Artigo Rev. Conj. Aust. | v.11, n.55 | jul./set. 2020 Este es un artículo publicado en acceso abierto y distribución bajo los términos de la Creative Commons License for Non-Commercial Attribution Share-Equal 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0), que permite su uso, distribución y reproducción en cualquier medio como así como su transformación y creaciones a partir de ella, siempre que se acredite el autor y la fuente originales. Además, el material no se puede utilizar con fines comerciales, y si se transforma o se utiliza como base para otras creaciones, estas deben distribuirse bajo la misma licencia que el original. 22 La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional The new Latin American neo-patriotic far-right: reactionary internationalism and its challenge to the international liberal order DOI: https://doi.org/10.22456/2178-8839.106956 José Antonio Sanahuja Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España sanahuja@cps.ucm.es Camilo López Burian Universidad de la República, Montevideo, Uruguay camilo.lopez@cienciassociales.edu.uy Resumen Este trabajo argumenta que las nuevas extremas derechas, que caracterizamos como neopatriotas, emergen por una combinación de factores de agencia y estructura en el marco de la crisis de la globalización, entendiendo esta última como orden hegemónico. La crisis la globalización abre oportunidades para el ascenso de una nueva extrema derecha que redefine lo popular, lo nacional y lo internacional a partir de la distinción schmittiana de “amigo- enemigo” como categorización autónoma, dando sentido político a su identidad como actor político. Elemento clave de esa identidad es un nuevo internacionalismo reaccionario basado en la defensa de la tradición frente a la globalización y el cosmopolitismo. Así, la reinstauración de una “Arcadia” tradicional da sentido a un proceso de repolitización y contestación del orden liberal internacional, en sus dimensiones nacional, regional y global, de sus discursos universalistas y cosmopolitas, y de sus teleologías de progreso humano. En suma, estos actores no solamente cuestionan la globalización como orden establecido, sino que pugnan por la construcción de otro orden internacional alternativo de signo reaccionario. Palabras-clave: Extrema derecha; Orden internacional; Crisis de globalización; Internacionalismo reaccionario. Abstract This work argues that the new far-right, which we characterise as neo-patriotic, emerges through a combination of agency and structural factors amid a crisis of globalisation, understanding it as a crisis in the hegemonic order. The crisis of globalisation opens opportunities for the rise of a new far-right which redefines the popular, the national, and the international based on Schmittian friend-enemy distinctions, as an autonomous categorisation, which gives political meaning to their identity as a political actor. A key element of this identity is a reactionary internationalism based on the defence of tradition against cosmopolitan globalism. Thus, the reinstatement of a traditionalist “Arcadia” gives meaning to the process of re-politization and challenges to the liberal international order, its national, regional, and global dimensions, universalist and globalist discourse, and its teleologies of progress. In sum, these actors do not merely question globalisation as an established order but fight for the construction of an alternative international order of a reactionary type. Keywords: Far right; International order; Crisis of globalisation; Reactionary internationalism. Recibido: 29, Agosto, 2020 Aceptado: 16, Septiembre, 2020 Conflictos de intereses: los autores no informaron posibles conflictos de intereses. https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ http://www.seer.ufrgs.br/ConjunturaAustral https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ http://orcid.org/0000-0002-6806-5498 http://orcid.org/0000-0003-1185-854X Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 23 Introducción Este trabajo analiza una nueva forma de ultraderecha de alcance global que denominamos “neopatriota”, en su expresión latinoamericana. Como ilustra, en particular, el caso del gobierno brasileño de Jair Bolsonaro, “el Trump del trópico”, sus rasgos definitorios más visibles son su marcada ideología nacionalista y antiglobalista, y sus discursos y prácticas de contestación institucional y normativa frente a la globalización como orden hegemónico. 1 Esa contestación parte de una propuesta alternativa y (re)fundante, de (re)construcción de una “Arcadia”,2 donde el tradicionalismo es la pieza central. Esa vuelta a los valores perdidos de la tradición implica una relectura de lo popular, de lo nacional y de lo internacional y, en particular, la aparición de un nuevo internacionalismo reaccionario anti-cosmopolita que cuestiona el orden liberal internacional. Para Orellana y Michelsen (2019), el internacionalismo reaccionario supone una reconceptualización de lo internacional a partir de discursos y acciones que impugnan temas, normas y prácticas liberales, para dar paso a un nuevo entramado institucional basado en lógicas transaccionales, de poder e identitarias de signo ultra-conservador. A través de ello se define una identidad política compartida, que impulsa la convergencia, la articulación y coordinación de la acción política de estas nuevas fuerzas de ultraderecha neopatriota en favor de un orden alternativo. En este trabajo se argumenta, además, que ese internacionalismo reaccionario es una nueva expresión de la distinción “amigo-enemigo”, en el sentido que le da Carl Schmitt (SCHMITT, [1932] 1991).3 Esta definición es la que sustenta la acción colectiva de las nuevas derechas neopatriotas al establecer un enemigo común, que siguiendo esta senda teórica, es todo aquello que supone una amenaza de disgregación de supuestas identidades preexistentes basadas en la tradición. Esta reflexión interpretativa sobre la articulación de las nuevas derechas neopatriotas y su contestación de la globalización y el orden internacional liberal se sitúa desde el punto de vista de las teorías y los métodos en la teoría crítica neogramsciana de las Relaciones Internacionales, ya que ésta proporciona una explicación comprehensiva del surgimiento de estos actores y su dinámica política como consecuencia, en términos de estructura, y a la vez factor causal, en