UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE II TESIS DOCTORAL La catedral de Puebla: historia de su construcción hasta la remodelización neoclásica de José Manzo y Jaramillo MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Antonio Pedro Molero Sañudo Director José Luis Gutiérrez Robledo Madrid, 2014 ©Antonio Pedro Molero Sañudo, 2014 Antonio Pedro Molero Sañudo 1 La catedral de Puebla: historia de su construcción hasta la remodelación neoclásica de José Manzo y Jaramillo La catedral de Puebla 2 Antonio Pedro Molero Sañudo 3 AGRADECIMIENTOS Muchos han sido los organismos y personas imprescindibles a ambos la- dos del océano para poder llevar a buen puerto esta tesis doctoral. En este espa- cio y de manera muy breve quisiéramos hacer un pequeño recuento de los que nos han resultado más importantes. En este lado peninsular queremos agradecer especialmente la ayuda pres- tada desde la Universidad de Sevilla al profesor José María Sánchez Sánchez, que a través de su artículo “Don Juan de Palafox y Mendoza y la Problemática de los Sagrarios de la Catedral de Puebla de los Ángeles”, nos abrió una vía de investigación hasta ese momento inédita, al menos en toda su extensión, la cual nos ha servido para llegar a una buena serie de conclusiones sobre el tema en cuestión. Muy importante también ha sido la colaboración prestada por Marina Barrio Parra, que nos ha facilitado en numerosas ocasiones un puente de en- lace con la ciudad de Sevilla para la obtención de una cantidad importante de material bibliográfico y archivístico, procedente tanto de la propia universidad sevillana como del Archivo General de Indias. También en el marco de esta misma ciudad, queremos señalar la ayuda brindada por José Miguel Molina Cruz en todo lo referente a los diferentes soportes informáticos utilizados para la elaboración de este trabajo. Ya en la ciudad de Madrid, han sido muchas las personas que amable- mente han contribuido para que esta tesis doctoral viera la luz, pero debemos hacer una mención muy especial a Sotero Ruiz Lacal, que ha sido el principal artífice y colaborador en la elaboración de todos los planos y levantamientos en tres dimensiones que acompañan nuestro trabajo, además de haber realizado un buen número de las fotografías que se aportan de la catedral. Asimismo, él ha sido también el elaborador de la presentación de la lectura de esta tesis, así como de un DVD interactivo que incluye todo el material de nuestro estudio. También queremos resaltar la fatigosa labor llevada a cabo por Olga Pardo To- La catedral de Puebla 4 río en la corrección del extenso texto de este trabajo, así como también la tra- ducción de los diferentes párrafos incluidos en diferentes idiomas al castellano que acompañan la exposición. Por supuesto que han sido muchísimas más las personas que, en mayor o menor medida, han hecho posible la finalización de esta tesis doctoral, pero ante la imposibilidad de nombrarlas a todas, pedimos disculpas y entonamos un agradecimiento plural destinado a todas ellas. En la orilla americana, quisiéramos focalizar nuestros más profundos agradecimientos principalmente en dos personas que han hecho posible la rea- lidad de elaborar una tesis doctoral sobre un edificio construido a miles de kiló- metros de distancia del punto de realización de ella. Por un lado, queremos dar las gracias a la doctora Montserrat Galí Boadella que, desde el primer contacto que tuvimos con ella, nos animó a llevar a cabo esta tesis sobre la catedral po- blana que tanto conoce, brindándonos una preciosa ayuda para introducirnos en el tema, tanto bibliográfica como documentalmente, además de servirnos de cicerone del edificio y de su ciudad. Otra persona especialmente valiosa para la realización de este trabajo ha sido el musicólogo Gustavo Mauleón Rodríguez, quien nos ha brindado generosamente la mayor ayuda documental externa a nuestras propias investigaciones, sin la cual habría sido imposible llevar a buen fin este trabajo. Una vez hecha la mención precisa a las personas, quisiéramos hacer hin- capié en todas las instituciones académicas, sociales y eclesiásticas de ambas orillas que nos han permitido, unas veces con mayor dificultad que otras, rea- lizar todas las investigaciones pertinentes que han dado como resultado final esta tesis doctoral. Por último, quisiera agradecer especialmente a José Luis Gutiérrez Roble- do, director de esta tesis, por todo el apoyo y paciencia que ha tenido a lo largo del dilatado proceso de gestación de este voluminoso trabajo. Antonio Pedro Molero Sañudo 5 PRESENTACIÓN Mi primer párrafo en este trabajo no puede ser más que de agradecimiento a todos los que han hecho posible que este trabajo se llevara a cabo, tanto a un lado como al otro del Atlántico. Debo dar unas gracias muy especiales a todos los organismos universitarios, municipales, civiles y eclesiásticos -haciendo un especial hincapié en todo el personal, tanto laico como eclesiástico, de la cate- dral de Puebla- que en todo momento me han ayudado y apoyado, sin ningún tipo de impedimento, para que esta tesis doctoral pudiera hacerse realidad. El punto focal de esta tesis, la catedral de la Puebla: historia de su construcción hasta la remodelación neoclásica de José Manzo y Jaramillo, surgió como una conti- nuación del trabajo realizado para la obtención de la “suficiencia investigadora” bajo el título La catedral de Puebla: catedrales mexicanas y catedrales españolas, pre- sentado en el año 2006 para la obtención del DEA1. En aquella ocasión, ya decla- rábamos que el punto de arranque del trabajo era el periodo histórico-artístico que ocupaba la franja de los siglos XVI y XVII en la España peninsular y tra- satlántica. A lo anterior añadimos, el mucho más concreto y específico interés sobre el arte y la arquitectura novohispanas que fueron realizadas, -o al menos comenzadas-, en este periodo de tiempo. Un primer momento inmediatamente posterior al descubrimiento de las nuevas tierras centrado fundamentalmente en la erección de grandes complejos monásticos, con un fin de ocupación del terreno y de evangelización de la población indígena. Y una segunda fase de afianzamiento de todo lo anterior con la construcción de catedrales de nueva planta para las nuevas ciudades y diócesis recién creadas. Este momento histó- rico-artístico, suma de la fusión entre dos mundos diferentes, y muy distantes entre sí, produciría toda una serie de obras absolutamente singulares para la Historia del Arte y la Arquitectura en estas tierras al otro lado del Atlántico. A lo largo de la elaboración del trabajo anteriormente citado se acrecentó 1 Molero Sañudo, Antonio: La catedral de Puebla: catedrales mexicanas y catedrales españolas, Madrid 2006, trabajo de investigación de doctorado sin publicar. DEA: Diploma de Estudios Avanzados. La catedral de Puebla 6 el interés por este Nuevo Mundo y en particular por la catedral y la ciudad de Puebla de los Ángeles, hasta tal punto que decidimos hacer de este espléndido edificio el motivo central de esta tesis doctoral que ahora presentamos. El hecho de haber realizado una nueva planimetría y un levantamiento en 3D de la cons- trucción nos ha llevado a conocerla por dentro, fuera y en todo lo ancho, largo y alto de su dimensión, para de esta forma, conociendo sus elementos in situ tratar de integrarnos en la estructura y poder tener de esta manera una com- prensión mayor de todo el proyecto y su edificación. Ha sido así, con el trabajo de campo realizado para tomar todas las medidas, tanto en el nivel más bajo de las basas de sus pilares como encima de sus cubiertas como hemos podido comprender de una forma más completa esta fábrica catedralicia. Por supuesto que a ese trabajo físico ha acompañado otro de rango intelectual desarrollado principalmente en los archivos de la ciudad poblana, tanto en el capitular de la catedral, como en los diferentes archivos municipales existentes en la ciudad. De la misma manera que también hemos trabajado en los diferentes archivos españoles y mexicanos que pudieran tener documentos que aportaran conoci- mientos para la confección del presente estudio. En nuestro trabajo de doctorado citado anteriormente se desarrollaron concretamente los paralelismos existentes entre la catedral de la Puebla de los Ángeles -proyecto de Francisco Becerra- y la catedral de Jaén en suelo peninsu- lar -proyecto de Andrés de Vandelvira-, resaltando la especificidad de ambas fábricas, tanto en cuanto como modelos canónicos en la gran unidad estilísti- ca que mantienen y que marcaría estilo para construcciones posteriores, cada ejemplo en su lugar geográfico correspondiente. Los proyectos originales de ambos edificios tuvieron tal fuerza que marcarían la pauta a seguir en la con- tinuación de las obras hasta su finalización siglos después, lo cual contribuyó lógicamente a la conservación de esa unidad estilística -con ligeras alteraciones acordes con la moda de cada época- que caracteriza a ambos ejemplos. Antonio Pedro Molero Sañudo 7 “La impresión que produce recorrer las naves de la catedral de Puebla de los Ángeles, en Méjico, o las de la catedral de Cuzco, en Perú, en torno al altar y coro, en una clara y funcional jerarquización del espacio, tiene más fuerza en nosotros que los detalles eruditos de su estilo arquitectónico. Aquella encarna una realidad forjada en el yunque del tiempo, estos el efímero capricho de la moda.” Pedro Navascués2 2 Navascués 1998, pág. 68. Se citarán los libros o documentos en este trabajo con el apellido del autor seguido del año de publicación de la obra; en el caso de que un autor tuviera dos o más publicaciones en el mismo año, se reseñará el año seguido de la letra del alfabeto según aparece en la bibliografía. La catedral de Puebla 8 Antonio Pedro Molero Sañudo 9 ÍNDICE PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN SISTEMA DE TRANSCRIPCIÓN DE DOCUMENTOS Transcripción y citación Siglas PRIMERA PARTE 1 . LA FORMACIÓN DE LA CIUDAD DE LA PUEBLA DE LOS ÁNGELES 2. ELECCIÓN DE LA NUEVA DIÓCESIS E INICIO DE LA PRI- MERA CATEDRAL 2.1. La diócesis 2.2. La catedral vieja 2.3. La catedral vieja características 3. FUNCIONAMIENTO: CONSTITUCIONES, ESTATUTOS, ORDENANZAS Y LITURGIA 3.1. Organización eclesiástica 3.2. Concilios 3.3. Ingresos y financiación 3.4. Personal catedralicio 3.5. Ceremonia y liturgia 3.6. Coro La catedral de Puebla 10 4. CATEDRAL RENACIENTE: SIGLOS XVI-XVII 4.1 Francisco Becerra 4.1.1. Precedentes en suelo peninsular 4.1.2. Becerra en la Nueva España 4.1.2.1. Ciudad de México 4.1.2.2. Puebla de los Ángeles 4.1.2.3. Otras obras en la Nueva España 4.1.3. Becerra en el virreinato del Perú 5. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE PUEBLA HAS- T A L A L L E G A D A D E L O B I S P O J U A N D E P A L A F O X Y M E N DOZA (1575-1640) 5.1. Apéndice de obras municipales 5.2. Siglo XVII 5.3 Apéndice Jerónimo Hernández y Pedro López Florín 5.4. Continuación siglo XVII 6. JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA 6.1. Palafox en la Península 6.2. Obispo de la Puebla de los Ángeles 6.3. Obispo de Burgo de Osma 7. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL HASTA SU CON- SAGRACIÓN POR EL OBISPO JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA (1640-1649) Antonio Pedro Molero Sañudo 11 8 . L A C A T E D R A L D E S D E S U C O N S A G R A C I Ó N H A S T A L AREMODELACIÓN NEOCLÁSICA DE JOSÉ MANZO Y JARA-MILLO 8.1. Siglos XVIII y XIX 8.2 La fábrica exterior 8.2.1 Ventana sobre la puerta del Perdón 8.2.2. Enlosado del atrio 8.2.3. Torre sur 8.2.4. Campana Santa María 8.2.5. Enladrillado de las azoteas y pavimentado de la catedral 8.2.6. Sagrario 8.2.7. Obelisco de la plaza 8.3. El interior de la fábrica 8.3.1. Coro 8.3.2. Capillas: retablos y altares 8.3.3. Presbiterio del altar mayor 8.3.4. Obras menores 8.4. Obras externas dependientes de la fábrica catedralicia 8.4.1. Arquitectura efímera: arcos de triunfo y monumentos 8.4.2. Palacio episcopal y hospital de San Pedro 8.4.3. Urbanismo 8.4.4. Temblores 8.5 Apéndice maestros mayores siglos XVIII y XIX 8.6. Manuel Tolsá y el ciprés de la catedral poblana 8.7. José Manzo y Jaramillo La catedral de Puebla 12 SEGUNDA PARTE 9. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO 9.1. Desarrollo constructivo en planta y alzado 9.2. Descripción arquitectónica 9.2.1. Cuerpo de la iglesia 9.2.2. Cerramientos 9.2.3. Torres 9.2.4. Portadas 9.2.4.1. Fachada principal 9.2.4.1.1. Portada del Perdón 9.2.4.1.2. Portadas laterales 9.2.4.2. Portada norte 9.2.4.3. Portada sur 9.2.4.4. Portada del sagrario 9.2.5. Coro 9.3. Antecedentes 9.4. Influencias posteriores 10. CONCLUSIONES 11. CUADRO CRONOLÓGICO 12. ÍNDICES 12.1. Índice de ilustraciones 12.2. Índice de artistas 12.3. Índice de documentos Antonio Pedro Molero Sañudo 13 13. BIBLIOGRAFÍA 13.1. Bibliografía general 13.1.1. Historia 13.1.2. Arquitectura y arte 13.2. Bibliografía específica 13.2.1. Bibliografía específica Puebla ciudad 13.2.1.1. Historia 13.2.1.2. Arquitectura y arte 13.2.2 Bibliografía específica catedral de Puebla 13.2.2.1. Historia 13.2.2.2. Arquitectura y arte 13.3. Obras de referencia 14. CUADERNILLO DE PLANOS 15. CUADERNILLO DE DOCUMENTOS 16. RESUMEN - ABSTRACT La catedral de Puebla 14 Antonio Pedro Molero Sañudo 15 INTRODUCCIÓN La unidad conseguida en la España peninsular a finales del siglo XV, una vez terminada la fase de Reconquista de los últimos territorios pertenecientes a Al-Ándalus, sumada a la llegada a América y su colonización culminaron, ya en el siglo XVI, en un momento histórico, cultural, económico, social y po- lítico irrepetible. En estas circunstancias se produjo una coyuntura especial para el desarrollo de nuevas estructuras, tanto religiosas como políticas y ad- ministrativas, necesitadas de edificios emblemáticos, en la mayoría de los casos de nueva planta, que afianzaran simbólicamente su nuevo poder. En el marco eclesiástico este auge dará lugar al comienzo de un buen abanico de nuevas grandes catedrales o a la reestructuración de las que ya existían. Cuando ya Europa había dado por finalizado el ciclo constructivo de sus catedrales, en España se comienzan a erigir un buen número de ellas, la mayo- ría de nueva planta, como grandes hitos de las nuevas diócesis recién creadas, bien en los últimos terrenos peninsulares reconquistados al Islam una vez aca- bado el largo proceso de guerras, bien en las tierras recientemente descubiertas de la Nueva España. El proceso en ambos casos tendrá ciertas similitudes, aun- que también notables diferencias. En España se trata, en principio, de recristianizar las zonas recién arreba- tadas al “infiel”, erigiendo nuevas diócesis en las que se construirán toda una suerte de iglesias para reafirmar la fe cristiana, así como una serie de nuevas catedrales que reflejaran el gran poder de la iglesia en estos territorios que se mantuvieron durante tanto tiempo bajo la dominación islámica. La mayoría de estos nuevos templos serán realizados reaprovechando los solares de viejas mezquitas y según el nuevo estilo renaciente, aunque arrastrando todavía en algunos casos ciertas reminiscencias de carácter goticista, tanto estructurales como decorativas. La catedral de Puebla 16 En el contexto geográfico americano arrancará la tarea evangelizadora y de propagación de la fe cristiana a lo largo de unas vastísimas extensiones de terreno, en muchos casos todavía prácticamente vírgenes. En primer lugar, la evangelización estará a cargo de las órdenes monásticas (franciscanos, domini- cos y agustinos principalmente), las cuales erigirán toda una serie de conven- tos como edificios focales para transmitir la nueva fe cristiana a la población indígena3. Pasado el tiempo, llegará el momento del asentamiento y población de todos estos territorios hasta entonces alejados de los designios occidentales. Se fundarán nuevas diócesis y ciudades -unas sobre los solares de antiguos asentamientos prehispánicos y otras de nueva fundación como es el caso de la Puebla de los Ángeles-, a las cuales habrá que dotar de su correspondiente ecclesia cathedralis en las que asentar la “cátedra” episcopal4. El proceso constructivo mediante el cual se levantarán toda esta serie de catedrales comenzará pasada la primera mitad del siglo XVI, tanto en España como en suelo americano. Por estas fechas ya se ha llegado a normalizar el pro- ceso de asentamiento y asimilación tanto de Reconquista como de Conquista, bien sea en la Península Ibérica o en la Nueva España. En algunos de los casos peninsulares se recomenzará sobre los presupuestos de fábricas preexistentes góticas en estados más o menos avanzados de construcción que se reformarán en ciertos ejemplos, mientras que en otros se tirarán abajo para dar paso a una nueva de características ya renacientes, como sucedió por ejemplo en la cate- dral jiennense. En muchos de los casos españoles, la nueva edificación se levan- tará sobre las antiguas mezquitas aljamas todavía existentes, como por ejemplo en Sevilla, Jaén, Granada, Málaga, etc.5, que una vez consagradas a la nueva fe 3 En muchos casos se habla de estos conventos construidos a partir del segundo tercio del siglo XVI y principios del XVII como de “conventos fortaleza”, debido a su muy discutido aspecto defensivo. Véase a modo de buen ejemplo ilustrativo, Gómez Martínez, Javier: Fortalezas mendicantes, Universidad Iberoamericana, México 1997. 4 Las ecclesia cathedralis son las únicas iglesias que están diseñadas desde un principio para albergar, además de la cátedra episcopal, un coro para el clero catedralicio. Navascués, 2000, pág. 3. 5 Bonet Correa 1985, pág 12. “Cuando a finales de la Edad Media se construyen catedrales y templos de planta rectangular, se debe casi siempre al hecho de haber sido levantadas sobre el solar mismo en donde antes hubo una mezquita. Tal es el caso de la Catedral de Sevilla, la Seo de Zaragoza o la Catedral de Jaén.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 17 y dotadas de todas las necesidades para el oficio litúrgico, funcionarán como si de edificios catedralicios se tratara. El modelo de Sevilla es paradigmático, ya que al tratarse de una mezquita de tan grandes proporciones permitía incluir dentro de su perímetro la capilla mayor, el coro y el espacio reservado a los fie- les, tanto en el crucero como en el trascoro; además, como la situación del coro siguió el modelo de Toledo, no se necesitó dotarla de una cabecera con girola semicircular, con lo que no hacía falta ninguna transformación de la planta rectangular de la mezquita6. La cabecera plana y el coro en la nave son dos de las claves más claras que definirán la forma de los templos en todo el ámbito hispánico a partir del siglo XVI. En algunos casos el uso de estas primeras mezquitas-catedrales se demoró durante largo tiempo hasta que pudieron ser remodeladas o derruidas para levantar las iglesias catedrales, lo que condicio- nará, en mayor o menor medida, según los casos, el desarrollo de la edificación en planta. En la Nueva España las catedrales serán edificios totalmente construi- dos de nueva planta, con la importante excepción de la catedral de México, al ocupar su construcción parte de lo que fuera el templo mayor de Tenochtitlán; la construcción del edificio principal de la catedral católica sobre este templo prehispánico no dejará de ser, como en el caso de las edificaciones realizadas sobre las antiguas mezquitas en la Península Ibérica, una afirmación religiosa además de una maniobra de gran repercusión política. En otros casos se erigi- rán en ciudades de nueva fundación como Puebla de los Ángeles, otorgándoles un espacio prioritario en la plaza mayor, donde los arquitectos pudieron desa- rrollar su labor sin problemas espaciales de ningún tipo; aquí sí predominarán, desde el inicio de la construcción de los edificios catedralicios, las formas a “lo romano”, al igual que en muchos de los ejemplos andaluces citados arriba7. 6 Navascués 2001, pp. 33 - 35. 7 A “lo romano” hace referencia al uso de formas de la antigüedad clásica en una interpretación rena- centista en oposición a las formas góticas a “lo moderno”. Navascués 1998, pág. 63. “En Andalucía, donde se apostó por lo romano frente a lo moderno, como en- tonces se decía, es decir por la arquitectura renacentista en lugar de la gótica”. La catedral de Puebla 18 Los proyectos de construcción de estas grandes catedrales adquirirán tal envergadura que no serán concebidos como algo aislado, sino que se convertirán en la punta de lanza de procesos de remodelación del trazado urbano en los casos de las ciudades medievales de la Península Ibérica, o bien serán el centro de irra- diación de las ciudades americanas, en las que ocuparan una o varias manzanas en el centro de la cuadrícula; alrededor y dentro del edificio de la catedral se desa- rrollará todo el teatro social de la ciudad. En las ciudades españolas peninsulares se tratará de organizar la ciudad y el espacio medieval para las nuevas necesida- des de pompa y boato de la mayoría de las celebraciones religiosas que, saliendo más allá de los muros de la catedral, ocuparán la ciudad en forma de procesiones, festividades patronales o cualquier otra expresión de culto, haciéndose necesaria una remodelación del casco urbano que rodea la nueva construcción catedrali- cia. En el territorio americano las catedrales se levantarán en un costado de las monumentales plazas mayores, ocupando normalmente una manzana completa y situándose de esta manera en el centro de la trama urbana que, por lo general, será de nueva traza. La catedral se convertirá en el símbolo de la ciudad y en ella estarán reflejados todos los ciudadanos en mayor o menor medida. “Físicamente es la catedral la que alberga y expresa a la ciudad y su estructura. Situada en el centro de la trama urbana, presidiendo uno de los lados de la plaza Mayor, frente al resto de los poderes, se convierte en el símbolo de la ciudad, en el que todos tie- nen cabida […] Ya no hay iglesias de indios, ni capillas abiertas, la catedral es la ciudad y es de todos, aunque cada uno tenga su lugar determinado y su preeminencia señalada.” Ana Goy8 “La ciudad precisa de un sitio en el cual esté representado el triunfo del evangelio y de la monarquía; surge, entonces, la catedral como expresión de la superestructura. La catedral contiene a la ciudad entre sus muros: en el presbiterio aloja al poder civil: virrey, cabildo y audiencia; en el coro, centro de la estructura, al poder religio- so: obispo y canónigos; en las capillas o altares laterales, a los trabajadores: gremios y cofradías.” Adalberto Luyando9 8 Goy Diz 2002, pág. 20. 9  Luyando Lares 1990, pág. 7. Antonio Pedro Molero Sañudo 19 Esta última serie de catedrales cuya construcción se inició en el siglo XVI representa un verdadero hito en el contexto de la historia de la arquitectura española. Las catedrales de Granada, Jaén o Sevilla -esta última, anterior a las otras dos en su construcción inicial pero producto de profundas remodelacio- nes en esta época- son algunos de los ejemplos más sobresalientes, y marcaron las pautas a seguir en muchas de las construcciones posteriores, tanto en el plano arquitectónico y decorativo como en el litúrgico. El edificio catedralicio jiennense es citado en algunos casos como el paradigma que se siguió para la construcción de las primeras catedrales novohispanas de México y Puebla de los Ángeles, posteriormente reflejadas en otras a lo largo de toda la geogra- fía americana. Las catedrales de Puebla y Jaén, pese a que se prolongaron sus obras durante casi tres siglos10, muestran una unidad constructiva en todo su conjunto que las sitúa entre los más grandes logros arquitectónicos de nuestro Renacimiento, aunque las soluciones finales que adoptaron estuvieran ya den- tro del Barroco o incluso, en el caso de Puebla, sean ya formas de estilo Neoclá- sico11. Ambas fábricas catedralicias respetarán y se adaptarán en todo momento a sus proyectos originales del siglo XVI. 10  En el caso andaluz tendríamos que hablar de cinco siglos y medio si nos remontáramos al año de 1249, fecha de la consagración de la mezquita musulmana como templo cristiano. Hablamos de tres siglos aproximadamente, partiendo de la fecha de 1548, cuando Andrés de Vandelvira se hace cargo del proyecto renacentista, dando por fecha de finalización de todo el conjunto la de 1801, cuando se consagra la iglesia parroquial del Sagrario. 11 Posiblemente la unidad estética y estilística que muestra la catedral poblana es fruto de tres causas: la primera fue el hecho de construirse ex novo, sin ninguna atadura espacial previa; la segunda, la ingente cantidad de dinero que dispuso en casi todo su periodo constructivo; y la tercera, y a nuestro juicio la más importante, la decisión del cabildo de que no se alterara la fábrica original en su esencia, sino que más bien se preservaran en todo lo posible los proyectos iniciales, tal y como veremos más adelante con el tema del sagrario que se levantó frente a la fachada principal. Algo de características similares, guardando las distancias, sucedió en la Península en la catedral de Segovia; aquí, el espacio donde se ubicó no tuvo los problemas de caserío medieval que pudieron tener otros edificios catedra- licios en suelo español y hubo siempre un flujo constante de dinero para la fábrica. Además, el cabildo fue el responsable de que la obra mantuviera la uniformidad que muestra a día de hoy. Según apuntó el profesor Antonio Ruiz Hernando en su conferencia: Las catedrales de Segovia y Salamanca, impartida en Ávila durante la 46 lecciones de arquitectura española. La catedral de Salamanca (20-10-2013), “la homogenei- dad de la catedral de Segovia se puede deber, entre otras cosas, a que en 1522 Juan Rodríguez aparecerá como canónigo fabriquero, oficio que desempeñará durante aproximadamente cuarenta años”. La catedral de Puebla 20 “Conjunto catedralicio el de Jaén materializado tras una prolongada gestación […] destaca por la UNIDAD del conjunto, el logrado EQUILIBRIO arquitectónico, y la CONTINUIDAD entre los sucesivos periodos históricos y artísticos abarcados […]” Antonio Ortega12 “La integración armónica de todos sus elementos, por estar subordinados a la sobriedad lineal y volumétrica de las formas arquitectónicas, dentro de un ámbito de claridad lumínica y generosidad en los espacios, le confieren a todo el conjunto una unidad excepcional; esto se logró a pesar de que su construcción, iniciada en 1575, se prolongó durante casi un siglo hasta la conclusión de sus partes fundamentales y, a pesar también, de que en ella se siguieron haciendo obras durante los siglos XVIII y XIX […]” Mariano Monterrosa y Leticia Talavera13 La serie de catedrales cuya construcción se inició durante el siglo XVI en América, excepto alguna con una planta excepcional como la de Pátzcuaro -en el estado de Michoacán-, respondieron en muchos de sus aspectos a un modelo muy concreto importado desde el sur de la Península Ibérica. Parece ser que Fe- lipe II en 1565 propuso como ejemplo la iglesia magistral de Alcalá de Henares para la construcción de la catedral de Guadalajara en México, pero el prelado de ella, Pedro de Ayala, no aceptó la propuesta decantándose por el modelo andaluz de iglesia salón14. Básicamente, todos los proyectos catedralicios americanos pusieron los ojos en el patrón de la catedral de Sevilla para su construcción. El modelo se- villano fue la referencia obligada en cuanto a administración, liturgia y arqui- tectura institucional, siendo el ejemplo para la constitución de los cabildos ecle- siásticos, así como para la determinación de los usos y de la liturgia a seguir en las diócesis recién constituidas en América, tal y como lo exigían las Leyes de Indias15. Importante es señalar que la catedral de Sevilla fue la metropolitana de las Indias hasta el año 1547 en que Santo Domingo, México y Lima se convir- 12  Ortega Suca 1991, pág. 148. 13  Monterrosa 1988, pág V. En referencia a la catedral de Puebla. 14  Goy Diz 2002, pp. 28 - 29. La autora nos da este dato haciendo referencia a Fernando Marías. Chueca Goitia 1951, pág. 71. Ya en 1523 Juan de Rasines y Vasco de la Zarza dieron un informe para la construcción de la catedral nueva de Salamanca, “[...] proponiendo, para las alturas de la obra, una solución radicalmente distinta de todo lo que se había elegido hasta entonces; aconsejaron que las tres naves fueran de igual altura y que se edificara una moderna iglesia de ‘salón’. Como veremos no pros- peró la idea.”. 15  Navascués 2001, pp. 35 - 36. Antonio Pedro Molero Sañudo 21 tieron en diócesis metropolitanas dejando de ser las tierras americanas sufra- gáneas de la diócesis hispalense16. Aunque la catedral de Sevilla se contemple como el modelo arquitectónico que debe seguirse en América, parece bastante claro que todo este grupo de grandes basílicas catedrales iniciadas en el Nuevo Mundo dentro del siglo XVI son consecuencia más directa del arquetipo ar- quitectónico andaluz de la catedral de Jaén proyectado por Andrés de Vandel- vira. El modelo catedralicio jiennense está perfectamente ejemplificado en las catedrales de México, Puebla, Guadalajara, Mérida, Lima y Cuzco, entre otras en suelo americano: planta rectangular de tipo salón, crucero no sobresaliente, cabecera de testero plano que se adecuaba muy bien a la traza cuadricular de los nuevos asentamientos, cubierta de las naves a la misma altura y capillas la- terales entre contrafuertes. Según el criterio del profesor Bonet, este arquetipo de fábrica catedralicia creado en Jaén sería repetido con escasas variantes en España e Hispanoamérica durante tres siglos, constituyendo “el más preciado legado de la arquitectura española en América” 17. Independientemente de las similitudes o parecidos arquitectónicos entre las catedrales hispanoamericanas y las catedrales andaluzas del siglo XVI (bien sea respecto a la de Sevilla, Jaén o Granada, principalmente), en el aspecto en el que sí hay una profunda identidad entre ellas es en la configuración de sus cabildos, conformados al modo hispalense, y de todo el ceremonial eclesiástico que desarrollaban. Por tanto, no es de extrañar que requiriéndose las mismas necesidades se dieran soluciones constructivas análogas, sobre todo en cuanto a la ordenación del espacio interior de los templos18. La solución para la dispo- sición interior del espacio seguirá en América, igual que en la España penin- sular, el llamado por el profesor Navascués “modo español”, con la secuencia altar-crucero-coro que deriva directamente de la catedral de Toledo19. El altar 16  Navascués 2000, pág. 6. 17  Bonet Correa 1985 B, pág 11. 18  Navascués 2001, pág. 36. 19  Esta disposición del coro, situándolo frente al altar mayor con un trascoro a su espalda, permite la posibilidad de que los fieles participen, tanto del ceremonial solemne que se realiza entre el altar y el coro como de la asistencia al culto ordinario que se celebra siempre en el trascoro. La catedral de Puebla 22 y el coro se unen mediante un pasillo que atraviesa el crucero, llamado vía sacra o valla. Con respecto al coro debemos matizar que éste no es una simple sillería que se pueda colocar en donde más convenga dentro del espacio de una catedral, sino que, por el contrario, es una de las partes fundamentales para el desarrollo del culto solemne catedralicio y debe ocupar un espacio muy concre- to, que consecuentemente coincide con el centro geométrico de la construcción. Además, es obvio que esta estructura arquitectónica que conforma el coro den- tro de la unidad del edificio de la catedral, tiene condicionadas directamente sus dimensiones con respecto al número de sus integrantes. Esta cuestión debía tenerse muy en cuenta en la elaboración de las trazas por parte de los cons- tructores, que lógicamente debían ceñirse a lo requerido por el cabildo en esta materia, conformando la repartición del espacio interior del edificio respecto a la construcción y ubicación del susodicho coro. “Mira donde se cruzan las diagonales con los paralelos que esta señal en triángu- lo o desde H a M, esta distancia tenga esta capilla que es el coro”. Simón García20 El coro y el altar mayor son las dos partes imprescindibles para constituir una ecclesia catedralis; desde el punto de vista litúrgico son los lugares más im- portantes, ya que es aquí donde el clero catedralicio realiza sus dos obligacio- nes principales: el servicio de altar y el servicio de coro. Este hecho funcional hace que sean los espacios que se planteen con mayor personalidad a la hora de trazar una catedral; el primero es la referencia más importante para la vida del clero catedralicio, ya que el cabildo está obligado, tanto conjuntamente como individualmente, a asistir en este espacio al llamado servicio de coro. En España, desde la construcción de la catedral de Toledo y hasta la ce- lebración del concilio de Trento, el coro se situó siempre en la nave central con la secuencia altar-crucero-coro que ya hemos comentado arriba. Será después 20  Citado en Navascués 1998, pág. 62. Es una frase que consideramos de Rodrigo Gil de Hontañón que conocemos por el Compendio de architectura y simetría de los templos, recopilado por Simón García en el año 1681, en el capítulo “Que trata del repartimiento de los templos por geometría”. El propio Hon- tañón, a la hora de diseñar una catedral, también sitúa correlativamente el altar, el crucero y el coro. Antonio Pedro Molero Sañudo 23 cuando se establecerán nuevas normas, no muy concisas realmente, en lo to- cante a la ordenación interior de los templos en consonancia con la liturgia allí desarrollada21; tan solo se hacía mención especial a que debía asegurarse, desde la posición de los fieles, la visión del altar y la del lugar preeminente que debía tener la silla episcopal. En España tendremos el caso único de la catedral de Valladolid diseñada por Juan de Herrera ya con unos preceptos postridentinos; Herrera introduce en su proyecto una importante variación en la disposición interior de su catedral con un marcado carácter contrarreformista: opta por una secuencia, hasta ese momento inédita en suelo español, de coro-altar-fie- les22. Esta novedosa situación del coro le obliga a disponer de manera diferente la forma y la distribución de todo el conjunto del edificio, condicionando, por ejemplo, la extensión de la cabecera para que pueda alojar los ciento dieciocho asientos. Queda claro que el arquitecto ya tenía en mente esta novedosa dis- posición cuando realizó sus trazas23, ya que se puede observar esta colocación sobre el plano de su planta general. Los planos de Herrera nos demuestran la importancia que tiene en la fábrica arquitectónica la colocación del coro en un lugar específico dentro de la catedral. En el ejemplo de la catedral de Toledo, an- terior a estas fechas, es evidente que la elección por parte del cabildo de colocar el coro en la nave central hizo concebir la cabecera de manera distinta a todas las catedrales medievales europeas, ya que en Toledo no existía la necesidad de albergar el coro catedralicio en este espacio -además de que era técnicamen- te imposible por impedimentos topográficos-, con lo que sus dimensiones son mucho menores que las de las grandes macrocabeceras góticas. Aunque muy similar en sus directrices arquitectónicas a las grandes catedrales francesas, la catedral de Toledo muestra una profunda diferencia al ordenar su espacio inte- 21  Los decretos de reforma aprobados en la tercera etapa del concilio de Trento (1562 - 63), en los últi- mos años del pontificado de Pio IV, son los que más repercusión tuvieron a efectos de la nueva dimen- sión espacial de la liturgia. 22  Esta secuencia tiene en España otro ejemplo, aunque circunstancial, en la antigua catedral de Cádiz, actualmente parroquia de Santa Cruz. 23  No quiere decir esto que el arquitecto pudiera elegir por sí solo y arbitrariamente el lugar de ubi- cación del coro, sino que esta colocación vendría dictada por las necesidades del cabildo, y el maestro debería adaptar el espacio interior del edificio a ellas a la hora de realizar primero las trazas, y poste- riormente la obra. La catedral de Puebla 24 rior de manera completamente distinta, adaptándose a sus propias necesidades litúrgicas. Son muchos los autores que han remarcado el gran parecido entre la ca- tedral de Valladolid y sus homólogas en suelo americano24, llegando incluso a colocar el proyecto de Herrera como el modelo que se siguió para la traza y la construcción de la catedral poblana, motivo de este trabajo, aún siendo imposi- ble por ser posterior el proyecto de Juan de Herrera al realizado por Francisco Becerra para el edificio angelopolitano. En nuestra opinión, además de las dife- rentes fechas de inicio de ambos proyectos, la sustancial diferencia que existe en el diseño de la catedral de Valladolid con respecto a la ubicación de su coro referida más arriba, en comparación a todas las demás catedrales trazadas en el siglo XVI, tanto en España como en América, la descartaría, a nuestro juicio, automáticamente como el paradigma que se siguió para la construcción de la catedral de la Puebla de los Ángeles. A pesar de que obviamente existe un gran parecido en la planta entre ambos ejemplos, la catedral de Valladolid alberga una grandísima diferencia conceptual, al estar configurada bajo unas premisas funcionales distintas que lógicamente se verían reflejadas en su arquitectura. Como colofón de esta introducción debemos decir que la serie de cate- drales que se construyeron a lo largo del siglo XVI en América tenían la vista puesta en los modelos andaluces más o menos contemporáneos de Sevilla, Jaén y Granada, que eran los tres grandes ejemplos a seguir. De la catedral hispalen- se se copiarán algunos aspectos arquitectónicos y sobre todo, como ya hemos dicho, las cuestiones relativas al desarrollo del culto dentro del espacio interior catedralicio. La catedral de Jaén se mostrará como una derivación absolutamen- te canónica, pero mucho más clasicista, de la sevillana; de hecho es el ejemplo, en planta y en muchos aspectos de su alzado, que parece más seguido en las realizaciones al otro lado del océano. La gran obra de Siloé en la catedral de Granada será un enorme laboratorio que surtirá, tanto al ámbito peninsular 24  Chueca Goitia 1947, pág. XV; Angulo Íñiguez 1955; Pizarro Gómez 1990, pág. 175; Kubler 1975, pp. 307 - 308. Antonio Pedro Molero Sañudo 25 como al americano, de numerosas formas constructivas y decorativas que se- rán copiadas y reelaboradas hasta la saciedad. “Con los proyectos de Granada, Jaén y Valladolid se cierra el capítulo de las ca- tedrales españolas, al quedar casi todas las grandes ciudades de la Península, dotadas de sus magníficos templos, por eso el proceso continúa pero no en Europa, sino en América, donde fue preciso levantar las monumentales iglesias de las nuevas diócesis creadas por la Corona. Pero en ese punto, los arquitectos no partieron de cero sino que retomaron el camino en el mismo sitio donde lo habían dejado Diego de Siloé, Andrés de Vandelvira y Juan de Herrera.” Ana Goy25 No debemos olvidar que las construcciones americanas son fruto de una recreación de estructuras y formas renacientes ya asentadas en los te- rritorios españoles peninsulares, como ocurrió en otros campos, incluido el de la arquitectura militar. Los arquitectos que realizaron estas obras en terreno americano eran maestros que no disfrutaban de un alto reconoci- miento en España, y que se trasladaron allí para tratar de obtenerlo; serán maestros que no llegarán con una gran experiencia técnica, y que buscarán en el repertorio de los libros de arquitectura soluciones a los problemas que les irán surgiendo puntualmente en sus construcciones. Todo esto dará como resultado una serie de catedrales realizadas, unas veces con mayor y otras con menor éxito, que aunque claramente seguirán las pautas y mo- delos europeos, tendrán su propio carácter particular fruto del contacto y mezcla con una realidad absolutamente diferente de la peninsular en todos sus aspectos: sociales, culturales, religiosos, geográficos y por supuesto de índole constructiva, que dotarán a estas magnas construcciones de una im- pronta propia y perfectamente identificable. “La catedral como principal género de arquitectura religiosa, definió sus elemen- tos a lo largo de muchos siglos, a partir de funciones de carácter litúrgico, simbólico, socio-religioso y administrativo; por otra parte, resulta lógico que a la Nueva España haya llegado el prototipo de la catedral española. Sin embargo, con este razonamiento se ha ocultado o minimizado el papel que jugó la creatividad criolla, mestiza e indígena novohispana en la modificación e innovación del mencionado prototipo. Evidentemen- te, el mérito de la diferenciación entre la catedral novohispana y la española -y hacia el interior del virreinato, las diferencias de las catedrales de cada una de sus regiones- no 25  Goy Diz 2002, pág. 24. La catedral de Puebla 26 es sólo atribuible a la aportación humana, al medio físico geográfico, con sus materiales, sus climas, sus condiciones orográficas, edafológicas o telúricas, sino que se relaciona con su adaptación al tipo arquitectónico.” Carlos Chanfón26 26  Chanfón Olmos 2001, pp. 291 - 292. Antonio Pedro Molero Sañudo 27 SISTEMA DE TRANSCRIPCIÓN Y CITACIÓN DE DOCUMEN- TOS Transcripción y citación En la transcripción de documentos hemos seguido el criterio de mantener la grafía original, haciendo las aclaraciones que pudieran ser pertinentes en caso de necesidad para la compresión. Se indicará la anterioridad o continuidad del párrafo transcripto median- te […]. Se acentuarán y puntuarán los documentos transcritos en pro de su mejor comprensión. Las páginas de los documentos serán citadas mediante la numeración de la hoja seguida de “r” (recto o frente), o “v” (verso o vuelta), ejemplo: F 65 r (pá- gina 65 recto o frente). Siglas AGMP: Archivo General del Cabildo Municipal de la Ciudad de Puebla ACCP: Archivo del Cabildo de la Catedral de Puebla ANP: Archivo de Notarías de la Ciudad de Puebla AGI: Archivo General de Indias AGN: Archivo General de la Nación de México La catedral de Puebla 28 Antonio Pedro Molero Sañudo 29 PRIMERA PARTE 1. LA FORMACIÓN DE LA CIUDAD DE LA PUEBLA DE LOS ÁNGELES “[…] La Corona estimuló la emigración de agricultores hispanos a Indias, precisamente a partir de 1531, tomando a su cargo los gastos de viaje y concediendo en plena propie- dad tierras, utillaje y animales de labor. […] […] Ser gobernados como en España y no pagar tributos se convirtieron en dos podero- sos incentivos más para la emigración a Puebla.” Guadalupe Albi27 "[…] Quien no poblare, no hará buena conquista, y no conquistando la tierra, no se con- vertirá la gente; así que la máxima del conquistar ha de ser poblar. [...]" Francisco López28 El proceso para la implantación española en los inmensos territorios de los recién ocupados terrenos que a la postre serían la Nueva España tuvo su funda- mento, principalmente, en la urbanización de éstos, poniéndose en marcha, una vez terminada la fase de la ocupación e iniciada la del asentamiento, un proceso colosal que necesitaba de nuevas creaciones arquitectónicas, tanto de nueva plan- ta como sobre poblaciones y construcciones prehispánicas ya existentes. "El fenómeno de la repoblación, ordenación territorial y planificación urbanística de América sólo tiene paralelo en la historia humana en la colonización mediterránea de la Magna Grecia, en el gran empeño alejandrino del mundo helenístico, o en la labor creadora de ciudades del Imperio Romano. [...] [...] Desde Santo Domingo, la primera ciudad de la América española, trazada por Ni- colás de Ovando, triunfó en los nuevos diseños, con mayor o menor exactitud según los casos, el trazado reticular que luego habría de normalizarse y convertirse en regla y ordenanza del futuro. [...] [...] Las nuevas ciudades, aunque concebidas en el gran siglo del Renacimiento europeo y basadas en una trama geométrica y con un deseo de unidad, no son ciudades este- lares de su época, ni utopías renacentistas. Su trazado tuvo éxito precisamente por su elementalidad. Yo diría que repiten el eterno tipo de ciudad colonial." Rafael Manzano29 27  Albi Romero 2000, pp. 129 y 138. 28  López de Gómara 2007, pág.86. 29  Urbanismo español en América 1973, pp. 7 - 10. Se trata de parte del prólogo escrito por Rafael Man- zano Martos La catedral de Puebla 30 Fig. 1 Plano de la ciudad de Puebla año 1650 Fig. 2 Plano de la ciudad de Puebla año 1650 reproducido en azulejo en la plazuela sita entre las calles 4 sur y Avda. 5 oriente Antonio Pedro Molero Sañudo 31 Fig. 3 Plano de la ciudad de Puebla año 1680, Miguel Alcalá Mendiola Fig. 4 Plano de la ciudad de Puebla año 1754, José Mariano de Medina La catedral de Puebla 32 Fig. 5 Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara Antonio Pedro Molero Sañudo 33 La ciudad de la Puebla de los Ángeles está ubicada a unos ciento treinta kilómetros de la Ciudad de México en una extensa y fértil llanura. Este va- lle, llamado de Cuetlaxcoapan ó Cuextlaxcopan, está situado a unos dos mil metros de altitud aproximadamente y marcaba los límites fronterizos de di- ferentes señoríos indígenas que estaban casi permanentemente en guerra, lo que explica que a la llegada de los españoles este amplio espacio se encontrara totalmente despoblado.30 El lugar escogido para la fundación de la ciudad disponía de tres corrien- tes de agua: el Almoloyan o Almoloya (lugar donde mana la fuente de agua), el Atlcesecan (en el agua fría) y el Atoyac o Atoyaque (agua que se derrama); al sureste del valle se encuentran las ricas tierras de cultivo de Atlixco. El lugar ofrecía magníficas ventajas para el desarrollo de la ciudad: tierra fértil en sus alrededores, corrientes permanentes de agua, materias primas para la cons- trucción en los cerros que la rodeaban, bosques y pastizales para la ganadería, y un clima moderado con un régimen de lluvias regulares. Este lugar estratégicamente escogido es el paso natural desde el altiplano central hacia Centroamérica y la costa del Pacífico, siendo un punto importante como llave del camino hacia la ciudad de México31. Otro de los motivos para la elección de este emplazamiento fue la necesidad de establecer un centro de población entre la capital del virreinato y el puerto de Veracruz que sirviera para dar mayor seguridad a los viajeros y comerciantes que llegaban de la me- trópoli y realizaban el trayecto entre la capital y el puerto. Se intentó llevar a cabo la utopía del urbanismo renacentista, creando una ciudad de nueva planta para cristianos españoles que no habían obtenido ningún tipo de encomienda 30 Bühler 2001, pp. 29 - 30. Haciendo referencia a Hugo Leicht y a Efraín Castro Morales, “La ciudad de Puebla se encuentra casi en el centro de esta cuenca y se asentó en una tierra de nadie que las tribus de indios desunidas entre sí dejaron despoblado”. En los tiempos prehispánicos, el lugar fue denominado Cuetlaxcoapan, que significa “río o agua de culebras de pellejo”, dependiendo de la ortografía también interpretada como ‘junto al agua de las tripas’”. Leicht 2006, pp. 371 - 372. “[…] se podría suponer que el nombre de Cuitlaxcoapan que en algunos ‘Ana- les’ aztecas se da a Puebla y que significa ‘junto al agua de las tripas’ (cuitlaxcolli ‘tripa’, atl ‘agua’, pan ‘en’) […]”. 31  Marín Tamayo 1961, pág. 15. La catedral de Puebla 34 y que quisieran establecerse como colonos32. La futura nueva ciudad fue pensa- da desde su comienzo para que albergara la cátedra del prelado de la diócesis de Tlaxcala, fray Julián Garcés, sumándose así los intereses social, económico, político y religioso desde el inicio de la fundación. “[…] La fundación, creación de un nuevo espacio urbano, adquiere una connotación es- pecial que dejará una impronta que durará a lo largo del tiempo. Al fundar, el hombre se comporta con la convicción de estar realizando un acto único, nuevo, que trasciende al grupo fundador sacralizando el acto mismo; de esta manera, la selección del sitio, la delimitación del espacio, el reparto de solares, el establecimiento del ritual fundador que constituye un elemento clave en el origen de una nueva ciudad se cargan de con- tenido y, con el transcurso de los años, va adquiriendo un aura mágica que traspasa la realidad y se convierte en leyenda, dando paso al origen de una heroica “edad de oro”, de un pasado glorioso y portentoso que marca a las generaciones venideras con un sello indeleble.[…] […] sabemos que la nueva puebla es el resultado de un ambicioso proyecto concebido entre el obispo de Tlaxcala fray Julián Garcés, el presidente de la Real Audiencia de México, oidor don Juan de Salmerón y los frailes franciscanos representados por fray Toribio de Benavente; la propuesta consistía en conjuntar en un centro urbano a espa- ñoles pobres y vagabundos que deambulaban por todo el territorio para que laboraran las tierras novohispanas en las mismas actividades que habían realizado en España.” Carlos Contreras33 La nueva ciudad sería edificada al completo de nueva planta y su compo- sición social estaría formada por conquistadores que no hubieran conseguido encomienda alguna, como ya dijimos arriba, y por los españoles inmigrantes que llegaran de la Península Ibérica. Este espíritu social utópico patente en la fundación se centraba en recoger a todos los españoles pobres y ociosos que vagaban por la Nueva España, ofreciéndoles un nuevo modo de vida al pro- porcionarles todo lo indispensable para asentarse34. De esta forma la Corona 32 Según el DRAE la encomienda, en América, era una “institución de contenidos distintos según tiempos y lugares, por la cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara de su trabajo o de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios”. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española 2001. La encomienda fue una institución característica de la colonización española en América y se entendía como una recompensa que otorgaba el rey a un súbdito español, llamado encomendero, por los servi- cios que había prestado a la Corona. Esta encomienda estaba compuesta de tierras y todos los indios que en ellas vivieran. El encomendero recibía los tributos o impuestos por los trabajos que los indios debían entregar a la Corona y a cambio éste debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal, preocupándose de educarlos en la fe cristiana. El tributo se pagaba en especie -con el producto de sus tierras-, o en servicios personales o trabajo en los predios o minas de los encomenderos. La encomienda de indios procedía de una vieja institución medieval implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera peninsular en tiempos de la Reconquista. 33  Contreras Cruz 2000, pp. 18 y 21. 34  Ser español era la condición sine qua non para poder convertirse en vecino de Puebla, lo cual im- plicaba haber participado en hechos de armas durante la conquista aunque hubiera sido en cargos no Antonio Pedro Molero Sañudo 35 trataba de recompensar el esfuerzo de una serie de hombres que habían con- quistado en su nombre estas tierras y que no habían sido retribuidos con la habitual concesión de una encomienda35. La idea fundacional pretendía alejar cualquier tendencia aristocrática en favor de una población de colonos exclusivamente, pero a la larga se perdería el combate y la ciudad acabaría convirtiéndose en un núcleo de riqueza que encarnó las mismas inclinaciones aristocráticas y de privilegios que se quisie- ron combatir. Muy pronto se olvidó el ideal utópico de querer configurar una sociedad igualitaria con agricultores y artesanos españoles, conformada sin la ayuda del trabajo indígena forzado, para pasar a ser una “sociedad rígidamente muy importantes. Herzog 2006, pp. 49 - 51. “[...] Según las ordenanzas de Jaén (1573), los vecinos eran individuos que residían en la ciudad con su familia o que establecían domicilio en la jurisdicción. [...] [...] Según los documentos que se conservan en los archivos municipales de Sevilla, las personas que deseaban convertirse en vecinos de la ciudad tenían que solicitarlo al Concejo. En el siglo XVII y has- ta la primera década del XVIII, los nacidos en la ciudad presentaban su partida de bautismo y una declaración jurada de que pretendían quedarse en la jurisdicción. Los foráneos tenían que demostrar, también con una declaración jurada, que habían residido en la ciudad al menos diez años como cabezas de familia. [...]”. 35  López Quiroz 1999, pág. 224. “La ciudad de Puebla se pensó y edificó, en realidad, para los es- pañoles; lo que el P. Motolinía deseaba era un lugar en donde hubiera gente peninsular ‘que se diesen a labrar los campos y a cultivar la tierra al modo y manera de España, porque la tierra había muy grande disposición y aparejo, y que no todos estuviesen esperando repartimiento de indios; y que se comenzaran pueblos en los cuales se recogerían muchos cristianos que en el presente andaban ociosos y vagabundos’. Fray Toribio de Benavente Motolinía, Relaciones de la Nueva España.”. Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los más firmes opositores al sistema de encomiendas, y aunque el mismo ejerció de encomendero en sus primeros años en el Nuevo Mundo, acabó renunciando a ellas. Chevalier 1957, pág. 5. En 1529 el consejo reunido en Barcelona se había pronunciado por la supresión de las encomiendas y la completa libertad de los indios. Albi Romero, 2000, pp. 127 - 129. El sistema social-económico de la encomienda que adoptaron los es- pañoles a raíz de la conquista, comenzó a parecer hacia 1530 a los ojos de la Corona y de los religiosos como un error necesario de reparar. Para demostrar con hechos la posibilidad de suprimir la encomien- da, la Corona alentó la fundación de ciudades nuevas que fueran habitadas en exclusiva por españoles. La bibliografía acerca de Fray Bartolomé de las Casas es enorme; citamos algunos de los últimos textos sobre él y su obra: Iglesias Ortega, Luis: Bartolomé de las Casas. Cuarenta y cuatro años infinitos, Fundación José Manuel Lara, Sevilla 2007, pp. 453 - 454. Las llamadas Leyes Nuevas fueron selladas y proclamadas por el emperador Carlos V en Barcelona el 1 de mayo de 1542; por ellas se puede decir que teóricamente se acababa el sistema de encomienda, ya que era anulado y echado por tierra nada menos que en nueve leyes. “En la ley u ordenanza 25 se prohíbe expresamente ‘que tengan indios encomendados los virreyes, gober- nadores y sus tenientes, oficiales reales, prelados, monasterios, religiosos, cofradías, casas de moneda, tesorería, oficiales de Hacienda, y los que tuvieren sean puestos en la Corona real’. [...] [...] En la 26 se extiende la prohibición ‘a todas las personas que tuvieran indios’, y en la 28 se da incluso la razón de la de ley: ‘mereciendo los encomenderos ser privados de sus repartimientos por los malos tartamientos hechos a los indios’ por lo que han de ser puestos en la corona real. La ley 29 insiste en que ‘por ninguna vía, ni causa, ni en ninguna manera se puedan encomendar indios’; en la 30 no se per- mitía conceder nuevas encomiendas en adelante ‘ni por nueva provisión, ni por renuncia, ni donación, venta, ni otra cualquiera forma o modo, ni por vacación ni herencia’. Y en la ley 39 -sin duda atendiendo a la repetida idea de Las Casas respecto de los naturales de las islas Española, Cuba y San Juan- se les permite a estos indios -para su recuperación física y psicológica- ‘no pagar tributos reales ni personales ni mixtos, sino que personas religiosas los instruyan en las cosas de nuestra Santa Fe católica’.”. A pesar de estas Leyes Nuevas, tan sumamente explícitas en cuanto al tema, la encomienda subsistió hasta 1720. Lavallé, Bernard: Bartolomé de las Casas, entre la espada y la cruz, Ariel, Barcelona 2009. La catedral de Puebla 36 jerarquizada según clases y privilegios que requerían cada vez más mano de obra india y tierra laborable”36. Las leyendas populares hablan del mito de un sueño que supuesta- mente tuvo el primer obispo de la sede Carolense y obispo de Yucatán en la Nueva España, el dominico fray Julián Garcés37, el 28 de septiembre de 1530 (vísperas del día de San Miguel), en el que los ángeles le mostraban un lugar ideal para llevar a cabo la fundación de una ciudad, en donde había abun- dancia de agua, tierra fértil y un clima saludable. Siguiendo esta leyenda, el obispo condujo al día siguiente a un grupo de franciscanos a ese lugar soñado que no sería otro que el elegido para la fundación de la Puebla de los Ángeles, el cual parece ser que estuvo situado al norte de la actual iglesia de San Francisco.38 “[…] Veía más en sueño el venerable obispo, porque veía dos ángeles que con el cordel de alarifes medían aquel campo, ya de Oriente a Poniente, ya de Norte a Sur, como quien monta una fábrica y traza los fundamentos de la ciudad.” Antonio Bonet39 36  Bühler 2001, pág. 37. 37  Fray Julián Garcés, que había sido discípulo de Antonio de Lebrija y ex alumno de la Sorbona, fue el obispo de la primera diócesis de la Nueva España llamada Carolense en honor al emperador Carlos V, y también fue obispo de Yucatán según bula expedida por Clemente VII el 13 de octubre de 1524. Estos cargos fueron ratificados por una cédula real de fecha 19 de septiembre de 1526, mediante la cual se limitaba la provincia de Tlaxcaltechle y se erigía la santa Iglesia de Tlaxcala. Esta diócesis tuvo su primera sede en la isla de Cozumel hasta el año de 1526, pasando a Tlaxcala, ya en el año 1527. En 1539 la diócesis fue trasladada a la recientemente fundada ciudad de los Ángeles (Puebla), en la que ya residían el obispo y parte de su cabildo. Oficialmente este hecho se confirmó mediante una cédula real de fecha 6 de junio de 1543; para su desgracia el obispo fray Julián Garcés no vivió para verlo, ya que murió en 1542. El obispado Carolense había sido constituido mediante una bula de fecha 24 de enero de 1518 en Cozumel, que por aquel entonces se pensaba que pertenecía al continente y no que se trataba de una isla. Fray Julián Garcés muere en 1542. 38 Marín Tamayo 1961, pág. 27. El primer autor que habló del mito de la fundación de la ciudad de Puebla a manos del obispo Julián Garcés fue el padre Florencia en el siglo XVII en su obra Aparición de San Miguel, Libro 1, capítulo XV; a partir de entonces esta leyenda ha sido incluida en todos los relatos de autores posteriores que han tratado el tema. Se atribuye a la mayoría de las ciudades antiguas y a algunas de la Edad Moderna una fundación original mítica o heroica, como por ejemplo a muchas de las polis griegas, a Roma e incluso a algunas ciudades o pueblos durante la Reconquista española. Estos mitos fundacionales también existen en muchas de las ciudades con pasado prehispánico en lo que fue la Nueva España. Con esto se pretendía relacionar la propia fundación y el pueblo con la divinidad. El mito de la fundación de La Puebla de los Ángeles es un ejemplo más de esa interacción entre los hombres (Fray Julián Garcés) y la divinidad (los ángeles) que sirve para otorgar un carácter sagrado al hecho fundacional. 39  Citado en Bonet Correa 1986, pp. 15 - 16. Antonio Pedro Molero Sañudo 37 “La Puebla de los Ángeles es un claro ejemplo. Mito, leyenda y realidad se en- trecruzan en una historia que nos habla de ángeles fundadores, frailes constructores y autoridades españolas deseosas de hacer la nueva puebla una ciudad única en la Nueva España; mito, leyenda y realidad que nos presenta un panorama propio del proceso fundacional de un nuevo centro urbano.” Carlos Contreras40 Isabel de Portugal, reina gobernadora de España en ausencia de su cónyu- ge el emperador Carlos V41, en una cédula real fechada en Ocaña el 18 de enero de 1531, encargó al presidente de la real primera audiencia de la Nueva España, Nuño Beltrán de Guzmán, la fundación de un pueblo de cristianos españoles “[…] en el más conveniente y aparejado lugar que os pareciere”, de la provincia de Tlaxcala para que sirviera de residencia al prelado de la diócesis, el obispo fray Julián Garcés (1526 - 1542), ya que éste se había quejado ante la reina de que “no podía residir entre los indios ni hacer su iglesia”42. Los oidores de la segunda audiencia, los licenciados Juan de Salmerón, Alonso Maldonado, Francisco Caynos y Vasco de Quiroga43, habiendo recibido instrucciones del monarca fechadas el 12 de julio de 1530, se embarcaron en Sevilla el 25 de agosto, llegando al puerto de Veracruz el día 10 de diciembre del mismo año44. Celebraron su primer cabildo en la ciudad de México el día 16 de enero de 1531 y en esta primera junta se acordó la fundación de la ciudad de Puebla45. Esta real audiencia de México, después de elegir la ubicación para la ciudad, mandó trazar la Puebla de los Ángeles el 16 de abril de 153146, fecha en la que fray Toribio de Benavente, Motolinía, nos cuenta que se celebró la 40  Contreras Cruz 2000, pág. 20. 41  La reina Isabel, esposa de Carlos V y madre de Felipe II, fue regente durante la ausencia del monarca desde el 28 de julio de 1529 hasta el 28 de abril de 1533. Isabel fue también emperatriz de Alemania entre 1503 y 1539. 42  Leicht 1967, pp.138 - 139. 43  Chevalier 2000, pág. 34. Según este autor estos miembros de la segunda audiencia “[…] eran hom- bres instruidos, y hasta humanistas, que habían leído las obras del Renacimiento y eran muy diferentes de los soldados y hasta aventureros que habían gobernado el país durante la primera década.”. 44  El presidente de la segunda audiencia y obispo de Santo Domingo, Sebastián Ramírez de Fuenleal, no llegaría a la Nueva España hasta septiembre de 1531. 45  Maldonado Blanco, 1993, pág. 4. El cabildo del ayuntamiento de Puebla se reunió, como norma, regularmente todos los lunes y viernes. 46  El nombre genérico de La Puebla de …, significaba la creación de una población de nueva planta en terrenos de Reconquista o como en este caso en los de Conquista. La catedral de Puebla 38 misa fundacional “con el concurso de treinta y tres familias”47, en la cual se dedicaba la nueva ciudad a los Santos Ángeles, principalmente a los arcángeles Miguel -como el principal-, Gabriel, Rafael y Uriel. La reina regente, Isabel de Portugal, había expedido una real cédula fechada en Ocaña el 18 de enero de 1531 en la cual, desconociendo los proyectos de la segunda audiencia y a pesar del requerimiento del obispo de Tlaxcala Julián Garcés acerca de establecer en esta ciudad población de españoles digna de ser sede episcopal, ordenaba que se determinase un lugar idóneo para el establecimiento de esa vecindad de es- pañoles pasando por alto el deseo de Garcés de que fuera en la misma Tlaxcala. Para cuando los oidores de la segunda audiencia recibieron esta cédula real, la ciudad de Puebla ya estaba en marcha. No hay uniformidad de criterios con respecto a la original ubicación del primer asentamiento, ni a las fechas de fundación, más teniendo en cuenta que por desgracia el primer libro de cabildos de la ciudad se perdió y sería aquí donde lógicamente estaría reflejado todo el proceso de la fundación de la nueva población, así como todo lo referente al trazado de las calles y al reparto de los solares. No obstante, se sabe que hubo dos fundaciones: una la mencio- nada arriba del 16 de abril de 1531, considerada la tradicional, y otra la del 29 de septiembre del mismo año, día de San Miguel Arcángel patrono de la po- blación, formalizada por el primer cabildo de la ciudad con un acto solemne; suponemos que esta última correspondería a la ubicación actual, aunque en cualquier caso, documentalmente, La Puebla ya se había iniciado entre febrero y marzo de este mismo año. Parece lógico pensar que la fecha de 16 de abril proporcionada por Motolinía correspondería al inicio de los oficios religiosos48. La última fecha de 29 de septiembre es la que proponen todos los historiado- res tradicionales como Mariano Fernández Echevarria y Veytia, mientras que otros autores como Julia Hirschberg y Ramón Sánchez Flores difieren respecto a esta segunda fecha de fundación, atrasándola y situándola en noviembre de 47  Merlo 1991, pág. 21. 48 Marín Tamayo 1961, pág. 29. Antonio Pedro Molero Sañudo 39 1532, casi un año después49. Esta última hipótesis se viene abajo si tenemos en cuenta la real cédula otorgada por la reina madre doña Juana de Castilla50 en Medina del Campo con fecha 20 de marzo de 1532, por la cual concedía el título de Ciudad de los Ángeles a la Puebla, así como la prerrogativa a sus vecinos para que no pagaran alcabalas ni pechos durante treinta años; este documento se conserva en el salón de cabildos del Palacio del Ayuntamiento de la ciudad de Puebla51. 49 En un acta del cabildo municipal del año 1601 se hace referencia al día de San Miguel, 29 de septiem- bre, como el de la fundación de la ciudad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 163 v, 14 de septiembre de 1601. Se acordaba que en la víspera de San Miguel el regimiento de la ciudad fuera a la iglesia mayor, saliendo de las casas de cabildo con sus maceros con toda solemnidad, por ser el día de la fundación de la ciudad. 50 Ocasionalmente algunos autores han confundido a la reina madre con Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, pero en la documentación del Archivo municipal de la ciudad de Puebla queda claro que la real cédula fue signada por Juana de Castilla, la reina madre. 51 Maldonado Blanco 1993, pág. 13. Según esta autora “[…] con este documento se prueba la categoría y nombre de la Ciudad de los Ángeles. Esta denominación fue oficial en toda la época española, dando fe el Escribano del Cabildo de la ciudad el año de 1534 de ‘que en todos los instrumentos no se pusiese Puebla sino CIUDAD DE LOS ÁNGELES imponiéndose penas por considerar la palabra Puebla, en lugar de Ciudad, como un menoscabo a sus privilegios legales.’”. Comete la equivocación mencionada en la nota anterior de confundir a la reina madre, Juana de Castilla, con Isabel de Portugal, mujer de Carlos V. Solano 1996, pág. 101. “Real cédula otorgando título de Ciudad a Puebla de los Ángeles y eximiéndole de impuestos, durante treinta años, a fin de ayudar a su desarrollo. Medina del Campo, 20 de marzo. 1532.”. Extraído de Ayala. Tomo VIII, fol. 377. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 5 r, 25 de febrero de 1533. Este documento contiene el registro de la presentación que hizo Juan de Salmerón de la cédula, emitida por la reina, que otorgaba el título de Ciudad a la Puebla y la eximía del pago de alcabalas por espacio de treinta años. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F 301 v – 302 v, 3 de enero de 1544. En este documento se vuelve a hacer alusión a la exención que tenía la ciudad del pago de la alcabala. Fig. 6 Paño de azulejos que representa la cédula Real que otorgó el título de Ciudad a la Puebla de los Ángeles (Casa del Alfeñique) La catedral de Puebla 40 “[…] Fray Toribio de Motolínia registró la fecha de 16 de abril de 1531, octavas de la Pascua de las Flores, día de Santo Toribio, como el día que se trazó la ciudad y se dijo la primera misa, considerada tradicionalmente como la de fundación.” Efraín Castro52 Parece que el primer asentamiento fue supervisado por la orden fran- ciscana y se concretó en la orilla oriental del río Almoloya -cercano al actual emplazamiento del convento franciscano- con la presencia de unos “cuarenta civiles” según Kubler53; debemos recordar que eran necesarios, al menos, trein- ta vecinos para fundar una nueva población54. Poco tiempo después y debido a numerosos problemas, entre ellos una gran inundación, el asentamiento primi- tivo se trasladó a la otra margen del río Almoloya, renombrado por lo españoles como río San Francisco, en donde se concretó por fin el proyecto de ciudad tal y como es en la actualidad. “Al finalizar 1531 el total de vecinos españoles lo formaban treinta y tres hombres y una mujer viuda. A mediados de 1534, eran ya sesenta y ocho los residentes españoles y otros trece se encontraban ausentes al hacerse una encuesta. Veintiocho eran conquis- tadores y el resto pobladores que no habían intervenido en hechos de armas. En 1535 radicaron veinte vecinos más; en 1536, otros tantos; en 1537, medio cente- nar; en 1538, veinticinco nuevos pobladores; e igual número en 1539. La población cre- ció en proporción al aumento del tránsito humano y comercial. El ritmo de crecimiento conservó su dinámica, y, para 1547, en un memorial del procurador de la ciudad, diri- gido al Rey, señalaron más de 350 vecinos españoles asentados, de los cuales 300 eran casados y vivían en unión de sus familias.” María Elena Cervantes et alt.55 “[…] Puebla de los Ángeles debía continuar creciendo regularmente y ocuparía por mucho tiempo su lugar de segunda ciudad del virreinato. Sin tomar en cuenta el barrio indio, tenía más de 300 vecinos casados en 1547; 800 hacia 1570; 1500 hacia 1600, etc.” Francois Chevalier56 52  Castro Morales 1988, pág. 11. 53  Citado en Boyd-Bowman 1988, pág. 25. Chevalier 1957, pág. 13. Este autor dice que, una vez establecida la población, “Se dividió en seguida el terreno en lotes que fueron distribuidos a los habitantes con título de la Puebla, los que ahora no eran más que 34; exactamente 33 y una viuda.” 54  Bonet Correa 1986, pág.35. “Para fundar una población eran necesarios 30 vecinos, es decir más de 300 personas.” Paleta Vázquez 2004, pág. 131. “[...] Para asentarse en la ciudad se debía solicitar al cabildo el título de vecino. Si la persona sólo permanecía por un tiempo en ella, se consideraba como ‘estante’.”. 55  Cervantes Amero 1993, pág.15. 56  Chevalier 2000, pp. 47 - 48. Antonio Pedro Molero Sañudo 41 Este nuevo y definitivo emplazamiento, con suficiente espacio libre para el desarrollo urbano, se presentaba como una oportunidad de oro para plas- mar las ideas urbanísticas del Renacimiento en cuanto a planificación de una ciudad se refiere. Equivocadamente se ha hablado de Alonso Martín Pérez, con el sobrenombre de “Partidor”, como el artífice de la traza inicial de la ciudad; creemos que éste no es más que otro de los errores repetidos hasta la saciedad sobre los momentos iniciales de la fundación de la ciudad de Puebla. Alonso Martín Partidor fue uno de los primeros pobladores y vecinos, que aparece recibiendo merced de una caballería de tierra en tan temprana fecha como el 2 de junio de 1531, otorgándosele otra caballería en octubre del mismo año57. Todos los primeros trabajos, entre ellos la realización de la traza de la nueva fundación o el reparto de los primeros solares, debieron estar a cargo de Her- nando Saavedra de Elgueta, justicia mayor y corregidor de Tlaxcala y Cholula58. Según Gonzalo Yanes Díaz, Hernando “de” Saavedra fue el encargado por la audiencia para fundar la ciudad de Puebla59. Pensamos que este Hernando de Saavedra corregidor es el mismo que aparece en numerosos asientos en los li- 57  AGMP, serie Actas Cabildo, Suplemento de el Libro Número Dos de el mismo Establecimiento y Dilatación de la Ciudad, 2 de junio de 1531, F. 4 r. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 8 v, 18 de abril de 1533. Se concede merced de una suerte de tierra en Atlixco a Alonso Martín Partidor. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 24 v, 1 de enero de 1534. Alonso Martín Partidor es nombrado procurador y mayordomo de la ciudad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 29 r, 13 de enero de 1534. Con esta fecha se le hizo merced del título de vecindad, de un solar y una suerte de tierra en Atlixco al mismo Alonso Martín. Alonso dice ser de los primeros vecinos de la ciudad, pero que por falta de escribano no le asentaron sus mercedes. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 76 r, 1 de enero de 1535. Es nombrado procurador. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 120 v – 122 r, 1 de enero de 1536. Es nombrado alcalde ordinario de la ciudad de Puebla, apareciendo en el cargo hasta el año 1537. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 98 r, 3 de enero de 1541. Vuelve a reaparecer de nuevo con el título de alcalde ordinario. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 270 r, 2 de enero de 1544. Es vuelto a nombrar alcalde ordinario. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 81 v, 26 de noviembre de 1555. Le es otorgada una merced de agua del remanente de la fuente de la plaza a Alonso Martín Partidor, vecino de la ciudad, a cambio de cin- cuenta pesos de oro común para la obra de dicha fuente. 58  Marín Tamayo 1961, pág. 17. El corregidor es el que rige y gobierna alguna ciudad o villa de la jurisdicción real, representando en su ayuntamiento y territorio al rey. 59  Yanes Díaz 1994, pág. 133. Hernando de Saavedra aparece como corregidor en uno de los manuscritos de la Introducción de la justicia en Tlaxcala o códice Cuetlaxcohuapan; está sentado en una silla a modo de magistrado conver- sando con fray Martín de Valencia, y también aparecen varios señores indígenas y una construcción española a espaldas del corregidor que se asemeja a la torre exenta situada en la plaza del pueblo de Tepeaca, conocida como el rollo, aunque no puede tratarse de esta edificación ya que su construcción data del año 1559. León-Portilla 1988, pág. 22. Parece ser que según el texto en lengua náuhatl que aparece en la parte superior de este manuscrito, se trata de un acuerdo relativo al pago que debía hacerse a varios tlahcuil- oqueh o escribanos. La catedral de Puebla 42 bros de actas del cabildo municipal de Puebla de los Ángeles como Hernando de Elgueta, con el título de corregidor de las provincias de Tlaxcala y Cholula desde el primer documento asentado en el primer libro de actas de cabildo con- servado -el tercero-, con fecha de febrero de 1533, sin especificarse el día en el documento60. Hernando de Elgueta continuará apareciendo en los documentos municipales con el título de corregidor hasta el año 1538, desapareciendo de ellos hasta 1543, año en el que reaparece como dueño de una calera61. Posterior- mente, con fecha 30 de junio de 1547, vuelve a aparecer de nuevo con el título de corregidor, haciéndosele mención como difunto en un documento de 12 de junio de 154862. La traza contó, desde el inicio, con calles rectas tiradas a cordel, todas ellas de catorce varas y media de ancho, tanto con orientación norte-sur como este-oeste63. Estas calles de “[…] una medida extraordinaria para la época […]”64, 60  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 4 r – 4 v, 14 de febrero de 1533. Le es otorgada merced de un pedazo de tierra para huerta a Hernando de Elgueta. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 8 v, 18 de abril de 1533. Se le hace merced de una suerte de tierra en Atlixco a Hernando de Elgueta. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 104 r – 104 v, 30 de julio de 1535. Le es otorgada merced de una caballería de tierra en Atlixco a Hernando de Elgueta. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 14 v, 25 de agosto de 1533. Se le concede a Hernando de Elgueta merced de 18 pies en la plaza pública para hacer unos portales, reflejándose que los debe hacer a seme- janza de los de México; también se dice que éstos estarán situados enfrente de su propia casa. 61  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 45 v – 46 r, 23 de febrero de 1543. 62  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 256 r, 12 de junio de 1548. 63  Las dimensiones de la vara han sido estudiadas y discutidas con profusión por diferentes autores. No obstante, tenemos que aclarar que pese a todas estas disquisiciones académicas contemporáneas, la vara usada tanto en la península como en la Nueva España en la Edad Moderna no tenía una me- dida estandarizada como entendemos ahora, sino que podía variar bastante más de esos milímetros discutidos, lo cual no representaba ningún problema constructivo, aunque por supuesto existían unos patrones guardados celosamente a ambos lados del océano. Carrera Stampa, 1967, pág. 13. Según este autor, la llamada vara de Castilla fue una medida de amplia difusión en la Nueva España que correspondía a 0,838 metros, adoptándose como vara mexicana. No obstante, nos dice que también existía otro modelo de vara antigua usada por los agrimensores, llama- da vara de Toledo, que correspondía a 0,8359 metros a la cual se denominaba vara antigua o pasos de Salomón. Santacruz Fabila 1977, pág. 252. Citando a Orozco y Berra en relación con la vara usada en la Nueva España: “[...] ‘La unidad fundamental del sistema era la vara, tomada de la vara castellana del marco de Burgos. La equivalencia de esta vara con el Sistema Métrico Decimal es de 0.83808 metros’ [...]”. Merino de Cáceres 2000, pág. 10. Según este otro autor la vara de Burgos conocida generalmente como vara castellana tuvo una general aplicación en el Nuevo Mundo y en Filipinas teniendo un valor de 0,835905 metros. Correspondería a la que Carrera nombra como vara antigua. El profesor Merino hace mención a que la vara utilizada tanto en Sevilla como en Valladolid era ésta misma castellana, mientras que en Jaén, fue utilizado otro tipo diferente que equivalía a 0,839, medida la cual estaría prácticamente en consonancia con la utilizada en Nueva España según Carrera Stampa, pp. 50 - 51. Robelo 1995, (sin paginar). Al hablar de las medidas utilizadas en México, tanto antiguas como moder- nas, sitúa las dimensiones de la vara en 0,838 metros. Cortés Rocha 2007, pág. 139. Hace alusión a la igualdad de medida entre el pie castellano y el mexicano “[...] medían cerca de 28 centímetros, equivalentes a un tercio de vara de Burgos, y al patrón que se guardaba en el cabildo de México.”. 64  Bühler 2001, pág. 44. “Las manzanas están separadas por calles de un ancho de 14 varas castellanas Antonio Pedro Molero Sañudo 43 conformaban una cuadrícula reticular regular, formando una serie de man- zanas uniformemente rectangulares de doscientas varas de largo por cien de ancho, más grandes de oriente a poniente; esta cuadrícula era conocida oficial- mente como “La Traza”, la cual se podía ampliar fácilmente dependiendo de las necesidades de población que fueran surgiendo, posibilidad que estuvo siem- pre presente desde el comienzo de la fundación. Cada una de estas manzanas del trazado en damero comprendía ocho solares de cincuenta varas, correspon- dientes a otras tantas casas65. Podemos deducir la preocupación y el cuidado que en todo momento mostró el cabildo en la conservación de la Traza inicial a la vista de las numerosas órdenes que dictó para que no se rompiera la armonía de las calles y edificaciones del planeamiento renacentista66. (11,7 m), una medida extraordinaria para la época tal y como destacan a menudo los cronistas y viaje- ros.”. 65  Robelo 1995, (sin paginar). El solar era una medida agraria que comprendía un cuadrado de 50 varas de lado arrojando una superficie de 2500 varas. Las manzanas de la ciudad de Puebla eran oblongas, al contrario que las de la Ciudad de México que eran cuadradas. 66  Muchos son los ejemplos en las actas del cabildo municipal que reflejan esta preocupación de cuidar la traza establecida desde el comienzo de la fundación de la ciudad, así como el decoro de todos sus edificios. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 200 v. Acuerdo para que se mande pregonar públicamente que ningún vecino ponga ninguna esquina en el frente de las calles, ni las mande poner, previa inspección del lugar por un diputado y un alarife para que señalen donde se deben poner, so pena de diez pesos de oro común para las obras públicas. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 6, F. 3 r. Ordenanza en la que se manda que las rejas de las casas que están en la calle real se ajusten a las medidas y marcas establecidas. Fig. 7 Plano de la ciudad de Puebla año 1863 (fragmento), Gonzalo Yanes Díaz La catedral de Puebla 44 Fig. 8 Plano de la ciudad de Puebla marcando en color algunos de los templos principales de la Traza Antonio Pedro Molero Sañudo 45 Fig. 9 Plano aéreo actual de la ciudad de Puebla La catedral de Puebla 46 Debemos hacer un inciso para traer aquí las palabras del profesor Chan- fón Olmos remarcando la importancia de que en la ciudad de Puebla se optara por elegir estas dimensiones rectangulares de doscientas por cien varas para la configuración de las manzanas y su reparto en ocho solares cuadrados de cincuenta varas de lado. Este modelo no fue usado por los nuevos colonos es- pañoles hasta el gobierno del virrey Antonio de Mendoza (1535 - 1550)67, en el cual se fijó el cordel de cincuenta varas para realizar las mediciones de tierras; no debemos dejar de lado el hecho de que el sistema de medidas usado por los indios se adaptaba perfectamente a este patrón, ya que era vigesimal. En la misma línea continúa puntualizando que “[...] la distribución de las cuadras en ocho solares corresponden a una organización social y espacial indígena y no a una solución urbana europea [...]”68; incidiendo en la importancia de esa organi- zación social y económica indígena anterior a la colonia como ejemplo a tener en cuenta por los nuevos pobladores españoles. El mismo Chanfón, aludiendo a palabras de Francisco de Solano, menciona que “[...] los españoles utilizaron medidas locales que fueron adaptando a sus propias necesidades, y de las que resultan la peonía y la caballería, medidas exclusivamente americanas.”69. El pa- 67 Rubio Mañé 1955, pp. 121 y 291. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Vol- umen I, pp. 71 - 121. El virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza y Pacheco había nacido en la Alhambra de Granada en 1492. Era hijo de Íñigo López de Mendoza y Quiñónes, conquistador de la Granada nazarí y su posterior capitán general; en sus viajes a Italia como embajador de los Reyes Católicos ante el papa, conoció al humanista Pedro Mártir de Angleria, al cual se trajo a España como instructor para sus hijos. Antonio de Mendoza fue nombrado virrey de la Nueva España y presidente de la real audiencia el 17 de abril de 1535, tomando posesión del cargo el día 14 de noviembre del mismo año. El 25 de noviembre de 1550 entregaba el mando, habiendo sido previamente nombrado, el 4 de julio de 1549, virrey y gobernador del Perú, y presidente de la audiencia de Lima, partiendo en 1551 hacia este virreinato donde permaneció hasta su muerte en la ciudad de Lima el 21 de julio de 1552. Díaz Casillas 1987, pp. 43 - 44. Citando a Rubio Mañé: “en Barcelona, el 17 de abril de 1535, firmaba Car- los V el nombramiento del Virrey de Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México a favor de don Antonio de Mendoza. Se le asignaron sendos sueldos de 3000 ducados por su doble empleo, agregándole 2000 para mantener una guardia personal”. El virrey Antonio de Mendoza tomó posesión de su cargo el 14 de noviembre de 1535, desempeñándolo hasta el 25 de noviembre de 1550. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991. Los oidores de la segunda audiencia mantu- vieron sus funciones de justicia y gobierno hasta 1535. En Barcelona, a 17 de abril de 1535, el emperador dictó una provisión por la cual nombraba un virrey para la Nueva España que en calidad de álter ego del monarca ostentaba las funciones de gobernador, presidente de la real audiencia, capitán general, superintendente de la real hacienda y vicepatrono, con un sueldo de tres mil ducados. Las funciones del virrey y la audiencia quedaron muy bien delimitadas: ésta aconsejaría al virrey en asuntos de go- bierno y él no se inmiscuiría en la administración judicial. En otra provisión del mismo día 17 de abril de 1535 el monarca hacía recaer el título de virrey en Antonio de Mendoza, conde de Tendilla, que lo desempeñaría hasta 1550. 68  Chanfón Olmos 1997 A, pág. 279. 69  Chanfón Olmos 1997 A, pág. 281. Carrera Stampa 1949, pág. 21. “The peonia and the caballeria were derived from the practice of dividing the land as booty among the conquering soldiers according to their rank and position. The peonia de tierra (fifty feet wide and one hundred feet long) was the share given to the foot soldier; the caballeria, Antonio Pedro Molero Sañudo 47 trón establecido en la España peninsular por aquel tiempo era la vara castella- na, que estaba respaldada por el marco de Burgos que constaba de tres pies; ya desde 1521 Hernán Cortés, por mandato de la Corona, había intentado estable- cer mediante ordenanzas locales esta medida de la vara para ser utilizada como sistema único en todas las mediciones realizadas en los territorios americanos. “[...] Es reiterado el error de buscar un modelo lejano sin preocuparse por relacionarlo culturalmente con América, antes de aceptar el modelo evidente, plenamente vigente en el medio cultural y geográfico del mundo indígena, en el cual se da el fenómeno que se quiere explicar. [...]” Carlos Chanfón Olmos70 “El español, en efecto, no usó en Indias durante cierto tiempo ninguna de las medidas peninsulares: el paso, el estado o fanega, la aranzada, la yugada, el codo real o la caballería -espacio labrado por una bestia durante un día-, sino que sobre la realidad del aborigen se procuró una medida que adecuase la distribución de la tierra entre los expedicionarios: y así se nacieron la caballería y la peonía. Cada una de ellas poseyendo un determinado número de montones.” Francisco de Solano71 La Traza dejaba en el centro el espacio correspondiente a una de estas cuadras o manzanas para la plaza mayor de doscientas diecisiete por ciento veintiocho varas72, partiendo de sus cuatro esquinas ocho calles de longitud uniforme que venían a conformar las dimensiones de la retícula y los espacios a construir mencionados de doscientas por cien varas. Alrededor de la plaza y con sus fachadas hacia ella, se levantarían los principales edificios emblemáti- the cavalryman’s lot. A royal decree covering the subject commanded that soldiers, or peones, be given “680 square varas for building a house; 1,086 for a garden; 180,536 for sowing European grains, and 18,856 for, raising corn.”. La peonía y la caballería se derivaban de la práctica de dividir la tierra como botín entre los soldados conquistadores, de acuerdo a su rango y posición. La peonía de tierra (cincuenta pies de ancho y cien de largo) era lo que le correspondía al soldado de infantería; la caballería, al de caballería. Un real de- creto sobre el tema ordenaba que a los soldados de infantería, o peones, se les entregaran “680 varas cuadradas para construir una casa; 1.086 para un jardín; 180.536 para plantar grano europeo y 18.856 para plantar maíz.”. Traducción Olga Pardo Torío. Todas las traducciones del inglés que aparecen a lo largo de esta tesis están realizadas por la misma traductora, por lo que no se citará su autoría de aquí en adelante. Santacruz Fabila 1977, pág. 248. “[...] la definición de la peonía que se da en el libro IV de la Recopilación de Indias dada por Fernando V en Valladolid en 18 de junio de 1513: ‘Una peonía es un solar de cincuenta pies de ancho y ciento de largo [...]”. 70  Chanfón Olmos 1997 A, pág. 279. 71  Solano 1984, pp. 30 - 31. 72  Chevalier 2000, pág. 41. Aproximadamente 182 por 107 metros. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 287 v – 288 r, 13 de junio de 1533. Se asienta en libro de cabildo la imposibilidad de achicar la plaza pública, aceptando la sugerencia del procurador Diego de Yanes quien se había informado de que algunos vecinos habían sugerido al oidor Juan de Salmerón achicar la plaza. La catedral de Puebla 48 cos del poder, tanto civil como eclesiástico: el cabildo municipal y la catedral, la alhóndiga, la tocinería, la cárcel; también los comercios principales con las viviendas de los comerciantes, “que deben ser las primeras en construirse”73, de manera que este espacio público se trató de configurar de la forma más uniforme posible con la construcción de soportales con arcadas en tres de sus costados74. “Entre las aportaciones más singulares del urbanismo español a la general histo- ria de la ciudad, se encuentra, sin duda alguna, la Plaza Mayor de ordenada arquitec- tura. Sus orígenes y definición formal no resultan muy claros hasta los años finales de la Edad Media, siendo desde el siglo XVI una realidad urbana que dio lugar a una serie ininterrumpida de modelos y variantes, hasta llegar a las últimas plazas del siglo XIX, con las que se cierra este original episodio de la Plaza Mayor en España.” Pedro Navascués75 La plaza pública se convierte en el lugar donde confluye la población para dirimir prácticamente todas las cuestiones sociales, tanto las de orden profano, administrativas, judiciales, comerciales o festivas, como las de orden espiritual, celebradas en el recinto del edificio de la catedral. Alrededor de este primer anillo de manzanas situadas en torno a la plaza mayor se colocarían los solares destinados a los principales funcionarios y conquistadores, estando en relación directa la cercanía al centro urbano de la plaza con sus méritos adquiridos y su estatus social, de tal manera que la plaza se convierte en el núcleo generador de la cuadrícula y a la vez en el centro neurálgico desde el que se irradiaría el poder, tanto político como religioso, económico y social. En las Leyes de Indias se especificaba muy precisamente que “Los pobladores dispongan que los so- 73  La legislación colonial prohibía expresamente conceder terrenos privados junto a la plaza pública. De esta manera reza en las ordenanzas de población de 1573 dictadas por Felipe II, en las que también se dice que los solares de alrededor de la plaza no debían ser adjudicados a particulares. En estas or- denanzas, la plaza mayor es tratada muy extensamente, se dice que debía ser rectangular, tal y como ya se había diseñado muy anteriormente en Puebla, pero debía contar con una calle que entrara a ella desde el centro de cada lado, característica que no aparece en Puebla, además de las dos que entrarían por cada esquina. 74  Cervantes Amero 1993, pág. 18. Este autor habla del lunes 14 de abril de 1536 como el día en que “[...] las autoridades acordaron que la Iglesia y Plaza Mayor quedaran ubicadas en el centro de la ciudad [...]”. Terán Bonilla, 1991, pág. 11. “La Plaza Mayor de Puebla […] En su parte sur la delimitaba la Catedral, al oriente el portal de Flores; en el norte se localizaban las Casas Reales, la Alhóndiga y el Portal de los Chileros. Por último, el Portal de Borxa (Borja) cerraba el rectángulo al poniente. Entre su mobiliario ur- bano permanente contaba con la picota -símbolo de justicia-, la fuente pública y los ‘cajones’ dispuestos en tal orden que formaban plazuelas.”. 75  Navascués Palacio 1993, pág. 4. Antonio Pedro Molero Sañudo 49 lares y edificios sean de una forma […]”76, así como el que se construyeran éstos con materiales nobles que dieran categoría a las ciudades de españoles para que tal y como se dice en las ordenanzas para descubrimientos, poblaciones y pacificaciones “[…] las casas estén de manera que cuando los indios las vean, les causen admiración, para que entiendan que los españoles pueblan allí de asiento y no de paso y los teman, para no osar defenderlos y los respeten, para desear su amistad.”77. A las manzanas más exteriores “[…] destinadas para huertas ó quintas, se les dieron cuatrocientas varas de largo y á las del rumbo del poniente, hubo unas pocas que tuvieron ochocientas varas de largo con el ancho invariable de cien varas, que fueron con las que más tarde se formaron ranchos en uno ó dos lugares”78. Fuera de la Traza, en la periferia, se situarían con el paso del tiempo los diferentes barrios de indígenas79, para los que se entregó una im- portante cantidad de solares destinados a los que quisieran poblar junto a la ciudad80, que fueron agrupados principalmente por su origen u oficio; también en el exterior se encontrarían las tierras dedicadas para el cultivo y el pastoreo que eran propiedad del ayuntamiento de la ciudad, que las administraba con la denominación de propios de la ciudad81. Según Efraín Castro, fue a partir de 76  Leyes de Indias, Título VII, De la población de las ciudades, villas y pueblos, Ley 17. 77  Código de ordenanzas de descubrimientos, nueva población y pacificación expedido por Felipe II en el bosque de Segovia el 13 de julio de 1573, artículo 137. 78  Carrión 1897, Tomo I, pág. 49. 79  Bühler 2001, pág. 44. “Para estos barrios existía un cabildo indio que tenía una organización simi- lar a la del cabildo español responsable de la traza y que debía rendir cuentas ante él. Las disputas se resolvían ante la Audiencia.”. Castro Morales 1988, pág. 21. “Los barrios indígenas que se formaron fueron: San Francisco del Alto de los tlaxcaltecas o Tlaxcaltecapan, Santiago de los cholultecas o Cholultecapan, San Pablo de los mexi- canos o Mexicapan y San Sebastián de los huejotzincas o Huejotzingocapan; poco después el del Santo Ángel de Analco, dividido en cuatro tlaxicallis o arrabales, que fueron Cuilocautlán, Xochititlán, Yan- cuitlapa y Tepetlapan; los de Santa Ana y San Miguel, además de los arrabales de Texcocapán, Xenenet- la, Xonaca y San Baltasar.”. 80 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 168 r, 19 de septiembre de 1539. Acuerdo del cabildo para proveer de solares junto a la ciudad a los naturales que así lo solicitaren. La medida de los solares será de doce varas de ancho por dieciocho varas de largo. Marín Tamayo, 2000, pág. 113. Las mercedes de solares que se otorgaban a los indígenas no eran a per- petuidad, como las de los españoles, conservando siempre su propiedad el Ayuntamiento. 81  Según el Diccionario de la Real Academia Usual del año 1780, los propios de una ciudad, son: “[…] las heredades, dehesas, casas, ú otro qualquier género de hacienda que tiene alguna ciudad, villa, ó lugar para los gastos públicos”. Cuenya Mateos 1989, pág. 13. “Los propios se componían de rentas provenientes de casas, tiendas dis- persas dentro de la traza urbana, y enormes terrenos que se extendían fuera de la ciudad. Estas propie- dades eran rentadas por un periodo determinado, 5 o 7 años, garantizándose de esta manera un ingreso La catedral de Puebla 50 1546 cuando el cabildo de la ciudad de Puebla hizo extensivos algunos de los privilegios de los que gozaban los vecinos a los indios que se habían ido asen- tando alrededor de la ciudad, eximiéndoles de pagar tributos y dándoles sola- res con la condición de que residieran allí al menos durante cinco años y que además prestaran algunos servicios; por supuesto estos solares se situaban fue- ra de la Traza82. De la utopía de fundar una ciudad solamente para españoles se pasó, casi simultáneamente, al proceso de asentamiento de numerosos barrios de indios alrededor de la Traza. Estos barrios de carácter gremial que se fueron formando alrededor de la ciudad de españoles aseguraban, con su crecimiento poblacional, la posibilidad de contar con mano de obra cercana y barata, así como con un gran número de artesanos, todos ellos muy necesarios para las múltiples construcciones que se estaban llevando a cabo en ese momento y las que se seguirían realizando a lo largo del tiempo. El núcleo principal de la Traza actuó en todo momento como un separa- dor racial que marcaba los límites entre la población española o mestiza y la indígena no mezclada que era excluida de esta zona. Los españoles que aspiraban a ser vecinos de la nueva ciudad podían recibir mercedes reales83, que dependiendo de su estatus social, serían los solares o huer- tas dentro de la Traza, o bien caballerías o suertes fuera de ella84. Estas concesiones conllevaban una serie de obligaciones como el tener que cercar los solares con pie- seguro.”. Según los libros del cabildo municipal de Puebla, los propios son una denominación aplicada a las propiedades de la Ciudad, estaban bajo la administración directa del Cabildo y eran una fuente de ingresos para éste. 82  Castro Morales 1988, pp. 19 - 21. 83  Era condición sine qua non poseer título de vecindad para obtener mercedes de tierra y agua. Herzog 2006, pág. 82. “Las solicitudes de vecindad en comunidades americanas eran muy habituales durante el siglo XVI, pero fueron desapareciendo gradualmente de los archivos municipales hacia la segunda, tercera o cuarta década del siglo XVII. Aunque las personas continuaban refiriéndose a sí mis- mas como vecinas en las actas notariales, en las declaraciones jurídicas y en sus interacciones sociales, los archivos no nos dicen nada sobre cómo lograban o mantenían esta condición. [...]”. 84  Cervantes Amero 1993, pág. 18. Según esta autora por orden del virrey Luis de Velasco no se donarían sitios para huertas en el interior de la Traza. Una caballería de tierra era una superficie de tierra cuya área se componía de sesenta fanegas y equiv- alía aproximadamente a cuarenta y dos hectáreas. Robelo, 1995, (sin paginar). La caballería de tierra “es un rectángulo que tiene 1104 varas de largo por 552 de ancho y una superficie de 609.408 varas cuadradas. Equivale á 42 hectáreas 79 áreas 53 centiáreas y una fracción, ó sea… 42,795311 Hectáreas”. Carrera Stampa 1967, pág. 14. Aquí se fija el solar como una superficie de 1000 por 1000 varas equivalente a 70,22 hectáreas y la caballería de tierra en 1104 por 552 varas con un equivalente de 52,79 hectáreas. Antonio Pedro Molero Sañudo 51 dra y adobe, el cultivo más o menos inmediato de las tierras de labor concedidas obligándose también a cercarlas, así como la necesidad de fijar su residencia en la ciudad antes de seis meses a partir de la merced y que ésta se extendiera al menos durante seis años, sin poder vender ni enajenar las tierras a ninguna persona; de esta forma obtendrían los títulos en propiedad, mientras que si no fuera así po- drían perder las dichas propiedades en favor de otros vecinos85. También se exigió desde 1534 que cada vecino que hubiera obtenido mercedes en la fundación de la ciudad debía traer a su mujer en un plazo que no fuera mayor de un año y, en el caso de que fuesen solteros, se les obligaba a contraer matrimonio en un plazo de tres meses, a riesgo de perder las propiedades e indios que les hubieran sido otor- gados en caso de no cumplir estos requisitos. Queda absolutamente claro que esta serie de cortapisas que el cabildo imponía a los nuevos pobladores para poder con- vertirse en vecinos de pleno derecho tenían como principal interés, por lo menos en un principio, la creación de una sociedad de pequeños propietarios agrícolas en la que todos sus integrantes fueran dueños de al menos una pequeña parcela de terreno. La segunda audiencia tuvo en cuenta que esos lotes que eran concedidos a los nuevos vecinos fueran suficientes para mantener con holgura a una familia. Desde el inicio de la fundación se otorgaron parcelas que oscilaban de una y media a dos caballerías86, intentándose así evitar la formación de grandes latifundios. En la periferia de la Traza también se ubicaron tierras comunales como los ejidos y las dehesas, que eran cedidas en usufructo a los vecinos a modo de alquerías y espa- cios de pastoreo para ganado caballar87. 85  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 11 r – 11 v, 14 de marzo de 1545. Ordenanza que prohíbe otorgar título de vecindad y dar merced de tierra a persona alguna que no tenga residencia de seis años en la ciudad. 86  Barbosa-Ramírez 1971, pág. 68. Sitúa los principios de distribución de las tierras por “peonías” y “caballerías” el 26 de junio de 1523. Chevalier 2000, pp. 37 - 38. Habla de una y media a dos caballerías por habitante, a su modo de entend- er una extensión bien modesta, aclarando que la superficie de los lotes mayores fue para los soldados de a caballo y la menor, llamada peonía, para los infantes, aunque sigue diciendo que “[…] consta que ninguna peonía fue repartida, sin duda porque todos quisieron ser considerados como ‘caballeros’.”. Marín Tamayo 2000, pp. 97 - 98. Este autor rebaja las parcelas de terreno que recibieron los españoles de dos a una y media caballería y las equipara a “diez fanegadas de trigo de sementera, que hoy equiva- ldrían a seis o siete hectáreas.”. 87  Tanto los ejidos como las dehesas eran, y son, tierras comunes sin labrar que lindan con la población propietaria de ellas, dedicadas principalmente al pastoreo y cría de ganado. La catedral de Puebla 52 Desde el inicio de la creación de la retícula que conformaría la ciudad se buscaron una serie de factores favorables, como la orientación adecuada de las calles que trataría de evitar los vientos del norte88, o el aprovechamiento de la pendiente natural que ofrecía el terreno para conseguir el desagüe hacia el río de San Francisco de todas las aguas, tanto las procedentes de lluvias como las de desecho. Atendiendo a toda esta serie de características que fueron te- nidas en cuenta a la hora de elegir el lugar y diseñar la Traza de la ciudad de Puebla de los Ángeles, podríamos atrevernos a decir, siguiendo las palabras de Boyd-Bowman, que “Puebla de los Ángeles fue diseñada para ser un ejemplo clásico de ese ideal renacentista”89. “[…] la mayoría de las ciudades hispanoamericanas tienen un diseño en cuadrícula, parrilla o damero, el plano hipodámico, el más empleado a través de la historia cuando un imperio o un pueblo colonizador crea ciudades. […] Ciudades análogas todas ellas, presentan similitudes, denominadores comunes que se ven facilitados por el valor uni- versal de la cuadrícula. Todo parece previsto de antemano: situación, caminos, drenaje, servicios, etcétera.” Antonio Bonet90 Debemos tener muy en cuenta que en lo que ahora era la Nueva España había grandes asentamientos de población autóctona anteriores a la llegada de los invasores españoles; estos centros urbanos, como la gran Tenochtitlán, Cholula, etc., habían sido trazados “a cordel”, siguiendo observaciones astro- nómicas de calidad comparable, e incluso superior, a las que se podían seguir en Europa en ese momento, pues según Chanfón Olmos, “[...] la traza indíge- na de calzadas de acceso, de centros ceremoniales y de retículas urbanas era mucho más común, abundante y vigente en Mesoamérica que en Europa.”91. Además, el proceso físico que supone realizar una traza cuadrangular para el establecimiento de una población requiere de ciertos conocimientos específicos 88  La retícula que conforma la ciudad de Puebla no tiene una orientación perfecta sobre los ejes cardi- nales, sino que presenta una ligera variación de diecisiete grados respecto al norte, que pudiera ser para tratar de evitar los vientos fríos provenientes de ese lado. 89  Boyd-Bowman 1988, pág. 24. “ to be a classic example of that Renaissance ideal”. 90  Bonet Correa 1986, pág. 26. 91  Chanfón Olmos 2001 A, pág. 280. Antonio Pedro Molero Sañudo 53 de aritmética y matemática, los cuales suponemos que no estarían al alcance de cualquiera de estos primeros pobladores de la Puebla de los Ángeles, pero por el contrario sí existirían entre la población indígena de los asentamientos de alrededor. “[…] por analogía de lo que estaba sucediendo en la ciudad de México, se puede de- ducir que atrás de Motolinía, Saavedra, Salmerón, Alonso Martín y de Quiroga, había gente preparada y habilitada jurídica y técnicamente para cumplir con el cometido de la empresa, y pudo haber sido un regidor del cabildo con el nombramiento de alarife de la ciudad, o bien un geómetra de cualquiera de los altepetl o un español sin ningún cargo.” Carlos Chanfón92 La Traza de Puebla de los Ángeles es uno de los mejores ejemplos de ciudad de la Nueva España planificada con la orientación de sus ejes este-oeste con una derivación de diecisiete grados aproximadamente, desviación que resulta muy in- teresante por aparecer también en ciudades prehispánicas, como ocurre en Cho- lula o en la mismísima Tenochtitlán, y que según algunos autores podría estar relacionada con el culto solar93. Este hecho, a nuestro modo de ver, marca una clara influencia tecnológica de las poblaciones autóctonas en cuanto al trazado urbano sobre la española colonizadora, más teniendo en cuenta que este tipo de diseño era usado comúnmente en Mesoamérica, mientras que en la Europa del XVI no era más que una teoría94. El mismo Motolinía en su Historia de los indios de la Nueva España…, nos habla de que el día en que se dijo la primera misa fundacional, 16 de abril de 1531, “[…] Vinieron de Tlaxcala sobre siete u ocho mil indios, y poco menos de Huexuzinco y Calpa y Tepeaca y Cholola. Traían algunas latas y ataduras y cor- deles, y mucha paja de casas; y el monte que no está muy lejos para cortar madera. Entraban los indios cantando con sus banderas y tañendo campanillas y atabales, 92  Chanfón Olmos 2001 A, pág. 236. Sahagún 2001, pág. 1041. “Y también dezían que los montes están fundados sobre el cual, que están lle- nos de agua y por de fuera son de tierra, como si fuesen vasos grandes de agua o como casas llenas de agua, y que cuando fuere menester se romperán los montes y saldrá el agua que dentro está y anegará la tierra. Y de aquí acostumbraron a llamar a los pueblos donde vive la gente altépetl, que quiere dezir ‘monte de agua’ o ‘monte lleno de agua’”. Altépetl es una palabra nahua compuesta de atl (agua) y tepetl (cerro), que designaba una unidad terri- torial y política. 93 Chanfón Olmos 1997 A, pág. 278. 94  Chanfón Olmos 1997 A, pág. 279. La catedral de Puebla 54 y otros con danzas de muchachos y con muchos bailes. Luego este día, dicha la misa que fue la primera que allí se dijo, ya traían hecha y sacada la traza del pueblo por un cantero que allí se halló; y luego sin mucho tardar los indios alimpiaron el sitio, y echados los cordeles repartieron luego al presente hasta cuarenta suelos a cuarenta pobladores, y porque me hallé presente digo que no fueron más a mi pa- recer los que comenzaron a poblar la ciudad.”. A la vista de estas palabras de fray Toribio de Benavente se podría deducir que ese “cantero” que realizó la traza y sus ayudantes pudieron ser perfectamente indígenas95. “El nuevo tipo de ciudad renacentista llegó a la realidad en el Nuevo Mundo y ahí dio continuidad a características indígenas con relación a la visión del espacio vital, la conciencia del entorno y el carácter abierto a la expansión.” Carlos Chanfón96 Como ya ha sido mencionado más arriba, la segunda audiencia tuvo siempre en consideración la más que segura expansión de la ciudad hacia los cuatro puntos cardi- nales, con lo que su proyecto formó parte, desde el inicio, de un plan general urbanís- tico, social y político que conformaba la ciudad en muchos de sus aspectos, teniendo en cuenta ese futuro crecimiento. La misma segunda audiencia ya había iniciado antes otro ensayo de ciudad, en este caso con jóvenes indios libres de toda encomienda, la- bradores, artesanos y alumnos de los monasterios en la villa de Santa Fe97, cercana a la Ciudad de México, dirigido por Vasco de Quiroga98 e inspirado claramente en la Utopía de Tomás Moro y en las teorías del urbanismo renacentista. Este ensayo no perduró, mientras que el pensado para españoles en la Puebla de los Ángeles llegó, con el tiem- po, a ser la segunda ciudad en importancia del virreinato de la Nueva España. 95  Benavente 2001, pp. 282 - 286. Capítulo XVII, 420 De cómo y por quién se fundó la ciudad de los Ángeles y de sus calidades. En ningún momento Motolinía dice textualmente que él mismo celebró la primera misa, no obstante muchos autores posteriores que lo han copiado así lo afirman. 96  Chanfón Olmos 2001 A, nota 126, pág. 280. Citándose a sí mismo en el artículo “Tenochitlán la capital Mexica”. 97  Cervantes Amero 1993, pág. 7. Chevalier 2000, pp. 35 - 36. 98  Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel nació en Madrigal de las Altas Torres en 1470 y murió en Uruapan, Michoacán, el 14 de marzo de 1565. Fue oidor de la segunda audiencia y posterior- mente nombrado visitador de Michoacán. Tomó los hábitos franciscanos y fue nombrado obispo de la diócesis de Michoacán, Nueva España, en 1538. Antonio Pedro Molero Sañudo 55 “Los españoles debieron sentir al llegar a América algo así como una embriaguez de espacio, la posibilidad de planear en gran escala con anchura y amplitud. Acostum- brados a las ciudades medievales, aprisionadas entre murallas y a la intrincada mor- fología de las ciudades musulmanas, el vasto continente, casi virgen, les ofrecía una oportunidad única para hacer realidad la utopía. Sus espacios urbanos podían ser tan grandes como se quisiera, la geometría podía imperar sin cortapisa alguna.” Fernando Chueca99 A la vez que se trataba de llevar a cabo esta utopía arquitectónica y ur- banística de carácter renacentista, promovida principalmente por los miem- bros de la segunda audiencia y por el virrey Antonio de Mendoza, se intentaba coordinar con otros dos proyectos también utópicos, tal y como ha subrayado Guillermo Tovar, uno de naturaleza social de la mano de Vasco de Quiroga, basado en la Utopía de Tomás Moro, y otro de índole religiosa promovido por el obispo de México, Juan de Zumárraga100, inspirado en las ideas de Erasmo de Rotterdam. “La acción de estos tres hombres no se ha visto aún como el rostro renacentista de la cruzada: la utopía en la Nueva España a través del virrey, el obispo y el oidor.” Guillermo Tovar101 El trazado rectilíneo que se siguió en Puebla recuerda las bastidas fran- cesas de finales de la Edad Media102, modelo que fue reproducido en el campa- mento de Santa Fe levantado por los Reyes Católicos para el asedio de la ciudad 99  Chueca Goitia 1966, pág. 262. 100  Fray Juan de Zumárraga (1468 - 1548) fue nombrado en 1528 primer obispo de México y en 1548 primer arzobispo de México. 101  Tovar 1985, pág. 21. Serrera 1992, pág. 157. En este trabajo Juan Manuel Serrera nos habla de Diego Díaz de Lisboa como cantero y arquitecto del virrey Mendoza, además de cómo formador de indígenas en el arte de la con- strucción: “Del cómputo de los años en que Díaz estuvo instruyendo artísticamente a los indígenas se desprende una segunda consideración. Se le puede, y se le debe, citar como cantero del virrey Mendo- za, cuyo interés por formar artísticamente a los indígenas fue coincidente al mostrado por el obispo Zumárraga. De este interés da muestra en la Memoria de Gobierno que dirige a su sucesor, el Virrey Velasco, en la que textualmente dice que ha ‘procurado que haya oficiales indios en esta República, e así viene a haber gran cantidad de ellos’”. 102  Estas bastidas construidas en el suroeste de Francia, en rutas de gran circulación como el camino de Santiago o en zonas fronterizas de colonización, eran una especie de campamentos militares for- tificados, aunque también tenían terrenos de labor en su interior. Su construcción tenía por objeto la repoblación de esas zonas y seguían en su ordenación un plano ortogonal con calles en ángulo recto. Estaban organizadas alrededor de una plaza central que era el espacio para la celebración de las ferias y mercados, a la vez que también era el lugar donde residía el gobernador, colocándose la iglesia fre- cuentemente en un ángulo de esta plaza. Este espacio céntrico se erigía como núcleo cívico, municipal y eclesiástico al igual que en el caso que nos ocupa de la ciudad de Puebla de los Ángeles en la Nueva España. La catedral de Puebla 56 todavía musulmana de Granada103, que se tiene por el antecedente más claro de trazado en damero característico de las ciudades americanas104, aunque algún autor como Gómez Piñol busca este precedente en lo que el mismo denomina “un ejemplo nunca invocado”: “Se trata precisamente del campamento cristiano desde el cual S. Fernando di- rigió el asedio que doblegó a la Sevilla almohade. Constituye un claro antecedente del concepto y disposición del famoso campamento granadino -salvo en que no se constru- yó en materiales permanentes- […]” Emilio Gómez105 Tenemos la obligación de mencionar también las puntualizaciones reali- zadas por el profesor Bonet Correa en referencia a posibles antecedentes que pudieron influir a la hora de configurar las ciudades reticulares hispanoame- ricanas: “Acerca de las teorías de la ciudad regular y perfecta hay que contar con los textos españoles anteriores al descubrimiento de América y las nuevas ideas del urbanismo en el Renacimiento. El fraile franciscano Francesch Eximenis, que nace en Gerona hacia 1340 y que muere en Perpiñán en 1409 o 1412, es autor, entre otros libros, del Dotze del Crestiá (1384-1385) y del Regiment de la Cosa pública (1384), en sus textos contiene una doctrina de cómo debe ser la ciudad bien ordenada, bien gobernada y bien edificada […] el libro de Eximenis es un antecedente de las idea [sic] puestas en práctica en Hispa- noamérica. No sólo prescribe cuál debe ser el cuidado con que debe escogerse el lugar saludable para la ciudad sino también cómo ésta debe orientarse, cómo deben ser sus muros y sus entradas, cuál debe ser su traza en damero con una plaza mayor central.” Antonio Bonet106 103  Navascués Palacio 1993, pág.12. “El campamento de Santa Fe, establecido como tal en abril de 1491, sufrió a los pocos meses un importante incendio que destruyó los pabellones reales y otras muchas construcciones de modestos materiales. Ello hizo que los Reyes Católicos redoblaran su voluntad de permanecer allí hasta lograr la conquista de la capital nazarí, iniciando inmediatamente la construcción no ya de un campamento sino de una verdadera ciudad.”. 104  Existen otros ejemplos de bastidas en territorio español como Briviesca, Fonseca o Bolaños de Calatrava por poner algunos ejemplos. No obstante este tipo de trazado rectilíneo en forma de dam- ero nos llevaría todavía más atrás en el tiempo hasta los campamentos militares de la antigua Roma. Éstos también tenían dimensiones simétricas, las calles en línea recta y una plaza rectangular central para los desfiles, además de estar situados, por supuesto, en lugares cercanos a fuentes de agua y de abastecimiento. Tendríamos que retrasarnos aún más en el tiempo y buscar los orígenes de este tipo de urbanismo en forma de damero en la Grecia clásica con la figura de Hipódamo de Mileto, considerado como el padre del urbanismo y creador de la retícula como generadora de la ciudad. Izquierdo Álvarez 1993, pág. 94. “El origen hispánico del proceso urbanizador de América arranca de la fundación de Santa Fe (Granada, 1492) y de las más antiguas villas agromilitares de la reconquista peninsular, basadas en los trabajos medievales de castramentación (Briviesca y Villarreal, entre otras).”. 105  Gómez Piñol 2003, pág. 23. 106  Bonet Correa 1986, pág. 30. Aunque resulta interesante y curiosa la alusión de Bonet Correa a los libros de Eximenis, pensamos que la repercusión que pudieron tener en el contexto del urbanismo del Antonio Pedro Molero Sañudo 57 El principal responsable por parte de la segunda audiencia de que se co- menzara con buen ritmo el proyecto de formación de la ciudad fue, sin lugar a duda, el licenciado Juan de Salmerón, el cual ya en agosto de 1531 se dirigió al consejo de Indias solicitando diferentes mercedes y privilegios, entre los que se hallaban la concesión del título de Ciudad y que se la erigiera como cabeza del obispado con el nombre oficial de Ciudad de los Ángeles107. Fue él también el que concedió los primeros propios municipales a la reciente ciudad, atribuyén- dola dos ventas en el camino de México a Veracruz, desviando éste para que pasara por Puebla: “Sólo con la visita de Salmerón comenzó Puebla a funcionar como municipalidad”108. Consiguió que se firmara un convenio entre los frailes guardianes de los conventos de Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo y Tepeaca109, y los principales caciques de la región, en el cual comprometían mano de obra de sus poblaciones para trabajar en las construcciones, tanto civiles como religio- sas, que se realizaran en la ciudad, y como moneda de cambio se les ofrecía el no pagar tributos mientras durara esta prestación. Salmerón pactó con los principales de la provincia de Tlaxcala, ante no- tario y en presencia de los guardianes de los conventos franciscanos, la ayuda de ochocientos hombres diarios para la construcción de la ciudad de Puebla; a cambio les sería suprimido el tributo de ocho mil fanegas de maíz con que contribuían a la Corona110, y también sería retirado el alguacil español que había siglo XVI español debió de ser prácticamente nula, debido a la poca difusión que lógicamente tendrían y a la dificultad de su comprensión en todo el ámbito peninsular, al estar escritos en catalán. Cortés Rocha 1988, pp. 3 - 14. Hablando acerca de los orígenes del urbanismo novohispano hace mención a dos tratadistas peninsulares, Fco. Eximenic y el obispo Rodrigo Sánchez de Arévalo, autor en 1454 de una Suma de la política que fabla de cómo deven ser fundadas e edificadas las Cibdades e villas. Urbanismo español en América 1973, pág. 10. “La teórica más inmediata a nuestras ciudades coloniales es bien modesta y no otra que la de los tratadistas tardo-medievales, como nuestro monje Eximenic, o la de los tracistas de las repoblaciones de la costa valenciana bajo Jaime el Conquistador: Villareal, Castellón, Nules, cuyos antecedentes podemos buscar en las “bastidas” del sur de Francia. Junto a ellas vale citar las castellanas de Briviesca, -la romana Virovesca-, Villanueva, Salvatierra o Ciudad Real, fundada por el Rey Sabio.”. La cita forma parte del prólogo escrito por Rafael Manzano Martos 107  A lo largo de estos primeros años de su fundación, La Puebla de los Ángeles iría recibiendo toda una serie de privilegios que por regla general solamente le eran concedidos a las capitales de los virre- inatos, de tal forma que se fue convirtiendo en una gran competidora de la capital, México, así como en una ciudad pujante con una línea de desarrollo propia, por supuesto muy alejada de la idea utópica que subyació en su proyecto inicial. 108  Hirschberg 2000, pág. 67. 109  Marín Tamayo 2000, pág. 98. Los guardianes de los conventos mencionados eran, respectivamente, Luis de Fuensalida, Diego de Santa Cruz, Jacobo de Testera y Alonso Xuárez. 110  Rendón Garcini 1996, pp. 53 - 54. La provincia de Tlaxcala entregaba a la Corona desde 1522 un La catedral de Puebla 58 en la provincia. A esta propuesta los tlaxcaltecas ofrecieron añadir doscientos hombres más si se les eximía de servir en las ventas existentes y si el camino real era desviado para que no pasara por su provincia. Por ese convenio llega- ron a Puebla alrededor de mil indios de la región tlaxcalteca y como la mitad de esta cantidad de cholultecas. De esta forma, “Cada vecino pudo disponer de treinta indígenas para levantar su casa, en un plazo de tres meses, y de otros veinte servidores para preparar los campos de cultivo. [...]”. Al parecer, la idea fue que se tratara de un repartimiento temporal, aunque en ningún caso se especificó el periodo de tiempo hasta la conclusión de éste111. Este servicio gratuito, tanto en mano de obra como en materiales de cons- trucción, prestado por los indios de los pueblos de los alrededores, Calpan, Cholula, Huejotzingo, Tlaxcala y Tepeaca entre otros, para la edificación de la ciudad de Puebla duraría en principio unos cinco años, pero en la realidad se convertiría en una obligación, al menos hasta finales del siglo XVI. Poco debió poder hacer la población indígena para oponerse a trabajar en la construcción de la nueva ciudad, debido a que el requerimiento partía directamente del rey y, por si no fuera suficiente, estaba refrendado por los padres franciscanos de la zona. En el otro lado de la balanza situaríamos los “relativos beneficios” que obtendrían los tlaxcaltecas a cambio de su aportación a la construcción de la ciudad, como la eliminación del tributo de las ocho mil fanegas de maíz que pesaba sobre ellos desde el inicio de la colonia, o la preservación de su propia identidad en su territorio al conseguir que la sede de la diócesis de Tlaxcala pa- sara a la nueva fundación de la Puebla de los Ángeles, contrariamente a los de- seos del obispo Julián Garcés que quería que se estableciera en la propia ciudad tributo fijo anual de ocho mil fanegas de maíz. A este gravamen se le sumaron la contribución con ser- vicios personales, sobre todo en el periodo entre 1532 y 1548, para la edificación de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Tlaxcala tributó a la Corona ocho mil fanegas de maíz entre los años 1522 - 1532 y 1538 - 1600, mientras que el tributo en servicio para la ciudad de Puebla se extendió entre 1532 y 1600. Miranda 1980, pp. 133 - 134. “[...] este privilegio o, mejor, trato especial, tenía su razón de ser; el de los indios de Tlaxcala se fundaba en la concesión de la Corona por los servicios prestados durante la con- quista; y el de la mayoría de los otros (los de Texcoco, Xochimilco, etc.) en los trabajos y faenas en que eran utilizados por la ciudad de México, pues ellos eran los que construían sus templos y casas, servían a sus autoridades y la abastecían [...]”. 111  Cervantes Amero 1993, pág. 9. Antonio Pedro Molero Sañudo 59 de Tlaxcala previa transformación de ésta en “población de españoles”112. Los señores tlaxcaltecas debieron tener en cuenta que con esta aportación gratuita de mano de obra evitaban esta amenaza y, a la vez, erradicaban de sus territo- rios algunas presencias de la autoridad colonial como el susodicho alguacil, las ventas o el camino real, que sería desviado de su paso por la ciudad de Tlaxcala para que pasara por la nueva fundación de la Puebla de los Ángeles. “Se trataba de un repartimiento temporal que el licenciado Salmerón consideró necesario llevar a cabo ante la urgencia de retener, a cualquier costa, a los colonos. En particular se sacrificó el ideal económico de que la fundación se basara en el esfuerzo personal de los vecinos.” Fausto Marín113 Todas estas maniobras municipales por parte de la segunda audiencia parecen responder a un meticuloso plan que aseguraba al poder civil la com- pleta supervisión de su propio proyecto, “un ensayo de república política”114 sin interferencias por parte del poder eclesiástico. El 2 de mayo de 1531 se hizo el reparto de los solares y de las tierras a conceder a cada nuevo vecino. En estos momentos iniciales posteriores a la fundación la segunda audiencia delegó, como se ha señalado más arriba, en Hernando de Elgueta, que en ca- lidad de justicia mayor y con el título de corregidor tuvo bajo su supervisión todos los trabajos referentes a la distribución de los solares, la construcción de la primera capilla y el trazado urbano. Desde el mes de junio de 1531 el ayuntamiento de Puebla quedó integrado por los regidores Juan de Yepes, Martín Alonso de Reales, Alonso Martín Partidor y al frente del mismo el mencionado corregidor Hernando de Elgueta115. 112  El obispo Julián Garcés había solicitado a la Corona el establecimiento de vecinos españoles en la población de Tlaxcala, que convertida en ciudad de españoles sería la sede episcopal albergando la iglesia catedral. 113  Marín Tamayo 2000, pág. 98. 114  Castro Morales 1988, pág. 7. 115  Maldonado Blanco 1993, pág. 6. Los regidores eran las personas destinadas en las ciudades o villas para el gobierno económico. En 1532 el emperador Carlos V había expresado que los que deberían ser elegidos regidores fueran prefer- entemente los conquistadores ricos y merecidos. Los altos cargos municipales como el de regidor eran otorgados mediante reales provisiones firmadas por el propio rey; en el archivo municipal de Puebla se encuentran muchos traslados de reales provisiones que otorgaban estos nombramientos. La catedral de Puebla 60 La recién creada población recibió el título de Ciudad de los Ángeles el día 20 de marzo de 1532, otorgado mediante real cédula por la reina madre, Jua- na de Castilla. Esta cédula fue presentada por el oidor de la segunda audiencia Juan de Salmerón en la sesión del cabildo de 25 de febrero de 1533, sesión en la que estuvieron presentes Hernando de Elgueta, corregidor de la provincia de Tlaxcala y Cholula; Alonso Galeote, alcalde ordinario; Pedro de Pineda y Francisco de Portillo, regidores116. En mayo de 1533 el licenciado Salmerón infor- maba de que muchos vecinos de la recién intitulada ciudad de Puebla estaban solicitando el permiso para comprar cargos municipales, ya que el estatuto de ciudad permitía duplicar el número de componentes del cabildo117. En abril de 1534, y en virtud de la cédula real recibida de manos de Juan de Salmerón que concedía el título de ciudad a Puebla de los Ángeles, fueron elegidos los regidores: Francisco de Oliveros, Gonzalo Díaz, Alonso de Buiza, Sebastián Rodrí- guez, Alonso Luco de Peñaranda, Martín de Calahorra y Juan Bernal, que junto a los dos alcaldes ordinarios, Francisco Ramírez y García de Aguilar y el mencionado co- rregidor Hernando de Elgueta, conformaron el primer cabildo completo de la ciudad.118 “Consta que el 25 de Febrero de 1533, fue cuando el Licenciado Don Juan Salme- rón se presentó al Cabildo con la Cédula de la Reina Madre, concediendo el título de Ciudad á Puebla, pero también consta que el Emperador Carlos V, le había concedido ya el título de Ciudad en Real Cédula dada en Medina del Campo el 20 de Marzo del año de 1532, denominándola ‘La Puebla de los Angeles’ […]” Antonio Carrión 119 116  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 5 r, 25 de febrero de 1533. 117  Hirschberg 2000, pág. 78. Albi Romero 2000, pág. 159. En Puebla la fuente principal de ingresos no consistió en la encomienda sino en le ocupación de cargos públicos y en la concesión de mercedes a manera de “ayudas de costa” concedidas por el virrey o directamente por el monarca. 118  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 24 r – 24 v, 1 de enero de 1534. Nombramiento de alcaldes ordinarios y regidores para el año 1534. Maldonado Blanco, 1993, pág. 14. Esta autora hace referencia a que, por circunstancias económicas, en un principio el cabildo solo contó con cuatro regidores y que una vez superado este problema entraron en funciones los ocho regidores que le correspondían, de acuerdo a los privilegios que sobre el número de componentes del cabildo se otorgaban a las poblaciones elevadas a la categoría de ciudad. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 3, F. 3 r, febrero de 1533 (no figura el día). Al no existir los dos prim- eros libros de cabildo, es este libro tercero el primero en el que aparece la instalación del cabildo, aunque es en abril de 1534 el momento en el que se conforma éste con todos sus elementos al completo. 119  Carrión 1897, pág. 40. Antonio Pedro Molero Sañudo 61 Desde el incipiente cabildo se comenzaron a emitir ordenanzas con la intención de contribuir al desarrollo urbano de la ciudad, como fueron la vigi- lancia del suministro de abastos o el uso de materiales de construcción en las nuevas edificaciones de forma que se asegurara su buena traza y calidad. El cabildo era el garante del Estado para controlar todas las tierras y edificaciones, tanto comunales como urbanas: el matadero, la carnicería, el granero, la cárcel, la municipalidad, los hospitales públicos, las fuentes de aprovisionamiento y los conductos de agua, las calles, plazas y mercados que se desarrollaban en ellas, y también era el Estado el que alquilaba lotes para el establecimiento de tiendas y negocios de todo tipo120. Desde el inicio de la fundación se empezaron a acometer importantes obras públicas por parte del cabildo municipal. Especial énfasis se puso por parte de los regidores y alcaldes en mantener con el suficiente decoro y limpie- za la plaza mayor y las calles principales de la Traza. Según el profesor Efraín Castro, en 1534 se inició la construcción de la casa de la matanza, entre 1534 y 1536 la casa del cabildo y de 1545 a 1555 la introducción del agua potable a la plaza mayor, así como la construcción de los portales de la audiencia y de varios puentes sobre los ríos San Francisco y Atoyac121. En documentos consultados del archivo municipal de Puebla, hemos encontrado la fecha de 5 de julio de 1574 para la edificación de las casas del cabildo122. Al contrario, la fecha de inicio para 120  Rodríguez Alpuche 1986, pág. 333. 121  Castro Morales 1988, pág. 26. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 194 v – 195 v, 14 de febrero de 1539. En esta fecha aparece mencio- nado el puente de San Francisco por primera vez en la documentación municipal. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 245 v – 246 r, 1 de agosto de 1543. Aparece nombrado el puente sobre el río Atoyac por primera vez. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 61 r, 21 de agosto de 1545. Petición del procurador para que se pon- gan puentes en los ríos que van de la ciudad a Atlixco porque causan gran perjuicio. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 61 r, 22 de agosto de 1545. Se presentó un poder otorgado por diver- sos miembros del cabildo a Pedro de Meneses, vecino de la ciudad, para que se presente ante Antonio de Mendoza, virrey, y le pida cierto repartimiento de indios para los vecinos que tienen heredades en el pago de Atlixco para que las puedan cultivar, y también pida se construyan los puentes necesarios en el camino de esta ciudad a Atlixco. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 97 r, 24 de marzo de 1556. En este documento se hace mención a un libramiento de noventa y siete pesos de oro común a Álvaro de Cáceres para la obra de los arcos y portales de la audiencia, así como de la fuente, comisionando a Pedro Moreno para que compre la cal necesaria. El libramiento se encargó a Luis de León Romano. 122  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 143 v, 5 de julio de 1574. Según este documento fue en este día cuando se dio comisión a Agustín de Villanueva, alcalde mayor, y a Diego de Villanueva, regidor, para que se ocuparan de la edificación de la casa del cabildo. Puede ser que la fecha de 1536 que da Efraín Castro para la edificación de esta casa fuera para una anterior. La catedral de Puebla 62 la construcción de los portales hacia la plaza debemos retrasarla hasta el 25 de agosto de 1533, en que se hace merced de dieciocho pies en la plaza pública a los señores Alonso González, García de Aguilar, Juan de Yepes y Hernando de Elgueta -a estos dos últimos les corresponderían dichos espacios justo enfrente de sus casas-123, para la construcción de portales hacia la plaza con la condición de que los pilares fueran iguales que los de México124. Estos portales se fueron levantando con el tiempo, quedándoles el nombre de quienes habían recibido las mercedes para su edificación en 1533, según consta en las actas del cabildo municipal125. Las obras edilicias continuaron con mayor o menor ímpetu en los siguientes años, siendo el de 1555 un año clave para la reactivación o comien- zo de un gran número de ellas a cargo del corregidor y alcalde mayor Luis de León Romano126, como el traslado del agua a la plaza pública de la ciudad y la edificación de una fuente en ella -que quedó concluida en el año 1557-127, la construcción de las tiendas para los propios, la erección de los arcos y pilares en la plaza128, la obra de la alcantarilla, las obras del puente sobre el río junto al 123  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 14 v, 25 de agosto de 1533. Al margen y con letra distinta está escrito “esquina que va a Santo Domingo y casa de dicho convento”, lo que nos sitúa perfectamente la casa del corregidor Hernando de Elgueta. 124  En la España peninsular el primer ejemplo en el que se reflejaron las teorías del urbanismo re- nacentista en lo referente a una plaza mayor cerrada y dotada con soportales, de la que parten calles rectilíneas que definen el espacio urbano, al modo de Puebla, fue la remodelación de la plaza mayor de Valladolid después del incendio que la asoló en 1561. El proyecto presentado por Francisco de Salaman- ca al monarca Felipe II y al concejo de la ciudad para la reconstrucción de la plaza de Valladolid, supuso la primera puesta en marcha de un corpus de reglas urbanísticas que serían largamente aplicadas pos- teriormente, tanto en los territorios peninsulares como en el Nuevo Mundo. 125  Debajo de los portales de la plaza se edificaron tiendas a costa de los propios de la ciudad que se rentaban para conseguir fondos para proseguir las obras municipales. 126  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 51 r – 52 r, 16 de diciembre de 1554. Luis de León Romano es nombrado corregidor y justicia mayor de la ciudad de los Ángeles y de los pueblos de Cuauhtinchán y Ocopetlayuca por una real provisión fechada en México el 27 de noviembre de 1554, trasladada a Puebla el 16 de diciembre de 1554. Luis de León Romano ejerció el título de corregidor y encargado de las obras públicas durante los años 1555, 1556 y 1557 en que muere. A lo largo del año 1555 le son otorgadas diversas mercedes de cuadras de ocho solares dentro de la Traza. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 76 v, 19 de agosto de 1555. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 79 r, 5 de octubre de 1555. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 25 r. 19 de noviembre de 1557. En este documento aparece ya como difunto. Gantes Trélle 2000, pág 268. El alcalde mayor “[...] pese a no ser miembro del cabildo, solía presidirlo por ser la autoridad superior existente en la ciudad. Al ser designado por el virrey, era el vínculo de relación de poder entre Puebla y México.”. 127 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 7 v, 12 de mayo de 1557. Se le concede merced a Francisco de Reynoso, alcalde ordinario, para que ponga su nombre debajo del escudo de armas de la ciudad que está en la fuente, por haber sido él el constructor de la misma. 128  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 67 r, 7 de junio de 1555. Por este documento sabemos que ya existían algunos arcos hechos en los portales de la plaza, ya que en él se le da libramiento al corregidor Antonio Pedro Molero Sañudo 63 convento de San Francisco y los caños que condujeran el agua desde este mo- nasterio a la población circundante, además de la construcción de otro puente y una alcantarilla en el río que va a Amalucan129. Atendiendo a todo lo dicho en el párrafo anterior acerca de las múltiples obras públicas realizadas bajo la supervisión del corregidor y otrora alcalde mayor Luis de León Romano, éste aparece como uno de los principales promo- tores en los inicios de la configuración de la ciudad de Puebla, que desde enton- ces comenzaría a tener una fisonomía propiamente renacentista. Se piensa por su apellido que “fue un caballero italiano enviado a España por el emperador” a tenor de lo dicho por Guillermo Tovar y no existiendo un estudio exhaustivo sobre su persona130. Llegó a la Nueva España en tiempos del virrey Antonio de Mendoza, con el que lógicamente compartiría muchas ideas acerca de la utopía urbanística de carácter renacentista. Basándonos en estos escasos datos y en una carta de 20 de abril de 1553 dirigida al príncipe, en la que hace mención a su forma de entender el ejercicio de la autoridad -“[…] adaptar leyes a las costumbres de la tierra: ‘para evitar daños e inconvenientes que digo conviene que esta nación se gobierne debajo del juicio de un buen varón que haga la ley conforme a la nación y el tiempo’ [...]”131-, podemos considerar la figura de Luis de León Romano como la de un humanista propio del Renacimiento. Una de las principales preocupaciones del cabildo desde la fundación de la ciudad fue la traída de agua potable al interior de ésta. Desde sus inicios, Puebla contó con agua en abundancia procedente de los tres ríos que la cir- cundaban: Almoloya, Alseseca y Atoyac, así como de todos los arroyos que confluían en estos. En los comienzos de la formación de la ciudad fue tan im- portante para sus habitantes el contar con mercedes de solares para la construc- ción de viviendas y de tierras de labor en las que poder sembrar y criar ganado, Luis de León Romano para mandar hacer tres tiendas para la ciudad en los cinco arcos de los portales. Hay numerosas entradas en las actas de cabildo municipales de este año 1555 registrando diversas obras en los arcos de los soportales, edificación de tiendas en éstos, así como obras también en la fuente de la plaza. 129  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 70 r – 70 v, 28 de junio de 1555. 130  Tovar de Teresa 1985, pág. 13. 131  Tovar de Teresa 1985, pág. 13. La catedral de Puebla 64 como el poder disponer de agua regular para todas las necesidades cotidianas. Hubo vecinos e instituciones religiosas que dispusieron desde el principio de los privilegios necesarios para contar con agua corriente mediante la concesión de mercedes, cada una conforme a sus necesidades y a su estatus social; éstas variaban en el diámetro de la cañería: paja, tornillo, real, medio real, merced, una naranja, un limón, un cuartillo o un medio limón132. No hemos podido en- 132  Para cotejar las diferentes medidas de agua utilizadas en la Nueva España véase: Robelo 1908, Carrera Stampa 1949 y 1967, y Palerm 2002. Palerm 2002, pág. 230 y ss. Una paja de agua era una medida de caudal que producía por cada minuto un cuartillo o libra de agua equivalente a 0,4500 litros. Robelo 1908 (sin paginar). La paja “se considera como unidad de medida en las mercedes ó reparticiones de agua, urbanas; produce por minuto 1 cuartillo ó libra de agua, 0,45 centilitros, y por lo mismo en un día natural producirá 14 ½ quintales, ó sean 648 litros. El area de sección de una paja es de 1/16 avo de pulgada cuadrada”. Carrera Stampa 1949, pp. 18 - 19. “ Hydraulic measures were extremely necessary to regularize the practice of taking water for irrigation purposes and measuring stream flow for water wheels and other agrarian and industrial uses. The basic measure was the buey (derived from the size of an ox), con- ceived as a rectangular opening 1,296 pulgadas square.35 The surco (sometimes sulco) was the trench left by the plow for water to run in, reckoned at six dedos at the base and eight dedos deep. The naranja was an orifice of two by eight dedos. The paja was the most common standard for distributing water on urban sites or through public water supply; it produced one cuartillo per minute, or about 648 liters a day.36 The iminn, or real de agua, equivalent to eighteen vaias. was also commonly emnloved in meas uring water taken from public fountains. In determining the amount of water a property own- er, or tenant, was entitled to receive, a hydraulic survey (reconocimiento, inspección, inquisición) was conducted; an award of water (repartimiento) was then stated in terms of bueyes, or naranjas, or some other standard measure.”. “Las medidas hidráulicas eran extremadamente necesarias para regularizar la práctica de coger agua para el riego y medir el flujo de la corriente para las ruedas de los molinos y otros usos agrarios e indus- triales. La medida básica era el buey (derivado del tamaño de uno de estos animales), concebido como una abertura rectangular de 1.296 pulgadas cuadradas . El surco (a veces sulco) se refería al espacio que dejaba el arado para que corriera el agua, reconocido como de seis dedos en la base y ocho dedos de profundidad. La naranja era un orificio de dos por ocho dedos. La paja era el patrón más común para distribuir agua en emplazamientos urbanos o en el abastecimiento de agua pública; producía un cuartillo por minuto, o unos 648 litros al día . El limón, o real de agua, equivalente a dieciocho pajas, se empleaba también comúnmente para medir el agua que se cogía de las fuentes públicas. Para de- terminar la cantidad de agua que un propietario o arrendatario debía recibir, se hacía una inspección hidráulica; después se establecía un repartimiento de agua en bueyes o naranjas, o alguna otra medida establecida.”. Carrera Stampa 1967, pág. 23. La paja se consideraba como unidad fundamental en la medida de las mercedes o reparticiones urbanas, así como en manantiales y abastos públicos; un cuartillo por minuto o sea, aproximadamente, 648 litros por día. Según el DRAE (vigésima segunda edición) una paja de agua es una medida antigua de aforo, que equivalía a la decimosexta parte del real de agua, o poco más de dos centímetros cúbicos por segundo. Aparece por primera vez en el Diccionario de la Real Academia Usual del año 1803 y dice textualmente que una paja de agua es “cierta cantidad, ó medida de agua en los repartimientos de la de las fuentes. Es la décima sexta parte de un real”. Palerm 2002, pág. 230 y ss. Un real o limón equivalía a dieciocho pajas de agua. Una merced equivale a cino pajas. Una naranja equivale a ocho reales o sea a ciento cuarenta y cuatro pajas. Robelo 1908 (sin paginar): “Real.- Medida de agua. Es la octava parte de una naranja y tiene 18 pajas. El área de la sección de 1 real, es de 1 1/16 avo de pulgada cuadrada”. Diccionario Real Academia Autoridades (1737). Real de agua “llaman los fontanéros á la porcion de ella, que corre por un caño que tiene la boca del tamaño de un real de plata”. Palerm 2002, pág. 230 y ss. Una merced de agua equivale a cinco pajas. Carrera Stampa 1967, pág. 23. Una merced de agua equivale a 2,25 litros. Diccionario de la Real Academia Usual de 1803. Merced de agua es el repartimiento que se hace de ella en algunos pueblos para el uso de cada vecino. Palerm 2002, pág. 230 y ss. Un cuartillo de agua equivale a una paja. Diccionario de la Real Academia Usual de 1817. Cuartillo es la cuarta parte de una azumbre en lo líquido, y la de un celemín en los granos. El tornillo de agua aparece en los discos de catalogación del Archivo municipal de Puebla como una medida muy específica de toma de agua, reflejándose en varios documentos su grosor mediante un Antonio Pedro Molero Sañudo 65 contrar el valor que podía tener el tornillo de agua, aún siendo una medida uti- lizadísima en los repartos de agua realizados por el cabildo municipal poblano entre sus vecinos (aparecen múltiples actas de cabildo en las que se concede merced de un tornillo de agua); pensamos, a tenor de los dibujos encontrados en las actas de cabildo, que los diámetros de tornillo y paja eran iguales, y que cuando se refieren a otorgar una merced están haciendo alusión, no a una me- dida específica, sino a las dos anteriores, paja y tornillo, pero no sabemos si am- bas medidas eran iguales en cuanto a su caudal. En cualquier caso, parece ser que el grosor de estas mercedes de agua lo establecían altos cargos municipales como el alguacil mayor o el corregidor133. "A los 'caños maestros' se iban conectando los albañales de las casas que se cons- truían, las cuales se sujetaban a determinadas exigencias dictadas por el ayuntamien- to de la ciudad que para conservar estos conductos y cuidar de su lavado y del buen funcionamiento, impusieron la cuota de cooperación mensual de dos y medio reales (treinta y siete centavos). Esto acontecía por el año de 1674 [...] Hay que aclarar que con anterioridad los dueños de las casas eran obligados a pagar los trabajos de construcción y conexión de los caños, la limpieza y desazolve de los mismos y la del 'caño maestro' originando esto último problemas entre el vecindario cuando se trataba de cumplirlo, para acabar con esas dificultades se resolvió que fuera el ayuntamiento el de la obli- gación, pero como fuesen tan limitados sus recursos económicos para atender todos los servicios públicos, obtuvo autorización del corregidor, capitán Nicolás González de Junco el año de 1750, para que esas tareas las hicieran los presos." Julio Cortés134 interesante dibujo. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 64 v – 65 r, 10 de mayo de 1555. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 80 r – 80 v, 15 de octubre de 1555. 133  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 64 v – 65 r, 10 de mayo de 1555. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 66 r – 66 v. 134  Cortés Mena 1992, pág. 46. La catedral de Puebla 66 Fig. 11 Diferentes gruesos de cañería para el suministro de agua Fig. 10 Concesión de una merced de agua con el dibujo de su diámetro Antonio Pedro Molero Sañudo 67 Fig. 12 Concesión de una paja de agua con el dibujo de su diámetro La catedral de Puebla 68 Fig. 13 Concesión de un tornillo de agua con el dibujo de su diámetro Antonio Pedro Molero Sañudo 69 A la vista de los múltiples documentos que nos encontramos en el archivo del cabildo municipal resulta clara esa preocupación, mencionada más arriba, en cuanto al fundamental tema del agua potable y su traída a la ciudad para las necesidades de sus vecinos. Son numerosas las entradas que hay referentes a concesiones de mercedes personales para el disfrute de agua corriente llevada desde la fuente principal de la plaza mayor a las viviendas (en principio todas las cañerías partirían desde esta fuente y posteriormente se irían construyendo más en diferentes emplazamientos de la ciudad). La concesión de la toma de agua se realizaría previo pago de una cantidad de pesos que dependía del tipo de merced, paja, tornillo, etc135. Desde el año 1555 en que se llevó el agua a la fuente pública de la plaza, se deri- varían tomas de agua para todos los pobladores con título de vecindad; los demás, que eran la mayoría de la población, debían ir a por ella a la fuente y transportarla hasta sus viviendas mediante recipientes al uso. Ya en un documento del ayuntamiento de fecha 10 de marzo de 1545 el juez de residencia y justicia mayor Fernando Caballero reclama, “que los dichos vecinos ayuden cada uno con lo que pudiere y fuere honesto y razonable” como contribución económica para la traída de agua y la construcción de una fuente en la plaza pública136. La fuente más importante que tuvo la ciudad hasta la construcción de la de la plaza pública, fue la situada en el convento de San Francisco, que recibió merced para su construcción el 5 de enero de 1535137; se ordenó que se saca- ra fuera del recinto del claustro al patio mediante una cañería el 22 de agosto de 1563 para facilitar el abastecimiento de agua de los vecinos de los alrededores138. 135  AA. VV. 2000, Historia de las técnicas constructivas en España, pág. 243. “Durante el siglo XVI coex- istieron diversas formas de medir el agua y no se llegó a una unificación de criterios [...] Si en Cataluña la principal unidad hidráulica era la ploma d’aigua o pluma de agua, en Madrid la unidad básica para el suministro de la villa era el real de agua o real fontanero, mientras que en Sevilla estaba establecida la paja de agua.”. Parece claro que la influencia de Sevilla se hizo notar también en este aspecto, ya que la paja de agua pasó a ser la unidad más utilizada en la Nueva España. 136  AGMP, serie Actas Cabildo, Suplemento de el Libro Número Dos de el mismo Establecimiento y Dilatación de la Ciudad, F. 336 r – 338 r, 10 de marzo de 1545. AGMP, serie Actas Cabildo, Suplemento de el Libro Número Dos de el mismo Establecimiento y Dilatación de la Ciudad, F. 340 r – 344 v, 10 de febrero de 1546. 137  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 77 r – 77 v, 5 de enero de 1535. 138  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 9, F. 14 v – 15 r, 22 de agosto de 1563. La catedral de Puebla 70 El pago que cada vecino realizaba para obtener una toma de agua variaba entre cincuenta y cien pesos de oro común por una merced correspondiente a un tornillo, aunque también aparecen casos en las actas del cabildo municipal en las que el desembolso que se hizo por esa misma merced fue de cincuenta pesos de tepuzque, mientras que por una paja de agua varían las cantidades otorgadas entre veinte y cuarenta pesos de oro; este dinero estaba, en teoría, destinado a los trabajos a realizar en la propia fuente139. Estos ingresos por las tomas de agua, junto a la sisa de la carne de carnero y vaca de la carnicería, se convertían en las principales fuentes para pagar los costos de la introducción del agua a la ciudad, la construcción y mantenimiento de la fuente de la plaza pública, así como también para todas las demás obras públicas. La conducción del agua se realizaba desde los nacimientos mediante ca- ñerías de barro y atarjeas cuya traza y mantenimiento estaba a cargo de los “alarifes de la ciudad”140; este cargo fue muy cotizado, recayendo en manos de los mejores maestros de obras de cada momento. En las actas del cabildo apare- cen reflejados los diferentes maestros de obras que se fueron haciendo cargo de esa traída de agua a la ciudad y de las cañerías que la distribuían por ella. Po- demos ver que al frente de estos trabajos se situaron a veces maestros mayores 139  Martínez López-Cano, 2001, pp. 323 - 324. En los primeros años de la colonia se usaba el oro en polvo o en láminas fundidas, lo que propició su adulteración con cobre, surgiendo una aleación a la que llamaron tepuzque, que significa cobre en len- gua náuhatl. El peso de oro de tepuzque equivalía a doscientos setenta y dos maravedís. Este peso de tepuzque fue el que tuvo más circulación, dividiéndose en ocho reales de treinta y cuatro maravedís o doce granos. El peso de oro común tenía un valor de trescientos maravedís. Ruiz Trapero 2005, pág. 368. “[...] En 1536, 15 de julio, el Virrey y gobernador de la Nueva España esta- blece la equivalencia de ocho reales castellanos a un Peso de oro de Tepuzque, con el fin de equiparar la moneda de Castilla con la que los indígenas tenían en circulación. [...] [...] En 1537, 18 de noviembre, por Real Cédula de Carlos I, se autoriza al Virrey y gobernador de la Nue- va España para que en adelante pueda mandar labrar reales de a Ocho, si le pareciese que convenían, y posteriormente con la Disposición de 1544, 6 de junio, en la que se autoriza la acuñación de esta moneda en las casas de moneda de Santo Domingo y México.”. 140  El alarife de la ciudad era un funcionario municipal a cuyo cargo estaba principalmente la obser- vancia en el cuidado de que se mantuviera la Traza y las construcciones que se llevaran a cabo dentro de ella, tanto públicas como privadas, para que se ajustaran siempre al plan preestablecido. También tuvieron a su cargo la ejecución de todas las obras públicas, calzadas, acequias, puentes, cañerías del agua, alcantarillas, edificios públicos, etc. Este cargo era equivalente en la Península al de un ingeniero municipal y en Castilla era denominado como fontanero mayor. Fernández 1985, pp. 52 - 53. “Durante el siglo XVI y principios del XVII el alarife de la ciudad electo por el Cabildo tenía como única responsabilidad la de supervisar ‘las obras públicas y posesiones de la Ciudad’; actividades como la de ‘medir huertas y solares’, el ‘aderezo’ de las obras, la ‘abertura de caños’ y algunas construcciones, sólo podía realizarlas si la Ciudad se lo autorizaba y quedó fuera de sus obli- gaciones ‘la compra de materiales’ para las obras.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 71 que compartían este cargo municipal con el de maestro mayor de la obra de la catedral, con lo que reunían bajo su persona los dos títulos de mayor categoría arquitectónica de la ciudad. Todos los empleos relacionados con la “obra del agua”, como los de maestro de la cañería del agua, obrero de la ciudad, maestro de obras, etc., eran elegidos a principios de cada año141. La cañería del agua esta- ba construida de piedra, motivo por el cual al frente de su obra y reparos siem- pre estuvieron maestros de cantería de reconocido prestigio, como por ejemplo Claudio de Arciniega, Francisco Becerra142, Luis de Arciniega o Pedro López Florín entre muchos otros. Claudio de Arciniega es el primer maestro de can- tería de prestigio que aparece en los documentos del cabildo del ayuntamiento en fechas tan tempranas como 1556, nombrándosele como cantero, recibiendo merced de una caballería de tierra143; o en 1558, habiendo realizado trabajos en la fuente de la plaza que le fueron remunerados con una merced de agua144. Según hemos dicho más arriba, Efraín Castro da las fechas de 1545 a 1555 para la llegada del agua a la plaza mayor, aunque, según parece, el agua pota- ble no fue introducida en la ciudad hasta el año 1557145. Según un documento del archivo municipal de Puebla de fecha 12 de mayo de 1557 se hizo merced, por parte del cabildo de la ciudad, a Francisco de Reynoso, alcalde ordinario y 141 Icaza Lomeli 2005, pág. 68. “Así mismo en el Tratado atribuido a Juanelo Turriano, se expone que para hallar el agua y conducirla es imprescindible poseer el dominio de la filosofía para poder cumplir el cometido de trazo y diseño en tanto instrumentos, máquinas, como de los elementos de la arqui- tectura. Menciona al filósofo como el más habilitado para la resolución de estos problemas aunque en párrafos posteriores nos dice que el vulgo llama a estos mismos fronteros o fontaneros.”. 142  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 194 r – 194 v, 16 de enero de 1576. “[…] los dichos señores justi- zia y rregidores bisto lo pedido por el dicho Francisco Bezerra dixieron, que le nombraban y nombraron por alarife y fiel desta çiudad para que tenga quenta de los pesos y medidas y otras cosas que fueren neçesarios tocantes al dicho offiçio de alarife y fiel, y poner en dereçera las esquinas y obras nuebas que se hazen en esta çiudad e llebe por él los derechos que perteneçieren, y mandaron que se le entrege para el dicho efesto los padrones, pesos, pesas, medidas y otras cosas tocante a lo susodicho que tiene Cristóbal Sánchez alarife que a sydo hasta aquí, e que antes que el dicho Francisco Bezerra huse el dicho ofiçio parezca ante los señores justizia y diputados y haga la solenydad del juramento que en tal caso se rrequiere, el qual dicho nombramiento dixieron que le hazían e hizieron por el tiempo que fuere la boluntad deste cabildo, y ansy lo mandaron”. 143  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 137 v – 138 r, 23 de octubre de 1556. 144  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 33 v – 34 r, 11 de febrero de 1558. Esta concesión de una mer- ced de agua nos sitúa a Claudio de Arciniega como vecino de la ciudad, ya que estos privilegios solo se otorgaban a quienes tuvieran titulo de vecindad. Otros maestros de cantería como Luis de Arciniega o Pedro López Florín estuvieron a cargo del reparo y la construcción de las cañerías para el agua, así como de las acequias, cajas de agua, las fuentes, las pilas y las tomas y datas. 145  Mendizábal 2000, pág. 323. La catedral de Puebla 72 vecino de la ciudad desde el 8 de mayo de 1545146, para que registrara su nom- bre como constructor debajo del escudo de armas de la ciudad que estaba en la fuente147. Algunos autores mencionan al maestro de cantería Claudio de Arci- niega, avecindado en la ciudad de Puebla, como director de las obras públicas e incluso como el constructor de la fuente de la plaza mencionada anteriormente, la cual parece ser que “todos elogiaban por su belleza y buena arquitectura”148. El 20 de julio de 1538 fue otorgada por el rey Carlos V y la reina madre Juana de Castilla una real provisión que concedía un escudo de armas a la Ciu- dad de los Ángeles149. Posteriormente, el 14 de julio de 1558 le fue otorgada una cédula real en Valladolid por la infanta Juana de Austria, princesa de Portugal, en nombre de su hermano Felipe II, por la cual recibía el título de Noble y Leal Ciudad; el 24 de febrero de 1561, el mismo Felipe II le otorgaba el título de Muy Noble y Leal. El 6 de febrero de 1576, también por medio de otra cédula real expedida en Madrid, se le concedía el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de los Ángeles. Con esta serie de títulos y privilegios, Puebla se equiparaba a las ciudades españolas peninsulares de más prestigio. 146  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 33 r, 8 de mayo de 1545. Francisco de Reynoso fue alcalde ordinario de la ciudad en 1551 y 1557 y de mesta en 1552 y 1558, así como también alcalde de la Santa Hermandad en ese último año. Albi Romero 2000, pág. 150. La mesta de Puebla de los Ángeles se había creado en 1541 y fue la segunda organización ganadera del virreinato de la Nueva España; la primera era la de México que databa de 1537. 147  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 7 v, 12 de mayo de 1557. 148  Ramírez Montes 1985, pp. 39 - 40. 149  Para tener una descripción completa de este escudo de armas véase: Castro Morales 1988, pág. 19, y Maldonado Blanco 1993, pág. 7. Ambos autores dicen, equivocadamente, que el escudo de armas le fue otorgado a la ciudad mediante una real cédula, cuando en realidad le fue concedido por una real provisión. Cabe aquí aclarar que existe una diferencia importante en el valor jurídico y diplomático entre las reales cédulas y las reales provisiones, siendo ésta última de mayor solemnidad. Las reales cédulas eran documentos de carácter legislativo otorgados por el rey cuyo encabezado dice: “El Rey”. Además de la firma real lleva la del secretario y en ocasiones, el sello real y las firmas de los miembros del consejo de Indias. Las reales provisiones eran solemnes documentos de carácter legislativo en cuyo encabezado se registraban los títulos nobiliarios del rey, era refrendado por el secretario y llevaba el sello real y la firma de los miembros del consejo de Indias, del que emanaba prácticamente. Toda vez que la real au- diencia y el virrey estaban facultados para emitir este documento en nombre del soberano, aparecían las firmas de esas autoridades. Cruz 1993-1996, pág. 57. Dentro del Tratado de la ciudad de la Puebla de los Ángeles y grandezas que la ilustran (1698) de fray Agustín de Betancurt, capítulo II, hay también una descripción del escudo de armas hecha por el fraile, existiendo diferencia sobre el día de su concesión; aquí se dice que fue el 30 de julio de 1538, en lugar del 20. Alcalá y Mendiola 1997, pp. 37 - 38. Antonio Pedro Molero Sañudo 73 A finales del siglo XVI la ciudad de Puebla de los Ángeles se extendía de forma bastante amplia, con dieciséis calles de oriente a occidente y nueve de norte a sur, las cuales conformaban un conjunto de ciento veinte manzanas que respetaban al pie de la letra la Traza original que aunque, por supuesto, no estaban edificadas al completo, representaban un espacio urbanizado bastante notable para su época150. En la conformación de la Traza de la ciudad de Puebla se hacen presentes las ordenanzas de Carlos V emitidas en 1526, así como también las que dictó su hijo Felipe II posteriormente151. El famoso Código de ordenanzas de descubri- 150  Cervantes Armero 1993, pág. 22. 151  Cortés Rocha 1988, pág. 6. Yanes Díaz 1994, pág. 135. En dichas ordenanzas de Carlos V se dice: “Habiéndose hecho el descu- brimiento por mar o por tierra conforme a las leyes y ordenes que de él se tratan y elegida la provincia y comarca que se hubiere de poblar y el sitio y lugar de hacer las nuevas poblaciones y tomado asiento sobre ello, guarden la forma siguiente: en la costa del mar sea el sitio levantado sano y fuerte, teniendo consideración del abrigo, en estas y demás poblaciones tierra adentro, elijan el sitio sin perjuicio de los indios naturales o con su libre consentimiento y cuando hagan la planta del lugar repártanlo por sus Fig. 14 Escudo de la ciudad de Puebla de los Ángeles La catedral de Puebla 74 miento, nueva población y pacificación de las Indias, dado por el rey Felipe II en el bosque de Segovia el 13 de julio de 1573152, fue un corpus compuesto a pos- teriori con respecto a la construcción de las principales ciudades novohispanas, ya que la mayoría de éstas habían sido ya fundadas hacia algún tiempo y esta- ban por esas fechas lo suficientemente avanzadas en su imparable proceso de formación y construcción, como era el caso de la ciudad de la Puebla de los Án- geles. Según Boyd-Bowman “[…] prácticamente todas las ciudades que España fundó en América estaban desde el principio trazadas por aparejadores en lu- gares cuidadosamente elegidos para cuadrar con las ordenanzas reales que en- carnaban el ideal renacentista de la ciudad modelo.”153. Boyd-Bowman también resalta que el modelo más inmediato que se tomó para las ordenanzas reales sobre planificación urbanística lo tenemos en la anteriormente citada ciudad de Santa Fe en Granada, fundada por los Reyes Católicos sobre las ruinas del anterior campamento militar en 1491. A la fundación de Santa Fe deberíamos añadir otro caso, dado por el profesor Bonet Correa, como es el de Puerto Real en la bahía de Cádiz, fundada en 1483, ambos ejemplos como prefiguraciones en los trazados de las ciudades que se llevarían a cabo en el Nuevo Mundo154. La práctica totalidad de las tierras de labor y pastoreo que se fueron asig- nando a los vecinos de la nueva ciudad de la Puebla de los Ángeles se concedie- ron en las cercanas y fértiles tierras de los valles de Atlixco y Huaquechula la Vieja, zonas que se extendían vírgenes desde siempre, por ser terrenos de fron- tera entre grupos tribales que estuvieron enfrentados155 y sobre los que sería plazas, calles y solares a cordel y regla, comenzando desde la plaza mayor y sacando desde ella las calles a las puertas y caminos principales y dejando tanto compas abierto que aunque la poblacion vaya en crecimiento se pueda proseguir y dilatar en la misma forma.”. 152  Estas Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación se agruparon bajo el título general de El orden que se a de thener en descubrir y poblar, y contienen ciento cuarenta y ocho artículos agrupados en tres grandes partes que se refieren a los descubrimientos, a las nuevas poblaciones y a las pacificaciones. 153  Boyd-Bowman 1988, pág. 24. “[…] virtually all the towns and cities that Spain founded in America were from the beginning laid out by surveyors on sites carefully chosen to conform to royal ordinances which embodied the Renaissance ideal of a model city.”. 154  Bonet Correa 1986, pp. 29 - 30. Ambas ciudades fueron fundaciones de los Reyes Católicos para llevar a cabo la reconquista de la ciudad de Granada. Puerto Real con el fin de aislar marítimamente al reino nazarí y Santa Fe en la vega de Granada para afianzar el cerco de dicha ciudad. 155  Marín Tamayo 1961, pp. 23 - 24. Antonio Pedro Molero Sañudo 75 difícil alegar derechos por parte de los pueblos indígenas de los alrededores. Este territorio, en teoría, no debería haber sido invadido nunca por la avaricia de los nuevos pobladores al pertenecer a los señoríos cercanos de Huejotzingo y Calpan, pero en la práctica sí lo fue desde los inicios de la fundación, ya que en fechas tan tempranas como el 2 de junio de 1531, según documentos del cabildo, se procedió al repartimiento de mercedes de tierra en este valle156. La segunda audiencia tuvo en el punto de mira estos terrenos al elegir la situación en la que se fundaría la nueva ciudad de españoles que se deberían de dedicar al cultivo de ellos. El principal producto agrícola y de más provecho que fue cosechado en el valle de Atlixco por los vecinos de la cercana Puebla fue el trigo, llegando a convertirse esta zona en el granero de la Nueva España en el siglo XVI, abasteciendo tanto al mercado interno como a las islas del Caribe, tal y como habían pensado los oidores de la segunda audiencia157. Un apéndice fundamental en la configuración de las ciudades novohispa- nas y los repartimientos de tierras llevados a cabo en sus alrededores fue la fija- ción de un sistema de pesos y medidas por parte de las autoridades, que no en todos los casos coincidieron con los patrones de la metrópoli. Al cuidado de es- tos patrones o padrones se puso a personas de reconocida valía que ostentaban títulos de maestros de obras y, por supuesto, en el caso de Puebla, de vecindad. “La fijación de medidas es atributo de poder en todas las sociedades de organiza- ción desarrollada. El atributo del poder es conferir carácter de obligatoriedad a las me- didas y guardar los patrones, que a veces poseen un carácter sagrado. El poder tiende a unificar las medidas vigentes en los territorios que están bajo hegemonía, y, asímismo castiga las contravenencias correspondientes.” Carlos Chanfón Olmos158 156  AGMP, serie Actas Cabildo, Suplemento de el Libro Número Dos de el mismo Establecimiento y Dilatación de la Ciudad, F. 4 r – 8 r, 2 de junio de 1531. Debemos reseñar, como ya ha sido hecho en la edición del año 2010 de este Suplemento…, que estas mercedes de tierras se otorgaron meses antes del 29 de septiembre, fecha que se tiene como la de la segunda fundación de la ciudad. Chevalier 1957, pág. 23. Muchos de los habitantes de Puebla con posesiones en el valle de Atlixco se fueron a vivir a esas tierras, haciéndose independientes de la ciudad y fundando en 1579 la villa de Carrión, actualmente Atlixco. 157  Martínez Baracs 1991, pág. 86. 158  Chanfón Olmos 2001 A, pág. 242. Se trata de una cita procedente de Witold Kula, Las medidas y los La catedral de Puebla 76 En 1536, el virrey Antonio de Mendoza, viendo que no existía una medida estable para medir las tierras o solares, mandó a los agrimensores confeccionar una que fuese única para que se mantuviera estable en todo el virreinato de la Nueva España. Este nuevo modelo fundamental sería la vara que uniformaría todos los demás existentes, la cual estaría guardada y custodiada en México de la misma forma que en España eran guardados los padrones en Burgos, Ávila y Toledo. Sobre este nuevo padrón básico se realizarían las equivalencias para todas las demás medidas, quedando establecida la caballería de tierra en un rectángulo de trescientas ochenta y cuatro varas de largo por ciento noventa y dos de ancho de dicha medida, y la suerte de tierra en un rectángulo de noven- ta y seis varas por ciento noventa y dos de ese padrón159. “Otrosí. Por cuanto en esta ciudad no hay medida con que se midan las tierras al señor virrey mandó hacer una medida así para esta ciudad como para toda la Nueva España. Porque toda la medida sea igual manda el señor virrey que con ella se midan todas las tierras que se tuvieren que medir, así en esta ciudad de México, como fuera de ella. Y que está ciudad la tenga por padrón: y que en el número para suerte de tierra sea, y se dé por cabezada, 96 varas de la dicha medida; y por el largo doblada las varas, que son 192. Y caballería de tierra entera sea, y se dé, 192 varas de la dicha medida, por cabe- zada; y doblado por el largo, que son 384 varas de la dicha medida. Y así, al respecto, vídose y midióse la dicha vara y medida de ella, y tiene cada vara de medir menos una ochava. Y en el margen del dicho libro parece estar escrito lo siguiente: En 26 de febrero de 1537 habiendo visto el dicho señor virrey estos autos de la medida de tierra y de los diputados de propios dijo que las confirmaba, y confirmó. El cual dicho traslado saque de los dichos autos, según que están escritos en el dicho libro que me refiero. Simón Guerra.” Francisco de Solano160 hombres, traducción de Witol Kuss, México, Siglo XXI, 1980, pág. 22. 159  Solano 1984, pág. 32. 160  Solano 1984, pp. 158-159. Documento traído a colación en un asiento de cabildo municipal de Méxi- co a petición de Diego Múñoz con fecha 25 de mayo de 1607. La petición es la que sigue: “Diego Muñoz, vecino de esta ciudad, sigo que a mi derecho conviene que Simón Guerra, escribano del cabildo de esta ciudad, me dé un testimonio en pública forma de las ordenanzas de don Antonio de Mendoza, don Luis de Velasco el Viejo, don Martín Enríquez y los demás virreyes de esta Nueva España hicieron de la me- dida de las caballerías y demás suertes de tierra de esta tierra. A vuestra merced pido y suplico mande al dicho escribano me le dé en pública forma y pido justicia. El alcalde mandó que el dicho Simón Guerra le diese al dicho Diego Muñoz un traslado de las ordenan- zas que esta petición refiere: […] En cumplimiento de lo cual yo, Simón Guerra, escribano público del cabildo de esta ciudad de Méx- ico doy fe que parece por uno de los libros del cabildo que en él se hizo en 20 de enero de 1537, que entre otras cosas está escrito lo siguiente: […]”. Solano 1996, pp. 124 - 125. “Certificación sobre las medidas de la vara mexicana para medir caballerías y suertes de tierras. Dadas por el virrey Don Antonio de Mendoza (1537)”. Extraído del “AGN. Ordenan- zas, vol. 1, fol. 120”. Antonio Pedro Molero Sañudo 77 A Antonio de Mendoza y Pacheco, primer virrey de la Nueva España, le presuponemos conocedor de los tratados de Vitruvio y León Battista Alberti a través de su padre Íñigo López y de su instructor Pedro Mártir de Angleria, que fue una figura clave del Renacimiento español161. Mendoza trató de aplicar en todo momento las ideas del humanismo italiano en materia de urbanismo en estas nuevas tierras; de hecho, se conoce la existencia de un ejemplar del tratado de Alberti De Re Aedificatoria, “impreso en París en 1512, anotado de puño y letra del Virrey Mendoza quien lo leyó en México en 1539”162, obra que aplicaría para diferentes aspectos de su gobierno163. Sabemos que el virrey Gastón de Peralta, marqués de Falces164, en 26 de mayo de 1567 dio mandato a José Sanz para que elaborara unas ordenanzas de tierras, a partir de las cuales se estableció la caballería de tierra en un rectángu- lo de mil ciento cuatro varas de largo por quinientas cincuenta y dos varas de ancho, la suerte de tierra para huerta en un cuadrado de quinientas cincuenta y dos por qunientas cincuenta y dos varas y el solar para vivienda en uno de cincuenta por cincuenta varas. Estas ordenanzas, corroboradas por Gastón de Peralta el 17 de septiembre de 1567, fueron confirmadas por el virrey Martín Enríquez en México el 17 de febrero de 1577165. 161  Moreno Toscano 1977, pág. 67. “ Siguiendo el esquema centralizador de la metrópoli, al mediar el siglo se afirma en las colonias la autoridad del virrey como representante de la persona del rey. El virrey era el jefe militar, capitán general de todos los territorios, el jefe político y la suprema autoridad admin- istrativa. Era la más alta autoridad judicial como presidente de la Audiencia y compartía la máxima autoridad eclesiástica como vicepatrono de la Iglesia.”. 162  Tovar 1985, pág. 18 y ss. Según este autor, una lectura detenida del tratado de Alberti arrojaría la ín- tima relación que existe entre este texto y la obra de iglesias, atrios, conventos, ciudades y planificación del siglo XVI en México. 163  Mcandrew 1942, pág. 317. “[...] El virrey don Antonio de Mendoza provenía de una familia que había hecho más que ninguna en España por promover las modas del Renacimiento italiano en el arte, una familia que tenía muchas conexiones italianas importantes. El tío del virrey era el famoso cardenal Pedro de Mendoza, un italianófilo mecenas de la arquitectura, y su hermano fue embajador en Roma durante muchos años. El virrey, que había visitado Italia en 1530, debía conocer las obras arquitectóni- cas de su propia familia, y el gusto que las promovió, y también otros personajes importantes en Méxi- co. Quizá disfrutaron al cultivar en el nuevo suelo lo que creían que era la última moda arquitectónica en la corte de la metrópoli.”. 164  Rubio Mañé 1955, pp. 123 y 291. Díaz Casillas 1987, pág. 46. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 147 - 155. Gastón de Peralta, marqués de Falces, fue el tercer virrey de la Nueva España. Nombrado el 12 de febrero de 1566, tomó el mando el 19 de octubre del mismo año, ejerciendo este título desde hasta el 11 de noviembre de 1567. 165  Solano 1984. pp. 205 - 208 y 242 - 249. Santacruz Fabila 1977, pág. 256. “Caballería: Medida de tierra agraria. Es figura rectangular que tiene 1104 x 552 varas y una superficie de 609 x 408 varas es decir 42.79 Ha.”. La catedral de Puebla 78 Fue a principios de la tercera década de este siglo XVI en la ciudad de Mé- xico cuando la audiencia ordenó que se entregaran los modelos de medidas a la nueva ciudad de Puebla para que se usasen en todas las concesiones de tierras.166 Desde el inicio de los repartimientos, los regidores o diputados encarga- dos de medir las tierras de los vecinos de la ciudad recibían un salario variable, que fue fijado en un acuerdo del cabildo de fecha 30 de diciembre de 1554 en un peso de minas por cada caballería, seis pesos de oro por una cuadra, un peso de oro común por cada cuadra de tierra en Atlixco y un peso de oro común por cada solar; estas cantidades eran pagadas por los dueños de la tierra. El oficio de medidor de tierras y solares era exclusivo de personas con el título de vecin- dad y en algunos casos era desempeñado por los propios alguaciles. Este cargo debió ser tremendamente beneficioso, a juzgar por la cantidad de mercedes de tierras, huertas y solares que recibían los que lo ejercían en el periodo de tiempo durante el que desempeñaban esta función. En las actas del cabildo mu- nicipal de Puebla aparecen numerosísimos asientos que hacen mención a este cargo de medidor, resaltando la persona de Cristóbal Sánchez, al que se le hace merced del título de vecindad el 23 de febrero de 1534167 y se le nombra alguacil de la ciudad el 14 de diciembre del mismo año168, otorgándole a la vez mercedes de un solar y de media caballería. Este personaje continuará apareciendo como alguacil y medidor y recibiendo diversas mercedes de tierras en los años 1535, 1536 y 1537169, hasta que vuelve a reaparecer como medidor, alarife y fiel de la ciudad en posesión de los padrones de las medidas para custodiarlos en los 166  Chanfón Olmos 1997, pág. 237. 167  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 40 r, 23 de febrero de 1534. Merced de título de vecindad y de un solar a Cristóbal Sánchez. 168  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 71 v, 14 de diciembre de 1534. Nombramiento como alguacil a Cristóbal Sánchez. Este título facultaba para poder medir solares. 169  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 76 r, 1 de enero 1535. Nombramiento de alguacil a Cristóbal Sánchez. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 78 r, 5 de enero de 1535. Merced de una caballería de tierra a Cris- tóbal Sánchez. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 122 v, 1 de enero de 1536. Nombramiento de alguaciles a Cristóbal Sánchez y Bartolomé Sánchez. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 197 v – 198 r, 2 de enero de 1537. Comisión a Cristóbal Sánchez para medir tierras. Antonio Pedro Molero Sañudo 79 años 1543, 1544, 1545 y 1546170. Estos padrones de medidas eran guardados y custodiados en un arca por los alarifes y fieles de medidas. Gracias a un docu- mento del 4 de septiembre de 1545 sabemos que a Cristóbal Sánchez le fueron entregados, de manos del escribano para que los guardara y custodiara en este arca, el padrón de medidas en el que se registraban varias medidas de cobre, un hierro con la marca de la ciudad y una vara de medir con el sello de Méxi- co171. Este Cristóbal Sánchez debió ser un personaje con gran poder y altamente influyente en el cabildo municipal, acumulando una gran cantidad de tierras y solares, debido al número de años que desempeñó el cargo de medidor, alarife y fiel de medidas, ya que además de los periodos mencionados arriba también lo tuvo en sus manos durante los años 1549, 1551, 1552 - 1554, 1556, 1558, 1560, 1563, 1566 - 1569, 1571, 1574 y 1575, combinando a la vez los títulos de mayordo- mo y obrero mayor de la ciudad en algunos de estos años y posteriores como 1577 y del 1579 al 1581. La ciudad de Puebla continuaría extendiéndose hacia los cuatro puntos cardinales a lo largo de los siguientes siglos, pero siempre quedaría patente la Traza original como una marca de fábrica indeleble. “[…] las Ordenanzas de Nueva Población dadas por Felipe II en 1573, son la suma, el resultado, de un proceso que comienza en Santa Fé de Granada, continua en la Isla Española –gracias a Ovando en 1501-1502- se consolida con el Virrey Mendoza en la capital de Nueva España, Puebla, Oaxaca y Valladolid, y se formula –en dichas Ordenanzas- de manera compendiada para efectos operativos. El urbanismo utópico en el caso mexicano, como bien lo señala Kubler: “constituye uno de los capítulos más importantes del arte cívico en la Historia Universal Occidental […] no hay nada que pueda comparársele después del Imperio Romano o antes de la creación industrial del siglo XIX.” Guillermo Tovar de Teresa172 170  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 246 v – 247 r, 9 de agosto de 1543. Se menciona a Cristóbal Sánchez como medidor de la ciudad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 258 v, 25 de noviembre de 1543. En la instalación del cabildo apa- recen Cristóbal Sánchez y Mateo de Moras como alarifes AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 292 r – 292 v, 8 de agosto de 1544. Aparece Cristóbal Sánchez como alarife y medidor de la ciudad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 14 r, 17 de marzo de 1545. Cristóbal Sánchez como alarife y medi- dor. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 59 v, 21 de agosto de 1545. Nombramiento de fiel de la ciudad a Cristóbal Sánchez medidor. 171  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 5, F. 71 r, 4 de septiembre de 1545. 172  Tovar de Teresa 1985, pp. 18 - 19. La catedral de Puebla 80 Fig. 15. Composición de azulejos que representa la fundación de la ciudad de Puebla en el exconvento de la Santísima Trinidad Antonio Pedro Molero Sañudo 81 2. ELECCIÓN DE LA NUEVA DIÓCESIS E INICIO DE LA PRI- MERA CATEDRAL 2. 1. La diócesis Fig. 17 Mapa Geográfi co del Obispado de Puebla año 1805 Fig. 16 Plano de la Diócesis de Tlaxcala año 1680, Miguel de Alcalá y Mendiola La catedral de Puebla 82 A raíz de la llegada al Yucatán de Francisco Hernández de Córdoba en 1517, Diego de Velásquez, gobernador de Cuba, instó a Carlos V para el estable- cimiento de un nuevo obispado allá, lo cual fue solicitado al papa León X. La primera sede de la llamada diócesis Carolense en la Nueva España estuvo ubicada en la isla de Cozumel desde su constitución en el año 1518. Esta nueva diócesis fue erigida mediante la bula Sacri Apostolatus Ministerio de fecha 24 de enero de 1518, manteniendo su sede en esta isla de Cozumel hasta que el papa Clemente VII la trasladó a la ciudad de Tlaxcala por medio de la bula Devotionis tuae probate sinceritas el 13 de octubre de 1525. Sin embargo, no fue hasta el 19 de septiembre de 1526 cuando se fijó la sede obispal en la ciudad de Tlaxcala mediante una cédula real otorgada por el emperador. Los límites marcados para la nueva diócesis, llamada entonces obispado de Yuca- tán y Santa María de los Remedios, englobaban: Veracruz, Tabasco, Chiapas y Yucatán; al frente de este extensísimo obispado fue colocado el prelado fray Julián Garcés173. El 3 de octubre de 1539 se volvió a trasladar la sede a la recién fundada ciudad de los Án- geles, acto que fue confirmado mediante una real cédula de fecha 6 de junio de 1543174, habiendo muerto ya el obispo Garcés. Este traslado oficial del obispado se realizó una vez que ya estaba terminado el edificio de la catedral en la ciudad de los Ángeles, aun- que como remarca el profesor Toussaint la advocación siguió siendo la de Tlaxcala175. Ya se ha dicho que la diócesis hispalense y su iglesia catedral de Sevilla fueron la referencia obligada para conformar los cabildos eclesiásticos en los obispados ame- ricanas fijando las costumbres y la liturgia a seguir en ellos, tal y como ordenaban las Leyes de Indias. A partir de la erección de la diócesis primada de México176 todas las demás sedes episcopales novohispanas siguieron su modelo y estatutos. 173  Fray Julián Garcés (Munébrega, reino de Aragón, 1452 - Tlaxcala, 1542) fue nombrado obispo de la sede Carolense en el consistorio romano del 24 de enero de 1519. 174  Merlo Juárez, 1991, pág. 33. Tal y como dice este autor podemos considerar esta fecha como la del acta de nacimiento de la catedral angelopolitana. 175  Toussaint y Ritter 1954, pp. 52 - 53. Menciona que incluso todavía puede verse en la portada lateral del templo de San Francisco en Puebla el escudo tlaxcalteca en vez del de la ciudad poblana. 176  Córdova Durana 2002, pág. 253. La erección canónica de la catedral de Puebla de los Ángeles, al igual que la de México, las hizo en la ciudad de Toledo, en España, fray Juan de Zumárraga el 9 de sep- tiembre de 1534, conforme a los ritos y ceremonias de la iglesia de Sevilla de las que eran sufragáneas. Antonio Pedro Molero Sañudo 83 Con la erección de cada nueva diócesis estaba prevista la construcción de un hospital dependiente de ésta que era sufragado mediante la asignación de una fracción dentro de la repartición de los diezmos, llamada el “noveno y medio”177. El hospital debía estar construido en la misma ciudad que la iglesia catedral y lo más cercano a ella posible, convirtiéndose con el paso de los años en el estandarte del proyecto político y social de los obispos y del cabildo ca- tedralicio178: “En San Pedro (Puebla) se harían realidad los ideales hospitalarios de la Iglesia postridentina, promulgados en Nueva España por el tercer concilio provincial mexicano de 1585.”179. A lo largo del siglo XVI se erigieron siete de las diez sedes episcopales creadas en la época de la colonia: la arriba mencionada Carolense con sus tres sedes en Cozumel (1518), Tlaxcala (1527) y Puebla (1539), la de México (1530), Oaxaca (1535), Michoacán (1536), Chiapas (1538), Nueva Galicia (1548) y Yuca- tán (1561)180. Estas recién establecidas diócesis novohispanas basaban sus ingre- sos en el cobro de los diezmos iniciado a partir de la creación de la primera de ellas en Tlaxcala181. Desde el principio se estableció que solamente pagaran diez- mos los españoles, pero en la realidad casi todos los habitantes los pagaban, y 177  Arraiz Frauca 2000, pp. 64 - 65. “La doctrina de los diezmos, con origen en el Antiguo Testamento, venía a ser una institución del derecho económico de la Iglesia universal, que consistía en la décima parte de los frutos o bienes adquiridos que el pueblo cristiano entregaba a la misma Iglesia para suste- nto del culto divino y del clero parroquial y diocesano. El concilio de Trento llegó a renovar la antigua ley decimal amenazando su incumplimiento con la excomunión.”. Escamilla González 2002, pág. 241. “[…] todas las sedes episcopales novohispanas se fundaron bajo el modelo y los estatutos de erección de la diócesis primada de México de 1534, especie de capitulación sobre la que se construiría el régimen jurídico de las catedrales mexicanas a lo largo de toda la época co- lonial. En la erección se preveía, dentro del esquema de repartición de los diezmos acordado con el Real Patrono, la asignación de una fracción llamada el ‘noveno y medio’ para la construcción del hospital de la diócesis, que habría de asentarse en la misma ciudad que la iglesia catedral.”. 178  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 34 r - 34 v, 20 de diciembre de 1555. En este día se llevó a efecto la proposición de vender la casa del hospital construida por el obispo fray Julián Garcés junto al monasterio de Santo Domingo por encontrarse caída, con la idea de construir uno más cerca de la catedral. 179  Escamilla González, 2002, pág. 242. “Construido casi a la sombra de la catedral, el hospital se convertiría al paso de los años en estandarte del proyecto político y social de los obispos y el cabildo catedralicio de Puebla.”. 180  Chanfón Olmos 2001, pág. 276. 181  Torre Villar 1996, pág. 227. “[…] las cédulas de la señora reina doña Juana y del señor emperador Carlos V, de 1529 y de 1534, en que hacen merced de los diezmos a las catedrales y los mandan distribuir conforme a las erecciones.” Córdova Durana 2002, pág 256. Al pago del diezmo estaban obligados “[...] todos los feligreses por derecho divino, canónico y civil y que consistía en entregar la décima parte de lo que se cosechare de la tierra.”. La catedral de Puebla 84 más en especial los indios que los españoles182. Mediante una bula especial de fecha 1501, el papa Alejandro VI había entregado la donación de los diezmos a los Reyes Católicos para que sustentaran las iglesias del Nuevo Mundo a su costa; en 1508 Julio II concedió a los reyes “el patronato eclesiástico completo y universal”183. De esta manera los reyes dotaron a las iglesias catedrales con los diezmos, reservándose para ellos “los dos novenos” de éstos, además de todos los tributos de oro, plata, perlas y piedras preciosas184. La Corona, en muchos casos, exigía que la elaboración de proyectos para las catedrales estuviera a cargo de arquitectos peninsulares, o bien que si éstos eran hechos en América, por maestros afincados allá, se enviaran a la metrópoli para su aprobación por el consejo de Indias; esto es lo que supuestamente debió suceder con las trazas de Francisco Becerra para la catedral de Puebla y las de Claudio Arciniega para la de México, aunque en ninguno de los dos casos nos ha quedado constancia documental del supuesto envío y su pertinente aproba- ción real185. Una vez que se comenzaba la construcción de la catedral, además de la dotación económica por parte de la Corona, se contaba con la ayuda eco- nómica más directa que entregaban todos los ciudadanos obligados a contri- buir, pues el magno edificio “era un símbolo de la ciudad, el cual mostraba su 182  Para una buena visión acerca de los diezmos en la catedral de Puebla véase: Salazar Exaire, 1999, pp. 221 - 224. El diezmo era una aportación que equivalía a la décima parte de todos los productos de la tierra que se obtenían durante un año. El pago del diezmo por parte de los indios constituía un doble impuesto, ya que además pagaban el tributo. Esta práctica contravenía la ley XI Tit. XVI Lib. I de las Leyes de Indias en donde se establecía que los indios no pagarían los diezmos de los españoles. 183  Barbosa-Ramírez 1971, pág. 67. 184  Córdova Durana 1999, pág. 236. Córdova Durana 2002, pp. 256 - 257. Todo el ingreso del diezmo, Massa General, se dividía primero en cuatro partes: una cuarta parte se aplicaba a la Mitra o mesa episcopal, otra cuarta parte se asignaba al venerable cabildo o mesa capitular, y las dos cuartas partes restantes se dividían en nueve tantos iguales, llamados por la misma razón novenos, que se aplicaban de la manera siguiente: dos novenos eran para el rey, por lo que se les llamaba “novenos reales”; cuatro novenos eran para la mesa capitular; un noveno y medio para la “fábrica espiritual”, y el noveno y medio restante se asignaba al hospital real de San Pedro. Estando dividida la Massa General en treinta y seis partes iguales, se repartiría de la siguiente manera: a la Mitra nueve partes, a la Mesa Capitular diecisiete partes, al rey cuatro partes, a la fábrica espiritual tres partes y al hospital real de San Pedro tres partes. 185  Guadalupe Victoria 1986, pág. 50. “Sin embargo, dichos proyectos eran revisados y a veces corregi- dos por arquitectos establecidos en el Virreinato.”. A lo largo de nuestra exposición veremos que se aludirá en numerosas ocasiones a unas trazas para la catedral poblana enviadas desde la Península por el arquitecto real Juan Gómez de Mora. Este hecho nos hace suponer que el envio de planos y trazas desde tierras americanas a España para su sanción por parte del consejo de Indias, el rey y el arquitecto de turno debió ser una constante desde los inicios de la colonia. Antonio Pedro Molero Sañudo 85 poderío económico”186. La financiación para la construcción de las catedrales a partir del gobierno de Felipe II cambió a un sistema de “tercias”, repartiéndose la aportación económica entre la Corona, los españoles afincados en la ciudad o los encomenderos de la provincia, y los indios pertenecientes a la diócesis187. “Yo os mando que proveáis que la iglesia catedral de esa Ciudad de México se haga como convenga y que toda la costa que se hiciere en la obra y edificio de ella se reparta de esta manera: que déis orden que la tercia parte se pague de la Hacienda Real de Su Majestad y que con la otra tercia parte ayuden los indios de ese arzobispado y con la otra tercia parte los vecinos y moradores encomenderos que tuvieren encomendados en él. Y por la parte que cupiere a Su Majestad, de los pueblos que estuvieren en su real corona contribuya Su Majestad como cada uno de los dichos encomenderos. Y si en ese arzobispado morasen españoles que no tienen encomiendas de indios, también les repartiréis alguna cosa, atenta a la calidad de sus personas y haciendas: pues también ellos tienen obligación al edificio de la iglesia catedral de la diócesis donde residieren. Y lo que así a ellos repartiere descargaréis de las partes que cupieren a los indios y a los encomenderos.” Francisco de Solano188 Los indios, en teoría, estaban exentos de pagar diezmos de “[...] los frutos propios de estas tierras, por compensarlo con los tributos y otras pensiones que pagan a su majestad; aunque si deben pagarlo de las semillas, plantas y ganado que fueron traídos de Castilla.”189. En realidad, prácticamente todos los grupos indígenas pagaban estos tributos, en moneda, especies o en mano de obra; en el caso concreto de la ciudad de Puebla, los tlaxcaltecas190 contribuyeron con mano de obra y además con “pagos en dinero por encima del diezmo”191, y eso que por cédula real estaban exentos de contribuir fuera de su provincia con dine- ro o con operarios. En 1549 el obispo Martín Sarmiento de Hojacastro192 pedía cuarenta obreros tlaxcaltecas para construir su casa; por estas mismas fechas, 186  Guadalupe Victoria 1986, pág. 50. 187  Navascués Palacio 2000, pág. 11. 188  Solano 1996, pág. 154. “Real cédula a la Audiencia de Nueva España distribuyendo las cuotas que el estado, los vecinos de México y los indios debían contribuir para la construcción de la catedral de México. Monzón de Aragón, 28 de agosto. 1552”. Extraído de “Puga, fols. 133 - 133v”. 189  Córdova Durana 1999, pág. 235. 190  Los tlaxcaltecas en principio estuvieron exentos de pagar tributo en compensación por la valiosísi- ma ayuda que habían prestado a Hernán Cortés durante la “Conquista” de Tenochtitlán. 191  Gibson 1991, pág. 68. 192  Martínez Baracs 1991, pp. 189 - 190. “1546: Fray Martín Sarmiento de Hojacastro (OFM) es elegido obispo de Tlaxcala-Puebla. No desea el cargo y permanece, hasta 1547, como guardián del convento de San Francisco Tlaxcala.”. La catedral de Puebla 86 este pueblo también suministraba trabajadores para las obras de los conventos franciscano y dominico de la ciudad de Puebla. Posteriormente, en 1565, fueron asignados otros cincuenta indios de servicio para trabajar en la reparación de la catedral, y en la década de 1570 Tlaxcala fue obligada a enviar más mano de obra para la construcción de la nueva catedral. La situación empeoró para los tlaxcaltecas a finales de siglo, cuando además tuvieron que contribuir económi- camente con una cantidad de alrededor de doscientos ochenta pesos de oro al año para ayuda de la financiación de la nueva obra193. La diócesis angelopolitana llegó a ser una de las mayores y más ricas de toda la Nueva España, abarcando prácticamente la mitad del territorio del vi- rreinato194. En tiempos del obispo Juan de Palafox y Mendoza (1640-1649) “[…] el obispado cubría al estado de Veracruz; todo Puebla, salvo la parte oeste de la Sierra Norte (Huauchinango y Xicotepec); más una buena parte de Morelos y casi todo el actual Estado de Guerrero; de tal manera que dominaba, de costa a costa, una de las más vastas regiones de la Nueva España.”195. 2. 2. La catedral vieja Parece ser que en la primera ubicación de la ciudad, cercana al sitio que ocupa actualmente el monasterio franciscano en el lado oriental del río Almo- loyan, se levantó un templo hecho de ramas dedicado a los ángeles. Destruido este primer enclave urbano por las inclemencias del tiempo se trasladó a una zona más elevada en el poniente del río -la misma que ocupa hoy-, donde se 193  Gibson 1991, pág. 68. 194 Sarabia Viejo 1992, pp. 646 - 651. En esta ponencia sobre Nueva España a mediados del siglo XVI. Colonización y expansión, los autores incluyen en el apéndice nº 3, Distrito y cercanías del obispado de Tlaxcala y cercanías del de Oaxaca, México, 27 de agosto de 1550, el contenido de una cédula real, fecha- da en Segovia el día 25 de junio de 1548, en la que se especifican los límites que debía tener el obispado poblano, correspondientes a las quince leguas de distrito asignadas a las diócesis novohispanas en ese momento. En obediencia a esta cédula, el virrey Antonio de Mendoza procedió a marcar en qué lugares y pueblos, exactamente, se habían de situar las mojoneras de delimitación de esta diócesis (México, 12 de noviembre de 1549) y de la colindante de Oaxaca (México, 27 de agosto de 1550). López Quiroz 1999, pág. 223. 195  Merlo Juárez 1991, pág. 46. Antonio Pedro Molero Sañudo 87 construyó un nuevo templo de adobe y paja. En 1535, se decide entre los veci- nos y el obispo levantar una iglesia definitiva para la nueva ciudad.196 El 29 de agosto de 1536 se colocó la primera piedra de la que pasaría a ser la catedral de la ciudad de los Ángeles y la sede de la cátedra del obispado de Tlaxcala. Esta primera piedra labrada con una rosa por cada lado fue colocada por el canónigo de Tlaxcala Francisco de Leyva por encargo del prelado fray Julián Garcés.197 El 2 de octubre de 1536 se obligaba el regidor Alonso Valiente al pago de cuatrocientos pesos de oro de minas que el obispo Garcés había señalado para la obra de la iglesia de la ciudad, así como setecientos cincuenta pesos de oro común que debían pagarse a la real hacienda por los tributos de los indios de Calpan que estaban haciendo la dicha iglesia198. Posteriormente, mediante una cédula real expedida en Valladolid de fecha 31 de mayo de 1538 dirigida a los oficiales reales de la Nueva España, se hacía merced y limosna a la iglesia cate- dral de Tlaxcala de los dos novenos reales de los diezmos de ese obispado para gastarlos en las obras de la iglesia durante un tiempo de seis años, conforme a lo suplicado por su obispo fray Julián Garcés199. La construcción de esta iglesia mayor de fábrica en la ciudad, ubicada en algún lugar al poniente del que ocupa actualmente la catedral200, se inició de 196  Carrión, 1896, pp. 292 - 297. Fernández Echeverría y Veytia, 1931, Tomo I, pp. 81 - 94 y 105 - 128. Tomo II, pp. 11 - 30. 197 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 86 v, 22 de febrero de 1535. En esta fecha se le hizo merced del título de vecindad y de un solar al padre Francisco de Leyva. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 177 r, 29 de agosto de 1536. Auto de la ceremonia de colocación y bendición de la primera piedra de la iglesia de la ciudad que construyen los indios de Calpan. La ben- dición fue hecha por el canónigo de Tlaxcala Francisco de Leyva. 198  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 182 r, 2 de octubre de 1536. Los indios de Calpan eran reconocidos como hábiles canteros y escultores. Una magnífica muestra de su buen hacer en el trabajo con la piedra queda en el exconvento franciscano de esa localidad. 199  AGI, Audiencia de México, México, 1088, L. 3, F 89 r, 31 de mayo de 1538. 200 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 3, F. 202 r - 202 v, 5 de enero de 1537. Atendiendo a este documento en el que se señala el lugar de dos solares para la casa episcopal a espaldas de la iglesia, podríamos atrevernos a situar esta primera catedral sobre el atrio de la actual con orientación norte-sur, siempre y cuando la ubicación de la mencionada casa episcopal correspondiera con el palacio episcopal que se conoce actualmente. Merlo Juárez 1991, pág. 50. Por lo menos hasta fechas tan tardías como 1649 existía todavía en el atrio de la catedral nueva parte de la deteriorada construcción de la catedral vieja que se estaba derrumbando poco a poco. Salazar Monroy 1946, pág. 12. Asegura que una vez asignados solares, la obra de la catedral “[…] se principió a construir en lo que ahora es el sagrario y el altar de los Santos Reyes […]”. Como vemos este autor sitúa equivocadamente la catedral vieja en la zona de cabecera de la actual. Las ruinas de esta catedral vieja debieron de existir hasta 1749, fecha en la que se terminó el enlosado La catedral de Puebla 88 forma oficial con la bendición de su primera piedra, ceremonia en la que estu- vieron presentes los miembros del cabildo civil y los vecinos de la ciudad. Por un acuerdo del virrey Antonio de Mendoza la parte física de la construcción corrió a cargo del trabajo de los indios, particularmente del pueblo cercano de Calpan. Incluso, como ya ha sido mencionado más arriba, el cabildo de la ciudad asumió ante la real hacienda el pago de la tributación que daban los indios, ahora exentos de realizarla al ser empleados como mano de obra en la edificación de la catedral. El tres de enero de 1536, el virrey envió a Juan de Vizcaíno para que diera trazas para la construcción de la catedral da la nueva ciudad de Puebla201. El consentimiento real para la edificación llegó en mayo de ese mismo año, aprobándose que los indios de Calpan contribuyesen con mano de obra a cargo del oficial Juan de Burgos202. En el entretanto que se comenzaba la obra de la iglesia mayor, el virrey dio un mandamiento con fecha 24 de mayo de 1536 ordenando que todos los indios que estaban destinados a trabajar en ella se dedicaran a realizar diferentes obras públicas en la ciudad, “como eran la construcción de un estanque para la plaza mayor, las casas de Cabildo y las carnicerías”, hasta que se diera inicio a la obra de la catedral203. El lugar que se pensó destinar para la nueva construcción no era un lugar previamente vacío, sino que por el contrario se trataba de un espacio, al menos en parte, otorgado como solares a algunos de los vecinos primitivos de la ciu- dad. Por ejemplo, en 1537 se dieron en merced cuatro solares, dos para la iglesia y dos para la casa obispal, de los cuales, al menos, uno de ellos pertenecía a García de Aguilar y había pertenecido al obispo204. de piedra del atrio. 201  Castro Morales 1970, pág. 32. 202  Merlo Juárez 1991, pág. 32. 203  Tovar de Teresa 1985, pp. 14-15. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 3, F. 176 r - 176 v, 21 de agosto de 1536. Se otorga poder específico al regidor Alonso Valiente para que ante el virrey Antonio de Mendoza y los oficiales de su majestad haga la tasación de los tributos de los indios del pueblo de Calpan y defina el trabajo que deben efectuar en la construcción de la iglesia de la ciudad. 204  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 3, F. 24 r - 24 v, 1 de enero de 1534. García de Aguilar es nomb- rado junto a Francisco Ramírez alcalde ordinario, cargo que desempeñaría desde entonces hasta 1537, y también después en 1547 y 1555. En 1539 y 1540 aparece en las actas de cabildo como regidor, en 1548 Antonio Pedro Molero Sañudo 89 Según el cronista Mariano Fernández de Echevarría y Veytia la obra de la catedral fue concluida el 31 de agosto de 1539 y consagrada por el propio obispo poco antes de ser trasladada la diócesis aquí. Parece ser que Veytia propusiera esta fecha arbitraria como la de la consagración debido a que esta misma tam- bién fue la elegida un siglo después para la conmemoración de la dedicación del templo. La primera sesión de cabildo catedralicio se realizó pocos días des- pués, el lunes 22 de septiembre de 1539, en las casas episcopales205. En 1541 se pide el traslado de la sede episcopal de Tlaxcala a la ciudad de Puebla, requerimiento que fue ratificado, como ya se ha dicho arriba, por el príncipe regente Felipe II el 6 de junio de 1543, aunque la realidad era que el obispo y los canónigos residían ya en esta ciudad desde 1539. Una vez finalizada la obra de la fábrica del edificio de la catedral nece- saria para su consagración, todas las demás obras menores fueron avanzando con relativa rapidez, como podemos comprobar si nos fijamos en algunas actas del cabildo municipal que reflejan algunas de éstas; por ejemplo, en 1543 se acordaba la realización de lienzos para las ventanas, el enladrillado de la igle- sia y la construcción de un retablo para el altar mayor206. Aún así, sabemos que faltaban muchos remates y terminaciones, como por ejemplo las puertas de entrada al templo. El cabildo de la catedral acordó en 1545 construir un “altar” (léase capilla abierta) en el lugar más conveniente arrimado a la iglesia, para que los indios “comarcanos de la ciudad” vieran y oyeran misa los domingos y las fiestas207. La rápida construcción de la catedral no debió ser realizada con una gran calidad, ya que desde fechas tan tempranas como 1544, pocos años después de su parcial conclusión, presentaba considerables daños que hacían, entre otras como alcalde de mesta y en 1556 como alcalde de la Santa Hermandad. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 3, F. 201 v - 202 v, 5 de enero de 1537, 205  ACCP, Actas Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 1 r. A esta primera sesión del cabildo catedralicio asist- ieron el obispo fray Julián Garcés, el deán Fabián de Vides y los canónigos Esteban Rangel, Francisco Hernández y Francisco Juárez, levantando el acta el notario y escribano público Alonso de Heredia. 206  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 3 r, 23 de enero de 1543. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 6 v, 29 de mayo de 1543. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546], F. 11 r, 6 de julio de 1543. 207  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546], F. 64 v, 11 de agosto de 1545. La catedral de Puebla 90 cosas, que se filtrase el agua produciendo humedades en el interior208. En 1547 se otorgaban, mediante cédula real expedida en Madrid, los dos novenos corres- pondientes de los diezmos que habían sido concedidos conforme a su erección para la fábrica de esta iglesia mayor, con el fin de que se gastaran en las obras y reparos que fueran necesarios209. El 11 de abril de 1550 fue nombrado obrero mayor de la obra de la santa iglesia el arcediano Francisco de León210. A su cargo se encomendaba el reme- diar todo lo que fuera necesario en la construcción, y para ello se dispuso que el mayordomo le otorgara las libranzas precisas211. Parece que con el nombra- miento de este nuevo obrero mayor se trató de activar lo más rápidamente posible la finalización de las obras de la iglesia, así como las reparaciones que pudieran ser necesarias en lo ya edificado. A tenor de lo expuesto en un documento en las actas de cabildo de la catedral del 26 de septiembre de ese mismo año de 1550, la iglesia se encontraba en un gran peligro de de- rrumbamiento212, visto lo cual se ordenó librar trescientos pesos de oro de mi- nas para comprar cal, ladrillo, arena y los demás materiales necesarios para afrontar las reparaciones; para estos trabajos se siguió la traza que dio Santos de Ocampo, cantero213. El concierto para la realización de las obras que pre- cisaba la edificación, a fin de que se llevaran a cabo con la mayor brevedad posible y en relación a las trazas dadas para dicho efecto por el mencionado 208  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 114 r, 19 de agosto de 1547. 209  ACCP, Libro de Cédulas Reales 1540 - 1588, F. 58 r - 58 v, 11 de marzo de 1547. 210  Fernández 1985, pág. 53. El obrero mayor era el encargado de la administración de las obras a realizar y por lo general siempre se elegían a autoridades civiles o eclesiásticas para el desempeño de este oficio. 211  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 195 r, 11 de abril de 1550. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 4, F. 12 v, 18 de enero de 1538. Francisco de León figura como clérigo, haciéndosele merced de un solar en la Traza de la ciudad. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 4, F. 281 r - 281 v, 23 de mayo de 1544. Francisco de León recibe otra merced de un solar en la Traza, pero aquí sí aparece ya como arcediano, dignidad que debió ocupar al menos hasta 1560, en que se registra otra entrada en el archivo municipal aludiéndole con ese mismo título. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 4, F. 91 v - 92 r, 16 de febrero de 1560. Se hace merced al arcediano Francisco de León de un tornillo de agua. 212  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 199 r - 199 v, 26 de septiembre de 1550. 213  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F. 199 r - 199 v, 26 de septiembre de 1550, Santos de Ocampo recibió doce pesos de oro común por estas trazas. Es la primera vez que nos encontramos en los documentos referentes a la catedral un cantero haciendo labores claras de “Arquitecto”, desarrollando las trazas necesarias para una obra que realizará otro artífice. Antonio Pedro Molero Sañudo 91 Santos de Ocampo, se hizo con el cantero Diego de Hernández ese mismo 26 de septiembre de 1550214. Mediante una cédula real, otorgada en Monzón de Aragón a 25 de no- viembre de 1552, el príncipe Felipe mandaba que ayudaran a la obra y edificio de la iglesia catedral los españoles que residían en la ciudad, y que para que se terminara de hacer se repartieran los gastos de la siguiente manera: “[…] que deis orden que la tercia parte se pague de la hacienda real del emperador rey mi señor, y que con la otra tercia parte ayuden los indios del dicho obispado, y con la otra tercia parte los vecinos y moradores comenderos que tuvieren pueblos encomen- dados en él, y por la parte que cupiere a su majestad de los pueblos que estuvieren en su real corona contribuya su majestad como cada uno de los dichos comenderos, y si en el dicho obispado moraren españoles que no tengan encomienda de indios también les repartiréis alguna cosa, atenta la calidad de sus personas y haciendas, pues ellos tam- bién tienen obligación al edificio de la iglesia catedral del obispado donde residieren, y lo que ansí a estos se repartiere descargarse ha de las partes que cupiere a los indios y a los encomenderos; y por cuanto yo he hecho merced a la dicha iglesia, por tiempo de seis años, de los dos novenos años pertenecientes en el dicho obispado, conforme a la erección de él, para que se gasten y distribuyan en retablos y libros y otras cosas de la dicha iglesia, mi voluntad es que los dichos novenos entren en la tercia parte que a su majestad cupiere y hubiere de contribuir para la obra de la dicha iglesia conforme a lo susodicho.”215 No obstante, y pese a lo dicho en el párrafo anterior, el edificio debió seguir deteriorándose, ya que en 1555 se utilizaba la iglesia de la cofradía de la Santa Veracruz216 como sede de la catedral ante el riesgo de derrumbe que existía en la iglesia mayor; mientras tanto se mandaría volver a tejar la catedral para que esto no sucediera217. Paralelamente a las reparaciones en la nave y el tejado, en 1557 se estaban acometiendo las obras para la construcción de una sacristía y un sagrario encomendadas al nuevo obrero mayor Francisco de Ro- 214  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542 - 1549 {1546}, F 199 r - 199 v, 26 de septiembre de 1550. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 8, 76 v - 77 r, 15 de septiembre de 1559. Diego Hernández, cantero, aparece recibiendo doscientos pesos por obras realizadas en la ciudad. 215  AGMP, Libro de Cédulas Reales y Mandamientos de los Señores Virreyes, F. 65 r, 25 de noviembre de 1552. Transcripción facilitada por cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Vemos que esta cédula real copia prácticamente la citada más arriba de fecha 28 de agosto de este mismo año 1552, emitida en referencia a la construcción de la catedral de México. 216  Cervantes Amero 1993, pág. 13. La iglesia de la Santa Veracruz es la llamada actualmente de la Concordia. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 5, F. 44 v - 45 r, 22 de junio de 1545. Acuerdo para que se otorgue licencia al mayordomo, diputados y hermanos de la santa cofradía de la Vera Cruz de esta ciudad para edificar la iglesia, casa y hospital de la advocación de la Santa Vera Cruz en los solares que se encuen- tran en la Traza de la ciudad, hacia Atlixco. 217  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 36 v, 3 de enero de 1556. La catedral de Puebla 92 jas218. Ante todos estos datos queda bastante claro que por aquellos momentos el cabildo catedralicio no se planteaba, en ningún caso, realizar un nuevo edificio que sustituyera al deteriorado, sino arreglar y engrandecer el existente. Según una cédula real fechada en Madrid a 29 de agosto del año 1560, la iglesia catedral necesitaba reparaciones urgentes. Aquí se ordena realizar re- partimientos y contribuciones para acometer las obras necesarias con el fin de agrandar la dicha iglesia que debido al crecimiento de la ciudad se había que- dado “[…] muy pequeña, mal edificada y no tenía la decencia […]” que corres- pondía a un edificio catedralicio; en ningún caso se hace mención a acometer una nueva edificación, sino que por el contrario se habla del precio moderado que tenían los materiales de construcción en ese momento para realizar las reparaciones necesarias219. En el mes de octubre de ese mismo año de 1560 el tejado seguía teniendo importantes goteras que continuaban amenazando de ruina al edificio, volviéndose de nuevo a la decisión de buscar algún oficial que se encargara de cubrir con tejas y ladrillos los desperfectos220. Comenzando el año 1561 y al menos hasta el mes de junio, consta que se le fueron entregando al obrero mayor Francisco de Rojas varias partidas de dinero destinadas a la dicha obra de la iglesia221. En varias sesiones del cabildo de la catedral de alrededor de estas fechas, se hace referencia al deseo de su majestad, el rey, expresado a través de una cédula real, acerca de que la iglesia catedral de la ciudad de Puebla se hiciera como las demás catedrales de la Nue- va España222. Esta idea de la construcción de una nueva catedral tal y como el monarca parece ser que anhelaba, iba tomando cuerpo con más frecuencia en 218  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 45 v, 11 de mayo de 1557. Se nombra obrero mayor entendido en la obra de la sacristía y sagrario a Francisco de Rojas. 219  ACCP, Libro de Cédulas Reales 1540 - 1588, F. 12 r - 12 v, 29 de agosto de 1560. 220  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 101 r, 15 de octubre de 1560. 221  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568. En este volumen aparecen varias entradas que hacen referencia a libramientos para la obra de la iglesia entregados al obrero mayor Francisco de Rojas en 1561, en los meses de enero días 10 y 24; marzo días 11 y 28, y también en mayo y junio. 222  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 101 v, 15 de octubre de 1560. Valga esta acta como un ejemplo de la alusión a la real cédula sobre la construcción de las catedrales en la Nueva España. A su vez, este documento deja claro que el monarca estaba al tanto de las trazas de las construcciones catedralicias que se estaban llevando a cabo en aquellos territorios, por lo que es fácil suponer que todos los planos de éstas debían pasar por el visto bueno del consejo de Indias, tanto si fueron hechas en la Península como en la Nueva España. Antonio Pedro Molero Sañudo 93 las reuniones del cabildo. En la sesión del 4 de noviembre de 1561 del cabildo de la catedral, se da licencia al canónigo Andrés García de Soto para construir a su costa unas casas para su propia vivienda en un solar perteneciente a la igle- sia, cuya posesión ostentaría mientras viviera, pasando de nuevo a poder de la iglesia una vez que hubiera muerto. En este mismo documento se hace una referencia explícita a que, en el caso de que fuera necesario ese solar, hubiera sido construido o no algo en él, para la fábrica de una nueva iglesia catedral, conforme a la traza que se hiciere “[…] según y cómo su majestad lo tiene man- dado […]”, debería dejarlo con todo lo que en él tuviera edificado, valorándose lo que hubiera realizado en materiales de construcción; asimismo también se le otorgaba al dicho canónigo otro solar posesión del obispo, situado junto al anterior, para una huerta223. El rey, mediante una real cédula expedida en Toledo el 28 de abril de 1561, expresaba su preocupación acerca de la fábrica de la catedral de Tlaxcala y mostraba su deseo de “[…] ser ynformado del estado, en que la dicha yglesia está al presente, y de la necesidad que ay de hazerse, y de lo que será menester para rrepararla, y que con tanto se acabaría, o que sería bien hazerle merced para ayuda a su hedificio […]”224. Por tanto, Felipe II ordenaba que se hiciera un informe de todo lo anterior y se enviara al consejo de Indias junto al parecer del propio virrey acerca de lo que convendría hacer, para que se procediera a proveer lo más conveniente al caso. Esta cédula real requiriendo la mencionada información, era la respues- ta del monarca a la petición que le había hecho el virrey Luis de Velasco225 en nombre del obispo, del deán y del cabildo poblano, sobre la gran necesidad que 223  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 125 r - 125 v, 4 de noviembre de 1561. 224 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 22 v - 23 r, 28 de abril de 1561. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r - 30 v. 225 Rubio Mañé 1955, pp. 121 - 122 y 291. Díaz Casillas 1987, pág. 45. Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón fue escogido por la Corona como el sucesor del primer virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza. Se le nombró virrey, gobernador y capitán general de Nueva España, y presidente de la audiencia de México el 4 de julio de 1549, tomando posesión de estos cargos el día 25 de noviembre de 1550. Luis de Velasco murió en la ciudad de México el 31 de julio de 1564, quedándose casi dos años la real audiencia como gobernadora interina hasta la llegada del siguiente virrey. La catedral de Puebla 94 tenía la iglesia catedral “[…] de hacerse desde los çimientos, porque la que ago- ra ay no es suficiente para administrar en ella el culto devino, porque la madera que tiene está podrida, y las paredes abiertas, y los pilares muy peligrosos y cubierta de paja […]”, por lo cual le suplicaban “[…] que atenta a la neçesidad que la dicha yglesia tenía de hazerse y a su pobreza, le hiziese merced y limos- na de alguna cantidad para con que se pudiese hazer desde los çimientos […]”.226 En el acta del cabildo de catedral del 9 de enero de 1562 se hace una rela- ción de las numerosas obras a las que debía hacer frente la fábrica de la catedral a través de su mayordomo Francisco de Rojas, dándosele un aguinaldo de cin- cuenta pesos de oro común por su buen hacer en ellas.227 El chantre de la catedral poblana, Alonso Pérez, en una petición remitida al presidente y a los oidores de la audiencia, hace alusión a una real cédula presentada el año 1555 en la que se trataba sobre la finalización de la obra de la iglesia mayor y de cómo se habían de repartir las costas derivadas de ella. En esta solicitud se especifica que a finales del año 1562 se proveyó que se librasen seis mil ducados al año para esta obra. Para conceder la cantidad solicitada se pidió que se mandaran a México las trazas vieja y nueva del edificio en cues- tión. En este documento, Alonso Pérez explica el estado del edificio realizado según la traza vieja. “[…] es syn fundamento ny horden, por ser tierra muerta e syn mezcla de cal, y estar a mucho rriesgo de se caher, por estar como está la obra descubierta por muchas partes, estando angosta y pequeña, que tiene necesidad dese ensanchar e alargar, por ser como de tres naves claras e le faltan las dos hornazinas que se an de mandar hazer por anbos lados, con las quales la yglesia se ensanchará e proporcionará y el hedificio que está fecho se fortalecerá […]”228 El día 6 de diciembre de 1563 se presentaba en México esta petición ante el escribano Antonio de Turcios. Una vez vista por el presidente y los oidores, se mandó que fueran traídas las trazas vieja y nueva de la iglesia, así como el 226 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 22 v, 28 de abril de 1561. 227  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 128 v, 9 de enero de 1562. 228 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 35 r - 35 v, 6 de diciembre de 1563. Antonio Pedro Molero Sañudo 95 informe de las reparaciones necesarias, con el parecer del maestro de cantería Juan de Alcántara229. El proyecto de Alcántara incluía, tal y como reflejaba el chantre en su petición, ensanchar la iglesia, añadiendo a cada lado una nave de capillas hornacinas, y construir una capilla mayor al fondo, elementos que le faltaban al templo para poder hablar propiamente de una catedral y que además fortalecerían el conjunto del edificio. Como testigos del parecer del maestro Alcántara aparecen: Melchor de Padilla, Gonzalo Molina y Claudio de Arciniega.230 En la ciudad de México el día 13 de diciembre de 1563, estando de acuer- do el virrey y el visitador, el presidente y los oidores de la real audiencia, y en presencia del escribano Antonio de Turcios, el chantre de la catedral poblana, Alonso Pérez, presentó una nueva petición con el parecer dado por el maestro de cantería Juan de Alcántara acerca de lo que convenía hacer para acabar la iglesia catedral. Aquí mismo suplicaba al monarca que ordenara la prosecución de la obra, incorporándose a ella las innovaciones que le faltaban y que refleja- ba Alcántara en su traza nueva, aunque este maestro ya había dado una traza anteriormente al deán y cabildo poblano, la cual también se mandó traer a Mé- xico para compararlas. El chantre esperaba que con este último informe el rey concediera por fin a la catedral la libranza de los seis mil ducados prometidos por cédula real.231 Tan solo tres días después, el 16 de diciembre, Alonso Pérez volvía a pre- sentar otra petición, insistiendo en la existencia de la cédula real que mandaba “[…] la horden que se a de tener en el hedificio y obra de la yglesia catedral […]”, en la que decía no haberse hecho nada hasta ese momento. Incidía en que el templo tenía muchísima necesidad de reparaciones con materiales convenien- 229 El maestro de cantería Juan de Alcántara aparece trabajando para el cabildo municipal poblano y registrado en sus libros de actas durante el año 1566, posteriormente a la fecha de su parecer sobre la catedral vieja. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 8 v, 11 de marzo de 1566. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 10 v, 29 de abril de 1566. 230 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 35 v - 36 r, 6 de diciembre de 1563. 231 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 36 v, 13 de diciembre de 1563. La catedral de Puebla 96 tes y para ello volvía a pedir al monarca que librara la cantidad de pesos de oro que creyera conveniente para llevar a cabo estas obras. Esta nueva petición fue también presentada por el virrey y los oidores de la audiencia, y refrendada por el escribano Antonio de Turcios.232 El día 5 de febrero de 1564 en la ciudad de México el virrey expedía un documento en cumplimiento de lo ordenado por el monarca en la cédula real, mencionada más arriba, de fecha 28 de abril de 1561. El escribano Antonio de Turcios recibía y reflejaba en este documento la información puntual de diver- sos testigos, “personas de experiencia”, acerca de la petición del monarca. Aquí declararán, entre otros, el maestro Claudio de Arciniega233 y el cantero Diego Hernández.234 El maestro mayor de las obras de cantería de la ciudad de México, Clau- dio de Arciniega, testificaba en primer lugar, declarando que conocía la fábrica hacía diez años, pero no la había vuelto a ver desde hacía seis, argumentando que en aquel momento estaba cubierta de paja sobre una armadura tosca que se estaba pudriendo de tantas goteras; además, algunos de los pilares que sus- tentaban la iglesia se encontraban reventados. “[…] y los daños que entonçes vido en la dicha yglesia heran que detrás del coro de los canónigos tenía dos pilares de los que sustentan la yglesia rreventados y abiertos y mal acondiçionados; y en la pared del costado que cae a la vanda del mediodía hazia los pies de la yglesia tenía dos averturas que deçienden de lo alto hasta lo bajo, y miró las paredes que son de rruin mescla que a causa de tener poca cal, se a convertido la que tenía en tierra, y los çimientos no sabe este testigo que tales son porque no los bido y questas dificultades son las que tenía al tiempo que este testigo bido la dicha yglesia, y después acá no save este testigo lo que se a fecho en ella, y que la traça y forma della no bale nada porque es pequeña y mal hordenada para yglesia mayor y tan prinçipal; y sobre los pilares lleva unas planchas de madera sobre que cargan las vigas con que está 232 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 37 r - 37 v, 16 de diciembre de 1563. 233 Algunos autores como Pizarro Gómez insinúan que el maestro Arciniega pudo haber dado en- tonces trazas para la construcción de una nueva catedral, cuestión que no está en absoluto demostrada. 234 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 22 v - 28 r y 51 r - 56 v, 28 de febrero de 1564. La segunda foli- ación corresponde al traslado de la probanza hecho por el escribano Antonio de Turcios el 28 de febrero de 1564. En el documento original, correspondiente a la primera foliación, se incluye, además de la declaración de los seis testigos consultados entre los días 5 y 7 de febrero de ese año, la cédula real que requería la información del estado de la iglesia catedral. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r - 30 v. Antonio Pedro Molero Sañudo 97 enmaderada y cubierta la dicha yglesia, y es obra tosca y muy humilde para donde se selebra el culto divino […]”235 Por todo lo dicho, el maestro Arciniega aconsejaba que no se gastara nin- gún dinero en reparaciones del edificio viejo para mantenerlo y que tan solo se realizaran las necesarias para que siguiera en uso mientras se acometía la construcción de un nuevo templo, pasando a demolerse el viejo acto seguido. A su parecer, esta nueva iglesia “[…] se podrá acavar en doze o quinze años […]”, gastándose en ella “[…] seis mil ducados de Castilla cada año […]”, a tenor de las grandes facilidades que ofrecía la comarca en cuanto a la obtención de aparejos, “[…] de todo jénero de piedra cal y arena y los fundamentos buenos, y muy çerca, y munchos ofiçiales de los naturales […]”. El maestro también consideraba que se haría “[…] más obra en la dicha çiudad de los Ángeles con seys mill ducados cada año que en otra parte con veynte mill […]”. Para la repa- ración de la iglesia mayor existente, el maestro calculaba que serían suficientes dos mil ducados de Castilla.236 El segundo testigo presentado fue el maestro de cantería Diego Hernán- dez237, que declaró haber visto el edificio de la iglesia hacía más de quince años aunque no lo había vuelto a ver desde hacía cuatro años más o menos. Her- nández manifestaba prácticamente lo mismo que Claudio de Arciniega acerca de la fábrica de la vieja iglesia. Aseguraba que la obra era de “[…] rruyn traça y forma, toda apuntalada y hendidos los pilares que la sostienen, y la madera podrida, y los pilares mal trasados, como la obra de yndios y antiguamente, y que las paredes son de rruyn mescla, porque a causa de tener poca cal, se ha conbertido la que tenía en tierra, por lo qual le paresce a este testigo, que qual- quier rreparo que en ella se haga será gastar dineros, y aprovechar poco, para 235 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 23 v, 5 de febrero de 1564. 236 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 23 r – 24 r, 5 de febrero de 1564. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r – 30 v. 237 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 76 v - 77 r, 15 de septiembre de 1559. El cantero Diego Hernán- dez aparece en esta fecha trabajando para el cabildo y cobrando doscientos pesos por obras que había realizado en la ciudad. La catedral de Puebla 98 que la dicha yglesia sea perpetua […]”; además también declaraba que tenía “[…] mala traça y forma, y es pequeña y angosta para la çiudad de los Ángeles, que de cada día vá en creçimiento […]”238. En opinión del maestro Hernández serían necesarios unos dos mil pesos cada año para reparaciones en la vieja y seis mil ducados por año para la construcción de una nueva catedral durante veinte años, “[…] tres más ó menos […]”.239 Luis de Mansilla240, vecino de la ciudad de los Ángeles, es otro de los tes- tigos que declara a favor de demoler el viejo edificio, alegando conocerlo desde hacía veinte años y afirmando que en ese momento se encontraba cubierto de teja en su nave central y de terrado las laterales, por las que entraba mucha agua cuando llovía. Achaca el mal estado de la construcción “[…] a causa de ser fecha de obra de yndios, antigua y mal labrada, y falta de çimientos y mescla nesçesaria, y que a oydo dezir este testigo que la dicha yglesia se hizo para los yndios de Calpa y Guaxoçingo por yguala, que con ellos se hizo de toda la obra […]”241, mostrándose contrario a “[…] que se gaste cosa alguna en rrepararla, si no es hazerla de nuevo con nuevos çimientos de cal y arena, y que solamente sería bien rreparar la fecha, en el entretanto que se hiziese otra de nuevo […]”. Mansilla aseveraba no saber qué cantidad de dinero se necesitaría para la cons- trucción de una nueva catedral, y que para reparar la existente entretanto pen- saba que se gastarían unos mil ducados de Castilla por año.242 238 Estos eran prácticamente los mismos adjetivos peyorativos que utilizó el cabildo de la catedral de Salamanca para tratar de conseguir que se iniciara la construcción de la nueva catedral a comienzos del siglo XVI, e igualmente se decía que en la iglesia vieja no se cabía en las ceremonias solemnes y que era baja y oscura. 239 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 24 r - 25 r, 6 de febrero de 1564. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r - 30 v. 240 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 58 r. 3 de enero de 1569. Luis de Mansilla es nombrado aquí como alcalde del valle de Atlixco. 241 Resulta sorprendente este testimonio al decirnos que los indios de Calpan y Huejotzingo hicieron la iglesia vieja “por iguala”. Según el Diccionario de la Real Academia de Autoridades (g - m) del año 1734, iguala es una “composición, ajuste ò pacto en los tratos, compras o ventas”, lo cual nos estaría indicando que los dichos indios fueron pagados -no sabemos en qué medida- por su trabajo en la edificación de la catedral vieja. 242 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 25 r - 26 r, 6 de febrero de 1564. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r - 30 v. Antonio Pedro Molero Sañudo 99 En este mismo documento también declararon, el día 7 de febrero, Mateo Sánchez de Pineda, vecino nuevo de la ciudad, Pedro Ladrón de Guevara, que había sido alcalde ordinario de la misma en 1562243 aunque fue destituido de este cargo por poseer a la vez el de alcalde mayor de Tlaxcala244, y Alonso Nortes de Sosa245. Mateo Sánchez declaraba “tener noticia” de la catedral desde hacía dos años más o menos que residía en la ciudad de Puebla ejerciendo como notario de la audiencia episcopal, y que al presente el edificio se encontraba cubierto de teja en su nave central y de terrado en las colaterales. Al día de la fecha pensaba que se debería construir una nueva catedral mucho más grande a la vista de la cantidad de gente que vivía actualmente en la ciudad y que lógicamente iría en aumento.246 Pedro Ladrón de Guevara como quinto testigo afirmaba “tener noticia” de la catedral desde hace más de veinte años a esta parte. “[…] y que siendo este testigo alcalde mayor y corregidor de algunos pueblos comarca- nos de la dicha çiudad, a dado yndios para el rreparo de ella por su jornal, y manda- mientos del señor visorrey desta Nueva España, y que con todos los rreparos que se an hecho, a visto, y be estar de presente la dicha yglesia peligrosa, hendidas las paredes de las tres naves y apuntalados los pilares que la sustienen, y se llueve en tiempo de aguas por munchas partes, por lo qual este testigo tiene entendido que qualquier rreparo que se haga no sera bastante para que la dicha yglesia quede fixa, ni fuera de peligro, por ser de feble çimiento y mescla, y pequeña y angosta, según la calidad de la dicha çiudad, y que casi le paresce a este testigo ser cosa nesçesaria que se haga de nuevo […]”247 El sexto testigo, Alonso Nortes de Sosa, nos aporta en su declaración al- gún dato más acerca del estado de la iglesia en ese momento. De Sosa, habiendo nacido en la ciudad de Puebla había visto hacer la iglesia, manifestando “tener noticia” de ésta desde hacía veinticuatro años y afirmando que su estado era 243  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 147 r, 1 de enero de 1562. 244  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 164 r - 166 r, 31 de julio de 1562. 245  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 37 r, 9 de julio de 1554. Alonso Nortes de Sosa había nacido en la ciudad de Puebla y era hijo de Alonso Nortes que había sido regidor de ella al menos en los años de 1543, 1544 y 1545, habiendo recibido merced del título de vecindad el 9 de julio de 1554. 246 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 26 r - 27 r, 7 de febrero de 1564. 247 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 27 r - 27 v, 7 de febrero de 1564. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r – 30 v. La catedral de Puebla 100 deplorable, “[…] aunque de ordinario se hazen rreparos en la dicha yglesia, no bastan para dexar de estar peligrosa y lloverse, y apuntalada, demás de ser la dicha yglesia pequeña y angosta, y no tan cómoda como conbiene para la ca- lidad de la dicha çiudad, alliende de lo qual le paresce a este testigo que tiene rruines çimientos, porque al tiempo que se hizo andubo poca gente en el he- dificio, y esa fue por yguala, y así se entiende que devieron de darse priesa los obreros en lo que hizieron […]”248. Asimismo, declaraba no saber qué cantidad de pesos serían necesarios para reparar los desperfectos, remitiéndose a lo que pudieran decir oficiales cualificados a ese respecto, aunque le parecía que “[…] qualquier rreparo que en ella se haga serán de pocatura y gastar dineros sin aver fruto, porque de cada día se yra por una parte cayendo y por otra rrepa- rando, y que así conbenía hacer yglesia nueva […]”249. Llegado este punto vemos la necesidad de hacer un breve inciso para tra- tar con un poco más de profundidad la figura del maestro Claudio de Arcinie- ga, de tanta importancia en el contexto arquitectónico novohispano. Arciniega nació en el año 1526250 y llegó a la Nueva España en 1554 acompañado de “sus hermanos menores el arquitecto Luis y la viuda Catalina”251. Avecindado en la ciudad de Puebla desde su llegada, enseguida, y pese a su corta edad, pasó a desempeñar cargos de gran importancia como el de obrero mayor de la ciu- dad, algo que en la metrópoli hubiera sido impensable al haber muchos más maestros canteros y por consiguiente más competencia para ocupar cualquier tipo de empleo de carácter oficial. En las actas del cabildo municipal poblano aparece Arciniega en 1556 como cantero, “mercedándosele” una caballería de 248 Este nuevo testigo vuelve a indicar que la iglesia vieja se hizo por iguala por obreros indios; y aún nos da más información cuando habla de que por este motivo debió quedar defectuosa, debido a la prisa que se dieron éstos en hacerla. Queda claro que Alonso Nortes está hablando de una obra realizada a destajo por personal indígena. 249 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 27 v - 28 r, 7 de febrero de 1564. ACCP, Copias Reales Cédulas 1540 - 1654, Libro nº 1, 26 r - 30 v. 250 Drewes Marquardt 1977, pág. 208. Otros autores sitúan la fecha de nacimiento de Claudio de Arciniega en 1527 e incluso algunos, como Ramírez Montes, la retrasan aproximadamente a 1523. 251 Serrano, 1964, pág. 35. Antonio Pedro Molero Sañudo 101 tierra252. Suponemos que por lo menos hasta el año 1558 residió en la ciudad de los Ángeles, a tenor de un documento de fecha 11 de febrero, en el que se le otorga un real de agua por sus trabajos no pagados en la obra de una fuente si- tuada en una esquina de la Traza, refiriéndose a él como maestro de cantería253. Según Toussaint, Claudio de Arciniega tuvo a su cargo las obras públicas de la ciudad de Puebla con el título de maestro de cantería. Todo parece indicar que fue obra de este artífice la ya mencionada fuente que se construyó en la plaza mayor, trabajo que le abrió “las puertas de la fama” 254. En 1559 pasó a la capital del virreinato a petición del virrey Luis de Velasco, que se había que- dado admirado ante los trabajos realizados por Arciniega en la dicha ciudad de los Ángeles, y más concretamente, con el de la fuente de la plaza mayor255. Allí, en la ciudad de México, se le encargó la ejecución de un túmulo imperial para las exequias del emperador Carlos V que se colocaría en la capilla de San José de los Naturales en el patio del convento de San Francisco256. Este catafalco ejecutado entre 1559 y 1560 sería la primera obra puramente renacentista que se realizaría en la Nueva España257. El 20 de febrero de 1560, Arciniega fue nom- 252  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 7, F. 137 v - 138 r, 23 de octubre de 1556. 253  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 8, F. 33 v - 34 r, 11 de febrero de 1558. 254  Toussaint 1981, pp. 8 - 9. 255  Serrano 1964, pág. 35. Esta fuente “tenía al parecer un remate de metal con las armas del empera- dor Carlos V”. 256  García Icazbalceta 1954, pp. 161 - 164. Mcandrew 1942, pág. 322. Hablando de este túmulo: “[...] un grandioso catafalco erigido por Claudio de Arciniega para conmemorar la muerte del emperador Carlos V en 1559. Era demasiado grande para estar dentro de la vieja catedral, por lo que tuvo que ser erigido en la enorme capilla abierta de San José de los Naturales. [...]”. 257  Anaya Larios 1997, pág. 16. “La presencia del monumento funerario, era de más corta duración, una vez concluidos los honores al personaje fallecido, la estructura se desmantelaba.”. pp. 26 - 28. “A diferencia del retablo dorado, el túmulo fue sin duda más expresivo como creación sim- bólica, con un programa iconológico religioso-profano complejísimo. Pese a la ‘frágil’ realización, los túmulos renacentistas ya llenos de emblemas y alegorías o en su desnuda arquitectura clásica, present- aban una bien lograda solidez. [...] [...] Cabe decir que estos monumentos estaban destinados a durar poco, pues en su confección se utiliz- aba artificiosamente madera, telas, colores y yeso, y su hechura sólo tomaba unas cuantas semanas. Se ensamblaban pasados algunos días, meses o al año del fallecimiento del personaje; se colocaban frente al presbiterio, bajo la cúpula y una vez concluidos los honores, la estructura se desmantelaba.”. Sebastián 1990, pág. 242. “[...] El túmulo se levantaba en el interior de la catedral o de una iglesia espa- ciosa, en el crucero o en la cabecera, y en torno a él transcurría la ceremonia; el primer día el sermón era en latín y el segundo en castellano. Al terminar la ceremonia se desmontaba el túmulo, y muchas veces se guardaba para ser usado otra vez. Lo que dejaba perpetua memoria de las exequias era el impreso que se publicaba al respecto, en el que se recogía al menos una estampa del túmulo, la descripción de éste con mención de los artistas que intervinieron en su realización y copia de los jeroglíficos en verso que lo adornaron [...]”. Bonet Correa 2004, pág. 27. “[...] En el caso del fallecimiento del rey, para las solemnes exequias en Ma- drid y las honras fúnebres que tenían lugar en todas las ciudades del Reino y del Imperio, se levantaban túmulos y se adornaban los templos con sorprendentes decoraciones, cargadas de empresas y símbolos La catedral de Puebla 102 brado maestro de cantería de la Nueva España258. No cabe duda de que Claudio de Arciniega poseía una formación bas- tante buena como entallador y escultor, además de un buen conocimiento in- telectual de su oficio, fruto de los libros, tratados o simplemente estampas que sobre arquitectura pudieron haber pasado por sus manos, especialmente de los modelos de Serlio. Estas dos facetas, la práctica y la intelectual, las habría adquirido a través de sus trabajos en España cerca de maestros mayores de la talla de Alonso de Covarrubias o Luis y Gaspar de Vega, con los que coincidió en el Alcázar de Madrid hacia 1541259, o Rodrigo Gil de Hontañón, quien le invitó a trabajar en Alcalá de Henares260. Claudio de Arciniega, pese a su parti- cipación en obras importantes en España, debió pensar que sería mucho más fácil ascender de categoría y reconocimiento, dentro del oficio de “arquitecto”, en las tierras del virreinato de la Nueva España, más necesitadas de artífices, que en los territorios peninsulares; él, como muchos otros artistas o artesanos generalmente jóvenes, que no dispondrían de un trabajo seguro y continuado en la metrópoli, apostarían por un cambio de rumbo en sus vidas, dirigiéndose hacia las desconocidas Indias donde el abanico de posibilidades para llegar a un cierto estatus de reconocimiento, en sus respectivos oficios, parecía ser más fácil de conseguir. macabros, con alusiones al monarca. Los túmulos eran a los funerales y a las exequias regias lo mismo que los Arcos de Triunfo eran a las entradas y a las proclamaciones, aclamaciones y exaltaciones reales. [...]”. pp. 38 - 39. “Los túmulos en España estaban reservados sólo para las honras fúnebres de los reyes y sus familiares más allegados. [...] [...] La historia de los túmulos funerarios regios se inicia en España con la erección, en 1539, en la capilla Real de Granada, del de la Emperatriz Isabel, diseñado por Pedro Machuca, el arquitecto del palacio de Carlos V en Granada. El mismo, rediseñado en 1549, sirvió para las exequias de la Princesa María de Portugal, esposa del Príncipe Felipe, más tarde Felipe II. Su esquema vitruviano era de estilo puramente renacentista. Para Carlos V, en 1560, se elevaron túmulos en Valladolid, Sevilla, México y Bruselas. [...]”. 258  Fernández 1985, pp. 49 - 50. “[...] lo que sugirió don Antonio de Mendoza a su sucesor fue la elección de arquitectos de su confianza -similares a los alarifes electos por el Cabildo-, que se encargaran de supervisar la construcción y mantenimiento de todos los monumentos que se estaban levantando en la Nueva España. La sugerencia del primer virrey fue aceptada y llevada a ejecución pocos años después por don Luis de Velasco, quien en 1559 hizo traer de Puebla de los Ángeles al arquitecto español Claudio de Arciniega, con el nombramiento de ‘Maestro Mayor de las obras de Cantería de la Nueva España’. Fue así como surgieron las importantes y codiciadas maestrías mayores de arquitectura.”. 259  Serrano 1964, pág. 34. 260  Ramírez Montes 1985, pág. 39. Antonio Pedro Molero Sañudo 103 “[…] Difícilmente un maestro cantero, afamado en la Península, cambiaba su residen- cia por la desconocida vida de las Indias. ¿Quiénes fueron entonces, los que llevaron a cabo las grandes construcciones del siglo XVI en América? Los frailes, los canteros jóvenes, los que nada tenían que perder en su patria, los oficiales desempleados y los aventureros.” Mina Ramírez Montes261 261  Ramírez Montes 1985, pág. 41. Fig. 18 Túmulo imperial de Carlos V, anónimo La catedral de Puebla 104 Fig. 19 Reconstrucción del túmulo imperial de Carlos V propuesta por Manuel Toussaint Antonio Pedro Molero Sañudo 105 Claudio de Arciniega, que había realizado trabajos en el Alcázar de Ma- drid, el colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares y en varios retablos de diferentes parroquias de Madrid y Guadalajara, pasará de ser un “arquitec- to-entallador” de expresión plateresca en España a ser el primer “arquitecto culto” de la Nueva España. Aquí será donde intentará plasmar en todos sus trabajos los conocimientos adquiridos en los libros y tratados de arquitectura, tratando de dar, en este Nuevo Mundo, una dimensión diferente a la práctica arquitectónica de la que existía en la Península Ibérica en aquel momento, mu- cho más cercana a una visión medieval. A partir de su primer gran trabajo, el ya mencionado túmulo imperial en el que es perfectamente apreciable el uso de esos elementos de carácter libresco mencionados anteriormente, esencialmente serlianos, obtendría tal reconoci- miento que poco a poco llegaría a reunir bajo su nombre los mayores títulos que podía alcanzar un arquitecto en esa época: obrero mayor de la ciudad de México en 1565, maestro mayor de la catedral para la que dio las trazas en 1573262, año en el que se colocó la primera piedra, y por una real provisión fe- chada en Madrid el 25 de agosto de 1578, le fue concedido el muy prestigioso nombramiento de Obrero Mayor de la Nueva España263. “Arciniega se mostraría a sí mismo como arquitecto defensor de una corriente culta, apegada al uso de los tratados de arquitectura; se mostraría empeñado en una renovación social de la profesión y enfrentado a la visión tradicional de la práctica arquitectónica.” Luis Javier Cuesta Hernández264 Seguía pasando el tiempo y la obra de la catedral presentaba cada vez más desperfectos y necesidades, hasta tal punto que el 11 de mayo de 1565 se ordenó que, con la mayor brevedad posible, fuera reparada la iglesia por el oficial Francisco Doro, descubriendo las dos naves colatera- 262  Cuesta Hernández 2000, pág. 75. “Recordemos que la edición española de Villalpando de los libros tercero y cuarto de arquitectura de Serlio ya se hallaba disponible en 1552, esto es cuando él (Arciniega) aún se hallaba en España […]”. 263  Ramírez Montes 1985, pág. 42. 264  Cuesta Hernández 2000, pág. 61. La catedral de Puebla 106 les para retejarlas y reparando también una abertura que había producido “arruinamiento” en la capilla mayor265. Estas obras, para las que se asig- naron cincuenta trabajadores indios, no debían estar realizadas todavía en 1566, ya que se volvió a acordar que el mencionado Francisco Doro -el cual aparece en las actas del cabildo municipal en 1563 como albañil- viera la obra de la iglesia “[…] donde pareçe se llueve e se dize están podridas las vigas […]”, con el fin de que las descubriera y realizara el remedio necesario266. Francisco Doro debió de seguir realizando diferentes repara- ciones en el edificio, ya que en junio de 1568 se nombraban tasadores para las “demasías” que tenía hechas en las naves “esquinas” y en la capilla mayor267. Doro fue despedido, sin especificar la causa, de “[…] obrero de las obras desta sancta yglesia y del hospital de señor San Pedro”, el 2 de octubre de 1571268. Además de todos estos trabajos en la obra de la catedral, Francisco Doro también desempeñó el cargo de mayordomo de la ciudad desde 1568 a 1572, año en el que falleció, sustituyéndole en el cargo Cris- tóbal Sánchez269. El 15 de enero de 1568, y pese a los informes dados a favor de demoler la vieja catedral en favor de la edificación de una nueva, se redactó una cédula real en Galapagar en la que se hacía referencia a los dos novenos aplicados a la fábrica de la iglesia, para que con ellos se reparara el edificio de las “[…] muchas cosas que tenía necesidad […]”, especificándose la voluntad de que se acabase la obra y otorgándose los dos novenos de los diezmos durante un periodo que iba desde el día de esa fecha a seis años vista270. En ese momento los desperfectos 265  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 175 v, 11 de mayo de 1565. Pizarro Gómez, 1997, pág. 56. “Doro, Francisco. Maestro de albañilería. Concierta en 1564 con el mayor- domo de la Catedral la obra de la iglesia del Hospital de San Pedro. Entre 1564 y 1571 cubre con teja las cubiertas de las naves laterales y la capilla mayor de la Catedral.”. 266  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 149 v, 16 de [roto] de 1566. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 9, F. 23 r, 13 de diciembre de 1563. Acuerdo para que se reparen las casas del cabildo. Aparecen nombrados los albañiles Francisco Doro y Francisco Pérez. 267  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 3, 1552 - 1568, F. 212 r, [roto] de junio de 1568. 268  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 16 v - 17 r, 2 de octubre de 1571. 269  Cristóbal Sánchez ya ha sido tratado extensamente en el capítulo anterior de la formación de la ciudad. 270  ACCP, Libro Cédulas Reales 1540 - 1588, F. 72 r - 72 v, 15 de enero de 1568. Antonio Pedro Molero Sañudo 107 en la catedral vieja debían ser de tal magnitud que incluso se llegó a pensar en rehacerla y construirla de nuevo desde los cimientos271. A la vista de los documentos que tratan acerca del enorme gasto que su- ponía el mantenimiento de la vieja catedral, parece lógico que todos los maes- tros que revisaron su fábrica recomendaran su demolición, en favor de edificar una nueva, por supuesto realizando los reparos necesarios para que aquélla se mantuviera en pie mientras se procedía a la construcción de la nueva fábrica. La idea de la construcción de una nueva catedral se comenzó a materia- lizar al conseguir las autoridades eclesiásticas una real cédula, de fecha 29 de agosto de 1570, en la que se ordenaba hacer una relación del estado del edificio antiguo y el coste que tendría la construcción de una nueva catedral272. Por una carta de fecha 30 de diciembre de 1570 enviada al rey por el deán y el cabildo de la catedral sabemos que la construcción debía de estar en pésimas condiciones. En esta misiva se le pide al monarca lo siguiente. “[...] sea servido hacer limosna a esta iglesia de la cuarta episcopal vacante o la parte della que más servido fuere, porque está tan pobre que no tiene ornamentos, cálices, ni cruz conveniente, ni libros, ni otras cosas de que tiene notable necesidad y falta; que por haber sido al principio mal trazada, edificada sobre flacos cimientos de piedra y tierra muerta, y sobre pilares flacos y mal concertados que todos los más están para caer y algunos se han hecho de nuevo, ha gastado y gasta lo que le pertenece de su no- veno y medio y los dos de que vuestra majestad le hace merced y limosna y no bastan para repararla y remediar las quiebras y ruinas que cada día tiene, y muchas veces ha estado a punto de hacer mucho daño estando el pueblo junto con partes della que se han caído, si Dios no lo hubiera remediado con ser a tiempo que no ha habido gente en la iglesia, y ansí está pobre y falta, tanto que ya no tiene reparo ni remedio si no es la limosna que vuestra majestad fuere servido hacerle, cuya católica real persona Nuestro Señor guarde y prospere con aumento de mayores reinos y señoríos como los vasallos y capitulares de vuestra majestad deseamos.”273 271  Cervantes Amero, 1993, pp. 13 - 14. Castro Morales 1970, pág. 47. Habla de una real cédula otorgada en Toledo el 28 de abril de 1568 en la que se dice que la iglesia catedral tiene mucha necesidad de hacerse desde los cimientos. 272  Castro Morales 1970, pág. 48. ACCP, Libro Cédulas Reales 1540 - 1588, F 52 r, 29 de agosto de 1570. 273 AGI, Papeles de Simancas, Est. 60, caj. 4, leg. 1 (Libro de cartas). Del Paso y Troncoso, Epistolario de la Nueva España 1505-1818, México, Antigua Librería Robredo, de Jesús Porrúa e Hijos, 1940, t. XI 1570 - 1575, doc. 653, pp. 109 y 110 (Versión paleográfica del documento). “Carta al rey, del deán y Cabildo Eclesiástico de [Puebla de] Los Ángeles, dando aviso de la muerte del obispo [Fernando de Villagómez] y de la pobreza y ruina de la iglesia [catedral]. Los Ángeles, 30 de diciembre de 1570”. La catedral de Puebla 108 En abril de 1572 la iglesia se encontraba en un estado verdaderamente rui- noso, habiéndose caído el tejado de la nave absolutamente y quedando al des- cubierto con riesgo de pudrirse la madre de los pilares, por lo cual se mandaba que se buscaran oficiales capaces para que se supiera “[…] si se podía cubrir en el tiempo de agora que es de aguas, e que si no, que pasadas las aguas se cubra […]”274. El primer documento del archivo catedralicio que hemos encontrado en el que se hace referencia a un “maestro de obras de la catedral” data de mayo de 1573. En él se recibe a Francisco Gutiérrez275 como “[…] maestro de las obras de esta sancta yglesia e del hospital de San Pedro […]” con un salario de dos- cientos cincuenta pesos de oro de minas por año a pagar desde “[…] primero día del mes de junyo benidero deste presente año”276. Gutiérrez era vecino de la ciudad desde 1551277 y había sido mayordomo de ella en 1553278, apareciendo como trazador en 1556279; además, en un acta de cabildo del ayuntamiento de enero de 1574 se le intitula obrero mayor de la santa iglesia mayor de la ciudad, nombrándosele además en este día obrero mayor, alarife mayor y fiel de me- didas de la ciudad280, así como el encargado del agua que llegaba a la pila de la 274  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 33 r, 29 de abril de 1572. 275  Berlin 1944, pág. 22. “[...] Francisco Gutiérrez, carpintero, maestro de las obras de Santo Domingo nacido en Montilla (Andalucía), en 1523. [...]”. 276  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 66 r, 29 de mayo de 1573. 277  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 6, F. 134 v, 23 de marzo de 1551. Se otorga merced de título de vecindad a Francisco Gutiérrez. 278  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 7, F. 5 r, 27 de noviembre de 1553 279  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 7, F. 124 v - 125 r, 20 de julio de 1556. García Morales 1990, pág. 83. “La traza se entiende como una concepción total y minuciosa del edificio, que sólo necesita ser levantado. El maestro que quiera acercarse al concepto de Trazador, tiene que dar el proyecto completo, el diseño y los dibujos necesarios, para que el realizador pueda levantar la obra tal como fue concebida, sin su constante presencia física, aunque mantenga la dirección de la obra y tenga que solventar las dudas que surgen en su realización. [...] No es, por ello, extraño encontrar en la documentación, al referirse a un determinado maestro, la expresión ‘dio trazas’ y no figurar como realizador: el dar las trazas significa ejercer este concepto nuevo de maestro ideador independiente de la realización.”. Martín González 1993, pág. 335. En referencia a la obra del monasterio de El Escorial dice: “ El monarca mandó reunir todas las trazas en una sala del obrador de los maestros, que recibió el nombre de Casa de la Traza. Y asimismo había otro depósito de trazas en el Alcázar de Madrid. Hay que añadir que el rey había creado el oficio de “trazador”, independiente del de arquitecto y el maestro mayor. De esta suerte, aunque el arquitecto y el maestro mayor elaboraran trazas, lentamente se va perfilando lo que ha de ser misión teórica, es decir, proyectiva, de la arquitectura. De este menester no cabía sino que aumentase el número y variedad de modalidades técnicas y conceptuales. Todo esto queda asimismo en el haber de Felipe II.”. 280  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 132 v - 133 r, 15 de enero de 1574. Antonio Pedro Molero Sañudo 109 plaza principal281. Estos cargos edilicios los tuvo que dejar por acuerdo del cabil- do municipal en mayo de 1575, aunque algunos miembros de él se mostraron en desacuerdo con la resolución282. El cese en estos empleos municipales pudo deberse a que en enero de ese mismo año había sido nombrado mayordomo y aparejador de la obra de la nueva catedral que se iba a construir283. Esta elección de una persona aparentemente capaz en el arte de la arqui- tectura, a tenor de la cantidad de nombramientos importantes que desempeñó, debió realizarse porque la fábrica de la iglesia seguía en deplorable estado y todavía descubierta. En un acta de cabildo del día 26 de junio de este año de 1573 el cabildo de la catedral debate la posibilidad de reparar o no el templo antes de que se produjeran más daños, y si se debían hacer en ese momento los arreglos o dejar que pasara de nuevo la estación de las lluvias para acometerlos. Las respuestas de los miembros del cabildo son variadas, unos son partidarios de la reparación en ese mismo instante, otros están a favor de que se hagan des- pués de las lluvias e incluso hay algunos, como el chantre, que opina que no se lleve a cabo ninguna obra más, ni se gasten más dineros en esa fábrica antigua; también hay opinión acerca de que el maestro de obras la vea y dé su dictamen a favor o no de llevar a cabo dichas obras de reparación284. Aunque la fábrica de la iglesia, tal y como hemos ido viendo hasta ahora, estaba prácticamente arruinada y necesitada de continuas reparaciones, debido a su rango de catedral estaba dotada con numerosas piezas de arte mueble que hacían honor a su jerarquía, e incluso otras más que se seguían haciendo, como las sillas del coro que en diciembre de 1573 se mandaba que se continuaran tal y como estaban comenzadas285. El edificio de la catedral continuó arreglándose, y según Toussaint la vieja construcción con las reformas pertinentes que se le realizaron fue reabierta en 281  Esta pila de la plaza debió ser la fuente, mencionada anteriormente, que realizó Claudio de Ar- ciniega en 1559 en la plaza mayor de Puebla. 282  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 165 r - 165 v, 9 de mayo de 1575. 283  Marco Dorta 1951, pp. 249 - 250. 284  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 68 v, 26 de junio de 1573. 285  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 16 v, 1 de diciembre de 1573. La catedral de Puebla 110 1587286. Estamos en condiciones de poner en tela de juicio esta afirmación, ya que obra en nuestro poder un acta del cabildo catedralicio de fecha 5 de octubre de 1576 en el que se instaba a continuar construyendo, hasta su terminación, un “xacal”287, provisto de sacristía y coro. “Este dicho día, los dichos señores deán y cabildo dixeron que por quanto el xacal que se haze conbiene que se prosiga y acabe su sacristía y coro para celebrar los divi- nos offçios, con la decençia que conviene y con alguna comodidad, correspondiente a la mucha que tenían y les fue quitada en la yglesia vieja que les derribaron; y Juan de Ciguerondo tesorero, y Francisco Bezerra maestro mayor, y Antonio Ortiz maestro aparejador se temen que los dichos gastos que ansí hizieren en la conclusión del dicho xacal no les serán rresçibidos en quenta por su excelencia, o por la persona que para ello tuviere poder en las segundas cuentas que se le an de tomar del año segundo que agora corre, que si lo tal aconteçiese dijeron por este presente auto, firmado de su nom- bre, aseguravan e aseguraron a los dichos tesorero y maestros del tal rriesgo, [...] de los bienes de la fábrica desta santa yglesia, la obligavan e obligaron al saneamyento y paga de lo que en el caso susodicho no les fuese rresçibido en quenta, en manera que a los dichos thesorero e maestros de sus haziendas no pierdan, ni gasten cosa alguna, e ansí lo determinaron y difinieron, e mandaron que si dello quisiesen testimonyo se les dé.”288 Como se afirma claramente en este documento la “iglesia vieja” había sido derribada y en su lugar se había comenzado a construir un jacal que pu- diera albergar las necesidades espaciales y litúrgicas propias de una catedral. Este jacal ya se había empezado a levantar antes del año 1572, ya que en el mes de abril se proponía mandar cubrir esta edificación para que las madres de los pilares de madera no se pudrieran289. Mientras ejerció como catedral la iglesia de la Vera Cruz, que aún fungía como tal en el año 1576290. El jacal se dotó de una capilla para el altar mayor de menores dimensiones que la que tuvo la catedral vieja y sin arco toral de ingreso a ella. En ese espacio presbiterial estuvieron las sepulturas de los capitulares en la iglesia antigua, sin que hubiera lugar para ello en el jacal. “[...] por tanto que senalavan e señalaron los dos primeros pilares de madera que están en la dicha iglesia hazia el dicho altar mayor de la una parte y de la otra por arco toral, para que el sitio y tránsito que quedara dentro dellos hazia el altar quede para sepol- 286  Toussaint y Ritter 1954, pág. 55. 287  DRAE (vigésima segunda edición) Jacal: (del nahua xacalli) Especie de choza. 288  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 37 v - 38 r, 5 de octubre de 1576. 289 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 33 r, 29 de abril de 1572. 290 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 34 r, 7 de agosto de 1576. Antonio Pedro Molero Sañudo 111 turas de los dichos señores capitulares, e que del dicho pilar hazia la parte del coro tome Francisco de Vargas, alguacil mayor, el asiento para su muger e luego suçesivo los demás [...]”291 En el documento anterior podemos ver que la construcción del jacal se debió pensar como verdaderamente provisional, ya que aunque dispuesta con tres naves, una central y dos colaterales, sus pilares y cubiertas fueron hechos de madera.292 2. 3. La catedral vieja: características "La antigua catedral de Puebla se levantaba en el extremo poniente del templo actual, orientada de norte a sur. Igual que la Metropolitana, tenía planta basilical de tres naves y capillas laterales distribuidas asimétricamente. La cubierta estaba hecha con vigas apoyadas sobre pilares "de muy buena piedra negra y de buen grano". Hacia el exterior, la techumbre primero estuvo cubierta de paja y después con teja. Sus tres portadas estaban "muy bien labradas y de mucha obra". En su interior se guardaban obras de los artistas más renombrados de la Nueva España, como Simón Pereyns y Francisco de Zumaya. Estos pocos datos no nos permiten ir más allá en la interpretación simbólica del programa arquitectónico de la antigua Catedral de Puebla, pero su planta basilical nos remite a los ensayos bizantinos de la creación del Templo ideal para la cristiandad, y en este caso, también al culto mariano, pues la iglesia estaba dedicada, como la actual catedral, a la Inmaculada Concepción de la Virgen." Martha Fernández293 La vieja catedral constaba de tres naves longitudinales, una central y dos colaterales, con una capilla mayor en la cabecera -construida después de su planteamiento inicial-294, y al menos una torre que no se llegó a concluir según se desprende del acta de cabildo de la catedral, de fecha 19 de junio de 1573, en la que se hace mención al peligro de derrumbe que ésta tenía y a que se inspec- 291 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 43 r, 9 de noviembre de 1576. 292 Con motivo de las solicitudes realizadas por los vecinos más nobles de la ciudad para conseguir lugares de sepultura dentro de esta iglesia, al igual que los tenían en la catedral vieja, se registra en las actas del cabildo catedralicio una descripción bastante detallada del espacio interior del templo. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 43 r - 46 r, desde el 16 de noviembre hasta el 17 de diciembre de 1576. 293  Fernández 2003, pág. 83. 294 Como hemos visto más arriba, el maestro Alcántara proyectó que se añadiera a la construcción una capilla mayor al fondo, en la cabecera, y dos naves laterales más de capillas hornacinas que no se llegaron a hacer nunca. La catedral de Puebla 112 cionara su estado por parte del maestro de las obras de la catedral, decidién- dose si se podía subir más o en caso contrario hiciera lo que más conviniera295. Los cimientos eran “muy flacos de piedra y tierra muerta”, y los muros es- taban construidos de fábrica, la cual en sus años finales se estaba deshaciendo por la mala mezcla y la poca cal que tenían. Las tres naves estaban separadas por pilares de piedra y se cubrieron inicialmente de una armadura tosca de ma- dera recubierta de paja. Posteriormente fueron cubiertas mediante teja la nave central y de terrado las dos laterales. El coro debió estar situado en la cabecera, ya que tenía una serie de venta- nas provistas de rejas que daban a él y que se ordenaron cerrar en 1548296. Fray Toribio de Benavente “Motolinía” en su Historia de los indios de la Nue- va España nos describe la iglesia catedral de la Ciudad de los Ángeles: “Lo principal de esta ciudad y que hace ventaja a otras más antiguas que ella es la iglesia principal, porque cierto es muy solemne, y más fuerte y mayor que todas cuantas hasta hoy edificadas en toda la Nueva España: es de tres naves, y los pilares de muy buena piedra negra y de buen grano, con sus tres puertas, en las cuales hay tres portadas muy bien labradas, y de mucha obra: reside en ella el obispo, con sus digni- dades, canónigos, curas y racioneros, con todo lo conveniente al culto divino; porque aunque en Tlaxcallán se tomó primero la posesión, está ya mandado por su majestad que sea aquí la catedral, y como en tal residen aquí los ministros.” Toribio de Benavente297 En una real cédula de marzo de 1556 se hacía referencia a que la mayor necesidad que tiene es de más “[…] suelo y sitio en que se pueda edificar, por- que el que tiene es muy poco y están tan conjuntas a él unas casas e solares de Alonso Martín Partidor, e casas de Francisco Rubio que no se podría edificar en él la dicha yglesia […]”298 por lo que se mandaba “[…] se comprasen las dichas casas, para que en el sitio dellas y el que la dicha yglesia tenía se pudiese aedifi- car razonablemente y como convenía […]”, apremiando al cabildo de la catedral 295  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571-1573, F. 67 v, 19 de junio de 1573. 296  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 1b, 1542-1549 {1546}, F. 164 v, 16 de noviembre de 1548. 297  Motolinía 1995, pág. 292. Como vemos, la descrpción que hace Martha Fernández de la catedral vieja coincide exactamente con ésta que nos hace Toribio de Benavente. 298  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 3, F. 81 v, 5 de febrero de 1535. Merced de título de vecindad a Francisco Rubio. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 4, F. 197 v, 26 de febrero de 1539. Aparece Francisco Rubio como regi- dor, cargo que desempeñará hasta al menos 1541 según actas del cabildo del ayuntamiento de Puebla. Antonio Pedro Molero Sañudo 113 para que proveyera “[…] que se conpren y paguen a sus dueños lo que valieren, lo qual y el hazer de la dicha yglesia del dicho obispado de Taxcala proveáis que se rreparta y pague desta manera: que deis orden que la terçia parte se pague de nuestra real hazienda, e con otra terçia parte ayuden los yndios que gozaren del beneffiçio de la dicha yglesia, e con otra terçia parte los vezinos e moradores encomenderos que bivieren en el pueblo donde está la dicha yglesia […]”299. Esta real cédula es prueba concluyente de que la catedral existente se es- taba quedando pequeña y la posibilidad de agrandarse pasaba por derrumbar toda una serie de casas que estaban edificadas pegadas a ella. No obstante a la clara intención de continuar la fábrica de la iglesia vieja pese al mal estado que tenía, no se procedería a la adquisición de las citadas ca- sas hasta el mes de enero del año 1572, en el que se le compró su casa a Alonso Martín Partidor, la cual estaba edificada en el lugar que debía ocupar la capilla mayor, por la cantidad de cuatro mil quinientos pesos de oro de minas.300 En 1575 se daría inicio a la construcción de la nueva catedral. 299  ACCP, Libro de Cédulas Reales 1540 - 1588, F. 28 r. 300 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 25 v - 26 v, 18 de enero de 1572. Esta suma se pagó del dinero correspondiente al hospital de San Pedro, ya que la iglesia no disponía de él. La catedral de Puebla 114 3. FUNCIONAMIENTO: CONSTITUCIONES, ESTATUTOS, ORDENANZAS Y LITURGIA “[...] la única iglesia que concibe su arquitectura para acoger la cátedra episcopal y un coro para el clero catedralicio es la ecclesia cathedralis, y esto no lo comparte con nadie o solamente con las llamadas concatedrales. [...]” Pedro Navascués301 Para tratar de comprender una construcción tan compleja como es una ca- tedral se deben aunar diversas líneas de estudio. Por un lado hay que estudiar en profundidad su morfología arquitectónica y rastrear el amplio acervo archi- vístico que posee, tanto el de su propia custodia, como el de todas las institu- ciones relacionadas con ella; pero además, para completar este conocimiento, resulta imprescindible el estudio de su funcionamiento interno, sus estatutos, su composición eclesiástica y, cómo no, su liturgia. Todo esta información de carácter jurídico-eclesiástico, junto al estudio del edificio en lo que comporta física y documentalmente, configurarán un bloque compacto que nos llevará a comprender por qué, para qué y cómo funcionan, o más bien funcionaban, estas magnas construcciones, aunque en el caso mexicano podemos decir en- fáticamente “funcionan”, ya que estas fábricas no se han convertido en meros museos contenedores de arte como en la vieja Europa, donde permanecen des- provistos de las funciones orgánicas y litúrgicas para las que fueron diseñados en su origen. “En la composición y funciones de los miembros del cabildo catedralicio y demás clero adscrito a la catedral, se observa la importancia de su relación con el coro, pues éste viene a ser, junto con el altar, el servicio más importante que desempeñan y, desde lue- go, el que ocupa más tiempo. De aquí que entre los cuidados iniciales de los prelados estuviera el de dotar al cabildo de unas constituciones o regla de coro que regulara su funcionamiento. Estas son probablemente el conjunto de disposiciones más importan- tes con que contaron los cabildos pues allí se recoge la distinta personalidad de cada catedral y sin ellas es difícilmente comprensible entender la catedral como institución 301  Navascués Palacio 2000, pág. 3. Chanfón Olmos 2001 A, pág. 385. Las colegiatas tienen “la dignidad”, que es el derecho de contar con cabildo y coro de canónigos, pero no el de albergar silla episcopal. Además, añadiríamos que éstas no están obligadas a un culto solemne. Antonio Pedro Molero Sañudo 115 y como arquitectura, pues el templo debe responder a este proyecto de vida en común que es la vida capitular [...]” Pedro Navascués302 3. 1. Organización eclesiástica La primera ordenación eclesiástica necesaria para el Nuevo Mundo fue la creación paulatina de diócesis en consonancia con los territorios que se iban ocupando y pretendiendo evangelizar. Esta organización religiosa del territo- rio fue llamativamente rápida, creándose con gran celeridad obispados que cu- brieron enteramente estas vastísimas regiones, de tal forma que se puede decir que a finales del siglo XVI ya estaba estructurada territorialmente la iglesia en América. 302  Navascués Palacio 2000, pág. 21. Fig. 20 Esquema del patronato real, Manuel Teruel Gregorio de Tejada La catedral de Puebla 116 La iglesia, por derecho común, era la única autoridad que podía fijar y modificar los límites de las diócesis o archidiócesis, aunque la Corona española consiguió en estas tierras americanas, en virtud del real patronato303, el derecho a proponer estos límites o a cambiarlos. No obstante la Corona nunca llegó a obtener la facultad plena para establecerlos, a pesar de intentarlo en numerosas ocasiones304. El obispado más antiguo de México fue el Carolense, cuya bula de erec- ción firmó el papa León X el 24 de enero de 1518, sin que en ese momento se supiera exactamente el territorio que abarcaba305. En 1519 se nombraba a Julián Garcés primer obispo de esta diócesis y en 1526 se le cambiaría el nombre, pa- sando a llamarse desde entonces de Tlaxcala306, cuya sede sería trasladada pos- 303  Llorens Asensio 1924, pág. 113. “1508. Copia de la bula de Julio II: <>, concediendo a los reyes de España el Patronazgo de las iglesias de Indias y el derecho de presentación. Dada en Roma V Kalendas Agosto (28 julio) [...]”. Borges 1992, pág. 156. “[...] el 28 de julio de 1508 el mismo papa Julio II concedía el derecho de Patronato y de presentación de los obispos de las iglesias del Nuevo Mundo a los soberanos españoles por la bula Universalis Ecclesiae. [...]”. Lira 1977, pp. 165 - 166. “[...] El Regio Patronato Indiano, concedido a los Reyes Católicos por el papa, como sostén necesario para la empresa evangelizadora y política en las Indias, se transformó, a partir de 1580, y hasta 1730, en el Regio Vicariato, o sea la instrucción jurídica, eclesiástica y civil, por la que los reyes de España ejercían en las Indias plena potestad canónica en materia disciplinaria, en nombre del papa y con su aprobación explícita, y dentro del ámbito fijado por las concesiones pontificias y disposi- ciones de los concilios indianos. El objeto del Regio Vicariato era -desde que se puso en marcha (1565)- asegurar la armonía entre el poder temporal y espiritual. [...]”. Hera 1987, pág. 118. Una serie de leyes desarrollaban y regulaban el ejercicio del derecho patronal: “a) Erección y fundación de iglesias, como primer presupuesto para el ejercicio del Patronato, como que éste, dada su naturaleza jurídico-canónica, nace de tales erecciones y fundaciones; b) Concretado al derecho patronal -que la Corona posee in genere- sobre la iglesia erigida, se ordena que tal derecho no salga ya nunca de la misma Corona y le quede encomendada la resolución de cuantas dudas puedan presentarse sobre el uso del derecho, mandándose que todos respeten esta facultad real; c) Normas que regulan la provisión de los beneficios menores; d) Normas para que las personas presentadas por el rey al papa para que se las designe para el gobierno de una sede, entren a gobernar ya desde la presentación y mientras se esperan las bulas de nombra- miento; e) Normas que regulan la provisión de los beneficios menores; f) Idem para las doctrinas de los curatos.”. Bartolomé Martínez 2001 A, pp. 15 - 16. “[...] Todos los historiadores de Indias destacan el proceso de marginación que sufrió Roma en la tarea de evangelización de América, con una intervención muy mediatizada, merced a la concesión del Patronato Regio (siglo XVI), luego convertido en Real Vicariato (siglo XVII) y más tarde en Regalía (siglo XVIII). Las facultades regias son tan amplias cuanto pueda ser preciso para el gobierno de la Iglesia indiana en todas sus facetas. Ello aporta un dato más para estudiar el complejo fenómeno de las relaciones de los virreyes y los obispos, dado que la situación se prestaba a constantes intromisiones del ámbito civil, ejercido por los virreyes y otros cargos públicos en el ámbito eclesiástico.”. Goy Diz 2002, pág. 25. “[...] El virrey, como representante de la Corona, era el encargado de supervisar las obras y de informar puntualmente al rey, que como patrón de la construcción corría con un tercio de los gastos de la obra.”. 304  Borges 1992, pág. 144. Teruel Gregorio de Tejada 1993, pp. 352 - 373. Véase para una breve pero precisa visión sobre la figura del patronato. 305  Borges 1992 A, pp. 92 – 93. 306  Llorens Asensio 1924, pág. 115. “Erección de la Iglesia y obispado de Tlaxcala hecha por don Fr. Julián Garcés en Granada a primero de Diciembre de 1526 en virtud de una Bula de León X, fecha 23 de Enero de 1518 y otra de Clemente VII, fecha 3 Octubre 1525, que manda fijar la Catedral en el sitio que Antonio Pedro Molero Sañudo 117 teriormente a la ciudad de la Puebla de los Ángeles307. A lo largo del siglo XVI se erigieron siete sedes episcopales más del total de las diez que se llegaron a crear durante el periodo del virreinato de la Nueva España: la ya mencionada de Tlaxcala, México en 1530, Oaxaca en 1535, Michoacán en 1536, Chiapas en 1538, Nueva Galicia en 1548 y Yucatán en 1561308. Todas las diócesis americanas dependieron de la archidiócesis de Sevilla en la Península hasta el año 1546, previamente ya se había pensado en la ne- cesidad de crear sedes arzobispales en estos territorios americanos debido a la enorme distancia que los separaba de la sede metropolitana de Sevilla309. La catedral de Sevilla, como metropolitana de todas las Indias, fue el mo- delo ineludible en América para todas las cuestiones, tanto eclesiásticas como arquitectónicas, además de una referencia obligada a la hora configurar los ca- bildos catedralicios y fijar los usos, costumbres y liturgia de las nuevas diócesis americanas, tal y como ordenaban las Leyes de Indias310. Las propias Leyes de Indias exigían que se tomara Sevilla como ejemplo para las catedrales del Nue- vo Mundo, haciendo referencia a la arquitectura institucional, a la administra- ción y a la liturgia, al ser todas las que se erigieran sufragáneas de ella hasta que se conformó el mapa diocesano que segregó eclesiásticamente América de la Península311. creyeren conveniente el Obispo y S. M. el rey Carlos I.”. 307  Córdova Durana 2002, pág. 253. “En efecto, sería 1539 el año en que se trasladaría la sede episcopal de Tlaxcala a la nueva ciudad novohispana, y el día 3 de octubre cuando empezarían a sesionar los capitulares de su venerable cabildo como lo muestra el primer libro de actas [...] aún cuando la primera piedra de la primitiva catedral se colocó y bendijo el 29 de agosto del ya citado año de 1539, su erección canónica se hizo, al igual que la de la Iglesia Metropolitana de México, en la ciudad de Toledo de los Reinos de Castilla, por el ilustrísimo y reverendísimo fray Juan de Zumárraga el día 9 de septiembre del año 1534, conforme a los ritos y ceremonias de la iglesia de Sevilla de quien, con las demás de esta Nueva España fue sufragánea, antes de erigirse en arzobispal la de México el año de 1545, en virtud y conforme a la bula apostólica Devotionis tuae probata sinceritas del papa Clemente VII, de fecha 13 de octubre de 1525.”. 308  Chanfón Olmos 2001, pág. 276. 309  Borges 1992, pp. 139 - 140. En los años 1533, 1536 y 1544 se pensó crear arzobispados independientes en América. En 1545 se pidieron tres sedes arzobispales para el Nuevo Mundo que fueron concedidas en 1546, elevándose a dignidad metropolitana las diócesis de México, Santo Domingo y Lima. 310  Navascués Palacio 2000, pág. 6. 311  Navascués Palacio 2004, pág. 54. La catedral de Puebla 118 El segundo arzobispo de México, Alonso de Montúfar, cuando redactó las ordenanzas para su catedral, en las que describe todo el ceremonial del coro312, pensó claramente en el arquetipo del templo sevillano, ya que ambas son casi coincidentes313; “[...] De este modo ya tiene más sentido la consideración inicial del proyecto arquitectónico de la catedral de México sobre la de Sevilla, de manera que arquitectura, institución y ceremonial coincidieran en todo. [...]”314. “La mención de Sevilla, es una vez más, capital para entender lo que sucede en el Nuevo Mundo en el orden arquitectónico, pues de aquí deriva la analogía de sus ca- tedrales, porque previamente su conducta, gestos, hábitos, es decir, el alma y la liturgia de la catedral están inspirados en los usos y costumbres de la catedral hispalense. [...] Los testimonios sevillanos afloran continuamente y sólo recordaremos, para no insistir más, que en Puebla, por ejemplo, los cantorales o libros de coro se arreglaron para que pudiesen ser leídos desde el facistol ‘como en la catedral de Sevilla’." Pedro Navascués315 En 1643 la diócesis poblana, siendo obispo Juan de Palafox y Mendoza, tenía una extensión de aproximadamente mil cien kilómetros de norte a sur y cuatrocientos cincuenta kilómetros de este a oeste, estando dividida en ciento veinte partidos, parroquias o doctrinas, con unas doscientas cincuenta visitas bajo su jurisdicción316. En la diócesis poblana se desarrolló en sus primeros años el sistema de administración por parroquias, ideado por los clérigos como un mecanismo para tener mayor control sobre la recaudación fiscal de los diez- mos y las rentas de la iglesia, además de como un método muy eficaz para su organización interna y para contribuir a la labor expansiva de la evangeli- 312  Montúfar 1964. 313  Navascués Palacio 2004, pág. 54. “[...] Todos cuantos se refieren a las constituciones de Sevilla ob- servan su dependencia respecto a las de Toledo, no dudando en afirmar que la catedral de Sevilla estaba ‘organizada en todo a imitación de la de Toledo’.”. 314  Díaz Cayeros 1999, pág. 57. “[...] El obispo Palafox retomó las Ordenanzas para el coro de la catedral mexicana de Fray Alonso de Montúfar e hizo algunos añadidos pero en esencia no las alteró y se publi- caron por tercera vez en Puebla en el año 1736. [...]”. Navascués 2000, pág. 21. “Entre las más antiguas reglas de coro conservadas y conocidas se encuentran las que redactó fray Alonso de Montúfar (1498-1572), segundo arzobispo de México entre 1551 y 1572, bajo el título de Ordenanzas para el coro de la catedral mexicana (1570), donde se recogen cuestiones básicas pero fundamentales que nunca se habían puesto por escrito en Nueva España ni en otros lugares de América y que, desde entonces, siguieron otros obispos como Palafox que repitió casi de forma literal las Ordenanzas de Montúfar en sus Reglas y ordenanzas del coro de la catedral de Puebla de los Ángeles (1648). [...]”. Navascués Palacio 2004, pág. 56. 315  Navascués Palacio 2000, pág. 23. 316  Castro Ramírez 2001, pág. 162. “[...] El número de indios de toda la diócesis, calculado por el mismo Palafox, sumaba alrededor de 250.000.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 119 zación de su territorio. De esta manera las diferentes órdenes afincadas en la ciudad administraban cada una determinados barrios establecidos alrededor de la Traza. Este sistema, llamado de doctrinas, tuvo su apogeo durante el siglo XVI, decayendo paulatinamente a partir de principios del siguiente siglo XVII. La división parroquial por barriadas se mantuvo hasta el año 1640, en el que el recién llegado obispo Juan de Palafox llevó a cabo la secularización de los bienes y derechos del clero regular, “[...] dando con esto un golpe definitivo al sistema de doctrinas e implementando en su lugar tres nuevas parroquias que se encargarían de administrar todos los barrios que circundan el casco español y que hasta la fecha estaba a cargo de las órdenes mendicantes. [...]” 317. 317  Cortés Mena 1992, pp. 22 - 23. Fig. 21 División parroquial de la ciudad de Puebla en el siglo XVIII, Rosalva Loreto López La catedral de Puebla 120 La imposición por parte de las Leyes de Indias de la catedral de Sevilla como modelo hacía referencia tanto a su arquitectura institucional como a su administración y liturgia, tratándose este tema en un epígrafe intitulado De las Iglesias Catedrales y Parroquiales, y de sus erecciones y fundaciones, en el que se aborda todo lo relacionado con aspectos religiosos en estos territorios318. De esta manera todas las nuevas catedrales se convertían automáticamente en sufragáneas de la seo sevillana. 3. 2. Concilios “Prescindiendo de otras clases de concilios particulares, nos interesan aquí los pro- vinciales, en los que se reúne el arzobispo metropolitano con los obispos sufragáneos de su provincia eclesiástica, praxis que se realiza en la Iglesia desde la segunda mitad del siglo II. Estas asambleas conciliares debían celebrarse semestralmente desde el siglo IV, anualmente desde el siglo XIII y cada tres años a partir del concilio de Trento (1545- 1563). Los concilios provinciales cobran especial importancia en la nueva cristiandad americana, mientras su frecuencia e interés decae en Europa.” Pedro Borges319 En México se celebraron cinco concilios provinciales. Los dos primeros fueron presididos por el segundo arzobispo de México, Alonso de Montúfar, en 1555 y 1565 respectivamente; el tercero fue convocado en 1585 por Pedro Moya de Contreras, a la sazón virrey de la Nueva España en ese momento320; el cuarto se reunió en 1771 por decisión de Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón; el quinto y último fue convocado por Próspero María Alarcón y Sánchez de la Barquera en 1898.321 318  Navascués Palacio 2000, pág. 9. http://www.congreso.gob.pe/ntley/LeyIndiaP.htm, Leyes de Indias, Libro I, Título Segundo, De las Igle- sias Catedrales, y parroquiales, y de sus erecciones y fundaciones. 319  Borges 1992, pág. 175. 320 Díaz Casillas 1987, pág. 48. Pedro Moya Contreras fue el sexto virrey de la Nueva España. Tomó posesión de su cargo el 25 de septiembre de 1584, desempeñándolo hasta el 18 de noviembre de 1585. 321  http://www.arquidiocesismexico.org.mx/Catedral%20Concilios%20Provinciales.html El primer concilio provincial mexicano comenzó el 29 de junio de 1555 y fue presidido por Alonso de Montúfar; a él asistieron: Vasco de Quiroga obispo de Michoacán, Martín de Hojacastro obispo de Tlax- cala, Tomás Casillas obispo de Chiapas, Juan de Zárate obispo de Oaxaca y Francisco Marroquín obis- Antonio Pedro Molero Sañudo 121 “Un programa de construcción de las principales catedrales novohispanas -nue- vamente si exceptuamos la de Michoacán- parece haberse tácitamente establecido con el I Concilio provincial mexicano de 1554, requiriéndose dinero a la metrópoli e inicián- dose de inmediato el establecimiento de los cauces de ayuda y financiación. [...]” Fernando Marías322 El primer concilio provincial de México se celebró entre el 29 de junio y el 7 de noviembre de 1555. Fue dirigido por el arzobispo Alonso de Montúfar, que había llegado a la Nueva España a mediados del año anterior de 1554 para sustituir a su predecesor en el cargo, Juan de Zu- márraga, fundador de la diócesis mexicana y muerto en 1548323. Se cons- tituyó mediante noventa y tres largos capítulos redactados por el obispo de Tlaxcala, Martín de Hojacastro, cuyas actas fueron publicadas el 10 de febrero de 1556 por Juan Pablos Lombardo. Este primer concilio se ocupó de muy diversos temas, pero puso especial énfasis en la reforma del clero.324 El 27 de abril de 1556 el cabildo municipal poblano pedía al obispo Martín Sarmiento de Hojacastro y a su cabildo eclesiástico las copias y los traslados de las Constituciones nuevas que se habían hecho en la ciudad de México por el primer concilio, para que éstas se pudieran poner en conocimiento de todas las personas legas “españoles, indios, po de Guatemala. También hubo representantes de los cabildos eclesiásticos de México, Puebla -cuya catedral tenía el título oficial de Tlaxcala-, Guadalajara y Yucatán, además de los prelados de las “reli- giones” y todas las personas que tenían derecho a figurar en esa junta. El segundo concilio, de menor importancia que el primero, fue dedicado principalmente a recibir y jurar el concilio de Trento. Para la celebración del tercer concilio se renovó la catedral vieja de México, a pesar de que la nueva se hallaba ya bastante avanzada. El tercer concilio, considerado el más notable realizado en la Nueva España, fue convocado el 10 de febrero de 1584 y concluyó el 14 de septiembre de 1585. En sus disposiciones se reglamentó toda la vida religiosa y social, siguiendo fielmente los decretos del concilio de Trento. El cuarto concilio provincial mexicano promulgado en los primeros días del mes de noviembre de 1771 nunca llegó a ser aprobado por la Santa Sede. El quinto concilio, promulgado el 12 de octubre de 1898, vio la luz en un México ya independiente de España, adaptándose mayoritariamente a la estructura de los precedentes, sobre todo del tercero. 322  Marías 1994, pp. 46 - 47. 323  El dominico Alonso de Montúfar fue presentado para la silla episcopal mexicana en 1551, con- firiéndosele el palio metropolitano por la santa sede el 17 de marzo de 1553. No obstante, Felipe II en septiembre de 1551 ya había comunicado a la real audiencia de la Nueva España la elección del nuevo arzobispo. 324  Lundberg 2006, pp. 260 - 263. El título del libro editado por Lombardo es Constituciones del arçobispa- do de la muy ynsigne y muy leal ciudad de Tenuxtitlan Mexico de la nueua España. Pág. 261. “El concilio decreta que todas las catedrales y parroquias de la provincia eclesiástica deberían adquirir sus propios ejem- plares de las constituciones. Ya compradas deberían mantenerlas en la iglesia para su fácil consulta.”. Dussel 1979, pp. 225 - 230. La catedral de Puebla 122 mestizos, negros y otros vasallos de su majestad”325, y fueran obedeci- das por ellos. Después de celebrado el concilio de Trento326 se llevó a efecto en la capital de la Nueva España el segundo concilio provincial mexicano. El 11 de noviem- bre de 1565, último día del concilio, fueron promulgados sus veintiocho capí- tulos o constituciones; en el primero se mandaba que los prelados guardaran todo lo ordenado en el concilio de Trento327. El arzobispo Alonso de Montúfar redactaría sus Ordenanzas para el coro de la catedral mexicana a raíz de este segun- do sínodo que presidió él mismo, siendo publicadas en la ciudad de México el 16 de enero de 1570. El tercer concilio provincial mexicano, convocado por el arzobispo Pedro Moya de Contreras el día 6 de enero de 1584 e iniciado el 20 de enero del año siguiente de 1585, se realizó en conformidad a las disposiciones del concilio de Trento y en su capítulo X establecía que, “[...] todas las iglesias sufragáneas se guarnezcan por el tenor de la erección metropolitana de la catedral de la Ciu- dad de México como la primera y fundamental ley de sus reglas.”328. Este ter- cer concilio provincial mexicano se reunió fundamentalmente para aplicar de nuevo las decisiones del concilio de Trento y para revisar las disposiciones de los dos anteriores concilios mexicanos. Otro tema importante que trató fue la deplorable situación en que se encontraba la población indígena. El indio pasa a 325  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 98 v – 99 v, 27 de abril de 1556. 326  Biblioteca electrónica cristiana, http://multimedios.org/docs/d000436/ El concilio de Trento se de- sarrolló a lo largo de veinticinco sesiones discontinuas, desde el 13 de diciembre de 1545, en que se celebró la primera, hasta el 4 de diciembre de 1563, fecha en la que tuvo lugar la última. 327  Dussel 1979, pp. 229 - 231. El primer concilio mexicano obtenía rango de ley del estado por la real cédula del 12 de junio de 1564. “En esta Real Cédula, Felipe II proponía ya la realización de un nuevo Concilio, en el motivo especial de ‘recibir’ el Concilio de Trento que acababa de terminar sus trabajos, y de solucionar muy diversas cuestiones pendientes desde el Primer Concilio.”. Céspedes del Castillo 1998, pp. 353 - 354. “[...] El resultado a medio plazo sería transformar una Iglesia misional, pretridentina en organización y medieval en espiritualidad, en otra postridentina, autocráti- ca y eficazmente dirigida por nuevos y más numerosos obispos, dotada de un moderno clero secular -menos fervoroso, pero más eficiente- con menos iniciativa pero más disciplina y vigilado por una Inquisición establecida a partir de 1571 [...]”. Castro Ramírez 2001, pág. 166. “[...] Felipe II, por cédula real del 12 de junio de 1544, mandó que se cum- pliera en los dominios españoles los cánones del Concilio de Trento.”. Lundberg 2006, pág. 263. “El segundo concilio mexicano se inauguró el 15 de agosto de 1565, cuando los obispos prestaron juramento de obediencia a los decretos del concilio general de Trento. [...]”. 328  Córdova Durana 2002, pp. 253 - 254. Rodríguez G. de Ceballos 1992, pág. 287. Este tercer Sínodo Provincial de México fue refrendado por Roma cuatro años más tarde y se marcó como objetivo principal la puesta en vigor de las resoluciones del concilio de Trento. Antonio Pedro Molero Sañudo 123 ser comprendido como una persona con capacidad intelectual y moral, aunque de carácter rudo, por ello mismo los obispos se presentarán como “protectores de los indios” con una actitud paternalista, pidiendo para ellos el derecho a todos los sacramentos -menos el del orden-, un justo salario y la libertad propia de su dignidad. El concilio terminó en octubre de ese mismo año de 1585, pero no fue hasta el 28 de octubre de 1589 que el papa Sixto V aprobó formalmente sus decretos. El 18 de septiembre de 1591 el rey daba la autorización para que fuera promulgado este tercer concilio, pero aún así no fue impreso y publicado hasta el 9 de febrero de 1621, bajo el título Sanctum provinciales concilium Mexici celebratum anno Domini quingentessimo octuagessimo quinto.329 “La etapa posterior a la llamada conquista espiritual de la Nueva España fue la del afianzamiento de la iglesias catedrales. Este proceso estuvo normado por los linea- mientos del concilio de Trento y por los de la provincia eclesiástica de México en su ter- cer concilio, celebrado en 1585. En conjunto, se trataba de consolidar la autoridad de los obispos y de sentar las bases de un sistema general de administración diocesana. […]” Oscar Mazín330 3. 3. Ingresos y financiación El 16 de noviembre del año 1501 el papa Alejandro VI concedía a los Re- yes Católicos, mediante la bula Eximiae Devotionis Sinceritas, la percepción de los diezmos de todas las iglesias de las islas y provincias indianas, de cuya cantidad total recibirían su parte correspondiente331. Esta cesión se les hacía en 329  Dussel 1979 pp. 231 - 240. Lundberg 2006, pp. 264 - 265. “[...] Un siglo y medio más tarde, en 1770, el arzobispo Francisco Lorenzana publicó de nuevo los decretos latinos con el título Concilium mexicanum provincale III.”. 330  Mazín 1991, pág. 23. 331  Llorens Asensio 1924, pág. 112. “1501. Copia impresa de una Bula de Alejandro VI: <>, por la que se concede a los reyes de España los diezmos de las iglesias de Indias. Dada en Roma el 16 de las Kalendas de Diciembre (16 de Noviembre) [...]”. Pág. 113. “1510. Bula de Julio II: <>, eximiendo a los Reyes Católicos y sus sucesores de pagar el diezmo del oro y la plata que viniese de las Indias. Roma 8 de Abril 1510. Sexto Idus de Abril. [...]”. Hera 1987, pág. 103. Citando a F. J. de Ayala: “El mandato apostólico expresado por Alejandro VI en la Bula de Donación, junto al sentido de responsabilidad derivado de él, dieron lugar a tan estrecha unión entre la Iglesia y el Estado que, con el paso del tiempo, se llegó a confundir la autoridad de los reyes de España con la pontificia.”. Borges 1992, pág. 102. “Los diezmos, de raigambre bíblica, comienzan a adquirir formas jurídicas en el derecho positivo de la Iglesia desde el siglo VI como un impuesto o tributo que obliga a todos los fieles cristianos a contribuir al sostenimiento del culto y de sus ministros con una décima parte de los frutos o ganancias lícitamente adquiridos. Los usos y costumbres imperantes en Castilla a finales del siglo La catedral de Puebla 124 “consideración a su fidelidad católica y a su decidido empeño de extender la fe entre los nuevos gentiles”. Por supuesto, la iglesia exigía en contrapartida el compromiso de la Corona española de dotar con bienes propios a los templos que se erigieran en los nuevos territorios, así como de velar por el sustento digno de los prelados, curas y pastores que fueran necesarios para la correcta realización del culto divino332. La distribución de los diezmos recaudados se hacía respecto a unos por- centajes fijos en toda América, salvo en contadas excepciones. Las diócesis repartían el total de sus ingresos decimales mediante unos cálculos un tanto complejos que se pueden resumir en los siguientes porcentajes: 25% para el obispo, 25% para el cabildo, 11,11% para el rey, 22,22% para los beneficiados, 8,33% para la fábrica de iglesias y 8,33% para hospitales333. XV y comienzos del XVI son los que determinan la implantación y desarrollo inicial de los diezmos en Indias.”. 332  Borges 1992, pág. 100. 333  Borges 1992, pág. 101. La masa total de los diezmos recaudados se divide en dos mitades, una para el obispo y cabildo y la otra se divide a su vez en nueve partes; de éstas últimas, dos novenos son para la real hacienda, cuatro novenos para los párrocos beneficiales y un noveno y medio para hospitales y fábricas de iglesias respectivamente. Borges 1992 A, pág. 98. “[...] Desde luego, no todo el salario episcopal se usaba en gastos personales. El incontable número de fundaciones pías, dotes para monjas o jóvenes que querían contraer matrimonio, colegios, hospicios, arte religioso y obras culturales de ciudades episcopales o de los pueblos de origen de los obispos están íntimamente ligados con los ingresos del episcopado. No se debe olvidar, además, que esta riqueza no era personal, sino del oficio, en tal forma que no podía ser transferida ni heredada por nadie. Al morir el obispo, sus bienes pasaban a la Corona española.”. Hera 1987, pág. 137. “Donde la recaudación era suficiente para cubrir la parte correspondiente al obispo y cabildo catedral, los oficiales reales recibieron la orden: ‘alcen la mano de la administración de los diezmos de la Iglesia y provincia y se la remitan y dejen gobernar al prelado y cabildo de ella, precedi- endo para esto cédula y licencia nuestra, para que esto ocurra por su cuenta y riesgo’. Por el contrario, cuando la cuarta parte, reservada al obispo, resultaba insuficiente, de la Real Hacienda debía darse al prelado lo que faltaba para llegar a la suma de quinientos mil maravedíes, que era lo correspondiente a la congrua episcopal fijada por las leyes.”. Salazar Exaire 1999, pp. 226 y 228. “Debido a su amplia afectación, el cobro del diezmo en general con- stituyó una fuente importante de ingresos, no sólo para la Iglesia, sino también para la Corona, ya que un porcentaje del total del cobro del diezmo anual se destinaba al rey como reconocimiento a su papel como patrono de la Iglesia. [...]”. Pág. 228. “[...] de lo recaudado, a todo el conjunto se le llamaba ‘la gruesa’, misma que se dividía en dos mitades, una se subdividía en dos; de ellas, un cuarto de todo se destinaba al obispo y se le llamaba ‘Mesa Episcopal’, al otro cuarto se le nombraba ‘Mesa Capitular’ de donde salían los salarios de los miembros del cabildo. La mitad restante del diezmo se dividía en novenos que se destinaban a cuatro fondos, dos de ellos eran destinados al rey, cuatro a los párrocos locales, los restantes se les asignaba a la Fábrica de la Catedral y los hospitales.”. Córdova Durana 2002, pp. 256 - 257. “Era de acuerdo a la clase jerárquica en que se estructuraba el cabil- do angelopolitano como eran distribuidas las rentas que percibían cada uno de los prebendados. Estas rentas eran calculadas de acuerdo al monto de la suma recaudada del pago del diezmo a que estaban obligados todos los feligreses por derecho divino, canónico y civil y que consistía en entregar la décima parte de lo que se cosechare de la tierra. También entraba dentro del cálculo de esta renta lo que se llam- aban ‘manuales’ y que eran los aniversarios y capellanías dotadas por particulares para ser servidas por los miembros capitulares del ya citado cabildo. La institución encargada de colectar los diezmos en las distintas trojes del obispado y de administrar los ‘manuales’ se le llamaba ‘Massa General’ la cual, una Antonio Pedro Molero Sañudo 125 Otras fuentes de ingresos de la iglesia americana fueron el sínodo y los es- tipendios; el primero “[...] era la cantidad que la Corona española asignaba a los párrocos de indios o doctrineros, fueran sacerdotes seculares o religiosos, ‘de los tributos que dan los indios’ [...]”, y los segundos eran los donativos que recibían los párrocos de indios por la administración de sacramentos334. También tenían las iglesias otra serie de ingresos que no eran los diezmos, procedentes de las llama- das "rentas manuales" como los aniversarios y las capellanías que dotaban par- ticulares, y eran servidas por los capitulares; las obvenciones de los entierros de cabildo; las primicias que tocaban a los curas, las ofrendas, las ceras y los derechos parroquiales335. En el caso concreto de la catedral de Puebla, además de los ingre- sos obtenidos de los diezmos, se percibían otros extras por diferentes vías como la de las capellanías servidas por capitulares al haber sido fundadas por familiares suyos, la de las ceremonias presididas por éstos fuera de la catedral como las festi- vidades patronales, la de las misas de réquiem a las que tenían obligada asistencia, así como la de las exequias de miembros de las elites gobernantes de la ciudad336. vez deducidos los gastos, pérdidas y salarios pagados en su recolección, distribuía la cantidad líquida restante de la siguiente forma: 1ro. Se dividía el grueso de los ingresos en cuatro partes; Una cuarta parte se aplicaba a la Mitra o mesa episcopal, Otra cuarta parte se asignaba al venerable cabildo o mesa capitular. 2do. Las dos cuartas partes restantes, se dividían en nueve tantos iguales, llamados por la misma razón ‘Novenos’, y se aplicaban de la manera siguiente: Dos novenos eran para el rey por lo que se les llamaba ‘novenos reales’ Cuatro novenos eran para la mesa capitular, con calidad de dar a los curas de la iglesia catedral 60 pesos castellanos de oro, de a 485 maravedís cada uno, que convertidos a pesos de oro comunes equivalían a 107 menos dos maravedís. A los acólitos 12 pesos y al organista y pertiguero 16 pesos. 1 ½ Novenos aplicados para la ‘fábrica espiritual’, y 1 ½ Novenos asignados para el Hospital Real de San Pedro. De manera que considerando dividida la Massa General en 36 partes iguales, toca a cada uno de los arriba mencionados lo siguiente: A la Mitra 9 partes A la Mesa Capitular 17 partes Al rey 4 partes A la Fábrica Espiritual 3 partes Al Hospital Real de San Pedro 3 partes Lo que suma 36 partes”. Escamilla González 2002 pág. 240. “En plena Reforma Católica, el Concilio de Trento (1545-1563) fue aún más lejos. No sólo ratificó los decretos de Viena, sino que colocó a todos los hospitales, tanto los eclesiásticos como los fundados por particulares, bajo la jurisdicción y la vigilancia episcopales. Sólo se exceptuaban de lo anterior los regidos por el clero regular.”. 334  Borges 1992, pp. 113 - 114. El sínodo parece ser que se estableció hacia mediados del siglo XVI, pero no siempre fue uniforme. Los estipendios fueron prohibidos por los concilios segundo y tercero de México (1567 y 1585) y por el primero, segundo y tercero de Lima (1552, 1567 y 1585). 335  Córdova Durana 1999, pág. 236. Los sacristanes recibían un octavo de todos estos ingresos extras. 336  Córdova Durana 2002, pág. 257. La catedral de Puebla 126 Para tener una idea muy concreta sobre todos los ingresos que percibía una iglesia catedral en la Nueva España contamos con un preciso ejemplo en el manuscrito intitulado, Algoritmología de las quentas de las iglesias cathedrales de las Yndias. Por el Bachiller Cristóbal de Guadalaxara337, redactado en tiempos del obispado de Manuel Fernández de Santa Cruz (1676 - 1699). El autor era miem- bro de una familia poblana de linaje que también tenía presencia en el cabildo municipal; a este mismo personaje se debe el plano de la ciudad de Puebla más antiguo que ha llegado hasta nuestros días conservado en el Archivo del Ayun- tamiento de la ciudad. Comienza la obra haciendo una relación de los artículos y las personas que deben diezmar; en el segundo capítulo describe la forma y la división de los diezmos y demás rentas de las iglesias catedrales de la Nueva España, así como la distribución de estos ingresos entre los prebendados que seguirá en todo el ejemplo de la erección de la metropolitana de México, inclu- so aunque no estuvieran ocupadas las veintisiete prebendas establecidas, caso que solo ocurría en esa misma catedral de México, en la de Puebla y en la de Lima en el virreinato del Perú. A continuación, prosigue con una relación ex- haustiva y muy interesante de los salarios a percibir por todos los prebendados y demás personal eclesiástico relacionado con el edificio catedralicio, además de contabilizar también todos los gastos ordinarios y extraordinarios que de- venían de la entidad. El consejo de Indias, en teoría y por ley, debía dar el visto bueno a todas las trazas que se hicieran para la construcción de una nueva catedral; de igual forma debía sancionar la aplicación del sistema de recaudación para llevar a cabo la obra. Inicialmente, la financiación para estas construcciones corrió a cargo de la Corona debido al regio patronato, pero el rey Felipe II estableció el sistema de tercias, de manera que la hacienda real se repartía los gastos necesa- rios para las fábricas con los españoles y los indios de la diócesis en cuestión338. 337  Córdova Durana 1999, pp. 233 - 245. Queremos resaltar la importancia de este documento inédito que sacó a la luz Arturo Córdova, para profundizar en todo lo referente al funcionamiento económico de las catedrales novohispanas y más concretamente de la de Puebla. La obra original se encuentra depositada en la biblioteca palafoxiana de la ciudad de Puebla. 338  Navascués Palacio 2000, pág. 10. Antonio Pedro Molero Sañudo 127 Por una cédula real dada en Monzón el 28 de agosto de 1552, el rey Felipe II introducía esta nueva norma. Hasta ese momento el costo total de la erección de todas las iglesias catedrales y parroquiales, tanto de españoles como para in- dios, había corrido a cargo de la hacienda pública, para lo cual se había aplicado una parte de los diezmos reales. “[...] a partir de 1552 se llevó a efecto una dis- tribución más igualitaria entre los vecinos del Nuevo Mundo. Encomenderos de indios, indios pertenecientes al arzobispado u obispado y la real hacienda debían pagar por ‘tercias partes’ el costo total de las fundaciones realizadas.”339. 339  Hera 1987, pág. 125. Fig. 22 Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara La catedral de Puebla 128 La financiación de las obras para una fábrica catedralicia difería entre las construcciones que se realizaban en España y las de América. En suelo pe- ninsular y por norma general eran los cabildos eclesiásticos, mediante bulas y concesiones de carácter económico otorgadas por Roma, los que se ponían al frente de las construcciones; además, había un importante factor impulsor de la obra de carácter externo en manos de los fieles mediante donaciones particu- lares, en busca de prestigio dentro del amplio contexto social que se generaba alrededor de la iglesia catedral, aunque en realidad hubo multitud de variantes de este modelo340. En América serán los virreyes, delegados por el rey, los que en principio se situarán en teoría al frente de la construcción de las principales catedrales como vicepatronos. El virrey, como representante de la Corona en la Nueva España, era el encargado por mandato real de supervisar las obras e informar puntualmente sobre el estado de ellas a España. La Corona, por su parte, sufragaría un tercio de los gastos, corriendo los otros dos tercios a cargo de la totalidad de la sociedad allí establecida, pero costeados en la realidad casi exclusivamente por los indios. Los maestros mayores, así como los obreros mayores de la obra de la cate- dral, eran designados por las autoridades civiles encabezadas por el virrey y las reales audiencias; después debían ser reconocidos estos cargos por el cabildo eclesiástico. Ambos, el poder civil y el religioso, tenían en sus manos, como una obligación específica, la responsabilidad de la construcción de las catedrales en el Nuevo Mundo a partir de la fundación de las nuevas diócesis. Así podemos ver el papel decisivo que tuvieron las autoridades civiles, virreyes, presidentes de las audiencias y gobernadores, en la construcción de las fábricas catedrali- 340  Teruel Gregorio de Tejada 1993, pp. 206 - 208. “A finales del siglo V, el papa Gelasio I fijó una aport- ación a la fábrica (portio fabricae), consistente en la cuarta parte de las rentas eclesiásticas y de las obla- ciones de los fieles y administrada por el obispo En España durante la época visigoda, la contribución a la misma se deducía de los bienes raíces en la proporción de un tercio que administraba también el obispo [...] [...] Con el final de la vida comunitaria de los cabildos catedrales y la consiguiente separación de las mesas episcopal y capitular, la administración de los bienes de la fábrica de la iglesia catedral se segregó del obispo y pasó al cabildo [...] las principales fuentes fijas de financiación a partir de la Edad Media eran: a) Rentas decimales (porción de los diezmos) [...] b) Números de tributos [...] c) Ingresos de sepulturas [...] d) Recados de capellanías [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 129 cias, ya que ellos fueron los ejecutores e informantes de la Corona en todo lo tocante al desarrollo y financiación de las obras, mientras que los obispos y cabildos eclesiásticos ciñeron más su actuación a la propia construcción en sí. “En el siglo XVII el obispado de Puebla fue el más rico en rentas de todo el Vi- rreinato, y sus autoridades las más firmes sostenedoras de las reformas de Trento. [...]” Montserrat Galí341 3. 4. Personal catedralicio La bula Romanus Pontifex342 del papa Julio II fechada el año 1511 estable- cería el personal eclesiástico que debería tener la catedral de Santo Domingo como ejemplo a seguirse en toda América. “[...] De este modo se estableció que en Santo Domingo hubiese seis dignidades, esto es, deán, arcediano, chantre, maestreescuela, tesorero y arcipreste; diez canonicatos de los que cuatro, por disposición de Felipe II, debían destinarse a los oficios de magistral, doctoral, lectoral y penitenciario; doce prebendas, de las cuales seis eran raciones ente- ras, desempeñadas por diáconos, y las otras seis sólo medias raciones, para subdiáco- nos; seis acólitos; seis capellanes de coro, un sacristán, un mayordomo de fábrica, orga- nista, canciller, pertiguero y perrero. En total cuarenta y siete personas que con más o menos prebendados o beneficiados compusieron los cabildos de las iglesias en América, si bien en muchos casos jamás alcanzaron el mínimo, pues las rentas de las diócesis no alcanzaban para su mantenimiento, o bien las ausencias y las vacantes tardaban mucho en cubrirse. [...]”. Pedro Navascués343 El tercer sínodo del concilio provincial mexicano de 1585 contempló un número de veintisiete prebendados en cada catedral, pero en realidad solo en las de México y Puebla en la Nueva España y en la de Lima en el virreinato del Perú estuvieron cubiertas todas estas prebendas. “[...] En castellano, se entiende por beneficiado a ‘quien goza de una renta u otro tipo de utilidad que no proviene del ministerio eclesial’; la prebenda es la ‘renta de un ofi- 341 Galí Boadella 2012, pág. 280. 