purpurea), que parasita este cereal y tiene en su núcleo ácido lisérgico, el cual era el responsable de los cuadros de alucinaciones y convulsiones que padecían los afectados. Por otro lado, su efecto vasoconstrictor produce gangrena en los dedos, nariz y orejas. Los monjes atendían a los tocados por el mal dándoles unos panecillos benditos y un brebaje sanador, al parecer vinagre, en el que se decía se había sumergido un hueso-reliquia del santo. Lo cierto es que el pan milagroso era de trigo, por lo que el individuo dejaba de ingerir el de centeno contaminado, y no sabemos si algún componente del vinagre contrarrestaba al mismo tiempo la acción del perjudicial hongo. Pero Cosme Gómez en 1648153, nos dice que en Talavera se está, gracias a Dios, libre del mal. No hemos de extrañarnos: debido a las características del terreno, apenas hay cultivo de centeno, y sí de trigo y cebada, que no son atacados por el cornezuelo154. No obstante, en alguna ocasión debieron atender enfermos, porque en el Archivo Diocesano de Toledo hemos encontrado, para 1720, la justificación y pago, entre otros productos, de cinco arrobas de vinagre y dos fanegas de trigo para el año155. En el mismo archivo, esta vez en 1762156, encontramos un pleito entre el comendador y los herederos del afortunado (y fallecido sin recibirlo) al que le había tocado el cerdo que rifaban todos los años los monjes como medio para obtener ingresos para la casa157. 153 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 342. 154 RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA, E.: op. cit., p. 86. 155 ADT: Legajo 2º de Hospitales. Año de 1720. 156 ADT: Leg. To. 54, exp. 20. Hermandad de San Antonio Abad, 10 de diciembre de 1762. 157 Esta tradición pervive en la actualidad en muchas localidades españolas. Se compra un cerdito que se cría en libertad y es alimentado por todos los vecinos del pueblo. Una vez engordado, el 17 de enero, festividad del santo, se sortea y, evidentemente, es sacrificado. 74 En cualquier caso, tratando o no tocados por el mal de San Antonio, el 24 de agosto de 1787, el papa Pío VI suprime la orden de los antonianos de España mediante bula obtenida por Carlos III158. Desalojados los monjes y su comendador, la iglesia del hospital queda convertida en ermita, con escaso culto y el edificio, una vez desamortizado, es vendido a un particular en 1805159. La tradición de los panecillos benditos perdura en Talavera. En los días anteriores al 17 de enero, festividad del santo, en la Corredera del Cristo y en la puerta de la iglesia de San Andrés (muy cercana al antiguo hospital), y lugar donde se bendicen ese día los animales domésticos, se venden las llamadas caridades, panecillos de trigo con unos cortes en su superficie, herederos sin duda de la cruz de Tau160, que imprimían los monjes en sus panes benditos. 158 SÁNCHEZ DOMINGO, R.: op. cit., p. 276. 159 AMT: Sección Secretaría; Servicios sociales y Asistenciales. Santuario de San Antonio Abad, sig. 664. 160 La Tau corresponde a la última letra del alfabeto hebreo y a la decimonovena del alfabeto griego, aunque también fue un símbolo utilizado en otras culturas como la egipcia. Fue el santo egipcio San Antón quien primero la usó como distintivo cristiano y por ello es llamada más propiamente como cruz de San Antón. Con color azul sobre el pecho de un hábito negro, era el uniforme distintivo de los miembros de la Orden de San Antonio. 75 Basílica de Nuestra Señora del Prado. Azulejería procedente del derribo del hospital de San Antón, representando al santo (con la cruz de Tau sobre el pecho), y recolocada en el atrio de la citada basílica. Obsérvese la leyenda a los pies del santo, que dice lo siguiente: Esta iglesia se redifico con el fabor de Dios i de los buenos en los años del señor de 1569 i 70 siendo Papa Pio V i Rey de España Philippo 2º i arzobispo de Toledo Fray Bartolomé de (el arzobispo es sin duda Fray Bartolomé Carranza de Miranda, con mandato entre 1558 y 1576). Enfermería de San Lázaro de la calle del Sol (1575). No hemos podido averiguar la fecha en la que los cofrades de San Lázaro se trasladan a la casa de la calle del Sol desde el primitivo hospital extramuros, pero sin duda, es la anteriormente referida pragmática de 1565 de Felipe II en la que recuerda la vigencia de las dictadas por los Reyes Católicos y por Carlos I en cuanto a contagios y dispone el establecimiento de centros especiales para los pobres llagados e infecciosos, la responsable de que en 1575 se organice la llamada enfermería en la citada calle. La lepra en el siglo XVI ya no constituye una seria amenaza para la población, pero las enfermedades de transmisión sexual han venido a ocupar su sitio. Con 76 anterioridad hemos visto que la atención a este tipo de enfermos se debió realizar en un primer momento en el hospital de San Bartolomé, pero ya sea por la disminución de rentas o por la falta de espacio ante el considerable aumento de la demanda de estos cuidados, el caso es que Fray Andrés de Torrejón161 nos indica que, no habiendo ningún hospital en Talavera donde curasen a los que tenían bubas162, un mayordomo de la cofradía comienza a curarlas en 1575. Ante el éxito de la iniciativa (y sin duda teniendo en cuenta la orden de Felipe II), se realiza una colecta en la que cada uno de los cofrades aporta 800 reales, que junto con otras limosnas, sirven para labrar algunos aposentos. El mismo autor nos refiere que es allí donde acuden las mujeres necesitadas que son las que particularmente se reciben y las curan con mucha diligencia y tienen para esto mucha ropa y procuran que haya gran limpieza en ella, en lo que interpretamos se refiere a la atención de las prostitutas de la villa. Tendremos que esperar al testimonio de Cosme Gómez163 de 1648 y al de Francisco de Soto164 en 1722 para conocer más datos de la actividad del hospital. Ambos autores nos refieren, sin citar fecha, que las rentas del hospital aumentaron considerablemente con el legado de Juan de Villa Espada, gracias al cual ya se pudieron organizar las curas dos veces al año, en primavera y otoño, en un cuarto muy a propósito. 161 TORREJÓN, Fray Andrés de: op. cit., RAH, Mss. 9-5540, capítulo 115, folios 431- 432. 162 Pústulas y/o adenopatías causadas por enfermedades de transmisión sexual. 163 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 90. 164 SOTO, Francisco de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez de la Llave. RAH, Mss. 9-4668. Folio 144 (r). 77 La sífilis (mal de bubas o mal francés entre otras acepciones) se trataba de manera general y en todos los hospitales con dos métodos165. El primero consistía en las denominadas unciones mercuriales, que se aplicaban en primavera y otoño, siendo el segundo la llamada cura de cajón o de sudores, que se realizaba en toda época del año. Rodríguez Mateos166 nos describe algunas particularidades de ambos: en el caso de las curas estacionales, los preparativos se iniciaban en marzo, haciendo acopio de carbón con el que preparar el fuego que provocaba la sudoración y revisando los braseros y los cajones de madera en los que se introducía a los enfermos. Posteriormente se acondicionaban las salas con tarimas, jergones y colchones que, al igual que la ropa de cama debía ser la más vieja, porque muchas veces resultaba quemada y tan derrotada de las friegas y unciones que quedaba inservible. Todos los enfermos de sífilis eran citados el mismo día, momento en el que eran recibidos por el médico, el cirujano y demás encargados de la cura. Debían igualmente confesarse y comulgar, condición indispensable para recibir el tratamiento. Mientras duraba éste, la dieta también era especial: Para después de los sudores se les da vizcochos a los enfermos, a los de unciones nada se les da, sino a sus horas determinadas, y los dias de las sangrias. En empezando estos a babear, se les da picadillo, substancias o papas. Una vez terminado el tratamiento, que duraba unas ocho semanas, los enfermos eran dados de alta. En cuanto a la ubicación del edificio, hemos podido averiguar que se situaba en lo que en la actualidad son los números 14 y 16 (este último, 165 LÓPEZ FANDO, A. y SANCHO DE SAN ROMÁN, R.: Los antiguos hospitales de la ciudad de Toledo, en Clínica y Laboratorio, nº 422, Zaragoza, 1961. p. 399. 166 RODRÍGUEZ MATEOS, Mª V.: Los hospitales de Extremadura. 1492-1700. Junta de Extremadura, Universidad de Extremadura. Cáceres, 2003. pp. 282-283. 78 ocupado por la delegación de Hacienda) de la calle del Sol. Fernández Sánchez167 nos informa de que en sus últimos años de asistencia, ya a mediados del XVIII, las rentas del hospital no alcanzaban para mantener enfermos y sus recursos se entregaban en forma de limosna a los menesterosos para que pudieran acudir a los hospitales de Madrid y de Toledo. Según este mismo autor, el edificio se vendió, por la Real Hacienda hacia 1800168, siendo su comprador D. Manuel Sánchez de Sebastián. Gracias a este dato y consultando los empadronamientos por parroquias de la época en el Archivo Municipal de Talavera, hemos podido localizar exactamente el edificio (originalmente en el número 14, con posterior segregación, dando lugar a las fincas 14 y 16). 2.3. Consolidación de la asistencia: Talavera en el siglo XVII A los siglos precedentes de hegemonía militar y diplomática de los monarcas españoles en Europa, sucederá un siglo VXII de derrumbamiento como potencia económica y política, consecuencia del abandono de la inversión productiva, la salida de metales preciosos hacia Europa para pagar los préstamos imperiales y las mercancías que se importaban, y el aislamiento científico y educativo por temor a la penetración de ideas consideradas peligrosas, entre otros factores. Pero sobre todo será la permanente participación en los diversos conflictos bélicos lo que acabará agotando los recursos peninsulares a causa de los altísimos impuestos. El 167 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 290. 168 Esta venta se realiza en cumplimiento del real decreto de 19 de septiembre de 1798 por el que se procede a la enajenación de los bienes raíces que pertenezcan a hospitales, hospicios, casas de misericordia, de reclusión y de expósitos, cofradías, memorias, obras pías y patronatos de legos. 79 inicio del reinado de Carlos II, último de los Austrias, coincide con la época de máximo decaimiento169. Talavera evidentemente no puede quedar al margen de todo ello, teniendo además que añadir los efectos de las epidemias que se sucederán en la península a lo largo de todo el siglo, y que se dejarán sentir con especial incidencia en Castilla. 2.3.1. La ciudad El plano de la villa no variará en lo sustancial en este periodo del descrito para el anterior capítulo. Contamos además con la descripción que Cosme Gómez170 hace, para el siglo XVII, de la ciudad y las gentes que en ella habitan. Nos describe el que fue capellán mayor del monasterio cisterciense de la Encarnación las suntuosas casas del Arrabal Nuevo, en el que viven principalmente los hidalgos de la villa; la plaza del Comercio (actual Plaza del Reloj), en donde se puede comprar toda clase de mantenimientos, caza, pesca, fruta y hortalizas; la carnicería bien dispuesta, aseada y capaz. En el Arrabal Viejo residen labradores y laborantes, es decir, empleados en la manufactura de la lana. Es éste el barrio obrero y artesano, en donde también viven los alfareros y pintores de loza. Hace de esta última industria una minuciosa descripción, enumerando todos los talleres, y describiendo singularmente dos, en los que se trabaja con barros colorados, muy primorosos el color vivo y no menos el olor. Lábranse de mil diferentes formas imitando graciosamente aves y otros animales, 169 HERNÁNDEZ, J. A., F. AYUSO y M. REQUERO: Historia de España. Ediciones Akal S.A. Madrid, 1998. p. 33. 170 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, cap. 4, folios 31-50. 80 brinquiños para las damas tan agradables al gusto que se beben el agua y se comen el barro171. Rodríguez Rivero172 describe, para comienzos del siglo XVII, la siguiente situación: … En Madrid, el colmo de la distinción femenina era poseer un rostro de palidez lunar. Para obtener esa blancura enfermiza y macilenta, una moda que arrasó entre las damiselas de la nobleza y fue condenada por la Iglesia, la receta más recomendada era comer arcilla, bien en tabletas (aderezadas caseramente con azúcar o almíbar), bien a las bravas, a base de pegarles frecuentes mordiscos a las vasijas de barro que hubiera por casa (las preferidas eran los búcaros portugueses de Estremoz). La ingestión de arcilla (“comer barro”, se decía) provocaba una variedad de clorosis173conocida como “opilación”. Para curar los estragos que producía esta anemia inducida, los galenos de la época prescribían infusiones en ayunas de agua con polvo de hierro…”174 171 Ibid., folio 75. Nos ha llamado la atención esta utilidad del barro para consumo humano, al parecer muy extendida entre las damas, y que sería un ejemplo de golosina de la época. Hoy día entraría en el terreno de la patología denominada pica, perversión del apetito en que apetecen sustancias no comestibles. 172 RODRÍGUEZ RIVERO, M.: Suplemento Babelia. Diario El País, 24/07/10, p. 16. 173 Tipo especial de anemia, muy rara en la actualidad, que cursaba con anorexia, trastornos digestivos, dismenorrea y alteraciones nerviosas con hipohemoglobinemia, causante esta última de la anhelada palidez del cutis para las referidas jóvenes. Pensamos por otro lado que la ingestión directa de arcilla conllevaría la parasitación intestinal con diferentes tipos de gusanos y de ahí el término opilación, entendida como obstrucción intestinal. 174 La denominada agua ferruginosa se elaboraba poniendo en una botella llena de agua un puñado de clavos herrumbrosos. Una vez agitada, se recomendaba beber dos o tres vasos diarios, volviendo a rellenar con agua fresca cuando se hubiera consumido la anterior. Tomado de: Mademoiselle Rose “100 Modos de prevenir y curar los accidentes y pequeñas enfermedades” Ed. Saturnino Calleja. Madrid, finales del siglo XIX (colección personal). No queremos extendernos más en el tema de la ingestión de barro por salirse del tema central de nuestra investigación, pero remitimos a quien desee más datos al referido artículo de prensa, en el que cita obras literarias que se ocuparon del tema en su momento (Lope de Vega entre otros autores), así como ensayos actuales. Un último apunte: el autor recomienda, la próxima vez que contemplemos Las Meninas, que nos fijemos en la pequeña vasija de barro de color rojo que Agustina Sarmiento ofrece a la infanta Margarita. 81 2.3.2. Población y estructura social González Muñoz, en su estudio demográfico para Talavera175 describe para el siglo XVII cinco grupos sociales perfectamente diferenciados: Tendríamos en primer lugar el estamento formado por la población noble e hidalga, cuyos efectivos disminuyeron en la misma medida que el conjunto del vecindario. No obstante, debido a su mejor nivel económico e higiénico, fue ésta la parte de la población que menos sufrió los efectos de las grandes epidemias, dado que también tenían mayor facilidad para abandonar la villa en esos momentos. El segundo grupo lo constituyó la población eclesiástica, clero regular y secular, que para la autora es el que sufrió en menor medida las consecuencias de la crisis. En la población, según refleja el padrón de 1632, existían cinco conventos de monjas, nueve conventos de frailes y 63 clérigos repartidos entre sus parroquias. El tercer grupo estaba formado por la población pechera, es decir, aquellos obligados a tributar, que representaban el 80 por cien de la población total, con un descenso demográfico importantísimo con respecto a centurias anteriores, sólo paliado por la inmigración. En el cuarto grupo estaba la minoría formada por los moriscos anteriores a la llegada de los expulsados de Granada, al parecer muy asimilados en la población, ya que no son citados nunca en los registros. 175 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: La población… pp. 238-252. 82 Por último, el quinto grupo sería el constituido por los esclavos. Durante la centuria, los registros de bautismo sólo citan a este grupo social hasta 1659, contabilizándose tres recién nacidos, un esclavo adulto, dos moros y un negro; en total, siete. Los individuos citados como moros, bautizados en 1617, proceden de Fez y Tetuán. Los registros de defunciones se extienden a lo largo de todo el siglo; en ellos aparecen 10 esclavos y 14 negros, es decir, un total de 24. Las familias que los poseen son hidalgos y nobles. Los amos, citados sólo en cuatro ocasiones, son dos regidores y dos marquesas. 2.3.3. Asistencia al necesitado Para el siglo XVII el entramado asistencial en Talavera estaba ya perfectamente consolidado, aunque otra cosa fuese su efectividad. Si retornamos el esquema de inicio y cese de actividad de las fundaciones de asistencia (ver página 130), veremos que a lo largo del siglo funcionaron de manera simultánea siete instituciones para atender los diversos tipos de necesidad. De la utilidad en conjunto de todas ellas, recogemos el testimonio de Cosme Gómez176, que refiere la necesidad de camas para enfermos, dado lo populoso de la villa, mientras que para hospedar peregrinos y pobres sin propio domicilio, con el albergue establecido en la ermita del Prado sería suficiente. Veamos cómo se distribuye esta atención: para atender enfermos pobres se cuenta con los hospitales de la Misericordia y de la Caridad, atendiendo éste último incluso a los más desfavorecidos de los desfavorecidos: reos ingresados en la cárcel (no olvidemos su cama equipada con un cepo) o la labor de recogida de los 176 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fols. 89-90. 83 fallecidos en el campo o los caminos (siempre y cuando la distancia hasta la población no fuese mayor de una legua); las enfermedades de transmisión sexual se atienden en el hospital de San Lázaro de la calle del Sol; los sacerdotes sin recursos, en el hospital de San Bartolomé (que en el siglo anterior parece ser realizó la asistencia a los sifilíticos que ahora se hace en San Lázaro); San Antón tiene poca actividad, pero atiende a los escasos tocados por el fuego que llegan a Talavera. San Juan de Dios, que comienza su labor en la segunda mitad del siglo, tiene entre sus fines primordiales atender a la población en momentos de peste, quedándonos el hospital del Prado, tanto en su casa de dentro de la villa (calle Hospital), como en el albergue de la ermita, para atender a los viandantes. Este último recinto, junto con el hospital temporal que se organiza en la zona de la Enramada en época de epidemias, servirán para atender a los que lo necesiten cuando la ciudad cierre sus puertas para evitar contagios desde otras poblaciones. El conjunto asistencial queda completado por una serie de cofradías o hermandades de carácter gremial o de protección que van tomando cuerpo en forma de hermandades de socorro, y que constituyen el germen de la previsión social, en plena vigencia, como veremos, en el siglo XVIII. Sirvan de ejemplo para Talavera la cofradía de las Santas Justa y Rufina177, patronas de los alfareros; la Hermandad de Curas y Beneficiados de la Villa178 o la Hermandad de San Crispín y San Crispiniano, del gremio de los zapateros, con ordenanzas desde 1654179. 177 ADT: Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54, Exp. 2. Hemos encontrado sus ordenanzas y documentación de 1666 y 1691. 178 ADT: Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54, Exp. 13. Entre su documentación, sus constituciones de 1635. 179 ADT: Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54, Exp. 15. 84 En cuanto a epidemias, se conocen a lo largo de la centuria varios momentos de incidencia general: los años de 1632, 1655-60, 1667-68 y 1675-76 dejan su huella en los registros parroquiales de defunciones180. Pero estos brotes son de menor importancia en comparación con la gran epidemia padecida a partir de 1680 y con máxima incidencia en 1684, que al coincidir con un periodo de sequía general, hace que en ese año se constaten más de 400 defunciones en la villa. Los citados registros son parcos evidentemente a la hora de señalar las causas de defunción. La causa más frecuentemente citada es la muerte repentina o la violenta, siendo esta última muy elevada. Muertes por pedradas, estocadas o balazos coinciden muchas veces con la presencia de soldados en la ciudad. Las alusiones a la apoplejía, garrotillo, dolor de costado, tabardillo, hidropesía y vómitos son ocasionales y en proporción escasísima181. Aparte de la crisis demográfica provocada por las epidemias, un conjunto de factores van a contribuir a la ruina y despoblación de la España de finales del XVII: las sucesivas levas182 para atender conflictos y la emigración a América, evidentemente tuvieron su repercusión sobre Talavera. Durante la Guerra de Portugal (que aspiraba a la incorporación de Galicia y Extremadura), existen severas órdenes para que los vecinos no sean molestados, pero éstos serán obligados a dar alojamiento a los soldados y dos celemines de cebada a cada caballo183. Pero Talavera hubo de sufrir las consecuencias de la guerra también en otros aspectos; uno de 180 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: La población… p. 261. 181 Ibid., p. 262. 182 Reclutamiento de ciudadanos para servicios militares al Estado. 183 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: op. cit., pp. 212-213. 85 los más graves, el del aprovisionamiento del trigo. En 1658, ante la carencia de éste, será necesario subir el precio de 16 maravedíes las dos libras a 20. A ello se añade que el ejército de Extremadura consumirá 200 fanegas de cebada y 3.650.000 raciones de pan184. Veamos ahora cual fue la última de las fundaciones que completó, mediado ya el XVII, el antiguo conjunto asistencial público de la ciudad, y que se creó fundamentalmente para atender periodos de epidemia: San Juan de Dios. Situado en los terrenos que en la actualidad ocupan las instalaciones del I. E. S. “Escuela de Artes” en la plaza de la Cruz Verde185, constituye la última de las fundaciones objeto de nuestro trabajo. Desde 1657 Talavera cuenta con un convento-hospital de la Orden Hospitalaria bajo la advocación de San Juan de Dios. Dicha fundación surge de los bienes legados por el matrimonio formado por Antonio de la Cruz Albiano e Isabel Muñoz, que al no tener descendientes directos, deciden testar el uno a favor del otro, a condición de que el superviviente funde el hospital186. Fallece en primer lugar el esposo en 1648 y su viuda decide crear el hospital referido en sus propias casas, limítrofes con el monasterio de las monjas de San Benito y muy cercanas al Ayuntamiento. Pero ambas instituciones entablan pleito con la fundadora alegando el peligro que supone para la población el atender enfermos contagiosos tan cerca de zona poblada, siendo necesario buscar una nueva ubicación. Por 184 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: La población… p. 264. 185 La citada plaza, en la zona noroeste de la ciudad y formando parte del tercer recinto amurallado, recibe este topónimo (por otro lado muy frecuente en la Península) por ser una cruz de madera de este color la señal indicativa que se colocaba a la entrada de la ciudad para avisar a los viandantes de la existencia de peste o enfermedad epidémica en la población. 186 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., pp. 261-262. 86 otro lado, como refleja Cosme Gómez en su Historia187, la nueva fundación no fue bien acogida por el resto de las órdenes mendicantes, que alegaban que la ciudad sustentaba con dificultad a las ya existentes. Finalmente, tras la permuta que Pedro Riaño hace de sus terrenos con los de la viuda junto a la ermita del Santo Ángel en las proximidades de la Cruz Verde, se inician las obras del hospital en 1654, una vez fallecida ésta. En 1657 se inaugura el hospital con 6 camas, mantenidas con las limosnas del vecindario. Había sido deseo de la fundadora que fuesen 25 las camas, 20 para diferentes enfermedades y 5 para enfermos con llagas y apostemas (abscesos), pero las rentas legadas, tras tantos años de demora, sólo alcanzaron para las 6 citadas188. No se han conservado los libros de registro del hospital, probablemente destruidos por las tropas francesas en 1808, que utilizaron el recinto del hospital para alojamiento y talleres. Por la visita apostólica del General de la Orden en junio de 1806189, sabemos de la existencia para ese año de 80 camas con sus bancos, 80 colchones y 40 jergones190, y un personal compuesto por 4 monjes, criado, pastor, cocinero, zagal para los carneros, 4 lavanderas y costureras, médico, cirujano y sangrador. 187 GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, Cosme: op. cit. Biblioteca de Castilla-La Mancha, R (Ms) 182, fol. 144. 188 TORRE; Fco. de la: Notas sobre la presencia de la Orden Hospitalaria en Talavera de la Reina, el Inventario de la Visita Apostólica de 1807 y la celebración del Capítulo General de 1807. Fundación Juan Ciudad. Boletín Informativo. Número 45. Sevilla, 2002, pp. 5-10. 189 Ibid. 190 Mientras que los colchones estaban rellenos de lana y su tela se cosía con bastas (pespuntes intercalados para mantener la lana en su lugar), los jergones simplemente se rellenaban con paja, evidentemente más barata y fácil de cambiar cuando se ensuciaba en enfermos con algún tipo de incontinencia. 87 La comunidad se extinguió en 1821 con arreglo a las medidas exclaustradoras de las Cortes. Tras un fugaz restablecimiento en 1823, el convento fue reedificado en 1832, desapareciendo de manera definitiva al poco tiempo. En 1845 San Juan de Dios fue asumido por la Junta Municipal de Beneficencia, que destinó parte del edificio a escuela de párvulos y asilo, quedando el resto dedicado a cuartel (el plano de éste se conserva en el Archivo Municipal de Talavera). En 1855 quedó afectado finalmente por la desamortización de bienes concejiles191. 191 HIGUERUELA DEL PINO, L.: La desamortización en Talavera de la Reina. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 1995. p. 169. 88 89 90 3. ATENCIÓN AL NECESITADO EN TALAVERA DE LA REINA DURANTE LA ILUSTRACIÓN El siglo XVIII español y los primeros años del XIX constituyen un periodo crucial en el devenir más cercano de nuestra historia. El pensamiento ilustrado, en contraposición al del Antiguo Régimen192, conlleva una serie de cambios que, en el tema que nos atañe, supone el paso del viejo concepto de caridad cristiana al de beneficencia pública y, por ende, al de bienestar social. La pobreza y la enfermedad, problemas de los que hasta el siglo XVII se había ocupado casi en exclusividad la Iglesia, pasan poco a poco a interesar al Estado, asumiendo éste de manera paulatina su responsabilidad en ambos campos. 3.1. El contexto histórico general: la España de la Ilustración Coinciden la mayoría de los historiadores en considerar la segunda mitad del siglo XVIII como el punto de partida de la historia contemporánea de nuestro país. La consolidación de la dinastía Borbón en la Corona de España tras el triunfo de Felipe V en la llamada Guerra de Sucesión supondrá un importante cambio en la estructura del Estado, al pasar del sistema descentralizado de los Austrias a otro fuertemente 192 La expresión Antiguo Régimen se utilizó por primera vez durante la Revolución Francesa (1789), para contraponer las circunstancias anteriores a la misma y el nuevo contexto histórico que la propia revolución abría en el país. En la actualidad, la historiografía ha aceptado el término, y con él se define el sistema político social existente en Europa durante los siglos XVII y XVIII, caracterizado por una economía de predominio agrario, una sociedad estamental, heredera del mundo feudal, y unos Estados de índole absolutista, en los que todo el poder estaba concentrado en la figura del monarca. En oposición al Antiguo Régimen, el nuevo sistema político-social que nace en la época revolucionaria traerá consigo el triunfo de la sociedad burguesa y de los sistemas políticos parlamentarios, en un marco económico capitalista. Tomado de HERNÁNDEZ, J. A., F. AYUSO y M. REQUERO: op. cit., p. 38. 91 centralizado, con una monarquía unitaria en tránsito hacia el Estado-nación en el marco de un modelo social cambiante hacia un incipiente capitalismo. Es en este contexto donde se darán los primeros intentos de recuperación económico-social, habiéndosele denominado por ello el siglo del progreso, el del centralismo, de las Luces o de la Ilustración, entendido este último término como el que resume toda la corriente cultural que se opone al modelo de conocimiento unitario en el que la teología determinaba los límites y derroteros del saber. Con menor intensidad que en la europea, en la Ilustración española se perciben las mismas características, como son la exaltación de la razón como principio de todo saber y conocimiento científico, la utilización del método experimental como la vía más adecuada para conocer la naturaleza, rechazo de las ciencias especulativas, especialmente la teología, y desarrollo creciente de las llamadas “ciencias técnicas” o “ciencias útiles”, así como fe en el hombre para protagonizar un proceso indefinido en busca de la felicidad individual y colectiva y una nueva actitud ante el hecho religioso que critica por igual dogmas y supersticiones193. Con este marco ideológico, el programa ilustrado puede sintetizarse en cuatro puntos esenciales194: - Aceptación de la investigación científica y de sus resultados aun a riesgo de enfrentarse con las opiniones corrientes. 193 MARTÍNEZ RUIZ, E. y FERNÁNDEZ IZQUIERDO, F.: Enciclopedia interactiva de la Historia de España. Soporte CD, CD nº 13: El siglo XVIII. Reformismo e ilustración. Software producido y editado por Micronet, 1996. 194 Ibid. 92 - Lucha contra la superstición y los prejuicios, en especial contra los que conducen a cualquier forma de opresión e injusticia. - Reconstrucción y reexamen crítico de todas las creencias básicas. - Interés por las obras de reforma económica y social. Las nuevas ideas de los ilustrados chocaron frontalmente con la religiosidad popular barroca y es precisamente dentro de este panorama donde mejor se percibe la diferencia entre la ilustración española y la europea: a pesar de que la sensibilidad de nuestros ilustrados no fue ajena a la nueva actitud religiosa, se mantuvieron fieles a la ortodoxia, sin que el ateísmo y el materialismo arraigasen entre ellos. Se podría decir que la mayoría de los ilustrados españoles eran buenos cristianos y fervientes monárquicos que no tenían nada de subversivos ni de revolucionarios en el sentido actual del término. Eran, eso sí, decididos partidarios de cambios pacíficos y graduales que afectaran a todos los ámbitos de la vida nacional sin alterar en esencia el orden social y político vigente. Es decir, reformar las deficiencias para poner España al día y en pie de competencia con las principales potencias europeas manteniendo las bases de un sistema al que no consideraban intrínsecamente malo195. Los orígenes y las etapas del movimiento cultural ilustrado y su penetración en la Península han desatado algunas polémicas entre los historiadores. No obstante, existe consenso general en considerar cuatro periodos196: 195 FERNÁNDEZ DÍAZ, R.: Historia de España: la España de la Ilustración. Espasa-Calpe. Madrid, 1999. p. 24. 196 MARTÍNEZ RUIZ, E. y FERNÁNDEZ IZQUIERDO, F.: op. cit., CD nº 13. 93 El primero, constituido por los años finales del siglo XVII y los primeros del XVIII, es el periodo de los novatores, grupo de intelectuales interesados por las nuevas corrientes ideológicas (la ciencia moderna, la historia crítica y la nueva filosofía), aunque no tuvieran una actitud y una visión tan avanzadas como en otros lugares de Europa. El segundo periodo discurre entre el final de la Guerra de Sucesión (1713, Tratado de Utrecht) y los inicios del reinado de Carlos III (1759) y está dominado por los ilustrados reformistas, con Feijoo y Mayans al frente, dos figuras que dejan su huella de forma indeleble en muchos aspectos culturales del Setecientos hispano. El tercer periodo abarca todo el reinado de Carlos III (1759-1788) y es considerado como el de plenitud de nuestra Ilustración y de nuestro Despotismo Ilustrado (nombre que recibe la forma de gobierno propia de la Ilustración), por lo menos en orden a las realizaciones prácticas, ya que en el plano teórico, el Poder se aparta progresivamente de los Ilustrados, al ver las consecuencias “revolucionarias” que esta ideología estaba provocando en Europa. El periodo final se corresponde con el reinado de Carlos IV (1788- 1808) y es el de retroceso ilustrado debido a la ofensiva antiilustrada, procedente de grupos conservadores, alarmados por el socavamiento del orden social y político que imputaban a la Ilustración. Dicha ofensiva hizo que unos ilustrados se desplazaran hacia el liberalismo y que otros intentaran restablecer el Despotismo Ilustrado después de 1808, al socaire de los ejércitos napoleónicos presentes en la geografía española. 94 3.2. Talavera de la Reina en la segunda mitad del siglo XVIII Para el estudio de este periodo, dos son los autores que nos ofrecen una panorámica general de la historia de Talavera con el suficiente rigor: en primer lugar, es necesario citar de nuevo los trabajos del profesor Jiménez de Gregorio197, que sobre la historia de Talavera en el siglo XVIII publica en 1962 y 1983. De igual importancia, aunque centrada fundamentalmente en aspectos demográficos, es la tesis doctoral de Carmen González Muñoz que lleva por título La población de Talavera de la Reina (siglos XVI–XX). Estudio socio-demográfico198. La búsqueda de fuentes manuscritas la iniciamos a partir de las referencias encontradas en sus trabajos. A lo largo del siglo XVIII, conforme se asienta la dinastía borbónica, los gobernantes españoles tomaron conciencia de la importancia que tenía conocer de modo detallado la realidad interna de la nación en sus más variados aspectos. Era, siguiendo los principios de la Ilustración, un requisito indispensable para alcanzar el objetivo último de los reformistas: cambiar las cosas que no funcionaban adecuadamente. En el intento de aportar soluciones aparecen los primeros estudios documentados, los censos (y con ellos los albores de lo que será la estadística contemporánea), pero estos primeros trabajos, con sus fines eminentemente prácticos de 197 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Talavera de la Reina en el siglo XVIII (población, economía, sociedad). Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 1962 y Los pueblos de la provincia de Toledo… op. cit. 198 GONZÁLEZ MUÑOZ, C.: La población de Talavera… op. cit. 95 cobro de impuestos o reclutamiento de soldados, excluían a buena parte de la población y suscitaban el rechazo por parte de los interesados199. El primer censo hecho con suficientes garantías en el siglo XVIII es el incluido en el Catastro de Ensenada200, cuyos datos constituyen el punto de partida de esta parte de nuestro trabajo. Elaborado entre 1749 y 1756, debe su nombre a su principal mentor, el marqués del mismo título, Zenón de Somadevilla, ministro de Fernando VI. Concebido como pesquisa pública, consistió básicamente en un escrutinio a escala nacional de las propiedades sometidas a hipoteca, por aquel tiempo denominadas igualmente censos. Junto a aquel crucial dato, el cuestionario planteaba 39 preguntas más que buscaban conocer, con mayor o menor profundidad, diversos aspectos de tipo económico, político y social. Dado su interés, reproducimos las 40 preguntas en el apéndice documental. Las preguntas, formuladas por intendentes provinciales nombrados por el rey y arbitradas por jueces subdelegados de aquéllos, fueron respondidas por los moradores de todos los pueblos y lugares habitados del país, anotadas por escribientes y verificadas por peritos y agrimensores. Posteriormente, aquellos datos fueron cotejados, discutidos y, en su caso, apelados en procesos abiertos en los que todo el pueblo catastrado participaba. De ese modo, Ensenada pudo ofrecer a Fernando VI un fiel retrato de España201. 199 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Carlos III y la España de la Ilustración. Alianza Editorial. Madrid, 1988. pp. 115 y ss. 200 LÓPEZ CIDAD, F. y FERNÁNDEZ GARCÍA, F. Talavera de la Reina 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Colección Alcabala del Viento, nº 26, TALAVERA DE LA REINA. Centro de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria y Ediciones Tabapress (Grupo Tabacalera). Madrid, 1991. 201 FRAGUAS, R.: El Catastro de Ensenada, la joya de Hacienda. Diario El País, 12 de diciembre de 2002. 96 Al Catastro de Ensenada, que hemos utilizado para reflejar la situación económica y social de Talavera en los primeros años del periodo que abarca esta parte de nuestro trabajo, se ha de sumar otro documento oficial, de curiosa y larga elaboración, que utilizaremos para conocer la panorámica de los últimos años, ya durante el reinado de Carlos IV. Se trata del Interrogatorio de Tomás López, Geógrafo de los dominios de su Majestad202. Los gobernantes de la segunda mitad del XVIII eran conscientes de la necesidad de conocer los recursos del país, punto de partida para una política de fomento económico. Pero para ello era necesario un exacto conocimiento geográfico de la nación. Así lo entendió Bernardo Ward, poderoso ministro de Comercio durante el reinado de Fernando VI, considerando imprescindible una “visita” al reino y sus posesiones de ultramar. Una visita que permitiría conocer las potencialidades existentes y comprobar también las diferencias entre unos territorios y otros203. Pero faltaban especialistas que pudieran llevar adelante el proyecto, por lo que Ensenada decide enviar a París a Tomás López 204 junto con otros tres jóvenes (entre ellos el que sería otro famoso geógrafo de la segunda mitad del siglo, Juan de la Cruz Cano) para que aprendiesen el arte del grabado en arquitectura, cartas geográficas y adorno. López permanecerá en París entre 1752 y 1760, iniciando a su vuelta lo que será su obra más 202 OLARÁN MÚGICA, C. Índice de las Relaciones Geográficas enviadas a Tomás López que se conservan en el Gabinete de Manuscritos de la Biblioteca Nacional. Biblioteca Nacional, Catálogos. Madrid, 1987. pp. 1 y ss. 203 SELLÉS, M., PESET, J. L. y LAFUENTE, A. Carlos III y la ciencia de la Ilustración. Alianza Editorial. Madrid, 1988. p. 100. 204 Tomás López y Vargas Machuca (1731-1802), había estudiado en España Gramática y Retórica, Dibujo en la Academia de San Fernando y un curso de Matemáticas con el jesuita Juan Wendlingen. Tomado de SELLÉS, M., PESET, J. L. y LAFUENTE, A.: op. cit., p. 103. 97 significativa: la elaboración de un mapa de España y sus dominios indianos. Para ello trazó desde 1766 un plan de recogida de datos en todas las regiones, a fin de obtener noticia puntual de datos geográficos, político- administrativos, agrarios y manufactureros, de centros educativos e incluso de restos arqueológicos, en un trabajo que como podemos observar, trascendía de lo puramente geográfico-cartográfico. La recogida de datos duró treinta años, empleando para ello un procedimiento análogo al utilizado para las Relaciones de Felipe II doscientos años antes; es decir, escribió a los prelados y curas párrocos y a algunos funcionarios civiles, enviándoles un interrogatorio al cual debían contestar205. En la diócesis de Toledo la petición fue recogida por el Cardenal Lorenzana206 quien, a través de su teniente vicario, envió el cuestionario a todos los Vicarios Jueces Eclesiásticos y Curas Párrocos de la citada diócesis. Hubo muchas reticencias a la hora de contestar el interrogatorio y desde Talavera sólo contestaron los párrocos de San Clemente (1782), San Miguel (1782) y San Andrés (1784), siendo el citado en segundo lugar el que respondió de manera más extensa. Lorenzana modificó ligeramente el contenido de alguna de las preguntas del interrogatorio de López y suprimió la pregunta XV (ver apéndice documental), pero una vez recogida toda la información remitida por los pastores de su diócesis la envió al 205 OLARÁN MÚGICA, C.: op. cit., p. 2. 206 PORRES DE MATEO, J., RODRÍGUEZ DE GRACIA, H. y SÁNCHEZ GONZÁLEZ, R.: Descripciones del Cardenal Lorenzana (Archivo Diocesano de Toledo). IPIET, Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1986. La transcripción de los manuscritos enviados por los tres párrocos de Talavera puede consultarse en las páginas 53 y 54 del citado libro. Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón (León, 1722), fue nombrado arzobispo de México en 1762, en donde realizó una importante labor educativa. A su vuelta a España fue promovido al arzobispado de Toledo, labor que ejerció entre 1772 y 1800. Nombrado cardenal en 1789 y posteriormente Inquisidor General en 1794, en sus veintiocho años de pontificado en Toledo la Ilustración encontró en él uno de sus máximos representantes. 