Revista de Estudios de Puertollano y Comarca Número 3 © Edita Excmo. Ayuntamiento de Puertollano Museo Municipal de Puertollano © Los autores de los trabajos © Diseño portada: María Covadonga Aroca Jiménez y Manuel Rodríguez Banales © Diseño y maquetación: Javier Flores Corchero Producción y Realización: Ediciones Puertollano S.L. Cruces, 23, 3º C • 13500 Puertollano I.S.S.N: 1575-0116 Deposito Legal: M-10.445-1999 Imprime: Artes Gráficas Milenio • Amargura, 2 • 13500 Puertollano• Telf. 926 42 19 13 Impreso en España • Printed in Spain UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL). LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH ISIDRO G. HIDALGO HERREROS ANTHROPOS, S.L. UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) El problema de los moriscos es relativamente bien conocido, gracias a nu­ merosos estudios que abordan el problema basándose, sobre todo, en el estudio de las fuentes docwnentales. En octubre de 1999 se descubrió en Moral de Calatrava (Ciudad Real), un yacimiento arqueológico -Bisarañas- que complementa los datos que sobre los moriscos de esta zona existían hasta ese momento. Bisarañas ofrece la posibili­ dad de descender al caso concreto de una familia, probablemente morisca, asen­ tada en el medio rural castellano-manchego tras los avatares que sucedieron a la Guerra de las Alpujarras. Este yacimiento, una vez relacionados los resultados de las investigaciones arqueológicas, eh1ográficas, históricas y numismáticas, ha permitido reconstruir en buena medida su vida cotidiana: cómo vivieron, cómo se les enterró, de qué subsistieron y cuál fue el entorno elegido por ellos para re­ comenzar su vida, tras la expulsión de tierras granadinas. Esta es la historia de unas gentes que sufrieron, hace aproximadamente trescientos años, la marginación social, la persecución y el destierro debido a sus diferencias (costumbres, lengua, creencias, etc.) con respecto a la cultura cristia­ na dominante. l. LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA El caso que nos ocupa es el de un hallazgo arqueológico casual, es decir, no producido en el transcurso de una actividad de investigación legal y planifi­ cada. El entorno -la vega del río Jabalón- hoy está destinado a los usos agrícolas (cultivos de viña y olivar, preferentemente), pero un análisis detenido permite ver que la zona rezuma historia. En las inmediaciones se encuentran la Ermita medieval de San Blas, el Puente de Santiago (siglo XV), el Camino Real de Tole­ do a Granada y un antiguo molino medieval, del que aún se conservan algunos restos. No lejos hay, además, otros yacimientos arqueológicos de distinta crono­ logía. El hallazgo se produjo el 10 de septiembre de 1999, cuando en el paraje de Bisarañas (Moral de Calatrava, Ciudad Real) la superficie del terreno cedió por el peso de un tractor que realizaba labores agrícolas, quedando al descubierto un sistema de galerías subterráneo. El propietario del terreno, en vez de tapar el agujero, avisó a las autorida­ des locales, que mostraron su sensibilidad e interés por desarrollar una investi­ gación arqueológica sobre el lugar. Tras una primera visita pericial al lugar, el REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (200l) 81 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS Le.::.=, , ' 1 1 11 ¡.---~ 1 L __ J;,?" l \~ L-.J Bisngraiias. Plnntns Generales de In Vivienda, los enterramientos y la bodega. Ayuntamiento de Moral de Calatrava encargó a la empresa ANTHROPOS, S.L. la investigación de los restos. Los trabajos se prolongaron, aproximadamente, durante todo el invierno de 1999/2000. En Bisarañas se realizaron diez y siete sondeos de tamaño variable (unos 200 m2 excavados), documentándose restos arqueológicos de cuatro tipos: 1.