342  http://www.arqsj.org/historia.html Mediante esta bula de fecha 8 de agosto de 1511 se erigieron las tres primeras diócesis de América, la de Santo Domingo, la de Concepción de la Vega y la de San Juan de Puerto Rico, todas ellas sufragáneas de la de Sevilla. 343  Navascués Palacio 2000, pp. 15 - 17. La catedral de Puebla 130 cio eclesiástico, o sea cualquier beneficio superior que se percibe por el ministerio en las catedrales’; las canonjías son ‘algunas de las prebendas eclesiásticas’. Asimismo, los canónigos son ‘los presbíteros que atienden al servicio religioso de una catedral o cole- giata, reunidos en un cabildo que preside un obispo o que gobierna la sede episcopal en ausencia del prelado, y que disfrutan de una canonjía’. Veamos algunos ejemplos de estos personajes que se distinguen por el rezo de oficio divino y por la celebración de las funciones litúrgicas más solemnes: el canónigo doctoral es un prebendado de oficio, por sus funciones como especialista en cánones (asesor jurídico); el canónigo lectoral es el teólogo del cabildo; el canónigo magisterial o magistral es el que tiene funciones de predicador; el canónigo penitenciario es el confesor propio del cabildo y el canónigo regular es el que observa una vida conventual. (Cfr. Aquilino de Pedro, Diccionario de términos religiosos y afines, Pamplona, Editorial Verbo Divino y Madrid, Ediciones Paulinas, 1990; Julio Casares, Diccionario Ideológico de la lengua española, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1992). Con respecto a la conformación de un cabildo catedralicio de mediados del siglo XVII, mis investigaciones particulares demuestran el siguiente orden jerárquico de los canónigos: Deán (quien, al presidir el cabildo, de hecho gobierna todo el obispa- do en caso de Sede Vacante del prelado), arcediano, maestrescuela, chantre, tesorero, penitenciario, lectoral, magistral, doctoral, racionero, medio racionero y mayordomo (siguen pertiguero, campanero, etc.).” Fernando E. Rodríguez-Miaja344 El derecho real de Castilla prescribía como una de las condiciones im- prescindibles para poder presentarse a beneficiado la de ser natural de los rei- nos de Castilla o de las Indias.345 En la catedral de Puebla las prebendas o beneficios eran de cinco clases diferentes. La primera estaba ocupada por el deán que era la dignidad superior por debajo del obispo y encargado del gobierno de todo lo relacionado con los Oficios Divinos, presidiendo el coro y las sesiones del cabildo; además tenía la potestad para poder sustituir al prelado en todas sus funciones durante las ausencias de éste. La segunda prebenda la componían cuatro dignidades: arcediano, cuyo cometido era examinar a los que aspiraban a ordenarse como clérigos, presen- tándolos al obispo una vez que habían sido aprobados, dando a su vez fe de la capacidad de ellos; chantre, al que le correspondía el gobierno del canto en el coro que incluía la vigilancia en la recitación del oficio y del canto, tanto en la 344  Rodríguez-Miaja 1999, pp. 123 - 124. Teruel Gregorio de Tejada 1993, pp.19 - 31. El beneficio eclesiástico: “Es una entidad jurídica, persona moral no colegiada, constituida (no simplemente erigida) a perpetuidad por la autoridad eclesiástica competente y que consta de un oficio sagrado, o eclesiástico, y del derecho a percibir las rentas anejas por la dote de tal oficio, cosa esta última que constituye la llamada prebenda. En menos palabras, es el fondo rentable adscrito a un determinado oficio eclesiástico al que va unido de forma inseparable. [...]”. 345  Hera 1987, pág. 130. Antonio Pedro Molero Sañudo 131 misa como en el propio Oficio Divino, y también tenía bajo su supervisión la tu- tela y vigilancia del colegio de infantes del coro; maestrescuela era el canónigo que tenía a su cargo el magisterio y la latinidad, siendo también el inspector de los colegios y escuelas católicas diocesanas, particularmente los situados den- tro de la ciudad; la cuarta dignidad era la de tesorero, al cual le correspondía la administración de todos los bienes de la catedral, disponiendo junto con el sacristán todo lo relacionado con los gastos del culto y del cuidado de los obje- tos necesarios para él. La tercera clase de prebendados del cabildo poblano estaba integrada por diez canonjías. Las cuatro primeras eran consideradas de oficio y las seis res- tantes de gracia. Todas las canonjías tenían asociadas el orden sacerdotal, por el cual debían celebrar las misas de primera y segunda clase en los días que no eran dobles. Las cuatro de oficio eran: doctoral, cuya función principal era asesorar jurídicamente al cabildo, por lo que el titular debía ser un experto en cánones, por regla general un doctor en derecho canónico; lectoral, cuya responsabilidad era explicar la Sagrada Escritura públicamente en la iglesia, además de dar lecciones de teología en el seminario; penitenciario, que ejercía como confesor del cabildo además de tener una jurisdicción ordinaria y no delegable en todo el obispado; y por último el magistral, que tenía a su cargo todos los sermones que se predicaban en la catedral, además de ser el respon- sable de pronunciar la oración fúnebre en el aniversario de los sacerdotes. Las otras seis canonjías regulares o de gracia restantes tenían como obligaciones asistir todos los días al Oficio Divino y celebrar la misa conventual y de extra chorum; también podían tener asignados diferentes oficios de carácter adminis- trativo, como secretario del cabildo, apuntador o juez hacedor, y además fungir como superintendentes de aniversarios, comisarios del hospital o maestros de ceremonias. La cuarta clase de beneficiados la integraban seis racioneros de ración en- tera, los cuales en la celebración de los Oficios Divinos y las misas conventuales La catedral de Puebla 132 debían desempeñarse como diáconos, cantando los evangelios y las pasiones. La quinta y última clase de prebendados estaba compuesta por seis me- dias raciones346 que como subdiáconos debían cantar las epístolas y las lecciones en el rezo de los Oficios Divinos y en las misas conventuales.347 “Tiene esta Santa Iglesia Catedral su sitio en parte superior más que todas las de- más iglesias de la ciudad, y ya se va dicho cómo su sitio lo dio Alonso Martín Partidor, y para su gobierno tiene su ilustre Cabildo que se compone: El señor deán, señor arcediano, se/ñor [sic] chantre, señor maestrescuela, señor tesorero, cuatro canongías de oposición que son: doctoral, magistral, lectoral, peniten- ciaría. Seis canongías, las cinco presenta su Majestad dándolas de merced; la una es la suprimida cuyos usufructos son para gastos de la Santa Inquisición. Seis raciones enteras y seis medias raciones. Tiene dos curas [costeados] por su Majestad, el sagrario de dicha Santa Iglesia, sacristán mayor, sacristán menor, maestro de ceremonias, maestro de capilla, organista mayor con su ayudante, su chantre, dieciocho capellanes del coro, los ocho de erección de la Santa Iglesia, cuatro que pusieron de ayuda de erección de diversos patrones cole- giados por [jesuitas] del Colegio Real y Pontificio de San Juan y San Pedro; y pertiguero, con bastante prueba de conocida nobleza, celador y demás ministerios necesarios al servicio y asistencia de dicha Santa Iglesia.” Miguel Alcalá348 La catedral de Puebla fue elevada a sede metropolitana el 12 de di- ciembre de 1903 por el papa Pío X349. Poco tiempo después el arzobispo Pe- dro Vera y Zuria aprobaría y pondría en vigor por decreto los Estatutos del Cabildo Metropolitano de la Santa Iglesia Basílica Catedral de la Puebla de los Án- geles publicados en 1925 y en los cuales aparece el estado del cabildo en ese momento. “Artículo 1.- Este Cabildo innumerado consta, por hoy, de trece Capitulares: cuatro Dignidades y nueve Canónigos. Son las Dignidades: el Deán, el Arcediano, el 346  André 1848, pp. 182 - 183. Según este diccionario de derecho canónico una prebenda es el derecho que tiene un eclesiástico a percibir ciertas rentas de una iglesia catedral o colegial, mientras que el ca- nonicato es un título espiritual independiente de las rentas temporales. Por tanto, “[...] la prebenda puede subsistir sin el canonicato, y este por el contrario es inseparable de la prebenda. [...] [...] Diferente asi la prebenda del canonicato podia dividirse y aun conferirse á los legos, y de aqui las semi-prebendas que que se veian en la mayor parte de los cabildos á los capellanes [...] [...] Tambien se llama prebendado completo ó racionero al que poseia una prebenda completa, para dis- tinguirlo del que solo posee una semi-prebenda ó media racion.”. 347  Córdova Durana 2002, pp. 254 - 256. Córdova Durana 1999, pp. 238 - 239. “La provisión y presentación de las dignidades, canongías, raciones y medias raciones de que se componen las prebendas las hace el Rey por su Real Patronato. De las canongías, cuatro eran por oposición y eran muy codiciadas por lo rico de sus prebendas. Estas eran la Doctoral [...]. La Magistral [...]. La Penitencial [...] y la Electoral [...]”. 348  Alcalá Mendiola 1997, pág. 83. 349  Salazar Monroy 1946, pág. 19. Merlo Juárez 1991, pág. 56. Antonio Pedro Molero Sañudo 133 Chantre y el Maestrescuelas. De los Canónigos tres son de oficio: el Lectoral, el Peni- tenciario y el Magistral; dos de gracia; dos Diáconos y dos Subdiáconos. La Dignidad tesorero y la Canonjía Doctoral no están definitivamente suprimidas.” Estatutos, varios documentos... 350 Cualquiera de las canonjías del cabildo poblano fue una fuente de ingre- sos equiparable a un seguro para una muy buena vida. Por regla bastante ge- neral todas las familias establecidas en la ciudad de Puebla desde sus inicios y ennoblecidas a partir de la "Conquista", consiguieron colocar a algunos de sus miembros en ambos cabildos, eclesiástico y municipal, llegando a tener un gran peso y poder tanto en el gobierno espiritual como en el terrenal de la ciudad. “En el siglo XVII llegó a darse el caso de tener dentro del cabildo eclesiástico a clanes familiares de gran poder y presencia. Es decir que tres o más prebendados eran familiares cercanos entre sí, como aconteció con los miembros de la familia Salazar-Va- raona (o Varona); o bien, el clan familiar Luna-Gómez Vasconcelos, ambos con nexos familiares en el cabildo secular.” Arturo Córdova351 Durante el obispado de Juan de Palafox y Mendoza los ingresos líqui- dos anuales de la catedral provenientes de los diezmos eran de trescientos mil pesos de oro común, de los cuales a la mesa capitular le correspondían ciento cuarenta y un mil seiscientos sesenta y seis pesos que se repartían entre los prebendados del cabildo, de acuerdo a su clase, jerarquía, y a sus asistencias al coro que eran registradas puntualmente por el apuntador352. A la vista de estas enormes cantidades de ingresos a repartir entre los beneficiados de la catedral poblana, podemos entender que las vacantes del oficio de canónigo en ella, cuando sucedieren, estuvieran solicitadísimas, eso sí siempre sujetas al desig- nio de la Corona en virtud del derecho de patronato353. Por tanto, la provisión y 350  Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano 1925, pág. 7. Estatutos Primera Parte. Título I. De los capitulares. Su precedencia, traje y toma de posesión. Capítulo I. Del número de capitulares y de su precedencia. 351  Córdova Durana 2002, pág. 261. 352  Córdova Durana 2002, pág. 257. 353  DRAE (vigésima segunda edición) Patronato real: Derecho que tenía el rey de España de presentar sujetos idóneos para los obispados, prelacías seculares y regulares, dignidades y prebendas en las cate- drales o colegiatas, y otros beneficios. DRAE (vigésima segunda edición) Derecho de patronato: 2) El que tradicionalmente han ejercido los La catedral de Puebla 134 presentación de dignidades, canonjías, raciones y medias raciones de las pre- bendas del cabildo angelopolitano eran facultad del monarca por derecho del patronato regio, pero las canonjías llamadas de oficio eran accesibles mediante un examen de oposición que debían realizar los aspirantes, aunque la elección final de los titulares corría a cargo de las dignidades354. Las tan apreciadas vacantes de prebendados de la catedral eran otra fuen- te de ingresos importante para el cabildo en general. De hecho, a partir de 1617 comenzó a discutirse sobre la titularidad de las rentas de los prelados en sede vacante, “[...] es decir, desde la muerte o traslado de un arzobispo u obispo hasta que el nuevo tomaba posesión del cargo o al menos hasta que fuera confirmado con el fiat pontificio. [...]”355, ya que en las Indias, tan alejadas del poder central y con tan vasto territorio, estas vacantes podían durar un buen lapso de tiempo, reyes o jefes de Estado de presentar a la Santa Sede personas para los cargos episcopales. Hera 1987, pág. 126. “El derecho principal que conlleva la concesión patronal es el de presentación. Se entiende por tal, como es sabido, la designación de clérigo idóneo para el beneficio o iglesia vacante, lo que permitió al poder político determinar quiénes iban a gobernar la iglesia de ultramar.”. Rodríguez Molina 1945, pp. 15 - 21. En este texto, Estatutos de la catedral de Jaén de 1368: recopilación de 1478, nos presenta a este respecto el ejemplo que se siguió en el cabildo jiennense a la hora de nombrar obispo. “Es el cabildo el encargado de designar obispo en caso de sede vacante, comunmente entre alguno de sus miembros, durante el siglo XIII y buena parte del XIV hasta que hacia la mitad de dicha centuria y durante todo el siglo XV se sucedieron en dicho asunto las intromisiones pontificias y reales.”. Pág. 20. “Desde la mitad del siglo XIV y durante todo el XV las intervenciones papales y reales suplan- tan el protagonismo del cabildo en dicho asunto, bien designando directamente obispo o presionando sobre los canónigos para conseguir la designación de un determinado candidato.” Pp. 20 - 21. “[...] la influencia adquirida con los Reyes Católicos al amparo de la facultad concedida a ellos por Alejandro VI en 1494, según la cual los reyes pueden nombrar aquellas personas que estimen idóneas ‘para una dignidad en una calongía e una raçión e media raçión e primero e segundo e tercero e cuarto benefiçios sinples servideros de préstamo o prestameros e capellanías perpetuas, en cada una de las iglesias metropolitanas, cathedrales e colegiales de los dichos nuestros reinos eçepto las iglesias de Toledo e Salamanca e Cuenca e Orense’.”. 354  Hera 1987, pág. 129. “Los monarcas españoles, además de controlar el acceso de eclesiásticos a esta especie de aristocracia de la curia, legislaron quince disposiciones más, recopiladas bajo el epígrafe ‘De las Dignidades y Prebendados de las Iglesias Metropolitanas y Catedrales de las Indias’ (tít. II, I. 1), tendientes a asegurar la disciplina entre los eclesiásticos que gozaban de prebendas y beneficios.”. La cita superior hace referencia al Libro I, Título XI de las Leyes de Indias. Córdova Durana 2002, pp. 257 - 258. “Para llegar a ser dignidad de cabildo se tenía primero que haber sido ‘canónigo por oposición’, no importando la iglesia catedral en que se hubiera servido este oficio y después se iba ascendiendo en la escala jerárquica del cabildo, empezando desde la dignidad de tesore- ro hasta llegar hasta la de deán que era la máxima dignidad a que se podía aspirar. Lo mismo puede decirse para las demás clases que integraban el cabildo. Es por ello que cuando moría un titular, inmed- iatamente los que seguían en jerarquía solicitaban por escrito al rey les hiciera merced de dicha vacante. Una vez proveídos por la Corona española de esta merced, presentaban al deán la Real Provisión para que una vez obedecida ésta se les diera posesión real y canónica de la canonjía mercedada.”. Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano 1925, pp. 12 - 13. “Artículo 24.- Con excepción de las Dignidades, corresponde al Prelado, audito Capítulo, conferir todos los canonicatos y demás benefi- cios en la Catedral (Can. 403.) Todos los Canónigos serán sacerdotes (Can. 404, pár. 1.) [...] [...] Artículo 26.- Las Canonjías de oficio se dan por oposición, confiriendo el Prelado el beneficio a quien, a las condiciones de doctrina y conducta ejemplar que deben tener todos los Canónigos, reuna las de haber llenado los requisitos de la oposición y obtenido el primer lugar entre los opositores. Sólo en caso de que el Prelado tenga facultad especial de la Santa Sede, podrá conferir estos oficios sin oposición.”. 355  Borges 1992, pág. 112. Antonio Pedro Molero Sañudo 135 incluso años356. En 1626 se decretó mediante una cédula real que las rentas de las vacantes mayores correspondían a la Corona, en virtud de la concesión ponti- ficia de los diezmos. Posteriormente, en 1737 se ordenó en este mismo sentido con las vacantes menores, las producidas por la muerte, traslado o renuncia de las dignidades, canónigos y demás beneficiados del cabildo catedralicio357. “Los prebendados podían gozar de 70 días al año de requiem o licencia en los que perdían lo que se reparte de faltas o vacantes. En tiempo ordinario gozaban de licencia un día por mes, llamado de 'barba', repartido a su arbitrio por la mañana o por la tarde, los que estaban enfermos o impedidos gozaban de licencia llamada 'partitur' y ganaban presente e intereses como si asistieran realmente, excepto en aniversarios, entierros de cabildo y otros manuales, etcétera. Estaban además los que tenían licencia por estar comisionados por el obispo y/o el cabildo en algún negocio de interés para la catedral.” Arturo Córdova358 Contamos con un buen ejemplo peninsular para establecer una compara- ción entre el número de prebendados y personal que dependían de una cate- dral a este lado y al otro del Atlántico; se trata del caso particular de la catedral de Jaén, descrito exhaustivamente por José Rodríguez Molina. “[...] los canónigos con título de ‘dignidad’, en número de ocho: tres arcedianos -Baeza, Jaén y Úbeda- el deán, tesorero, prior, maestrescuela y chantre. Sigue a este grado je- rárquico el constituido por los canónigos sin título de dignidad, que con los primeros constituyen el cabildo propiamente dicho, y sólo ellos tienen voz y voto en las decisio- nes fundamentales que éste ha de tomar, como elección de obispo o la de sus propios miembros. Entre los primeros se designan los altos cargos para el gobierno y administración del obispado, como arcedianos o vicarios, formación cultural del clero, etc., como ya se indicó anteriormente, y de los segundos, los oficios necesarios para la administración del rico patrimonio del cabildo -veedores, procuradores, contadores, etc.- [...] [...] En último lugar están los racioneros, llamados ‘compañeros’ hasta finales del siglo 356  Díaz Cayeros 1999 A, pág. 277. “En conformidad con las leyes de Indias, los obispos y arzobispos -una vez electos- estaban obligados a inventariar los bienes adquiridos antes de entrar a su iglesia (Re- copilación de Leyes de Indias, Ley 39 Tit. 7 libro 1) [...]”. 357  Borges 1992, pág. 113. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 6 v - 7 v, 27 de enero de 1640. Este día se presentaba en el cabildo eclesiástico poblano un traslado de dos cédulas reales, por las que se concedía al nuevo obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza, la tercera parte de lo que sumaran los frutos del obispado de Tlaxcala pertenecientes al prelado desde el 7 de febrero del año 1638, fecha en que murió el anterior obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz, dejando la sede vacante hasta el día en que el papa concedió el fíat al nuevo obispo Juan de Palafox y Mendoza. La cédula original se firmó en Madrid a 22 de agosto de 1639 y se habilitó en México el día 20 de enero de 1640. Vemos que en este momento, aunque ya estu- viera decretado que la Corona debía percibir las rentas pertenecientes a las vacantes mayores, el nuevo obispo Palafox recibía desde su nombramiento como prelado de la catedral poblana la tercera parte de las rentas acumuladas por la vacante de su antecesor. 358  Córdova Durana 1999, pág. 244. En los documentos del archivo de la catedral poblana aparece, en la mayoría de los casos, nombrado como patitur, no partitur. La catedral de Puebla 136 XV, cuya función se reducía casi a mantener el culto divino de la catedral mediante la asistencia a las horas del oficio divino y otros actos religiosos celebrados en dicho templo. Ayudaba a éstos en sus funciones un determinado número de capellanes, cleri- zones e infantes de coro, sin más relación con el cabildo que la que se desprendía de un salario, que en principio guardaba una notable desproporción con los ingresos corres- pondientes a un beneficiado [...]” José Rodríguez359 Todos los miembros del cabildo y personal al servicio de la iglesia cate- dral tenían asignadas unas cantidades pecuniarias fijas en consonancia con su oficio y jerarquía; “Fundándose en aquellas palabras del apóstol según las cuales el que al altar sirve, de él se debe alimentar [...]"360. A finales del siglo XVII el cronista fray Agustín de Vetancurt nos detalla en su Teatro Mexicano..., los sueldos que recibían todos los miembros del cabildo mexicano en ese momento. “[...] Concedióle el señor Carlos V los diezmos que su Santidad le concedió el año de 529: monta noventa mil pesos la mesa de todos ellos, más o menos conforme las cosechas y valor de las semillas. Un año con otro tiene el arzobispo hasta veinticuatro mil pesos, y lo demás se comparte en su majestad, fábrica y capitulares: el deán gana como quince; las dignidades como doce; los canónigos como diez; y los racioneros como siete; los medios tres y medio, según la cuenta y mapa impresa de Gonzalo de Paz, contador que fué de esta santa iglesia." Agustín de Vetancurt361 "[...] La dignidad episcopal no baja de 35 mil pesos y suele llegar a 50 mil pesos; el deán no baja de 6 mil pesos; las dignidades de 5 mil; las canonjías de 4 mil; los racio- neros de 3 mil y los medios de 1.500. La fábrica espiritual 12 mil; el hospital 6. Los reales novenos los administra un juez por Su Majestad a 13 por ciento y no se sabe lo que vale al año.” Salvador Cruz362 Salvador Cruz, en el mismo texto al que pertenece la cita anterior referido al cronista Agustín de Vetancurt, también nos hace una detallada relación de 359  Rodríguez Molina 1945, pp. 17 - 22. El cabildo de la catedral de Jaén se estructuró jerárquicamente de acuerdo a la costumbre de la iglesia de Toledo, y su tarea fundamental “[...] fue la de mantener hon- estamente la celebración del oficio del coro. [...]”. 360  Córdova Durana 1999, pág. 239. 361  Vetancurt 1871, pp. 283 - 284. La cita es en relación a la catedral de México, pero sirve para hacerse una idea de los salarios de los prebendados de la catedral poblana. “Capítulo IV. Prosiguen las glorias de la ciudad de México en los prelados arzobispos que ha gozado.” 362  Cruz 1993 - 1996, pág. 60. El cronista fray Agustín de Betancurt y Tratado de la ciudad de la Puebla de los Angeles y grandezas que la ilustran (1698). Capítulo III, De las glorias que goza la ciudad de los Angeles en su ilustre catedral y obispado. Antonio Pedro Molero Sañudo 137 los salarios que percibían los demás empleados por el cabildo catedralicio a finales del siglo XVII. “El obispo, deán y cabildo eligen sochantre de coro, que es apuntador, con 600 pesos; maestro de capilla con 800 pesos; maestro de ceremonias con 300 pesos; sacristán mayor con otros 300; organista con 400; pertiguero con 300; catorce capellanes con 125 cada uno; dieciocho monacillos a quienes se les da el sustento, y maestros de escribir y cantar; veintiocho cantores con salario de 300 pesos y más, conforme (a) la calidad de las voces; dos contadores, el uno mayor de todo, lo que se remata, con dos mil pesos, y otro menor con mil pesos, y dos oficiales.” Salvador Cruz363 En las diócesis americanas los obispos fueron escogidos tanto entre clero secular como entre el regular, habiendo un claro predominio entre los segun- dos hasta 1660, en que se invirtió este hecho364. Frecuentemente los prelados fueron también nombrados como virreyes interinos, aunque lo normal era que la audiencia fuera la que gobernara corporativamente hasta la llegada del nue- vo virrey365. Al frente de las fábricas catedralicias se colocó, por regla general, al ma- yordomo o procurador de la fábrica y hospitales366. El beneficiario de este oficio debía ejercer como superintendente de los trabajadores de la fábrica material: arquitectos, albañiles, carpinteros y de todos los oficiales que en ella hubiera; además era también deber suyo el hacerse cargo de la recogida de todos los bie- nes y tributos anuales que pertenecieran a dicha fábrica367. Estos mayordomos 363  Cruz 1993 - 1996, pág. 61. 364  Borges 1992, pág. 145. 365  Borges 1992, pág. 691. 366  DRAE (vigésima segunda edición) Mayordomo de fábrica: mayordomo que recauda el derecho de fábrica. El mayordomo de fábrica es la persona que se encarga de la construcción y mantenimiento del edificio de la catedral y en algunos casos es también llamado canónigo obrero o canónigo fabriquero. Terráneo 2011, pág. 621. Citando textualmente los Estatutos, Erección de la Iglesia de México, la que es igual a las demás de la misma provincia, S XVI; “El oficio de mayordomo, ó de procurador de la fábrica de la iglesia y hospital, el cual presidirá á los arquitectos, albañiles, carpinteros y otros oficiales que trabajen para edificar las iglesias, el cual también deberá cobrar por sí ó por otros los réditos y productos anuales, y cualesquiera emolumentos y obvenciones que de cualquier modo pertenezcan á dicha fábrica y hospi- tal, y hacer los gastos; y ha de dar cuenta anualmente de lo recibido y gastado al obispo y Cabildo, ó á los oficiales nombrados por los mismos especialmente para esto; también se dispone, que su elección ó remoción sea á voluntad de ellos, y antes que se le admita á la administración se dará fianza idónea.”. 367  Navascués Palacio 2000, pág. 19. Diccionario de la Real Academia de Autoridades (s – z) del año 1739. Superintendente: 1) La persona à cuyo cargo está la dirección, y cuidado de alguna cosa con superioridad à los demás, que sirven en ella. 2) Privativamente se llama la persona à cuyo cargo está la recaudacion, y distribucion de la Real haci- La catedral de Puebla 138 venían a ser equivalentes a los canónigos fabriqueros de las catedrales penin- sulares368. En las catedrales novohispanas y más concretamente en la de Puebla, de la cual tenemos un mayor conocimiento, la fábrica estaba dividida en dos, ma- terial y espiritual con unos libros de cuentas propios para cada una muy bien diferenciados, mientras que en la catedral de Sevilla, de la cual fueron sufragá- neas todas las catedrales de la Nueva España hasta el tercer concilio mexicano de 1585, en su libro de estatutos no se hace ninguna mención a la diferenciación entre estas dos fábricas, sino que siempre se alude a la misma "fábrica" para todos los temas relacionados, tanto con lo "material" como con lo "espiritual"369. Tampoco se hace una distinción clara en los estatutos de la catedral metropoli- tana de México realizados en el tercer concilio, sino que se alude al mayordomo de fábrica en general como el encargado. En la catedral poblana existe como hemos dicho una clara diferenciación entre la fábrica material que se encargaba de todo lo concerniente a la obra arquitectónica y la fábrica espiritual que se ocupaba de todo lo referente al ajuar litúrgico, incluyéndose en esta última la construcción de retablos, así como toda la fabricación de la orfebrería y orna- mentos litúrgicos370. Tal es la separación de bienes entre ambas fábricas que en enda. Cruz 1993 - 1996, pág. 61. “Proveen el oficio de mayordomo de las rentas de la iglesia, con fianzas; may- ordomo de la fábrica y hospital, con dos mil pesos de salario; el de las rentas es con tres mil pesos [...]”. Córdova Durana 1999, pág. 239. “Mayordomo de la Fábrica Espiritual: el oficio de mayordomo o procurador de la iglesia, fábrica y hospital cuida de la cobranza y dispendio de sus rentas, dando fian- zas y cuenta de lo que fuere a su cargo: está siempre a disposición del prelado y cabildo a quien toca su nombramiento.”. 368  DRAE (vigésima segunda edición) Mayordomo de fábrica: mayordomo que recauda el derecho de fábrica. Terráneo 2011, pp. 629 - 630. Haciendo referencia a los Estatutos, Erección de la Iglesia de México, la que es igual a las demás de la misma provincia, 3ª parte capítulos 2º y 3º. “Para ocupar el oficio de mayordomo se exige, además de las necesarias virtudes religiosas y morales, una fianza suficiente que deberán dar an- tes de ser admitidos en consideración a los bienes que se les entreguen. Juntamente con sus fiadores se obligarán con promesa de hacer rendición de cuentas de aquello que se les ha confiado. El mayordomo de la fábrica debe dar al Cabildo, cuando este se lo requiera, la razón suficiente de los bienes que se estén por cobrar y de los cobrados como también de los gastos.”. 369  Estatutos y constituciones de la Santa Iglesia de Seuilla, ca. 1528. 370  Córdova Durana 1999, pp. 236 - 237. “La Fábrica Espiritual en que está representada la iglesia como institución tiene sus capellanías así como la décima de muchas que se sirven en las iglesias catedrales. Cuenta además con las rentas de obras pías para casar huérfanas y otras dotaciones de fiestas, ceras y lámparas de los altares y capillas de la iglesia. Es la heredera del prelado como su legítima esposa; a ello se debe que se haga cargo de los expolios y vestiduras sagradas y en todos los bienes adquiridos y mejorados de las rentas de ella. Sólo en el caso de los bienes adquiridos por patrimonio, reales salarios, visitas, etc., el obispo podrá disponer libremente de estos bienes, dejarlos en testamento o donarlos como le pareciere. [...] [...] La Fábrica Material, que corresponde a la parte material del templo, tiene la renta del medio de los Antonio Pedro Molero Sañudo 139 numerosas ocasiones -a lo largo de este trabajo se mencionarán algunas- la fá- brica espiritual mucho más dotada y con menos gastos, acudirá con préstamos puntuales a la fábrica material para la realización de algunas obras de carácter extra o bien porque simplemente se encontraba en bancarrota. El dato curioso es que hubo algunos momentos en los que se dudó qué fábrica se debía hacer cargo de determinadas obras, por ejemplo la bajada y subida de las campanas de la torre para su reparación o la colocación de alguna nueva, esta polémica concreta fue solucionada a principios del año 1661 en la ciudad de México con un mandamiento del virrey marqués de Leyva que dirimió para su resolución que este tipo de trabajos debían correr a cargo de la fábrica material, "[...] todos los gastos de bajar y subir las campanas, bastidores y ençerados de las bentanas y todo quanto fuese de obra material dentro y fuera de la yglessia [...]"371. Ade- más, en una de las entradas de las actas de cabildo donde se registra este man- damiento del virrey se especifica claramente que éste era en razón de lo que había de obrar "el mayordomo de fábrica material de esta santa iglesia"372, mien- tras que tan solo en el siguiente punto del orden de ese día capitular se habla de la fábrica espiritual y de su mayordomo como de una entidad por separado de la fábrica material, y esto sucede en numerosas ocasiones a lo largo de todo el corpus documental consultado, llegando a existir libros de la fábrica material, intitulados como "fábrica" y otros con la denominación bien concreta de libros de fábrica espiritual. Puede que esta separación en dos fábricas con dos mayor- domos diferentes en relación a la catedral de Puebla fuera una interpretación de los estatutos de la sede sevillana, en los que en la página 136 v, se dice "[...] mandamos al mayordomo o mayordomos que agora son e serán de aquí ade- indios (misma que cobra el mayordomo, siéndolo de ordinario un prebendado con salario señalado), en virtud de recudimientos del contador de reales tributos por mano de los alcaldes mayores de las pro- vincias y así mismo tiene muchos propios de casas y lo que de las vacantes de la Mitra suele aplicarle su Majestad. Advierte el autor que las rentas de los derechos de los curas de la Fábrica Material y otras que no tocan a los diezmos, no se dividen por las Contadurías de Iglesias señalando además que el mayor- domo de la Fábrica Material da sus cuentas en la Real Caja.”. Salazar Exaire 1999, pág. 229. “La cantidad destinada para la fábrica de la catedral no sólo se utilizaba para la obra arquitectónica, sino también para todo el ornamento de la catedral, imágenes, lienzos, cáliz, entre otros muchos objetos. [...]”. 371  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 327 v, 1 de febrero de 1661. 372  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 331 v, 15 de febrero de 1661. La catedral de Puebla 140 lante de la obra de la dicha Iglesia, que reciban e recaben todo lo sobredicho e cada un dello en la dicha ciudad e en todo nuestro Arçobispado e que den carta o cartas de pago e de quitancia de todo lo que recibieren [...]"373, a pesar de que en todo el grueso de estas constituciones se alude a la figura del mayordomo en singular374. No obstante a todo lo dicho, en ninguno de los dos estatutos y constituciones, tanto de la catedral sevillana como de la de México, se hace re- ferencia alguna a dos fábricas separadas con dos mayordomos diferentes, por lo que debemos tomar el caso poblano como ciertamente extraño al tener muy bien separadas y claras las dos fábricas a las que se hace continua referencia en los libros: "material" y "espiritual". Además hemos de tener en cuenta un hecho relevante y es que para delimitar lo que debía pagar una fábrica u otra se buscó la sanción del virrey y no la del cabildo eclesiástico de la catedral mexicana de donde era sufragánea en ese momento la seo poblana. En relación con la fábrica material de la catedral de Puebla hemos de po- ner de manifiesto que, a pesar de todas las vicisitudes que pudo haber para conseguir los ingresos suficientes para la construcción, que serán narrados in extenso en capítulos posteriores, la catedral poblana dispuso a lo largo de toda su historia constructiva de unas enormes rentas. Durante el siglo XVII el obis- pado de la Puebla de los Ángeles fue el más rico de toda la Nueva España, en lo que a rentas percibidas se refiere. “En el año de 1648, los productos netos de las rentas de la Catedral de Puebla fueron de Cuarenta y tres mil doscientos ochenta y seis pesos, seis reales once granos, inclu- yendo en esta cantidad la colecta para misas y donativos voluntarios de los vecinos del Obispado para la fábrica de la dicha Catedral, el año siguiente que se estrenó solo en los tres primeros meses del año se reunieron de donativos para la obra Novecientos un mil, ochenta y tres pesos, en cuya cantidad se incluyeron los no cobrados el año anterior.” Antonio Carrión375 “Dentro de este esbozo general que hemos hecho de la estructura interna del ca- bildo eclesiástico y de su funcionamiento, diremos para concluir esta primera parte de la exposición que fueron las dignidades del cabildo angelopolitano las que más eficaz- 373  Estatutos y constituciones de la Santa Iglesia de Seuilla, ca. 1528, F. 136 v. 374  Estatutos y constituciones de la Santa Iglesia de Seuilla, ca. 1528, F. 137 v y 140 r - 140 v. A modo de ejemplos. 375  Carrión 1897, pág. 301. Antonio Pedro Molero Sañudo 141 mente auxiliaron a sus obispos a gobernar la extensa y rica diócesis de Tlaxcala cuya sede episcopal se había trasladado a la ciudad de Puebla. Lo anterior se lograba a través de las múltiples instituciones que administraba la iglesia poblana, como eran, por ejem- plo, el juzgado de testamentos, capellanías y obras pías; el tribunal del santo oficio de la Inquisición; la venta de bulas de la santa cruzada, así como la administración de di- versos organismos de beneficencia pública. Entre dichas instituciones de beneficencia cabe mencionar: hospitales, hospicios, casas de recogidas, patronatos, obras pías, etc. y el control administrativo de los conventos de religiosas, seminarios y colegios femeni- nos. No olvidemos que era a través de estas instituciones que la Iglesia tenía una gran presencia en la sociedad novohispana.” Arturo Córdova376 3. 5. Ceremonia y liturgia “Es cosa muy decente, que todas las Iglesias Sufragáneas a esta Santa Iglesia de México se conformen con ella al rezar el Oficio Divino mayor, y menor, y esta Iglesia Arzobispal desde su primera Institución y Creación, siempre ha rezado y reza confor- me a la Santa Iglesia de Sevilla; y porque haya esta conformidad, S. A. C. ordenamos y mandamos, que todas las Iglesias a esta nuestra Sufragáneas canten en el Coro, y hagan el Oficio mayor y menor conforme a los Misales nuevos, y Breviarios de la dicha Iglesia de Sevilla, hasta tanto, que venga el Breviario y Misal, de que se hace mención en el Libro de el Santo Concilio Tridentino, y que el dicho Oficio Divino se haga según y como por Nos está dispuesto y mandado en las Synodales, que en el Sínodo principal pasado se ordenaron.” Alonso de Montúfar377 Como ya hemos dicho todas las iglesias catedrales del Nuevo Mundo si- guieron el ejemplo sevillano en lo referente a las celebraciones litúrgicas. Sevi- lla fue el espejo en el que se miró el clero novohispano a la hora de desarrollar sus ceremonias, aunque indudablemente, en estas tierras tan alejadas de la me- trópoli, todas estas festividades fueron tomando, con el discurrir del tiempo, un carácter marcadamente propio bastante diferenciado de las celebradas en la metrópoli. A medida que entramos en el siglo XVII, siguiendo las directrices del con- cilio de Trento y las pautas sociales de carácter barroco del momento, el cabildo catedralicio piensa el edificio de la catedral como una iglesia diseñada y cons- truida para uso propio. Las ceremonias y procesiones se rodearán de un gran 376  Córdova Durana 2002, pág. 259. 377  Montúfar 1964, pp. 76 - 77. Estatutos del II Concilio Mexicano (1565), Capítulo XIV, Que se hagan los Oficios Divinos conforme a lo Sevillano. La catedral de Puebla 142 boato, con el obispo y los miembros del cabildo engalanados con vistosas capas y vestiduras, precedidos por toda una serie de personal a su servicio como pertigueros, maceros y abanderados, entre otros. Los rituales procesionales se desarrollaron tanto en el interior como en el exterior de la iglesia catedral378. En su interior, los capitulares recorrían la vía sacra entre el coro y el presbiterio para la realización de los diferentes actos sacramentales que lo requerían, y también realizaban procesiones recorriendo las naves del edificio en los ritua- les que lo precisaban. La catedral poblana posibilita el desarrollo de este tipo de ceremonias procesionales al tener la capilla mayor colocada en el octavo tramo de la nave, siguiendo el llamado “modo español”, y dejando un espacio de gi- rola rectangular a modo de deambulatorio que permite caminar por detrás del altar mayor sin entorpecer la celebración de los sacramentos realizados en él. A todas estas celebraciones de carácter íntimo dentro la catedral el pueblo asistirá como mero espectador de la gran exhibición de luz, color y sonido que se desa- rrollaba entre las paredes del templo, pero en ningún caso participará de ella379. “Además estaba la cuestión del protocolo. En la Nueva España debía de ser espe- cialmente vidriosa por cuanto que los virreyes y los altos tribunales de la Administra- ción reclamaban la precedencia de las autoridades civiles por delante de las eclesiásti- cas aun dentro del recinto de la catedral. Ello se explica acaso en virtud del patronato regio que afectaba al régimen jurídico de las iglesias de la América española y gracias al cual los reyes y sus representantes se consideraban oficialmente como delegados del Papa que había resignado en ellos algunos de sus derechos y privilegios. [...]” Alfonso Rodríguez380 378  Morón de Castro 1999, pág. 60. En relación a la liturgia procesional de la catedral de Sevilla en el siglo XVI. “ Hay que destacar que la escenificación de estas procesiones difiere mucho de la imagen que en la actualidad tenemos de las mismas. Las procesiones no eran un simple desfile de sacerdotes y fieles que caminaban tras unas imágenes o reliquias. Entre ellos se mezclaban los actores, clérigos en su may- oría, que ataviados para la ocasión, declamaban algún versículo de la Biblia. Iban también los músicos con sus instrumentos, los niños cantores y un sinfín de personajes.”. 379  Rodríguez G. de Ceballos 1992, pág. 298. Lara Cárdenas 1999, pág. 145. “[...] durante los siglos XV al XVIII, por el patrocinio de la institución eclesiástica [...] la música sagrada fue la que logró los avances más espectaculares, y que aunada al es- plendor de la liturgia, era la que tenía el mayor atractivo para el numeroso público atento y receptivo. [...] [...] Las grandes catedrales y las iglesias principales eran -según el padre Samuel Rubio- las salas de concierto de aquella época, donde todo el entorno contribuía al disfrute espiritual del arte, y la música que se interpretaba dentro de ellas era la mejor, ofrecida gratuitamente a un público fiel.”. 380  Rodríguez G. de Ceballos 1992, pág. 298. Antonio Pedro Molero Sañudo 143 Toda la vida religiosa poblana tuvo como centro principal su catedral, especialmente en todas las celebraciones de tipo procesional, bien como su punto de arranque o de llegada; o partían de ella los numerosos eventos cul- turales, tanto religiosos como de carácter civil, que se desarrollaban a lo largo de todo el año381, o se realizaban en su recinto. En su interior, por ejemplo, se montaban los catafalcos y los monumentos para la Semana Santa y el Corpus Christi382, de igual forma que en su atrio se colocaban los arcos triunfales y otras arquitecturas efímeras precisas para la llegada de las nuevas autorida- des, o bien se instalaban entarimados para la celebración de obras de teatro sacro o mascaradas a las que asistía toda la población, incluidos los miembros 381  Yanes Díaz 1994, pág. 142. 382  Leonard 1974, pág. 176. “[...] Era, sobre todo, imponente la celebración del Corpus Christi, que in- variablemente presentaba un drama alegórico escrito para la ocasión y que se representaba con mucho lujo [...]”. Terán Bonilla 1991, pág. 24. “Una de las festividades más importantes fue la de Corpus Christi. En ella el espacio urbano de la ciudad adquiría connotaciones muy especiales, cuando para la procesión del Santísimo se adornaban balcones y ventanas de las vías de recorrido con tapices, tapetes, telas finas, colgaduras y flores. Además, las calles se ornamentaban con arcos procesionales –elaborados con ramas y flores-, dispuestos de tramo en tramo a lo largo del trayecto. Para el evento, la comunidad indígena alfombraba con flores y hierbas olorosas las rutas de procesión.”. Bonet Correa 2004, pp. 23 - 24. En relación al papel que desempeñó la arquitectura efímera en las difer- entes celebraciones en España, desde principios del siglo XVI hasta finales del XVIII: “Desde principios del siglo XVI hasta finales del siglo XVII, en España la arquitectura efímera desempeñó un papel social, político y artístico primordial. Las proclamaciones y los recibimientos o entradas en las ciudades, con motivo de los viajes de los reyes, las bodas de los monarcas, los nacimientos, las exequias y los lutos de la familia real, al igual que las celebraciones de las victorias militares, las canonizaciones de san- tos, los estrenos de templos o capillas singulares, las rogativas, las procesiones y otras ceremonias y festividades religiosas, como la del Corpus Christi, eran motivo para la erección de arcos de triunfo, pórticos, pabellones, edículos, altares callejeros y desfiles de carros con rocas y edificaciones rodantes. A su elenco hay que añadir los otros aparatos provisionales, como los tablados, las gradas, las tarimas y demás arquitecturas desmontables, obras de ‘quita y pon’, utilizadas en las plazas mayores, correderas y cosos para los juegos y ejercicios ecuestres, corridas de toros, los Autos de Fe y otros espectáculos de masas. También, por similitud formal y funcional, deben agregarse los monumentos de Semana Santa, máquinas a mitad efímeras y temporales, que sólo se montaban en el interior de las iglesias el día del Jueves de Pasión, guardándose sus piezas en un almacén durante todo el resto del año.”. Bonet Correa 2004, pág. 33. “Sobre los carros de teatro para el Corpus Christi se construían edículos en forma de chapiteles. Fábricas rodantes, reproducían a manera de maquetas o edificios en miniatura la arquitectura de la ciudad. El carro triunfal proyectado para el Corpus de 1646 en Madrid por Juan Gó- mez de Mora, tal como lo vemos en el dibujo que se conserva, era una torre de madera similar a las que el arquitecto clasicista levantaba para remate de sus edificios civiles en la capital de España.”. Viveros 2004, pág. 48. “[...] Para empezar, el alguacil mayor de la capital novohispana -a veces uno de los regidores- era el que decidía la celebración del día del Corpus y como debía llevarse a cabo. Tal festejo podía incluir una procesión, ‘danzas, gigantes y juegos’ y, desde luego, una escenificación. El mismo funcionario era quien se encargaba de formular el presupuesto correspondiente y de hacer los pagos a que daba ocasión el festejo público.”. Valiente Timón 2011, pág. 45. “En la España de la Edad Moderna la fiesta del Corpus fue la que mayor significación pública tuvo y la convirtió en referencia de las demás fiestas. Los orígenes de la celebración del Corpus Christi se remontan al siglo XIII, y hay que situarlo en el contexto de las heterodoxias y las polémicas religiosas que se produjeron entonces. En esta época apa- recieron pensadores, como Berengario de Tours, que negaba la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Al mismo tiempo se promovieron algunos ritos eucarísticos, como el uso de tabernáculos.” Pág. 47. “Será en la primera mitad del siglo XVI, cuando ya contengan las fiestas del Corpus, todos los elementos que la caracterizan hasta fines del siglo XVIII. El siguiente episodio importante relacionado con la fiesta del Corpus se produce a mediados del siglo XVI, el Concilio de Trento. En él se hizo una gran defensa y afirmación del Sacramento del Altar. A partir de entonces se convirtió en la festivi- dad contrarreformista por excelencia.”. La catedral de Puebla 144 de los dos cabildos de la ciudad, el eclesiástico y el municipal383. Por lo general la ciudad, y más concretamente el espacio catedralicio en su totalidad, fueron lugares ideales para que los grandes maestros de "arquitectura" desarrollaran sus proyectos de arte efímero. Ambos ámbitos, la catedral y la ciudad con sus calles y plazas se convertirán, en las fechas señaladas por el calendario litúrgico, en los espacios en los que se desarrollará todo el "teatro cultural barroco"384. 3. 6. Coro El coro, junto con el altar mayor, son las dos partes más importantes de una iglesia catedral desde el punto de vista litúrgico y ceremonial, tal y como ya se ha dicho más arriba. Aquí, en estos dos lugares, es donde el clero cate- dralicio realiza sus dos obligaciones más importantes: el servicio de altar y el servicio de coro. Por tanto, el coro es el referente más importante para la vida de los prebendados pertenecientes a una catedral. Los miembros del cabildo están obligados, tanto en su conjunto como individualmente, a asistir en este espacio al llamado servicio de coro385. Este servicio está compuesto funda- 383  Cámara Muñoz 1990, pág. 217. “El caso es que la fiesta urbana era el complemento indispensable de toda celebración, aún cuando ésta tuviera su punto culminante en el interior de un templo o de un palacio.”. Sebastián 1990, pág. 242. “[...] el túmulo se levantaba en el interior de la catedral o de una iglesia espa- ciosa, en el crucero o en la cabecera, y en torno a él transcurría la ceremonia; el primer día el sermón era en latín y el segundo en castellano. Al terminar la ceremonia se desmontaba el túmulo, y muchas veces se guardaba para ser usado otra vez [...] Al margen de la carga ideológica, hoy en día interesan mucho al historiador del arte estas muestras de arte efímero, porque en ellas intervinieron artistas de prestigio que experimentaron formas, luego aceptadas por el arte duradero.”. Pág. 264. “[...] Los arcos triunfales no fueron monumentos anecdóticos, sino parte importante de la liturgia política. ‘Su función -ha escrito Octavio Paz- era doble: por una parte, eran una reiteración ritual de los vínculos que unían al rey con sus súbditos de Nueva España; por la otra, en esos actos las dos naciones que, según la ficción jurídica, componían el reino, la nación española y la india, se mezclaban en un todo unitario’.”. 384  Tamariz de Carmona 1991. Realiza una completa descripción de los fastos celebrados con ocasión de la consagración de la catedral por el obispo Juan de Palafox. Cortes Arrese 1990, pág. 68. Recoge también las celebraciones y fiestas realizadas con el motivo de la consagración. Licona Valencia 2003, pp. 85 - 89. Hace una precisa descripción de las numerosas fiestas que poblaban el calendario ritual y litúrgico de todos los barrios de la ciudad de Puebla, muchas de de las cuales todavía están en uso. Viveros 2004, pp. 49 - 60. 385  Navascués Palacio 1998, pág. 83. Antonio Pedro Molero Sañudo 145 mentalmente por el rezo y el canto de las Horas (Oficio Divino)386, y solamente se puede realizar aquí, en el coro, en donde cada capitular ocupará una silla predeterminada en consonancia con su jerarquía387. La asistencia a los oficios en el coro estaba remunerada, motivo añadido para que este espacio se con- vierta en el eje de la vida catedralicia, tanto en el plano espiritual como en el material. Además, la no asistencia a cualquiera de los oficios que en él se celebraban se podía traducir en determinadas penalizaciones. El coro como parte fundamental de una catedral siempre estuvo pre- sente en el diseño de éstas, hasta el punto que una vez construidos éste y el altar mayor se podía proceder a desarrollar el culto divino en ella. La nueva catedral de Salamanca es un buen ejemplo ilustrativo de esto, ya que una vez terminada la “media iglesia” se trasladó el culto a ella. Este medio templo llegaba hasta el crucero e incluía el coro trazado por Rodrigo Gil de Honta- ñón y el altar mayor. Este coro correspondía exactamente con el planteado para la catedral completa. Algo similar propuso hacer el maestro Juan Gómez de Trasmonte en la catedral poblana al indicar en sus condiciones para la finalización de la obra la posibilidad de cerrar rápidamente la zona desde el crucero -donde se alojaría el coro con los sitiales de la iglesia vieja-, hasta la cabecera, para que así se pudiera trasladar el culto desde la catedral vieja a este espacio.388 "El coro de los beneficiados era el punto de referencia de la vida del clero ca- tedralicio, el corazón instrumental que daba solemnidad a la liturgia celebrada en el altar mayor. Para un buen servicio del coro -rezo y canto de las horas (oficio divino)- resultaba fundamental que sus servidores disfrutaran de una buena visibilidad de la capilla mayor, además de una cercanía física a los ambones desde donde se dirigía la 386  Córdova Durana 1999, pág. 243. La liturgia de las Horas era la que indicaba a los prebendados los momentos del día en que debían rezar las oraciones correspondientes dentro del coro. “[...] las horas canónicas son nueve: Prima a las 6 a.m.; Tercia a las 9 a.m.; Sexta a las 12 a.m.; Nona a las 3 p.m.; Vísperas a las 6 p.m.; Completas a las 9 p.m.; y las dos nocturnas de las 12 p.m. y 3 a.m. [...]. Debido a la dificultad de poder reunirse en la catedral a rezar las horas nocturnas, optaban por rezar los maitines y laudes a la hora de Prima. Esta hora contaba por tres horas comunes debido a que era más larga y fatigosa que las demás. [...]”. 387  Para una información bastante completa sobre el coro de la catedral de Puebla y su sillería, véase: Díaz Cayeros 1999, Entre lo celestial y lo terrenal: la sillería del coro de la catedral de Puebla. 388 En el capítulo correspondiente será tratado con mayor profundidad el tema de las condi- ciones que dio el maestro Juan Gómez de Trasmonte para la finalización de la catedral pobla- na. La catedral de Puebla 146 predicación. Además era el principio y el final de varias procesiones que recorrían el interior del templo catedralicio." José Luis Blanco389 Toda la actividad en torno al coro se recoge en las llamadas Regla de Coro, Constituciones, Estatutos o Directorio, que constituyen los libros básicos para conocer a la perfección el funcionamiento de una determinada catedral, ya que prácticamente no hay modificaciones de importancia en las diferentes versiones que se hacen de ellos a lo largo de los siglos. El obispo Juan de Palafox y Mendoza dotó de unas nuevas reglas y ordenanzas para el coro a la catedral poblana que fueron publicadas en 1649, año de su partida para España390. “La Santa Iglesia Catedral de la Puebla de los Ángeles tiene reservado en su cora- zón mismo un espacio para el llamado coro, sitial para la cátedra del obispo, y aposento ritual para dignidades eclesiásticas, desde donde ‘los Capitulares, como Capellanes, Cantores, y otros Ministros’, cantaron o rezaron ‘los divinos oficios’, acompañados por los miembros de la ‘capilla musical’, incluidos los mozos de coro o ‘seises’, todos ellos sujetos siempre a una disciplina superior y orden litúrgico.” Reglas y ordenanzas del Coro... 391 Todo lo relacionado con la liturgia solemne y el culto divino se desarro- lla entre el coro y el altar mayor, que se unen mediante la vía sacra392. Ambos espacios están elevados y aislados de la nave mayor, remarcando su mayor jerarquía dentro del templo393. Aquí, entre el coro y el presbiterio, es donde se 389  Blanco Mozo 2011, pág. 118. La cita hace referencia a la catedral de Toledo, en la que se desarrol- laban casi un centenar de procesiones, clasificadas en cuatro grupos: enteras, medias, dominicales y generales. “El coro físico quedó delimitado por un cerramiento que aislaba a sus usuarios del bullicio y de las miradas indiscretas de los feligreses: en tres de sus lados con unos muros o costaneras totalmente opacos [...] y en el lado oriental con una reja que permitía la comunicación visual con el altar mayor. [...]”. 390  Reglas y ordenanzas del Coro desta Santa Iglesia Catedral de la Puebla de los Ángeles MDCIL, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, Puebla de los Ángeles 1649. 391  Gustavo Mauleón Rodríguez en la introducción de las Reglas y ordenanzas del Coro desta Santa Iglesia Catedral de la Puebla de los Ángeles MDCIL, 1998, pág. 5. 392  Merlo Juárez 1991, pág. 142. “[...] existe una crujía o pasillo de buena anchura, delimitado por rejas balaustradas [...] Comunica el coro con el altar mayor [...] para evitar que los fieles cortaran la relación entre estos dos elementos litúrgicos, indispensables en las ceremonias de cabildo de esas épocas [...]”. 393  Borromeo 1985, pp. 15 - 16. “X. DE LA CAPILLA MAYOR. Su pavimento constrúyase más alto que el suelo de la iglesia [...] si colegial o catedral, o ciertamente parroquial insigne, que esta altura no sea menor de un codo, pero tampoco mayor de un codo, y además dieciséis pulgadas. [...] [...] Para el ascenso de la capilla mayor confecciónese gradas [...], y las mismas impares en número, es de- cir, una, tres o cinco o más, en proporción a la altitud. Que la altura de cada una de estas gradas no sea mayor de ocho pulgadas; en cambio, que la anchura no menor de dieciséis, pero ni mayor de un codo.”. En la catedral de Puebla estos dos espacios están elevados sobre el suelo general del templo, por siete escalones el altar mayor y por tres el coro. Antonio Pedro Molero Sañudo 147 desarrollarán todas las ceremonias sacramentales y oficiales de carácter im- portante, reservadas exclusivamente al clero. Estos dos espacios, coro y altar mayor, unidos por la "valla", se convierten en una suerte de iglesia dentro de la propia iglesia, de la cual los fieles quedan excluidos. Para los laicos quedará re- servada la parte trasera del coro, en la que se colocará el altar del trascoro para las celebraciones de la liturgia ordinaria394. Dentro del coro se establecerá un orden jerárquico interno que marcará claramente la posición que habrán de ocupar los miembros del cabildo, adju- dicándosele una determinada silla a cada uno. La importancia del coro queda normalmente remarcada por la calidad artística de sus sillas y respaldos, que suelen estar labrados en maderas nobles por renombrados artífices o talleres. La sillería del coro actual de la catedral de Puebla está realizada con incrusta- ciones de diferentes tipos de maderas, hablándose de un "estilo mudéjar" en su elaboración395. En la catedral poblana todas las sillas son de una misma catego- ría salvo la más importante del obispo, cuyo respaldo tiene la imagen de San Pedro y está rematada en su parte superior por una imagen de la Inmaculada Concepción, habiéndose colocado incluso algunas reliquias detrás del respaldo en señal de una mayor jerarquía396. Partiendo de este asiento central del obispo, situado frente al altar mayor, se van colocando jerárquicamente a derecha e iz- quierda todos los miembros del cabildo, cada uno en el lugar correspondiente a su dignidad. Entre cada uno de los capitulares siempre debería haber un lugar vacío, tal y como "[...] se confirma en los estatutos ordenados por el Concilio III 394  Rodríguez G. de Ceballos 1991, pág. 45. 395  Díaz Cayeros 1999, pág. 59. “La sillería del coro de la catedral de Puebla es la única sillería cate- dralicia novohispana de gran mérito que se ha conservado prácticamente intacta y en su sitio original [...]”. 396  Díaz Cayeros 1999, pág. 50. “[...] Como es tradicional la silla episcopal recordaba que Cristo había establecido -a través de Pedro- un vínculo entre el Cielo y la Tierra y que la labor de este apóstol se del- egaba a través del tiempo y de forma jerárquica, pues la Iglesia era la encargada de ejercer el sacerdocio de Cristo, definición esencial de la liturgia.”. Merlo Juárez 1999, pág. 89. “En la enorme iglesia que concluyó felizmente en 1649 don Juan de Palafox, originalmente las preciadas reliquias fueron depositadas en el relicario mayor del coro, en el respaldo de la cátedra o sitial del obispo; ahí se conservan todavía, resguardadas por un impresionante cuadro de taracea de san Pedro Apóstol, obra de Pedro Muñoz en 1719. Según la relación existente se encuen- tran allí un fragmento del manto púrpura que los sayones colocaron a Jesucristo para burlarse de él, un fragmento de la cruz del señor San Andrés, una reliquia de San Pedro y una astilla tocada al Lignum Crucis, por sólo mencionar algunas.”. La catedral de Puebla 148 Provincial Mexicano en 1585 los cuales estipulan que ‘en cuanto lo permitiere la capacidad del coro, para cada beneficiado esté franca su propia silla de un lado y del otro, con lo cual se haga más fácil la observación del silencio, y apa- rezca mayor la observancia y perfección del coro’.”397. Esta ordenanza explicaría que aunque no todos los sitiales estuvieran siempre ocupados, el número de canónigos, más los espacios vacíos necesarios justificarían las grandes dimen- siones de estas estructuras398. Los asientos asignados en el coro para el rezo de los Oficios Divinos esta- ban rigurosamente reglamentados por los estatutos de erección catedralicios, teniendo las dignidades preponderancia sobre las canonjías. En el coro exis- ten dos órdenes de asientos, altos y bajos; los superiores son ocupados por los miembros del cabildo y los inferiores son asignados a los capellanes de coro, los salmistas y el pertiguero. Todos los canónigos tienen asignado un lugar determinado en la sillería, de tal forma que en el lado de frente al altar mayor se sientan: el obispo en el estalo central; a su derecha el vicario general o capi- tular; a continuación el arcediano; y el último de ese lado está reservado para el maestrescuela. A la izquierda del obispo se sienta el deán, a continuación el chantre y por último el tesorero. Los asientos de los laterales están destinados a los canónigos presbíteros, diáconos y subdiáconos, es decir, a los canónigos de oficio y de gracia, los racioneros y los medio racioneros en orden de su je- 397  Díaz Cayeros 1999, pág. 50. Concilio III provincial mexicano, celebrado en México el año de 1585... pág. LXXI. “[...] Y por lo mismo mande que cada uno ocupe su silla, prohibiendo que pasen de un lugar á otro; de modo que, en cuanto lo per- mitiere la capacidad del coro para cada Beneficiado esté franca su propia silla de un lado y del otro, con lo cual se haga mas fácil la observación del silencio y aparezca mayor la observancia y perfección del coro.”. 398  Gustavo Mauleón Rodríguez en la introducción de las Reglas y ordenanzas del Coro..., pág. 6. La sillería del coro anterior a la que ahora luce la catedral contenía cincuenta y cuatro sillas altas de cedro sin contar la episcopal. Díaz Cayeros 1999, pág. 45. En relación a la sillería del coro poblano. “Si bien la equivocación en torno a la fecha de inicio de la obra que proporcionó Bermúdez y copió Fernández de Echeverría no pasó des- apercibida en este siglo, el número de ‘asientos’ dado por Bermúdez -27 superiores y 24 inferiores- es un dato que se ha repetido sin precisar que en la sillería hay un total de 55 ‘sillas’ altas y 48 bajas. Lo más seguro es que con el término de asientos Bermúdez se refiriera al número de personas que de hecho podían ocupar los espacios de la sillería alta y baja; es decir, los 27 miembros que conforman un cabildo catedralicio completo y 24 capellanes.”. El coro de la catedral de Salamanca tiene un total de noventa y ocho sillas, el de Jaén está compuesto por ciento quince sitiales y el del templo mayor poblano tiene ciento tres estalos. Vemos que el número de asientos corales en las catedrales iniciadas a lo largo del siglo XVI, tanto en la España peninsular como en la ultramarina, era muy similar. Antonio Pedro Molero Sañudo 149 rarquía. Los sitiales del costado derecho eran considerados de mayor prestigio que los del izquierdo y adquirían mayor rango cuanto más cercanos estaban al lado frontal del coro. El mismo orden jerárquico que se guardaba en el coro era respetado en el presbiterio durante las ceremonias, así como en las procesiones y en la sala capitular durante las sesiones del cabildo. En cuanto a los asientos bajos, el primero de la derecha lo ocupaba el párroco del sagrario y el mismo lugar del lado izquierdo era el reservado al primer maestro de ceremonias. El segundo puesto por la derecha era el lugar del segundo maestro de ceremonias y a continuación de él se iban colocando, por orden de antigüedad, primero los capellanes y luego los salmistas. En los laterales, enfrentadas al facistol, estaban las bancas donde se sentaban los in- fantes del coro, “los seises”.399 “Como se ve, si había un lugar en la catedral donde más se pudiera manifestar el poder espiritual de la Iglesia, éste era el coro, ya que en él no tenían que compartir asiento alguno con los representantes del poder temporal, como lo eran los cabildantes de la ciudad; cosa que no se daba en el presbiterio, donde éstos si tenían un lugar seña- lado y que ocupaban también respetando la importancia del cargo y la antigüedad de su posesión.” Arturo Córdova400 Todas estas reglas y disposiciones con respecto al espacio del coro y su funcionamiento, así como al número de prebendados, su lugar y función den- tro de él o en las ceremonias procesionales, son cuestiones que han variado muy poco en el transcurso de los siglos, al menos en la concepción teórica de sus estatutos o constituciones. 399  Córdova Durana 2002, pp. 258 - 259. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 111 v, 3 de abril de 1691. Los seises vivían en una casa propiedad del cabildo eclesiástico dependiente de la fábrica espiritual, como se desprende de este doc- umento, en el que se ordena que el maestro mayor de la catedral reconociera los reparos que pudiera necesitar la dicha casa y procediera a hacerlos, reclamando el importe de los arreglos al mayordomo de fábrica espiritual. 400  Córdova Durana 2002, pág. 259. La catedral de Puebla 150 “Según queda asentado en un texto del siglo XVIII que se publicó con el título de Puebla en el Virreinato, en ese entonces el coro de la catedral de Puebla tenía -tan sólo contando capellanes, capilla y demás ministros del cabildo eclesiástico- diez capella- nes, doce supernumerarios, un maestro de capilla, un sochantre, veintiséis músicos, un secretario de cabildo, un pertiguero, un celador, tres organistas, tres sacristanes, un relojero y cuatro mozos, lo cual hace un total de sesenta y cuatro personas, sin incluir al Cabildo. Al igual que en la mayoría de las catedrales europeas, el cabildo novohispano podía componerse de cinco dignatarios que eran: deán, arcediano, chantre, maestre de escuela, y tesorero. Además estaban los canónigos de oficio -el lectoral, el penitenciario y el magistral- y los canónigos de gracia -diáconos y subdiáconos- así como los canó- nigos apuntadores y los visitantes en ciertas festividades. Si bien no siempre estaban todos los puestos ocupados, la cantidad de personas involucradas con la digna alaban- za a Dios justificó que el espacio del coro adquiriera enormes dimensiones y un gran número de sitiales y bancas en su interior. [...]” Patricia Díaz401 En los Estatutos de la catedral de Puebla aprobados y publicados en 1925, texto ya mencionado más arriba, hay una serie de artículos dedicados específi- camente al coro. “Artículo 2.- En el Coro hay dos órdenes de asientos, altos y bajos; los primeros son ocupados por los Capitulares y los segundos están destinados a los Capellanes de Coro, los Salmistas y el Pertiguero. 401  Díaz Cayeros 1999, pág. 60. Citando el texto, Puebla en el Virreinato, documento anónimo inédito del siglo XVIII. Fig. 23 Asientos del coro de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 151 Artículo 3.- Tienen determinados asientos los Canónigos de cada estalación y, entre dos asientos ocupados, mediará siempre uno libre. Nadie podrá cambiar de sitio establemente, sino en caso de obtener algún ascenso. Si éste fuere dentro de la misma estalación, el ascendido ocupará el lugar correspondiente a su ascenso; si se pasa a es- talación superior, el ascendido ocupará la última silla de la estalación, subiendo los que hubieren tenido antes lugar inferior al vacante. Esto no habla con las Dignidades que siempre conservan su lugar. Transitoriamente pueden los Canónigos cambiar de sitio en los casos que determina la ‘Cartilla’ o Reglamento del Coro. Artículo 4.- La silla que ocupa el lugar medio, arriba, entre las del fondo del Coro, pertenece al Prelado; la primera de la derecha, al Vicario General o Capitular (Cans. 370 y 439); la que sigue a ésta, al Arcediano; y la última, al Maestrescuelas. La primera silla de la izquierda pertenece al Deán; la que sigue, al Chantre; y la última, al Tesorero. Las sillas laterales corresponden a los Canónigos Presbíteros, Diáconos y Subdiáconos. A las últimas de los Canónigos Subdiáconos siguen las reservadas a los Canónigos Honorarios. Se tendrán como superiores las sillas de la derecha y las más próximas al centro. [...] Artículo 5.- Si algún Capitular fuere consagrado Obispo titular, precederá a to- das las Dignidades y a todos los Canónigos que tan sólo sean presbíteros (Can. 408, pár. 1,) y también al Vicario General (Can. 370, pár. 1) y al Vicario Capitular en Sede Vacante (Can. 439.) Artículo 6.- Existiendo en el Cabildo prebendas presbiterales, diaconales y sub- diaconales, se guardará la precedencia por razón de orden, y dentro de cada orden según la antigüedad de posesión de la prebenda de aquel orden, no de recepción en el Cabildo (Can. 408, pár. 2.) Artículo 7.- El mismo orden guardarán cuando estuvieren en el presbiterio, ocu- pando la derecha del altar los que la tuvieren en el Coro, y los lugares más próximos a él los que fueren más dignos. [...] Artículo 9.- Según el orden fijado en los artículos anteriores caminarán en las procesiones. [...] Artículo 10.- En la sala capitular el orden en que los Canónigos ocuparán sus asientos, será el mismo que en el Coro. [...] Artículo 11.- En caso de que vinieren al Coro canónigos de otra Catedral y vistie- ren el traje coral correspondiente, se les cederá el segundo lugar en la estalación a que pertenecieren en aquella. Artículo 12.- Si fueren, no de Catedral, sino de Colegiata, aún insigne, los Ca- nónigos de fuera que asistieren, no podrán tomar asiento en el Coro, ni lugar en las procesiones, sino después de los de la Catedral (Can. 408 pár. 1.) Artículo 13.- En las Vísperas y Laudes solemnes el hebdomadario ocupará un lugar especial, abajo del asiento del Prelado, en el plano del Coro, y en los escaños que tendrá a su lado, se sentarán los pluvialistas. Artículo 14.- De los asientos de abajo, el primero de la derecha corresponde al párroco del Sagrario; el segundo, es decir, el primero de la izquierda, al primer Maestro de Ceremonias; el tercero, o segundo de la derecha, al Segundo Maestro, y, en seguida, se colocarán, según su orden de antigüedades, primero los Capellanes y luego los sal- mistas, debiendo quedar siempre, entre dos asientos ocupados, uno vacío. Artículo 15.- En medio del Coro, delante del facistol y una frente a otra, es- tán las bancas para los infantes o niños de Coro, que se colocarán en ellas según sus antigüedades. Artículo 16.- En las procesiones los Capellanes y salmistas llevarán el lugar co- rrespondiente al que tuvieren en el Coro, y lo mismo los infantes. ” Estatutos, varios documentos...402 402  Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano 1925, pp. 7 - 11. Estatutos Primera Parte. Título I, De los capitulares, su precedencia, traje y toma de posesión. Capítulo I, Del número de capitu- lares y de su precedencia. La catedral de Puebla 152 Un aspecto muy importante en todas las catedrales relacionado íntima- mente con el coro fue la formación de la capilla de música; especialmente im- portante durante todo el siglo XVII en el ejemplo poblano que nos ocupa. La capilla musical está concebida para el esplendor del culto divino que aquí, en la catedral poblana, tuvo un gran auge durante el obispado de Juan de Palafox y Mendoza. Desde 1629 se encontraba al frente de esta capilla musical el licenciado Juan Gutiérrez de Padilla, cuyo maestrazgo terminó a su muerte en 1664. Bajo la batuta del maestro Padilla la música catedralicia concebida en la ciudad de Puebla vivió una época dorada con una gran actividad, tanto en el culto interno como en el externo, además de estar presente en gran medida en ceremonias civiles. La capilla musical creada por Juan Gutiérrez de Padilla fue muy elogiada por su participación en las ceremonias que acompañaron la consagración de la catedral en 1649, continuando incluso después de la muerte del maestro su exitosa producción. “[...] En abril de 1649 la capilla fue grandemente elogiada por su concurso en las so- lemnes ceremonias de consagración de la nueva iglesia catedral, hecho sin precedentes relatado por varios historiadores, quienes con todo detalle narran cada uno de los actos litúrgico-musicales de la capilla dirigida por Padilla. Para entonces el coro ya contaba con sus nuevas reglas y ordenanzas, y no sería extraño que el mismo Gutiérrez de Pa- dilla hubiese colaborado en sus enmiendas, renovaciones, o añadiduras, si recordamos que recién llegado al maestrazgo, el mismo había sido comisionado para revisar las antiguas constituciones y ordenanzas.” Reglas y ordenanzas del Coro... 403 403  Gustavo Mauleón Rodríguez en la introducción de las Reglas y ordenanzas del Coro desta Santa Iglesia Catedral de la Puebla de los Ángeles MDCIL, 1998, pág. 7. Cita a los historiadores: Antonio Tamariz de Car- mona, Diego Antonio Bermúdez de Castro, Mariano Fernández de Echevarría y Veytia, Efraín Castro Morales y Cristina de la Cruz de Arteaga y Falguera. Díaz Cayeros 1999, pág. 49. “[...] El coro llegó a albergar a numerosos músicos pero fue fundamental- mente el asiento del obispo y del cabildo de la catedral durante el rezo de los Oficios Divinos. [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 153 4. LA CATEDRAL RENACIENTE: SIGLOS XVI-XVII “Así como las catedrales de nuestros siglos XV y XVI se levantan sobre solares cargados de historia, pertenecientes a un viejísimo tejido urbano cuyos hilos son unas veces de tinte islámico y otras de procedencia cristiana, cuando no de ambas y siempre de ascendencia medieval, por el contrario, las mexicanas se ubican en un espacio que la propia legislación les reserva privilegiadamente. De todos son conocidas las Orde- nanzas en las que se señalaban las características del solar que ha de ocupar el templo o iglesia mayor, asegurándole su carácter exento, ‘separado de otro cualquier edificio, que no pertenezca a su comodidad y ornato’. Es decir, frente a la común imagen de la catedral española que se apiña en torno a su catedral sin apenas espacio para respirar, la catedral mexicana nace en una situación de aislamiento físico verdaderamente sin- gular, ocupando una de las manzanas regulares del riguroso trazado ortogonal de la ciudad. El diferente punto de partida va a condicionar la imagen misma de la catedral y así como la historia del espacio urbano inmediato a la catedral en las ciudades espa- ñolas, y europeas en general, es una historia de continuas demoliciones para aislar el templo, tarea que alcanza su cota más alta en el siglo XIX tras las atrevidas experiencias de Violet Le-Duc que tendieron a convertir las catedrales en gigantescas esculturas ar- quitectónicas, rompiendo la trabazón histórica entre templo y ciudad y descarnando la catedral de vitales adherencias, ello jamás fue necesario en México.” Pedro Navascués Palacio404 4. 1. Francisco Becerra 4. 1. 1. Precedentes en suelo peninsular Francisco Becerra, hijo de Alonso Becerra y Constanza Hernández405, nace en Trujillo, Extremadura, alrededor de 1545406. Proviene de una relevante fa- milia de artífices en el ámbito de la cantería y la escultura, disciplinas en las que había sido adiestrado en el taller familiar; allí creció artísticamente asimi- lando, tanto los postulados arquitectónicos góticos como las formas artísticas 404  Navascués Palacio 1992, pág. 95. 405  Solís Rodríguez 1973, pág. 21. Este autor es el único que habla de Inés González como la madre de Francisco Becerra, mientras que todos los demás autores tratados en este trabajo se refieren a Constanza Hernández como su madre. 406  Se ha puesto en duda el origen trujillano de Francisco Becerra al no disponerse de su partida de na- cimiento. Los habitantes del pueblo de Herguijuela, cercano a la ciudad de Trujillo y en el cual Becerra trabajó, hablan de este sitio como lugar de su nacimiento, aunque por el momento no se ha encontrado ningún documento que justifique esta suposición. García Oviedo 2001, pág. 123. “La Probanza de Méritos, realizada el 17 de junio de 1585 en Lima, tenía por finalidad conseguir del monarca, Felipe II, el nombramiento de Maestro Mayor de los reinos del Perú […]. En el citado documento [La Probanza…] se declaraba ‘cuarentón, antes menos que más’, lo que ha llevado a situar su nacimiento en torno a 1545.”. La autora continúa diciendo “Así pues, las infor- maciones obtenidas permiten a Solís Rodríguez afirmar, que Francisco Becerra nació en una fecha no determinada pero con anterioridad a 1540.”. Solís Rodríguez 1984, pág. 126. “Nacido en Trujillo por los años 1535-40 […]”. La catedral de Puebla 154 platerescas, desde los grados de aprendiz y oficial hasta aparecer en 1566 como maestro cantero407. Becerra dio sus primeros pasos en el arte de la arquitectura con su pa- dre, conocido maestro cantero en el circuito extremeño. Hay bastantes autores que hablan de él como nieto, por línea materna, de Hernán González de Lara, al que sitúan trabajando en la catedral de Toledo al lado de Alonso de Cova- rrubias y de Alonso de Berruguete, llegando a ser maestro mayor de ella408. Fernando Marías se encarga de desmontar este malentendido en cuanto a los lazos de Becerra, tanto familiares como artísticos, afirmando la imposibilidad de que González de Lara fuera su abuelo y por lo tanto negando la conexión con Alonso de Berruguete; a partir de aquí todos los autores admiten su tesis409. Los autores que defienden la tesis de que Hernán González de Lara era el abue- lo de Becerra por línea materna, lo hacen apoyándose en el informe de limpieza de sangre presentado ante el licenciado De la Puerta en Trujillo el 7 mayo de 1573; en este informe, Becerra declara descender por línea materna de Hernán González y de María Alonso410. Antes de llegar a América en 1573, Becerra había realizado toda una serie de obras en diferentes lugares, fundamentalmente en su Trujillo natal, trabajan- do como aprendiz y posteriormente de oficial en el taller de su padre. Aparece desde muy joven, entre los años 1553 y 1558, como oficial bajo la dirección de Sancho de Cabrera411, encontrándonoslo por primera vez como maestro en 1566. 407  Solís Rodríguez 1973, pág. 27. 408  Solís Rodríguez 1973, pág. 24. Kubler 1975, pp. 123 - 124. Drewes Marquardt 1977, pág. 213. Grizzard 1986, pág. 41. 409  Marías 1983 - 1986, pág. 330. “No parece pues probable, en contra de lo que se ha afirmado repeti- das veces, que fuera abuelo [Hernán González] del arquitecto Francisco Becerra, hijo de un Alonso Becerra y Constanza Hernández y nieto de un Hernán González y su mujer, María Alonso. Si Becerra nació antes de 1540, es imposible -dejando aparte la soltería de nuestro arquitecto- que fuera su abuelo cuando había nacido alrededor de 1512.”. 410  Solís Rodríguez 1973, pág. 21. Fernández 1985, pág. 43. “La limpieza de sangre consistía, en aquella época, en pertenecer a familias de ‘cristianos viejos’ (es decir, no recientemente convertidos a la religión católica), y de preferencia españolas por los cuatro costados, aunque a veces se permitían extranjeros, pero siempre de buenas costumbres [...]”. García Oviedo 2001, pág. 123. Este informe era un trámite obligatorio y necesario para embarcarse hacia la Nueva España. 411  Solís Rodríguez 1984, pág. 127. Antonio Pedro Molero Sañudo 155 Entre las obras más destacadas que sus estudiosos le atribuyen en suelo extre- meño cabe señalar las que se citan a continuación. Iglesia parroquial de San Bartolomé en Herguijuela (Cáceres) Esta iglesia de Herguijuela -población cercana a Trujillo-, fue al parecer trazada por su padre, Alonso Becerra. Aquí Francisco trabajó en dos ocasiones: una entre 1560 y 1564 como joven cantero a las órdenes de su padre, labrando piedra para diferentes secciones del templo, y otra ya en 1573, sustituyendo a su padre como maestro para dar algunas trazas que llevaran a la conclusión de la obra412. La portada de esta iglesia -muy parecida al modelo que aparece en el tratado de Diego de Sagredo, Medidas del romano-, en la cual trabajaría Becerra, presenta gran similitud con otras realizadas por este artífice en suelo america- no413. Sancho de Cabrera fue uno de los canteros destacados hacia mediados del siglo XVI en Trujillo y sus alrededores, trabajando intensamente en numerosas obras tanto religiosas como civiles. Bajo su mando tuvo como oficial a Francisco Becerra en varias obras en la ciudad de Trujillo. En 1572 antes de su parti- da hacia tierras americanas, Becerra traspasaría la dirección de las obras en la presa de la Albuhera en Trujillo a Sancho de Cabrera, lo que demuestra que el oficial había adelantado al maestro. Para más información acerca de Sancho de Cabrera véase Fernández Muñoz 2007. 412  Pizarro Gómez 1990, pág. 169. Solís Rodríguez 1984, pág. 127. “En 1560 acompaña [Francisco Becerra] a su padre en la parroquial del lugar de Herguijuela y seis años después, ya con calificativo de maestro, iniciará una serie de obras importantes, preludio de su posterior etapa americana.” Solís Rodríguez, 1973, pp. 28 y 58. Según este autor, Becerra va a Herguijuela con su criado Martín Casillas en los primeros meses de 1573 a dar trazas para su iglesia en calidad de maestro, sustituyendo a su padre ya fallecido. 413  Fernández Muñoz 2007, pág. 670. Fig. 25 Portada de la parroquia de San Bartolomé en Herguijuela Fig. 24 Dibujo de una portada del Tratado de Diego de Sagredo La catedral de Puebla 156 Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción en Orellana la Vieja (Badajoz) Aquí Becerra dio trazas, en 1570, para la realización de una capilla en la cabecera con una venera de piedra, y para la construcción de la sacristía. Am- bos espacios cubren con bóvedas de ladrillo, la cabecera con una media naranja y la sacristía con una de arista apoyada en ménsulas de piedra en las cuatro esquinas, las dos de una factura excelente. En el contrato para esta obra se es- pecifica claramente que el maestro mostró traza y dibujo de la obra que iba a realizar414. 414 Solís Rodríguez 1973, pág. 38. Fernández Muñoz 2007, pág. 709 y ss. Fig. 26 Bóveda de la cabecera de la parroquia de Orellana la Vieja Antonio Pedro Molero Sañudo 157 Fig. 27 Bóveda de la sacristía de la parroquia de Orellana la Vieja La catedral de Puebla 158 Castillo-Palacio de los Altamirano en Orellana la Vieja (Badajoz) Aquí se atribuye a la familia Becerra, y más concretamente a Francisco, la construcción del desaparecido patio interior porticado y de un balcón hacia la calle ubicado en el salón principal. A pesar de no estar en absoluto documen- tados estos trabajos, se puede querer ver la mano de Francisco Becerra en ellos atendiendo a la calidad que muestran los restos encontrados, y a que por las mismas fechas en que fueron realizados Becerra se encontraba en esta locali- dad trabajando en su iglesia parroquial, como ya hemos mencionado antes415. Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Valdetor- res de Tajo (Badajoz) Francisco Becerra junto al cantero, también trujillano, Francisco Sánchez, daría trazas para la construcción de una sacristía416. Las obras se terminarían el 20 de mayo de 1573417, poco antes de la partida de Becerra para tierras america- nas. Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (Cáceres) En este monasterio parece ser que realizó una capilla entre los dos claus- tros, el gótico y el mudéjar, en los años 1570 - 1571418 que, aunque está sin docu- mentar, se menciona en el Informe de Méritos y Servicios que pidió Francisco Becerra se le hiciera entre los días 2 al 12 de abril de 1585 en la ciudad de Lima419. 415  Fernández Muñoz 2007, pág. 858. 416 Fernández Muñoz 2007, pág. 723. 417  Solís Rodríguez 1973, pág. 58. 418 A.G.I. Patronato 191. ramo n°2. Fol. 3v - 4r. Citado en Fernández Muñoz 2007, pág. 34. 419  Se trata de la “Probanza de Méritos y Servicios” pedida por Francisco Becerra para tratar de ser nombrado por Felipe II como maestro mayor de los reinos del Perú, lo cual fue desestimado. Esta pro- banza será mencionada en numerosas ocasiones como el único documento que demuestra su partic- ipación en algunas obras aquí mencionadas. Como ya trataremos más adelante, este documento fue elaborado por él mismo y aquí declaran una serie de testigos, también escogidos por él, por lo que la Antonio Pedro Molero Sañudo 159 Iglesia de San Martín en Trujillo (Cáceres) Aquí trabajó junto a su padre Alonso Becerra bajo la dirección del maes- tro de la obra Sancho de Cabrera. Por la documentación sobre la construcción sabemos que Cabrera se ocuparía de la obra del coro entre el 30 de enero y el 21 de octubre de 1553. Dentro de esta documentación aparece Francisco Becerra, “el moço”, por primera vez, trabajando como obrero en días alternos, hasta el 29 de julio de 1553. Una vez finalizada la obra del coro, Sancho de Cabrera se encargaría de las obras de la torre de campanas en las que también trabajó Be- cerra, pero ya como oficial. La portada poniente de esta iglesia de San Martín presenta también un claro parecido con la incluida por Diego de Sagredo en su tratado y también con la de la iglesia de Herguijuela, ambas mencionadas anteriormente420. completa fiabilidad de su contenido debemos, cuando menos, ponerla en tela de juicio. 420  Fernández Muñoz 2007, pág. 661 y ss. Fig. 28 Portada del lado de poniente de la iglesia de San Martín en Trujillo La catedral de Puebla 160 Iglesia parroquial de Santa María de Trujillo (Cáceres) Por la documentación del archivo parroquial, se sabe que Becerra trabajó aquí en 1558 como oficial de cantería bajo las órdenes de Sancho de Cabrera, realizando obras en el coro bajo y la torre nueva421. Iglesia parroquial de Santo Domingo de Trujillo (Cáceres) Aquí aparecen como maestros de cantería Alonso Becerra y su hijo Fran- cisco Becerra. Es la primera vez que se nos presenta Francisco citado como maestro, en la escritura del contrato para la obra -14 de junio de 1566- que diri- giría junto a su padre422. En la Probanza de Lima no se menciona su participa- ción en esta obra423. Convento de San Miguel y Santa Isabel en Trujillo (Cáceres) En este convento Francisco Becerra concierta, el 30 de enero de 1570, ter- minar los corredores del claustro, en el que ya había construido antes -en fecha desconocida- diez arcos bajos y doce altos, comprometiéndose a terminar por completo la obra424. Convento de San Francisco en Trujillo (Cáceres) El 14 de octubre de 1570 Francisco Becerra y Francisco Sánchez concer- taron trabajar en la obra de la iglesia de dicho monasterio, aunque parece ser que por problemas económicos nunca llegarían a realizar nada en esta zona de 421  Fernández Muñoz 2007, pág. 674 y ss. García Oviedo 2001, pág. 129. 422  Solís Rodríguez 1984, pág. 128. Fernández Muñoz 2007, pág. 682 y ss. 423  Solís Rodríguez 1973, pág. 29. 424  Fernández Muñoz 2007, pág. 731 y ss. Antonio Pedro Molero Sañudo 161 la construcción. Donde sí parece que trabajaron fue en la realización de una crujía que limitaba con el claustro. En la documentación aparece la memoria del contrato para esta obra con la misma fecha citada anteriormente, y en ella se habla de construir “un quarto”, entendiéndose éste como una de las pandas del citado claustro. Además, en esa crujía debían construir cuatro capillas y tres portadas de cantería que no se conservan hoy en día. También se menciona en la memoria la construcción de tres altares en esa misma panda que sí se conser- van. En la iglesia de Santo Domingo en Trujillo y en la sacristía de Valdetorres de Tajo encontramos hornacinas muy similares a éstas de San Francisco que suponemos fueran hechas por las manos del mismo maestro425. Convento de la Concepción Jerónima y la Magdalena en Trujillo (Cáceres) Según documentos existentes del archivo de protocolos de Trujillo, Fran- cisco Becerra debía realizar un “quarto”, al igual que en el monasterio de San Francisco, por lo que podemos pensar que también se podría tratar de un ala del claustro, aunque estudiosos del maestro trujillano piensan que, en este caso, pudo tratarse de la construcción del claustro completo, aunque es muy difícil de concretar esta hipótesis ya que no queda nada en pie de la supuesta obra. La obra se subastó, pregonándose las posturas de los diferentes maestros que op- taron a ella, hasta que “Finalmente, el 26 de mayo de 1571, en un último pregón se comunicaría una nueva postura de Francisco Becerra, donde bajaba toda la obra medio ducado, además de proporcionar las cimbras para la construcción de los arcos y comprometerse a realizar la obra conforme a las condiciones esta- blecidas. Ese mismo día el pregonero público, después de anunciar su postura tres veces, remataría la obra en Francisco Becerra, pues no hubo quien bajara la oferta.”426. La escritura para la obra se otorgaría unos días después, siendo 425  Solís Rodríguez 1973, pp. 39 - 40. Fernández Muñoz 2007, pág. 745 y ss. 426  Fernández Muñoz 2007, pág. 763. La catedral de Puebla 162 testigos de la misma los discípulos de Becerra, Alonso Pablos y Martín Casillas, que posteriormente se marcharían a América con el maestro. Se especula que la portada de cuya construcción se habla también en el mismo contrato fuera la principal de la iglesia, basándose en el parecido que hay entre la descripción dada en los documentos y el modelo realizado. Asimismo se le atribuyen a Be- cerra, sin tener documentación que lo corrobore, algunos otros trabajos en este convento, como la puerta de entrada al monasterio que lleva grabada la fecha de 1571 -momento en el que se hallaba trabajando aquí el maestro-, y también la puerta del vestíbulo del convento427. Palacio del encomendero Gonzalo de las Casas en Trujillo (Cáceres) Conocido también como palacio de Santa Marta, fue realizado en la dé- cada de los sesenta del siglo XVI, sin saberse a ciencia cierta si fue o no proyec- tado por Francisco Becerra antes de marcharse a la Nueva España, aunque un documento atestigua que en octubre de 1574 se estaban concluyendo los traba- jos. No están muy claras todas las labores que el maestro Becerra realizó aquí, aunque sí que podemos asegurar que debieron ser importantes, a tenor de la in- vitación que le hizo Gonzalo de las Casas para ir a América a trabajar en otros edificios patrocinados por él. Algunas de las obras que sí se pueden adjudicar a la mano de Becerra con certeza son: la cubierta del vestíbulo de la mansión, una bóveda de arista construida con sillares de cantería, al parecer realizada sin ningún tipo de cimbra y todas las demás contiguas de cañón realizadas por completo de cantería. Otro elemento muy significativo de este palacio, y que también podemos atribuir al maestro, es un salón situado en la primera planta conformado a la manera de un patio con una arquería alrededor que distribu- ye las habitaciones cubierto con un artesonado plano de madera. También se considera obra de Becerra la escalera que sube al tercer piso de la construcción 427  Fernández Muñoz 2007, pág. 760 y ss. Antonio Pedro Molero Sañudo 163 y que es otro de los elementos característicos del edificio. La portada principal del palacio muestra igualmente la posibilidad de la mano de Becerra, pues se trata de un modelo muy utilizado por él, tanto en suelo peninsular como des- pués en América, con algunas sutiles diferencias entre sí428. 428 Fernández Muñoz 2007, pág. 808 y ss. Fig. 29 Portada del palacio de Santa Marta en Trujillo La catedral de Puebla 164 Casa solariega de los Chavés Calderón o de Isabel de Mendoza en Trujillo (Cáceres) La construcción data de finales de los años sesenta del siglo XVI y solo queda de entonces una puerta con balcón superior, ambos en esquina, atribui- dos a Francisco Becerra en la mencionada Probanza de Lima429. 429  Fernández Muñoz 2007, pág. 781 y ss. Fernández Muñoz 2007 D, pág. 408. “[...] estos vanos servirán para comunicarse con el exterior, pero también para comunicar por si mismos, ya que tenían un valor significativo y denotativo, serían una señal de ostentación y prestigio social de los miembros de la clase privilegiada, es decir, de aquellos que habitaban en los edificios donde se encontraba este tipo de ejemplares, que por su originalidad debieron convertirse en elementos diferenciadores.”. En la ciudad de Puebla existen y existieron una serie de viviendas con balcones en esquina que en mu- chas ocasiones han sido atribuidos al maestro Francisco Becerra, o al menos se menciona su nombre como inspirador de este tipo de construcciones. Aun pudiendo tener alguna base cierta esas atribu- ciones, la verdad es que se registran en las actas del cabildo municipal este tipo de construcciones desde bastante tiempo más atrás de la llegada del maestro extremeño a tierras americanas. En el año 1542 se le concedía licencia al escribano del cabildo Andrés de Herrera para construir un mirador alto en la esquina de su casa. Asimismo, y en ese mismo año se autorizó a Francisco Fernández para que pudiera hacer también en la esquina de sus casa un mirador de arcos abiertos con capitel. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 90 v, 9 de enero de 1542. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 4, F. 67 v, 7 de julio de 1542. Fig. 30 Casa Chaves Calderón en Trujillo Antonio Pedro Molero Sañudo 165 Palacio de Juan Pizarro de Orellana en Trujillo (Cáceres) Aún sin estar documentada la participación de Francisco Becerra, Yolan- da Fernández le sitúa trabajando aquí en calidad de oficial, lo que le colocaría bajo las órdenes de su padre, tal y como apunta Tena Fernández que pone a éste, Alonso Becerra, al frente de la obra430. Solís Rodríguez habla del clan de los Becerra como autores principales en la edificación de este palacio, aunque sin adjudicar la autoría a ninguno de ellos en concreto. Lo que sí es muy patente en la fábrica de este palacio es que algunos elementos, si bien pueden no ser de la mano directa de Francisco Becerra, aparecerán posteriormente en su obra re- flejados como modelos aprehendidos; ejemplos de esto son la portada principal o ciertos elementos individuales aislados, como algunos soportes, capiteles o zapatas de cantería que nos encontramos a lo largo de la fábrica431. 430  Tena Fernández 1967, pág. 351. 431  Fernández Muñoz 2007, pág. 795 y ss. Fig. 31 Palacio de Juan Pizarro de Orellana en Trujillo La catedral de Puebla 166 Casa de los Rol-Zárate y Zuñiga en Trujillo (Cáceres) En esta casa trabajaron con seguridad Alonso y Francisco Becerra en el patio interior porticado, adjudicando al segundo, por adscripción, las zapatas de la galería alta de éste. También se le atribuye la escalera del patio, fechada a finales de los años sesenta del siglo XVI432. Puente sobre el río Magasquilla en Trujillo (Cáceres) Sabemos que el Ayuntamiento encarga su obra a Francisco Becerra hacia el año 1565. No obstante, al parecer no se ha podido confirmar de qué puente se trata, al no detallarse en la documentación las características de éste y existir varios sobre el mismo río que pudieran ser el realizado por Becerra433. Embalse de la Albuhera de San Jorge en Trujillo (Cáceres) Se construyó en 1572, con un muro de once metros de altura por ciento setenta y cinco metros de longitud. La obra fue concertada con los maestros canteros Francisco Becerra y Sancho de Cabrera, así como con el maestro de aguas Juan García Tripa el 11 de febrero de 1572, colocándose la primera piedra el 23 de abril de ese mismo año. A primeros de julio, Francisco Becerra, deno- minado maestro de la Albuhera, traspasaba la dirección de la obra a Sancho de Cabrera al no atenderla diariamente, tal y como estaba concertado. En esta obra trabajó también el hermano de Francisco Becerra, Rodrigo, en labores propias de su oficio de cerrajero434. 432  Fernández Muñoz 2007, pág. 787 y ss. 433  Fernández Muñoz 2007, pág. 851 y ss. 434  Solís Rodríguez 1984, pág. 137. “En su etapa trujillana trabajó al lado de su hermano Francisco, percibiendo diversas cantidades del ayuntamiento por reparar las herramientas de los canteros, que trabajaban en las obras del embalse de la Albuhera y en la portada de la Dehesa de las Yeguas respectiv- amente. Fue sellador del hierro de la ciudad hasta 1575, en que los ediles trujillanos declaran ‘que había pasado a Indias’ […]”. Fernández Muñoz 2007, pág. 839 y ss. Antonio Pedro Molero Sañudo 167 Portada de la Dehesa de las Yeguas en Trujillo (Cáceres) Además del maestro Francisco, también trabajó aquí su hermano Rodri- go. El concierto para la obra se realizó el 12 de enero de 1573 y fue contratada en febrero de ese año435. El 22 de junio se le entregaban al maestro cuatro mil maravedís por sus trabajos en dicha portada; por estas fechas Francisco Becerra se encontraba ya en Sevilla camino de la Nueva España. La obra fue terminada el 30 de octubre de 1576 por los canteros Juan Vizcaíno y Pedro de Plasencia siguiendo en todo momento las trazas dadas por Becerra. Francisco González y Alonso Trabas se encargarían de realizar todo el muro perimetral de la de- hesa. Esta portada es en sí misma todo un decálogo de principios del maestro trujillano en cuanto a la tipología formal del conjunto, así como a sus elementos constituyentes. Será como el ejemplo canónico que repetirá, con pocas varian- tes, en suelo americano en muchas de sus intervenciones, llegando incluso a verse reflejada la tipología de sus soportes en la mismísima catedral de Puebla.436 435  Solís Rodríguez 1973, pág. 58. 436 Fernández Muñoz, 2007, pág. 830 y ss. Esta autora atribuye en la página ochocientos treinta y dos a los maestros Martín Alonso Trabas y Francisco González la autoría de la finalización de la portada de Fig. 32 Embalse de la Albuhera de San Jorge en Trujillo La catedral de Puebla 168 4. 1. 2. Becerra en la Nueva España Francisco Becerra decidió su pase a América a raíz de la invitación per- sonal que le hizo el encomendero de Oaxaca Gonzalo de las Casas, paisano y promotor de la obra del palacio de Santa Marta de Trujillo en la que trabajó el maestro. Se sabe que Gonzalo de las Casas había requerido canteros y artistas en general para la construcción del convento de Yanuhitlán, en Oaxaca, del cual era el principal patrocinador. Las tierras desconocidas del Nuevo Mundo, con todas las necesidades constructivas que tenían en ese momento, ofrecían a los diferentes artífices del entorno extremeño y trujillano múltiples y fáciles oportunidades para el ascenso en el escalafón social y profesional, eventuali- la Dehesa de las Yeguas, siguiendo las trazas de Francisco Becerra y Alonso de Trabas, para después en la página ochocientos treinta y seis colocar al frente de estas obras a los canteros Juan Vizcaíno y Pedro de Plasencia, nombrando aquí a los dos anteriores como artífices de la construcción del muro que rodea la dehesa en toda su extensión. Fig. 33 Portada de la dehesa de las Yeguas en Trujillo Antonio Pedro Molero Sañudo 169 dad mucho más difícil en la península al haber mucha más mano de obra cua- lificada que en la Nueva España. Entre los diversos artífices del ámbito extremeño que se decidieron a dar el salto para trabajar en América estuvieron el maestro de cantería Francisco Becerra y sus hermanos Pedro y Rodrigo, maestros de herrería, y los canteros Martín Casillas437, Alonso Pablos438 y Jerónimo Hernández439. Solís Rodríguez ha planteado como un motivo más para la partida de Francisco Becerra hacia tie- rras novohispanas, el hecho de que por esas fechas existían ciertas desavenen- cias entre éste y algunos de sus clientes, como el ayuntamiento trujillano, que le había puesto un pleito ante la cancillería de Granada por motivos referentes a la obra del embalse de la Albuhera, obra que pasaría a manos del maestro Sancho de Cabrera como ya hemos dicho más arriba440. Antes de marcharse hacia América, Francisco Becerra tuvo que hacer la mencionada información de limpieza de sangre que era pertinente antes de embarcarse en dirección al Nuevo Mundo. Dicho trámite fue solicitado el 13 de mayo de 1573 y realizado en Trujillo ante el licenciado y teniente de corregidor La Puerta, el 17 de ese mismo mes441. Hecha esta diligencia necesaria pasaría 437  García Oviedo 2001, pág. 146. Pizarro Gómez 1990, pp. 175 - 176. Solís Rodríguez 1984, pág. 133. Martín Casillas fue aprendiz junto a Alonso Pablos en el taller de Francisco Becerra. Se especula con la posibilidad de que pasaran ambos a América junto a su maestro Becerra, en calidad de criados, o bien que le siguieran poco tiempo después. Martín Casillas trabajó en la catedral de México y en la de Guadalajara. En 1585 va a Guadalajara, colocándose como maestro mayor al frente de los trabajos de la catedral que había sido comenzada en 1571 y de la que se desconoce el autor de su traza. 438  Solís Rodríguez 1984, pág. 134. “Alonso Pablos […] nació en Trujillo por el año 1552. Quince años después, en febrero de 1567, entra de aprendiz del oficio de cantero con Francisco Becerra […]. En 1571 aún estaba al servicio de su maestro […]. […] Su marcha a América debió coincidir con la de su maestro Becerra y su condiscípulo Martín Casil- las, tal vez en el séquito del licenciado Dávalos, invitado por el encomendero de Oaxaca, Gonzalo de las Casas, para la obra del convento novohispano de Yanuhitlán. […] Trabaja en la Nueva España en el último cuarto del siglo y en los comienzos del XVII, repartiéndose su labor, documentada, entre Guadalajara y Puebla de los Ángeles.”. 439  Solís Rodríguez 1984, pp. 124 - 125, y 135. Galí Boadella 2001, pág. 371. Jerónimo Hernández pertenecía a una familia de canteros trujillanos activos documentalmente desde principios del siglo XVI. En 1596 se encuentra en Puebla de los Ángeles como obrero mayor de la cate- dral y en 1607 aparece como aparejador mayor de la misma. Padre de Agustín Hernández Solís nacido en la ciudad de Puebla en 1595 y que llegó a ser maestro mayor de su catedral (Solís Rodríguez pone a Agustín Hernández de Solís como maestro mayor de la catedral de Puebla en el año 1607, lo cual resulta imposible si nos atenemos a la fecha de 1595 como la de su nacimiento, dada también por el mismo autor, que le situaría al frente de la catedral con tan solo doce años). Jerónimo Hernández muere en la ciudad de Puebla en 1613. 440 Solís Rodríguez 1984, pp. 130. 441  Solís Rodríguez 1973, pág. 55. La catedral de Puebla 170 a Sevilla junto a su esposa Juana González, siendo nombrados ambos como criados del séquito del licenciado y provisor Granero Dávalos, quien a la postre llegaría a ser obispo de La Plata442. [sic] “En virtud de esta probanza [la de limpieza de sangre] los llevó á Nueva-Es- paña entre el número de sus criados el licenciado Granero de Arévalo, que hubo de ir provisto de ministro á alguna de las audiencias de aquel reino, como lo confirma el nombramiento siguiente: ‘El licenciado-Granero de Arévalo, en cumplimiento de la cédula de S.M. que tengo para nombrar seis criados y llevallos á la provincia de Nue- va-España, nombro por uno de ellos á Francisco Becerra é Joana Gonzalez su muger contenidos en esta probanza. Fecho en Sevilla á 18 de junio de 1573’”. Eugenio Llaguno443 Este mismo año de 1573 Francisco Becerra se encuentra ya en la Nueva España. Su primer trabajo nada más llegar a la ciudad de México, y uno de los más importantes que realizó en ella, fue la reconstrucción de la iglesia del con- vento de Santo Domingo, muy arruinada debido al subsuelo pantanoso en el que se anclaban sus cimientos y que se extendía por toda la ciudad. Atendiendo a las declaraciones de los testigos de la Probanza de Méritos de Lima Francisco Becerra, después de su corta estancia en México, habría trabajado en la ciudad de Puebla de los Ángeles, donde además de en su catedral, intervino en los conventos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín y en el colegio dominico de San Luis; incluso se baraja la hipótesis de que hubiera participado en la construcción de la famosa, por sus murales, Casa del Deán, aunque no está en absoluto probada su participación aquí. Becerra también tomó parte en las obras de los conventos de los pueblos de Totimehuacan y Cuauhtinchán en los alrededores de Puebla444. Fuera de la región poblana parece ser que trabajó en los conventos de Tlalnepantla, Cuernavaca, Tepoztlán y Yanhuitlán445; a este último suponemos que se dirigiría nada más llegar a la Nueva España por mandado de Gonzalo de las Casas, promotor de dicha fábrica. Llaguno y Amirola 1977, pág. 56. Este autor nos dice que fue el día 7 de mayo y no el 13 cuando Becerra se presenta para realizar el informe de limpieza de sangre. 442  Solís Rodríguez 1973, pág. 55. 443  Llaguno y Amirola 1977, pp. 56 - 57. 444  Solís Rodríguez 1984, pág. 131. 445  Merlo Juárez 1991, pág. 62. Antonio Pedro Molero Sañudo 171 4. 1. 2. 1. Ciudad de México En la ciudad de México Francisco Becerra trabaja en el mencionado convento dominico de la Asunción de María, más conocido como de Santo Domingo. En diciembre de 1573, tan solo unos meses después de su llegada a estas tierras446, Becerra se encuentra trabajando en la reconstrucción del edificio de la iglesia, obra que seguiría atendiendo hasta el año 1575447. En 1573 este templo conventual se en- contraba en pésimas condiciones, por lo que Becerra es nombrado como maestro mayor de la obra para su reparación. El maestro realizaría unas trazas de la cons- trucción, comenzando los trabajos por despojar a los muros del sobrepeso, produc- to de su construcción en sillares de cantería de piedra, colocando unos nuevos de piedra de Tenayuca, mucho menos pesada448. Mantendría los estribos y pilares de la nave existentes, afianzando los cimientos y las cubiertas de madera. Además de todas estas reparaciones y trabajos, se sabe que Becerra realizó también una por- tada medianera entre la sacristía y el claustro, dotada con una media venera que se presupone estaba fabricada de cantería. Por otra parte, el monasterio también se hallaba prácticamente ruinoso, por lo que se solicitó el informe de los maestros de cantería Claudio de Arciniega, Juan de Alcántara y Francisco Becerra, entre otros maestros de otras disciplinas, con la conclusión de que la construcción existente era insuficiente para el número de frailes que debía albergar y que tenía que refor- marse prácticamente al completo449. La iglesia trazada y restaurada por Francisco Becerra se abría al público en 1575, poco antes de que el virrey Martín Enríquez le encargara la traza y obra de la catedral nueva de la Puebla de los Ángeles450. 446  Castro Morales 1960, pág.12. 447  Drewes Marquardt 1977, pp. 213 - 214.. 448  Tenayocátetl o piedra de Tenayuca es la andesita de lamprobolita, roca volcánica tipo piedra pó- mez de tonos rosáceos y violáceos muy buena para elaborar losetas para los suelos, esquinazos de edi- ficios y sillares para recubrimiento de paramentos. Esta piedra fue muy utilizada en las construcciones prehispánicas, como por ejemplo en los templos de Tenochtitlán y Tlatelolco. 449  En este informe Francisco Becerra estimaba su edad en “treinta y cinco, treinta y seis años poco más o menos”. 450  Fernández Muñoz 2007, pág. 1020 y ss. La catedral de Puebla 172 Suponemos que este trabajo en Santo Domingo de México, junto a la re- comendación que a su favor pudo dar al virrey su influyente paisano, Gonzalo de las Casas, le valdrían para pasar a la ciudad de Puebla como maestro de “arquitectura”, con tan reconocido prestigio como para hacerse con el cargo de maestro mayor de la catedral de la emergente ciudad de Puebla de los Ángeles; de hecho, y según su propia confesión, se hace cargo de las obras de la catedral con el solo título de “ser hombre preeminente en el dicho oficio y en competen- cia de otros muchos maestros”451. 451  Marco Dorta 1943, pág. 9. Fig. 34 Convento de Santo Domingo en México Antonio Pedro Molero Sañudo 173 4. 1. 2. 2. Puebla de los Ángeles Convento de las Llagas de San Francisco452 Este edificio estaba terminado hacia el año 1570, pero al parecer, por al- gún problema estructural grave, la bóveda del coro se vino abajo. Según decla- raciones de testigos de la Probanza de Lima, el maestro mayor de la catedral de Puebla y alarife mayor de la ciudad Francisco Becerra, se encargó entre 1576 y 1579 de la reedificación del coro destruido con una bóveda de nervaduras de piedra casi plana453, así como posiblemente de la construcción de dos pequeñas capillas hornacinas y un nicho que se encuentran en el muro norte de la iglesia, que seguramente también se derrumbaron a la vez que el coro. Los soportes utilizados para la sujeción de la bóveda son pilares con columnas adosadas de orden toscano, fuste liso y capiteles muy parecidos a los utilizados en la cate- dral de Puebla y en la portada de la Dehesa de las Yeguas. La portada norte del templo o puerta de la porciúncula454 también se atribuye a Becerra; presenta un modelo identificado con algunos de sus trabajos en suelo extremeño, aunque aquí añade la variante de tener el frontón ligeramente más apuntado. Como dato curioso se puede observar en esta fachada que el escudo grabado corres- ponde a Tlaxcala en vez de a la ciudad de Puebla. Este mismo tipo de portada lo encontramos en otros conventos novohispanos como el de la Asunción de 452  Castro Morales 2006. Fernández Muñoz 2007, pág. 945 y ss. 453  Castro Morales 2006, pp. 5-10. Castro mantiene que Francisco Becerra comenzó la obra del coro de San Francisco hacia 1574 y que las cimbras puestas por él se mantuvieron hasta 1595. También nos habla de una tradición, al parecer tomada de Juan de Torquemada, que cuenta como el maestro de esta edificación se ausentó de la ciudad temiendo que al retirar las cimbras se viniesen abajo las bóvedas, por lo cual los frailes continuaron usando su vieja iglesia. Posteriormente, y siguiendo el mismo relato se prendieron fuego a los maderos que sostenían la cimbra, que cayó sin sufrir daño las bóvedas. 454  DRAE (vigésima segunda edición) Porciúncula: Jubileo que se gana el día dos de agosto en las iglesias y conventos de la Orden de San Francisco. La porciúncula es una pequeña iglesia incluida dentro de la basílica de Santa María de los Ángeles en el municipio de Asís en Italia que San Francisco restauró con sus propias manos; los habitantes de allí llamaban a esta pequeña capilla “Porziuncola” que quiere decir pedacito. Todas las iglesias francisca- nas tienen una puerta situada en el lado norte del templo que solamente se abre el día 2 de agosto, día de Nuestra Señora de los Ángeles, y que otorga indulgencias al que la traspasa. En todas las iglesias de los conventos franciscanos de la Nueva España existe esta puerta, que normalmente tiene una decoración muy profusa correspondiente a su importancia. La catedral de Puebla 174 Nuestra Señora de Cuernavaca o el de la Natividad de Nuestra Señora de Te- poztlán, en los que también trabajó el maestro Francisco Becerra455. 455  En alguno de los casos mencionados es algo dudosa la autoría del maestro Becerra en la confección de sus portadas, aunque se le pueden atribuir por su estilo o bien por su posible traza. Fig. 35 Portada lateral del convento de San Francisco en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 175 Convento de Santo Domingo o de San Miguel Arcángel456 Esta obra fue comenzada en 1571; se piensa que la edificación se debía de encontrar en los cimientos cuando Francisco Becerra se hizo cargo de ella, al parecer, dando trazas para su construcción, según se desprende de algunos de los testimonios de la Probanza de Lima, aunque aquí tampoco existe documen- to alguno que lo corrobore. Convento de San Agustín o de Santa María de Gracia457 Resulta muy difícil discernir la obra que pudo haber realizado aquí Bece- rra, debido a que quedan muy pocos restos del edificio del siglo XVI. Documen- talmente podríamos afirmar que ejecutó algún trabajo basándonos en la muy reiterada Probanza de Lima. Colegio Dominico de San Luis458 Para esta construcción donó el corregidor Luis de León Romano ocho so- lares en 1556459, aunque según Yolanda Fernández, “El edificio fue construido en una manzana que cedió el cabildo, contigua al convento de Santo Domingo con el que debía comunicarse a través de un pasadizo elevado, el denominado 456 Fernández Muñoz 2007, pág. 1056 y ss. 457 Fernández Muñoz 2007, pág. 1073 y ss. 458 Fernández Muñoz 2007, pág. 1080 y ss. 459 Citado en Tovar de Teresa 1985, pág. 15. Procedente de la Cartilla Vieja de la Nobilísima Ciudad de Puebla, de Pedro López de Villaseñor, pág. 298. Aquí se menciona que los ocho solares donados para la construcción del dicho colegio de San Luis le habían sido otorgados a Luis de León Romano en “regracia” por las numerosas obras públicas que se habían realizado bajo su mandato de corregidor. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 76 v, 19 de agosto de 1555. Se le hace merced de una cuadra de ocho solares en la traza de la ciudad al corregidor Luis de León Romano. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 35 r, 19 de febrero de 1558. Se hace merced de una cuadra de ocho solares y de un real de agua al colegio que fundó Luis de León Romano. Los solares estaban a espaldas del convento de Santo Domingo. El corregidor Luis de León Romano ha sido ya tratado ampliamente dentro de este trabajo en el capítulo de la formación de la ciudad. La catedral de Puebla 176 arco de San Agustín.”460. Por las pruebas documentales que aportamos, vemos que los ocho solares fueron donados por Luis de León personalmente y no por el cabildo, tal y como afirma Yolanda Fernández. Según parece, los dominicos querían construir este colegio de Puebla con el mismo modelo del de San Gre- gorio en Valladolid, pero no conocemos exactamente cómo fue esta construc- ción poblana al no haber llegado hasta nuestros días. Sabemos que Francisco Becerra trabajó en este colegio durante su estancia en la ciudad de Puebla por la declaración de dos testigos en la Probanza de Lima que mencionan su partici- pación en este edificio “todo de cantería”, aunque se piensa que su intervención debió centrarse en la iglesia del colegio, más si tenemos en cuenta que también estaría trabajando en el cercano templo del convento de Santo Domingo, men- cionado anteriormente. Casa del Deán461 La llamada Casa del Deán en Puebla de los Ángeles perteneció al tercer deán de la catedral de esa ciudad, Tomás de la Plaza Goes, que desempeñó el cargo entre los años de 1553 y 1587 en que falleció, según sabemos por su testamento, aunque muchos son los autores que sitúan, equivocadamente, la fecha de su muerte en 1589462. Al parecer, la casa debía existir desde 1563 y fue 460  Fernández Muñoz 2007, pág. 1080. 461  Fernández Muñoz 2007, pág. 1085 y ss. El cargo de deán sigue en autoridad eclesiástica al de obispo, presidiendo las sesiones del cabildo cate- dralicio. Suple en todas sus funciones al prelado en caso de ausencia o por sede vacante. 462  Entre otros autores que fechan la muerte del deán Tomás de la Plaza en 1589 están Leictht 2006, pág. 273. ACCP, Legajo 2, nº 10, 1587, Testamento del Deán don Tomás de la Plaza 1587. El Testamento tiene como fecha de su escritura el 28 de mayo de 1587. La fecha de apertura y lectura es el 8 de julio de 1587, estando ya muerto el deán. ACCP, Legajo 2, nº 10, 1587, Testamento del Deán don Tomás de la Plaza 1587, F 27 v - 28 r. 28 de mayo de 1587. “En la ciudad de los Ángeles de la Nueva España en veinte y ocho días del mes de mayo de mill y quinientos y ochenta y siete años, ante mi Juan de Villafranca, escribano público del número desta dicha çiudad, y testigo y usoescriptos, estando en las cassas de la morada de don Thomás de la Plaça deán de la catredral deste obispado de Tlaxcala, pareció el dicho don Tomás de la Placa hechado en una cama enfermo del cuerpo, sano en la boluntad, y en su libre juysio entendimiento, y cunplida memoria a lo que paresçía […] vio y presentó a mí, el dicho vezino, esta escriptura çerrada y sellada, el qual dixo que era su testamento, postrera y última boluntad […]“. ACCP, Legajo 2, nº 10, 1587, Testamento del Deán don Tomás de la Plaza 1587, F 3 r – 3 v. 8 de julio de 1587. “En el dicho día, mes y año, dicho para que conste, de la muerte y fallecimiento del dicho deán, el dicho rrazionero Juan de Luxán presentó por testigo al padre Pedro Hernández Canillas, presvítero, el qual juró en vervo […], e aviendo jurado dixo, que éste lo sabe porque lo a visto por vista de ojos, que el deán Antonio Pedro Molero Sañudo 177 en 1564 cuando el deán pasó a ocuparla. La planta original de la casa completa ocupaba la octava parte de la manzana, equivalente a un solar para vivienda de cincuenta por cincuenta varas463, con dos plantas de altura. La parte en la que Francisco Becerra pudo haber trabajado, como hipótesis ya que no hay ningún documento que lo confirme464, sería la portada. Otros autores como Toussaint, consideran que la autoría de esta portada podría deberse a Claudio de Arci- niega, o al menos tener su influencia, aunque tampoco está documentado que en algún momento Arciniega volviera a la ciudad de Puebla por estas fechas. Podemos pensar en el maestro Francisco Becerra como artífice de este trabajo por la gran calidad que ostenta la portada y también porque en el momento en el que parece ser que se construyó, Becerra se encontraba trabajando en la catedral, a tan solo una manzana de distancia. Incluso podríamos ver otra jus- tificación para colocar a Becerra trabajando aquí si atendemos las palabras de Chanfón Olmos: “Los edificios que mantienen una integración con las catedra- les son: la Casa del Deán y los palacios episcopales. Con una relación funcional estarían los edificios del cabildo eclesiástico y el Palacio de la Inquisición.”465. Grabado por debajo del escudo de piedra que corona la portada se puede leer “PLAÇA DECANUS”, y más abajo, sobre el entablamento de la ventana, la fecha de “1580”, haciendo alusión al propietario y su cargo, y a lo que se cree que fue la fecha de terminación de la portada, que la situaría como la primera fabricada de cantería en la ciudad de Puebla. Francisco Becerra pudo perfec- tamente haber realizado este trabajo, o al menos haber dado trazas para él, ya que estuvo activo en la ciudad de Puebla desde 1574 hasta 1580, donde desem- peñó cargos de gran prestigio, además del de maestro mayor de la catedral que don Tomás de Plaça es difunto, e passado desta presente vida, y así esta tendido en uno de sus aposen- tos, puesto a punto para lo llevar a enterrar, y esto es público y notorio, y la verdad para el juramento que ffecho tiene, y lo firmó de su nombre Pedro Hernández Canillas […]“. 463  Bühler 2001, pág. 44. 464  Fernández Muñoz 2007, pág. 1087. En una nota a pie de página, esta autora nos dice textualmente: “La Dra. Penny C. Morrill, del San Antonio Museum of Art, afirma que en sus investigaciones sobre la Casa del Dean, y concretamente sobre ‘El maestro de las Sibilas’ realizada en el Archivo Municipal de Puebla encontró algún dato que relacionaba a Becerra con el edificio que estamos analizando, sin embargo, de momento nos ha sido imposible localizar el dato.”. 465  Chanfón Olmos 2001 A, pág. 385. La catedral de Puebla 178 podría ser suficiente para que el deán de ella le encargara obras en su propia casa. Además debemos tener en cuenta que la sede estuvo vacante entre el 17 de julio de 1576 en que murió el obispo Antonio Ruiz de Morales y Molina466 y el 13 de enero de 1578, fecha en que fue designado el nuevo obispo Diego de Romano y Govea, y que en ese entreacto sería el deán el que se haría cargo de todos los temas referentes a la construcción de la fábrica de la catedral, estando en contacto directo con su maestro mayor Francisco Becerra467. Efraín Castro Morales por su parte, atribuye la autoría sobre la Casa del Deán y su portada a Francisco Gutiérrez, mayordomo y aparejador de la obra de la catedral nueva en el año 1575. 466 Antonio Ruiz de Morales y Molina fue obispo de la diócesis de Puebla-Tlaxcala del 10 de diciembre de 1572 hasta el 17 de julio de 1576. Anteriormente había sido obispo de Michoacán desde el 14 de enero de 1566 hasta su traspaso a la sede poblana. 467 Castro Morales 2013, pág. 12. Un dato más a tener en cuenta en la posible unión artística entre el deán y el maestro Becerra pudo darse por el origen provincial común de los dos, ya que “Tomás de la Plaza nació en 1519, en la villa de Alburquerque, en Extremadura [...]”. Fig. 36 Fachada de la Casa del Deán en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 179 “Por nuestra parte tenemos razones para inclinarnos a pensar que el posible maestro encargado de la reedificación de la Casa del Deán y autor de su portada en la década de 1570, pudo haber sido el arquitecto y cantero español Francisco Gutiérrez, a quien ya encontramos desde 1573 en Puebla, siendo recibido ese año por el cabildo eclesiástico como maestro mayor de la catedral y del hospital de San Pedro, cargo que desempeñó hasta enero de 1575, cuando, como vimos, lo sustituyó Becerra. [...]” Efraín Castro468 4. 1. 2. 3. Otras obras en Nueva España Convento de San Francisco de Totimehuacán469 (Estado de Puebla) Diferentes fuentes atestiguan la presencia de Francisco Becerra al frente de la obra de iglesia de este convento. Por ejemplo, en la Probanza de Lima se hace mención a sus trabajos aquí realizados. “[…] ansí mismo sabe este testigo que en la dicha cibdad de la Puebla hizo y traçó muchas obras, ansí de cassas de particulares como fuera dellas, en pueblos de indios, haziendo y reedificando y reparando templos y puentes todo por su buen yngenio y abilidad, que no lo auía en aquel tiempo otro de su arte que lo entendiese como él, y sabe que en los pueblos de Totomeguacan y en Guatinchan, en los pueblos de los indios, hizo dos capillas de muy costosos edificios de cantería y bóuedas, y esto sabe desta pregunta.” Yolanda Fernández470 Por otro lado tenemos en nuestro poder un documento del Archivo de Notarías de la ciudad de Puebla, expedido por el escribano público Juan de Bedoya con fecha 17 de agosto de 1574, en el que se declara lo siguiente: “Sepan quantos esta carta vieren, como yo Francisco Bezerra maestro de cante- ría, estando en esta çibdad de los Ángeles de la Nueva España digo: que por quanto yo estoy conçertado con el governador, alcalde, rregidores y prinçipales yndios del pueblo de Totomehuacan, para que les visite la yglesia y monasterio que en el dicho pueblo se haze, y les de traça e yndustria de lo que conbiniere hazer en la obra de la yglesia hasta 468 Castro Morales 2013, pág. 25. 469  Fernández Muñoz 2007, pág. 995 y ss. 470 AGI Patronato, 191. Ramo 2. Probanza de Francisco Becerra, Lima 2 de abril de 1585, F 62 v - 64 r. Declaración de Alonso González a la pregunta nº 3, (trascripción en Fernández Muñoz 2007, pág. 1504). En otras declaraciones de esta misma Probanza, como la de Pedro Baptista, también se alude en la tercera pregunta al trabajo de Becerra en Totimehucán. La catedral de Puebla 180 que se acabe de hazer de todo punto, todas las bezes que por los dichos yndios fuere llamado, por rrazón que me han de dar y pagar en cada un año, çiento y çinquenta pe- sos de oro común hasta que así se acabe la dicha obra […]“471 Este documento deja claro que Becerra visita tanto la iglesia como el mo- nasterio, pero solo se compromete, mediante concierto, a entregar trazas de la construcción de la iglesia; más adelante se especifica la forma del pago que incluía no solo moneda, sino también una parte en especies. En este concierto Francisco Becerra se obligaba a dar fianzas de su trabajo para responder en caso de que, por culpa de su traza, la obra se fuera abajo después de acabada, de forma que si así fuera tendría que rehacerla de nuevo a su costa472. Además de dar “traza, modelo e industria”, también quedaba obligado a visitar la obra tantas veces como le fueran requeridas por los “indios contratantes”, de manera que si no acudiera a esta llamada podrían buscar a otro maestro que realizara la visita, corriendo Becerra con los gastos de éste. “La existencia de fiadores en las escrituras es una constante. Obviamente, la figura del fiador es la que debe correr con los compromisos del principal, en caso de que no cum- pla el contrato, tanto en sus aspectos profesionales como económicos. El fiador respon- de con sus bienes y con su trabajo. Normalmente, figuran como fiadores familiares del principal y frecuentemente del mismo oficio, lo que no era extraño si se tiene en cuenta el carácter gremial y corporativo familiar que tenía [...]” María Victoria García473 471  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 12, 1574, F 1312 r - 1313 v, 17 de agosto de 1574. 472  García Morales 1990, pág. 93. “Para realizar una obra y previa adjudicación de la misma a un mae- stro, se redacta un Contrato de Ejecución o Contrato de Obligación, por el que el maestro se obliga a hacer la obra sometiéndose a unas condiciones. En esta escritura, que se llevaba a cabo ante escribano e iba firmada por ambas partes, existen una serie de puntos comunes, independientes del tipo de obra que se realizara y que se resumen en los siguientes apartados: Existencia de Fiadores, Sujeción a Trazas, Sujeción a Condiciones y precios. [...] La existencia de fiadores en las escrituras es una constante. Obvia- mente, la figura del fiador es la que debe correr con los compromisos del principal, en caso de que no cumpla el contrato, tanto en sus aspectos profesionales como económicos. El fiador responde con sus bienes y con su trabajo. Normalmente, figuran como fiadores familiares del principal y frecuentemente del mismo oficio [...]”. 473  García Morales 1990, pág. 93. Antonio Pedro Molero Sañudo 181 Fig. 37 Convento de San Francisco enTotimehuacán Fig. 38 Portada del convento de San Francisco en Totimehuacán La catedral de Puebla 182 Convento de San Juan Bautista de Cuauhtinchán474 (Estado de Puebla) Ateniéndonos de nuevo a las declaraciones de los testigos ya menciona- dos de la Probanza de Lima, también trabajó Francisco Becerra en este con- vento, donde “[...], hizo dos capillas de muy costosos edificios de cantería y bóuedas […]475; según este texto no está clara cuál fue la verdadera interven- ción del maestro. Efraín Castro también habla de la participación de Becerra en este convento, al revelarnos al marido de su hermana Inés de Valencia, Francisco García, como el fiador del maestro en las obras de este convento y también en el de Totimehuacán476. Por nuestra parte, podemos asegurar que el “maestro de cantería” Francisco Becerra trabajó aquí, en Cuauhtinchán, por un documento encontrado en el Archivo de Notarías de la Ciudad de Puebla con fecha 15 de agosto de 1576, redactado ante el notario Juan de Bedoya, por el cual se compromete el dicho maestro, mediante concierto, con los in- dios principales del pueblo de Guatinchán: “[…] el dicho Francisco Bezerra, se obligava y obligó ante los dichos yndios [borrón], de visitar y dar traça e yn- dustria a todo su saber, y emprender sin ocultar cossa alguna [borrón], hazer la yglesia que se está haziendo en el dicho pueblo de Guatinchán, con todas sus capillas de bóbedas que se han de hazer […]“477. El mismo documento con- tinúa especificando el salario del maestro, de nuevo tanto en metálico como en especies, y prosigue recalcando la obligatoriedad de acudir a la obra per- sonalmente siempre que fuera llamado a ella: “[…] y de esta manera se obligó de tener, guardar, y cumplir esta escritura ssegún dicho es, y por desseo de no ir a la dicha visita al dicho pueblo siendo llamado por los dichos yndios, le puedan llamar a otro maestro que vaya a hazer la dicha visita por el preçio 474  Fernández Muñoz 2007, pág. 959 y ss. 475  AGI Patronato, 191. Ramo 2. Probanza de Francisco Becerra, Lima 2 de abril de 1585, F 64 r. Declaración de Alonso González a la pregunta nº 3, (transcripción de Fernández Muñoz 2007, pág. 1504). 476  Castro Morales 1960, pág. 15. 477  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 15, 1575, F 741 r - 742 r, 15 de agosto de 1576. Antonio Pedro Molero Sañudo 183 que con el tal maestro consertaren, lo que se le a de descontar al dicho Fran- cisco Bezerra de su salario […]“478. Fernández Muñoz plantea que el modelo de portada que Becerra reali- zó en la Dehesa de las Yeguas en Trujillo fue exportado al Nuevo Mundo y que “[…] Una de sus primeras proyecciones americanas sería la portada de los pies de la iglesia conventual de Cuauhtinchán.”479. Compara el tipo de soportes utilizado aquí con los de la catedral de Puebla, aunque manteniendo “[…] las mismas proporciones de la portada de la Dehesa de las Yeguas […]”, y equi- parándolos también con los soportes utilizados en el coro de la iglesia de San Francisco en Puebla480, a pesar de que en ninguno de estos dos casos haya cons- tancia documental de que estas obras salieran de las manos del maestro Bece- rra. La semejanza de las bóvedas de este convento de Cuauhtinchán con las del citado coro de San Francisco en Puebla, han servido a Francisco Pizarro para relacionar al maestro Francisco Becerra con la fábrica del dicho coro poblano481. 478  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 15, 1575, F 741 r - 742 r, 15 de agosto de 1576. 479  Fernández Muñoz 2007, pág. 565. 480  Fernández Muñoz 2007, pág. 618. 481  Pizarro Gómez 1997, pág. 56. Fig. 39 Convento de San Juan Bautista en Cuauhtinchán La catedral de Puebla 184 Convento del Corpus Christi de Tlalnepantla (Estado de México) De nuevo por la Probanza de Lima, sabemos que Francisco Becerra de- bió realizar aquí algunos trabajos “[…] y assi mismo en los pueblos comarca- nos de la dicha cibdad de México hizo e edificó otras obras de templos muy prencipales como en el lugar de Talnepantla […]”482. Hay autores como Angulo que atribuyen al maestro extremeño la obra de la iglesia y de la portada norte; otros, como Toussaint, aseguran su participación en esta obra, pero sin poder determinar qué fue lo hecho por él, mientras que Fernández Muñoz asevera la autoría de Becerra en la construcción de la iglesia por un documento inserto en la Probanza de Lima que dice lo siguiente, “[…] la de Talnepantla ques una capilla de cantería y bóbeda queste testigo dexó que se estaba haziendo quando se fue a España, que hera obra de qualidad e importancia […]”483. Nosotros, a tenor de lo visto in situ, nos atrevemos a ver la mano del 482  Fernández Muñoz 2007, pág. 972 y ss. Trascripción de la autora del F. 3 de la Probanza de Lima. 483  Fernández Muñoz 2007, pág. 1514. Trascripción de la autora de la declaración de Jerónimo de Eugui en la Probanza de Lima el 8 de abril de 1585. Fig. 40 Portada del Convento de San Juan Bautista en Cuauhtinchán Antonio Pedro Molero Sañudo 185 maestro extremeño, o al menos su estilo y modus operandi, en diferentes lu- gares de este convento de Tlalnepantla. Por ejemplo, en la traza que tienen los pilares y los arcos formeros que sustentan la bóveda de la nave de la iglesia; el diseño de las basas y fustes de estos pilares los podemos ver repetidos en el zócalo y los contrafuertes exteriores de la catedral de Puebla, lógicamente con una escala superior en este caso. La portada principal del templo sí que parece ser claramente asignable a Francisco Becerra, basándonos en las similitudes con algunas obras de éste en suelo trujillano, como las portadas de la iglesia de Herguijuela o la de Santa Martín en Trujillo, además de mostrar una patente influencia del tratado de Diego de Sagredo. Fig. 41 Basamento de los pilares del convento de Tlalneplanta La catedral de Puebla 186 Fig. 43 Portada del convento del Corpus Christi de Tlalnepantla Fig. 42 Basamento-zócalo de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 187 Fig. 44 Portada de la parroquia de San Bartolomé en Herguijuela Fig. 45 Portada de la iglesia de San Martín en Trujillo La catedral de Puebla 188 Convento de la Asunción de Nuestra Señora de Cuernavaca (Esta- do de Morelos) Una vez más tenemos que remitirnos a la Probanza de Lima para encon- trar un testigo que afirma saber que Becerra trabajó en este convento “[…] que de las demás obras que hizo en Talnapantla y Cuytlabaca y Tepustlan tiene este testigo noticia auerlas fecho el dicho Francisco Bezerra […]“484. También en este caso se plantea que la portada norte del convento sea obra del maestro Becerra, atendiendo al modelo de frontón puntiagudo muy similar, por ejemplo, al del convento de San Francisco en Puebla. 484  Fernández Muñoz 2007, pág. 1515. Trascripción de la autora de la declaración de Jerónimo de Eugui en la Probanza de Lima el 8 de abril de 1585. Fig. 46 Portada del Tratado de Diego de Sagredo Antonio Pedro Molero Sañudo 189 Convento de la Natividad de Nuestra Señora de Tepoztlán (Esta- do de Morelos)485 Se cree que comenzó su edificación entre los años 1560 y 1570. Toussaint ve la intervención de Francisco Becerra en el frontón puntiagudo de la porta- 485  Fernández Muñoz 2007, pág. 1041 y ss. Fig. 47 Portada del convento de la Asunción de Nuestra Señora en Cuernavaca La catedral de Puebla 190 da, característico de este maestro, pero hay discrepancias entre los diferentes especialistas acerca de la participación de este artífice en esta edificación. Algo que sí está claro es que Francisco Becerra estuvo aquí trabajando, al menos, en una vereda dentro del recinto del convento, -posiblemente el camino empedra- do que lleva desde la entrada del atrio hasta la portada principal de la iglesia-, tal y como vemos en el siguiente documento: “[…] para que los naturales del pueblo de Tepoxtlan se les restituya el dinero que dieron a Francisco Becerra, cantero, que había entregado a cuenta de la obra de una vereda de cantera en el templo mayor de la dicha villa, Tepoztlán.”486. El hecho de haber trabajado en el atrio podría servirnos para plantear la posibilidad de que también hubiera trabajado, no solo en las veredas de cantera, sino también en las capillas posas de este conjunto. Atendiendo de nuevo a la Probanza de Lima tenemos que dar por sentada la participación de Becerra en la construcción de la iglesia con- ventual, tal y como refleja una de las preguntas de dicho documento487, aunque por desgracia no se aclara en qué consistió su trabajo realizado aquí. Pablo C. Gante cree que la portada de este convento no es obra de Francisco Becerra atendiendo a la Relación de la villa de Tepoztlán, hecha en 1580 por el corregidor Juan Gutiérrez de Liébana, en la cual dice que existe un monasterio, pero que no tiene ninguna cosa que merezca “hazer memoria”. Gante utiliza esta decla- ración para mantener que la portada tuvo que ser posterior a la fecha de esta relación, 1580, ya que si hubiera existido, indudablemente habría sido mencio- nada por el corregidor488. Si diéramos por cierta esta hipótesis es imposible que Becerra sea el artífice de la portada, aunque sí que podría haber dado trazas para su construcción. 486  AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, General de Parte (051) Vol. 2, Expediente 520, 10 de febrero de 1580, F 102 v. 487  Fernández Muñoz 2007, pág. 1488. 488  Gante 1954, pág. 139. En la página 207 también hace referencia a la portada del convento de Te- poztlán. “El concepto artístico es tan puro y la estructura tan racional que quisiéramos poder atribuir esta obra al arquitecto Francisco Becerra; pero como ya lo hicimos notar, cuando se fabricó esta portada Becerra ya no se encontraba en México. ¿O será que dejó hecho el plano y los dibujos antes de salir para el Perú? […]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 191 Fig. 48 Convento de la Natividad de Nuestra Señora de Tepoztlán Fig. 49 Detalle del claustro del convento de la Natividad de Nuestra Señora de Tepoztlán La catedral de Puebla 192 Convento de San Dionisio de Yanhuitlán (Estado de Oaxaca)489 Como ya hemos dicho más arriba, al parecer fue la construcción de este convento la “excusa” para que Francisco Becerra se embarcara hacia Améri- ca junto a otros compañeros de oficio490. Gonzalo de las Casas heredó la enco- mienda de Oaxaca de su padre Francisco y decidió comenzar la obra de este convento. Se baraja la hipótesis de que Becerra pasara por aquí a su llegada a México en 1573, pero en cualquier caso no está probada su presencia, aunque bien es cierto que las bóvedas de crucería de la iglesia son de una gran calidad y se asemejan a las del presbiterio y el coro de la iglesia del convento de San Francisco en Puebla. 489  Fernández Muñoz 2007, pág. 1013 y ss. Para una información más completa sobre este convento véase: Gorbea Trueba 1962. 490  García Oviedo 2001, pág. 136. García Sáiz 1992, pág. 218. Andrés de la Concha llegó “[...] a México en 1568 ya con un contrato firmado para hacerse cargo del retablo de Yanuhitlán.”. Fig. 50 Convento de San Dionisio en Yanhuitlán Antonio Pedro Molero Sañudo 193 Fig. 51 Interior del convento de San Dionisio en Yanhuitlán Fig. 52 Bóvedas del convento de San Dionisio en Yanhuitlán vistas desde el coro La catedral de Puebla 194 4. 1. 3. Becerra en el Virreinato del Perú En 1580 Francisco Becerra deja los territorios del virreinato de la Nueva España y la dirección de los trabajos en la catedral de Puebla de los Ángeles para embarcarse rumbo al virreinato del Perú491. Habían pasado tan solo sie- te años desde su llegada a estas tierras americanas y, previo paso inicial por la ciudad de México, se había instalado y había desempeñado, en la segunda ciudad en importancia de este virreinato de la Nueva España, Puebla de los Ángeles, prácticamente todos los cargos más importantes de su oficio, tanto para el cabildo municipal como para el catedralicio. Tenemos que pensar en el maestro trujillano como en una persona con una gran “ambición” social y profesional, que le impulsaba en su afán por superarse cada vez más, habida cuenta de su inquietud en mudarse de un sitio a otro para conseguir su objeti- vo: de la España peninsular al virreinato de la Nueva España, y de aquí, en un relativo corto espacio de tiempo, al virreinato del Perú. De nuevo parte hacia rumbo desconocido para tratar de desempeñar cargos de mayor importancia, y de nuevo va de la mano de algún notable, en este caso muy principal, ya que se trata del nombrado nuevo virrey del Perú, Martín Enríquez de Almansa, hasta ese momento virrey de la Nueva España492; ahora ya no es un encomendero su aval, sino la persona de mayor poder en esas nuevas tierras a las que va, des- pués del mismísimo rey. Francisco Becerra comenzó a ultimar los detalles para su marcha hacia el Perú, y como muestra de ello tenemos un documento del Archivo de Notarías de Puebla, de fecha 1 de febrero de 1580, en el que aparece realizando la compra 491  El virreinato del Perú había sido creado mediante una cédula real de 20 de noviembre de 1542 expedida en Barcelona. Comprendía toda América del Sur, incluido el istmo de Panamá, menos Brasil, las Guayanas y Venezuela. 492  Rubio Mañé 1955, pp. 125 - 126 y 292. Díaz Casillas 1987, pág. 47. Instrucciones y memorias de los vir- reyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 158 - 175. Martín Enríquez de Almansa fue nombrado virrey de la Nueva España el 19 de mayo de 1568, tomando posesión del título el 4 de noviembre de ese mismo año y ejerciéndolo hasta el 4 de octubre de 1580. De México fue enviado, también como virrey, al Perú, muriendo en Lima el 12 de marzo de 1583. Antonio Pedro Molero Sañudo 195 de cincuenta quintales de bizcocho493 al vecino de la ciudad Juan Benítez494, con el claro fin comercial de revenderlo para la travesía. Becerra, debido a su posi- ción social y profesional, ya había tenido la ocasión de comerciar anteriormente con este producto, como nos refleja otro documento del Archivo de Notarías de Puebla con fecha 23 de enero de 1577 en el que se obligaba a entregar cien quintales de bizcocho en esta misma ciudad495. Bien sabido es que la ciudad de Puebla era una gran productora de este género, así como también de harina y jamón, que eran tan necesarios para la alimentación de las tripulaciones en los largos viajes por mar; ya fray Toribio de Motolinía habla sobre este tema en su Historia de los Indios de la Nueva España. “Tiene [la ciudad de Puebla] el puerto de la Veracruz al oriente a cuarenta leguas; México por medio de esta ciudad; y cuando las recuas van cargadas a México, como es el paso por aquí, los vecinos se proveen y compran todo lo que han de menester en mejor precio que los de México; y cuando las recuas son de vuelta cargan de harina, y tocino, y bizcocho, para matalotaje de las naos; por lo cual esta ciudad se espera que irá aumentándose y ennobleciéndose.” Toribio de Motolinía496 A partir del 23 de febrero de 1580 Francisco Becerra desaparece docu- mentalmente de la ciudad de Puebla, sin saberse exactamente en qué fecha se embarcaría rumbo al virreinato del Perú497. Suponemos que llegaría allí en ese mismo año, aunque no tenemos ninguna constancia de él hasta que aparece, en 1581, en la ciudad de San Francisco de Quito, donde comenzará a trabajar en numerosas obras tanto en el ámbito civil como en el eclesiástico. Partidor de 493  Según el Diccionario de la Real Academia Usual del año 1780, bizcocho es un “pan que se cuece segun- da vez, para que se enxugue, y dure mucho tiempo, con el que se abastécen las embarcaciones, por no poder llevar hornos para el pan necessário. Viene del latino Biscoctus, que significa dos veces cocido”. Hay numerosas entradas en las actas del cabildo municipal de Puebla en las que se especifica la in- tención de reglamentar estrictamente el precio del trigo y del bizcocho. Castro Morales 1960, pág. 16. “[…] la venta de bizcochos era un productivo negocio de la ciudad de Puebla, durante la Colonia, ya que esta ciudad era la que surtía gran parte de las provisiones para los galeones que partían del puerto de Veracruz.”. 494  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 21, 1580, F 321 r - 321 v, 1 de febrero de 1580. 495  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 18, 1577 - 1578, F 116 r - 116 v, 23 de enero de 1577. 496  Motolinía 1995, pág. 189. 497  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 21, 1580, F 164 r - 165 v, 23 de febrero de 1580. Citado en Castro Morales 1960, pág. 16. Este día el maestro Francisco Becerra dio un poder a sus hermanos Inés de Valen- cia, Pedro Becerra y Rodrigo Becerra, vecinos de México, y a García de Naveda vecino de la ciudad de Puebla para que cuidaran de todos sus negocios; prueba clara de que estaba ultimando su viaje hacia el virreinato del Perú por esas fechas. La catedral de Puebla 196 estancias y solares será el primer título que se le otorgaría a su llegada a esta ciudad, realizando además paralelamente numerosas obras públicas de índole urbanística como la canalización del alcantarillado, o efectuando también labo- res de ingeniería como el trazado de tres puentes de piedra en los alrededores de la ciudad, que le son atribuidos asimismo498. Para la iglesia trabajó en la cons- trucción de dos de los complejos conventuales más importantes de la ciudad, el dominico de San Pedro Mártir499, para el que diseño planos en 1581 con una planta muy similar al convento también dominico de Puebla, y el de San Agus- tín500, para cuya construcción también dio trazas, al menos para la iglesia. En Quito estuvo hasta el año 1582, cuando el nuevo virrey del Perú Martín Enríquez de Almansa, que había ejercido como virrey de la Nueva España has- ta 1580, lo llama a su servicio para que acuda a la Ciudad de los Reyes (Lima)501 a desempeñar importantes y necesarias obras que debían realizarse. Francisco Becerra, de nuevo vuelve a marcharse de una ciudad, Quito, en la que gozaba de un gran prestigio profesional y, acorde con él, de muy buenos salarios por sus trabajos, para crecer profesionalmente en la capital de este virreinato al lado de la figura más importante de él, el virrey. Becerra se embarcaría hacia su nuevo destino llegando ese mismo año de 1582, hecho atestiguado por un concierto de obra de fecha 26 de octubre de dicho año502. Si Becerra dejó su casi inmejorable situación conseguida en Quito, debió de ser porque sabía que, tan- to la Ciudad de los Reyes como la del Cuzco, estaban pendientes de construir sus nuevas catedrales, y que en la invitación del virrey iría implícito el encargo de sus construcciones. Desde su llegada a la Ciudad de los Reyes Becerra comienza a trabajar en las trazas para una nueva catedral, pero no será hasta el 17 de junio de 1584 cuando se le nombra maestro mayor de ésta; dos días antes, el 15 de junio, había 498  Fernández Muñoz 2007, pp. 53 - 54. 499  Fernández Muñoz 2007, pp. 1113 y ss. 500  Fernández Muñoz 2007, pp. 1135 y ss. 501  La Ciudad de los Reyes, actual Lima, fue fundada por Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535. 502  Citado en Fernández Muñoz 2007, pág. 57. Antonio Pedro Molero Sañudo 197 sido nombrado alarife de la ciudad, encomendándosele dos meses después la reparación de las casas del cabildo y nombrándole maestro mayor de las casas reales. Francisco Becerra había conseguido todos estos importantes cargos a pesar de que poco tiempo antes, el 12 de marzo de 1583, había muerto su mece- nas el virrey Martín Enríquez de Almansa503. Será el 2 de abril de 1585 cuando Francisco Becerra solicitará al rey el cargo de maestro mayor de los reinos del Perú en la denominada Probanza de Lima, presentando testigos que avalaran toda su labor arquitectónica en los territorios americanos; esta Probanza de Méritos se realizó el día 17 de junio de ese mismo año. Este nuevo nombramiento que buscaba Becerra era a todas luces con la intención de engrandecer su ya considerable prestigio, o tal vez para conseguir ciertos privilegios especiales que podrían derivar de este cargo, ya que económicamente no le representaría mayores ingresos que los que tenía por los títulos que ya ostentaba; no obstante, la solicitud le fue denegada por el consejo de Indias, aunque como resalta muy bien Yolanda Fernández, esta petición, al habernos llegado íntegra, nos ha servido para co- nocer muchas facetas del “arquitecto” trujillano. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado y otorgarle un valor relativo a este documento, ya que se trata de una carta que confecciona el propio maestro junto a testigos elegidos por él mismo. Pudiera ser que Francisco Becerra buscara este título de maestro mayor de los reinos del Perú como el último peldaño del reconocimiento de toda su carrera profesional, que a su vez le equipararía, en estas tierras americanas, con su colega Claudio de Arciniega al que se le había concedido, mediante cédula real fechada en Madrid el 25 de agosto de 1578, el título de “Obrero Mayor de la Nueva España”504, cargo que correspondía al mayor título honorífico que podía ser otorgado a un maestro de “arquitectura” en esa época505. A pesar del revés 503  Fernández Muñoz 2007, pp. 1177 y ss. 504  Este cargo de Obrero Mayor de la Nueva España iba acompañado de un sueldo de cien pesos de oro de tepuzque al año durante todo el tiempo que residiera aquí. 505  Toussaint 1981, pág. 44. La catedral de Puebla 198 de no reconocerle esta nueva categoría, Becerra continuó al frente de la maes- tría mayor de la catedral. Francisco Becerra seguiría dando trazas y situándose al frente de nume- rosas obras en la Ciudad de los Reyes, como atestigua su nombramiento en 1596 otra vez como alarife del cabildo municipal, cargo que parece ser que ejerció hasta 1602. También existe documentación del año 1601 acerca de la realización de un proyecto para un nuevo corral de comedias que seguiría el modelo del de la ciudad de México, lo que nos prueba que continuaba gozando del favor de las altas esferas del poder para ejercer su labor arquitectónica. En cuanto a sus posibles trabajos en la catedral de Cuzco, aunque no hay ninguna certeza de su participación a través de la documentación, la mayoría de los estudiosos de este edificio atribuyen a Francisco Becerra, como mínimo, su traza506. En el lado opuesto de la hipótesis anterior se encuentra Harth Terré, quien demuestra claramente que el proyecto para la catedral de Cuzco no salió de la mano del maestro trujillano sino de Bartolomé Carrión507. Aún teniendo muy en cuenta la afirmación hecha por Terré, si echamos un vistazo detenido a la planta de la catedral del Cuzco se pueden apreciar las similitudes existentes entre ésta y las dos grandes catedrales trazadas por Francisco Becerra, la de Puebla de los Ángeles y la de la Ciudad de los Reyes. Ante estas semejanzas evidentes, cabría la posibilidad de plantearse ciertas dudas al menos en cuanto a la autoría de las trazas, o de que Becerra hubiera podido ser el “autor intelec- tual” del proyecto. Francisco Becerra muere en la Ciudad de los Reyes el año de 1605, exis- tiendo también discrepancia en cuanto al día su deceso, unos autores hablan del 25 de abril508 y otros del 29 de ese mismo mes509. 506  García Oviedo 2001, pág. 145. 507  Harth Terré 1945, pp. 85 - 86. Harth Terré 1951 - 1952, pp. 293 - 294. 508  Solís Rodríguez 1984, pág. 132 509  Harth Terré 1945, pág. 76. Harth Terré 1951 - 1952, pág. 284. Terré da esta fecha citando en ambos casos al historiador Lohmann Villena. Antonio Pedro Molero Sañudo 199 Fig. 53 Planta de la catedral de Cuzco Fig. 54 Planta de la catedral de Lima La catedral de Puebla 200 Fig. 55 Planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 201 5. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE PUEBLA HAS- TA LA LLEGADA DEL OBISPO JUAN DE PALAFOX Y MEN- DOZA (1575-1640) Desde el año 1573 se había asignado personal indígena de la cercana pro- vincia de Tlaxcala para la construcción de la nueva catedral de la ciudad de la Puebla de los Ángeles. Según Diego Muñoz y Camargo la cantidad de trabaja- dores designados fue de “65 o 70 efectivos cada semana”510 que, como ya se ha comentado anteriormente, se dedicaron a realizar trabajos en la ciudad mien- tras daba comienzo la nueva edificación catedralicia511. En algunos casos, inclu- so, esta mano de obra pasó a desempeñar tareas particulares para los vecinos españoles, por supuesto en absoluto remuneradas. Esta situación con respecto al trabajo indígena se daba a pesar de una real cédula, expedida en Medina del Campo con fecha 20 de marzo de 1532 por la emperatriz-reina Isabel, en la que expresaba su deseo ante la audiencia de la Nueva España, de que los indios que trabajasen en la construcción fueran “bien tratados y pagados”, haciendo refer- encia concreta a los trabajos en la ciudad de México, pero, por supuesto, siendo extensiva a todo el virreinato512. Las obras de la catedral siguieron recibiendo mano de obra gratuita por parte de la población indígena tlaxcalteca en 1591, 510  Muñoz y Camargo 1994, pág. 210. En teoría, los tlaxcaltecas deberían haber estado exentos de ser- vicios personales en virtud de sus privilegios adquiridos desde tiempos de Hernán Cortés. Martínez Baracs 1991 A, pág. 103. “[…] Hacia 1565, Tlaxcala contribuyó con 50 indios para la reparación de la catedral de Puebla. Pero el llamado pleito por el servicio público tiene que ver con la asignación de 65 o 70 efectivos cada semana para la edificación de la nueva catedral. Ya no era una contribución de corto tiempo sino un servicio de larga duración; Tlaxcala protestó, además, porque sólo un número reducido de sus indios trabajaba realmente en la obra, mientras ‘los demás se reparten para servir a particulares en que son muy vejados y molestados’.”. Gibson 1991, pp. 68 - 69. “[…] Al finalizar el siglo [XVI], el rey reafirmó cédulas previas, sosteniendo una vez más que los tlaxcaltecas no debían trabajar fuera de la provincia. Al igual que otras cédulas reales, esta orden fue redactada hábilmente de modo que, aunque parecía inequívoca, tanto el virrey como sus consejeros pudieron descubrir frases que constituían excepciones. El virrey observó que la cédula pro- hibía a los tlaxcaltecas trabajar para ciudadanos particulares pero no prohibía en forma específica las levas para la catedral. No hay indicios de que los tlaxcaltecas pudieran contradecir esta interpretación. Siguieron sometidos al repartimiento de labor para la catedral, y mucho tiempo después, al finalizar el siglo seguían enviando 50 hombres por semana.”. 511  Suponemos que lógicamente parte de ese personal indígena e incluso algunos canteros y obreros españoles habrían comenzado ya a extraer piedra de las canteras para la construcción de la catedral antes de inicarse la obra en 1575, ya que para estos desmesurados proyectos era necesaria la extracción de miles de metros cúbicos de piedra. 512  Solano 1996, pág. 100. “Real cédula de la emperatriz-reina doña Isabel a la Audiencia de Nueva Es- paña ordenando que los indios que trabajan en la construcción sean bien tratados y pagados”. Extraída del CODOIN Ultramar, Tomo X (1897), págs. 136 - 137. La catedral de Puebla 202 aunque en este mismo año sufrieron una reducción de veinticinco hombres dictada por el virrey Luis de Velasco513, ya que esta provincia iba a contribuir con cuatrocientas familias para la colonización de la gran Chichimeca514. “[…] antes que conociesen à los Españoles. Avia entre ellos grandes Escultores de Can- teria, que labraban quanto querian en Piedra, con Guijarros, ò Pedernales, porque ca- recian de Hierro, tan primorosa, y curiosamente, como nuestros Oficiales, con Escodas, y Picos de Acero, como se hecha oy Dia de vèr en algunas figuras de los Idolos, que se pusieron por esquinas, sobre el cimiento en algunas Casas principales de esta Ciudad […] Los Carpinteros, y Entalladores, labraban la Madera con Instrumentos de Cobre. Las Piedras preciosas labraban los Lapidarios con cierta Arena, que ellos sabian […]” Juan de Torquemada515 “En los Oficios, que antes sabían, se perficionaron los Indios, despues que vieron las Obras, que hacian los Españoles; los Canteros, que eran curiosos en la escultura (como queda dicho) y labraban sin Hierro, con solas Piedras, cosas mui de vèr, despues que tuvieron Picos, y Escodas, y los demàs instrumentos de Hierro, y vieron Obras, que los nuestros hacian, se aventajaron en gran manera, y asi hacen, y labran Arcos redon- dos escaçanos, y terciados, y Portadas, y Ventanas de mucha Obra, y quantas cosas de Cantaria han visto, y ellos son los que lo labran todo, y por sus manos pasan las Obras, que los Españoles hacen, que por maravilla ai alguno de ellos, que ponga mano en esto, por mas Oficial que sea; y en esta Ciudad [México] han hecho mucha, y mui buena Canteria […]. Lo que ellos no avian alcançado, y tuvieron en mucho quando lo vieron, fue hacer Bobedas, y quando se hiço la primera (que fue la Capilla Maior de la Iglesia Vieja de San Francisco de esta Ciudad de Mexico, por mano de una cantero de Castilla) maravillaronse mucho los Indios, en vèr cosa de Bobeda, y no podian creer, sino que al quitar de los Andamios, se avia de caer, y ninguno osaba andar por abaxo; mas viendo que quedaba firme la Bobeda, luego perdieron el miedo. Y poco despues, los Indios so- los hicieron dos Capillas de Bobeda, que todavia duran en el Patio de la Iglesia Principal de Tlaxcala, y despues acà han hecho, y cubierto mui excelentes Iglesias de Bobeda, y Casas de lo mismo, en Tierras calientes, y esta Iglesia de Santiago lo es, y ellos han he- cho las Cimbrias, y las han desbaratado. […] […] que en todo genero de Oficios, y Artes, se hacen en esta Tierra de Indias (à lo menos en esta Nueva-España) los Indios son los que las exercitan, y labran, porque los 513  Rubio Mañé 1955, pp. 133 y 292. Díaz Casillas 1987, pág. 49. Instrucciones y memorias de los virreyes no- vohispanos 1991, Volumen I, pp. 312 - 333. Luis de Velasco y Castilla y Mendoza, marqués de Salinas del río Pisuerga. Nació en Carrión de los Condes, provincia de Palencia en 1539 y murió en Sevilla en 1617. Hijo de Luis de Velasco, conde de Santiago y segundo virrey de la Nueva España entre 1550 y 1564. Fue virrey de la Nueva España en dos ocasiones, la primera fue nombrado el 19 de julio de 1589, tomando posesión del cargo el 17 de enero de 1590 y siendo removido de éste el 5 de noviembre de 1595, en que se trasladó con el mismo título al virreinato del Perú. Tomó posesión por segunda vez del virreinato de la Nueva España el 15 de julio de 1607, ejerciendo el puesto hasta el 17 de junio de 1611. Nombrado mar- qués de Salinas y presidente del consejo de Indias el 27 de diciembre de 1610, ese mismo mes de junio de 1611 salía de México regresando a España. 514  Muñoz Camargo 1994, pág. 210. La gran Chichimeca era un término usado por los españoles del siglo XVI para referirse a los vastos territorios situados al norte del altiplano mexicano. Actualmente englobaría aproximadamente los es- tados de Jalisco, Aguas Calientes, Nayarit, Guanajuato y Zacatecas. Este término deriva de la palabra naua “chichimeca” que era el nombre con el que los nahuas mexicas llamaban en general a un grupo de pueblos seminómadas que habitaban en el norte. Los chichimecas ofrecieron una gran resistencia a ser colonizados y fueron difíciles de subyugar por su fuerte carácter guerrero y nómada. No fue hasta los inicios del siglo XVII cuando los españoles junto a grupos de tlaxcaltecas y de otros pueblos aliados los sometieron por las armas en las llamadas “Guerras Chichimecas”. 515  Torquemada 1969, pág. 208. Libro diez y siete de los veinte y un rituales, y Monarquía Indiana. Cap. I. De el Ingenio, y Habilidad de los Indios, para todos los Oficios; y primero se trata de los que ellos vsaban, antes que viniesen los Españoles. Antonio Pedro Molero Sañudo 203 Españoles, Maestros de los tales Oficios, como hemos dicho, por maravilla hacen mas que dàr la Obra à los Indios, y decirles, como quieren que la hagan, y ellos la hacen tan perfecta, que no se pueden mejorar.” Juan de Torquemada516 En el año 1575 se dio comienzo la construcción de la nueva catedral de la ciudad de la Puebla de los Ángeles. “Con los proyectos de Granada, Jaén y Valladolid se cierra el capítulo de las ca- tedrales españolas, al quedar casi todas las grandes ciudades de la Península, dotadas de sus magníficos templos, por eso el proceso continúa pero no en Europa, sino en América, donde fue preciso levantar las monumentales iglesias de las nuevas diócesis creadas por la Corona. Pero en ese punto, los arquitectos no partieron de cero sino que retomaron el camino en el mismo sitio donde lo habían dejado Diego de Siloé, Andrés de Vandelvira y Juan de Herrera.” Ana Goy517 El 24 de enero de 1575 el virrey de la Nueva España, Martín Enríquez de Almansa, nombra por maestro mayor de las obras de la catedral que se habría de construir en la ciudad de la Puebla de los Ángeles a Francisco Becerra, junto con Francisco Gutiérrez como mayordomo, veedor y aparejador518, y Juan de Cigorondo como obrero mayor519. Francisco Gutiérrez sería el que por su expe- 516  Torquemada 1969, pág. 212. Libro diez y siete de los veinte y un rituales, y Monarquía Indiana. Cap. II. De cómo los Indios aprendieron los Oficios Mecanicos, que ignoraban, y se perficionaron en los que antes vsaban. 517  Goy Diz 2002, pág. 24. 518  Marías 1979, pág. 185. “El aparejador era un maestro (generalmente de cantería y con ligeros con- ocimientos del arte de trazar) de categoría, cuya misión consistía en dirigir la fábrica constructiva, interpretando las trazas del arquitecto, vigilando su exacta traslación en piedra o ladrillo, gobernando las cuadrillas de oficiales y peones. […]”. Rabasa Díaz 2000 A, pág. 150. “[…] El aparejador se ocupaba de realizar algunos trazados a tamaño nat- ural para obtener dimensiones y plantillas para la talla de los sillares, y organizaba este trabajo. Era un maestro cantero y estaba a las órdenes del ‘maestro de obra’, expresión que no designaba una categoría o título, sino un puesto, el del maestro cantero que dirigía una obra. […]”. García Morales 1990, pp. 121 - 122. “[...] En obras que por su índole requerían de mucho personal y diverso, lo frecuente era nombrar un maestro responsable que dirigiera a todos, al que se le daba la denominación de maestro mayor, señalándole con ello como maestro de maestros, y a él correspondía la dirección y mando de la obra, conducentes a la unificación de todas las actuaciones en un proyecto único. Cuando este maestro, distinguido por su capacidad, tuviera que ausentarse, o no pudiera dedi- car a esta obra determinada su tiempo completo, por ser requerido en otros lugares, es cuando surge la figura de otro maestro que le suple a esa dirección, en la disposición y aprovisionamiento de hombres y materiales con el mismo fin, llevar a buen término la obra, y ese es el Aparejador. Luego, en una prim- era aproximación, podemos decir que el aparejador está ligado a la obra de forma continua, que conoce la totalidad del proyecto y debe saber dar solución a los problemas y dudas planteados por los demás maestros y oficiales que allí trabajan.”. Francisco Gutiérrez sería el que por su experiencia estaría acostumbrado a los modos y maneras de trabajar en las obras de esta Nueva España y más en concreto de la ciudad de Puebla de los Ángeles; él se encargaría de la dirección y distribución del trabajo en la fábrica constructiva, trasladando las ideas del maestro mayor a los diferentes integrantes de la edificación. Todas estas cuestiones técnicas locales serían desconocidas para Francisco Becerra, en su condición de recién llegado a estas tierras. 519  El cargo de obrero mayor es de carácter administrativo y no técnico. Suele ser un cargo externo a la arquitectura que se otorga en la construcción de magnas edificaciones como las catedrales. Es la La catedral de Puebla 204 riencia estaría acostumbrado a los modos y maneras de trabajar en las obras de esta Nueva España y más en concreto de la ciudad de Puebla de los Ángeles; él se encargaría de la dirección y distribución del trabajo en la fábrica construc- tiva, trasladando las ideas del maestro mayor a los diferentes integrantes de la edificación520. El maestro mayor Becerra recibiría “quinientos pesos de oro común de salario en cada un año”, el aparejador Gutiérrez “quatrocientos pesos del dicho oro cada año” y el obrero mayor Juan de Cigorondo tendría de “salario en cada un año quatrocientos ducados de buena moneda de Castilla”.521 Un aspecto muy importante, aún poco estudiado en el contexto america- no y que debe tenerse en cuenta para la valoración de la figura del “arquitecto” novohispano y su situación social, es la cuestión de los salarios que se percibían en el siglo XVI en los diferentes cargos dentro de una misma obra. Tomando como referencia al profesor Fernando Marías tenemos algunos ejemplos de las cantidades que percibían, a modo de salario en la Península Ibérica, artífices de la talla de Pedro Machuca (1485-1550), Diego de Siloé (1495-1569) o Andrés de Vandelvira (1509-1575) -ligeramente anteriores a Francisco Becerra-, que reci- bían, respectivamente, cien ducados el primero y doscientos ducados el segun- do, éste como maestro mayor de la catedral de Granada, mientras que Vandel- vira cobraba ciento siete ducados en Jaén. Marías nos informa también de que el salario de un “aparejador catedralicio” estaría fijado entre cincuenta y cien ducados, más o menos lo que cobraba un maestro de cantería, y de que, por tér- persona que está al cuidado de la obra para proporcionar puntualmente los suministros de los materi- ales necesarios y velar por el cumplimiento de los horarios y las tareas de todos los que participan en la edificación; siempre ha de estar enterado del estado en que se encuentran las diferentes secciones de la fábrica material. Juan de Cigorondo se encargaría de aunar las exigencias del cabildo respecto a la obra con las ideas y diseños del maestro mayor, teniendo también bajo su responsabilidad toda la parte económica de la construcción, tanto en el aspecto del suministro de los materiales necesarios como en el del pago de los salarios a todos los participantes en ella. 520 Ya hemos mencionado más arriba que Francisco Gutiérrez era vecino de la ciudad de Puebla des- de el año 1551, habiendo desempeñado aquí la mayoría de los oficios arquitectónicos de envergadura, tanto para el cabildo municipal como para el catedralicio, por lo que indudablemente era la persona más indicada en ese momento para ser situada al frente de la obra de la nueva catedral, tan solo bajo las órdenes del maestro mayor Francisco Becerra que dirigiría toda la parte intelectual y planimétrica de la edificación. 521  AGI, Patronato 191, ramo nº 2, México, 24 de enero de 1575, F 9 v. Nombramiento de Francisco Becerra para el cargo de maestro mayor de la catedral de Puebla. Citado y transcrito este documento en Fernández Muñoz 2007, pág. 1464. Antonio Pedro Molero Sañudo 205 mino medio, los arquitectos percibirían entre doscientos y trescientos ducados anuales522. Ejemplos de maestros mayores más coetáneos a Francisco Becerra son: Juan de Maeda, sustituto de Siloé al frente de la catedral de Granada, que “[…] empezó su maestría catedralicia en 1564 con solo 100 ducados, para pasar en 1576 a los 230, idéntica cifra que recibiría Lázaro Velasco en 1579. […]”; otro buen ejemplo lo tenemos con referencia a la fábrica de la catedral de Salamanca, en la que Juan Gil de Hontañón percibía ciento seis ducados en 1512, pasándose en 1589 a los doscientos que recibiría Ribero Rada523. Fernando Marías concluye que “[…] La norma, y así seguiría hasta mediados del siglo XVII, era la de 100 ducados el ayudante de arquitecto, 200 el arquitecto al ser nombrado y 400 al cabo de algunos años en el cargo.”524. Como podemos ver, en la ciudad de Puebla las remuneraciones eran bas- tante superiores: el maestro mayor Francisco Becerra percibía por su trabajo en la catedral, como maestro mayor, quinientos pesos de oro común anuales que vendrían a equivaler a unos trescientos sesenta y dos ducados; a su aparejador Francisco Gutiérrez se le asignaban cuatrocientos pesos de oro común, más o menos doscientos noventa ducados525. Si hacemos una comparación salarial entre el maestro mayor de la catedral de Puebla Francisco Becerra -un maestro 522  Marías 1989, pp. 513 - 514. En este mismo párrafo se habla del salario específico de muchos más maestros de obras. 523  Marías 1991 A, pág. 253. Chueca 1951, pág. 183. “Quedó, por tanto, nombrado maestro mayor Juan del Ribero [de la catedral de Salamanca], con 200 ducados cada año por salario, según consta en varios asientos del Libro de Cuentas de Fábrica de 1590, 91, 92 y 93, hasta el año 1600 [...]”. 524  Marías 1991 A, pág. 253. 525 Para establecer estos cálculos nos hemos servido de Martínez López-Cano, Pilar: La génesis del crédi- to colonial Ciudad de México, siglo XVI, Universidad Autónoma Nacional de México, Instituto de Inves- tigaciones Históricas, México D.F. 2001, pág. 324. En el cuadro 4 correspondiente a las “unidades de cuenta utilizadas en la Nueva España en el siglo XVI”, muestra las siguientes equivalencias: 1 peso de oro común 272 maravedíes; 1 ducado de Castilla 375 maravedíes. Cillanueva de Santos 2008, pág. 106. Según este autor, “Juan Gil firmó el contrato como maestro de obras [de la catedral de Segovia] el 7 de mayo de 1524 con un salario de 40.000 maravedíes anuales y 100 más por día trabajado. El aparejador que eligió, García de Cubillas, también ‘montañés’ como él y per- sonaje de enorme importancia en la primera campaña constructiva, tuvo inicialmente una asignación de 10.000 maravedíes anuales y 2 reales por día de trabajo.”. Siguiendo las equivalencias dadas por Martínez López-Cano en la cita anterior: los cuarenta mil maravedís del maestro mayor serían poco más de ciento cuarenta y siete pesos y los diez mil maravedís del aparejador vendrían a ser algo menos de treinta y siete pesos. Independientemente del salario extra que percibieran por los días de asistencia y trabajo en la obra vemos que las cantidades están bastante alejadas de las percibidas en la catedral poblana por el desempeño de los mismos oficios. Pág. 123. Poco tiempo después, en 1531, reaparecería Rodrigo Gil que firmaría “[...] un nuevo contrato que le exigía una estancia de dos meses en Segovia y un salario de 5.000 mrs. mensuales. [...]”. Este con- cierto equivalía a sesenta mil maravedís anuales unos 220 pesos. Véase también, Boyd-Bowman 1988, pág. 21. La catedral de Puebla 206 “menor” en la metrópoli-, con sus trescientos sesenta y dos ducados aproxi- mados, y el afamado Diego de Siloé, a su vez maestro mayor de la catedral de Granada, en la que cobraba alrededor de doscientos ducados anuales –suma en absoluto desdeñable en España-, no queda lugar a duda de que el desempe- ño de cualquiera de las funciones profesionales relacionadas con las obras de construcción en la Nueva España era bastante más rentable que en la España peninsular. Además, en Nueva España el pago era siempre, tal y como apare- ce en todos los documentos relativos a fábricas materiales, en moneda de oro, mientras que en la Península los contratos eran acordados en moneda fuerte de oro y plata como el ducado y el real, aunque la realidad de los pagos se hacía en moneda de bronce como el vellón. Estos aspectos de índole económica pu- dieron haber sido una motivación importante para atraer a América a artífices ambiciosos, tanto en el plano monetario como en el laboral, que no tuvieran todavía hecho un hueco profesional muy claro en el ámbito peninsular526. El 11 de noviembre de ese mismo año de 1575, Becerra y Cigorondo mos- trarán al cabildo “traza, modelo y montea” de la futura catedral, exponiendo las condiciones para la realización del trabajo y pidiendo que les fuera señalado el lugar para iniciar los cimientos de la construcción527. Francisco Gutiérrez debía ser un maestro con bastante reputación en ese momento, por lo que sería elegido para acompañar a Becerra en la nueva cons- 526  Debemos tener en cuenta que el coste de la vida y de los productos de primera necesidad en la Nue- va España fue hasta mediados del siglo XVI bastante más alto que en la Península, pero a partir de esa fecha, una vez consolidado el asentamiento, los precios tendieron a equipararse con los de la metrópoli, al menos en los productos básicos. Río Moreno 1996, pp. 40 - 41. “Cuando se instauró la Primera Audiencia de México, el sueldo que perc- ibían los oidores era de 2.000 ducados [750.000 maravedíes], esto por estar los mantenimientos muy caros, fenómeno común en todas las colonias durante los primeros años que seguían al establecimiento poblacional. Con posterioridad, en 1535, una década después, una vez que fueron bajando los precios del pan y de los restantes alimentos y bienes de consumo, se redujo el salario a 500.000 maravedíes. […] […] En niveles sociales más altos, como los que podía representar un regidor de Puebla, ciudad tradicio- nalmente más barata que México […]”. 527  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 27 r - 27 v, 18 de noviembre de 1575. Borromeo 1985, pág. 4. “Cuando hay que edificar una iglesia, primeramente debe elegirse el lugar más apropiado para esta edificación, de acuerdo con el juicio del obispo y el consejo del arquitecto que aquél haya empleado y probado.”. AA. VV. 2000 A, pág. 185. “Complemento indispensable de los bocetos y trazas eran las monteas, repre- sentaciones planimétricas a escala natural de aspectos parciales del conjunto a realizar: bóvedas, puer- tas, ventanas, etc.; las dibujaba el maestro normalmente sobre el pavimento del edificio en construcción y otras veces en los muros. De ellas los canteros y entalladores sacaban las medidas exactas para la ejecución y labra de las piezas y sobre ellas verificaban sus ajustes y replanteos antes de su puesta en obra. [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 207 trucción. A los cargos de carácter administrativo de obrero mayor de la ciudad y también de la iglesia mayor -la catedral vieja-, añadía el estar a cargo del abastecimiento de agua de la ciudad, que como ya hemos mencionado en un ca- pítulo anterior, era un puesto en el que se solía colocar a los oficiales de mayor prestigio de entre los que se dispusiera. Gutiérrez se vio obligado a dejar todos los cargos que hasta esa fecha ostentaba para convertirse en el aparejador de la nueva fábrica de la catedral de Puebla, pasando a ganar cuatrocientos pesos de oro al año como salario por este nuevo empleo, en comparación a los doscien- tos cincuenta que percibía como maestro de obras de la iglesia mayor –catedral vieja- y del hospital de San Pedro528. Francisco Gutiérrez era, por tanto, un profesional suficientemente cuali- ficado para el perfecto desarrollo de su trabajo como aparejador de la fábrica de la catedral, siendo el que por la condición de su cargo, estaría al frente de la obra y trataría todo lo concerniente a materiales, personal y cuestiones técnicas que Becerra, en calidad de recién llegado a estos territorios, desconocería. Pocos años después de la partida al Perú de Becerra, Gutiérrez llegaría a desempeñar el cargo de maestro mayor de la catedral, ya que, según una provisión de fecha 1 de noviembre de 1586 sabemos que el virrey, marqués de Villamanrique529, nombró maestro mayor de la catedral a Antonio Ortiz del Castillo en sustitu- ción de Francisco Gutiérrez530. Si nos fijamos detenidamente en el currículum vitae de Francisco Gutiérrez hasta el año 1580, fecha de la partida del maestro mayor Becerra (maestro de obras de la catedral vieja, aparejador de la nueva; obrero mayor, alarife mayor y fiel de medidas de la ciudad, así como también encargado del agua que llegaba a la pila de la plaza), no resulta en absoluto ex- 528  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 4, 1571 - 1573, F. 66 r, 29 de mayo de 1573. 529  Rubio Mañé 1955, pp. 129 - 131 y 292. Díaz Casillas 1987, pág. 49. Instrucciones y memorias de los vir- reyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 207 - 242. Álvaro Manrique de Zuñiga y Sotomayor, marqués de Villamanrique, nació en Huelva hacia 1530. El 26 de febrero de 1585 es nombrado por el rey Felipe II virrey, gobernador y capitán general de la Nueva España y presidente de la real audiencia de México, haciendo su entrada en esta ciudad el 18 de octubre del mismo año. Una cédula real expedida por Felipe III el 19 de julio de 1589 le ordenaba entregar el mando del virreinato de la Nueva España a Luis de Ve- lasco, “hijo del benemérito II Virrey de Nueva España”, mandato que fue efectivo el 17 de enero del año siguiente. A continuación se ordenó que el marqués de Villamanrique se trasladara a España, donde murió a mediados de ese mismo año de 1590. 530  Marco Dorta 1951, pág. 81. La catedral de Puebla 208 traño que llegara a ejercer la maestría mayor de la catedral poblana; de hecho hubo de ser esta experiencia acumulada la que le valió para quedarse con dicho cargo, desempeñándolo prácticamente hasta su muerte en el año 1587. Ortiz del Castillo ya conocía bien la obra de la catedral, puesto que había sido aparejador de la misma en 1576531, sustituyendo en el cargo a Francisco Gutiérrez que por esas fechas pasaría a desarrollar otras tareas. Antonio Ortiz debió ser nombrado aparejador de la fábrica de la catedral debido a los cono- cimientos constructivos que debía poseer sobre la ciudad de Puebla, ya que, hasta muy pocos meses atrás había desempeñado el cargo de maestro de las obras de ésta532. Como ya hemos expuesto más arriba el 24 de enero de 1575 es la fecha en que se da el pistoletazo de salida a la fábrica de la nueva catedral renaciente. Francisco Becerra se colocaría al frente de la obra como “arquitecto trazador”, teniendo como ayudante más directo a Francisco Gutiérrez. El nombramiento de Becerra como maestro mayor de la obra de la santa iglesia catedral de Puebla de los Ángeles tuvo que suponerle, indudablemente, un gran reconocimiento profesional que conllevaría un ascenso en su estatus social, y lógicamente, la facilidad y posibilidad de obtener múltiples encargos conformes a su nueva posición que vendrían correspondidos con muy buenas remuneraciones eco- nómicas. Desde hace ya algunos años nadie duda que la autoría de las trazas de la ca- tedral recaiga en el maestro Francisco Becerra, pero anteriormente fueron muchas las hipótesis lanzadas acerca de ellas. Se puede leer en diferente textos que estas trazas fueron enviadas desde España, confeccionadas por Juan Gómez de Mora (1586-1648), el que fuera arquitecto de Felipe III533. La hipótesis de unas supuestas 531  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 37 v - 38 r, 5 de octubre de 1576. 532  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 202 r - 202 v, 25 de mayo de 1576. 533  Juan Gómez de Mora fue hijo del pintor de cámara de Felipe II, Juan Gómez, y sobrino del arqui- tecto Francisco de Mora, con el que se formó profesionalmente. Gómez de Mora fue el “arquitecto” por excelencia de Felipe III, además de maestro y trazador mayor de las obras reales de Madrid desde el 11 de febrero de 1611. Fue principalmente un tracista de obras, siendo el autor intelectual de una infinidad de ellas pero dirigiendo pocas en realidad. Salazar Monroy 1946, pág. 14. “ Entre los arquitectos que trabajaron en la construcción de la catedral [poblana], se cuenta al maestro de obras Reales Dn. Juan de Herrera que hizo el proyecto inicial, Juan Antonio Pedro Molero Sañudo 209 trazas iniciales de su mano se desvanece con el hecho de que Gómez de Mora no había nacido en el momento en que Francisco Becerra iniciaba la construcción del edificio catedralicio de Puebla de los Ángeles. No obstante, más adelante en nues- tra exposición veremos que efectivamente llegó a Puebla una traza firmada de la mano de Juan Gómez de Mora en fecha indeterminada y que tenemos documenta- da en 1660 por testigos oculares que hablan de ella como “la antigua”; aunque nos hallamos en posición de poder situarla en el periodo en que ejerció por segunda vez la maestría mayor Antonio Ortiz del Castillo (1601-1614), cuya firma también aparece en ella. En esta traza de Gómez de Mora se situaban dos sagrarios adosa- dos al exterior del edificio en línea con la fachada principal de la catedral534. “[…] Por encima de todos estos maestros mayores estaba el ‘trazador y maestro mayor’ de las Obras Reales, que con frecuencia daba trazas para obras alejadas de la corte, que era el lugar habitual de su residencia. Como afirmaba Juan Gómez de Mora, el ‘Traza- dor’ era aquel que no tenía por encima de él más que al rey, a quien debía dar cuenta de lo trazado, recordando también la necesidad de ser ‘ingenioso’ a los arquitectos. […]” Alicia Cámara535 Donde sí parece que intervino con sus trazas el maestro Juan Gómez de Mora fue en la catedral de México, si atendemos a la información que nos brin- da Jorge Bernales. Gómez de Mora, Francisco de Becerra, Pedro Muñoz […]”. García Morales 1990, pp. 226 - 229. En referencia a Juan Gómez de Mora publica un documento muy in- teresante para entender las figuras del maestro mayor y el aparejador en las grandes obras de patronato regio, Condiciones que debe reunir el aparejador de las obras reales del alcázar de Madrid. Toussaint y Ritter 1954, pp. 63 - 64. Citando al ingeniero Manuel Francisco y Álvarez y a Eugenio Lla- guno y Amirola dice “[…] Gómez de Mora no pudo ser el autor de los planos originales.”, en referencia a los de la catedral de Puebla de los Ángeles. Torrejón Chaves 1992, 64. Este autor incluso atribuye a Juan Gómez de Mora una revisión posterior de las trazas de Claudio de Arciniega para la catedral de México. Pizarro Gómez 1997, pág. 64. 534 Pizarro Gómez 1997, pág. 53. “[...] Juan Gómez de Mora, cuyo nombre aparece en las actas de 1667 en relación con la construcción del Sagrario de la Catedral en tiempos del obispo Palafox.”. Pág. 64. “Gómez de Mora, Juan. Arquitecto. Supuestamente, el afamado arquitecto español es el autor de las trazas del sagrario de la Catedral que comienza a levantarse en tiempos de Palafox. Así se le cita en las actas de cabildo de 1667. Sin embargo, se especula con la posibilidad de que pudiera haber dado las trazas del nuevo edificio catedralicio.”. Como ya hemos dicho antes es imposible que Juan Gómez de Mora diera las trazas de la nueva catedral iniciada en 1575. Más adelante, en un capítulo posterior, veremos que durante el obispado de Juan de Palafox y Mendoza no se comenzó la edificación de ningún sagrario, aunque el prelado si que proyectó en una traza propia la construcción de dos sagrarios paralelos y distantes de la fachada principal que llegaron a comenzarse después de su partida a España. 535  Cámara Muñoz 1990, pág. 64. La catedral de Puebla 210 “[…] En 1563 se puso la primera piedra del edificio y se comenzó a levantar por el testero. […] El arquitecto de la corte Juan Gómez de Mora examinó el estado en que se encontraba la obra de acuerdo a lo proyectado –según plantas e informes remitidos desde México-, y finalmente hizo una traza y sumarios que se enviaron al virrey con la opinión de que la nave central se cerrase del modo que mejor considerasen los arqui- tectos locales. La junta de arquitectos y alarifes convocada por el Cabildo de la catedral mexicana decidió proseguir la obra conforme a la traza primera de Claudio de Arcinie- ga y ‘modelo de Juan Miguel de Agüero’ que fue quien hizo la maqueta. […]” Jorge Bernales536 No obstante, y pese a todo lo dicho, Toussaint ya había dado por zanjada la cuestión de la autoría de las trazas categóricamente: “[…] parece inútil seguir discutiendo acerca del autor de la catedral de Puebla: indubitablemente lo fué Francisco Becerra, como de la de México Claudio de Arciniega. Cualquiera otra modificación o traza posterior tendría que respetar lo hecho y modificar sola- mente lo que estaba por hacer. […]”537. Podemos ver un claro parecido entre la traza y fábrica inicial de Becerra en la catedral de Puebla y la obra realizada por Andrés de Vandelvira en la de Jaén. En el ejemplo jiennense el conjunto realizado por Vandelvira condicionó absolutamente el resto de la obra en su forma, disposición y proporciones -tal y como ha remarcado Fernando Chueca Goitia en todas sus publicaciones sobre este arquitecto-, de tal forma que el espacio que hoy disfrutamos en la catedral de Jaén es en esencia vandelviriano538. De igual forma en la catedral de Puebla, el orden espacial marcado desde el inicio en el proyecto de Becerra, no pudo ser alterado en demasía y aunque se cambiara la altura de las naves posteriormen- te, el diseño de su planimetría tenía tanta fuerza que hizo que se tuvieran que mantener las proporciones en ella implícitas. En el caso de la catedral de Jaén, “[…] Andrés de Vandelvira comenzó la obra por la sacristía y sala capitular, sobre una magnífica pieza abovedada, siendo ésta la primera vez que el proyecto de la catedral contemplaba como parte del mismo estas dos dependencias absolutamente fundamentales para 536  Bernales Ballesteros 1987, pág. 55. 537  Toussaint y Ritter 1954, pág. 65. 538  Chueca Goitia 1954. Chueca Goitia 1971. Antonio Pedro Molero Sañudo 211 el culto y la vida del cabildo y que, sin embargo, históricamente obedecían a proyectos y etapas diferentes. […]”539. En el caso del edificio poblano estamos en disposición de atrevernos a aseverar que sucedió lo mismo, tal y como de- sarrollaremos más adelante en el capítulo correspondiente. Francisco Becerra comenzó la obra por la cabecera, en la que desde el inicio estaban incluidas la sacristía y la sala capitular a ambos lados de la capilla de los Reyes540; más ade- lante la sala capitular, situada en el lado izquierdo, se convertiría en la capilla del sagrario, coincidiendo así con el ejemplo de Vandelvira. Francisco Becerra estuvo al frente de las obras de la nueva catedral hasta el año 1580 en que partió para tierras del Perú, muriendo en la ciudad de Lima el 29 de abril de 1605. De manera que tenemos al “arquitecto” trujillano tra- bajando en la fábrica catedralicia poblana durante un periodo de cinco años. Becerra había conseguido la dirección de esta importantísima obra tan solo dos años después de su llegada a tierras americanas, teniendo como carta de presentación nada más que algunas obras “menores” realizadas en suelo his- panoamericano, de las cuales ya hemos hecho relación en un capítulo anterior, y su propio título de presentación, “ser hombre preeminente en el dicho oficio y en competencia de otros muchos maestros”541. Por supuesto que debemos tener en cuenta el importante aval que debió ser, ante el virrey Martín Enríquez de Almansa, el que contara con el amparo del encomendero Gonzalo de las Casas. No hay duda de que Francisco Becerra debió tener bastante contacto du- rante su estancia en México con el maestro Claudio de Arciniega542 que había 539  Navascués Palacio 2004, pág. 241. 540 Este espacio de capilla en último tramo de la nave central en las catedrales que tienen las cabec- eras rectas -siglo XVI- es un lugar importantísimo dentro del templo con unos ceremoniales litúrgicos especiales. En la catedral poblana se alberga aquí el retablo de los Reyes, en la jiennense la capilla del Santo Rostro, en la iglesia nueva salmantina la capilla del Cristo de las Batallas y en Sevilla la capilla real, por citar tan solo algunos ejemplos. En todos ellos, la vista desde el coro hacia las dichas últimas capillas se encuentra ligeramente cortada por un retablo o un tabernáculo en la capilla mayor; salvo en el caso de Salamanca, donde hubo un tabernáculo -obra de Alberto Churriguera, finalizada en 1733, fecha en que se trasladó el culto aquí desde la catedral vieja-, que se comenzó a desmontar tan solo diez años después, cerrándose este espacio con un muro de piedra por detrás del altar mayor en el año 1761, desvirtuando de esta manera la espacialidad diáfana original. Para una mayor información sobre este tema consúltese Rupérez Almajano 2010. 541  Solís Rodríguez 1984, pág. 131. 542  ANP Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 17, 1577, F 315 r – 315 v, 21 de abril de 1577. “Sepan quantos esta carta vieren cómo yo, Francisco Bezerra, vezino desta çiudad de los Ángeles de la Nueva España, otorgo y conozco por esta carta que doy mi poder cumplido […] a Ilaudio de Arziniega, maestro de cantería, y La catedral de Puebla 212 trazado la catedral de México en 1563, cuya primera piedra se colocó en 1573543. Becerra sin lugar a duda debió visitar la obra de la catedral mexicana, viendo y analizando sus trazas, sobre todo si tenemos en cuenta las grandes similitudes que presenta la catedral poblana con ésta de México en cuanto a su planta (más adelante en el capítulo correspondiente se procederá a analizar ambas plantas a fondo), hasta tal punto que hay autores, como Luis G. Serrano, que atribuyen la traza y dirección de la obra de la catedral poblana a Claudio de Arciniega, afirmación absolutamente infundada544. a Bartolomé Garçía aparejador de la yglesia mayor de la ciudad de México […]”. 543  Serrano 1964, pág. 25. “En el año de 1573, tuvo lugar la solemne colocación de la primera piedra de dicha catedral [México] […]”. 544  Serrano 1964, pág. 53. Fig. 56 Planta de la catedral de México atribuida a Claudio de Arciniega Fig. 57 Planta de la catedral de Puebla (Fragmento del plano de Juan Benítez 1749) Antonio Pedro Molero Sañudo 213 Fig. 58 Comparación entre las catedrales de México y Puebla La catedral de Puebla 214 No disponemos de ninguna prueba documental de que el maestro trujillano conociera de primera mano alguna de las catedrales andaluzas, aunque no resulta del todo imposible que mientras esperara en Sevilla para embarcarse hacia el Nuevo Mundo pudiera haberse desplazado hasta alguna de ellas, además de haber podido visitar in extenso la fábrica sevillana. Hemos de tener presentes, como ya se ha dicho, las concordancias que existen entre la catedral de Jaén y la de Puebla. La jiennense había iniciado su construcción en 1551 con la colocación de su primera piedra, y por el año de 1573, cuando Becerra se encuentra en Sevilla, ya tenía levantada parte de su cabecera del lado suroriental bajo la dirección del maestro Andrés de Vandelvira, el cual moriría dos años después en 1575. Además, no sabemos prácticamente nada acerca del posible conocimiento que los maestros mayores de obras peninsulares podrían tener de las obras de sus coetáneos, bien personalmente o a través de po- sibles trazas que circularan entre ellos. Independientemente de si Becerra visitó o no la catedral de Jaén o alguna otra en suelo andaluz, es prácticamente seguro que conoció las trazas de la jienense, plasmando algunas características de ese “modelo” en su magna obra de Puebla, ya que son demasiado patentes las similitudes entre el templo poblano y el jiennense, tanto en la planta como en algunos aspectos de sus alzados interiores, cuestiones éstas que ya fueron motivo de un trabajo anterior545. Francisco Becerra como “arquitecto” de la obra debió realizar todas las trazas y modelos necesarios además de encargarse de su organización, aspecto que debió de complicarle más de lo normal al no conocer el sistema de trabajo en la Nueva España, pudiendo ser posible, como dice Kubler, que se beneficiara del proyecto de Arciniega para México que ya estaba en marcha. Aparte de las trazas, Becerra levantó los cimientos de la catedral de Puebla “siguiendo” el esquema constructivo de la mexicana, pero en menores proporciones, condu- ciendo la construcción con bastante rapidez durante los cinco años siguientes546. 545  Molero Sañudo, Antonio: La catedral de Puebla: catedrales mexicanas y catedrales españolas, Madrid 2006. UCM. DEA: Diploma de Estudios Avanzados.Trabajo de investigación de doctorado sin publicar. 546  Castro Morales 1963, pág. 21. Antonio Pedro Molero Sañudo 215 “[...] The close resemblances between the cathedrals in Mexico and Puebla, may, fur- thermore, be accounted for by the fact that Becerra had no close knowledge of Mexican building conditions. By patterning his Puebla design upon that of the capital, Becerra could benefit from Arciniega’s experience, and avoid the pitfall of attempting design for which no labor had ever been trained. Indeed it is reasonable, even within the unequi- vocal documents supporting Becerra’s autorship, to give Arciniega a hidden and unac- knowledge share in the design of Puebla Cathedral, a share which Arciniega would himself perhaps have been reluctant to acknowledge.” George Kubler547 Antonio Bonet también plantea la posible intervención de Claudio de Ar- ciniega en la nueva catedral poblana, aunque solamente fuera cuestión de una influencia de carácter técnico en el proyecto de Becerra, pero esto no deja de ser una hipótesis. “[…] Bien pudo suceder entonces que se hubiese producido una labor de planeamiento conjunto, por lo menos en la medida en que, llegado a México en 1573, Becerra hubiese estimado prudente acudir al proyecto que Arciniega comenzaba a llevar a cabo en la ca- tedral metropolitana. Por otra parte, la experiencia mexicana de éste se extendía a casi dieciocho años -había llegado al parecer en 1555 a Puebla-, y por consiguiente poseía un conocimiento preciso de las circunstancias que afectaban a la ejecución en América de un gran proyecto de catedral: materiales disponibles y sus características, organización de talleres, nivel de la tecnología constructiva indígena, etc. No puede resultar extraño que el arquitecto recién llegado acudiese a un colega igualmente calificado, sumamente prestigioso en la capital del virreinato y capaz, por tanto, de procurar soluciones a los problemas que siempre plantea un gran proyecto.” Antonio Bonet548 Los responsables de la obra de la catedral poblana, tanto por parte del cabildo catedralicio como del ayuntamiento de la ciudad, debían estar conten- tos con el modelo y las trazas que les habían sido mostrados por Becerra y Gutiérrez en noviembre de 1575, ya que en enero de 1576 el maestro mayor de 547  Kubler 1975, pág. 124. “Las importantes similitudes entre las catedrales de México y Puebla pueden, además, explicarse por el hecho de que Becerra no tenía un conocimiento profundo de las condiciones constructivas mexicanas. Al esquematizar su diseño de Puebla sobre el de la capital, Becerra pudo ben- eficiarse de la experiencia de Arciniega, y evitar la trampa de intentar un diseño para el que no se había entrenado jamás la mano de obra. Desde luego es razonable, incluso con los inequívocos documentos que apoyan la autoría de Becerra, dar a Arciniega una parte oculta y no reconocida en el diseño de la catedral de Puebla, parte que el mismo Arciniega quizá se habría mostrado remiso a reconocer.”. 548  Bonet Correa 1986 A, pág. 98. Hay algunos autores que han atribuido el proyecto y trazas de la catedral de Puebla directamente al maestro Claudio de Arciniega como: Kubler 1975, pág. 308. Este autor sostiene que: “[…] Puebla cathedral, begun in 1556, probably on Ar- ciniega’s plan […]”. “[…] La catedral de Puebla, que se comenzó en 1556 probablemente según un plano de Arciniega […]”. Castedo 1988, pág. 231. “[…] Se inicio su construcción [la catedral de Puebla] en 1575, según planos de Arciniega modificados por Becerra […]”. Goy Diz 2002, pág. 29. “[…] México y Puebla de los Ángeles, debidas ambas aparentemente a la traza del vizcaíno Claudio de Arciniega […]”. La catedral de Puebla 216 la catedral es también nombrado alarife y fiel de la ciudad por el cabildo muni- cipal, en sustitución de Cristóbal Sánchez549, el cual había sustituido a su vez a Francisco Gutiérrez en estos cargos550. De esta manera, Francisco Becerra pasa a tener bajo su mando los más altos cargos de índole arquitectónica a los que se podía aspirar en el contexto de la ciudad de Puebla, y en tan solo tres años desde su llegada a estas tierras. En la documentación catedralicia encontramos que, con fecha 18 de no- viembre de 1575, se registra en las actas del cabildo catedralicio una petición del obrero mayor Juan de Cigorondo en la que dice que el viernes anterior, día 11, se habían presentado el maestro mayor de la obra de la catedral, Francisco Becerra, y él mismo, ante este cabildo para mostrar “[…] la traza modelo y mon- tea ansí por de fuera como por de dentro, y condiciones de la dicha obra […]”. También pedían que el deán y el cabildo les mostraran el lugar para realizar las zanjas para los cimientos, teniendo en cuenta siempre “[...] la traza y modelo y condiciones y costa [...]” referidas en esta petición, dando su parecer por escrito. Ante la ausencia del obispo Antonio Ruiz de Morales y Molina, el cabildo y el deán dieron como respuesta lo siguiente: “[…] les parece que, considerado el sitio de toda la quadra donde la yglesia se a de plan- tar, que en quanto a los lados della que corre norte sur se plante en medio del dicho sitio, dexándole tanto lugar y espacio hazia la plaça como hazia la otra banda de la otra calle, y en quanto a lo largo de la dicha yglesia que corre de oriente a poniente, la cabeça y espaldas de la capilla mayor de la dicha yglesia que a de estar hazia oriente se arrime a la calle que pasa por detrás della, de tal manera que no quede mas espacio de solo un tránsito bastante para las proçesiones que se hazen fuera de la dicha yglesia, para que delante de la [yglesia, tachado] puerta del perdón que está detras del coro hazia el poniente quede cimenterio bastante y todo el espacio posible para la magestad y autoridad de la dicha yglesia […]”551 549  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 192 v, 13 de enero de 1576. Cristóbal Sánchez fue nombrado mayordomo y obrero mayor de la ciudad, dejando los cargos de alarife y fiel de la ciudad en manos de Francisco Becerra. AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 194 r - 194 v, 16 de enero de 1576. Nombramiento de Francisco Becerra como alarife y fiel de la ciudad por el tiempo que fuere la voluntad de este cabildo. 550  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 165 r - 165 v, 9 de mayo de 1575. En esta fecha se acuerda que Cristóbal Sánchez ocupe los cargos de alarife, obrero mayor y almotacén de la ciudad, mandándose que Francisco Gutiérrez le entregara los padrones de la misma. Se mostraron en desacuerdo los regi- dores Diego Serrano y Pedro Díez de Aguilar alegando que se debía quedar Gutiérrez con el cargo hasta el día de Navidad de ese mismo año de 1575. 551  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 27 v, 18 de noviembre de 1575. Antonio Pedro Molero Sañudo 217 A la vista de este documento podemos colocar la fecha del 18 de noviem- bre de 1575 como la de la aprobación del inicio de las obras de la catedral si- guiendo las directrices dadas en cuanto a su ubicación dentro de la Traza de la ciudad. Dispondría de una orientación canónica oriente-poniente con un gran atrio al frente y con la plaza mayor en su costado norte. Este atrio frontal, más elevado que la calle para que no se acumularan las aguas, hizo las funciones de cementerio y como tal era también llamado. En el interior de los templos había tres categorías de fieles con derecho a sepultura: religiosos, clérigos y los que “[...] por su nobleza, sus acciones y sus méritos se hayan distinguido al servicio de Dios y de la cosa pública.”552. “[…] Ciertamente era la costumbre denominar al patio de las iglesias lo mismo ‘atrio’ que ‘cementerio’, ya que en el pasado le eran propias las funciones de sitio de enterra- miento, aunque no eran sin embargo a las únicas que el lugar servía. Umbral entre lo sagrado y lo profano, el atrio se abría con naturalidad hacia la plaza Mayor y compartía con ésta el ser el centro de la vida colectiva de los poblanos, de paseo, de mercado; ahí donde la comunidad podía escuchar proclamas y sentencias, observar con entusiasmo las corridas de toros y -con ambigua solemnidad- atestiguar las ejecuciones en el patí- bulo. […]” María Elena Stefanon553 Sabemos que el año siguiente de 1576 el aparejador de la obra Francisco Gutiérrez fue despedido por el virrey Martín Enríquez de los cargos que os- tentaba en la catedral, por lo que fue sustituido por Antonio Ortiz del Casti- llo, manteniéndosele los mismos cuatrocientos pesos de oro común de salario que tenía fijados Gutiérrez. Castillo añadía además el título de veedor a los de mayordomo y aparejador de la obras de la catedral de Puebla que ostentaba el destituido, según aparece en un documento fechado el 9 de abril de ese mismo año554. Las obras debieron comenzar con cierta celeridad, ya que el 21 de julio de 1576 a petición del obrero mayor Juan de Cigorondo, el cabildo mandaba 552  Stefanon 2002, pág. 270. Citando a Philippe Ariés, El hombre ante la muerte, Madrid, Ediciones Tau- rus, 1984, p. 47. Esto sucedía al menos desde el concilio de Rouen de 1581. 553  Stefanon 2002, pp. 267 - 268. 554  Marco Dorta 1951, pp. 305 - 306. “Toma de posesión del cargo de mayordomo, aparejador y veedor de las obras de la catedral de Puebla. [9 de abril 1576]”. La catedral de Puebla 218 que se derrumbasen las casas donde vivía el obispo –Antonio Ruiz de Morales y Molina había muerto el día 17 de ese mismo mes-, por requerirlo la obra de la “catedral nueva”555. Poco tiempo antes, el 11 de mayo, el cabildo municipal había autorizado el cierre de la calle que pasaba por detrás de la iglesia mayor (posteriormente llamada calle del Ochavo). El motivo de la clausura de la calle era el de guardar y almacenar los materiales necesarios durante las obras de construcción del nuevo edificio. Fuera del cerramiento quedarían las puertas de las casas de los vecinos, volviendo a ser de nuevo abierta la calle cuando se concluyeran los trabajos556. Mientras daban comienzo las obras de la nueva catedral y con el edificio de la vieja en obras por reformas, la iglesia de la Vera Cruz ejercía como cate- dral, aunque también en ella se tuvieron que hacer algunas reparaciones como eliminar algunas goteras provenientes del tejado, tal y como se refleja en las actas de cabildo catedralicio.557 El maestro mayor Francisco Becerra continuó acumulando cargos de índole arquitectónica, y el 21 de agosto de 1576 era nombrado por el cabil- do de la catedral “obrero de las obras de esta santa yglesia e del hospital de San Pedro”, con un salario de cien pesos de oro de minas558. Además de todas estas titulaciones profesionales, Becerra aparece desde mediados del año 1576 con el tratamiento de vecino de la ciudad en todos los do- 555  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 33 r, 27 de julio de 1576. “Este dicho día, el dicho señor canónigo Antón Garçía Endrino dixo e propuso que Juan de Ciguerondo, obrero mayor desta sancta yglesia, pedía que conbenía y hera muy nesçesario que se derribe las casas donde bibía su señoría ilus- trísima del señor obispo que sea en gloria, todas ellas para aprovechar la piedra e madera della en la obra de la dicha yglesia, que su señoria ilustrísima de los señores deán y cabildo lo viesen y mandasen acerca dello lo que conviniese […] […] Atento los dichos botos se mandó e determinó en que se derriben las dichas casas e tiendas luego, y se le diga al dicho Juan de Çiguerondo desta dicha determinaçión para que loga [lo haga]”. 556  AGMP, serie Actas de Cabildo, Vol. 10, F 200 r - 200 v, 11 de mayo de 1576. Traslado de una carta del virrey Martín Enríquez dirigida al alcalde mayor Agustín de Villanueva, de fecha 5 de abril de 1576. 557  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 34 r, 7 de agosto de 1576. La iglesia de la Vera Cruz es la denominada actualmente de la Concordia. 558  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 35 v, 21 de agosto de 1576. Boyd-Bowman 1988, pág. 21. “[…] There was also the peso de oro de minas (de ley perfeta) wich was worth 450 mrs., but it was used mainly in contracts involving salaries and wages, dowries and bequests, real estate transactions (including rental agreements), and the selling or leasing of slaves.” “[…] También estaba el peso de oro de minas (de ley perfeta) que valía 450 mrs., pero se usaba sobre todo en contratos que incluían salarios, sueldos, dotes y legados, transacciones de propiedades inmobiliarias (incluidos acuerdos de alquiler) y venta o alquiler de esclavos.”. López-Cano 2001, pág. 324. El peso de oro de minas tenía un valor equivalente a 450 maravedís, mien- tras que el peso de oro común equivalía a 272 maravedís. Antonio Pedro Molero Sañudo 219 cumentos que disponemos; anteriormente se le había mencionado como “estante”559. Las obras de la catedral continuaron durante el año de 1576, pero en 1577 no debían de ir tan rápidas como el cabildo catedralicio esperaba, ya que el 24 de diciembre de ese año se le retiraba el salario como obrero de la catedral y del hospital de San Pedro a Francisco Becerra, aduciendo que “la iglesia no tiene obras ningunas”560. Este despido pudo estar influido por el nombramiento ese mismo año del nuevo obispo Diego Romano561, que ocupó el cargo el 13 de enero de 1578 y lógicamente sería el que ten- dría que haberle ratificado este empleo de carácter anual para el siguiente año de 1578. Pensamos que en ningún caso las obras fueron detenidas, ya que ese mismo año de 1577 se inició el llamado “pleito por el servicio público”, que- rella derivada de la obligación que recayó de nuevo sobre los indígenas tlax- caltecas de enviar “65 o 70 efectivos cada semana para la edificación de la catedral de Puebla”562, de tal forma que nos resulta muy difícil creer que 559  Castro Morales 1960, pág. 15. La palabra “estante” aparece por primera vez con este significado en el Diccionario de la Real Academia Usual del año 1780 y dice textualmente que “estante” es: el que está, ó presente, ó permanente en algun lugar; como: Pedro ESTANTE en la Corte romana. ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 16, F 713 r - 713 v, 24 de octubre de 1576. “Sepan quantos esta carta vieren como yo, Francisco Bezerra, vezino desta çiudad de los Ángeles de la Nueva España, otorgo y conozco por esta carta que es mi poder cumplido […]”. ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 16, F 976 r - 976 v, 14 de noviembre de 1576. “Sepan quantos esta carta vieren cómo yo, fray Pedro de Cisneros, de la orden del señor Santo Domingo de esta çiudad de de los Ángeles de la Nueva España, […] arriendo y doy en venta a vos Francisco Bezerra, vezino desta dicha çiudad, unas cassas […]”. 560  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 57 v, 24 de diciembre de 1577. “Este dicho día, los di- chos señores deán y cabildo, mandaron y proveyeron que se quite el salario a Francisco Bezerra, obrero desta yglesia y del hospital del señor San Pedro, atendiendo a que de presente la yglesia no tiene obras ningunas, y asi lo proveyeron”. 561  González Dávila 1990, pp. 137 - 138. Diego Romano nació en 1538 en Valladolid, cursó estudios en su ciudad natal y en Salamanca, llegando a graduarse como doctor. Fue colegial mayor y canónigo de la catedral de Granada, inquisidor y fundador del colegio de los jesuitas en Valladolid. Nombrado obispo de Puebla en 1577 se le encargó realizar la visita del virrey de México Álvaro Manrique, la cual duró seis años. Asistió al segundo concilio mexicano celebrado en la ciudad de México en 1585. Murió el 12 de abril de 1607. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 14 v, 2 de diciembre de 1578. Hasta esta fecha no llegó la carta de notificación del nombramiento de Diego Romano de Peralta como obispo de Tlaxcala. Con respecto a la fecha de la muerte del obispo Diego Romano hay ciertas diferencias, la que nos parece correcta es la del 12 de abril de 1606 que nos da el libro de Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano 1925, pág. 159. Ajofrín 1964, pág. 49. Diego Romano muere en 1616 Cruz 1993 - 1996, pág. 65. Diego Romano muere el 12 de abril de 1601. 562  Martínez Baracs 1991, pág. 206. La catedral de Puebla 220 teniendo mano de obra extra y gratuita se paralizaran completamente las obras. Francisco Becerra aparece asentado como un vecino más de la ciudad de Puebla según documentos obtenidos del archivo de notarías del año 1577. En uno de estos se le intitula como maestro mayor de la obra de la santa iglesia, en referencia a un concierto realizado para el matrimonio de su hermana Torivia de Porras con Baltasar de Yllescas, vecino de la ciudad de México563. En otro documento, se le presenta como maestro de cantería dando un poder para que pudieran tratar todos sus “pleitos, causas e negocios civiles y criminales”, Bal- tasar de Yllescas -su cuñado-, Pedro Becerra y Rodrigo Becerra -sus hermanos-, vecinos de la ciudad de México564. No obstante al agravio hecho por parte del cabildo catedralicio a Francis- co Becerra, despidiéndole de los cargos de obrero de la catedral y del hospital de San Pedro, éste siguió manteniendo su puesto de maestro mayor de la santa iglesia catedral. Además, en la metrópoli no debían estar descontentos con los trabajos que se iban realizando en las catedrales de estas tierras americanas – Mérida, Guadalajara, México y Puebla-, ya que por una cédula real que envía Felipe II al virrey Martín Enríquez el año 1576 sabemos que le fue mandado que comenzara, prosiguiera y acabara la catedral de Valladolid (actual ciudad de Morelia, capital del estado de Michoacán), “por la traza y orden que mejor pareciere, conforme a las demás iglesias catedrales de esa tierra”565. Ante este 563  ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 18, 1577 - 1578, F 1027 r - 1027 v, 6 de abril de 1577. 564  Pedro y Rodrigo Becerra eran maestros cerrajeros que habían coincidido en algunos trabajos con su hermano Francisco en Trujillo y que suponemos que viajaron con él a la Nueva España, o lo hic- ieron inmediatamente después. Rodrigo Becerra, en concreto, trabajó en las anteriormente mencionadas obras del embalse de la Albhuera en Trujillo. Solís Rodríguez 1984, pág. 137. “Rodrigo Becerra […] En su etapa trujillana trabajó al lado de su hermano Francisco, percibiendo en 1572 y 1573 diversas cantidades del ayuntamiento por reparar las herramien- tas de los canteros, que trabajaban en las obras del embalse de la Albuhera y en la portada de la Dehesa de las Yeguas, respectivamente […] […] Fue sellador del hierro de la ciudad hasta 1575, en que los ediles trujillanos declaran ‘que había pasado a Indias’ […]”. ANP, Notaría 4 Juan de Bedoya, Caja 18, 1577 – 1578, F 965 r – 965 v, 20 de mayo de 1577 565  Navascués Palacio 1992, pág. 97. Citando a Ramírez Montes, M., La escuadra y el cincel. Documentos sobre la construcción de la catedral de Morelia, México, 1987, pág. 41. Ramírez Montes 1987, pág. 40. “2. REAL CÉDULA EN LA QUE SE PERMITE Y APRUEBA EL TRASLA- DO DE LA SEDE CATEDRALICIA DE LA CIUDAD DE PÁTZCUARO A LA DE VALLADOLID Y SE ORDENA LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL EN ESTA ÚLTIMA CIUDAD. Madrid, 7 de junio de 1576 [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 221 dato, parece claro que ya no era necesario mandar unas trazas aprobadas desde España, si es que esto se hizo alguna vez; “[…] Es decir, el monarca, patrono de todas las catedrales mexicanas no habla de conformidades de modelos penin- sulares sino de acuerdo con lo que en la Nueva España se venía gestando.”566. Francisco Becerra sería restituido como obrero en las dos fábricas men- cionadas anteriormente, la de la catedral y la del hospital de San Pedro, en diciembre de 1578, con un salario de cien pesos de oro de minas al año, sesenta por cuenta del hospital y los otros cuarenta de la catedral.567 Como ya dijimos en un capítulo anterior, la iglesia vieja fue derribada, y como una prueba más de ello tenemos una entrada de las actas del cabildo de la catedral con fecha 18 de marzo de 1578, en la que se pidió a “[…] Juan de Siguerondo todo el despojo que se sacó de la yglesia bieja para rremedio de la nueva, y que se le mande con pena de excomunyón lo de luego y la teja para que se cubra la capilla mayor de teja y no se llueva.”568. Viendo este documento, parece claro que la obra del “xacal” que se estaba construyendo para servir de catedral, estaba tan avanzada como para que fuera posible, y necesario, cubrir su capilla mayor. La construcción de la catedral continuaba, y el año de la partida de Bece- rra para el Perú, 1580, se nombraba, en el mes de febrero, a un canónigo para que se dedicara a vigilar la compra de todos los materiales necesarios para la fábrica, con el fin de reducir gastos y fijar los precios569. En marzo de este año fueron nombrados obreros Francisco Gutiérrez y Jerónimo Hernández, con un salario de ciento venticuatro pesos de oro común anual, de los cuales Gutiérrez percibiría ochenta y dos pesos, cinco tomines y nueve granos, y el resto sería para el segundo570. 566  Navascués Palacio 1992, pág. 97. 567  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 80 r, 23 de diciembre de 1578. 568  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 62 r, 18 de marzo de 1578. 569  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 87 r, 20 de febrero de 1580. 570  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 88 r, 15 de marzo de 1580. La catedral de Puebla 222 Francisco Gutiérrez no dejó prácticamente en ningún momento de estar vinculado a la fábrica de la catedral desempeñando diferentes cargos, todos ellos de alto rango. Estuvo especialmente activo en estos primeros años de la década de los ochenta, tanto trabajando para el cabildo catedralicio como para el municipal. En 1581 unía al cargo de obrero de la catedral el encargo, por par- te del ayuntamiento, de hacerse cargo de la traza del túmulo para las exequias de la reina Ana de Austria571. Este tipo de trabajos de arquitectura efímera eran encargados solo a los mejores “maestros de arquitectura”, y era en esta clase de obras donde estos artífices podían demostrar todo su saber profesional, así como incluir en ellos todas las novedades de carácter arquitectónico que te- nían vetadas en sus trabajos de construcción. La carrera edilicia de Francisco Gutiérrez es ejemplar, pues desde su nombramiento como vecino de la ciudad en 1551 no paró en su ascenso profesional; siendo mayordomo de la ciudad en 1553572, trazador en 1556573 y en 1574 fue nombrado obrero mayor, alarife mayor y fiel de medidas de la ciudad, siendo a la vez el obrero mayor de la “santa iglesia mayor”574. En 1582, Francisco Gutiérrez es tratado como “maestro de la obra de la iglesia”, cargo que mantendría los siguientes años 1583 y 1584575. Estos mismos años también aunó el cargo de obrero mayor de la catedral576, con lo que en este 571  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 100 r, 13 de noviembre de 1581. 572  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 5 r, 27 de noviembre de 1553. En este documento Francisco Gutiérrez es mencionado como mayordomo, aunque no sabemos desde cuando tendría en su poder este cargo. 573  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 7, F. 124 v - 125 r, 20 de julio de 1556. 574  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 132 v - 133 r, 15 de enero de 1574. 575  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 108 v, 23 de febrero de 1582. Licencia para sacar piedra a Francisco Gutiérrez maestro de la obra de la iglesia en el cerro de Manzanilla, donde sacan piedra los indios de Cholula. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 135 r, 18 de marzo de 1583. Licencia otorgada al maestro mayor Francisco Gutiérrez para que pueda construir un horno de cal en sus solares del barrio de San Pablo. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 163 v - 164 r, 13 de abril de 1584. Licencia para extraer piedra de una cantera ubicada en el cerro de San Cristóbal a Francisco Gutiérrez, maestro de la obra de la iglesia mayor, para hacer puertas y ventanas de cantera. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 171 v, 8 de junio de 1584. Acuerdo para que Francisco Gutiérrez, maestro mayor de la catedral y Rodrigo Alonso, albañil, vean sobre el ancho y grueso que debe tener el ladrillo para que no se quiebre. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 184 v - 185 r, 31 de agosto de 1584. Ratificación a Francisco Gutiér- rez, maestro de la catedral de Tlaxcala, de la pedrera ubicada en el cerro de San Cristóbal. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 198 v, 14 de diciembre de 1584. Licencia para sacar piedra a Fran- cisco Gutiérrez, maestro de la obra de la santa iglesia, para construir en el barrio de San Cosme. 576  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 96 v, 4 de mayo de 1582. “Este día se mandó que Fran- Antonio Pedro Molero Sañudo 223 tiempo tuvo en sus manos todo el poder, tanto arquitectónico como económico, para disponer absolutamente de todo lo relativo a la marcha constructiva de la fábrica. A tenor de estos datos, deberíamos plantear la figura del maestro Fran- cisco Gutiérrez desde la óptica de alguien clave y absolutamente fundamental en estos primeros años de la andadura arquitectónica del templo mayor de la ciudad de Puebla. Pocos autores son los que han hecho un justo hincapié sobre este artífice, al que creemos infravalorado dentro del contexto histórico-artís- tico de la ciudad de Puebla de los Ángeles y más en concreto del edificio cate- dralicio. Dentro del contexto edilicio, el maestro Gutiérrez se llegó a encargar de tareas propias de un “arquitecto”, o en palabras de la metrópoli de un “maestro mayor de las obras reales”, como fueron ser el encargado de examinar a todos los oficiales de albañilería que quisieran ejercer su profesión, o bien dictaminar, por ejemplo, acerca del tamaño con que se deberían fabricar los ladrillos para las construcciones de forma que no se quebraran577. Por fin, después de haber desempeñado los cargos de obrero y aparejador de la fábrica catedralicia, Francisco Gutiérrez conseguía el reconocimiento más alto de su oficio por parte del cabildo convirtiéndose en el maestro mayor de la obra de la catedral de Puebla. Este cargo, como ya se ha dicho, lo desempeñaría entre los años 1582 y 1584, aunque casi podemos asegurar que lo retuvo sin in- terrupción hasta finales de 1586, poco antes de su muerte. De hecho, en este año todavía mantenía la licencia otorgada por el cabildo municipal, como maestro mayor de la catedral, de la pedrera del Cerro de San Cristóbal578. Incluso tam- bién por estas fechas era nombrado, junto a Alonso Díaz, veedor y tasador de cisco Gutiérrez, obrero, cierre la puerta que sale junto a la capilla de Nuestra Señora de la Conceçión y la abra en otra parte donde no haga ni venga perjuizio al cuerpo de la yglesia.”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 135 r, 18 de marzo de 1583. Comisión a Francisco Gutiérrez, obrero mayor de la santa iglesia catedral y a Alonso Díaz para que examinen a todos los oficiales de albañilería. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 106 v, 24 de enero de 1584. “Este día se le hizo merced a Francisco Gutiérrez, obrero desta yglesia, de ochenta pesos de oro común por año de salario, porque tenga cuenta y cuydado de rregir el relox de fábrica.”. 577  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 135 r, 18 de marzo de 1583. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 171 v, 8 de junio de 1584. 578  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 76 r, 13 de octubre de 1586. La catedral de Puebla 224 las obras que se realizaban en la catedral579, prueba de que aún se mantenía per- fectamente activo en el desarrollo de su profesión. El maestro Gutiérrez debió morir al término del año 1586 o durante el de 1587, ya que en un acta del ayun- tamiento de fecha 13 de noviembre se habla de él como difunto580. Durante el gobierno de Francisco Gutiérrez al frente de la catedral pobla- na podemos afirmar que los trabajos se desarrollaron con una relativa rapidez. Proponemos la hipótesis de que los muros perimetrales debieron de estar le- vantados prácticamente hasta la altura de la cornisa de las capillas en este año de 1587, ya que en este momento se estaba extrayendo piedra para realizar los sillares de las embocaduras de puertas y ventanas que acompañarían los lien- zos murales, tal y como se dice en el documento citado anteriormente del archi- vo municipal581. Rodrigo de Avis es el cantero al que se le da licencia en este documento para extraer “veinte varas de medir en cuadra” en el cerro de San Francisco, para realizar las mencionadas piezas. Continuando con nuestra hi- pótesis nos atrevemos a decir que Avis debió seguir trabajando en la fábrica de la catedral, al menos, hasta llegar a concluir los muros perimetrales. Creemos poder sustentar esta teoría basándonos en el descubrimiento de una serie de marcas de cantería en el plano superior de las cornisas que coronan estos mu- ros a la altura de las bóvedas de las capillas hornacinas. Existe una marca que predomina sobre las demás y que la podemos encontrar tanto en el costado norte como en el sur, que es una , la cual nos atrevemos a otorgarla al can- tero Rodrigo de Avis. Si a finales del año 1587 se le concedía licencia para poner un taller en el que labrar piezas para “ventanas, bases y arcos”, pudo perfecta- mente haber labrado a continuación las dichas cornisas, estampando la inicial de su apellido en ellas. A favor de la autoría de Rodrigo de Avis en este trabajo hay que añadir que ya estuvo trabajando en alguna otra ocasión junto a Fran- cisco Gutiérrez, mientras éste desempeñaba el cargo de maestro mayor de la 579  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 121 v, 25 de septiembre de 1586. 580  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 101 v, 13 de noviembre de 1587. 581 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 101 v, 13 de noviembre de 1587. Se concedió una licencia a Ro- drigo de Avis para que pudiera sacar piedra en el cerro de San Francisco, para poner su taller de labrar “piedra, ventanas, bases y arcos”, por el mismo lado que tenía su pedrera el difunto Francisco Gutiérrez. Antonio Pedro Molero Sañudo 225 catedral, por lo cual pudo haber sido este cantero el encargado de la labra de las cornisas582. 582  Tovar de Teresa 1995 - 1996, pág. 284. Citando al que fuera maestro mayor de la catedral poblana Pedro López Florín, nos dice: “Natural de la villa de Aznalcázar, en Andalucía, era hermano de Rodrigo Alonso de Avis, maestro de arquitectura y albañilería, residente en la ciudad de México.”. Pensamos que se trata del mismo Rodrigo de Avis que situamos trabajando en este momento en la catedral poblana. Castro Morales 2004, pp. 18 - 19. Menciona a Rodrigo Alonso de Avis como maestro arquitecto: “Natural de la villa de Coria, Sevilla, hijo de Diego López Florín y Leonor Martín; hermano del también arqui- tecto Pedro López Florín. [...]”. Aunque no coincide con Tovar en la ubicación exacta de la ciudad de nacimiento (Aznalcázar y Coria están a tan solo veintiún kilómetros de distancia), estamos seguros de que ambos hablan del mismo artífice. Fig. 59 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur Fig. 60 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur La catedral de Puebla 226 Fig. 61 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte Fig. 62 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur Antonio Pedro Molero Sañudo 227 Fig. 63 Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte Fig. 64 Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur La catedral de Puebla 228 Fig. 65 Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte Fig. 66 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur Antonio Pedro Molero Sañudo 229 Fig. 67 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur Fig. 68 Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur La catedral de Puebla 230 No sabemos exactamente la fecha de la partida de Francisco Becerra para tierras del virreinato del Perú, pero según Angulo en ese mismo año de 1580 se nombraba en su lugar a Miguel Estancas como maestro mayor de la catedral, cargo que no debió ostentar durante mucho tiempo porque, según el cronista Bermúdez de Castro, en este mismo año se designaba, para el mismo puesto, a Jerónimo Pérez Aparicio y Francisco Girón, que continuaron en sus pues- tos hasta 1584583. Este dato resulta muy cuestionable a tenor de lo ya expuesto acerca de que la maestría mayor de la catedral estuvo en manos de Francisco Gutiérrez, al menos entre los años 1582 y 1584, datos éstos documentalmente probados más arriba. “[…] pues por los años de 1580 lo era Miguel de Estangas [maestro mayor de la catedral de Puebla] a quien en las cuentas que se le tomaron por su sucesor en el ministerio Ge- ronimo Perez de Aparicio […]. […] A los 27 de julio de 1584, ante el capitan Pedro de Ledesma Maldonado Al- calde mayor que fue de esta ciudad y Juan de Vedoya Escribano Público ofreció y dio 583  Angulo Íñiguez 1943, pp. 161 - 162. Citando a Bermúdez de Castro y confundiendo la página 21 con la 201. Fig. 69 Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur Antonio Pedro Molero Sañudo 231 el dicho Geronimo Perez de Aparicio una informacion con testigos mayores de cómo desde que entró en la incumbencia de la obra de dicha Sta. Iglesia con el Maestro Ma- yor Francisco Xiron por su aplicación industria y asistencia havia crecido en notorios aumentos dicha fabrica, ahorrando a S. M. en cada un año muchas cantidades de pesos en la compra de los materiales que eran precisos para ella, y de cómo en persona iba a las ciudades, entonces pueblos de Tlaxcala y Cholula a traher los Indios que se havian señalado para la obra por su Alteza los Señores de la Real Audiencia, infiriendose de todo su industria, solicitud y trabajo, con el premio de menos salario que su antecesor Miguel de Estangas, a quien se le asignaron en cada un año 500 Ducados de Castilla.” Diego Antonio Bermúdez584 Al parecer, bibliográficamente nunca ha quedado esclarecido quiénes tu- vieron a su cargo la maestría mayor de la catedral poblana durante los prime- ros años siguientes a la marcha de Francisco Becerra. Según nuestros datos documentales, durante los años de 1582 a 1584 este puesto fue ejercido por Francisco Gutiérrez, pero como hemos visto más arriba, el cronista Bermúdez de Castro nos sitúa en el año 1580 a Miguel de Estancas como el maestro ma- yor, sucediéndole, no precisa cuándo, Gerónimo Pérez de Aparicio, que parece ser que compartió esta maestría con Francisco Girón, al menos hasta el mes de julio de 1584. Independientemente de si Bermúdez de Castro fundamenta sus declara- ciones en datos reales o no, cuestión que ponemos muy en duda, a la vista de su cita, debemos pararnos a reflexionar de nuevo sobre la cuantía de los sala- rios de los maestros mayores de la catedral de Puebla de los Ángeles. Miguel de Estancas, un maestro mayor prácticamente desconocido documentalmente, cobraba en el mismo año de 1580 en que Francisco Becerra se marchaba al Perú, quinientos ducados de Castilla, nada más y nada menos que ciento treinta y ocho ducados más de lo que había estado cobrando el maestro extremeño. En la España peninsular de aquel momento no podían aspirar a tamaño sueldo ni los más grandes maestros mayores de las obras reales. No podemos aventu- rar ninguna hipótesis del porqué Miguel de Estancas percibiría un salario tan elevado, pero está claro que debía de estar muy reconocido profesionalmente o tener muy buenas influencias, ya que en diciembre de 1583 se le nombró 584  Bermúdez de Castro 1746, pp. 201 - 202. La catedral de Puebla 232 mayordomo de la catedral por un tiempo de dos años con el nada desdeñable sueldo de seiscientos pesos de oro común585. “[…] Juan Bautista de Toledo (tras sus 150 escudos como arquitecto segundo de San Pedro en Roma y sus 220 ducados en Nápoles) llegó a los 500 ducados en Madrid en 1561; este es, sin embargo, un caso excepcional, como el de Giambattista Castello el Bergamasco (400) o Juan de Herrera (100 en 1563 como ayudante de Toledo, 250 en 1567, 800 en 1577 y 1000 en 1587). La norma, y así seguiría hasta mediados del siglo XVII, era la de 100 ducados el ayudante de arquitecto, 200 el arquitecto al ser nombrado y 400 al cabo de algunos años en el cargo.” Fernando Marías586 La indefinición acerca de quiénes ejercieron la maestría mayor de la cate- dral y durante cuánto tiempo, en estos años inmediatamente posteriores a la marcha de Becerra, se incrementa con la afirmación de Luis G. Serrano de que Francisco Girón mantuvo este puesto “[…] hasta el 11 de noviembre de 1586, que dejo vacante el cargo y fue nombrado Antonio Ortiz del Castillo como maestro mayor de la catedral de Puebla.”587. Ya hemos visto un poco más arriba que Marco Dorta afirmaba que Ortiz del Castillo obtuvo la maestría mayor el 1 de noviembre de 1586, relevando en ella al maestro Francisco Gutiérrez588. También Toussaint, citando a Bermúdez de Castro, dice que el nombramiento de Ortiz se realizó por la muerte de Francisco Gutiérrez que era hasta ese mo- mento el maestro mayor, y que no se hizo efectivo hasta el 12 de septiembre del año siguiente de 1587589. Ante todo este cruce de datos y fechas contradictorios, y basándonos en la documentación manejada, nos inclinamos a pensar que Francisco Gutiérrez desempeñó el título de maestro mayor, en la práctica, desde el año 1582, en que le tenemos registrado como tal, hasta casi su muerte, posiblemente a finales de 1586. Por tanto, según nuestra investigación, Francisco Girón pudo ser el maestro mayor de la fábrica catedralicia inmediatamente después de Miguel 585  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 106 v, 20 de diciembre de 1583. 586  Marías 1991 A, pág. 253. 587  Serrano 1964, pág. 50. 588 Marco Dorta 1951, pág. 81. 589  Toussaint y Ritter 1954, pág. 69. Citando a Bérmudez de Castro. Marco Dorta 1951, pág. 81. Antonio Pedro Molero Sañudo 233 de Estancas (1580) y antes del año 1582 en el que ya la desempeñaba Francisco Gutiérrez. No sabemos cuándo exactamente se produce la muerte de Francisco Gu- tiérrez, pero si Antonio Ortiz se hizo cargo de la maestría de la catedral en sep- tiembre de 1587 pudiera ser, bien porque ya hubiera muerto, bien porque estu- viera enfermo, ya que en el mes de noviembre se le cita en las actas del cabildo municipal como difunto590. Ortiz del Castillo había sido enviado en febrero de ese año de 1587, por el virrey Álvaro de Manrique, a San Juan de Úlua, para vigilar las obras que se estaban realizando allí, de donde hubo de volver para situarse al frente de la obra de la catedral como su maestro mayor, título que supuestamente tenía en su poder desde el 1 de noviembre del año anterior591. Angulo Íñiguez asegura que “[...] entre 1585 y 1590 consta que se trazó un claustro al parecer en la cabecera del templo.”592. Hoy en día existe una fuente situada en el exterior de dicha cabecera, en el lado de la sacristía desde la que se accede a ella, que pudo haber pertenecido a este claustro trasero. 590  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 101 v, 13 de noviembre de 1587. 591  Toussaint y Ritter 1954, pág. 69. Citando a Bérmudez de Castro. 592  Angulo Íñiguez 1943, pág.162. Fig. 70 Pila de cantería situada en el exterior de la cabecera La catedral de Puebla 234 El 27 de octubre de 1586 se nombra a Jerónimo Hernández obrero de la cate- dral y del hospital de San Pedro, con un salario de setenta y cinco pesos de oro de minas al año, cincuenta a cargo de fábrica y los veinticinco restantes a cuenta del hospital. Este cargo lo desempeñaría junto al de aparejador que ya ostentaba, al menos desde este mismo año593. Sabemos que a principios de 1587 la nueva iglesia de “xacal” que se estaba construyendo estaba todavía lejos de concluirse, puesto que en una reunión del cabildo municipal se trataba la necesidad de derrumbar la nave mayor de ésta, para volverla a hacer, para lo que se acordaba que se dieran cien pesos de oro común de los propios de la ciudad para este menester. Mientras se llevaban a cabo estas obras de terminación se trasladaría la sede catedralicia a la ermita de la Santa Veracruz para el cumplimiento de todos los servicios litúr- gicos594. De este documento podemos deducir que la nave mayor había llegado a estar cubierta y que de algún modo se debían celebrar los oficios aquí. En ju- nio de este mismo año, el virrey y varios prebendados de la catedral realizaron “mandas” de sus propias rentas para contribuir a la terminación de la obra. “Se dé desta sancta yglesia en limosna para la obra de la yglesia quinientos pesos de oro común, los quales se saquen por gastos de capitular de los diezmos del año de myll e quinientos e ochenta y seis […] […] Su señoría Ilustrísima mandó de su rrenta otros quinientos pesos del dicho oro común para la dicha yglesia obra della. El canónigo Alonso de Leyva Vargas mandó sesenta y dos pesos y medio fuera de lo que le cupiere de la manda de cabildo. El canónigo García Rodríguez Maldonado mandó, ansí mesmo fuera de la parte que le cabe de cabildo, çien pesos para la obra de la dicha yglesia. El canónigo Francisco García mandó otros çincuenta pesos de oro común. El canónigo Gaspar Ochoa de Elexalde mandó otros çien pesos del libramiento que agora le viene e pertenesçe de su prebenda.”595 El año de 1587 comienza con Antonio Ortiz del Castillo como maestro mayor de la fábrica de la catedral y Jerónimo Hernández como obrero mayor y aparejador de la misma. Ortiz desempeñó este cargo hasta el año de 1589 en que fue sustituido, 593  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 73 r, 24 de septiembre de 1586. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 117 r, 27 de octubre de 1586. 594  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 89 v - 90 r, 26 de febrero de 1587. Hemos de recordar que esta iglesia ya había desempeñado anteriormente en el año 1576 la función de catedral. 595  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 123 v, 12 de junio de 1587. Antonio Pedro Molero Sañudo 235 por orden del virrey Luis de Velasco, por Luis de Arciniega, hermano del famoso Claudio de Arciniega596. Según Toussaint, Ortiz no estuvo al frente de las obras de la catedral, ya que desde febrero de ese mismo año de 1587 fue comisionado, por el virrey marqués de Villamanrique, para las obras que se habían de realizar en San Juan de Ulúa, por lo que sería Jerónimo Hernández el que se pondría al frente de la fábrica dado su oficio de aparejador de la misma. Dos años después, el 7 de septiembre de 1589, Ortiz es nombrado “Maestro Mayor de cantería de las obras del camino nuevo entre Veracruz y México”, empleo que sería efectivo a partir del 10 de octubre597. El virrey Álvaro Manrique de Zúñiga598 nombraría a Luis de Arciniega maestro mayor de la catedral, a la vez que a Antonio Ortiz del Castillo para el “camino nuevo”; Arciniega desempeñaría este cargo sin interrupción hasta su muerte en 1599599. Antonio Ortiz del Castillo volvería a ser nombrado para el dicho empleo de maestro mayor de la catedral el día 26 de enero de 1601600. “[…] por provisión de 25 de enero de 1601, el Virrey don Gaspar de Zúñiga, conde de Monterrey, volvió a nombrar a Ortiz del Castillo maestro mayor de la catedral de Puebla, con salario anual de quinientos pesos de oro más otra cantidad para ayuda de alquiler de la casa, ya que no se le podía dar vivienda cerca de la obra, por esa fecha ya había muerto Luis de Arciniega.” Enrique Marco601 596  Serrano 1964, pág. 50. Menciona a Luis de Arciniega como “[…] quien se encargó de terminar los cimientos, procediendo después a la edificación de la citada catedral [Puebla], y del claustro nuevo […]”. 597  Tussaint y Ritter 1954, pág. 69. 598 Díaz Casillas 1987, pág. 49. Álvaro Martínez de Zúñiga fue el séptimo virrey de la Nueva España. Nombrado el 26 de febrero de 1585, tomó posesión de su cargo el 18 de noviembre de ese mismo año y lo desempeñó hasta el 17 de enero de 1590. 599  Castro Morales 1958, pág. 23. “El día primero de noviembre de 1599, el escribano Juan de la Parra, acudió a la casa de Luis de Arciniega al que encontró ‘echado en una cama’, para que otorgase su poder para testar, ya que la gravedad de su enfermedad no le daba tiempo de preparar su testamento. […] […] Su muerte, es probable que haya acaecido pocos días después. Para el año siguiente volvía a ocupar su puesto en la obra de la catedral, Antonio Ortiz del Castillo.”. Vargaslugo 2001, pp. 356 - 357. También sitúa la muerte de Luis de Arciniega en 1599. ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 132 v, 2 de marzo de 1599. En caso de haber muerto Luis de Arciniegas en 1599 habría sido después de este documento en el que aparece citado en relación a la construcción del monumento. “[…] que Luys de Arçiniega acave el monumento lo que le falta conforme la escritura de conçierto y que el mayordomo no le pague los cuatrocientos pesos que se le deven de rresto dello asta que acave.”. Toussaint y Ritter 1954, pág. 70. Citando a Bermúdez de Castro. “Para 1601 Luis de Arciniega había muerto, y el virrey, que lo era el conde de Monterrey, nombra nuevamente, con fecha 26 de enero de ese año, a Antonio Ortiz del Castillo”. 600  Toussaint y Ritter 1954, pág. 69. Citando a Bermúdez de Castro. 601  Marco Dorta 1951, pág. 83. La catedral de Puebla 236 Mientras la obra nueva de la catedral se iba adelantando, sabemos que se seguía trabajando en la de jacal para finalizarla, a la vez que era necesario realizar algunas reparaciones en lo ya hecho. En un acta del cabildo catedrali- cio del 27 de abril de 1590 se “[…] mandó que el hazer de las medias muestras y poner las losas en la bóveda para los obispos sea a cargo del arçidiano.”602. Esta habitación estaba ya cubierta en 1593, al igual que toda la iglesia, ya que el 28 de mayo se mandaba a Jerónimo Hernández hacerse cargo de algunas re- paraciones que eran necesarias en las azoteas de ésta603. En mayo del siguiente año de 1594 se manda que se bajen de las azoteas todas las tejas sobrantes para reutilizarlas en el hospital de San Pedro, en la reparación de las goteras que te- nía604. Para las obras del hospital, el obispo Diego Romano propuso en las actas de cabildo de 12 de agosto de 1594, la necesidad de su realización siguiendo las trazas dadas por el maestro mayor Luis de Arciniega. A éste se le asignaba un salario de sesenta pesos de oro de minas, treinta por cuenta de los bienes de la fábrica y los otros treinta de los del hospital, para la ejecución de la dicha traza, así como las que fueran necesarias para las obras de la iglesia605. Al quedar terminada la iglesia de jacal, el obispo mandó que se fueran adornando los altares de las capillas y que las personas que tenían asignadas algunas de éstas se fueran encargando de ello, como Alonso Martín Partidor que se había obligado a “aderezar y adornar” la capilla de Nuestra Señora de la Asunción y aún no lo había hecho. Los gastos de otras capillas, como la del Santo Crucifijo, correrían por parte del cabildo, encargándose en este caso la construcción del “crucifijo” al maestro mayor Luis de Arciniega606. 602  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 139 r, 27 de abril de 1590. 603  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 148 v, 28 de mayo de 1593. “[…] que se de libramiento a Gerónimo Hernández, aparejador, de veynte pesos de oro común para los rreparos de las açoteas y cabildo de la yglesia que están gastados.”. 604  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 156 v, 6 de mayo de 1594. “[…] que de la teja que está en la açotea desta yglesia, amontonada y rrecogida sobre la contaduría y cabildo viejo, se lleben al os- pital de San Pedro a dar las que fueren menester para rreparar y adereçar las goteras que tiene el dicho ospital, y que benido su señoría se berá si a de ser prestada o dada.”. 605  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 158 v, 12 de agosto de 1594. 606  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 158 v, 12 de agosto de 1594. Antonio Pedro Molero Sañudo 237 Por los documentos de cabildo citados en el párrafo anterior podemos sa- ber que este edificio realizado para hacer las veces de catedral hasta que se ter- minara la obra nueva, estaba dotado con un campanario, aunque no sabemos de qué envergadura. El herrero Juan Fernández percibió a principios de este año de 1594 un pago de sesenta y un pesos y dos tomines de oro por el aderezo hecho en la campana grande, que fue quitada y vuelta a poner en su sitio, una vez reparada, por una serie de oficiales mandados por el aparejador Jerónimo Hernández, al cual se le asignaron siete pesos y cuatro tomines, por haber dado de comer a estos oficiales que también hicieron las reparaciones necesarias en el campanario para la instalación de la campana607. En septiembre era necesario volver a realizar obras en el “cavildo nuevo”, con el fin de quitar los pilares que tenía viejos y fabricar otros de piedra con la mayor brevedad posible. Esa tarea le fue encomendada al cantero Agustín García Allende por trece pesos cada pilar608. A continuación se le daba un libramiento al albañil Lorenzo Millán para que acometiera el “enladrillado que se había de hacer en las dos naves de la igle- sia”609. A principios de 1595, el aparejador Jerónimo Hernández tuvo que reparar las vigas de madera del techo del “cabildo nuevo” que se estaban pudriendo610. Durante este año siguen a buen paso las obras, registrándose en los libros de fábrica numerosas entradas de pagos y libramientos para la realización de di- ferentes remates que indican que el grueso de la obra constructiva debía estar prácticamente cerrado. Entre otros trabajos que se estaban realizando en ese momento están la colocación del quicio de la puerta que “da hacia la plaza”, 607  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 151 v, 4 de febrero de 1594. 608  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 162 v, 6 de septiembre de 1594. 609  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 164 r, 7 de octubre de 1594. Castro Morales 2004, pág. 114. Lorenzo Millán, “Maestro cantero y albañil. Residente en Puebla en 1588 y vecino en 1590, contrajo matrimonio con Cecilia Hernández, hija del aparejador Jerónimo Hernández. […]. Figura en compañía de Luis de Arciniega, trabajando en la construcción de un claustro para el convento de San Agustín de Puebla […]. Trabajó para la catedral labrando parte de sus pilares en 1603.”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 198 v, 27 de enero de 1592. Encontramos a un tal Francisco Millán “maestro de albañilería”, que pensamos que es familiar de Lorenzo Millán, reforzando más la tesis de la perpetuidad de oficios dentro de una misma familia. ANP Notaría 3 Juan de la Parra y Marcos Rodríguez, Caja 14, 1593 - 1594, F 1116 r - 1117 v, 14 de octubre de 1593. “[…] paresçieron Luis de Arzeniega y Lorenço Millán, vecinos desta ciudad, maestros de ar- quitetura y cantería, e dixeron que ellos se an conçertado con el muy rreverendo padre maestro fray Juan Çapata, vissitador dela orden de Sant Agustín e prior de dicho convento […]”. 610  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 169 r, 3 de enero de 1595. La catedral de Puebla 238 la instalación de unos cinchos de hierro para la reja del coro, la fabricación de esquilones611 y campanas para “la torre campanario”, la elaboración de cajones para la sacristía, o la colocación de una cerradura en la puerta del perdón con dos llaves. Todos estos “trabajos menores”, no hacen sino demostrar que la obra de la iglesia de jacal continuaba su marcha con celeridad y buen gobierno, por parte del obrero mayor y aparejador Jerónimo Hernández612. Luis de Arciniega, como correspondía a su categoría de maestro mayor de la catedral, era también el encomendado para la fabricación de los “monumen- tos”, artilugios de arte efímero imprescindibles para las diversas festividades y celebraciones tanto litúrgicas como profanas, principalmente la Semana Santa y el Corpus Christi613. Este tipo de construcciones estaba muy bien remunerado y era donde los “arquitectos” podían desarrollar todos sus conocimientos prác- ticos, pero sobre todo teóricos, de su buen hacer arquitectónico614. Como vemos, 611  Diccionario de la Real Academia Usual del año 1780. Esquilón: campana pequeña. 612  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 2 Cª 1, nº 19, Fabrica Memoria de sus gastos y libramientos que pagaron sus thesoreros y mayordomo Gabriel de Rojas en los años desde 1595 hasta 1598, Sin foliación. 613  Anaya Larios 1997, pág. 15. “Los monumentos cuaresmales fueron una variedad de arquitectura efímera, consagrada a la significación de las promesas mesiánicas. Fue tradición antigua, que en España se fortaleció y pasó a Nueva España. Todo parece indicar que el auge para levantarlos se acentuó de manera notable en el periodo barroco, esto es, de la segunda mitad del siglo XVII, hasta un poco avanzada la segunda mitad del siglo XVIII, muy en especial en los grandes centros urbanos. Los monumentos cuaresmales eran estructuras arquitectónicas suntuosas, de madera, muchas de ellas doradas y policromadas, de buen tamaño, tan ambiciosas como un retablo, mismas que se colocaban en el claro del presbiterio de los templos; destacaban por el empleo de gran cantidad de imágenes, sobre todo los profetas, los 4 mayores y los 12 menores, además de otros personajes del Antiguo Testamento, los Evangelistas, alegorías, símbolos (vides, granadas, cordero, pez) y toda suerte de cortinajes y ele- mentos decorativos, que reclamaban un gasto importante.” Pág. 16. “[...] la hechura de los mismos se encargaba a un maestro de escultura y ensamblaje, que podía demorar entre seis y diez meses en su acabado [...] [...] Para su mayor permanencia, el monumento cuaresmal no llevaba clavazón alguna, era todo de ensambladura, con herrajes, aldabas y cadenas que lo afianzaban y aseguraban las piezas entre sí. [...] [...] Aunque se conocen con el nombre de monumentos de cuaresma, se levantaban propiamente para la Semana Santa y depositar el Jueves Santo al Divinísimo Señor sacramentado, por lo que era vital en ellos, la presencia de un artificioso sagrario. [...] [...] En cambio, el monumento de cuaresma se ensamblaba con la finalidad de utilizarlo una vez al año, cumplidas las funciones religiosas, se desarmaba, se embalaba, se guardaba ordenadamente y quedaba en la bodega, listo para el año siguiente.”. 614  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 168 r, 10 de diciembre de 1594. “Que Luys de Arzinie- ga haga el monumento nuevo desta santa yglesia por lo que se concertare, y haga scriptura en forma y a buena quenta, y para que haga cortar la madera se le den adelantados quinientos pesos de oro común de fábrica, y que exsiva el modelo que tiene hecho para ello o que haga otro para que lo bea su señoría, y deán, y cabildo, para ver si se a de anadir o quitar algo.”. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 181 r, 23 de junio de 1595. “[…] que se den de la dicha fábri- ca quinientos pesos a Luys de Arçiniega, maeso mayor, a quenta de la scritura de conçierto del mon- umento conforme a la escritura, que es la segunda paga para los tres myll pesos que se le an de dar.”. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 191 r, 17 de noviembre de 1595. “[…] que el dicho Meneses haga rrequerimiento en nombre de la yglesia y cabildo a Luys de Arçiniega, maeso mayor, que tiene a cargo hazer el monumento desta santa yglesia y un crucifixo para la Semana Santa benidera del año de 96, y no a echo cosa en ello y tiene rrecibidos mas de myll pesos a quenta, y questo se haga con pareçer Antonio Pedro Molero Sañudo 239 los encargados de las obras más importantes, tanto para el ayuntamiento como para el cabildo eclesiástico seguían siendo los comisionados para realizar prác- ticamente todas las obras de carácter efímero que se pudieran necesitar en la ciudad. 5. 1. Apéndice obras municipales Vemos la necesidad de hacer un inciso en el desarrollo de nuestra expo- sición para tratar el interesante tema de las obras de carácter y mandato mu- nicipal que se realizaron en los años finales del siglo XVI y los primeros de la siguiente centuria. Este interés es mayor aún si tenemos en cuenta que los mismos artífices que trabajaban en la obra de la catedral normalmente también participaban en estas construcciones municipales. El maestro mayor de la catedral Luis de Arciniega, por ejemplo, compagi- naba sus tareas como tal con otras de orden edilicio, al igual que otros muchos maestros de obras anteriores y posteriores en la ciudad de Puebla. El cabildo municipal también debió tenerle en muy alta estima profesional a tenor de los cargos y trabajos que desempeñó para éste. En 1591 con el título de maestro ma- de letrado.”. Drewes Marquardt 1977, pp. 209 - 210. Según este autor el monumento que debía confeccionar Luis de Arciniega era “[…] para las festividades de cuaresma en la catedral de Puebla, según las especificaciones de 1595, muestra ya características netamente clásicas: cuerpo bajo de estilo dórico, con entablamento de triglifos y metopas, segundo cuerpo del orden jónico […]”. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo Docu- mentos sobre la conclusión del monumento de Semana Santa, que estaba obligado hacer Luis de Arciniega, para la Catedral de la Ciudad de los Ángeles (Puebla, 20 de noviembre de 1595 a 15 de octubre de 1597), 20 de noviembre de 1595. Con esta fecha se inserta el concierto con el maestro mayor de la catedral poblana, Luis de Ar- ciniega, para la construcción del monumento para la Semana Santa, aclarando los detalles y salarios del acuerdo llevado a cabo a este efecto. También se hace mención en este documento, con la misma data, a la hechura del crucifijo más arriba citado. Con fecha 4 de diciembre de 1595 se incluye una notificación entregada al maestro Luis de Arciniega para que se comprometiera a cumplir lo que estaba obligado mediante escritura sobre la hechura y terminación del monumento de Semana Santa. Asimismo se de- talla la solicitud de dineros para el pago de los salarios de los oficiales que trabajaban en esta obra. Con fecha 15 de octubre de 1597 se registra una visita realizada por el arcediano y el chantre de la catedral a la fábrica del monumento para ver si ésta estaba conforme a la escritura y trazas dadas por el maestro; en esta visita se da fe de los múltiples fallos y taras que encuentran estos comisarios con respecto a lo que se había acordado, y en la relación que hacen de ellos tenemos una descripción muy interesante y exhaustiva, tanto de aspectos técnicos como arquitectónicos, de este monumento para la Semana Santa. Documento cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo Traslado de la fianza que otorgó Antonio García Endrino, Canónigo de la Catedral de la Ciudad de los Ángeles, para garan- tizar que Luis de Arciniega, termine el monumento que está obligado hacer para la Catedral, 15 de julio de 1596. La catedral de Puebla 240 yor de la catedral se le comisionaba, junto al alarife de la ciudad Alonso Díaz, para que conforme a la traza aprobada por al cabildo, estableciera las condicio- nes para “traer el agua a la ciudad”, así como de las diferentes fuentes y pilas que se deberían de hacer615. En 1592 se le nombra responsable de la construcción de una serie de estancias debajo de los portales de la plaza, sobre las que ten- dría que dar trazas para su realización como “maestro de arquitectura”616. En 1595 es señalado por el cabildo municipal para inspeccionar, junto a Alonso Gutiérrez617, la nueva cañería del agua que había abierto el maestro Pedro López Florín618. Otro buen ejemplo es el cantero Alonso Díaz, mencionado por primera vez en este trabajo un poco más arriba y figura fundamental, a nuestro juicio, en el desarrollo del urbanismo de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, en este tramo final del siglo XVI. Alonso Díaz obtuvo la merced del título de vecindad de la ciudad de Pue- bla el 30 de octubre de 1562619. En 1571 se le asignaban dos solares para construir un horno donde fabricar tejas y ladrillos620, y en 1574 se le concedía el rema- nente de una paja de agua621. Poco después, en 1576, es el encargado de realizar algunas reparaciones en la fuente de la plaza principal622, sin especificarse su cualificación en el documento pertinente. Consigue el título de alarife de la ciudad en 1582, otorgándosele en consecuencia otro nuevo solar623. Poco a poco, y a raíz de este título de alarife que seguirá desempeñando en 1583, Alonso Díaz irá obteniendo más mercedes por parte del cabildo municipal, como una 615  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 189 r - 189 v, 27 de agosto de 1591. 616  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 213 r, 3 de noviembre de 1592. 617  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 171 r, 8 de junio de 1584. Alonso Gutiérrez aparece como carpintero comisionado por el virrey para vigilar que se cumplieran las ordenanzas con respecto a las medidas que debían tener las carretadas de leña y de piedra. Castro Morales 2004, pp. 73 - 74. “Gutiérrez, Alonso. Albañil y carpintero […] ocupó el cargo de obrero mayor de la ciudad, en 1587, 1605 a 1612 y el de obrero y maestro de la obra y cañería del agua de 1609, 1611 a 1613, incorporando el ‘agua vieja y nueva’. […]”. 618  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 333 r, 10 de noviembre de 1595. 619  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 8, F. 175 v, 30 de octubre de 1562. 620  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 89 v, 22 de mayo de 1571. 621  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 134 r, 19 de febrero de 1574. 622  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 10, F. 206 v, 28 de septiembre de 1576. 623  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 124 v, 25 de septiembre de 1582. Antonio Pedro Molero Sañudo 241 licencia durante un periodo de dos años para vender vino en una tienda de su propiedad en el barrio de San José624. Aquí, en este mismo barrio, se le encarga la edificación de una fuente en 1584, adjudicándosele una licencia para sacar pie- dra con este fin625. Durante los años de 1585 y 1586 continuará desempeñando el cargo de alarife de la ciudad, con el principal cometido de llevar el agua a la fuente pública de la plaza mayor, correspondiéndole un salario de trescientos pesos de oro común a costa de los propios de la ciudad626. Es ahora, en 1586, cuando es nombrado, junto a Francisco Gutiérrez, veedor y tasador de las obras de la catedral, tal como se ha dicho más arriba. En enero de 1589 el ayunta- miento todavía le adeudaba dinero por la traída del agua a la fuente pública627. Posteriormente, como “maestro del arte de albañilería” es citado en las actas municipales de 1591 encargándosele, junto a los alarifes Rodrigo Alonso de Avis y Pedro López, la traza y distribución del agua de la ciudad, así como las reparaciones que fueran necesarias para ello628. Este último trabajo fue aproba- do el mismo día de su presentación en el cabildo, incluyéndose la construcción de una serie de fuentes y pilas que se distribuirían por toda la Traza. Para estas labores se comisionaba a Luis de Arciniega, maestro mayor de la catedral, y a Alonso Díaz como alarife, para que en conformidad a la dicha traza estable- cieran las condiciones necesarias para llevarla a cabo y fueran presentadas al cabildo para que se pregonaran en subasta pública629. Esta magna obra urbanística concerniente a la distribución del agua co- rriente a lo largo de toda la Traza, no ha tenido un estudio concreto que la valore en su justa medida. Las obras incluían la reparación y construcción de cañerías, acequias, cajas, tomas y datas de agua, fuentes y pilas sobre las que, los principales maestros implicados en su realización, tuvieron que remitir y 624  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 132 v, 4 de febrero de 1583. 625  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 192 v, 14 de diciembre de 1584. 626  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 9 r, 23 de febrero de 1585. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 44 v - 45 r, 18 de febrero de 1586. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 46 v, 21 de marzo de 1586. 627  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 127 r, 2 de enero de 1589. 628  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 187 r - 187 v, 27 de agosto de 1591. 629  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 189 r - 189 v, 27 de agosto de 1591. La catedral de Puebla 242 especificar prolijamente, con todo tipo de detalles, características, formas y me- didas que debían tener. Toda esta ingente información se presentó en un auto de cabildo de fecha 27 de agosto de 1591630. Previamente se había ordenado pre- gonar la obra para su adjudicación el 24 de agosto de ese mismo año. Como he- mos dicho, el maestro mayor de la catedral Luis de Arciniega y el alarife Alon- so Díaz serían los encargados de establecer las condiciones a seguir, aunque en la elaboración de todas las obras intervendrían múltiples profesionales631. En 1593 Alonso Díaz sería nombrado “maestro para la obra del agua” en sustitución de Hernando de Cuéllar, con un salario de trescientos pesos de oro común632; en este cargo estaba implícita la realización de labores como la de ta- sador municipal633. Alonso Díaz debió morir a principios del año 1594, ya que se le cita como difunto en una entrada del cabildo municipal de fecha 10 mayo de 1594, en este mismo documento se nombra a su hijo Hernando Díaz como administrador de la obra del agua con un salario de quinientos pesos634. De tal forma, que el hijo continuaba en parte la labor del padre, encargándose del puesto de administra- dor que implicaba asistir a la obra, encargándose de los materiales y herramien- tas dependientes de ella, trabajo por el que percibía una mayor remuneración que su padre como maestro de la obra del agua635. Como hemos podido ver, Alonso Díaz realizó una carrera ascendente y continuada a lo largo de toda su vida en la ciudad de Puebla. Desde su reco- 630  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 187 v - 189 f, 27 de agosto de 1591. 631  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 189 r - 189 v, 27 de agosto de 1591. 632  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 237 v, 29 de enero de 1593. 633  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 253 r - 253 v, 17 de agosto de 1593. 634  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 287 v - 288 r, 10 de mayo de 1594. Se elegían dos personas para encargarse de la obra del agua, un administrador y un maestro mayor, con un salario de quinien- tos pesos cada uno. Hernando Díaz era nombrado para el primer cargo en sustitución de su padre difunto. Debemos hacer notar la magnitud de este sueldo que era equiparable al de maestro mayor de la catedral, más teniendo en cuenta que estamos hablando de un recién nombrado en el puesto, eso sí, hijo del anterior maestro al cargo. 635  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 11, F. 193 r. 14 de diciembre de 1584. En este año, diez años antes de ser nombrado “administrador de la obra del agua”, se le concedía una licencia para sacar treinta varas de piedra a Hernando Díaz para edificar en el barrio de San José. Alrededor de esta fecha se conceden numerosas licencias para sacar piedra y construir en este barrio a diferentes personas. Parece claro que por estas fechas ésta era una zona de extensión al norte de la Traza. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 285 v, 22 de abril de 1594. Se concede una licencia para extraer treinta varas de piedra a Hernando Díaz de al lado de la pedrera de Alonso Díaz. Antonio Pedro Molero Sañudo 243 nocimiento como vecino en 1562 no paró de desempeñar, para el cabildo mu- nicipal, oficios de gran relevancia hasta su muerte, la gran mayoría de ellos en relación a la traída y distribución del agua corriente en la ciudad, dejando a su muerte como heredero en estas labores a su hijo Hernando. Retomando el discurso donde lo dejamos para dedicar unas líneas a Alonso Díaz, continuaremos con la figura de Pedro López Florín, mencionado someramente más arriba y elegido maestro mayor para la obra del agua, que debió conseguir un reconocido prestigio profesional a raíz de la obra ya citada de la nueva cañería del agua, obteniendo por ello el nombramiento de “obrero de la ciudad” en el año 1597, con un salario de cincuenta pesos de oro común636. Además, López Florín percibía otro ingreso extra por ser el “maestro y obrero de la obra del agua”, empleo que le reportaba ciento cincuenta pesos más637. En 1598 se le prorrogó el cargo de obrero de la ciudad, nombrándole ahora como “maestro albañil”, y dejando a su cargo la edificación de casas y tiendas en la ciudad, con el mismo sueldo de cincuenta pesos que ya tenía asignado desde el año anterior638. A continuación, fue el encargado por el cabildo municipal para todo lo concerniente a la canalización y distribución del agua dentro de la Traza, otorgándole, en marzo de este mismo año de 1598, el título de “maestro de la obra del agua”639. Conforme a sus obligaciones contraidas por sus empleos municipales, en el mes de junio presentaba una “traza y planta para la carnice- ría nueva”640 . En 1599, Pedro López Florín como obrero y alarife de la ciudad se encar- gaba otra vez de la reparación de las casas y tiendas pertenecientes al cabildo de la ciudad, manteniéndosele el salario de cincuenta pesos de oro común641. Entre los múltiples trabajos derivados de su cargo estuvo el de realizar un mo- delo para el túmulo funerario que se había de hacer para las honras del rey Fe- 636  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 2 v, 2 de enero de 1597. 637  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 2 v, 2 de enero de 1597. 638  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 25 v, 2 de enero de 1598. 639  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 34 r - 34 v, 28 de marzo de 1598. 640  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 41 v - 42 r, 18 de junio de 1598. 641  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 56 r, 2 de enero de 1599. La catedral de Puebla 244 lipe II642, que se colocaría en la iglesia mayor643. También se le encargaba hacer un “entablado y levantar pendones a favor del rey [Felipe III] en la plaza pública”644. Todos estos encargos referentes a las honras del rey Felipe II y a la coronación de Felipe III645, le debieron mantener muy ocupado durante los meses iniciales de este año de 1599, ya que el nombramiento de “obrero mayor de la obra del agua” que ostentaba el año anterior, recaía ahora en Antonio Rodríguez, uno de los regidores de la ciudad646. No pararon aquí la serie de trabajos que Pedro López Florín realizó en este año, pues en el mes de octubre se le notificaba que debía presentar “la planta del sitio de la carnicería vieja”, para que viera las viviendas y tiendas que se podían hacer en él647. A continuación, se pregonaría el remate para hacer estas construcciones que serían otorgadas al mejor postor, especificándose claramente que tenía que comprometerse a respetar el “plano” realizado por el maestro López Florín, debiendo hacer la dicha fábrica de cal y arena648. En 1600 el maestro Pedro López Florín sigue siendo el absoluto protago- nista en todos los trabajos de carácter edilicio. De nuevo es nombrado obrero mayor de la ciudad y maestro de la obra de la cañería del agua649, empleos para los que, con fecha 3 de enero, hizo también una postura de quinientos pesos Jerónimo Hernández650. Evidentemente, el prestigio de López Florín se impuso 642  Felipe II murió en El Escorial el 13 de septiembre de 1598. 643  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 63 r, 5 de marzo de 1599. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 66 v, 23 de marzo de 1599. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 70 r, 14 de abril de 1599. En el concierto para la realización de este túmulo se especifica que toda la madera, lienzo, pintura y escudos serían pagados por el maestro Florín, mientras que las púas necesarias serían pagadas por la ciudad. El salario a percibir por este trabajo se fijó en ochocientos pesos de oro común. 644  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 64 v, 18 de marzo de 1599. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 66 v, 24 de marzo de 1599. Para la realización de este entablado se mandó que ayudaran todos los indios oficiales carpinteros que hubiere en la ciudad. 645  Felipe III nació en Madrid el 14 de abril de 1578 y murió el 31 de marzo de 1621 también en Madrid. Subió al trono a la muerte de su padre, el 13 de septiembre de 1598, reinando hasta su muerte. 646  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 56 r, 2 de enero de 1599. 647  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 83 v, 1 de octubre de 1599. 648  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 88 v - 89 r, 5 de noviembre de 1599. En este documento queda patente la calidad de “arquitecto trazador” de Pedro López Florín, confeccionando planos para que fueran desarrollados por otros maestros u oficiales de cantería. 649  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 100 v, 28 de enero de 1600. Con esta fecha se hicieron efecti- vos los cargos mencionados. 650  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 96 r, 3 de enero de 1600. Antonio Pedro Molero Sañudo 245 obteniendo ambos cargos, a los que sumó el de mayordomo de la ciudad en el siguiente mes de febrero651. Los nombramientos de obrero mayor de la ciudad y de maestro de la obra de la cañería del agua los mantuvo durante los años 1601652 y 1602, manteniéndosele los mismos salarios que recibió los años anteriores653; en este último año, también se le cita como alarife de la ciudad654. Además de los ingresos que obtenía por el desempeño de sus cargos municipales, el maestro Florín percibía más emolumentos por otras obras que realizaba también para el ayuntamiento, tales como por ejemplo, a principios de 1601, el aderezo de la cárcel que incluía la reparación de su escalera655, el aderezo del puente de San Francisco en abril de este mismo año por el que recibió trescientos pesos656, los tablados para las representaciones de la fiesta del Corpus Christi que realizó en 1602 y por los que percibió cien pesos de oro común657, o las portadas que colocó en “los portales y puertas de la ciudad”, siendo maestro de las obras de la ciudad en el año de 1603, , por las que recibiría doscientos pesos de oro co- mún658. Durante 1603 permaneció como alarife659 y “maestro y obrero de la obra del agua”660, además de construir también en este mismo año un nuevo tablado y los asientos para el cabildo en la fiesta del Corpus661, un castillo de madera en la plaza mayor para la representación de un combate entre “cristianos y turcos” 651  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 101 r, 11 de febrero de 1600. 652  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 146 r, 2 de enero de 1601. Nombramiento como obrero mayor de la ciudad a Pedro López Florín. Se le intitula como maestro de cantería y albañilería, señalándosele el mismo salario que tenía el pasado año, el cual debía ser pagado por los propios de la ciudad. Como “maestro de la obra y cañería del agua” se le fijaron seiscientos pesos de oro común de sueldo. 653  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 174 r, 2 de enero de 1602. Resulta curioso que en esta entrada se haga referencia a Pedro López Florín como “carpintero”, además de maestro cantero. 654  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 175 v - 176 r, 8 de enero de 1602. 655  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 147 r, 5 de enero de 1601. 656  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 153 v, 3 de abril de 1601. 657  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 190 v, 24 de mayo de 1602. Viveros 2004, pág. 49. “El total del presupuesto que ejercía el cabildo para la construcción de las fiestas teatrales incluía la manufactura del tablado sobre el que se haría la puesta en escena […]. Los tablados debían ser movibles y aprovechables para diversas clases de festejos organizados por el cabildo, aunque esto último al parecer ocurrió hasta los inicios del siglo XVII (1603) […]. Los espacios escénicos del qui- nientos solían construirse frente a la primitiva catedral o ante la casa del cabildo.”. 658  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 217 v - 218 r, 22 de marzo de 1603. 659  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 235 r, 13 de agosto de 1603. 660  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 209 r, 2 de enero de 1603. 661  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 222 r, 16 de mayo de 1603. La catedral de Puebla 246 durante las fiestas por el recibimiento del nuevo virrey a la ciudad662, Juan de Mendoza y Luna663, así como una portada de madera “en la calle de las monjas de Santa Catalina de Siena”664, hecha a propósito también para el mismo recibi- miento665. 5. 2. Siglo XVII En cuanto a la continuación de las obras de la nueva catedral, corriendo el año de 1599 debía de estarse trabajando muy lentamente en ella si nos remiti- mos a un documento del archivo catedralicio, en el que se manifiesta que “[…] la obra nueva de la yglesia se ba en poco aumento y no se faze nada […]”666. Por lo que se proponía al oidor de la audiencia real Juan de Fonseca, que se encon- traba en ese momento realizando una visita en la ciudad de Puebla, que trans- mitiera al virrey la intención del cabildo eclesiástico de poner al cargo de la obra a un prebendado de la catedral, porque así “[…] se haría mucha más obra […]”667. Según parece, se trataba de poner remedio al dispendio de dinero que se estaba haciendo en cuanto a salarios y materiales, sin que esto se reflejara en un incremento de la fábrica. Con el inicio del siglo XVII comienza en la ciudad de Puebla de los Ánge- les una segunda etapa de “consolidación y esplendor”668. Según Dirk Bühler, en 662  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 230 v - 231 r, 24 de julio de 1603. 663  Rubio Mañé 1955, pp. 135 - 138 y 293. Díaz Casillas 1987, pág. 50. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp 293 - 311. El virrey Juan de Mendoza y Luna, tercer marqués de Montesclaros, nació en Guadalajara, España, en 1571 y murió en Madrid en 1628. Nombrado el 19 de mayo de 1603, gobernó el virreinato de la Nueva España desde el 27 de octubre de ese año hasta el 15 de julio de 1607. El 20 de noviembre de 1606 fue designado virrey del Perú, pero tuvo que esperar hasta el 25 de febrero de 1607, fecha en que fue nombrado de nuevo virrey de la Nueva España Luis de Velasco. El marqués de Montesclaros desempeñó el oficio de virrey del Perú hasta 1615. 664  El convento de Santa Catalina de Siena se encuentra en la actual calle 3 norte nº 201. Este convento es considerado el más antiguo de la ciudad y el primero de monjas dominicas en la Nueva España. 665  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 231 r, 24 de julio de 1603. 666  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 137 v, 14 de mayo de 1599. 667  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 137 v, 14 de mayo de 1599. 668  González Pozo 2005, pág. 687. Antonio Pedro Molero Sañudo 247 el año 1600, la ciudad contaba con unos mil quinientos hogares que correspon- derían a unos siete mil quinientos residentes, prácticamente el doble de los que tenía en el año 1570 (ochocientos hogares)669. Parece ser que la obra de la catedral se reactiva en este comienzo del siglo continuando su marcha, de tal forma que en los años que van de 1600 a 1603 aparecen numerosos canteros realizando trabajos de labra y asiento de piedras de cantería en su fábrica. En el primer año de la centuria, ya está el cantero Jerónimo de la Fuente labrando piedras de sillería, así como piezas para los pilares, traspilares y arcos torales, hasta que en julio de ese mismo año de 1600 se le notifica que no prosiguiese en su trabajo670. Al parecer, de la Fuente siguió realizando más trabajos de cantería para la obra de la catedral, los cuales ya te- nía concertados desde tiempo antes con el cabildo, mediante escritura del 31 de agosto de 1598, según nos consta por un pago final que se le realizó y que está asentado en un documento de fábrica, fechado el 17 de agosto de 1601. “Yten pareçe que Gerónimo de la Fuente y María Jiménez su muger, y Nicolás de Ori- guen como su fiador, por escrituras que otorgaron en treynta de agosto de noventa y ocho años ante el dicho escrivano, siendo obrero mayor de la dicha obra el licençiado Hernando Temiño, se obligó de haçer las ympostas para siete pilares de las capillas ornazinas, a rrasón de a doze pessos cada bara labradas y asentadas, y para en cuenta de lo que montassen rrecibió luego del dicho Temiño, como tal obrero, seysçientos y veynte y tres pessos y un tomín, y sse los passó en quentta, en la que tomó el licençiado Portocarrero, el qual fue haçiendo y labrando las dichas ympostas, hasta que fue des- pedido en la dicha obra por mandado de la rreal audiençia, y entonses fueron medidas las ympostas que havía labrado hasta entonses el dicho Gerónimo de la Fuente por el maestro mayor de la dicha obra, y se allaron setenta baras netas que al precio de los dichos doze pessos cada bara montan ochozientos y quarenta pesos, de más de lo qual 669  Bühler 2001, pág. 39. Citando a Albi Romero, “Este crecimiento de la población se debía principal- mente a la inmigración de colonizadores tanto desde el mismo Virreinato (tal como ya era el caso en la fundación de Puebla) como más tarde desde la Madre Patria donde se hacía mucha propaganda para que españoles se trasladaran a la ciudad recién fundada. Para incentivar la inmigración de campesinos se ofrecía tanto la travesía, como la tierra laborable gratuitamente.”. 670  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 20 v. 18 de mayo de 1600, “Quaren- ta y un pesos y seys tomines que parece pagó a Gerónimo de la Fuente, cantero, por veynte y cinco baras y tres quartas de piedra de sillería que labró para la dicha obra, a rasón de a treze rreales bara, consta por carta de pago de diez y ocho de mayo [...]”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 23 r - 23 v. 11 de julio de 1600. “Yten parece haver pagado duçientos y ochenta y dos pesos cinco tomines y seys granos del dicho oro común a Gerónimo de la Fuente, cantero, todo lo que se devía de veynte yladas de piedra de cantería que labró para los arcos pilares y torales de la dicha yglesia, a rrasón de çien pesos de oro común cada hilada labrada y asentada, y otras obras que era obligado a haçer conforme a la scritura de conçierto que hizo con don Pedro de Ubiña, obrero mayor que fue de la dicha obra [...]”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 24 r. 11 de julio de 1600. “Yten pagó al dicho Gerónimo de la Fuente ttreynta y dos pesos, por seys piedras que labró para la dicha obra, las quatro traspilares y las dos rredondillas, las quales tenía hechas y labradas antes que se notificase no prosiguiesse en haçer obra para la dicha yglesia [...]”. La catedral de Puebla 248 pareçió haver labrado para la dicha obra quatro piedras rredondas y onze traspilares que estavan ymcorporadas con las dichas ympostas, que a veynte pesos cada rredonda y cinco pesos cada traspilar montaron çiento y ttreynta y cinco pesos, que todo junto montó novezientos y setenta y cinco pessos, y de estos se le quitaron y vajaron quinze pessos, por lo que havía de costar el subir y assentar quarenta y ocho baras de ympostas y dos rredondas que rrestavan por subir y asentar en la dicha obra, y en esto fue tasado por el dicho maestro mayor y aparejador y descontados estos quinze pesos, de manera que le quedaron a dever ttrecientos y ttreynta y seys pessos y ssiete tomines del dicho oro, los quales pareze pagó el dicho contador Juan de Burboa Guevara a el dicho Geró- nimo de la Fuente, con que se le acavó de pagar toda la dicha obra, de los quales le dio carta de pago [...]”671 A finales de octubre de 1600, Jerónimo Hernández, en calidad de apa- rejador de la fábrica de la santa iglesia catedral se encontraba en México “en pleitos”, requeriéndosele de vuelta a sus quehaceres en la fábrica o que de lo contrario se proveería a otra persona en su lugar, ya que la construcción necesi- taba “nuevas obras y reparos”672. Hernández debió volver a su trabajo en breve, porque el 1 de diciembre se le reclamaba por parte del cabildo para que dejara a un “[…] ofiçial sufiçiente en su lugar, para que acuda a los reparos de la ygle- sia, endeno que se nombrara otro en su lugar […]”, ya que pretendía volverse a México a resolver sus “pleitos”673. En este primer año del nuevo siglo, también se encuentra trabajando para la fábrica de la catedral el cantero Agustín García de Aliende o Allende674, la- brando algunas hiladas de piedra para los pilares y asentándolas en su lugar, antes de ser nombrado como aparejador de la obra con un salario de quinientos pesos anuales675. A raíz de este nombramiento, el virrey Gaspar de Zúñiga, con- de de Monterrey676, decidía que no se podía tener indios trabajando, ni adjudi- 671  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 42 v - 43 v. 17 de agosto de 1601. 672  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 180 r, 31 de octubre de 1600. 673  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 183 v, 1 de diciembre de 1600. 674 Agustín García Allende ya había trabajado para el cabildo catedralicio en el año 1594 haciendo una serie de pilares de piedra para la iglesia de jacal. 675 Debemos volver a hacer hincapié en la enorme cuantía de los salarios que percibían los artífices que trabajaban en la dirección de la fábrica de nueva catedral. En este momento se ajustó el sueldo de apare- jador de la obra de la catedral, en la persona de Agustín García de Aliende, en quinientos pesos anuales, lo mismo que habían cobrado hasta ahora los maestros mayores y que posteriormente cobrarían, como ya veremos más adelante. 676  Rubio Mañé 1955, pp. 134 - 135 y 292. Díaz Casillas 1987, pág. 50. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 243 - 291. Gaspar de Zúñiga y Acebedo, conde de Monterrey, Nació en la provincia de Orense, en el pueblo de Monterrey en 1560. Fue el último virrey de la Nueva Antonio Pedro Molero Sañudo 249 carse destajo alguno a la persona que tuviera el título de aparejador677. Durante los primeros años de esta centuria, Agustín García Aliende y Jerónimo Her- nández alternaron el oficio de aparejador de la obra de la santa iglesia catedral de Tlaxcala, llegando incluso a solaparse en algunos documentos. En un legajo de fábrica de la catedral intitulado, Diligencias para saber a cómo salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustín García Aliende su destajo, por mandamiento del señor visorrey, entre otras cuestiones interesantes, se establece que la persona al cargo de los mate- riales que pudieran ser necesarios para la obra de la catedral, dejara de ser el aparejador mayor de ella y pasara a ser una “[…] persona de toda satisfactión y confiança, que los tenga al suyo y con la razon, y quenta que se rrequiere […]”678. En este mismo documento el virrey Gaspar de Zúñiga, en vista de los bue- nos informes que había recibido sobre Agustín García de Aliende, le nombra “mayordomo tenedor de los materiales de dicha obra”. A la par se le encarga la realización de los “pilares torales” a destajo, “[…] sin que por agora llevéis ningún salario más de que se os de dar un destaxo, como antes se os solía dar siendo aparejador […]”, además de estar sujeto a la tasación y aceptación por parte del obrero y del maestro mayor de la fábrica679. Queda claro que Aliende había desempeñado la función de aparejador hasta este momento680, pero ahora, España nombrado por Felipe II el 28 de mayo de 1595, haciendo su entrada en la ciudad de México el 5 de noviembre de 1595. Desempeñó este cargo hasta el 27 de octubre de 1603. Previamente el 19 de mayo de 1603 había sido promovido a virrey del Perú en premio a sus servicios, cargo que desempeñó hasta su muerte en la ciudad de Lima en 1606. 677  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 21 r - 21 v. 6 de junio de 1600, “Yten quatroçientos pesos del dicho oro común que parece pagó a Agustín García Aliende, cantero, por qua- tro hiladas de piedra que labró y asentó en los pilares de la dicha yglesia, a rrasón de a cien pesos cada hilada conforme a la escritura de conçierto que havía fecho con el licenciado Hernando Temiño, obrero mayor que fue de la dicha obra, las quales dichas hiladas labró y asentó antes que fue admitido por aparejador de la dicha obra, porque después por orden del señor virrey desta Nueva España se proveya no tenga yndios, ni destajo en la dicha obra el que fuere tal aparejador [...]”. 678  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 1 r. 1 de febrero de 1601. 679 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 1 r - 1 v. 1 de febrero de 1601. 680  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 18 r - 18 v. 18 de marzo de 1600. Aparece Agustín García de Aliende, certificando, como aparejador de la obra, el pago de “[...] ochenta pesos y seys granos de oro común a los yndios canteros, negros y pedreros, y peones que ttravajaron en la dicha obra una semana [...]”. La catedral de Puebla 250 en febrero de 1601, cuando le es encargada la labra de los pilares, este empleo recaerá en Jerónimo Hernández por el mismo salario de quinientos pesos por año que tenía su antecesor681. Hernández pasaba así a ser de nuevo el encargado de supervisar todos los trabajos de la obra, incluyendo el de Aliende por el cual mandaba “[…] que se le pagase el travajo del conforme acomo saliesse labrado por los yndios que travajan a jornal en la dicha obra […]”682. Para ello el nuevo aparejador veía la necesidad de poner estos trabajos bajo contrato ante un es- cribano. “[…] para que se entienda claramente al preçio que se le a de pagar ay necesidad de po- ner quatro oficiales para que labren dos hiladas, una de rrincones y otra de rredondas de los pilares torales, y se tome por fee de escrivano de la obra, quando se comiençan y quando se acaban, con asistencia del veedor de la obra a ello, y para que por declaración suya y de los dichos oficiales se sepa los días que se ocuparon y assí se entienda en lo que salen labradas y se le pueda pagar al dicho Aliende sin que aya engaño contra su magestad ni contra el susodicho […]”683 El 18 de julio de 1601, pocos días después de que se decidiera dar el desta- jo a Agustín García Aliende, la real audiencia decidía que no se hiciera ningún otro más para la fábrica de la catedral. En ese momento se hallaba trabajando en uno de estos destajos para la obra el cantero Diego Millán684 labrando “[...] tres arcos de piedra de cantería que havía de haçer y acavar para las capillas fornaçinas [...]”685. Precisamente, la prohibición de la concesión de obras en la 681  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 33 v. “Yten ciento y sesenta y cinco pesos y çinco tomines que pagó a Agustín García Aliende, aparejador de la dicha obra, por el terçio de un año de su salario que se cumplió a diez de diciembre del año pasado de seisçientos [...]”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 35 r. “Yten noventa y siete pesos un tomín y seys granos que pareçe, en el dicho día y foja, haver pagado a Agustín García Aliende, apare- jador que fue de la dicha obra, por lo que corrió de su salario de tal aparejador desde dos de dizienbre del año pasado de seysçientos hasta diez y nueve de febrero del dicho año [...]”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 39 v. “Ciento y sesenta y seys pesos çinco tomines y quatro granos que pareze pagó a Gerónimo Hernández, aparejador de la dicha obra, por un terçio de su salario a rrazón de quinientos pesos por año que se cumplió en el dicho día diez y nueve de junio [...]”. 682 La tarea que desarrollaría Jerónimo Hernández como supervisor de todos los trabajos que se re- alizaran en el templo, era muy similar al oficio de “visitador de los destajos” que se otorgó a Juan de Álava en la construcción de la catedral nueva de Salamanca. 683 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 2 r. 9 de julio de 1601. 684  Diego Millán debió ser uno más de esta familia de canteros junto a Lorenzo y Francisco, ya men- cionados antes. 685  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 17 r – 17 v. “Házesse cargo al dicho contador de quarenta i seys pesos, cinco tomines, y seys granos del dicho oro, por tantos cobró de Diego Millán, cantero, el qual los devía a la dicha obra de rresto de trecientos pesos que avía rreçivido del Antonio Pedro Molero Sañudo 251 catedral mediante la modalidad de destajos hizo que el mencionado cantero, Diego Millán, tuviera que interrumpir los trabajos que estaba realizando y se le descontara, del importe total de su remate, la cantidad correspondiente a todo lo que no había terminado en ese nomento. Caso contrario ocurriría algún tiempo después, cuando a toda costa se querría continuar la obra mediante destajos pregonados en subasta pública, como ya veremos más adelante. Con fecha 18 de agosto de 1601, se le pagaba al cantero Lorenzo Millán ciento cuarenta pesos de oro, por el trabajo hecho de siete hiladas de piedra de cantería labradas y asentadas en los pilares686. A continuación de éstas irían co- locadas las hiladas que realizaría Aliende, una vez tasado y acordado el precio del destajo de ellas y elaborado un contrato en consecuencia. En este momento el cargo de maestro mayor de la obra de la catedral estaba en manos de Antonio Ortiz del Castillo687, el cual aparece junto a dos aprendices de cantería llamados Andrés y Joan Hernández, hijos del apareja- dor Jerónimo Hernández, en el mismo legajo de Diligencias referente a la labra de los pilares torales688. La conclusión final de este interesante documento es que al encomendar el destajo a Agustín García Aliende y a la cuadrilla de ofi- ciales indios y negros, jornaleros de la obra de la catedral, se ahorraron sesenta pesos por cada una de las nueve hiladas de cantería labrada, sobre lo que se hubiera pagado en el caso de haberse otorgado este mismo trabajo a canteros licenciado Temiño por tres arcos de piedra de cantería que havía de haçer y acavar para las capillas for- naçinas, y por escritura pareçe quél y Gerónimo Hernández, aparejador, y Lorenço Millán, se obligaron a que acavaría la dicha obra, y rrepesto desto y de que se mandó por la dicha rreal audiençia no ubiese destajos, no pudo acavar la dicha obra enteramente, y descontados lo que abía acavado y asentado, echa cuenta por los dichos maestro mayor, aparejador, y los demás, fue alcançado el dicho Diego Millán en los dichos quarenta y seys pesos, çinco tomines y seys granos [...]”. 686  Lorenzo Millán ha sido ya citado en 1594 como albañil, en referencia al enladrillado de la iglesia vieja. Ahora se le da el tratamiento de cantero, oficio de mayor rango que el de albañil. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 44 r - 44 v. 18 de agosto de 1601, “Yten pareze haver pagado a Lorenzo Millán, cantero, çiento y quarenta pesos del dicho oro por siete hiladas de piedra de cantería que labró y asentó en la dicha yglesia, en los pilares della, a rrazón de a çien pesos cada hilada, conforme a el conzierto que havía fecho con el licenciado Temiño, y los dichos seteçientos pesos se le pagaron en esta manera: los quinientos y sesenta que pagó el licenciado Temiño en su tiem- po, los cuales se los pasó en cuenta, en la que le tomó el licenciado don Pedro Portocarrero vissitando la dicha obra, y los çiento y quarenta pesos rrestantes pareze los pagó el contador Juan de Burboa [...]”. 687 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 4 v. 22 de agosto de 1601. 688 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 4 v. 27 de agosto de 1601. La catedral de Puebla 252 españoles. Cada hilada se le pagó a Aliende a cuarenta pesos, menos de mitad de los cien que se venían pagando hasta ese momento; además Aliende entregó estas nueve hiladas ya asentadas en los pilares torales, sin por ello cobrar ni un peso más de lo tasado por el veedor y el maestro mayor de la obra. Resulta remarcable que se quisiera terminar con los destajos en la obra para tratar de ahorrar gastos y que veamos que contrariamente a lo que se pensaba, con el destajo que se otorgó a Aliende se consiguió a la perfección ese fin. “En la çiudad de los Ángeles, en veynte días del mes de septiembre de mill y seisçien- tos y un años, el contador Joan de Burboa Guevara, obrero mayor de la obra de la cathe- dral desta çiudad y Antonio Ortiz del Castillo maestro mayor della, y pressentes Geró- nimo Hernández aparejador, y Diego Bretón Ruano veedor de la dicha obra, aviéndose juntado en casa del dicho obrero mayor, para aver de tratar el tasar y moderar, lo que se le a de pagar a Agustín Garçía Aliende por nueve hiladas que a labrado de piedra de cantería para los arcos e pilares torales de la dicha obra. Visto el mandamiento de su señoría conde de Monterrey, virrey desta Nueva España, en que mandó se le pague a el dicho Agustín Garçía Aliende su destajo a como saliere labrado por mano de yn- dios jornaleros, tasándolo los dichos obrero mayor, y maestro de la dicha obra, como se contiene en el dicho mandamiento, […] acordaron que por cada una de las dichas nueve hiladas se le dé y pague a quarenta pesos de oro común que les pareçe ser precio convenible y moderado, y lo mismo que costaría e pudiera costar si se asentaran en los dichos pilares torales por mano de yndios, y salir cada hilada a sessenta pesos menos de lo que se solía pagar de antes a los españoles destajeros por cada hilada, por manera que en todas las dichas nueve hiladas monta lo que assí se ha de pagar a el dicho Agus- tín Garcia Aliende, trezientos y sessenta pesos de oro común, y para que dello conste, lo mandaron asentar assí por auto y lo firmaron.”689 A pesar de las protestas del cabildo por el retraso en las obras y la inten- ción de acelerarlas de la forma que hemos visto más arriba, creemos que la fábrica se encontraba muy adelantada en este comienzo del siglo XVII. Hemos visto, por los documentos aportados, que ya se habían labrado numerosas hi- ladas para los arcos y pilares que conformarían el armazón del buque de la construcción, al parecer siguiendo los planos y trazas originales con las cubier- tas de las tres naves a un solo peso o altura realizados por el maestro Francisco Becerra. 689  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 7 v - 8 v. 20 de septiembre de 1601. Aparecen todas las firmas de las personas implicadas. Antonio Pedro Molero Sañudo 253 Como ya se ha dicho más arriba, en 1601, Antonio Ortiz del Castillo está al frente de la obra como maestro mayor y Jerónimo Hernández en el puesto de aparejador690. Éste último sería el encargado de realizar una serie de reparacio- nes en la fábrica de la “iglesia vieja”, que le merecerían una subida de su sueldo por parte del cabildo691. “En este mesmo día propuso su señoría que para frenar los daños que amenazaban las dos naves colaterales de la yglesia, por estar las cabeças de las vigas ya podridas, se tratase si conbendría descubrirlas y de nuebo enmaderarlas, u si solo sería necesario sobre unos canes poner sus madres, y abiéndose tratado y conferido este negocio, se determinó con parecer de su señoría que en el ynter se pusiesen los canes de madera en anbas cabeças de las bigas, y se encargase al obrero mayor Ortiz tantee qué costaría el enmaderar las dos naves, para que se suplique al virrey socorra con la costa que es menester de la caxa rreal.”692 El 31 de agosto de 1601 se acordaba en sesión del cabildo municipal que el regidor Pedro de Uribe escribiera al virrey, informándole que en la obra de la iglesia no se estaba continuando, por lo que le pedían que se destinaran a ella los indios que la ciudad daba en repartimiento, con el fin de que se prosiguiera la obra y se tratara de acabar a la mayor brevedad posible, ya que la iglesia que se estaba utilizando era muy pequeña para la gente que de ordinario acudía y además se encontraba en muy mal es- tado693. A pesar de todas estas quejas del cabildo tenemos constancia, tal y como ha quedado demostrado más arriba, de que en esos mismos mo- mentos se estaba trabajando de forma continuada en labores de cantería, 690  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 54 v. “[...] treçientos y diez pesos a Antonio Ortiz del Castillo, maestro mayor de la dicha obra, por el salario de medio año que se cumplió a veinte y siete de diçiembre de seisçientos y uno, a rrazón de seisçientos y veinte pesos por año, con- forme al rrecaudo y título que tiene para ello [...]”. Observamos que la espiral ascendente en los salarios no cesa, pagándole a Ortiz del Castillo ciento veinte pesos más de los que hasta ahora habían cobrado los maestros mayores de la catedral. Este salario tan elevado resulta lógico si tenemos en cuenta los quinientos pesos que se le pagaban al aparejador de la fábrica. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 39 v. “Ciento y sesenta y seys pesos, çinco tomines y quatro granos que pareze pagó a Gerónimo Hernández, aparejador de la dicha obra, por un terçio de su salario, a rrazón de quinientos pesos por año, que se cumplió en el dicho día diez y nueve de junio [1601] [...]”. 691  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 195 r, 4 de mayo de 1601. Al decir iglesia vieja se estaba haciendo referencia al denominado “xacal” construido para hacer las veces de catedral. 692  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 204 r – 204 v, 27 de julio de 1601. 693  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 163 r, 31 de agosto de 1601. Suponemos que la iglesia que se estaba utilizando y se encontraba en mal estado en este momento era la de la Vera Cruz que suplía siempre que era necesario a la iglesia mayor. La catedral de Puebla 254 labrando diferentes piezas y asentándolas, de la mano de diferentes artí- fices ya mencionados. Siguiendo con la tónica de estos primeros años del siglo, en 1602 y 1603 continúan apareciendo en los libros de fábrica de la catedral pagos a canteros, oficiales indios y negros, herreros, y personas que tenían a su cargo la entrega de los materiales de agarre para la construcción, tales como cal, arena, made- ra, tablas, etc. Un ejemplo más de lo anterior es una referencia al cantero Juan Romero, al que en 7 de febrero de 1602 se le realiza un pago como liquidación del importe total de veintiuna piezas de cantería, resultando muy interesante la descripción que se hace de éstas. “[...] sesenta y nuebe pesos y siete tomines a Juan Romero, cantero, y a Diego de Ve- nabides, sastre, con su poder, los quales se le devían de rresto de quatrocientos y çinco pesos y siete tomines, por veinte y una piezas de cantería que labró para la dicha obra, de tres molduras con sus almuadados a doze pesos cada una, y catorze pieças de una moldura a ocho pesos cada una, y diez piezas solas sin molduras a quatro pesos y tomín y medio cada una, que estas tres partidas suman y montan quatroçientos y çinco pesos y siete tomines, de los quales se le bajaron y quitaron diez y seis pesos por lo que avía de costear el subir y asentar las dichas piedras, y esto por la tasaçión del dicho maestro mayor y aparejador, y treçientos y veinte pesos que pareze le dio y pagó el liçenciado Temiño a vuena quenta, quando se obligó por escritura a hazer y a acavar la dicha obra de cantería, [...] el dicho Juan de Burboa le pagó los dichos sesenta y nueve pesos y y siete tomines, los quales se le rreziven en datta, porque con ello acavó de pagar al dicho Juan Romero toda la dicha obra de cantería que assí havía fecho, y los dichos maestro mayor y aparejador declararon haver acavado bien las dichas obras [...]”694 Agustín García Aliende continúa en este año de 1602 recibiendo pagos por la realización de trabajos de cantería para la obra de la catedral, “[...] quarenta y dos pesos dos tomines y ocho granos a Agustín García Aliende, cantero, [...] por quatro baras y dos terçias de ympostas de cantería que labró para la dicha obra a ocho pesos bara, y çinco pesos por un traspilar que ba asido con la misma ynposta [...]”695. Los oficiales de cantería que trabajaban para la fábrica de la cate- dral, tanto en la misma cantera como en el taller de la obra debían ser bastantes, ya que aparecen múltiples pagos que se les realizaron pos su labor; también 694  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 55 r - 56 r. Vemos que aunque la real audiencia había decidido que no se otorgasen más destajos para la obra de la catedral a partir del del 18 de julio de 1601, este sistema se seguía llevando a efecto. 695  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 56 r - 56 v. Antonio Pedro Molero Sañudo 255 encontramos una serie de pagos al herrero Juan Domínguez por el aguzado de las numerosas herramientas utilizadas por estos oficiales y peones696. El siguiente año de 1603 prosigue la obra a un cierto buen ritmo, hallán- dose de nuevo pagos sobre obras de cantería realizadas por diferentes canteros, alguno ya mencionado anteriormente y otros nuevos como Pedro de Yrazábal, al que el 31 de enero de 1603 se le da el visto bueno para el pago de “[...] quaren- ta y dos baras de ympostas de piedra de cantería, con sus molduras de los cha- piteles de las entradas de las capillas ornaçinas, a rraçón de a doze pesos cada bara conforme al conçierto, que montan quinientos y quatro pesos [...]”697. Yra- zábal también fue el arrendatario de la cantera de la obra, incluyendo el abasto de piedra de cantería y de mampostería para la fábrica durante los seis últimos meses del pasado año de 1602, cobrando trescientos cuarenta y nueve pesos por el suministro de ciento setenta y cuatro “carretadas” y media de piedra698. En relación a este mismo cantero, con fecha 11 de febrero de 1603, contamos con otra carta de pago -inserta en el mismo legajo de fábrica- que le fue entregada a modo de salario por más trabajos de cantería que realizó. En ella se hace una relación pormenorizada de estas labores, la cual nos parece muy interesante 696  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 57 r - 57 v. “Assimismo pareze haver pagado a Juan Domínguez, herrero, noventa y cinco pesos y seys tomines y seys granos, por ocho- cientos y cinquenta y siete picos aguzados, a medio rreal cada uno, y por noventa y dos picos que calçó a dos rreales y medio cada uno, y quatroçientos y sesenta y cinco escoplos que aguzó o iso al tomín, y por cinquenta clavos grandes a rreal cada uno que entregó al dicho mayordomo el qual declaró estar en su poder la dicha herramienta y averla adereçado [...]”. 697  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 68 v - 69 r. 698  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 69 v. Carrera Stampa 1949, pp. 13 - 14. “The carga had various meanings depending upon the commodity or the region. The carga of twelve arrobas was used in measuring lime and gravel; a carqa of fourteen arrobas was a common measure of sand; a carga of honey meant eighteen arrobas in Oaxaca, Valladolid, and Mexico; and a carga of grain was usually sixteen arrobas. Cochineal was weighed, before shipment to Spain, in cargas of nine arrobas each. The carretada of ten cargas (120 arrobas) was roughly the same as the varreta and the guallin, all being measures for gravel, wood, sand, lime, sugar, and a few other commodities. Romana, garabato, and balanza were customary units of weight for meat, flour, and lime; and the paila weighed copper and other metals.” “La carga tenía varios significados dependiendo del producto o de la región. La carga de doce arrobas se usaba para medir cal y grava; la carga de catorce arrobas era una medida común para arena; una carga de miel significaba dieciocho arrobas en Oaxaca, Valladolid y México; y una carga de grano era normalmente dieciséis arrobas. La cochinilla se pesaba, antes de embarcarse hacia España, en cargas de nueve arrobas cada una. La carretada de diez cargas (120 arrobas) era más o menos lo mismo que la carreta y el guallín, siendo todas medidas para grava, madera, arena, cal, azúcar y algunos otros productos. Romana, garabato y balanza eran unidades tradicionales de peso para la carne, la harina y la cal; y la paila pesaba cobre y otros metales.”. Todos estos datos ofrecidos por el autor proceden de las actas del cabildo de la ciudad de México, du- rante los dos últimos tercios del siglo XVI. La catedral de Puebla 256 incluir para saber el estado que tenía la fábrica constructiva en ese momento, en determinados puntos. “[…] En la ciudad de los Ánjeles en onze días del mes de febrero de mill y seyscientos y tres años, ante mí el escrivano y testigos, parezió Pedro de Yraçaval, cantero, vezino desta çiudad, a quien doy fee que conozco, y confessó haver recibido del contador Juan de Burboa Guebara, obrero mayor que a sido de la dicha obra catredal que por manda- do de su magestad se haze en esta çiudad, mill y ochenta y seys pesos de oro común por las pieças de piedra de cantería que labró para la dicha obra, de los jéneros y precios siguientes […] Ocho traspilares que están asidos con los rrincones de las ympostas de las capillas or- nazinas de la dicha yglesia en las entradas de dichas capillas, en la mano derecha como se entra por los pies della, a cinco pesos cada ttraspilar. Yten dos hiladas de los pilares torales que están asentadas, una sobre otra, en el sétimo pilar en la mano yzquierda, sobre catorze hiladas quel pilar tenía, que con estas dos hacen diez y seys que a sien pesos hilada montan duzientos pesos del dicho oro. Yten quatro piedras rredondas grandes de medias muestras a veynte pesos cada una, que están asentadas en las capillas ornaçinas de mano derecha, entrando por los pies de la yglesia hasta el crucero que enparejan al pesso de las ympostas. Yten quatro traspilares sueltos de los chicos, que los tres dellos están oy día por asen- tar, y el uno se asentó en el ángulo de los traspilares de los pies desta yglesia a mano yzquierda, que a cinco pesos cada uno montan veynte pesos. Yten una hilada de los pilares torales questá asentada en el segundo pilar de mano yz- quierda, sobre catorze hiladas que el pilar tenía en preçio de cien pesos de oro común, conforme al conçierto. Otra hilada de toral questá asentada en el terçero pilar de la mano yzquierda, sobre doze pilares [sic hiladas] que el dicho pilar tenía en el dicho preçio de oro común. Otra hilada que se asentó en el quarto pilar de la mano yzquierda, sobre doze que tenía el dicho pilar, en el dicho precio de cien pesos. Otra hilada en el quinto pilar de la mano yzquierda que se asentó, sobre onze que tenía el dicho pilar, en el dicho preçio de cien pesos. Yten otras dos hiladas que labró y se asentaron en el segundo pilar de la dicha mano yzquierda, una sobre otra, sobre diez hiladas que el dicho pilar tenía, en el dicho preçio. Otra hilada que se asentó en el segundo pilar de la mano derecha, sobre catorze hiladas, en el dicho preçio de cien pesos. Yten en onze pasos de los caracoles del usillo, que los ocho dellos están por asentar en lo alto del caracol de mano yzquierda, a seys pesos cada uno y montan sesenta y seys pesos. Todo montan mill y ciento y seys pesos del dicho oro común, de los quales se le rrebajen y bajan veynte pesos, por haver costeado la dicha obra el asento de las dichas pieças, y limpiádose y rreparádose de algunos pedaços que fue nezesario anidir de que tenía obligación a hazerlo el dicho Pedro de Yraçabal, y con esto quedan líquidos los dichos mill y ochenta y seys pesos, de los quales confiessa haver recibido en reales de plata de mano del dicho contador Juan de Burboa Guevara quinientos y quatro pesos en reales, para sacar de la cárcel a [borroso “Antón”] negro, su esclavo, su offiçial cantero que asistía con él, en la dicha obra en labrar la obra de cantería contenidas en esta carta de pago, y las ympostas del destajo y asiento que hizo con el licenciado Temiño, obrero mayor que fue de la dicha obra, y estos dichos quinientos y quatro pesos son por quenta del dicho contador, y los quinientos y ochenta y dos pesos rrestantes, cunplimiento a los dichos mill y ochenta y seys pesos, declara que con ellos haze paga esta dicha obra a cuenta de las escrituras que contra el dicho Pedro de Yraçaval tenía Pedro de Ubiña, obrero mayor que fue de la dicha obra, que las dio en descargo en la quenta que le tomó el licenciado Temiño, que la una es de mill pesos del dicho oro, su fecha en esta ciudad a nueve de agosto de mill y quinientos y noventa y seys años, y la otra que está a las espaldas della de quatrocientos y setenta y un pesos y un tomín fue fecho en veynte y dos de otubre del dicho año, rrefrendadas hambas de Juan Felipe, escrivano de su Antonio Pedro Molero Sañudo 257 magestad, y en la manera que dé a el dicho Pedro de Yrazábal, cantero, confessó estar pagado de los dichos mill y ochenta y seys pesos que montó la obra que se contiene en esta carta de pago, y dellos se dio por entregado a su voluntad, y rrenunció la execución de la pecunia, y leyes de la prueba, y paga, como en ellas se contiene, y otorgó carta de pago en forma, y lo firmó de su nombre, y estando presente Antonio Ortiz del Castillo, maestro mayor de la dicha obra, y Gerónimo Hernández, aparejador, y Agustín García Aliende que asimismo a sido aparejador, juraron a dios y a la cruz en forma de derecho, quel dicho Pedro de Yraçaval a fecho la obra que ba declarada, y se asentó en la [bo- rrón], que ba rreferido, y está labrado todo ello conforme esta buena obra, y ser el preçio que le a costado a la dicha obra el asentar los veynte pesos que se le descontaron, y lo firmaron testigos Alonsso Román y Ernando Díaz y Juan Díaz, vezinos desta ciudad, [...] Antonio Ortiz del Castillo, Gerónimo Hernández, Agustín García Aliende, Pedro de Yraçaval, ante mí Niculás Hernández de la Fuente, escrivano de su magestad. Por manera que conforme a esto, el dicho Pedro de Yraçaval queda a dever a la dicha obra ciento y quarenta y siete pesos y seys tomines de rresto de lo que devía a el licen- ciado Temiño, y trecientos y ochenta y nueve pesos y un tomín de rresto de los mill y quatroçientos y setenta y un pesos y un tomín que devía a Pedro de Ubiña, en virtud de dos escrituras que dio por descargo, en las quentas que se le tomaron, una de cuantía de mill pesos y otra de quatroçientos y setenta y un pesos y un tomín, de suerte que hanbos rrestos montan quinientos y ttreynta y seys pesos y siete tomines, y estos que- dan líquidamente por bienes desta dicha obra que los deve el dicho Pedro de Yrazábal y no de otra cosa alguna.”699 Queda claro que el desarrollo de la obra de la catedral cambió para mejor durante los años de 1602 y 1603, con Jerónimo Hernández como aparejador de la obra y Antonio Ortiz del Castillo como maestro mayor700. Muestra de lo ante- rior es que, en el mes de enero de 1603, el cabildo de la catedral mostraba su sa- tisfacción por el trabajo realizado por ambos maestros, gratificando a Ortiz con cien pesos de oro común por sus trabajos en las obras del hospital de San Pedro y a Hernández con cincuenta pesos por sus buenos servicios, aumentándole el salario que percibía por aparejador del dicho hospital a cien pesos de oro común, cuarenta pesos más de los sesenta que recibía hasta ese momento. El cabildo debió quedar realmente contento con las obras que el maestro Antonio Ortiz llevó a cabo en el hospital, a tenor de los cien pesos de oro común extras que le fueron entregados, por “[…] lo que se a ocupado asta agora en las obras del ospital de San Pedro, por la traça y yndustria que en ella a dado […]”701. 699  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 70 r - 73 r. 700  ACCP, Fábrica, Legajo sin numerar, Salarios de ministros de la catedral de tlaxcala en 12 de febrero de 1602 años. Aparecen, Antonio Ortiz del Castillo como maestro mayor y Jerónimo Hernández como aparejador. 701 ACCP, Libro Actas y Fábrica sin especificación, F 262 r, 14 de enero de 1603. “En el dicho día catorze de henero de mill y seisçientos y tres años, su señoría, y deán, y cavildo, mandaron dar a Antonio Ortiz del Castillo, obrero mayor de la hobra nueva de la yglessia de esta cathedral, çien pesos de oro común en gratificaçión de lo que se a ocupado asta agora en las obras del ospital de San Pedro, por la traça y La catedral de Puebla 258 Ortiz del Castillo, además, desempeñó también el cargo de obrero mayor de la catedral en el año 1602, con un salario de doscientos pesos de oro común, de los cuales cuarenta y nueve pesos y siete tomines le serían pagados por parte de la fábrica catedralicia y ciento cincuenta pesos y tres tomines por cuenta del hospital. Hemos localizado un valiosísimo legajo de la fábrica espiritual de la ca- tedral, correspondiente al año 1603, titulado Condiciones del remate de la cantera de la ciudad de los Ángeles702. En este documento se definen las condiciones para otorgar la extracción y el acarreo de la piedra para la construcción de la catedral procedente del cerro de San Francisco, propiedad de “su magestad”, aparecien- do también los pregones que fueron necesarios para ello. Lo verdaderamente interesante es la especificación exhaustiva que se da del proceso completo, des- de la obtención de los bloques de piedra en la cantera y su transporte hasta la obra, a la enumeración de todas las piezas de cantería que se producían, inclu- yendo todo tipo de medidas de éstas. Creemos que este legajo que tiene en la portada la fecha de 1603 y el nombre de Juan Bernal subrayado por encima del título es de capital importancia para conocer la catedral, y su contenido además enriquece la visión general de las características de la arquitectura de la época en ese territorio, por lo que debe ser también incluido en estas páginas, al me- nos en sus partes más interesantes. yndustria que en ella a dado, y que desde prinçipio de henero deste pressente mes y año en adelante, se le den de salario en cada año dosçientos pesos de oro común en cada un año, los 49 pesos 5 tomines por quenta de fábrica, y los 150 pesos 3 tomines por la quenta del ospital del señor San Pedro, y quedó nombrado por maestro mayor de las obras desta cathedral y del dicho ospital […] […] En el dicho día su señoría, y deán, y cavildo, mandaron dar a Gerónimo Hernández, aparejador de las obras de esta cathedral, çinquenta pesos por quenta de fábrica en gratificaçión de sus buenos serviçios, y asimismo se le mandaron de salario de aparejador de las obras del ospital del señor San Pedro desta çiudad, quarenta pesos de oro común más sobre los sesenta pesos que asta agora a tenido, que serán desde prinçipio deste mes en adelante, a rraçón de çien pesos por quenta del dicho ospital.”