98 geógrafo para que éste, debidamente resumida, la incorporase al extenso manuscrito resultante, que en la actualidad se conserva en la Biblioteca Nacional207. Del manuscrito con la información recogida por el cardenal- arzobispo existe una copia en el Archivo Diocesano de Toledo y otra, procedente de su biblioteca particular, se conserva en la Biblioteca de Castilla-La Mancha (colección Borbón Lorenzana). Pero a los recuentos oficiales podemos sumar otras fuentes de información complementaria, no por ello menos útil, como son los testimonios de los múltiples viajeros de la época. Ya fuera por iniciativa del gobierno o bien particular (sobre todo de la burguesía de negocios), con fines cartográficos o meramente descriptivos, sus relatos nos han servido para conocer la realidad de Talavera en los últimos decenios del siglo XVIII, si bien en algunos casos hay que tomar estos testimonios con precaución, puesto que la visión de la realidad no era siempre objetiva. No obstante, aportan una información muy valiosa sobre temas que las fuentes oficiales no recogen208. Para el estudio de Talavera hemos revisado, entre otros, los viajes realizados por Campomanes (1778), Ponz (1784) y Cornide (1789)209. Los 207 El conjunto de las relaciones geográficas de Tomás López comprende un total de 20 volúmenes de más de 500 páginas cada uno, además de abundantes papeles sueltos que se conservan en cajas en el Gabinete de Manuscritos de la Biblioteca Nacional. Con el nombre de Diccionario Geográfico de Tomás López, la información referente a Talavera puede consultarse en el microfilm 14502, correspondiente al manuscrito 7308, ya que este último no puede ser consultado debido a su deterioro. 208 Sirva de ejemplo la descripción que Cornide, a su paso por la ciudad de Toledo, hace de los tiñosos que vagaban por las calles: “…Estos jóvenes vestidos con un saco pardo, unos pelones, otros semicalvos y otros llenos de parches y pegotes, mezclados continuamente con las gentes… importuna plaga que ofende la vista y expone la salud al contagio de una enfermedad incómoda…” JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. Viajes del Académico Don José Cornide a Talavera, Toledo y sus Montes (1789-1793). Separata de ANALES TOLEDANOS, VIII (1973). pp 181-224. Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1973. Para lo aquí expresado, ver p. 198. 209 RODRÍGUEZ AMAYA, E.: Viaje de Campomanes a Extremadura. Revista de Estudios Extremeños, Septiembre-Diciembre. Badajoz, 1948. PONZ, A.: Viage de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella. Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S. M. Madrid, MDCCLXXXIV. JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. Viajes del Académico… op.cit. 99 relatos, en forma de cartas dirigidas a personajes reales o imaginarios, demuestran los variados temas que interesaban a estos viajeros. Así, mientras Campomanes expresó su preocupación por el estado de la vía de comunicación entre Madrid y Badajoz y las posibilidades agrícolas y económicas de las regiones que visitó, el interés de Ponz estuvo dirigido hacia la arquitectura, el arte y la industria manufacturera (loza y seda en Talavera). Por último, Cornide, conocedor del paso de Ponz por la región, manifestó no querer repetir lo descrito por éste y centró su atención en los temas sociales. 3.2.1. Situación de Talavera. Siguiendo las primeras preguntas del Catastro de Ensenada, podremos comprobar que en la segunda mitad del siglo XVIII Talavera es una villa perteneciente al señorío de los arzobispos de Toledo (así permaneció hasta el XIX), ocupando su jurisdicción de este a oeste diecisiete leguas210; ocho de norte a sur y cuarenta y cinco de circunferencia. Todo este territorio comprende las aldeas, alquerías, dehesas y montes de su Tierra. El término municipal mide siete cuartos de legua de este a oeste, una y media de norte a sur y siete de circunferencia, necesitándose unas doce horas para poder hacer su recorrido a pie. Limita el término, al norte con las villas de Mejorada y Segurilla y el lugar de Pepino; al sur con el lugar de Las Herencias; al este con el lugar de Cazalegas y el despoblado de Villanueva y al oeste con El Casar del Ciego. A la pregunta cuarta, sobre la calidad de sus tierras, responden que hay zonas de regadío con agua que suben del río a través de norias, secano 210 Legua: Medida itineraria equivalente a 5.572 metros y setenta centímetros. 100 para viñas, olivos y moreras, un prado para grano, labranzas para pasto y labor, sembradura de verde y una alameda de álamos negros (que tan necesarios son cada vez que hay que reparar los puentes sobre el Tajo y el Alberche). Talavera de la Reina, 1767, por Antonio Pló. Leyenda del cortinaje en la esquina superior izquierda: Plano de la villa de Talavera, sus campos, bosques y baldíos según la situación de sus principales partes y Pueblos vecinos, en que se manifiestan los regadíos que se pueden hacer, tomando las Aguas de los Ríos Tajo y Alberche, para fertilizar sus tierras. Manuscrito sobre papel iluminado a la acuarela verde, gris, siena y carmín. 69x137, 5 cm. Biblioteca Nacional: Mr/43/25. 3.2.2. Población. A lo largo del periodo que vamos a estudiar, la población se mantuvo en las siguientes cifras: a mediados de siglo el Recuento de Ensenada (pregunta 21) refleja que en Talavera residen 1.600 vecinos211, excluidos los franceses venidos para trabajar en la fábrica de seda. En 1768 (Censo de 211 Con el término vecino se denomina aquí al habitante que contribuye con impuestos. Carmen González Muñoz, en su obra citada, p. 322, nos da una cifra total para Talavera en esos años de 5.822 habitantes. 101 Aranda) la cifra será de 7.596 habitantes, habiendo descendido a 7.401 en 1787 (Nomenclátor de Floridablanca)212. 3.2.3. Núcleo urbano: vivienda y salubridad. Para su estudio disponemos de diversas imágenes de la época. Si observamos la lámina de la página siguiente, posterior a 1788213, podemos ver que el plano de Talavera mantenía la forma circular heredada de la Edad Media, por otra parte tan propia de la topografía plana sobre la que se asentaba la ciudad. El caserío talaverano respondía al tipo de poblamiento concentrado, distinguiéndose perfectamente todavía tres recintos delimitados por sus respectivos círculos amurallados, ya descritos para el primer capítulo: el primero y más antiguo, La villa, de la época árabe. Al oeste, el arrabal viejo, separado del primero por el arroyo de la Portiña y al norte y este el arrabal nuevo214. Dentro de estos recintos, que acogían los distintos grupos humanos y profesionales, se distribuían las ocho parroquias con las que en estos años contaba la villa, que a su vez conformaban los diferentes barrios: Santa María (“La Colegial”), San Pedro y San Clemente en el primer recinto; Santa Leocadia, Santiago el Nuevo, San Miguel y San Salvador en el arrabal nuevo, quedando San Andrés en el tercer recinto, al cargo del barrio que se conforma alrededor de las instalaciones de la fábrica de sedas. 212 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª del C.: op. cit., 322. 213 Aunque en el plano no figuran ni autor ni fecha, la imagen es sin duda posterior a 1788, ya que el edificio señalado con el número 6 se refiere al antiguo colegio de los jesuitas ocupado, dice la leyenda, en esos momentos por los agustinos. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la comunidad agustina obtiene permiso del gobierno para ocupar dicho edificio en octubre de 1788 (FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 254). 214 PACHECO JIMÉNEZ, C.: op. cit., pp. 57 y ss. 102 El núcleo urbano lo integraban a mediados de siglo mil doscientas casas, de ellas diez inhabitables y veinte arruinadas215. Cornide, a su paso por Talavera en 1789 describía la ciudad situada en un llano y rodeada por dos arroyos (Portiña y Papacochinos) que la dejaban “… como en una península, contribuyendo esto a la poca seguridad de temple en verano y sirviendo para el depósito de las inmundicias de un pueblo en el que según he observado no hay la menor policía en esta parte216. En otro momento de su relato, afirma que las tercianas son el mal endémico de Talavera217 (en Plano y perfil de Talavera de la Reina, anónimo, segunda mitad del siglo XVIII. Acuarela sobre papel, soportada sobre lienzo de lino y con marco superior e inferior en madera dorada. Medidas: 43x26 cm. Biblioteca de Castilla-La mancha. Fondo antiguo. Colección Borbón-Lorenzana. La transcripción del texto la incluimos en el apéndice documental e iconográfico. otro capítulo veremos cómo parte de las instalaciones de la fábrica de sedas se tuvieron que trasladar a la vecina población de Cervera, alejada de las 215 LÓPEZ CIDAD, F y FERNÁNDEZ GARCÍA, F.: op. cit., pregunta 22 del Catastro, p. 58. 216 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Viajes… op. cit., p. 199. 217 Ibid., p. 205. 103 humedades del río, entre otros motivos para tratar de paliar los efectos de esta enfermedad entre los trabajadores). Campomanes ya hablaba once años antes del arroyo de la Portiña “… el cual pide alguna providencia, así para mejorar el tránsito del camino como para el mayor aseo de la villa” 218. La Portiña tiene su desembocadura al lado de lo que fueron las instalaciones de la Casa de la Hilanza de la fábrica de sedas (en cuyo solar se levanta en la actualidad el IES “Ribera del Tajo”). Talavera de la Reina, alrededor de 1768. Vista desde el sur hacia el norte. Acuarela realizada por Pedro Antonio Policarpo García de Bores y la Guerra (Pedro Antonio Guerra, Antonio Guerra), para la copia que realiza del manuscrito Historia de Talavera de Francisco de Soto (1722). Dicha copia, donación de García de Bores al convento de PP Descalzos de San Agustín para su biblioteca, lleva fecha de 1 de julio de 1768 por lo que suponemos la ilustración de la misma época. La transcripción del texto la incluimos en el apéndice documental e iconográfico. La ciudad, a pesar de ser paso obligado en la ruta Madrid-Badajoz, no siempre contaba con buenos accesos. Desde Madrid, era necesario cruzar el río Alberche, a una legua escasa de la población, y su puente no siempre estaba en buen estado debido a las constantes riadas. Campomanes 218 RODRIGUEZ AMAYA, E.: op. cit., p. 208. 104 en 1778 advertía de la necesidad de su reparación, pues la falta del puente impedía todo el comercio con Extremadura, parte de Andalucía y las provincias de Ávila y Ciudad Rodrigo219. Tampoco eran buenas las comunicaciones por el sur. El puente sobre el Tajo sufría igualmente continuas roturas y las sucesivas reparaciones con tablas duraban poco tiempo, constituyendo una verdadera pesadilla para el Concejo. Campomanes en su visita lo describía totalmente destruido, por lo que el tránsito y comercio con los pueblos de la otra orilla (los de la Extremadura Baja y Montes de Toledo), se encontraba igualmente interrumpido, siendo necesario llegar hasta Puente del Arzobispo, a cuatro leguas de distancia, para poder salvar sus aguas220. 219 Ibid., p. 207. 220 Ibid., p. 209. 105 Talavera, 1 de agosto de 1768, por Ponte. Plumilla y aguada añadida a las anotaciones que Pedro Antonio Policarpo García de Bores y la Guerra (Pedro Antonio Guerra, Antonio Guerra) hace hasta 1768 a la Historia de Talavera de Cosme Gómez Tejada de los Reyes (que fallece en 1648 dejando el manuscrito inédito). La transcripción del texto la incluimos en el apéndice documental e iconográfico. Ponz, en 1784, es concluyente: “Los ojos de este puente no son menos de treinta y cinco, algunos de ellos bastante arruinados, prueba de indolencia, y de no haber considerado de quánta importancia es conservar obras tan benéficas y suntuosas, acudiendo al reparo de sus primeras quiebras. El paso por algunos ojos, que están rotos, se suple con tablas. Se ha tratado últimamente de su reedificación, como que iba a efectuarse, juntamente con la del otro que dixe sobre el Alberche, una legua distante de aquí: Dios quiera que se cumpla”221. Cornide, cuando visitó la ciudad cinco años más 221 PONZ, A.: op. cit., p. 36. 106 tarde, insistió también en la necesidad de su reparación222. Nos resulta curioso que a la pregunta 37 del Catastro, referida a las personas que posean barcas, ya sea para pescar o transporte, se responda que no existen en la villa. No podríamos terminar esta breve descripción de Talavera en la segunda mitad del XVIII sin citar, aunque sea muy brevemente, el impacto que supuso en la ciudad y sus gentes la creación de la Real Fábrica de Tejidos de Seda, Oro y Plata223. Aunque antes de la instalación de la fábrica existía una pequeña industria sedera en Talavera que utilizaba pequeños tornos para el torcido, no será hasta 1748 cuando, a instancias de José de Carvajal y Lancaster, Secretario de Estado de Fernando VI, se fundó lo que constituyó la principal industria talaverana del siglo XVIII. Su creación fue un exponente más de la política económica de los Borbones españoles, iniciada por Felipe V mediante un programa de reformas económicas con el fin de alcanzar una balanza comercial favorable para nuestra nación y evitar de esta forma la dependencia del exterior, especialmente de Francia e Inglaterra. Para llevar a cabo este proyecto fue necesario una puesta al día de la industria, y entre otros sectores, del textil224. Una vez elegida Talavera para su emplazamiento, se contrataron, para empezar, a 123 operarios franceses con experiencia en el sector, pero el Catastro de 1753 sólo daba 222 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Viajes… op. cit., p. 203. 223 La historia de la fábrica de sedas de Talavera de la Reina ha sido estudiada en profundidad por PEÑALVER RAMOS, L. F., en La Real Fábrica de Tejidos de Seda, Oro y Plata de Talavera de la Reina. De Rulière a los Cinco Gremios Mayores (1748-1785). Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 2000. 224 PEÑALVER RAMOS, L. F.: op. cit., p. 11. 107 noticia de los nueve mozos talaveranos empleados en ella. Cornide, ya en 1789, describió la fábrica con detenimiento y manifestaba que en ese momento trabajan en ella mil setecientas personas con ocupación fija, proporcionándose trabajo también en sus casas a otras mil trescientas, más las que crían el gusano y recolectan la morera225. Pero no todo fueron ventajas: la abundante inmigración incidirá en las costumbres de sus habitantes, aumentando una serie de enfermedades que hasta el momento no habían preocupado por el número de casos. Un testimonio de la época nos relata lo siguiente: “El veintisiete de Abril de 1763 se llevó a la Virgen del Prado en rogativa a la Colegial por causa de ciertas enfermedades importadas por los franceses en su paso hacia Portugal, y de las cuales no es decoroso decir sus nombres…”226. Evidentemente se trataba de un contagio de transmisión sexual, enfermedades que tradicionalmente se atendían en el hospital de San Lázaro. 3.2.4. Asistencia al necesitado. Tres fueron los grandes problemas a los que hubo de enfrentarse la política socio-sanitaria de los gobiernos ilustrados: la enfermedad, el hambre y el abandono infantil (de este último trataremos ampliamente en el capítulo 4). En cuanto al primero de ellos, la peste, que había sido el gran azote durante el siglo XVII, fue reemplazada en su incidencia social por la malaria, el tifus y, ya iniciado el XIX, por la fiebre amarilla227. 225 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Viaje… op. cit., p. 205. 226 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., p. 460. 227 RIERA PALMERO, J.: Capítulos de la Medicina Española Ilustrada (Libros, cirujanos, epidemias y comercio de quina). Acta Histórico-Médica Vallisoletana. XXXVII. Monografías. Secretariado de publicaciones de la Universidad de Valladolid. Valladolid, 1992. p. 81. 108 3.2.4.1. Datos socio-sanitarios extraídos de los diversos Interrogatorios. Si revisamos las Respuestas de Ensenada (1753), a mediados del siglo XVIII, los talaveranos estaban atendidos en sus necesidades sanitarias por cinco médicos, veintidós cirujanos, cuatro boticarios y una matrona. Funcionaban cuatro instituciones con el nombre de Hospital: el de Nuestra Señora del Prado, sin renta, que únicamente atendía pobres en tránsito (es decir, cumplía la misión de los actuales albergues); el de San Lázaro, con una renta de 2.200 reales de vellón, para uncionar gálicos, y que por ello sólo se utilizaba en las épocas de cura; el de la Caridad, con 4.400 reales de vellón de renta, para curación de pobres vergonzantes. Por último, el de la Misericordia, a cargo de la Santa Iglesia Colegial, con 12.000 reales de renta, doce camas y un hospitalero que percibía anualmente 1.650 reales de sueldo, a lo que había que añadir, como veremos más adelante, vivienda y comida gratuitas (él y su esposa, que ejercía igualmente de hospitalera para las mujeres ingresadas, pero incluida su labor en el sueldo del marido). Por las mismas fechas, los pobres de solemnidad se censan en unos 400. Un último dato, aunque no extraído del Catastro: las personas pudientes, cuando enfermaban, eran atendidas en su domicilio. Al Interrogatorio de Tomás López fue el párroco de San Miguel en 1782 el que contestó con más amplitud. En cuanto a los hospitales, cita los mismos del párrafo anterior y con idéntica función, añadiendo San Juan de Dios y San Antonio Abad como comunidades religiosas sin aparente función asistencial. El hospital de San Bartolomé permanecía sin uso y aprovecha para sugerir la necesidad de reunir las rentas de todos ellos en un 109 único hospital general, pues… con tantos Hospitales no se remedia casi nada por la escasez de medios para atender a tantos Oficios y acaba de llegar una orden del Consejo para fomentar en todas partes esta reunión de Hospitales. El citado párroco de San Miguel igualmente contesta a las Respuestas del Cardenal Lorenzana en el mismo año de 1782 y en ellas sí cita asistencia en los hospitales de San Antón y San Juan de Dios. Del de San Bartolomé nos confirma su inactividad y su antigua función: atender a sacerdotes pobres. Vuelve a insistir en la reunificación de todos en uno… que fuese como hospital general228 para todo género de enfermos, hombres y mugeres y para todas las enfermedades, pues con tantos hospitales no hay uno de zirujia ni para heticos ni tisicos ni otras enfermedades. Esta reunión convendria siempre que fuese el de San Juan de Dios, pues además de la mucha caridad que usan con los enfermos, tiene la mejor proporción por la mucha extensión y estar en las adefueras del pueblo, que no tienen los demas, que estan en el riñon del pueblo y sin extensión para nada. Con la reunion se excusarian muchos sueldos inútiles, darian mas de si las rentas arrendando sus edificios y por consiguiente se podrían curar mayor numero de enfermos. Havra como ocho años que vino orden del Consejo al Corregidor para que informase sobre reunión de hospitales y sus rentas y no se evaquo por respetos particulares. Lo cierto es (mirandose desapasionadamente) que convendria mui mucho que vuestra excelencia esforzase esta reunion, pues estamos experimentandolo los curas con harto dolor nuestro, que por no admitir ni recibir en los hospitales muchos enfermos, por decir que no les comprende su curacion, se mueren en los 228 La calificación de Hospital General para el Hospital Ntra. Sra. del Prado (perteneciente al SESCAM) de Talavera de la Reina se ha alcanzado finalmente en julio de 2010, 228 años después de la petición del párroco de San Miguel. 110 portales de las iglesias, en los porticos de los conventos y en los sotechados de las calles. 3.2.4.2. El paludismo como endemia. La epidemia de 1786: medidas preventivas y tratamiento. Apenas superada la peste de Marsella de 1720, con cuyo motivo se creó la Junta de Sanidad que inició su trabajo legislativo el 2 de octubre de ese año229, los médicos de la centuria informaban cumplidamente de que el paludismo o malaria, las tercianas, como era comúnmente denominada, era la enfermedad más frecuente de la época230. Los testimonios de la situación para Talavera son numerosos: en 1755, bajo la Administración Borbónica, se desenterró un antiguo proyecto de la época de Felipe II, hacer navegable el río Tajo. Desde Madrid vinieron los ingenieros José Briz y Pedro Simó Gil, que redactaron un Diario de Viaje en el que se puede leer “… estaría Talavera más poblada a no ser por la estancación de las aguas que causan las presas y molinos y hacen notable estrago en la salud pública… nos admiró ver la tolerancia de aquella gran villa y si prosigue así se despoblará porque son mortales y necesarias las tercianas que se padecen todo el año…”231. De igual manera, en 1752 (tan sólo cuatro años desde su inauguración), parte de los trabajadores que ejercían su labor en las instalaciones de la Real Fábrica de Sedas que se ubicaban a orillas del Tajo, 229 PÉREZ MOREDA, V: Las crisis de mortalidad en la España interior. Siglos VXI-XIX. Siglo XXI de España Editores S.A. Madrid, 1980, p. 329. Ante la amenaza de peste en Marsella, se crea la Junta de Sanidad, que inicia su trabajo legislativo, como hemos mencionado, el 2 de octubre de 1720. Sus actuaciones presidirán durante el siglo XVIII y buena parte del XIX el conjunto de la política sanitaria preventiva de los gobiernos ilustrados, al menos en lo que a sanidad marítima se refiere, como ya puso en evidencia la Real Cédula de 10 de octubre de 1721, que es el resumen legislativo más importante del periodo en lo que respecta a la prevención sanitaria a escala nacional. 230 RIERA PALMERO, J.: Capítulos… p. 81 231 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit., p. 369. 111 justo en el punto de desembocadura del arroyo Portiña en el mismo, debieron trasladarse a los edificios que se acondicionaron en la cercana localidad de Cervera de los Montes, debido a que la mayoría de ellos habían contraído tercianas en ese verano: “… dijeron que por cuanto dicho señor Don Juan para venefizio de dicha real fabrica y utilidad de sus Dependientes á resuelto fabricar una casa en la Villa de Zervera situada á corta distancia de esta en paraje alto, y que por la ventilación y pureza de los Ayres esta reputado, á acreditado por sano, cuia fabrica por lo respectivo, á Albañilería á, ajustado y Convenido con el dicho Joseph Rodríguez…”232. Con respecto a este traslado, el académico don José Cornide, en su viaje por Talavera en 1789233, nos ofrece la historia con algún matiz más: “… hizo preciso la necesidad, pero afligidos los fabricantes extranjeros de la peste de tercianas, mal endémico en Talavera, dispuso el fundador de la fábrica Mr. Rouille (Juan Rulière) embarcarlos a Cervera, que como situada en la falda de la sierra goza de aire más puro y fresco, para que al mismo tiempo allí convaleciesen de este mal hubiese alguna ocupación en que ganar jornal, para que no fuese su total inacción tan gravosa al nuevo establecimiento”. Con la denominación de fiebres tercianas, cuartanas, cotidianas, periódicas, intermitentes, recurrentes y sólo ya muy tardíamente fiebres palúdicas, se referían enfermos y médicos de la época a las diferentes variantes de una misma enfermedad: la malaria. Probablemente estas denominaciones encubrían otros tipos de fiebre de sintomatología parecida, como por ejemplo las tifoideas, gripe, ciertos casos de hepatitis y muchos 232 PEÑAVER RAMOS, L. Fco.: op. cit., p. 87. El autor obtiene el documento en el Archivo Histórico Provincial de Toledo, Protocolos notariales, Sign. P. 15.187: Escritura de obligación de obra entre Juan Ruliere y el maestro de obras Joseph Rodríguez de Toledo para construir una casa en la villa de Cervera. Talavera, 29 de septiembre de 1752. 233 JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Viajes del Académico Don José Cornide… op. cit., p. 205. 112 tipos de tuberculosis234. En la zona que nos ocupa, la brucelosis y las fiebres por picadura de garrapata (aún hoy en la actualidad) tampoco eran infrecuentes. El paludismo o malaria es una enfermedad parasitaria producida por protozoos del género plasmodium que se trasmite al hombre por picadura de la hembra del mosquito anopheles y caracterizada clínicamente por accesos febriles recurrentes con escalofríos, esplenomegalia, anemia y evolución crónica y recidivante. En cuanto a su etiología, los agentes causales del paludismo son protozoos pertenecientes a la clase de los esporozoos, conociéndose cuatro especies como responsables de las distintas formas del paludismo en el hombre: plasmodium vivax (agente causal de la fiebre terciana), plasmodium malariae (agente causal de la fiebre cuartana), plasmodium falciparum (agente causal del paludismo terciano maligno, paludismo tropical pernicioso o fiebre estivootoñal) y el plasmodium ovale (agente causal de una fiebre terciana de moderada gravedad y relativamente rara en nuestro medio)235. Por lo que respecta al mosquito transmisor, la gran diversidad de temperaturas y precipitaciones anuales que ofrece la península ibérica ha originado una gran variedad de mosquitos anófeles (hasta trece), pero de los cuales sólo dos desempeñaron un importante papel en las epidemias que nos ocupan: el anopheles atroparvus y el anopheles labranchiae. 234 PÉREZ MOREDA, V: El paludismo en España a finales del siglo XVIII: la epidemia de 1786. ASCLEPIO XXXIV. Madrid, 1982. pp. 295-296. 235 LOZANO TONKIN, C. (Coordinador): Pregrado, lecciones de patología médica. Tomo 6. Luzán. Madrid, 1983. pp. 157-158. 113 Pero, ¿cómo se pasó del estado de endemismo al de epidemia? A Pérez Moreda236, una serie de circunstancias le llevan a pensar que fue la combinación del anófeles atroparvus con el plasmodio falciparum la responsable de que la endemia pasase a constituir epidemia a partir de 1786, una vez vencida la secular resistencia de este mosquito a transportar este tipo de protozoario más peligroso para el hombre. Para este autor, los cambios ecológicos relacionados con el aumento de la densidad humana y con los consiguientes procesos de roturación y deforestación pueden explicar tanto la extensión del paludismo como la aparición de sus formas más graves. Todo ello unido a la crisis de subsistencias provocada por unos años de inviernos y primaveras muy lluviosos seguidos de veranos extremadamente secos (la simiente se pudría en la tierra y el poco grano que germinaba terminaba secándose), confluyó en dos grandes periodos de epidemias palúdicas en los años finales del Antiguo Régimen: el primero, en 1784, que afectó en primer lugar a Cataluña y a la costa levantina, para acabar invadiendo posteriormente todo el interior peninsular en 1786; el segundo, en torno a los años 1803-1804. En esta última crisis los problemas demográficos se acentuaron, según García Ruipérez y Sánchez González237 debido por un lado a la falta de mano de obra para el campo, consecuencia de la epidemia de años anteriores y por otro a la aparición de otras causas de mortalidad epidémica como el tifus y la fiebre amarilla. Se trataría entonces de una crisis mixta, demográfica y de subsistencias marcada por la esterilidad de los campos motivada por la falta de agua y agravada por la falta de brazos para trabajar. El desastre económico fue inevitable. Trataremos de ello en el capítulo 4. 236 PÉREZ MOREDA, V: El paludismo…, op. cit., pp. 297-298. 237 GARCÍA RUIPÉREZ, M. y SÁNCHEZ GONZÁLEZ, R.: La epidemia de tercianas de 1786 en la antigua provincia de Toledo. ASCLEPIO, XLIII. Madrid, 1991. p. 269. 114 El problema era ya tan grave en 1785 que Carlos III se vio obligado en febrero a dictar unas reglas238 dirigidas en un primer momento al reino de Valencia para evitar en lo posible la epidemia de tercianas. Las medidas tomadas por el rey y su gobierno atendían a dos de los aspectos del problema: el económico y el epidémico. En cuanto al primero, dada la pobreza de los tercianarios, se insta desde el gobierno a los prelados y cabildos eclesiásticos a auxiliar con limosnas a los necesitados. En cuanto al epidémico, se instó a dar salida a todo tipo de aguas estancadas allí donde las hubiere, a costa de sus dueños, de los Propios de los Ayuntamientos, o bien, si no hubiere fondos, por pecha y repartimiento entre los vecinos. Se había establecido ya mucho tiempo atrás la relación entre las aguas estancadas y la enfermedad, pero los terratenientes dueños de los arrozales se negaban a desecarlos, aduciendo por otro lado la imposibilidad de cambiar la dieta de arroz de todos los jornaleros y sus familias por otro tipo de granos de secano. Como puede observarse, estas medidas hacían recaer todo el peso de la lucha antipalúdica sobre los poderes civil y eclesiástico de cada ámbito local afectado. En agosto de 1786 las medidas gubernamentales se extendieron a los pueblos afectados de Toledo, Ciudad Real y Jaén239. En la circular del Consejo de 11 de noviembre de 1785240 se dictaron nuevas medidas, esta vez ya en el ámbito curativo: se previno que en los pueblos donde se experimentase tercianas dispusieran sus Justicias y Juntas 238 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII: De los pueblos; y su gobierno civil, económico y político. TITULO 40: Del resguardo de la salud pública. LEY VII. En el Pardo, 13 de febrero de 1785. 239 Ibid. 240 Todo lo referido en este párrafo corresponde a la nota a pie de página (5) que aparece en la citada Orden. 115 se llamase un médico de aumento si fuese necesario para atender a la asistencia y curación, pagándosele el salario que estimasen de los caudales comunes. Igualmente de ellos se pagaron las medicinas suministradas a los pobres y se recomendó que con especial cuidado se hiciera acopio de quina para los que la necesitasen. En otro orden de cosas, en lo que consideramos en la actualidad actuaciones sobre la fuente de infección, se ordenó que se registrasen las cañerías de las fuentes para examinar si en sus conductos había aguas rebalsadas o infectas, que se pusiese particular cuidado en la prevención a los facultativos acerca de las lagunas con aguas detenidas para darles corriente e igualmente terraplenar las partes que exhalasen vapores infectos, pues de aquí podía haber provenido la infección del aire. A todo ello se recomendaba especial atención, trabajando los sanos en estos desagües y terraplenes por carga concejil, debiendo contribuir también los hacendados y exentos, por ser causa del pro comunal, para alimentar a los peones que se dedicasen a estas operaciones. Para evitar que estos trabajadores contrajesen contagio con los vapores y, en lo que consideramos unas incipientes medidas de prevención laboral, deberían los facultativos precaverlos con el uso de vinagre y otros antídotos que dictaba el arte. Otros puntos de la citada Orden regulaban el que los caudales públicos auxiliasen en este caso la conservación del vecindario, llevándose la más escrupulosa cuenta y razón para evitar todo abuso y serían responsables la Justicia y el Ayuntamiento en el caso no esperado de advertirse. Y que concurriendo el Cabildo eclesiástico con las Justicias y Juntas de Propios en la justa inversión de los caudales públicos en este piadoso destino, confiriesen con los facultativos acerca del entierro de los 116 que falleciesen en ermitas o cementerios fuera de la población (más medidas preventivas), por el riesgo de que las parroquias se inficionasen amontonándose en ellas muchos cadáveres, y que las sepulturas fuesen lo suficientemente profundas. En posterior circular de 9 de diciembre del mismo año, con motivo de continuar la epidemia de tercianas, se previno a los intendentes, que enterándose de los pueblos en que se hubiese experimentado, dispusieren que las Justicias y Juntas de Propios, de acuerdo con los Párrocos, viesen el modo de socorrer a los pobres enfermos que careciesen de bienes o fondos, para que en sus casas fuesen asistidos por los facultativos, como estaban obligados. Que para sus medicinas y pucheros se les socorriese desde luego del caudal de Propios, donde los hubiere; y no habiéndole, por cuestación y colecta entre los vecinos pudientes. Que si el Pósito estuviese sobrante, diese noticia al Consejo para que se facilitasen las órdenes por la vía correspondiente, haciéndolo presente a S. M. que para evitar desperdicio o mala versación interviniese en su asistencia y suministro de medicinas y socorros un vecino de probidad, elegido por el Ayuntamiento, con el Párroco o Eclesiástico que éste dispusiese; dando noticia al Consejo por la Contaduría general de las resultas y efectos de esta providencia, informando al mismo tiempo todo lo demás que se le ofreciere; y teniendo presente el dictamen del Proto- Medicato para instrucción de los facultativos en la dirección de sus curas, y causas que pudiesen haber influido en la epidemia, como también lo que se previno en la anterior providencia de 11 de noviembre. En la Real orden de 6 de agosto de 1786 mandó S. M., que el consejo acordase las debidas providencias para facilitar auxilios generales a los pueblos que se hallasen padeciendo la epidemia de tercianas, como se había practicado en iguales circunstancias y exige el bien de la humanidad; y en cumplimiento de esta Real orden, con inserción de ella y de las anteriores circulares de 11 de noviembre y 9 de diciembre de 1785, se expidió otra por el Consejo en 13 117 de agosto de 1786, dirigida por la Contaduría general de propios a los Intendentes de Toledo, La Mancha y Jaén; encargándoles, que al tenor de las prevenciones hechas en las antecedentes órdenes, dispusieran que las Justicias y Juntas de los pueblos y las provincias que se hallasen en dicho caso, y por los medios especificados en ellas, atendiesen al socorro y curación de los enfermos, cuidando de que fuesen asistidos por los facultativos correspondientes, llevándolos de otra población (en caso de no haberlos en aquella); subministrándoles las medicinas que se les recetasen, y el alimento necesario; con prevención de que a los más pobres miserables, que no tuvieran en sus casas la disposición necesaria para curarlos, se les condujese al hospital que hubiese en los pueblos; y no habiéndole, se les asistiese en sus casas por los medios más activos, de modo que experimentaran el socorro y comodidad posible, valiéndose, para los gastos que se ofreciesen, de los caudales sobrantes de los Propios y Arbitrios, y llevando la debida cuenta y razón para darla a la Intendencia. ¿Qué repercusión tuvieron todas las medidas adoptadas desde el gobierno en Talavera? Las primeras alusiones al temor de la llegada de esta epidemia a Talavera las encontramos en un memorial sobre limpieza de calles inserto en el Libro de Acuerdos de los primeros días de julio de 1786241: “… hizo presente que con motivo de las inundaciones que hizo el Arroyo de la Portiña en la calle del mesón nuevo, ha quedado en ella una porción de légamo que con el calor ha empezado a corromperse y además de la fealdad y embarazo que ocasiona pasar la calle de tránsito para los forasteros, es nocivo y causa daños a la salud pública, y en su vista se acordó… se encarguen de disponer se limpie este sitio a la posible equidad y menor gasto, aprovechando para ello con licencia este servicio algunos 241 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 407 (recto). 118 días feriados”. El memorial hace sólo referencia al arroyo Portiña, el más caudaloso, pero si el año fue abundante en lluvias, hemos de recordar que, desde la desembocadura del río Alberche en el Tajo, de este a oeste, atravesaban la ciudad o sus proximidades para desembocar en el mismo río los arroyos denominados Papacochinos, Berrenchín, Portiña y Barrago, todos ellos soterrados en la actualidad. El 5 de julio de 1786242 se recibe una Orden del Real Consejo de Castilla por la que se previene estar nombrado un arquitecto para reconocer el río Tajo y otros que lo necesiten, debido a los desbordamientos ocasionados por las excesivas lluvias. Son varias las referencias que se encuentran a esta visita en los acuerdos de ese mes. El arquitecto, que procede de la Real Academia de San Fernando de Madrid, debe ser pagado por los Propios del Ayuntamiento y al parecer no hay suficientes fondos. Pide además ser ayudado por gente que conozca la zona a inspeccionar y se nombra para ello a dos pescadores del río. Éstos reclaman posteriormente al ayuntamiento los dos días de jornal perdidos por cada uno, dado que al parecer el arquitecto se desentiende de sus honorarios. Al informe emitido por el técnico no hemos tenido acceso, pero en el Libro de Acuerdos243 se refleja la necesidad de caudales para el arreglo y contención del río y otros temas igualmente necesarios: “… necesidad de empedrado y limpieza de varios caminos y calles, pero por falta de caudales no puede atenderse, y lo que es más expuesto el pueblo a una inundación del río Tajo… cuyo remedio sería muy costoso como ha representado Su Majestad…. Se expresa igualmente la necesidad de 242 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 408 (recto). 243 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 409 (recto). 119 recaudar parte del dinero de las próximas ferias (las de San Mateo, en septiembre) para cubrir gastos del hospital: “… y que se aumenten las rentas para el hospital de pobres de esta vecindario y pueblos del contorno para atender el crecido número de enfermos que concurre”. No hay ninguna referencia a que este elevado número de enfermos citados sean ya tercianarios, pero un indicio de que la epidemia estaba empezando ya a manifestarse en este mes de julio es la referencia a que unas reparaciones que debían realizarse en las Casas Consistoriales durante ese mes, no pueden hacerse por estar enfermo el maestro de obras244. Como evidencia de la gravedad de las inundaciones, tenemos que con fecha de 17 de agosto de ese año, la abadesa del monasterio de San Benito pide ayuda al consistorio porque unas casas que poseen en la Cañada de Alfares están siendo socavadas por las aguas y amenazan ruina y peligro público245. En septiembre la epidemia ya es un hecho y el día 7 se inserta en el Libro de Acuerdos un memorial con respecto a Órdenes sobre la Quina246 : “… Leyéndose en este Ayuntamiento tres órdenes despachadas por la intendencia de Toledo en fechas doce, dieciocho y veinte y cuatro de Agosto próximo pasado relativas, la primera sobre lo que debe observarse en la cobranza de débitos de propios que existan en primeros y segundos contribuyentes. Y los otros dos haciendo presente la voluntad del Rey y providencias del Supremo Consejo de Castilla en la suministración de kina para el abasto de los pobres enfermos en la epidemia de tercianas que se experimenta en el reino… en cuya vista se acordó su puntual y exacto cumplimiento… en la suministración de este específico. Se haga notorio a 244 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 411 (recto). 245 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 417 (recto). 246 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 425 (recto y vuelto). 120 todos los señores… dispongan inmediatamente su conducción a esta villa respecto la urgencia que hay, y más el no tenerla ya en las Boticas de esta Villa. En lo demás, el Sr. Corregidor tome los informes correspondientes y vaya dando cuenta”. Terminado el memorial, y en el mismo folio247, se añade la siguiente nota: “Enterado este Ayuntamiento de los muchos enfermos que padecen el mal epidémico de tercianas y constarse por regidores que se ha dado mala asistencia a los pobres por parte de los médicos, siendo tan reprensible, se les hace saber cumplan con su obligación asistiendo a los pobres con igualdad que a los ricos, con apercibimiento que de repetirse nuevas quejas se procederá con el debido rigor por la vía correspondiente”. Una reprobación similar la veremos de nuevo en la epidemia de tifus de 1804, partiendo ya la advertencia desde la Junta Suprema de Sanidad (“… conminando a los médicos atiendan indistintamente a todos los enfermos sean las circunstancias que fueren…”), con multa de mil ducados de irremisible exacción y privación de oficio a quien así no lo hiciere248. No hemos encontrado más referencias (salvo dos peticiones para sacar a la Virgen en rogativa) respecto a esta epidemia en los Acuerdos de ese año, aunque con total seguridad los registros parroquiales de fallecimientos podrían dar más información, e igualmente los legajos existentes en el Archivo Diocesano de Toledo. En cuanto a las medidas curativas, que trataremos más extensamente en el capítulo 4 en el apartado dedicado a la epidemia de tercianas de 1803, 247 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. Folio 425 (vuelto). 248 Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1804. Folio 323 (recto). 