- Un sistema de galerías excavadas en el terreno natural (arcillas), sin muros de contención ni otro elemento constructivo aparente. No se apreciaron revestimientos en las paredes, aunque en un punto parecía existir una impronta dejada por un tablón de madera. Se trataba de un pasillo subterráneo de unos 30 metros de longih1d. Su trazado no era recto, sino que presentaba un ángulo aproximado de 90º. La en­ trada original se encontraba situada en uno de los habitáculos del interior de la edificación que se halla en superficie. Desde allí, en el lugar que ocuparía una antigua puerta hoy desaparecida, un pasillo descendía suavemente hasta con­ vertirse en galería subterránea. La entrada, que en su momento pudo disponer de una escalera de madera que facilitase el descenso, fue cegada tras el abando­ no del edificio con restos de materiales constructivos (piedras, tierra, etc.), cosa que no sucedió con las galerías. Éstas quedaron selladas en el siglo XVII, y así han permanecido hasta hoy. 82 REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) La anchura de los pasillos subterráneos oscila entre 1 y 2 metros. Su altu­ ra media es de 1,5 metros, pero hay que tener en cuenta que el suelo actual no es el originario: existe un paquete de derrumbes procedentes de la bóveda de la galería cuya potencia varía entre 1 y 1,7 meh·os. Esta última podría se1~ tal vez, la altura libre para pasear por el interior de las galerías en su momento de uso. A lo largo de los laterales de las galerías subterráneas y en el extremo con­ trario a la salida / entrada se hallaron hasta diez y nueve nichos o absidiolos, de planta semicircular. Insistimos en que todo ello se excavó en las arcillas natura­ les del terreno y que no se ha apreciado revestimiento de ningún tipo. El poten­ te paquete de derrumbes ya mencionado (arcillas procedentes del techo) oculta­ ba el suelo o nivel de ocupación originario de las galerías. Por ello, de existir ma­ teriales arqueológicos depositados en su día denh·o de las galerías, deberían en­ contrarse enterrados y escondidos por esos depósitos. Los derrumbes se retira­ ron en aquellos puntos del interior de las galerías que ofrecían un menor riesgo a la hora de su excavación. De ese modo pudimos localizar en algw1os puntos el nivel de uso de las galerías, claramente distinguible de los derrumbes del entor­ no por sus características morfológicas (básicamente su mayor consistencia, por tratarse de tierra apisonada). Sobre el nivel de uso de las galerías no se encontró elemento arqueológi­ co alguno, a excepción de algunos huesos hwnanos mezclados con los derrum­ bes de la bóveda, caídos desde arriba. Una vez alcanzado el nivel de uso origi­ nal del interior de las galerías y despejada una zona de trabajo, se excavaron dos sondeos, con el fin de comprobar si debajo del suelo de las galerías existía algo enterrado. Uno de los sondeos se abrió directamente bajo el agujero abierto por el tractor (sin peligro de derrumbes mientras se trabajaba), en una zona de pasillo o transito. Los resultados fueron negativos. El segundo de los sondeos se exca­ vó en uno de los nichos interiores del ala oeste. Con su aperh1ra tratábamos de comprobar la posible existencia de enterratnientos en los nichos, por debajo del pavimento o nivel de uso de los mismos. Los resultados también fueron negati­ vos. 2.- Un conjunto de enterramientos sobre el nivel de las galerías, sin con­ tacto con ellas. Es decir, los difuntos se encuentran enterrados sobre la bóveda de las galerías, apareciendo ocasionalmente sus huesos mezclados con las arci­ llas, cuando la cubierta se ha desplomado al interior de los pasillos subterráne­ os. Únicamente en esos casos aparecen los huesos revueltos sin conexión anató­ mica. De ese modo hemos hallado, muy fraccionados, huesos y piezas dentales de individuos adultos y de un infante. No hemos encontrado inhwnaciones en las paredes ni en los nichos de las galerías. Las tumbas se han excavado en el suelo de la superficie exterior, no des­ de dentro de las galerías. En los sondeos planteados en la superficie exterior he- REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 83 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS {iIUt}T(~ ··· .. •·: ·. ••.