términos de agencia, de la crisis de globalización entendida como bloque histórico y orden hegemónico. Complementariamente, se proponen aspectos teóricos vinculados al institucionalismo histórico y los enfoques histórico-genéticos en Ciencia Política, con el fin de comprender la clave constitutiva de las identidades políticas y cómo estas conforman y condicionan su acción futura. También se parte de las teorías de Carl Schmitt para comprender el centro constitutivo del internacionalismo tradicionalista a partir de su caracterización de lo político, y de los últimos avances de la literatura sobre populismos de derecha y política exterior. Una vez hechas esas precisiones teórico-metodológicas, este trabajo examina las causas comunes del surgimiento de estas nuevas derechas a partir de factores de estructura y agencia, para analizar posteriormente su internacionalismo reaccionario, entendido como acción política internacional coordinada en torno a la contestación al orden liberal internacional y la propuesta alternativa de un orden alternativo. La interpretación propuesta señala que, más allá de factores locales, en el origen e identidad de estos actores se sitúa la crisis de la globalización como factor estructural de alcance global que también explica su accionar. En particular, su definición de lo político y su identidad política se constituyen y enmarcan en una definición del conflicto en la que la globalización, las normas internacionales y el cosmopolitismo se definen como amenazas existenciales, que disgregan la comunidad y destruyen la tradición que la define. 1 La conceptualización de hegemonía y de globalización como orden hegemónico refieren a los planteos teóricos de Robert Cox. Para un tratamiento en profundidad de estos conceptos ver Sanahuja (2020). 2 Región de la antigua Grecia, evocada por Virgilio para referirse a una comunidad imaginaria que vive en paz y armonía. Se opone a la Utopía del pensador renacentista Tomás Moro, ya que esta última es resultado de la creación humana, mientras que la Arcadia es el fruto espontáneo de una forma natural de vida que aún no ha sido dañada por la modernidad o la “corrupción civilizatoria”. Es, por ello, un concepto refractario frente a la idea de progreso. En este trabajo partimos de la referencia a Arcadia que proporne Gerardo Caetano al analizar la actual derecha neopatriota del Uruguay. 3 Para Schmitt esta categorización de lo político es autónoma, al no derivarse de otros criterios y no fundarse ni ser reductible a otras categorías o síntesis posibles. Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 24 Herramientas analíticas para entender la crisis de hegemonía y la contestación del orden liberal internacional El concepto de estructura histórica de Robert W. Cox (1981), en su triple acepción de ontología, teoría y método, subraya la importancia de las capacidades materiales las ideas y las instituciones como elementos constitutivos de los diferentes órdenes internacionales, sin que a priori predomine ninguna de ellas. Son también los factores explicativos de su ascenso y declive a través de procesos históricos de estabilidad, conflicto y cambio que implican la mutua interacción de la estructura con factores de agencia. En tanto método, tiene tres ámbitos de aplicación: las fuerzas sociales, constituidas por relaciones sociales a partir de relaciones de producción; las formas del Estado, que a partir de la teorización gramsciana abarca tanto el aparato estatal, en sentido estricto, como la sociedad civil; y los órdenes mundiales, como configuraciones particulares de la estructura histórica en un determinado ciclo histórico. Así, una combinación particular de fuerzas que implican capacidades materiales, ideas e instituciones -como amalgamas de ideas, normas e instituciones y poder material-,4 generan prácticas sociales persistentes que configuran una forma concreta de poder estructural, que constituye y condiciona la agencia de los actores y sus márgenes de acción. Cuando una constelación concreta de fuerzas sociales supone una estructura histórica coherente y bien trabada y construye el “sentido común de una época” -un bloque histórico, en términos gramscianos- estamos frente a un orden internacional hegemónico, y en este análisis es así como se entiende la globalización y el orden internacional liberal que la sustenta y legitima. La hegemonía es la clave del mantenimiento de la estabilidad, mientras que su ruptura implica un cambio estructural en ciernes. En ese sentido, en primera instancia, en el plano internacional la hegemonía es ejercida por grupos sociales, que a su vez actúan a través de los Estados, antes que originarse en estos últimos. Si la globalización se entiende como orden internacional hegemónico, el rol hegemónico de ciertos Estados debe verse a través de las élites capitalistas trasnacionales que, como las que se reúnen en Davos, actúan a través de las estructuras estatales. De igual manera, las organizaciones internacionales definen las reglas y sustentan así los órdenes hegemónicos, al legitimar ideológicamente y establecer como reglas jurídicas o patrones de conducta las normas de este orden mundial como forma de mantener la estabilidad (SANAHUJA, 2020). Como se verá en la próxima sección, este enfoque nos ayuda a comprender las transformaciones del sistema internacional en una etapa actual caracterizada por la crisis de la globalización y del orden liberal internacional, que pueden ser interpretadas como manifestaciones de una profunda crisis de hegemonía (SANAHUJA, 2017) que abre nuevas oportunidades para actores y fuerzas contrahegemónicas. En este contexto es que proponemos entender la emergencia de las nuevas fuerzas de ultraderecha neopatriota y comprender sus discursos y prácticas de contestación institucional y normativa sobre el orden internacional. Las crisis hegemónicas, y en este caso la crisis de globalización, pueden, además, ser vistas como coyunturas críticas, en el sentido que el institucionalismo histórico lo ha hecho en la Ciencia Política contemporánea. Una coyuntura crítica5 es un momento fundante que implica una encrucijada donde un ciclo histórico se cierra y otro da inicio. Se genera a partir de un cambio en la estructura histórica, que deja de ser estable y, por ello, abre oportunidades para la aparición de nuevos actores y para la agencia, lo que, a su vez, contribuye al cambio en las estructuras previas. Estas coyunturas críticas abren oportunidades inéditas para los actores políticos, en este caso las nuevas derechas neopatriotas. Son momentos clave para la constitución de un actor, porque definen su identidad inicial (GREENER, 2005, p.62), aspecto muy relevante para analizar en internacionalismo reaccionario que es objeto de este trabajo. Estos actores son sujetos colectivos que poseen identidad, capacidad de acción estratégica y recursos. La identidad es el elemento inicial con el que definen sus intereses y objetivos para la acción estratégica, movilizando para ello recursos y capacidades (ACUÑA; CHUDNOVSKY, 2013, p.36-39). Por lo tanto la constitución de la identidad es un 4 No se establece entre ellas una preeminencia analítica. 