121 sólo destacaremos que hasta bien entrado el siglo XVII se reducían casi exclusivamente a los refrescos (limonadas) como supuestos paliativos de la fiebre, y a las sangrías y vomitivos. La quina era conocida desde 1631 y ya en la primera mitad del siglo XVIII su corteza era objeto de intenso comercio249, lo que no significó que su uso se generalizase hasta los últimos decenios del siglo. 3.2.4.3. La Sociedad de Caridad de la Fábrica de Sedas (1789). Pasada la alarma de la epidemia de malaria de 1786, con el grave problema de absentismo laboral que supuso y la consiguiente pérdida de jornales que abocó a su vez en una crisis de subsistencias (a las condiciones climáticas adversas se une, en el campo, la falta de brazos para el laboreo y recogida de lo sembrado, en algunos casos, también escaso, por falta de gente para sembrar). La situación entonces retorna a lo común antes de la crisis: tercianas de nuevo endémicas, cuartanas, y tercianas dobles o “ciciones”; tabardillo (tifus) y toda una gama de calenturas inflamatorias, linfáticas, ardientes, biliosas y malignas; el garrotillo (difteria), la viruela (“cuchillo de los niños”), dolor de costado, pulmonías y hemoptisis; dolencias gastrointestinales, pasión celíaca y opilaciones, hidropesía, dolor nefrítico y fluxiones reumáticas; gota, perlesía y apoplejía; sarna, tiña y males venéreos; así como padecimientos profesionales como el asma entre los cardadores de la lana, los que trabajan el cáñamo y los panaderos250. 249 PÉREZ MOREDA, V: Las crisis de mortalidad… op.cit., pp. 345-345. 250 GRANJEL, L. S.: La Medicina española del siglo XVII. Ediciones de la Universidad de Salamanca. Salamanca, 1979. p. 102. El autor recoge el resumen de los datos aportados por los vicarios de la provincia a la pregunta XIII del Interrogatorio dedicada a las enfermedades que se padecen (y su curación) en la Diócesis de Toledo (ver apéndice documental). 122 El panorama descrito contrastaba vivamente con los ideales de la Ilustración, en su búsqueda de felicidad terrenal para el ser humano. Jovellanos, se refería así a la enfermedad en sus Diarios (1790-1801): … Cuando las fiebres, calenturas y epidemias entran en una casa allí deja de reinar la paz, el hambre y la miseria se hacen dueñas de lo que antes eran luminosidad y alegría (…) Igual ocurre en un Reino, la enfermedad trastoca todo, desde la prosperidad y la economía hasta la cultura y el orden.251 Durante el reinado de Carlos III (1759-1788), Campomanes252, fiel conocedor de la economía del país, se opuso ferozmente a la continuidad de las cofradías gremiales al considerar su decadencia en cuanto a utilidad, consiguiendo el censo y revisión de todas ellas en 1767. Abogaba por su conversión en Montepíos, que no eran sino Sociedades de Socorros mutuos iguales en todo a las Hermandades de Socorro, a excepción de que en ellos no había fin espiritual. Los postulados Fundamentales de Campomanes en este tema pueden reducirse a los siguientes253: 1. Persecución de las Cofradías generales religioso-benéficas, dedicando sus bienes a la beneficencia pública. 2. Supresión radical y absoluta de todas las Cofradías gremiales. 251 JOVELLANOS, Melchor Gaspar de: Diarios. Vol. II. Biblioteca de Autores Españoles. Madrid, 1956, p. 132. 252 Pedro Rodríguez Campomanes (1723-1802) durante el reinado de Carlos III ocupó, entre otros, los cargos de Ministro de Hacienda (1760), Fiscal del Consejo de Castilla (1762), Presidente de la Real Academia de Historia (1764), Presidente del Consejo de Castilla (1786) y Presidente de las Cortes en 1789, reinando ya Carlos IV. 253 RUMEU DE ARMAS, A.: op. cit., pp. 394-395. 123 3. Constitución de Sociedades de socorros con título de Montepíos, por los mismos Gremios, con aprobación exclusiva real y sometida a la jurisdicción ordinaria. 4. Inclusión de las ordenanzas propias de estas sociedades en las generales del Gremio. 5. Transformación de las Hermandades de Socorro generales en Montepíos laicos, sin más gastos que una misa al año, si tenían patrono, y con la sola aprobación real. El Consejo de Castilla, tras el referido censo (25.581 en todo el Reino), aprobó finalmente una orden el 27 de julio de 1767 por el que quedaron suprimidas todas las Cofradías y Hermandades y recogidas todas sus ordenanzas gremiales254. Esta supresión de Cofradías, más nominal que real, hizo que muchas de ellas simplemente sustituyeran el nombre en sus antiguas ordenanzas por el de Sociedad de Socorro, presentándolas al Consejo de Castilla y obteniendo su automática aprobación, pero quedando así desde entonces bajo jurisdicción real (ellas y por supuesto, sus bienes, que hasta entonces habían estado en manos de la Iglesia). En Talavera habrá que esperar hasta 1789 (con epidemia de tercianas), pasados ya los años de epidemia y hambruna, para que un grupo de empleados de la Real Fábrica de Sedas presenten para su aprobación al Real y Supremo Consejo de Castilla las Constituciones de lo que ellos denominan Sociedad de Caridad. Nos llama la atención la asociación de los términos sociedad y caridad, tan antitéticos, teniendo en cuenta que nos 254 Ibid., p. 398. 124 encontramos en plena Ilustración, con el funcionamiento incluso en la ciudad de una Real Sociedad de Amigos del País, dependiente de la matritense255. Pero como ya hemos referido al comienzo del capítulo, los ilustrados españoles fueron tan buenos cristianos como fervientes monárquicos, y prueba de ello es que en la Real Sociedad de Amigos del País talaverana, los dos primeros socios, socios de honor, fueron el propio Campomanes y el Cardenal Lorenzana. Portada de las Constituciones de la Sociedad de Caridad fundada por los empleados de la Real Fábrica de Sedas. Archivo Diocesano de Toledo. Leg. To. 54. Sala 3. 255 FERNÁNDEZ HIDALGO, Mª C.: La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Talavera de la Reina: apuntes de su creación y de sus actividades. En Homenaje a D. Fernando Jiménez de Gregorio. Centro de Estudios de los Montes de Toledo y La Jara. Toledo, 1988. Para lo aquí referido, pp. 173 y ss. 125 La Sociedad de Caridad de la Real Fábrica de Sedas inicia su andadura con fecha 11 de enero de 1790 y veintiséis socios iniciales. Volvemos a incidir en el término sociedad, intuyendo que con él los trabajadores querían dejar claro su carácter de entidad de previsión para un colectivo que contaba con empleo, existiendo los elementos característicos del seguro social actual: una cotización por parte del socio y una prestación por parte de la sociedad, a diferencia de los pobres vergonzantes, sin empleo, que debían acudir para cubrir sus necesidades más básicas a las denominadas Juntas de caridad. Estudiemos ahora su organización: a) Organización interna. El fin de la sociedad fue el socorro de los trabajadores en sus enfermedades. Su sede, la parroquia de San Andrés, por ser la más cercana a los edificios de la fábrica y en donde celebraban su misa anual en honor del Patriarca San José. Sus socios, todos varones (aunque nos consta que había muchas empleadas, trabajando en el edificio denominado Casa de las hilanderas), en número máximo de cincuenta y con una estructura en cuanto a admisión de socios de las denominadas cerradas256, y preferencia en la admisión en ella al dependiente de las reales fábricas antes que al que no lo era y al hijo del socio antes que al que no lo fuere. Antes de ser admitido, se pedían informes sobre la conducta del aspirante y debía pasar por una última votación secreta en la que participaban todos los socios. No hemos observado la existencia de límite de edad para el ingreso, aunque parece ser casi general el límite de 40 años para la mayoría de las de la época. b) Cuotas o derramas. Con el fin de formar un fondo seguro y permanente, cada socio, en el momento de su entrada, debía contribuir por una vez con cincuenta reales de vellón y una libra de cera, debiendo hacerse este pago 256 Ibd. En las denominadas abiertas no había limitación en cuanto al número de socios. 126 dentro de los dos primeros meses, con la condición precisa de que hasta que no quedase satisfecha la deuda, no había derecho a socorro espiritual ni temporal. En cuanto a la cuota semanal (limosna semanaria, no logran desprenderse aún del concepto de caridad cristiana), cada domingo del año, un real de vellón. Quien faltase a la limosna doce domingos seguidos, era reclamado en el pago y, de no hacerlo antes de tres días, apartado del socorro aunque lo pidiese. Si la deuda no llegaba a los doce reales y caía enfermo, se le descontaba cada día un real, hasta que la Sociedad se reintegrase de ella. Con deuda mayor de veinte reales sin pagar, el socio era expulsado. c) Cargos. Se elegían o renovaban todos los años en junta convocada por el hermano mayor y que se realizaba el primer domingo de agosto. La falta injustificada a ella incurría en multa de dos reales. Los cargos para el gobierno eran: hermano mayor, tesorero, secretario, mayordomo de cera, maestro de ceremonias y celadores, sin poder excusarse el socio de aceptar el oficio para el que era electo bajo pena de cuatro reales o expulsión de la sociedad. Cada socio ocupaba su asiento en las reuniones de manera jerarquizada, y el que no lo hiciese, hablase a destiempo o con descompostura, incurría en multa de dos reales por cada vez. Con cuatro multas sin pagar, se perdía el derecho a ser socorrido. Los celadores eran los encargados de visitar diariamente a los enfermos y presos si los había, atender a los avisos, recoger las limosnas semanarias y entregárselas al tesorero. En caso de omisión en sus deberes, cuatro reales de multa. No se percibía ningún tipo de estipendio por la labor ejercida en ninguno de los cargos. d) Características del socorro. Se recibía en los casos de enfermedades graves, prisión y muerte. El socio gravemente enfermo con calentura que 127 necesitaba ser socorrido, debía hacer llegar al celador certificación del médico o cirujano que le atendía, firmada también por su cura párroco. El celador debía actuar con prontitud en su entrega del certificado al hermano mayor, pues su demora incurría en dos reales de multa. Si el hermano mayor se demoraba en convocar junta para dilucidar el socorro, también dos reales. Posteriormente, el celador recibía del tesorero el socorro y debía llevarlo diariamente a la casa del enfermo por la mañana temprano. En caso de no hacerlo, cuatro reales de multa. La limosna con que asistía la sociedad al socio enfermo estaba estipulada en diez reales diarios, que principiaban a correr desde el día siguiente a la determinación de la junta, con las siguientes condiciones: si la enfermedad duraba cinco días, se le socorría con uno más por convalecencia; si diez, con dos; si quince, con tres; si veinte con cuatro; si veinticinco con cinco, de suerte que a partir de ese momento, a cada cinco días más de enfermedad se le añadía uno por convalecencia, pero sin poder extenderse el socorro más allá de veinticinco días cuando ésta los durase y a los cinco de convalecencia. Si cumplidos los veinticinco días, y pasados después de ellos cuarenta días naturales, continuaba la misma enfermedad o sobrevenía al socio otra grave de nuevo, podía y debía ser socorrido de nuevo y en el mismo orden. e) Visita de los enfermos. Dos celadores estaban obligados a visitar diariamente a los enfermos a quienes se daba socorro para verificar su estado, incurriendo en pena de dos reales en caso de no hacerlo. El enfermo estaba obligado a avisar de la despedida del médico o cirujano en el momento de la mejoría para poder disfrutar de sus días de convalecencia, incurriendo en multa de cuatro reales y pérdida del disfrute de la misma en caso de no hacerlo. 128 f) Ingreso en el hospital. En caso de que la gravedad de la enfermedad necesitase de ingreso hospitalario, tras certificación del médico o el cirujano, la junta pagaba la cama en uno de los hospitales de la villa durante los días del ingreso. Una vez obtenida el alta hospitalaria, se le daban para su convalecencia los reales que sobrasen de la asistencia con que se le hubiese socorrido en su casa los días que le hubiesen pertenecido. g) Enfermedades susceptibles de ser socorridas. Se calificaban como graves y que debían ser socorridas por la sociedad las que el médico o cirujano certificasen con calentura del enfermo y las que aun sin tenerla, fueran consideradas por ellos en sí graves. Las tercianas sencillas eran asistidas con la mitad diaria del socorro. Reumatismo sin calentura, cuartanas, humores y otras semejantes, sesenta reales en una sola vez. No había cobertura para la gota, ciática, llagas antiguas, heridas leves y las habituales, argumentando que la sociedad no tenía fondos suficientes para ellas. h) Prisión de algún socio. Si el ingreso en prisión no era por causa indecorosa como amistades y tratos ilícitos, armas prohibidas ni otras semejantes, los celadores visitaban al preso dándole por un vez veinte reales para grillos y carcelage, y si la prisión duraba más de ocho días y pedía de nuevo el socorro, éste consistía en cinco reales diarios por quince días y no más, con la condición de devolverlos con las limosnas de los domingos una vez excarcelado. i) Fallecimiento del socio. La ayuda consistía en cuarenta y cuatro reales para un hábito con que ser enterrado y sesenta reales a la viuda, hijos, padre o madre para lutos y no para otra cosa, porque no existiendo familiares, se distribuían por su alma a criterio de la Junta. Se alumbraba el cadáver con 129 cuatro hachas el día del entierro y a la misa por su alma debían asistir (con velas), bajo multa de cuatro reales en caso de no hacerlo, todos los socios. Aunque aquí había una excepción: en caso de enfermedad u ocupación forzosa, podía ser sustituido por persona decente. Igualmente tenía el socio fallecido derecho a veinte misas rezadas de limosna de tres reales y una cantada con vigilia y responso, dando la limosna que estuviese en uso. El cadáver debía ser conducido a la iglesia por los cuatro socios más jóvenes. j) Funeral de las mujeres de los socios. La cobertura era la misma que para sus esposos a excepción de las misas rezadas y las cuatro hachas, recibiendo el viudo ciento cuatro reales para lutos. 130 131 132 4. EL SIGLO XIX EN TALAVERA DE LA REINA. EL HOSPITAL MUNICIPAL 4.1. Los años previos a la guerra. Las epidemias de 1803-1804 Los habitantes de Talavera comenzaron el siglo XIX, al igual que los del resto de la Península, con una grave crisis de subsistencias. Sirva como dato el balance demográfico aportado por González Muñoz257 para esos años: si entre 1800 y 1803 la media de habitantes en el municipio fue de 6.300, en 1812, tras el punto álgido que supuso la Guerra de la Independencia, los habitantes habían quedado reducidos a 1.970. Pero, ¿qué entendemos por subsistencias? Según Colmeiro258, es lo estrictamente necesario para alimentar un pueblo o nación en una época determinada; es decir, los medios de proveer al sustento de los habitantes en los momentos de crisis, cuando las leyes económicas han perdido su eficacia y se ha trastornado el equilibrio natural de los intereses público y privado. García Ruipérez259 ha estudiado el caso para Talavera. Para este autor, que parte de la idea de crisis mixta de Pérez Moreda, las causas que explican la situación para Talavera son de dos tipos, estructurales y coyunturales. Entre las primeras, el crecimiento de la población por encima 257 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit., p. 373. 258 COLMEIRO, M.: Elementos de derecho político y administrativo de España. Imprenta de F. Martínez García. Madrid, 1870. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Edición original en la Biblioteca de la Universidad de Alicante. Para lo aquí expresado, consultar capítulo XVIII (De las subsistencias públicas). 259 GARCÍA RUIPÉREZ, M.: Hambre y epidemia en Talavera a principios del siglo XIX. Talavera en el tiempo. Primer ciclo de conferencias. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 1992. pp. 215 y ss. 133 de la producción de alimentos. La demanda, al ser superior a la oferta, fue seguida de subida de precios, reducción del consumo, hambre y mortalidad. Entre las causas coyunturales habría que apuntar la sucesión durante varios años de unas condiciones climáticas adversas que ocasionaron la pérdida de varias cosechas. A ello se unió el papel de monopolistas y acaparadores, y una deficiente red caminera que provocó el aumento del precio del transporte. Por último, La Real Hacienda con sus continuas exacciones, que dejaron exhaustos a los ayuntamientos y el cada vez más escaso papel de pósitos260, cofradías, montepíos y hermandades. Bajo esta situación Talavera afrontó dos nuevas situaciones de epidemia, una de paludismo en 1803 y otra de tifus en 1804, que asolaron la población. Con la experiencia de la pandemia de 1786 una circular de 8 de octubre de 1803261, puso de nuevo en vigencia la legislación sobre tercianas que se había dispuesto en los años de 1785 y 1786, insistiendo otra vez en el acopio y distribución de quina y en el saneamiento de los terrenos pantanosos. En 1803 ya se había hecho habitual el envío de informes puntuales a la Junta Suprema de Sanidad, e incluso Talavera, el 30 de junio de 1805, constituirá la suya262. 260 Pósito: organismo de carácter municipal destinado a mantener acopio de granos, principalmente trigo, y prestarlos en condiciones módicas a los labradores y durante los meses de menos abundancia. No es lo mismo que alhóndiga, que era el lugar destinado a la venta, compra y depósito de cereales y otras mercancías. 261 PÉREZ MOREDA, V.: op. cit., p. 381. 262 SECRETARÍA; Sanidad; Junta de Sanidad; correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1.800- 1.801. 1.803-1.804. 1.808-1.808. SIGNATURA 212. Documento inserto en el legajo. 134 El paludismo de 1803. Para el estudio de la epidemia de 1803 hemos utilizado el detallado informe que sobre lo acontecido en Talavera elabora uno de sus médicos titulares, D. José Mª de la Paz Rodríguez263. El escrito, cuyo original se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid264, nos muestra ya desde su portada el talante ilustrado de su autor, 263 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: Informe de la constitución epidémica de las calenturas malignas intermitentes y remitentes de la villa de Talavera. Imprenta de Josef Collado. Madrid, 1803. Biblioteca Nacional, sede de Recoletos, Sala Cervantes. 135 que se identifica, entre otros cargos, como miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Pero podemos añadir más: en primer lugar, se trata de un informe, uno de los muchos que se enviarán en momentos de epidemia y por Real Orden a la Junta Suprema de Sanidad, creada en Madrid en octubre de 1720 a raíz del peligro que supuso para la península la peste originada en Marsella en ese mismo año. Y este informe lo es de una constitución epidémica, cuyas teorías habían sido ampliamente expuestas por el médico inglés Thomas Sydenham (1624-1689) ya desde el siglo XVII. Amigo y colega de Locke y Boyle, estudió la pandemia que afectó a Londres entre 1660 y 1670, y establecido lo que consideraba estrecha relación entre las fiebres y el clima. Influido por las lecturas de Hipócrates, resucita el concepto de “katástasis” o constitución epidémica, y procede a dividir las enfermedades en epidémicas, estacionarias, intercurrentes y anómalas265. Este informe puede encuadrarse dentro del higienismo, corriente de pensamiento desarrollada desde finales del siglo XVIII, animada principalmente por médicos. Los higienistas abogan por la gran influencia del entorno ambiental y el medio social en el desarrollo de las enfermedades, critican la falta de salubridad en las ciudades, así como las condiciones de vida y trabajo de sus habitantes, proponiendo diversas medidas de tipo higiénico-social para la promoción de la salud y mejora de las condiciones de existencia de la población266. 264 Nosotros hemos utilizado para su estudio la copia que se conserva en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina. 265 URTEAGA, L.: Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del medio ambiente en el siglo XIX. Geo Crítica. Año V, nº 29. Barcelona, 1980. http://www.ub.es/geocrit/geo29.htm. Última fecha de consulta: 04/11/10. 266 URTEAGA, L.: op. cit. 136 José Mª de la Paz es uno más de los médicos preocupados por la salud pública, con gran actividad a lo largo del ochocientos, tema que ha sido estudiado parcialmente por López Piñero267, Sánchez Granjel268, los hermanos Peset269 y Riera270, entre otros (algunos de ellos con más de una obra dedicada al tema, así como numerosos artículos publicados en revistas científicas). Desde un punto de vista actual, Urteaga271 clasifica la ingente literatura científica de los higienistas en los siguientes temas: a. Aquella en la que la higiene aparece en primer lugar, como una parte de la actividad médica centrada en la preservación de la salud pública. En este sentido, tienen especial importancia los trabajos de tipo epidemiológico que versan sobre enfermedades epidémicas, endémicas permanentes y enfermedades profesionales relacionadas con la actividad industrial. En estos estudios de tipo epidemiológico es muy frecuente encontrar información geográfica, económica y social sobre el medio en el que se desarrollan las dolencias estudiadas. b. Otro grupo es aquél en el que los higienistas expresan su preocupación a través de una línea de pensamiento social, reflejándose en temas como el pauperismo y la beneficencia, moralidad, lucha de clases o reforma social. 267 LÓPEZ PIÑERO, J.Mª: Ciencia y Enfermedad en el Siglo XIX (Nexos). Ediciones Península. Barcelona, 1986. 268 SÁNHEZ GRANJEL, L: La Medicina española del siglo XVIII. Ediciones Universidad de Salamanca. Salamanca, 1979. 269 PESET, M y PESET, J. L.: Muerte en España (política y sociedad entre la muerte y el cólera). Seminarios y ediciones S.A. Madrid, 1972. 270 RIERA, J.: José Masdevall y la Medicina Española Ilustrada (Enseñanza, epidemias y guerra a finales del siglo XVIII). Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Valladolid. Valladolid, 1980. 271 URTEAGA, L.: op. cit. 137 c. Grupo que encuadra las investigaciones empíricas de tipo sociológico y geográfico, correspondiendo a estas últimas las Geografías y Topografías médicas. Bajo esta denominación se realizaron desde finales del setecientos una serie de estudios de tipo geográfico-estadístico, en los que aparecen consideraciones acerca del origen y desarrollo de las epidemias y sobre la mortalidad en general. Estas monografías médicas suelen ceñirse a ciudades, localidades y comarcas o regiones concretas, y tienen como base determinadas concepciones médicas, que consideran la génesis y evolución de las enfermedades como fuertemente determinadas por el clima y medio local. d. Por último, desde el campo de la higiene se tratan también problemas del espacio urbano, como la limpieza y salubridad de las ciudades en su conjunto. El Informe de la constitución epidémica de calenturas malignas… de José Mª de la Paz Rodríguez aborda, como vamos a ver ahora, puntos de cada uno de los apartados de esta clasificación. Publicado en Madrid en 1803, su elaboración se debe sin duda a la Real Orden que, partiendo de la Junta Suprema de Sanidad, entraba en vigencia cada vez que se detectaba una situación epidémica y mandaba informar de lo acaecido en las poblaciones afectadas. Será ésta una de las últimas actuaciones de la Junta Suprema, dado que otra Real Orden de 19 de marzo de 1805, precedida de la Real Resolución de 13 de marzo, exponían el nuevo procedimiento en cuestiones sanitarias: las capitanías generales se encargaban desde ese momento de los asuntos sanitarios, 138 creándose las respectivas Juntas Provinciales de Sanidad, siendo los propios capitanes generales presidentes de las mismas; antes, el 17 de marzo, se resolvía que todos los expedientes y negocios pendientes de sanidad marítima y terrestre fuesen trasladados a la Secretaría del Despacho de Guerra272. Volviendo al Informe de de la Paz, ya desde la portada el médico nos informa de que las calenturas que ha sufrido Talavera son malignas, intermitentes y remitentes, es decir, no son tercianas sencillas ni cuartanas, fácilmente diagnosticables por la periodicidad de los ataques febriles y endémicas, como ya sabemos, en la población. Tras la portada273 aparece en primer lugar la dedicatoria y el agradecimiento al Comisario de Guerra y Juez Subdelegado de todas las Rentas Reales de Talavera y su partido, D. Juan Nepomuceno Guerra, máxima autoridad local en cuanto a sanidad, por ser el representante de la Junta Suprema de Sanidad en la villa durante la epidemia. Comienza el autor su trabajo alabando los trabajos de Hipócrates (se refiere a él en ocasiones como el divino viejo) y de Vallés en cuanto a la teoría de las epidemias. Posteriormente, cita a Sydenham y sus estudios sobre las Constituciones de Londres de 1661 a 1685 y a sus seguidores, Ramazzini, Valentino, Gahrliep, Camerario, Loew, Lanzón y Richa, éstos últimos, como estudiosos de las Constituciones epidémicas de Italia, Hungría y Alemania. Entre los españoles, cita los estudios de Navarrete y 272 VARELA PERIS, F.: El papel de la Junta Suprema de Sanidad en la política sanitaria española del siglo XVIII. Dynamis. Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam. Granada, 1998. pp. 315-340. 273 La obra consta de 31 páginas. 139 Piquer274, quejándose no obstante del abandono de su estudio, atribuyendo a ello “… el que la naturaleza se halle agobiada con el peso de una multitud de enfermedades, cuya curación por lo complicado de sus síntomas y caracteres, se oculta a los ojos del Médico, falto de instrucción y luces necesarias”275. Reflexiona más tarde sobre la necesidad en los médicos de mayores conocimientos prácticos, físicos, químicos y fisiológicos, dado que sólo al estar versados en trabajos de investigación, experiencias, observaciones y descubrimientos se podrá tener un sólido conocimiento de la “… topografía médica del País, del estado de la atmósfera y variaciones del ayre, de las exhalaciones pútridas y miasmas pantanosos, de las enfermedades y virus ponzoñosos…de los meteoros y demás que sea importante…”276. Nos explica posteriormente de la Paz que el estudio de la epidemia que le ocupa obedece a la anteriormente citada Real Orden y que reunidos todos los médicos de la villa por el Juez de Rentas Sr. Nepomuceno Guerra, le eligen a él de común acuerdo para hacer las anotaciones que creyese oportunas con respecto a la referida Orden. No obstante, cree preciso incluir en el escrito no sólo la descripción de las calenturas malignas, intermitentes y remitentes que ha padecido la Villa y su contorno en el verano y otoño de 1803, sino lo observado sobre sus síntomas, la evolución y variedades que se han notado, sino también las causas que directa o indirectamente hayan podido producir o contribuido a empeorar dicha Constitución Epidémica; el plan de curación que se ha adoptado, resortes 274 Nos llama poderosamente la atención que no cite en ningún momento al Dr. Masdevall, inventor de la opiata, que tanto utilizará José Mª de la Paz con sus pacientes. 275 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 7. 276 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., pp. 8-9. 140 para su exterminio y medios y providencias conducentes a atajar el mal y detener sus progresos en lo sucesivo. Comienza entonces el autor con una minuciosa descripción de la situación geográfica de la villa de Talavera, con especial atención a los dos ríos y arroyos principales que bañan sus tierras: ríos Tajo y Alberche y los arroyos Portiña, que atraviesa la totalidad del casco urbano de norte a sur y el Barrago277, que a pesar de discurrir a un cuarto de legua de la población, en las avenidas de agua llega hasta las mismas casas “… formando charcas y pantanos de considerable extensión”278. Ello explica, según el autor, que “Siendo el País llano y abundante de ríos y arroyos, se dexa discurrir, que por pocas que sean las lluvias, rara vez faltarán pantanos, charcos y aguas estancadas, que podrán infeccionar más o menos, a proporción de sus exhalaciones, la masa de ayre que le rodea, particularmente en aquellos tiempos en que los vientos no soplan… olmos, olivos y moreras, cuyo plantío, impidiendo al sol la comunicación directa de sus rayos con la tierra, hace que ésta permanezca húmeda, y que los pantanos y balsas tarden en secarse…”279. Pasa posteriormente a describir el casco urbano: “La policía médica se haya enteramente abandonada dentro de la Población, pues todas las calles por mal empedradas y peor barridas, están llenas de lodos e inmundicias, siendo más digno de reparo los muchos muladares, estercoleros y charcos de agua estancada y corrompida, que se toleran en los sitios más públicos y calles más pasageras; por manera, que siempre 277 El arroyo Barrago desemboca en el Tajo y atraviesa la antigua Nacional V en las proximidades del IES San Isidro. 278 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 31. 279 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 12. 141 están exhalando y llenando la atmósfera de vapores pútridos y mefíticos, que la alteran y corrompen, siendo el menor perjuicio que causan estos focos de infección el molestar el olfato de los transeúntes con su hedor, que a veces se hace intolerable. En un País de esta situación y circunstancias locales… serán mucho más dañosas y perjudiciales todas las alteraciones y vicisitudes de la atmósfera, y con más particularidad siendo los tiempos varios e inconstantes”280. En el siguiente apartado describe minuciosamente las inusuales condiciones meteorológicas que sufre la zona desde comienzos del año: frío intenso con heladas y nieve en enero, un caluroso febrero (… muchos se vieron precisados a dexar el abrigo de las capas por no poderlas tolerar…281), una calurosísima primavera y un frío extraordinario en julio. Vuelve a citar a Hipócrates, recordando la sentencia aforística de éste que dice que las mutaciones de los tiempos acarrean enfermedades, siendo regulares y de fácil terminación cuando son las propias de cada estación, pero en las inconstantes, las dolencias serán irregulares y de terminación difícil282. Los primeros casos empiezan a notarse a comienzos de junio, siendo ya a finales grande el número de enfermos, que inician la enfermedad con cefalea y disforia (fastidio) para al cabo de dos o tres días sentirse “atacados de mucho frío, que les duraba tres y aun cuatro horas; seguiase después de un calor excesivo con grande sed, y á las ocho o diez horas cuando mas, se presentaba un sudor copioso, que terminaba la accesión. Esta se presentaba el dia inmediato á la misma hora con iguales síntomas, 280 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., pp. 12-13. 281 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 14. 282 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 14. 142 pero más moderados, y que no fatigaban tanto al enfermo, pero aun no había cedido bien el sudor cuando ya estaban atacados de la tercera accesión, que se manifestaba con un aumento considerable, horrores vagos283, vómitos y diarreas biliosas, dolor á la región epigástrica, y alguna vez á la umbilical, y desde esta accesión ya no se volvía a limpiar el enfermo, antes bien se sucedían una á otras las accesiones, verificándose entre una y otra solo alguna ligera remision. El pulso se percibia en estos enfermos á la primera accesion algo duro y fuerte, pero apenas se les hacia una mediana sangría, cuando descaecia inmediatamente. La sangre extraida no presentaba señal alguna flogística, y sí solo se advertia el suero muy bilioso. La lengua en los mas era sucia, y se quexaban de un sabor amargo y nauseabundo. La orina abundante y encendida, y con un sedimento o poso de color latericio284. Tras esta detallada descripción del curso clínico del proceso febril, el médico relata los diversos tratamientos probados por los médicos y curanderos de la zona. La mayor parte de los enfermos fueron tratados en un principio con tártaro emético285 diluido en agua y tomado a cucharadas. Una vez experimentada la náusea, quina en abundancia, desleída en vino para los más débiles y en agua de limón nitrada en aquellos de temperamento más ardiente (sic). Según el autor, aquellos que siguieron esta pauta, curaron todos. 283 Pensamos que se refiere a un delirio febril. 284 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 15. No hemos encontrado el significado del término latericio en medicina, pero sí como referencia a material constructivo en arquitectura, por lo que creemos indica color rojizo similar al de los ladrillos. 285 Tártaro emético o estibiado: tartrato de antimonio y potasio, utilizado en la época para provocar el vómito o emesis. En general, medicamento estibiado es aquel que contiene antimonio. 143 Otro grupo de enfermos tomaron, en vez del medicamento estibiado, sulfate (sic) de magnesia o sal catártica amarga y algunos más tartrite acídulo de potasa o cremor tártaro, que igualmente dieron buenos resultados. José Mª de la Paz, antes de la administración de la quina, sigue su propio método, consistente en la siguiente mixtura: - Agua de la fuente, una libra. - Tártaro emético, un grano. - Cremor tártaro, dos dracmas. - Sal catártica, dos dracmas. - Oximiel simple, una onza. Todo ello mezclado, tomado en la medida de un vasito de cortadillo, de hora en hora, alternado con algún caldo si fuera necesario. “Con esta pocioncita observé limpiarse bien las primeras vías, moverse con suavidad el vientre, y después con menor porción de polvos de Quina, finalizarse las accesiones, y restablecerse la salud”286. Igualmente describe como coadyuvantes la decocción de manzanilla con miel en los momentos de escalofríos, el vino añadido a los caldos, las decocciones de menta machacada y vino colocados en la boca del estómago y pulsos y los paños empapados en vinagre colocados sobre el vientre. La sangría quedará desaconsejada por todos los médicos una vez comprobados sus nocivos efectos, no así por los curanderos, que la 286 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 17. 144 practicarán tres y hasta cuatro veces en un mismo enfermo, “… sacrificando así á su codicia y vil interés las vidas de sus semejantes”287. Según el Dr. de la Paz los enfermos continuaron más o menos de igual manera hasta los últimos días de julio, en los que “… grandes tempestades, recios vientos australes y abundante lluvia cargaron demasiado la atmósfera, llenándola de vapores”288. Llegados los primeros días de agosto en los que el autor refiere un calor excesivo incluso para esas fechas, se sucede un nuevo repunte de afectados con calenturas intermitentes y remitentes “… con síntomas tan complicados y terribles, que ponían a peligro la vida del enfermo y consternaban aun á los asistentes de ánimo más sereno. Muchos de estos miserables en la primera accesión en que apenas se presentaba un leve y ligero calosfrio, se sentían aterrados por unos vómitos de materiales, ya verdes, ya pagizos, y por unos cursos ó diarreas de tal naturaleza, que a poco tiempo se ponian frias como la misma nieve todas las extremidades, los ojos hundidos, las pupilas, los labios y las uñas amoratadas, la lengua yerta, la respiración difícil, pero helada, sin pulsación las arterias, y por ultimo todo el cuerpo cubierto de frio y palidéz; en cuyo estado, y sin perder los enfermos nada de su conocimiento y razón, terminaba la muerte, escena tan lastimosa, sino se acudia prontamente con oportunos remedios”289. Para este nuevo grupo de enfermos la terapéutica consistió en friegas en brazos y piernas, nieve290 sobre el vientre y vino generoso dado por boca 287 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 18. 288 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 18. 289 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 19. 290 En invierno se hacía acopio de nieve que se conservaba en diversos pozos constituyendo una ruta desde la sierra hasta Talavera. Llegado el verano, se acarreaba envuelta en paja a lomos de animales para ser vendida en la ciudad. El pozo más cercano a ésta se conserva todavía en la urbanización El Chaparral. 145 e igualmente en friegas. En cuanto a la farmacopea, apunta diversos tratamientos291: - Opiata compuesta de polvos de quina, líquido de Sydenham, sal de axenjos o potasa y xarabe de cidra292. - Quina desleída en vino generoso de la variedad Tinta-rota. - Enemas de quina, álcali volátil aspirado, cantáridas en las pantorrillas y sinapismos en las plantas de los pies (si respondían a este tratamiento, se les administraba entonces quina por boca). - Quina abundante por boca mezclada con opio en cantidad proporcional a la mayor o menor gravedad del dolor y demás síntomas concomitantes. - Enemas de cocimiento de malvas, simiente de lino y cabezas de adormidera blanca. - Agua fría de nieve, agraz, apósitos de vinagre, agraz con triaca sobre estomago y vientre. - Quina mezclada con polvos de raíz de valeriana y raíz de serpentaria de Virginia. Según de la Paz todos estos tratamientos, cuando fueron aplicados con prontitud por los médicos de la villa, salvaron la vida de los enfermos, en una epidemia que se prolongó durante agosto y septiembre. A la llegada de octubre con abundantes lluvias y la mutación del temple de la atmósfera atribuye el médico el cese de la epidemia293. 291 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., pp. 20-22. 292 La cidra es la variedad de calabaza con la que se elabora la mermelada denominada “cabello de ángel”. 293 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 23. 146 Pero no olvidemos que nos encontramos en la Ilustración. La sola explicación de vapores, mutaciones atmosféricas y demás meteoros no convencen al médico: “Todas las personas pobres, las mal vestidas, las que han estado más expuestas a sufrir las vicisitudes del tiempo, las debilitadas por excesivos trabajos, y las que por su indigencia y necesidad se han visto precisadas á usar malos y escasos alimentos, son las que han padecido mas en esta constitución, y las que han tenido que sufrir más recaidas”294. En vista de todo lo referido y con arreglo a la Real Orden, de la Paz propone una serie de medidas conducentes a impedir, o al menos moderar en lo sucesivo tales desgracias295: 1. Plan de Policía Médica en la Villa y sus contornos. Ésta deberá abrazar unas reglas conducentes a que la población esté limpia, aseada y exenta de muladares296, estercoleros, inmundicias y otras cosas que puedan alterar e infeccionar la atmósfera, como por ejemplo caballerías, perros, gatos, y otros animales muertos y corrompidos. Igualmente elaborará unos estatutos dirigidos a dar corriente a las aguas estancadas y detenidas, a que los alimentos y bebidas297 sean de la mejor calidad, y la prohibición de que se viertan basuras, estiércol, tierra, escombros y otras cosas en el arroyo de la Portiña, por los graves perjuicios que resultan de su permisión y tolerancia. 294 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., p. 23. 295 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit., pp. 24-27. 296 La etimología de muladar nada tiene que ver con sitios donde hubiese mulas, sino que procede de muradal, lugar extramuros de las ciudades donde se vertían los desperdicios de las mismas y, lógicamente, sitios muy sucios. 297 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII: De los pueblos; y su gobierno civil, económico y político. TITULO 40: Del resguardo de la salud pública. LEY VII. En el Pardo, 13 de febrero de 1785. 147 2. Establecimiento de un fondo o montepío de caridad, dirigido a socorrer a los enfermos más desvalidos y necesitados. De la Paz considera urgente su instauración, debido al gran número de pobres menestrales298 y jornaleros en la Villa que han quedado sin atención y al reducido número de camas en los hospitales, por ser éstos de corta dotación y moderadas rentas. Hace un llamamiento a las autoridades gubernativas, recordándoles que si todos ellos hubieran tenido mejor atención, no se hubieran perdido tantos jornales en la agricultura y oficios, que se han visto privados de brazos tan útiles y necesarios. Igualmente recuerda que el establecimiento de dicho montepío se hará con más facilidad si colaboran con sus fondos a tan loable fin el ilustrísimo Cabildo, Señores Curas Párrocos y las Venerables Comunidades hacendadas. 3. Una provisión o repuesto de quina selecta y escogida para socorrer a los más pobres y una absoluta prohibición de la introducción de la añeja y destituida de sus propiedades curativas. Denuncia la frecuente adulteración que este específico sufre, reclamando la necesidad de un inspector que revise la que se vende y evitando igualmente su comercio clandestino. Refiere tener conocimiento de que los arrieros de Alosno299 han logrado vender varias cargas al precio de diez reales la libra, debiéndose inferir de ello que no sería otra cosa que madera podrida. 