· Proceso ideal de construcción, uso y abandono de un silo. 84 REVfSTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) lll UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: 81SARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) mos detectado tres enterramientos. Dos de ellos se encontraban en conexión anatómica y completos, mientras que el tercero sólo conservaba las extremida­ des inferiores, a consecuencia del desplome del sedimento sobre el que descan­ saba -la cubierta de las galerías- hacia el interior de los pasillos subterráneos. Los individuos excavados por nuestro equipo en Bisarañas son adultos de edad variada. A falta de un estudio antropológico más detallado, podemos apuntar que se trata de dos hombres y una mujer. Ésta es posiblemente, aten­ diendo al fuerte desgaste de sus piezas dentarias y al desarrollo de sus caries, una anciana, de aproximadamente 1,50 m. de altura. Por lo que se refiere al muerto del que se ha conservado el esqueleto completo, cabe decir que se trata de un varón adulto, de complexión robusta y aproximadamente 1,78 m. de esta­ tura. Su columna vertebral presentaba, bien una deformación física del difunto (cifosis/escoliosis), bien una posición forzada del individuo en el interior de la fosa. Todos ellos fueron depositados en decúbito lateral derecho, con la cabeza mirando hacia el oeste (con 10° de declinación hacia el sur) y los brazos exten­ didos a lo largo del cuerpo. Las dimensiones de las fosas variaban en función de las medidas de los esqueletos, siendo todas ellas estrechas, alargadas, ajustadas a los cuerpos y sin ningún tipo de cubierta exterior. El sedimento que las ocupa es ligeramente más suelto y oscuro (con un mayor contenido en materia orgánica) que el arcilloso rojizo del entorno. El estado de conservación de los huesos era malo (en ocasio­ nes se convertían en polvo simplemente al tocarlos con el pincel para consoli­ darlos). Ello dificultó su limpieza, consolidación (se engasaron con nitroceluló­ sico disuelto en acetona al 20%) y extracción. En ningún caso hemos enconh·ado clavos que indujeran a pensar que ha­ bían sido enterrados en un ataúd. Tampoco han aparecido restos de vestimenta (botones, broches, hebillas, etc.), por lo que pensamos que fueron sepultados di­ rectamente en la tierra, tal vez con un simple sudario o mortaja. En ninguna de las tumbas excavadas ha aparecido ajuar que nos permitiera precisar la cronolo­ gía de los enterramientos, si bien el modo de enterrar es característico de una co­ munidad con filiación mahometana. La profundidad de los enterramientos os­ cila en torno a un metro. A estos tres enterramientos hay que sumar, al menos, otros dos (el de un adulto y el de un infante) mezclados entre los derrumbes. 3.- Los cimientos de una construcción arrasada, cuyos elementos cons­ tructivos (mampuestos cuarcíticos, tejas, ladrillos, piedras gorroneras, etc.) se encuentran esparcidos por el entorno. Se trata de los restos de un edificio de 20 m. (N-S) x 8,50 m. (E-W), cuyos muros cuentan con un zócalo de piedra. Estezó­ calo tiene una anchura de 0,60 m. y está fabricado con cuarcitas trabadas con ar­ gamasa de cal y barro. Las esquinas de la casa y las jambas de la puerta de acceso se reforzaron aumentando la concentración de argamasa en la trabazón. La cubierta era de te- REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 85 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS Pe1fil ideal de In excavación. Esenia 1/20. j ' .; 1- 1 1 0 lo(.IM,\.,((4-"1:_IO,..,,._('l ~ ?~:o~:·::::--_::~:-.~ 0~~~•<'!1-UA © "lt),(D{('""º © - co,,,n~,_....,.,__~ (.,) «h l.: •Ot:,,, >l'f.61....:i ©..:;..-u @ l'volf·..:c,~ct,ur,,•.w11.,~-(&1.l'O-I-•• @W'X(:0. 0 M:ll;l"'-''•l4Pl'.O,,.,,::.. to,u,~ 9J.ll.1.0 @~"-""'".-\ ja árabe, sin que hayan quedado restos del entramado de vigas y ripios que las soportaban. Sí hemos visto varios ladrillos de barro cocido, tal vez utilizados en los vanos de las ventanas o en machones interiores. Es significativo precisar que, aunque hay tejas, no ha aparecido una cubierta entera caída y desplomada. Só­ lo hay unos cuantos fragmentos de tejas rotas. El pavimento era simplemente de tierra apisonada, si bien en la entrada fuera del inmueble, se empleó una solera de argamasa (cal y arena) para asentar el terreno exterior. En el suelo interior de tierra apisonada existen unos peque­ ños agujeros u hoyos de poca profundidad, que interpretamos como asientos pa­ ra calzar los pies derechos o postes de madera que soportarían parte de la cu­ bierta. Hay que decir que tampoco hemos hallado restos de esas maderas. Exis­ ten distintas habitaciones, unas