5 Ver por ejemplo Collier y Collier (1991) y Capoccia y Kelemen (2007). Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 25 momento clave en la formación de un actor político. Y cómo se argumenta más adelante, la identidad política de estas nuevas derechas neopatriotas se basa en el conflicto a partir de la amenaza de disgregación. Este elemento inicial, fundante de la identidad, es de carácter contingente (MAHONEY, 2000). Las definiciones identitarias inaugurales poseen un componente relacional, ya que la configuración ideológica que adoptan los actores les permite distinguirse de los otros y competir con ellos (GARCÉ, 2012, p.45). Y por tanto la formación de una identidad política implica una lucha simbólica, una disputa por el sentido, lo que es funcional a una estrategia de contestación. Contestación se concibe aquí como una estrategia de acción institucional y normativa, que parte de discursos de cuestionamiento del orden vigente con una fuerte capacidad performativa, ya que definen la razón de ser de los actores que se analizan aquí. Puede definirse, entonces, como las prácticas sociales que expresan discursivamente la desaprobación de las normas (WIENER, 2017, p.112). Esta contestación se da en organizaciones internacionales bajo la forma de disputas ideologizadas en torno a las normas y mecanismos que dan legitimidad de origen, proceso y resultados para estas organizaciones e instituciones (HOOGHE; LENZ; MARKS, 2019). A continuación se presenta este argumento a través de dos secciones: una más breve en la que se analiza el surgimiento de las derechas neopatriotas, y otra posterior que examina su estrategia internacional. La emergencia de la ultraderecha neopatriota Las nuevas ultraderechas neopatriotas emergen por una combinación de factores de agencia y estructura en el marco de la crisis de la globalización, entendida como como bloque histórico y orden hegemónico. La crisis económica global que dio comienzo en 2008 y llegó a América Latina con el fin del ciclo de las commodities es parte de un proceso de cambio estructural en la economía política internacional que va de la mano de una nueva revolución tecnológica y productiva que pone en cuestión a la globalización como etapa histórica, al menos, como esta se configuró a mediados de la década de 1990. Mientras que los teóricos realistas proponen entender la crisis en clave de polaridad, juego geopolítico y supuestos dilemas de Tucídides entre grandes potencias, en realidad se desarrolla una nueva “gran transformación”, en el sentido polanyiano de esta expresión. Esta pone en jaque al orden liberal internacional, al verse afectadas sus bases económicas y sociales, cuestionando la legitimidad del sistema (IKENBERRY, 2018, p.10). En este escenario la insatisfacción de los perdedores, o autopercibidos perdedores de la globalización permite que las nuevas ultraderechas encuentren bases sociales para su proyecto político. Como “contramovimiento” polanyiano, logran presentarse como agentes de protección de la sociedad y así movilizar sectores populares, clases medias y medias bajas, urbanas y rurales afectadas por la creciente precariedad laboral y la incertidumbre respecto al cambio socioeconómico. Esas situaciones facilitan el cuestionamiento de las teleologías de progreso de la globalización y otros procesos de repolitización que se traducen en rechazo al cosmopolitismo, el reconocimiento de la diversidad social y el multiculturalismo. La categoría de neopatriota abarca a distintos partidos y movimientos políticos de extrema derecha que reivindican el nacionalismo y, en consecuencia, se oponen al multilateralismo y a cualquier norma global o regional que limite, en cuanto régimen internacional, la soberanía nacional. En términos económicos no muestran un patrón homogéneo. Mientras unos se oponen a la liberalización económica llegando en algunos casos a cuestionar al capital trasnacional, otros llegan a alianzas con actores neoliberales, como es el caso de los neopatriotas brasileños, donde coexisten, no siempre de manera armónica, las racionalidades del neoliberalismo y del nacionalismo. Su construcción identitaria es tradicionalista en materia de cultura, prácticas sociales y género, y en algunos casos se legitima con discursos religiosos sobre la “ley natural”. Este elemento identitario es clave en su constitución como actores políticos, articulándose con discursos y estrategias que privilegian el miedo y el odio hacia un “otro” que es visto como una amenaza disgregante, con diferentes grados de intensidad. Este “otro” es representado unas veces como terrorista, otras como delincuente Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 26 común, y en lo que afecta a este análisis, como agente del cosmopolitismo globalizador que subvierte y corrompe los valores tradicionales que dan sentido a la comunidad. Esta amenaza a la disgregación se expresa a menudo en “guerras culturales”, con los neopatriotas alineados frente a la diversidad social y el multiculturalismo, con diferentes grados de reivindicaciones nativistas, xenófobas, anti-inmigración, y en ocasiones, abiertamente supremacistas, y en contra de la diversidad sexual y la igualdad de género, que definen como “ideología de género”, que supuestamente supone un ataque a la familia tradicional y a un orden social esencialmente heteropatriarcal. Si bien sus discursos y prácticas son a menudo de corte populista, es importante precisar que estas fuerzas se articulan en torno a dos clivajes clave que, como se verá, definen la oposición amigo-enemigo: el tradicional clivaje izquierda-derecha, con posiciones ultraconservadoras, y