298 Menestral: según el Diccionario de la Real Academia, menestral es aquella persona que tiene un oficio mecánico. Dado que menesteroso es aquél que tiene una carencia o necesidad, interpretamos que con la denominación de pobres menestrales se refiere a los trabajadores en paro de la época. 299 Municipio de la provincia de Huelva. 148 4. Persecución del excesivo número de curanderos que subsisten en la Villa, a los que acuden un crecido número de enfermos con funestas consecuencias. Reclama se les apliquen las leyes y penas a los contraventores, ya que si así se hubiera hecho, no se hubiera dado el caso de morir algunos sin disposición testamentaria ni los Santos Sacramentos, sucesos ambos que todo el pueblo ha podido comprobar. Termina su informe de la Paz a fecha 22 de octubre de 1803, reseñando que las cercanas poblaciones de Adrada, Piedralaves, Casas Viejas, Fresnedilla, Sotillo, Casillas, Puebla Nueva, Puente del Arzobispo, Calzada y Arenas han padecido las mismas constituciones epidémicas con similar gravedad. Una última nota recoge el disgusto del autor ante la negativa de corroborar con su firma dos de los médicos que ejercen en Talavera. Al parecer, especialmente uno de ellos no está de acuerdo con el escrito, argumentando que el arroyo Barrago no puede contribuir a la infección, por ser el lecho de su cauce de constitución arenosa. De la Paz rebate este argumento recordando que Barrago en Tiempos de lluvias excesivas se desborda e inunda sembrados, olivares y plantíos, formando charcas y pantanos que pudren y corrompen muchos despojos de árboles y otras plantas. Causa lástima, dice quejándose de las críticas de su colega, que un Profesor, digno por otra parte del mayor aprecio, carezca de unas nociones topográfico-médicas tan interesantes300. 300 PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: op. cit.: pp. 28-31. 149 La constatación oficial y recuento del número de afectados por las diversas epidemias pasará, a partir ya de estos años, a ser algo rutinario. La epidemia de tifus de 1804. Sólo habían pasado unos meses de alivio en cuanto a fiebres en la población, cuando un nuevo documento nos informa de la aparición de otra epidemia301, de características distintas, desde los primeros días de enero. En el legajo que nos ocupa, el Ayuntamiento se hace eco, a 22 de junio de 1804, de la Superior Orden recibida desde Madrid en la que se insta al Sr.Vicario de la villa para que curas párrocos, prelados y visitadores de hospitales certifiquen el número de muertos de la epidemia o enfermedad desde el 1 de enero, que certifiquen igualmente los médicos sobre el número de afectados, fallecidos, métodos curativos empleados y medidas precautorias para evitar la enfermedad que hayan dispuesto. Tomará testimonio de todo lo expuesto por ellos D. Eugenio Guzmán y Sánchez. Reunidos el 25 de junio de 1804 los médicos D. Bernardo Molinero, D. Manuel Romo, D. Alberto García, D. José Mª de la Paz y D. Matías Ruviños, cumpliendo con lo que les está preceptuado bajo formal y solemne juramento, atestiguan que la actual epidemia es de calenturas pútridas302, que sumando los casos atendidos en los tres hospitales (San Juan de Dios, Misericordia y Caridad), doce conventos, soldados del regimiento acuartelados en la villa y los atendidos en sus casas, ha llegado a haber hasta trescientos afectados. 301 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo Epidemias de 1804. Sig. 212. 302 Tifus. 150 El método curativo adoptado en un principio fue el de el antipútrido interpolado con diluentes acidulados, moderados evacuantes en primeras vías y, particularmente, quina. Posteriormente, los mismos remedios y el plan antiflogístico303. Como medidas precautorias, la ventilación de las habitaciones de los enfermos, la separación, en la medida de lo posible, de unos de otros, limpieza de las ropas y evitación de su mezcla con los sanos, riegos con vinagre, blanqueos, sahumerios y separación de los mendigos304. Pero los párrocos, aparte de facilitar el número de fallecidos por estas calenturas pútridas, aportan también las causas de otras muertes, encontrándonos entre otras siguientes denominaciones305: - Repentino - Hidropesía - Apoplético - Tabardillo - Sobreparto - Mendigo - Garrotillo - Asiento - Costado 303 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo Epidemias de 1804. Sig. 212. 304 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo Epidemias de 1804. Sig. 212. 305 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo Epidemias de 1804. Sig. 212. 151 - Quartanas continuadas - Tercianas - Tisis - Caída en el fuego - Flujo de sangre - Continuo padecer - Flujo histérico - Mucha miseria - Calentura ética, éctica - Achaques habituales Hemos podido constatar que en esos momentos San Juan de Dios únicamente atiende hombres, mientras que Caridad y Misericordia atienden indistintamente hombres y mujeres, aunque éstas siempre en menor número. El 4 de julio contesta desde Madrid la Junta de Sanidad, presidida por el conde de Montarco, previniendo al Ayuntamiento continúe con la mayor actividad y vigilancia y tome cuantas precauciones y providencias convengan para lograr la absoluta extinción de las enfermedades que se padecen en el pueblo, pidiendo información puntual de cualquier novedad que ocurra y sea digna de atención306. Sin duda, ya en 1805, la aparición de la fiebre amarilla en Cádiz fuerza aún a extremar las medidas ante la nueva epidemia, por lo que un 306 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo Epidemias de 1804. Sig. 212. 152 nuevo documento307, fechado en 30 de junio de ese año, informa a Madrid que, según lo preceptuado por Real Orden de 19 de marzo, la Junta de Sanidad de Talavera se halla establecida en la villa desde el 30 de septiembre de 1804 y que la componen dos regidores, el Deán de la colegiata, el Sr. Vicario, el Comandante Militar, el Director de la Reales Fábricas y los médicos de más concepto de la población. Diversos documentos sueltos informan de la necesidad de un mayor número de vocales para la Junta y de un reglamento para su funcionamiento, que no hemos podido encontrar. Desde ese momento, los informes sobre aparición de fiebres308 serán habituales, como el del 30 de junio de 1805, que constata la aparición de casos de fiebres remitentes espúreas nerviosas que degeneraron posteriormente en calenturas periódicas intermitentes quartanas, resultando de ellas por la cortedad de alimentos309 y mal método de los pacientes en hidropesías, especialmente en los pobres desvalidos310. Un último ejemplo de uno de los ya habituales informes a Madrid, constata la aparición, en febrero de 1805, de algunos casos de una constitución de calenturas sinocales erisipelatosas, así como algunas 307 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo independiente. Sig. 212. 308 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Todos ellos ordenados cronológicamente, formando parte de un abultadísimo dossier que no hemos investigado en su totalidad. 309 Talavera en estos momentos se halla inmersa en una crisis de subsistencias. 310 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo independiente con fecha 30 de junio de 1805. Sig. 212. 153 calenturas tercianas simples, reseñando que la constitución actual es la más benéfica que se ha advertido de unos años a esta parte311. 4.2. La ocupación (1808-1814) La Guerra de la Independencia supuso para España en general el fin del Antiguo Régimen y el comienzo de la revolución liberal. Este hecho, no obstante sus efectos positivos a largo plazo, acarreó, en algunas ciudades como es el caso de Talavera, su total destrucción y una situación de quiebra absoluta en su evolución histórica. Una vez terminado el conflicto fue necesario partir desde cero en todos los aspectos de su vida social y económica, pero este punto de inflexión desembocó en un profundo cambio en cuanto a la asistencia al hombre pobre, hambriento y/o enfermo: fue en ese momento cuando la iglesia pierde su hegemonía secular en cuanto a la atención de este colectivo para ser el Estado, o mejor dicho, los ayuntamientos, los responsables del problema. Asistimos al definitivo paso del “por caridad cristiana” al de “beneficencia pública”. Veamos cómo se logra la transformación. Aunque no es objeto de nuestro estudio el análisis de los orígenes de la contienda ni el de su desarrollo militar312, sí lo son las consecuencias que tuvo sobre su población (cifrada en esos momentos en unos 6.300 311 ARCHIVO MUNICPAL DE TALAVERA. Secretaría. Sanidad. Junta de Sanidad: correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Para el caso que nos ocupa, legajo independiente con fecha 30 de junio de 1805 (aunque la referencia sea a los casos acaecidos en febrero de ese año). Sig. 212. 312 Este tema, con motivo del bicentenario de la batalla en la ciudad, ha sido estudiado recientemente por el Grupo de investigación histórica Bicentenario de la Batalla de Talavera en su libro: Talavera 1809: la Batalla, la Ciudad, sus Gentes. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 2009. 154 habitantes313) el soportar la presencia y mantenimiento durante seis años de unos efectivos militares que entre invasores, ejército nacional y aliados, en determinados momentos llegó a alcanzar el número de 100.000 personas314. Para su mejor comprensión, podemos establecer los diversos periodos en la ocupación (para el caso que nos interesa, tanto francesa, como aliada o española)315: 1. El 11 de diciembre de 1808 entran en Talavera 8.000 soldados franceses con unos 2.000 caballos y ocupan las casas abandonadas por los vecinos. Éstos, ante las noticias de su llegada, habían huido a los pueblos cercanos la noche antes. En la ciudad permanece el ejército francés hasta el 6 de enero, utilizando los claustros de varios conventos como caballerizas, y tomando posesión de las ropas, vino, aceite, trigo y cebada que no pudieron llevarse los habitantes en su huída. Parten desde aquí hacia la batalla de Uclés (Cuenca, 13 de enero de 1809) y tras su derrota, regresan de nuevo a Talavera, en donde permanecerán hasta el 21 de julio de 1809. 2. Alrededor de esa fecha se establece también en las proximidades de Talavera el ejército anglo-español con unos 53.000 individuos ocupando huertas, prados (en los que se alimentaba el ganado lanar y el vacuno, así como el utilizado 313 GONZÁLEZ MUÑOZ, Mª C.: op. cit., p. 373. 314 La población estaba obligada, por mandato real, a dar cama y alimento en sus casas al número de soldados que determinase la autoridad designada al efecto. 315 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., pp. 77-90. Hemos utilizado como fuente fundamental el relato que este cronista local realiza ochenta años después del conflicto, en el que a pesar de su subjetividad, se describen de manera minuciosa los daños sufridos en todos los edificios de la villa y la utilidad que se les dio durante esos años, así como el cálculo del expolio en viñas, olivos, cereales y productos de corral y huerta. 155 para el laboreo en el campo), olivares, viñedos y terrenos dedicados al cultivo de granos. Cualquier cosa que pueda ser quemada es utilizada por los dos bandos para hacer hogueras y las trincheras destruyen todas las zonas cultivadas. 3. Se desata el conflicto con las tropas francesas (que había sumado efectivos hasta alcanzar los 50.000 soldados) en la denominada Batalla de Talavera (27 y 28 de julio de 1809), con un saldo de 7.400 muertos franceses, 6.268 ingleses y 1.200 españoles. Se podría decir que la victoria moral es para el ejército aliado, pero los 15.000 muertos que quedan sobre el campo de batalla constituyen un ejemplo más de la sinrazón que toda guerra implica. 4. En retirada el ejército francés, los aliados parten hacia Extremadura por falta de productos para subsistir. Nada más salir éstos, regresan de nuevo los franceses, que al no poder instalarse en las casas del pueblo porque ya no hay edificios aprovechables, se alojan en dos campamentos, el establecido en los Caños (con abundante agua) y el del camino del Casar del Ciego. Para construirlos toman los materiales de derribo que quedaban útiles de las casas y conventos, despojándolos de maderas, ladrillos, puertas y ventanas. La llegada del invierno hará que arranquen los sarmientos de las vides y la madera de los olivos para hacer fuegos y carbón, así como unos cinco mil álamos de la alameda junto al río para arreglar los carros y las cureñas316 de la artillería y el puente de la Villa Nueva del Arzobispo, necesario para poder huir hacia la otra 316 Cureñas: armazón de madera compuesto de dos gualderas unidas por medio de pasadores igualmente de madera para alojar el cañón. 156 orilla del Tajo en caso necesario. Esta situación dura hasta el tres de diciembre de 1812, fecha en la que los franceses salen de nuevo de Talavera. 5. Trascurridos 16 meses de relativa tranquilidad para en la villa, en abril de 1813, se presenta de nuevo el ejército francés, imponiendo una contribución de guerra de 500.000 reales a los vecinos de la ciudad y otra muy superior a los de los pueblos de su jurisdicción. Termina definitivamente la contienda en 1.814, en la que aparte de los destrozos ya mencionados, Fernández Sánchez317 da cuenta también de los siguientes: todas las iglesias, todas las fundaciones hospitalarias, las 10 herrerías, 2 fábricas de jabón, los lagares, molinos de aceite, tala de todos los montes de propios del ayuntamiento y de particulares, sacrificio para su sustento (de los dos bandos) del ganado lanar, vacuno y de labor, así como las tahonas y la mayor parte del caserío de la ciudad y de las granjas de alrededor. El autor referido comenta que la situación en la que queda la ciudad sólo es comparable a los sitios que sufren las ciudades de Gerona y Zaragoza en la misma contienda. El porqué Talavera es tan atacado, se explicaría por ser zona de paso natural hacia Portugal, objetivo de conquista que también figuraba en los planes de Napoleón. En cuanto a la contienda nos queda un último punto al que nos referiremos brevemente, por no ser objetivo de nuestra investigación, y es el de los hospitales militares. Este tema ha sido estudiado en parte por el Grupo de investigación histórica Bicentenario de la Batalla de Talavera, 317 FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, I.: op. cit., pp. 77-90. 157 anteriormente citado318. Como afirman sus autores, durante la guerra, Talavera se convirtió en un inmenso hospital319. Tras la batalla del 29 de julio de 1809 no solamente quedan destruidas y/o inutilizadas por falta de enseres todas las instituciones dedicadas hasta ese momento a la atención al necesitado, sino que el volumen de heridos (no olvidemos, cerca de 100.000 combatientes, 15.000 muertos) hizo necesario habilitar hospitales militares en conventos, antiguas instituciones abandonadas e incluso casas particulares. Los soldados heridos en la batalla, atendidos inicialmente en hospitales de campaña, serán luego trasladados a la villa, donde fueron instalados fundamentalmente en conventos abandonados. El más grande de los ocupados como hospital fue el claustro del convento de San Jerónimo y, cuando éste resultó insuficiente, se recurrió a las instalaciones de la casa de la Vicaría. Hasta la definitiva salida de los franceses, San Jerónimo se convirtió en uno de los principales hospitales militares de la zona centro320. 4.3. La ciudad tras la guerra. La Asociación de Caridad y Beneficencia de la villa (1810-1811?). La Junta de Beneficencia de la villa de Talavera (1812) Como ya hemos visto en el anterior apartado, la invasión truncó la vida social y humana de los habitantes de Talavera. Tras la batalla, el dolor de la guerra no ha acabado y el desorden, el caos y el sufrimiento de las víctimas continúa. Se ha de resurgir desde la nada, y la iniciativa en cuanto a la atención de las necesidades más básicas de la población la toma en 318 Grupo de investigación histórica Bicentenario de la Batalla de Talavera: Talavera 1809: la Batalla, la Ciudad, sus Gentes. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 2009. Para lo aquí expresado, ver pp. 78-82. 319 Talavera 1809… op.cit., pp. 78 y ss. 320 Talavera 1809… op.cit., p. 80. 158 primer lugar un movimiento ciudadano, La Asociación de Caridad y Beneficencia, que será sustituida, una vez organizado de nuevo el consistorio, por la denominada Junta de Beneficencia. Veamos sus actuaciones: a) La Asociación de Caridad y Beneficencia. No se conservan, bien por destrucción o porque realmente no se llegaron a escribir, Libros de Acuerdos en el Archivo Municipal para los años de 1808, 1809 y 1810. Lo reflejado en el de 1811 nos describe una ciudad que poco a poco se va repoblando y en la que es necesario organizar el consistorio, atender a los expósitos, limpiar las calles, nombrar alguaciles…321. Uno de los primeros documentos que se conservan, sin fecha, aunque sin lugar a dudas elaborado en los primeros momentos tras el desastre de julio de 1809, es un escrito redactado por un ciudadano llamado D. Bernardo Ortega (miembro de la municipalidad como hemos podido comprobar más tarde), en el que ante la deplorable situación en la que se encuentra la villa decide, junto con otros vecinos, crear una Asociación de Caridad y Beneficencia para tratar de solventar algunas de las necesidades más perentorias de sus habitantes. Veamos el documento322, que dado su interés hemos transcrito en su totalidad, y del que haremos su análisis a continuación. D. Bernardo Ortega... La humanidad doliente clama por un pronto remedio en sus necesidades. Tantos pobres enfermos abandonados en sus dolencias, tantos niños expósitos víctimas… 321 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Libro de Acuerdos de 1811. 322 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. El documento, en el que el nombre de D. Bernardo Ortega aparece prácticamente ilegible en la cabecera dado el deterioro del papel y sus arrugas es sin duda un borrador, a tenor de sus numerosas enmiendas y tachaduras, pero de un indudable valor, dado que es el primer documento que aparece con la intención de reorganizar la desaparecida asistencia benéfico-sanitaria tras la ocupación. 159 La conservación de los hombres es el punto más esencial que no debe perder de vista todo Magistrado prudente, sabio y circunspecto. El abandono en que se hallan los Hospitales de Talavera. 1º. La instalación inmediata y sin demora alguna de una Asociación de Caridad y Beneficencia en la Villa de Talavera, cuyo principal cuidado será dar todos los auxilios posibles a los Pobres enfermos, cuidar de la vida y salud de los desgraciados Expósitos y socorrer según lo permitan las circunstancias, la indigencia y necesidad de los miserables e infelices. 2º. Esta Asociación se compondrá de todos los vecinos pudientes y hacendados que voluntariamente quisieren suscribirse, de los Señores Curas Párrocos y eclesiásticos de Distinción y de todas las demás personas que por sus luces, talento y instrucción y celo verdaderamente patriótico y cristiano quieran y puedan concurrir a tan loables, útiles y necesarios fines. 3º. Para el mejor desempeño de las obligaciones, cargas y cuidados de la Asociación se formará una Junta de Gobierno que cuide privativamente de todo lo concerniente de ella, que se compondrá desde luego del Sr. Subprefecto que se considerará como Presidente nato, del Corregidor Presidente de la Municipalidad, del Sr. Vicario Eclesiástico, del Presidente del Cabildo de la Sta. Insigne Iglesia Colegial, del Presidente del Cabildo de Señores Curas y Beneficiados y de otras cuatro personas beneméritas para que sirvan en clase de consiliarios. 4º. Quedan nombrados consiliarios los Señores D. Gabriel Palacios, Administrador de las Rentas Reales, D. Salvador Bar…, Director de las Reales Fábricas, D. Juan Fco. Aparicio y el Médico que designe el Sr. 160 Subprefecto y se crea más apto para ejercitar con las luces de su Profesión en los asuntos que le pertenecen. 5º. El Secretario de Subprefectura lo será igualmente de la Junta de Gobierno y de la Asociación y autorizará todos los acuerdos que por ella rehicieren y acordaren. 6º. La Junta de Gobierno de la Asociación después de tomadas las correspondientes noticias y recibidos los correspondientes informes, nombrará las personas que estime más a propósito para desempeñar las funciones de Administrador, Contador y Tesorero de la Asociación, quedando interinamente habilitado para le recepción de caudales D. Eugenio Cervino, bajo las formalidades y método que estime más conveniente la Junta. 7º. La Junta de Gobierno examinará el Plan que se hallan encargados de formar los cinco individuos que han señalado los Srs. Suscriptores y propondrán al Gobierno el que estime más conveniente y recursos que la ocasionen. 8º. Urgiendo tanto el señalar edificio, bien sea de los designados antecedentemente para Hospitales o cualquiera otro de los de los Bienes Nacionales, lo harán inmediatamente los Facultativos que se hayan señalado para el intento. 9º. El Subprefecto y Junta de Gobierno cuidarán que en el término de quince días o antes si se pudiese queden habilitadas doce camas para hombres y seis para mujeres para remediar en parte las funestas consecuencias que se están experimentando por falta de Hospitales donde 161 recoger y curar los infelices enfermos haciendo de modo que en tan piadoso establecimiento se inviertan los primeros caudales que entren en su poder por considerarse esta medida sumamente indispensable y necesaria. 10º. Deberán cuidarse ir aumentando las camas a proporción que vaya habiendo fondos y sea necesario. 11º. Nuestras Leyes y políticos han tenido por objeto la reunión de los Hospitales desde 1540 y de aquí es que todos se han convencido por muy poderosas razones que en un pueblo sólo debe haber uno. En Talavera pues, deben reunirse los Hospitales de la Misericordia, de la Caridad, San Juan de Dios, San Bartolomé, San Lázaro, San Antonio Abad, Ntra. Sra. del Prado, Santiago y cualquiera otros de cualquiera clase que sean, y sus fincas, fondos y heredades quedan desde ahora aplicadas a esta Asociación y su producto deberá invertirse en los fines insinuados, cesando en su administración las personas que hasta aquí lo han hecho y dando inmediatamente las cuentas a esta Junta de Gobierno, quien deberá percibir sin demora alguna sus sobrantes. 12º. Quedan señalados por fondos de esta Asociación de Caridad y Beneficencia no sólo los bienes, fincas, fondos y heredades de los citados Hospitales y todo lo que produzcan las suscripciones de los Señores Asociados, sino también las cuestaciones y demás limosnas que tuvieren aplicación a tan interesantes fines. 13º. Deberá igualmente considerarse como fondos de esta Asociación todos los bienes pertenecientes a cualquiera otra Obra pía, sea de la clase que fuere, como la del Colegio de San Miguel, las dotes de doncellas, los 162 destinados a conducir pobres a tomar aires o aguas minerales y los de ayudas de costa para estudiantes y todo esto en calidad de por ahora y mientras se aprueba por el Gobierno el Plan General, y en consideración a que ninguna de estas fundaciones se cumplen al presente y se hallan sólo en poder de sus Administradores, los cuales deberán también cesar en sus funciones y trasladarse éstas a la Junta de Gobierno de la Asociación. 14º. El Administrador de Bienes Nacionales devolverá todo lo que hubieren producido las fincas del Hospital de San Juan de Dios y demás de esta naturaleza, cesando en su administración y dejándola libre a la Asociación. 15º. El Sr. Vicario Eclesiástico será invitado a que señale, del considerable número de eclesiásticos de esta Villa, dos que semanalmente vayan turnando en el cuidado espiritual de los Enfermos del Hospital, con el fin de ahorrar gastos que por ahora no se pueden soportar en la dotación de Capellanes. 16º. Los Médicos de esta Villa, con arreglo a lo que tienen ofrecido, turnarán del modo que estimen oportuno en la asistencia y curación de los Enfermos del Hospital. 17º. La Junta de Gobierno de la Asociación debe tomar bajo su protección y cuidado la asistencia en todo lo necesario de los Niños Expósitos, hacer todo lo posible por la conservación de estos desgraciados y vigilar cuidadosamente sobre la conducta de las mujeres que los cuidan, pues es bien sabido que de otro modo no cumplirán éstas con su obligación. 163 18º. Como en años tan calamitosos y de tanta miseria es preciso haya muchos infelices que carezcan del preciso alimento para sustentar la vida, procurará esta Asociación conservarles y proporcionarles el alivio y socorro posibles, dándoles alguna sopa económica en los días que se pudiere de la semana, proporcionándolo y nivelándolo con respecto a sus facultades. 19º. No debe ocultarse al público el ingreso e inversión de los caudales que entren en los fondos de la Asociación. Se dará pues, mensualmente, una relación bien circunstanciada de ello y se publicará, por trimestres, un estado de todo. 20º. El celo que ha manifestado la Sra. Subprefecta de formar una Asociación de Señoras igual a la establecida en Madrid para Cárceles y hospitales, es muy loable. Cuídese para de que bajo los auspicios de la Asociación de Caridad y Beneficencia se forme ésta con el intento piadoso de facilitar hilas, trapos, ropas y otros efectos al Hospital, como también con el fin de cuidar de las Mujeres enfermas y proporcionarles los socorros posibles. 21º. Esta Asociación de Señoras estará unida y subvencionada en todos sus planes a la Asociación de Caridad y Beneficencia. 22º. Luego que haya fondos y se haya trabajado con la debida madurez en el Plan que se hallan encargados varios individuos de la Asociación, se extenderá su cuidado a todas las demás ramas que la competen y corresponden a su instituto. 164 23º. Si se creyere indispensable socorrer a algunos enfermos dentro de sus propias casas, lo podrá hacer la Junta de Gobierno, después de recibidos los correspondientes informes. 24º. Se observarán los acuerdos que la Junta de Gobierno de la Asociación tuviere a bien dictar para el mejor gobierno y régimen del Hospital y demás asuntos que están a su cuidado. El documento, redactado por el mencionado D. Bernardo pero en el que debieron colaborar otras personas, nos llama la atención en primer lugar por el talante ilustrado, en esa Ilustración española que no pudo dejar a un lado sus convicciones religiosas (véase como ejemplo el punto 2º, en el que términos como luces, talento, o instrucción van acompañados de celo cristiano). No hemos podido saber si la redacción de este reglamento es original o toma como ejemplo el de alguna otra asociación, pero desde luego es el primer intento de organizar, de manera urgente, la asistencia a una población sin recursos, hambrienta, enferma y con gran cantidad de niños en situación de desamparo. Tras la declaración de sus objetivos en el 1º punto, los apartados 2º al 7º están destinados, como podemos observar, a la composición y organización de la Junta, de la que forman parte militares, civiles y estamento eclesiástico. Los puntos 8º hasta el 14º tratan de la organización de un hospital y los medios económicos para sostenerlo. El contar con un edificio para su destino como hospital era urgente y nos consta el recorrido, que queda 165 reflejado por escrito323, que realizan varios de sus miembros por las antiguas instalaciones hospitalarias y su constatación de la imposibilidad de utilizarlas de manera inmediata. Finalmente, por el ofrecimiento de asistencia espiritual que realiza el capellán D. Joaquín Matheos, con fecha 3 de marzo de 1812, sabemos que el primer lugar en el que se establece (de manera provisional) dicho hospital es en las antiguas instalaciones del que fue de San Antón. Probablemente, dada su ubicación ya casi en las afueras de la ciudad hacia Extremadura, lo recóndito de su enclave (en un callejón) y el ser una de las fundaciones más recientes y en la que sabemos no se escatimó en su construcción, fue la menos dañada324. Nos resulta llamativo el punto 11º, en el que se retrotraen a 1540 (reinado de Carlos I), para recordar de nuevo que es necesario reunir todos los hospitales en uno solo (más que los edificios de los hospitales, pensamos, las rentas de ellos). Parece que desconozcan el proceso desamortizador iniciado por Godoy en 1798325, mucho más cercano en el 323 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 324 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Toda la documentación referente a la Junta de Caridad se encuentra recogida en esta signatura. 325 La desamortización fue un proceso político y económico de larga duración en España (1766-1924), en el cual la acción estatal convirtió en bienes nacionales las propiedades y derechos que hasta entonces habían constituido el patrimonio amortizado (sustraído al mercado libre) de diversas entidades civiles y eclesiásticas para enajenarlos inmediatamente en favor de ciudadanos individuales. Las medidas estatales afectaron a las propiedades plenas (fincas rústicas y urbanas), a los derechos censales (rentas de variado origen y naturaleza), y al patrimonio artístico y cultural (edificios conventuales, archivos y bibliotecas, pinturas y ornamentos) de las instituciones afectadas. La desamortización pretendió la formación de una propiedad coherente con el sistema liberal, es decir, la instauración de la propiedad libre, plena e individual que permitiera maximizar los rendimientos y el desarrollo del capitalismo en el campo. La entrada de esta masa de bienes en el mercado se efectuó, en general, a través de dos procedimientos: la subasta al mejor postor como fórmula preferente y más extendida en el caso de propiedades plenas, y la redención por el censatario cuando se trataba de derechos. Una primera etapa (1766-1798) comprende la venta de bienes de los jesuitas y la denominada desamortización de Manuel Godoy (bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de misericordia, cofradías). La segunda fase (1808-1823) corresponde a la desamortización impulsada durante la guerra de la Independencia por la administración bonapartista y por los legisladores reunidos en Cádiz (bienes de la Inquisición y reducción a un tercio del número de monasterios y conventos). En la tercera etapa (1834-1854), conocida como desamortización de Mendizábal y Espartero, se procede al sistemático despojo patrimonial de la Iglesia, y a la desaparición de 166 tiempo, para hospitales, hospicios, casas de misericordia y cofradías, o bien éste no había llegado a entrar en vigor en Talavera cuando estalló la guerra. Se decide por tanto en el punto 12º, con el fin de obtener fondos para el futuro hospital, tomar posesión de todos los bienes y fondos de esas fundaciones y los de cualquier otra obra pía existente en la ciudad, entre los que se encuentran los destinados a conducir pobres a tomar aires o aguas minerales y los de ayudas para estudiantes. La asistencia espiritual de los ciudadanos queda regulada en el punto 15º y la médica en el 16º. Como se puede observar, en ambos casos se establecen turnos para la atención. El cuidado de los expósitos es tratado en el punto 17º. El traslado de niños abandonados, que eran conducidos (en cuanto se reunían tres o cuatro) al Hospital de la Santa Cruz de niños expósitos de Toledo antes de la ocupación, se verá comprometido por el cierre de la inclusa de esa ciudad con motivo de la guerra. El problema que se genera es de tales dimensiones que lo trataremos en capítulo aparte. monasterios y conventos. La cuarta fase (1855-1924) se inaugura con la Ley General de 1 de mayo de 1855 o Ley Pascual Madoz y es por duración y volumen de ventas la más importante. Se completa la enajenación de los bienes de regulares y seculares. La privatización de fincas rústicas afectó a una extensión equivalente al 25% del territorio español. El cometido financiero fue cubierto satisfactoriamente, a juzgar por las cantidades que Hacienda percibió en títulos y en metálico por la venta de los bienes desamortizados (14.435 millones de reales). La extracción social de los compradores, restringida inicialmente a los círculos más acaudalados, se diversificó a medida que se cubrían las etapas del proceso. En conjunto, no obstante, fueron los miembros de la burguesía (comerciantes, hombres de negocios, profesiones liberales y campesinos acomodados) quienes capitalizaron las fincas más preciadas y de mayor extensión. Por el contrario, tanto el campesino pobre como el colono dispusieron de menores posibilidades de acceso a la propiedad. La desamortización de fincas urbanas (casas, edificios conventuales) contribuyó a la transformación del modelo de ciudad del siglo XIX: de la ciudad conventual, marcada por el predominio del caserío amortizado y el tono hegemónico de los edificios religiosos, a la ciudad burguesa, caracterizada por la desaparición del viejo caserío, su crecimiento en altura, la apertura de nuevas vías, la presencia de los edificios públicos y los ensanches. La legislación previó para los edificios conventuales destinos tan diversos como la conservación para uso parroquial o público (conversión en museos, cuarteles, hospitales), la demolición para la apertura de nuevas calles o el ensanche de las existentes, o su mera inclusión entre los bienes nacionales sujetos a la privatización. El patrimonio mueble corrió la misma suerte: fue reservado como parte de la memoria histórica nacional (creación de museos). Tomado de: http://www.arrakis.es/~jmra/desamort.htm (Última consulta: 02/03/11). 167 El problema del hambre, tratado en el punto 18º, se intenta solventar con el reparto de las denominadas sopas económicas. También denominadas benéficas o bobas, son fruto del racionalismo de la Ilustración y su inventor, Sir Benjamín Thompson, más conocido por conde de Rumford (1753-1814)326. Nombrado en 1784 ministro de guerra por el príncipe de Baviera, queda bajo su responsabilidad organizar la alimentación de la tropa, e igualmente durante cinco años la de la casa de la industria de Munich, en la que se servían diariamente 1200 raciones de alimento. Su espíritu observador y su carácter autodidacta dieron lugar a las mencionadas sopas. Convencido de las propiedades del agua y de la importancia de la cocción de los alimentos así como de la necesidad de masticarlos correcta y lentamente, su sopa, en cuya composición entraban cebada, guisantes, patatas, pan, vinagre y sal en determinadas proporciones, se popularizó por toda Europa en poco tiempo327. 326 Enciclopedia Salvat-El País, tomo 18. Madrid, 2003. 327 La patata no entraba en un principio en su elaboración, pero tras observar que los granjeros las administraban cocidas a los cerdos para su engorde, la sumó a los ingredientes. Rechazada en un principio por los comensales por ser alimento de animales, se vio obligado a cocerlas y reducirlas a puré en cocinas aparte, para añadirlas posteriormente sin ser advertido por aquellos. Consciente de manera empírica de la necesidad de coordinar los centros del hambre y la saciedad, recomendaba añadir el pan (muy duro) en el momento de servir la sopa, al objeto de tener que ser bien masticado, y siendo la ración de la misma en cantidad exacta de 28 onzas castellanas, cantidad que consideraba suficiente para alimentar y satisfacer a una persona adulta. Considerado como uno de los precursores de la ciencia de la nutrición, entre sus inventos también se encuentran las denominadas cocinas económicas (producto de aislar eficazmente los hogares de combustión), el horno de asar aprovechando la parte inferior de éstas y las cafeteras de filtro. Entre sus obras, podemos consultar en castellano sus Ensayos Políticos, Económicos y Filosóficos del Conde de Rumford, Madrid, Imprenta Real, 1800. Traducidos por orden de la Real Sociedad de Amigos del País, la lectura de su Ensayo Tercero: sobre los alimentos, y con especialidad sobre la manutención de los pobres, resulta en la actualidad muy curiosa e interesante. Puede hacerse a través de la versión digital disponible en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Biblioteca de Derecho. PixeLEGIS: biblioteca digital del derecho. PixeLEGIS es un proyecto de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla centrado en la digitalización del fondo jurídico del siglo XIX, y que hemos utilizado para nuestro trabajo en varias ocasiones. http://bib.es/guiaspormaterias/ayuda_invest/derecho/ensayosPoliticosRumfordT1.htm (Última consulta: 03/12/09). 168 No se olvidan de la atención a las prostitutas (se refieren a ellas como Mujeres, en el punto 20º, a diferencia de las que no lo son, denominadas mujeres), al formar una asociación paralela de señoras, al igual de la que existe en Madrid, al frente de la cual se sitúa la esposa del Subprefecto, y cuyo fin es atender a este colectivo, así como el suministro y cuidado de ropas y otros efectos con destino al futuro hospital. Más adelante, en lo que parece la primera reunión de la Junta de Beneficencia (Junta que será aprobada por José Bonaparte el 17 de marzo de 1812), aparece el donativo de una cama completa por parte de la esposa del Subprefecto328. Como ya hemos comentado, el anterior borrador carece de fecha, pero sí se conservan Libros de Acuerdos de 1811, 1812, 1813 y 1814329. El acta del 7 de junio de 1811, refleja que, reunida la Junta de Subsistencias330,… hay escasez de pan y se resuelve que hasta la recogida del nuevo fruto y careciendo absolutamente de caudales la municipalidad, se pase oficio a la Junta de Subsistencias, a fin de que tengan a bien, de sus fondos, suministrar lo necesario para pagar el pan traído desde Bargas. Contestan que darán el dinero, pero piden moderada proporción y que les sea reintegrado lo más pronto posible. En la reunión del 25 de septiembre parece haber mejorado algo el tema de las subsistencias, dado que el problema a tratar es la higiene y salubridad pública331: … el pueblo 328 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. Esta Junta aparece con fecha de 16 de diciembre de 1811 y, por tanto, a la espera de ser aprobado su reglamento, que lo será en marzo de 1812. 329 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. GOBIERNO. AYUNTAMIENTO. Libros de Acuerdos 1811, 1812, 1813, 1814. Sig. 57. 330 Las denominadas Juntas de Subsistencias, dependientes de los ayuntamientos, eran las encargadas del abastecimiento de alimentos a la población en tiempos de hambruna y/o carestía de los mismos. 331 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. GOBIERNO. AYUNTAMIENTO. Libros de Acuerdos de 1811, reunión del 25 de septiembre. 169 está lleno de inmundicias cuya descomposición exhala vapores muy nocivos. El barranco hediondo y cenagoso que atraviesa la población la compromete también con sus emanaciones mefíticas: el hospital militar que se encierra en sus muros y la mucha tropa que los guarece han de contribuir también a descomponer su atmósfera y todas estas causas, reunidas a la estación enfermiza… promover el más pronto y eficaz remedio. No será difícil hallarlo, habiendo una Municipalidad llena de zelo y un paternal interés por la conservación de sus conciudadanos… Se pide entonces la cooperación de los vecinos del pueblo en la limpieza de calles y zonas de acumulación de basuras, se destinan zonas extramuros de la villa para verterlas allí, se pide relación diaria del Regidor de la Policía Urbana al Comisionado Regio de las labores efectuadas… En otro documento del mismo libro y con idéntica fecha, se reúne de nuevo la Municipalidad convocando a los Alcaldes de Barrio para que cada uno en su respectivo cuartel (barrio), recolecte entre los habitantes (salvo los pobres de solemnidad) la cantidad de treinta y cuatro maravedíes por vecino para poder pagar los jornales de cuatro caballerías y cuatro hombres para que con palas, serones y demás necesario conduzcan la basura de cada barrio a los sitios convenidos al efecto. Se divide el pueblo para este caso en dos zonas: la parte del medio día de la media población al rio Tajo y por la otra mitad al norte a los Malagones, a distancia de dos tiros de bala. Se anuncia igualmente al pueblo por medio de bandos que todos los vecinos deben barrer sus respectivas pertenencias los miércoles y sábados por la tarde, recoger sus inmundicias y transportarlas de su cuenta a los sitios señalados, bajo multa de cuatro ducados que se aplicarán a la limpieza y, caso de no tenerlos, se les hará ir personalmente al trabajo de limpieza el número de días que se estime conveniente. Como podemos comprobar para este último caso, la redención de penas o multas con Servicios a la Comunidad, no es nada nuevo. 