más grandes que otras (ver planimetría). Fuera de la casa encontramos lo que interpretamos como una antigua no­ ria colmatada, que hemos dejado de excavar (sin llegar al fondo) a una profun­ didad de 3,20 m. Está rellena de escombros de material constructivo (piedra, te­ ja, ladrillo y argamasa). Dentro y fuera del inmueble encontramos silos excavados en el terreno ar­ cilloso sobre el que se asienta el edificio. Se han descubierto un total de tres en 86 REVISTA CAMPO DE CALATRAVA N° 3 (2001 UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) el interior y uno en el exterior. Se ha localizado otro más en el exterior, pero no se ha excavado. Todos se han labrado en la arcilla natural sobre la que se asienta el edifi­ cio. Ninguno conserva, si lo tenía, enlucido o revoco. En algún caso, su borde su­ perior, por fuera, presenta una capa de cal, resto de la que en su momento debió sellar el silo y a los alimentos de su interior. En general son cónicos y su planta tendente a la circularidad, con un diámetro que oscila entre los 1,40 m. y los 1,60 m. Sus profundidades máximas oscilan entre 1,30 m. y 1,83 m. En los más pro­ fondos existe un escalón labrado en la arcilla del terreno a una cota de 1,42 m. y 1,33 m. También hemos encontrado silos de planta cuadrangular, con unas me­ didas de 1,60 m. (E-W) x 1,80 m. (N-S). Su profundidad es de 1,32 m. Asímismo, hay que llamar la atención sobre un elemento cuya fLmciona­ lidad concreta se nos escapa, aparecido dentro de la casa. Es algo que pudiera ser un silo, pero de características distintas al resto de silos aparecidos. Se trata de un recinto cuadrangular excavado en el terreno, de 1,10 m. en su eje N-S y 1,50 m. en su eje E-W. El agujero cuadrangular ha sido forrado en su mitad su­ perior con ladrillos (de 14 cm. x 28 cm. x 4 cm.) recubiertos por una capa de es­ tuco de cal, que no conserva color ni decoración alguna. En la mitad inferior los ladrillos son sustituidos por fragmentos de cerámica, cubiertos por el citado re­ voco. No hay evidencias de mortero hidráulico. La proftmdidad total del recep­ táculo es de 1,70 m., siendo su base cóncava. 4.- Objetos arqueológicos de la Edad Moderna: Realmente podemos afirmar que han aparecido pocos objetos, teniendo en cuenta la extensión finalmente excavada. Se trata, en su mayor parte, de ma­ teriales cerámicos. Han aparecido dispersos por el entorno y dentro de los silos, pero no asociados a la edificación descrita ni a las galerías. Con respecto a la ce­ rámica, es posible señalar que: a.- Entre el material hallado destacan, por su abundancia, los fragmentos cerámicos de tinajas y cerámica común, muy por encima de la cerámica vidria­ da y esmaltada. Sondeo 2 Sondeo 6 Sondeo 10 Testigo Sondeo 15 TOTAL 10-12/11-13 Tinaja 22 22 20 111 26 201 Vidriada 4 5 17 5 3 34 Común 2 26 70 28 45 171 Esmaltada 3 2 2 1 8 REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 87 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS b.- Es significativo el hecho de que, en su mayor parte, el material arque­ ológico haya aparecido entre escombros o como relleno para colmatar los silos, la noria, el acceso a las galerías, etc. c.- Gran parte de la cerámica común y de los fragmentos encontrados per­ tenecen a recipientes para llevar o tener depositados líquidos, llámense ti.naja, cántaros o jarrón. d.- Deteniéndonos en la descripción del material hallado: - Cerámica común: Es de pasta clara de color anaranjado, ocre o beige. En alguna ocasión aparece con restos de un engobe gris. Elaborada a torno, sus des­ grasantes son muy finos. Los bordes recuperados presentan casi siempre un le­ ve engrosamiento al exterior. Destaca un fragmento de galbo, por su decoración con motivos geométricos circulares y líneas incisas a peine. - Cerámica vidriada: aparece tanto cerámica vidriada melada como verde manganeso. Destaca un fragmento de cuenco vidriado melado con una línea se­ micircular en su base de color negro manganeso. En la mayoría de los casos el baño en vidriado es tanto interior como exterior, pero también hay fragmentos en los que sólo se aplica en el interior. - Cerámica esmaltada: de los ocho fragmentos recuperados, tan sólo uno (perteneciente a una