. 702  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. Aprovechamos esta cita que hace referencia a un libro de fábrica espiritual y que sin embargo trata un tema estríctamente material, como son las condiciones para el remate de la cantera de la ciudad, para remarcar que esto no sucede en la Península. En los archivos catedralicios españoles no aparecen libros de fábrica espiritual al modo de la Nueva España, que cuentan con exahustivas relaciones de gastos en todo tipo de cuestiones en torno a la liturgía y lo necesario para ella; también aparecen de vez en cuando pagos de asuntos pertenecientes a la fábrica material de la catedral, como en este caso. Hemos encon- trado muchos ejemplos en la documentación catedralicia en los que la fábrica espiritual presta ciertas cantidades de dinero a la fábrica material para la realización de obras en el templo o en los edificios dependientes del cabildo catedralicio. En España la fábrica catedralis aglutinaba los fondos recaudados y gastados, tanto para la construcción y reparación del edificio como para el culto divino. Antonio Pedro Molero Sañudo 259 “Resçiví, señor, una carta, y juntamente con ella las condiciones de la postura para el rremate que al presente se ha de hacer de la piedra de cantería para la obra de la yglesia de essa çiudad, la qual he visto, y haviendo considerado las condiçiones della, e tenido por conveniente mudarla, y que en su lugar se ponga la güena en papel aparte con este mismo número y rrubricada de mi señal, y que por tiempo de 30 días se trayga en pre- gón el remate de la saca y traýda de la piedra contenida en este capítulo que son myll çinquenta carretadas, las 600 de cantería y las 450 de mampostería, y haréys aperçibir el rremate para el día que se cumplieren entre las dies y las onse, aperçiviendo que en la postura que estuviere hecha quando diere las onse se a de rrematar, y haviéndolas dado, suspenderé yo el rremate para de allí a dies días, y ordenaréys que durante ellos ande en pregón la última postura que estuviere echa aquella ora, y daréysme en este tiempo quenta del estado que tuviere, embiándome dos traslados de las condiçiones de las posturas, para que quede el uno en mi poder y el otro se os buelva con la orden que se dava seguir, adbertiendo mucho que no se a de admitir postura de hierno, cuñado, ni pariente del aparejador de la dicha obra por los fraudes que podrían recreçer si se re- matase en alguno dellos, y en lo que toca a lo que preguntáys, a si aviéndose sacado en pregón la dicha cantera los 30 días no huviese persona en quien se remate, si la ponéys para que la administre, no concies hazerlo de ninguna manera, y de vuestro cuydado espero haréys en esto lo que de vos confío, guárdeos dios, Mexico 4 de octubre 1603.”703 Este documento muestra el interés existente en ese momento para acabar la obra, así como el cuidado para que no hubiera ningún tipo de fraude que enturbiara las cuentas, cuestión que debía ser muy común, ante la insistencia que se hacía de que no recayera el dicho remate en ningún “familiar del apa- rejador”. No creemos que hubiera una especial desconfianza hacia el titular Jerónimo Hernández, sino que desde este importante puesto de aparejador se podría acceder a malversar fondos y otorgar trabajos con gran facilidad, ya que la persona que disponía de este oficio ejercía como el absoluto encargado de la obra. El legajo continúa con el siguiente auto. “En la ciudad de los Ángeles de la Nueva España, en beynte y dos días del mes de no- viembre de mill y seisçientos y tres años, Josephe de Bañuelos, obrero mayor de la obra de la cathedral que por mandado de su magestad se haze en esta çiudad, mandó que conforme a la carta del excelentísimo marqués de Montesclaros, virrey desta Nueva Es- paña, desta otra parte contratada, se trayga en pregón el abasto de la piedra de cantería y mampostería neçessaria en cada un año para el hedificio de la dicha obra, advirtiendo que se an de dar en cada un año seisçientas carretadas de piedra gruesa de cantería y quatroçientas y çinquenta de mampostería entregadas del cercado adentro de la di- cha obra, y que la persona en quien se hiziere el rremate a de guardar y cumplir las condiçiones que refiere la dicha carta que están firmadas del dicho obrero mayor y de Antonio Ortiz del Castillo, maestro mayor, y de Gerónimo Hernández, aparejador de la dicha obra, y la condiçión beinte y seis que esta rrubricada y señalada con la rrúbrica del dicho señor bisorrey que todo está en este quaderno, y ande en pregón treinta días primeros siguientes, y las posturas que se hizieren por qualesquier personas se rreçi- ban por mí el escrivano, assí en la saca de la piedra como en los acarretos della, para 703  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 1 r. 4 de octubre de 1603. La catedral de Puebla 260 que en fin de los dichos treinta pregones, vistas las posturas que se hizieren, se provea acerca dello lo que convenga, y assí lo proveyó y mandó, y que se aperçiba devidamente para el día último de los treinta pregones a la ora de las onze de mediodía.”704 En este momento los encargados absolutos de la obra eran el obrero ma- yor Josephe Bañuelos705, el aparejador Jerónimo Hernández y el maestro mayor Antonio Ortiz del Castillo. Continúa el legajo con las condiciones del remate. “Condisiones que an de guardar y cunplir la persona o personas que se obligaren a sacar la piedra de cantería y mampostería para la obra de la yglesia catredal que por su magestad çe manda hazer en esta siudad de los Ángeles, la qual cantería y mamposte- ría se a de sacar de la cantera de su magestad ques del cerro que dizen de San Francisco, las quales condisiones çon las que se sigen, y es declarasión que an de sacar la piedra de cantería y mampostería del costado de mano derecha como se entra a la dicha cantera, porque lo demas está peligroso.”706 A continuación, se van enumerando todas las condiciones, en las que se detalla cómo han de ser y qué medidas han de tener las diferentes piezas sa- cadas y trabajadas al pie de la cantera, siguiendo aproximadamente los contra- moldes y galgas dadas para esfe efecto.707 “1.- Primeramente: es condisión que la persona que tomare a su cargo el sacar de la cantera la piedra de cantería para capiteles de los pilares torales y medias muestras, an de tener de alto dos pies y medio de bara de medir francos y de ancho cada piesa de capitel una bara de medir franca, y de largo cada una piesa quatro pies de bara de medir, y en cada media muestra entran dos piesas de las medidas referidas en esta condisión, y an de benir corta- das a sus cortes y lebantes conforme a buena obra y como le conbiene. 2.- Yten las piesas de los traspilares que acompañan estos capiteles an de tener de largo qua- tro pies de bara y de alto dos pies y medio francos, como arriba se declara, y de grueso an de tener estos traspilares media bara y una parte más de un deziseisabo de bara de medir para que alcansen al buelo de la moldura. 3.- Yten es condisión que an de sacar las piesas de los arcos de las entradas de las capillas ornezinas, que tenga cada piesa dellas bara y ochaba de medir de largo, y de ancho por la cabesa de arriba a de tener dos tersias y una ochaba más de bara de medir, y por la dobela de la cabesa de abajo a de tener dos tersias de bara de medir, y de grueso a de tener media bara y un dozabo más de bara de medir, y esto se a de entender de las piesas anchas de las que lleban tres piesas en hilada, y de las piesas que lleban quatro en hilada an de tener el mismo largo que las demás desta condisión y de grueso de media bara franca. 4.- Yten es condisión que a de sacar los rrincones para las medias muestras, que an de tener 704  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 1 v. 705  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 1 r. México 11 de julio de 1602. Nombramiento de Josephe de Bañuelos como obrero mayor, cobrador y receptor de la obra de la catedral de la ciudad de los Ángeles, en sustitución de Juan de Burboa Guevara que fue promovido a obrero mayor de la iglesia catedral de la ciudad de México. 706  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 2 r. 707  DRAE (vigésima segunda edición) Galga: Herramienta que sirve para comprobar la dimensión o forma de una pieza. Antonio Pedro Molero Sañudo 261 cada una de largo bara y quarta, y de lecho dos pies y medio de bara de medir, y de alto dos tersias y un treintaydozabo más de bara de medir. 5.- Yten es condisión que a de sacar para las dichas medias muestras cada piesa de rredon- dillas que tenga de largo bara y cuarta, y de lecho dos tersias y un dozabo mas de bara de medir, y de grueso dos tersias y un treintaydozabo más de bara de medir. 6.- Yten es condisión que las piesas de las piedras de rredondas enteras de medias muestras, y las de rrincones grandes para los pilares torales, y las rredondillas y traspilares, an de ser todas conforme los contramoldes, y en el alto an de ser conforme las galgas que hasta aquí se an sacado y tiene en su poder la persona en quien se abía rrematado los años antes el sacar de la piedra, que fue en Pedro de Irasabal, vezino desta siudad, el qual a de bolber a entregar a la obra los dichos contramoldes y galgas con que se a de sacar la piedra que declara esta condisión. 7.- Yten es condisión que a de sacar las piesas y piedras de cantería que fueren menester para las portadas del cabildo y sacristía de prebendados, que tenga cada una de largo de quatro pies de bara de medir, y de lecho de dos pies y medio, y de alto de media bara y un deziseisabo más de la media bara de medir. 8.- Yten es condisión que a de sacar las piesas y piedras de cantería que fueren menester para el bentanaje de todas las capillas ornezinas, que tengan cada una de largo de una bara de medir, y de lecho de dos tersias francas, y de alto de poco más de media bara, porque después de labradas queden de altura de media bara de medir. 9.- Yten es condisión que a de sacar todas las piesas y piedras de cantería con que se an de labrar las cornijas de los frontespiçios de los encazamentos de las capillas ornezinas; que cada piesa tenga de largo de quatro pies y de ancho una bara de medir, y de alto de dos tersias, antes más que menos. 10.- Yten es condisión que an de sacar toda la sillarería de cantería que fuere menester, que tenga cada sillar una bara y de lecho de media bara franca, y de alto an de tener media bara y más un deziseisabo de bara de medir de alto. 11.- Yten es condisión que a de sacar los pasos de cantería para los quatro caracoles y huzi- llos de la obra, que tengan el largo y ancho an de ser lo que tiene el contramolde que an tenido en la cantera, y en el alto an de ser de una buena tersia, para que después de labrados salgan linpios y enteros y no desportillados. 12.- Yten es condisión que para rresibir por carretadas la piedra de cantería y manpostería, así para la persona que la sacare como para el que la carreteare, ban en estas condisiones de- claradas como se a de entender lo que a de estar obligado a dar en carretada, el que la sacare en la cantera, y dalla puesta a su costa en cargadero, y aiudarla a cargar en las carretas, y el que la carreteare sepa que a de traer en carretada lo mismo quel que la sacó, y el carretero que se obligare a carretealla la tiene de traer desde la cantera y cargadero, y metella del ser- cado de la obra adentro, y descargalla delante del taller de la dicha obra, donde le dijere el aparejador de la obra quia declarasión de lo que se entiende ser carretada es la que se sige. 13.- Primeramente: es carretada entera, una piedra rredonda de las grandes de los pilares torales que toman cada media muestra. 14.- Es carretada entera una piedra grande de rrincones. 15.- Es carretada entera dos piedras que llamamos rredondillas. 16.- Es carretada entera dos traspilares. 17.- Es carretada entera dos piesas de arcos de las entradas de las capillas ornezinas. 18.- Es carretada entera dos pasos de los caracoles. 19.- Es carretada entera tres baras de medir de piedra de sillares. 20.- Es carretada entera dos piesas de piedra de las que an de sacar para las portadas de sacristía y cabildo de prebendados. 21.- Es carretada entera dos piesas de cantería de las que an de sacar para el bentanaje de las capillas ornezinas. 22.- Es carretada, digo tres piesasas de las cornijas de los frontespisios de los encajamentos de las capillas ornezinas, que se an de sacar según en sus medidas ban declaradas; se en- tiende que las dichas tres piesas son dos carretadas enteras. 23.- Yten el cajón con que an de carretear la piedra de mampostería; para ser carretada entera a de tener dos baras de medir de largo francas, por de dentro de güeco, y bara y tersia franca de ancho, y desde la has de las tablas del lecho de la carreta arriba a de tener de alto una tersia de bara de medir en contorno por los largos y frentes de dicho cajón, y a La catedral de Puebla 262 de benir el cajón lleno de piedra manpostería con mediano colmo, y deste modo se an de rresibir para ser carretada entera, así para el que las sacare, como para el que la trajere en las carretas. 24.- Yten es condisión y declarasión que la persona que se obligare a sacar la piedra de cantería, no a de enviar a la a obra ninguna piesa de cantería ni sillares contra sus cortes, ni bengan basantes, ni tirantes, ni faltas de sus lechos, que todas an de benir conforme ban declarados en sus capítulos de condisiones, y conforme los contramoldes y galgas que se an de entregar por maestro y aparejador, ni […], ni dura en demazía porque no se le rresibira. 25.- Yten es condisión que del sercado adentro de la obra desta catredal, se le an de entregar al aparejador della todas las carretadas de piedra de todos jéneros, para que las mida y rre- quiera con los contramoldes y galgas, como persona que las a de mandar labrar cada coza para donde conbiene, según la orden que tubiere del maestro maior. 26.- [está tachada toda la condición] Y es declarasión y condisión que si cada piesa de can- tería de las declaradas en estas condisiones no tubieren el lecho, ni alto, ni largo, conforme a los contramoldes y galgas, o biniesen contra su corte, el aparejador y maestro los an de rresibir por sillares y dellos medilles las tres baras por carretada, y todas las piedras que así diere el aparejador en su quenta, que a de tener por faltas y conbertidas en baras por sillares, con solo que lo jure en su consensia ante el obrero y escribano de la obra a de pasar por ello el que sacare la piedra y fuere a su cargo, y asimesmo a de dar la quenta el dicho aparejador de todas las carretadas de piedra de cantería y manpostería que del sercado adentro de la obra se metieren, teniendo el aparejador libro con día, mes y año, para que por su quenta y rrazón del libro, y de una traza que la media della tenga el que sacare la piedra, y la otra media traza el aparejador, para que por la traza y la quenta del libro el obrero maior page las carretadas de piedra al que la sacare, y al que las carreteare y trujere a la obra. 27.- Yten es condisión que la persona que se obligare a sacar la piedra, se a de abligar a dar en cada un año de los que se consertaren, seis sientas carretadas de piedra de cantería, según ban declaradas en estas condisiones, y en cada quatro mezes a de dar duzientas carretadas, y si no las cumpliere en estos quatro mezes de dar las duzientas carretadas de piedra, pueda el obrero mayor quitalle la cantera y poner en ella persona, que a su costa y de sus fiadores, saque la dicha piedra, y lo que más costase del consierto que ubiere hecho en el rremate le pueda ejecutar por ello a él y a sus fiadores como por deuda líquida, y sea creído por su juramento, sin otra prueba ninguna, y sin autoridad de jues ni justisias de su magestad pueda el obrero lansalle fuera de la cantera y poner a su costa persona como esta dicho, y todas bezes que de quatro en quatro mezes no diere las duzientas carretadas de piedra pueda siempre lansalle della. 28.- Yten es condisión que durante el tiempo deste rremate del sacar de la piedra de cantería no pueda bender piedra, ni mampostería, a ninguna persona, ni a ningún conbento desta siudad, pena de que sinquenta pesos por cada carretada que se le aberiguare aberla bendi- do y dado algun vezino u ofisial desta siudad, y es declarasión que la persona que tomare a sacar la piedra de cantería bendrá cada semana a la obra y se bea con el maestro y apare- jador, pues a de benir con los yndios que le an de aiudar, para que le puedan pedir y abizar del jénero de las piedras de cantería que más necesidad tubiere la obra, para que por esta orden andara mas abiada la dicha obra, y es condisión forsoza pena de quel obrero mayor, le dejara de pagar el balor de una carretada de piedra, de cada semana que no se biere con el aparejador u maestro, para conferir lo dicho y abizarle. 29.- Yten es condisión quel obrero mayor ques de la obra, a de ser obligado en nombre de la dicha obra de la yglesia, le a de dar y entregar a la persona en quien se rrematare el sacar de la dicha piedra, beinte y sinco yndios tequichuques en cada semana para que le aiuden a sacar la dicha piedra, y les a de pagar a su costa a los dichos yndios la persona en quien se hiziere el rremate de sacar la piedra. 30.- Yten es condisión y declarasión que los dichos yndios que se le dieren para trabajar en la cantera no pueda dar, ni quitar del trabajo de la cantera, ni vender por dineros, ni por dádibas, el trabajo de ningún yndio que así le dieren a la persona en quien se rrematare, y por el indio que se le aberiguare aberle dado u vendido el trabajo dél, desde luego le pueda el obrero mayor quitar la cantera y poner a su costa persona que saque la piedra, y por lo que mas costare del consierto y rremate quen el hizo, le pueda jequtar a él y sus fiadores, y sea creído por solo lo que dijere aber gastado más el dicho obrero mayor, y con estas condi- siones y declarasiones çe a de hazer el dicho rremate, y con que dentro de tersero día que se Antonio Pedro Molero Sañudo 263 hiziere el dicho rremate, a de ser obligado a dar fiansas legas, llanas y abonadas al contento del obrero mayor ques de la dicha obra. 31.- Y es condisión que el obrero mayor de la dicha obra, en nombre della, pagara todas las carretadas de piedra de cantería y manpostería que parecieren, por quenta de la traza entera y libro del aparejador, aberse metido del sercado adentro de la obra, así al que las sacare, según ban declaradas por los capítulos destas condisiones, como a la persona que se obligare al carretaje, a traella de la cantera, a metella del sercado adentro de la dicha obra, les pagare de los marabedís y pesos de oro que son de la obra, traiendo las carretadas por la misma quenta, y rrazón, y medidas que la sacare conforme a la declarasión destas condisiones, y asimesmo a de dar fiansas legas, llanas y abonadas, a contento del obrero mayor, para que cunplirá en el carretear de las carretadas de piedra donde no que a su costa y de sus fiadores, pueda buscar persona y carretas que traigan la dicha piedra de las seis sientas carretadas por año, como se declaran en estas condisiones que se an de dar sacadas por año, y por lo que mas costare del consierto en que se rrematare de cada carretada y el obrero mayor más gastare, le pueda ejecutar a él y sus fiadores, como por deuda líquida y sea creído por solo su juramento. [Firman el concierto] Joseph de Bañuelos Caveça de Vaca, Antonio Ortiz del Castillo y Ge- rónimo Hernández.” 708 A continuación, en este mismo legajo viene redactada la condición núme- ro 26 que aparecía tachada unas pocas hojas antes. “Capítulo 26 de las condiçiones del rremate que se a de hazer de la piedra de cantería y mampostería para la continuaçión de la obra de la Iglesia Cathedral de Tlaxcala. […] […] Es condiçión que si cada pieza de cantería de las declaradas en estas condiçiones no tubiere el lecho alto y largo conforme los contramoldes y galgas que se an de entre- gar, por ante el servicio de la dicha obra a la persona en quien se rrematare la saca de la dicha piedra el mismo día que se hiciere el rremate, que para hazerle es justo que tengan presente los contramoldes y galgas de ellos para que los vean los que trataren de encargarse de el rremate de la dicha piedra, pues con esto en ningún tiempo podrán pretender ygnorancia del largo, grueso, y ancho que an de tener las dichas piedras, y es declaración que si la persona en quien se rrematare, embiare a la dicha obra alguna piedra que no sea conforme a las condiçiones del rremate y contramoldes que se le en- tregaren, el aparejador de la dicha obra las rreciva y ponga por quenta aparte en algun rrincón de la dicha obra, y el obrero mayor embie a llamar a la persona a cuyo cargo estuviere el sacar de la dicha piedra y haga que en su presençia, él y el aparejador de la dicha obra midan con los contramoldes y galgas las dichas piezas sillares, y se le paguen las varas que tuvieren a rraçón de tres baras de sillar por carretada y no por pieças, y las carretadas de piedra que conforme al rremate que de ella se hiçiere, se sa- care de la dicha cantera y llevare a la dicha obra, se a de entregar a el aparejador della, por ante el escribano de la dicha obra, en qual asentará en un libro enquadernado que a de tener el dicho aparejador, rrubricadas las ojas dél de la rrúbrica del obrero mayor, las carretadas de piedra que rrecive y del género que son con declaración del día, mes y año en que las rreçive, y el dicho escribano a de firmar la partida en el dicho libro junta- mente con el dicho aparejador y dar fee del entrego de ellas, y en virtud de este rrecado se obligará el obrero mayor a pagar la saca y trayda de las carretadas de piedra, que en la forma susodicha se entregare en la dicha obra a la persona en quien se rrematare y no de otra manera.”709 708  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 2 r - 5 r. 709  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 6 r - 6 v. La catedral de Puebla 264 Como vemos, este documento es de una incuestionable valía, por la canti- dad de información valiosa que aporta sobre la obra constructiva de la catedral. Nos habla del trabajo que se realizaba a pie de cantera y de la forma en que eran enviadas las diferentes piezas de cantería, así como las carretadas carga- das con material de mampostería, desde allí, al taller de la fábrica dentro del cercado del edificio. También nos precisa qué piezas se estaban realizando en ese mismo momento y en qué lugares irían colocadas, declarándonos de esta manera el estado en que se encontraba la construcción. Asimismo podemos traducir diferentes aspectos acerca de la planta y la traza del templo, basándo- nos en algunas informaciones muy precisas que proporciona sobre diferentes lugares del edificio, como son las naves, las capillas hornacinas o las escaleras de subida a las torres. Otra faceta más que queda al descubierto es la forma de plantear el trabajo de los canteros y los instrumentos utilizados para la labra de la piedra, viéndose el uso que se hacía de trazas previas realizadas por el maestro mayor y por el aparejador de la obra, así como de galgas, moldes y contramoldes que servían para sacar las piezas en la cantera lo más ajustadas posible al modelo, quedando así preparadas para su terminación en el taller de la obra710. El documento nos muestra también la jerarquización de los diferentes oficios y escalafones de los que trabajaban en la construcción, desde los indios canteros cedidos por el obrero mayor para trabajar al pie de la cantera, hasta el maestro mayor que aparece realizando labores propias de “arquitecto moder- no”, pasando por el trabajo absolutamente administrativo del obrero mayor, o el del aparejador, verdadera piedra angular de la construcción. También pode- mos entrever el cuidado que se puso, al menos en este momento, para tratar de 710  Barbé-Coquelin 1993, pp. 130 - 131. Sobre el sistema de trabajo llevado a cabo por Juan de Herrera: “Otro progreso promovido por Juan de Herrera fue organizar el corte y el trabajo de la piedra en la mis- ma cantera, lo que ahorraba mucho gasto de mano de obra y de transporte. [...] Por aquella época había mejorado el sistema de corte de las piedras mediante el uso de instrumentos específicos que permitían cortar la piedra sin usar plantillas, es decir trozos de madera o de cartón cortados específicamente a las dimensiones de las superficies de la piedra a conseguir. Se llamará la atención sobre dos de estos instrumentos que se llaman el baivel y la saltaregla. Los encontramos ya representados y mencionados por Philibert de L’Orme en ‘L’Architecture’ [...]”. Comparando lo que se dice en esta cita con lo que se estaba realizando en la Nueva España, en lo que al desarrollo del arte de la cantería se refiere al menos en la ciudad de Puebla de los Ángeles, encontramos que las formas y técnicas utilizadas se asemejaban bastante a las que venían desarrollando en la metrópoli los grandes maestros de arquitectura. Antonio Pedro Molero Sañudo 265 evitar la malversación de dinero o su desvío a otras personas o instituciones que no fueran las implicadas en el concierto, al igual que se trataba de que los indios cedidos al trabajo en la cantera no fueran tampoco desviados a realizar otros trabajos exteriores ni vendidos a terceras personas. Después de expuestas todas las condiciones se redactan en el documento, seguidos uno detrás de otro, los treinta pregones que se realizaron para el re- mate. A modo de ejemplo adjuntamos la transcripción del primero. “1º pregón.- En la ciudad de los Ángeles, en beynte y dos días del mes de noviembre de mill y seiscientos y tres años, estando debaxo del portal de la audiençia ordinaria en faz y presençia de mucha gente, por voz de Alonso Franco, pregonero, se pregonó que quien quisiese hazer postura en el abasto de piedra para la obra de la cathedral, que por mandato de su magestad se haze en esta dicha çiudad, y en los acarretos della desde la cantera hasta ponerla del cercado adentro de la dicha obra y taller della, con las condiçiones y capitulaçiones de suso rreferidas y so las penas que en ella se declara, paresçiesse a hazer postura, y se recibiría por quien se a de rrematar en la persona que mas baxa hiciese al fin de treynta pregones, y no huvo persona que hiziosse postura alguna; testigos, el rregidor Alonso de Galeote y Alonso de Aguilar y otros vecinos desta çiudad.”711 En el tercer pregón de fecha 25 de noviembre de 1603 se realiza la primera postura por el vecino de la ciudad Antón Martín. “3º Pregón.- […] e luego paresçió Antón Martín, vecino desta çiudad, a quien yo el es- crivano doy fee que conosco, y dixo que en cuanto a los acarretos de la dicha piedra de cantería y mampostería hase postura en cada carretada a seis rreales, puesta desde la cantera hasta entregarla en el cercado adentro de la obra de la yglesia, y esto por el año venidero de mill y seisçientos y quatro y no más, con calidad que se le a de dar un yndio teqihuque cada semana, y haziéndosele el rremate conforme a esta postura se obligará en forma al cumplimiento dello y dará fianças, y assí lo dixo e firmó; testigos, Alonso de Aguilar y Francisco Pérez, vezinos desta çiudad.”712 El sexto pregón del 28 de noviembre del mismo año de 1603 recoge una nueva postura hecha por Joan Bernal, vecino de la villa de Atlixco. “6º Pregón.- […] y paresçió Joan Bernal, vezino de la billa de [mutilado ¿Carrión?] de el balle de Atrisco, y hizo postura en el sacar de la dicha piedra de la cantera de la dicha obra con las condiçiones que van en estos autos que le fueron leídas, a tres pesos de oro común cada carretada de piedra gruesa de cantería y a dos rreales y medio la manpos- tería puesta en cargadero, y ayudarla a cargar en las carretas que por ella fueren, y esto 711  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 6 v - 7 r. 712  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 7 r - 7 v. La catedral de Puebla 266 con calidad que se le den adelantados el día del rremate doscientos pesos de oro común a buena cuenta, y los yndios tequeihuques conthenidos en una de las condiçiones cada semana, y haziéndosele el rremate conforme a esta postura por dos años que son el de seisçientos y quatro y el siguiente de seisçientos y çinco dará, en cada uno dellos, las sisçientas carretadas de piedra gruesa y cuatrocientas y çinquenta de mampostería, y se obligará en forma y dará fianças para ello, conforme a las dichas condiçiones que huvo aquí por rrepetidas y sola pena dellas, y lo firmó de su nombre, siendo testigos, Baltasar Díaz y Thoribio Gómez, vezinos y estantes en esta çiudad.”713 Sobre esta anterior subasta hecha no hubo ninguna postura que la me- jorara, por lo que el 2 de enero de 1604 se hizo el último pregón (número 30); en éste sí que además de Antón Martín y Joan Bernal, citados arriba, realizó también una nueva oferta a la baja Jerónimo Gutiérrez de Huesca, vecino de la ciudad de Puebla. “30.- […] y Gerónimo Gutiérrez de Huesca, vezino desta çiudad, hizo baxa en los dichos acarretos y puso el acarreto de cada carretada a çinco rreales y medio, y se le an de dar dos tequeihuques cada semana pagándolos él a su costa, y luego el dicho Antón Martín dixo que hazía, e hizo baxa, e puso cada carretada de los dichos acarretos a çinco rrea- les dándosele un yndio cada semana y pagándolo él a su costa, y esto por este presente año de mill y seiscientos y quatro, y se declaró la dicha baxa, y se tornó a perçibir que se avía de hazer luego el rremate a la campana de las onze, assí de los dichos acarretos como del abasto de la piedra de cantería y mampostería, [mutilado “...un que”] el dicho pregonero declaró muchas vezes las dichas [mutilado “...sturas”] no huvo quien hiziese mejora alguna, y porque [“esta...” mutilado] en este estado el rrelox dio las onze oras, el dicho obrero mayor mandó suspender y suspendió el dicho rremate para otros diez días adelante, durante los quales se traigan en pregón las dichas posturas, para que si oviere quien quisiese hazer mejora a éstas la haga […]“714 Las tres posturas hechas hasta ese momento fueron enviadas al virrey para que decidiera cuál de ellas sería elegida. Mientras se realizarían otros diez pregones por si alguien más quería entrar en la subasta. El primero de ellos se hizo con fecha 3 de enero de 1604 y el último el día 15 de ese mismo mes, sin que hubiera ninguna variación en las posturas. El día siguiente, 16 de enero, el obrero mayor de la catedral, Josephe de Bañuelos, decidía que, en vista de que todavía no había habido respuesta de la carta que mandó al virrey con las posturas hechas para el remate del citado auto, y habiendo pasado ya catorce días desde entonces, con el fin de que la obra no sufriese un parón por falta de 713  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 7 v - 8 r. 714  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 11 r - 12 r. Antonio Pedro Molero Sañudo 267 piedra, mandaba al aparejador Jerónimo Hernández para que con “[…] la gente que viniere de Tlaxcala y Cholula, e yndios canteros que le paresçiese convenir, vaya cada día a la cantera de la dicha obra y ocupe en ella la gente necessaria en sacar piedra y despacharla a la dicha obra, y se le pagará a los yndios cada semana en jornal hordinario, y assí lo proveyó, y el dicho aparejador dixo que assí lo hará.”715. Fechada en México, a 22 de enero de 1604, aparece en este mismo legajo la contestación del virrey, marqués de Montesclaros, a la carta que se envió, en la que ordena que pasados los diez días señalados se prorroguen otros tres más de nuevo. “[...] el primero encendiendo la vela desde las diez del día hasta que se acabe apercivien- do el remate, y acavada, lo dexaréis por hazer asta el otro día siguiendo la misma ceri- monia, continuándolo el tercero, y en el ponedor último cuando se acabare la candela haréis el remate, dando por resguardo este tiempo para si huviere otros ponedores de mas beneficio, y no se me ofrece dificultad para admitir en esta consideración la postu- ra que quisiere hazer Pedro de Yraçabal y Nicolás de Origuen, y de lo que se hiziere me daréis aviso. Buelve aquí un traslado de las condiciones.”716 Continúan los otros dos pregones más sin que haya ninguna variación en las posturas dadas anteriormente hasta que finalmente se hace el remate con fecha 9 de febrero de 1604. Se pregonaron públicamente las posturas hechas por Joan Bernal para el abasto de la piedra de cantería y mampostería y por Antón Martín para los “acarretos” de éstas; al no haber nadie más que hiciera postura les fue otorgado el remate por el obrero mayor, por el importe y en las condiciones referidas antes, durante los años de 1604 y 1605, quedando fi- 715  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 13 v. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 2, 1603, F 1 r. “[...] por quanto Josephe Bañuelos, obrero mayor de la obra del cathedral de la ciudad de los Ángeles, me a hecho rrelación que a los yndios peones que bienen a travajar a ella de Tlaxcala, Cholula, Totomeguacan y otras partes, sienten mucho se les de quatro rreales de jornal cada semana, siendo merecedores de más satisfación, y muchos viendo lo que se les haze dexan de travajar y se ban, y ausentan, y para rremedio deste dano convendría declarar para su descargo poderles dar el estipendio común y hordinario, que pagan a los demás yndios que sirven en semejantes obras, y por mi visto por el presente, mando y tengo por bien que el dicho obrero mayor pueda pagar, y pague, a los yndios peones que sirvieren y travajaren en la obra de la dicha yg- lessia, seis rreales de plata a cada uno por una semana de seis días de trabajo, y las pagas que les hiziere en esta cantidad se le rresciva y pase en quenta. Fecho en México a nueve días del mes de mayo de mill y seiscientos y tres años [...]“. 716  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 14 r. La catedral de Puebla 268 jadas las fianzas por los postores, así como las obligaciones contraídas717. El 23 de febrero le eran entregadas a Joan Bernal, por el mayordomo de la catedral Agustín García Aliende, una serie de herramientas necesarias para realizar los trabajos de cantería relacionados con el contrato firmado. “En la çiudad de los Ángeles en beinte y tres días del mes de febrero de mill y seisçien- tos y quatro años, ante mi el escrivano e testigos, paresçió Joan Bernal, persona en quien se rremató la cantería de la cathedral desta çiudad, a quien doy fee que conozcó, y rresçivió de mano de Agustín García Aliende mayordomo de la obra della las herra- mientas siguientes: quinze picos nuevos que pesaron quatro arrobas y ocho libras doze cuñas nuevas que pesaron quatro arrobas y ocho libras una almádana nueva que pesó una arroba y onze libras una barreta grande nueva que pesó quarenta y ocho libras otra almádana nueva que pesó una arroba y seis libras seis barretas que pesaron quatro arrobas y quatro libras dos picos marros que pessaron veinte libras Todo lo qual se pessó en una rromana y se le entregó al dicho Juan Bernal en pressençia de mi el escribano e testigo y usoescripto de que doy fee, el qual lo rrecivió para el servicio de la obra de la dicha cantera en los dos años porque la arrendó y en fin dellos lo bolverá todo tal e tan bueno y del peso que agora se le entrega so pena que se pueda comprar e mandar hazer y por lo que costare se le pueda executar [...]”718 Al final de este interesante documento, con fecha 8 de octubre de 1609, aparece la entrega de todas las herramientas mencionadas anteriormente al en- tonces mayordomo de la catedral Joan Zambrano, por parte de Juan Navarro, fiador de Joan Bernal al que se alude como difunto. A la vista de esta última fecha, queda claro que Bernal mantuvo el arrendamiento de la cantera más años de los dos en inicio contratados de 1604 y 1605. Por estas fechas Jerónimo Hernández es mencionado como aparejador, firmando como testigo de la en- trega de las herramientas junto a su hijo Agustín Hernández y a Alonso Pablos. “La çiudad de los Ángeles a ocho días del mes de otubre de mill y seisçientos y nueve años, ante mí el escrivano y testigo y usoescriptos paresçió Joan Zambrano mayordomo de la obra de la cathedral desta çiudad, a quien doy fee que conozco y rresçivió de mano de Juan Navarro, fiador que fue de Joan Bernal persona que tuvo a cargo la cantera de 717  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 15 r - 17 r. 718  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 17 r . Antonio Pedro Molero Sañudo 269 la dicha obra, que es ya difunto, las herramientas siguientes: quinze picos buenos que pessaron dos arrobas y veinte y una libras catorze cuñas que pessaron quatro arrobas y ocho libras una barreta grande que pessó quarenta y quatro libras otras ocho barretas y media que pesaron seis arrobas y quatro libras dos picos marros que pessaron veinte y çinco libras una almádana que pesó una arroba y tres libras yten unos pedaços de picos y cuñas viejas que pesaron diez y seis libras, digo que pe- saron una arroba y por ser fierro viejo se rresçibió por el terçio menos Del qual entrego que hizo el dicho Joan Navarro yo el escrivano doy fee, y el dicho Joan Navarro dixo que de más de la dicha herramienta que assí entrega está en poder de Gerónimo Hernández, aparejador, una almádana que pessa una arroba y ocho libras y dos cuñas buenas que pessan otra arroba y ocho libras, que es de la que tenía en su poder el dicho Joan Bernal, y el dicho Joan Zambrano dixo ser y passar assí, y se da por entregado de la dicha almádana y las cuñas, y con esto a entregado la dicha herramien- ta que se le avía dado al dicho Juan Bernal para el servicio de la dicha cantera, y queda deviendo conforme a lo que se le avía entregado dos arrobas y quatro libras de fierro labrado, y el dicho Juan Navarro como tal fiador dixo que lo entregará, siendo testigos Amador de Umbrías y Gerónimo Hernández y Agustín Hernández y Alonso Pablo, vezinos desta çiudad”719 5. 3. Apéndice Jerónimo Hernández y Pedro López Florín Dejando atrás todo lo referente al anterior documento tratado -que volve- rá a mencionarse en el capítulo de este trabajo relativo al análisis arquitectónico del edificio catedralicio-, nos gustaría hacer un inciso, para retomar la figura del maestro Jerónimo Hernández, al cual consideramos uno de los personajes más importantes en el contexto de la construcción de la catedral poblana du- rante los años finales del siglo XVI y los iniciales del XVII. Jerónimo Hernández, “Pertenecía a una familia de canteros trujillanos ac- tivos en la ciudad desde inicios del siglo XVI, a quienes se deben diversas obras para el ayuntamiento trujillense.”720. Tenemos constancia de él como “obrero de la catedral” en los años 1580, 1586, 1587, 1590, 1595, 1596 y 1597721, y como apa- 719  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603. F. 17 v. 720  Solís Rodríguez 1984, pág. 134. 721  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 88 r, 15 de marzo de 1580. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 73 r, 24 de septiembre de 1586. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539-1576, F. 139 v, 27 de abril de 1590. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 2 Cª 1, nº 19, Fabrica Memoria de sus gastos y li- bramientos que pagaron sus thesoreros y mayordomo Gabriel de Rojas en los años desde 1595 hasta 1598, Sin foliación. 2 de enero de 1596, “Gabriel de Rojas, mayordomo desta santa yglesia catredal de Tlaxcala, dé los pesos que son a su cargo, pertenecientes a gastos de fábrica, dé y pague a Gerónimo Hernández, aparejador y obrero de la dicha yglesia, quarenta y un pesos, dos tomines y diez granos de oro común, que a de haver y se le deven de su salario de los seys meses postreros del año pasado de quinientos y La catedral de Puebla 270 rejador los años 1586 y 1587722, 1592 hasta 1596723, 1600 a 1603724 y de 1607 a 1610725; Hernández moriría en la ciudad de Puebla el año 1613. A la vista de la trayecto- ria arquitectónica de Jerónimo Hernández como obrero y aparejador de la obra de la catedral durante tantos años, no cabe duda de que el cabildo eclesiástico le debía tener como uno de los maestros más capaces y prestigiosos del momento, sobre todo si tenemos en cuenta que la persona en quien recaía el cargo de apa- rejador de la obra era la que realmente estaba al frente de ella en prácticamente todos sus aspectos. Este título de aparejador le valdría para hacerse cargo, por parte del cabildo catedralicio, de ciertas obras de carácter efímero, como por ejemplo las concernientes a las fiestas realizadas en honor del virrey conde de Monterrey, las cuales incluían la construcción de “el tablado o tablados que se le ordenaren” o la compra de la pólvora necesaria para su recibimiento726. Mientras Jerónimo Hernández adquiría gran prestigio de cara al cabildo de la catedral, el ya mencionado maestro Pedro López Florín lo ganaba en el municipal, desempeñando en el año de 1603 los empleos de alarife y de “maes- tro y obrero de la obra del agua”. En 1604 las actas de cabildo municipal lo nom- noventa y cinco, que se cumplieron en fin de diziembre del, a rrazón de çinquenta pesos de minas por año, y tome su carta de pago, con la qual y con ésta mandamos le sean recibidos y pasados en quenta. Fecho en los Ángeles, a dos de henero de mill y qunientos y noventa y seis años.”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 8 v - 9 r, 11 de abril de 1597. 722  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 117 r, 27 de octubre de 1586. 723  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 217 v - 218 r, 5 de octubre de 1592. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 148 v, 28 de mayo de 1593. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 151 v, 4 de febrero de 1594. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 0, 1539 - 1576, F. 169 r, 3 de enero de 1595. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 2 Cª 1, nº 19, Fabrica Memoria de sus gastos y li- bramientos que pagaron sus thesoreros y mayordomo Gabriel de Rojas en los años desde 1595 hasta 1598, Sin foliación. 2 de enero de 1596. 724  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 180 r, 31 de octubre de 1600. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey, F 2 r, 9 de julio de 1601. ACCP, Actas de Cabildo, Libro sin especificar, F. 262 v, 14 de enero de 1603. 725  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 63 r, 16 de octubre de 1607. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606-1612, F. 180 r, 4 de junio de 1610. 726  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 2 Cª 1, nº 19, Fabrica Memoria de sus gastos y libramientos que pagaron sus thesoreros y mayordomo Gabriel de Rojas en los años desde 1595 hasta 1598, Sin foliación. 12 de septiembre de 1595, “Señor Gabriel de Rojas mande dar a Gerónimo Hernández, aparejador, diez pesos de oro común por quenta de fábrica que se le dan para comprar pólvora para el recebimiento de su señoría que de presente se espera su benida […]”. 4 de octubre de 1595, “Gabriel de Rojas, mayordomo desta santa yglesia, dé los pesos que son a su cargo de fábrica, dé y entregue a Gerónimo Hernández, aparejador, çincuenta pesos de oro común que por mandado de su señoría, y deán, y cabildo se le dan para que haga el tablado o tablados que se le ordena- ren, para en que esté el dicho deán y cabildo a las fiestas que en esta çiudad se an de hazer, por la llegada y recebimiento del señor visorrey conde de Monterrey […]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 271 bran de nuevo como obrero y maestro de las obras de la ciudad, encargándose de reparar “las casas y tiendas de los propios de la ciudad”, percibiendo por ello un salario de cien pesos de oro común727. A la vez es nombrado maestro y obrero de la obra del agua, con un sueldo de quinientos pesos de oro común728, empleo que conllevaba la realización de todo lo relativo a la “obra y encañadura del agua”729. Por su cargo de obrero de la ciudad es requerido para que “edifique la planta y edificio de los aposentos altos para las tiendas de la ciudad”730. Pedro López Florín desaparece de todos sus cargos en las actas del cabildo municipal durante los años de 1605 y 1606, en los que son nombra- dos el alférez Juan García Barranco como obrero mayor del agua731 y Alonso Gutiérrez Albornoz como obrero de la ciudad732; Gutiérrez repetiría en el cargo el año 1607733. Florín vuelve a reaparecer, como maestro de albañilería y cantería, en las actas municipales en octubre de 1607, otorgándosele el nombramiento de “obrero de la cañería del agua” para el resto de ese año y para el de 1608 con un salario de trescientos pesos de oro común734. En este momento López Florín debía gozar del favor absoluto del cabildo, ya que se le concedió permiso para construir un horno de cal735 -producto muy lucra- tivo en estas tierras novohispanas-, además de licencia para extraer piedra de ocho solares ubicados en la dehesa de la ciudad736. Los trabajos de cons- trucción en la ciudad debían de estar en una época de pleno auge, ya que en este mismo año de 1608 se concedieron numerosas licencias para extraer piedra, así como para la construcción de hornos de cal. En septiembre de 727  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 253 v, 2 de enero de 1604. 728  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 254 r, 2 de enero de 1604. 729  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 256 r, 30 de enero de 1604. 730  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 255 r, 9 de enero de 1604. Estas tiendas de la ciudad eran propiedad del cabildo municipal que las rentaba al mejor postor con el fin de obtener fondos que des- tinaba a las diferentes obras edilicias necesarias. 731  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 290 v, 3 de enero de 1605. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 3 r, 2 de enero de 1606. 732  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 290 r, 3 de enero de 1605. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 2 v, 2 de enero de 1606. 733  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 29 v, 2 de enero de 1607. 734  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 52 v - 53 r, 23 de octubre de 1607. 735  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 62 r, 4 de enero de 1608. 736  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 67 r, 23 de febrero de 1608. La catedral de Puebla 272 este año le es revocado el cargo de maestro de la cañería en favor de Alonso Gutiérrez737. López Florín aparecerá trabajando como maestro de albañilería en dife- rentes obras para el ayuntamiento durante los años de 1610 y 1611, pero sin ejercer ningún cargo municipal específico. En este último año será comisiona- do, junto a los también maestros del mismo arte, Mateo Cuadrado y Juan Díaz, para “medir, tasar y hacer la planta” para construir la alhóndiga738. En 1612 hace una traza para el túmulo de las honras fúnebres de la reina Margarita de Aus- tria que resulta elegida para su construcción739. Continuará trabajando en di- versos encargos en los años siguientes de 1613 a 1618, aunque en los últimos años se le recriminaron varias obras arruinadas y se le ordenó que las volviera a rehacer. Como se verá más adelante, en 1615, Florín, como maestro mayor de la catedral, será el encargado de cerrar las bóvedas de las capillas hornacinas, título y encargo tan importantes que posiblemente le ocuparían bastante, as- pecto por el que puede que desatendiera las obras “menores”, encargadas por el ayuntamiento, resultando en algunos aspectos imperfectas, por lo que le serían reclamadas para rehacerlas, como hemos apuntado más arriba. No volvemos a tener constancia del maestro Florín en las actas del ca- bildo municipal hasta el año 1624, en el que intitulado como “maestro mayor de la obra de la catedral”740, aparece, junto a otros “maestros de arquitectura y albañilería” como Juan Díaz Cabañas y Miguel de Aguilera, para realizar “vistas de ojos” de algunas obras de la ciudad741. En los años siguientes seguiría realizando este tipo de trabajos de carácter edilicio junto a Juan Díaz Cabañas, 737  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 86 r - 86 v, 23 de septiembre de 1608. 738  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 169 v - 171 r, 5 de enero de 1611. 739  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 219 v, 7 de abril de 1612. Se acordó pregonar y recibir postura sobre dos modelos de túmulos para instalar en la catedral con motivo de las honras de la reina Margar- ita de Austria. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 222 v, 10 de abril de 1612. Se escoge la traza de Pedro López Florín. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 226 v, 18 de mayo de 1612. La construcción del túmulo sería obra del carpintero Bartolomé de Moya que recíbiría setecientos cincuenta pesos por su hechura. 740  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 174 r, 12 de enero de 1624. Pizarro Gómez, 1997, pp. 67 - 68. “[Pedro López Florín] En contrato de 27 de abril de 1622 se obligó a labrar la portada principal y otras labores de cantería del Hospital de San Ildefonso.”. 741  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 209 r - 210 r, 19 de julio de 1624. Antonio Pedro Molero Sañudo 273 ambos como maestros de arquitectura742. Pedro López Florín volverá a aparecer esporádicamente en los registros de las actas del cabildo municipal; en 1637 se le cita como enfermo, por lo que no puede acudir a la tasación de una obra743. Dos años después, en 1639, hace una declaración de los costos necesarios para ampliar la cañería del agua, junto a Agustín Hernández de Solís y Juan Bautista del Castillo744. También aparece en 1642, negándosele unas pedreras que solici- taba745. Intitulado como “maestro de arquitectura”, en el año 1644, figura dando su parecer sobre las obras que se estaban haciendo en los portales de la plaza746. Finalmente, el 18 de junio de 1655, es citado como difunto, en las mismas actas del ayuntamiento747. A tenor de lo expuesto acerca del artífice Pedro López Florín, podríamos situarlo como otro de los principales “maestros de arquitectura” que trabajaron en la ciudad de Puebla de los Ángeles, tanto en el entorno municipal como en el eclesiástico, llegando a desempeñar a lo largo de su dilatada carrera los más altos cargos posibles en los dos ámbitos. “[…] El siguiente nombramiento más codiciado como cargo público, y el más antiguo de la Nueva España, fue el de ‘alarife o maestro de la ciudad’. Desde 1524 se encuentra en las Actas de Cabildo la primera mención de este cargo como ‘medidor y supervisor de la ciudad’. Fue uno de los llamados ‘oficios menores’ que proveía anualmente el Cabildo y, aunque no era vitalicio, si era reelegible. Sus tareas quedaron perfectamente definidas en 1600, cuando el Cabildo de la ciudad de México consideró que ésta tuviera ‘un maestro alarife conforme a la ley del reino para que todo lo que la justicia le mande de su oficio, las puentes y edificios y calzadas y dereceras y cualesquiera obras públicas tocantes a la ciudad y así se nombrase el tal alarife para lo susodicho […]’, es decir, tenía a su cargo desde la regulación de la propiedad urbana hasta la supervisión técnica de todos los trabajos realizados en la ciudad, así como la de las obras públicas, el suminis- tro de agua a las pilas y solares, el aderezo de las atarjeas y cañerías y, ocasionalmente, hasta el proyectar o supervisar nuevas edificaciones. Fue hasta 1640 cuando al título de 742  Pizarro Gómez, 1997, pág. 63. Juan Díaz Cabañas es nombrado maestro de arquitectura por el ca- bildo municipal en 1626, cargo que mantendría hasta 1638 en que es sustituido por Agustín Hernández de Solís. 743  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 254 v, 7 de agosto de 1637. 744  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 89 r, 14 de octubre de 1639. 745  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 6 v - 7 v, 12 de septiembre de 1642. 746  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 143 r - 148 r, 23 de febrero de 1644. 747  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 66 v - 67 v, 18 de junio de 1655. La catedral de Puebla 274 alarife de la ciudad se le agrega el término de “mayor” y no fue sino hasta 1821 que este nombramiento pasa a manos de un ingeniero. […]” Carlos Chanfón748 5. 4. Continuación siglo XVII En 17 de septiembre del año 1604, “la santa iglesia catedral de Tlaxcala” recibía de manos de “la muy noble y muy leal ciudad de los Ángeles” el título para beneficiarse con una merced de medio real de agua749. Sorprendentemente, la iglesia mayor de Puebla no disfrutaba del agua corriente, que sí tenían otros muchos conventos e iglesias dentro de la traza de la ciudad; el agua pasaba “[…] encañada por la calle que va de la plaça al convento del Carmen […]”. Se mandó al alarife y obrero de la ciudad Pedro López Florín para que hiciera una caja para el agua y una alcantarilla en la dicha esquina, “[…] conforme a como lo pide la obra y sitio de la dicha yglesia, y a la traça del claustro que a de ser don- de agora se çelebran los divinos ofiçios, y en medio de él a de estar una fuente como más largamente se contiene en la traça que se hizo, por orden del virrey marqués de Villamanrique y de la rreal audiencia desta Nueva España [...]”. En un principio el cabildo municipal proveyó que se le otorgara una paja de agua, medida que el cabildo catedralicio consideró insuficiente, pidiendo que “[…] se le dé el medio rreal de agua que pido, pues claro que la ha menester la dicha santa yglesia para su serviçio, y quando le sobrara algo se le a de dar todavía, porque es justo que ninguna otra yglesia, monesterio, ni ospital se le prefiera en esto ni en otra cosa, pues es la matriz, y sin duda a menester la dicha agua para la fuente que conforme a la traça se a de hazer y para su serviçio que a de ser mucho como de yglesia cathedral y en una paja de agua no tiene lo que a 748  Chanfón Olmos 2001, pp. 167 - 168. 749  ACCP, Libro nº 6 Copias Reales Cédulas, 1638 - 1662, 90 r - 91 v. 17 de octubre de 1604. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 274 r - 274 v, 17 de septiembre de 1604. Se concedía una merced de medio real de agua a Miguel Jerónimo Meneses a nombre de la santa iglesia catedral de Tlaxcala; para ello el alarife de la ciudad se debía encargar de hacer una caja en la esquina de la catedral, en la calle que va de la plaza al monasterio del Carmen. La petición había sido presentada el 3 de septiembre de 1604 ante Nicolás de la Fuente, escribano del cabildo municipal. Antonio Pedro Molero Sañudo 275 menester [...]”. Vista esta nueva petición por la “Ciudad”, se decidió conceder la merced del medio real con su remanente y “[…] que se haga la caxa en la esqui- na de la dicha cathedral en la calle derecha que va de la plaça al monesterio del Carmen, sin que aya codo a la otra calle, y con que de la dicha agua ni de parte alguna della, ni de su rremaniente pueda la dicha cathedral, ni cavildo della pueda dar cosa alguna a ninguna persona, ospital, ni monesterio sin espreso consentimiento desta çiudad [...]”.750 Por este documento vemos que existía una traza del conjunto catedralicio, al menos, desde tiempos del virrey Manrique (1585 - 1590), en la que estaba marcado un claustro con una fuente. Pensamos que hace referencia al claustro principal, tal y como aparece en el plano de Juan Benítez de 1749 que sitúa una fuente en medio de él.751 750  ACCP, Libro Actas y Fábrica sin especificación, F 305 v - 306 r, 17 de septiembre de 1604. 751  Este plano, sobre el que volveremos en numerosas ocasiones en nuestra exposición, se encuentra depositado en el Archivo General de Indias en Sevilla. AGI, Mapas y planos, (MEXICO,680). La catedral de Puebla 276 Fig. 71 Planta de la catedral de Puebla realizada por Juan Benítez, año 1749 Antonio Pedro Molero Sañudo 277 Con Jerónimo Hernández como aparejador al frente de la obra durante los años finales del siglo XVI y comienzos de la siguiente centuria, ésta no parece detenerse en nigún momento, recibiendo continuamente partidas de materia- les para su continuación. Hernández debió ser una persona muy correcta en su trabajo y deberes derivados de él, si atendemos a sus continuas peticiones de materiales registradas durante sus años de oficio, al obrero mayor que hubiere en cada momento. Del año 1607 tenemos varios autos referentes al acarreo y entrega de ma- teriales a la obra, con sus respectivos pregones para la adjudicación y remates finales. El 23 de julio se otorgaba el remate de mil carretadas de arena, necesa- rias para la mezcla de la cal, en la persona de Tomás de Aquino, “[…] vezino desta çiudad de color mulato […]”, requeridas por el aparejador Jerónimo Her- nández al obrero mayor Josephe de Bañuelos Cabeza de Vaca, para que la obra no sufriera parón alguno752. Con respecto al suministro de la piedra desde la cantera a la obra, la cues- tión no estaba funcionando tan bien como se requería. En 15 de enero de 1607 se notificaba a Nusio Manuel que debía continuar con los “acarretos” de piedra para la catedral, que tenía en su poder desde el 10 de febrero de 1606, ya que al día de la fecha había dejado de suministrarlos en la fábrica. Sin embargo, el obrero mayor declaraba que había mucha cantidad de piedra extraída en la cantera, tan solo pendiente de transportarla, y que de no hacerlo llegaría el momento, a no mucho tardar, en que los oficiales de la obra no tendrían mate- rial para trabajar, ya que quedaba muy poca en la obra. Después de hacerle dos notificaciones a este respecto, se le advertía que en el caso de no reanudar los “acarretos” inmediatamente se buscaría quien la transportase, descontándole 752  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 3, 1607 - 1609. 1607, 1608, 1609 Remates de arena para la obra de la cathedral y autos sobre los acarretos de piedra. F 1 r - 3 v. El auto tiene fecha 19 de junio de 1607 y el remate final fue el 23 de julio. “[...] se obligaron de que durante el rresto deste año y en todo el benidero de mill y seisçientos y ocho entregarán, del cercado adentro de la obra de la dicha cathedral, las dichas mill carretadas de [tachado “piedra”] arena a dos rreales cada una, con el caxón y carreta que ba declarado que ha de tener bara y media de largo y una bara de ancho, y una terçia de alto [...] de manera que al fin del año venidero de seisçientos y ocho estén acabadas de entregar las dichas mill carretadas de arena en la dicha obra del cercado adentro della [...]”. La catedral de Puebla 278 el precio que de más costaran; por último se le hizo una notificación final de esta decisión el 30 de abril de 1607753. El 25 de octubre del año siguiente de 1608 se publicaba otro auto en el que se especificaba, que como la situación seguía siendo la misma, y que como Nusio Manuel “[...] no acude como conviene a dar piedra a la dicha obra a cuya causa los offiçiales están parados y ay quexas sobrello del maestro mayor y apa- rejador della [...], y para que la dicha obra no çesse por falta de piedra, mandava y mandó se busque personas que quieran tomar a su cargo los acarretos de la dicha piedra de la cantera hasta entregarla del cercado adentro de la dicha obra [...]”. El día 29 del mismo mes, Juan de Buitrago, “vezino desta çiudad”, se obli- gaba a entregar “[…] con sus carretas de bueyes, duzientas carretadas de piedra de cantería gruessa y otras duzientas carretadas de piedra de manpostería de la que saca Joan Bernal en la cantera de la dicha obra, contando por carretada, lo que se le cuenta y passa a el dicho Juan Bernal y como se a contado a Nusio Manuel, carretero, las quales entregará a Gerónimo Hernández, aparejador de la dicha obra, y las dará acabadas de entregar en todo el año venidero de mill y seisçientos y nueve, y para ello començará desde quinze dias del mes de no- viembre primero venidero deste año de mill y seisçientos y ocho [...]”754. La con- creción del remate para estas entregas de piedra por parte de Juan de Buitrago se fue dilatando, ya que la fianza para ello se redactó con fecha de 16 de marzo de 1609. Entremedias se nos solapa otro auto de fecha 10 de diciembre de 1608, en el que se pone de manifiesto, por el maestro mayor Antonio Ortiz del Casti- llo y por el aparejador Jerónimo Hernández, la necesidad de dos mil carretadas de arena, por lo que se mandaba que “[…] anden en pregón nueve dias conti- nuos […]”; el remate final es del 8 de enero de 1609 en la persona de Cristóbal de Espina755. Como vemos por esta serie de documentos, en este momento todos los materiales necesarios llegaban a la obra a través de subastas y destajos, por 753  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 3, 1607 - 1609, F 4 r - 5 v. 754  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 3, 1607 - 1609, F 5 v - 6 r. 755  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 3, 1607 - 1609, F 7 r - 9 v. Antonio Pedro Molero Sañudo 279 lo que en algunos casos podían dilatarse las entregas algún tiempo más de lo necesario para la correcta continuación de la construcción. A pesar de la buena fama de la que debía gozar Jerónimo Hernández a los ojos del cabildo de la catedral, con fecha 4 de junio de 1608 aparece otra vez Agustín García Allende en el puesto de aparejador de las obras de la iglesia756, cargo que mantendría también en 1609 con un salario de cincuenta pesos de minas por año, al igual que “[…] solía tener Gerónimo Hernández que a de ser en su lugar.”757. De nuevo, García Allende alternaba e incluso compartía el pues- to de aparejador con Hernández en estos años al igual que ya lo habían hecho en los primeros de esta primera década del siglo XVII. Aunque, y según hemos ido viendo, hasta este momento la obra continuaba su fábrica con un cierto ritmo, para las exigencias del cabildo ésta se estaba reali- zando a una velocidad demasiado lenta, por lo que acordaron, “que traten con su señoría del señor obispo sobre que se dé algún remedio en la obra de la yglesia, porque ba tan despacio que no se haze nada, y mientras no se encargare esta obra al cavildo eclesiástico y prevendados no se conseguirá ninguna cosa, y que en esto se haga ynstancia ynformando a su excelencia.”758. Para solucionar este problema el cabildo contempla la posibilidad de dar la obra de la catedral a destajo, con el fin de acelerar su fábrica; sabemos que esta forma de trabajo ya había sido prohibida por la real audiencia en 1601, aunque sí se mantuvieron los destajos para porporcionar materiales de agarre a la obra. Por otro lado el cabildo ya había tratado anterior- mente de colocar al frente de la obra a un prebendado de la catedral con el mismo fin de dinamizar la construcción, aunque sin haberlo conseguido759. 756  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 180 v, 4 de junio de 1608. Este Agustín García Allende es la misma persona que el Agustín García Aliende mencionado anteriormente. 757  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 154 v, 21 de agosto de 1609. 758  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 82 r, 11 de marzo de 1608. Este es uno de los primeros intentos del cabildo para hacerse con el control de la obra en perjuicio de los obreros mayores designados por la Corona y su álter ego en la Nueva España, el virrey de turno. Lógicamente para tratar de conseguir su demanda ante el virrey, los miembros del cabildo declaraban que la obra de la catedral iba tan lenta que estaba casi parada, cuestión que ponemos en duda a tenor de los documentos de que disponemos y que nos indican, si no todo lo contrario, al menos que la fábrica de ésta no estaba parada en absoluto. 759  ACCP, Libro de quentas de los mayordomos de el obispado de Tlaxcala començado en el año de 1558, F 137 v, 14 de mayo de 1599. La catedral de Puebla 280 En diciembre de 1608 el cabildo de la catedral mandaba que se escribiera al virrey, para que éste mandara que “[…] el aposento baxo y taller donde la- bran piedra para la obra nueva de la yglesia que está detrás del cavildo, que se quede para la fábrica de la cathedral […]”760. Este espacio requerido para el taller sería el que actualmente corresponde al baptisterio del sagrario, que intuimos que debía estar comunicado en ese momento con el cuerpo de la iglesia, o bien se trasladaban desde aquí las piezas listas hasta la puerta norte del crucero para su introducción en la obra.761 Ya en 1610 se emite una cédula real por la que se pide al virrey Luis de Velasco que informara del estado que tenía la obra material de la iglesia. Por nuestra parte, sabemos que en este momento la fábrica estaba levantada hasta la altura de los muros exteriores, con la torre del lado norte elevada al me- nos hasta el primer cuerpo de campanas, a tenor de un documento de fecha 4 de junio de 1610 que dice lo siguiente: “Que se tome quenta a Gerónimo Hernández, aparejador que a sido de las obras desta yglesia, de los pesos que se le dieron, cien pesos, para los pilares e arcos de los esquilones del cam- panario.”762. En estos momentos era el aparejador de la obra Agustín García Allende763. En la dicha cédula anterior, fechada en Madrid el 8 de febrero de 1610, se culpa al obrero mayor de la lentitud con que se desarrollaba la construcción y de que por esta razón se hubiera convertido en una sangría económica. “[…] se me ha hecho rrelación que la fábrica y obra de la yglesia nueva della está defrau- dada, por causa de ser el obrero a cuyo cargo está persona secular y favorecida de mis birreyes de esas provinçias, que es causa de que se atrevan a traer empleados en sus tratos y granjerías más de treinta o quarenta mil pesos que de hordinario ay sobrados, con que se enrriquesen en gran daño de la dicha obra y fábrica, pues por no deshaserse 760  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 129 v, 2 de diciembre de 1608. 761 En las obras catedralicias contemporáneas de Salamanca y Segovia los obradores de la catedral se situaban cerca de la puerta norte del crucero por donde se introducían todos los materiales al interior del templo. Si hacemos caso a este documento, en el caso de la catedral de Puebla este taller debió estar situado en la cabecera del templo al lado del evangelio. 762  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 180 r, 4 de junio de 1610. 763 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 180 v, 4 de junio de 1610. “Quel aparejador Agustín García Allende haga la puerta del tablado deste cavildo para el día de la fiesta de Corpus, y que la puerta y escalera deste tablado se haga hacia el aposento de la sala de los diezmos, porque no aya tanta apretu- ra a la puerta de la yglesia donde a de estar el santísimo sacramento.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 281 del caudal que traen entre manos la dilatan quanto les es posible, y que aunque diver- sas vezes an rrepresentado este daño a los dichos, nuestros virreyes, no an puesto hasta agora en ellos rremedio alguno […]”764 Para paliar este problema, la solución propuesta por el rey era que el cui- dado de los fondos para la construcción del templo estuviera en manos del obispo y del cabildo eclesiástico, ya que siendo los más interesados tratarían de agilizar lo máximo posible la obra. En cuanto al dinero de la fábrica, el rey estimaba que debía estar en manos del obrero mayor y de un prebendado de la catedral. “[...] se manda que el dinero de la fábrica esté en una arca de dos llaves, que la una ten- ga un prevendado y la otra el dicho obrero, para que el [tachado “obrero”] con esto no se pueda aprovechar del dinero para sus granjerías, y la fidelidad y cuydado del uno obligue al otro a tenerle, y que juntamente sería muy açertado ordenar que la obra se de a destajo con vuestra yntervençión y del dicho cabildo, porque con esto se acavaría con más brevedad siguiéndose dello muy gran beneficio a mi hacienda […]”765 Concluye esta real cédula pidiéndose que “[…] me ynformaréis lo que ay en rrazón de todo esto, y el estado que al presente tiene la obra de la que se va fabricando, y porque rrazón teniendo tanto dinero no está su fábrica más ade- lante, y del rremedio que se podría poner para la brevedad della […]”766. De nuevo se mandaba la orden desde la metrópoli de que se diera la obra de la nueva catedral a destajo, con el fin de tratar de acelerar su conclusión. No obstante, según parece, el mayor problema con que se en- contraba la construcción de la catedral poblana en esta primera década del siglo XVII era el desvío de sus fondos por parte de los obreros mayores hacia otros menesteres particulares que no eran la propia fábrica767. Sobre esta situación, Merlo Juárez resalta el hecho incongruente de que por más dinero que se pusiera para la construcción ésta seguía yendo lentísima, 764  ACCP, Libro de Reales Zedulas y Executorias testimoniadas, 1540 - 1588, F. 120 r. 765  ACCP, Libro de Reales Zedulas y Executorias testimoniadas, 1540 - 1588, F. 120 r. 766  ACCP, Libro de Reales Zedulas y Executorias testimoniadas, 1540 - 1588, F. 120 r. 767  El cargo de obrero mayor de la catedral correspondía, en la mayoría de los casos, con el de alcalde mayor de la ciudad; por este motivo, el cabildo catedralicio trataba de otorgar la dirección económica de la obra a alguno de sus miembros bajo la supervisión del obispo. La catedral de Puebla 282 lo que según palabras suyas condujo a que “[…] se sospechara de mal- versación de fondos, por ello en 1610, después de algunas investigaciones, se descubrió que el maestro mayor Carlos Buñuelos Cabeza de Vaca, con diversos pretextos había dispuesto de casi 34,000 pesos, suma escandalosa por aquellos tiempos.”768. No hemos encontrado ningún maestro mayor, ni persona al cargo de la obra que se llamara así en ningún documento, por lo que pensamos que Merlo se equivoca, confundiéndose con Josephe Ba- ñuelos Cabeza de Vaca que era el obrero mayor de la catedral en ese año de 1610769, mientras que el maestro mayor era Antonio Ortiz del Castillo. Ante- riormente Efraín Castro ya nos había informado sobre un “sonado proce- so” seguido a Carlos Buñuelos Cabeza de Vaca, obrero mayor de la catedral durante los años de 1609 a 1611, durante los que se apoderó de “[…] 14.985 pesos y 5 granos, comprobándose más tarde que su desfalco ascendía a la suma de 34.100 pesos.”770. “Notorio es quan de çerca alcança el zelo sanctísimo de V. magestad a lo más distante que importe al servicio de dios nuestro señor y al culto divino, pero la dificultad de poderlo rrepresentar a V. magestad haze pasar con muchos incovinientes y sufrir aun más de lo tolerable, principalmente con lo que es autoridad de la yglesia y de los que en ella servimos, aunque indignamente, por merced de V. magestad, y ya que en esto combenga disimular algunas cosas por no causar ymportunaçión a V. magestad, emos tenido por forçosso que V. magestad entienda el estado que tiene la obra de la ygles- sia nueva que a costa de V. magestad se labra en esta çiudad, para que informado, V. magestad se sirva de mandar lo que más combenga para que se cumpla el intento de V. magestad, y la yglesia no esté tanto tiempo defraudado del benefiçio grande que V. magestad le haze, no sin gran indecencia y incomodidad de los ofiçios y ministerio divino. El obrero a cuyo cargo corre este edifiçio es siempre persona secular a quien los virreyes hacen favor, y es lo muy grande, porque ay de hordinario de treinta a quarenta mill pesos arriva rrepresados, con que tienen muchas granjerías y contrataçiones, y enrriquesen con brevedad, con tanto desmedio de la obra que pareçe que es su ofiçio impedirla, porque todo lo que gastan en ella se quitan de caudal para su comercio y 768  Merlo Juárez 1991, pág. 62. 769 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 130 v - 131 r, 7 de enero de 1610. Josephe Bañuelos Cabeza de Vaca era el obrero mayor de la catedral en este año 1610 y lo había sido también en el 1603. La familia Bañuelos Cabeza de Vaca, a partir de Josephe, debió gozar de una gran influencia y estatus social en la ciudad de Puebla, ya que además del mencionado José, hemos encontrado posteriormente otros miembros que llegaron a desempeñar altos cargos municipales. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 276 r - 278 r, 1 de enero de 1662. Nicolás Bañuelos Cabeza de Vaca fue nombrado alcalde ordinario y de la Santa Hermandad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 124 r - 124 v, 17 de octubre de 1692. Miguel Francisco Bañuelos Cabeza de Vaca abogado de la real audiencia. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 164 r - 164 v, 26 de marzo de 1697. Miguel Francisco Bañuelos Cabeza de Vaca abogado de la real audiencia y alcalde ordinario. 770  Castro Morales 1963, pág. 22. Pensamos que equivoca el nombre de Carlos por José Bañuelos o Buñuelos Cabeza de Vaca y Merlo obviamente continúa con el error. Antonio Pedro Molero Sañudo 283 intereses particulares, y assí diversas vezes se a propuesto a los virreyes este daño y no se a puesto rremedio: el más eficaz sería que corriese esto a quenta del obispo y cavildo que con tanta propiedad atenderían a ello, o que por lo menos el dinero estuviese en caja de dos llaves y tuviese una un prebendado y la otra el obrero […] y el medio más sin sospecha, sería dar a destajo la obra con yntervençión del virrey y de este cavildo, con que en menos tiempo saldría V. magestad del gasto y cuydado, y nosotros tendría- mos donde ofiçiar, que creyendo que la yglessia nueva se acavara con brevedad, se hizo una de prestado muy pobre y corta, donde el pueblo no puede asistir por aver creçido mucho ni se puede çelebrar con deçencia y authoridad, que particularmente combiene que tenga a quenta sola de V. magestad y de su rreal patronazgo […] los Ángeles XXIIII de mayo MDCIX años.”771 El cabildo debía estar impaciente esperando la respuesta de la Corona a sus peticiones, porque en la sesión celebrada el 29 de octubre de 1611 se deci- día escribir al rey, “[…] refrescando lo de la nueva obra desta yglesia, consul- tando primero con el señor arçobispo que al presente gobierna este rreyno.”772. Estos requerimientos del cabildo catedralicio se hicieron eco en el municipal, ya que existe un borrador de una carta fechada el 29 de abril de 1613 y ex- pedida por el cabildo de la ciudad al virrey, marqués de Guadalcázar773, para que ordenara la adjuducación de un destajo que pusiera fin a la lentitud de las obras. “Como vuestra excelencia echaría de ver el tiempo que estuvo en esta çiudad, la yglesia cathredal que de presente sirve es tan pequeña, obscura y baja que no es sufiçiente, ni capaz, para un terçio de la gente que ai en la çiudad, y su edifiçio está arruinado y me- nesteroso de muchos rreparos, y considerando que la obra de la iglesia cathredal nueva que se va haçiendo ba tan despaçio, que haviéndose toda ella de acabar por el orden que ba, será neçesario tiempo de más de quatro años, [tachado “según dicen los maes- tros”]; a parecido a esta ciudad manifestarlo a vuestra excelencia, a quien suplica se sirva hazerle merced que esta obra se de a destaxo a españoles, y que los destajos sean en el cuerpo [tachado “de la iglesia”], desde los pilares del cruçero hasta la capilla de los Reyes, para que este cuerpo se baya acabando en toda perfección, que haciéndose assí dicen los maestros se podrá acabar en tiempo de 6 años, y se podrá pagar y sustentar la obra con el rreçago que está caído y con la rrenta que fuere cayendo, y será este cuerpo capaz para toda la ciudad, y como cosa tan menesterosa será de grande benefiçio y utilidad para toda ella, y vuestra excelencia sirbiéndose de mandarlo assí hace gran 771 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 221 r - 221 v, 24 de mayo de 1609. 772  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 6, 1606 - 1612, F. 240 r, 29 de octubre de 1611. 773  Rubio Mañé 1955, pp. 140 - 142 y 293. Díaz Casillas 1987, pág. 51. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 335 - 340. Diego Fernández de Córdoba y López de las Roelas, marqués de Guadalcázar y conde de las Posadas, nació en Sevilla en 1578. Fue virrey de la Nueva Es- paña desde el 28 de octubre de 1612, nombrado desde el 23 de enero, hasta el 14 de marzo de 1621 fecha en que se encaminó a Acapulco para embarcarse hacia el Perú quedando la real audiencia gobernando México hasta la llegada del nuevo titular. A continuación fue nombrado virrey del Perú del 25 de julio de 1622 al 14 de enero de 1629, siguiéndose la política de destinar a este virreinato, como una forma de promoción, a exvirreyes de la Nueva España. Diego Fernández de Córdoba murió en Guadalcázar, Córdoba, en 1630. La catedral de Puebla 284 merced a toda esta çiudad que umilmente lo suplicó, […] de la çiudad de los Ángeles y abril 29 de 1613 años.”774 Volvemos a tener constancia con este documento de que las naves del templo estaban todavía sin terminar, al menos en el tramo desde el crucero hasta la cabecera; sin embargo, tampoco debía estar tan atrasada la fábrica para que “los maestros” estimaran en seis años el tiempo necesario para terminar toda esta parte. La cuestión económica y los gastos de la obra debían de estar haciendo aguas, con un personal al cargo de los diferentes trabajos que se em- bolsaba grandes sumas de dinero, tanto en salarios sobrevalorados como en compras de materiales y bienes diversos para la fábrica. Un dato curioso es que se quisiera dar estos nuevos destajos a “españoles”, más si tenemos en cuenta que en último de ellos que se hizo en 1601, en la persona de Agustín García Allende junto a oficiales indios y negros, se consiguió ahorrar dinero con res- pecto a lo que se hubiera pagado de haberlo otorgado a “canteros españoles”775. Pensamos que Antonio Ortiz del Castillo mantuvo en sus manos conti- nuadamente la maestría mayor de la catedral desde el año 1601 hasta su muerte en 1614, pasando entonces a ocupar su lugar Agustín García Allende que era el aparejador en ese momento776. Además, durante estos años, Ortiz también fue designado por el cabildo municipal para realizar algunos trabajos de índole “arquitectónica”, como por ejemplo la traza de una planta para una pila que se 774  AGMP, Suplemento del libro número dos del mismo establecimiento y dilatación de la ciudad [de los Ángeles], F 210 r – 210 v, 29 de abril de 1613. En la edición de Efraín Castro Morales 2008 - 2011, pág. 163. Estas cualidades negativas, “obscura y baja”, que esgrime el cabildo catedralicio poblano, son exacta- mente las mismas que se aducen en los documentos peninsulares cuando se pretende que la Corona realice obras de reestructuración o que inicie una nueva construcción catedralicia, como ocurrió en Sal- amanca cuando se quiso construir la nueva fábrica. a. Vemos que en Puebla, al igual que en el ejemplo salmantino, se trató de terminar, en este caso sin éxito, “media catedral” para que pudiera ser utilizada como tal. 775  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor visorrey. 776  ACCP, Fábrica, Legajo Libranzas y Superintendencias 1606 - 1835. Tiene incluidos los pagos realiza- dos a Antonio Ortiz del Castillo como maestro mayor en los años 1605 y 1606, así como los realizados a Jerónimo Hernández como aparejador en esos mismos años. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Obras materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1600 - 1625, Legajo 1607, Los salarios que los ministros de la cathedral de tlaxcala tienen en 22 de enero de 1607años. Antonio Ortiz del Castillo aparece como maestro mayor de las obras de la catedral y del hospital y Jerónimo Hernández como aparejador de las mismas. Antonio Pedro Molero Sañudo 285 habría de hacer en el barrio de San Agustín777. García Allende pasaría a sustituir a Ortiz, pero manteniendo el mismo título de aparejador que ya tenía, aunque se le exigió que además de las labores propias de su cargo, también hiciera las de maestro mayor como hasta entonces las había desarrollado el difunto. “En el dicho día, por su señoría y deán y cavildo se concedieron de salario a Agustín Garçía de Allende, aparejador de las obras desta yglesia, a cunplimiento de çien pesos de oro común por quenta de fábrica, con que acuda a todo lo neçesario en la yglesia y lo que solía el maeso mayor Antonio Ortiz difunto, y a su ofiçio de aparejador.”778 Agustín García Allende779 estuvo al frente de las obras de la catedral desde septiembre de 1614 hasta el 16 de mayo de 1615, cuando el virrey, marqués de Guadalcázar y Gelves, nombra maestro mayor de la catedral de Puebla a Pedro López Florín con “[…] quinientos pesos de salario y ciento cincuenta para casa de vivienda.”780. Entonces Allende debió pasar a ser el obrero mayor de la ca- tedral, puesto que desempeñaba antes de morir en 1617, cuando fue sustituido por Andrés de Hinostrosa781, que había sido veedor y mayordomo de la obra de la catedral el año anterior de 1616782. Merlo Juárez afirma que en el año 1615 el maestro Pedro López Florín ce- 777  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 16 r - 16 v, 23 de junio de 1606. 778  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 7, 1613-1622, F. 55 v, 23 de septiembre de 1614. 779  Este Agustín García Allende, ahora al frente de la obra de la catedral, es el mismo mencionado anteriormente como Aliende, que en 1601 es encargado de labrar una serie de pilares. y que también había desempeñado el cargo de aparejador antes de este año de 1614. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 7, 1601, Diligencias para saber a como salen labradas las hiladas de los pilares torales. Para que conforme a ello se le pague a Agustin Garcia Aliende su destajo por mandamiento del señor vi- sorrey, 1 de febrero de 1601, F 1 r - 1 v. 780  Toussaint y Ritter 1954, pág. 70. 781  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 7, 1613 - 1622, F. 123 v, 7 de abril de 1617. En las actas del cabildo municipal aparece en el año 1619 un Andrés de Hinostrosa como fiel de medidas de la ciudad. No sabemos exactamente si se trata de la misma persona, aunque nos inclinamos a pensar que sí lo es. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 15, F. 257 v - 258 r, 9 de septiembre de 1619. Posteriormente en 1624 aparece midiendo y evaluando obras hechas para el ayuntamiento. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 228 v, 19 de octubre de 1624. 782  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 8, 1616, Nombramiento de veedor de la obra cathedral desta çiudad en Andrés de Ynostrossa, carpintero, en lugar de Francisco de León, difunto, mayor- domo que fue, y entrego de herramientas que se hizo al dicho Ynostrossa […] […] Esta aquí el entrego que después hizo Andrés de Ynostrossa a Juan Calvo, veedor, nombrado por su excelencia del señor visorrey, F. 2 r, 11 de julio de 1616. Andrés de Hinostrosa desempeñó el cargo de veedor y tenedor de las herramientas y materiales de la catedral durante los meses de julio a septiembre, cuando recayó en la persona de Juan Calvo. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 3 Cª 1, nº 8, 1616, Nombramiento de veedor de la obra ca- thedral desta çiudad en Andrés de Ynostrossa…, F. 5 r, 26 de septiembre de 1616. “[…] el provincial Francisco Sánchez de Guevara, obrero mayor de la obra cathedral que por mandado de su magestad se haze en esta ciudad, dixo que su excelencia del señor virrey desta Nueva España a nombrado por veedor, so- brestante [capataz] y tenedor de herramientas en la dicha obra catedral a Juan Calvo, para que assista La catedral de Puebla 286 rró las bóvedas de las capillas hornacinas que habían sido iniciadas en 1612 por el entonces maestro mayor Mateo Cuadrado y el aparejador José Estrada783. A Mateo Cuadrado lo tenemos localizado en este mismo año de 1615 en relación con algunos trabajos para el cabildo municipal como maestro de albañilería, en obras de cierta envergadura tales como el “aderezo del puente grande del río Atoyac”784, o anteriormente, en 1611, junto a los también maestros de albañilería Pedro López Florín y Juan Díaz, realizando la medición, tasación y traza de la planta para la construcción de la alhóndiga, trabajo que ya ha sido mencionado más arriba785. Es precisamente en este mismo año de 1615 cuando sí que aparece Mateo Cuadrado como maestro mayor de la catedral, tal y como como veremos más adelante786. La obra siguió recibiendo continuas entregas de materiales en los años 1614 y 1615, según podemos documentar por los libros de fábrica de la catedral. Así, el día 22 de enero de 1614 encontramos un auto ordenando que se pusiera en pregón el remate de tres mil cargas de arena para la fábrica de la catedral de la ciudad de los Ángeles, las cuales fueron rematadas el 26 de febrero de 1614 a favor de Cristóbal de Espina, siendo testigos de ello el obrero mayor Lope Altamirano y el maestro mayor Antonio Ortiz del Castillo787. Del mes de enero del año 1615 obra en nuestro poder un interesante legajo de fábrica en el que como tal en ella a ver trabajar la gente, y para que estén a su cargo las herramientas y materiales en lugar de Francisco de León, difunto, mayordomo que fue […]”. 783  Merlo Juárez 1991, pág. 63. 784  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 15, F. 55 v, 20 de febrero de 1615. Libramiento de trescientos treinta y tres pesos y dos tomines de oro común a Mateo Cuadrado, tercera parte de los mil en que se le remató el aderezo del puente del río Atoyac. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 15, F. 60 r, 15 de mayo de 1615. Acuerdo para que los diputados compe- lan a Mateo Cuadrado, maestro de albañilería a quien se le remató el aderezo del puente grande del río Atoyac y a su fiador, para que hagan dicha reparación según las condiciones. Pizarro Gómez 1997, pág. 62. “Cuadrado, Mateo. […] En 1615 es maestro mayor de las obras de la Cat- edral.”. Citando a Efraín Castro Morales “Notas de la edición de la obra de Mariano Fernández Eche- verría y Veytia, Historia de la fundación de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, lib. II, Puebla, 1963, p. 55.”. 785  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 169 v - 171 r, 1 de mayo de 1611. 786  Castro Morales 2004, pp. 51 - 52. “Cuadrado, Mateo. Arquitecto y cantero. En 1609, se concertó para tener a su cargo, durante dos años, la obra de la iglesia nueva del convento de San Agustín de Puebla, trabajando personalmente en la construcción de sus bóvedas; al año siguiente se obligó hacer sus yes- erías. […] En 1615, hizo algunas reparaciones en el puente del Atoyac; se le menciona en esa época como aparejador mayor de la catedral y también como maestro mayor […]”. 787  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 6, Pregones y rremate de 3 U. cargas de arena para la obra catedral desta çiudad de los Ángeles, 1614, F 4 v - 5 r. Podemos ver que Antonio Ortiz del Castillo desempeñó el cargo de maestro mayor de la obra de la catedral hasta el momento de su muerte. Antonio Pedro Molero Sañudo 287 aparecen, como maestro mayor de la catedral Mateo Cuadrado, y José de Estra- da como aparejador: Pregones y rremates de materiales que se compran para la obra catedral desta çiudad de los Ángeles a pedimiento del maestro mayor y aparexador788. En este legajo aparece en primer lugar una petición que consideramos importante incluirla a continuación. “Mateo Quadrado, maestro mayor, y Jusepe de Estrada, aparexador de la obra cathedral que por mandado de su magestad se haçe en la çiudad de los Ángeles, decimos, que de presente para que se prosiga en la dicha obra son menester los materiales siguientes: Diez y seis mil cargas de arena de las hordinarias de cavildo. Dos mill cahízes de cal medidas en el polvoreo de la obra. Cien [borrado “quenta”] mill ladrillos de la gavera mayor. Dos mill tablas de a quatro baras de largo para las cimbras de las capillas hornaçinas. Mill bigas de ocho baras de largo y de tercia de tabla que son de las hordinarias por las dichas çimbras. Ochoçientas cargas de yeso de doze arrobas carga. A vuestra merced pedimos y suplicamos mande proveer la dicha obra de los dichos materiales, por rremate o como más convenga al bien de la dicha obra, y pedimos jus- ticia, tomado quenta.”789 A continuación de esta demanda vienen todos los pregones y remates de los diferentes materiales. La importancia de este documento radica en que establece el estado de la obra en ese momento, al menos en lo referente al ce- rramiento de las capillas hornacinas que, según vemos, estaban a punto de ser cubiertas, ya que se pedía madera para construir las cimbras necesarias para este efecto. Anteriormente, citando a Merlo Juárez, hemos hablado de Mateo Cuadrado como maestro mayor de la catedral iniciando, en 1612, el cerramiento de las bóvedas de las capillas junto al aparejador José Estrada; este dato ha de ser por fuerza erróneo, atendiendo a que Cuadrado y Estrada están reclaman- do ahora, en 1615, las vigas y tablas para la elaboración de las mencionadas cimbras, imprescindibles para realizar el cerramiento de las bóvedas. Además, en 1612 el maestro mayor de la catedral era Antonio Ortiz del Castillo, el cual estamos prácticamente seguros de que desempeñó este cargo, casi sin interrup- ción, desde el año 1601 hasta su muerte en 1614, tal y como ya hemos dicho más 788  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 9, 1615. 789  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 9, 1615, F 1 r. DRAE (vigésima segunda edición) Cahíz: medida de capacidad para áridos, de distinta cabida según las regiones. El de Castilla tiene 12 fanegas y equivale a 666 litros. La catedral de Puebla 288 arriba. Por otro lado, desconocemos cuánto tiempo pudo tener la maestría ma- yor de la catedral Mateo Cuadrado, pero está claro que se ocupó de ese oficio una vez fallecido el maestro Ortiz del Castillo y que no lo debió ejercer durante mucho tiempo. Según Angulo Íñiguez las capillas hornacinas ya estaban cubiertas en 1618, fecha en la que se paralizaron los trabajos, no volviéndose a reanudar has- ta la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza.790 “[…] las cantidades que se gastaron hasta 1616, fueron cerca de millón y medio de pe- sos, en 1640 llegaron a tres millones y sin embargo la fabricación llegó a la mitad de las columnas y muros exteriores […] “ M. Salazar Monroy791 “[...] las obras de edificación se habían detenido el año de 1616, debido a que su construc- ción avanzaba muy lentamente, no obstante las elevadas cantidades de dinero que en ella se habían gastado, por lo que se le llamaba el ‘templo de la plata’.” Ernesto de la Torre792 Hay variadas opiniones sobre el momento, a inicios de este siglo XVII, en el que las obras de la catedral nueva de la Puebla de los Ángeles se para- lizaron por completo. Hemos visto que Angulo Íñiguez habla de 1618, igual que muchos autores posteriores como Merlo Juárez, Martha Fernández o Irving Israel entre otros793. Manuel Toussaint señala el año de 1626 como la fecha de la suspensión de la obra por completo, aunque según nos dice, el maestro Pe- dro López Florín continuó asistiendo a ésta, aún habiéndole sido suprimido su sueldo en esa fecha; en 1630 reclamaría sus salarios atrasados al virrey, infor- mándole de los trabajos que había hecho y obteniendo la ratificación del pago por ellos con fecha 30 de abril de ese mismo año794. Puede ser que el maestro López Florín continuara acudiendo a la obra de la catedral después de 1626, 790  Angulo Íñiguez 1943, pp. 161 - 162. 791  Salazar Monroy 1946, pág. 13. 792  Torre Villar 1996, pág. 52 793  Merlo Juárez 1991, pág. 43. Fernández 1999, pág. 32 Irving Israel 2000, pág. 169. 794  Toussaint y Ritter 1954, pág. 70. Antonio Pedro Molero Sañudo 289 pero según un documento del Archivo General de la Nación de México del año 1632 queda claro que tan solo se le pagaría “a Pedro López Florín, exmaestro mayor de las obras de la catedral de Tlaxcala, lo que se le debiere hasta el año de 1626 que fue cuando dejó esa labor”795 Independientemente del año exacto de la suspensión total de los trabajos en la catedral, hemos visto que ya desde comienzos de este siglo el cabildo veía lejano el final absoluto de la obra, y por este motivo seguía invirtiendo dinero en la vieja iglesia como apunta Merlo Juárez796. En estas primeras décadas del siglo XVII la ciudad de Puebla se encontra- ba en plena expansión urbanística, formándose nuevos barrios alrededor de la Traza, tanto de indios como de españoles. En el año 1625 el cabildo municipal concedía mercedes de terreno para que se constituyese el llamado barrio de Analco -de la otra banda-, al sur del convento franciscano, del que dependió su administración hasta 1640 en que pasó a manos del clero secular797. Para unir este incipiente barrio con la Traza del otro lado del río se construyó un puente en el año 1626798. Desde 1615 fungió como obrero mayor de la catedral el regidor Francisco Sánchez de Guevara799, con el que se produjeron grandes ingresos en las arcas de la catedral para la continuación de su obra800, lo que se tradujo en un aumen- to de los trabajos realizados y de los materiales aportados para la construcción durante su gobierno. Junto a Sánchez de Guevara, estaban al frente de las obras 795 AGN Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Duplicadas, Vol. D 10, Expedi- ente 70. 20 de abril de 1632. 796  Merlo Juárez 1991, pág. 39. “A la Capilla Mayor se le adosaron sendos púlpitos a manera de am- bones en 1615, todos estos añadidos y enriquecimiento, se debe a que entonces se veía lejana la con- clusión de la catedral nueva […]”. Sobre la construcción de estos púlpitos consultar, ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 7, 1613 - 1622, F. 73 r, 77 r, 79 v, 81 r y 119 r, desde el 20 de febrero de 1615 al 27 de enero de 1617. 797  Cortés Mena, 1992, pág. 24. En esta zona había un gran número de asentamientos de indios, tlax- caltecas principalmente. 798  Bühler, 2001, pág. 43. 799  Francisco Sánchez de Guevara fue nombrado regidor de la ciudad de Puebla el 23 de noviembre de 1611, cargo que ejerció hasta su muerte en 1625. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 14, F. 199 r, 23 de noviembre de 1611. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 290 r, 12 de diciembre de 1625. Se le menciona ya como difunto. La última vez que aparece en las actas de cabildo municipales como regidor es el día 21 de noviembre de este año de 1625. 800  Toussaint y Ritter 1954, pág. 71. La catedral de Puebla 290 Pedro López Florín como maestro mayor y José de Estrada como aparejador801, quienes dieron un gran impulso a la obra en estos primeros años de la década de los veinte, en los que según diversos autores la fábrica de la catedral ya esta- ba parada, tal y como hemos citado poco más arriba. En el libro de fábrica que abarca el periodo entre los años 1619 y 1622 in- titulado, Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor802, se recogen todas las entradas de ma- teriales y salarios pagados a los diferentes obreros de la fábrica en este periodo de tiempo. Este documento nos sirve como un testimonio muy valioso para saber lo fructífero que fue el gobierno del obrero mayor Francisco Sánchez de Guevara. En él aparecen las retribuciones que fueron entregadas a un gran nú- mero de canteros, oficiales y peones que trabajaban en la obra, así como multi- tud de entregas de materiales a pie de fábrica, durante este lapso de tiempo. En el año 1619 se suceden numerosos “acarretos” para la obra de la catedral, tanto de piedra de cantería y mampostería como de cahíces de cal, solicitados por el maestro mayor y el aparejador al obrero mayor. En este libro de fábrica apare- cen especificados muy claramente el número y cantidad de los materiales, su precio, y quiénes eran los encargados de suministrarlos. En la última paga or- dinaria del año 1619 -24 de diciembre-, figuran todos los trabajadores de la obra en ese momento: 22 canteros y oficiales, trece indios y el herrero Juan Gallegos, encargado de aguzar y suministrar en condiciones las herramientas necesarias; a nuestro modo de ver eran suficientes personas para que la obra continuase, aunque no a un gran ritmo803. En 1620 la obra sigue por iguales derroteros, apareciendo más o menos los mismos artífices y demás trabajadores. Se siguen sacando y trasladando 801  En los diferentes documentos consultados este maestro aparece unas veces como Josephe de Estra- da y otras como Josephe Rodríguez de Estrada. 802  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor. 803  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 – 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor. F 30 r, 24 de diciembre de 1619. Los trece indios mencionados pertenecían a tres diferentes pueblos: siete de Cholula, uno de Totimehuacán y cinco de Tlaxcala. Antonio Pedro Molero Sañudo 291 bastantes carretadas de piedra de la cantera de la fábrica, mientras que el apa- rejador José de Estrada se traslada al pueblo de Izúcar804 para ver si la cantera de este pueblo era apta para extraer también piedra para la fábrica de la catedral805. En este momento se procede a cubrir la sacristía, pues tenemos constancia de que “[…] se pagaron a Andrés de Ynestrosa, vezino desta çiudad, a quien yo el escrivano conozco, veinte y nueve pesos de oro común por tres madres de ma- dera para la zimbria de la sacristía, a cinco pesos cada una […]”806. Igualmente se inicia también el cerramiento de la bóveda de la sala capitular, pagándose sesenta pesos de oro común a Joan de Solís por “[…] diez bigas muy grandes y tres carretadas de tablas que entregó en la dicha obra para los andamios de la bóbeda del cabildo y sacristía que se ban haziendo […]”807. Asimismo se es- taban llevando numerosas carretadas de arena para que la obra no se parara, tal y como declaraban el maestro mayor y el aparejador en septiembre de este mismo año. En las pagas ordinarias aparecen ahora mayor número de canteros y oficiales, así como también cuatro carpinteros, cuatro indios de Cholula, e in- cluso dos amantecas de este mismo pueblo808, además del indispensable herrero de la obra809. En este año Pedro López Florín percibía por su trabajo como maes- tro mayor de la catedral seiscientos veinte pesos al año, y José Rodríguez de Estrada quinientos pesos por el de aparejador; como podemos ver, los salarios de los principales encargados de la obra de la catedral continuaban en alza. La lista de canteros en la última paga ordinaria de este año de 1620 es de veinticin- co, además de diecisiete indios, dos carpinteros, un amanteca, un albañil y el 804  Se trata del actual pueblo de Izúcar de Matamoros situado a sesenta y siete kilómetros al suroeste de la ciudad de Puebla. Su nombre parece venir del vocablo nahua itzocan que significa “lugar de la obsidiana” o “donde se labra la obsidiana”. http://www.izucardematamoros.net/izucar-de-matamoros-puebla-mexico-fotos-de-izucar.htm 805  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor. F 45 v. 806  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 – 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor. F 51 r. 807  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 – 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor. F 58 r, 5 de septiembre de 1620. 808  En la cultura nahua los amantecas (amantecatl) eran los artistas que trabajaban el arte de la plumaria, para la confección de diferentes atavíos y ornamentos hechos de plumas muy finas y col- oridas. Pensamos que por extensión se denominó amanteca a algunos tipos de artesanos cualificados. 809  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, 10 de octubre de 1620. La catedral de Puebla 292 herrero ya mencionado; como se puede apreciar, el número de trabajadores fue en aumento durante este periodo en el que fue obrero mayor Francisco Sánchez de Guevara810. En este mismo libro de fábrica (1619 - 1622), con fecha 25 febrero de 1621, también aparece el pago a Antonio Alonso de Vázquez, encargado de cobrar los impuestos pertenecientes a la fábrica de la catedral durante el periodo que iba desde julio del año 1618 hasta finales de 1620, periodo bajo el gobierno como obrero mayor de Sánchez de Guevara, que como vemos, y ya hemos dicho an- teriormente, mostró un gran interés por que no le faltara la fuente de ingresos a la fábrica para que se continuara construyendo811. En 1621 seguían al frente de la obra y con la misma paga que ya tenían asignada, Pedro López Florín y José de Estrada; manteniéndose constantes y con la misma fluidez de los años anteriores las entregas de materiales (piedra de cantería y mampostería, arena, cal, etc.). En este mismo año, el regidor Fran- cisco Sánchez de Guevara cumplía ya seis al frente de la fábrica de la catedral como obrero mayor, y en una entrada de las actas del cabildo municipal del mes de octubre se acordaba escribir una carta al nuevo virrey marqués de Gelves812, en la que se le manifestaba que el dicho regidor había “[…] acudido con mucha puntualidad a el exercicio de su cargo y el aumento y crescimiento que a tenido la dicha obra en su tiempo.”813. 810  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, F 72 r. 811  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, 25 de febrero de 1621. “[…] Antonio Alonso de Bázques, vezino desta ciudad a quien doy fee que conozco, y confesó aver reçibido del regidor Fran- cisco Sánchez de Guebara, obrero mayor de la obra de la cathedral de Tlaxcala que por mandado de su magestad se haçe en esta dicha çiudad, doçientos y çinquenta ducados de Castilla de a onçe reales cada uno que montan treçientos y quarenta y tres pesos y seis tomines de oro común, por tantos que ha de aver y le perteneçen de salario de dos años y medio que se a ocupado en la cobrança de los pesos de oro perteneçientes a la dicha obra, desde prinçipio de julio de mil y seisçientos y diez y ocho años hasta fin de diçiembre del que pasó de mil y seisçientos y veynte años, a rraçón de çien ducados por año como está ordenado y mandado por el exçelentíssimo señor marqués de Guadalcáçar, virrey desta Nueba España, y según se ha acostumbrado pagar […]”. 812  Rubio Mañé 1955, pp. 142 - 145 y 293. Orozco Linares 1985, pp. 80 - 81. Díaz Casillas 1987, pág. 52. Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves y conde de Priego, fue nombrado virrey de la Nueva España el 29 de abril de 1621, tomando posesión del cargo el 21 de septiembre de 1621 y desem- peñándolo hasta el 15 de enero de 1624. 813  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 77 v, 29 de octubre de 1621. Antonio Pedro Molero Sañudo 293 En este mismo año de 1621 se debía estar trabajando en los “pilares tora- les” de la nave central a la altura de los capiteles, ya que en un legajo de fábrica del año 1622, Nombramiento de veedor, mayordomo, y tenedor de herramientas y mate- riales de la obra de la cathedral, y entrego que dello se hizo a Diego de Ossorio, aparece, en la memoria hecha sobre los materiales que tenía la fábrica de la catedral en ese momento, entre otras muchas más cosas, “[…] un molde de hierro grande de las medias muestras de los pilares torales […]”814 y “[…] un molde de hoja de Milán para los capiteles […]”815. Este nombramiento se le otorgó a Diego de Osorio el día 17 de septiembre de 1621, haciéndose efectivo el 20 de ese mismo mes y dotándolo de un salario de doscientos cincuenta pesos de oro común816. Se le encomendaba expresamente que se debería de encargar “[…] de juntar y rrecoger los yndios offiçiales que faltaren y llevarlos a la dicha obra para que sirvan y trabajen en ella, procurando por buestra parte en quanto os tocare al ministerio del dicho offiçio que baya adelante y de que se aguzen las herra- mientas, dándolas y cobrándolas con puntualidad para que no falten […]”817. Unas hojas más adelante está incluida la entrega de las herramientas con fecha 15 de enero de 1622818. La continuidad sería la tónica general durante el siguiente año de 1622, prosiguiéndose con los acarreos de materiales a la obra y apareciendo numero- sos trabajadores en los asientos referentes a las “pagas ordinarias”, al igual más o menos que en los años precedentes. Sin duda, al menos la torre norte se en- contraba construida hasta el nivel de las cubiertas de las naves laterales, ya que se le hizo un pago al herrero Juan Gallegos por “[…] una reja pequeña de hierro 814  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 4, 1622, F 4 r. 815  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 4, 1622, F 4 v. DRAE (vigésima segunda edición) Hoja de Milán u hoja de Flandes se llamaba antiguamente a la ho- jalata. DRAE (vigésima segunda edición) Hojalata: Lámina de hierro o acero, estañada por las dos caras. 816  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 4, 1622, F 1 r. 817  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, 20 de septiembre de 1621. 818  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 4, 1622, F 3 r - 6 r. Aparece una entrega más de herramientas con fecha 12 de febrero de 1622, además de la ya dicha de 15 de enero de 1622. La catedral de Puebla 294 que hizo […] para poner en el caracol de la escalera que sube a lo alto […]”819. No cabe duda de que se trata del caracol de la torre norte que en ese momento subiría hasta las dichas cubiertas, y de que la ventana en la cual se alojaría la reja es una de las dos correspondientes al saliente exterior de la torre, posible- mente la superior. No obstante los progresos evidentes y los trabajos continuos que se iban realizando, la obra no debía ir con gran celeridad, ya que se temía que todo el entramado de vigas y enmaderados instalados para la construcción pudiera pudrirse si no se cubría y enladrillaba la totalidad de las naves en un espacio de tiempo no muy largo, “[…] se encargó a su señoría ilustrísima del dicho señor obispo, de hacer ver en compañía de los hacedores desta yglessia las vigas y enmaderado della, si están de rriesgo y sí podrá passar algunos años sin cubrirla de nuevo, para lo qual se llamen maestros y offiçiales, y al aparexa- dor de las obras desta yglesia, para que la vea y rrequieran por las partes que a su señoría y hacedores pareçiere.”820. En este mismo año de 1622 tenemos documentado el cambio de veedor y tenedor de las herramientas de Diego Osorio a Juan de Haro Mejía, siendo obrero mayor, maestro mayor y aparejador, los mismos Guevara, Florín y Es- trada respectivamente. “Don Diego Carrillo de Mendoza Pimentel, conde de Priego, marqués de Jelves del consejo de guerra, comendador de Villa Nueva de la Fuente, virrey, lugarteniente del rrei nuestro señor, governador y capitán general de la Nueva España y presidentte de la audiençia y chaçillería rreal, que en ella rreside. Por quanto en la obra de la yglesia cathedral que por mandado de su magestad se haçe en la ciudad de los Ángeles se a acostumbrado nombrar y proveer un beedor, sobreestante y tenedor de herramientas y materiales della, y últimamente lo a sido Diego Ossorio, en cuyo lugar conviene y es neçessario nombrar otra persona diligente y de confianza, por tantto y por la que tengo de bos Juan de Haro Mexía que bien y fielmentte acudiréis a lo sobredicho, por la pressente os proveo y nombro probeído sobreestantte y tenedor de herramienttas y materiales de la obra de la dicha yglessia cathedral, en lugar del dicho Diego Osorio, por el tiempo que fuere la voluntad de su magestad o la mía en su rreal nombre, y como tal huséis y ezerceis el dicho oficio en los cassos y cossas a él anejas y pertenesçienttes, teniendo especial cuidado de acudir y asistir de hordinario los días de lavor en el taller y obra, en las partes donde el maestro y aparejador della os ordenare, y de junttar y rrecojer los yndios ofiçiales que faltaren y llevarlos a la dicha obra para que sirvan y trabajen en ella, procurando por bía partte en quanto os tocare al ministerio del dicho ofiçio que baya adelantte y que se aguzen las herramientas, dándolas y cobrándolas con 819  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 3 nº 19, 1624, F 4 v, 26 de marzo de 1622. 820  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 7, 1613 - 1622, F. 323 r, 30 de agosto de 1622. Antonio Pedro Molero Sañudo 295 puntualidad para que no faltten, teniendo quentta y rrazón dellas y de los materiales que se compraren y gastaren, demás de lo qual, a de estar a buestro cargo el yr a las provinçias de Tlaxcala, Cholula y Totomeguacán por el servicio de yndios que se da a la dicha obra, cada y quando que se os ordenare por el obrero mayor della que para ello y lo anejo, y dependientte, os doi poder, qual de derecho se rrequiere, y por el travajo y cuidado que en lo sussodicho abéis de ttener, ayáis y llevéis de salario en cada un año duçienttos y çinquenta pessos de oro común, pagados en la forma que se dan y pagan a los demás oficiales de la dicha obra, que el primero os corra desde el día que os pre- senttáredes con este nombramiento ante el obrero mayor della, dándoos la cassa que se a dado al dicho buestro anttecesor para bibir en ella y tener las herramienttas y demás cossas necessarias al usso del dicho ofiçio, sin poner en ello ympedimento alguno, fe- cho en México, a doos días del mes de março de mill y seiscienttos veinte y dos años”821 No sabemos si este oficio de veedor, sobrestante y tenedor de las herra- mientas se otorgaba anualmente, pero a tenor de lo expuesto en este documen- to con el nombramiento de Juan de Haro Mejía para el mismo cargo, creemos que el anterior veedor, Diego Osorio, cayó por algún motivo en desgracia ante el virrey, ya que además de ser destutuido habiendo desempeñado el oficio tan solo unos meses -desde septiembre del 1621 hasta marzo del 1622-, se hace una clara mención a la conveniencia y necesidad de nombrar otra persona “diligen- te y de confianza”, lo que parece indicar que verdaderamente éste no lo era. Este documento resulta bastante valioso, ya que nos aporta una información extra aparte de las condiciones del nombramiento de Juan de Haro. Por él sabemos que el cargo de veedor y sobrestante lo otorgaba directamente la Corona, y en su defecto el virrey en su nombre, por el tiempo que consideraran oportuno y sin ninguna intervención del cabildo catedralicio. También nos aclara que to- davía existían los indios de servicio para la obra de la catedral procedentes de los pueblos de Tlaxcala, Cholula y Totimehuacán, y que era este oficial el encar- gado de reclutarlos en sus lugares de origen. Por último, también se recoge en este nombramiento que la vivienda para el recién nombrado oficial corría por cuenta de la fábrica de la catedral, por lo que el salario de doscientos cincuenta pesos de oro era absolutamente neto, constituyendo una suma nada desdeñable para este puesto. 821 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 2, 1622, F 1 r - 1 v, 2 de enero de 1622. La catedral de Puebla 296 El nombramiento de Juan de Haro como “veedor, mayordomo, sobres- tante y tenedor de herramientas y materiales de la obra de la catedral” se hizo efectivo en la ciudad de Puebla el día 9 de marzo del mismo año de 1622 ante el tesorero y obrero mayor Juan de Cueto. El día 10 eran entregadas las fianzas correspondientes a la toma de posesión del oficio a nombre del vecino de la ciudad Juan de la Carrera.822 A continuación, en este mismo legajo de fábrica, se inserta el pertinente inventario del “Entrego de herramientas y otros pertrechos de la obra que hizo Diego Osorio” al nuevo tenedor Juan de Haro. Otra vez nos encontramos con una lista muy interesante de herramientas y utensilios que eran utilizados en la obra de la catedral, tanto por los canteros como por los carpinteros y herreros, desde las usadas en la extracción de la piedra y otros materiales en la propia cantera hasta las requeridas para labrar y colocar los sillares y las piezas nece- sarias de cantería en la edificación.823 Poco más adelante en el mismo legajo del inventario de las herramientas, pero ya dentro del año 1623, se incluye una partida referente a la entrega de cuarenta y dos picos nuevos al mayordomo de la obra, Juan de Haro, lo que demuestra claramente la intención de continuidad en los trabajos de cantería en la fábrica catedralicia824. Otra prueba más aún de que se trataba de acelerar al máximo posible la obra es el pago de la cuantiosa cantidad de mil setecientos cuarenta y ocho pesos de oro común por noventa y dos mil “ladrillos grandes” para cubrir las capillas hornacinas, a cuenta de los cien mil que se había obligado a entregar la persona encargada de ello825. 822 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 2, 1622, F 1 v - 2 v, 9 y 10 de marzo de 1622. 823 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 2, 1622, F 2 v - 4 v, 12 de marzo de 1622. 824 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 2, 1622, F 5 v, 28 de junio de 1622. El apare- jador José de Estrada a petición del mayordomo de la obra, Juan de Haro, apartó la siguiente herramien- ta que consideró vieja y en muy mal estado para fundirla y hacer picos nuevos: ciento treinta y dos tres picos de hierro, seis macetas, una galga y seis palas. Cada pico nuevo, calzado de acero por ambas bocas y con un peso de siete libras, le sería pagado a catorce reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 1 nº 2, 1622, F 6 r, 4 de febrero de 1623. Estos cuarenta y dos picos nuevos los hizo el herrero Juan Gallegos, aprovechando la herramienta vieja que previa- mente se le había entregado. Aparecen como testigos de esta entrega el maestro mayor y el aparejador, López Florín y Estrada. 825  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, F 123 r, 23 de marzo de 1623. Teruel Gregorio de Tejada 1993, pp. 145 - 146. No es de extrañar que la obra contara con continuas antra- Antonio Pedro Molero Sañudo 297 El 23 de septiembre del año 1622 dejaría el cargo de obrero mayor Fran- cisco Sánchez de Guevara, percibiendo la cantidad de tres mil novecientos cin- cuenta y dos pesos y tres tomines de oro común de salario por los “[…] siete años dos meses y ocho días que sirvió el dicho offiçio de tal obrero mayor de la dicha obra, desde primero de enero de mill y seisçientos y quinze años hasta ocho de março deste pressente de mill y seisçientos y beinte y dos, a rrasón de quatrocientos ducados de Castilla en cada año […]”826. Como hemos visto de- talladamente, mientras estuvo como obrero mayor de la fábrica de la catedral Francisco Sánchez de Guevara, junto a Pedro López Florín como maestro ma- yor y José de Estrada como aparejador, la obra marchó a un ritmo considerable, registrándose puntualmente todos los pagos, tanto de materiales como de todo el personal que trabajaba en ella, siendo un instrumento precioso para el estu- dio de la fábrica durante estos años. Desde la renuncia al título de obrero mayor de la catedral por parte de Francisco Sánchez de Guevara, este cargo recaería en Juan de Cueto827 hasta el 23 de mayo de 1624, cuando sería nombrado Luis de Córdoba Bocanegra828, con el mismo salario de cuatrocientos pesos por año que tuvieron sus antecesores829. En el tiempo que mantuvo Cueto el puesto, y con Florín y Estrada al frente de la obra material, se continúan registrando entradas de materiales y pagos de sala- das de materiales y gastos en ella, ya que la fábrica debió encontrarse bollante durante los años de 1620 a 1630, a tenor de lo recaudado en diezmos por la diócesis de Tlaxcala en esta década; según el autor cincuenta mil pesos, igualada por la de Lima y solamente superadas por la de Caracas con sesenta mil, mientras que en la diócesis de México tan solo se ingresaron veinticinco mil pesos en el mismo periodo de tiempo. 826  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1619 - 1622. Libro segundo de las pagas de la obra de la cathedral del tiempo del rregidor Francisco Sánchez de Guevara obrero mayor, 23 de septiembre de 1622. 827  Juan de Cueto tuvo una carrera meteórica, atendiendo a las actas del cabildo municipal. En 1607 aparece por primera vez como un simple “mercader”. Cinco años después, en un acta de 1612, se le daba orden de pago de once mil cuatrocientos catorce pesos que le debían los propios de la ciudad. En 1614 se le hace alusión como vecino, cobrando el dinero del arrendamiento de los propios para satisfacer la deuda que tenían contraída con él. Fue tesorero de la santa cruzada en la provincia y obispado de Tlaxcala en 1615, título que le es ratificado en 1616. En 1620 es nombrado alcalde ordinario y de la santa hermandad, además de juez diputado y fiel ejecutor; todos estos cargos, junto al de tesorero, los man- tendrá al menos hasta 1624, cuando es también obrero mayor de la catedral. En 1627 aparece solo como tesorero y finalmente en 1636 se menciona a su mujer como viuda. 828  Luis de Córdoba Bocanegra, caballero de la orden de Santiago, fue nombrado alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles el 23 de mayo de 1624. Con fecha 4 de junio de ese mismo año se le nombra te- niente de capitán general. Continúa en los cargos hasta el 9 de septiembre de 1626 en que es nombrado el mariscal de Castilla Carlos de Luna y Arellano. En 1632 sería elegido alcalde ordinario y de la santa hermandad de la ciudad de Puebla, cargo que rechazó. 829  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 3 Cª 3 nº 19, 1624, F. 1 r. La catedral de Puebla 298 rios al mismo ritmo que con su predecesor. Durante este año el maestro mayor de la catedral, Pedro López Florín, alternaría sus labores al frente de la fábrica de ésta con algunas otras de carácter edilicio, como realizar algunas “vistas de ojos” sobre diversas obras830. Por el contrario, el aparejador de la catedral José de Estrada parece que no se encontraba capacitado para la medición y evaluación de obras y reparaciones municipales que se le propusieron, aduciendo que no era concerniente a su oficio, por lo que fueron llamados en su lugar los maes- tros de albañilería Miguel de Aguilera y Juan Díaz Cabañas831. A consecuencia del patronato regio, el título de obrero mayor de la fábrica de la santa iglesia catedral de la Puebla de los Ángeles recaía por regla general sobre alguna persona significada en el cabildo municipal, la gran mayoría de los casos sobre el mismo alcalde mayor de la ciudad o sobre algún regidor832. Este hecho de que alguien tan importante como el alcalde mayor se convirtiera también en el administrador absoluto de la obra de la iglesia, le colocaba en dis- posición de utilizar todos los ingresos que ésta recibía, y que en muchos casos fueron utilizados para los múltiples negocios personales a los que tenían acceso por su estatus, siempre en detrimento de la construcción. Por este motivo los miembros del cabildo catedralicio insistieron siempre en que el nombramiento de obrero mayor de la catedral recayera en algún canónigo de la catedral, ya que, teóricamente, éste estaría más comprometido e interesado en su fábrica que alguien que podía utilizar este cargo solo para disponer de fondos para invertir en otras parcelas de su interés, conseguidas a través de los oficios de 830  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 154 r, 12 de enero de 1624. “[…] y que para hazer la dicha vista [con motivo de abrir una calle que se había cerrado anteriormente] se hallen pressentes Pedro López Florín, maestro mayor de la obra de la cathedral, Nicolás de Montiel y Juan Díaz Cabañas, maestros de alvañería y arquitectura […]”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 210 r - 211 v, 19 de julio de 1624. “Este día se acordó que el señor alcalde mayor, mande dar y dé su billete, para que todos los rregidores desta çiudad se çiten a cabildo […], para tratar y conferir en rrazón del rreparo y adereço de la cañería del agua dulce que viene a las fuentes y pilas desta çiudad, y de su conservaçión y duraçión, para cuyo hefecto el portero deste cabildo çite assimismo y llame a Pedro López Florín, maestro maior de la obra de la cathedral desta çiudad, y a Juan Díaz Cabañas y Miguel de Aguilera, maestros de arquitectuta y albañería […]”. 831  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 229 r, 19 de octubre de 1624. 832  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 390 v, 14 de mayo de 1633. “[…] tengo provisto por alcalde mayor de la çiudad de los Ángeles y de los pueblos […] a don Juan de Cervantes y Carvajal […] a cuyo ofiçio se acostumbra anejar el de obrero mayor, contador y reçeptor de la obra de la yglesia cathedral de la dicha çiudad […]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 299 regidor o alcalde mayor. Además, en este momento en el que la venta de cargos y oficios públicos era ya la tónica general, suponemos que esta práctica de en- riquecimiento a través de la calidad del cargo a desempeñar no resultaría muy extraña a los ojos del gobierno, aunque en realidad desconocemos si el título de obrero mayor de la catedral, aquí en las Indias, se compraría aparte o bien estaría incluido con la obtención del de regidor o alcalde mayor833. El caso contrario al buen gobierno de Francisco Sánchez de Guevara como obre- ro mayor de la catedral sería el de Luis de Córdoba Bocanegra, que ocupó este cargo en 1624834. Tan solo dos años después, en 1626, el rey ordenaba que se suspendiera el flujo de dinero para la obra, colocando a su obrero mayor y a los oficiales que traba- jaban en ese momento bajo sospecha de malversación de sus fondos y pendientes de una investigación que lo aclarara. Habían llegado informaciones a la Corona acerca de que la obra se encontraba parada y al parecer se seguían cobrando sueldos por parte del obrero mayor y los oficiales que estaban a cargo de su fábrica. Córdoba Bocanegra era cesado de su oficio de alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles y su jurisdicción, así como, consecuentemente, del de obrero mayor de su catedral, el 9 de septiembre de 1626. El 3 de diciembre se nombraba a Juan Fernández de Carabeo juez de resi- dencia, comisionándole para “tomar las cuentas” a Luis de Córdoba Bocanegra de su administración mientras ocupó el cargo de alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles y de las comisiones que tuvo como teniente de capitán general, juez de obrajes y grana y demás, haciéndose especial hincapié en que se le revisaran las cuentas de la obra y fábrica de la iglesia catedral835. El 4 de diciembre de ese mismo año se nombraba oficialmente al susodicho Fernández de Carabeo juez de residencia para la adminis- tración llevada a cabo por Luis de Córdoba Bocanegra mientras fue alcalde mayor. 833 Albi Romero 2000, pp. 202 - 203. La venta de cargos públicos fue una medida decretada por el rey Felipe II desde aproximadamente el año 1591 para tratar de paliar el mal estado de la hacienda real. 834  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 202 v - 205 r, 4 de junio de 1624. Le fueron notificados a Luis de Córdoba Bocanegra, caballero de la orden de Santiago, los títulos de alcalde mayor y teniente de capitán general de la ciudad de Puebla. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 24 r - 26 r, 21 de octubre de 1626. Luis de Córdoba Bocanegra es sustituido en todos sus cargos por Carlos de Luna y Arellano. 835 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 31 v, 9 de diciembre de 1626. La catedral de Puebla 300 Queda claro que la obra se paró como resultado de una orden directa del rey que mandó cortar el suministro de dinero que recibía la fábrica desde la Corona, a consecuencia de los informes recibidos que hemos mencionado unas líneas más arriba. Aunque, al parecer, la obra se parara sin hacerse prác- ticamente nada en ella, continuaba teniendo al frente al maestro mayor Pedro López Florín, que a su vez continuaba desarrollando trabajos para el cabildo municipal como “maestro de arquitectura”836. El hecho de que la obra de la cate- dral siguiera manteniendo a su maestro mayor era síntoma de que en realidad no debía estar parada totalmente, y de que el cabildo tenía esperanzas de que se pudiera continuar en breve a un ritmo normal. La diócesis poblana se mantuvo en sede vacante desde el 16 de marzo de 1625, en que muere el obispo Alonso de la Mota y Escobar837, hasta el 22 de junio de 1626, en que es nombrado en su lugar Gutiérrez Bernardo de Quiroz838. Con fecha 10 de julio de 1626 se trata en sesión del cabildo la confección y colocación de un arco en la puerta de la catedral para el recibimiento del nuevo obispo, especificándose la necesidad de que se realizara con la mayor brevedad posible ya que apremiaba el tiempo. “Que para la dicha benida y recivimiento del dicho señor obispo, como se acostumbra se haga y ponga arco en la puerta desta catedral, el qual se le encargue por parte del cavildo al doctor Alonso de Herrera, cura de esta yglesia y licenciado Pantoja, para que le agan y dispongan en la forma que les pareciere en quanto a la arquitectura figuras, geroglíficos, letras y lo demás […]”839 836 Ya hemos aludido, un poco más arriba y en una cita anterior, a la continuidad de López Florín al frente de la maestría mayor a partir del año 1626. Toussaint y Ritter 1954, pág. 70. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 23 r - 23 v, 9 de octubre de 1626. Se comisionaba a Pedro López Florín y a Juan Díaz Cabañas, como maestros de arquitectura, para medir la atarjea que conduce el agua a la plaza pública de la ciudad. 837  Ajofrín 1964, pp. 49 - 50. “[…] Alonso de la Mota y Escobar, natural de Méjico y Deán de su Metro- politana; Obispo de Guadalajara y electo de Puebla el año de 1616. […] Murió el año de 1625.”. 838  Ajofrín 1964, pág. 50. “[…] Gutierre Bernaldo de Quirós, natural de Tineo; Inquisidor de Toledo y de Méjico; electo el año de 1626; murió el de 1638.”. 839 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 8, 1623 - 1627, F. 197 r, 10 de julio de 1626. Este arco de triunfo para el recibimiento del obispo Gutierrez Bernardo de Quiroz es el representado en la imagen nº 72, realizado por Pedro de Benavides y José de Cuéllar. La imagen nº 73 muestra en detalle la obligación que hicieron estos dos maestros para la construcción del dicho arco por un importe de quinientos pesos en reales “[...] pagados los trecientos luego y los ducientos acabado y puesto por nos y el aparejador de la santa yglesia [...]”; firmaban esta obligación ante el chantre de la catedral Antonio de Antonio Pedro Molero Sañudo 301 Cervantes Carvajal el día 26 de agosto del año 1627. Fig. 72 Dibujo del Arco de triunfo para el recibimiento del obispo Gutierre Bernardo de Quirós, realizado por el maestro pintor Pedro de Benavides La catedral de Puebla 302 Fig. 73 Detalle de las condiciones para la elaboración del arco triunfal de la llegada del obispo Gutierre Bernardo de Quirós por Pedro de Benavides y José de Cuéllar Antonio Pedro Molero Sañudo 303 Según Efraín Castro Morales la obra de la nueva catedral de la Puebla de los Ángeles se suspendió totalmente el 26 de mayo de 1626.840 El virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo841, mandó des- pachar dos mandamientos fechados en México el 7 de octubre de 1626, en los que hacía saber al alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles que los doctores Alonso de Salazar Barahona y Pedro Manrique de Lara, canónigos de la iglesia catedral de esa ciudad, le habían hecho relación de que en la obra nueva de ésta hacía ya tiempo que no se trabajaba, y que aún así había algunos ministros que seguían cobrando sus salarios como si ésta no se hubiera detenido. Además, consideraba conveniente que se informara lo más rápido posible a la Corona del estado en que se encontraba la obra y de la cuantía de los salarios fijados para todas las personas que en ella trabajaran. Asimismo encargaba al deán y al cabildo de la catedral, en sede vacante, como también al alcalde mayor de la ciudad, para que le informaran si hallaban persona o personas que quisieran hacerse cargo de la obra de la catedral mediante destajo, y que si así fuera hicie- ran las diligencias pertinentes para ello.842 “Estudiemos brevemente la traza de Becerra. Cierto que no poseemos el dibujo; pero si podemos conjeturar como era, gracias a una descripción del estado de la obra en 1626, cuando la obra fue suspendida. La planta era rectangular, con la capilla de los reyes en la cabecera. La sacristía a un lado y la sala capitular del otro. Constaba de tres naves a la misma altura y dos filas de capillas en los costados. En cada uno de los cuatro ángulos se levantaba una torre. No se habla de crucero ni de cimborrio. Las bó- vedas eran de tracería, con piedra cortada, que se propuso después se construyesen de piedra laja, con labores de yeso. Supongo que se refiere a las nervaduras. Tenía, pues, razón Angulo al suponer, de acuerdo con los salientes que se notan en el plano, de la existencia de cuatro torres en el proyecto original; pero estas torres, así como el edificio en conjunto, no pasaron de la altura de la capilla mayor […]” Manuel Toussaint843 840  Castro Morales 1960, pág. 18. 841  Rubio Mañé 1955, pp. 145 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 53. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 341 - 385. Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo, ejerció como virrey de la Nueva España desde el 3 de noviembre de 1624 hasta el 16 de septiembre de 1635. 842  ACCP, Libros de Fábrica, Diligencias 1631, F. 56 r. 843  Toussaint y Ritter 1954, pág. 66. La catedral de Puebla 304 “Comenzada la fábrica por las naves de capillas, cuando se interrumpieron las obras en 1626 estaban todas cubiertas; las cuatro torres alcanzaban la altura de las naves laterales; y sólo dos pilares tenían los capiteles. […] Los trozos de entablamento que se conservan sobre las medias columnas de las naves laterales, parecen confirmar el pri- mer proyecto de una cubierta a la misma altura en las tres naves, según la fórmula de Vandelvira en Jaén, que se siguió en la catedral de Guadalajara. […]” Enrique Marco844 El maestro de albañilería Agustín Hernández de Solís era contratado en el año 1627 para reparar la crujía de la capilla de Santiago –la séptima capilla del lado del evangelio que comunica actualmente con el sagrario, antigua sala capitular-, en la que al parecer se estaban cayendo algunas vigas, además de encargarse también de “aderezar” el nuevo taller de la obra845. Ambas obras fue- ron realizadas con gran rapidez entre los meses de julio y agosto, constatándo- se que después del año 1626 se seguían haciendo trabajos en la fábrica, aunque éstos fueran pocos y de consolidación. Hernández de Solís es nombrado el 3 de enero de 1628 maestro albañil por el cabildo municipal con un salario de ciento cincuenta pesos de oro común846, título que mantendría en años sucesivos hasta 1634; además en el año 1630 es también citado como alarife de la ciudad847. Solís continuará apareciendo en las actas del ayuntamiento en años sucesivos desempeñando diferentes cargos y trabajos en relación con obras de construcción de carácter edilicio, o bien 844  Marco Dorta 1973, pág. 92. 845  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 8, 1623 - 1627, F. 294 r – 294 v, 16 de julio 1627. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 8, 1623 - 1627, F. 305 r. 27 de agosto de 1627. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 155 v - 155 v, 28 de julio de 1623. Agustín Hernández de Solís comenzó a ejercer el oficio de albañilería a partir de este día, en el que se le concedió licencia para ello, apremiándole para que antes del final de ese mismo año se examinara, de tal forma que se guardaran las ordenanzas del gremio. Terán Bonilla 2001, pág. 212. “En el momento en que la cultura barroca estaba en boga en Nueva España, las ciudades de México y Puebla contaban con gremios regidos por Ordenanzas, estas útlimas vigentes en la ciudad de los Ángeles desde 1570 y en la capital del virreinato las confirmadas en 1599.”. Lorenzo Macías 2003, pág. 154. “ En la Nueva España los gremios y sus ordenanzas vieron la luz desde fechas tempranas. En el siglo XVI se redactaron las de herreros, albañiles, plateros y las que ahora son motivo de estas líneas: las de carpinteros. Éstas fueron redactadas por vez primera en la ciudad de Méx- ico en 1568 aunque posteriormente se reformaron en 1589 y por último en 1703 [...] Para el caso de la ci- udad de Puebla la situación fue otra, son redactadas en 1570 y se aplicaban para albañiles y carpinteros, a diferencia de lo que ocurría en la capital del virreinato, pues como lo señala Patricia Díaz Cayeros, no hay noticia de que en Puebla se redactara una separación de los dos gremios (carpinteros y albañiles), como ocurrió en México, pero al parecer esta división estaba sobreentendida pues se respetaba.”. 846  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 94 r, 3 de enero de 1628. AGMP, Suplemento del libro número dos del mismo establecimiento y dilatación de la ciudad [de los Ángeles], F 65 r - 66 r, 1 de septiembre de 1627, en la edición de Efraín Castro Morales 2008 - 2011, pp. 52 - 54. F. 173 r - 173 v, 24 de enero de 1631, en la edición de Efraín Castro Morales 2008 - 2011, pp. 134 - 135. 847  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 218 r, 30 de agosto de 1630. Antonio Pedro Molero Sañudo 305 relativas a la conducción del agua de la ciudad. En 1635, como maestro de alba- ñilería, realizó una serie de reparaciones en las casas del obispo, de las cuales tenemos una memoria en las actas de cabildo de la catedral, así como también se le contrató para hacer una pila de cantería en el patio principal del hospital de San Pedro848. En 1638, es nombrado “maestro de arquitectura” y alarife en sustitución de Juan Díaz Cabañas, y en 1648 obrero y alarife de la ciudad849. El año 1628 se acordó buscar oficiales y maestros albañiles para aderezar el campanario y cubrir el tejado con plomo antes de que “llegaran las aguas”; he aquí una muestra de que los trabajos que se realizaron después de 1626 eran en su gran mayoría de consolidación y reparación de lo ya construido850. También se planteaban algunas nuevas obras para la iglesia de “xacal” como la construcción de una “[…] tras-sacristía y la demás obra que conbenga en la parte y lugar que le pareciere, y si lo fuere en el sitio que está en la obra nueva de la yglesia que cae a las espaldas de la sacristía a un lado, se aga por quenta de la fábrica, por la gran nescesidad que ay de la dicha tras-sacristía y demás obra […]” o la apertura de una puerta nueva en el patio que fuera más grande que la que había851. 848  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 2 Cª 1 nº 24, 1620, Varias memorias de fabrica desde el año 1620, F 106 r - 109 v, 1 de enero de 1636. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 98 r, 14 de diciembre 1635. 849  Pizarro Gómez 1997, pág. 66. Agustín Hernández de Solís trabajó junto a Juan Díaz Cabañas en múltiples trabajos para el ayunta- miento de la ciudad de Puebla, siendo nombrados en numerosas ocasiones como “maestros de arquitec- tura” y alternándose a lo largo de los años el cargo de alarife de la ciudad. 850  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 32 v, 3 de marzo de 1628. 851  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 52 v, 11 de julio de 1628. La catedral de Puebla 306 Fig. 74 Dibujo del retablo de las Reliquias para la capilla del Santo Sudario Antonio Pedro Molero Sañudo 307 Fig. 75 Dibujo del retablo de las Reliquias para la capilla del Santo Sudario en el que aparecen las fi rmas de los maestros que habían de intervenir en su construcción La catedral de Puebla 308 Este mismo año de 1628 se colocaba a un canónigo, Antonio de Cervantes Carvajal, como “[…] obrero mayor de todas las obras desta yglesia y de las que le están encomendadas de la tras-sacristia y puerta que se a de hazer en el patio de la yglesia.”852. Al fin se ponía al cargo de la intendencia y cuentas de la fábri- ca a alguien de dentro y no a personas con oficios públicos, como los alcaldes mayores, que parece ser que tenían más intereses que los propios derivados de la construcción de la iglesia catedral. En 11 agosto de 1628 en la pertinente sesión del cabildo catedralicio, se decide marcar el día 31 de este mismo mes como el de la dedicación de la igle- sia, ya que hasta ese momento no se había descubierto el día original en que fue dedicada. Con motivo de este acto se trasladarían todas las santas reliquias de que disponía la iglesia al “[…] tabernáculo que para ello esta fecho y puesto en la capilla del Santo Crusifixo […]”853. Esta capilla es la segunda en el lado del evangelio desde los pies de la nave854. El aparejador de la obra durante 1628 fue Andrés de Hinostrosa, susti- tuido el año siguiente por el “vecino de la ciudad y maestro carpintero” Juan de Estrada855, con un salario de cien pesos, cantidad considerablemente menor que los quinientos que se estuvieron cobrando por el mismo oficio en años anteriores. Con la consecución de este cargo, Estrada se obligaba a “[…] asistir personalmente a todas las obras y rreparos que se hiçieren en esta yglesia y 852  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 55 r, 21 de julio de 1628. Esta tras-sacritía y la puerta del patio ya le habían sido encomendadas el día 11 de este mes al nuevo obrero mayor Antonio de Cer- vantes Carvajal. 853  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 59 r - 59 v, 11 de agosto de 1628. 854  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 2 Cª 1, nº 8, 1616. La planta y traza de este altar de las reliquias las dio el maestrescuela Diego de Guevara en 5 de noviembre de 1616. El retablo fue concertado con el maestro ensamblador Andrés de Pablo ese mismo día. En 4 de julio de 1618 estaba realizándose aún el dicho retablo de la mano del mencionado Andrés de Pablo y de Lucas Méndez, también maestro ensamblador. Se especifica que la colocación del dicho “relicario” será en la capilla del santo sudario. La obra de este retablo se alargó durante bastante tiempo de manera que el 27 de agosto de 1620, Lucas Méndez, Juan Bautista y Alonso Martín, ensambladores, junto con Francisco de la Torre dorador y estofador, se obligaban mediante concierto a entregar el retablo terminado y colocado en su capilla para el 1 de agosto de 1621. 855  Posteriormente Juan de Estrada desempeñó el cargo de fiel de medidas de la ciudad de Puebla en 1631, 1632 y 1633, citándosele como maestro de albañilería en relación a la colocación de unas vigas en los corredores de la cárcel. En 1634 y 1635 realizó diversas obras para el cabildo municipal como maestro de albañilería y carpintería. En el año 1638 aparece ya como difunto. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 261 v, 5 de mayo de 1631. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 13 r, 7 de octubre de 1633. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 137 v, 9 de noviembre de 1635. Antonio Pedro Molero Sañudo 309 campanario della.”856. De hecho, el arreglo y cubrición del campanario fue el primer trabajo del que se hizo cargo nada más ser nombrado aparejador, asig- nándosele doscientos pesos para tal efecto857. La gran inundación que sufrió la ciudad de México del 21 al 22 de sep- tiembre de 1629858 fue terrible para la metrópoli novohispana. Este hecho tuvo también repercusiones muy notables en la ciudad de Puebla y, cómo no, en la construcción de su catedral, que si ya de por sí tenía ralentizada su construc- ción desde 1626, ahora además se veía privada de sus indios de servicio, peones y oficiales que fueron llevados a México para las labores de desecación. Por este motivo la fábrica añadió otro problema más a su posibilidad de continuación al quedarse sin mano de obra indígena para los trabajos físicos más pesados. Se- gún Merlo Juárez, “En 1629 las autoridades reales, ante el abandono manifiesto, ordenaron proseguir las obras de edificación, mandando realizar una minu- ciosa investigación sobre los sueldos y gastos que indebidamente se cobraron cuando los trabajos estaban suspendidos.”859. En la sesión del cabildo de la catedral de fecha 11 de enero de 1630 se trató acerca de un mandamiento del virrey, por el cual se requería al alcalde mayor de la ciudad para realizar un informe sobre la obra de la iglesia nueva, el cual 856  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 80 v, 12 de diciembre de 1628. 857  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 88 r, 6 de febrero de 1629. 858  Mendizábal 2000, pág. 328. Fernández 1982, pág. 332. “[…] el aguacero duró 36 horas y el agua subió a 2 varas permaneciendo in- undado varios meses […]”. La inundación de México duró desde 1629 hasta 1633, destruyendo una gran parte de la ciudad y mu- riendo alrededor de unos treinta mil indios. Muchas familias españolas abandonaron la ciudad y se tra- taron de instalar en la vecina y próspera Puebla de los Ángeles. Llegó a pensarse en trasladar la ciudad de México a un lugar más alto y seguro, ya que un año después del inicio de la inundación, ésta aún iba en aumento. En 1631 se decidió no realizar el cambio de emplazamiento por las grandes inversiones que se habían hecho en las propiedades construidas, decidiéndose que sería mucho más conveniente invertir en las obras necesarias para el desagüe de las calles. http://www.mexicomaxico.org/zocalo/zocalo.htm#inundacion García Martínez 2004, pp. 52 - 57. La ciudad de México ya había recibido otras inundaciones en 1555, 1580, 1607, 1615, y 1623, aunque no de la intensidad de la de 1629. A esta tragedia la puso fin una tempo- rada de sequía en 1634. “Desde que se percibió la magnitud del problema las autoridades, aunque en constante pugna, emprendieron obras para hacer reparaciones en la ciudad, represar o desviar algunas corrientes que alimentaban los lagos y, sobre todo, reactivar y ampliar el Desagüe. Con este objeto el virrey -ya no Gelves sino el marqués de Cerralvo- dispuso el reclutamiento forzoso de trabajadores de todos los pueblos de indios del Valle de México y de las regiones vecinas. De esta práctica había ya antecedentes, pues las obras de Huehuetoca se hicieron con el concurso mal pagado de miles de trabajadores de esos mismos pueblos. Al hacerlo, cumplían con las obligaciones del sistema de trabajo obligatorio conocido como ‘repartimiento’, que en la práctica era una de las diversas cargas tributarias impuestas a dichos pueblos. Pero esta vez la demanda fue mayor y más perentoria. […]”. 859  Merlo Juárez 1991, pág. 43. http://www.mexicomaxico.org/zocalo/zocalo.htm#inundacion La catedral de Puebla 310 debería serle remitido lo antes posible860. Juan de Estrada continuaba siendo el aparejador de la obra y, como dato curioso, le eran descontados de su salario treinta pesos que iban a caer en Lucas Méndez861 por su trabajo de “armar y desarmar el monumento nuevo”, tarea que al parecer tenía incluída en su labor como aparejador862. Nos consta que la mayordomía de la catedral era otro de los cargos que se disfrutaba con el favor de la Corona, que delegaba en el virrey y obispo su elección, y se concedía durante el periodo de tiempo que éstos consideraran oportuno. El padre Lucas Pereira la había tenido en su poder desde 1627 hasta este momento, adeudándosele por su desempeño doce mil pesos del salario de los tres años de ejercicio de este oficio, además de otros tres mil quinientos pesos de su propia hacienda que había utilizado para pagar a tres cobradores que le habían asistido, lo que sumaba quince mil pesos, “[…] de los quales haré graçia y donaçión a la fábrica desta yglesia por estar tan pobre como me consta que está, con tal que vuestra señoría tenga por bien de darme por escusado en el ofiçio de mayordomo para el tiempo benidero, después de haver cumplido los dichos tres años de mi mayordomía […]”863. A la vista de este documento resultan muy significativas dos cuestiones: la primera es que queda patente que la fábrica de la catedral no tenía casi fondos para proseguir la obra, y la segunda que el cargo de mayordomo, otrora muy disputado en su ejercicio por su buen sueldo y por sus grandes beneficios, ahora no lo debía ser tanto, hasta el punto de querer renunciar a él. En este año de 1630 se recibe una cédula real traída directamente por el licenciado Pedro Sánches Páez, procurador de la catedral en la Corte, por la cual el monarca se expresaba de la siguiente forma: 860  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 144 v - 145 r, 11 de enero de 1630. 861  Lucas Méndez ya ha sido mencionado más arriba como maestro ensamblador, realizando el retablo de las Reliquias. 862  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 159 v - 160 r, 9 de abril de 1630. 863  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 169 v, 10 de mayo de 1630. Antonio Pedro Molero Sañudo 311 “[…] se me a fecho rrelación, que por hacer tantos años questa comensada la obra nueva della y no proseguirsse va resiviendo grandes daños, demás de lo mucho que se gasta en salarios de obrero maior y otros ofiçiales que les va coriendo sin enbargo de no travajarse en ella, y que por ser la yglesia vieja y muy corta, y creser cada día el número de la jente, es grande la nescesidad que ay de acavarse, demás que está en gran peligro de caerse, suplícome atento a ello fuese servido de mandar se prosiga y acave la dicha obra, y que mientras no se hiçiere no lleven salarios las personas que oy gosan dellos, y que buelvan y rrestituyan los que hubieren llevado todo el tiempo que a que sesó la obra y no se pro- sigue en ella, y aviéndose visto en mi consejo rreal de las Yndias con lo que el doctor Joan de Solorsano Pereira, mi fiscal en él, dijo y alegó, e tenido por bien de mandar dar esta mi çédula, por la qual os mando hagáis que luego sin dilaçión ninguna se prosiga la dicha obra, y porque quiero saber por qué a estado parada tantos años, y en qué se an gastado y consumido los repartimientos que para ella se hiçieron, me ynformaréis muy particular- mente sobre ello, y quitaréis luego los salarios a los obreros y demás ofiçiales, cobrando dellos todos los que huvieren llevado el tiempo que an estado osiosos. Fecha en Madrid a veinte y dos de agosto de mill y seisçientos y veinte y nueve años […]”864 Queda claro que en los años que siguieron al gobierno de Francisco Sánchez de Guevara como obrero mayor de la fábrica de la catedral, ésta no había experi- mentado grandes adelantos, y por el contrario, se habían dilapidado importantes sumas de dinero sin que éstas tuvieran una correspondencia directa en la construc- ción, sino que más bien, al parecer de este documento, habían ido a parar directa- mente a manos de los obreros mayores y otros oficiales, sin traducirse en trabajos de índole constructiva. Por este motivo desde la Corona se mandaba investigar esta situación, con el fin de que la obra no continuara ralentizada y se pudiera llegar a su conclusión. Los trabajos que se habían ido realizando hasta ahora eran más bien escasos, y aunque no se había cesado totalmente en ellos, la mayoría iban dirigidos a tratar de conservar lo que había ya hecho procurando que no se arruinara. El obispo, deán y cabildo de la catedral poblana enviaron una carta al mo- narca de la que, aunque inserta en un documento del archivo de Indias que se intitula 1631, Cavildo Eclesiástico de la Puebla de los Ángeles, pensamos que su data ha de ser de finales del año 1629, pero no sabemos su fecha exactamente. En esta mi- siva y aludiendo a la cédula real del 22 de agosto de 1629, citada más arriba, el ca- bildo le exponía al rey su parecer sobre el discurrir de la nueva obra de la catedral. 864  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 193 v - 194 r, 29 de abril de 1630. AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 436 r, 29 de abril de 1629. La catedral de Puebla 312 “[…] y porque aunque al dicho virey se le hizo la dicha çédula, no solo no la cumple en haçer que los obreros y offçiales vuelban lo que ociosamente han llevado y se les quiten los salarios, ni haçer que se prosiga la obra como se manda, más antes envía muchos obreros y offiçiales sin proseguirse, ni dar orden en ello, y ha más de siete años que cesa, de que se siguen los daños que están representados a V. magestad, y se refieren en la dicha rreal cédula, deslustrándose lo labrado y la cantería, y faltando muchos materiales cada día, y se caen los talleres y obradores, demás de que la yglesia vieja es muy pequeña y por ningún caso capaz para los concursos solemnes, y más aora con la ocasión de la ynundaçión de México que concurre mucha veçindad y se está cayendo, apuntalada y tal que en poco tiempo a de ser fuerça desampararla, y aunque todo el dicho tiempo ha çesado y al presente çesa la dicha obra, no por eso çesa la paga por entero de los salarios de los offiçiales y obreros de ella, ni la paga de los arrendamientos de las casas açesorias a sus ofiçios, y siempre se an cobrado los repartimientos hechos para la dicha obra de quien los devía, de la misma manera que si se trabajara en ella, que todo es de consideración, y haviendo ocurrido la parte dello […] al alcalde mayor de aquella çiudad, que tanbién es obrero mayor, con salario de uno y otro, y pedido testimonio de el estado de la dicha obra para ocurrir al remedio a V. magestad, res- pondió que no havía lugar y que se acuda al virrey a cuyo cargo estava y pertenece la dicha obra; y sobre todo lo dicho, tomando ocasión el dicho virrey para dilatar y que dure el nombramiento de offiçiales y obreros, hace pleito ordinario la execuçión breve que requiere la dicha çédula de V. magestad, y acreçienta nuebos gastos y costos a la yglesia, porque constando como consta por los libros de la fábrica y obra, las perssonas y quantidades de salarios que han llebado, dio comissión y nombró juez a un Marco Antonio de Arfe que çitando partes y la yglesia, fulmina pleitos y haçe ynformaçiones con que se dilata el cumplimiento y execuçión de vuestra rreal çédula tan justa, y que la dilaçión y el daño es grande a la rreal haçienda; y pues es cossa çierta que los perlados y obispos de aquella yglesia, como tan interesados en la brevedad de la obra de la yglesia y su fin, dispondrán y executarán esta materia, sin otros respetos de aprovechar criados y allegados, y con más çelo acudirán; suplica a V. magestad sea servido mandar que se vea y de el remedio más conveniente para que tenga efecto el acabarse la dicha yglesia nueba y que no çese la obra, y se execute y guarde vuestra rreal cédula de 22 de agosto de 1629, cometiéndose a los obispos, o se mande dar sobreçédula apretada de ella, para que sin dilaçiones se cumpla en todo lo que por ella se manda, en que nuestro señor será servido y la yglesia rrecibirá merced.”865 A renglón seguido de la carta anterior, el cabildo catedralicio decidía en- viar una petición al virrey incluyendo en ella la información sobre el estado de la obra dada por seis testigos. El expediente se elaboró sobre las respuestas dadas por los declarantes a las siguientes cuatro preguntas: “Primeramente si es verdad que de seis años a esta parte a cesado la dicha obra que se hacía en la nueva yglesia y actualmente está suspensa y no se travaxa en ella. Yten si saven y es verdad que de aver sesado la dicha obra que en la dicha nueva yglesia se hacía a rresultado notable daño a lo edificado, deslustrándose la cantería y lo que se 865 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 434 r - 434 v, 1631. Pensamos que queda muy claro en esta carta al rey que el cabildo catedralicio aprovechaba esta oportunidad para cargar, un poco en exceso seguramente, las tintas contra los que habían sido obreros mayores de la fábrica de la catedral, con el fin de conseguir hacerse con el mando de la obra hasta su finalización, tal y como ya habían intentado en otras ocasiones sin llegar a conseguirlo completamente. Ahora era un momento idóneo ya que la obra se encontraba prácticamente parada y llovían las acusaciones de desfalco contra los anteriores obreros mayores, quedando de paso salpicada incluso la figura del virrey, al que acusaban de retrasar la eje- cución de cédulas reales contra este problema. Antonio Pedro Molero Sañudo 313 iva fabricando, y van faltando y an faltado muchos de los materiales y se an caído y van cayendo los talleres y obradores. Yten si saven y es verdad que la yglesia viexa que oi sirve es muy pequeña y nada capaz para los concurssos de las fiestas solemnes que se celebran en ella, la qual se está caien- do y en parte apuntalada, de forma que en pocos años que sirva a de ser nescesario desampararla. Si saven y es verdad que sin envargo de los dichos seis años a esta parte a cesado la dicha obra, no por eso an dexado los obreros y oficiales della de cobrar por entero sus salarios y an goçado los arrendamientos de las casas asesorias a sus oficios, y cobrádose los repartimientos fechos para la dicha obra de quien los devía, de la misma forma que se hacía quando se travaxava en ella.”866 El día 29 de marzo de 1631 prestó declaración como primer testigo el maestro de cantería y vecino de la ciudad Gerónimo de la Fuente de ochenta años de edad aproximadamente. A la primera pregunta respondió que conocía la fábrica de la catedral nueva desde hacía más de cincuenta años, ya que había trabajado en ella desde el año 1577 hasta hacía seis años poco más o menos en que se paró la obra, sin haberse reanudado hasta la fecha ningún tipo de tra- bajo en ella, sin saber el motivo de este cese. Sobre la segunda cuestión declaró que obviamente el cese de la obra había provocado importantes daños en lo edificado y que los talleres y obradores donde se labraba la cantería se habían caído, de tal forma que sería perentorio volver a levantarlos para proseguir la obra. Sobre la tercera pregunta dijo que efectivamente, la iglesia vieja que servía de catedral era muy pequeña respecto a la población de la ciudad en ese momento, más en concreto los días de festividades solemnes. Además, asegu- raba haberla visto apuntalada y con riesgo de caerse, de manera que en pocos años sería forzoso desampararla, más teniendo en cuenta que “[…] se acuerda que a de quarenta y quatro a quarenta y seis años que se enmaderó y cubrió la última vez […]”. Finalmente a la cuarta cuestión respondía De la Fuente no 866 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 438r - 438 v, 19 de febrero de 1631. Ésta es la fecha de la pre- sentación de la petición en la ciudad de Puebla. La primera declaración del primer testigo está fechada el 29 de marzo de 1631. Estas mismas preguntas se encuentran también dentro de un documento de la fábrica catedralicia, ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce en vir- tud de la comissión del excelentísimo señor marqués de Cerralbo, virrey desta Nueva España, en confirmación de una rreal cédula de su magestad en rrassón de la obra catedral deste obispado de Tlaxcala, F. 24 r - 25 r. 21 de enero de 1631. Este legajo se registra como una verificación del mandamiento original: “[…] conviene que en la dicha berificaçión conste como de seis años a esta parte a parado la dicha obra nueba sin trabajar en ella, para cuyo efecto se haga ynformación al tenor de las preguntas siguientes [...]”, a continuación se incluyen las mismas cuatro cuestiones. La catedral de Puebla 314 saber nada, ya que como había dicho no trabajaba en la obra desde hacía seis años aproximadamente.867 El segundo testigo de la información fue el también maestro de cantería y vecino de la ciudad Alonso Pablos, que declaró haber trabajado en la catedral nueva desde hacía aproximadamente cincuenta años, hasta hace seis más o menos que paró la obra, sin saber el porqué de ello. Sobre la segunda cuestión dijo que debido al abandono de la fábrica se habían producido bastantes da- ños, habiéndose quebrado incluso algunas esquinas de la cantería ya asentada. También aseguraba haber visto los talleres y los obradores de la construcción todos ellos caídos. Acerca de la iglesia vieja declaró lo mismo que Gerónimo de la Fuente, y sobre la última pregunta dijo no saber nada, ya que hacía seis años que dejó de trabajar en la fábrica de la catedral nueva y que tal y como había declarado al principio, ya no se hacía nada en ella.868 Hemos de recordar que el maestro Alonso de Pablos ya ha sido menciona- do en este trabajo como aprendiz de Francisco Becerra en Trujillo, habiéndose incluso barajado la posibilidad de que pasara a América junto a él y a los tam- bién discípulos de Becerra, Martín Casillas y Jerónimo Hernández.869 El día 31 de marzo prestaba su declaración jurada el maestro de cantería y albañilería Agustín Hernández de Solís, que testimoniaba conocer la obra nueva desde hacía treinta años más o menos, habiendo trabajado en ella como oficial durante mucho tiempo, y que desde hacía cinco años había entrado en el edificio diversas veces, sin haber visto que se trabajase en nada, ni saber de ningún maestro u oficial que pudieran estar trabajando al presente, descono- ciendo la causa de ello. También afirmaba que los talleres donde se trabajaba la piedra se hallaban caídos en su mayor parte y que algunas piedras de la cante- 867 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 439 r - 440 v, 29 de marzo de 1631. Al cantero Jerónimo de la Fuente le hemos registrado más arriba en el año 1601 labrando piedras de sillería y piezas para pilares y arcos torales de la fábrica de la catedral según una escritura concertada en el año 1598 (pág. 247). 868 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 440 v - 441 r, 29 de marzo de 1631. Alonso Pablos dice en su declaración no poder firmarla por no saber y ser de edad de más de ochenta años en ese momento. 869 Ver pp. 162 y 169. Antonio Pedro Molero Sañudo 315 ría ya colocadas se encontraban deslustradas por el hecho de haberse parado la obra. Sobre el edificio de la iglesia vieja decía que además de ser muy antiguo se encontraba muy maltratado, y que él mismo como maestro había apuntalado parte de una de las naves colaterales que al presente se encontraba todavía en ese estado, pareciéndole que dentro de pocos años se arruinaría o sería forzoso desampararla. Cerró su declaración diciendo tener treinta y seis años poco más o menos.870 El licenciado y presbítero Joseph de Montenegro fue el cuarto testigo que prestó su declaración el mismo día 31 de marzo. Afirmaba conocer la fábrica desde hacía veinticuatro años, y que desde hacía cinco no se trabajaba en ella en absoluto, teniendo todos sus talleres caídos. Sobre la obra hecha decía que se encontraba deslustrada y manchada parte de su cantería con algunas molduras rotas a causa del cese de los trabajos y al no haber ninguna persona encargada de guardarla. De la iglesia vieja, al igual que los testigos anteriores, decía que estaba en grave peligro con riesgo de caerse las maderas que la apuntalaban en diversos lugares. Montenegro aseguraba que había oído decir públicamente que los alcaldes mayores que había tenido la ciudad habían cobrado durante todo este tiempo los arrendamientos de las casas dependientes de la fábrica de la catedral.871 El encomendero Martín de Nava Guevara fue el siguiente testigo que de- claró en ese mismo día 31 de marzo. Aseguraba que como vecino antiguo que era había visto poner la primera piedra de la obra de la nueva catedral, y que desde hacía seis años más o menos no se trabajaba nada en ella, sin aparente- mente ninguna causa. Respecto a la cantería asentada decía hallarse deslustra- 870 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 441 v - 442 r, 31 de marzo de 1631. Ya hemos dicho anteriormente que Agustín Hernández de Solís era hijo del obrero y aparejador de la catedral Jerónimo Hernández. Aparece por primera vez en nuestro trabajo como testigo, junto a Alonso Pablos, de una entrega de her- ramientas a su padre en el año 1603. No puede ser cierta la afirmación de Solís de tener treinta y cinco o treinta y seis años en este momento (1631), ya que entonces en 1603 hizo de testigo con tan solo siete años, por lo que pensamos que desconocía su edad exactamente y por supuesto contaba con más años de los declarados en este documento. 871 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 442 v - 443 r, 31 de marzo de 1631. Joseph de Montenegro afirm- aba tener aproximadamente cuarenta y cuatro años a la firma de este documento. La catedral de Puebla 316 da y con algunos pedazos de molduras quebrados, faltando muchos materiales a causa del abandono en que se encontraba la fábrica, cuyos talleres estaban muy maltratados. Sobre la iglesia vieja no aporta nada nuevo en su testimonio respecto a los demás testigos. Acerca de la última y más delicada pregunta respondió que como encomendero que era había pagado durante los últimos seis años, así como en los anteriores, lo que tenía acordado con la fábrica de la catedral conforme a la tasación y al repartimiento que se hizo con los obreros mayores y los alcaldes mayores a cuyo cargo están estos cobros.872 El sexto y último testigo de este informe fue el licenciado y presbítero An- tonio de Xuara. Declaraba conocer la obra desde que se acordaba, ya que había nacido y se había criado en la ciudad de Puebla, y que al presente y desde hacía cinco a seis años estaba parada, sin trabajar en ella ningún maestro u oficial. Al igual que los demás, afirmaba que la cantería ya aesntada se encontraba deslustrada y quebrada en algunas partes de sus molduras, estando arruinados todos los talleres en donde se labraba la piedra. Sobre el templo viejo también decía encontrarse en muy mal estado, siendo además muy pequeño para toda la población que tenía la ciudad.873 El informe completo se finalizó y firmó por todos los testigos y notarios el día 1 de abril de 1631 en la ciudad de Puebla de los Ángeles.874 En un documento del archivo de la catedral, dentro de un legajo de Dili- gencias del año 1631, hemos encontrado incluido un valioso añadido a la cédula real mencionada más arriba sobre la investigación que se debería llevar a cabo acerca de los gastos de la obra, en el que se hace una relación de los obreros ma- yores que disfrutaron de su salario como tales, sin que se estuviera realizando ningún trabajo en la fábrica catedralicia. 872 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 443 r - 444 r, 31 de marzo de 1631. 873 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 444 r - 445 r, 31 de marzo de 1631. 874 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 445 v, 1 de abril de 1631. Antonio Pedro Molero Sañudo 317 “[…] y agora me an echo rrelación que los que determinadamente an llevado salario siendo obreros mayores de la dicha yglesia cathedral sin que en ella se aya echo obra son: don Luis de Córdova Bocanegra, el Mariscal don Carlos de Luna y Arellano, el licençiado don Francisco de Rojas y Oñate, en los tiempos que an sido alcaldes mayores de la çiudad de los Ángeles y la an tenido a su cargo, los quales y el maestro mayor, aparejador y demás ministros della que lleban salarios por los dichos offiçios los deven bolver, como su magestad lo manda por la dicha su rreal cédula, pidiéndome mandase cometerlo a persona de satisfaçión para que con çitaçión del obispo, deán y cabildo de la dicha yglesia, y de interesados que an goçado de los dichos salarios desde el dicho don Luis de Córdova en adelante, averigüe si a avido o no obras en la yglesia en el dicho tiempo y qué cantidad de pesos an inportado dichos salarios y toca a cada uno de los dichos obreros mayores, maestros, offiçiales y demás ministros en el tiempo que no se ubiere echo obra, ni travajado en la dicha nueva yglesia […]”875 El documento continúa, especificándose claramente que mientras no se haga obra no se gastará salario alguno, ni en obreros, ni en ningún oficial, tra- tándose de que éstos restituyeran los que percibieron mientras la obra estuvo parada. Para que los trabajos se reanudasen, se proponía utilizar los fondos que pudiera tener la iglesia, devolviéndoselos cuando se recaudaran los sala- rios reclamados. Se mandó ex profeso a Marco Antonio de Arce, contador de menores de la ciudad de los Ángeles y administrador de los novenos del rey del obispado de Tlaxcala, para que realizara la investigación de los salarios que habían sido gastados en relación a lo que se había fabricado desde que Luis de Córdoba Bocanegra fue nombrado obrero mayor de la catedral, de forma que la cantidad de pesos que resultaran sobrantes fueran cobrados por el mismo Arce en conformidad a la real cédula inserta en el dicho documento876. El virrey marqués de Cerralvo había enviado una carta a su majestad, en agosto de 1630, respondiendo a la real cédula anterior y a otra nueva que dice no haber llegado todavía a sus manos877. Al parecer, el monarca reprochaba al virrey el haber seguido permitiendo que corrieran los salarios del obrero mayor y los demás oficiales de la catedral de Puebla sin haberse hecho obra alguna, por lo que aconsejaba que deberían encargarse de la fábrica de la ca- 875  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce..., F. 20 r - 21 r, 23 de diciembre de 1630. 876  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 20 r - 21 r. 23 de diciembre de 1630. 877  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 r - 53 r. 25 de agosto de 1630. La catedral de Puebla 318 tedral algunos capitulares de la misma iglesia. El virrey relata que la primera vez que la obra cesó fue por un mandamiento real, poco antes de su llegada a la Nueva España para desempeñar su cargo de virrey (noviembre de 1624), y que en ese momento la obra de la iglesia se proseguía con lo que pagaban los indios y encomenderos de tributos, aunque como el caudal de dinero recibido era pequeño, en consecuencia las obras que se hacían eran escasas. Prosigue el virrey en su carta haciendo referencia al alcalde mayor de la ciudad de Puebla en aquel tiempo, el mariscal Carlos de Luna y Arellano878 que se encontraba muy enfermo, motivo por el cual piensa que desatendió sus quehaceres como cobrador de los repartimientos pertenecientes a la iglesia, al igual que los rela- cionados más concretamente con su fábrica. En consecuencia, el virrey decidió que no se le pagara ningún estipendio del que tenía señalado por su cargo de obrero mayor de la catedral. A partir de ese momento determinaba que no se continuaran pagando sueldos de ningún tipo, ni a oficiales públicos ni a traba- jadores relacionados con la obra de la catedral. El virrey se quejaba al monarca de que podría haber realizado mejor su labor con respecto a la iglesia catedral de Puebla, si desde su cabildo, “[…] me ubiera dado petiçiones para ello, y acu- dido a diligençiarlo pues le tocaba y me tenía más cerca que a Madrid, pero es enfermedad antigua de las Yndias no querer a los que las gobernamos para más que culparnos de sus omisiones dellos […]”879. Continúa la carta diciendo que cuando el licenciado Francisco de Rojas fue alcalde mayor y obrero de la fábrica catedral880, encontró muy atrasada la cobranza de los impuestos de ésta debido a la mala gestión que había realizado su antecesor el mariscal Carlos de 878  El mariscal Carlos de Luna y Arellano aparece por primera vez como alcalde mayor en las actas del cabildo municipal el año de 1602. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 180 r - 184 r, 12 de febrero de 1602. Después no vuelve a ser mencionado como tal hasta el año 1626. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 24 r - 26 r. 21 de octubre de 1626. Protocolo de obedecimiento de una real provisión y un mandamiento presentados por el mariscal de Castilla don Carlos de Luna y Arellano, a quien se tomó juramento, nombrándole alcalde mayor de los pueblos de Cuahutinchán y Amozoc, así como también teniente de capitán general y alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles y todo su partido y jurisdicción, en sustitución de Luis de Córdoba Bocanegra, 879  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 v. 880  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 136 r - 137 v, 16 de diciembre de 1628. El licenciado Juan de Rojas fue nombrado alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles y los pueblos de Cuahutinchán y To- timehucan, así como del valle de Ozumba -este último en prevención con el alcalde mayor de Tepeaca-, en la ciudad de México el 4 de diciembre de 1628 en sustitución del mariscal Carlos de Luna y Arellano. Antonio Pedro Molero Sañudo 319 Luna, motivo por el que no había dinero para poder continuar la construcción de la fábrica. El virrey proponía al monarca, como solución para la reanudación de la obra a buen ritmo, que se dieran todos los trabajos necesarios mediante desta- jos, lo cual en palabras de él mismo sería una gran ventaja, aunque bien sabía que esto era “[…] muy dificultoso como lo a sido hallar quien lo haga en la iglesia de México, abiéndolo yo procurado con todo cuydado, pero todabía co- menzaré desde luego a hazer las diligencias en buscarlo […]”881. Para abaratar costes proponía que los alcaldes mayores de los diferentes partidos se encar- garan de la cobranza de los dineros correspondiente a la fábrica, al igual que lo hacían con los tributos y el “derecho del medio real”. De esta forma pensaba que se podrían ahorrar los quinientos cincuenta pesos que se le pagaban al obrero mayor y los ciento treinta y siete pesos y medio que se entregaban para el cobrador; además así se realizarían las cobranzas más puntualmente y se excusarían gastos. Otra de sus propuestas para paliar el despilfarro existente era que el alcalde mayor de la ciudad ejerciera a la vez de superintendente de la obra sin cobrar ningún salario, sirviéndole como ayudantes un capitular de la iglesia y un regidor. A continuación relata los gastos que consideraba imposi- bles de evitar: “[…] el salario del escribano son setenta y çinco pesos que pienso que montarán más los derechos, el de maestro mayor y aparejador y tenedor de erramientas que está junto con la mayordomía, no se en quanto puedan escusarse, y bienen a montar todos mil y treçientos y setenta pesos cada año, si se pudieran moderar algo lo procurare […]”882. Más abajo reclama a la Coro- na su deuda con la fábrica, “[…] y para esforsar la brebedad con la fuerza del dinero, rrepresento a vuestra magestad lo siguiente: vuestra magestad debe a esta obra, así de los tres mil ducados que primero le situó, como de lo que toca 881  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 v. 882  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 v. Según este testimonio, en este momento se consideraba que los oficios de maestro mayor, aparejador y tenedor de las herramientas (mayordomo) venían a sumar unos mil trescientos setenta pesos al año, lo que indica que se seguían teniendo en cuenta unos salarios bastante altos para estos puestos, a pesar de los momentos de “crisis” que vivía la fábrica material de la catedral. La catedral de Puebla 320 pagar a vuestra magestad como encomendero, por los pueblos que an entrado en su rreal chorona desde el año de veintiuno que por la çédula rreferida çesó la paga hasta el de treynta, sesenta y siete mil seysçientos pesos, y los yndios y encomenderos deberan veynte, poco más o menos […]”883. Vemos que el proble- ma para la continuidad de la obra no sólo pasaba por la falta de mano de obra para ella, sino que también tenía uno mucho más grande de índole económica, derivado por la falta de los pagos pertenecientes a su fábrica. En la misma carta, el virrey estima que, dejando veinte mil pesos para los gastos más perentorios de la iglesia, se podrían aplicar cincuenta mil para la fábrica del edificio. Además, puntualiza que para el sustento del hospital de San Pedro se podría dejar lo correspondiente al noveno y medio señalado por su majestad, con lo que de los ciento diez mil pesos que tiene de remanente so- brante podrían deducirse ochenta mil para la fábrica de la catedral, dejando los otros treinta mil para el propio hospital. De esta manera se tendría un monto total de doscientos diez y siete mil seiscientos treinta pesos, cantidad estimada suficiente para tratar de hallar maestros interesados en tomar a destajo la obra. En el caso de no encontrarse a nadie interesado el virrey proponía que, utili- zando con buen orden esa suma de dinero junto a los nueve mil ducados que le correspondían a la fábrica anualmente, se podría acabar la obra en pocos años. Recalcaba que la fábrica de la iglesia tenía “mucha necesidad” y que convendría no retardar su reinicio más tiempo, ya que corría peligro de echarse a perder todo lo edificado que había costado una grandísima suma de dinero. Firmaba la carta el virrey en la ciudad de México el 25 de agosto de 1630884. El 18 de enero de 1631 se emitía un auto de respuesta a las investigaciones iniciadas por Marco Antonio de Arce en el mes de diciembre del año anterior, por el cual el mariscal de Castilla, Tristán de Luna y Arellano, alcalde mayor y teniente de capitán de la ciudad, además de obrero mayor de la catedral e hijo 883  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 v - 53 r. 884  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 52 r - 53 r. 25 de agosto de 1630. Antonio Pedro Molero Sañudo 321 del también mariscal Carlos de Luna y Arellano, difunto885, decía que su padre nunca cobró el salario de obrero mayor de la catedral debido a “sus enferme- dades”. Alegaba además el problema de la inundación de México como un cau- sante principal de la dejadez de la fábrica de la catedral. “[…] aunque no ande la dicha obra y esté como oy está [la catedral], tan solamente detenida por el tiempo que jurare el rremedio tan eficas y bijilante, como del que este excelentísimo birrey marqués de Serralvo está tratando de la ciudad de México por su ynnundassión de aguas, en que están ocupados generalmente los más yndios y peones que travajaban y pudieran trabajar en dicha obra, demás que la cobranza no cesa como queda rreferido y su prosedido se gasta en efestos del serviçio de su magestad y paga del personal, pobres que guardan los pertreçhos de dicha obra que se perderían no guardándolos y sería después mayor la costa de comprarlos.”886 Continuando en este mismo legajo de diligencias, el día 21 de enero de 1631, el escribano real, público y de la catedral, Pedro del Valle, da fe de que desde que fue obrero mayor de la catedral el alcalde mayor Luis de Córdoba Bocanegra, hasta ese momento, los obreros que hubo después fueron: el ma- riscal Carlos de Luna y Arellano, el licenciado Francisco de Rojas y Oñate y el mariscal Tristán de Luna y Arellano. Asimismo, aseguraba que los oficiales que hubo durante ese tiempo fueron: Nicolás Fernández que también fue escribano y el mismo Pedro del Valle. Éste alegaba que se le debía su salario independien- temente de que la obra estuviera parada, porque él no había cesado en ningún momento en el ejercicio de su oficio. Además hace una aclaración muy intere- sante del porqué de la detención de la fábrica de la catedral. “[…] que la obra está parada por la demora de tiempo que avido de que es cierto que la caussa a ssido […] la necessidad del rremedio y socorro que se haçe a México, y que el excelentísimo señor marqués de Çerralvo, virrey desta Nueva España, con su gran cuidado pone para que los yndios acudan al desagüe que tanto ymporta al servicio de las dos magestades divina y humana […]”887. 885  Como puede verse el cargo de alcalde mayor podía ser heredable de padres a hijos, por supuesto, dependiendo de qué tipo de contrato se había establecido con la Corona para obtenerlo y perpetuarlo. 886  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 22 v - 23 r. 18 de enero de 1631. 887  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 27 r. 21 de enero de 1631. Resulta cuando menos curioso que se equiparen las “dos majestades La catedral de Puebla 322 Vemos que no se para de insistir en que una de las principales causas de que la obra se detuviera fue la inundación de la ciudad de México y sus conse- cuencias derivadas a posteriori. El maestro mayor de la obra Pedro López Florín, en este año de 1631, ase- veraba haber asistido a la fábrica de la catedral para todo lo requerido, tanto para hacer las reparaciones pertinentes como para guardarla y custodiarla, por lo que reclamaba el dinero que se le debía de las pagas que no le habían sido entregadas, sobre sus quinientos pesos de salario y los ciento veinte que tenía otorgados por su majestad para la casa en que viviera, tal y como debía constar en los libros de cuentas y pagas que estaban en poder del escribano de la obra Pedro del Valle888. Con respecto al mandamiento ya reiterado, inserto en la cédula real acerca de las averiguaciones sobre la obra, se continúan más autos y respues- tas que nos van aportando una muy buena visión de cómo estaba realmente la construcción de la catedral entonces. En uno de ellos -incluido en el mismo libro de diligencias de 1631, ya reiterado-, el tesorero, receptor, pagador y co- brador de la fábrica de la catedral, Juan de Sicilia, atestiguaba que mientras estuvo de obrero mayor de ella Luis de Córdoba Bocanegra, que fue desde junio de 1624 hasta septiembre de 1626889, se trabajó continuamente en la cons- trucción. “[…] y se hiço y fabricó en ella una muy gran parte por la que corresponde a la plaça pública, desde una última ventana que allí está, con tan conoçido luçimien- to y creçimiento que si a el mesmo rrespecto se ubiera trabajado continuamente estubiera ya acabada la dicha obra, y esto fue más a fuerça de el cuidado y soliçi- tud, buen çelo y ánimo de el dicho mi parte, que por prebençión que ubiese de dineros para la dicha obra, pues acaeció muchas veçes suplirlos el susodicho de su propio caudal, y otras que faltaron, mobió a fuerça de industria a los ofiçiales que trabajasen y esperasen la paga dilatada, y de todo esto es vastantísima prueba la mesma quenta que de el dicho su cargo dio mi parte, como se hallará en los libros de la dicha obra, de que pido se saque traslado y se ponga en estos autos, pues se verá su cuidado en aver conduçido oficiales y averlos pagado sus salarios, y echo todo quanto fue posible para que la dicha obra se continuase, y que con efecto divina y humana”. 888  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 34 r - 34 v. 26 de febrero de 1631. 889  Después ocuparía el cargo de alcalde mayor de la ciudad y obrero mayor de la catedral el mariscal de Castilla Carlos de Luna y Arellano. Antonio Pedro Molero Sañudo 323 quedase en ella fabricada la parte arriba rreferida, desde la dicha ventana que cae a la plaça. […]”890 En relación con la devolución de los salarios pagados mientras la obra estuvo parada, asunto sugerido por el monarca en la cédula real e insertado en el mandamiento por el virrey, el escribano Juan de Sicilia se erige en defensor del obrero y alcalde mayor Luis de Córdoba Bocanegra. “[…] no solo mereçió, el dicho mi parte, los dichos salarios y otros muchos mayores que se le ubieren dado por el cuidado que tubo en la dicha obra y que continuamente se fa- bricava en ésta, sino porque de dichas quentas pareçiera fue muy vigilante y cuidadoso en todo el tiempo de el dicho su cargo, en haçer la cobrança de las cantidades que están aplicadas a la dicha fábrica, embiando ministros a la cobrança con recudimientos a to- dos los pueblos, entre los quales ay muchos que distan a quarenta y a çinquenta leguas, y por lo menos le fue inescusable la ocupaçión en haçer quentas con los ofiçiales de la dicha obra que fueron muchos, y neçesariamente le avían de ocupar y dar trabajo, y así es manifiesto que no correspondieron a él los dichos salarios, y que antes es digno de maior premio que obligado a restituirlos […]”891 Para corroborar todo esto, el escribano pedía que se sacara un traslado de las cuentas y se insertara en el dicho auto, con el fin de que quedara clara la buena voluntad del obrero mayor y que por tanto no debería ser incluido en la cédula del requerimiento, ni obligado, en ningún caso, a devolver sus salarios. “En la rreal cédula y sobrecédula que con este memorial se presenta, en que su mages- tad manda que sin dilaçión alguna se prosiga la obra de la ygleçia nueba de la catedral de Tlaxcala, y lo demás que en ellas se contiene, sus ffechas en veinte de agosto, digo veinte y dos de agosto de seisçientos y veinte y nuebe, y cinco de diciembre de seisçien- tos y treinta y uno, ganadas por parte de la dicha catedral, no se hace mención de la rreal çédula de veinte y quatro de julio de seiscientos y veinte y quatro que se presentó en el rreal acuerdo de dies y siete de abril de seisçientos y veinte y çinco, y se mandó cumplir lo que por ella su magestad ordena y manda, la qual por mandado de vuestra excelencia está puesta en esta causa, y atento a que por ella su magestad manda que se enbien al rreal conssejo de las Yndias las quentas puntuales de todo lo que se a gastado en la fábrica de la dicha yglesia, y que en el entretanto que se ben en él y se determina lo que se a de hacerse, dé orden para que no se acuda con cosa alguna para la fábrica de la dicha ygleçia, ni se paguen los salarios de los que entienden en ella, sino que se baya cobrando todo lo que está consignado para la dicha fábrica y se meta en la rreal caxa por quenta a parte, para que de ello se acuda con lo que esto montare a quien su magestad ordenare. […] Y que la dicha obra se prosiga con los çinquenta mill pesos que su magestad manda se tomen de la fábrica de la dicha ygleçia, y con los ochenta 890  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 37 r. Creemos que está haciendo referencia a la ventana rectangular del hastial norte del cru- cero. 891  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 37 v. La catedral de Puebla 324 mill pesos que manda se tomen del ospital de San Pedro por su rreal çédula de veinte y dos de nobiembre de mill y seisçientos y treinta y uno. Y en quanto a que se cobre del obrero mayor y los demás ofiçiales los salarios que an corrido desde que çeso la dicha obra, para lo qual vuestra excelencia dio comisión a Marco Antonio de Arce, en veinte y tres de disiembre de seisçientos y treinta años, en cuya virtud a echo las diligencias que pareçe por estos autos. Atento a ser muerto el dicho Marco Antonio de Arse, dé vuestra excelencia la misma comisión para que prosigan en ellas a don Juan de Cervantes Car- bajal que vuestra excelencia a probeído por alcalde mayor de la çiudad de los Ángeles, el qual rremita a la rreal caxa lo que desto se cobrare. […]”892 El 22 de noviembre de 1631 contestaba el rey desde Madrid a la carta enviada por el virrey marqués de Cerralvo el 25 de agosto de 1630, acerca de las soluciones que proponía al monarca para que se prosiguiese la obra de la catedral. “Hase bisto lo que deçís en rrazón de la execuçión de la çédula sobre la obra de la yglesia de Tlaxcala, los salarios que se pagan a las personas que assisten en ella y en la forma que se podrían moderar, y que conbendría darla a destajo, y para esforzar la brevedad con la fuerza del dinero proponéys dos medios, que el uno es que a la fábrica ordinaria de aquella yglesia, pues está sobrada, se le quiten çinquenta mil pesos, y al hospital de San Pedro ochenta mil, lo qual a pareçido bien, y así executaré, y por estos medios disponiendo la execuçión como mejor os pareciere, y si la iglesia y adminis- trador del hospital replicaren jurídicamente me ynformaréis sobre ello, y procuraréis que los salarios que se dan a las personas que asisten a la obra se rreformen en todo o en parte quanto se pudiere, porque demás de la gran suma que en ellos se consume, ocasiona a que dure porque se les continúen, de Madrid a 22 de nobiembre de 1631 […]”893 El rey respondía de esta manera a su representante en la Nueva España, dando el visto bueno en cuanto a conseguir fondos para la obra desde dentro de su organización, pero no hacía ninguna alusión a la deuda contraída con la fábrica por la propia Corona, a la cual también había hecho mención el virrey en su carta. En Madrid a 5 de diciembre de 1631 se emitió una nueva cédula real que tiene inserta la mencionada en último lugar más arriba, la cual amplía de la manera siguiente. “[…] y ahora, por parte del obispo, deán y cavildo de la yglesia de Tlaxcala, se me a he- cho rrelasión que aunque se an rrepressentado los ynconvenientes grandes que resul- 892  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 47 r - 48 r. 893  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alferez Marcos Antonio de Arce…, F. 53 r - 53 v. 22 de noviembre de 1631. Antonio Pedro Molero Sañudo 325 tan de no executarse la dicha cédula, no lo havéis hecho a fin de conservar los ofiçiales y obreros, y de nuebo se acresientan gastos y costas a la dicha yglesia, ocasionándolos con el nombramiento que havéis hecho de juez en Marco Antonio de Arçe, el qual çitando partes y a la dicha yglesia, fulmina pleitos y hase ynformasiones con que se dilata el cumplimiento de dicha çédula, en daño muy considerable de mi rreal hazienda, suplí- come que para remedio della mandase que luego sin demora alguna se efetúe y acave la obra de la dicha yglesia como lo tengo mandado, y haviéndose visto en mi consejo rreal de las Indias he tenido por bien dar la presente, por la qual os mando beáis la çédula aquí yncorporada y la executéis, y hagáis executar en todo y por todo como en ella se contiene y declara, sin yr ni passar contra su tenor y forma en manera alguna. Fecha en Madrid a çinco de deciembre de mill y sesicientos y treinta y un años […]”894 Este es un claro ejemplo de la política del famoso “acato pero no cumplo”, que se solía aplicar en la Nueva España con respecto a numerosos mandatos or- denados desde la metrópoli, los cuales se acataban con toda solemnidad, pero en la práctica no se cumplían. Vemos que a finales del año 1631 se seguían destinando grandes sumas de dinero para la obra de la catedral, como los cincuenta mil pesos pertene- cientes a la fábrica de ésta y los ochenta mil del hospital de San Pedro, que eran destinados a la construcción por el rey como patrono de la catedral. Durante este año de 1631 se siguió trabajando en el arreglo del taller de la obra y en la construcción de la ya mencionada tras-sacristía de la catedral “vieja” de la mano del maestro de albañilería Juan de Hinostrosa.895 Hemos constatado la ralentización de la obra de la catedral por diferentes motivos desde, más o menos, el año 1626. A los consabidos problemas de la desviación de sus fondos para otros menesteres, se unió otro motivo, tanto o 894  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 291 r - 291 v. 7 de mayo de 1632. 895  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 – 1633, F. 249 v. 29 de agosto de 1631. “Que a Juan de Ynostrosa, maestro de albañilería y vezino desta ciudad, se le libren mill pesos por quenta de fábrica, a quenta de lo que montare la obra que tiene fecha del taller y tras-sacristía nueva […]”. Suponemos que el maestro de albañilería Juan de Ynostrosa tendría alguna relación de parentesco con el ya mencionado anteriormente Andrés de Hinostrosa, veedor y mayordomo de la catedral en 1616, y aparejador de la misma, al menos en 1628. Pizarro Gómez, 1997, pág. 66. Menciona a Juan de Hinostrosa como maestro mayor de la catedral y también como el autor de las trazas para el corral de comedias, sin dar fechas en ningún caso. En 1640 le atribuye la reconstrucción de las casas episcopales. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 7 v, 26 de agosto de 1633. Orden de pregonar la obra del corral de comedias durante treinta días, conforme a la planta que hizo Juan de Hinostrosa, acordándose que los pilares sean de cantería y todo lo demás de madera. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 99 r - 99 v, 16 de diciembre de 1639. Aceptación para que Juan de Hinostrosa, maestro de cantería y albañilería, dirija la obra del puente de Cholula. El acuerdo se tomó en virtud de la solicitud que hizo el dicho Juan de Hinostrosa y que firmó el licenciado Pedro de Hi- nostrosa. (No sabemos si este Pedro de Hinostrosa era familia de Juan y del anteriormente mencionado Andrés). La catedral de Puebla 326 incluso más fundamental que éste para que la construcción quedara práctica- mente paralizada: la gran inundación de la ciudad de México de 1629, la cual hemos mencionado sucintamente antes. La infausta inundación de la capital del virreinato, dejó a la fábrica de la catedral poblana sin personal para realizar los trabajos de mayor envergadura, ya que fue preciso trasladar gran parte de su mano de obra indígena allí, para las necesarias tareas de desagüe y repa- ración. Se continuó insistiendo al rey en que la construcción no había estado parada en ningún momento, sino que tan solo había estado temporalmente de- tenida, y que si su majestad dejaba de pagar su parte como patrono de la obra de la catedral, ésta se vería perjudicada, pudiendo llegar a quedarse totalmente detenida. La gran inundación que sufrió la ciudad de México no solo repercutió negativamente en la vecina Puebla de los Ángeles, llevándose gran parte de la mano de obra indígena para trabajar en el saneamiento de la capital, sino que por otro lado también produjo un efecto positivo sobre ella, al mudarse aquí cierto número de población de elite junto con sus capitales y hacienda desde la ciudad anegada, hecho que obviemente hubo de influir de forma muy prove- chosa en su crecimiento económico, francamente en alza por estos años896. La lentitud en el discurrir de las obras del nuevo edificio catedralicio iba en detrimento de lo fabricado, tanto aquí como en el viejo templo. En éste últi- mo había incluso amenaza de que se llegaran a caer las vigas que estaban co- locadas en el cuerpo de la iglesia, por lo que el cabildo encargó, en el año 1632, al canónigo Antonio de Cervantes, obrero mayor de la catedral desde 1628, que buscara a cuatro alarifes “[…] los que a su merced le pareçiese, para que vean el rremedio que es menester en las vigas que están en el cuerpo de la yglesia.”897. 896 García Martínez, 2004, pp. 56 - 57. “[…] Pero, como suele suceder, el mal de unos resulta en el provecho de otros, y en este caso el potencial económico y cultural que la ciudad perdió se desplazó, con la gente y los capitales que se mudaron, hacia otras localidades. Puebla de los Ángeles fue la más favorecida, no sólo por ser la ciudad más próxima y la mejor ubicada en los circuitos comerciales, sino por estar pasando en ese entonces por un periodo crucial de su crecimiento y consolidación. Símbolo de ello es que en sólo diez años concluyó el espléndido edificio de su catedral y desarrolló para sus casas, palacios y colegios una arquitectura urbana incomparable, joyas con que la ciudad de México no podía por entonces ni soñar […]”. 897  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 279 r. 7 de mayo de 1632. Antonio Pedro Molero Sañudo 327 En septiembre de este mismo año se convocaba una junta de oficiales para que “[…] descubran las asoteas de la iglesia y bean las maderas della y la calidad que tienen, por quanto amenasan muy gran rruina, y si las paredes o madres tienen algun rriesgo.”898. En la misma sesión de cabildo se proponía también que se llamara a los indios oficiales necesarios para ver que costaría enyesar toda la iglesia, aderezando sus paredes, por “[…] estar mui indesente y darle más lus de la que tiene”899. Aún estando las obras de la catedral paradas, Pedro López Florín y José de Estrada continuaban siendo el maestro mayor y el aparejador de las mismas en el año 1633. A Estrada se le abrirían unas diligencias por estar ocupando y arrendando las casas que tenía cedidas en calidad de aparejador y que debía de abandonar, al no estra ejerciendo su oficio, para que fueran alquiladas por cuenta de la propia fábrica. Mientras, López Florín se encontraba trabajando en la reparación de unas casas pertenecientes a la obra de la catedral que estaban pegadas a la misma900. En el ya citado libro de fábrica, Diligencias 1631…, se inserta un auto de fecha 21 de junio de 1634, firmado por Luis de Tovar Godínez, escribano mayor de la gobernación de la Nueva España, que hace referencia a la búsqueda de la información necesaria de todo lo relacionado con los gastos realizados en la obra y fábrica de la catedral, en satisfacción a la demanda hecha por el virrey anteriormente sobre este asunto. “En el oficio de govierno de mi cargo se an buscado papeles y cédulas que toquen a la obra de la fábrica de la santa yglesia de Tlaxcala y no se an hallado más que los conte- nidos en estos autos que van en quarenta y nueve foxas, y assí lo certifico en México a beynte y uno de junio de mil y seiscientos y treynta y cuatro años. […]”901 898  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 299 r. 28 de septiembre de 1632. 899  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 299 r. 28 de septiembre de 1632. 900  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1633, Autos hechos en rrazón de las cassas de la obra de la santa yglesia y sobre los salarios del aparejador y mayordomo y cassas que tenían. 901  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 50 v. 21 de junio de 1634. La catedral de Puebla 328 A renglón seguido se alude a una excepción que incluye algunos cuader- nillos más antiguos que en este momento también se aportan, para las averi- guaciones ya dichas, junto a las cuarenta y nueve hojas de autos contenidas. En estos cuadernillos, al parecer, se asentaron casi todas las cuentas de pagos y gastos realizados por los obreros mayores desde que se inició la obra de la nue- va catedral, tal y como había sido pedido por el rey en su real cédula y después en el consiguiente mandamiento del virrey. Aquí aparecen mencionados pagos desde la época de Juan de Ciguerondo como obrero mayor, al comienzo de la construcción902. Todos estos autos debían ser enviados al consejo de Indias en relación al proceso de investigación que había sido iniciado en 1626, al cual ya nos hemos referido en su momento. En 1633 las autoridades eclesiásticas eligieron al doctor Juan Rodríguez de León Pinelo903 para que, en nombre del cabildo, fuera a la ciudad de México a su- plicar al virrey, marqués de Cerralvo, que se prosiguiese la obra de la catedral en virtud de las nuevas cédulas reales que le habían sido presentadas para esta finalidad904. Por fin se conseguía que el rey expidiera una real cédula otorgando al cabildo eclesiástico el derecho a hacerse cargo de las obras de la catedral en lugar del poder civil, “[…] para que vos el mi virrey ni essa mi rreal audiençia, ni otras ningunas justiçias seculares se entremetan a tomar quentas de la dicha 902  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 50 v - 51 r. 21 de junio de 1634. “[…] otro quaderno de los repartimientos de los nueve mill ducados de Castilla que en cada un año se dan de la dicha yglesia, desde los años de mil y quinientos y ochenta y siete hasta el de seiscientos y diez, […] otro quadernillo del repartimiento del año de mil y quinientos y ochenta y çinco de los nueve mill ducados de Castilla que en cada un año se dan para la dicha obra yglesia de Tlaxcala, […] otro quadernillo de pliego agujereado de la quenta que se tomó a Juan de Cigorondo, obrero mayor que fue de la santa yglesia de Tlaxcala, de los nueve mil ducados que se le mandaron dar de repartimiento del segundo y último año de su tiempo de mil y quinientos y setenta y ocho años, […] otro quadernillo de la quenta que Miguel de Estanga dio del tiempo que fue obrero mayor de la dicha obra y fábrica, de lo que fue a su cargo de los repartimientos hasta el año de mil y quinientos y ochenta, […] los quales dichos quadernos son los que se pasaron […]”. 903  Torre Villar, 1996. Juan Rodríguez de León Pinelo nació en Lisboa en 1590, descendiente de judíos portugueses por ambas líneas, paterna y materna. En 1612 pasó a Lima donde siguió su carrera eclesiásti- ca. En 1622 solicitó a la audiencia de Charcas que le expidiera una carta de naturaleza con el fin de poder gozar de los mismos privilegios que tenían los nacidos allí. En 1627 pidió a la real audiencia de Charcas una información de méritos y servicios, presentando una petición para obtener un puesto en el cabildo. El año de 1630 se encuentra en Madrid, en cuya Corte conoció y trató a la intelectualidad española de aquella época (Lope de Vega y Juan Ruiz de Alarcón entre otros), de los cuales recibió grandes elogios por sus amplios conocimientos en humanidades, letras, teología y derecho. A través de su hermano An- tonio, con el que participó en alguno de sus libros, se relacionó con figuras preeminentes del consejo de Indias como Juan de Palafox y Mendoza. Todas sus aspiraciones se centraban en obtener alguna plaza dentro del cabildo eclesiástico, y fue en 1632 cuando pudo concursar a una de prebendado en la diócesis de Tlaxcala-Puebla con resultado positivo. Murió en la ciudad de Puebla de los Ángeles en 1644. 904  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 9, 1627 - 1633, F. 369 r. 11 de noviembre de 1633. Antonio Pedro Molero Sañudo 329 iglessia, ni tampoco en la administrasión del hospital, y que no se nombren para este efecto mayordomos ni rreçetores, y se deje el hacerlo libremente al prelado y cavildo, a quienes de derecho y de costumbre les toca […]”905. Esta decisión expresada por el monarca en una real cédula, estableció en la teoría y en la práctica un positivo avance para la prosecución de la obra. La reacción no se hizo esperar, y en agosto de este mismo año, ante las presiones del capítulo de la catedral y del cabildo municipal, el virrey encargaba a Juan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la catedral de México906, trasladarse a la ciudad de Puebla para realizar un informe sobre el estado de la obra de su catedral907. Además reclamaba al alcalde mayor de la ciudad que le enviara un informe con las cantidades de pesos que adeudaban a la fábrica los encomenderos, indios, obreros y alcaldes mayores908. “Don Rodrigo Pacheco Ossorio, marqués de Cerralbo, […] que por quanto abién- dome pedido el deán y cabildo de la cathedral de la ciudad de los Ángeles que la obra de la yglesia nueba della que a estado suspendida se prosiga, […] y vistos los ynformes que me an echo dicho cavildo y don Juan de Cerbantes Carbajal, alcalde mayor de dicha ciudad, obrero mayor, receptor y pagador della, e proveydo un auto, su data de la fecha deste, y otros despachos en que he ordenado las deligençias que se an de haçer para prebenir y disponer su execuçión, así reconociendo los materiales y cantidad de piedra labrada que ay conduçida, como el dinero que ay cobrado perteneciente a la dicha obra, y que cantidad está por cobrar de diferentes personas, y el que ay caydo de otras consignaçiones que se puede aplicar para este efeto, y que el dicho alcalde mayor con ynterbençión de dos capitulares, los que 905  Castro Morales 1963, pp. 24 - 25. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 28 v. 10 de octubre de 1634. Esta es la fecha en que se re- cibe la cédula real en el cabildo poblano, pero su data de expedición es anterior, “[…] Fecha en Madrid a doce de febrero de mill y seisçientos y treinta y tres años […]”. 906  Fernández, 1982, pág. 332 y 334. Según esta autora, Juan Gómez de Trasmonte empezó a ejercer su profesión sin poseer ningún tipo de título obtenido mediante examen, comenzando desde 1617 a desarrollar diversos empleos de índole constructiva. Fue nombrado maestro mayor de la santa iglesia catedral de México el 27 de agosto de 1632. Fernández 1985, pág. 78. Juan Gómez de Trasmonte fue nombrado el 3 de junio de 1617, por el virrey marqués de Guadalcázar, ayudante de aparejador de la catedral de México. El 9 de enero de 1620, por acuerdo de la real audiencia de México, se le nombró aparejador, veedor, solicitador y asentador de la catedral. En 1634 le fue concedido el título de obrero mayor de la ciudad de México. 907  AGN. Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Duplicados, Vol. D 12, Expedi- ente 32, 9 de agosto de 1634. Se ordena que Juan Gómez de Trasmonte se dirija a la ciudad de Puebla e inspeccione si la construcción de su catedral se está haciendo bien. Juan Gómez de Trasmonte había sido nombrado maestro mayor de la catedral de México ese mismo año de 1634. AGN. Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 5000-5999, Caja 5929, Expediente 015, 1635. Fianza de Juan Gómez de Trasmonte presentada para el cargo de maestro mayor de la obra de la catedral de la ciudad de México, como fiador Gerónimo de la Peña. AGN. Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 5000-5999, Caja 5870, Expediente 002, 1636. Se nombra a Gerónimo de la Peña como maestro cerrajero. Gerónimo de la Peña era también mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora del Tránsito en la iglesia del convento de San Juan de Dios en la ciudad de México. AGN. Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 5000-5999, Caja 5247, 1632. 908  Castro Morales 1963, pág. 25. La catedral de Puebla 330 eliguiere el dicho cabildo eclesiástico, agan condiçiones parque con ellas se trayga al pregón en la dicha ciudad de los Ángeles y en las demás que conbenga para dar la dicha obra a destajo, por naves, capillas u otras pieças, y conbiene que dichas condiçiones, reconocimiento del estado en que al presente está lo fabricado, piedra que ay labrada, materiales con que se a de proseguir y acavar, se aga por persona perita en el arte y de enteligencia y prática, y estas partes concurren en la de bos Juan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la obra de la yglesia cathedral desta çiudad [México], por el presente os mando que luego bays a la de los Ángeles, y en presençia del dicho alcalde mayor y capitulares beáys si lo fabricado está conforme a buena obra, o si tiene algún defeto que requiera enmienda, y si los ynformes que el dicho alcalde mayor y cabildo me an echo del modo y materiales con que se podrá proseguir es conforme a rreglas de arquitetura, y de manera que prossiguiéndose assí el edifiçio quede bueno, fuerte y con perfeçión y perpetuidad, y si con este me- dio se escusarán gastos, trabajo y tiempo que es lo prinçipal que se desea para que pueda serbir, y abiendo reconoçido los materiales que ay conduçidos y dispuestos, y la cantidad de piedra que ay labrada y su labor, y aréys las condiçiones conforme al arte con mucha distinçión y claridad, para que haya en la execuçión dellas y en lo benidero se escusen dudas y conferençias con los maestros que las tomaren a des- tajo, adbirtiendo los materiales y mezclas que a de llebar y todo lo demás que fuere necesario y conbeniente, con particularidad y distinçión para que por mi bisto y las demáss deligencias que he mandado haçer probea lo que conbenga, y por el trabajo que en esto abéys de tener os señalo de salario ocho pesos de oro común en cada un día, de lo que en esto os doi para desde yda, estada y buelta, lo qual se os a de pagar por el dicho Juan de Cerbantess Carbajal por quenta de la renta de la fábrica, que con esta horden o su traslado autorizado, vista la carta de pago se le pasará en data lo que montare, dada en México a nueve de agosto de mill y seisçientos y treynta y quatro años, marqués de Çerralbo, por mandado de su excelencia, Luys de Tovar Godínez. […]”909 Tenemos un documento de fábrica de la catedral un poco anterior, de fecha 29 de julio de 1634910, contenido dentro del legajo, Diligencias de 1631, en el que se lee que en razón de las diversas cédulas reales que envió su majestad con relación a la continuidad de la obra de la catedral con la mayor prontitud posible, junto con el informe remitido por el alcalde mayor, se especificaban las diferentes cantidades de dinero que se debían asignar a la fábrica desde este momento. “[…] quatro efectos tienen de aplicarse a esta obra para los gastos de su edifiçio y estos vienen a ser: lo situado en la caxa que se a rretenido en ella desde que por horden par- ticular cessó la obra; lo debido por encomenderos, comunidades de yndios, y asta los mayores a cuyo cargo fueron las cobranzas; y lo que sobra oy se debe al ospital de San Pedro de lo proçedido del noveno y medio que su magestad le señaló para su sustento cuya administración está a cargo del cavildo; y asimismo lo que la fábrica prinçipal de la cathedral tiene de sobras en otro nobeno y medio y lo demás que le está aplicado y 909 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia y diligencias que en su conformidad se an hecho y rremate de los diez y seis arcos torales en noventa mill pesos. F. 22 r - 22 v. 9 de agosto de 1634. 910  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 54 r - 55 v. 29 de julio de 1634. Antonio Pedro Molero Sañudo 331 de que goça, y para saber lo que toca a cada género, en qué y cómo están estos dévitos, pues dello a de resultar lo que deva provechase en lo de adelante […]”911 Se rogaba que mandasen oficiales reales que informaran de la cantidad de “plata” que había retenida hasta ese mismo día en la caja, y de lo que se le debía de ésta a la fábrica de la iglesia; también debían comunicar todo lo que hubiera situado para ella en la real hacienda y la parte que le correspondía de las enco- miendas que fueron incorporadas a la Corona, de tal forma que debía aclararse lo que le correspondería a cada una de las partes, para poder establecer lo que le pertenecía a la fábrica de rentas cada año. Asimismo se pedía que precisa- ran los cobros pendientes que había contra los encomenderos, comunidades de indios, obreros y alcaldes mayores, detallando exactamente cuánto era lo que debían y por qué no había sido pagado todavía. A continuación se manifiesta lo que el cabildo y el alcalde mayor de la ciudad creían necesario para que la obra se pudiera continuar, intentando re- ducir lo máximo posible el tiempo hasta su terminación, así como los gastos necesarios para ello. Ambos organismos estaban de acuerdo en que un buen medio para llevar a cabo este própósito sería el dar la obra a destajos por par- tes, ya que consideraban casi imposible encontrar alguien que la tomara entera. Así, en esta forma, “[…] dividida, muchos se alentarán a labrar una capilla, una nave o otras piezas semejantes […]”. Se suplicaba al virrey que mandara que el alcalde mayor, junto a dos capitulares de la catedral, pusiera en pregón la obra, tanto en la ciudad de Puebla como en la de México y otros lugares, haciendo públicas las condiciones requeridas para su realización. Una vez que fueran recibidas las diferentes posturas que se hicieran se enviarían al gobierno con su respectivo informe, antes de hacerse el remate final. “[…] para que visto todo se den las hórdenes que más convenga, y por quanto en obra y fábrica de tanta ynportançia y considerazión es neçessario que aya siguridad, de que la disposiçión contenida en los ynformes es buena y ajustada a el arte, y de manera quel edifiçio quedará vastante perfecto y caval prosiguiéndose como era propuesto, juzgán- 911  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 54 r. La catedral de Puebla 332 dose por buen medio el que se a tomado para escusar de gastos y tiempo, en cuya con- sideraçión por la conbeniençia se tiene de poner gran desvelo […]”912 En consonancia con lo anterior y a continuación, se suplicaba al virrey que mandara a la ciudad de Puebla al maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte, con el propósito de revisar el informe que sobre la obra del templo mayor de esta ciudad habían elaborado el alcalde mayor y el cabildo eclesiástico, viendo si éste estaba ajustado, “según reglas de arquitec- tura”. El objetivo principal de éste informe, como hemos visto, era abaratar lo máximo posible los costos y tiempos de construcción, sin descuidar por ello la perfección de la fábrica, y esto era lo que tenía que comprobar el maestro Juan Gómez de Trasmonte. Una vez reconocido el informe in situ debería redactar las condiciones necesarias, en cuanto a materiales y formas constructivas para que la obra se pudiera realizar mediante destajos, públicamente pregonados al mejor postor. La memoria hecha por el maestro sería remitida al virrey para su aprobación913. Esta carta, con el consentimiento dado, era despachada de vuelta pocos días después en la ciudad de México, el 1 de agosto de 1634. El entonces obrero mayor de la catedral y alcalde mayor, Juan de Cer- vantes Carvajal914, en cumplimiento del mandamiento citado anteriormente de fecha 7 de octubre de 1626, comunicaba al virrey que la última paga que se hizo a los oficiales y trabajadores de la obra había sido el 26 de septiembre de 1626, siendo obrero mayor Luis de Córdoba Bocanegra, y que desde este día 912  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 55 r. 29 de julio de 1634. 913  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 55 r - 55 v. 29 de julio de 1634. 914  Juan de Cervantes Carvajal ya había ejercido el título de alcalde mayor de la ciudad de Puebla de los Ángeles desde el año 1621 hasta el 1624, en que fue relevado por Luis de Córdoba Bocanegra, comi- sionado para realizarle el juicio de residencia pertinente. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 39 v - 41 v. 13 de junio de 1621. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 205 v. 8 de junio de 1624. Juan de Cervantes Carvajal volvió a ser nombrado alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles y de los pueblos de Amozoc, Cuahutinchán y Totimehuacán en el año 1633, para que lo fuera durante un año y cuatro meses, con un salario de cuatrocientos pesos. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 386 v - 389 r. 10 de mayo de 1633. Continuó como alcalde mayor durante los años 1634, 1635, y hasta el mes de marzo de 1636, en que fue sustituido por Felipe de Samano Turcios. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 167 r - 168 v. 12 de marzo de 1636. Antonio Pedro Molero Sañudo 333 no se había vuelto a trabajar ni uno más915. Se recriminaba que todos los obre- ros mayores que había habido desde el momento en que cesó la obra habían cobrado sus salarios íntegros, y que los demás oficiales como mayordomos, escribanos, aparejadores o guarda herramientas, habían gozado y cobrado los arrendamientos de las casas y tiendas que eran de la fábrica de la iglesia sin ha- ber tenido derecho a ello, ya que éstas se les concedían en concepto de vivienda mientras desarrollaran trabajos para la obra. Fue este presente obrero mayor el que quitó estos alquileres de las casas a los oficiales que los cobraban, proce- diendo a repararlas de su estado ruinoso y añadiendo algunas tiendas más, de tal manera que con los alquileres de todas ellas se conseguieran más de dos mil cuatrocientos pesos por año. Tan solo dejaba el salario intacto al escribano que se había dedicado a realizar las cobranzas de fábrica, porque éste sí que había cumplido con un trabajo continuado. El 9 de agosto de 1634 el virrey marqués de Cerralvo expedía un manda- miento por el que una vez vistos los informes del Cabildo y del alcalde mayor, Juan de Cervantes Carvajal, animaba a todas las personas que quisieran tomar a destajo alguna de las partes de la obra de la catedral, “[…] capilla o nave o alguna pieza de la obra […]”, a que se presentaran ante los canónigos capi- tulares que habían sido nombrados para tal efecto, con el fin de que, hechas las posturas, se pudieran pregonar hasta su remate final916. Todas las subastas públicas deberían remitirse, para su previa aprobación, al maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte. Las puertas de la catedral se mantendrían abiertas desde las ocho hasta las once de la mañana y desde las dos hasta las cinco de la tarde, para que todas las personas interesadas en los destajos pudieran ver y visitar el estado de la obra junto al maestro Trasmonte917. 915  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 56 v. 9 de agosto de 1634. Luis de Córdoba Bocanegra había sido cesado de sus cargos de obrero mayor de la catedral y alcalde mayor de la ciudad el 9 de septiembre de 1626, aunque vemos que en la paga ordinaria del 26 de septiembre todavía es tratado como obrero mayor de la fábrica. 916  Fernández 1985, pág. 82. “Según Efraín Castro, parece que este mandamiento se hizo efectivo el 23 de diciembre del mismo año de 1634 y fue presentado al alcalde mayor el 3 de enero de 1635 [...]”. 917  AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D 12, Expediente 32, 9 de agosto de 1634. Se ordenaba que Juan Gómez de Trasmonte se trasladara a la ciudad de Puebla a inspeccionar si la construcción de su catedral La catedral de Puebla 334 Este auto se debería pregonar durante treinta días, o los que fueran necesarios, en la ciudad de Puebla los jueves día de mercado, así como en otras partes y ciudades como México, Cholula, Huejotzingo, Tlaxcala, Tepeaca y la villa de Atlixco. Finalmente, todas las posturas serían remitidas al virrey a la ciudad de México para que proveyera lo que considerara necesario respecto a ellas918. La lectura del primer pregón realizado en la ciudad de Puebla tiene como fecha el 7 de septiembre de 1634, y el número treinta y último, por el momento, 24 de octubre, sin que se presentara postura alguna919. En el mismo legajo de diligencias ya reiterado, aparece una relación del estado de la fábrica de la obra nueva elaborado para el consabido informe pedi- do por la Corona, que consideramos muy interesante e incluimos aquí. “[…] la capilla que llaman de los rreyes estava en la altura y peso que a de tener, orlada con sus cornisas y el arco toral que la devide del cuerpo de la yglesia con dos yladas de cantería asentadas en cada lado, y se podía çerrar ya la bóveda que a de tener, y los pilares de las tres naves del cuerpo de la yglesia con dos yladas de cantería asentadas en cada lado y se podía çerrar ya la bóveda que a de tener, y los pilares de las tres naves del cuerpo del templo, las dos dellas estavan con sus capiteles, y éstos y los demás pilares se devían subir al peso de los costados del dicho templo que tenía ya su peso y altura, y esto sería de mucho menos costa que si se ubiese de acavar conforme a la planta que estava echa sobre los dichos pilares, alquitraves, frisos y cornisas correspondientes a los costados del templo, con lo qual se ahorraría gran suma de costa y tiempo largo en obrarla, y que avía mucha cantidad de piedra labrada y estriada para subir los dichos pilares, y que se an de acavar de asentar las cornisas y onden de los costados del templo conforme a la capilla de los rreyes porque orlaba lo uno con lo otro, y para ello avía mucha cantidad de piedra labrada que se podría asentar, y que los arcos torales de las tres naves era fuerça sean de cantería, y los çerramientos dellas y de la capilla de los rreyes se devía haçer de bóveda y de piedra laxa por ser más fuerte matherial que el de ladrillo, y de tanto menos costa que balía una carretada de ladrillo seis pesos y dos ca- rretadas de piedra laxa que ocuparían lo mismo tres pesos, con que benía a ser la mitad de menos de la costa, y en la sala del cabildo está un arco de cantería acavado con sus formas levantadas, y se avía de çerrar conforme lo demás de la dicha piedra laxa, y que en la sacristía estava otro arco de cantería acavado que divide dos capillas sin acavar, y que la una dellas estava labrada toda la cantería y començada a asentar, y por parte quatro baras de alto y por otras menos, y por estar labrada la cantería se podía acavar en la forma de las demás que estavan acavadas, y que en la segunda capilla rreferida están asentadas las repisas y se podrá çerrar de la dicha piedra laxa como lo demás, y todas las demás capillas del templo estavan çerradas y acavadas, y solo rrestava solar sus techos de ladrillo, y que las quatro torres y campanarios están en la altura de los costados del templo que se deven acavar, y el matherial para acavar el templo y çerrarlo con mucha fortaleça y duraçión, y ahorro de mucha costa y tiempo, se devían haçer las bóvedas de piedra laxa y yeso, porque si se ubiera de haçer de sillería y cantería se estaba haciendo bien. 918  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 13 v - 14 v. 7 de septiembre de 1634. 919  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 14 v - 21 r. Antonio Pedro Molero Sañudo 335 conforme a la planta, tendría tanta costa y dificultad que sería un inpusible, assí por lo dicho como por la falta grande que avía de indios, y que abiéndose proseguir la obra sería lo más seguro y menos costosso darla a destaxo por partes y no entero, por ser obra costossa y no aver offiçiales que tengan caudal ni fianças que les aseguren, y rre- matándose por partes abría en aquella çiudad y en esta de México offiçiales que tomen la obra, para lo qual se podía haçer condiçiones las que pareçiesen conbiniente, para que por ellas se hagan los rremates, y sería fuerça nombrar un obrero sobreestante de çiençia y conçiençia que vea, juzgue y visite, si se cumple con las condiçiones que se prefieren, y las mesclas y matheriales a que se obligaren porque no aya engaño en obra tan considerable, y que la neçessidad de acavar aquel templo era muy grande, assí por la mayor deçençia del culto divino como porque no se pierda lo edificado con tan cos- tosas expensas como se an echo, y por estar la yglesia en que oy se çelebra con evidente rriesgo de una grande rruyna que se puede esperar, y si se quisiese rreparar avía de ser tan costosso el rremedio que con su costo se podía labrar mucha parte del edifiçio nuevo, y para costear y proseguir la obra del dicho nuevo templo tenía su magestad situados en su rreal caxa, encomenderos e indios, cantidad de pesos, y se ayudaría mu- cho con diligençias el cobrar más de quarenta y dos mill y seteçientos pesos que deven de rreçagos los indios, encomenderos y obreros, y mucha suma de los alcaldes mayores y corregidores que an sido y son, que an cobrado lo perteneçiente a la dicha fábrica y no lo an pagado ni satisfecho, cuya rraçón se estava sacando y rremitiría para que bea el estado que esto tiene, y que lo que se fuere cobrando en cada un año en virtud de los rrecudimientos que se despachan para la dicha obra, y más la rrenta de dos mill y quatroçientos pesos efetivos de alquileres de las cassas y tiendas rreferidas, todo junto sería considerable cantidad para proseguir y acavarla, y sería entendido de los ánimos de los capitulares y prebendados de aquella santa yglesia, assí por su piedad, como por la grande neçessidad y rriesgo en que se been de que la yglesia vieja no se benga al suelo, que de la rrenta del ospital de San Pedro dispondrían haçer un gran socorro que ayudará mucho a la dicha fábrica.”920 A tenor del documento anterior vemos que la obra de la catedral se en- contraba bastante adelantada, con todas las capillas hornacinas cubiertas con sus correspondientes bóvedas, tan solo a falta de enladrillar las azoteas. Este cerramiento de las capillas pensamos que ya habría sido modificado sobre el proyecto inicial, que contemplaría cubrir con bóvedas de tracería y no de arista fabricadas de ladrillo, tal y como se hicieron finalmente. Este cambio, como bien apunta Efraín Castro, pudo haberlo introducido Mateo Cuadrado o Pedro López Florín921. Por nuestra parte nos inclinamos por este último, ya que fue po- siblemente autor de unas trazas que serían las que entregó al maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte cuando visitó la obra poblana. En las tres naves del cuerpo de la iglesia, tanto como en los espacios de la sacristía y la sala capitular también había bastante trabajo terminado, al menos 920  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 57 r - 57 v. 9 de agosto de 1634. Castro Morales, 1960, pp. 19 - 20. Cita aquí bastantes partes de este mismo documento. 921  Castro Morales 1963, pág. 33. La catedral de Puebla 336 hasta el nivel de las capillas hornacinas. La capilla de los Reyes estaba prepara- da para alojar la bóveda, con el arco toral hacia el cuerpo de la iglesia levantado. “Las cuatro torres” estaban levantadas hasta la altura de los muros exteriores. Por tanto, en este año de 1634 encontramos la fábrica de la catedral con el anillo perimetral de los muros de cantería totalmente terminado, todas las capillas hornacinas cubiertas a excepción de la sacristía y la sala capitular, y además bastante trabajo realizado en las tres naves del cuerpo del templo. Otra cuestión que queda completamente manifiesta a la vista de este documento es que existían unos planos y una “planta antigua”, en los que estaba planteado que las cubiertas de las tres naves cerraran a la misma altura con bóvedas de cantería, al estilo de una Hallenkirche, o iglesia con planta de salón. Otro punto que también debemos tener en cuenta, a la hora de realizar apreciaciones sobre en qué estado se encontraba la obra, es que había una gran cantidad de material de cantería “labrado y estriado” en el suelo, que tan solo estaba a falta de subir- se y asentarse en sus lugares correspondientes. El problema ya no era encontrar los fondos, sino poder disponer de ellos y buscar a los oficiales que, mediante destajos, se quisieran hacer cargo de las obras lo más rápido posible, antes de que se arruinara todo lo labrado y construido, ya que hacía ocho años, desde 1626, que realmente no se hacía gran cosa en la fábrica. “[…] la cantería y los pilares reçevían conoçido daño, particularmente las bóbedas de casi todas las capillas que están cubiertas y no enladrilladas, y era çierto estar expuesta a rruyna conoçida, dificultosa de rremediar y muy costosa, y que ay gran cantidad de piedra labrada que no se subió a sus assientos y la tienen abaxo a lo descubierto, con que la humedad avía de consumirlas y deshatarlas, y que neçesiten de nueva lavor, y las que quedaren en los talleres y obradores estavan oy deste modo por averse caýdo y estar por el suelo, que costaron gran cantidad de pesos por ser los pilares de piedra y muy grandes las maderas que están ya desechas, y perdidos los hormigones de que se cubrían, y que la piedra que ay para poder obrar es gran cantidad, y abiéndose de dar a destaxo aquella obra era conoçido el ahorro, no solo en los salarios, y escusar a su magestad del proveher de las herramientas neçessarias que a sido el gasto que en esto a avido en creçido número de pesos, sino en que en breve tiempo se escuse su rreal haver deste gasto, con que los encomenderos y indios quedarían más descansados, siendo assí que no se aya de seguir la planta antigua de sillería, sino la que oy se tiene por mejor y más fuerte de laxa y lavor de yeso, con que el gasto era la mitad menos, y en breve tiempo se podía acavar, y que lo que oy tiene aquella çiudad de creçimiento en veçindad es en grande número, y la gente que de su comarca se junta a las fiestas y Semana Santa muchísima, con que la incapaçidad de la yglesia que oy sirve se conoçía más, y como la concurrençia a los offiçios divinos es tanta haçe que no se pueda luçir, Antonio Pedro Molero Sañudo 337 ni se goçe como pide la puntualidad y ostentaçión que aquella santa yglesia tiene en çelebrarlos, no teniendo las çerimonias lugar de executarse con la deçençia que pide tan alto ministerio, y biviendo siempre atemoriçados de la poca seguridad que promete el edifiçio antiguo echo como de prestado y apuntalado por muchas partes, y que éstas piden otros arrimos, y las maderas apolilladas, defecto ordinario en las de aquel lugar, con que no ay parte segura en toda la yglesia, y siendo tan pequeña y de mala calidad fuera cossa perdida el adereçarla, pues era neçessario hacerla de nuevo en que se gasta- rían muy grandes cantidades, que tantas mexoras se debían aplicar a la nueva fábrica, que para su mejor execuçión era dada a destaxo, rrepartiéndose entre personas que por arcos y bóvedas la obren, a que se sigue que los maestros que se encargaren della tienen muchos offiçiales esclabos que ayudarán a la falta de los indios, y muchos españoles arán assí con los dichos maestros de que avía demostraçión evidente en aquella çiudad, pues las religiones teniendo obreros propios an escusado el obrar por sí y an dado obras de muy gran porte a destajo, y en muy breve tiempo se an acavado y dedicado templos muy costossos y luçidos […]922 La principal preocupación del cabildo catedralicio era conseguir que la obra se reanudase lo más rápidamente posible, y para ello reclamaban la pre- sencia del reputado maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte para que diera su parecer, al igual que mucho antes lo había hecho Claudio de Arciniega para la catedral vieja. El 5 de enero de 1635 Trasmonte se hallaba visitando la obra de la cate- dral de Puebla junto al obrero y alcalde mayor Juan de Cervantes Carvajal, y los capitulares del cabildo eclesiástico. Una vez visto el estado en el que se encontraba la fábrica y la cantidad de material labrado que había, se acordó que el maestro estableciera las condiciones que serían necesarias para prose- guirla923. Días después, el 10 de enero, Gómez de Trasmonte pidió que le fuera entregada la planta de la obra que tuvieran los maestros, para poder ver cómo estaba trazada y actuar en consecuencia para la continuación de los trabajos. El maestro mayor Pedro López Florín era quien tenía en su poder todos los pa- peles referentes a la obra que le fueron entregados a Trasmonte924. No sabemos 922  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, F. 58 r - 58 v. 923  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 23 r. 5 de enero de 1635. 924  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1636, Legajo 3 Cª 3 nº 16, Quenta que rrecivió don Bartolomé de la Par- rilla, obrero mayor de la obra de la santa yglesia cathedral deTlaxcala a don Juan de Cervantes Carvajal del tiempo que fue obrero mayor, 1636, F. 22 r - 22 v. 29 de agosto de 1636. Descargos de diferentes pagos realizados al maestro mayor de la catedral Pedro López Florín por reparaciones hechas en las casas de la obra que se daban al obrero mayor y al mayordomo. Como vemos, el maestro mayor de la obra de la catedral seguía desempeñando trabajos para el cabildo al igual que había venido haciendo anteriormente, aunque es- tos no fueran en la propia obra de la iglesia. En estos reparos aparece involucrado también Agustín Hernández de Solís. La catedral de Puebla 338 exactamente quién habría sido el ejecutor de estos planos, pero creemos que no serían muy diferentes a los originales trazados por el maestro Francisco Bece- rra al inicio de la construcción. Trasmonte recibió de manos de Florín todas las trazas y plantas que obraban en su poder, las cuales le devolvió el día 23 de ese mismo mes de enero, habiendo realizado el maestro de la catedral de México dos planos nuevos que le serían enviados al virrey marqués de Cerralbo para su autorización925. El 16 de enero de 1635 los capitulares de la catedral citaban al obispo a reunirse el próximo jueves día 18 para tratar acerca de la “obra nueva de la igle- sia”, así como de la nueva planta que había realizado Juan Gómez de Trasmon- te, con el fin de proseguir y terminar la obra de la dicha fábrica926. En la sesión de cabildo del 18 de enero y en presencia del obispo, el maestro mayor de la catedral de México mostró la nueva planta que había hecho. “[…] para acavar del todo punto la mitad de la dicha yglesia, con sacristía y cavildo, para que pueda servir en breve tiempo y conseguirsse lo que se pretende, en la qual en- mienda algunos hierros que en la dicha obra se an allado, mudándola en el estado que oi tiene, y en cubrir las bóvedas y haçer otras cosas a lo moderno, no ussando en esto de la antigua planta por ser obra de mucha mas costa y de dilaçión de tiempo, y muy tosca y a lo antiguo, y asimismo exçibió las condiçiones con que se a de proseguir y dar aca- bada la parte de obra que señala en el pareçer, y ynforme que haçe a su excelencia y lo que costará, y haviéndole oído los dichos señores, y vistas las dichas trassas y condiçio- nes, acordaron se escriba a su excelencia, rremitiéndole todo lo dicho y suplicándole dé liçencia al dicho Juan Gómez de Trasmonte para que tome a su cargo la dicha obra, y se hagan con el susodicho los conçiertos y condiçiones que convengan, y otorgue las escrituras que sean neçessarias, y que el señor canónigo doctor Juan Rodríguez de León escriva la carta y se despache con toda brevedad.”927 Una vez reconocida la fábrica poblana, Juan Gómez de Trasmonte redactó un dictamen que consistía en tratar de terminar la mitad del templo, dotán- dolo de sacristía y sala de cabildos, para que pudiera servir para el culto a la mayor brevedad posible. Aconsejaba elevar la nave central sobre las laterales para obtener más luz directa en el interior del cuerpo de la iglesia y apuntaba 925  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 23 v - 25 r. 11 de enero de 1635, 23 de enero de 1635. 926  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 45 r - 45 v. 16 de enero de 1635. 927  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 46 r. 18 de enero de 1635. Antonio Pedro Molero Sañudo 339 la posibilidad de colocar un cimborrio o cúpula en el crucero. Trasmonte se inclinaba por el modelo más moderno Ad Triangulum, como en las catedrales de Salamanca o Segovia, en contraposición al sistema original de Francisco Be- cerra de planta de salón. Además, la obra se entregaría en destajos para su conclusión, tal y como el cabildo quería que se hiciera. No obstante todos estos cambios propuestos por el maestro mayor de la catedral de México, de su in- forme se desprende que lo hasta ese momento obrado en la fábrica debía estar en bastantes buenas condiciones y bien construido, ya que dice que su nueva planta enmendaba tan solo “algunos yerros” que existían sobre lo ya levantado. Tenemos en nuestro poder un traslado, fechado en la ciudad de Puebla el 26 de enero de 1635, con las condiciones redactadas por el maestro mayor de la catedral de México, Juan Gómez de Trasmonte, para la conclusión de la obra de la catedral que consideramos tan importante como para incluirlo al completo en este trabajo; en el margen izquierdo de la primera hoja del documento está escrita la palabra Parecer. “Excelentísimo señor: Por mandamiento de nuebe de agosto de mill y seiscientos y treinta y quatro años, me manda vuestra excelencia vea y reconosca la fábrica nueba de la santa yglesia cathe- dral desta ciudad de los Ángeles en orden a proseguir su edifiçio por destaxos o como más conbenga, adbirtiendo lo que rrequiere enmienda, assí en lo fabricado como en lo que rresta, de manera que quede perfecto y según arte, y juntamente se acabe con brevedad y el cabildo consiga lo que tanto desea con justa caussa, por la incomodidad de asistençia que tiene en la yglesia antigua. En atención y cumplimiento de lo que en presençia del alcalde mayor y capitulares, abiendo visto los ynformes que a vuestra ex- celencia dieron en ésta la razón, consideré y vi el estado que tiene esta obra, y es así que está bien acondiçionada sin demostraçión alguna de sentimiento, las paredes y pilares son de bastante gruesso y suficiençia para recebir las bóbedas, y no es de mucha consi- deraçión lo que se a de enmendar en lo hecho como dixe. Todas las capillas hornasinas, que son catorçe, están cerradas de bóbeda de ladrillo y solo les falta la bóveda que será de piedra laxa como advierte el alcalde mayor en su ynforme, por ser bien a propósito y de menos costo este material sin comparaçión que de cantería como estaba dispuesto. La capilla que llaman de los Reyes está en altura de zerrar la bóbeda que también será de piedra laxa y ladrillo, como todas las demás de las tres naves cuya forma y ornato va expecificado en las condiçiones, y juntamente advertidos los hierros que tiene lo edi- ficado y el modo y forma para acabar el edificio como todo pareçe por la traza. En esta dicha capilla de los Reyes está puesto un cornixamiento de más de seis pies de buelo, el qual ba orlando y dando buelta por toda ella, y en el mesmo testero dél es tan cosa fuera de traza; ésta se a de quitar por ser obra mal dispuesta, reprovada y fuera de su lugar, demás de que los grandes buelos de una parte y otra asombran y quitan la luz y hermosura al edificio, y si se ubiere de continuar sería mucha la costa como estava dispuesto por las traças de los maestros desta obra, las quales remite a vuestra exce- lencia el cabildo, juntamente con las que yo e hecho y la traza que demuestra el modo La catedral de Puebla 340 de cerrar las tres naves, tan distinto del que hasta aquí se a observado, dando a cada una la devida proporçión según su latitud con que se hermosea el edifiçio, y no a un peso y movimiento todas como pareçe por las traças del maestro Pedro López Florín y otros, sobre lo qual vuestra excelencia determinara lo que más convenga. En quanto al modo que puede aver para abreviar esta fábrica, el medio que se me a ofrecido es que desde el cruçero exclusible hasta la cabeçera o capilla de los Reyes se trabaje y no en más, levantando el edificio y acabándole en toda perfeçión, que con esta parte de obra se puede celebrar en ella los officios divinos con mucha decencia. Y esto me parece tendrá de costa ducientos y setenta mil pesos y se podrá acabar en cinco años, para cuyo efecto se a de servir vuestra excelencia de mandar, que de las partes de todo el contorno desta ciudad que an acudido con yndios peones y oficiales para que trabajen en esta obra lo continúen, aunque sean menos por causa de la mortandad, que otros se buscarán, pues aún pagándoles a precio aventajado no se hallan. Asimismo se a de servir vuestra excelencia de mandar que de qualesquier obras y partes donde ubiere oficiales y peones se puedan sacar para que trabajen en ésta, que como obra rreal deve ser preferida e que por tiempo de un año no se haga, ni rremate, obra cantiosa, porque de otra manera subirán el preçio de los materiales y no se podrá conseguir este negoçio que es de tanta ymportançia, en que su magestad gasta tanta suma de ducados. En la obra ay algunas piedras de cantería labradas para cerrar la sacristía que son de moldura costosa al modo de las de México, aunque pocas, y éstas se podrán acomodar en otras partes del edifiçio, son en número 7; y de otro género de molduras ay: 5 claves, 83 pieças de capitel, 92 pieças de cornixa, 31 pieças de redonda, 71 sillares labrados, 113 sillares por labrar, de ventanas 26 pieças, una canal y dos pasos de caracol, y siete mil ladrillos en ser que sobraron de las capillas hornasinas, y no ay otros materiales en la obra. La ca- lidad de estos materiales generalmente es buena, assí la cantería de que se an de hazer los arcos, como la piedra laxa para las bóbedas. El ladrillo es mejor que el de México, la cal no es tan buena pero haze su efecto. Las canterías están casi dentro del lugar y lo mesmo el ladrillo, y con todo esso vale oy un millar de ladrillos ordinarios doce pesos, la cal a quatro pesos el cahíz. Una carretada de piedra laxa dos pesos que viene a ser menos un terçio de lo que es braza en México, según lo qual casi tiene la mesma costa. La piedra de cantería vale tres pesos la carretada y trae como media de la de México, mal desbastada y más dura, con que viene a ser una la costa, y lo mesmo es la arena, con lo qual las condiçiones y traza que son, con éste me pareçe e cumplido el mandamiento de vuestra excelencia, y aunque e hecho alguna diligençia en buscar personas que se encarguen desta obra por destaxo, no e hallado quien se atreba, y assí me pareçe que si se fuera costeando con fidelidad y juntamente asistiera persona de ynteligencia en su fábrica costaría menos de lo que he dicho. Condiciones: 1.- Cerramiento de la sacristía y cabildo: Las dos piezas de sacristía y cabildo se an de zerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo, acabando para ello las formas de cantería como están empeçadas, en correspondencia de los arcos que están acabados en estas dichas piezas, quitando los xarxamentos de los rrincones y moviendo el cerramiento de arista llano y liso que no toque a regla por las formas como suele hazerse, más antes, suba de punto una terçia por sima dellas, y para su ornato se dispondrán unas faxas conpartidas en los intervalos que resultan de las diagonales de quatro dedos de relieve, al modo de lo que está executado en la iglesia de San Agustín desta ciudad, que envestido y luçido como ello de yeso dará el mejor agrado que comúnmente se tiene de este género de obra; para lo qual, entre la piedra laxa de que se an de acavar estas bóbedas se pondrá ladrillo en las partes convenientes de manera que hagan labor. La piedra laxa para estas bóbedas tendrá por lo menos de media vara arriva de peralte, de ancho una terçia y de cantto una suma poco más o me- nos porque esta piedra no se a de labrar, y antes quando unas sean mayores que otras se usará mejor de la travaçón y ligaçón que an de tener. En el caxco destas bóbedas se dexarán enbevidos cinco cañonçillos de barro cosido de quattro dedos de güeco, uno en el medio y quatro a los lados en contorno, esto sirve para colgar, limpiar, rreparar la bóbeda y otros usos. 2.- Cerramiento de la capilla de los Reyes: La capilla que llaman de los Reyes se a de cerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo en Antonio Pedro Molero Sañudo 341 conformidad, altura y correspondençia de la nave mayor y será de género baída, para lo qual, y su buen pareçer, se a de quitar el cornixamiento que tiene y acabar de subir e ygualar de formas y ventanas sobre que a de cargar, y se enluçirá de yesso formando unos conpartimientos a trechos devidos y según arte que relieven una sesma, y estos sin moldura porque la distançia de la vista no la percive, de manera que este ornato de compartimientos se haze con unas fajas enlazadas como se dixo en la condición antecedentte. 3.- Arcos de las tres naves y levantar las medias muestras de la mayor: Desde el cruçero excluido hasta la capilla de los Reyes se an de zerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo las tres naves, mayor y colaterales, para lo qual se an de enca- pitelar los pilares torales en la forma que por traça se demuestra, de manera que las medias formas que corresponden a la nave mayor se an de lebantar, sobrepuxando a las colaterales buscando su mayor altura y corriendo sobre los capiteles de dichos ca- piteles y medias muestras. Los cimaçios sobre que an de mober los arcos que an de ser de cantería, cuyos bolsoxes tendrán a quatro pies en quadro y media vara de gruesso, compartiendo en ellos una moldura conpetente a los pilares que cargan. El peralte de la rrosca de estos arcos será lo que tiene de rrelieve la media muestra (esto es lo que a de yr con moldura), y lo demás se embeberá en el casco de la bóbeda, advirtiendo que a los arcos de la nave mayor se les a de ayudar con unos sobre arcos embutidos asimismo en el casco que serán de piedra laxa crecida. Sobre arcos de la nave mayor: estos dichos arcos an de ser de medio punto, así los de las naves colaterales, como los de la mayor, según lo qual y el altura que tienen las ca- pillas hornasinas en que embisten las medias muestras de que an de mover los arcos colaterales. Altura de las tres naves: viene a tener de alto la nave mayor ochenta y seis pies y la colateral sesenta (esto es desde la superficie del suelo natural hasta la vertize del arco). 4.- Formas ventanas y sus compartimientos sobre las hornasinas: Sobre los arcos perpianos que son los de las capillas hornasinas se an de levantar sus formas de medio punto, correspondientes a las de las naves colaterales cuya pared a de tener el mesmo gruesso de los dichos arcos perpianos sobre que cargan, y en medio de cada una dellas se a de haçer una ventana de cantería rasgada de dos varas de ancho y tres y una terçia de alto, con sus pies derechos alquitravados y el diente en buelta escarcana la que le cupiere, según rresulta de la dicha forma. A los lados de cada una destas ventanas se an de hazer sus conpartimentos acoginados con una intacatura de una sesma, y esto será de ladrillo, y todo lo maciço destas formas de piedra laxa, en las quales, junto a las medias muestras se an de hazer dos portañuelas de ladrillo, a cada lado la suya, de dos terçias de ancho y dos varas y una quarta de alto; éstas sirven para salir al andén que a de correr sobre las capillas hornasinas por la parte ynterior, cuya latitud de ámbito será bara y media que es hasta llegar a la salida y rrelieve de la media muestra y no más, para lo qual se retrae el gruesso de dichas formas (sin quitarle nada del que se a dicho) una terçia que la salida del traspilar que se conbierte en sobre arco, y más una quarta que buela la moldura del cimaçio que sirve de cornixa; lo demás se a de suplir haçiendo unos canes de ferro sobre los que se a de poner un barandal o balcón, assimismo de ferro, que haga esquina a los dos estremos de cada capilla rreservando las medias muestras que an de quedar libres. Viene a tener de buelo el plano dicho andén quatro terçias poco más, y por lo que toca a ferro se a de dejar para el fin de toda la obra, que solo se adviertte para este tiempo. A estas dichas portañuelas para el usso del andén se les a de anteponer una [roto], o pared delgada en contorno de dos varas que se dejarán de güeco, cerrándolo con una bobedilla y dejándole su entrada contrapuesta a la salida, y esto así porque las aguas lluvias no perjudiquen el edificio. 5.- Arbrotantes que sirven destribo a la nave colateral: Anse de hazer unos arbrotantes sobre las paredes de división de las capillas hornasi- nas, en la forma y modo que pareçe por la traça y del mesmo gruesso, serán de piedra laxa ecepto las esquinas, rremates y cornixamiento que será de cantería, estos arbrotan- tes sirven de estribo a la nave colateral, y juntamente de rrecebir las aguas lluvias del edificio que se eleaminarán por ellas, mediante unas rregolas que se harán descubiertas para el mejor usso, y vendrá a despedir por las canales de las capillas hornasinas. 6.- Sobre los arcos de las naves colaterales corresponden a la nave mayor se an de hazer La catedral de Puebla 342 las formas de medio punto abiendo corrido primero el capitel, y en medio de cada una se eligirá su ventana rredonda de dos varas de diámetro orlada de media moldura con sus conpartimientos a los lados según buena obra, dexando a estas ventanas y a las rreferidas sus encaxes para vidrieras. 7.- Bóbedas de las tres naves: Los cerramientos de las tres naves, mayor y colaterales, an de ser de género baído y su material piedra laxa escogida y buen ladrillo, en esta manera los dos terçios del diámetro de cada bóbeda se lebantarán de piedra laxa y el último de ladrillo mayor que el ordinario, y assí tendrá una quarta de ancho de largo una terçia y tres dedos, de forma que la rrosca de la bóbeda en la nave mayor será de dos ladrillos, con que tendrá de gruesso poco más de tres quartas; y la colateral de ladrillo y medio, con que tendrá poco más de media bara. Y en esta parte se advierte que las mesclas an de ser de mate- riales escogidos: la arena cernida y el ladrillo picado en los lechos para que trave mejor. Dexarse an en cada bóbeda de las de la nave mayor siete agujeros, en las colaterales a cinco que pasen todo su gruesso, enbebiendo para ello unos cañonçillos de barro cozido de quatro dedos de güeco, esto así para colgar lámparas, limpiar y desolinar las bóbe- das, y otros ussos. 8.- Enjutas y senos de los arcos: Las enjutas y senos destas bóbedas que son los maciços de los rrincones, se suelen ali- gerar por escussar peso poniendo en ellos algunas cosas güecas como son cántaros o ollas grandes, esto es de los antiguos y no tan aprovado, y así lo que se deve hazer es que de la mesma piedra laxa del çerramiento se fabrique otra pequeña bóbeda en estos rrincones, con que quedarán más fuertes, de mejor calidad y travazón. Estas bóbedas rreferidas se an de enluçir y encostrar de yesso que en este lugar es bien a propósito, para cuyo adorno se formarán unos compartimientos al modo que se rrefiere en la pri- mera y segunda condiçión 9.- Sobre arcos embebidos en las bóbedas colaterales para fortalezer el rrempujo: Junto a los arcos de las naves colaterales que corresponden a la mayor se an de hacer unos sobre arcos de cantería de una bara de rrosca, arrimados a los dichos y embebidos en las bóbedas, para fortalezer el rrempujo dellas y rrecebir mejor el peso de la nave mayor, y juntamente se harán sobre estos arcos colaterales, los que corresponden a los de la nave mayor, sus arbrotantes que les sirven de estrivo y reciben las aguas lluvias como se demuestra en la traça, advirtiendo que los maciços mayores que van señalados en ella son para la media naranja de que al presente no se trata, y aquí se advierte que los quatro destos sobre que a de cargar an de llevar sobre arcos de cantería enbebidos en la bóbeda, y solo harán demostración por debaxo todos estos arcos de la nave mayor de la salida del traspilar de que se an de criar y formar. 10.- Las azoteas destas bóbedas se an de enladrillar de buen ladrillo rrecosido y buenas mesclas como se dirá, dejando descubierta y essenta la corona de cada bóbeda una terçia parte de su diámetro, esto es por conveniençia y hermosura y menos peso. 11.- El antepecho que está executado ensima de la cornixa de las capillas hornasinas, por la parte de afuera açia el norte que es de una bara de gruesso y vara y media de alto se a de desbaratar por ser obra fuera de propósito, y con el mesmo material que tiene de cantería, supliendo lo que faltare, se bolverá a hazer este antepecho según buena obra, porque de la manera que está no tiene forma la que deve, y así tendrá de alto quatro terçias y de menos gruesso de media bara, con una moldura mediana por la parte de afuera como se suele hazer en semejantes obras. 12.- Ase de hazer otro antepecho sobre el cornixamiento de las formas de la nave mayor por la parte de afuera que sirva de contrapeso a la cornixa, rremate y ornato al edificio, tendrá una bara de alto y una tercia de grueso con su moldura mediana en el rremate de cantería. 13.- Los quatro estribos que acompañan a los pórticos del cruçero por la parte exterior, en los dos del lado norte corre la cornixa de las capillas hornasinas con todo su buelo, el qual viene a estorvar y enbaraçar el adorno que an de llevar estas portadas, y así por esto como porque en estrivos que no acaban de rrematar, más antes an de subir al peso y altura de la nave mayor, y se deve quitar esta cornixa y en lugar della criar una imposta que es de buelo rrecogido, que ésta trave con la de las capillas hornasinas, y sobre ella se a de rretraer y disminuir los dichos estrivos una ochava de cada lado, cuio Antonio Pedro Molero Sañudo 343 movimiento dará principio con otra media cana, y así mesmo en los otros dos estrivos se a de hazer lo mesmo que estos no tienen cornixa, más antes avían pasado con ellos buscando su mayor altura, de manera que siendo todos correspondientes pareçe que fueron huyendo desta uniformidad que se devía guardar según arte. 14.- Las capillas hornasinas, naves colaterales y la mayor conprehendidas en esta parte de obra se an de enluzir de yesso como dicho es, dejándolas acabadas en toda perfeçión, y lo que fuere pared se a de encalar, y hungir de cantería donde convenga para guardar correspondencia. 15.- Las mesclas para fabricar toda esta obra se harán de manera que a dos medidas de arena corresponda una de cal, y para las bóbedas y cantería yrá zernida la arena cui- dando de su mistura y rrepasándola de una parte a otra que esté algún tiempo deteni- da, y amontonada se le yrá echando agua y rrepasándola juntamente para que se vaya incorporando y traspasando de la humedad que esto llaman derretido, con lo qual, quando se venga a batir la mezcla, echándose más agua para ello, hará mejor efecto en la obra, y esto que pareçe manual es lo que más ynporta a la firmeza. Con las quales dichas condiciones se a de hazer y fabricar la dicha obra por maestros experimentados, y se a de acabar esta parte de edificio en cinco años, en cuya conformi- dad, el maestro o maestros que della se encargaren, en todo o en parte, según la postura que hizieren y calidades della, darán fianças a satisfación, y de que la obra quedará bien acabada, perfecta y acondicionada según arte, y no se les a de hazer la última paga hasta tanto que se dé por tal. Y porque en el discurso y prosecuçión deste edificio se po- drán ofreçer algunas dudas, no obstante la declaración destas condiciones, será neces- sario vissitarla cada quatro meses por persona de ynteligencia, la que su excelencia se sirviese de nombrar; que es fecho en la ciudad de los Ángeles a veinte y seis de henero de mill y seiscientos treinta y cinco años, Joan Gómez de Trasmonte. Aviéndose leydo estas condiciones en el cabildo y visto juntamente la traza a que asis- tió, su señoría se fue a la misma obra para más ynteligençia del casso y generalmente pareçió bien lo que se disponía, solo se rreparó ser coveniente acomodar parte para el coro, y pareció estaría bien en el crucero por dejar más lugar al pueblo, y así lo dispusse y trasé en una de las plantas que estaban hechas desta obra, como se demuestra en lo que va señalado de amarillo que dice dentro (esto sirve de coro de prestado mientras se acaba la obra), la fábrica de lo qual será en esta forma: anse de atajar y cerrar las tres na- ves por el cruzero con una pared de cinco quartas de gruesso de mampostería, esto así para dividir y acomodar el coro de manera que a todo el ancho del cruçero se ocupe en ello, levantando estas paredes en contorno dos varas y quarta, y aquí se a de enmaderar y cubrir sobre unos pilares de madera con sus planchas en que cargue el dicho enma- derado, dividiendo este espacio (por ser grande) en tres partes; y se a de enladrillar este suelo en el qual se an de poner y acomodar las sillas del coro de la yglesia antigua, la rreja, y todo lo demás perteneçiente a su uso; ensima deste suelo ollado a que se a de subir por gradas se levantarán dichas paredes seis baras, poniendo así mesmo otros pilares de madera que carguen sobre los rreferidos del suelo baxo, para que con sus planchas rreciban los enmaderados, que como dicho es, por ser mucha la fuga se divide en tres partes, advirtiendo que la de enmedio sea tan capaz que no embarazen la vista los pilares, y esto se cubrirá y enladrillará su azotea a tres aguas para lo qual el espacio del medio subirá una bara más que los de los lados, y por ensima desta azotea se cubri- rá de xacal hasta cubrir el arco de la nave mayor. Asimismo se an de atajar de pared los dos testeros de las naves colaterales, a la parte de los braços del dicho cruzero como se entra por las portadas principales dél, poniendo en cada una dellas sus puertas de ma- dera, como también se an de poner al entrar de las dichas naves colaterales, cerrando las paredes en esta parte hasta topar en los arcos de dichas naves, con que queda guardada esta parte de yglesia como todo pareçe por la planta en lo que va señalado de amarillo, y también se podrá cubrir de xacal la entrada de cada lado destos del cruçero para más comodidad del pueblo, y toda esta obra se puede azer de los materiales de la yglesia vieja que se empeçará a desbaratar en tiempo oportuno para ello, con que se escusará mucha parte del gasto que esto avía de tener, y porque conviene estrivar esta parte de obra mientras no se acaba toda, se dispondrá esto de manera que por la nave mayor y las dos colaterales, en los extremos del cruçero se reciban sus arcos con unos estrivos que para ello se arán encadenados con unas planchas y tornapuntas, puesto de manera La catedral de Puebla 344 que no embaraçen la rreferida obra del coro. Assimesmo se rreparó que convenía hazer y acabar una de las torres para poner las campanas, y como quiera que en todo se pre- tende brevedad me pareçe se acabe esta torre hasta el cuerpo en que se an de poner, dejando lo demás que se yra prosiguiendo con el rresto del edificio, para lo qual a su tiempo se a de hazer una traça. Fecho vt supra Joan Gómez de Trasmonte. Concuerda con el original de donde se sacó este traslado para rremitir a don Juan de Cerbantes Carvajal, alcalde mayor de la çiudad de los Ángeles, con los editos que el excelentísimo señor virrey marqués de Cerralbo a mandado fixar para que se prosiga la obra de la fábrica de la cathedral de la dicha çiudad de los Ángeles. [Firmado] Luis de Tovar Godínez Traslado de las condiçiones y traza que Joan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la obra de la yglesia cathedral desta ciudad [México] hizo para que se prosiga en la fábrica de la yglesia cathedral de Tlaxcala, por mandato de su excelencia.”928 Este largo documento redactado por el maestro Juan Gómez de Trasmon- te es, entre otras muchas cosas, un auténtico testimonio del estado de la fábrica de la catedral de Puebla en ese justo momento. Deteniéndonos en algunos de sus detalles más significativos, podemos llegar a trazar un esbozo bastante fi- dedigno de lo que había construído hasta ese momento, y de lo que faltaba por hacer respecto a estas nuevas trazas de Trasmonte. Además, el maestro también nos hace relación de los materiales que había disponibles para su continuación, tanto de mortero de agarre como de cantería labrada y sin labrar. Según expone, la obra hecha hasta entonces estaba en buenas condicio- nes, con las paredes y los pilares prácticamente listos para recibir las bóvedas, y sin que se apreciara rastro de resentemiento de la fábrica. Las catorce capillas hornacinas tenían cerradas sus bóvedas con ladrillo, faltándoles el cerramiento superior de piedra laja929. Establece la necesidad del cambio de bóvedas, de las que se iban a preparar de crucería a éstas nuevas de arista o a las vaídas de piedra “laxa”, lo que abarataría mucho los costos además de reducir el tiempo necesario para realizarlas. La variación más considerable introducida por Tras- monte en sus trazas será el aconsejar subir la nave central sobre las colaterales, para conseguir mayor luz en el interior, olvidando de esta manera los planos 928  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 26 r - 31 r, 26 de enero de 1635. Hemos decidido incluir al completo este documento con las Condiciones del maestro juan Gómez de Trasmonte debido a que hasta ahora no había sido nunca publicado. 929  Piedra laja se llama en general a una roca plana de poco grueso. En México, esta “laxa” era de ori- gen volcánico, similar a la piedra pómez, fácil de trabajar y de muy poco peso, por lo que se convirtió en ideal para este tipo de recubrimientos. Antonio Pedro Molero Sañudo 345 originales que contemplaban el cerramiento de todo el templo al “mismo peso y movimiento”, tal y como estaba en los planos que Pedro López Florín tenía en su poder en ese momento. La capilla de los Reyes estaba terminada hasta la altura suficiente para cerrar la bóveda según las trazas iniciales. Trasmonte aconsejaba subir este espacio para llegar a la altura nueva de la nave central, con lo que tendría que quitarse una cornisa que ya estaba hecha y que a su pa- recer era de un vuelo exagerado, por lo que restaba mucha luz al interior. Fig. 76 Alzado hipotético del estado de la catedral en el año 1635 La catedral de Puebla 346 Las condiciones dadas por Juan Gómez de Trasmonte eran relativas a la terminación de solamente la mitad de la construcción, desde la cabecera hasta el crucero exclusive, aunque finalmente éste fue incluido para acomodar el coro en este espacio por indicación del obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz. Para todos estos trabajos estimaba que se gastarían unos doscientos setenta mil pesos y calculaba en unos cinco años el tiempo de su realización. Recalca- ba que este importe estimado dependería de que en ese tiempo no hubiera su- bidas de materiales considerables, para lo cual proponía que desde la Corona no se debía impulsar la construcción de grandes obras en este “entretanto”. In- ducía al virrey y al cabildo a que buscaran mano de obra por todos los lugares que estuvieran cercanos a la ciudad, así oficiales como peones, y tanto española como indígena, aunque esta última estaba muy diezmada a causa de la altísima mortandad que venía arrastrando su población desde el siglo XVI. Aconsejaba que se buscaran maestros de obra capacitados y con fianzas suficientes para esta empresa, a los que no se les debería pagar el último salario hasta compro- bar la calidad de los trabajos a los que se habían comprometido, así como el que éstos estuvieran perfectamente terminados. También consideraba necesa- rio que el desarrollo de la obra fuera “visitado” por personas cualificadas a lo sumo cada cuatro meses. El maestro Gómez de Trasmonte hacía también una relación especificada de todas las piezas de cantería, labradas y sin labrar, que había en la obra: mol- duras, claves, capiteles, cornisas y sillerías, además de otros materiales como ladrillos, arena o cal, reconociendo que eran todos de buena calidad y que se encontraban a pie de obra. Hemos de remarcar la gran cantidad de piezas la- bradas que había en ese momento en la fábrica de la catedral y que Trasmonte incluye en sus condiciones, la mayoría de ellas preparadas para ser asentadas en sus lugares correspondientes. Todas estas piedras labradas eran perfecta- mente adaptables al nuevo plan del maestro Gómez de Trasmonte que subía la nave central sobre las colaterales, como “las ochenta y tres piezas de capiteles, Antonio Pedro Molero Sañudo 347 las noventa y dos de cornisas y las treinta y una de redondas” que prácticamen- te debían ser todas las que faltaban para terminar los pilares y entablamentos para poder colocar los arcos y comenzar los cerramientos de las bóvedas. Este dato acerca de todo el material existente en la obra resulta muy interesante, ya que poco despúes, cuando el obispo Juan de Palafox y Mendoza se haga cargo de la construcción en el año 1640, escribirá al monarca resumiéndole la situa- ción en que se encontró la fábrica y obviará toda esta cantidad de materiales que había dentro de la obra y que estarían entonces en casi perfecto estado para su utilización. En cuanto a la forma de continuación para la finalización de todos estos trabajos, el maestro opinaba que sería más rentable si fuera posible encontrar una o varias personas capaces de su realización mediante un salario fijo esta- blecido, lo que consideraba sería menos gravoso que otorgar la obra mediante destajos. En las quince condiciones redactadas Trasmonte va detallando punto por punto el estado en que se encontraba la fábrica, y lo que a su parecer se debería cambiar o reformar para llevar a buen término la conclusión de la dicha mitad del templo siguiendo las trazas por él dadas. La sacristía y la sala capitular, a los lados del altar de los Reyes, se cerrarían con bóvedas de arista enlucidas de yeso. La capilla de los Reyes debería subir hasta la altura de la nave “mayor” y cerrarse con una bóveda vaída de piedra laja y ladrillo, enluciéndola también de yeso por el interior930. Al levantar la altura de la nave central sobre las colaterales era necesario subir las medias muestras de los pilares correspondientes a ésta. Los arcos “to- rales” de las tres naves serían de medio punto, arrojando unas alturas aproxi- madas para la central de ochenta y seis pies (24,08 m.), y para las laterales de sesenta y cinco pies (18,20 m.). 930  Sabemos que el plano y trazas originales de Francisco Becerra disponía las bóvedas de las tres naves a la misma altura y realizadas de cantería, pero lo que no sabemos es qué tipo de bóvedas pre- tendía construir. Sí sabemos que Becerra ya había fabricado algunas bóvedas de piedra, tanto de arista como vaídas, en su Trujillo natal. La catedral de Puebla 348 Todo el muro perimetral con su correspondiente cornisa a la altura de las azoteas de las capillas hornacinas estaba concluído, teniéndose que variar la altura y el grueso del peto construído por encima hacia el exterior. Asimismo indicaba cómo se debían construir los contrafuertes-desagües, tanto los corres- pondientes a las naves laterales como los de la central. Lo único que no quedó fijado en las condiciones y se añadió a pie de obra fue el lugar donde alojar el coro, decidiéndose que sería instalado temporal- mente en el espacio del crucero hasta que se acabara toda la edificación. Para la construcción del mencionado coro se utilizarían todos los materiales aprove- chables del derribo de la iglesia vieja, que sería demolida en su justo momento para este fin. El maestro Juan Gómez de Trasmonte también aconsejaba terminar una de las torres a la mayor brevedad posible, al menos hasta la altura necesaria para alojar el cuerpo principal de campanas. Sabemos por un descargo anotado en los libros de fábrica del año 1636 que el maestro mayor de la catedral de México percibió doscientos cuarenta pesos por los treinta días que ocupó en visitar la obra de la iglesia nueva de la ciudad de los Ángeles, a razón de ocho pesos diarios.931 “La claridad habría sido uno de los valores estéticos pero también simbólicos que se perseguía con la elevación de la nave principal propuesta por Juan Gómez de Trasmon- te. […] […] Esta caracterización de un espacio trentino parece a propósito para describir el concepto espacial de la catedral de Puebla y sobre todo para explicar cual habría sido el objetivo de Juan Gómez de Trasmonte al elevar la nave central y proyectar la cúpula del crucero: dotar a nuestra catedral, como lo había hecho un poco antes en la de Mé- xico, de una luminosidad que los proyectos originales, con las naves al mismo nivel, nunca habrían logrado. Tal luminosidad estaría acorde con los objetivos y simbología buscados por la liturgia trentina.” Montserrat Galí932 El virrey marqués de Cerralvo remitió de vuelta al cabildo poblano las condiciones hechas por Juan Gómez de Trasmonte para la continuación de la 931  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 1636, Legajo 3 Cª 3 nº 16, Quenta que rrecivió don Bartolomé de la Par- rilla, obrero mayor de la obra de la santa yglesia cathedral deTlaxcala a don Juan de Cervantes Carvajal del tiempo que fue obrero mayor, 1636, F. 22 r, 29 de agosto de 1636. 932  Galí Boadella 2012, pp. 286 y 301. Antonio Pedro Molero Sañudo 349 obra de la catedral junto con seis edictos, “[…] para que los maestros que qui- sieren tomarla a destajo hagan las posturas que por bien tubiesen […]”933. El auto redactado en consecuencia a la disposición del virrey les fue notificado al día siguiente al maestro mayor Pedro López Florín, al alarife de la ciudad y “maes- tro de arquitectura” Juan Díaz Cabañas y a siete maestros de albañilería más934. Un día después, el 24 de mayo de 1635, también les fue notificado al maestro de albañilería Miguel de Castilla y a los canteros Juan de Adel y Julián de Cárde- nas, acordándose que se juntarían todos ellos el jueves día 31 en la misma obra para tratar lo que se podría hacer. Hasta el 7 de junio no comparecieron todos los maestros juntos en la obra. Una vez vista la construcción y conferidas la nueva traza y condiciones del maestro Juan Gómez de Trasmonte, dijeron que verían lo que se podría hacer al respecto de éstas, haciendo posturas por escrito sobre ello, a lo que respondieron los prebendados instigándoles a hacerlo con la mayor brevedad posible935. El maestro mayor de la catedral de México también redactó una serie de cinco condiciones esenciales para la construcción de un cimborrio en el cruce- ro, de las cuales no sabemos la fecha exacta y que conocemos a través de un documento intitulado, Asentamientos de lo que se ha de prevenir conforme al informe y pareçer de Juan Gómez de Trasmonte para que el sinborio que se hubiere de haçer sea con toda seguridad.936 933  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 31 v, 22 de mayo de 1635. Fernández 1985, pág. 83. “Según Efraín Castro, Gómez de Trasmonte trabajó en la obra de la catedral po- blana hasta 1637.”. La autora se limita a citar esta hipótesis de Castro con la que no estamos de acuerdo, ya que el maestro Gómez de Trasmonte no estuvo al frente de la catedral poblana en ningún momento, habiendo sido solicitada su presencia en esa ciudad tan solo para dictaminar sobre el estado de la obra del templo y en ningún caso para colocarse al frente de ella. Además, a tenor de los datos que tenemos de la documentación estudiada sobre la ciudad de Puebla, el maestro Gómez de Trasmonte aparece por última vez en el mes de julio de 1636, como ya veremos más adelante. 934  Estos siete maestros fueron: Juan de Hinostrosa, Félix de Salcedo, Martín López, Juan López, Joan Bauptista, Jerónimo de la Cruz y Agustín Hernández. 935  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 31 v - 37 v, 22 de mayo - 7 de junio de 1635. 936  Galí Boadella 2001, pág. 371. La doctora Montserrat cita la fecha de 1640 para la elaboración de este documento por Juan Gómez de Trasmonte a instancias del obispo Juan de Palafox y Mendoza. La catedral de Puebla 350 “1.- Lo primero, que se çierren todas las bóvedas en contorno antes de haçer la media naranja. 2.- Que las pechinas del cruçero sobre que ha de cargar la media naranja se fabriquen con sus tiranteçes en las juntas imitando las que se haçen de cantería, porque de otra manera no harán el effeto conveniente, ni quedarán firmes. 3.- Que [en, tachado] las trabaçones y ligaçones de la cantería se tenga todo cuidado en que bayan en su lugar, sin que una ylada cargue sobre la junta de la otra como siempre lo adbertí desde el prinçipio y la misma obra lo dicta, que por no tener cuidado en esto, aunque se siga la traça que se da en dicha obra suele haçer viçio el edifiçio. 4.- Que los estribos que se aplicaren por ensima de la media naranja para el bentanaje que se hubiere de haçer, se hagan con tanto cuidado en la trabaçón escusando demasia- dos mazizos por quitar el peso; y el cornisamiento que se hechare por la parte de dentro sobre las pechinas sea de ladrillo, que se hará al propóssito por escusar peso y costa; supuesto que todo se ha de luçir después y dar a cada cosa su finjido de cantería y los interbalos de blanco. 5.- Que las quatro pechinas se pongan en su lugar sin lebantarlas sobre las roscas de la bóbeda siguiendo las quatro formas de cantería, sin lebantarlas sobre las dichas roscas, y que no se salga del arte por la fealdad que tendrá, y por la costa y peso que se escusa.”937 El maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte estuvo en Puebla hasta el año de 1636. Aprovechando su estancia en la ciudad, en este año se le encargó por parte del cabildo municipal, revisar y evaluar los daños que tenía el puente que iba a Cholula antes de que se procediera a su reedificación.938 El virrey marqués de Cerralvo, basándose en el informe emitido sobre los fondos de la fábrica por el alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles Juan de Cervantes Carvajal, ordenaba en agosto de este año de 1635, que a la vista de las cuantiosas cantidades de dinero que se debían a la fábrica de la iglesia catedral, gran parte de ellas por parte de alcaldes mayores y corregidores anteriores, de- cretaba desde ese mismo instante que las personas que fueran nombradas para desempeñar estos oficios, deberían demostrar que no debían ninguna cantidad de dinero a la dicha fábrica939. Al parecer, el virrey, por indicación del alcalde y obrero mayor de la catedral, pretendía poner fin al desvío de fondos perte- 937  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo 4 Cª 1, nº 4, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla, 1704 - 1775. Agradecemos a la doctora Montserrat Galí Boadella la información y ayuda necesaria para poder encontrar este valioso documento. El informe de Juan Gómez de Trasmonte son tan solo dos ho- jas -la segunda en blanco- que en el momento de nuestra consulta se encontraba dentro del paquete de legajos mencionado, etiquetado con la fecha 1704 - 1775, obviamente desubicado absolutamente, aunque el propio documento no acredita ninguna fecha de datación. 938  Pizarro Gómez, 1997, pág. 65. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 188 v - 190 v, 18 de julio de 1636. Ya que se encontraba en Pueb- la,”tanteando la obra de la catedral”, el maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte fue al puente de Cholula a reconocer los daños que tenía. 939  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, 1635 años. Autos hechos sobre el reparo de las cassas de la obra y rremate hechos, F. 109 r. 30 de agosto de 1635. Antonio Pedro Molero Sañudo 351 necientes a la obra, en un nuevo intento más para intentar la reactivación de la construcción. En 1636 se recibió en el obispado poblano una solicitud del nuevo virrey marqués de Cadereyta940 para que se presentaran en México dos representantes del cabildo episcopal, para discutir junto con los capitulares de la catedral de México acerca de la conveniencia de proseguir las obras de construcción de ambas catedrales, en ese momento suspendidas941. Al parecer, tal y como ya se venía argumentando, el hecho de la interrupción de las obras no era precisa- mente la falta de fondos y recursos del virreinato, sino más bien, el mal uso hecho de ellos, destinándolos a otros fines que no eran los contemplados en las disposiciones derivadas del patronato real. “[…] Esa carencia de medios no era debida a haberse agotado los recursos del reino, sino principalmente, en que éstos eran distraídos de los fines a que estaban destinados por leyes y disposiciones muy precisas, para emplearlos en sustentar la mala dirección militar y política peninsular de una insaciable y torpe monarquía.” Ernesto de la Torre942 El nuevo virrey llegaba con grandes deseos de que se concluyeran las dos magnas obras catedralicias, por lo que trataba de buscar la solución a la conti- nuación de ellas a través de un cónclave con los capitulares de ambas iglesias catedrales. Por parte del cabildo poblano asistieron el licenciado Agustín de Sedano y Mendoza y el ya mencionado doctor Juan Rodríguez de León Pinelo, que presentaron al virrey la petición para que se continuase la fábrica de la “iglesia catedral de Tlaxcala”. A Rodríguez de León se le comisionó para que impetrase al virrey y al monarca licencia para la continuación de las obras de la catedral, otorgándose para ello la ayuda económica necesaria para el proyecto. En el mes de julio de este año se dispuso que desde el cabildo catedralicio se re- 940  Rubio Mañé 1955, pp. 145 - 147 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 53. Instrucciones y memorias de los vir- reyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 387 - 397. Lope Díez de Armendáriz, marqués de Cadereyta, fue el primer virrey criollo al haber nacido en la ciudad de Quito, en el virreinato del Perú, en el año 1575. Ejerció su cargo de virrey de la Nueva España desde el 16 de septiembre de 1635 hasta el 28 de agosto de 1640. 941  Torre Villar, 1996, pág. 218. 942 Torre Villar, 1996, pág. 218. La catedral de Puebla 352 dactara un informe con el estado en que se encontraba la fábrica de la catedral; el encargado de ello, en el caso poblano, fue Juan Rodríguez de León Pinelo. Este informe con todo tipo de detalles, tanto técnicos como de legislación civil y eclesiástica, fue enviado al virrey, suplicándole que intercediera para que la obra se pudiera volver a reanudar hasta su finalización. “En el informe se consigna que fue opinión de los dos cabildos, el de México y el de Puebla que las obras de sus respectivas catedrales deberían proseguir, ‘porque los trabajos, la pérdida de flotas, las desgracias, las inundaciones, las pestilencias, la esteri- lidad de los años y las quiebras del comercio, la más cercana causa de donde proceden, es el descuido de estos templos que no se edifican’. Después de abundar en argumenta- ciones que apoyan esa opinión [el descuido de los templos como causa de penurias] el informe concluye: ‘De donde se infiere que para remediar los males de este reino, fuera el mejor arbitrio edificarle a Dios sus templos’. Y en los informes se agrega que el señor virrey tiene plena conciencia de que en la mente del soberano guardan un primer lugar los asuntos de la real conciencia empeñada por el patronato.” Ernesto de la Torre943 En el informe, el doctor León Pinelo se muestra partidario de que sean los obispos los que manejen los bienes de la fábrica y del hospital, argumentando para ello una cédula real de 1604 en la que se trata este tema con relación a la diócesis de Michoacán y la construcción de su catedral, alegando que es deter- minación real y del concilio de Trento que sea de esta manera. En su exposición destacaba que los bienes que la iglesia percibía para utilizarlos en la fábrica se habían visto mermados en los últimos años, debido a los múltiples gastos de enfermería habidos por la pestilencia sufrida. Para poderse llevar a cabo la rea- nudación de la obra, aconsejaba que se debía hacer más presión sobre los veci- nos y encomenderos, de forma que contribuyeran en mayor medida a los gastos de la fábrica de la catedral. En su informe también incidía en que la sede del obispado descansaba en una iglesia vieja y en peligro de ruina, suplicando al virrey que solicitara de la Corona el apoyo necesario para la mencionada conti- nuación y finalización de todos los trabajos necesarios hasta su consagración944. 943  Torre Villar, 1996, pág. 221. 944  Torre Villar, 1996, pág. 222. Antonio Pedro Molero Sañudo 353 Ernesto de la Torre Villar nos proporciona al completo este informe ma- nuscrito e inédito que perteneció al fondo de Genaro García y que pasó a la Universidad de Texas, formando parte del acervo Benson Latin American Co- llection. “Está registrado bajo las siglas G. 282. 2 In 3. Fue revisado por Ramiro Navarro. […]”945, e intitulado Informe que presenta el deán y cabildo de la catedral de Tlaxcala al excmo. señor marqués de Cadereyta, virrey de Nueva España, en razón de la fábrica de la iglesia nueva, que pretende se prosiga y en respuesta de parecer que se ha dado para la determinación. Estudióle el doctor Juan Rodríguez de León canónigo de la misma catedral. Año de 1636946. Resulta muy interesante este documento para situar en su preciso lugar todas las cuestiones del patronato regio y su aplica- ción en Indias, quedando muy patente en la exposición la gran formación que poseía el doctor Juan Rodríguez de León Pinelo como humanista, jurista y es- pecialista en derecho canónico. “[…] Sirva señor excelentísimo lo referido para ponderarle más tiempo que espera esta Iglesia, que aún la de México, pues han pasado ciento once años y se halla con un tem- plo rendido, que repita lágrimas con las pasadas desgracias de este reino, y con una iglesia comenzada y sin proseguirse, en que van perdiéndose cerca de ochocientos mil pesos gastados con sumo dolor de los que lo advierten y con irremediable pérdida de la hacienda de su majestad, cuyo amor a las catedrales es tan grande […]” Ernesto de la Torre947 Volviendo al tema de los destajos, la siguiente noticia que tenemos es del 12 de febrero de 1636, cuando el virrey marqués de Cadereyta vuelve a mandar los mencionados seis edictos, que ya había enviado al cabildo el anterior virrey, el marqués de Cerralvo, para que se hicieran las posturas pertinentes con el fin de proseguir la obra. Estos edictos fueron fijados en las puertas de la catedral y en las de la audiencia ordinaria de la ciudad948. La primera puja de la que tenemos constancia es la que realizaron los “maestros de cantería y vecinos de la ciudad”, Lorenzo de Adel y Julián de 945  Torre Villar, 1996, pág. 223. 946  Torre Villar, 1996, pp. 224 - 253. 947  Torre Villar, 1996, pp. 251 - 252. Extracto del informe del doctor Juan Rodríguez de León Pinelo. 948  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 38 r. 12 de febrero de 1636. La catedral de Puebla 354 Cárdenas por la que se comprometían a la realización de dieciséis arcos de cantería, los cuales según el obispo Palafox no se llevaron a cabo949. Adel y Cár- denas fueron dos canteros que estuvieron muy activos en los años treinta y cuarenta en la ciudad de Puebla, coincidiendo juntos en numerosas obras, tanto para la fábrica de la catedral como para el cabildo municipal950. Cárdenas está localizado en las actas del ayuntamiento hasta el año de 1653 como “maestro de albañilería y cantera”, ejerciendo labores propias de un veedor municipal951. “[…] dies y seis arcos de cantería que son los que vienen desde la capilla de los Reyes hasta el crucero, cuyas piedras y las demás que fueren nesesarias para levantar los pilares seis baras más en alto de la nave denmedio, conforme a la traza y condiciones echas por el maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte, haremos y assentaremos bien y con toda perfectión y conforme arquitetura, desvaratando el cornizamento que en los pilares donde se an de asentar los arcos estuviere fecho; los cuales dies y seis arcos de cantera daremos acavados en seis años, que an de comensar a correr y contar desde el día que se nos hiciere rremate conforme a esta nuestra postura, y el de la capilla de los Reyes daremos acavado dentro de ocho meses; todo ello guardando la trasa y condisio- nes fechas por el dicho maestro mayor, y porque para comprar material y maderas para las çimbras y otros aderentes, hasiéndosenos rremate conforme a esta postura, se nos an de dar luego dies y seis mil pesos, y por toda la obra siento y sesenta mill pesos, y cada cuatro meses ocho mil pesos para pagar oficiales y materiales […]”952 949  Toussaint y Ritter, 1954, pág. 71. Citando AGN. “Duplicados Reales Cédulas” Tomo 12 Exp. 94. 950  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 131 r - 131 v, 5 de octubre de 1635. Lorenzo Adel se encuentra labrando piedras para el solado de un balcón en las casas reales. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 161 v, 18 de enero de 1636. Se le remata a Lorenzo Adel el importe restante de la obra del solado del balcón de las casas reales. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 208 r, 18 de enero de 1641. Lorenzo Adel reclama junto a Julián de Cárdenas que se les pagaran los pesos que se les adeudaban por la obra de la cantería realizada en el puente de Cholula. Pizarro Gómez, 1997, pág. 61. Julián de Cárdenas, “Concierta en 1629 la construcción de la portada prin- cipal de la iglesia de San Cosme y San Damián. En 1631 labró la portada de la capilla del Colegio de San Luis. […] Junto con el cantero Lorenzo de Adel, se compromete en 1637 a realizar dieciseis arcos torales para la Catedral por valor de 90.000 pesos.”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 204 v, 7 de junio de 1630. Se le libran ciento tres pesos a Julián de Cárdenas por los gastos hechos en la elaboración de treinta y ocho canes de piedra de cantera, colocados en las casas del cabildo. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 17, F. 255 v, 21 de febrero de 1631. Se le libran cincuenta pesos a Julián de Cárdenas como pago por el enlosado de los balcones de las casas reales. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 44 r, 5 de mayo de 1634. El maestro de albañilería Juan López re- cibe un libramiento de quinientos pesos, para terminar la obra y aderezo de los portales de la plaza que están debajo de la casa del alcalde mayor, obligándose junto a Julián de Cárdenas a terminar el trabajo conforme a su remate. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 188 v - 190 v, 18 de julio de 1636. Se le pagan mil pesos al cantero Julián de Cárdenas por las piedras de sillería para la reedificación del puente de Cholula. 951  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 23, F. 268 v - 269 r, 7 de febrero de 1653. 952  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 40 r - 40 v. 12 de marzo de 1636. Queda claro que si tenían que “desvaratar” los cornisamien- tos que había en la nave central era porque estaban ya preparados para recibir los arcos a la misma altura que los de las naves laterales. Antonio Pedro Molero Sañudo 355 La postura anterior fue presentada y admitida el 12 de marzo de 1636, mandándose a continuación que fuera pregonada. Este mismo día el maestro de albañilería y también vecino de la ciudad Pedro García Durango, presentó una postura para el cerramiento de “tres capillas” (léase tramos) de la nave cen- tral, desde la capilla de los Reyes hacia el cuerpo de la iglesia. Fijaba su precio en sesenta mil pesos, de los que le debían de entregar diez mil para la compra de materiales, cimbras y “otros aderentes”, así como dos mil quinientos pesos para paga de los oficiales cada cuatro meses. Al igual que Adel y Cárdenas se obligaba a entregar su trabajo terminado en seis años, que empezarían a con- tarse desde el momento que estuvieran acabados los dos primeros arcos y se pudieran comenzar a cerrar las bóvedas953. Esta postura también fue aceptada y mandada pregonar. Un día después, el 13 de marzo, se aceptaba la postura hecha por los veci- nos de la ciudad y maestros de albañilería Martín López y Llorente Pérez, por la que se obligaban a acabar y rematar las dos bóvedas de arista del cabildo, tanto por su lado exterior como por el interior y siguiendo las condiciones dadas por Trasmonte. Asimismo se comprometían a revocar de cal y arena las paredes de esta sala hasta el piso, enluciéndolas de yeso blanco, además de enladrillar el suelo. El importe total que percibirían por estos trabajos sería de veinte mil pesos, en los que estarían incluidos todos los “[…] materiales, piedra laxa, cal y arena, y ladrillo, madera para andamios y cimbras, cabrilla y mecates, y todos los aderentes, herramientas, y todo lo necesario para poderlo acabar […]”954. Lo único que no estaba comprendido en la postura era la portada de entrada a la sala que se les debía de entregar labrada y asentada en su lugar, de forma que se pudiera rematar contra ella todo lo tocante a albañilería955. 953  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 42 r - 43 r. 12 de marzo de 1636. 954  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 45 r. 13 de marzo de 1636. 955  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 44 r - 45 v. 13 de marzo de 1636. La catedral de Puebla 356 El maestro de albañilería Jerónimo de la Cruz se obligaba por su parte a acabar y rematar la sacristía, cerrándola mediante bóvedas de arista y revocan- do y enluciendo las paredes interiores, al igual que en la sala capitular lo harían los maestros Martín López y Llorente Pérez. Igualmente se encargaría también de enladrillar el suelo con “ladrillo raspado y cortado de junto”. El importe por estos trabajos ascendía a veinte mil pesos, igual que en el caso de la sala capi- tular, incuyendo también todos los materiales que fueran necesarios para su realización956. Tradicionalmente se ha considerado a Jerónimo de la Cruz como el artífice que posteriormente ejecutaría la obra del cimborrio de la catedral, a partir de las trazas del maestro Pedro García Ferrer957, aunque no está del todo claro que fuera este maestro el ejecutor, tal y como veremos más adelante en el capítulo correspondiente. En el mes de junio, Lorenzo de Adel y Julián de Cárdenas hicieron una nueva postura a la baja de noventa mil pesos sobre los ciento sesenta mil ini- ciales, por la hechura de los dieciséis arcos mencionados anteriormente, prác- ticamente la mitad de lo que habían pedido inicialmente. Este dato viene a demostrarnos que mediante el sistema de destajos elegido para la continuación de la obra, resultaba muy difícil saber el precio correcto de las diferentes obras a realizar, pues ya vemos la fluctuación habida en este ejemplo, que pasó de ciento sesenta mil pesos a noventa mil en tan solo tres meses.958 Recibidas por el virrey las anteriores posturas referidas, el 17 de enero de 1637 decidió que se pregonaran durante treinta días en las ciudades de México y Puebla por si hubiera alguien que las pudiera mejorar. El primer pregón fue dado el día 7 de febrero. El 16 de marzo, pasados los treinta pregones, se acepta la postura de Adel y Cárdenas de noventa mil pesos, redactándose un auto por el cual se instaba a mandar a alguien para que tasara los materiales y piedras labradas que hubiere en la obra, y que pudieran servir para la construcción de 956  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 46 r - 46 v. 14 de marzo de 1636. 957  Pizarro Gómez, 1997, pág. 62. 958  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 48 r - 48 v. 23 de junio de 1636. Antonio Pedro Molero Sañudo 357 los arcos torales que habían presupuestado Adel y Cárdenas. Este cometido le fue encargado al “maestro de arquitectura y alarife de la ciudad” Juan Díaz Cabañas959, que realizaría una visita a la catedral junto a los dos maestros en- cargados de la obra con el fin de evaluar todas las cuestiones relativas a estas posturas. El 21 de abril de 1637 se acordaba finalmente el remate con los dichos canteros por el importe fijado de los noventa mil pesos, dando las fianzas per- tinentes para ello y comprometiéndose a acabar los dieciséis arcos torales en el plazo de cinco años960. En cuanto al cabildo municipal, ya hemos visto que en 1636 es nombrado como “maestro arquitecto y alarife” Juan Díaz Cabañas con un salario de cin- cuenta pesos al año y a su lado Agustín Hernández de Solís como “maestro ofi- cial albañil” con ciento cincuenta961. A este último se le sustituyó por Juan López para los reparos de la cañería del agua, porque al parecer no lo estaba haciendo bien y además ya se había despedido de su cargo en diferentes ocasiones962. A partir de aquí el maestro de albañilería Agustín Hernández de Solís aparece en las actas del cabildo municipal relativas al año 1637 realizando obras en “los portales de los sombreros”. Estas obras deberían haber sido tasa- das por el maestro Pedro López Florín, pero al encontrarse enfermo lo hicieron los maestros de albañilería Juan Cordero y Jerónimo de la Cruz963. En 1639 es nombrado maestro albañil para los reparos de la cañería del agua y también maestro arquitecto y alarife de la ciudad para visitar las obras realizadas en ésta, con un salario conjunto de doscientos pesos al año964. En octubre de ese mismo año se le solicita una declaración junto a los “arquitectos” Pedro López 959  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 159 v, 2 de enero de 1636. Juan Díaz Cabañas fue nombrado maestro arquitecto y alarife de la ciudad con un salario de cincuenta pesos. 960  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 49 r – 66 r. Fernández 1985, pág. 84. “Asimismo, a través de un documento que cita Heinrich Berlin, sabemos que los dieciséis arcos torales que existen desde la capilla de los Reyes al crucero se hicieron ‘... conforme arte y las condiciones y traza del dicho maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte...’”. 961  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 159 v, 2 de enero de 1636. 962  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 170 v, 1 de abril de 1636. 963  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 254 v, 7 de agosto de 1637. 964  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 24 v, 3 de enero de 1639. La catedral de Puebla 358 Florín y Juan Bautista del Castillo, para los costos que podría tener hacer una ampliación en piedra de la cañería del agua965. En 1640 volvió a ser nombrado maestro albañil Agustín Hernández con ciento cincuenta pesos de salario, jun- to a Llorente Pérez como maestro de arquitectura con cincuenta; ambos cargos estarían subordinados al obrero mayor de la ciudad966. Con referencia al cabildo catedralicio, el maestro Agustín Hernández de Solís se encuentra de nuevo trabajando para éste en el año 1635967, haciéndose cargo, como maestro de albañilería y cantería, de las obras de una pila de pie- dra para el hospital, así como de todo el encañamiento del agua a ésta desde la toma que tenía concedida968. Esta serie de obras en el hospital se debieron de dilatar hasta entrado el año 1638, ya que entonces vuelve a aparecer Solís en las actas del cabildo, recibiendo la paga correspondiente al resto de las obras hechas en la cañería y la pila del dicho hospital de San Pedro. Para el año 1637 la torre norte de la catedral “nueva” debía estar lo sufi- cientemente elevada como para que se pensara en subir y colocar en ella las campanas nuevas, “grande y pequeña”, que había fundido el campanero Juan Montero969; para este efecto se nombró a Juan Bautista Pedrete, que hubo de entregar las cumplidas fianzas debidas al riesgo que podrían correr éstas al ser subidas970. La campana grande fue consagrada por el obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz971 el 8 de junio con el nombre de Santa María; en la misma ceremonia consagraba a la vez una campana más pequeña para la parroquia de San José972. 965  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 89 r, 14 de octubre de 1639. 966  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 104 r, 2 de enero de 1640. 967  Anteriormente ya hemos documentado a Agustín Hernández de Solís trabajando para la fábrica de la catedral en los años 1620 y 1627. 968  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 98 r, 14 de diciembre de 1635. 969 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 160 r - 160 v, 5 de junio de 1637. Al maestro fundidor Juan Montero que hizo las dos campanas, grande y pequeña, se le pagaron “mil fanegas de maíz”, per- tenecientes a la fábrica de la catedral y al hospital de San Pedro, quinientas de la troje de Cholula y las otras quinientas de la troje de Huejotzingo. 970  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 160 r, 5 de junio de 1637. 971  Torre Villar, 1996, pág. 49. Gutiérrez Bernardo de Quiroz ocupó la silla episcopal de Puebla desde el 14 de octubre de 1627 al 9 de febrero de 1638, fecha de su muerte. 972  Terán Bonilla 1992, pág. 288. “[...] A las campanas se les impone un nombre mediante un rito simi- Antonio Pedro Molero Sañudo 359 “[…] estando la una y la otra colgadas, y pendientes sobre un andamio que se pusso sobre las paredes de la serca de la obra de la yglesia nueba de dicha cathedral, y se armó debajo de dichas campanas un tablado grande por la parte de la plaça pública y se adornó muy bien, en el qual se celebró este acto, bistiéndose su señoría ilustrísima de dicho señor obispo las bestiduras pontificales y haçiendo las seremoniass que rrequería dicha consagraçión, con la solemnidad y gravedad que se acostumbra en semejantes actos […]”973 A esta celebración asistieron, además de todos los prebendados de la ca- tedral, numerosos miembros del cabildo municipal, remarcándose así la ofi- cialidad del acto. El 18 de septiembre de este mismo año 1637 se comisionaba al mismo Juan Bautista Pedrete para que bajara las campanas de la torre de la iglesia vieja y las colocara en la torre de la catedral “nueva”, junto a la de Santa María ya instalada. Para este trabajo se le instaba a que añadiera lo necesario en pilares y arcos para que pudieran resistir el peso de todas las campanas974. A partir de este mes de septiembre de 1637 no disponemos de ninguna in- formación de interés acerca de más obras hechas para la fábrica de la catedral, por lo que pensamos que es justamente ahora cuando quedan definitivamente paralizadas. A la espera de encontrar más datos documentales, resultantes de las indagaciones en los diferentes archivos, daremos por supuesto que durante los años de 1638 y 1639 no se realizó trabajo alguno, al menos de cierta relevan- cia como para ser consignado. Debemos tener en cuenta que desde febrero del año 1638 la diócesis de Puebla se encontraba en sede vacante975, por la muerte del hasta entonces obispo de ella Gutiérrez Bernardo de Quiroz. Sería la llega- da del nuevo obispo Juan de Palafox y Mendoza el detonante para la continua- ción de la fábrica catedralicia. lar al bautismo. Comunmente llevaban grabadas conjuras, invocaciones o alabanzas a Dios, mismas que eran transmitidas mediante ondas sonoras cuando estos elementos repiqueteaban. [...]”. 973  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 160 v - 161 r, 8 de junio de 1637. 974  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 175 r - 175 v, 18 de septiembre de 1637. Este cambio de lugar de las campanas, dejando a la iglesia vieja sin ellas, dice mucho a favor de la intención del cabildo por finalizar rápidamente la obra nueva y del estado avanzado de su fábrica, así como también lo frágil que debía ser la torre de la iglesia vieja para albergar todas estas campanas. 975  DRAE (vigésima segunda edición) Sede vacante: sede que no está ocupada, por muerte o cesación del Sumo Pontífice o del prelado de una iglesia. La catedral de Puebla 360 6. JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA En este capítulo no intentaremos, en ningún momento, realizar un estu- dio intensivo sobre la figura del obispo de la Puebla de los Ángeles Juan de Pa- lafox y Mendoza, tarea que ya ha sido llevada a cabo in extenso por diferentes autores. Tan solo trataremos de hacer una breve síntesis general de su vida y obra, con el único objetivo de definir las líneas maestras de su complejo carácter y señalar los contradictorios puntos de vista que hay sobre su persona. Nos de- tendremos con más precisión en el capítulo siguiente, coincidente con los años de su estancia en la ciudad de Puebla, en todos los aspectos relacionados con la construcción de “su” catedral.976 976 Rodríguez-Miaja 2001, pp. 230 - 253. Pintura al óleo sobre lienzo obra de Diego Borgraf de medidas 212.5 x 148.2 cm. La fecha del encargo de este retrato es el 10 de febrero del año 1643. Fig. 77 Retrato del obispo Juan de Palafox y Mendoza realizado por Diego Borgraf Antonio Pedro Molero Sañudo 361 6. 1. Palafox en la Península Juan de Palafox y Mendoza nace en el pueblo de Fitero en Navarra el 24 de junio del año 1600, hijo natural de Pedro Jaime de Palafox y Rebolledo, tercer hijo del señor de Ariza y futuro marqués, y de Ana de Casanate y Espés. Juan es mandado a estudiar a Tarazona en el colegio de la Compañía de Jesús el año 1609, siendo reconocido al año siguiente por su padre como hijo legítimo y con- cediéndole sus apellidos.977 En ese colegio cursará estudios entre 1610 y 1615, año en el que comenzará sus estudios universitarios en la universidad de Huesca siguiendo un curso de cánones. En 1616 se encuentra en la universidad de Alcalá de Henares, y durante el trienio de 1617 a 1620 asistió a tres cursos, también de cánones, en la de Salamanca, obteniendo en este último año el título de bachiller en cánones. El rey Felipe IV convocó las Cortes de Valencia y Aragón el 24 de diciem- bre de 1625 en las ciudades de Barbastro y Monzón, comenzándose su celebra- ción a principios del año 1626 presididas por el Conde Monterrey. A esta reu- nión asistió Juan de Palafox y Mendoza en nombre del marquesado de Ariza978. Palafox iba como portavoz de la asamblea por las universidades aragonesas que manifestaban ante el monarca la escasez de recursos que tenían. La convo- catoria de las sesiones se prorrogó trasladándola a la ciudad de Calatayud, en donde la exposición que hizo Palafox del problema planteado por su delegación le sirvió para ganar el favor del rey Felipe IV y de su valido el conde-duque de Olivares. A raíz de su sobresaliente intervención en las Cortes de Aragón Palafox será llamado poco después a la Corte de Madrid, donde comenzará una carre- ra meteórica. El 5 de septiembre del mismo año de 1626 será nombrado fiscal 977  Sánchez Molledo 1997, pág. 328 - 331. “[…] hemos encontrado la demostración documental en el Acta de Profesión de Doña Ana de Casanate y Espés en el archivo del convento en el que profesó, donde al reseñar una breve biografía, se anota: ‘Dicen que esta religiosa, Ana de la Madre de Dios fue la madre de don Juan de Palafox’.”. 978  Bartolomé Martínez 2001, pág. 6. Su padre Pedro Jaime de Palafox y Rebolledo fue nombrado mar- qués de Ariza en 1613, habiendo heredado el título por la muerte del marqués Francisco de Palafox, su padre. La catedral de Puebla 362 y promotor del consejo de Guerra; de este tribunal será trasladado, en 1629, al consejo de Indias, también con el oficio de fiscal. En recompensa por sus servicios será ascendido a consejero de Indias en 1633, llegando con este nom- bramiento a la culminación de su carrera política peninsular con tan solo 33 años979. El 3 de marzo de ese año obtendrá los grados de licenciado y doctor en el colegio-universidad de Sigüenza980. En el ámbito eclesiástico también fue obteniendo algunos beneficios en diferentes lugares, como por ejemplo el cargo de tesorero de la iglesia de Tara- zona o el de abad de Cintra, entre otros981. El 10 de marzo de 1629 será ordena- do sacerdote por Francisco de Mendoza, obispo de Plasencia y gobernador del arzobispado de Toledo982, recibiendo las órdenes mayores de epístola y evange- lio983 en la iglesia de las Jerónimas Descalzas del Corpus Christi de Madrid de manos del patriarca de las Indias, Alonso Pérez de Guzmán984. A continuación, entre 1629 y 1631, viajará como capellán y limosnero mayor de la infanta María de Austria, hermana del rey Felipe IV, que iba a casarse con el rey de Hungría y futuro emperador Fernando III985. Durante este viaje visitaría numerosos lu- gares de la geografía española y europea que le servirían para ampliar sus co- 979  Sánchez Molledo 1997, pág. 334. “[…] el 25 de octubre de 1629 es nombrado Consejero de Indias. Será este su primer contacto con el Nuevo Mundo. […]”. García Pérez 2000, pág. 19. 980  Zugasti 2000, pág. 100. 981  Salazar Monroy 1946, pág. 15. 982  Zugasti 2000, pág. 100. Sánchez Molledo 1997, pág. 334. Arraiz Frauca 2000, pág. 60. 983  García Herreros 2001, pp. 149 y 159. Las órdenes mayores fueron establecidas en el concilio de Trento. “Los subdiáconos, diáconos y presbíteros conformaban las llamadas Órdenes Mayores, es decir, los cargos propiamente dichos de la carrera sacerdotal, eran los clérigos ordenados in sacris, su estado implicaba la realización del voto de castidad, y el derecho de acercamiento físico a los vasos sagrados. Se les conocía también como orden Epístola, Evangelio y Presbiterial o de Misa respectivamente. […]”. 984  Arteaga 1959, pp. 8 - 9. Fernández-Duro 1985, pág. 198. “La ambición de los Patriarcas orientales (y en especial el aulicismo de los de Constantinopla) había sido fatal para la integridad de la Iglesia. Por ese motivo la Santa Sede no quiso que esta nueva dignidad llegase á ser una cosa real y verdadera; con este objeto impuso y sigue imponiendo excomunión al Patriarca que pase á las Indias occidentales, a fin de evitar que en aquellos vastos y remotos países la ambición pudiera reproducir las tristes escenas representadas por los Patriar- cas bizantinos. Además, el Patriarca, como tal, carece de clero, súbditos y de toda clase de jurisdicción, llevando un título de mero honor. Las jurisdicciones que acumula hoy en día como procapellán y vicar- io general castrense son independientes de esta dignidad.”. 985  Moliner Espada 1991, pág. 29. Sánchez Molledo 1997, pág. 334. Palafox había sido nombrado capellán el 25 de diciembre de 1629. Zugasti 2000, pág. 100. Arteaga 1959, pág. 9. Fernando III era rey de Hungría e hijo del emperador Fernando II de Alemania. Antonio Pedro Molero Sañudo 363 nocimientos sobre diferentes culturas y pueblos. Desde Barcelona se embarcará hacia Génova para seguir rumbo al norte, y en esta travesía marítima coincidi- rá con “[…] cuatro cardenales, entre ellos el futuro Inocencio X, que siendo Papa guardaría un extraordinario recuerdo de Palafox.”986. Seguidamente continuaría su ascenso social y político, siendo premiado por el rey con más favores y cargos, como los de consultor de cámara, segundo ayo del príncipe Baltasar Carlos o visitador del real monasterio de las Descal- zas de Madrid y del colegio real de Salamanca987. En el monasterio madrileño trabajaban importantes artistas con los cuales Palafox tuvo contacto directo en su condición de visitador; su principal ocupación en este cargo fue la auditoría de las cuentas de esa fundación real, labor que realizó durante dos años. Este oficio será una de las vías por las que Palafox tomará contacto con el entorno artístico y arquitectónico, conociendo directamente a los artistas y sus obras. Otra de las vías con las que cimentará sus conocimientos en las artes serán las abundantes estampas y grabados que pudieron llegar a sus manos, bien a través de los numerosos volúmenes de su biblioteca o bien porque le fueran enviadas desde Roma988. “Una serie de circunstancias concretas debieron de pesar en nuestro personaje, antes incluso, de convertirse en afamado político y obispo, que le inclinaron decidida- mente a relacionar las artes y la arquitectura con el poder civil o eclesiástico. […]” Ricardo Fernández989 La culminación de su ya dilatada carrera será la ordenación como obispo de la diócesis de Puebla-Tlaxcala el 27 de diciembre de 1639 en la iglesia de San Bernardo en Madrid990. Como consagrante de esta ceremonia ofició Agustín Es- 986  Fernández Gracia 2000, pág. 128. 987  Zugasti 2000, pág. 100. 988  Fernández Gracia 2000, pág. 130. En un informe que dirigirá al rey desde la ciudad de Puebla en 1646, con el motivo de darle a conocer cómo pensaba mandar hacer la fachada de la catedral, el obispo Palafox hará alusión al conocimiento de esta clase de estampas. 989  Fernández Gracia 2000, pág. 127. 990  Zugasti 2000, pág. 100. Castro Ramírez 2001, pág. 161. “A principios de 1638 murió en la Puebla de los Ángeles su obispo don Gutiérrez Bernardo de Quirós; la noticia llegó a España meses después y el Rey, usando del derecho que el Real Patronato le concedía, propuso a la Santa Sede cubrir la vacante con don Juan de Palafox y Mendoza […]”. La catedral de Puebla 364 píndola, cardenal arzobispo de Santiago, asistido por el obispo de Yucatán Juan Alonso de Ocón y por el también obispo de Venezuela fray Mauro de Tovar991. 6. 2. Obispo de Puebla de los Ángeles “Tres meses duró la travesía desde el Puerto de Santa María a la Veracruz […]. El día de Sta. María Magdalena, 22 de julio de 1640 tomó posesión de su Sede, una de las ricas de América, y hallando su iglesia catedralicia, llamada ‘el templo de la plata’, por la mucha que devoraba, en los principios de la obra y sin esperanzas de adelanto, prometió a la Santísima Virgen de la Concepción, a la que estaba dedicada, acabarla en su servicio.” Cristina de la Cruz992 Juan de Palafox y Mendoza se embarcó para la Nueva España en el galeón San Pedro y San Pablo el 8 de abril de 1640 desde el Puerto de Santa María en Cádiz. La flota tuvo que dar marcha atrás a causa del fuerte viento, haciéndose de nuevo a la mar el día 21 de ese mismo mes993. Junto al nuevo obispo viaja- ba, con una inmensa comitiva, el también nuevo virrey Diego López Pacheco, duque de Escalona y marqués de Villena994. La nave arribaría al puerto de San 991  Arraiz Frauca 2000, pág. 61. 992  Arteaga 1959, pp. 11 - 12. En la cita anterior podemos apreciar la exageración “histórica” que ha habido en numerosas ocasiones con respecto al estado en que se encontró la obra de la catedral a su llegada el obispo Juan de Palafox y Mendoza. Como hemos demostrado un poco más arriba, la obra construida en ese momento era mucho mayor, además de la gran cantidad de materiales casi dispuestos para su colocación que estaban en su interior que en ningún caso son mencionados, ni por el propio obispo en la carta que envió al monarca informándole de cómo se encontró la fábrica catedralicia, ni por numerosos autores posteriores que simplemente siguieron lo dicho por Palafox. 993  Moliner Espada 1991, pág. 34. 994  Rubio Mañé 1955, pp. 146 - 147 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 54. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, Volumen I, pp. 399 - 407. Diego López Pacheco, duque de Escalona y marqués de Villena, nació en Alcázar de Belmonte, provincia de Cuenca, en 1599. Fue el primer grande de España designado como virrey, título que ejerció en la Nueva España desde el 28 de agosto de 1640 al 9 de junio de 1642. Murió en España en la ciudad de Pamplona en el año 1653. López Quiroz 1999, pág. 218. “Con él -con distinto nombramiento, pero en la misma flota- viajaba tam- bién don Diego López Cabrera y Bobadilla, VII marqués de Villena, VI de Moya, VII duque de Escalona, VIII conde Santisteban de Gormez y Jiquena, caballero de la orden del Toisón de oro […] Don Diego iba como nuevo virrey de la Nueva España.”