170 b) La Junta de Beneficencia. No podemos llegar a saber si la Asociación de Caridad y Beneficencia pudo llegar a ser realmente eficaz dada su carencia de medios, pero sin duda sirvió para coordinar la ayuda en los primeros momentos de absoluta penuria tras el desastre de 1809. De lo que no tenemos duda es que su borrador, unos meses más tarde, estableció las bases para el reglamento de la denominada Junta de Beneficencia, cuya primera reunión con ese nombre aparece con fecha de 16 de diciembre de 1811332, a la espera de su aprobación por José Bonaparte. Varias cosas nos llaman la atención en el acta de esta reunión. En primer lugar, que a pesar de que entre sus asistentes figuren los párrocos de varias parroquias, ya no se denomina Asociación de Caridad, sino Junta de Beneficencia. El término caridad es sustituido por cuidado de las necesidades públicas, en lo que consideramos el punto de inflexión que determina la transmisión de poderes desde la Iglesia al Estado en cuanto a la atención al necesitado. No debemos olvidar que faltan todavía tres meses para la sanción de la Constitución de 1812333, que en su Título VI, artículo 321, punto sexto, regula el tratamiento de la beneficencia, que recae por primera vez en los ayuntamientos. Como podemos observar, la municipalidad de Talavera, con su reglamento, se adelanta varios meses a lo promulgado en la Constitución de 1812, Constitución que por otro lado fue más teórica que efectiva, dados los avatares políticos de esos años. 332 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. “Reunidos en la sala de Juntas de Subsistencias…”. 16 de diciembre de 1811. 333 Constitución de Cádiz de 1812. Título VI. Del Gobierno Interior de las Provincias y de los Pueblos. Capítulo I, De los Ayuntamientos. Artículo 321, Sexto: Cuidarán de los hospitales, hospicios, casas de expósitos y demás establecimientos de beneficencia, bajo las reglas que se prescriban. Tomado en http://www.cervantesvirtual.com/ Título de serie: Constituciones y leyes hasta la etapa franquista. (Última consulta, 3 de diciembre de 2009). 171 Volviendo a la que no dudamos en calificar decisiva reunión del 16 de diciembre, en el margen izquierdo del acta figura una relación de los donativos ofrecidos a la Junta y, tras la cama completa por parte de la esposa del Sr. Subprefecto, aparecen una serie de sumas dinerarias (500, 100, 60, 30, 10 sin consignar tipo de moneda, creemos que son maravedíes) por parte del Comisario Regio, el Subprefecto y varios vecinos, entre los que se encuentra D. Bernardo Ortega, autor (o redactor al menos) del reglamento de la inicial Asociación de Caridad. Un farmacéutico ofrece una semana al mes los medicamentos necesarios, varios médicos, su asistencia gratuita. Junto con el vecino D. Alberto García, se encarga a D. José Mª de la Paz Rodríguez, médico del que ya conocemos su labor en periodos de epidemia, el examen de locales en los que pudiera restablecerse un hospital en las proporciones de ventilación, de separación de salas y demás circunstancias, así como la petición de la Bolsa334 para niños expósitos bajo el cuidado de la municipalidad. Como puede observarse, todavía no había podido establecerse un hospital con las características adecuadas. Con fecha 23 de diciembre de 1811335 se convoca junta del ahora denominado Plan de Beneficencia, en la que se acuerda elegir finalmente el hospital de San Antón como el más adecuado para instalar en él a enfermos y niños huérfanos o abandonados que ya no necesiten ama de cría (como veremos más adelante, los niños de pecho pasaban a residir en el domicilio de las nodrizas con sueldo a cargo de la municipalidad). Se pide al Sr. Comisario Regio haga llegar al Mariscal la noticia para que dicho lugar sea respetado como lugar sagrado (en lo que 334 La denominada “Bolsa” era literalmente lo que su nombre indica. El encargado de ella pasaba por las casas recogiendo donativos para las necesidades más perentorias de alimentos y/o medicinas, o para pagar el salario de las nodrizas que atendían a los múltiples expósitos cuando se habían agotado los fondos de la caja. 335 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 172 consideramos referencia a que no pueda ser ocupado por las tropas francesas). Otro documento, este con fecha de 12 de febrero de 1812336, suspende los socorros de enfermos y necesitados en sus casas hasta la organización del hospital, puesto que es objeto de primera atención y deber de la Junta establecerlo. Se destinan esos fondos para el futuro hospital, dado que hay una porción de huérfanos que quedan sin albergue y van muriendo por las calles. Con fecha de 23 de febrero de 1812337, un documento de difícil lectura por la caligrafía de quien lo redacta, sin ninguna duda una persona anciana, hace constar que el hospital civil está a punto, el hospitalero ya reside en él, hay menaje y ropas donadas y únicamente faltan el heno o la paja para los jergones. El punto que consideramos más importante de la reunión es aquel en el que se establece la necesidad de organizar una Junta de Beneficencia con un reglamento cuyos puntos recojan el interés en el cuidado de la necesaria reforma y restablecimiento de uno o varios hospitales, los medios más análogos a cubrir las necesidades públicas de los desvalidos y también el restablecimiento de escuelas de enseñanza y demás lugares de beneficencia. Igualmente se pide averiguar los fondos de los hospitales y sus propiedades, fundaciones, memorias y demás obras pías como medio de obtención de recursos económicos. Este Reglamento, sobre la base del elaborado por Bernardo Ortega, se presenta a la Municipalidad para su aprobación con verdadera rapidez, dado que sus 30 artículos están elaborados cuatro días más tarde, el 20 de diciembre de 1811. De él hemos transcrito los artículos que más interesaban a nuestro trabajo: 336 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 337 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 173 El Reglamento de la Junta de Beneficencia de Talavera de la Reina será finalmente sancionado por José Bonaparte en Madrid el 17 de marzo de 1812338: D. José Napoleón por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado, Rey de las Españas y de las Indias. Visto el informe de nuestro Ministro de Justicia, hemos decretado y decretamos lo siguiente: Artic. 1º. Aprobamos la Junta de Beneficencia establecida en la villa de Talavera de la reina y el Reglamento que por ella se nos ha presentado, cuyo objeto es socorrer a los pobres, restablecer la hospitalidad y cuidar de la educación de la juventud, expósitos y demás casa de beneficencia. Artic. 2º. La Junta se encargará de la administración de todas las fincas, censos y demás derechos enajenados y pertenecientes a los hospitales civiles y demás establecimientos piadosos de aquella Villa que figuran en la nota que acompañan, con obligación de pagar las cargas que les sean afectas en las cuentas, anualmente, por medio del ministro de lo Interior. Artic. 3º. Nuestro ministro de lo Interior queda encargado de la expedición del presente decreto. Firmado, Yo, el rey. 338 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 174 A continuación trascribimos los puntos del citado reglamento que más interesan para nuestro trabajo, dejando a un lado los referentes a temas de instrucción pública: Reglamento que ha de observar la Junta de Beneficencia establecida en la Villa de Talavera para cuidar de los enfermos, de los Expósitos, de la instrucción de la juventud desvalida y socorrer la mendicidad por medio del trabajo339. Artículo 1º. Composición de la Junta (no transcrito). Artículo 2º. De la celebración de sesiones (no transcrito). En cualquier caso, se decide que las sesiones ordinarias se celebren los domingos por la mañana. Artículo 3º. Dos de sus individuos por turno se presentarán todos los días para los libramientos y asuntos necesarios. Estos dos individuos y el Presidente compondrán la Sección Permanente de Beneficencia. Artículo 4º. La Sección permanente visitará en la semana todos los establecimientos piadosos y cuidará de que cumplan con su obligación todos sus empleados. Artículo 5º. Del Administrador (no transcrito). Artículo 6º. De los emolumentos de los miembros de la asociación (no transcrito). En cualquier caso, el artículo no contempla que ninguno de los 339 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajo suelto. 175 miembros perciba sueldo, dado el carácter benéfico de la asociación, aunque deja abierto que más adelante, cuando la situación mejore, pueda existir algún tipo de gratificación para ellos. Artículo 7º. De los libros de la Junta (no transcrito). Artículo 8º. La Junta deberá atender precisamente a la formación de un Hospital con doce camas para hombres y seis para mujeres vecinos del Pueblo, reservándose admitir los que no lo son en el caso de haber camas vacantes o fondos suficientes para acomodar el número preciso. Artículo 9º. Para entrar en este hospital será condición indispensable una certificación del Médico, visada por el Cura Párroco y por uno de los miembros de la Sección Permanente. Artículo 10º. No se admitirá en este Hospital ninguno que padezca enfermedad notable contagiosa, tal como calentura ético-ptisis, mal venéreo, sarna y demás enfermedades crónicas, pues a todos éstos se les deberá socorrer por otros medios. Artículo 11º. Se pondrá en este Hospital un enfermero para hombres y una enfermera para mujeres y con el cargo de asistir no sólo a la enfermería, sino también de custodiar los muebles y utensilios del Hospital, siendo responsables de cualquier falta y dándoles el salario que la Junta juzgue conveniente. Artículo 12º. Deberán estar numeradas las camas y a cada enfermo se le suministrará lo que el día anterior señale el facultativo. 176 Artículo 13º. Asistirá espiritualmente un ex-regular de los pensionados por SM. Artículo 14º. El local de este Hospital será el que señale la Junta, oídos los dos facultativos comisionados para el efecto por el Subprefecto y demás Vecinos principales. Artículo 15. Además de los medicamentos necesarios para recobrar la salud de los enfermos, se les suministrará a éstos diariamente aquella porción de alimentos que se acostumbraba antes en los Hospitales que había en esta Villa. Artículo 16º. Cada cama se compondrá de un jergón, dos sábanas, una manta, una almohada y una tarima, de cuyo aseo estarán encargados los enfermeros y Visitadores. Artículo 17º. De los mismos fondos se pagará a las Nodrizas de los Expósitos, así como su vestido, hasta que se verifique hallarse corriente el Hospital de Toledo. Artículo 18º. Las Nodrizas y Expósitos se presentarán todas las semanas a la Sección Permanente por ver si están bien vestidos y aseados. Artículo 19. La más robusta de entre ellas estará obligada a recibir provisionalmente cualquiera Expósito nuevo hasta que se le provea de ama, lo que se hará con la mayor brevedad. Artículo 20º. La junta aumentará si lo juzga conveniente el salario señalado últimamente a cada nodriza. 177 Artículo 21º. Como podrá haber muchos enfermos desvalidos que no sean admisibles en el Hospital, la Junta cuidará que se suministre de sus fondos al Dueño de la Casa donde se refugie o se destine cualquiera de estos miserables, además de los medicamentos, una cantidad de dinero diaria para su alimento hasta tanto que el facultativo y cura párroco señalen el día en que debe cesar este socorro. Artículos 22º al 26º. Referentes a temas de instrucción (no transcritos). Artículo 27º. Como todo anuncia que en esta estación tan calamitosa habrá muchas familias reducidas a la mendicidad por falta de trabajo, o por la extrema carestía de los alimentos, se podrá establecer una sopa económica para su socorro. Artículo 28º. La Junta extenderá sus socorros a cualquier otra necesidad. Artículo 29º. Sobre la Asociación de Señoras (no transcrito). Artículo 30º. Sobre asuntos económicos (no transcrito). Aunque no hemos considerado transcribir el primer punto del reglamento, hemos de anotar que la Junta estaba compuesta por un presidente (el subprefecto) y doce vocales, nombrados entre los vecinos más acomodables por sus destinos, talento y virtudes para cuidar de todo lo relativo al alivio y consuelo de la humanidad afligida. Como podemos comprobar, el tema del hospital y todo lo referente a su organización y funcionamiento, asunto prioritario para la Junta, queda 178 recogido en los artículos 8º al 16º, con una precisión que antecede en once años a lo contemplado en la Ley General de Beneficencia de 1822340, primera norma general que traza un organigrama completo de la beneficencia pública, fundamentado en la autonomía de las corporaciones locales, como veremos en el punto siguiente de nuestro trabajo. Una vez que el establecimiento toma cuerpo inicialmente, como ya hemos visto, en el edificio del antiguo hospital de San Antón, la actividad será incesante341, con continuas anotaciones en las sesiones de las juntas: facturas para materiales de reconstrucción del hospital, normas para la higiene y salubridad de las calles, anotaciones sobre enfermos que deben abandonar el hospital por padecer sarna (recordemos que el artículo 10º del Reglamento prevé la expulsión de enfermos contagiosos, haciendo referencia expresa a la sarna), pero sobre todo llama la atención el incesante número de anotaciones referidas al cuidado y atención a la infancia desvalida, tema que trataremos en el apartado 4.5. Poco a poco, la población que había logrado huir iniciará su regreso a la ciudad y, con ellos, Talavera iniciará lentamente su reconstrucción. 4.4. La Ley General de Beneficencia de 1822: labor de la Junta de Beneficencia de Talavera A lo largo de nuestro trabajo hemos ido asistiendo al largo proceso, de siglos de duración, por el cual la asistencia al necesitado, tradicionalmente a cargo de la Iglesia y de particulares, era asumida por los 340 HERNÁNDEZ IGLESIAS, D.: La Beneficencia en España. Tomo I, pág. 73. Establecimientos tipográficos de Manuel Minuesa. Madrid, 1876. 341 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. SERVICIOS SOCIALES Y ASISTENCIALES. JUNTA DE BENEFICENCIA. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. Legajos sueltos. 179 poderes del Estado, monarquía en los primeros años. El siglo XIX constituye el punto culminante de este proceso que, impulsado definitivamente durante el reinado de Carlos III en un complejo y bien organizado plan, controlará totalmente la asistencia al necesitado y en algunos casos a los vagos, pobres, pero útiles para el trabajo342. Con la llegada de los Borbones al trono español se ponen en marcha cambios importantes tanto en lo social como en lo político de la vida del país: centralización administrativa, reforzamiento del poder real e influencia de los ilustrados en la relación Iglesia-Estado. Más tarde, con la llegada del gobierno francés, se ponen en marcha más medidas encaminadas a mermar el poderío de la Iglesia, tanto en el aspecto económico como en el político, recuperando el Estado bienes que la Iglesia tradicionalmente dedicaba a la beneficencia. Con la creación de instituciones como la Real Junta General de Caridad o las Diputaciones de Barrio, se intentará la total secularización de la asistencia al necesitado343. Las aportaciones realizadas por Las Cortes de Cádiz en 1812 en materia de beneficencia son reflejo de la mentalidad ilustrada de la época: la interpretación de la beneficencia como una cuestión de orden interior y de bienestar, la municipalización y el intento de controlar el gobierno de estos centros asistenciales, se enmarcan en la línea de fijación de las bases para la expansión decidida del Estado. Las Cortes de Cádiz, en una nueva interpretación de la pobreza y las necesidades sociales como responsabilidad de los poderes públicos, impulsan la beneficencia, concebida no como una fundación personal, sino como un servicio público 342 VIDAL GALACHE, F.: El impacto de la Ley General de Beneficencia de 1822 en Madrid. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, nº 1. pp. 41-56. UNED, 1987. 343 VIDAL GALACHE, F.: op. cit. 180 de clasificación, control, asistencia o represión de las clases más necesitadas344. Ampliando pues los principios que las Cortes de Cádiz habían consignado en la Constitución de 1812, la Ley General de Beneficencia de 1822345 creó nuevas Juntas Municipales de Beneficencia, encargadas de todos los asuntos que a ellas concernían en cada pueblo como auxiliares de sus respectivos ayuntamientos; determinó la organización, régimen y facultades de las nuevas corporaciones; reglamentó la administración de los fondos de beneficencia, y dio reglas generales sobre los establecimientos benéficos, casas de maternidad y de socorro, socorros domiciliarios y hospitalidad domiciliaria y pública346. Pero quizás, lo más relevante de esta ley, fue la voluntad de que fuese efectiva. Pocos días después de su promulgación (6 de febrero de 1822), se aprobaron por Decreto una extensa lista de arbitrios dispuestos para llevar a cabo las previsiones de la ley347.Un ejemplo de la celeridad en su aplicación lo tenemos en el Reglamento para la Casa de Expósitos de Talavera de la Reina, presentado para su aprobación por parte consistorio talaverano tan sólo un mes más tarde, el 8 de marzo de 1822. Por su interés, lo reproducimos en su totalidad en este apartado, aunque su estudio pormenorizado lo realizaremos en el apartado siguiente, dedicado al abandono infantil. 344 HERRERA GÓMEZ, M.: Los orígenes de la intervención estatal en los problemas sociales. Colección Tesis y Praxis. Escuela Libre Editorial. Madrid, 1999. Para lo aquí referido, ver pp. 177-178. 345 HERNÁNDEZ IGLESIAS, D.: op. cit. Decretada por las Cortes el 27 de diciembre de 1821, sancionada el 25 de enero de 1822 y promulgada el 6 de febrero de ese mismo año. Para lo aquí expresado, ver p. 73. 346 Ibíd. 347 Ibíd. 181 Reglamento para establecer la Casa de Expósitos de esta Villa348 que presenta para su aprobación al ilustre Ayuntamiento Consistorial de la misma su autor el ciudadano Eugenio de Guzmán y Sánchez, Procurador Síndico de 1er voto de este Ilustre Ayuntamiento: individuo de la Junta de Sanidad y de la de Beneficencia de la expresada Villa; ex-cirujano Titular de ella, y segundo Ayudante honorario del Cuerpo de Cirugía Militar; el que dedica este empeño fruto de sus tareas y afanes a todos los componentes de la expresada Ilustre Corporación, sus amados compañeros en Talavera de la Reina a 8 de Marzo de 1822 M. Y. S. Si en el escrito que presenté a V. S. en 21 de Marzo de 1821 sobre la Policía interior y exterior de la Villa dije que jamás el ente nacional emplea mejor los momentos de su existencia, que cuando obra en obsequio de sus semejantes; con cuanta más razón deberé decirlo en éste cuando trato en él nada menos que de la vida eterna y temporal de los niños Expósitos, de su progresiva conservación, de su educación indispensable, y de seguirles paso a paso su carrera sin perderles de vista, hasta aquella época en que siendo en ella unos verdaderos ciudadanos, con el goce de sus derechos, puedan disponer libremente de sus personas y facultades sin necesidad de interdicción. Cuando los niños Expósitos de esta Villa eran recibidos en la casa de su nombre de la capital, esta Ilustre corporación no tenía más cuidados y atenciones que llevar, que el de que los que se iban presentando fuesen alimentándose y vistiendo hasta que llegado el número de cuatro o cinco los condujese la mujer destinada para este objeto a la ciudad de Toledo, pagando a ésta y Casa de Expósitos la cuota designada por cada uno; pero 348 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Expósitos. Caja 146. 182 en el día que ya no los reciben, y que V. S. tiene que hacer con precisión que en esta Villa sean cuidados en la misma forma que en la Capital: que su número en cada año será crecido; que consiguientemente de año en año será mayor, por manera que en la primera época de la vida que es siete años, aunque algunos mueran, se verificará un número exorbitante, y mucho más hasta llegar al punto de que cada uno salga de la dirección de la casa y sea puesto en su respectivo estado o ministerio; que los gastos serán muy crecidos, y que los cuidados de V. S. tienen que ser de la mayor atención, para evitar los peligros que amenazan en lo físico y moral a unos niños que nacieron sin padres y que la suerte feliz les destinó a la protección y auspicios de unos sujetos tan sensibles, tan piadosos y benéficos como los que componen esta Ilustre corporación. Si todo cuanto llevo expuesto en el párrafo anterior fuese reflexionado por uno de aquellos hombres de Espíritu Pacato, seguramente desmayaría, y no se atrevería a escribir sobre este objeto una línea, en la inteligencia y conocimiento de ser cierto y verdadero cuanto llevo apuntado; pero mi Espíritu Sublime, y mi constante carácter en todas las empresas grandes, me animan a no dudar que supuestas las virtudes que adornan a cada uno de V. S. S. (según las llevo explicadas) sabrán vencer cuantos obstáculos y dificultades se presenten para conseguir un fin tan laudable; no dudando que con el cuidado, celo y vigilancia de V. S. llegarán a ser unos ciudadanos virtuosos, ilustrados y reconocidos, que en otro tiempo darán las más rendidas gracias al Hacedor del Universo por haber caído bajo la égida de los representantes inmediatos de esta noble y leal Población. A mediados del siglo XVIII se hallaba toda la Europa en la más profunda oscuridad e ignorancia acerca de los derechos que debían gozar 183 las mujeres de preñados clandestinos, los niños Expósitos; y los que aún no habían nacido; privando a las primeras de su reparación, y a los últimos de la vida eterna y temporal por la persecución que tenían que sufrir las madres, y los que se encargaban de poner en seguridad los que habían nacido; siguiéndose de esta absurda e indiscreta conducta de los que gobernaban una infinidad de abortos, y encontrarse varios niños en los Ríos, en los Pozos, y en otros sitios, con escándalo y horror de la naturaleza humana: la esta época nuestro Dios y Señor, que sinceramente vela y está mirando por sus imágenes y semejanzas; crió en el Reino de Nápoles una antorcha que iluminase y fuese desterrando las nieblas de la oscura ignorancia, la que había quitado tantas almas al cielo, y un sinnúmero de individuos al Estado; cuya antorcha resplandeciente fue el Canónigo Magistral de Monreal D. Francisco Manuel Cangiamila. En efecto Ilmo. Sr. este Barón virtuoso y erudito dio a luz para dicho efecto la singular e imponderable obra cuyo título es Embriología Sagrada, la que se haya aprobada por todos RR. Arzobispos y Obispos de Italia y lo mismo del célebre Pontífice Benedicto XIV, quien hace a la Embriología y su autor un elogio el más grande como se puede ver en la obra intitulada de Sínodo Diocesana. La Embriología Sagrada, sin embargo de tantas recomendaciones, quizá hubiera sido mirada con indiferencia, con grave detrimento de la humanidad si no la hubiera apoyado la Sabia Pragmática que en el año de 1749 se sirvió expedir para toda la Sicilia el Señor D. Carlos III, hallándose reinando en el de Nápoles, en que ordenó a sus súbditos observar además varios reglamentos convenientes a tan laudables fines: este singular monumento de la Piedad y celo de un Rey tan católico, formó 184 una de las épocas que hicieron glorioso su Reinado en aquella Isla por los frutos que experimentaron desde la publicación de esta Ley. Las demás Naciones émulas de las felicidades que vieron gozar a la Sicilia por este medio, pedían al cielo les enviase un Soberano que imitase el ejemplo del Sr. Carlos III, contentándose entre tanto con tener en sus respectivos idiomas así la Pragmática como la Embriología; pero nuestra España fue la predilecta, pues trasladado a ella par bien de nuestra Península el Sr. D. Carlos III como su Soberano, manifestó su paternal amor; pues en el año de 1761 mandó remitir por su Secretario de Hacienda un ejemplar de la Embriología y de la Pragmática a todos los RR. Arzobispos y Obispos de España con una carta en que haciéndoles presente la protección que dicho libro mereció en Nápoles, y los útiles efectos que de aquí resultaron, se les aseguraba no debían esperar menos esto dominios del tierno y compasivo corazón de uno de los mejores Monarcas; lo que inmediatamente principió a experimentarse y a coger los preciosos frutos del religioso celo y cuidado Paternal que le movió a hacer este beneficio a sus amados súbditos en muchos niños que evitaron la muerte eterna y temporal a que la ignorancia anteriormente les había condenado, declarando al mismo tiempo ser los niños Expósitos acreedores a todos los destinos y Dignidades; prohibiendo que en adelante se les nombrase con el odioso título de Bastardos. Para que tenga efecto lo que llevo manifestado en beneficio de los niños Expósitos, tanto para no privarles de la eterna felicidad, cuanto para conservarles en su salud; progresos de la vida, curación de enfermedades, y buena educación, haré presente a V. S. por artículos lo que contemplo necesario, según que así me lo ha demostrado la razón, la autoridad y la experiencia de 38 años que llevo de práctica en mi profesión quirúrgica. 185 • Artículo 1º. Este Ilustre Ayuntamiento es y será siempre el Patrono de los niños Expósitos; nombrándose de su seno un Sr. Administrador, que según mi sentir, deberá ser el Sr. Alcalde de Primer voto; un Señor Visitador, que deberá recaer este destino en un sujeto en quien concurran las circunstancias de sagaz, cuidadoso, y vigilante; y el tercero, uno de los Señores Capitulares que disfrute de facultades, para que cuando de los fondos que hayan entrado en su poder no hubiese bastantes para cubrir las urgentes atenciones que se presenten, pueda adelantar para ellas, en calidad de reintegro algunas sumas. Las atribuciones de los dos Señores primeros las iré manifestando en sus respectivos artículos. • Artículo 2º. Se debe elegir un edificio conveniente a los fines del establecimiento, a saber un edificio de bastante capacidad y ventilación, situado su parte anterior o posterior al mediodía, con habitaciones altas, y que si es posible tenga cada pieza además de la puerta dos ventanas, algunas habitaciones bajas para el verano, con su portal, patio y corral, pozo y pila, y algún corredor al mediodía para que los niños tomen el sol en el invierno; habrá un torno para recibir las criaturas que lleven, y tanto de día como de noche habrá en la parte interior una persona de centinela que esté pronta a recibirla, sin que ésta ni quien la trae se puedan ver, prohibiendo a la de adentro pregunte al de afuera cosa alguna. El torno estará en sitio o lugar accesible y resguardado de la observación de los vecinos para evitar que el que los traiga se retraiga de exponerla, habrá inmediata al torno una campanilla que caerá ésta en la pieza 186 donde esté el centinela para que el que traiga el Expósito haga la seña de llamada. • Artículo 3º. Como los niños Expósitos están sujetos a las enfermedades infantiles, y a las comunes del mismo modo que los demás, es indispensable que para su curación y socorrerles en cualquier vicio de conformación con que nazcan nombre V. S. un Médico, un Cirujano y una Botica. • Artículo 4º. Supuesta la elección del edificio con las circunstancias y requisitos que he manifestado en el Artículo 2º se le dará el nombre de Casa de los niños Expósitos de esta Villa de Talavera; y sin detención alguna nombrará V. S. para el cuidado de ellos, según iré manifestando en los artículos siguientes un matrimonio, virtuoso e ilustrado, que mediante el cargo que se les pone a su cuidado y responsabilidad es necesario, recaiga en un hombre y una mujer de conocida moralidad y de una educación no grosera. • Artículo 5º. La mujer tendrá el título de ama mayor, mediante su larga permanencia; y que por ella han de pasar todos para cuidarlos, como una verdadera madre, desde que entren en la casa hasta que salgan para sus destinos: esta mujer sería muy conveniente tuviese alguna instrucción en el arte de la obstetricia, no sólo para con el debido acierto socorrer a los niños inmediatamente a ser Expuestos como manifestaré más adelante, sino también para asistir a cualquier pobre, o con facultades, que con el fin de que quede a cubierto su reputación, y asegurado el fruto de su Vientre, quieran ir a Parir a la Casa. 187 • Artículo 6º. Se elegirá una pieza de la casa con los necesarios utensilios para custodiar los documentos siguientes: Dos Libros que deberá haber, el uno con el objeto de que conforme haya entrado en la casa cada niño, se siente en él el día y hora de su entrada, el nombre que resulte de la partida de Bautismo, y en seguida el que le pone la casa, con su apellido a discreción del Sr. Administrador por ser éste el que ha de correr con éste y otros encargos; apuntando por bajo de estos documentos el que falleciere; advirtiendo en cada apuntación el día y la enfermedad de que murió. El otro libro será para sentar el nombre de cada ama de lactancia; el de su marido si es casada; en la calle que vive y el nombre del niño que lleva, como también el día que se entregó en él. • Artículo 7º. Habrá una mesa con varios cajones pequeños, cada uno con su cerradura, cuyas llaves estarán en poder del Sr. Administrador, en los cuales se custodiarán las Partidas de Bautismo y demás documentos que expresa el artículo anterior, pues ha de constar en todo tiempo lo que llevó expuesto para dar satisfacción a cualquiera interesado de los niños que la pida. En uno de estos cajones se custodiarán las Partidas de Bautismo de los que exponen señalados, con los documentos y demás que a cada uno le señalasen, ya sean cédulas, cintas, joyas, etc., pues estos niños manifiestan por sus señales respectivas que en otro tiempo serán reconocidos, con otras iguales por sus inmediatos interesados, en cuyo caso se confrontarán las que éstos traigan con las que están archivadas en la casa, siendo una de ellas la Partida de Bautismo; y en seguida resultando ser todo idéntico en la confrontación y pasará el Sr. Administrador a tratar con los interesados sobre la 188 indemnización de gastos que la casa ha hecho con el niño, y verificada ésta, y si le pareciere hacerle alguna equidad según fueren las facultades de los interesados, les hará la entrega del niño, con los requisitos de formalidad y seguridad que exige el asunto. • Artículo 8º. Entre todos los animales de la clase de los Mamíferos es el hombre el que sin duda alguna está más expuesto a morir en los primeros tiempos de su existencia. Los hijos de los demás animales nacen vestidos y defendidos del frío y como sus madres no tienen otro objeto de que cuidar les presta el calor necesario desde el punto en que los paren, lamiéndolos al mismo tiempo y templando de este modo la impresión que hace en ellos la nueva atmósfera de que están sacados, les contunden y cortan los vasos sanguíneos del cordón umbilical con sus dientes evitando por este medio la hemorragia y como que son sus verdaderas y naturales nodrizas les arriman incontinentes a sus pechos y les dan de mamar; al contrario en la especie humana, y con particularidad en los niños expósitos que por lo común nacen en desvanes y con pocos testigos de vista, sucede muy frecuentemente que por atender a la madre y especialmente a su reputación, se les pone en un rincón, se hace muy poco caso de ellos, o tal vez se les abandona de todo punto sin lavarles, ni ligarle bien el cordón umbilical, les hacen permanecer envueltos en algunos guiñapos húmedos todo el día hasta que llega la noche y a una hora que conocen no anda gente por las calles, se los entregan a las veces a hombres indiscretos los que les ponen a las puertas de un convento o a la reja de la casa de una persona distinguida aumentándose el frío de estos infelices de momento en momento, lo que les acarrea la muerte en la misma noche sin el agua del Bautismo, o poco tiempo después; o les deja con una 189 debilidad tan superior a su pequeña naturaleza que les hace vivir con ella valetudinariamente todo el resto de su vida. • Artículo 9º. Para atender a los que se verifique lleguen al torno en el estado y circunstancias que se han manifestado en el artículo anterior; se hace preciso que haya prevención en la casa de toda la vestidura ordinaria, alguna porción de vino para lavarles con ello caliente y aplicárselo con paños a la cabeza en caso de traer algún bulto en ella, adquirido en la detención que ha sufrido en su nacimiento, ligarle el cordón umbilical, vestirle y prestarle el calor necesario, y en el caso de que cualquiera de los expósitos de muestras de morir con prontitud y no dar lugar su inminente peligro de llevarle a la Sagrada fuente o presentarle al primer Párroco, le Bautizará el marido, y en su defecto el ama mayor su mujer, bajo la condición de si no estás Bautizado, de cuyo modo de suplir el Bautismo en caso de necesidad, deberán ser instruidos marido y mujer por uno de los Párrocos de esta Villa y no se expondrán de este modo a cometer ningún absurdo en materia tan sagrada e importante. • Artículo 10º. Supuesto el establecimiento, y que los niños comienzan a disfrutarle, dividiré en sus épocas su estancia o permanencia en la casa desde que en ella entraron hasta su salida respectiva a destino o colocación como manifesté en el principio. • Artículo 11º. Siendo la primera época de la lactancia se deberá observar lo siguiente en las primeras 24 horas después de haber practicado cuanto llevo dicho en el artículo 9º, no le dará el ama mayor al Expósito otro alimento que algunas cucharadas de los 190 jarabes de peonía y chicoria con ruibarbo; el primero como antiepiléptico, y el segundo como purgante para que evacue el meconio, y en seguida podrá ya el ama que se le haya buscado darle de mamar; la que siempre será, si es en la forma que iré manifestando posible, recién parida o que se aparte lo menos que se pueda de este tiempo porque así la leche tendrá en esta parte más analogía con la de su madre. • Artículo 12º. Colocados los niños cada uno con su ama, según las circunstancias advertidas en el artículo 6º, el Sr. Visitador principiará a ejercer sus funciones en la forma que iré manifestando. Como el encargo de este Sr. es celar la conducta de las amas que crían los niños y que éstas sepan que en él tienen por padre al Ayuntamiento, los visitará de tiempo en tiempo y observará si alguno de ellos se ha disminuido en lugar de su incremento, en cuyo caso procurará averiguar la causa y según ella disponer. Si por haber enfermado el niño y no había dado cuenta el ama como debía, mandará el Sr. Visitador se avise al Profesor que convenga según el caso. Si fuese por causa o sospechar de la mala calidad de la leche, o su defecto, ya por no tenerla, o ya por escaseársela al Expósito y dársela a otro, dicho Sr. mandará al de Cirugía que concurra a la casa del ama que le cría para que reconozca y analice la leche y ver cuál es la causa para evitarla si es posible, y de no, trasladarle a otra cuya diligencia se deberá igualmente practicar cuando dependiere de algún mal tratamiento que se le averiguase dan al niño Expósito. • Artículo 13º. Se hará entender a las amas que crían los niños Expósitos no se presten a llevarlos a parte alguna con el fin de que 191 descarguen los pechos a ninguna recién parida, o de más largo tiempo por el peligro a que se les expondría su salud si mamaran y tragasen una leche retenida y fermentada o unos calostros que siendo como son purgantes les produjesen unos cursos intempestivos y morbosos, como también si la que ha de ser mamada tuviese grietas en los pezones, sería trasplantada esta enfermedad por la boca de los niños Expósitos a los de las amas que los crían con detrimento de éstas y aquellos; y para si llegase el caso de que sólo fuese con el fin de descargar los pechos una mujer que o por haber muerto su criatura o que por no ser ésta capaz de hacerlo por la abundancia de leche buena y su pequeñez se podrá permitir mandándolo el Sr. Visitador y con consejo del cirujano previo el próximo reconocimiento. • Artículo 14º.Como los niños Expósitos están sujetos según dije en el artículo 3º a padecer enfermedades y de ello seguirles a algunos la muerte, convendría no ser profusos en dar dineros adelantados a las amas y sólo si me parece debía adelantarse una semana en el pago anticipado; pues muerto el niño, es difícil recoger lo restante de los días sobrantes que no han ganado; y se les debe hacer cargo entreguen una vestidura a la casa por cuenta y razón, y la otra puede servirles para mortaja más decorosa que la que hasta aquí han llevado; y el ama mayor purificará la envoltura entregada para que se haga con ella el uso correspondiente. • Artículo 15º. Practicadas estas diligencias u otras que parecieren convenientes, según que algún caso particular lo exigiere, llegarán los niños Expósitos a la segunda época que es la del destete, el que me parece podrá verificarse mejor en la forma siguiente: como en lo 192 general toda mujer que cría un niño aunque no sea suyo le toma amor, sucediendo lo mismo y con más razón el niño al ama por no haber conocido otra madre; parece que este amor recíproco es el mejor para ejecutar lento modo el destete y sufrir las incomodidades que las amas y los niños experimentan por apartar a éstos de la costumbre que tenían; y por tanto los dos meses o tres que puede durar esta época, soy de dictamen se verifique en poder y casa de la misma, pagándola el mismo salario diario que cobró en el tiempo de la Lactancia. • Artículo 16º. El destete según algunas opiniones parece está designado por la misma naturaleza, manifestando que los niños llegados a la edad de tener dientes incisivos con que poder cortar los alimentos sólidos, y ser mantenidos con ellos, deben destetarse, pero yo estoy persuadido que esta regla tiene varias excepciones, porque a la verdad habrá quien de su dictamen para destetar a un niño que a los seis meses de nacido, y alguno otro a los cuatro se les presente la dentición en los mismos términos que llevo apuntado, y al que se le verifique nacer con la dentadura (aunque no sea lo más común) se le privará de la lactancia. Yo creo que el destete debe verificarse bajo ciertas circunstancias particulares, que deberá decidir una atenta y juiciosa observación en la forma siguiente: un niño, que pasado un año a lo menos de su nacimiento, se halle robusto y sano, con la Dentición arriba dicha, y que se contemple según la mayor inclinación que tiene, y necesidad a los alimentos sólidos, por los cuales será mantenido, soy de parecer puede principiarse a destetar, pero cualquiera de las circunstancias expuestas que faltase, deberá alargársele la Lactación. 