taza o tazón de color blanco) no tiene decoración. El resto presenta una decoración con moti.vos geométricos y vegetales, en color azul so­ bre fondo blanco. - Tinajas: son los grandes recipientes para almacenar líquidos. Su color es ocre. Destacan un borde y un galbo, por su decoración a modo de ondas acana­ ladas. No obstante, las cerámicas no son los únicos objetos arqueológicos mue­ bles encontrados. También han aparecido: - Una chapa de cobre con dos muescas, una semicircular y otra cuadran­ gular. Su funcionalidad no está clara. - Dos fragmentos de herradura de hierro pertenecientes a équidos, no a bóvidos. - Una moneda de cobre de ocho maravedíes resellada, fechable en el rei­ nado de Felipe IV, en torno a la década de los cuarenta del siglo XVII (posible­ mente 1641, aunque la última cifra de la fecha está muy deteriorada). Se trata de una pieza macuquina (de borde irregular), acufiada a martillo, de las vulgar­ mente conocidas como "calderilla". Probablemente fuese acufiada en la ceca de Madrid o de Cuenca. La moneda no tiene gran valor numismático, pero su importancia arque­ ológica, como medio de datación del yacimiento, es altísüna. La moneda ha si­ do restaurada por D. Miguel Carmena, restaurador. El proceso seguido ha sido el siguiente: primero se ha realizado una limpieza mecánica con lápiz de fibra de 88 REVISTA CAMPO DE CALATRAVA N° 3 (2001) UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) vidrio, torno y punta de bisturí. Posteriormente se ha estabilizado, eliminando las sales solubles con benzotriazol disuelto al 10% en agua desmineralizada. A continuación se ha secado la pieza, dandole un baño inhibidor con benzoh·iazol. Finalmente, a modo de película protectora, se ha bañado con una resina acrílica (Paralloid B-72) y se le han aplicado ceras microcristalinas. Además, la moneda ha sido analizada mediante un microscopio electró­ nico de barrido de electrones (Philips XL-30), empleando un equipo de metali­ zación K 550 Sputter Coa ter. Con este análisis se pretendía analizar la composi­ ción química de la pieza y, al tiempo, visualizar con detalle la zona del último número de la fecha, que a simple viste parece perdido. Tras un estudio deteni­ do, podemos decir que podría tratarse de una moneda de 1641. Su composición es la siguiente: Elemento e o Mg Al Si K Ca Fe Cu TOTAL Peso(%) 20.29 35.97 0.66 3.51 9.49 1.32 17.76 1.84 9.16 100.00 La presencia de carbono y oxígeno, los elementos más abundantes, no son significativas, pues se trata de componentes presentes en casi todas las materias. Tampoco es extraña la presencia de calcio (probablemente adquirido por con­ tacto con el medio en el que estuvo enterrada más de trescientos años) y silíce (elemento característico de las arcillas del entorno). El cobre es el siguiente me­ tal en cuanto a cantidad. Este sí es el que caracteriza a la pieza. En menores can­ tidades, la moneda contiene aluminio y hierro. 2. CONCLUSIONES SOBRE LO DESCRITO. Nos encontramos ante un conjunto arqueológico bien delimitado en su superficie, integrado por varios elementos. REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 89 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS Moneda de cobre resellada y !zallada en el yacimiento. 1.- En primer lugar, existe una vivienda rural arrasada por el paso del tiempo, pero no por un episodio de violencia directa sobre el edificio (un incen­ dio, por ejemplo). La casa estudiada presenta varias estancias de tamaño variable. Posible­ mente haya algunas que fueron destinadas a la habitación de personas, mientras que otras fueron usadas como almacenes, despensas e, incluso, pequeños esta­ blos. Hemos comprobado que las habitaciones están vacías, limpias y sepultadas únicamente por los derrumbes de los muros. Es posible que la casa contase con más de una planta, pero no hemos en­ contrado pruebas de ello. Los muros de tapial se asentaban sobre un zócalo de cuarcitas, trabadas con argamasa de cal y barro. Las características constructivas del edificio no facilitan su encuadre cultural preciso, pero la aparición de una moneda de la década de 1640 entre los derrumbes de la casa nos permite fechar con bastante exactitud el momento de su abandono. Hay que decir que el nivel de derrumbe del inmueble es un estrato ar­ queológico que, en su nivel inferior, se halla en posición primaria, sin alteracio­ nes recientes. No es un estrato removido. Es interesante señalar que la casa pre­ sentaba, dentro y fuera de ella, numerosos silos para guardar grano. En ningu­ no de ellos había alimentos, pero en algunos sí piedras de cuarcita. Los silos fue­ ron vaciados antes del abandono del inmueble. 