entre cosmopolitismo y nacionalismo, siendo este último más novedoso, y el que en gran medida diferencia a la ultraderecha neopatriota de otras fuerzas de derecha liberal-conservadora, favorables a la globalización, y permite definirlas como extrema derecha neopatriota. El ascenso de estos actores en América Latina es, como se indicó, parte de un fenómeno global, más allá de especificidades nacionales, que se origina y alimenta de la crisis de hegemonía. Cuestionan tanto a la izquierda cosmopolita como a la derecha globalista y liberal. Y su ascenso implica un proceso de repolitización y contestación de las normas e instituciones del orden internacional liberal, bajo una retórica nacionalista que moviliza a quienes se ven afectados negativamente por la globalización (ZÜRN, 2014). Su contestación frente a las normas que constituyen el orden liberal, nacional e internacional implica una apuesta a la transformación institucional, entendido esto como la modificación de las reglas de juego. Ese embate posee un claro tinte iliberal que puede verse, por ejemplo, en el ámbito interno en el deterioro de la democracia y el estado de derecho en Hungría o Polonia, y en el plano internacional en la acción coordinada de los neopatriotas en los ámbitos multilaterales operando sobre las normas internacionales en clave reaccionaria, impulsando un retroceso en temas de género, ambientales, derechos humanos y salud global, como muestra, en particular, el discurso de cuestionamiento a la ciencia y a la política pública desplegado ante la pandemia de la COVID-19. Esta contestación incluye componentes socioculturales (KRIESI et al, 2012) y moviliza en clave de backlash o reacción a quienes se sienten desafiados por el avance de la globalización y por los valores cosmopolitas y las sociedades abiertas a la diversidad cultural y sexual, y por los discursos o acciones que promueven o reconocen identidades diversas, a través de movimientos, partidos y liderazgos con tintes autoritarios y retóricas populistas (NORRIS; INGLEHART, 2019). Como se indicó, las transformaciones estructurales en las fuerzas productivas implican una mayor incertidumbre económica y, a la vez, un freno a las demandas y expectativas sociales, alentando una reacción conservadora y una narrativa nacionalista que implica un movimiento sociocultural reaccionario de retorno a lo comunitario y sus valores tradicionales (INGLEHART; NORRIS, 2016). Tomado como punto de partida el ascenso de la extrema derecha, en ese marco, más favorable, de crisis de hegemonía, el siguiente apartado analiza cómo estos actores se implican en la disputa por el sentido e intentan así redefinir lo popular, lo nacional y lo internacional a partir de la distinción schmittiana de “amigo-enemigo”6 como categorización autónoma, dando contenido político a su identidad como punto constitutivo de estos actores. A la vez esta identidad les permite constelar entre sí, en una práctica internacionalista definida por la defensa de la tradición. La vuelta a una “Arcadia” tradicional da sentido a un proceso de repolitización y cuestionamiento del orden liberal internacional, en sus dimensiones nacional, regional y global, y de sus discursos universalistas y cosmopolitas, y de sus teleologías de progreso humano. De esta forma, proponemos que estos actores no solamente se enfrentan a un orden establecido, sino que pugnan por la construcción de otro alternativo y profundamente conservador. 6 Jeffrey Alexander (2018) señala que la construcción narrativa de Steve Bannon parte de simplificaciones binarias del conflicto político, con una clara centralidad de la dimensión cultural. Un grupo lo constituyen los “verdaderos” (nacionalistas, blancos y cristianos), en oposición a los “otros”. Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 27 El internacionalismo reaccionario y el papel de la tradición La literatura sobre las nuevas derechas, los populismos y sus posiciones en política internacional muestra abordajes diferentes y delimitaciones distintas de esos objetos de estudio. Sin embargo, se conectan de alguna forma, ya que comparten algunos lineamientos teóricos comunes. Uno es la utilización de la teoría de roles7 y otro es la adopción de una perspectiva ideacional que concibe al populismo como “thin-centred ideology”. Esa perspectiva permite identificar puntos comunes en diferentes tipos de movimientos y líderes populistas, tanto de derecha como de izquierda, y como el populismo se conjuga con otros elementos ideológicos como, por ejemplo, el nacionalismo (MUDDE, 2004; 2016). Estos planteamientos tienen proximidad con aquellos que ven al populismo como un estilo político (MOFFITT, 2016). En todos los casos se subrayan como sus características centrales el anti-elitismo (NORRIS; INGLEHART, 2019) y el anti-pluralismo (MÜLLER, 2016). La exploración del vínculo entre populismo y política exterior propone que el anti-elitismo que pauta la contestación en el ámbito interno tiene un desdoblamiento que puede explicar la confrontación con las élites internacionales, al autodefinirse como representantes del “pueblo” y defensores del interés nacional, resistiendo y confrontando también a las instituciones internacionales y sus elites tecnocráticas (CHRYSSOGELOS, 2018). Otros trabajos, por su parte, se concentran en la influencia sobre la política exterior que ejercen los partidos de la derecha radical que también son populistas, como miembros de coaliciones (VERBEEK; ZASLOVE, 2015) o, incluso, desde su papel opositor (LIANG, 2007). Otros prestan atención a los líderes y su influencia en la política exterior (DREZNER, 2017). Esta literatura tiene ejemplos concretos que abordan casos latinoamericanos y que destacan, en su política exterior, los rasgos anti-elitistas, la reivindicación de la ideas de “pueblo” y de “voluntad general” (WEHNER; THIES, 2020). Otros estudios de caso se concentran en Occidente (BALFOUR et al, 2016; VERBEEK; ZASLOVE, 2017) o abordan países emergentes como India (PLAGEMANN; DESTRADI, 2019), Turquía (COP; ZIHNIOĞLU, 2015; ÖZPEK; YAŞAR, 2018) o Brasil (CASARÕES, 2020; GUIMARÃES; OLIVEIRA, 2020). En relación a los efectos de estos actores sobre el sistema, las conclusiones de algunos trabajos señalan que no generan una reconfiguración radical de la política mundial como aparece en la retórica del populismo antiglobalista (DESTRADI; PLAGEMANN, 2019, p.729). Es cierto que no podemos