193 • Artículo 17º. Concluida la segunda época pasaré a la tercera y última a saber: La educación de los niños Expósitos que ya deberá ser en su Casa, y deberá durar hasta que se verifique lo que manifesté en el principio y en el artículo 10º. La educación la dividiré en pública , y privada o particular, siendo ésta la primera que reciban como se deja conocer de su edad tierna y pequeñez, y se verificará al mismo tiempo que sean cuidados del ama mayor y su marido, cuyas buenas cualidades deben tener éstos según lo expliqué en el artículo 4º, pues las virtudes o los vicios se imprimen indeleblemente en la primera época de la vida humana, que según dije en el segundo párrafo de la introducción, es la que media desde su nacimiento hasta los siete años. • Artículo 18º. Como los niños en su primera edad, según llevo explicado en el artículo anterior reciben con facilidad las impresiones de la virtud, o los vicios, convendrá que el ama mayor y su marido les vayan (al mismo tiempo que les cuiden en lo físico) enseñando aquellas cosas religiosas, que acostumbran los padres Católicos a sus hijos), al tiempo de vestirlos, desnudarlos y al acabar de comer, para de este modo se vayan acostumbrando al ejercicio de la virtud; la que les conducirá otro día al templo del honor, y les apartará del camino de los vicios. • Artículo 19º. Siendo la educación pública adquirida por maestros y maestras según el sexo respectivo, trataré de ella más adelante, y ahora manifestaré lo que deberá hacerse con los niños en su Casa para irles criando sanos y robustos, y lleguen a ser, como dije al principio, otro día unos ciudadanos útiles a la Patria. Respecto que el edificio destinado debe tener las piezas necesarias para el 194 Establecimiento, trataré de que los niños y las niñas duerman en piezas separadas; que si es posible duerma cada uno solo en su cama; y en caso de necesidad que no exceda su número de dos, y éstos deberán ser iguales en edad y robustez; que no duerman muchos en una sola habitación, la que debe ser ventilada, abriendo por la mañana luego que los niños salgan, las ventanas de los que hubieren dormido, y las puertas de las mismas piezas, teniendo una separada con el nombre y destino de Enfermería, para los niños que perdieren su salud; en cuyo caso se deberá dar noticia al Sr. Visitador, y se avisará al facultativo que corresponda según el padecer. • Artículo 20º. Luego que los niños estén sueltos en andar, irán alternando diariamente el ama mayor y su marido, en sacar por las tardes, en días serenos al campo a los niños el marido, y la mujer a las niñas, para que respiren aires puros, y les sirva de recreo, haciendo se diviertan unos y otras en juegos pueriles respectivos a su sexo, en que hagan ejercicio para irse robusteciendo sus miembros, y que no se críen afeminados, enseñándoles a ir y venir con modestia y compostura, para que todos digan reciben buena educación de sus Directores; procurando al mismo tiempo evitar tengan entre sí aquellas contiendas que suele haber entre los de su edad, para apartarles de que en lo sucesivo sean mayores; y de éstas pasen a las que cuando grandes traen las más fatales consecuencias. • Artículo 21º. Nada diré en cuanto a los alimentos de los niños cuales deben ser por corresponder este punto a los Profesores encargados en su salud, y sólo diré se deben ir graduando según que los niños hayan adelantado en edad, ni tampoco en punto a la vestimenta 195 ordinaria y respectiva de cada sexo y edad, porque V. S. sabe muy bien cuál debe ser; y sólo podré decir en cuanto a que sea moderada en gasto, pues una juiciosa economía en todo es lo mejor. • Artículo 22º. Luego que los niños y las niñas lleguen a la edad de tres años, soy de parecer de venir, aquellos a la Escuela y éstas a la Maestra, procurando el Sr. Visitador no perderles de vista para ver sus adelantamientos, y que las personas a quienes se les encargue su enseñanza, vean que tiene quien observa si se les atiende o no. • Artículo 23º. Los niños y las niñas que se distinguiesen a los cuatro años de edad y uno de educación, serán premiados y premiadas con alguna distinción, como una cinta, medalla, etc., pues de este modo habrá mayor estímulo y emulación en los demás de la Casa, y los agraciados reconocerán desde niños que la Patria premia la virtud; y de este modo aumentarán sus cuidados en las tareas para recibir nueva recompensa, manifestando al mismo tiempo el ama mayor, su marido a los maestros y maestras cuan grato será a V. S. se esmeren en el cuidado y adelantamiento de los niños y niñas; para que de este modo se hagan unos y otras acreedores a las debidas consideraciones de esta Ilustre corporación. • Artículo 24º. Cuando los niños de ambos sexos se hallen instruidos respectivamente en la educación que es indispensable reciban según el Plan que con este objeto mande observar el Gobierno en las Escuelas de maestros y maestras, es necesario pensar en ir dando destino especialmente a los niños inclinando a que siga la carrera literaria el que manifestase su distinguido talento; y a los demás en el que cada uno eligiese, porque nunca es bueno el violentar la 196 voluntad de los jóvenes queriéndoles hacer variar de aquel que naturalmente se inclinasen, no siendo opuesto a sus circunstancias físicas e intelectuales; y a las niñas se las permitirá salir de la casa cuando alguna persona de reconocida probidad eligiese alguna para servir en la suya con el decoro y honor que corresponde, y bajo las seguridades necesarias. • Artículo 25º. Si los Expósitos de ambos sexos a la edad competente y con las disposiciones necesarias quisieran tomar Estado de matrimonio, el Sr. Administrador les concederá la licencia, siempre que conociese que con las personas que se fuesen a enlazar no puedan acarrearles perjuicios y sí utilidades, para que en todo vayan consiguiente al fin laudable del Establecimiento. • Artículo 26º. Si como es regular organizado este Plan, y puestos en práctica los artículos de este Reglamento, por no recibir los niños Expósitos en la casa de la Capital, los Pueblos … a esta Villa trajesen y pusiesen en el torno de ella los que resultaren de aquellos, convendrá que Vd. Represente al Gobierno que para ocurrir a los gastos del Establecimiento hiciese contribuir a los Pueblos de ocho o diez leguas en contorno aquí, en proporción al número de vecinos de cada uno; pues así como cada Pueblo tiene obligación de mantener sus Pobres, del mismo modo deben hacerlo con los niños Expósitos; que son aún más necesitados que cualquier otro, cuya diligencia hará V. S. siempre que no se verifique sacar las sumas necesarias para otro objeto, de alguno de los fondos de Beneficencia. 197 Ilmo. Señor: Tengo el honor de presentar a V. S. este escrito que es el que le ofrecí voluntariamente en el día 18 de febrero último. Le presento con timidez por si no fuese del agrado de V. S. pero si de él me aprobase un solo artículo, me llenaré de satisfacciones, y me pondrá V. S. alas para continuar en otras tareas que tenga la bondad de encargarme. Bien conozco que la empresa es ardua, y si mi limitado talento no ha podido llenar el hueco que es necesario para un plan tan basto y delicado, V. S. con su prudencia y sabiduría me hará las anotaciones que contemplase dignas de atención, ya sea por defecto o por exceso de expresiones. El escrito no es elocuente, pues no uso en él de otro estilo que el humilde que me es natural, y que han enseñado mis cortos principios; pero va lleno de verdad, piedad y justicia; y además de la voluntad más fina en obsequio de los niños Expósitos, y del respetable Ayuntamiento Constitucional de esta Villa de Talavera de la Reina a ocho de Marzo de mil ochocientos veinte y dos. Ilmo. Sr. Es todo de V. S. con el mayor Respeto el Procurador de 1 er. Nombramiento Eugenio de Guzmán y Sánchez 4.5. El abandono infantil Abordamos este apartado con la certeza de que el tema por sí mismo puede constituir un proyecto de investigación más amplio, dedicado a los menores en situación de desamparo en Talavera de la Reina desde el Antiguo Régimen hasta los primeros años del siglo XX, dado que la documentación existente en el Archivo Municipal de Talavera es amplia y 198 se conserva en buen estado, aunque a falta de una clasificación y catalogación a nuestro modo de ver, más exhaustiva. Una vez consultada la bibliografía local para el tema que nos ocupa, únicamente un investigador nos ofrece un trabajo reseñable: Los niños expósitos en Talavera de la Reina cuyo autor, Ángel Monterrubio349, aborda con el necesario rigor científico el estudio de los documentos que, dedicados a la infancia abandonada, se conservan en la caja con el número de registro 146 del Archivo Municipal de Talavera350. Dentro de nuestra historia social, el interés historiográfico sobre el tema del abandono infantil ha sufrido diversas fluctuaciones. Si bien fue objeto de la atención de tratadistas del siglo XVIII como Fray Tomás de Montalvo351 y Antonio de Bilbao352, no es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando toma de nuevo auge con obras de carácter general como las de Jiménez Salas353, Carreras Panchón354 y Pérez Moreda355, o bien trabajos de 349 MONTERRUBIO PÉREZ, A.: Los niños expósitos en Talavera de la Reina. En Homenaje de Talavera y sus tierras a D. Fernando Jiménez de Gregorio. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Colección Padre Juan de Mariana, pp. 277-290. Talavera, 1998. 350 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Casa de Expósitos. Registros. Cuentas. Reglamento. Correspondencia 1781-1895. Signatura 146. 351 MONTALVO, Fray Tomás de: Práctica Política y económica de expósitos en que se describen su origen y calidades, resolviéndose las dudas que puedan ofrecerse en esta materia y juntamente se declara el gobierno doméstico que en sus hospitales se debe observar. Granada, 1701. 352 BILBAO, Antonio de: Destrucción y conservación de los expósitos. Idea de la perfección de este ramo de la policía. Modo breve de poblar la España y Testamento. Antequera, 1789. 353 JIMÉNEZ SALAS, M.: Historia de la asistencia social en España en la Edad Moderna. Instituto Balmes de Sociología. Departamento de Historia Social. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1958. 354 CARRERAS PANCHÓN, A.: El problema del niño expósito en la España Ilustrada. Universidad de Salamanca. Ediciones del Instituto de Historia de la Medicina Española. Salamanca, 1977. 355 PÉREZ MOREDA, V.: La crisis de mortalidad en la España Interior (siglos XVI-XIX). Siglo veintiuno editores. Madrid, 1980. Resaltamos el apartado dedicado al tema entre las pp. 167-187. Del mismo autor: La infancia abandonada en España (siglos XVI-XX). Discurso leído en su recepción como nuevo miembro de la Real Academia de Historia en mayo de 2005. Publicación de la Real Academia de la Historia. Madrid, 2005. 199 carácter local, pero con igual rigor científico. Citaremos entre estos últimos las obras de Antonio Eiras Roel356, Teófanes Egido357 y León Carlos Álvarez Santaló358, aunque la cartera es mucho más amplia y excede los límites de este apartado. La situación de abandono (en el mejor de los casos en el torno359 de una institución) durante el periodo del Antiguo Régimen dejaba al niño, si es que llegaba a sobrevivir, condenado de por vida a ocupar el más bajo estrato de la sociedad, señalado por su presumible origen ilegítimo y desvinculado y sin referencias de su núcleo familiar de origen. Pero quizás no era esto lo peor: también eran objeto del abandono y maltrato legislativos, maltrato que sólo fue formalmente paliado a finales del siglo XVIII, como veremos más adelante. Nuestro trabajo sobre el abandono para Talavera, insistimos que no más que un mero apunte, vamos a abordarlo en tres periodos: Antiguo Régimen hasta la Ilustración, Guerra de la Independencia y años inmediatamente posteriores y, por último, la aplicación de la Ley General de Beneficencia de 1822. 356 EIRAS ROEL, A.: La Casa de Expósitos del Real Hospital de Santiago en el siglo XVIII. Boletín de la Universidad Compostelana nº 75. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela, 1967. pp. 295-355. 357 EGIDO, T.: La cofradía de San José y los niños expósitos de Valladolid (1540-1557). Actas de las I Jornadas de metodología aplicadas a las ciencias históricas, vol. III. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela, 1975, pp. 333-345. 358 ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C.: La Casa de Expósitos de Sevilla en el siglo XVII. Cuadernos de Historia del Instituto Jerónimo Zurita, nº 7. Andalucía, de la Edad Media a la Moderna. Separata. Madrid, 1977, pp. 491-529. 359 Armazón giratorio que se ajustaba al hueco de una pared y servía para pasar el bebé depositado en él de una parte a otra, sin que llegaran a verse las personas que lo entregaban o recibían. 200 El abandono infantil, bien sea producto de la extrema pobreza de los padres o de la rígida moral social y religiosa del Antiguo Régimen que no permitía hijos fuera del matrimonio, constituyó un problema de tal magnitud que no pudo pasar desapercibido para el Consistorio. Éste fue quien secularmente se hizo cargo de los niños expuestos, exposición que se realizaba, como en cualquier localidad, en los atrios de las iglesias, conventos o casas de gente pudiente. El hospital de la Misericordia contaba desde su construcción igualmente con un torno para este menester que aparece consignado como tal en su fachada (ver planos del hospital en el capítulo correspondiente) y que en la actualidad, a pesar de haberse colocado rejas que unifican el aspecto de las ventanas, puede observarse perfectamente a la derecha de la puerta principal. Los niños que aparecían vivos tras el abandono pasaban a ser amamantados por amas a sueldo del ayuntamiento y, en cuanto reunían tres o cuatro, trasladados en ínfimas condiciones y sin alimento por porteadores que los llevaban en serones o sacos desde un pueblo hasta el siguiente donde lo entregaban a otro porteador y así sucesivamente hasta llegar al hospital de la Santa Cruz de Toledo, donde eran finalmente acogidos360 tras el pago de una cuota por parte del consistorio talaverano. El hospital de la Santa Cruz, fundado en 1499 por el arzobispo Pedro González de Mendoza, estaba dedicado a recoger y criar niños expósitos “sin otro destino” lo que lo diferenciaba del propio concepto de hospital de la Edad Moderna, entendido como combinación de clínica y asilo que proporcionaba curación a los pobres enfermos y asistencia a los necesitados (que simplemente tenían hambre, pero no estaban enfermos)361. 360 Talavera dista de Toledo más de 70 Km. 361 SANTOLAYA HEREDERO, L.: Las Constituciones del hospital de Santa Cruz (Toledo). En: Espacio, Tiempo y Forma. Serie IV, Hª Moderna, t. 3. UNED, 1990. pp. 317-366. Para lo aquí expresado, ver p. 319. 201 En 1623 Felipe IV emite una pragmática por la que se prohíben los estudios de Gramática en las casas de expósitos362, ordenando a los administradores de estos centros que apliquen a los niños a otras artes, especialmente al ejercicio de la marinería. Los gobernantes comenzaron a darse cuenta que esa gran masa de infelices que cuando se convertían en adultos, acababan sus días en los hospicios, debidamente instruidos, podían ser útiles al Estado. Años más tarde, con la llegada de Carlos III y Carlos IV al trono y el auge del pensamiento ilustrado, se promulgaron una serie de medidas legislativas que, aunque no precisamente altruistas, sí intentaron poner orden y dar utilidad a ese colectivo humano que constituía un verdadero problema económico, en tanto en cuanto la Iglesia ya no ejercía su tutela sobre ellos. Veamos las más importantes: D. Carlos III, por Real Orden de 2 de junio de 1788363. Cuidado de los Rectores de las casas de expósitos en la educación de estos, para que sean vasallos útiles. D. Carlos IV, por Real Decreto de 23 de enero de 1794364. Los expósitos sin padres conocidos se tengan por legítimos para todos los oficios civiles, sin que pueda servir de nota la qualidad de tales. A partir de este decreto los expósitos adquieren la calificación de hombres buenos del estado llano general, sin que se les pueda insultar con los calificativos de bordes, espúreos, bastardos o adulterinos. Igualmente se legisla en el mismo decreto que en lo sucesivo no se impongan a los expósitos las penas 362 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII. TITULO XXXVII. Ley I. 363 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII. TITULO XXXVII. Ley III. 364 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII. TITULO XXXVII. Ley IV. 202 de vergüenza pública, azotes u horca, salvo en las mismas circunstancias que en iguales delitos se impusieran a los no expósitos, pues, aclara el Real Decreto, pudiera suceder que el expósito castigado fuese de familia ilustre y, que en la duda, se esté por la parte más benigna… D. Carlos IV, por Real Decreto de 11 de diciembre de 1796365. Reglamento para el establecimiento de las casas de expósitos, crianza y educación de estos. Recoge en 30 capítulos todo el ordenamiento referente a ellos, desde el número de establecimientos que debe haber por diócesis, tipo de instalaciones, el régimen económico, cuidado y alimentación de los niños o la contratación de amas de cría, pero sobre todos destaca a nuestro parecer el capítulo 24, que establece como delito el abandono de las criaturas a su suerte en lugares o parajes en donde no puedan ser recuperados, cosa que no era considerada como tal hasta ese momento. Pensamos que este Real Decreto sirvió como documento base, 26 años después, al Reglamento para la Casa de Expósitos de Talavera de la Reina, que se elabora tras la promulgación la Ley General de Beneficencia de 1822, transcrito en el punto 4.4. Durante todos estos años los niños seguirán siendo recogidos y atendidos por amas de cría contratadas por el ayuntamiento hasta su traslado al hospital de la Santa Cruz de Toledo, pero el advenimiento de la Guerra de la Independencia acaba con todo ello. Desaparecen los hospitales de Talavera y también se interrumpe el traslado de los niños a Toledo. El consistorio, como vimos en el documento de Bernardo Ortega (ver punto 4.3.), encuentra, aparte de la población adulta hambrienta, una legión de 365 NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VII. TITULO XXXVII. Ley V. 203 niños huérfanos o abandonados que hay que atender. Veamos algunos ejemplos de lo que nos reflejan los documentos del Archivo Municipal: 23 de junio de 1811366 : … que con mayor prontitud y desembarazo… merece con particularidad de esta Junta… el remedio de los infelices Niños Expósitos que por las circunstancias de la Presente Guerra se hallan privados de los socorros y amparos que se les dispensaban en los hospitales establecidos con tan pío y benéfico objeto… se haga la cuestación de la Bolsa… y que su inversión se haga para este único fin… 6 de enero de 1812367 : Se presenta Micaela de la Cruz, Nodriza, con dos Expósitos, el uno grandecito y el otro pequeño, este corrió por cuenta del Cirujano Calderón hasta octubre de 1811 y desde el 1º de enero de 1812 deben ambos correr por cuenta de la Junta, que examinará si debe criarlos a los dos a un tiempo. Después se presentó Petra Amores, igualmente Nodriza de dos niños Expósitos, ambos pequeños, por el último cobraba y tenía satisfecho su salario, pero por el otro debe empezar a cobrar desde primero de enero. Su primera paga será el día 15 de este mes. Se acordó respecto a estar desnudo que Berrocal le comprara mantilla, pañal y camisa, que se abonará su importe por esta Junta. Determina igualmente la Junta que 366 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Libros de Acuerdos de 1811, 1812, 1813, 1814. Acuerdos de 1811. Sig. 57. 367 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Sig. 138. 204 José Berrocal pase diariamente la Bolsa y esquela de convite… para que no se quede sin pedir día ninguno… 7 de enero de 1812368 : Se presentó María Zamora que tiene un Expósito a quien prometieron sus padres mantener y no lo han hecho hace cuatro meses, en consideración aceptase la manda pagar el medio mes último de octubre de 1811, y que desde el 1º de enero se la pague como a las demás y para ello se hará la correspondiente libranza. 4 de febrero de 1812369 : Quedan desde hoy suspendidos los socorros de enfermos y necesitados en las casas particulares hasta estar organizado el hospital. Se ha mandado pagar al zapatero Manuel García Díez diez y seis reales, importe del calzado para los niños Expósitos. 12 de febrero de 1812370 (Carta de Isidro Recio al Excmo. Sr. Comisario Regio): El hospital es el objeto de primera atención y debe la Junta establecerlo, y solo socorrer necesidades muy extremas. Los gritos y 368 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Correspondencia. Reglamentos. 1806-1850. Sig. 138. 369 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 370 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 205 lamentos de una porción de huérfanos que se quedan sin albergue y se van muriendo por las calles son más patéticos que todos los demás. 14 de febrero de 1812371 : Se ha recogido un Expósito en San Miguel y hay problemas, ya que no hay Nodriza, pero se lo queda Ana María García. 15 de febrero de 1812372 : Se ha bautizado al Expósito en San Miguel, se le pone de nombre Valentín Manuel, pero Ana María García necesita ropa para él, ya que solo dispone de un trapo blanco roto. Se le entregan las ropas de la Expósita Juana Manuela, que murió el día 13. Se libran ocho reales para víveres y dos guardapieses para los Expósitos. 20 de febrero de 1812373 : El Cirujano Juan de Guzmán informa que la mujer de Francisco Medina no puede criar un Expósito que tiene Ana María García y que esta un puede criar los dos. 29 de febrero de 1812374 : 371 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 372 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 373 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 206 Se expuso un niño. 13 de abril de 1812375 : En este día murió el Expósito Agustín y por haber fallecido también la Nodriza Gregoria Hernández, se entregó el niño Tomás de la Cruz que tenía a la ante otra Luciana Rey, viuda, que vive en la calle Mesones, plazuela de Santiago nº 2 con las ropas siguientes: 4 guardapieses viejos de indiana y bayeta, 1 jubón azul, 5 camisas usadas, 1 par de enaguas y el guardapiés que tiene puesto. Las anteriores transcripciones son sólo una pequeña muestra de lo reflejado en actas de Juntas y Libros de Acuerdos. Nos ha llamado poderosamente la atención la minuciosidad con la que reflejaban las exposiciones de los niños, pero siempre se refieren a niños vivos (aunque falleciesen a las pocas horas). Es de suponer que las inclemencias del tiempo y la falta de ajuar y alimento en los recién nacidos hiciera que incluso un mayor número de ellos fuesen encontrados muertos y enterrados sin bautizar, por lo que no figuraron en ningún registro. Lentamente la situación mejora, Talavera se reconstruye poco a poco como reflejan los Libros de Acuerdos y llegado 1822 se promulga la Ley General de Beneficencia. En el apartado 4.4. hemos transcrito una de las primeras medidas tomadas por el Consistorio al amparo de ella, el 374 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 375 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. 207 Reglamento para la Casa de Expósitos de la Villa. Pero el Ayuntamiento no contaba con que el Hospital de la Santa Cruz de Toledo abriese de nuevo sus instalaciones para acoger otra vez los expósitos de la provincia, y se volvió a la situación antigua: recoger a los niños y en el momento que se reunía un número suficiente de ellos, enviarlos a Toledo. No obstante, aprovechando el trabajo realizado, se elaboró un Reglamento de Régimen Interno que regulaba la estancia temporal de los niños en Talavera. Reproducimos a continuación las cartas que explican la nueva situación y los 11 artículos del mencionado documento376: M. Y. S. El Procurador Síndico de primer voto a V. S. con la debida atención expone: Que en 18 de febrero de este presente año le ofreció el escrito que hoy le presenta fechado en 8 de marzo del mismo, cuyo retraso no ha sido otro el motivo que las muchas ocupaciones de V. S., el haber vuelto a recibir los niños Expósitos de esta Villa en la casa de la capital y el no haberse expuesto ninguno en todo el tiempo transcurrido, hasta hace pocos días que se les ha verificado uno. Sin embargo de que el escrito abraza 26 artículos, de todos los cuales se formó un Reglamento para la casa de Expósitos de esta Villa, y que por ahora no es necesaria mediante a haber vuelto a recibir los niños la de la capital, con todo hay varios que son muy útiles y necesarios para socorrerlos espiritual y temporalmente, desde que son recogidos en esta Villa hasta la entrega de los mismos en la casa de Toledo. Para la inteligencia de estos artículos, y que se verifique su observancia, considera necesario el Procurador nombre V. S. un individuo de su seno con el título de 376 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Casa de Expósitos. Registros. Cuentas. Reglamentos. Correspondencia 1781-1895. Signatura 146. 208 Visitador, en el que concurrirán las circunstancias que se expresan en el artículo 1º del referido Reglamento, y el que abrazará las obligaciones que en algunos otros artículos eran propios del Sr. Administrador, pues como este Ilustre Ayuntamiento es y será el Patrono de los niños Expósitos mientras permanezcan en esta Villa, no parece justo se confíen absolutamente sin otra protección y cuidado a una mujer mercenaria como se ha tenido de costumbre, sin más instrucción que la oscura práctica rutinaria que aprendió de su antecesora madre. El Procurador espera de la rectitud de V. S. estime su exposición como tan justa y beneficiosa a los niños Expósitos. Talavera de la Reina, 7 de Agosto de 1822 Eugenio de Guzmán y Sánchez Talavera, a 10 de Agosto de 1822. Hecho presente con el Reglamento que expresa; se acordó aprobarle, y que sacando razón de los capítulos necesarios, para el Régimen interno de los Expósitos mientras permanecen al cuidado de esta Corporación; se archive y se den gracias a su autor por su actividad y celo en beneficio de la infancia. En este estado por… D. Eugenio se pidió se nombrase por Visitador de la casa de Expósitos interinamente al Sr. Regidor D. José de Barandalla, mediante su actividad y mediar la cualidad de facultativo Médico y así se acordó. Así con remisión a él lo certifico y firmo. Antonio Manuel F. Humanes En catorce de dicho mes se contestó al Sr. Procurador dándole gracias. 209 Noticia de los capítulos que deben observarse para el Régimen Interno de los Expósitos de esta Villa. 1) El Ilustre Ayuntamiento es y será siempre el Patrono de los niños Expósitos, nombrándose de su seno un Sr. Administrador que será el Sr. Alcalde de primer voto y un Visitador que lo es el Sr. D. José Barandalla, Regidor. 2) Está elegido para Edificio para estos Expósitos el de San Agustín el Viejo, en donde se pondrá el torno para recibir las criaturas que lleguen y tanto de día como de noche habrá en la parte interna una persona de centinela que esté pronta a recibirla sin que ésta ni quien la trae se puedan ver prohibiendo a la de dentro pregunte al de fuera cosa alguna. El torno estará en sitio o lugar accesible, y resguardado de la observación de los vecinos para evitar que el que lo traiga se retraiga de exponerlo; habrá inmediata al torno una campanilla que se oirá ésta en la pieza donde esté el centinela, y por la parte de fuera debe de haber una cadena para que el que traiga el Expósito haga la señal de llamada. 3) Está nombrada para recoger los Expósitos y llevarlos a Toledo Teresa Pinero. 4) Se elegirá una pieza de la casa con los necesarios utensilios para custodiar los documentos siguientes: Dos Libros que deberá haber, el uno con el objeto de que conforme haya entrado en la casa cada niño, se siente en él el día y hora de su entrada, el nombre que recibe de la partida de Bautismo, y en seguida el que le pone la 210 casa, con su apellido a discreción del Sr. Administrador por ser éste el que ha de correr con éste y otros encargos; apuntando por bajo de estos documentos el que falleciere; advirtiendo en cada apuntación el día y la enfermedad de que murió. El otro libro será para notar el nombre de cada ama de lactancia; el de su marido si es casada; en la calle que vive y el nombre del niño que lleva, como también el día que se entregó en él, cuyos documentos se custodiarán en la Secretaría del Ayuntamiento. 5) Habrá un mueble con varios cajones pequeños, cada uno con su cerradura, cuyas llaves estarán en poder del Sr. Administrador, en los cuales se custodiarán las Partidas de Bautismo y demás documentos que expresa el artículo anterior, pues ha de constar en todo tiempo lo que llevó compuesto para dar satisfacción a cualquiera interesado de los niños que la pida. En uno de estos cajones se custodiarán las Partidas de Bautismo de los que exponen señalados, con los documentos y demás que a cada uno le señalasen, ya sean cédulas, cintas, joyas, pues estos niños manifiestan por sus señales respectivas que en otro tiempo serán reconocidos, con otras iguales por sus inmediatos interesados, en cuyo caso se confrontarán las que éstos traigan con las que están archivadas en la casa, siendo una de ellas la Partida de Bautismo; y en seguida resultando ser todo lo demás en la confrontación y pasará el Sr. Administrador a tratar con los interesados sobre la indemnización de gastos que la casa ha hecho con el niño, y bonificada ésta, y si le pareciere hacerle alguna equidad según puedan las facultades de los interesados, les hará la entrega del niño, con los requisitos de formalidad y seguridad que le exige el asiento. 211 6) Entre todos los animales de la clase de los mamíferos es el hombre el que sin duda alguna está más expuesto a morir en los primeros tiempos de su existencia. Los hijos de los demás animales nacen vestidos y defendidos del frío y como sus madres no tienen otro objeto de que cuidar les prestan el calor necesario desde el punto en que los paren, lamiéndolos al mismo tiempo y templando de este modo la impresión que hace en ellos la nueva atmósfera de que están sacados, les… y cortan los vasos sanguíneos del cordón umbilical con sus dientes evitando por este medio la hemorragia y como son sus verdaderas y naturales nodrizas les arriman… a sus pechos y les dan de mamar; al contrario en la especie humana, y con particularidad en los niños expósitos que por lo común nacen en desvanes y con pocos testigos de vista, sucede muy frecuentemente que por atender a la madre y especialmente su reputación, se les pone en un rincón, se hace muy poco caso de ellos, o tal vez se les abandona de todo punto sin lavarles, ni ligarle bien el cordón umbilical, les hacen permanecer envueltos en algunos guiñapos húmedos todo el día hasta que llega la noche y a una hora que no anda gente por las calles, se los entregan a las veces a hombres indiscretos que los ponen a las puertas de un convento o a la reja de la casa de una persona distinguida aumentándose el frío de estos infelices de momento en momento, lo que les acarrea la muerte en la misma noche sin el agua del bautismo, o poco tiempo después; o se les deja con una debilidad tan superior a su pequeña naturaleza que les hace vivir con ella valetudinariamente todo el resto de su vida. 7) Para atender a los que se verifique lleguen al torno en el estado y circunstancias que se han manifestado en el artículo anterior; se hace preciso que haya prevención en la casa de toda la vestidura 212 ordinaria, alguna porción de vino para lavarles con ello caliente y aplicárselo con paños a la cabeza en caso de traer algún bulto en ella, adquirido en la detención que ha sufrido en su nacimiento, ligarle el cordón umbilical, vestirle y prestarle el calor necesario, y en el caso de que cualquiera de los expósitos de muestras de… con prontitud y no dar lugar su inminente peligro de llevarle a la sagrada fuente o presentarle al primer párroco, le bautizará el marido, y en su defecto el ama mayor su mujer, bajo la condición de si no estás bautizado, de cuyo modo se supla el bautismo en caso de necesidad, deberán ser instruidos marido y mujer por uno de los párrocos de esta villa y no se expondrán de este modo a cometer ningún absurdo en materia tan sagrada e importante. 8) Siendo la primera época de la lactancia se deberá observar lo siguiente en las primeras 24 horas después de haber practicado cuanto llevo dicho en el artículo 9º, no le dará el ama mayor al Expósito otro alimento que algunas cucharadas de los jarabes de peonía y chicoria con ruibarbo; el primero como antiepiléptico, y el segundo como purgante para que evacue el meconio, y en seguida podrá ya el ama que se le haya buscado darle de mamar; la que siempre será, si es en la forma que iré manifestando posible, recién parida o que se aparte lo menos que se pueda de este tiempo porque así la leche tendrá en esta parte más analogía con la de su madre. 9) Colocados los niños cada uno con su ama, según las circunstancias advertidas en el artículo 6º, el Sr. Visitador principiará a ejercer sus funciones en la forma que iré manifestando. Como el encargo de este Sr. es celar la conducta de las amas que crían los niños y que éstas sepan que en él tienen por padre al Ayuntamiento, los visitará de 213 tiempo en tiempo y observará si alguno de ellos se ha disminuido en lugar de su incremento, en cuyo caso procurará averiguar la causa y según ella disponer. Si por haber enfermado el niño y no había dado cuenta el ama como debía, mandará el Sr. Visitador se avise al Profesor que convenga según el caso. Si fuese por causa o sospechar de la mala calidad de la leche, o su defecto, ya por no tenerla, o ya por escaseársela al Expósito y dársela a otro, dicho Sr. mandará al de Cirugía que concurra a la casa del ama que le cría para que reconozca y analice la leche y ver cual es la causa para evitarla si es posible, y de no, trasladarle a otra cuya diligencia se deberá igualmente practicar cuando dependiere de algún mal tratamiento que se le averiguase dan al niño Expósito. 10) Se hará entender a las amas que crían los niños Expósitos no se presten a llevarlos a parte alguna con el fin de que descarguen los pechos a ninguna recién parida, o de más largo tiempo por el peligro a que se les expondría su salud si mamaran y tragasen una leche retenida y fermentada o unos calostros que siendo como son purgantes les produjesen unos cursos intempestivos y morbosos, como también si la que ha de ser mamada tuviese grietas en los pezones, sería trasplantada esta enfermedad por la boca de los niños Expósitos a los de las amas que los crían con detrimento de éstas y aquellos; y para si llegase el caso de que sólo fuese con el fin de descargar los pechos una mujer que o por haber muerto su criatura o que por no ser ésta capaz de hacerlo por la abundancia de leche buena y su pequeñez se podrá permitir mandándolo el Sr. Visitador y con consejo del cirujano previo el próximo reconocimiento. 214 11) Como los niños Expósitos están sujetos según dije en el artículo 3º a padecer enfermedades y de ello seguirles a algunos la muerte, convendría no ser profusos en dar dineros adelantados a las amas y sólo si me parece debía adelantarse una semana en el pago anticipado; pues muerto el niño, es difícil recoger lo restante de los días sobrantes que no han ganado; y se les debe hacer cargo entreguen una vestidura a la casa por cuenta y razón, y la otra puede servirles para mortaja más decorosa que la que hasta aquí han llevado; y el ama mayor purificará la envoltura entregada para que se haga con ella el uso correspondiente. La lectura del anterior documento nos hace ver la perfecta organización en la atención a los niños abandonados hasta su traslado a Toledo, pero queremos añadir un último documento, la carta que D. Mauricio García Puente, encargado de los expósitos en el Hospital de la Santa Cruz de Toledo, dirige al Corregidor de la villa de Talavera con respecto a unos niños trasladados desde Talavera, fechada en Toledo a 17 de febrero de 1831377 y de la que, dado su conmovedor contenido, no creemos necesario hacer ningún comentario: “… mi corazón se afligió en estremo al verlos tan débiles, enfermizos y maltratados. Uno de ellos murió a las seis horas de estar en la cuna, otro al día siguiente, después de haberle puesto reparos confortativos y darle la leche ordeñada por no tener fuerza en las quixaditas para mamar y otros dos siguen en casa pues ninguna de las muchas nodrizas que han venido en busca de niños los han querido llevar. Mandé llamar al momento al médico y cirujano de la casa y ambos me 377 ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA. Casa de Expósitos. Registros. Cuentas. Reglamentos. Correspondencia 1781-1895. Signatura 146. 215 dijeron que los niños estaban muy atrasados, muy faltos de alimento y de teta y muy mal cuidados; que dificultaban pudiesen recobrarse por más medicinas que se les aplicase y por mucho esmero que tuviesen las amas, toda ponderación es corta para hacer ver a V. S. el lastimoso estado en que los pobrecitos y desgraciados niños llegaron a esta casa. Juzgo un deber mío el manifestarlo a V. S. para que en caridad vea el medio o modo de remediarlo para en lo sucesivo y que extienda una zelosa y caritativa mirada a los infelices, tanto mientras existan en esa, como en el modo de conducirlos a esta Casa”. 4.6. La Junta Municipal de Sanidad: el cólera de 1833 En 1833, la situación de España en general y la de Talavera en particular no pueden ser menos halagüeñas: fallecido Fernando VII en septiembre, se inician los primeros levantamientos de las guerras carlistas en octubre, al mismo tiempo que empieza a cundir la alarma ante la epidemia de cólera morbo que, procedente de Asia, llega hasta Europa, entrando en España ya en enero en el puerto de Vigo, lugar de avituallamiento de la armada inglesa. Permaneció latente en Galicia, pero a finales de año estalló con fuerza en los puertos de Sevilla, Cádiz y Málaga. Los movimientos de las tropas en la guerra civil lo difunden por toda la Península. Las fuerzas del general Rocil lo han llevado incluso hasta Madrid. El este de la Península, que en un primer momento parecía que iba a salvarse de la epidemia, acaba siendo infectado por un barco de guerra español que, procedente de Francia, recala en Rosas, extendiendo la infección por Tarragona, Palma de Mallorca y Barcelona, que sufre una terrible mortalidad en 1834. 216 La pobre eficacia que la medicina tiene en esta época no podrá detener la pandemia hasta 1835. Al desconocerse las causas de la enfermedad, ya que ésta es la primera vez que el cólera asiático (también llamado “peste azul”) llega a Europa, el principal problema fue discernir los casos de cólera de los que en realidad no lo eran. El médico Mariano Peset de la Raga describe acertadamente sus síntomas, pero no su curación. Los síntomas considerados como propios del cólera eran los dolores abdominales con náuseas y vómitos, diarrea, extremidades pálidas, cara descompuesta y demudada y calambres musculares. Ante la similitud de estos síntomas con los de otras enfermedades más frecuentes (“empacho gástrico”, “cólico histérico” “tercianas”), se pidió a los médicos que informaran sobre cualquier caso sospechoso con toda celeridad a la Junta Superior de Sanidad de la Provincia378. El tratamiento, desconociéndose las causas de la enfermedad, únicamente podía ser sintomático: el láudano era el medicamento más utilizado, aunque ineficaz para detener el estado de deshidratación y asfixia que finalmente acababan con el enfermo. Se calcula que en España hubo medio millón de afectados, de los que fallecieron unos cien mil379. En Talavera encontramos las primeras medidas ante el cólera en septiembre de 1833. Se recibe un escrito del Duque de Bailén, presidente de la Suprema Junta de Sanidad del Reino, sita en Madrid, conminando a los regidores del ayuntamiento a que formen la Junta Municipal de Sanidad, que en el caso de Talavera, también será de Partido, siendo responsable por tanto de las Juntas Municipales de pueblos cercanos como 378Archivo Municipal de Talavera, Sección: Secretaría; Sanidad; Junta de Sanidad, correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. Escrito de la Presidencia de la Junta Superior de Sanidad de la Provincia de Toledo, 13 de septiembre de 1833. Caja 214. 379 CRÓNICA DE ESPAÑA: op. cit.: p. 643. 217 Segurilla, Navalmoralejo, y Montearagón entre otros. La Junta de Beneficencia constituida en 1812 y que tenía competencias en materia de sanidad, pasa a un segundo plano. La Junta Municipal de Sanidad debía estar compuesta por los siguientes miembros: Presidente del Ayuntamiento, dos regidores electivos, síndico personero y un diputado del común, sustituyéndose cualquiera de éstos por el cura párroco, y en concurrencia de dos, por el más antiguo, con el médico titular consultor. A falta de médico, un cirujano y si aún supliendo el cura párroco no hubiese suficiente número por ser de menor el Ayuntamiento, se podía recurrir a uno o dos vecinos, los que fuesen bastantes para cubrir el número marcado, siempre que estuviera demostrada su “probidad, honradez y demás requisitos apetecidos”380. Una vez dictadas las normas en cuanto a la formación de la citada Junta, los siguientes párrafos dictan instrucciones para la prevención y cuidado de la epidemia que se avecina. Se advierte de la necesidad de pedir el pasaporte (verdadera ficha policial como hemos podido comprobar) a todo vecino de Talavera o transeúnte de cualquier clase que llegue a la población proveniente de puntos afectados de la enfermedad. Dichos pasaportes deberán ser minuciosamente examinados, no permitiendo el paso a persona alguna que proceda de Huelva, Ayamonte, Sevilla, Olivenza, Badajoz o el reino de Portugal, obligándoles a que hagan la más rigurosa cuarentena en el lazareto preparado al efecto. Se hace especial mención a los contrabandistas, a quienes se les quemarán sus géneros si son atrapados. 380 Archivo Municipal de Talavera, Sección: Secretaría; Sanidad; Junta de Sanidad, correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1833. Caja 214. 218 Por último, se establece la obligación por parte de la Junta Municipal de enviar semanalmente a la Superior de la provincia parte del estado de salud de la población, informando el médico consultor si aparece algún caso sospechoso de la enfermedad381. Como podemos ver, las funciones de la Juntas Municipales de Sanidad estaban sobre todo encaminadas a coordinar las medidas preventivas que se tomasen, sirviendo de nexo entre el Ayuntamiento y la Junta Provincial o la de Partido. El Ayuntamiento, aparte de proporcionar miembros a la Junta, era el encargado de suministrar los fondos necesarios para su financiación, ya que no sólo había que pagar a médicos y cirujanos, sino que también era necesario contratar los servicios de sangrador, capellán, enterrador, enfermeros y enfermeras, cocineros, ayudantes y empleados (nombre que recibía el personal administrativo de la época). En cuanto a la intendencia, era necesario prever los gastos ocasionados por la compra de utensilios de cocina, sábanas y mantas, colchones, medicación y sanguijuelas, cera, carbón y alimentos entre otras cosas382. No vamos a extendernos más en los pormenores de la epidemia de cólera de 1833-35 en lo concerniente a Talavera donde, a tenor de lo consultado, parece ser que la enfermedad pasó de largo debido a la efectividad de los cordones sanitarios establecidos. Sólo una última anécdota: entre todos los lugares habilitados para atender enfermos se 381 Archivo Municipal de Talavera, caja 214. 