90 RE\'ISTA CA~{PO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL: BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) Por su parte, las cuarcitas no se encuentran en el entorno de la casa, pero sí formando parte de la misma, como mampuestos de los muros. En similar si­ tuación se encuentra la entrada a las galerías subterráneas: está cegada por el mismo tipo de relleno. Todo ello nos lleva a pensar que alguien, en torno a 1640 y una vez la casa estuvo vacía, utilizó parte de las piedras de los muros para re­ llenar los silos, cegar la entrada de las galerías abandonadas ... y perdió una mo­ neda. Hay que señalar que, aunque existen mampuestos esparcidos por el en­ torno y rellenando huecos como los descritos, no son excesivamente abundan­ tes. Tampoco lo son las tejas o ladrillos. Este dato, unido a la ausencia de todo vestigio de la estructura de madera de la casa (no queda ni un pequeño frag­ mento de madera o carbón), nos lleva a pensar en el reaprovechamiento de esos materiales para alguna construcción próxima. Así, una vez abandonada la casa, otras personas (tal vez los nuevos pro­ pietarios de esta tierra), que no tenían intención de habitar ese lugar en donde habían vivido otros, desmontaron un edificio que posiblemente ya había empe­ zado a arruinarse. Además, rellenaron los agujeros del terreno, quizás para faci­ litar su reutilización con fines agrícolas. Para quienes no conozcan la arquitectura tradicional de La Mancha, dire­ mos que la vida de estos inmuebles depende, en buena medida, de las tejas. En cuanto las tejas se mueven por alguna racha de viento y el agua penetra en el in­ terior, se deshacen los muros de tapial y se pudren las vigas que soportan el te­ cho. Se trata de edificaciones que pueden mantenerse en pie durante siglos con un mínimo mantenimiento periódico, pero que se degradan rápidamente si son abandonadas a su suerte. En unos pocos decenios una vivienda completamente abandonada puede presentar un estado de ruina avanzada. Aunque es posible que esto sucediese en Bisarañas, creemos más probable que, ante el abandono de la casa, alguien la desmontase, acelerando su destrucción. Si las vigas y la estructura de madera del edificio hubiesen estado podri­ das por haberse ido deteriorando poco a poco, tal y como planteaba la segunda posibilidad antes expuesta, habríamos encontrados restos de madera caídos en­ tre los derrumbes. Tampoco tenemos toda la cubierta de tejas caída sobre el pa­ vimento. Pensamos que alguien se llevó todo lo que podía aprovechar. A tenor de lo expuesto, consideramos que la casa de Bisarañas, debió abandonarse en al­ gún momento de la primera mitad del siglo XVII. En cuanto al momento de su fundación, podemos decir que en el inmue­ ble se aprecia un sólo nivel de ocupación (no hay reocupaciones de un edificio anterior), y que no hemos distinguido reformas sustanciales en el mismo. En consecuencia, la casa debió ser construida algún tiempo antes de su abandono. Pero, ¿cuánto?. Arqueológicamente es difícil determinarlo. Tal vez el suficiente como para enterrar junto a la casa a varios miembros del grupo que allí vivía, REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 91 LUIS BENÍTEZ DE LUGO ENRICH E ISIDRO G. HIDALGO HERREROS pero no tanto como para realizar obras de reforma importantes en el edificio. Las obras de reforma son algo consustancial a los edificios en vida. Sus moradores arreglan y mejoran su cobijo conforme sus necesidades van evolucionando. Creemos que un inmueble de un sólo nivel de ocupación que ha sido abandonado sin reformas importantes a comienzos del siglo XVII no puede hun­ dir sus raíces varios siglos antes, sino más bien sólo unos cuantos decenios. En consecuencia, es probable que el momento de construcción de esa casa se sitúe en algún momento de la segunda mitad del siglo XVI. 2.