hablar hoy de transformaciones profundas ya realizadas, pero si podemos identificar acciones y discursos que las derechas neopatriotas impulsan en sentido de transformar sustantivamente la estructura del sistema. En este sentido, el trabajo de Feliciano de Sá Guimarães e Irma Dutra de Oliveira e Silva (2020) aporta elementos clave para pensar en términos de proceso y no solamente de resultado. A partir del estudio del gobierno brasileño de Jair Bolsonaro, nos ayudan a comprender de qué forma los gobiernos populistas de extrema derecha intercambian información, difunden su visión del mundo y construyen sus identidades internacionales cooperando. Sostienen que estos gobiernos se relacionan a partir de una identidad conservadora que se articula a partir de tres concepciones de roles nacionales interrelacionados. El primero es el antiglobalismo, como narrativa contestataria a las instituciones internacionales. El segundo es el nacionalismo, constituido por narrativas soberanistas y, puede añadirse, nativistas. Y el tercero implica un rol constituido por narrativas amigo-enemigo. Este argumento, en diálogo con el resto de la literatura antes reseñada, propone que este conjunto de identidades compone la “thick conservative identity” de estos actores. Como se señaló anteriormente, estos actores emergentes en la crisis de globalización se encuentran en un momento fundante o genético de su identidad. El argumento que se sostiene en este trabajo es que, en una coyuntura crítica que prefigura un cambio de ciclo histórico y existe mayor margen para los actores y su agencia y para proyectos que cuestionan el orden hegemónico, se está forjando la identidad de estos actores en términos políticos. Y, por lo tanto, esa identidad tiene como elemento central una concepción que define la forma de comprensión de la política. Por ello, esta 7 Un ejemplo es el análisis que hacen Guimarães y Oliveira (2020) de la política exterior del gobierno brasileño de Bolsonaro. Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 28 concepción de lo político encaja muy bien con la propuesta teórica schmittiana que se estructura a partir de la dicotomía amigo-enemigo. El nacionalismo soberanista, el antiglobalismo y el anti-elitismo se construyen a partir de esta dicotomía, redefiniendo también lo popular, lo nacional y lo internacional. Estas redefiniciones no son nítidamente discriminables pues se entrelazan, pero todas están matrizadas por la dicotomía amigo-enemigo. Lo popular, por ejemplo, desde la perspectiva de los neopatriotas implica una definición donde unos son el pueblo y otros no. Quienes no son parte del pueblo lo amenazan con su disgregación, tanto desde dentro como desde fuera de las fronteras del Estado-nación. En esta narrativa anti-elitista radica la clave populista de estos actores, que, sin embargo, se definen, sobre todo, por su posición ideológica de extrema derecha y por su visión nacionalista y anti-globalista. De ahí parte de su autodefinición como genuinos representantes y portavoces de una difusa idea de “pueblo” o comunidad, integrado por masas mayoritariamente desorganizadas con las que el líder se vincula de forma directa, no intermediada ni institucionalizada (WEYLAND, 2001), a fin de recuperar su verdadera esencia originaria. Debe recordarse, no obstante, que las derechas neopatriotas como actores colectivos poseen diversos grados de organización política (ASLANIDIS, 2015) que despliegan un accionar político confrontativo y polarizador. Guilherme Casarões (2020), al analizar la política exterior del gobierno de Bolsonaro subraya la presencia de la dicotomía amigo-enemigo, a la vez que muestra una serie de razgos populistas. Por ejemplo un cierto personalismo acompañado de una visión muy ideologizada de la política exterior,8 que se conjuga con una acción prescindente de mediadores institucionales9 (Itamaraty) y la diplomacia profesional, en tanto elite tecnocrática sospechosa de cosmopolitismo, comunicándose con las masas de manera directa, privilegiando el uso de las redes sociales. Como bien señala Casarões (2020), en este estilo de hacer política exterior se rechazan las interlocuciones con la sociedad civil, los líderes políticos progresistas o las organizaciones multilaterales, acusándoles de ser parte de una supuesta élite globalista que propaga el marxismo cultural. La contraposición antagónica de estas élites con lo popular es parte de una estrategia de construcción de la idea de pueblo y también de lo nacional, en tanto comunidad imaginada (ANDERSON, 1991). La apropiación de la simbología nacional en la ocupación del espacio público que hacen los militantes de estas extremas derechas es un ejemplo de esta disputa simbólica. Uso que también aparece en el tráfico de noticias en internet, donde la estética nacionalista se reafirma, a la vez que aparecen relecturas del pasado, presentado bien como Arcadia originaria, bien como teleología que legitima simbólicamente esa disputa por el sentido, lo que a menudo se promueve mediante la diseminación de noticias falsas.10 El pueblo que aparece en la retórica de los neopatriotas es en definición homogéneo pero también difuso en tanto actor. Asume por momentos la imagen arquetípica del hombre común, que reivindica el “sentido común” y la condición plebeya11, y es importante aquí subrayar que se apela al hombre y no a la mujer, dado que se asienta en una visión tradicional del orden social eminentemente patriarcal. Contraponiéndose a una elite, nacional y trasnacional, supuestamente “corrupta” que defiende el “nuevo orden mundial”, cuestiona la soberanía nacional y trata de imponer valores contrarios a los tradicionales. Ejemplo de esto es el discurso del Senador Guido Manini Ríos12 al oponerse al juicio y castigo de los crímenes cometidos por militares durante la última dictadura uruguaya (1973-1985): 8 Esto contrasta con el pragmatismo de la política exterior brasileña en tiempos de Getúlio Vargas, otro líder populista que gobernó entre 1930-1945 y 1951-1954. 9 Debe señalarse que Bolsonaro fue electo tras competir electoralmente desde el Partido Social Liberal (PSL). Luego abandonó el partido en el marco de una lucha por el control de los fondos partidarios y la nominación de candidatos. El bolsonarismo buscó forjar un movimiento popular de extrema derecha que se consolidase como un partido: Aliança pelo Brasil. No logró concretar esta iniciativa porque no alcanzó las adhesiones necesarias para iniciar el proceso de constitución del partido. 