382 La relación de todo lo referido se encuentra en la caja 142 del Archivo Municipal de Talavera. 219 encontraban los toriles de la plaza de toros, lugar que se destinó a hospital de pobres. 4.7. Desamortización de Mendizábal (1837) Pasados los momentos de alarma tras el cólera de 1833, la Junta de Sanidad se fue debilitando en sus atribuciones hasta llegar a 1837, año en el que varios factores van a confluir transformando de manera decisiva el sistema benéfico vigente hasta ese momento. Fallecido Fernando VII en 1833, se inicia la regencia de su viuda, Mª Cristina, que se prolongará hasta 1840. Estos siete años de regencia e igualmente los siguientes, constituyen un periodo muy complejo desde el punto de vista político: a la regencia de Mª Cristina le sigue la del general Espartero (1840-1843), sin olvidar que la guerra carlista se extiende desde 1833 a 1839. Seis constituciones (en 1836 se restablece la de 1812, la progresista de 1837, la moderada de 1845, la de 1855, que no llegará a entrar en vigor y la de 1869) y los continuos levantamientos revolucionarios se traducirán en una serie de transformaciones que suponen el desmantelamiento del sistema social y económico del Antiguo Régimen y la organización jurídica de un sistema capitalista moderno. 220 Volviendo al tema que nos ocupa, siempre se ha dicho383 que el derrumbamiento del conjunto hospitalario-sanitario, no así el asilar, se produce en el primer tercio del siglo XIX. En este fenómeno intervienen dos hechos fundamentales: el proceso de agregaciones, estimulado por la política ilustrada de ataque a la limosna particular, obras pías y cofradías, cuya desaparición genera sobre todo instituciones asilares que proliferarán de ahora en adelante bajo iniciativa oficial y eclesiástica fundamentalmente. El otro hecho decisivo en la evolución asilar y hospitalaria es el proceso desamortizador. En España, las primeras medidas desamortizadoras se tomaron en las Cortes de Cádiz. Estas disposiciones fueron abolidas durante el periodo absolutista de Fernando VII (1814-1820) y rehabilitadas por los liberales (1820-1823). La desamortización se llevó finalmente a cabo con la legislación impulsada por Mendizábal384, que puso en venta los bienes eclesiásticos, y por la de Pascual Madoz385, que afectó a propiedades del clero secular y los propios de los municipios. Paradójicamente, el proceso desamortizador sirvió igualmente para descubrir y readaptar viejas fundaciones abandonadas386, como será el caso de Talavera. Ya en enero de 1837 el consistorio eleva una pregunta al Comisionado de Arbitrios de Amortizaciones interesándose por las 383 CARASA SOTO, P.: op. cit., p. 45. 384 Álvarez Méndez, Juan (llamado Mendizábal): Político liberal español (Cádiz, 1790 – Madrid, 1853). Prestó importantes servicios en la administración militar durante la guerra de la Independencia. Condenado a muerte durante la reacción absolutista de 1823, emigró a Gran Bretaña. De nuevo en España (1835), fue ministro de Hacienda y primer ministro (1835 – 1836), y dos veces más ocupó la cartera de Hacienda (1836 y 1843). Sus reformas económicas fueron de extraordinaria trascendencia; entre ellas, la ley de desamortización de los bienes eclesiásticos y de los municipios. 385 MADOZ, Pascual: Político y escritor español (Pamplona, 1806-Génova, 1870). De talante progresista, como ministro de Hacienda (1855) impulsó el segundo gran proceso desamortizador tras el de Mendizábal, decretando la venta de todos los bienes pertenecientes al Estado. Autor del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid, 1845-1850. Para lo aquí expresado, ver las pp. 309-316. 386 CARASA SOTO, P.: op. cit., p. 45. 221 comunidades religiosas suprimidas, siendo la respuesta que de momento no hay ninguna387. El 24 de abril de ese mismo año, dos meses antes de la promulgación de la nueva Constitución progresista, y en plena regencia de Mª Cristina, el ayuntamiento talaverano decide nombrar una nueva Junta de Beneficencia con arreglo a la restablecida ley de febrero de 1823 sobre Gobierno económico de las provincias388. La primera medida que se toma una vez elegidos los cargos, es nombrar una comisión para “... sin demora se dedique a ejecutar visita domiciliaria en la población para enterarse del sinnúmero de personas vagamundas que hay en ella de todas clases que se titulan avecindadas sin causa ni razón de utilidad...” Toda persona que no tenga modo honroso de vivir y produzca utilidad a la población deberá abandonar la villa en 24 horas, habilitándose un pasaporte a cada uno de ellos para los pueblos de su naturaleza. El 28 de abril389 la Junta de Beneficencia nombra nuevos cargos, entre ellos el de médico y cirujano, que de momento no recibirán sueldo. Pero se necesitan edificios donde atender a los enfermos y es por ello que, acogiéndose al Real Decreto de 8 de septiembre de 1836 que facultaba a las mismas para “... la administración y arreglo interior y económico de las Casas Hospitalarias de esta Villa...”, inicia la citada Junta, con arreglo igualmente al reglamento de 6 de febrero de 1822, los trámites necesarios para la toma de posesión de las instituciones hospitalarias existentes, y que hasta ese momento estaban administradas por el clero, obras pías y cofradías de diversa índole. Así se comunica a los interesados390 en un 387 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 10 de enero, p. 5 (vuelto). 388 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 24 de abril, p. 75 (vuelto). 389 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 28 de abril, p. 80 (vuelto). 390Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 24 de junio, p. 118 (vuelto). 222 oficio dirigido a cada uno de los Patronos o encargados de los Hospitales de la Misericordia, de la Caridad, San Juan de Dios, San Lázaro y San Bartolomé, con el fin de que pongan a disposición del Ayuntamiento las citadas casas de Beneficencia con toda la documentación de sus rentas y cuentas hasta el día de su entrega. El hospital de la Misericordia es entregado al Ayuntamiento sin mayores problemas el 31 de julio de 1837 por parte del cabildo de la Santa Iglesia Colegial391, no así el de la Caridad, que emprende un contencioso con la Junta que se prolongará muchos meses, llegando incluso a los tribunales392. El pleito es perdido por los patronos del hospital de la Caridad en el Tribunal de 1ª Instancia de Toledo, siendo recurrido en la Audiencia Provincial de Madrid, en donde denuncian haber sido despojados de sus bienes por la fuerza393. Aunque finalmente pierden el pleito, nos consta que en 1840 el hospital seguía funcionando bajo patronazgo y cuando finalmente lo entregan al Ayuntamiento, el edificio estaba en penoso estado, quedando por todo mobiliario una mesa y algún mueble más absolutamente destrozados394. Los hospitales de San Lázaro y San Bartolomé no serán anexionados oficialmente hasta 1855395. San Juan de Dios será finalmente dedicado a hospital militar, y como tal funcionaba así en 1844396. 391 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: op. cit., p. 77. 392 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 30 de julio, p. 148 (vuelto). 393 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. 7 de diciembre, p. 253 (recto). 394 HIGUERUELA DEL PINO, L.: La desamortización en Talavera de la Reina. Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Talavera, 1994. Para lo aquí expresado, ver p. 38. 395 Archivo Municipal de Talavera, caja 664. 396 HIGUERUELA DEL PINO, L.: op. cit., p.115. 223 Como se puede observar, la municipalización de todas estas instituciones benéficas fue tarea lenta y nada fácil, ya que no solamente dependían de diferentes instituciones religiosas y demás obras pías, sino que cada una de ellas tenía aparejadas numerosas propiedades, ya fuesen casas, tierras o donaciones en metálico que habían sido recibidas como herencias, o como donaciones en vida por sus primeros propietarios y que estaban a su vez arrendadas a terceros. Se inician pues unos años de lentísima transición en los que el Ayuntamiento va haciéndose cargo de todos los edificios y propiedades ligadas a ellos, y así podemos ver que en 1848 la Junta de Beneficencia recibía rentas de grano y por el alquiler de habitaciones del antiguo hospital de Nuestra Señora del Prado (que curiosamente no figuraba entre los que son reclamados en 1837) y casa de la calle de San Bartolomé397. La situación de Talavera no debía ser excepcional, y así la Ley de Beneficencia de 20 de junio de 1849 y el Real Decreto de 14 de mayo de 1852 tratan de acabar con esta situación398. Es evidente que los límites de este trabajo nos impedían revisar exhaustivamente toda la documentación que sobre este tema existe en el Archivo Municipal, pero sí hemos tenido la suerte de encontrar un documento fechado en 1904 que nos ha resultado muy clarificador. Dicho documento se encuentra en la caja 139 del Archivo Municipal de Talavera y con su estudio concluimos este capítulo. 397 Archivo Municipal de Talavera, caja 851. 398 CARASA SOTO, p.: op. cit., p. 63. 224 El citado documento, fechado a 13 de febrero de 1904 y dirigido al Ayuntamiento, está firmado por Eduardo L. Parra, Letrado Consistorial y, como afirma su autor, es el resultado del encargo realizado por el Consistorio (desconocemos el motivo exacto de dicho encargo, pero intuimos que es un intento de censar o catalogar de una vez por todas las propiedades y rentas anexas a cada uno de los establecimientos benéficos Talavera). El autor comienza haciendo una relación de los establecimientos de beneficencia que existían en la población antes de 1849399, citando aquellos conocidos con los nombres de San Lázaro, San Bartolomé, Nuestra Señora del Prado, la Caridad, la Misericordia y otros (no da nombres) de menor importancia que fueron agregados a este último por Real Orden de 20 de junio de 1849, desde cuya época vino considerándose al hospital de la Misericordia como Municipal, y en el mismo concepto los demás establecimientos referidos e incorporados. No obstante, y siguiendo al letrado, parece ser que no se había fijado de modo definitivo por precepto legal alguno el carácter de estos establecimientos, por lo que el Ayuntamiento, el 7 de noviembre de 1884, remite una instancia a la Dirección General de Beneficencia y Sanidad, solicitando que el hospital de la Misericordia establecido en la ciudad y los demás establecimientos benéficos que se le habían agregado fuesen declarados municipales, fundándose para ello en la Ley de febrero de 1822, el Real Decreto de septiembre de 1836, Ley de junio de 1849 y Real Orden de marzo de 1853. Formado el oportuno expediente, finalmente el hospital de la Misericordia, 399 El 20 de junio de 1849, sustituyendo a las disposiciones de 1822, se promulga una nueva Ley de Beneficencia, a la que siguen el reglamento de mayo de 1852, además de la instrucción posterior de 1885 sobre organización, régimen, gobierno y administración superior de los establecimientos de beneficencia general. La beneficencia particular se regiría por el real decreto e instrucción de 14 de marzo de 1899. Tomado de CRÓNICA DE ESPAÑA, op. cit., p. 695. 225 por Real Orden de 28 de abril de 1888 es declarado hospital Municipal, desde cuyo día el Ayuntamiento vendrá consignando en sus presupuestos anuales una cantidad con que atenderlo. El documento se extiende más tarde en una serie de consideraciones de carácter legal sobre tributaciones a Hacienda por las ventas de bienes agregados que no consideramos interesantes para nuestro trabajo. Como puede comprobarse, han de transcurrir casi cincuenta años desde su entrega a manos municipales hasta que legalmente pueda ser considerado hospital Municipal. Pasaremos ahora al estudio de su organización. 4.8. El Hospital Municipal El más importante de los antiguos hospitales de Talavera y el que acabó alcanzando rango de Hospital Municipal es, como ya hemos visto, el antiguo hospital de la Misericordia. Su labor asistencial, iniciada en 1475, se extendió hasta 1997, con un único paréntesis entre 1808 y 1820, debido a los estragos de la Guerra de la Independencia. Concepción Arenal, en su discurso de 1861 “Estado actual de la Beneficencia” en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid, presentó el “Cuadro cronológico de los principales establecimientos de Beneficencia en España”, en el que el Hospital de la Misericordia ocupa el lugar 25 de una relación de 140 ordenados por antigüedad en cuanto a su fundación400. 400 MAZA ZORRILLA, E.: Pobreza y beneficencia en la España contemporánea (1808-1936). Ed. Ariel, Barcelona, 1999. Para lo aquí expresado, ver p. 139. 226 Sus instalaciones acogieron una múltiple labor benéfico-asistencial a lo largo de sus quinientos años de actividad: hospital general, asilo y escuela de niños pobres, asilo de ancianos, consultorio de beneficencia, centro de vacunaciones, recepción de expósitos, consultorio “Gota de leche” y casa de socorro, sin olvidar que el alquiler de sus balcones como tendidos en las corridas de toros, proporcionó algún ingreso extra en las arcas del Ayuntamiento. El edificio del Hospital Municipal se localiza todavía en la plaza mayor de Talavera, denominada del Pan, frente a la iglesia de Santa María la Mayor (conocida como “La Colegial”). Rehabilitado recientemente (2008), sus dependencias se utilizan en la actualidad como centro cultural. 4.8.1. El edificio: distribución espacial El hospital ha sufrido ampliaciones y múltiples reformas desde su fundación, como la de 1593, consistente en el derribo de unas casas viejas anexas para aprovechar sus solares, así como la de 1764, con la cesión por parte del ayuntamiento de unos metros de suelo público o la adquisición de la llamada Casa de los Balcones de 1783. Nosotros nos vamos a centrar en los planos realizados por el Instituto Geográfico y Estadístico de Madrid en 1884. Como curiosidad, podemos ver en ellos la denominación “Hospital de la Virgen del Prado”, denominación al parecer pasajera en honor de la patrona de la ciudad y que podría dar lugar a confusión con los dos antiguos hospitales que habían recibido el mismo nombre. La planta del edificio, así como los nombres de las calles adyacentes no dejan lugar a dudas. 227 En 1884 las dependencias del hospital, divididas en dos plantas, acogían instalaciones para múltiples usos: de un lado las salas dedicadas a la atención de enfermos y enfermas, las destinadas a escuela y asilo de día para niños pobres, torno y dependencias de expósitos (que inmediatamente eran trasladados a Toledo), habitaciones para uso de las Hijas de la Caridad que, como más adelante veremos, ejercieron su labor como enfermeras desde 1879; corrales, patios, capilla, almacenes, depósito de cadáveres, cuarto de “locos” (que igualmente eran trasladados con prontitud al hospital de Toledo) y otras estancias menores. Veamos ahora la distribución: PLANTA BAJA 228 (Se ha añadido color y mayor densidad a las letras para la mejor localización de las dependencias) A.- Zaguán. B.- Dependencia del portero y sótano para servicio del mismo. C.- Patio. D.- Paso para escuela y parque. E.- Paso para escuela y parque. F.- Parque. G.- Escuela de párvulos. CH- Gradas para niños y niñas. I.- Patio para recreo de niños y niñas. J.- Corral. K.- Retretes. L.- Comedor para niños y niñas. M.- Corral N.- Depósito de agua para limpieza de retretes. O.- Paso para el depósito de cadáveres, depósito de camillas y corral. P.- Depósito de camillas. p.- Depósito de cadáveres. Q.- Corral para depósito de inmundicias. R.- Corral para tendedero de ropas de enfermos. S.- Cruz de piedra. T.- Paso para retretes de hombres por la parte del corral. U.- Paso para retretes de hombres para enfermerías y jardín. X.- Retretes para hombres. Y.- Vertedero de aguas sucias. Y’.- Depósito de ropas. Z.- Depósito de aguas para la limpieza de retretes. 229 V.- Retrete de las hermanas. A’.- Escalera para las enfermerías. B’.- Escalera de bajada para el jardín. C’.- Pilas de agua para lavar ropas de enfermos. D’.- Retrete de mujeres. E’.- Jardín. E’’.- Pozo. F’.- Cubiertas para tendedero de ropas. G’.- Pilas para el lavado de ropas de las hermanas. J’.- Escalera par la enfermería de mujeres. a.- Cuarto fregadero de utensilios de enfermos. CH’.- Almacén de camas y ropas. K’.- Corral del depósito de la bomba. L.- Pozo. M’.- Bajada para la despensa. N’.- Depósito de la bomba para incendios. O’.- Proyección de la Sacristía. P’.- Paso y entrada para el cuarto de la bomba. Q’.- Cuarto de los Locos. R’.- Dependencia del torno de niños expósitos. S’.- Torno para niños expósitos. T’.- Paso para la dependencia del torno. U’.- Escalera de bajada desde el entresuelo a las dos anteriores dependencias. V’.- Depósito de utensilios de bomberos. 230 PLANTA ENTRESUELO B.- Escaleras principales de subida a las enfermerías. C, D.- Enfermerías de los Santos de Talavera (de hombres). F.- Sala de cirugía (de San Miguel). G.- Enfermería para epidemias. J.- Galería. K.- Cocina. O.- Refectorio. P.- Dormitorio y enfermería de las Hermanas. R.- Sala de recibir. T.- Sala de recreo de las Hermanas. U’.- Cuarto para los cofres. X.- Paso a las dependencias interiores y enfermería de mujeres. I’.- Enfermería de mujeres (Nuestra Señora del Prado). A’’.- Capilla del oratorio. B’.- Altar de San José. 231 C’.- Sacristía. 4.8.2. Órganos gestores A su fundación en 1475 por el Bachiller Fernando Alonso401, el Santo Hospital de la Misericordia queda financiado con la cuantiosa dote de su benefactor, especificándose en sus escrituras que los administradores perpetuos de los arrendamientos, rentas y limosnas, sean el Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Colegial, a los que se facultaba para comprar heredades si así lo creían conveniente. Se establecía igualmente la obligatoriedad de la existencia de un capellán, que debía vivir en el edificio del hospital y bajo cuya responsabilidad quedaba la recepción de las rentas. El encargado de la administración daría las cuentas de ingresos y gastos, pagándose de esas rentas a un físico para que atendiese a los pacientes y a una hospitalera para encargarse del servicio, así como de la limpieza del hospital, camas y ropas. El hospital recibiría en principio a todos los pobres que hasta él llegasen. Los sanos, por una noche y los enfermos, hasta su sanación o fallecimiento402. Pasados trescientos años desde su fundación, en el Cabildo del 22 de febrero de 1776 y con la presidencia del Canónigo Magistral403, Visitador del hospital, se decide la elaboración de un reglamento que, tras su 401 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: op. cit., p.11 y ss. Fernando Alonso, natural de Talavera, ejerció su labor como Visitador del arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, así como de canónigo en la Santa Iglesia Colegial, situada frente al edificio del hospital. Parte de su fortuna sirve igualmente para la fundación del Hospital de la Piedad de Villar del Pedroso (Cáceres), donde había sido párroco. 402 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: op. cit., p.35. 403 Según el Concilio de Trento (1545) y el Código de Derecho Canónico, la jurisdicción, visita e inspección de los hospitales corría a cargo de los obispos (los destinados al afecto), independientemente del origen fundacional de los mismos, hasta que la R.O. de 22 de septiembre de 1834 los somete a los Jefes políticos y al Ministerio del Interior. CARASA SOTO, P.: op. cit., p. 109. 232 aprobación, es comunicado al capellán, enfermero y demás personal asistente para su puesta en marcha y rigurosa observación. El articulado de estas ordenanzas ya ha sido comentado en el punto 2.2.3. de esta investigación. El 24 de abril de 1837404 la corporación municipal, con arreglo al Real Decreto de 8 de septiembre de1836, decide nombrar en Talavera una nueva Junta de Beneficencia, que a partir de ese momento se encargará, entre otras labores, de gestionar los locales destinados a beneficencia, en uno de los cuales ha de instalarse el denominado Hospital Municipal, para el que aún no se ha encontrado sitio. Finalmente se elegirán las dependencias del antiguo Hospital de la Misericordia, con una dilatada experiencia en esa labor. La gestión del Hospital Municipal (que no tendrá esta denominación de manera oficial hasta 1888) correrá a cargo desde entonces de la Junta de Beneficencia, que es nombrada el día 28 de abril de 1837405, eligiéndose para su funcionamiento dos vocales, el cura-párroco más antiguo de la ciudad (es nombrado el de Sta. Leocadia), cuatro vecinos, un médico y un cirujano. Días después, en sesión de 12 de mayo, eligen entre ellos los cargos de secretario, contador y depositario de fondos. La situación administrativa del hospital es recogida por Madoz en su Diccionario de 1845406, manifestando que el hospital (todavía denominado de la Misericordia), en el que se alojan constantemente ocho a diez enfermos, cuenta con capellán, administrador, médico y cirujano y corre a cargo de la Junta de Beneficencia. 404 Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. Sesión de 24 de abril., p. 75 (vuelto). 405Archivo Municipal de Talavera. Libro de Acuerdos de 1837. Sesión de 28 de abril, p. 80 (vuelto). 406 MADOZ, P.: op. cit., p. 309. 233 4.8.3. Personal asistente Un aspecto que nos permite seguir la evolución administrativa y funcional de un establecimiento hospitalario es la observación del personal asistente que lo compone a lo largo de los años, de manera que éste va adquiriendo importancia cuantitativa y cualitativa a medida que aquellos se concentran y especializan407. Como acabamos de ver en el anterior párrafo, el Diccionario de Madoz sólo hace referencia, para el caso de Talavera, a una parte del personal asistente, la que podríamos considerar de mayor cualificación: capellán, administrador, médico y cirujano. Pero un hospital, por pequeño que fuese (y éste contaba en 1845 con ocho a diez camas), necesitaba de mayores recursos humanos. En Talavera en 1848408 recibían un sueldo del consistorio a través de la Junta de Beneficencia un médico, un cirujano, el sangrador, dos enfermeros (uno de ellos fallece ese año, ocupando la plaza de manera interina su viuda durante dos meses hasta que es nombrado el nuevo titular), un capellán y el administrador. Pero había más servicios: el encargado del traslado de los niños expósitos al hospicio de Toledo y su mujer, que era el ama encargada de buscar amas de cría para los días o meses que los niños permanecían en Talavera, ya que se esperaba a reunir a varios para el traslado (en el capítulo dedicado al abandono infantil ya hemos comentado la documentación al respecto en la que se refleja el penoso traslado que sufrían las criaturas, la mayoría de las veces en las alforjas de un burro o mula, siendo la distancia hasta Toledo de cerca de 407 CARASA SOTO, P.: op. cit., p.117 y ss. 408Archivo Municipal de Talavera, caja 851. 234 80 km.). Por último, la lavandera409, el campanero por hacer la señal y doble de campanas a los fallecidos y el sepulturero, también recibían salario desde el ayuntamiento. Tantos sueldos suponían una importante carga para las arcas municipales, por lo que el consistorio de 1879410 decide, al igual que el 70 por 100 de los establecimientos de carácter municipal en España, recurrir a personal religioso como base fundamental de su personal asistencial. Representaban una mano de obra barata, semicualificada y con una evidente actitud desinteresada, posibilitando así la viabilidad de muchos establecimientos, que de no ser por su labor, no hubieran podido seguir existiendo411. La comunidad elegida es la de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, firmándose el contrato entre su Director General y los representantes del ayuntamiento en Madrid en junio del citado año. Entre las 24 cláusulas del mismo figuran las dedicadas a su labor en la atención a los enfermos, comprometiéndose “con el celo propio de su Instituto” a administrar todos los alimentos y medicinas internas a los enfermos y enfermas, a excepción de las salas dedicadas “al venéreo” por prohibirlo sus reglas, pero aún así cuidando que los encargados de dichas salas presten a los enfermos la asistencia debida. Tampoco cuidarán por sí mismas de las 409 En la caja 961 del Archivo Municipal de Talavera existe, entre otros, el contrato de la lavandera para el año de 1875, figurando entre sus condiciones las siguientes: la ropa debía ser recogida los lunes y entregada los jueves, para ser lavada exclusivamente en el sitio destinado al efecto en el río Tajo empleando la lejía y jabón imprescindibles, prohibiéndose expresamente el empleo de paletas u otros instrumentos para golpearla, porque así se deterioraba con mayor celeridad (se hace alusión expresa a este punto). Debía ser recocida semanalmente y también entraba en sus funciones el rehacer los colchones, recibiendo por todo ello 600 pesetas por meses vencidos. 410 Archivo Municipal de Talavera, caja 139. Contrato con el Señor Director de la Hijas de la Caridad. 411 CARASA SOTO, P.: op. cit., p.119. 235 salas de las parturientas, pero prestarán los servicios necesarios por medio de las personas destinadas a ello. En plenos trámites del contrato, de cuya abultada correspondencia, fruto de la ardua negociación, queda amplia muestra en el Archivo Municipal de Talavera, se apunta la posibilidad de que, aparte de sus funciones sanitarias, las hermanas desempeñasen igualmente función docente, haciéndose cargo de una escuela de párvulos para niños pobres menores de seis años412. Los gastos ocasionados para su instalación y mantenimiento serán sufragados igualmente por la Junta de Beneficencia. Con celeridad poco habitual para lo que era costumbre se habilitan unas salas en el mismo recinto del Hospital Municipal, inaugurándose las clases en abril de 1880. El nuevo colegio tuvo tal éxito que en 1889 se creó de forma paralela a la escuela un asilo para el auxilio de los niños más pobres que a ella asistían, donde podían permanecer debidamente atendidos mientras sus madres trabajaban, complementándose así a la vez la función benéfico-social con la pedagógica413. Las instalaciones dedicadas a los niños las podemos contemplar en los planos de la planta baja del hospital que figuran en el anterior apartado. El Hospital Municipal cesó en su asistencia a los enfermos coincidiendo con la inauguración en 1974 de la Residencia de la Seguridad Social Virgen del Prado (actual Hospital General Ntra. Sra. del Prado), quedando sus instalaciones dedicadas por un lado a casa de socorro y por otro como asilo de beneficencia de ancianos no válidos. Toda su asistencia enfermera, que va desde 1879 hasta 1997, año en el que Sanidad decide el 412 Toda la información referente a la labor docente de las Hijas de la Caridad en Talavera ha sido recogida en la tesis doctoral que sobre los inicios de la Instrucción Pública en esta ciudad ha realizado Ángel Monterrubio Pérez. Para lo aquí expresado, ver pp. 232 y ss. de la ya citada obra. 413 MONTERRUBIO PÉREZ, A.: op. cit., p.237. 236 traslado de los ancianos a otras residencias por no reunir el edificio las condiciones mínimas para su cuidado, ha corrido a cargo de manera ininterrumpida por las Hijas de la Caridad. Éstas permanecieron como Comunidad en las instalaciones hasta agosto de 2000, año en el que el edificio fue abandonado definitivamente ante su inminente ruina. 4.8.4. Economía: ingresos y gastos En cuanto al capítulo de ingresos, topamos una vez más con la imposibilidad de investigar todo el fondo documental existente, por lo que hemos decidido realizar un resumen del mismo dividiéndolo en tres etapas: en primer lugar, ingresos desde su fundación hasta su desvinculación eclesiástica en 1837; un segundo tramo que va desde 1837 hasta 1888, año en que el hospital pasa oficialmente a ser denominado Hospital Municipal y, por último, el periodo que va desde 1888 hasta 1997, año del cese en la asistencia benéfica. En cuanto al primer tramo, ya habíamos visto que el fundador Fernando Alfonso deja en 1475 un importante legado a su fallecimiento, dando potestad al deán y cabildo de la Santa Iglesia Colegial para comprar más heredades si así lo creían conveniente. En el siglo XVI el patrimonio del hospital se incrementa considerablemente con las donaciones de fincas y en metálico que hacen dos nuevos benefactores414, así como las pequeñas contribuciones que hacían los ciudadanos menos pudientes, pero que incrementan el capital de manera constante. 414 HIGUERUELA DEL PINO, L.: op. cit., p. 112. 237 El periodo comprendido entre 1837 y 1888 es mixto en cuanto a ingresos: el hospital depende ya de la Junta de Beneficencia que administra sus bienes, bienes que por otro lado no han sido desamortizados en su totalidad. En 1855, año en el que se empiezan a subastar sus últimas propiedades, salen a la venta seis casas entre las propiedades urbanas y doce fincas rústicas dedicadas a olivares, viñedos y labranzas415. Ya hemos visto con anterioridad cómo la citada Junta en 1848 recibía rentas de grano, viñas y olivas, así como del alquiler de habitaciones en el antiguo hospital de la Virgen del Prado, habitaciones que eran alquiladas a los ciudadanos más desfavorecidos416. Cuando surgían imprevistos, la Junta, con el apoyo por supuesto del consistorio, tenía una curiosa forma de recaudar fondos y vamos a ver un ejemplo de ello: en 1855 se declaró una nueva epidemia de cólera y aparte de organizarse los cordones sanitarios pertinentes, se previó la necesidad de preparar el hospital para los coléricos que se suponía iban a ingresar. Hacían falta sábanas, colchones, carbón, víveres, medicamentos, etc. Se hizo entonces un reparto individual en la proporción de una peseta por cada vecino417 de los que constaba la villa “para atender con su importe a la asistencia de la clase proletaria que puede ser acometida de cólera- morbo”. Se calculó entonces que se debían recaudar 1858 pesetas, o lo que es lo mismo, 7.832 reales. Se hizo entonces un prorrateo con arreglo a la importancia de los impuestos que pagaba cada uno de ellos, habiendo 415HIGUERUELA DEL PINO, L.: op. cit., p. 114. 416Archivo Municipal de Talavera. Caja 851. En la documentación consultada dichas habitaciones aparecen numeradas, con anotaciones de la renta recibida de cada una de ellas. Se observa que de alguna no se recibía renta al no poder pagarla su morador (especialmente viudas sin recursos), cosa que se anotaba, pero al parecer no se desahuciaba al morador. 417 Vecino era aquel habitante que pagaba impuestos, a diferencia de alma, que era lo que hoy entendemos como habitante. 238 vecinos que contribuyeron con 55 reales, otros 40, 30... hasta los que sólo lo hicieron con 2 reales. El listado de la recaudación, nominal, se conserva en el Archivo Municipal la lista con la anotación del importe pagado por cada uno de ellos418. Es igualmente interesante el capítulo de ingresos en especie que se hacían tanto al hospital como al asilo a través de la caridad pública. Existe un cuaderno419 en el que se pueden ver dichas donaciones, que iban desde un saco de carbón o de trigo hasta una o dos docenas de camisas o ropa interior. Las limosnas se entregaban a la Superiora, facilitando ésta un recibo al donante y quedando anotado luego todo en un registro que es el que podemos ahora consultar. A partir de 1888, año en el que el hospital adquiere la denominación oficial de Hospital Municipal, todos sus ingresos quedan englobados en el presupuesto municipal, de donde igualmente saldrá una partida todos los años para el concepto de gastos420. En cuanto al capítulo de gastos, no disponemos de datos del hospital antes de su municipalización en 1837, salvo los aportados por Hernández Lanchas421 en la partida de personal. El enfermero y la enfermera (su esposa), recibían en 1776 una dotación de 100 ducados anuales y diariamente un pan de dos libras, una libra de carne, casa, médico, botica, luz, lumbre y los despojos del cerdo. Los médicos, por ordenanza del 418 Archivo Municipal de Talavera. Caja 852. 419 Archivo Municipal de Talavera. Caja 142. 420 Archivo Municipal de Talavera. Caja 139. 421 HERNÁNDEZ LANCHAS, M.: op. cit., pp. 39-40. 239 Consejo Supremo de Castilla tenían la obligación de asistir a los enfermos de los hospitales de manera gratuita y el cirujano en 1783 recibía 330 reales anuales, salario al parecer bastante exiguo. El salario en especie formó parte importante de los gastos, quedando encuadrado dentro del capítulo de víveres. La desamortización422 hará que prácticamente desaparezca esta estructura al menos en el capítulo de gastos (no así en el de ingresos como acabamos de ver para el caso de Talavera), pero también habrá excepciones, como más adelante veremos. A mediados del siglo XIX los gastos del hospital se diferenciaban en las siguientes partidas423: - Víveres y combustibles. - Gastos de medicinas y efectos de botica. - Ropas, camas y útiles de cocina. - Sueldo de facultativos. - Sueldo de enfermeros y sirvientes. - Sueldo de otros empleados. - Cargas del establecimiento. - Culto y clero. - Gastos generales. La contratación de suministros salía a subasta pública, y así podemos contemplar las condiciones para el suministro de carbón, tocino y manteca, carne, pan, garbanzos, azúcar y sanguijuelas para 1875424. Estas últimas, 422 CARASA SOTO, P.: op. cit., p. 143. 423 Archivo Municipal de Talavera. Caja 852. Legajo Cuentas 1853-1869. Cuentas de 1864. 424 Archivo Municipal de Talavera. Caja 961. 240 desconocemos los motivos, figuraban en una partida conjunta para el hospital y el servicio de bomberos. El contratista debía comprometerse a tener al menos 100 preparadas para el uso antes de media hora desde que eran reclamadas. Debían reunir las cualidades de ser grandes y frías, y no haber sido utilizadas antes, juicio que debía emitir el facultativo al examinarlas. Una vez utilizadas, el practicante o sangrador debían cortarlas. En el año consultado, el suministrador reclamó que le fueran pagadas 10 pesetas por cada 100 sanguijuelas, aunque finalmente sólo cobró 40 reales por su mercancía. Las cuentas se realizaban de manera minuciosa y así en 1848425 se justificaban de la siguiente manera: - Víveres, utensilios, combustibles y lavado de ropas: 3.971 reales. - Sanguijuelas: 432 reales. - Gastos de farmacia: 1.400 reales. - Médico: 1.500 reales. - Cirujano: 1.500 reales. - Maestro sangrador: 360 reales. - Enfermero: 2.500 reales. - Encargado de la recogida de expósitos, por la lactancia, envolturas dobles, limosna al Hospital de la Santa Cruz de Toledo y conducción de 18 expósitos al mismo hospital: 3.758 reales. - Al ama encargada de la recogida de los citados expósitos: 288 reales. - Capellán: 1.500 reales. 425Archivo Municipal de Talavera. Caja 851. 241 - 2 libras de cera que el día primero y segundo de noviembre se colocaron sobre la sepultura del fundador de este establecimiento, para cumplir la carga que contra el mismo dejó en su disposición testamentaria: 19 reales. - Medidor de trigo: 16 reales. - Cera del Viático, papel, tinta y plumas consumidas en la extensión de recetas a los enfermos del hospital: 9’12 reales. - Campanero de la Colegial, por hacer la señal y doble de campanas a los fallecidos: 22 reales, - Sepulturero: 48 reales. El pago en especie no volverá hasta que en 1879 lleguen las Hijas de la Caridad a hacerse cargo de los enfermos. Con su llegada se suprimen los gastos de enfermera, cocinera, lavandera, costurera y ama para los expósitos. Recibirán a cambio casa, comida del común del hospital, médico, medicinas y entierro gratuitos. Para gastos de ropa y calzado, 40 reales mensuales, así como una dote de 500 reales por cada una de ellas (administrada por la Superiora) por una sola vez a su llegada426. Confrontado nuestras notas con el capítulo que Carasa Soto dedica en su obra427 a la economía del sistema hospitalario español en el siglo XIX, pensamos que el caso de Talavera se ajusta a la media de lo que constituía un establecimiento benéfico de tipo mixto, ya que abarcaba asistencia sanitaria y asilar al mismo tiempo. 426 Archivo Municipal de Talavera. Caja 139. Contrato con el Señor Director de la Hijas de la Caridad. 427 CARASA SOTO, P.: op. cit., p. 121 y ss. 242 5. CONCLUSIONES A partir de los resultados obtenidos en nuestra investigación Asistencia médico-social en Talavera de la Reina (siglos XIII-XIX) y según los objetivos trazados en el apartado 1.3., podemos concluir que: a) En relación con las instituciones denominadas hospital: Capítulo 2: 1. Las primeras fundaciones (San Juan y Santa Lucía, Santiago de los Caballeros, Hospitales del Prado y leprosería de San Lázaro), surgidos entre los siglos XI y XIII, constituyen los primeros esbozos de lo que será posteriormente la red asistencial pública de Talavera de la Reina. 2. Estos primeros hospitales en los que la asistencia sanitaria era nula, tenían únicamente una función de recogimiento de los que hoy día denominamos excluidos sociales. 3. La leprosería de San Lázaro, cuya existencia extramuros de la ciudad confirmamos, surge de la necesidad de aislar a estos enfermos del resto de la población sana y no como medida terapéutica hacia ellos. 4. La aparición de hospitales para enfermos, e incluso los primeros intentos de especialización en la asistencia, surgen entre los siglos XIV y XVI (Hospitales de La Misericordia, 243 San Bartolomé, de La Caridad, San Antón, San Lázaro de la calle del Sol). 5. Para el conjunto hospitalario de Talavera, el siglo XVII representa el auge en la diversificación de centros en función de su asistencia: San Juan de Dios (actividad en los periodos epidémicos), San Lázaro (sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual y de la piel en general), San Antón (ergotismo), San Bartolomé (asilo para sacerdotes ancianos y sin recursos económicos). Capítulo 3: 1. Entre los siglos XIII y XIX se contabilizan en Talavera diez instituciones con la denominación hospital, dos de ellas (Hospitales del Prado y de San Lázaro) con distinta localización espacial y/o tipo de atención prestada a lo largo del tiempo (cuadro sinóptico pág. 130). 2. Los diez hospitales tienen diferentes orígenes fundacionales: eclesiástico, Patronato Real, encomienda, cofradías o donación de particulares, así como tipo de sostenimiento y gobierno (cuadro sinóptico pág. 130). 244 Capítulo 4: 1. El Hospital de la Misericordia, con una trayectoria de 522 años de labor ininterrumpida, desempeñó un importantísimo papel en la asistencia socio-sanitaria de Talavera. Desde su fundación en 1475, hasta su paso oficial a Hospital Municipal (Real Orden de 28 de abril de 1888), ejerció su labor asistencial como hospital general, hospicio y orfanato, escuela infantil, casa de socorro y dispensario, entre otras funciones. Hasta la creación de la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social (actual Hospital General Nuestra Señora del Prado) en 1974, fue el único hospital general de Talavera y comarca, e incluso tuvo una mínima atención psiquiátrica (véase en el plano de la pág. 227 el denominado “cuarto de locos”, indicado con la letra Q́). Su atención cesó en 1997, como asilo de ancianos atendidos por Las Hijas de la Caridad. 2. Rehabilitado su edificio en 2008, consideramos inadecuado, tras lo comentado en el anterior párrafo, el que se haya suprimido su antiguo nombre de Hospital Municipal u Hospital de la Misericordia para la nueva denominación de las instalaciones. 245 b) En relación con la asistencia médico-social al hombre pobre y/o enfermo: Capítulo 2: 1. La aparición en el siglo XII de la collatio como territorio o parte del vecindario que pertenecía a cada parroquia en particular y cuyos límites coincidían con los de las jurisdicciones civiles, representó la primera articulación social del espacio. La villa de Talavera se atuvo a ese esquema y sus pobladores quedaron adscritos a sus respectivas parroquias a través de un padrón (controlado por los párrocos en cuanto a nacimientos, matrimonios y defunciones) y con una serie de obligaciones, fundamentalmente económicas, que servían para atender situaciones de primera necesidad como, por ejemplo, el entierro de los fallecidos. 2. Tras esa primera y básica organización surgieron las cofradías. Primero las benéficas, que sustentaron los pequeños hospitales con recursos tanto económicos como humanos. Más tarde, las gremiales constituyeron la protección del hombre trabajador en momentos de enfermedad. 3. Para el caso de Talavera, al igual que en el resto de la Península, tradicionalmente la asistencia al hombre necesitado estuvo a cargo de la Iglesia y los particulares, aunque con una temprana municipalización en el caso del Hospital del Prado “de dentro”. 