- Con respecto a los pasillos subterráneos, creemos estar ante una bode­ ga, construida a finales del siglo XVI para ser utilizada como almacén en el que guardar alimentos. Esa es la conclusión a la que hemos llegado después de es­ tudiar las controvertidas galerías. De los alimentos que se almacenaron aquí no hemos detectado restos, por lo que debemos necesariamente movernos en el te­ rreno de las hipótesis. No obstante, la presencia de recipientes cerámicos desti­ nados a contener líquidos (aceite o vino) puede ser una pista en este sentido. Sabiendo que la tradición islámica veta el consumo de alcohol (aunque no su producción), y que ante la llegada de los moriscos (que empleaban aceite de oliva para cocinar, en vez de manteca de cerdo) una buena parte de los molinos calatravos del siglo XVI -como probablemente sucedió con el muy cercano Moli­ no de Santiago- se transformaron, en todo o en parte, en almazaras, pensamos que la interpretación más plausible en cuanto al uso dado a las bodegas es su utiliza­ ción como almacén de aceite, sin descartar la presencia en ella de algo de vino. A buen seguro la bodega fue vaciada por los habitantes de la casa antes de su marcha, aunque hemos de aclarar que no se han retirado todos los de­ rrumbes ni excavado buena parte de sus superficie. 3.- En torno a la vivienda descrita se entierran algunos de sus moradores: los que fallecieron mientras había actividad en la casa. Es evidente que evitan el camposanto de la localidad más cercana (Moral de Calatrava). Las características de las inhumaciones nos hablan de una comu­ nidad vinculada a la confesión islámica. Hay muertos de distintas edades y se­ xos, algunos de ellos enterrados sobre los pasillos subterráneos de la bodega. En el momento de su inhumación no corrían peligro de caerse al interior de la misma, pero los derrumbes progresivos del sedimento que conformaba la cubierta de las galerías, sobre el cual descansaban algunos de los difuntos, mo­ tivaron el desplome de algunos de los muertos, o parte de ellos, dentro de la bo­ dega. Es probable que existan más tumbas en el entorno, invisibles desde la su­ perficie, sin ajuar de ningún tipo y aproximadamente a un metro de profundi­ dad. El corto espacio de tiempo que fue habitada la casa nos hace suponer que no debe existir una gran necrópolis en este entorno. 92 REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) UNA VIVIENDA MORISCA EN EL MEDIO RURAL'. BISARAÑAS (MORAL DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) 4.- Los objetos arqueológicos muebles encontrados en la excavación re­ sultan escasos. Predominan los materiales cerámicos, que están muy fragmenta­ dos pero que resultan de gran valor para complementar la datación de los res­ tos aparecidos. Uno de los datos que nos lleva a pensar en que los moradores se fueron de la casa por su propio pie es su escasez y, precisamente, que no hay ob­ jetos muebles enteros. Las habitaciones, recordemos, están vacías. Los pocos elementos cerámicos que han parecido se han encontrado es­ parcidos por el entorno de la casa o dentro de los silos, algunos de los cuales ter­ minaron siendo usados como basureros. Como ya hemos apuntado, se trata, en general, de fragmentos rotos de recipientes aptos para la contención de alimen­ tos (grandes tinajas), preferentemente líquidos. Además de la cerámica hemos encontrado una moneda, una plaquita me­ tálica muy deteriorada -de funcionalidad incierta- y unos fragmentos de herra­ duras de équidos. Éstos últimos implican la presencia de animales en el lugar, probablemente destinados al transporte de mercancías o personas. En esta cons­ trucción no da la sensación de haber grandes establos ni espaciosos comedores. El hecho de situarse al pie de una vía muy transitada -el Camino Real de Toledo a Granada- no significa necesariamente que estemos ante una venta. Parece más bien tratarse de un domicilio familiar de personas con filiación islámica que a fi­ nales del siglo XVI y principios del XVII construyeron, y habitaron por poco tiempo, una casa que contaba con una gran bodega. REVISTA CAMPO DE CALATRAVA Nº 3 (2001) 93