10 Capítulo aparte merecería la utilización de minería y análisis de datos para desarrollar estrategias comunicativas electorales por parte de estos líderes. El caso de Cambridge Analytica es paradigmático. 11 Probablemente Bolsonaro sea el ejemplo de condición plebeya dado sus orígenes socio económicos y su discreta trayectoria política y militar. Otros líderes de este perfil, como por ejemplo Donald Trump forman parte de la élite pero asumen un discurso anti-elitista. 12 General retirado, ex Comandante en Jefe del Ejército Nacional (2015-2019). Lidera el partido Cabildo Abierto, expresión de la ultraderecha neopatriota uruguaya, que retoma ideas, discursos y prácticas políticas de la derecha conservadora, cristiana y ruralista de ese país. Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 29 Anteponer esos tratados [Convención Interamericana de Derechos Humanos] a nuestra Constitución es aceptar que se nos gobierne desde afuera. (…) De quienes exhiben con orgullo su cipayismo apátrida. Habrá uruguayos genuflexos felices de este tipo de dependencia pero no es ese nuestro caso. Por eso reivindicamos nuestra soberanía nacional (…) (REDACCIÓN 180, 2020). Este tipo de liderazgos proponen que la política exterior debe reflejar los valores profundos del “pueblo” (CASARÕES. 2020). Y para conectar con el “pueblo”, la política exterior necesita enemigos, que tienen que ser descubiertos, denunciados y combatidos, en el marco de la creación de una permanente sensación de complot global contra el líder, acosado por el sistema (CASARÕES, 2020). Lo nacional y lo popular, en esta formulación, se entrelazan y son acechados por la disgregación de fuerzas presentes dentro y fuera del Estado-nación. La posición de la ultraderecha neopatriota recoge elementos identitarios que implican una aceptación acrítica de la subordinación a una concepción de comunidad homogénea y unitaria. Esa comunidad posee una identidad dada por una narración histórica reelaborada como teleología legitimadora, y una tradición construida o directamente inventada. De estos principios deviene un conjunto de valores sustantivos que preexisten a sus miembros y que estos últimos deben compartirlos como forma de unidad y adhesión. Se genera así una actitud patriótica de vinculación cultural, aunque en algunos casos puede implicar fundamentos étnicos. De ahí procede la crítica a lo que perciben como efectos negativos de la concepción liberal dominante en las sociedades modernas, entre ellas el alejamiento de los individuos de las tradiciones y por lo tanto de sus valores. Ben Teitelbaum (2020) busca analizar los fundamentos ideacionales de estas nuevas derechas caracterizándolos como tradicionalistas, si bien, por su expreso rechazo a elementos de la modernidad, y su carácter de “contramovimiento” frente a la globalización, en este texto se prefiera considerarlos como reaccionarios. Señala como sus principales rasgos el rechazo a la modernidad y a las ideas iluministas, su oposición filosófica al materialismo y su abierto cuestionamiento de la globalización. Este pensamiento da espacio a elementos religiosos, a la fundamentación de las jerarquías, en una clave analítica que concibe a los pilares de la modernidad como los causantes de corromper los valores de la tradición, presentes en una “Arcadia” a la que hay que retornar. Bajo la etiqueta del tradicionalismo suele colocarse a figuras que producen ideas para estos movimientos de extrema derecha, como es el caso de Alexandr Dugin, consejero de Vladimir Putin, Olavo de Carvalho, el gurú de Bolsonaro o el ex asesor de Donald Trump, y actual promotor de estas derechas a nivel global, Steve Bannon.13 Sus bases filosóficas reivindican elementos de las religiones patriarcales, en general, y judeo-cristianos en particular. Abrevan en el pensamiento conservador de Oswald Spengler (1880-1936), René Guénon (1886-1951), Julius Evola (1898-1974) y, como se desarrollará más adelante, en el de Carl Schmitt (1888-1985). De Spengler toman el diagnóstico de la amenaza sobre la cultura occidental, de Guénon su confrontación a la ruptura humanista y cientificista que legó el Renacimiento y su cuestionamiento de las “verdades”, mientras que Evola dejó un legado de reivindicación de lo religioso y una propuesta de reacción frente a la modernidad.14 El globalismo, tal como ellos lo conceptualizan, es un proyecto disgregante de la tradición. Su perfil reaccionario hace que los neopatriotas vean el mundo y piensen la política exterior de una forma marcadamente nacionalista, cuestionando la sujeción a normas e instituciones multilaterales y acuerdos globales. Su política exterior se piensa desde la defensa de lo nacional, definido a menudo en términos ideologizados y no tanto del análisis racional que propugan los realistas, como ilustra el caso de los “cruzados” que se agrupan en torno al canciller Araujo, en Brasil, frente a los enfoques más pragmáticos del ministro de economía, Paulo Guedes, o del vicepresidente, el general Hamiltom Mõurao. No obstante, también se plantean en clave geopolítica, primando la seguridad, y por ello es más 13 Estos tres ejemplos, más allá de sus coincidencias, tienen una serie de miradas diferentes sobre temas claves, como por ejemplo el papel del Estado o la influencia de EEUU y China sobre el mundo. Debe decirse, también, que Bannon juega un papel clave en la internacionalización de aspectos conceptuales y de estrategia política de estos movimientos neopatriotas. Para profundizar la comprensión de sus mensajes y estrategias se recomienda recorrer el portal de noticias Breitbart News (2016), que Bannon proyectó desde 2016 como plataforma de la derecha alternativa que se adhirió a la campaña de Trump. 14 En los textos que el canciller brasileño Ernesto Araújo publicó en su blog se incluyen argumentos que son tributarios del pensamiento de Guénon y Evola. Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 30 frecuente el aislacionismo o retrenchment que la política de poder de matriz hegemónica. Se oponen al globalismo por identificarlo con la disolución de las jerarquías y por difuminar los límites de la comunidad, siendo los regímenes internacionales y regionales su expresión más amenazante, de allí su vinculación con la visión schmittiana de lo político. Estos actores construyen discursivamente enemigos externos y defienden retóricamente teorías conspirativas que, en el caso brasileño, por ejemplo, incorporan líderes, Estados y organizaciones (CASARÕES, 2020). El gobierno de Bolsonaro antagonizó con la Venezuela de Nicolás Maduro y el Foro de São Paulo; luego con diferentes supuestos representantes del globalismo que abarcan desde el presidente francés Emmanuel Macron, a la ONG internacional Greenpeace, la activista Greta Thunberg, o el Papa Francisco. La lógica schmittiana de la política como antagonismo amigo-enemigo, como bien señala Casarões (2020), es uno de los pilares de la metapolítica de los ultras neopatriotas. Enfatizando en la disputa cultural, que antecede a la disputa política, actuando a través de prácticas y discursos que pueden entenderse, como se indicó, como contestación institucional y normativa al orden internacional liberal. Como se ha señalado, la propuesta interpretativa de este trabajo sostiene que, junto al doble clivaje izquierda- derecha, y nacionalismo-cosmopolitismo, la dimensión estructurarte de esta reacción tradicionalista es el antagonismo político, que, por ello, también da forma a los patrones de relacionamiento internacional de las nuevas ultraderechas neopatriotas. A partir de estos clivajes surge un patrón de relacionamiento que denominamos internacionalismo reaccionario. Como se ha indicado, a partir de estos clivajes el punto central que define la identidad de estos actores, que estructura su acción y que explica cómo se articulan y coaligan en el plano internacional, es la reacción contra la supuesta disgregación de la tradición y la comunidad que impulsa el globalismo o cosmopolitismo. En este internacionalismo reaccionario la concepción de lo político se plantea en clave schmittiana, y, encarna una reivindicación politicocéntrica que asocia la soberanía a la autoridad desde una mirada unitaria y antipluralista. Pero busca distinguir lo político como un componente anterior a lo estatal. Un Estado, entonces, es el “status político” de un “pueblo organizado” sobre un “territorio delimitado”, pero lo político no es definido a partir de lo estatal, sino de una comunidad o Arcadia originaria basada en la tradición y en valores conservadores supuestamente amenazados. Por lo tanto, la clave de este internacionalismo reaccionario es su definición en términos políticos, o sea es la distinción schmittiana entre el amigo y el enemigo. Esta definición brinda sentido político a los discursos, las acciones y las prácticas, al proporcionar un criterio de diferenciación, y, por tanto, de orden, y a la vez, como pauta de interacción. La dicotomía amigo-enemigo, como definición exhaustiva y autónoma, no es derivable de otros criterios ni reductible a otras antítesis o categorías. La definición del enemigo genera, por contraposición, la definición del amigo. Al pensar la constitución o período genético de estos actores en el momento contingente de una coyuntura crítica, debemos recordar que al definir el enemigo están definiendo su propia identidad. En el discurso de los neopatriotas, el enemigo es el otro, el extraño y a veces es el extranjero. Puede haber enemigos extranjeros con los que se comparte una identidad, una tradición o una serie de tradiciones comunes, pero lo que medularmente los une es un enemigo común. Ese enemigo, presente interna o externamente, no es el competidor o el adversario, sino el que amenaza con la disgregación y por lo tanto ataca a la tradición. El principio político del internacionalismo reaccionario hace que los neopatriotas formen constelaciones internacionales sobre ese eje amigo-enemigo. Esto coloca la idea de lucha como un tercer componente que explica la dinámica de este binomio especular. Estos tres conceptos, amigo, enemigo y lucha, como señala Carl Schmitt, cobran sentido ante la amenaza de disgregación. El internacionalismo reaccionario como constelación política más allá de cada país no es contradictorio con la adopción de posiciones fuertemente nacionalistas ni con una mirada de la política exterior que tome a los Estados como actores centrales de lo internacional. Lo estatal permite conjugarse con lo nacional y la relación en clave populista entre el líder o los líderes y la masa. El concepto de Estado, en la mirada schmittiana, precede el de lo político e implica la unidad de Estado, pueblo y movimiento bajo la “jefatura” de un líder que la interpreta. De esta forma habilita la acción de Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 31 liderazgos populistas que proyectan internacionalmente un interés nacional definido en términos muy ideologizados, que opera conjuntamente con “amigos” y contra “enemigos”, sustentando discursos y prácticas de contestación institucional y normativa contra actores, normas y organizaciones regionales e internacionales caracterizadas como globalistas y como parte del orden liberal internacional. Esta lógica política se expresa en clave de contestación al orden liberal internacional, muchas veces presentándolo discursivamente en clave conspirativa, bajo la idea de “nuevo orden mundial”. Tras esa ambigua etiqueta se moviliza el discurso anti-élites, que muchas veces se personifica en los magnates George Soros o Bill Gates. Desde Trump en EEUU, Andrzej Duda en Polonia, Viktor Orban en Hungría, Santiago Abascal en España o Matteo Salvini, en Italia, entre otros, es recurrente la referencia a Soros como influencia internacional que embate contra la tradición y como símbolo de una élite, corrupta, anti-nacional y que va contra los intereses del “verdadero pueblo”. Así, Soros y su impulso a la red Open Society Foundations se transforma en uno de los íconos del enemigo, que amenaza con la disgregación de la tradición a través de promover el globalismo, sus instituciones, sus agentes y agendas como son la inmigración, la “ideología de género” o el cambio climático. Esta desconfianza al multilateralismo y al orden liberal internacional en su conjunto, se expresa en posiciones concretas. Por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, ha sostenido que el discurso sobre el cambio climático es una expresión del marxismo cultural que busca dominar la economía global (EN ÓRBITA, 2019). Esta defensa de la tradición, básicamente occidental y judeocristiana, logra constituir como enemigo común a las élites trasnacionales, y sus bases de apoyo, tanto de la izquierda cosmopolita como