. Merlo Juárez 2000, pág. 83. Diego López Pacheco Cabrera y Bobadilla era de origen portugués, descen- diente del duque de Braganza y de la casa de Portugal, que se pasó al servicio de la Corona española. Irving Israel 2000, pág. 165. “[…] Para revitalizar la autoridad virreinal, bastante decaída a raíz del trato recibido por Guadalcázar y Gelves y de las disputas en que se habían visto envueltos Cerralbo y Cadereita, Madrid escogió para sucederlos como decimosexto virrey de México a un grande de España, el primero de ese rango que hubiera estado a cargo del gobierno de la Nueva España: Diego López Pa- checo y Bobadilla, marqués de Villena y duque de Escalona y pariente del duque de Braganza, quien en diciembre de 1640 se convertiría en Juan IV, rey rebelde de Portugal. […]”. García Pérez 2001, pág. 147. “Una de las primeras medidas que adoptó Palafox como virrey fue expulsar a los portugueses de Veracruz y de toda la costa mexicana. […]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 365 Juan de Ulúa, en la ciudad de Veracruz, el 24 de junio, y casi un mes después, el 22 de julio, el obispo hacía su entrada solemne en la ciudad de la Puebla de los Ángeles a lomos de una mula, como marcaba la tradición995. “Durante nueve años gobernaría Don Juan de Palafox una inmensa diócesis mi- sional, erigida por León X en 1519 y que abarcaba casi la mitad de la Nueva España, 136 leguas de norte a sur y 70 de oriente a poniente, presidida por la ciudad ‘de las cien torres’. […]” Cristina de la Cruz996 995  Arraiz Frauca 2000, pág. 62. Samitier Azpárren 1977, pág. 13. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 157 v - 158 r, 17 de julio de 1640. El cabildo municipal mostraba su conformidad con el regidor y canónigo de la catedral Juan Rodríguez de León sobre la manera en que sería recibido el nuevo obispo Juan de Palafox y Mendoza. “[…] que la ciudad salga al campo donde se le dará la bienvenida, y de allí hasta la puerta de la ciudad que será en el convento de la Santísima Trinidad, donde se adorará la cruz y se vestirá de pontífice, en donde se subirá a una mula y se traerá en procesión bajo palio hasta la iglesia, el cual traerán los regidores […]”. El ex convento de la Santísima Trinidad de la ciudad de Puebla se encuentra en la actual avenida Refor- ma esquina con la calle 3 norte. 996  Arteaga 1959, pág. 12. López Quiroz 1999, pág. 223. “[...] era la diócesis angelopolitana una de las más extensas y ricas de la Nueva España. Había sido erigida en 1518 por un breve de León X y ocupaba poco menos de la mitad del territorio comprendido por el virreinato mexicano [...]”. Merlo Juárez 1991, pág. 46. “[...] la Diócesis de Tlaxcala [...] el obispado cubría al estado de Veracruz; todo Puebla, salvo la parte oeste de la Sierra Norte (Huauchinango y Xicotepec); más una buena parte de Morelos y casi todo el actual Estado de Guerrero; de tal manera que dominaba, de costa a costa, una de las más vastas regiones de la Nueva España.”. Castro Ramírez 2001, pág. 162. “[...] En 1643 la diócesis tenía una extensión aproximada de 1.100 kilómet- ros de norte a sur y de 450 kilómetros de oriente a poniente. Estaba dividida en 120 partidos, parroquias o doctrinas, y estos partidos tenían bajo su jurisdicción alrededor de 250 visitas. El número de indios de toda la diócesis, calculado por el mismo Palafox, sumaba alrededor de 250.000.”. Fig. 78 Mapa Geográfi co del Obispado de Puebla en el año 1805 La catedral de Puebla 366 El 16 de enero de 1640 se recibió en el cabildo de la catedral poblana una carta del recién nombrado obispo Juan de Palafox y Mendoza por la que les comunicaba su reciente elección. Poco después, el día 3 de marzo, se nombraba una comisión capitular para ir al puerto de la Veracruz a recibir al nuevo pre- lado997. En la sesión del cabildo municipal del 27 de junio de 1640 se notificaba la llegada a la “Nueva Veracruz” del duque de Escalona y del obispo Juan de Palafox, por lo que se convocaba a todos los miembros del ayuntamiento esa misma tarde a las cuatro para tratar sobre el recibimiento del nuevo virrey, y la invitación por parte del cabildo eclesiástico para que asistieran a la toma de po- sesión del nuevo obispo el día siguiente jueves a las ocho de la mañana998. Con motivo del recibimiento del nuevo virrey se acordaba colocar “fuegos y lumi- 997  Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano 1925, pág. 162. 998  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 131 r, 27 de junio de 1640. Fig. 79 Archidiócesis y Diócesis de México en 1972 Antonio Pedro Molero Sañudo 367 narias” por todo el edificio del ayuntamiento999, así como también pregonar un mandamiento para que todos los vecinos adornaran sus casas para ese jueves, “en señal de gusto y regocijo” por la toma de posesión del obispo Palafox1000. Además del título de obispo de Puebla, Palafox ejerció numerosos cargos y oficios de suma importancia. Una cédula real de fecha 16 de diciembre de 1639 le comisionaba como visitador general y presidente de la real audiencia de México, con la tarea de realizar la inspección del virreinato de la Nueva Espa- ña1001. Esta visita, encargada directamente por el rey, englobaba la investigación de un amplio abanico de autoridades y oficios como: “[…] virreyes, gobernado- res y capitanes generales de las dichas provincias, presidentes de la audiencia, oidores, alcaldes del crimen y fiscales, alguacil mayor y sus tenientes y demás ministros y oficiales. […]”1002. Sin duda, la misión más delicada y principal de todas las encomendadas por el rey Felipe IV fue la de llevar a cabo el juicio de residencia a los dos virreyes anteriores, el marqués de Cerralvo y el marqués de Cadereyta1003. “[…] El espectro de asuntos sobre los que se proyectaba la visita era amplísimo: justicia, hacienda, defensa e incluso negocios eclesiásticos. […] […] La visita de Palafox no se limitó a la Audiencia, sino que inspeccionó y refor- mó también otros tribunales e instituciones, como el Consulado, la Casa de la Moneda, la Caja Real, el Tribunal de Cuentas, las Contadurías de tributos y azogues, y de alcaba- las, el juzgado de Bienes de Difuntos y la Universidad. Como visitador, Palafox se encargó también de elaborar Ordenanzas para la Au- diencia, el Tribunal de Cuentas, la Caja Real y sus oficiales, la Contaduría de tributos y azogues, y la de alcabalas. El visitador dotó también de Ordenanzas al Juzgado de Bienes de Difuntos y al Consulado de Comercio. Mediante Real Cédula de 19 de de diciembre de 1639, Felipe IV encomendó a 999  Este tipo de manifestaciones festivas eran típicas para celebrar la visita de los virreyes o de otros altos dignatarios, tanto seculares como eclesiásticos. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 115 v, 29 de julio de 1635. En regocijo por la llegada del marqués de Cadereyta se acordaba que se lidiasen toros en la plaza pública de la ciudad y se pusieran fuegos y luminarias en las casas del cabildo. 1000 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 130 v - 131 r, 26 de junio de 1640 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 131 v, 27 de junio de 1640. 1001  García Pérez 2001, pág. 150. “Las visitas tenían como finalidad asegurar la recta administración de la justicia en las Indias, sin perjuicio de que cumplieran también otros fines, como fiscalizar el cor- recto funcionamiento de la administración hacendística, residenciar a las autoridades municipales […]”. 1002  García Pérez 2000, pág. 33. 1003  Samitier Azpárren 1977, pág. 15. “La residencia de los virreyes consistía en las cuentas que el rey pedía a sus representantes de cómo habían manejado la Hacienda y si el cargo lo habían desempeñado con arreglo a las facultades e instrucciones recibidas, si habían cometido excesos o agraviado a perso- nas, para ver como habían servido a Dios y al rey, debiendo comparecer los residenciados ante los jueces y contestar a las preguntas que se les hicieran.”. La catedral de Puebla 368 Palafox la visita de la Universidad de México, y la redacción, en su caso, de unas Cons- tituciones. […]” Rafael D. García1004 A continuación, Juan de Palafox desempeñaría los oficios de virrey, go- bernador y capitán general de la Nueva España, entre la destitución del duque de Escalona y la llegada del nuevo virrey conde de Salvatierra1005; sería incluso el encargado de restablecer las relaciones comerciales entre México, Filipinas y el Perú1006. Una cédula real de fecha 8 de febrero de 1642 nombraba al obispo Palafox virrey interino de la Nueva España hasta que llegara un sucesor. Otra cédula del 18 de febrero del mismo año le ordenaba destituir de su cargo al actual virrey, duque de Escalona, para ocuparlo él inmediatamente1007. En el mes de mayo llegaban a la Nueva España los despachos oficiales remitidos por el rey para la destitución del virrey1008; no obstante, el obispo no tomaría posesión de su nuevo cargo hasta el 9 de junio, fecha en la que éste se hizo efectivo1009. Juan de Palafox no estuvo contento con este nombramiento como virrey, insistiendo continuamente al monarca en que desempeñaría este oficio tan solo hasta que llegara un sustituto, a poder ser lo antes posible. Juan de Palafox y Mendoza, con este nuevo título, acumulaba bajo su mandato los máximos poderes políticos y militares del virreinato: virrey y go- 1004  García Pérez 2000, pp. 34 - 35. 1005  Rubio Mañé 1955, pp. 148 - 149 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 55. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, Volumen I, pp. 501 - 536. García Sarmiento de Sotomayor y Luna, conde de Salvat- ierra y marqués de Sobroso, fue nombrado virrey de la Nueva España el 1 de julio de 1642, pero no tomó posesión del cargo hasta el 23 de noviembre; en el entretanto el obispo Juan de Palafox desempeñó el cargo interinamente. En octubre de 1647 García Sarmiento fue destituido por el rey, entre otros motivos por el enfrentamiento que tuvo con el obispo Juan de Palafox y Mendoza por su apoyo a los jesuitas en la polémica que tenían con el prelado. Entregó el mando de la Nueva España el 13 de mayo de 1648, siendo promovido al virreinato del Perú, donde tomó oficialmente el título de virrey el 20 de septiembre de 1648, oficio que desempeñó hasta 1655. La promoción al virreinato del Perú desde la Nueva España había sido interrumpida desde la administración del marqués de Gelves, siendo reanudada por Felipe IV ahora con el conde de Salvatierra. García Sarmiento de Sotomayor murió en la ciudad de Lima el 29 de abril de 1659. 1006  Sánchez Molledo 1997, pág. 327. López Quiroz 1999, pág. 217 - 218. Zugasti 2000, pág. 101. 1007  Samper 1991, pág. 46. 1008  García Pérez 2000, pág. 22. 1009  Sánchez Castañer 1964, pág. 45. Antonio Pedro Molero Sañudo 369 bernador de la Nueva España, capitán general, presidente de la audiencia, ade- más de visitador general y obispo de la ciudad de Puebla1010. Por su condición de nuevo virrey era el encargado de realizar el juicio de residencia al anterior virrey marqués de Villena y duque de Escalona. En noviembre del año 1642 fue sustituido en este empleo por el conde de Salvatierra. Si a todos estos oficios mencionados sumamos, además, el que también pasó a ocupar interinamente la sede arzobispal de México, nos encontramos con que Juan de Palafox llegó a convertirse en la primera autoridad del virreinato, tanto en el ámbito civil como en el eclesiástico1011. El ayuntamiento poblano, con motivo del nombramiento de virrey en la persona de su obispo, se apresuró a ordenar la preparación de todo tipo de “festividades y regocijos”1012. El designado por la Corona para suceder al obispo al frente del virreinato sería el mencionado conde de Salvatierra, para cuyo recibimiento en la ciudad de Puebla el hasta entonces virrey Palafox proponía, mediante una carta y un mandamiento al cabildo municipal, que se tratara todo lo relativo a la llegada de éste, para que su entrada se realizara con todo el “lucimiento” que se debía por parte de la ciudad, otorgando para este menester una licencia para que se gastara todo lo que fuera necesario de las rentas de los propios de la ciudad1013. 1010  García Pérez 2000, pág. 30. “El cargo de virrey de Nueva España llevaba anejo el de capitán gen- eral, gobernador y presidente de la Audiencia.”. 1011  García Pérez 2000, pp. 22 - 23. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, pág. 191. Pedro Moya de Contreras había desem- peñado los cargos de arzobispo (1573) y visitador (1583), a los que unió el de virrey de la Nueva España en 1584. Después de Pedro Moya fueron contados los funcionarios que tuvieron todos esos cargos si- multáneamente, entre ellos Juan de Palafox. 1012  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 315 v. 10 de junio de 1640. Se comisionaba a los alcaldes ordinarios, Miguel Carrillo y Antonio de Otamendi, para que dispusieran la máscara para el festejo del nombramiento de virrey en la persona del obispo Juan de Palafox y Mendoza. Este mismo día también se acordaba que se lidiaran toros en la plaza pública en conmemoración de dicho nombramiento. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 319 r - 319 v. 17 de junio de 1640. Se acordó tratar para el siguiente viernes todo lo relacionado con las cuadrillas que sacarían los regidores con motivo del nombramiento de virrey del obispo Palafox. 1013  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 9 r - 10 v. 12 de octubre de 1642. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 10 v - 12 v. 14 de octubre de 1642. Rubio Mañé 1955, pág. 118. Citando a Lucas Alamán hace una relación del periplo de los virreyes desde su llegada al puerto de Veracruz hasta su entrada en la ciudad de México. En la ciudad de Veracruz se detenían algunos días, prosiguiendo después hasta Jalapa donde los esperaban uno de los secretarios de gobierno y dos canónigos de la catedral de Puebla, que habían sido comisionados por su obispo y cabildo para acompañarlos y obsequiarlos en el viaje hasta la ciudad. De Jalapa se trasladaba toda la La catedral de Puebla 370 En el mes de febrero de 1642 Juan de Palafox y Mendoza era elegido arzo- bispo de México por el rey, puesto que desempeñaría hasta el 19 de marzo del año siguiente de 1643, en que fue sucedido por Juan de Mañozca y Zamora1014. Este nuevo nombramiento también fue motivo de celebración para el cabildo y la ciudad de Puebla, colocándose como era habitual luminarias en las casas del ayuntamiento, y haciéndose hogueras en la plaza y tirando cohetes por el recibimiento del nuevo arzobispo a la ciudad. Todos los vecinos eran también “invitados” a encender en sus puertas más hogueras y luminarias en señal de alegría por esta llegada, curiosa invitación ya que también se señalaba la “pena de diez pesos de oro común” en caso de no hacerlo1015. Todo este tipo de recibi- mientos a virreyes, obispos, arzobispos u otras personalidades, constaban de una larga serie de celebraciones y diversiones, parecidas casi siempre, que se prolongaban por espacio de varios días, e incluían, además de las ya dichas demostraciones lumínicas y sonoras, corridas de toros y juegos de cañas en la plaza pública, así como manifestaciones eclesiásticas procesionales y celebra- ciones litúrgicas especiales para la ocasión. Dos fueron los cometidos principales que Juan de Palafox y Mendoza tra- jo al virreinato de la Nueva España; uno de carácter civil y político: hacer que se cumplieran las Leyes de Indias, controlando los posibles excesos de la au- diencia y del nuevo virrey. El otro de orden eclesiástico, como garante de las comitiva a la ciudad de Tlaxcala, en la que permanecían tres días; continuando el viaje hasta Puebla, en donde eran recibidos con mayor solemnidad y donde se solían quedar ocho días. Por último el cortejo se dirigía a la ciudad de México en donde hacía su entrada triunfal. Según el autor este era el ceremonial y recorrido que en la mayoría de los casos seguían los nuevos virreyes, aunque se varió en algunos casos. Cuenya Mateos 1989, pp. 19 - 20. “La llegada de un nuevo Virrey constituía un acontecimiento excep- cional para la sociedad novohispana. Cuando la flota que traía al nuevo funcionario entraba en aguas del Golfo de México, se adelantaba un navío que anunciaba su llegada a Veracruz. ‘La noticia se solem- nizaba con repiques de campanas (de Veracruz a México) y se comenzaba a preparar la recepción.’ En el puerto de Veracruz el Virrey se quedaba dos o tres días, visitaba e inspeccionaba las fortificaciones militares, mientras llegaba de la ciudad de México la respuesta ‘al aviso que había dado a su llegada, en la que fijaba el Virrey que terminaba el lugar en que habían de concurrir para la entrega del mando’. El nuevo Virrey partía de Veracruz rumbo a México, acompañado de dos correos, una guardia de ca- ballería y de su séquito personal. En Xalapa lo esperaban dos canónigos de la catedral poblana y un regidor designado por el cabildo angelopolitano para acompañar al funcionario real hasta la Puebla de los Angeles. Durante el camino hacia un alto en Perote y en Tlaxcala, permaneciendo tres días en este lugar, antes de llegar a la ciudad de Puebla, “en donde se le recibía con la mayor solemnidad, entrando a caballo, y allí solía permanecer ocho días entre fiestas y obsequios, y visitando los conventos de monjas en los que en aquellos tiempos entraban los Virreyes como Vicepatronos.’” 1014  Castro Ramírez 2001, pág. 162. 1015  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 30 r - 31 r. 16 de diciembre de 1642. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 30 v - 31 v. 17 de diciembre de 1642. Antonio Pedro Molero Sañudo 371 resoluciones del concilio de Trento que por estas tierras no habían sido cumpli- das con ningún rigor. Además, Palafox llevaba otro encargo muy especial del monarca Felipe IV: ocuparse personalmente de atender la fábrica de la catedral poblana para tratar de llevarla a buen término, asunto en el que puso todos sus esfuerzos desde el primer momento de su llegada a la ciudad1016. “En 1639 don Juan de Palafox fue erigido obispo de Puebla de los Ángeles, la se- gunda ciudad en importancia de la Nueva España y su diócesis más rica. Además, se le invistió de poderes extraordinarios como visitador general de las instituciones civiles y examinador de la gestión de los dos virreyes precedentes. Olivares pretendía poner orden en el gobierno de aquel virreinato para así aumentar sus aportaciones de plata, tan necesarias para sostener los frentes europeos. […]” Alfredo Floristán1017 Juan de Palafox tenía órdenes específicas de Felipe IV con relación a que se hicieran cumplir los acuerdos del concilio de Trento, a fin de conseguir re- cuperar los bienes que pudieran pertenecer a la Iglesia y que hasta ese momen- to estaban principalmente en “manos frailunas”1018. En 1640 inició una reforma para aclarar el pago de los diezmos por parte del clero regular, retribución que éste no realizaba desde hacía muchos años1019. Estos eran los dos temas más re- levantes que el nuevo obispo tenía encomendados en el terreno eclesiástico: lo referente a la jurisdicción episcopal frente a los religiosos y la recepción de los diezmos por parte de ellos en perjuicio de la autoridad episcopal1020. Palafox contaba plenamente con el apoyo de la Corona, y muy especial- mente con el del conde duque de Olivares desde la Península, para llevar a cabo todas las reformas pretendidas, mientras que en tierras americanas tuvo el favor de los criollos y del clero secular, teniendo enfrentados, como si de enemigos se tratase, a los virreyes, la audiencia y el clero regular. La situación cambiaría drásticamente cuando su principal valedor en la Corte, el conde du- 1016  Arteaga 1959, pág. 13. 1017  Floristán Imízcoz 2000, pág. 52. 1018  López Quiroz 1999, pág. 180. 1019  López Quiroz 1999, pág. 180. 1020  Cortés Arrese 1990, pág. 67. La catedral de Puebla 372 que de Olivares, cayera perdiendo todo su poder político1021; consecuentemente, Palafox se quedó huérfano de su protección metropolitana. Diferentes conflictos le enfrentaron con el virrey, conde de Salvatierra, la mayoría de ellos derivados de su polémica con los jesuitas y de su labor como visitador de la Nueva España. Todos estos problemas se terminaron con una serie de reales cédulas emitidas en 1647, por las cuales se decretaba: por un lado, que el virrey García Sarmiento, conde de Salvatierra, fuera promovido como virrey al Perú cediendo su cargo al obispo de Yucatán, Marcos de Torres y Rueda1022, y por otro que el obispo Juan de Palafox cesara todos sus cometidos como visitador, dejando su puesto a Pedro Gálvez para que terminara su come- tido como tal1023. “[…] Para él, la religión y la política, por una parte, y la moral y la administración, por otra, tenían una relación directa. En cierto sentido, sus objetivos políticos eran semejan- tes a los de Maquiavelo, pues antes de todo pretendía llevar al máximo la efectividad del Estado y de sus accesorios militares y administrativos, para darle la capacidad de derrotar a sus enemigos; pero, al contrario que Maquiavelo, pensaba que la clave de esta eficacia se hallaba en la religión. […]” Jonathan Irving1024 Una cédula real de fecha 6 de febrero de 1648 ordenaba a Juan de Pa- lafox y Mendoza volver lo más rápidamente posible a España, donde se le presentaría para alguna sede episcopal vacante. En esta cédula no se daba ninguna explicación acerca de los motivos por los que se le requería de vuelta en España con tanta premura; tan solo se hacía referencia a una carta enviada al prelado el año anterior, en la que se le ponía en antecedentes de 1021  Floristán Imízcoz 2000, pág. 55. El conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV, fue apartado por el monarca de todas sus tareas políticas y desterrado el 23 de enero de 1643. 1022  Rubio Mañé 1955, pp. 149 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 56. Depuesto el virrey conde de Salvatier- ra la Corona intentó volver a nombrar para este cargo al marqués de Villena, que renunció. Se decidió llamar como gobernador del virreinato de la Nueva España y presidente de la audiencia de México a Marcos de Torres y Rueda, que en ese momento ejercía como titular del obispado de Yucatán, cargo que había obtenido de manos del Papa Inocencio X el 18 de diciembre de 1645. Desempeñó el título de virrey interino desde el 13 de mayo de 1648 hasta el 22 de abril de 1649, fecha de su muerte en la ciudad de México. 1023  García Pérez 2000, pp. 26 - 27. García Pérez 2001, pág. 157. “[…] El enfrentamiento con el virrey conde de Salvatierra, a propósito de los intentos del visitador de perseguir los abusos que cometían los alcaldes mayores sobre los indios, precipitó el cese de Palafox como visitador y el traslado del virrey al Perú.”. 1024  Irving Israel 2000, pág. 166. En alusión al obispo Juan de Palafox y Mendoza. Antonio Pedro Molero Sañudo 373 que en cuanto existiera una sede vacante en la Península sería llamado a ocuparla1025. Palafox se embarcó hacia la metrópoli desde el puerto de Vera- cruz el 10 de junio de 1649, después de haber llevado a efecto la consagra- ción de la catedral de su obispado en la ciudad de la Puebla de los Ángeles. Sus múltiples detractores en México, incluida la Inquisición, trataron por todos los medios de frustrar la celebración de la consagración de la cate- dral, y tan solo una semana antes de ella el tribunal inquisitorial organizaba un imponente auto de fe, “[…] el más solemne y numeroso que hubiera tenido lugar en Nueva España, con el que se pretendía eclipsar, como algo de ello se consiguió, la fiesta poblana, la fiesta del obispo.”1026. La consagración de la catedral antes de partir hacia España se había convertido en un reto para el obispo Palafox, más si cabe al representar una victoria contra el partido con- trario a su persona, encabezado por el arzobispo de México Juan de Mañozca, principal promotor del mencionado auto de fe junto a la Inquisición y los jesuitas1027. A pesar de lo anterior, la consagración de la catedral de Puebla de los Ángeles tuvo lugar el domingo 18 de abril de 1649, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Juan de Palafox había apresurado lo máximo posible las obras de finalización desde que conoció la orden de su traslado a España, siendo consciente de la importancia y el prestigio que este acto tendría a los ojos del monarca, patrono real de la edificación. “[…] Palafox debió convencerse de que la rápida y feliz culminación de la catedral demostraba materialmente, en un punto que afectaba al Patrimonio Regio, la pro- bidad y eficacia de su gestión, en el momento en que se discutían. Lo cierto es que, al salir de Puebla en 1649, tras dedicar la catedral y consagrar su altar central, Pa- lafox manifestó un enorme interés por mostrar su obra al rey: desde el barco donde regresaba a España, ya le escribió previniéndole que “se podrá ver por su planta y disposición que llevó conmigo”, y cuando, tras varios retrasos, obtuvo una larga 1025  García Pérez 2001, pág. 143. 1026  Bartolomé Martínez 2001, pág. 59. 1027  Irving Israel 2000, pág. 170. Barahona 2002, pág. 199. “Cuando el 18 de abril de 1649 se consagró la catedral de la segunda ciudad más importante del Virreinato de la Nueva España, los jesuitas no poseían siquiera una pequeña capilla donde colocar un retablo con la imagen de su fundador, San Ignacio de Loyola, uno de los símbolos que encarnaron el impulso rector de la Contrarreforma.”. Este clarísimo desprecio hacia la orden jesuita por parte del obispo Palafox pudo ser uno más de los motivos que movieron a éstos en contra del prelado. La catedral de Puebla 374 audiencia hacia febrero de 1650, Palafox enseñó los planos de la fábrica y retablos a Felipe IV […]” Joaquín Lorda1028 Las celebraciones correspondientes a la dedicación de la catedral se reali- zaron con el fasto y la solemnidad que requería la ocasión, prolongándose du- rante varios días con variadas manifestaciones, tanto eclesiásticas como laicas. “Todo un novenario prolongó la solemnidad. Alternaban las ceremonias litúrgi- cas con las fiestas profanas. Resultó grandiosa la procesión del martes 20 para trasladar el Santísimo de la catedral vieja a la nueva. El obispo, de pontifical, se rodeaba de sus capitulares, más de seiscientos clérigos con sobrepellices y arandelas de plata. Desfilaban, después de innumerables imágenes y cofradías, representaciones de todas las órdenes religiosas, con sus hábitos variados, sus cruces altas y curiales y, la Compañía de Jesús recibiría a la procesión en el atrio catedralicio; en último término iba el clero secular, con una imagen de la Virgen y las reliquias del sagrario, al son de los motetes y alabanzas de la capilla, dirigida por el maestro licenciado Juan Padilla, y grupos numerosos de los fieles que seguían al obispo, con el Santísimo Sacramento en las manos.” Miguel Cortés1029 Una vez terminados todos los festejos en honor de la nueva catedral, Juan de Palafox y Mendoza abandonaba la diócesis poblana de la Nueva España, en la que durante nueve años había ganado muchos fieles para su causa, pero también demasiados detractores, que finalmente le habían ganado el pulso1030. 1028  Lorda 2001, pp. 432 - 433. 1029  Cortés Arrese 1990, pág.68. Galí Boadella 2001, pág. 378. Juan Gutiérrez de Padilla fue uno de los compositores más célebres que hubo en la Nueva España. Fue maestro de capilla antes y durante el obispado de Juan de Palafox. “[...] Sólo las fiestas de consagración de la catedral bastarían para dar fama a un maestro de capilla y su conjunto.”. 1030  Bartolomé Martínez 2001, pp. 55 - 72. “[…] el 16 de agosto de 1652, la Inquisición Española orden- aba en la Villa de Madrid, mediante edicto público, que en Nueva España: ‘Se deben prohibir los retratos que pintan a Juan de Palafox y Mendoza con alas de serafín, en tanto que unos ángeles bajan del cielo la custodia con el Santísimo Sacramento entre Christo y Nuestra Señora, o entre Santo Domingo, San Diego y San Antonio, que le entrega al obispo al Niño Jesús’. […] […] Pero, igualmente, se incluyen en esta sanción ‘otros retratos semejantes, porque en estos tiene culto y veneración y se firman milagros y revelaciones y favores extraordinarios de Dios y testifican santidad cierta de la persona’. Y ello debido a que ‘son acciones supersticiosas y van contra las Bullas que tratan del culto a los santos’. La prohibición confirmaba así los dictámenes y los edictos que se habían leído en todas las iglesias de la ciudad de México pidiendo los retratos de Palafox y que no se retratase en adelante, por mandato del inquisidor general. […] […] Además, la caución se extendía ‘a los retratos simples sin más insignia alguna que de obispo, que, de por sí, no merecen prohibición’. Y ello, ‘considerado el peligro grande y próximo que hay en aquella tierra de que, teniendo su retrato, los fieles apasionados den el culto indebido y supersticioso que hasta aquí le han dado, y siendo como son los indios de fáciles en materia de supersticiones, también se deben prohibir’. […] […] Sor Cristina, biógrafa más serena y documentada, alude a esta recogida ‘de 6.000 retratos entre la Puebla, México y sus contornos’ […]”. Vemos por esta cita superior de Bartolomé Martínez que el obispo Palafox levantó pasiones enfren- tadas en su corta estancia americana. Por un lado fue un personaje indudablemente muy “querido y venerado” por las clases más bajas, mientras que por otro se le veía como un peligro para los poderes Antonio Pedro Molero Sañudo 375 El cesado obispo dejaba en estas tierras novohispanas numerosos legados ar- quitectónicos y culturales; entre los primeros el mayor exponente sería la ca- tedral, aunque realizó o intervino en muchas más obras de índole eclesiástica. Con respecto a los segundos, los hubo muy variados e importantes, tanto en la capital, donde llevó a cabo la reforma de la Universidad de México, para la que redactó unas nuevas constituciones o, ya en la ciudad de Puebla, donde los más importantes fueron la erección del llamado real y pontificio seminario palafoxiano que comprendía los colegios de San Pedro, San Juan y San Pablo conformes a las normas conciliares de Trento1031 y la fundación de la biblioteca palafoxiana, dotada “[…] con más de ‘seis mil cuerpos de libros de todas ciencias y facultades’ […]”1032, para el servicio de los tres colegios, y también para los sacer- dotes y todos los fieles que lo desearan. establecidos. De estos últimos le llegaron los problemas con la Inquisición derivados de su veneración en vida, motivo por el que se emitió una orden de recogida de todos los retratos que hubiera de su per- sona, de los que increíblemente se requisaron, como hemos visto, miles en todo México. Sin duda, tal y como dice Gregorio Bartolomé unas páginas más adelante, “[…] estamos ante una de las personalidades de la Historia más repetidas en lienzos y grabados. […] Primero, encontramos los cuadros clásicos de porte episcopal o virreinal; luego vienen los de la devoción de sus fieles, y, más tarde, los destinados a la propaganda de la figura y de la obra de ‘un santo’.”. A día de hoy, no sabemos si por mano de adoradores o de detractores, todas las firmas de puño y letra del obispo Juan de Palafox que aparecían en las actas del cabildo de la catedral han sido sustraídas cortándolas sutilmente. 1031  Arraiza Frauca 2000, pp. 67 - 68.”[...] En 1643 consiguió una cédula real de Felipe IV que le facult- aba la erección del seminario de San Pedro, conforme a las normas conciliares [...] Junto a éste de San Pedro fundó el Obispo otro colegio llamado de San Juan. [...] [...] Los dos colegios, que llegaron a estar fusionados por Palafox bajo un rector con dos vicerrectores, ocuparon solares contiguos al palacio episcopal. [...] [...] La formación debía continuar una vez salidos del seminario. Para ello fundó el colegio de San Pablo [...] [...] Este fue el conjunto de edificios educativos, dedicados a San Pedro, San Juan y San Pablo, conocido como Real y Pontificio Seminario Palafoxiano. Para entender la importancia de este Seminario, baste recordar que se erige en 1643, cuando no había pasado un siglo desde la clausura de Trento. [...] Con el tiempo este seminario fue elevado por Roma a la categoría de Universidad Católica Angelopolitana.”. Torre Villar 2007, pág. 135. “Los vientos de renovación de la Iglesia que cristalizaron en el concilio tri- dentino y que apoyaron las tendencias secularizadoras y el control del Estado en la política eclesiástica, sirvieron para que hubiera una preocupación por la formación del clero apoyando la creación en cada diócesis de un seminario diocesano, sujeto al obispo. Don Juan de Palafox y Mendoza, hombre de es- tado, excelente admirador y cumplidor de los designios reales, confirmó al Colegio de San Juan y San Pablo, el cual a partir del año de 1644 estaría destinado a la formación del clero secular. [...]”. 1032  López Quiroz 1999, pág. 253. Arraiza Frauca 2000, pág. 68. Specker 1973, pág. 144. “[…] Ya antes de terminarse el edificio Juan de Palafox prometió al seminario una donación, que se efectuó por un acto público el día 5 de septiembre de 1646, y que en aquel entonces comprendió una biblioteca de 5.000 tomos y otros objetos de gran valor. […]”. La catedral de Puebla 376 6. 3. Obispo de Burgo de Osma La ciudad de Puebla y sus cabildos eclesiástico y municipal se quedaban sin la persona que había sido uno de sus referentes principales durante nueve largos años. Los miembros del ayuntamiento expresaban mediante una carta al rey la consternación existente en la ciudad por la ausencia del obispo Palafox, suplicándole que no permitiera que dejara su obispado1033. El rey Felipe IV, como ya hemos dicho más arriba, había dispuesto desde comienzos del año 1648 que Juan de Palafox y Mendoza regresara a España dejando su cargo. En contrapartida se le proponía para ocupar alguna sede peninsular importante que quedara vacante. El 5 de febrero del año siguiente, 1649, comunicaba su partida al cabildo, todavía albergando esperanzas de ser restituido por el rey a su diócesis poblana. Una vez terminadas todas las festi- vidades celebradas con motivo de la consagración de la catedral, abandonó la ciudad de Puebla de los Ángeles el 6 de mayo, embarcándose para España en el puerto de la ciudad de Veracruz el 10 de junio y llegando al Puerto de Santa María el 28 de octubre1034. A su llegada a la Península el rey le ordenó presentarse en Madrid, donde llegó el año 1650 a causa de la espera que se vio obligado a realizar por motivo de una peste desencadenada en Andalucía1035. En la capital tuvo que someterse al reglamentario juicio de residencia por todos los cargos de índole política que había ejercido en su periodo americano, del que resultó absuelto el 13 de marzo de 1652, confirmando esta sentencia el consejo de Indias el día 8 de agosto1036. Aquí, en Madrid, también tuvo que defenderse de la acusación de haber colo- cado en el remate del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral poblana 1033  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 280 v. 17 de mayo de 1649. 1034  Samitier Azpárren 1977, pág. 21. Moliner Espada 1991, pág. 48. Nos dice que fue el 7 de septiembre la fecha de llegada del obispo Palafox al Puerto de Santa María en España. Zugasti 2000, pág. 101. 1035  Zugasti 2000, pág. 102. 1036  García Pérez 2001, pág. 143. Antonio Pedro Molero Sañudo 377 unas armas que se consideraba que no pertenecían a la Corona1037. Su estancia en la Corte se prolongó durante más de tres años sin nombrársele para ningún oficio definido, hasta que el nuevo hombre fuerte de la Corte, Luis de Haro1038, el mismo que lo había alejado de la Puebla de los Ángeles, lo empleó tempo- ralmente en el consejo de Aragón mientras se le buscaba otro destino1039. No obstante, Juan de Palafox y Mendoza continuaba siendo el titular de la diócesis de Puebla-Tlaxcala, aunque cada vez debía tener más clara la imposibilidad de su vuelta a ella1040. Resulta obvio que en ningún momento el rey tenía interés alguno en que el obispo de Puebla regresara a su diócesis americana, por lo que a la vez que se le nombraba para el consejo de Aragón era recomendado para la diócesis de Osma en la provincia de Soria, una sede que “ordinariamente se daba a los que empezaban a ejercitar el Ministerio episcopal”1041. Previamente le habían sido negados los obispados de Córdoba, Cuenca y Sigüenza1042; quedaba claro que el otrora brillante e influyente obispo de Puebla, que había llegado a desempeñar todos los más altos cargos, tanto de índole eclesiástica como se- cular del virreinato de la Nueva España, había apagado su brillo y caído en desgracia, muy posiblemente por las presiones ejercidas ante la Corona por sus principales enemigos, los jesuitas. Juan de Palafox fue presentado como obispo de Osma el 23 de junio de 1653, y mediante una bula de fecha 24 de noviembre, el Papa Inocencio X le nombró como tal, aunque no le fueron despachadas las ejecutorias pertinentes 1037  Bartolomé Martínez 2001 A, pág. 6. Merlo Juárez 2000, pág. 91. “Del palacio episcopal de la catedral y de los otros edificios se arrancaron los escudos del obispo-marqués, sus libros fueron confiscados, la nutrida librería que donó a los colegios fue requisada hasta espurgarse debidamente. Se arrancaron los escudos reales del altar de los reyes en la catedral, los cuales fueron puestos por el obispo, fueron llevados encadenados en carrozas hasta México para ser quemados públicamente. […]”. Bartolomé Martínez 2001, pp. 35 - 36. “[…] Los escudos que remataban el retablo barroco representaban los blasones de los reyes de Navarra y Aragón y eso representaba ‘una ofensa a la Corona’. ‘Haec materia incitat arma’”. 1038  Luis Méndez de Haro y Sotomayor, sexto marqués del Carpio y tercer duque de Olivares. Sobrino del conde duque de Olivares al que sucedió como valido del rey Felipe IV en 1643. 1039  Floristán Imízcoz 2000, pág. 56. 1040  Castro Ramírez 2001, pág. 175. 1041  Zugasti 2000, pág. 103. Cortés Arrese 1990, pág. 69. 1042  Arraiza Frauca 2000, pág. 72. La catedral de Puebla 378 hasta el 22 de febrero de 1654. Hizo su entrada solemne en la ciudad de Osma el día 4 del mes de marzo, “[…] una diócesis demasiado pobre y apartada para una persona a la que tanto poder se había confiado. […]”1043. Desde su nuevo obispado soriano el prelado dirigirá un memorial al monarca detallando su labor en tierras novohispanas y haciendo hincapié en todo lo realizado en la catedral poblana hasta su consagración, por lo que solicitaba su regreso a esas tierras1044. Hasta sus últimos días mantuvo una actividad beligerante en defensa de lo que pensaba que eran los derechos de la Iglesia frente a los de la Corona de- rivados del patronato regio. Se opondrá firmemente, y así se lo manifestaría al rey, a la exigencia de éste de cobrar a la Iglesia el impuesto de los millones1045. El rey, molesto por esta demanda, le reprendería, aludiendo a los problemas que como anterior obispo de Puebla había tenido en su diócesis americana, deriva- dos de su comportamiento: “Acordaos que, cuando vinisteis a España, hallas- teis quieto el estado eclesiástico y de lo mucho que, por vuestro proceder, se inquietó en las Indias. Moderad lo ardiente de vuestro celo, que, de no hacerlo, se pondrá el remedio que convenga. Yo, el Rey” 1046. Juan de Palafox y Mendoza murió en la ciudad de Osma el 1 de octubre de 1659, siendo enterrado en la capilla mayor de su catedral. A posteriori, el arquitecto Francisco Sabatini realizaría un proyecto para una ampliación de la catedral de Burgo de Osma que incluiría una “Capella in onore del Venerable Palafox”1047, ya que a comienzos de los años sesenta del siglo XVIII se conside- 1043  Floristán Imízcoz 2000, pág. 55. Sánchez-Castañer 1968, pág. LXVI. 1044  Fernández Gracia 2000, pp. 134 - 135. 1045  El impuesto de los millones le fue concedido al rey Felipe II por las Cortes de Castilla el 4 de abril de 1590. Era un impuesto indirecto grabado principalmente, entre otros, sobre diferentes productos alimenticios. Este nuevo tipo de tributo fue creado, en principio, para construir una nueva armada después del desastre de la Armada Invencible, pero a la larga se convirtió en estable durante los siglos XVI y XVII, variando en cada momento las cantidades que debían entregarse por él. 1046  Bartolomé Martínez 2001, pág. 11. 1047  Jiménez Caballero 1993, pág. 309. Citando las obras de ampliación en la catedral de Burgo de Osma informa de que: “En el álbum de dibujos de Sabatini que se encuentra en los Archivos Nacionales de París, se incluyen una serie de cinco dibujos relativos a una Capella in onore del Venerable Palafox. [...] Esta circunstancia confirma que Sabatini, con anterioridad a Juan de Villanueva, realizó un proyecto de ampliación de la catedral de Burgo de Osma, por su cabecera, con el fin de disponer de una capilla para honrar al venerable Juan de Palafox y Mendoza [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 379 raba próxima su canonización1048. Sabatini no llegaría nunca a realizar este pro- yecto, que recaería en manos del arquitecto Juan de Villanueva, rediseñándolo de nuevo e introduciendo varias modificaciones sobre la propuesta de Sabatini, aunque mantuvo exactamente el proyecto para la capilla1049. En la catedral de Puebla, a los pies del altar del Perdón, el obispo Palafox tiene una lápida, tal y como él quería, con una inscripción en latín que reza: “Aquí yace, polvo y ceniza; Juan de Palafox y Mendoza indigno obispo de la Puebla de los Ángeles. Hijos rogad por vuestro padre. Espero que llegue mi mudanza y en mi carne veré a dios. Job. 14. 19. Nació con el siglo murió el año de 16… el día…”1050. 1048  Carlos III fue un gran partidario y promotor de la beatificación de Juan de Palafox, pero ésta no se llevaría a cabo hasta junio del año 2011. 1049  Jiménez Caballero 1993, pág. 312. 1050  Merlo Juárez 2000, pág. 92. “[…] Por supuesto que la tumba está vacía, es un cenotafio desiderato, por cierto con idéntica redacción a la que en Osma guarda realmente los restos del venerable pastor.”. Samitier Azpárren 1977, pág. 17. “[...] en la misma catedral angelopolitana construyó su sencilla sepul- tura, donde quería ser enterrado dejando su inscripción [...]”. La inscripción de la lápida de la catedral poblana es la siguiente: HIC IACET PULVIS ET CINIS IO- ANNES PALAFOX ET MENDOZA INDIGNUS EPISCOPUS ANGELORUM POPULI ROGATE PRO PA- TRE FILII EXPECTO DONEC VENIAT INMUTATIO MEA ET IN CARNE MEA VIDEBO DEUN MEUM Job. 14. 19. NATUS EST CUM SECULO OBIIT ANNO MDC DIE. Fig. 80 Lápida del cenotafi o del obispo Juan de Palafox y Mendoza en la catedral de Puebla La catedral de Puebla 380 7. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL HASTA SU CON- SAGRACIÓN POR EL OBISPO JUAN DE PALAFOX Y MENDO- ZA (1640 - 1649) “’Llegué a la Puebla y hallé este templo edificado sólo hasta la mitad de los pilares, y todo él descubierto sin instrumentos y materiales algunos ni efectos prontos para comprarse, sin haberse comenzado arco ni bóveda alguna y sin esperanza de poderse proseguir. [...]’” Mariano Cuevas1051 Según la doctora Montserrat Galí, cuando el recién nombrado obispo Juan de Palafox se dirigía a Sevilla para embarcarse rumbo a la Nueva España, “[...] había desviado su ruta para despedirse en Jaén de su gran amigo el obispo Moscoso y Sandoval.[...]”1052. Es de suponer que tomaría buena nota del estado de la obra de la catedral jiennense, que en ese momento estaba en pleno apo- geo de su impulso definitivo bajo las directrices del obispo Sandoval y de su maestro mayor Juan de Aranda Salazar. Debió resultarle muy grato al obispo Palafox a su llegada a la ciudad de Puebla que la obra de su catedral, que debía terminar, siguiera unas pautas similares a la trazada por Andrés de Vandelvira para Jaén en su planta y alzado. Además, Palafox debió ver de primera mano la nueva traza que había realizado Aranda para el templo jiennense y que aún hoy se conserva. 1051  Cuevas 1924, pp. 69 - 70. De nuevo una muestra más del menosprecio por parte del obispo Pala- fox hacia lo que ya había construido en la fábrica catedralicia poblana, exagerando “lo poco que había levantado”. 1052  Galí Boadella 1999, pág. 80. Antonio Pedro Molero Sañudo 381 Fig. 81 Planta de la catedral de Jaén de Juan de Aranda La catedral de Puebla 382 Fig. 82 Planta de la catedral de Jaén en el estadio hipotético en que pudo verla el obispo Juan de Palafox y Mendoza Antonio Pedro Molero Sañudo 383 Por los documentos estudiados en el capítulo anterior hemos visto que el estado en que se encontraba la fábrica a la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza a la ciudad de Puebla, en 1640, distaba bastante del que él mismo expresa al monarca por medio de una carta enviada en 1646, para informarle, a modo de inventario, sobre la situación de la construcción y de la cual es reflejo el fragmento incluido arriba. En ella el prelado destaca que la fábrica estaba construida solo hasta la mitad de los pilares, toda ella descubierta sin ningún arco ni bóveda construido. Ateniéndonos a las descripciones de los documentos anteriores a la venida del obispo a la Nueva España, podemos ver claramente que éste miente deliberadamente en su carta al rey, al remarcar que se encontró la obra sin materiales y con todos los arcos y bóvedas sin construir. Tal y como ya hemos adelantado, la fábrica, en este momento en que llega el obispo Pala- fox, se debía encontrar tal y como es descrita pocos años antes en 1634 - 1635. Los muros exteriores se encontraban terminados de cantería en todo su perímetro, hasta la altura de las azoteas de las capillas, incluyendo el cornisa- mento exterior y las cuatro torres que se hallaban levantadas hasta ese mismo nivel. Todas las capillas hornacinas estaban ya cerradas con sus bóvedas a falta de enladrillar las azoteas. La capilla de los Reyes también se encontraba levan- tada hasta la altura suficiente para poder cerrarse su bóveda y tenía el arco toral de ingreso ya iniciado. La mayoría de los pilares de las naves estaban construidos, al menos, hasta la altura de las capillas hornacinas, e incluso había algunos levantados hasta los capiteles; además había ya comenzados algunos arcos torales de las naves. La sacristía y la sala capitular también se encontra- ban preparadas para recibir sus correspondientes bóvedas. El obispo omite en su carta otra cuestión bastante importante, que es mencionar la gran cantidad de materiales ya preparados que había en la fábrica, esperando tan solo a ser colocados en sus lugares correspondientes, así como también una buena canti- dad de materiales de agarre como piedra de mampostería, arena, cal, etc. La catedral de Puebla 384 Deducimos por todo lo dicho arriba que Palafox se encontró la construc- ción de la catedral obviamente paralizada, pero bastante más adelantada de lo que pretende transmitir al rey en su carta. Ante esta situación tomó la resolu- ción de continuar lo que se había encontrado, variando tan solo la traza original del maestro Francisco Becerra en lo referente a la cubrición de las naves y a la altura de éstas, siguiendo para ello los dictámenes dados poco antes por el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte.1053 “[...] Palafox, conocedor de las teorías de Aristóteles, quien establece el concepto occi- dental de magnificencia en su Ética Nicomáquea, habría regido su actividad fundacio- nal y constructiva a partir de estas bases aristotélicas: En efecto (la magnificencia), como el mismo nombre sugiere, es un gasto oportuno a gran escala. El espléndido se parece al entendido, pues es capaz de percibir lo oportuno y gastar grandes cantidades convenientemente. (...) En con- secuencia, la obra debe ser digna del gasto y el gasto de la obra, o aun excederla y el hombre magnánimo hará tales cosas a causa de su nobleza, ya que esto es común a las virtudes (...) La excelencia de una obra, su magnificencia, residen en su grandeza.” Montserrat Galí1054 “Así, aunque nuestro obispo no fuera el inspirador de los planos de Becerra, Pa- lafox, paladín de Trento y continuador de los místicos del siglo XVI, debió sentirse completamente identificado con el carácter y estilo de la catedral angelopolitana. [...]” Montserrat Galí1055 Juan de Palafox y Mendoza comunicaba mediante una carta, leída en la se- sión capitular del 16 de enero de 1640, al deán y al cabildo de la catedral en sede vacante, su reciente nombramiento como obispo de la diócesis de Puebla-Tlax- cala1056. A renglón seguido se eligieron los capitulares que irían a recibir al nue- 1053  Fernández 1982, pág. 331. En la relación de servicios de Juan Gómez de Trasmonte, “Llama la atención en el documento, la aseveración de que las bóvedas que levantó Juan Gómez de Trasmonte ‘... no hubo maestro que lo supiera hacer’. Lo cual puede indicar que estas bóvedas fueran novedosas para su tiempo, idea nada ilógica si nos damos cuenta de que a partir de su maestría mayor se deja de levantar bóvedas de crucerías y, en cambio, se comienza a cubrir con bóvedas vaídas o de cañón con lunetos.”. Este documento se encuentra en el Archivo General de Indias de Sevilla, ramo 6 del número 150 de la sección audiencia de México. Fernández 1985, pág. 84. Hablando del maestro Juan Gómez de Trasmonte: “Su principal preocupación en esta catedral fueron, los cerramientos: arcos, bóvedas, donde pudo introducir sus ideas innovador- as.”. 1054  Galí Boadella 2001, pp. 369 - 370. Citando a Aristóteles, Ética Nicomáquea, libro IV, pp. 215 - 217. 1055  Galí Boadella 1996, pp. 137 - 138. 1056  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 2 v - 3 r, 16 de enero de 1640. En esta misma sesión se acordó que para el día siguiente se hiciera una fiesta solemne con procesión incluida para celebrar la elección del nuevo obispo. Para esta celebración se encargaba al sacristán mayor, Pedro de Montiel, la compra de todo lo necesario como luminarias, cohetes, ruedas, trompetas, atabales y chirimías. Antonio Pedro Molero Sañudo 385 vo prelado a la ciudad de Veracruz: el chantre Alonso de Salazar Varona y los racioneros Alonso Rodríguez Montesinos e Íñigo de Fuentes y Leiva, a los que se les entregarían mil seiscientos pesos para gastos de viaje y estancia. Antes de su partida, el chantre mandaba aderezar las casas pertenecientes a la fábrica de la catedral, en las que había vivido el anterior obispo Bernardo de Quiroz, con el fin de que estuvieran dispuestas para alojar a su llegada a la ciudad al recién nombrado Juan de Palafox y Mendoza1057. La llegada del nuevo obispo se dilata- ba, y con fecha 27 de junio se muestra en sesión de cabildo otra carta en la que da aviso de su inminente llegada, acordándose en consecuencia que al día siguien- te se le den al chantre Alonso de Salazar “las bulas, cédula real, poder y demás recaudos” que le había remitido el obispo para tomar la posesión del obispado1058. Este mismo día se libraban mil pesos por cuenta de la fábrica de la catedral para la pintura de los dos arcos que se preveía hacer para los recibimientos y entradas en la ciudad del virrey marqués de Villena y del obispo Palafox, para que se los fueran entregando a los pintores que estaban realizándolos1059. El día siguiente 28 de junio, se registra en las actas de cabildo otra carta del nuevo prelado, fechada el 16 de ese mismo mes desde la nave almiranta de la flota que lo transportaba, anclada en el cabo de San Antón, en la que daba cuenta de la imposibilidad de estar presente a la toma de posesión del obispado. “[…] por hallarme ocupado en la continuación de la navegación a la dicha Nueva Es- paña, y por otras caussas justtas no puedo por mi persona yr a tomar y apreender la poçesión de la dicha dignidad episcopal en la santa yglesia cathedral de la dicha çiudad de la adbocasión de nuestra señora de la Concepción […] devo, otorgo y doy mi poder cumplido quan vastante de derecho se rrequiere y es neçessario a los señores doctor don Alonso Pérez de Salazar Baraona, chantre de la dicha yglesia y al doctor don Joan de Vega, arçediano della y comissario general de la santa cruzada, y al doctor don Francisco Gallegos Ossorio, deán de la dicha santa yglesia, y a cada uno ynsólidum especial para que por mí y en mi nombre y rrepresentando mi persona puedan tomar y apreender la poçesión rreal, actual, corporal velquasi de la dicha dignidad episcopal del dicho episcopado de la Puebla de los Ángeles […]”1060 1057  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 16 v - 17 r, 3 de marzo de 1640. 1058  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 37 r, 27 de junio de 1640. 1059  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 37 r, 27 de junio de 1640. 1060  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 37 v - 38 v, 28 de junio de 1640. La catedral de Puebla 386 Mientras, en la ciudad de Puebla se iban tomando disposiciones para los preparativos de las entradas del obispo y el virrey; aparecen asentados en los libros de cabildo los pagos a los carpinteros encargados de armar y desarmar los arcos que se harían con motivo de los recibimientos de ambas personali- dades1061. Las expectativas por parte de la élite de la población ante este tipo de “espectáculos” organizados en torno a los recibimientos era tal que, para éste en concreto, tenemos constancia de que en la catedral vieja, “[…] al contador Antonio López de Otamendi se le da la açotea que está entre la torre y la nave prinçipal desta yglesia para que su familia gosse de las fiestas que se an de hazer en esta çiudad al señor marqués de Villena, virrey desta Nueva Espa- ña.”1062. El 22 de julio de 1640, “día de Santa Magdalena, entre las nueve y las diez de la mañana”, entraba en la ciudad de los Ángeles el nuevo obispo Juan de Palafox y Mendoza. Saldrían a recibirle el deán y los miembros del cabildo eclesiástico, después le dieron la bienvenida las autoridades municipales que le acompañaron hasta el convento de la Santísima Trinidad, como ya hemos men- cionado anteriormente, donde se vestiría de pontifical para hacer su entrada bajo palio en la catedral.1063 El pontífice traía consigo una real cédula fechada en Madrid a 30 de enero de 1640, haciendo referencia a otra del 19 de ese mismo mes, en la que se le aco- metía personal y expresamente, tanto a él como al deán y cabildo de la catedral, para llevar a cabo la continuación de su fábrica, parada años atrás, dándola a destajo o como mejor le pareciera al obispo. Aparentemente, el rey encomenda- ba a Palafox encargarse de la edificación antes de su llegada a tierras america- 1061  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 45 v, 13 de junio de 1640. A lo largo de toda nuestra exposición anterior hemos aludido a la importancia de este tipo de arquitec- tura efímera y posteriormente continuaremos en esta línea. No obstante, para tener una buena visión general sobre este tema en el periodo barroco, recomendamos consultar Bonet Correa 2004, pp. 19 - 42. “Las construcciones efímeras realizadas en materiales maleables y de escasa consistencia -maderas, cañas, estopas, telas, cartón, papeles, cal y escayola- constituyen uno de los capítulos más interesantes de la arquitectura occidental durante la Edad Moderna.”. Morales Pérez 2007, pág. 54. “Los arcos triunfales son ejemplo de los trabajos en conjunto que se realiz- aban en la época en que cada artista paticipaba en el área de su especialidad, para lo cual eran elegidos los maestros más destacados de la ciudad [...]”. 1062  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 46 r - 46 v, 13 de julio de 1640. 1063  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 46 v - 47 r, 22 de julio de 1640. Antonio Pedro Molero Sañudo 387 nas, confirmándose la tesis de Montserrat Galí sobre la disposición de planos y trazas de la fábrica por parte del obispo durante su estancia en Madrid1064. En la real cédula el monarca aludía a la necesidad de que los dos cabildos de la ciudad acudieran “[…] a disponer estta fábrica con limosnas y otros medios, los que pareçieren más a propósitto, hasta poner esse templo con toda perfecçión, pues el dicho vuestro prelado, por su parte ayudará y contribuirá conforme a las obligaçiones de su dignidad […]”. En consecuencia el capítulo catedralicio decidía asistir a la obra con doce mil pesos de oro común de limosna, pagados en cuatro años, a razón de tres mil pesos en cada final de año1065. El 9 de agosto de 1640 era recibida por el cabildo municipal la misma cé- dula real, en la que se le sugería también socorrer con limosnas a la fábrica de la catedral para conseguir su conclusión. El rey impelía a este cabildo a que los propios de la ciudad asumieran los gastos que pudieran derivarse de “hacer y reparar las iglesias y torres”, siempre que no hubiera fondos de otras partes para ello. El cabildo acordaba que de sus propios y rentas se dieran, en ayuda para la fábrica de la catedral, doce mil pesos de oro común, pagaderos en seis años a dos mil pesos cada año, comenzándose desde el uno de enero del año siguiente de 16411066. A esas cantidades otorgadas por ambos cabildos se sumaba la merced que el rey había concedido a Palafox, mediante cédula real de 22 de agosto de 1639, de la tercera parte de todo lo que “montaren los dineros y frutos del obispado de Tlaxcala”, aplicable con carácter retroactivo desde el 7 de febrero de 1638, fecha de la muerte del anterior obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz.1067 1064  Galí Boadella 2001, pág. 371. “En nuestro trabajo sobre Pedro García Ferrer sostenemos la hipóte- sis de que desde el momento del nombramiento de don Juan como obispo de La Puebla, a finales de 1639, ambos empezarían a trabajar en el proyecto de conclusión de la catedral, revisando los planos existentes y diseñando junto con Martínez Montañés la que será pieza principal de la catedral y obra señera del barroco novohispano: el Retablo de los Reyes. […]”. 1065  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 47 v - 48 v, 7 de agosto de 1640. 1066  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 167 v - 169 r, 9 de agosto de 1640. 1067  A todos estos ingresos el obispo Juan de Palafox uniría, a partir del año 1643, la contribución económica de los pueblos del obispado de Puebla-Tlaxcala para la construcción de la catedral. Para esta nueva recaudación retomó una vieja cédula real del 8 de agosto de 1570 que trataba sobre el tema de los tributos a pagar por encomenderos e indios. Este pago para la construcción de la catedral se siguió La catedral de Puebla 388 Recién llegado a su nueva diócesis Palafox comenzó la reactivación de la obra de la fábrica catedralicia. El obispo, como consejero que había sido, ya debía tener conciencia de que uno de los más graves problemas de la fábrica catedralicia poblana y de la hacienda real en general, en la Nueva España, era el fraude fiscal que llevaban a cabo los alcaldes mayores que en el caso concreto de la ciudad de Puebla, en numerosas ocasiones eran también los obreros ma- yores de la catedral, cuestión a la que ya hemos aludido en un capítulo anterior. Este problema resultaba muy difícil de erradicar, porque normalmente los al- caldes habían sido nombrados directamente por el virrey y en algunos casos eran incluso criados o parientes directos de éste, además de que mantenían infinidad de negocios paralelos a su oficio con los grandes comerciantes de la ciudad que les reportaban pingües beneficios, a los que ni unos ni otros que- rían renunciar. Ya ha sido también comentado que el enfrentamiento del obispo a estas prácticas fraudulentas fue uno de los motivos que llevó a su destitución de todos los cargos, tanto civiles como eclesiásticos, y a su regreso a España1068. Con fecha 18 de agosto de 1640 el obrero mayor de la catedral, Juan Nieto Dávalos, mandaba cesar a Francisco de Quintanilla de su oficio de mayordomo y “guarda herramientas”. Mientras se nombraba alguien que se hiciera cargo de este empleo, el obispo ordenaba que el maestro de albañilería Agustín Hernán- dez de Solís recibiera y cotejara las herramientas y pertrechos existentes en la fábrica en ese momento, con la memoria que había realizado el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte, para considerar si éstas eran suficientes para la continuación de la obra, y en caso contrario ordenara que se hicieran más nuevas. efectuando hasta la década de 1670. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D48, 4 de marzo de 1643, F 1 r - 1 v. Cumplimiento de la real cédula fecha en Madrid el 8 de agosto de 1570. Se comisionó al alcalde mayor de la ciudad de los Ángeles para cobrar a los encomenderos e indios lo que les correspondió pagar para la construcción de la catedral del obispado de Tlaxcala. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D25, 2 de enero de 1673, F 211. Contribución de los naturales de Tlaxcala y pueblos de su jurisdicción para la construcción de la catedral de Puebla. Datos cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. 1068  García Pérez 2001, pág. 140. Antonio Pedro Molero Sañudo 389 “En la ciudad de los Ángeles a diez y ocho de agosto de mill y seiscientos y quarenta años, el doctor Juan Nieto Dávalos, rracionero desta santa yglesia cathedral y superin- tendente, y tessorero de la obra della, dixo que atento a que su ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoça del consejo de su majestad en el rreal de las Yndias, obispo desta çiudad, visitador general desta Nueva España, a cuyo cargo está la continuaçión de dicha obra, se tiene dado orden cesse en el offiçio que a tenido Francisco de Quinta- nille de mayordomo guarda herramientas y otros peltrechos, y que haga entrego de lo que a sido a su cargo, y en el interín que su señoría ilustrísima haçe nombramiento de mayordomo guarda herramientas, y demás peltrechos y materiales que oy ay y se an de conduçir para el edifiçio, mandava y mandó que el dicho Françisco de Quintanilla haga el dicho entrego de herramientas y peltrechos a Agustín Hernández de Solís, ve- cino desta çiudad, maestro de albañilería, el cual otorgue rreçivo con toda distinçión y claridad para conferirlo con la memoria que dejó Juan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la obra de la santa yglesia cathedral de la çiudad de México, y ber si ay las herramientas que diçe de presente neçesita esta obra, porque si faltan se hagan nuevas, y assí lo proveyó”1069 A continuación, en el reverso del mandamiento anterior se registra, con fecha 20 de agosto, el recibo detallado de las herramientas con una lista de todas ellas que consideramos lo suficientemente interesante como para incluirla aquí. “En la ciudad de los Ángeles a veinte de agosto de mill y seiscientos y quarenta años, ante mí el escrivano y testigos paresçió Agustín Hernández de Solís, vecino desta ciu- dad, maestro de albañilería, a quien doy fee que conosco, y otorgo que en conformidad del auto de otra parte, rreciví de Françisco de Quintanilla, mayordomo guarda herra- mientas que a sido de la obra de la santa yglesia cathedral que en esta ciudad se haçe, por mandado de su majestad, las herramientas y pertrechos siguientes: Primeramente ciento y veinte y tres picos y medio de hierro Yten treynta y una maçetas de hierro Yten un martillo grande de desvaratar piedra pie de cabra Yten dos roldanas de bronçe con dos pernos y su caxa grande de hierro Yten siete esquadras de hierro Yten un molde grande de hierro de las medias muestras estriado Yten dos quadrantes de hierro de las caveças de cabrillas, el uno quebrado Yten dos sierras, la una grande y la otra chica quebradas Yten una rromana de hierro con su pessa Yten ocho compases grandes de hierro y dos quebrados Yten tres planchas de plomo, la una mediana Yten diez barretas chicas y grandes de hierro, las dos medias Yten otras diez barretas grandes y dos almádanas de hierro que entrega el pressente escrivano y heran de la quenta del dicho Francisco de Quintanilla, que por mandado de don Juan de Cervantes y Carvajal, siendo obrero mayor, se entregaron para el adereço de la puente que pessó lo rreferido desta partida diez arrobas y media Yten una almádana mediana de hierro Yten ocho cuñas medianas y chicas de hierro Yten un rodadillo de hierro con su cavo de palo Yten cinco cucharas planas largas de hierro con sus cavos de palo para dar cal a la 1069  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís por mandado del señor doctor Juan Nieto Dávalos en quatro foxas y una suelta, F. 1 r, 18 de agosto de 1640. La catedral de Puebla 390 cantería Yten diez cuñas planchillas que sirven para quebrar piedra en la cantera Yten un hierro que tiene una R por marca con que se señalan las herramientas Yten ocho hoçes quebradas Yten diez y seis barretillas de hierro de asentar Yten quatro barrenas, las tres medianas y la otra grande Yten unas tenaças de hierro Yten tres pedaços de oja de lata Yten seis aros de cubos Yten un perol de cobre pequeño Yten garavato y medio de hierro para subir mescla Yten diez clavos chicos y grandes para las cabrillas Yten seis planchillas de hierro, las quatro redondas y dos quadradas Yten un perno de hierro de cabrilla Yten noventa y dos escoplos de hierro de labrar piedras, los dos medios Yten tres barrenillas quebradas que no sirven Yten un çepillo con su hierro y el hierro de una juntera Yten quatro palas quebradas que no pueden servir Yten un pedaço de una [ilegible] Yten un martillo pequeño Yten un hierro de plana Yten dos pedaços de aro a lo largo Yten un gosne y dos herraduras de cavallo Un candado [ilegible] sin llave y unos hierros de poca ymportancia pedaços de clavos Una caja podrida hecha pedaços con su llave Una piedra de amolar Una rroldana pequeña de palo Doçe tencas de lienzo con sus mecates podridas Yten un montón de ladrillo en una capilla Yten cantidad de piedra labrada y por labrar de cantería Yten unos pedaços de cables podridos que no pueden servir que son los que se entregaron Yten una rreja de hierro puesta en su marco Yten dos llaves grandes de las puertas del almacén y una pequeña De todo lo qual y de cada cossa se dio por entregado, y pidió a mí el escribano dello dé fee e yo la doy de que en mi presençia y de los testigos ynfraescriptos reçivió lo rre- ferido, y se hiço cargo dello y quedó en su poder, y se obligó a tenerlo de manifiesto y entregarlo cada y cuando que se le pida, y por su deffecto pagar en rreales lo que dejare de entregar por su persona y bienes avidos y por aver, que para ello obligó y dio poder a las justicias rreales [...]1070 Vemos que entre todas las herramientas entregadas al maestro Solís que aparecen en este documento, también se detallan algunos materiales de cons- trucción como ladrillos y una cierta cantidad de “piedra labrada y sin labrar de cantería”, dato que vuelve a poner de relieve lo dicho antes sobre la cantidad de trabajo hecho en el interior de la catedral a falta de su colocación, tal y como ya 1070  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís por mandado del señor doctor Juan Nieto Dávalos en quatro foxas y una suelta, F. 1 v - 2 v, 20 de agosto de 1640. Antonio Pedro Molero Sañudo 391 había remarcado el maestro Juan Gómez de Trasmonte en su citado informe.1071 Agustín Hernández de Solís había sido nombrado maestro albañil por el cabildo municipal para este año de 1640 con un salario de ciento cincuenta pesos1072 (empleo que venía desarrollando ya el año anterior de 16391073); este tí- tulo, unido a su dilatada trayectoria edilicia, hace que no resulte extraño que el nuevo obispo le adjudicara un puesto de envergadura en las tareas iniciales para la reactivación de la fábrica catedralicia. También debemos tener en cuenta el peso profesional que Hernández de Solís tendría con relación a la construc- ción de la catedral, pues su padre, Jerónimo Hernández, había sido uno de los principales artífices de la obra de finales del siglo XVI y principios del XVII, y él mismo había desempeñado cargos tan importantes para el cabildo eclesiás- tico como el de obrero mayor y el de aparejador de la fábrica catedralicia y del hospital de San Pedro1074. Además, resulta fácil suponer que Solís, bien por él mismo o en relación con su padre, hubiera estado en contacto con el meollo de la fábrica de la catedral; de hecho, su nombre aparece en algunos documentos relacionados con Jerónimo Hernández mientras éste desempeñaba la función de aparejador de la obra, cuestión que Palafox sin duda valoró positivamente a la hora de elegirlo1075. 1071  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís por mandado del señor doctor Juan Nieto Dávalos en quatro foxas y una suelta, F. 4 r - 5 r. En la hoja 4 r con fecha 23 de febrero de 1641, se hace mención a la entrega de otros cien picos de hierro al encargado de las herramientas Agustín Hernández de Solís por parte del obrero mayor de la catedral, Juan Nieto Dávalos. En la página final que correspondería a la 5 r, aunque aparece sin numerar y fue añadida pos- teriormente, se anotan los pagos de algunas herramientas más, todos con fecha del año 1642. El 15 de marzo le fueron pagadas a Alonso Camacho cuatro cuñas de hierro. El 17 de mayo otras cuatro más. El 24 de mayo se le pagó a Juan Serpín, latonero, un molde de hojalata para los capiteles. Finalmente, el 31 de mayo se registra el pago de una almadaneta a Alonso Camacho. 1072  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 104 r, 2 de enero de 1640. Este título equivalía al de alarife de la ciudad e incluía entre sus deberes el realizar las reparaciones necesarias de la cañería del agua. También este mismo día se nombró a Llorente Pérez maestro de arquitectura con un salario de 50 pesos, con el cometido de visitar todas las obras que se realizaran en la ciudad. Se remarca que ambos oficios quedaban subordinados al obrero mayor de la ciudad. 1073  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 23 v, 3 de enero de 1639. Nombramiento de maestro de al- bañil, maestro de arquitecto y alarife a Agustín Hernández de Solís, con un salario de doscientos pesos. 1074  Recordemos que Agustín Hernández de Solís ya había realizado algunos trabajos, citados ante- riormente, para el cabildo catedralicio en este hospital de San Pedro. 1075  Jerónimo Hernández, padre de Agustín Hernández de Solís, había desempeñado los cargos de obrero mayor y aparejador de la catedral de Puebla, tal y como ya hemos señalado en un capítulo an- terior. La catedral de Puebla 392 La obra de la catedral debió de requerir en gran medida la atención del maestro Solís, ya que hubo de dejar de lado sus trabajos para el ayuntamiento relativos a la reparación de la cañería del agua tan solo unos días después de su nombramiento al frente de éstos1076. La reanudación de los trabajos no se hizo esperar, ya que solo un día des- pués de entregadas las herramientas a Solís se habían iniciado los trabajos en la obra. Por el mismo documento de “la entrega” sabemos que se comenzó por desbaratar la cornisa que estaba hecha en la capilla de los Reyes, y que Gómez de Trasmonte ya había aconsejado demoler por restar mucha luz con su enorme voladizo. Para esta operación fue necesario encargar la fabricación de algunas herramientas más, en concreto quince barretas, al maestro herrero de la obra, Juan Martín Bueno, las cuales entregó al encargado de la fábrica Agustín Her- nández de Solís1077. “En la ciudad de los Ángeles a veinte y uno de agosto de mill y seisçientos qua- renta años, el doctor Juan Nieto Dávalos, rraçionero desta santa yglesia cathedral, y superintendente y tesorero de su obra dixo: que [...] don Juan de Palafox y Mendoça [...] obispo desta dicha çiudad, le tiene encargada la superintendencia de dicha obra en la qual están travajando en desbaratar la cornisa que estava puesta, y para ello, demás de la herramienta que ay, an sido neçessarias quinçe barretas que se an conçertado su he- chura y el hierro dellas con Juan Martín Bueno, maestro de herrero, cuyo entrego haçe y an pessado onçe arrovas y tres libras que montan çiento y quatro pessos y dos tomines [...] y las dichas quinçe barretas quedan en poder de Agustín Hernández de Solís [...]”1078 Por una carta enviada al rey el 22 de septiembre de 1640 sabemos que el obispo Palafox había aceptado la traza que había hecho Juan Gómez de Tras- monte durante su visita a la catedral poblana1079. Ahora, una vez conseguidos los fondos necesarios para reiniciar la obra, se reanudaron los trabajos de ex- plotación en las canteras, asignándose partidas específicas para la contratación de mano de obra especializada1080. A la vez, se trataba de recabar mano de obra 1076  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 108 v, 27 de enero de 1640. 1077  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís…, F. 3 v, 21 de agosto de 1640. 1078  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís…, F. 3 v, 21 de agosto de 1640. 1079  Fee 1999, pág. 165. 1080  Merlo Juárez 1991, pág. 44. Antonio Pedro Molero Sañudo 393 indígena, como se había hecho anteriormente, por lo que el obrero mayor de la catedral compelía al cabildo de la ciudad de Tlaxcala a entregar “60 y 70 indios cada semana” para que trabajaran en la fábrica poblana1081. Junto a Palafox había venido a la Nueva España “su alma artística”, Pedro García Ferrer, formando parte de su comitiva1082. Arquitecto, escultor, pintor y sacerdote1083, Ferrer fue la principal figura que el obispo puso al frente de la totalidad de la obra desde el primer momento. Él fue el artífice de la dirección de gran parte de los proyectos de Juan Gómez de Trasmonte, modificando la altura de las naves y construyendo una cúpula en el crucero, tal y como había propuesto el maestro mayor de la catedral mexicana. Según la hipótesis de la doctora Galí, citada más arriba, García Ferrer habría podido plantearse todas estas reformas de la fábrica ya en su estancia en Madrid junto al recién nombra- do obispo de Puebla. De la misma manera que pudo también haber diseñado el retablo para la capilla de los Reyes junto al artista sevillano de origen jiennense Juan Martínez Montañés1084, ya desde la Península, durante su estadía de tres meses en la capital hispalense, mientras esperaban para embarcarse hacia las Indias, tal y como también apunta Montserrat Galí1085, en una hipótesis opuesta a la opinión de Martha Fernández sobre este mismo asunto: “Asimismo debemos recordar que el diseño de un retablo (igual que el de una portada) y su tipo de composición, no depende de quitar o poner elementos, sino del sentido del espacio que se posea y éste se encuentra en relación directa con el contexto cultural de los individuos, de manera que, también por esta razón puede descartarse la posibilidad de que el retablo poblano haya podido ser trazado en Europa. [...] [...] me inclino a pensar que el retablo haya sido proyectado en la Nueva España por Sebastián de Arteaga o por Lucas Méndez, o por ambos, o por cualquier otro ar- tista, pero al fin y al cabo de la tierra. Creación de artistas, si no novohispanos, por lo menos si, ‘americanizados’, artistas ya involucrados con lo que Edmundo O’Gorman denominó ‘cultura criolla’, cuyos nombres poco o nada dirían a Felipe IV y por lo tanto, poco o nada ayudarían a ponderar las cualidades del retablo, de manera que podríamos 1081  Martínez Baracs 1991, pág. 140. 1082  Para una información completa sobre el artista Pedro García Ferrer ver: Galí Boadella 1996 y 1999. 1083  Gutiérrez Estupiñán 1999, pp. 139 - 140. En referencia a Pedro García Ferrer, “[...] Una vez en posesión de su diócesis, Palafox lo nombró superintendente de las obras de la Catedral; luego ocupó también el cargo de limosnero mayor (1641) y, una vez ordenado sacerdote (probablemente en Puebla), se convierte en el confesor del obispo. [...]”. 1084  Juan Martínez Montañés había nacido en Alcalá la Real en la provincia de Jaén, aunque práctica- mente toda su vida y obra la desarrolló en la ciudad de Sevilla. 1085  Galí Boadella 2001, pág. 371. La catedral de Puebla 394 pensar que por esa razón no le habría convenido a Palafox mencionárselos al rey. En conclusión, desde mi personal punto de vista, pese a lo que se ha sostenido a lo largo de tres siglos, el autor de la traza del Retablo de los Reyes de la catedral de Puebla fue un artista criollo, en el más amplio sentido del término y, por tanto, puede considerarse una obra propiamente novohispana.” Martha Fernández1086 Palafox situó al frente de la fábrica material al maestro Agustín Hernán- dez de Solís; “[…] Según Efraín Castro Morales, quien no cita fuentes, Agustín Hernández de Solís fue primero aparejador mayor de la catedral de Puebla (1635-1644) y más tarde su maestro mayor (1645-1647), es decir que su promo- ción a maestro mayor se debería al obispo Palafox.”1087. Previamente al comien- zo a los trabajos, parece ser que el prelado había llamado a Juan Gómez de Tras- monte para que revisara y aprobara el nuevo plan elaborado, que en definitiva debía seguir bastante fielmente el dado por el maestro de la catedral de México. La doctora Montserrat Galí plantea que Trasmonte se limitó, tan solo, a seña- lar algunas recomendaciones sobre la construcción de la cúpula del crucero1088. 1086  Fernández 1999, pp. 36 - 37. La autora explicita en una nota al final del artículo (nota 41, pág. 41) lo siguiente: “Debo decir que ya en 1996, Antonio Bonet Correa pensaba que el Retablo de los Reyes de la catedral de Puebla había sido trazado en la Nueva España. Aunque los fundamentos que lo llevaron a esta conclusión no los ha publicado, me ha parecido conveniente consignar aquí su más reciente opin- ión sobre el tema, la cual me transmitió en una conversación personal en su oficina de la Real Academia de San Fernando de Madrid.”. Bonet Correa 1963, pp. 234 - 236. “Para estudiar el retablo de los Reyes de la catedral de Puebla, los histo- riadores del Arte se han atenido en primer lugar a los textos que tradicionalmente atribuyen su traza al escultor sevillano Juan Martínez Montañés. La afirmación procede de una carta del obispo Palafox en- viada desde Jalapa en 1646 al rey Felipe IV para informarle acerca de las obras en curso de la catedral. Es difícil, sobre todo tratándose de un testimonio del propulsor de este retablo, el rebatir esta atribución, pues en la fecha todavía vivía el artista hispalense, que, como se sabe, falleción en 1649. Ahora bien, en primer lugar el retablo actual no es el mismo que labró durante seis años Lucas Méndez y que, en 1652, doró el maestro Antonio Pérez. Por otra parte, el primitivo, según se puede juzgar por el grabado de la época que se conserva, no ofrecía ningún punto de comparación con los de Martínez Montañés, tanto los de Sevilla como el de San juan Bautista en la iglesia de la Concepción en Lima (Perú), ejemplo éste último de una obra de traza suya para un templo americano. [...] [...] Por su parte, Hernández Díaz no sólo niega la paternidad de la traza de Martínez Montañés, sino que tampoco considera que el proyecto sea muy sevillano, estimando que debe tratarse de obra indíge- na.”. J. Hernández Díaz, Juan Martínez Montañés, Sevilla, 1949, pág. 78. Bonet, no obstante, considera que las columnas salomónicas del retablode los Reyes son de fecha muy temprana dentro del mundo hispánico: “[...] Las del retablo de los Reyes de la catedral de Puebla de 1649 son, pues, de las primeras que se emplean en el barroco no sólo de América, sino de España, y hacen que, acompañadas de los demás ornamentos que enriquecen su traza, tengamos que siutar este retablo entre los posteriores a las obras de Martínez Montañés, que nunca empleó este tipo de columna y que en la decoración estuvo todavía muy adscrito en los detalles a lo manierista. [...]”. 1087  Galí Boadella 2001, pág. 371. Agustín Hernández de Solís, tal y como ya hemos dicho más arriba, fue designado para dar fe y hacerse cargo de las herramientas y materiales que hubiere en poder de la fábrica de la catedral, este encargo normalmente era desempeñado por el mayordomo o por el aparejador de la obra, por lo que Efraín Cas- tro Morales pudiera tener razón al situarlo en este puesto, aunque en ningún documento revisado por nosotros se le mencione como tal. Anteriormente a la llegada del obispo Palafox ya había trabajado para el cabildo catedralicio, como hemos visto en un capítulo anterior, al menos en los años 1620, 1627 y 1636. 1088  Galí Boadella 2001, pág. 371. La doctora Galí alude al documento que hemos presentado en un capítulo anterior que recoge las disposiciones de Juan Gómez de Trasmonte para la realización de un Antonio Pedro Molero Sañudo 395 Desde el primer momento de la reanudación de la obra el obispo informó pun- tualmente al rey, dándole todo tipo de detalles sobre los avances constructivos, en los que mostraba sus conocimientos artísticos y arquitectónicos. Sin lugar a duda la contribución del maestro mayor Juan Gómez de Tras- monte en la transformación y continuación de la fábrica poblana fue decisiva, ya que todas las reformas dictaminadas por él se llevaron a cabo, casi al pie de la letra, por los diferente artífices que fueron participando sucesivamente en la obra. El cambio más sustancial se produjo, como ya se ha dicho, en el modelo de alzado del templo, modificándose totalmente el sistema de iluminación de las naves laterales y central, que hasta ese momento respondía al esquema de iglesia salón o Hallenkirche. La elevación escalonada permitió introducir ven- tanas en dos niveles que harían más uniforme la iluminación del interior del edificio1089. No obstante debemos aclarar que todo el interior del templo recibiría luz procedente de los huecos practicados en todos los muros perimetrales por encima de la altura de las capillas hornacinas, ya que éstas quedarían por de- bajo de las naves laterales como sucede en el ejemplo de la catedral jiennense, recibiendo de esta forma una entrada de luz horizontal, que aún siendo menor que la actual, en ningún caso mantendría el edificio en penumbra; a su vez las capillas obtendrían luz de sus correspondientes ventanas al igual que sucede en la actualidad1090. Indudablemente, y tal y como remarca Martha Fernández, la principal preocupación del maestro Juan Gómez de Trasmonte en la catedral poblana “[...] fueron, pues sus cerramientos: arcos y bóvedas, donde pudo in- troducir sus ideas innovadoras.”1091. Esta disposición basilical en alzado con las cimborrio en el crucero, pero lamentablemente este documento no tiene fecha, por lo que no sabemos exactamente si el maestro lo redactó ahora para el obispo Palafox, tal y como apunta la doctora, o bien data de la misma fecha en que escribió las condiciones para la terminación de la obra, 1634. Por nuestro lado, no tenemos documentada en ningún momento la venida de Juan Gómez de Trasmonte desde México a la ciudad de Puebla, a requerimiento del obispo Palafox. 1089  García Zambrano 1984, pp. 39 - 40. 1090  Se incluyen en el capítulo correspondiente al análisis estructural de este trabajo una serie de alz- ados y esquemas tridimensionales que ilustran esta propuesta. 1091  Fernández 1994, pág. 18. “Las variedades que introdujo se pueden resumir básicamente en: 1) La técnica empleada para cerrar las bóvedas. 2) Sustituyó las bóvedas de nervaduras de la sala capitular por bóvedas de aristas hechas a base de piedra laja y ladrillo. 3) En la bóveda del Altar de los Reyes quitó una cornisa y la elevó en correspondencia con el resto de la nave central. 4) Determinó todas las condiciones para terminar la construcción de la cúpula del crucero.”. La catedral de Puebla 396 naves dispuestas ad triangulum, recuerda claramente la estructura espacial de las catedrales de Salamanca y Segovia en suelo peninsular. En la Relación de servicios de Juan Gómez de Trasmonte, publicada por Martha Fernández, la autora hace hincapié en la aseveración que se hace acerca de las bóvedas levantadas por el maestro -en este caso en la catedral de México-, sobre las que se dice que “no hubo maestro que lo supiera hacer”. La autora recalca este dato, que a su parecer puede reflejar que en ese momento este tipo de bóveda era novedosa en aquellas tierras, más si atendemos a que a partir de Trasmonte se dejan de levantar bóvedas de crucería en la catedral mexicana, cubriéndose con bóvedas vaídas o de cañón con lunetos1092. Por lo tanto tenemos al maestro Gómez de Trasmonte como posible introductor de este tipo nuevo de bóvedas en territorio novohispano, a la vista de los cerramientos que se realizaron, tanto en la cate- dral de México como en la poblana. “Esa debió ser la idea de Catedral novohispana de Juan Gómez de Trasmonte, pues en Puebla implantó ese mismo tipo de soluciones, no sólo en el alzado -como hemos visto- sino también en el tipo de bóvedas que habría de tener la Catedral de aquella ciudad. En las condiciones que dejó para concluirla, especifica claramente que todo el templo, incluyendo la Capilla de los Reyes, se debería cubrir con bóvedas ‘de género vaído’, en tanto que la Sacristía y la Sala Capitular, deberían tener bóvedas de aristas.” Martha Fernández1093 Siguiendo las palabras de Goy Diz, el maestro Juan Gómez de Trasmon- te sería el que verdaderamente imprimiría un “[...] auténtico giro clasicista, a la vez compositivo y constructivo, en la catedral de Puebla”, siendo el gran inspirador de la actual apariencia clasicista de que goza la catedral angelopo- litana.1094 “Esta ampliación de luz y altura en la catedral que la convertía en la forma simi- lar a una basílica cristiana, fueron aspectos arquitectónicos específicamente aprobados en las instrucciones de Borromeo. Dada su adhesión a los principios trentinos, estos aspectos también habrían llamado la atención a Palafox. Este cambio acercó la estruc- 1092  Fernández 1982, pág. 331. 1093  Fernández 1994, pp. 53 - 54. Citando a Efraín Castro Morales, La catedral de Puebla y Juan Gómez de Trasmonte. 1094  Goy Diz 2002, pág. 34. Antonio Pedro Molero Sañudo 397 tura de la catedral poblana todavía más a la nueva catedral de Valladolid, trazada por Herrera, dando al edificio un aire moderno.” Nancy H. Fee1095 Hecho este inciso sobre la gran importancia del maestro Juan Gómez de Trasmonte en relación al edificio de la catedral poblana, volvemos con nuestro hilo discursivo retomando al maestro Agustín Hernández de Solís, que volvía a ser nombrado en el año 1641 maestro obrero por el cabildo municipal, con el mismo salario que ya tenía anteriormente, de ciento cincuenta pesos1096. A la vez seguía siendo el encargado de las herramientas que había en la construcción y de todas las demás nuevas que se iban haciendo para trabajar en ella1097. Con respecto a la edificación de la catedral, en el mes de noviembre se remitía una petición al cabildo para que le fueran pagadas las obras que hasta ese momento había realizado, aunque no sabemos específicamente en qué pudieron consistir éstas1098. Es evidente que en este mismo mes se habían subido “las campanas”, porque Juan Baptista Pedrete pedía que se le pagara el resto de lo que se le de- bía por este trabajo1099. 1095  Fee 1999, pág. 165. 1096  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 203 v, 2 de enero de 1641. “Este día se nombró por alarife de esta ciudad, que acuda a ver y amaestrar las obras desta ciudad a Llorente Pérez, maestro de alvanería, que al presente lo es, y por su travajo se senalan cinquenta pesos de oro, y por maestro y obrero que acuda a los rreparos y obra de cañería y otras, Agustín Hernández de Solís con ciento y cinquenta pesos de salario por este año, y uno y otro estén subordinados a el obrero mayor.” 1097  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís…, F. 4 r, 23 de febrero de 1641. “[…] a rreçibido del doctor Juan Nieto de Ávalos, rrazionero de la dicha santa yglesia y su thesorero pagador, y obrero mayor, çien picos de yerro […] los quales son los que oy dicho día se compraron […]”. 1098  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 115 v, 15 de noviembre de 1641. 1099  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 116 r, 19 de noviembre de 1641. En el documento no se especifica de que campanas se trata. Las campanas se subían a su ubicación por el exterior de la torre, previo montaje de un andamio que por regla general contaba con la aprobación del maestro mayor de la catedral. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 160 v - 161 r, 8 de junio de 1637. En esta entrada de las actas del cabildo ya citada aparece la consagración de la campana María por el obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz y se hace una ligera descripción del andamio y el tablado que se armaron en el exterior de la catedral para tal efecto. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 177 v, 28 de enero de 1665. El obispo Diego Osorio de Escobar consagró la campana llamada Jesús de Nazareno. Antes de subir las campanas a su lugar se celebraba en el exterior de la catedral una ceremonia de consagración de gran boato. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1731, Recepción de la campana mayor nombrada María de los Ángeles, que fundió el maestro Francisco Márquez, y entregó este año de 730, y quenta de sus gastos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos 6 tomines, 30 de mayo de 1732. El maestro albañil Juan Baptista pedía que se le incrementara, sobre la escritura ya concertada, parte de los gastos La catedral de Puebla 398 Juan de Palafox notificaba al ayuntamiento su aprobación con respecto a la ayuda que la ciudad había acordado otorgar para la construcción de la catedral. En consecuencia, el cabildo se citaba para reunirse y tratar esta carta enviada por el obispo para la próxima sesión que sería ya en el año 16421100. A tenor de estos datos, cabe pensar que la ciudad no había dado todavía ninguna cantidad de dinero para la fábrica catedralicia. En enero de 1641 los maestros canteros Julián de Cárdenas y Lorenzo Adel reclamaban al ayuntamiento el pago de los pesos que se les adeudaban por la obra de cantería que habían realizado en el puente de Cholula, en el que llevaban trabajando al menos desde 16361101. A ambos maestros se les adjudicó la fabricación de dieciséis arcos torales en 1637, tal y como hemos visto en un capítulo anterior. Adel también sería el que el 8 de agosto de 1648 contrataría la fábrica de la portada del colegio de San Pedro1102. extras que había tenido por el accidente sucedido al subir la campana mayor. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1731, Ángeles y agosto 8 de 1731 años, Quenta de los gastos de la subida de la campana de esta santa yglesia cathedral de la Puebla de los Ángeles, F. 1 r - 6 v. Se trata de un legajo que contiene tres memorias muy interesantes y detalladísimas de los maestros impli- cados en la subida de la campana mayor, Santa María, y de todos los gastos para ello. Aparecen salarios, materiales, utensilios, herramientas e incluso una descripción del andamiaje externo necesario para ese trabajo, que analizaremos más en profundidad en su capítulo correspondiente. 1100  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 261 v, 30 de diciembre de 1641. 1101  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 208 r, 18 de enero de 1641. 1102  Pizarro Gómez 1997, pp. 58 - 59. Fig. 83 Portada del colegio de San Pedro en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 399 La ciudad de Puebla comenzaba el año 1642 padeciendo algún tipo de enfermedad que causó estragos entre la población indígena, acusándose con- secuentemente en la falta de mano de obra para la construcción de la catedral, tal y como se refleja en las actas de cabildo.1103 En enero de 1642 el ayuntamiento pagaba los primeros dos mil pesos so- bre los doce mil que se ofreció a entregar como cooperación para la obra de la fábrica de la iglesia catedral. Este pago se realizaba en virtud del mandamiento emitido por el virrey Diego López Pacheco el 17 de diciembre de 1641, en el que se otorgaba licencia a la ciudad para que gastara los dichos doce mil pesos de oro común de los propios en la obra de la catedral, pagándolos en seis años en partidas de dos mil pesos cada uno. Éstos deberían haberse comenzado a abonar en enero de 1641, tal y como ya se ha visto más arriba. Se encargaba que el mayordomo de los propios, José de la Fuente y Mendoza, pagara del dinero que tuviese de ellos los citados dos mil pesos del primer año ya cumplido1104. No obstante, y pese a haberse acordado, en junio de 1642 todavía no había pagado el mayordomo el dinero prometido para la obra de la catedral1105. La obra continuaba a un relativo buen ritmo a juzgar por las partidas re- gistradas de las herramientas que se iban fabricando para la realización de los diferentes trabajos de la fábrica. En el mes de mayo se le pagaban al latonero, Juan Jerpín, dos pesos por un molde de hojalata para hacer capiteles, los cuales suponemos serían los correspondientes a las medias muestras elevadas para cubrir la nave central a la altura superior, según las condiciones dadas por Juan Gómez de Trasmonte1106. Esta referencia a un molde de hojalata para hacer capi- teles nos induce a lanzar la hipótesis de la posibilidad de que los capiteles que se estaban realizando en este momento no se estuvieran fabricando con piedra de cantería, sino de calicanto o incluso de yeso. Los instrumentos apropiados para 1103  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 121 r, 7 de enero de 1642. 1104  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 269 r - 270 v, 14 de enero de 1642. 1105  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 319 v, 17 de junio de 1642. 1106  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo de 1640, Entrego de herramientas que se hace a Agustín Hernández de Solís…, F. 5 r, 24 de mayo de 1642. La catedral de Puebla 400 usarse como moldes en la fábrica de piezas de cantería son las plantillas y las saltarreglas rígidas que sirven para sacar los perfiles de las piezas por labrar; en ningún caso se utilizan para este menester moldes de materiales flexibles como la hojalata, que más bien sirven como matrices para fabricar piezas de materia- les líquidos o semilíquidos que se endurezcan en su interior formando la pieza requerida1107. Este tipo de construcción en mampostería de calicanto, utilizada en la mayoría de las partes del templo desde la llegada del obispo Palafox, ex- plicaría la celeridad con que se realizaron todos los trabajos que restaban hasta su conclusión en tan solo nueve años, cuestión que hubiera sido imposible si hubieran continuado realizándose en piedra de cantería. No obstante, no dejan de ser solo hipótesis que esperamos que encuentren el momento de su posible ratificación; de hecho, en la catedral de Ávila en España, existen numerosos capiteles hechos de yeso, habiéndose pensado tradicionalmente que estaban construidos en piedra de cantería1108. El maestro de albañilería Agustín Hernández de Solís seguía alternando sus trabajos para ambos cabildos. En septiembre de 1642 recibía por parte del ayuntamiento un libramiento de cuatrocientos ochenta y siete pesos y cuatro tomines, por sus obras ejecutadas en la ciudad, los que le serían pagados a con- dición de que reparara la pared del puente de San Francisco1109. Según Merlo Juárez, el obispo Palafox también “[…] otorgó de sus propias quintas partes (remuneración a la que tenía derecho), y aun de su peculio, mu- cho de lo que requerían los salarios para más de mil quinientos peones, a los que visitaba continuamente para observar los adelantos, mismos que pronto se notaron, sobre todo de 1642 a 1647.”.1110 1107  Calvo López 2011, pág. 424. En referencia a los instrumentos utilizados por los canteros en la tran- sición del Gótico al Renacimiento: “Entre estos instrumentos de control geométrico, los más complejos son las plantillas. Pueden ser rígidas, por lo general de madera; o bien flexibles, de papel cartón, cobre, cinc, hoja de lata, tela de lino o pergamino; por lo general las rígidas se usan en arcos y las flexibles en bóvedas [...]”. 1108 Dato facilitado por el profesor José Luis Gutiérrez Robledo. 1109  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 20, F. 6 r - 7 r, 12 de septiembre de 1642. 1110  Merlo Juárez 1991, pág. 44. Antonio Pedro Molero Sañudo 401 Vecinos y particulares también se vieron involucrados en la fábrica de la catedral donando limosnas para su construcción. En este mismo año de 1642, Juan Fernández de Vergara traspasaba a la fábrica espiritual veintiocho mil pesos que le adeudaba Roque Pastrana, dueño de un ingenio1111. El obispo Palafox y sus colaboradores más cercanos también prestaban atención a todo lo necesario para vestir interiormente el edificio en construc- ción; en 1643 se decide encargar la ejecución de una serie de retratos de todos los obispos que habían ocupado la cátedra poblano-tlaxcalteca hasta este mo- mento1112. No obstante la prosecución de los trabajos, éstos no transcurrían con la celeridad que el obispo deseaba, debido principalmente a la falta de liquidez de la fábrica. Al parecer los gastos de la obra material eran enormes, y ante la imposibilidad de hacerlos frente por parte del cabildo catedralicio el prelado proponía que cada semana se dieran trescientos pesos más aparte de lo que ya entregaban para la fábrica1113. En el libro de fábrica de la catedral Obras Materiales de la Santa Iglesia Ca- tedral 16431114 se hace referencia a Agustín Hernández de Solís como maestro de arquitectura que dirige dicha obra por mandato del obispo Juan de Palafox; se trata de la primera cita que tenemos de Solís como maestro mayor de la catedral1115. En este libro se van anotando semanalmente todas las personas de 1111  ANP, Notaría 4 Alonso Corona Vázquez, 1642, F. 156. Información cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. 1112  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 171 r, 27 de enero de 1643. “Que el doctor, Juan Nieto de Ábalos, pague lo que costaren los retratos de los señores obispos y que los concierte el señor chantre.”. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 174 r, 10 de febrero de 1643. “Que se da comissión al señor canónigo doctor, Juan Rodríguez de León, para hacer y concertar los retratos de los señores obispos que an sido de este obispado.”. Fernández Gracia 2000, pp. 139 - 140. Pedro García Ferrer también fue encargado por Juan de Palafox y Mendoza, para que pintara los retratos de todos los obispos que le habían precedido en el cargo que serían colgados en la sala capitular. 1113  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 205 r, 26 de noviembre de 1643. 1114  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. “Libro quarto en que se asientan las pagas que haçe el señor doctor Juan Nieto Dávalos, rraçionero desta santa yglesia cathedral, como tesorero rreçeptor desta obra a la jente que travaja en ella y de los materiales que se compran para la continuaçión del edefiçio.”. 1115  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 1 r - 1 v, 22 de agosto de 1643. “[...] y atento a que se le deve a Agustín Hernández de Solís, maestro mayor que por nombramiento del excelentísimo señor don Juan de Palafox y Mendoça, obispo deste obispado amaestra esta obra, el último terçio de su salario que se cumplió a diez y ocho deste pressente mes y año [...]”. Parece claro que Agustín Hernández de Solís ya ejercía de maestro mayor de la catedral al menos desde mediados del año anterior de 1642, ya que se habla del pago que se le debía realizar del último tercio de su salario anual. La catedral de Puebla 402 los diferentes oficios y cualificaciones que estaban trabajando en ese momento para la obra: albañiles, carpinteros, canteros, herreros, etc., así como todos los materiales llevados y empleados en ella. Aparecen anotados con nombres y apellidos peones de diferentes barrios de la ciudad: Santiago, San Francisco, San Pablo, así como obreros del pueblo de Tecali1116 de donde se extraía piedra para la fabricación del retablo de los Reyes. Otros materiales reflejados en las diferentes partidas son ladrillos, cal, arena, madera y diversos utensilios y he- rramientas de herrería para la labra de la piedra y la construcción de andamios. El número de trabajadores va variando, pero en general oscila entre unos cien peones, quince albañiles, cincuenta canteros, alrededor de diez canteros de Te- cali, entre cinco y diez muchachos, uno o dos toneleros, uno o varios carpinte- ros para los andamiajes, además de uno o más herreros preparando las herra- mientas de todos los anteriores. Entre el personal citado en este libro aparece el cantero Pedro de Cárdenas cobrando en diferentes semanas por la realización de piedras para bolsores1117, ventanas y redondillas, así como llevando piedra de mampostería a la obra1118. La fabricación de estas dovelas de los arcos indica que ya se había comenzado a cerrar las bóvedas. En el mes de septiembre ya se estaba comenzando a plantear el retablo de la capilla de los Reyes, a tenor de las entradas que se comienzan a registrar en el libro de fábrica anteriormente citado. El maestro ensamblador Lucas Méndez empieza a aparecer realizando diversos trabajos de preparación para la fabri- cación de este retablo, “[...] se dieron a Lucas Méndez, maestro de ensamblador, dos pessos para las rreglas y cercha para las colonas de piedra de tecali que se 1116  La localidad de Tecali de Herrera, llamada así actualmente, se encuentra aproximadamente a cuarenta kilómetros de la ciudad de Puebla. Su nombre deriva de los vocablos nahua tétl (piedra) y calli (casa). Posee numerosas canteras de piedra caliza y ónix, localmente llamadas tecali. 1117  DRAE (vigésima segunda edición) Bolsor: (desusado) Dovela Chueca 1997, pág. 198. “BOLSORES.- Dovelas. Piedras talladas en forma de cuña que forman el arco o bóveda (pág. 47). De la misma raíz que el francés voussoir. BOLSURA.- Curvatura o elevación de un arco o bóveda. Conjunto de los bolsores que dan la altura de la parte resistente del arco. [...]”. 1118  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 9 v. “[...] se le pagaron a Pedro de Cárdenas ciento y ochenta y quatro pessos por veinte y dos piedras bolsores, ventanas y re- dondillas a trese pessos cada piedra y por quarenta carretadas de piedra de manpostería a seis rreales cada una [...]”. Pedro de Cárdenas sería familiar, posiblemente hermano del cantero Julián de Cárdenas citado en varias ocasiones. Antonio Pedro Molero Sañudo 403 an de haçer para el rretablo del altar de la capilla de los Reyes.”1119. Durante este mes se van registrando varias entradas de madera, tablas, clavos y tablones para la construcción de los andamios y cimbras necesarios para fabricar las bó- vedas1120. Paralelamente se estaban entregando en la fábrica cantidades ingentes de ladrillos y yeso para la cubrición exterior de sus bóvedas1121. El cantero Pedro de Cárdenas continúa apareciendo semanalmente cobrando su salario por la realización de más piedras de “bolsores y ventanas” como ya hemos visto que venía haciendo. El día 12 de ese mismo mes de septiembre, “[...] se le pagaron a Lucas Méndez ocho pessos por el trabajo que tuvo en la montea del rretablo para la capilla de los Reyes, y forma que dio para las colonas.”1122. Vemos que al maestro Méndez no se le señala como el trazador del dicho retablo, sino más bien como el encargado de trasladar los planos a monteas para su elaboración por los dife- rentes artífices que trabajarían en él; de esta manera se puede considerar como válida la hipótesis de una supuesta traza llevada por el obispo Palafox desde Sevilla y realizada por el maestro escultor Juan Martínez Montañés. No obs- tante, y debido a la falta de pruebas documentales, de igual forma es también plausible la tesis de Martha Fernández que atribuye la autoría del retablo de los Reyes a un artista “criollo o americanizado”, apuntando a Sebastián de Arteaga y Lucas Méndez como posibles artífices de su traza1123. Durante el mes de octubre Pedro de Cárdenas seguiría entregando sema- nalmente cantidades de piedras de las mismas condiciones, muestra inequívo- 1119  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 26 r - 26 v, 5 de septi- embre de 1643. En esta paga ordinaria aparece un tal Diego López Florín, pagándosele la entrega en la obra de diez cahíces de cal; ¿tal vez hijo del maestro mayor de la catedral Pedro López Florín?. Posterior- mente reaparecerá surtiendo a la obra de más cantidades de cal. 1120  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 34 v - 36 r, 12 de septi- embre de 1643. F. 58 r, 3 de octubre de 1643. 1121  Algunas de estas carretadas de ladrillos vienen registradas como limosna de los prebendados de la catedral para su fábrica. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 43 v, 19 de septiembre de 1643. 1122  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 35 v, 12 de septiembre de 1643. 1123  Fernández 1999, pág 32. “Por otra parte, entre los afanes que caracterizaron la mentalidad de los habitantes de la Nueva España se encontraba el de dotar de valor universal a su propia cultura y uno de los elementos que emplearon para conseguirlo fue el de relacionar artistas y obras europeos de recono- cido prestigio con los artistas y las obras de la Nueva España. [...]”. La catedral de Puebla 404 ca de que la construcción de los arcos de cerramiento de las bóvedas iba a buen ritmo. En noviembre se le liquidaría la cantidad de cien pesos de oro común, “[...] a quenta de los arcos que ba haziendo en dicha obra, en conformidad de escriptura que otorgó ante Pedro del Balle, escribano de la dicha obra [...]”1124. Queda claro ante esta carta de pago que Cárdenas tenía concertado un desta- jo con la fábrica de la catedral sobre una serie de arcos para la cubierta de las naves, aunque no sabemos exactamente ni la cantidad de ellos, ni su ubicación concreta. En otro orden de cosas, a medida que va avanzando este año se van regis- trando cada vez un mayor número de canteros de Tecali que lógicamente esta- rían trabajando en la fábrica del retablo de los Reyes. La primera gran entrega de piedra de Tecali para el retablo que aparece asentada en este libro de fábrica de 1643 que estamos tratando, es de fecha 7 de noviembre. Se trata de una carta de pago al capitán y vecino de la ciudad de Puebla Martín de Gorospi por valor de cuatrocientos ochenta y seis pesos de oro común, que le fueron entregados por el obrero mayor de la catedral, Juan Nieto de Dávalos, “[...] por el flete de dos biajes que hiço su quadrilla de carros cargados de piedra de tecali para la dicha obra que pusso en ella, trayendo cada vez, diez y ocho carros cargados desde la cantera de tecali questá en jurisdicción de la çiudad de Tepeaca, de manera que metió en dicha obra con los dos biajes treinta y seis carros que con- certó con el dicho tessorero, rreçeptor [...]”1125. El gran aumento de la cantidad de personal que trabajaba para la obra conllevó la necesidad de habilitar más espacios para talleres y viviendas, por lo que se tuvo que construir una nueva casa encima del taller de la fábrica que ya existía, detalle que conocemos por haberse insertado una carta de pago al vecino y maestro de carpintería, Juan de Moya, en la que se refleja la cantidad de puertas y ventanas que había realizado para este nuevo espacio, y se da una 1124  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 91 v - 92 r, 14 de noviembre de 1643. 1125  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 86 v - 87 r, 7 de noviem- bre de 1643. Antonio Pedro Molero Sañudo 405 descripción minuciosa de todos los gastos, tanto en mano de obra como en el material y los herrajes necesarios para ellas1126. A finales del año 1643 se estaban ya entablando las cimbras de las bó- vedas, dejándolas listas para recibir el peso de la colocación de las piezas que conformarían los correspondientes arcos de las naves1127. A la vez se continua- ban sucediendo los acarretos de miles de ladrillos al interior de la construcción. El año 1643 termina con una actividad constructiva febril, si nos atene- mos a los movimientos registrados en los libros de fábrica en cuanto a la mul- titud de materiales servidos, la cantidad de piedra que se está labrando para la estructura y la cantidad de gente trabajando, tanto en la misma fábrica es- tructural como en el grandioso retablo de la capilla de los Reyes. En el último mes la cantidad de ladrillos servida cada semana en las diferentes remesas se cuentan por miles (ocho mil quinientos, cuatro mil, tres mil quinientos y tres mil quinientos)1128. Pedro Cárdenas continúa su labra sistemática de piezas para diferentes lugares de la obra, principalmente para los arcos formeros de las bóvedas, así como el acarreo de una enorme cantidad de piedra de mampos- tería. Los obreros empleados en las diferentes secciones forman ya una tropa numerosa configurada por “muchachos”, peones indios y españoles, albañiles, canteros de los diferentes barrios de la ciudad, canteros de tecali españoles e indios, carpinteros, herreros, toneleros, etc. La fábrica, al fin, entraba en una fase constructiva plena, como no lo había estado hacía muchos años, o incluso 1126  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 92 r - 92 v, 14 de noviembre de 1643. “[...] tressientos y çinco pessos de oro común que como obrero mayor le paga por diez y ocho puertas y bentanas que a hecho para la cassa nueba que se hiço sobre el taller de la dicha obra, las diez y siete de ellas a quinçe pessos y la otra puerta rrestante que se pusso a la calle serrada de San Agustín en sinquenta pessos, conçertadas por su travajo de manos, madera, gosnes, llabes de lona, serrojos, prestilleras, passadores y aldabas, y demás clavassón que en ellas se pusieron [...]”. 1127  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 97 r, 21 de noviembre de 1643. 1128  Ante la enorme cantidad de ladrillos utilizados en la obra en este año de 1643, cabe lanzar la hipótesis de que muchos de ellos no fueron utilizados para cerrar las bóvedas, ya que todavía no es- taban concluidos los arcos correspondientes; parte de esta cuantía ingente de ladrillos bien pudieron ser utilizados para la realización de piezas estructurales, como capiteles, arquitrabes, cornisas, etc., que hasta entonces se habían fabricado en piedra de cantería. Además, hemos de tener en cuenta que en los nueve años que van desde la llegada de Palafox hasta la consagración de la catedral, los únicos trabajos realizados en piedra de cantería que aparecen en los libros de fábrica corresponden a la labra de los arcos para las bóvedas y de los encuadramientos para los huecos de las ventanas, mientras que extrañamente no se menciona en ningún momento la elaboración de otro tipo de piezas estructurales como las ya dichas de capiteles, etc. La catedral de Puebla 406 nunca. Todo este movimiento de personas alrededor de la construcción cate- dralicia repercutiría muy favorablemente en la economía de la ciudad, necesita- da consecuentemente de un mayor número de bienes de consumo que atraían a numerosos comerciantes para suministrarlos, tanto de la misma provincia como de la capital novohispana. Agustín Hernández de Solís termina el año como maestro “aviador” (ma- yor) y aparejador de la obra, tal y como le había nombrado el obispo Palafox, pagándosele los doscientos pesos del último trimestre de su salario de seiscien- tos pesos de oro común en reales al año1129. El año de 1644 comenzará de manera similar, como se refleja en las entra- das del libro de obras referidas a materiales correspondientes al mes de enero. Como únicas novedades tenemos que Pedro de Cárdenas comienza a labrar piedras para las claraboyas además de continuar con los modelos que hacía hasta este momento, y que la adjudicación de la entrega de ladrillos para la obra pasaba al regidor Francisco de Aguilar1130. El obispo Palafox, como atento vigilante de la moral y las buenas costum- bres católico-cristianas, comenzó a tomar algunas medidas un tanto impopu- lares, ya que rompían con las tradiciones de la propia ciudad; así por ejemplo tomó la decisión de que no asistirían ni él, ni ningún miembro del cabildo cate- dralicio, a la representación de las características comedias del día del Corpus Christi, aconsejando además que no fueran representadas frente a la catedral. “[...] por parecerle entretenimiento de que no resulta provecho a las almas, y que avién- dolo assí dado a entender a sus feligreses no era justo aplaudir con asistir lo que repu- 1129  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 116 r - 116 v. Resulta llamativo que durante el episcopado de Juan de Palafox la gran mayoría de los pagos que se realizan en las diferentes construcciones dependientes del cabildo catedralicio se hacen en reales, sobre todo los más abultados. 1130  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 123 r, 9 de enero de 1644. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 133 r, 30 de enero de 1644. Al regidor Francisco de Aguilar se le comenzó a pagar el millar de ladrillos a once pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral, 1643. F. 51 r, 26 de septiembre de 1643. Al anterior encargado de esta labor, Alonso Álvarez, se le pagaba el millar de ladrillos a diez pe- sos y cuatro tomines, cantidad sustancialmente más baja si tenemos en cuenta que un peso eran ocho tomines. Martínez López-Cano 2001, pág.112. Nota a pie de página nº 27. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 327 v – 332 r, 26 de junio de 1626. Este día se le tomaba juramento en el cargo de regidor de la ciudad de Puebla al alférez Francisco de Aguilar, que había comprado este oficio por doce mil quinientos pesos. Antonio Pedro Molero Sañudo 407 ganava, ni tampoco consentir que en la parte que estava senalado por sagrado de la yglesia se fiziesen tablados ni pusiesen otros ningunos asientos [...] sentía que siendo la plaça tan grande se pusiesen los tablados tan zerca de la yglesia donde se an de zelebrar los offisios divinos [...]”1131 Esta resolución tomada por el prelado no debió de gustar demasiado a los vecinos de la ciudad, ni siquiera a los miembros del cabildo de la catedral, ya que tradicionalmente las comedias que se representaban en el contexto de las celebraciones del día del Corpus Christi se hacían dentro de la misma iglesia o en su atrio, asistiendo la ciudad al completo a tal evento1132. El entablado o entablados para cualquier tipo de representación con motivo de estas fiestas se montaba en la puerta de la iglesia mayor, así como los asientos desde los que asistirían los miembros del cabildo a las representaciones. Paralelamente se or- ganizaban toda clase de festejos y competiciones de carácter lúdico1133. Todos los gastos de cualquier tipo que ocasionaban estas festividades y regocijos corrían habitualmente a cargo de los propios de la ciudad. No obstante la objeción del obispo respecto a las celebraciones del Cor- pus, el cabildo municipal acordaba que las comedias de este día se representa- ran en el mismo lugar donde se acostumbraba desde hacía ya mucho tiempo, la puerta de la iglesia mayor, en contra del parecer del prelado1134. 1131  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 6 v - 7 r, 19 de mayo de 1644. 1132  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 12, F. 114 r - 114 v, 31 de mayo de 1588. Es la primera entrada en actas de cabildo que hemos encontrado relativa a la realización de una comedia en la iglesia catedral por el día del Corpus Christi. Los ciento cincuenta pesos en que se concertó el espectáculo con Diego Lozano serían pagados en partes alícuotas entre los propios de la ciudad y los taberneros y panaderos. Viveros 2004, pág. “[...] A Lozano [Diego] se le menciona como un empresario teatral poblano al que en su ciudad le fue pedido el montaje de una comedia en marzo de 1588. [...]”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 159 r, 15 de junio de 1601. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 265 v - 266 r, 4 de junio de 1604. Se decidía hacer la comedia del Corpus Christi en la puerta de la catedral porque el obispo consideraba que dentro el espacio era muy estrecho y angosto. 1133  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 13, F. 187 r - 187 v, 12 de abril de 1602. 1134  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 21, F. 8 v, mayo de 1644. No aparece el día, aunque la anterior acta es del 20 de mayo y la posterior del 30 de ese mismo mes. La catedral de Puebla 408 Fig. 84 Dibujo de Juan Gómez de Mora para los tablados y carros de la fi esta del Corpus, año 1644 Fig. 85 Dibujo de E. Nuere interpretando el anterior de Juan Gómez de Mora Antonio Pedro Molero Sañudo 409 A medida que el edificio se iba consolidando y se atisbaba que podría terminarse en un espacio de tiempo relativamente corto, se comenzó a pen- sar en “vestir” las diferentes capillas. El canónigo doctor Juan de León Pinelo mencionado anteriormente, con el beneplácito del obispo y cabildo, donaba a la catedral un oratorio que tenía en su casa para que se colocara en una de las capillas de la catedral cuando estuviera terminada, tal y como está registrado en un documento del mes de mayo de 1644 del archivo de notarías de la ciudad de Puebla1135. Todos los trabajos que tenían que ver con “vestir la catedral” eran con- trolados y registrados en los libros de fábrica espiritual, al igual que la obra constructiva lo era en los de fábrica material. El Libro primero de fábrica espiritual de los años de 1645, 1646, y 1647, y 1648, comienza con los asientos de pagas y materiales recogidos en los años 1645 y 1646: Libro primero en que se asientan las pagas que ase el señor doctor don Miguel de Poblete, maestre escuela desta sancta yglesia cathedral, calificador del santo oficio de la inquisición como obrero maior, juez thesorero, receptor, cobrador y pagador de su obra que nuevamente se ase por mandado de su magestad, a la jente que a de travajar el rresto deste año de 1645 y todo el de 1646, cuios peones, canteros, ofiçiales de rretablo, tabernáculo, colaterales y ensanbladores, y demás materiales se an de pagar por quenta de fábrica espiritual.”. Aquí se van reco- giendo puntualmente todos los nombres de las personas que trabajaban en la fabricación de esas estructuras, con sus cualificaciones y salarios. En primer lugar vemos que el cargo de obrero mayor de la catedral había pasado a Miguel 1135  ANP Notaría 3 Juan Guerra, 1644, Legajo I, F 513. “ Dr. Juan Rodríguez de León, canónigo, donó a la catedral, luego que se acabe la iglesia, para que se colocase en una de sus capillas a su elección, con beneplácito del Obispo y del cabildo un oratorio que tiene en las casas de su morada, con un colateral advocación de La Asunción, con tabernáculo, imagen de talla; 16 cuadros medianos con guarnición de ébano; un cuadro grande de La Anunciación, con marco dorado, 35 láminas medianas y pequeñas con guarniciones de ébano, diez agnus, siete con cercos de plata y 3 con guarniciones de abalorio, 4 casullas de diferentes colores, con puntas de oro y plata, albas, corporales y purificadores, un cáliz de plata con pie de bronce y dos blandoncillos de plata con sobrepuestos azules, un frontal de damasco, un candelero con seis mecheros grabado con sobrepuestos azules, una cruz lisa de plata con los mismos sobrepuestos, un Niño Jesús de bulto, vestido con traje de pastor, con algún adorno; respecto a que el altar principal del oratorio no es suficiente para llenar cualquiera de las capillas, se obligó a que a su costa se le haga un primer cuerpo sobre que caiga dicho tabernáculo.”. Documento cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Torre Villar 1996, pág. 60. Juan Rodríguez de León Pinelo “[...] Sabemos que falleció en Puebla el 6 de julio de 1644 y que fue sepultado, con todos los honores debido a su condición, en la catedral de Puebla, en la capilla del Santo Sudario decorada por el mismo canónigo magistral [...]”. La catedral de Puebla 410 de Poblete, en sustitución de Juan Nieto Dávalos. A continuación nos vamos encontrando con todos los artífices que, en mayor o menor medida, estuvieron relacionados con la construcción de esta serie de trabajos. En la construcción del tabernáculo1136 aparece como maestro Diego de Cárcamo y como oficiales Diego Rodríguez y su oficial, y también Gonzalo de Mora1137. El ya mencionado maestro ensamblador Lucas Méndez continuaba trabajando en la erección del retablo de los Reyes bajo la dirección de Pedro García Ferrer1138. Durante este año se van registrando paulatinamente en este mismo libro de fábrica dife- rentes entradas de materiales, tanto de maderas y todo tipo de tablas, como de piedra procedente de las canteras de tecali para la construcción del retablo de los Reyes. Podríamos seguir, paso a paso, la historia constructiva del retablo de la capilla de los Reyes a tenor de los diversos documentos de la fábrica espiritual conservados en el archivo catedralicio. En diferentes libros de fábrica volvemos a encontrarnos con multitud de entradas que reflejan los pagos de obreros y materiales relacionados con esta obra, comenzada sobre el año 16431139. De nuevo tenemos unas relaciones exhaustivas, con nombre y apellidos, de todos los obreros involucrados en esta crea- ción, además de un listado de todos los diferentes materiales necesarios para ella. Otros autores como la doctora Montserrat Galí han dedicado numerosas páginas de sus trabajos a este asunto, por lo que no entraremos en detalles muy profundos sobre estas obras y nos limitaremos a remarcar, muy someramente, algunos aspec- tos y detalles de la construcción de este sobresaliente retablo. Hemos de resaltar el incremento de los “canteros de tecali” que se produce concretamente en el año 1645. 1136  Rodríguez G. de Ceballos 1992, pág. 293. “[...] el tabernáculo poblano de Palafox tuvo numerosa descendencia en la Nueva España, a comenzar por el edificado en la catedral de México y estrenado el 15 de enero de 1673.”. 1137  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Libro primero de fábrica espiritual de los años de 1645, 1646,y 1647, y 1648, F. 12 r, 9 de diciembre de 1645. 1138  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 21, F. 86 r, 27 de mayo de 1645. Lucas Méndez fue también el en- cargado de realizar la traza para el túmulo de las exequias de la reina Isabel de Borbón. 1139  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1645, Ajustamiento: de lo que monta lo que se pagó a los canteros y ofisiales que travajaron dentro de la obra material desta sancta yglesia, en labrar la piedra de Santiago Tecali para la mesa, pedestal, columnas y otras cosas tocantes al rretablo del altar mayor y capilla de los Reyes, que se a de pagar de la massa espiritual desde seis de febrero del año passado de 1644 hasta 21 de julio deste año de 1645. Antonio Pedro Molero Sañudo 411 El obispo Palafox y el maestro Pedro García Ferrer acometieron la cons- trucción de todo el “arte escenográfico” desde la cabecera del templo al crucero, como si fuera una unidad indisoluble, de tal forma que a la vez que se estaba realizando el retablo de los Reyes también se trabajaba en los dos retablos de los testeros de las naves colaterales y en el tabernáculo del presbiterio1140. El nuevo obrero mayor, Miguel de Poblete, registra dentro de un legajo de fábrica, cuya fecha de terminación es 1649, todos los pagos hechos por cuenta de fábrica espiritual, con sus fechas, para la construcción de: “[...] el rretablo mayor de la capilla de los Reyes, dos rretablos colaterales, tabernáculo con sus doce colum- nas de tecali, banco, quatro pilastras y ocho columnas tortuosas de tecali del altar de la capilla de los Reyes, pinturas, cortar, conducir del monte y comprar las maderas y todo lo demás hasta armar dichos rretablos, y los demás gastos que contienen las pagas por menor, que todo se hizo y executó por orden de su excelencia el señor obispo don Juan de Palafox y Mendoza, en conformidad del decreto de los señores deán y cavildo de tres de henero de mill y seiscientos y quarenta y seis años [...]”1141. La primera entrada es del 12 de noviembre de 1645 y la fecha final del legajo es el 27 de abril de 1649, arrojando un monto total de treinta y nueve mil trescientos cincuenta y cinco pesos y dos tomines1142. El obispo Palafox junto con el cabildo concertaba con el mencionado más arriba, Roque de Pastrana, hacer unas capitulaciones para que éste costeara “la capilla y cimborrio” de la catedral, dando para este efecto doce mil pesos; como contrapartida se le concedía el derecho a enterrarse en el crucero1143. 1140  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete, arçobispo electo de Manila y obrero mayor que fue della, por mandado del ilustrísimo y excelentísimo señor obispo don Juan de Palafox y Mendoça del consejo de su magestad, en el rreal de las Indias, en los tres rre- tablos, tabernáculo y tecali. 1141  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 8 r. 1142  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 8 r - 15 v. 1143  ANP, Notaría 4 Alonso Corona Vázquez, 1645, F. 322, 15 de septiembre de 1645. Información cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. La catedral de Puebla 412 “[...] Las autoridades eclesiásticas determinaban que este último espacio [el interior de los templos] fuera de uso restringido y que accedieran a él únicamente los reyes y su familia, los altos dignatarios eclesiásticos, las personas de vida santa u honrada o que hubiesen cooperado decididamente en la construcción o arreglo de las edificaciones. [...] [...] Además de la nave principal, este templo prodigaba espacios en sus capillas adyacentes y en variado número de altares, ocupando obviamente un lugar privilegia- do el altar mayor. La oquedad inferior de su presbiterio fue destinada para sepulcro de los obispos, por disposición de don Juan de Palafox y Mendoza, quien determinó en 1649, al consagrarse la edificación definitiva, que fuesen ahí trasladados los restos de cinco de sus predecesores, que originalmente habían sido enterrados en la catedral antigua. [...]” María Elena Stefanón1144 A Pedro de Cárdenas, que estaba realizando la labra de piedras para los arcos, se une ahora el maestro de cantería Juan del Castillo, quedándose con un destajo para hacer cinco arcos para la nave colateral del lado de la epístola1145. Castillo ya había estado trabajando al lado de Cárdenas durante el año 1644 y ahora ofrecía quedarse con la ejecución de estos arcos de la epístola en corres- pondencia con los que estaba haciendo en ese mismo momento Cárdenas en el otro lado del evangelio. “[...] ofresco haser y acabar los sinco arcos de la nabe colateral de el lado de la epístola, los tres guarnesidos que caen a la nabe de en medio con sus enjutas, collarín y chapitel, y los otros dos que caen adentro de dicha nabe colateral que son solamente las roscas que caen a la calle de el colegio de San Juan, por lo qual se me a de pagar por los tres arcos guarnesidos a mill y nobesientos pesos, según y como los que acabamos Pedro de Cárdenas y yo, y por la cantidad que se obligó a haser los sinco arcos de dicha yglesia que al presente ba obrando el susodicho, y se me a de dar lebantado el estribo de entre las dos puertas, la prinsipal y la colateral y sus traspilares para que pueda arrimar la arquería, y me obligo dar lebantadas las cañas de los dos pilares que caen a la nabe de en medio hasta enchapitelarlos y ponerlos en perfecçión, y se me a de dar como la cabrilla y lo demás que se a dado a dicho Pedro de Cárdenas, y con las condiciones que reza la escritura que en esta rrasón otorgó Pedro de Cárdenas como por ella consta, y en la mesma forma y consierto que el susodicho otorgó escritura, me obligo dándome los quarenta pesos cada semana [...]”1146 1144  Stefanón 2002, pp. 270 - 271. 1145  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 20, 1645, Autos fechos en rraçón de tomar a destaxo los çinco arcos de la nave colateral del lado de la epístola en favor de la fábrica por Juan del Castillo, maestro de cantería y uno de los destajeros que a sido en dicha obra. Firma el legajo Miguel de Poblete, maestrescuela y obrero mayor de la catedral. 1146  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 20, 1645, Autos fechos en rraçón de tomar a destaxo los çinco arcos de la nave colateral del lado de la epístola en favor de la fábrica por Juan del Castillo..., F. 1 r - 1 v, 29 de diciembre de 1644. Parece ser que Pedro de Cárdenas había tomado a destajo otros cinco arcos del lado del evangelio poco tiempo antes. Antonio Pedro Molero Sañudo 413 Se mandó al maestro mayor Agustín Hernández de Solís para que viera y tasara la postura hecha por Juan del Castillo y juzgara si la confección de estos arcos sería mejor y más barata mediante el dicho destajo o por cuenta de la fábrica material mediante jornales directos. El maestro mayor decidía que se podía otorgar la obra de los dichos arcos a Juan del Castillo, para que la termi- nara en los mismos diez meses en que se le habían concertado a Cárdenas los arcos del otro lado la fábrica. Solís, para reafirmar su decisión, enfatizaba que el maestro Castillo ya tenía experiencia en la obra por haber trabajado en otros destajos de ella y que además para este último disponía de “[...] piedra, jente y materiales labrados para ella, y cantidades de piedra [...]” suficientes para poder llevar a buen destino su postura1147. El 2 de enero de 1645 el obrero mayor Miguel de Poblete, habiendo visto la declaración del maestro mayor Agustín Hernández de Solís, decidía mediante un auto otorgar la obra de los arcos de la epístola a Juan del Castillo, rebajándo- le del precio acordado “[...] sinquenta pesos de la cabrilla y jarçia, y çien pesos de cal y arena [...]”; además se remarcaba que en el caso de que terminara el trabajo antes del tiempo establecido se le darían cincuenta pesos extras de gra- tificación, así como también se le darían semanalmente cuarenta pesos para los gastos del personal que tuviera trabajando en este encargo. Para conseguir este trabajo, Castillo hacía loa de su persona diciendo que “[...] por el amor que tiene a dicha fábrica y serbiçio que quiere haser a su magestad ará dicha obra como se rrefiere y tiene ofreçido [...]”, para lo cual haría una escritura de obligación, hipotecando todos sus bienes como fianza y nombrando su fiador a Pedro de Cárdenas1148. 1147  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 20, 1645, Autos fechos en rraçón de tomar a destaxo los çinco arcos de la nave colateral del lado de la epístola en favor de la fábrica por Juan del Castillo..., F. 2 r - 2 v, 30 de diciembre de 1644. Suponemos que parte de esta piedra labrada sería la que ya había desde la visita de Juan Gómez de Trasmonte allá por el año 1635, antes de la llegada del obispo Palafox. 1148  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 20, 1645, Autos fechos en rraçón de tomar a destaxo los çinco arcos de la nave colateral del lado de la epístola en favor de la fábrica por Juan del Castillo..., F. 3 r - 4 v, 2 de enero de 1645. Aquí vemos un ejemplo claro del corporativismo existente dentro del gremio de la construcción, en el que los maestros de obras se otorgaban fianzas unos a otros por las obras a realizar. La catedral de Puebla 414 Este año de 1645 comenzaba a un buen ritmo constructivo con la conce- sión de la construcción de las arquerías para las cubiertas de las naves colate- rales mediante destajos. La primera semana de enero aparecen reflejados en el correspondiente libro de fábrica las pagas a una buena cantidad de peones procedentes de diferentes barrios: el de San Pablo aportaba veinte, el de Santia- go veintiuno y el de San Francisco dieciocho; además se encontraban también trabajando para la obra diez albañiles, dos carpinteros y treintaiún canteros. En cuanto a los materiales, se comienza a acarrear piedra laja para los cerramien- tos de las bóvedas mientras Pedro de Cárdenas continúa realizando la labra de piedras para diferentes lugares de la fábrica, además de para su destajo de los arcos. Por supuesto que están reflejados también pagos por acarretos de arena, cal y piedra de mampostería, así como para la reparación y preparación de las herramientas necesarias para todos estos trabajos por parte del maestro herrero Juan Gallegos; todo ello bajo la supervisión del maestro mayor de la catedral Agustín Hernández de Solís, el cual aparece firmando la cuenta final semanal1149. Durante todo este año se continuaría trabajando a buen ritmo en la obra, compareciendo más o menos los mismos obreros a ella y suministrándo- se materiales sin ninguna pausa. Por estas fechas todo el conjunto de la capilla de los Reyes debía estar ya bastante avanzado, ya que en el mes de febrero de 1646 el escultor y maestro entallador Diego Folch concertó mediante una escritura con el obispo Palafox la fabricación, para dicho espacio, de veinticuatro tallas de “niños pequeños” y trece figuras de santos grandes de “vara y cuarta” aproximadamente, todas ellas a satisfacción del obrero mayor de la fábrica, Miguel de Poblete, y de los maestros y oficiales del dicho retablo, tabernáculo y colaterales. Por estos traba- jos se le pagarían al maestro Folch: veinte pesos por cada niño y cincuenta por 1149  ACCP, Libros de Fábrica, 1645, Libro segundo en que se asientan las pagas que hase el señor doctor don Miguel de Poblete, maestreescuela de la sancta yglesia cathedral desta çiudad, calificador del santo ofiçio de la inquisisión, como obrero maior, juez thesorero, receptor, cobrador y pagador de su obra que nuevamente se ase por mandado de su magestad, a la jente que a de travajar en ella este año de 1645, y de los materiales que se an de comprar para la continuaçión de su edifiçio, como obrero maior de dicha obra, F. 1 r - 5 v, 7 de enero de 1645. Antonio Pedro Molero Sañudo 415 cada figura grande1150. Pedro García Ferrer ejercería como director de la cons- trucción del retablo, y Lucas Méndez y Diego de Folch serían dos de los más principales ejecutantes de los diseños de este maestro y por tanto de los deseos del obispo; Folch también labraría los escudos del retablo de la capilla de los Reyes1151. El Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali, fechos por el señor maestre escuela, doctor Miguel de Poblete, arçobispo electo de Manila. Año de 1645, contiene todos los pagos hechos entre 1645 y 1648 relativos a mano de obra y materiales para la construcción de dichas piezas, tal y como refleja en su primera página. En las primeras pagas registradas de finales del año 1645 aparecen trabajando en la construcción del retablo y el tabernáculo Diego de Cárcamo, señalado como maestro a cargo de ambas obras, Diego Rodríguez y su propio oficial y Gonzalo de Mora como oficiales. Al también maestro Lucas Méndez se le pagaban cien pesos por sus trabajos en estas dos obras, pero no se hacía ninguna especificación de por qué, ni se precisaba qué cualificación tenía en la fabricación de éstas en ese momento, aunque estamos seguros que era el segundo maestro después de Pedro García Ferrer. 1152 Las primeras entradas consignadas del año 1646 en el libro de fábrica dicho arriba, asientan en una partida específica los pagos a los oficiales del tabernáculo Diego de Cárcamo, Gonzalo de Mora, Diego Rodríguez y Lucas Méndez; en palabras de la doctora Galí: [...] la ejecución del retablo y taberná- culo concentró en la catedral de Puebla a los mejores artífices disponibles en la región en aquel momento. De la mayoría de ellos sabemos que desde años antes habían participado en los principales retablos de la época, por lo que es pertinente decir que Juan de Palafox convoca a su alrededor a lo más granado del gremio de carpinteros y entalladores activos en Puebla a mediados del siglo 1150  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 19, 1646, 2 de febrero de 1646. 1151  Galí Boadella 2001, pág. 374 Vargaslugo 2001, pág. 363. 1152  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali, fechos por el señor maestre escuela, doctor Miguel de Poblete, arçobispo electo de Manila. Año de 1645, F. 9 v, 2 de diciembre de 1645. F. 12 r, 9 de diciembre de 1645. F. 16 r, 23 de diciembre de 1645. La catedral de Puebla 416 XVII.”1153. Como vemos, estos cuatro artífices eran los principales involucrados en la fabricación de todas las estructuras arquitectónicas para la capilla de los Reyes y el presbiterio. Constatamos en este documento que Cárcamo y Mén- dez intercambiaban los roles como maestros de estas obras, ya que percibían el mismo salario de tres pesos por día, mientras que los otros dos desarrollarían labores propias de oficiales, por lo que se les pagaba algo menos1154. En estas pri- meras pagas de 1646 se anota una partida especial para “el retablo”, en la que aparecen, por regla general, Nicolás Méndez, Francisco Hidalgo, Diego Martín, Juan de Torres y José García, que ejercerían como oficiales por debajo de los anteriores con un salario algo más bajo; en algunas de estas entradas está in- cluido el maestro Lucas Méndez percibiendo el mismo sueldo que cuando se le registra trabajando en el tabernáculo. Como podemos ver, para la construcción de estas estructuras no se contrataron destajos ni se realizaron escrituras con fianzas, sino que los implicados trabajaban por un jornal fijo diario que se les pagaba a final de semana, el viernes o el sábado. Aunque la fecha de la escritura de Diego Folch que hemos citado más arriba es del mes de febrero de 1646, ya aparecen pagos en los libros de fábrica por los trabajos concertados desde finales del mes de enero1155. El obispo Palafox y el maestro Pedro García Ferrer debían estar volcados con estas obras de carácter decorativo y suntuoso del interior del templo, a tenor de la gran cantidad de personal comprometido en ellas y el flujo de ma- 1153 Galí Boadella 2001, pág. 374. “Por lo que se refiere al Tabernáculo, diseñado por Pedro García Ferrer y lamentablemente desaparecido en los últimos años del siglo XVIII, intervinieron en él los siguientes artífices: Diego de Cárcamo, madrileño de origen, quien había trabajado con Lucas Méndez en el reta- blo del altar mayor del convento de Santa Clara, fue el contratista de dicha obra y en los documentos aparece como ‘escultor y entallador’; Thomás de la Cruz (florones y cartelas) y Domingo Márquez (ocho serafines).”.  1154  Debemos reseñar que tanto a Diego de Cárcamo como a Lucas Méndez se les pagaba un salario diario, y no formaban parte de ningún destajo. Ambos percibían tres pesos por día de asistencia a la obra del tabernáculo. Posteriormente, en 1649, a Diego de Cárcamo se le subiría el salario a cuatro pesos diarios por su trabajo en el armado del tabernáculo y en la sillería del coro, llegándosele a dar hasta cuatro pesos y medio diarios por doblar su trabajo en ambas obras en los momentos finales, antes de la consagración de la catedral. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 97 r. 17 de marzo de 1649. 1155  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 30 r, 27 de enero de 1646. “Yten se pagaron a Diego Folch, escultor, veynte pessos por la hechura de un niño que acavó en su concha, en que fue conçertado por el señor obispo se le abían de pagar a veynte pessos por las piessas chicas que ysiera de escultura, y a çinquenta pessos por las grandes.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 417 teriales continuo que se iba suministrando para que éstas fueran terminadas lo más rápido posible; de hecho en el mes de febrero de 1646 ya se estaban comprando los lienzos para las pinturas que haría García Ferrer1156. Siguiendo en esta misma línea de trabajos, al escultor Diego Folch se le volvían a pagar en este mes de febrero cien pesos más a cuenta de “los niños y figuras” que tenía que ir entregando para el retablo y el tabernáculo, según la escritura que había concertado1157; junto a éste comenzará a trabajar, a partir del mes de marzo, el también escultor Francisco de la Gándara1158. A medida que se iban precisando las estructuras van apareciendo cada vez un mayor número de participantes en la confección de diferentes trabajos, bien en el acarreo y la labra de la madera para las variadas piezas que los conformarían, bien en relación con las labores con la piedra de tecali. En cuanto a las tareas con la madera se refiere, ya se estaban haciendo las basas torneadas para las columnas del altar, mientras que para los quehaceres en piedra, columnas “torneadas” de tecali, etc., se registra- ban hasta treinta y ocho canteros trabajando1159. El maestro Lucas Méndez figura al frente de los trabajos del retablo, en los que hay ahora más gente trabajando, incluyendo otras dos personas con el mismo apellido Méndez: Nicolás y Diego, que pensamos serían familiares del maestro, el primero posiblemente oficial y el segundo aprendiz, ya que recibe un salario más bajo1160. Si tomamos como ejemplo la paga ordinaria del día 3 de marzo de 1646, en la que firma como maestro de arquitectura de la obra Agustín Hernández de Solís, tenemos trabajando: treinta y dos peones, un sobrestante (Manuel Grie- go), treinta y dos canteros, cuatro oficiales del tabernáculo, ocho oficiales del 1156  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 33 r, 3 de febrero de 1646. “Yten se pagaron veynte y seis pessos por seis baras y media de lienço alemanisco que se compró para los lienços que a de yr pintando el liçençiado Pedro Ferrer, a quatro pessos bara [...]”. 1157  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 33 r - 33 v, 3 de febrero de 1646. 1158 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 52 r, 24 de marzo de 1646. 1159  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 38 v - 39 v, 17 de febrero de 1646. 1160  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 42 v, 23 de febrero de 1646. La catedral de Puebla 418 retablo, un herrero (Juan Gallegos), un carretero (Juan Camarillo) y dos carpin- teros suministrando tablas (Francisco de Baldecañas y Francisco de Silva); de manera que tenemos ochenta y una personas involucradas en estos trabajos, cantidad notable para que marcharan a buen ritmo1161. El ensamblaje del retablo de la capilla de los Reyes se concertaba a destajo mediante una escritura con Cristóbal de Melgarejo, quien además colaboró en los dos retablos colaterales1162. El 24 de marzo de 1646 se le pagaban a este maestro ensamblador mil pesos de oro común en reales a cuenta de la escritura que había hecho en cuatro de ene- ro para la fabricación de los dos retablos colaterales de la capilla de los Reyes que ya había comenzado; este mismo día se asentó el pago de otros quinientos sesenta pesos más a su favor por las siete semanas trabajadas desde la firma de la escritura para los mismos trabajos; el maestro aviador y aparejador de la fábrica Agustín Hernández de Solís firmaba estas cartas de pago1163. En el mes de mayo se añade a la nómina de oficiales que trabajan en el retablo el entallador Esteban Gutiérrez; en este mismo momento el número de canteros que están trabajando la piedra de tecali es de cuarenta y nueve1164. A día 19 de este mes se le pagaban al licenciado Pedro García Ferrer doscientos pesos correspondientes al primer tercio de este año 1646, sobre el salario anual de seiscientos pesos asignado por un decreto del obispo el día 9 de enero. Dedu- cimos, por la cuantía de este sueldo, que García Ferrer era pagado como si fuera el maestro mayor de toda la obra al completo, aunque en realidad su verdadero ejercicio fue el de superintendente general de la construcción, asistido en to- 1161  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 43 v - 46 v, 3 de marzo de 1646. “[...] dosientos y ochenta y nuebe pesos y siete tomines que se fueron pagando a la jente que travajó en el rretablo y colateral que sestá hasiendo para la dicha yglessia, y en los canteros y ofiçiales que labran la piedra de Santiago Tecali dentro de dicha obra y otras pagas que se han hecho esta semana para dicha obra, por quenta de massa de fábrica espiritual [...]”. 1162  Galí Boadella 2001, pág. 374. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 48 r, 10 de marzo de 1646. “Yten se le dieron a Cristóbal Melgarejo ochenta pesos a quenta de lo que se a de dar cada semana, y esta es la primera después de la carta de pago de los ochenta pessos que se le dan cada semana a quenta del destajo.”. 1163  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 52 v - 53 v, 24 de marzo de 1646. 1164  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 65 r, 5 de mayo de 1646. Antonio Pedro Molero Sañudo 419 dos los aspectos de la fábrica material por Hernández de Solís como “maestro y aparejador” de la misma. Obviamente, García Ferrer tuvo que buscar otros maestros que le auxiliaran en diversos aspectos de la obra que lógicamente le estarían desbordando, ya que en estos momentos debía estar muy ocupado en la construcción de los retablos y el tabernáculo, y más teniendo en cuenta que también era el encargado de pintar los cuadros que llevarían dichos retablos1165. El obispo Juan de Palafox, mediante una carta fechada en la ciudad de Jalapa el día 1 de mayo de 1646, daba cuenta al rey Felipe IV de todas las obras que había realizado en la nueva catedral de Puebla y del estado en que se en- contraba la fábrica en ese preciso momento1166. El prelado remarcaba que el mayor problema que había tenido la edificación durante muchos años era el que las rentas para ésta las recibían los obreros mayores nombrados por los virreyes, consumiéndose la mayoría de los fondos en las pagas de éstos y de los maestros y oficiales de ella, además de no determinarse si la obra se debía proseguir a destajo o a jornal. Explicaba que la obra se la había encontrado edi- ficada solo hasta la mitad de los pilares y toda descubierta, sin instrumentos ni materiales algunos y sin haberse comenzado ningún arco ni bóveda. Como ya hemos comentado más arriba, el obispo evidentemente exageraba el estado de deterioro de la obra de cara al monarca con el propósito de ganar méritos. Para reiniciar la obra cuenta Palafox que puso doce mil pesos de sus propias rentas1167, alentando a ambos cabildos y a la ciudad a contribuir para la obra, además de cobrar atrasos y deudas que se debían, como en el caso de Martín de San Martín, que había sido obrero mayor y pagó más de treinta mil pesos que tenía en su poder de cobranzas atrasadas a encomenderos e indios, así 1165  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 70 v, 19 de mayo de 1646. 1166  Cuevas 1924, pp. 69 - 74. El autor inserta una larga relación del estado de la catedral enviada por el obispo Palafox al monarca Felipe IV y que dice fue encontrada en el Archivo de la Embajada de España en Roma, Legajo 645 fol. 86. Pensamos que es la misma relación incluida en esta carta de Jalapa mencio- nada, de la cual hemos sacado todos los datos que se dan a continuación. 1167  Hay autores que elevan esta suma aportada por el obispo para la fábrica material de la catedral a quince mil pesos, pero sin presentar en ningún caso documentación que corrobore esta cifra. Por nues- tra parte, podemos confirmar documentalmente la entrega de los dichos doce mil pesos. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 360 v - 361 v, 3 de octubre de 1651. Merlo Juárez 2000, pág. 87; Sánchez Sánchez 2001, pp. 1005 - 1006; pdf pág. 832. La catedral de Puebla 420 como de arrendamientos de casas propiedad de la fábrica. Una vez decidido el cambio de altura en las naves con respecto a la traza original se cerraron las bóvedas de la sacristía y cabildo, construyéndose el arco de entrada a la capilla de los Reyes y cerrándose ésta con una media naranja de “grande eminencia y claridad”. Continuaba en su carta el obispo haciendo gala de que se hallaba ya cubierta la mitad de la iglesia del lado oriental con sus naves y capillas, y en el otro lado estaban casi terminados todos los arcos y parte de sus bóvedas, así como también las cuatro bóvedas y los arcos principales del crucero que harían de estribos para la colocación del cimborrio que ya se estaba comenzando a realizar, y del cual decía que remitiría una traza al monarca para que pudiera ver su excelente arquitectura. Aseguraba que toda la arquería, compuesta de veintiocho arcos, estaría acabada en ese mismo año de 1646 por menos de cin- cuenta mil pesos, casi la mitad del importe en que se habían concertado diez arcos en tiempos del virrey marqués de Cadereyta (noventa mil), los cuales no se llegaron nunca a ejecutar por falta de dinero. Según el relato del prelado, las losas de la iglesia también se estaban labrando en ese tiempo. Juan de Palafox continúa en su carta explicando al monarca el exterior de la magna edificación, relatándole que la traza es de dos torres por la parte de occidente, en la entrada principal, que serán de gran eminencia si se pro- porcionan al modo de las de San Pedro en Roma, tal y como se muestran en las estampas. Como vemos el obispo debía disponer de algunas estampas de edificios europeos de donde él y sus colaboradores tomarían ejemplos, como el citado de Roma en alusión a las torres del edificio poblano. Visto aquí está que ya se había desechado el proyecto de levantar las cuatro torres, aunque la alusión a San Pedro de Roma indica que durante tiempo estuvo presente esta idea, tal y como lo demuestra la planta inicial y los cuatro cubos de es- calera en las esquinas1168. Otra explicación que hace del exterior del templo al 1168  Angulo Íñiguez 1943, pág. 163. Refiriéndose al ya citado plano de la catedral de Puebla del año 1749 realizado por Juan Benítez. “En el expediente inédito que acompaña al plano de 1749 [Juan Bení- tez], descubierto hace años por la señorita Lissen, se dice que con arreglo a los planos aprobados del siglo XVI, el templo debía tener cuatro torres -<>- [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 421 rey resulta de gran interés; comenta que delante de las puertas principales se forma un patio con una fuente en medio y que en la parte anterior a los “claustros que se han trazado para las procesiones dominicales y que cae a la calle principal”, se habían formado dos capillas a bastante distancia de la ca- tedral. Toda esta descripción corresponde bastante bien con el plano de Juan Benítez de 1749, custodiado en el Archivo de Indias en Sevilla1169. En algunos puntos de su carta se diría que Juan de Palafox quisiera sancionar su proyecto de catedral haciendo continuas alusiones a la similitud del templo poblano con El Escorial -la magna obra del rey Felipe II-, tanto en el color de la piedra como incluso en la idea de diseñar un atrio cerrado frente a la fachada princi- pal a semejanza del monasterio castellano1170, edificación que todavía aparece reflejada en el plano de 1749 de la catedral poblana y que nunca se llegaría a construir1171. El mismo efecto de grandeza quería causar en el monarca cuando atribuye la planta de la catedral a una traza enviada directamente desde la Península por orden de Felipe II, gobernando todavía su padre Carlos V. El obispo Palafox tenía un gran interés en demostrar la dignidad de la edifica- ción catedralicia, así como su enorme interés personal en llegar a la finaliza- ción de su obra, por lo que no extrañaría que quisiera dar mayor categoría al proyecto ya iniciado diciendo que las trazas que se habían seguido eran las enviadas por Felipe II; de esta manera ratificaba el proyecto ante la Corona aunque él, hombre erudito, debía saber perfectamente que el proyecto que se estaba llevando a cabo era el del maestro extremeño Francisco Becerra; ade- 1169  Angulo Íñiguez 1945, pág. 32. “[...] El plano de 1749, reproducido en el tomo I, página 431, permite ver el claustro, de cuya construcción habla ya Palafox, y que tal vez se trazó por influencia del Escorial.”. AGI, Mapas y planos, (MEXICO,680). 1170  Angulo Iñiguez 1955, pág. 32. 1171  AGI, Mapas y Planos, (MEXICO,680). En la leyenda de la parte baja de este plano de Juan Benítez se puede leer: “Planta de la santa yglesia cathedral de la ciudad de los Ángeles delineada conforme a su original que designa del color rosado y del adorno del claustro que por la parte esterior resta por fabri- car que va anotado de color amarillo culla esplicasión por los números del guarismo es la siguiente [...]”. A continuación detalla las diferentes partes del templo y más abajo retoma con el claustro: “Explicasión del claustro que demuestra lo delimitado de amarillo y fachadas esteriores que yncluyen asimismo el mapa original.”. Queda claro que para realizar este nuevo plano, juan Benítez copió alguno anterior al obispo Palafox, al que añadió el “claustro” diseñado por éste, o bien, reprodujo fidedignamente un modelo existente y realizado en aquel tiempo que incluía este atrio delantero por construir. En cual- quier caso, en el año 1749, fecha del plano de Benítez, queda manifiesto que no había nada hecho del mencionado “claustro”, tal y como nos dice en la leyenda. La catedral de Puebla 422 más creemos que en ningún caso tendría la certeza de que sus trazas hubie- ran sido previamente enviadas o en su defecto ratificadas desde la Península. El obispo expresaba su intención de acabar con la parte interior, “cubierta y perfeccionada”, al año siguiente de 1647 o a principios de 1648, para después proseguir con la parte exterior: portadas, torres, etc. Con relación a la “fábrica formal”, retablos, tabernáculos y sagrario, el prelado informaba al rey que éstos corrían por cuenta de la iglesia y que ya se habían comenzado para que se encontraran terminados, los más principales, el día de la consagración de la catedral. En la descripción que hace de estas piezas, y más concretamente en la del retablo de los Reyes, atribuye su traza a “Montañés, famoso escultor de Sevilla”, detallando pormenorizadamente su construcción y decoración de pinturas y “seis estatuas de escultura en este retablo expresando seis santos de la Augustísima casa de Austria ascendientes de la Real Persona de V. Ma- gestad”1172. Asimismo, el obispo Palafox puntualizaba todo el dinero que había invertido en esta obra: “’[...] con que dedicaré y consagraré este Santo y Real Templo, no estando otra Catedral consagrada en las Indias y reconociendo que todo se debe a la grandeza de V. Majestad, celo, favor y amparo de su Su- premo Consejo’”1173. De nuevo Palafox muestra su enorme interés por engran- decer ésta su magna obra, hasta el punto de olvidarse, por ejemplo, de que antes ya habían sido consagradas las catedrales de Mérida o de Guadalajara. En esta misiva también hacía hincapié en que era la iglesia (él y el cabildo) la que se estaba encargando económicamente de todo lo que competía a la construcción de los retablos y del tabernáculo, mientras que para la obra ma- terial del edificio habían sido gastados, desde su llegada, doscientos treinta mil pesos, más o menos, obtenidos de las propias rentas de fábrica, limosnas de capitulares y vecinos de la ciudad, restituciones de lo que debían algunos obreros mayores anteriores y socorros del propio obispo; “’[...] Y sin ninguna 1172  Fernández 1999, pág. 32. Como ya hemos citado más arriba, esta autora hace hincapié en que, “Si bien es cierto que aparentemente don Juan de Palafox no tendría porqué haber engañado al rey respecto al autor de la traza del retablo [...]”, esto daría mayor entidad a la obra de cara al monarca. 1173  Cuevas 1924, pág. 73. Citando la carta del obispo Palafox. Antonio Pedro Molero Sañudo 423 ponderación se puede asegurar a V. Majestad que acabada, no sólo sería la primera de la América Austral y Meridional, porque no hay otra que haya llegado hasta aquí, sino de las muy suntuosas y majestuosas de la Europa.”’1174. Dejando de lado este paréntesis creado por la carta de Palafox al rey, vol- vemos a nuestra relación histórica en el punto en que la habíamos dejado. En el mes de julio de 1646 se refleja la paga de su primera semana a Manuel de Tapia, otro nuevo oficial entallador que se añadía a la nómina de los que se encontra- ban trabajando en el retablo en ese momento, a saber: Lucas Méndez, Nicolás Méndez, Francisco Hidalgo, Diego Martín, José García, Diego Méndez, Pedro de la Cruz, Francisco de Vargas y Martín de Vargas; Tapia debía ser un maestro de reconocida valía a juzgar por los treinta pesos de salario semanal que se le señalaron sobre la escritura que había hecho, ya que después de Melgarejo era el mejor pagado1175. La confección de las figuras de los santos reyes para el retablo de la capilla de los Reyes corrieron cargo del escultor Francisco de la Gándara por un impor- te total de cuatrocientos ochenta pesos "[...] que lo montaron las seis figuras de los tres santos rreyes y tres santas rreynas de la capilla de los Reyes, a ochenta pesos cada uno [...]"1176. En el acta de cabildo del 15 de septiembre de 1646 se asienta una escritura de donación hecha por el vecino Roque de Pastrana para la obra de la iglesia nueva de doce mil pesos, la cual no sabemos si es la misma cantidad que he- mos mencionado antes en septiembre de 1645 o sería una nueva a cuenta de los veintiocho mil pesos que adeudaba a la fábrica desde el año 16421177. Este mismo mes de septiembre el licenciado Pedro García Ferrer había comenzado a trabajar en la pintura de los lienzos del retablo de la capilla de los Reyes, habida cuenta del pago de quinientos pesos que se registraron en las 1174  Cuevas 1924, pág. 74. Citando la carta del obispo Palafox. 1175  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 87 v, 7 de julio de 1646. 1176  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 109 r, 15 de septiembre de 1646. 1177  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640 - 1647, F. 329 r, 15 de septiembre de 1646. La catedral de Puebla 424 cuentas de fábrica del día 25 conforme a la escritura que había concertado para este efecto; daba fe de los pagos realizados esa semana Agustín Hernández de Solís, maestro aviador y aparejador de la obra1178. No solo trabajó García Ferrer en los lienzos de la capilla de los Reyes, sino que también trajo pintores de la ciudad de México como Sebastián de Arteaga, al que en el mes de octubre se le pagaban cincuenta pesos por "[...] dos dibujos que hisso de dos juysios para la capilla de los Reyes, y por aver benido desde la çiudad de México a ésta a consertar la pintura de los lienssos de los dos colaterales de la obra de dicha santa yglesia."1179. Para finales de este año de 1646 se estaban labrando todos los capiteles y basas de madera de "tepeguaje" del retablo de los Reyes, los retablos colaterales y del tabernáculo por parte del tornero Pedro del Castillo.1180 El licenciado Pedro García Ferrer, presbítero y capellán del obispo Pala- fox, comparecía ante el cabildo el 26 de enero de 1647 para reclamar ochocien- tos pesos que le habían sido otorgados por un decreto del prelado de 9 de enero del pasado año: "[...] los dosientos por el travajo y ocupassión que tubo en la asistençia de la obra formal hasta fin de henero del año passado de seisçientos y quarenta y sinco, y en la yda al monte al ber cortar las maderas que se trujeron para los rretablos que se ban hasiendo para dicha yglessia, con que por dicho travajo no se le diese más cantidad que dichos dosientos pesos y se le pagasen los çien pessos por quenta de fábrica espiritual y los otros çien pesos por quenta de fábrica material, y los seisçientos pesos que se le seña- laron de salario en cada un año por la ocupasión y travajo que tuvo y a de tener en los dibujos del yesso-trassas sinboreo [cimborrio], labores y modelos de los rretablos que ban hasiendo para dicha yglessia, con que se le pagassen los quatroçientos pessos de 1178  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 111 v, 22 de septiembre de 1646. Escrita al margen aparece la cita men- cionada. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 6 r, 25 de septiembre de 1646. Aquí se registra la carta de pago de los quinientos pesos por el trabajo iniciado de los lienzos para la capilla de los Reyes. 1179  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 113 r, 6 de octubre de 1646. Sebastián de Arteaga ha sido nombrado más arriba por Martha Fernández como uno de los probables autores, junto con Lucas Méndez, de la traza del retablo de la capilla de los Reyes; sin embargo, en el documento de esta cita es mentado como pintor y no como “arquitecto o ensamblador” que serían los oficios naturales de un posible trazador de retablos. 1180  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rre- tablos, tabernáculo, tecali..., F. 122 r - 125 v. http://vivero.cedes.gob.mx/Especies/Tepehuaje/tabid/639/language/es-MX/Default.aspx, El tepehuaje es un árbol originario de México que puede llegar a alcanzar doce metros de altura y setenta y cinco centímetros de diámetro de tronco. Su madera es muy dura, por lo que se solía usar para la construcción. Antonio Pedro Molero Sañudo 425 dicho salario por quenta de fábrica espiritual y los otros dosientos pesos rrestantes por la material [...]"1181 Vemos que García Ferrer tenía la ocupación propia de un superintendente general, similar a la que desarrollaría hoy en día un arquitecto, y percibía un salario acorde con ese puesto. En teoría era el encargado absoluto de realizar las trazas y dibujos sobre todo lo que se fuera a construir en la obra de la ca- tedral, bien fuera en piedra, ladrillo y mampostería como el cimborrio, o bien en madera y otros materiales como los retablos y el tabernáculo. Además, no debemos olvidar su faceta, y real oficio, de pintor y diseñador junto al obispo de todos los lienzos que llevarían los dichos retablos. De forma que parece ser que Ferrer era en este momento el espíritu absoluto de la fábrica de la catedral, cumpliendo, eso sí, todos los designios que le fuera marcando el prelado. No obstante, debemos matizar aquí algo que desarrollaremos más extensamente en el capítulo siguiente, y es que por orden del propio obispo Palafox, Agustín Hernández de Solís elaboró una nueva traza completa para la catedral, hecho que lo situaría como el efectivo "maestro de arquitectura" de la fábrica material de ésta, incluso por delante del superintendente y maestro mayor Pedro García Ferrer. Ferrer continuaría con su salario de seiscientos pesos durante este año de 1647, pagándosele en tres entregas de doscientos pesos cada una al igual que en los años anteriores, y repartiéndose esta retribución entre la fábrica espiritual y la material, como hemos visto1182. La espiritual correría a cargo de las rentas de la propia iglesia y sus limosnas, mientras que la material lo hacía a costa de las famosas "tercias partes", o bien del patronato real directamente. Los diferentes libros de fábrica reflejan un estricto control en lo referente a las pagas y a su exacta puntualidad al hacerlas, bien fueran las semanales 1181  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 2 r - 2 v, 26 de enero de 1646. 1182  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 3 r, 4 de mayo de 1647. La catedral de Puebla 426 aplicadas normalmente a los destajos o las anuales, por lo general para los prin- cipales encargados de la obra. De tal forma se aplicaba este rigor y regularidad en los pagos realizados por el mayordomo y obrero mayor de la fábrica Miguel de Poblete que, a modo de claro ejemplo, el 11 de enero de 1647 se le pagaban a García Ferrer los doscientos pesos correspondientes al último tercio de su salario del año anterior1183. El obispo Palafox, a pesar de su absoluta confianza en el maestro García Ferrer, buscó siempre la asesoría de otros artífices para que cotejaran las obras que se iban realizando. Con esta intención mandó venir desde la ciudad de Mé- xico al "maestro de arquitectura" Julián Castelaso, para que viese las trazas por las que se estaba construyendo el tabernáculo e incluso aportara alguna nueva, trabajo por el cual se le pagaron cincuenta pesos1184. A pesar de que tradicional- mente se ha adjudicado la autoría de la traza del tabernáculo a Pedro García Ferrer, adjuntamos poco más adelante dos imágenes de unos dibujos hallados en un legajo de fábrica fechado en su portada en el año 1651, que muestran una planta y diversos adornos de esta estructura que aparecen firmados en el año 1648 por el maestro ensamblador Diego de Cárcamo que por tanto pasaría a ser su justo autor1185. A pesar de los posibles nuevos replanteamientos que tal vez pudieron hacer el maestro Castelaso u otros sobre las trazas existentes, los trabajos de los retablos y el tabernáculo iban a buena velocidad, añadiéndose en estos inicios del año nuevos artífices a su construcción, como Cosme Damián, Juan Nico- lás o Tomás de la Cruz1186. También aparecen reflejados en las pagas de estas 1183  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 137 v. 1184  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 139 r, 12 de enero de 1647. 1185 ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 22, 1651, Quenta que dieron en esta contaduría de la sancta yglessia cathedral de la Puebla de los Ángeles los señores maestrescuela doctor Domingo de los Ríos y thesorero licenciado don Luis de Góngora como comisarios nombrados por su excelencia, el señor obispo don Juan de Palafox y Mendoça del consejo de su magestad y de el de Aragón, y señores deán y cabildo, para algunas obras que se han de hacer en la yglesia nueva. 1186  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 139 r, 12 de enero de 1647. “[...] a Cosme Damián quarenta pesos por ocho traspilares que conçertó de aser de talla [...], y esta es la primera paga del conçierto con él fecho [...].” ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 150 v, 23 de febrero de 1647. Podemos observar que el apellido “de la Cruz” aparece Antonio Pedro Molero Sañudo 427 obras algunos oficiales de origen indio, como el tornero Juan Pedro, al que se le pagaban tan solo cuatro pesos por veintiséis "pinjantes", seis grandes y los demás pequeños1187. Se puede constatar la diferencia tan grande que existía en- tre las pagas hechas a los oficiales españoles y las de los indios con una igual cualificación artesanal; sin embargo, en estas labores eran pagados con dinero contante, cosa que no sucedía en otras, semejantes a la esclavitud, que eran pa- gadas en especies o incluso se les obliagaba a realizarlas gratuitamente, como por ejemplo el trabajo en obrajes o haciendas. Otro buen ejemplo de oficiales indios trabajando en los retablos es una carta de pago del maestro ensamblador Cristóbal de Melgarejo, por la cual se obligaba a dar al oficial indio Diego Sán- chez ciento veinte pesos de oro común, como resto de los ciento sesenta en que había concertado la obra de ensamblaje que había hecho a sus órdenes en los dos colaterales que estaba obrando en la catedral, para que los acabara en seis meses cumplidos1188. La plantilla de maestros y oficiales que estaban trabajando la madera, tan- to en la estructura de los retablos y tabernáculo como en sus piezas de escultu- ra y decoración, la conformaban en el mes de marzo los siguientes: Diego Folch, Francisco de la Gándara, Esteban Gutiérrez, Cosme Damián, Tomás de la Cruz, Juan Nicolás, Lucas Méndez y Cristóbal de Melgarejo, todos ellos con encargos concertados a destajo1189. Los nuevos Tomás de la Cruz y Juan Nicolás eran los encargados de diversas labores de talla específicas para el tabernáculo, como florones, tarjas o cartelas. A finales de marzo se le daban a Folch ochenta y cin- co pesos que, sumados a los que ya le habían sido entregados por partidas des- de el día 27 de enero de 1646, sumaban un monto de mil ochenta pesos por la hechura de: dos imágenes y un ángel de escultura a cincuenta pesos cada una, en varias personas con relación al oficio de entallador u otros relativos al trabajo de la madera durante la construcción de los retablos y el tabernáculo de la catedral. [...] se le dieron a Juan Nicolás catorçe pesos por tres enjutas del pedestal del tabernáculo [...]. 1187  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 148 v, 16 de febrero de 1647. 1188  ANP, Notaría 3 Juan Guerra, 1647, Legajo VI, F. sin numerar. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. 1189  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 154 r, 9 de marzo de 1647. La catedral de Puebla 428 cuarenta cabezas de niño a dos pesos y seis tomines cada una, diez y seis niños del pedestal del tabernáculo a veinte pesos cada uno; todo ello conforme a la escritura que tenía dada sobre el tabernáculo, el cual debía estar ya muy avan- zado en su construcción1190. A Francisco de la Gándara también se le remataba su destajo de la talla de ocho niños de vara y media de altos a cincuenta pesos y cuatro niños de las cajas del retablo a treinta pesos cada uno, que hacían un total de quinientos veinte pesos1191. Mientras tanto, García Ferrer seguía recibiendo cantidades a cuenta de las pinturas del retablo de la capilla de los Reyes que estaba realizando; en el mes de abril de 1647 fueron quinientos pesos1192. También este retablo debía estar bastante avanzado por estas fechas. Vuelven a aparecer nuevos nombres como Juan Marján o Juan de Fuentes tallando diferentes piezas para el tabernáculo1193, y como hasta ahora, Agustín Hernández de Solís es el que sigue firmando de testigo las pagas como apareja- dor y maestro aviador. A este maestro de "albañilería y cantería" se le encargó ha- cer un "xacal" en el campanario de la obra para que los indios campaneros toca- ran la plegaria a cubierto cuando lloviera1194. Esta estructura se hubo de construir encima de la azotea de las capillas hornacinas del lado del evangelio, ya que, como se verá más adelante en nuestra exposición, las campanas se encontraban montadas en esa misma cubierta en el momento de la consagración de la catedral por el obispo Palafox, ya que la torre de este lado se llegó a levantar tan solo en su primer cuerpo, hasta la altura de la cubierta de las naves colaterales, sin que se llegaran a terminar los cuerpos superiores de arquerías para las campanas1195. 1190  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 159 v, 30 de marzo de 1647. 1191  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 171 r, 25 de mayo de 1647. 1192  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 161 v, 6 de abril de 1647. 1193  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 175 r y 177 r, 8 y 28 de junio de 1647. 1194  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 11, 1640-1647, F. 392 r, 3 de septiembre de 1647. 1195 En el capítulo correspondiente a los planos incluimos una reconstrucción hipotética sobre el esta- Antonio Pedro Molero Sañudo 429 En octubre de 1647 se estaba asentando el primer cuerpo del retablo de los Reyes bajo la dirección de Lucas Méndez, que disponía para este efecto de una plantilla de veinte peones del barrio de Santiago y cinco oficiales, además de los maestros Cosme Damián y Esteban Gutiérrez1196; esta primera parte del altar quedaba fijada en su lugar a primeros del mes de noviembre. La obra proseguía su buen ritmo a pesar de la ausencia forzada del obispo, que volvía a entrar en su ciudad con todos los honores el día 26 de noviembre de 16471197. Palafox se había visto obligado a abandonar la ciudad, cuatro meses atrás, a causa de los disturbios que había ocasionado "[...] su pretensión reformista a la disciplina de las religiones. [...] Porque para esa fecha Juan de Palafox ya se había hecho querer..., y también odiar."1198. El virrey marqués de Villena, destituido por el obispo, comenzó a manifestarse contrario a Palafox alegando que le había despo- jado de su cargo sin autoridad moral para ello; a esto se sumaba el malestar mani- fiesto de las órdenes religiosas1199. La disconformidad con las medidas tomadas por el obispo llegó a tal extremo que se atentó contra su vida en la misma puerta de la do en que se encontraba la fábrica de la catedral en el momento de la consagración por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, basada en las descripciones documentales halladas en los diferentes archivos consultados. 1196  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rre- tablos, tabernáculo, tecali..., F. 185 v - 186 r, 19 de octubre de 1647. “[...] se le dieron a Lucas Méndez veynte pessos a quenta de cinquenta pesos en que se conçertó con él, el asentar el primer cuerpo del rretablo de la capilla de los Reyes.”. 1197  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 119 r, 26 de noviembre de 1647. Se daba orden de pregonar que todos los vecinos colocaran luminarias en sus casas para la bienvenida del obispo Juan de Palafox y Mendoza. Se acordaba también en la misma sesión que dos capitulares del cabildo fueran a recibir al prelado en representación de la ciudad. 1198  López Quiroz 1999, pp. 179 - 180. “[...] Y es que desde 1640 (fecha de su arribo a la ciudad de Méx- ico), había iniciado una reforma gracias a la cual la Iglesia dejaría de ser burlada por el clero regular. Felipe IV le había dado órdenes específicas a ese respecto: que hiciera cumplir los acuerdos tomados en el Concilio de Trento, a toda costa; que velara por los intereses de la Iglesia y del Imperio recuperando los bienes hasta entonces en manos frailunas; que arreglara el asunto de los diezmos, no pagados desde hacía muchos años. [...]”. 1199  Torres 1948, pág. 78. “Es breve no bula.- El nombre con que pasó a la Historia Eclesiástica de Améri- ca este documento es el de bula Omnímoda, habiéndose tomado él no de las primeras palabras del texto (Exponi nobis), sino de la fórmula usada por el Papa para conceder a los religiosos mendicantes su om- nímoda autoridad. [...] ‘Bula omnímoda’, ‘bula de omnímoda potestate’, ‘bula de Adriano VI’, la llamaron indistíntamente, tanto los religiosos como el Consejo y las Leyes de Indias. Pero en realidad no es bula sino breve. [...]”. Bartolomé Martínez 2001, pág. 16. Desde el inicio de la evangelización en el Nuevo Mundo, “[...] una serie de prerrogativas y exenciones, que con la famosa bula “Omnímoda” (1522) concedía amplias fac- ultades cuasi-episcopales a los superiores de las Religiones.”. Paulo Suess 2002, pp. 128 - 129. Capítulo 36: Exponi Nobis (Omnimoda) de Adriano VI (1522-1523), concede a pedido de Carlos V a las órdenes mendicantes de la Nueva España amplios poderes en el fuero interno y exter- no” “[...] Exponi Nobis, más conocido como ‘bula’ Omnímoda, es un breve y no propiamente una Bula, como Mendieta lo afirma. Este Breve que concede a los religiosos, en ausencia de un obispo, omnimoda auctoritas, está en la raíz de muchos conflictos entre obispos y religiosos [...]”. La catedral de Puebla 430 catedral y se llegaron a formar dos bandos enfrentados: la gente del pueblo a su favor, que fueron apodados los juanetes, y los poderosos llamados palancas1200. Por si fuera poco también tenía otro frente abierto -mucho más peligroso- con la Compa- ñía de Jesús, relativo al derecho episcopal para poder exigir las correspondientes licencias a todo su clero, regular o secular, para confesar y predicar legítimamente, cuestión totalmente desatendida por los jesuitas1201. La confrontación entre las dos facciones fue tan violenta que se produjo el apedreamiento de algunas casas y el asalto a las iglesias de los jesuitas por parte de los simpatizantes del obispo, mien- tras que los partidarios contrarios a éste llegaron a saquear el palacio episcopal du- rante su ausencia1202. Estos problemas llegaron a tal gravedad que se declaró "sede vacante", terminándose el conflicto, como ya hemos visto en un capítulo anterior, con la promoción al virreinato del Perú del depuesto virrey y con el cese de Juan de Palafox como visitador. El nuevo virrey conde de Salvatierra mandaba ser infor- mado del porqué de la polémica e intempestiva salida del obispo y visitador de su ciudad, y para tal efecto enviaba comisionado al capitán Diego de Orejón Osorio1203. Al parecer, la buena disposición del nuevo virrey para mediar en el litigio entre el obispo y los jesuitas había hecho posible el final del conflicto, al menos de momen- to, y el regreso del prelado a su sede, por lo cual el cabildo de la ciudad acordaba mandarle una carta de agradecimiento1204. El cabildo catedralicio quería claramente apaciguar los ánimos y congratularse con el poder central, encarnado por el virrey, ya que el enviado por éste para investigar las causas de la salida del obispo, Diego de Orejón, declaró que en ese momento había disturbios e ingobernabilidad en la ciudad, afirmación que los miembros del cabildo consideraban difamatoria y que perjudicaba seriamente su prestigio, poniendo en duda su lealtad al rey1205. 1200  López Quiroz 1999, pp. 181 - 182. 1201  Arraiz Frauca 2000, pág. 66. 1202  Bartolomé Martínez 2001, pág. 17. 1203  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 73 r - 73 v, 28 de junio de 1647. 1204  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 119 v, 26 de noviembre de 1647. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 120 v - 121 r, 10 de diciembre de 1647. 1205  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 160 v - 164 v, 28 de mayo de 1648. Antonio Pedro Molero Sañudo 431 Mediante una real cédula emitida el 30 de diciembre de 1647 se aprobaba la erección y fundación del colegio seminario de San Pedro en la ciudad de Puebla por parte de su obispo Juan de Palafox y Mendoza1206. En la primera paga ordinaria de la fábrica espiritual del año 1648 en rela- ción a los retablos y el tabernáculo aparecen como oficiales Diego de Cárcamo, Francisco del Álamo, Juan de Fuentes, Juan Nicolás, Nicolás Chico, Pedro del Castillo, Cosme Damián y Esteban Gutiérrez; como dato curioso aparece refle- jado el pago de doscientos pesos a Cristóbal de Melgarejo para sacarle de la cár- cel por decreto del obispo del 31 de enero de este año, que le serían descontados de la cuenta de los retablos que estaba haciendo. En esta misma primera paga del año se le daban también al escultor y entallador Diego de Cárcamo quinien- tos ochenta y cinco pesos por la obra que hasta ese día había hecho en el destajo del tabernáculo, detallándose pormenorizadamente todas las piezas fabricadas por él; así vemos que algunos maestros como Cárcamo recibían por un lado un salario fijo por día y a la vez diversas entregas sobre los destajos que ya tenían concertados1207. Durante este año 1648 Pedro García Ferrer seguiría percibiendo su salario de seiscientos pesos anuales por su ocupación en "[...] los dibujos del yeso, trasas, sinboreo [cimborrio], labores y modelos de los rretablos que se ban hasiendo para dicha yglessia [...]"1208. En el mes de febrero se despachaba en la contaduría de la catedral un libramiento de los ocho mil pesos que por cédula real se habían dado de dona- tivo por parte de la "massa general" a la fábrica material; esta cantidad, corres- pondiente al año anterior de 1647 y al corriente de 1648, le sería entregada al obrero mayor Miguel de Poblete1209. 1206  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 193 r - 194 v, 14 de agosto de 1648. Se disponía que los es- tudiantes que tomaran cursos en este colegio recién fundado pudieran graduarse en la Universidad de México. 1207  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 190 v - 191 v, 22 de febrero de 1648. 1208  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 4 r, 17 de octubre de 1648. 1209  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 15 v, 15 de febrero de 1648. La catedral de Puebla 432 La fábrica material, necesitada de más dinero para la continuación de las múltiples obras, reclamaba también al cabildo municipal, a través de una carta cerrada y sellada enviada por el obispo, que le fueran entregados cuatro mil pe- sos de los ocho mil que restaban por pagar de los doce mil que ofreció por cédu- la real dar la ciudad para la construcción de la catedral. El cabildo aplazaba la resolución sobre este tema hasta el martes siguiente, y mientras se le ordenaba al mayordomo que diese razón de la cantidad de pesos que se podrían obtener de los propios y otros efectos para asistir a la fábrica catedralicia1210. El obispo, en otro papel enviado al ayuntamiento fechado el 13 de agosto, estimaba que el estado en que se encontraba la fábrica de la catedral en ese momento era muy adelantado y que se podía llegar brevemente a su "última y mayor perfección", pudiendo contar con que se entregaran esos cuatro mil pesos y lo que él mismo juntase por otro lado, de tal forma que la construcción se podría poner, segu- ramente, "[...] en estado que esta Semana Santa primera del año de quarenta y nuebe se pudiesen hacer los ofisios en ella [...]". El obispo se ofrecía a buscar el dinero necesario en el caso de que el cabildo municipal no pudiese conseguirlo; para ello ofrecía tomar la ciudad a censo y que ésta, con el tiempo, se lo fuera retribuyendo como pudiera. Aducía que si no se encontrara empeñado por los "gruesos donativos y otras obras pías" que había dado para la construcción, él mismo se haría cargo; además apelaba a la grandeza y fama de la ciudad por su contribución a tan grande obra. El cabildo de la ciudad decidió que era muy jus- to acudir por su parte "al fomento de obra tan insigne y de tanto lustre de esta república", por lo que acordó que de la cuenta de los propios se darían tan solo dos mil pesos a cuenta del total acordado, pagando mil al contado y entregan- do los otros mil restantes fraccionados, a cien pesos cada semana, empezando la primera del mes siguiente de septiembre1211. El cabildo se volvería a reunir durante este mismo mes de septiembre para tratar el pago del resto de los doce mil pesos y la concesión de la construcción de un colateral a la advocación del 1210  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 194 v - 195 r, 14 de agosto de 1648. 1211  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 197 r - 198 r, 18 de agosto de 1648. Antonio Pedro Molero Sañudo 433 arcángel San Miguel, patrón de la ciudad; a esto último se opondría el alguacil mayor, alegando que para poner el colateral era necesaria la licencia del rey, ya que por cédulas reales de los reyes Carlos V y Felipe II estaba prohibido que en las nuevas iglesias mayores se pusiese capilla a ningún titulado, ni se podían poner ningún tipo de armas salvo las reales1212. Juan de Palafox transmitía a su cabildo, en la sesión del día 21 de agosto de 1648, la confianza que tenía en que en no más de siete meses se podría con- sagrar la nueva iglesia catedral, a la vista de lo adelantada que estaba su obra. Para que se pudiera hacer la traslación y celebrar los Oficios Divinos en el nue- vo edificio, el prelado urgía sobre la necesidad de hacer las puertas exteriores, así como las de la sacristía, cabildo y antecabildo; también incidía sobre la falta de antepechos de barandillas de madera ordinaria, frontales pintados para las tres haces del tabernáculo y los demás altares, así como sobre la necesidad de dorar todo lo que fuera necesario. Era menester que de todos estos gastos se ocupase la fábrica espiritual que en ese momento se hallaba con derechos bas- tantes para empeñarse en la cantidad que fuera necesaria para tal efecto. Al no tener dinero en efectivo, se propuso tras una votación que se buscaran a censo seis mil pesos sobre la fábrica, sus bienes y rentas, aclarando que si fuera ne- cesario gastar más cantidad de dinero por parte de los comisarios nombrados para este objetivo, se deberían dar nuevas cuentas al cabildo para que lo apro- bara antes de proceder a realizar más desembolsos1213. No se demoraron mucho los comisarios nombrados para esta serie de obras, Luis de Góngora y Domingo de los Ríos, ya que el 31 de agosto se concertaba el dorado del tabernáculo con los maestros doradores Justo de Paredes Cornejo y Cristóbal de Vitoria, espe- cificándose clarísimamente las condiciones de cómo debían llevar a cabo este trabajo1214. Dos días antes, el 29 de agosto, también se hacía una escritura de 1212  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 208 r, 19 de septiembre de 1648 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 212 v - 213 r, 22 de septiembre de 1648. 1213  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 57 v - 58 r, 21 de agosto de 1648. 1214  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1 nº 22, 1651, F. 46 v - 50 r. Resulta muy interesante este documento al detallarse minuciosamente la labor que debían realizar los maestros doradores, la forma en que la debían ejecutar y los materiales a emplear, tanto en la estructura arquitectónica como en las esculturas que configuraban este taberná- La catedral de Puebla 434 concierto con el maestro carpintero Juan de Moya para hacer las cinco puertas, que debían seguir las especificaciones dadas en las condiciones escrituradas, entregándolas terminadas y colocadas para el mes de febrero del año siguiente de 16491215. Todas las cuestiones de herrajes y demás piezas de hierro necesarios para estas cinco puertas le fueron encargados al maestro cerrajero Juan Verde- jo1216. Los retablos debían de estar casi prestos para colocarse, porque en estos primeros meses del año se registran numerosas entradas y pagos por carre- tadas de piedra de mampostería, cal y arena, así como a albañiles y canteros que serían los que utilizarían estos materiales de agarre en la fijación de las diferentes piezas estructurales de los retablos sobre los muros de la fábrica y en la confección de las columnas de piedra de tecali que faltaran1217. A finales de mayo se le pagaba a Juan de Oláchez por el hierro necesario para fabricar los pernos con los que se armaría el tabernáculo, que también debía estar a punto de terminarse, porque se registra la hechura de ocho remates que llevaría en la linterna1218. En julio se le volvía a hacer un pago de quinientos pesos a Pedro García Ferrer a cuenta de las pinturas de los retablos de la capilla de los Reyes, el cual seguía percibiendo también su salario de seiscientos pesos anuales de maestro mayor de la obra1219. Ambas obras, tabernáculo y retablo, debían estar casi listas, puesto que se comenzaron a construir los escalones sobre los que se alojarían estas estructuras, así como los de subida al presbiterio y al altar mayor. Desde mediados hasta finales de este año 1648 hay continuas entradas culo. 1215  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1 nº 22, 1651. Resulta igualmente interesante la descripción que se hace sobre el trabajo de carpintería a desarrollar en la obra de las cinco puertas. 1216  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1 nº 22, 1651, F. 59 r, 28 de noviembre de 1648. 1217  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 192 v - 196 r, 29 de febrero; 6, 14 y 21 de marzo de 1648. 1218  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 205 r, 30 de mayo de 1648. 1219  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 210 v, 4 de julio de 1648. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 4 r, 17 de octubre de 1648. Antonio Pedro Molero Sañudo 435 de pagos a numerosos escultores y entalladores, algunos mencionados reite- radamente en este trabajo y otros nuevos, que están realizando esculturas de niños, serafines o motivos decorativos que nos reflejan el enorme ímpetu que se le estaba dando a estas construcciones1220. El "maestro de arquitectura" Diego de Cárcamo recibía, el 24 de noviem- bre de 1648, doscientos cuarenta pesos de los trescientos en que había concer- tado la obra de los adornos que restaban para la finalización del tabernáculo. “Ángeles y noviembre 24 de 1648. Pague el señor don Domingo de los Ríos al contenido esta cantidad. Diego de Cárcamo, maestro de architectura, dice que en conformidad del mandato de vuestra excelencia tiene acavada la obra de los adornos que restava del tabernáculo, cumpliendo con el aciento y obligación que para este effecto hizo, y es assí que ha re- cebido por mano del señor doctor Domingo de los Ríos, canónigo desta santa yglesia, docientos y quarenta pessos a quenta de trecientos que ha de haver en que se concertó, por tanto a vuestra excelencia suplica sea servido de mandar reconocer dicha obra y ornatos y que se me paguen los sesenta pessos que se me deben, en que recebiré bien y merced.”1221 En el mismo legajo de fábrica donde se registra el pago anterior, están insertados de mano del dicho maestro dibujos referentes a la planta del taber- náculo y a los mencionados adornos, con todo tipo de detalles y explicaciones sobre ellos y su costo, así como también el concierto realizado con el obrero mayor Miguel de Poblete para su realización. "Concertose esta obra con Diego de Cárcamo en trescentos pesos con saber de su expe- riencia y con obligasión de hacerla a satisfacción de la parte de la santa yglesia, y que se le den cada sábado veinte pesos y la resta en acabándola, Ángeles 29 de agosto de 1648 años: don Miguel de Poblete."1222 1220  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1645 - 1648, Libro de fábrica espiritual de los gastos de rretablos, tabernáculo, tecali..., F. 212 r - 238 v, del 18 de julio al 19 de diciembre de 1648. 1221 ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 22, 1651, Quenta que dieron en esta contaduría de la sancta yglessia cathedral de la Puebla de los Ángeles los señores maestrescuela doctor Domingo de los Ríos y thesorero licenciado don Luis de Góngora..., F. 20 r, 24 de noviembre de 1648. Carta de pago a Diego de Cárcamo. 1222  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 2 Cª 1 nº 22, 1651, Quenta que dieron en esta contaduría de la sancta yglessia cathedral de la Puebla de los Ángeles los señores maestrescuela doctor Domingo de los Ríos y thesorero licenciado don Luis de Góngora..., F. 21 r. La catedral de Puebla 436 El dibujo correspondiente a la “planta del tabernáculo” está realizado a escala incluyendo su correspondiente pitipié; además tiene escrito el importe de su hechura: “monta todo esto trescientos y catorce pesos, biniendo madera y obligándome a armallo”, y el de la peana de la custodia en “cinquenta y qua- tro pesos, poniendo madera y asentándola”. En el dibujo se especifica que esta custodia es de plata. Diego de Cárcamo también propone en esta traza dos so- luciones en las esquinas: una con candeleros en las cuatro esquinas del ochavo de la basa de la custodia en la que especifica que “queda el paso mui angosto” y otra sin éstos con la anotación “desta manera queda ancho”.1223 1223 Ya hemos dicho que tradicionalmente muchos autores han otorgado la paternidad de las trazas de este tabernáculo a Pedro García Ferrer. Pensamos que ante esta prueba documental habría que replant- earse la verdaera autoría de esta magnífica pieza por desgracia desaparecida. Angulo Íñiguez 1945, pág. 28. Toussaint y Ritter 1954, pág. 73. Cortés Arrese 1990, pág. 69. Galí Boadella 2001, pág. 374. Fig. 86 Dibujo hipotético del tabernáculo diseñado y realizado en época del obispo Juan de Palafox Antonio Pedro Molero Sañudo 437 Fig. 87 Dibujos de la decoración del tabernáculo del obispo Juan de Palafox realizado por Diego de Cárcamo La catedral de Puebla 438 El 31 de octubre de 1648 recibían los maestros pintores Pedro Chacón, Gaspar Conrado, Pedro de Benavides, Pedro de Vergara y Diego de Borgraf, trescientos pesos del plazo de estar ya a medio hacer la pintura de los lienzos de los dos colaterales de la capilla de los Reyes, tal y como se había acordado por concierto con la fábrica espiritual de la catedral. Los últimos trescientos pesos les serían entregados, una vez terminadas todas las pinturas, el día 20 de marzo de 16491224. 1224  ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 4 Cª 1 nº 16, 1644, Libransa y escriptura de lo pagado a los señores pintores de los dos colaterales, sin foliación. Rodríguez-Miaja 2001, pp. 110 y 117. Publica el documento del “Contrato para realizar los lienzos de los retablos colaterales del Señor San José y de San Miguel Arcángel de ‘que se han de poner en la Santa Ygle- sia Cathedral de esta ciudad que se está acabando’.”. La signatura del documento es Condumex, Fondo CCXXXII, Libro de cuentas, F. 379, 1582 - 1693, con fecha del 6 de agosto de 1648. “El documento incluye los aspectos contractuales y la descripción iconográfica de cómo debía ser la obra.”. A Pedro de Benavides se le ha documentado anteriormente firmando junto a José de Cuéllar la obli- gación para hacer el arco triunfal para el recibimiento del obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz el día 26 de agosto de 1627; del cual hemos incluido el dibujo original del alzado realizado. Morales Pérez 2007, pp. 43 - 46. El pintor Pedro de Benavides ya había trabajado el año de 1640 en la elaboración de dos arcos triunfales, uno para el virrey marqués de Villena y el otro para el recibimiento del obispo Juan de Palafox y Mendoza, ambos según trazas del padre jesuita Mateo de Castroverde. En 1660 realizó, junto al maestro ensamblador Diego de los Santos, el arco triunfal para la entrada del vir- rey marqués de Leyva. “AGNEP (ANP), notaría 4, caja 188, Registro de escrituras otorgadas ante Nicolás Fig. 88 Planta del tabernáculo del obispo Juan de Palafox trazada por Diego de Cárcamo Antonio Pedro Molero Sañudo 439 Agustín Hernández de Solís durante este año de 1648 alternaría su trabajo como aparejador y maestro aviador de la obra de la catedral con el de alarife de la ciudad, y como tal fue comisionado para reconocer e informar del estado físico en que se encontraba el puente de Cholula1225. Solís percibía de salario por este oficio municipal la cantidad de doscientos pesos anuales1226. El importe gastado por el obrero mayor Miguel de Poblete, desde el 12 de noviembre de 1645 hasta el 2 de enero de 1649, en todos los pagos referentes a los "tres retablos, tabernáculo, tecali y todo lo demás de fábrica espiritual" fue de treinta y nueve mil trescientos cincuenta y cinco pesos y dos tomines. Esta cantidad fue presentada y firmada por el obrero mayor el día 27 de abril de 1649, sancionándola el cabildo de la catedral el 18 de mayo1227. Álvarez, escribano de su Majestad y público, 1 de agosto de 1660, ff. 697 - 698”. 1225  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 144 v - 145 r, 28 de febrero de 1648. Se acordaba que el día 2 de marzo se realizara una inspección al puente de Cholula por parte del regidor Pedro de Olivares y del alarife de la ciudad Agustín Hernández de Solís. 1226  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 195 v, 14 de agosto de 1648. 1227  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo 1649, Quenta de lo tocante y perteneçiente al gasto fecho en la fábrica espiritual de la sancta iglessia cathedral desta çiudad por su señoría ilustrísima, señor doctor don Miguel de Poblete..., F. 15 v - Fig. 89 Plantas de las catedrales de Sevilla, Granada y Puebla, resaltando los coros y los tabernáculos de los altares mayores La catedral de Puebla 440 "El simbolismo contenido en los baldaquinos era ya conocido en el Nuevo Mun- do a mediados del siglo XVII. Referencias documentales refieren a la Catedral de Pue- bla como el primer templo cristiano de la Nueva España en alojar este tipo novedoso de tabernáculo (1640). Su construcción, ejecutada de modo tan estilizado y elevado, generó la popular denominación de 'Ciprés' con que se le conoce, en virtud de su perfil alarga- do semejante al de un ciprés natural. Este monumento, hecho de madera y estuco, per- maneció en continuo uso hasta 1798, cuando fue reemplazado por uno nuevo diseñado por Manuel Tolsá. Hacia 1678 Antonio Maldonado había terminado un 'ciprés' similar para la Catedral de la Ciudad de México." Ángel Julián García1228 El 12 de enero de 1649 el obispo Juan de Palafox convocaba al cabildo catedralicio para tratar de la continuidad de las obras después de su partida hacia España. En esta sesión se trató como tema fundamental la ubicación que se daría a "los sagrarios" por hacer. El proyecto de Palafox consistía en situar estas dos parroquias de forma exenta frente a la fachada de la catedral, unidas cada una mediante una panda a la iglesia, conformando un atrio cerrado que sirviera para procesiones y entierros particulares.1229 El día siguiente 13 de enero, el obispo Palafox se despedía del cabildo de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, informándoles de su próximo viaje a Es- paña y apuntándoles que sus hermanos, el marqués de Ariza y el almirante de Aragón marqués de Guadalete, solicitaron licencia para ausentarse de la ciudad y realizar en su compañía el viaje a España.1230 En estos comienzos del año 1649 el final de la obra y la consagración de la catedral por fin se veían al alcance de la mano, por lo que el cabildo mu- nicipal informaba al obispo de la disposición para preparar las celebraciones pertinentes, a fin de elegir a los comisarios que se encargarían de las máscaras, encamisadas y demás festejos que se realizarían por parte del ayuntamiento en el magno evento. Apremiaban al obispo para que les comunicara cuándo sería la fecha de la consagración, con el fin de proceder con tiempo suficiente para 1228  García Zambrano 1984, pág. 35. 1229  Sánchez Sánchez 2001, pág. 835. 1230  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 242 v, 15 de enero de 1649. Vemos que Palafox se había ro- deado de personas de su total confianza como sus dos hermanos, y que ahora, habiendo perdido el favor de la Corona y tener que marcharse, se volvían con él. Antonio Pedro Molero Sañudo 441 organizarlo todo1231. El 9 de febrero Palafox respondía al cabildo municipal que la fecha de apertura y consagración de la nueva iglesia sería el 25 de marzo, día de la Encarnación, para que se celebraran los oficios de Semana Santa en el nuevo templo1232. Durante todo el comienzo del año las actas del cabildo municipal reflejan una gran actividad de los capitulares en relación con los regocijos que habrían de celebrarse, llegándose a pedir permiso al virrey, el obispo Marcos de Torres y Rueda, para que la ciudad pudiera gastar de sus propios hasta cuatro mil pe- sos en estas fiestas, para lo cual les concedió licencia el día 8 de marzo1233. Por su parte, el cabildo catedralicio también preparaba celebraciones especiales para la consagración de su catedral, como la gala de un certamen poético al que se destinaban quinientos pesos de oro para premios1234. En la sesión del 29 de mar- zo, el cabildo de la catedral acordaba que se escribiera una carta al monarca que llevaría el obispo a su partida para España. “que con la carta que se a de escrivir a su magestad por este cavildo, y a de llevar su excelencia el señor obispo que está próximo para yr a los rreynos de Castilla con la planta de la yglesia nueva, se le envie una llave de oro, en rreconoçimiento de su rreal patronato, de valor de mill pessos [...], la qual dicha llave la mande haçer su excelencia el señor obispo, y si le pareçiere que del valor de dichos pesos no a de ser proporçionada por grande, se modere con haçerla del pesso de seisçientos pessos, y de la más cantidad se haga una salvilla de dicho oro en que se de la dicha llave y carta.”1235 Por desgracia, tanto la planta como la llave y la salvilla se encuentran en paradero desconocido, en el supuesto de que hubieran llegado hasta nuestros 1231  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 254 r - 254 v, 6 de febrero de 1649. 1232  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 255 v - 256 r, 9 de febrero de 1649. 1233  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 260 r - 260 v, 27 de febrero de 1649. Marcos de Torres y Rueda fue nombrado en 1645 obispo de Yucatán y consagrado en la catedral de Puebla de los Ángeles. Se le designo como virrey de la Nueva España el 13 de mayo de 1648 en sus- titución del conde de Salvatierra. Murió en la capital virreinal el 22 de abril de 1649. Fue acusado de cohecho y venta de oficios por lo que a su muerte la Inquisición embargó todos sus bienes. Al principio de su mandato tomó partido por el obispo Palafox frente al destituido conde de Salvatierra, pero al poco tiempo optó por una posición contraria al prelado poblano, favoreciendo a los jesuitas y enriquecién- dose todo lo que le permitía el desempeño de su cargo. Fue el promotor del gigantesco auto de fe en la capital virreinal en el mes de abril de 1649, pocos días antes de su muerte y de la consagración de la catedral poblana por el obispo Palafox. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 262 r - 263 r, 13 de marzo de 1649. 1234  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 132 v - 133 r, 16 de marzo de 1649. 1235  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 137 r - 137 v, 29 de marzo de 1649. La catedral de Puebla 442 días1236. Esta planta habría sido un documento de mucha valía y utilidad para fijar exactamente el estado de la obra que había dejado el obispo Palafox a su partida de la ciudad de Puebla. En el mes de abril se apremiaba a la ciudad, mediante una cédula real fechada en Madrid el 20 de octubre de 1648, para que terminara de realizar el pago del ofrecimiento que había hecho de los doce mil pesos para ayuda de la fábrica de la iglesia catedral, de los cuales solamente había satisfecho la can- tidad de cuatro mil. La ciudad respondía a esta reclamación alegando que ya había pagado nueve mil pesos de los doce mil acordados, y que el mayordomo Juan de la Fuente se encargaría de pagar los mil pesos correspondientes al ter- cio que cumplía a finales del mes de abril, quedando por pagar, de tal manera, otros dos mil pesos que serían liquidados en los dos tercios siguientes de este año de 16491237. "En el año de 1648, los productos netos de las rentas de la Catedral de Puebla fueron de Cuarenta y tres mil doscientos ochenta y seis pesos, seis reales once granos, inclu- yendo en esta cantidad la colecta para misas y donativos voluntarios de los vecinos del Obispado para la fábrica de la dicha Catedral, el año siguiente que se estrenó solo en los tres primeros meses del año se reunieron de donativos para la obra Novecientos un mil, ochenta y tres pesos, en cuya cantidad se incluyeron los no cobrados el año anterior." Antonio Carrión1238 La apuesta por la terminación del nuevo templo por parte de ambos ca- bildos y en gran medida de los vecinos de la ciudad en este tramo final de su construcción fue cuantiosa, en cuanto a ingresos de fondos para ella se refiere; el obispo Juan de Palafox y Mendoza había convencido a todos de la necesidad de finalizar su gran obra cuanto antes. Mientras que se dirimían los problemas sobre la forma de pagar lo acor- dado y debido por la ciudad, se continuaban haciendo a la vez, por parte del ca- bildo municipal, preparativos para los festejos de la consagración y colocación 1236  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 156 v, 1 de junio de 1649. La llave y la salvilla de oro fueron mandadas hacer por un decreto del 29 de marzo de 1649. Las realizó el platero Nicolás Díaz, pagándosele novecientos pesos de oro común , setecientos por el material y doscientos por su trabajo. 1237  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 269 r - 269 v, 8 de abril de 1649. 1238  Carrión 1896, pág. 301. Antonio Pedro Molero Sañudo 443 del santísimo sacramento en la nueva catedral, convocando la celebración de juegos de cañas de capa y espada de dos en dos entre los capitulares, así como justas de moros y cristianos, entre otras muchas más diversiones.1239 Para festejar la colocación del santísimo sacramento, se acordaba que el mayordomo de propios gastara lo que fuere necesario, para que en la noche de la víspera de dicho emplazamiento en la catedral hubiera luminarias y cohetes en las casas del cabildo1240. Pocos días antes de la consagración, el día 13 de abril, se leía en sesión del cabildo catedralicio un memorial del capitán Roque de Pastrana en el que pedía un lugar "[...] donde él, su mujer y hijos si se cassare se puedan sentar, rrepresentando lo mucho que ha gastado en hazer el sinborio [cimborrio] desta cathedral [...]". Los capitulares decidían conferirle este lugar junto a la reja del coro en el lado de la epístola, desde la vía sacra hasta el pilar correspondiente de ese lado, "[...] por vaxo del santo ángel de San Rafael [...]", con un ancho de dos varas, donde se le permitía poner un banco fijo para asiento de él y sus familiares1241. Sin duda este era uno de los lugares privilegiados para seguir el transcurso de las ceremonias litúrgicas que se desarrollarían en el altar mayor, como correspondía a la persona que había costeado una pieza tan emblemática de la construcción como era el cimborrio. El domingo 18 de abril de 1649 se celebraba el solemne acto de consagra- ción de la iglesia catedral de la Puebla de los Ángeles. Poco después, el obispo Juan de Palafox y Mendoza regresaba a la Península con “su catedral” consa- grada, pero a ésta aún le faltaban por terminar bastantes elementos, entre ellos las dos torres y sus cinco portadas. “[...] Sin embargo, cuando el rey Felipe IV recibió a Palafox en 1650, éste le mostró con orgullo los planos de la fábrica así como la traza de los retablos y el tabernáculo.”1242. 1239  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 255 v - 256 r y 271 r - 272 r, 9 de febrero y 10 de abril de 1649. 1240  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 272 r, 10 de abril de 1649. 1241  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 139 v - 140 r, 13 de abril de 1649. 1242 Galí Boadella 2012, pág. 279. La catedral de Puebla 444 "Naturalmente, la consagración de la Catedral de Puebla tenía un significado no sólo religioso y artístico, sino también político. Como quiera que fuese, constituía una victoria para Palafox, un medio de perpetuar su influencia y su recuerdo y de causar una profunda impresión en la mente del pueblo. [...]" Jonathan Irving1243 “[...] Para el obispo Palafox, mecenas y conocedor, la conclusión de la catedral significa- ba mucho: mostraba su magnificencia y prestigio como príncipe de la Iglesia y reflejaba un afecto legítimo hacia la que consideraba su obra, al tiempo que exhibía su fidelidad al rey y su adhesión a los principios del Concilio de Trento.” Montserrat Galí1244 El 17 de mayo de 1649 el cabildo del ayuntamiento acordaba enviar una carta al rey para expresar la consternación existente en la ciudad por la parti- da del obispo Juan de Palafox y Mendoza, suplicándole que no permitiera que dejara el obispado.1245 Juan de Palafox había concluido un templo que se había encontrado "en ruinas y a medio construir". Aunque había decidido continuar su fábrica y planta original, dos fueron las modificaciones más importantes que introdujo en ella: la primera, la variación en la altura de las naves aconsejada por Juan Gómez de Trasmonte, elevando la central sobre las colaterales; y la segunda, la intención de realizar un atrio delante de la fachada principal del templo a semejanza de El Escorial. Esta segunda proposición del prelado no se llegó a efectuar nunca, a pesar de que Toussaint nos dice que en 1660 se dictaminó en contra de esta fábrica, ordenándose su derribo, cuestión que no se llevó a efecto hasta el siglo XVIII, manteniéndose en estado ruinoso1246. Volvemos a traer a co- lación la leyenda del plano de la catedral de Juan Benítez del año 1749, en la que se puede leer que el "claustro" que pinta en color amarillo "resta por fabricar"1247. 1243  Irving Israel 2000, pág. 170. 1244  Galí Boadella 2012, pág. 279. 1245  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 22, F. 280 v, 17 de mayo de 1649. 1246  Toussaint y Ritter 1950, pág. 7. Sin duda, la alusión de este autor hace referencia al sagrario que se comenzó a construir frente de la fachada principal de la catedral, del que hablaremos largo y tendido más adelante. 1247  Plano Catedral Puebla Juan Benítez 1749, MP-MEXICO,680. “Planta de la Sta. Yglesia Cathedral de la Ciudad de los Angeles delineada conforme a su original que designa del color rosado y del adorno del caustro [sic claustro] que por la parte esterior resta por fabricar que va anotado de color amarillo [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 445 Según Angulo Íñiguez, García Zambrano y Pizarro Gómez, entre otros, el domo fue obra de Jerónimo de la Cruz y los cerramientos de las bóvedas de Agustín Hernández. El baldaquino o ciprés fue obra de Diego de Cárcamo y el retablo principal de la capilla de los Reyes fue responsabilidad de los maes- tros ensambladores Lucas Méndez y Melchor Fernández1248. Los relieves de los arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel en las pechinas de la cúpula del cru- cero fueron realizados por el maestro García Ferrer1249. "La importancia de Pedro García Ferrer para el arte novohispano radica princi- palmente en el hecho de haber materializado los proyectos artísticos de Palafox, desde la terminación de la catedral hasta la ejecución de los lienzos del Retablo de los Reyes, cuya traza probablemente modificó.[...]" Montserrat Galí1250 A la recurrente polémica de las cuatro torres, que pensamos que ya había quedado zanjada por los variados datos a los que hemos aludido, tenemos que añadir uno más existente en la mencionada leyenda del plano de Juan Bení- tez, en el que dice expresamente, al referirse al número 16, "caracol de la torre acabada", aludiendo a la torre norte de los pies; el número 18 lo reseña como "caracol de la torre que no está acabada", y del número 28 dice "caracol a las torres por fabricar", marcándole en los dos husillos, norte y sur, de la cabecera. Está claro que en el momento de la confección de este plano, aún se contem- plaba la posibilidad de realizar las dos torres del lado oriental y que la única que estaba terminada era la del lado norte en los pies del templo, estando en- tonces en construcción la del lado sur. Angulo, sin embargo, resaltaba que "[...] estos salientes angulares que se ofrecen en las esquinas posteriores de ambas catedrales [México y Puebla] fueron, más bien, una especie de contrafuertes para sostener la estructura. Las escaleras de caracol en el plano de la de Puebla, 1248  Angulo Íñiguez 1945, pág. 28. Además del cimborrio también atribuye a Jerónimo de la Cruz el cerramiento de las bóvedas que restaban por hacer en ese momento. García Zambrano 1984, pág. 41. Pizarro Gómez 1997, pág. 62. Jerónimo de la Cruz fue el maestro al que se le adjudicó el remate de las bóvedas de la sacristía en 1636. 1249  Rojas 1990, pág. 14. 1250  Galí Boadella 1999, pág. 73. La catedral de Puebla 446 servirían para dar más fácil acceso al exterior de las bóvedas del templo."1251. Sin duda estos caracoles pudieron tener esa función, pero no tiene mucho sen- tido el que fueran confeccionados con las mismas dimensiones y despiece de sillares que los del lado occidental que subirían a las torres; además el husillo del lado sureste se encuentra cegado a la altura de las cubiertas de las naves de capillas y sin salida a ellas1252. Este caracol se cerraría en el momento en que se decidió que solamente se dotaría al edificio de dos torres. En cambio la escalera del lado noreste sí que mantiene una salida a las cubiertas, por encima de la capilla del sagrario, que da acceso a las bóvedas de éste y a su espadaña. "[...] la consagración de la catedral de Puebla representaba para Palafox el apogeo de su carrera eclesiástica pero también de su carrera civil, ya que en este acto no sólo expresa- ba su fe católica y lealtad hacia Roma, sino que también constituía una forma cortesana de magnificencia y de lealtad a la monarquía castellana. [...]" Montserrat Galí1253 Palafox contó en estos nueve años con multitud de artífices para lograr su proyecto de conclusión de la catedral de Puebla, pero esto no hubiera sido po- sible sin el concurso de Pedro García Ferrer, artista polifacético que fue situado desde el comienzo del obispado de Palafox al frente de la dirección general de la obra, orientando los múltiples trabajos en las diferentes disciplinas manuales que confluyeron para terminar el magno proyecto1254. Al parecer Palafox dejaría 1251  Toussaint y Ritter 1950, pág. 12. 1252 Los dos husillos de escalera de subida a las torres y el que sube hasta la azotea del actual sagrario tienen el mismo despiece en sus sillares, arrojando una medida de hueco total de 2,24 m. Dimensiones muy grandes para una simple escalera de acceso a las primeras cubiertas. Todas las medidas de la catedral, así como las de sus diferentes piezas que se incluyen en este trabajo han sido tomadas por nosotros mismos in situ, por lo que solo se citará si fuere necesario a los autores de las demás medidas que aparezcan. 1253  Galí Boadella 1999, pág. 17. Citando a Nancy H. Fee. 1254  Navascués Palacio 2000, pág. 102. El maestro Pedro García Ferrer actuó como un superintendente general de todo el conjunto de la obra. Por su trabajo como “superintendente general” García Ferrer percibió desde el principio seiscientos pesos anuales que le eran pagados repartidos en tres plazos de doscientos pesos en cada trimestre, apareciendo en los libros de pagas nombrado como maestro mayor en casi todas las ocasiones. Además Ferrer disfrutó de una serie de ingresos extras por la realización de otros trabajos puntuales, como asis- tencias y salidas en busca de materiales que le eran pagadas aparte de su salario, de las que aparecen varias en los libros de fábrica espiritual, a razón de doscientos pesos por regla general. El maestro Ferrer también se obligó mediante escritura a la realización de los lienzos para la capilla de los Reyes, por los que obtuvo un sueldo extra que aparece reflejado en los libros de fábrica espiritual en tres partidas de quinientos pesos cada uno, correspondientes a los años 1646, 1647 y 1648. Por tanto, en estos años finales de su estancia en Puebla, el maestro García Ferrer llegó a ganar la muy estimable cifra de mil doscientos pesos en salarios anualmente, mención aparte de los “extras” que pudieran devenir de su posición al frente de todo el conjunto de la obra. Antonio Pedro Molero Sañudo 447 instrucciones muy concretas para que la obra fuera llevada a su total finaliza- ción como se verá más adelante1255. El prelado desde su llegada a Puebla focalizó sus esfuerzos en agilizar la obra de la catedral, y para ello eligió el camino más prudente, eficaz, y a la vez económico para concluirla, es decir, continuar la fábrica y los diseños que ya existían desde el inicio hechos por Francisco Becerra, aplicándoles las mo- dificaciones aconsejadas por el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte. La magnitud de la obra llevada a cabo durante el obis- pado de Palafox, con todo el despliegue de profesionales y medios que fueron necesarios para llevar el templo poblano hasta su consagración, no hubiera sido posible sin la figura del que fue, artísticamente hablando, el brazo ejecutor del prelado, el maestro mayor Pedro García Ferrer, que llegó acompañando al obis- po y regresó cuando éste fue requerido de vuelta1256. El 27 de abril de 1649 se despedía Juan de Palafox y Mendoza del cabildo de la catedral antes de su partida para la Península; el capítulo encargaba al ca- nónigo Antonio de Peralta y al secretario Andrés de Luey que le acompañaran y asistieran hasta el puerto de le Veracruz o hasta España, tal y como desease el obispo1257. Palafox dejaba encargadas múltiples tareas a todos y cada uno de los capitulares, remarcándoles encarecidamente que no removiesen a los mi- nistros encargados de la contaduría sin causas muy justificadas, por lo bien que habían desempeñado su labor bajo su pontificado. En esta misma sesión del cabildo también aconsejaba el prelado que se acordara tomar a censo sobre la catedral tres mil pesos, además de los diez mil que ya se habían recibido, para acabar todas las cosas que restaban por hacer en la catedral relativas a la fábrica espiritual; esta cantidad, conseguida mediante censo, sería ampliada a seis mil pesos tan solo un mes después ante el gran volumen de gastos necesarios para 1255  García Zambrano 1984, pp. 41 - 42. 1256  Chanfón Olmos 2001, pág. 283. “[...] García Ferrer abandonó la Nueva España al lado del dignatar- io y murió de avanzada edad, en Toledo, en el año de 1660.”. Galí Boadella 1996, pág. 27. “En cuanto al acta de defunción reproducida por Florencio Jardiel es en efecto de nuestro Pedro García Ferrer, ya que está comprobado documentalmente que murió en su lugar natal en el año 1660 [Alcorisa, 19 de octubre].”. 1257  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 142 v, 24 de abril de 1649. La catedral de Puebla 448 la realización de todo lo que quedaba por terminar. La última disposición del obispo en este día fue el magnánimo gesto de renunciar a los poderes que se le entregaban para que tomara veinte mil pesos a crédito del cabildo "donde los hallase", por su gran labor llevada a cabo en la diócesis y más concretamente en la construcción de su catedral. Por último se volvía a hacer referencia a las car- tas que se habían de escribir al rey para que el obispo las llevara, además de la llave de oro que junto con la planta de la catedral se le enviaba al monarca y al conde de Castrillo, presidente del consejo de Castilla1258. Por este documento sa- bemos que fueron dos las plantas de la catedral de la Puebla de los Ángeles que Palafox debió traer a España y que desafortunadamente no nos han llegado. "[...] El obispo señor Palafox consagró solemnemente la catedral habiendo durado la obra 99 años y costado un millón y cuatrocientos mil pesos.” José de Mendizábal1259 "D.O.M." "Començose este sagrado templo á invocación de la Inmaculada Concepción de la Vir- gen María Nuestra Señora, rreynando el invictíssimo emperador Carlos Quinto. Prosi- guióse en los felicísimos tiempos del prudentísimo Philipo Segundo su hijo, y piísimo Philipo Tercero su nieto, y finalmente de orden del magno Philipo Quarto señor nues- tro, poseyendo la silla de San Pedro Innocencio Dezimo, pontífice máximo, y gover- nando este nuebo orbe setentrional don Marcos de Torres y Rueda obispo de Iucatán: don Juan de Palafox y Mendoza obispo desta santa iglessia lo acabó, dedicó, bendixo y consagró, y con sumptuosos tabernáculo y rretablos lo adornó, habiendo gastado nues- tros ínclitos rreyes y beneficentísimos patrones en su edificio y ornato más de millón y medio de pesos con piedad y liberalidad exclarecida; concurriendo á tan religioso acto el venerable cabildo ecclesiástico, el clero secular y regular, y esta nobilíssima y fidelís- sima ciudad, é innumerable pueblo, con universal aplauso, é innenarrable alegría á 18 de abril de 1649 años."1260 1258  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 143 r - 144 r, 27 de abril de 1649. “D. García de Avellaneda y Haro y Guzmán, Conde de Castrillo [...] Gentil hombre de la cámara de S. M. el Rey Felipe IV, de sus Consejos de Estado y Guerra, Presidente de Castilla, Comendador y Obrero may- or de Calatrava, Alcaide perpetuo y Guarda mayor de la Casa de la Contratación de Sevilla y Lonja de la misma ciudad [...]”; extracto del Testamento de D. García de Avellaneda y Haro, Conde de Castrillo. (1670), de Cesáreo Fernández Duro ubicado en edición digital en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Sin duda el conde de Castrillo fue uno de los personajes más importantes en los últimos años del reinado de Felipe IV y de la regencia de su esposa Mariana de Austria durante la minoría de edad de su hijo el príncipe Carlos II. 1259  Mendizábal 2000, pág. 330. 1260  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1 nº 22, 1651, F. 40 r. Antonio Pedro Molero Sañudo 449 8. LA CATEDRAL HASTA LA REMODELACIÓN NEOCLÁSI- CA DE JOSÉ MANZO Y JARAMILLO "[...] durante los nueve años que el obispo Palafox permaneciera en la Nueva España la ciudad de Puebla se convirtió en el principal foco cultural y artístico de la Nueva Es- paña. Gracias a sus ideas estéticas y a la acción de los artistas que con él trabajaron, la ciudad de Puebla se convirtió en la vanguardia artística de su época en el Virreinato. A juicio de Manuel Toussaint, y en ello coincidimos todos los estudiosos de la Puebla virreinal, la Puebla que dejó Palafox ha llegado hasta nuestros días [...]" Montserrat Galí1261 La consagración de la catedral de la Puebla de los Ángeles se había lle- vado a cabo, en teoría, con la “obra terminada”, al menos en lo referente a la posibilidad de celebrarse con dignidad los Oficios Divinos en su interior. Sin embargo, en su exterior había muchas deficiencias y faltas, además de las ya mencionadas dos torres de la fachada y las cinco portadas de entrada al tem- plo. No hemos de olvidar que la consagración de una catedral implicaba “por norma” que tuviera cerradas sus bóvedas y terminada su fachada principal, aunque frecuentemente esta última se demoraba respecto al final de la obra1262. En el mes de mayo de 1649, tan solo unos pocos días después de la santifi- cación del edificio, se registran en los libros de actas del cabildo varias series de pagos a cargo de la fábrica espiritual en aderezos de algunas piezas de plata o para gratificaciones que se les habían dado a los maestros que habían trabajado en el tabernáculo, por ejemplo al ensamblador Diego de Cárcamo, le fueron librados doscientos cincuenta pesos por su “buen hacer”1263. En los libros de fá- brica también aparecen asentados finiquitos sobre las obras ya terminadas, por ejemplo al maestro ensamblador Cristóbal de Melgarejo, al que en el mes de ju- nio se le iban pagando poco a poco los mil quinientos ochenta y seis pesos que todavía se le debían de los nueve mil en que se concertó la hechura de los dos retablos colaterales de la cabecera1264. Durante estos meses de mayo y junio pos- 1261  Galí Boadella 2001, pág. 379. 1262  Chanfón Olmos 2001, pág. 276. 1263  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 145 v - 146 r, 4 de mayo de 1649. Palafox dejó la ciudad de Puebla el día 6 de mayo. 1264  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 La catedral de Puebla 450 teriores a la consagración tenemos continuas referencias en los libros de fábrica de pagas a diversos maestros, por los importes que se les restaban de sus traba- jos realizados en diferentes obras del interior del templo; entre ellos, a Justo Pa- redes, encargado del dorado y estofado del tabernáculo1265; al maestro carpintero Juan de Moya por las puertas, el tornavoz y la barandilla grande del coro, así como por otra para la entrada a él1266; a Francisco Silva, maestro ensamblador, se le pagaban doce sillas, dos puertas para el coro, la colocación de las puertas de la sacristía y de la sala del cabildo y también la fabricación de dieciséis altares y trece rejas de madera1267; al cerrajero Juan Verdejo se le liquidaba el haber hecho los cruceros, las pestilleras y las planchas para las puertas de la catedral1268. In- cluso al “maestro mayor de la catedral” Pedro García Ferrer se le terminaba de pagar lo que se le restaba por sus diferentes trabajos y cometidos1269. Hemos de tener en cuenta que todos estos pagos con carácter retroactivo no querían decir, ni mucho menos, que la totalidad de la obra estuviera acabada. Las obras pendientes en el exterior del templo tardaron muy poco tiempo en volver a reanudarse. En el mes de mayo, tan solo dos días antes de la par- tida del obispo Palafox para España, se ordenaba enladrillar las bóvedas, “[...] Cª 1, nº 22, 1651, F. 26 r - 28 r, 8 - 9 de junio de 1649. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 42 r, 16 de marzo de 1650. Todavía en esta fecha se le estaba pagando a Cristóbal de Melgarejo a cuenta de los dos retablos colaterales que había terminado el año anterior. 1265  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 45 r, 5 de junio de 1649. Este día le fueron entregados cuatro mil cuatrocientos noventa y un pesos de oro común por su trabajo. 1266  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 52 r, 1 de junio de 1649. Por estos trabajos le fueron pagados mil doscientos cincuenta y siete pesos de oro común en reales. 1267  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 56 r - 56 v, 4 de junio de 1649. Le fueron entregados por todas estas obras mil cuarenta y ocho pesos y cinco tomines de oro común. 1268  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 61 r, 2 de junio de 1649. Este día recibió doscientos cuarenta pesos de oro común por este trabajo. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 65 r, 27 de agosto de 1649. Juan Verdejo reclamaba que se le pagaran treinta y una cerraduras que había hecho para los cajones de la sacristía, ya que si no se le entregaban en breve los seiscientos veinte pesos que montaban, no dispondría de dinero para pagar a sus oficiales “con el consiguiente menoscabo de su persona y de su oficio”. 1269  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 72 r - 72 v, 4 de mayo de 1649. Dos días antes de la marcha del Obispo Palafox se le finiquitaba al maestro Ferrer lo que se le debía de los lienzos que había pintado y se le terminaba de pagar su sueldo como supervisor general y maestro mayor de la obra, tal y como había sido concertado directamente con el prelado. Antonio Pedro Molero Sañudo 451 las siete colaterales y las seis grandes del cruzero [...]”, trabajo que ya estaba concertado con el maestro albañil Jerónimo de la Cruz en mil quinientos pesos que se le irían pagando semanalmente, a razón de cien pesos, hasta el final de la obra, momento en que se le abonaría el total de la cantidad que restara1270. En el capítulo anterior, hemos puntualizado acerca de la gran cantidad de ladrillos utilizados en la fábrica durante el pontificado del obispo Palafox, aventurando la hipótesis de que hubieran sido usados en la construcción de algunos ele- mentos constructivos que en el proyecto original habrían sido proyectados en piedra. Sorprendentemente vemos que es ahora cuando se procede a cubrir con ladrillos las azoteas de las bóvedas, al menos las del crucero y gran parte de las colaterales, por lo que no nos parece muy descabellada la hipótesis anterior, a la vista de la ingente cantidad de ladrillos que fueron gastados en los años anteriores sin haberse cubierto estas terrazas con ellos. Las únicas respuestas plausibles serían, que los ladrillos efectivamente fueron utilizados para “labo- res más nobles a su condición”, tal y como pensamos, o bien que hubieran sido acumulados en algún lugar del atrio para ser usados posteriormente a la consa- gración del edificio, cuestión que nos parece bastante improbable, ya que todos los materiales que se llevaron durante esos años dentro de la cerca de la obra lógicamente debieron ser utilizados en ese momento, más si tenemos en cuenta la urgencia del obispo por la terminación del edificio y la insuficiencia de fon- dos continua que reflejan los documentos, por lo que no tiene ningún sentido que se pagaran y arrinconaran todos estos materiales para su uso posterior a la consagración de la catedral y a la partida del obispo Juan de Palafox1271. Una vez celebrados todos los fastos de la celebración por la consagración de la nueva catedral, el cabildo se reuniría para otorgar determinados espacios dentro del edificio a las personas que habían contribuido con grandes limos- 1270 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 145 r - 145 v, 4 de mayo de 1649. Estos mil quinien- tos pesos le eran prestados por la masa general a la fábrica material para realizar el enladrillado de las bóvedas. 1271 Debemos recordar que la mayoría de las partidas de ladrillos a las que hemos hecho referencia y que fueron “acarretadas” a la fábrica durante los años del obispado de Palafox fueron pagadas por donaciones de los canónigos miembros del cabildo. Resultaría incomprensible que esas donaciones en materiales para la obra hubieran sido para su utilización a largo plazo y no para entonces. La catedral de Puebla 452 nas a la construcción. A partir de la sesión del día 4 de mayo, aunque algunos tienen fecha anterior, aparecen asentados en las actas capitulares los títulos de propiedad que se fueron concediendo para ocupar estos privilegiados lugares, los cuales serían concedidos con carácter perpetuo y en los que los agraciados podrían colocar bancas fijas para su uso y el de sus familias. Previamente, entre las diferentes propuestas que antes de su partida pre- sentó el obispo Palafox para el correcto devenir de la catedral en todo su con- junto, ya aludidas anteriormente, incluyó una muy concreta durante la sesión de cabildo del día 12 de enero de 1649 acerca de los enterramientos dentro del nuevo espacio catedralicio. “Que nadie se pueda enterrar en el templo de la cathedral, sino quien tubiere espesial derecho para ello, que conste por scriptura, o el que diere la limosna que pareçiere combeniente, con adbertençia que de los que tenían capilla en la cathedral que servía de parrochia, solo tendrá derecho a ygual lugar y entierro en la nueba el que probare legítimamente que lo tubo como en cathedral y no como en parrochia, y pagando en el primer caso ante todas cossas las mejoras hechas en aquella parte en la yglesia nueba conforme a derecho, según la calidad del entierro o capilla, y que esto se rreconosca y ajuste dentro de cierto término, con adbertençias que si algún señor prebendado o otra persona quisiere alguna capilla, la aya de dotar muy conçiderablemente en favor de la fábrica, y dar para ello alguna rrenta conçiderable, assí para su conserbaçión, como por lo que se a gastado en ella, y entonses tenga y se le dé entierro y lugar en la dicha capilla, y éste y los demás entierros se entiendan y sean con bóbeda para que siempre se conserbe y guarde el suelo de la yglesia en todas partes, y lo mesmo se entienda en qualquiera otros entierros por la comodidad y luçimiento de la yglesia, y que se tassen los lugares de entierro desde la primera hasta la última nave, como pareçiere al señor obispo y al cavildo, rreserbándose la facultad nesesaria para ello y para asignar los lugares de açientos a quienes les perteneçiere o diere limosna por ello, y que de todo esto se haga otra planta y se firme por su excelencia y todo el cavildo, y se rremita a su magestad con este auto para que tenga por bien de confirmarlo assí y se execute sin mudança ni alterassión alguna [...]”1272 El primer título de propiedad concedido que encontramos reflejado en las actas capitulares es una ratificación de la petición hecha el 13 de abril por 1272 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1009 - 1011; pdf pp. 840 - 842. Apéndice Documental, Documento nº 1. Propuesta de don Juan de Palafox y Mendoza al cabildo de la catedral de Puebla para continuar las obras. 12-I-1649. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 36 r - 36 v, 8 de septiembre de 1660. Este dato concreto aparece en una notificación sobre un auto de fecha 7 de septiembre. Inserto dentro de este legajo se encuentra un interesantísimo cuadernillo sobre la edificación del sa- grario de la catedral de Puebla, que ya ha sido parcialmente nombrado al aludir a los documentos que de él publicó el profesor José María Sánchez Sánchez, en su artículo del año 2001, Don Juan de Palafox y Mendoza y la problemática de los sagrarios de la catedral de Puebla de los Ángeles. Este documento, importante para nuestro trabajo, irá siendo analizado en su totalidad al hilo del desarrollo de nuestra exposición. Antonio Pedro Molero Sañudo 453 el capitán y vecino Roque de Pastrana, “dueño del ingenio llamado San Cosme y San Damián”, para que en compensación de los más de catorce mil pesos que llevaba gastados en la fábrica y obra de la cúpula que se había hecho en el crucero, se le señalase un asiento perpetuo con banca fija, para él y su familia, el cual correspondía con el mismo sitio que le fue otorgado para enterramiento por su limosna para la construcción del dicho cimborrio. El título para ocupar este espacio con la serie de condiciones estipuladas que conllevaba, le fue con- cedido al susodicho Roque de Pastrana, el día 3 de mayo de ese mismo año de 16491273. A continuación de esta primera cesión se van registrando toda una serie de títulos adjudicados para ocupar más lugares para asientos y enterramientos dentro del templo. Al capitán y sargento mayor Cristóbal Martínez de Serdio y familia, “[...] en atençión a sus obligaçiones y al afecto, amor y voluntad, asis- tençia, soliçitud y cuidado con que a acudido en dicha santa yglesia, a lo que por nos se le encargó, en orden a que con toda priesia y brevedad se acavasse, dispussiesse y perfiçionasse todo el ynterior della, se le hiçiesse gracia de seña- larle en dicha nuestra santa yglesia un asiento y lugar perpetuos para sí y para doña Catalina de Almazán su muger, hijos y desendientes [...]”, el cual le fue concedido en el lado del evangelio por delante de la barandilla del coro, con una amplitud de dos varas de ancho por dos varas y media de largo en dirección al altar1274. El siguiente título sería para Francisco Colón, vecino de la ciudad de Puebla, que solicitaba lo mismo, un asiento y lugar perpetuo dentro de la nueva catedral para él y su familia. La plaza que se le otorgó a éste se situaba detrás de la banca de los alcaldes ordinarios, “junto a su cabecera y de dos varas en cuadra”1275. Otra concesión le fue agraciada al también vecino Bartolomé Martín de Mora en consideración al importante diezmo que pagaba y había pagado. El lugar que se le otorgó fue también detrás del banco de los alcaldes ordinarios, 1273 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 146 r - 147 r, 3 de mayo de 1649. 1274 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 147 v - 148 v, 24 de abril de 1649. 1275 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 149 r - 149 v, 4 de mayo de 1649. La catedral de Puebla 454 pero frente al pilar del púlpito de la epístola1276. A Bartolomé Rodríguez de Cór- doba, vecino y mayordomo de las cofradías del Santísimo Sacramento y de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, en las que había servido con ese oficio durante veintiocho años en la primera y doce en la segunda, le era asignado un lugar delante de la barandilla del coro, en la parte del evangelio, al lado del de Cristóbal Martínez de Serdio1277. Al regidor Juan Ortiz de Castro se le señaló su sitio detrás de los alcaldes ordinarios, inmediato al púlpito hacia la parte del coro1278. A Diego Cortés de Brito y familia también le fue asignado un espacio detrás del reservado para los alcaldes ordinarios, “[...] donde pueda poner qua- tro coxines en que se asienten su muger e hixas [...]”1279. Todos estos lugares preferentes dentro de la nueva catedral también eran deseados por las personas que habían gozado en la vieja edificación de espa- cios similares, tal y como había recomendado el obispo Palafox antes de su partida. Un ejemplo de ellos era María Manuela, vecina y viuda de Fernando de Vargas, descendiente de uno de los principales conquistadores, que había tenido durante veinte años un asiento arrimado al púlpito y ahora pedía que se le otorgara uno en el mismo sitio del nuevo templo, lugar que le fue concedido “[...] en el pilar del púlpito, en la bassa donde estriva el arco toral por la parte que mira al presviterio, donde se pueda poner una banca, y lo ancho que ocupa la vasa de esquina a esquina del dicho arco y dos baras de largo línea recta açia el púlpito de la epístola [...]”1280. Ahora que habían sido prácticamente terminadas las obras en el interior del templo, vemos que este tema de la ocupación del espacio dentro de la ca- tedral para uso particular y funerario resultaba de suma importancia, dado que pocas eran las personas y familias que podían acceder a tener un lugar propio para su enterramiento dentro de la más insigne y sagrada construcción 1276 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 150 r - 150 v ,4 de mayo de 1649. 1277 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 169 r - 169 v, 4 de mayo de 1649. 1278 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 170 v - 171 v, 5 de mayo de 1649. 1279 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 180 r - 181 r, 17 de julio de 1649. 1280 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 155 r - 156 r, 4 de mayo de 1649. Antonio Pedro Molero Sañudo 455 religiosa de la ciudad. La consecución de uno de estos espacios lógicamente conllevaba un prestigio social, religioso y familiar, cuasi a perpetuidad, reser- vado tan solo para un número muy reducido de personalidades, por lo que no extraña que fueran tan cotizados y solicitados1281. Por estas razones, en el libro de actas del cabildo inmediatamente posterior a la consagración del templo fueron registradas minuciosamente todas las concesiones de los títulos dados para este menester en la nave principal y en el crucero del templo. Durante los años siguientes a la consagración el ámbito interior de la catedral se continuó ocupando y compartimentando, además de por particulares privilegiados, por los miembros del cabildo municipal, “la ciudad”, que fueron obteniendo sus lugares correspondientes en consonancia con su rango. Someramente hemos podido ver cómo se fueron otorgando estos lugares privilegiados para asientos y enterramientos dentro de la nueva catedral a las personas que habían contribuido generosamente a su construcción en el plano económico, y de las que, por supuesto, el cabildo esperaba que continuaran haciéndolo para las futuras obras. Todavía en el año 1651 se continuaba regla- mentando el espacio interior y el mobiliario que debía tener; para tal efecto, en el mes de mayo se mandaba hacer por parte del ayuntamiento cuatro bancas 1281  Hay que tener en cuenta también que en una sociedad tan altamente religiosa y supersticiosa como la de aquel momento, en la que la creencia en la salvación eterna y el miedo a no conseguirla eran realidades que ahora no podemos entender, la oportunidad de poderse enterrar en el espacio sagrado más importante de la ciudad, cerca de obispos y dignidades, parecería un gran aval para conseguir esta “salvación eterna”. Stefanón L. 2002, pág. 266. “Consideraba la Iglesia que, ya que los hombres buenos habían de resucitar, el enterrarlos cerca de los templos debía ser un precepto y daba como razones las siguientes: 1) Ya que los cristianos contaban con la creencia más cercana a Dios, por eso sus sepulturas debían tam- bién estarlo de las edificaciones eclesiásticas; 2) que los que llegaran a la iglesia se acordaran de los ahí sepultados; 3) que pudieran rogar a Dios por ellos, encomendándolos además a los santos, a cuya honra y nombre habían sido fundadas las iglesias, 4) para que los diablos no pudieran acercarse tanto a los cuerpos de los hombres muertos y enterrados en los cementerios, como si podían hacerlo con los sepultados fuera de ellos. Es por eso que se sostenía que los cementerios eran el lugar de amparimiento de los difuntos. Es de considerar que a más de brindar esa protección especial a los cristianos que fallecían, una de las labores de mayor importancia era para la Iglesia el conducir adecuadamente el alma de los moribundos y tras la muerte interceder por ellos para que alcanzaran la salvación eterna o una estancia menos pro- longada en el purgatorio a través de sufragios, misas, oraciones y limosnas.”. Pág. 271. En concreto sobre la catedral poblana: “Además de la nave principal, este templo prodigaba espacios en sus capillas adyacentes y en variado número de altares, ocupando obviamente un lugar privilegiado el altar mayor. La oquedad inferior de su presbiterio fue destinada para sepulcro de los obispos, por disposición de don Juan de Palafox y Mendoza, quien determinó en 1649, al consagrarse la edificación definitiva, que fuesen ahí trasladados los restos de cinco de sus predecesores, que original- mente habían sido enterrados en la catedral antigua. [...]”. Pág. 291. “[...] el suelo de la catedral angelopolitana reproduce, como espacio funerario, las diferentes gradaciones sociales de la más poblada parroquia de la ciudad [...]”. La catedral de Puebla 456 para que fueran puestas debajo de la cúpula mayor, dos a cada lado, en las que se sentarían, por un lado “la ciudad” y en el otro los alcaldes ordinarios y caba- lleros, de la misma manera que se acostumbraba en la catedral vieja1282. A pesar de haberse trasladado la celebración del culto divino a la catedral nueva, el cabildo no tenía intención de olvidar los deberes para con la iglesia vieja, por lo que mandaba que se repararan las vigas que se hallaban caídas con el fin de que no cesara el deseo de enterrarse en ella, con el consecuente per- juicio de dejar de percibir los derechos de las sepulturas. Se acordó que estas reparaciones corrieran a cargo de los propios curas de la dicha iglesia y no de la fábrica catedralicia, ya que era a ellos a quienes pertenecía ahora1283. Tras la marcha del obispo Juan de Palafox y Mendoza a la Península, de- bería haberse apaciguado la polémica y el enfrentamiento que hubo práctica- mente durante todo su pontificado en torno a su persona y a su gestión al frente de la diócesis poblana, pero no fue así. En el mes de diciembre del mismo año de 1649 se realizaba una petición al rey, por parte del fiscal de la audiencia de México Pedro Melián, para la retirada de los dos escudos de armas situados en la parte superior del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral poblana, puestos allí por designio del mismo obispo Palafox y que, según el fiscal, no eran conformes a la forma y uso que se debían hacer de las armas reales en las iglesias de las Indias, cuyo patronato pertenecía a la Corona. “[...] en el rremate del rretablo de la capilla de los rreyes que es la mayor de la santa yglessia cathedral de la Puebla de los Ángeles, que se acavó y consagró por abril deste año, están puestos dos escudos de armas de quatro quarteles cada uno, y el del lado derecho tiene en el primer quartel de la mitad superior un castillo dorado en campo roxoque, son las armas rreales de Castilla, y en el segundo unas bandas doradas en campo roxo que son las de Aragón, y en el primer quartel de la segunda mitad, en campo dorado, un árbol berde de cuya copa sale una cruz roxa, y en el segundo un león dorado y colorado en campo blanco que son las armas rreales de León, y este escudo está cubierto por la parte alta con la corona ymperial de los rreyes de España y orlado y cercado en contorno con la cadena de eslavones y pedernales de que pende el tusón de 1282 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 23, F. 130 v - 131 r, 20 de mayo de 1651. Este tema de la colocación de asientos, alfombras, etc. para las personalidades asistentes a las grandes ceremonias es largamente tratado en los libros de actas del cabildo. No en todos los momentos fueron permitidas este tipo de bancas para sentarse durante los oficios, sino que hay ocasiones en las que se hacía especial énfasis en que no se dispusieran “comodidades” para los laicos presentes durante las ceremonias celebradas en el altar mayor. 1283 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 169 r - 169 v, 4 de mayo de 1649. Antonio Pedro Molero Sañudo 457 oro como todos los de vuestras armas rreales, y el escudo puesto en el lado izquierdo del dicho rretablo está en la mesma forma, salvo que trocadas las armas de los quar- teles, en el primero de la mitad superior están las de Aragón y en el segundo las de Castilla, y en la otra mitad, en el primer quartel está el árbol berde y cruz roxa y en el segundo las armas de León, como todo pareçe de la pintura y dibuxo authorisado con la fe de tres notarios del santo offiçio, y por ser el negoçio y materia de la ymportançia y calidad que se dexa considerar para que se rreforme y enmiende lo que se estraña y obliga a este reparo, propondré a vuestra alteça lo siguiente: lo primero, que siendo como es de derecho propio de vuestra alteça que en todas las yglesias cathedrales de las Yndias y espeçialmente en sus capillas mayores solo se pongan vuestras armas rreales, por ser vuestra alteça patrón dellas y edificarse a costa de grandes sumas de vuestra rreal haçienda, no se puede ni deve permitir que en la de la Puebla se pongan ni conser- ven otras algunas armas, y deven quitarsse y borrarse las que en contravençión desto se hallaren y huvieren puesto, aunque sean de virreyes, arçobispos, obispos, como está declarado y mandado por vuestras leyes y çedulas rreales. Lo segundo, que demás de lo dicho se añade en el casso presente una rarísima çircunstançia que es hallarsse dentro del mesmo escudo de vuestras armas rreales, aquel quartel en que en campo dorado está ocupando lugar en correspondençia el árbol verde con la cruz roxa, pues aunque no se ajuste cuyas armas sean, consta que no son de vuestra alteça, ni de las de sus rreynos y señoríos que son las que se acostumbran y pueden poner solamente en vuestros escudos, y es casso muy nuevo que en ellos se mesclen otras armas estrañas quales quiera que sean, quando el derecho con tan rigurosas prohivissiones defiende a los súbditos husar de las del prínçipe por la diminuçión y grave ofenssa que dello resulta a la authoridad, dignidad y soberanía rreal, o que pongan junto dellas las suyas propias en las obras y lugares públicos, como también se reconoçe de lo dispuesto en la rreal çédula de diez y ocho de octubre de mill y quinientos y ochenta y tres, dirixida al presidente y oidores de la çiudad de los Reyes, en que haviéndose entendido que don Francisco de Toledo, siendo virrey del Perú, hizo poner sus armas junto a las rreales de vuestra alteça en las puertas de las cassas rreales, escuelas y ospitales por donde andu- vo. Se le mandó las hiçiesse quitar en estas palabras: y porque aquel lugar no les con- viene ni es justo que esto (que devió haçer sin adbertencia) permanesca como está, os mando que agáis quitar las armas del dicho don Francisco de Toledo de todas las partes donde supiéredes que están de la forma sobredicha, de manera que queden solamente nuestras armas y de haverlo hecho nos daréis avisso. Lo tercero, porque en dichos es- cudos se mesclan las armas de Aragón en tal forma que, en el del lado ysquierdo están en primero y mexor lugar, prefiriéndosse a las de Castilla, y en anbas a las de León, pervirtiéndose no solo el horden y lugar que por su dignidad y antigüedad tienen en vuestra monarchía estas dos coronas, sino haçiéndose agravio tanbién con esta singu- laridad a los demás rreynos, no haviendo raçón para escluirlos quando el de Aragón se incluyó, y más en ocasión que se trata de representar y conservar en las yglesias de las Yndias el derecho de vuestro rreal patronato, concedido respectiva y señaladamente a los católicos rreyes de Castilla y de León, y por éstas y otras muchas raçones que se podrían expressar, suplica a vuestra alteça que con toda brevedad provea del remedio conviniente y mande quitar aquellas armas y otras quales quiera del dicho retablo y capilla mayor de la yglessia cathedral de la Puebla de los Ángeles, poniendo en su lugar las rreales de vuestra alteça, solamente en la forma que se acostumbra y deve haçer [...]”1284 1284 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 235 r - 237 r, 9 de diciembre de 1649. La catedral de Puebla 458 Fig. 90 Estampa sobre un grabado calcográfi co de Juan de Noort del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla, según el diseño del obispo Juan de Palafox, año 1651 Antonio Pedro Molero Sañudo 459 Fig. 92 Escudo de la comarca del Sobrarbe Fig. 91 Detalle del escudo de armas del lado izquierdo del retablo de los Reyes del obispo Palafox La catedral de Puebla 460 A esta petición para la retirada de los escudos se daba respuesta el mismo día 9 de diciembre, mandando mediante un decreto que el alcalde de Corte de la real audiencia, Juan Manuel de Sotomayor, se trasladara desde la ciudad de México a la de la Puebla de los Ángeles para mandar quitarlos de su ubicación en el retablo de la capilla de los Reyes, sustituyéndolos por unos pertinentes con las armas reales acostumbradas, añadiéndose que los costos derivados de los trabajos necesarios para este efecto corrieran por cuenta de la fábrica ma- terial de la catedral. Además, se ordenaba que los miembros del cabildo de la ciudad concedieran a este alcalde todos los favores y ayuda que necesitara, “so pena de perder sus oficios”. También se instaba al cabildo catedralicio, su deán y al obispo electo de Honduras, Juan de Merlo, que ejercía de gobernador del obispado poblano, para que no pusieran ningún tipo de impedimento al desa- rrollo de la labor encomendada al alcalde de Corte1285. A continuación, el 17 de diciembre, en la sesión del cabildo correspon- diente se presentaba un escrito aludiendo a la real provisión mostrada por el alcalde de Corte de la real audiencia de México, Juan Manuel de Sotomayor, por la que se mandaba quitar los dos escudos de armas que estaban en la par- te superior del retablo de la capilla de los Reyes1286. Para su retirada se alegaba que no eran armas propias del monarca de España, por lo que se incurría en un crimen de lesa majestad. Ante esta acusación, el cabildo manifestaba en su favor que estas armas eran conocidas y usadas por originales y primitivas de la comarca de Sobrarbe, en el reino de Aragón, y que lo único que se podía tener en contra de estos escudos era el estar colocados de forma simétrica, por lo que el cuartel de Castilla quedaba en uno de los lados a la derecha y en el otro a la izquierda; considerando que en el peor de los casos se debía de que quitar uno de ellos para invertirlo y no los dos como se pretendía. Además, 1285 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 237 r - 238 r, 11 de diciembre de 1649. 1286 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 227 r - 232 r, 17 de diciembre de 1649. Para una información mucho más detallada y exhaustiva sobre esta polémica de los escudos del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral poblana véase: Calderón 1988 y Galí Boadella 2006. Bartolomé Martínez 2001, pág. 39. La biblioteca del seminario diocesano del Burgo de Osma “[...] guarda libros y abundante material sobre diversos temas: el problema de loa Escudos del altar de Puebla de los Ángeles (90 folios) [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 461 el cabildo catedralicio recriminaba al dicho alcalde de Corte la forma tan vio- lenta en que entró a la catedral para despojar al retablo de los dos escudos y tratar de colocar en su lugar otros con las “correctas armas reales”. Por este motivo, el cabildo estimaba que el alcalde de Corte había procedido de un modo injurioso contra la persona del obispo Juan de Palafox y de la propia ciudad1287. Una vez arrancados los escudos, el capítulo suplicaba al alcalde que hasta que instancias más altas no hubieran tomado una determinación sobre si éstos eran o no correctos, no se colocaran otros nuevos siguiendo la copia que había traído de México, más cuando el propio cabildo de la catedral consideraba que no se había cometido ningún tipo de delito y que todo este alboroto era más bien una maniobra de descrédito, por parte de sus detractores, hacia la figura del expulsado prelado Juan de Palafox y Mendoza1288. Llegado a este punto, el cabildo acordó presentar una querella contra el alcalde de Corte, por su pésimo proceder al ejecutar con tanto escándalo y en un día tan público como el de mercado la real provisión que traía consigo. Además, este organismo argumen- taba que las armas originales del retablo eran propias de su majestad y que ya habían sido grabadas en la planta de la catedral y en la llave y salvilla que habían sido remitidas por el cabildo poblano al rey, por vía del obispo Palafox, en reconocimiento de su real patronato. A esta réplica por parte del cabildo, el alcalde respondió cínicamente diciendo que dichas armas se habían pasado 1287 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 230 r - 230 v, 17 de diciembre de 1649. “[...] y por el modo ynjuriosso que el dicho señor alcalde de corte tuvo en entrar en esta ziudad, ayer jueves diez y seis del corriente, día de mercado, entre onze y doçe del día, con grande acompañamiento de carrossas de personas contrarias y mal afectas a su excelencia el señor obispo deste obispado, con quienes bino acompañado el dicho señor alcalde de corte, tropas de soldados de la compañía del regidor capitán Ga- briel Ydalgo que lo es del vatallón desta çiudad, prevenidos y avissados para este efecto desde el pueblo de San Martín, siete leguas desta ziudad, donde se detuvo el miércoles anteçedente para este efecto, con cuyo acompañamiento entró en esta santa yglesia sin dar parte de su comissión a su ilustrísima el señor provisor y a este cavildo, y haviendo entrado en la dicha yglesia hizo cerrar las puertas della, y por la parte de fuera pusso escolta y guarda de soldados de la dicha compañía, ocurriendo a ella toda la jente que estava en la plaça pública en el dicho mercado, veçinos y forasteros que la bieron venir en la forma dicha [...]”. 1288 Merlo Juárez 2000, pág. 91. La ira desatada de los detractores del obispo Palafox llegó hasta límites insospechados. “Del palacio episcopal de la catedral y de los otros edificios se arrancaron los escu- dos del obispo-marqués, sus libros fueron confiscados, la nutrida librería que donó a los colegios fue requisada hasta espurgarse debidamente. Se arrancaron los escudos reales del altar de los reyes en la catedral, los cuales fueron puestos por el obispo, fueron encadenados en carrozas hasta México para ser quemados públicamente. [...].”. La catedral de Puebla 462 por alto en la llave y la salvilla por ser éstas de oro, a pesar de la grave ofensa contra la Corona que este escudo suponía. El 23 de diciembre de ese mismo año de 1649 se reunían en sesión de ca- bildo los capitulares de la catedral junto con el alcalde ordinario de la ciudad Alonso Corona Vázquez. En esta reunión se leyó de nuevo la real provisión referente al problema de los escudos, acordándose acatarla, pero suplicando al rey que, en virtud de la mala forma en que se había procedido en este asunto, se restituyeran los originales escudos. Alegaban para ello que en ningún caso se pretendió colocar unos escudos que no contuvieran armas que correspon- dieran a su real Corona. En esta misma sesión se pidió también que no se man- dara colocar los nuevos escudos al alcalde de Corte, hasta que el monarca no hubiera escuchado estos argumentos y determinado en consecuencia1289. La colocación de los escudos por parte del obispo Palafox devino en un importante proceso judicial, en el que la Inquisición le acusó de haber suplan- tado las armas reales por las de su linaje1290. La polémica se prolongó durante cierto tiempo, pero el resultado final fue la desaparición de los escudos origina- les que el obispo Juan de Palafox y Mendoza había colocado en el retablo de la capilla de los Reyes1291. Queda claro que los opositores y difamadores del obispo depuesto habían ganado la partida absolutamente, llegando incluso más allá y cuestionando las enormes cantidades de dinero que habían sido dilapidadas para la terminación y consagración de la magna catedral. En nombre del cabildo de la catedral, Juan de Palafox había hecho llegar desde España un memorial al ayuntamiento, indicando que se debía castigar a la real audiencia de México y volver a colocar los escudos de armas que tenía originalmente el retablo de la capilla de los Reyes y habían sido mandados qui- tar por ésta. En 1651, el prelado reclamaba al ayuntamiento poblano sí habían 1289 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 238 r - 238 v, 23 de diciembre de 1649. 1290 Fernández Gracia 2000, pág. 139. Unas páginas más arriba ya hemos aludido a la consulta de este memorial para conocer todo el proceso. 1291 Galí Boadella 2001, pág. 372. “Por lo que atañe al Retablo, el programa iconográfico planeado por Juan de Palafox, tal y como analizamos en nuestro trabajo ya citado, responde a la voluntad de conver- tir a dicha obra en un discurso visual en el que se exaltara la indisoluble alianza entre la Iglesia y la Monarquía, es decir la fórmula del Patronato Real. [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 463 hecho alguna diligencia al respecto de la restitución de las dichas armas y si se había escrito a los agentes en la Península sobre este agravio de la real au- diencia; esta reclamación se sometería a voto en sesión de cabildo, según reza en un acuerdo de fecha 13 de octubre. Este mismo día, el escribano municipal daba fe de no haberse llegado a ninguna resolución en referencia a las armas removidas por el alcalde de Corte, Juan Manuel de Sotomayor, ni sobre la re- criminación del obispo para que se escribiera a este respecto a los agentes de la ciudad de Puebla que estaban en España1292. Queda muy claro que por estas fechas el ayuntamiento había decidido que se “lavaba las manos” sobre el tema de los escudos del retablo de la capilla de los Reyes. El agravio de la retirada de los escudos no fue el único sufrido por el obispo Palafox y su memoria en la ciudad de Puebla. Poco después, en 1653, el tribunal del Santo Oficio de la Inquisición enviaba un edicto al cabildo ecle- siástico de la catedral, expedido en Madrid el 16 de agosto de 1652, por el que se mandaba que fueran recogidos todos los retratos que hubiera del prelado Palafox, que a la sazón era todavía obispo de la diócesis, con el fin de evitar que fuera dada una veneración indebida a esas imágenes1293. Otra vez el cabildo volvería a expresar su disconformidad con esta nueva medida en contra de la imagen de su último obispo, objetándola con relación al retrato de éste que había en la sala capitular, junto al de todos los demás “prelados ilustres” ante- riores, alegando que era “memoria acostumbrada” el que hubiera este tipo de pinturas en estos espacios y que en ningún modo se les podía atribuir el darles una veneración indebida, “como se dice de los indios y de la gente incapaz”. También aducían en su favor que este tipo de representaciones ya existían en la iglesia vieja en orden de antigüedad y que el de Juan de Palafox y Mendoza estaba expuesto por ser todavía en ese momento el actual prelado. Asimismo, remarcaban que estos retratos laudatorios existían en todos los palacios pontifi- cales, consistorios e incluso en el palacio virreinal de México, en el que estaban 1292 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 23, F. 152 v - 154 r, 13 de octubre de 1651. 1293 Juan de Palafox y Mendoza fue el obispo titular de la diócesis de Puebla hasta el 24 de noviembre de 1653. La catedral de Puebla 464 los de todos los virreyes, además de existir este mismo tipo de retratos en la catedral metropolitana, entre los que se encontraba, por supuesto, el de Juan de Palafox y Mendoza como virrey y arzobispo electo. Por todo esto, el cabildo poblano decidía que en el caso de retirarse el retrato del obispo Palafox de su sala capitular, se haría por la propia voluntad y fuerza del Santo Oficio, pero en ningún caso siendo entregado por el propio cabildo1294. “Resulta algo probado que todos los grabados y pinturas que se han conserva- do en colecciones públicas y particulares de don Juan de Palafox, en sus diferentes iconografías, no significan apenas nada, si nos atenemos a los miles de retratos que se hicieron de su efigie en vida, especialmente en su etapa mexicana. Por documentación procedente de la Inquisición, sabemos que en la etapa poblana se realizaron miles de retratos del obispo que circulaban por Zacatecas, México, Yucatán, San Luis Potosí y Guatemala, pese a que el prelado nunca se los dejó hacer, según propia declaración. Los pintores de aquellas tierras los hacían por doquier ante la gran demanda que tenían. Tal era el número de estos retratos y su difusión que, estando el prelado ya de vuelta en España, la Inquisición promulgó un edicto prohibitivo contra todos ellos en verano de 1653, mandando que no se volviese a pintar en adelante, así como su recogida sistemá- tica, constando por varias informaciones que se recogieron más de tres mil.” Ricardo Fernández1295 A la vista de todos los documentos consultados, tanto de la fábrica ma- terial como de la espiritual, y del estudio arquitectónico llevado a cabo in situ, podemos aseverar que el obispo Juan de Palafox y Mendoza había consagra- do con demasiada prisa la catedral de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, habida cuenta del inminente requerimiento para que volviera a la Península, tan solo nueve años después de su nombramiento. En relación al interior del templo, faltaban aún por revestir algunas de sus capillas1296, pero todo lo fun- damental se hallaba terminado; bien es cierto que el mismo 18 de abril, día de la consagración del templo, debía respirarse un intenso olor de la pintura y 1294 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 52 r - 54 r, 21 de julio de 1653. Bartolomé Martínez 2001 A, pág. 62. “Así las cosas y remitidos y censurados los informes conseguidos, el documento que manejamos se cierra en Madrid a 22 de marzo de 1653, con la declaración de la pro- hibición de todos los retratos contenidos en las testificaciones ‘por ser acción de su naturaleza supersticiosa y contra la Bula del culto a los santos’.”. 1295 Fernández Gracia 2001 A, pág. 400. Bartolomé Martínez 2001, pág. 64. “Sor Cristina, biógrafa más serena y documentada. alude a esta rec- ogida ‘de 6.000 retratos entre la Puebla, México y sus contornos’ [...]”. 1296 ANP, Notaría 3 Melchor Fernández de la Fuente, 1654, Legajo 6, F 2. El maestro batihoja Diego Ruiz de Mendiola recibía mil cuatrocientos sesenta y siete pesos de oro común en reales, del precio de mil cuatrocientos libros de oro para dorar los retablos que se están haciendo para las capillas de la catedral. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Antonio Pedro Molero Sañudo 465 todos los demás aglutinantes que se estuvieron utilizando hasta última hora en la finalización de los diferentes retablos, altares, barandillas, rejas, etc., y que todavía no habrían tenido tiempo de secarse en condiciones óptimas. Por el contrario, la fábrica exterior se encontraba en unas condiciones de terminación bastante diferentes a las que mostraba el interior del templo. No solo faltaban todos los elementos que ya se han enumerado antes, como las cinco portadas o el acabado de las dos torres de los pies del edificio, sino que por el hecho de haberse trabajado con excesiva celeridad se produjeron en seguida una serie de desequilibrios y desperfectos en la construcción que a la larga serían im- portantes, como por ejemplo los daños que se manifestaron en el cimborrio, amenazando ruina, tan solo dos décadas después de su construcción. Además de todas estas imperfecciones que se fueron subsanando según se iban produ- ciendo, también se produjeron toda una larga serie de desajustes estructurales que fueron solucionados, o más bien mal disimulados estéticamente, como son, la diferencia, todavía hoy evidente, entre los contrafuertes de los lados norte y sur del edificio, o la clarísima variación y desnivel en las líneas de cornisa y de imposta existentes a lo largo de todo el lado sur en las partes superiores, evidentemente construidas en último lugar y con peores cualidades, cuestiones todas éstas que abordaremos en un capítulo posterior dedicado al análisis ar- quitectónico de la fábrica catedralicia. La catedral de Puebla 466 Una vez pasada la resaca de los fastos de la consagración y finiquitados todos los pagos que se debían a muchos de los maestros que habían trabajado arduamente para llevar a buen término la obra, la fábrica espiritual de la cate- dral quedó completamente en bancarrota. El primer paso dado por el cabildo fue el tratar de conseguir fondos para continuar dotando al edificio de todos los ornamentos necesarios para la celebración del culto divino, así como para la completa terminación del ajuar interior del templo. Por ejemplo, las labores de dorado del retablo de los Reyes y de los dos colaterales de la virgen santísima y del arcángel San Gabriel no se terminaron hasta el año 1653 por el maestro dorador Antonio Pérez, al que previamente se le había otorgado una escritura por estos trabajos con un valor de tres mil quinientos pesos con la condición de que los entregara terminados para finales de febrero de ese año de 16531297. 1297 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 462 r - 463 v, 1 de octubre de 1652. Fig. 93 Vista general del lado sureste de la catedral donde se aprecia el desnivel de la línea de imposta del crucero a la altura de la cornisa de la nave lateral Antonio Pedro Molero Sañudo 467 A principios del año 1651, a la vista de la gran cantidad de obras que to- davía restaban por hacer en la catedral, correspondientes a la fábrica espiritual que como hemos dicho estaba en la más absoluta ruina, se proveyó un decreto para que ésta tomara a censo tres mil pesos para este efecto, los cuales serían sumados a los diez mil que ya habían sido obligados anteriormente1298. Todavía se proveería otro decreto más el 21 de mayo, determinándose la necesidad de ampliar el censo anterior en otros tres mil pesos, quedando el monto total de la deuda contraída por la catedral en dieciséis mil pesos, los cuales fueron inscri- tos en el libro de autos el día 26 de octubre de ese año de 16511299. El 3 de octubre de 1651 se presentaba en el cabildo de la catedral una real cédula, firmada en El Pardo a 20 de enero de 1651, en la que el rey daba las gracias a este cabildo, a instancias del obispo Juan de Palafox, por lo que había obrado y ayudado a la fábrica material del templo y por la llave de oro y la salvilla que se le habían enviado en reconocimiento de su real patronato. En esta misma cédula, el monarca también agradecía la donación por parte del prelado de los doce mil pesos de su peculio que había invertido en la obra de la iglesia, y en particular reconocía a Roque de Pastrana por sus “doce mil reales de a ocho”1300 que había ofrecido para ayuda en la construcción del cimborrio1301. 1298 ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 85 r, 27 de febrero de 1651. Debemos recordar que ya en el cabildo del 21 de agosto de 1648 se habían tomado a censo seis mil pesos para la realización de diferentes obras. El 22 de enero de 1649 se proveyó un decreto por el que se extendía el dicho censo en dos mil pesos más, y en el cabildo del 15 de marzo de ese mismo año, se amplió en otros dos mil pesos más, sumándose de esta manera los susodichos diez mil iniciales. 1299 ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 85 r - 86 r, 26 de octubre de 1651. El canónigo maestrescuela Domingo de los Ríos, co- misario encargado de recibir y distribuir estas cantidades de dinero en la fábrica espiritual, especificaba que aunque se habían tomado a censo dieciséis mil pesos, la cantidad real que se había invertido en las obras de la catedral era de catorce mil seiscientos setenta y dos, al no haber sido necesario emplear más por el momento. 1300 Vilaplana Persiva 1997, pág. 67. “El real de a ocho nace en América como equivalente del peso de oro de tepuzque. [...]”. Ruiz Trapero 2005, pág. 357. “El Real de a Ocho, moneda de plata de la Monarquía Española y difundida por ésta durante más de tres siglos, fue la moneda que por primera y única vez en la historia marcó el techo de la economía mundial y sirvió de divisa obligada al referenciar en ella las monedas circundan- tes de los otros Estados de su época, para poder participar en el comercio de cinco continentes.”. 1301 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 360 v - 361 v, 3 de octubre de 1651. En un capítulo anterior ya hemos dicho que hay diferentes autores que elevan a quince mil pesos la La catedral de Puebla 468 Las arcas de la ciudad también habían quedado exhaustas a causa del empuje económico final que se había hecho para la terminación de la catedral. En 1653, debido al empeño que tenía del dinero de sus propios, el cabildo se veía obligado a buscar entre los vecinos seis mil pesos prestados para los gastos ocasionados en el recibimiento del nuevo virrey, duque de Alburquerque1302, los cuales pretendía devolverlos con los primeros ingresos obtenidos del dinero de los propios1303. Las disposiciones que había dado Palafox en relación a la forma de realizarse el recibimiento de los nuevos virreyes a su llegada a la Nueva España, desde el tiempo en que él mismo ejerció como tal, fueron siempre es- cantidad entregada por el obispo Palafox para la reanudación de la fábrica de la catedral. Merlo Juárez 2000, pág. 87. “Antes de partir para México con la comitiva virreinal, llamó a cuentas a los responsables de la fábrica catedralicia, nombró nuevos administradores y dio de su peculio quince mil pesos para que de inmediato se reiniciaran las obras. [...]”. Sánchez Sánchez 2001, pp. 1005 - 1006; pdf pág. 832. Haciendo también referencia a los “quince mil pe- sos” que el propio obispo Juan de Palafox había dado como limosna a la fábrica material de la catedral. “Este tipo de dádivas fueron frecuentes entre los prelados indianos al tomar posesión de sus sedes episcopales, obedeciendo tanto al deseo de lograr rápidamente prestigio entre sus conciudadanos como también como medio para acumular méritos ante el Rey y su Consejo de Indias para acceder a destinos más considerados o simplemente para regresar con mayor prontitud a España. [...]”. También subraya, tal y como apunta Nancy H. Fee, el concepto de “[...] magnificencia elaborado por Arstóteles en su ‘Ética Nicomáquea’, muy en boga entre los humanitas españoles del siglo XVI. [...]”. Fee 2001, pág. 155. “Para Arsitóteles la magnificencia solamente podía existir dada la riqueza, pero la riqueza no garantizaba la magnificencia. En la Ética Nicomáquea la definió como una virtus cívica, originada en actos de generosidad pública, que en su más alta forma incluyó los edificios y ofrendas religiosas. [...]”. Aristóteles 1981, pp. 147 - 150. Libro IV, Capítulo II, De la magnificencia, “[...] Esta virtud, evidentemente, es una de las que hacen relación a las riquezas: sólo que no se extiende, como la liberalidad, a todos los actos sin excepción que conciernen a las riquezas, sino que sólo se aplica a aquellos cuyo gasto es de consideración. En estos casos excepcionales supera a la liberalidad en grandeza, porque como su mismo nombre lo indica, es un gasto hecho a tiempo en una ocasión excepcional. [...] [...] Los gastos del magnífico son, a la vez, grandes y convenientes; y los resultados que producen deben ser igualmente lo uno y lo otro, porque de ese modo el gasto, no sólo será de consideración, sino que corresponderá al fin que uno se propone. La obra debe ser digna del gasto, y el gasto debe ser digno de la obra y, si cabe, superarle. [...] [...] Entre los grandes gastos, hay algunos que tenemos más particularmente por honrosos, como por ejemplo: las ofrendas solemnes que se consagran a los dioses, las construcciones piadosas, los sacrifi- cios. Tenemos en la misma estimación todos los gastos que se refieren al culto de la divinidad [...]”. 1302 Rubio Mañé 1955, pp. 150 - 151 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 57. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 557 - 577. Francisco Fernández de la Cueva y Enríquez de Cabrera, VIII duque de Alburquerque, nació en 1619 en la ciudad de Barcelona, y entre otros muchos títulos fue virrey de la Nueva España desde el 15 de agosto de 1653 hasta el 16 de septiembre de 1660. Posteriormente desempeñaría el cargo de virrey de Sicilia entre los años 1667 y 1670, falleciendo en Madrid en 1676. 1303 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 49 v, 8 de julio de 1653. En esta sesión del cabildo catedralicio se nombraba un comisario para que concertara el arco de entrada que se había de hacer para el recibimiento del nuevo virrey, duque de Alburquerque. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 23, F. 323 v - 325 r, 14 de julio de 1653. Se trataba de una proposición del cabildo municipal para que el recibimiento del nuevo virrey, duque de Alburquerque, se hiciera conforme a la forma en que se había hecho hasta entonces. Para reafirmar esta proposición se citaban los mandamientos de Juan de Palafox, siendo virrey y visitador de la Nueva España, para solicitar seis mil pesos prestados para los gastos del recibimiento del nuevo virrey duque de Alburquerque, y que éste se hiciera en la forma que se habían hecho con los virreyes que habían venido anteriormente a esta ciudad. La proposición hacía referencia a la ley del real consejo de Indias que indicaba la forma en que debían ser recibidos los virreyes de estos reinos y del Perú, tal y como lo había hecho el obispo Juan de Palafox en la llegada del conde de Salvatierra. Antonio Pedro Molero Sañudo 469 grimidas a posteriori por los cabildos para solicitar licencia a la metrópoli y justificar todos los gastos que pudieran ser necesarios para este evento1304. “En las fiestas de carácter civil, dependiendo del acto se presentaban algunas variantes en las ceremonias. Las que tuvieron mayor ostentación y relevancia fueron las entronizaciones de los monarcas españoles (jura de un rey), nacimiento, bautismo o matrimonio de príncipes y el recibimiento de las nuevas autoridades civiles y/o religio- sas (virreyes, gobernadores, arzobispos, obispos). [...]” José Antonio Terán1305 La siguiente obra de consideración que se acometió fue a principios de 1656, cuando se comenzó la construcción del altar del Perdón a espaldas del coro con “los diferentes efectos y limosnas” que había ido recogiendo el racio- nero Florián de Reinoso Sarmiento1306. El importe total que había de gastarse en este retablo se estimó en tres mil pesos -”[...] por ser de treçe baras en alto y nue- be de ancho, y todo de talla sin que lleve pinzel si no es por la parte del choro [...]”-, de los cuales el racionero tenía a su disposición tan solo mil ochocientos cuarenta, procedentes de donaciones recibidas por diferentes personas, por lo que pedía al cabildo que le fueran proporcionados los pesos que faltaban para la ejecución total del dicho altar1307. 1304 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 23, F. 45 r - 45 v, 9 de mayo de 1650. Este día se acordaba escribir una carta pidiendo licencia para poder realizar los gastos que fueran necesarios para dar la bienvenida al conde de Alva de Aliste que vendría a la ciudad como nuevo virrey. En esta carta se exponía que el obispo Palafox, siendo virrey, otorgó licencia para el recibimiento del virrey de la Nueva España conde de Salvatierra. Rubio Mañé 1955, pp. 149 - 151 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 56. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 537 - 556. Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alva de Aliste, nació en 1610. Nombrado virrey el 28 de mayo de 1649, no llegó a México hasta el 13 de junio de 1650, tomando posesión de su cargo el día 28. Entregó el mando el 15 de agosto de 1653, nombrándole virrey del Perú y partiendo para Lima. Sebastián 1990, pág. 264. “Concretándonos al caso de la Nueva España, el ritual comenzaba cuando el virrey desembarcaba en Veracruz. Allí emprendía una peregrinación que, tras las etapas de Tlaxcala, primera ciudad amiga de los españoles, y de Otumba, primera victoria castellana después de la Noche Triste, llegaba a la capital virreinal, donde era recibido por la Audiencia, la Universidad, la Iglesia met- ropolitana, las órdenes religiosas, las cofradías, los indios, los mulatos y los españoles.”. 1305 Terán Bonilla 1991, pág. 25. 1306 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 299 v, 14 de enero de 1656. 1307 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 304 r, 1 de febrero de 1656. En este documento se enumeran las personas que habían contribuido con limosnas para la construcción del retablo del Perdón: el obispo Juan de Palafox y Mendoza con ochocientos pesos, la cofradía de las Ánimas con quinientos pesos, Roque de Pastrana con trescientos veinte pesos y Andrés de Carvajal con doscientos veinte pesos. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 336 r, 30 de mayo de 1656. El racionero Florián de Reinoso Sarmiento manifestaba tener en estado de concluir y poner el retablo del Perdón, habiéndose gastado fi- nalmente en él cuatro mil doscientos cincuenta pesos, de los cuales le faltaban mil doscientos cincuenta para pagar completamente las costas de su fabricación. Para conseguir este resto, pedía al cabildo que La catedral de Puebla 470 El día 25 de agosto de 1656 en sesión especial del cabildo catedralicio, el recientemente nombrado obispo de la diócesis poblana Diego Osorio de Esco- bar y Llamas1308, una vez vista y reconocida la fábrica catedralicia, principal- se lo entregara a cuenta de los expolios del obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz y de otros derechos y rentas de la fábrica espiritual, ya que este altar era obra en “pro y mayor lucimiento y grandeza” de la catedral. 1308 Borges 1992 A, pág. 97. Diego Osorio de Escobar y Llamas fue obispo de Puebla entre 1656 y 1673, año de su muerte en esta misma ciudad. Además de este cargo, también ejerció el de arzobispo de Méx- ico en 1663 durante unos meses mientras llegaba el nuevo prelado Alonso de Cuevas Dávalos. Diego Osorio de Escobar incluso llegó a ser virrey interino de la Nueva España durante cuatro meses, de junio a octubre de 1664, cuando vino desde España a ocupar el puesto Antonio de Toledo y Salazar. Díaz Casillas 1987, pág. 58. Diego Osorio de Escobar y Llamas tomó posesión del cargo de virrey el 29 de junio de 1664 y lo desempeñó hasta el 15 de octubre de ese mismo año. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 187 v - 188 r, 17 de julio de 1656. Este día se acordaba remitir al virrey, duque de Alburquerque, los testimonios y acuerdos que había en los libros de este cabildo mu- nicipal sobre la manera en que fueron recibidos los últimos obispos que habían llegado a esta ciudad de Puebla, Gutiérrez Bernardo de Quiroz y Juan de Palafox y Mendoza, para que mandara la forma en que se haría el recibimiento al nuevo obispo Diego Osorio de Escobar. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 193 r - 194 v, 22 de julio de 1656. Se procedió a leer una carta del virrey por la que se ordenaba que el recibimiento al nuevo obispo Diego de Osorio se hiciera sin palio, ya que el rey no lo aceptaba, debiendo hacer su entrada en público. Cuenya 2003, pág. 19. Ordenanzas que debe guardar la muy noble y leal ciudad de la Puebla de los Angeles, del reyno de Nueva España, en la orden nº 51 dice lo siguiente: “51... Item, se ordena y manda: que la Nobilí- sima asista baxo la misma formalidad de Mazas á la entrada de Pontifical, si la hicieren los Señores Illmos. convidando por medio de Comisarios á los Caballeros Republicanos, los que incorporados con la Ciudad saldrán desde las Casas de Ayuntamiento, hasta el parage desde donde se haga la entrada, y lo conducirán hasta la Santa Iglesia Catedral, donde concluidos los Divinos Oficios, lo pasará a dexar la Nobilísima á su Palacio Episcopal, sin que con ningun pretesto se reciba baxo de Pálio, por estar prohi- bido por Despacho librado á los 20 de Julio del año de 1656. por el Exmo Señor Duque de Aburquerque, con voto consultivo del Real Acuerdo.”. Fig. 94 Altar del Perdón de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 471 mente por su parte exterior, concluía que era necesario terminar al completo la edificación, sobre todo, y nos parece muy importante remarcarlo, en lo concer- niente a su seguridad, ya que como indica claramente, la construcción estaba a falta de estribos -estamos prácticamente seguros de que estos contrafuertes que faltaban eran los correspondientes al lado sur que ya hemos mencionado, y que presentan un aspecto completamente diferente, tanto estructural como estético a los del lado norte-, con el consecuente peligro de derrumbamiento en caso de que acaeciera algún “temblor”. “[...] que haviendo rreconoçido el templo desta santa yglesia y lo edificado en él y lo que se resta para acavar de portadas, estrivos, torres y ofiçinas de la dicha sancta yglessia en la parte exterior, trasacristía y todo lo demás necessario y conveniente para su última perfeczión, y que hera necessario tratar de acavar y perfiçionarlo todo para asegurar el edifiçio en la parte que está por estrivar por el riezgo de los temblores que suelen acaezer en esta ciudad y obispado, y para conseguirlo convenía saver los efectos de rrenta que tenía la fábrica material destinados para la dicha obra, los quales no siendo vastantes, se socorriese su falta de la rrenta de su ilustrísima como prelado desta santa yglessia, y deste cavildo y demás ynteressados que deven concurrir en sus gastos según la dispossición del santo conçilio de Trento, ocurriendo a representar a su magestad y a su excelencia, el señor virrey en su nombre como patrón de las yglessias desta Nueva España, la urgente necessidad e ymportançia de acavar dicha obra, para que siendo posible, se le aplique para ella la parte que su magestad tiene asignada para el dicho edifiçio, y lo que se le a dejado de entregar en su rreal caja de México desde que se man- dó cessar la dicha obra que después prosiguió el ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, obispo que fue desta sancta yglessia, con orden de su magestad y dejado en el estado que oy tiene la dicha obra; que para acavarla se biessen todos los medios que pudiesse disponer para executarlos, valiéndose de los vezinos ricos y azendados deste obispado, beneficiados y otras perssonas para pedirles sus limosnas y socorros para dicho efecto que lo aría con toda voluntad y a efecto, según su obligaçión. Lo segundo que propusso su ilustrísima a este cavildo fue el haver rreconocido desde el día de su entrada en esta yglessia la nueba fábrica de la parrochial de los curas desta cathedral, tan eminente y levantada, que según lo edificado compite con ella, y según lo que rresta por acavar le puede exçeder en su altura, hallándose desunida del gremio y cuerpo de la dicha yglessia en distançia tan çercana que ahoga su edifiçio deste sagrado templo, dentro del qual deven estar sus curas para el cumplimiento de su ministerio a vista del cavildo como ministros dél, por ser esta santa yglessia en su origen la parro- chia mayor y matriz de todo este obispado, y los dichos curas, ministros del cavildo y sostitutos dél para el exerciçio de su ministerio, por cuya rrazón en todas las cathedra- les de España y de otros rreynos, y los desta Nueba España, siempre se allan los curas de la cathedral dentro della y que por dicha caussa, y la fealdad que caussa el edifiçio de la dicha parrochial al del templo desta sancta yglessia, quitándole su hermossura y el de sus portadas principales que se an de hazer en él, caussándole otros ynconvenien- tes en los concurssos de sus festividades, semanas santas y quaresmas, haviéndose de predicar a un mismo tiempo en esta cathedral y dicha parrochia, y otros que se ofrezen muy graves dignos de consideraçión, como son el perder la fábrica espiritual el derecho de las limosnas de sepulturas, que por no enterrarse los fieles difuntos en ella a çesado este socorro y benefiçio de favor de la dicha fábrica espiritual después que se començó dicha obra de la dicha parrochial, enterrándose los fieles difuntos desta ciudad en los conventos de rreligiossos della, y que rreconoçiendo dichos inconvenientes para obrar- los en lo pressente y futuro, se considerase si sería bien hazer consulta a su magestad y La catedral de Puebla 472 su excelencia el señor virrey en su nombre, para que cesasse la obra de la dicha parro- chial y se demoliese dicho ynconveniente, haciendo ynforme dellos sin rreparar en la costa que se a tenido en su edifiçio, como lo a hecho la yglessia de Sevilla derrivando su sagrario por dos o tres vezes para mejorar y perfiçionar la hermossura de la fábrica de aquella yglessia, o se biesse si hera posible, según su planta, unirse la dicha parrochial con la cathedral y conservarse lo edificado para no perderse la costa de su edifiçio, so- bre que hacía a este cavildo esta proposiçión como prelado desta yglessia cumpliendo con las obligaciones de su ofiçio pastoral, protestando que nunca se entendiese por ello ser su pretenzión el yntrometerse en lo tocante al rreal patronato y su jurisdiçión, sino ocurrir a su magestad y a su excelencia el señor virrey en su nombre a representar lo referido para poner el rremedio conviniente a todo lo propuesto. Y haviendo oydo y entendido por este cavildo la dicha propossición de su ilustrísima, se le agradeció por el señor deán en su nombre y todos los señores capitulares, cada uno en particular, el celo, amor y afecto con que su ilustrísima a mostrado inclinarse a acavar la obra deste sagrado templo, y ayudar con su rrenta a su perfeczión en la parte que fuere posible, ofreciendo de la suya este cavildo hazer lo mismo como lo a acos- tumbrado en otras ocassiones, y que por parte de su ilustrísima haviendo rreconoçido la planta de la fábrica desta santa yglesia que para en poder del señor racionero don Andrés de Luey, administrador y thessorero della; y savido la renta della y sus efectos que se pueden aplicar para acavar la obra desta yglessia cathedral, y si se a executado conforme a la dicha planta la obra de dicha parroquial y con los órdenes convenientes para ello; y no pudiéndosse unir con esta cathedral en la forma que es conveniente para su hermosura y que çessen dichos ynconvinientes, se rrepressentarán por consulta par- ticular a su magestad y a su excelencia el señor virrey en su nombre como patrón, para que se demuela lo edificado en la dicha parrochial y se aprovechen sus materiales en lo rrestante que está por edificar en esta santa yglessia, reservando el tratar, y conferir, y asentar lo rreferido para otro cavildo, haviendo su ilustrísima rreconoçido la planta de la dicha obra, y todo lo demás rreferido, que el dicho señor racionero don Andrés de Luey como administrador de dicha obra ofrezió dar quenta de todo a su ilustrísima para que se execute lo que más convenga. Assí lo proveyeron y decretaron y rubricó su señoría ilustrísima.”1309 1309 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 366 v - 368 v, 25 de agosto de 1656. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 38 r - 40 r, 25 de agosto de 1656. Es la primera vez que hemos documentado una alusión a la “parroquial” que se estaba construyendo delante de la fachada principal y que será motivo de un largo dilema como veremos más adelante. Según este documento, el obispo era partidario de que se demoliera lo edificado de este sagrario que se estaba haciendo, tal y como había ocurrido sin problemas en la catedral de Sevilla, según las necesi- dades requeridas de cada momento. Antonio Pedro Molero Sañudo 473 Figs. 95 y 96 Contrafuerte inferior del lado noroeste y contrafuerte inferior del lado sureste Fig. 97 Contrafuerte inferior del lado suroeste La catedral de Puebla 474 Fig. 98 Contrafuertes inferiores del lado sureste Fig. 99 Contrafuertes superiores del lado noreste Antonio Pedro Molero Sañudo 475 Fig. 100 Contrafuertes superiores del lado noroeste Fig. 101 Contrafuertes superiores del lado sureste La catedral de Puebla 476 Fig. 103 Contrafuerte del crucero en el lado noreste Fig. 102 Contrafuertes del lado suroeste Antonio Pedro Molero Sañudo 477 Fig. 104 Contrafuerte del crucero en el lado noroeste Fig. 105 Contrafuerte del crucero en el lado sureste La catedral de Puebla 478 Antes de la llegada del nuevo obispo, Diego Osorio, en abril del año 1654 y estando la sede vacante, el arcediano Domingo de los Ríos presentó una pe- tición ante el cabildo catedralicio en la que acusaba al obrero mayor Andrés de Luey de no haber cumplido con la realización de las obras necesarias en la catedral en beneficio de las del sagrario. “[...] no se a visto ny reconosçido hasta el día de oy el cumplimiento de su maior luçi- miento en perfiçionarla y consumarla, dándole las ofiçinas que le faltan de trassacristía, torres, ventanas, escaleras para ellas y tratado de sus porttadas, que todas perttenesen presisamentte a la obra deste edifiçio para su consumaçión y perfecçión en orden al cumplimiento de la volunttad del señor obispo, que consulta deste cavildo dejó dada forma para su execusión, y de la rreal volunttad de su magestad que como patrón de ellas y de las demás catthedrales deste rreyno tiene dispuesto por sus rreales sédulas se acaven con toda diligençia, y este efecto se a embarazado con la obra que trae el dicho señor rraçionero en la rreedificaçión del sagrario e yglesia parrochial, en que se con- sume canttidad de los efectos y rrentas destinadas por su magestad para dicha fábrica, alsando totalmente la mano y seçando [cesando] en la obra, sin expresso orden de su magestad, que todo para en perjuisio manifiesto de la obra prinçipal de su fábrica, en contrabençión de los órdenes rreales [...]”1310 Resulta evidente que el obispo Juan de Palafox -al que en ningún momen- to trataremos de menospreciar, ni de restar la enorme importancia que tuvo como el gran impulsor de la fábrica catedralicia y de su casi práctica conclu- sión-, dio por terminada y lista para su consagración una edificación que no estaba en absoluto concluida, ni en condiciones completamente óptimas para ello. Obviamente, queda dado por supuesto que el prelado puso todo su em- peño para que en el momento de la santificación el templo mostrara la mejor apariencia pública posible, tanto interiormente como en su exterior, aunque nos parece que dedicó una mayor atención a tratar de terminar su interior, a fin de que estuviera listo para la celebración de la gran ceremonia de consagración. Al exterior, la catedral debía ofrecer un aspecto visual de parcial terminación, más completa en sus dos lados más públicos, la fachada principal hacia el atrio y la norte hacia la plaza mayor, aunque a falta de las portadas y las torres. Los lados sur y este, sin embargo, mucho más constreñidos por las edificaciones de las 1310 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 36 v - 37 v, 14 de abril de 1654. Antonio Pedro Molero Sañudo 479 calles contiguas, y desde los que era casi imposible tener una visión completa, acumulaban todas las imperfecciones y faltas de que venimos hablando, que fueron pasadas por alto por el prelado en aras de llevar a cabo la consagración del edificio antes de su obligada vuelta a España1311. Podemos estar seguros que en el interior de la catedral, el enorme bal- daquino del altar mayor y el extraordinario retablo de la capilla de los Reyes, serían piezas más que suficientes para distraer a la concurrencia del inmenso vacío que debía existir en el impresionante espacio del resto de la iglesia. No tenemos ninguna duda de que si el obispo Palafox no se hubiera visto forzado a regresar tan rápidamente a la Península, la finalización de la construcción catedralicia en su totalidad hubiera sido aún de mucha más calidad y belleza de lo que lo es actualmente. Juan de Palafox y Mendoza, persona ducha en labores artísticas y arquitectónicas, había tomado la determinación de dejar para la posteridad, entre otras muchas obras, un magno edificio por el que ser recor- dado y sabía que esto no sucedería si no lograba llegar a consagrarlo a tiempo. El 13 de septiembre de 1656, el obispo Diego Osorio de Escobar informaba haber visto y reconocido personalmente la obra del sagrario, “con la traza en la mano”, encontrándole graves inconvenientes para que se continuara; “[...] por el universal desconsuelo que caussa a toda la çiudad y perssonas de fuera que bienen a ella, por quitar como quita por su demasiada altura y lugar donde está, el dicho edifiçio, la hermosura deste sagrado templo, ahogándole y des- luciendo la fachada de las portadas prinçipales [...]”1312. Una vez realizada esta visita, el prelado mandó a varios maestros alarifes entendidos en arquitectura 1311 Debemos tener en cuenta que, tal y como analizaremos más abajo, el obispo Palafox fue el autor de una traza nueva de la catedral que incluía el rodearla por sus lados norte, sur y este, adosándole construcciones de oficinas, viviendas y tiendas. Afortunadamente, al menos para el lado norte que da a la plaza, este proyecto no se llevó a cabo, aunque actualmente la catedral se encuentra circundada en los costados este y sur con diferentes edificaciones para el uso catedralicio que se fueron añadiendo con el paso de los años. Debemos también apuntar, aunque será tratado en un capítulo posterior, que los muros del templo en sus costados sur y este muestran un aparejo diferente en cuanto al tamaño de sus sillares y su colocación, que lógicamente ya existía antes de la llegada de Palafox a la diócesis po- blana. Con esta base subrayamos la hipótesis de que en el plano original del maestro Francisco Becerra también hubiera estado contemplado el que en estos dos lados se fueran adosando construcciones de uso catedralicio, y de ahí su fábrica con sillares sin tallar, mucho más pequeños y baratos, ya que en la práctica acabarían siendo recubiertos de mortero. 1312 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 372 v - 376 r, 13 de septiembre de 1656. La catedral de Puebla 480 para que consultaran la obra, entre ellos al maestro Diego de Santa María, “pro- fesor de este arte”. “[...] que se diçe ser el maestro más único y entendido de los que el día de oy se allan en esta ciudad, y haver hecho declaraçión judicial sobre ello, dando su parezer con rreconocimiento de la planta antigua que su magestad el señor rrey Phelipe segundo remitió firmada del maestro que la formó, para que se comenzase y siguiese por ella la nueba fábrica y edifiçio de este sagrado templo como se començó y siguió por ella, asta que su ilustrísima el señor don Joan de Palafox y Mendoza vino a este rreyno por pre- lado desta santa yglesia con orden de su magestad de proseguir la dicha obra, en cuya conformidad la prosiguió y dejó en el estado que oy tiene, y formó la última planta para el resto della que vistas y cotejadas no conforman una con otra en quanto a el lugar y sitio donde se debía haver colocado el sagrario de los dichos curas, y que el hecho por dicho señor racionero, obrero mayor, no se podía conservar ni travar con esta cathedral sin hazer grave perjuicio a las torres, quitándole su hermosura y descuello, y capaci- dad para subir sus campanas, y que el dicho maestro Diego de Santa María concluía en su pareçer judiçial se parasse y çessase en la obra y sagrario de los dichos curas, y se prosiguiese en la de las portadas, estrivos y torres desta sancta yglessia, como obra principal del yntento y pretensión de su magestad como patrón desta santa yglessia, y el dicho parezer se leyó en este cavildo y se alló estar conforme a la rrelación de su ilustrísima [...]”1313 El documento anterior resulta concluyente en cuanto a la veracidad de la existencia de una traza llegada desde España en tiempos del rey Felipe II, que pensamos podría corresponder con la inicial llevada a cabo por Fran- cisco Becerra, y de otra elaborada por el obispo Palafox que incluiría toda una serie de espacios exteriores al templo, incluidos dos sagrarios. Además, el maestro Diego de Santa María es claro con respecto a que ninguna de las dos plantas correspondía con lo que se estaba haciendo en ese momento, por lo que recomendaba la paralización de la obra del sagrario y la conti- nuación en la fábrica de las portadas, torres y contrafuertes de la catedral, tal y como ya había concluido anteriormente el obispo Diego Osorio. El 19 de octubre de 1656 se presentaba en el cabildo municipal una carta, fechada en México el día 15 de ese mismo mes y año, por la que se 1313 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 372 v - 376 r, 13 de septiembre de 1656. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 40 v - 41 v, 13 de septiembre 1656. Pizarro Gómez 1997, pág. 70. Este autor sitúa al maestro Diego de Santa María en el año 1656 al frente de las obras del sagrario de la catedral. Este último dato no concuerda con la documentación que hemos consultado, ya que el propio obrero mayor de la catedral en ese momento, Andrés de Luey, señala a los maestros Pedro de Cárdenas y Jerónimo de la Cruz como los dos artífices al frente de este proyecto, el primero como el iniciador de la obra del sagrario y el segundo como el que la continuó, desarrollando los planos del obispo Palafox. Antonio Pedro Molero Sañudo 481 solicitaba que el alcalde mayor de la ciudad de Puebla, general Pedro Sáenz Izquierdo, informara acerca de los “inconvenientes y deslucimientos” que padecería el edificio de la catedral por la construcción del sagrario que se había hecho. El virrey pedía opinión a la ciudad sobre este tema, después de que el obispo le hubiera mandado previamente una carta en la que le infor- maba de su parecer en la polémica de los sagrarios1314. Unos pocos días des- pués se daba testimonio de estos inconvenientes que tenía la edificación del sagrario para en consecuencia informar al virrey, duque de Alburquerque, aduciendo que uno de los perjuicios más importantes era el lugar que esta construcción ocupaba, un espacio originalmente destinado para cemente- rio1315. El cabildo catedralicio también aprobaba por mayoría el transmitir al monarca y en su nombre al virrey duque de Alburquerque, su desacuerdo con la obra del sagrario, tal y como se estaba ejecutando bajo las directrices del obrero mayor Andrés de Luey. Para apoyar esta resolución se acordaba enviar las dos plantas existentes, “la antigua y la moderna”, para que fueran consultadas por “obreros y arquitectos mayores que se hallaren en la ciudad de México y otras partes de estos reinos”, de tal forma que con su dictamen se pudiera llevar a efecto lo más conveniente. Junto a las plantas se acordó remitir una declaración jurada del obrero mayor de la catedral, en la que se detallarían todos los gastos que se habían realizado en la construcción del mencionado sagrario, además de la renta que tenía destinada esta obra y los diversos efectos de limosnas, socorros y donativos que se le habían dado. En esta relación, también se incluiría un listado con los materiales que se habían aprovechado en su fábrica procedentes de la iglesia antigua que fue derriba- da y que se reutilizaron para la nueva construcción del sagrario. Además, se debían enviar las instrucciones que pudo haber tenido el obispo Palafox para 1314 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 206 r - 206 v, 19 de octubre de 1656. Está “polémica” sobre el tema de los sagarios debió de convertirse en un fuerte debate entre los canónigos, el obispo y el obrero mayor, independientemente de lo que expresara al respecto el cabildo municipal; entre todos ellos se encontrarían, lógicamente, partidarios y detractores de este proyecto. 1315 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 207 v - 208 r, 27 de octubre de 1656. La catedral de Puebla 482 ejecutar esta obra y la cédula real por la que se le mandó proseguir la cons- trucción y formar una nueva planta; asimismo se debía buscar la aprobación de todo ello, si es que la hubo. Una vez reunida toda esta información se re- mitiría al monarca para que procediera a resolver lo más conveniente sobre esta polémica de la edificación del sagrario. Mientras la Corona, o el virrey en su nombre, tomaban una decisión al respecto, el cabildo eclesiástico deci- día motu proprio parar por completo la fábrica del sagrario, para proseguir con las mucho más acuciantes obras de los estribos, portadas y torres1316. En esta misma sesión del cabildo, se volvía a proponer comunicar al virrey que mandase a los arquitectos y obreros mayores que le parecieren convenientes, para que vinieran a reconocer la obra del sagrario y vieran si ésta se podía conservar, ” [...] minorando su altura, cerrando con bóbedas la dicha obra hermoseándola con una torre que tubiese las campanas necessarias [...]”, de forma que derribando las viviendas que tenía iniciadas en su contorno se diera el desahogo necesario a las portadas principales y a la vez se pudieran conformar “el atrio y cementerio convenientes”1317. La figura del obrero mayor Andrés de Luey se perfilaba como el prin- cipal responsable de haber retrasado la obra de la catedral, en cuanto a la finalización de sus portadas, estribos, torres, etc., priorizando sobre ellas la construcción del nuevo sagrario. Un buen número de capitulares consideraba innecesaria esta construcción, ya que hasta ese momento la antigua iglesia catedral había estado desempeñando la función de parroquia del sagrario, por lo que perfectamente podría haber seguido durante muchos años más 1316 Pensamos que esta alusión continua a los “estribos” hace referencia, como ya hemos apuntado más arriba, a los contrafuertes del lado sur de la catedral que estarían todavía por fabricarse en esta fecha. Apoyamos nuestra hipótesis en la constatación a pie de obra de la diferencia constructiva existente entre los contrafuertes del lado norte, perfectamente uniformes, y los del lado sur construidos más toscamente y con claras diferencias de fabricación entre ellos mismos. 1317 Rojas 1980, pág. 3. “[...] El edificio [la catedral] debía centrarse longitudinalmente en la gran man- zana que se le destinó, cargado hacia la parte oriental, con un atrio al frente que entre sus funciones tendría la de cementerio. [...]”. Stefanón 2002, pág. 267 - 268. ”[...] Ciertamente era la costumbre denominar al patio de las iglesias lo mismo ‘atrio’ que ‘cementerio’, ya que en el pasado le eran propias las funciones de sitio de enterramien- to, aunque no eran sin embargo a las únicas que el lugar servía. Umbral entre lo sagrado y lo profano, el atrio se abría con naturalidad hacia la plaza Mayor y compartía con ésta el ser el centro de la vida colectiva de los poblanos [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 483 haciéndolo, tan solo habiéndose acometido algunas reparaciones puntuales necesarias en sus techos, no habiéndose privado así a los vecinos de la posi- bilidad de enterrarse en el mismo lugar en el que lo estaban sus familiares. Otra cuestión que se le reprochaba al obrero mayor era el haber derribado el edificio de la iglesia vieja con su sola autoridad y la de los curas, sin haberse consultado a ninguna instancia superior, ni al virrey, ni al monarca patrono de todas las iglesias americanas, e incluso sin tener en su poder la necesaria licencia o cédula especial para poder llevar a efecto la demolición de la vieja fábrica. El cabildo declaraba que esta decisión unilateral del obrero mayor ya había sido recriminada y protestada por ellos en el momento de su aplica- ción. El cabildo catedralicio dejaba claro de esta forma que no había tenido ninguna mano, ni consentimiento, en la demolición de la catedral vieja ni en la construcción del nuevo sagrario, aduciendo que siempre había reconocido los excesos de esta nueva obra respecto a la traza que había dejado el obispo Palafox que era la misma que había llevado a España para mostrarla al mo- narca buscando su aprobación. Por su parte, Andrés de Luey manifestaba que el cabildo no podía entrometerse en su oficio, ni ordenarle cosa alguna, porque su cargo de obrero mayor emanaba directamente del gobierno de la Nueva España. “[...] la obra de los dichos sagrarios, por no nesesitarse entonses della por estar ac- tualmentte sirbiendo de sagrario la yglesia catthedral antigua que con rreparo de sus techos podía servir muchos años, sin privar a los vesinos desta siudad del benefiçio y consuelo de entterrarse en ella donde lo estavan enterrados sus padres y anttepas- sados, cuio edifiçio no se podía aver derribado como se derribó de hecho con sola au- thoridad del dicho señor obrero maior y curas desta catthedral, sin haver consultado para ello a su magestad y a su exelençia el señor virrey en su nombre, como patrón desta santa yglesia, y conseguido lisençia y sédula especial para demoler el edifiçio de dicha catthedral antigua, por averse fabricado a su costa y expensas, y no dever contribuir dos vezes de su hazienda rreal para la dicha obra, sin constar primero de su neseçidad e ymporttançia para derribarse y haserse dichos nuebos sagrarios en ella, y que sin preçeder dicha lisençia y consulta a su magestad, el dicho señor rraçio- nero Luey no pudo proseder a derribar la dicha catthedral antigua por solo su arbitrio y authoridad, en conformidad de lo dispuesto por rreal sédula de su magestad, su fecha en Balladolid a dos de abril del año passado de seisçientos y quatro, que sitta y rrefiere el señor don Juan de Solorsano en su libro latino de gubernatione et iure indiarum, libro tersio, capítulo veyntte y tres que devió observar su forma el dicho señor rraçionero Luey, como obrero maior desta santa yglesia, haçiendo consulta a su magestad y a su exelençia el señor virrey en su nombre, que tanpoco se dignó de La catedral de Puebla 484 consultar sobre ello a este cavildo teniéndole pressentte, ni al govierno de su señoría, el dicho señor obispo como lo avía manifestado y declarado a este cavildo [...]”1318 En ningún momento se tuvo constancia de que fuera aprobado el pro- yecto del nuevo sagrario por parte de la Corona o el consejo; ni tampoco hay pruebas de que se hubiera recibido cédula real alguna al respecto, por lo que el cabildo estimaba que no se debía haber ejecutado la dicha obra del sagrario hasta que se recibiera el consentimiento desde la metrópoli o en su defecto del virrey. Además, los capitulares declaraban que en cualquier caso siempre se debería haber respetado la planta nueva que el obispo Palafox había mostrado al cabildo y que fue aprobada el 12 de enero de 1649. “[...] en que se rrefiere que el sagrario y capilla de los curas esté dividido del templo de la cathedral en la parte que cae aora a la yglessia vieja, tomando della lo necesario y bastante para hazer dos capillas, una enfrente de otra que sirvan a esta administración, dejando entre las dos passo y tránsito cubierto para el atrio del templo principal desde la calle que ba al Carmen y sube a la plaça, y que estas dos capillas tengan de ancho ocho a nuebe varas cada una y de veinte y tres a veinte y quatro de largo, y a más desto lo que ocupare una sacristía que caerá detrás del altar mayor, y en la una capilla se administre ordinariamente a los parroquianos y la otra sirva de baptisterio, y lo demás que se contiene en dicho auto a que se refiere, de que consta en los libros deste cavildo, y asimismo el excesso que el dicho señor obrero mayor a tenido en la execuçión del dicho sagrario y su edifiçio, assí en la latitud, anchura dél y altura, sin haver colocado la sa- cristía dél a espaldas del dicho sagrario y hécholo con tanta eminencia que cassí sobre- sale y excede a la altura deste sagrado templo, porque se alla ahogado, obscureçido su lucimiento y hermosura, porque rresuelve su voto de que a su magestad y su excelencia el señor virrey en su nombre se le rrepressenten dichos ynconvenientes y lo obrado en dicho sagrario en dicha forma según lo decretado por este cavildo, y que protesta ante su excelencia y quien convenga, pedir y rrepetir todos los daños que se an caussado en la obra del dicho sagrario y perjuicios que se an seguido a la obra principal deste sagra- do templo, contra dicho señor obrero mayor y caussadores [...]”1319 En esa sesión del cabildo del día 12 de enero de 1649, reunida para tratar acerca del estado de la fábrica catedralicia y su continuación, el obispo Juan de Palafox y Mendoza propuso como tema principal la construcción de dos 1318 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y pet- ición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 43 r - 43 v, 13 de septiembre de 1656. 