246 Capítulo 3: 1. Con la llegada de la Ilustración, la pobreza y el auxilio al pobre dejaron de ser medios para alcanzar la salvación eterna, de la misma manera que la enfermedad dejó de ser un castigo divino para convertirse en un fenómeno observable, previsible y a erradicar. El hombre ilustrado vio en la necesidad material y la enfermedad un obstáculo para el progreso económico del país, base del bienestar social. Debido a la nueva visión de ambos problemas (que por otro lado no eran los únicos), se fueron gestando cambios administrativos (centralistas y unificadores) y legislativos (medidas higiénico-preventivas), a través de los cuales el Estado acabó controlando estas parcelas para convertirlas en las primeras manifestaciones de los servicios públicos a la comunidad. Pero como hemos podido observar a lo largo de nuestra investigación para el caso de Talavera, el Consistorio se encontró con dos grandes obstáculos: la oposición de la Iglesia (no olvidemos que nos encontramos en la provincia de Toledo, sede del Primado de España) y la falta de recursos económicos. Aunque no con la celeridad a la que estamos acostumbrados en nuestra época, la Municipalidad fue asumiendo todas y cada una de las nuevas medidas legislativas acordadas, siempre que su crónica falta de recursos económicos lo permitió. 2. El enfrentamiento regular de la villa de Talavera a situaciones de enfermedad endémica y/o epidémica planteó múltiples problemas en cuanto a las medidas a tomar, especialmente en el segundo caso, por ser una población de intenso tráfico 247 humano, fruto de su enclave geográfico. En general, los cordones sanitarios establecidos fueron eficaces. 3. La implantación en Talavera de la Real Fábrica de Tejidos de Seda, Oro y Plata supuso, en los momentos de su mayor auge, mil setecientos puestos de trabajo con ocupación fija. Al ser el paludismo endémico en la zona, conllevó la necesidad de implantar una serie de medidas que hoy encuadraríamos en la denominada medicina preventiva, como fue el caso del traslado de parte de las instalaciones más cercanas al río Tajo hasta la vecina localidad de Cervera de los Montes, lejos de la humedad y los mosquitos. 4. De la misma manera, la creación por parte de los trabajadores de la Sociedad de Caridad de la Fábrica de Sedas tras la epidemia de malaria de 1786, con el grave problema de absentismo laboral que acarreó, supuso la aparición de una verdadera entidad de previsión para un colectivo que contaba con empleo, existiendo los elementos característicos del seguro social actual: una cotización por parte del socio y una prestación por parte de la sociedad. Para los pobres vergonzantes, sin empleo, quedaban las Juntas de Caridad, herederas de las antiguas cofradías. Capítulo 4: 1. La Guerra de la Independencia arrasó no sólo la ciudad, sino cualquier tipo de institución médico-social de la localidad. 248 2. Los primeros intentos de organización tras la guerra en la atención a hambrientos, enfermos y huérfanos, la Asociación de Caridad y Beneficencia de la villa (¿1810?), surgieron de un espontáneo movimiento ciudadano. La Junta de Beneficencia de la villa de 1812, coordinó ya su labor desde el reconstituido Ayuntamiento. 3. Sin lugar a dudas, uno de los grandes desastres del paso de la guerra por la ciudad fue la aparición de multitud de niños huérfanos o simplemente abandonados. Los libros del Ayuntamiento se hacen eco del problema y lo toman como prioritario. Un dato nos ha llamado poderosamente la atención: dichos libros sólo reflejan la recogida de niños con vida, teniendo la seguridad de que, dependiendo del punto de abandono y la época del año, el número de aparecidos muertos pudo ser mucho mayor. 4. La importancia de la promulgación de la Ley General de Beneficencia de 1822 estriba en que con su regulación de todo lo referente a esta materia, representó el paso definitivo de la Beneficencia a manos de la Administración del Estado. En Talavera, el Reglamento para establecer la Casa de Expósitos de la Villa, aunque como hemos visto en nuestro estudio, sólo de parcial aplicación, nació al amparo de dicha Ley. Por otro lado, gracias a ella y, sobre todo a la firme voluntad del Ayuntamiento en su aplicación, se reglamentó la administración y disposición de todos los antiguos establecimientos de beneficencia, paso previo e indispensable a la desamortización de Mendizábal (1837), punto culminante 249 en la municipalización de la asistencia médico-social en Talavera de la Reina. Todas las anteriores conclusiones nos llevan, finalmente, a las siguientes conclusiones generales: • En primer lugar, es de resaltar el rico legado hospitalario de Talavera de la Reina, producto de su enclave geográfico y nacido de la necesidad de atender a los ciudadanos y numerosos transeúntes (peregrinos a Guadalupe, pastores, jornaleros eventuales, comerciantes, militares) que de manera periódica visitaban la ciudad. Dicho patrimonio hospitalario tuvo un origen fundacional mixto: los de origen eclesiástico, los debidos a cofradías y, por último, los nacidos bajo patrocinio particular. El legado documental que se conserva en los archivos de la ciudad (municipal y eclesiástico) e incluso fuera de ella, no ha sido suficientemente investigado, existiendo sólo estudios parciales que van poco más allá de la mera enumeración de los establecimientos, partiendo siempre de los que aparecen en las Relaciones de Felipe II, sin haberse acometido nunca, hasta el presente trabajo, una investigación rigurosa de todas las fundaciones en conjunto. • Para el caso que nos ha ocupado, la población de Talavera de la Reina, hemos podido detallar los pasos sucesivos en el cambio del concepto de asistencia al hombre necesitado “por caridad cristiana”, al de “beneficencia pública”, precedente del actual “bienestar social”. • La asistencia médico-social se adaptó a la necesidad que la motivaba y así, mientras que en la Edad Media el gran problema fue el 250 remedio al enfermo, en la Moderna fue el socorro al hombre pobre. A partir de la Ilustración y especialmente en el siglo XIX, ambos problemas no sólo coexisten, sino que cobra protagonismo otro, si cabe más dramático: el abandono infantil. • De los hospitales con origen y administración eclesiástica, sólo pervivió el de la Misericordia, desapareciendo el de San Juan de Dios tras un periodo de funcionamiento como hospital militar. Aquellos que nacieron bajo el patrocinio de cofradías o la caridad particular fueron desapareciendo de manera paulatina ante la imposibilidad de obtener fondos para su mantenimiento. El de la Misericordia fue absorbido por la Junta de Beneficencia como la generalidad de las fundaciones en España que, salvo excepciones, aprovecharon instalaciones provenientes de la desamortización. • El Hospital Municipal de Talavera de la Reina, fruto final de la política desamortizadora iniciada en el reinado de Carlos III, se puede encuadrar entre los hospitales de corte rural con función asistencial mixta (hospital y asilo), como así demandaba la sociedad que, habiendo abandonado la mentalidad del Antiguo Régimen, todavía no había alcanzado la del modelo asistencial liberal. • El estudio de la documentación consultada nos lleva a considerar que los inicios y consolidación del sistema benéfico en Talavera en sus vertientes médica y social se enmarca, en líneas generales, con la evolución seguida por el sistema benéfico en el conjunto de la nación a lo largo de los siglos XIX-XX. No obstante, dicha consulta sólo puede constituir un mero apunte, dado el gran legado documental existente que requeriría un tiempo y una sistematización del estudio que no ha sido posible establecer para los límites de este trabajo, 251 quedando por tanto trazado el esquema para diversas líneas de investigación futuras. 252 6. BIBLIOGRAFÍA 6.1. FUENTES DOCUMENTALES A la hora de citar las fuentes documentales hemos decidido, salvo para los tres primeros autores citados en el apartado de manuscritos (cuyos originales y copias, igualmente manuscritas, están ubicados en diversas instituciones), hacer la clasificación en cuanto al lugar de ubicación de los documentos referidos. 6.1.1. Fuentes manuscritas - GÓMEZ TEJADA DE LOS REYES, C.: Historia de Talavera, antigua Elbora de los Carpetanos, manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 6947. Cosme Gómez falleció en Talavera en 1648 dejando su manuscrito inédito. Hemos estudiado el citado original de la Biblioteca Nacional, así como la copia (entre otras varias que se hacen) que Pedro Antonio Policarpo García de Bores y de la Guerra manda hacer en 1757. Este segundo manuscrito se encuentra [R (Ms) 182] en la sala de investigadores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha (Toledo). - SOTO, Fco. de: Historia de la antiquísima ciudad y colonia romana Elbora de la Carpetania hoy Talavera de la Reina. Ampliada por don Pedro A. García de Bores y de la Guerra y corregida por don Luis Jiménez de la Llave. Talavera de la Reina, 1722. El ejemplar se conserva en la Real Academia de la Historia, MSS. 9-4668. Hemos utilizado igualmente otro manuscrito, al que García de Bores añade de nuevo anotaciones y dibujos, y que dona a los padres agustinos del convento de Santa Catalina de la villa para su biblioteca. 253 Fechada en 1768, se conserva [R (Ms) 82] en la sala de investigadores de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. - TORREJÓN, Fray Andrés de: Libro de las antigüedades de Talavera, su Iglesia Colegial, Monasterios, Parroquias, Genealogía y Varones Ilustres que ha tenido en armas, religión y letras. Talavera, 1596. Hemos localizado dos ejemplares: el manuscrito de la Biblioteca Nacional, núm. 1498 y el de la Real Academia de la Historia, Mss. 9-5540. ARCHIVO DIOCESANO DE TOLEDO: - Legajo Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54. Exp. 2. Ordenanzas (1666 y 1691) y documentación de la cofradía de las Santas Justa y Rufina. - Legajo Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54. Exp. 13. Documentación referente a la Hermandad de Curas y Beneficiados de la Villa. Constituciones de 1635. - Legajo Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54. Exp. 15. Documentación y ordenanzas de 1654 de la Hermandad de San Crispín y San Crispiniano (gremio de zapateros). - Legajo Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54. Exp. 20. Hermandad de San Antonio Abad. - Legajo Cofradías y Hermandades. Leg. To. 54. Exp. 27. Demanda civil del párroco de Santa Leocadia al mayordomo de la cofradía de Santa Lucía por un tema de limosnas. 254 - Legajo 1º de Hospitales. 1731. Sobre queja del responsable del hospital de San Bartolomé por aguas vertidas desde el tejado de un vecino al corral de dicho hospital. - Legajo 2º de Hospitales. 1720. Justificación y pago de víveres para el hospital de San Antón. ARCHIVO PARROQUIAL DE TALAVERA DE LA REINA: - Caja 299. Fundación del Hospital de la Misericordia. - Libro de Acuerdos nº 268. Cabildo del 22 de febrero de 1776. ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA DE LA REINA: - Sección: Junta Municipal de Beneficencia. Serie: Hospital Municipal. Cuentas. 1848-1860. Signatura 851. - Sección: Secretaría; Servicios Sociales y Asistenciales. Hospital de la Misericordia. Santuario de San Antonio Abad. Signatura 664. - Sección: Secretaría; Sanidad; Junta de Sanidad, correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1800-1808. Signatura 212. - Sección: Secretaría; Sanidad; Junta de Sanidad, correspondencia, actas, contabilidad, expedientes. 1833. Signatura 214. - Sección: Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Acuerdos. Signatura 137. - Sección: Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Correspondencia, reglamentos. 1806-1850. Signatura 138. - Sección: Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Junta de Beneficencia. Correspondencia. Reglamentos. Contrato del Señor Director con las Hijas de la Caridad. 1851-1940. Signatura 139. 255 - Sección: Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Solicitudes de inclusión en el padrón de Beneficencia. Signatura 142. - Sección: Secretaría. Servicios Sociales y Asistenciales. Casa de Expósitos. Registros. Cuentas. Reglamento. Correspondencia 1781- 1895. Signatura 146. - Sección: Junta Municipal de Beneficencia. Serie: Hospital Municipal. Cuentas. Arqueos. 1853-1869. Signatura 852. - Varios I. Escribanos. Cofradías. Hospital Municipal. Prostitución. Santos Mártires. Signatura 961. - Ordenanzas antiguas confirmadas por el Señor Cardenal Cisneros en Valladolid en 22 de septiembre de 1513. Signatura 665. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1786. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1804. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1811. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1812. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1813. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1814. - Libro de Acuerdos del Ayuntamiento. Año 1837. BIBLIOTECA NACIONAL: - LÓPEZ Y VARGAS MACHUCA, Tomás: Diccionario geográfico de España. Siglo XVIII. Mss. 7293-7312. Para Toledo: Mss. 7308- 7309 (microfilms 14502-14503). Sala investigadores, Gabinete de Manuscritos. 256 6.1.2. Fuentes impresas ARCHIVO DIOCESANO DE TOLEDO: - Constituciones de la Sociedad de Caridad fundada en la villa de Talavera de la Reina. Imprenta de Espinosa. Madrid, 1789. - Legajo Cofradías. Leg. To. 54. Exp. 24. Ordenanzas para la Nueva Hermandad de Ntra. Sra. del Prado. Imprenta de D. Ángel Sánchez de Castro. Talavera de la Reina, 1850. ARCHIVO MUNICIPAL DE TALAVERA DE LA REINA: - FERNÁNDEZ Y SÁNCHEZ, I.: Historia de Talavera de la Reina. NUPREDSA-LA VOZ DEL TAJO. Edición facsímil de la de 1896. Talavera de la Reina, 1986. BIBLIOTECA NACIONAL, SALA CERVANTES: - PAZ RODRÍGUEZ, J. Mª de la: Informe de la constitución epidémica de calenturas malignas, intermitentes y remitentes de la villa de Talavera. Imprenta de Don Josef Collado. Madrid, 1803. BIBLIOTECA DEL CAMPUS DE LA REAL FÁBRICA DE ARMAS DE TOLEDO (U. CASTILLA-LA MANCHA): - NOVÍSIMA RECOPILACIÓN DE LAS LEYES. LIBRO VIIº. DE LOS PUEBLOS; Y SU GOBIERNO CIVIL, ECONÓMICO Y POLÍTICO. 257 BIBLIOTECA DE CASTILLA-LA MANCHA (TOLEDO): - PONZ, A.: Viage de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella. Madrid, Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S. M., Madrid, MDCCLXXXIV. Sala de lectura. - RUMFORD, Conde de: Ensayos políticos, económicos y filosóficos. Imprenta Real. Madrid, 1800. Sala de investigadores. BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES: - COLMEIRO, M.: Elementos de derecho político y administrativo de España. Imprenta de F. Martínez García. Madrid, 1870. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Edición original en la Biblioteca de la Universidad de Alicante. - Constitución de Cádiz de 1812. Título de serie: Constituciones y leyes hasta la etapa franquista. - MONTALVO, Fray Tomás de: Práctica Política y económica de expósitos en que se describen su origen y calidades, resolviéndose las dudas que puedan ofrecerse en esta materia y juntamente se declara el gobierno doméstico que en sus hospitales se debe observar. Granada, 1701. BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA. CATÁLOGO FAMA. FONDO ANTIGUO DIGITALIZADO: - HERNÁNDEZ IGLESIAS, D.: La Beneficencia en España. Tomo I. Establecimientos tipográficos de Manuel Minuesa. Madrid, 1876. 258 - MARTÍN DE BALMASEDA, F: Decretos del Rey Don Fernando VII. Año sexto de su restitución al trono de las Españas. Tomo VI. Imprenta Real. Madrid, 1823. CONGRESO DE LOS DIPUTADOS: - Colección de los Decretos y Órdenes Generales expedidos por las Cortes Extraordinarias. Tomo VIII. Imprenta Nacional. Madrid, 1822. 6.2. BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C.: La Casa de Expósitos de Sevilla en el siglo XVII. 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APÉNDICE DOCUMENTAL E ICONOGRÁFICO Los criterios seguidos para la trascripción de los documentos utilizados han sido los habituales en trascripción no paleográfica o diplomática, especialmente en lo que se refiere a signos de puntuación, que en algunas ocasiones se han actualizado para facilitar la lectura, respetando sin embargo rasgos propios de la época, como el uso de th o ph para los fonemas t y f, el empleo indistinto de c y z o de b y v, y también el empleo de la ortografía fluctuante, que lleva a escribir la misma palabra de formas dispares, a veces en el mismo párrafo. 7.1. Preguntas del interrogatorio de Ensenada428 1. Cómo se llama la población. 2. Si es de Realengo o de Señorío: a quién pertenece: qué derechos percibe y quánto producen. 3. Qué territorio ocupa el Término: quánto de Levante a Poniente, y de Norte al Sur: y quánto de circunferencia, por horas y leguas: qué linderos, o confrontaciones; y qué figura tiene, poniéndola al margen. 4. Qué especies de Tierra se hallan en el término; si de Regadío, y de Secano, distinguiendo si son de Hortaliza, Sembradura, Viñas, Pastos, Bosques, Matorrales, Montes y demás que pudiere haver, explicando si hay algunas que produzcan más cosecha al año, las que fructificaren sólo una, y las que necesitan de un año intermedio de descanso. 5. De quántas calidades de Tierra hay en cada una de las especies que hayan declarado, si de buena, mediana, e inferior. 428 LÓPEZ CIDAD, F. y FERNÁNDEZ GARCÍA, F. Talavera de la Reina 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Colección Alcabala del Viento, nº 26, TALAVERA DE LA REINA. Centro de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria y Ediciones Tabapress (Grupo Tabacalera). Madrid, 1991. 273 6. Si hay algún Plantío de Arboles en las Tierras que han declarado, como Frutales, Moreras, Olivos, Higueras, Almendros, Parras, Algarrobos, etc. 7. En quáles Tierras están plantados los Arboles que declararen. 8. En qué conformidad están hechos los Plantíos, si extendidos en toda la Tierra, o a las márgenes: en una, dos o tres hileras; o en la forma que estuvieren. 9. De qué medidas de tierra se usa en aquel Pueblo: de quántos pasos o varas Castellanas en quadro se compone: qué cantidad de cada especie de granos, de los que se cogen en el Termino, se siembra en cada una. 10. Qué número de medidas de Tierra havrá en el Término, distinguiendo las de cada especie y calidad: por ejemplo: tantas Fanegas, o del nombre que tuviese la medida de Tierra de Sembradura, de la mejor calidad: tantas de mediana bondad, y tantas de inferior; y lo propio en las demás especies que huvieren declarado. 11. Qué especies de Frutos se cogen en el Término. 12. Qué cantidad de Frutos de cada género, unos años con otros, produce, con una ordinaria cultura, una medida de Tierra de cada especie y calidad de las que huviere en el Término, sin comprender el producto de los Arboles que huviese. 13. Qué producto se regula darán por medida de Tierra los Arboles que hubiere, según la forma en que estuviese hecho el Plantío, cada uno en su especie. 14. Qué valor tienen ordinariamente un año con otro los Frutos que producen las Tierras del Término, cada calidad de ellos. 15. Qué derechos se hallan impuestos sobre las Tierras del Término, como Diezmo, Primicia, Tercio Diezmo u otros; y a quién pertenecen. 16. A qué cantidad de Frutos suelen montar los referidos derechos de cada especie; o a qué precio suelen arrendarse un año con otro. 274 17. Si hay algunas Minas, Salinas, Molinos Harineros, o de papel, Batanes u otros Artefactos en el Término, distinguiendo de qué Metales, y de qué uso, explicando sus Dueños, y lo que regula produce cada uno de utilidad al año. 18. Si hay algún Esquilmo en el Término, a quién pertenece, qué número de Ganado viene al esquileo a él, y qué utilidad da a su Dueño cada año. 19. Si hay Colmenas en el Término, quántas y a quién pertenecen. 20. De qué especies de Ganado hay en el Pueblo, y Término, excluyendo las Mulas de Coche, y cavallos de Regalo; y si algún Vecino tiene Cavaña, o Yeguada que pasta fuera del Término, dónde y de qué número de Cabezas, explicando el nombre del Dueño. 21. De qué número de Vecinos se compone la Población, y quántos en las Casas de Campo o Alquerías. 22. Quántas Casas havrá en el Pueblo, qué número de inhabitables, quántas arruynadas: y si es de Señorío, explicar si tienen cada una alguna carga que pague al Dueño por el establecimiento del suelo, y quánto. 23. Qué Propios tiene el Común, y a qué asciende su producto al año, de que se debera pedir justificación. 24. Si el Común disfruta algún Arbitrio, Sisa, u otra cosa, de que se deverá pedir la concesión, quedándose con Copia que acompañe estas Diligencias: qué cantidad produce cada uno al año: a que fin se concedió, sobre qué especies, para conocer si es temporal o perpetuo, y si su producto cubre, o excede, de su aplicación. 25. Qué gastos debe satisfacer el Común, como Salario de Justicia, y Regidores, Fiestas de Corpus, u otras: Empedrado, Fuentes, Sirvientes, etc., de que deverá pedir relación authéntica. 275 26. Qué cargas de Justicia tiene el Común, como Censos que responda, u otros, su importe, por qué motivo, y a quién, de que deverá pedir puntual noticia. 27. Si está cargado de Servicio Ordinario, y Extraordinario, u otros, de que igualmente se debe pedir yndividual razón. 28. Si hay algún Empleo, Alcabalas, u otras Rentas enagenadas: a quién: si fue por Servicio Pecuniario, u otro motivo: de quánto fue: y lo que produce cada uno al año, de que se deverán pedir los Títulos y quedarse con Copia. 29. Quántas Tabernas, Mesones, Tiendas, Panaderías, Carnicerías, Puentes, Barcas sobre Ríos, Mercados, Ferias, etc. hay en la Población y Término: a quién pertenecen, y qué utilidad se regula puede dar cada uno al año. 30. Si hay Hospitales, de qué calidad, qué Renta tienen, y de qué se mantienen. 31. Si hay algún Cambista, Mercader de por mayor, o quien beneficie su caudal por mano de Corredor, u otra persona, con lucro, e interés; y qué utilidad se considera le puede resultar a cada uno de ellos al año. 32. Si en el pueblo hay algún Tendero de Paños, Ropas de Oro, Plata, y Seda, Lienzos, Especería, u otras Mercadurías, Médicos, Cirujanos, Boticarios, Escribanos, Arrieros, etc., y qué ganancia se regula puede tener cada uno al año. 33. Qué ocupaciones de Artes mecánicos hay en el Pueblo, con distinción, como Albañiles, Canteros, Albéitares, Herreros, Sogueros, Zapateros, Sastres, Perayres, Tejedores, Sombrereros, Manguiteros, y Guanteros, etc., explicando en cada Oficio de los que huviere el número que haya de Maestros, Oficiales y Aprendices; y qué utilidad le puede resultar, trabajando meramente de su oficio, al día de cada uno. 276 34. Si hay entre los Artistas alguno que, teniendo caudal, haga prevención de Materiales correspondientes a su propio Oficio o otros, para vender a los demás, o hiciere algún otro Comercio, o entrase en Arrendamientos; explicar quiénes, y la utilidad que consideren le puede quedar al año a cada uno de los que huviese. 35. Qué número de Jornaleros habrá en el Pueblo, y a cómo se paga el jornal diario a cada uno. 36. Quántos Pobres de solemnidad havrá en la Población. 37. Si hay algunos Individuos que tengan Embarcaciones, que naveguen en la Mar, o Ríos, su porte, o para pescar: quántas, a quién pertenecen, y qué utilidad se considera de cada una a su Dueño al año. 38. Quántos Clérigos hay en el Pueblo. 39. Si hay algunos Conventos, de qué Religiones, y sexo, y qué número de cada uno. 40. Si el Rey tiene en el Término o Pueblo alguna Finca o Renta que no corresponda a las Generales ni a las Provinciales que deven extinguirse, cuáles son, cómo se administran y cuánto producen. 7.2. Interrogatorio de Tomás López429 I. Si es Ciudad, Villa, ó Lugar, á qué Vicaría pertenece, y si es Realengo, de Señorío, o mixto, y el número de vecinos. II. Si es cabeza de Vicaría, ó Partido, Anexo, y de qué Parroquia: si tiene Conventos, decir de qué Orden: como tambien si dentro de la población, 429 OLARÁN MÚGICA, C. Índice de las Relaciones Geográficas enviadas a Tomás López que se conservan en el Gabinete de Manuscritos de la Biblioteca Nacional. Madrid: Biblioteca Nacional, Catálogos, 1987. 2 y ss. 277 ó extramuros hay algun Santuario, é Imagen célebre, declarar su nombre, y distancia: asimismo la advocación de la Parroquial. III. Se pondrá quántas leguas dista de la principal o metrópoli, quánto de la cabeza de partido, y quántos quartos de legua de los Lugares confinantes; expresando en este último particular los que están al Norte, al Mediodía, Levante, o Poniente respecto del Lugar que responde, y quántas leguas ocupa su jurisdicción. IV. Dirá si está orilla de algun rio, arroyo o laguna, si a la derecha, ó la izquierda de él baxando agua abaxo: dónde nacen esta agua, en dónde y con quién se juntan, y cómo se llaman: si tienen Puentes de piedra, de madera, o Barcas, con sus nombres, y por qué Lugares pasan. V. Expresarán los nombres de las Sierras: dónde empiezan á subir, dónde á baxar, con un juicio razonable del tiempo para pasarlas, o de su magnitud; declarando los nombres de sus Puertos, y en dónde se ligan, y pierden, ó conservan sus nombres estas cordilleras con otras. VI. Qué Montes, Bosques y Florestas tiene el Lugar, de qué matas poblados; cómo se llaman, á qué ayre caen, y quánto se extienden. VII. Quándo, y por quién se fundó el Lugar: qué armas tiene, y con qué motivo: los sucesos notables de su historia, hombres ilustres que ha tenido, y los edificios, ó castillos que aun conserva. VIII. Quáles son los frutos más singulares de su terreno; los que carece: quál la cantidad á que ascienden cada año. IX. Manufacturas y Fábricas que tiene, de qué especie, y por quién establecidas: qué cantidad elaboran cada año: qué artífices sobresalientes en ellas: qué inventos, instrumentos, ó máquinas ha encontrado la industria para facilitar los trabajos. X. Quáles son las Ferias, o Mercados; y los días en que se celebran: qué géneros se comercian, extrahen y reciben en cambio: de dónde y para dónde: sus pesos y medidas, Compañías y Casas de cambio. 278 XI. Si tiene Estudios generales, particulares, sus fundaciones, método y tiempo en que se abren: qué facultades enseñan, y quales con más adelantamiento, y los que en ellas se han distinguido. XII. Qual es su gobierno político, y económico: si tiene privilegios, y si erigió a favor de la enseñanza pública algún Seminario, Colegio, Hospital, Casa de Recoleccion y Piedad. XIII. Las enfermedades que comunmente se padecen, y cómo se curan: número de muertos y nacidos, para poder hacer juicio de la salubridad del Pueblo. XIV. Si tiene aguas minerales, medicinales, ó de algun beneficio para las fábricas: salinas de piedra, ó agua, canteras, piedras preciosas, minas, de qué metales, árboles y yerbas extraordinarias XV. Si hay alguna inscripción sepulcral, u otras en cualquier idioma que sea. Finalmente todo quanto pueda conducir á ilustrar el Pueblo, y que no se haya prevenido en este interrogatorio. NOTA: Procurarán los señores formar unas especies de Mapas, ó Planos de sus respectivos territorios, de dos o tres leguas en contorno de su pueblo, donde pondrán las Ciudades, Villas, Lugares, Aldeas, Granjas, Caserías, Ermitas, Ventas, Molinos, Despoblados, Ríos, Arroyos, Sierras, Bosques, Caminos, etc. Que aunque no esten hechos como de mano de un Profesor, nos contentamos con una sola idea, ó borrón del terreno, porque lo arregláremos dándole aquí la última mano. Nos consta que muchos son aficionados a la geografía y cada uno de éstos puede demostrar muy bien lo que hay al contorno de sus pueblos. 279 7.3. Interrogatorio de Lorenzana430 Lorenzana, arzobispo de Toledo entre 1772 y 1800 (será nombrado cardenal en 1789), acoge el proyecto de López con entusiasmo, quizás porque otro proyecto cartográfico para la diócesis, el iniciado por su antecesor en la mitra Luis Fernández Portocarrero en 1681, no había llegado a buen puerto. No obstante, introduce peqeñas modificaciones y, desconocemos el motivo, suprime la pregunta XV. La carta con el interrogatorio enviada a sus pastores a través del teniente vicario Marrón es la que trascribimos a continuación: A cuyos puntos deben responder los Señores Vicarios Jueces Jueces Eclesiásticos, y Curas Párrocos, cada uno en su distrito lo que comprende. I. Si es Ciudad, Villa, ó Lugar, á qué Vicaría pertenece, y si es Realengo, de Señorío, o mixto, y el número de vecinos. II. Si es cabeza de Vicaría, ó Partido, Anexo, y de qué Parroquia: si tiene Conventos, decir de qué Orden: como tambien si dentro de la población, ó extramuros hay algun Santuario, é Imagen célebre, declarar su nombre, y distancia: asimismo la advocación de la Parroquial. 430 PORRES DE MATEO, J., RODRÍGUEZ DE GRACIA, H. Y SÁNCHEZ GONZÁLEZ, R. Descripciones del Cardenal Lorenzana (Archivo Diocesano de Toledo). IPIET, Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 1986. p. 53 y ss. 280 III. Se pondrá quántas leguas dista de la metrópoli Toledo, quántas de la cabeza de Vicaría, y quántos quartos de legua de los Lugares confinantes; expresando en este último particular los que están al Norte, al Mediodía, Levante, o Poniente respecto del Lugar que responde, y quántas leguas ocupa su jurisdicción. IV. Dirá si está orilla de algun rio, arroyo o laguna, si a la derecha, ó la izquierda de él baxando agua abaxo: dónde nacen esta agua, en dónde y con quién se juntan, y cómo se llaman: si tienen Puentes de piedra, de madera, o Barcas, con sus nombres, y por qué Lugares pasan. V. Expresarán los nombres de las Sierras: dónde empiezan á subir, dónde á baxar, con un juicio razonable del tiempo para pasarlas, o de su magnitud; declarando los nombres de sus Puertos, y en dónde se ligan, y pierden, ó conservan sus nombres estas cordilleras con otras. VI. Qué Montes, Bosques y Florestas tiene el Lugar, de qué matas poblados; cómo se llaman, á qué ayre caen, y quánto se extienden. VII. Quándo, y por quién se fundó el Lugar: qué armas tiene, y con qué motivo: los sucesos notables de su historia, hombres ilustres que ha tenido, y los edificios, ó castillos que aun conserva. 281 VIII. Quáles son los frutos más singulares de su terreno; los que carece: quál la cantidad á que ascienden cada año. IX. Manufacturas y Fábricas que tiene, de qué especie, y por quién establecidas: qué cantidad elaboran cada año: qué artífices sobresalientes en ellas: qué inventos, instrumentos, ó máquinas ha encontrado la industria para facilitar los trabajos. X. Quáles son las Ferias, o Mercados; y los días en que se celebran: qué géneros se comercian, extrahen y reciben en cambio: de dónde y para dónde: sus pesos y medidas, Compañías y Casas de cambio. XI. Si tiene Estudios generales, particulares, sus fundaciones, método y tiempo en que se abren: qué facultades enseñan, y quales con más adelantamiento, y los que en ellas se han distinguido. XII. Qual es su gobierno político, y económico: si tiene privilegios, y si erigió a favor de la enseñanza pública algún Seminario, Colegio, Hospital, Casa de Recoleccion y Piedad. XIII. Las enfermedades que comunmente se padecen, y cómo se curan: número de muertos y nacidos, para poder hacer juicio de la salubridad del Pueblo. 282 XIV. Si tiene aguas minerales, medicinales, ó de algun beneficio para las fábricas: salinas de piedra, ó agua, canteras, piedras preciosas, minas, de qué metales, árboles y yerbas extraordinarias Finalmente todo quanto pueda conducir á ilustrar el Pueblo, y que no se haya prevenido en este interrogatorio. NOTA Procurarán los señores Vicarios formar unas especies de Mapas, ó Planos de sus respectivas Vicarías, donde pondrán las Ciudades, Villas, Lugares, Aldeas, Granjas, Caserías, Ermitas, Ventas, Molinos, Despoblados, Ríos, Arroyos, Sierras, Bosques, Caminos, etc. que aunque no esten hechos como de mano de un Profesor, nos contentamos con una sola idea, ó borrón del terreno, porque lo arregláremos dándole aquí la última mano. Esta misma prevención se hace a los Señores Curas Párrocos, porque me consta hay muchos aficionados a la Geografía y cada uno de estos puede demostrar muy bien lo que hay al contorno de dos leguas de sus Iglesias. 283 7.4. VISTA DE LA VILLA DE TALAVERA MIRADA DESDE EL MEDIO DIA AL NORTE Talavera de la Reina, alrededor de 1768. Acuarela realizada por Pedro Antonio Policarpo García de Bores y la Guerra (Pedro Antonio Guerra, Antonio Guerra), para la copia que realiza del manuscrito Historia de Talavera de Francisco de Soto (1722). Dicha copia, donación de García de Bores al convento de PP Descalzos de San Agustín para su biblioteca, lleva fecha de 1 de julio de 1768 por lo que suponemos la ilustración de la misma época. EXPLICACION DE LOS NUMEROS DE EL DISEÑO PARA INTELIGENCIA DE LA HISTORIA 1. Iglesia Colegial 2. Torre de el Relox 3. Iglesia de los Regulares de la Compañía 4. Parroquia de San Salbador de los Cavalleros 5. Campanario de San Gerónimo 284 6. Puerta y Castillo de Mérida 7. Parroquia de San Clemente 8. Convento de Padres Carmelitas Descalzos 9. Puerta de Quartos que sale a Extremadura 10. Paseo de Chopos que llega hasta el Río 11. Casa de la afinaduría de la Real Fábrica 12. Casa de la Hilanza de la Seda 13. Entrada de el arroyo (llamado de la Portiña) en el Río Tajo 14. Río Tajo 15. Puente de dicho Río 16. Molinos sobre el Puente 17. Islas De los Molinos y la llamada del palo dulce 18. La Alhameda 19. El Célevre y Sumptuoso Santuario de Nuestra Señora del PRADO 20. Casa de la Pólvora en el ángulo que llaman, La Caveza del moro 21. El Prado de la Villa 22. Puerta de el Río 23. El Célebre Monasterio de San Jerónimo 24. Santa Leocadia 25. Torre albarrana llamada de Nazar 26. La Redondilla 27. Arroyo llamado Papa Cochino 28. Muralla y puerta de Sevilla 29. Isleta 30. Torre de San Pedro 31. Murallas Don Pedro Antonio Guerra 285 7.5. ARMAS DE TALAVERA Y SU PLANTA Por Ponte Talavera, 1 de agosto de 1768, por Ponte. Plumilla y aguada añadida a las anotaciones que Pedro Antonio Policarpo García de Bores y la Guerra (Pedro Antonio Guerra, Antonio Guerra) hace hasta 1768 a la Historia de Talavera de Cosme Gómez Tejada de los Reyes (que fallece en 1648 dejando el manuscrito inédito). 1. Puerta de Quartos 2. Paseo de Alamos negros que llega al Río Tajo 286 3. Casa fábrica de Estofas de oro y plata 4. Casa de la Afinaduría 5. Casa de la Hilanza 6. Parroquia y Plaza de San Andrés 7. Casa de la dirección de la Real Fábrica 8. Convento de Santo Domingo 9. Puerta de Mérida 10. Torre albarrana de San Benito 11. Muralla de otras torres 12. Iglesia de San Clemente 13. Iglesia Colegial 14. La Compañía 15. San Pedro 16. Torre del reloj en la Plaza Mayor 17. Santiago 18. San Miguel 19. Calle de Olibares 20. Zerros de la otra parte del Río Tajo Talavera, 1º de Agosto de 1768 287 7.6. PLANO Y PERFIL DE LA VILLA DE TALAVERA DE LA REINA Plano y perfil de Talavera de la Reina, anónimo, segunda mitad del siglo XVIII. Acuarela sobre papel, soportada sobre lienzo de lino y con marco superior e inferior en madera dorada. Medidas: 43 x 26 cm. Biblioteca de Castilla-La Mancha. Fondo Antiguo. Colección Borbón- Lorenzana. - A. Iglesia Colegial - B. Yd de San Pedro - C. Yd de Santa Leocadia - D. Yd de Santiago - E. Yd de San Miguel - F. Yd de San Salvador - G. Yd de San Clemente - Y. Ermita de San Antón - J. Yd de Santiaguito - K. Ydm de San Juan - L. Ydm de la Guía - M. Ydm de Santa Ana - O. Ydm de la carzel - P. Convento de Monjas Venitas 288 - Q. Ydm de las Carmelitas - R. Ydm de la Madre de Dios - S. Ydm Bernardas - T. Ydm Yldephonsas 1 Convento de San Francisco 2 Ydm de la Trinidad 3 Ydm Descalzos 4 Ydm de San Agustín 5 Ydm Gerónimos 6 Colegio que fue de los Jesuitas y actualmente de San Agustín 7 Ydm de San Juan de Dios 8 De Santo Domingo 9 Ydm de Carmelitas 10 Hospital 11 Calle del Grifo 12 Ydm de los Siete Linajes 13 Redondilla 14 Calle del Toril 15 Ydm de la Concha 16 Yd del Toro encohetado 17 Yd de la Votica 18 Yd empedrada 19 Yd de las comedias 20 Callejón de Ydm 21 Calle del Vicario 22 Yd de San Agustín 23 Yd de las carnicerías 24 Yd del cuerno 25 Yd de Sevilla y puerta 26 Yd de la Pescadería 27 Calle del Sol 28 Yd de Santa Lucía 29 Yd de San Francisco 30 Yd de Delgadillo 31 Yd de San Bartholomé 32 Yd de Mesones 33 Yd del Hospital 34 Yd de San Sebastián 35 Yd de la Cerería 36 Cañada de los Alfares 37 Calle de la Trinidad 38 Puerta de Toledo 289 39 Yd de Zamora 40 Calle del Matadero 41 Puerta de la Villa 42 Puente Nueva 43 Cañada de San Juan de Dios 44 Calle de San Ginés 45 Yd de Sto Domingo 46 Yd de la Corredera 47 Yd de los tramposos 48 Plaza del comercio 49 Calle de la Compañía 50 Plaza del Pan 51 Calle de San Miguel 52 Yd del contador 53 Yd del perdón 54 Plaza de Aravaca 55 Puerta del Pópulo 56 Calle de Salmerón 57 Calle del Carmen 58 Yd de San Andrés 59 Yd de Olivares 60 Yd de San Estevan 61 Yd de las Hilanderas 62 Puerta de Quartos 63 Paseo Nuevo 64 Calle del Caval 65 Puente del Río 66 Yd de Moris 67 EL charcón 68 Arco de San Clemente 69 Barrio Nuevo 70 Calle del Postigillo 71 Los Santos Mártires 72 Calle de Segurilla 73 Yd de San Antón 74 Yd de Herrerías 75 Yd de los Descalzos 76 Yd de la Madre de Dios 77 Yd del Cristo de la Luz 78 Cañada de Santo Domingo 79 Cárzel de la Villa 80 Torre del Reloj 290 Aunque no figura fecha en el plano, las imágenes deben ser posteriores a 1788, ya que el edificio señalado con el número 6 se refiere al antiguo colegio de los jesuitas, ocupado, dice, en esos momentos por los agustinos. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la comunidad agustina obtiene permiso del gobierno para ocupar dicho edificio en octubre de 1788 (Ildefonso Fernández Sánchez). 7.7. TEXTO DE LA LEY GENERAL DE BENEFICENCIA DE 1822. El 27 de diciembre de 1821, durante el trienio liberal, se decretó la denominada ley del Establecimiento General de Beneficencia, que tras su promulgación en febrero de 1822, fue más conocida como Ley General de Beneficencia de 1822. Por su importancia como ley en sí y como base de toda la legislación posterior en la materia, así como por la dificultad en la obtención del documento, nos ha parecido interesante incluir todo su desarrollo en este apartado. Desde aquí, por otro lado, nuestro agradecimiento al personal de la Sección de Documentación del Congreso de los Diputados. 291 292 293 294 295 296 297 298 299 300 301 302 303 7.8. TALAVERA DE LA REINA, 1567. Talavera de la Reina, 1567, por Antón Van Den Wyngaerde. Pluma, tinta, sepia y aguadas de color. Viena, National-Bibliothek, Ms. Min 41. Tamaño: 278 x 1584 mm. El pintor, flamenco, probablemente de Amberes, entró al servicio de Felipe II en 1557, cuando éste se hallaba en Flandes. Pintor de cámara del Rey, visitó España, donde se especializó en la representación de vistas urbanas. Tomado de KAGAN, R. L.: Ciudades del Siglo de Oro: las vistas españolas de Antón Van Den Wyngaerde. Ed. El Viso. Madrid, 1986. Transcripción de la leyenda del cortinaje que aparece en la esquina inferior izquierda: - O. La madalena. - N. Santiago de fora [Santiago de los Caballeros]. - V. P[puerta] de Quartos. - M. S. Gines frayles S. Domingo. - L. S. Salvador. - P. S. Felipe. - H. S. Mychiel. - K. S. talm. - Y. Casa de Juan Laca do Strado. - Z. La Casa del Capitan Salcede [¿Salcedo?]. - D. Santiago parocia. - A. La iglesia mayor. 304 - C. S. Pedro. - B. Sta. Catelyna, frayles de Sto. Heronimo. - X. La torre de Franco. San[h]ez. - F. San Franco. - E. La Trynidad. - I. San Juan ermita. - G. San Lazaro. - R. puerta de Zamora. - Q. Castyellia antigua. - S. Puerta de Toledo. - T. Nra Sra del Prado. El punto de vista imaginario, situado en la margen meridional del río Tajo, está deliberadamente elevado para permitir la visión de los rasgos principales de la ciudad, una gran extensión de su vega, famosa en el siglo XVI por su “pan, vino, miel, frutos y ganado” y los montes llamados en la localidad “Sierra de Zaena”. El Tajo parece haber desbordado recientemente sus orillas: troncos de árboles cuyas copas se ha llevado, al parecer, el río y los arcos rotos del puente de piedra, que había sido reparado en el siglo XV. El dibujo indica reparaciones en su estructura, como sugiere la presa de madera representada en el extremo derecho del dibujo. Santa Catalina aparece con grúas, indicando que su capilla mayor, renacentista, estaba en plena construcción en 1567 (fundada en el XIV, con obras en el XVI y XVII). San Ginés (M), situado extramuros de los arrabales viejos. Ermita de la Magdalena (O), de la que sólo subsiste un pozo. Tomado de: KAGAN, R. L.: Ciudades del Siglo de Oro: las vistas españolas de Antón Van Den Wyngaerde. Ed. El Viso. Madrid, 1986, p. 347. Portada ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 2. LOS INICIOS DE LA ASISTENCIA EN TALAVERA DE LAREINA 3. ATENCIÓN AL NECESITADO EN TALAVERA DE LA REINADURANTE LA ILUSTRACIÓN 4. EL SIGLO XIX EN TALAVERA DE LA REINA. EL HOSPITALMUNICIPAL 5. CONCLUSIONES 6. BIBLIOGRAFÍA 7. APÉNDICE DOCUMENTAL E ICONOGRÁFICO