de la derecha globalista, a la que visualiza como disgregante por su apoyo a principios liberales progresistas. De esta forma se articula un discurso anti- establishment, que reivindica una idea homogénea de pueblo y la afirmación nacional en clave soberanista que, a partir de un discurso nativista y patriarcal que muchas veces constela en torno al odio, moviliza a quienes sienten frustración o ven sus expectativas insatisfechas, bajo el liderazgo de personalidades que se sienten excluidas de las élites políticas e intelectuales dominantes. ¿Cómo se articula internacionalmente el internacionalismo reaccionario de las ultraderechas neopatriotas? Existen actores que conforman redes ideológicas y de apoyo mutuo, como ejemplifica el activismo internacional de Steve Bannon intentando coordinar y aproximar a estos movimientos entre sí. Se coordinan en espacios políticos regionales e internacionales como ilustra el caso del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea. En América Latina, esa coordinación se produce de manera subordinada a los EEUU de Trump, siendo Brasil un caso de gran relevancia (ACTIS, 2019; CASARÕES, 2020).15 Las apelaciones a una identidad occidental y al rol de EEUU para “salvar Occidente” aparecen con nitidez en el discurso ideológico de Bolsonaro y de los “cruzados” brasileiros (RODRÍGUEZ, 2019), por ejemplo. Los discursos y acciones de los neopatriotas reivindican el bilateralismo, en detrimento del multilateralismo; y cuestionan las organizaciones internacionales y de integración y cooperación regional. La confrontación a la institucionalidad que regula temas como las migraciones o el libre comercio, en clave de autoridad internacional, pone en tela de juicio el estado de derecho entre los Estados (HOOGHE; LENZ; MARKS, 2019). El orden liberal internacional y sus instituciones son vistos, por los neopatriotas, como funcionales a los intereses de las élites globalistas. Esto hace que el objetivo no sea simplemente oponerse a ellas y desarticularlas, sino sustituirlas modificando normas y prácticas, revisando el derecho internacional, entre otras estrategias de contestación institucional y normativa. Para ello coordinan discursos y posiciones en organismos internacionales para hacer frente a la agenda ambiental, de la salud global, las migraciones o los derechos humanos, entre otros asuntos (GUIMARÃES; OLIVEIRA, 2020; BELÉM LOPES; CARVALHO, 2020). El objetivo común, en suma, sería la reacción frente al cosmopolitismo y la globalización, y para ello adaptar lo internacional a la reconstrucción de la particular “Arcadia” tradicionalista de cada país, utilizando narrativas que rescatan mitos y constituyen un “Occidente” imaginado. Para ello, los neopatriotas 15 Algunas explicaciones de este alineamiento parten de la teoría de roles (GUIMARÃES; OLIVEIRA, 2020). Rev. Conj. Aust. | Porto Alegre | v.11, n.55 | p.22-34 | jul./set. 2020 | ISSN: 2178-8839 Sanahuja, López Burian La nueva extrema derecha neopatriota latinoamericana: el internacionalismo reaccionario y su desafío al orden liberal internacional 32 construyen discursivamente un enemigo, y desarrollan una lucha con un objetivo: constituir un nuevo orden mundial, en este caso, como retorno a una supuesta tradición. A modo de conclusión La crisis de globalización, como crisis del orden hegemónico, implica una coyuntura crítica que genera mayores incentivos y márgenes de acción para la agencia de actores que emergen en este contexto. Las derechas neopatriotas se encuentran en su momento genético en este contexto y su constitución es en relación a los otros, definidos como amigos o enemigos en el sentido de la dicotomía schmittiana que propusimos como elemento clave de su identidad política. Este trabajo parte del concepto de internacionalismo reaccionario de Orellana y Michelsen (2019) entendiendo éste como identidad, discurso y práctica de contestación de la globalización orden internacional liberal, añadiendo al mismo dos elementos analíticos más. El primero es resaltar la importancia de la dicotomía schmittiana para comprender la constitución identitaria, los intereses, la construcción de objetivos y estrategias que estos actores tienen en términos políticos. Al tiempo, esta misma concepción de lo político tiene la capacidad, en términos conceptuales, de proporcionar un principio irreductible para comprender las dinámicas políticas de estos actores en el plano internacional y sus estrategias de relacionamiento entre sí y con los otros. El segundo elemento que se aporta es pensar este proceso en clave histórica y por lo tanto dinámica y contingente. La crisis de hegemonía que caracteriza el escenario actual, incluye el surgimiento de estas nuevas derechas como parte de un “contramovimiento”, en el sentido que da Polanyi a esta expresión, que opera dentro de la crisis de globalización como nueva “gran transformación”. Esta coyuntura crítica genera efectos sobre el futuro y las trayectorias posibles del devenir histórico. En este contexto la contestación al orden liberal internacional, en el plano global y regional, es el resultado más visible de un internacionalismo reaccionario basado en el doble clivaje izquierda-derecha y nacionalismo-cosmopolitismo, a partir del cual se establece la dicotomía schmittiana amigo-enemigo, que apela al retorno a una “Arcadia” donde los valores tradicionales son el fundamento de la autoridad y el orden social. Cabe señalar, sin embargo, que el internacionalismo reaccionario y las nuevas ultraderechas neopatriotas no son necesariamente la única expresión de la coyuntura crítica que supone la crisis de globalización, ahora acentuada por la pandemia de la COVID-19. Por ello, cabe aventurar que, a partir de otros condicionantes estructurales y factores de agencia, puedan surgir actores que confronten el avance de los neopatriotas y que disputen a estas fuerzas reaccionarias los principios y las normas sobre las que pueda constituirse las relaciones sociales y un orden mundial alternativo. Referencias ACTIS, Esteban. La visión del mundo de Jair Bolsonaro. De la periferia perimida a la periferia tradicionalista. Foreign Affairs Latinoamérica, v.19, n.1, p.51-57, 2019. ACUÑA, Carlos; CHUDNOVSKY, Mariana. Cómo entender las instituciones y su relación con la política: lo bueno, lo malo y lo feo de las instituciones y los institucionalismos. 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