1319 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 372 v - 376 r, 13 de septiembre de 1656. Más adelante veremos la desproporción existente entre estas medidas para los sagrarios planteadas por el obispo Palafox (7,50 m. aproximadamente de ancho por unos 20 m. de largo, más lo que ocupara el espacio para la sacristía) y lo que realmente se estaba levantando en esos momentos bajo la dirección del obrero mayor Andrés de Luey. Antonio Pedro Molero Sañudo 485 sagrarios exentos del cuerpo de la catedral frente a la fachada principal, tal y como aparecen dibujados en el plano ya citado de Juan Benítez del año 1749. Las dimensiones que sugería para estas construcciones eran de ocho a nueve varas de ancho y de veintitrés a veinticuatro varas de largo, sumándosele a estas me- didas, en sus respectivas cabeceras, el espacio necesario para las sacristías y las estancias anexas para el sacristán. Ambas edificaciones quedarían unidas me- diante unas pandas al hastial principal de la catedral configurándose un claus- tro frente a éste. La idea era destinar estas dos capillas para el culto ordinario de los parroquianos y como baptisterio, dejando la catedral para el desarrollo del culto divino y de las celebraciones más importantes. Este proyecto formaba parte de un plan integral urbanístico que incluía la construcción de una serie de casas, “iguales y proporcionadas”, adosadas a los lados norte y sur de la ca- tedral que una vez alquiladas como tiendas o viviendas aportarían liquidez a la fábrica catedralicia. Como hemos dicho el cabildo aprobó este proyecto, aunque remarcando que se debía remitir previamente esta nueva planta a España para su aprobación por el consejo de Indias y el monarca, aclarando que debía guar- darse la “traza antigua” en todo lo referente a las portadas y remates finales de la iglesia.1320 Hemos comprobado que la descripción de la “planta nueva del obispo Palafox”, coincide casi perfectamente con el único plano de la catedral que ha llegado hasta nuestros días, realizado por Juan Benítez en el año 1749 y que obviamente debe ser una copia de aquella. Las dimensiones y situación de las mencionadas “dos capillas”, que en otras partes de los documentos se llaman “dos sagrarios”, y en el plano de 1749 se las cita como “piesas que parese desig- nadas capillas”, coinciden exactamente. Esta casi absoluta coincidencia entre el plano de Juan Benítez y la traza del obispo Palafox, nos pone de manifiesto que 1320 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1009 - 1011; pdf pp. 840 - 842. Documento nº 1. Propuesta de don Juan de Palafox y Mendoza al cabildo de la catedral de Puebla para continuar las obras. 12-1-1649. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 34 r – 36 v, 8 de septiembre de 1660. Aparecen toda una serie de propuestas del obispo Juan de Palafox al cabido catedralicio para finalizar la obra de la catedral respecto a unas “trazas nuevas” firmadas por él. La catedral de Puebla 486 ésta última se mantuvo en el ideario de la construcción de la catedral poblana incluso hasta cien años después de su partida. La planta legada por el obispo Juan de Palafox, que insistimos debía ser muy coincidente con la que nos ha llegado de Juan Benítez, seguía en muchos aspectos las directrices dadas por Carlos Borromeo para la construcción de tem- plos en su libro Instructiones frabricae et supellectillis ecclesiasticae del año 15771321. En este texto se aconseja para las construcciones catedralicias la máxima ma- jestuosidad y esplendor, debiendo ser construidas con planta de cruz latina, en lugares preeminentes, con pórticos o atrios en su frente y con sacristías adosa- das al cuerpo de la iglesia. “Además, según la magnitud del área y según la estructura del edificio eclesiástico, de acuerdo con el consejo del arquitecto, el atrio hágase enfrente de la sacra casa ceñido por todos los lados con pórticos y adornado con otra obra adecuada de arquitectura.”1322. Resulta evidente que esta recomendación con respecto al atrio estaba cla- ramente presente en la traza de Palafox, así como de la misma manera evocaba lo realizado en El Escorial, principal prototipo español de arquitectura trentina. El obispo Palafox, además, fue el responsable de la elevación de la nave central 1321 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1007 - 1008; pdf pág. 834. Cámara Muñoz 1990, pág. 183. “Tan sólo hubo un texto sobre arquitectura en el que se plasmaron los ideales contrarreformistas de una manera clara, que son las Instrutiones fabricae et suppellectilis Ecclesias- ticae, de Borromeo, publicadas en 1577. [...]”. Fernández Gracia 2000, pp. 135 - 137. En referencia al obispo Juan de Palafox y Mendoza: “Catedral fi- nalizada, colegios erigidos de nueva planta, parroquias restauradas y fabricadas a fundamentis, junto a la donación de sus alhajas que eran sus libros, no dejan de llamar la atención en su labor como promotor de la arquitectura y las artes, siempre con unos fines evidentemente pastorales. [...] Si a ese conjunto añadimos la preocupación del prelado por la música y la reglamentación del coro catedralicio, así como el fomento de la liturgia y el culto, especialmente eucarístico, nos encontramos, con toda evidencia, ante un prelado típicamente postridentino, muy en la línea de San Carlos Borromeo, cuyas obras y biografía pasaron con él rumbo a Nueva España.”. Vargaslugo 2001, pp. 358 - 359. El obispo Palafox y algunos de los maestros mayores que pasaron a la Nueva España en los años finales del siglo XVI y principios del XVII pudieron disponer de la obra de Carlos Borromeo Instructiones fabricae..., ya que la primera edición data de 1577 y a esta le siguieron varias más. “Por otra parte, a la primera edición de la obra de Borromeo, de 1577, siguieron varias más. Se publicó en latín en 1595, en Venecia; en 1599 en Milán; en 1603 en Brescia, en 1643 en París, etcétera. Necesariamente en las bibliotecas eclesiásticas de la Nueva España existieron ejemplares de este in- structivo que recomienda con severo criterio tridentino, discreción y mesura en la ornamentación y ajuar de las iglesias. [...]”. 1322 Borromeo 1985, pág. 8. Muchas son las coincidencias entre el templo poblano y las instrucciones de Carlos Borromero, como por ejemplo el lugar y la ubicación del templo con respecto al suelo de la plaza, quedando levantado al menos tres o cinco gradas; el hecho de que el pavimento de la iglesia sea de mármol u otra piedra sólida; la indicación sucinta de que el templo ha de tener la nave central más elevada con ventanas laterales en número impar o que la sacristía esté orientada en la medida de lo posible “hacia el oriente y hacia el mediodía”. Antonio Pedro Molero Sañudo 487 de la catedral sobre las laterales, favoreciendo así la entrada de mayor luz al templo, siendo este tema de la luz uno de los aspectos más importantes y más tratados en el ideario arquitectónico contrarreformista de las Instrucciones..., de Carlos Borromeo. Fig. 106 Plano de la catedral de Puebla de Juan Benítez, año 1749 La catedral de Puebla 488 Fig. 107 Planta del monasterio de El Escorial, Planta primera y general de todo el edifi cio de S. Lorenço el Real Fig. 108 Vista aérea del monasterio de El Escorial Antonio Pedro Molero Sañudo 489 Antes de su partida, Juan de Palafox puso a cargo de la obra de la catedral al canónigo racionero Andrés de Luey con el título de obrero mayor1323. El obispo dejaba al frente de la fábrica a un hombre de su absoluta confianza para tratar de que se llevara a cabo su “nueva traza” lo más fielmente que fuera posible, a pesar de todos los contratiempos que se pudieran originar, que fueron muchos. Según Luey, los sagrarios ya aparecían reflejados en unos planos de 1635 “de un tal fulano de Trasmonte” -obviamente Juan Gómez de Trasmonte-, vecino de México, por lo que procedió a su construcción, pasando por alto la necesidad de la sanción real para su inicio1324. Tan solo siete años después de la marcha del obispo Palafox, el obrero mayor Andrés de Luey, arrogándose la ejecución de las instrucciones del prelado, demolió la antigua iglesia catedral que todavía subsistía y comenzó la construcción de un sagrario de proporciones majestuo- sas, hasta el punto de que la nueva edificación pudo llegar a obnubilar al propio edificio catedralicio. Según hemos visto más arriba, el obrero mayor no respetó las trazas de- jadas por el obispo, o bien las reinterpretó a su libre albedrío, o simplemente no supo interpretarlas. A nuestro modo de ver, más bien pensamos que Luey también quiso dejar constancia histórica de su paso por la fábrica catedralicia y pensó que una buena manera para ello sería edificando una magna construc- ción que guardara su memoria. Andrés de Luey tan solo edificó en parte uno de los sagrarios, saltándose en gran medida las dimensiones y proporciones dadas por el obispo Palafox. A juzgar por la descripción y por el plano de Be- nítez, que ya hemos dicho que creemos que es un fiel reflejo, la traza palafo- xiana parece, en algunos aspectos, un remedo de la basílica y el atrio delantero del monasterio de El Escorial. Este hecho no nos ha de extrañar si tenemos en cuenta el espíritu contrarreformista que el obispo mostró en todas sus acciones 1323 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 19, F. 157 v - 158 r, 17 de julio de 1640. Los canónigos Andrés de Luey y Juan Rodríguez de León Pinelo fueron los encargados de preparar el recibimiento del obispo Juan de Palafox y Mendoza a su llegada a la ciudad de Puebla. No sabemos si este motivo influyó en que ambos beneficiados gozaran del favor absoluto del nuevo prelado durante todo su pontificado. 1324 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1009 - 1011; pdf pp. 840 - 842. Documento nº 1. Propuesta de don Juan de Palafox y Mendoza al cabildo de la catedral de Puebla para continuar las obras. 12-1-1649. La catedral de Puebla 490 en tierras novohispanas, a lo que sumaríamos sus conocimientos de la arqui- tectura trentina de la Península; no en vano, en varias ocasiones se refiere a la arquitectura de la catedral poblana mediante alusiones a la gran construcción de la sierra madrileña1325. Sabemos que estas nuevas trazas le fueron presentadas al rey Felipe IV por el prelado, tal y como lo testimonia el padre Tomás Gutiérrez de Aven- daño, cura de Huexotzingo, que fue a España en compañía de Palafox. Aún así, no está claro si el monarca llegó a sancionar o no esta planta, aunque nos inclinamos a pensar que nunca lo hizo. Sin embargo, y a pesar de no contar con la oportuna licencia desde la metrópoli, el obrero mayor Andrés de Luey procedió rápidamente a iniciar la edificación de un nuevo sagrario, para lo cual puso al frente de la obra al maestro albañil Jerónimo de la Cruz que determinó la necesidad de demoler la catedral vieja para poder comenzar a construir los cimientos de la nueva fábrica. Aunque, según Pizarro Gómez, sería el maestro Diego de Santa María el que en el año 1656 se situaría al frente de la dirección de las obras del sagrario de la catedral, “[...] en el lugar propuesto por el obispo Palafox en el costado norte del edificio catedralicio. [...]”1326. Esta precipitada actuación del obrero mayor provocó, como hemos visto, numerosas protestas por parte de los dos cabildos que escribieron a México, al rey y a su consejo de Indias, denunciando su disconformidad con estas obras comenzadas sin el debido permiso. Hemos apuntado más arriba que hubo una serie de capitulares que mostraron su oposición a esta nueva construcción, en- tendiendo que era mucho más necesaria que ésta la terminación de una de las torres de los pies del templo para que se pudieran alojar en ella las campanas que en ese momento estaban colocadas sobre la nave colateral del evangelio. Desoyendo todas estas protestas, el maestro Jerónimo de la Cruz, por orden del obrero mayor, continuó ejecutando la construcción del sagrario que en ningún 1325 Sánchez Sánchez 2001, pág. 1012; pdf pp. 836 - 837. 1326 Pizarro Gómez 1997, pág. 70. El autor no cita la fuente de la información, no dejando muy claro el lugar de esta edificación que en realidad se comenzó a construir, como se ha visto, en el frente de la catedral. Antonio Pedro Molero Sañudo 491 momento seguía las trazas firmadas por el obispo Palafox y aprobadas por el cabildo catedralicio, convirtiéndose en un grandioso edificio de planta de cruz latina con una cúpula en el crucero de unas cuarenta varas de largo (33,40 m.) por quince varas de ancho (12,52 m.) y diecinueve varas y media de altura (16,28 m.), prácticamente el doble de las dimensiones que reflejaba la traza del prelado Palafox. Ante las reiteradas protestas del cabildo, el obrero mayor se excusaba con su ignorancia en temas arquitectónicos y señalaba como culpable al maes- tro albañil Jerónimo de la Cruz, ejecutor del proyecto. Ya hemos dicho antes que el virrey duque de Alburquerque solicitó un informe sobre el tema de la construcción del sagrario al alcalde mayor de la ciu- dad de Puebla; esta información fue requerida a consecuencia de una carta que le había enviado el obispo poblano el 16 de septiembre de 16561327. En la sesión del día 27 de octubre el cabildo municipal acuciaba al alcalde mayor para que enviara su testimonio de respuesta al virrey sobre la dicha obra del sagrario1328. Queda claro que antes de tomar una determinación sobre el edificio del sagra- rio el virrey quería cotejar las opiniones de ambos cabildos, el catedralicio con su obispo al frente y el municipal con el alcalde mayor a la cabeza. Finalmente, la real audiencia comunicó al obispo Diego Osorio de Esco- bar la decisión de paralizar la obra del sagrario, mandando demoler lo que es- tuviera construido hasta ese momento y reiniciar las obras de la torre del lado noroeste. En noviembre del año 1656 se ordenaba mudar las campanas para poder proseguir la construcción de la torre1329. Parece ser que el obrero mayor acató estas órdenes, pero paralelamente mandó una carta a España al obispo Palafox para informarle de estas nuevas decisiones. Una vez parada la obra del sagrario ordenado por el obrero mayor Andrés de Luey, se mandó iniciar la construcción de uno nuevo, en el mismo lugar que ocupa actualmente y que hasta ese momento había servido como sala capitular. A pesar de la orden de 1327 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 206 r - 206 v, 19 de octubre de 1656. 1328 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 207 v - 208 r, 27 de octubre de 1656. 1329 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 393 v - 394 r, 10 de noviembre de 1656. La catedral de Puebla 492 paralización y derribo que pesaba sobre el edificio del sagrario, la realidad fue otra y se tardó mucho tiempo hasta que se llevó a efecto su total desaparición hacia el año 17741330. En el año 1660 se retomaba con gran interés el tema de qué hacer con la detenida edificación del sagrario. El 10 de marzo de este año, el rey envió una real cédula en la que mandaba que a través de su virrey en la Nueva España se le informara puntualmente del estado exacto de la construcción. En conse- cuencia a lo ordenado por el monarca, las autoridades virreinales comenzaron a recabar las declaraciones de todas las personas implicadas en este tema para poder emitir un informe detallado a la Corte.1331 Por su parte, el cabildo eclesiástico reclamaba en la sesión del día 3 de agosto de 1660 que le fueran presentadas las plantas de la fábrica de la iglesia para ser reconocidas, e informar de nuevo a su majestad y al consejo de Indias sobre la obra del reiterado sagrario.1332 Mediante un auto emitido el día 7 de agosto de 1660, el obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas ordenaba que los maestros más importantes de la ciudad reconocieran las trazas que ya existían de la catedral y emitieran un informe conforme a ellas y al estado actual de la fábrica del tan renombrado sagrario. Esta declaración sería enviada al monarca en contestación a la real cédula del 10 de marzo, por la que pedía ser informado de las causas y motivos por los que el obispo había mandado paralizar y demoler la obra del sagrario de la catedral.1333 1330 Merlo Juárez 1991, pág. 348. 1331 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pp. 847 - 854. Documento nº 3. Declaración de testigos. 7-VIII-1660. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 1 r y 29 r, 7 y 30 de agosto de 1660. 1332 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 290 r, 3 de agosto de 1660. 1333 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pp. 847 – 854. Documento nº 3. Declaración de testigos. 7-VIII-1660. José María Sánchez nos proporciona otro documento más de incuestionable valía para este tema de los sagrarios y las supuestas trazas de Gómez de Mora. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 1 r – 11 r, 7, 8 y 9 de agosto de 1660. En las pri- Antonio Pedro Molero Sañudo 493 “Y mandaba y mandó que los maestros de obras desta dicha siudad rreconoscan las trasas que se an hallado, modernas y antiguas, de la dicha Santa Igleçia, y debajo de juramento declaren judiçialmentte quales son las de los señores rreyes, y quién las ha ynnobado y siendo nesesario se saquen copias authénticas dellas, y se rreçiba ynfor- maçión de como dicha parrochia, y sagrario, y obra fecha en ella no está demolida, ni se a mandado demoler por su señoría, ni con su orden, y el estado que tiene y los yncom- benienttes que se rreconosçen destar fabricadas las paredes de la dicha parrochia en el sitio y lugar que oy tienen, y de como está alterada la traça anttigua que ha apareçido firmada de Juan Gómez de Mora, maestre maior que fue de su magestad, y que la que oy sestá executando en dicho sagrario es una moderna fecha y formada por el ilustrísi- mo señor don Juan de Palafox y Mendosa, prelado que fue deste obispado, sin haverse pasado por el rreal consejo de Yndias, ni estar aprovada por ningún maestro de obras; la qual fue contradicha por esta ziudad y muchas perçonas de los cavildos eclesiástico y secular, según constará por una rreal proviçión que se notificó mandando demoler dicha obra en casso que estubiesse fecha, la qual se mostrará a los testigos que fueren examinados y ubieren de hazer sus declaraçiones [...]”1334 El primer testigo que aparece en este informe es el vecino y maestro de albañilería de la ciudad de Puebla Francisco Gutiérrez que declaraba el día 8 de agosto haber “[...] visto y rreconoçido una plantta de obra la qual está firmada de una firma que dise Juan Gómez de Mora y rrefrendada de Nicolás Fernán- dez de la Fuente, escribano de su magestad y del cavildo secular desta siudad [...]”1335. También testificaba haber reconocido otra planta más moderna con una firma que rezaba, “el obispo de la Puebla de los Ángeles”. En la primera tra- za de Gómez de Mora, los sagrarios se disponían unidos a ambos lados de la fachada principal con acceso a ellos desde las primeras capillas, por lo que no enturbiaban en absoluto la vista completa de la portada de la catedral. Por el contrario, Gutiérrez afirmaba en su declaración que la otra traza del obispo (es seguro que se trata de Juan de Palafox y Mendoza), era muy diferente a la ante- rior en cuanto a los sagrarios. “[...] Y la traça nueba que está firmada de la firma del obispo de la Puebla de los Ángeles está tan diferente y discorde de la de Juan Gómez de Mora en quanto a sagrarios, que meras hojas del documento se recoge el auto y su aceptación con fecha 7 de agosto, después vienen las declaraciones de los maestros Francisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Carlos García y Diego de Santa María durante los días 8 y 9 de ese mismo mes. 1334 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pp. 847 - 848. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 1 r - 1 v, 7 de agosto de 1660. 1335 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 2 v, 8 de agosto de 1660. La catedral de Puebla 494 los pone aparttados de la fachada prinçipal de la ygleçia, enfrentte della y atravesados, y según lo que está fabricado oy en dicha ygleçia y sagrario no queda lugar para execu- tar la dicha traça nueba, ni ay lugar para la sachristía, ni apossento para el ayudantte de cura, ni tienda según la demostraçión de la planta; y aun en caso que se ubiere de seguir la dicha plantta no se guardó en la fábrica la forma della, porque según lo demuestra, los dichos sagrarios avían de ser unas capillas bajas que no quitaran la vista a la fachada de la ygleçia, y lo que se a fabricado ha exedido en mucho de la trasa y es una ygleçia con cruzero, en tanta manera que asombra la fachada de dicha ygleçia, y tiene más la dicha traça nueba otra nobedad y diferençia grande, como es que en la del dicho Juan Gómez de Mora todo el ámbito por de fuera de la ygleçia, desde la esquina de las torres hasta los caracoles que están en la sala del cavildo y sacristía, están esemptos y limpios, sin viviendas, ni cassas de personas que las haviten, sino que la deja libre para que en aquel puesto no aia cassas, ni tiendas; y la planta nueba firmada del obispo de la Puebla de los Ángeles está al contrario, porque pone con tiendas y cassas, todo al rredondés de la ygleçia pegadas a las paredes della, dejando solamente libres las entradas de las dos puertas del cruzero [...]”1336 Otra novedad muy interesante que presentaba la traza nueva del obis- po Palafox con respecto a la del maestro mayor real, tal y como nos desvela el maestro Gutiérrez, era que disponía toda una serie de aditamentos de vi- viendas y establecimientos adosados alrededor de las paredes del templo, tal y como ya se ha mencionado que aconsejó al cabildo el prelado Palafox antes de su marcha a España, mientras que la traza anterior de Gómez de Mora dejaba todo este espacio sin ninguna construcción que entorpeciera su visión diáfana.1337 El maestro de cantería Pedro de Cárdenas fue el segundo testigo que prestó declaración ese mismo día 8 de agosto. Al igual que a Gutiérrez le fueron presentadas dos plantas, una firmada por Juan Gómez de Mora y el escribano de la Fuente, del que afirma estar ya muerto. La otra “más moderna” con una firma que dice el obispo de la Puebla que es la del prelado Juan de Palafox y Mendoza y que él reconoce como tal, ya que le había visto firmar muchas ve- ces.1338 1336 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pág. 849. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 3 r - 3 v, 8 de agosto de 1660. 1337 A día de hoy la catedral se encuentra constreñida por edificios de vivienda y oficinas, tanto en su cabecera como en el lado sur, mientras que el lienzo norte se encuentra libre de edificaciones. 1338 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 4 v, 8 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 495 El tercer testigo en realizar declaración fue el maestro de cantería y alba- ñilería Carlos García Durango1339 que realizó declaración al día siguiente 9 de agosto1340. En ella, al igual que los maestros Gutiérrez y Cárdenas, manifestaba la existencia de las dos plantas ya referidas: la antigua que estimaba debía ser de tiempos del rey Felipe III, tal y como también habían dicho los anteriores en su testimonio, y la nueva, que según Durango estaba firmada por el obispo Palafox, ya que reconocía su firma. Siguiendo la declaración de este maestro, la nueva traza habría sido realizada por el maestro Juan Gómez de Trasmonte, y en cualquier caso, ambas plantas eran iguales en lo que se refería al templo, difiriendo en todos los demás complementos adosados al exterior de éste. Gar- cía Durango mostraba más inclinación por la traza antigua de Gómez de Mora. “[...] y este declarantte, según su artte, le parese que la plantta firmada de Juan Gómez de Mora es la que se avía de aver executado en los sagrarios que los tiene señalados unidos con la misma igleçia, por estar con todo artte y buena dispossiçión, sin que per- judique a la vista y fachada de dicha santa ygleçia, a causa destar trasados a los lados de las torres y tener puertas a las capillas primeras de las entradas de dicha ygleçia, y en esta plantta antigua se ha falttado a su traça en quanto a no aver dejado puertas a los sagrarios, según su disposiçión [...]”1341 Por otro lado, la traza nueva disponía los sagrarios apartados en el lugar donde estuvo la iglesia antigua, molestando, según su opinión, la visual de la fachada de la catedral. 1339 Pizarro Gómez 1997, pág. 64. Carlos García Durango era oriundo de Cádiz e hijo del maestro de albañilería y yesero Pedro García Durango. Solís Rodríguez 1984, pág. 125. “[...] Carlos García Durango, autor de las torres de la catedral de Puebla, hijo de Pedro García Durango, oriundo de la villa cacereña de Gata [...]”. Nota a pie de página que alude a este dato ofrecido por Efraín Castro Morales. Castro Morales 2004, pp. 66 - 67. “GARCÍA DURANGO, CARLOS: Maestro de arquitectura y albañil- ería. Nació en Cádiz y era hijo de Pedro García Durando y de Juana González [...] [...] GARCÍA DURANGO, PEDRO: Maestro de albañilería. Originario de la villa de Guata, en Extremad- ura [...]”. Pedro García Durango ya ha sido citado anteriormente en relación al cerramiento de tres tramos de la nave central de la catedral. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia…, F. 42 r - 43 r, 12 de marzo de 1636. 1340 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pp. 850 - 851. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 6 v - 9 r, 9 de agosto de 1660. 1341 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 5 r, 9 de agosto de 1660. La catedral de Puebla 496 “[...] y en la trasa nueba que está firmada del obispo de la Puebla de los Ángeles está muy diferentte y discorde de la de Juan Gómez de Mora en quanto a sagrarios, que los pone aparttados de la fachada prinçipal de la ygleçia, enfrentte della y atravesados en el sagrario antiguo, y los dichos sagrarios avían de ser unas capillas bajas que no quita- sen la vista a la fachada de la ygleçia, y lo que se a fabricado ha exçedido en mucho de la trasa aun de la nueba, y es una igleçia con cruzero en tanta manera que asombra la fachada de dicha santa ygleçia [...]“1342 García Durango, al igual que los dos maestros anteriores, remarcaba otra importante e interesante novedad de la traza nueva del obispo con respecto a la del maestro mayor real Juan Gómez de Mora. “[...] y demás de lo rrferido tiene otra nobedad digna de reparo la dicha trasa nueba como es que en la antigua, firmada del dicho Juan Gómez de Mora, todo el ámbito por de fuera de la ygleçia, desde la esquina de las torres hasta los caracoles que están en la sala del cavildo se haian libres sin viviendas, ni cassas de perçonas que las haviten sino que la deja libre, y la nueba plantta está al contrario porque pone tiendas y cassas todo al rrededor de la ygleçia, pegadas a las paredes della, dejando solamente libre las entradas de las dos puerttas del cruzero [...]”1343 Diego de Santa María sería el cuarto y último maestro de “arquitectura” que declaró sobre el mencionado auto el mismo día 9 de agosto. Tal y como los tres anteriores reconoció ambas plantas, mostrándose también más partidario de la de Gómez de Mora que es la que según él se había llevado a efecto hasta la llegada del obispo Palafox, salvo en las puertas hacia los sagrarios que estaban señaladas en las capillas colaterales a los lados de las torres, como bien sabía “[...] como maestro de architectura y experimenttado en el exerçiçio de su ofiçio por aver fabricado diferenttes templos e ygleçias en este rreyno [...]”1344. Mientras que la planta del obispo solo concordaba con ésta anterior y con lo construido hasta ese momento en lo referente al cuerpo de la iglesia, habiendo sido esta última por la que se habían regido todos los obreros mayores desde su elabora- 1342 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 5 r - 5 v, 9 de agosto de 1660. 1343 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 5 v, 9 de agosto de 1660. 1344 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 9 v, 9 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 497 ción. Santa María daba una explicación para la construcción errada del nuevo sagrario respecto a la nueva traza del obispo, que es la que se hubiera debido seguir para su construcción. “[...] y este declarantte, según su artte, le parese, y en ello no pone duda, que la causa y motivo que pudo haver en no hever executado según la plantta nueba lo que mira a la entrada al pattio de la ygleçia, fue porque se rreconoçió la estrechura en que se hallava aquello, y por emmendarlo dejaron más abertura que la que muestra la dicha plantta, por lo qual no pudieron dejar sachristía y demás ofiçinas pertteneçientes al sagrario [...]”1345 Todos los declarantes coincidían en la necesidad de derribar la fábrica construida del sagrario por los muchos inconvenientes que provocaba a la cate- dral y más en concreto a su fachada principal. Además, también corcodaban en que -como se ha apuntado ya-, en el supuesto de demolerse esta obra no sería mucha la pérdida, ya que toda la piedra de cantería se podría aprovechar, así como la cal que podría servir como arena, con lo que lo único que se perdería sería la mano de obra invertida en ella. Otro documento de gran valor que nos proporciona de nuevo Sánchez Sánchez es una Orden de don Diego Osorio Escobar y Llamas mandando reconocer y medir lo ejecutado en el Sagrario construido delante de la fachada de la catedral. 9/8/16601346. Aquí el obispo, una vez vistas las declaraciones que los “maestros de arquitectura y cantería y albañilería”, Francisco Gutiérrez, Pedro de Cár- denas, Carlos García y Diego de Santa María habían hecho sobre el tema del sagrario, dictaba una orden para que se midiera lo que se había construido de este edificio y su distancia a la catedral. El día 11 del mes de agosto, estos cuatro maestros declararon, una vez “tasada y tanteada la obra”, que lo fabricado en el sagrario tenía de alto hasta las bóvedas diecinueve varas y media (16,28 m.), 1345 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 10 r - 10 v, 9 de agosto de 1660. 1346 Sánchez Sánchez 2001, pág. 1006; pdf pp. 854 - 856. Documento nº 4. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 11 r - 11 v, 9 de agosto de 1660. Se trata de un auto emitido por el obispo Diego Osorio, por el que además de lo dicho arriba también deberían aclarar la distancia que quedaría para la entrada a la puerta principal entre los dos sagrarios que se habían de construir. La catedral de Puebla 498 de largo cuarenta varas (33,40 m.) y de ancho por la parte de dentro doce varas (10,02 m.), siendo los gruesos de las paredes de una vara y media (1,25 m.), con lo que sumaba quince varas de ancho total (12,52 m.). Asimismo, testimoniaban que lo construido estaba desviado de la fachada principal de la catedral en una distancia de cuarenta varas, por lo que consideraban que si se construía el otro sagrario paralelo, tal y como se marcaba en las trazas del obispo Palafox, éstos ocuparían casi por completo la fachada del templo. Además, la gran altura que acabarían teniendo estas dos parroquias prácticamente colapsaría la visión de la catedral, que tenía unas veintiuna varas aproximadamente de alto en sus naves colaterales (17,53 m.). También manifestaban que la edificación existen- te en ese momento estaba fuera de toda traza, tanto antigua como moderna, sobresaliendo de la pared de la catedral diecisiete varas (14,20 m.), por lo que consideraban que era del todo imposible poder incorporar esta obra al edificio catedralicio debido a la gran distancia de treinta y nueve varas que los separaba (32,56 m.). Además, veían imposible fabricar claustro alguno por el saliente que tenían los colaterales y estribos del crucero de este sagrario.1347 “y según su arte tiene de alto la obra fabricada en el sagrario hasta la forma de las bóbedas dies y nuebe baras y media; y de largo quarenta baras; y de ancho en el hueco de adentro dosse, y en los gruessos de pared cada una bara y media de ancho que por todas son quinse; y los colaterales donde forma cruzero a quatro baras de hueco cada uno, sin el grueso de pared que son a bara y terçia cada una de ancho, esta canttidad es en toda la obra del dicho sagrario; y está desviada dicha obra de la fachada prinçipal de la santa ygleçia y rreal templo nuebo quarenta baras; y de esquina a esquina que es lo que tiene de frentte çien baras; la nave colateral tiene veinte y una baras de alto de la santa ygleçia cathedral, y haviendo de ser la obra que contiene la plantta del señor don Juan de Palafox y Mendoza respectibo al que está fecho, se ocupará todo el frontispiçio y fachada de dicha santa ygleçia, de las portadas y torres, y que quedarán de distançia para la entrada a la puertta priçipal de la ygleçia catorse baras, y por los lados descubre treinta y nuebe baras, y esto es desde el cuerpo del sagrario a la entrada prinçipal de la ygleçia por entre los dos sagrarios, y la pared del sagrario que cae a la plassa está fuera de toda traça, assí antigua como moderna, y en el sitio de dicha santa ygleçia está metida dies y siete baras afuera, guardando los hilos de las calles y plaza prinçipal; y declaran, según su artte, que la obra de dicho sagrario es ympoçible se pueda yncorpo- rar con la santa ygleçia cathedral por estar distante treinta y nuebe baras, como llevan declarado, y de ninguna manera se puede fabricar claustro por la salida que hazen los colaterales y los estribos del sagrario. Esto es lo que sienten y declaran, y assí lo juran por dios nuestro señor y la señal de la santa cruz en forma, y lo firmaron con su 1347 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1028 - 1029; pdf pp. 855 - 856. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 11 v - 14 v, 11 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 499 merced, dicho señor provisor lizenciado San Juan Victoria, Fransisco Gutiérres, Carlos García, Diego de Santa María, Pedro de Cárdenas, antte mí, Simón Báez Bueno nottario público.”1348 A continuación de los maestros declararon sobre este mismo tema del sagrario una serie de canónigos de la catedral y el alguacil mayor de la ciu- dad. El día 12 del mismo mes de agosto de 1660 hacía su declaración ante el racionero Juan Victoria el “canónigo de sagrada escritura” de la catedral, Jacinto de Escobar. Este testigo daba fe, como todos los anteriores, de que no se había desmantelado ni mandado demoler nada del enorme edificio que se estaba construyendo enfrente de la fachada principal de la catedral, que más que una capilla para sagrario era “[...] una igleçia de las maiores de la siudad, con su cruzero, y ay muy pocas en esta siudad que lo tengan, tan larga que biene a ympedir muy gran partte del simenterio, y tan ancha que deja muy poca distançia entre la santa ygleçia cathedral y dicha fábrica [...]”1349. Escobar preguntaba a los maestros de la obra por qué el edificio catedralicio poblano no se había realizado con otro arco más, tal y como se había hecho en la ca- tedral de México. Éstos respondieron que en el caso del templo de la ciudad de Puebla se había procedido conforme a proporción y para dejar suficiente espacio al frente del edificio para cementerio. Este testigo también afirmaba que la planta antigua de Juan Gómez de Mora venía firmada además por el que fue maestro mayor Antonio Ortiz del Castillo, a quien él mismo había conocido unos cincuenta años atrás1350. En su declaración, el canónigo señalaba al maestro de cantería Pedro de Cárdenas como la persona que trató con el obrero mayor Andrés de Luey el 1348 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 12 r - 12 v, 11 de agosto de 1660. 1349 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 13 r, 12 de agosto de 1660. 1350 Recordamos que Antonio Ortiz del Castillo ejerció la maestría mayor de la catedral poblana en dos ocasiones, la primera entre los años 1586 y 1589, y la segunda entre 1601 y 1614. Obviamente sería en este último periodo cuando firmaría la planta de Juan Gómez de Mora ya que éste comenzó a desem- peñar el cargo de arquitecto del rey Felipe III en el año 1610. La catedral de Puebla 500 destajo para realizar la torre norte poco antes de que este mismo maestro diera comienzo a la obra del nuevo sagrario.1351 Sobre la traza nueva de Palafox declaraba el canónigo Escobar que el sa- cerdote capellán de coro Alonso Pérez de Godoy era el que se la había dado al obispo. Asimismo aseguraba que el virrey conde de Alva de Aliste1352 había or- denado al obrero mayor Andrés de Luey que se continuase en la construcción de la torre norte, al igual que se estaba haciendo en la catedral de México. Para este cometido el obrero mayor había colocado cedulones en diferentes puntos de la ciudad y otros lugares con el fin de sacar a subasta esta obra. No obstante, este testigo afirmaba haber visto al maestro de cantería Pedro de Cárdenas tra- tar acerca de esta fábrica de la torre con el obrero mayor, aunque al poco tiempo se abandonaría ésta para iniciarse la del nuevo sagrario. Según nos dice en su declaración inquirió al obrero mayor sobre este cambio, a lo que éste le respon- dió que había tenido orden por carta del obispo Palafox en la que le mandaba hacer la obra del sagrario, dejando a un lado todo lo demás, aun desobedecien- do las órdenes del virrey. Pudo influir en este cambio, además de la dicha carta de Palafox, el hecho del cambio de gobierno en el virreinato en favor del duque de Alburquerque, aprovechándose esta circunstancia de vacío y cambio de po- der para abandonar la obra de la torre y comenzar con la del sagrario hasta que el nuevo virrey sancionara la orden de prosecución en la fábrica de la torre.1353 “[...] y este testigo confiriendo el casso con muchas personas entendidas, assí de su ca- vildo como de fuera dél hiçieron juiçio, combiniendo en uno todos que como el señor don Juan de Palafox y Mendoza tenía por çiertto que no avía de bolver al obispado y se avía de probeer muy presto, prelado para la dicha ygleçia, quiso que la trasa que dejó dispuesta, contraria a la antigua, se executara porque siempre entendió que el prelado que le suçediera no avía de obrar conforme su trasa, por los muchos yncombenientes 1351 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 14 r - 14 v, 12 de agosto 1660. 1352 Rubio Mañé 1955, pp. 149 - 151 y 294. Díaz Casillas 1987, pág. 56. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. 537 - 556. Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alva de Aliste, nació en 1610. Nombrado virrey el 28 de mayo de 1649, no llegó a México hasta el 13 de junio de 1650, tomando posesión de su cargo el día 28. Entregó el mando el 15 de agosto de 1653, nombrándole virrey del Perú y partiendo para Lima. 1353 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pp. 851 - 854. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 12 v - 15 r, 12 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 501 que este testigo lleva declarados, lo qual se berificó, porque luego que ubo nueba de otro prelado, se multiplicaron ofiçiales y se apresuró la obra del sagrario, en tanta manera que si el prelado no llega tan a tiempo a pocos messes que se detubiera, estuviera aca- vado y dedicado el dicho templo [...]”1354 El presbítero y capellán de coro Alonso Pérez de Godoy también declaró sobre este asunto el mismo día 12 de agosto. Como novedades respecto a los otros testigos anteriores podemos entresacar de su declaración un apunte in- teresante para que podamos hacernos una idea de lo que suponía visualmente esta enorme construcción del sagrario. “[...] y a este testigo le parese que el estar fabricadas las paredes de la dicha parrochia en el sitio y lugar que oy tiene ay algunos yncombenientes como son que beniendo desde la ygleçia de San Agustín, por la calle abajo que llaman de los Herreros, no se puede ver la puertta prinçipal de la santa ygleçia cathedral, y lo mismo suçede en la calle que baja de la plasa pública a el combento de Nuestra Señora del Carmen, en todo aquello que mira a la obra de dicho sagrario [...]”1355 Además, Pérez de Godoy también exponía algunos detalles más sobre la obra que se encontró el obispo Palafox cuando llegó a ocupar la cátedra pobla- na y sobre la nueva planta que él mismo mandó hacer. Otro tema que aclara perfectamente este testigo es el hecho de que las puertas que debió haber, o de- bieron haberse hecho, hacia los sagrarios exteriores desde las capillas de debajo de las torres de la fachada, presentes en el diseño de Gómez de Mora, estaban ya cegadas de obra en el momento de la llegada del obispo. 1354 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 14 v - 15 r, 12 de agosto de 1660. 1355 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pág. 854. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 15 r – 16 r, 12 de agosto de 1660. La iglesia de San Agustín (Templo de la Encarnación de Nuestra Señora o Santa María de Gracia) se encuentra en la esquina de las actuales calles 5 sur y 3 poniente. Esta última calle desemboca en la plaza mayor, siendo el eje que divide este espacio del de la catedral, y actualmente tiene una vista espectac- ular sobre la fachada de la catedral y su costado norte, resultando muy difícil hacerse a la idea de una edificación (el sagrario) que llegara a tapar la visión del enorme frontal del templo que hay desde esta perspectiva, y más teniendo en cuenta la gran distancia que separa la esquina de la calle de la línea de fachada de la catedral. La calle que baja al convento del Carmen es la actual 16 de septiembre, que pasa a lo largo del frente del vasto atrio catedralicio, e igualmente de difícil resulta hacerse a la idea de que desde esa gran distancia no se pudiera ver la fachada de la iglesia al estar tapada por lo que debió ser la impresionante construcción del sagrario. La catedral de Puebla 502 “[...] y al tiempo y quando vino por prelado deste obispado el ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza halló una plantta antigua de obra executada en dicha santa ygleçia cathedral hasta las cornisas y arquitravez, en parttes firmada de una firma que dise Juan Gómez de Mora, y su señoría, señor don Juan de Palafox, hiso formar otra plantta nueba en quanto a los sagrarios y rredondes de la santa ygleçia, por quanto en la obra que havía hallado hecha su señoría, señor don Juan de Palafox, estaban ya se- rradas las puerttas con obra ygual de la plantta antigua del dicho sagrario, y assí le dio diferentte lugar a los sagrarios del que tenía la primera plantta; siendo assí que se avía de aver executado el que estava dispuesto en la plantta antigua por estar unido con la santa ygleçia, corriendo al linde de dicha santa ygleçia y su pared, y no adelantte, em- barasando el patio y la entrada. [...]”1356 1356 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pág. 854. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 15 v, 12 de agosto de 1660. Este testigo deja bien claro la existencia de una traza hecha por Juan Gómez de Mora, en la que aparecían dos sagrarios adosados a los costados de la catedral con unas entradas a ellos desde las primeras capillas de los pies del templo. Estamos seguros de que estas dos puertas nunca se llegaron a realizar, por lo que el obispo Palafox no tuvo ningún reparo en diseñar otra nueva planta en la cual estas dos piezas de los sagrarios estaban situadas separadas del frente principal de la catedral, conformando un atrio delante de éste. Fig. 110 Vista en perspectiva frontal hipotética de la Traza de la ciudad de Puebla con la catedral y los dos sagrarios frente a su fachada, según el proyecto del obrero mayor André de Luey Fig. 109 Vista en perspectiva lateral hipotética de parte de la Traza de la ciudad de Puebla con los alzados de la catedral y los dos sagrarios frente a la fachada principal, según el proyecto del obrero mayor Andrés de Luey Antonio Pedro Molero Sañudo 503 El capellán Pérez de Godoy resulta un testigo absolutamente fiable, ya que alegaba haber sido él mismo quien dibujó la susodicha planta nueva por orden del prelado Palafox, según dice sacándolo de un original que le había entregado el obispo y que al parecer había oído que estaba hecho de mano de “Pedro Ferrer”. “[...] Y dicho señor obispo don Juan de Palafox mandó a este testigo dibujara la dicha plantta nueba como lo hiso, sacándola de un original que le entregó su señoría, y oyó desir que éste lo havía fecho y fabricado el reverendo Pedro Ferrer, presvítero, criado de su señoría, que exerçía ofiçio de pintor, la qual dicha planta se ha executado en los dichos sagrarios [...]”1357 En esta misma declaración, el día 26 de agosto testificó el contador An- tonio López Otamendi, quien también reconoció la firma de Ortiz del Cas- tillo en el plano de Juan Gómez de Mora. Atribuye la alteración de la traza antigua al obispo Palafox y no al nuevo prelado Diego Ossorio, al igual que todos los anteriores testigos. Afirma que el día anterior a su declaración, el 25 de agosto, vino a esta ciudad el nuevo virrey, el conde Baños, para visitar junto al obispo Osorio la obra de la catedral y su sagrario nuevo, asegurando haber oído la conveniencia de desbaratar este último por sus múltiples incon- venientes.1358 A continuación, en el mismo día 26, declaró el racionero Alonso de Ota- mendi Gamboa en la misma línea que los canónigos anteriores. Aseguró re- 1357 Sánchez Sánchez 2001, pp. 1021 - 1028; pdf pág. 854. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doc- tor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 15 v, 12 de agosto de 1660. Llamamos la atención sobre la declaración que hace Alonso Pérez de Godoy respecto al superintendente Pedro García Ferrer, del que dice que “ejercía oficio de pintor”. Resulta interesante que alguien del estamento eclesiástico catedralicio poblano como un presbítero y capellán de coro, que debía conocer perfectamente las atri- buciones de García Ferrer dentro de la obra y fábrica de la catedral, tan solo lo mencione como pintor, habida cuenta de que nos dice que él mismo había hecho una copia de la nueva planta, la cual “oyó la había hecho Pedro Ferrer”. Podríamos pensar que Godoy de alguna forma quiere desprestigiar a Ferrer nombrándole solamente como pintor, sabiendo perfectamente que por aquellos momentos éste último ejercía de “superintendente de toda la obra”; o tal vez es que Ferrer ejercía tan solo su maestría como pintor, mientras que todas las demás cuestiones arquitectónicas quedaban en manos de mayores especielistas como Agustín Hernández de Solís. Tal vez el aura histórica y artística del obispo Palafox incluyó también a sus criados y ayudantes peninsulares más cercanos, atribuyéndoles muchas más funciones de las que verdaderamente desempeñaron y obnubilando así a algunos maestros criollos, que de otra forma hubieran podido llegar a considerarse fundamentales en el desarrollo arquitectónico de la catedral poblana. 1358 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 16 r - 18 r, 26 de agosto de 1660. La catedral de Puebla 504 conocer la firma de Ortiz del Castillo en la planta de Gómez de Mora y atri- buyó la variación de ésta en el tema de los sagrarios al obispo Palafox, aunque aclaraba que, “[...] no se a executado según la forma y dispossiçión que dio su señoría que quiso fuesse una ygleçia pequeña y que no hiçiesse perjuiçio a la santa ygleçia y rreal templo nuebo [...]”.1359 El día 29 de agosto testificaba en esta misma causa el alguacil mayor Miguel Rodríguez de Guevara y de los Ríos. En su testimonio se remitía a la proposición que hizo en el cabildo municipal el día 2 de mayo del año 1651, mediante la cual se había opuesto a la demolición de la antigua catedral y a la construcción del nuevo sagrario. Así como también se mostró partidario de derruir y quitar todos los edificios que se habían adosado alrededor de la catedral nueva, como la casa del administrador, la del aparejador y algunas tiendas de mercaderías, para que quedara todo el espacio alrededor como patio diáfano y se pudiera contemplar en todo su esplendor la nueva fábrica. Esta proposición tenía como fin ser remitida por el cabildo a la audiencia de México, para que una vez vista se paralizara la obra del sagrario, demo- liéndose lo poco que se había hecho hasta ese momento. A la vista de que lo contenido en su proposición no se había llevado a cabo, pedía en esta declara- ción que los capitulares municipales suplicasen al obispo Osorio que actuase con energía y mandase cesar la dicha obra. Guevara afirmaba haber asistido junto al virrey conde Baños y al obispo Osorio a la visita de la obra, en la que después de vistas las dos trazas existentes, se leyó en público la cédula real tocante a la solicitud de pareceres a diferentes personas sobre la fábrica del sagrario, previa vista de ojos. En esta cédula estaba inserta una relación sobre la obra que al alguacil le pareció que era “siniestra y no verdadera”, ya que en este informe se comunicaba que la dicha fábrica estaba incorporada a la cate- dral, información errónea, porque ésta se encontraba distante muchas varas de ella, “[...] y que si se continuara el hazer el dicho edifiçio con otro tanto que 1359 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 18 r - 19 v, 26 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 505 faltta del otro lado era entrar en el rreal templo nuebo por un callejón, por no aver otro sitio ni entrada para la dicha ygleçia [...]”.1360 Todos los testigos de la declaración fueron unánimes al respecto de que desconocían si la planta nueva del obispo Palafox había sido pasada y vista por el consejo de Indias, así como tampoco sabían si había sido aprobada por el monarca. Unos días antes, el 27 de agosto se resolvía que el canónigo doctoral hi- ciera el informe pertinente acerca de este tema, en virtud de la real cédula anterior, y lo presentara al cabildo para su reconocimiento y aprobación1361. Este informe sobre el tema del sagrario fue presentado finalmente en la sesión de cabildo del día 9 de noviembre de 1660. En ella el capítulo mostró su acuerdo con lo contenido en el expediente, ordenando que una vez puesto en limpio se remitiera a las autoridades superiores1362. A su vez, el recientemente nombrado virrey, Juan Francisco de Leyva y de la Cerda, marqués de La Adrada y conde de Baños1363, pedía al cabildo mu- nicipal mediante una carta fechada el 28 de agosto que se le informara acerca de qué más se podía hacer sobre este tema de los sagrarios, para que en conse- cuencia pudiera dar testimonio al monarca y que éste tomara alguna resolución al respecto. Esta misiva del virrey se abría y leía en la sesión de cabildo del día siguiente y en ella, a través de su escribano Juan Huarte y Orosqueta, reclama- ba encarecidamente que se le diera razón puntual de las obras de los “sagrarios de la catedral”, en razón de cinco puntos que se contenían en el dicho escrito. 1360 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 20 r - 22 r, 29 de agosto de 1660. 1361 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 296 v, 27 de agosto de 1660. 1362 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 312 r, 9 de noviembre de 1660. 1363 Rubio Mañé 1955, pp. 151 - 153 y 295. Díaz Casillas 1987, pág. 57. Orozco Linares 1985, pp. 97 - 98. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos 1991, Volumen I, pp. Juan Francisco de Leyva y de la Cerda, marqués de Leyva y de La Adrada, y conde Baños, fue nombrado virrey de la Nueva España el 26 de febrero de 1660 pero no ocupó el cargo hasta el 16 de septiembre, fecha en que hizo su entrada en la ciudad de México. Ante las numerosas quejas que había contra su persona, la Corona dispuso que el obispo Diego Osorio de Escobar se hiciera cargo interinamente del virreinato, pero el marqués de Leyva siguió desempeñándolo hasta su total destitución el 29 de junio de 1664. Reprendido severamente a su vuelta a España por el rey, fue retirado de todo servicio y al enviudar tomó las órdenes de los carmelitas, muriendo en un convento en el año 1667. La catedral de Puebla 506 “[...] el primero, las conbeniençias o yncombenienttes que tiene el que la dicha parro- chial se prosiga en la forma que se a comensado, y si en ello se guardó la planta que se hizo en tiempo del rrey nuestro señor Phelipe segundo, que dios aya, y está aprovada por el señor Phelipe terçero y por su magestad, y por los señores obispos y capitulares desta ziudad demás de sesentta años a esta partte. El segundo, la distançia que está di- cha fábrica de la cathedral, o si corresponde de tal manera que se pueda enttender estar dentro de los términos della. El terçero, sí el edifiçio causa diformidad o sobresale a la cathedral, assí por la altura como por la latitud o travesía, o si con su mayor hermosura adorna la fábrica de la cathedral. El quarto, el estado en que se halla oy la obra desta parrochia. El quintto y último, lo que en esta obra se abrá gastado y lo que se podrá aprovechar de los materiales caso que se demuela, para continuar las dos capillas que parese están dentro de la dicha yglesia cathedral y se dize son las mesmas de la planta antigua, y para que vuestra señoría sea servido de ymbiar su pareser en todo lo refe- rido, me a mandado partiçipe a vuestra señoría la estimaçión que hará dello, pues con su pareser logrará el darlo a su magestad como más combenga. Nuestro señor guarde a vuestra señoría muchos años; Ángeles veinte y ocho de agosto de mill seiscientos y sesenta. Joseph de Huartte y Orosquetta. [...]”1364 El 30 de agosto, el cabildo catedralicio emitía un auto por el cual el obispo Osorio mandaba que el obrero mayor Andrés de Luey compareciera ante el vicario general Diego San Juan Victoria, para prestar declaración sobre la obra del sagrario1365. Días después, el 5 de septiembre, Luey respondía a una serie de cuestiones sobre este tema1366. Una de estas preguntas le interpelaba literalmen- te si cuando entró en posesión de su cargo le fueron entregadas las plantas rea- lizadas en tiempos de Felipe III por Juan Gómez de Mora, Luey declaró que ha- biendo entrado a servir como obrero mayor de la fábrica material de la catedral, aproximadamente once años atrás, nunco tuvo noticia de la planta antigua de Gómez de Mora y que la única que se le entregó fue la del obispo Palafox. “[...] no se entregaron las plantas de los señores rreies Phelipe Segundo y Tercero, y jamás tubo notiçia dellas, porque tan solamentte se le entregó una que según notiçia que este declarantte ha tenido formó fulano de Trasmonte, vesino de México y maestro maior de la obra material de la santa yglesia cathedral metropolitana y las cassas rrea- les della, y que la avía formado de mandato del ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, prelado que fue deste dicho obispado, por desirse se avía rreconosido que lo que estava obrado en dicha santa ygleçia estava errado, a causa destar todas las naves della yguales y a un peso, y muy baja, por lo qual se derribó la cornisa para lebantar la nave del medio, por la qual dicha plantta, que está firmada de dicho señor obispo don Juan de Palafox que rreconose por suia por averle visto escrivir muchas veses, se 1364 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 116 v - 118 r, 29 de agosto de 1660. 1365 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 29 r - 29 v, 30 de agosto de 1660. 1366 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 29 v - 32 r, 5 de septiembre de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 507 a fabricado la obra de dicho sagrario, la qual siempre ha tenido en su poder desde que entró al exersiçio de dicho ofiçio; y assí mesmo es constante que la dicha planta estubo en poder del doctor Juan Nieto Dábalos que fue tal obrero maior, y después en el del doctor don Miguel de Poblette, actual arsobispo de Manila que le suçedió en el dicho ofiçio, y que por ella se governaban y an governado los maestros que an obrado en di- cha obra [...]”1367 El obrero mayor Andrés de Luey fue acusado de haber informado al obispo Palafox de que el actual prelado Diego Osorio había mandado cesar y demoler la obra del sagrario, cuestión que no había sido ni tan siquiera insi- nuada por éste. Preguntado sobre este asunto respondió que lo escrito por él a Palafox fue que el nuevo obispo a su llegada reconoció la obra del sagrario, aconsejando que fuera derribada por deslumbrar con su enorme tamaño la fa- chada principal de la catedral. Para ello, el prelado consultó al virrey duque de Alburquerque que resolvió cesar la construcción de este sagrario y empezar la de la torre del lado norte, lo cual se llevó a efecto. Esto es lo que el obrero mayor declaraba haber escrito al obispo Palafox y además desmentía a quienes le acusaban de haber escrito que el nuevo obispo había contravenido y alterado las plantas antigua y moderna, habiendo mandado cesar y demoler la obra del sagrario por su propia cuenta. Por contra, declaraba que esta fábrica se hallaba, en ese mismo día de su declaración, en la misma forma y manera que cuando el nuevo prelado llegó a este obispado, añadiendo que incluso se continuó tra- bajando en ella algunos días después de su llegada, sin haberse tocado nada de su construcción posteriormente. Asimismo, testificó no saber si la planta nueva del obispo Palafox había sido aprobada por el consejo de Indias, pero que tenía noticia de que un trasunto de ésta fue llevado a España por el mismo prelado y por Tomás Gutiérrez de Avendaño, “[...] cura, benefiçiado actual de la siudad de Huexotzingo [...]”, que fue en su compañía, y que éste le había comunicado como la dicha planta fue mostrada al monarca, “[...] y que la havía visto y man- 1367 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 29 v - 30 r, 5 de septiembre de 1660. Juan Nieto Dávalos era el obrero mayor de la catedral a la llegada del obispo Palafox, al menos hasta el año 1645 en que le sustituyó Miguel de Poblete. La catedral de Puebla 508 dado se pusiesse en su librería [...]”. El obrero mayor Luey defendió el haberse atenido en todo momento a la planta de Palafox, por la cual habían obrado sus antecesores en el cargo, argumentando que su título de obrero mayor, otorgado por el superior gobierno, llevaba implícito mantenerse a las órdenes y dispo- siciones que le fueran dadas por el obispo Palafox. La última pregunta en esta declaración de Luey fue el porqué habiendo seguido la traza de Palafox no se había ajustado a sus medidas, construyendo por sagrario una edificación tan grande y con crucero, en vez de una iglesia pequeña como estaba señalada en la traza, “[...] de veinte y tres a veintte y quatro baras de largo y de ocho a nuebe de ancho, proporsionando la altura [...] oy se halla el dicho sagrario con quarenta baras de largo y de ancho con los gruesos de las paredes quinse, y de alto dies y nuebe baras, sin haverse hecho sacristía, aposento, ni tienda de la manera que expresa dicha planta [...]”. Su respuesta fue que él se había limitado a entregarle la planta al “maestro de arquitectura y de dicha obra” Jerónimo de la Cruz, para que conforme a ella construyera los sagrarios y que en ningún caso tenía culpa sobre lo construido erradamente, ya que el se declaraba no entendido en estas materias, por lo que declinaba cualquier responsabilidad al respecto, señalando como culpables a De la Cruz y a los demás maestros que habían obrado en esta fábrica.1368 “[...] Dijo que, este declarante en conformidad de su obligaçión entregó la dicha planta a Gerónimo de la Cruz, maestro de architectura y de dicha obra, y le insinuó formara conforme a ella los dichos sagrarios, y obró en la dicha obra según en la forma que se halla, porque este declarantte no entiende destas matterias, y si ha havido alguna culpa en ello no puede ser deste daclarantte, sino del dicho Gerónimo de la Cruz y demás maestros que an obrado en dicha fábrica, y esto responde. [...]”1369 Además del obrero mayor, también fue llamado a declarar el presbítero Melchor de los Ríos, que a la sazón había servido como mayordomo de la obra 1368 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 29 v - 32 r, 5 de septiembre de 1660. 1369 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 33 r, 6 de septiembre 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 509 desde el año 1643 hasta el 1655; en su testimonio sobre el tema de los sagrarios, señala a un tal Joseph de la Cruz como el ejecutor de otra planta diferente a la del prelado Juan de Palafox para llevar a cabo la obra del sagrario, por mandato del obrero mayor Andrés de Luey.1370 Todavía fue consultado un testigo más para prestar declaración en el tema de los sagrarios el día 6 de septiembre. El presbítero Pedro Desqueda dijo tener noticia de que en una cédula real se había dado a entender que se había demolido la obra del nuevo sagrario por el obispo Osorio, lo cual era totalmente “contra toda verdad”, y que ni el prelado ni otras personas lo habían manda- do, sino que se había hecho consulta al virrey duque de Alburquerque, el cual había ordenado el cese de la obra y la continuación en la de la torre. También declaraba que antes de pararse la fábrica, “[...] al tiempo y quando se proseguía en la dicha obra, rreconoçió este testigo yba errada, y assí lo ynsinuó a Pedro de Cárdenas, maestro de canttería, mediantte el ympedimento que causaba a dicha santa yglesia y su fachada, y salir a la plassa pública desta siudad [...]”. Más adelante en su declaración encontramos un dato muy interesante que co- rrobora la similitud ya mencionada entre la planta del obispo Palafox y la traza conservada y ya reiterada de Juan Benítez, y es que Desqueda afirmaba que no se podía seguir de ninguna manera la planta propuesta por el prelado Palafox, ya que en ella se marcaba que la altura de la que debía salir el arco para formar el claustro era la de los sagrarios y que al haberse superado ésta en demasía en la nueva construcción, si se continuara con esta altura para el citado claustro se vería completamente tapada la fachada principal de la catedral, además de que no quedaría prácticamente espacio para cementerio.1371 Mediante un auto de fecha 7 de septiembre de 1660 se mandaba que el 1370 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 31 v, 5 de septiembre 1660. Está claro que este testigo equivoca el nombre de Jerónimo de la Cruz por el de José. 1371 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 32 r - 33 v, 6 de septiembre de 1660. Recordemos que Pedro de Cárdenas fue según testigos el primer maestro encargado de la obra del sagrario. Aunque ni el mismo Cárdenas hace mención en su testimonio acerca de haber participado en esta obra, ni el propio obrero mayor Andrés de Luey le menciona al respecto, echando la culpa de la La catedral de Puebla 510 presbítero y secretario del deán y cabildo de la catedral, el licenciado Francisco Pérez Romero, diera testimonio sobre este tema del sagrario1372. Al día siguiente, certificaba que en la sesión del cabildo que se celebró el día 12 de enero de 1649, el entonces obispo Juan de Palafox y Mendoza hizo una serie de propuestas para la continuación de las obras de la catedral1373. Lo primero que propuso el obispo fue la necesidad de resolver con el cabildo y el virrey la construcción de las oficinas precisas y de señalar el lugar idóneo para la construcción del sagrario y parroquia de los curas, para lo cual llevó una planta en la que esta- ban delineados y señalados todos los sitios necesarios para los diferentes usos derivados de la catedral. En primer lugar proponía la ubicación que habían de tener los sagrarios por construir. “[...] dividido del templo de la cathedral en la partte que cae aora a la yglesia vieja, tomando della lo nessesario y bastante para haser dos capillas, una enfrentte de otra, que sirban a esta administrasión, dejando entre las dos passo y tránsito cubierto para el atrio del templo prinçipal, desde la calle que baja al Carmen y sube a la plasa, y que estas dos capillas tengan de ancho ocho a nuebe baras cada una y de veintte y tres a veintte y quatro de largo, y a más desto lo que ocupare una sacristía que caerá detrás del altar maior, y en la una capilla se administre ordinariamente a los parrochianos y la otra sirba de baptisterio, y en ella se pueda colocar el santissímo sacramento para los juebes y viernes santos, y otras festibidades que pareçiere, porque en el concurso de los parrochianos, hombres y mugeres, en aquel santo tiempo [templo] aya toda comodidad y desençia, y a una de las dos parttes se le aplique un aposento bajo o alto donde pueda asistir un theniente y sacristán que acudan a lo que le toca, y en todo lo que corre esta quadra desde la plaza a la de la calle del señor obispo, açia entrambas esquinas, se aco- moden dos cassas que puedan servir para los curas, pagándolo, o para otras personas alquilándolas para la utilidad de la fábrica espiritual de la yglesia en la forma que está en la trasa.”1374 La segunda propuesta iba dirigida a la realización de casas adosadas en el muro norte de la catedral. magnitud de la edificación a Jerónimo de la Cruz, al cual según él mismo entregó la maestría de la obra. 1372 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 33 v - 35 r, 7 de septiembre de 1660. 1373 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 34 r - 37 r, 8 de septiembre de 1660. 1374 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 34 r - 35 r, 8 de septiembre de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 511 “Que toda aquella asera o partte de la quadra que cae a la vanda de la plassa desde una a otra esquina, que se entiende desde el empedradillo hasta la que hase a la casa del alférez maior de la ciudad corra de cassas, ygualmentte desde el prinçipio hasta el fin, y todas yguales y proporçionadas en quanto se pueda, pidiendo a la siudad que tenga por bien de que se hagan porttales, que será de mucho luçimiento de la misma plassa y tendrá la ygleçia eso más de rrenttas, por el lugar que ocupara en el viento en la parte y havitaçión superior sobre los mismo portales, y estos edifiçios o cassas ocupen aquella partte de quadra, menos el spaçio que ocupara el passo para entrar en la yglesia y en el atrio prinçipal desde ella, y lo que se ocupare para çierttas ofiçinas y cavildo de que después se dirá, y para pedir este beneplácito se nombraron por comissarios a los seño- res chantre, don Alonso de Salasar Baraona y canónigo doctor Domingo de los Ríos.”1375 Vemos que la idea del obispo era configurar una plaza pública rodeada de soportales, tal y como sucede hoy en día en tres de sus lados. La tercera pro- puesta se ocupaba de las construcciones por hacer en la cabecera y en el lado suroriental del templo. “Que por la partte que mira desde una esquina a otra que cae a la calle y combento de San Gerónimo, detrás del antecavildo, capilla de los Reyes y sacristía se continúen casas de havitaçión con la misma ygualdad, y lo mismo se baia haçiendo desde aquella esqui- na hasta la que cae enfrente de las cassas del señor obispo, menos lo que fuere menester para haser taller a la sacristía de los señores prebendados y lo nessesario para guardar la plata y demás alajas del culto divino, y un oratorio para que se pueda desir missas reserbadamentte y se tengan allí las reliquias, y dos o tres apossentos pequeños para los sacristanes y sirbientes de la yglesia, y una piessa pequeña y basttante para tener la librería de cantto, y otra para sacristía de los clérigos separada de la de los señores pre- bendados, que la una y la otra a de ser aquella banda de la puerta que cae a los colegios, como todo parese por la planta.”1376 1375 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 35 r, 8 de septiembre de 1660. 1376 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 35 r - 35 v, 8 de septiembre de 1660. La catedral de Puebla 512 Fig. 112 Estado actual del lienzo de la cabecera con sus construcciones adosadas Fig. 111 Estado actual del lienzo sur de la catedral con sus construcciones adosadas Antonio Pedro Molero Sañudo 513 En la cuarta propuesta, aparece la intención de realizar un claustro cerra- do frente a la fachada principal, tal y como se mostraba dibujado en la planta y aparece en el plano de Juan Benítez, detalle que corrobora el interés del obispo Palafox en emular la fábrica de El Escorial. “Ordenasse assimismo que la colecturía del altar de ánimas estubiesse en el sagrario de los curas y no en la cathedral, y essa si paresiere, pues tiene sacristía apartte, podrá ponerse en una de las dos capillas para que quede más libre y desembarasada la admi- nistraçión, y que se hisiesse en el atrio claustro serrado como está en la planta, en donde puedan haserse las proseçiones de primera o segunda clase y pueda haver entierro a particulares, y que este claustro rodee todo el atrio de la yglesia como está en la traza.”1377 1377 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 35 v, 8 de septiembre de 1660. Fig. 113 Detalle del claustro frente a la fachada principal de la catedral de Puebla del plano de Juan Benítez, año 1749 La catedral de Puebla 514 En la siguiente propuesta se ocupó de las edificaciones del lado sur de la catedral. “Ordenose assimismo que la contaduría, almasen de asúcar y piessa de almonedas, cassa de contadores y sus ofiçiales se fabricasse a la parte que cae a las cassas del señor obispo desde la esquina, a poco más adentro, hasta la puerta donde se entra al atrio prinçipal de la yglesia nueba por aquella parte.”1378 A continuación también se proponía la construcción de algunas piezas en la parte correspondiente a la esquina de la cabecera que daba a la plaza. “También se resolvió que se hisiese al lado del antecavildo un tránçito en la parte que cae a la plasa, por donde se fuesse a la piesa de cavildo, y que sea de fábrica, y a otra ofiçina rreservada, y la piesa del cavildo sea obrada como está en la tra- sa, y a su lado una piesa pequeña que sirba de librería, como señala en la misma traza.”1379 En esta anterior propuesta vemos la intención de edificar por el exterior del perímetro de la catedral para adosar una pieza a la sala del cabildo en la cabecera. Esta obra se acometería posteriormente cuando esta sala se convirtió en el sagrario de la catedral y se decidió abrir el muro en la cabecera para cons- truir un baptisterio, como ya veremos más adelante. Las siguientes propuestas del obispo fueron todas de índole no arquitectónica, por lo que no las incluimos en esta relación, salvo una acerca de los lugares de enterramiento dentro de la catedral a la que ya hemos hecho extensa mención anteriormente en una cita a pie de página. El obispo finalizaba esta exhaustiva propuesta agregando que ésta se de- bía ejecutar: “[...] sin mudança ni alterassión alguna, aguardándose en todo lo que mira a las port- tadas, rremattes y perfecçión de la yglesia las trazas hechas de orden del dicho se- ñor excelentísimo obispo, que también se rremitan a su magestad, quedando copia en entre ambas secretarías de dicho señor obispo y cavildo, firmadas de su excelencia y 1378 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 35 v, 8 de septiembre de 1660. 1379 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 35 v - 36 r, 8 de septiembre de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 515 dichos capitulares, y este auto lo rubricó su excelencia ante mí, doctor Andrés de Luey, secretario.”1380 Pocos días después, el 11 de septiembre, se nombraban cuatro comisarios para que realizaran una vista de ojos de la obra del sagrario en razón de los cin- co puntos anteriores, para que con la mayor brevedad elaboraran un informe en consecuencia que debería ser presentado en la siguiente sesión del cabildo municipal del día 141381. Ese día, los comisarios presentaron su memoria en la que detallaban haberla hecho en razón a los puntos pedidos y a la vista de las plantas existentes, otorgadas por los reyes Felipe II y III y aprobadas también por el actual monarca Felipe IV. Estas trazas utilizadas eran confirmadas por ellos como realizadas y firmadas por el maestro mayor de arquitectura de Feli- pe III Juan Gómez de Mora1382. Sobre el primer punto requerido especificaban que no se debía proseguir la obra del sagrario, ya que la fachada principal de la catedral quedaba desluci- da con esta edificación; además, coincidían en que para su construcción no se había guardado en absoluto las indicaciones de las trazas existentes: “[...] por- que el lugar y sitio de los sagrarios, según se colije de dicha trasa es al costado de las dos torres, con puerta a la iglesia catedral por las capillas últimas que caen debajo de las dos torres que son la de la Soledad y la que oy sirbe de ba- tisterio a los curas de dicha santa yglesia [...]”1383. El sagrario construido enfrente 1380 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 36 v, 8 de septiembre de 1660. 1381 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 126 r - 127 r, 11 de septiembre de 1660. Los elegidos para este propósito fueron: el alférez mayor Francisco Pérez de Salazar Méndez Montes y los regidores Alonso Díaz de Herrera, Francisco de Chávez Galindo y Juan de Llano y Losada, a la sazón capitán. 1382 Según apuntó el profesor Pedro Navascués en su conferencia: Proyecto y obra de un nuevo templo, impartida en Ávila durante la 46 lecciones de arquitectura española. La catedral de Salamanca (18-10-2013). Desde los inicios de la construcción del monasterio de El Escorial se hicieron múltiples trazas firmadas, lo cual pudo influir en su perfección final y en que se instaurara esta misma praxis en muchas de las edificaciones de patrocinio real. Esta práctica tenía tres vertientes claras: una era el espíritu de firme fis- calización de las obras, otra la inseguridad constante por parte de la Corona y de los maestros mayores que obligaba a éstos a elaborar nuevas trazas y la última, la intención de que nada fuera cambiado del plan original sin que se diera el consentimiento previo. Estas tres pautas fueron conscientemente teni- das en cuenta por el cabildo poblano al oponerse a la construcción del imponente sagrario comenzado a levantar frente a la fachada principal de la catedral. 1383 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 135 v - 136 r, 14 de septiembre de 1660. Stefanón 2002, pág. 281. “La capilla de la Virgen de la Soledad. Es la primera entrando por la puerta de la Epístola, bajo la torre sur.”. Rojas 1980, pág. 16. Actualmente la capilla debajo de la torre norte está dedicada a San Nicolás de Bari, La catedral de Puebla 516 de la fachada principal de la catedral invadía parte del cementerio de ésta, ocu- pando un espacio que sobrepasaba la línea del muro de la catedral en diecisiete varas, por lo que formaba un ángulo sobresaliente hacia la plaza pública. Respecto al segundo punto, informaban de que la distancia desde la puerta del Perdón hasta el “primer cimiento” del sagrario era de cuarenta varas. Sobre el tercer punto declaraban que la edificación del sagrario restaba hermosura a la catedral, ya que su construcción -en ese momento- llegaba hasta la altura de las naves colaterales del templo, faltando muy poco para igualarse con la cen- tral, lo cual sucedería probablemente al cubrirse por completo. La longitud de la construcción del sagrario era de cuarenta varas de largo y quince de ancho, medido todo por su interior, levantando diecinueve varas de alto en el estado en que se encontraba la obra. Evidentemente las dimensiones aludidas de este sagrario tapaban en gran medida el frente principal del templo catedralicio. El cuarto punto trataba precisamente del estado de la fábrica del sagrario, sobre la que testimoniaban encontrarse enrasada hasta la altura del cornisa- mento y lista para recibir las bóvedas que la cubrirían, ya que se encontraban acabados la mayoría de los arcos de cantería sobre los que cargarían, tanto en su cuerpo principal como en el crucero. En lo referente al quinto y último pun- to decían los comisarios que el costo de esta obra debía estar registrado por las diferentes personas que la hubieran tenido a su cargo, ya que ni la ciudad ni sus capitulares habían tenido razón de ellos. Asimismo declaraban que en el supuesto de que se decidiese demoler tan solo se podría aprovechar la cantería, la cual no era mucha, y toda la pie- dra que saliese entera. No obstante, aclaraban que los gastos realizados en esta construcción no pudieron ser excesivos, ya que parte de ellos se sufraga- ron con limosnas recogidas por el obrero mayor, además de que muchos de sus materiales y piedra procedían del derribo de la antigua catedral. A todo esto se sumaba el ahorro en mano de obra que hubo debido a que “los indios trabajaron en los días festivos sin jornal”, por lo que especificaban que no anteriormente lo fue a San Ignacio de Loyola y antes fue baptisterio. Antonio Pedro Molero Sañudo 517 podía haber sido mucho el desembolso por cuenta del monarca, patrón de la construcción. Terminaban este informe y lo firmaban el día 13 de septiembre de 1660 aconsejando que se derribara totalmente la dicha edificación. Se decidía ad- juntar a esta memoria el testimonio de otra que se había hecho en 1656 con parecidas resoluciones y que hubiera evitado gastos de haberse llevado a cabo en aquel momento.1384 Aún con todo lo dicho, hay algunos datos más que consideramos de inte- rés en esta memoria realizada por los cuatro comisarios municipales que expo- nemos a continuación. “No se guardaron las trasas de los señores rreyes Felipe segundo y tersero que dios aya, ni la de su magestad que dios guarde, ni obispos, ni capitulares, pues según se rreconose de una que al pareser está firmada de Juan Gómez de Mora, maestro mayor de obras que parese fue del señor Felipe tersero, el lugar y sitio de los sagrarios es al lado de las dos torres con puerta a la yglesia catedral por las capillas de la Soledad y de la que oy sirbe de batisterio; y la que yntentaron executar fue una que nuevamente hiso el señor obispo don Juan de Palafox, ofresiendo la aprobaría por el consejo, lo que hasta oy no a hecho, en que dio diferente sitio a los sagrarios que es el en que oy están, y solo se executó ésta en el sitio porque en lo demás se halla toda alterada porque deviendo, según la planta ser dos capillas bajas de ocho a nuebe baras de ancho y de beinte y tres a beinte y quatro de largo, proporsionando la altura y sin crusero tiene oy quinse baras de ancho, quarenta de largo y dies y nuebe y media de alto sin estar cubierta la bóbeda y su crusero, de forma que a las plantas de dichos señores rreyes se faltó en el todo y la del dicho señor obispo solo se executó en el sitio. [...] [...] Bien claro se be la deformidad tan grande de que causa el sagrario, pues no se gosa de la hermosura del rreal templo, menos que entrando dentro del poco simenterio que se deja para la yglesia, y mucha maior deformidad causará si en la conformidad que está trasado se a de fabricar otro correspondiente a él, dejando un callejón cubierto para la entrada. Y no es la menor deformidad y en que deve repar [reparar] esta nobilísima ciudad, que aviendo según las plantas antigüas de quedar acavada la obra libre el sircuito de la yglesia de todo género de bibiendas, estando como está el sagrario asia la plasa dies y siete baras más que los liensos principales de la iglesia, siendo tan hermosa la pla- sa bendrá totalmente a quedar deslusida con el rrecodo que causa dicha parroquia y sagrario que oy se alla, ya sin estar cubierta la bóbeda casi en la mesma altura con las naves de la iglesia.”1385 1384 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 134 v - 139 v, 14 de septiembre de 1660. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 206 r - 206 v, 19 de octubre de 1656. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 24, F. 207 v - 208 r, 27 de octubre de 1656. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 143 r, 28 de septiembre de 1660. Este día se acordaba colocar en el cofre de las tres llaves el traslado de la carta enviada por el virrey en la que notificaba haber recibido el informe realizado por esta ciudad sobre la obra del sagrario. 1385 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 137 v - 138 r, 14 de septiembre de 1660. La catedral de Puebla 518 Vemos que al menos fueron tres trazas diferentes las que se utilizaron principalmente en la construcción de la catedral poblana a lo largo de toda su historia constructiva hasta este año de 1660. Una, la inicial que correspondería a la elaborada por el maestro Francisco Becerra. La segunda de la mano de Juan Gómez de Mora, maestro mayor del rey Felipe III, en la que como gran novedad se situarían dos espacios de “sagrarios, uno para hombres y otro para mujeres”, a los lados de las torres de la fachada principal y con entrada a ellos desde el cuerpo de la catedral por las capillas situadas debajo de las torres1386. Y una tercera la que venimos atribuyendo al obispo Juan de Palafox y Mendoza. En este mismo documento que venimos analizando sobre el Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario..., se inserta una petición hecha el día 14 de abril de 1654 por el maestrescuela y arcediano Domingo de los Ríos, en la que expresaba que en la obra del sagrario, encomendada por el obispo Palafox al racionero Andrés de Luey una vez que partió el prelado para España, no se había visto hasta el día de la fecha obra alguna que reflejara los mandatos del obispo para “[...] su maior luçimiento en perfiçionarla y consumarla dándole las ofiçinas que le faltan de tras sacristía, torres, ventanas, escaleras para ellas, y tratado de sus porttadas, que todas perttenesen previamentte a la obra deste edifiçio, para su consumaçión y perfecçión, en orden al cumplimiento de la vo- lunttad del señor obispo que con consulta deste cavildo dejó dada forma para su execusión [...]”1387. De los Ríos culpaba al racionero y obrero mayor Andrés de 1386 Sánchez Sánchez 2001, pág. 1006; pdf pág. 833. Según este autor, el supuesto proyecto de Juan Gómez de Mora para la catedral poblana pudo realizarse en torno a 1615. Basa esta hipótesis en que ese mismo año el virrey marqués de Guadalcázar envió al rey Felipe III, “[...] una relación de estado de la catedral de México y una montea del maestro Alonso Pérez de Castañeda en la que se delineaban las partes hasta ese momento construidas. [...]”. A la vista de este informe sobre el templo mexicano, el rey ordenó a Juan Gómez de Mora que hiciera unas nuevas trazas, remitiéndolas a México el 21 de mayo de 1615. “[...] De igual manera, cabría pensar, que el virrey también debió mandar a la Corte un informe similar de la situación de la catedral de Puebla lo que pudo provocar una respuesta similar por parte del rey, ordenando a Gómez de Mora que formara otras trazas para este edificio. No obstante dada la simili- tud de la planta originaria de ambos templos, incluso pudo ocurrir que el virrey remitiera directamente a Puebla la traza del arquitecto real rechazada por la comisión de México.”. 1387 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 37 r, 14 de abril de 1654. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doc- tor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a F. 51 r), 18 de febrero de 1661. Se trata de un traslado del testimonio de la petición del doctor Domingo de los Ríos de fecha 14 de abril de 1654. Antonio Pedro Molero Sañudo 519 Luey de que no se cumplieran las disposiciones dejadas por el obispo Palafox, por causa de la obra que había iniciado del nuevo sagrario que consumía prác- ticamente la totalidad de los efectos y rentas que la Corona tenía destinados a la obra de la catedral como patrono de ella. Acusaba a Luey de haber cesado todas las demás obras de la catedral unilateralmente, sin contar en ningún momento con la aprobación del consejo de Indias ni del monarca. De los Ríos suplicaba que se pusiera remedio a los excesos que había cometido este obrero mayor con la obra del sagrario, la cual consideraba accesoria en comparación con el resto de las que quedaban por acometer en el cuerpo de la iglesia, por lo que pedía informar al virrey, como representante de la Corona en estas tierras, con el fin de que éste tomara una determinación al respecto. Para ello presentaba varios motivos: el primero era que el obrero mayor, desde que el obispo Palafox se marchó, no había consultado nunca al consejo de Indias, ni había rendido cuen- ta alguna a nadie sobre lo hecho en la obra de la catedral y su sagrario. “[...] porque el dicho señor rracionero don Andrés de Luey desde que su excelencia el dicho señor obispo se ausentó destos reynos asta ahora, nunca ha consultado a vuestra señoría, no dándole quenta de los órdenes que le dexó para proseguir la obra desta san- ta yglesia, tocándole al prelado y cavildo por erección y cédulas de su magestad y lo dis- puesto por el santo concilio de Trento y mexicano, el cuidar de la fábrica de su yglesia y la superintendençia della, porque hallándose el dicho señor rraçionero administrador della como capitular de tan grave cavildo, para el maior acierto del cumplimiento de su obligasión en dicho su oficio, devía en general y particular, mostrar y dar quenta a vuestra señoría de los órdenes e ynstrucsiones que le dexó su excelencia para la pro- secussión de dicha obra, y le ha remitido desde los reynos de Castilla para entender y saber si se ha ajustado a ellos en su execusión o exedido dellos por solo su adbitrio [...]”1388 En segundo lugar el arcediano De los Ríos recalcaba que la única obra que había realizado en la catedral el obrero mayor había sido el enladrillado de las bóvedas y sus capillas, las canales maestras para su desagüe y el encalado de las paredes superiores que miran a la plaza, sin haber querido hacer las esca- leras necesarias para el acceso y reconocimiento de las partes superiores de las cubiertas y las ventanas del cimborrio, del cual había quitado la cimbra blan- 1388 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a F. 51 v), 18 de febrero de 1661. La catedral de Puebla 520 queándolo; tampoco quiso hacer las ventanas de madera y sus encerados para el mismo cimborrio, obra de la que se hizo cargo la fábrica espiritual por man- dato del obispo Osorio y cuyo importe habría de resarcirse a ésta por cuenta de la fábrica material, al igual que se hacía en la catedral de México. Asimismo, Luey debía otros tres mil quinientos pesos a la fábrica espiritual que al parecer había invertido en el blanqueo de todas las bóvedas del templo. A continuación se le hacía relación de todas las cantidades de dinero que había percibido de diferentes partidas a su cargo: los tres mil quinientos pesos ya mencionados, más dos mil pesos de cédulas y recaudos del anterior obrero mayor Miguel de Poblete, las limosnas cobradas de las sepulturas de la parroquial que debía haber usado para las ventanas y encerados del cimborrio y que no utilizó, lo obtenido de las maderas que sirvieron para la obra de la iglesia que se dice costaron una gran suma de pesos y fueron vendidas para la fábrica de la iglesia de San José, otros seis mil pesos de los que hizo donación a la fábrica material Andrés de Arano, así como algunas donaciones más que se hicieron a la obra de la catedral y que constaban en los libros de cuentas1389. La tercera razón por la que se inculpaba al obrero mayor Luey en su mala gestión era que faltando numerosas obras por hacer en el bloque de la catedral hubiera dilapidado la renta anual de ella de nueve mil pesos en, “[...] los cor- tos efectos referidos que ha obrado en dicha fábrica material y demás de dos años y medio a esta parte las ha consumido y va consumiendo en la fábrica de los sagrarios de dichos curas desta ciudad, haviendo por solo su adbitrio y sin consultar a vuestra señoría a derribar la yglesia cathedral antigua asta sus cimientos, sacando la fábrica de los sagrarios desde ellos asta en el estado que oy tiene el uno dellos [...]”1390. Se le criticaba el haberse excedido en sus deberes, 1389 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 16, F. 112 r, 19 de julio de 1622. En esta fecha tan temprana ya apa- rece Andrés de Arano como alférez y regidor de la ciudad de Puebla. Al menos durante los años 1636 y 1637, siendo teniente de alcalde mayor, realizó la función de alcalde mayor en sustitución del titular Felipe de Samano y Turcios. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 197 v - 198 r, 26 de septiembre de 1636. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 225 r, 17 de abril de 1637. 1390 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a F. 52 v), 18 de febrero de 1661. Se hace referencia a la antigua iglesia como muy capaz para utilizarse como Antonio Pedro Molero Sañudo 521 ya que había derruido el antiguo templo sin la licencia pertinente del monarca y su consejo, tal y como procedía por el derecho de patronato1391; por lo que se entendía que el rey no debía contribuir a los gastos que se derivaran de la obra de los sagrarios, además de responsabilizar al obrero mayor de la ruina de la catedral vieja sobre la que debería resarcir a la hacienda real con sus bienes. “[...] y este declarante procuró no se hiçiese nueba traça, sino que se executtase la que avía dejado dicho señor obispo don Juan de Palafox y Mendoça, sobre lo qual, enttre dicho señor doctor don Andrés de Luey y este declarante ubo disgusto, y sin embargo de averlo conttradicho se formó la nueba planta por dicho Joseph de la Cruz que fue la que se executtó en dichos sagrarios y no la de dicho señor obispo; y por entonces este declarante rreconoció los mismos yncombenientes que lleva rrepresenttados y los inçi- nuó a dicho doctor como tal obrero maior, y no obstantte ellos se prosiguió la dicha obra conforme a la plantta del dicho Joseph de la Cruz, y por enttonçes se rrettiró este decla- rante a su cassa donde estuvo serca de un mes sin asistir a dicha obra, y en este tiempo se abrieron los simientos della por dicho Joseph de la Cruz y se començó la fábrica [...]. Preguntado diga y declare si save en cuio poder para la nueba traça fecha por dicho Joseph de la Cruz con orden de dicho doctor Andrés de Luey. Dijo que en poder de este declarante para la dicha traça como persona que exerçía el ofiçio de tal maiordomo, y en donde entravan los papeles y archivos de dicha obra [...]”1392 Una vez vista la propuesta del maestrescuela De los Ríos se resolvió que el obrero mayor Andrés de Luey compareciera en el primer cabildo siguiente trayendo la minuta de todas las rentas de la catedral y las órdenes que tuviere del obispo Palafox, en virtud de lo que estaba obrando en el sagrario y demás obras de la catedral1393. Vemos que De los Ríos afirma rotundamente que la traza de los “nuevos sagrarios”, mandados hacer por el obrero mayor Andrés de Luey, salió de la mano del maestro José de la Cruz, testimonio evidente si tenemos en sagrario con tan solo haberla enmaderado y cubierto sus techos con fondos procedentes de las limosnas. 1391 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a F. 53 r), 18 de febrero de 1661. Se hace referencia a la obra Política de Juan de Solorzano, libro IV, capítulo XXIII, en donde se cita una real cédula dada en Valladolid el 2 de abril de 1604, dirigida a la audiencia de Lima , en la que se dispone “[...] que solo su magestad a de contribuir en la costa y gastos del primer edificio de las yglesias por estas palabras: y es declarasión que la contribusión que de nuestra hazienda se ha de hazer de la dicha tercia parte para el edificio de las dichas yglesias, conforme a la cédula que para ello está dada, se a de entender por la primera vez y no más, aunque acaesca que se caigan o los derriben, o alargarlas, o mudarlas, si nos avisados dello no proveieremos otra cosa [...]”. 1392 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, sin numerar (siguiendo el orden de este cuadernillo corresponderían a F. 51 r - 53 r), 18 de febrero de 1661. 1393 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 37 r - 38 r, 14 de abril de 1654. La catedral de Puebla 522 cuenta que declara tener en su poder la dicha planta. A la vista de la autoría del proyecto, no es de extrañar que el obrero mayor tratara de quitarse toda la res- ponsibilidad derivada de éste, volcándola sobre el maestro De la Cruz, aunque es seguro que sin su sanción no se hubiera llevado a cabo tan descomunal di- seño y es prácticamente imposible que no tuviera los conocimientos suficientes para saber que iba errado con respecto a la planta dejada por el obispo Palafox, que en teoría es la que se pretendió seguir. En un auto fechado el día 11 de septiembre de 1660 se hace referencia a una cédula real despachada en Madrid el 10 de marzo de ese mismo año, en la que el rey alude a una carta del 25 de enero de 1657 escrita por el obispo Diego Osorio en la que daba cuenta del estado de la fábrica de la catedral en general y más en concreto de la obra del sagrario, sobre la que expresaba su desconsuelo. “[...] y que estava comensada una parrochia treintta baras aparttada del frontispiçio de la rreal fábrica, con rrespecto de que se avía de hazer otra parrochia al mismo nibel della, y que con no haverse acabado de hazer las paredes de la una se rreconoçia asom- brada y deslusida la fábrica y frontispisio de esa ygleçia, con gran desconsuelo de esa ziudad y cavildo y de todos los que la ven la hermosura della, y por no ser conforme a la traza que he mandado executar os paresció, haviéndolo conferido con ese cavildo, que vino en lo mismo proponerlo a mi virrey duque de Alburquerque que me daría quentta dello, para que se pudiesse rreparar este daño, y que en el intterín se suspendió la obra de las paredes de la parrochia y se paso a una de las torres que era más nessesaria [...]”1394 En esta misma cédula, el monarca hacía referencia a otra carta escrita por el anterior obispo de Puebla y actual de Osma Juan de Palafox y Mendoza, fechada el día 9 de agosto del mismo año de 1657, por la que le informaba de que después de haber partido este prelado para España se había construido en la catedral una capilla para sagrario que en ese preciso momento estaba lista para cubrirse y en la que se habían gastado veinte mil pesos. El rey reprendía al obispo Osorio por parar la obra del sagrario y haber tratado de demolerlo en contra de las trazas que estaban “[...] aprovadas por el rrey mi señor y padre - que esté en gloria-, y por mí y por los demás obispos y capittulares de sesenta 1394 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 45 v - 46 r, 25 de enero de 1657. Antonio Pedro Molero Sañudo 523 años a esta partte, y rreconosida por mi consejo de las Indias y dado órdenes para que se siga la trasa [...]”1395. También le recriminaba que hubiera intentado “hacer novedad” sobre lo construido, alegando que el sagrario estaba fuera de lugar, cuando en la traza “[...] estava dentro della por ser en los ángulos de los claustros que son en la sircunferençia de la misma catthedral [...]”. Evidente- mente el monarca confundía las dos trazas, antigua y moderna, refiriéndose en primer lugar a la de Juan Gómez de Mora cuando alude a que estaba aprobada por su padre, y en segundo lugar a la planta presentada por el obispo Palafox. No obstante, hace una aclaración muy interesante cuando sitúa los sagrarios “en los ángulos del claustro”, dentro del circuito de la catedral; resulta indiscu- tible que al hacer esta afirmación, Felipe IV tuvo que conocer y aprobar el pro- yecto de Palafox que es el que colocaba en este lugar los mencionados sagrarios, ya que como se ha dicho la traza de Gómez de Mora los emplazaba a los lados de la fachada principal. Por tanto, queda zanjada la polémica acerca de si la traza del obispo Palafox fue o no aprobada por el rey y su consejo. Asimismo también vemos que el rey poseía una información errada al pensar que el obispo Diego Osorio había cesado y mandado demoler por su cuenta la obra del sagrario. “[...] Y haviéndose visto por los de mi consejo rreal de las Yndias ha paresido adbertir que sin darme notiçia de los motivos que tubisteis para que se çesase la obra de la dicha parrochia, y esperar la rrespuesta y rreesoluçíón que se os diesse, no devistis trattar de demoler, ni haser como con efecto hisisteis que se çessase en ella, y assí os rruego y encargo que en la primera ocaçión que se ofresca me informeis muy particularmentte de lo que sobre todo se os ofresiere con vuestro pareser, sin altterarlo en nada, para que visto por los de dicho mi consejo se provea lo que más combenga [...]”1396 Queda claro que alguien había informado equivocadamente al monarca y de ahí que el obrero mayor Andrés de Luey insistiera, en la declaración que hemos visto más arriba, en que él en ningún caso había comunicado al obispo 1395 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 46 r, 10 de marzo de 1657. 1396 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 46 v, 10 de marzo de 1657. La catedral de Puebla 524 Juan de Palafox esta falsedad. En un memorial de fecha 4 de febrero de 1661, Luey volvía a reiterar que bajo ningún concepto él había escrito al real consejo denunciando que había sido derribado el nuevo sagrario. Reconocía sin em- bargo, que el prelado Diego Osorio recién llegado a la ciudad resolvió que esta obra no estaba levantada en su lugar correcto, por lo que opinó que se debía derribar, mandando que se cesara su construcción y que toda la gente que tra- bajaba en ella pasara a obrar en la fábrica de la torre.1397 Con el próposito de intentar zanjar de una vez por todas el tema del sa- grario, era también reclamada desde México la presentación de las cuentas de la administración de la fábrica material, en todo lo referente a esta construc- ción, que estaban en poder del obrero mayor Andrés de Luey. Parece ser, según consta en la documentación del cabildo, que Luey esperó a que el obispo Diego Osorio saliera de la ciudad de Puebla a realizar “la visita”, para aprovechar y viajar a México a presentar él mismo las requeridas cuentas. El 23 de diciembre de 1660, el cabildo y el propio obispo mostraban su malestar y disconformidad con este proceder del obrero mayor, ya que el prelado estando de viaje, no pudo comunicarse con su cabildo acerca de lo que convenía en razón de la solicitud hecha desde México para la presentación de las cuentas de la obra del sagrario. “[...] no aviendo guardado la orden de la planta del sagrario, según la de su magestad, ni la del señor obispo que fue desta yglessia, el ilustrísimo y excelentísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, y que estas quentas no se pueden dar hasta que el rreal consejo de las Indias resuelba esta materia, y que esta santa yglessia no tiene quien defienda sus derechos, sino su ilustrísima y este cavildo, que mirasen por sus conçiençias y que tenía contradicho estas quentas, y que se tomaran en esta ciudad, y aviéndose vetado se resolviose contradijeren y se pidiere a su excelencia, o que las diesse en esta çiudad, o se suspendieran hasta que su magestad y su rreal consejo tome resoluçión en esta materia, y para ello se escrivía carta por este cavildo a su excelencia el señor virrey [...]”1398 Queda suficientemente claro que el problema con la construcción del sagrario tenía dos vertientes bien definidas: una de carácter arquitectónico y estético, consistente en las enormes dimensiones que tenía y su disposición en- 1397 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 47 r - 47 v, 4 de febrero de 1661. 1398 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 319 v - 320 r, 23 de diciembre de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 525 frente de la catedral; y otra de carácter jurídico, al haberse autorizado su obra y la consiguiente demolición de la antigua catedral por el entonces obrero mayor Andrés de Luey, pasando por alto anteriores disposiciones e incluso plantas refrendadas desde la Corte. Esta situación, además, tenía el agravante de que el obrero mayor no había tenido en cuenta, en absoluto, las opiniones del cabildo y del obispo a este respecto, por lo que lógicamente estas dos instancias mostra- ban su absoluta disconformidad y enfado con el susodicho obrero mayor. Por este motivo, decidieron que no se le anotaría su presencia en el coro de la cate- dral desde el momento en que el obispo y el cabildo mostraron su contradicción a las cuentas que había ido a presentar a la ciudad de México, de manera que se seguiría así hasta que no presentara el dicho balance en la misma ciudad de Puebla o en el consejo de Indias, lo cual implicaba la consecuente deducción del salario de su prebenda mientras duraran estas faltas1399. Ante esta resolución, el obrero mayor interpuso una reclamación al virrey para que se le restituyera al completo su prebenda, alegando que estaba en la ciudad de México rindiendo cuentas de su mayordomía a petición directa del mismísimo virrey. Además, declaraba que si se llevaba a efecto alguna deducción de su salario iría contra la común costumbre observada por esta iglesia poblana con sus capitulares, la cual contemplaba el que estando ausentes por causas de servicio a su majestad, a la iglesia, o concernientes a los oficios y obligaciones competentes con su be- neficio, no se debía descontar ninguna cantidad de su salario, por lo que pedía que se le retribuyera el importe de su prebenda al completo, igual que se había hecho siempre en estos casos1400. Por un auto proveído por el obispo Osorio con fecha 5 de marzo de 1661, se mandaba venir a declarar a la ciudad de Puebla al clérigo presbítero Melchor de los Reyes que había sido mayordomo de la fábrica material de la catedral du- rante un largo tiempo1401. En su declaración dijo que por ser persona entendida 1399 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 384 v - 389 v, 9 de septiembre de 1661. 1400 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 323 r, 14 de enero de 1661. 1401 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a F. 56 r), La catedral de Puebla 526 en el ministerio de obras reconocía los múltiples inconvenientes que presentaba la obra del nuevo sagrario construido enfrente de la catedral1402. Afirmaba haber asistido a la obra desde el año 1643 en que fue nombrado como tal mayordomo por el obispo Palafox, cuyo nombramiento estaba en poder del obrero mayor Andrés de Luey, y que ejerció su oficio hasta el año 1655. Sobre las plantas existentes del templo, atestiguaba no conocer ninguna antigua y sin embargo sí haber visto una moderna que sin ninguna duda había sido realizada por el maestro de arquitectura y vecino “Agustín Fernández de Solís” por encargo del obispo Juan de Palafox. “[...] y este declarantte no tiene notiçia de las planttas antiguas de los señores rreyes que conttiene el autto, pero ha visto una moderna que es çiertto y sin duda la formó Agustín Fernández de Solís, maestro de architectura vezino desta ciudad, por orden y mandato del dicho señor obispo don Juan de Palafox, que aviéndosele mostrado por dicho señor provisor, rreconoçió este declarante ser la misma que formó dicho Agustín Fernández que está firmada de dicho señor obispo, cuia firma rreconoçió, y sin embargo de di- cha plantta nueba, al tiempo y quando se abrieron los çimientos para fabricar la obra del sagrario, no se executtó y se hiso otra nuebamente, con orden de dicho doctor don Andrés de Luey que era obrero maior, lo qual dispuso Joseph de la Cruz, maestro de albañil [...]”1403 Resulta muy interesante esta declaración acerca del artífice de la traza “nue- va” del obispo Palafox, al poner de manifiesto la autoría de Agustín Hernández de Solís. De ser cierto esto último, Agustín Hernández de Solís pasaría a ser uno de los principales maestros mayores de la catedral poblana, ya que si realmente fue el autor de la nueva planta para el obispo Palafox, lógicamente habría sido porque el prelado tenía plena confianza en su oficio, de tal forma que sería éste y no Pedro García Ferrer, la verdadera alma arquitectónica del obispo y de la ca- tedral hasta su consagración, no habiendo sido reconocido historiográficamente con la debida importancia en beneficio del maestro García Ferrer, al que ahora 5 de marzo de 1661. 1402 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. sin numerar (corresponde a 57 r - 59 r), 5 de marzo de 1661. 1403 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, (sin numerar, siguiendo el orden de este mismo documento correspondería a F. 52 v), 5 de marzo de 1661. Antonio Pedro Molero Sañudo 527 situaríamos en un contexto de maestro pintor y arquitecto de retablos, quedando claro que Hernández de Solís fue el verdadero maestro mayor y encargado de la parte arquitectónica de la fábrica material de la catedral hasta su consagración por el obispo Juan de Palafox, tal y como ya habíamos insinuado anteriormente. A pesar de la existencia de esta planta, en el momento de abrir los cimien- tos para la construcción del sagrario, no se ejecutó, haciéndose otra nueva traza por orden del obrero mayor Andrés de Luey, la cual fue dispuesta por el maestro de albañilería José de la Cruz. El mayordomo De los Reyes, por su parte, trató de que no se llevara a cabo esta nueva traza, sino que se ejecutase la ya existente del obispo, y por este motivo tuvo un enfrentamiento con el obrero mayor Luey sin que este último rectificara en su decisión, procediéndose a seguir la obra con- forme a la nueva planta del maestro De la Cruz, a pesar de los inconvenientes que el mayordomo veía claramente en la ejecución de esta nueva traza que en el momento de la declaración tenía el mismo De los Reyes en su poder y que des- pués pasaría a manos de Domingo de los Ríos como ya hemos visto más arriba. Asimismo, este declarante fue testigo de que desde que se comenzaron a abrir los cimientos del sagrario, hasta el año 1655 en que dejó él su oficio de mayor- domo de la catedral, trabajaron en su obra seis oficiales de albañil indios y unos treinta peones más o menos con un sueldo considerable. Testimoniaba, también, haber visto trabajar a muchos indios sin ningún estipendio algunos domingos y festivos en el desenterramiento de todos los huesos de los difuntos que estaban en la iglesia antigua y echarlos a una fosa muy grande que se había practicado en el medio del cuerpo de este sagrario nuevo. Igualmente manifestó que toda la piedra que se había sacado de la catedral vieja se aprovechó para la nueva obra, al igual que las maderas que sirvieron para andamios y cimbras. Ese mismo día 5 de marzo, acompañando su declaración, Melchor de los Reyes exhibió la suso- dicha planta realizada por el maestro de albañilería José de la Cruz y ordenada por el obrero mayor Luey para la construcción de los sagrarios. La catedral de Puebla 528 Esta tercera traza que existió de la catedral angelopolitana debió corres- ponder, como hemos visto, a lo que existía en ese momento (1660-1661), y lo que se temía que se pudiera hacer añadiendo otro sagrario como el ya comenzado, paralelo y en el lado opuesto, tal y como se marcaba en la planta del obispo Palafox, salvo que en la traza actual, por la cual se estaba construyendo, se excedía en demasía las dimensiones que el prelado había dispuesto para estas dos construcciones.1404 A lo largo de todo este extenso documento sobre el Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad... que venimos desentrañando, se hace alusión continua a la existencia de dos trazas, la “antigua” firmada por el maestro Juan Gómez de Mora y la “moderna” firmada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza. Todas las personas que declaran en este documento aluden a la consulta de estas dos plantas. Re- sumiendo la información proporcionada por todos estos sujetos, un tanto controvertida, existiría una planta antigua de Juan Gómez de Mora que, según el racionero Diego San Juan Victoria y el contador López de Otamen- di, también estaría firmada por el ex maestro mayor de la catedral Antonio Ortiz del Castillo1405; a la vez circulaba también una planta “nueva” elabo- rada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza y firmada por Juan Gómez de Trasmonte, además de por el propio prelado, tal y como atestiguan el obrero mayor Andrés de Luey y el maestro Carlos García1406. Por su parte el capellán Alonso Pérez de Godoy se atribuía la autoría del dibujo del plano 1404 También se debió hacer una planta, ordenada por el obispo Juan de Palafox antes de su partida a la Península, en la que se reflejaron los espacios de enterramiento dentro de la nueva catedral y sobre la que ya hemos hecho una mención anterior en una cita a pie de página. 1405 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 14 r, 12 de agosto de 1660. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 17 r - 17 v, 26 de agosto de 1660. 1406 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 29 v - 30 r, 5 de septiembre de 1660. AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 7 r, 9 de agosto de 1660. Antonio Pedro Molero Sañudo 529 del obispo Palafox, el cual declara que es una copia de un original firmado por Pedro García Ferrer1407. La llamada nueva planta sería la propuesta por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, al parecer elaborada por “su conciencia artística”, el maestro Pedro García Ferrer, aunque el capellán Pérez Godoy se refiere a él tan solo como pintor. En nuestra opinión la traza original del prelado Palafox fue la elabora- da por Juan Gómez de Trasmonte, copiada por García Ferrer y por el capellán Alonso Pérez a su vez. Es muy probable que en esta traza de Trasmonte tan solo prestara atención a la edificación de la iglesia, ya que la idea del atrio fue posterior a las condiciones dadas por el maestro mayor de la catedral de México para la finalización del templo poblano. No obstante, está claro que debió de existir una nueva traza más de tiempos del obispo Palafox que fue la que hizo el maestro mayor Agustín Hernández de Solís, mucho más completa, en la que se incluyó el complejo catedralicio en su totalidad: la iglesia, el “claustro” con los dos sagrarios y todas las dependencias y oficinas que rodearían el templo. De nuevo vemos la necesidad de remarcar que esta traza moderna atri- buida al obispo Palafox, corresponde en todo lo referente al templo y el atrio según las descripciones, casi al pie de la letra, con el plano conservado en el Archivo de Indias realizado por Juan Benítez en 1749 -del que ya hemos habla- do en reiteradas ocasiones y sobre el que volveremos más adelante-, que obvia- mente copiaría la traza del obispo Palafox o alguna otra copia más moderna que hubiera de él por ese año de 1749. No sabemos si esas primeras trazas de Juan Gómez de Mora mencio- nadas siguieron en algún aspecto otras anteriores que pudieran haber sido las legendarias y supuestamente enviadas por el rey Felipe II a la ciudad de Puebla, o más bien, el arquitecto de Felipe III fue previamente informado me- diante algún plano de lo ya construido en la catedral, con respecto a la traza original del maestro Francisco Becerra, confeccionando en consecuencia un 1407 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 15 v, 12 de agosto de 1660. La catedral de Puebla 530 nuevo diseño más moderno y actualizado. Si consideramos como acertada la hipótesis dada por Sánchez Sánchez situando la fecha de 1615 para la confec- ción del plano de Juan Gómez de Mora, hemos de pensar que esta traza pu- diera haber incluido, casi con toda seguridad, la elevación de la nave central y demás novedades que aconsejó posteriormente en su visita al templo poblano el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte; más si tenemos en cuenta que este maestro tendría entre sus papeles las nuevas tra- zas para la catedral mexicana que había hecho el arquitecto real y que fueron remitidas por la Corona a la capital de la Nueva España el 21 de mayo de ese mismo año de 16151408. Todavía en el año 1667 se seguía aún tratando y debatiendo acerca del estado de esta parroquia del sagrario y de su mantenimiento y continuación, o bien de su total demolición. En obedecimiento a una real cédula fechada en Madrid el 25 de mayo de ese año y emitida por la reina, se ordenaba informar al rey de los gastos que devendrían de demoler, “las plantas hechas por Juan Gómez de Mora y Juan de Palafox” del sagrario que se encontraba junto a la catedral1409. Sin embargo, esta edificación, aunque en estado ruinoso, subsistió hasta bien entrado el siglo XVIII cuando se derribó finalmente1410. “La rreina governadora: Por quanto el rey mi señor que santa gloria aya mandó dar y dio la çédula del tenor siguiente: el rrey, consejo, y justiçia y regimiento de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, en mi consejo rreal de las Yndias se an visto diferentes cartas que el virrey de la Nueba España y el obispo y cavildo eclesiástico de esa çiudad me escribieron en veinte y sinco de henero de seiscientos y sinquenta y siete, catorce de otu- bre, veinte de nobiembre y dies y ocho de disienbre de seiscientos y sessenta, y los pa- peles que con ellas binieron sobre el sagrario o paroquia que se edificó junto a la yglesia cathedral de esa ciudad, y en ellas disen fue contra la planta antigua que se abía echo, y que demoliéndose lo que está edificado, y laborándose al costado de la cathedral costa- 1408 Sánchez Sánchez 2001, pág. 1006; pdf pág. 833. 1409 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 27, F. 85 v - 86 r, 7 de octubre de 1667. Evidentemente en este doc- umento se entremezclan las trazas del obispo Palafox y las del maestro Juan Gómez de Mora. Obvia- mente el sagrario que se plantea derruir es el iniciado por Andrés de Luey que como hemos visto tan solo sigue las trazas del obispo en su ubicación frente a la catedral. Pizarro Gómez 1997, pág. 64. “[...] Supuestamente, el afamado arquitecto español es el autor de las trazas del sagrario de la Catedral que comienza a levantarse en el tiempo del obispo Palafox. Así se le cita en las actas del cabildo de 1667. Sin embargo, se especula con la posibilidad de que pudiera haber dado las trazas del nuevo edificio catedralicio.”. Aquí se confunde el sagrario levantado por Luey con los diseña- dos por Gómez de Mora a los costados de los pies de la catedral y en línea con su fachada. 1410 Toussaint y Ritter 1954, pp. 72 - 73. Merlo Juárez 1991, pág. 348. Según el autor el derribo total de lo construido del sagrario se realizó en el año 1774. Antonio Pedro Molero Sañudo 531 ría muy poco por haverse de aproveechar toda la piedra y lo demás de cal, y haviéndose entendido lo referido con lo que en la materia dijo mi fiscal, a paresido adbertiros que en despacho de este día scrivo al virrey de ese reino, que para tomar resolución en esta materia me remita las plantas que hiso Juan Gómes de Mora y últimamente don Juan de Palafox sobre su fábrica, y para en casso que se deva haré la que se pretende y de- moler la echa, os mando me ynforméis de los medios y adbertiros de qué se podrá usar para acudir a los gastos que presisamente se hubieren de haser en ella, de manera que nada sea a costa de mi rreal hacienda, lo qual executaréis en la primera ocación que se ofresca; fecha en Madrid a dose de febrero de mill y seiscientos y sessenta y tres años, yo el rrey. Por mandado del rrey nuestro señor, don Pedro de Mediano, la cédula arriva escritta mandé sacar de los libros rreales por duplicado en Madrid a veinte y sinco de mayo de mill y seiscientos y sessenta y siete. Yo la rreyna por mandado de su magestad, don Alonso Fernández de Lorca.”1411 Pocos años después, en la sesión del cabildo eclesiástico celebrada el día 5 de abril de 1672 se presentaba la segunda impresión del libro Vida del Ilmo. i Excmo. Señor D. Ivan de Palafox i Mendoza…, que acababa de llegar a estas tierras y en el que al parecer de este cabildo salía algo mal parada la figura del prela- do1412. Hasta tal punto se entendía perjudicada la figura del obispo Palafox que se decidió escribir una carta al autor del texto, el padre Antonio González de Rosende, sobre la dedicatoria y lo contenido en varios capítulos que hacían re- ferencia al prelado1413. Aunque la intención del biógrafo con esta publicación, se- gún él mismo declara, fue en todo momento presentar las virtudes y obras del obispo de la Puebla de los Ángeles y del Burgo de Osma, al parecer del cabildo este texto, “[…] un libro dedicado a su nombre en que se hiere a un prelado de tan suprema graduaçión, a quien tanto debe esta iglesia […]”, no debió salir nunca a la luz pública. En esta carta del capítulo se alude a datos dados por el autor del libro sobre el tema largamente tratado del sagrario de la catedral. Según el cabildo, González de Rosende decía en su libro que se había fabricado una de las capillas parroquiales en el sitio que marcaba la traza aprobada por el consejo, virrey, obispos, y cabildos eclesiástico y seglar, y que el obispo Diego de Osorio había dado orden de derribarlo, oponiéndose al cabildo y al obrero 1411 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 27, F. 85 v - 86 r, 7 de octubre de 1667. 1412 González de Rosende 1762. 1413 Andrés González 1998, pág. 419. El clérigo Antonio González de Rosende publicó en 1666 una bi- ografía sobre el obispo Juan de Palafox y Mendoza titulada Vida y virtudes de… D. Juan de Palafox i Mendo- za… Cinco años después publicaría, también en Madrid, una nueva edición corregida y aumentada con un título algo distinto: Vida del Ilmo. i Excmo. Señor D. Ivan de Palafox i Mendoza... Segunda vez reconocida, i ajustada por su autor… que es de la que hablamos en el texto. La catedral de Puebla 532 mayor de la fábrica. A los ojos del cabildo esta falsa información solo le podía haber llegado a Rosende por: “[…] algún sujeto culpado en el exçesso que en esta fábrica se cometió contra todo aque- llo que diçe vuestra reverendísima que tenía en su favor, porque ni se hiço conforme a la traça del consejo, ni del señor don Juan, ni la aprobó el virrey, ni la tolera este cabildo, ni la consiente el secular, ni la sufre la hermosura del templo principal, que no fuesse conforme a la planta aprobada por el consejo, consta manifiestamente de la declaraçión que el mismo obrero que labró este sagrario hiço con juramento en 5 de septiembre de 1660 años, ante el lizenciado don Diego San Juan Victoria, provisor y vicario general de este obispado, en que jura y declara: que no se le entregaron las plantas de los señores rreyes Phelipe 2 y 3º, y que jamás tubo notiçia de ellas; con que con evidençia se conoçe que no pudo obrar conforme a plantas que confiessan haber llegado jamás a su notiçia, tampoco fue conforme a la traça del señor don Juan, porque la que su excelencia dio consta del auto de 12 de henero de 1649, en que determinó con el cavildo que se hiçies- sen dos capillas, que cada una tubiesse de ancho ocho a nuebe baras y de veinte y tres a veinte y quatro de largo, esto fue lo que su excelencia ordenó, y el sagrario que hiço fue uno, y éste de quarenta varas de largo y de quinçe de ancho con los gruessos de la pared, y de altura hasta la forma de las bóbedas de diez y nueve y media, y assí también es manifiestamente contra la traza del señor don Juan y del cavildo, tampoco la aprovó el virrey, lo uno porque no siendo la que mandó guardar su magestad ni la que el señor don Juan dispusso y no habiéndose remitido ni consultado jamás, la que se ve execu- tada no fue posible darle aprobaçión, lo otro porque teniendo notiçia el rreal acuerdo governando el señor conde de Alva de Liste esta Nueba España, habiendo remitido el cavildo secular una protesta de Miguel Rodríguez de Guebara, su alguaçil maior, sobre la fábrica del sagrario y otras quejas contra los curas de la cathedral, pidiéndole mandasse proveer sobre ella el remedio que conviniesse, se despachó rreal provissión en 3 de jullio de 1651 años que entre otras cossas que dispone añade: y no tomaréis sitio ni formaréis nueba yglessia o parrochia sin la liçençia que disponen mis rreales cédu- las y las que sin ella hubiereis introduçido las demoleréis y reformaréis. De donde se deduçe con toda claridad que el sagrario no se havía hecho con aprobaçión del virrey, pues teniéndola no se mandara demoler por la audiençia. El cavildo secular tampoco le aprobó, antes habiendo remitido el conde de Vaños, virrey actual, una consulta para que le dixesse su pareçer çerca de esta obra, respondió expressando grandes inconve- nientes en su prosecuçión, siendo esto assí no negará vuestra reverendísima que es harto más fuerte resoluçión que la que se atribuye a nuestro prelado, el haberle dado notiçia de que mandó derribar luego dicho sagrario con tantas aprovaçiones rreales de los virreyes, del señor don Juan y cavildos, quando en la verdad la fábrica de que se haçe mençión era contra todas ellas, y quando no solo no la mandó derribar, ni le replicó, ni se le opusso este cavildo, antes haviéndose juntado en 13 de septiembre de 1656, y llegándosse a tratar de la fábrica del sagrario propusso el señor obispo: la obli- gaçión que tenía el cavildo de descargar su conçiençia libremente sin respecto alguno a su excelencia por no tener inclinaçión particular a que no se prosiguiesse la obra del dicho sagrario, ni se detuviesse, ni demoliese, sino que se propusiera a su magestad y al excelentesímo señor virrey desta Nueba España, duque de Alburquerque, lo que más conviniesse al servicio de dios nuestro señor y utilidad de la iglessia, palabras que constan a la letra del mismo auto, y resolvió el cavildo: que se hiçiesse consulta a su magestad y a su excelencia el señor virrey en su nombre, proponiéndole los graves inconvenientes que an resultado y resultan a esta santa iglessia de llebar adelante el edifiçio del sagrario de los dichos curas en la forma que se a executado. Vea vuestra re- verendísima la indiferençia con que se portó en esta materia nuestro prelado, y como se compadeçe esta proposiçión con afirmar que dio orden para derribar lo obrado y que se executasse luego, y que certidumbre tendrá la réplica y opossiçión del cavildo quando él mismo decrettó que se consultassen a su magestad y su virrey los inconvenientes que tenía llebar adelante aquel edifiçio, y de qué defensa neçessitaría la reputaçión del señor don Juan en este casso quando la fábrica era contra su traça misma y ni hiço planta para Antonio Pedro Molero Sañudo 533 ella, sino contraria, ni se començó quando la pudiesse ver sino mucho después de estar en España. Lo constante es que quien escrivió la notiçia devió de querer ampararse del nombre del señor don Juan para defender el herror que havía cometido sin dispossiçión suia, y lo que no tiene duda porque lo tenemos presente es que el sagrario está fabricado fuera de toda traça, assí de su magestad, como del señor don Juan, que antes que viniese el señor don Diego Ossorio a las Indias (que es a quien se atribuye) estava denunçia- do y mandado demoler, que habiendo de ser una capilla es una iglessia sumptuossa con cruzero que embaraza la vista de una torre, que compite con las más hermossas y costossas de Europa, pues desde el cimiento a la linterna es de sillares de cantería que cubre una de las portadas prinçipales que está fuera de la iglessia prinçipal, y que para las funçiones de vendecir la pila y otras será de notable inconveniente y trabajo haver de atravessar el cavildo desde la iglessia hasta él, y que tocando todo esto con la mano no dexaremos de resistir que se prosiga a título de que se trayga por huesped al señor don Juan a una competençia entre los curas y capitulares, sin que su excelencia tenga más parte en la materia que quererle introduçir en ella. [...]”1414 Esta larga carta del cabildo poblano, no solo defendía la dignidad y el buen hacer del obispo Juan de Palafox y Mendoza con respecto a la fábrica ca- tedralicia, sino también la de su sucesor en el cargo Diego Osorio de Escobar, al cual consideraban que dañaba también este libro de González de Rosende, por lo que estimaban que el autor debería darles una respuesta, absolviendo de cualquier mal proceder a los dos insignes prelados. Además, esta misiva resulta absolutamente aclaratoria con respecto al tema del sagrario o los sagra- rios, ya que se hace todo un repaso histórico y arquitectónico de estas piezas, colocando todos los puntos que pudieran haber quedado oscuros en su preciso lugar. Dejando a un lado este largo, interesante y polémico tema del sagrario volvemos de nuevo sobre la edificación principal de la catedral. Tras la partida del obispo Palafox se planteó la reanudación de las obras necesarias y no termi- nadas de su fábrica material exterior. Las obras más importantes por hacer en el exterior del templo de carácter no estructural eran la terminación de la torre septentrional y la construcción de sus cinco portadas. En el año 1661 el cabildo eclesiástico, a través de Juan Lorenzo Flores, rea- lizaba una petición al monarca en relación a su mandato para que se le diera una información puntual sobre el estado de la fábrica de la catedral. En ella Flores expresaba la necesidad de contar con el parecer de algunos maestros 1414 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 176 v - 182 v, 5 de abril de 1672. La catedral de Puebla 534 alarifes sobre el estado que en ese momento tenía la iglesia, para elaborar el informe requerido por la Corona. Estos artífices deberían documentar lo que faltaba por hacer en el edificio hasta llegar a su perfección con respecto a las plantas que hay de él. “[…] en expeçial la que se invió del señor rrey Phelipe Segundo, para cuyo efecto se ha de servir V. S. Ilustrísima se rreconozcan las dichas plantas por dichos maestros y que asimismo declaren las ofiçinas que faltan de haçer, como son tras sacristía, vivienda de los sacristanes, sagrario, contaduría nescessarias y otras ofiçinas, y de lo que costaren hacerse y lo demás que en rrazón desto se les ofreçiere planta.”1415 El 5 de abril de 1661, ante el procurador de la iglesia Lorenzo Flores, fue- ron presentados los maestros examinados de alarifes y vecinos de la ciudad, Francisco Gutiérrez, Carlos García y Llorente Pérez, elegidos para dar su pa- recer acerca de la petición anterior. La información dada por ellos a la vista de las plantas y la obra realizada hasta ese momento está fechada al día siguiente, 6 de abril. “[…] dijeron que: las dos portadas del cruçero costarán a treinta y ocho mill pesos cada una y las dos portadas de las naves coraterales a dies y seis mil pesos cada una, y la portada prinçipal que está en medio destas dos coraterales, que todas tres haçen la fa- chada y delantera de la yglessia, está hecho el primer cuerpo de doze baras de alto de cantería labrada de orden dórica y se va continuando con el segundo cuerpo de orden jónica, la qual haçe el ilustrísimo señor don Diego Ossorio de Escovar y Llamas, obispo desta çiudad y su obispado, que costará treinta y ocho mill pessos el acavarla; las dos torres, la una está hasta la cornisa, que el alto que oy tiene es de treinta y dos baras, y según la medida de la traça que se va executando le faltan çinquenta baras más de alto, que desde el suelo hasta el último remate tiene toda su altura ochenta y dos baras, y ésta es la que oy se va fabricando con la rrenta rreal, la que va toda fabricada y labrada de piedra de cantería de orden toscana, lo que se va prosiguiendo en el primer cuerpo ençima de la cornisa, lo que oy está coronado el cuerpo toscano es de orden dórica, y el segundo cuerpo ha de ser de orden jónica que costará todo lo que falta desta dicha torre hasta çien mill pessos poco más o menos; y la otra torre que ha de ser semejante cosa costará hasta çiento y treinta mill pessos por hallarse diez y seis baras más baja que el estado que oy tiene la que se ba haçiendo. Faltan también los dos sagrarios que demuestra la planta que es la que está executada en la santa yglessia y estos dos fechos, de por sí costarán con sacristías y tras sacristías, y puertas de cantería, a quarenta y çin- co mill pessos cada uno. La contaduría, claustro y vivienda de los curas, que todo cerca la yglessia por delante y por los lados, dejando las tres entradas como está en la planta para el usso de la yglessia, todo lo dicho costará nobenta mill pessos poco más o menos. En la parte del testero de la capilla de los Reyes falta por haçer la sacristía y lavatorio y descanso de predicador, y oratorio, y relicario, una sala con su corredor, lugares para el 1415 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 522 r, 28 de marzo de 1661. Esta es la fecha de la presentación de la petición en el cabildo catedralicio ante el obispo Diego Osorio de Escobar, emitiéndose un auto para que se procediera a pedir la información pertinente a los testigos que fueran elegidos. Antonio Pedro Molero Sañudo 535 usso, sala de capítulo con su entrada y lugares para el usso, que todo lo dicho ha de ser de bóbedas y puertas de cantería y escaleras, piezas y ventanas de madera, que todo lo dicho coxe de sitio de esquina a esquina, çien baras de medir y su ancho diez y ocho, que costará todo çiento y çinquenta mill pessos según lo an visto, medido y tassado según la dicha traza y planta en que al presente está la dicha santa yglessia. Todo lo qual dijeron haver hecho […] y que son hedad: Françisco Gutiérrez de çinquenta y dos años; y Carlos Garçía de hedad de quarenta y dos años; y el dicho Llorente Pérez de más de setenta años, y lo firmaron ante mí el pressente notario […] en la ciudad de los Ángeles de la Nueva España a seis díaz del mes de abril de mill seiscientos y sessenta y un años […]”1416 La planta a la que se hace alusión en el documento anterior es la que debió dejar Juan de Palafox y Mendoza antes de su marcha a la Península, realizada por el maestro mayor Agustín Hernández de Solís. Los maestros que firman este documento hacen alusión a todo lo que falta según estos planos y que corrobora que se trata efectivamente de esta traza. En la relación que hacen diferencian lo que se ha de realizar en el frente de la catedral y lo que falta por hacer en la cabecera: en la parte delantera hablan de la construcción de dos sagrarios y el claustro cerrado que alojará una serie de dependencias en sus pandas; en la parte trasera enumeran toda una sucesión de oficinas y estancias de uso religioso aún por hacerse. 1416 AGI, Audiencia de México, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700), (MEXICO,347), F. 522 r - 523 r, 6 de abril de 1661. El día siguiente, 7 de abril, era confirmado y certificado este testimonio por tres notarios receptores en la ciudad de los Ángeles de la Nueva España. Figs. 114 Vista exterior de la cúpula de la sala capitular en el lado suroriental de la catedral Figs. 115 Vista exterior de algunas de las dependencias adosadas a la cabecera de la catedral La catedral de Puebla 536 Fig. 116 Planta de la catedral de Puebla mostrando todas las dependencias adosadas actuales Antonio Pedro Molero Sañudo 537 Fig. 117 Vista exterior de la cúpula del baptisterio del sagrario en la esquina nororiental de la catedral Fig. 118 Vista exterior de algunas dependencias exteriores en la cabecera de la catedral La catedral de Puebla 538 Confirmando el testimonio anterior de los maestros Francisco Gutiérrez, Carlos García y Llorente Pérez, en el año 1652 la torre norte subía hasta la altura del primer cuerpo, a tenor de un asiento del cabildo de la catedral del 5 día de marzo en el que se acordaba hacer la puerta para el campanario, así como las campanas que se habían de fundir para él.1417 En 1656 debía estar terminado totalmente el primer cuerpo de arquerías de la torre y parcialmente levantado el siguiente, ya que el 1 de agosto se vol- vía a colocar en su sitio la campana grande llamada de San José, al lado de la principal de Santa María que ya estaba arriba1418. Recordemos que en el año 1636 el maestro Juan Gómez de Trasmonte ya había aconsejado que se terminara completamente esta torre del lado norte para que se pudieran alojar en ella al menos las campanas principales. Esta torre septentrional sería finalizada bajo el obispado de Manuel Fer- nández de Santa Cruz en 16781419 por el maestro mayor Carlos García Durango1420, al parecer siguiendo las trazas e instrucciones dadas en 1660 por Luis Gómez 1417 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 12, 1648 - 1652, F. 414 r, 5 de marzo de 1652. 1418 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 4 Cª 1, nº 12, Obligaziones y fiansas y memorias de los gastos hechos en la compra y aderesos de las campanas desta santa yglesia, febrero de 1646, F. 10 r, 1 de agosto de 1656. La campana Santa María había sido consagrada por el obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz el 8 de junio de 1637. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 10, 1634 - 1639, F. 160 v - 161 r, 8 de junio de 1637. Vázquez Benítez 1998, pp. 71 - 72. El nombre de Santa María ha pertenecido a diversas campanas may- ores que se han alojado en esta torre norte de la catedral poblana a lo largo de su historia. “’Otra que había del mismo nombre se quebró el año de 1625 y habiéndose vuelto a fundir en el de 1636 con cien quintales de peso subsistió ilesa ochenta y cuatro años, hasta el de 1720 que volvió a quebrarse por lo que se determinó bajarla y volverla a fundir [...]’”. 1419 Ajofrín 1964, pp. 50 - 51. “[...] Manuel Fernández de Santa Cruz, natural de Palencia; Colegial en el Mayor de Cuenca, Canónigo Magistral de Segovia, Obispo de Chiapa y Guadalajara; electo de Puebla el año de 1667. Fundó el colegio de San Pedro y San Pablo; el de San Dominguito para Monaguillos de la Catedral; el de San José de Gracia para niñas; el convento de Santa Mónica. Acabó la hermosa torre de la Catedral, que costó más de cien mil pesos. Hizo también las dos portadas colaterales, con sus mármoles y estatuas, que costaron veinte mil pesos. Concluyó la Lonja que hace frente a la plaza. Renunció el Virreinato y Arzobispado de Méjico, y aunque murió el año de 1699 quedó viva su ilustre memoria en los tres tomos de Antologías [...]”. Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún fue obispo de la diócesis poblana entre el 2 de junio de 1676 y el 1 de febrero de 1699. Previamente ya había desempeñado el mismo cargo de prelado en el obis- pado de Nueva Galicia (Guadalajara) desde septiembre de 1673 hasta su traslado a la ciudad de Puebla. Galí Boadella 2001, pág. 72. “La gestión del obispo Fernández de Santa Cruz se desarrolló en el último tercio del siglo XVII. Elegido obispo de Puebla en 1676, tomó posesión de su obispado en 1677. Fernán- dez de Santa Cruz había nacido en Palencia, siendo colegial mayor en Salamanca y canónigo magistral en Segovia. Allí fue nombrado obispo de Chiapa y poco antes de embarcarse recibió el nombramiento para la silla de Guadalajara, en la Nueva Galicia. En 1676 fue propuesto para la de Puebla, de cuyo obis- pado tomó posesión el 4 de enero de 1677. Declinó dos altos puestos, el de arzobispo de México (1680) y el de virrey (1696). Murió en 1699, durante una visita pastoral, en el poblado de Tepexoxoma.”. 1420 AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D25, Expediente 400, 5 de agosto de 1664. Este día se nombraba a Carlos García Durango maestro mayor de arquitectura, cañería y albañilería de la catedral de Puebla. Antonio Pedro Molero Sañudo 539 de Trasmonte y Rodrigo Díaz de Aguilera, maestros de la catedral de México; ascendiendo su costo a cien mil pesos1421. No obstante lo dicho anteriormente, Carlos García Durango en su declaración acerca de la construcción del nuevo sagrario dada en 1660, señala claramente que cuando se cesó la obra de éste se continuó en la de la torre, “[...] para cuio efecto su excelencia embió maestros aesta ziudad, los quales siguieron y aprobaron la traça que dio este declarantte [...]”1422. Si tomamos por cierta esta declaración jurada del maestro Durango, los maestros Luis Gómez de Trasmonte y Rodrigo Díaz de Aguilera no realizarían la traza de la torre, sino que se limitarían a ratificar la ya dada por el propio García Durango que sería la que se seguiría para la construcción de la torre. La inscripción que se conserva en la pared interior del pilar intermedio del lado oriental del segundo cuerpo de la torre no deja ninguna duda sobre su autor. “REYNANDO D. CARLOS II NRO. SEÑOR EL MAESTRO MAYOR CARLOS GARCÍA DURANGO QUE ENPESÓ LA FÁBRYCA DE ESTA TORRE Y LA ACABÓ AÑO DE 1678 Y NO SUCEDIÓ DESGRASYA COSTÓ SYEN MIL PESOS”1423 1421 Toussaint y Ritter 1954, pp. 77 - 78. Angulo Íñiguez 1955, pp. 30 - 32. Berlin 1944, pág. 31. “[Luis Gómez de Trasmonte] Al igual que su padre tuvo que intervenir en la con- strucción de la Catedral de Puebla. Los expedientes 1 y 405 del tomo 25 (D.R.C.) tratan de un parecer suyo en 1665 sobre el cimborrio de la capilla mayor que iba destruyéndose. Por los expedientes 329 y 331 del mismo tomo, sabemos que en 1660 dejó instrucciones para ‘lo restante de la torre’ en la misma Catedral. [...]”. 1422 AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXI- CO,307), Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que pre- sentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón, F. 8 r, 9 de septiembre de 1660. 1423 La expresión “Y NO SUCEDIO DESGRASYA”, indica palmariamente que esto debió ser tan anómalo como para hacerse mención de ello, lo cual denota que lo normal en una obra de esta magnitud fuera que sucedieran graves percances con frecuencia. Fig. 119 Inscripción en la torre norte La catedral de Puebla 540 Desde la llegada del nuevo obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas a la diócesis poblana la construcción de la torre de la catedral supuso uno de sus grandes empeños. Prueba de ello es que en mayo de 1660 se estaban termi- nando los pilares del segundo cuerpo, por lo que se ordenaba comprar cables y motones para subir y colocar las campanas1424. Dos años después el “maestro de fundiciones” Antonio de Herrera y Josephe de Herrera Peregrina “maestro de cabuyero”1425, ambos vecinos de la ciudad de Puebla, se obligaban mediante escritura con la fábrica espiritual de la catedral a hacer una campana que se lla- maría Jesús Nazareno de “cien quintales” de peso, comprometiéndose a tenerla terminada en seis meses y garantizando que si en un año y un día contados desde el que se colgase en la torre, se quebrase o sufriera detrimento alguno, deberían volver a fundirla por su cuenta1426. En noviembre de 1663 se le libra- ban al “maestro de hacer campanas” Antonio de Herrera seis mil novecientos veintisiete pesos y seis tomines del resto de los diez mil doscientos siete pesos y cuatro tomines que había montado la “hechura, metal y fundición” de la dicha campana de Jesús Nazareno1427. En la sesión de cabildo del día 23 de ese mismo mes se mostraba la planta que había hecho la persona que subió las campanas a la torre de la catedral de México y que pretendía subir ésta que se había hecho para la catedral poblana, aunque el obispo se mostró partidario de obrar con cautela en este tema para hacer lo más conveniente sin correr riesgos innecesa- rios1428. Tan recelosos estaban el obispo y el cabildo con el tema de la subida de la campana que todavía, en abril del año siguiente de 1664, se quejaba el maestro fundidor de la campana de que hacía más de un año que la había terminado y 1424 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 277 r, 21 de mayo de 1660. Todos los cables y mo- tones para subir las campanas se mandó ir a comprarlos a la ciudad de Veracruz, discutiéndose sobre si su gasto se debía aplicar a la cuenta de la fábrica material o a la de la espiritual. 1425 DRAE (vigésima segunda edición). Cabuya: 2. Fibra de la pita, con que se fabrican cuerdas y teji- dos. 4 Am. Cuerda y especialmente la de pita. 1426 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1651 - 1669, Legajo 1663, F. 1 r - 2 r, 31 de octubre de 1663. 1427 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 4 Cª 1, nº 12, Obligaziones y fiansas y memorias de los gastos hechos en la compra y aderesos de las campanas desta santa yglesia, febrero de 1646, sin foliación, 9 de noviembre de 1663. Razón del costo de la campana nombrada Jesús Nazareno que fundió Antonio de Herrera y el alférez Mateo de Peregrina. 1428 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 87 v, 27 de noviembre de 1663. Antonio Pedro Molero Sañudo 541 todavía no había sido colocada en su lugar correspondiente, por lo que instaba al cabildo a que mandara hacer la lengua que le faltaba y fuera puesta de una vez en su sitio, ya que de no hacerse, continuaba estando obligado por las fian- zas que había otorgado en la escritura del concierto de ella hasta que pasara un año después de ponerla y no hubiera ningún problema en ella1429. En la sesión de cabildo del 7 de julio de 1664, se acordaba esperar todavía un poco más de tiempo para sacar la campana del taller y no correr riesgos de que se pudiera quebrar, ya que en un mes, poco más o menos, estaría acabado el pilar del medio de la torre donde iría alojada. También se acordaba en esta misma sesión que todas las llaves de la catedral y muy en especial las del ac- ceso a la torre se pusieran al cuidado del tesorero, porque los días festivos ésta se llenaba de gente con el consiguiente peligro al encontrarse en plena obra1430. La construcción de los pilares de la torre donde se alojarían las campanas todavía se demoraría algún tiempo más del que había estimado el cabildo. Fi- nalmente, a principios de 1665 se terminaron los pilares, por lo que se exhorta- ba ahora a terminar y colocar en su lugar la campana de Jesús Nazareno1431. El 28 de enero, el obispo Diego Osorio consagraba con gran boato y asistencia de 1429 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 4 Cª 1, nº 12, Obligaziones y fiansas y memorias de los gastos hechos en la compra y aderesos de las campanas desta santa yglesia, febrero de 1646, sin foliación, 22 de abril de 1664. Vázquez Benítez 1998, pág. 65. “La fundición de campanas es una operación muy delicada; desde el proyecto de la forma, la fundición misma, y acabado. Todas las fases de su fabricación deben ser esmera- damente cuidadas con el fin de obtener la mayor pureza de sonido junto con un estético y ornamental diseño. Errores pequeños en la determinación del perfil o cualquier defecto de fundición pueden alterar desagradablemente la tonalidad de su ‘voz’. La fabricación de campanas ha sido por ello obra de artesa- nos, tenida en gran aprecio y alta estima, obra de artesanos altamente especializados. [...]”. Torquemada 1969, pág. 212. Aludiendo al buen hacer profesional de los indios: “[...] Uno de los Oficios, que primeramente sacaron, con harta perfeccion, fue el hacer Campanas, asi en las medidas, y grueso, que la Campana requiere en las Alas, y en el medio, como en el Bordo, y en la Mezcla de el Metal, segun el Oficio lo demanda; y asi fundieron luego muchas Campanas, chicas, y grandes, mui limpias, y de buena voz, y sonido.”. 1430 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 130 v, 7 de julio de 1664. Prieto 1987, pág. 153. Describiendo la festividad del Sábado de Gloria en la ciudad de Puebla hacia media- dos del siglo XIX: “La multitud se agolpaba a la Catedral que brillaba de grandez y hermosura. [...] Pero, uno de los placeres del pópulo bárbaro es su ascensión, mejor dicho, su invasión a las bóvedas, cúpulas y torres de la Catedral. Hormigueaba la gente en auqellas alturas, se veían embarrados a la curva de las cúpulas como gusanos azotadores, ascendían hasta el remate de las torres, y allí se columpiaban, enros- caban, tornando en increíble la figura humana. Algunos de aquellos visitadores se colocaban sentados en hileras en la parte saliente de cornisas de los cuerpos de las torres, jugando sus piernas que formaban fleco en las alturas, e inclinando sus cuerpos para saludar a los habitantes de la tierra con sus sombreros de palma.”. Vemos que fue una constante a lo largo de toda la historia de la catedral poblana el que la gente subiera a sus azoteas y torres en las celebraciones especiales. 1431 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 171 r, 7 de enero de 1665. Se libraban a Diego García de Figueroa quinientos pesos de la fábrica espiritual para el pago de la lengua de la campana grande. La catedral de Puebla 542 público la nueva campana que fue colgada en su lugar correspondiente el día 9 de febrero1432. Una vez subida y puesta en su sitio la campana se procedió a pagar al maestro campanero Antonio de Herrera el resto del importe que se le debía por su hechura desde hacía ya bastante tiempo1433. Como correspondía a un trabajo de estas características y era la costumbre, las escrituras de las fian- zas que el maestro campanero había dado sobre su obra le fueron devueltas el 19 de febrero de 1666, aproximadamente un año después de la colocación de la campana, con lo que se le desvinculó desde ese momento de cualquier pro- blema o desperfecto que pudiera surgir a posteriori en la campana, tal y como había sido acordado en el contrato previo, pagándosele por fin el importe que aún se le restaba1434. A tenor de todo lo dicho sobre la colocación de las campa- nas, el cuerpo principal de esta torre del lado norte debió quedar terminada sobre mediados de 1665, más si sabemos que en el mes de octubre se pagaron los gastos ocasionados por el traslado y colocación del reloj en la torre nueva1435. 1432 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 177 v, 28 de enero de 1665. En este documento se registró al margen de la hoja que la campana fue subida el día uno de febrero por el capitán Juan Na- varro “artífice”. Aquí mismo está insertado el día 9 de febrero como el de la colocación de la campana. 1433 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 188 v, 17 de abril de 1665. 1434 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 252 r y 256 r - 256 v, 19 de febrero y 16 de marzo de 1666. 1435 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 198 r, 19 de junio de 1665. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 215 v, 2 de octubre de 1665. Fig. 120 Detalle del soporte sobre el pilar para la campana Santa María Antonio Pedro Molero Sañudo 543 Fig. 121 Detalle del soporte de las campanas del primer piso de la torre norte Fig. 122 Detalle del soporte de las campanas del segundo piso de la torre norte Fig. 123 Detalle de los soportes para las campanas inexistentes de la torre sur La catedral de Puebla 544 Fig. 124 Detalle de la labra de la cantería para alojar el movimiento de la campana en la torre norte Fig. 125 Detalle de la labra de la cantería para alojar el movimiento de la campana en la torre norte Antonio Pedro Molero Sañudo 545 La terminación total de esta torre norte por el maestro Carlos García Du- rango se demoró hasta el año 1678, tal y como dejó reflejado en la inscripción mencionada más arriba, aunque hay algunos autores que mencionan 1680 como la fecha de su conclusión, obviamente desconociendo lo grabado en ella. A este maestro también hay autores que lo consideran el artífice de la portada norte de la catedral que al parecer en 1676 estaba todavía por hacer.1436 García Durango, como otros maestros mayores anteriores a él, alternó su oficio en la catedral con otros cargos de índole arquitectónica para el ayunta- miento poblano. En abril de 1664, junto a su padre, y nombrados en las actas como maestros alarifes, se encargarían de inspeccionar las cajas de agua para tratar de evitar los problemas existentes con la formación de lodazales y la fal- ta de agua en determinadas zonas, con los consecuentes gastos que todo esto ocasionaba1437. En el mes de agosto de este mismo año será nombrado por man- damiento del virrey maestro mayor de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad y el obispado de Puebla1438. A partir de aquí, Carlos García Durango ejer- cerá este título, otorgado por el virrey, consecutivamente en los años siguientes hasta inclusive 1685, en que falleció1439. Nos parece interesante remarcar que en el año 1680, junto al maestro de albañilería y cantería Diego de Santa María, 1436  Angulo 1945, pág. 31. Toussaint y Ritter 1954, pp. 77 - 78. “[…] El señor Santa Cruz concluyó la torre que había comenzado el venerable Palafox. Esto fue en 1680 y el costo de la obra ascendió a cien mil pesos. La dirigió el Maestro Mayor de Arquitectura, Albañilería y Cantería, Carlos García Durango […]”. 1437  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 26, F. 28 v - 29 r, 18 de abril de 1664. 1438  Pizarro Gómez 1997, pág. 64. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D25, Expediente 400, 5 de agosto de 1664. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 26, F. 71 r, 2 de septiembre de 1664. Prsentación y obedecimiento del mandamiento del virrey en el que nombra maestro mayor de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad de Puebla y todo su obispado a Carlos García Durango. 1439  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 27, F. 41 v, 13 de abril de 1667. Aparece junto al maestro de al- bañilería Llorente Pérez haciendo una tasación en el colegio de San Luis que habría de ser enviada a la Península. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 27, F. 166 r - 167 r, 7 de abril de 1668. Junto a Carlos García Durango aparece el también maestro albañil José de Hinostrosa. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 27, F. 452 v - 453 r, 7 de enero de 1671. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 28, F. 63 r, 9 de septiembre de 1672. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 28, F. 284 v - 285 r, 30 de octubre de 1674. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 29, F. 2 v - 3 v, 7 de agosto de 1676. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 29, F. 281 v - 282 r, 30 de junio de 1678. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 30, F. 156 r - 156 v, 29 de abril de 1681. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 218 v - 219 v, 29 de octubre de 1685. Obedecimiento de un man- damiento del virrey otorgando la maestría mayor de arquitectura de la ciudad de Puebla a Juan de Barahona Guerrero en lugar del fallecido Carlos García Durango. La catedral de Puebla 546 realizó una inspección de la cañería del agua que iba hacia los barrios de la ciudad de la que se desprende un atractivo informe que pone de manifiesto muchos aspectos acerca de esta canalización a los diferentes barrios que fue uno de los temas que más preocupó al cabildo municipal a lo largo de toda la historia de la Nueva España1440. Como vemos, el maestro mayor Carlos García Durango sería otro de los grandes nombres a tener muy en cuenta en la historia constructiva de la ciudad de Puebla, tanto en la edificación de su catedral, como también en múltiples e importantes obras para la municipalidad, llegando a desempeñar en ambos casos los más altos cargos. Además, García Durango era también el encarga- do de supervisar todas las obras dependientes del obispado como su maestro mayor, lo que incluía entre otras labores el deber de trasladarse a reconocer las obras y aderezos que se necesitaran en las trojes dependientes del cabildo catedralicio1441. Como corresponde a una figura de esta categoría, su nombre también aparece relacionado con numerosas obras y construcciones de carácter civil y eclesiástico, diferentes a las desarrolladas para el cabildo municipal y en la catedral1442. Pocos años después de la terminación de la torre norte sería necesario acometer algunas obras para su mantenimiento. El año 1683 se le encargaba al maestro mayor Carlos García Durango arreglar las vigas de madera donde colgaban las campanas grandes que se encontraban podridas y con peligro de caerse. El cabildo le apremiaba a realizar este aderezo, para el que se tenían dispuestos los materiales necesarios, amenazando con apartarle de su oficio si 1440  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 30, F. 50 v - 51 v, 4 de abril de 1680. Diego de Santa María también fue uno de los maestros que declaró acerca de la obra del sagrario por mandamiento del obispo Diego Osorio en el año 1656. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 30, F. 57 v - 58 r, 16 de abril de 1680. En concreto los barrios mencionados son San Pablo, San Sebastián y Santiago. Pizarro Gómez, pág. 54. “[…] la preocupación del cabildo de la ciudad por el tema de la ‘obra del agua’. Ciertamente un aspecto fundamental de la vida de la ciudad, como puede deducirse de la lectura de las actas del cabildo, es el tema de las cañerías del agua de la ciudad, en el que el ayuntamiento poblano pondrá especial cuidado a lo largo del siglo XVII.”. 1441  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 212 r, 11 de noviembre de 1678. 1442  Pizarro Gómez 1997, pág. 64. “[…] trabajó en el oratorio de San Felipe Neri […] Se piensa que probablemente intervino en la construcción de la iglesia del convento de la Santísima Trinidad. En 1667 realiza la tasación de la obra del Colegio de San Luis, la que realizó junto con el maestro de albañilería Lorente Pérez. […]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 547 no ejecutaba esta obra1443. En el entretanto que se ajustaba con el maestro mayor la reparación de las vigas, se mandaba hacer debajo de la campana mayor un “tabladillo y estrado de vigas” que la sujetaran, evitando así su posible caída hasta que se hicieran los arreglos pertinentes1444. Todavía en el año 1685 se con- tinuaba declarando en las actas del cabildo el mal estado de los maderos que sujetaban las campanas con el consecuente peligro de una posible caída de ellas, por lo que a la vista de la falta de fondos por parte del obrero mayor de la fábrica material, se instaba al mayordomo de la fábrica espiritual a que pres- tara la cantidad de seiscientos pesos para las reparaciones precisas, aclarando que este préstamo debería ser devuelto en el plazo de seis meses y sin que se entendiera que en las dichas obras tuviera alguna obligación económica la fá- brica espiritual1445. Todo el entramado de fijación necesario para los arreglos de la torre y sus campanas debió durar un largo lapso de tiempo, ya que en 1687 el maestro ensamblador Esteban Gutiérrez reclamaba que le fueran entregadas todas las maderas que se hubieran tomado del “monumento” para utilizarlas en la torre; en concreto pedía que se le dieran las “diez trazas y dos bancos” que se habían utilizado para el aderezo de las campanas1446. Respecto a este tema del “monumento” vemos la necesidad de hacer un breve inciso, ya que existe un legajo correspondiente a los libros de fábrica de la catedral fechado en su portada con el año 1685, en el que el maestro Esteban Gutiérrez de Villaseñor, “maestro del arte de escultura y ensamblaje”, da una razón y memoria para la construcción del dicho monumento, para el que él mismo reclamaba en 1687 las maderas usadas en la reparación de la torre. Este documento resulta muy interesante para conocer de primera mano la construc- ción de este tipo de obras, ya que en él se hace una relación detalladísima de 1443  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 142 v, 12 de noviembre de 1683. 1444  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 143 v, 16 de noviembre de 1683. 1445  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 208 v - 209 r, 13 de febrero de 1685. Al maestro cam- panero Antonio de Herrera se le encomendaba reconocer la campana San José que tenía en mal estado las asas y que se encargara de su reparación. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 210 v, 13 de marzo de 1685. El trabajo de las asas de la campana se concertó en ciento sesenta pesos. 1446  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 286 r y 288 v, 7 y 28 de enero de 1687. La catedral de Puebla 548 su diseño, medidas y materiales. No queremos extendernos mucho sobre esta cuestión, pero sí resaltaremos que la altura total de esta obra construida en tres cuerpos llegó a ser de veintiocho varas, aproximadamente unos veintitrés metros y medio1447. Si tenemos en cuenta que la altura total de la nave central en su cañón es de 24,74 metros, nos encontramos con que este monumento ocupa- ba prácticamente toda la altura de la nave, por lo que el único espacio posible para albergarlo cómodamente sería el crucero. Estas dimensiones tan enormes para una obra arquitectónica de “arte efímero” vienen a demostrar la pericia y el oficio de sus constructores, así como la de su trazador, el cual ya se ha dicho antes que era normalmente el mismo maestro mayor de la catedral o bien algún otro maestro importante. El año 1685, el cabildo volvía a mostrar cierta desconfianza con las labores a realizar por el maestro mayor Carlos García Durango. Al igual que ante- riormente se le había amenazado con despedirle de su oficio si no obraba tal y como se le ordenara, ahora se le requería para que vigilara atentamente todas las obras que se hicieran, tanto en la torre como en las portadas que se estaban construyendo en ese momento, “[...] con apersivimiento que de no dar devido cumplimiento a su obligación personalmente, sin fiarlo de otros sugetos, se 1447  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 196 v, 28 de noviembre de 1684. Este día se concerta- ba que Esteban Gutiérrez de Villaseñor se hiciera cargo de la construcción del “monumento” por cinco mil pesos. Aparte se le darían todas las maderas y figuras necesarias contenidas en la memoria y traza de él. En este importe quedaba incluida la fabricación de un tabernáculo para el altar mayor conforme al modelo que obraba en su poder. Ambos trabajos los debía entregar perfectamente dorados y terminados por la dicha cantidad. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 203 v - 204 r, 9 de febrero de 1685. Entre los fiadores ofre- cidos por Esteban Gutiérrez para la adjudicación de la obra del monumento aparece el maestro Diego de la Sierra. ACCP, Libros de Fábrica, Obra Material del Monumento 1684 - 1714, Razón i memoria de toda la obra del mon- umento de esta santa iglesia según el modo presentado, Legajo 2 Cª 1, nº 16. Contiene una descripción muy interesante y detalladísima del monumento de tres cuerpos hecho para la Semana Santa por el maestro ensamblador Esteban Gutiérrez de Villaseñor. El maestro afirma acompañar esta razón y memoria de un modelo de la obra en cuestión. La fecha escrita en el margen de la primera página del documento es 1685, pero para entonces el monumento ya se debía haber comenzado, ya que en él se habla de una serie de piezas que faltan por hacer; esto demuestra que estamos ante un legajo escrito para corroborar la conformidad del cabildo con la obra que se estaba realizando. La fecha del decreto del cabildo inserto en la página 2 v, es 28 de noviembre de 1684, la misma que aparece en las actas capitulares como el día del concierto de esta obra. Esteban Gutiérrez se obligaba a tener terminado su trabajo según las condiciones expresadas en un año y seis meses, a partir de la fecha de la escritura del concierto. Nombraba como fiadores suyos a Miguel Zerón Zapata, Miguel de Torres, Tomás de la Parra, su hijo Diego Gutiérrez y al maestro Diego de la Sierra. En este mismo documento también se inserta otro decreto del cabildo de fe- cha 9 de febrero de 1685, especificando los montos que se le irían entregando al maestro escultor. A con- tinuación aparece otra memoria detallada con las características decorativas y los materiales a utilizar. En la página 5 v, vuelve a insertarse otro decreto del cabildo por el que se ordena a Esteban Gutiérrez que otorgue la escritura de obligación con los fiadores ya mencionados a excepción del maestro Diego de la Sierra. Al final, en la página 6 r, se inserta la escritura de la obra con fecha 20 de junio de 1685. Antonio Pedro Molero Sañudo 549 proveerá del remedio combeniente proponiendo otro sugeto por maestro de dicha fábrica matherial.”1448. Vemos que el cabildo llevaba varios años recelan- do del maestro mayor Carlos García y de su manera de desempeñar el cargo, ya que no era la primera vez que le recordaba, con amenaza final incluida, las obligaciones propias que dicho título conllevaba con la fábrica de la catedral poblana. Tampoco debía estar muy conforme con la ejecución de los diferentes trabajos que se estaban realizando bajo la supervisión del maestro mayor, por- que concretamente, en relación con los que se hacían en la torre, se mandó a otros dos maestros de albañilería para que reconocieran si podría haber algún peligro con una serie de piedras que Durango había mandado quitar durante las obras de reparación que había hecho en ella1449. Según reflejan las actas del cabildo, el encargado de bajar y subir las campanas para que se pudieran hacer los arreglos pertinentes en las sujeciones de éstas, así como para que se recom- pusieran las asas de la de San José, fue el maestro Diego de la Sierra, mientras que Carlos García Durango ejercería de maestro mayor, supervisando todos los trabajos; de ahí que el cabildo le exigiera el subir a comprobarlos in situ sin delegar en terceras personas1450. 1448  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 205 v - 206 r, 16 de febrero de 1685. 1449  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 208 r, 2 de marzo de 1685. 1450  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 212 r, 22 de marzo de 1685. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 219 v, 11 de julio de 1685. A Diego de la Sierra se le pagó por el aderezo de las campanas, y el subir y bajar la que tenía rotas las asas, a razón de doce pesos dia- rios. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 153. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 236 v, 6 de octubre de 1685. El arreglo de las asas de la campana San José lo realizó el maestro campanero Antonio de Herrera que en esta fecha figura ya como difunto. Por esta labor se le pagaron a su viuda cien pesos de ayuda de costa, además de los ciento ses- enta pesos en que se había concertado el trabajo. Se especificaba que el maestro Diego de la Sierra era el que había subido la dicha campana, por lo que una vez terminado el trabajo se le pedían todos los materiales y herramientas que le hubieran sido entregadas para ello. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 236 v, 9 de noviembre de 1685. Se finiquitaron los trabajos de la subida y bajada de la campana San José a Diego de la Sierra en un total de doscientos veinte pesos. La catedral de Puebla 550 Fig. 126 Artifi cio diseñado por de Leonardo da Vinci para subir una campana. Códice B Fig. 127. Sistema de tornos con poleas y contrapesos para elevar una campana a una torre. Ilustración de un manuscrito de Taccola (s. XV) Antonio Pedro Molero Sañudo 551 El maestro mayor Carlos García Durango moría en la ciudad de Puebla el 19 de junio de 16851451. El 13 de septiembre de ese mismo año de 1685, el virrey mar- qués de la Laguna nombraba en la ciudad de México, a Juan de Barahona Guerrero maestro de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad de Puebla y de todo su distrito y obispado, sustituyendo también al finado García Durango al frente de la maestría mayor de la catedral poblana. Al año siguiente, en el mes de junio de 1686, el nuevo maestro mayor declaraba ante el secretario del cabildo acerca del estado en que se encontraba la sujeción de la campana mayor situada en medio de la torre y el posible peligro que corría de poderse caer. En este informe hacía refe- rencia al aderezo que se necesitaba para su mayor fijeza y seguridad, aprobándose el proyecto por el obrero mayor de la fábrica, Juan Sáenz de la Fuencaliente1452. A la vez que se acometía la sujección de la campana, se mandaba que el maestro mayor reconociera si quedaba bastante lugar en la torre para colocar una esquila más sin que hubiera riesgo alguno al ser volteada1453. El 23 de noviembre de 1686 el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz consagraba esta nueva campana dedicada al ar- cángel San Gabriel que serviría para dar las horas del reloj de la torre y que sería subida a su lugar por el maestro mayor Juan de Barahona1454. La torre norte de la catedral serviría como modelo para realizar la del lado sur a su imagen y semejanza. Para el doctor Pedro Rojas se trataba de una for- ma común de trabajar en los edificios eclesiásticos de la Nueva España dotados de dos torres, “[...] que era la de emprender primeramente la construcción de una de ellas para hacer posteriormente y a su semejanza la otra. [...]”1455. Según el cronista Echevarría y Veytia la torre terminada estaba dotada de dieciocho campanas y esquilas de diferentes tamaños “todas muy sonoras y de agrada- bles tonos, proporcionadas a los ministerios a que estaban dedicadas”, con la mayor llamada de Santa María de la Concepción colocada en su centro1456. 1451  Castro Morales 2004, pág. 66. 1452  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 251 r y 252 v, 2 y 23 de abril de 1686. 1453  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 257 v, 7 de junio de 1686. 1454  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 281 r, 23 de noviembre de 1686. 1455  Rojas 1980, pág. 13. 1456  Vázquez Benítez 1998, pág. 71. La catedral de Puebla 552 La segunda torre del lado sur se comenzaría en el año 1731 y se acabaría en el de 1768. Esta torre meridional construida por Miguel Vallejo seguiría al pie de la letra el modelo y diseño de la primera en todos sus paramentos exteriores aunque en ningún momento fue concebida con la idea de albergar ningún tipo de campa- nas, por lo que su construcción no es tan sólida en lo que se refiere a su estructura; en todo caso resulta sorprendente que esté dotada de los mismos apoyos que tiene su gemela para albergar los diferentes grupos de campanas, realizados aparente- mente con la misma solidez que en su homóloga. Se ha señalado la probabilidad de encontrarse un río subterráneo en esta zona, por lo que se pudo tratar de aligerar al máximo el peso total de esta torre en previsión de posibles hundimientos. Añadido a este posible problema, parece también bastante plausible la observación que hace Vázquez Benítez sobre las torres y las portadas de la catedral. “[...] toda catedral contiene: Las puertas frontales, son 3; la Central, principal o del Per- dón. La izquierda, según se entra o de los ‘iniciados’ que están siendo llamados a formar parte de la iglesia y por tanto son llamados con campanas; de la Torre Norte. La puerta derecha según se entra es de los ‘Gentiles o Caballeros’, ya pertenecientes a la iglesia por tanto no requieren ser llamados, de ahí que su Torre la Sur no tenga campanas.” José Alberto Vázquez1457 Desconocemos la traza original que pudieron tener las torres, por lo que resul- ta difícil discernir si en el proyecto inicial éstas tendrían la altura que vemos actual- mente, aunque es bastante posible que no difiriese mucho a tenor de la proporción que presentan en altura sus tres cuerpos con respecto a su base: el inferior 1 : 2, que correspondería en altura al doble de su anchura aproximadamente (12,62 m. x 25,52 m.); el segundo, un poco más estilizado, 1 : 1,20 (12,16 m. de ancho y 15,09 m. en alto), mientras que el último tiene una proporción cercana al 1 : 1 (11,34 m x 11,94 m.).1458 1457  Vázquez Benítez 1998, pág. 85. Hemos de puntualizar que la torre del lado norte que alberga las campanas es la que hace esquina con la plaza mayor, por lo que tuvo un uso, tanto de carácter público como eclesiástico. Esta puede ser otra de las razones para que se construyera en primer lugar y alojara las campanas que repicarían hacia el espacio público. 1458 Las dos torres construidas no son en realidad totalmente cuadradas en planta, sino que tienen una ligera mayor medida en los lados norte y sur; las medidas exactas contando los zócalos son: primer cuerpo 12,15 m. x 12,62.; segundo cuerpo 11,69 m. x 12,16 m. y el tercero 10,87 m. x 11,34 m. Antonio Pedro Molero Sañudo 553 Fig. 128 Fachada principal de la catedral de Puebla Fig. 129 Alzado fachada principal catedral de Puebla La catedral de Puebla 554 Fig. 130 Alzados de las torres acotados Fig. 131 Vista Frontal del proyecto hipotético de Francisco Becerra para la catedral poblana (1575) Antonio Pedro Molero Sañudo 555 Dejando aquí el tema de las torres, pasaremos a tratar el de las portadas que fue otra de las grandes tareas a realizar por el obispo Diego Osorio de Esco- bar. En 1658 el prelado exponía su deseo de que la obra material de la catedral se prosiguiese y perfeccionase en su parte exterior, ya que las aguas estaban maltratándola rápidamente. Uno de los problemas más acuciantes era la nece- sidad de buscar arbitrios de donde sacar el dinero suficiente para la realización de las obras necesarias, ya que las rentas corrientes de la fábrica no alcanzaban para ellas. Para este fin, el obispo comunicaba tener noticia de una cédula real Fig. 132 Perspectiva isométrica del proyecto hipotético de Francisco Becerra con cuatro torres y las naves a una misma altura (1575) La catedral de Puebla 556 por la que se podía proceder a vender o arrendar a cofradías, particulares, etc., los espacios de las capillas de la catedral, así como también algunos sitios para entierros particulares en el interior del templo (asunto que ya se ha tratado an- teriormente), reservándose la iglesia para uso propio la capilla de los Reyes y la nave central. Ante la necesidad urgente de efectivo el obispo instaba al cabildo para que procurara la dicha cédula y se pudiera ofrecer lo antes posible estos lugares a los “vecinos y foráneos” que quisieran hacer uso de ellos1459. Previamente, en el mes de noviembre de 1656, el obispo había entregado en sesión del cabildo una escritura por la cual otorgaba una donación personal de diez mil pesos de oro para la construcción de la portada principal, los cuales iría entregando a lo largo de cinco años. Esta portada llamada del Perdón fue terminada en 1664, tal y como reza una inscripción en su parte superior, y su absoluta finalización se debe principalmente al empeño puesto por el obispo Diego de Osorio que mandó el inicio de su construcción en el año 16581460. “[...] Diego Osorio de Escobar y Llamas, obispo meritísimo de este obispado [...] dijo: que considerando el estado que tiene la obra material de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad y lo mucho que está por obrar en ella [...] que las paredes de la portada reciben mucho daño por estar abiertas y se demuelen y parece ser necesario ponerlas en alguna perfección con la mayor brevedad que se pueda, aunque los empeños de su Señoría Ilustrísima son muy grandes así en este reino como en los de Castilla causados de los muchos gastos que ha hecho en quince meses de viaje y haber hallado tan corta y disminuida la renta de este obispado, accidentes todos que han acortado el ánimo de su Señoría Ilustrísima para no poder hacer, como quisiere, un donativo muy grande a la dicha Santa Iglesia [...] Con todo esto, por la presente [...] hace gracia y donación [...] de diez mil pesos de oro común [...] se vayan gastando, con cuenta y razón, en cinco años, desde y en cada uno, dos mil pesos [...] en la portada mayor de la fachada principal de la dicha Santa Iglesia. [...] guardando y ejecutando la traza que se hiciere de dicha obra [...]”1461 1459  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 118 v, 4 de julio de 1658. 1460 Prieto 1944, pág. 19. “La fachada principal [...] contiene la fecha de 1664, en que se concluyó, y el costo de 18.472 ps. a expensas del señor Obispo Escobar y Llamas.”. 1461 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 397 r, 24 de noviembre de 1656. ANP, Notaría 4 Alonso Corona, Caja 183, 1656, Donación de 10,000 pesos a la obra material de catedral de Puebla que otorgó el obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas, para que se gasten en la portada de la fachada principal (Puebla, 23 de noviembre de 1653), F 844 r - 845 v. Documento cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Antonio Pedro Molero Sañudo 557 Fig. 133 Portadas de la fachada principal de la catedral de Puebla Fig. 134 Detalle de la ventana del tercer cuerpo de la portada del Perdón con el año de la terminación de ésta grabado en la parte alta La catedral de Puebla 558 A comienzos del año 1659, el obispo insistía de nuevo en la necesidad de más fondos para la fábrica material debido a la poca renta que tenía. Contem- plaba la urgencia que había en la construcción de las portadas, para las que no había dinero suficiente porque la edificación de la torre estaba acaparando todo el capital de la fábrica. Por este motivo, reclamaba al monarca como patrón de la catedral, la contribución desde su real caja de la ciudad de México con la parte que debía ser destinada por disposición de las cédulas reales emitidas para la prosecución y terminación de esta obra; en su disculpa y para no ofender al monarca, aclaraba que esto debió suceder por causa de las grandes necesidades que había tenido la Corona. Mientras, el obispo proponía para la realización de las portadas la utilización de algunos fondos que tenían sobrados los colegios de San Pedro y San Juan, los cuales se podían aplicar como préstamo a la fá- brica material, en concreto para la portada del lado sur que se abría hacia estos colegios1462. La dirección en el levantamiento de la portada central de la fachada prin- cipal corrió a cargo del arquitecto Francisco Gutiérrez1463, ayudándole en su eje- cución el cantero y escultor Vicencio Varrocio Escayola1464, mientras que las late- rales de la epístola y del evangelio, según Merlo Juárez, fueron obra del maestro Francisco Martín Pinto1465. A consecuencia de un documento de la fábrica material de la catedral tenemos una relación detallada de lo que gastó el obispo Osorio, “a su costa 1462 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 169 v, 18 de febrero de 1659. 1463  Angulo Íñiguez 1955, pág. 29. La portada del Perdón en la fachada principal muestra una cartela con la fecha de 1664; consta tradicionalmente que era Francisco Gutiérrez quien dirigía la obra en el momento de su terminación. Poco más adelante veremos que efectivamente el maestro Francisco Gutiérrez fue el superintendente de esta obra. Además, al maestro Gutiérrez se le atribuye también la ejecución de la portada meridional del crucero que muestra bastantes similitudes con la de la fachada principal, aunque es mucho más austera en su ornamentación. Resulta interesante la coincidencia en el nombre y apellido de este maestro con los del que fue maestro mayor de la catedral, Francisco Gutiérrez, entre los años 1573 y 1575, pasando después a ejercer de mayordomo, veedor y aparejador de la nueva catedral bajo la maestría mayor de Francisco Becerra. Gutiérrez volvería a ser nombrado maestro mayor de la catedral del año 1582 hasta el 1586. No obstante esta coincidencia, no tenemos la certeza documental de que compartieran ningún tipo de parentesco directo. 1464  Pizarro Gómez 1997, pág. 71. Según este autor Vicencio Varrocio Escayola habría llegado a la ciu- dad de Puebla en 1658 con el objetivo de trabajar en la dicha portada del Perdón. Sigaut 1991. Después de su trabajo en la portada de la catedral poblana, “Bicencio Varrocio Escallola”, tal y como aparece en su rúbrica, fue maestro mayor y aparejador de la fábrica real material de la catedral de Morelia. 1465  Merlo Juárez 1991, pág. 83. Antonio Pedro Molero Sañudo 559 y devoción”, en los años que duró la construcción de la portada principal. La fecha del comienzo de esta obra fue el día 8 de agosto de 1658 y en principio se colocó al frente de ella al superintendente de la fábrica Felipe de Zabalza que desempeñó este cargo hasta el 24 de diciembre de 1659, en que fue sustituido por el racionero Florián de Reinoso y Sarmiento que la llevó a buen término, por un importe total de dieciocho mil cuatrocientos setenta y dos pesos, un to- mín y seis granos de oro, incluidas las figuras y escudos de la iglesia realizados en piedra blanca de villerías. La fecha reflejada en este documento en relación al último pago realizado para la portada es del día 16 de febrero de 16641466. El maestro escultor Diego Folch, ya mencionado en el capítulo anterior trabajando a las órdenes del obispo Palafox, fue el encargado de realizar gran parte de las esculturas para esta portada del Perdón1467. En concreto, se obligaría mediante una escritura de concierto ante notario con el racionero y superinten- dente de la fábrica de la catedral Florián de Reinoso, a esculpir un relieve de “la Virgen de Nuestra Señora de la Concepción” que iría colocado en la calle del medio de la portada principal y a los lados, en sus correspondientes hornaci- nas, se colocarían las esculturas de bulto redondo de San José y San Juan Evan- gelista (de dos varas y media de altura). También se comprometía a realizar una figura del apóstol Santiago (de dos varas y dos tercias más o menos, según pidiere la perspectiva) que iría colocada en el tercer cuerpo de la portada. El relieve de la virgen acordaba entregarlo en un plazo de cuatro meses a partir de que le fueran entregadas las piedras necesarias para ello “escuadreadas y entallaradas”. Las figuras de San José y San Juan debería acabarlas en siete meses que comenzarían a correr desde el uno de diciembre de 1661. Por último, la figura de Santiago apóstol debería tenerla lista para finales de septiembre 1466  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1651 - 1669, Legajo nº 2 Cª 1, nº 18, 1658 - 1659. La piedra de villerías era una especie de mármol blanco muy maleable. Cervantes Amero 1993, pág. 81. Citando a Mariano Fernández Echeverría y Veytia, “De los llanos de Apa, a 18 leguas de la ciudad la villería, que es una especie de alabastro ordinario, de gran grueso sin lustre como el tecali, solo que más blanco y más fácil de labrar. Este material se utilizó para las escultu- ras y adornos de las fachadas o portadas de la catedral poblana.”. 1467  Merlo Juárez 1991, pp. 78 - 79. Todas estas esculturas serían realizadas en piedra de villerías; “una variedad de mármol blanco opaco, que provenía de la hacienda de ese nombre en las inmediaciones de Apan.”. Mientras que en contraste, para la construcción de todas las portadas de la catedral “[...] se utilizó la cantera ‘lauretana’ que es de color gris oscuro y de mucha calidad para el tallado.”. La catedral de Puebla 560 de 1662. Toda esta obra montaría mil quinientos pesos de oro común pagados en reales, siempre y cuando se fueran cumpliendo los plazos convenidos, y que el encargado de la portada, el maestro Francisco Gutiérrez, diera su apro- bación sobre los trabajos realizados. Gutiérrez era el que debería entregar a Diego Folch las medidas y los tamaños de estas “figuras e historias”, así como todas las piedras necesarias, escuadradas y aparejadas a satisfacción del maes- tro escultor que deberían serle puestas en su taller para labrarlas. También se le cederían los oficiales necesarios para llevar a cabo la obra pagados con la donación del obispo, de manera que el total de los mil quinientos pesos fueran exclusivamente el salario del maestro escultor Diego Folch.1468 1468  ANP, Notaría 4 Nicolás Álvarez, 1661, Obligación de Diego Folco González, maestro escultor, a favor de la Catedral de Puebla y del racionero Lic. Florián de Reinoso Sarmiento, para hacer en piedra blanca de Villerías las esculturas de la Purísima Concepción, San José, San Juan Evangelista y Santiago para la portada principal de la catedral de Puebla (Puebla, 18 de junio de 1661), F 426 r y ss. Documento cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Fig. 135 Relieve de la Purísima de la portada de la iglesia de La Soledad Antonio Pedro Molero Sañudo 561 Fig. 136 Escultura de San José en la Portada del Perdón de la catedral de Puebla Fig. 137 Escultura de Santiago Apóstol en la Portada del Perdón de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 562 Si observamos la situación actual de esta portada del Perdón en la fachada principal de la catedral vemos que, evidentemente, el relieve de la Concepción realizado por Folch fue sustituido y en su lugar fue abierta una ventana. Las dos esculturas que debían flanquearlo, de San José y San Juan Evangelista, se- gún el anterior documento, se disponen hoy día de la siguiente manera: a la izquierda del ventanal se encuentra la referida de San José y a la derecha una del apóstol Santiago, mientras que en el tercer cuerpo donde se hubiera debido situar la figura de Santiago se aloja actualmente un óculo al que se le acopló un marco cuadrangular hacia el exterior posiblemente en la fecha de terminación de la portada, 1664. Ambas esculturas que vemos ahora en el segundo cuerpo de la portada principal, San José y Santiago el Mayor como peregrino, fueron obra del maestro Folch y en algún momento de su realización se trastocó el proyecto original, cambiando la figura de San Juan evangelista por la del após- tol Santiago que iba haberse alojado en el tercer cuerpo, abriéndose en su lugar una ventana1469. Basándonos en nuestro trabajo de campo comparativo realizado in situ en la catedral y en la iglesia de la Soledad, nos atrevemos a lanzar la hipótesis de que el relieve de la Concepción realizado por el maestro Folch que estuvo colo- cado por encima de la puerta del Perdón y que fue arrancado para abrir en su lugar la ventana central ya mencionada, podría ser el mismo que hoy aparece colocado en la portada de la dicha iglesia de la Soledad, actualmente parroquia del Sagrario Metropolitano1470. Este relieve, no solo corresponde con la breve descripción que de él se hace en la escritura de su concierto por el maestro Die- go Folch, sino que coincide perfectamente en sus medidas totales con el hueco de la ventana tal y como hemos podido comprobar directamente, “[...] figuras que irán mencionadas para la portada principal de dicha Santa Iglesia Cate- dral, las cuales han de ser de piedra blanca de Villerías, [...] la primera ha de ser 1469 A ambos lados de los dos primeros cuerpos de la portada norte aparecen alojadas en unos nichos las figuras de los cuatro evangelistas. 1470  La iglesia de la Soledad o parroquia del Sagrario Metropolitano se encuentra en la esquina de la calle 2 sur y la 13 poniente de la ciudad de Puebla. Antonio Pedro Molero Sañudo 563 la Virgen Nuestra Señora de la Concepción, cuya altura y tamaño es del de dos varas y media, con su trono y los demás atributos con que se pinta, en forma de historia, la cual ha de estar en la calle de en medio [...]”1471. Si tomamos la fecha de 1731 que se muestra en el remate final de la por- tada de la iglesia de la Soledad como la de su terminación, resulta plenamente posible que el susodicho relieve de la Concepción colocado en ella pueda ser el que fue quitado de la catedral, ya que en el mes de julio de 1718 se acordaba, a propuesta del deán de la catedral, quitar la “[...] lápida en que se halla la imagen de María Señora de la Purísima Concepción que se halla sobre la puerta del Perdón de esta Santa Iglesia para gozar de mayor beneficencia de luz en el coro, y que de ello no seguiría detrimento a la fábrica y traza de la iglesia por haber sido el lugar de dicha lápida destinado para ventana [...]”. Se hacía hincapié en que este lugar ya estaba en las trazas anteriores ocupado por una ventana que quedó cegada con el dicho relieve por su exterior, impidiendo la entrada de luz sobre todo por las tardes, al no entrar la claridad del poniente en donde estaba situada1472. Si nos fijamos detenidamente en este relieve en su actual ubicación en la portada de la iglesia de la Soledad, se puede apreciar que fue claramente encas- trado aquí, notándose perfectamente que corta de forma violenta la línea que marcaba la parte superior de las basas de las pilastras pareadas del segundo 1471  ANP, Notaría 4 Nicolás Álvarez, 1661, Obligación de Diego Folco González, maestro escultor, a favor de la Catedral de Puebla y del racionero Lic. Florián de Reinoso Sarmiento para hacer en piedra blanca de Villerías las esculturas de la Purísima Concepción, San José, San Juan Evangelista y Santiago para la portada principal de la catedral de Puebla (Puebla, 18 de junio de 1661), F 426 r y ss. Documento cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. 1472  Rojas 1980, pág. 8. Según este autor la escultura de la Purísima se colocó en la ventana de la por- tada del Perdón el año 1674. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 22, 1712 - 1718, F. 564 v - 565 r, 29 de julio de 1718. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 22, 1712 - 1718, F. 570 v, 19 de agosto de 1718. En esta fecha ya se habían comenzado a desmontar “las lápidas de la ventana de la portada principal”, proponiéndose por ello la necesidad de colocar dos guardas que cuidaran por la noche para que no se produjese ningún robo en el interior de la iglesia a través del hueco mientras se fabricaba la reja pertinente para él. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 22, 1712 - 1718, F. 596 r, 11 de noviembre de 1718. Se proponía por parte del obispo que la ventana de la portada principal se abriera en toda su magnitud, “[...] para que quede en todo el tamaño que demuestra su fábrica y con la seguridad y lucimiento que se necesita. [...]”. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 22, 1712 - 1718, F. 601 r, 22 de noviembre de 1718. Este día se proponía con- tinuar con la realización de la ventana “[...] que cae al poniente en esta Santa Iglesia [...]”, hasta su total terminación y perfección, poniendole la vidriera que fuera más a propósito. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. La catedral de Puebla 564 cuerpo de la portada que anteriormente debía recorrer todo el paramento. Ade- más, otro indicio de que este relieve se colocó posteriormente, es la brusquedad con que se rompe la moldura del marco de la ventana superior por la parte baja al encontrarse con el marco del relieve, el cual a su vez también acaba de una forma poco ortodoxa al confluir con la mencionada línea del basamento de las pilastras, en vez de continuar todo alrededor. Por otro lado, si atendemos a la ventana practicada en la fachada de la catedral en lugar del mencionado relieve, vemos que ésta sí que fue elaborada en su conjunto para ocupar exacta- mente el hueco dejado por la imagen, teniendo incluso que rellenar un poco en la parte superior para llegar a la altura de la ventana interior más baja. Como consecuencia de todo lo expuesto anteriormente reiteramos la hipótesis de que este relieve de la Purísima fue el que se quitó de la fachada principal de la ca- tedral, a pesar de no contar con ningún documento concreto que lo corrobore. Fig. 138 Iglesia de la Soledad en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 565 Fig. 139 Portada del Perdón de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 566 Fig. 141 Ventana de la portada del Perdón de la catedral de Puebla donde estuvo colocado el relieve de la Purísima Fig. 140 Relieve de la Purísima en la iglesia de la Soledad en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 567 Fig. 142 Detalle del ajuste del relieve de la Purísima con el muro en la portada de la iglesia de la Soledad en Puebla Fig. 143 Remate fi nal con la fecha de terminación de la portada de la iglesia de la Soledad en Puebla, 1731 La catedral de Puebla 568 Hemos visto que para la construcción de la portada del Perdón, el obispo Osorio había contribuido con diez mil pesos de su peculio particular además de haber tratado por otros diferentes medios de conseguir fondos para este propósito durante el año 1658 y principios del 1659. A pesar de todo esto, a mediados de éste último año resultaba imprescindible invertir más cantidades de dinero para la conclusión de todas las portadas en general y especialmente para la de la fachada principal, en la que ya se estaba trabajando “con toda efi- cacia”. El prelado sugería al cabildo que para disponer de más fondos se llevara a cabo la restitución de los diezmos y sus composiciones, así como la aplicación de todos los efectos posibles para estos trabajos, proposición a la que el cabildo respondió afirmativamente en el mes de julio de este año de 16591473. Este hecho debió acelerar en cierta forma las obras de construcción de las portadas en ge- neral, o al menos la del Perdón en particular, a tenor de su finalización en el año 1664. Las dos portadas del crucero hubieron de esperar aún unos cuantos años más para ver su terminación. La del lado meridional ya hemos apuntado más arriba que se atribuye tradicionalmente al maestro Francisco Gutiérrez, más por filiación estilística y formal con la del Perdón que por datos documentales que corroboren esta hipótesis, además de tener en cuenta que la del lado sur resulta muchísimo más sobria en su decoración que la principal. La portada del lado norte hacia la plaza, llamada de San Cristóbal porque junto a ella se situó una escultura de madera de grandes proporciones de este santo, fue terminada en el año 1690. Desconocemos realmente quién fue el que la trazó y construyó, aun- que algunos autores como Angulo la consideran posible obra de Carlos García Durango, ya que este era el maestro mayor y además estaba trabajando termi- nando la torre de ese mismo lado en el año 1678, por lo que perfectamente pudo haber sido su trazador1474. Esta hipótesis cobra ciertos visos de validez si tenemos en cuenta que en el año 1685, como ya hemos mencionado, se requería al maes- 1473  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 211 v, 29 de julio de 1659. 1474  Angulo Íñiguez 1945, pág. 31. “Aunque no consta aquí quién trazó la portada, tal vez deba con- siderarse, al menos provisionalmente, obra de Carlos García Durango, que en 1678 terminaba la torre Antonio Pedro Molero Sañudo 569 tro mayor Carlos García Durango para que vigilara “las obras de la torre y de las portadas”; podemos suponer que “estas portadas” fueran las dos laterales de la fachada principal y la del lado septentrional tal y como ya sugirió Diego Angulo. Según una entrada en las actas del cabildo catedralicio de fecha 16 de febrero de 1685, el maestro mayor Carlos García Durango era el encargado de las obras que se estaban haciendo en la torre y en las portadas. Para estas últimas se alude a una “traza y modelo” que se había de seguir y que en ningún mo- mento se mencionan como suyas, sino como diseños previamente realizados y establecidos como el ejemplo a seguir. Resultaría de todo punto inverosímil que si estas trazas hubieran sido obra del maestro Durango se hubieran producido tantos yerros que hasta el cabildo llegó a preocuparse sobre ellos, apercibiendo al maestro para que se personara con mayor frecuencia en las obras1475. “La catedral de Puebla, en su conjunto, tiene la virtud de una mayor unidad que su análoga de México. Ello, fue resuelto mediante decisiones que abarcaron grandes frag- mentos y no mediante el procedimiento de innovar conforme se construía cada parte. Por ello, la fachada principal, con las tres portadas y con las torres, obedece a un sobrio estilo manierista, en el que los cambios a la unidad se limitaron a sustituir una clara- boya hecha arriba de la puerta principal, por la ventana cuadrangular que hoy luce en un tercer cuerpo y, asimismo, coronar de policromado azulejo las medias naranjas de los chapiteles, bajo sus linternillas. Las fachadas laterales, del crucero, más clasicistas que las procesionales del frontis y del estilo de la central, continúan el tipo de paramen- tos en piedra gris oscura de la fachada principal. Esas portadas del crucero son muy semejantes entre sí, y si la norte lleva figuras labradas en piedra blanca, que no llegaron a hacerse en la sur, éstas armonizan en cuanto a contraste pétreo de blanco contra gris, con las portadas del imafronte (como en la catedral mexicana) [...] [...] La portada del Perdón y las dos del crucero se harían ajustando a un diseño muy semejante y parecido al de las portadas del frontis y crucero de la catedral de México. Son típicos desarrollos del planteamiento del arco triunfal romano, para dar base a un segundo cuerpo y un tercero de remate [...]” Pedro Rojas1476 septentrional. Parece que la portada estaba por hacer en 1676.”. Pizarro Gómez 1990, pp. 176 - 177. Castro Morales 2004, pág. 66. “[...] con toda seguridad se le puede atribuir la portada norte de la catedral. [...]”. 1475  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 205 v - 206 r, 16 de febrero de 1685. “Que se requiera a Carlos García Durango, maestro mayor de la obra matherial de esta yglesia, acuda precissa y puntual- mente a todo lo que es de su cargo subiendo y baxando a las obras que se hicieren, ya en la torre o en las portadas, sin contentarse con asistir solo al taller, reconociendo ante todas cosas la traza y modelo que está hecha, para las que se ofrecieren y sestán haziendo, poniendo todo cuydado en ellas para que no se yerren que es manifiesto que por estos descuydos y omissiones muchas que se an hecho, se an herrado y buelto a desaser para su enmienda [...]”. 1476  Rojas 1980, pp. 5 - 6 y 9 La catedral de Puebla 570 Después de la consagración de la catedral por el obispo Palafox se suce- dieron una serie de movimientos sísmicos que causaron múltiples daños a la fábrica y en especial a su cúpula central y a los retablos1477. Luis Gómez de Tras- monte -hijo del que fuera maestro mayor de la catedral de México, y a la sazón también maestro mayor de la misma desde el 2 de febrero de 16561478- también intervendría en la obra de la catedral poblana el año 1665, dando su parecer acerca del estado del cimborrio de la capilla mayor que se estaba destruyendo tan solo dieciseis años después de su finalización1479. Rodrigo Díaz de Aguile- ra, sucesor de Luis Gómez de Trasmonte en la maestría mayor de la catedral mexicana también dio su parecer sobre el estado de este mismo cimborrio en- tre los años 1674 y 16751480. Este último año se concedió el permiso para que el obrero mayor de la catedral gastara lo necesario para el arreglo de la dicha cúpula1481. Independientemente de los daños ocasionados por los diversos terre- motos y del paso del tiempo, el cimborrio no quedó totalmente terminado y en condiciones óptimas para la consagración de la catedral, por lo que no era de extrañar que amenazara ruina por estas fechas tan tempranas. Ya en noviem- bre de 1658 se mandaban hacer los encerados para sus ventanas que hasta ese momento debían de haber estado descubiertas o protegidas de alguna manera provisional1482. Entre las obras principales que se hicieron en el interior del templo por estos años centrales del siglo siendo obispo Diego Osorio de Escobar, estaban 1477 García Zambrano 1984, pp. 42 - 43. El autor remite a diferentes fuentes ya en el siglo XIX que tra- taron la intensidad y daños que produjeron en la catedral poblana los movimientos sísmicos registrados en los siglos XVII y XVIII. 1478 AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D25, Expediente 210, F. 83 v. Nombramiento de maestro mayor de la construcción de la catedral de México a Luis Gómez de Trasmonte. 1479 Berlín 1944, pág. 31. En referencia a Luis Gómez de Trasmonte el autor nos dice: “[...] sabemos que en 1660 dejó instrucciones para ‘lo restante de la torre’ en la misma Catedral. [...]”. 1480 Berlín 1944, pág. 32. Rodrigo Díaz de Aguilera estuvo siempre trabajando a la sombra de Luis Gómez de Trasmonte, sucediéndole en los puestos que éste iba dejando vacantes. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D25, Expediente 209, F. 83 r - 83 v, 31 de diciembre de 1656. Nombramiento de aparejador mayor, veedor y asentador de las obras de la construcción de la catedral de México a Rodrigo de Aguilera en sustitución de Luis Gómez de Trasmonte. 1481 AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D28, Expediente 72, F. 69 r - 69 v, 20 de febrero de 1675. 1482  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 143 v, 15 de noviembre de 1658. Antonio Pedro Molero Sañudo 571 la construcción del trascoro1483 y la de un retablo para la capilla de Nuestra Se- ñora de Guadalupe en el lugar que pedía el canónigo doctoral Juan García de Palacios que fue quien costeó la obra1484. También se decidía que las rejas del presbiterio fueran encargadas a España y se trajeran hechas desde allí1485, de tal forma que a los dos lados de este espacio se harían unas barandillas de madera para cerrar el paso mientras se celebraban los Oficios Divinos, evitando así la intromisión y el posible trasiego de los componentes del cabildo secular que ocupaban esos lugares1486. Además, el altar del Perdón en el trascoro se debió terminar poco antes del mes de agosto de 1660, ya que el día 13 se mandaba traer en procesión solemne el santísimo sacramento desde el “sagrario viejo”1487. Este mismo año de 1660 llegaría a la ciudad de Puebla el nuevo virrey de la Nueva España, marqués de La Adrada y Leyva, motivo por el que el cabildo de la catedral se preparaba a disponer todo lo necesario para su re- cibimiento. Primeramente se mandaron revisar todos los autos de los libros de cabildo anteriores que reflejasen ocasiones similares desde los tiempos del obispo Gutiérrez Bernardo de Quiroz y del recibimiento del virrey marqués de Cadereyta, para en consecuencia a lo obrado en esos casos anteriores po- der proceder correctamente con la nueva autoridad. Acto seguido se ordenaba colocar un arco triunfal en la puerta principal de la catedral, tal y como era la costumbre, nombrándose al canónigo Jacinto de Escobar para que se ocupara de la construcción y pintura de él, así como de las poesías y jeroglíficos que lo adornarían, indicándose la conveniencia de que se encargaran estos trabajos de decoración a los pintores Pedro de Benavides y Diego Borgraf1488. Para el día 1483  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 213 v, 1 de agosto de 1659. Para esta construcción se gastaron cuatrocientos pesos que la fábrica tenía destinados para el retablo mayor. 1484  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657-1662, F. 221 r, 19 de agosto de 1659. Estatutos, varios documentos y episcopologio angelopolitano, pp. 167 - 168. “ILMO. SR. DIEGO OSORIO DE ESCOBAR Y LLAMAS. [...] El 19 de Agosto de 1659 autorizó por su Decreto, al Doctoral Dr. D. Juan García de Palacios, para que hiciera a su costa la Capilla y Altar de Nuestra Señora de Guadalupe en la Catedral, y se estrenó el 11 de Mayo de 1660, jueves. [...]”. 1485  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 309 v, 11 de enero de 1661. 1486  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 322 r, 29 de octubre de 1660. 1487  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 292 r, 13 de agosto de 1660. 1488 Pedro de Benavides ya ha sido mencionado anteriormente junto a Diego Borgraf y otros pintores más en relación a la elaboración de los lienzos para los colaterales de la capilla de los Reyes de la catedral poblana. ACCP, Libros de Fábrica, Legajo nº 4 Cª 1 nº 16, 1644, Libransa y escriptura de lo pagado a los señores La catedral de Puebla 572 de la llegada del virrey deberían salir a recibirle el obispo, el deán, el cabildo y toda la clerecía asistente al acto, ingresando a continuación en solemne proce- sión a la plaza pública hasta el arco de entrada en la catedral1489. Delante de esta estructura se darían las explicaciones relativas a su decoración y se leerían las loas inscritas en él; una vez terminadas se entraría en la iglesia para celebrar los oficios pertinentes a este gran acontecimiento. Esa misma noche de la llegada del virrey se deberían poner luminarias por toda la iglesia, lanzándose cohetes y ruedas al son de trompetas y atabales. Todos los gastos que se ocasionaran por este recibimiento correrían a cargo de la fábrica espiritual, tal y como era la costumbre1490. Aclarados finalmente todos los puntos relativos a la llegada del virrey, el carpintero Pedro de Espinosa comenzó en el mes de agosto a cons- truir los tablados necesarios para las fiestas1491. El nuevo virrey marqués de Leyva envió un mandamiento al cabildo ca- tedralicio, leído en él el día 1 de febrero de 1661, por el cual ordenaba que el tesorero administrador de la fábrica material debería asumir por cuenta de ella “[...] todos los gastos de bajar y subir las campanas, bastidores y ençerados de las bentanas y todo quanto fuese de obra material dentro y fuera de la yglessia [...]”; con esta disposición, la máxima autoridad en la Nueva España zanjaba la polémica, ya antigua, existente sobre a cuenta de qué fábrica había que cargar determinados gastos, si a la material o a la espiritual. La decisión tomada se debía comunicar al licenciado Juan de Herrera Gálvez que tenía a su cargo la obra en ausencia del obrero mayor Andrés de Luey.1492 pintores de los dos colaterales, sin foliación. Rodríguez-Miaja 2001, pp. 81 - 82. Diego de Borgraf nació en la ciudad de Amberes el año 1618 y viajó a la Nueva España en el séquito del obispo Juan de Palafox y Mendoza. 1489  Sebastián 1990, pág. 264. “[...] Los arcos triunfales no fueron monumentos anecdóticos, sino parte importante de la liturgia política. ‘Su función -ha escrito Octavio Paz- era doble: por una parte, eran una reiteración ritual de los vínculos que unían al rey con sus súbditos de Nueva España; por la otra, en esos actos las dos naciones que, según la ficción jurídica, componían el reino, la nación española y la india, se mezclaban en un todo unitario’. [...]”. 1490  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 280 v - 281 v, 18 de junio de 1660. En este documento se hace una relación precisa de toda la parafernalia que se llevaba a cabo en este tipo de actos. 1491  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 292 v, 17 de agosto de 1660. 1492  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 327 v, 1 de febrero de 1661. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 331 v, 15 de febrero de 1661. Antonio Pedro Molero Sañudo 573 Una vez aclarado que todos los trabajos necesarios, tanto en el interior como en el exterior de la catedral, debían correr a cargo de la fábrica material de ésta, el canónigo Antonio de Peralta Castañeda expresó al cabildo en noviem- bre de 1662 su deseo y voluntad de que se pusieran vidrieras en las ventanas de la catedral, al menos en las más importantes y en las que más lo necesitaban. Para ayudar a este trabajo ofrecía mil quinientos pesos de sus propias rentas, de manera que la fábrica fuera la que supliera lo que faltase para terminarlo. Con el fin de abaratar costes, el canónigo aconsejaba comprar en la ciudad de Veracruz el hierro, el alambre y el estaño necesario, ya que estos materiales se llevaban la mayor parte del gasto y en esa ciudad resultaba mucho más econó- mica su compra1493. Justo un año después, el tesorero de la catedral reconocía las vidrieras necesarias para las ventanas del templo, concertándolas a cuatro reales cada una y obligando al mercader que las suministraría a comprome- terse de dar como limosna todas las que hubiere quebradas; para realizar esta compra, el tesorero recordaba al canónigo Peralta su ofrecimiento de los mil quinientos pesos que había hecho para esta labor1494. A pesar de todo lo dicho arriba, no fue hasta el año 1664 cuando se contempló, por fin, el cerramiento de todas las ventanas de la catedral con vidrieras en sustitución de los lienzos que las habían cubierto hasta enton- ces1495. El 8 de enero se ordenaba pagar el importe de las vidrieras (léase vi- drios o cristales) que se habían comprado, y el 8 del mes siguiente, el maes- tro de “vidriero y farolero” Bernardino Berta se ofrecía para hacer, previo 1493  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 14, 1657 - 1662, F. 486 v, 14 de noviembre de 1662. 1494  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 85 v - 86 r, 23 de noviembre de 1663. 1495  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, F. 6 r, 29 de enero de 1649. Ya en esta fecha se habían comenzado todas las ventanas y encerados con sus bastidores, que no llegarían a terminarse antes de la consagración del templo. ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 22, 1651, 4 r, 24 de julio de 1649. Carta de pago sobre los encerados y las ventanas que se estaban haciendo. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 87 r, 2 de diciembre de 1653. Se daba comisión a los señores maestrescuela Domingo de los Ríos, al racionero Andrés de Luey y al licenciado Florián de Re- inoso Sarmiento para que hicieran las vidrieras de las ventanas y de las claraboyas de la catedral, para lo cual mandaban que se vendieran todos los bienes y alhajas que “parecieren superfluas en la sacristía”. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 106 r - 106 v, 30 de enero de 1654. Se volvía a insistir en que se hicieran las ventanas de madera para la iglesia y en que se pagaran lo que costaren los encerados para las claraboyas del dinero que se había destinado de la fábrica espiritual para las vidrieras. La catedral de Puebla 574 concierto, la obra de todas las ventanas y vidrieras de la catedral; a su favor argüía el hecho de haber desarrollado su oficio en España. Además, en el caso de que hubiera otros maestros interesados en hacer este trabajo, Berta se comprometía a fabricar una ventana a modo de muestra para que fuera comparada con la que ellos hicieran y así el cabildo pudiera elegir la que considerara mejor. Al día siguiente el capítulo decidía otorgar la escritura del concierto para hacer todos los armazones de las vidrieras al susodicho maestro Bernardino Berta. “[...] que son dos mill dosçientas y quinse, dándosele por dicha yglesia por aora beynte ojas de lata, y quatro libras de estaño, y media arroba de alambre, y se le an de dar he- chos los bastidores de hierro y sus baras como las pidiere, y por su trabajo y manifatura se le an de pagar por cada bentana nobenta pesos como las fuere acabando y entre- gando, y en esta forma se obliga a acavar todas las que ocuparen las dichas dos mill dosçientas y quinse vidrieras dentro de un año desde oy, puestas y asentadas con todo arte y perfecsión, a vista y satisfasión de maestros y personas que lo entiendan [...]”1496 Un nuevo virrey llegaba a la Nueva España en octubre de 1664, Antonio de Toledo y Salazar1497, por lo que desde el mes de agosto se habían comenzado a preparar en la ciudad de Puebla los fastos para su recibimiento. Para la cons- trucción del protocolario arco de triunfo, se ofrecerían el maestro de pintor Rodrigo de la Piedra1498, el maestro de arquitectura y dorador Antonio Pérez y el maestro de ensamblador y carpintero Juan de Moya1499, los cuales pedían que se les otorgara dicha obra en las mismas condiciones y precios que se había hecho 1496  ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1651 - 1669, Legajo 2 Cª 1, nº 9, 1664 Bentanas y vidrieras, sin foliación, 9 de febrero de 1664. Cortés Mena 1992, pág. 41. “[...] Iluminan este edificio ciento veinticuatro ventanas, entre ellas veintisie- te redondas, empleándose para ellas dos mil doscientos vidrios los cuales fueron colocados para el año de 1664. [...]”. 1497  Rubio Mañé 1955, pp. 153 - 154 y 295. Díaz Casillas 1987, pág. 58. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991, Volumen I, pp. 579 - 641. Antonio Sebastián de Toledo Molina y Salazar, marqués de Mancera, mayordomo de la reina y embajador en Venecia y Alemania, llegó a México como virrey de la Nueva España el 15 de octubre de 1664, habiendo obtenido previamente su nombramiento el 30 de diciembre de 1663. Sustituyó en el cargo al obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas que lo es- taba ejerciendo de forma interina. Renunció al título de virrey en octubre de 1668, pero no fue aceptada su dimisión, prorrogándose su gobierno tres años más a contar desde el 3 de abril de 1670. Dejó el cargo el día 20 de noviembre de 1673, regresando a España a finales de ese mismo año. 1498  Morales Pérez 2007. Rodrigo de la Piedra y su familia. Noticias preliminares acerca de un pintor del siglo XVII. 1499  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 26, F. 267 v - 268 r, 4 de junio de 1666. El maestro ensamblador Juan de Moya presenta un dibujo por el que se realizará el tablado para el alzamiento del pendón por el rey Carlos II en la plaza pública. Antonio Pedro Molero Sañudo 575 otras veces. Antonio Pérez sería el encargado junto al maestro ensamblador Diego de los Santos de construir en el año 1666 el túmulo para las honras del rey Felipe IV1500. El 5 de agosto el cabildo catedralicio aprobaba la realización del arco por los maestros concertados que deberían seguir la disposición y traza que les diera el presbítero Francisco Pardo, percibiendo por este trabajo un total de seiscientos pesos, en los cuales estaría incluido el pago del escritor que hiciera las letras, motes y dedicatorias que se inscribirían en él1501. Según reflejan las actas de cabildo, en 1665 todavía se continuaba con la fabricación de las vidrieras para las ventanas1502, trabajo que aún se prose- guía en el año 16671503. De hecho, en 1679 se encontraba pendiente de termi- nación la construcción de las dichas vidrieras a tenor de un asiento de las actas del cabildo catedralicio, por el que se mandaba a los canónigos encar- gados de esta obra ajustar el precio que se había acordado para su fabrica- ción con el maestro vidriero Bernardino Berta. Es ahora, en este momento, cuando también se mandó comenzar a colocar las vidrieras de las ventanas de la capilla de los Reyes. Habiendo ya pasado dieciocho años desde que en 1661 el virrey marqués de Leyva dispuso que todos los gastos de estas vidrieras corrieran a cargo de la fábrica material, se retomaba el tan mani- do tema de qué fábrica, la espiritual o la material, debía pagar todos estos trabajos, por lo que se decidía que el agente de la catedral en México debía 1500 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 26, F. 270 v - 271 r, 5 de junio de 1666. El cabildo contrataba al maestro dorador Antonio Pérez junto al maestro ensamblador Diego de los Santos, en relación a la con- strucción del túmulo para las honras del rey Felipe IV que debería estar armado y listo en la catedral el día 15 de agosto. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 26, F. 275 v - 276 r, 16 de junio de 1666. Se corrobora la contratación del maestro dorador Antonio Pérez y del maestro ensamblador Diego de los Santos para la confección de un túmulo en honor del monarca Felipe IV. 1501  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 2 Cª 1, nº 10, 1664, sin foliación, 5 de agosto de 1664. En este documento se detallan minuciosamente los jeroglíficos y figuras que deberían incluirse en el arco triunfal. 1502  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 187 r, 10 de abril de 1665. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 198 r, 19 de junio de 1665. 1503  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 374 r, 11 de octubre de 1667. Se le libraban novecien- tos treinta y ocho pesos y tres tomines de oro común a Bernardino Berta por las vidrieras que tenía ya hechas. La catedral de Puebla 576 enviar un nuevo mandamiento de puño del virrey Payo Enríquez de Ribera1504 tomando una decisión al respecto1505. En los comienzos de su obispado, el prelado Diego Osorio de Escobar prestó una principal atención a las obras más necesarias en el exterior de la catedral, tal y como hemos visto con la torre norte y las portadas, pero una vez que éstas estaban ya perfectamente encaminadas, poco a poco también fue ocupándose de “vestir” puntualmente el interior del templo. Aunque muy len- tamente, como se ha visto se iban fabricando y colocando todas las vidrieras de las ventanas; ahora también se iba prestando atención a la terminación de los retablos de las capillas e incluso de algunas de sus rejas. Por ejemplo, el maestro herrero Domingo Gurrola se obligaba mediante escritura con el deán de la cate- dral, Alonso Salazar Barahona1506, para agrandar una reja de hierro que se había hecho en Vizcaya para la capilla de las Reliquias añadiéndole los balaustres que le hicieran falta para ello1507. 1504  Rubio Mañé 1955, pp. 154 - 155 y 295. Orozco Linares 1985, pp. 105 - 106. Díaz Casillas 1987, pág. 59. Payo Enríquez de Rivera fue obispo de Guatemala entre los años 1657 y 1667. Posteriormente, en 1668, fue nombrado arzobispo de México, cargo que desempeñó hasta 1681. Paralelamente a la dignidad de arzobispo de México ejerció como virrey interino de la Nueva España desde el 13 de diciembre de 1673 hasta el 7 de noviembre de 1680. Relevado de sus cargos tras reiteradas súplicas, se retiró a España donde vivió en el convento de San Agustín de Alcalá de Henares hasta su muerte el 8 de abril de 1684. 1505  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 255 v, 18 de agosto de 1679. 1506  González Dávila 1990, pág. 154. “Doctor D. Alonso de Salazar Varaona, Chantre, gran teólogo, Predicador, Vicario de los conventos de monjas, y Governador del Obispado.”. Córdova Durana 2002, pág. 261. “En el siglo XVII llegó a darse el caso de tener dentro del cabildo eclesiástico a clanes familiares de gran poder y presencia. Es decir que tres o más prebendados eran familiares entre sí, como aconteció con los miembros de la familia Salazar-Varaona (o Varona); o bien, el clan familiar Luna-Gómez Vasconcelos, ambos con nexos familiares en el cabildo secular.”. No tenemos la total certeza, pero creemos que el capitán Juan de Barahona Guerrero, que fuera maestro mayor de la catedral de Puebla, además de otros cargos que desempeñó para el cabildo municipal, perteneció a este clan familiar. Rodríguez-Miaja 1999, pp. 98 - 99. En línea con lo dicho arriba tenemos a Diego de Victoria Salazar, que por el año 1688 era el deán de la catedral poblana y pariente del maestrescuela José de Salazar Varona, que hizo un importante donativo para decorar, “[...] la nueva capilla del Ochavo ‘con láminas curiosas, ofertas y benditas, que donó a la fábrica de esta Santa Iglesia’. Además, dejó un legado funerario a per- petuidad, para misas y maitines ante su tumba, que complementa el obsequio que hizo en vida para la decoración del Ochavo.”. José de Salazar Barahona desempeñó también los cargos municipales de contador y de alcalde ordi- nario; AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 18, F. 76 r, 1 de enero de 1635. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 25, F. 235 r - 235 v, 12 de septiembre de 1661. Alonso de Salazar Barona era el deán de la catedral en este año. Gantes Trélle 2000, pág. 209. “La vida de la ciudad poblana fue dirigida por esa élite de familias ar- raigadas en Puebla desde el siglo XVI, tales como los Carmona Tamariz, Fernández de la Fuente, Cerón, Altamirano y otras. Ellas monopolizan no sólo los aspectos civiles sino también en parte la Iglesia, al extenderse el clero criollo dentro del obispado de Puebla-Tlaxcala.”. 1507  ANP, Notaría 4 Nicolás Álvarez, Legajo VII, 1665, F 688 v, 15 de julio de 1665. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Debe referirse a la construcción de una reja o barandal de una cierta altu- ra anterior a la fabricación de las grandes rejas de las capillas que vemos hoy en día y que según varios Antonio Pedro Molero Sañudo 577 La “ciudad” por su lado, decidía tomar parte en esta ola de reformas y embellecimiento de la catedral y su entorno. En 1667, el cabildo municipal man- daba dar comisión al regidor Francisco de Torija Ortuño para que buscara a las personas adecuadas que empedraran las calles de las manzanas que salían desde la “plaza pública” hacia la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, al sur de ella, así como también las calles de la catedral con el palacio episcopal y la del convento de la Limpia Concepción1508. Los trabajos para seguir vistiendo y adecentando el interior de la catedral continuaban su curso. En 1668 se mandaban hacer los cajones necesarios para la sacristía con maderas de cedro y nogal, cuyo costo correría a cuenta de la fá- brica espiritual1509. No obstante, tal y como sucedía con prácticamente todos los encargos referentes al equipamiento interior de la iglesia y de sus dependen- cias, éste de la fabricación de los cajones se iría también dilatando a lo largo de bastante tiempo. En un acta del cabildo de fecha 10 de julio de 1671 se disponía el transporte de las maderas que fueran a propósito para hacer los dichos cajo- nes de la sacristía, y no fue hasta el año 1676 cuando por fin se terminaron de hacer1510. El año 1672 se llevó a la sesión del cabildo eclesiástico del 8 de noviembre la controversia acerca de qué aposentos o viviendas se debían señalar a los “sacristanes ayudantes de cura y demás ministros de esta santa iglesia”. Mien- tras se tomaba una decisión al respecto, se determinó que el racionero José de Goitia hiciera aderezar para esta finalidad “la sala grande que antiguamente había servido de cabildo”, esto es, el espacio del lado izquierdo de la cabecera, autores se realizaron entre los años 1722 y 1726. Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. Rojas 1980, pág. 19. Borromeo 1985, pág. 28. Al referirse a los enrejados de las capillas dice: “[...] Más desde la parte baja, por una altitud de aproximadamente un codo, con obra de fierro algo artística aquéllas constrúyanse entre sí densamente, a fin de que los perros no tengan entrada [...]”. 1508  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 29, F. 107 r - 109 v, 19 de julio de 1667. Estas calles corresponden con las actuales 16 de septiembre y con la 5 y la 7 poniente. 1509  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 15, 1663 - 1668, F. 407 v - 408 r, 4 de mayo de 1668. 1510  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 132 v, 10 de julio de 1671. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 37 v, 17 de julio de 1676. El artífice de las cajoneras para la sacristía fue el maestro de ensamblador Esteban Gutiérrez que en esta fecha presentaba un memorial sobre el trabajo ya acabado, y del que todavía se le restaba algún dinero que reclamaba a sabiendas de que el cabildo había quedado plenamente satisfecho con su trabajo. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 37 v, 14 de agosto de 1676. Ajuste de las cuentas del trabajo de los cajones de la sacristía con Estebán Gutiérrez. La catedral de Puebla 578 actual sagrario de la catedral1511. Los canónigos Juan García de Palacios, Silve- rio de Pineda y Lorenzo de Salazar Muñatones fueron nombrados para que, junto al obispo, dispusieran el modo que habían de tener estas viviendas para los ayudantes de cura y los demás sirvientes y sacristanes1512. Estos canónigos mostraron su parecer al obispo en un memorial, para que fuera éste el que de- cidiera al respecto de estas viviendas, ya que era “materia económica”. El pre- lado resolvió que se encargaran los tres mismos comisarios que habían hecho el informe de ajustar y dar estas viviendas como más conveniente les pareciere. Ante esta decisión del obispo, los canónigos encargados resolvieron el lugar que se concedería para los dichos alojamientos. “Que la casa del mirador de la plaza que perteneçe a la fábrica espiritual, por cuia quen- ta se a renovado al pressente, la haviten los ayudantes de curas de esta santa yglessia por el tiempo de la voluntad deste cavildo y en custodia, sin que por haçerlo puedan repetir derecho de possessión, ni resistir el mudarse quando este cavildo lo ordenare, porque dicha fábrica spiritual a quien toca dicha cassa no está obligada a dar avitaçión a dichos ayudantes, y esto toca a la fábrica material, y la de dicho mirador se hiço para que este cavildo tubiera donde acudir a las fiestas públicas con decençia [...]”1513 En el reiteradamente mencionado plano de la catedral firmado por Juan Benítez con fecha de 1749, aparece marcado con el número cuatro, en el lado correspondiente al claustro en color amarillo, lo que en la memoria se nombra como “viviendas sobre los miradores”. Pensamos que “la casa del mirador” a que hace referencia el documento anterior, destinada como vivienda para estos ayudantes de curas, correspondía con las “viviendas sobre los miradores” del plano de Benítez, ocupando algún lugar de la panda de este claustro que daba hacia la plaza y que obviamente estaba lo suficientemente levantada para alber- gar estas dependencias. La existencia de esta edificación explicaría los testimo- nios mencionados más arriba, en relación a la construcción del sagrario frente a 1511  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 211 v, 8 de noviembre de 1672. Previamente en el mes de agosto se declaraba la necesidad de cubrir las tres ventanas de este espacio con unos encerados nuevos; ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 201 v, 26 de agosto de 1672. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 89 v, 5 de septiembre de 1670. En esta fecha ya se ordenó colocar unos encerados que cubrieran las ventanas de esta sala de cabildo para evitar la entrada de aguas. 1512  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 216 r, 25 de noviembre de 1672. 1513  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 217 v - 218 r, 6 de diciembre de 1672. Antonio Pedro Molero Sañudo 579 la fachada de la catedral, cuando declaraban que no se veía ésta al desembocar en la plaza bajando por la calle que va al convento del Carmen. No obstante, ninguno de estos detalles nos deja claro qué era lo que estaba realizado de toda esa construcción exterior al templo que aparece en el plano, sobre todo tenien- do en cuenta que en el dibujo está escrito en la cabecera de la memoria que el claustro de la parte exterior restaba por fabricar, aunque pensamos que parte de él sí estaría levantado y de ahí que se pudiera destinar alguna zona del mis- mo para las dichas viviendas1514. 1514  AGI Archivo General de Indias, MP-MEXICO, 680. Fig. 144 Claustro del plano de Juan Benítez, 1749, en el que se aprecia en ambas pandas el nº 4, correspondiente a las viviendas sobre los miradores La catedral de Puebla 580 El 17 de octubre de 1673 moría en la ciudad de la Puebla de los Ángeles el obispo de su diócesis Diego Osorio de Escobar y Llamas. Al siguiente día a las tres de la tarde salía en procesión el entierro del prelado del palacio episco- pal. La comitiva recorrió algunas calles céntricas yendo asistida por numeroso público entre el que se incluía todo el clero secular y regular, así como todos los miembros del cabildo municipal y los vecinos de la ciudad. Este séquito también estaba compuesto por toda la capilla de música de la catedral que iba acompañando los responsos cantados que se daban en las capillas posas, insta- ladas para tal efecto a lo largo del desfile hasta su conclusión en la iglesia cate- dral, donde se depositaría finalmente el cuerpo del obispo en la cripta situada bajo la bóveda del altar mayor.1515 Una nueva preocupación vino a inquietar al cabildo el año 1674 en rela- ción a la fábrica material; se trataba del cimborrio que presentaba algunas grie- tas en diferentes partes. El deán, Diego San Juan Victoria acuciaba al capítulo para que pusiera remedio a este imprevisto, ya que a juicio de algunas personas entendidas estos desperfectos podrían causar serios peligros. Ante este proble- ma se decidió escribir una carta al arzobispo y virrey Payo Enríquez de Rivera, pidiéndole que mandara venir desde la capital de México al maestro mayor de su catedral Rodrigo Díaz de Aguilera, para que reconociera, no solo los desper- fectos del cimborrio, sino también los que pudiera haber en la construcción de la torre, de tal forma que con su parecer el cabildo pudiera poner los remedios pertinentes1516. Los desperfectos del cimborrio de la catedral obviamente no ha- bían aparecido de repente en este justo momento, sino que, como se ha dicho anteriormente, en 1665 el maestro Luis Gómez de Trasmonte ya había venido a la ciudad de Puebla a dar su parecer sobre estos daños en la cúpula central. El virrey mandó su carta de respuesta acerca de este tema de los deterioros del cimborrio y de la torre en el mes de diciembre de ese mismo año y en ella decía 1515  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 267 v - 268 r, 18 de octubre de 1673. 1516  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 320 r, 28 de septiembre de,1674. Tal y como se ha dicho más arriba, Rodrigo Díaz de Aguilera ya había venido en 1660 junto a Luis Gómez de Trasmonte a dar su parecer y supuestamente unas trazas sobre la torre norte de la catedral poblana. Antonio Pedro Molero Sañudo 581 que sería enviado el susodicho maestro Aguilera para reconocerlos. Ante esta decisión, el cabildo poblano formó una comisión de tres canónigos para que junto a este maestro examinaran las obras y dieran un parecer conjunto1517. En febrero del año siguiente se presentaba en sesión del cabildo eclesiásti- co un mandamiento del arzobispo-virrey Payo Enríquez, por el que se ordena- ba proceder a reparar y aderezar el cimborrio de la catedral poblana1518. A la vista de que las obras para la reparación del cimborrio se iban a acometer en breve, se mandaron pintar al maestro Julián Ordoñez cuatro cua- dros con los evangelistas que serían colocados en el “hueco del cimborrio”; a la vez también se encargaron otros dos lienzos más para la sala de la sa- cristía1519. Estos dos últimos lienzos se concertaron con el “maestro del arte de pintura” Baltasar de Chaves, al que se obligaba a que los pintara en la ciudad de Puebla, y para que viniera desde la de México se le pagarían, además de lo escriturado por las pinturas, los gastos que le ocasionara el viaje desde una ciudad a la otra1520. 1517  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 320 v, 1 de diciembre de 1674. Los comisionados fueron el chantre Andrés Sáenz de la Peña y los canónigos Florián de Reinoso Sarmiento y José Goitia. ACCP, Libros de Fábrica, Primera cuenta de fábrica de el cargo de el capitán D. Juan de Úbeda y Fonseca, sin foliación. “A Rodrigo de Aguilar maestro mayor de arquitetura en México por su trabajo y ocupaçión de venir a esta çiudad a reconoçer el simborrio de sobre el aderesso que se hizo çinquentta pessos”. 1518  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 348 r, 28 de febrero de 1675. 1519  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 351 v, 21 de marzo de 1675. Carrión 1897, Tomo I, pp. 312 - 313. “[…] La cúpula mayor cubre el crucero […] se sostiene sobre diez y seis pilastras jónicas parecidas. Los cuatro evangelistas que la adornan son hechos por Julián Ordóñez.”. Salazar Monroy 1946, pág. 25. “En el segundo cuerpo de las naves del crucero, se hallan los cuatro evan- gelistas, […] pintura al temple de Julián Ordoñez.”. Alcalá y Mendiola 1997, pp. 84 - 85. “La media naranja tiene de altura diez varas y media, con ocho ven- tanas, las cuatro abiertas con sus vidrios y en el jueco (sic) de las otras cuatro pintados los cuatro santos evangelistas, de buen pincel […]”. Como vemos por los tres autores citados, parece ser que estos cuatro cuadros hubieran estado coloca- dos primeramente en el cimborrio para pasar después a ambos lados del crucero. Alcalá y Mendiola, que escribió con anterioridad a los otros dos autores su Descripción en bosquejo de la imperial cesárea muy noble y muy leal ciudad de Puebla de los Ángeles, no deja lugar a duda, ubicándolos en el cimborrio. Estos cuatro cuadros con los evangelistas se encuentran colocados a día de hoy en los testeros del crucero, a los lados de las ventanas: San Juan y San Marcos en el lado de la epístola, y San Mateo y San Lucas en el del evangelio, tal y como apunta Salazar Monroy. 1520  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 16, 1669 - 1675, F. 352 r, 26 de marzo de 1675. La catedral de Puebla 582 Fig. 145 Cúpula sobre el crucero de la catedral de Puebla en cuyas ventanas diagonales estuvieron alojados los cuatro lienzos de los evangelistas, actualmente en los hastiales del crucero Figs. 146 Lado de la epístola del crucero de la catedral de Puebla con los lienzos de San Juan y San Marcos Figs. 147 Lado del evangelio del crucero de la catedral de Puebla con los lienzos de San Mateo y San Lucas Antonio Pedro Molero Sañudo 583 El 2 de junio de 1676 tomaba posesión de la diócesis poblana el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, bajo cuyo mandato se terminaron la torre septentrional y las portadas colaterales. “Con Manuel Fernández de Santa Cruz, la Puebla de los Ángeles llega a su máxi- mo esplendor. Bajo su patrocinio directo o con su apoyo, y gracias a la prosperidad material del obispado más rico de la Nueva España, la ciudad prácticamente se vuelve a levantar y adquiere su fisonomía definitiva.” Iván Escamilla1521 Poco antes de la llegada del obispo, en el mes de marzo, se habían iniciado los trámites para el concierto de la obra del aderezo del cimborrio de la cate- dral1522. Para tal efecto el cabildo consultó al maestro mayor de la obra Carlos García Durango, con el fin de que expresara su experta opinión para la buena realización de estos delicados trabajos. “[…] haviendo consultado con Carlos Garçía maestro maior de dicha obra, lo necesario de hierro para los rreparos que se mandan haser, se halla que se han de fabricar ocho hierros que siñan los ocho ochavos de ocho baras de largo y de ancho sinco dedos, y de gruesso una pulgada, con dies y seis pernos que atrabiesen todo el gruesso del casco de la bóbeda, a dos en cada ochavo con su cavessa y chapetas, y para las xendeduras y aberturas que tiene la bóbeda dose chapetas de una bara de largo, y de ancho una quarta sin lo que ha de tener el güeco de los pernos, y de gruesso una pulgada, y por la parte de arriba a la correspondensia de las chapetas de abaxo otras dose, de ancho sinco dedos y de gruesso una pulgada con dos pernos cada chapeta, y de gruesso dos dedos de el largo que tubiere la bóbeda; todo lo qual ha de ser de hierro, y para lo que tenga efecto dicho adereso y que se haga con toda comodidad y que el preçio que costare sea menos en utilidad de dicha fábrica […] mandava y mandó se traiga en pregón por término de nueve días dicha herramienta según ha expressado, para si hubiere algunas personas que quisieren haser postura y baxa en dicha obra parescan ante su mersed dicho señor obrero maior que se les admitirá sus posturas, declarándose que por fin de dichos nueve pregones se ha de haser rremate en el mejor ponedor, y assí lo proveió y firmó.”1523 El primer pregón para la adjudicación de estas obras de reparación del cim- borrio se realizó el día 4 de marzo de 1676 bajo los portales de la audiencia ordi- 1521  Escamilla González 2002, pág. 247. 1522  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676, Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso que se manda hazer en el sinborrio de la sancta ygleçia cathedral de la çiudad de los Ángeles en virtud de mandamiento del excelentísimo señor virrey governador y capitán general desta Nueba España. 1523  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676, Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso…, sin foliación, 4 de marzo de 1676. La catedral de Puebla 584 naria de la ciudad sin que hubiera ningún postor, ni en este día, ni en los siguien- tes. Ante esta falta de licitadores, el nuevo obrero mayor Lorenzo de Salazar1524 mandó el día 8 de julio que se volviera a pregonar la obra por espacio de otros nueve días, poniéndose previamente rótulos informativos de ella en la puerta de la catedral y en un pilar de los portales de la audiencia. Por fin, el maestro de herrero y arcabucero Diego García de Figueroa mostraba interés en llevar a cabo la obra a razón de tres tomines y medio cada libra de hierro labrado, advirtiendo que si hubiera otra persona interesada en ésta se le comunicase, para poder obrar en consecuencia. Poco después, el día 23 de ese mismo mes de julio, hacía una postura a la baja el maestro de herrero y cuchillero Juan Díaz Barragán que reba- jaba un cuartillo de tomín la libra sobre el precio de Figueroa. No tardó mucho en responder García Figueroa a esta nueva postura, ya que tan solo un día después rebajaba su estimación a tres tomines la libra de hierro. A esta última postura de Figueroa, contestaba Díaz Barragán, rebajando otro cuartillo más el precio durante el pregón del día 29 de julio. Al siguiente día, el obrero mayor Lorenzo de Salazar dijo que habiéndose pasado el número de pregones estipulados para otorgar la obra del cimborrio y con el fin de que no se retrasase más tiempo su comienzo, mandaba que se señalase el sábado primero de agosto como el último día para que, citadas todas las personas que habían hecho posturas sobre estos trabajos, además de los que pudieran hacerlas nuevamente, se nombrara final- mente a la elegida. Durante este último día se sucedieron las posturas a la baja entre los dos principales interesados, rebajando cada uno un poco más que el otro el importe de la obra, así como la fecha de su terminación. Al fin, el remate de la obra le fue otorgado al maestro Diego García de Figueroa en dos tomines por cada libra de hierro labrado, asegurando que la acabaría en veinticinco días de trabajo a contar desde ese mismo primero de agosto de 1676.1525 1524  Lorenzo de Salazar Muñatones había sucedido en este oficio de obrero mayor al canónigo José de Goitia Oyanguren, que lo era en el momento de acordarse pregonar los trabajos de la reparación del cimborrio de la catedral. 1525  ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676, Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso…, sin foliación. Otro buen Antonio Pedro Molero Sañudo 585 El 16 de septiembre el obrero mayor de la catedral, viendo terminada la obra del aderezo del cimborrio, mandaba al maestro mayor Carlos García Du- rango que inspeccionara los trabajos realizados y los materiales utilizados en esta reparación para que diera fe de que cumplían con la obligación hecha por el maestro Diego García. Junto al maestro mayor realizaron este reconocimien- to los maestros de herrero Salvador Domínguez y Diego Martín Bueno. Estos inspectores declararon el 19 de ese mismo mes que el trabajo del cincho para el cimborrio estaba en perfectas condiciones y realizado con “todo arte y buen hierro, sin poderse mejorar”, por lo que firmaban dando su aquiescencia a la obra. A continuación, el día 22 se procedió a pesar este cincho y los diferentes hierros y herrajes hechos en el taller de herrería de Diego García en presencia del obrero mayor y del maestro mayor de la catedral, montando toda la cuenta mil doscientos pesos. Terminada esta tasación, el obrero mayor ordenó que sin más dilación se llevara todo el material a la catedral para comenzar lo antes posible su colocación en la cúpula1526. Aprovechando las obras de reparación que se iban a acometer en el cim- borrio, se proponía por parte del mayordomo de la fábrica Lorenzo Salazar Muñatones la conveniencia de poner vidrieras en las cuatro ventanas de la lin- ternilla de éste, para lo cual se podían utilizar las que habían sobrado de “las cuatro ventanas que se han cerrado en el dicho cimborrio”, comprándose las que pudieran faltar por cuenta de la fábrica espiritual1527. Con este dato queda aclarado totalmente el tema de las cuatro pinturas de los evangelistas colocadas en la cúpula y mencionadas anteriormente. Por algún motivo, posiblemente de carácter estructural, a la vez que se acometían las reparaciones se cegaron cuatro de los ocho huecos de los ventanales que tiene el cimborrio, utilizando estos espacios para colocar los dichos cuatro lienzos. Posteriormente, se debió ejemplo de lo infladas que estaban las primeras posturas que se hacían para los destajos de las obras a realizar en la catedral es que Diego García de Figueroa rebajó su postura para hacerse con este trabajo desde tres tomines y medio por libra de hierro labrada que ofreció inicialmente hasta los dos tomines finales; como vemos, la reducción del precio fue de casi la mitad del importe total. 1526 ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676, Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso…,, sin foliación. 1527 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 53 r, 20 de octubre de 1676. La catedral de Puebla 586 decidir volver a abrir estas cuatro ventanas quedando el cimborrio tal y como lo vemos actualmente, trasladándose los cuadros a la parte interior de los has- tiales del crucero. No sabemos si fue en este mismo momento o después cuan- do se decidió construir los cuatro contrafuertes diagonales que ciñen la cúpula y que evidentemente no formaban parte del proyecto inicial de ésta a la vista de su diferente composición estructural y estética respecto al resto del conjunto. Estos cuatro estribos coinciden con el centro de las ventanas que pensamos que fueron las que estuvieron cegadas y alojaron las pinturas de los evangelistas, procediéndose a su apertura una vez ya colocados unos machones que ensan- charon el muro del tambor del cimborrio sobre los que apoyan los susodichos contrafuertes. Fig. 148 Vista exterior de la cúpula del crucero desde la torre norte Antonio Pedro Molero Sañudo 587 Fig. 149 Vista exterior de la cúpula central desde la cabecera Fig. 150 Vista exterior de la cúpula central desde la nave desde la terraza de la nave del evangelio La catedral de Puebla 588 El obispo Santa Cruz, recién incorporado a su diócesis, era requerido me- diante una cédula real de fecha 13 de marzo de 1676, anterior a su toma de pose- sión, para que informara del estado en que se encontraba la fábrica catedralicia. “Por cédula de 13 de Marzo de 76, me manda Vuestra Majestad, dé cuenta del estado que tiene la fábrica de la Iglesia Catedral de la Puebla y obedeciendo a Vuestra Majestad, digo que su fábrica se compone de 5 naves de proporción muy hermosa. De las dos colaterales, cada una consta de 6 capillas, la nave mayor del medio, se termina en la capilla de los reyes, a la cual ciñen por ambos lados, dos piezas correspondientes en longitud, a la latitud de las dos naves que en ellas rematan y hoy sirve la una de sacristía y la otra de sala capitular y así naves como capillas, están perfectamente acaba- das; en el crucero, se levanta un hermoso y elevado zimborrio que el año de 53 se abrió en grandes roturas a la conclusión de un temblor y habiendo estado muchos años sin repararse, en Diciembre de 76, se acabó de fortificar, quedando con igual hermosura y mayor seguridad que antes, pues habiendo el año de 77, otro temblor grande de tierra, no hizo sentimiento. Tiene asimismo, 5 puertas, una al poniente con dos laterales, una al Sur y otra al Norte, de las cuales, la del medio sólo está acabada con cantería, estatuas y relieves de mármol, a la torre sólo le falta la coronación de su cúpula y su linterna y muy pronto quedará perfectamente acabada. Faltan a la fábrica de esta iglesia, las cuatro puertas y todas las oficinas necesa- rias, que son muchas. La renta que tiene la fábrica, un año con otro, llegará a 5.500 pesos y por ser tan Fig. 151 Detalle de un contrafuerte diagonal de la cúpula central desde la terraza de las naves laterales Antonio Pedro Molero Sañudo 589 corta la renta, se ha gastado tanto tiempo en lo obrado, pero puedo asegurar a Vuestra Majestad, que los mayordomos de fábrica, así el presente, como su antecesor, proceden con tanta justificación, que corresponde lo consumido a lo obrado en dicha fábrica, sobre que se aplicará en adelante, todo mi desvelo y aún mis rentas, en consiguiendo algún desempeño, aunque temo que ha de ser tarde, por el número excesivo de pobres que tiene este obispado y son los primeros acreedores de mis rentas, Dios guarde la católica persona de Vuestra Majestad, como la cristiandad ha menester. Nueva Veracruz y Enero 20 de 1676. Manuel, Obispo de la Puebla. (Rubricado)” Miguel Zerón1528 Aunque al final de este documento que nos presenta Zerón Zapata aparece la fecha de enero de 1676, vemos que en su interior nos habla inclu- so del año 1677, por lo que pensamos que la fecha ha de estar equivocada sobre todo si tenemos en cuenta que en el mes de enero no era todavía obis- po de la diócesis poblana Manuel Fernández de Santa Cruz. De la relación de este informe podemos extraer una serie de datos interesantes como la fecha de diciembre de 1676 para la terminación de la reparación total del cimborrio. Interesante también es saber que se volvía a utilizar como sala capitular el espacio opuesto al de la sacristía en la cabecera del templo, ya que unos años antes se hablaba de habilitarlo como vivienda temporal para los curas, como ya hemos visto más arriba. Este documento también pone en evidencia el hecho de que la única portada que estaba completamente terminada en este momento era la del Perdón. Respecto a la torre, el obispo manifiesta que estaba a punto de terminarse, faltándole tan solo la cúpula de cierre y su linterna. También subraya que faltaban por terminarse aún todas las oficinas que eran necesarias para el gobierno de la catedral y su obispado. Finalmente el prelado declaraba que para llevar a buen término todo lo faltante en la fábrica, y ante las pocas rentas anuales de que disponía ésta, aplicaría incluso dinero de las suyas propias para llevar a efecto todas las obras necesarias. Asimismo, nos parece relevante la defensa que hace el obispo de los dos obreros mayores, el que ejercía el cargo en ese momento 1528 Zerón Zapata 1945, pp. 161 - 162. Remite para este documento al Archivo Gral. de Indias. Estante 60. Cajón 4. Legajo 10. La catedral de Puebla 590 y su antecesor, en cuanto a la aplicación correcta y justificada de los gastos de fábrica. El año 1680 la ciudad se volcaría una vez más en el recibimiento del nue- vo virrey Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna1529, realizándose como era la tradición un arco de triunfo y diferentes actos y festejos conmemo- rativos del acontecimiento1530. Esta ciudad, la Puebla de los Ángeles, que para el año 1681 se encontraba inmersa en pleno proceso de consolidación y esplen- dor, contando con una población de sesenta y siete mil setecientos sesenta y cinco habitantes, de los que catorce mil quinientos eran indios, diecinueve mil ciento setenta españoles y treinta y cuatro mil noventa y cinco mestizos, y que rivalizaba en importancia con la misma capital del virreinato novohispano, la Ciudad de México1531. “Para el año de 1678, la población de la ciudad llega a 68.800 habitantes. La pros- peridad económica es notable, gracias a la producción agrícola e industrial de la región, y al extenso comercio de sus productos, que llegan a todas las ciudades de la Nueva España, a Guatemala, La Habana, Caracas y Manila. El desarrollo urbano a pesar de la opulencia y riqueza de los vecinos, sigue conservando el mismo perfil del siglo XVI [...]” Efraín Castro1532 1529  Rubio Mañé 1955, pp. 155 - 156 y 295. Orozco Linares 1985, pp. 107 - 108. Díaz Casillas 1987, pág. 59. Tomás Antonio de la Cerda y Aragón, marqués de la Laguna, conde de Paredes y Grande de España, fue virrey de la Nueva España desde el 7 de noviembre de 1680 hasta el 16 de noviembre de 1686. 1530  Leonard 1974, pág. 323. “[…] Un adorno importante era invariablemente un Arco de Triunfo con alegorías adecuadas y dibujos emblemáticos. Casi siempre los organizadores habían hecho uso de los mitos y leyendas de la antigüedad griega y romana para agradar la vanidad del vice-soberano […]”. Teran Bonilla 1991, pp. 25 - 26. “Dentro de la arquitectura efímera, los arcos de triunfo fueron las rep- resentaciones más importantes y vistosas, por su monumentalidad, por ser una manifestación plástica vinculada con la literatura y por su gran carga simbólica. Como se ha mencionado, los arcos de triunfo fueron escenografías arquitectónicas efímeras, creados ex profeso para alguna celebración o festividad dentro de los espacios de la ciudad: calles o plazas. Dependiendo de la celebración, estos arcos eran mandados a construir por las autoridades civiles o religiosas, por algún gremio de artesanos o comerci- antes, por cofradías, por particulares o por medio de una colecta pública. Para su diseño y construcción se contrataba frecuentemente a un arquitecto, escultor, pintor o a los llamados “altareros” -estos últimos especialistas en la fabricación de arcos de triunfo y carros alegóricos-. Por lo común se pensaba en los artistas más destacados del momento. También se escogía a un poeta o literato para que se encargara de elaborar una serie de loas, poemas, versos, etc. -para el personaje a quien se dedicaba el arco de triunfo-, que irían plasmados en el monumento.” 1531  Bühler 2001, pág. 52. El autor remite con estos datos a un censo del obispado de Puebla evaluado por Peter Gerhard. Cuenya Mateos 1989, pág. 9. “[...] La ciudad fue ennobleciéndose, llegando a disputarle -algunas veces- a la ciudad de México la supremacía, o aspirando, como en la década de 1630, a ser la capital del Virrein- ato.”. 1532  Castro Morales 1966, pág. 9. Antonio Pedro Molero Sañudo 591 “El asentamiento mixto original, formado por ciudad central de españoles y barrios periféricos de indígenas fue dejando paso a una ciudad integrada por población criolla-indo-mestiza.” Alberto González1533 En 1684, poco antes de su muerte, el maestro mayor de la catedral Carlos García Durango dejaba la dirección de la obra de la portada norte de la catedral al maestro mayor de la ciudad Diego de la Sierra1534, el cual parece ser que dio unas nuevas trazas para su terminación. Con relación a esta portada, en el mes de octubre de este mismo año, se reunieron en la sala del cabildo los “maestros en el arte de arquitectura” Carlos García Durango y Diego de la Sierra para de- cidir si era pertinente o no cerrar la ventana que tenía esta fachada, colocando en su lugar un relieve que se estaba haciendo para la portada principal en pie- dra blanca de Villerías que representaba un nacimiento. De la Sierra se oponía a esta reforma alegando que disminuiría la luz del cuerpo de la iglesia, además de que restaría belleza al conjunto al romper la simetría correspondiente con el hastial del lado sur que daba a los reales colegios, quedando hacia el exterior un frente del crucero con ventana y el otro sin ella, más teniendo en cuenta que hacia la parte interior estarían colocadas estas ventanas uniformemente. Argumentaba además que dicho relieve podía acomodarse en el espacio que quedaba entre la ventana y el óculo superior. Para demostrar esta proposición, el maestro De la Sierra hizo una traza en la que mostraba su parecer, la cual fue aceptada por el cabildo y los demás maestros implicados en el tema a excepción del maestro mayor Carlos García Durango. Con la aprobación de estas trazas, el cabildo aprovechaba para subrayar que cualquier obra que se hiciera a partir de ese momento debía ser aprobada por este organismo y por el obispo, previa 1533  González Pozo 2005, pág. 1534  Fernández 1986, pág. 21. Diego de la Sierra nació aproximadamente en el año de 1656. Efraín Cas- tro asegura que se encontraba ya en la ciudad de México en 1670 con apenas catorce años, “[...] por tanto, podemos deducir que su formación personal y artística debió adquirirla en este lado del Atlántico.”. Aunque trataremos de aportar algún nuevo dato sobre la persona del maestro Diego de la Sierra a lo largo de nuestra exposición, en ningún caso pretendemos hacer una monografía sobre él, ya que para una información muy completa y detallada sobre este maestro ha de consultarse el exhaustivo trabajo de Martha Fernández, Retrato hablado..., así como algunos otros textos más que se irán citando a lo largo de nuestra exposición y que tratan, aunque mucho menos in extenso, la figura de este interesante y controvertido artífice. La catedral de Puebla 592 presentación de unas trazas y monteas para su realización, que una vez acepta- das serían seguidas precisamente, aunque se dejaría un cierto margen para que el maestro encargado de ellas obrara según su arte y oficio. Por este motivo, se le encargaba al maestro mayor Carlos García Durango vigilar las obras y dar cuenta al cabildo y al obispo de que éstas fueran conformes a buen arte, para que en caso contrario se pudiera poner el remedio pertinente sin que se llegara a terminarlas erradamente, de forma que si esto sucediera en alguna ocasión por la omisión del maestro mayor fuera él mismo quien corriera con todos los gastos de su arreglo1535. El obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y el cabildo eclesiástico poblano informaban al virrey de que el maestro mayor de la catedral había muerto en junio del año 1685, por lo que le instaban a que nombrara un sustituto que ocupara la vacante lo antes posible1536. Como ya hemos apuntado más arriba, el 13 de septiem- bre de 1685, en la ciudad de México, el virrey nombró a Juan de Barahona Guerrero maestro de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad de Puebla, además de maestro mayor de su catedral, aunque el cabildo municipal no haría efectivo el título de maestro mayor de arquitectura hasta el día 29 de octubre, especificándo- se que no recibiría ningún tipo de estipendio o salario por él. Se le nombraba en lugar del cesado maestro de albañilería, cantería y arquitectura Diego de la Sierra, que lo había estado desempeñando tan solo desde el 25 de septiembre hasta este momento1537. De la Sierra había estado ejerciendo el puesto de alarife de la ciudad en virtud de haberlo solicitado, “por ser una persona hábil y suficiente en las artes de arquitectura” y mientras decidía el virrey en quién recaía finalmente este oficio1538. 1535  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 191 r - 192 v, 28 de octubre de 1684. Carlos García Durango mostró su disconformidad con la montea de Diego de la Sierra porque para realizarla había que cortar la cornisa de encima de la ventana. 1536  Pizarro Gómez 1997, pág. 61. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 218 v - 219 v, 29 de octubre de 1685. 1537  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 218 v - 219 v, 29 de octubre de 1685. En esta sesión del cabildo se acordaba notificar a Diego de la Sierra el nombramiento que se había hecho en la persona de Juan de Barahona Guerrero como maestro de arquitectura de la ciudad, apercibiendo al maestro De la Sierra que se le revocaba y anulaba ese dicho cargo de forma que no podía, ni debía, hacer uso de él a partir de ese momento. 1538  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 210 r - 210 v, 25 de septiembre de 1685. Antonio Pedro Molero Sañudo 593 Con la muerte del maestro mayor García Durango, De la Sierra trataba rá- pidamente y por todos los medios de ocupar los puestos que éste había dejado vacantes, aunque fuera de forma temporal y mientras se resolvía quién los ocu- paría de manera efectiva. Es prácticamente seguro que De la Sierra pensó que si conseguía hacerse con los oficios que había desempeñado el finado maestro mayor Durango, añadiendo a ello un poco de suerte al retardarse la designa- ción del nuevo titular, pudiera ser que tuviera suficiente tiempo como para demostrar su valía y optar a quedarse con la titularidad de todos los cargos que había desempeñado el difunto. Pensando en todos estos motivos debió ser por lo que también solicitó rápidamente al cabildo catedralicio el ser nombrado como maestro mayor de la catedral en virtud del título de maestro examinado que tenía en su poder. Para ello Diego de la Sierra exhibiría el día 3 de julio de 1685 el traslado de su carta de examen de fecha 27 de junio de 16851539. Ante esta petición, el obispo y el cabildo decidían mandar una nueva consulta al virrey para que fuera él quien designara al elegido para este puesto1540. Para ayudar en el dictamen al virrey, el cabildo le enviaba los memoriales con las cartas de examen de los dos maestros de albañilería propuestos por la iglesia, Diego de la Sierra y Juan de Barahona Guerrero, que pretendían el derecho a la plaza de maestro mayor de la cate- Fernández 1986, pág. 25. “[...] el 27 de septiembre de 1685, De la Sierra presentó al Cabildo secular una declaración del estado en que se encontraban las calles poblanas de Herreros y Cholula. Nada extraordi- nario parecería contener este documento de no ser porque Diego de la Sierra aprovechó la ocasión para solicitar al Cabildo ‘... honrarme con la plaza de Alarife Mayor de esta ciudad... sin salario alguno...’ [...]”. Según esta misma autora, da la impresión de que el maestro De la Sierra confiaba en que le sería otorga- da la maestría mayor de la catedral de Puebla y por eso intencionalmente ofrecía prescindir del salario de alarife, “[...] a cambio del prestigio que representaba convertirse en el arquitecto oficial del Cabildo.”. En cualquier caso está claro que el maestro Diego de la Sierra trataba por todos los medios de ascender social y profesionalmente, aunque esto no le proporcionara de momento ninguna ganancia económica. 1539  Fernández 1986, pp. 151 - 152. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 219 r, 3 de julio de 1685. Este día se solicitaba a Diego de la Sierra que presentase el título y la carta de examen que tuviere en su poder ante la pretensión que tenía de conseguir la maestría mayor de la fábrica material de la catedral, de forma que una vez revisados se proveería en consecuencia. Pizarro Gómez 1997, pp. 70 - 71. Cita al arquitecto Diego Rodríguez como el examinador de Diego de la Sierra. 1540  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 219 v, 11 de julio de 1685. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 154. Fernández 1985, pág. 43. “[...] para alcanzar el nombramiento [maestro mayor], el requisito más impor- tante era el ser maestro examinado. [...] Para obtener el grado de maestro examinado, en la mayor parte de los gremios se exigían dos cosas: por un lado, un testimonio de su limpieza de sangre y buenas cos- tumbres, y por otro, aprobar el examen.”. La catedral de Puebla 594 dral que hasta ese momento había estado en poder de Carlos García Durango, suplicándole que el nombramiento fuera tan solo por un periodo limitado de dos o tres años con el fin de tener más controlado su servicio y asistencia a la fábrica1541. El elegido por el virrey marqués de la Laguna, el maestro Juan de Barahona Guerrero, tomaba posesión del título de maestro mayor de la catedral de Puebla el 28 de septiembre de 16851542. Diego de la Sierra, además de no haber conseguido ser nombrado maestro mayor de la catedral poblana, fue desposeído del cargo de alarife de la ciudad en favor del maestro Juan de Barahona1543. Aún así, De la Sierra no desfalleció en su intento por lograr algún tipo de maestría mayor, por lo que trató de conse- guir, en palabras de Martha Fernández “la más difícil de todas”, la de maestro mayor de la Nueva España. Para este objetivo elaboró una “Probanza de Méri- tos y Servicios” que hacía relación de todos los trabajos que había llevado a cabo hasta ese momento en el virreinato novohispano. Este informe iba acompañado por la declaración de nueve testigos y complementado con una hoja de papel en la que presentaba una serie de dibujos y trazas de elementos arquitectónicos y alzados y plantas de diferentes edificios, los cuales decía haber realizado ante testigos y un escribano el 21 de diciembre de 16851544. A pesar de todo el empeño 1541  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 222 r, 20 de julio de 1685. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 223 r - 223 v, 14 de agosto de 1685. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 155. 1542  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 232 v, 28 de septiembre de 1685. 1543  ACCP, Libros de Fábrica, Razón i memoria de toda la obra del monumento de esta santa iglesia, según el modo presentado, Legajo 2 Cª 1, nº 16, 1685, Sin foliar. Memoria y escritura, ya mencionada más arriba, para la hechura de un nuevo monumento para la catedral por el maestro ensamblador Esteban Gutiér- rez de Villaseñor, que presentó entre sus fiadores al maestro y vecino de la ciudad de Puebla Diego de la Sierra, el cual fue desestimado como tal por el cabildo eclesiástico; como vemos, De la Sierra no era bien visto por los miembros del capítulo catedralicio, ni tan siquiera como fiador para una obra realizada por un tercero. 1544  Fernández 1986, pp. 26 - 27. La autora incluye en el apéndice documental de este texto la declaración de Diego de la Sierra, así como las realizadas por los nueve testigos. Estos dibujos realizados por Diego de la Sierra que incluimos en el texto resultan muy interesantes para saber de primera mano qué conocimientos tenían y les eran requeridos a los artífices que pretendían obtener el título de maestro de “arquitectura”, aquí en la Nueva España. En la primera hoja, firmada de su puño y del de Pedro Gómez de Prado, vemos que se incluyen: una planta de una casa, una planta de una iglesia de una sola nave con crucero, cinco óredenes de arcos, algunos dibujos de herramientas: una vara, un compás, una escuadra, un nivel, una plomada, varios escoplos y una maceta, una columna completa sobre pedestal de orden corintio, un dibujo de “cerramiento y capialzados”, una “arquería para agua y para puente” y una “puerta de obra”. En la segunda hoja, también firmada de su puño, están dibujados: una “cañería” de cantería, una cu- bierta de un tejado en “tijera”, un “castillo en el agua quadrado” hecho de cantería, un capitel jónico en perspectiva abatida, cuatro columnas completas sobre pedestales de los órdenes toscano, dórico, jónico y corintio, un “castillo redondo”, otra serie de herramientas: un compás, una vara, un nivel, una regla, varios escoplos y una maceta, una muralla con el “baluarte por de dentro”, una escalera y su despiece Antonio Pedro Molero Sañudo 595 puesto para lo consecución del mencionado título de maestro mayor de la Nue- va España, éste nunca le fue otorgado. “medida de multiplicación y la forma de la esquadra” y unos dibujos de “medida de sitio, solares y campo”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 29, F. 254 r - 264 r, 11 de mayo de 1678. Se nombra a Pedro Gómez de Prado como escribano público para que asista a unas mediciones de tierra. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 29, F. 330 r - 331 v, 8 de noviembre de 1678. Pedro Gómez de Prado pre- senta como escribano público una real provisión en la sesión del cabildo municipal de este día. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 30, F. 457 r - 459 r, 20 de diciembre de 1683. En esta sesión del cabildo Pedro Gómez de Prado aparece como escribano “real y público”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 74 r - 79 r, 24 de julio de 1684. En esta sesión se refleja el importe pagado por Pedro Gómez de Prado para hacerse con los oficios de “escribano público de número y de entradas de la cárcel”, valorados en seis mil pesos. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 31, F. 313 r - 324 v, 22 de noviembre de 1686. Pedro Gómez de Prado con- tinúa siendo “escribano real y público de el número de la ciudad de Puebla”. Estos oficios los seguiría ejerciendo durante el año 1687, 1688, 1689, 1690, 1691, 1692, 1693, 1694, 1695, 1696, 1697. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 354 v - 361 r, 14 de junio de 1698. Pedro Gómez de Prado ejercería los mencionados oficios de manera continuada hasta el 21 de enero de 1698 en que se certifica su muerte. Previamente había renunciado a estos cargos en la persona de Diego de Neira el día 30 de diciembre del año 1697. Hemos encontrado un auto de la renuncia del oficio de escribano público de Puebla por parte de Pedro Gómez de Prado, fechado el año 1713. AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 6000- 6743, Caja 6097, Expediente 035 (Oficios Vendibles Caja 6097), 1713. Fig. 152 Dibujos de Diego de la Sierra para optar a la maestría mayor de la Nueva España, 1685 La catedral de Puebla 596 No obstante todo lo dicho, al maestro De la Sierra se le fueron haciendo al- gunos encargos desde el cabildo eclesiástico; por ejemplo, en el mes de febrero de 1686 mostró unas trazas y un modelo de la construcción de un colateral en la catedral dedicado a San Cristóbal que correría totalmente a su costa y cuyos diseños se mandaron reconocer por el maestro ensamblador Esteban Gutiérrez para que diera su parecer.1545 Haciendo un breve inciso, mencionamos aquí un acta del cabildo de este mismo año de 1686 en la que se registra un dato curioso e interesante. Todos los 1545  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 242 v, 19 de diciembre de 1685. En esta fecha le fue reclamada a Diego de la Sierra la hechura de una traza para el colateral de San Cristóbal. El maestro pidió que en el caso de que fuera aceptado su diseño se le hiciera merced de una sepultura al pie de este retablo para él y sus sucesores. El cabildo decidió concederle este espacio de enterramiento, pero no en propiedad. Documento publicado en Martha Fernández 1986, pág. 174. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 247 r - 247 v, 1 de febrero de 1686. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 103 r, 13 de febrero de 1691. Este día pidió Diego de la Sierra, a la sazón maestro mayor de la catedral, que se le concediera la dedicación del colateral de San Cristóbal que se había terminado. El cabildo aprobó que así se hiciera en la “dominica tercera después de la Pascua de Resurrección”, el día 6 de mayo, con una misa y un sermón desde el altar mayor. Fernández 1986, pág. 18. La autora reseña, de manera muy interesante, la donación de obras religiosas como un “medio válido” para obtener prestigio en la sociedad novohispana del momento, “[...] como el retablo dedicado a San Cristóbal que Diego de la Sierra regaló a la catedral de Puebla que además estaba muy acorde con el sentimiento religioso que caracterizó la vida colonial.”. Fig. 153 Dibujos de Diego de la Sierra para optar a la maestría mayor de la Nueva España, 1685 Antonio Pedro Molero Sañudo 597 capitulares presentes en esta sesión que se hallaban en el coro antes de entrar en vísperas acordaron que se notificara al maestro mayor de la obra material, Juan de Barahona Guerrero, que bajo ningún pretexto debía dar, ni consentir que se diera “betún” en ninguna de las piedras de cantería del edificio catedralicio, bien fuera “en sus columnas, arcos, portadas, capiteles, portadas de las capillas, ni en ningún otro lugar”, de tal forma que se le quitase su color natural. Tan solo si alguna de las piedras que conformaban esas estructuras interiores tuvie- se algún defecto producto de los accidentes del tiempo, se podría retundir de forma que quedara con su color original, sin que para ello se aplicara artificio, ni betún alguno, aunque hubiera una orden anterior que dijera lo contrario.1546 El recientemente nombrado virrey de la Nueva España, conde de la Mon- clova1547, designaba, en el mes de diciembre de 1686, a Diego de la Sierra como maestro de arquitectura y maestro mayor de la catedral de Puebla1548. Aún así, De la Sierra no comenzaría a ejercer esta maestría de momento debido a que el cabildo catedralicio reconocía, aún en abril de 1687, a Juan de Barahona Guerre- ro como el maestro mayor de la fábrica material, sin tener en cuenta el nuevo nombramiento hecho por el virrey en la persona de aquel. El maestro Juan de Barahona reclamaba al cabildo que se le debían dar ayudas de costa sobre ciertas obras y aderezos que había hecho, los cuales con- sideraba que le deberían ser pagados aparte de su salario. El cabildo, por el con- trario, juzgaba que estos trabajos eran cometido y deber de su oficio de maestro 1546  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 255 r, 16 de mayo de 1686. Los betunes eran un material de uso común en cantería que se utilizaban para disimular los defectos y saltaduras que pudieran tener las piedras. De nuevo nos encontramos con un dato relevante acerca de los mecanismos y modos de trabajo en las construcciones de cantería en la Nueva España. Hemos de puntualizar también que este tipo de productos eran de uso común en las construcciones de cantería en la Península con el fin de igualar los defectos y disonancias que presentaban las diferentes piedras utilizadas, mientras que en el caso de la catedral poblana toda la cantería presentaba un aspecto absolu- tamente uniforme que hacía innecesario el uso de cualquier tipo de producto corrector como el betún. 1547  Rubio Mañé 1955, pp. 155 - 156 y 295. Orozco Linares 1985, pp. 109 - 110. Díaz Casillas 1987, pp. 59 - 60. Melchor de Portocarrero y Lasso de la Vega, conde de Monclova, fue nombrado virrey de la Nueva España el 17 de abril de 1686 y tomó la posesión del cargo el 16 de noviembre, desempeñándolo hasta el 20 de noviembre de 1688. El 3 de mayo de ese año había recibido órdenes para trasladarse al Perú como virrey, pero no partió hacia este destino hasta mayo de 1689. Murió en la ciudad de Lima el 15 de sep- tiembre de 1705, siendo el último virrey de la Nueva España que fue promovido al virreinato del Perú. 1548  Pizarro Gómez 1997, pp. 70 - 71. Merlo Juárez 1991, pp. 90 - 91. Escamilla González 2002, pág. 249. La catedral de Puebla 598 mayor de la catedral1549. Esta reclamación del maestro mayor al parecer venía hecha por los arreglos que estaba realizando en la torre del lado norte que in- cluían la subida y bajada de las campanas para poder realizarlos, trabajo que tradicionalmente les había reportado un sobresueldo a los maestros mayores, como ya hemos visto. Finalmente, el capítulo desestimó la pretensión de Juan de Barahona de percibir cualquier tipo de ayuda extra por los reparos que se hubieren de hacer en la torre, ya que se dictaminó que estos trabajos pertene- cían a la fábrica material de la iglesia, de la cual él era su maestro mayor, cargo éste que incluía en su remuneración la obligación de realizar todas las labores comprendidas en dicha fábrica1550. Como vemos, el cabildo catedralicio se negaba a admitir a Diego de la Sierra como su maestro mayor contradiciendo los deseos expresos del virrey, marqués de la Laguna. No obstante, De la Sierra no cejaba en su empeño de desempeñar una maestría mayor, que en el caso de la catedral de Puebla por el momento le era denegada por el cabildo eclesiástico, aunque el mismo virrey hubiera previamente sancionado su nombramiento. Todavía en el año 1689 y ya con un nuevo virrey, el conde de Galve1551, continuaba De la Sierra pretendiendo ser admitido como maestro mayor de la fábrica material de la catedral. Diego de la Sierra volvía a la carga, esta vez en el cabildo municipal, pre- sentando en la sesión del 9 de mayo de 1689 la petición elevada al virrey que tenía en su poder, por la cual pedía que se le hiciera merced de concederle el tí- tulo de “maestro mayor de arquitectura, albañilería, cantería, cañerías, puertas, castillos, murallas y lo demás perteneciente a este arte, así de esta ciudad como de la México y de todas las demás provincias de la Nueva España”1552. Cristóbal 1549  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 298 v, 8 de abril de 1687. 1550  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 301 v, 22 de abril de 1687. 1551  Rubio Mañé 1955, pp. 156 - 158 y 295. Orozco Linares 1985, pp. 111 - 112. Díaz Casillas 1987, pág. 60. Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, conde de Galve, recibió el nombramiento de virrey de la Nueva España el 6 de mayo de 1688, tomando posesión del cargo el 20 de noviembre de ese mismo año con tan solo 35 años. Pidió su relevo en septiembre de 1695, siéndole concedido poco después el 27 de febrero de 1696. Trató de entregar el gobierno virreinal interinamente al obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz pero éste lo rechazó por motivos de salud, por lo que le fue entregado al obis- po de Michoacán, Juan de Ortega y Montañés, que tomó posesión del cargo el 27 de febrero de 1696 con carácter interino, desempeñándolo hasta el 18 de diciembre de ese mismo año. 1552  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 143 r - 143 v, 9 de mayo de 1689. Documento publicado por Antonio Pedro Molero Sañudo 599 de Medina Vargas1553 era el titular de todos esos oficios en la ciudad de México, mientras que De la Sierra tan solo los había ejercido puntualmente durante las ausencias y enfermedades de éste1554. En su tesón por alcanzar alguna maestría mayor también pedía al virrey que al menos le sancionara el nombramiento de maestro mayor de la fábrica de la catedral poblana, ya que lo venía siendo de las obras públicas y reales de la ciudad. De la Sierra argumentaba a su favor los continuos achaques que padecía el actual maestro mayor Medina Vargas. A pesar de todos los “padeceres” que De la Sierra atribuía al maestro Cristóbal de Medina Vargas, éste seguía ejerciendo como maestro mayor de la catedral mexicana en 1690 y de hecho no moriría hasta el año 16991555. En corroboración de todo lo anterior, De la Sierra también portaba una cédula real a su favor que mostró en esta misma sesión del cabildo municipal. Ante todas estas pruebas a favor del maestro, el cabildo decidió enviar un informe al monarca, en el que Martha Fernández 1986, pp. 185 - 186. 1553  AGN, Instituciones Coloniales, Ayuntamiento, Obras Públicas (077), Contenedor 10, Volumen 22, 1672 - 1673, F 46. Cristóbal de Medina Vargas aparece ya nombrado como maestro de arquitectura en las reparaciones realizadas en el real palacio de México para el recibimiento del virrey Enrique de Toledo, trabajando a las órdenes del maestro mayor de arquitectura de la catedral mexicana Luis Gómez de Trasmonte. AGN, Instituciones Coloniales, Regio Patronato Indiano, Templos y Conventos (108), Contenedor 042, Volumen 155, 1 de noviembre de 1674, F 4. En este año continúa apareciendo como maestro de arquitec- tura de la ciudad de México. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D30, 20 de agosto de 1676. Cristóbal de Medina Vargas figura como veedor del arte de arquitectura de la ciudad de México. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D28, 27 de julio de 1686, F 497. Medina Vargas todavía continúa desempeñando el título de maestro mayor de arquitectura de la ciudad de México, encargándose de las reparaciones del palacio virreinal y de las casas reales. Destacaremos como otro dato interesante más para el estudio de los linajes ligados al gremio de la ar- quitectura en la Nueva España, el hecho de que en numerosas ocasiones aparecen en los documentos personajes con los mismos apellidos desarrollando tareas arquitectónicas de alto nivel para la misma ciudad en diferentes momentos. Un buen ejemplo de ello es el nombre de Cristóbal de Medina Vargas que en un intervalo de cien años posteriormente a su maestría aparece mencionado en diferentes ofi- cios importantes de índole arquitectónica. AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 1.999, Caja 0869, 1780. Se hace referencia a Cristóbal de Medina Vargas Machuca como alarife mayor de la ciudad de México. AGN, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Cajas 1.999, Cajas 4000-4999, Caja 4440, 1782. Se trata de una declaración hecha por Cristóbal de Medina Vargas, maestro mayor de arquitectura. 1554  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 143 r - 143 v, 9 de mayo de 1689. El cabildo acordaba enviar un informe al rey dándole a conocer si era “beneficio” para la ciudad el nombrar como maestro mayor de arquitectura y de la santa iglesia a Diego de la Sierra en sustitución de Cristóbal de Medina Vargas que se encontraba enfermo. 1555  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 143 r - 143 v, 9 de mayo de 1689. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pp. 185 - 186. AGN, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicados (100), Reales Cédulas Duplicadas, Volumen D28, 5 de enero de 1690, F 234. Cristóbal de Medina Vargas figura en este documento como maestro mayor de la catedral de México, otorgándosele una casa para vivien- da. La catedral de Puebla 600 se le pedía tomar una decisión acerca de si era o no beneficio para la ciudad el que se nombrara a Diego de la Sierra “maestro mayor de arquitectura y de la santa iglesia”, en sustitución de Cristóbal de Medina Vargas que se encontraba enfermo. Para poder mandar este informe a la Península se le pedía a De la Sierra que mostrase de nuevo su carta de examen y nombramiento, para que la ciudad procediera en consecuencia1556. Mientras, en la ciudad de Puebla, Juan de Barahona Guerrero continuaba manteniendo el título de maestro mayor del arte de arquitectura concedido por el cabildo municipal1557, para el que a finales del mes de enero de 1689 realizaba una visita a la “obra de la cañería” para informar acerca de su estado y para que se entregaran los libramientos pertinentes para su continuación1558. El mismo día de la visita se aprobaron las fianzas para la dicha obra que había presentado el mismo Barahona Guerrero, “maestro mayor del arte de las cañerías de fuentes, calles y plaza pública”1559. A la vez que se encargaba de la obra del agua, Baraho- na se encontraba construyendo un rastro de ganado menor encargado también por el cabildo para Juan González de los Ríos1560; todavía estaba dirigiendo estas obras en el mes de septiembre de 1689, mientras que la propia edificación en sí de este rastro corría a cargo del maestro alarife Nicolás de Castañeda1561. Por su parte, el maestro “albañil” Diego de la Sierra que no cejaba en su empeño de que le fuera devuelto el cargo municipal del que había sido despo- 1556  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 143 r - 143 v, 9 de mayo de 1689. Por esta fecha ya debía haber muerto el maestro mayor Juan de Barahona Guerrero, ya que se nombra a Cristóbal de Medina Vargas como tal. Juan de Barahona aparece en las actas del cabildo municipal como difunto en el mes de octubre de ese año de 1689, aunque no sabemos exactamente la fecha de su muerte. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 171 r - 171 v, 17 de octubre de 1689 Fernández 1985, pág. 33. “[...] siempre que fue posible se procuró que los maestros se examinaran, y esto lo podemos comprobar en el caso específico de Juan Gómez de Trasmonte, ya que cuando se le dio el cargo de veedor del gremio, la objeción que pusieron fue precisamente que no estaba examinado.”. 1557  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 74 r - 74 v, 26 de agosto de 1688. Juan de Barahona Guerrero aparece ya como maestro mayor de la ciudad. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 80 v, 4 de septiembre de 1688. 1558  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 122 r - 122 v, 22 de enero de 1689. 1559  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 122 v - 123 r, 22 de enero de 1689. Pizarro Gómez 1997, pág. 61. 1560  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 134 v, 14 de abril de 1689. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 155 r, 30 de julio de 1689. 1561  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 159 v - 160 r, 2 de septiembre de 1689. Se le libraron a Juan de Barahona Guerrero cuatrocientos veinticinco pesos de los gastos ocasionados por la construcción de este rastro. Antonio Pedro Molero Sañudo 601 jado el año 1685 en favor de Juan de Barahona, volvía a pedir en el mes de julio que le fuera entregado el traslado por el que se le había nombrado para el oficio de alarife de la ciudad, a pesar de que se le notificó en su momento, como ya hemos dicho más arriba, que no prosiguiera en ese puesto, ya que “superior gobierno” había nombrado para él al capitán Juan de Barahona Guerrero.1562 El maestro Juan de Barahona Guerrero aparece en las actas del cabildo municipal como difunto en el mes de octubre de 1689. Con su muerte, el goloso cargo de “maestro de arquitectura de la ciudad” quedaba vacante, por lo que en primer lugar trataría de obtenerlo el maestro alarife Nicolás de Castañeda que ya había trabajado con el maestro fallecido, como se ha mencionado más arri- ba1563. Sorprendentemente, a primeros del mes de noviembre el “natural, cacique y principal de la ciudad de Pátzcuaro de la provincia y obispado de Michoacán”, Nicolás Bautista Ramírez, era nombrado alarife mayor de la ciudad, alegándo- se a su favor que había sido examinado por el finado maestro mayor Juan de Barahona Guerrero1564. No obstante, recién muerto Juan de Barahona, este cargo de “maestro mayor alarife, responsable de la cañería principal y de los barrios” se le concedió, al menos momentáneamente, al ya citado Nicolás de Castañeda, que tuvo que renunciar a él por haber sido nombrado para desempeñarlo el mencionado Nicolás Bautista Ramírez1565. Igual de sorprendente que el anterior nos parece el nombramiento del también, “indio, cacique y principal”, maestro de arquitectura, ensamblador y dorador, Fernando Javier de Herano y Ramírez 1562  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 155 r, 30 de julio de 1689. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 187. 1563  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 171 r - 171 v, 17 de octubre de 1689. Se notificaba a los fiadores del capitán Juan de Barahona Guerrero, encargado de las cañerías de la ciudad, si querían seguir como tales en el remate del cargo, para que en caso contrario se rematara el oficio en Nicolás de Castañeda, “maestro de las artes de arquitectura, cantería, cañería y albañilería” que ya había trabajado con el fallecido. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 254 r, 28 de abril de 1690. El cabildo municipal daba un libra- miento de doscientos cincuenta pesos a la viuda del capitán Juan de Barahona Guerrero, María Teresa Ponce de León, por el pago de un año de salario que debía a éste como “encargado de la cañería del agua principal y de los barrios”. Hasta la fecha no habíamos registrado un sueldo tan alto para un “alarife de la ciudad”, por lo que pensamos que, o bien el maestro Barahona Guerrero deducía gastos de su salario para oficiales u otras personas implicadas en las obras a su cargo, o bien disponía de algún tipo de beneficio familiar o “clientelar” que hizo que su sueldo fuera superior. Este tema de las extensiones familiares dentro de los cabildos poblanos y las relaciones clientelares consecuentes de ello podría ser motivo de un muy interesante estudio sociológico y económico profundo que arrojaría luz sobre múlti- ples aspectos del devenir de la ciudad de Puebla en los siglos virreinales. 1564  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 185 v - 187 r, 5 de noviembre de 1689. 1565  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 190 r - 190 v, 10 de noviembre de 1689. La catedral de Puebla 602 como “veedor examinador y visitador en el arte de arquitectura y albañilería”; siendo también un hecho remarcable el que hubiera sido examinado por el mis- mo maestro mayor de arquitectura Juan de Barahona Guerrero1566. Por primera vez en toda la documentación registrada por nosotros aparecen dos altos pues- tos del escalafón constructivo edilicio dirigidos por “indios”: el principal oficio arquitectónico del cabildo municipal, alarife mayor, y el más importante dentro del gremio de la arquitectura, veedor1567. Evidentemente la nueva y emergente sociedad criolla se mostraba de momento más tolerante con respecto a las cas- tas que lo había sido la antigua de conquistadores. “Los jesuitas de la Puebla de los Ángeles llegaron a esta ciudad en el año 1578, poco después fundaron colegios y noviciados y su presencia permitió el asentamiento de una intelectualidad hasta entonces desconocida pues se dedicaron con sumo esmero a educar, entre otros, a los hijos de los criollos y caciques poblanos como lo habían he- cho en la capital del Virreinato o en Tepotzotlán. {...]” Nuria Barahona1568 “Es decir, que si en el siglo XVI el hecho de no limitar el trabajo arquitectónico de los indios estuvo condicionado por la necesidad, en el siglo XVIII las leyes, pero so- bre todo la mentalidad, más criolla que peninsular, favoreció enormemente el trabajo indígena. [...]” Martha Fernández1569 Diego de la Sierra debió asumir verdaderamente mal el haber sido despla- zado por el cabildo de su cargo municipal a pesar de venir recomendado por un mandamiento del anterior virrey marqués de la Laguna. Durante los años de 1688 y 1689 el maestro De la Sierra pretendió introducirse y conseguir obras del ayuntamiento, pero con escaso éxito, por lo que pensamos que tampoco 1566  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 185 v, 5 de noviembre de 1689. 1567 Fernández 1985, pág. 46. “[...] el grado profesional de maestro dotaba a su poseedor de varios priv- ilegios y derechos que lo colocaban en una posición relevante dentro del gremio. Los maestros mayores gozaban como maestros examinados de los mismos privilegios de los demás maestros, pero además, su título de ‘mayores’ les daba gran prestigio, por su experiencia y habilidad, y los ponía en un plano su- perior respecto a los otros maestros y, en igualdad de condiciones, en relación a las únicas autoridades del gremio de arquitectos que eran los veedores, con quienes compartían la obligación profesional más importante que tenían: la de examinadores. [...] Desde el punto de vista social, ser autoridad del gremio era el status más alto que se podía alcanzar como artista o artesano, y por tanto los veedores formaban lo que podría llamarse la élite del gremio [...]”. Terán Bonilla 1998, pág. 346. “La máxima autoridad del gremio la constituían los ‘veedores’ que eran elegidos por los maestros y confirmados por el Cabildo. Generalmente eran los maestros más hábiles, honrados y/o ancianos. El número de ellos y su gestión varió de un gremio a otro [...]”. 1568  Barahona 2002, pág. 199. 1569  Fernández 1985, pág. 38. Antonio Pedro Molero Sañudo 603 debía ser una persona muy grata a este cabildo, tanto en su forma de ser como en su trabajo. En septiembre de 1688 ya se le desestimaba una petición que hizo para una revisión sobre el remate de la obra de la cañería de los barrios asignado a José de Perea1570. Al año siguiente, en el mes de mayo, el municipio le cesaba de la postura que había hecho para la obra de la cañería de la parroquia de San Sebastián a consecuencia del pleito de apelación que De la Sierra había interpelado con respecto a esta obra1571. Por su lado, los miembros del capítulo eclesiástico continuaban obstacu- lizando la toma de posesión de la maestría mayor de la catedral por Diego de la Sierra a pesar de un mandamiento expreso de “ruego y encargo” del virrey para que se llevara a efecto el nombramiento. El cabildo determinaba que los recaudos que mostraba a su favor este maestro de albañilería y cantería debe- rían ser remitidos al canónigo doctoral Juan de Jaúregui y Bárzena para que una vez que los revisara informara al obispo sobre ellos1572. Una vez comproba- dos por el doctoral se determinó informar al virrey y mientras tanto se mandó que continuara quedando en suspenso el nombramiento de maestro mayor en la persona de De la Sierra1573. La polémica en torno al maestro Diego de la Sierra persistía y en el mes de noviembre de 1689 se obedecía un mandamiento del virrey, Conde de Galve, fechado en la ciudad de México el 21 de octubre de ese mismo año, por el que se ordenaba a la ciudad de la Puebla de los Ángeles que le fueran enviados los testimonios del título de examen de maestro y alarife en favor de De la Sierra, para que una vez revisados por el propio virrey se ordenara a los dos cabildos, secular y eclesiástico, la conveniencia o inconveniencia que pudiera haber en nombrar a este artífice como “maestro mayor de alarife”, en sustitución del difunto Juan de Barahona Guerrero1574. Para forzar aún más la decisión acerca 1570  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 80 v - 81 r, 4 de septiembre de 1688. 1571  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 140 r - 140 v, 5 de mayo de 1689. 1572  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 457 v - 458 r, 25 de octubre de 1689. 1573  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 459 v, 4 de noviembre de 1689. 1574  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 32, F. 187 v - 190 r, 10 de noviembre de 1689. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pp.191 - 194. La catedral de Puebla 604 de su nombramiento, Diego de la Sierra presentó ante ambos cabildos una real cédula a su favor, por la cual, habiendo muerto el maestro mayor Juan de Bara- hona Guerrero reclamaba el título de maestro mayor de la catedral, el obispado y la ciudad de la Puebla de los Ángeles. El cabildo catedralicio mostró su descontento por este nombramiento ale- gando que De la Sierra era uno de los peores maestros que habían sido elegi- dos para este oficio, a tenor de las numerosas fallas conocidas en obras suyas. No debemos olvidar que por estas fechas, el maestro De la Sierra era ya bien conocido por el cabildo y que tal vez por razones relativas con su trabajo en la catedral, éste mostraba unas bien fundadas reticencias a la hora de obedecer el mandamiento del virrey que le nombraba como maestro mayor de la cate- dral. De la Sierra no solo había trabajado junto al difunto maestro mayor Carlos García Durango en la construcción de la torre norte y la portada de ese mismo lado, sino que además había dado unas trazas para la conclusión de ella, tal y como ya hemos comentado anteriormente, por lo que en ningún caso era un desconocido para el cabildo. No obstante, el maestro De la Sierra contaba también en su haber con una serie de obras satisfactorias que fueron introducidas en el informe para el virrey, tales como la subida y bajada de las campanas de la torre de la cate- dral, el recalce del castillo de San Juan Ulúa, la cañería del agua de Guamantla extendida a lo largo de tres leguas por montes y barrancos, la arquería de tres cuadras de la cerca del convento de la Concepción, la fábrica de las bóvedas del coro alto de la Concordia, una casa de bóvedas altas y bajas, la enfermería de bóvedas altas y bajas del hospital real de San Pedro, el techado del convento de los Carmelitas descalzos en el Desierto de los Leones, la factura y acabado de los arcos torales de la iglesia de la Compañía de Jesús en Tepozotlán y la correc- ción del desplome y construcción parcial de la portada norte de la catedral de esta ciudad de Puebla. Contra este último trabajo en la iglesia mayor el cabildo eclesiástico alegaba que había sido necesario buscar otro maestro que enmen- Antonio Pedro Molero Sañudo 605 dase su yerro. A su favor y para corroborar estas obras, el maestro De la Sierra presentó una serie de testigos, “siete sacerdotes y cinco seculares, entre ellos maestros examinados en este arte”, que daban fe de todas esas obras. A pesar de haber reconocido el mandamiento del virrey, así como todos los informes de habilidad y suficiencia presentados por Diego de la Sierra para la provisión de la plaza de maestro mayor de la catedral, el cabildo continuó tratando de detener el nombramiento rogando al virrey que antes de concedér- selo con pleno derecho tuviera en cuenta los múltiples desperfectos que habían tenido muchas de sus obras. “Excelentísimo señor, por mandamiento de veinte y uno de octubre passado de este año, se sirve vuestra excelencia de mandar a este cavildo eclesiástico de la santa iglesia de la Puebla informe de la havilidad y suficiencia de Diego de la Sierra, para la provisión de la plassa de maestro mayor de la fábrica material de esta santa iglesia que pretende el susodicho y vacó por muerte de Juan de Varaona, y con poner solo a los ojos de vuestra excelencia las noticias que en este lugar son públicas del paradero de las prinsipales obras que han corrido a dispossión de dicho Diego de la Sierra, explica y manifiesta este cavildo a vuestra excelencia quanto se le ofrese para el conosimiento de este sujeto, el qual, señor excelentísimo, resién abesindado en este lugar tubo introdussión para se le encargase la portada de sillería de esta santa iglesia que es de las prinsipales a que prosedió de orden y a espensas del señor obispo, y después de onze meses de continuos gastos fue nesesario remoberle y que otro maestro enmendase sus hierros y la acabase; al mismo tiempo se introduxo en la obra del oratorio de la Concordia de San Phelipe Neri y al quitar las zimbrias se vinieron al suelo los arcos y sobre arcos con pérdida de más de quatro mill pesos que se havían gastado, peligrando algunos officiales en su ruina; la cassa de don Francisco Xavier de Basconselos que se fabricó a diresión del dicho Sierra padese el mismo frangente sino se acude con tiempo; y actualmente la que ha labrado de don Juan de las Peñas están arqueando antes de quitar las zimbrias, por haverla reconosido maestros del arte y declarado estar con peligro manifiesto de caerse, que es quanto se ofrese en este particular que representar a vuestra excelencia; y el que el año pasado de ochenta y cinco en la proposisión que hizo este cavildo, y se observa en la vacante de esta plassa, le consultó después de dicho Juan de Varaona porque como nuebamente abesindado en esta ciudad prosedió con las noticias que tubo, pero falto de las experiençias posteriores con que oy se alla y lleva espesificada avuestra excelencia, para que mande lo que fuere servido, sala capitular noviembre dies y ocho de mill seis- cientos y ochenta y nuebe años [...]”1575 1575  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 8 r - 8 v, 30 de enero de 1690. “Carta e informe a el excelentísimo señor conde de Galve, virrey de esta Nueba España.”. Pizarro Gómez 1997, pág. 70 - 71. En el plano negativo se mencionaban: “[…] los casos de los corredores de la Santa Veracruz de la Concordia y los arcos de la casa del Doctor Gregorio López de Mendizábal. […]”. Mientras que en el lado opuesto: “[…] el Castillo de San Juan de Ulua, la arquería de cerca del con- vento de la Concepción, la enfermería de bóvedas del Hospital de San Pedro, la cubierta del convento de los Carmelitas Descalzos y los arcos torales de la iglesia de la Compañía de Jesús.”. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 27 de junio de 1692. Se informa al asesor general sobre las obras caídas y hechas por el maestro Diego de la Sierra, como son los corredores de la Santa Vera- cruz de la Concordia, los arcos de la casa del doctor Gregorio López de Mendizábal, maestrescuela de la La catedral de Puebla 606 El cabildo municipal, por su lado, después de muchas preguntas y declara- ciones le proclamaba lo suficientemente perito en su arte y le otorgaba, en nom- bre del virrey, la maestría mayor de arquitectura, cantería y albañilería de la ciu- dad de Puebla de los Ángeles y de su distrito y obispado, por el tiempo que fuera voluntad del monarca y del propio virrey y sus sucesores, ocupando el lugar del maestro Juan de Barahona Guerrero que lo había sido hasta ese momento; se levantaba acta de esta declaración en la sesión del día 29 de noviembre de 1689. Poco después, en la ciudad de México el 23 de diciembre de 1689, el propio virrey conde de Galve sancionaba el nombramiento de maestro mayor de la ciudad de Puebla al maestro de arquitectura Diego de la Sierra, con el mismo salario que se le había pagado a Juan de Barahona Guerrero y a sus antecesores, aclarándo- se que quedaba obligado con el cabildo municipal para asistir a las tasaciones de todas las obras y materiales que se celebraren en esta ciudad y su obispado, tanto judiciales como extrajudiciales, así como también se le encomendaba la su- pervisión de los exámenes de su arte que tuvieran lugar en su jurisdicción. De la Sierra había obtenido esta aprobación conforme a dos testimonios: el primero fechado en 18 de noviembre de 1689 y firmado por Nicolás de Castañeda y Fran- cisco Pinto, maestros examinados en ese arte y el segundo del 29 de noviembre, firmado por Simón Castro de la Compañía de Jesús y Diego Rodríguez maestro del mismo arte. El 2 de enero de 1690 se presentaba el auto del virrey con este reciente nombramiento a De la Sierra en el cabildo municipal poblano ante el alcalde mayor Gabriel del Castillo y en presencia del escribano mayor Miguel Zerón Zapata, mandamiento que fue acatado al día siguiente 3 de enero1576. Ese día fue presentado este mismo auto al obrero mayor de la catedral, Juan Sáenz de la Fuencaliente, por el escribano del cabildo municipal y por el propio maestro Diego de la Sierra, para que fuera notificado al cabildo para su aprobación1577. catedral, y en la obra de Francisco Javier de Vasconcelos. Por otra parte se mencionan también las obras hechas por este maestro, todas ellas ya mencionadas más arriba. 1576  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 27 de junio de 1692. Fernández 1986, pág. 36. 1577  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 1 v, 10 de enero de 1690. Una vez visto el man- Antonio Pedro Molero Sañudo 607 El 19 de enero de 1690 se ordenaba desde la ciudad de México que el ca- bildo eclesiástico de la catedral poblana y el superintendente de su fábrica se encargaran de que fuera admitido Diego de la Sierra como nuevo maestro ma- yor de la catedral, para que sirviera en su oficio igual que lo había hecho su antecesor Juan de Barahona, asignándosele el mismo salario de veinte reales diarios que había ganado el anterior maestro mayor Carlos García Durango. Fi- nalmente el día 3 de febrero de 1690 era presentado el anterior mandamiento en la sala del capítulo de la catedral, y ese mismo día sin más dilación, el cabildo se veía en la obligación de aceptar a Diego De la Sierra como el maestro mayor de la fábrica material de la catedral1578. No obstante la claridad del auto, el cabil- do catedralicio puso una nueva traba a este nombramiento, alegando que dicho título era tan solo como maestro mayor de la ciudad, y que en cualquier caso, el auto del virrey no especificaba que el cargo lo debiera ejercer también en la fábrica material de la catedral1579. El cabildo hacía gala del tan famoso “acato pero no obedezco”, tratando de buscar cualquier resquicio legal para oponerse al nombramiento de De la Sierra. Entendían, y así se lo expresaron a las altas instancias del virreinato, que la maestría mayor otorgada por este mandamien- to a Diego de la Sierra no expresaba claramente que comprendiera también el título de maestro mayor de la “fábrica material” de la catedral. Ante este nuevo inconveniente, el maestro se vio obligado a dirigirse otra vez al virrey para que le enviara un “recaudo de ruego y encargo”, mediante el cual el cabildo y el su- perintendente de la catedral se verían obligados a admitirle plenamente como maestro mayor de ella1580. damiento del virrey conde Galve presentado por el maestro de albañilería y cantería Diego de la Sierra para ocupar la plaza de maestro mayor de la fábrica material de la catedral, se acordaba que fuera re- mitido al doctoral de la iglesia. 1578  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 10 r, 3 de febrero de 1690. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 201. AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 27 de junio de 1692. 1579  Fernández 1986, pp. 36 - 37. “[...] En el siglo XVII lo más frecuente fue que un solo arquitecto ejer- ciera las dos maestrías mayores simultáneamente con un solo nombramiento: el maestro mayor de la catedral, edificio que siempre quedó incluido de manera específica en los nombramientos.”. 1580  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 1 v, 24 de enero de 1690. Una vez visto en el cabildo el mandamiento de ruego y encargo se decidió obedecerlo, citándose a una nueva sesión para aprobar La catedral de Puebla 608 Al nuevo maestro mayor de la catedral Diego de la Sierra se acordaba adjudicarle, en principio, veinte reales diarios de salario, al igual que habían tenido sus antecesores en el cargo Juan de Barahona Guerrero y Carlos García Durango. Esta paga le sería entregada con carácter retroactivo desde el día en que recibió el nombramiento de maestro mayor. En el mandamiento del virrey se especificaba que nadie debía interponerse en el desarrollo de su maestría, otorgándosele potestad para tomar las decisiones necesarias para el buen hacer de la obra, así como para nombrar sobrestantes, oficiales y peones, tal y como era menester del oficio de maestro mayor de la fábrica material. Todas estas disposiciones le habían sido previamente otorgadas en México mediante un despacho de fecha 23 de diciembre de 1689. El nombramiento de maestro mayor de la fábrica material de la catedral, en realidad, llevaba acompañado el mismo sueldo que habían tenido sus antecesores de seiscientos pesos de oro común anuales, y no tal y como pretendía el obrero mayor y tesorero que le fueran pagados tan solo los días trabajados a razón de veinte reales cada uno, como ya se ha dicho más arriba. Además, este título facultaba a De la Sierra, y a la vez le obligaba, a examinar a todos los alarifes, arquitectos y canteros que hubieren de trabajar en la diócesis, de manera que nadie que no estuviera examinado pudiera ejercer estos oficios, tal y como al parecer venía sucediendo en ciertas obras de parte del cabildo catedralicio, las cuales a partir de este momento so- lamente las podría maestrear él, aunque superiores de alguno de los cabildos trataran de que esto no fuera así. Diego de la Sierra enviaría un memorial a la audiencia de México recla- mando su justo salario, tal y como habían cobrado los maestros mayores an- teriores a él. En este documento incluía el ejemplo de Agustín Hernández de Solís que había cobrado por su maestría mayor seiscientos pesos de oro común allá por el año 1641. En la respuesta dada por el obrero mayor a este memorial de De la Sierra, especificaba que el salario de Solís databa de mucho tiempo atrás y que posteriormente a Carlos García Durango se le había pagado por su su ejecución. Antonio Pedro Molero Sañudo 609 trabajo como maestro mayor de la fábrica material de la catedral la cantidad de tres pesos diarios, acordándose después pagarle diez pesos semanales sola- mente cuando trabajara y que igualmente se había procedido con el inmediato antecesor de De La Sierra, Juan de Barahona Guerrero. Se estimaba en unos cuatrocientos ochenta pesos lo que estos dos maestros precedentes habían co- brado anualmente y se explicitaba que a lo sumo se le podía subir a De La Sierra hasta los quinientos pesos, pagados por tercios. Hubo de mediar el fiscal de la Corona zanjando la cuestión y decidiendo establecer el salario del nuevo maestro mayor en quinientos pesos, calculándose aproximadamente en unos diez pesos semanales, cantidad que se encontraba más o menos entremedias de los seiscientos pesos que cobró el maestro Solís y de los cuatrocientos ochenta que le ofrecía el cabildo1581. En este salario se incluía la obligación de prestar una asistencia precisa y continuada a la obra de la catedral con la puntualización de que por supuesto se le “escalfarían” los días o las semanas que faltara a su obligación, por su culpa u otras ocupaciones de su propia utilidad externas a la fábrica catedralicia. El nuevo obrero mayor Bartolomé de Vargas Solórzano y el cabildo eclesiástico resolviendo la cuestión, decidieron que este salario de qunientos pesos anuales comenzaría a ser efectivo a partir del día 2 de mayo de 1692 y que todo lo que se le debiera anterior a éste le sería pagado a razón de diez pesos semanales, tal y como se había hecho habitualmente hasta ese momento1582. Recién nombrado, el nuevo maestro mayor pedía permiso al cabildo para abrir una puerta hacia la plaza en el espacio que había sido sala capitular en la cabecera del templo y que ahora se iba a convertir en la parroquia del sagrario, para lo que se le dio consentimiento, en vista de que ya se hallaba ahí la imagen de Jesús Nazareno que había estado tradicionalmente en la capilla ubicada en 1581  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 28 de abril de 1692. 1582  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 27 de junio de 1692. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 10 r - 11 v, 3 de febrero de 1690. Un dato que nos parece importante resaltar es la rebaja en los salarios de los oficiales de arquitectura por parte del cabildo catedralicio, tal y como vemos en este caso del maestro mayor Diego de la Sierra, al que se le estipuló una paga cien pesos inferior a la que estuvo cobrando Agustín Hernández de Solís por el mismo cargo casi cincuenta años antes. La catedral de Puebla 610 la plaza que había ejercido como sagrario catedralicio1583. Queda claro, por tanto, que es en este momento, julio de 1690, cuando realmente comenzó a servir este espacio como sagrario, por lo que se trasladaba la reja de la capilla vieja que todavía estaba en la plaza para ponerla en la puerta del sagrario, recién abierta por el maestro mayor Diego de la Sierra1584. Este mismo año del nombramiento de Diego de la Sierra como maestro mayor de la catedral (1690) se terminaba la portada del crucero norte que por dar a la plaza mayor adquiría un rango de principal.1585 “Al reunir toda la información, podemos resumir que Diego de la Sierra recons- truyó los dos primeros cuerpos de la portada norte de la catedral de Puebla y proyectó y levantó su tercer cuerpo. Por lo tanto, las características formales y estilísticas que actualmente luce la portada norte de la catedral poblana deberían atribuirse a Diego de la Sierra, no obstante, nada podemos asegurar, porque en 1689 Simón de Castro y Diego Rodríguez afirmaron que, según informe proporcionado por el Cabildo catedralicio, la portada mostraba alguna falla en su construcción por lo que ‘... era necesario removerle y que otro maestro enmendase su yerro...’. De cualquier forma, el hecho de que se haya tenido que reparar, no significa que toda la obra de Diego de la Sierra se perdiera, inclu- so como veremos, formalmente es posible atribuirle la portada [...] [...] Lo más importante, de todas maneras, es el hecho de poder atribuir la por- tada norte de la catedral a Diego de la Sierra, con la salvedad de que ignoramos cuáles fueron las reparaciones que según el Cabildo eclesiástico necesitaba en 1689 y, por lo tanto, desconocemos a qué grado fue modificado el proyecto original de don Diego [...]” Martha Fernández1586 1583  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 42 r, 4 de julio de 1690. Se encontraba ya en este espacio la imagen de Jesús Nazareno que había estado en la capilla del sagrario que se encontraba aún en la plaza. Este hecho pareció influir en la decisión del cabildo para mandar abrir la puerta y utilizar esta sala, anteriormente del capítulo, como nuevo sagrario. Fernández 2003, pág. 97. “[...] el Sagrario, cuya portada, levantada por el arquitecto Diego de la Sierra alrededor de 1689, posee columnas entorchadas; la capilla anexa a ese Sagrario, edificada por el mismo arquitecto de 1700 a 1724, con una planta centrada en forma de cruz griega. Y finalmente, las portadas del coro, construidas igualmente por Diego de la Sierra, en las cuales es notorio el empleo de estrías ondulantes y en zigzag [...]”. 1584  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 46 r, 14 de julio de 1690. Merlo Juárez 1991, pág. 348. Según este autor es en 1661 cuando se destinó la antigua sala capitular en la cabecera del templo para que ejerciera como parroquia del sagrario de la catedral, añadiéndosele un baptisterio y un curato extramuros de la traza de la edificación entre los años 1703 y 1724. La portada del actual sagrario atribuida a Diego de la Sierra, creemos que hay que ponerla en relación con la de la llamada Casa de las Cigüeñas en la calle 5 poniente número 125, en la que aparece grabado el año 1683 en la parte derecha de su frontón. Por su fecha y estilo pensamos que esta portada sería per- fectamente atribuible al maestro De la Sierra, sobre todo si nos fijamos en la gran similitud que existe en el molduraje de las jambas que circundan el hueco de entrada en ambos ejemplos. 1585  Angulo Íñiguez 1945, pág. 30. Pizarro Gómez 1990, pp. 176 - 177. 1586  Fernández 1986, pp. 99 - 100. Antonio Pedro Molero Sañudo 611 Fig. 154 Portada del crucero norte de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 612 Fig. 155 Portada de la Casa de las Cigüeñas Fig. 156 Portada del Sagrario de la catedral Antonio Pedro Molero Sañudo 613 Fig. 157 Detalle de la basa de la portada de la Casa de las Cigüeñas Fig. 158 Detalle de la basa de la portada del Sagrario de la catedral La catedral de Puebla 614 Retomando cuestiones que hemos dejado pendientes de la fábrica espi- ritual, concernientes al “vestido interior” de la catedral, nos debemos retrasar hasta el año 1682 en el que la capilla de los Reyes veía cercana su finalización absoluta, ya que el 27 de octubre se aprobaron la “planta y dibujo” hechas por Diego de los Santos para los dos colaterales que se habían determinado ha- cer en los laterales de la capilla y que de acuerdo a los “gruesos, tamaños y medidas” que mostraba la traza no embarazarían, sino más bien al contrario, ayudarían al mayor lucimiento de esta capilla y su altar1587. Estos altares serían encargados por decisión expresa del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y, según reza en un acta del cabildo, él mismo asumiría su coste, aclarando que 1587  El maestro de escultor y ensamblador Diego de los Santos ya había realizado anteriormente traba- jos de importancia para la catedral, como el arco de triunfo para el recibimiento del virrey marqués de Leyva o el túmulo para las honras del rey Felipe IV, ya mencionados más arriba. ANP, Notaría 4 Nicolás Álvarez, 1664, F 783, 19 de agosto de 1664. Concierto con Diego de los Santos para realizar un retablo para las reliquias en una de las capillas de la catedral. Dato cortesía de Gustavo Mauleón Rodríguez. Fig. 159 Detalle de la jamba de la portada de la Casa de las Cigüeñas Fig. 160 Detalle de la jamba de la portada del sagrario de la catedral Antonio Pedro Molero Sañudo 615 en ningún caso la construcción de éstos pudiera deslucir al retablo de los Reyes, ni estrechar el espacio de la capilla1588. En 1688, el maestro herrero Francisco de Beos recibió el encargo de realizar la balaustrada de forja que delimita la crujía y comunica el coro con el altar mayor1589; en este trabajo fue asistido por el maestro de tornero Nicolás Gómez Castaño que recibió en el mes de diciembre treinta pesos por el aderezo de las barandillas1590. Hemos de puntualizar que acerca de esta balaustrada ya se le había otorgado un poder el año 1683 al capitán Juan de Manurga para que utilizara los mil diecinue- ve pesos que tenía en su poder, sobrantes de los cuatro novenos que se habían remitido a España en ese mismo año, y los utilizara para concertar en Vizcaya la fabricación de esta barandilla para la crujía y de otra para el presbiterio, según los tamaños y medidas que se le serían entregados mediante una memoria que se debía hacer para este efecto1591. Con el fin de aclarar si el gasto de estas barandillas encargadas a la Península debía correr por cuenta de la fábrica material o de la espiritual, se mandó al canónigo doctoral Gregorio López de Mendizábal hacer una memoria y enviársela al virrey para que decidiera. Para la elaboración de este informe se debería revisar si este tipo de labores se habían hecho en la catedral de México por cuenta de la fábrica material, ya que se entendía que estos gastos debe- rían pertenecer a ella1592. El memorial presentado al virrey, marqués de la Laguna, fue del tenor siguiente: “[…] excelentísimo señor Juan de Gálvez en nombre del venerable deán y cavildo de la sancta yglesia catedral de la çiudad de la Puebla, diçe que las varandas que vienen del 1588  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 95 r, 23 de octubre de 1682. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 96 r, 27 de octubre de 1682. 1589  Merlo Juárez 1991, pág. 142. “El piso de la crujía es distinto al resto de la catedral, se forma de ‘mosaicos’ triangulares que forman estrellas de David […]”. 1590  ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo nº 3, Caja 3, nº 27, Libransas de fábrica del año de 1670 y son las posteriores que pagó su maiordomo el capitán don Juan de Úbeda Fonseca de los efectos que de dicha fábrica..., nº 39, diciembre de 1688. 1591  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 103 v - 104 r, 16 de febrero de 1691. En este día se reunieron ochocientos pesos en limosnas donadas por los canónigos para la construcción y colocación de la barandilla del presbiterio. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 17, 1676 - 1680, F. 273 v, 10 de noviembre de 1679. Este día se presentaron los dibujos, muestras y medidas que se hicieron de la cerrajería de la barandilla de coronación del coro, la reja, puertas y demás barandillas del tránsito al altar mayor, y las del presbiterio y la capilla de los Reyes, para ser enviados a la Península. 1592  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 131 r, 13 de agosto de 1683. La catedral de Puebla 616 altar maior al choro, las de la circunferençia de dicho altar, las de la entrada al dicho choro, balcones altos donde se offiçia la música, balconzetes vajos donde dicho cavildo asiste a los sermones, están todos tan maltratados que no solo están indesentes, sino im- posibles de que sirvan, caiéndose mucha parte cada día, haziendo daño a los que asisten, prometiendo su ruina gravissimo daño y peligro, y asimismo las ventanas de dicha ca- tedral tapadas las más de ellas con petates y en tiempo de aguas entra por ellas, con que maltrata y desdora todos los colaterales con notable indezençia, porque para su remedio y perpetuidad se ha de servir vuestra excelencia despachar mandamiento en que con- seda lizençia para que por quenta de la fábrica material, a quien toca, se pongan todas las dichas barandas de ferro y vidrieras en dichas ventanas, pues se ha experimentado la poca durassión de los enzerados y que vendrá a ser de mayor conbeniencia, desencia, autoridad y utilidad, y en la forma referida se está practicando y a sido costumbre en esta catedral de México, y que assí dichas obras como otras de la desençia de dicha iglesia tocan a la fábrica material, como está mandado en estos mandamientos de los señores virreyes anteçesores de vuestra excelencia […]”1593 El virrey respondía positivamente a esta súplica del cabildo poblano y concedía licencia para que se realizaran los trabajos solicitados, a costa de la fá- brica material de la catedral, para lo cual ordenaba al obrero mayor de ella, Juan Sáenz de la Fuencaliente, y a los que sucesivamente lo fueran que procedieran con diligencia a la ejecución de las mencionadas obras, tal y como se refería en un despacho de fecha 22 de octubre de 1683.1594 1593  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 139 r - 140 v, 22 de octubre de 1683. Esta súplica al virrey está fechada en México el 20 de septiembre de 1683. Observamos que en este documento también se hace alusión a las muchas ventanas que estaban todavía sin vidrieras en la catedral, así como a la poca duración de los encerados, “petates”, que las cubrían. 1594  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 139 r - 140 v, 22 de octubre de 1683. Se ordenaba el pago de todos estos trabajos por cuenta de la fábrica material al igual que se había hecho en la catedral de México. Fig. 161 Barandilla de la crujía y reja de entrada al coro de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 617 Fig. 162 Barandilla del presbiterio de la catedral de Puebla Fig. 163 Barandilla superior del coro de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 618 Fig. 164 Barandilla de entrada a la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 619 En el mes de abril de 1687 se presentaba un memorial y unas trazas, por parte de Juan Gómez de Castañeda, para hacer las puertas de madera de la igle- sia catedral; este informe se uniría a los que ya habían sido entregado para este mismo cometido, hasta que el obispo Santa Cruz, ausente en aquel momento, volviera y decidiera lo más conveniente acerca de ellos.1595 Entre 1688 y 1689, el maestro Cristóbal de Villalpando1596 realizó la pintura mural al óleo de la bóveda de la capilla de los Reyes con el tema de la Corona- ción de la virgen. Por la descripción que hace Antonio Tamariz de Carmona en 1650, antes del mural de Villalpando esta cúpula tenía como decoración un azulejado ajedrezado de color azul y blanco: “[...] toda la bóveda y pilastras aforradas de la parte interior de embutidos azules y blancos, que forman un apasible y vistoso ajedrezado [...]”1597. Al parecer, estos azulejos originales de la bóveda resultaron dañados, por lo que el cabildo mandó desmontarlos, según se refleja en un documento de fecha 16 de noviembre de 1688. Este hecho fue aprovechado por el canónigo Francisco del Castillo para llevar a cabo el proyec- to que tenía en mente de decorar este espacio abovedado con pinturas murales. El pintor Cristóbal de Villalpando fue el encargado de realizar este trabajo que fechó y firmó en los bordes internos de sus ventanas. En la que está situada en el lado este de la cúpula escribió “INVENT XPTOBAL DE VILLALPANDO” y en la del lado oeste “AÑO DE 1688”, el último ocho fue retocado, poniéndose un nueve en su lugar que corresponde con la verdadera fecha de la terminación de esta obra1598. El maestro Villalpando decoraría también las pechinas de esta 1595  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 298 v – 299 r, 8 de abril de 1687. 1596 Casas Pérez-Benítez 1999, pág. 255. “Cristóbal de Villalpando nació en la ciudad de México alre- dedor de 1650 y murió en la misma ciudad en 1714, siendo autor de casi todas las principales pinturas catedralicias de la Nueva España en las décadas de 1680 y 1690, en las ciudades de México, Guadalajara y Puebla.”. 1597 Tamariz de Carmona 1991, pág. 23. 1598 Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. “La cúpula del presbiterio, hemos dicho, se encontraba adornada en el interior con casetones azules y blancos. El licenciado don Cristóbal Francisco del Castillo solicitó que se pintase allí la hermosura de la Gloria. Realizó la pintura el admirable, las más veces, Cristóbal de Villalpando.”. Vemos que Toussaint confunde la bóveda del crucero con la de la capilla de los Reyes, además de hablar de una decoración interior hecha a base de casetones y no con azulejos. Carrión 1987, Tomo II, pp. 342 - 343. Este autor sitúa erróneamente la fecha de la pintura de la cúpula de la capilla de los Reyes de Cristóbal de Villalpando en 1683. Casas Pérez-Benítez 1999, pp. 255 - 259. “[…] no se conocen hasta ahora en México o Hispanoamérica otras cúpulas pintadas en su totalidad con una técnica similar durante el siglo XVII. […] Villalpando pudo haber tenido noticia de pinturas semejantes solamente por grabados, dibujos y La catedral de Puebla 620 bóveda con las imágenes de, “[…] Judith, Ruth, Esther y Jahel, engalanadas a la usanza elitista del siglo XVII”1599. descripciones verbales ya que hasta ahora no contamos con ningún documento que pruebe su presen- cia en Europa. […]”. 1599 Judith, Ruth, Esther y Jahel son cuatro de las llamadas ocho mujeres fuertes de la Biblia, junto con María la profetisa, Débora, Sara y Abigail. Rojas 1980, pág. 17. “El suntuoso arreglo de esta capilla se encuentra coronado por la pintura de la bóve- da, al óleo, la primera y una de las pocas conservadas en México, y que, ocupando la oval superficie, consagra la ‘Gloria’ o ‘Adoración de la Eucaristía’. […]”. Rojas 1980, pp. 23 - 25. Para la fábrica espiritual de la catedral, el maestro Villalpando pintó también una Sagrada Familia al óleo sobre tabla para la capilla de la Inmaculada, así como un grandioso lienzo (5,20 x 8,30 m.), con el tema de la Transfiguración que se encuentra colocado en la capilla del Cristo de la columna, ambas pinturas fechadas alrededor de 1683. Fig. 165 Interior de la Bóveda de la capilla de los Reyes pintado por Cristóbal de Villalpando Antonio Pedro Molero Sañudo 621 Fig. 166 Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Fig. 167 Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 622 Fig. 168 Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Fig. 169 Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 623 Fig. 170 Detalle pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Fig. 171 Detalle de una de las pechinas y de la barandilla del arranque del casquete de la cúpula de la capilla de los Reyes La catedral de Puebla 624 Como vamos viendo, durante esta década de los años ochenta se trataron de reactivar con cierta celeridad las numerosas obras que faltaban para llevar a buen término el interior del templo. Mientras que el interior de la catedral se iba terminando a pasos agigan- tados, en el exterior, poco a poco se fueron adosando una serie de estructuras arquitectónicas, en los lados meridional y oriental del templo, para albergar una serie de espacios necesarios para cuestiones de orden litúrgico y admi- nistrativo. De esta guisa surge la valiosísima pieza llamada del Ochavo en la esquina sureste de la manzana dedicada a la catedral, cuya conclusión data del año 16881600. Para este espacio el maestro Carlos García Durango presentó dos trazas y modelos al cabildo catedralicio el día 26 de junio de 1682; estos dise- ños incluían también la construcción de dos piezas para oficinas de la iglesia. En el mismo documento acerca de estas trazas se hace mención a la cantidad de ocho mil pesos que había legado para estas construcciones, el ya fallecido obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas1601. En seguida, el cabildo impelió a que se iniciaran las obras con la mayor brevedad posible, para lo cual los dos comisarios nombrados deberían reconocer el sitio donde se edificarían estas piezas, nombrándose al mayordomo, Juan Sáenz de la Fuencaliente, encargado de la dirección y superintendencia de las obras1602. 1600  Rodríguez-Miaja 1999, pág. 104. “Antes de su muerte acaecida en 1779, don Mariano Fernández de Echeverría y Veytia hizo la siguiente descripción: Enfrente de la puerta de la Sacristía en el dicho claustro se labró otra pieza muy capaz, que llaman el Cofre, en que se guardan no sólo los caudales de la Iglesia, sino también todos los principales que se redimen de Capellanías, obras pías y monjas de la filiación ordinaria, hasta que se proporciona volverlos a imponer; corre esta pieza del mismo modo que el claustro de Nordeste a Sudeste, hasta juntar por otra parte con la que llaman del ochavo situada en el mismo ángulo del Sur que es la que cierra el edificio por este lado. Llámala Ochavo por ser figura ocahavada [sic.] y es una de las piezas más ricas y curiosas de este ed- ificio. [...]”. Vemos aquí que la sala a la que se llamó el Cofre, en realidad se trata de la actual sala que alberga los retratos de los obispos, a la que muchos autores han confundido con la capilla del Ochavo propiamente dicha. Rodríguez-Miaja 2000, pág. 72. “El acceso a la capilla se hace en la actualidad por un corredor que co- munica el palacio arzobispal con la sacristía de la catedral. Además de comunicar diversas habitaciones, este pasillo pasa por la puerta que sale a la calle 5 Oriente. Esta última, desde el muy lamentable asesin- ato de la esposa de uno de los sacristanes, permanece continuamente cerrada al público.”. 1601  Rodríguez-Miaja 2000, pp. 63 - 64. Efraín Castro aclara en su edición del texto de Echeverría y Veytia que Juan Rodríguez de León Pinelo hizo donación en 1646 de todos los adornos de su capilla particular para la catedral, falleciendo poco después, por lo que es imposible que se hiciera a sus expen- sas la capilla del Ochavo. Aunque, aclara Castro, que el cabildo de la catedral aplicó ocho mil pesos a la fábrica de esta pieza que había dejado para este efecto el obispo Diego Osorio de Escobar. 1602  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 81 r, 16 de junio de 1682. Este día se acordó que Antonio Pedro Molero Sañudo 625 para la siguiente sesión del cabildo se trajeran las trazas que se hubieran hecho para la construcción del ochavo que se había de hacer en la catedral. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 82 r, 26 de junio de 1682. Pizarro Gómez 1997, pág. 64. Menciona que Carlos García Durango mostró ese día 26 de junio de 1682 una traza para la construcción del ochavo y no dos como en realidad presentó. Fig. 172 Planta de la catedral de Puebla resaltando en color rosa la zona del ochavo La catedral de Puebla 626 Diversos autores han confundido la donación hecha por el obispo Diego Osorio para la construcción de esta capilla del Ochavo con la realizada ante- riormente por el canónigo Juan Rodríguez de León Pinelo para vestir a su costa diversas capillas de la catedral1603. Pensamos que Diego Bermúdez de Castro en su Theatro Angelopolitano fue el autor inicial del equívoco en cuanto a la finan- ciación económica de esta pieza, ya que hablando de su construcción dice: “Siguese de la sachristia la rica Pieza que nombran de el ochavo o por ser de figura ochavada o porque su fabrica le costó ocho mil pesos a el Señor Magistral Dr. Dn. Juan Rodriguez de Leon: en el dilatado galeron de esta Piesa se dispuso la Sala Capitular, en donde se allan retratados todos los Señores Prelados […] [...] Fabricose en esta cuadra un jardin con una pila corriente para el gasto de la Iglesia; sala capaz para deposito de sus alhajas y preseas y morada competente para el sacristan con puerta que se abrio a dicha sachristia. Enrriquesio este Hermoso ochavo la liberalidad de el Sr. Dr. Dn. Joseph de Sa- lasar Barona Prevendado canonigo, thesorero y Maestro escuela que fue de esta Santa Iglesia […] y assimismo puso a su costa dicho Señor Maestre escuela vidrieras finas con Marcos dorados a las Dose Cruces que se hicieron para la consagración consumiendo de su caudal en dicha obra mas de quinse mil pesos y pidiendo le sepultasen en dicho ochavo como se hizo […]” Diego Bermúdez1604 1603  Rojas 1980, pág. 30. Citando a Bermúdez de Castro en su “Theatro Angelopolitano”. 1604  Bermúdez de Castro 1991, pp. 234 – 235. El autor claramente denomina Ochavo a la totalidad de los espacios que se construyeron por detrás de la sacristía, accesibles desde una puerta abierta en ella por el lado de la cabecera del templo: la sala que alberga hoy día los retratos de los obispos, la capilla del Ochavo propiamente, y el corredor que comunica con estas dependencias y que tiene una puerta de salida hacia la calle lateral en el costado sureste de la catedral. Merlo Juárez 1999, pp. 94 - 95. Este autor también hace alusión a la planta octogonal como origen del nombre de Ochavo para esta capilla. No obstante aclara que este recinto no fue levantado como capilla, sino como “sala del tesoro”, y aunque fue habilitada como capilla del Espíritu Santo todo el mundo la conoce por el nombre tradicional y popular del Ochavo. Rodríguez-Miaja 1999, pp. 98 - 99. “A la capilla del Espíritu Santo de la catedral de Puebla se le con- oce con distintas denominaciones: Ochavo, tesoro, cofre... El primer término corresponde a su función como sentido simbólico del número ocho, que por su forma en espiral recuerda el movimiento eterno, y por ello simboliza la regeneración. Por ello el ocho es el número emblemático del bautismo y de la res- urrección. Es la razón por la que muchos edificios dedicados para funcionar como bautisterios y fuentes bautismales suelen adoptar formas octogonales. [...] El Ochavo también fue sala capitular de la catedral (antes de que lo fuera la actual Sala de los Tapices); los otros nombres que ha recibido obedecen al sen- tido utilitario de las grandes puertas-alacenas que contiene, en donde se guardaban las alhajas de la iglesia [...] El 17 de febrero de 1688 se celebró la primera sesión de cabildo, en la nueva sala del Ochavo.”. Rodríguez-Miaja 2000, pág. 63. “La capilla del Espíritu Santo de la catedral de Puebla recibe su sobre- nombre (capilla del Ochavo) por ser de planta octogonal [...] Mariano Fernández de Echeverría y Veytia dice que se hizo a expensas del magistral don Juan Rodríguez de Pinelo, conocido también como León Pinelo, para guardar las alhajas de la iglesia, a lo cual debe que a ese lugar también se le conozca con los nombres de ‘tesoro’ y ‘cofre’.”. Fernández 2003, pág. 132. “[...] el Ochavo [...] concluida en 1688. La tradición que hizo identificar la Mezquita de la Roca con el Templo de Salomón, le atribuye también el haber localizado dentro de ella ‘todos los objetos y lugares vinculados al antiguo Templo’, pero además, como recordaremos, la Mezqui- ta en sí misma es un relicario, por lo que no fue casual que las autoridades eclesiásticas de Puebla hayan decidido levantar una capilla justamente de forma octogonal para guardar los tesoros de la Catedral, vista ésta como nuevo Templo de Jerusalén.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 627 El canónigo Rodríguez de León Pinelo había muerto el año 1644 en la ciu- dad de Puebla donando todos sus bienes a la catedral, sin quedar claro en abso- luto que dejará “ocho mil pesos” para la construcción de la capilla del Espíritu Santo, más conocida como del Ochavo, cuya finalidad era la de servir de cofre a los tesoros de la catedral1605. El día 17 de febrero de 1688 se celebraba la sesión de cabildo correspondiente en la “nueva sala que se hizo en el ochavo”1606. Pocos días después, con el fin de adornar esta nueva sala, el canónigo doctoral José de Salazar donaba una serie de “láminas curiosas y ceras benditas”; igualmente hacía el deán de la catedral ofrendando algunas preseas para su ornato1607. “[...] El 2 de marzo de 1688, a nombre del cabildo, el deán don Diego de Victoria Salazar le agradeció a su pariente el donativo que había hecho siguiendo la tradición de León Pinelo, pues el doctor don José de Salazar Varona había otorgado el adorno de la nueva capilla del Ochavo ‘con láminas curiosas, ofertas y benditas, que donó a la fábrica de esta Santa Iglesia’. Además, dejó un legado funerario a perpetuidad, para misas y mai- tines ante su tumba, que complementa el obsequio que hizo en vida para la decoración del Ochavo.” Fernando E. Rodríguez1608 1605  Córdova Durana 2002, pág. 263. Torre Villar 1996, pág. 60. “Juan Rodríguez tan ligado a su hermano Antonio testó en su favor y tam- bién dejó parte de sus beneficios a la catedral de Puebla, habiéndose decorado a sus costas la capilla en donde fue sepultado. No existe la certeza de que haya costeado la obra del ochavo que se erigió poste- riormente.”. Es cuando menos curiosa la coincidencia entre los ocho mil pesos donados por el obispo Osorio y los reiteradamente mencionados ocho mil, legados, en teoría, por el canónigo Juan Rodríguez de León. A nuestro parecer se trata de una confusión al seguir al pie de la letra el texto de Diego Bermúdez. En un capítulo anterior hemos hecho una relación exhaustiva de la donación material para la catedral que dejó hecha Juan Rodríguez de León Pinelo. 1606  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 342 v, 17 de febrero de 1688. Con este documento queda claro que con el nombre genérico de Ochavo se aludía a las construcciones adosadas a la cabec- era de la catedral en su lado sureste exteriores a la sacristía. La sala alargada que discurre en sentido noreste-sureste funcionó, al menos durante algún tiempo, como sala capitular, habiéndose abandonado para esta función el originario espacio en el lado noreste de la cabecera del templo que se destinó poco tiempo después a capilla del sagrario de la catedral. Rodríguez-Miaja 1999, pág. 100. “El 4 de abril, según consta en un acta del cabildo catedralicio de Pueb- la, el cabildo expuso la necesidad de construir la ‘transacristía y el Ochavo’, tan necesario para guarda de su tesoro, procediéndose a aplicar 8,000 pesos que había dejado para este objeto el obispo Osorio de Escobar.”. 1607  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 344 v, 2 de marzo de 1688. Pensamos que se alude a la propia capilla del Ochavo, creándose confusión cuando se aplica este nombre indistintamente para todas las construcciones de este costado y para la capilla en sí misma. 1608  Rodríguez-Miaja 1999, pp. 98 - 99. La catedral de Puebla 628 Fig. 173 Exterior de la capilla del Ochavo Fig. 174 Exterior de la capilla del Ochavo y de las dependencias adosadas a la cabecera a continuación Antonio Pedro Molero Sañudo 629 Fig. 175 Portada de acceso desde la sacristía a la zona del ochavo Fig. 176 Corredor del ochavo La catedral de Puebla 630 Fig. 177 Puerta de entrada a la capilla del Ochavo Antonio Pedro Molero Sañudo 631 Fig. 178 Interior de la capilla del Ochavo Fig. 179 Interior de la capilla del Ochavo Fig. 180 Detalle de la decoración interior de la capilla del Ochavo La catedral de Puebla 632 El 23 de abril de 1688 el deán de la catedral presentaba ante el cabildo una cédula real que le había sido entregada por el obispo la noche anterior y que nos aporta una buena información sobre el estado de la fábrica en ese momento. “[…] el lizenciado don Juan Sáenz de la Fuencaliente, canónigo dessa iglesia y obrero mayor de su fábrica, me a representado en carta que se recibió en un abiso que llegó a estos rreinos por abril deste año de mil y seisçientos y ochenta y siette que essa iglesia es de mi rreal patronato, y la mandó labrar el señor emperador Carlos quinto (que sea en gloria), y se prosiguió muchos años, y que por falta de effectos zessó hasta el de seisçientos y quarenta no estando labrado más que la mitad, y que haviendo ido por su prelado don Juan de Palafox y Mendoza con los effectos que tenía y muchos legados que juntó en diez años que la asistió, la cubrió y adornó por de dentro, en que gastó más de siento y sinquenta mil pesos y la consagró, siendo la única de esse reino, y que desde que faltó este prelado no se labró más que una torre que tardó veinte años, que havien- do entrado el dicho lizenciado don Juan Sáenz de la Fuencaliente con nombramiento de mi virrey por obrero mayor y thesorero de la fábrica dessa iglesia, la a proseguido nuebe años y haviendo quedado muy fea por afuera y con desaseo y desaliño, la a aca- bado con mucha perfecçión y hermosura, labrando en ella quatro portadas de sillería, las dos de veinte baras de altura que acompañan a la del Perdón, y otras dos de treinta baras, una que cae a mis rreales collegios y la otra a la plaza mayor, y labrado muchas piessas nuebas en la sacristía y otras partes que faltaban a la obra en correspondençia de lo grande de ella, y que todo lo que a obrado contaba por el testimonio que remitía en que se veía todo lo que a executado en nuebe años continuos, sin haverse dexado ni Fig. 181 Detalle del retablo principal de la capilla del Ochavo Antonio Pedro Molero Sañudo 633 una semana de trabajar con treinta offiçiales y peones y gasto de seisçientos pesos cada mes, asistiendo él todos los días, una hora por la mañana y otra por la tarde, después de haber salido de las de su obligación del choro y en la asistençia de los talleres, y que con los golpes de los martillos y en las offiçinas con el olor de la argamasa le contrastaron la salud, y que se a comenzado a labrar las puertas de madera de cedro y caoba y clabazón de bronze para la correspondençia de las portadas que costarán quatro mil pesos, y que en su tiempo se a ahorrado a la fábrica más de dies y seis mil pesos, suplicome que en remuneración de su celo, cuidado y asistençia que a tenido en perfiçionar y acabar esta fábrica fuesse servido de premiarle con la dignidad de tesorero de la fábrica espiritual que estaba vacca en essa igleçia, pues se hallaba con catorse años de antigüedad y en la clase de canónigo de los antiguos, y que dándome yo por servido de lo que a obrado será el mayor premio que pueda conseguir […]”1609 A través de este documento, que no deja de ser un panegírico a la mayor gloria y celo del obrero mayor Juan Sáenz de la Fuencaliente, se puede entrever el estado en el que se encontraba la fábrica catedralicia. Asimismo, resalta so- bremanera la figura del obispo Palafox y los esfuerzos materiales y económicos que hubo de llevar a cabo para dejarla consagrada antes de partir hacia Espa- ña. Este documento que refleja la mencionada cédula real, continúa haciendo mención a otra carta escrita por el obispo Santa Cruz al monarca de fecha 2 de diciembre de 1686, a través de la cual le informaba del correcto empleo de los fondos de su real hacienda aplicados a la fábrica material de la catedral. En esta carta decía al rey que estaba casi acabado y perfecto el templo en todo lo prin- cipal, y en la “suntuosa arquitectura” de sus cinco puertas en las que se habían gastado poco menos de veinte mil pesos en cada una. Esta misiva del obispo también hacía hincapié en el buen hacer del obrero mayor y superintendente para que todo esto se hubiera podido llevar a cabo. El rey, a tenor de estas cartas recibidas, pedía en esta cédula real, fechada en Madrid en 27 de noviembre de 1687, ser informado en breve de las cantida- des que estaban aplicadas a la fábrica catedralicia, tanto de su real hacienda como de otros efectos cualesquiera que estuvieren destinados a ella, así como del momento de su asignación y de lo que habían importado desde que fueron concedidos hasta el día de la fecha de esta real cédula. El monarca también reclamaba que se especificara pormenorizadamente lo que se había gastado 1609  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 348 r - 349 r, 23 de abril de 1688. La catedral de Puebla 634 en la obra desde su inicio, el estado en que se encontraba en ese momento y la cantidad de dinero que se necesitaría para su finalización absoluta. El 26 de abril de 1688 se reunía el cabildo para determinar acerca del in- forme requerido por el monarca en la cédula real. En esta sesión se decidía, en ausencia del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz que se encontraba de visita por la diócesis y próximo a regresar, posponer hasta su vuelta la reso- lución a tomar sobre este respecto, y así mientras la contaduría iría reuniendo todos los papeles de que dispusiera para agilizar la realización del informe. Al obrero mayor Juan Sáenz de la Fuencaliente se le mandó entregar todos los libros de cuentas que obraran en su poder, especificando el monto de la real hacienda que se recibía y aplicaba anualmente a la fábrica, así como el importe de la administración de las rentas de las casas por cuenta del cabildo y todos los salarios pagados por él; todo ello con el mayor detalle para poder enviar el informe a su majestad lo más pormenorizado posible1610. Esta memoria de las cuentas de la catedral debió ser del agrado del monarca, ya que el obrero mayor y tesorero Juan Sáenz de la Fuencaliente mantuvo todos sus cargos hasta que decidió renunciar motu propio a ellos en el año 1691. Retomando de nuevo la figura del maestro mayor Diego de la Sierra, cons- tatamos que desde el primer instante de su nombramiento al frente de la fábri- ca catedralicia, en el año 1690, quiso resarcir al cabildo de los continuos recelos que había albergado hacia su persona. Desde el inicio de su maestría pretendió demostrar con actos el celo que devenía de su cargo de maestro mayor de la obra de la catedral, atendiendo e inspeccionando toda la fábrica, tratando de buscar las soluciones necesarias a cualquier problema que pudiera surgir en ella. Un ejemplo de su correcto trabajo al frente de la fábrica es el dictamen que expresó al cabildo sobre el mal estado en que se encontraba la sala en donde 1610  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 349 v - 350 v, 26 de abril de 1688. El obrero mayor presentó al secretario del cabildo las cuentas anuales (aparecen detalladas) que manejaba, tanto de entrada como de salida, calculando que quedaban líquidos para gastos de fábrica unos cinco mil pesos por año poco más o menos. En su informe especificaba que hay seis casas menos propiedad del cabildo, ya que fueron derribadas para la construcción del ochavo. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 18, 1681 - 1689, F. 351 r, 7 de mayo de 1688. Antonio Pedro Molero Sañudo 635 se guardaba el monumento, la cual tenía algunas vigas caídas y goteras que le causaban mucho daño. Para solucionar este problema, De la Sierra presentó una planta que comprendía una sala para guardar con seguridad el monu- mento, así como otras dependencias y oficinas donde guardar los “frontales y alhajas de la iglesia”, ya que el ochavo se encontraba poco fiable para ello por la debilidad de las rejas de sus ventanas. Todo este proyecto fue del agrado del cabildo, aunque de momento se decidió posponer su ejecución porque el obrero mayor, Juan Sáenz de la Fuencaliente, había presentado la renuncia de su cargo para finales del mes de abril del año siguiente de 1691, por lo que se esperaría hasta el nombramiento de un nuevo obrero para dar comienzo a la realización de todas estas obras1611. Previamente, entre 1689 y 1691, se mandó echar abajo las casas adosadas en esta zona, propiedad de la fábrica de la catedral que las mantenía arrendadas. “[...] desde el de seiscientos ochenta y nueve a seiscientos noventa y uno se mandaron demoler, assí por embarazar la luz y hermosura de el templo, como para fabricar una tras sachristía para seguridad de las alhajas y ornamentos de la yglesia, y assí se re- conoce no haber quedado más que una casilla que produce quarenta y ocho pesos de arrendamiento al año.”1612 Este mismo año de 1691 finalmente se construyeron las balaustradas de la crujía y la que circunvala la cornisa del coro pintadas en color verde y reca- madas en oro1613. Cortés Mena indica este mismo año aproximadamente, como el de la realización de los enrejados de hierro forjado, tanto los de todas las ca- pillas, como el del coro y el del presbiterio del altar de los Reyes1614. En concreto, el maestro herrero Francisco de Veas (Beos) sería el encargado de realizar las barandillas de la crujía y de la circunferencia del presbiterio, concertándolas 1611  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 112 v - 113 r, 5 de abril de 1691. 1612 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), (MEXICO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el me- dio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo de- terminado por el excelentísimo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 3. 1613  Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. “[...] Ya en 1691 el deán D. Diego Victoria Salazar había costeado la balaustrada de la crujía y la que circunda la cornisa del coro, pintada y recamada de oro. [...]”. 1614  Cortes Mena 1992, pág. 41. La catedral de Puebla 636 mediante la correspondiente escritura en el mes de mayo1615. No sabemos a cien- cia cierta si todas estas rejas y barandillas fueron finalmente encargadas y rea- lizadas en Vizcaya, como hemos visto que se pensó en hacer en el año 1683, al menos para las de la crujía y la del presbiterio, o si se fabricaron en su totalidad en la ciudad de Puebla por el maestro De Beos, tal y como parecer ser que se desprende de los documentos consultados. 1615  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 117 r - 117 v, 25 de mayo de 1691. La balaustrada de la crujía ya había sido encargada anteriormente a este mismo maestro el año 1688 como ya hemos dicho anteriormente, pero debió de paralizarse o retardarse su construcción hasta este momento. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual, Legajo nº 3, Caja 3, nº 27, Libransas de fábrica del año de 1670 y son las posteriores que pagó su maiordomo el capitán don Juan de Úbeda Fonseca de los efectos que de dicha fábrica..., nº 39, diciembre de 1688. Fig. 182 Reja de entrada a la capilla hornacina de la Sábana Santa en la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 637 Por el mes de junio de 1691 se manifestaban algunas goteras y rajaduras en las bóvedas del templo. Para acelerar su reparación se ordenó que la fábrica espiritual asumiera los gastos de materiales y oficiales, hasta que fuera nom- brado el nuevo mayordomo y obrero mayor de la fábrica material y se pudiera hacer cargo de los gastos que se hubieran derivado de las obras necesarias1616. El maestro mayor Diego de la Sierra fue, lógicamente, el encargado de acometer y vigilar estos trabajos del saneamiento de las bóvedas, para los que entre- gó una memoria de gastos muy inflada, tanto en el capítulo de los materiales como en el de los salarios. El encargado por el cabildo para supervisar la obra se apercibió de esta circunstancia, reprendiendo y amenazando al maestro De la Sierra con buscar la forma de poner el remedio preciso para evitar que esta situación volviera a suceder, advirtiéndole además muy seriamente que este no era el modo de proceder acorde con su título1617. El cabildo, que como hemos visto nunca estuvo totalmente de acuerdo con el nombramiento de Diego de la Sierra, demostraba su recelo vigilándole estrechamente en todos los cometidos que le eran encargados, viéndose por este ejemplo que al menos parte de razón tenían en su desconfianza. No obstante, y a pesar de los recelos del cabildo, en ningún momento perdió el maestro mayor De la Sierra el favor del obispo Santa Cruz que por el contrario, según Escamilla González, estuvo siempre de su lado. “En mi opinión no es una casualidad que lo más importante de la producción de Diego de la Sierra date del gobierno de Santa Cruz. Es posible incluso pensar en una afortunada e intencional concurrencia de los ideales arquitectónicos y estéticos del primero y el proyecto de ciudad del segundo.” Iván Escamilla1618 1616  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 121 r, 19 de junio de 1691. 1617  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 122 v - 123 r, 26 de junio de 1691. Documento pub- licado por Martha Fernández 1986, pág. 204. 1618  Escamilla González 1002, pág. 248. La catedral de Puebla 638 En el mes de octubre de este año de 1691 volvía a ser necesario bajar la campana Santa Cruz de Huatulco que estaba quebrada para fundirla de nuevo. Para este cometido se decidió convocar mediante pregones a los artífices en esta materia, encargándose de su bajada y posterior subida a la torre el maes- tro mayor Diego de la Sierra bajo la atenta mirada de dos supervisores, uno de ellos el obrero mayor de la catedral1619. Como vemos, el cabildo trató siempre de colocar algún inspector cerca del maestro De la Sierra para que le vigilara en el desarrollo de todos los trabajos que le iban siendo encomendados. En marzo de 1692 estaba ya acabada la campana nueva y presta para ser subida a su lugar previa consagración por parte del obispo1620. Por fin, en este año de 1692, Diego de la Sierra era ratificado también como “maestro mayor de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad de Puebla de los Ángeles”, sustituyendo al fallecido capitán Juan de Barahona Guerrero, para lo cual necesitó presentar de nuevo su título y una serie de despachos de “superior gobierno”. De la Sierra, venía reclamando este oficio al virrey conde de Galve desde 1689 en virtud de que se ejecutase una real cédula fechada el 31 de marzo de 1681, por la cual se mandó examinarle sobre su habilidad y suficiencia para ocupar esta plaza que había estado disfrutan- do hasta este momento el maestro Barahona1621. Estrenando su nuevo título a las órdenes del cabildo municipal, en este mismo año acometerá la reparación de los arcos del portal de la audiencia1622. Por fin, la ambición y el deseo del 1619  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 118 r, 25 de mayo de 1691. “Que el maestro mayor de la fábrica material Diego de la Sierra vaxe la campana que está quebrada y dize puede caer y hazer daño en las vóvedas, asentando el costo que en ello tubiere para que se pague.”. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 203. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 148 r, 12 de octubre de 1691. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 150 r, 19 de octubre de 1691. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 151 r - 151 v, 23 de octubre de 1691. Diego Márquez sería el señalado por el cabildo para fundir la nueva campana que debería tener una garantía de un año y un día, corriendo por su cuenta cualquier desperfecto que ocurriera en ese tiempo. 1620  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 174 r - 174 v, 20 de marzo de 1692. 1621  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 73 r - 83 r, 27 de junio de 1692. Ya se ha dicho más arriba que el maestro Juan de Barahona Guerrero murió en octubre de 1689, por lo que el cargo debió estar vacante hasta este año de 1692. 1622  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 33, F. 91 r - 91 v, 29 de julio de 1692. Se aprobaba el remate sobre el aderezo y reparación de los arcos del portal de la audiencia ordinaria y sus casas, a cargo del maestro mayor del arte de arquitectura, albañilería y cantería Diego de la Sierra, por un costo de doscientos setenta pesos de oro común. Antonio Pedro Molero Sañudo 639 maestro Diego de la Sierra se veían satisfechos al retener bajo su persona los dos cargos arquitectónicos más importantes de la ciudad de Puebla de los Ángeles: maestro mayor de su catedral y maestro de arquitectura de su ayun- tamiento (alarife mayor). Hemos podido constatar la gran complicación y el tiempo que supu- so para Diego de la Sierra conseguir el nombramiento de maestro mayor de ambos cabildos, sin olvidar las polémicas en que se vio envuelto para ello, llegándose a desconfiar de su facultad como constructor e incluso de su posesión del título de maestro de arquitectura derivado del pertinente examen1623. Ante todas estas evidencias nos resulta difícilmente explicable que el maestro De la Sierra, a pesar de su indudable valía, llegara a la máxi- ma cota dentro del oficio arquitectónico en la ciudad de Puebla si no fuera porque hubo de tener muy buenas conexiones en las altas instancias de la capital novohispana, o bien que tal vez hubiera comprado su cargo y de ahí la desconfianza mostrada por ambos cabildos sobre su verdadera valía como profesional, aunque resulta demasiado aventurado hoy en día emitir un juicio sobre su capacidad y buen hacer arquitectónico. Por otro lado, no hemos de olvidar que la compra y venta de cargos y títulos era una realidad en todo el territorio español que en estos momentos no resultaba en absolu- to extraña y que tal vez no deberíamos desechar en este caso, a tenor de la multitud de trabas que hemos visto se le pusieron para ejercer unos oficios que le habían sido concedidos desde la audiencia de México y de puño del mismísimo virrey. No obstante a todo lo dicho en este párrafo no tenemos ninguna certeza de peso que apoye estas suposiciones, tratándose tan solo de una hipótesis por investigar1624. Además, hemos de tener en cuenta que 1623  Lo normal era pasar un examen previo para hacerse con cualquier tipo maestría, más si ésta se trataba de una maestría mayor, aunque no debemos olvidar casos como el del maestro mayor Juan Gó- mez de Trasmonte que llegó a ejercer prácticamente todos los oficios de mayor importancia de índole constructiva en la Nueva España, sin haber sido previamente examinado para ellos. 1624  Muchas son las personas que aparecen registradas en diferentes documentos del Archivo General de la Nación de México con el mismo apellido, De la Sierra, ocupando oficios de cierta relevancia, tanto civiles como eclesiásticos en los mismos años en que estuvo activo el maestro. De hecho, en las décadas finales de este siglo XVII aparece en los documentos de dicho archivo un Diego de la Sierra como pro- visor general del arzobispado. En cualquier caso, este tema apuntado de los posibles lazos familiares o clientelares de nuestro artífice en cuestión queda pendiente de una posible investigación mucho más La catedral de Puebla 640 no todos fueron detractores del trabajo del maestro De la Sierra, sino que también contó con importantes apoyos, entre ellos el del obispo Santa Cruz, como ya se ha dicho más arriba. Corriendo el año de 1693, y ante el mal estado que presentaban las puer- tas de madera de la fachada norte que daba a la plaza, que prácticamente no se podían ya abrir de lo antiguas que eran, el cabildo decidía la fabricación de unas nuevas que serían costeadas por la fábrica espiritual al no tener liquidez suficiente la material en ese momento debido a los atrasos en sus cobranzas y a la obra de las oficinas que se estaban haciendo, no obstante, la fábrica material procedería a la devolución del importe utilizado para estas puertas tan pronto como le fuera posible.1625 Al poco tiempo se constató que no solo las puertas del lado norte esta- ban necesitadas de renovación, sino que también las de la fachada principal estaban en un estado pésimo, por lo que también se acometió la construc- ción de unas nuevas, comenzando por la del Perdón que sería costeada por la mesa capitular, al no hallarse con posibles la fábrica material1626. A finales de 1694 se acometía la construcción de las otras dos puertas a los lados de la del Perdón, financiadas por cuenta de la fábrica espiritual, a la que le sería devuelto todo lo gastado en ellas cuando la fábrica material tuviera liqui- dez. El encargado de la confección de estas puertas sería el carpintero Juan de Mora Marín1627. En palabras de Martha Fernández, Diego de la Sierra comenzó una época de tranquilidad en todos los sentidos, una vez ya conseguida la exhaustiva. Castro Morales 2004, pág. 161. “SIERRA GARCIPEREZ, DIEGO DE LA: [...] Originario de la ciudad de Sevilla, hijo legítimo de Diego de la Sierra Garcipérez de Vargas, caballero de la orden de Santiago, ‘veinte y cuatro’ de la ciudad de Sevilla y familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y de doña Catalina de Sandoval y Guzmán. [...]”. 1625  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 264 v - 265 r, 6 de octubre de 1693. Las obras de las oficinas a las que se hace referencia en este documento, son para las que Diego de la Sierra había pre- sentado una planta en abril de 1691 y que fueron aprobadas, y aplazadas, hasta que hubiera un nuevo obrero mayor de la catedral. 1626  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 284 v, 19 de febrero de 1694. 1627  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 312 r, 14 de diciembre de 1694. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 361 v, 23 de diciembre de 1695. Antonio Pedro Molero Sañudo 641 maestría mayor de la catedral y de la ciudad de Puebla, “A partir de los datos que hemos reseñado, nos damos cuenta que los años de 1693 a 1698 constituyeron una época de trabajo, de vida matrimonial, de estabilidad, sin escándalos ni pleitos”1628. En 1693 se hallaba trabajando en la capilla de Jesús Nazareno de la iglesia de San José1629 y el 5 de diciembre de 1694 se ca- saba con Teresa Ponce de León, viuda del que había sido anterior maestro mayor de la ciudad de Puebla y su catedral, el capitán Juan de Barahona Guerrero1630. El cabildo municipal acordaba el 19 de octubre de 1696 los detalles para la llegada del nuevo virrey José Sarmiento de Valladares, conde de Moctezuma1631, que debería ser recibido en la plazuela del convento de los Descalzos de Santa Bárbara1632, en lugar del sitio habitual para estos menesteres sito en un paraje del barrio de Santa Ana en el camino de Tlaxcala porque se hallaba éste en muy malas condiciones1633. Diego de la Sierra continuaba trabajando para el cabildo municipal duran- te el año de 1697 como maestro de arquitectura, albañilería y cantería, por lo que fue señalado, junto a los también maestros en el mismo arte Antonio Ponce 1628  Fernández 1986, pág. 41. 1629  Pizarro Gómez 1997, pp. 70 - 71. 1630  Fernández 1986, pág. 40. Vemos que no debía ser del todo extraño los matrimonios y los enlaces entre personas que pertenecían socialmente al mismo gremio y estatus. 1631  Rubio Mañé 1955, pp. 158 y 296. Díaz Casillas 1987, pág. 61. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991, Volumen I, pp. 747 - 768. José Sarmiento de Valladares y Arines, conde de Mocte- zuma, fue el último virrey de la Nueva España de la casa de los Austrias. Gobernó estos territorios desde el 18 de diciembre de 1696 en que llegó a la ciudad de México hasta el 4 de noviembre de 1701, una vez muerto ya el rey Carlos II. Ese mismo día fue designado para suceder al conde de Moctezuma al frente del virreinato el hasta ese momento obispo de Michoacán, Juan de Ortega y Montañés, quien fue nombrado a la vez arzobispo de México, desempeñando el cargo de virrey de forma interina hasta el 25 de noviembre de 1702. El conde Moctezuma a su llegada a la Península fue nombrado presidente del consejo de Indias y el 25 de noviembre de 1704 se le concedió el título de duque de Atlixco por sus servicios prestados a la Corona en la Nueva España. “[...] Más aún, el 3 de marzo de 1706, el mismo Rey le hizo merced perpatua a él y a sus descendientes de nombrar Alcaldes Mayores y obtener los tributos de las jurisdicciones de Atlixco, Tepeaca, Guachinango, Ixtepeji y Tula. Tantos privilegios respondían quizás a que el Conde de Moctezuma, y ahora Duque de Atlixco, justificó ante la Corte su fidelidad a la causa de los Borbones [...]”. 1632  El que fuera convento de los Descalzos de Santa Bárbara se encuentra actualmente en la confluen- cia de las calles 2 oriente y 32 norte, bastante alejado hacia el este de la plaza mayor y del barrio de Santa Ana situado al norte del centro de la ciudad. 1633  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 115 v - 117 r, 19 de octubre de 1696. En el documento se de- talla específicamente por donde pasaría la comitiva de recibimiento del virrey. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 37 v, 11 de diciembre de 1696. El maestro de carpintero Nicolás de Campo fue el encargado de armar y desarmar el arco de triunfo para la bienvenida del virrey conde de Moctezuma. La catedral de Puebla 642 de León y Juan del Río1634 para realizar una vista de ojos a los daños causados por el desbordamiento del río San Francisco y emitir un dictamen sobre su es- tado1635. Este mismo año, el maestro rejero Mateo de la Cruz forjaba la reja del coro de la catedral, pintada y dorada, por la cantidad de cuatro mil seiscientos catorce pesos1636. 1634  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 203 v - 204 r, 1 de agosto de 1697. Se presentó un traslado de la carta de examen como maestro del arte de albañilería, fechada en México el 20 de julio de 1697, por el que se le otorgaba el oficio de maestro al vecino y natural de la ciudad de Puebla de los Ángeles Juan del Río. La carta de examen le había sido entregada por el maestro mayor del arte de arquitectura de la Nueva España Cristóbal de Medina Vargas y por Antonio Mejía y Diego Martín de Herrera, maestros veedores del oficio de albañilería. En vista de ello el cabildo municipal poblano acordó en este día 1 de agosto que el citado Juan del Río pudiera ejercer en esta ciudad el dicho oficio de maestro albañil. Antonio Ponce de León nos parece a todas luces, por sus apellidos, familiar de Teresa Ponce de León que fue la mujer del maestro Juan de Barahona Guerrero, volviéndose a casar a la muerte de éste con el maestro Diego de la Sierra. Este puede ser otro claro ejemplo de las conexiones familiares y clientelares dentro de los gremios, en este caso concreto en el de arquitectura. 1635  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 243 r - 245 r, 31 de octubre de 1697. 1636 Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. Pizarro Gómez 1997, pág. 73. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 47 v, 21 de marzo de 1697. Fig. 183 Reja de entrada al coro de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 643 De la Sierra comenzará en 1698 la construcción de una sala anexa al sa- grario de la catedral (antigua sala capitular en el lado noreste) por la cabecera, exterior al recinto del templo, que sería destinada a servir como baptisterio1637. El cabildo volvía a desconfiar de la habilidad del maestro De la Sierra con res- pecto a esta obra mandando a dos prebendados para que vigilaran la marcha de los trabajos. Esta decisión, a nuestro modo de ver era de todo punto lógica, ya que para la realización de este espacio había que perforar el muro de sille- ría perimetral de la catedral en su lado de la cabecera. Ante las dudas sobre esta construcción, el cabildo mandó al maestro alarife Nicolás de Castañeda para reconocerla, informando si a su parecer la iglesia y sus bóvedas podían correr algún peligro o daño1638. Este maestro alarife junto al ya citado Antonio Ponce de León entregaron un informe al cabildo de la catedral sobre esta obra del baptisterio del sagrario que pretendía hacer el maestro mayor Diego de la Sierra, “a su costa”, en él declaraban no advertir ningún perjuicio, ni pe- ligro alguno que pudiera devenir a la iglesia, paredes o bóvedas, por lo que consideraban, y así se lo hacían saber al capítulo y al obispo, que el maestro mayor podía proseguir en la construcción de esta pieza sin problemas para la fábrica1639. 1637 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 87 v, 23 de mayo de 1698. Se nombraban por comis- arios para reconocer la obra que el maestro mayor había comenzado al lado del sagrario a los preben- dados Pedro de Laedesa Verástigui y Bartolomé Vargas Solórzano para que informaran al cabildo de la marcha de ésta. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pág. 216. Fernández 2003, pág. 97. “[...] el Sagrario, cuya portada, levantada por el arquitecto Diego de la Sierra alrededor de 1689, posee columnas entorchadas; la capilla anexa a ese Sagrario, edificada por el mismo arquitecto de 1700 a 1724, con una planta centrada en forma de cruz griega. [...]”. 1638 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 88 v, 3 de junio de 1698. 1639 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 91 r, 27 de junio de 1698. Pizarro Gómez 1997, pp. 70 - 71. La catedral de Puebla 644 Fig. 184 Vista exterior del sagrario y su baptisterio extramuros de la catedral de Puebla Fig. 185 Vista superior de la cúpula del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 645 Fig. 187 Detalle de los pilares de la cúpula del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla Fig. 186 Vista interior del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 646 En estos momentos finales del siglo XVII la ciudad de Puebla ampliaba su traza inicial a lo largo y ancho de un cada vez más extenso espacio desde su ori- gen en la plaza mayor. En el Archivo Municipal se conserva un plano original de la ciudad del año 1698 trazado por el agrimensor Cristóbal de Guadalajara que muestra claramente los límites que comprendía la Traza en ese justo ins- tante. Fig. 188 Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara Antonio Pedro Molero Sañudo 647 El año de 1699 comenzaba con nuevos recelos por parte de ambos cabildos hacia las obras realizadas por el maestro Diego de la Sierra. En el mes de febre- ro, el cabildo municipal comisionaba a los regidores Miguel Vázquez Mellado y Domingo de Apresa y Gándara, para que junto a la asistencia de algunos maes- tros alarifes, reconocieran la obra hecha por el maestro mayor de arquitectura Diego de la Sierra en el puente de Cholula sobre el río Atoyac. Además, se les encargaba que hicieran una vista de ojos a las pedreras de cantería que había solicitado De la Sierra como pago de esa misma obra, dando su parecer sobre la conveniencia o no de concederle esa merced1640. En el mes de marzo, el cabildo catedralicio también pedía información acerca del contrato que el maestro ma- yor Diego de la Sierra decía haber hecho con el difunto obispo Manuel Fernán- dez de Santa Cruz para la obra de un arco en el dicho puente de Cholula. Labor para la que el maestro aseguraba haber suplido dos mil quinientos sesenta y tres pesos de su bolsillo. Ante esta petición económica de reembolso, el cabil- do encargaba al licenciado José de la Fuente para que revisara las memorias y todas las pagas que presentaba el maestro De la Sierra, antes de proceder a la satisfacción de la dicha cantidad1641. A la vista de los informes satisfactorios recabados, el cabildo eclesiástico decidía que le fueran pagadas por completo las memorias de todos los gastos, mientras que por su trabajo personal se le debería retribuir a razón de dos pesos por día, exceptuando los festivos y los que no hubiera trabajado en dicha obra1642. Poco antes, el maestro mayor De la Sierra había conseguido por parte del cabildo municipal la adjudicación de las pedreras requeridas a modo de compensación por los gastos que había hecho en la obra del citado puente, ya que los propios de la ciudad estaban escasos de fondos para pagarle, además se acordaba otorgarle el derecho de poder ven- der o enajenar esta merced concedida1643. Asimismo se le adjudicaron también 1640  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 409 v - 411 r, 25 de febrero de 1699. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pp. 219 - 220. 1641  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 147 r, 3 de marzo de 1699. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 151 r - 151 v, 10 de marzo de 1699. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 153 v, 14 de marzo de 1699. 1642  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 159 v, 6 de abril de 1699. 1643 AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 420 r - 421 v, 30 de marzo de 1699. Se especifican las dimen- La catedral de Puebla 648 ciertas tierras en el cerro de Belén1644 con la condición de que debía utilizarlas solamente para pastos y no para siembra. Los representantes de los gremios de albañilería y carpintería de la ciudad, Juan del Río Gómez y Juan Álvarez, encargados por el cabildo de la inspección de la obra del puente de Cholula realizada por el maestro De la Sierra, se oponían a la concesión de las mer- cedes solicitadas en pago de ella, argumentando que la obra era defectuosa y ofreciéndose a su vez ellos mismos para enmendarla1645. Nuevamente vuelven a asomar dudas y desconfianzas sobre la calidad del trabajo arquitectónico ejer- cido por el maestro De la Sierra. El maestro de arquitectura, albañilería y carpintería Juan del Río Gómez solicitó al cabildo municipal el testimonio en el que fueron asentadas las con- diciones y calidades para la construcción del puente de Cholula encargada al maestro De la Sierra1646. Entregados los documentos solicitados, se le ordenaba revisarlos con la mayor brevedad posible para que se pudieran resolver rápida- mente las diligencias que fueran necesarias; tarea para la que se le concedieron tan solo tres días1647. De momento, y hasta que no se tomara una resolución de- finitiva, se le permitía a De la Sierra continuar extrayendo tierra de la pedrera que le había sido concedida, al menos mientras durara el pleito sobre su obra del puente de Cholula1648. Una real cédula emitida en Madrid con fecha 13 de febrero de 1698 que contemplaba un mandamiento anterior del 14 de mayo de 1622, firmado por el entonces virrey conde de Priego, ordenaba que todas las obras públicas que ex- siones de la pedrera, así como su inmediata ubicación a la ermita de San Diego. 1644  Actualmente conocido como Cerro de Loreto al noreste de la catedral. 1645  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 466 v - 467 r, 18 de septiembre de 1699. Documento publica- do por Martha Fernández 1986, pág. 229. 1646  Este tipo de solicitudes hechas por terceros, aún habiendo sido señalados por el cabildo, para la revisión de ciertas obras y sus cuentas concertadas entre el maestro mayor de la ciudad y el municipio, se llevaron a efecto en muy pocas ocasiones, aún siendo de todo punto legales. 1647  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 468 v - 469 r, 28 de septiembre de 1699. Documento publica- do por Martha Fernández 1986, pág. 230. 1648  AGMP, serie Actas Cabildo, Vol. 34, F. 522 v - 523 r, 30 de abril de 1700. Esta decisión había sido tomado en la audiencia de México el día 1 de abril. Documento publicado por Martha Fernández 1986, pp. 231 -232. Fernández 1986, pág. 52. Por una denuncia ante la Inquisición, el 19 de septiembre de 1708 el virrey duque de Alburquerque envió un mandamiento por el que ordenaba que el maestro Diego de la Sierra fuera retirado de la dirección de la fábrica del puente sobre el río Atoyac (puente de Cholula). Antonio Pedro Molero Sañudo 649 cedieran de cincuenta pesos de costo debían salir a remate en subasta pública. La cédula ampliaba el mandamiento, especificando que en el caso de que no hubiera ningún postor, la obra en cuestión debería correr a cargo del obrero mayor de la ciudad sin que le fuera otorgada a personas ajenas al cabildo1649. No tenemos constancia de que las obras encargadas al alarife o maestro mayor de la ciudad de Puebla, en este caso Diego de la Sierra, fueran tramitadas con esta modalidad de subasta, pero indudablemente esta real cédula debió influir en el ánimo del maestro Del Río a la hora de reclamar todos los documentos escritu- rados con De la Sierra para la obra del puente de Cholula. Dentro de la documentación registrada sobre las obras públicas realizadas en la ciudad de Puebla destacan sobre manera la conducción del agua corriente hacia las atarjeas y fuentes situadas en la Traza, los arreglos y saneamientos llevados a cabo en las trojes propiedad de ambos cabildos y las continuas re- paraciones de los puentes sobre los ríos San Francisco y Atoyac, a causa de las continuas crecidas por las lluvias que arruinaban la construcciones, en concre- to las de este último llamado de Cholula aparecen muy frecuentemente en las actas de ambos cabildos durante el último cuarto de este siglo XVII y el prime- ro del XVIII. El 12 de agosto de 1699 moría el maestro mayor de la Nueva España Cris- tóbal de Medina Vargas Machuca, por lo que resultaba necesario nombrar al- guien en su lugar que ocupara el puesto vacante. El virrey conde de Moctezu- ma escribía al rey el día 1 de mayo de 1700, poniéndole en conocimiento de la muerte de Medina Vargas y mencionando al maestro Diego de la Sierra como su posible y digno sucesor para el cargo vacante. Mientras que el monarca dic- taminaba a favor o no del maestro De la Sierra, se nombraba a Felipe de Roa por maestro mayor de la catedral de México. El virrey trasladaba a Felipe IV la intención de nombrar a De la Sierra como maestro mayor de la Nueva España, desconociendo totalmente que a éste ya le había sido denegada la obtención de dicho cargo anteriormente. El rey tardó en responder a la petición del conde 1649  Cuenya 2003, pp. 38 - 41. La catedral de Puebla 650 de Moctezuma casi cuatro años y cuando lo hizo fue por medio de una cédula real de fecha 20 de abril de 1703, en la que disponía que el importante título de maestro mayor de la Nueva España debía sacarse a concurso. En este momento hacía ya mucho tiempo que el maestro interino Felipe de Roa llevaba desempe- ñando este cargo, de suerte que no hay ninguna noticia, hasta este momento, de que el concurso mandado hacer por el monarca se llegara a realizar1650; de nuevo la tardanza en llegar las órdenes desde la Península dieron pie al tan utilizado “acatamos pero no cumplimos”. 8. 1. Siglos XVIII y XIX Hasta este momento todo el discurso de nuestro trabajo se ha ido orga- nizando fundamentalmente en un orden estrictamente cronológico; a partir de ahora, y hasta el final de este capítulo, pasaremos a ordenarlo principal- mente en relación a las obras que se realizaron dependientes de la fábrica catedralicia y costeadas por ella. No obstante, en cada apartado concreto continuaremos tratando de llevar una ordenación cronológica para lograr una mayor comprensión. El motivo principal de esta decisión es que la gran mayoría de los tra- bajos que se realizaron durante este lapso de tiempo se fueron dilatando y superponiéndose temporalmente entre ellos, por lo que hemos creído más explicativo y comprensible hacerlo de esa forma. Lo primero que aclararemos será que no todas las obras que se hicieron durante este periodo forman parte del complejo catedralicio estrictamente hablando, aunque su superintendencia y sus gastos sí serán completamente asumidos por la fábrica de la catedral. Las principales obras que se llevaron a cabo en el ámbito del edificio de la catedral fueron las siguientes: en el exterior, la finalización de la torre 1650  Fernández 1986, pp. 48 - 49. Antonio Pedro Molero Sañudo 651 del lado sur, la construcción de una serie de anexos en ese mismo costado y en la cabecera y el enlosado del atrio; en el interior, la construcción del altar mayor del presbiterio con piedra de tecali, la finalización de la obra del coro y el “vestido” con retablos y altares de un gran número de capillas. En un capítulo aparte, trataremos de forma somera el ya menciona- do tema de la arquitectura efímera con los arcos de triunfo construídos ex profeso para los recibimientos de virreyes y obispos y los monumentos de Semana Santa y Corpus que en este momento de pleno barroco toman una carta de presentación mucho más importante, convirtiéndose en una de las mayores aportaciones de este tipo de arquitectura que aparecen reflejadas de forma muy exahustiva en los libros correspondientes a la fábrica espiri- tual. Dentro de las obras realizadas fuera del edificio principal, aunque por cuenta de la fábrica catedralicia, nos centraremos en toda una serie de re- paraciones y remodelaciones en el palacio episcopal y en el hospital de San Pedro, llevadas a cabo todas ellas por una cuadrilla fija de albañiles, los mismos que harán los trabajos de arreglos en el templo principal. Además, también dedicaremos un pequeño apartado a las continuas reparaciones que fueron necesarias por los desperfectos causados por los numerosos sismos que se produjeron en este periodo de tiempo y que ob- viamente repercutieron en la fábrica catedralicia. Los libros de fábrica espi- ritual recogen puntualmente los pagos hechos semanalmente a la cuadrilla de la catedral por las reparaciones, principalmente en las cubiertas y bóve- das. Dentro de esta nueva ordenación por obras realizadas, dividiremos nuestra exposición en tres grandes bloques: las hechas en la fábrica exterior, las del interior del edificio y las externas a la catedral, pero dependientes de ella. Los tres, estarán subdivididos a su vez en cada uno de los trabajos puntuales más importantes que se llevaron a cabo en este periodo de tiempo La catedral de Puebla 652 que va desde comienzos del siglo XVIII hasta la remodelación “neoclásica” llevada a efecto por José Manzo y Jaramillo a mediados del siglo XIX. En el primer apartado referente al exterior del templo se incluirán todas las obras que se realizaron concernientes a su estructura y dependientes de la fábrica material. Sin lugar a duda la más importante de todas ellas fue la termi- nación de la torre del lado sur, pero también se realizaron otras que aunque de menor envergadura, merecen también ser consideradas por su gran importan- cia constructiva. En el segundo apartado relativo al espacio interior de la catedral reflejare- mos los numerosos trabajos de “vestido” que se llevaron a cabo en éste, desde la construcción del altar mayor de tecali, que consideramos el más importante, hasta la decoración mediante retablos y altares de todas las capillas. En el tercero, distinguiremos entre las obras que se realizaron en el pala- cio episcopal y las del hospital de San Pedro, todas ellas con cargo a la fábrica catedralicia. 8. 2. La fábrica exterior El siglo XVIII comenzaba para la fábrica catedralicia con la necesidad de nuevas reparaciones en su cimborrio, que presentaba rajaduras y marcas deja- das por el agua que se había filtrado a su interior. El mayordomo de la fábrica, Francisco Díaz de Olivares, fue propuesto para encargarse de los arreglos nece- sarios sin que para ellos se utilizaran grandes aparatos; tan solo se repondrían los azulejos dañados para evitar la entrada de agua y se blanquearían las zonas interiores para eliminar las manchas existentes1651. 1651 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 204 v, 16 de febrero de 1700. Antonio Pedro Molero Sañudo 653 En la sesión del cabildo catedralicio del día 19 del mes de noviembre del año 1701, se presentaba una real cédula, fechada en Madrid el 10 de julio, que hacía referencia a una queja presentada por el medio racionero y mayordomo de la fábrica material Francisco Díaz de Olivares, sobre la paralización que su- frían las variadas reparaciones que iba necesitando la catedral a causa del des- cuido que mostraba hacia la obra el maestro mayor de ella Diego de la Sierra. Para poner remedio a este problema, el propio cabildo había suplicado a las al- tas instancias de México y España que mandaran que el apuntador de la iglesia llevara la cuenta de los días que faltase a la obra dicho maestro, a fin de serle descontados de su salario. Con esta medida, el cabildo trataba de presionar a De la Sierra para que dedicara una mayor atención a todos los trabajos necesa- rios para llevar a cabo los mencionados arreglos. El mismo monarca daba por válida esta petición del cabildo, ordenando que se procediera puntualmente a descontarle de su jornal los días que no asistiera a la obra, tal y como estaba obligado por su oficio. Recibida esta respuesta favorable del rey mediante una Fig. 189 Cubierta de azulejos del cimborrio de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 654 cédula real, el cabildo acordaba gustosamente obedecerla, por lo que una vez comunicado el contenido de ella al maestro De la Sierra, le conminaba a presen- tarse ante el apuntador a las mismas horas que lo hacían los demás “ministros”, tanto por la mañana como por la tarde. El acta que se levantó a propósito de esta determinación aparece firmada del propio puño del maestro Diego de la Sierra.1652 De nuevo el maestro mayor Diego de la Sierra volvía a tener serios pro- blemas con el cabildo de la catedral, organismo con el que parece ser que siempre tuvo ciertas diferencias y malentendidos a lo largo de toda su carre- ra. En el año 1691 ya fue recriminado por fraude en las cuentas de los gastos de la fábrica material y ahora, años después, en 1701, se le acusaba de irres- ponsabilidad en el desempeño de su tan anhelado cargo de maestro mayor de la catedral. Diego de la Sierra se trasladó en 1706 a la ciudad de México para trabajar en la importante obra del desagüe de Huehuetoca, volviendo a Puebla en el mes de agosto del año 1707. El 19 de septiembre del año siguiente, a causa de una denuncia ante la Inquisición, el virrey duque de Alburquerque enviaba un mandamiento a la ciudad de Puebla para que el maestro fuera retirado de la dirección de la fábrica del puente sobre el río Atoyac (puente de Cholula)1653. Según Efraín Castro, De la Sierra fallecía en la misma ciudad de Puebla en el año 17111654. Por nuestra parte podemos constatar que efectivamente el maes- tro mayor de la catedral Diego de la Sierra fallecía en la ciudad de Puebla el 26 1652 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 256 v - 258 v, 19 de noviembre de 1701. Esta real cédula le fue notificada a Diego de la Sierra que la leyó, firmando el auto de obedecimiento el día 15 de noviembre de 1701. Fernández 1986, pp. 49 - 50. El salario de quinientos pesos anuales que se le había asignado a Diego de la Sierra como maestro mayor de la catedral poblana estaba condicionado a su presencia en la obra, pudiendo serle descontados los días que faltara a ella. AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1662-1712), (MEXICO,845), sin foliación , 29 de mayo y 8 de junio de 1701. En el documento se alude al “obrero y maestro mayor”, por lo que pensamos que en este preciso momento, Diego de la Sierra ejercía los dos oficios, tal y como había sucedido en los comienzos de la obra de la catedral nueva. 1653 Fernández 1986, pp. 52 - 53. Aquí aparece detallada toda la polémica y grave denuncia al maestro mayor Diego de la Sierra ante la Inquisición. 1654 Fernández 1986, pp. 53 - 54. “[...] Efraín Castro supone que para 1711 ya había muerto, de manera que, en principio la fecha del fallecimiento de don Diego de la Sierra podría fluctuar entre los años de 1709 y 1711 [...]”. Pág. 110. “La última noticia documental que conocemos acerca de una obra llevada a cabo por Diego de la Sierra se refiere al libro de gastos que presentó el 19 de noviembre de 1709 para que el Cabildo civil de Puebla le pagara lo que había invertido en la construcción del puente del Atoyac.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 655 de mayo de 1711, no habiendo otro maestro que le sucediera en el cargo hasta finales del año 17311655. 8. 2. 1. Ventana sobre la puerta del Perdón Una de las tareas de cierta relevancia que se llevó a cabo en los compases iniciales del siglo XVIII fue la apertura de una ventana en la fachada principal de la catedral sobre la puerta del Perdón, en sustitución del relieve de la Purí- sima mencionado anteriormente. Esta labor aparece en el libro correspondiente de la fábrica espiritual, en donde se refleja un pago de siete pesos a José Mu- ñoz y a Bernabé Antonio por velar durante la noche este hueco que se estaba abriendo1656. Para esta misma ventana, en el mes de noviembre, se le entregaban a Agustín López cincuenta y un pesos para pagar las siete docenas de vidrios y las cuatro libras de alambre con los que se fabricaría la vidriera de ella1657. Al parecer, sobre la puerta del Perdón existía una claraboya circular vo- lada que por orden del obispo Pedro Nogales Dávila1658 fue sustituida en el año 1718 por una ventana, “de tres varas y el ancho correspondiente”, para lograr una iluminación mejor en el interior1659. Angulo y Toussaint son los que nos pro- 1655 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), (MEXICO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se forma- ron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentísimo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5. 1656 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1716 - 1719, F. 10 r, 15 de octubre de 1716. 1657 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1716 - 1719, F. 10 v, 7 de noviembre de 1716. 1658 Ajofrín 1964, pág.51. http://arquidiocesisdepuebla.mx. Pedro Nogales Dávila fue consagrado obispo de Puebla el día 7 de octubre de 1708. Desempeñó la dignidad de prelado hasta su muerte en la misma ciudad, el 9 de julio del año 1721. http://www.catholic-hierarchy.org/bishop/blegaspi.html. El obispo Pedro Nogales Dávila sustituyó a García Felipe de Legazpi. Este último había ejercido su cátedra en la diócesis poblana entre el 30 de mayo de 1704 y el mes de diciembre de 1705 en que murió. Previamente, la sede había estado vacante desde el año 1699 tras la muerte del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz. 1659 Angulo Íñiguez 1945, pp. 29 - 30. “[...] Parece ser que la primitiva claraboya volada de la calle central fue sustituida en 1718 por la actual ventana cuadrada para lograr una mejor iluminación del interior.”. Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. “Sobre la puerta principal llamada del perdón, como en las demás cate- drales españolas, existía ‘una claraboya volada con todo artificio. En 1718, por orden del mismo obispo Nogales, se rompió e hizo una ventana de tres varas y el ancho correspondiente’.”. Merlo Juárez 1991, pág. 81. La catedral de Puebla 656 porcionan el testimonio sobre la existencia y lugar de esta claraboya, informa- ción que pensamos que está equivocada, ya que estamos prácticamente seguros de que la ventana a la que ambos hacen referencia es la ya mencionada del se- gundo cuerpo de la portada central, que se abrió en ese mismo año de 1718, en sustitución del grabado de la Purísima de Diego Folch que estaba colocado en ese mismo espacio. Cuando estos dos autores se refieren a la claraboya volada, creemos que hacen referencia a una que debió ocupar el último cuerpo de la fa- chada, de la que actualmente se conserva el óculo hacia el interior, habiéndose sustituido al exterior por la ventana cuadrangular que hoy en día vemos y que evidentemente es bastante más pequeña que las medidas dadas por Toussaint. En lo que se refiere a la parte correspondiente a la albañilería de esta ventana sobre la puerta principal, debió estar terminada en el año 1719, ya que en el libro correspondiente de fábrica espiritual se asienta una cuenta completa de los “Gastos que se han hecho de horden del ilustrísimo señor obispo en los ba- laustres que se pusieron en la bentana que se abrió sobre la puerta del Perdón”. En este documento se recogen, puntual y detalladamente, todos los importes pagados de materiales y manufactura para la fabricación de la reja y la vidriera de esta ventana, además de los invertidos en una figura de tecali que también se debió de poner y de la que no ha quedado ninguna constancia a día de hoy.1660 1660 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1716 - 1719, F. 31 v - 32 r, sin fechar. El documento no tiene fecha exacta pero podemos afirmar con seguridad que se trata del año 1719 basándonos en las datas de las páginas anteriores y posteriores. En esta cuenta se detallan exhaustivamente todos los im- portes invertidos en este trabajo hasta un total de mil ciento ochenta y cuatro pesos. Fig. 190 Ventanas sobre la puerta del Perdón de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 657 8. 2. 2. Enlosado del atrio En febrero de 1702 se consideraba acabado el enlosado del “circuito de la iglesia”, tan solo a falta de que se determinase hasta donde se habría de llegar con él, sin que se perjudicara a las casas pertenecientes a la fábrica de la cate- dral1661. El objetivo era tratar de delimitar el perímetro del amplio espacio atrial, tanto en la parte delantera como a ambos lados del templo. Ya hemos comen- tado antes que en este espacio se encontraban todavía algunas construcciones que no serían derribadas al menos hasta el año 1746. “[...] Se dice que la capilla de las Benditas Ánimas, quedaba en donde fue el altar mayor de la Catedral antigua. Frente a la plaza quedaba la capilla de los naturales construida en agosto de 1545, muy bien arreglada por los indios alarifes. De la otra parte (frente al actual zócalo) situaban las casas del Cabildo para vivienda de los curas. Allí había una balconería alargada para que los señores canónigos y curas vieran las corridas de toros y festividades desde estos aposentos. Todos estos pequeños edificios fueron desapareciendo, conforme se continuaban las obras de la torre sur y se concluía toda la obra exterior.” Eduardo Merlo1662 En el año 1746 se consiguió dejar el atrio y los alrededores de la cate- dral en su lado norte despejados de edificaciones que dificultaban la completa visión del templo1663. Según Merlo Juárez ya en 1744 se habían comenzado las labores de desmantelación de todas las construcciones residuales que todavía quedaban en el espacio del atrio de la catedral, y en 1749 se terminó completa- mente el embaldosado exterior de la catedral1664. 1661 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 265 v, 7 de febrero de 1702. Merlo Juárez 1991, pág. 51. “Ya a mediados del siglo XVIII todo el atrio estaba con sus baldosas y se le habían construido cuatro escalinatas, tres hacia la plaza y una al poniente [...]”. 1662 Merlo Juárez 1991, pág. 50. Cuenya Mateos 1989, pág. 26. “El toreo fue una diversión de nobles y plebeyos por lo que grandes multitudes se daban cita en la plaza para ver a los toros, incluyendo a los canónigos de la catedral poblana, quienes presenciaban el espectáculo desde los balcones del Cabildo eclesiástico, a pesar de la prohibición existente desde la época del Obispo Palafox y Mendoza.”. Hernández Sánchez 2009, pág. 66. “[...] En 1722, las corridas de toros se dejaron de realizar en la plaza principal porque se construyó un inmueble para este fin. Para observar la corrida de toros, existía, en el atrio de la catedral, un edificio con balcones para los canónigos.”. 1663 Cervantes Amero 1993, pág. 35. 1664 Merlo Juárez 1991, pág. 34. Cervantes Amero 1993, pág. 11. La catedral de Puebla 658 Hemos de volver una vez más sobre el ya largamente mencionado plano de Juan Benítez fechado en 1749, para hacer hincapié en que en este mismo año, según Merlo Juárez, se terminaba el enlosado del atrio. Si esto hubiera sido así, resulta un tanto extraño que en la leyenda del dibujo se haga mención a lo pintado de color amarillo en él como “adorno del claustro que por la parte esterior resta por fabricar”; ¿cómo puede ser que Benítez pintara en este año el plano, aludiendo a esta parte de la catedral como “por fabricar”, cuando se supone que todo este espacio del atrio se encontraba completamente limpio de construcciones y terminado de pavimentar? Tal y como hemos mencionado anteriormente ha quedado sumamente claro que el autor de este dibujo siguió para su elaboración el modelo existente desde tiempos del obispo Palafox, en el que se incluía dicho claustro y que tomó por el original, mencionándolo en dos ocasiones en la leyenda del plano. La pregunta sería por qué Benítez incluyó en su plano todas estas estructuras del llamado “claustro” si en ese momento no existían y además resultaba evidente que ya no se iban a construir nunca. La única explicación coherente que se nos ocurre, es que o bien en ese año no se hubieran demolido completamente las construcciones que pudieran restar de lo hecho en el “claustro”, contradiciendo a Merlo, o bien que en el pensamien- to del cabildo catedralicio y en el de la propia ciudad estuviera la idea de que toda esa inmensa estructura atrial todavía se podría llevar a cabo en un futuro próximo y se quisiera dejar registro de ello mediante este plano, opción esta última mucho más plausible. En el año 1772, una vez terminada la obra del altar mayor que comentare- mos más adelante, se comenzaban los importantes trabajos, de índole casi urba- nística, para empedrar al completo todo el espacio alrededor del edificio de la catedral, con el resultado final que puede verse hoy en día. Previamente, en el año 1667 ya se habían empedrado las calles principales que partían de la plaza pública, y en 1702, como hemos visto, se había enlosado el perímetro inmediato a la catedral; ahora se trataba de un plan mucho más ambicioso que contem- Antonio Pedro Molero Sañudo 659 plaba el empedrado total de toda la manzana que ocupaba el templo mayor, tanto en su amplio atrio del frente, como en el lado norte hacia la plaza. Este pavimentado se realizó mediante grandes lajas del mismo tipo de piedra con el que se habían construido los sillares de los muros perimetrales de la catedral, manteniendo la medida casi canónica poblana de 0,42 m. de alto, diferiendo por supuesto en las dimensiones de largo, adaptándose a las necesidades cons- tructivas de cada espacio. Fig. 192 Vista superior del enlosado del atrio desde la cubierta de la nave del evangelio Fig. 191 Vista del enlosado del atrio desde la cubierta de la nave del evangelio La catedral de Puebla 660 Fig. 193 Vista del empedrado del atrio Fig. 194 Vista del empedrado del atrio Antonio Pedro Molero Sañudo 661 Suponemos que el empedrado completo alrededor de la catedral se ter- minó en el año 1784, según muestra una losa que contiene una inscripción con esta fecha frente a la llamada capilla de Aguadores, al lado derecho de la facha- da principal. El comienzo de este enlosado lo debemos situar a principios del año 1772, ya que los primeros pagos para esta obra que tenemos registrados en los libros de fábrica pertenecen al mes de febrero de ese año; a partir de aquí se continuaron anotando semanalmente todos los desembolsos semanales que se fueron realizando1665. Según se desprende de los documentos consultados, los trabajos del empedrado se comenzaron por el lado del sagrario frente a la pla- za pública1666 y por la calle del Ochavo en la cabecera del templo1667, durante los meses de febrero y marzo. En el mes de abril ya se incluyó algún pago concreto por el “embisarrado frontero de las tres puertas de la iglesia catedral”, trabajo este último que se extiende también durante el mes siguiente1668. 1665 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 448 r, 8 de febrero de 1772. 1666 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 448 r - 448 v, 15 y 29 de febrero de 1772. 1667 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 449 r - 449 v, 21 y 28 de marzo de 1772. 1668 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 449 v - 450 r, 11 y 18 de abril de 1772. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 451 r, 2 de mayo de 1772. Fig. 195 Losa con la fecha de terminación del empedrado del atrio La catedral de Puebla 662 El compás de la catedral al completo pensamos que quedó terminado de enlosar en el año 1784, como ya hemos apuntado, basándonos, en primer lugar en la inscripción de la losa del atrio, también ya mencionada, y en segundo lugar en que el último apunte de los libros de fábrica que tenemos registrado sobre esta obra tiene fecha 30 de abril de ese preciso año. En ese día se hace re- ferencia al pago de quinientos ochenta pesos y dos reales por el empedrado que se había hecho a espaldas del cofre por cuenta de la iglesia catedral. Este pago correspondía a la “banqueta”1669 y a la propia vía en sí, que hasta ese momento sería como todas, de tierra apisionada con un desnivel inclinado hacia el centro formando un canal1670. Este mismo año de 1784 se completaría también el “em- banquetado” de todas las calles correspondientes al núcleo central de la Traza, por cuenta de los dueños de las casas particulares y por las diferentes iglesias ubicadas dentro de esta zona1671. 1669 DRAE (vigésima segunda edición). Banqueta: 7. Guat. y Méx. acera (orilla de la calle). 1670 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 174 v, 30 de abril de 1784. Maldonado Blanco 1993, pág. 18. 1671 Maldonado Blanco 1993, pp. 18 - 19. Aprovechamos esta cita para recalcar que las medidas de ancho de las losas que forman las aceras de la Traza mantienen la medida de un pie y medio (0,42 metros) al igual que todos los sillares del tipo español de la catedral. Fig. 196 Enlosado de la plaza mayor de la Traza Antonio Pedro Molero Sañudo 663 Fig. 197 Enlosado de la Traza, en el actual callejón de los Sapos Fig. 198 Enlosado del actual callejón de los Sapos La catedral de Puebla 664 Según Merlo Juárez, parte del claustro porticado, proyectado por Palafox frente a la fachada principal y que hemos visto que se construyó solo parcial- mente, subsistió hasta el año de 1774 en que fueron demolidas todas las estruc- turas existentes1672, aseveración que no resulta nada descabellada si tenemos en cuenta que hemos establecido la fecha de 1784 como la de la terminación del empedrado del atrio de la catedral. Esto explicaría perfectamente que Juan Be- nítez en su plano de 1749 incluyera en color amarillo las estructuras del “claus- tro de Palafox” indicando que eran espacios que “restaban por fabricar”, ya que en el momento de la confección del plano todavía existirían algunas partes de este gran “claustro” del atrio y puede que pensara que aún se podrían conti- nuar, posibilidad bastante remota en realidad. Ya hemos dado la fecha de 1784 como la de la terminación del empedrado de todo el espacio en derredor de la catedral, tal y como se grabó en la ya men- cionada laja del atrio. A pesar de lo dicho, en el mes de abril de 1785 se registra en los libros de fábrica el pago de veintitrés carretadas de piedra laja entera y de otras veintiocho de medias lajas, para el empedrado de la iglesia, lo que nos confirma que en realidad aún no debía estar acabado del todo1673. Posiblemente todas estas piezas de piedra irían destinadas a remates que pudieran haber quedado por hacer en diferentes partes del atrio, o incluso tal vez fueran para la zona trasera de la capilla del Ochavo en la que se había estado trabajando haciendo el esquinazo de cantería. En el mes de marzo de 1785 se trasladaban una serie de carretadas de piedra laja hasta la catedral para el “galápago” que se iba a hacer en la esquina del ochavo y que se terminó en el mes de mayo1674. Este llamado galápago, cree- mos que se trata de la esquina levantada de cantería a manera de refuerzo en el exterior justo de la capilla del Ochavo, que sube hasta la altura de las ventanas 1672 Merlo Juárez 1991, pág. 348. 1673 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 178 v, 14 de abril de 1785. 1674 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 178 r, 17 de marzo de 1785. Se pagaron veinte pesos y seis reales por dieciocho carretadas y media de lajas. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 178 v, 7 de mayo de 1785. Se pagaron cuarenta y dos pesos y cuatro reales y medio por la hechura del galápago de la esquina del ochavo. Antonio Pedro Molero Sañudo 665 de ésta y que claramente se aprecia como obra de un periodo diferente a la del zócalo, también de piedra, que rodea todas las estancias anexas a la catedral en el lado sur y en la cabecera1675. 1675 Esta esquina del ochavo corresponde con la actual confluencia de las calles 2 sur y 5 oriente. Fig. 199 Esquina de la capilla del Ochavo entre las calles 2 sur y 5 oriente La catedral de Puebla 666 8. 2. 3. Torre sur Los trabajos para la continuación de la construcción de la torre meridio- nal, llamada “la nueva”, se comenzaron el día 1 de diciembre de 1731, casi para- lelamente al inicio de las tareas para la subida de la campana Santa María a la torre norte, aunque los primeros fueron paralizados poco tiempo después sin volverse a reanudar hasta el año 17671676. En este mismo año de 1767 se nombraba al maestro Miguel Vallejo para que se hiciera cargo de la finalización de la torre meridional que estaba iniciada desde el dicho año de 17311677. Esta fábrica pasó por diversas vicisitudes y fue supervisada por varios maestros a lo largo de su construcción, siendo por fin terminada y consagrada por el obispo Francisco Fabián y Fuero1678 el día 29 de septiembre de 1768, coincidiendo con la festividad de San Miguel, patrono de la ciudad1679. La construcción de la torre sur, reanudada en el año 1731, debió conti- nuarse durante algún tiempo, a tenor de la afirmación que se incluye en una certificación sobre los gastos de la fábrica material realizada en el año 1741, en la que se dice textualmente: “[...] y el estado en que se halla la fábrica de la santa yglesia que oi prosigue elebando su segunda nueva thorre, diligencias de vista de ojos de todas las obras ejecutadas y de las que faltan hasta su total perfección, y de lo que para éstas se consideró necessario, según lo planteado y deligneado en los mapas remitidos desde España para su cons- 1676 Merlo Juárez 1991, pp. 94 - 95. 1677 Carrión 1896, pág. 305. “[...] La torre del Sur se comenzó á construir el día 1º de Diciembre del año de 1731 su segundo cuerpo por lo que es llamada la nueva, fué hecho por Miguel Vallejo, se estrenó el 29 de Septiembre de 1768 habiendo costado este cuerpo 26,585 pesos un real.”. Hemos de recordar que la catedral estuvo sin maestro mayor desde el año 1711 en que murió Diego de la Sierra hasta el de 1731, sin que sepamos quién fue nombrado entonces con ese título y que lógicamente sería el que daría comienzo a la construcción de la torre sur, obra que se abandonaría al poco tiempo, según parece. 1678 http://arquidiocesisdepuebla.mx. Francisco Fabián y Fuero fue promovido como obispo de la diócesis poblana mediante una bula del Papa Clemente XIII de fecha 8 de febrero de 1765. Entró en la ciudad de Puebla el 4 de junio de 1765, tomando posesión de la diócesis el 13 de julio y siendo consa- grado en su catedral al día siguiente. Antes de su llegada, la sede poblana se encontraba vacante desde el mes de noviembre de 1763. Durante su gobierno tuvo lugar la expulsión de los jesuitas, decretada en 1767 por el rey Carlos III. Gobernó la diócesis de Puebla hasta el mes de noviembre de 1773 en que fue nombrado arzobispo de Valencia y trasladado a la Península. Borges 1992, pág. 122. “El decreto de la expulsión de los jesuitas se ejecutó en la Nueva España el 24 de junio de 1767 [...]”. 1679 Merlo Juárez 1991, pp. 94 - 95. Antonio Pedro Molero Sañudo 667 trucción, consta con toda especificación y claridad en los autos formados el año de mill setecientos y treinta [...]”1680 Aunque queda demostrado que al menos hasta el año 1741 se estuvo tra- bajando en la elevación de la “torre nueva”, una contrariedad muy importante vino a dar al traste con la continuación de la obra, contribuyendo a su paraliza- ción; ésta fue la resolución de una cédula real, despachada en San Ildefonso el día 9 de agosto de 1739, por la cual el monarca mandaba al virrey de la Nueva España que se suspendiese la contribución del medio real que pagaba cada indio tributario para la fábrica material de la catedral de Puebla. Mediante esta cédula, el rey no admitía ninguna instancia por parte del cabildo catedralicio, ni tampoco el que se formase junta alguna que dirimiera y tratara de oponerse a este mandato1681. El 6 de junio de 1741 se presentaba en el real tribunal de cuentas, presi- dido por el virrey, una relación exahustiva realizada por los oidores de la au- diencia y por dos contadores de este organismo, en la que hacían declaración de las cuentas de la fábrica material de la catedral de Puebla desde que la real hacienda cesó en su contribución de la “tercia parte”. Esta información incluía todo lo erogado en la fábrica catedralicia, además de los salarios de los admi- nistradores y otros ministros, así como también lo gastado en otros muchos y diversos puntos.1682 Según parece, “[…] se confundió este expediente, sin que en oficina al- guna pudiesse descubrirse […]”, de tal forma, que cuando llegó el conde de Fuenclara1683 a servir el virreinato de la Nueva España, en el mes de noviembre 1680 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), (MEXICO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se forma- ron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentísimo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5, 30 de mayo de 1741. 1681 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. 1682 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. 1683 Rubio Mañé 1955, pp. 190 - 195 y 297. Díaz Casillas 1987, pág. 63. Pedro Cebrián y Agustín, conde de Fuenclara, fue nombrado virrey de la Nueva España el 31 de enero de 1742, tomando posesión del cargo el 3 de noviembre de ese mismo año y desempeñándolo hasta el 9 de julio de 1746. La catedral de Puebla 668 de 1742, desconociendo el dicho sumario, aplicó la real cédula mencionada an- teriormente, decretando, el día 14 de marzo de 1744, que no se cobrase a los indios el medio real para la fábrica con carácter retroactivo desde el 23 de di- ciembre de 1740, fecha de la recepción de la cédula real. Ante esta decisión, el cabildo catedralicio acudió al virrey pidiendo el sobreseimiento de la cédula, de manera que continuase la contribución indígena. El capítulo aducía la ne- cesidad de este tributo para que la fábrica de la iglesia catedral se concluyese, argumentando para conseguirlo las muy fundamentadas razones que habían sido relatadas en el expediente extraviado. El cabildo explicaba al gobernador de la Nueva España que del repartimiento que se había otorgado inicialmente de nueve mil ducados al año como contribución a la fábrica, dividido en tres mil para la real hacienda, otros tres mil para los encomenderos y los últimos tres mil para los indios tributarios del obispado, este reparto no había sido cumplido íntegramente, ya que desde el año 1622 hasta el de 1640 se suspendió la contribución por parte de la real hacienda; así como también se volvió a inte- rrumpir esta aportación entre 1642 y 1660, año éste último en el que se debían ya más de doscientos y dieciocho mil pesos a la fábrica, habiéndose continuado la cancelación del pago por la hacienda real desde entonces hasta este preciso momento, con lo que el monto total era aún mayor. El cabildo estimaba que si esta enorme cantidad de dinero hubiera sido satisfecha a su tiempo, la fábrica catedralicia podría haber estado concluída para esta fecha en que se dirigía al virrey, ya que en los periodos en los que la real hacienda dejó de contribuir, solamente se habían obtenido ingresos de lo repartido a los indios y algún otro ramo que tenía consignado la propia fábrica material1684. Para tratar de recuperar la concesión del medio real, el cabildo también argumentaba en su favor “[…] el estado actual que tenía la obra, y lo mucho que le faltava para perfecionarla y dejarla fenecida conforme a la planta y mapas que para su construcción se formaron y aprovaron por los SS. rreyes […]”. No 1684 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. Antonio Pedro Molero Sañudo 669 obstante, El cabildo pedía que en el caso de que no se llevara a efecto la vuelta del susodicho tributo, como mínimo se terminara la “torre nueva”. “[…] al menos era indispensable feneser la segunda torre que se estava fabricando de las quatro que devía tener, assí por el grave perjuicio y daños que preparava dexándola dimidiada, porque no haciendo igual peso con la otra, cada día se maltratan y quartean las bóbedas, como porque siendo esta yglesia de las mejores de el rreyno en su simetría, materia, arte y hermosura de su fábrica, padecía la notable imperfección de quedarse por acavar dicha torre, sin que a esta nesesidad pudiese subvenir la fábrica espiritual porque sus rentas se combierten en los prezisos de su destino, sin sobrarle cantidad digna de consideración que pudiera aplicarse a otro efecto […]”1685 El 26 de julio de 1744 el virrey decretaba en contra del cabildo poblano, decidiendo que no había lugar a lo que pedía y que debería acudir con su soli- citud al rey, si así lo creía coveniente. El capítulo catedralicio se hizo cargo de esta resolución, pero no cejando en su empeño, denunciaba que todo el dinero adeudado a la fábrica en razón del dicho medio real, desde el recibimiento de la mencionada cédula real hasta el decreto del virrey, lo habían cobrado los alcal- des mayores a la vez que cobraban otras contribuciones para la Corona, sin que tuvieran derecho para ello ya que pertenecía directamente a la fábrica material. También expresaban la impotencia que tenían para conseguir la devolución del importe del medio real a los propios indios por parte de los alcaldes mayores, en virtud de la cédula real dicha, ya que a la fecha muchos de los alcaldes im- plicados habían cesado de sus empleos y otros se encontraban ausentes e inclu- so algunos habían muerto, sin que se les pudiera tratar de cobrar los dineros recaudados. El cabildo, dirigiéndose al monarca y argumentando todo lo dicho ante- riormente, le suplicaba que mandara retirar la citada cédula real y restableciera la contribución del medio real, al menos hasta que se concluyera perfectamente la obra de la torre que estaba pendiente, aprobando también la providencia de que se recaudaría lo que habían contribuído los indios en el tiempo que iba des- de la recepción de la mencionada cédula hasta su ejecución. Además, le pedían 1685 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. La catedral de Puebla 670 que la fábrica espiritual fuera eximida de la fianza que había otorgado median- te escritura para la ayuda de la fábrica material y asimismo se cancelase la hi- poteca contraída a tal efecto sobre sus rentas. Para demostrar el buen hacer de la iglesia, apelaban a la certificación dada por los contadores en el real tribunal, en cuyo testimonio declararon que el ramo del medio real de fábrica había sido realmente distribuido en ella y no utilizado para otros fines, sin haber podido concluir la torre debido a las cortas rentas con que contaba la fábrica material, pero sin haber cesado la obra en ningún caso.1686 1686 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), (MEXICO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentísimo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal. Se trata de un extenso y detallado documento en el que se incluye un “Mapa general y particular de datas de lo pagado, erogado y gastado por los administradores de la rreal fábrica matherial de la santa yglesia cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden.”. La relación de estas cuentas comienza el día 15 de junio de 1678 y se extiende hasta el final del mes de diciembre de 1739. En ella se insertan en diferentes columnas todos los pagos realizados en ese intervalo de tiempo, incluyendo lo cobrado del medio real. Fig. 200 Mapa General y Particular de Datas de lo Pagado, Erogado y Gastado por los Administradores de la Real Fábrica Matherial de la Santa Yglesia Cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden Antonio Pedro Molero Sañudo 671 El cabildo reconocía haber informado al monarca, mediante una carta fe- chada el día 31 de diciembre de 1738, del fatal estado en que se encontraban los indios del obispado por la epidemia de matlazahuatl1687 que habían padecido hallándose, en consecuencia, privados de medios para soportar las cargas que 1687 Para una mayor información sobre las epidemias en la Nueva España y más en concreto sobre el matlazahuatl, véase: AGI, Instituciones Coloniales, Gobierno Virreinal, Epidemias (044), 1637 - 1820. Se compone de diecisi- ete volúmenes que incluyen una extensísima documentación sobre las epidemias en la Nueva España. Molina del Villar, América: Por voluntad divina: escasez, epidemias y otras calamidades en la ciudad de México, 1700-1762, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones y Estudios Superi- ores en Antropología Social, Ediciones de la Casa Chata, México D. F. 1996. Molina del Villar, América: La Nueva España y el matlazahuatl, 1736-1739, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social: El Colegio de Michoacán, México D.F. 2001. Cuenya 1996, pág. 51. Entre los años 1736 y 1739 se desató en la Nueva España una terrible epidemia de matlazahuatl, cuyos primeros brotes aparecieron en un obraje del pueblo de Tacuba, cercano a la ciu- dad de México. La ciudad de Puebla de los Ángeles se vio profundamente afectada por esta epidemia principalmente durante los años 1737 y 1738, aunque los daños colaterales a consecuencia de la gran mortandad que se produjo se extendieron mucho más en el tiempo. “[...] los poblanos no recordaban una enfermedad tan letal como el matlazahuatl que ocasionara un número tan elevado de víctimas, ya que en sólo ocho meses se registró el entierro de 7.167 personas adultas (15 % de su población). A diferencia de la viruela, el sarampión y otras enfermedades, la peste superó barreras étnicas y socioeconómicas: indígenas y castas fueron los grupos que sintieron con mayor intensidad los efectos de la terrible enfer- medad y el golpe fue tan severo que las consecuencias se sintieron durante muchos años, mientras que mestizos y españoles se recuperaron rápidamente.”. Pág. 55. “[...] La iglesia -por su parte- asoció los inusuales acontecimientos del año 1736 (temblores de tierra, lluvias copiosas y eclipses de sol) y la extraña enfermedad a un castigo celestial.”. Fig. 201 Mapa General y Particular de Datas de lo Pagado, Erogado y Gastado por los Administradores de la Real Fábrica Matherial de la Santa Yglesia Cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden La catedral de Puebla 672 sobre ellos recaían, considerando conveniente el indultarlos del pago del medio real de fábrica, “[…] pues dado que tuviera alguna nesecidad para su reparo, o exterior adorno, podían erogarse sus gastos de los efectos de la fábrica espiri- tual por tener ésta más de tres mil pessos annuales de sobra […]”. El rey con- testó al cabildo pidiendo que se le informase de si habría algún inconveniente en que se concediera el indulto del tributo, pero antes de que le llegara el dicho informe expidió la mencionada cédula real de fecha 9 de agosto de 1739 conce- diendo a los indios la exención del impuesto.1688 Habiendo sido el motivo anterior el principal por el cual dejaron de tribu- tar los indios el medio real a la fábrica de la catedral, esta situación se prolongó de tal manera que el cabildo reclamó al rey la vuelta al estatus inicial, ya que si los indios y encomenderos continuaban pagando todos los demás impuestos, creían que éste también deberían pagarlo, porque: “[…] verdaderamente no es exesiva la contribución del medio real, porque el que cada tributario entero lo pague cada año y siendo medio tributario lo haga de la mitad, que son tres granos, no puede ser cosa más moderada, mayormente quando se les cobra juntamente con los demás tributos o penciones sin causarles la menor extorsión por este título, y si la padecen será porque los alcaldes mayores para indemnisarse y no lastar lo que afianzaron, vien de algún rigor con ellos para la exacción de el todo de las penciones.”1689 El cabildo catedralicio expresaba de manera muy clara su animadversión hacia la forma de obrar de los alcaldes mayores que a su vez ejercían como obreros mayores de la fábrica material de la catedral. Este mismo documento es un buen ejemplo para corrobar que todavía a mediados del siglo XVIII los im- puestos y tributos gravados por la iglesia a los indios no habían cesado, impo- niéndoles incluso cargas especiales destinadas directamente a la fábrica mate- rial de la catedral como el tributo del medio real. La realidad era que los indios se habían visto obligados a participar en la obra y fábrica de la nueva catedral poblana desde sus comienzos hasta su práctica terminación, tanto como fuerza 1688 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. 1689 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. Antonio Pedro Molero Sañudo 673 de trabajo como económicamente. A veces las excusas para justificar su conti- nua contribución fueron tan vergonzosas como las que daba en este momento el cabildo para que continuaran pagando el tributo del medio real a la fábrica. “[…] En la contribución de éste no se encuentra el menor incobeniente, porque ni es gravosa a los indios, siendo de tan corta entidad como medio real al año en cada tribu- tario y la mitad en el que no lo es, ni el indultarlos de ella les prepara utilidad alguna, porque siendo dichos yndios naturalmente propensos a la embriagues y moralmente imposible apartarlos de este vicio, lo que se experimenta es que lo que ganan con su travajo personal en la semana, sea poco o mucho, lo consumen el domingo en embria- garse, porque en quanto al vestido y comida son summamente parcos, de suerte que en rigor y hablando con toda pureza y verdad, el relevarlos de dicho medio real no es otra cosa que darles nueva materia para fomentar su vicio, y así no los hará más ricos o menos necessitados el indulto, ni el que continúen como hasta aquí les causará el menor perjuizio. Y aunque verdaderamente no ai razón para que una contribución introducida presisa- mente para el edificio de la yglesia se haga interminable, pues qualquiera pención por ligera que sea siendo perpetua se concidera mui gravosa, para consultar a la indemni- dad de los yndios y que se logre el fin de que la fábrica se fenesca en el mejor modo que se pueda, y no padesca la deformidad que manifiesta y riesgos que amenaza, pudiera tomarse el arbitrio de que supuesto que no ai otros ramos promptos de que valerse, se continuará la contribución de dicho medio real al menos por veinte años con cuia importancia se haze juicio podrá acabarse la torre, y si sobrare algo, que será poco, convertirse en la fábrica de las oficinas que fueren más necessarias, y éste es el único medio que se me ofrece para que una obra que cede en servicio de dios N. señor y su maior culto, crédito de la rreal magnificencia de V. M. como su rreal patrono, y consuelo de esta república y de todo el obispado se pueda concluir, quando no a satsifacción de nuestros deseos y de su primer diseño, de el mejor modo que permiten las presentes urgencias, por lo qual de mi parte y como tan interesado en el maior lustre y authoridad de mi yglesia, suplico rendidamente a V. M. que mereciéndole alguna acceptación ésta mi reverente representación y la de dicho mi cavildo, se digne de mandar que por el término de veinte años útiles se continúe la contribución de el medio real para la pro- secución de la dicha fábrica […]”1690 Finalmente, el obispo y el cabildo de la catedral argumentaban en su pe- tición al monarca el hecho de que la real hacienda no había contribuido como hubiera debido a la construcción; no obstante, esta recriminación aparecía un tanto mitigada para no causar ninguna grave ofensa y hacer efectiva la súplica. “[…] todo el público clama por la perfección de esta obra justamente lastimada de que se aya suspendido quando estaba tan adelantada, y absolutamente no ay otros caudales para su continuación porque la rreal hacienda no contribuye con los tres mil ducados annuales que se le repartieron, ni lo ha hecho en más de cien años, sin duda, por las muchas urgencias de la monarchía y cresidas cargas que sobre sí tiene la fá- brica espiritual, no puede concluir porque sus rentas tienen el destino de convertirse en lo más inmediato a el culto divino como se haze para la mayor decencia, pompa y authoridad de las funciones de una yglesia cathedral sin sobrarle cantidad considera- 1690 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), sin foliación, 28 de noviembre de 1749. Carta del obispo Domingo Pantaleón al rey. La catedral de Puebla 674 ble, y aunque la tuviera deviera reservarse para los gastos extraordinarios que suelen ofreserse, con que solo queda la renta del medio real, que aunque a costa de las mu- chas fatigas y diligencias que se executan para cobrarla con ella, se podrá proseguir al menos hasta el último complemento de la segunda torre que se estaba fabricando, y assí espera este cabildo de la rreal clemencia de V. M. se digne de mandar hazer en todo como propone.”1691 Desde la Península, el consejo contestaba al obispo y al cabildo poblano, diciéndoles que no se había recibido ningún testimonio del virrey sobre este importante tema, ni sabían que se hubiera llevado a cabo diligencia alguna al respecto, por lo que mandaba que se expidiera una nueva real cédula destinada al virrey, “[…] extrañando la omissión que se ha tenido en materia de tanta gra- vedad y que luego sin dilación forme la junta y haga practicar todo quanto por la citada rreal cédula de 9 de agosto de 1739 se proviene, remitiendo el informe y testimonio con la brevedad posible […]”. En consecuencia se determinó que hasta que no llegara al consejo esta diligencia que había de hacer el virrey, se cancelaría la fianza que pesaba sobre la fábrica espiritual.1692 El fiscal del consejo, habiendo visto los dos testimonios entregados por el obispo y el cabildo poblano con el fin de que se recogiera la citada cédula sobre la contribución del medio real y se declarase libre a la fábrica espiritual de la fianza que otorgó sobre sus rentas desde el año 1720, dijo que los motivos en que se fundaba esta petición se reducían a no haberse concluido la fábrica mate- rial, para cuyo fin se destinó esta dicha contribución, sin tener otras rentas que pudieran sufragarla. Asimismo, certificaba que todo lo que se había recaudado de la contribución del medio real se expendió verdaderamente en la fábrica material de la catedral, tal y como reflejaba la certificación presentada en el real tribunal de cuentas de la Nueva España, por lo que este oficial, en principio, consideraba correcto que el monarca condescendiera a la citada petición. No obstante, poco más adelante en este mismo documento, el fiscal expresaba que 1691 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación, 25 de noviembre de 1749. 1692 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEX- ICO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación, 3 de septiembre de 1750. En esta carta aparece al margen la aprobación del consejo con fecha 7 de septiembre de 1750. Antonio Pedro Molero Sañudo 675 el expediente que se debía enviar al rey no se encontraba en completo estado de resolución, ya que la cédula real se expidió cuando las obras de la catedral se pararon, y por ello se suspendió la concesión del medio real correspondiente a la hacienda hasta que el obispo y el cabildo lo habían vuelto a reclamar, sin pre- via notificación al virrey. Como consecuencia de esta anomalía se mandó for- mar una junta compuesta de los oidores de la audiencia de México, el marqués de Altamira y Hernando Dávila Madrid, el fiscal de lo civil y dos contadores del tribunal de cuentas, para que revisaran cuidadosamente todas las cuentas del ramo de fábrica de la catedral poblana, incluyendo el tercio correspondiente a la real hacienda y el medio real de los indios y de los encomenderos, así como otras providencias dependientes de ella, dando testimonio con el pertinente informe de todo lo investigado al respecto.1693 El contador de la masa general de la iglesia catedral de Puebla, Juan Ma- nuel de Escalona y Flores, certificaba que en el archivo de la contaduría de ésta se encontraba un decreto que incluía, entre otros asuntos, la afirmación de que la fábrica material se hallaba sumamente gravada por los múltiples gastos y sa- larios que pagaba, más desde que se había producido la supresión del reiterado medio real que se cobraba a los indios del obispado, y que desde entonces se veía precisada de la fábrica espiritual para cubrir muchos de esos gastos. Por ejemplo, para terminar la obra de la torre se decidió que las sobras anuales que hubiere de la fábrica espiritual se impusieran a la material para que sus rédi- tos se utilizaran en ella, porque no habiéndolos “[…] quedará imperfecta una yglesia que solo necesita de concluir la torre para su total complemento […]”; de tal forma, que habiéndose proyectado “[…] en su fábrica quatro torres, de las quales solo una se ha concluído y otra hasta la mitad, la que si no se finaliza, puede perjudicar mucho al cuerpo de la yglesia […]”.1694 1693 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey sin foliación. 1694 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847). Carta del cabildo catedralicio poblano al rey, 23 de septiembre de 1747, sin foliación. La catedral de Puebla 676 La certificación sobre las cuentas de la fábrica material mencionada por el contador Juan Manuel de Escalona y Flores fue terminada y fechada el 6 de junio de 1741, entregándose una copia en México que fue confirmada por los escribanos reales en esa misma ciudad el día 12 de septiembre de 17441695. Según la documentación y bibliografía consultadas, parece evidente que una gran parte de culpa de la demora en la reanudación de la construcción de la “torre nueva” la tuvieron las graves consecuencias derivadas de la epidemia de matlazahuatl que sufrió la ciudad y el obispado poblano, fundamentalmen- te durante el año 1737 y los comienzos de 1738. Además de la ya dicha exención a los indígenas del impuesto del medio real por esta terrible situación, hemos de sumar la altísima mortandad que se produjo en este grupo étnico que era el que mayoritariamente soportaba la contribución de mano de obra a la fábrica de la catedral, por lo que al verse altamente disminuido, lógicamente mermaría la cantidad de personal disponible para trabajar en la obra de ella. Además, hemos de resaltar también el momento de decadencia que estaba atravesando la ciudad de Puebla que “[...] al comenzar el siglo XVIII había dejado de ser el vi- goroso polo económico, cultural y religioso alrededor del cual se había organi- zado un amplio territorio. La región había entrado en un marasmo económico que ocasionó su estancamiento y Puebla resintió este retraso. [...] Casi todos los sectores de la economía se vieron afectados y el empobrecimiento de la ciudad fue una realidad palpable. Las condiciones de vida se deterioraron afectando especialmente a los sectores populares.”1696. 1695 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal. Según se expresa al final de este legajo, el contador de la masa general de la catedral poblana, Juan Manuel de Escalona y Flores, declaraba que esta certificación era una copia fiel de la que se encontraba a su cargo en el archivo de la contaduría de la propia catedral poblana con fecha 6 de junio de 1741. 1696 Cuenya 1996, pág. 58. Antonio Pedro Molero Sañudo 677 La decisión de dar comienzo a la reanudación de la construcción de la to- rre sur se demoró aún más de veinte años. Los primeros pagos realizados para este efecto al maestro encargado de la obra, Miguel Vallejo, aparecen reflejados en los libros de fábrica de la catedral los días 21 y 25 de marzo del año 1767. En el del día 21 se le anotaron cuatrocientos pesos, “[...] por quenta de la obra de la torre en que está entendiendo de orden del venerable señor deán y cavildo.”. En el segundo del día 25, “[...] se libraron a don Miguel Ballejo doscientos pesos para la prosecución de la obra de la torre de esta santa yglesia”1697. A partir de aquí, los pagos se comienzan a multiplicar como un claro indicio de la celeri- dad que se quiso imprimir a la construcción. El día 2 de abril se registra el pago de cuarenta y siete pesos por el mismo número de vigas de madera, a razón de un peso cada una, para la obra de la torre, las cuales suponemos que irían destinadas a servir para los andamios necesarios para ir subiendo la fábrica1698. Durante este mismo mes de abril le fueron entregados al maestro Vallejo un total de ochocientos pesos más1699, y en el siguiente de mayo, se le dio la enorme cantidad de mil setecientos pesos para la continuación de la obra1700. En el mes de junio el maestro Vallejo percibiría otros mil pesos más, repartidos en tres pagos, para la continuación de la edificación de la torre que estaba realizando1701. En el siguiente mes de julio se le entregarían al mismo maestro otros mil cien pesos más para los trabajos que se venían haciendo en la torre1702. La continua- ción de la obra de la torre nueva requería mucho más dinero, por lo que en el 1697 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 349 r, 21 y 25 de marzo de 1767. 1698 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 349 r, 2 de abril de 1767. 1699 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 349 v, 4 de abril de 1767. Doscientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 350 r, 25 de abril de 1767. Seiscientos pesos. 1700 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 351 r, 2 de mayo de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 351 r, 8 de mayo de 1767. Doscientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 351 r, 12 de mayo de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 272 v, 23 de mayo de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 352 v, 30 de mayo de 1767. Trescientos pesos. 1701 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 272 v, 6 de junio de 1767. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 273 r, 12 de junio de 1767. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 352 v, 27 de junio de 1767. Cuatrocientos pesos. 1702 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 273 v, 1 de julio de 1767. Doscientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 353 r, 11 de julio de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 354 r, 24 de julio de 1767. Quinientos pesos. La catedral de Puebla 678 mes de agosto se le entregaban al maestro encargado de ella otros novecientos pesos1703, y en el de septiembre la nada desdeñable cantidad de mil cuatrocien- tos pesos más1704. A la vista de las grandes sumas de dinero invertidas en la obra de la torre, ésta debía marchar con bastante rapidez, más si tenemos en cuenta que prácti- camente todas las entradas importantes registradas en los libros de fábrica de ese momento están destinadas casi exclusivamente a este menester. Los gastos invertidos en la obra de la torre fueron incluso aumentando paulatinamente, llegando, por ejemplo en el mes de octubre de este año de 1767, a la suma total de dos mil trescientos pesos, entregados en partidas semanales al maestro Mi- guel Vallejo1705. En los dos últimos meses del año las cantidades de pesos invertidas en la construcción de la torre no decayeron en absoluto, sino que más bien fueron en aumento. Durante el mes de noviembre le fueron entregados a Vallejo dos mil ochocientos pesos1706 y en el mes de diciembre mil novecientos pesos más1707. 1703 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 354 v, 8 de agosto de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 355 v, 29 de agosto de 1767. Quinientos pesos. 1704 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 356 r, 5 de septiembre de 1767. Trescien- tos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 356 v, 12 de septiembre de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 356 v, 19 de septiembre de 1767. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 r, 26 de septiembre de 1767. Cuatrocientos pesos. 1705 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 r, 3 de octubre de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 r, 10 de octubre de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 r, 17 de octubre de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 v, 24 de octubre de 1767. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 358 v, 31 de octubre de 1767. Setecientos pesos. 1706 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 358 v, 7 de noviembre de 1767. Setecientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 358 v, 14 de noviembre de 1767. Setecientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 358 v, 21 de noviembre de 1767. Setecientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 359 r, 26 de noviembre de 1767. Setecientos pesos. 1707 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 359 v, 5 de diciembre de 1767. Setecientos Antonio Pedro Molero Sañudo 679 La fábrica de la torre meridional continuó sin demora alguna hasta el mes de septiembre del siguiente año de 1768 en que fue consagrada. En enero se mandaba, como medida de seguridad, que tres maestros alarifes acudieran a reconocer la obra, y una vez vista, emitieran su veredicto sobre la continuidad de la construcción, considerando si ésta iba errada en algún aspecto1708. Tras la respuesta favorable de estos tres supervisores acerca de la fábrica que se estaba obrando en la torre, se reanudaron los trabajos con el mismo ritmo que en el año anterior, entregándosele al maestro Vallejo, en este mismo mes de enero, otros dos mil cien pesos más1709. En el mes de febrero los pagos sobre esta obra fueron dirigidos a dos personas; por un lado al maestro mayor de ella, Miguel Vallejo, se le dieron cuatrocientos pesos1710, y por otro al sobrestante de la fábrica Joaquín (Joachim) Mauro se le libró la cantidad de setecientos cuarenta y cuatro pesos y doce reales y medio1711. A partir de este mes de febrero los pagos desvia- dos para la obra de la torre se realizaron a ambos, al maestro y al sobrestante, reflejándose claramente en ellos que la gran mayoría fueron para pagar la raya de cada semana1712. En marzo se le entregaron a Vallejo mil cien pesos1713, mien- pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 360 r, 11 de diciembre de 1767. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 360 v, 19 de diciembre de 1767. Quinientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 361 r, 24 de diciembre de 1767. Cuatrocientos pesos. 1708 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 361 r, 8 de enero de 1768. 1709 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 361 r, 2 de enero de 1768. Quinientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 361 v, 9 de enero de 1768. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 361 v, 16 de enero de 1768. Cuatrocientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 362 r, 23 de enero de 1768. cuatrocientos cin- cuenta pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 362 r, 30 de enero de 1768. Trescientos cincuen- ta pesos. 1710 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 362 v, 6 de febrero de 1768. Cuatrocientos pesos. 1711 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 362 v, 13 de febrero de 1768. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 363 r, 20 de febrero de 1768. Doscientos treinta y un peso y seis reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 363 r, 27 de febrero de 1768. Doscientos trece pesos y seis reales y medio que importó la raya de esa semana en el trabajo de la torre. 1712 DRAE (vigésima segunda edición). Lista de raya: (Méx) Nómina (relación de individuos que perc- iben haberes). 1713 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 363 v, 12 de marzo de 1768. Trescientos cincuenta pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 364 r, 21 de marzo de 1768. Setecientos cin- La catedral de Puebla 680 tras que al sobrestante solamente se le pagó por medio día de asistencia a la obra1714. Durante el mes de abril, el maestro Vallejo recibió mil cien pesos y ade- más se le entregaron diecisiete quintales de acero, aproximadamente, para la fabricación de las herramientas y las cadenas necesarias en la obra de la torre1715. Como venimos viendo el maestro Miguel Vallejo continuaba con su tra- bajo en la torre sur a muy buen ritmo, aunque seguramente ésta también se vio afectada por el sismo ocurrido el 4 de abril de 1768. En el mes de mayo, poco después del terremoto, se le entregaron setecientos cincuenta pesos para la con- tinuación de la obra de la torre1716 y en el de junio recibía novecientos pesos más para el mismo cometido1717. En el mes de julio Vallejo volvía a recibir la misma cantidad de novecien- tos pesos1718; sin embargo en agosto se incrementó esta cantidad hasta los mil trescientos pesos1719. En el mes de septiembre, último de la construcción de la torre, el maestro de la obra Miguel Vallejo percibió mil cuatrocientos pesos1720. No hemos podido encontrar el finiquito de esta obra en los libros de fábrica, pero estamos prácticamente seguros de que ésta fue la última cantidad que se le pagó al maestro Vallejo por la obra de la torre meridional de la catedral de cuenta pesos, para la raya de la semana pasada y la corriente. 1714 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 363 v, 5 de marzo de 1768. Dieciseis pesos y seis reales y medio por el importe de medio día en la obra de la torre. Aquí vemos claro que los impli- cados en la obra cobraban a jornal y solamente cuando asistían a ella. 1715 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 r, 16 de abril de 1768. Seiscientos pesos para la raya de dos semanas. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 v, 30 de abril de 1768. Quinientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 r, 20 de abril de 1768. Exactamente fueron “16 quintales, 1 arroba y dos libras de acero”. 1716 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 r, 14 de mayo de 1768. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 r, 28 de mayo de 1768. Cuatrocientos cin- cuenta pesos para esa misma semana y la antecedente. 1717 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 v, 11 de junio de 1768. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 367 r, 25 de junio de 1768. Seiscientos pesos. 1718 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 368 r, 9 de julio de 1768. Trescientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 368 r, 23 de julio de 1768. Seiscientos pesos. 1719 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 369 r, 6 de agosto de 1768. Seiscientos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 369 v, 20 de agosto de 1768. Setecientos pesos. 1720 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 370 v, 3 de septiembre de 1768. Seiscien- tos pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 371 v, 21 de septiembre de 1768. Ochocientos pesos. Antonio Pedro Molero Sañudo 681 Puebla, ya que la última entrada tiene fecha de 21 de septiembre y según al- gunos autores, parece que la torre se inauguró el día 29 de septiembre de 1768, festividad de San Miguel1721. Como resultado de la consulta sistemática de los libros de fábrica en los que se asentaron los gastos de la construcción de la torre sur de la catedral poblana, hemos podido obtener la cantidad de pesos que fueron invertidos en ella, al menos en lo que respecta a las entregas que le fueron dadas al maestro Miguel Vallejo, encargado de su fábrica. La suma total es de veinticuatro mil cuatrocientos cincuenta pesos, a la que habría que añadir los gastos extras que pudo haber de materiales y de pagos a otros maestros y oficiales de otras artes implicados como herreros o carpinteros, que debieron ser satisfechos por par- te del superintendente Joaquín Mauro y que no estamos seguros de tenerlos registrados todos al completo, salvo algunos puntuales como los de herrería hechos al maestro Juan de Sevilla. Todos estos datos de carácter económico que reflejan el enorme gasto que supuso la construcción de la torre nueva, dejan claro la imposibilidad de la probable continuación con la fábrica de las otras dos torres traseras, aunque todavía en el plano de Juan Benítez del año 1749 se nombra en la leyenda con el número 28 a los dos caracoles traseros como “caracol a las torres por fabricar”. En ningún momento se podrían haber hecho estas dos torres de la cabecera con una fábrica más modesta, sin que se hubiera desvirtuado todo el conjunto, y por otro lado, construidas a imagen y semejan- za de las delanteras hubiera sido una tarea económicamente imposible en esos momentos. Hemos de resaltar el sorprendentemente corto espacio de tiempo en que se llevó cabo la construcción de esta torre sur. Aunque no sabemos exactamente el estado en que se encontraría la obra cuando se paralizaron los trabajos en ella en el año 1731, intuimos que no estarían muy avanzados, por lo que toma 1721 Carrión 1896, pág. 305. “[...] La torre del Sur se comenzó á construir el día 1º de Diciembre del año de 1731 su segundo cuerpo por lo que es llamada la nueva, fué hecho por Miguel Vallejo, se estrenó el 29 de Septiembre de 1768 habiendo costado este cuerpo 26,585 pesos un real.”. Rojas 1980, pág. 13. La catedral de Puebla 682 más importancia el hecho de haberse realizado esta magna obra en tan solo diecinueve meses, desde marzo de 1767 hasta septiembre de 1768. Fig. 202 Vista de la torre sur desde la cubierta de la nave central Antonio Pedro Molero Sañudo 683 Fig. 203 Detalle del cuerpo superior de la torre sur Fig. 204 Detalle del cuerpo superior y de la cúpula de la torre sur La catedral de Puebla 684 8. 2. 4. Campana Santa María En el año 1722 se inició la fabricación de una campana mayor que pasaría a llamarse de Santa María. Para este efecto, se nombró por comisarios a los ca- nónigos Juan Francisco Vergalla e Ignacio de Brauzo, los cuales encargaron este trabajo al maestro fundidor José Escartín. La labor de este maestro en el trabajo de la campana ha quedado reflejada en el libro de fábrica espiritual correspon- diente a esta fecha; en él se asienta el día 15 de diciembre del año siguiente de 1723 como la fecha de terminación de la pieza, así como el importe cobrado por ella que ascendió a un total de cuatro mil doscientos pesos que le serían paga- dos en varias entregas1722. 1722 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1722, Libro de la fábrica espiritual, mi data que empiesa a 1º de henero de 1722, 4ª quanta, final, F. 27 r, 27 de noviembre de 1722. Fig. 205 Campana Santa María Antonio Pedro Molero Sañudo 685 No obstante a lo argumentado arriba sobre la construcción de la campana Santa María, el cronista Salazar Monroy asegura que la campana “María” la fundió el maestro campanero Francisco Márquez el día 28 de marzo de 1729. Evidentemente, Monroy hace alusión a una nueva fundición de la misma pieza, aunque se equivoca en la fecha de su finalización, ya que según la documen- tación consultada a este respecto, en realidad se trata de ese mismo día y mes, pero del año siguiente de 17301723. Previamente, se había promulgado un edicto convocatorio para la fábrica de dicha campana en el año 1723, para cuyo con- curso se habían presentado el maestro de campanero y calderero “con tienda pública en esta ciudad”, Francisco Márquez y su padre Miguel Márquez. Pa- rece bien claro que el ya mencionado maestro José Escartín no debió terminar satisfactoriamente el trabajo de la fundición de la campana en ese año de 1723 y por eso se procedió a convocar a otros maestros para que lo finalizaran. El maestro Márquez, alegó para conseguir hacerse con el trabajo de la fundición de la campana, la gran cantidad de estas piezas que había fabricado junto a su padre, tanto para la misma catedral, como para otras iglesias de la ciudad y de otras poblaciones. Ambos familiares se comprometían a dar terminada y tras- ladada al pie de la torre la dicha campana, para que pudiera ser inspeccionada y juzgada por los maestros de su propio arte que quisieran nombrar ambos cabildos, el catedralicio y el municipal1724. El tema de la fundición de la campana Santa María se prolongó, y no fue hasta el cabildo eclesiástico del día 21 de enero de 1729 cuando, por fin, se aceptó a Francisco Márquez como maestro para fabricar la susodicha pieza. 1723 Salazar Monroy 1946, pág. 22. “Su diámetro es de dos metros y diez centímetros, la fundió el maestro campanero Dn. Francisco Márquez el 28 de marzo de 1729, su peso es de ocho toneladas cua- trocientos setenticinco kilos, y el de su badajo doscientos veinte kilogramos. El obispo que la consagró fué el Ilmo. Sr. Dn. Juan Antonio Lardizábal, el 28 de abril de 1731. Al fundirla le pusieron la salutación angélica: ‘AVE MARIA GRATIA PLENA’.”. ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar. Quenta de los costos que tiene la campana maior nombrada Santa María de los Ángeles que fundió Francisco Márquez, maestro campanero, el día 28 de marzo de este año de 1730. Esta cuenta se aprobó en el cabildo del día 26 de septiembre de 1730, dándose providencia por el superintendente de la fábrica material de la catedral para que la campana pudiera ser subida a la torre. 1724 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar. La catedral de Puebla 686 Según se desprende de la documentación y tal y como hemos apuntado más arriba, parece ser que el anterior maestro fundidor José Escartín nunca llevó a efecto la total fundición de la campana en la fecha dada anteriormente de 1723; desconocemos lo que sucedió exactamente en el intervalo que va desde este año de 1723 hasta el de 1729, en que finalmente se señaló al maestro Márquez para que llevara a cabo la fundición de la campana. En otro decreto de fecha 28 de abril de 1729, inserto en el mismo documento (Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez…), se ajustaba la fábrica de la campana con Francisco Márquez en dos mil pesos por su trabajo y maestría, dándosele por separado todos los demás costos deriva- dos de la fundición y de los metales necesarios para ella. A continuación de este decreto se recoge la memoria que el maestro había confeccionado anterior- mente el día 20 de febrero, en la que especifica todos los materiales necesarios para la confección de la campana, incluyéndose la construcción de un jacal y de dos hornos para este efecto1725. Según la estimación del maestro en la memoria, la gran complicación de la fabricación y el enorme tamaño de la pieza harían necesarios para el día concreto de la fundición el empleo de veinte peones y veinte oficiales. La escritura de obligación para la elaboración de la campana entre el “maestro examinado de campanero y calderero” Francisco Márquez y la catedral se aceptó el día 2 de mayo de 1729.1726 “[...] Otorgo: que me obligó a fabricar y fundir la campana mayor de esta dicha santa yglesia cathedral con el peso de ciento y cinquenta quintales, poco más o menos, de buenos metales y sonido, y de la misma fábrica, gruesos y tamaños que tenía la que se quebró que nombraban (Dª y María, escrito con otra tinta y bajo línea), cuyo mapa tengo demostrado al venerable cavildo, y a entregarla puesta al pie de la torre dentro de seis meses que corren y se quentan desde oy día de la fecha, a satisfacción de los maestros peritos que para su reconosimiento señalare dicho venerable señor [...]”1727 1725 Aguirre Sorondo 1997, pp. 479 - 496. Para tener una muy buena panorámica, a modo de ejemplo, acerca del proceso y de todos los materiales necesarios para llevar a cabo la fundición de campanas. 1726 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar. 1727 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana Antonio Pedro Molero Sañudo 687 Según se desprende de este documento queda claro que la campana vieja se había quebrado y sus materiales le fueron dados al maestro Márquez para aprovecharlos en la construcción de la nueva. Seguimos sin saber a ciencia cier- ta si el anterior maestro fundidor José Escartín fue el que realizó esta campana vieja que obviamente se quebró o bien no llegó a terminar ninguna, aunque a la vista de los pagos que se le entregaron, todo indica que sí la fabricó y que se debió de quebrar al poco tiempo de terminada; no obstante, esto es solo una hi- pótesis, ya que no hemos podido encontrar ningún documento que nos aclare este punto. Una cláusula interesante de la escritura a la que se obligó el maestro Márquez para la fundición de la campana era que en el caso de que se produ- jera cualquier defecto o imperfección en la primera o en la segunda fundición de la campana, la fábrica espiritual quedaba obligada a volver a costear todos los materiales, los metales y las pagas de los oficiales implicados, mientras que el maestro se obligaba a realizar de nuevo su trabajo hasta la entrega perfecta de la pieza, sin que en ningún caso se le diera cantidad alguna de sus dos mil pesos de salario estipulados hasta ese momento.1728 En la sesión del cabildo catedralicio del día 11 de agosto de 1730 se daba el visto bueno a la hechura de la campana Santa María con el beneplácito de los dos comisarios nombrados por el cabildo y de cuatro maestros campane- ros consultados para este efecto. Queda claro que la obra de la fundición de la campana mayor se demoró durante algo más de seis años, hasta 1730 que fue cuando la entregó terminada el maestro Francisco Márquez. No obstante, todavía habría de esperarse al año siguiente para verla colocada en su correcto emplazamiento en la torre. mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines. Se trata de un cuadernillo independiente dentro de este legajo que recoge dos decretos, la memoria, la escritura, las calidades y la obligación y aceptación para la fundición de la campana mayor Santa María de los Ángeles por parte del maestro campanero Francisco Márquez, cuya fecha final es el 2 de mayo de 1729. 1728 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar. La catedral de Puebla 688 Los trabajos previos para la subida de la monumental campana Santa Ma- ría de los Ángeles a su lugar, se comenzaron el día 8 de agosto de 1731. Estas obras empezaron con dos oficiales y quince peones, con los cuales se concertó una determinada paga que se les fue aumentando a medida que se iba incre- mentando el riesgo en su trabajo de armar el andamiaje necesario, para sopor- tar el peso y los útiles necesarios en la subida de la susodicha campana. A lo largo de toda esta precisa obra para la elevación de la enorme pieza, el número de los oficiales que trabajaron en ella fue el mismo durante todas las semanas que duró la empresa, fluctuando, tan solo, la cantidad de peones. Llegado el año de 1732, y hasta el mes de abril en que por fin se subió la campana, se fue incrementando el número de oficiales, incluyendo a maestros carpinteros, en- sambladores y herreros, y también se aumentó la cantidad de los materiales y de algunas herramientas más precisas, como por ejemplo cabestrantes, moto- nes, tiros, roldanas, cinchos y contrapesos.1729 En la sesión de cabildo del 30 de mayo de 1732, el maestro albañil Juan Bautista suplicaba que se le concediera alguna ayuda de costa más por el acci- dente que había sufrido al romperse la maroma subiendo la campana mayor a la torre. Realizaba esta petición habida cuenta de los consiguientes gastos ex- tras debidos a que, para poder finalizar el trabajo, tuvo que utilizar otra serie de aparejos que le supusieron un desembolso complementario, sin contar lo que tuvo que invertir de más en maderas para diferentes cometidos, en los salarios de los vigilantes nocturnos de la obra, en las reatas, etc. Juan Bautista también incluía en la cuenta de sus gastos el dinero empleado en desmontar todo el tin- glado armado para la subida de la campana, una vez ya terminado el trabajo, así como el importe de tener que “enlosar el patio”. El gasto total que el maestro albañil presentó en la memoria final fue de mil cuatrocientos setenta y nueve 1729 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines. Dentro de este interesantísimo legajo se encuentra inserto otro igualmente relevante sobre la subida de la campana, intitulado: Ángeles y agosto 8 de 1731 años, Quenta de los gastos de la subida de la campana de esta santa yglesia cathedral de la Puebla de los Ángeles, F. 1 r - 6 v. Antonio Pedro Molero Sañudo 689 pesos y un real, tan solo veinte pesos menos de los mil quinientos en que se había concertado previamente la dicha obra. Ante esta cuenta tan detallada y exacta presentada por el maestro Juan Bautista, el cabildo respondió positiva- mente a su petición de recibir algún incremento salarial extra, por lo que de- cidió otorgarle en consecuencia trescientos pesos más sobre el monto total del presupuesto acordado para la subida de la susodicha campana.1730 En este mismo documento de fábrica material sobre la campana mayor Santa María que venimos desentrañando, encontramos una descripción y una memoria muy interesantes sobre todo el trabajo de la subida de esta monumen- tal pieza a la torre de la catedral. “El día 12 de agosto de 731 comensó a travajar Juan Bauptista en la presisa disposisión de la subida de la campana armando dos pies derechos delante de la thorre, desde el suelo hasta las esquilas, en los quales, que eran de vigas medianas toscamente puestas y mal amarradas unas con otras, esto es empalmadas, aunque mal, resolvió el tablado en que se havía de abanzar la campana que salía por la ventana de la thorre con contrapuntas a la cornisa y adentro a la vóveda y suelo de la torre, y más arriva afianzó con otras contra- puntas el pescante y demás garruchas, y avajo puso de primera intenzión y conforme su dictamen tres tornos comunes y dos dentro de la thorre, que unos y otros no servían por- que queriendo suspender una plancha de madera de mediano peso, se torsieron todos los tornos sin llegar a menear la plancha, de cuya esperiençia, movido el ilustrísimo obispo doctor don Juan Antonio Lardizával, pasó en persona con el almirante don Francisco Ro- mero, el maestro de alarife Santa María y otros inteligentes, a reconozer lo dispuesto por dicho Bauptista, y se jusgó todo lo actuado por inútil, apreciando solo lo fortalezido en la torre interior y exterior para contener las garruchas y pescante, disponiendo que en lugar de dichos tornos se pusiesen tres cabrestantes, que con efecto se pusieron, uno frente de la torre y los dos en los dos costados, con los quales y dos contrapesos que se hecharon, cada uno con 60 quintales de plomo, se intentó subir la campana, y el día 26 de henero se rompieron solo al moverla las maromas y se suspendió el acto de suvirla pasando a dis- currir otro modo, y tratando de hazer nuevas maromas a disposisión de dicho almirante, y dicho maestro Juan Bauptista, pasó a conferir con el padre fray Joseph de Pizarro de la orden de predicadores, quien muy al prinsipio, haviéndole propalado el intento dicho maestro, le havía dicho era desatino lo que pensava y que no lograría la empresa de su- vir dicha campana sino usava de uno o más aprejos [aparejos] reales, demostrándole la fuerza de dicho instrumento con uno muy pequeño que tenía con cordeles de xeniquén [henequén], elevando una carga de frixol que dos hombres no podían llevar, y con dicho ynstrumento y la corta fuerza de los dos dedos hizo suviera dicho maestro, quien no teniendo ni remota noticia de tales aparejos se admiró y no usó de ellos por dezirle se- ría muy costoso, hasta que experimentando la difilcutad que se manifestava en suvir la campana acudió a dicho padre, prometiéndole regalo porque le prestase el aparejo de la muestra para por él hazer los que fueren nesesarios, quien sin aceptar dádiva alguna y solo con el presepto que le puso de que no havía de dezir hera discurso suyo, le ministró dicho aparejo y otras noticias para el asierto de tres que dixo ser nesesarios, los que se hizieron con su intervención, con la que también se hizo por su consejo el ynstrumento 1730 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar, 30 de mayo de 1732. La catedral de Puebla 690 o garrucha con que suspensa dicha campana se abansó a la voca de la torre para intro- dusirla dentro, como se efectuó con gran silensio y toda felisidad; hecho todo lo referido día 25 de abril de 732 de la festividad del evangelista San Marcos, comensando antes de las sinco de la mañana y concluyendo el viaxe antes de las seis, y a las siete poco más ya estava dicha campana dentro del arco de la thorre en el tablado de la recepsión.”1731 De este interesante legajo que recoge todo lo relativo a la fundición y su- bida de la campana, hemos ido entresacando informaciones puntuales muy va- liosas acerca de diferentes aspectos como los salarios que se pagaron a todos los operarios, las herramientas, utensilios y materiales que se utilizaron e incluso la manera en que se construyeron los andamios y los tablados que fueron pre- cisos para llevar a cabo todo este complicado trabajo1732. Además, en este docu- mento también se encuentra más información que nosotros hemos desechado para nuestra exposición, pero que pudiera ser de gran utilidad en trabajos más específicos de otra índole, más si tenemos en cuenta que no solo informa sobre cuestiones de naturaleza constructiva, sino también sobre los preparativos y la ceremonia que se realizaba para la consagración de una campana tan impor- tante como lo fue ésta de Santa María. “La aplicación de las grúas a la elevación de las campanas en las torres se encuen- tra en el códice B, fol. 71 v: del Institut de France. Mejorando el mecanismo de Taccola, Leonardo incluye una elevación de la campana por medio de poleas que incorporan un contrapeso. Una vez a la altura del cuerpo de campanas de la torre, Leonardo concibe un ingenioso mecanismo de husillo para introducir la campana en el interior. [...] El interés que tuvo en España este sistema de elevación de campanas, lo demues- tra la frase en castellano escrita sobre el códice: “artificio de suvir campanas a la torre”. La letra podría ser de Pompeo Leoni, amigo y colaborador de Juan de Herrera. La subida de las estatuas de los Reyes de la fachada de la iglesia de El Escorial, realizada por Juan de Minjares bajo la dirección de Juan de Herrera, en presencia de la familia real, fue realizada por un sistema semejante al descrito por Leonardo.” Nicolás García1733 1731 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, sin numerar, 25 de abril de 1732. 1732 Queremos resaltar aquí el importantísimo papel que desempeñaron los maestros carpinteros des- de el comienzo de la obra de la catedral, en la construcción de los andamiajes y grúas necesarios para su edificación. Especialmente complicados debieron ser los instalados para la fábrica de las torres y para la posterior colocación de las campanas dentro de la del lado norte. 1733 García Tapia 1997, pág. 34. La cita superior hace referencia a los artificios para subir campanas Antonio Pedro Molero Sañudo 691 El día 5 de septiembre de 1733 el cabildo catedralicio ordenaba que subie- ran a la torre el maestro campanero Marcos Márquez, acompañado del maes- trescuela Juan Francisco Vergalla y de los padres sacristanes para que revisaran la colocación de la campana Santa María. Al día siguiente el maestro Márquez declaraba que aunque había encontrado alguna pequeña falla en el mástil, no había ningún peligro de que la campana se pudiera caer o desajustar de su alo- jamiento, por lo que pensaba que no se precisaba realizar ninguna reparación o mejora en ella1734. El maestrescuela, a su vez, comunicaba que habiéndose dado informaciones contradictorias acerca del estado de la campana y su sujección, diseñados por Leonardo da Vinci. pp. 23 - 24: “Mariano Taccola, un ingeniero sienés del siglo XV, escribió en 1449 un tratado titulado De mahcinis. En éste presenta algunas curiosas invenciones, de las que tomaremos algunas relacionadas con las campanas, como la que llama “campanamcane sonante”. [...] [...] Otros dibujos de Taccola se refieren a mecanismos para elevar las campanas por medio de poleas y contrapesos (Taccola M. 1449: 200-201, 232-233) que, como veremos, son similares a algunos que dibu- jaría Leonardo da Vinci años más tarde.”. 1734 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 11, 1733, sin numerar, 6 de septiembre de 1733. En estos años el oficio y la maestría de campanero estuvo copada por la familia Márquez, al menos en lo concerniente a los grandes trabajos eclesiásticos. Fig. 206 Artifi cio diseñado por Leonardo da Vinci para subir una campana. Códice B Fig. 207 Sistema de tornos con poleas y contrapesos para elevar una campana a una torre. Ilustración de un manuscrito de Taccola (s. XV) La catedral de Puebla 692 como fueron que “a la primera campanada fue que por mal echa la campana no tenía voz competente, esto salió tan siniestro como la experiencia lo mues- tra; aora da la segunda campanada, se dice que por falta de mazizes [macicez] en las asas se a de caer la campana y a de derribar la torre, que es más sinies- tro que lo primero [...]”, decidió nombrar por comisarios para ocuparse de este tema al tesorero Domingo Antonio de Zataramy y a los prebendados Gaspar Antonio Montez de Zisneros y Antonio Nogales. Estos encargados deberían acudir a todos los maestros que entendieran del arte de hacer campanas en la ciudad de Puebla, para que junto al maestro que la hizo, Francisco Márquez, y el que había declarado acerca de ella poco antes, Marcos Márquez, subieran a la torre e hicieran todas las comprobaciones necesarias, “[...] con las quales se quite toda confusión, se able con fundamento y no se dé crédito a quentos de cozina [...]”1735. En la sesión de cabildo del día 6 de octubre se aprobaba todo lo menciona- do anteriormente, mandando a la vez que los dichos comisarios se encargaran también de recabar la información y los costos necesarios para la realización de otras dos esquilas, mayores que las que ya había en la torre. Tan solo dos días después, el 8 de octubre, subieron a la torre los comisarios acompañados de los maestros campaneros Antonio Díaz Barragán y Felipe Díaz Barragán, los cuales dijeron que para poder emitir un veredicto correcto se debía descolgar la campana, para que al quedar libre de sus asas se pudiera inspeccionar de- tenidamente, una vez colocada previamente sobre un tablado de vigas hecho para tal efecto, “[...] porque quedando libres, se puedan con facilidad reconoser golpeándolas y viendo ocularmente el daño, para discurrir según su arte el re- paro que nesecitara [...]”. Sobre esta proposición se decidió favorablemente, de manera que se acordó que el día 12 de ese mismo mes de octubre se procedie- ra a hacer el reconocimiento, tal y como habían especificado los dos maestros campaneros, los cuales serían ayudados por Juan Márquez, debiéndose realizar este trabajo en presencia del maestro Francisco Márquez, fundidor de la dicha 1735 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 11, 1733, sin numerar. Antonio Pedro Molero Sañudo 693 campana. Ese día, una vez descolgada la campana y puesta sobre el tablado, fue reconocida por los tres maestros mencionados que declararon encontrarla en “notorio y manifiesto peligro”, a consecuencia del mal estado que tenían sus asas y mástil. Para llevar a cabo la reparación se mostraron todos de acuerdo en que se debían colocar mediante taladros unas asas postizas de hierro; los únicos que se opusieron a este arreglo fueron el almirante Francisco Díaz Ro- mero y el licenciado Miguel Muñiz, alegando que con dichos taladros se podría perder la voz de la campana, “[...] por las razones mathemáticas y naturales que dieron [...]”; en consecuencia aconsejaban que antes de proceder a este remedio en la campana mayor, se probase en alguna otra mediana con asistencia del maestro de la capilla musical de la catedral, quien tomaría el tono con el bajón antes y después del arreglo aconsejado, viéndose así si con la reparación de las asas bajaba o subía el tono de la campana, de tal forma que si esto sucediese, se buscara otro remedio menos perjudicial.1736 El día 27 de octubre de ese mismo año de 1733, se presentaron en el ca- bildo más pruebas de que la campana mayor, no solo tenía lastimadas las asas y el mástil, sino que además estaba notablemente dañada toda ella de forma irreparable, por lo que se acordó proceder a desbaratarla y despachar edictos de convocatoria para que los maestros campaneros que quisiesen comparecieran a concursar para la fundición de una nueva que se determinó que fuera menos pesada, “tan solo ciento cincuenta quintales”.1737 La construcción de la nueva campana mayor, además de otras dos más pequeñas y también de una esquila, dio comienzo a finales del año 1734; de hecho, el primer pago asentado en el legajo de fábrica correspondiente a es- tos trabajos está fechado el 30 de diciembre1738. El día 21 de octubre de 1735 se pagaba el resto final, una vez colocadas todas estas campanas en sus lugares 1736 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 11, 1733, sin numerar. 1737 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 11, 1733, sin numerar. La anterior pesaba ciento ochenta y cinco quintales. 1738 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 29, 1735, Cuenta de cargo y descargo de los gastos que se han echo en la fábrica de las campanas y la esquila que es como dentro se contiene, 1735, F. 1 r, 30 de diciembre de 1734. La catedral de Puebla 694 correspondientes en el interior de la torre1739. Llegando a mediados del siglo se fue completando todo el conjunto de campanas que deberían alojarse en los dos cuerpos superiores de la torre norte, mientras que paralelamente también se iban restituyendo y reparando las que se quebraban o estropeaban1740. 1739 ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 29, 1735, Cuenta de cargo y descargo de los gastos que se han echo en la fábrica de las campanas y la esquila que es como dentro se contiene, 1735, F. 11 r, 21 octubre de 1735. 1740 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 323 v, 17 de septiembre de 1750. Se le pagaban seiscientos ochenta y ocho pesos al maestro fundidor Santiago de Huesca del monto de la fab- ricación de dos campanas nuevas que se pusieron en la torre. Fig. 208 Torre del lado norte Antonio Pedro Molero Sañudo 695 8. 2. 5. Enladrillado de las azoteas y pavimentado del suelo de la catedral El enladrillado de las azoteas y bóvedas de la catedral al completo debía estar en muy malas condiciones allá por 1771, ya que en este año se procedió paulatinamente a irlas solando de nuevo, así como también se decidió sustituir parte de los azulejos del cimborrio que estaban comenzando a desprenderse. Se comenzaron estas labores de pavimentación de las cubiertas por las capillas de la Sangre de Cristo, la de Nuestra Señora de la Concepción y la de San Andrés, consecutivas en el lado del evangelio desde el crucero hacia los pies del templo, acometiéndose de paso la limpieza de las atarjeas y de los desagües correspon- dientes a ellas1741. Estas tareas se continuaron en las bóvedas de las naves proce- 1741 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 408 r, 6 de abril de 1771. Fig. 209 Cuerpos superiores de campanas de la torre norte vistos por el lado de la fachada principal Fig. 210 Cuerpos superiores de campanas de la torre norte vistos desde la cubierta de la nave central La catedral de Puebla 696 sionales1742 y en la azotea de la nave del crucero en su lado norte hacia la plaza1743. Al parecer, todas las cubiertas de este lado norte debían estar en bastante mal estado, ya que también se enlosó en este momento la azotea del sagrario, habi- litando los desagües deteriorados1744. Para realizar estos trabajos de enladrillado de las bóvedas, éstas se debie- ron de descubrir superiormente, aprovechándose esta circunstancia para pro- ceder a acuñarlas y asegurar de este modo su estructura. Esta labor de afianza- miento se realizó primero en las bóvedas correspondientes a la nave mayor, la de la sacristía y la del sagrario. Todos estos trabajos de afianzamiento y limpie- za de los desagües de las bóvedas del templo se continuarían haciendo en todas las demás cubiertas de la catedral a lo largo de este año de 17711745. 1742 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 408 v, 13 de abril de 1771. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 409 r, 20 y 27 de abril de 1771. 1743 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 439 r, 4 de mayo de 1771. 1744 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 409 v, 18 de mayo de 1771. 1745 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 410 r, 22 de junio de 1771. Fig. 211 Detalle del enladrillado de las bóvedas de la nave colateral del evangelio Fig. 212 Detalle del enladrillado de la bóveda de las nave colateral del evangelio desde la cubierta del crucero Antonio Pedro Molero Sañudo 697 Fig. 213 Detalle del enladrillado de la nave central Fig. 214 Cubiertas de la nave central y colateral del lado del evangelio La catedral de Puebla 698 Fig. 215 Enladrillado de la azotea del sagrario Fig. 216 Enladrillado de la azotea de la nave de capillas de la epístola y de la sacristía Antonio Pedro Molero Sañudo 699 Fig. 217 Enladrillado de la azotea de las capillas hornacinas del lado de la epístola Fig. 218 Detalle de enladrillado de petatillo La catedral de Puebla 700 Casi paralelamente en el año 1772, se sustituyó todo el enladrillado en “petatillo” del pavimento original de la catedral colocado para su consagración por el obispo Palafox, muy similar al que se colocó en las cubiertas por estos años1746. En su lugar se colocó uno nuevo de losas de mármol de Santo Tomás (Tepoxúchitl) de color rojo y negro en forma de ajedrezado1747. 1746 Es de suponer que gran parte del enladrillado que se quitó del interior de la catedral fuera reuti- lizado para las reparaciones de las cubiertas, al menos el que se encontrara en mejor estado. 1747 Es de suponer que gran parte del enladrillado que se quitó del interior de la catedral fuera reuti- Fig. 219 Detalle del enladrillado de petatillo de la cubierta de una de las bóvedas de las naves laterales del lado del evangelio Fig. 220 Enlosado actual de la catedral en mármol rojo y negro Antonio Pedro Molero Sañudo 701 8. 2. 6. Sagrario La obra del sagrario, incluidos los anexos extramuros del baptisterio y el curato, que había sido comenzada en el año 1698 por el maestro Diego de la Sierra, se concluía por completo en 1724. La capilla del baptisterio resulta una estructura curiosa en el contexto arquitectónico de toda la catedral, ya que con su planta ochavada se empareja con la capilla del Ochavo en el lado opuesto, aunque la primera queda un tanto más retranqueada que esta última. El bap- tisterio del sagrario se configura en planta mediante un espacio cuadrangular centralizado que marca una cruz griega un tanto ochavada. Este espacio se cubre mediante una cúpula que apoya sobre un tambor octogonal y se remata con una elevada linternilla también de forma octogonal.1748 lizado para las reparaciones de las cubiertas, al menos el que se encontrara en mejor estado. 1748 Merlo Juárez 1991, pág. 348. Fernández 1986, pp. 107 - 108. Rodríguez-Miaja 1999, pág. 98. “[...] el ocho es el número emblemático del bautismo y de la resurrección. Es la razón por la que muchos edificios dedicados para funcionar como bautisterios y fuentes bautis- males suelen adoptar formas octogonales.”. Fig. 221 Vista exterior de la cúpula del baptisterio del sagrario La catedral de Puebla 702 Fig. 222 Planta de la catedral con los espacios marcados de la capilla del sagrario y su baptisterio Antonio Pedro Molero Sañudo 703 8. 2. 7. Obelisco de la plaza Hemos querido incluir este monumento en nuestro trabajo, ya que se tra- ta de una obra que terminó de configurar el “teatro barroco” del espacio de la plaza pública en el que quedaba encuadrado todo el lienzo norte de la catedral con sus dos portadas hacia a ella, la del crucero y la del sagrario. En 1763 se terminó de construir este obelisco que fue colocado en la plaza mayor, aproximadamente frente a la puerta norte del crucero de la catedral, que estaba constituido por una plataforma de cantería y una base cuadrada con escudos de tecali encima de ésta. Partiendo de este basamento se levantaba el propio obelisco que estaba rematado con una figura del rey Carlos III. “En 1760 el gremio de platería erigió un obelisco o pirámide, como entonces se decía también, inmediato a la antigua fuente, en el centro de la mitad oriental de la Plaza, con motivo de la exaltación al trono de Carlos III (1759-88). Según la descripción publicada en 1763, componiase de tres cuerpos. El zócalo de cantería tenía 1 3/4 vara (1,55 m.) de alto y 5 varas (4,2 ms.) en cuadro. La base tenía 4 varas (3,4 ms.) de alto y 3 varas (2,5 ms.) en cuadro, con 4 escudos ovalados de tecali con inscripciones en sus 4 fachadas. La altura del obelisco propiamente dicho era de 23 varas (19,30 ms.). En su cúspide estaba la estatua pedestre del rey, 2 1/3 varas (2 ms.) de alto. La altura total del monumento era de 31 varas (26 ms.). Se concluyó el 4 de noviembre, día de S. Carlos de 1763 y costó $1900 [...]” Hugo Leicht1749 “[...] el monumento debió haber impactado enormemente a la sociedad barroca de ese momento. Para dejar testimonio de la dedicación del obelisco se imprime un folleto en el Real Colegio de San Ignacio en el mismo año. En él se encuentra un dibujo reprodu- ciéndolo, que permite conocer el diseño con elementos barrocos que tuvo el monumen- to conmemorativo, lamentablemente desaparecido.” José Antonio Terán 1750 En el año 1837 se realizó un proyecto para trasladar el obelisco al paseo de San Javier, pero sin llevarse a efecto el monumento fue demolido en 1842 y pro- visionalmente guardado en el edificio de San Javier. Posteriormente, en 1852, se pensó en volver a levantarlo como monumento en honor a la Inmaculada Concepción en el atrio de la catedral. En 1857, también se hizo otro intento por 1749 Leicht 2006, pp. 474 - 479. 1750 Terán Bonilla 1991, pág. 13. La catedral de Puebla 704 erigirlo en la plazuela de Guadalupe, llegando a fijarse el día 15 de agosto de 1857 (Asunción de la Virgen), para su inauguración en este espacio; finalmente, “[...] Parece que los sucesos políticos impidieron la ejecución del proyecto.”.1751 1751 Leicht 2006, pág. 480. Fig. 223 Pintura que representa La plaza mayor de Puebla antes de 1840 con el obelisco al frente Fig. 224 Obelisco de la plaza mayor de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 705 8. 3. El interior de la fábrica Las obras en el interior de la catedral, aunque normalmente pagadas y dirigidas por la fábrica espiritual, estuvieron casi siempre condicionadas al de- sarrollo y necesidades de las estructurales a cargo de la fábrica material, pese a que en numerosas ocasiones la primera hubo de prestar dinero a la segunda para la realización de determinados trabajos. 8. 3. 1. Coro Durante los años iniciales del siglo XVIII la fábrica espiritual no paró de realizar y costear numerosas obras pequeñas que irían completando todo el conjunto del ajuar de la catedral. El coro era uno de los espacios en el que aún quedaban muchas cosas por hacer. En el mes de agosto de 1700 se decidirá por fin comenzar la balconada de hierro del coro1752. Un año después, por el mes de julio, ya se estaba colocando esta “balconería del coro”, por lo que se determina- ba que mientras durara la obra fuera trasladado este espacio a la capilla mayor para la celebración de los Oficios Divinos1753. Toda la estructura completa del coro debió de estar terminada hacia 1713, por lo que es imposible que el maes- tro mayor Diego de la Sierra fuera quien la acabara, ya que le sabemos muerto en el año 17111754. No obstante, según Martha Fernández, se podría pensar en De la Sierra como el artífice de todo el proyecto, el cual habría dejado perfecta- mente fijado para que otro maestro lo pudiera llevar a buen término1755, lo que 1752 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 226 r, 27 de agosto de 1700. 1753 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 246 r, 5 de julio de 1701. 1754 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5. 1755 Fernández 1986, pág. 110. “De cualquier modo , construidas o no por Diego de la Sierra, en efecto, como afirma Diego Angulo, las portadas del coro de la catedral se relacionan estilísticamente con el patio de la Casa de las Bóvedas.”. Este magnífico patio es sin duda obra del maestro De la Sierra. La catedral de Puebla 706 sería perfectamente factible. Poco después, a finales del año 1715 se procedía a la renovación del facistol del coro, acoplándole un nuevo pie labrado en piedra de tecali por el artífice Luis de Santiago1756. Siguiendo con la renovación del coro, el arriba mencionado obispo No- gales Dávila fue el que también ordenó la obra de la sustitución de la sillería antigua del coro por la que hay actualmente de inspiración “mudéjar”1757, cuyo costo total ascendió a treinta mil pesos. El trabajo de confección de estos nuevos escaños se le encargó a Pedro Muñoz, que se dedicó plenamente a él entre el día 24 de agosto de 1719 y el 24 de junio de 17221758. La certificación de los gastos de la fábrica material confeccionada en el año 1741, ya comentada anteriormente, nos aporta algún dato más sobre esta sillería, al reflejar un pago de ocho mil noventa y siete pesos realizado por la fábrica material a la espiritual a cuenta de: “[...] veinte y dos mill quatrocientos quarenta y un pesos, y un tomín, que según zertifi- cación de don Joseph de Villumbrales y Olaraz, contador de aquella santa iglesia, que se halla en el libro de la quenta de el año de mill setecientos treinta y sinco, suplió para el costo de maderas de hébano, caoba, granadillo, zedro, tapinzerán, rosadillo y otras para la sillería del choro y su manifatura, en virtud de otro mandamiento de este superior govierno de diez de febrero de mill setecientos dies y nueve que se halla en el mismo libro, de que aun resta debiendo la fábrica matherial onze mill dies y seis pesos, quatro tomines y seis granos, porque los dos mill novecientos dies y nueve pesos, dos tomines y seis granos que han a decir cumplimiento a los veinte y dos mill quatrocientos qua- renta y un pesos, y un tomín, los tiene satisfechos en el costo de el púlpito y ambones, que está declarado debe reportar la espiritual [...]”1759 1756 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1713 - 1717, F. 174 r, 20 de septiembre de 1715. A Luis de Santiago se le pagaron ochenta y ocho pesos por traer la piedra del pueblo de Tecali y labrar en ella la columna del facistol. En total se gastaron en esta pieza ciento treinta y nueve pesos y dos tomines, entre los diferentes maestros implicados: herrero, dorador, carpintero y cantero. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1713 - 1717, F. 173 r, 24 de diciembre de 1715. Se pagaron cien pesos a José de Ontiberos por las varas de piedra de tecali que se utilizaron para labrar el pie y la grada en que estribaba la columna del facistol. 1757 Para una buena aproximación a esta nueva sillería del coro véase: DÍAZ CAYEROS, Patricia: “Entre lo celestial y lo terrenal: la sillería del coro de la catedral de Puebla”, en GALÍ BOADELLA, Montserrat (edi- tora): La catedral de Puebla en el arte y en la historia, Secretaría de Cultura Gobierno del Estado de Puebla, Arzobispado de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades/BUAP, México 1999, pp. 43 - 70. 1758 Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. 1759 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 4. Antonio Pedro Molero Sañudo 707 Según este documento el costo total invertido por la fábrica material en los materiales y la confección de la sillería del coro fue de treinta y tres mil cua- trocientos cincuenta y ocho pesos aproximadamente. Fig. 225 Muro exterior del coro de la catedral de Puebla en el lado de la epístola Fig. 226 Asientos del coro de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 708 Fig. 227 Portada de ingreso al coro en el lado de la epístola Antonio Pedro Molero Sañudo 709 Fig. 228 Interior de la capilla de Jesús Nazareno en la Iglesia de San José de Puebla La catedral de Puebla 710 Fig. 229 Exterior de la Casa de las Bóvedas en Puebla Fig. 230 Interior de la Casa de las Bóvedas en Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 711 8. 3. 2. Capillas: retablos y altares En el mes de julio de 1701 se acordaba colocar un “colateral”1760 en la capilla del Santo Sudario, en el que se incluiría un lienzo del Salvador en uno de sus lados1761. Asimismo, en la sesión del cabildo catedralicio del día 19 de ese mismo mes, el provisor de la Compañía de Jesús, el padre Francisco Arteaga, solicitaba la colocación de un colateral en honor a San Ignacio de Loyola, frente al de San Cristóbal en la entrada principal del crucero desde la plaza, petición que le fue concedida en esa misma sesión capitular1762. Sin embargo, el lugar exacto que asignó el cabildo, en sede vacante, para la ubica- ción de este retablo, fue la capilla situada en el lado del evangelio debajo de la torre norte, frente a la capilla de la Soledad bajo la torre sur1763. Este espacio cedido a los jesuitas originalmente había servido de baptisterio, quedando después como un mero tránsito que alojaba la puerta de entrada a la escalera de subida a la torre de este lado1764. Según Nuria Barahona, en este lugar que se convertiría en la capilla de San Ignacio de Loyola había dos puertas, una la citada de subida a la torre y otra hacia la plaza en el lado norte, las cuales se mandarían cerrar para que se pudiera ocupar, sin ningún estorbo, todo el 1760 DRAE (vigésima segunda edición) Colateral: Dicho especialmente de las naves y de los altares: Que están a uno y otro lado de otro principal. En numerosas ocasiones dentro de los libros de fábrica y de los de actas del cabildo catedralicio se alude al término “colateral”. El significado exacto al que hace referencia éste es el de un retablo con altar, nor- malmente ubicado en una capilla determinada y no obligatoriamente colocado en un lateral. 1761 Carrión 1896, pág. 341. La sexta capilla por el lado de la epístola se llama de la Sábana Santa. Rojas 1980, pp. 15 - 16. Torre Villar 1996, pág. 60. El canónigo ya mencionado, Juan Rodríguez de León Pinelo, fue enterrado en esta capilla del Santo Sudario. Alcalá Mendiola 1997, pág. 100. Merlo Juárez 1999, pág. 90. “En la segunda capilla del lado de la epístola, llamada de la Sábana Santa, del Santo Síndone o del Santo Sudario [...]”. 1762 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 248 r, 19 de julio de 1701. 1763 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 249 v - 250 r, 9 de agosto de 1701. La sede estaba vacante desde el día 1 de febrero de 1699 en que había muerto, en la misma ciudad de Puebla, el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz. El 30 de mayo de 1704 ocupó la silla episcopal el nuevo prelado García Felipe de Legazpi y Velasco Altamirano y Albornoz que hasta ese momento había sido el obispo de la diócesis de Valladolid (Morelia). Ajofrín 1964, pág.51. En 1704 fue promovido a obispo de Puebla desde su anterior sede en Michoacán García Felipe de Legazpi y Velasco Altamirano y Albornoz, quien murió tan solo dos años después en 1706 sin haber llegado a recibir las bulas de confirmación de su título. 1764 Terán Bonilla 1992, pág. 289. “El baptisterio es un espacio arquitectónico generalmente situado, en los templos novohispanos, anexo a los pies de la iglesia. Su ubicación se debe a que los catecúmenos (no bautizados) no podían aún tener un ingreso directo al templo.”. La catedral de Puebla 712 espacio mural para la colocación de los retablos correspondientes, procedién- dose, por tanto, a abrir una puerta por el exterior para el acceso a la escalera de la torre1765. Mostramos nuestro desacuerdo con la afirmación de que fuera en este preciso momento cuando se cerró la puerta de salida a la plaza desde esta ca- pilla de debajo de la torre norte, ya que, tal y como hemos visto anteriormente a la hora de tratar sobre el tema de los sagrarios, cuando llegó el obispo Juan de Palafox a Puebla en el año 1640, ya se encontraba cerrado este acceso que al parecer estuvo previsto como entrada al sagrario en la famosa planta de Juan Gómez de Mora, y eso siempre y cuando esta dicha puerta llegara a abrirse en algún momento anterior, cuestión desconocida para nosotros al no haber podido registrarla en ninguna de las documentaciones consultadas. Además, podemos añadir que después de examinar con detenimiento el paramento mural exterior de este lado, no hemos observado ningún desajuste en la co- locación de los sillares, que lógicamente se advertiría de haber existido aquí una puerta que hubiera sido cerrada luego de la construcción del muro peri- metral. Los accesos originales a las escaleras de subida a las torres se encontra- ban en el interior de las capillas hornacinas situadas debajo de éstas: la de la Soledad en el lado de la epístola y la que sería de San Ignacio de Loyola en el del evangelio. Al quedar cerradas las puertas de acceso a los campanarios desde el interior del edificio, el maestro mayor Diego de la Sierra agregaría a la fachada principal de la catedral unas estructuras salientes adosadas a los cubos de las torres, tal y como se encuentran hoy en día. Estos nuevos cuerpos alojan el tramo de escaleras que sube hasta el nivel de las cubiertas de las capillas. De la Sierra dotaría estos aditamentos con unas angostas ven- 1765 Barahona 2002, pp. 200 - 201. “[...] quedó vacía sin otro uso que el dar subida al caracol de la torre pues dentro de la capilla había dos puertas: una de acceso a la torre y otra que daba a la plaza. [...]”. ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 20, 1696 - 1702, F. 271 v - 272 r, 4 de abril de 1702. Aun habiendo sido des- ignado ya este espacio para la erección de la capilla de San Ignacio, el cabildo en sede vacante acordaba en este día que la decisión final sobre el cerramiento de la puerta de acceso a la torre debería ser tomada por el nuevo prelado, ya que consideraban que era una obra muy importante para la que habría que esperar a su llegada y veredicto. Antonio Pedro Molero Sañudo 713 tanas para iluminar los caracoles, así como con unas pequeñas terrazas de remate hacia el exterior protegidas por una balaustrada pétrea con pináculos similares a los que rematan las torres en su cuerpo más alto. El único incon- veniente que se desprende de este nuevo acceso exterior para el cuerpo de campanas construido por el maestro De la Sierra es que las puertas de acceso a él quedaban en el exterior del edificio, con la consecuente incomodidad para el campanero, al que se le acabaría construyendo una vivienda en la misma torre que facilitara su trabajo, tal y como existe hoy en día aunque en pésimo estado al no ser utilizada para dicho efecto1766. Esta puerta exterior de subida al campanario pone de relieve un aspecto de carácter civil hasta ahora no considerado, como es el hecho de que de esta forma se creaba para la “ciudad” un acceso directo a la torre de campanas, que ahora podía ser usada para me- nesteres del cabildo municipal, habiendo estado reservada únicamente para uso eclesiástico hasta ese momento; de esta manera las torres adquirían un funcionamiento casi exento respecto a la catedral, ya que, aunque unidas al cuerpo de la iglesia, disponían de un acceso cómodo desde el exterior, sin ne- cesidad de abrirse el templo para tocar las campanas1767. Respecto a la torre del lado sur, su actual acceso a las partes más altas se hace desde la terraza de su correspondiente capilla, habiendo sido claramente cerrado el que existió por el interior. Aún sigue existiendo la escalera de caracol original de este lado que parte desde el nivel del piso general del templo, marcado por el arranque de la basa del núcleo de la escalera, a la que se puede acceder actualmente, no sin cierto peligro, desde la mencionada terraza. 1766 Este acceso exterior a la torre debió resultar bastante incómodo para subir a realizar los toques de las campanas, por lo que se debió decidir (no sabemos cuándo) ubicar una vivienda para el campanero en la torre norte, la única que está y estuvo provista de campanas. 1767 Hay muchos ejemplos de torres exentas del cuerpo de las iglesias, cuyo acceso exterior es compar- tido tradicionalmente por ambos poderes del lugar, el eclesiástico y el civil. La catedral de Puebla 714 Fig. 231 Fachada principal de la catedral poblana donde se aprecian los sa- lientes construidos para alojar las escaleras de subida a las torres Fig. 232 Saliente que aloja la escalera de subida a la torre sur en la fachada principal Antonio Pedro Molero Sañudo 715 Fig. 233 Terraza y balaustrada coronada por pináculos del saliente de la escalera de la torre norte Fig. 234 Balaustrada y pináculos de la terraza del cuerpo superior de la torre y de la cúpula del lado norte La catedral de Puebla 716 Fig. 235 Pináculos de la balaustrada de la terraza del cuerpo saliente de la escalera de la torre sur Fig. 236 Ubicación de un posible acceso exterior a la torre sur Antonio Pedro Molero Sañudo 717 Fig. 237 Detalle del posible acceso exterior de la torre sur Fig. 238 Puerta de salida desde la torre norte a la terraza de las capillas del lado del evangelio La catedral de Puebla 718 Fig. 239 Puerta de salida desde la torre sur a la terraza de las capillas del lado de la epístola Fig. 240 Puerta de salida desde la torre norte a la terraza de la nave lateral del lado del evangelio Antonio Pedro Molero Sañudo 719 Fig. 241 Puerta de salida desde la torre sur a la terraza de la nave lateral del lado de la epístola Fig. 242 Basa del arranque de la escalera de subida a la torre del lado sur La catedral de Puebla 720 El 18 de enero de 1706 se consagraba la capilla de San Ignacio de Loyola ubicada debajo de la torre norte, aunque en ese momento todavía estaban por dorarse sus tres suntuosos retablos dedicados a San Ignacio el principal, y a San Francisco Xavier y San Francisco de Borja los laterales. Una vez que se terminó el dorado de todos los colaterales, se procedió a la realización de una nueva dedicación de esta capilla en el año 17241768. “Si nos hemos detenido en describir la lucha que sostuvo la Compañía de Jesús con el cabildo catedralicio de la ciudad de Puebla para conseguir una capilla, en donde se pudiera manifestar la devoción de los fieles hacia San Ignacio de Loyola, es porque la catedral es un espacio que simboliza la máxima expresión cristiana. Y a pesar de la negación del obispo Palafox por ceder una capilla a la orden y del propio devenir de la historia, las telas y las esculturas terminaron por formar parte no de un pequeño recin- to destinado a tal fin, sino que se distribuyeron en el cancel, en el exterior del coro y en el altar mayor de la catedral [...]” Nuria Barahona1769 Otra obra de cierta envergadura que se llevaría a cabo en estos compases iniciales del siglo XVIII sería la construcción de las actuales rejas forjadas y doradas de las capillas hornacinas que fueron ejecutadas entre los años 1722 y 1726 por el maestro rejero Juan de Leyva Pavón1770. El año 1761 se emprendía la fábrica de un retablo para la última capilla del lado de la epístola, antesala de la sacristía, llamada de la Virgen de las Nieves o de Nuestra Señora de los Dolores1771. 1768 Barahona 2002, pág. 201. “[...] Después de esta solemnidad, y en pocos años, es decir en 1728, quedó esta capilla desierta, sin que se celebrase en ella ningún ritual, volviendo a ser utilizada para guardar los trastos de la sacristía.”. 1769 Barahona 2002, pp. 202 - 203. A continuación sitúa y analiza todos los lienzos y esculturas a los que hace referencia, dentro del espacio de la catedral. 1770 Toussaint y Ritter 1954, pág. 79. Todas estas rejas de las capillas son doradas pero no a fuego. Rojas 1980, pág. 19. “Las capillas fueron renovadas en el siglo XVIII, en cuanto a sus rejas se refiere tu- vieron barandales originalmente, que para mayor aislamiento de las mismas les fue sustituido por las grandes rejas que hoy se contemplan. [...]”. 1771 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 241 v, 25 de agosto de 1761. En este día “[...] se le libraron al maestro Manuel Ramos 200 pesos por quenta de los 700 en que se ajustó para hazer el colateral de la capilla que entra para la sacristía, el qual hace frontera de la misma puerta, en cuya cantidad se comprehende la madera, dorado y manifatura.”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 342 v, 11 de octubre de 1761. Se le entregaron otros ciento sesenta pesos a Miguel Ramos a cuenta del retablo de la capilla de entrada a la sacristía. Carrión 1896, pág. 337. Toussaint y Ritter 1954, pág. 59. Esta capilla se llama hoy en día de San Juan de Vianney. Cervantes Amero 1993, pp. 33 - 34. Llama de “Nuestra Señora de los Dolores” a esta última capilla del lado de la epístola. Alcalá Mendiola 1997, pág. 101. Da el nombre “de Nuestra Señora de la Concepción” para esta capilla. Antonio Pedro Molero Sañudo 721 También los retablos de los altares de los fondos de las naves colaterales en la cabecera fueron construidos en el año 1776 y dedicados, a San José el del lado del evangelio y a San Miguel el de la epístola.1772 1772 Carrión 1897, pág. 332. Fig. 243 Plano parlante con los nombres de las capillas de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 722 Fig. 244 Reja de entrada a la capilla de la Sábana Santa Fig. 245 Reja de entrada a la capilla de Santiago Apóstol Fig. 246 Rejas de entrada a las capillas de San Nicolás de Bari y de la Preciosa Sangre de Cristo Antonio Pedro Molero Sañudo 723 Fig. 247 Retablo de San José al fondo de la nave lateral del lado del evangelio La catedral de Puebla 724 Fig. 248 Retablo de San Miguel al fondo de la nave lateral del lado de la epístola Antonio Pedro Molero Sañudo 725 Una obra que hemos de remarcar por su espectacularidad ornamental es un espectacular lavabo que se colocó en la esquina suroriental de la sacristía en el año 1765 y que hoy en día se puede admirar. Todo este monumental con- junto del lavamanos está compuesto por la propia pila en sí misma fabricada de piedra de tecali y por una gran hornacina horadada en el muro, revestida de azulejos formando fajas de rombos de colores alternados azul y blanco, rema- tándose por encima con una venera decorada mediante estrías y roleos dorados de estuco. La magnífica pieza del lavamanos está formada por un pie de forma abalaustrada octogonal que sostiene la pila propiamente dicha; de su centro parte una especie de pilar, también octogonal, que aloja los grifos, y por enci- ma se alza una cartela con una inscripción, coronándose todo el conjunto con una cruz (DA DOMINE VIRTUTEM MANIBUS MEIS AD ABSTERGENDAM OMNEM MACULAM: UT SINE POLLUTIONE MENTIS ET CORPORIS VA- LEAM TIBI SERVIRE)1773. Toda la pieza del lavamanos al completo está labrado en mármol de tecali.1774 1773 DÁ, SEÑOR, LA VIRTUD A MIS MANOS PARA DISIPAR TODA MANCHA: PARA QUE PUEDA SERVIRTE SIN SUCIEDAD EN LA MENTE Y EL CUERPO. Traducción Olga Pardo Torío. 1774 Casas Sánchez 1987, pág. 88. Merlo Juárez 1991, pág. 304. Fig. 249 Lavamanos de la sacristía de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 726 El año 1796 se consagraba el recién terminado altar del Perdón de la cate- dral que vemos hoy día, desapareciendo el antiguo que había hecho las veces hasta ese momento1775. Entre este altar y la puerta principal del Perdón el espacio queda diáfano, tan solo ocupado por dos lápidas que se sitúan en el suelo per- tenecientes al cenotafio del obispo Juan de Palafox y Mendoza y a la tumba del también prelado Pantaleón Álvarez de Abreu1776. 1775 Rojas 1980, pág. 19. 1776 La tumba de Palafox permanece vacía, ya que fue enterrado a su muerte en la catedral de Burgo de Osma, mientras que los restos del obispo Abreu sí se encuentran en su tumba desde su muerte en el año 1763. Stefanón 2002, pp. 271 - 272. “La zona que estos dos últimos hombres ilustres previeron para sus propios restos mortales era considerada como una de las menos privilegiadas para la inhumación en el interior de la edificación, a la altura del primer arco y recién transpuesto el pórtico.”. Fig. 250 Altar del Perdón de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 727 8. 3. 3. Presbiterio En el mes de abril del año 1755 se comenzaron los trabajos del aderezo del presbiterio del altar mayor, para los cuales se nombró comisario al canóni- go y superintendente de la fábrica material, Domingo José Apreza, entregán- dosele inicialmente la suma de quinientos pesos1777. Para esta importante obra se le continuarían dando libranzas al comisario durante los meses de julio y septiembre, por un monto total de mil pesos1778. A lo largo de todo el siguiente año siguen apareciendo, en el libro correspondiente de fábrica espiritual, varias entregas de quinientos pesos cada una, dadas al canónigo Apreza para la con- tinuación de “la obra del presbiterio”1779. Paralelamente, este mismo canónigo se hizo cargo de la construcción de una pieza anexa a la catedral para “el desayuno o refresco de los capitulares”1780; pensamos que esta estancia es la que se ha venido a llamar comúnmente “el chocolatero” y que normalmente era una sala orientada al sur, en la que se ofrecía algún refrigerio a los capitulares de la catedral y a los canónigos que pudiera haber de visita. Durante los tres años siguientes se siguió trabajando en la obra del pres- biterio, dándole al mismo canónigo encargado, Domingo José Apreza, mil qui- nientos pesos en tres entregas durante el año 1757, otros mil pesos más en 1758 en dos entregas y en 1759 también mil pesos en dos plazos1781. En este último 1777 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 328 v, 29 de abril de 1755. 1778 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 329 r, 13 de julio y 26 de septiembre de 1755. 1779 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 330 r, 30 de abril de 1756. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 330 r, 29 de julio de 1756. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 330 v, 10 de diciembre de 1756. 1780 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 329 v - 330 r, 28 de enero de 1756. Este día “[...] se libraron a favor de el señor don Apreza 200 pesos para los costos de la pieza de el desayuno o refresco de los señores capitulares [...]”. Este dinero le fue prestado por la fábrica espiritual a la material, que debía ser en realidad la encargada de esta obra. 1781 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 331 r, 29 de marzo de 1757. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 331 v, 16 de agosto de 1757. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 332 r, 19 de diciembre de 1757. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 333 v, 20 de mayo de 1758. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 334 r, 22 de septiembre de 1758. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 335 v, 13 de marzo de 1759. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 336 r, 6 de agosto de 1759. La catedral de Puebla 728 año el mismo canónigo era puesto como responsable al frente de la construc- ción de una pieza más en el patio de la sacristía que serviría para guardar todos los “trastos” de ella1782. La obra en el altar mayor del presbiterio continuaba en el año 1760 con el superintendente Apreza al cargo, al que se dio una nueva libranza de quinientos pesos en el mes de enero y otra de mil pesos en el de junio1783. Este mismo canónigo continuaría supervisando todas las demás obras que se iban acometiendo en la catedral como la de la construcción de una “sala de la cerería”, para cuya edifica- ción se le entregaron en el mes de abril de este año cuatrocientos treinta y nueve pesos1784. Durante los años 1761 y 1762 se continuó la obra del altar mayor, para la cual se le volverían a hacer más entregas de dinero en efectivo al superintendente Apreza1785. Como venimos viendo, la obra de la construcción del altar mayor del presbi- terio fue la de mayor envergadura y gasto que se comenzó en estas décadas poste- riores a la mitad del siglo XVIII, sin olvidar la de la torre sur que ya se había inicia- do antes, pero que se detuvo hasta su reanudación en el año 1767. La obra del altar comprendía no solo el trabajo de albañilería de la elevación de esta pieza y la ade- cuación del panteón de los obispos, sino que también incluía el recubrimiento de todos sus paramentos con mármol de Tecalí, lo que justifica el enorme presupuesto que tuvo asignado esta obra durante todos los años que duró su construcción. 1782 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 336 v, 14 de septiembre de 1759. Este día “[...] se libraron a favor de el señor Apreza 600 pesos para la compostura y nueva construcción de una pieza en el patio de la sacristía para la guarda de los trastos de ella.”. 1783 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 337 r, 22 de enero de 1760. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 339 r, 20 de junio de 1760. Con este dinero se le liquidaban los gastos realizados en la obra del presbiterio hasta el día 14 de este mes de junio. 1784 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 338 r, 26 de abril de 1760. 1785 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 341 r, 12 de marzo de 1761. Este día se le entregaron al canónigo Apreza setecientos pesos para la obra del altar mayor y otros trescientos para gastos de la obra material. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 342 r, 11 de septiembre de 1761. Se libraban otros seiscientos pesos al canónigo Apreza para la obra del altar mayor del presbiterio. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 343 v, 6 de marzo de 1762. Se le dieron al su- perintendente dos pagas para la obra del altar mayor, una de trescientos pesos y la otra de quinientos setenta y cinco. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 344 r, 21 de junio de 1762. Se le entregaron otros quinientos pesos al canónigo Apreza para la obra del altar mayor. Antonio Pedro Molero Sañudo 729 Fig. 251 Altar mayor de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 730 Fig. 252 Sacristán don Elías limpiando los tecalis del altar mayor Fig. 253 Placa de mármol dentro del panteón de los obispos, debajo del altar mayor, con los nombres grabados de algunos de los prelados más signifi cativos desde Julián Garcés (1525-1542) hasta Benito Crespo (1734-1737) Antonio Pedro Molero Sañudo 731 A comienzos del año 1770 se reanudó la paralizada obra del altar mayor del presbiterio. Estos trabajos se habían comenzado en el mes de abril de 1755, y a la vista de los documentos consultados debió paralizarse en 1762; de hecho la última entrada que tenemos registrada de un pago para ellos es una correspon- diente al mes de junio, ya mencionada anteriormente. El 26 de enero de 1770 se le daba una libranza de trescientos pesos al maestro albañil Juan Antonio de Santa María, “[...] para que comienze la obra de tecali del presviterio de dicha santa yglesia [...]”1786. Resulta interesante que en esta entrada de los libros de fábrica se puntualice claramente que la obra de los tecalis se comenzaba en ese momento, ya que el único pago anterior registrado que especifica ser para el te- cali del altar mayor tiene fecha 6 de marzo de 17621787, y en él se dice textualmen- te: “En dicho día y en la misma libranza, se le libraron a dicho señor canónigo doctor Apesa quinientos setenta y çinco pesos y un real, en virtud del mismo decreto, en esta forma: los 75 pesos 1 real del alcance que resultó a su favor en la quenta que dio de la obra de tecali del altar mayor, y los 500 restantes para la prosecución de dicha obra.”. Obviamente de este documento se desprende que la obra que se debía realizar en el altar mayor con los mármoles de Tecali ya se había comenzado en aquella fecha, aunque si atendemos al documento poste- rior del año 1770, se pensaría que fue ese mismo día 26 de enero cuando se dio la autorización para empezarla. Cotejando ambos documentos, pensamos que en el año 1762 se hizo al menos una memoria de la obra a realizar con el tecali y que realmente algunos trabajos sí se debieron de hacer con este material, pero lo que parece evidente es que cuando se retomó seriamente la obra fue en el año 1770. El maestro Juan Antonio de Santa María fue el encargado principal de la obra de tecali del altar mayor, por cuyo oficio se le fueron entregando al prin- cipio trescientos pesos mensuales, al menos durante los meses de enero, abril, 1786 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 387 v, 26 de enero de 1770. 1787 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 343 v, 6 de marzo de 1762. La catedral de Puebla 732 mayo y junio1788. Además de este salario marcado se le dieron otros trescientos pesos más el primer día que se acordó el inicio de los trabajos; posteriormente se le aumentaría el sueldo a percibir desde el mes de julio hasta el de diciembre, a razón de cuatrocientos pesos mensuales.1789 La orden para la realización de la obra de tecali del altar mayor provenía directamente de un decreto del obispo Francisco Fabián y Fuero, como en el caso de la construcción de la torre sur. Por este motivo, el maestro Santa María, encargado absoluto de la obra, no debía rendir cuentas a nadie más que al pro- pio prelado y en su lugar al encargado por éste ex profeso para supervisar la obra, el mayordomo de la fábrica espiritual Martín Alberto de Bertodano. En 1771, el ritmo de los trabajos en los tecalis del altar mayor se incremen- tó, a la vista de que las libranzas que se le fueron entregando mensualmente al maestro albañil Juan Antonio de Santa María son considerablemente mayo- res1790. A partir del mes de junio, en los pagos se incluyen generalmente ciertas cantidades para el maestro herrero Juan de Sevilla que estaba fabricando la ba- laustrada de hierro que iría colocada encima de la obra del tecali, delimitando en altura todo el espacio alrededor del presbiterio1791. 1788 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 387 v, 26 de enero de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 388 r, 29 de enero de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 390 v, 3 de abril de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 392 r, 31 de mayo de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 393 v, 26 de junio de 1770. Además, se le en- tregaron otros ciento cuarenta y ocho pesos y tres reales más que alcanzaba la cuenta, dada hasta este mismo día, de la obra de tecali del altar mayor. 1789 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 395 r, 23 de julio de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 396 v, 20 de agosto de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 397 v, 17 de septiembre de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 398 r, 15 de octubre de 1770. Este día la canti- dad exacta que se le entregó al maestro Santa María fueron cuatrocientos diez pesos y tres reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 399 v, 12 de noviembre de 1770. Se le dieron al maestro Santa María cuatrocientos setenta y siete pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 401 v, 13 de diciembre de 1770. Le fueron en- tragados al maestro Santa María cuatrocientos cincuenta y un pesos y tres reales. 1790 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 402 v, 7 de enero de 1771. Quinientos veintiún pesos y cuatro reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 403 v, 4 de febrero de 1771. Ochocientos un pesos y tres reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 407 v, 4 de marzo de 1771. Setecientos vein- ticinco pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 408 v, 8 de abril de 1771. Setecientos setenta y un pesos y tres reales. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 439 r, 6 de mayo de 1771. Setecientos sesenta y tres pesos y dos reales. 1791 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 440 r, 3 de junio de 1771. Seiscientos ses- Antonio Pedro Molero Sañudo 733 Según un legajo de fábrica, en cuya portada aparece la fecha de 1772, pero que en realidad hace alusión al de 1770, se daba razón y cuenta de los gastos que se habían ocasionado en la obra del zócalo de tecali que se hizo para circundar el presbiterio de la catedral. Este documento hace referencia, tanto al salario de los operarios, como a la paga de los instrumentos de hierro necesarios para su construcción o a la compra de las piedras del dicho mármol de tecali, así como también a los gastos de la barandilla de hierro dorado y pintado que se hizo para la crujía. Se hace especial hincapié en que todos es- tos trabajos estuvieron bajo la supervisión del “maestro de arquitectura” Juan Antonio de Santa María y que ascendieron a un monto total de mil doce pesos. Esta exhaustiva cuenta de todos los gastos invertidos en la obra del altar mayor presentada por el maestro Santa María, comienza la última semana del mes enero de 1770, exactamente el día 25 de enero, extendiéndose durante trece semanas más hasta el sábado 28 de abril en que finaliza1792. No obstante el inte- rés que tiene este legajo, ya hemos dicho antes que la obra del tecali del pres- biterio en realidad fue comenzada, o al menos planteada, algunos años antes y que ésta se dilató en el tiempo, incluso bastante más del 28 de abril de 1770 enta y cuatro pesos y seis reales al maestro Santa María por la obra de tecali y la crujía del altar mayor. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 410 r, 2 de julio de 1771. Seiscientos pesos para el maestro albañil Santa María por la obra de los tecalis del presbiterio incluidos doscientos para el maestro herrero que hace la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 442 v - 443 r, 12 de agosto de 1771. Quinientos cincuenta y cinco pesos para la obra de tecali y de la crujía del altar mayor. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 412 v - 413 r, 10 de septiembre de 1771. Seiscien- tos setenta pesos por los tecalis y la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 443 v, 29 de octubre de 1771. Quinientos cuarenta pesos y medio real por los tecalis del altar mayor. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 443 v, 31 de octubre de 1771. Se le dieron al maestro Santa María doscientos pesos para la obra de la crujía del presbiterio. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 414 v, 14 de diciembre de 1771. Trescientos cuarenta y ocho pesos y cuatro reales al maestro Santa María para los tecalis, doscientos de ellos para el maestro que hace la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 445 v, 23 de diciembre de 1771. Se le dieron cuatrocientos pesos al maestro Santa María, trescientos de ellos a cuenta de la crujía y los otros cien para el latonero a cuenta de las bolas que coronan la dicha balaustrada. 1792 ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1704 - 1775, Legajo Año de 1772, Cuenta de los costos que ha tenido la obra de los tecalis, varandados de fierro, su dorado y pintado de la crujía y presbiterio de esta santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla de los Ángeles de que fueron comissa- rios della los señores doctor don Josef Mercado y canónigo más antiguo doctor don Vicente Fernández, lo que corrió a cargo de el maestro arquitecto Juan Antonio de Santa María, en virtud de orden del ilustrísimo señor doctor don Francisco Fabián y Fuero, dignísimo obispo de este obispado. En realidad la semana laboral concluyó el sábado 27 de enero y no el 25 como dice el documento, mientras que el 28 de abril día de la finalización de la obra sí corresponde con un sábado, día final de la semana laboral. Observemos que en este legajo se le intitula a Juan Antonio de Santa María como maestro de arquitectura, mientras que en todos los demás que hasta ahora habíamos utilizado se le había nombrado tan solo como maestro de albañilería. La catedral de Puebla 734 al que hace referencia este documento. De hecho, el año 1772 comienza con más pagos realizados al maestro albañil Juan Antonio de Santa María, hechos precisamente para la prosecución de esta obra del altar mayor, y en los que se incluyen los que debía entregar al maestro herrero Juan de Sevilla por su tra- bajo en la barandilla superior del zócalo de tecali1793. A continuación, y durante más de la mitad del año se sucederán los pagos al maestro Santa María, tanto por sus trabajos de albañilería y supervisión de la obra del presbiterio, como para pagar a los demás maestros que participaron en ella: herrero, latonero, pintores y doradores1794. El día 21 de julio se procedió a terminar de ajustar con el “maestro arquitecto” Juan de Santa María lo que restaba del total de la obra del presbiterio del altar mayor. “En 21 de julio de 1772 años se tomó razón de una libranza contra don Martín Alberto de Berthodano, maiordomo de la fábrica espiritual de esta santa yglesia cathedral, y a favor del maestro arquitecto Juan Antonio de Santa María quatrocientos y ochenta pesos que regula de su travajo, a rrazón de dies y seis pesos en cada un mes que fue el de treinta meses con to- dos, desde mediados de diciembre del año pasado de setecientos secenta y nuebe hasta quinze 1793 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 415 v, 28 de enero de 1772. Se le entrega- ban al maestro Santa María seiscientos cincuenta y un pesos y cuatro reales, de los cuales doscientos eran para el herrero Juan de Sevilla y cien para el maestro latonero que estaba haciendo las bolas que irían situadas sobre el pasamanos de la crujía, en todas sus esquinas. 1794 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 416 r, 5 de marzo de 1772. A Juan de Santa María trescientos veintiséis pesos y tres reales de los tecalis, a Juan de Sevilla que está acabando la crujía doscientos pesos y al latonero cincuenta pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 449 v, 11 de abril de 1772. Trescientos veintiún pesos y cuatro reales a Santa María, doscientos pesos para el herrero Juan de Sevilla y cincuenta para el latonero. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 451 v, 12 de mayo de 1772. Se le dieron al mae- stro Santa María doscientos pesos por cuenta del dorado de la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 452 r, 19 de mayo de 1772. Se le dieron a Santa María doscientos pesos para el herrero Juan de Sevilla por la crujía, cien pesos al latonero por las peril- las y sesenta pesos y cinco reales y medio para él mismo por los tecalis. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 452 v, 26 de mayo de 1772. Cuatrocientos pesos a Santa María para la pintura y el dorado de la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 452 v, 27 de mayo de 1772. Se le dieron a Santa María doscientos pesos para Juan de Sevilla. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 417 r, 12 de junio de 1772. Otros quinientos pesos se le dieron a Santa María para los doradores de la crujía. También en este día se le entregaron al maestro albañil trescientos cincuenta y dos pesos y seis reales a cuenta de la obra de los tecalis. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 452 v - 453 r, 20 de junio de 1772. Otros cin- cuenta pesos para el latonero. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 453 r, 22 de junio de 1772. Cien pesos más al herrero a cuenta de la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 418 r, 9 de julio de 1772. Se le daban a Santa María veintisiete pesos y seis reales para el resto que se le debía al maestro latonero por su trabajo de las bolas de la crujía. También se le remataban en este día al maestro albañil otros doscientos veintiocho pesos que se le restaban de la pintura y el dorado de la barandilla. Asimismo, se le cumplía con ciento treinta y seis pesos y siete reales que se le restaban de la obra de tecali de la crujía. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 418 v, 9 de julio de 1772. Este mismo día en que se hacían todos los remates, también se le entregaban a Santa María dos mil ochenta y siete pesos, cinco reales y seis granos que se le restaban al maestro herrero Juan de Sevilla de la cuenta total de su obra de la crujía. Antonio Pedro Molero Sañudo 735 de julio de este corriente año de setenta y dos, por el cuidado y disposición de la obra de tecali de el presviterio y crujía de esta santa yglesia, como por el embarandado de fierro que se hizo, de su dorado y pintura, por haber corrido todo a su cargo.”1795 La obra ya terminada de la balaustrada del presbiterio del altar mayor fue dotada de un pasamanos que le faltaba, trabajo que le fue encargado al maestro herrero Juan de Sevilla y por el que se le entregarían inicialmente cincuenta pesos el día 20 de agosto a cuenta1796. A la vez, también se le encargó al mismo maestro Sevilla la fabricación de los pasamanos para las graditas de subida al presbiterio; y para terminar completamente esta obra de herrería del altar ma- yor se le encomendaron al maestro hojalatero José Moneda cuatro perillas, dos grandes y dos pequeñas, a modo de remate para estos mismos pasamanos1797. En el mes de octubre de 1775 se comenzó a fabricar un ara de tecali para el altar mayor1798; para la extracción y la labra de la piedra necesaria, el maestro herrero Juan de Sevilla tuvo que fabricar ex profeso diferentes herramientas1799. Para todo lo referente a la extracción de la piedra que se había de sacar de la cantera de Tecali y su acarreo hasta la catedral se comisionó al licenciado José María de Mier1800. Por su parte, el mayordomo y sobrestante Pedro Nolasco fue el encargado de supervisar y pagar a los operarios que realizaron la labra y la colocación de las piezas en su lugar correspondiente en el presbiterio1801. La 1795 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 453 v, 21 de julio de 1772. 1796 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 104 v, 20 de agosto de 1773. 1797 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 105 v, 2 de octubre de 1773. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 105 v, 12 de octubre de 1773. Se le entregaban al maestro Juan de Sevilla ciento cincuenta y seis pesos, siete reales y siete granos por el resto del im- porte de los pasamanos que hizo para las graditas del presbiterio que importaron un total de doscientos sesenta y seis pesos y seis reales. 1798 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 122 v, 31 de octubre de 1775. 1799 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 123 r - 123 v, 6 de diciembre de 1775. Se le entregaron a Juan de Sevilla nueve pesos y cinco reales y medio por una almadaneta para cortar la piedra para la ara. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 123 v, 11 de diciembre de 1775. Se le libraron al maestro herrero Juan de Sevilla once pesos y cinco reales y medio por siete picos y un martillo que hizo nuevos para cortar la piedra de tecali en la cantera, para la ara que se ha de hacer. 1800 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 126 v, 29 de julio de 1776. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 127 r, 29 de agosto de 1776. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 129 r, 19 de noviembre de 1776. En este día se hizo efectiva la libranza entregada el 31 de octubre a favor de José María de Mier, por la cantidad de doscientos y veinte pesos y un real, de la cuenta que dio de los costos que tuvo de las piedras de tecali que se sacaron de la pedrera y su conducción hasta la ciudad. 1801 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 127 r, 31 de agosto de 1776. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 127 v, 7, 14 y 20 de septiembre de 1776. La catedral de Puebla 736 extracción de la piedra en la cantera se dilató hasta el mes de octubre de 1776, en el que se llevaron las últimas carretadas hasta la ciudad, procediéndose a continuación a introducirlas en la catedral para su colocación1802. En los libros de fábrica consultados se anotan pagos por el trabajo “en aserrar” los tecalis del altar mayor durante un largo periodo de tiempo; tan extenso es éste que nos parece que algo más se estaba haciendo con este material que una simple ara. Más bien creemos que el maestro albañil Juan de Santa María no debió de dejar terminado por completo el trabajo de los tecalis del presbiterio, o bien que se hubo de remodelar de alguna manera y que por ese motivo ahora aparecen tan- tos pagos semanales relacionados con los operarios que estuvieron trabajando en este altar con los tecalis; el último pago que tenemos registrado de la raya correspondiente a la semana de trabajo de los albañiles es del día 5 de junio de 17771803. 1802 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 128 v, 31 de octubre de 1776. 1803 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 135 r, 7 de junio de 1777. Fig. 254 Detalle de los tecalis del altar mayor, el enlosado del piso y de la barandilla de la crujía Antonio Pedro Molero Sañudo 737 Fig. 255 Detalle de la barandilla de circunvalación del presbiterio Fig. 256 Detalle de la barandilla de circunvalación superior del coro La catedral de Puebla 738 Fig. 257 Detalle de la barandilla de la crujía y de la perilla de la esquina de la balaustrada del presbiterio Antonio Pedro Molero Sañudo 739 8. 3. 4. Obras menores Llegados prácticamente a la mitad del siglo, los trabajos que se iban reali- zando en la fábrica catedralicia poblana comienzan a ser de poca importancia arquitectónica; casi todos los que se hicieron, y han quedado reflejados en los libros de fábrica, son reparaciones menores y la elaboración de algunas piezas nuevas de cerrajería, como por ejemplo algunas cerraduras de acceso a las to- rres y al cimborrio1804. En los primeros años de la segunda mitad de este siglo XVIII no se registra ni en los libros de fábrica, ni en las actas del cabildo eclesiástico, ninguna obra o trabajo de relevancia que se haya hecho en el templo o en sus ya múltiples dependencias anexas. El único dato un poco relevante que hemos encontrado en los libros de fábrica es del año 1759, en el que se comenzó a comprar alambre para la fabricación de los enrejados de todas las ventanas de la catedral, adqui- sición que se siguió haciendo, aún en mayor escala, en el año 1760 y que fue continuada en el de 17611805. Durante los primeros meses del año 1767 se fueron haciendo algunas la- bores en el interior de la catedral, que aunque de menos envergadura, merece la pena mencionar, como la fabricación de una puerta nueva de hierro para la capilla del Ochavo por el maestro herrero Juan de Sevilla y el maestro carpin- tero José Rincón1806. 1804 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 151 r, 5 de junio de 1748. El maestro An- tonio Sánchez Mellado recibía noventa y dos pesos y dos tomines por diversas cosas de hierro que hizo para la catedral como son: “[...] una chapa nueba para la torre bieja y otra para la nueba, una llave para una puerta de hierro del siborrio [cimborrio] para que se cuelguen los velos, la puerta de la capilla del señor san Ygnacio que se compuso, una chapa de la puerta de la torre que se compuso, las cadenas que hizieron para la campana de la yglesia de Nuestra Señora de la Soledad [...]”. 1805 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 335 v, 12 de marzo de 1759. Se le pagaron noventa y cinco pesos a Claudio Pesero por el alambre para los enrejados de las ventanas. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 339 r, 29 de junio de 1760. Se le entregaron ciento cuarenta y cinco pesos, dos tomines y seis granos a Claudio Pesero por lo que importaron seis arrobas y cinco libras de alambre para las ventanas de la catedral. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 241 v, 4 de septiembre de 1761. Se libraron al superintendente Apreza ciento ochenta y siete pesos por ocho arrobas de alambre para las ventanas. 1806 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 352 r, 25 de mayo de 1767. Memoria y razón de las herramientas que fueron hechas por el maestro herrero Juan de Sevilla para la puerta que La catedral de Puebla 740 se hizo para el ochavo. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 352 r, 27 de mayo de 1767. Cien pesos al mae- stro carpintero José Rincón por los costos de la puerta del ochavo. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 273 r, 16 de junio de 1767. Doscientos treinta y cinco pesos que se le restaban al maestro herrero Juan de Sevilla por la puerta que hizo para la capilla del Ochavo. Fig. 258 Puerta de entrada a la capilla del Ochavo o del Espíritu Santo Antonio Pedro Molero Sañudo 741 En este año de 1767, en el mismo libro de fábrica ya dicho en el que se asientan los pagos realizados para la construcción de la torre sur, se refleja tam- bién una libranza hecha sobre la memoria de los costos que hubo durante la se- mana del 22 al 27 de junio en los diferentes remiendos que se estaban haciendo en el templo, entre ellos el arreglo de los azulejos del cimborrio y la colocación de la puerta de hierro que hizo Juan de Sevilla para el ochavo, habiendo teni- do que abrir previamente unos huecos en la cantería para tal efecto1807. Al mes siguiente se continuaba obrando en la colocación de los azulejos deteriorados del cimborrio, al cual también se le tuvo que apretar el cincho para una mayor seguridad1808. 1807 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 353 r, 27 de junio de 1767. 1808 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 354 r, 18 de julio de 1767. Fig. 259 Detalle de la decoración de azulejos de la cúpula central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 742 A lo largo de este año de 1767 y paralelamente a la construcción de la to- rre del lado sur se continuaban haciendo algunas obras de menor importancia dentro del templo, como la fabricación por el maestro carpintero José Rincón de una puerta de madera de ayacahuite maciza, con sobrepuertas de made- ras finas, para la entrada a la sala capitular, así como otras dos, más vulgares, para colocarlas en la puertas del “cañón del ochavo”1809. Para todos estos trabajos mencionados fue necesaria la colaboración del maestro herrero Juan de Sevilla que tuvo que fabricar toda una serie de herramientas ex profeso para la reali- zación de estas labores1810. Una vez terminada en 1768 la edificación de la torre nueva que acaparó casi toda la actividad constructiva de la fábrica catedralicia, ésta se volcó ahora 1809 De nuevo volvemos a insistir en la apreciación tan diferente que se hace en los documentos entre el ochavo como un espacio general en el lado sureste en la cabecera de la catedral, y la capilla del Ocha- vo como un lugar muy concreto y diferenciado dentro del propio ochavo. 1810 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 357 r - 358 r, 20 y 24 de octubre de 1767. Fig. 260 Decoración de azulejos de la linterna de la cúpula central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 743 hacia el interior de la catedral y los espacios anexados a ella por la cabecera y el lado sur. El superintendente Joaquín Mauro continuó siendo el canónigo encar- gado de realizar todos los pagos a los operarios que trabajaron en las diferentes obras y reparaciones que fueron haciéndose. En la sala del capítulo, nombrada en muchos documentos como “la que era de predicadores”, se abrió una venta- na nueva para la que el herrero Juan de Sevilla hizo dos rejas por un importe de noventa y nueve pesos y medio real1811. También se construyó extramuros una pequeña pieza para uso del párroco del sagrario, al lado de la sacristía de éste; para esta obra hubo que perforar los sillares del muro perimetral en la cabece- ra, aunque tan solo se abrió una pequeña puerta de acceso para la nueva sala, nada comparable a la abertura que se hizo para comunicar el baptisterio con el propio sagrario1812. Todavía un año después del terremoto acaecido en 1768, en el mes de abril de 1769, se seguían teniendo que hacer algunas reparaciones por los estragos que causó en las bóvedas y en las azoteas de la catedral, y también en los di- ferentes espacios adjuntos a ella; incluso hubo que cimbrar la torre nueva para poder realizar trabajos de reafirmación en su estructura a causa del temblor1813. 1811 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 375 v, 11 de enero de 1769. 1812 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 377 v, 11 de marzo de 1769. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 378 v, 1 de abril de 1769. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 380 r, 10 de junio de 1769. 1813 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 381 v, 8 de julio de 1769. Fig. 261 Detalle del cimbrado actual de la torre sur La catedral de Puebla 744 A la vez que se hacían todos estos trabajos de reparación y afianzamiento en diferentes puntos de la catedral, se dio comienzo a la construcción de otra sala nueva para albergar la contaduría, espacio que se cubrió con una bóveda de cañón y en el que trabajaron además de albañiles diferentes maestros de herrero, hojalatero, etc.1814. En 1770 podemos decir que el edificio de la catedral, en el plano arqui- tectónico, se encontraba terminado al completo y con prácticamente todas las estancias adosadas para oficinas y otros menesteres eclesiásticos acabadas o como mucho a falta de algunos remates, salvo la nada desdeñable obra del altar mayor. A partir de aquí, se organizarán una serie de operarios por parte del 1814 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 378 v, 29 de abril de 1769. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 382 v, 12 de agosto de 1769. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 383 v, 23 de septiembre de 1769. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 387 v, 20 de enero de 1770. Al maestro hojalat- ero José García se le pagaron noventa y tres pesos y dos reales por el costo de las vidrieras y alambrados que hizo para la pieza de la contaduría. Fig. 262 Detalle del cimbrado actual de la torre sur Antonio Pedro Molero Sañudo 745 superintendente Joaquín Mauro, principalmente albañiles, para que se encar- garan de ir atajando todos los desperfectos que fueran surgiendo, a modo de una cuadrilla especializada de albañiles que se ocuparían del mantenimiento completo de la catedral y sus dependencias, tanto de las anexas a ésta, como de los edificios y las casas que dependían de ella y su cabildo. Este grupo de obreros eran pagados por los días trabajados, entregándoseles semanalmente su salario que era anotado en los libros de fábrica como “la lista de raya”. En- tre algunos de los múltiples trabajos que realizaron estuvieron el “componer y acuñar el cimborrio”, revisar y sanear las azoteas de la catedral, reparar el suelo de ésta o armar y colocar las vidrieras del palacio episcopal1815. Durante todo el año 1772, además de haberse comenzado la importante obra del empedrado exterior, también se fueron haciendo algunas obras en el interior del templo de pequeña envergadura, la mayoría relativas a labores de reparación y consolidación de algunos elementos y estructuras ya existentes. Sin embargo, el maestro herrero Juan de Sevilla continuaba haciendo algunas piezas nuevas, como la reposición de una reja para la capilla de Nuestra Señora de la Antigua1816. Entre los trabajos que se hicieron estuvieron la reparación de la cañería y del alcantarillado de la “pila del ochavo”, detrás de la cabecera, y también algunos remiendos que se tuvieron que hacer de nuevo en la “torre vieja”, como consecuencia de los rayos caídos en ella1817. Los únicos trabajos de cierta importancia que se realizaron durante el siguiente año de 1773 fueron la recomposición y reparación de todas las partes altas dañadas del exterior de la catedral (las azoteas, los contrafuertes y el cim- borrio del crucero), para evitar goteras hacia el interior.1818 1815 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 400 v, 24 de abril de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 401 v, 15 de diciembre de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 407 v, 2 de marzo de 1771. 1816 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 451 r, 30 de abril de 1772. La capilla de Nuestra Señora de la Antigua es la penúltima hacia la cabecera en el lado de la epístola. 1817 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 451 v, 2 de mayo de 1772. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 418 r, 4 de julio de 1772. 1818 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 103 r - 104 r, 8 de mayo hasta el 3 de julio de 1773. La catedral de Puebla 746 Toda una larga serie de remiendos y arreglos hubieron de acometerse a lo largo del año 1774 en diversos puntos de la catedral. Entre algunos de ellos se cuentan la limpieza y reparación de las diferentes cañerías del agua corriente que llegaban al edificio, la limpieza de todas las vidrieras del templo con la reposición de los cristales que hubiera rotos, la revisión y reparación de todas las ventanas y el afianzamiento de todas sus rejas, el remiendo de algu- nos desperfectos en las sepulturas, la limpieza de todas las azoteas o la repa- ración de algunos daños en el cimborrio de la capilla de los Reyes1819. La única diferencia sustancial que hemos encontrado en los libros de fábrica de este año 1774 es el cambio en el cargo de sobrestante. El día 21 del mes de mayo aparece ocupando este puesto Pedro Nolasco Pérez, en lugar del ya reitera- damente citado Joaquín Mauro1820. Por lo demás, todos los trabajos que se van haciendo en la fábrica de la catedral siguen siendo de la misma índole, salvo la ejecución de cuatro retratos de obispos realizados por el pintor Francisco Castillo en el mes de junio1821. Durante todo el resto del año van apareciendo en los libros de fábrica una serie de pagos entregados al nuevo sobrestante para los albañiles que trabajaban en los diferentes arreglos y composturas que se iban haciendo en el templo, a los que hemos denominado “brigada de mantenimiento”; también hay bastantes pequeñas entregas al maestro herre- ro Juan de Sevilla por diferentes piezas que iba haciendo para las ventanas, las vidrieras, algunas cerraduras y llaves nuevas, etc. Otro maestro que apa- rece también reiteradamente en este momento es el carpintero José Rincón, trabajando en diferentes arreglos y piezas nuevas para las diferentes estan- cias de la catedral. 1819 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 1773, F. 331 r - 348 v, 26 de febrero hasta el 16 de julio de 1774. Entre los obreros que trabajaban habitualmente en estas reparaciones y arreglos en varias ocasiones aparece un “maestro de cuchara” (ayudante de albañil en México) llamado Joseph Palafox, cobrando un sueldo de cuatro reales al día, aproximadamente medio peso. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 108 r, 5 de febrero de 1774. 1820 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 111 r - 111 v, 21 de mayo de 1774. 1821 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 112 r, 10 de junio de 1774. Antonio Pedro Molero Sañudo 747 En el mes de diciembre de este año de 1774 se volvió a tener que acometer la reparación de las bóvedas de la catedral, trabajo que se dilató al menos hasta el mes de mayo del año siguiente de 1775, registrándose en los libros de fábrica la raya pagada semanalmente a los albañiles que participaron en esta obra1822; estos mismos operarios trabajaron paralelamente en las casas pertenecientes a la fábrica que estaban en la calle de los Carros y en la calle de la Compañía1823. Durante los meses de marzo, abril, mayo, junio y julio del año 1777, de nuevo estuvieron trabajando los albañiles de la catedral en labores de repara- 1822 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 115 v, 3 de diciembre de 1774. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 120 r, 13 de mayo de 1775. Este día se registra la última entrada de pagos hechos por los trabajos de la compostura de las bóvedas de la catedral. 1823 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 117 v - 118 r, 18 y 25 de febrero de 1775. Hay más entradas a continuación referentes a los trabajos en la casa de la calle de los Carros. Leicht 2006, pág. 73. La calle de los Carros es actualmente la Avenida 12 Oriente. “El nombre de Calle de los Carros data del siglo XVII (1697) y se ha conservado sin ninguna variación. [...]”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 111 v - 112 r, 24 de marzo de 1775. Leicht 2006, pp. 85 - 86. La antigua calle de la Compañía es la actual 5 Norte. Fig. 263. Sala capitular donde se pueden ver algunos de los retratos de los obispos de la diócesis poblana La catedral de Puebla 748 ción de gran parte de sus bóvedas dañadas por el terremoto del año anterior1824; después de afianzadas éstas, los albañiles pasaron a trabajar en diversas repa- raciones en el palacio episcopal, así como en la construcción de unas viviendas para el curato del sagrario1825. En la edificación de estos habitáculos del curato del sagrario “para los padres vicarios”, seguirían trabajando los albañiles inclu- so hasta mediados del año siguiente de 17781826; para él fabricaría un balcón de hierro el maestro herrero Sevilla, finalizándolo el 15 de julio de 17781827. 1824 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 132 v, 1 de abril de 1777. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 133 r, 12 y 19 de abril de 1777. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 133 v, 2 de mayo de 1777. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 135 r, 7 de junio de 1777. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 136 r, 12 de julio de 1777. 1825 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 137 v, 22 de noviembre de 1777. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 139 r, 20 de diciembre de 1777. 1826 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 140 r, 10 de enero de 1778. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 141 v, 7 de febrero de 1778. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 144 r, 2 de mayo de 1777. 1827 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 140 v, 29 de enero de 1778. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 145 v, 15 de julio de 1778. Fig. 264. Exterior de las viviendas del curato del sagrario donde se aprecian las barandillas de hierro de los balcones Antonio Pedro Molero Sañudo 749 Todavía en este año de 1778 se debían resentir algunas estructuras de la catedral como consecuencia del sismo de 1776, ya que en el mes de abril se mandaba a los albañiles reparar una serie de rajaduras que habían aparecido en la media naranja del crucero1828. Durante los años 1779 y 1780 no se registra en los libros de fábrica nin- guna obra de gran interés; la brigada de los albañiles se dedicará a realizar obras de reparación en diferentes puntos de la catedral incluyendo, cómo no, las bóvedas, que desde su terminación se muestran como un punto flaco de la construcción, apareciendo continuamente rajaduras y desperfectos en ellas. Esta cuadrilla de albañiles también trabajará durante bastantes semanas en va- rios arreglos que hubo que hacer en el palacio episcopal1829. 1828 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 143 r, 28 de marzo de 1778. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 143 v, 9 de abril de 1778. 1829 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 158 v, 29 de abril de 1780. La obra más Fig. 265. Esquina nororiental de la catedral con las viviendas del curato del sagrario La catedral de Puebla 750 Los dos años siguientes de 1781 y 1782 continuaron con la misma tónica general: los albañiles trabajando en reparaciones diversas que incluyeron, otra vez, el repaso y reparación de algunas de las bóvedas del templo; en este caso concreto se trataba de poner una nueva lechada a las cubiertas para evitar fil- traciones de agua al interior del edificio1830. Hacia finales del año de 1783 se volvía a necesitar reparar algunas de las bóvedas del complejo de la catedral, en concreto la del “cofre” y las de algunos otros techos de ciertas dependencias adosadas al núcleo del templo1831. El estado de las bóvedas y del cimborrio de la catedral por el año de 1787 no debía ser del todo bueno, ya que se procedió a acometer una profunda obra de reparaciones en ellas. Para realizar los arreglos pertinentes se encargó com- prar maderas y todos los aperos que fueran necesarios para dar inicio a estos trabajos1832. Acto seguido se iniciaban las obras bajo la supervisión del sobres- tante Luis Pérez, que sería el encargado de ir pagando semanalmente todos los materiales empleados, así como a los operarios contratados1833, al menos hasta la semana que fue del 30 de julio al 4 de agosto de este año, última de la que tenemos constancia por encontrarse deteriorado el libro de fábrica correspon- diente1834. significativa y costosa que se llevó a cabo durante este año en el palacio episcopal fue la construcción de una cañería y una alcantarilla nuevas para el paso del agua al interior de éste, cuyo costo fue de trescientos seis pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 159 v, 8 de agosto de 1780. También fueron de cierta importancia los arreglos que se hicieron en la cárcel del palacio episcopal, los cuales incluyeron la construcción de algunas paredes. 1830 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 162 r, 27 de enero de 1780. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 162 r, 3 y 10 de febrero de 1780. 1831 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 172 v, 15 de noviembre de 1783. 1832 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 179 r, 9 de mayo de 1787. Se libraban cien pesos a Francisco Ignacio Infante para la compra de las maderas. 1833 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 190 v, 12 y 19 de mayo de 1787. 1834 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 192 v, 16 de agosto de 1787. En este libro de fábrica faltan algunas hojas, lo que nos impide saber si ésta fue la última semana de pagos por estos trabajos en las bóvedas y cimborrio de la catedral. Además, desgraciadamente no disponemos tampoco del siguiente libro. Antonio Pedro Molero Sañudo 751 8. 4. Obras externas dependientes de la fábrica catedralicia 8. 4. 1. Arquitectura efímera: arcos de triunfo y monumentos Las obras de arquitectura efímera ocupan una parte muy notable dentro del contexto de la puesta en escena del teatro barroco que se desarrolló en las ciudades de la Nueva España y más en concreto en las dos más importantes de México y Puebla, especialmente durante el siglo XVIII. En este apartado nos centraremos principalmente en algunos de los arcos de triunfo realizados en la ciudad poblana, tanto de índole civil para celebrar la llegada de los nuevos virreyes, como de género eclesiástico para el recibimiento de los nuevos obis- pos a la diócesis poblano-tlaxcalteca; ambos ejemplos, extensamente reflejados en los libros de la fábrica espiritual de la catedral, así como en los de las actas del cabildo municipal y que pensamos merecerían un estudio muchísimo más intenso que las pocas líneas que les dedicaremos en este trabajo. El 16 de agosto del año 1716 llegaba a la ciudad de México el cuarto virrey de la casa de Borbón, Baltasar de Zúñiga y Guzmán, marqués de Valero. La ciudad de Puebla, tal y como era la costumbre, se preparó para el recibimiento, previo a su llegada a la capital; para ello, entre muchos más preparativos, se mandó construir el correspondiente arco de triunfo, el cual quedó completa- mente terminado en el mes de julio1835. En 1722 se procedió a la construcción y disposición del arco triunfal de entrada para el nuevo virrey marqués de Casafuerte. En el libro de fábrica espi- 1835 Rubio Mañé 1955, pp. 163 - 166 y 296. Díaz Casillas 1987, pág. 62. Baltasar de Zúñiga y Guzmán, marqués de Valero, consejero de Indias desde el 7 de junio de 1700, fue nombrado virrey de la Nueva España el 22 de noviembre de 1715, tomando posesión del cargo el 16 de julio de 1716 y entregando el gobierno del virreinato el 15 de octubre de 1722. El marqués de Valero es el primer virrey de la Nueva España en el siglo XVIII del que hemos encontrado datos acerca de los preparativos para su recibimiento en la ciudad de Puebla, previo al que rutinaria- mente recibían estos personajes a su llegada a la capital del virreinato. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1713 - 1717, F. 139 r, 13 de julio de 1716. Aparecen todos los artífices que trabajaron en la construcción del arco y los pagos a cada uno de ellos, que sumaron en total seiscientos ochenta y seis pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1713 - 1717, F. 87 v. Se trata del apunte que confirma -en la parte del libro referente a las cuentas de cargo y data- el pago del arco hecho para el recibimiento del virrey marqués de Valero. La catedral de Puebla 752 ritual correspondiente a este año, se vuelve a hacer una interesante y completa relación de todos los materiales y maestros que intervinieron en la realización de esta obra de carácter efímero.1836 La diócesis poblana se encontraba en sede vacante desde el mes de julio de 1721 por la muerte del prelado Nogales Dávila. El día 1 de mayo del año 1722 se promovió para ocupar la sede a Juan de Lardizával y Elorza. El nuevo obispo sería consagrado en la catedral de Salamanca el día 29 de noviembre de ese mismo año, tomando posesión de la diócesis poblana el 11 de octubre de 17231837. El cabildo eclesiástico tuvo que prepararse para el recibimiento del nuevo prelado, mandando la construcción del pertinente arco de triunfo y acu- diendo a su encuentro, para acompañarlo hasta la catedral en el día de la toma de su cátedra1838. En el año 1740, la ciudad y sus dos cabildos se disponían de nuevo para el recibimiento del recién nombrado virrey Pedro Castro Figueroa y Salazar, duque de la Conquista; para este evento, el capítulo catedralicio ordenaba la instalación del pertinente arco de triunfo al maestro carpintero Miguel Ruiz1839. Pedro castro Figueroa mantuvo su cargo tan solo durante un año, ya que murió en la ciudad de México en el mes de agosto de 1741, por lo que el gobierno de la Nueva España pasó a manos de la real audiencia interinamente hasta que tomó 1836 Rubio Mañé 1955, pp. 166 - 173 y 296. Díaz Casillas 1987, pág. 62. Juan de Acuña y Bejarano, mar- qués de Casafuerte, fue nombrado virrey de la Nueva España el 22 de abril de 1722, tomando posesión del cargo el 15 de octubre de ese mismo año. Estuvo al frente del virreinato de la Nueva España hasta el día de su muerte el 17 de marzo de 1734. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1722, Libro de la fábrica espiritual, mi data que empiesa a 1º de henero de 1722, 4ª quenta, final, F. 26 v. Los pagos que se registran para esta obra van desde el día 1 de septiembre de 1722, hasta el día 26 de ese mismo mes y suman un importe total de seiscientos cincuenta y cinco pesos y seis granos. 1837 http://arquidiocesisdepuebla.mx. El obispo Juan de Lardizával moriría en la hacienda Los Molinos en la jurisdicción de Tlaxcala el día 18 de febrero de 1733. 1838 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1722, Libro de la fábrica espiritual, mi data que empiesa a 1º de henero de 1722, 4ª quanta, final, F. 27 v. Aparecen detallados todos los gastos referentes al recibimiento del obispo y su transporte desde la ciudad de Veracruz, así como también los del arco de triunfo. El importe total sumó la cantidad de siete mil novecientos ochenta y seis pesos y cuatro granos. 1839 Rubio y Mañé 1955, pp. 186 - 190 y 297. Díaz Casillas 1987, pág. 63. Pedro de Castro Figueroa y Sala- zar, duque de la Conquista y marqués de Gracia Real, tomó posesión del virreinato de la Nueva España el 17 de agosto de 1740, habiendo sido nombrado el 26 de mayo de 1739. Desempeñó este puesto hasta el 22 de agosto de 1741, fecha de su muerte en la ciudad de México. El gobierno del virreinato quedó en manos de la real audiencia de forma interina hasta el 3 de noviembre de 1742. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 107 r, 4 de julio de 1740. Este día se le concedía una libranza de cien pesos al maestro carpintero Miguel Ruiz por el trabajo de poner y quitar el arco triunfal para el recibimiento del nuevo virrey. Pensamos, tal y como expresa este documento, que en esta ocasión no se fabricó un arco nuevo a propósito, sino que se instaló uno ya existente. Antonio Pedro Molero Sañudo 753 posesión de su cargo el virrey conde de Fuenclara, en el mes de noviembre de 1743. El maestro carpintero Miguel Ruiz fue de nuevo el encargado de armar y colocar el arco de triunfo en la puerta de la catedral para el oportuno recibi- miento del nuevo virrey1840. Previamente al recibimiento del virrey duque de la Conquista, en este mismo año de 1743, también se hubo de preparar la llegada del nuevo obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu1841. Como siempre sucedía en estos casos, a los ya dilatados gastos para este tipo de eventos por parte de la fábrica espi- ritual, se unían además todos los derivados del desplazamiento de los canóni- gos comisionados para dar la bienvenida al nuevo titular, al que debían guiar desde el puerto de la ciudad de Veracruz hasta la mismísima puerta de la cate- dral1842. En esta ocasión, el maestro elegido para la instalación del arco triunfal a colocar para su entrada fue José de Talavera1843. Aunque parece suficientemente claro que el obispo Álvarez de Abreu hizo su entrada en la ciudad de Puebla el día 14 de agosto de 1743, en los libros correspondientes de fábrica espiritual de la catedral aparecen numerosos pagos a los diferentes obreros que trabajaron en la confección del arco de triunfo para su bienvenida con diversas fechas del año siguiente, 1744. En una de estas li- branzas se dice concretamente que el día 27 de mayo de 1744 le fueron dados al maestro pintor Pablo José Talavera ciento cincuenta pesos de los trescientos cin- 1840 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 120 r - 120 v, 9 de octubre de 1742. A lo largo de todo este mes de octubre aparecen diferentes pagos a los diferentes maestros implicados en la instalación y pintura del arco de triunfo. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1739 - 1742, F. 96 r - 104 r. “Memoria de varias cosas que se an ofresido en el rescevimiento del excelentísimo señor conde de Fonclara, virrey de esta Nueva España, en el mes de octubre de este año de 1742 [...]”. Aquí se reflejan absolutamente todos los gastos llevados a cabo por la fábrica espiritual para el recibimiento de este virrey. Aparecen perfectamente detallados, desde los diferentes maestros que participaron en el arco de triunfo, a las alfombras que se colgaron en el interior de la catedral, las lámparas y candiles que se pusieron en la torre para su iluminación, los mozos que velaron las luces nocturnas, los guardas de la iglesia en el día de la misa, el costo del regalo que se le entregó al virrey y el pago a los comisarios que fueron enviados al pueblo de Huamantla para encontrar y dar la enhorabuena a la comitiva virreinal. 1841 http://arquidiocesisdepuebla.mx. “El rey Felipe V de España, mediante su ‘cédula real’, firmada en el palacio del Pardo el 15 de febrero de 1743, lo presentó a la Santa Sede Apostólica para el obispado de Tlaxcala - Puebla, que se encontraba vacante y S.S. Benedicto XIV (1740 - 1758), con fecha 20 de mayo de 1743, con su autoridad apostólica, lo promovió a la mencionada Sede Angelopolitana.”. El obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu hizo su entrada solemne en la ciudad de Puebla el día 14 de agosto de 1743. Dirigió el obispado de Puebla hasta su muerte el 28 de noviembre de 1763. 1842 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 304 v, 12 de julio de 1743. 1843 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 304 v, 12 de julio de 1743. La catedral de Puebla 754 cuenta, “[...] en que se concertó la pintura de dicho archo triumphal que sirvió en dicha entrada el día 20 del corriente.”1844. Resulta extraño que según todas las fuentes bibliográficas consultadas, el obispo Abreu tomó posesión de la cátedra poblana en el año 1743 siendo recibido en su catedral el día 14 de agosto, y sin embargo, en los documentos de la fábrica espiritual mencionados se reflejen varios pagos de trabajos en el arco triunfal para su bienvenida, realizados en el mes de mayo del 1744. Podríamos pensar que la fábrica espiritual encargada de estos trabajos estuviera necesitada de fondos y por ello retrasó los pagos hasta el año siguiente, si no fuera por el dato específico que hemos registrado un poco más arriba y que dice textualmente: “sirvió en dicha entrada el día 20 del corriente” (mayo)1845. Además con fecha 23 de junio de 1744 la fábrica espiritual suplía a la material con mil pesos por la vía de empréstito, muestra de que la primera no debía encontrarse mal de fondos1846. En el año 1746 llegaría a la Nueva España el virrey Juan Francisco de Güemes1847, que tomaría posesión de su cargo en el mes de julio. El cabildo cate- dralicio poblano ya había iniciado desde el mes anterior los preparativos para su recibimiento, procediéndose como era habitual a preparar el pertinente arco triunfal1848. En el mes de julio de 1755 se daba cuenta de los preparativos que se lleva- rían a cabo para recibir al recién nombrado virrey de la Nueva España, Agustín 1844 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 309 r, 21 de mayo de 1744. Se libraron cincuenta pesos al canónigo Zempértigui por las escrituras del arco triunfal del obispo Domingo Pan- taleón. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 129 v, 23 de mayo de 1744. Se pagaron cien pesos a Manuel Páez Villanueva por la composición de los versos del arco triunfal para el obispo Do- mingo Pantaleón. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 309 r, 27 de mayo de 1744. Se pagaron ciento cincuenta pesos al maestro pintor Pablo José Talavera como resto de los trescientos cincuenta en que se concertó la pintura del arco triunfal para el recibimiento del obispo. 1845 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 309 r, 27 de mayo de 1744. 1846 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 309 v, 23 de junio de 1744. 1847 Díaz Casillas 1987, pp. 63 - 64. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991, Volumen II, pp. 793 - 864. Francisco de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo, fue capitán general de Cuba de 1734 a 1746 cuando fue llamado a ocupar el puesto de virrey de la Nueva España, tomando posesión el día 9 de julio de ese mismo año. Dejó el virreinato novohispano el 9 de noviembre de 1755 volviendo a España y falleciendo en Madrid en el año 1768. 1848 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 315 r, 17, 21, 23, 25 y 30 de junio de 1746. En estos días se anotaron diferentes pagos por diversos trabajos relativos al arco de triunfo para el reci- bimiento del virrey Juan Francisco de Güemes. Antonio Pedro Molero Sañudo 755 de Ahumada y Villalón, marqués de las Amarillas1849. Como siempre, se man- daba poner a punto el arco de recibimiento, encargándose de ello el maestro pintor Francisco Javier Salazar que sería ayudado por un maestro carpintero y por el canónigo Nicolás Miguel Melgarejo que compuso los versos de loa que llevaría escritos1850. En el año 1760, el cabildo catedralicio hubo de acometer los prepara- tivos para la entrada del nuevo virrey interino, Francisco Antonio Cagigal de la Vega 1851, procediéndose, como siempre, a ordenar el levantamiento del preceptivo arco de triunfo para su recibimiento1852. Este virrey tan solo ejerció su cargo hasta el mes de octubre de este año, en que fue reemplazado por Joaquín Juan de Montserrat, marqués de Cruilles1853. De nuevo hubo de plan- tearse el levantamiento del oportuno arco triunfal para su llegada, para cuya fábrica pensamos que lógicamente se aprovecharía parte de la estructura del recientemente realizado para el recibimiento del anterior virrey, al cual se le cambiarían los versos y las loas, adaptándolas pertinentemente al nuevo gobernador, aunque realmente no sabemos a ciencia cierta si el virrey Fran- cisco Antonio Cagigal llegaría a hacer su entrada en la ciudad de Puebla, ya 1849 Díaz Casillas 1987, pág. 64. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991, Volumen II, pp. 865 - 938. Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de las Amarillas, tomó posesión del cargo de virrey de la Nueva España el 10 de noviembre de 1755, desempeñándolo hasta el día 5 de febrero de 1760, fecha de su muerte en la ciudad de México. 1850 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 328 v - 329 v. Se registran los pagos hechos a los maestros que intervinieron en la confección e instalación del arco de triunfo para el recibi- miento del virrey; desde el día 2 de julio hasta el 29 de octubre de 1755, fecha esta última en que se les pagó el resto final que se les adeudaba a los maestros de pintor, Francisco Javier Salazar, y al de carpin- tero que armó el telar que sujetaría el susodicho arco. 1851 Antolín Espino 1967, pp. 1 - 17. El virrey Agustín de Ahumada, marqués de las Amarillas, murió el 5 de febrero de 1760 dejando al virreinato bajo una doble interinidad: la primera la de la audiencia gobernadora y la segunda la del marqués de Cagigal. Francisco Cagigal de la Vega se trasladó desde Cuba a Veracruz para gobernar la Nueva España como virrey interino durante los meses de junio a septiembre de 1760. “Un virrey propietario, el primero nombrado por Carlos III, el marqués de Cruillas, está designado desde el 26 de febrero, cuando aún no se tenía en España noticia del fallecimiento de su antecesor. Pero Cruillas no tomaría posesión del virreinato hasta el 6 de octubre de 1760. [...]”. Díaz Casillas 1987, pág. 65. Instrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 1991, Volumen II, pp. 939 - 950. A la muerte del virrey Agustín de Ahumada y Villalón tomó el gobierno de la Nueva España la real audiencia hasta el 28 de abril de 1760, fecha en la que ocupó el puesto de virrey interino Francisco Cagi- gal de la Vega que hasta ese momento había sido gobernador y capitán general de Cuba. Fue el primer virrey nombrado por el rey Carlos III, gobernando tan solo hasta el 5 de octubre de ese año de 1760. 1852 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 338 r, 2 de mayo de 1760. Se le pagaban al maestro pintor Miguel Serdejas doscientos ocho pesos por pintar la portada del recibimiento del virrey Francisco Antonio Cagigal de la Vega. En este mismo día se le dieron cien pesos al magistral de la cate- dral para que gratificara a los sujetos que habían escrito los versos para dicha portada. 1853 Antolín Espino 1967, pp. 17 - 157. Díaz Casillas 1987, pág. 65. Joaquín Juan de Montserrat y Cruilles, primer marqués de Cruilles, tomó posesión del cargo de virrey de la Nueva España el día 6 de octubre de 1760 y lo desempeñó hasta su relevo por el marqués de Croix el 23 de agosto de 1766. La catedral de Puebla 756 que tan solo desempeñó su puesto durante aproximadamente cuatro meses y medio1854. No hemos encontrado más noticias sobre los arcos de triunfo levantados para el recibimiento de más virreyes hasta el mes de marzo del año 1783, en que llegaba a la Nueva España un nuevo virrey con carácter interino, Matías de Gálvez y Gallardo, por lo que el cabildo de la catedral poblana se apresuraba a la realización del arco correspondiente para su llegada; pocos meses después, en agosto, sería nombrado virrey propietario1855. Entre el ejercicio del marqués de Cruilles y el de Matías de Gálvez ocuparon el virreinato novohispano el marqués de Croix (1766 - 1771), Antonio María de Bucareli y Ursúa (1771 - 1779) y Martín de Mayorga (1779 - 1783). El año 1785 era nombrado virrey de la Nueva España Bernardo de Gál- vez y Madrid, conde de Gálvez y vizconde de Galveston. A finales del mes de mayo el cabildo de la catedral comenzó a organizar los preparativos para la llegada del nuevo virrey, para lo que designó a dos canónigos que viajarían hasta Veracruz para recibirlo. En el mismo documento donde se registra el anterior dato, se anota otro que resulta interesante para comprender algo más cómo se desarrollaban estos recibimientos a los nuevos virreyes y a su gran comitiva. El día 3 de junio se le entregaron al sacristán diecinueve pesos para que pagara al maestro pintor y al maestro carpintero que compusieron y re- novaron “la jaula” que había de servir para transportar a la virreina. Queda 1854 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 339 v - 340 r, 22 de octubre de 1760. Le fueron librados al canónigo Andrés de Miranda un total de quinientos cincuenta pesos, trescientos de ellos para el arco de la portada, cien más por el armazón de ésta y otros cien para quien compuso los versos de alabanza que la acompañarían. 1855 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 48 v, 29 de abril de 1783. El arco triunfal tuvo un costo total de quinientos cincuenta y seis pesos, de los que trescientos cincuenta fueron para el pintor que además escribió los versos, cien pesos fueron para los que lo pusieron, otros cien se le entre- garon a José Ponce por la composición de los dichos versos y los seis pesos restantes a quien “entendió la loa que se hechó”. Rodríguez del Valle 1968, pp. 223 - 324. Díaz Casillas 1987, pág. 67. Matías de Gálvez y Gallardo era gobernador, presidente de la audiencia y capitán general de Guatemala, hasta que: “Por real cédula de 14 de agosto de 1782 el teniente general don Matías Gálvez fue nombrado, en interinidad, virrey, capitán general, presidente de la Real Audiencia y superintendente de la Real Hacienda de Nueva España [...] [...] Emprendió la marcha hacia México el día 8 de marzo de 1783, llegando el 25 de abril a Puebla de los Ángeles [...]”. Por un real decreto del rey Carlos III dado en San Ildefonso, el 14 de agosto de 1783, se le nombró virrey plenipotenciario de la Nueva España, haciendo su entrada pública en la capital, México, el 8 de febrero de 1784. Desempeñó el puesto de virrey tan solo unos meses hasta su fallecimiento, el día 3 de noviembre de 1784. Antonio Pedro Molero Sañudo 757 claro que esta “jaula” era un tipo de litera que se tenía guardada en algún lugar de la catedral y que solamente debía ser usada para estos menesteres, al igual que se guardaba el monumento de Semana Santa o el tablado para exponer los santos óleos; a fin de cuentas se trataba también, grosso modo, de otra obra más de ese “arte efímero” del que venimos hablando a lo largo de toda nuestra exposición.1856 En el año 1789, ya bajo el reinado del rey Carlos IV, llegaba a la Nueva España el virrey Juan Vicente de Güemes. En consecuencia, la ciudad de Puebla, su cabildo y el cabildo eclesiástico se preparaban para su recibi- miento. En la puerta de la catedral se procedió a disponer el preceptivo arco triunfal, encargándole su pintura al maestro Miguel Gerónimo Sendeja.1857 El año 1794 llegaba a la Nueva España el virrey marqués de Branciforte1858 que hizo su entrada triunfal en la ciudad de Puebla en el mes de julio, junto a su esposa María Antonia de Godoy, hermana del valido de Carlos IV1859. El 1856 Galbis Díez 1968, pp. 325 - 359. Díaz Casillas 1987, pp. 67 - 68. Bernardo Vicente Apolinar de Gálvez Gallardo y Ortega fue gobernador de la Luisiana entre los años 1776 y 1783. El rey Carlos III, avisado del mal estado de salud del virrey de la Nueva España Matías Gálvez, resolvió mediante una cédula real dada en El Pardo el 24 de enero de 1785, nombrar a su hijo Bernardo de Gálvez nuevo virrey interino. Sin embargo, muerto su padre desde el día 3 de noviembre del año anterior de 1784, el conde de Gálvez entró en la ciudad de México como virrey propietario el 17 de junio de 1785. Al igual que su padre, de- sempeñó el oficio de virrey durante un periodo muy corto, ya que murió en la ciudad de México el día 30 de noviembre del año siguiente de 1786. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 179 r, 30 de mayo de 1785. Se libraron doscien- tos pesos al maestrescuela Mateo José Arteaga y al canónigo José Martínez de Ceballos para ayuda de las costas del viaje para dar la bienvenida al virrey conde de Gálvez. 1857 Díaz-Trechuelo Spinola 1972, pp. 85 - 366. Díaz Casillas 1987, pp. 69 - 70. Juan Vicente de Güemes Pacheco, segundo conde de Revillagigedo, sucedió en el puesto de virrey de la Nueva España a Manuel Antonio Flórez, tomando posesión de su cargo el día 17 de octubre de 1789. Nacido en La Habana, era hijo del también virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo. Fue destituido de su oficio en favor de Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte, hermano político del valido Manuel Godoy, traspasando los poderes al nuevo virrey el 11 de julio de 1794. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 59 v, 27 de agosto de 1789. 1858 Navarro García 1972, pp. 367 - 625. Miguel de la Grúa Talamanca, marqués de Branciforte, fue elegido por su cuñado Godoy como nuevo virrey para la Nueva España mediante un real acuerdo de fecha 2 de enero de 1793. Recibió los poderes de su predecesor Juan Vicente de Güemes el 11 de julio de 1794, haciendo su entrada en la ciudad de México al día siguiente. Ejerció su puesto de virrey hasta el año 1798 en que fue removido acusado de corrupción. Murió en el destierro el 1 de junio de 1812. Salazar Andreu 2005, pp. 89 - 90. “El 31 de mayo de 1798, en la Villa de Orizaba (Veracruz) se dio el cambio de poderes del Virreinato. Dejaba el mando el marqués de Branciforte y era sustituido por Mi- guel José de Azanza, ex ministro de Guerra de Carlos IV. De ahí Azanza se dirigió rumbo a la ciudad de México y tuvo como paso obligado la angelópolis en donde fue recibido por las autoridades civiles y eclesiásticas de la urbe. [...]”. Díaz Casillas 1987, pág. 70. Miguel José de Azanza tomó posesión del virreinato de la Nueva España el 31 de mayo de 1789, desempeñándolo hasta el 29 de marzo del año 1800. 1859 Cuenya Mateos 1989, pp. 18 - 19. “Serán las fiestas extraordinarias, que no están planificadas con anterioridad, las más importantes tanto en pompa como en gastos, en los que la ciudad se engalanaba, y sin mirar en costos realizaba eventos que podían durar varios días. Estos acontecimientos no se real- izaban todos los años; se festejaba de manera especial la jura de un nuevo monarca, el nacimiento del heredero del trono, o el paso por la ciudad rumbo a México de un nuevo virrey, siendo estos últimos La catedral de Puebla 758 obispo Salvador Biempica1860 y el cabildo municipal agasajaron especialmente al nuevo virrey y a su esposa, halagos que llegados a oídos del todopoderoso valido Manuel Godoy significaron para el prelado la facilidad de mantener una relación muy cordial con el ministro real que le supuso la concesión de importantes prerrogativas desde la Península. Para conseguir esto, el obispo había expuesto en una carta a Godoy de fecha 2 de junio de 1795, las aten- ciones y la gran hospitalidad que habían sido brindadas a su hermana y al virrey Branciforte por parte del cabildo catedralicio a su llegada a la ciudad, y de paso aprovechaba para informarle de la enorme carga contributiva que tenía la catedral poblana con la Corona, pidiéndole que intercediera ante el rey para que esta pudiera ser reducida en lo posible1861. El valido respondió al prelado con una carta fechada el día 12 de diciembre, por la que le comuni- caba su mediación para tratar de solucionar el problema. Esta cuestión quedó zanjada al año siguiente, reintegrándose a la fábrica de la catedral los cin- cuenta mil pesos que había donado a la real hacienda y ajustándose de nuevo las contribuciones que se debían entregar1862. Después del cese del marqués de Branciforte, en el año 1798, el puesto de virrey de la Nueva España recayó en Miguel José de Azanza hasta el año 1800. A partir de aquí no disponemos de suficientes datos acerca de los recibimientos los más fastuosos y en los que la ciudad destinaba mayor presupuesto, muchas veces superior a los ingresos anuales y arbitrios.”. 1860 Salazar Andreu 2005, pp. 84 - 94. Salvador Biempica y Sotomayor fue nombrado obispo de Puebla de los Ángeles a la muerte de su predecesor, Santiago José de Hechavarría. Sotomayor había hecho una carrera eclesiástica impresionante: “[...] 27 años como canónigo y chantre de la Iglesia de Valladolid, además de que la Corona española lo honró con una canonjía de la Catedral de Toledo.”. Hizo su entrada en la ciudad de Puebla el 27 de agosto de 1790. Desempeñó el cargo de obispo de esta diócesis hasta el día de su muerte el 2 de agosto de 1802. http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02494907545027618976613/254h.htm Santiago José de Hechavarría fue obispo titular de La Habana desde 1770 hasta su nombramiento como prelado de la diócesis poblana en 1788, cargo que ejerció hasta su muerte el 20 de enero de 1790. 1861 Cuenya Mateos 1989, pág. 28. “Fiestas, juegos ecuestres, simulacros de combate, constituían las diversiones de la sociedad colonial, es por ello que el despilfarro realizado por los miembros de los ayuntamientos novohispanos en estos eventos, motivó la promulgación de un decreto real en el año de 1725, por el que se establecía con claridad el monto máximo autorizado a desembolsar la ciudad para dar la bienvenida a un nuevo Virrey. En el mencionado decreto se establecía que la ciudad de México podía gastar $8,000, mientras que la Puebla de los Ángeles solamente $3,000, cantidad muy reducida para las aspiraciones e hidalguía de la ciudad. Así, durante todo el siglo XVIII, el Ayuntamiento po- blano solicitará permanentemente al Virrey, autorización para gastar una cantidad mayor, no obstante lo cual, con o sin autorización, en Puebla se continuaron realizando festejos suntuosos a los nuevos Virreyes que pasaban por la ciudad.”. 1862 Salazar Andreu 2005, pp. 87 - 89. Antonio Pedro Molero Sañudo 759 realizados a estas personalidades, ni de los arcos de triunfo u otras manifesta- ciones de arquitectura efímera que se hicieran en su honor. Como nota interesante en referencia a los monumentos de carácter pe- recedero para las celebraciones litúrgicas, sustraeremos algunos datos docu- mentados en la década de los años ochenta, que nos parecen destacables y que arrojan más luz sobre este tipo de obras de arte efímero que se desarrollaban por parte del cabildo catedralicio. Hemos extraído de los libros de fábrica espi- ritual de estos años que se le pagaron a Francisco Javier de Villegas el día 3 de abril de 1781, “[...] quarenta pesos de los ochenta anuales que se le dan por po- ner y quitar el monumento de esta santa iglesia [...]”. Poco después, el día 25 del mismo mes se le remataba la cuenta, una vez desmontado todo el tinglado1863. Siguiendo la pista de estos pagos relacionados con el monumento, hemos constatado que la catedral, al menos por estos años, tenía una persona fija en- cargada de montar y desmontar el monumento de Semana Santa. Este tablado se guardaba después de pasada esta festividad hasta el año siguiente, en que se volvería a instalar, tan solo haciéndole algún arreglo en el caso de que fuera necesario. Además la persona encargada de poner y quitar el monumento de Semana Santa era también la que hacía lo propio con el tablado que se mon- taba para la consagración de los santos óleos. Por ejemplo, Francisco Javier de Villegas estuvo encargado de estos menesteres, al menos hasta el año 17871864. 1863 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 163 r, 3 de abril de 1781. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 163 v, 24 de abril de 1781. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 163 v, 25 de abril de 1781. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 167 v, 11 de marzo de 1782. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 167 v, 8 de abril de 1782. 1864 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 168 r, 8 de abril de 1782. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 174 r - 174 v, 29 de marzo y 19 de abril de 1784. En este año se le seguían pagando a Francisco Javier Villegas ochenta pesos por el montaje y desmontaje del monumento y treinta pesos más por poner y quitar el tablado para la consagración de los santos óleos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 177 v, 14 de marzo de 1785. Cuarenta pesos a Francisco Javier Villegas por poner el monumento de Semana Santa. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 178 r, 5 de abril de 1785. Otros cuarenta pesos por quitar el monumento y treinta más por el hacer lo mismo con el tablado de los santos óleos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 183 r, 4 y 24 de abril de 1786. Villegas seguía percibiendo la misma paga, ochenta pesos por el trabajo de poner y quitar el monumento y treinta por el tablado. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 189 r, 26 de marzo de 1787. Cuarenta pesos a Francisco Javier Villegas por poner el monumento. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 189 v, 16 de abril de 1787. Cuarenta pesos a Francisco Javier Villegas por quitar el monumento. La catedral de Puebla 760 Este hecho de que el cabildo tuviera una persona fija para estos trabajos de los tablados viene a remarcar la intención de crear un grupo de trabajadores fijos al servicio de la catedral, como el caso de la cuadrilla de albañiles apuntada más arriba, bajo la atenta supervisión del mayordomo de la fábrica. Fig. 266 Dibujo de Juan Gómez de Mora para el tablado para la representación del Santísimo Sacramento, año 1636 Fig. 267 Dibujo de Juan Gómez de Mora para el tablado para las Fiestas del Corpus en la Obrería de la Villa, año 1636 Antonio Pedro Molero Sañudo 761 Fig. 268 Dibujo de Juan Gómez de Mora para los tablados y carros para la Fiesta del Corpus en la Plaza Mayor, año 1644 La catedral de Puebla 762 Fig. 269 Dibujo anónimo de un carro triunfal, año 1646 Antonio Pedro Molero Sañudo 763 Fig. 270 Dibujo anónimo de un altar para la procesión del Corpus, primer tercio del siglo XVII La catedral de Puebla 764 Creemos oportuno en este momento destacar la gran cantidad de fiestas con extraordinarios dispendios que se celebraban en las principales ciudades del virreinato, México y Puebla, en los años finales del siglo XVII y en los ini- ciales de este siglo XVIII, impregnados ya de un carácter barroco pleno1865. Estas fiestas eran la mayoría de tipo litúrgico y religioso, pero también las había ci- viles como las celebradas en honor de nacimientos, bautismos o matrimonios de príncipes, juras de reyes, recibimientos de altas autoridades que llegaban a la ciudad, fiestas patronales, etc.1866. En estas festividades, la ciudad se convertía en el escenario indispensable de todas las celebraciones que lógicamente modi- ficaban su imagen habitual mediante arquitecturas efímeras, luces, fuegos de artificio y adornos en sus calles y plazas principales, aunque hemos de recalcar que muchas de estas fiestas tenían su punto culminante en el interior de los templos o los palacios1867. 1865 La ciudad de Puebla siempre quiso brillar a la altura de la capital novohispana, llegando incluso a rivalizar con ésta en el despliegue de medios y de gastos que invertía en los recibimientos de los nuevos virreyes. No debemos olvidar que el virrey entrante, después de su llegada al puerto de Veracruz se dirigía primeramente a la Puebla de los Ángeles, en la que se quedaba algunos días. En Puebla, los ca- bildos y la propia población trataban de epatar mediante festejos y agasajos al nuevo gobernante antes de su partida hacia la ciudad de México. Cuenya Mateos 1989, pp. 15 - 16. “La ciudad y su corporación municipal organizaban grandes eventos sin parar en costos; el honor y la hidalguía de la ciudad estaban en juego, así como también, la compe- tencia permanente con la ciudad de México.”. 1866 Sin lugar a duda las fiestas más numerosas, con diferencia, eran las de índole religiosa que se multiplicaban a lo largo del calendario litúrgico anual: Semana Santa, Cuaresma, Corpus Christi, la Inmaculada Concepción, San Pedro, Santiago el Mayor patrón de las Españas, Difuntos, etc. Aparte estaban también otras muchas de carácter civil entre las que se incluían, como las más fastuosas, los recibimientos a obispos, virreyes y otras personalidades. Leonard 1974, pp. 175 - 176. “[...] Las ocasiones propias para ceremonias pintorescas parecían proliferar, y el México de los virreyes no padeció de falta de diversiones, tanto públicas como privadas. [...] [...] Era, sobre todo, imponente la celebración del Corpus Christi, que invariablemente presentaba un drama alegórico escrito para la ocasión y que se representaba con mucho lujo [...]”. Terán Bonilla 1991, pág. 24. “Una de las festividades más importantes fue la de Corpus Christi. En ella el espacio urbano de la ciudad adquiría connotaciones muy especiales, cuando para la procesión del Santísimo se adornaban balcones y ventanas de las vías de recorrido con tapices, tapetes, telas finas, colgaduras y flores. Además, las calles se ornamentaban con arcos procesionales –elaborados con ramas y flores-, dispuestos de tramo en tramo a lo largo del trayecto. Para el evento, la comunidad indígena alfombraba con flores y hierbas olorosas las rutas de procesión.”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1739 - 1742, sin numerar. En este libro se detallan cuidadosa- mente numeradas todas las partidas de gastos en un sinfín de festividades que se realizaron en este periodo de tiempo, bien de carácter anual o bien puntuales. Tan solo enumeraremos algunos ejemplos especialmente interesantes: nº 34 Gastos del recibimiento del virrey conde de Fuenclara; nº 35 Costos del recibimiento del obispo Domingo Pantaleón; nº 36 Gastos de sacristía en la festividad de la Limpia Concepción; nº 57 Gatos de sacristía en las funciones del Corpus y de San Pedro; nº 67 Costos de los fuegos; nº 68 Pagado a los “chirimiteros”; nº 70 Paga del doble de la noche de muertos; nº 74 Gastos del monumento. 1867 Cámara Muñoz 1990, pp. 215 - 217. Bonet Correa 1979, pp. 66 - 67. En referencia a las fiestas durante la época barroca: “Sin duda su ex- presión más vivaz y ostentosa fueron las obras efímeras o provisionales, que por su propio carácter Antonio Pedro Molero Sañudo 765 “Las ciudades adquirieron en las fiestas un aspecto teatral gracias a las decora- ciones efímeras que remitían ya a la cultura barroca, con todos sus componentes de retórica y persuasión. La ciudad es en ese sentido un teatro, un escenario en el que el poder se muestra a los ojos del pueblo en unos espacios urbanos ‘extra-ordinarios’ que modifican la imagen de la ciudad con artificios teatrales. [...]” Alicia Muñoz1868 8. 4. 2. Palacio episcopal y hospital de San Pedro Las obras de mantenimiento y las reparaciones en el palacio episcopal fueron una constante a lo largo de toda su historia, principalmente cuando iba a llegar un nuevo obispo a la diócesis y después de los periodos en que la sede estuvo vacante. Especialmente numerosas fueron las remodelaciones llevadas a cabo durante los siglos XVIII y XIX que han quedado reflejadas puntualmente en los libros de la fábrica espiritual de la que dependían. En este breve apén- dice, tan solo haremos mención a algunas de ellas muy concretas a modo de ejemplo. En el año 1723, poco antes de la llegada del obispo Juan de Lardizával y Elorza, hubieron de realizarse toda una serie de arreglos menores en el dicho palacio para que se encontrara a punto para ese momento, como fueron: traba- jos de adecentamiento y limpieza, la reparación de algunas goteras, la confec- ción de numerosas cerraduras y cerrojos con sus llaves correspondientes y toda una serie de herrajes nuevos para sustituir los que suponemos que estaban en mal estado, habida cuenta del largo tiempo que habían pasado sin usarse todas estas dependencias1869. provisional se prestaban a todas las audacias y ensayos, a ser como un cartel movible, un espejo que reflejaba la inquietud y huella de lo aún no fijado, de la novedad y la moda, de lo efímero y perecedero, de los elementos de sorpresa que podían llamar la atención a las gentes. Otro análisis por realizar es su poder de ‘persuasión’, su marcado aire de ‘summas’ visuales (por su arquitectura, escultura y pintura) literarias y doctrinales (por sus cartelas con versos y textos alusivos). Verdaderos tratados de política, teología e historia, su realización fue el banco de ensayo no sólo formal sino también iconológico de la obra de arte barroca, tan cargada de contenido emblemático-simbólico. [...]”. 1868 Cámara Muñoz 1990, pp. 223 - 224. 1869 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1722, Libro de la fábrica espiritual, mi data que empiesa a 1º de henero de 1722, 4ª quanta, final, F. 30 r - 31 v. La fecha de todos estos trabajos diversos se extiende desde el año 1722, en el caso de los realizados anualmente de limpieza, y desde el 17 de abril de 1723 hasta el La catedral de Puebla 766 Los encargados de la ejecución de las obras del palacio eran la misma cuadrilla que se encargaba de los múltiples trabajos de adecentamiento de las estructuras del edificio catedralicio como el “componer y acuñar el cimborrio”, revisar y sanear las azoteas de la catedral o reparar el suelo de ésta, esta brigada también se ocupaba de todo lo referente al palacio, tanto de las obras de albañi- lería como de armar y colocar sus vidrieras1870. En septiembre del año 1773 el obispo Fabián y Fuero era trasladado al obispado de Valencia, siendo sustituido en la diócesis poblana por el nuevo prelado, Victoriano López Gonzalo1871. Al quedar desalojado el palacio episco- pal y antes de que se volviera a ocupar con la llegada de un nuevo obispo, se aprovechó para acometer una serie importante de obras en el edificio, bajo la supervisión del sobrestante Joaquín Mauro Gómez. Algunos de estos trabajos fueron: la reparación de las azoteas colocando vigas nuevas de madera para apoyar los nuevos tejamaniles, el aderezamiento de los techos de la sala que estaba delante del oratorio de San Cayetano, dentro del mismo palacio, o el blanqueado y pintado de todas las estancias interiores, arreglando de paso todo lo que fuera necesario en ellas1872 . En el mes de marzo de 1783 se liquidaba, por parte de la fábrica catedra- licia, la cuantiosa cifra de mil novecientos noventa y ocho pesos y tres reales al licenciado Felipe Paz y Puente, encargado de los trabajos que se habían hecho en el palacio episcopal. A finales del año, en el mes de diciembre, el superinten- 28 de agosto de este mismo año para los de albañilería, poco tiempo antes de la llegada del nuevo obispo Juan de Lardizával 1870 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 400 v, 24 de abril de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 401 v, 15 de diciembre de 1770. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 407 v, 2 de marzo de 1771. 1871 Arnaldos Martínez 1992, pág. 53. “[...] antes de cumplir los cuarenta años Carlos III lo presenta para regir la Diócesis de Tlaxcala-Puebla de los Ángeles en Méjico: Roma lo acepta y es confirmado para esta dignidad el 13 de septiembre de 1773. [...] [...] D. Victoriano iba a sustituir a su paisano D. Francisco Fabián y Fuero, que había sido nombrado obispo de Valencia el 13 de septiembre de 1773. Allí permanece hasta 1786. [...] [...] Carlos III lo presenta para la sede tortosina el 24 de julio de 1786. Casi dos años quedaría vacante la Diócesis mejicana, ya que hasta el 10 de marzo no sería nombrado para atenderla D. Santiago de Eche- varría y Elguezua, obispo de Santiago de Cuba. [...]”. 1872 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 1773, F. 321 r, 11 de diciembre de 1773. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 1773, F. 322 r - 323 r, 18 y 24 de diciembre de 1773. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo 1773, F. 324 r - 330 v, 8, 15, 22 y 29 de enero y 5, 12 y 19 de 1774. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 107 r, 18 de diciembre de 1773. Antonio Pedro Molero Sañudo 767 dente de la fábrica volvía a librar a este mismo licenciado, la todavía más abun- dante suma de dos mil doscientos treinta y siete pesos y un real. Resulta obvio ante estas grandes cantidades de dinero invertidas en las obras realizadas en el palacio episcopal, que éste requería una profunda remodelación que no se había acometido desde que ocupara la cátedra poblana el obispo Victoriano López Gonzalo, allá por el año 1773, por lo que el edificio debía estar necesitado de unas reformas mucho más profundas que las reparaciones puntuales que se habían ido llevando a cabo en todos estos años.1873 Todos las demás obras hechas en el palacio episcopal que hemos registra- do, desde la última fecha mencionada hasta la de la finalización de este nuestro trabajo, son de orden menor y no creemos interesante incluirlas aquí, aunque sí que lo pudieran ser para otros estudios o investigaciones más profundos sobre este edificio en cuestión. 1873 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 170 v, 6 de marzo de 1783. Esta primera cuenta la presentó el día 1 de este mismo mes. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 173 v, 18 de diciembre de 1783. Fig. 271 Esquina correspondiente al antiguo Palacio episcopal, hoy en día ocupado parcialmente por la ofi cina central de correos y telégrafos La catedral de Puebla 768 El hospital de San Pedro es otro de los edificios importantes de la ciudad, externos a la catedral en sí misma, que estuvo a cargo de su fábrica y que preci- sará de diferentes reparaciones estructurales en los años finales del siglo XVII y durante gran parte del XVIII. Los gastos devenidos de los aspectos construc- tivos de este complejo corrían por parte de la fábrica material, pero en un gran número de casos será la espiritual la que acudirá con fondos para la realización de las obras pertinentes, aunque en teoría éstos siempre le deberían ser devuel- tos en cuanto fuera posible. Poco antes de finalizar el siglo XVII ya se constataba que las salas perte- necientes a las mujeres y a los indios del hospital de San Pedro, dependiente de la fábrica catedralicia, amenazaban ruina, habiéndose empezado incluso a caerse alguna de sus vigas, por lo que se instaba a poner remedio rápidamente. El cabildo y el obispo, una vez reconocidos estos daños junto a un maestro de albañilería, decidían que por la gran dificultad que comportaba encontrar en esos tiempos vigas de madera de la enorme longitud y grosor que se necesita- Fig. 272 Fachada principal del antiguo palacio episcopal vista desde el atrio de la catedral Antonio Pedro Molero Sañudo 769 ban para cubrir de nuevo estas salas, fueran “cerradas con bóvedas”. Este tipo de obra resultaba mucho más cara pero se alegaba en su favor que el hospital tenía fondos para costearla, por lo que se mandaba comenzar los trabajos con la mayor brevedad posible, concertándolos con un superintendente y un maestro elegidos personalmente por el obispo, a los que se pagaría por su asistencia continua a la obra cuatro pesos por semana al maestro y dieciocho reales al superintendente.1874 1874 ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 19, 1690 - 1695, F. 174 r - 174 v, 20 de marzo de 1692. Este documento resulta relevante para hacernos una idea del estado de deforestación que debía sufrir ya, en esos tiem- pos, la región de Puebla-Tlaxcala. Fig. 273 Fachada principal del antiguo hospital de San Pedro La catedral de Puebla 770 8. 4. 3. Urbanismo Ya hemos visto que el espacio público exterior de la catedral y su derredor se acomodó con un pavimento pétreo nuevo. Paralelamente también se acon- dicionaron una serie de calles en un circuito alrededor de la plaza mayor, ado- quinándolas. Estos ejemplos son una muestra del interés que ambos cabildos, especialmente el municipal, mostraron en estos años finales del siglo XVII por transformar el urbanismo de la segunda ciudad en importancia del virreinato, adaptándola a los nuevos gustos y necesidades de sus elites. “A partir de la segunda mitad del siglo XVII y durante el XVIII, a las ciudades de la Nueva España se les dotó de nuevo mobiliario urbano de características barrocas, con el objeto de que cumplieran una de dos funciones. Por un lado, algunos de ellos se colocaron en determinado espacio público con el fin de dignificarlo y hacerlo más agradable; tal fue el caso de la nueva fuente de formas barrocas en la Plaza Mayor de Puebla, misma que sustituyó a la del siglo XVI. Para diseñarla y construirla se contrató al maestro mayor Juan Antonio de Santamaría. Dicha pila se colocó hacia el extremo Fig. 274 Interior del patio principal del antiguo hospital de San Pedro Antonio Pedro Molero Sañudo 771 poniente de la plaza posiblemente con el objeto de crear una perspectiva agradable y un remate visual hacia el lateral norte de la catedral. [...]” José Antonio Terán1875 Esta fuente de San Miguel en la plaza mayor, que todavía hoy pode- mos admirar, fue comenzada por el “maestro mayor de arquitectura y cañero” Juan Antonio de León y Santa María en el año 1773, asistido por el maestro herrero Antonio de Castro1876. 1875 Terán Bonilla 1991, pág. 13. Esta obra se concluyó el año 1777, tal y como refleja una inscripción en ella. 1876 AGN, Instituciones Coloniales, Ayuntamiento, Obras Públicas (077), Contenedor 17, Volumen 42, Expediente 5, 1774, F. 295 - 305. El regidor perpetuo y obrero mayor de las obras de la ciudad de Puebla, Miguel de Santerbán, presenta las cuentas de los gastos de las reparaciones hechas en el palacio real, la cárcel, la alhóndiga, las cañerías, el acueducto y en la construcción de la pila de la plaza mayor que en el año 1773 dirigió el maestro mayor de arquitectura y cañero Juan Antonio de León y Santa María, con la participación del maestro herrero Antonio de Castro. Fig. 275 Fuente de San Miguel en la plaza mayor de Puebla La catedral de Puebla 772 La ciudad de Puebla vivió una época de gran prosperidad durante las últimas décadas del siglo XVIII, frente a las horas bajas que sufrió en el inicio de éste, económicamente hablando. Ahora, a finales del siglo, hay un momen- to de consolidación y acomodamiento de muchas de sus estructuras públicas urbanas en calles y plazas, así como también de remodelación y adaptación a los nuevos estilos constructivos y decorativos de muchos de sus edificios de viviendas particulares situados dentro de la Traza. Un claro ejemplo de este periodo de bonanza, en lo que se refiere a la obra la catedral, será el inicio de la construcción del nuevo baldaquino con abundancia de materiales nobles que supondrán un enorme gasto para las arcas de la fábrica. Se conserva un plano de la ciudad de Puebla del año 1796 que muestra perfectamente el estado en que se encontraba la urbanización de los lotes si- tuados en la Traza y hasta donde se extendían los barrios de la ciudad en ese momento, plano que no difiere en mucho de otro existente un poco anterior, fechado en 17541877. 1877 Torres Lanzas 1985, pp. 109 - 110. El autor sitúa la fecha de la confección de este plano en el año 1794, aunque en la leyenda del que nosotros hemos consultado y que pensamos que corresponde con éste figura la fecha de 1796. “Plano de la Ciudad de la Puebla de los Angeles hecho en cumplimiento de órdenes del Virrey de Nueva España Marqués de Branciforte, de 1794. Delineado por Francisco de la Rosa. Grabado por Joseph de Naca. Está unido á las ‘Ordenanzas para el nuevo establecimiento de Alcaldes de Quartel de la Ciudad de la Puebla de los Angeles, impresas en dicha Ciudad año 1796.’.” La leyenda de este plano introducida en el texto a pie de foto dice: “Plano de Puebla en las Ordenanzas del intendente Manuel de Flon, delineado en 1796 por Francisco de la Rosa. Al lado izquierdo, los escu- dos de España bajo los Borbones (arriba) y del virrey Marqués de Branciforte (abajo); al lado derecho, los escudos de Puebla (arriba) y del Conde de la Cadena (abajo)”. Fig. 276 Vista aérea de la fuente de San Miguel en la plaza mayor de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 773 Fig. 277 Plano de la ciudad de Puebla año 1754 Fig. 278 Plano de la ciudad de Puebla de Francisco de la Rosa, 1794 - 1796 La catedral de Puebla 774 8. 4. 4. Temblores Hemos considerado oportuno incluir este pequeño subíndice a tenor de la gran cantidad de temblores de tierra que afectan el suelo mexicano, haciendo hincapié más concretamente en el valle de Puebla y su principal ciudad. Estos sismos fueron especialmente relevantes en el siglo XVIII por sus múltiples da- ños materiales que lógicamente afectaron en mayor o menor medida a nuestro edificio en cuestión. Debemos tener en cuenta que el valle de Puebla es una zona de gran ac- tividad sísmica en la que se producen pequeños temblores de tierra muy a me- nudo que lógicamente repercuten gravemente en estas macroesturcturas, inde- pendientemente de los grandes terremotos que causan destrozos mucho más graves y que por suerte no son tan frecuentes. Durante el siglo XVIII se registraron al menos cuarenta y tres terremotos de diferente intensidad en la región del valle de México, Puebla y Oaxaca, de los cuales al menos ocho causaron daños de cierta consideración en la ciudad de Puebla: 1711, 1751, 1768, 1776, 1783, 1785 en tres ocasiones: junio, septiembre y noviembre, 1787 y 1800.1878 El temblor sucedido en 1711, año de la muerte del maestro mayor de la catedral Diego de la Sierra, ocasionó importantes desperfectos en la catedral, para cuyo reconocimiento el “superior gobierno” ordenó que el maestro mayor de arquitectura de México acudiera a la ciudad Puebla para providenciar el remedio de algunas graves ruinas que se ocasionaron en el templo, trabajo por el que se le pagaron setecientos pesos.1879 Uno de los terremotos que mayores daños produjo en la ciudad de Puebla durante este siglo XVIII fue el acaecido el día 4 de abril de 1768. A causa de 1878 Manzanilla 1986, pp. 268 - 271. 1879 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, sin foliación. Antonio Pedro Molero Sañudo 775 este temblor, el sobrestante de la catedral Joaquín Mauro tuvo que hacer frente a una serie de reparaciones en el edificio de la catedral para paliar los daños producidos1880. Se tuvieron que reparar varias azoteas y bóvedas e incluso algu- nas paredes rajadas, así como también se tuvieron que bajar la cruz y la veleta de hierro de la torre norte para arreglarlas. Todas estas obras se continuaron durante el mes de mayo, en el que también se tuvieron que atajar problemas producidos en los arcos de los campaniles de la “torre vieja” y en las azoteas de la contaduría y del palacio episcopal, todos ellos producidos por el propio temblor. Los destrozos ocasionados por el terremoto en la torre norte y en di- versas azoteas de la catedral y de los espacios colindantes pertenecientes a ella debieron ser de considerable importancia, ya que todavía en el mes de octubre se continuaban arreglando los desperfectos de los arcos de la torre norte y las goteras en los techos, así como también los daños ocasionados en las paredes de los edificios anexos mencionados.1881 Los arreglos de herrería que fueron necesarios, tanto en la veleta como en las cruces u otros aditamentos colocados por las azoteas y la torre norte después del sismo de 1768, los realizó el ya mencionado maestro herrero Juan de Sevilla.1882 1880 Sobre este temblor hay una descripción de la época hecha por José Antonio Alzate y Ramírez, “Observaciones físicas sobre el terremoto acaecido el cuatro de abril del presente año [1768]”, en Gacetas de literatura de México. García Acosta, Virginia: Los sismos en la historia de México, Ediciones Científicas Universitarias, Univer- sidad Nacional Autónoma de México, México D.F. 2001, pág. 18. Pereyra, Luz Elena: Dos siglos de temblores. Sobre este terremoto de 1768, “[...] Comentan que durante los siglos XVII y XVIII (antes de la creación del Observatorio Metereológico Central en 1877) los sismos eran medidos mediante el rezo de la oración conocida como Credo. Por ejemplo, el 5 de abril, la Gaceta de México dice: ‘El terremoto de ayer al amanecer el día, tuvo una intensidad de credo y medio...’.”. 1881 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 r, 16 de abril de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 v, 23 de abril de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 v, 30 de abril de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 v, 7 de mayo de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 365 v, 14 de mayo de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 r, 21 de mayo de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 r, 28 de mayo de 1768. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 366 r - 371 v, 4 de junio al 8 de octubre de 1768. Se van reflejando, entre otros, los gastos hechos en “los remiendos de los arcos de los campaniles de la torre vieja”, los cuales parece ser que fueron producto todos ellos del terremoto mencionado del día 4 de abril. 1882 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1718 - 1770, F. 368 r, 7 de julio de 1768. “[...] libranza a favor del maestro herrero Juan de Sevilla de ciento nueve pesos y un real que lo importa su quenta antecedente, por la compostura de la jarra y beleta de la torre que hizo de orden del ilustrísimo señor obispo doctor Fuero.”. La catedral de Puebla 776 El 21 de abril de 1776 volvió a producirse un fuerte temblor de tierra que afectaría considerablemente a diversas estructuras de la catedral poblana, aun- que mucho más importantes fueron los daños causados en el puerto de Acapul- co y en la capital del virreinato, donde sufrieron diversos daños muchos de sus edificios1883. Los daños producidos en la catedral poblana debieron ser de cierta importancia, ya que en seguida se puso manos a la obra para remediarlos. Tan solo un día después del terremoto se comenzaron los trabajos de reparación de los desperfectos causados por el sismo. El sábado 27 de abril se le entregaban al sobrestante Pedro Nolasco Pérez veintiún pesos y cuatro reales, para pagar la raya de la semana de los albañiles que habían estado trabajando en la repa- ración de la bóveda de la capilla de San Ignacio, debajo de la torre norte1884. El siguiente sábado, 4 de mayo, también se registra el pago del salario correspon- diente de la semana de los albañiles que habían trabajado en las reparaciones de los diversos daños ocasionados por los “temblores”1885. En la siguiente sema- na estuvieron trabajando los mismos operarios en los “remiendos” de las raja- duras que se produjeron en diversas bóvedas por la misma causa1886. Todos estos tipos de trabajos de afianzamiento y reparación de los daños ocasionados por el terremoto se continuaron haciendo al menos durante todo el resto del año. El 5 de abril de 1785 volvía a registrarse un temblor de tierra que afectó en gran parte al valle poblano. El 26 de junio se produjo un nuevo terremoto que se sintió también en la propia ciudad de Puebla, y los días 4 de septiembre y 14 de noviembre de este mismo año se produjeron otros dos sismos más que también producirían daños en esta zona.1887 1883 Manzanilla 1986, pág. 270. El fuerte terremoto del 21 de abril de 1776 se produjo a las 16,00 horas. Causó importantes daños en el puerto de Acapulco donde arruinó por completo la maciza construcción de la fortaleza de San Diego. En la ciudad de México se produjeron múltiples daños en edificios princi- pales como la cárcel de La Acordada, la casa de la moneda, la catedral, el palacio real y el arzobispal, y multitud de edificios más. 1884 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 125 r, 27 de abril de 1776. 1885 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 125 v, 4 de mayo de 1776. 1886 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 125 v, 11 de mayo de 1776. 1887 Manzanilla 1986, pág. 270. Antonio Pedro Molero Sañudo 777 Como hemos visto, una de las grandes preocupaciones del cabildo pobla- no a lo largo de toda su historia fue y es, el paliar y remediar las consecuencias devenidas de la agitada actividad sísmica de la zona en el edificio de la cate- dral, lo que ha requerido la ejecución de continuas reparaciones y arreglos en su estructura, principalmente de albañilería. 8. 5. Apéndice maestros mayores siglos XVIII y XIX Pensamos que es el momento oportuno para realizar ciertas apreciaciones acerca de los maestros mayores de la catedral poblana durante este periodo de tiempo. Desde la muerte del maestro mayor Diego de la Sierra el 26 de mayo del año 17111888, no hemos vuelto a ver reflejado este oficio en ninguno de los múl- tiples documentos consultados, tanto en los libros de fábrica (material y es- piritual), como en las actas del cabildo catedralicio. En 1767 se le encargará al maestro Miguel Vallejo la terminación de la torre sur, pero aunque desarrollará su trabajo como un maestro mayor al uso, en ninguna ocasión se le mencionará exactamente como “maestro mayor de la obra de la catedral”. En el documento hallado en el archivo de Indias y citado en la nota ante- rior, se hace mención a que no hubo maestro mayor desde la muerte de Diego de la Sierra, en 1711, hasta finales del año 1731, en que en teoría se debió nom- brar a otro, aunque desconocemos en quién pudo recaer este título1889. Este año de 1731 aparece en los libros de fábrica el maestro albañil Juan Bautista encar- gado de la subida de la campana Santa María a la torre norte, pero en ningún 1888 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5. 1889 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5. La catedral de Puebla 778 momento se habla de él como maestro mayor de la catedral. En este mismo año también se dio comienzo a la construcción de la torre sur que como hemos visto quedó paralizada en seguida y a cargo de la cual no sabemos quién fue puesto al frente. “La sexta columna: los salarios que ha pagado y paga la fábrica matherial que importa en todo el dicho tiempo sinquenta y ocho mill novecientos secenta y un pesos, dos to- mines y sinco granos, en que se incluye el de quinientos pesos que por mandamiento de este superior govierno y ocho de abril de mill seiscientos y noventa y dos, se asignaron en cada un año al maestro maior nombrado para la fábrica Diego de la Sierra, y se le pagaron hasta veinte y seis de mayo de mill setecientos y onze que falleció, y después no hubo otro hasta fines de el año de mill setecientos treinta y uno, en la conformidad que se expresa e incerta en el número 12 de esta zertificazión. Setecientos pesos que se pagaron al maestro mayor de arquitectura de México que después de la muerte de aquél bajó a la Puebla de horden de este superior govierno a reconocer y providenciar el remedio de algunas graves ruinas que ocasionó en el templo un terremoto [...]”1890 Para recalcar el hecho de que la fábrica material de la catedral estuvo claramente sin nadie al frente de su maestría mayor entre los años 1711 y 1731, hemos de atender al siguiente párrafo de la misma certificación, insertado en el capítulo número doce que hace referencia a la tercera columna del “mapa general” en la que se recogen los pagos de materiales y de oficiales. “En la tercera columna que importa: doscientos secenta y ocho mil ciento noventa y ocho pesos, seis tomines y dos granos, lo pagado y gastado en todo género de mathe- riales, maestro maior de arquitectura que al principio gozaba tres pesos cada día que se trabajaba, y después dies pesos (dies) digo cada semana hasta el año de mill seiscientos y noventa y dos que seió (selló) esta providencia y se tomó la que consta al número 15, y desde noviembre de el mill setecientos treinta y uno hasta el presente a razón de un peso el día que asiste a la fábrica [...]”1891 1890 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 5. Dentro de esta certificación se encuentra un “Mapa general y particular de datas de lo pagado, erogado y gastado por los administra- dores de la rreal fábrica matherial de la santa yglesia cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden.”. La fecha de inicio de esta relación es el 15 de junio de 1678 y la última data anotada es de finales de diciembre de 1739. En el número quince de la certificación que corresponde a la sexta columna del “mapa general”, se registran los salarios pagados por la fábrica material, y es aquí donde aparecen estos datos sobre el maestro De la Sierra. 1891 AGI, Audiencia de México, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico de Puebla (1744-1759), (MEXI- CO,847), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentí- Antonio Pedro Molero Sañudo 779 Por la cita anterior, vemos que desde aproximadamente la primera década del siglo XVIII la figura del maestro mayor de la catedral prácticamente desapa- rece; esto pudo ser debido a que los trabajos que restaban por hacer en el templo ya no eran de tanta envergadura como para necesitar la realización de trazas o la presencia de una mente arquitectónica erudita. Por un lado, el salario de un maestro mayor era demasiado cuantioso para tenerlo en nómina todo el año, por lo que pensamos que se pasaría a prescindir de él, buscándolo solamente cuando fuera necesario para que diera algún parecer puntual, por el que se le pagaría una cantidad ajustada previamente entre ambas partes. Por otro lado, emerge como encargado de las obras la figura del canónigo mayordomo de la fábrica, que es el que se hará cargo de contratar y vigilar a los maestros de alba- ñil, oficiales y peones que tengan que realizar los trabajos necesarios, que en la mayoría de los casos serán de reestructuración o reparación. El mayordomo de la fábrica no es una figura nueva de este momento; anteriormente era compa- tible con la del obrero mayor, que era el encargado del cabildo para supervisar al maestro mayor y todas las obras que de él dependían en la catedral. El único cambio que apreciamos es que ahora el mayordomo es el que ejerce como si se tratara de un “maestro mayor para todas las obras menores”, supervisando todo lo referente a ellas: materiales, operarios, etc. No obstante, queda claro que la figura del maestro mayor, aunque de- valuada, no desapareció totalmente, ya que en el documento citado arriba se menciona el pago de un peso por cada día que asistiera a la fábrica a partir del año 1731, lo cual indica que en realidad sí existía, pero tan solo acudía a la obra cuando era requerido por el cabildo. Además, hemos de remarcar la caída tan drástica que experimentó en estos años el salario diario de esta figu- ra, hasta este momento tan importante, dato indicativo de la poca actividad arquitectónica verdaderamente fundamental que se venía desarrollando por entonces. La situación cambiaría con la reactivación de las obras de reanuda- ción de la torre sur de mano del maestro Miguel Vallejo, aunque insistimos simo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, F 4. La catedral de Puebla 780 que en ningún momento se le mencionará como “maestro mayor de la cate- dral”. 8. 6. Manuel Tolsá y el ciprés de la catedral poblana A la Academia de Bellas Artes de San Carlos en la ciudad de México, crea- da poco tiempo atrás, llegó en 1791, designado como su director de escultura, Manuel Tolsá, que había sido nombrado para ese puesto mediante un decreto real el día 6 de septiembre del año 1790. Este artífice será muy importante poco más adelante, y hasta su muerte en 1816, en relación con la catedral poblana, donde desarrollará diferentes obras de importancia como su eventual arquitec- to.1892 El proyecto para la creación de la Academia de Bellas Artes de México da- taba del año 1781 y fue formulado por el entonces virrey Martín de Mayorga1893, bajo la idea e iniciativa del superintendente de la real Casa de la Moneda, Fer- nando José Mangino, que el 29 de agosto le propuso el establecimiento de una “[...] Escuela o Academia Real de las tres Nobles Artes: arquitectura, pintura y escultura, por las mismas razones y para los mismos fines que las fundadas en Madrid, Valencia, Barcelona y otras ciudades peninsulares, adaptando en lo posible a los estatutos de la primera, es decir la de San Fernando en Ma- drid.”1894. El virrey Mayorga se mostró de acuerdo con todo lo propuesto por 1892 García Zambrano 1984, pp. 11 y 20. Para una información más completa sobre el escultor y arquitecto Manuel Tolsá véase: Almela i Vives, Francesc: El arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá (1757-1816), Instituto Alfonso el Magnánimo, Valencia 1950. Manuel Tolsá: nostalgia de lo “antiguo” y arte ilustrado, México-Valencia, catálogo de la exposición del mismo título que se celebró en el Palacio de Minería del 13 de octubre al 28 de noviembre de 1998. Bérchez, Joaquín: Tolsá: Museo de Bellas Artes de Valencia, del 17 de septiembre al 16 de noviembre de 2008, Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, Valencia 2008. Manuel Tolsá nació en Elguera, provincia de Valencia en 1757 y murió en la ciudad de México en el año 1816. Antes de llegar a la Nueva España estudió arquitectura y escultura en las reales academias de San Carlos en Valencia y en la de San Fernando de Madrid, en la que llegó a ser académico de méri- to. Además, también fue ministro de la suprema junta de comercio, moneda y minas, y escultor de la cámara del rey. 1893 Real Díaz 1968, pp. 9 - 222. Díaz Casillas 1987, pág. 67. Martín Díaz de Mayorga fue designado para ocupar el virreinato de la Nueva España a la muerte de su antecesor Antonio María de Bucareli y Ursúa, el día 9 de abril de 1779. Tomó posesión de su cargo el 23 de agosto de ese mismo año, desempeñándolo hasta el 28 de abril de 1783. 1894 Real Díaz 1968, pp. 215 - 222 Gutiérrez 1990, pág. 98. “[...] fue la única de las Academias de Bellas Artes que se creó en territorio amer- Antonio Pedro Molero Sañudo 781 el superintendente y aprobó el proyecto de creación de la Academia el 12 de septiembre de 1781, apoyando incluso la forma propuesta por Mangino para su financiación1895. Dos años después, mediante una cédula real de fecha 25 de diciembre de 1783, el rey Carlos III aprobaba la creación de este nuevo centro de enseñanza que pasaría a llamarse desde entonces Academia de San Carlos de Nueva España, subvencionándola con trece mil pesos anuales. Dentro del contexto del afán borbónico por introducir a la totalidad del reino de España en la modernidad, en el año 1785 llegaron los primeros egresados de las aca- demias españolas de San Fernando en Madrid y de San Carlos en Valencia: Ginés Andrés de Aguirre y Cosme de Acuña enseñarían pintura; Antonio González Velázquez arquitectura y José Arias escultura; a este último le sus- tituiría Manuel Tolsá1896. “En 1785 se habría de crear la Escuela de Arquitectura de la Academia de San Carlos, donde el arquitecto aparece ya como un profesional liberal y donde lo funda- mental de la enseñanza apunta al diseño y no a los procedimientos constructivos.” Ramón Gutiérrez1897 “En América los Borbones controlaron menos la arquitectura que en España, dado el desarrollo tardío de la mexicana Academia de San Carlos y el tímido papel que desempeñó. Aquí fueron los miembros de los Cuerpos de Ingenieros del Ejército y, en menor medida, de la Marina los que tuvieron un mayor protagonismo, no obstante lo reducido de su número, con la particularidad de que, en sus intervenciones, a las preo- cupaciones por las purezas del estilo –que tanto obsesionaban a los académicos de Be- llas Artes- se superponían las nociones de ‘firmeza, utilidad y control del presupuesto’, en una clarísima disposición pragmática y de servicio a la comunidad.” Juan Torrejón1898 Ya hemos mencionado que Manuel Tolsá llegó a la Nueva España en el año 1791, nombrado director de escultura de la Academia de San Carlos. No obstante este nombramiento, y basándose en sus conocimientos de arquitec- tura, presentó una serie de dibujos para el colegio de Minería que una vez icano, aunque existió un proyecto de 1812 para crear la de San Hermenegildo en Lima.”. 1895 Real Díaz 1968, pág. 219. 1896 Real Díaz 1968, pág. 221. Gutiérrez 1980, pág. 28. 1897 Gutiérrez 1990, pág. 98. 1898 Torrejón Cháves 1992, pág. 184. La catedral de Puebla 782 aprobados le sirvieron para dirigir esta nueva construcción. Los trabajos de Tolsá en la ciudad de México fueron múltiples, tanto en el campo de la arqui- tectura como en el de la escultura. No es nuestra intención en ningún caso, pretender hacer un estudio en profundidad sobre este artífice y su obra, la cual ya ha sido muy estudiada por diferentes autores1899. Tan solo destacare- mos un poco más adelante y de forma puntual su labor llevada a cabo en la catedral poblana que incluyó la realización de una pieza tan singular como el nuevo baldaquino. El “arquitecto” valenciano Manuel Tolsá diseñó en el año 1797 un taber- náculo nuevo para el presbiterio del altar mayor de la catedral de Puebla, que vino a sustituir el construido bajo el obispado de Juan de Palafox y Mendoza que fue desbaratado. Este tipo de tabernáculo-baldaquino ha sido llamado en México comúnmente con el nombre de “ciprés”1900. “[...] Por lo menos se salvó el concepto de altar-tabernáculo como alternativa mucho más apropiada al culto y a la liturgia eucarísticos surgidos de Trento que el tradicional y habitual retablo hispánico. Además el tabernáculo poblano de Palafox tuvo numerosa descendencia en la Nueva España, a comenzar por el edificado en la catedral de México y estrenado el 15 de enero de 1673.” Alfonso Rodríguez1901 La dirección general de la construcción del nuevo “ciprés” corrió a cargo del maestro Tolsá que también fue el encargado de fundir las piezas más importantes de bronce; la ejecución del diseño cayó en las manos de José Manzo y de Pedro Patiño Ixtolinque; todo el trabajo en relación a los mármoles fue de Manuel Caamaño; las piezas de platería fueron obra de 1899 Entre las obras más importantes de Manuel Tolsá realizadas en la ciudad de México están: el ya dicho palacio de Minería, la terminación de la catedral, incluyendo la construcción de la cúpula que ex- iste actualmente y diferentes esculturas y remates exteriores, el palacio de los marqueses de Buenavista, actual sede del museo nacional de San Carlos o la escultura ecuestre en bronce de Carlos IV, conocida popularmente como “El Caballito”. 1900 Manrique 1977, pág. 395. “Ciprés: estructura arquitectónica exenta, que se encuentra tras el altar mayor. Suele estar en catedrales, y más bien por excepción en otras iglesias. La denominación de ‘ciprés’ es mexicana; corresponde a lo que se llama generalmente baldaquino, pero no se encuentra sobre el altar sino atrás de éste.”. Para una información muy completa sobre la construcción de este nuevo ciprés véase García Zambrano 1984, El Baldaquino de la Catedral de Puebla. 1901 Rodríguez G. de Ceballos 1992, pág. 293. Existe un error en este texto, posiblemente de impresión, al confundir la fecha de 1779 como la del diseño del nuevo baldaquino por Manual Tolsá: la fecha cor- recta es 1797; además en el año 1779 Manuel Tolsá todavía no había llegado a tierras americanas. Antonio Pedro Molero Sañudo 783 Joaquín de Izunza y la mecánica del sagrario correspondió a Mariano Var- gas Machuca.1902 1902 Merlo Juárez 1991, pág. 52. Fig. 279 Dibujo hipotético del ciprés de la catedral de Puebla diseñado en época del obispo Palafox La catedral de Puebla 784 Fig. 280 Baldaquino actual de la catedral de Puebla diseñado por Manuel Tolsá Antonio Pedro Molero Sañudo 785 El nuevo “ciprés” de Tolsá se ubicaría en el mismo lugar en que había estado colocado el antiguo de época del obispo Palafox. Este emplazamiento es- pecífico entre el crucero y el deambulatorio de la cabecera, por detrás del altar mayor, debió de estar condicionado al ser el lugar exacto del anterior y además por encontrarse debajo el antiguo panteón de los obispos.1903 1903 García Zambrano 1984, pág. 41. Stefanón 2002, pág. 271. Fig. 281 Baldaquino del altar mayor de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 786 Fig. 282 Vista posterior del baldaquino de la catedral de Puebla Fig. 283 Detalle superior del baldaquino del altar mayor de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 787 “Siendo Obispo de Puebla el señor Bienpica se comenzó la obra el 1º de sep- tiembre de 1797. Tolsá había hecho un dibujo y un modelo de bulto, o maqueta, que conocemos. Colaboraron con Tolsá, o mejor dicho, realizaron sus proyectos, Don Si- món Salmón, que logró fundir en bronce la imagen de la Purísima que Tolsá esculpió en madera. Para las demás esculturas intervinieron Patino Ixtolinque, Zacarías Cora y Legaspi. Para los mármoles y mampostería Pedro Lezama. Don José Ramírez para los estucos, y para los bronces dorados y la plata don Manuel Caamaño de México. Don Joaquín Inocencio para el cincelado y, para que nada falte, don Mariano Vargas, relo- jero, construyó la maquinaria para levantar las puertas del Sagrario cada vez que es necesario. La obra fué terminada en 1819, nueve años después de muerto Tolsá.” Manuel Toussaint1904 El nuevo siglo XIX comienza para la fábrica de la catedral de Puebla con la importante obra ya iniciada de la construcción del nuevo baldaquino. El antiguo “ciprés” de tiempos del obispo Palafox debió comenzarse a desmantelar hacia el año 1799, ya que a principios de 1800, y conforme a un decreto del cabildo cate- dralicio, se libró la muy considerable cantidad de ocho mil pesos a los canónigos José Suárez e Ignacio Domenech, comisarios de la obra del nuevo tabernáculo; esta suma era exigida desde México por el director de la obra Manuel Tolsá para, suponemos, dar comienzo al grueso del trabajo escultórico1905. En el mes de mayo se les libraban otros nueve mil pesos más a los comisarios, para que los enviaran a la ciudad de México para el mismo director1906. Queda claro que una vez acordada la obra del nuevo “ciprés” con el maestro Tolsá, éste comenzó a percibir cantidades de dinero desde la ciudad de México, en donde desempeña- ba su cargo de director de escultura de la Academia y donde se realizaría prác- ticamente todo la obra del baldaquino por piezas que después serían armadas directamente en el presbiterio de la catedral poblana. Estos importantes pagos le serían entregados en concepto de su salario establecido como director de toda la obra y por las trazas y modelos que estaba haciendo para todo el conjunto en general, y más concretamente para las esculturas y adornos de bronce que había de realizar, así como para la compra de todos los costosos materiales necesarios. 1904 Toussaint 1949, pág. 95. 1905 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 74 r, 15 de marzo de 1800. El decreto del cabildo tenía fecha de 27 de febrero. 1906 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 74 r - 74 v, 30 de mayo de 1800. El decreto por el que se aprobó este envío es de fecha 27 de mayo. La catedral de Puebla 788 El cabildo, viendo las grandes cantidades de dinero que se iban desti- nando para la obra del nuevo baldaquino y queriendo asegurarse una línea continua para la completa elaboración del proyecto, solicitó un costo apro- ximado de la obra, cuyo valor fue calculado por los canónigos ya mencio- nados más arriba, José Suárez e Ignacio Domenech. El enorme presupuesto elaborado por los comisarios de la obra fue de entre cincuenta y cien mil pesos, aunque ellos mismos dudaban de la certeza de este cálculo, una vez que ya se habían comenzado los trabajos. El director del proyecto, Manuel Tolsá elaboraría por su cuenta un exhaustivo “resumen general de lo gasta- do” que comprende desde el 5 de enero de 1799 hasta el 30 de julio de 1814; en este sumario no está incluida la cuenta relativa a la plata y el bronce, la cual llevaba por separado el encargado de estos menesteres, Antonio Caa- maño. El 8 de enero de 1799 podemos decir que es cuando dan comienzo oficialmente las obras del “ciprés” dentro de la catedral poblana, ya que este día el cabildo decidió trasladar el presbiterio al crucero del templo, con el fin de que se pudiera instalar el andamiaje pertinente para la ejecución de los trabajos de montaje. Manuel Tolsá nombraría en 1801 a Juan Collántez como su asistente para la obra del “ciprés” en la catedral de Puebla1907. En los libros de la fábrica espiritual, encargada de esta construcción, no hemos encontrado ningún pago más efectuado durante el primer año del nuevo siglo, ni García Zambrano en su obra sobre el baldaquino refiere ninguno más. La siguiente entrega que figura es el libramiento de cincuenta mil pesos, hecho el 24 de abril del año 1801, que fue aprobado por un de- creto del cabildo del día 17 de ese mismo mes. En el decreto se especificaba que esa suma de pesos era entregada a Antonio Joaquín Pérez para que los guardara en un arca concreta, destinada para el nuevo “ciprés”, que se de- positaría dentro del cofre, de tal forma que este canónigo debía ser el único que se encargara de ir ministrando todos los gastos que se fueran ocasio- 1907 García Zambrano 1984, pág. 27. Antonio Pedro Molero Sañudo 789 nando con esta obra1908. Esta gran suma de dinero erogada para la fábrica del “ciprés”, nos indica la rapidez y la buena disposición con las que el cabildo quería llevar a buen término la obra, además de ser una buena muestra de la excelente situación económica que gozaba este organismo en estos primeros años del siglo XIX. “Una Relación escrita el 13 de Abril de 1805 por el nuevo Comisario nombrado por el Cabildo y encargado con la fiscalización con las labores de construcción, ilustra acerca de las diferentes fases del proyecto y constituye de hecho un recuento histórico del mismo. Este informe fue solicitado el 30 de Marzo de 1805 por el nuevo Obispo Ma- nuel Ignacio González del Campillo, quien reemplazara al Obispo Salvador Biempica después de su muerte acaecida en 1802. Del análisis de esta Relación podemos distin- guir tres periodos de construcción: 1798-1802, 1803-1805 y 1806-1810.” Ángel Julián García1909 El primer periodo en la construcción del nuevo baldaquino (1798 - 1802) in- cluiría, según García Zambrano, los diseños y modelos a escala que haría el director del proyecto Manuel Tolsá, que aunque residente en la ciudad de México, se vería obligado a viajar a Puebla periódicamente para dirigir a los obreros en la construc- ción del “ciprés”. Al comienzo de esta fase, el director Tolsá coordinaría los trabajos del desmantelamiento del viejo baldaquino, así como la preparación y adecuación del también nuevo panteón para los obispos que se ubicaría debajo del presbiterio, al igual que estaba la antigua cripta. Los trabajos se irían simultaneando en las dos ciudades, arquitectónicamente en Puebla y escultóricamente en México, donde “[...] los relieves en metal y los ornamentos de estuco bronceado se elaboraban siguiendo la técnica del dorado a fuego.”. Según parece, la guerra en que se involucró España junto con Francia en contra de Inglaterra provocó una gran falta de calamina en tie- rras americanas que ocasionó la necesidad de “[...] derretir cientos de cajas de alfileres para completar parte de los ornamentos que debían ser vaciados.”1910. 1908 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 76 r, 24 de abril de 1801. García Zambrano 1984, pág. 28. Por esta fecha el canónigo José Suárez había renunciado como comisario de la obra y el canónigo Ignacio Domenech había muerto. 1909 García Zambrano 1984, pág. 25. “Documentos sobre el Tabernáculo, Archivos de la Catedral de Puebla, Abril 13, 1805, 1-22.”. 1910 García Zambrano 1984, pp. 25 - 28. La calamina, carbonato de cinc, era necesaria para la fundición del bronce. La catedral de Puebla 790 Durante este primer periodo la obra del “ciprés” absorbió grandes cantidades de dinero, cuya procedencia no solo venía de la fábrica cate- dralicia, sino que también llegaba de limosnas y donativos como el que otorgó el obispo, Salvador Biempica Sotomayor, en el mes de enero del año 1802 por valor de cincuenta mil pesos de su renta personal, que fue- ron entregados a los comisarios para su ingreso en el arca de fábrica de donde se pasarían posteriormente al “arca del ciprés”1911. El programa pre- tendido se vio trastocado por la renuncia de uno de los canónigos comisa- rios de la obra y la muerte del otro, además de por la defunción también en 1802 del propio obispo Biempica, quien según García Zambrano, “[...] había contribuido con la suma de ciento cincuenta mil pesos a la edifica- ción del Tabernáculo. Esta crisis marcará el final del primer periodo de actividad.”1912. Siguiendo a García Zambrano, el segundo periodo constructivo del “ci- prés” comenzaría en el año 1803, llegando hasta el de 18051913. El primer año se libraron veinticinco mil pesos más para la continuación de la obra1914. No obstante, se le exigió a Tolsá que tratara de abaratar los gastos, por lo que se vio obligado a proponer algunas simplificaciones sobre la ornamentación proyectada. En octubre de 1804, el mismo director sugirió que la estatua de la Inmaculada, originalmente proyectada en plata, se podría realizar mediante un vaciado de bronce dorado, con el fin de reducir gastos; asimismo aconse- jaba que las columnas, inicialmente concebidas de mármol de una pieza, se realizaran mediante placas de tecali adosadas a un alma de madera. Además, respecto a la cúpula que cerraría toda la obra, Tolsá sugirió que se podría rea- 1911 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 77 r - 77 v, 14 de enero de 1802. El decreto del cabildo en virtud del cual se hizo efectivo este donativo tiene la fecha del 8 de enero. 1912 García Zambrano 1984, pág. 28. 1913 García Zambrano 1984, pp. 28 - 29. “La presente etapa comienza el 22 de Octubre de 1803 con el nombramiento de una nueva Comisión compuesta por el Deán, algunos miembros del Cabildo y el nuevo Obispo Manuel Ignacio González del Campillo. La Comisión, dirigida por Antonio Joaquín Pérez, revisó en primer término las finanzas antes de proceder a aprobar la continuación del proyecto en virtud de que los elevados costos determinaron modificaciones en el plan original.”. 1914 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 80 r, 22 de octubre de 1803. Esta libranza se despachó a favor del canónigo magistral Antonio Joaquín Pérez. Antonio Pedro Molero Sañudo 791 lizar de mampostería y estuco, y no de mármol y bronce como estaba progra- mado y correspondía a una obra de tal importancia; finalmente este último punto no se llevó a cabo, terminándose con los materiales nobles que estaban proyectados en origen1915. En el mes de noviembre de 1804 se volvía a librar la misma cantidad de veinticinco mil pesos a los comisarios encargados de la confección del tabernáculo, exactamente la misma suma que ya se había acordado en la sesión del cabildo del día 14 de octubre del año anterior de 18031916. Durante el año de 1805 las cantidades de dinero que se aplicaron para los gastos de la construcción del ciprés se espaciaron algo más, pero el cómputo ge- neral de todos ellos nos muestra unas cifras mucho más altas de las que hasta este momento se habían barajado anualmente: diez mil pesos en el mes de mayo, dos mil más en el de agosto, veinticinco mil en octubre y otros veinte mil pesos en el mes de diciembre, estos últimos a cuenta de los cincuenta mil que se habían acordado entregar para suplir a la fábrica del tabernáculo1917. La tercera fase en la construcción del baldaquino, ateniéndonos siem- pre a la periodización elaborada por García Zambrano, nos llevaría desde el año 1806 hasta el de 18181918. En el primer año, según los libros de la fábri- ca espiritual consultados, se libraron un total de veintidós mil pesos para la continuación de la obra1919. El año siguiente de 1807 la cantidad invertida 1915 García Zambrano 1984, pág. 29. 1916 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 81 r, 16 de noviembre de 1804. El acuerdo tenía fecha del 14 de octubre. 1917 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 81 v, 1 de mayo de 1805. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 82 r, 13 de agosto de 1805. El canónigo José Suárez donó dos mil pesos a la fábrica para los costos del “ciprés”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 82 v, 21 de octubre de 1805. Se entregaron veinticinco mil pesos para la obra del “ciprés” según lo dispuesto en el cabildo del 14 de octubre de 1803. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 85 r, 19 de diciembre de 1805. Se libraron veinte mil pesos a cuenta de los cincuenta mil con los que el obispo había ordenado suplir a la fábrica del “ciprés” en virtud del libramiento despachado el día 27 de octubre de 1803 y conforme a un decreto del día 19 del mismo mes y año. 1918 García Zambrano 1984, pp. 30 - 32. 1919 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 84 r, 9 de junio de 1806. Se libraron doce mil pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 84 v - 85 r, 9 de diciembre de 1806. Se libraron diez mil pesos. La catedral de Puebla 792 en el “ciprés”, siempre siguiendo la misma fuente directa de los libros de fábrica espiritual, fue de dieciocho mil pesos1920. En todas las entradas posteriores al año 1803 consultadas y anotadas en los libros de fábrica, siempre se especifica claramente que se trata de libramientos conformes a lo que fue dispuesto en la sesión del cabildo cate- dralicio del día 14 de octubre de ese mismo año de 1803. En el año 1808, y pese al inicio de la guerra de la Independencia -las tropas francesas ya habían entrado en España el 18 de octubre del año anterior-, la obra del baldaquino, no solo no sufrió ninguna repercusión, sino que incrementó sus entradas en de gastos en los libros de fábrica has- ta la enorme cantidad de cincuenta y cuatro mil pesos1921. En el siguiente año, también se les libraron a los canónigos comisionados para la prose- cución de las obras del tabernáculo la muy estimable suma de veinte mil pesos1922. El año de 1810 comenzó con la misma tónica general respecto a la obra del “ciprés”. En el mes de abril apremiaba la necesidad de acudir con algún caudal al arca nueva, creada ex profeso para esta construcción, la cual era guardada en el cofre de la catedral por el canónigo racionero An- tonio Pérez. En la sesión del cabildo del día 17 de este mes se decidió des- tinar de los ingresos totales de fábrica la cantidad de cincuenta mil pesos, que pasarían a engrosar el arca del “ciprés” para asegurar la continuación de su construcción1923. Todavía se hubieron de hacer otros dos libramientos 1920 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 86 r, 7 de abril de 1807. Se libraron seis mil pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 86 v, 17 de octubre de 1807. Se libraron doce mil pesos. 1921 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 87 v, 29 de marzo de 1808. Se libraron catorce mil pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 88 v, 8 de julio de 1808. Se libraron treinta mil pesos de concursos de capellanías, resto de los cincuenta mil con los que había ordenado el obispo que se supliera a la fábrica para la obra del “ciprés”. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 88 r, 22 de noviembre de 1808. Se libraron diez mil pesos. 1922 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 91 r, 17 de octubre de 1809. 1923 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 76 r, 17 de abril de 1810. Se despachó el libramiento de estos cincuenta mil pesos el día 24 de abril. Este mismo dato también se encuentra constatado y firmado por el deán y el secretario del cabildo en una hoja suelta sin foliación colocada, en la fecha de nuestra consulta, entre: F. 75 v y 76 r. En esta hoja se hace mención a que esta entrada con la Antonio Pedro Molero Sañudo 793 más a los “canónigos de la junta” en este mismo año, el primero de nueve mil pesos en el mes de septiembre y el segundo de veinte mil pesos en el de noviembre1924. Vemos que la obra del nuevo “ciprés” continuaba contra viento y ma- rea, a pesar de la guerra franco-española en la Península y al inicio de la de Independencia de México, cuyo estallido se fija tradicionalmente en el “ Grito de Dolores”, el día 16 de septiembre del año 1810. Queda constatado que los primeros compases de la guerra de Inde- pendencia mexicana no afectaron en absoluto a la obra del “ciprés” de la catedral poblana, al menos si nos fijamos en la continuidad existente en los libramientos entregados por la fábrica espiritual para la continuación de los trabajos. En el mes de noviembre de 1811, se libraron a los canónigos encargados de la obra veinte mil pesos, y en el de diciembre otros veinti- cinco mil más destinados directamente al director de los trabajos Manuel Tolsá; todas estas entregas continuaban haciéndose conforme al decreto del día 14 de octubre de 1803 ya mencionado1925. No tenemos constancia de que durante el año de 1812 se hiciera ningún libramiento o pago más para la obra del baldaquino, o al menos en los libros de fábrica que hemos manejado no aparecen, a pesar de ser éstos en los que se venían reflejando puntualmente todos los gastos e ingresos que se hacían en el arca del “ciprés” para este menester. Posi- blemente la explicación a lo anterior reside en la siguiente cita de García Zambrano. “Hacia 1812 las esculturas de estuco y los ornamentos de bronce dorado todavía estaban en la Ciudad de México. Aunque los mismos habían sido terminados muchos años antes, Tolsá deseaba remitir todo su trabajo de una sola vez junto con la imagen de la Inmaculada. La constante actividad de los insurgentes, quienes interceptaban el dicha cantidad se registró en este mismo libro en la F. 76. 1924 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 92 v, 15 de septiembre de 1810. Se libraron nueve mil pesos. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 92 v, 27 de noviembre de 1810. Se libraron veinte mil pesos. 1925 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 94 r, 16 de noviembre de 1811. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 94 r, 13 de diciembre de 1811. La catedral de Puebla 794 correo e interferían el tráfico normal entre Puebla y la capital del Virreinato, contribu- yeron al retardado envío del conjunto.” Ángel Julián García1926 Este mismo autor nos informa de que por el año de 1813 el estudio de Ma- nuel Tolsá en la ciudad de México fue destinado para alojar a la “Maestranza de Artillería”, además de que él mismo también se encargó de construir para el ejército real “cañones y cureñas”. No obstante, García Zambrano resalta el interés desaforado de Tolsá por concluir el baldaquino de la catedral de Puebla, ya que al parecer quería volver a España en cuanto fuera posible1927. A pesar de todo, el cabildo eclesiástico volvía a librar en el mes de abril de este año otros tres mil pesos a los “canónigos de la junta” para la continuación de la obra del “ciprés”1928. Finalmente, a comienzos del año 1814 el presbítero Ignacio Castillo con- dujo las estatuas hechas para el baldaquino desde la ciudad de México hasta la catedral de Puebla. El día 27 de mayo se dictaba un decreto por el que se man- daba expedir un libramiento en favor de los “señores que componen la junta del ciprés” por valor de nueve mil pesos, cinco reales y seis granos, que era la cantidad correspondiente a los gastos de la conducción de las estatuas. En esta suma estaba incluida una gratificación de quinientos pesos para el presbítero que le sería entregada por el comisionado Bernardino Osorio1929. El día efectivo 1926 García Zambrano 1984, pág. 30. En una nota a pie de página el autor cita una carta de Tolsá a Ber- nardino de Osorio, del día 6 de octubre de 1812 que consideramos interesante reproducir aquí: Cartas del Cabildo, “... ya es tiempo de pensar en la conducción de las estatuas que ace años tengo encajonadas y no he dado prisa a su conducción ya que para que no sirviesen de estorvo en esa ya que para que se concluyese la Concepción de bronce... por todas estas inmediaciones no ay que contar con que se pueda conseguir ninguna yunta porque todo lo ha aniquilado la insurrección...”. En la misma misiva también dice: “Tenía dispuesto el remitirle vajo, la tutela del Padre Don Ignacio Castillo que se regresa a esa, los cinco cajones de estucos dorados para nuestro Tabernáculo pero al tiempo de sacar sus pasaportes dijeron los peones no querer hir a llevarlos porque havían tenido la noticia de que pasada la Venta de Chalco abían matado los insurgentes a unos patriotas”. 1927 García Zambrano 1984, pág. 30. 1928 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 95 v, 3 de abril de 1813. 1929 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787. Hoja suelta sin numeración, colocada en la fecha de nuestra consulta, entre las F. 95 v y 96 r, 27 de mayo de 1814. García Zambrano 1984, pág. 31. En una nota a pie de página que hace referencia a “Cartas del Cabildo. Tolsá a Bernardino Osorio. Archivos de la Catedral de Puebla. Febrero 9, 1814.”, nos da la siguiente información sobre el envío de las piezas desde la ciudad de México: “... quando el Señor Don Ignacio Castillo vino encargado para la conducción de las estatuas y demás de nuestro Tabernáculo... al regreso del Padre Castillo ha sabido que los cajones que se havían habierto se havían encontrado las estatuas maltratadas, y algunas con la cabeza caída y por consiguiente muy desvaratadas...”. Antonio Pedro Molero Sañudo 795 del libramiento fue el 1 de junio y se hizo en virtud de un decreto anterior fe- chado el 7 de mayo de este mismo año de 18141930. El último episodio de la guerra contra Francia se dirimió poco antes de la llegada de las piezas del baldaquino a la ciudad de Puebla, en la batalla de Toulouse, el día 10 de abril de 1814, aun- que desde el mes de diciembre anterior, con la firma del tratado de Valençay, ya se había puesto fin a la invasión francesa, restaurándose de nuevo en el trono al rey Fernando VII. En el mes de febrero de 1815 todavía se le libraban a la junta del “ciprés” veintidós pesos, un real y seis granos, para que le fueran entregados a Bernar- dino Osorio y poder cerrar la cuenta que había dado de los gastos y cobros, tramitados por él, durante todo el tiempo que ejerció como comisionado de la obra del tabernáculo1931. Manuel Tolsá moría el día 25 de diciembre del año 1816, sin llegar a ver concluida la obra del baldaquino de la catedral Puebla. Según parece, antes de morir había dejado instrucciones concisas para el ensamblaje final de toda la estructura del “ciprés” a José Ramírez, uno de sus asistentes habituales1932. “Un balance de costos basado en las relaciones de Tolsá demuestran que se gastó un total de trescientos catorce mil quinientos tres pesos. En noviembre 29 de 1817 este estado de cuentas fue aprobado por el Obispo y el Cabildo. Un excedente de mil qui- nientos cuarenta y nueve pesos fue pagado a los herederos correspondientes.” Ángel Julián García1933 Según nuestros cálculos personales, los gastos erogados en la obra del “ciprés”, mientras estuvo con vida Manuel Tolsá fueron muchísimo mayores. Desde el día 15 de marzo del año 1800 en el que registramos el primer pago al maestro, hasta el 1 de junio de 1814, en que tenemos constancia del último pago por el transporte de las esculturas desde la ciudad de México a la de Puebla, la cantidad sumada es aproximadamente de cuatrocientos cuarenta y cuatro mil 1930 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 96 v, 1 de junio de 1814. 1931 ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 1773 - 1787, F. 99 v, 14 de febrero de 1815. 1932 José Ramírez ya ha sido nombrado como el encargado de la parte de los estucos en la obra del baldaquino. 1933 García Zambrano 1984, pág. 31. La catedral de Puebla 796 pesos, sin contar que de los ciento cincuenta mil pesos que se atribuye de do- nativos personales el obispo Salvador Biempica, tan solo hemos contabilizado cincuenta mil que son de los que tenemos fe verdadera. En 1817 se interrumpieron brevemente los pocos trabajos que quedaban por hacer en el baldaquino. La reanudación de la obra corrió ya a cargo de José Manzo y Jaramillo que la llevó hasta su conclusión, consagrándose el día 5 de diciembre de 1819 por el obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez.1934 “Los artistas principales que trabajaron esta obra fueron D. Manuel Tolsá, di- rector general y jefe de ella, D. José Manzo y D. Pedro Patiño Ixtolinque. El trabajo de los mármoles y mampostería, lo desempeñó el maestro Pedro Pablo Lezama. El de los estucos, D. José Ramírez; la obra de bronce y plata se trabajó en México por D. Manuel Caamaño; los cincelados principales por D. Joaquín de Izunza, y la máquina para subir y bajar las puertas, por D. Mariano Vargas Machuca, profesor de relojería.” José Manzo1935 8. 7. José Manzo y Jaramillo A mediados del siglo XIX José Manzo y Jaramillo redecoró totalmen- te el interior de la catedral en un lenguaje neorromántico, aproximado a un neoclasicismo tardío. En realidad, estos cambios de estilo ya habían comenzado en el año 1797 con el diseño del nuevo baldaquino para el altar 1934 García Zambrano 1984, pág. 32. En una nota a pie de página en referencia a Cartas del Cabildo, Archivo de la Catedral de Puebla, Febrero 9, 1814. “Ahora bien en atención a que para la conclusión del Tabernáculo resta tan poco puesto que todo está hecho y conducido a esa ya que todo lo que resta para su entera conclusión no deve pasar su costo de cuatro a cinco mil pesos...”. Manzo y Jaramillo 1990, pág. 28. García Zambrano da como fecha de la terminación y dedicación del tabernáculo el 8 de diciembre de 1818. Pensamos que debe tener más razón José Manzo, que estaría presente en la ceremonia, cuando dice: “Se trabajó con el mayor empeño sin omitir gasto ni diligencia, hasta concluir la espléndida obra que había tenido en expectación a los poblanos durante veinte años. Acabóse en fin, casi a la hora de comenzar sus solemnísimas funciones, siendo la bendición el día 5 de diciembre de 1819, dejando el 6 para adornar el altar, el 7 fueron las vísperas y maitines, y el 8 la primera misa con que finalizó la primera función. [...]”. Escobedo Rojas 2010, pp. 2 - 3. Antonio Joaquín Pérez Martínez nació en la ciudad de Puebla de los Ángeles el 13 de mayo de 1763. A comienzos del año 1796 era secretario del obispo Salvador Biempica Sotomayor y alrededor de esos años también fue teólogo consultor y examinador del obispado, cura del sagrario de la catedral y se le estaba buscando una canonjía. El ya canónigo de la catedral Antonio Joa- quín Pérez Martínez fue el designado como representante por la ciudad de Puebla para acudir en 1810 a las Cortes de Cádiz que iniciaron sus sesiones el 24 de septiembre. A la muerte del prelado Salvador Biempica en 1802 fue nombrado como sucesor Manuel Ignacio González del Campillo. A su regreso a la ciudad de Puebla, en el año 1814, Pérez Martínez fue designado para ocupar la cátedra poblana en sustitución del prelado González del Campillo que había muerto el 26 de febrero de 1813. 1935 Manzo y Jaramillo 1990, pág. 28. A continuación, en las páginas siguientes viene una descripción detalladísima del baldaquino poblano. Antonio Pedro Molero Sañudo 797 mayor por parte del maestro Manuel Tolsá y finalizado por el mismo José Manzo.1936 “[...] Manzo fue durante varias décadas el director artístico de las obras de la catedral de Puebla, donde concluyó entre 1817 y 1819 el baldaquino o ‘ciprés’ comenzado por el artista valenciano Manuel Tolsá, además el diseño y construcción de los retablos y decoraciones neoclásicas de casi todas las capillas laterales, altar de los Reyes y naves procesionales, entre 1850 y 1860 [...]” José Manzo1937 Con la terminación del “ciprés” damos por concluido nuestro trabajo historiográfico, arquitectónico y artístico sobre la catedral poblana. A nuestro modo de ver, ésta sería la última gran obra ex novo que se realizaría para el edi- ficio con un marcado carácter arquitectónico, que es precisamente el aspecto en el que hemos centrado principalmente nuestra exposición, aunque en algunos puntos también hayamos fijado la mirada en otros campos de índole más de- corativa como la escultura o la pintura. A partir de aquí, el gran protagonista, y tal vez el “último gran protagonista” de la compleja obra de la seo angelopo- litana, será José Manzo y Jaramillo, quien le confirió su aspecto actual, aunque para nuestro trabajo este artífice entra ya en un periodo que hemos decidido dejar fuera, no por ser menos interesante histórica y artísticamente, sino porque simplemente se aleja de los dos parámetros finales que decidimos marcarnos al comienzo de nuestra exposición: en el plano arquitectónico la idea era llegar hasta los momentos previos a la remodelación “neoclásica” y en el histórico, el tope que nos hemos marcado ha sido no traspasar los límites temporales del virreinato de la Nueva España; todo lo demás hasta nuestros días queda pen- diente para otros trabajos e investigaciones posteriores. 1936 García Zambrano 1984, pág. 83. José Manzo es el máximo representante de la arquitectura neo- clásica en Puebla; fue también pintor y grabador. Su remodelación de la catedral de Puebla se puede considerar el ejemplo más importante de transformación arquitectural en estilo Neoclásico de toda Hispanoamérica. 1937 Manzo y Jaramillo 1990, pág. 8. La cita es de Efraín Castro Morales en el prólogo a este libro, donde destaca la gran importancia de la obra, ya que todas las descripciones que hace José Manzo de la catedral son del año 1837, antes de que se procediera a realizar todas las renovaciones que él mismo llevó a cabo. La catedral de Puebla 798 Fig. 284 Pintura del interior de la catedral poblana de José de Manzo y Jaramillo de mediados del siglo XIX Antonio Pedro Molero Sañudo 799 SEGUNDA PARTE 9. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO “Hay en toda esta cuestión un argumento aún por esgrimir que va más allá de la arquitectura de las catedrales y que se refiere a la arquitectura de la ciudad. Extraña que hasta ahora nadie haya planteado, al menos como hipótesis, la relación entre la ciudad y la catedral no ya para dar respuesta al aspecto muy secundario de la forma de resolver la cabecera sino para la concepción toda del templo. Creo que aquí radican las llaves para el cabal entendimiento de la catedral mexicana como catedral ‘distinta’ de las que ahora llamamos españolas, bien sean Jaén, Granada o la Seo de Zaragoza, sin olvidar aquellas otras, como Sevilla, Salamanca y Segovia, se citan en la documentación contemporánea. Entiendo que hay diferencias abismales entre las de un lado y otro del Océano que no se refieren tanto a los aspectos estilísticos y formales como a la implan- tación en la ciudad y al modo de relacionarse con su entorno urbano.” Pedro Navascués1938 1938  Navascués Palacio 1992, pp. 94 - 95. Fig. 285 Entramado urbano alrededor de la catedral de Jaén La catedral de Puebla 800 Fig. 286 Entramado urbano alrededor de la catedral de Granada Fig. 287 Entramado urbano alrededor de la catedral de Salamanca Antonio Pedro Molero Sañudo 801 Mostramos nuestro total acuerdo con el profesor Navascués en la manera de interpretar la “arquitectura de la catedral” dentro del contexto ineludible de su ubicación en la trama urbana, que en el caso poblano es un ejemplo para- digmático. Aquí, en la ciudad de Puebla, la catedral representa un síntesis uni- versal de los cánones del diseño urbano. La clarísima analogía existente entre la planta arquitectónica del templo y la distribución en planta de la ciudad, se pone en evidencia en la relación entre el largo y el ancho del edificio catedrali- cio que conforma un rectángulo de proporción muy cercana al 2:1, análoga al módulo utilizado en la traza de las manzanas de la retícula urbana1939. “A los cánones del diseño urbano fueron integrados los arquitectónicos, donde la catedral es ejemplar. La planta, los alzados y las secciones interiores muestran la integración perfecta del trazo cuadricular, proporción áurea y relaciones aritméticas, organizada por la simetría y la modulación sistemática. [...]” Eloy Méndez1940 1939  Méndez Sáinz 1988, pp. 198. 1940  Méndez Sáinz 1988, pág. 165. Fig. 288 Entramado urbano alrededor de la catedral de Segovia La catedral de Puebla 802 Fig. 289 Entramado urbano alrededor de la catedral de Puebla Fig. 290 Entramado urbano alrededor de la catedral de México Antonio Pedro Molero Sañudo 803 Fig. 291 Planta de la Traza de la ciudad de Puebla con la catedral en el centro La catedral de Puebla 804 “Tampoco se siguió al pie de la letra la ordenanza que señalaba ‘no se fabrique el templo en la plaza sino algo distante de ella’, pues la realidad nos muestra como cons- tante la presencia de la catedral en el zócalo o plaza principal. Este hecho vuelve a dis- tanciar nuevamente a los ‘modelos’ españoles de las ‘réplicas’ mexicanas, pero cuando esta presencia de la catedral en el gran espacio abierto de la plaza mexicana ofrece no ya la fachada principal, como es el caso de México y Mérida, sino el monumental flanco del templo, como Puebla, Guadalajara y Oaxaca las ‘catedrales de costado’ en feliz ex- presión de González Galván, entonces la vivencia de la catedral resulta tan distante y tan distinta que no cabe sino reconocer una originalidad irrebatible en esta concepción del templo catedralicio mexicano, cuya imagen resulta inútil buscarla entre nosotros. Se dirá que el proyecto de Jaén o de Herrera para Valladolid iban en esta línea pero no tiene sentido ya el plantearlo, pues ni Vandelvira ni el arquitecto de Felipe II piensan ni proyectan un entorno urbano para el templo, por resultar de todo punto imposible. En Jaén no sólo es difícil tener una imagen medianamente global del templo desde sus inmediaciones sino que el modo de comunicarse con sus calles adyacentes, las escale- ras de acceso, etc., nada tiene que ver con la serena grandeza de los templos mexicanos de acceso llano, de imponente majestad, señores indiscutibles de la arquitectura de la ciudad.” Pedro Navascués1941 1941  Navascués Palacio 1992, pág. 96. Fig. 292 Entramado urbano alrededor de la catedral de Mérida Antonio Pedro Molero Sañudo 805 Fig. 293 Entramado urbano alrededor de la catedral de Guadalajara Fig. 294 Entramado urbano alrededor de la catedral de Oaxaca La catedral de Puebla 806 Por tanto, según el profesor Navascués, con el que volvemos a coinci- dir en su planteamiento, ante unas connotaciones urbanísticas tan marca- das en el ejemplo catedralicio poblano no sería del todo correcto el tratar de adscribirlo formalmente con algún otro modelo en suelo peninsular. La característica de su cabecera plana, que en principio la igualaría con los ejemplos jiennense, vallisoletano o sevillano entre otros, se entendería en suelo americano como una necesidad innata derivada del trazado ortogonal de la ciudad, en el que se dispuso desde su origen un rectángulo contiguo a la plaza mayor, “zócalo”, que acabaría ocupando la construcción de la nueva catedral1942. Es decir, el diseño urbano de la ciudad se presenta como un con- dicionante importantísimo a la hora de trazar la planta de su templo prin- cipal, independientemente de que el modelo de carácter duplo y cabecera recta fuera un diseño catedralicio en uso en ese momento en la Península1943. Un parecido condicionante de tipo urbano hizo que la catedral metropolita- na de Sevilla conformara el cierre de su cabecera sobre el muro de la quibla de la antigua mezquita aljama, levantándose así con una cabecera recta que seguramente también estuvo presente en el ideario de los trazadores de los edificios catedralicios novohispanos, independientemente del importante condicionante reticular de la Traza urbana. 1942  Navascués Palacio 2004, pág. 54. “[...] con el coro en la nave central y la cabecera recta de la cate- dral hispalense, acomodando así la superficie del templo cristiano al de la mezquita islámica, tenemos dos de las claves que definirán la forma del templo catedralicio en el mundo hispánico a partir del siglo XVI.”. De nuevo el autor hace hincapié en la adecuación de una nueva estructura arquitectónica a una configuración espacial y urbanística preexistente. 1943  Merino de Cáceres 2000, pp. 32 - 34. “[...] la planta de la catedral de Toledo supone una novedad en Castilla, toda vez que se abandonan los modelos hasta entonces utilizados en los templos catedra- licios. Con el modelo ahora empleado, se reafirma con rotundidad el carácter duplo de la iglesia [...] el modelo toledano haría fortuna en nuestro país y sería el más utilizado e imitado en futuras fábricas catedralicias. Así podemos señalar los casos de las catedrales de Barcelona, Manresa, Valencia y Murcia, y en fechas más tardías los de Salamanca, Segovia y Granada. [...] Nos atrevemos a calificar este modelo como de planta española, tipología que reseña Simón García apoyándose en los estudios de Rodrigo Gil de Hontañón: iglesia de proporción dupla, de cinco naves (a veces las extremas ocupadas por capillas hornacinas), crucero alineado y girola semicircular con siete tramos trapezoidales [...]”. Vemos que, sal- vo en lo referente a la girola, se trata de una descripción perfectamente aplicable a la catedral de Puebla. Antonio Pedro Molero Sañudo 807 Fig. 295 Entramado urbano alrededor de la catedral de Sevilla Fig. 296 Esquema comparativo de las plantas de las catedrales de Toledo, Salamanca y Segovia La catedral de Puebla 808 Fig. 297 Planta de la catedral de Granada Antonio Pedro Molero Sañudo 809 Fig. 298 Plano de la vista inferior de la catedral de Puebla marcando su proporción casi dupla La catedral de Puebla 810 “[...] ¿No debe ocupar el templo, según la conocida cédula filipense, una “isla” entera del damero urbano? Pues lo más sencillo es hacer coincidir la alineación de la calle con la del templo y lo más extraño hubiera sido inventarse allí una girola semicircular que resultaría ser una incongruencia con la racionalidad del plano de la ciudad. Entiendo que esta es una de las razones a considerar por las que el deambulatorio poligonal, de tradición medieval pero en vigencia en España hasta el siglo XVIII, no llegó a hacer el viaje a América. Esta sujeción a la planta de la ciudad es la que hizo que la orientación de las catedrales mexicanas, si bien por el tiempo en que se construyeron podía afectar- les la liberalización tridentina, dependiera única y exclusivamente de las coordenadas del trazado urbano. [...]” Pedro Navascués1944 Además de todo lo expuesto más arriba con respecto a la interacción cate- dral-ciudad y a la configuración de ciertos diseños en los edificios catedralicios en relación directa con el urbanismo de la ciudad que los acoge, a continuación procederemos a la realización de un análisis constructivo de la catedral de Pue- bla por lo que comporta su arquitectura en sí misma. 9. 1. Desarrollo constructivo en planta y alzado La construcción de la catedral de Puebla de los Ángeles tuvo dos momen- tos estelares en cuanto a su desarrollo arquitectónico se refiere. El primero sería la decisión por parte del cabildo eclesiástico de acometer el proyecto diseñado por el maestro Francisco Becerra, consistente en una planta rectangular de pro- porción casi dupla, con tres naves longitudinales y dos de capillas hornacinas embutidas entre los contrafuertes1945, con el crucero marcado en planta del mis- mo ancho que la nave central y con el cerramiento de las tres naves principales a la misma altura, configurando de esta forma un espacio de Hallenkirche -igle- sia tipo salón-, tal y como diseñó Andrés Vandelvira para la catedral de Jaén1946. 1944  Navascués Palacio 1992, pp. 96 - 97. 1945  Lo verdaderamente interesante en este planteamiento es que los contrafuertes interiores están concebidos a la vez que todo el proyecto original y que las capillas vendrán a ocupar el hueco que queda entre ellos. 1946  Fernández Muñoz 2007, pág. 51. “[...] De aquí que nos preguntemos si la catedral de Jaén, con su sistema de terrazas en el templo y los ejemplos que derivaron en América no se debieron en gran parte a la influencia de los maestros del norte de Europa, que se infiltraron en España durante el siglo XV.”. García Zambrano 1984, pág. 40. El autor remarca el hecho de que la planta tipo salón había sido tam- bién ideada para la catedral de México, “[...] como corolario de una práctica popularizada en España y Antonio Pedro Molero Sañudo 811 difundida en las catedrales del Nuevo Mundo: e.g. Jaén (1540), Málaga (1523), Mérida Yucatán (1599), Lima y Cuzco (1598).”. Bernales Ballesteros 1987, pág. 59. “[...] la cubrición de las tres naves a la misma altura supone un buen conocimiento del modelo italiano y del alzado de la catedral de Jaén.”. Este planteamiento inicial de Francisco Becerra parece también calcado del proyecto de Juan de Rasines y Vasco de la Zarza para la catedral nueva de Salamanca. También ellos presentaron unas trazas que contemplaban las tres naves a la misma altura con cubiertas de bóvedas nervadas, crucero marcado en planta y capillas hornacinas. Además, estos maestros alegaban en su favor que la obra quedaría más sól- ida y sería más barata al suprimir la construcción de arbotantes, quedando los contrafuertes embutidos en las capillas hornacinas. Esta propuesta estaba muy en boga en el ambiente arquitectónico del siglo XVI; por ejemplo, Sevilla tenía las cuatro naves colaterales a la misma altura, la catedral de Santa Ana de Las Palmas se definió también como una Hallenkirche, la catedral de Granada tiende a la planta salón y la de Almería y la de Barbastro lo son totalmente, además del ejemplo ya reiterado de Jaén. Fig. 299 Vista interior de las bóvedas de la nave del crucero y de las naves laterales de la catedral de Jaén, donde se aprecia su misma altura La catedral de Puebla 812 Fig. 300. Vista interior de las bóvedas de la nave central y de las naves laterales de la catedral de Málaga, donde se aprecia su misma altura Fig. 301 Vista interior de las bóvedas de las naves laterales de la catedral de Sevilla a una misma altura Antonio Pedro Molero Sañudo 813 Fig. 302 Vista interior de las bóvedas de la nave central y de la nave lateral de la catedral de Granada, donde se aprecia su misma altura La catedral de Puebla 814 Fig. 303 Vista interior de las bóvedas de la catedral de Almería a una misma altura Fig. 304 Vista interior de las bóvedas de la catedral de Barbastro a una misma altura Antonio Pedro Molero Sañudo 815 El segundo momento fue cuando bajo el obispado de Juan de Palafox y Mendoza se decidió trastocar ese trazado original en alzado y elevar la nave central sobre las dos colaterales, creándose una composición escalonada ad triangulum, aunque respetando la proporción 2:1 preexistente como módulo, con lo que la nave central se levantó hasta una altura correspondiente a la mi- tad del ancho total interior del templo, conformándose así un rectángulo duplo perfecto (24,74 m. : 49,97 m.)1947. 1947 Hacemos un breve inciso en este punto para señalar que a partir de aquí todas las medidas que aparezcan en el texto, referentes al templo poblano, tanto en plantas como en alzados, han sido tomadas directamente in situ por el propio autor en un trabajo de campo exhaustivo, y se corresponden con las contenidas en todos los planos que se incluyen; en caso contrario se hará referencia al autor o autores de ellos. Merlo Juárez 1991, pág. 74. “El notable sistema estructural de la catedral, analizándolo en un corte transversal, de arriba hacia abajo, quedaría inscrito en un triángulo de proporciones áureas. La total- idad de los elementos que la integran son activos, es decir, que todos tienen una función constructiva que cumplir, ya sean los de apoyo como muros, columnas y pilares o elementos soportados como arcos, bóvedas y cúpulas.”. Marías 1994, pág. 50. “[...] un cambio importante se estaba produciendo en las catedrales de México y Puebla, al optar por el abandono de la tipología de Hallenkirche y sustituirla por la de sección escalona- da, a la manera de las catedrales góticas de Salamanca y Segovia pero también, salvando todas las Fig. 305 Vista interior de las bóvedas de la catedral de Las Palmas a una misma altura La catedral de Puebla 816 diferencias, de la iglesia del Escorial -bien conocida a través de las estampas de Juan de Herrera y Pedro Peret (1589)- y de la catedral de Valladolid del arquitecto real, a partir de su proyecto de 1580.”. Nota a pie de página nº 22. “Aunque no se tienen noticias de que se importaran a la Nueva España, frente a lo que ocurre con respecto al Perú y las Filipinas, Gómez de Trasmonte citaba las estampas escurialenses en su informe impreso, junto a una edición italiana de los cinco primeros libros de Serlio y una estampa imprecisable del Gesú de Vignola.”. Fig. 306 Esquema de la arquería transversal acotada de la catedral de Puebla Fig. 307 Sección transversal hacia la cabecera de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 817 Fig. 308 Sección tranversal de la catedral de Salamanca Fig. 309 Sección transversal de la catedral de Segovia La catedral de Puebla 818 Esta última propuesta de alzar la nave central llevada a cabo cumple los parámetros establecidos por Rodrigo Gil de Hontañón en su tratado de ca. 1540, el cual nos ha llegado a través del Compendio de Archuitectura... de Simón García publicado en el año 1681. Aquí se expone que en una iglesia con la nave central más elevada sobre las laterales, han de tener éstas últimas 5/17 menos de altura, cuestión que se confirma muy aproximadamente en nuestro ejemplo poblano. La diferencia de 7,69 m. entre los 24,74 m. de la nave central y los 17,05 m. de las laterales, nos daría una proporción cuasi igual a los 5/17 del tratado de Si- món García, más si tenemos en cuenta que todas estas relaciones dadas por los maestros de la época sobre el modelo podían resultar no tan exactas a la hora de trasladarlas a la realidad. Estos pequeños y lógicos desajustes vendrían da- dos por la carencia de sistemas instrumentales de medición tan precisos como los que existen hoy en día, en los que nos basamos para emitir juicios arqui- tectónicos, en algunos casos anacrónicos, sobre estas construcciones de épocas anteriores. Sin embargo, la relación sesquiáltera 2/3 con respecto a la anchura de las naves, es decir, la proporción 4-6-9-6-4, que Rodrigo Gil plantea para una igle- sia con tres naves y dos de capillas hornacinas, no se cumple en el ejemplo poblano1948. Las naves de la catedral de Puebla con unas dimensiones de: 6,30 m. 1948  Chueca Goitia 1945, pp. 30 - 31. “[...] Cabe pensar si estas medidas por razón del cuerpo humano se deben también a herencia de Hontañón; bien puede ser que Rodrigo, que si conoció y practicó el gótico también uso el ‘romano’, las tomara de arquitectos italianos. El hecho es que en el manuscrito concurren formas distintas, todavía góticas, geométricas, las más utilizadas y seguidas en España, y renacentistas o numéricas. Representa, por tanto, muy bien la situación de Rodrigo Gil a caballo entre el gótico y el romano.”. Tovar 1985, pág. 22. “[...] El primer arquitecto, en el sentido estricto, que hubo en la Nueva España fue Claudio de Arciniega, discípulo de Rodrigo Gil de Hontañón.” Tovar de Teresa 1985, pág. 15. “[...] Claudio de Arciniega que venía de Sevilla con su hermano Luis. Había trabajado en las obras del Alcázar de Madrid y labrado las ventanas de la biblioteca de la Univer- sidad de Alcalá de Henares, bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón.”. Ramírez Montes 1985, pág. 39. “Se sabe que fue vecino de Burgos, lugar donde seguramente conoció a Rodrigo Gil de Hontañón, quien invitó a Claudio a trabajar en Alcalá de Henares.”. Hoag 1985, pág. 147. El periodo de maestría de Rodrigo Gil de Hontañón en la catedral de Plasencia se extiende entre los años 1544 - 1577, por lo que Francisco Becerra sí que pudo haber coincidido con el maestro Hontañón o al menos haber podido visitar la obra en algún momento, ya que estuvo por tierras extremeñas hasta el año 1573. Casaseca Casaseca 1988, pp. 105 - 107. “Rodrigo Gil acudió a Plasencia, donde consta su estancia el 2 de mayo de 1544. El Cabildo convocó una reunión extraordinaria para el martes 6 en la que él dio cuenta de los trabajos. El 9 de mayo se acordó recibirle por maestro otorgando contrato y asignándole su salario. [...] [...] La dirección del maestro continuó hasta el final de sus días, ocupándose en obras de menor enver- gadura pero que requerían su dirección [...]”. Rodrigo Gil murió el 31 de mayo de 1577. García, 1991, Compendio de Architectura y simetria de los templos conforme a la medida del cuerpo humano, con algunas demostraciones de Geometría, Transcripción Cristina Rodicio Rodríguez, pág. 92 Antonio Pedro Molero Sañudo 819 las capillas hornacinas, 9,13 m. de promedio las laterales y 12,82 m. la central, presentan una progresión aritmética decreciente muy cercana a 1/4 partiendo desde la nave principal. (Folio 52). “[...] Rodrigo Gil su hijo (de quien es lo mas de este compendio por a ber venido a mis manos, un manuscrito suio) [...]”. Martínez de Aranda 1986, pp. 14 - 15. “[...] Dentro del tipo del Album de Villard de Honnencourt tene- mos que situar el manuscrito que el arquitecto español Rodrigo Gil de Hontañón escribió sobre simetría arquitectónica hacia 1540 [...] [...] gran tracista y cortador de cantería, en su texto, además de tratar sobre la composición arquitectóni- ca se ocupa de las técnicas empleadas en las bóvedas de crucería y escaleras de caracol. Sus ideas sobre las proporciones y la simetría son todavía medievales, de tipo geométrico, aunque intenta conciliarlas con las numéricas y antropomórficas del Renacimiento.”. Fernández Muñoz 2007, pág. 42. Según este autor Francisco Becerra estuvo en contacto con Rodrigo Gil en la catedral de Plasencia y en Trujillo. Alonso Ruiz 2008, pp. 70 - 71. “[...] El Compendio de arquitectura y simetría de los templos no es un libro de montea al uso sino que recoge las reglas de la arquitectura tardogótica, reglas aprendidas y transmit- idas de maestro en maestro en el propio taller de la catedral salmantina donde circulaba un manuscrito del antiguo maestro de la catedral, Rodrigo Gil de Hontañón. [...] [...] Rodrigo Gil identificaba la ciencia con la traza y el arte con el ornamento, de tal forma que la ar- quitectura puede prescindir de ella ya que es algo postizo, decorativo y ajeno a la esencia misma del edificio. [...]”. Fig. 310 Sección transversal acotada de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 820 Finalmente, este último planteamiento que elevaba la nave central sobre las colaterales, aconsejado por el maestro Juan Gómez de Trasmonte, de carác- ter más moderno que el inicial, claramente medieval, del maestro Becerra, fue el que predominó, aunque respetándose todo lo concerniente a la planta primi- tiva y a las proporciones de sus alzados, acomodando el nuevo diseño a lo ya existente y tratando de cambiar o eliminar lo menos posible. En el proyecto de Francisco Becerra el cerramiento de las naves se con- templaba mediante bóvedas de crucería de “moldura costosa”1949, cuyos arcos apoyaban sobre pilares cruciformes, provistos de sus capiteles y ábacos corres- pondientes, y con un fragmento de entablamento por encima, a modo brunelles- quiano, poco ortodoxo, que dotaría de mayor altura a las naves y que pensamos que ya estuvo presente en las trazas originales1950. Para corroborar esta hipótesis sobre la inclusión de ese pedazo de entablamento en el proyecto original por parte del maestro Becerra, hemos descubierto la existencia de unos pequeños restos de ménsulas decoradas con una cabeza de ángel situadas a ambos lados del arco de entrada a la capilla de los Reyes que suponemos que servirían como apoyos para el arranque de los nervios de la inicial crucería que soportaría la bóveda de este espacio. El nervio que arranca de estas ménsulas se prolonga verticalmente hasta la misma altura que la cornisa superior de los soportes de las naves laterales por encima del fragmento de entablamento, por lo que 1949  Fernández 1985, pág. 84. Hablando de Juan Gómez de Trasmonte y citando a Efraín Castro Mo- rales “[...] agrega Efraín Castro, ‘... influyó en las modificaciones el elevado costo de la piedra labrada de los cerramientos con nervaduras, así como también la premura con que debería ser concluida la obra...’. Nosotros creemos que más que el factor económico, la modernidad artística representada por el man- ierismo, vigente entonces en Nueva España, y el incipiente barroquismo que comenzaba a perfilarse fue el elemento decisivo en estas modificaciones de la catedral poblana.”. 1950  García Oviedo 2001, pág. 126. “[...] Gil de Siloé [...] En la catedral de Granada introduce un elemen- to italiano, empleado por Bernardino Rosellino en la catedral de Pienza (1460), como por Brunelleschi en San Lorenzo de Florencia (1422); se trata de insertar entre el capitel y el arranque de los elementos de las bóvedas, un fragmento de entablamento, a lo que Siloé añadió, bajo los pilares de la nave con medias columnas adosadas, un plinto muy desarrollado a modo de pedestal. De esta manera se alcanzaba, una altura y amplitud extraordinaria. En Andalucía, el seguidor de los postulados de Siloé fue Andrés de Vandelvira, quien vemos introduce esta solución de raíz italiana en la catedral de Jaén (1551).”. Goy Diz 2002, pp. 34 - 35. “En el ordenamiento sintáctico de las medias columnas se aprecia la inclusión de un trozo de entablamento, recurso que Angulo considera un testimonio del momento en que se pensaba en cubrir las tres naves a la misma altura, sin embargo cabe interpretarlo más bien como una derivación del motivo divulgado por Vicenzo Scamozzi en su Idea dell’Archittetura Universale.” Angulo Íñiguez 1943, pp. 164 - 165. “El trozo de arquitrabe que se interpone en las naves procesionales entre el capitel y el arco, es testimonio del momento en que se pensaba cubrir las tres naves a igual atu- ra, siguiendo el sistema de Siloe, que se mantuvo en Guadalajara.”. Esta pieza de entablamento colocada sobre las columnas para ganar altura ya había sido utilizada por Filippo Bruneleschi en algunas de sus obras, como la basílica de San Lorenzo y la basílica del Espíritu Santo, ambas construidas durante la primera mitad del siglo XV en Florencia. Antonio Pedro Molero Sañudo 821 resulta lógico llegar a la conclusión de que en la traza original se contempló el cerramiento de todas las naves a partir de este nivel, incluyendo la capilla de los Reyes, consiguiendo de esta manera una mayor altura y luminosidad en el templo1951. Esta pieza de entablamento solamente aparece en las naves laterales, marcando la altura a la que iba a cerrarse el templo originalmente, mientras que en la central los arcos arrancan directamente del ábaco situado sobre los capiteles, igual que en la catedral de México. 1951  La capilla de los Reyes, al subir hasta la altura de las naves y el crucero, destacaría en alzado como si se tratase de un ábside cuadrangular, remarcando la planta de cruz latina. Fig. 311 Bernardo Rossellino, tumba Bruni en la basílica de Santa Croze en Florencia La catedral de Puebla 822 Fig. 312 Vista interior de las bóvedas de la catedral de Pienza Fig. 313 Detalle del entablamento de los pilares de la catedral de Granada Antonio Pedro Molero Sañudo 823 Fig. 314 Detalle del entablamento de los pilares de la catedral de Jaén Fig. 315 Filippo Brunelleschi, interior de la basílica de San Lorenzo en Florencia La catedral de Puebla 824 Fig. 316 Filippo Brunelleschi, interior de la basílica del Espíritu Santo en Florencia Fig. 317. Capitel toscano del tratado Regola delli cinque ordini d’ architett ura de Jacopo Vignola Antonio Pedro Molero Sañudo 825 Fig. 318 Ménsula con forma de cabeza de ángel en la parte posterior del arco de ingreso en la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Fig. 319 Detalle de los capiteles de la nave central y lateral de la catedral de México La catedral de Puebla 826 Fig. 320 Detalle de los capiteles de la nave central y lateral de la catedral de Puebla Fig. 321 Vista de la nave central y de las naves laterales de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 827 “Coincidiendo con este tema, queremos apuntar un comentario del Dr. Marías sobre la catedral mexicana, cuando se refiere a un ‘desinterés respecto al correcto em- pleo de la normativa clásica’, a la hora de considerar la ausencia de un trozo de entabla- mento correspondiente sobre el capitel. Esto nos parece muy importante pues Becerra respeta este trozo de entablamento como exige la normativa clásica y nos puede ayudar a comprender, como en estas fechas Becerra sigue a ultranza esta normativa y que, por tanto, tenía conocimiento de ella al plantear las trazas del edificio y las líneas que se estaban dando a algunas catedrales españolas por las mismas fechas.” Yolanda Fernández1952 “[...] En México la solución adoptada es muy simple, saliendo directamente los arcos del capitel, efecto de continuidad acentuado al mantener la convexidad y estriado de las columnas en las roscas de todos los arcos; en Puebla síntoma quizá de una fecha y una concepción clasicista más avanzada, se introduce entre capiteles y roscas un trozo de entablamento cuya función y molduraje se aproximan a las líneas de imposta de los ar- cos del Renacimiento italiano; es posible no obstante, que ambas soluciones dependan de un único modelo. L’Idea dell’Architettura Universale de Vincenzo Scamozzi, publicada en 1615 en Venecia. En ambos casos, sin embargo, se mantuvo la falta de un entablamento tripartito canónico para el remate clásico de la nave principal, sustituido por una franja horizontal que continua alrededor del templo la molduración de los capiteles dóricos, rasgo que distancia estas dos catedrales novohispanas de las andaluzas ‘al romano’ o la vallisoletana de Herrera.” Fernando Marías1953 1952  Fernández Muñoz 2007, pp. 46 - 47. 1953  Marías 1994, pág. 51. Fig. 322 Detalle de los capiteles de la nave central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 828 Fig. 324 Detalle de los capiteles de la nave central y de las laterales de la catedral México Fig. 323 Detalle del capitel y el entablamento de las naves laterales de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 829 Este tipo de pilares cruciformes provistos de un trozo de entablamento superior fueron utilizados antes en suelo español por el maestro Diego de Siloé en la catedral de Granada, además de por Andrés de Vandelvira en el templo mayor de Jaén1954. Becerra utilizó este tipo de soporte en Puebla, al igual que en sus posteriores trazas para las catedrales de Lima y Cuzco en el virreinato del Perú, salvo que en estos dos últimos casos cambió las medias columnas adosa- das por pilastras, dotándolas igualmente de capiteles toscanos y de un pedazo de entablamento encima para ganar más altura sin perder la proporción de los fustes. Desde mediados del siglo XVI, aproximadamente, en todas las grandes construcciones catedralicias que se estaban realizando en la Península se hacía 1954  Otros ejemplos siloescos de catedrales con este tipo de soportes en suelo peninsular, además de la mencionada de Granada, son la de Málaga y la de Guadix. Fig. 325 Portada del tratado Discurso sobre la antigüedad de Roma de Vincenzo Scamozzi La catedral de Puebla 830 patente el deseo de sustituir los pilares góticos anticuados, por este tipo de so- portes columnarios de clara inspiración clásica. Mediante este tipo de apoyos se conseguía una mayor fortaleza en los edificios, ya que los empujes de las bóvedas se contrarrestaban entre sí, sin menospreciar el ahorro enorme que suponía la práctica eliminación de los arbotantes exteriores y la reducción en la sección del grueso de los soportes1955. Además, con este modelo se lograba una iluminación interior más uniforme, al haber mayor diafanidad con un espacio de iglesia salón, sin que esto se correspondiera con correr riesgos en cuanto a la estabilidad del conjunto1956. 1955  Huerta 2005, pág. 180. “[...] Los estribos son importantes, no sólo porque de ellos depende la segu- ridad global, sino porque la mayor parte del material (y también el dinero) se emplea en ellos, Los anti- guos maestros estaban en lo cierto al considerar el cálculo de los estribos como la parte más importante del proyecto estructural [...]”. 1956  Fernández Muñoz 2007 pp. 36 – 37. Fig. 326 Soportes de la catedral de Granada Antonio Pedro Molero Sañudo 831 Fig. 327 Soportes de la catedral de Málaga Fig. 329 Soportes de la catedral de JaénFig. 328 Soportes de la catedral de Guadix La catedral de Puebla 832 Fig. 330 Soportes de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 833 Fig. 331 Soportes de la catedral de Lima Fig. 332 Soportes de la catedral de Cuzco La catedral de Puebla 834 En planta, el diseño de Francisco Becerra y todas las demás trazas que se hicieron posteriores a él contemplaron la colocación del coro en los tramos tercero y cuarto de la nave central, comenzando a contar desde los pies del edi- ficio. De esta forma se definía un espacio de trascoro en los dos primeros tra- mos del templo, suficiente para la ubicación del llamado altar del Perdón y para acoger a los asistentes a la celebración de las misas ordinarias; características todas éstas del llamado “modo español” por el profesor Navascués.1957 “A la solución exenta del coro toledano, en el ámbito de la catedral gótica, cabría llamar ‘modo español’, tan distinto del modelo francés, esto es, de Burgos y León, como del inglés, que por cuenta propia distribuyó la catedral de modo diferente, siendo las tres opciones análogas pro no iguales. Torres Balbás escribió una vez que después de reconocer todo lo que la Dives Toletana debe al arte gótico francés, inmediatamente ‘hay que decir lo mucho que de él lo separa, el fuerte acento nacional que hace tal vez de la de Toledo la más hispánica de las catedrales castellanas’. A ese acento contribuye, sin duda alguna, el proyecto que reduce el tramo del presbiterio a su justa expresión para albergar el altar y situar el coro en la nave, en lugar de seguir el camino emprendido por Burgos y seguido por León. El modelo de Toledo, que no en vano era la Catedral Primada y juega un papel rector en muchas cuestiones de alcance litúrgico, tendría una influencia decisiva en las futuras catedrales góticas de España.” Pedro Navascués1958 “[...] He aquí la definición genérica del prototipo, para la cual es necesario acotar y precisar sus identidades regionales: Las catedrales, cuya construcción, en la mayoría de los casos, continuó durante los tres siglos coloniales, y que por lo tanto sufrieron sucesivas influencias en cuanto a estilo de ornamentación, siguieron en un principio el modelo español de planta de tres o cinco naves, con ábside, crucero, cúpula, bóveda de diversos tipos. En las cinco naves, las laterales estaban cerradas y formaban capillas, el coro ocupaba uno o dos tramos de la nave central, y en el trascoro, se levantaba un altar llamado generalmente ‘del per- dón’, frente a la puerta mayor de la iglesia. [...]” Carlos Chanfón1959 1957  Rodríguez G. de Ceballos 1992, pp. 296 – 297. “[...] La costumbre de trasladar los coros catedralicios al centro de la nave no fue privativa de España sino de toda Europa. En opinión de los historiadores de la liturgia esto comenzó ya a suceder en la alta Edad Media, cuando el número de canónigos fue creci- endo paulatinamente –debido quizás a que muchas comunidades catedralicias adoptaron la vida y la regla monástica de San Agustín , convirtiéndose en el siglo XII los canónigos en regulares- y muchos de sus miembros no encontraban fácil acomodo en la sillería situada alrededor del altar, viéndose precisa- dos a escoger para ella el sitio más desahogado del centro de la nave mayor. [...] [...] La remoción de los coros monásticos y catedralicios de la nave y su traslado a la zona del presbiterio, detrás del altar, se inicio prontamente en Italia a raíz del concilio tridentino; en España la resistencia fue muy tenaz pero al menos, en catedrales y parroquias de nueva construcción, se proyecto fabricar la sillería coral detrás del altar mayor, como se ve en los dibujos de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid y para la parroquia de Santa María de la Alambra en Granada.”. 1958  Navascués Palacio 2004, pág. 49. 1959  Chanfón Olmos 2001, pág. 291. El autor incluye esta cita de José Gutiérrez Casillas: Historia de la Iglesia en México, pág. 107. Antonio Pedro Molero Sañudo 835 Fig. 333 Planta de la catedral de Puebla con los espacios del coro, el presbiterio y la capilla de los Reyes marcados en color La catedral de Puebla 836 Observamos que la catedral de Puebla es un ejemplo absolutamente fiel a este llamado “modelo español”. Una de las razones que explicaría la existencia de este prototipo hispánico habríamos de buscarla en los indudables orígenes monásticos de los cabildos catedralicios, cuyas necesidades y funciones condi- cionarían la elección de este tipo de diseño en suelo español, más allá de los modelos formales coetáneos al uso1960. “Otros resabios de las catedrales renacentistas andaluzas se observan en la dis- posición del coro en los tramos tercero y cuarto de la nave central, así como en la ubica- ción de la capilla mayor en el octavo y tras ella la capilla de los Reyes. [...]” Francisco J. Pizarro1961 Un buen ejemplo, con respecto a la catedral de Granada del maestro Siloé, de lo que ya en su momento se llamó el “modelo hispalense”, en referencia a la situación del coro, nos lo da una vez más el profesor Navascués. “[...] el conde de Tendilla daba explicaciones a Fernando el Católico sobre reparos he- chos a la traza de Egas por la gran distancia que había entre el coro y el altar, concluyen- do que aquello podía tener solución si se siguiera -una vez más- el modelo hispalense, poniendo ‘el altar mayor de la manera que está el de Sevilla, que en medio dél y del coro no queda sino el crucero’, cuyo espacio, añadimos nosotros, podrían ocupar los fieles en las grandes solemnidades. Esta sería la misma fórmula seguida en Jaén y tantas otras catedrales andaluzas hasta culminar en Cádiz en el siglo XVIII, con las llamadas vieja y nueva.” Pedro Navascués1962 1960  Navascués Palacio 2004, pág. 51. AA. VV. 2004 B, pp. 557 - 558. En referencia a la catedral de Ávila en la Península, “Los inicios de la construcción de la catedral coincidirán con el momento en el que el Cabildo se está organizando y aún lleva una vida regular en comunidad, no en vano la documentación habla del conventus canonicorum y del refectorio que nos recuerdan una vez más el carácter casi monástico de la vida del clero catedralicio con anterioridad a su secularización, producida hacia 1200. [...]”. Gutiérrez Robledo 2005, pág. 114. “El coro catedralicio románico como ya he dicho siguiendo a Pedro Navascués, a quien resumo al máximo, estaba en la nave, antes del crucero. En el gótico el coro se trasladará al espacio de la cabecera y a partir de Toledo y en los siguientes templos de cabecera poco profunda, el presbiterio únicamente podrá acoger el altar y el coro volverá a la nave [...]”. 1961  Pizarro Gómez 1990, pág. 170. Navascués Palacio 2004, pág. 56. “[...] durante el siglo XVI se proyectaron y construyeron una serie de catedrales en Andalucía, como Granada y Jaén entre otras, que siguieron enriqueciendo y afirmando el ‘modo español’ desde distintos ángulos.”. Fernández Muñoz 2007, pág. 40. “Por su parte, la capilla mayor se coloca en el octavo tramo, con deam- bulatorio, que permite caminar por detrás del altar mayor sin interrumpir el transcurso de la misa, y tras ella la ‘Capilla o Altar de los Reyes’.”. 1962  Navascués Palacio 2004, pág. 57. AA. VV. 2004 B, pág. 573. Volviendo a hacer referencia a la catedral abulense. “El desplazamiento del coro a la nave obedece, sin duda, a un deseo de renovación eclesial que tiene su origen tanto en las reformas iniciadas por Cisneros como a la crítica erasmista hacia algunas costumbres de la Iglesia. El hecho es que los fieles no podían seguir visualmente la celebración de la misa pues el coro se lo impedía Antonio Pedro Molero Sañudo 837 El ejemplo catedralicio poblano motivo de este trabajo, como ya se ha di- cho, es un edificio de planta rectangular con tres naves longitudinales de orien- tación este-oeste1963 divididas mediante soportes cruciformes, más otras dos de capillas hornacinas1964. En la planta queda remarcado el crucero al tener éste el mismo ancho que la nave central. En las esquinas destacan los arranques de al situarse a continuación del altar formando con éste una unidad cerrada en la cabecera del templo. En otras palabras, valdría para valorar esta situación en Ávila lo que el secretario del cabildo de Burgos, don Fernando de Espinosa, escribe en 1528, sobre la catedral burgalesa: Así que, cuando alzaban en la Misa, los que estaban en la iglesia que querían ver a Dios, se ponían en fila en la nao real [nave mayor], uno en pos del otro, o a lo más, de dos en dos, para poder ver a Dios. [...] [...] De aquí que se trasladara el coro a la nave para dejar un espacio intermedio para los fieles, siguién- dole en este desplazamiento los coros de las catedrales de Burgos y, mucho más tarde, de León que eran, junto con la de Cuenca, las únicas catedrales españolas que habían repetido el modelo francés.”. 1963  La exacta orientación de la catedral poblana no es este-oeste, sino que tiene una ligera derivación hacia el norte de unos 17 grados aproximadamente, al igual que toda la traza urbana que obviamente condiciona la del templo catedralicio. 1964  Cervantes Amero 1993, pp. 43 - 44. La catedral cuenta con un total de catorce capillas, siete a cada lado. Contando desde la fachada principal y en sentido contrario a las agujas del reloj tenemos en la banda de la epístola: Nuestra Señora de la Soledad, la Sábana Santa, Divino Redentor o del Señor de la Columna, San Juan Nepomuceno, las Santas Reliquias, Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora de los Dolores. En el lado del evangelio continuando este mismo sentido: la capilla del Apóstol Santiago, San Pedro Apóstol, Nuestra Señora de Guadalupe, Dulce Corazón de María, Inmaculada Concepción, Preciosa Sangre de Cristo y San Nicolás de Bari. Fig. 334 Perspectiva isométrica de la catedral de Puebla según nuestro modelo hipotético del proyecto de 1575 dotado de cuatro torres y cimborrio en el crucero La catedral de Puebla 838 cuatro torres planteadas en la traza desde el principio, de las cuales tan solo se llevaron a buen término las dos de la fachada1965. Los soportes que sustentan el cerramiento son pilares cruciformes con medias columnas de un “cierto orden toscano”, fuertemente estriadas, adosadas a sus costa- dos, similares a los de la catedral de México y a los diseñados para las catedrales de Granada por Diego de Siloé, y de Jaén por Andrés de Vandelvira1966. En concreto, los soportes de la catedral poblana mantienen reminiscencias de los órdenes dórico y tos- cano e introducen sobre los capiteles un trozo de entablamento, igual que en los ejem- plos andaluces mencionados. Tanto las basas como los capiteles de las semicolumnas adosadas utilizadas en la catedral de Puebla se encuentran perfectamente registrados en el Libro IV de Sebastiano Serlio, en el capítulo VI, DELA ORDEN DORICA1967. 1965  AGI, MP-MEXICO, 680, Plano de Juan Benítez de 1749. En este tan reiterado plano aparecen en la leyenda los números: 16, correspondiente al caracol de la torre acabada; 18, para el caracol de la torre que no está acabada y 28 para los caracoles a las torres por fabricar. Queda claro que en el la mente del autor de este dibujo estaba la consideración de que la catedral habría de contar en algún momento con cuatro torres. Méndez Sáinz 1988, pág. 165. Según palabras de este autor, la inclusión de las cuatro torres en las es- quinas tendría una fundamentación múltiple: a) el pragmatismo militar dieciseisino de los torreones de defensa; b) como solución sincrética respecto al templo indígena mesoamericano de simetría biaxial; c) la congruencia con el símbolo de la representación universal de las cuatro partes o cuadrantes en torno a una quinta central y rectora, la cúpula central. Esta última razón esgrimida por Méndez Sáinz corroboraría la posibilidad de que en el diseño original de Francisco Becerra hubiera habido la intención de incorporar una cúpula central o cimborrio sobre el crucero. En este supuesto, el cimborrio hubiera sobresalido gallardamente sobre las azoteas de las tres naves situadas todas a la misma altura, como parece ser que era el diseño del maestro Becerra. Terán Bonilla 1992, pág. 287. “Al atrio daban las torres y campanarios y la fachada principal del tem- plo. Las torres poseen un simbolismo ascensional, pues pretenden alcanzar el cielo. Diversos autores asocian a la torre con el campanario, pues frecuentemente las campanas se albergaron en ese elemento arquitectónico. En este último caso las dos torres representaban, según Autun, las dos leyes (el Antiguo y el Nuevo Testamento), ‘por medio de las cuales los predicadores apoyados en las cosas terrenales hacia las alturas celestes, anuncian el reino de Dios’.”. 1966  Al igual que en la catedral de Jaén, el templo poblano tiene también unas profundas estrías con bastones hasta un tercio de los fustes de las medias columnas de sus soportes. En la catedral granadina este mismo tipo de soportes tienen el fuste completamente liso. En los ejemplos de Jaén y Granada los pilares parten de un basamento muy alto que en el caso concreto granadino es de forma semicircular en sus cuatro caras, mientras que en la catedral poblana, los basamentos son ortogonales y se elevan tan solo 0,76 m. sobre el nivel del piso. Hemos definido como “cierto orden toscano” el utilizado por el maestro Francisco Becerra en Puebla, ya que no se trata específicamente de un orden puro, sino que tiene algunas licencias en cuanto a proporciones y diseño, como por ejemplo las profundas estrías que recorren los fustes de las columnas y que se continúan en los arcos que apoyan en ellas. Navascués Palacio 1992, pág. 100. “[...] No tiene, en cambio, ningún antecedente la solución, sin duda ar- caizante, pero absolutamente original, de llevar a los arcos fajones y formeros el perfil curvo y acanala- do de los fustes.”. Cervantes Amero 1993, pág. 51. En relación a Diego de Sagredo dice: “En el interior de la catedral lo encontramos manifestado en las columnas interiores de orden dórico, la composición del fuste a base de estrías de perfecta forma semicircular, y basa correspondiente a este orden.”. Conste que las estrías de las medias columnas de la catedral de Puebla no son en absoluto parecidas a las acanaladuras en canto vivo de los fustes dóricos, que además no presentan bastones como las del edificio poblano. 1967  Libro IV de Sebastiano Serlio, DELA ORDEN DORICA CAP. VI, láminas XIX y XXII. Antonio Pedro Molero Sañudo 839 Fig. 335 Alzado, planta y perspectiva isométrica del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 840 Fig. 336 Sebastiano Serlio Libro IV, basa y capitel de orden dórico Fig. 337 Basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 841 Fig. 338 Sebastiano Serlio Libro IV, basamento de orden dórico Fig. 339 Sección acotada del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla Fig. 340 Sección acotada del capitel y la cornisa de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 842 Un tercer gran empuje constructivo, aunque mucho más lento y di- latado en el tiempo, comenzaría una vez ya concluido el bloque principal del edificio con sus bóvedas y cúpula central terminadas, y habiendo sido consagrado por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, llevándonos hasta el momento en que se terminó la torre sur en el año 1768 de la mano del maes- tro Miguel Vallejo, instante en que consideramos finalizado el proyecto ar- quitectónico principal del templo. No obstante, un gran edificio de estas características necesita continuamente reformas y reparaciones, y además siempre se ve envuelto en remodelaciones periódicas sujetas a nuevas mo- das y estilos. Sin embargo, a partir de este momento en que se termina la to- rre meridional, no se realizó ningún trabajo arquitectónico de envergadura que implicara cambios estructurales en el edificio, aunque sí se realizaron obras en el interior de considerable importancia, como la construcción de un nuevo baldaquino, el actual, diseñado e iniciado por Manuel Tolsá en Fig. 341 Capitel de la nave central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 843 1797 y terminado por José Manzo y Jaramillo en 1819. Este último dirigiría una profunda remodelación interior de la catedral entre los años 1850 y 1860 que incluiría la redecoración en estilo “neoclásico” de todas las bóvedas y la construcción de numerosos retablos para las capillas1968. En el capítulo correspondiente ya se dijo que el obispo Juan de Palafox retomó la obra paralizada, pero en la que había bastante construcción hecha y materiales labrados y por labrar a pie de fábrica, al menos de cantería, por lo que salvo las arquerías de las naves, realizadas en piedra, prácticamente todo lo demás que se construyó bajo su obispado hasta la consagración del edificio fue de mampostería y materiales ligeros, de aquí que fuera posible “terminarlo” en tan solo nueve años1969. Esta premura en aras de una termi- nación rápida conllevó una serie de faltas y fallas constructivas sobre las cuales ya hemos hecho una somera mención anteriormente. Durante nues- tro trabajo de campo en el que hemos recorrido toda la fábrica catedralicia in situ a fin de poder realizar las mediciones y planos que acompañan este estudio, hemos constatado una serie de diferencias arquitectónicas bastan- te apreciables entre los lados norte y sur; el primero, mucho más visible y público al encontrarse frente a la plaza mayor, “zócalo”, presenta una ter- minación estéticamente correcta, en la que todos sus elementos tienen una concordancia armónica entre sí, muestra clara de haber sido concebidos en el mismo momento constructivo o fruto de haber seguido una pauta mar- cada en trazas o diseños anteriores que comprendían incluso los más pe- queños remates. Por el contrario, en el lado sur se acumulan un sinnúmero de disonancias entre elementos de una misma categoría, así como una serie de desajustes estructurales propios de una construcción menos cuidada y planificada, posiblemente debidos a la necesidad de terminación urgente y 1968  Sobre estos dos artífices la bibliografía es muy extensa; no obstante, para una buena visión gen- eral sobre las reformas introducidas por ambos véase, El remodelado interior de la catedral de Puebla y El baldaquino de la catedral de Puebla, los dos títulos de Ángel Julián García Zambrano. 1969  Chanfón Olmos 2001, pág. 276. “Habitualmente, la gran ceremonia de consagración de la fábrica de una catedral se realizaba cuando se cerraban las bóvedas y se erigía la fachada principal. Sin em- bargo, aun después de la consagración, era menester continuar con las obras, ya fueran éstas de las torres, de las capillas, de los anexos episcopales y, posteriormente, del seminario y del palacio diocesano anexos a la catedral.”. Estas disposiciones apuntadas por Chanfón Olmos fueron obviadas por el obispo Juan de Palafox, haciendo efectiva la consagración del edificio sin ninguna portada levantada. La catedral de Puebla 844 a su posterior conclusión sin tanto esmero como en el costado de la plaza, al ser este lado sur “menos público” que el norte. Documentalmente ha quedado demostrado que el obispo Palafox dejó sin construir bastantes elementos en el lado sur, como fueron toda una serie de contrafuertes correspondientes a las naves laterales y central. Todos los estribos de este lado meridional fueron comenzados con sillares de cantería hasta la tercera o cuarta hilada, tal y como puede verse hoy mismo, pero a partir de aquí fueron terminados de mampostería y rema- tados mucho más defectuosamente que los del lado septentrional, realiza- dos casi al completo de cantería1970; de hecho, hay algunos, en concreto los del costado sureste, que no llegan hasta el nivel superior de la cornisa de la nave lateral, por lo que se debieron practicar unos cortes en esta pieza para facilitar el desagüe de las terrazas que en el lado norte se realiza perfectamente por el interior de los contrafuertes, sin que quede rota en ningún punto la línea de la dicha cornisa. Además, el diseño de los con- trafuertes del lado norte resulta mucho más armónico en sus medidas y en el desarrollo de sus roleos decorativos, independientemente de que sirven muchísimo más convenientemente a sus funciones, tanto estructurales, como de sumidero o de escaleras de acceso a las terrazas. La solución dada como desagües a los contrafuertes del costado norte resulta más efecti- va estructural y funcionalmente que la del costado sur, indudablemente como resultado de una planificación y diseño previo, cuestión que no fue tan tomada en cuenta en el lado meridional, en pro de una mayor rapidez para su conclusión, que conllevó una mayor imperfección y descuido en la dirección de las obras. 1970  Rojas 1980, pág. 14. “[...] los arbotantes con su cara superior tallada en piedra con roleos en “ese” y numerosos remates piramidales. [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 845 Fig. 344 Escaleras embutidas sobre los contrafuertes del lado norte de la catedral de Puebla Fig. 342 Escaleras embutidas sobre los contrafuertes del lado norte de la catedral de Puebla Fig. 343 Desagüe interior en un contrafuerte del lado norte La catedral de Puebla 846 Fig. 345 Contrafuerte del lado sureste de la catedral de Puebla Fig. 346 Línea de los contrafuertes del lado sureste en la cabecera de la catedral de Puebla Fig. 347 Detalle superior de un contrafuerte del lado sureste de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 847 Fig. 348 Línea de los contrafuertes del lado noreste en la cabecera de la catedral de Puebla Fig. 349 Contrafuertes del lado suroeste de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 848 Resulta cuando menos llamativo que las imperfecciones mayores en los contrafuertes se localicen en los situados en las terrazas de la nave de capillas del lado sureste del templo, y sin embargo los superiores no presenten tantas diferencias, al menos ostensibles, con los del costado que da a la plaza pública, salvo el que corresponde a la nave del crucero que es absolutamente diferente a todos los demás. Pensamos que esto sucedió debido a que los de abajo, co- rrespondientes a la nave lateral, nunca llegaron a estar completados en época anterior al obispo Palafox y fueron olvidados cuando se decidió incrementar la altura de la nave central sobre las laterales, teniendo que dotar a ésta de sus propios contrafuertes que, para mayor rapidez, fueron realizados de mampos- tería, y al ser construidos paralelamente a los del lado norte fueron iguales. Es seguro que la finalización de los contrafuertes bajos y los correspondientes a la nave del crucero se llevó a cabo después de consagrada la catedral, tal y como se demuestra mediante la documentación del cabildo aportada en un capítulo anterior de este trabajo1938. Los descuidos, o llamémoslos imperfecciones, locali- zadas en las partes más bajas de este flanco sur, pueden deberse posiblemente al hecho de que su visión desde el exterior del edificio, a pie de calle, resulta más reducida, si no imposible en algunos casos, ya que desde el inicio de la obra siempre hubo ciertas construcciones o talleres adosados a este muro, de hecho hoy en día este lado sur se encuentra totalmente cubierto con edificacio- nes adosadas, excepto el pequeño atrio que queda frente a la portada. Además hemos de tener en cuenta que la catedral queda separada de la manzana del palacio arzobispal y los colegios de San Juan y San Pedro, situados enfrente de ella, tan solo por la anchura de la calle, por lo que desde este punto se obtiene una visión muy reducida, tanto de las zonas bajas cubiertas por construcciones adosadas como de las más altas a causa de la escasa separación entre los dos edificios. 1938  ACCP, Actas de Cabildo, Vol. 13, 1653 - 1656, F. 366 v - 367 r, 25 de agosto de 1656. Antonio Pedro Molero Sañudo 849 En conclusión, cuando el obispo Palafox tomó las riendas de la fábrica los contrafuertes del lado norte de la nave lateral habían de estar terminados y comenzados o incluso terminados al menos los del lado suroeste, ya que las características estructurales que presentan son iguales y sintomáticas de que se iban a cubrir todas las naves a un solo peso. Con la reanudación de la obra y el cambio llevado a cabo en la traza original para la cubierta de la nave central, se prestó mayor atención a todo lo necesario para la elevación de ésta sobre las co- laterales, tratando de asegurarla estructuralmente lo mejor posible y olvidando las terminaciones y remates que pudieran quedar en las partes más bajas. Ló- gicamente, a renglón seguido de la consagración se decidió que la construcción corría serio peligro en ese estado, procediéndose a terminar por completo este lado meridional. Fig. 350 Vista de las dependencias del lado sur de la catedral de Puebla desde la cabecera hacia el atrio delantero La catedral de Puebla 850 Vistas todas las declaraciones acerca del estado en que dejó la obra de la catedral el obispo Juan de Palafox antes de su partida a España, cabe pensar en la expresión coloquial “tente mientras cobro”, teniendo en cuenta la urgencia y necesidad que tuvo de dar por finiquitada y consagrada la edificación, para así tener una valiosísima carta de presentación y disculpa ante el rey Felipe IV por su repentina llamada a la Península y su posterior destitución al frente de la sede poblana. Una vez consagrada la catedral se acometió la construcción de las porta- das, tres en la fachada principal y otras dos en los lados del crucero. La portada del Perdón y las dos del crucero siguen un mismo modelo compositivo con ligeras diferencias, aunque la del costado meridional es la más desprovista de ornamentación de las tres al no tener ninguna escultura o relieve en piedra blanca como tienen las otras dos, salvo un escudo imperial que corona el tím- pano hecho en la misma piedra grisácea de toda la construcción; para Pedro Rojas estas portadas recuerdan a las de la catedral de México1939. 1939  Rojas 1980, pág. 9. “[...] La portada del Perdón y las dos del crucero se harían ajustando a un diseño muy semejante y parecido al de las portadas del frontis y crucero de la catedral de México. Son típicos desarrollos del planteamiento del arco triunfal romano, para dar base a un segundo cuerpo y un tercero de remate [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 851 Fig. 351 Portadas de la fachada principal de la catedral de Puebla Fig. 352 Portadas de la fachada principal de la catedral de México La catedral de Puebla 852 Fig. 353 Portada norte de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 853 Fig. 354 Portada sur de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 854 Fig. 355 Detalle del escudo imperial de la portada norte de la catedral de Puebla Fig. 356 Detalle del escudo imperial de la portada sur de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 855 Hecha alusión a la traza de los contrafuertes como desaguaderos de las terrazas, hemos también de fijar nuestra atención en los elementos que realizan esta función de las terrazas de las capillas hornacinas hacia la calle. Se trata de unas gárgolas de cantería con un diseño finísimo y de una alta calidad en su labrado, como corresponde al buen hacer estereotómico en el primer periodo constructivo del edificio, aunque no resulta nada desdeñable el que se realizó posteriormente en portadas y torres, sino todo lo contrario. Fig. 357 Gárgola de la cabecera de la catedral de Puebla a la altura de la terraza de las capillas Fig. 358 Vista superior de una gárgola del lado norte de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 856 Siguiendo con las imperfecciones detectadas en el lado meridional, debe- mos destacar el tremendo error de diseño y cálculo llevado a cabo en la portada de ese mismo lado. Si fijamos nuestra vista en la línea de imposta que marca la altura del arranque de la bóveda de la nave lateral, apreciaremos un enorme desnivel que existe en el muro del crucero al buscar esta línea su correspon- dencia en la fachada. Esto sucede debido a que la portada muy posiblemente fue diseñada sobre una traza copiada cuasi exactamente de su homóloga sep- tentrional, en lo referente a su composición y estructura básica en tres cuerpos horizontales, pero sorprendentemente fue realizada con unas dimensiones en altura menores justo hasta esta línea de imposta que marca el arranque del tercer cuerpo de la dicha portada; las razones de esto no nos constan, pero apuntamos que pudo suceder por un error al calcular el desnivel existente en- tre ambos lados de la construcción, o bien, simplemente, porque al realizarse el despiece de los sillares para esta portada se calculó mal, cometiéndose una equivocación en dos pies de altura aproximadamente (0,56 m.). En la conti- nuación de la portada, desde este punto, se corrigió el defecto incrementando la diferencia en el último cuerpo, por lo que la línea de imposta final aparece recta, coincidiendo perfectamente en ambas portadas y en todo el derredor del templo. Fig. 359 Lado sureste del crucero en el que se aprecia el desnivel de la línea de imposta a la altura de la nave lateral Antonio Pedro Molero Sañudo 857 Fig. 360 Vista del lado sur de la catedral de Puebla, donde se aprecia el desnivel en la línea de imposta del crucero a la altura de la nave lateral Fig. 361 Crucero de la catedral de Puebla en el lado noreste a la altura de la nave lateral La catedral de Puebla 858 Respecto a la construcción de las torres, ya hemos reiterado una y otra vez el planteamiento inicial con una en cada esquina. Paralelamente a la cons- trucción de las portadas, se continuó levantando la torre del lado norte de la fachada que había quedado más o menos a la altura de las terrazas de las naves laterales cuando el obispo Juan de Palafox y Mendoza partió para España. Esta torre fue terminada y sirvió de modelo preciso para la construcción de su ho- móloga en el lado sur manteniendo todas sus características y diseño, incluso en la colocación de los soportes y las molduras para sustentar las hipotéticas campanas que nunca se llegaron a colgar y que al parecer, en realidad, nunca se pensaron en poner. Aunque separada su fábrica en el tiempo casi cien años, de 1678 a 1768, ambas torres mantienen la misma traza y el mismo cuidado en su buenísima estereotomía que hoy en día es perfectamente apreciable. Fig. 362 Torre norte de la catedral de Puebla Fig. 363 Torre sur de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 859 Fig. 364. Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre norte de la catedral de Puebla Fig. 365 Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre sur de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 860 En lo concerniente a las otras dos torres que nunca se llegaron a reali- zar y de las que quedan algunas muestras visibles como testimonios, podemos decir que en el lado noreste permanece el caracol que daría acceso a la torre perfectamente practicable hasta la terraza de capillas, además de quedar un resto visible de unas hiladas de sillares de cantería labrada sobre esta misma azotea como vestigios de la continuación hacia arriba del muro que separa la última capilla hornacina del actual sagrario. En el lado sureste las evidencias son aún mayores, aunque el caracol no está accesible por tener cegada su en- trada original desde la sacristía1940. Si nos fijamos detenidamente en este sector del edificio, podemos constatar fehacientemente la existencia de ese husillo y la continuidad en la construcción de la correspondiente torre cuya fábrica fue paralizada un poco más arriba que en el lado norte. También queda aquí un resto visible de sillería, colocado por encima del pretil de cantería de las terra- zas de las capillas hornacinas que incluye la curva correspondiente al hueco de la escalera, prolongando el muro de piedra siete hiladas sobre la línea de imposta de estas azoteas, e incluyendo una ventana en la sección curva, hoy en día tapada1941. Esta ventana perfectamente terminada con sillares trabajados del mismo modo y en la mismas medidas que la ventana correspondiente al otro lado, noreste, que en este caso está situada por debajo de la línea de imposta y sirve para dar luz al caracol, viene a demostrar que la escalera de este lado meridional subía más arriba, hacia la torre que nunca se llegó a construir1942. Hemos tratado de acceder al caracol desde esta ventana perforando el muro que ciega su hueco, pero sin ningún éxito debido al enorme grosor del tabique que la cierra, aun habiendo llegado a taladrar hasta sesenta centímetros aproxi- madamente de profundidad sin llegar al vano de la escalera. Pensamos, ante el 1940  Esta entrada desde la sacristía al caracol de subida está perfectamente marcada en el plano de Juan Benítez de 1749. 1941  Aprovechamos esta cita para llamar la atención una vez más sobre la exquisita estereotomía que demuestra el edificio y más en concreto toda esta parte del proyecto inicial. Debemos recalcar la gran dificultad que reviste el trazado de la montea de estas ventanas en curva y lógicamente su posterior traslación a la piedra por los canteros. 1942  Tenemos una buena base para imaginar que existen otras dos ventanas más por debajo de ésta visible en el lado sureste, al igual que sucede en el costado noreste, actualmente tapadas por la edifi- cación de la cúpula de la sala capitular. En otro orden de cosas, pensamos que con estas pruebas queda claro que la obra se comenzó por este sector, ya que han quedado muestras de una altura superior en la fábrica de cantería como éstas de la ventana y su acompañamiento mural. Antonio Pedro Molero Sañudo 861 gran espesor de este tabique que tapa la ventana, que una vez que se decidió la no continuación de esta torre y en consecuencia la anulación de su escalera, se pudo proceder a usar su interior como escombrera de la obra por este lado, y de ahí nuestra imposibilidad para perforar el muro. No obstante, queda pendiente el acceder de alguna forma a este caracol, perfectamente visible en su figura desde las azoteas, para tratar de añadir más conocimientos al tema de las torres y su estructura primitiva. Fig. 366 Vista superior del caracol de la torre truncada del lado noreste de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 862 Fig. 367 Vista superior del caracol de la torre truncada del lado sureste de la catedral de Puebla Fig. 368 Vista superior de la ventana del caracol de la torre truncada del lado sureste de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 863 Fig. 369 Salida a la azotea de las capillas desde el caracol del lado noreste Fig. 370 Ventana del caracol de la torre truncada del lado noreste a la altura de las capillas hornacinas Fig. 371 Ventana del caracol de la torre truncada del lado sureste por encima de la altura de las capillas hornacinas La catedral de Puebla 864 Volviendo a las portadas, nos encontramos con la semejanza ya mencio- nada entre las dos del crucero y la del Perdón, estructuradas igualmente con tres cuerpos en altura y tres calles verticales1943. Parten de un esquema de arco triunfal en el primer cuerpo, una ventana rectangular en el segundo –en el caso de la del Perdón hubo un relieve que se quitó, como ya hemos apuntado anteriormente- y un óculo en el ático o tercer cuerpo. Parece que la traza de estas tres portadas hubiera salido de la misma mano, mientras que las otras dos portadas laterales de la fachada principal tienen un diseño sustancial- mente diferente; éstas, menores en sus dimensiones, también se inician sobre un arco de triunfo, en tres cuerpos horizontales y con tres calles en vertical. La gran diferencia es que en el segundo cuerpo, en lugar de una ventana, presentan unos relieves, colocándose una ventana cuadrangular en el tercer cuerpo, coincidente con la ventana del segundo cuerpo de la portada central, de tal forma que proyectan una luz uniforme y a la misma altura en las tres naves. Con la terminación de las cinco portadas y las dos torres de los pies pode- mos decir que la fábrica catedralicia quedó completada en sus aspectos arqui- tectónicos, aunque no dejaron de adosársele más estancias y espacios comple- mentarios necesarios en sus lados sur y este. 1943  Fernández 2003, pág. 91. “La insistencia de las portadas en tres cuerpos, puede estar vinculada con el pasaje bíblico que describe el Templo construido por Salomón como un edificio de tres altos.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 865 9. 2. Descripción arquitectónica (A LA DIVINA PROPORCION) A tí, maravillosa disciplina, media, extrema razón de la hermosura que claramente acata la clausura viva en la malla de tu ley divina. A tí, cárcel feliz de la retina, áurea sección, celeste cuadratura, misteriosa fontana de mesura que el universo armónico origina. A tí, mar de los sueños angulares, flor de las cinco flores regulares, dodecaedro azul, arco sonoro. Luces por alas un compás ardiente. Tu canto es una esfera transparente. A tí, divina proporción de oro. Rafael Alberti1944 9. 2. 1. Cuerpo de la iglesia El edificio catedralicio poblano se desplanta sobre un rectángulo de confi- guración casi dupla1945 de 99,12 m. de largo por 53,42 m. de ancho exteriormente, sin contar los contrafuertes de las portadas ni de la cabecera. El espacio comple- 1944  http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/barcelo/pacioli/divina.html 1945  Navascués Palacio 1992, pág. 98. Aludiendo a las catedrales de México, Salamanca, Segovia y al proyecto de Riaño para Valladolid. “Algunas de éstas las conocía y cita expresamente el arzobispo de México, Fray Alonso de Montúfar, cuando en 1558 viendo que resultaba excesivo el modelo de la cate- dral de Sevilla, afirma que bastaría con una catedral como la de Segovia o Salamanca. A partir de ahí vino la comparación gráfica de Manuel F. Álvarez o la comprobación proporcional de Fernando Chueca partiendo de las pautas fijadas en el manuscrito de Simón García, poniendo en evidencia éstos y otros autores la pertenencia de dichas catedrales a un mismo sistema compositivo que estaba en pleno vigor en la primera mitad del siglo XVI, en cuanto a la proporción de la planta, la cual tiende a ser dupla, y al reparto de sus naves y capillas que mantienen una proporción y ritmo muy semejantes, excepción hecha de la de Jaén por lo cual resulta más difícil explicar su hipotético influjo.”. Merino Cáceres 2000, pp. 32 - 34. Propone el modelo novedoso de planta de la catedral de Toledo como el que reafirmó “[...] con rotundidad el carácter duplo de la iglesia, al tiempo que, y esto es quizás lo más significativo, se suprime el gran desarrollo del crucero, hasta entonces notablemente marcado [...] El modelo toledano haría fortuna en nuestro país y sería el más utilizado e imitado en futuras fábricas catedralicias. Así podemos señalar los casos de las catedrales de Barcelona, Manresa, Valencia y Murcia, y en fechas más tardías los de Salamanca, Segovia y Granada.”. Pág. 38. Continuando con el ejemplo toledano, “[...] Recordemos cómo es aquí cuando por primera vez vemos aparecer en la Península una catedral con las dimensiones, en su planta, que estimamos deben ser consideradas como clásicas, es decir 200 x 400 pies, medidas heredadas de las catedrales francesas (siempre con Chartres como primera referencia) y luego adoptadas por otros varios templos mayores españoles; lo mismo cabe decir para la valoración de la nave central, de cincuenta pies.”. Pág. 40. Con respecto a las catedrales de Salamanca y Segovia añade, “[...] dos fábricas con plantas casi idénticas en origen, aunque con resultados constructi- vos finales bien dispares. Las dos se modulan con el ya conocido ‘pie castellano’, viniendo a inscribirse ambas en rectángulos duplos de 200 x 400 pies y mostrando igualmente una similar modulación de capillas [...]”. De nuevo parece estar hablando del edificio poblano que desplanta unas medidas totales exteriores, incluidos los salientes de los contrafuertes salientes, muy similares, además de disponer un sistema de capillas entre estos contrafuertes casi idéntico. Marías 1989, pág. 101. “[...] Esta proporción dupla (1/2) en su estado más puro no se ha encontrado en ninguna otra zona europea que no sea la española, y parece derivar del trazado de la catedral de Toledo. [...]”. La catedral de Puebla 866 to de cimentación exterior que ocupa el templo incluyendo los contrafuertes es de 103,18 m. de longitud por 56,98 m. de anchura (≈ 123 varas y media de largo por 68 varas de ancho)1946. Presenta tres naves longitudinales, una central y dos colaterales, más otras dos de capillas hornacinas que embuten los contrafuertes en sus muros divisorios y un crucero de igual anchura que la nave central. Las naves miden transversalmente: 12,82 m. la central (≈ 15 varas y media), y las colaterales, 9,09 m. la del lado de la epístola y 9,17 m. la del evangelio (≈ 11 varas); las capillas hornacinas tienen 6,30 m. interiormente entre sus muros (≈ 7 varas y media), salvo las situadas debajo de las torres (en las cuatro esquinas), más anchas, que tienen 7,65 m (≈ 9 varas). La correspondencia aproximada en pies sería de 46 la nave central, 32,5 las laterales y 22,5 todas las capillas, menos las de debajo de las torres que ten- drían 27,5 pies1947. Sobresalen del perímetro mural del templo, por los lados norte y sur, las dos primeras capillas de los pies del templo, que acogen las actuales torres, y las dos últimas hacia la cabecera que habrían alojado las otras dos torres previstas y no construidas. Estas dos últimas capillas se unen con los espacios destinados para la sa- cristía y la sala capitular -hoy sagrario- situados a los lados de la capilla de Reyes en la cabecera formando un tramo final de mayor profundidad. Estos dos espacios laterales finales de sacristía y sagrario se encuentran divididos cada uno en dos tramos, con una ligerísima variación espacial entre ambos: 17,06 m. la sacristía y 16,87 el sagrario en ancho (≈ 20 varas y media), por 10,80 m. de profundidad (≈ 13 varas).1948 1946  Cortés Mena 1992, pág. 33. “El templo ocupa una extensión de 103 metros de longitud por 56.50 de latitud. [...]”. Cervantes Amero 1993, pág. 87. “[...] al practicar una visita de campo a la Catedral Metropolitana, con la brillante asesoría del erudito Dr, Fernando López Carmona; se conceptualizó que la forma que se daban a los cimientos en la época colonial, era a manera de muro de contención (plantapié) sin escarpio y profundos (2 varas como min) así como de un espesor amplio, similar al muro que soporta.”. 1947  Las medidas transversales de las naves colaterales y central corresponden al trasdós de sus arcos correspondientes. AGI Archivo General de Indias, MP-MEXICO, 680. Planta de la Santa Iglesia Cathedral de la ciudad de los Angels delineada conforme a su original que se designa... (Plano de Juan Benítez 1749). “Latitud de la nave principal 13 baras”, aproximadamente 10,92 m. “Latitud de las dos naves prosesionales 8 baras y dos tercias cada una”, aproximadamente 7,28 m. “Claro de las cuatro capillas que corresponden baxo de las torres de 9 baras yguales. Latitud de las otras capillas 7 baras”, aproximadamente 7,56 y 5,88 m. respectivamente. Carrión 1897, pp. 312 - 313. “[...] La nave del medio tiene de longitud 98 y media varas; de latitud entre los ejes de las columnas respectivas 16 siete octavos de vara [...] longitud de las naves laterales es de 85 y media varas, ancho 12 y un tercio [...] Área de las capillas 9 varas en cuadro.”. 1948  La variación de medidas entre estos dos espacios, así como de cualquier otro de los espacios que son paralelos es asombrosamente mínima, demostrando una concepción planimétrica original casi per- fecta que veremos corresponderse igualmente en los alzados. La sacristía tiene exactamente 17,06 por 10,85 m. y el sagrario 16,87 por 10,79 m. Antonio Pedro Molero Sañudo 867 Fig. 372 Planta acotada de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 868 Fig. 373 Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 869 Fig. 374 Vista superior en planta de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 870 “[...] Si se proporciona un templo con la relación de medidas del hombre, es por- que ambos, templo y hombre, son símbolo del universo, cuya armonía, equilibrio y orden es la obra de Dios.” Simón García1949 Longitudinalmente, todas las capillas tienen 7,60 m. (≈ 9 varas), de tal forma que las cuatro que se sitúan en las esquinas resultan prácticamente cuadradas1950. El edificio completo de la catedral se divide longitudinalmente en nueve tramos que corresponden a cuatro situados en la zona de los pies y tres después del crucero de 8,06 m. de longitud (≈ 9 varas y media)1951. El tramo central del crucero más grande y perfectamente remarcado en planta tiene 13,46 m. (≈ 16 varas) de profundidad y forma, en la confluencia con la nave principal de 12,82 m. (≈ 15 varas y un tercio) de anchura, un espacio prácticamente cuadrado que aloja la cúpula central1952. Finalmente y cerrando la planta por la cabecera hay un tramo más largo que corresponde con la capilla de los Reyes, la sacristía y el sagrario. La capilla de Reyes tiene interiormente 10,50 m. (≈ 12 varas y media) de fondo y 12,38 m. de ancho (≈ 14 varas y tres cuartos)1953. En consecuencia de todo lo dicho más arriba, nos encontramos con que la catedral de Puebla presenta una planta rectangular de proporción casi dupla, en la que quedan perfectamente remarcadas la nave central y la del crucero por su mayor anchura y altura; tiene además una cúpula sobre el crucero que marca el centro exacto de la planta, lo que manifiesta el carácter centralizado del proyecto, aunque en un principio parece que no estuvo contemplada la construcción de ningún tipo de cimborrio, aunque tampoco se ha podido demostrar lo contrario. 1949  García 1991, pág. 26. Dentro de los “Géneros de proporción”. 1950  Las capillas correspondientes a los pies tienen longitudinalmente 7,50 m. y las situadas en la cabecera 7,67 m. 1951  La variación entre las medidas de los tramos situados a ambos lados del crucero vuelve a ser sorprendentemente mínima: 8,06 m. todos los intermedios, salvo el último tramo en la cabecera previo a la capilla de Reyes que tiene 8,55 m. y el primero de los pies tiene 8,62 m. Todas las medidas tanto longitudinales como transversales están tomadas sobre los interiores de los muros de carga y sobre los costados correspondientes de los núcleos cruciformes de los pilares. 1952  Volvemos a remarcar que todas las medidas dadas para los tramos de las naves, tanto longitudi- nales como transversales, están tomadas sobre el trasdós de sus arcos formeros. 1953  La diferencia en la profundidad entre la capilla de Reyes y los espacios de sacristía y sagrario, a ambos lados de ella, se debe al extraordinario grueso de los pilares del arco triunfal de su entrada. Antonio Pedro Molero Sañudo 871 Todo el conjunto mural pétreo de la catedral está formado por sillares de una altura estándar de 0,42 m., o lo que es lo mismo un pie y medio, mientras que en ancho presentan diferentes medidas dependiendo de su ubicación, con el fin de conformar una correcta trabazón del muro. Este “patrón” de un pie y medio, válido para todos los sillares exteriores, será también válido para el re- planteamiento interior en lo que se refiere a pilares, arcos y molduras; todo, ab- solutamente todo, está proporcionado y reglado con relación al módulo del pie.1954 1954  Carrera Stampa 1967, pág. 13. Tomaremos en general la medida de un pie equivalente a 0,28 m. No obstante, el autor precisa que un pie corresponde en realidad a 0,279 m. Merino de Cáceres 2000, pág. 15. “La vara de Burgos, conocida generalmente como vara castellana, tiene un valor de 0,835905 metros y se divide en tres pies de 0,2786 metros [...]”. A nuestro juicio muchos de los autores que han tratado el tema de las correspondencias de las medi- das de esta época con las actuales, en referencia a la arquitectura, ahondan en esta materia con una precisión incompatible con el momento histórico en que se usó este sistema métrico para este tipo de edificaciones, por lo que creemos que se trata de una elucubración académica fuera de lugar. Fig. 375 Sección acotada del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla Fig. 376 Sección acotada del capitel y la cornisa de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla Fig. 377 Sección acotada del entablamento de los pilares de las naves laterales de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 872 Fig. 378.Alzado y planta acotados del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 873 Hemos podido constatar que esta medida de un pie y medio de altura de los sillares de la catedral se encuentra continuamente reflejada en todas las edificaciones realizadas en piedra dentro de la “Traza”, o casco histórico de la ciudad de Puebla, tanto contemporáneas al periodo constructivo de la catedral como posteriores. Está hasta tal punto arraigada esta medida en el diseño ar- quitectónico y urbanístico poblano que las lajas de piedra que conforman el pavimento actual de las aceras, mantienen también esa medida de un pie y medio, como si de un sello de identidad se tratara. En el caso concreto de la fábrica de la catedral, la estereotomía de los sillares que la conforman es de una grandísima calidad, estando perfectamente escuadrados y trabajados en todos los paramentos y piezas que la conforman. Fig. 379 Detalle de la sillería del lado norte y del sagrario de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 874 Fig. 380 Detalle de la sillería de la torre norte de la catedral de Puebla Fig. 381 Detalle de la sillería en el muro de la cabecera de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 875 Fig. 382 Detalle de la sillería y de la cornisa de la altura de las capillas en el lado de la cabecera de la catedral de Puebla Fig. 383 Vista de las lajas de cantería del pavimento del atrio de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 876 Fig. 384 Esquinazo de sillería en una edifi cación de la Traza entre la calle 2 norte y la avenida 8 oriente de la ciudad de Puebla Fig. 385 Esquinazo y zócalo de cantería de la Casa del Alfeñique en la ciudad de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 877 Fig. 386 Pavimento con lajas de cantería y zócalo de sillería en el barrio de los Artistas de la ciudad de Puebla Fig. 387. Edifi cio en la confl uencia de las avenidas 5 oriente y 2 sur de la ciudad de Puebla con numerosa decoración estructural hecha con el mismo tipo de cantería utilizado en la catedral La catedral de Puebla 878 El edificio de la catedral se yergue sobre un zócalo que lo circuns- cribe como un anillo alrededor de todo su perímetro. Este zócalo tiene las mismas dimensiones y características formales que el de la catedral de México: 1,89 m. de alto, correspondiente a una altura de cuatro silla- res y medio, igual a seis pies y tres cuartos. La ratificación in situ de que el zócalo recorre todo el derredor de la construcción, nos confirma que el edificio fue planteado desde su inicio como un rectángulo cerrado de proporción casi dupla, incluyéndose en la cabecera dos salas de iguales proporciones a ambos lados de la capilla de los Reyes, y tan solo remar- cándose por fuera del perímetro los salientes correspondientes a las torres y a los contrafuertes que enmarcan las portadas y la capilla de Reyes. Hemos podido comprobar que este primer anillo perimetral del zó- calo está construido con la misma forma y dimensiones en todos los fren- tes de la catedral, incluyendo los lados sur y este, actualmente ocupados por construcciones adosadas. Esta observación llevada a cabo en la propia fábrica, echa por tierra las hipótesis barajadas por otros autores acerca de la construcción con la capilla de los Reyes saliente al modo de un ábside, así como la que contempla la inclusión de dos puertas a los lados de esta misma capilla como en los casos de Sevilla y México. Por otro lado, este zócalo nos sirve para corroborar que el módulo utilizado a la hora de la- brar la cantería de toda la construcción está basado en la altura de un sillar de un pie y medio -media vara o 0,42 m.-, medida que según podemos ob- servar claramente modula la configuración de este zócalo mediante cuatro sillares y medio. Antonio Pedro Molero Sañudo 879 Fig. 388 Zócalo perimetral exterior de la catedral de México Fig. 389 Zócalo perimetral exterior de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 880 Fig. 390 Secciones acotadas y perspectiva del zócalo exterior perimetral de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 881 A continuación del zócalo, todo el muro perimetral hasta llegar a la altura de las cornisas de las terrazas de las capillas está construido con dos tipos dife- rentes de materiales dependiendo de qué lado sea. Los costados de la fachada principal y el del norte hacia a la plaza están construidos con el mismo tipo de sillares bien escuadrados ya mencionados más arriba; mientras que en los lados sur y este la cantería utilizada es muy diferente. Estos dos muros no presentan los mismos materiales constructivos, habiendo sido elaborados mediante silla- rejos labrados de un tamaño mucho más pequeño que los demás sillares de los otros dos costados, estando además recubiertos de enfoscado de cal en origen, o bien de mortero de cemento en los parches más actuales. Estudiando a fondo este tipo de sillarejo más pequeño que conforma la construcción de estos dos muros, encontramos que sus medidas varían en cuanto al ancho, como ocurre con los sillares de los otros dos muros mencionados anteriormente, pero tam- bién mantienen una medida estándar en alto. Las medidas de ancho de estos pequeños bloques oscilan entre 0,25 y 0,40 m., mientras que en altura tienen todos la misma medida de 0,13 m.; como se puede apreciar, la suma de tres de estos sillarejos en alto, con sus correspondientes llagas de mortero entre ellos, conforman los 0,42 m. equivalentes a un sillar de los que construyen los muros norte y oeste, y que pasaremos a denominar de “modelo hispano” en contra- posición a los otros más pequeños que llamaremos de tipo “prehispánico”. Por supuesto que sería necesaria una comprobación científica de la antigüedad de esta clase de sillarejo encontrado en nuestra investigación, pero pensamos que podemos atrevernos a aventurar la hipótesis de que éstos no son contempo- ráneos a los de “modelo hispano”, sino más antiguos, pudiendo ser incluso procedentes de material de derribo de construcciones prehispánicas de la zona del valle de Puebla, aunque también pudieron haber sido tallados para aquí a la manera que se usaba en esas edificaciones; no obstante nosotros nos inclina- mos más por la primera opción. La catedral de Puebla 882 Fig. 391 Detalle de los sillares del muro del caracol noreste de la catedral de Puebla Fig. 392 Detalle de los sillares de tipo español de la catedral de Puebla Fig. 393 Sillares del muro norte de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 883 Fig. 394 Muro de la cabecera en el que se aprecian los dos tipos de sillares, el prehispánico cubierto por el enfoscado Fig. 395 Capilla de los Reyes de la catedral de Puebla donde se aprecian los dos tipos de sillares, el prehispánico se entrevé por debajo del enfoscado y la pintura La catedral de Puebla 884 Fig. 396 Detalle del muro de la cabecera en el que se aprecian perfectamente los dos tipos de sillares Fig. 397 Muro del lado sur construido con los dos tipos de sillares Antonio Pedro Molero Sañudo 885 Fig. 398 Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro sur de la catedral de Puebla Fig. 399 Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro sur de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 886 Fig. 400 Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro este de la catedral de Puebla Fig. 401 Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro este de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 887 De la misma forma que la medida de 0,42 m. del sillar “hispano” se convirtió en una constante en las construcciones y el pavimento de la lla- mada “Traza” de la ciudad -casco histórico-, los 0,13 m. del sillarejo “prehis- pánico” se repetirán hasta nuestros días en las piezas de adobe y bloques de cemento que configuran los paramentos de las construcciones actuales más humildes. Estos pequeños sillares de la catedral presentan una labra exterior tosca y sin pulir, aunque están correctamente escuadrados para conformar unos muros bien trabados, situándose a lo largo de todo el pe- rímetro de los lados este y sur hasta la altura de las cornisas, reservando el espacio de alrededor de las ventanas, así como los contrafuertes, para la construcción con los sillares del “modelo hispano”, mucho más consistentes debido a su gran tamaño y buena estereotomía que los hace acoplarse unos con otros a la perfección1955. El único problema claro a tener en cuenta en la construcción de la catedral con este tipo de sillar “hispano”, sería, precisa- mente, ese gran tamaño que correspondería con un peso muy considerable, ciertamente grande en lo sillares de mayores dimensiones, lo que conlleva- ría más problemas y esfuerzos, tanto para el transporte como en la solidez del andamiaje necesario para trabajar con estos bloques. 1955  La estereotomía de la catedral poblana en todo su conjunto es un estudio pendiente por realizarse que podría arrojar conclusiones muy interesantes sobre cuestiones específicas del trabajo de la cantería novohispana en comparación con el desarrollado en la Península en los mismos años; asimismo serviría también para esclarecer aspectos pendientes de orden estructural. La catedral de Puebla 888 Fig. 403 Detalle de la trabazón entre los sillares prehispánicos del muro de la cabecera y el contrafuerte del sagrario Fig. 402 Detalle de la trabazón entre los sillares prehispánicos del muro de la cabecera y el contrafuerte de la capilla de los Reyes Antonio Pedro Molero Sañudo 889 Fig. 404 Muro de una vivienda derruida en la Traza de la ciudad de Puebla construido con bloques de la misma medida que los sillares prehispánicos de la catedral Fig. 405 Muro actual construido con adobe de la mismas medida que los sillares prehispánicos de la catedral de Puebla (Tlaxcala) La catedral de Puebla 890 Si tenemos en cuenta la existencia de este mismo tipo de sillares más pequeños en la edificación de uno de los primeros conventos construidos en la Nueva España como es el de San Francisco de Asís en la ciudad de Tlaxcala, podemos afirmar que muchos de los bloques utilizados en esta construcción procedieron de construcciones anteriores y fueron reutiliza- dos aquí, más si atendemos a que en la cercana monumental pirámide de la ciudad de Cholula hemos registrado también este mismo tipo de sillarejo1956. Ante las magníficas dimensiones de esta construcción prehispánica y su estado de deterioro, no cabe duda de que gran parte de sus materiales de construcción fueron obviamente reutilizados en las nuevas construcciones de los invasores cristianos. Posiblemente no todos los sillares utilizados en la construcción con- ventual de San Francisco en la ciudad de Tlaxcala procedían de construc- ciones prehispánicas, por lo que parte de ellos debieron ser realizados en el mismo momento de la edificación del convento, conforme a una tradición y unas técnicas de cantería muy arraigadas en esta zona, aprovechadas en este caso por los frailes para su beneficio. En cualquier caso, la ratificación de estas medidas en los sillares, tanto en la ciudad de Cholula como en la de Tlaxcala o en la misma catedral de Puebla, corrobora una sistematización en el trabajo de los canteros tlaxcaltecas y un modus operandi que, lógicamen- te, fue aprovechado para las nuevas construcciones de los españoles.1957 1956  La gran pirámide de Cholula pasa por ser la que tiene el basamento más grande del mundo. Ac- tualmente solo queda un gran montículo en ruinas recubierto de flora con la iglesia de la Virgen de los Remedios en la cúspide. 1957  Hemos realizado un trabajo de medición de diferentes sillares en edificaciones prehispánicas de los alrededores de la ciudad de Puebla que ha arrojado resultados satisfactorios, confirmando todo lo ya apuntado. En algunos de los restos arqueológicos que quedan a la vista de la gran pirámide de Cholula, base de la iglesia de la Virgen de los Remedios, encontramos este tipo de sillarejo de igual me- dida en altura; de la misma forma también los hemos encontrado en diferentes zonas del ex convento de San Francisco de Asís en Tlaxcala, cuya construcción fue iniciada entre 1530 y 1536, situándose su conclusión hacia el año 1581. Aquí aparecen formando parte del basamento y en algunas zonas de los muros de la capilla abierta perteneciente al convento, así como también colocados en los escalones que conducen al atrio desde esta capilla, e incluso formando parte del propio suelo de éste. Asimismo, tam- bién se pueden ver en algunas partes de los muros de la edificación conventual y de la iglesia, al igual que están perfectamente identificados en la capilla posa existente en el mismo atrio. Antonio Pedro Molero Sañudo 891 Fig. 406 Portada del convento de San Francisco de Tlaxcala donde se aprecia el sillar prehispánico en el muro Fig. 407 Muro interior del convento de San francisco de Tlaxcala construido con sillares de tipo prehispánico La catedral de Puebla 892 Fig. 408 Capilla posa del convento de San Francisco de Tlaxcala construida con sillares tipo prehispánico Fig. 409 Escaleras del atrio del convento de San Francisco de Tlaxcala formadas con sillares de tipo prehispánico Antonio Pedro Molero Sañudo 893 Fig. 410 Capilla abierta del convento de San Francisco de Tlaxcala en la que se pueden ver sillares de tipo prehispánico Fig. 411 Basamentos de la gran pirámide de Cholula donde se puede apreciar el sillar prehispánico La catedral de Puebla 894 En el caso que nos ocupa de la catedral de Puebla, la existencia de este tipo de sillarejo en sus muros sur y este, no sólo nos estaría demostrando la intervención de estos canteros indios y la utilización de esos materiales de de- rribo provenientes de otras construcciones prehispánicas, sino que también nos hablaría de que fue por esta zona por donde se comenzó la edificación. Por otro lado, la utilización de sillares de mayor tamaño y mejor escuadrados para la construcción de los contrafuertes y las embocaduras de las ventanas de estos mismos lados, nos indica la preponderancia de estas partes constructivas, mientras que para el resto del muro se utilizaron los sillarejos, mucho más pe- queños, de menos coste y de colocación mucho más rápida, lo que haría que la obra avanzara más deprisa. Fig. 412 Muro de la cabecera de la catedral de Puebla construido con los dos tipos de sillares Antonio Pedro Molero Sañudo 895 Resulta evidente y en absoluto descabellado hablar de la posibilidad de que se adoptara la medida del sillar de un pie y medio de alto para la adecua- ción a las medidas prehispánicas existentes y de esta forma hacer más fácil la labor de corte y labra de la piedra, realizada en su mayor parte por mano de obra indígena, a cuyos canteros lógicamente les sería mucho más fácil traba- jar con unas proporciones y medidas que tuvieran ya interiorizadas. También debemos recalcar la “casualidad” de que dos sistemas tan diferentes como el mesoamericano de carácter vigesimal y el decimal español, coincidieran en me- didas comunes. Por ejemplo, la vara castellana tenía una división en cuatro par- tes llamadas palmos que equivalían a 0,21 m. aproximadamente y el sistema de medidas mesoamericano tenía el llamado cenmiztitl, que se traducía como una cuarta y que correspondía a esa misma longitud, curiosamente la medida de la mitad de un sillar “hispano”. También existía el cenmolictipitl, llamado codo, al Fig. 413 Muro sur de la catedral de Puebla construido con ambos tipos de sillares La catedral de Puebla 896 que se le ha otorgado una dimensión de entre 0,40 y 0,45 m., muy aproximada a la medida de los sillares de la catedral poblana1958. Sin duda, la existencia anterior de ese sillarejo prehispánico y el cono- cimiento de los canteros indios del trabajo sobre este tipo de modelo harían progresar con celeridad la obra de la catedral, más si tenemos en cuenta la uti- lización de todos estos materiales reaprovechados. Pero además, puede que el cabildo catedralicio tuviera la idea de que estas dos zonas, sur y este, quedaran con el paso del tiempo rodeadas de construcciones anexas como están ahora mismo, o bien de algún tipo de patio o claustro; así, no sería tan importante su fabricación en cantera de mayor tamaño para ser vista, sino que podía realizar- se con este tipo de hiladas más pequeñas, ya que iba a recubrirse con mortero para proteger la fábrica, de la misma forma que en las zonas de cantera vista se untaba betún para dar mayor resistencia a la piedra de cara a los elementos climatológicos. Otro elemento que corroboraría el inicio de la construcción de la catedral por esta zona de la cabecera y del lado sur, sería la igualdad que tienen todas las ventanas de las capillas situadas en estos costados, incluidas las que corres- ponden al sagrario y a la última capilla en el lado norte, tanto en el despiece de la cantería, como en las dimensiones y en su colocación, parámetros que varían considerablemente con respecto a las otras cinco ventanas abiertas en las restantes capillas del lienzo norte, posteriores a nuestro modo de entender el proceso constructivo. Las trece ventanas rectangulares correspondientes a 1958  Chanfón Olmos 2001 A, pp. 250 y 280 - 281. “En relación con los sistemas indígenas de medidas, al igual que los europeos, estuvieron basados en relaciones buscadas en el cuerpo humano, del que obtuvieron sus patrones. Debemos señalar que el sistema mesoamericano era vigesimal, mientras que el español, influido por otras culturas, daba preferencia al carácter decimal. [...]”. Castillo Farreras 1972, pp. 217 - 218. “Cemmolícpitl. Por su etimología, puede corresponder al codo por excelencia, Molina lo interpreta como ‘medida hasta la punta del dedo más largo’, y Brinton sólo dice que es hasta la ‘punta de los dedos del mismo brazo’. Su longitud, por lo tanto, pudo haber sido de 0,40 - 0,45 m; aproximadamente una quinta parte del cémmatl.”. Matías Alonso 1984. Véase para una mayor aproximación a las medidas indígenas de longitud y sus correspondencias con las españolas. Suárez Jiménez 2009, pp. 72 - 73. Esta autora registra toda una larga serie de medidas indígenas de longitud del siglo XVI de las que destacaremos las siguientes en nuestro propio interés. Quauitl corre- spondiente a una vara castellana, 0,8359 m.; Cenmomitl en castellano equivalente a un codo o mitad de una braza, 0,415 m.; Cenmolicptl como la medida que va desde el codo hasta la punta del dedo más largo de la mano, equivalente a 0,45 - 0,46 m.; Cenmacpalli, la distancia que va desde el dedo pulgar hasta el dedo meñique equivalente a 0,21 m. y el Cenmiztitl equivalente a la palma de la mano extendida desde la uña del dedo pulgar a la uña del dedo índice y sin un valor definido. Es a esta última medida a la que Chanfón Olmos atribuye 0,21 m. Antonio Pedro Molero Sañudo 897 esta zona que consideramos inicial de la construcción están compuestas en al- tura por cinco piezas de cantería de las mismas dimensiones que los sillares “hispanos”, más otras dos que forman las esquinas y que inician el capialzado y el alféizar de aproximadamente un sillar y medio de altura (dos pies), ocu- pando en total el espacio de ocho sillares completos. Por contra, las ventanas correspondientes a las cinco restantes capillas del lienzo norte presentan un despiece ligeramente diferente en su diseño, además de tener un sillar menos en el conjunto total de su altura. Sin embargo, y a pesar de este sillar menos, el resultado final queda bastante disimulado porque el hueco de sus vanos varía proporcionalmente tan solo una tercera parte del sillar de diferencia que hay entre ambos grupos de ventanas (medio pie): 2,61 m. x 1,76 m. las de primeras y 2,47 m. x 1,62 m. las restantes. El resultado final nos parece más acertado en estas ventanas últimas, ya que tienen un espacio en su parte superior hasta la confluencia con el bocel de la cornisa de capillas, correspondiente a la medida de un sillar, que dota al conjunto mural de una mayor armonía. Resulta bastante lógico que el hecho de que las ventanas de la cabecera y del lado sur sean más grandes nos indique que fueron labradas y colocadas antes que las otras restantes. Si la catedral hubiera sido comenzada por el lienzo norte, primero, no sería sensato que variaran las dimensiones de las ventanas de este lado entre sí, y segundo, habría sido coherente que todas las demás de la trasera de la cabecera y del lado sur hubieran sido construidas con las mismas medidas correspondientes a siete sillares de las pequeñas del lienzo norte, ha- biendo quedado así todas con las mismas dimensiones y colocadas a la misma altura. La absoluta igualdad del despiece de los sillares que conforman las trece ventanas del costado meridional y de la cabecera, así como también de las otras cinco restantes entre ellas, nos habla de su fabricación, bien por las mismas ma- nos, bien en un mismo espacio de tiempo cada grupo. Esto nos demuestra, por un lado, la más que segura existencia de diferentes talleres de canteros especia- La catedral de Puebla 898 lizados desde época prehispánica, y por otro la utilización, desde el inicio de la construcción, de plantillas y monteas que se utilizarían para trabajar piezas concretas de la fábrica que, de esta forma, podían estar dispuestas con anterio- ridad para su posterior uso cuando la altura de la fábrica lo fuera precisando. Fig. 414 Ventanas del sagrario y de las capillas del muro noreste Antonio Pedro Molero Sañudo 899 Fig. 416 Ventana del muro suroeste Fig. 417 Ventana del muro de la cabecera Fig. 415 Ventanas del muro noroeste La catedral de Puebla 900 Otro aspecto ya tratado más arriba y corroborado a partir del trabajo de campo llevado a cabo in situ, es la certificación de la inclusión de cuatro husillos de escaleras, correspondientes a las subidas a las cuatro torres di- señadas en la traza inicial realizada por Francisco Becerra. Hemos podido comprobar que tres de estas escaleras arrancan desde el mismo nivel de piso que la primera hilera de los sillares del zócalo de los muros que con- figuran el buque de la construcción1959. Todos estos datos demuestran una perfecta planificación de la obra y de la distribución del trabajo desde sus inicios por parte de su tracista y maestro mayor, el “arquitecto” Francisco Becerra, de su aparejador Francisco Gutiérrez y de su obrero mayor Juan de Cigorondo. Este primer empuje constructivo de la obra nos lleva hasta la altura de la línea de imposta de las cornisas exteriores perimetrales que marcan las azoteas de las capillas hornacinas. Aquí, en las piezas que forman esta cornisa, hemos encontrado en su parte plana superior numerosas marcas de cantería repetidas en diferentes puntos de los lados norte y sur -no identi- ficadas exactamente, pero sobre las cuales ya hemos lanzado una hipótesis en un capítulo anterior- que nos hablan de un mismo periodo en su labra y colocación1960. 1959  Como ya hemos apuntado más arriba, el acceso a la cuarta escalera, que sería la del lado sureste, se encuentra cegado, tanto en su entrada al nivel del piso por el interior de la sacristía, como en su parte más superior en la azotea de esta sala. No obstante, el muro de cantería que configura exteriormente este cubo de escalera llega algunas hiladas más arriba que su homólogo del lado opuesto, por lo que presenta una ventana más en la curva que también está cegada, seguramente, con material de derribo de la misma edificación en el momento en que se decidió no continuar más hacia arriba su construcción. Queda pendiente la obtención de los permisos pertinentes para la apertura y acceso a esta escalera con el fin de demostrar que también fue trazada e iniciada desde el mismo nivel y con el mismo despiece de peldaños que las otras tres, aunque para nosotros queda claro que fue así ante las evidencias exteriores. 1960  Queda pendiente un estudio más extensivo e intensivo de todas las marcas de cantería existentes en la catedral que podría arrojar evidencias sobre las distintas etapas constructivas llevadas a cabo en el edificio. Antonio Pedro Molero Sañudo 901 9. 2. 2. Cerramientos En alzado, tal y como ya se ha dicho, el templo presenta un modelo ad triangulum, con las naves escalonadas. La central tiene una altura total a la parte superior de los arcos fajones de 24,74 m. (≈ 29 1/2 varas) y las naves laterales 17,05 m. al mismo punto (≈ 20 1/2 varas), mientras que las capillas hornacinas tienen 11,16 m. (≈ 13 1/2 varas)1961. El cerramiento final del templo se realizó mediante una bóveda de me- dio cañón con lunetos en la nave central, bóvedas vaídas muy poco peralta- das en las laterales y bóvedas de arista en las capillas hornacinas1962. Los es- pacios de la sacristía y el sagrario se cierran cada uno mediante dos tramos cubiertos con bóvedas de arista y separados mediante un arco perpiaño de medio punto, un tanto rebajado, que apoya sobre pilastras1963. 1961  Carrión 1897, pp. 312 - 313. “[...] La nave del medio tiene de [...] altura desde el pavimento, fuera de la cúpula mayor 29 varas; hasta la linternilla, 51 varas [...] las naves laterales [...] altura 21 varas. [...]”. Cervantes Amero 1993, pp. 44 - 45. Nos da unas alturas para la bóveda de medio cañón de 35,00 m., para las laterales de 25,00 m. y para las capillas de 18,00 m. AGI Archivo General de Indias, MP-MEXICO, 680. Planta de la Santa Iglesia Cathedral de la ciudad de los Angels delineada conforme a su original que se designa... (Plano de Juan Benítez 1749). “Alto de la nave principal 28 baras sin gruesos de vovedas”. aproximadamente 23,52 m. 1962  Bernales Ballesteros 1987, pág. 58. “[...] las capillas tienen ahora bóveda de arista, pero al parecer fueron inicialmente de crucería.”. Marías 1991, pág. 71. “El gran cambio producido en la arquitectura española del siglo XVI radicó en el paso de un estilo gótico a uno renacentista. Desde el punto de vista de las estructuras constructivas, la renovación principal consistió en la sustitución de la bóveda de crucería gótica por otras formas de abovedamiento de abolengo clásico: cúpulas y medias naranjas, bóvedas de cañón con o sin lunetos, baídas, esquifadas, por arista, agallonadas, todas ellas basadas en el empleo generatriz del arco de medio punto. Sin embargo, este cambio formal no parece haber estado acompañado por un cambio de técnicas constructivas. [...]”. Cortés Mena 1992, pp. 41 - 42. La bóveda de medio cañón de la nave central y las bóvedas vaídas de las laterales están fabricadas de calicanto con aplanado de yeso en su interior y de cal apagada y arena en su exterior cubiertas de ladrillo. 1963  Castro Morales 1960, pág. 20. En el diseño original de Becerra se contemplaba cerrarlas con dos tramos de bóvedas de “moldura costosa”, es decir, con nervaduras, al igual que las tres principales del buque del templo. Los arcos perpiaños que dividen estos espacios de la sacristía y el sagrario apoyan sobre pilastras que se corresponden hacia el interior con la línea mural de las entradas a las capillas hornacinas. Al exterior en la cabecera se proyectan en unos contrafuertes salientes fabricados con sillares hasta la altura de las terrazas de dichas capillas. La catedral de Puebla 902 Fig. 418 Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 903 Fig. 419 Bóveda de cañón con lunetos de la nave central de la catedral de Puebla vista hacia los pies La catedral de Puebla 904 Fig. 420 Nave central y crucero de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 905 Fig. 421 Nave del crucero de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 906 Fig. 422 Vista de las bóvedas de la nave central y las laterales de la catedral de Puebla Fig. 423 Vista longitudinal hacia la cabecera de la nave lateral del lado de la epístola de la catedral de Puebla Fig. 424 Vista longitudinal hacia la cabecera de la nave lateral del lado del evangelio de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 907 Fig. 425 Detalle de las bóvedas de las naves laterales de la catedral de Puebla Fig. 426 Bóveda de una capilla hornacina de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 908 En el modelo diseñado por Francisco Becerra, criticado por el obispo Pala- fox por su escasa luminosidad interior, la luz penetraría dentro del bloque prin- cipal del templo por los vanos tripartitos situados sobre las naves laterales y en los hastiales; a ésta se sumaría la entrante desde las ventanas de la capilla de los Reyes, más la de “un posible cimborrio en el crucero” -cuestión esta última nada clara y por demostrar hasta el momento-1964. Las capillas hornacinas reci- birían su propia luz procedente de las ventanas colocadas en la parte superior del centro del muro exterior de cada una1965. Con la transformación del anterior 1964  Esta hipótesis del cimborrio central en el proyecto de Becerra, aunque sin ningún fundamento documental, no resulta absolutamente descabellada si nos atenemos a los ejemplos de Jaén o Salamanca, templos diseñados también con el modelo de salón y provistos de un cimborrio en el crucero. 1965  Navascués Palacio 2004, pág. 242. Aludiendo a la catedral de Jaén nos dice que con las tres naves y el crucero prácticamente de la misma altura “[...] la luz que entra por el muro perimetral del templo llega sin dificultad a la nave mayor.”. En el modelo trazado por Francisco Becerra con las tres naves a la misma altura la luz llegaría desde el muro perimetral a la nave central sin ningún obstáculo, al igual que ocurre en la catedral de Jaén. No obstante, Becerra pudo también plantear en su proyecto de la catedral de Puebla un cimborrio en el crucero, al igual que lo tenía la catedral vieja de Salamanca y otros ejemplos de templos románicos peninsulares, de los cuales podía haber tenido noticia. Inclusive el proyecto de Claudio de Arciniega para la catedral de México parece que pudiera haber contemplado la colocación de un cimborrio en el crucero, si hacemos caso al plano publicado por Luis G. Serrano en el que aparece marcado, aunque esto es solamente una hipótesis sin demostrar. Fig. 427 Bóvedas de la sacristía de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 909 modelo por el maestro Juan Gómez de Trasmonte, elevando la nave central sobre las laterales, se incrementaba la entrada de la luz directa al interior de la nave central mediante los lunetos inscritos en ella, además de a través de las ventanas de la cúpula que se levantó en el crucero1966. 1966  Cortés Mena 1992, pp. 41 - 42. La cúpula de media naranja está construida “de piedra pómez, con aplanado de yeso en su interior y de cal apagada y arena en su exterior.”. Fig. 428 Iglesia de St. Wolfang en Schneeberg Fig. 429 Catedral de Las Palmas de Gran Canaria La catedral de Puebla 910 Fig. 430 Sección longitudinal del proyecto hipotético de Francisco Becerra Antonio Pedro Molero Sañudo 911 Fig. 431 Sección longitudinal del proyecto hipotético de Francisco Becerra con cimborrio sobre el crucero La catedral de Puebla 912 Fig. 432 Ventana de las capillas hornacinas de la catedral de Puebla Fig. 433 Ventanas de las naves laterales de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 913 Fig. 434 Ventanas de las naves laterales y de las capillas hornacinas de la catedral de Puebla Fig. 435 Vista de las ventanas de la nave lateral del lado del evangelio de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 914 Fig. 436 Sección longitudinal sobre la nave de capillas de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 915 Fig. 437 Sección longitudinal sobre la nave lateral de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 916 Fig. 438 Sección longitudinal sobre la nave central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 917 Fig. 439 Vista de los tres tipos de ventanas de la catedral de Puebla, correspondientes a la nave central, lateral y capillas hornacinas La catedral de Puebla 918 Fig. 440 Lunetos de la nave central de la catedral de Puebla Fig. 441 Detalle de los lunetos de la nave central de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 919 Fig. 442 Ventanas de la fachada principal correspondientes a la nave central y a la de la epístola Fig. 443 Ventanas de la nave del crucero La catedral de Puebla 920 Fig. 444 Ventanas de la capilla de los Reyes Antonio Pedro Molero Sañudo 921 Una vez decidido el cerramiento de la nave central a mayor altura con respecto a las colaterales se elevaron también hasta esta altura la nave del cru- cero y la capilla de los Reyes, colocando una cúpula de media naranja en el transepto y otra más rebajada y de forma elíptica en la capilla. Todos los muros de las naves del templo por el exterior culminan en unos pequeños pretiles que sirven de protección para las terrazas, coronados con una serie de pináculos de mampostería, que para algunos autores reflejan una vez más el influjo ejercido por la arquitectura escurialense. Fig. 445 Costado noreste de la catedral de Puebla donde se aprecian los pináculos de remate sobre los pretiles de las terrazas La catedral de Puebla 922 El conjunto de la cúpula central, absolutamente circular y apoyada sobre pechinas, se eleva hasta una altura de 42,36 m.1967, y se convirtió en un ejemplo a seguir en toda la Nueva España1968; altura muy similar a la del cimborrio de la catedral de Segovia en la Península1969. Hacia el exterior muestra un tambor octogonal de 6,54 m. de altura que, estructuralmente, en realidad es circular, tal y como se muestra hacia el interior, y sobre el que apoya la media naranja, re- matando todo el conjunto con una linternilla, también octogonal, a una altura de 47,42 m. aproximadamente, desde el piso interior de la catedral1970. La cúpula contrarresta sus empujes por medio de unos contrafuertes, colocados diago- nalmente a los ejes del templo, que parten del tambor y se subdividen en otros dos perpendiculares que apoyan directamente sobre los muros principales de la nave central y del transepto1971. Cada lado del tambor se estructura mediante un vano de medio punto flanqueado por pilastras pareadas estriadas de orden jónico, a modo de arco triunfal1972; por encima, un entablamento demasiado alto en proporción a las pilastras, y sobre éste un zócalo, que siguiendo las líneas 1967  Carrión 1896, pp. 312 - 313. “[...] altura desde el pavimento, fuera de la cúpula mayor 29 varas; hasta la linternilla, 51 varas. [...]”. 24,36 m. y 42,84 m. aproximadamente. Cervantes Amero 1993, pp. 44 - 45. Da una altura para la cúpula mayor de 57,00 m. y hasta la linternilla, de 64,00 m. 1968  Chanfón Olmos 2001, pág. 283. “[...] Esta cúpula fue un modelo imitado persistentemente, tanto en la urbe angelopolitana como en el resto de la Nueva España. [...]”. 1969  Álvarez Alonso 1989, pág. 7. Nos da una altura interior para el cimborrio segoviano de 41,5 m. 1970  Fernández 2003, pág. 88. Hablando de la cúpula del crucero de la catedral poblana, “[...] la cual consiste en un cimborrio de planta circular apoyado sobre pechinas y con un falso tambor octogonal hacia el exterior; todo ello rematado por una linternilla.”. Pág. 95. “[...] Sobre una planta circular elevó la media naranja, pero lo verdaderamente importante es que hacia el exterior se levantó un tambor simulado de forma octogonal, lo cual convertiría esta obra -según el estado actual de nuestros conocimientos- en la primera en utilizar el octógono en la arquitec- tura de la Nueva España.”. La cúpula está construida con tezontle, una especie de piedra pómez, y recubierta de azulejos policro- mados. 1971  Angulo Íñiguez 1945, pág. 28. Sobre la cúpula central; “[...] La decoración se reduce a las sencillas pilastras del tambor y a los grandes cartones de los arbotantes, y, sobre todo, a la ordenación y juego de éstos, que cuentan, en cierto grado, con el remoto precedente de la Sala Capitular de la catedral de Sevilla.”. Torrejón Chaves 1992, pág. 144. Refiriéndose a la cúpula central; “[...] De tambor octogonal, sus ar- botantes -que debieron inspirarse en el sistema empleado en la Sala Capitular de la catedral de Sevilla- contrarrestan los empujes hacia los muros.”. Creemos que los dos autores anteriores quieren hacer referencia a la cúpula de la sacristía nueva de la catedral de Sevilla y no a la de la sala capitular que está desprovista de estos elementos. Numerosos autores han relacionado la cúpula central poblana, además de con la cúpula de la sala capitular sevillana, con la arquitectura madrileña del mismo momento. Angulo Íñiguez 1945 pág. 28. Fernández Gracia 2000, pág. 140. 1972  La pilastra exterior de cada pareja que enmarca las ventanas se sitúa en la esquina, por lo que en realidad el hueco queda flanqueado en cada lado por una pilastra y media. Cada paño del tambor tiene forma casi cuadrada, 6,54 m. de altura desde la base a la parte superior de la cornisa y 6,65 m. como medida intermedia en los anchos, aunque en estos últimos se producen algunas diferencias entre los lados del octógono: los correspondientes al crucero son algo más grandes (6,80 m.) y los pertenecientes a la nave central un poco más pequeños (6,50 m.). Antonio Pedro Molero Sañudo 923 verticales resaltadas de las pilastras sirve de apoyo a la cúpula y su linterna recubiertas al completo de azulejos de “Talavera poblana”1973. 1973  “Talavera poblana” es el nombre genérico que se le da a toda la cerámica producida en la ciudad de Puebla. Fig. 446 Vista exterior de la cúpula central de la catedral de Puebla desde la cabecera Fig. 447 Detalle de las pilastras y de los contrafuertes diagonales de la cúpula central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 924 La cúpula central por el interior se eleva sobre pechinas decoradas con relieves de los cuatro evangelistas; de aquí conforma su anillo circular que al exterior corresponde con el basamento cuadrangular sobre el que se apoya el falso tambor octogonal que en el interior se convierte en circular. El tambor se compone interiormente de una circunferencia que aloja ocho vanos de medio punto enmarcados por pilastras de orden jónico, flanqueados por unas horna- cinas con esculturas de busto entero de los cuatro profetas mayores, Daniel, Jeremías, Ezequiel e Isaías, y de los cuatro evangelistas. Un entablamento por encima sirve de inicio a la bóveda de media naranja que, desde la remodelación neoclásica realizada por José Manzo y Jaramillo, está decorada con casetones. Fig. 448 Vista exterior de la cúpula de la sacristía nueva de la catedral de Sevilla Antonio Pedro Molero Sañudo 925 Fig. 449 Vista interior de la cúpula central de la catedral de Puebla Fig. 450 Detalle de la cúpula central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 926 La capilla de los Reyes se cubre con una cúpula elíptica de media naranja, un tanto rebajada, sobre pechinas y sin tambor que finaliza en una linternilla octogonal1974. Este espacio se encuentra elevado cinco escalones -0,95 m.- sobre el nivel del piso del templo, como corresponde a su jerarquía, y tiene una altura total desde el suelo de la catedral al cielo de la bóveda de 32,41 m., y de 37,22 m. a la linternilla1975. La cúpula tiene cuatro ventanas, orientadas hacia los cuatro frentes, de forma cuadrangular y sobresalientes hacia el exterior, enmarcadas por pilastras y frontón a la manera de templo romano; un modelo muy utiliza- do en otras iglesias de la ciudad de Puebla y en general en todo México1976. Por el interior las ventanas son redondas, de 1,60 m. de diámetro, sirviendo para iluminar perfectamente la bóveda pintada al fresco con el tema de la Gloria, además de ser las vías de acceso al anillo interior de la cúpula. 1974  Toussaint y Ritter 1954, pág. 60. “Sobre la capilla real se levanta otra cúpula más pequeña, sin tambor, por lo que, vista por fuera, ofrece desagradable aspecto, en contraste con lo airoso del resto del edificio. [...]”. 1975  Cervantes Amero 1993, pp. 44 - 45. Da una medida de 47,00 m. para la cúpula de la capilla de los Reyes. 1976  Existen varios ejemplos de este modelo, pero uno casi calcado en la misma ciudad de Puebla, aunque de menor tamaño, es el de la iglesia de Santa Inés, que tiene también cuatro ventanas con la misma disposición. Esta iglesia se encuentra en la plazuela del mismo nombre, frente al templo de La Concordia (la Vera Cruz), en la confluencia de las calles 3 sur y 9 poniente. Fig. 451 Vista exterior de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla desde la torre sur Antonio Pedro Molero Sañudo 927 Fig. 453 Detalle de la linterna de la cúpula de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Fig. 452 Vista exterior de la cúpula de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla desde la torre sur La catedral de Puebla 928 Fig. 454 Vista interior de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 929 Fig. 456 Vista exterior de la cúpula de la iglesia de Santa Inés en la ciudad de Puebla Fig. 455 Vista interior de la cúpula elíptica de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 930 9. 2. 3. Torres Las torres de la catedral poblana marcaron un hito en la arquitectura ecle- siástica novohispana. Se componen de tres cuerpos y una cúpula con linterna. Tienen una altura total de 52,56 m. hasta la cornisa final del tercer piso que da inicio al cuerpo que aloja la cúpula final, y de 65,36 m. hasta el final exte- rior de la linternilla1977. El primer cuerpo se compone de un cubo prácticamente cuadrado -12,16 por 11,69 m.- correspondiente con las primeras capillas de la entrada y sube hasta la altura final de la nave principal prácticamente sin nin- gún adorno en todo el paramento, salvo dos pequeñas ventanas en los lados frontal y trasero y otra ventana más, orlada con una moldura barroquizante, en los lados norte y sur por debajo de los relieves de los relojes de sol. A estos cubos originales se les adosaron unas estructuras exteriores sobresalientes que fueron construidas cuando se cegaron las entradas a las escaleras desde las dos primeras capillas. Estas estructuras están dotadas de unas pequeñas ventanas rectangulares como aspilleras para iluminar los caracoles de subida hasta la altura del cuarto de reloj, y acaban rematadas en unas estrechas terrazas con una balaustrada pétrea de muy buena cantería en la que apoyan tres pináculos del mismo tipo que los que rematan la barandilla superior de las torres, en el 1977  Dentro de todo el corpus de medidas de la fábrica catedralicia poblana que presentamos en este trabajo tenemos que admitir que las dadas con relación al total de la altura de las torres podrían estar sujetas a alguna ligera variación, aunque modestamente creemos que son las que más se acercan a la realidad existente. Carrión 1896, pág. 304. “Las torres terminan esta fachada. Son iguales, cuadradas: se elevan 79 y 1/8 varas sobre el atrio, estas torres son 7 varas, 20 pulgadas más altas que las de la catedral de México pues estas tienen 72 varas 2 tercias desde la cruz hasta el pavimento del atrio. [...]”. Salazar Monroy 1946, pág. 21. “La elevación de estas torres es de sesentiseis metros setentiocho centímet- ros, y figuran entre las notables del mundo, sus esbeltas aristas se perfilan en el nítido cielo poblano, destacándose en el panorama de la ciudad visto en la lejanía, como si fueran vigilantes perpetuos de la ciudad relicario de América.”. Cordero y Torres 1965, pág. 68. “[...] Son las más altas de los templos de la República, miden 69.36 ms. en tanto que las de la catedral de México solamente alcanzan 61.52 ms.”. Rojas 1980, pág. 6. “[...] Las torres alcanzaron los 70 metros y vinieron a ser las de mayor altura en la Nueva España.”. Luyando Lares 1990, pág. 15. “[...] Las torres tienen 66.06 metros de altura”. Merlo Juárez 1991, pág. 92. “Resultan ser las de mayor altura del país con 73.93 m. desde el piso hasta las cruces (82 varas más 7 de remates). [...]”. Cortés Mena 1992, pág. 35. “[...] Ambas torres tienen una altura de 70.12 metros siendo por lo tanto 6.38 metros más altas que las torres de la catedral de México.”. Fernández Muñoz 2007, pág. 44. “[...] Las torres de la catedral de Puebla constan de tres cuerpos corona- dos por su cúpula con linternilla y son las más altas del país con 73,93 m hasta las cruces (82 varas más 7 varas de remate) [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 931 cuerpo final de la cúpula. Los dos cuerpos superiores están conformados mediante dobles arque- rías en cada lado. El inferior tiene por cada cara dos arcos de medio punto pe- raltados entre pilastras de orden toscano que arrancan de un alto pedestal con una altura total de 15,09 m. El cuerpo superior está formado por dos arquerías de medio punto superpuestas en cada lado, enmarcadas por pilastras de orden jónico sobre un alto pedestal, que ocupan toda la altura del cuerpo, 11,94 m. Por encima de los capiteles en ambas plantas se coloca un alto entablamento y una cornisa muy volada que agudiza fuertemente los contrastes de claroscuro de los paramentos. Rematan las torres con una barandilla de cantería con los mis- mos motivos de pináculos, ya mencionados, y unas cúpulas con tambores oc- togonales, en las que se alojan unas pequeñas puertas de acceso a las terrazas. Las cúpulas están cinchadas exteriormente con unas fajas de piedra, chapadas de ladrillo y azulejos de Talavera poblana entre ellas; coronan todo el conjunto unas linternillas de base octogonal chapadas también con coloridos azulejos. En el entablamento del último cuerpo de ambas torres hay unas inscripciones que dicen: en el lado norte, SANCTUS DEUS FORTIS - SAN IMMORTALIS - MISERE NOBIS - IXPS NOBISCUM STAT; y en el lado sur SANCTUS DEUS FORTIS - SAN IMMORTALIS - MISERERE NOBIS - XTP NOBISCUM STAT1978. 1978  Se trata de la frase de respuesta del trisagio angélico, oración de adoración y alabanza a la Trin- idad. “SANTO DIOS FUERTE - SANTO INMORTAL - TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS - JESU- CRISTO ESTÁ CON NOSOTROS” y “SANTO DIOS FUERTE - SANTO INMORTAL - TEN MISERICOR- DIA DE NOSOTROS - CRISTO ESTÁ CON NOSOTROS”. La catedral de Puebla 932 Fig. 457 Fachada principal de la catedral de Puebla enmarcada por sus dos torres Antonio Pedro Molero Sañudo 933 Fig. 460 Detalle de los cuerpos superiores de campanas de la torre norte Fig. 461 Detalle de los cuerpos superiores de la torre sur Fig. 458 Torre norte de la catedral de Puebla Fig. 459 Torre sur de la catedral de Puebla “la nueva” La catedral de Puebla 934 Fig. 463 Detalle del cuerpo superior de la torre norte donde se aprecia la inscripción del entablamento Fig. 462 Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre norte Antonio Pedro Molero Sañudo 935 Fig. 464 Detalle de la cúpula y la inscripción del entablamento del cuerpo superior de la torre sur Fig. 465 Detalle de la inscripción del entablamento del cuerpo superior de la torre sur La catedral de Puebla 936 9. 2. 4. Portadas “[...] Después de cubierta la catedral, la primera obra de los sucesores del obispo Palafox fué la de sus portadas. Son, pues, casi contemporáneas de las del crucero y del segundo cuerpo de la de los pies de la catedral de Méjico. Pero el criterio seguido por los maes- tros poblanos fué muy diferente. Como si pesase más en ellos la tradición renacentista del viejo monumento, no se deciden a emplear elemento ya tan en boga, tan decorativo, y tan esencialmente barroco como la columna salomónica, no obstante lo cual conceden más amplio desarrollo a la ornamentación, cuyo valor realzan labrándola en piedra de Villerías, que, por su blancura, resalta sobre el paramento obscuro del edificio.” Diego Angulo1979 9. 2. 4. 1. Fachada principal El frontis principal de la catedral de Puebla consta de tres portadas de- finidas y enmarcadas por sus contrafuertes, correspondientes a las líneas lon- gitudinales que trazan la división de las tres naves principales del templo. La portada principal del Perdón se asocia en su diseño con las dos del crucero, mientras que las dos laterales de esta fachada principal presentan ciertas di- ferencias compositivas, aunque mantienen una lograda unidad con la central creando un conjunto realmente armónico.1980 1979  Angulo Íñiguez 1945, pp. 28 - 29. 1980  Rojas 1980, pág. 9. “[...] La portada del Perdón y las dos del crucero se harían ajustando a un diseño muy semejante y parecido al de las portadas del frontis y crucero de la catedral de México. Son típicos desarrollos del planteamiento del arco triunfal romano, para dar base a un segundo cuerpo y un tercero de remate [...]”. Fig. 466 Fachada principal de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 937 Fig. 467 Alzado de la fachada principal de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 938 9. 2. 4. 1. 1. Portada central o del Perdón Fig. 468 Portada del Perdón de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 939 Fig. 469 Alzado acotado de la portada del Perdón de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 940 La portada central de la fachada mide 27,81 m. de altura y 12,44 m. de anchura, ocupando el total del hueco entre los contrafuertes1981. Consta de tres cuerpos, o más bien de dos cuerpos y un ático semicircular de remate que sigue la línea del cañón de la nave central. El primer piso, de forma casi cuadrada, se articula mediante una solución típica de arco de triunfo con medias columnas pareadas de orden “toscano” es- triadas con bastones que parten de un alto pedestal, cuyo intercolumnio, según Vitrubio, sería sístilo1982. Por encima de los capiteles hay un altísimo entablamen- to fuertemente moldurado y una cornisa muy volada sobre la que comienza el siguiente piso. Este cuerpo mide en altura 10,29 m. y tiene 11,50 m. en anchura, dejando unos pequeños espacios a los lados, sobre los contrafuertes, que re- marcan aún más los contrastes de entrantes y salientes de todo el conjunto. 1981  Luyando Lares 1990, pág. 16. “La portada central de la fachada principal mide 29.22 metros de altura y está dividida en tres cuerpos [...]”. Cordero y Torres 1965, pág. 68. “Tiene tres gigantes portadas al frente: la de en medio se eleva a 29 met- ros dividida, en tres cuerpos [...]”. 1982  Rojas 1980, pp. 9 - 11. “[...] El planteamiento ‘arco triunfalista’ y de dos cuerpos más remate, es muy novohispánico y hace una verdadera característica que diferencia a los templos de esta parte del mundo con los hispánicos y centro y sudamericanos. [...]”. Esteban Lorente 2001, pág. 250. Acerca de las clases de intercolumnios según Vitrubio nos dice: “[...] el sistilo (ordenado) tiene de intercolumnio dos diámetros y su altura es de nueve y medio diámetros [...]”. Esta proporción dada por Vitrubio se mantiene muy aproximada en esta portada del Perdón de la cat- edral poblana. Fig. 470 Primer cuerpo de la portada del Perdón Antonio Pedro Molero Sañudo 941 El segundo cuerpo, más bajo -tiene una altura de 8,98 m.-, se articu- la mediante pares de columnas de orden jónico estriadas con bastones que parten también de un alto pedestal, flanqueando una ventana central rec- tangular cuyo paramento de los lados aparece almohadillado. Se respeta el intercolumnio del piso bajo, aunque las columnas de este segundo son de menos diámetro y altura por lo que el conjunto resulta un tanto apaisado, aunque este efecto queda en parte contrarrestado por medio de un alto y muy moldurado entablamento. Fig. 471 Segundo cuerpo de la portada del Perdón La catedral de Puebla 942 El tercer cuerpo o ático presenta también almohadillado su paramento mural y está compuesto por una ventana cuadrada flanqueada por columnas de orden “toscano” sobre pedestales de poca altura y con un entablamento también muy elevado, hasta una altura de 5,31 m. Coronan este cuerpo unos florones que siguen la línea de las columnas que encuadran la claraboya. A los lados, y siguiendo la línea de las columnas exteriores pareadas de los pisos inferiores, hay unos pináculos rematados en una bola, en consonancia con los que finalizan los contrafuertes que enmarcan la portada. Todo el conjunto con- cluye en forma semicircular y por encima, coronando la portada, sobresale un relieve con un escudo real. Fig. 472 Tercer cuerpo de la portada del Perdón Antonio Pedro Molero Sañudo 943 La decoración de esta portada se basa principalmente en una serie de es- culturas y relieves realizados en piedra blanca de Villerías que resaltan sobre el gris predominante de la cantería1983. También presenta bastante ornamentación hecha sobre la piedra de cantera gris en que está construido todo el edificio que, aunque lógicamente resaltando menos que la Villería, ayuda a crear un matizado contraste de claroscuro, como en la marcada molduración con temas geométricos y de roleos vegetales que tiene en los basamentos corridos de las columnas de los dos primeros cuerpos, en las jambas y el arco de la puerta o en los frisos de los tres pisos, además de presentar ligeramente almohadillados los paramentos de los dos últimos cuerpos. La ornamentación en piedra blanca de Villerías se localiza en los tres cuer- pos, sin llegar a ser utilizada en exceso sino todo lo contrario, creando puntos focales que resaltan las proporciones y el equilibrio existente en el conjunto. En el intercolumnio del primer cuerpo hay unas hornacinas con las estatuas de San Pedro y San Pablo que simbolizan las virtudes teológicas de la iglesia, además de unos relieves por encima de ellas con sendos jarrones con azucenas, símbolo de la Inmaculada y emblema de la catedral, así como unos relieves ve- getales en las enjutas del arco. En la parte central del basamento correspondien- te al segundo cuerpo aparece otro relieve en forma de tarja con la tiara papal y dos llaves cruzadas en alusión al papado, una triple corona con las llaves del cielo por debajo; en este mismo cuerpo, también en el intercolumnio y del mis- mo tamaño que las de abajo, hay otras dos hornacinas con las esculturas de San José y de Santiago el Mayor; por encima de éstas, otras dos tarjas con relieves representan una palma la de la izquierda y un pino la de la derecha. También encontramos más decoración en esta misma piedra blanca en el tercer cuerpo, en la moldura que encuadra la ventana1984. Rematando todo el conjunto y sobre- 1983  Cervantes Amero 1993, pág. 81. “De los llanos de Apa, a 18 leguas de la ciudad la villería, que es una especie de alabastro ordinario, de gran grueso sin lustre como el tecali, solo que más blanco y más fácil de labrar. Este material se utilizó para las esculturas y adornos de las fachadas o portadas de la Catedral poblana.”. Merlo Juárez 1991, pp. 78 - 79. “Las enjutas se decoraron con otras hojas cuidadosamente labradas, en piedra de Villerías; una variedad de mármol blanco opaco, que provenía de la hacienda de ese nombre en las inmediaciones de Apan.”. 1984  Este hueco tiene forma cuadrangular hacia el exterior, pero en el interior se convierte en una ventana circular. La catedral de Puebla 944 saliendo sobre el último cuerpo, hay un escudo real con las armas de Castilla, León y Granada coronadas, rodeado por el toisón de oro1985. 1985  Rojas 1980, 11. “[...] Palma y pino, entre otras tarjas, aluden a la letanía mariana. En la ventana de este cuerpo estuvo la escultura de la Inmaculada hasta 1840.”. Este tema del relieve de la Inmaculada ya se ha tratado en un capítulo anterior, demostrando que fue retirado de la catedral en el año 1718. Resulta curioso que en el escudo de remate aparezcan tan solo las armas de Castilla, León y Granada y no queden reflejadas ni Aragón, ni Navarra; pudiera tener que ver con la polémica que hubo con el obispo Juan de Palafox y los escudos que colocó en el retablo de la capilla de los Reyes. Las portadas del crucero tienen exactamente el mismo tipo de escudo, salvo que aquí están realizados de cantería gris y no con piedra de Villería como en la fachada principal. Fig. 474 Detalle de la decoración de la portada del Perdón Fig. 473 Detalle de la decoración de los basamentos de la puerta del Perdón Antonio Pedro Molero Sañudo 945 Fig. 475 Detalle de la decoración del arco y las jambas de la portada del Perdón Fig. 476 Escultura de San Pedro de la Portada del Perdón La catedral de Puebla 946 Fig. 478 Escultura de San Pablo de la portada del Perdón Fig. 477 Relieve con el jarrón de azucenas en la portada del Perdón Antonio Pedro Molero Sañudo 947 Fig. 480 Escultura de San José de la portada del Perdón Fig. 479 Relieve con la tiara papal de la portada del Perdón La catedral de Puebla 948 Fig. 482 Escudo de la fachada principal de la catedral de Puebla Fig. 481 Escultura de Santiago Apóstol de la portada del Perdón Antonio Pedro Molero Sañudo 949 9. 2. 4. 1. 2. Portadas laterales de la epístola y evangelio Fig. 483 Alzado acotado de las portadas laterales de la fachada principal de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 950 Las portadas laterales del frontis principal de la catedral presentan algu- nas diferencias estructurales con respecto a la central y a las del crucero. Estas desigualdades, para Diego Angulo se traducen en novedades interesantes en su composición, como ocurre con la falta del alto pedestal en el segundo cuerpo, que le da unas proporciones apaisadas y permite colocar unos escudos rodea- dos de decoración vegetal a los lados de los relieves centrales, dedicados a San- ta Rosa, patrona de América, y a Santa Teresa1986. Por lo demás, también están definidas en tres cuerpos, o como ya hemos mencionado para la central, en dos y un ático, que aquí finaliza en forma curvilínea sin llegar a ser semicircular. El primer cuerpo es una réplica del de la central, pero en menores dimen- siones y proporción (8,99 m. de altura por 7,85 m. de ancho). Tiene los pares de columnas mucho más juntos sin posibilidad de alojar entre ellos ninguna decoración y comparten un pedestal corrido para ambas. La única decoración de este piso se reduce a unos relieves en Villerías en las enjutas del arco de ingreso, un moldurado geométrico realizado en los basamentos y jambas de las puertas, y unos relieves florales en el friso coincidiendo con las líneas de columnas y la clave del arco de ingreso. 1986  Angulo Íñiguez 1945, pág. 30. Fig. 484 Primer cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada principal de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 951 El segundo piso es el más extraño arquitectónicamente, ya que muestra un desarrollo muy horizontal con pares de pilastras de orden jónico que flan- quean tres relieves en piedra blanca, el central con una escena (Santa Teresa en el lado de la epístola y Santa Rosa de Lima en el del evangelio) y los laterales más pequeños con unos escudos rodeados de roleos vegetales. Este cuerpo lo remata un entablamento muy alto con un friso muy moldurado que remarca aún más ese carácter horizontal que hace parecer este piso como un ático del primero. El tercer piso o ático se compone de una ventana rectangular entre co- lumnas pseudocorintias sobre un alto pedestal con un frontón curvo en el que se aloja una cartela en relieve. Dos florones continúan la línea de las columnas por encima del frontón y otros se colocan sobre un pedestal a los lados de las columnas siguiendo la línea de las pilastras exteriores del piso bajo. Corona todo el conjunto, a modo de peculiar frontón, una cenefa curva, como una cres- tería, con un relieve muy profundo de roleos y un marcado carácter autóctono, Fig. 485 Segundo cuerpo de la portada del lado de la epístola de la fachada principal de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 952 por encima de esta decoración se sitúan dos florones más y una escultura en el centro, todo ello en piedra blanca de Villerías. Este último cuerpo tiene un marcado carácter ascendente que contrarresta el horizontalismo del inferior y configura, junto con el primero también de naturaleza ascendente, un todo con una clara verticalidad y armonía que concilia perfectamente a estas dos porta- das laterales con la central. En cuanto a la ornamentación de estos frontis laterales, merecen especial atención los relieves centrales de los segundos cuerpos realizados en piedra blanca de Villerías, encuadrados por un labradísimo marco de piedra gris. El de la portada del evangelio muestra la escena de la aparición de la virgen con el niño a Santa Rosa de Lima; dos tarjas flanquean la escena con las leyendas Fig. 486 Tercer cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada principal de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 953 CORDIS MEI ROSA, a la izquierda y SPONSA MEA VENI, a la derecha1987. Por encima, en el tímpano de remate, hay otra tarja más con la inscripción D.O.M. Corona esta portada del lado izquierdo una estatua del arcángel San Miguel. La portada del lado de la epístola tiene representada en su relieve central la transverberación del corazón de Santa Teresa de Ávila, que tiene una cinta partiendo de su boca con la leyenda MISERICORDIAS DOMINI IN AETER- NUM CANTABO1988. Este relieve está enmarcado también por dos tarjas; en la de la izquierda aparece la inscripción VULNERASTI COR MEUM y en la de la derecha AMORE LANGUEO1989. Esta portada derecha tiene también otra tarja superior en la que se lee S.D.O. y culmina con una estatua del arcángel San Gabriel1990. Todo este programa iconográfico general de las portadas de la fachada principal hubo de ser establecido por el cabildo catedralicio y más que proba- blemente por su canónigo doctoral que solía ser el encargado de estos menes- teres, aunque en este caso no tengamos constancia segura de ello. “El pensamiento teológico que determinó la iconografía de este frontis catedra- licio, debemos interpretarlo como una exaltación a la Iglesia (Roma), al Real Patronato (Castilla y León), al evangelio y la conversión mediante las estatuas de Pedro y Pablo, y a la Virgen María a quien se dedica la obra. La presencia de Santa Rosa de Lima simbo- liza la fructificación del cristianismo en Hispanoamérica y la de Santa Teresa de Avila, 1987  Merlo Juárez 1991, pág. 85. “[...] Las tarjas de ambos lados indican lo que Jesús Niño dice a Ella: ‘Rosa de mi corazón’, y también: ‘Ven esposa mía’. [...]”. Es una clara alusión a los desposorios místicos de la santa. Santa Rosa de Lima fue la primera santa na- cida en el Nuevo Mundo. Obviamente esta portada hubo de ser terminada con posterioridad a la fecha de 1644 de la central, ya que la santificación de Rosa de Lima fue llevada a cabo en 1671 por el papa Cle- mente X, aunque ya desde 1670 había sido nombrada oficiosamente patrona de toda América y Filipinas. http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/enero_06/24012006_02.htm http://www.arzobispadodelima.org/index.php?option=com_content&view=arti- cle&id=1152&Itemid=355 1988  Rojas 1980, pág. 11. Merlo Juárez 1991, pág. 85. Se trata del salmo 88, versículo 2. “Cantando me estaré eternamente las misericordias del señor”. 1989  Rojas 1980, pág. 11. Merlo Juárez 1991, pág. 85. “Heriste mi corazón” y “Languidezco de amor”. 1990  Salazar Monroy 1946, pág. pp. 20 – 21. “[...] en el frontón del tercer entablamento hay una cartela con las letras (S. D. O.) que significan (Salvador, Dios, Omnipotente) [...] En el colateral izquierdo [...] las iniciales (D. O. M.) a (Dios, Optimo, Máximo).”. Rojas 1980, pág. 11. “La composición de esa portada culmina con la tarja del frontón curvo en que se lee S. D. O., lo que, unido a las otras iniciales, se traduce por Domini Omnipotentis Matri Sacrarum Dicatur Opus. [...]”. Merlo Juárez 1991, pág. 85. “Así la Doctora de Ávila, representa en la portada general, el elemento es- pañol del que presumían los habitantes de Puebla; por el otro lado la ‘Rosa de Lima’ era símbolo de la joven América promisoria. [...] [...] Luego viene un remate de frontón curvo que encierra una tarja con las iniciales, del lado del Evan- gelio ‘D.O.M.’; y de La Epístola: ‘S.D.O.’. El cronista Zerón Zapata hábilmente las tradujo como idénticas a la frase que inicia la placa del Altar de los Reyes: ‘Domini Omnipotentis Matri’ que se traduce como: ‘A la Madre del Señor Omnipotente’. Y del otro lado: ‘Sacrum Dicatur Opus’ lo cual significa: ‘Se Dedica la Obra Santa’.”. La catedral de Puebla 954 la del pensamiento cristiano en su más alta expresión ibérica. Los arcángeles Miguel y Gabriel están presentes por ser los más directamente asociados a la Virgen, uno como general de los ejércitos celestiales contra el mal, del que es análoga la Virgen, y el otro como el enviado de Dios para iniciar la Redención del hombre por Cristo encarnado.” Pedro Rojas1991 Además de los relieves historiados en piedra blanca de Villerías, estas por- tadas laterales tienen alguna decoración más, labrada en la misma cantera gris estructural. En el primer piso existe una ornamentación geométrica en los ba- samentos corridos de las columnas pareadas y en las jambas de las puertas, y de carácter vegetal en los frisos. En el segundo cuerpo, la labra ornamental se centra en los frisos, con unos triglifos y metopas muy resaltados y los marcos de los relieves centrales ya mencionados. En el cuerpo final, la decoración sobre la piedra gris se focaliza en los basamentos y fustes de las columnas y en el marco que rodea las tarjas de los tímpanos curvos; rematando por encima de la línea de imposta que marca el final de las portadas se ha colocado una cenefa curvilínea con roleos vegetales profundamente labrados, ya mencionada más arriba. 1991  Rojas 1980, pp. 11 - 13. Fig. 487 Detalle de la profundidad de la labra de la decoración pétrea de las portadas laterales de la fachada principal Antonio Pedro Molero Sañudo 955 Fig. 488 Relieve de Santa Teresa en el segundo cuerpo de la portada del lado de la epístola de la fachada principal Fig. 489 Relieve de Santa Rosa de Lima en el segundo cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada principal La catedral de Puebla 956 9. 2. 4. 2. Portada norte Fig. 490 Porta del crucero norte de la catedral de Puebla hacia la plaza Antonio Pedro Molero Sañudo 957 Fig. 491 Alzado acotado de la portada norte de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 958 La portada septentrional de la catedral mide 27,92 m. de altura total1992. Se encuentra encastrada entre los contrafuertes del transepto y se configura, al igual que la del Perdón y la del lado sur, en tres cuerpos, o más bien, en dos más un ático semicircular. El primer cuerpo tiene la misma disposición en arco triunfal que el de la central del frontis principal. Este piso tiene unas dimensiones de 10,46 m. de alto y de 13,04 m. de ancho, por lo que tiene una proporción más apai- sada que en la del Perdón. Está configurado mediante columnas pareadas de orden “toscano” estriadas y con bastones sobre un alto basamento que enmarcan el arco de medio punto de entrada, remarcándose la línea de im- posta de éste a ambos lados sobre el paramento mural. En el intercolumnio se alojan unas hornacinas con esculturas y encima de éstas unos relieves con bustos en piedra de Villerías, orlados por relieves vegetales de piedra gris. Las jambas del arco de acceso están decoradas con tableros resaltados y el fri- so superior aparece labrado al completo con roleos vegetales. Por encima del friso se proyecta una destacada cornisa con una decoración muy remarcada de dentículos1993. El segundo piso tiene 7,70 m. de alto, por lo que prácticamente se confi- gura en forma rectangular dupla; aquí se han cambiado los pares de columnas por pilastras de orden jónico, al igual que en la portada sur. Estas pilastras encuadran una ventana rectangular que tiene un marco decorado alrededor y una moldura más exterior muy resaltada con orejas, típicamente barroca. En los entrepaños se alojan unas hornacinas y encima de éstas otros dos bustos en relieve. El friso y las cornisas de este cuerpo también tienen una fuerte moldu- ración que crea un contraste muy marcado de claroscuro sobre la piedra gris, que en las partes más profundas adquiere unos tonos cercanos al negro, consi- 1992 Luyando Lares 1990, pp. 17 - 18. “La portada norte o de San Cristóbal -llamada así porque en la parte posterior de la puerta está un lienzo y anteriormente hubo una enorme estatua de San Cristóbal- mide 27.75 metros de altura [...]”. Manzo y Jaramillo 1990, pág. 48. “La portada que ve la plaza o al Norte, tiene de alto 33 ¾ varas [...]”. Aproximadamente 28,00 m. 1993  Estos dentículos, canónicamente deberían ser utilizados en el orden jónico, mientras que en todas las portadas de la catedral poblana han sido colocados en el primer cuerpo que corresponde a “un cierto orden toscano” en todas ellas. Antonio Pedro Molero Sañudo 959 guiendo con los más claros exteriores un juego de luz y color muy acorde con el más puro estilo barroco. Fig. 493 Segundo cuerpo de la portada norte Fig. 492 Primer cuerpo de la portada norte La catedral de Puebla 960 El tercer cuerpo mide 9,76 m. de altura y aparece un poco sobresaliente sobre los dos inferiores. Está formado por dos medias columnas de un orden pseudocorintio, con el primer tercio muy labrado, que parten de un alto basa- mento también decorado y dintelan un gran óculo mediante un entablamento con una cornisa muy volada que tiene encima unos grandes florones siguiendo la línea de las columnas. Por encima del entablamento carece de tímpano, pero el mismo paramento mural de la portada en forma semicircular hace un efecto visual que asemeja el tímpano curvo inexistente, al igual que sucede en las portadas del lado meridional y la del Perdón, pero no en las laterales de esta última, que están provistas de un tímpano curvo. El par de pilastras más exte- riores del piso inferior se continúa aquí con unas grandes orlas vegetales sobre pedestales que enmarcan unos escudos; a la izquierda está la tiara pontifical con las llaves del cielo y a la derecha hay un jarrón con azucenas. Rematando el conjunto, en el espacio que simula el tímpano de este cuerpo, hay un escudo real, y coronando completamente la portada una escultura de San José sobre un pedestal que sobresale, como un pináculo o eje central, sobre la línea semicir- cular de la cornisa final. Cabe destacar que los contrafuertes que enmarcan esta portada están retranqueados a la altura de este tercer cuerpo y forman unos roleos en forma de C recostada muy labrados; por encima quedan rematados con unos grandes pináculos bulbosos de un carácter un tanto arabizante que terminan en una punta de flecha y que a nuestro modo de ver desentonan con el conjunto general de la portada y con los demás pináculos de todo el edificio que tienen forma piramidal1994. 1994  De hecho, como se verá, la portada sur que sigue en todo el mismo esquema compositivo de ésta, pero con menos ornamentación, finaliza los contrafuertes que la enmarcan con unos pináculos pirami- dales de un modelo similar que los de encima de los pretiles de las terrazas de las naves pero con un módulo mayor. Antonio Pedro Molero Sañudo 961 Fig. 495 Relieve decorativo con el jarrón de azucenas en la portada norte Fig. 494 Tercer cuerpo de la portada norte La catedral de Puebla 962 Fig. 497 Escudo imperial de la portada norte Fig. 496 Relieve decorativo con la tiara papal en la portada norte Antonio Pedro Molero Sañudo 963 Fig. 498 Detalle de los pináculos que rematan los contrafuertes que enmarcan la portada norte La catedral de Puebla 964 Esta portada del lado norte también tiene alguna decoración realizada en piedra blanca de Villerías. En las hornacinas de los entrepaños de los dos cuer- pos principales aparecen colocadas unas esculturas de los cuatro evangelistas. Por encima de éstas están colocados los bustos en relieve de los reyes de la di- nastía Augsburgo que habían gobernado la Nueva España hasta el momento de la terminación de la portada. En el primer cuerpo, a la izquierda, está San Ma- teo con la leyenda al pie HOC OPUS, y encima el busto de Carlos I; a la derecha San Juan, cuya leyenda es HIC LABOR, y encima el relieve de Felipe II; encima de la clave del arco de la puerta hay un relieve con un jarrón con azucenas y en las enjutas otros dos relieves con sendos ángeles. En el segundo cuerpo a la izquierda, están San Lucas y Felipe III enci- ma; a la derecha, San Marcos y Felipe IV. Sobre el dintel de la ventana de este segundo cuerpo una tarja tiene la inscripción HAEC EST DOMVS DOMINI, y por debajo hay una pequeña figura semidesnuda orlada por una especie de venera aún por identificar, quizá San Sebatián. En el intradós de la ventana circular del piso superior aparece inscrito CAROLVS 2VS REX HISPAN; a los lados, enmarcando el óculo, hay unos relieves florales en forma trapezoidal. En los extremos se sitúan dos relieves: la tiara papal y las llaves del cielo al lado izquierdo y un jarrón con azucenas en el derecho. Un escudo real como el de la portada principal pero en piedra gris queda colocado en el centro del tímpano y por encima, coronando toda la portada, la figura de San José1995. “[...] Tan bella portada bien merece el hemistiquio del verso exámetro de Virgilio, en su poema de la Eneida, que tiene esculpido en el pedestal: ‘HOC, OPUS, HIC, LABOR que quiere decir: ‘ESTA OBRA, ESTE EL TRABAJO’.” Melitón Salazar1996 1995  Rojas 1980, pág. 13. 1996  Salazar Monroy 1946, pág. 23. La frase de donde proceden estas inscripciones pertenece al Libro VI de la Eneida de Virgilio, versos 125 al 130, pronunciada por la sibila de Cumas a Eneas; “[...] Sate sanguine divom, Tros Anchisiade, facilis descensus Averno; noctes atque dies patet atri ianua Ditris; sed revocare, gradum superasque evadere ad auras, hoc opus, hic labor est. [...]”. Consideramos mucho más acertada la traducción, “[...] Nacido de sangre de dioses, troyano anquisíada, fácil es la bajada por el Averno: día y noche está abierta la puerta del negro Dite; pero volver los pasos y salir a las auras de arriba, esto es un trabajo, esto es ardua cosa. [...]”. Perteneciente a la edición: Virgilio Marón, Publio: Eneida, Vol. II, Libros IV-VI, Texto latino, traduc- ción y notas de Luis Rivero García, Juan A. Estévez Sola, Myriam Librán Moreno, Antonio Ramírez de Verger, C.S.I.C., Madrid 2011, pág. 132. Antonio Pedro Molero Sañudo 965 Fig. 499 Relieve del rey Carlos I en la portada norte Fig. 500 Relieve del rey Felipe II en la portada norte Fig. 501 Relieve del rey Felipe III en la portada norte Fig. 502 Relieve del rey Felipe IV en la portada norte La catedral de Puebla 966 9. 2. 4. 3. Portada sur Fig. 503 Portada sur de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 967 Fig. 504 Alzado acotado de la portada sur de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 968 La portada sur mide 26,79 m. de altura y se encuentra también perfecta- mente enmarcada entre los contrafuertes estructurales del crucero. La diferen- cia más marcada que tiene con respecto a su homóloga opuesta es que aquí no hay ningún tipo de decoración en piedra blanca, sino que tan solo tiene algunos ligeros detalles decorativos realizados en la misma piedra gris estructural que resaltan y crean ciertos matices de claroscuro. Por esta característica concreta esta portada resulta, en líneas generales, mucho más sobria en su composición y más elegante arquitectónicamente, ya que son los elementos que la constitu- yen los que a la vez la embellecen. En realidad, no es cierto que el conjunto esté carente de decoración, sino que la que tiene está realizada con la misma piedra de cantería gris de toda la construcción 1997. La disposición estructural del conjunto sigue el mismo esquema que su análoga del lado norte, por lo que no nos extenderemos en detalles ya dichos para la anterior y perfectamente aplicables a ésta. Tan solo existe una diferencia marcada en el remate final de los contrafuertes que la flanquean, ya que aquí se trata de pináculos realizados de mampostería del mismo tipo que los que almenan todas las naves del templo. Como decoración, todo el conjunto de la portada tiene, en el primer cuer- po, unos relieves geométricos entre los basamentos, además de unos tableros resaltados en los pedestales de las columnas pareadas, en las jambas de la puer- ta y en los intercolumnios. También presenta unas tarjas con relieves de roleos en el friso de este mismo cuerpo, así como una clave profusamente labrada y una línea de imposta del arco que se continúa a ambos lados por el paramento. En el segundo piso la decoración se reduce a unos tableros muy poco resaltados sobre el muro y en los entrepaños, así como en la ornamentación del marco que rodea la ventana, y en los triglifos y metopas muy resaltados del friso. En el áti- co se sitúa algo más de decoración; aquí vuelven a resaltar unos tableros en el muro y además se colocan unos florones en correspondencia con la línea de las 1997  Tan solo por su desnudez ornamental y su marcada arquitectura compositiva, se ha llegado a de- cir sobre esta portada que muestra una clara influencia escurialense, aunque veremos que en realidad tiene mucha más decoración de la que a primera vista aparenta. Por otro lado, la influencia escurialense, más o menos evidente, es un lugar común de toda la arquitectura hispana del siglo XVII. Antonio Pedro Molero Sañudo 969 columnas exteriores de los pisos bajos. La ventana circular central queda en- marcada por unas estilizadas columnas abalaustradas de un orden indetermi- nado semejante al corintio que presentan una decoración profusa en su primer tercio del fuste y en los capiteles. Corona todo el conjunto un escudo real igual al de las otras portadas1998, flanqueado a ambos lados por un catedralicio jarrón con azucenas. Por debajo de la cornisa semicircular final se encuentra un friso decorado con recuadros en relieve con roleos vegetales. 1998  Como dato curioso observaremos que los leones rampantes de este escudo de la portada sur muestran sus cabezas frontalmente, mientras que los de los otros dos escudos de las portadas principal y norte están de perfil. Fig. 505 Primer cuerpo de la portada sur La catedral de Puebla 970 Fig. 507 Tercer cuerpo de la portada sur Fig. 506 Segundo cuerpo de la portada sur Antonio Pedro Molero Sañudo 971 Fig. 509 Escudo imperial de la portada sur de la catedral de Puebla Fig. 508 Detalle de la decoración de la portada sur La catedral de Puebla 972 9. 2. 4. 4. Portada del sagrario La portada del sagrario es la más barroquizante de todas las de la catedral en cuanto a su ornamentación, aunque en su estructura mantiene un esquema sobrio de arco de triunfo con una puerta en arco de medio punto entre co- lumnas que sustentan un entablamento muy resaltado. Se compone de un solo cuerpo a modo de pantalla superpuesta prácticamente cuadrado de 7,17 m. de alto y 7,82 m. de ancho. Está encastrada entre el contrafuerte de esquina final de la cabecera a su izquierda y la curva saliente que corresponde al hueco de la escalera de subida a la “torre” de este lado noreste a la derecha; y aunque la portada queda holgada de estos salientes en los laterales, su cornisa superior se continúa extrañamente hasta topar con éstos, habiendo sido lo correcto finali- zar en línea con todo el conjunto del entablamento. Fig. 510 Portada del sagrario de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 973 Fig. 511 Alzado acotado de la portada del sagrario de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 974 Esta portada se articula mediante unas columnas exentas sobre unos al- tos basamentos de perfil bulboso que suben hasta igualarse con la altura del zócalo de los muros exteriores perimetrales; tienen el fuste zigzagueante en su primer tercio y en espiral en el resto hasta los capiteles1999. El alto entablamento tiene el friso en forma convexa muy resaltado y encima una cornisa muy vola- da y decorada en su parte inferior. El arco de acceso está formado por un haz de columnillas que parecen enroscarse entre sí, creando formas sinuosas con entrantes y salientes muy marcados que partiendo de las basas se continúan por los fustes hasta los capiteles y la propia rosca del arco, quedando muy re- saltada la línea de imposta por todo el ancho de la portada. En las enjutas un almohadillado en punta de diamante refuerza el carácter pseudomedieval que pensamos que el autor quiso imprimir al conjunto, como si de un estilo neo- rrománico de los siglos XIX - XX se tratara2000. Algunos detalles de esta portada han ejercido una cierta influencia en otras obras realizadas en la ciudad de Puebla en los mismos años en que se realizó ésta. Un par de ejemplos serían los ya mencionados de la Casa de las Bóvedas y la capilla de Jesús Nazareno, pero pensamos que el más patente es el de la portada de la llamada Casa de las Cigüeñas -contigua al actual número 127 de la calle 5 poniente-, con la que mantiene una plena concordancia. 1999  Fernández 1986, pág. 102. “El primer tercio de las columnas luce gruesas estrías zigzaguantes horizontales, muy similares a la de la ‘Casa de las Bóvedas’, y como veremos también a la capilla de Jesús Nazareno de la parroquia de San José. El resto del fuste se encuentra recorrido por estrías diag- onales que imitan el helicoide de las columnas salomónicas, sólo que sin alterar su estabilidad; vienen a ser, en estricto sentido, columnas entorchadas que se repetirán de nuevo en la citada capilla de Jesús Nazareno. [...] En esta obra sorprende sobre todo, la utilización de columnas entorchadas, en una época en la que ya se habían empleado columnas salomónicas en portadas como las de la catedral de México, sin embargo, no deja de ser una solución interesante que logra dar al espectador impresión de claroscuro.”. Resulta extraño que la autora se sorprenda del uso de “columnas entorchadas” en vez de “salomónicas”, cuando ambos términos son totalmente coincidentes. 2000  Esta portada atribuida al maestro Diego de la Sierra es la más disonante del conjunto, pero aún así no resulta completamente desarmónica con el resto al estar labrada por completo con la misma piedra gris de los paramentos murales. Juzgándola fríamente parece que estuviéramos ante una recreación neorrománica de un arquitecto decimonónico. Fernández 1986, pp. 101 - 102. Antonio Pedro Molero Sañudo 975 Fig. 513. Detalle de la imposta del arco de la puerta de entrada al sagrario Fig. 512 Detalle del basamento de la portada del sagrario La catedral de Puebla 976 Fig. 515 Sebastiano Serlio Libro III lámina XII v Fig. 514 Detalle del entablamento de la portada del sagrario Antonio Pedro Molero Sañudo 977 9. 2. 5. Coro El coro se encuentra canónicamente situado entre los tramos tercero y cuarto de la nave central y comunicado con el altar mayor mediante la vía sa- cra. Dispone de dos puertas laterales de acceso a los estalos de los prebendados ennoblecidas con sendas portadas atribuidas al maestro Diego de la Sierra, al igual que la portada del sagrario con la que presentan ciertas similitudes. Este espacio “sagrado” queda delimitado por un muro perimetral de 6,37 m. de al- tura en los laterales y en su parte trasera (trascoro), dejando el espacio frontal completamente libre hacia el altar mayor, cerrado mediante una reja de forja. El piso del coro se eleva sobre el nivel del suelo de la catedral tres escalones -0,57 m. (≈ 2 pies)-, tal y como corresponde a su carácter jerárquico. El muro perimetral va trazado sobre el núcleo central de los pilares en los que está inscrito, dejando así espacio para que se forme un entablamento con una cornisa, de un gran desarrollo en altura y muy volado, que recorre la figura de la forma de las medias columnas de los pilares2001. Todo este alto entablamen- to con su voladísimo perfil parece una especie de anillo que abraza las colum- nas a media altura aproximadamente, creando un conjunto armónico, aunque por su diseño tan absolutamente barroquizante podría desentonar dentro del ambiente mucho más clasicista de todo el interior del templo. La anchura del muro permite embutir la escalera que sube al deambulatorio que se crea en- cima del entablamento, lo suficientemente ancho -4,05 m. (≈ 14 1/2 pies)- para soportar las cajas de los tres órganos que quedan embebidos en este ancho pa- sillo, sin sobresalir de las balaustradas de hierro forjado que le circundan como protección, tanto interior como exteriormente. 2001  Luyando Lares 1990, pág. 24. “El coro está situado entre los tramos tres y cuatro de la nave central, dividido por un muro de 5.84 metros de alto y coronado por un cornisón y balaustrada.”. Merlo Juárez 1991, pág. 126. “[...] Su nivel de piso es un tanto más alto que el del recinto (0.61 m.) para darle mayor realce y dignidad. Los muros que lo cierran se elevan a 6.34 m. [...]”. La catedral de Puebla 978 Fig. 516 Planta de la catedral de Puebla resaltando en color los espacios del coro, la vía sacra y el altar mayor Antonio Pedro Molero Sañudo 979 Fig. 517 Muro del coro en el lado de la epístola Fig. 518 Detalle del cornisamento del muro del coro La catedral de Puebla 980 Fig. 519 Portada de entrada al coro por el lado de la epístola Antonio Pedro Molero Sañudo 981 Las portadas laterales de acceso al interior del coro están situadas en el cuarto tramo de las naves laterales. Presentan algunas características for- males muy similares a la portada del sagrario, pero también hay ciertas diferencias notables en su composición. Se trata de unos vanos adintelados2002 enmarcados por columnas exentas que parten de un alto basamento de per- fil sinuoso parecido al de la portada del sagrario pero de menores propor- ciones, con el fuste zigzagueante con bandas horizontales hasta el primer tercio y verticales en el resto. Encima de los capiteles “pseudocorintios”2003 se dispone un alto entablamento, en el que el friso y la cornisa también son muy similares a los de la portada del sagrario, pero provistos de mayor de- coración en estuco pintado. Corona el conjunto un frontón partido por un escudo central en relieve con un jarrón con azucenas y dos pináculos que continúan la línea de las columnas. Estas portadas son unas muestras cla- ras del tipo de barroco muy ostentoso que estaba en boga en el momento de su construcción en la ciudad de Puebla, quedando incluso más enfatizadas todavía cuando les fue añadida la decoración pictórica de color dorado, que tiene en muchos de sus elementos desde la remodelación neoclásica que se llevó a cabo en toda la catedral entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. “[...] Igualmente ilustrada fue la inclinación de Ponz por los coros colocados en el pres- biterio y el rechazo por la tradición española del coro central que se siguió en Nueva España. Este criterio debió de ser uno de los factores que hicieron desaparecer a la ma- yor parte de los coros novohispanos, pues en aras de la modernidad solamente se man- tuvieron en la nave central los coros de Puebla, México y Oaxaca de los cuales sólo los primeros dos conservaron sus sillerías barrocas. Ponz consideraba que en las iglesias debía seguirse el modelo de San Pedro de Roma y colocar los coros atras del altar mayor aunque abogó ‘por la conservación, en su lugar original, de los antiguos coros dignos de mérito’. No le interesan los recientemente fabricados y desaprobó el de la catedral de Córdoba, el de Jaén y el de Sevilla. En este sentido llama la atención que si bien la catedral de Puebla sufrió una profunda transformación neoclásica, su coro y sillería se conservaron intactos. El texto de Ponz debió conocerse en Puebla pero la obra poblana debió entrar dentro de la categoría de ‘digna de mérito’.” Patricia Díaz2004 2002  La moldura con orejas que marca el dintel de la puerta se encuentra partida por un relieve en estuco con la tiara pontifical y las llaves del cielo cruzadas por debajo. 2003  Estos capiteles y sus arquitrabes son exactamente iguales en su diseño que los de los áticos de las portadas laterales de la fachada principal y los de las dos del crucero. 2004  Díaz Cayeros 1999 A, pág. 281. La catedral de Puebla 982 Fig. 520 Detalle del basamento de la portada del coro Fig. 521 Detalle del basamento de la portada del sagrario Fig. 522. Detalle del capitel y del entablamento de la portada del coro Fig. 523. Detalle del capitel y del entablamento de la portada del sagrario Antonio Pedro Molero Sañudo 983 Fig. 524 Detalle del capitel del tercer cuerpo de las portadas laterales de la fachada principal Fig. 525 Detalle del capitel del tercer cuerpo de la portada norte Fig. 526 Detalle del capitel y del arquitrabe de la portada del coro Fig. 527 Detalle del capitel y del arquitrabe del tercer cuerpo de la portada sur La catedral de Puebla 984 9. 3. Antecedentes “[...] Por su planta y alzado, las catedrales de México y Puebla, son tan semejantes que hay que pensar que son de la misma mano o el autor de una copió los planos de la otra. Recordemos que Arciniega y Becerra fueron amigos y trabajaron juntos algunas veces, por lo que no es de extrañar que se comunicaran sus proyectos.” Enrique Marco2005 “A partir de las experiencias de Granada y Jaén, la Corona impuso en los terri- torios virreinales este modelo planimétrico, como lo demuestra el hecho de que tanto la catedral de México como la de Puebla fueran concebidas en proyectos del XVI como grandes iglesias salón.” Ana Goy2006 Muchas líneas se han escrito acerca de los antecedentes cercanos o re- motos, claros o imprecisos, del diseño y traza de la catedral poblana, pero indudablemente el ejemplo más semejante y cercano a nuestro edificio sería el de la catedral de la ciudad de México, hermana de ésta, aunque de mayor tamaño2007. La traza ideada por Francisco Becerra para la catedral poblana no dejaba de ser una solución convencional de origen español, planteada por primera vez en estas tierras americanas por Claudio de Arciniega en la catedral de México, tal y como ha señalado García Zambrano2008. Algunos autores también han establecido una comparación directa de la catedral de México con la de Jaén, obra del maestro Andrés de Vandelvira2009. Es absolutamente seguro que los maestros Claudio de Arciniega y Francisco Becerra coincidieron en algu- nas obras, por lo que hubieron de compartir conocimientos, trazas y plan- 2005  Marco Dorta 1973, pág. 92. 2006  Goy Diz 2002, pág. 28. Esta afirmación acerca del modelo planimétrico impuesto por la Corona, contrasta con la diferencia en planta entre ambas catedrales, al menos si tomamos por bueno el proyecto del plano existente para el ejemplo mexicano atribuido a Claudio de Arciniega y fechado ca 1567-1569, en el que destaca en la cabecera la capilla real sobresaliente de todo el conjunto, mientras que el modelo poblano, como ha quedado perfectamente demostrado, se trazó desde su inicio con la cabecera recta. Además en este mismo plano aparecen dos puertas de acceso a las naves laterales en la cabecera, al modo de la catedral hispalense, característica ausente en el diseño poblano. 2007  Rojas 1980, pág. 5. “[...] Sería un poco menor que la mexicana, en tanto que ésta tendría ocho tra- mos y la de Puebla solamente siete (cuatro antes del crucero y tres pasado éste) [...]”. 2008  García Zambrano 1984, pág. 23. 2009  Marco Dorta 1973, pág. 91. “En cuanto a la planta, la catedral mexicana se deriva de la de Jaén (1540), obra de Alonso de Vandelvira. Nada debe a la de Salamanca, pese a coincidir con ella en el núme- ro de naves y en la situación del crucero ocupando el cuarto tramo a partir de las capillas de la cabecera. Como aclaró Angulo, la salmantina se proyectó (1512) con girola y se comenzó a construir por la facha- da. Cuando se cambió el proyecto de girola por el testero plano (1588), ya estaba fuera de cimientos la cabecera de la catedral de México [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 985 teamientos arquitectónicos de los que una buena prueba son las similitudes entre sus dos magnas obras catedralicias. Además, resulta coherente que el recién llegado maestro extremeño buscara apoyo y consejo en la experien- cia del ya ducho maestro mayor de la catedral mexicana, más si tenemos en cuenta que la catedral metropolitana ya llevaba diez años aproximadamente comenzada y que se mostraría a los ojos del maestro neófito Becerra como un libro abierto de enseñanzas arquitectónicas. Su más que posible contacto con el maestro Arciniega y su obra a su llegada a la Nueva España, le serviría al extremeño como un buen ejemplo para aprender el modus operandi de las construcciones en estas tierras; además, hay que considerar que en breve se habría de hacer cargo de una construcción similar a ésta en la ciudad de Puebla2010. En nuestra opinión, Francisco Becerra utilizó para la traza de la catedral poblana un modelo que le resultaba familiar y que estaba en perfecto uso en la Península en esos momentos. Resulta lógico que Becerra conociera o incluso hubiera visto los proyectos catedralicios que se estaban desarrollando por esas fechas en España y que seguían más o menos un esquema de iglesia salón tal y como él mismo planteó en Puebla. Además, cuando llega a la Nueva España, vería actualizado ese “hipotético modelo español” en el gran proyecto de la ca- tedral mexicana de Claudio de Arciniega, maestro del que pudiera haber oído hablar en España, y que aquí ejercía como el afamado maestro de “arquitectu- ra” de la capital del virreinato de la Nueva España, una suerte de “Arquitecto Real”, que lógicamente tuvo que influir en el recién llegado como un ejemplo a imitar o al menos a tener en cuenta. “Arciniega se mostraría a sí mismo como arquitecto defensor de una corriente culta, apegada al uso de los tratados de arquitectura; se mostraría empeñado en una 2010  Bonet Correa 1986, pág. 98. En referencia a la experiencia lograda por el maestro Claudio de Arciniega en la Nueva España. “[...] Por otra parte, la experiencia mexicana de éste se extendía a casi dieciocho años -había llegado al parecer en 1555 a Puebla-, y por consiguiente poseía un conocimiento preciso de las circunstancias que afectaban a la ejecución en América de un gran proyecto de catedral: materiales disponibles y sus características, organización de talleres, nivel de la tecnología constructiva indígena, etc. No puede resultar extraño que el arquitecto recién llegado acudiese a un colega igual- mente calificado, sumamente prestigioso en la capital del virreinato y capaz, por tanto, de procurar soluciones a los problemas que siempre plantea un gran proyecto.”. La catedral de Puebla 986 Fig. 528 Planta de la catedral de Jaén renovación social de la profesión y enfrentado a la visión tradicional de la práctica arquitectónica.” Luis Javier Cuesta2011 2011  Cuesta Hernández 2000, pág. 61. Resulta interesante esta cita, ya que hemos de tener en cuenta que Claudio de Arciniega debió ejercer una cierta influencia sobre los nuevos maestros que iban llegan- do a la Nueva España, y más teniendo fama de ser un maestro culto. Antonio Pedro Molero Sañudo 987 Fig. 529 Planta de la catedral de Valladolid La catedral de Puebla 988 Fig. 530 Planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 989 Comparando la planta del templo poblano con las de las catedrales penin- sulares de Jaén y Valladolid nos da la sensación de que estamos ante el resul- tado de una hibridación entre ambas. La catedral de Puebla muestra algunos detalles en su estructura que corroboran esta mezcla, como la colocación de cuatro cubos de torres en las esquinas, que aunque antecediendo al ejemplo de Valladolid, sería un detalle importante que la equipararía con la diseñada por Juan de Herrera. Al mismo tiempo, en Puebla se sitúan dos espacios simétricos a los lados de la capilla de los Reyes, la sacristía en el de la epístola y el sagrario en el del evangelio, el mismo orden en que se disponen en la catedral de Jaén, pero no en la misma forma, ya que en el ejemplo jiennense estos dos espacios se sitúan longitudinalmente en el sentido de las naves del templo y en Puebla se colocan transversalmente, en el mismo sentido que la nave del crucero; no obstante, es el resultado de concebir de una manera muy similar el reparto es- tructural de espacios importantes cultualmente que influyen directamente en el diseño final de la iglesia catedral. “[...] se ha resaltado mucho la influencia del plan herreriano para la catedral de Valla- dolid, y efectivamente, tenemos en la planta un parentesco notorio, pero el diseño de Becerra se adelantó treinta años al modelo vallisoletano. Si se piensa en la catedral he- rreriana como antecedente, por la disposición de torres en las esquinas, hay que decir, que este modelo ya se había planteado para la planta de San Pedro del Vaticano. Más constantes son los recuerdos de los postulados de Siloé para sus catedrales andaluzas, que vemos en la ubicación del coro en la nave central, y de la capilla de los Reyes en la cabecera. [...]” Cristina García2012 Es cierto que resultan evidentes las claras similitudes entre la catedral de Puebla y su homóloga vallisoletana, aunque también son indudables algunas correspondencias o semejanzas con el templo jiennense trazado por Andrés de Vandelvira. A pesar de todas las afinidades que resultan de la comparación de las plantas de estos tres edificios, nosotros nos mostramos más cercanos a las tesis que defiende el profesor Navascués en cuanto a sus planteamientos urba- 2012  García Oviedo 2001, pp. 139 - 140. La catedral de Puebla 990 no-catedralicios ya apuntados al inicio de este capítulo. Mucho ha sido lo que se ha escrito y dicho acerca de las semejanzas en la planta entre la catedral de Puebla y la inacabada de Valladolid, proyecto de Juan de Herrera, y es que resulta lógico querer hermanar una obra de uno de los más insignes maestros de arquitectura -y posiblemente el primero que es merecedor del título de “arquitecto” con todas las connotaciones intelectuales que esto significa hoy mismo- como es la catedral de Valladolid, con una de las fábricas también más notables de todo el territorio americano como es la cate- dral de Puebla. A pesar de todo lo ya dicho sobre ambas catedrales, Puebla y Vallado- lid, pensamos que es necesario insistir un poco más en el tema con el fin de dar luz a algunos de los aspectos más comunes y disímiles entre ellas. Queda claro que la “similitud” en las trazas de las plantas de las catedrales americanas de México y Puebla con respecto a las peninsulares de Valla- dolid o Jaén es tan solo una cuestión formal, de manera que sus propias realidades situacionales y geográficas, tan distintas entre ellas, las hace ser intrínsecamente diferentes. No obstante, y para remachar un poco más el asunto de las posibles adscripciones o influencias de la catedral poblana, hemos de decir que la traza original del año 1575, atribuida al maestro ma- yor Francisco Becerra, incluía clarísimamente la construcción de cuatro to- rres en las esquinas del templo que en el lado oriental quedaban un poco retranqueadas al penúltimo tramo. “[...] el doctor Sánchez de Muñón, llevó a España en el año de 1567 la traza de la cate- dral de México del arquitecto Claudio de Arziniega y transcurridos 17 años en 1584, el famoso Juan de Herrera arquitecto de su majestad ejecutó la ‘Planta para la Catedral de Valladolid’, que se reproduce de una calca tomada del original por el arquitecto español Agustín Ruiz de Arcaute, en su obra Juan de Herrera arquitecto de Felipe II. Espasa Calpe, Madrid, 1936, p. 130 (lámina 54). En ella veremos que Herrera siguió los mismos linea- mientos que Arziniega, presentando en sus esquinas los cubos de sus cuatro torres, sus gruesos muros y contrafuertes, con sus naves, sus ocho capillas laterales, tres puertas al frente, dos laterales y dos posteriores, idéntica situación del crucero, altar mayor y el ábside que es lo único que se diferencia por ser de forma cuadrada y no semiexagonal. Además no debemos olvidar que también con anterioridad en el año de 1573, en que se puso la primera piedra de la catedral de México, en ese mismo año el 24 de abril el cita- do arquitecto Juan de Herrera, proyectó ‘La Planta y levantamiento original del Alcázar de Toledo con anotaciones de Felipe II’ (Ruiz de Arcaute, ob. cit., entre pp. 88 y 89), la Antonio Pedro Molero Sañudo 991 cual se reproduce (lámina 55) y en ella presenta también en sus esquinas cuatro cubos para sus respectivos torreones [...]” Luis G. Serrano2013 Según Luis G. Serrano vemos que no solo la traza de Juan de Herrera para Valladolid es muy posterior a las de los dos grandes templos novohispa- nos de México y Puebla, sino que además, el autor se aventura a señalar que el afamado arquitecto pudo haber copiado la traza mexicana para su proyecto vallisoletano, e incluso haber influido en sus diseños para el Alcázar toledano. Por nuestro lado, no nos atrevemos a ser tan vehementes, ya que resulta harto difícil imaginar al maestro Herrera copiando a artífices novohispanos, y tan solo trataremos de aclarar un poco más el tema de las torres de las esquinas para nuestro ejemplo poblano, así como también intentaremos establecer una serie de comparaciones entre este ejemplo catedralicio novohispano y el dise- ñado por Herrera para la ciudad de Valladolid. 2013  Serrano 1964, pp. 52 - 53. Goy Diz 2002, pág. 29. “En 1565-66 Claudio de Arciniega hace las trazas de la nueva catedral y en 1567 se envía el proyecto a España para que los arquitectos del rey dictaminen.”. Fig. 531 Planta de la catedral de México Fig. 532 Planta de la catedral de Valladolid La catedral de Puebla 992 Fig. 533 Planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 993 En un expediente que acompaña al muy reiterado plano de la catedral de Puebla de Juan Benítez, fechado el año 1749 y conservado en el Archivo de Indias, “[...] se dice que con arreglo a los planos aprobados en el siglo XVI, el templo debía tener cuatro torres -<>- y que estaban construidos los cubos de las de cavia becera [sic], hasta la altura de las bóvedas. [...]”2014. El profesor Diego Angulo defendía la idea de las cuatro torres basándose en el saliente del muro y en su mayor grueso en las últimas capillas del testero, así como por las escaleras de caracol existentes y la similitud de las proporciones de este saliente con las torres de la fachada. Manuel Toussaint, sin embargo, atribuía estos salientes de las esquinas posteriores no a unas torres, sino a una especie de contrafuertes para fortalecer la estructura; la función de las esca- leras de caracol de este lado que aparecen en la planta de Juan Benítez serían, siempre según Toussaint, para facilitar el acceso a las bóvedas del templo por el exterior y no para la subida a las supuestas torres2015. Por nuestra parte hemos podido comprobar que los arranques de los ca- racoles de las escaleras que subirían a las torres están todos situados al mismo nivel de piso que el resto de la construcción, formando clarísimamente parte del proyecto original. Además, para apoyar la tesis que defendería la inclusión de las cuatro torres en el proyecto original, hemos comprobado que el núcleo de todos estos caracoles de las escaleras parte de una basa inicial igual en todos los casos, sobre la que se comienza el apoyo del consecuente despiece de los husillos y sus correspondientes peldaños. Estos escalones tienen las mismas dimensiones y el mismo corte de cantería en todos los tramos iniciales cons- truidos hasta la altura de la cubierta de las capillas hornacinas, que como ya se ha dicho anteriormente corresponderían con el proyecto inicial del maestro Francisco Becerra2016. 2014  Angulo 1943, pág. 163. El plano con el expediente fue descubierto “por la señorita Lissen” en el Archivo de Indias de Sevilla. 2015  Toussaint 1950, pág. 12. 2016  Gutiérrez 1980, pág. 12. Entre los requisitos que se exigían para otorgar a una persona el título de La catedral de Puebla 994 Fig. 534 Plano de la catedral de Juan Benítez, año 1749 El diseño y las medidas de las escaleras de subida a las torres trazadas por el maestro Becerra para la catedral poblana coinciden casi exactamente con maestro de obras estaba el de saber hacer escaleras. Gutiérrez 1990, pág. 91. “[...] Las ordenanzas de albañiles de Sevilla (1443) que fueron reiterativamente copiadas en el nuevo continente [...]”, exigían que el “Maestro de Obras” supiera hacer, entre muchas más cosas, escaleras. Martínez de Aranda 1986, pág. 15. “[...] Rodrigo Gil de Hontañón gran tracista y cortador de cantería, en su texto, además de tratar sobre la composición arquitectónica se ocupa de las técnicas empleadas en las bóvedas de crucería y escaleras de caracol. [...]”. Ignacio Vicens 2000, pág. 1116. Se señala la opción de introducir desde principio en el diseño de un gran edificio, “[...] escaleras de caracol para permitir el acceso a la parte superior de los muros que, al construirse a la vez, facilitaban la circulación vertical. [...]”. En el caso poblano queda claramente dem- ostrado que los cubos de escalera no fueron diseñados para este cometido, sino como subida a las torres por construir. Terán Bonilla 2001, pág. 220. En las ordenanzas de la ciudad de Puebla, al igual que en las de México, se especificaba claramente que los oficiales que se presentaran al examen del oficio de albañilería de- berían saber ejecutar una larga serie de habilidades, entre las que se encontraba el efectuar toda clase de escaleras. Antonio Pedro Molero Sañudo 995 las dadas por Alonso de Vandelvira en su tratado de arquitectura2017. Además, los 2,25 metros de diámetro (8 pies) de los husillos poblanos, dimensiones ca- nónicas de este tipo de escaleras, y la perfecta labra de sus peldaños, hacen desestimar que fueran creadas tan solo como subida a las azoteas de las capi- llas, reforzando aún más la hipótesis del proyecto inicial con cuatro torres en las esquinas2018. No hubiera sido lógico fabricar los caracoles de la cabecera con el mismo tipo y despiece de cantería para los peldaños que el que se usó en los cubos de las dos torres existentes de los pies del templo, si no hubiera sido porque en un principio las cuatro escaleras tuvieron una misma jerarquía y cometido arquitectónico, más si tenemos en cuenta lo costoso que sería realizar estos peldaños de cantería pudiendo haberse realizado el acceso a las terrazas con unas simples escaleras de mano. 2017 Palacios 1990, pág. 113. En alusión a la “Declaración del caracol de husillo” del tratado de arquitec- tura de Alonso de Vandelvira: “[...] un caracol que, si bien no es un modelo frecuente en la construcción del seiscientos, tampoco es difícil de descubrir. Se trata del <>. [...] [...] Para su construcción Vandelvira da algunas recomendaciones. Así, elegido el diámetro interior de la caja, se proporcionará a voluntad del ejecutante el tamaño de pie central, teniendo en cuenta la resisten- cia de la piedra que se vaya usar. El peldaño es conveniente que tenga por su perímetro exterior un pie y medio de ancho y de huella es razonable una medida de tres cuartos de pie.”. Gómez Martínez 1996, pág. 244. “[...] Claudio de Arciniega, el tracista de la Catedral de México (1573), formado en el entorno madrileño, ideó para cada torre un <> como el codificado por Vandelvira.”. 2018 Gómez Canales 2005, pp. 111 - 113. En el capítulo dedicado a las escaleras de caracol: “Para que un hueco de escalera de caracol sea cómodo debe tener 2,00 m. de diámetro. Fig. 535 Basa del inicio del núcleo de la escalera de caracol de subida a la torre sur de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 996 Fig. 537 Peldaños de las escaleras de los caracoles de subida a las torres correspondientes a la hipotética torre noreste Fig. 536 Caracol de subida a la torre norte de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 997 Fig. 538 Dibujos para la confección de una escalera de caracol La catedral de Puebla 998 Fig. 539 Plantas y alzados de los peldaños y de las escaleras de subida a las torres de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 999 Si damos por cierta esta hipótesis, el proyecto inicial de Francisco Be- cerra con cuatro torres angulares sería anterior al de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid fechado en 1580, aunque éste último bien pudiera ha- ber sido ideado y trazado anteriormente, resultando muy difícil, pero no im- posible, que de ser así Francisco Becerra pudiera haber llegado a tener noticia de su trazado2019. Un ejemplo que estaba ya iniciado desde tiempo antes de que Becerra partiera hacia la Nueva España era la catedral nueva de Salamanca, diseñada en planta en su proyecto original con girola poligonal, que varió su planteamiento a finales del siglo XVI para conformarse con una cabecera cuadrada y con unos clarísimos cubos para torres en las esquinas de ésta que nunca se llegaron a realizar, aprovechándose tan solo el núcleo de la torre de la catedral vieja y quedando los dos cubos de la cabecera cortados a la altura de las capillas. Comenzado el proyecto en 1513 pudo Francisco Becerra haber visto parte de su construcción inicial e incluso alguna de las trazas originales, dada la mayor cercanía de la ciudad de Salamanca con la de su Trujillo natal y profesional. En cualquier caso queda claro que el tema de las cuatro torres en las esquinas de los edificios catedralicios, así como su construcción con las tres naves principales a la misma altura, era algo que estaba claramente en el ambiente por lo que no es de extrañar que Becerra planteara de esa manera su proyecto poblano. En absoluto sería una barbaridad pensar que tal vez fue una imposi- ción del cabildo poblano, o bien una directriz desde la capital novohispana, que el proyecto para la catedral de Puebla hubiera de contar con cuatro torres en sus ángulos y que el maestro Francisco Becerra se viera obligado a plasmar esta idea en sus trazas. Posteriormente la falta de fondos, sobre todo, y la necesidad perentoria de acabar el proyecto de una vez, harían 2019  De hecho si al trazado en planta de la catedral de Puebla le despojamos del último tramo corre- spondiente a la antigua sala capitular, la capilla de los Reyes y la sacristía, parece formalmente un calco del proyecto de Juan de Herrera para la catedral vallisoletana, salvo que el ejemplo poblano dispone de un tramo menos de capillas en el lado de la cabecera. Además, Francisco Becerra colocó las salas de sacristía y capitular por fuera de la línea de las torres, de tal forma que servirían como contrafuertes para ellas y para la capilla de los Reyes que subiría a la misma altura de las naves principales. García Oviedo 2001, pág. 139. “[...] Destaquemos que las naves laterales llegan sólo al octavo tramo. Como bien ha señalado el profesor Angulo, el detalle de engrosar el muro de las capillas del testero, demuestra que la idea original era hacer un templo rectangular con torre en cada esquina.”. La catedral de Puebla 1000 Fig. 540 Planta de la catedral de Salamanca destacando en color los supuestos cuatro cubos de las escaleras que la idea inicial se redujera, concluyéndose tan solo dos de las torres y olvidándose la construcción de las otras dos; aunque todo esto es solamente una hipótesis. Antonio Pedro Molero Sañudo 1001 Fig. 541 Planta de la catedral nueva de Salamanca de Andrés García de Quiñones La catedral de Puebla 1002 Fig. 542 Vista trasera de la catedral nueva de Salamanca donde se aprecian perfectamente los inicios de los dos cubos de las torres de la cabecera Antonio Pedro Molero Sañudo 1003 Debemos hacer hincapié en que nos es de todo punto desconocido el al- cance y la difusión que pudo haber de trazas y dibujos entre los maestros de obras durante el siglo XVI a lo largo de la Península. Mucho más remota aún nos parece la posibilidad de que el maestro de la catedral de Puebla conociera los proyectos de Bramante para la basílica del Vaticano en Roma, tal y como han apuntado algunos autores2020. No sabemos a ciencia cierta de dónde surgi- ría la idea para el proyecto poblano, pero parece bastante obvio que el maestro Francisco Becerra la asumió casi como propia, a tenor de la práctica repetición de su traza en la catedral de Lima, ya en tierras del virreinato del Perú. 2020  Rivera Blanco 1984, pág. 83. “En 1506 Bramante colocó la primera piedra del nuevo San Pedro iniciando la construcción de un templo absolutamente simétrico, de planta de cruz griega que cubriría con una gran cúpula central y cúpulas menores sobre las capillas de los ángulos y tendría torres en los ángulos extremos. [...]”. Fernández García 2000, pp. 43 - 44. Esta autora apunta que hay otros que piensan: “[...] que la influen- cia provendría fundamentalmente del proyecto bramantesco para San Pedro, tal como aparece en la medalla de Caradosso o en los proyectos de Sangallo. Este proyecto era ampliamente conocido en el ámbito novohispano como puede demostrarse por el grabado de fray Diego de Valadés Typus eorum..., o por el escudo de armas de la ciudad de Puebla de 1538.”. La autora también resalta con respecto a es- tos dos ejemplos que, “No hay que olvidar tampoco, que tanto el virrey Antonio de Mendoza en 1546, como el arzobispo Alonso de Montúfar en 1554, mencionaron sendos proyectos con cuatro torres en los ángulos. Por tanto podríamos entender también las torres como un problema residual en el proyecto de Puebla”. En absoluto sería una barbaridad pensar que tal vez fue una imposición del cabildo poblano, o bien una directriz desde la capital novohispana, que el proyecto para la catedral de Puebla hubiera de contar con cuatro torres en sus ángulos y que el maestro Francisco Becerra se viera obligado a plasmar esta idea en sus trazas. Posteriormente la falta de fondos, sobre todo, y la necesidad perentoria de acabar el proyecto de una vez, harían que la idea inicial se redujera, concluyéndose tan solo dos de las torres y olvidándose la construcción de las otras dos; aunque todo esto es solamente una hipótesis. Fernández Gracia 2000, pág. 130. El propio obispo Juan de Palafox y Mendoza relacionó la catedral po- blana con el proyecto de Bramante para el Vaticano en su ya mencionado informe al rey Felipe IV del año 1646: “[...] ‘La traza es de dos torres a la parte de Occidente, donde está la entrada principal: será una grande eminencia proporcionándolas al modo de las de San Pedro de Roma, que se muestran en sus estampas’. Se refiere, sin duda, al proyecto de Bernini de 1637 para dotar a la fachada de San pedro de sendas torres en lugar de las que habían sido diseñadas años atrás por Maderno.”. Cuesta Hernández 2003, pp. 298 - 303. A propósito de la catedral de México: “Claudio de Arciniega planea una catedral de tres naves, con dos de capillas hornacinas, y con cuatro torres en los algunos, inscrito todo ello en un rectángulo de proporción dupla ligeramente irregular; esquema típico de la arquitectura catedralicia hispana del quinientos, Marías rastrea el origen último de ese tipo de propor- ción en los proyectos de las catedrales de Toledo y Sevilla. [...] [...] Nosotros pensamos, sin rechazar tampoco que pueda tratarse de una aportación propia del maestro, que la influencia fundamental provendría fundamentalmente del proyecto bramantesco para san Pe- dro, tal y como aparece en la medalla de Caradosso, o en los proyectos de Sangallo. [...] Que ese proyecto era ampliamente conocido en el ámbito novohispano puede demostrarse por el graba- do de fray Diego de Valdés Typus eorum (...), o por el escudo de armas de la ciudad de Puebla (de 1538).”. Rivera Blanco 1984, pág. 83. “En 1506 Bramante colocó la primera piedra del nuevo San Pedro iniciando la construcción de un templo absolutamente simétrico, de planta de cruz griega que cubriría con una gran cúpula central y cúpulas menores sobre las capillas de los ángulos y tendría torres en los ángulos extremos. [...]”. No sabemos por qué ha sido citado tan reiteradamente el escudo de la ciudad de Puebla como una hipotética inspiración para el diseño con cuatro torres en las esquinas de la catedral, ya que en este escudo de armas se aprecia, tal y como dice su descripción “una ciudad con cinco torres de oro”. Alcalá Mendiola 1997, pp. 37 - 38; Cruz 1993 - 1996, pág. 57. De igual modo, tampoco entendemos por qué se ha puesto continuamente como ejemplo la medalla de Caradosso, ya que si no se conoce el proyecto de Bramante, en la medalla tan solo se alcanzan a ver dos torres y no cuatro como tiene la traza realizada por el maestro italiano. La catedral de Puebla 1004 Fig. 543 Proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano de Roma, Sebastiano Serlio Libro III lámina XXI v Antonio Pedro Molero Sañudo 1005 Fig. 545 Escudo de la ciudad de Puebla de los Ángeles a la entrada del mercado de la Victoria en la calle 5 de Mayo, 409 A Fig. 544 Medalla de Caradosso conmemorativa del proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano La catedral de Puebla 1006 Fig. 546 Imagen de las funciones del atrio de la Rethorica Christiana de Diego de Valadés, 1579 Antonio Pedro Molero Sañudo 1007 Bajo nuestro punto de vista, e independientemente de todas las semejan- zas y diferencias ya dichas entre las catedrales de Puebla y Valladolid, hemos de destacar muy significativamente ciertas variaciones entre ambas que hacen referencia a la ubicación espacial de algunos de los puntos más importantes e imprescindibles en relación a la liturgia que se ha de desarrollar en sus interio- res, tema sobre el que ya hemos apuntado algo en capítulos anteriores. El coro, junto con el altar mayor, como ya hemos dicho, son las dos partes más importantes de una iglesia catedral, al celebrarse gran parte de todos los oficios en ellos. Este hecho funcional hace que sean los espacios que se planteen con mayor personalidad a la hora de trazar la construcción de una catedral. Por tanto, la situación del coro, como uno de estos espacios fundamentales, condicionará absolutamente la traza principal del edificio en función de su ubi- cación y tamaño dentro de él, más allá de su estilo arquitectónico, tal y como ha remarcado en numerosas ocasiones el profesor Navascués2021. En general, hasta la variación introducida por Juan de Herrera en la catedral de Valladolid, no hubo ninguna modificación en todo el territorio de la Corona española sobre el esquema llamado “modo español”, con su secuencia altar-fieles-coro en contra- posición a la contrarreformista y novedosa introducida por Juan de Herrera de coro-altar-fieles2022. 2021  Navascués Palacio 1998; Navascués Palacio 2000, pág. 5. “[...] si es posible reconocer en la catedral de Amiens un modelo francés, del mismo modo la catedral de Jaén muestra su condición inequívoca de catedral española, pero volvemos a insistir, no por el estilo sino por su concepción. Amiens no es fran- cesa por la imagen gótica de su arquitectura sino por la forma de ordenar el espacio y sus volúmenes, de la misma manera que Jaén es española, no por el orden corintio de sus pilares, sino por el modo de resolver el espacio litúrgico en su interior, lo cual se traduce en una forma determinada.”. Navascués Palacio 2004, pág. 54. “[...] Si desde lo alto de la Giralda pudiéramos ver, a lo lejos, las catedrales góticas europeas y luego miráramos a nuestros pies la catedral de Sevilla, comprobaríamos el papel decisivo que desempeñó el coro en la configuración del espacio arquitectónico de la catedral española. No se olvide que tanto la catedral de Toledo como la de Sevilla fueron obra de maestros franceses, flamencos y alemanes, pero el resultado es netamente español, no por el estilo, sino por el proyecto eclesial que subyace. [...]”. 2022  Navascués Palacio 1998, pág. 65. “[...] la secuencia altar-crucero-coro deriva de Toledo. [...]”. pp. 67 - 68. “El esquema sevillano actualizado por Jaén, de cabecera recta y el coro en la nave central unido al presbiterio por la vía sacra, será el que básicamente se repita en casi todas las catedrales americanas, excepto la más gótica y temprana de Santo Domingo. Pero a partir ya del gran proyecto de la catedral metropolitana de Méjico hasta la muy castigada de Lima, los templos catedralicios más significativos y salvo contadas excepciones, se avienen a aquel patrón que, además, con su testero plano, se adecuaban muy bien a la cuadrícula de los nuevos asentamientos urbanos [...]”. pág. 73. “La inédita secuencia de coro-altar-fieles, en lugar de las ya conocidas de altar-coro-fieles en las iglesias medievales francesas, o al modo español altar-fieles-coro, no tenía antecedentes entre nosotros, salvo un caso ciertamente curi- oso y episódico como es el de la catedral vieja de Cádiz. [...]”. Navascués Palacio 2004, pp. 57 - 58. “La mayor información que disponemos en el siglo XVI permite La catedral de Puebla 1008 En el ejemplo vallisoletano Juan de Herrera, siguiendo directrices triden- tinas, dividió el templo en dos mitades casi iguales; desde el transepto hasta los pies lo concibió como aula congregacional para los laicos, y la otra parte desde el crucero hasta la cabecera para presbiterio, colocando el coro en la capilla mayor rodeando el altar por detrás2023. De esta forma Herrera conseguía que los fieles ocuparan un espacio, al menos tan importante como el dedicado a los canónigos, eliminando el antiguo concepto de que el recinto catedralicio era de uso exclusivo, o al menos prioritario, del clero. Todas las personas, eclesiásticas o laicas, participarían de igual forma en cualquier ceremonia, quedando uni- dos por el vínculo de la mesa del altar mayor que, al situarse exento y de forma adelantada, podría ser visto con toda comodidad por los fieles2024. En Puebla, el maestro Francisco Becerra alojó el coro al “modo espa- ñol” en los tramos tercero y cuarto de la nave central, enfrentado al altar mayor, siguiendo un modelo histórico que fue plasmado por primera vez ser concluyentes en la consideración final del coro como un espacio necesario y preciso en la catedral, según lo describe y dibuja Rodrigo Gil de Hontañón y que conocemos a través del Compendio de Archi- tectura de Simón García. Aquí, en el capítulo ‘Que trata del repartimiento de los templos por geometría’, donde se aborda el proyecto de una catedral de tres naves [...] menciona y sitúa correlativamente el altar, el crucero y el coro. Es decir, el coro no es una sillería que se coloca donde convenga sino un lugar en el espacio, y sorprendentemente ese espacio viene a ser el centro geométrico de la catedral.”. Rodríguez de Ceballos 1991, pág. 48. “Las iglesias monásticas resolvieron el problema que planteaba el culto al Santísimo y la nueva liturgia de forma diferente, trasladando el coro desde la nave a los pies de la iglesia y elevándolo en una plataforma sobre la entrada; de esta manera la nave quedaba libre y despejada para acoger a la congregación de los fieles, mientras los religiosos podían recitar las horas canónicas en el coro alto sin ser molestados. Esta fórmula fue utilizada por las órdenes mendicantes ya en la baja Edad Media pues uno de sus cometidos principales era la predicación a grandes masas de fie- les reunidas en las iglesias de las órdenes mendicantes su uso se propagó y generalizó durante el siglo XVI a otras órdenes y congregaciones religiosas, incluso a las de vida contemplativa, a excepción de los cartujos quienes mantuvieron el coro en la nave, separado por una cancela del espacio destinado a los hermanos conversos y eventualmente a los laicos. Además de ser muy útiles a la predicación, este tipo de iglesias con coro alto servía también a la perfección a la liturgia de la misa y al culto eucarístico por cuanto dejaba patente y diáfano el altar y tabernáculo a la vista de los fieles. [...]”. 2023  Esta parte de los pies que serviría de espacio para los fieles coincide más o menos con lo constru- ido sobre el proyecto completo de Juan de Herrera. 2024  Cámara Muñoz 1990, pág. 137. Esta nueva disposición del coro planteada por Juan de Herrera en sus trazas para la catedral de Valladolid, así como en las que dio para la iglesia de Santa María de la Alhambra, tuvo opositores entre algunos maestros del momento. “[...] La oposición a esta ubicación del coro detrás del altar -al modo palladiano- por parte de otros arquitectos se apoyó incluso en las Sagra- das Escrituras, y así, por ejemplo, Lázaro de Velasco escribió que <>.”. Rodríguez G. de Ceballos 1993, pág. 199. “[...] Este altar, en los diseños de Juan de Herrera y en las co- pias hechas después por Praves, aparece como un bloque rectangular exento, visible y accesible por sus cuatro caras, no adherido como un mueble a un enorme retablo de suerte que perdiese su personalidad específica. El altar exento, efectivamente, debía ser el símbolo permanente del ara donde se renovaba el sacrificio de Cristo durante la celebración de la misa y punto nodal, por consiguiente, para vertebrar el espacio todo el templo. [...]”. Navascués Palacio 1998, pág. 75. “[...] la única catedral que había desarrollado una disposición semejante a la que vemos en Valladolid es la catedral de Milán, donde Carlos Borromeo hizo el primer ensayo re- formista importante, a efectos litúrgicos y arquitectónicos, aunque no sin resistencia y graves enfrenta- mientos con el cabildo y la Veneranda Fabbrica, que veían en esta reforma una imposición de la liturgia romana en la cuna del rito ambrosiano.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 1009 con rotundidad en suelo español en la catedral de Toledo, en donde se di- señó desde un principio para ser colocado en la nave central y no en la ca- becera como era costumbre en las grandes catedrales góticas francesas2025. El ejemplo toledano es una muestra concluyente de que el coro no es un mue- ble que se pueda trasladar a cualquier lugar dentro del edificio catedralicio, sino que se trata de un espacio predeterminado y fijo desde los inicios de la construcción2026. Esta enorme diferencia conceptual entre ambos proyectos hace que sean absolutamente distantes -mención aparte de lo ya dicho en cuanto a la adap- tación urbanística a la traza reticular de la ciudad en el ejemplo poblano-, ya que la utilización que se hace del espacio interior del templo, tanto por parte de los miembros eclesiásticos como por los fieles, es muy distinta. Juan de Herrera, en su novedoso proyecto para la catedral de Valladolid, tratará de adecuar la arquitectura a la disposición espacial acordada en el concilio de Trento mediante la secuencia coro-altar–fieles, acercando a los feligreses a los sacramentos del altar y haciéndolos partícipes de toda la liturgia y del desa- rrollo de los oficios. “[...] el proyecto de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid, donde se hizo la pri- mera propuesta de una catedral contrarreformista en Europa, más allá de las adaptacio- nes de los viejos templos medievales como el que por primera vez se llevó a efecto por Carlos Borromeo y su arquitecto Pellegrino Tibaldi en la catedral de Milán. El proyecto de Herrera para la de Valladolid es algo nuevo no por su desornamentado estilo o por su clasicismo, sino por la adecuación de su arquitectura a la novísima ordenación espa- cial de su interior, donde de forma natural aparece por vez primera y única la secuen- cia coro-altar-fieles, conforme a la liturgia postridentina. Esta disposición no pudo ser inventada por el arquitecto sino que es fruto, a mi parecer, de la relación entre Herrera y Tibaldi a raíz de la estancia del italiano entre nosotros para acometer la pintura de la biblioteca y claustro de El Escorial (1586). Sin duda Herrera, que estaba preparando el proyecto para la catedral de Valladolid, debió requerir noticias de lo hecho por Tibaldi en Milán, no dudando en mejorar el modelo milanés al hacer más neta la separación en- 2025  Franco Mata 2010, pág. 226. “ La Catedral de Toledo, francesa por su traza, maestros y construc- ción, como las de Burgos y León, es completamente hispánica por la forma de resolver la cabecera y ordenar el espacio interior. La limitación espacial de la Capilla Mayor y la primitiva Capilla de Reyes Viejos dan por resultado una solución diferente a la adoptada en las catedrales francesas, desplazán- dose el coro al centro del templo, extremo pensado desde el comienzo y no al contrario.”. 2026  Fernández Muñoz 2001, pp. 40 - 41. “En cuanto a la forma de organizar el espacio litúrgico, se cree que el origen de este modelo se encuentra en Santiago de Compostela, aunque este proyecto se fijó de- finitivamente en la catedral de Toledo, desempeñando un papel de obligada referencia frente al modelo francés, que situaba el coro en la cabecera. [...] [...] La colocación del coro toledano en la nave central, no podía ser la forma de <> de espacio una vez terminada la catedral, sino que el coro estuvo proyectado en la nave desde las pri- meras trazas. [...]”. La catedral de Puebla 1010 tre el altar y el coro, pues al ser una obra nueva a fundamentis, nada le impedía adecuar la forma a la función como se ve en la detallada planta de la catedral de que nos dejó donde el coro se describe con minuciosidad. [...]” Pedro Navascués2027 2027  Navascués Palacio 2001, pág. 40. Fig. 547. Planta ideal de la catedral de Valladolid de Juan de Herrera, remarcando en color negro lo realizado Antonio Pedro Molero Sañudo 1011 En el caso poblano la celebración de los oficios era una cuestión prácti- camente reservada a los oficiantes, realizándose entre el altar y el coro que, unidos por la vía sacra, conformaban el “Theatrum sacrum”2028. Aquí los fieles ocupaban los espacios restantes a los lados de la valla en las ceremonias espe- ciales, con lo que el interior del templo quedaba configurado mediante la su- cesión netamente española: altar-fieles-coro-trascoro, que en realidad sería, en palabras del profesor Navascués, altar-fieles-coro-trascoro-fieles, al añadirse la posibilidad de utilizar el espacio del trascoro a modo de nuevo presbiterio para el culto diario u ordinario2029. “Al analizar las trazas de Herrera para la catedral observamos que la planta ge- neral, firmada por el arquitecto, incluye el coro, pero no de un modo circunstancial, sino descrito gráficamente con el mismo interés y detalle con el que allí se acotan los muros y pilares, es decir, formando parte sustantiva del proyecto inicial. Éste ensayó una nueva ubicación del altar mayor, para que los fieles no sólo pudieran oír la misa sino también verla, de acuerdo con el espíritu participativo que emana del concilio de Trento. Efectivamente, el hecho de adelantar el altar desde el fondo del presbiterio para acercarse al fondo de la iglesia que tradicionalmente ocupan los fieles, permitía retro- traer el coro a la zona del antiguo presbiterio que tendrá que ser ahora más profundo de lo habitual en las catedrales españolas. Una vez más, la presencia del coro forzará la forma y distribución de la catedral, de tal manera que la extensión de la cabecera del templo vallisoletano está condiciona- da por la del coro, con sus ciento dieciocho asientos.” Pedro Navascués2030 La gran importancia de la correcta ubicación del coro dentro del espacio ca- tedralicio queda de manifiesto en el manuscrito de Simón García cuando dice, “[...] ‘Mira donde se cruzan las diagonales con los paralelos que es en esta señal en trián- gulo o desde H a M, esta distancia tenga esta capilla que es el coro’.”2031. Como se puede ver a lo largo del Compendio de Simón García, las partes principales de una iglesia catedral quedan absolutamente codificadas y situadas dentro de ella y más concretamente el coro, al cual se le atribuye un lugar específico en la nave principal. 2028  Navascués Palacio 2004, pág. 54. 2029  Navascués Palacio 2004, pág. 125. 2030  Navascués Palacio 1998, pág. 72. 2031  Navascués Palacio 1998, pág. 62. Citando las páginas 42 - 43 del ejemplar editado por la Universi- dad de Salamanca de 1941. Fernández Muñoz 2007, pág. 42. “La mayor información que disponemos en el siglo XVI permite además ser concluyentes en la consideración final del coro como un espacio necesario y preciso en la catedral, según lo describe y dibuja Rodrigo Gil de Hontañón y que conocemos a través del ‘Compendio de Ar- chitectura’ de Simón García. Debemos tener en cuenta todo esto, porque Becerra estará en contacto con Rodrigo Gil en la catedral de Plasencia y en Trujillo [...]”. La catedral de Puebla 1012 En España, desde la construcción de la catedral de Toledo y hasta la ce- lebración del concilio de Trento, el coro se situó siempre en la nave central con la secuencia que ya hemos comentado más arriba. Será después cuando se es- tablecerán nuevas normas, no muy concisas realmente, en lo tocante a la or- denación interior de los templos en consonancia con la liturgia que se fuera a desarrollar2032. En el concilio de Trento tan solo se hacía mención especial a la necesidad de que desde la posición de los fieles se tuviera una buena visión del altar mayor y del lugar preeminente en que estaba colocada la silla episcopal. La llama contrarreformista en lo tocante a las disposiciones arquitectónicas no prendería en España, ya que como se ha dicho, tan solo tenemos el caso único de la catedral vallisoletana que siguió esos preceptos postridentinos, aunque nunca llegó a terminarse2033. La novedosa situación del coro planteada por Juan de Herrera para Valla- dolid, obligaba a disponer de una manera diferente la forma y la distribución de todo el conjunto del edificio, condicionando, por ejemplo, la extensión de la cabecera para que pudiera alojar los ciento dieciocho asientos necesarios. Por tanto, queda claro que el arquitecto ya tuvo en mente esta disposición cuando realizó las trazas2034, ya que se puede observar esta nueva colocación perfecta- mente remarcada sobre el plano de su planta general. Las trazas de Herrera, delimitando claramente el lugar preciso para ubicar el coro, vienen a demostrar la importancia que tenía en la fábrica arquitectónica de una catedral la coloca- ción de este espacio en su lugar específico. En el ejemplo de la catedral gótica de Toledo, bastante anterior a estas fechas y ya mencionado anteriormente, re- sulta evidente que la elección llevada a cabo por el cabildo decidiendo colocar el coro en la nave central estuvo condicionada en gran medida por el propio 2032  Los decretos de reforma aprobados en la tercera etapa del concilio de Trento (1562-63), en los últimos años del pontificado de Pío IV, son los que más repercusión tuvieron a efectos de la nueva di- mensión espacial de la liturgia. 2033  En España tan solo tenemos el ejemplo único de la catedral de Valladolid diseñada bajo reglas absolutamente tridentinas que contemplaban esa división espacial interior. No obstante, la misma se- cuencia que presenta el templo vallisoletano de coro-altar-fieles ya tenía otro ejemplo, aunque circun- stancial, en la antigua catedral de Cádiz, hoy en día parroquia de Santa Cruz. 2034  No quiere decir esto que los arquitectos pudieran elegir por sí solos y arbitrariamente el lugar de ubicación del coro, sino que esta colocación vendría dictada por las necesidades del cabildo y el maestro debería adaptar el espacio interior del edificio a éstas a la hora de realizar primero las trazas, y poste- riormente la obra. Antonio Pedro Molero Sañudo 1013 urbanismo de la ciudad que obligó a concebir la cabecera de forma distinta a las demás catedrales medievales europeas. El espacio necesario para albergar el coro catedralicio en la cabecera resultaba insuficiente, por lo que se optó por una solución intermedia, realizar una cabecera acorde con las dimensiones del conjunto del edificio, mucho menor que las grandes macrocabeceras de las catedrales góticas europeas y colocar el coro en la nave central. Por tanto, la catedral de Toledo, aunque muy similar en sus directrices arquitectónicas a las grandes catedrales francesas, muestra una profunda diferencia al ordenar su espacio interior de manera completamente distinta adaptándose a sus propias necesidades litúrgicas. Por todo lo dicho anteriormente, podríamos concluir que las sustan- ciales diferencias en el diseño de la catedral de Valladolid con respecto a todas las demás trazadas en el siglo XVI, tanto en España como en América, la descartaría como el modelo formal que se siguió para la construcción de nuestro motivo de tesis, la catedral de Puebla de los Ángeles. A pesar de que existe un gran parecido en la planta entre ambos ejemplos, el vallisoletano alberga una grandísima diferencia conceptual al estar configurado bajo unas premisas funcionales muy distintas que lógicamente se ven reflejadas en su arquitectura. La catedral de Puebla 1014 Fig. 548. Planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 1015 Fig. 550 Planta de la catedral de Valladolid Fig. 549 Trazas de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid La catedral de Puebla 1016 Fig. 552 Alzado hipotético de la catedral de Valladolid según Ott o Schubert Fig. 551 Alzado hipotético de la catedral de Valladolid por Fernando Chueca Antonio Pedro Molero Sañudo 1017 Fig. 554 Perspectiva isométrica superior de la catedral de Puebla en su estado actual Fig. 553 Perspectiva isométrica de la catedral de Puebla según el hipotético proyecto de Francisco Becerra con cuatro torres, las naves a una misma altura y una cúpula sobre el crucero La catedral de Puebla 1018 Fig. 556 Perspectiva isométrica inferior de la catedral de Puebla en su estado actual con los espacios cerrados del coro, el altar mayor y la capilla de los Reyes Fig. 555 Perspectiva isométrica inferior de la catedral de Puebla en su estado actual Antonio Pedro Molero Sañudo 1019 Ya hemos hecho alguna alusión anterior a que diferentes autores defien- den que la catedral de México también fue proyectada en sus inicios con cuatro torres en sus esquinas2035; de haber sido así su diseño, no hubiera tenido pre- cedentes en la arquitectura eclesiástica en todo el territorio español. Autores como Marco Dorta han llegado a plantear la posibilidad de que la colegiata de Valladolid ya hubiera sido trazada también con cuatro torres y que el maestro Claudio de Arciniega pudiera haber llegado a conocerla estando en obras, más si tenemos en cuenta que Juan de Herrera aprovechó los cimientos de ésta para su nuevo edificio, éste sí, proyectado desde su origen con cuatro torres en las esquinas2036. No obstante, el proyecto de Claudio de Arciniega para la catedral México fue alterado, como el de Francisco Becerra para la de Puebla, por el maestro mayor de la catedral mexicana Juan Gómez de Trasmonte2037. Igualmen- 2035  Goy Diz 2002, pág. 29. “Los trámites para la segunda catedral se iniciaron en 1554, entre el arzo- bispo don Alonso de Montúfar y el virrey Velasco que se reunieron y acordaron proponer al Consejo de Indias la construcción de una iglesia de siete naves, como la catedral de Sevilla, que se empezara por la cabecera y que tendría cuatro torres y un claustro. Esta primera opción fue rechazada en 1558 por el propio arzobispo por considerarla demasiado suntuosa y cara. Su segunda propuesta fue la construc- ción de una iglesia más modesta similar a las de Segovia y Salamanca. Estas referencias a modelos ar- quitectónicos o a tipologías diversas deben entenderse como alusiones genéricas a edificios conocidos.”. 2036  Marco Dorta 1973, pág. 91. Casaseca Casaseca 1988, pág. 96. Acerca de la colegiata de Valladolid. “En 1527 se dieron una serie de hechos y circunstancias históricas y políticas que posibilitaron la reedificación de una tercera Colegiata. Siguiendo el sistema seguido en Salamanca se reunieron los mejores maestros del momento en una junta a la que acudieron Juan de Álava, Francisco de Colonia, Diego de Riaño, Juan Gil de Hontañón y su hijo Rodrigo. La traza era hermana de las trazas de las catedrales de Salamanca y Segovia, de las que difería en las torres colocadas a los pies, que irían ubicadas a ambos lados de las capillas hornacinas. [...]”. Incluso hay otros autores que atribuyen la paternidad de la obra poblana al maestro Claudio de Arcinie- ga; Serrano 1964, pp. 46 - 47. Dentro del epígrafe El arquitecto Claudio de Arziniega, autor del antiguo plano de la catedral de Puebla; “A esta conclusión se ha podido llegar, basándose en la semejanza de la traza de Claudio de Arziniega de la catedral de México, comparándola con el antiguo plano de la catedral de Puebla, publicado recientemente por el historiador Diego Angulo Iñiguez, localizado por la señorita Lissen en el Archivo de Indias [...] cuyo texto dice: ‘Con arreglo a los planos aprobados del siglo XVI, el Templo debe tener cuatro torres, era indispensable feneser la segunda torre que se estava fabricando de las cuatro que debía tener, y que estaban construidos los cubos de las cabeceras hasta la altura de las bóvedas.’.”. 2037  AA. VV.: Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700, Catálogo Exposición Museo de América 23 de noviembre de 1999 - 12 de Febrero del 2000, Madrid, pp. 246 - 247. Muestra el plano de la catedral de México fechado entre 1567-1569 y atribuido a Claudio de Arciniega con texto explicativo redactado por Fernando Marías. Planta de la catedral de México. Ciudad de México, ca. 1567-1569. Atribuida a Claudio de Arciniega. Tinta sepia y gris a pluma sobre pergamino [o papel], con pitipié de 50 pies, 570 x 420 mm. Colección particular, Ciudad de México. Este plano que se encuentra hoy en día en paradero desconocido contiene la siguiente leyenda: Esta es la traça de la yglesia cathedral que por mandado de su mg. se haze en esta çiudad de México, pitipié contiene 50 pies, 38, 38, 25. [Firmado] Sebastián Vázquez esco[ribano]. Po de los Ríos secro[etario] de la Inq[uisición] de México. “[...] Esta traza se ha identificado con el proyecto del maestro mayor vizcaíno Claudio de Arciniega (ca. 1520-1593), fechándose en 1569 por Luis G. Serrano; en 1567 habría sido llevada a España por parte del maestrescuela don Sancho Sánchez de Muñón, conjuntam- ente con la traza de la catedral vieja, y habría sido aprobada en la corte de Madrid por parte de Felipe II, reexpidiéndose a Nueva España con dos cédulas reales, de 4 y 20 de mayo de 1569; el proyecto en cuestión habría sido después sancionado por las autoridades novohispanas en la ciudad de México el 15 de febrero de 1570, colocándose la primera piedra del edificio definitivo en 1573, como traza oficial y completa para la llamada <> catedral de México, cuyas medidas de 200 por 400 pies coinciden. [...] [...] Según la traza que nos ocupa, la nave central tendría 50 pies de ancho, las laterales 38 y las capillas La catedral de Puebla 1020 te se elevó en ambos casos la nave central sobre las colaterales, sustituyéndose las bóvedas de crucería proyectadas por vaídas y colocándose una cúpula en el crucero2038. “En la carta del virrey que acompaña al expediente se dice que en la catedral faltaban por hacer -entre otras obras que ahora no hacen al caso- ‘las tres torres que corresponden a la idea o plan de la obra’. A esta noticia no se que alcance se le puede dar. Sí, como es sabido, la catedral tenía entonces construida -al menos en parte- una torre, y quedaban por hacer otras tres, fácilmente se deduce que, con arreglo a la traza que seguirían sus constructores, había de tener cuatro. Esto vendría a confirmar una noticia semejante, referente también a un probable proyecto de cuatro torres, contenida en la documentación que acompaña al plano del Sagrario de Méjico, de 1756. El simple rumor de una posible intervención de Herrera y la noticia de un pro- yecto de catedral con cuatro torres, son datos que, forzosamente, he de relacionar. Am- bos cobran mayor interés si recordamos que la catedral castellana de Valladolid, obra de dicho arquitecto, tenía cuatro torres y aunque no llegó a terminarse, el tipo perduró y alcanzó su realización plástica en el templo del Pilar de Zaragoza, obra del famoso pintor sevillano Francisco de Herrera ‘el Mozo’.” Enrique Marco2039 En 1635 el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Tras- monte presentó un informe del edificio, “[...] sobre el proyecto que él había iden- tificado como la vieja traza operativa [...]”, del que se trasluce que se trataba de un edificio con tres naves de diferente ancho y de casi igual altura; la central tendría ochenta pies, capillas hornacinas en ambos lados, un presbiterio de for- ma hexagonal cubierto con crucería, un crucero “[...] con lo que parece haber sido una media naranja [...]”, y cuatro torres en las esquinas2040. Este mismo año hornacinas 25, mientras que los pilares alcanzarían un grueso de 10 pies; estas relaciones entre soportes y luces son similares a las de la catedral de Segovia [...]”. Rojas 1980 pág. 5. “[...] La idea de construir estas catedrales con cuatro torres esquineras, a la manera de la contemporánea de Valladolid, España, no llegó a cristalizar. Los cubos de las torres si fueron constru- idos y permanecen ahí como mudos testigos de un proyecto espectacular, inspirado en la concepción del Escorial [...]”. Toussaint y Ritter 1954, pág. 60. En referencia a la catedral de Puebla dice: “[...] las torres son altísimas y fueron proyectadas por Juan Gómez de Trasmonte y Rodrigo Díaz de Aguilera, pues es indudable que en el proyecto original las cuatro torres deben haber sido mucho más bajas, como las de la catedral de Valladolid, acaso.”. 2038  Torrejón Chaves 1992, pág. 124. 2039  Marco Dorta 1935, pp. 90 - 91. El artículo que incluye este párrafo plantea la posible intervención de Juan de Herrera como autor de una primera traza para la catedral de México, cuestión muy dudosa e improbable. 2040  AA. VV.: Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700, pp. 246 - 247. “[...] siguiéndose el tipo de la Hallenkirche andaluza que surge con la catedral de Sevilla y se continúa, a la manera mod- erna del <>, en las de Granada, Guadix, Málaga y Jaén; con capillas hornacinas a los lados, presbiterio hexagonal de crucería, crucero con lo que parece haber sido una media naranja y cuatro torres esquinales, alineadas con las capillas laterales y más desarrolladas las de los pies, por razones tectónicas de contrarrestos de las dos danzas de arcos de las naves. Esta estructura se nos muestra como una reducción a tres naves de la planta de cinco de la catedral de Sevilla -más que una traslación de la de Jaén de Andrés de Vandelvira o sólo de la cabecera hispalense- que habría de haberse cubierto con bóvedas todavía de crucería, como testimonian hoy las capillas hornacinas de la cabecera (sector por Antonio Pedro Molero Sañudo 1021 el maestro Gómez de Trasmonte había dado también un informe y unas condi- ciones para la continuación de la fábrica poblana que ya han sido tratados en el capítulo correspondiente2041. Trasmonte variaría el proyecto inicial mexicano ensanchando las capillas hornacinas correspondientes a los tramos desde el crucero hasta la cabecera, dándolas la misma latitud que las “torres” y cambiando de sitio las escaleras de caracol2042. “[...] Conozco que en esta parte de la catedral pesa igualmente la incertidumbre de sus dos torres angulares como parece que se proyectaron, y de nuevo en ello hay que reco- nocer la originalidad y distanciamiento sobre posibles modelos ya citados, pues docu- mentalmente ni en la práctica hay antecedentes en suelo hispano, y habrá que esperar al proyecto en 1585 de Juan de Herrera para Valladolid, nunca concluido, y al de Felipe Sánchez para El Pilar de Zaragoza, de finales del siglo XVII y sólo finalizado en nuestro siglo XX. De cualquier modo no parece que se iniciaran las torres de la cabecera mexi- cana a juzgar por la sección exigua de sus muros que no resisten comparación con los imponentes arranques de la fachada.” Pedro Navascués2043 Ciertamente, si observamos el plano referido de la catedral de México atribuido a Claudio de Arciniega, vemos que en la cabecera se ensanchan las dos capillas de las esquinas, pero tal vez, tan solo para remarcarlas y crear un juego de volúmenes equivalente al de los pies, además de para formarse unos machones que contrarrestan los empujes de las naves, ya que en realidad el la que se empezó la fábrica), bóvedas que cargaban ya sobre pilares de sección cuadrada con medias columnas adosadas.”. Pág. 247, nota a pie de página número 6. “Aunque Juan Gómez de Trasmonte señala que en la traza y en las condiciones de Arciniega se indicaba que no debía de existir cimborrio, la circunferencia sobre el crucero demuestra lo contrario; da la impresión que Gómez de Trasmonte insistía demasiado en su falta para poder justificar más sólidamente su defensa del ensanchamiento de los cuatro pilares torales del cimborrio que se construyó finalmente, aunque sin esos refuerzos, concluyéndose en 1664 de la manera visible en la estampa que muestra el túmulo de Felipe IV (1666).”. En este plano resulta muy interesante la presencia de una posible cúpula o cimborrio, perfectamente dibujado su círculo, ya que para el ejemplo poblano desconocemos si Francisco Becerra realizó su traza con la inclusión de esta pieza o no, aunque resulta bastante lógico que si visitó la catedral mexicana en obras y vio los planos de Arciniega con esta cúpula central, no llevará a efecto este detalle en su diseño de la catedral de Puebla. 2041  Marías 1994, pág. 50. “[...] un cambio importante se estaba produciendo en las catedrales de Méx- ico y Puebla, al optar por el abandono de la tipología de Hallenkirche y sustituirla por la de sección escalonada, a la manera de las catedrales góticas de Salamanca y Segovia pero también, salvando todas las diferencias, de la iglesia del Escorial -bien conocida a través de las estampas de Juan de Herrera y Pedro Perret (1589)- y de la catedral de Valladolid del arquitecto real, a partir de su proyecto de 1580.”. En la nota a pie de página número 22 aclara: “Aunque no se tienen noticias de que se importaran a la Nueva España, frente lo que ocurre con respecto el Perú y Filipinas, Gómez de Trasmonte citaba las estampas escurialenses en su informe impreso, junto a una edición italiana de los cinco primeros libros de Serlio y una estampa imprecisable del Gesú de Vignola.”. 2042  Marco Dorta 1973, pág. 91 “[...] Todavía en el siglo XVIII se hablaba de las torres del testero e inc- luso de unos supuestos planos de Juan de Herrera.”. 2043  Navascués Palacio 1992, pág. 99. La catedral de Puebla 1022 muro del cerramiento de la cabecera es aproximadamente la mitad de grue- so en este lado que en el opuesto de la fachada. Por tanto, tal y como dice el profesor Navascués, resulta evidente que la traza de este plano sí iba albergar con seguridad las torres de la fachada, pero no queda absolutamente claro que también tuviera en cuenta construir las de la cabecera; en consecuencia, las escaleras que están marcadas en las dos esquinas servirían solamente para dar acceso a las azoteas de esa zona. Lo que si está marcado claramente en este pla- no es una circunferencia a modo de un cimborrio o cúpula en el tramo donde confluyen el crucero con la nave central, tal y como ha resaltado el profesor Marías2044. “En la catedral de Salamanca un trazado que se asemeja enormemente a los pre- supuestos por Simón García. Es un trazado estrictamente ‘ad quadratum’ y sobre una modulación de 50 pies. La nave central mide 50 pies, las colaterales 37 y las que al- bergan las capillas hornacinas 28, con un muro perimetral de 10 pies (luego quedaría reducido a 7 pies) y 15 a los pies. Las dimensiones de las naves están muy cerca de la Proporción Continua o Número de Jámbico: 50 x 28 = 1,400; 37 x 37 = 1,369 (Nave central por nave extrema igual al cuadrado de la nave colateral).”. José Miguel Merino2045 2044  AA. VV.: Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700, pág. 247. Bernales Ballesteros 1987, pp. 55 - 56. “La traza que se considera de Arciniega fue publicada hace unos años y coincide fundamentalmente con lo construido, salvo algunas variantes que se hicieron a lo largo del tiempo que duró la edificación. La catedral dibuja en planta un rectángulo de 110 m. de largo por unos 55 de ancho; en el testero plano sobresale al centro la cabecera semihexagonal de la capilla de los Reyes. Se proyectó con cuatro torres, una en cada ángulo, pero sólo se construyeron -y en fechas tar- días- las dos de los pies.”. 2045  Merino Cáceres 2000, pág. 40. AA. VV.: Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700, pág. 246. En el plano atribuido al maestro Arciniega aparecen las medidas de todas las naves marcadas en un pitipié y en cada tramo correspon- diente: 25 – 38 – 50 – 38 – 25. Vemos que estas medidas están bastante en consonancia no solo con las de la catedral de Segovia, sino también con la de Salamanca. Antonio Pedro Molero Sañudo 1023 Fig. 557 Planta de la catedral de México atribuida a Claudio de Arciniega La catedral de Puebla 1024 Fig. 558 Planta de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 1025 Aplicando esta proporción para el caso de la catedral mexicana tendría- mos: 50 x 25 = 1.250 y 38 x 38 = 1.444. Observamos que existe una mayor dife- rencia entre ambos resultados que en el supuesto salmantino para poder es- tablecer este tipo de proporción, debido a que las capillas hornacinas son un poco menores en México, pero no así las naves colaterales y la central; además, los gruesos de los muros corresponden sobre el plano en ambos ejemplos. Lo que es absolutamente coincidente en ambas catedrales son sus medidas totales. Según el plano mexicano estas medidas serían de 200 por 400 pies, las mismas que se dan para la catedral salmantina y para la segoviana2046, todas un poco más grandes que nuestro ejemplo poblano2047. “[...] Son conocidas las fases por las que atraviesa el proyecto de la catedral nueva de Sa- lamanca para la que Rasines y Vasco de la Zarza proponen en los años veinte igual altu- ra para sus tres naves, si bien luego se optó por escalonarlas como en México y Puebla. Es decir, lo que se traslada a Nueva España es una corriente de opinión y las ventajas e inconvenientes de una solución y otra, pero por ello no debemos hacer derivar de Jaén todo aquello que se organice al modo de las ‘hallenkirche’. [...]” Pedro Navascués2048 El proyecto de El Escorial también ha sido un referente para muchos auto- res a la hora de explicar el diseño de las dos principales catedrales de la Nueva España con cuatro torres en las esquinas2049. Sin duda alguna hay ciertas simi- litudes en la concepción del diseño global del conjunto escurialense abrazado en sus esquinas por cuatro torres, pero siendo esta edificación posterior a la llegada de los maestros Arciniega y Becerra a la Nueva España, solo nos queda pensar que este tipo de diseño catedralicio con cuatro torres en las esquinas de- 2046  AA. VV.: Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700, pág. 246. Merino Cáceres 2000, pp. 38 y 42. Nos dice que la primera vez que vemos aparecer en la Península una catedral con las dimensiones de su planta de doscientos por cuatrocientos pies es en Toledo, medidas éstas que el autor estima deben ser consideradas como clásicas. 2047  Rojas 1980, pág. 5. “[...] Sería un poco menor que la mexicana, en tanto que ésta tendría ocho tra- mos y la de Puebla solamente siete (cuatro antes del crucero y tres pasado éste) [...]”. Bonet Correa 1986, pág. 97. “La planta de esta catedral es prácticamente idéntica a la de México, sal- vo en dimensiones –un tramo o nave transversal menos en Puebla- y algún detalle aislado como las desiguales cabeceras [...]”. Nos parecen suficientes y muy importantes las diferencias que apunta el profesor Bonet como para considerarlas “prácticamente idénticas”; a nuestro modo de ver, el hecho de la variación tan profunda en la concepción de la cabecera las hace ser suficientemente dispares. 2048  Navascués Palacio 1992, pp. 100 - 101. 2049  El Escorial ha servido incluso para tratar de explicar muchos más elementos de la catedral po- blana que sus “cuatro torres” . Goy Diz 2002, pp. 34 - 35. “La media naranja del crucero fue diseñada por el pintor Pedro Gómez Ferrer. Cúpula con tambor octogonal con pilastras jónicas que configuran en cada paño el motivo triunfal. El precedente podría estar en la cúpula de El Escorial. Es la primera que se construye con estas características en la Nueva España y la única que se construyó en tezontle.”. La catedral de Puebla 1026 bía estar latente en el entorno arquitectónico peninsular y tan solo fue posible plasmarlo, aunque sin llegar a buen término, en tierras americanas por estos dos maestros, y en suelo peninsular por Juan de Herrera2050. Quede claro que tanto Claudio Arciniega como Francisco Becerra pudieron haber tenido en la Península contacto con edificaciones provistas de torres en sus esquinas, bien conociéndolas de primera mano, bien a través de sus proyectos. Arciniega tra- bajó en el Alcázar de Madrid junto a Alonso de Covarrubias y Luis Gaspar de Vega2051, que a su vez trabajaron también en el Alcázar de Toledo, ambos edifi- cios dotados de torres en los ángulos. Por su parte Becerra, que partió más tarde hacia América, pudo haber conocido los proyectos y trazas del monasterio de El Escorial, así como haber tenido conocimiento de las ideas de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid, aunque éstas todavía no estuvieran plasmadas en una planta oficial2052. Poco antes de la marcha de Becerra a tierras americanas, Juan de Herrera figuraba ya como uno de los maestros más importantes de ese momento, vinculado a obras de patronato regio tan importantes como el propio monasterio de El Escorial, por lo que lógicamente todos los demás maestros de arquitectura que se preciaran tratarían de estar al tanto de todas las novedades, trazas, planos y dibujos que pudieran salir del puño de él, y que posiblemente estuvieran más en circulación de lo que pensamos. Anteriormente y fuera de España, el único ejemplo importante proyecta- do con cuatro torres en los ángulos y que con seguridad conocían los grandes maestros españoles, fue el proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano, aunque este diseño era sobre una planta totalmente cuadrada de cruz griega. Si nos imaginamos el modelo de la catedral poblana con sus cuatro torres cons- truidas en las esquinas, debemos reconocer que existe alguna similitud, o al 2050  Claudio de Arciniega llegó a la Nueva España en 1554 y Francisco Becerra en 1573, el mismo año que se colocaba la primera piedra de la fábrica catedralicia mexicana. El monasterio de El Escorial se comenzó poniendo su primera piedra el 23 de abril de 1563, por lo que Becerra sí pudo haber conocido el proyecto antes de embarcarse para la Nueva España, aunque este hecho resulta absolutamente in- demostrable. 2051  Serrano 1964, pág. 34. 2052  Fernández Muñoz 2007, pág. 539. Francisco Becerra ya tenía asimilada la edificación de construc- ciones religiosas con torres, al menos en su fachada. “Finalmente, en el último cuarto de siglo aparecen las torres en las fachadas de las construcciones franciscanas o dominicas novohispanas, en las que trabaja Becerra, como Cuautinchán, Yanhuitlán o Tepoztlán. Las torres laterales constituyen prismas de gran altura, colocados en un plano paralelo al de la fachada y proyectándose fuera de la misma.”. Antonio Pedro Molero Sañudo 1027 menos ciertas reminiscencias, tanto del proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano como del monasterio de El Escorial en España2053. “A lo largo de la historia de la cristiandad se han erigido templos de diversas for- mas, sin embargo, como ya se ha dicho, a partir del movimiento de la Contrarreforma proliferaron los de planta de cruz latina. [...] [...] Desde el punto de vista simbólico, el templo de planta de cruz latina por estar centrado, orientado y por haberse efectuado de acuerdo con las proporciones de Jesús, sacraliza el espacio arquitectónico.” José Antonio Terán2054 2053  Chueca Goitia 1998, pág. 209. Aludiendo al monasterio de El Escorial dice: “[...] Desde su termi- nación en 1582 hasta hoy; no ha sufrido alteración sustancial alguna porque cualquier cambio o alter- ación dañaría gravemente su armonía y belleza. El monasterio, como ningún otro monumento, no se puede ni se debe tocar, es intangible. Felipe II lo concibió como un ente perfectamente cerrado, como un rectángulo entre cuatro torres sin más saliente que el que supone el palacio privado por el lado Este, lo que vulgarmente se ha llamado el mango de la parrilla.”. Podemos entender cierta correspondencia entre el monasterio madrileño y la catedral poblana en lo que refiere Chueca Goitia de “la concepción de un ente cerrado rectangular entre cuatro torres”. La similitud de la catedral de Puebla con El Escorial resulta más acertada si la comparamos con la iglesia del monasterio, que además también presenta dos torres al frente. Asimismo debemos hacer hincapié en que también hemos de tener presentes los diseños de los Alcázares de Madrid y Toledo, ambos con- cebidos con cuatro torres en sus ángulos. Serrano 1964, pp. 52 - 53. En este trabajo sobre la traza de la catedral de México dice: “[...] en el año de 1573, en que se puso la primera piedra de la catedral de México, en ese mismo año el 24 de abril el cita- do arquitecto Juan de Herrera, proyectó ´La Planta y levantamiento original del Alcázar de Toledo con anotaciones de Felipe II’ [....] la cual se reproduce y en ella se presenta también en sus esquinas cuatro cubos para sus respectivos torreones [...]”. No debemos olvidar que Claudio de Arciniega había trabajado en el Alcázar de Madrid antes de embar- carse para América. Toussaint y Ritter 1953, pág. 13. 2054  Terán Bonilla 1991, pp. 285 – 286. Fig. 559 Cúpula de la iglesia del monasterio de El Escorial La catedral de Puebla 1028 Fig. 561 Dibujo del monasterio de El Escorial según el original de Juan de Herrera Fig. 560 Cúpula de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 1029 Fig. 563 Pintura de autor desconocido del Alcázar de Madrid hacia 1710 Fig. 562 Vista aérea del monasterio de El Escorial La catedral de Puebla 1030 Fig. 564 Vista del Alcázar de Toledo Otro motivo interesante en la búsqueda de adscripciones para la catedral poblana son los fragmentos de entablamento colocados encima de los capiteles de las naves colaterales, ya tratados anteriormente. Estas piezas confirman la decisión del maestro Becerra de cubrir las tres naves de la iglesia a una misma altura, tal y como realizó Andrés de Vandelvira en la catedral de Jaén, ordena- miento que en tierras novohispanas tan solo se siguió al pie de la letra en las catedrales de Mérida y Guadalajara2055. 2055  Bernales Ballesteros 1987, pág. 58. “En 1561 se dio la Real Cédula que autorizaba la nueva fábrica de la catedral de Guadalajara, las obras no se iniciaron hasta 1571. El modelo propuesto fue el de la iglesia Magistral de Alcalá de Henares, pero no fue seguido por el desconocido autor de la traza, pues el templo tapatío es el testimonio más elocuente del influjo ejercido por el arte de Diego de Siloé en América, como que sigue el mismo sistema de soportes inaugurado por éste en la catedral de Granada.”. Goy Diz 2002, pp. 25 - 26. Bajo el epígrafe dedicado a “Las Hallenkirchen mexicanas”, la autora nos dice: “La de Mérida en el Yucatán fue la única que se terminó en el siglo XVI, concretamente en 1598. Las obras se iniciaron por orden de fray Francisco Toral en 1563, quizá a partir de un proyecto de Pedro de Aulestia, pero la figura clave en la construcción fue Juan Miguel de Agüero que se hizo cargo de las obras hasta su consecución. [...] [...] Mérida es un buen ejemplo de una planta tradicional de iglesia columnaria de tres naves y siete tramos, inscrita en un rectángulo que se aproxima al duplo del cuadrado, simplicidad ésta que se ve favorecida por las dimensiones del templo, no demasiado grande.”. Pág. 27. “Prácticamente los mismos planteamientos formales que se dieron en la catedral de Mérida se siguen en la de Guadalajara. En este caso, también las referencias al mundo andaluz, concretamente al ámbito granadino y jienense son continuas, a pesar de la simplicidad de su planta, porque como señaló Angulo, las huellas de la escuela siloesca resultan evidentes en la construcción.”. Pp. 28 - 29. Siguiendo con la catedral de Guadalajara; “Según recoge Marías, en 1565, Felipe II sugirió al Antonio Pedro Molero Sañudo 1031 obispo Pedro de Ayala que tomará como modelo para la nueva catedral la iglesia magistral de Alcalá de Henares, pero el prelado no aceptó tal propuesta y se decantó por el modelo andaluz de iglesia salón. Desconocemos sin embargo a quién se debe la traza, porque parece difícil que el arquitecto trujillano Martín Casillas, que llegó a la Nueva España como criado de Francisco Becerra, pudiera ser el autor del proyecto.”. Fig. 565 Diseño de la Iglesia Catedral de Guadalaxara, vista por dentro, año 1689 Fig. 566 Interior de la catedral de Mérida La catedral de Puebla 1032 Fig. 568 Capitel y entablamento de los pilares de la catedral de Jaén Fig. 567 Capitel y entablamento de los pilares de las naves laterales de la catedral de Puebla Antonio Pedro Molero Sañudo 1033 La primera vez que se utilizaron soportes cruciformes con medias colum- nas adosadas en la Nueva España fue en la catedral de México y poco después en Puebla, con la salvedad de que en la primera se alargaron desmesuradamen- te los fustes para contrarrestar la “posible impresión de pesantez”2056, mientras que en el ejemplo poblano se optó por dotar de un fragmento de entablamento por encima del capitel en las naves laterales; posteriormente cuando se levantó la nave central sobre las colaterales, a ésta no se le incluyó esta pieza, arrancan- do directamente los arcos del ábaco al igual que en México. 2056  Manrique 1977, pág. 405. Fig. 569 Pilares de la catedral de Guadalajara La catedral de Puebla 1034 Fig. 570 Pilares de la nave central de la catedral de México Antonio Pedro Molero Sañudo 1035 Fig. 571 Pilares de la nave central de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 1036 Fig. 573 Detalle de los capiteles de la nave del crucero de la catedral de Puebla Fig. 572 Detalle de los capiteles de los pilares de la catedral de México Antonio Pedro Molero Sañudo 1037 “Es indudable que estas dos catedrales mexicanas dependen, de forma sintética, del conjunto de las españolas más que uno u otro modelo en particular, uniendo rasgos que, por razones de proyección diacrónica y no como producto momentáneo, proceden tanto de la catedral de Sevilla como de las siloescas, aúnan tradiciones medievales y otras que en el siglo XVII ya se podían definir como propias del clasicismo italiano. Aje- nas, a la postre, al mundo herreriano (como en cierto sentido se mantuvo el propio Gó- mez de Mora), México y Puebla reúnen estos dos mundos moderno y anticuario, buscan la diafanidad y la jerarquía espacial, las estructuras de cimborrio octogonal tanto como de cúpula, se preocupan más por la innovación del arte hispánico en el campo de la traza de montea, del corte de cantería estereotómica, o de la albañilería más moderna que había estudiado en Sevilla Hernán Ruiz el Mozo, más que de la propiedad lingüís- tica sobre los modelos de la Antigüedad recuperada por la Italia del Renacimiento y la España de Carlos V y Felipe II. Tradicionales en el vocabulario clasicista, avanzadas en sus estructuras de abovedamientos seiscientistas (de las vaídas con morfología cuculi- forme a los cañones con lunetos que Chueca Goitia relacionó con el arquitecto de Felipe III), México y Puebla plantearon la posibilidad de resolver el tema de la catedral de una forma distinta, manteniendo la ligera estructura medieval, moderna y ‘gótica’, con una envoltura que más que ‘clásica y sobria’ era antiguamente moderna más que mo- dernamente antigua, en la que los rasgos más nuevos se dan en lo técnico, como quizá correspondiera a una concepción arquitectónica tradicional, tanto en el Quinientos de Rodrigo Gil de Hontañón como en el Seiscientos de fray Lorenzo de San Nicolás -y de fray Andrés de San Miguel- se basaba en la traza estructural y la técnica constructiva más que limitarse, en definitiva, a la problemática de la declinación del código clásico del Renacimiento italiano, como único marco de su análisis y valoración histórica.” Fernando Marías2057 2057  Marías 1994, pág. 51. Fig. 574 Sebastiano Serlio Libro IV lámina XXI La catedral de Puebla 1038 9. 4. Influencias posteriores No vamos a tratar aquí de analizar todas las posibles influencias ejerci- das por la catedral de Puebla, así como los ecos y resonancias que se pudie- ran detectar en múltiples edificaciones, religiosas y civiles a lo largo de toda la geografía mexicana y más allá, en todo el gigantesco ámbito americano. Lo único que pretenderemos en este pequeño apéndice será enfatizar los detalles arquitectónicos más destacados que haya podido inspirar la catedral pobla- na en posteriores construcciones, solamente en el plano estructural, bien con respecto a las trazas o bien en referencia a diferentes partes de la fábrica que hayan podido ser un referente claro en otras edificaciones. Las dos magnas catedrales novohispanas de México y Puebla fueron lógi- camente dos focos de influencia mayúsculos en sus zonas colindantes, repitién- dose en multitud de construcciones, tanto eclesiásticas como civiles, motivos y diseños presentes en ellas, bien de carácter estructural, bien decorativos. El ejemplo de la iglesia mayor poblana traspasó las fronteras del virreinato novo- hispano para llegar a instalarse de la mano de su artífice Francisco Becerra en el segundo virreinato americano en importancia, el del Perú. La planta de la catedral de Puebla fue traspuesta a la ciudad de los Reyes, Lima, a la hora de trazar su nuevo edificio catedralicio, para el que se siguió con bastante fidelidad el modelo poblano salvo en algunas ligeras diferencias. Aquí, al parecer, Francisco Becerra proyectó también el alzado de cuatro torres en las esquinas como en el edificio poblano2058; de este supuesto quedó al me- nos la muestra de las dos construidas en la fachada principal que claramente siguieron el arquetipo poblano en cuanto a su disposición y a la colocación de las escaleras de subida a ellas2059. 2058  Fernández Muñoz 2007, pág. 542. 2059  Harth Terré 1951 - 1952, pág. 294. Al cotejar las fachadas de las catedrales de Puebla y Lima dice: “[...] La comparación de ambas fachadas nos hace ver, por ejemplo, esos dos contrafuertes que flanquean la puerta principal central, y que en la catedral de Lima llamábanse los ‘caracoles’, por contener las es- caleras por las que se accedía a los techos de los campanarios. [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 1039 Fig. 575 Fachada principal de la catedral de Lima Fig. 576 Fachada principal de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 1040 A propósito de la catedral limeña hemos podido constatar una diferencia ostensible entre los dos planos más difundidos de este edificio que han llegado hasta nuestros días. Existe una desemejanza con relación a las supuestas cua- tro torres diseñadas aquí por el maestro Francisco Becerra. Los dos planos son anónimos y datan de 1696 el primero y de 1755-1757 el segundo, y ambos apa- recen publicados en el catálogo de la exposición Los siglos de oro en los virreinatos de América: 1550-1700. En el más antiguo aparecen clarísimamente dibujados los caracoles de subida a las dos torres de la fachada principal, además de otro con las mismas dimensiones en la esquina de la cabecera del lado de la epístola que hipotéticamente pudiera ser el acceso a una tercera torre, mientras que en el lado contrario del evangelio no aparece marcada ninguna otra escalera. Por el contrario, en el plano de 1755 - 1757 ha desaparecido esa escalera del lado derecho de la cabecera dibujada en el plano anterior y, sin embargo, apare- ce dibujado otro caracol más pequeño que los de la fachada en el costado del evangelio y sobre el que la leyenda no da ninguna información, diciendo tan solo “escalera de caracol”. Además, existe otro ejemplar más en el Archivo de Indias, fechado en el año 1665, en el que no aparece reflejado ningún caracol de escalera en la cabecera.2060 2060  AA. VV. 1999, Los siglos de oro de los virreinatos de América: 1550-1700, pp. 274 - 276. Imagen del catálogo número 64: “Planta de la iglesia catedral de Lima, Lima 1696, Anónimo, Dibujo a tinta y aguada en rojo, gris y amarillo sobre papel, 736 x 533 mm, Archivo General de Indias, Sevilla [Legajo, Lima, 988, MP, Perú y Chile, 193].”. La fecha de creación de la entrada en el Archivo de Indias es 16 de julio de 1696. Signatura: MP-PERU_CHILE,193. Imagen del catálogo número 65: “Planta de la iglesia catedral de Lima, Lima, 1755-1757, Anónimo, Dibu- jo a tinta y acuarela carmín, rosa, amarillo pálido y gris azulado, 474 x 663 mm, Archivo General de Indias, Sevilla [Legajo, Lima , 988, MP, Perú y Chile, 183].”. La fecha de creación “conocida” es el 30 de octubre del 1757 y su título: “Planta ichnographica de la Santa Iglesia Cathedral de Lima”. Signatura: MP-PERU_CHILE,183. El otro ejemplar, fechado en 1665, en el que no aparece reflejado ningún caracol de escalera en la cabec- era, se encuentra en el Archivo de Indias con la signatura: “Plano de la Catedral y Sagrario de Lima” MP-PERU_CHILE,237. Antonio Pedro Molero Sañudo 1041 Fig. 577 Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla con los cuatro husillos de las escaleras de subida a las torres marcados La catedral de Puebla 1042 Fig. 578 Planta de la catedral de Lima del año 1665 Antonio Pedro Molero Sañudo 1043 Fig. 579 Planta de la catedral de Lima del año 1696 La catedral de Puebla 1044 Fig. 580 Planta de la catedral de Lima del año 1755-1757 A pesar de todas las similitudes referidas, el ejemplo limeño tiene al me- nos dos diferencias muy marcadas en su traza con respecto a la catedral de Puebla: la primera se sitúa en la cabecera del templo, en donde se alojan dos puertas de entrada al edificio a sendos lados de la capilla de Reyes, de igual modo que en la catedral de México y en la que fuera la metropolitana de las In- dias, la catedral de Sevilla. La segunda, y muy importante diferencia reside en la configuración de los pilares cruciformes divisorios de las naves principales que aquí en Lima tienen pilastras adosadas en sus frentes, no como en Puebla que se forman mediante medias columnas estriadas2061. 2061  AA. VV. 2004, La basílica catedral de Lima, pp. 56 - 57. Al parecer Francisco Becerra, “[...] cambió las bóvedas vaídas de crucería, para las que el alarife Andrés de Espinosa tenía preparadas las cimbras, por unas bóvedas de arista heterodoxas que sólo duraron hasta el terremoto de 1609.”. Esta sería otra gran diferencia con nuestro ejemplo poblano, aunque aquí, el maestro Becerra se limitó a cambiar la traza original con bóvedas de crucería, que fueron las que él proyectó inicialmente para la catedral poblana. A su muerte, en 1605, ya había sido criticado este tipo de cerramiento utilizado por él en Lima, Harth Terré 1945, pág. 76. “Muerto Becerra [...] los adversarios de éste, dieron en criticar como inaparentes, las bóvedas de arista proyectadas y ejecutadas para la primera mitad de la catedral de Lima [...]”. Antonio Pedro Molero Sañudo 1045 Además de todo lo dicho respecto a las adscripciones del edificio de la ciudad de los Reyes con la catedral poblana, hay autores que ven también aquí una relación clara con la catedral vallisoletana de Juan de Herrera, a raíz del envío al Perú de dibujos sobre ese proyecto. Hemos de tener en cuenta que el maestro extremeño había llegado a esta ciudad en el año 1582 y en 1584 había sido nombrado maestro mayor de la catedral2062, situándose su proyecto en el año 1585 aproximadamente, posiblemente el mismo de la elaboración de los planos del maestro Herrera para la catedral de Valladolid; de modo que los po- sibles dibujos que de este proyecto pudieran haber llegado a tierras americanas han de ser como mínimo de ese mismo año 1585, o más bien algo posteriores, por lo que consideramos bastante improbable que Becerra realizara las trazas de la catedral limeña después de haber visto los dibujos del maestro Juan de Herrera para la catedral vallisoletana2063. Volvemos a insistir en que este modelo debía estar en el ambiente arquitectónico español, así como en la mente de cada maestro mayor que lo fue adaptando, según las circunstancias y con ligeras variantes a las necesidades puntuales de cada lugar y espacio2064; “[...] No se trata de que unas obras sirvan de modelo a otras, sino de un mundo que se produce al unísono.”2065. Otro gran edificio sobre el que claramente ejerció una influencia directa en sus trazas fue la catedral de la ciudad de Cuzco, también en el virreinato del Perú, independientemente de que éstas sean o no obra del maestro Francisco 2062 Harth Terré 1945, pp. 69 - 70. 2063  Los planos originales realizados por la mano del maestro Juan de Herrera para la catedral val- lisoletana se custodian en el propio archivo catedralicio, habiendo sido fechados hacia el año 1585. No obstante, las trazas para la nueva catedral de Valladolid le fueron encargadas a Juan de Herrera entre los años 1580 y 1582. Pizarro Gómez 1990, pág. 175. “Al parecer, Francisco Becerra proyectó la catedral de Lima con cuatro torres, una en cada ángulo de la caja de muros del templo, y un claustro adosado al lado del evangelio de aquél. Estos datos y la estructura de la planta han permitido relacionar la catedral limeña con la de Valladolid y con el envío al Perú de dibujos de Herrera, como ha indicado Bernales Ballesteros.”. 2064  Gutiérrez 1990, pág. 81. “[...] la movilidad de los artífices españoles, como Francisco Becerra, que actúa en una década en México, Puebla, Quito, Lima y Cuzco, señala las posibilidades de unificación del lenguaje pues este tipo de respuesta itinerante, persistió entre los propios artesanos criollos, como también en los Ingenieros Militares peninsulares.”. 2065  Chueca Goitia 1966, pág. 250. Angulo Íñiguez 1943, pág. 146. “Salvo alguna de planta excepcional, como la de Pátzcuaro, casi todas las de América de esta primera etapa son consecuencia de la de Jaén [...] De planta rectangular son, en efecto, las de Méjico, Puebla, Guadalajara, Mérida, Lima, Cuzco, y dos de los proyectos hechos para la de la Habana en 1608. Las de Guadalajara, Mérida, Cuzco y Lima cubrieron sus naves a igual altura como el modelo andaluz; la misma de Puebla consta que se proyectó en esa forma y es de suponer que también su hermana la de Méjico.”. La catedral de Puebla 1046 Becerra, tal y como ya se ha apuntado en un capítulo anterior.2066 Para Castedo, en el Cuzco, al igual que en Lima, prevaleció también la “estructura de salón española, con el espacio interior amplio y horizontal”, tal y como haber sido en la catedral poblana2067. El templo cuzqueño se distribuye mediante unos enormes pilares cruciformes con pilastras adosadas a los lados, como en el caso de la catedral de Lima, y de igual forma aquí también se ha colocado un fragmento de entablamento sobre los capiteles toscanos. “Esto explica cómo la catedral de Cuzco, aunque presumiblemente fuera proyec- tada por Becerra o inspirado su proyecto, se hizo contrariando los ideales arquitectóni- cos de Francisco Becerra, tanto en su cerramiento como en la altura de los pilares, que son más bajos y poco esbeltos en proporción a su fortaleza y a la amplitud de la nave. Becerra proyectó sus pilastras y pilares en el orden jónico y las bóvedas de arista; en la catedral del Cuzco se hicieron de crucería -como recomendaban los maestros de Lima, posteriormente a la muerte de Becerra- y los pilares y pilastras se desarrollaron en el orden toscano.” Emilio Harth2068 No queremos finalizar este capítulo sin hacer una somera mención a la gran influencia que han tenido las torres de la catedral poblana, convirtiéndose en un hito arquitectónico y urbanístico a seguir a lo largo de toda la geografía mexicana, ya que a partir de su construcción generalizaron en toda la Nueva España este tipo de modelo de carácter marcadamente ascendente, con el pri- mer cuerpo cúbico de igual altura que la fachada principal y con una decora- ción escasa que se centra sobre los pisos superiores de campanario.2069 “[...] Otro caso del mismo tipo es el de la influencia que las magníficas torres manieris- 2066  Harth Terré 1951 - 1952, pág. “[...] Carrión, autor de la planta de la catedral del Cuzco, no ha hecho sino seguir el sendero señalado por Becerra para la de Lima: iglesia de tipo salón, como las de Sevilla y otras ciudades de España, de donde eran oriundos. A Becerra quédale el mérito de haber sido el innovador; y por tal hemos visto cuántos enemigos se echó encima y cuánta controversia suscitó su arquitectura.”. 2067  Castedo 1988, pág. 232. 2068  Harth Terré 1951 - 1952, pág. 284. 2069  Torrejón Chaves 1992, pág. 144. Pizarro Gómez 1990, pág. 170. “[...] Las torres de la catedral de Puebla y su acentuada verticalidad influ- irían de manera significativa en las torres barrocas novohispanas.”. Bonet Correa 1986, pág. 97. Refiriéndose a la catedral de Puebla dice: “[...] Esta brevedad comparativa en las obras redundó, como es lógico, en la unidad estilística del conjunto y, en particular por lo que se refiere a las fachadas de Puebla, su rápida finalización repercutió en el influjo que ejerció sobre obras posteriores. Es seguro, en efecto, que las fachadas barrocas enmarcadas por torres deben a Puebla un importante estímulo.”. Fernández Muñoz 2007, pp. 540 - 541. “Finalmente, creemos en cuanto a la utilización y desarrollo de las torres en las fachadas de los edificios religiosos de la Nueva España, la llegada del arquitecto extremeño será fundamental, pues hacia el año 1575 Becerra proyecta una fachada enmarcada por grandes torres Antonio Pedro Molero Sañudo 1047 tas de la catedral de Puebla -quizá las más sabiamente resueltas que existan en su épo- ca, a ambos lados del océano- hicieron sentir en la región poblana, cuyos campanarios son muchas veces una ‘glosa’ barroquizada de la lectura del modelo insigne; tal es el caso de San Francisco de Puebla.” Jorge Alberto Manrique2070 para la catedral de Puebla de los Ángeles. A partir de ese momento, la influencia de este edificio será muy clara, pues las fachadas religiosas novohispanas comenzarán a reforzarse por medio de una o más torres delgadas en un plano paralelo al muro de la propia fachada, siguiendo el estilo marcado por el templo más importante que se estaba construyendo en el Estado de Puebla.”. 2070 Manrique 1977, pp. 410 - 411. Fig. 581 Fachada principal de la catedral de Puebla La catedral de Puebla 1048 Fig. 583 Vista sur actual de la catedral de Puebla (agosto 2013) Fig. 582 Billete de quinientos pesos mexicanos con la fi gura de la catedral de Puebla en su reverso Antonio Pedro Molero Sañudo 1049 10. CONCLUSIONES I. Fundación e inicios constructivos de la ciudad de Puebla II. Traída del agua a la Traza III. La catedral vieja IV. Francisco Gutiérrez V. Cantería VI. Trazas de la catedral VII. Destajos VIII. Obreros mayores IX. Agustín Hernández de Solís X. Dibujo del arco de triunfo para el recibimiento del obispo Gutierre Ber- nardo de Quirós XI. Dibujos del retablo de las Reliquias XII. Paralización de la obra de la catedral, llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza y reanudación de los trabajos hasta su consagración XIII. Cubiertas de la catedral XIV. Fábrica material y fábrica espiritual XV. Epidemias XVI. Juan Gómez de Trasmonte XVII. Tabernáculo -”ciprés”- del obispo Juan de Palafox y Mendoza XVIII. Arte efímero XIX. Sagrarios del obrero mayor Andrés de Luey XX. Relieve de la Purísima XXI. Diego de la Sierra XXII. Torre sur y polémica del medio real XXIII. Campana María XXIV. Arte Tequitqui XXV. Las cuatro torres XXVI. Salarios comparativos XXVII Conclusión de las conclusiones La catedral de Puebla 1050 Nuestra idea inicial cuando decidimos realizar esta tesis doctoral fue la de actualizar en lo posible la historiografía sobre la catedral de la Puebla de los Ángeles, trazando cronológicamente el proceso de su construcción. Para ello, primero realizamos una consulta exhaustiva de la bibliografía directa e indirecta sobre ella. Luego emprendimos una investigación documental, prin- cipalmente centrada en el archivo de la catedral -que afortunadamente no cerró sus puertas hasta poco después de terminar nuestra búsqueda-, y en el archivo municipal y de notarías de Puebla. Esta labor documental aportó una serie de datos novedosos que han contribuido a esclarecer, aún más, todo lo dicho hasta este momento sobre este edificio. Pronto nos dimos cuenta de que para poder hablar con propiedad sobre esta fábrica era indispensable llegar a conocerla íntimamente, por lo que como punto de partida decidimos elaborar una planta con medidas tomadas in situ. Enseguida pensamos que este inicio debía ampliarse, decidiendo realizar una planimetría completa del edificio principal en tres dimensiones, apoyándonos en programas informáticos, para levantar un modelo a perfecta escala del que extraer las plantas y secciones necesarias en nuestra exposición. Esta minuciosa labor de medición nos ha descubierto numerosas particularidades del edificio que posteriormente han sido corroboradas documentalmente o viceversa. Para la investigación archivística, además de los archivos poblanos ya mencionados, también hemos utilizado el archivo general de la nación de Mé- xico y el archivo general de Indias en Sevilla. En el trabajo de campo nos hemos ceñido especialmente a lo que atañe al bloque principal del templo, al menos para la elaboración de las principales planimetrías. La unión de estas dos líneas de trabajo nos ha llevado a una serie de con- clusiones que contradicen algunas de las hipótesis que tradicionalmente se ha- bían asumido como verdades inamovibles, a consecuencia de la no comproba- ción sistemática de las mismas. Antonio Pedro Molero Sañudo 1051 I. Fundación e inicios constructivos de la ciudad de Puebla En referencia a la inicial ubicación de la ciudad de Puebla se sabe que hubo dos fundaciones: una el 16 de abril de 1531, “la tradicional”, y otra el 29 de septiembre del mismo año que institucionalizó el cabildo municipal. Esta última es la que han propuesto los historiadores tradicionales como Mariano Fernández de Echevarría y Veytia, mientras que otros autores más modernos como Julia Hirschberg y Ramón Sánchez Flores atrasan esta fecha hasta el mes de noviembre del año 1532. Esta última hipótesis se queda sin fundamento, ya que la reina madre, Juana de Castilla, había otorgado en el mes de marzo una cédula real concediendo el título de Ciudad de los Ángeles a Puebla. Otro de los errores repetidos en la historiografía de la ciudad es el de situar a Alonso Martín “Partidor” como el autor del trazado original, sin que hasta el momento este hecho se halle documentado en alguna parte. Obvia- mente esta labor técnica hubo de recaer en una persona cualificada para ello como Hernando Saavedra de Elgueta, justicia mayor y corregidor de Tlaxcala y Cholula, que es quien creemos que fue su verdadero trazador, aunque segu- ramente asistido por agrimensores indígenas. Además, Alonso Martín tan solo aparece documentado como poblador en todos los documentos consultados. Muy importante en los años iniciales de la formación de la ciudad de Puebla es la contribución de una numerosísima mano de obra indígena que habitaba las zonas colindantes, y que tanto especializada como sin cualificar contribuyó en gran medida a la construcción de los primeros edificios, inclui- dos los religiosos. Estos trabajadores se irían trasladando poco a poco alrede- dor de la Traza, formando barrios que nutrirían de peones, oficiales y artesanos a todas las obras, las menos de las veces remunerados. Consideramos que aun habiendo sido tratado este tema en numerosas ocasiones a lo largo de nuestra exposición, el caso concreto de la aportación indígena a la construcción de la catedral poblana es una cuestión pendiente sobre la que esperamos poder rea- lizar algún trabajo monográfico posterior. De igual forma, ha sido muy poco La catedral de Puebla 1052 lo que se ha investigado acerca de la importancia del trabajo especializado e intelectual llevado a cabo, sin lugar a dudas, por un grupo selecto de artífices indios en el momento de trazar y comenzar a levantar la ciudad y sus princi- pales edificios, más si tenemos en cuenta la altísima calidad de los construidos en época prehispánica en las ciudades de alrededor como Cholula o Tlaxcala, que por cierto muestran la misma desviación aproximada que la de Puebla en la orientación de su trazado, aproximadamente 17 grados. II. Traída del agua a la Traza La traída del agua a la Traza es un tema de capital importancia sobre el que hemos aportado documentos procedentes de las actas del cabildo del ayuntamiento poblano, en los que se refleja la concesión de mercedes de agua acompañadas de dibujos con los diferentes diámetros de ellas. La gran obra hidráulica llevada a cabo a finales del siglo XVII resulta especialmente interesante por su gran envergadura, sin parangón en la Nueva España hasta ese momento. Para ella fue necesario un numerosísimo grupo de trabajadores, incluidos algunos de los mejores maestros que había en la ciudad, todos bajo la supervisión del cabildo municipal. III. La catedral vieja Los testimonios de diferentes maestros y vecinos de la ciudad, hallados en el archivo de Indias, acerca del estado de la fábrica de la catedral vieja y de la viabilidad de su reparación o la conveniencia de la construcción de una nueva, son indispensables para conocer de primera mano este edificio. Nuestra apor- tación viene a ampliar todo lo dicho hasta ahora por los diferentes autores que han tratado este tema. Queda probado que esta obra la hicieron los indios de Calpan y de Huejot- zingo a destajo, tal y como declararon varios testigos presenciales. Esto indica que existían artífices, oficiales y artesanos nativos suficientes para realizar una Antonio Pedro Molero Sañudo 1053 fábrica de esta envergadura, así como para interpretar o tal vez elaborar las trazas necesarias para ella. Hasta ahora todas las someras descripciones que circulaban de la catedral vieja de Puebla seguían la dada por el franciscano Motolinía en su Historia de los indios de la Nueva España, que coincide en gran parte con la realidad docu- mental que hemos aportado a este efecto. Las razones esgrimidas por el cabildo catedralicio poblano ante la Corona para justificar la construcción de un nuevo templo, fueron las mismas que se aducían en territorio peninsular para el mismo fin, tal y como sucedió con la catedral nueva de Salamanca, “la existente es pequeña y oscura, además de insuficiente para el culto divino...”. Ha quedado demostrado que la catedral vieja fue demolida poco antes del inicio de la nueva construcción, edificándose a partir del año 1572 un “xacal” provisto de sacristía y coro, mientras se terminaba lo suficiente de la nueva ca- tedral para trasladar el culto divino a ella. Este jacal fue levantado inicialmente por el maestro mayor de la nueva obra Francisco Becerra, construido en su ma- yoría de madera, sustituyéndose en 1594 los pilares de este material por unos de piedra. La ubicación de la iglesia de jacal, y por consiguiente de la catedral vieja, la podemos situar en la zona del atrio frente a la fachada principal. IV. Francisco Gutiérrez Francisco Gutiérrez era el artífice arquitectónico más importante que ha- bía en la ciudad de Puebla antes de la llegada de Francisco Becerra, por lo que obviamente hubo de ejercer una gran influencia sobre el maestro extremeño, al igual que previamente lo haría Claudio de Arciniega durante su estancia en la ciudad de México. Gutiérrez se convirtió en el aparejador del nuevo proyecto catedralicio, puesto que incluía el encargarse de todos los aspectos técnicos de la obra, ade- más de las casi seguras aportaciones en muchas de las decisiones de orden La catedral de Puebla 1054 intelectual. Ante la importancia arquitectónica de este maestro cabría discutir la pa- ternidad de algunas de las pocas obras que nos han llegado de este tiempo y que, como la portada de la Casa del Deán, han sido atribuidas, incluso por no- sotros mismos, a Francisco Becerra. Nos inclinamos a pensar que, tal y como ya remarcó Efraín Castro Morales, Francisco Gutiérrez hubo de tener una mayor participación en numerosos edificios particulares e incluso en la construcción de la catedral, de la que se le ha otorgado historiográficamente. Además, hemos de tener en cuenta que el maestro de “arquitectura” Francisco Gutiérrez desem- peñó los cargos constructivos más importantes al servicio de ambos cabildos, por lo que resulta posible que fuera el que imprimió el sello de identidad al edificio catedralicio proyectado por el maestro Becerra, habida cuenta de que el extremeño estuvo solo cinco años al frente de la obra. Gutiérrez sería el que verdaderamente llevó a efecto el proyecto desde su comienzo, primero como maestro mayor de la catedral vieja, después como aparejador de la obra nueva, y finalmente como maestro mayor de ésta. V. Cantería Hemos propuesto la hipótesis de que los muros perimetrales del recinto catedralicio estuvieron levantados hasta la altura de las cornisas de las capillas hornacinas poco después del año 1587, ya que a finales de este año se le dio licencia al cantero Rodrigo de Avis para extraer piedra de la cantera del cerro de San Francisco con el fin de labrar sillares para las embocaduras de puertas y ventanas de los lienzos murales. Como fruto de nuestro trabajo de campo, hemos encontrado toda una serie de marcas de cantería en la parte superior de estas cornisas, entre las que se incluye una en numerosas ocasiones y que hemos adjudicado precisamente a la mano de este cantero; no obstante, entre estas marcas también se encuentra reiteradamente una R que igualmen- te podría pertenecer a este mismo artífice. Esta hipótesis la fundamentamos Antonio Pedro Molero Sañudo 1055 básicamente en el hecho de que Avis obtuvo el permiso necesario para sacar piedra para esculpir “ventanas, bases y arcos”, lo que le situaba en una posi- ción privilegiada en ese momento de la construcción, quedando claro que era el encargado de la labra de las piezas más complejas, entre las que se incluyen las dichas cornisas. La hipótesis planteada de que a finales del siglo XVI ya estuvieran levan- tados todos los muros perimetrales del recinto hasta la altura de las cornisas, cobra especial relevancia si sabemos que desde 1598 se realizaban piezas de cantería para las impostas de las entradas a las capillas hornacinas, y que en el año 1600 se labraban piezas para los “arcos pilares y torales”. Un estudio sistemático de todos los documentos que reflejan aspectos so- bre el trabajo de cantería serviría para aclarar el porqué de los cambios en su realización, unas veces mediante destajos y otras por salarios prefijados direc- tamente por el cabildo. Además, esta investigación ilustraría aspectos relativos a la forma de acometer los trabajos de cantería, desde la extracción de la piedra hasta su colocación en la obra, informándonos de paso sobre muchos más pun- tos del modus operandi, como las herramientas que se utilizaban, las medidas y los precios de las diferentes piezas o el transporte de todos estos materiales hasta la fábrica. Por nuestra parte, hemos aportado numerosos datos documentales, prin- cipalmente centrados en las primeras décadas del siglo XVII, sobre la extracción y preparación de materiales y su acarreo al interior de la cerca de la obra de la catedral, tanto de cantería como de agarre, así como una nutrida información sobre las herramientas y materiales utilizados en la obra y en la preparación y construcción de los andamios y tinglados necesarios para la todos los trabajos, incluida la subida de las campanas a la torre. Posiblemente, el descubrimiento más importante de nuestro trabajo de campo haya sido el hallazgo, en los muros sur y este del templo, de un tipo de sillar constructivo más pequeño que configura al completo estos lienzos, salvo La catedral de Puebla 1056 en las esquinas, contrafuertes y embocaduras de las ventanas, y que hemos acordado llamar de tipo prehispánico. Estas partes puntuales y el resto de los muros de todo el edificio están formados por otro tipo de sillar mucho más grande, al que hemos llamado de tipo español. Este último tiene una dimen- sión fija en altura de 0,42 m., o lo que es lo mismo, un pie y medio, mientras que en ancho tiene diferentes medidas que le acomodan a la trabazón de la construcción. Esta medida de un pie y medio (media vara) se encuentra pre- sente a lo largo de toda la edificación de la catedral, como si fuera el módulo seguido para su planteamiento inicial, tanto en lo concerniente a las grandes superficies, como en las pequeñas piezas. Este patrón no solo se encuentra aquí en la catedral, sino que es el mismo que tienen todos los sillares de cantería de las edificaciones, más o menos contemporáneas, ubicadas dentro de la Traza. Las lajas actuales del pavimento de las aceras mantienen ese mismo tamaño, remarcando la gran importancia que el edificio catedralicio tuvo y tiene en la configuración del urbanismo poblano. Esta medida del pie y medio parece una dimensión interiorizada y utilizada como modelo y patrón edilicio, habiéndose llegado a convertir en una seña de identidad de la propia ciudad. En una ponencia realizada para el Coloquio de Historia del Arte en la ciudad de Puebla celebrado en la BUAP el año 2011 y cuyo título fue, Aspectos constructivos de la catedral de Puebla. Deducciones a partir de un trabajo de campo: la catedral de Puebla y sus inicios constructivos, ya destacamos la importancia del ha- llazgo de estos sillares prehispánicos. La existencia de este tipo de sillarejo que hemos considerado en su gran mayoría como material de derribo, reaprovecha- do de construcciones anteriores cercanas en el valle de Puebla, tiene como con- secuencia el que consideremos, sin temor a equivocarnos, que la construcción de la catedral se inició por estos dos costados sur y este, utilizándose este tipo de material para conseguir una mayor rapidez de ejecución y adecuándose la medida de los sillares españoles al despiece en altura de los prehispánicos. Este hecho supone la aceptación de un sistema de medidas en uso entre la población Antonio Pedro Molero Sañudo 1057 indígena y no solo la utilización casual de un tipo de material preexistente. Estos sillares más pequeños utilizados en la fábrica de la catedral tienen una medida en altura de 0,13 m. y su ancho oscila entre 0,25 m. y 0,40 m., de tal forma que tres unidades de este sillarejo, sumadas a sus dos llagas correspon- dientes, conforman exactamente la altura de uno del tipo español. Queda claro que los maestros trazadores del proyecto inicial adoptaron para los sillares de la catedral unas dimensiones modulares basadas en las ya existentes del ám- bito prehispánico, consiguiendo así que a la mano de obra mayoritariamente indígena y a sus oficiales canteros no les resultara difícil la traslación de un tipo de piezas a otro a la hora de ejecutar su labra, lo que repercutiría beneficiosa- mente en la rapidez de la construcción. La utilización de un módulo de clara raigambre prehispánica, que facilitaría el trabajo en la cantera y en la propia obra, demuestra una inteligente adaptación de la cultura arquitectónica de ori- gen peninsular en busca de respuestas rápidas en un medio que le era extraño. A primera vista, los sistemas de medidas español y mesoamericano parecieran antagónicos, el primero decimal y el segundo vigesimal, pero en realidad tie- ne muchos puntos y dimensiones en común que hicieron posible una síntesis entre ellos. Viendo la construcción de las paredes sur y este con este tipo de sillarejo se podría pensar que el cabildo de la catedral hubiera tenido en cuenta desde el inicio que estas dos zonas acabarían siendo ocupadas por edificaciones ado- sadas que las cubrirían, y de ahí su construcción con estos sillares más econó- micos que se recubrirían de mortero. Esta suposición acerca de la posibilidad de que se pensara la edificación de una serie de dependencias apoyadas sobre estos flancos sur y este, corroboraría la construcción del buque del templo re- tranqueado sobre las respectivas calles de estos dos lados y no partiendo de su línea de manzana. Otro punto importante que ratificaría el comienzo de la fábrica de la ca- tedral por los lados meridional y de la cabecera, ha sido el descubrimiento de La catedral de Puebla 1058 que los huecos de las ventanas de estos dos costados son más grandes que los restantes del lado norte, salvo el de encima de la puerta actual del sagrario, an- tigua sala capitular. Esta afirmación resulta bastante lógica si la apoyamos en que no resultaría coherente que las ventanas del lienzo norte variaran entre sí de haberse comenzado la edificación por esta zona. En un interesantísimo documento sobre el remate de la cantera (incluido en el texto) se da una larga serie de condiciones que incluyen las medidas que han de tener las diferentes piezas a realizar por los canteros. Además, tam- bién se van intercalando informaciones adicionales muy interesantes, como por ejemplo la que alude a que las piezas de los capiteles de los pilares torales ha- bían de llegar a la fábrica preparadas desde la cantera. Este requisito revela un método de trabajo muy adelantado para la época, similar al utilizado por Juan de Herrera en la obra de El Escorial ¿Se trataba de copiar al maestro Herrera con conocimiento de su obra, o más bien era una forma de interpretar la ar- quitectura que estaba de manifiesto en ambas orillas del océano? Por una lado, pensamos que resulta bastante posible que se tuviera conocimiento e informa- ción puntual sobre cómo se estaban realizando los trabajos de la gigantesca obra de la sierra madrileña, y por otro, cabe la posibilidad de que esta manera de organizar el trabajo desde la propia cantera tuviera un origen anterior de época prehispánica que se mantuvo para la fábrica de la nueva catedral. En este mismo documento se menciona la preparación de "los pa- sos de cantería de los cuatro husillos de la obra", recalcándose que todos ellos habían de ser de la misma medida en largo y ancho, conforme al "contramolde que se tenía en la cantera"; una vez más, resulta evidente que las piezas llega- ban a la obra ya preparadas desde la misma cantera. A lo largo de nuestra exposición ha quedado de manifiesto el interés por la mano de obra indígena que trabajó en la fábrica de la catedral, la mayo- ría de ella desarrollando las funciones más bajas del escalafón arquitectónico, en algunas ocasiones sin remuneración alguna o con salarios muy bajos. No Antonio Pedro Molero Sañudo 1059 obstante, hemos señalado también la existencia de un gran número de artífices indios que ejercieron labores de mayor cualificación, procedentes casi con se- guridad de algunas de las localidades vecinas más importantes como Tlaxcala o Cholula, además de los ya mencionados canteros de Calpan, que trabajaron en la construcción de los edificios iniciales de la Traza, incluida la catedral. Posteriormente hemos citado una serie importante de canteros de origen indio trabajando en la obra bajo las órdenes del obispo Juan de Palafox, y más concre- tamente en la construcción del altar mayor en piedra de tecali. De hecho, con fecha 1689 aparecen Nicolás Bautista Ramírez, "natural, cacique y principal de la ciudad de Pátzcuaro de la provincia y obispado de Michoacán", desempeñan- do el valioso puesto de alarife mayor y Fernando Javier de Herano y Ramírez, maestro de arquitectura, ensamblador y dorador, ejerciendo, el aún más impor- tante de "veedor examinador y visitador en el arte de arquitectura y albañile- ría". Este nombramiento significaba la concesión del título más importante del gremio de la arquitectura a "un indio, cacique y principal". VI. Trazas de la catedral Obviamente existieron varias trazas a lo largo de la historia de la catedral poblana y alguna de ellas hubo de llegar desde la Península, corroborando así la obligatoriedad que existía, en teoría, de que todos los planos que se hicieran para la construcción de edificios dependientes del patronato regio fueran san- cionadas por el consejo de Indias y por la Corona, independientemente de que se levantaran en España o en América. Tradicionalmente se ha hablado de la existencia de unas trazas, enviadas desde la Península por el rey Felipe II, que pudieron haber correspondido con las iniciales confeccionadas por el maestro Francisco Becerra, una vez devuel- tas y refrendadas por el consejo, y que además, perfectamente podrían ser las citadas en el documento del año 1604 sobre la merced de agua concedida a la catedral, situándolas bajo el gobierno del marqués de Villamanrique (1585- La catedral de Puebla 1060 1590). Si esto fuera así demostraría que estas primeras trazas ya contemplaron la inclusión de un atrio claustrado frente a la fachada principal y cuatro torres en las esquinas del edificio, tal y como propuso el obispo Palafox antes de su partida y refleja el plano de Juan Benítez del año 1749. Las únicas dos opciones posibles que anularían esta hipótesis serían, bien que una vez que Becerra se marchó al Perú se enviara una nueva traza desde la Península, bien que se solicitara la realización de ésta por parte del virrey. En ambos supuestos, y a juzgar por el poco tiempo pasado desde el inicio de la obra en 1575, resulta un tanto improbable que se decidiera un cambio tan radical sobre el planteamiento inicial. Por tanto, cabe conjeturar que, de ser cierta la afirmación del documento sobre la merced de agua a la catedral, este claustro frente a la fachada principal tuvo que estar ya planteado en el proyecto original. No obstante, nos quedaría la duda de si esta traza fue elaborada en la Nueva España o en la Península; el tema resulta muy interesante, ya que si el proyecto nació en territorios ameri- canos resultaría absolutamente novedoso, al disponer un edificio catedralicio, no solo con un claustro cerrado delante de su fachada principal, sino también con cuatro torres en las esquinas. Aún nos quedaría por resolver el tema de la autoría de este proyecto, supuestamente nacido en tierras novohispanas, el cual podría proceder, bien del recién llegado maestro Francisco Becerra que trasladaba aquí unas ideas que obviamente estaban en el ambiente arquitectó- nico peninsular, bien de su aparejador y anterior maestro mayor de la catedral vieja Francisco Gutiérrez, o tal vez incluso del maestro mayor de la catedral de México Claudio de Arciniega, aunque esta última posibilidad la consideramos más improbable, ya que su obra mexicana no refleja las características del pro- yecto poblano, y en ella no está nada clara la inclusión de cuatro torres y mucho menos de un claustro en la fachada. No obstante, hemos de hacer la salvedad de que la traza anterior pudiera ser obra de Antonio Ortiz del Castillo que en ese mismo año de 1604 ejercía la maestría mayor de la catedral poblana, ya que en 1601 retomaba este puesto Antonio Pedro Molero Sañudo 1061 que desempeñó entre los años 1582 y 1586. Este último supuesto nos parece el más acertado, ya que durante el periodo del gobierno del virrey marqués de Villamanrique, en el que supuestamente se realizó la traza, fungía como maes- tro mayor de la catedral poblana Ortiz del Castillo, y cuya firma aparece junto a la del maestro de las obras reales Juan Gómez de Mora en la citada traza, datándose obligatoriamente en el segundo periodo de la maestría mayor de Ortiz del Castillo (1601-1614), ya que Gómez de Mora comenzó a ejercer como arquitecto real en el año 1610. Por tanto, esta traza pudo haber sido hecha en la Nueva España, copiando el original de Becerra, y enviada a la Península para su sanción oficial. La duda que se nos plantea estriba, en que en el diseño de Gómez de Mora, al parecer, se colocaban dos sagrarios adosados a los costados de la fa- chada principal de la catedral, cuestión que no parece planteada en la traza de que habla el documento de 1604, en el que sí se mencionan el claustro y la fuente por hacer. Por todo lo dicho antes y ante esta duda, creemos factible la existencia de dos trazas firmadas por Gómez de Mora: la que contemplaba el claustro cerrado con la fuente, que inspiraría al obispo Palafox para la suya y que consideraríamos de realización novohispana con sanción de la Corona, y la propiamente hecha por el arquitecto real, con los sagrarios a los lados de la fachada principal, similar a la catedral de México que tiene su parroquia del sagrario adosada en el lado de la epístola. El profesor Sánchez Sánchez sugirió en su artículo Don Juan de Palafox y Mendoza y a problemática de los sagrarios de la catedral de Puebla de los Ángeles que el supuesto proyecto de Juan Gómez de Mora para la catedral poblana pudo realizarse alrededor del año 1615, lo cual justificaría difícilmente la firma del maestro Ortiz muerto en 1614, salvo que, existieran dos trazas firmadas por Gómez de Mora, como hemos apuntado. Sánchez Sánchez basa su hipótesis en que ese año de 1615 el rey ordenó a su arquitecto que hiciera unas nuevas trazas para la catedral de México, que se enviaron a esa ciudad el día 21 de mayo de La catedral de Puebla 1062 1615, hecho que le lleva a suponer que también pudieron ser enviadas a la vez otras trazas nuevas para la catedral poblana de la mano del mismo maestro Gómez de Mora, las cuales serían las que incluirían los dos sagrarios laterales. Dada por válida la fecha de 1615 para estas supuestas trazas, y en el caso de que hubieran realmente existido, la pregunta sería si el arquitecto real plan- teó en ellas la elevación de la nave central sobre las laterales, aconsejada veinte años después por el maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte. No obstante, dada la gran similitud de la planta original de ambas construcciones, pudo ser que el virrey remitiera directamente a la ciudad de Puebla la traza dada por Gómez de Mora para el edifico mexicano -rechazada por la comisión de México-, siguiendo la hipótesis del profesor Sánchez Sán- chez. La siguiente traza realizada para la catedral poblana de la que tenemos constancia documental, es la que el obispo Juan de Palafox y Mendoza manda- ría hacer a Agustín Hernández de Solís y que, según la descripción que nos ha llegado de ella, corresponde casi exactamente con el reiterado plano de Juan Be- nítez de 1749. Esta nueva traza correspondería en líneas generales con la men- cionada en el año 1604, salvo que aquí se plantearon dos sagrarios en los late- rales delanteros del claustro, toda una serie de oficinas y dependencias en los lados sur y este y una arquería con viviendas y tiendas en el lado norte que con- figuraría la plaza con soportales en sus cuatro costados. Tenemos constancia de que estas nuevas trazas le fueron presentadas al rey Felipe IV por Palafox, tal y como lo testimonia el padre Tomás Gutiérrez de Avendaño que le acompañó a España. No sabemos si el monarca llegó a sancionar o no esta nueva planta, aunque nos inclinamos a pensar que nunca lo hizo. Finalmente, y que nosotros conozcamos hasta esta fecha, se realizó otra traza más por mandato expreso del obrero mayor Andrés de Luey, poco tiempo después de la partida del obispo Juan de Palafox a la Península. Ésta reflejaría los dos enormes sagrarios que pretendió construir frente a la fachada, como Antonio Pedro Molero Sañudo 1063 cierre del atrio. Se trataría de una libre interpretación del proyecto de Palafox, de la cual se disculparía diciendo que los sagrarios ya aparecían en unos planos de 1635, “de un tal fulano de Trasmonte”, que ese mismo año daría unas condi- ciones para la terminación de la fábrica poblana. En las trazas dejadas por el obispo Palafox se reflejaban las dimensiones que habían de tener el claustro y sus sagrarios laterales, por lo que pensamos que el obrero mayor Luey desvirtuó este proyecto, dotando de unas proporcio- nes desmesuradas a los sagrarios, tratando así de ocupar un lugar relevante en la memoria histórica de la catedral mediante esta descomunal obra que final- mente no se llevo a cabo. Por tanto, podemos asegurar que al menos existieron cuatro trazas dife- rentes de la catedral durante su edificación, aunque obviamente se tuvieron que realizar algunas más, ya que por regla general, cada maestro mayor que introducía alguna innovación o cambio en el proyecto a su cargo, necesitaba realizar nuevos planos y trazas que no siempre fueron enviados a la Península para su aprobación. De hecho, en el año 1576, el rey Felipe II mandó al virrey Martín Enríquez de Almansa que siguiera y acabara la catedral de Valladolid -actual Morelia-, según la traza y orden que mejor le pareciere, conforme a las demás catedrales de esas tierras. Este es un claro ejemplo de que la Corona no siempre creyó necesaria la aprobación de las trazas para la construcción de las catedrales del Nuevo Mundo. VII. Destajos En los años finales del siglo XVI y en los primeros del XVII resulta rele- vante la importancia que toma la concesión de diferentes destajos a los maes- tros canteros que trabajaron en la obra de la catedral. Esta forma de gestionar la obra se puso en práctica pensando que aceleraría su desarrollo, aunque al poco tiempo se ordenó su suspensión en favor de la ejecución mediante salarios acor- dados entre el cabildo y los diferentes maestros. De hecho, en 1600 el cabildo La catedral de Puebla 1064 catedralicio negaba la posibilidad de que se le adjudicaran destajos a persona alguna que tuviera el oficio de aparejador de ella, y en 1601 la real audiencia prohibía este sistema. Sin embargo, contradictoriamente, las concesiones para proveer de todos los materiales precisos para la construcción siguieron otor- gándose mediante subastas. A pesar de lo dicho hemos de remarcar que en ese año de 1601 se demos- tró haber ahorrado una buena cantidad de dinero mediante la concesión de un destajo a Agustín García Aliende, aunque en seguida se ordenaría no volver a otorgar ninguno más, incluso sabiéndose que una buena forma de ahorro era dar estos destajos a maestros canteros que empleaban oficiales y mano de obra indígena, y no a “españoles destajeros”. Hemos constatado que en el año 1610 el cabildo de la catedral instaba al virrey para que se volviera al modelo de destajos, con el fin de finalizar la obra lo más rápido posible, aunque aun así éste no se reanudaría de momento. En 1613 se estimó en cuatro años el tiempo necesario para la terminación de la obra de la catedral, “desde los pilares del crucero hasta la capilla de los Re- yes”, pidiéndose permiso al rey para poder otorgarla a destajo entre españoles. Resulta evidente el intento de cerrar media catedral para que se pudiera cele- brar la liturgia divina en ella, al igual que se había hecho en la catedral nueva de Salamanca. Posteriormente, el maestro Juan Gómez de Trasmonte, volvería sobre este tema de la conclusión de la media iglesia, desde el crucero hasta la cabecera, aunque en sus condiciones especificaba que se realizaría desde el cru- cero “exclusive” hasta la cabecera, en clara diferencia a Salamanca que incluía el crucero. Tan solo unos años más tarde, en 1626, se volvería a plantear de nuevo la continuación de la obra mediante destajos. El propio virrey marqués de Cerral- vo fue el que propuso al monarca esta cuestión, aunque también es cierto que le advertía sobre la dificultad de encontrar personal para ello. Antonio Pedro Molero Sañudo 1065 Pensamos que la adjudicación de destajos para la obra de la catedral tuvo una doble vertiente. Por un lado, se situaba el cabildo eclesiástico, que casi siem- pre tuvo un gran interés en que se utilizara este sistema para la realización de todas las obras, ya que aunque fuera un medio claramente más caro, aseguraba la continuidad y rapidez de los trabajos pendientes. Por otro lado se colocaban el virrey y los alcaldes mayores de la ciudad de Puebla, que en la mayoría de las ocasiones también fungían como obreros mayores; éstos prefirieron siem- pre que las obras se desarrollaran mediante jornales, de los que ellos mismos señalarían la cuantía y las personas que debían percibirlos. Esto les permitió la posibilidad de especular con las enormes cantidades de dinero llegadas de la Península o recaudadas en la propia diócesis poblana para la obra y fábrica catedralicia. Este tema de los destajos dio lugar a un controvertido debate durante los años treinta del siglo XVII sin que finalmente se volvieran a establecer de nue- vo. En un principio se trató de otorgar todo el conjunto de la obra que restaba por realizarse mediante un único destajo, cuestión que resultó del todo imposi- ble a causa del enorme desarrollo económico que devenía de una obra de tanto calibre, así como también por el enorme monto de las fianzas requeridas. Ante esta inviabilidad, se decidió por la posibilidad de parcelar en varios destajos to- dos los trabajos que restaban aún. Esta nueva idea también se deshecho ante la dificultad de saber exactamente el dinero que se debía pagar por las diferentes obras, habida cuenta de las fluctuaciones que hubo en las pujas. Como se ha visto la obra quedó prácticamente paralizada hasta la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza, investido por la Corona y el consejo de Indias con plenos poderes para continuar la fábrica en la forma que creyera conveniente, mediante destajos o a jornal. Palafox optaría por la elección de uno u otro sistema según cada trabajo concreto, aunque respetó los destajos de cantería otorgados anteriormente. Este sistema fue utilizado por el obispo para la realización de algunas partes y trabajos en la construcción del retablo de la La catedral de Puebla 1066 capilla de los Reyes y del tabernáculo del presbiterio. Como colofón a este tema de los destajos añadiremos que el siglo XVII comenzó con el grave problema del desvío de fondos pertenecientes a la fábrica de la catedral para otros menesteres por parte de los obreros mayores. Ya he- mos hablado de la posibilidad de enriquecimiento ilícito en la función pública de algunos de estos oficiales como uno de los motivos posibles para decidir la forma de realización de los trabajos en la fábrica de la catedral. Por tanto, inde- pendientemente de lo que pensaran los maestros mayores y el cabildo catedra- licio sobre la ejecución de la obra mediante destajos o por salarios, la elección de uno u otro sistema parece ser que dependió principalmente del virrey y de los obreros mayores nombrados por él. A la vista de los documentos, cabe la duda de si realmente siempre se quiso acabar rápidamente la obra de la catedral o hubo ciertas situaciones en las que se trató de retrasar por intereses meramente particulares. Resulta difícil juzgar todo esto hoy en día, ya que no sabemos exactamente hasta qué punto estaban bien informados el monarca y el consejo de Indias de todo lo que suce- día en la ciudad de Puebla y su catedral, por lo que no parecería descabellado pensar que estos obreros mayores pudieran hacer y deshacer a su antojo tanto con la fábrica como con sus fondos, sin que nadie les pudiera poner verdaderas trabas, más si sabemos que contaban con la aquiescencia de los virreyes, al ha- ber sido nombrados directamente por ellos mismos en la mayoría de los casos. VIII. Obreros mayores Hemos comentado que una de las razones posibles para que los alcaldes mayores de la ciudad y los obreros mayores de la catedral fueran más proclives a que la obra de ésta se realizara mediante un sistema de salarios concerta- dos, podría ser que este método era bastante más susceptible de permitir una apropiación y un uso indebido de los fondos pertenecientes a la fábrica mate- rial. Varios han sido los ejemplos dados, que aunque ya apuntados algunos por Antonio Pedro Molero Sañudo 1067 otros autores, pensamos que profundizan un poco más en esa red clientelar y familiar que existía dentro de los dos cabildos de la ciudad de Puebla, cuyos miembros se repartieron a lo largo de su historia los puestos mejores, más in- fluyentes y mejor dotados económicamente de ambas instancias. Resultado de lo anterior fue la enorme dificultad para ejercer un correcto control sobre los fondos destinados y percibidos por un buen número de obreros mayores de la catedral que trataron de amortizar y rentabilizar en vida la concesión de este título por el virrey de turno. Pensamos que este oficio de obrero mayor pudo comprarse al menos desde finales del siglo XVI, en que la venta de cargos se institucionalizó. Ya hemos dicho que una constante del cabildo catedralicio poblano fue el tratar de hacerse con el control de la obra, de tal forma que el obispo y éste en su lugar pudieran nombrar a los maestros mayores y demás oficiales que par- ticiparían en la construcción. Pero sobre todo, la mayor lucha fue para poder designar a los obreros mayores de la fábrica y así colocar en este cargo a una persona de su confianza, tratando de ahorrar el máximo tiempo y dinero a la construcción. La demanda fue siempre la misma y estuvo constantemente apo- yada en el argumento de que la obra discurría muy lenta o que incluso estaba paralizada. Hemos podido demostrar que en algunos casos esta demanda no estuvo fundada, al menos en lo que a la continuidad de la obra se refiere, ya que por ejemplo en el año 1608, en el cual se volvía a reclamar esta cuestión, la fábrica, no solo no estaba en absoluto parada, sino que además discurría a un considerable buen ritmo. No obstante, creemos que el verdadero problema era que el cabildo catedralicio no veía con buenos ojos que la construcción de su edificio principal estuviera en manos de autoridades civiles que obviamente tenían muchos más intereses externos, además de la conclusión de la obra de la catedral. En el año 1610, por fin, el rey mediante una cédula real decidiría que el cuidado de los fondos para la obra de la catedral estuviera en manos del obispo La catedral de Puebla 1068 y del cabildo eclesiástico. Este dinero debía estar a disposición y uso del obrero mayor y de un prebendado para su mayor control. El hecho de que el gobierno de la obra y fábrica de la catedral recayera en manos del cabildo, significaba te- ner bajo el control eclesiástico todas las facetas técnicas de ella, pero además, y mucho más importante, implicaba el dominio absoluto sobre todos los aspectos de índole económica. El virrey marqués de Cerralvo (1624-1635) llegaría a acusar al cabildo cate- dralicio de no confiar en él saltándose el protocolo y notificando directamente a la Corona, entre otros graves problemas, éste concreto del nombramiento de los obreros mayores. Hemos de tener en cuenta que los virreyes crearon en torno suyo una red clientelar local extensísima que utilizaron para participar en ne- gocios personales muy productivos y no del todo lícitos. Sus hilos se extendían en los cabildos, tanto civiles como eclesiásticos, de las principales ciudades no- vohispanas. Esta amplia red incluía, junto a los numerosos criados y sirvientes llegados con ellos mismos desde la Península, a una gran parte de la enrique- cida elite criolla que buscaba sancionar, a través de las más altas instancias, la legitimidad política y social que la fortuna adquirida en estas tierras no les daba, buscando de esta manera o mediante la compra de títulos un nexo que les vinculara con la antigua aristocracia metropolitana. Del año 1631 es uno de los documentos que nos ha aportado una nutri- da información sobre el oscuro tema de los obreros mayores y sus posibles beneficios a costa de los ingresos de la catedral. El documento en cuestión se intitula, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce en virtud de la comissión del excelentísimo señor marqués de Cerralbo, virrey desta Nueva España, en confirmación de una rreal cédula de su magestad en rrassón de la obra catedral deste obispado de Tlaxcala. IX. Agustín Hernández de Solís Hemos aclarado con exactitud la vinculación existente entre el maestro Antonio Pedro Molero Sañudo 1069 de cantería Jerónimo Hernández, llegado a la Nueva España junto a su paisano Francisco Becerra y que fue aparejador de la catedral poblana en el año 1607, y su hijo Agustín Hernández de Solís, que también sería aparejador de la obra y más tarde maestro mayor de ella. Ha habido algunos autores que han confun- dido a estos dos familiares, colocando como maestro mayor al frente de la fábri- ca de la catedral al hijo, Agustín Hernández, en el mismo momento en que su padre ejercía como aparejador de la misma, cuestión absolutamente imposible, ya que en ese momento Agustín contaría tan solo con doce años. Será ya en tiempos del obispo Juan de Palafox y Mendoza (1640-1649) cuando Agustín Hernández de Solís se situará al frente de la obra de la catedral como maestro mayor, llegando incluso a realizar unas nuevas trazas siguien- do las directrices del propio obispo. Previamente había desempeñado práctica- mente todos los cargos de importancia arquitectónica dependientes del cabildo municipal, mientras que para el cabildo eclesiástico también había trabajado en numerosas ocasiones, ganándose poco a poco una gran reputación que le ser- viría para llegar a ejercer como aparejador y finalmente como maestro mayor de la catedral bajo el gobierno del obispo Palafox. Los documentos consultados nos han conducido a pensar que a pesar de todo lo dicho sobre la figura de Pedro García Ferrer, la verdadera alma ar- quitectónica del prelado Palafox fue el maestro Agustín Hernández de Solís, aunque obviamente Ferrer lo fue en otros múltiples aspectos de la obra, princi- palmente los referentes a la fábrica espiritual. X. Dibujo del arco de triunfo para el recibimiento del obispo Gutierre Bernardo de Quirós Entre las aportaciones documentales inéditas se encuentra la inclusión de una serie de dibujos hallados en el archivo de la catedral, entre los que destaca el alzado del arco de triunfo que se realizaría para el recibimiento del obispo Gutierre Bernardo de Quirós en el año 1626. La catedral de Puebla 1070 XI. Dibujos del retablo de las Reliquias Incluimos dos dibujos inéditos del diseño del retablo de las Reliquias para la capilla del Santo Sudario. Sabemos que tratan de esta obra ya que a pesar de no aparecer ninguna fecha en ellos, en uno aparecen una serie de firmas de los maestros y los miembros del cabildo involucrados en su construcción, triste- mente desaparecida o aún por descubrirse en alguna otra ubicación, ya que era raro que este tipo de obras tan importantes y costosas no se reutilizaran. XII. Paralización de la obra de la catedral, llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza y reanudación de los trabajos hasta su con- sagración El año de 1626 es el que se ha fijado tradicional e historiográficamente como el de la paralización de todos los trabajos de construcción de la catedral, hasta su reactivación con la llegada del obispo Palafox en 1640. Esta fecha, se- guida por numerosos autores como Efraín Castro Morales, es corroborada por una serie de testigos en un informe sobre el estado de la obra de la catedral emitido en 1631. Por nuestro lado, hemos aportado una serie de pruebas que contradicen esta detención completa de los trabajos en ese año, aunque sin lu- gar a duda éstos sufrieron un parón importante en esta fecha, pero sin llegar a detenerse hasta muy poco tiempo antes de la llegada del obispo Palafox. De hecho, las obras, en mayor o menor medida, se sucedieron al menos hasta el mes de septiembre del año 1637, última fecha que hemos podido constatar do- cumentalmente. En realidad las obras que se hicieron en estos últimos tiempos no fueron de gran envergadura, sino más bien de consolidación de las estruc- turas existentes. Nos parece importante reseñar que la diócesis poblana quedó vacante desde febrero de 1638, lo cual lógicamente influiría en la paralización de las obras por parte del cabildo. Un dato a tener muy en cuenta es el hecho de que el obispo Palafox, en el momento en el que entró a servir la cátedra poblana, percibió la parte de las Antonio Pedro Molero Sañudo 1071 rentas correspondientes y acumuladas de la sede vacante del anterior prelado Gutierre Bernardo de Quirós. Desde el año 1626 y hasta este justo momento, la Corona fue la beneficiaria de las rentas correspondientes a las vacantes mayo- res. Quedaba claro que se quería terminar de una vez el templo poblano y para ello el monarca depositaba su entera confianza en el nuevo obispo, poniendo a su disposición mayores medios económicos. De ahí que este cometido se con- virtiera en principal para el obispo, que se vería obligado a terminar la obra en el menor tiempo posible; de hecho, esto ocurrió en tan solo nueve años. Resulta obvio que Juan de Palafox hiciera todo lo posible para regresar a España con su catedral ya consagrada, aunque para ello tuviera que pasar por alto el que ésta no estuviera en el momento constructivo óptimo para ello. Muy importante para aclarar el exacto estado de la fábrica de la catedral en ese año de 1640, correspondiente a la llegada del obispo, y cómo quedó ésta a su partida, ha sido el documento hallado en el archivo de Indias, Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540- 1700). Los documentos de mayor importancia para nuestro trabajo comienzan en el año 1561, informándonos del estado de la catedral vieja; posteriormente, del año 1631 hay un extensivo informe que llega hasta 1661, en el que se revela cómo quedó la obra de la catedral nueva después de su consagración, así como también las obras que faltaban por hacer en ese momento y todas las que se acometieron inmediatamente a continuación. Palafox tuvo como asesor artístico general a Pedro García Ferrer, pero al frente de la fábrica material colocaría al poco tiempo a Agustín Hernández de Solís, maestro con una importantísima herencia en la obra, cuestión que el prelado no desconocería. Solís, por un lado mantendría la línea original de la construcción y el espíritu del maestro Francisco Becerra a través de su padre Jerónimo Hernández, mientras que por otro, y por cuestiones generacionales, lógicamente vería con buenos ojos las variaciones modernas aconsejadas por Juan Gómez de Trasmonte que decidió incluir el obispo Palafox y que el mis- La catedral de Puebla 1072 mo Solís ejecutaría. Una de las conclusiones más reveladoras sobre el periodo constructivo del obispado de Juan de Palafox, ha sido precisamente el poder constatar que la verdadera “alma arquitectónica” del prelado fue el maestro mayor Agustín Hernández de Solís y no el tantas veces nombrado como tal, Pedro García Ferrer. Solís confeccionó incluso una traza nueva de la catedral según las directrices expresas del obispo, lo que lo convierte en el ejecutor inte- lectual de las ideas del obispo, ocupándose personal y absolutamente de todos los aspectos técnicos de la fábrica material hasta el momento de la consagración del edificio. Histórica y artísticamente ha habido una cierta exageración negativa so- bre el exacto estado en que se encontró el obispo Palafox la fábrica catedralicia a su llegada. Creemos haber colocado este punto en su justa medida documental, acompañando incluso un levantamiento hipotético de ese preciso momento, basándonos en las descripciones hechas por algunos testigos visuales. Ni se en- contró la fábrica en el estado que él mismo relata al rey, y que ha sido repetido hasta la saciedad por la gran mayoría de los autores que han escrito sobre este tema, ni consagró el edificio conforme a las descripciones dadas en ese mismo momento y también seguidas más o menos al pie de la letra posteriormente. No obstante, las múltiples labores llevadas a cabo correctamente por el prelado Palafox en numerosos aspectos -sociales, económicos, políticos, educa- tivos, artísticos o eclesiásticos-, y su enorme ascendiente en estas tierras ame- ricanas, le labraron una memoria universal. De hecho, fue motivo de múltiples controversias en su periplo americano: con el poder político virreinal, con las órdenes religiosas, en especial con la Compañía de Jesús, y finalmente inclu- so en España con la propia Corona. Esta polémica alrededor de su imagen ha llegado hasta nuestros días, de tal forma que, no sabemos si por mano de ado- radores o de detractores, hemos constatado que todas las firmas de su puño y letra que aparecían en los libros de actas del cabildo de la catedral poblana han sido sustraídas, cortándolas sutilmente de sus páginas y de paso dañando irre- Antonio Pedro Molero Sañudo 1073 parablemente estas importantes joyas manuscritas; esto constituye una prueba más del carisma y la importancia de este insigne prelado, incluso después de su muerte. Hemos planteado la hipótesis de que una gran parte de la obra llevada a cabo en tiempos de Palafox fue realizada con ladrillo y mampostería, incluso piezas estructurales, como capiteles, arquitrabes, cornisas, etc. que hasta ese momento se habían construido de cantería, habida cuenta de la ingente can- tidad de ladrillos que fueron utilizados en general y que reflejan los libros de fábrica, especialmente en el año 1643. Además, las únicas labores hechas de cantería que aparecen en los documentos son las correspondientes a la labra de los arcos para las bóvedas y las piezas que encuadran los huecos de las venta- nas, sin hacerse mención de ningún otro tipo de piezas estructurales como las anteriormente dichas. Sin ninguna duda, la obra que se encontró el obispo Palafox debió ser en gran parte de su completo agrado, independientemente de su estado. Nos pare- ce, cuando menos, dudosa, la descripción dada por el prelado, ya que si hubiera sido cierta al cien por cien, éste hubiera optado por variar por completo el plan inicial, y no tan solo en lo concerniente a la elevación de la nave central sobre las colaterales, siguiendo prácticamente en todos los demás aspectos el proyecto original del maestro Francisco Becerra. Incluso no está absolutamente claro que en las trazas originales no estuviera incluida la construcción de un cimborrio central, tal y como hemos propuesto en un levantamiento hipotético. La única explicación plausible para que el nuevo prelado mantuviera todo lo construido, salvo algún detalle, sería que la obra que se encontró estaba más avanzada de lo que él mismo refiere en su carta al monarca, y con suficientes materiales en su interior como para poder reiniciarse rápidamente, lo que pensamos debió ser de suma importancia para sus intereses de cara a la terminación y con- sagración del templo en el menor tiempo posible. Por tanto, se vio obligado a seguir la pauta constructiva que estaba ya marcada, cuasi inamovible, por el La catedral de Puebla 1074 diseño de su planta y por la distribución espacial de sus pilares. Además, esta opción catedralicia comenzada pudo incluso agradarle al ver la posibilidad de que, sin necesidad de grandes innovaciones, se pudiera adaptar a un modelo más novedoso y acorde con su tiempo, tal y como lo era el propuesto, ad trian- gulum, absolutamente de moda en la Península y efectuado en la catedral de México. Por otro lado, esta elevación de la nave central no creaba grandes pro- blemas con lo ya edificado, pudiéndose adaptar perfecta y proporcionalmente con la planta y los alzados proyectados en origen; además, todo el material de cantería que se encontraba ya labrado a pie de obra podía servir perfectamente en este nuevo proyecto. La premura que obviamente tuvo el obispo Palafox para finalizar la ca- tedral, conllevó toda una serie de faltas y fallas de índole constructiva. Las principales y más apreciables se encuentran al comparar los lados norte y sur del edificio. El costado de la plaza muestra una terminación armónicamente co- rrecta, en el que todos sus elementos tienen una correspondencia acorde entre sí por haber sido concebidos en su conjunto y construidos a la vez, o bien, como el resultado de una pauta perfectamente definida en las trazas y en los diseños anteriores que habrían de comprender incluso los más pequeños detalles. Por el contrario, en el lado sur se acumulan un sinnúmero de disonancias entre elementos de una misma categoría, así como una serie de desajustes estructu- rales propios de una construcción menos cuidada y planificada. Todas estas diferencias son debidas a la prisa que hubo para terminar y consagrar la obra, así como a su posterior conclusión, sin tanto esmero como en el costado norte mucho más público. Los documentos inmediatamente posteriores a la partida del obispo Pala- fox recogen puntualmente todas las faltas que quedaron pendientes. Entre las más importantes estuvo el “olvido” en la realización de los contrafuertes del lado sur, absolutamente imprescindibles al haber elevado la altura de la nave Antonio Pedro Molero Sañudo 1075 central. No obstante todo lo dicho, resulta indudable que para llevar a cabo su gran anhelo de regresar a España con la fábrica catedralicia consagrada, Pala- fox reunió toda una larga serie de artistas de primer orden como no se había visto hasta ese momento en la ciudad de Puebla y que lógicamente dejaron su impronta, no solo en la obra de la catedral, sino en la propia ciudad de Puebla, tal y como nos recuerda la doctora Montserrat Galí. “Arropado por la biblioteca más actualizada de la Nueva España, llena de libros de arte, rodeado de artífices, en medio de la febril actividad de conclusión de las obras de la catedral, puede uno entender porqué la estancia de Juan de Palafox en la Puebla de los Ángeles además de ser la época más intensa y feliz de su vida represente para la Puebla de los Ángeles su época de oro cultural, en la que se ensayaron las soluciones artísticas más novedosas de su época y en la que la ciudad albergó a la flor y nata de los artífices del momento atraídos por Juan de Palafox y su ‘proyecto de magnificencia trentina’.” XIII. Cubiertas de la catedral El documento anteriormente citado del año 1631, Diligencias y autos ffechos por el alférez Marcos Antonio de Arce…, también nos ha servido para zanjar por completo el tema de qué tipo de cubiertas fueron las diseñadas inicialmente para el templo principal poblano. En una relación del estado de la fábrica in- cluida en este mismo legajo y fechada en el año 1634, queda claro que la cate- dral se iba a cubrir con bóvedas de “sillería y cantería, conforme a la planta que había”, aunque ya entonces, este planteamiento resultaba impensable debido, tanto a su altísimo costo, como a que era una forma de cerrar las bóvedas fuera de moda. Ahora se trataba de cubrir el espacio con bóvedas de piedra laja y yeso que, además de ser mucho más baratas y fáciles de construir, estaban más acordes con los tiempos presentes. XIV. Fábrica material y fábrica espiritual A lo largo de nuestra exposición hemos aludido a la existencia de dos ti- pos de fábrica diferentes, la material y la espiritual, que registraban sus obras y La catedral de Puebla 1076 gastos por separado en libros distintos que se conservan en el archivo de la ca- tedral. Cada una de ellas se ocupaba de ciertas cuestiones particulares y de los gastos derivados de ellas, que si bien en la mayoría de los casos están claramen- te delimitados, en otros no era del todo evidente cual tenía que hacerse cargo de éstos. Por norma general, la fábrica material se encargaba de todo lo referente a la obra física arquitectónica del edificio principal de la catedral y también del hospital de San Pedro, dependiente de ella. Mientras, la fábrica espiritual se ocupaba de todo lo necesario para el culto y la liturgia, como son los utensilios y objetos utilizados en éstos: el vestuario, la platería, la cera, etc.; además, era también la encargada de la realización y el pago de los retablos, tabernáculos y de los artificios arquitectónicos efímeros que se construían para las diferentes celebraciones del calendario litúrgico, así como de los arcos fabricados para el recibimiento de los nuevos obispos y virreyes. Hemos encontrado algunos casos en los que para delimitar lo que debía pagar una u otra fábrica, se buscó la sanción del virrey como vicepatrono real, y no la del cabildo eclesiástico de la catedral mexicana de la que era sufragánea la seo poblana, después de haber dejado de serlo de la sevillana. Normalmente la fábrica espiritual gozó de un mayor desahogo económico, y de ahí que en nu- merosas ocasiones realizara préstamos a la material, que siempre estuvo más apurada de fondos, tanto por la procedencia más inestable de la recaudación de éstos, como por sus mayores necesidades, dada la gran magnitud de sus obras a realizar. XV. Epidemias En numerosas ocasiones hemos topado con alusiones a la falta de perso- nal indígena para la obra y fábrica de la catedral. En alguno de estos casos fue debido a “levas” forzosas hacia otros destinos, como en los años inmediatos a 1629 a consecuencia de la gran inundación que sufrió la ciudad de México. No obstante, el principal motivo de la falta de mano de obra para las obras del Antonio Pedro Molero Sañudo 1077 templo poblano fue la altísima mortalidad que se produjo en algunos periodos, producto de las diferentes epidemias que asolaron la Nueva España y más con- cretamente los territorios de la diócesis de Puebla. Una investigación específica sobre este tema en consonancia con los di- ferentes momentos constructivos de la catedral aclararía si los tiempos en que la obra estuvo ralentizada o incluso paralizada, correspondieron a esa falta de personal, consecuencia de estas enfermedades, más que a la falta de fondos para su correcta continuación. De hecho, y a modo de ejemplo, el maestro Juan Gómez de Trasmonte en las condiciones que redactó para la terminación de la obra de la catedral pobla- na en el año 1635, remarcó con énfasis el hecho de la gran mortandad indígena que asolaba en ese momento los territorios del valle de Puebla, de tal manera que “[...] aun pagándoles a precio aventajado no se hallan [...]”. No resulta extra- ña esta afirmación si tenemos en cuenta que en el año 1634 rebrotó una grave epidemia de cocoliztli iniciada en 1629. Creemos que esta circunstancia, unida a los problemas derivados de mala gestión económica de los obreros mayores y a la vacante en la silla episcopal desde principios del año 1638, paralizaría por completo la ya ralentizada obra y fábrica de la catedral, hasta la llegada del renovador obispo Juan de Palafox y Mendoza. XVI. Juan Gómez de Trasmonte El maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Trasmonte elaboró en el año 1635 un informe con quince condiciones que consideró necesarias para la terminación de la obra de la catedral poblana. Estas condiciones para la finalización de la fábrica, nos han sido de una gran utilidad, no solo para conocer perfectamente su proyecto, sino también para saber en qué estado se encontraba la obra en ese momen- to. Según testifica el propio edificio de la catedral, la gran mayoría de las sugerencias dadas por Trasmonte para la finalización del templo fueron llevadas a buen efecto. La catedral de Puebla 1078 Gómez de Trasmonte era partidario, al igual que el cabildo catedralicio, de que no se continuara la obra mediante destajos que la encarecerían, sino colocando a una persona de confianza al frente de ella. Su proyecto se ocupaba nada más de media catedral, “excluyendo” el crucero, espacio que se considera- ba suficiente para que se pudieran desarrollar los oficios divinos, por lo que el cabildo le obligó a rediseñarlo, incluyendo el coro necesario para el desarrollo de la liturgia. En su informe, Trasmonte refleja la gran cantidad de piezas de cantería existentes que podrían servir sin ningún problema en la nueva traza. Hemos de recalcar que el obispo Palafox se hizo cargo de la fábrica tan solo cinco años después y no hace ninguna mención a la existencia de toda esta cantidad de material, sino que al contrario, exagera el pésimo estado de la obra y magnifica todo lo que quedaba por hacer. Para acometer el proyecto de Trasmonte el obispo Palafox alegó que las naves del proyecto original se quedaban bajas y oscuras. Creemos, al igual que Martha Fernández, que esta decisión fue producto de la moda arquitectónica del momento, utilizándose un modelo que se encontraba en auge y que este maestro ya estaba ensayando en la catedral metropolitana. El cerramiento de las naves a una misma altura como se preveía en principio hubiera dotado a la catedral de luz suficiente, al igual que sucede, entre otros, en el ejemplo jien- nense, aunque obviamente al elevar la nave central sobre las colaterales, en- traría más luz, tema de gran importancia en esos tiempos de pleno Barroco contrarreformista. En el proyecto de Hallenkirche trazado por el maestro Francisco Becerra ya estaba contemplada la inclusión de un trozo de entablamento extra, a modo de dado brunelleschiano, que dotaba de una mayor altura a las arquerías de las naves, posibilitando la apertura de unas ventanas más grandes en los muros laterales que permitirían una mayor entrada de luz al interior del conjunto. En reafirmación de esta conclusión, hemos detectado en la capilla de los Reyes, Antonio Pedro Molero Sañudo 1079 justo detrás del arco toral de ingreso, unas ménsulas a cada lado con forma de cabeza de ángel de las que arranca uno de los nervios que habrían formado la bóveda de crucería de este espacio. Estas ménsulas están situadas exactamente a la misma altura de la cornisa justo encima del capitel de las naves laterales, y el nervio que parte de ellas sube verticalmente hasta la altura final del ci- tado entablamento brunelleschiano, desde donde daría comienzo la curvatura de los nervios de la bóveda. La existencia de estas piezas creemos que viene a corroborar la inclusión de estos fragmentos de entablamento desde el proyecto original, así como también la idea de la traza inicial a modo de Hallenkirche incluyendo este espacio de la capilla de los Reyes. Debemos matizar que esta pieza de entablamento solamente existe en las naves laterales, mientras que los arcos para la nave central parten directamente de encima de los capiteles, al igual que sucede en todos los pilares de la catedral de México. Gómez de Trasmonte es también el autor de un informe con cinco condi- ciones para la construcción de un cimborrio sobre el crucero que como el ante- rior no habían sido nunca publicados íntegramente. Agradecemos a la doctora Montserrat Galí el habernos guiado para encontrar este último en el maremág- num del archivo de la catedral. No sabemos con exactitud la data de este do- cumento, aunque la doctora Galí la sitúa en el año 1640 a instancias del obispo Juan de Palafox. A la vista de este legajo, no queda claro en absoluto si la idea de una media naranja sobre el crucero se le ocurrió al maestro Trasmonte por indicación del prelado o si estaba contemplada en alguna traza anterior, ya que el maestro de la catedral de México no alude en ningún momento a la necesi- dad de variar los pilares para acoger esta pieza, reforma que sí se hubo de hacer en la catedral mexicana. XVII. Tabernáculo -”ciprés”- del obispo Juan de Palafox y Men- doza En el archivo de la catedral, en el libro de fábrica correspondiente al año La catedral de Puebla 1080 1651, hemos hallado una serie de dibujos y trazas de la planta y de la decora- ción del tabernáculo para el presbiterio del altar mayor, encargado al maestro entallador Diego de Cárcamo, que incluyen, además, una serie de anotaciones muy precisas sobre su elaboración, los costos y los plazos para su construcción y entrega. XVIII. Arte efímero A menudo hemos intercalado alusiones a las obras de arte efímero que se construyeron para la celebración de ceremonias, tanto de carácter eclesiástico como civil, que corrían por cuenta de la fábrica espiritual de la catedral. Este interesante tema está aún por desarrollar in extenso, a la vista de la cantidad ingente de documentos en los que hemos encontrado información sobre él. Respecto a los arcos de triunfo, hemos incluido el interesante dibujo del que hicieron Pedro de Benavides y José de Cuéllar en el año 1626 para el recibi- miento del obispo Gutierre Bernardo de Quirós, que está acompañado de una interesante memoria. Sobre los monumentos de Semana Santa hemos hallado información en numerosos documentos, pero destacaremos la obtenida del legajo de fábrica in- titulado, Obra Material del Monumento 1684 - 1714, Razón i memoria de toda la obra del monumento de esta santa iglesia según el modo presentado, en el que con fecha de 1685 se incluye una extensa memoria de esta pieza realizada por el maestro ensamblador Esteban Gutiérrez de Villaseñor. XIX. Sagrarios del obrero mayor Andrés de Luey Después de la marcha del obispo Palafox a España, surgió con respecto a la continuación de la fábrica de la catedral uno de los temas que hemos conside- rado entre los más importantes de nuestro trabajo: los sagrarios que se comen- zaron a levantar frente a la fachada principal de la catedral, por orden directa del obrero mayor Andrés de Luey. Antonio Pedro Molero Sañudo 1081 Ha quedado demostrado que Luey no trató en ningún caso de seguir las ordenes y trazas dejadas por el obispo Palafox, sino que, olvidándose de los nu- merosos remates y faltas dejadas por el prelado, se dedicó casi exclusivamente a la construcción de un descomunal sagrario. El desatino más grave cometido con respecto a las trazas que le dejó el obispo fue el haberse excedido en su celo, mandando realizar otras que contemplando el diseño del prelado, monumenta- lizaban las dos parroquias para los sagrarios. Andrés de Luey dilapidó las enormes rentas de que disponía la fábrica material de la catedral para llevar a cabo la terminación completa del templo, en lo que se convirtió en su obsesión: la construcción de los dos sagrarios y ciertas partes del claustro. Sabemos que, al menos, la panda sur de éste estuvo bastante levantada, a tenor de los documentos consultados que hablan de una puerta para entrar al atrio por este lado. Este delirante proyecto fuera de toda lógica constructiva, responde, a nuestro juicio, a un delirio ostentoso y a un afán desmedido por perdurar en la memoria colectiva, más que a un desconocimiento arquitectónico como el mis- mo Luey aludió en su disculpa. Esta no deja de ser una muestra más, posible- mente una de las mayores, del enorme poder que tuvieron los obreros mayores de la fábrica poblana. Hemos realizado unos levantamientos hipotéticos del núcleo de la Traza, en torno a la catedral, con la inclusión de los dos sagrarios, tal y como hubieran sido con las dimensiones citadas en los documentos. XX. Relieve de la Purísima Otra de las hipótesis de cierta importancia que hemos aportado es la de que el relieve de la Purísima, que hoy en día está colocado en la fachada de la iglesia de la Soledad de la ciudad de Puebla, es el mismo que estuvo colocado sobre la puerta del Perdón de la catedral, en el lugar que ocupa actualmente el hueco de la ventana, realizado por el escultor Diego Folch, que hizo también todas las demás esculturas de esta portada. A esta conclusión hemos llega- La catedral de Puebla 1082 do, no solo a través de la documentación consultada -agradecemos a Gustavo Mauleón Rodríguez sus acertadas indicaciones al respecto-, sino también por un estudio comparativo in situ de las dimensiones de la ventana y del relieve. Además, hemos llamado la atención sobre la colocación de ésta pieza en la fa- chada de la iglesia de la Soledad, en donde se aprecia perfectamente su poste- rior encastrado sobre el muro. No obstante y pese a la práctica certeza de nuestra hipótesis, no contamos con un documento concreto que la corrobore definitivamente. XXI. Diego de la Sierra Sobre la figura de este importante maestro hemos podido aportar la fecha exacta de su muerte, hasta ahora desconocida. En el extenso documento del archivo de Indias, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral de la ciudad de la Puebla, en conformidad de lo determinado por el excelentísimo señor virrei duque de la Conquista, con dictamen de el señor fiscal, aparece la fecha de 26 de mayo de 1711 como la de su fallecimiento en la ciudad de Puebla. Los dos autores que han tratado más extensamente a este maestro, Efraín Castro Morales y Martha Fernández sitúan el óbito del maestro, antes de 1711 el primero y entre los años 1709 y 1711 la segunda. Mucho más importante que el haber fijado el día exacto de la muerte de De la Sierra, ha sido el conocer que desde entonces no hubo otro maestro mayor que le sustituyera hasta finales del año 1731. Este dato resulta muy elocuente para explicar la ralentización o el nulo desarrollo de obras de gran envergadura hasta ese momento, en el que se dio comienzo la torre sur. Desde su llegada a América, De la Sierra buscó la forma de ascender lo más rápidamente posible en la escala social y profesional novohispana, reali- Antonio Pedro Molero Sañudo 1083 zando para ello un buen número de obras con resultados desiguales. Uno de sus objetivos principales fue el hacerse con la maestría mayor de la catedral de Puebla, en contra de los deseos del cabildo eclesiástico que nunca vio con buenos ojos que este importante puesto recayera sobre él. Hemos apuntado la posibilidad de que el sevillano Diego de la Sierra tuviera ciertas influencias y apoyo desde las altas instancias de México o que incluso hubiera comprado su oficio de maestro mayor de la catedral, y de ahí que los diferentes virreyes se vieran en la obligación de sancionárselo. De hecho, en el año 1686 el nuevo vi- rrey, marqués de la Monclova, lo nombró maestro mayor de la catedral, edificio en el que tan solo había participado en la construcción de la portada norte en el año 1684, junto al entonces maestro mayor Carlos García Durango, y pese a que el anterior virrey había designado para este cargo, en septiembre de 1685, al maestro Juan de Barahona Guerrero. El cabildo, desobedeciendo al virrey, se opuso rotundamente a legitimar el título de De la Sierra, manteniendo al maes- tro mayor Juan Barahona Guerrero en su puesto, argumentando como disculpa la mala calidad de las obras que hasta ese momento había hecho Diego de la Sierra en la ciudad de Puebla, y llegando incluso a decir que éste era uno de los peores maestros que habían sido elegidos para este oficio. En febrero de 1690, y habiendo muerto Juan de Barahona Guerrero, el cabildo eclesiástico admitiría por fin como maestro mayor de su catedral a Diego de la Sierra. Reconocemos que la hipótesis de que De la Sierra fuera apoyado desde el gobierno metropolitano de México o que incluso comprara su título es dema- siado atrevida, ya que resulta muy aventurado emitir un juicio de valor sobre su persona y obra arquitectónica desde nuestra perspectiva actual. Además, es indudable la enorme calidad y absoluta novedad que representaron en suelo poblano trabajos suyos como la excelente portada del sagrario de la catedral y las dos puertas de acceso al coro desde las naves laterales, así como la capilla de Jesús Nazareno en la iglesia de San José o el magnífico trabajo realizado en la Casa de las Bóvedas. La catedral de Puebla 1084 XXII. Torre sur y polémica del medio real Respecto a la elevación de la torre sur, hemos constatado que efectiva- mente se comenzó en el año 1731 trabajándose en ella continuadamente hasta el año 1741 en que se paralizó hasta principios de 1767, cuando se puso al frente de su construcción al maestro Miguel Vallejo, que la finalizaría para el día 29 de septiembre de 1768. De un gran interés para este tema ha sido el legajo ya mencionado, Cartas y expedientes del cabildo eclesiástico (1744-1759), Año de 1744, Certificazión: De la que informó el rreal tribunal de quentas el año 1741, en los auttos que se formaron en virtud de rreal cédula de su magestad: sobre la suspensión de la contribusión de el medio rreal para la fábrica de la santa yglesia cathedral..., que explica uno de los principales motivos por los que la obra de la torre sur quedó paralizada. En agosto de 1739, el rey ordenaba que se suspendiese la contribución del medio real que pagaba cada indio tributario destinado a la fábrica material de la catedral de Puebla. En este momento la obra de mayor envergadura que se estaba realizando era precisamente la de la torre nueva, por lo que fue la prin- cipal perjudicada quedando paralizada. El virrey y el cabildo eclesiástico poblano trataron de aplazar la aplicación de esta orden, refutándola con todos los medios a su alcance. Finalmente el día 14 de marzo de 1744 se dictaminó que no se cobrara el tributo del medio real a los indios, con carácter retroactivo desde el 23 de diciembre del año 1740. El vi- rrey y después la Corona desoyeron la súplica del cabildo para que se restituye- ra el impuesto que se consideraba absolutamente necesario para la terminación de la obra de la catedral. La decisión del monarca de suspender el tributo del medio real se produ- jo a consecuencia de la epidemia de matlazahuatl que asoló la ciudad durante 1737 y principios de 1738. Obviamente, la altísima mortandad indígena privó de mano de obra barata a la fábrica catedralicia, además de que la suspensión del tributo la condicionó económicamente. No obstante, fue el propio cabildo Antonio Pedro Molero Sañudo 1085 el que informó al monarca de la terrible situación de los indígenas a causa de esta epidemia, y sin embargo ahora se arrepentía al no disponer de los fondos suficientes para continuar la obra. En este extenso e interesante legajo se incluye un Mapa de cuentas..., que se inicia el día 15 de junio de 1678 y se extiende hasta finales de diciembre de 1739, donde se explicita este tema del medio real, además de otras cuestiones sobre la fábrica de la torre sur, hasta ahora desconocidas. XXIII. Campana María Un interesante legajo de fábrica espiritual titulado, Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines, ha servido para documentar y datar perfectamente el proceso de fabricación y colocación de esta campana, además de para conocer numerosos datos sobre la actividad gremial y familiar de los maestros fundidores implicados. También nos ha proporcionado información adicional sobre los encargados, personal, materiales, andamiajes y herramien- tas necesarios, para la subida de tan pesada pieza a la torre. De hecho, conside- ramos de un gran interés técnico el fragmento del documento que refiere el uso de un "aparejo real" para poder subir la campana a la torre, utensilio descono- cido por el maestro encargado, Juan Bautista, que ya había fallado en su primer intento de elevación. XXIV. Arte Tequitqui Precisa una somera mención este tema que hemos dejado de lado, por la enorme complicación que plantea en sí mismo, y la total independencia que tiene de nuestro objetivo principal. Resultan evidentes las imbricaciones exis- tentes en la fábrica de la catedral entre la arquitectura y el arte colonizadores, llegados desde la Península e impuestos por los "vencedores", y el arte y arqui- La catedral de Puebla 1086 tectura autóctonos, que obviamente dejaron su impronta, principalmente en ciertos detalles decorativos. En lo que respecta a nuestro edificio, este tipo de manifestación nos parece especialmente palpable en toda la decoración pétrea de las portadas de la fachada principal y en la del lado norte; aquí se produ- ce una interesante e indiscriminada mezcolanza de motivos procedentes de la tratadística occidental con otros de origen autóctono, o recreados de un imagi- nario ideal pseudoindígena. A lo largo de nuestro trabajo, creemos haber dejado clara la línea de inves- tigación mestiza –Tequitqui- que defendemos, la cual pensamos que está por desarrollar plenamente en el caso de la catedral poblana; este mestizaje aporta una característica diferenciadora importante respecto de sus contemporáneas en suelo español. XXV. Las cuatro torres Sobre la cuestión tan discutida del proyecto inicial del maestro Francisco Becerra con la posible inclusión de cuatro torres en las esquinas, nuestra po- sición e hipótesis nos acercan a la creencia de que, efectivamente, en la traza original de la catedral sí fueron programadas, tal y como se intuye a la vista del dibujo de su planta. Uno de los principales hallazgos que soportan nuestra teoría sobre las cuatro torres es el haber constatado que los caracoles de las tres escaleras acce- sibles hoy en día -dos de ellas son las que suben desde el nivel del suelo hasta las torres levantadas y la otra es la que va desde el interior del sagrario hasta la terraza de éste- tienen el mismo diámetro de 2,24 m. (ocho pies), además de estar construidas con el mismo modelo de peldaño de cantería, por lo que suponemos que la cuarta escalera del lado sureste, a día de hoy cegada, ha de estar conformada de igual forma. Para tratar de corroborar esta -casi segura- hipótesis, hemos intentado llegar al hueco del husillo practicando un agujero en una de sus ventanas situada por encima de la terraza de la última capilla Antonio Pedro Molero Sañudo 1087 del lado de la epístola, desgraciadamente sin éxito a causa del enorme espe- sor del tabique que se levantó para tapiarla, a no ser que esta escalera se halle completamente cegada por escombros procedentes de la obra, lo cual creemos perfectamente posible. No obstante, el hecho de hallarse esta ventana más alta que la terraza de las capillas en la curva del caracol y contar con las mismas ca- racterísticas estereotómicas que la situada en el lado opuesto, aunque más baja, nos indica claramente que en su origen este husillo pretendía proyectarse hacia la torre sin construir de este lado, deteniéndose su realización seguramente por motivos económicos y quedándose, tal y como lo vemos hoy en día, como un testigo mudo de lo que pudo haber sido y nunca llegó a ser. La finalización de la catedral de Puebla con cuatro torres proyectadas desde su inicio, la hubiera convertido en un hito artístico sin parangón en la historia de la arquitectura. Diferentes motivos, entre los que pensamos que predominó principalmente el económico, dieron al traste con esta realización. Para reflejar esta supuesta traza original con cuatro torres en las esquinas, hemos acompañado varios alzados hipotéticos que reflejan el que considera- mos truncado proyecto del maestro mayor Francisco Becerra. XXVI. Salarios comparativos Los salarios percibidos por los diferentes agentes que intervinieron en la construcción de la catedral, independientemente del rango, cargo u oficio que desempeñaran ha sido un tema tratado en nuestra exposición. Sin profundizar en demasía, hemos planteado la interesante cuestión de la comparación de los sueldos de los maestros, aparejadores y oficiales de arquitectura en general, en tierras americanas -especialmente algunos de los que estuvieron vinculados con la construcción de la catedral poblana-, y sus equivalentes peninsulares aproximadamente en el mismo lapso de tiempo. Creemos que la sustancial di- ferencia favorable al Nuevo Mundo explicaría el posible interés por trasladarse aquí de todos los artífices que no tuvieran una clara proyección de su futu- La catedral de Puebla 1088 ro profesional en la Península, pensando poder encontrarla en los recientes asentamientos, donde podrían alcanzar con mayor rapidez una relativa fama y prestigio. Está claro que, al menos durante el siglo XVI y comienzos del XVII, fue más fácil conseguir empleos de índole arquitectónica aquí que en España, dada la menor competencia y la gran necesidad existente de oficiales y maes- tros. Hemos visto que por el desempeño de los mismos oficios se obtenían unos sueldos bastante superiores que en la Península. Por tanto, creemos que sería de gran interés la realización de una profunda investigación sobre esta cues- tión muy poco tenida en cuenta en la historiografía constructiva novohispana hasta la fecha, y en la que por supuesto habría que tomar en consideración los costes de la vida a cada lado del océano. XXVII. Conclusión de las conclusiones La catedral de Puebla se sitúa más allá de convencionalismos formales en cuanto a su pertenencia a un estilo concreto. No queda nada claro si hemos de encuadrarla en un renacimiento tardío, un manierismo escurialense, un ba- rroco austero o dentro de algún neo, dada la fecha de su finalización y remo- delación. Nuestra interpretación es que se trata de un espacio singular fuera de toda clasificación y a la vez con un orden muy eficaz, el de la unidad de su conjunto: unidad en cuanto a los materiales empleados y a su trabajo, unidad en su espacio interior y unidad en su contexto urbanístico, ya que junto con la plaza pública forma el centro neurálgico de la ciudad desde el inicio de su an- dadura hasta nuestros días. La tan comentada unidad estilística viene ya marcada desde su origen cuando en el primer empuje constructivo se cerró todo su perímetro mural y se compartimentó su espacio interior, lo cual condicionó toda la fábrica posterior. Incluso el cambio en la altura de la nave central estuvo condicionado, respecto a las medidas y a la división de la planta realizada por Francisco Becerra en Antonio Pedro Molero Sañudo 1089 su proyecto original, igual que sucedió en la catedral de Jaén con el proyecto iniciado por Andrés de Vandelvira que dejaría marcada la pauta a seguir, al establecer un módulo inamovible desde el comienzo de la construcción por el lado de la epístola en la cabecera. En nuestra opinión la unidad estética y estilística conseguida en el tem- plo poblano responde a tres causas bien claras: la primera, que su construc- ción se inició ex novo sobre una ciudad de nueva planta, de forma que desde su comienzo no estuvo atada a ningún condicionamiento de origen espacial o urbano; la segunda, el enorme flujo económico que recibió a lo largo de prácti- camente todo su periodo constructivo; y la tercera, y más importante a nuestro juicio, la rotunda decisión del cabildo eclesiástico de que el proyecto y la fábrica original no se modificaran en gran medida, hecho que estuvo a punto de malo- grarse con el proyecto de los sagrarios frente a la fachada principal. Estas tres cuestiones fueron claves para que los sucesivos miembros del cabildo y todos los maestros mayores que trabajaron en esta edificación respetaran la fábrica en sí misma, no atreviéndose a llevar a cabo grandes transformaciones de orden estructural, sino que casi todas las que se realizaron fueron de carácter estético, ligadas a modas temporales que no lograron despojar a la obra de su intrínseco valor original. Debemos resaltar el importante papel del cabildo catedralicio a la hora de decidir sobre la obra y fábrica de estos complejos edificios, y mucho más en los territorios de la Nueva España tan alejados del poder central; tal y como señala Carlos Borromeo: "Cuando hay que edificar una iglesia, primeramente debe elegirse el lugar más apropiado para esta edificación, de acuerdo con el juicio del obispo y el consejo del arquitecto que aquél haya empleado y probado.". Resulta remarcable que la catedral de Puebla, aunque muy mermada en su ceremonial en comparación con el periodo histórico que hemos tratado, con- tinúa manteniendo una vida litúrgica y religiosa que no existe prácticamente en los ejemplos españoles, en donde las catedrales se han convertido en meros La catedral de Puebla 1090 museos contenedores de obras de arte de mayor o menor calidad, en la mayoría de las ocasiones descontextualizadas y a veces procedentes de otros lugares. Por el contrario, el edificio poblano aún está vivo y desempeñando una bue- na parte de las funciones para las que fue diseñado en origen. De hecho, aún quedan unos pocos canónigos que siguen acudiendo diariamente al coro y se continúa ofreciendo servicio de misas a lo largo de todo el día en diferentes espacios del templo. A todo esto se suma su gran importancia como uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y un objetivo turístico de primer or- den, además de constituir un espacio preparado para albergar un gran número de personas en ceremonias puntuales. Además, hemos de subrayar la enorme importancia del acervo documental que atesora el archivo de la catedral y que en el momento de nuestra escritura permanece tristemente cerrado. Finalmente, tan solo decir que esperamos haber arrojado alguna luz sobre aspectos hasta ahora desconocidos del objeto de nuestro trabajo y haber abierto una vía para posibles investigaciones futuras. Antonio Pedro Molero Sañudo 1091 11. CUADRO CRONOLÓGICO DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE PUEBLA 1564 El maestro Claudio de Arciniega junto al cantero Diego Hernández, entre otros testigos, dan un informe contrario a reparar la catedral vieja y aconsejan la construcción de una nueva. 1575 Francisco Becerra es nombrado maestro mayor para la construcción de una nueva catedral; junto a él, Francisco Gutiérrez es designado aparejador y Juan de Cigorondo obrero mayor. 1580-1582 Francisco Becerra se marcha a Quito y se hace cargo de la obra Mi- guel Estancas, cuya maestría alternaría con Jerónimo Pérez Aparicio y Francis- co Girón sin que tengamos fechas concretas del periodo de cada uno. 1582-1586 Francisco Gutiérrez maestro mayor y obrero mayor de la catedral. 1586-1589 Antonio Ortiz del Castillo maestro mayor de la catedral y Jerónimo Hernández su aparejador y obrero mayor. 1589-1599 Luis de Arciniega, hermano de Claudio, es nombrado maestro ma- yor de la catedral desempeñando el cargo hasta su muerte. 1599-1601 A la muerte del maestro Luis de Arciniega se paraliza casi por com- pleto la obra. 1601 Retoma el cargo de maestro mayor de la catedral Antonio Ortiz del Cas- tillo, continuando Jerónimo Hernández como su aparejador. Este puesto lo alternará Hernández con el cantero Agustín García Aliende durante los prime- ros años de esta centuria. La catedral de Puebla 1092 1601-1610 La obra continúa a buen ritmo, estando la fábrica levantada hasta la altura de los muros perimetrales exteriores, la torre norte elevada hasta el primer cuerpo de campanas y trabajándose en la construcción de los pilares de las naves. 1610-1615 Se culpa a los obreros mayores de la catedral de desviar los fondos de ésta para otras cuestiones diferentes a la fábrica, ralentizándose de esta manera la obra; la Corona decide que el dinero para la construcción esté en manos del obispo y el cabildo eclesiástico, además de que se otorgue la obra por destajos con el fi n de acelerar los trabajos. 1614 Muere el maestro mayor Antonio Ortiz del Castillo, pasando a ocupar su puesto momentáneamente Agustín García Aliende. 1615 Se comienzan a cerrar las bóvedas de las capillas hornacinas bajo la maes- tría de Mateo Cuadrado y el aparejador José de Estrada. 1615-1626 Es nombrado maestro mayor Pedro López Florín, bajo cuya maes- tría se cierran las bóvedas de las capillas hornacinas y se llega con los pilares hasta la altura de los capiteles. En 1624 la Corona suspende el fl ujo de dinero para la obra sospechando de malversación por parte del obrero mayor Luis de Córdoba Bocanegra y sus ofi ciales. 1626-1629 Las obras quedan prácticamente paralizadas, aunque el maestro mayor Pedro López Florín continuaría recibiendo su salario y realizando algu- nas obras menores, sobre todo de consolidación. Desde la Península se encarga al cabildo de la catedral tratar de buscar maes- tros que pudieran continuar la obra mediante destajos. Antonio Pedro Molero Sañudo 1093 1629 Se produce una gran inundación en la ciudad de México que requeriría toda la mano de obra indígena disponible de los lugares cercanos, por lo que la obra de la catedral de Puebla se queda privada de un gran número de sus indios de servicio. 1630-1633 Se inicia una investigación para controlar los gastos excesivos que se habían venido realizando en salarios sin que repercutieran claramente en la fábrica, tratando a su vez de que éstos fueran devueltos por los benefi ciarios Pedro López Florín continúa de maestro mayor de la catedral y José de Estrada de aparejador. 1634 Por fi n se consigue que el rey expida una real cédula otorgando al cabil- do eclesiástico el derecho a hacerse cargo de las obras de la catedral en lugar del poder civil. En este momento la obra se encuentra con los muros de cante- ría terminados, todas las capillas cubiertas a excepción de la sacristía y la sala capitular, y bastante trabajo hecho en las tres naves del cuerpo del templo. 1635-1637 El maestro mayor de la catedral de México Juan Gómez de Tras- monte presenta al cabildo catedralicio poblano una nueva planta de la catedral además de un estado de la fábrica y un pliego con una serie de condiciones para su correcta fi nalización. Se sacan a subasta la construcción de los arcos torales correspondientes a las tres naves, así como los de la sacristía y la sala de cabildo. 1638-1639 La diócesis poblana se encuentra en sede vacante quedando parali- zadas las obras completamente. 1640 Llega a Puebla el obispo Juan de Palafox y Mendoza reactivando de nuevo la obra según las trazas de Juan Gómez de Trasmonte. El nuevo obispo La catedral de Puebla 1094 sitúa como superintendente al frente de todas las obras por realizar a Pedro García Ferrer y como aparejador de la fábrica material al maestro Agustín Her- nández de Solís. 1643 Agustín Hernández de Solís maestro mayor de la catedral. Se comienza el retablo de la capilla de los Reyes bajo trazas del maestro ensamblador Lucas Méndez. 1644-1645 Se concierta mediante destajos la construcción de las arquerías para las naves del templo. 1646 Se fi nalizan las bóvedas bajo la maestría de Agustín Hernández de Solís. 1647 Diego de Cárcamo termina el baldaquino. 1649 Los maestros Lucas Méndez y Melchor Fernández fi nalizan el retablo de la capilla de los Reyes. 1649 El 18 de abril se consagra la catedral. 1656 El nuevo obispo Diego Osorio de Escobar considera necesaria y urgente la fi nalización de la incompleta construcción para mayor seguridad estructu- ral. Se dictamina a favor de la demolición del sagrario planteado por el obispo Pa- lafox, que se encontraba en construcción frente a la fachada principal. Se comienza la construcción del altar del Perdón a espaldas del coro, que se terminaría en 1660. 1664 Carlos García Durango es nombrado maestro mayor de arquitectura, cantería y albañilería de la ciudad y del obispado de Puebla. Antonio Pedro Molero Sañudo 1095 Francisco Gutiérrez concluye la portada central de la fachada principal y tam- bién la meridional. Se acomete, por fi n, el cerramiento con vidrieras de todas las ventanas del tem- plo, que se dilataría al menos hasta 1679. 1674 Aparecen graves daños en el cimborrio y en la torre que serían reparados durante los dos años siguientes. 1676 Toma posesión del obispado poblano Manuel Fernández de Santa Cruz, bajo cuyo mandato se terminarán la torre septentrional y las portadas colate- rales de la fachada principal. 1678 El maestro Carlos García de Durango fi naliza la torre norte. 1684 La dirección de la portada norte hacia la plaza recae en el maestro Diego de la Sierra. 1685 Muere el maestro mayor de la catedral Carlos García Durango; su lugar lo ocupará Juan de Barahona Guerrero. 1686 Diego de la Sierra es nombrado por el virrey conde de la Monclova maes- tro mayor de la catedral, aunque no comenzaría a ejercer su maestría por no ser reconocido como tal por el cabildo eclesiástico. 1688 Se fi naliza la capilla del Ochavo según las trazas dadas por el maestro Carlos García Durango en el año 1682. 1688-1689 Cristóbal de Villalpando realiza la pintura mural de la bóveda de la capilla de los Reyes con el tema de la Coronación de la virgen. La catedral de Puebla 1096 1689 Muere el maestro mayor de la catedral Juan de Barahona Guerrero. 1690 Se hace efectivo, por fi n, el nombramiento de maestro mayor de la cate- dral a Diego de la Sierra. Se concede permiso para abrir una puerta hacia la plaza en la antigua sala del cabildo para que funcione como sagrario. Se termina la portada norte sin saberse concretamente su autor; Martha Fer- nández la atribuye formalmente al maestro De la Sierra. 1691 Se aprueba el comienzo de la construcción de las balaustradas de la cru- jía y de la que circunvala la cornisa del coro. 1692 Diego de la Sierra es nombrado maestro de arquitectura, cantería y alba- ñilería de la ciudad de Puebla. 1698 El maestro mayor Diego de la Sierra comienza la construcción del baptis- terio del sagrario fuera de los límites murales del templo catedralicio. 1700-1713 Se realiza, por fi n, la balconada de hierro del coro. 1711 Muere el maestro mayor Diego de la Sierra quedando este puesto vacan- te hasta 1731. 1731-1768 Miguel Vallejo construye la torre sur. 1797 Manuel Tolsá diseña un nuevo baldaquino. 1817-1819 José Manzo y Jaramillo fi naliza el baldaquino. 1850-1860 El mismo José Manzo diseña y construye la mayoría de los retablos de las capillas laterales y el del altar de los Reyes Antonio Pedro Molero Sañudo 1097 12. ÍNDICES 12.1. Índice de ilustraciones Fig. 1. Plano de la ciudad de Puebla año 1650 Fig. 2. Plano de la ciudad de Puebla año 1650 reproducido en azulejo en la plazuela sita entre las calles 4 sur y Avda. 5 oriente (Fotografía propiedad del autor) Fig. 3. Plano de la ciudad de Puebla año 1680 (Miguel Alcalá Mendiola 1997) Fig. 4. Plano de la ciudad de Puebla año 1754 (José Mariano de Medina) Fig. 5. Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara Planta de la ciudad de los Ángeles de la Nueva España (AGI MP-MEXICO,529) Fig. 6. Paño de azulejos que representa la cédula Real que otorgó el título de Ciudad a la Puebla de los Ángeles (Casa del Alfeñique) (Fotografía propiedad del autor) Fig. 7. Plano de la ciudad de Puebla año 1863 (fragmento) (Gonzalo Yanes Díaz 1994) Fig. 8. Plano de la ciudad de Puebla marcando en color algunos de los templos principales de la Traza (Propiedad del autor) Fig. 9. Plano aéreo actual de la ciudad de Puebla, (Google Maps) Fig. 10. Concesión de una merced de agua con el dibujo su diámetro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 11. Diferentes gruesos de cañería para el suministro de agua (Fotografía propiedad del autor) Fig. 12. Concesión de una paja de agua con el dibujo de su diámetro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 13. Concesión de un tornillo de agua con el dibujo de su diámetro (Foto- grafía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1098 Fig. 14. Escudo de la ciudad de Puebla de los Ángeles Fig. 15. Composición de azulejos que representa la fundación de la ciudad de Puebla en el exconvento de la Santísima Trinidad (Fotografía propiedad del autor) Fig. 16. Plano de la Diócesis de Tlaxcala año 1680 (Miguel de Alcalá y Mendiola 1997) Fig. 17. Mapa Geográfi co del Obispado de Puebla año 1805 (AGI, MP-MEXICO, 494) Fig. 18. Túmulo imperial de Carlos V (anónimo) Fig. 19. Reconstrucción del túmulo imperial de Carlos V propuesta por Manuel Toussaint Fig. 20. Esquema del patronato real, Manuel Teruel Gregorio de Tejada 1993 Fig. 21. División parroquial de la ciudad de Puebla en el siglo XVIII (Rosalva Loreto López 2000) Fig. 22. Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara, Planta de la ciudad de los Ángeles de la Nueva España (AGI MP-MEXICO,529) Fig. 23. Asientos del coro de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 24. Dibujo de una portada del Tratado de Diego de Sagredo 1976 Fig. 25. Portada de la parroquia de San Bartolomé en Herguijuela (Fotografía propiedad del autor) Fig. 26. Bóveda de la cabecera de la parroquia de Orellana la Vieja (Fotografía propiedad del autor) Fig. 27. Bóveda de la sacristía de la parroquia de Orellana la Vieja (Fotografía propiedad del autor) Fig. 28. Portada del lado de poniente de la iglesia de San Martín en Trujillo (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 29. Portada del palacio de Santa Marta en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1099 Fig. 30. Casa Chaves Calderón en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 31. Palacio de Juan Pizarro de Orellana en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 32. Embalse de la Albuhera de San Jorge en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 33. Portada de la dehesa de las Yeguas en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 34. Convento de Santo Domingo en México Fig. 35. Portada lateral del convento de San Francisco en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 36. Fachada de la Casa del Deán en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 37. Convento de San Francisco en Totimehuacán Fig. 38. Portada del convento de San Francisco en Totimehuacán (Panoramio, josete_81) Fig. 39. Convento de San Juan Bautista en Cuauhtinchán (fl ickr, Guileopat) Fig. 40. Portada del Convento de San Juan Bautista en Cuauhtinchán (fl ickr, Guileopat) Fig. 41. Basamento de los pilares del convento de Tlalneplanta (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 42. Basamento-zócalo de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 43. Portada del convento del Corpus Christi de Tlalnepantla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 44. Portada de la parroquia de San Bartolomé en Herguijuela (Fotografía propiedad del autor) Fig. 45. Portada de la iglesia de San Martín en Trujillo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 46. Portada del Tratado de Diego de Sagredo 1976 La catedral de Puebla 1100 Fig. 47. Portada del convento de la Asunción de Nuestra Señora en Cuernavaca (Fotografía propiedad del autor) Fig. 48. Convento de la Natividad de Nuestra Señora de Tepoztlán (Fotografía propiedad del autor) Fig. 49. Detalle del claustro del convento de la Natividad de Nuestra Señora de Tepoztlán (Fotografía propiedad del autor) Fig. 50. Convento de San Dionisio en Yanhuitlán (Fotografía propiedad del au- tor) Fig. 51. Interior del convento de San Dionisio en Yanhuitlán (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 52. Bóvedas del convento de San Dionisio en Yanhuitlán vistas desde el coro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 53. Planta de la catedral de Cuzco, (AA. VV. 1992 A) Fig. 54. Planta de la catedral de Lima, Planta ichnographica de la Santa Iglesia Cathedral de Lima (AGI, MP-PERU_CHILE,183) Fig. 55. Planta de la catedral de Puebla, (AA. VV. 1992 A) Fig. 56. Planta de la catedral de México atribuida a Claudio de Arciniega, (AA. VV. 1999) Fig. 57. Planta de la catedral de Puebla, Planta de la Santa Iglesia Cathedral de la ciudad de los Angeles, delineada confome a su original que designa..., (Frag- mento del plano de Juan Benítez 1749, AGI, MP-MEXICO,680) Fig. 58. Comparación entre las catedrales de México y Puebla (Mariano Cuevas 1924) Fig. 59. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 60. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 61. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1101 Fig. 62. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 63. Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 64. Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 65. Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado norte (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 66. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 67. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 68. Marca de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 69. Marcas de cantería en la cornisa de las capillas del lado sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 70. Pila de cantería situada en el exterior de la cabecera (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 71. Planta de la catedral de Puebla realizada por Juan Benítez, año 1749, Planta de la Santa Iglesia Cathedral de la ciudad de los Angeles, delineada con- fome a su original que designa..., (AGI, MP-MEXICO,680) Fig. 72. Dibujo del Arco de triunfo para el recibimiento del obispo Gutierre Bernardo de Quirós, realizado por el maestro pintor Pedro de Benavides (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 73. Detalle de las condiciones para la elaboración del arco triunfal de la llegada del obispo Gutierre Bernardo de Quirós por Pedro de Benavides y José de Cuéllar (Fotografía propiedad del autor) Fig. 74. Dibujo del retablo de las Reliquias para la capilla del Santo Sudario (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1102 Fig. 75. Dibujo del retablo de las Reliquias para la capilla del Santo Sudario en el que aparecen las fi rmas de los maestros que habían de intervenir en su construcción (Fotografía propiedad del autor) Fig. 76. Alzado hipotético del estado de la catedral en el año 1635 (Propiedad del autor) Fig. 77. Retrato del obispo Juan de Palafox y Mendoza realizado por Diego Bor- graf (Fernando E. Rodríguez-Miaja 2001) Fig. 78. Mapa Geográfi co del Obispado de Puebla en el año 1805 (MP-MEXI- CO,494) Fig. 79. Archidiócesis y Diócesis de México 1972, htt p://www.mapa-politico. com/america/mexico/archdioceses_dioceses_1972.jpg-es.html Fig. 80. Lápida del cenotafi o del obispo Juan de Palafox y Mendoza en la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 81. Planta de la catedral de Jaén de Juan de Aranda (Pedro Galera Andreu 2000 A) Fig. 82. Planta de la catedral de Jaén en el estadio hipotético en que pudo verla el obispo Juan de Palafox y Mendoza (Antonio Ortega Suca 1991) Fig. 83. Portada del colegio de San Pedro en Puebla (Panoramio, Ismael Rangel Gómez) Fig. 84. Dibujo de Juan Gómez de Mora para los tablados y carros de la fi esta del Corpus, año 1644 (AA. VV. 1986) Fig. 85. Dibujo de E. Nuere interpretando el anterior de Juan Gómez de Mora (AA. VV. 1986) Fig. 86. Dibujo hipotético del tabernáculo diseñado y realizado en época del obispo Juan de Palafox (Ricardo Fernández Gracia) Fig. 87. Dibujos de la decoración del tabernáculo del obispo Juan de Palafox realizado por Diego de Cárcamo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 88. Planta del tabernáculo del obispo Juan de Palafox trazada por Diego de Cárcamo (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1103 Fig. 89. Plantas de las catedrales de Sevilla, Granada y Puebla, resaltando los coros y los tabernáculos de los altares mayores (Ricardo Fernández Gracia) Fig. 90. Estampa sobre un grabado calcográfi co de Juan de Noort del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla, según el diseño del obispo Juan de Palafox, año 1651 (AA. VV. 1999) Fig. 91. Detalle del escudo de armas del lado izquierdo del retablo de los Reyes del obispo Palafox (Juan Alonso Calderón 1988) Fig. 92. Escudo de la comarca del Sobrarbe Fig. 93. Vista general del lado sureste de la catedral donde se aprecia el desni- vel de la línea de imposta del crucero a la altura de la cornisa de la nave lateral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 94. Altar del Perdón de la catedral de Puebla (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 95. Contrafuerte inferior del lado noroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 96. Contrafuerte inferior del lado sureste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 97. Contrafuerte inferior del lado suroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 98. Contrafuertes inferiores del lado sureste (Fotografía propiedad del au- tor) Fig. 99. Contrafuertes superiores del lado noreste (Fotografía propiedad del au- tor) Fig. 100. Contrafuertes superiores del lado noroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 101. Contrafuertes superiores del lado sureste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 102. Contrafuertes del lado suroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 103. Contrafuerte del crucero en el lado noreste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 104. Contrafuerte del crucero en el lado noroeste (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1104 Fig. 105. Contrafuerte del crucero en el lado sureste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 106. Plano de la catedral de Puebla de Juan Benítez, año 1749 (AGI, MP-MEXICO,680) Fig. 107. Planta del monasterio de El Escorial, Planta primera y general de todo el edifi cio de S. Lorenço el Real Fig. 108. Vista aérea del monasterio de El Escorial htt p://www.mcu.es/patrimonio/MC/PatrimonioMundial/BienesDec/Listado- Bienes/Escorial.html# Fig. 109. Vista en perspectiva lateral hipotética de parte de la Traza de la ciudad de Puebla con los alzados de la catedral y los dos sagrarios frente a la fachada principal, según el proyecto del obrero mayor Andrés de Luey (Propiedad del autor) Fig. 110. Vista en perspectiva frontal hipotética de la Traza de la ciudad de Pue- bla con la catedral y los dos sagrarios frente a su fachada, según el proyecto del obrero mayor André de Luey (Propiedad del autor) Fig. 111. Estado actual del lienzo sur de la catedral con sus construcciones ado- sadas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 112. Estado actual del lienzo de la cabecera con sus construcciones adosa- das (Fotografía propiedad del autor) Fig. 113. Detalle del claustro frente a la fachada principal de la catedral de Pue- bla del plano de Juan Benítez, año 1749 (AGI, MP-MEXICO,680) Fig. 114. Vista exterior de la cúpula de la sala capitular en el lado suroriental de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 115. Vista exterior de algunas de las dependencias adosadas a la cabecera de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 116. Planta de la catedral de Puebla mostrando todas las dependencias adosadas actuales (AA. VV. 1992 A) Antonio Pedro Molero Sañudo 1105 Fig. 117. Vista exterior de la cúpula del baptisterio del sagrario en la esquina nororiental de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 118. Vista exterior de algunas dependencias exteriores en la cabecera de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 119. Inscripción en la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 120. Detalle del soporte sobre el pilar para la campana Santa María (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 121. Detalle del soporte de las campanas del primer piso de la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 122. Detalle del soporte de las campanas del segundo piso de la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 123. Detalle de los soportes para las campanas de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 124. Detalle de la labra de la cantería para alojar el movimiento de la cam- pana en la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 125. Detalle de la labra de la cantería para alojar el movimiento de la cam- pana en la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 126. Artifi cio diseñado por de Leonardo da Vinci para subir una campana. Códice B (Nicolás García Tapia 1997) Fig. 127. Sistema de tornos con poleas y contrapesos para elevar una campana a una torre. Ilustración de un manuscrito de Taccola (s. XV) (Nicolás García Tapia 1997) Fig. 128. Fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 129. Alzado fachada principal catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 130. Alzados de las torres acotados (Propiedad del autor) Fig. 131. Vista Frontal del proyecto hipotético de Francisco Becerra para la cate- dral poblana (1575) (Propiedad del autor) La catedral de Puebla 1106 Fig. 132. Perspectiva isométrica del proyecto hipotético de Francisco Becerra con cuatro torres y las naves a una misma altura (1575) (Propiedad del autor) Fig. 133. Portadas de la fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 134. Detalle de la ventana del tercer cuerpo de la portada del Perdón con el año de la terminación de ésta grabado en la parte alta (Fotografía propiedad del autor) Fig. 135. Relieve de la Purísima de la portada de la iglesia de La Soledad (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 136. Escultura de San José en la Portada del Perdón de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 137. Escultura de Santiago Apóstol en la Portada del Perdón de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 138. Iglesia de la Soledad en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 139. Portada del Perdón de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 140. Relieve de la Purísima en la iglesia de la Soledad en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 141. Ventana de la portada del Perdón de la catedral de Puebla donde estu- vo colocado el relieve de la Purísima (Fotografía propiedad del autor) Fig. 142. Detalle del ajuste del relieve de la Purísima con el muro en la portada de la iglesia de la Soledad en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 143. Remate fi nal con la fecha de terminación de la portada de la iglesia de la Soledad en Puebla, 1731 (Fotografía propiedad del autor) Fig. 144. Claustro del plano de Juan Benítez, 1749, en el que se aprecia en am- bas pandas el nº 4, correspondiente a las viviendas sobre los miradores (AGI, MP-MEXICO,680) Antonio Pedro Molero Sañudo 1107 Fig. 145. Cúpula sobre el crucero de la catedral de Puebla en cuyas ventanas diagonales estuvieron alojados los cuatro lienzos de los evangelistas, actual- mente en los hastiales del crucero (Fotografía propiedad del autor) Fig. 146. Lado de la epístola del crucero de la catedral de Puebla con los lienzos de San Juan y San Marcos (Fotografía propiedad del autor) Fig. 147. Lado del evangelio del crucero de la catedral de Puebla con los lienzos de San Mateo y San Lucas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 148. Vista exterior de la cúpula del crucero desde la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 149. Vista exterior de la cúpula central desde la cabecera (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 150. Vista exterior de la cúpula central desde la nave desde la terraza de la nave del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 151. Detalle de un contrafuerte diagonal de la cúpula central desde la terra- za de las naves laterales (Fotografía propiedad del autor) Fig. 152. Dibujos de Diego de la Sierra para optar a la maestría mayor de la Nueva España, 1685 (AA. VV. 1999) Fig. 153. Dibujos de Diego de la Sierra para optar a la maestría mayor de la Nueva España, 1685 (AA. VV. 1999) Fig. 154. Portada del crucero norte de la catedral de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 155. Portada de la Casa de las Cigüeñas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 156. Portada del Sagrario de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 157. Detalle de la basa de la portada de la Casa de las Cigüeñas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 158. Detalle de la basa de la portada del Sagrario de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 159. Detalle de la jamba de la portada de la Casa de las Cigüeñas (Fotogra- fía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1108 Fig. 160. Detalle de la jamba de la portada del sagrario de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 161. Barandilla de la crujía y reja de entrada al coro de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 162. Barandilla del presbiterio de la catedral de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 163. Barandilla superior del coro de la catedral de Puebla (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 164. Barandilla de entrada a la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 165. Interior de la Bóveda de la capilla de los Reyes pintado por Cristóbal de Villalpando (Fotografía propiedad del autor) Fig. 166. Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 167. Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 168. Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 169. Detalle de la pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 170. Detalle pintura de la bóveda de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 171. Detalle de una de las pechinas y de la barandilla del arranque del casquete de la cúpula de la capilla de los Reyes (Fotografía propiedad del autor) Fig. 172. Planta de la catedral de Puebla resaltando en color rosa la zona del ochavo (AA. VV. 1992 A) Fig. 173. Exterior de la capilla del Ochavo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 174. Exterior de la capilla del Ochavo y de las dependencias adosadas a la cabecera a continuación (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1109 Fig. 175. Portada de acceso desde la sacristía a la zona del ochavo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 176. Corredor del ochavo (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 177. Puerta de entrada a la capilla del Ochavo (fl ickr, Enrique López-Tama- yo Biosca) Fig. 178. Interior de la capilla del Ochavo (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 179. Interior de la capilla del Ochavo (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 180. Detalle de la decoración interior de la capilla del Ochavo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 181. Detalle del retablo principal de la capilla del Ochavo (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 182. Reja de entrada a la capilla hornacina de la Sábana Santa en la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 183. Reja de entrada al coro de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 184. Vista exterior del sagrario y su baptisterio extramuros de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 185. Vista superior de la cúpula del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 186. Vista interior del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 187. Detalle de los pilares de la cúpula del baptisterio del sagrario de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 188. Plano de la ciudad de Puebla año 1698, Cristóbal de Guadalajara Plan- ta de la ciudad de los Ángeles de la Nueva España (AGI MP-MEXICO,529) Fig. 189. Cubierta de azulejos del cimborrio de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 190. Ventanas sobre la puerta del Perdón de la catedral de Puebla (Fotogra- fía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1110 Fig. 191. Vista del enlosado del atrio desde la cubierta de la nave del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 192. Vista superior del enlosado del atrio desde la cubierta de la nave del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 193. Vista del empedrado del atrio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 194. Vista del empedrado del atrio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 195. Losa con la fecha de terminación del empedrado del atrio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 196. Enlosado de la plaza mayor de la Traza (Fotografía propiedad del au- tor) Fig. 197. Enlosado de la Traza, en el actual callejón de los Sapos (Fotografía propiedad del autor) Fig. 198. Enlosado del actual callejón de los Sapos (Fotografía propiedad del autor) Fig. 199. Esquina de la capilla del Ochavo entre las calles 2 sur y 5 oriente (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 200. Mapa General y Particular de Datas de lo Pagado, Erogado y Gasta- do por los Administradores de la Real Fábrica Matherial de la Santa Yglesia Cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden ((MEXICO,847) Fig. 201. Mapa General y Particular de Datas de lo Pagado, Erogado y Gasta- do por los Administradores de la Real Fábrica Matherial de la Santa Yglesia Cathedral de la Puebla, en tiempo de las quentas que en él se comprehenden ((MEXICO,847) Fig. 202. Vista de la torre sur desde la cubierta de la nave central (Fotografía propiedad del autor) Fig. 203. Detalle del cuerpo superior de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1111 Fig. 204. Detalle del cuerpo superior y de la cúpula de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 205. Campana Santa María (Fotografía propiedad del autor) Fig. 206. Artifi cio diseñado por de Leonardo da Vinci para subir una campana. Códice B (Nicolás García Tapia 1997) Fig. 207. Sistema de tornos con poleas y contrapesos para elevar una campana a una torre. Ilustración de un manuscrito de Taccola (s. XV) (Nicolás García Tapia 1997) Fig. 208. Torre del lado norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 209. Cuerpos superiores de campanas de la torre norte vistos por el lado de la fachada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 210. Cuerpos superiores de campanas de la torre norte vistos desde la cu- bierta de la nave central (Fotografía propiedad del autor) Fig. 211. Detalle del enladrillado de las bóvedas de la nave colateral del evan- gelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 212. Detalle del enladrillado de la bóveda de las nave colateral del evange- lio desde la cubierta del crucero (Fotografía propiedad del autor) Fig. 213. Detalle del enladrillado de la nave central (Fotografía propiedad del autor) Fig. 214. Cubiertas de la nave central y colateral del lado del evangelio (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 215. Enladrillado de la azotea del sagrario (Fotografía propiedad del autor) Fig. 216. Enladrillado de la azotea de la nave de capillas de la epístola y de la sacristía (Fotografía propiedad del autor) Fig. 217. Enladrillado de la azotea de las capillas hornacinas del lado de la epís- tola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 218. Detalle de enladrillado de petatillo (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1112 Fig. 219. Detalle del enladrillado de petatillo de la cubierta de una de las bó- vedas de las naves laterales del lado del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 220. Enlosado actual de la catedral en mármol rojo y negro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 221. Planta de la catedral con los espacios marcados de la capilla del sagra- rio y su baptisterio (Mariano Monterrosa Prado y Leticia Talavera 1988) Fig. 222. Vista exterior de la cúpula del baptisterio del sagrario (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 223. Pintura que representa La plaza mayor de Puebla antes de 1840 con el obelisco al frente (Hugo Leicht 2006, pintura en poder de la familia Freyria) Fig. 224. Obelisco de la plaza mayor de Puebla con el portal de las Flores al fondo (Hugo Leicht 2006) Fig. 225. Muro exterior del coro de la catedral de Puebla en el lado de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 226. Asientos del coro de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 227. Portada de ingreso al coro en el lado de la epístola (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 228. Interior de la capilla de Jesús Nazareno en la Iglesia de San José de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 229. Exterior de la Casa de las Bóvedas en Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 230. Interior de la Casa de las Bóvedas en Puebla (Revista electrónica Imá- genes, del Instituto de Investigaciones Estéticas 2006, Foto: Martha Fernández) Fig. 231. Fachada principal de la catedral poblana donde se aprecian los sa- lientes construidos para alojar las escaleras de subida a las torres (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1113 Fig. 232. Saliente que aloja la escalera de subida a la torre sur en la fachada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 233. Terraza y balaustrada coronada por pináculos del saliente de la esca- lera de la torre norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 234. Balaustrada y pináculos de la terraza del cuerpo superior de la torre y de la cúpula del lado norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 235. Pináculos de la balaustrada de la terraza del cuerpo saliente de la es- calera de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 236. Ubicación de un posible acceso exterior a la torre sur (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 237. Detalle del posible acceso exterior de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 238. Puerta de salida desde la torre norte a la terraza de las capillas del lado del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 239. Puerta de salida desde la torre sur a la terraza de las capillas del lado de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 240. Puerta de salida desde la torre norte a la terraza de la nave lateral del lado del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 241. Puerta de salida desde la torre sur a la terraza de la nave lateral del lado de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 242. Basa del arranque de la escalera de subida a la torre del lado sur (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 243. Plano parlante con los nombres de las capillas de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 244. Reja de entrada a la capilla de la Sábana Santa (Fotografía propiedad del autor) Fig. 245. Reja de entrada a la capilla de Santiago Apóstol (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1114 Fig. 246. Rejas de entrada a las capillas de San Nicolás de Bari y de la Preciosa Sangre de Cristo (Fotografía propiedad del autor) Fig. 247. Retablo de San José al fondo de la nave lateral del lado del evangelio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 248. Retablo de San Miguel al fondo de la nave lateral del lado de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 249. Lavamanos de la sacristía de la catedral de Puebla (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 250. Altar del Perdón de la catedral de Puebla (fl ickr, Enrique López-Tama- yo Biosca) Fig. 251. Altar mayor de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 252. Sacristán don Elías limpiando los tecalis del altar mayor (fl ickr, Cé- sar2007) Fig. 253. Placa de mármol dentro del panteón de los obispos, debajo del altar mayor, con los nombres grabados de algunos de los prelados más signifi cati- vos desde Julián Garcés (1525-1542) hasta Benito Crespo (1734-1737) (Fotografía propiedad del autor) Fig. 254. Detalle de los tecalis del altar mayor, el enlosado del piso y de la ba- randilla de la crujía (Fotografía propiedad del autor) Fig. 255. Detalle de la barandilla de circunvalación del presbiterio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 256. Detalle de la barandilla de circunvalación superior del coro (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 257. Detalle de la barandilla de la crujía y de la perilla de la esquina de la balaustrada del presbiterio (Fotografía propiedad del autor) Fig. 258. Puerta de entrada a la capilla del Ochavo o del Espíritu Santo (fl ickr, Enrique López-Tamayo Biosca) Fig. 259. Detalle de la decoración de azulejos de la cúpula central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1115 Fig. 260. Decoración de azulejos de la linterna de la cúpula central de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 261. Detalle del cimbrado actual de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 262. Detalle del cimbrado actual de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 263. Sala capitular donde se pueden ver algunos de los retratos de los obis- pos de la diócesis poblana (Fotografía propiedad del autor) Fig. 264. Exterior de las viviendas del curato del sagrario donde se aprecian las barandillas de hierro de los balcones (Fotografía propiedad del autor) Fig. 265. Esquina nororiental de la catedral con las viviendas del curato del sagrario (Fotografía propiedad del autor) Fig. 266. Dibujo de Juan Gómez de Mora para el tablado para la representación del Santísimo Sacramento, año 1636 (AA. VV. 1986) Fig. 267. Dibujo de Juan Gómez de Mora para el tablado para las Fiestas del Corpus en la Obrería de la Villa, año 1636 (AA. VV. 1986) Fig. 268. Dibujo de Juan Gómez de Mora para los tablados y carros para la Fies- ta del Corpus en la Plaza Mayor, año 1644 (AA. VV. 1986) Fig. 269. Dibujo anónimo de un carro triunfal, año 1646 (AA. VV. 1986) Fig. 270. Dibujo anónimo de un altar para la procesión del Corpus, primer ter- cio del siglo XVII (AA. VV. 1986) Fig. 271. Esquina correspondiente al antiguo Palacio episcopal, hoy en día ocu- pado parcialmente por la ofi cina central de correos y telégrafos (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 272. Fachada principal del antiguo palacio episcopal vista desde el atrio de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 273. Fachada principal del antiguo hospital de San Pedro (UrbanFreak, musmanmix) La catedral de Puebla 1116 Fig. 274. Interior del patio principal del antiguo hospital de San Pedro (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 275. Fuente de San Miguel en la plaza mayor de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 276. Vista aérea de la fuente de San Miguel en la plaza mayor de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 277. Plano de la ciudad de Puebla año 1754 (José Mariano de Medina) Fig. 278. Plano de la ciudad de Puebla de Francisco de la Rosa, 1794 - 1796 Fig. 279. Dibujo hipotético del ciprés de la catedral de Puebla diseñado en épo- ca del obispo Palafox (Ricardo Fernández Gracia 2001) Fig. 280. Baldaquino actual de la catedral de Puebla diseñado por Manuel Tolsá (Fotografía propiedad del autor) Fig. 281. Baldaquino del altar mayor de la catedral de Puebla (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 282. Vista posterior del baldaquino de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 283. Detalle superior del baldaquino del altar mayor de la catedral de Pue- bla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 284. Pintura del interior de la catedral poblana de José de Manzo y Jarami- llo de mediados del siglo XIX (AA. VV. 1999) Fig. 285. Entramado urbano alrededor de la catedral de Jaén (Google Maps) Fig. 286. Entramado urbano alrededor de la catedral de Granada (Google Maps) Fig. 287. Entramado urbano alrededor de la catedral de Salamanca (Google Maps) Fig. 288. Entramado urbano alrededor de la catedral de Segovia (Google Maps) Fig. 289. Entramado urbano alrededor de la catedral de Puebla (Google Maps) Fig. 290. Entramado urbano alrededor de la catedral de México (Google Maps) Fig. 291. Planta de la Traza de la ciudad de Puebla con la catedral en el centro (Propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1117 Fig. 292. Entramado urbano alrededor de la catedral de Mérida (Google Maps) Fig. 293. Entramado urbano alrededor de la catedral de Guadalajara (Google Maps) Fig. 294. Entramado urbano alrededor de la catedral de Oaxaca (Google Maps) Fig. 295. Entramado urbano alrededor de la catedral de Sevilla (Google Maps) Fig. 296. Esquema comparativo de las plantas de las catedrales de Toledo, Sala- manca y Segovia (José Miguel Merino de Cáceres 2000) Fig. 297. Planta de la catedral de Granada (Ateneo de Madrid, signatura 258) Fig. 298. Plano de la vista inferior de la catedral de Puebla marcando su propor- ción casi dupla (Propiedad del autor) Fig. 299. Vista interior de las bóvedas de la nave del crucero y de las naves laterales de la catedral de Jaén, donde se aprecia su misma altura (Fotografía propiedad del autor) Fig. 300. Vista interior de las bóvedas de la nave central y de las naves laterales de la catedral de Málaga, donde se aprecia su misma altura (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 301. Vista interior de las bóvedas de las naves laterales de la catedral de Sevilla a una misma altura (Fotografía propiedad del autor) Fig. 302. Vista interior de las bóvedas de la nave central y de la nave lateral de la catedral de Granada, donde se aprecia su misma altura (Fotografía propiedad del autor) Fig. 303. Vista interior de las bóvedas de la catedral de Almería a una misma altura (fl ickriver, Domingo Leiva) Fig. 304. Vista interior de las bóvedas de la catedral de Barbastro a una misma altura (museodiocesano.es) Fig. 305. Vista interior de las bóvedas de la catedral de Las Palmas a una misma altura (Wikimedia Commons) Fig. 306. Esquema de la arquería transversal acotada de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) La catedral de Puebla 1118 Fig. 307. Sección transversal hacia la cabecera de la catedral de Puebla (Propie- dad del autor) Fig. 308. Sección tranversal de la catedral de Salamanca (V. Berriochoa 2004) Fig. 309. Sección transversal de la catedral de Segovia (José Miguel Merino de Cáceres) Fig. 310. Sección transversal acotada de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 311. Bernardo Rossellino, tumba Bruni en la basílica de Santa Croze en Florencia (Wikimedia Commons) Fig. 312. Vista interior de las bóvedas de la catedral de Pienza (htt p://www.tus- cany-by-divino.com/es_que_ver_pienza.html) Fig. 313. Detalle del entablamento de los pilares de la catedral de Granada (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 314. Detalle del entablamento de los pilares de la catedral de Jaén (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 315. Filippo Brunelleschi, interior de la basílica de San Lorenzo en Floren- cia (fl ickr, Enrique Viola) Fig. 316. Filippo Brunelleschi, interior de la basílica del Espíritu Santo en Flo- rencia (Wikimedia Commons) Fig. 317. Capitel toscano del tratado Regola delli cinque ordini d’ architett ura de Jacopo Vignola Fig. 318. Ménsula con forma de cabeza de ángel en la parte posterior del arco de ingreso en la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 319. Detalle de los capiteles de la nave central y lateral de la catedral de México (Fotografía propiedad del autor) Fig. 320. Detalle de los capiteles de la nave central y lateral de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1119 Fig. 321. Vista de la nave central y de las naves laterales de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 322. Detalle de los capiteles de la nave central de la catedral de Puebla (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 323. Detalle del capitel y el entablamento de las naves laterales de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 324. Detalle de los capiteles de la nave central y de las laterales de la cate- dral México (Fotografía propiedad del autor) Fig. 325. Portada del tratado Discurso sobre la antigüedad de Roma de Vincen- zo Scamozzi Fig. 326. Soportes de la catedral de Granada (Fotografía propiedad del autor) Fig. 327. Soportes de la catedral de Málaga (htt p://lugaresquever.blogspot.com.es/2010/07/catedral-de-malaga-espana.html) Fig. 328. Soportes de la catedral de Guadix (htt p://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=8118) Fig. 329. Soportes de la catedral de Jaén (Fotografía propiedad del autor) Fig. 330. Soportes de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 331. Soportes de la catedral de Lima (htt p://www.catedralescatolicas.com/?att achment_id=7745) Fig. 332. Soportes de la catedral de Cuzco (http://www.portalmachupicchu.com/es/que-hacer/Cusco/catedral-de-cus- co/32/) Fig. 333. Planta de la catedral de Puebla con los espacios del coro, el presbiterio y la capilla de los Reyes marcados en color (Propiedad del autor) Fig. 334. Perspectiva isométrica de la catedral de Puebla según nuestro modelo hipotético del proyecto de 1575 dotado de cuatro torres y cimborrio en el cru- cero (Propiedad del autor) Fig. 335. Alzado, planta y perspectiva isométrica del basamento de lospilares de la nave central de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) La catedral de Puebla 1120 Fig. 336. Sebastiano Serlio Libro IV, basa y capitel de orden dórico Fig. 337. Basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 338. Sebastiano Serlio Libro IV, basamento de orden dórico Fig. 339. Sección acotada del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 340. Sección acotada del capitel y la cornisa de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 341. Capitel de la nave central de la catedral de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 342. Escaleras embutidas sobre los contrafuertes del lado norte de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 343. Desagüe interior en un contrafuerte del lado norte (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 344. Escaleras embutidas sobre los contrafuertes del lado norte de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 345. Contrafuerte del lado sureste de la catedral de Puebla (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 346. Línea de los contrafuertes del lado sureste en la cabecera de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 347. Detalle superior de un contrafuerte del lado sureste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 348. Línea de los contrafuertes del lado noreste en la cabecera de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 349. Contrafuertes del lado suroeste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 350. Vista de las dependencias del lado sur de la catedral de Puebla desde la cabecera hacia el atrio delantero (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1121 Fig. 351. Portadas de la fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 352. Portadas de la fachada principal de la catedral de México (htt p://www.cristoraul.com/Mis_Imagenes/Foto_del_dia/2012/1-2.html) Fig. 353. Portada norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 354. Portada sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 355. Detalle del escudo imperial de la portada norte de la catedral de Pue- bla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 356. Detalle del escudo imperial de la portada sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 357. Gárgola de la cabecera de la catedral de Puebla a la altura de la terraza de las capillas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 358. Vista superior de una gárgola del lado norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 359. Lado sureste del crucero en el que se aprecia el desnivel de la línea de imposta a la altura de la nave lateral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 360. Vista del lado sur de la catedral de Puebla, donde se aprecia el desni- vel en la línea de imposta del crucero a la altura de la nave lateral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 361. Crucero de la catedral de Puebla en el lado noreste a la altura de la nave lateral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 362. Torre norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 363. Torre sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 364. Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre norte de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 365. Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 366. Vista superior del caracol de la torre truncada del lado noreste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1122 Fig. 367. Vista superior del caracol de la torre truncada del lado sureste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 368. Vista superior de la ventana del caracol de la torre truncada del lado sureste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 369. Salida a la azotea de las capillas desde el caracol del lado noreste (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 370. Ventana del caracol de la torre truncada del lado noreste a la altura de las capillas hornacinas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 371. Ventana del caracol de la torre truncada del lado sureste por encima de la altura de las capillas hornacinas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 372. Planta acotada de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 373. Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla (Propiedad del au- tor) Fig. 374. Vista superior en planta de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 375. Sección acotada del basamento de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 376. Sección acotada del capitel y la cornisa de los pilares de la nave central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 377. Sección acotada del entablamento de los pilares de las naves laterales de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 378. Alzado y planta acotados del basamento de los pilares de la nave cen- tral de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 379. Detalle de la sillería del lado norte y del sagrario de la catedral de Pue- bla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 380. Detalle de la sillería de la torre norte de la catedral de Puebla (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 381. Detalle de la sillería en el muro de la cabecera de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1123 Fig. 382. Detalle de la sillería y de la cornisa de la altura de las capillas en el lado de la cabecera de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 383. Vista de las lajas de cantería del pavimento del atrio de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 384. Esquinazo de sillería en una edifi cación de la Traza entre la calle 2 norte y la avenida 8 oriente de la ciudad de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 385. Esquinazo y zócalo de cantería de la Casa del Alfeñique en la ciudad de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 386. Pavimento con lajas de cantería y zócalo de sillería en el barrio de los Artistas de la ciudad de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 387. Edifi cio en la confl uencia de las avenidas 5 oriente y 2 sur de la ciudad de Puebla con numerosa decoración estructural hecha con el mismo tipo de cantería utilizado en la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 388. Zócalo perimetral exterior de la catedral de México (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 389. Zócalo perimetral exterior de la catedral de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 390. Secciones acotadas y perspectiva del zócalo exterior perimetral de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 391. Detalle de los sillares del muro del caracol noreste de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 392. Detalle de los sillares de tipo español de la catedral de Puebla (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 393. Sillares del muro norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 394. Muro de la cabecera en el que se aprecian los dos tipos de sillares, el prehispánico cubierto por el enfoscado (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1124 Fig. 395. Capilla de los Reyes de la catedral de Puebla donde se aprecian los dos tipos de sillares, el prehispánico se entrevé por debajo del enfoscado y la pintura (Fotografía propiedad del autor) Fig. 396. Detalle del muro de la cabecera en el que se aprecian perfectamente los dos tipos de sillares (Fotografía propiedad del autor) Fig. 397. Muro del lado sur construido con los dos tipos de sillares (Fotografía propiedad del autor) Fig. 398. Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 399. Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 400. Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro este de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 401. Detalle de la proporción entre ambos tipos de sillares en el muro este de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 402. Detalle de la trabazón entre los sillares prehispánicos del muro de la cabecera y el contrafuerte de la capilla de los Reyes (Fotografía propiedad del autor) Fig. 403. Detalle de la trabazón entre los sillares prehispánicos del muro de la cabecera y el contrafuerte del sagrario (Fotografía propiedad del autor) Fig. 404. Muro de una vivienda derruida en la Traza de la ciudad de Puebla construido con bloques de la misma medida que los sillares prehispánicos de la catedral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 405. Muro actual construido con adobe de la mismas medida que los silla- res prehispánicos de la catedral de Puebla (Tlaxcala) (Fotografía propiedad del autor) Fig. 406. Portada del convento de San Francisco de Tlaxcala donde se aprecia el sillar prehispánico en el muro (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1125 Fig. 407. Muro interior del convento de San francisco de Tlaxcala construido con sillares de tipo prehispánico (Fotografía propiedad del autor) Fig. 408. Capilla posa del convento de San Francisco de Tlaxcala construida con sillares tipo prehispánico (Fotografía propiedad del autor) Fig. 409. Escaleras del atrio del convento de San Francisco de Tlaxcala formadas con sillares de tipo prehispánico (Fotografía propiedad del autor) Fig. 410. Capilla abierta del convento de San Francisco de Tlaxcala en la que se pueden ver sillares de tipo prehispánico (Fotografía propiedad del autor) Fig. 411. Basamentos de la gran pirámide de Cholula donde se puede apreciar el sillar prehispánico (Fotografía propiedad del autor) Fig. 412. Muro de la cabecera de la catedral de Puebla construido con los dos tipos de sillares (Fotografía propiedad del autor) Fig. 413. Muro sur de la catedral de Puebla construido con ambos tipos de silla- res (Fotografía propiedad del autor) Fig. 414. Ventanas del sagrario y de las capillas del muro noreste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 415. Ventanas del muro noroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 416. Ventana del muro suroeste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 417. Ventana del muro de la cabecera (Fotografía propiedad del autor) Fig. 418. Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla (Propiedad del au- tor) Fig. 419. Bóveda de cañón con lunetos de la nave central de la catedral de Pue- bla vista hacia los pies (Fotografía propiedad del autor) Fig. 420. Nave central y crucero de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 421. Nave del crucero de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 422. Vista de las bóvedas de la nave central y las laterales de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1126 Fig. 423. Vista longitudinal hacia la cabecera de la nave lateral del lado de la epístola de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 424. Vista longitudinal hacia la cabecera de la nave lateral del lado del evangelio de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 425. Detalle de las bóvedas de las naves laterales de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 426. Bóveda de una capilla hornacina de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 427. Bóvedas de la sacristía de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 428. Iglesia de St. Wolfang en Schneeberg (Wikimedia Commons) Fig. 429. Catedral de Las Palmas de Gran Canaria (htt p://verdadyverdades.blogspot.com.es/2010/12/catedral-de-las-palmas-de- gran-canaria.html) Fig. 430. Sección longitudinal del proyecto hipotético de Francisco Becerra (Propiedad del autor) Fig. 431. Sección longitudinal del proyecto hipotético de Francisco Becerra con cimborrio sobre el crucero (Propiedad del autor) Fig. 432. Ventana de las capillas hornacinas de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 433. Ventanas de las naves laterales de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 434. Ventanas de las naves laterales y de las capillas hornacinas de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 435. Vista de las ventanas de la nave lateral del lado del evangelio de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 436. Sección longitudinal sobre la nave de capillas de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1127 Fig. 437. Sección longitudinal sobre la nave lateral de la catedral de Puebla (Pro- piedad del autor) Fig. 438. Sección longitudinal sobre la nave central de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 439. Vista de los tres tipos de ventanas de la catedral de Puebla, correspon- dientes a la nave central, lateral y capillas hornacinas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 440. Lunetos de la nave central de la catedral de Puebla (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 441. Detalle de los lunetos de la nave central de la catedral de Puebla (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 442. Ventanas de la fachada principal correspondientes a la nave central y a la de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 443. Ventanas de la nave del crucero (Fotografía propiedad del autor) Fig. 444. Ventanas de la capilla de los Reyes (Fotografía propiedad del autor) Fig. 445. Costado noreste de la catedral de Puebla donde se aprecian los pinácu- los de remate sobre los pretiles de las terrazas (Fotografía propiedad del autor) Fig. 446. Vista exterior de la cúpula central de la catedral de Puebla desde la cabecera (Fotografía propiedad del autor) Fig. 447. Detalle de las pilastras y de los contrafuertes diagonales de la cúpula central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 448. Vista exterior de la cúpula de la sacristía nueva de la catedral de Sevi- lla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 449. Vista interior de la cúpula central de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 450. Detalle de la cúpula central de la catedral de Puebla (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 451. Vista exterior de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla desde la torre sur (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1128 Fig. 452. Vista exterior de la cúpula de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla desde la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 453. Detalle de la linterna de la cúpula de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 454. Vista interior de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 455. Vista interior de la cúpula elíptica de la capilla de los Reyes de la cate- dral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 456. Vista exterior de la cúpula de la iglesia de Santa Inés en la ciudad de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 457. Fachada principal de la catedral de Puebla enmarcada por sus dos to- rres (Fotografía propiedad del autor) Fig. 458. Torre norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 459. Torre sur de la catedral de Puebla “la nueva” (Fotografía propiedad del autor) Fig. 460. Detalle de los cuerpos superiores de campanas de la torre norte (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 461. Detalle de los cuerpos superiores de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 462. Detalle del segundo cuerpo de campanas de la torre norte de la cate- dral (Fotografía propiedad del autor) Fig. 463. Detalle del cuerpo superior de la torre norte donde se aprecia la ins- cripción del entablamento (Fotografía propiedad del autor) Fig. 464. Detalle de la cúpula y la inscripción del entablamento del cuerpo su- perior de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 465. Detalle de la inscripción del entablamento del cuerpo superior de la torre sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 466. Fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1129 Fig. 467. Alzado de la fachada principal de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 468. Portada del Perdón de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 469. Alzado acotado de la portada del Perdón de la catedral de Puebla (Pro- piedad del autor) Fig. 470. Primer cuerpo de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 471. Segundo cuerpo de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 472. Tercer cuerpo de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del au- tor) Fig. 473. Detalle de la decoración de los basamentos de la puerta del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 474. Detalle de la decoración de la portada del Perdón (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 475. Detalle de la decoración del arco y las jambas de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 476. Escultura de San Pedro de la Portada del Perdón (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 477. Relieve con el jarrón de azucenas en la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 478. Escultura de San Pablo de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 479. Relieve con la tiara papal de la portada del Perdón (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 480. Escultura de San José de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1130 Fig. 481. Escultura de Santiago Apóstol de la portada del Perdón (Fotografía propiedad del autor) Fig. 482. Escudo de la fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 483. Alzado acotado de las portadas laterales de la fachada principal de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 484. Primer cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada prin- cipal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 485. Segundo cuerpo de la portada del lado de la epístola de la fachada principal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 486. Tercer cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada prin- cipal de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 487. Relieve de Santa Teresa en el segundo cuerpo de la portada del lado de la epístola de la fachada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 488. Relieve de Santa Rosa de Lima en el segundo cuerpo de la portada del lado del evangelio de la fachada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 489. Detalle de la profundidad de la labra de la decoración pétrea de las portadas laterales de la fachada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 490. Porta del crucero norte de la catedral de Puebla hacia la plaza (Foto- grafía propiedad del autor) Fig. 491. Alzado acotado de la portada norte de la catedral de Puebla (Propie- dad del autor) Fig. 492. Primer cuerpo de la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 493. Segundo cuerpo de la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 494. Tercer cuerpo de la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 495. Relieve decorativo con el jarrón de azucenas en la portada norte (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 496. Relieve decorativo con la tiara papal en la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1131 Fig. 497. Escudo imperial de la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 498. Detalle de los pináculos que rematan los contrafuertes que enmarcan la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 499. Relieve del rey Carlos I en la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 500. Relieve del rey Felipe II en la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 501. Relieve del rey Felipe III en la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 502. Relieve del rey Felipe IV en la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 503. Portada sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 504. Alzado acotado de la portada sur de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 505. Primer cuerpo de la portada sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 506. Segundo cuerpo de la portada sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 507. Tercer cuerpo de la portada sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 508. Detalle de la decoración de la portada sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 509. Escudo imperial de la portada sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 510. Portada del sagrario de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 511. Alzado acotado de la portada del sagrario de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 512. Detalle del basamento de la portada del sagrario (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 513. Detalle de la imposta del arco de la puerta de entrada al sagrario (Fo- tografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1132 Fig. 514. Detalle del entablamento de la portada del sagrario (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 515. Sebastiano Serlio Libro III lámina XII v Fig. 516. Planta de la catedral de Puebla resaltando en color los espacios del coro, la vía sacra y el altar mayor (Propiedad del autor) Fig. 517. Muro del coro en el lado de la epístola (Fotografía propiedad del autor) Fig. 518. Detalle del cornisamento del muro del coro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 519. Portada de entrada al coro por el lado de la epístola (Fotografía pro- piedad del autor) Fig. 520. Detalle del basamento de la portada del coro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 521. Detalle del basamento de la portada del sagrario (Fotografía propie- dad del autor) Fig. 522. Detalle del capitel y del entablamento de la portada del coro (Fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 523. Detalle del capitel y del entablamento de la portada del sagrario (Fo- tografía propiedad del autor) Fig. 524. Detalle del capitel del tercer cuerpo de las portadas laterales de la fa- chada principal (Fotografía propiedad del autor) Fig. 525. Detalle del capitel del tercer cuerpo de la portada norte (Fotografía propiedad del autor) Fig. 526. Detalle del capitel y del arquitrabe de la portada del coro (Fotografía propiedad del autor) Fig. 527. Detalle del capitel y del arquitrabe del tercer cuerpo de la portada sur (Fotografía propiedad del autor) Fig. 528. Planta de la catedral de Jaén (Fernando Chueca 1947) Fig. 529. Planta de la catedral de Valladolid (Fernando Chueca 1954) Fig. 530. Planta de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1133 Fig. 531. Planta de la catedral de México (AA. VV. 1999) Fig. 532. Planta de la catedral de Valladolid (Fernando Chueca 1954) Fig. 533. Planta de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 534. Plano de la catedral de Juan Benítez, año 1749 (AGI, MP-MEXICO,680) Fig. 535. Basa del inicio del núcleo de la escalera de caracol de subida a la torre sur de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 536. Caracol de subida a la torre norte de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 537. Peldaños de las escaleras de los caracoles de subida a las torres corres- pondientes a la hipotética torre noreste (Fotografía propiedad del autor) Fig. 538. Dibujos para la confección de una escalera de caracol (Francisco Gó- mez 2005) Fig. 539. Plantas y alzados de los peldaños y de las escaleras de subida a las torres de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 540. Planta de la catedral de Salamanca destacando en color los supuestos cuatro cubos de las escaleras (AA. VV. 2012) Fig. 541. Planta de la catedral nueva de Salamanca de Andrés García de Qui- ñones (AA. VV. 2012) Fig. 542. Vista trasera de la catedral nueva de Salamanca donde se aprecian perfectamente los inicios de los dos cubos de las torres de la cabecera (AA. VV. 2012) Fig. 543. Proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano de Roma, Sebastia- no Serlio Libro III lámina XXI v Fig. 544. Medalla de Caradosso conmemorativa del proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano (htt ps://www.britishmuseum.org/explore/highlights/highlight_objects/cm/c/ cast_bronze_medal_of_pope_juli.aspx) Fig. 545. Escudo de la ciudad de Puebla de los Ángeles a la entrada del mercado de la Victoria en la calle 5 de Mayo, 409 A (Fotografía propiedad del autor) La catedral de Puebla 1134 Fig. 546. Imagen de las funciones del atrio de la Rethorica Christiana de Diego de Valadés, 1579 (Diego de Valadés 1989) Fig. 547. Planta ideal de la catedral de Valladolid de Juan de Herrera, remarcan- do en color negro lo realizado (htt p://www.catedralescatolicas.com/?p=2539) Fig. 548. Planta de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 549. Trazas de Juan de Herrera para la catedral de Valladolid (htt p://blogs.elnortedecastilla.es/catedral/2012/11/11/antecedentes-de-la-recons- truccion/) Fig. 550. Planta de la catedral de Valladolid (Fernando Chueca 1954) Fig. 551. Alzado hipotético de la catedral de Valladolid por Fernando Chueca (Wikimedia Commons) Fig. 552. Alzado hipotético de la catedral de Valladolid según Ott o Schubert (Fernando Chueca 1947) Fig. 553. Perspectiva isométrica de la catedral de Puebla según el hipotético proyecto de Francisco Becerra con cuatro torres, las naves a una misma altura y una cúpula sobre el crucero (Propiedad del autor) Fig. 554. Perspectiva isométrica superior de la catedral de Puebla en su estado actual (Propiedad del autor) Fig. 555. Perspectiva isométrica inferior de la catedral de Puebla en su estado actual (Propiedad del autor) Fig. 556. Perspectiva isométrica inferior de la catedral de Puebla en su estado actual con los espacios cerrados del coro, el altar mayor y la capilla de los Reyes (Propiedad del autor) Fig. 557. Planta de la catedral de México atribuida a Claudio de Arciniega (AA. VV. 1999) Fig. 558. Planta de la catedral de Puebla (Propiedad del autor) Fig. 559. Cúpula de la iglesia del monasterio de El Escorial (Fotografía propie- dad del autor) Antonio Pedro Molero Sañudo 1135 Fig. 560. Cúpula de la catedral de Puebla (Fotografía propiedad del autor) Fig. 561. Dibujo del monasterio de El Escorial según el original de Juan de He- rrera (htt p://caputanguli.blogspot.com.es/2012/09/la-fundacion-del-monasterio-de-el. html) Fig. 562. Vista aérea del monasterio de El Escorial (Wikimedia Commons) Fig. 563. Pintura de autor desconocido del Alcázar de Madrid hacia 1710 (Wi- kimedia Commons) Fig. 564. Vista del Alcázar de Toledo (Wikimedia Commons, Carlos Delgado) Fig. 565. Diseño de la Iglesia Catedral de Guadalaxara, vista por dentro, año 1689 (AGI MP-MEXICO,84) Fig. 566. Interior de la catedral de Mérida (fotografía propiedad del autor) Fig. 567. Capitel y entablamento de los pilares de las naves laterales de la cate- dral de Puebla (fotografía propiedad del autor) Fig. 568. Capitel y entablamento de los pilares de la catedral de Jaén (fotografía propiedad del autor) Fig. 569. Pilares de la catedral de Guadalajara (Panoramio, galloelprimo) Fig. 570. Pilares de la nave central de la catedral de México (fotografía propie- dad del autor) Fig. 571. Pilares de la nave central de la catedral de Puebla (fotografía propie- dad del autor) Fig. 572. Detalle de los capiteles de los pilares de la catedral de México (fotogra- fía propiedad del autor) Fig. 573. Detalle de los capiteles de la nave del crucero de la catedral de Puebla (fotografía propiedad del autor) Fig. 574. Sebastiano Serlio Libro IV lámina XXI Fig. 575. Fachada principal de la catedral de Lima htt p://www.periodistadigital.com/religion/america/2013/03/17/tiroteo-en-la-ca- tedral-de-lima-durante-una-boda-iglesia-religion-hombre-armado-toma-co- mo-rehen-al-sacerdote-peru.shtml) La catedral de Puebla 1136 Fig. 576. Fachada principal de la catedral de Puebla (fotografía propiedad del autor) Fig. 577. Vista inferior de la planta de la catedral de Puebla con los cuatro husi- llos de las escaleras de subida a las torres marcados (Propiedad del autor) Fig. 578. Planta de la catedral de Lima del año 1665 (AGI MP-PERU_CHILE,237) Fig. 579. Planta de la catedral de Lima del año 1696 (AGI MP-PERU_CHILE,193) Fig. 580. Planta de la catedral de Lima del año 1755-1757 (AGI MP-PERU_CHI- LE,183) Fig. 581. Fachada principal de la catedral de Puebla (fotografía propiedad del autor) Fig. 582. Billete de quinientos pesos mexicanos con la fi gura de la catedral de Puebla en su reverso (htt p://www.imperio-numismatico.com/t53419-mexico-500-pesos-1995) Fig. 583. Vista sur actual de la catedral de Puebla (agosto 2013) (http://paseosposmo.blogspot.com.es/2013/08/catedral-de-puebla-revisitada. html) Antonio Pedro Molero Sañudo 1137 12.2 Índice de artistas y artífices de la catedral de Puebla En esta lista de trabajadores que hicieron posible que la obra de la catedral nueva se llevara a buen término, hemos incluido tan solo a los que a lo largo de nuestra exposición han sido mencionados por aparecer en los documentos consultados con cierta relevancia. Pedimos perdón a los demás maestros, oficiales, aprendices y peones que no aparecen y que indudablemen- te participaron de la construcción que hoy vemos. Por último quisiera resaltar la importancia que tuvo la cantidad ingente de oficiales, obreros y peones de origen indígena, que a nuestro modo de entender una obra, son “los verdaderos artífices no reconocidos”, y que esclavizados, tributarios o mal pagados hicie- ron posible que se llevara a cabo esta magna obra que es motivo de nuestro trabajo. La catedral de Puebla 1138 Adel, Lorenzo de: maestro de cantería que en el año 1636 participó junto a Julián de Cárdenas y se hizo cargo del destajo de dieciséis arcos de cantería para la catedral. Álamo, Francisco del: oficial de carpintero que trabajó desde el año 1648 en la construcción del retablo de la capilla de Reyes y del tabernáculo del presbiterio. Alcántara, Juan de: maestro de cantería que dio su parecer sobre el estado de la catedral vieja, y realizó unas trazas nuevas en 1563. Apreza, Domingo José: canónigo y superintendente encargado, entre los años 1755 y 1762, de la obra del altar mayor del presbiterio, incluyendo su recubri- miento en piedra de tecali. Arciniega, Claudio de: maestro mayor de las obras de cantería de la ciudad de México y de su catedral, además de obrero mayor de la Nueva España, que declaró en el año 1564 sobre el estado de la catedral vieja de Puebla. Arciniega, Luis de: maestro mayor de la catedral de Puebla entre 1589 y 1599 Arteaga, Sebastián de: pintor que vino a Puebla desde la ciudad de México por el año 1646, para colaborar en los lienzos de la capilla de los Reyes. Avis, Rodrigo de: cantero que en 1587 se encontraba realizando piezas de can- tería para las embocaduras de las puertas y las ventanas de los muros perime- trales de la catedral. Barahona Guerrero, Juan de: en el año 1685 se le nombró maestro de arquitec- tura, cantería y albañilería de la ciudad de Puebla, además de maestro mayor de la catedral y de todo su obispado. Antonio Pedro Molero Sañudo 1139 Bautista, Juan: maestro ensamblador que junto a los también ensambladores Lucas Méndez y Alonso Martín, concertaron terminar en el año 1621 el retablo de las Reliquias. Bautista, Juan: maestro albañil que se encargó de la subida a la torre norte de la campana Santa María en el año 1732. Becerra, Francisco: trazador y maestro mayor de la nueva catedral de Puebla, que estuvo al frente de la obra entre 1575 y 1580. Benavides, Pedro de: pintor que participó en la confección de los lienzos de los dos colaterales de la capilla de los Reyes, fi nalizados en 1649. A lo largo de su periplo artístico en la ciudad de Puebla trabajó en diferentes ocasiones en la elaboración de las decoraciones de los arcos triunfales. Beos, Francisco de: maestro herrero que en 1688 recibió el encargo de realizar la balaustrada de la crujía. En el año 1691 se ocupó también de la confección de la balaustrada que circunvala el presbiterio. Berta, Bernardino: maestro vidriero y farolero que hizo y colocó los cristales de todas las ventanas y vidrieras de la catedral a partir del año 1664. Borgraf, Diego de: pintor que participó en la confección de los lienzos de los dos colaterales de la capilla de los Reyes, fi nalizados en 1649. Pintó en 1643 uno de los retratos más conocidos del obispo Palafox y también trabajó en varias ocasiones en las decoraciones pictóricas de los arcos de triunfo. Caamaño, Manuel: realizó todo el trabajo de mármol en el nuevo baldaquino de la catedral a partir del año 1797. La catedral de Puebla 1140 Cárcamo, Diego de: maestro de carpintería encargado en 1645, junto a Lucas Méndez, de la construcción del retablo y del tabernáculo del presbiterio. Cárdenas, Julián de: maestro de cantería muy activo en la ciudad de Puebla en los años treinta y cuarenta del siglo XVII trabajando tanto para el cabildo cate- dralicio, como para el municipal. Cárdenas, Pedro de: cantero que entre 1643 y 1645 estuvo labrando diferentes piezas de cantería para los arcos y ventanas de la catedral. En 1660 aparece como maestro de cantería al frente de las obras del sagrario levantado frente a la fachada principal de la catedral. Castañeda, Nicolás de: maestro alarife de larga trayectoria edilicia que en 1698 dio un parecer positivo sobre la obra del baptisterio del sagrario de la catedral comenzada por Diego de la Sierra. Castelaso, Julián: maestro de arquitectura traído por el obispo Juan de Palafox desde la ciudad de México para que viese y juzgase las trazas del tabernáculo, dando su parecer en lo que creyera conveniente. Castillo, Francisco: pintor que en el año 1774 realizó cuatro retratos de obispos de la sede poblana. Castillo, Juan del: maestro de cantería que en 1644 trabajó junto a Pedro de Cárdenas en la labra de los arcos de la nave del lado del evangelio y en el año 1645 se encargaría del destajo de los de la nave de la epístola. Castillo, Pedro del: tornero que labró las basas y capiteles de madera del reta- blo de la capilla de los Reyes. Antonio Pedro Molero Sañudo 1141 Castro, Antonio de: maestro herrero que asistió al maestro Juan Antonio de León en la construcción de la fuente de San Miguel en la plaza, a partir del año 1773. Chacón, Pedro: pintor que participó en la confección de los lienzos de los dos colaterales de la capilla de los Reyes. Chaves, Baltasar de: maestro del arte de pintura que vino desde la ciudad de México para pintar dos lienzos para la sacristía de la catedral poblana. Chico, Nicolás: ofi cial que trabajó en la construcción del retablo de la capilla de Reyes y del tabernáculo del presbiterio desde el año 1648. Collántez, Juan: asistente de Manuel Tolsá para la obra del “ciprés” a partir del año 1801. Cruz, Jerónimo de la: maestro cantero que en 1636 se encargaba de terminar la sacristía de la catedral cerrándola con bóvedas de arista. Tradicionalmente se le ha adjudicado la construcción del cimborrio de la catedral sobre las trazas del maestro Pedro García Ferrer. En 1649 se encargó de enladrillar las bóvedas de la catedral que restaban por cubrir. En el año 1660 aparece como maestro de cantería al frente de las obras del sagrario que se levantó frente a la fachada principal de la catedral. Cruz, José de la: nombrado en los documentos del año 1660 como el responsa- ble del diseño de la traza de los enormes sagrarios frente a la portada principal de la catedral. No obstante, albergamos nuestras dudas acerca de que no fuera confundido por los testigos o el escribano el nombre de José por el del maestro cantero Jerónimo de la Cruz, teniendo en cuenta que el obrero mayor Andrés de Luey menciona a éste último junto a Pedro de Cárdenas como los artífi ces al frente del proyecto de los sagrarios. La catedral de Puebla 1142 Cruz, Tomás de la: carpintero que en el año 1647 se unió a participar en los trabajos que quedaban por hacer en el tabernáculo y en el retablo la capilla de los Reyes. Cuadrado, Mateo: maestro mayor de la catedral en 1615, año en el que inició el cierre de las bóvedas de las capillas hornacinas. Damián, Cosme: carpintero que en 1647 se unió a la nómina de artífi ces que trabajaban en el tabernáculo del presbiterio y en el retablo de la capilla de los Reyes. Díaz Barragán, Antonio: maestro campanero que en el año 1733 dio su parecer sobre la calidad de la fundición de la campana Santa María y su colocación en la torre norte. Díaz Barragán, Felipe: maestro campanero que en 1733 daría su parecer sobre la colocación y la calidad de la fundición de la campana Santa María en la torre norte. Díaz Barragán, Juan: maestro herrero y cuchillero que en el año 1676 se hizo con el destajo para la fabricación de los cinchos para el arreglo del cimborrio de la catedral. Díaz Cabañas, Juan: maestro de arquitectura y alarife de la ciudad de Puebla, al que en 1636 se encargó visitar la obra de la catedral para evaluar los mate- riales existentes y las posturas hechas por los diferentes maestros que querían hacerse con el destajo para cerrar sus arcos y bóvedas. Antonio Pedro Molero Sañudo 1143 Díaz de Aguilera, Rodrigo: maestro de la catedral de México que realizó junto a Luis Gómez de Trasmonte unas trazas para la conclusión de la torre norte de la catedral poblana en el año 1660. Entre los años 1674 y 1675, siendo maestro mayor de la catedral de México, volvió a Puebla para dar su parecer sobre el estado de la cúpula central y de la misma torre norte de la catedral. Domínguez, Juan: herrero que se encargaba en la primera década del siglo XVII del aguzado y puesta a punto de todas las herramientas necesarias para los canteros. Domínguez, Salvador: maestro herrero que supervisó los cinchos que hizo Diego García para el arreglo del cimborrio en el año 1676. Doro, Francisco: ofi cial albañil que llevó a cabo trabajos de reparación y reteja- do en la catedral vieja entre 1565 y 1568. En 1571 fue despedido de su cargo de obrero de la catedral y del hospital de San Pedro. Escartín, José: maestro fundidor al que se le encargó en el año 1722 la fabrica- ción de una campana mayor que se llamaría Santa María. Estancas, Miguel: maestro mayor de la catedral nombrado en 1580, que desem- peñaría el cargo tan solo unos meses. Estrada, José de: aparejador de la catedral de Puebla desde el año 1615 hasta el de 1633, casi ininterrumpidamente. Estrada, Juan de: aparejador de la obra de la catedral poblana en 1629 y 1630. La catedral de Puebla 1144 Fernández, Juan: herrero que en 1594 aderezó la campana grande. Folch, Diego: maestro entallador y escultor que se encargó a partir de 1646 de realizar numerosas fi guras para el retablo de la capilla de los Reyes bajo la di- rección de Pedro García Ferrer. En el año 1661 se ocupó de hacer gran parte de las esculturas de la portada del Perdón, incluido el grabado de la Purísima que fue quitado en 1718 y sustituido por una ventana. Fuente, Jerónimo de la: cantero que en 1600 y 1601 labraba piedras para la sille- ría, los pilares y los arcos torales de la catedral nueva. En 1631, en un informe al rey, prestaría declaración sobre el estado de la fábrica. Fuentes, Juan de: carpintero que en 1647 se une a la nómina de trabajadores que confeccionan diferentes piezas para el tabernáculo y el retablo de la capilla de los Reyes. Gallegos, Juan: herrero encargado del aguzado y puesta a punto de todas las herramientas y herrajes para los canteros y para la fábrica catedralicia en ge- neral entre el año 1619 y la siguiente década. Posteriormente, en tiempos del obispo Juan de Palafox, será el encargado de suministrar y reparar todas las herramientas necesarias para la obra de la catedral. Gándara, Francisco de: escultor que trabajó junto a Diego Folch en el taberná- culo y en el retablo de la capilla de los Reyes, para donde esculpió las fi guras de los santos reyes. García, José: ofi cial activo en 1646 trabajando en el retablo del altar de los Re- yes. Antonio Pedro Molero Sañudo 1145 García Allende, Agustín: cantero que en 1594 se encargó de la realización de los pilares de cantería para el “cabildo nuevo” de la catedral vieja. Entre 1601 y 1602 esculpió diferentes piezas de cantería para la catedral nueva. Alternará el ofi cio de aparejador de la catedral con Jerónimo Hernández durante la última década del siglo XVI y hasta el año 1610; después será él el titular del ofi cio hasta 1615. García de Figueroa, Diego: maestro herrero y arcabucero encargado en 1676 de fabricar los cinchos con los que se repararían los daños del cimborrio bajo la supervisión del maestro mayor Carlos García Durango. García Durango, Carlos: maestro de cantería y albañilería que en 1660 emitió su parecer al obispo Diego Osorio sobre el estado de la obra de la catedral y del sagrario frente a la fachada principal. Posteriormente, y ya como maestro mayor de catedral, terminó la torre norte en el año 1678; además algunos auto- res le consideran también el artífi ce de la portada de ese mismo lado. En 1682 presentó unas trazas para la capilla del Ochavo y para algunas dependencias más en ese lado de la cabecera de la catedral. García Durango, Pedro: maestro de albañilería que se hizo cargo de un destajo para el cerramiento de tres tramos de la nave central de la catedral en el año 1636. García Ferrer, Pedro: “arquitecto”, escultor y pintor que fue nombrado por el obispo Juan de Palafox como el superintendente general de todas las obras de la catedral. Se le adjudica la autoría de la realización de todas las trazas dadas por Juan Gómez de Trasmonte para fi nalizar la catedral, incluidas las de la cúpula central y el retablo de los Reyes, aunque pensamos que el verdadero autor de ellas fue el maestro Agustín Hernández de Solís. La catedral de Puebla 1146 Girón, Francisco: compartió la maestría mayor de la catedral con Jerónimo Pérez hasta 1584, continuando él solo al frente de ésta hasta 1586. Gómez Castaño, Nicolás: maestro tornero que contribuyó a la fabricación de la balaustrada de la crujía en el año 1688. Gómez de Castañeda, Juan: en 1687 presentó un memorial y unas trazas para hacer las puertas de madera de la catedral. Gómez de Trasmonte, Juan: maestro mayor de la catedral de México que en el año 1635 emitió un dictamen sobre el estado de la obra de la catedral poblana, acompañado de un informe con una serie de condiciones para su correcta fi na- lización conforme a una nueva traza. Gómez de Trasmonte, Luis: maestro mayor de la catedral de México que se trasladó a Puebla en 1665 para dar su parecer acerca del estado del cimborrio de la capilla mayor de la catedral. Gurrola, Domingo: maestro herrero que en el año 1665 se encargó de agrandar una reja de hierro hecha en Vizcaya para la capilla de las Reliquias. Gutiérrez, Esteban: entallador que en 1646 se une a la lista de artífi ces que trabajan en el retablo de la capilla de los Reyes. En el año 1676, ya como maes- tro ensamblador, fi nalizó las cajoneras de la sacristía. Posteriormente, como maestro del arte de escultura y ensamblaje, acometería la construcción de mo- numentos efímeros tan importantes como el construido para la semana santa, a partir del año 1684. Antonio Pedro Molero Sañudo 1147 Gutiérrez, Francisco: maestro de obras de la catedral vieja y del hospital de San Pedro en 1573, y obrero mayor de ambos en 1574. En ese mismo año fue también obrero mayor, alarife mayor y fi el de medidas de la ciudad de Puebla. En 1575 se le nombra mayordomo, veedor y aparejador de la catedral nueva y entre los años 1582 y 1586 fue el obrero mayor de ella. Gutiérrez, Francisco: maestro de albañilería que en 1660 emitió su parecer al obispo Diego Osorio sobre el estado de la obra de la catedral y del sagrario levantado frente a la fachada principal. Fue el autor de la portada del Perdón, terminada en 1664. Hernández, Andrés: en el año 1601 trabajaba como aprendiz de cantería en la labra de los pilares torales de la iglesia nueva. Hernández, Diego de: cantero encargado de llevar a cabo las trazas de Santos de Ocampo para la reparación de la catedral vieja en septiembre de 1550. En 1564, declaró como maestro de cantería sobre el estado de este mismo edifi cio. Hernández, Jerónimo: obrero mayor de la catedral en 1580. En el año 1586 es nombrado de nuevo obrero mayor, además de aparejador de la fábrica, cargos que desempeñará intermitentemente hasta 1610. Hernández, Joan: en el año 1601 trabajaba como aprendiz de cantería en la la- bra de los pilares torales de la iglesia nueva. Hernández de Solís, Agustín: maestro de albañilería. En 1627 es contratado para reparar la crujía de la capilla de Santiago de la catedral y el taller de la obra. En 1631 prestó declaración en un informe al rey sobre el estado de la fá- brica catedralicia. En el año 1640, el obispo Juan de Palafox le puso al frente de La catedral de Puebla 1148 la obra de la catedral como aparejador -puesto que en realidad ya estaba des- empeñando-, controlando todo lo referente a los materiales y las herramientas necesarios para la continuación de la fábrica. Posteriormente, entre 1643 y 1649, ejercería como maestro mayor de la catedral por mandato del obispo Palafox, realizando además una traza nueva completa de toda la obra por orden expresa del prelado. Herrera, Antonio de: maestro campanero que se encargó junto al maestro de cabuyero, Josephe de Herrera Peregrina, de la fundición de la campana llama- da Jesús Nazareno, en el año 1663. Hidalgo, Francisco: ofi cial de carpintero que en el año 1646 trabajaba en el re- tablo de la capilla de los Reyes. Hinostrosa, Andrés de: aparejador de la obra de la catedral en 1628. Hinostrosa, Juan de: maestro de albañilería que en 1631 estaba trabajando en la catedral vieja. Izunza, Joaquín de: fue el maestro que realizó todas las piezas de platería del nuevo “ciprés” de la catedral a partir del año 1797. Jerpín, Juan: latonero que hizo los moldes de hojalata para los capiteles de la nave central en el año 1642. León y Santa María, Juan Antonio de: maestro de arquitectura y cañero que comenzó la construcción de la fuente de San Miguel en la plaza pública el año 1773. Antonio Pedro Molero Sañudo 1149 Leyva Pavón, Juan de: maestro rejero que realizó entre los años 1722 y 1726 las actuales rejas de entrada a las capillas hornacinas. López, Martín: maestro de albañilería que junto a Llorente Pérez se obligó me- diante un destajo a rematar totalmente la sala del cabildo de la catedral y cu- brirla con bóvedas de arista en el año 1636. López Florín, Pedro: maestro mayor de la catedral desde 1615 hasta 1636. Fue quien terminó de cerrar las bóvedas de las capillas hornacinas. Manzo y Jaramillo, José: ejecutor del diseño del nuevo baldaquino para la ca- tedral poblana junto a Pedro Patiño a partir del año 1797. Se hizo cargo de la fi nalización de esta obra a partir de 1817 hasta su conclusión a fi nales de 1819. Autor de la remodelación “neoclásica” de la catedral que la confi rió el aspecto que hoy vemos. Marján, Juan: carpintero que en 1647 se une a la nómina de trabajadores que confeccionan diferentes piezas para el tabernáculo y el retablo de la capilla de los Reyes. Márquez, Francisco: maestro de campanero y calderero que fundió de nuevo la campana Santa María en el año 1730. Márquez, Juan: campanero comisionado en el año 1733 para ayudar a emitir un veredicto sobre el estado de la campana Santa María. Márquez, Marcos: maestro campanero que en 1733 fue cometido a revisar y declarar sobre la colocación en la torre de la campana Santa María. La catedral de Puebla 1150 Martín, Alonso: maestro ensamblador que junto a los también ensambladores Lucas Méndez y Juan Bautista, se obligaron a terminar en el año 1621 el retablo de las Reliquias. Martín, Diego: ofi cial de carpintería que en el año 1646 estaba trabajando en el retablo del altar de la capilla de los Reyes. Martín Bueno, Diego: maestro herrero que supervisó los cinchos que hizo Die- go García para el arreglo del cimborrio en el año 1676. Martín Bueno, Juan: maestro herrero que en 1640 se encontraba encargado de proporcionar todo lo relacionado con su ofi cio para la obra de la catedral, fabri- cando todas las herramientas necesarias para los canteros. Martín Pinto, Francisco: maestro cantero que realizó las portadas laterales de la fachada principal de la catedral. Martínez Montañés, Juan: escultor jiennense muy reconocido en la Península, a quien algunos autores atribuyen el diseño y traza del retablo de la capilla de los Reyes de la catedral poblana. Mauro, Joaquín: canónigo, sobrestante de la fábrica de la catedral durante la construcción de la torre sur. Entre 1768 y 1774 fue el superintendente de todas las pequeñas obras dependientes de la fábrica catedralicia, encargándose de formar una cuadrilla fi ja de albañiles y artesanos para ello. Melgarejo, Cristóbal de: maestro ensamblador que desde 1646 fue el encargado de armar el retablo de la capilla de los Reyes, además de colaborar en la cons- trucción de los dos retablos colaterales a éste. Antonio Pedro Molero Sañudo 1151 Méndez, Diego: aprendiz que trabajaba en el retablo del altar de la capilla de los Reyes en el año 1646. Méndez, Lucas: maestro de carpintería y ensamblador, encargado junto a Die- go de Cárcamo de la montea, armadura y construcción del retablo de la capilla de los Reyes y del tabernáculo del presbiterio, desde el año 1643 hasta la fi na- lización. Méndez, Nicolás: ofi cial de carpintero que trabajaba en el año 1646 en el retablo del altar de los Reyes. Millán, Diego: cantero que en el año 1601 se encargó del destajo de tres arcos de piedra de las capillas hornacinas. Millán, Lorenzo: albañil que en 1595 acometió el enladrillado de las dos naves laterales de la catedral vieja. Moneda, José: maestro hojalatero encargado de confeccionar las perillas de re- mate del pasamanos de la balaustrada del presbiterio en el año 1773. Montero, Juan: campanero que fundió en 1637 las campanas “grande y peque- ña” para la torre norte de la catedral. Mora, Gonzalo de: ofi cial de carpintería que trabajó en la construcción del re- tablo de la capilla de Reyes y del tabernáculo del presbiterio, desde el año 1645 hasta su fi nalización. Mora Marín, Juan de: carpintero encargado de la confección de las puertas nuevas para la fachada principal entre los años 1694 y 1695. La catedral de Puebla 1152 Moya, Juan de: maestro de carpintería encargado de surtir puertas, ventanas y diferentes herrajes para los talleres de la fábrica de la catedral durante el año 1643. En 1648 fue el responsable de la fabricación de las cinco puertas de la ca- tedral, el tornavoz y las barandillas del coro. En 1664 se encargaría de armar el arco de triunfo para el recibimiento del virrey Antonio de Toledo. Muñoz, Pedro: entre los años 1719 y 1722 realizó la nueva sillería del coro que vemos actualmente. Nicolás, Juan: carpintero que en 1647 se unió a la nómina de ofi ciales que tra- bajaban en el tabernáculo y en el retablo de los Reyes. Ocampo, Santos de: cantero que dio la traza para la reparación de la catedral vieja que se encontraba en peligro de derrumbarse en el mes de septiembre de 1550. Oláchez, Juan de: herrero que fabricó en 1648 los pernos y todas las demás piezas necesarias para armar el tabernáculo del presbiterio. Ordóñez, Julián: maestro pintor, encargado en el año 1675 de pintar cuatro lienzos con los evangelistas para el cimborrio que tiempo después serían colo- cados en la parte superior del interior de los dos hastiales del crucero. Ortiz del Castillo, Antonio: aparejador de la catedral nueva en 1576, fue maes- tro mayor de ella entre 1586 y 1589. En 1601 volvería a ser nombrado maestro mayor hasta 1614. En documentos del año 1660 aparece como el autor de una traza para la obra de la catedral. Pablo, Andrés de: maestro ensamblador que contrató el retablo de las Reliquias el 5 de noviembre de 1616. Antonio Pedro Molero Sañudo 1153 Pablos, Alonso: maestro de cantería, discípulo del maestro mayor de la cate- dral poblana Francisco Becerra en la Península. El año 1631 prestó declaración en un informe al rey sobre el estado de la fábrica de la catedral. Paredes Cornejo, Justo de: maestro dorador encargado el año 1648 del dorado y estofado del tabernáculo del presbiterio. Patiño Ixtolinque, Pedro: ejecutor del diseño del nuevo baldaquino poblano junto a José Manzo a partir del año 1797. Pedro, Juan: tornero de origen indio que trabajó en el tabernáculo y el retablo de los Reyes por el año 1647; como dato relevante resaltaremos que recibió me- nos paga por el mismo trabajo que otros artífi ces de origen español. Pérez, Antonio: maestro dorador que terminó las labores de dorado del retablo de los Reyes y de los dos colaterales de la virgen santísima y del arcángel San Gabriel, en el año 1653. En 1664, realizó el dorado del arco triunfal para la en- trada del virrey Antonio de Toledo. Pérez, Llorente: maestro de albañilería que en 1636 se encargó del destajo para cubrir la sala del cabildo junto a Martín López. En el año 1661 dio su parecer acerca del estado de la obra de la catedral junto a Carlos García Durango y Francisco Gutiérrez. Pérez Aparicio, Jerónimo: en 1580 sucedió como maestro mayor de la catedral a Miguel Estancas. Piedra, Rodrigo de la: maestro pintor que se ocupó de la decoración del arco de triunfo que se hizo en el año 1664 para la entrada del virrey Antonio de Toledo. La catedral de Puebla 1154 Ponce de León, Antonio: maestro alarife de larga trayectoria edilicia que en el año 1698 dio un informe positivo sobre la obra del baptisterio del sagrario comenzada por el maestro mayor Diego de la Sierra. Ramírez, José: asistente habitual del escultor Manuel Tolsá, que recibió a la muerte de este último, en el año 1816, las instrucciones para el ensamblaje fi nal del “ciprés” de la catedral poblana. Rincón, José: carpintero que durante el año 1767 y sucesivos aparece como el encargado de todas las obras menores de carpintería de la fábrica catedralicia, incluyéndose unas puertas para el cañón del ochavo y para la sala capitular. Rodríguez, Diego: ofi cial que trabajó junto a Diego de Cárcamo en la cons- trucción del retablo de la capilla de los Reyes y del tabernáculo del presbiterio, desde el año 1645 hasta su fi nalización. Romero, Juan: cantero que en el año 1602 estaba labrando piezas de cantería para diferentes lugares de la obra nueva. Ruiz, Miguel: maestro carpintero encargado de armar y colocar el arco de triunfo para el recibimiento del virrey duque de la Conquista en el año 1740 y en el de 1743 para el virrey conde de Fuenclara. Salazar, Francisco Javier: maestro pintor encargado de poner a punto el arco de recibimiento del virrey Agustín de Ahumada en el año 1755. Sánchez, Diego: maestro ensamblador de origen indio que trabajó junto a Cris- tóbal de Melgarejo en los retablos colaterales de la catedral, al menos durante el año 1647. Antonio Pedro Molero Sañudo 1155 Santa María, Diego de: maestro de arquitectura consultado por el obispo Die- go Osorio en el año 1660 sobre el sagrario construido enfrente de la fachada de la catedral. Santa María, Juan Antonio de: maestro albañil que en 1770 se encargó de la fi nalización de la obra del altar mayor del presbiterio. Santiago, Luis de: en 1715 le acopló un nuevo pie labrado en piedra de tecali al facistol del coro. Santos, Diego de los: maestro escultor y ensamblador que en 1660 se encargó de construir el arco triunfal para el recibimiento del virrey marqués de Leyva. En 1664 realizó el retablo de las Reliquias y en 1666 fue el encargado de cons- truir el túmulo para las honras de Felipe IV. En el año 1682 dio las trazas para los dos colaterales de la capilla de los Reyes. Sendeja, Miguel Gerónimo: maestro pintor que se encargó de la pintura del arco triunfal levantado para el recibimiento del virrey Juan Vicente de Güemes el año 1789. Sevilla, Juan de: maestro de herrero que desde 1767 sería el encargado de to- dos los trabajos de su ofi cio necesarios para la edifi cación de la torre sur y en general para todas las obras que se hicieran en la fábrica de la catedral o depen- dientes de ella. En 1771 se encuentra fabricando la balaustrada de hierro que delimitaría todo el espacio alrededor del presbiterio. En 1778 fabricó un balcón de hierro para el curato del sagrario. Sierra, Diego de la: maestro de cantería que en 1684 se hizo cargo de la direc- ción de la obra de la portada norte de la catedral. En 1685 se encargó de subir y La catedral de Puebla 1156 bajar las campanas de la torre norte para realizar las reparaciones necesarias en ellas. En 1686 dio trazas y modelo para el colateral de San Cristóbal, además de ser nombrado maestro mayor de la catedral, aunque no desempeñaría este car- go hasta 1690. En este año comenzó la adaptación de la antigua sala capitular en parroquia del sagrario, abriendo una puerta hacia la plaza, y en el de 1698 comenzaría la construcción de una sala anexa a éste para baptisterio. Silva, Francisco: maestro ensamblador encargado de elaborar, entre otras pie- zas, las dos puertas del coro y las de la sacristía y la sala capitular. Talavera, José de: maestro carpintero que instaló el arco triunfal para la llega- da del obispo Domingo Pantaleón el año 1743. Talavera, Pablo José: maestro pintor que se encargó de las pinturas del arco triunfal del recibimiento del obispo Domingo Pantaleón en 1743. Tapia, Manuel: ofi cial entallador que en 1646 se hallaba trabajando en el reta- blo de la capilla de los Reyes. Tolsá, Manuel: escultor y “arquitecto” que diseñó el nuevo “ciprés” para el presbiterio de la catedral de Puebla en 1797, dirigiendo personalmente su cons- trucción y fundiendo las piezas más importantes de bronce. Torre, Francisco de la: maestro dorador y estofador que se obligó a terminar el retablo de las Reliquias en el año 1621. Torres, Juan de: ofi cial que en el año 1646 trabajaba en el retablo del altar de los Reyes. Antonio Pedro Molero Sañudo 1157 Vallejo, Miguel: maestro de cantería encargado de fi nalizar la torre del lado sur en el año 1767, terminándola al año siguiente. Vargas Machuca, Mariano: se encargó de la mecánica del sagrario del nuevo baldaquino de la catedral a partir del año 1797. Varrocio Escayola, Vicencio: cantero y escultor que colaboró con el maestro Francisco Gutiérrez en la elaboración de la portada del Perdón. Verdejo, Juan: maestro cerrajero al que se le encargaron en 1648 la fabricación de todos los herrajes necesarios para las cinco puertas de la catedral. Vergara, Pedro de: pintor que participó en la confección de los lienzos de los dos colaterales de la capilla de los Reyes, fi nalizados en el año 1649. Villalpando, Cristóbal de: maestro pintor que entre 1688 y 1689 realizó la pin- tura mural al óleo de la bóveda y las pechinas de la capilla de los Reyes. Villegas, Francisco Javier de: encargado de quitar y poner el monumento de Semana Santa y el tablado para la consagración de los santos óleos desde el año 1782, al menos hasta el de 1787. Vitoria, Cristóbal de: maestro dorador encargado en el año 1648 del dorado del tabernáculo del presbiterio. Vizcaíno, Juan de: maestro de cantería enviado por el virrey Mendoza para dar trazas para la construcción de la catedral vieja en enero de 1536. Yrazábal, Pedro de: cantero que en 1603 se encuentra realizando diferentes piezas de cantería para la catedral nueva. La catedral de Puebla 1158 Antonio Pedro Molero Sañudo 1159 12.3. Índice de documentos Documento nº 1 Cédula real pidiendo información sobre el estado de la catedral vieja de Puebla y lo necesario para su reparación. Documento nº 2 Petición del cabildo de la catedral de Puebla para poder agrandar la cate- dral vieja, según una traza del maestro Juan de Alcántara. Documento nº 3 Declaración del maestro mayor de las obras de cantería de la ciudad de México Claudio de Arciniega, acerca del estado de la catedral vieja de Puebla y su posible reparación o edificación de una nueva. Documento nº 4 Declaración del maestro de cantería Diego Hernández, acerca del estado de la catedral vieja de Puebla y su posible reparación o edificación de una nue- va. Documento nº 5 Carta de pago al cantero Pedro de Yrazábal por una serie de piezas de cantería labradas para la catedral nueva de Puebla. Documento nº 6 Condiciones y pregones para el remate de la cantera de la catedral de Pue- bla y entrega de las herramientas necesarias en ella. Documento nº 7 Carta al rey para que se retiren los salarios de los oficiales y obreros de la fábrica parada de la catedral de Puebla, según la çédula real del 22 de agosto de 1629. Documento nº 8 Agustín Hernández de Solís respondiendo, como testigo, a las cuatro pre- guntas pertinentes para elaborar una información sobre el estado de la fábrica de la catedral. La catedral de Puebla 1160 Documento nº 9 Información sobre el estado de la obra de la catedral de Puebla y condicio- nes dadas por el maestro Juan Gómez de Trasmonte para la finalización de la ésta y para la concesión de los destajos necesarios para ello. Documento nº 10 Condiciones dadas por el maestro Juan Gómez de Trasmonte para la cons- trucción del cimborrio de la catedral de Puebla. Documento nº 11 Memoria y escritura de la obra del monumento de Semana Santa realiza- do por el maestro Esteban Gutiérrez de Villaseñor. Documento nº 12 Ordenanzas y trazas dejadas por el obispo Juan de Palafox y Mendoza para la terminación total de la catedral de Puebla antes de su partida para Es- paña. Documento nº 13 Petición para que se llevara a efecto la terminación de la catedral de Pue- bla, paralizándose la obra del sagrario. Documento nº 14 Propuesta del obispo Diego Osorio de Escobar para la finalización de la obra de la catedral y la demolición de la construcción del sagrario. Documento nº 15 Propuesta del obispo Diego de Osorio de Escobar sobre la fábrica del sa- grario. Documento nº 16 Proposición del cabildo de la catedral para que se mandasen arquitectos y obreros mayores que reconocieran la obra del sagrario y su disconformidad con lo propuesto por el obispo Juan de Palafox en su traza. Antonio Pedro Molero Sañudo 1161 Documento nº 17 Auto del obispo Diego Osorio de Escobar ordenando que sean vistas por los maestros de obras de la ciudad de Puebla las trazas vieja y moderna de la catedral, informando sobre el estado de la obra del sagrario. Documento nº 18 Declaración del maestro de arquitectura Diego de Santa María, informan- do sobre el estado de la obra del sagrario. Documento nº 19 Auto por el cual el obispo Diego Osorio de Escobar mandó a los maestros Francisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Carlos García y Diego de Santa María medir la fábrica del sagrario. Documento nº 20 Declaración de los maestros Francisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Car- los García y Diego de Santa María sobre la fábrica del sagrario. Documento nº 21 Testimonio del alguacil mayor Miguel Rodríguez de Guevara y de los Ríos sobre la obra del sagrario. Documento nº 22 Información hecha por los maestros alarifes Françisco Gutiérrez, Carlos García y Llorente Pérez, sobre todo lo que restaba por construir en la catedral y su presupuesto. Documento nº 23 Testimonio del chantre de la catedral Domingo de los Ríos, sobre lo que restaba para la finalización de la obra de la catedral y el estado de la del sagra- rio. Documento nº 24 Declaración de Melchor de los Ríos, mayordomo de la catedral, sobre el estado y obra del sagrario. La catedral de Puebla 1162 Documento nº 25 Autos y pregones para otorgar el remate de la reparación del cimborrio de la catedral. Documento nº 26 Auto para que el maestro mayor de la obra de la catedral, Carlos García Durango, revise el trabajo de hierro realizado por el herrero Diego García de Figueroa para la reparación del cimborrio de la catedral. Documento nº 27 Información sobre la subida a la torre de la campana Santa María. Antonio Pedro Molero Sañudo 1163 13. BIBLIOGRAFÍA 13.1. Bibliografía general 13.1.1. Historia AA. VV., 1951-1952 AA. VV.: Miscelánea americanista: Homenaje a D. Antonio Ballesteros Beretta (1880- 1949), 3 Tomos, CSIC, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid 1951 - 52. AA. VV., 1973 AA. VV.: Libros europeos en la Nueva España a finales del siglo XVI, Franz Steiner Verlag GMBH, Wiesbaden 1973. AA. VV., 1976 AA. 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CUADERNILLO DE PLANOS La catedral de Puebla 1268 Antonio Pedro Molero Sañudo 1269 La catedral de Puebla 1270 Antonio Pedro Molero Sañudo 1271 La catedral de Puebla 1272 Antonio Pedro Molero Sañudo 1273 La catedral de Puebla 1274 Antonio Pedro Molero Sañudo 1275 La catedral de Puebla 1276 Antonio Pedro Molero Sañudo 1277 La catedral de Puebla 1278 Antonio Pedro Molero Sañudo 1279 La catedral de Puebla 1280 Antonio Pedro Molero Sañudo 1281 La catedral de Puebla 1282 Antonio Pedro Molero Sañudo 1283 La catedral de Puebla 1284 Antonio Pedro Molero Sañudo 1285 La catedral de Puebla 1286 Antonio Pedro Molero Sañudo 1287 La catedral de Puebla 1288 Antonio Pedro Molero Sañudo 1289 La catedral de Puebla 1290 Antonio Pedro Molero Sañudo 1291 La catedral de Puebla 1292 Antonio Pedro Molero Sañudo 1293 La catedral de Puebla 1294 Antonio Pedro Molero Sañudo 1295 La catedral de Puebla 1296 Antonio Pedro Molero Sañudo 1297 La catedral de Puebla 1298 Antonio Pedro Molero Sañudo 1299 La catedral de Puebla 1300 Antonio Pedro Molero Sañudo 1301 La catedral de Puebla 1302 Antonio Pedro Molero Sañudo 1303 La catedral de Puebla 1304 Antonio Pedro Molero Sañudo 1305 La catedral de Puebla 1306 Antonio Pedro Molero Sañudo 1307 La catedral de Puebla 1308 Antonio Pedro Molero Sañudo 1309 La catedral de Puebla 1310 Antonio Pedro Molero Sañudo 1311 La catedral de Puebla 1312 Antonio Pedro Molero Sañudo 1313 La catedral de Puebla 1314 Antonio Pedro Molero Sañudo 1315 La catedral de Puebla 1316 Antonio Pedro Molero Sañudo 1317 La catedral de Puebla 1318 Antonio Pedro Molero Sañudo 1319 La catedral de Puebla 1320 Antonio Pedro Molero Sañudo 1321 La catedral de Puebla 1322 Antonio Pedro Molero Sañudo 1323 La catedral de Puebla 1324 Antonio Pedro Molero Sañudo 1325 La catedral de Puebla 1326 Antonio Pedro Molero Sañudo 1327 15. CUADERNILLO DE DOCUMENTOS La catedral de Puebla 1328 Antonio Pedro Molero Sañudo 1329 Documento nº 1 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 22 v - 23 r, 28 de abril de 1561. Cédula real pidiendo información sobre el estado de la catedral vieja de Puebla y lo necesario para su reparación. Cédula Real El Rey Nuestro visorrey de la Nueva España y presidente de la audiencia rreal, que en ella rreside, Yñigo López de Mondragón, en nombre del obispo, deán y cavildo de la yglesia catredal de la provincia de Taxcala, me a hecho rrazón que la dicha yglesia tiene muncha neçesidad de hazerse desde los çimientos, porque la que agora ay no es sufiçiente para administrar en ella el culto devino, porque la madera que tiene está podrida, y las paredes abiertas, y los pilares muy peligrosos, y cubierta de paja, como todo ello dixo que constava y paresçia por çiertas ynformaçiones de que ante nos, en el nuestro consejo de las Yndias por su parte hizo presentaçión, suplicándome que atenta a la nesçesidad que la dicha yglesia tenía de hazerse y a su pobreza, le hiziese merced y limosna de alguna cantidad, para con que se pudiese hazer desde los çimientos o como la mi merced fuese, y porque yo quiero ser ynformado del estado en que la dicha yglesia está al presente y de la nesçesidad que ay de hazerse, y de lo que sea menester para rrepararla, y con que tanto se acabaría o que sería bien hazerle merced para ayuda a su hedifiçio, vos mando que hagáis ynformaçión bastante cerca dello y la enbiéys ante nos, al nuestro consejo de las Yndias juntamente con vuestro paresçer de lo que conbenía hazerse, para que vista se provea lo que conbenga, fecha en Toledo a veynte y ocho de abrill de mill e quinientos y sesenta y un años, yo el rrey, por mandado de su magestad, Francisco de Zaso. Y así presentada dicha petiçión, poder, çédula de su magestad, que de suso La catedral de Puebla 1330 se haze minsión, el dicho señor vieorrey la obedeçió en forma, con devido acatamiento y en quanto al cumplimiento dixo, que se rrecibiría ynformaçión sobre lo convenido en la dicha rreal çédula, como su magestad lo manda, y se enbiará a su rreal consejo con el paresçer de su señoría, y así lo proveyó y firmó de su nombre, don Luis de Velasco, pasó ante mí, Antonio de Turcios. Antonio Pedro Molero Sañudo 1331 La catedral de Puebla 1332 Antonio Pedro Molero Sañudo 1333 Documento nº 2 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 35 r - 36 r, 6 de diciembre de 1563. Petición del cabildo de la catedral de Puebla para poder agrandar la catedral vieja, según una traza del maestro Juan de Alcántara. Petición Muy ilustrísimo señor Don Alonso Pérez, chantre de Tlaxcala, en nombre de la yglesia, deán y cabildo del dicho obispado, digo que por el año de cinquenta e cinco se presentó en esta dicha çibdad una çédula rreal, dirigida al presidente e oydores de ella, sobre el acabar la obra de la dicha yglesia, y de cómo se avía de rrepartir la costa de ella, y vista se obedeció, e después en fin del año pasado de sesenta e dos, se proveyó que por entonces se librasen seis mill ducados para el dicho efeto, y de probeyerlo se rremitió a vuestra señoría ilustrísima, e pidiéndose por parte de la dicha yglesia la librança dello, se mandaron resivir las traças vieja e nueva para que vistas se mandase dar la librança, las quales son éstas dichas; ante vuestra señoría hago constataçión para que el edifiçio que asta agora está con traça vieja es syn fundamento ny horden, por ser de tierra muerta e syn mezcla de cal, y estar a mucho rriesgo de se caher, por estar como está la obra abierta por muchas partes, e tan angosta y pequeña que tiene neçesidad de se ensanchar e alargar, por ser como de tres naves claras e le faltan las dos hornazinas que se an de mandar hazer por anbos lados, con las quales la yglesia se ensanchara e proporcionara, y el hedifiçio que está fecho se fortaleçera, a vuestra señoría ilustrísima suplico en nombre de la dicha yglesia, obispo, deán e cabildo della, mande ver las dichas traças y probeyéseme de la librança de los dichos seis mill ducados en cada un año para el dicho efeto, La catedral de Puebla 1334 como por vuestra señoría está mandado, y en ello la dicha yglesia rrecibirá limosna y nosotros mercedes, chantre de Tlaxcala. Presentada la dicha petiçión por los dichos señores presidente y oydores, vista, dixeron: que mandaban e mandaron que se trayga la traça vieja e nueba de la dicha yglesia y el rreparo que será bastante, con el pareçer de Juan de Alcántara, maestro de cantería, para que visto se provea lo que conbenga, Antonio de Turçios. En la la çibdad de México de la Nueba España, a seis días del mes de dizienbre de mill e quynientos y sesenta e quatro años, yo Gonzalo de Nájera Tomiño, en la dicha rreal abdiençia fue notyficado el auto antes dicho a Juan de Alcántara, maestro de cantería, e aviéndolo entendido dijo: que el tiene dado su pareçer en rrazón desto con el obispo, deán y cabildo del obispado de Tlaxcala, y lo que en él se contiene y conviene para acabar la obra y hedifiçio de la yglesia catredal del obispado de Taxcala, e ensancharla y alargarla con las dos naves hornazinas que le faltan de los lados que no las tiene, y alargarla con la capilla mayor que asimismo le falta, porque para se poder dezir, e llamar, y ser, yglesia catedral a de tener las dichas dos naves hornazinas e capilla mayor que le falta agora, lo qual se deve haser y es muy nesçesario, para el ensanchar, y alargar, y proporçionar, la dicha yglesia a la traça nueva que agora está fecha, de más que las paredes que agora tiene con que se cierran las naves claras son de rruin mezcla y están en rriesgo de caherse, y arrimadas dellas se fortaleçerán con la obra de las capillas hornazinas que se an de hazer para acabar la dicha yglesia, y ésto dixo: que con pareçer y el que con su leal saber y entender conviene seguir para acabar la obra y hedifiçio de la dicha yglesia y que de como convenga y así lo juró a dios y a Santa María y a las palabras de los santos evangelistas, por la señal de la santa cruz que hizo con los dedos de sus manos, e lo firmó de su nombre; testigos: Melchor de Padilla e Gonçalo de Molina e Claudio de Arziniega, vezinos desta çibdad, Juan de Alcántara, pasó ante mí, Gonzalo de Nájera Tomiño. Antonio Pedro Molero Sañudo 1335 La catedral de Puebla 1336 Antonio Pedro Molero Sañudo 1337 La catedral de Puebla 1338 Documento nº 3 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 23 r - 24 r, 5 de febrero de 1564. Declaración del maestro mayor de las obras de cantería de la ciudad de México Claudio de Arciniega, acerca del estado de la catedral vieja de Puebla y su posible reparación o edificación de una nueva. Testigo En la ciudad de México a çinco días del mes de febrero de mill e quinientos y sesenta y quatro años, el dicho señor visorrey, en cumplimiento de lo por su magestad proveydo por la dicha rreal çédula, mandó a mí, Antonio de Turçios, escrivano mayor de la rreal audiencia y governaçión desta Nueva España, que rreçiba ynformaçión bastante con personas de yspirençia e que tengan notiçia de lo contenydo en la dicha rreal çédula, para la enbiar con su paresçer a su magestad, para lo qual en este dicho día, mes y año susodicho fue rreçevido juramento por diod y por Santa María, y por la señal de la cruz, según forma de derecho, de Claudio de Arciniega, maestro mayor de las obras de cantería desta çiudad de México, como persona de yspirençia en semejente negoçio, el qual aviendo jurado por dios y por Santa María, y por la señal de la cruz, según forma de derecho, y siendo preguntado por lo contenido en la rreal çédula de su magestad, dixo: que este testigo tiene notiçia de la yglesia catredal de la çiudad de los Ángeles de tienpo de diez años a esta parte, y que abrá seys años que la dexó de ver, poco más o menos, y que el estado en que estava quando este testigo la vido hera acavada de cubrir de paja, sobre una armadura tosca que para ello se hizo, por descargar la pesadunbre de la tierra que estava en los tapancos sobre las vigas con que está cubierto el cuerpo de la yglesia y por quitar las goteras que an podrido muncha parte de las maderas; y los daños que entonçes vido en la dicha yglesia heran que detrás del coro de Antonio Pedro Molero Sañudo 1339 los canónigos tenía dos pilares, de los que sustentan la yglesia, rreventados y abiertos, y mal acondiçionados, y en la pared del costado que cae a la vanda del mediodía, hazia los pies de la yglesia, tenía dos averturas que deçienden de lo alto hasta lo bajo, y miró las paredes que son de ruin mescla que a causa de tener poca cal, se a convertido la que tenía en tierra, y los çimientos no save este testigo que tales son, porque no los bido, y que estas dificultades son las que tenía al tiempo que este testigo bido la dicha yglesia, y después acá no save este testigo lo que se a fecho en ella, y que la traça y forma della no bale nada porque es pequeña y mal hordenada para yglesia mayor y tan prinçipal, y sobre los pilares lleva unas planchas de madera sobre que cargan las vigas con que está enmaderada y cubierta la dicha yglesia, y es obra tosca y muy humilde para donde se selebra el culto divino; y es el paresçer deste testigo que lo que se a de gastar fuese en hazer yglesia comoda y como conbiene, pues ay suelo para hazer parte della sin tocar en la que está hecha de presente, y con lo que se hiziese de nuevo avía yglesia donde se meter, para derribar la dicha y dar lugar para hazerla y acavarla, y dize este testigo que se hará más obra en la dicha çiudad de los Ángeles con seys mill ducados cada año que en otra parte con veynte mill, por el gran aparejo que allí ay de todo jénero de piedra, cal y arena, y los fundamentos buenos y muy çerca, y munchos ofiçiales de los naturales, y este edifiçio por ser en la parte que se le pareçe a este testigo se podrá acavar en doze o quinze años. Preguntado que con cantidad de pesos de oro se podría acavar y rreparar la dicha yglesia, o que será bien que su magestad hiziese merced para el hedifiçio della, dixo: que conforme a lo que tiene declarado se podrán gastar en la dicha yglesia nueva seys mill ducados de Castilla cada año, en doze o quinze años, porque en este tiempo se acavaría por los grandes aparejos que ay en auqella comarca, y que hasta en esta cantidad será muy bien enpleada y nesçesaria qualquiera merced que su magestad fuese servido hazer para el dicho efeto, y que en quanto a lo que costará el rreparo le paresçe a este testigo, como persona que lo entiende La catedral de Puebla 1340 que se rrepararía lo que vido con dos mill ducados de Castilla, no enbargante, que sería escusado el dicho rreparo porque por una parte sería rreparada la dicha yglesia y por otra se caería por ser la obra della de la calidad que tiene declarada, y quedar la dicha yglesia no bastante y de ruin forma, y que se rresume y da por su paresçer que conbiene que se haga de nuevo y no se gaste en rreparo cosa alguna, más de solo para entretenerla mientras otra se haga, y que ésto es lo que save y es la verdad, y firmolo de su nombre, Claudio de Arziniega, pasó ante mí, Antonio de Turçios. Antonio Pedro Molero Sañudo 1341 La catedral de Puebla 1342 Antonio Pedro Molero Sañudo 1343 La catedral de Puebla 1344 Documento nº 4 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 24 r - 25 r, 6 de febrero de 1564. Declaración del maestro de cantería Diego Hernández, acerca del estado de la catedral vieja de Puebla y su posible reparación o edificación de una nueva. Testigo Después de susodicho, en la çiudad de México, a seys días del mes de febrero de mill e quinientos y sesenta y quatro años, para la dicha ynformaçión se rresçibió juramento, por dios y por Santa María y por la señal de la cruz, según derecho, de Diego Hernández, maestro de cantería, vezino desta çiudad, y siendo preguntado por el tenor de la dicha rreal çédula de su magestad, dixo: que este testigo tiene notiçia de la dicha yglesia de la çiudad de los Ángeles de más de quinze años a esta parte, y que abrá quatro años poco más o menos que la bido, y que al tiempo que la bio, halló estaba dicha yglesia, de más de ser de ruin traça y forma, toda apuntalada y hendidos los pilares que la sustienen, y la madera podrida, y los pilares maltratados, como labrados de yndios y antiguamente, y que las paredes son de rruyn mescla, porque a causa de tener poca cal se a conbertido la que tenía en tierra, por lo qual le pareçe a este testigo que qualquier rreparo que en ella se haga será gastar dineros y aprovechar poco, para que la dicha yglesia sea perpetua y como conbiene, porque en semejantes rreparos se gastan muncho y queda la yglesia rremendada, de más de lo qual la dicha yglesia que al presente está fecha, aunque con los rreparos que se le hiziesen quedase fixa; tiene mala traça y forma, y es pequeña y angosta, para la çiudad de los Ángeles que cada día va en creçimiento, porque quando se hizo no avía de quatro partes la una e que así será cosa neçesaria que se haga de nuevo, y que en el entretanto que otra se haga nueva será muncho poder Antonio Pedro Molero Sañudo 1345 pasar con la que ay, y esto a poder de munchos rreparos; preguntado que con qué cantidad de pesos de oro se podría rreparar y acavar la dicha yglesia, y que sería bien que su magestad hiziese merced para el dicho hedifiçio, dixo: que para rreparar la dicha yglesia durante que se hiziese otra nueva, serán menester dos mill pesos cada año, y para hazer otra nueva seys mill ducados en cada año, por veynte años, tres más o menos, y questo le pareçe porque con çinco mil ducados se haría más obra en la dicha çiudad de los Ángeles que con veynte mil en esta çiudad de México, por tener muy buen çimiento y sacállos a poca costa, y munchos materiales baratos de cal, y piedra, y arena, y buena comarca de jente al rrededor, y que conforme a ésto qualquiera merced que su magestad sea servido de hazer para este hefeto, será muy bien enpleada y nesçesaria, y que ésto es lo que save y le pareçe para el juramento que hizo, y no le ba yntereses en esta causa, y firmolo de su nombre, Diego Hernández, pasó ante mí, Antonio de Turçios. La catedral de Puebla 1346 Antonio Pedro Molero Sañudo 1347 La catedral de Puebla 1348 Antonio Pedro Molero Sañudo 1349 Documento nº 5 Relación de las piezas de cantería labradas por Pedro de Yrazábal con una descripción precisa del lugar que iban a ocupar en la obra. ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 02, Legajo nº 4 Cª 1 nº 3, 1603, F 70 r - 73 r. Carta de pago al cantero Pedro de Yrazábal por una serie de piezas de cantería labradas para la catedral nueva de Puebla. (Al margen) A Pedro de Yraçaval cantero, 202 En el dicho libro a fojas çiento y quarenta y tres y çiento y quarenta y quatro está una carta de pago de Pedro de Yrazabal de onze de febrero que por ser ymportante se saca a la letra que es como se sigue. En la ciudad de los Ánjeles en onze días del mes de febrero de mill y seyscientos y tres años, ante mí el escrivano y testigos, parezió Pedro de Yraçaval, cantero, vezino desta çiudad, a quien doy fee que conozco, y confessó haver recibido del contador Juan de Burboa Guebara, obrero mayor que a sido de la dicha obra catredal que por mandado de su magestad se haze en esta çiudad, mill y ochenta y seys pesos de oro común por las pieças de piedra de cantería que labró para la dicha obra, de los jéneros y precios siguientes. Ocho traspilares que están asidos con los rrincones de las ympostas de las capillas ornazinas de la dicha yglesia en las entradas de dichas capillas, en la mano derecha como se entra por los pies della, a cinco pesos cada ttraspilar. Yten dos hiladas de los pilares torales que están asentadas, una sobre otra, en el sétimo pilar en la mano yzquierda, sobre catorze hiladas quel pilar tenía, que con estas dos hacen diez y seys que a sien pesos hilada montan duzientos pesos del dicho oro. (al margen) 200 pesos Yten quatro piedras rredondas grandes de medias muestras a veynte pesos cada una, que están asentadas en las capillas ornaçinas de mano derecha, entrando por los pies de la yglesia hasta el crucero que enparejan al pesso de las ympostas. La catedral de Puebla 1350 Yten quatro traspilares sueltos de los chicos, que los tres dellos están oy día por asentar, y el uno se asentó en el ángulo de los traspilares de los pies desta yglesia a mano yzquierda, que a cinco pesos cada uno montan veynte pesos. Yten una hilada de los pilares torales questá asentada en el segundo pilar de mano yzquierda, sobre catorze hiladas que el pilar tenía en preçio de cien pesos de oro común, conforme al conçierto. Otra hilada de toral questá asentada en el terçero pilar de la mano yzquierda, sobre doze pilares [sic hiladas] que el dicho pilar tenía en el dicho preçio de oro común. Otra hilada que se asentó en el quarto pilar de la mano yzquierda, sobre doze que tenía el dicho pilar, en el dicho precio de cien pesos. Otra hilada en el quinto pilar de la mano yzquierda que se asentó, sobre onze que tenía el dicho pilar, en el dicho preçio de cien pesos. Yten otras dos hiladas que labró y se asentaron en el segundo pilar de la dicha mano yzquierda, una sobre otra, sobre diez hiladas que el dicho pilar tenía, en el dicho preçio. Otra hilada que se asentó en el segundo pilar de la mano derecha, sobre catorze hiladas, en el dicho preçio de cien pesos. Yten en onze pasos de los caracoles del usillo, que los ocho dellos están por asentar en lo alto del caracol de mano yzquierda, a seys pesos cada uno y montan sesenta y seys pesos. Todo montan mill y ciento y seys pesos del dicho oro común, de los quales se le rrebajen y bajan veynte pesos, por haver costeado la dicha obra el asento de las dichas pieças, y limpiádose y rreparádose de algunos pedaços que fue nezesario anidir de que tenía obligación a hazerlo el dicho Pedro de Yraçabal, y con esto quedan líquidos los dichos mill y ochenta y seys pesos, de los quales confiessa haver recibido en reales de plata de mano del dicho contador Juan de Burboa Guevara quinientos y quatro pesos en reales, para sacar de la cárcel a [borroso “Antón”] negro, su esclavo, su offiçial cantero que asistía con él, en la Antonio Pedro Molero Sañudo 1351 dicha obra en labrar la obra de cantería contenidas en esta carta de pago, y las ympostas del destajo y asiento que hizo con el licenciado Temiño, obrero mayor que fue de la dicha obra, y estos dichos quinientos y quatro pesos son por quenta del dicho contador, y los quinientos y ochenta y dos pesos rrestantes, cunplimiento a los dichos mill y ochenta y seys pesos, declara que con ellos haze paga esta dicha obra a cuenta de las escrituras que contra el dicho Pedro de Yraçaval tenía Pedro de Ubiña, obrero mayor que fue de la dicha obra, que las dio en descargo en la quenta que le tomó el licenciado Temiño, que la una es de mill pesos del dicho oro, su fecha en esta ciudad a nueve de agosto de mill y quinientos y noventa y seys años, y la otra que está a las espaldas della de quatrocientos y setenta y un pesos y un tomín fue fecho en veynte y dos de otubre del dicho año, rrefrendadas hambas de Juan Felipe, escrivano de su magestad, y en la manera que dé a el dicho Pedro de Yrazábal, cantero, confessó estar pagado de los dichos mill y ochenta y seys pesos que montó la obra que se contiene en esta carta de pago, y dellos se dio por entregado a su voluntad, y rrenunció la execución de la pecunia, y leyes de la prueba, y paga, como en ellas se contiene, y otorgó carta de pago en forma, y lo firmó de su nombre, y estando presente Antonio Ortiz del Castillo, maestro mayor de la dicha obra, y Gerónimo Hernández, aparejador, y Agustín García Aliende que asimismo a sido aparejador, juraron a dios y a la cruz en forma de derecho, quel dicho Pedro de Yraçaval a fecho la obra que ba declarada, y se asentó en la [borrón], que ba rreferido, y está labrado todo ello conforme esta buena obra, y ser el preçio que le a costado a la dicha obra el asentar los veynte pesos que se le descontaron, y lo firmaron testigos Alonsso Román y Ernando Díaz y Juan Díaz, vezinos desta ciudad, Antonio Ortiz del Castillo, Gerónimo Hernández, Agustín García Aliende, Pedro de Yraçaval, ante mí Niculás Hernández de la Fuente, escrivano de su magestad. Por manera que conforme a esto, el dicho Pedro de Yraçaval queda a dever a la dicha obra ciento y quarenta y siete pesos y seys tomines de rresto de La catedral de Puebla 1352 lo que devía a el licenciado Temiño, y trecientos y ochenta y nueve pesos y un tomín de rresto de los mill y quatroçientos y setenta y un pesos y un tomín que devía a Pedro de Ubiña, en virtud de dos escrituras que dio por descargo, en las quentas que se le tomaron, una de cuantía de mill pesos y otra de quatroçientos y setenta y un pesos y un tomín, de suerte que hanbos rrestos montan quinientos y ttreynta y seys pesos y siete tomines, y estos quedan líquidamente por bienes desta dicha obra que los deve el dicho Pedro de Yrazábal y no de otra cosa alguna. Antonio Pedro Molero Sañudo 1353 La catedral de Puebla 1354 Antonio Pedro Molero Sañudo 1355 La catedral de Puebla 1356 Antonio Pedro Molero Sañudo 1357 Documento nº 6 Condiciones del remate de la cantera de la ciudad de los Ángeles ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1, nº 1, 1603, F Portada - 17 v. Condiciones y pregones para el remate de la cantera de la catedral de Puebla y entrega de las herramientas necesarias en ella. Resçiví, señor, una carta, y juntamente con ella las condiciones de la postura para el rremate que al presente se ha de hacer de la piedra de cantería para la obra de la yglesia de essa çiudad, la qual he visto, y haviendo considerado las condiçiones della, e tenido por conveniente mudarla, y que en su lugar se ponga la güena en papel aparte con este mismo número y rrubricada de mi señal, y que por tiempo de 30 días se trayga en pregón el remate de la saca y traýda de la piedra contenida en este capítulo que son myll çinquenta carretadas, las 600 de cantería y las 450 de mampostería, y haréys aperçibir el rremate para el día que se cumplieren entre las dies y las onse, aperçiviendo que en la postura que estuviere hecha quando diere las onse se a de rrematar, y haviéndolas dado, suspenderé yo el rremate para de allí a dies días, y ordenaréys que durante ellos ande en pregón la última postura que estuviere echa aquella ora, y daréysme en este tiempo quenta del estado que tuviere, embiándome dos traslados de las condiçiones de las posturas, para que quede el uno en mi poder y el otro se os buelva con la orden que se dava seguir, adbertiendo mucho que no se a de admitir postura de hierno, cuñado, ni pariente del aparejador de la dicha obra por los fraudes que podrían recreçer si se rematase en alguno dellos, y en lo que toca a lo que preguntáys, a si aviéndose sacado en pregón la dicha cantera los 30 días no huviese persona en quien se remate, si la ponéys para que la administre, no concies hazerlo de ninguna manera, y de vuestro cuydado espero haréys en esto lo que de vos confío, guárdeos dios, Mexico 4 de octubre 1603. La catedral de Puebla 1358 En la ciudad de los Ángeles de la Nueva España, en beynte y dos días del mes de noviembre de mill y seisçientos y tres años, Josephe de Bañuelos, obrero mayor de la obra de la cathedral que por mandado de su magestad se haze en esta çiudad, mandó que conforme a la carta del excelentísimo marqués de Montesclaros, virrey desta Nueva España, desta otra parte contratada, se trayga en pregón el abasto de la piedra de cantería y mampostería neçessaria en cada un año para el hedificio de la dicha obra, advirtiendo que se an de dar en cada un año seisçientas carretadas de piedra gruesa de cantería y quatroçientas y çinquenta de mampostería entregadas del cercado adentro de la dicha obra, y que la persona en quien se hiziere el rremate a de guardar y cumplir las condiçiones que refiere la dicha carta que están firmadas del dicho obrero mayor y de Antonio Ortiz del Castillo, maestro mayor, y de Gerónimo Hernández, aparejador de la dicha obra, y la condiçión beinte y seis que esta rrubricada y señalada con la rrúbrica del dicho señor bisorrey que todo está en este quaderno, y ande en pregón treinta días primeros siguientes, y las posturas que se hizieren por qualesquier personas se rreçiban por mí el escrivano, assí en la saca de la piedra como en los acarretos della, para que en fin de los dichos treinta pregones, vistas las posturas que se hizieren, se provea acerca dello lo que convenga, y assí lo proveyó y mandó, y que se aperçiba devidamente para el día último de los treinta pregones a la ora de las onze de mediodía. Condisiones que an de guardar y cunplir la persona o personas que se obligaren a sacar la piedra de cantería y mampostería para la obra de la yglesia catredal que por su magestad çe manda hazer en esta siudad de los Ángeles, la qual cantería y mampostería se a de sacar de la cantera de su magestad ques del cerro que dizen de San Francisco, las quales condisiones çon las que se sigen, y es declarasión que an de sacar la piedra de cantería y mampostería del costado de mano derecha como se entra a la dicha cantera, porque lo demas está peligroso. Antonio Pedro Molero Sañudo 1359 1.- Primeramente: es condisión que la persona que tomare a su cargo el sacar de la cantera la piedra de cantería para capiteles de los pilares torales y medias muestras, an de tener de alto dos pies y medio de bara de medir francos y de ancho cada piesa de capitel una bara de medir franca, y de largo cada una piesa quatro pies de bara de medir, y en cada media muestra entran dos piesas de las medidas referidas en esta condisión, y an de benir cortadas a sus cortes y lebantes conforme a buena obra y como le conbiene. 2.- Yten las piesas de los traspilares que acompañan estos capiteles an de tener de largo quatro pies de bara y de alto dos pies y medio francos, como arriba se declara, y de grueso an de tener estos traspilares media bara y una parte más de un deziseisabo de bara de medir para que alcansen al buelo de la moldura. 3.- Yten es condisión que an de sacar las piesas de los arcos de las entradas de las capillas ornezinas, que tenga cada piesa dellas bara y ochaba de medir de largo, y de ancho por la cabesa de arriba a de tener dos tersias y una ochaba más de bara de medir, y por la dobela de la cabesa de abajo a de tener dos tersias de bara de medir, y de grueso a de tener media bara y un dozabo más de bara de medir, y esto se a de entender de las piesas anchas de las que lleban tres piesas en hilada, y de las piesas que lleban quatro en hilada an de tener el mismo largo que las demás desta condisión y de grueso de media bara franca. 4.- Yten es condisión que a de sacar los rrincones para las medias muestras, que an de tener cada una de largo bara y quarta, y de lecho dos pies y medio de bara de medir, y de alto dos tersias y un treintaydozabo más de bara de medir. 5.- Yten es condisión que a de sacar para las dichas medias muestras cada piesa de rredondillas que tenga de largo bara y cuarta, y de lecho dos tersias y un dozabo mas de bara de medir, y de grueso dos tersias y un treintaydozabo más de bara de medir. 6.- Yten es condisión que las piesas de las piedras de rredondas enteras de medias muestras, y las de rrincones grandes para los pilares torales, y las rredondillas y traspilares, an de ser todas conforme los contramoldes, y en La catedral de Puebla 1360 el alto an de ser conforme las galgas que hasta aquí se an sacado y tiene en su poder la persona en quien se abía rrematado los años antes el sacar de la piedra, que fue en Pedro de Irasabal, vezino desta siudad, el qual a de bolber a entregar a la obra los dichos contramoldes y galgas con que se a de sacar la piedra que declara esta condisión. 7.- Yten es condisión que a de sacar las piesas y piedras de cantería que fueren menester para las portadas del cabildo y sacristía de prebendados, que tenga cada una de largo de quatro pies de bara de medir, y de lecho de dos pies y medio, y de alto de media bara y un deziseisabo más de la media bara de medir. 8.- Yten es condisión que a de sacar las piesas y piedras de cantería que fueren menester para el bentanaje de todas las capillas ornezinas, que tengan cada una de largo de una bara de medir, y de lecho de dos tersias francas, y de alto de poco más de media bara, porque después de labradas queden de altura de media bara de medir. 9.- Yten es condisión que a de sacar todas las piesas y piedras de cantería con que se an de labrar las cornijas de los frontespiçios de los encazamentos de las capillas ornezinas; que cada piesa tenga de largo de quatro pies y de ancho una bara de medir, y de alto de dos tersias, antes más que menos. 10.- Yten es condisión que an de sacar toda la sillarería de cantería que fuere menester, que tenga cada sillar una bara y de lecho de media bara franca, y de alto an de tener media bara y más un deziseisabo de bara de medir de alto. 11.- Yten es condisión que a de sacar los pasos de cantería para los quatro caracoles y huzillos de la obra, que tengan el largo y ancho an de ser lo que tiene el contramolde que an tenido en la cantera, y en el alto an de ser de una buena tersia, para que después de labrados salgan linpios y enteros y no desportillados. 12.- Yten es condisión que para rresibir por carretadas la piedra de cantería y manpostería, así para la persona que la sacare como para el que la carreteare, Antonio Pedro Molero Sañudo 1361 ban en estas condisiones declaradas como se a de entender lo que a de estar obligado a dar en carretada, el que la sacare en la cantera, y dalla puesta a su costa en cargadero, y aiudarla a cargar en las carretas, y el que la carreteare sepa que a de traer en carretada lo mismo quel que la sacó, y el carretero que se obligare a carretealla la tiene de traer desde la cantera y cargadero, y metella del sercado de la obra adentro, y descargalla delante del taller de la dicha obra, donde le dijere el aparejador de la obra quia declarasión de lo que se entiende ser carretada es la que se sige. 13.- Primeramente: es carretada entera, una piedra rredonda de las grandes de los pilares torales que toman cada media muestra. 14.- Es carretada entera una piedra grande de rrincones. 15.- Es carretada entera dos piedras que llamamos rredondillas. 16.- Es carretada entera dos traspilares. 17.- Es carretada entera dos piesas de arcos de las entradas de las capillas ornezinas. 18.- Es carretada entera dos pasos de los caracoles. 19.- Es carretada entera tres baras de medir de piedra de sillares. 20.- Es carretada entera dos piesas de piedra de las que an de sacar para las portadas de sacristía y cabildo de prebendados. 21.- Es carretada entera dos piesas de cantería de las que an de sacar para el bentanaje de las capillas ornezinas. 22.- Es carretada, digo tres piesasas de las cornijas de los frontespisios de los encajamentos de las capillas ornezinas, que se an de sacar según en sus medidas ban declaradas; se entiende que las dichas tres piesas son dos carretadas enteras. 23.- Yten el cajón con que an de carretear la piedra de mampostería; para ser carretada entera a de tener dos baras de medir de largo francas, por de dentro de güeco, y bara y tersia franca de ancho, y desde la has de las tablas del lecho de la carreta arriba a de tener de alto una tersia de bara de medir en La catedral de Puebla 1362 contorno por los largos y frentes de dicho cajón, y a de benir el cajón lleno de piedra manpostería con mediano colmo, y deste modo se an de rresibir para ser carretada entera, así para el que las sacare, como para el que la trajere en las carretas. 24.- Yten es condisión y declarasión que la persona que se obligare a sacar la piedra de cantería, no a de enviar a la a obra ninguna piesa de cantería ni sillares contra sus cortes, ni bengan basantes, ni tirantes, ni faltas de sus lechos, que todas an de benir conforme ban declarados en sus capítulos de condisiones, y conforme los contramoldes y galgas que se an de entregar por maestro y aparejador, ni […], ni dura en demazía porque no se le rresibira. 25.- Yten es condisión que del sercado adentro de la obra desta catredal, se le an de entregar al aparejador della todas las carretadas de piedra de todos jéneros, para que las mida y rrequiera con los contramoldes y galgas, como persona que las a de mandar labrar cada coza para donde conbiene, según la orden que tubiere del maestro maior. 26.- [está tachada toda la condición] Y es declarasión y condisión que si cada piesa de cantería de las declaradas en estas condisiones no tubieren el lecho, ni alto, ni largo, conforme a los contramoldes y galgas, o biniesen contra su corte, el aparejador y maestro los an de rresibir por sillares y dellos medilles las tres baras por carretada, y todas las piedras que así diere el aparejador en su quenta, que a de tener por faltas y conbertidas en baras por sillares, con solo que lo jure en su consensia ante el obrero y escribano de la obra a de pasar por ello el que sacare la piedra y fuere a su cargo, y asimesmo a de dar la quenta el dicho aparejador de todas las carretadas de piedra de cantería y manpostería que del sercado adentro de la obra se metieren, teniendo el aparejador libro con día, mes y año, para que por su quenta y rrazón del libro, y de una traza que la media della tenga el que sacare la piedra, y la otra media traza el aparejador, para que por la traza y la quenta del libro el obrero maior page las carretadas de piedra al que la sacare, y al que las carreteare y trujere a la obra. Antonio Pedro Molero Sañudo 1363 27.- Yten es condisión que la persona que se obligare a sacar la piedra, se a de abligar a dar en cada un año de los que se consertaren, seis sientas carretadas de piedra de cantería, según ban declaradas en estas condisiones, y en cada quatro mezes a de dar duzientas carretadas, y si no las cumpliere en estos quatro mezes de dar las duzientas carretadas de piedra, pueda el obrero mayor quitalle la cantera y poner en ella persona, que a su costa y de sus fiadores, saque la dicha piedra, y lo que más costase del consierto que ubiere hecho en el rremate le pueda ejecutar por ello a él y a sus fiadores como por deuda líquida, y sea creído por su juramento, sin otra prueba ninguna, y sin autoridad de jues ni justisias de su magestad pueda el obrero lansalle fuera de la cantera y poner a su costa persona como esta dicho, y todas bezes que de quatro en quatro mezes no diere las duzientas carretadas de piedra pueda siempre lansalle della. 28.- Yten es condisión que durante el tiempo deste rremate del sacar de la piedra de cantería no pueda bender piedra, ni mampostería, a ninguna persona, ni a ningún conbento desta siudad, pena de que sinquenta pesos por cada carretada que se le aberiguare aberla bendido y dado algun vezino u ofisial desta siudad, y es declarasión que la persona que tomare a sacar la piedra de cantería bendrá cada semana a la obra y se bea con el maestro y aparejador, pues a de benir con los yndios que le an de aiudar, para que le puedan pedir y abizar del jénero de las piedras de cantería que más necesidad tubiere la obra, para que por esta orden andara mas abiada la dicha obra, y es condisión forsoza pena de quel obrero mayor, le dejara de pagar el balor de una carretada de piedra, de cada semana que no se biere con el aparejador u maestro, para conferir lo dicho y abizarle. 29.- Yten es condisión quel obrero mayor ques de la obra, a de ser obligado en nombre de la dicha obra de la yglesia, le a de dar y entregar a la persona en quien se rrematare el sacar de la dicha piedra, beinte y sinco yndios tequichuques en cada semana para que le aiuden a sacar la dicha piedra, y les a de pagar a su La catedral de Puebla 1364 costa a los dichos yndios la persona en quien se hiziere el rremate de sacar la piedra. 30.- Yten es condisión y declarasión que los dichos yndios que se le dieren para trabajar en la cantera no pueda dar, ni quitar del trabajo de la cantera, ni vender por dineros, ni por dádibas, el trabajo de ningún yndio que así le dieren a la persona en quien se rrematare, y por el indio que se le aberiguare aberle dado u vendido el trabajo dél, desde luego le pueda el obrero mayor quitar la cantera y poner a su costa persona que saque la piedra, y por lo que mas costare del consierto y rremate quen el hizo, le pueda jequtar a él y sus fiadores, y sea creído por solo lo que dijere aber gastado más el dicho obrero mayor, y con estas condisiones y declarasiones çe a de hazer el dicho rremate, y con que dentro de tersero día que se hiziere el dicho rremate, a de ser obligado a dar fiansas legas, llanas y abonadas al contento del obrero mayor ques de la dicha obra. 31.- Y es condisión que el obrero mayor de la dicha obra, en nombre della, pagara todas las carretadas de piedra de cantería y manpostería que parecieren, por quenta de la traza entera y libro del aparejador, aberse metido del sercado adentro de la obra, así al que las sacare, según ban declaradas por los capítulos destas condisiones, como a la persona que se obligare al carretaje, a traella de la cantera, a metella del sercado adentro de la dicha obra, les pagare de los marabedís y pesos de oro que son de la obra, traiendo las carretadas por la misma quenta, y rrazón, y medidas que la sacare conforme a la declarasión destas condisiones, y asimesmo a de dar fiansas legas, llanas y abonadas, a contento del obrero mayor, para que cunplirá en el carretear de las carretadas de piedra donde no que a su costa y de sus fiadores, pueda buscar persona y carretas que traigan la dicha piedra de las seis sientas carretadas por año, como se declaran en estas condisiones que se an de dar sacadas por año, y por lo que mas costare del consierto en que se rrematare de cada carretada y el obrero mayor más gastare, le pueda ejecutar a él y sus fiadores, como por Antonio Pedro Molero Sañudo 1365 deuda líquida y sea creído por solo su juramento. [Firman el concierto] Joseph de Bañuelos Caveça de Vaca, Antonio Ortiz del Castillo y Gerónimo Hernández. Capítulo 26 de las condiçiones del rremate que se a de hazer de la piedra de cantería y mampostería para la continuaçión de la obra de la Iglesia Cathedral de Tlaxcala. Es condiçión que si cada pieza de cantería de las declaradas en estas condiçiones no tubiere el lecho, alto y largo conforme los contramoldes y galgas que se an de entregar, por ante el servicio de la dicha obra a la persona en quien se rrematare la saca de la dicha piedra el mismo día que se hiciere el rremate, que para hazerle es justo que tengan presente los contramoldes y galgas de ellos para que los vean los que trataren de encargarse de el rremate de la dicha piedra, pues con esto en ningún tiempo podrán pretender ygnorancia del largo, grueso, y ancho que an de tener las dichas piedras, y es declaración que si la persona en quien se rrematare, embiare a la dicha obra alguna piedra que no sea conforme a las condiçiones del rremate y contramoldes que se le entregaren, el aparejador de la dicha obra las rreciva y ponga por quenta aparte en algun rrincón de la dicha obra, y el obrero mayor embie a llamar a la persona a cuyo cargo estuviere el sacar de la dicha piedra y haga que en su presençia, él y el aparejador de la dicha obra midan con los contramoldes y galgas las dichas piezas sillares, y se le paguen las varas que tuvieren a rraçón de tres baras de sillar por carretada y no por pieças, y las carretadas de piedra que conforme al rremate que de ella se hiçiere, se sacare de la dicha cantera y llevare a la dicha obra, se a de entregar a el aparejador della, por ante el escribano de la dicha obra, en qual asentará en un libro enquadernado que a de tener el dicho aparejador, rrubricadas las ojas dél de la rrúbrica del obrero mayor, las carretadas de piedra que rrecive y del género que son con declaración del día, mes y año en que las rreçive, y el dicho escribano a de firmar la partida en el dicho libro juntamente con el dicho aparejador y dar fee del entrego de ellas, y La catedral de Puebla 1366 en virtud de este rrecado se obligará el obrero mayor a pagar la saca y trayda de las carretadas de piedra, que en la forma susodicha se entregare en la dicha obra a la persona en quien se rrematare y no de otra manera. 1º Pregón En la ciudad de los Ángeles, en beynte y dos días del mes de noviembre de mill y seiscientos y tres años, estando debaxo del portal de la audiençia ordinaria en faz y presençia de mucha gente, por voz de Alonso Franco, pregonero, se pregonó que quien quisiese hazer postura en el abasto de piedra para la obra de la cathedral, que por mandato de su magestad se haze en esta dicha çiudad, y en los acarretos della desde la cantera hasta ponerla del cercado adentro de la dicha obra y taller della, con las condiçiones y capitulaçiones de suso rreferidas y so las penas que en ella se declara, paresçiesse a hazer postura, y se recibiría por quien se a de rrematar en la persona que mas baxa hiciese al fin de treynta pregones, y no huvo persona que hiziosse postura alguna; testigos, el rregidor Alonso de Galeote y Alonso de Aguilar y otros vecinos desta çiudad. En el tercer pregón de fecha 25 de noviembre de 1603 el vecino de la ciudad Antón Martín realiza la primera postura. Continuamos nuestra transcripción del documento a partir de aquí, ya que el segundo pregón no aporta nada nuevo sobre el primero. A partir de aquí incluiremos los pregones que arrojen algún tipo de interés, obviando los reiterativos en los que no se realice ninguna puja o cambio sustancial en el remate. 3º Pregón En la ciudad de los Ángeles, en beinte y çinco días del mes de noviembre de mill y seisçientos y tres años, estando debaxo del portal de la audiencia ordinaria, por voz del Alonso Franco, pregonero, se dio otro pregón del dicho abasto de piedra y a los acarretos della con las dichas condiçiones y no huvo Antonio Pedro Molero Sañudo 1367 persona que hiziesse postura; e luego paresçió Antón Martín, vecino desta çiudad, a quien yo el escrivano doy fee que conosco, y dixo que en cuanto a los acarretos de la dicha piedra de cantería y mampostería hase postura en cada carretada a seis rreales, puesta desde la cantera hasta entregarla en el cercado adentro de la obra de la yglesia, y esto por el año venidero de mill y seisçientos y quatro y no más, con calidad que se le a de dar un yndio teqihuque cada semana, y haziéndosele el rremate conforme a esta postura se obligará en forma al cumplimiento dello y dará fianças, y assí lo dixo e firmó; testigos, Alonso de Aguilar y Francisco Pérez, vezinos desta çiudad. Hasta el sexto pregón del día 28 de noviembre no se recoge una nueva postura hecha, en este caso de Joan Bernal, vecino de la villa de Atlixco. Este mismo nombre aparece escrito en la parte superior de la portada de este legajo. 6º Pregón […] y paresçió Joan Bernal, vezino de la billa de [mutilado ¿Carrión?] de el balle de Atrisco, y hizo postura en el sacar de la dicha piedra de la cantera de la dicha obra con las condiçiones que van en estos autos que le fueron leídas, a tres pesos de oro común cada carretada de piedra gruesa de cantería y a dos rreales y medio la manpostería puesta en cargadero, y ayudarla a cargar en las carretas que por ella fueren, y esto con calidad que se le den adelantados el día del rremate doscientos pesos de oro común a buena cuenta, y los yndios tequeihuques conthenidos en una de las condiçiones cada semana, y haziéndosele el rremate conforme a esta postura por dos años que son el de seisçientos y quatro y el siguiente de seisçientos y çinco dará, en cada uno dellos, las sisçientas carretadas de piedra gruesa y cuatrocientas y çinquenta de mampostería, y se obligará en forma y dará fianças para ello, conforme a las dichas condiçiones que huvo aquí por rrepetidas y sola pena dellas, y lo La catedral de Puebla 1368 firmó de su nombre, siendo testigos, Baltasar Díaz y Thoribio Gómez, vezinos y estantes en esta çiudad. Hasta el último pregón de fecha 2 de enero del año 1604 no hubo ninguna postura que mejorara la anterior. Aquí, además de Antón Martín y Joan Bernal, realizó una nueva oferta a la baja el también vecino de la ciudad Jerónimo Gutiérrez de Huesca. Obviaremos la parte reiterativa del pregón, centrándonos en la que marca diferencia con todo lo anterior. 30 […] y Gerónimo Gutiérrez de Huesca, vezino desta çiudad, hizo baxa en los dichos acarretos y puso el acarreto de cada carretada a çinco rreales y medio, y se le an de dar dos tequeihuques cada semana pagándolos él a su costa, y luego el dicho Antón Martín dixo que hazía, e hizo baxa, e puso cada carretada de los dichos acarretos a çinco rreales dándosele un yndio cada semana y pagándolo él a su costa, y esto por este presente año de mill y seiscientos y quatro, y se declaró la dicha baxa, y se tornó a perçibir que se avía de hazer luego el rremate a la campana de las onze, assí de los dichos acarretos como del abasto de la piedra de cantería y mampostería, [mutilado “...un que”] el dicho pregonero declaró muchas vezes las dichas [mutilado “...sturas”] no huvo quien hiziese mejora alguna, y porque [“esta...” mutilado] en este estado el rrelox dio las onze oras, el dicho obrero mayor mandó suspender y suspendió el dicho rremate para otros diez días adelante, durante los quales se traigan en pregón las dichas posturas, para que si oviere quien quisiese hazer mejora a éstas la haga […] Mientras estas tres posturas hechas hasta ese momento le eran enviadas al virrey para que decidiera entre ellas, se realizarían aún otros diez pregones más por si acaso apareciera alguien más que quisiese pujar en la Antonio Pedro Molero Sañudo 1369 subasta. El primero se hizo el día 3 de enero de 1604 y el último el 15 de este mismo mes, sin que nadie alterara las posturas existentes. El día 22 de enero contestaba el virrey, marqués de Montesclaros, ordenando que se celebraran tres pregones más antes de cerrar el remate. Se esperaba que pudieran hacer alguna postura favorable Pedro Yrazábal que ya había estado al frente de la cantera, y Nicolás de Origuen. Al no producirse ninguna puja más, se remató el abasto de la piedra de cantería y mampostería a Joan Bernal y el acarreto de toda ella a Antón Martín, por un periodo de dos años a partir del día de la fecha, 9 de febrero de 1604. El legajo incluye la entrega de las herramientas necesarias para los trabajos de cantería a Joan Bernal por parte del mayordomo de la catedral Agustín García de Aliende el día 23 de febrero. En la çiudad de los Ángeles en beinte y tres días del mes de febrero de mill y seisçientos y quatro años, ante mi el escrivano e testigos, paresçió Joan Bernal, persona en quien se rremató la cantería de la cathedral desta çiudad, a quien doy fee que conozcó, y rresçivió de mano de Agustín García Aliende mayordomo de la obra della las herramientas siguientes: quinze picos nuevos que pesaron quatro arrobas y ocho libras doze cuñas nuevas que pesaron quatro arrobas y ocho libras una almádana nueva que pesó una arroba y onze libras una barreta grande nueva que pesó quarenta y ocho libras otra almádana nueva que pesó una arroba y seis libras seis barretas que pesaron quatro arrobas y quatro libras dos picos marros que pessaron veinte libras Todo lo qual se pessó en una rromana y se le entregó al dicho Juan Bernal en pressençia de mi el escribano e testigo y usoescripto de que doy fee, el qual lo rrecivió para el servicio de la obra de la dicha cantera en los dos años porque la arrendó y en fin dellos lo bolverá todo tal e tan bueno y del peso que agora se La catedral de Puebla 1370 le entrega so pena que se pueda comprar e mandar hazer y por lo que costare se le pueda executar como por [mutilado] para lo qual obligó a su persona y bienes y dio poder a las justiçias [...] Finalmente este legajo concluye el día 8 de octubre de 1609 con la entrega de las anteriores herramientas al entonces mayordomo de la catedral Joan Zambrano por parte de Juan Navarro, fiador de Joan Bernal ya difunto por esas fechas. La çiudad de los Ángeles a ocho días del mes de otubre de mill y seisçientos y nueve años, ante mí el escrivano y testigo y usoescriptos paresçió Joan Zambrano mayordomo de la obra de la cathedral desta çiudad, a quien doy fee que conozco y rresçivió de mano de Juan Navarro, fiador que fue de Joan Bernal persona que tuvo a cargo la cantera de la dicha obra, que es ya difunto, las herramientas siguientes: quinze picos buenos que pessaron dos arrobas y veinte y una libras catorze cuñas que pessaron quatro arrobas y ocho libras una barreta grande que pessó quarenta y quatro libras otras ocho barretas y media que pesaron seis arrobas y quatro libras dos picos marros que pessaron veinte y çinco libras una almádana que pesó una arroba y tres libras yten unos pedaços de picos y cuñas viejas que pesaron diez y seis libras, digo que pesaron una arroba y por ser fierro viejo se rresçibió por el terçio menos Del qual entrego que hizo el dicho Joan Navarro yo el escrivano doy fee, y el dicho Joan Navarro dixo que de más de la dicha herramienta que assí entrega está en poder de Gerónimo Hernández, aparejador, una almádana que pessa una arroba y ocho libras y dos cuñas buenas que pessan otra arroba y ocho libras, que es de la que tenía en su poder el dicho Joan Bernal, y el dicho Joan Zambrano dixo ser y passar assí, y se da por entregado de la dicha almádana Antonio Pedro Molero Sañudo 1371 y las cuñas, y con esto a entregado la dicha herramienta que se le avía dado al dicho Juan Bernal para el servicio de la dicha cantera, y queda deviendo conforme a lo que se le avía entregado dos arrobas y quatro libras de fierro labrado, y el dicho Juan Navarro como tal fiador dixo que lo entregará, siendo testigos Amador de Umbrías y Gerónimo Hernández y Agustín Hernández y Alonso Pablo, vezinos desta çiudad. La catedral de Puebla 1372 Antonio Pedro Molero Sañudo 1373 La catedral de Puebla 1374 Antonio Pedro Molero Sañudo 1375 La catedral de Puebla 1376 Antonio Pedro Molero Sañudo 1377 La catedral de Puebla 1378 Antonio Pedro Molero Sañudo 1379 La catedral de Puebla 1380 Antonio Pedro Molero Sañudo 1381 La catedral de Puebla 1382 Antonio Pedro Molero Sañudo 1383 La catedral de Puebla 1384 Antonio Pedro Molero Sañudo 1385 La catedral de Puebla 1386 Antonio Pedro Molero Sañudo 1387 La catedral de Puebla 1388 Antonio Pedro Molero Sañudo 1389 La catedral de Puebla 1390 Antonio Pedro Molero Sañudo 1391 Documento nº 7 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 434 r - 434 v, 1631. Carta al rey para que se retiren los salarios de los oficiales y obreros de la fábrica parada de la catedral de Puebla, según la cédula real del 22 de agosto de 1629. 1631 Cavildo eclesiástico de la Puebla de los Ángeles El obispo y cabildo de la santa yglesia de la Puebla de los Ángeles, provincia de Tlaxcala: dice que por çédula de vuestra magestad de 23 de agosto del año de 629, se ordena y manda al birrey de la Nueba España que sin dilaçión alguna se prosiga la obra de la yglesia nueba; y que informe por qué causa ha estado parada tantos años y en que se an gastado los repartimientos que para ella se hiçieron, y que se quiten los salarios a los obreros y offiçiales, y se cobren lo que han llebado el tiempo que a çesado la dicha obra y ellos an estado oçiosos, como consta de la dicha çédula cuya copia presenta; y porque aunque al dicho virrey se le hizo notoria la dicha çédula, no solo no la cumple en haçer que los obreros y offiçiales vuelban lo que ociosamente han llebado y se les quiten los salarios, ni haçer que se prosiga la obra como se manda, más antes enbía nuebos obreros y offçiales sin proseguirse, ni dar orden en ello, y ha más de siete años que çesa, de que se siguen los daños que están representados a vuestra magestad, y se refieren en la dicha çédula, deslustrándose lo labrado y la cantería, y faltando muchos materiales cada día, y se caen los talleres y obradores, demás de que la yglesia vieja es muy pequeña y por nungún caso capaz para los ocncursos solemnes, y más aora con la ocasión de la ynundaçión de México que concurre mucha veçindad, y se está cayendo, apuntalada y tal que en poco tiempo a de ser fuerça desanpararla, y aunque todo el dicho ha La catedral de Puebla 1392 çesado y al presente çesa la dicha obra, no por eso çesa la paga por entero de los salarios de los offiçiales y obreros de ella; ni la paga de los arrendamientos de las casas açesorias a sus ofiçios, y siempre se an cobrado los repartimientos hechos para la dicha obra de quien los devía, de la misma manera que si se trabajara en ella, que todo es de consideraçión; y haviendo ocurrido la parte de la yglesia al alcalde mayor de auqella çiudad que tanbién es obrero mayor, con salario de uno y de otro, y pedido testimonio del estado de la dicha obra para ocurrir al remedio a vuestra magestad, respondió que no havía lugar y que se acuda al virrey a cuyo cargo estava y perteneçe la dicha obra; y sobre todo lo dicho, tomando ocasión el dicho virrey para dilatar y que dure el nombramiento de offiçiales y obreros, haçe pleyto ordinario la execución breve que requiere la dicha çédula de vuestra magestad, y acreçienta nuebos gastos y costas a la yglesia, porque constando como consta por losl libros de la fábrica y obra las perssonas y quantidades de salarios que han llebado, dio comissión y nombró juez a un Marco Antonio de Arfe, que çitando partes y a la yglesia, fulmina pleytos y haçe ynformaçiones con que se dilata el cumplimiento y execuçión de vuestra çédula, tan justa, y que la dilaçión y daño es grande a la rreal hacienda; y pues es cossa çierta que los perlados y obispos de auqella yglesia, como tan interesados en la brevedad de la dicha yglesia y su fin, dispondrán y executarán esta materia sin otros respectos de aprovechar criados y allegados, y con más çelo acudirán; suplica a vuestra magestad sea servido de mandar que se vea y de el remedio más conveniente para que tenga efecto el acabarse la dicha yglesia nueba, y que no çese la obra y se execute y guarde vuestra rreal çédula de 22 de agosto de 1629, cometiéndose a los obispos, o se mande dar sobre çédula apretada de ella, para que si dilaçiones se cumpla en todo lo que por ella se manda, en que nuestro señor será servido y la yglesia rrecibirá merced. Antonio Pedro Molero Sañudo 1393 La catedral de Puebla 1394 Antonio Pedro Molero Sañudo 1395 Documento nº 8 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 441 v - 442 r, 31 de marzo de 1631. Agustín Hernández de Solís respondiendo, como testigo, a las cuatro preguntas pertinentes para elaborar una información sobre el estado de la fábrica de la catedral. En la dicha çiudad de los Ángeles en treinta y uno de março del dicho año de mill y seisçientos y treinta y uno, el dicho Cristóbal Martínez de olmos, en nombre de su parte para la dicha ynformaçión, ante el dicho señor provisor, presentó por testigo a Agustín Hernández de Solís, maestro de cantería y albañilería, veçino desta dicha ciudad, del qual se rrecivió juramento por dios nuestro señor y santa cruz, según forma de derecho, so cargo del qual prometió de decir verdad, siendo preguntado por los artículos de su pedimiento, dixo lo siguiente. Al primero artículo, dixo: que este testigo conoce y a visto la fábrica de la nueva igñesia cathedral que en esta ciudad se va haciendo de treinta años a esta parte, poco más o menos que tiene uso de rrazón, y en ella travaxó por oficial mucho tiempo, y que lo que más save y pasa es que de çinco años a esta parte, aunque a entrado diversas vezes en la dicha nueva iglesia, no a visto que en ella se aia travaxado, ni travaxe al presente, por ningunos maestros ni oficiales, y no save la cauza, y esto rresponde. Al segundo artículo, dixo: que lo que de él save es que los talleres y obradores, donde se solía travaxar, o la mayor parte dellos se an caido, y que algunas piedras de la cantería asentada están deslustradas, de suerte que a este testigo le paresce que de aver sesado la dicha obra no a rresultado ningún provecho al edificio nuevo, y ésto rresponde y no save otra cosa. La catedral de Puebla 1396 Al tercero artículo, dixo: que save y a visto que la iglesia antigua que sirve de cathedral en esta vecindad es mui pequeña, y que en las festividades que en ella se çelebran no cave la gente que concurre, además de que rrespecto de ser su edificio muy antiguo está maltratada, y este testigo, como tal maestro, apuntaló un pedaço de una de las dos naves colaterales, y al presente lo está, y verdaderamente le paresçe que dentro de pocos años o se a de arruinar la dicha iglesia por los enmaderados, o a de ser forsoso el desamparalla, y ésto rresponde. Al quarto artículo, dixo: que dize lo que contiene, y no save otra cosa, lo qual es la verdad so cargo del dicho su juramento, en que se rratificó siéndole leido, declaró ser de hedad de treinta y seis años, poco más o menos, y que no le tocan las generales, y lo firmó con el dicho señor provisor, el lizenciado, don García de Ávalos, Agustín Hernández de Solís, ante mí, Pedro Ruis Sobrino, notario público. Antonio Pedro Molero Sañudo 1397 La catedral de Puebla 1398 Antonio Pedro Molero Sañudo 1399 Documento nº 9 Mandamiento de vuestra excelencia para tomar a destajo la obra desta yglesia y diligencias que en su conformidad se an hecho y rremate de los diez y seis arcos torales en noventa mill pesos ACCP, Libros de Fábrica, Fábrica 03, F. 26 r - 31 r, 26 de enero de 1635. Información sobre el estado de la obra de la catedral de Puebla y condiciones dadas por el maestro Juan Gómez de Trasmonte para la finalización de la ésta y para la concesión de los destajos necesarios para ello. Excelentísimo señor: Por mandamiento de nuebe de agosto de mill y seiscientos y treinta y quatro años, me manda vuestra excelencia vea y reconosca la fábrica nueba de la santa yglesia cathedral desta ciudad de los Ángeles en orden a proseguir su edifiçio por destaxos o como más conbenga, adbirtiendo lo que rrequiere enmienda, assí en lo fabricado como en lo que rresta, de manera que quede perfecto y según arte, y juntamente se acabe con brevedad y el cabildo consiga lo que tanto desea con justa caussa, por la incomodidad de asistençia que tiene en la yglesia antigua. En atención y cumplimiento de lo que en presençia del alcalde mayor y capitulares, abiendo visto los ynformes que a vuestra excelencia dieron en ésta la razón, consideré y vi el estado que tiene esta obra, y es así que está bien acondiçionada sin demostraçión alguna de sentimiento, las paredes y pilares son de bastante gruesso y suficiençia para recebir las bóbedas, y no es de mucha consideraçión lo que se a de enmendar en lo hecho como dixe. Todas las capillas hornasinas, que son catorçe, están cerradas de bóbeda de ladrillo y solo les falta la bóveda que será de piedra laxa como advierte el alcalde mayor en su ynforme, por ser bien a propósito y de menos costo este material sin comparaçión que de cantería como estaba dispuesto. La capilla que llaman de los Reyes está en altura de zerrar la bóbeda que también será de piedra laxa y ladrillo, como todas las demás de las tres naves cuya forma y ornato va La catedral de Puebla 1400 expecificado en las condiçiones, y juntamente advertidos los hierros que tiene lo edificado y el modo y forma para acabar el edificio como todo pareçe por la traza. En esta dicha capilla de los Reyes está puesto un cornixamiento de más de seis pies de buelo, el qual ba orlando y dando buelta por toda ella, y en el mesmo testero dél es tan cosa fuera de traza; ésta se a de quitar por ser obra mal dispuesta, reprovada y fuera de su lugar, demás de que los grandes buelos de una parte y otra asombran y quitan la luz y hermosura al edificio, y si se ubiere de continuar sería mucha la costa como estava dispuesto por las traças de los maestros desta obra, las quales remite a vuestra excelencia el cabildo, juntamente con las que yo e hecho y la traza que demuestra el modo de cerrar las tres naves, tan distinto del que hasta aquí se a observado, dando a cada una la devida proporçión según su latitud con que se hermosea el edifiçio, y no a un peso y movimiento todas como pareçe por las traças del maestro Pedro López Florín y otros, sobre lo qual vuestra excelencia determinara lo que más convenga. En quanto al modo que puede aver para abreviar esta fábrica, el medio que se me a ofrecido es que desde el cruçero exclusible hasta la cabeçera o capilla de los Reyes se trabaje y no en más, levantando el edificio y acabándole en toda perfeçión, que con esta parte de obra se puede celebrar en ella los officios divinos con mucha decencia. Y esto me parece tendrá de costa ducientos y setenta mil pesos y se podrá acabar en cinco años, para cuyo efecto se a de servir vuestra excelencia de mandar, que de las partes de todo el contorno desta ciudad que an acudido con yndios peones y oficiales para que trabajen en esta obra lo continúen, aunque sean menos por causa de la mortandad, que otros se buscarán, pues aún pagándoles a precio aventajado no se hallan. Asimismo se a de servir vuestra excelencia de mandar que de qualesquier obras y partes donde ubiere oficiales y peones se puedan sacar para que trabajen en ésta, que como obra rreal deve ser preferida e que por tiempo de un año no se haga, ni rremate, obra cantiosa, porque de otra manera subirán el preçio de los materiales y no se podrá conseguir este negoçio que es Antonio Pedro Molero Sañudo 1401 de tanta ymportançia, en que su magestad gasta tanta suma de ducados. En la obra ay algunas piedras de cantería labradas para cerrar la sacristía que son de moldura costosa al modo de las de México, aunque pocas, y éstas se podrán acomodar en otras partes del edifiçio, son en número 7; y de otro género de molduras ay: 5 claves, 83 pieças de capitel, 92 pieças de cornixa, 31 pieças de redonda, 71 sillares labrados, 113 sillares por labrar, de ventanas 26 pieças, una canal y dos pasos de caracol, y siete mil ladrillos en ser que sobraron de las capillas hornasinas, y no ay otros materiales en la obra. La calidad de estos materiales generalmente es buena, assí la cantería de que se an de hazer los arcos, como la piedra laxa para las bóbedas. El ladrillo es mejor que el de México, la cal no es tan buena pero haze su efecto. Las canterías están casi dentro del lugar y lo mesmo el ladrillo, y con todo esso vale oy un millar de ladrillos ordinarios doce pesos, la cal a quatro pesos el cahíz. Una carretada de piedra laxa dos pesos que viene a ser menos un terçio de lo que es braza en México, según lo qual casi tiene la mesma costa. La piedra de cantería vale tres pesos la carretada y trae como media de la de México, mal desbastada y más dura, con que viene a ser una la costa, y lo mesmo es la arena, con lo qual las condiçiones y traza que son, con éste me pareçe e cumplido el mandamiento de vuestra excelencia, y aunque e hecho alguna diligençia en buscar personas que se encarguen desta obra por destaxo, no e hallado quien se atreba, y assí me pareçe que si se fuera costeando con fidelidad y juntamente asistiera persona de ynteligencia en su fábrica costaría menos de lo que he dicho. Condiciones: 1.- Cerramiento de la sacristía y cabildo: Las dos piezas de sacristía y cabildo se an de zerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo, acabando para ello las formas de cantería como están empeçadas, en correspondencia de los arcos que están acabados en estas dichas piezas, quitando los xarxamentos de los rrincones y moviendo el cerramiento de arista llano y liso que no toque a regla por las formas como suele hazerse, más antes, La catedral de Puebla 1402 suba de punto una terçia por sima dellas, y para su ornato se dispondrán unas faxas conpartidas en los intervalos que resultan de las diagonales de quatro dedos de relieve, al modo de lo que está executado en la iglesia de San Agustín desta ciudad, que envestido y luçido como ello de yeso dará el mejor agrado que comúnmente se tiene de este género de obra; para lo qual, entre la piedra laxa de que se an de acavar estas bóbedas se pondrá ladrillo en las partes convenientes de manera que hagan labor. La piedra laxa para estas bóbedas tendrá por lo menos de media vara arriva de peralte, de ancho una terçia y de cantto una suma poco más o menos porque esta piedra no se a de labrar, y antes quando unas sean mayores que otras se usará mejor de la travaçón y ligaçón que an de tener. En el caxco destas bóbedas se dexarán enbevidos cinco cañonçillos de barro cosido de quattro dedos de güeco, uno en el medio y quatro a los lados en contorno, esto sirve para colgar, limpiar, rreparar la bóbeda y otros usos. 2.- Cerramiento de la capilla de los Reyes: La capilla que llaman de los Reyes se a de cerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo en conformidad, altura y correspondençia de la nave mayor y será de género baída, para lo qual, y su buen pareçer, se a de quitar el cornixamiento que tiene y acabar de subir e ygualar de formas y ventanas sobre que a de cargar, y se enluçirá de yesso formando unos conpartimientos a trechos devidos y según arte que relieven una sesma, y estos sin moldura porque la distançia de la vista no la percive, de manera que este ornato de compartimientos se haze con unas fajas enlazadas como se dixo en la condición antecedentte. 3.- Arcos de las tres naves y levantar las medias muestras de la mayor: Desde el cruçero excluido hasta la capilla de los Reyes se an de zerrar de bóbeda de piedra laxa y ladrillo las tres naves, mayor y colaterales, para lo qual se an de encapitelar los pilares torales en la forma que por traça se demuestra, de manera que las medias formas que corresponden a la nave mayor se an de lebantar, sobrepuxando a las colaterales buscando su mayor altura y corriendo Antonio Pedro Molero Sañudo 1403 sobre los capiteles de dichos pilares y medias muestras los cimaçios sobre que an de mober los arcos que an de ser de cantería, cuyos bolsoxes tendrán a quatro pies en quadro y media vara de gruesso, compartiendo en ellos una moldura conpetente a los pilares que cargan. El peralte de la rrosca de estos arcos será lo que tiene de rrelieve la media muestra (esto es lo que a de yr con moldura), y lo demás se embeberá en el casco de la bóbeda, advirtiendo que a los arcos de la nave mayor se les a de ayudar con unos sobre arcos embutidos asimismo en el casco que serán de piedra laxa crecida. Sobre arcos de la nave mayor: estos dichos arcos an de ser de medio punto, así los de las naves colaterales, como los de la mayor, según lo qual y el altura que tienen las capillas hornasinas en que embisten las medias muestras de que an de mover los arcos colaterales. Altura de las tres naves: viene a tener de alto la nave mayor ochenta y seis pies y la colateral sesenta (esto es desde la superficie del suelo natural hasta la vertize del arco). 4.- Formas ventanas y sus compartimientos sobre las hornasinas: Sobre los arcos perpianos que son los de las capillas hornasinas se an de levantar sus formas de medio punto, correspondientes a las de las naves colaterales cuya pared a de tener el mesmo gruesso de los dichos arcos perpianos sobre que cargan, y en medio de cada una dellas se a de haçer una ventana de cantería rasgada de dos varas de ancho y tres y una terçia de alto, con sus pies derechos alquitravados y el diente en buelta escarcana la que le cupiere, según rresulta de la dicha forma. A los lados de cada una destas ventanas se an de hazer sus conpartimentos acoginados con una intacatura de una sesma, y esto será de ladrillo, y todo lo maciço destas formas de piedra laxa, en las quales, junto a las medias muestras se an de hazer dos portañuelas de ladrillo, a cada lado la suya, de dos terçias de ancho y dos varas y una quarta de alto; éstas sirven para salir al andén que a de correr sobre las capillas hornasinas por la parte ynterior, cuya latitud de ámbito será bara y media que es hasta llegar a la salida La catedral de Puebla 1404 y rrelieve de la media muestra y no más, para lo qual se retrae el gruesso de dichas formas (sin quitarle nada del que se a dicho) una terçia que la salida del traspilar que se conbierte en sobre arco, y más una quarta que buela la moldura del cimaçio que sirve de cornixa; lo demás se a de suplir haçiendo unos canes de ferro sobre los que se a de poner un barandal o balcón, assimismo de ferro, que haga esquina a los dos estremos de cada capilla rreservando las medias muestras que an de quedar libres. Viene a tener de buelo el plano dicho andén quatro terçias poco más, y por lo que toca a ferro se a de dejar para el fin de toda la obra, que solo se adviertte para este tiempo. A estas dichas portañuelas para el usso del andén se les a de anteponer una [roto], o pared delgada en contorno de dos varas que se dejarán de güeco, cerrándolo con una bobedilla y dejándole su entrada contrapuesta a la salida, y esto así porque las aguas lluvias no perjudiquen el edificio. 5.- Arbrotantes que sirven destribo a la nave colateral: Anse de hazer unos arbrotantes sobre las paredes de división de las capillas hornasinas, en la forma y modo que pareçe por la traça y del mesmo gruesso, serán de piedra laxa ecepto las esquinas, rremates y cornixamiento que será de cantería, estos arbrotantes sirven de estribo a la nave colateral, y juntamente de rrecebir las aguas lluvias del edificio que se eleaminarán por ellas, mediante unas rregolas que se harán descubiertas para el mejor usso, y vendrá a despedir por las canales de las capillas hornasinas. 6.- Sobre los arcos de las naves colaterales corresponden a la nave mayor se an de hazer las formas de medio punto abiendo corrido primero el capitel, y en medio de cada una se eligirá su ventana rredonda de dos varas de diámetro orlada de media moldura con sus conpartimientos a los lados según buena obra, dexando a estas ventanas y a las rreferidas sus encaxes para vidrieras. 7.- Bóbedas de las tres naves: Los cerramientos de las tres naves, mayor y colaterales, an de ser de género baído y su material piedra laxa escogida y buen ladrillo, en esta manera los dos Antonio Pedro Molero Sañudo 1405 terçios del diámetro de cada bóbeda se lebantarán de piedra laxa y el último de ladrillo mayor que el ordinario, y assí tendrá una quarta de ancho de largo una terçia y tres dedos, de forma que la rrosca de la bóbeda en la nave mayor será de dos ladrillos, con que tendrá de gruesso poco más de tres quartas; y la colateral de ladrillo y medio, con que tendrá poco más de media bara. Y en esta parte se advierte que las mesclas an de ser de materiales escogidos: la arena cernida y el ladrillo picado en los lechos para que trave mejor. Dexarse an en cada bóbeda de las de la nave mayor siete agujeros, en las colaterales a cinco que pasen todo su gruesso, enbebiendo para ello unos cañonçillos de barro cozido de quatro dedos de güeco, esto así para colgar lámparas, limpiar y desolinar las bóbedas, y otros ussos. 8.- Enjutas y senos de los arcos: Las enjutas y senos destas bóbedas que son los maciços de los rrincones, se suelen aligerar por escussar peso poniendo en ellos algunas cosas güecas como son cántaros o ollas grandes, esto es de los antiguos y no tan aprovado, y así lo que se deve hazer es que de la mesma piedra laxa del çerramiento se fabrique otra pequeña bóbeda en estos rrincones, con que quedarán más fuertes, de mejor calidad y travazón. Estas bóbedas rreferidas se an de enluçir y encostrar de yesso que en este lugar es bien a propósito, para cuyo adorno se formarán unos compartimientos al modo que se rrefiere en la primera y segunda condiçión 9.- Sobre arcos embebidos en las bóbedas colaterales para fortalezer el rrempujo: Junto a los arcos de las naves colaterales que corresponden a la mayor se an de hacer unos sobre arcos de cantería de una bara de rrosca, arrimados a los dichos y embebidos en las bóbedas, para fortalezer el rrempujo dellas y rrecebir mejor el peso de la nave mayor, y juntamente se harán sobre estos arcos colaterales, los que corresponden a los de la nave mayor, sus arbrotantes que les sirven de estrivo y reciben las aguas lluvias como se demuestra en la traça, advirtiendo que los maciços mayores que van señalados en ella son para la media naranja La catedral de Puebla 1406 de que al presente no se trata, y aquí se advierte que los quatro destos sobre que a de cargar an de llevar sobre arcos de cantería enbebidos en la bóbeda, y solo harán demostración por debaxo todos estos arcos de la nave mayor de la salida del traspilar de que se an de criar y formar. 10.- Las azoteas destas bóbedas se an de enladrillar de buen ladrillo rrecosido y buenas mesclas como se dirá, dejando descubierta y essenta la corona de cada bóbeda una terçia parte de su diámetro, esto es por conveniençia y hermosura y menos peso. 11.- El antepecho que está executado ensima de la cornixa de las capillas hornasinas, por la parte de afuera açia el norte que es de una bara de gruesso y vara y media de alto se a de desbaratar por ser obra fuera de propósito, y con el mesmo material que tiene de cantería, supliendo lo que faltare, se bolverá a hazer este antepecho según buena obra, porque de la manera que está no tiene forma la que deve, y así tendrá de alto quatro terçias y de menos gruesso de media bara, con una moldura mediana por la parte de afuera como se suele hazer en semejantes obras. 12.- Ase de hazer otro antepecho sobre el cornixamiento de las formas de la nave mayor por la parte de afuera que sirva de contrapeso a la cornixa, rremate y ornato al edificio, tendrá una bara de alto y una tercia de grueso con su moldura mediana en el rremate de cantería. 13.- Los quatro estribos que acompañan a los pórticos del cruçero por la parte exterior, en los dos del lado norte corre la cornixa de las capillas hornasinas con todo su buelo, el qual viene a estorvar y enbaraçar el adorno que an de llevar estas portadas, y así por esto como porque en estrivos que no acaban de rrematar, más antes an de subir al peso y altura de la nave mayor, y se deve quitar esta cornixa y en lugar della criar una imposta que es de buelo rrecogido, que ésta trave con la de las capillas hornasinas, y sobre ella se a de rretraer y disminuir los dichos estrivos una ochava de cada lado, cuio movimiento dará principio con otra media cana, y así mesmo en los otros dos estrivos se a Antonio Pedro Molero Sañudo 1407 de hazer lo mesmo que estos no tienen cornixa, más antes avían pasado con ellos buscando su mayor altura, de manera que siendo todos correspondientes pareçe que fueron huyendo desta uniformidad que se devía guardar según arte. 14.- Las capillas hornasinas, naves colaterales y la mayor conprehendidas en esta parte de obra se an de enluzir de yesso como dicho es, dejándolas acabadas en toda perfeçión, y lo que fuere pared se a de encalar, y hungir de cantería donde convenga para guardar correspondencia. 15.- Las mesclas para fabricar toda esta obra se harán de manera que a dos medidas de arena corresponda una de cal, y para las bóbedas y cantería yrá zernida la arena cuidando de su mistura y rrepasándola de una parte a otra que esté algún tiempo detenida, y amontonada se le yrá echando agua y rrepasándola juntamente para que se vaya incorporando y traspasando de la humedad que esto llaman derretido, con lo qual, quando se venga a batir la mezcla, echándose más agua para ello, hará mejor efecto en la obra, y esto que pareçe manual es lo que más ynporta a la firmeza. Con las quales dichas condiciones se a de hazer y fabricar la dicha obra por maestros experimentados, y se a de acabar esta parte de edificio en cinco años, en cuya conformidad, el maestro o maestros que della se encargaren, en todo o en parte, según la postura que hizieren y calidades della, darán fianças a satisfación, y de que la obra quedará bien acabada, perfecta y acondicionada según arte, y no se les a de hazer la última paga hasta tanto que se dé por tal. Y porque en el discurso y prosecuçión deste edificio se podrán ofreçer algunas dudas, no obstante la declaración destas condiciones, será necessario vissitarla cada quatro meses por persona de ynteligencia, la que su excelencia se sirviese de nombrar; que es fecho en la ciudad de los Ángeles a veinte y seis de henero de mill y seiscientos treinta y cinco años, Joan Gómez de Trasmonte. Aviéndose leydo estas condiciones en el cabildo y visto juntamente la traza a que asistió, su señoría se fue a la misma obra para más ynteligençia del casso La catedral de Puebla 1408 y generalmente pareçió bien lo que se disponía, solo se rreparó ser coveniente acomodar parte para el coro, y pareció estaría bien en el crucero por dejar más lugar al pueblo, y así lo dispusse y trasé en una de las plantas que estaban hechas desta obra, como se demuestra en lo que va señalado de amarillo que dice dentro (esto sirve de coro de prestado mientras se acaba la obra), la fábrica de lo qual será en esta forma: anse de atajar y cerrar las tres naves por el cruzero con una pared de cinco quartas de gruesso de mampostería, esto así para dividir y acomodar el coro de manera que a todo el ancho del cruçero se ocupe en ello, levantando estas paredes en contorno dos varas y quarta, y aquí se a de enmaderar y cubrir sobre unos pilares de madera con sus planchas en que cargue el dicho enmaderado, dividiendo este espacio (por ser grande) en tres partes; y se a de enladrillar este suelo en el qual se an de poner y acomodar las sillas del coro de la yglesia antigua, la rreja, y todo lo demás perteneçiente a su uso; ensima deste suelo ollado a que se a de subir por gradas se levantarán dichas paredes seis baras, poniendo así mesmo otros pilares de madera que carguen sobre los rreferidos del suelo baxo, para que con sus planchas rreciban los enmaderados, que como dicho es, por ser mucha la fuga se divide en tres partes, advirtiendo que la de enmedio sea tan capaz que no embarazen la vista los pilares, y esto se cubrirá y enladrillará su azotea a tres aguas para lo qual el espacio del medio subirá una bara más que los de los lados, y por ensima desta azotea se cubrirá de xacal hasta cubrir el arco de la nave mayor. Asimismo se an de atajar de pared los dos testeros de las naves colaterales, a la parte de los braços del dicho cruzero como se entra por las portadas principales dél, poniendo en cada una dellas sus puertas de madera, como también se an de poner al entrar de las dichas naves colaterales, cerrando las paredes en esta parte hasta topar en los arcos de dichas naves, con que queda guardada esta parte de yglesia como todo pareçe por la planta en lo que va señalado de amarillo, y también se podrá cubrir de xacal la entrada de cada lado destos del cruçero para más comodidad del pueblo, y toda esta obra se puede azer Antonio Pedro Molero Sañudo 1409 de los materiales de la yglesia vieja que se empeçará a desbaratar en tiempo oportuno para ello, con que se escusará mucha parte del gasto que esto avía de tener, y porque conviene estrivar esta parte de obra mientras no se acaba toda, se dispondrá esto de manera que por la nave mayor y las dos colaterales, en los extremos del cruçero se reciban sus arcos con unos estrivos que para ello se arán encadenados con unas planchas y tornapuntas, puesto de manera que no embaraçen la rreferida obra del coro. Assimesmo se rreparó que convenía hazer y acabar una de las torres para poner las campanas, y como quiera que en todo se pretende brevedad me pareçe se acabe esta torre hasta el cuerpo en que se an de poner, dejando lo demás que se yra prosiguiendo con el rresto del edificio, para lo qual a su tiempo se a de hazer una traça. Fecho vt supra Joan Gómez de Trasmonte. Concuerda con el original de donde se sacó este traslado para rremitir a don Juan de Cerbantes Carvajal, alcalde mayor de la çiudad de los Ángeles, con los editos que el excelentísimo señor virrey marqués de Cerralbo a mandado fixar para que se prosiga la obra de la fábrica de la cathedral de la dicha çiudad de los Ángeles. [Firmado] Luis de Tovar Godínez Traslado de las condiçiones y traza que Joan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la obra de la yglesia cathedral desta ciudad [México] hizo para que se prosiga en la fábrica de la yglesia cathedral de Tlaxcala, por mandato de su excelencia La catedral de Puebla 1410 Antonio Pedro Molero Sañudo 1411 La catedral de Puebla 1412 Antonio Pedro Molero Sañudo 1413 La catedral de Puebla 1414 Antonio Pedro Molero Sañudo 1415 La catedral de Puebla 1416 Documento nº 10 Asentamientos de lo que se ha de prevenir conforme al informe y pareçer de Juan Gómez de Trasmonte para que el sinborio que se hubiere de haçer sea con toda seguridad ACCP, Libros de Fábrica, Legajo 4 Cª 1, nº 4, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla, 1704 - 1775. Condiciones dadas por el maestro Juan Gómez de Trasmonte para la construcción del cimborrio de la catedral de Puebla. 1.- Lo primero, que se çierren todas las bóvedas en contorno antes de haçer la media naranja. 2.- Que las pechinas del cruçero sobre que ha de cargar la media naranja se fabriquen con sus tiranteçes en las juntas imitando las que se haçen de cantería, porque de otra manera no harán el effeto conveniente, ni quedarán firmes. 3.- Que [en, tachado] las trabaçones y ligaçones de la cantería se tenga todo cuidado en que bayan en su lugar, sin que una ylada cargue sobre la junta de la otra como siempre lo adbertí desde el prinçipio y la misma obra lo dicta, que por no tener cuidado en esto, aunque se siga la traça que se da en dicha obra suele haçer viçio el edifiçio. 4.- Que los estribos que se aplicaren por ensima de la media naranja para el bentanaje que se hubiere de haçer, se hagan con tanto cuidado en la trabaçón escusando demasiados mazizos por quitar el peso; y el cornisamiento que se hechare por la parte de dentro sobre las pechinas sea de ladrillo, que se hará al propóssito por escusar peso y costa; supuesto que todo se ha de luçir después y dar a cada cosa su finjido de cantería y los interbalos de blanco. 5.- Que las quatro pechinas se pongan en su lugar sin lebantarlas sobre las roscas de la bóbeda siguiendo las quatro formas de cantería, sin lebantarlas sobre las dichas roscas, y que no se salga del arte por la fealdad que tendrá, y por la costa y peso que se escusa. Antonio Pedro Molero Sañudo 1417 La catedral de Puebla 1418 Antonio Pedro Molero Sañudo 1419 Documento nº 11 Obra Material del Monumento 1684 - 1714, Razón i memoria de toda la obra del monumento de esta santa iglesia según el modo presentado ACCP, Libros de Fábrica, Legajo 2 Cª 1, nº 16. Memoria y escritura de la obra del monumento de Semana Santa realizado por el maestro Esteban Gutiérrez de Villaseñor. 1685 (al margen) Razón i memoria de toda la obra del monumento de esta santa iglesia según el modo presentado. Planta: tiene la planta de ancho onse baras i quarta, de fondo nuebe baras i tersia. Tablado: tiene el tablado de alto dos baras. Grada principal, gradas de los lados: tiene la grada principal de ancho tres baras i media, i las dos de los lados de ancho dos baras. Pedestal: tiene el pedestal bara i media de alto, i tres quartas de ancho. Columnas 16: tiene la columna quatro baras i media de alto, i faltan por lavorear los capiteles. Cornixa: tiene la cornija bara i ochava de alto, i le falta toda la lavor i canesillos, i metopas que pertenese a la orden dórica. Concha: falta en el modelo i hechura en el grande. Urnia: la urnia ha de ser en que cargue el sagrario i a de tener el tocho en que cargue sinco quartas de alto, sin el alto de la urnia, que a de llevar quatro ebangelistas. Figuras: figuras que a de llebar este primer cuerpo son ocho, quatro an de ir entre colubnas con sus rrepisas. Alto del primer cuerpo: tiene de alto este primer cuerpo nueve baras i ochava. Segundo cuerpo Columnas 12: tiene dose columnas jónicas i tiene de alto cada columna quatro La catedral de Puebla 1420 baras. Pedestal: tiene el pedestal de alto bara i quarta. Segundo cuerpo Cornixa: tiene la cornixa una bara de alto i se ha de enriqueser de frisos lavoreados, i alquitrabe de cornixa con canesillos en la corona. Concha: lleva concha laboreada que no tiene el modelo. Figuras 10: lleba dies figuras. Adorno de enmedio: lleba en medio un tablado con gradas en diminusión con el cordero i seis ansianos, tres en cada lado. Alto del segundo cuerpo: tiene de alto este segundo cuerpo seis baras y tersia. Tersero i último cuerpo Pedestal: tiene el pedestal una bara de alto. Columnas 8: tiene ocho columnas que tiene de alto tres baras. Cornixa: tiene de alto la cornixa tres quartas i le falta por lavorear y guarneser. Figuras 6: lleba seis figuras. Concha: la concha como está en el modelo. Adorno de enmedio: lleva en medio el arca del testamento con quatro saserdotes que la cargan. Media naranja: tiene la media naranja quatro baras de alto con su tubansa, i lleva dentro a Cristo nuestro señor crusificado con la virguen santísima i San Juan. Peana de la fee: tiene la peana de la fee de alto tres quartas. Alto de la fee con el mundo: tiene la fe con el mundo tres baras i media. Figuras del rremate: lleva sinco figuras con la fee. Alto: tiene de alto este último cuerpo con peana, mundo i figura de la fee, dose baras y quarta. Alto del todo: tiene de alto todo el monumento veinte i ocho baras netas. Señor Esteban de Gutiérrez de Billaseñor, maestro del arte de escultura i ensanblaje, vezino de esta ciudad: digo que vuestra señoría se dignó de Antonio Pedro Molero Sañudo 1421 mandarme hisiese un modelo, en que demostrara la fábrica que el monumento que se ha de haser para esta santa iglesia a de llevar i tener, y dicho modelo tengo presentado ante vuestras señorías, cuia idea i disposisión, que es según arte, tengo de executar i seguir, siendo vuestra señoría servido de mandármelo en el monumento que para esta santa iglesia se a de fabricar, i aviendo sido bisto dicho modelo por su señoría, me manda nuevamente presente memoria i rrazón de toda la obra que ha de llevar el monumento, en cumplimiento de lo qual i obedesiéndo, lo por vuestras señorías mandado, presento con el devido rendimiento la presente memoria i razón de todo quanto a de tener de obra dicho monumento, por lo qual: A vuestra señoría pido i suplico tenga por presentada dicha rrazón y memoria, y se sirva de mandarme, sí agrada mi travaxo a vuestra señoría proseda con la fábrica de dicho monumento, en todo obrara vuestra señoría lo que fuere de su agrado: Esteban Gutiérrez de Billaseñor Decreto: Cavildo eclesiástico, ángeles i novienbre veinte i ocho de mil seiscientos i ochenta y quatro años Afiansando el suplicante, a satisfación de este cavildo, la fábrica del monumento de esta santa yglesia por los sinco mill pesos en que está consertado, dándole todas las maderas i figuras del que se iba hasiendo, no solo con los tamaños i calidades que contiene la memoria que presenta, sino que fuera dellas a de quedar obligado ha aser lo que fuere paresiendo conveniente a la perfeción de dicho monumento, según la horden que le diere este cavildo, i que hasimesmo a de haser la urna o tabernáculo para el altar mayor, conforme el modelo que tiene en su poder, dando dicho monumento i urna perfectamente acavado i dorado, sin que de ninguna suerte aiga de pedir i llevar más cantidad que la dicha de sinco mill pesos. por lo que se le huviere de pedir fuera de lo que contiene dicha memoria i rrazón en orden a lo que mirare a la mayor perfección de dicho monumento, se otorgarán las escripturas que fueren nesesarias con La catedral de Puebla 1422 adbertensia que el tavernáculo, que oi está en el altar maior, se le a de dar a el dicho suplicante para que sirva en dicho monumento, en lugar del quél a de dar para dicho altar mayor, i lo firmó el señor deán, licenciado don Diego San Juan Victoria, ante mí ... Antonio Robledo secretario. Memorial: Señor Esteban Gutiérrez de Villaseñor, maestro del arte de escultura i ensanblaje, digo que vuestra señoría fue servido de mandarme ponga por obra i execusión la fábrica del monumento de esta santa yglesia, según el modelo que tengo presentado ante vuestra señoría, i para su devido cumplimiento e estado, como estoi, pronto ha haser i otorgar la obligación i escriptura de haser i obrar dicho monumento, según el modelo rreferido con todas las partes i rrequisitos expresados en una memoria que asimesmo tengo presentada ante vuestra señoría, me obligo a darle entera i perfectamente acavado dentro del término i laso de un año i seis meses, que se devan contar desde la fecha de la obligación i escriptura en adelante, i para más seguridad i maior abundamiento, ofresco por mis fiadores a don Miguel Serón Sapata, Miguel de Torres, el maestro Diego de Sierra, Thomas de la Parra y mi hijo Diego Gutiérrez, todas personas legas, llanas y abonadas, vesinos de esta ciudad i de toda satisfasión, i por quanto para dar prinsipio a la obra nesesito de madera pido a su señoría se sirva de mandar se me den al presente quinientos pesos en rreales, i en adelante sinquenta pesos en rreales cada semana para alluda a costear dicha obra en quenta del presio en que tengo consertado dicho monumento, por tanto, a vuestra señoría pido i suplico se sirva de haser como tengo pedido que en todo espero rresevir de su señoría bien i mersé: Esteban Gutiérrez de Villaseñor. Decreto: Cavildo eclesiástico, Ángeles i febrero nueve de mill seiscientos y ochenta i sinco años, admítense los fiadores que ofrese el suplicante y otorgadas las escripturas por los señores doctor don Joseph de la Llana canónigo doctoral y rracionero don Diego Pelaes Sánchez, se le libren los quinientos pesos que Antonio Pedro Molero Sañudo 1423 pide sobre el maiordomo de fábrica, el qual le balla dando a sinquenta pesos en cada semana, i lo firmó el señor deán: licenciado don Diego San Juan Bictoria, ante mí, bachiller Antonio Robledo, secretario. Decreto: Cavildo eclesiástico, Ángeles i marzo veinteidos de mill seissientos y ochenta i sinco años. Que en atensión de estar en patitur el señor canónigo doctoral don don [sic] Joseph de la Llana, se da comisión quan bastante se rrequiera para otorgar las escripturas nesesarias al señor licenciado rracionero don Cristóbal Francisco del Castillo con el señor razionero don Diego Pelaez, i lo firmó el señor deán licenciado Diego San Juan Victoria, ante mí, bachiller Antonio Robledo, secretario. Memoria: Ilustrísimo señor Esteban Gutierrez, vezino de esta ciudad i maestro de ensanblaje i adquitetura, digo que para el intento que se ofrese de la obra del monumento para esta santa iglesia, en rrazón de lo que a de llevar dorado me a pedido vuestra señoría lo declare con espesificasión a que convenga con todo rrendimiento, i digo que el primer cuerpo an de ir dorados los pedestales con las insignias de la pasión, i lo demás xaspeado que es lo que se rrequiere; las columnas dóricas del primero cuerpo, vaza i capitel, dorados i rrevestidas de una parra; dorados los altos, irán doradas las cornisas i todas las molduras, alquitraves i tocadura, i lo demás en blanco o jaspeado; la urna que se ha de haser para este primero cuerpo es nesesario que sea ha medida de lo que tiene el cuerpo de dicho monumento para la corespondensia, i conforme a el arte y disposisión dél, en lo que está executado en el modelo; porque el sagrario que vuestra señoría me da no es del caso, porque en nueve baras de elevasión que ai dentro, y el ancho que me pide el tablado de columna a columna, respecto desto a de ser dicha urna; las conchas de este dicho monumento an de ir todos los altos dorados i lo demás en blanco i xaspeado; las columnas del segundo La catedral de Puebla 1424 cuerpo xónicas que ban arponadas, los altos dorados, vaza y capitel, y lo demás de blanco, asimismo, las columnas del tersero cuerpo que son corintias, vaza i capitel dorado i la mocheta y la estría en blanco; las cornisas que se siguen de los otros dos cuerpos irán doradas como la primera, según lo que pide; las figuras an de ser en blanco i encarnadas, con sus fagas de oro en las bestiduras y rropaxes, como es costumbre; todo lo que pertenese a gradas i barandillas, doradas las molduras i xaspeadas, y todo lo rreferido i según aquí declarado es de lo que nesesita dicho monumento; y según arte, pide de oro, que en esto señor aseguro a vuestra señoría que quede (dándome dios vida) con el lusimiento i desensia, que pide una obra que será de la grandesa de vuestra señoría i de esta santa yglesia; para todo lo qual a vuestra señoría ilustrísima suplico se sirva de estar en estas condisiones y circunstansias, y que para su efecto y execusión se inserten en la escriptura, con todas las demás que tengo fechas, para que no se dilate más este negosio, en todo mandar a vuestra señoría lo que gustare: Esteban Gutiérrez Decreto: Cavildo eclesiásco, Ángeles veinteinueve de mayo de mill seiscientos y ochenta y sinco años; que el suplicante otorgue la escriptura de obligasión con los fiadores que tiene ofresidos, menos el maestro Diego de la Sierra, y el tavernáculo o sagrario que se a de haser sea para el monumento, según el modelo i traza que tiene magnifestada i con la calidad i condisión que así, en dicho sagrario, como en el resto del monumento, ha de haser lo que se le pidiere, conforme a arte i pareser de maestros dél si en algo se faltare, i lo mesmo e quanto al dorado, y lo firmó el señor deán licenciado don Diego San Juan Victoria, ante mí, bachiller Antonio Robledo, secretario. Escriptura: En la ciudad de los Ángeles a veinte días del mez de juno de mil seiscientos y ochenta y sinco años, ante mí, el escrivano rreal, público i testigos, paresieron de la una parte el señor doctor don Josep de la Llana, canónigo doctoral de la Antonio Pedro Molero Sañudo 1425 santa iglesia cathedral de esta ciudad, i los señores lizenciados don Cristóbal Francisco del Castillo i doctor Diego Peláes Sánches, rrasioneros de dicha santa yglesia i en nombre de los señores benerable deán i cavildo de dicha santa iglesia, y de la otra Esteban Gutiérres de Billaseñor, maestro de el arte de escultura i ensanblaje, i dixeron que en virtud de orden de dichos señores deán y cavildo, dicho Esteban Gutiérres hiso uno de la en que demuestra la fábrica que a de llevar el monumento que se ha de haser para dicha santa yglesia, que tiene presentado a dichos señores, que visto fueron servidos de mandar que dicho Esteban Gutiérres presentase memoria y rrazón de toda la obra que a de llebar dicho monumento, en cuia virtud hiso presentasión de dicha memoria con rrazón de todas las figuras i tamaño de dicho monumento, cuia obra tiene consertada en sinco mill pesos de oro común, dándole todas las maderas i figuras del que se iva asiendo para dicha santa iglesia, y para el seguro de dicho monumento, urnia y sagrario que a de llevar en el primer cuerpo dentro dél acavado, entero y perfectamente, al plaso que irá declarado dicho Cristóbal Gutiérres, por memorial que presentó; ofresió por sus fiadores a don Miguel Serón Zapata, a Miguel de Torres maestro gorrero i sonbrerero, a Thomas de la Parra y Diego Gutiérres, vezinos de esta ciudad, i a Diego de la sierra vezino della, i se admitieron por dichos señores deán i cavildo, esepto dicho Diego de la Sierra, i por diferentes decretos dieron comisión bastante en derecho a dichos señores, canónigo y rrazioneros que son los que ban por principio con los memoriales presentados por dicho Esteban Gutiérres, por tanto, husando de dicha comisión, dichos señores doctor don Joseph de la Llana i licenziados don Cristoval Francisco del Castillo i doctor Diego Peláes Sánches, por la presente, en aqueia suia i forma que mexor en derecho lugar aya, otorgan que en nombre de dicha santa iglesia i de dichos señores, benerable deán i cavildo, i como capitulares se avienen y consiertan con dicho Esteban Gutiérres, en tal manera, que el susodicho se obliga al obrar i fabricar dicho monumento, según el modelo que tiene presentado en todo arte i perfección, i la urna i sagrario que La catedral de Puebla 1426 ha de llevar en el primer cuerpo de dicho monumento, aserla según el modelo i trasa que tiene magnifestado, i con condisión que hasí en dicho sagrario, como en el rresto de dicho monumento, a de haser dicho Esteban Gutiérres lo que se le pidiere conforme arte i pareser de maestros de dicho oficio de escultura si en algo faltare, i lo mesmo se a de entender en quanto al dorado, no solo con las calidades i condisiones, tamaños i figuras de la memoria que ba por prinsipio de esta escriptura, i en que rrubriqué io el escrivano, sino que fuera de ella se a de ajustar en la fábrica de dicho monumento, conforme al arte de dicho oficio i davaxo de la condisión que va expresa, i según la orden que se le diere por dichos señores deán y cavildo, para la mexor perfección de dicho monumento y urna, que a de dar acavado y dorado en toda perfección por dicho presio de sinco mill pesos, en que así tiene consertada dicha obra, sin que en ninguna manera aya de pedir ni llevar más cantidad que la de dichos sinco mill pesos, porque mediante estas calidades tuvo efecto este contrato, por el qual se obliga dicho Esteban Gutiérres de dar acavado dicho monumento con dicha urna, según i en la forma que ba expreso en toda perfección i arte, a vista de maestros de escultor i ensanblaje que lo entiendan, sin exeder de dicho modelo y memoria i de lo que se le pidiere para su mexor perfección por dichos señores deán i cavildo, dentro de un año y seis meses, que enpiesa a correr y contarse desde oi día de la fecha, i por ella se le a de pagar y satisfaser, por parte de dicha santa iglesia, dichos sinco mill pesos, a los plasos i en la forma que irá nominado, a cuia quenta confieso haver rresevido del capellán don Juan de Úbeda i Fonseca, mayordomo de la fábrica espiritual de dicha santa iglesia, quinientos pesos de oro común en reales, contados en número caval a su contento i satisfasión, de que se dio por entregado, rrenunsió deios de la entrega i su prueva i esepsión de la pecunia, i dellos otorga rresivió en forma i por defecto de no cunplir dicho Esteban Gutiérres con lo referido, puedan dichos señores benerable deán y cavildo, consertar dicho monumento i urna con otros maestros que lo acaven i por lo que más costare i se verificare Antonio Pedro Molero Sañudo 1427 haver rresevido, el dicho Estevan Gutiérres, como prinsipal deudor i obligado, i presentes los dichos don Miguel Serón Sapata, Miguel de Torres, Thomas de la Parra y Diego Gutiérres como sus fiadores y prinsipales pagadores, juntos i de mancomún a vos de uno i cada uno, por sí i por el todo insolidun, con rrenunsiasión de leies de la mancomunidad, división i escursión, lo que así montare pagarán i satisfarán luego en rreales de contado, sin más plazo ni dilasión alguna, i por ello quieren ser executados como por deuda líquida con el juramento sinple de la parte de dicha santa iglesia, sin otra prueva de que le relevan, i dichos señores doctor don Joseph de la Llana y lizenciados don Cristóval del Castillo i don Diego Peláes, obligan a la fábrica espiritual i sus vienes i rrentas en favor de dicho Estevan Gutiérres, en tal manera que satisfará i pagará al susodicho los quatro mill i quinientos pesos rrestantes, cunplimiento a los sinco mil de este consierto, a sinquenta pesos por fin de cada semana que an de enpesar a correr y contar desde oi día de la fecha, unas pagas subsesibas a otras, sin falta ni escusa alguna i por fin del tiempo, plazo rreferido, toda la cantidad que entonses se rrestare dever, cunplimientosa dichos cinco mill pesos en rreales con costas, porque pueda executar los vienes de dicha fábrica con solo su sinple juramento, en que en dicho nombre lo dexan diferido, i todos los otorgantes, prinsipal i fiadores, prometen i se obligan a haver por firme esta escriptura i no ir contra su thenor y forma, y ninguna causa, derecho ni acción, aunque sea tan lexítima que de derecho les conpeta que rrenunsian i dexan diferido todo lo que rrequiera prueva, liquidasión y verificasión en el juramento sinple de la parte que la deva dar, i a la firmeza obligaron dichos señores canónigo i rrasioneros los vienes i rrentas de dicha fábrica espiritual, i dichos prinsipal i fiadores, sus personas i vienes havidos y por haver, i dieron poder a las justicias y jueses que de sus causas i de las de dicha fábrica devan conoser conforme a derecho, en espesial dicho prinsipal i fiadores a las rrentas de esta ciudad i a las demás donde se pidiere cunplimiento de esta escriptura, a cuio fuero y jurisdissión se sometieron, rrenunsiaron el suio propio domisilio La catedral de Puebla 1428 y vezindad, i la lei para que a ello les apremien y a los vienes y rrentas de dicha fábrica, como por sentensia pasada en cosa jusgada, renunsiaron leyes de su favor y de dicha santa yglesia, y así lo otorgaron y firmaron, esepto dicho Thomas de la Parra que dixo no saver, a su ruego lo firmó un testigo; testigos don Francisco Gutiérres de la Parra, Esteban Gómez, Bartolomé Muños, vezinos de esta ciudad; don Joseph de la Llana, don Cristóbal Francisco del Castillo; Diego Pélaes Sánchez, Esteban Gutiérres, don Miguel Zerón Zapata, Diego Gutiérres, Miguel de Torres; por testigo, Francisco Gutiérres de la Parra, ante mí, Antonio Gómez de Escovar, escrivano rreal i público. Antonio Pedro Molero Sañudo 1429 La catedral de Puebla 1430 Antonio Pedro Molero Sañudo 1431 La catedral de Puebla 1432 Antonio Pedro Molero Sañudo 1433 La catedral de Puebla 1434 Antonio Pedro Molero Sañudo 1435 La catedral de Puebla 1436 Antonio Pedro Molero Sañudo 1437 La catedral de Puebla 1438 Antonio Pedro Molero Sañudo 1439 La catedral de Puebla 1440 Antonio Pedro Molero Sañudo 1441 La catedral de Puebla 1442 Antonio Pedro Molero Sañudo 1443 La catedral de Puebla 1444 Antonio Pedro Molero Sañudo 1445 La catedral de Puebla 1446 Antonio Pedro Molero Sañudo 1447 Documento nº 12 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 34 r - 36 v, 12 de enero de 1649. Ordenanzas y trazas dejadas por el obispo Juan de Palafox y Mendoza para la terminación total de la catedral de Puebla antes de su partida para España. Don Francisco Pérez Romero, presvítero secretario de sus señoría de los señores deán y cavildo de la santa yglesia cathedral desta ziudad de la Puebla de los Ángeles, zertificó que en el que se hiso a los doce de henero del año passado de mill y seisçientos y quarentta y nuebe, el ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, obispo que fue deste obispado, hiso diferenttes propuestas, cuio thenor y lo dellas proveido es como sigue: En el dicho cavildo, haviendo propuesto su excelencia el señor obispo deste obispado el estado en que estava la fábrica del templo de la yglesia nueba deste cathedral, y que era nesesario resolver algunos puntos con su excelencia y el cavildo en orden a que se hissiesen las ofiçinas nesesarias, y assimismo se señalase el sitio del sagrario y parrochia de los curas y que se dispussiesen los edifiçios de toda aquella quadra que comprehende lo que perttenese a la yglesia, a la mayor comodidad del culto divino y utilidad desta santa yglesia, y traído para esto una plantta o trassas, donde estaban delineados y señalados sitios destinados para el yntento, con toda claridad y distinçión como por ella parese, se resolvió por dicho obispo y dicho cavildo con la manera siguiente: Que el sagrario o capilla de los curas esté dividido del templo de la catthedral, en la parte que cae aora a la yglesia vieja, tomando della lo nessesario y bastante para haser dos capillas, una enfrente de otra, que sirvan a esta administrasión, dejando entre las dos passo y tránsito cubierto para el atrio del templo La catedral de Puebla 1448 prinçipal, desde la calle que baja al Carmen y sube a la plasa, y que estas dos capillas tengan de ancho ocho a nuebe baras cada una y de veintte y tres a veiuntte y quatro de largo, y a más desto lo que ocupare una sacristía que caerá detrás del altar maior, y en la una capilla se administre ordinariamente a los parrochianos y la otra sirba de baptisterio, y en ella se pueda colocar el santíssimo sacramento para los juebes y viernes santos y otras festibidades que pareçiere, porque en el concurso de los parrochianos, hombres y mugeres, en aquel santo tiempo aya toda comodidad y desençia, y a una de las parttes se le aplique un aposento, bajo o alto, donde pueda asistir un theniente y sacristán que acudan a lo que les toca, y en todo lo que corre esta quadra desde la plaza a la de la calle del señor obispo, acia entrambas esquinas, se acomoden dos cassas que puedan servir para los curas, pagándolo o para otras personas, alquilándolas para la utilidad de la fábrica espiritual de la yglesia, en la forma que está en las trasas. Que toda aquella asera o partte de la quadra que cae a la vanda de la plasa, desde una a otra esquina, que se entiende desde el empedradillo hasta la que hase a la casa del alféres maior de la ciudad, corra de cassas ygualmentte desde el prinçipio hasta el fin, y todas yguales y proporçionadas en quanto se pueda, pidiendo a la siudad que tenga por bien de que se hagan porttales que será de mucho luçimiento de la misma plassa, y tendrá la yglesia eso más de rrenttas, por el lugar que ocupará en el viento, en la partte y havitaçión superior sobre los mismos portales, y estos edifiçios o cassas ocupen aquella partte de quadra menos el spaçio que ocupara el passo para entrar en la yglesia, y en el atrio prinçipal desde ella, y lo que se ocupare para cierttas ofiçinas y cavildo de que después se dirá, y para pedir este beneplácito se nombraron por comissarios a los señores chantre don Alonso de Salasar Baraona y canónigo doctor don Domingo de los Ríos. Que por la partte que mira desde una esquina a otra que cae a la calle y combento de San Jerónimo, detrás del antecavildo, capilla de los Reyes y Antonio Pedro Molero Sañudo 1449 sacristía se continuen casas de havitaçión con la misma ygualdad, y lo mismo se baia haçiendo desde aquella esquina hasta la que cae enfrente de las cassas del señor obispo, menos lo que fuere menester para haser taller a la sacristía de los eñores prebendados y lo nessesario para guardar la plata y demás alajas del culto divino, y un oratorio para que se pueda desir missa reserbadamente, y se tengan allí las rreliquias, y dos o tres aposentos pequeños para los sacristanes y sirbientes de la yglesçia, y una piessa pequeña y basttante para tener la librería de cantto, y otra para sacristía de los clérigos separada de la de los señores prebendados que la una y la otra a de ser aquella banda de la puerta que cae a los colegios, como todo parese por la planta. Ordenasse assimismo que la coleturía del altar de ánimas estubiesse en el sagrario de los curas y no en la cathedral, y essa sí paresiere, pues tiene sacristía apartte, podrá ponerse en una de las dos capillas para que quede más libre y desembarasada la administraçión, y que se hisiesse en el atrio claustro serrado como está en la plantta, en donde puedan haserse las proseçiones de primera o segunda classe, y pueda haver entierro de particulares, y que este claustro rodee todo el atrio de la yglesia como está en la traza. Ordenosse assimismo que la conttaduría, almasén de asúcar y piessa de almonedas, cassa de conttadores y sus ofiçiales, se fabricasse a la partte que cae a las cassas del señor obispo, desde la esquina a poco más adentro, hasta la puertta donde se entra al atrio prinçipal de la yglesia nueba por aquella partte. También se resolvió que se hisiese al lado del antecavildo un tránçito en la partte que cae a la plasa, por donde se fuesse a la piesa de cavildo, y que sea de fábrica, y a otra ofiçina rreservada, y la piesa del cavildo sea obada como está en la trasa y a su lado una piesa pequeña que sirba de librería, como se señala en la misma traza. Ordenose que en la sacristía de los señores prebendados no se rrevistan sino ellos, y que en la capilla de los Reyes sin lisençia expressa del señor obispo no diga missa sino su excelencia y subsesores, y los señores prebendados, o La catedral de Puebla 1450 quien se la dijere al señor obispo actualmentte oyéndolas allí, y que queden por la mañana rreservados hasta las nuebe oras para poder desir missa a más de los altares colaterales de Nuestra Señora y San Miguel las seis capillas, tres cada partte hasta el cruzero, y que hasta las nuebe no puedan ayudar a missa los monasillos, sino es a los señores prebendados, dejando los demás altares y piessas para lo rrestantte del clero. Que en el anttecavildo estén los cajones donde se an de tener las sobrepellisses y brebiarios y no en otra partte alguna, aunque sea capilla o sacristía, y que en la misma piessa se pongan sillas filas para quando el prelado se vista de pontifical, para sí y los señores prebendados que le asistieren. Que nadie se pueda enterrar en el templo de la cathedral sino quien tubiere espesial derecho para ello, que conste por scriptura, o el que diere la limosna que pareçiere conbenientte, con adberttençia que de los que tenían capilla en la cathedral que servía de parrochia, solo tendrá derecho a ygual lugar y entierro en la nueba el que probare legítimamentte que lo tubo como en cathedral y no como en parrochia, y pagando en el primer caso ante todas cossas las mejoras hechas en auqella parte en la yglesia nueba , conforme a derecho, según la calidad del entierro o capilla, y que esto se rreconosca y ajuste dentro de çierto término, con adbertençia que si algún señor prebendado o otra persona quisiere alguna capilla, la aya de dotar muy conçiderablementte en favor de la fábrica y dar para ello alguna rrentta conçiderable, assí para su conserbaçión como por lo que se a gastado en ella y entonses tenga y se le de entierro y lugar en la dicha capilla, y éste y los demás entierros se entiendan y sean con bíbeda para que siempre se conserbe, y lo mesmo se entienda en qualquiera otros entierros, por la comodidad y luçimiento de la yglesia, y que se tassen los lugares de entierro desde la primera hasta la última nave, como pareçiere al señor obispo y al cavildo, rreserbándose la facultad nesesaria para ello y para asignar los lugares de açientos a quienes les perteneçiere o diere limosna por ello, y que todo esto se haga otra plantta y se firme por su excelencia y todo el cavildo, y se Antonio Pedro Molero Sañudo 1451 le rremita a su magestad con este auto para que tenga por bien de confirmarlo assí, y se executte sin mudança, ni alterassión alguna, aguardándose en todo lo que mira a las porttadas, rremates y perfecçión de la yglesia las trazas hechas de orden del dicho señor exelentíssimo obispo que también se rremitan a su magestad, quedando copia en entreambas secretarías de dicho señor obispo y cavildo firmadas de su excelencia y dichos capittulares, y este auto lo rrubricó su excelencia antte mí, doctor don Andrés de Luey secrettario. La catedral de Puebla 1452 Antonio Pedro Molero Sañudo 1453 La catedral de Puebla 1454 Antonio Pedro Molero Sañudo 1455 La catedral de Puebla 1456 Antonio Pedro Molero Sañudo 1457 La catedral de Puebla 1458 Documento nº 13 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 36 v - 38 r, 14 de abril de 1654. Petición para que se llevara a efecto la terminación de la catedral de Puebla, paralizándose la obra del sagrario. Y en el cavildo que se hiso a los cattorse de abril del año passado de mill y seisçientos y sinquenta y quatro, el señor arsediano, doctor Domingo de los Ríos, pressentó una pettisión, cuio thenor y lo a ella proveido, es del thenor siguiente. El señor maestre esquela, doctor Domingo de los Ríos, propusso por pettisión que pressentó lo siguiente. Petición: Ilustrísimo señor, el doctor Domingo de los Ríos, maestre esquela desta santa ygleçia, rrepresento a vuestra señoría el quidado y escrúpulo, que muchos días ha me solicita, del aumento y luçimiento de la obra desta santa ygleçia catthedral que con tantos desvelos consagró el excelentísimo señor don Juan de Palafox, obispo della, y por su ausençia a los rreynos de Castilla dejó encomendada al señor rraçionero doctor don Andrés de Luey, y es assí que en su prosecusión no se a visto, ny rreconosçido hasta el día de oy, el cumplimiento de su maior luçimiento en perfiçionarla y consumarla, dándole las ofiçinas que le faltan de trassacristía, torres, ventanas, escaleras para ella, y tratado de sus porttadas, que todas perttenesen presisamentte a la obra deste edifiçio para su consumaçión y perfecçión, en orden al cumplimiento de la volunttad del señor obispo que consulta deste cavildo, dejó dada forma para su execusión, y de la rreal volunttad de su magestad que como patrón de ellas y de las demás catthedrales deste rreyno tiene dispuesto por sus rreales sédulas se acaven Antonio Pedro Molero Sañudo 1459 con toda diligençia, y este efecto se a embarazado con la obra que trae el dicho señor rraçionero en la rreedificaçión del sagrario e yglesia parrochial en que se consume canttidad de los efectos y rrentas destinadas por su magestad para dicha fábrica, alsando totalmente la mano y seçando en la obra, sin expresso orden de su magestad, que todo para en perjuisio manifiesto de la obra prinçipal de su fábrica, en contrabençión de los órdenes rreales, pudiéndosse acomodar el gasto de lo prossedido de dichas rrentas acudiendo a lo principal, sin omitir lo assesorio de dicho sagrario en que vuestra señoría, como a capellanes de su magestad yncumbe el cuidado de promover la maior utilidad y aumentto de su fábrica, y rreconosido dicho perjuisio deve ynformar al exelenttíssimo señor virrey desta Nueba España, como a quien rrepressenta la rreal persona de su magestad, del estado della, para que probea lo que más combenga por no yncurir vuestra señoría en notta de omissión en matteria tan grave, en que se asegura por este camino el açierto, executando los órdenes de su exelençia del señor virrey, para lo qual rrequiero a vuestra señoría una y muchas veses haga dicho ynforme, y de lo contrario protexto a vuestra señoría el menoscavo y daños que de dicha omissión se siguieren a esta yglesia y su fábrica, y pido se ponga un tantto deste mi pedimiento en los libros de cavildo, para que en todo tiempo conste de su thenor y se me de testimonio en bastante forma por el secretario deste cavildo para en guarda de mi derecho, doctor Domingo de los Ríos; y vista dicha propuesta, se rresolvió que el señor rraçionero, doctor Andrés de Luey, para el primer cavildo traiga la minuta destas rrentas de la fábrica y órdenes que tiene de su exelençia el señor obispo, en virttud de lo questa obrando, para que vistas y conferidas se rresuelba sobre ello; y el señor rraçionero lizençiado Florián de Reynosso Sarmiento dijo que haçia la misma prottexta que el señor maestresquela, y lo pidió por testimonio. La catedral de Puebla 1460 Antonio Pedro Molero Sañudo 1461 La catedral de Puebla 1462 Antonio Pedro Molero Sañudo 1463 La catedral de Puebla 1464 Documento nº 14 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 38 r - 40 r, 25 de agosto de 1656. Propuesta del obispo Diego Osorio de Escobar para la finalización de la obra de la catedral y la demolición de la construcción del sagrario. Y en el cavildo que se hisso con çittassión antte díem a los veintte y sinco de agosto del año passado de mill y seisçientos y sinquentta y seis, el yllustríssimo señor obispo deste obispado don Diego Ozorio Descobar y Llamas hiso las propuestas siguientes: Propuesta Haviéndose çittado ante díem, entró en este cavildo el ylustrissimo señor don Diego Ozorio de Escobar y Llamas, obispo deste obispado, nuestro prelado, y propusso lo siguientte: Que haviendo rreconosido el templo desta sancta ygleçia y lo edificado en él y lo que se rresta por acabar de porttadas, estrivos, torres y ofiçinas de la dicha santa yglesia en la partte exterior, tras sacristía y todo lo demás nessesario y combenientte para su última perfecçión, y que era nessesario tratar de acavar y perfiçionarlo todo para asegurar el edifiçio en la partte que estava por estribar, por el rriesgo de los temblores que suelen acaeser en esta ziudad y obispado, y para conseguirlo combenía saver los efectos de rrenttas que tenía la fábrica matterial destinados para la dicha obra, los quales no siendo bastanttes se socorriesse su falta de la rrenta de su ylustrísima, como prelado desta sancta yglesia y deste cavildo, y demás yntteresados que deven concurrir en sus gastos, según la dispossiçión del sancto conçilio de Trento, ocurriendo a rrepresentar a su magestad y a su exelençia el señor birrey en su nombre como patrón de las yglesias desta Nueba España, la urgentte neseçidad e ymportançia de Antonio Pedro Molero Sañudo 1465 acavar dicha obra, para que siendo posible se le aplique para ella la partte que su magestad tiene asignada para el dicho edifiçio, y lo que se le ha dejado de entregar en su rreal caxa de México desde que se mandó sessar la dicha obra que después prosiguió el yllustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, obispo que fue desta sancta yglesia, con orden de su magestad, y dejado en el estado que oy tiene la dicha obra, que para acavarla se viessen todos los medios que pudiese disponer para executarlos, valiéndose de los vezinos rricos y asendados deste obispado, benefiçiados y otras personas, para pedirles sus limosnas y socorros para dicho efecto, que lo haría con toda voluntad y afecto según su obligación. Lo segundo que propuso su illustrísima a este cavildo, fue el haver rreconosido desde el día de su entrada en esta yglesia la nueba fábrica de la parrochial de los curas desta catthedral, tan eminentte y levanttada que según lo edificado compitte con ella, y según lo que rresta por acavar le puede exceder en su alttura, hallándose desunidas del gremio y cuerpo de la dicha yglesia en distançia tan sercana que haoga su edifiçio deste sagrado templo, dentro del qual deven estar sus curas para el cumplimiento de su ministerio, a vista del cavildo como ministros, por ser esta sancta yglesia en origen la parrochia mayor y matriz de todo este obispado, y los dichos curas ministros del cavildo y sostitutos dél para el exerçiçio de su ministerio, por cuia rrazón, en todas las catthedrales despaña y de otros rreynos, y los desta Nueba España, siempre se hallan los curas de la catthedral dentro della, y que por dichas caussas y la fealdad que causa el edifiçio de la dicha parrochial al del templo desta sancta yglesia, quitándole su hermosura y el de sus porttadas prinçipalmente que se an de hazer en él, causándole otros yncombenienttes en los concursos de sus festividades, semanas santas y quaresmas, haviéndose de predicar a un mismo tiempo en esta catthedral y dicha parrochia, y otros que se ofressen muy graves, dignos de consideraçión, como son el perder la fábrica spiritual el derecho de las limosnas de sepulturas que por no enterrarse los fieles La catedral de Puebla 1466 difunctos en ella, ha sessado este socorro y benefiçio de favor de la dicha fábrica spiritual, después que se comensó dicha obra de la dicha parrochial, entterrándose los fieles difunctos desta siudad en los combentos de rreligiosos della, y que rreconosiendo dichos yncombenientes, para obiarlos en lo pressentte y futturo, se conçiderase si sería bien hazer consulta a su magestad y su exelençia el señor virrey en su nombre, para que sessase la obra de la dicha parrochial y se demoliesse mediantte dichos yncombenientes, haçiendo ynformes dellos, sin rreparar en la costa que se a tenido en su edifiçio, como lo ha hecho la ygleçia de Sevilla, deruiendo su sagrario por dos o tres veses, para mejorar y perfiçionar la hermosura de la fábrica de aquella yglesia, o se viesse sí era possible, según su planta, unirse dicha parrochial con la cathedral y conserbarse lo edificado, para no perderse la costa de su edifiçio sobre que haçía a este cavildo esta proposiçión, como prelado desta yglesia cumpliendo con las obligaçiones de su ofiçio pastoral, protextando que nunca se entendiese por ello ser su pretençión el entrometterse en lo tocantte al rreal patronato y su jurisdicçión, sino ocurrir a su magestad y a su exelençia, el señor virrey en su nombre, a rrepresentar lo rreferido, para poner el rremedio combenientte a todo lo propuesto. Y haviendo oydo y entendido por este cavildo la dicha propossiçión de su yllustríssima, se le agradeçió por el señor deán en su nombre y todos los señores capitulares, cada uno en particular, el zelo, amor y afecto con que su illustrísima ha mostrado ynclinarse a acavar la obra deste sagrado templo, y ayudar con su rrenta a su perfecçión en la partte que le fuere possible, ofreçiendo de la suia este cavildo haser lo mismo, como lo ha acostumbrado en otras ocaçiones, y que por partte de su illustríssima haviendo rreconoçido la planta de la fábrica desta santta yglesia que para en poder del señor rraçionero don André de Luey, administrador y thessorero della, y savido la rrentta della y sus efectos que se pueden aplicar para acavar la obra desta yglesia catthedral, y si se ha executado conforme a la dicha plantta la obra de la dicha parrochial y con los órdenes conbenienttes para Antonio Pedro Molero Sañudo 1467 ello, y no pudiéndose unir con esta cathedral en la forma que es combenientte para su hermosura y que sessen los dichos yncombenienttes, se rrepresentarán por consulta partticular a su magestad y a su exelençia el señor virrey en su nombre como patrón, para que se demuela lo edificado en la dicha parrochial y se aprovechen sus materiales en lo rrestantte que está por edificar en esta santta ygleçia, rreservando el trattar, y conferir, y assentar lo rreferido para otro cavildo, haviendo su yllustríssima rreconoçido la plantta de la dicha obra y todo lo demás rreferido, que el dicho señor rraçionero, doctor don Andrés de Luey, como administrador de dicha obra, ofreçió dar quentta de todo a su yllustríssima, para que se executte lo que más combenga. La catedral de Puebla 1468 Antonio Pedro Molero Sañudo 1469 La catedral de Puebla 1470 Antonio Pedro Molero Sañudo 1471 La catedral de Puebla 1472 Antonio Pedro Molero Sañudo 1473 Documento nº 15 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 40 r - 42 r, 13 de septiembre de 1656. Propuesta del obispo Diego de Osorio de Escobar sobre la fábrica del sagrario. Y en el cavildo que se hiso a los treze de septiembre del año passado de mill y seisçientos y sinquenta y seis, su señoría yllustríssima el señor obispo de este obispado don Diego Ozorio de Escovar y Llamas, hiso una proposissión cuio thenor y lo a ella proveydo es como se sigue. Su illustrísssima el señor obispo don Diego Ozorio descobar y Llamas, en prosecusión de la consulta hecha en este cavildo a veintte y sinco del mes de agosto passado deste presentte año sobre el estado que tiene la obra y edifiçio de la parrochia de los curas desta santa ygleçia, propuso en este cavildo haverla visto y rreconosido personalmentte con la traza en la mano, en cuia virttud se executó por el señor doctor Andrés de Luey obraro maior de la dicha obra, y rreconoçido sus graves yncombenienttes de llevar adelantte el dicho edifiçio por unibersal desconsuelo que caussa a toda esta ziudad y personas de fuera que vienen a ella, por quittar como quitta por su demaçiada alttura y lugar donde está el dicho edifiçio, la hermosura deste sagrado templo, ahogándole y desluçiendo la fachada de las portadas prinçipales desta sancta yglesia y su maior decoro y luçimiento, sin hallarse forma, modo, ni camino, por los maestros alarifez que ha consulttado, personas entendidas en arquitectura y entre ellos al maestro Diego de Santa María, profesor deste artte que se dise ser el maestro más único y entendido de los que el día de oy se hallan en esta ciudad y haver hecho declarasión judiçial sobre ello, dando su parecer con La catedral de Puebla 1474 rreconosimiento de la plantta antigua que su magestad el señor rrey Phelipe Segundo remitió firmada del maestro que la formó, para que se comensase y siguiese por ella la nueba fábrica y edifiçio deste sagrado templo, como se comensó y siguió por ella, hasta que su illustrísima el señor don Juan de Palafox y Mendoza vino a este rreyno por prelado desta sancta yglesia con orden de su magestad para proseguir la dicha obra, en cuia conformidad la prosiguió y dejó en el estado que oy tiene, y formó la última plantta para el rresto della que vista y cotejadas no conforman una con otra, en quantto al lugar y çitio donde se devía haver colocado el sagrario de los dichos curas, y que el hecho por dicho señor rraçionero, obrero maior, no se podía conservar ni travar con esta catthedral sin haser grave perjuiçio a la torre, quitándole su hermosura y descuello, y capasidad para subir sus campanas, y que el dicho maestro Diego de Sancta María concluía en su pareser judiçial, se parase y sessase en la obra y sagrario de los dichos curas y se prosiguiesse en la de las porttadas, estrivos y torres desta santa yglesia, como obra prinçipal del inttentto y prettençión de su magestad, como patrón desta sancta ygleçia, y el dicho pareser se leyó en este cavildo y se halló estar conforme a la rrelaçión de su yllustríssima, y assimismo propuso a todo este cavildo la obligaçión con que devía obrar y proseder en manifestar su sentir y pareser librementte, sin respecto alguno de amor, odio y passión, sino con la ygualdad de la rrectitud de la balansa de la justtiçia, mirando priçipalmentte al serviçio de dios nuestro señor y de su magestad, y el bien público desta siudad y rrepública, y maior consuelo de sus vezinos yntteresados en la dicha obra que an contribuydo y contribuyen con sus limosnas y socorros para ella, y este cavildo junttamentte descargando su conçiençia librementte, sin respecto alguno a su yllustrísima por no tener ynclinaçión particular a que no se prosiga la obra de dicho sagrario, ni se destrya, ni se demuela, sino que se proponga a su magestad y al exelentíssimo señor virrey desta Nueba España, duque de Alburquerque, lo que más combenga de su mayor serviçio y del de dios nuestro señor, y utilidad Antonio Pedro Molero Sañudo 1475 desta sancta ygleçia, y en conformidad de dicha propossisión, la maior partte de los señores capittulares deste cavildo rresolvieron se haga consultta a su magestad y a su exelençia señor virrey en su nombre, proponiéndole los graves yncombenienttes que an rresultado y rresulttan a esta sancta ygleçia de llevar adelantte el edifiçio del sagrario de los dichos curas en la forma que se a executado por dicho señor rraçionero, doctor don Andrés de Luey, obrero maior de la dicha obra, rremitiéndole las dichas dos planttas, antigua y moderna, desta sancta yglesia, para que consultte con ellas los obreros y arquitectos mayores que se hallaren en la siudad de México y otras parttes destos rreynos, para que sobre todo den su pareser y se executte lo que más combenga del serviçio de dios nuestro señor y de su magestad, bien público desta ziudad y sus vezinos de su maior consuelo y utilidad desta sancta yglesia, rremitiéndose junttamentte la rrelaçión jurada que diere el dicho señor obrero maior de lo gastado en dicho sagrario por quenta del rreal haver, y quentta de su magestad y rrenta destinada para la dicha obra, y de los demás efectos de limosna y socorros y donatibos que se an dado para ella, matteriales que se an aprovechado en ella de la yglesia catthedral antigua que se derribó para edificar en su lugar el dicho sagrario con toda distinçión y claridad, y de los órdenes, ynstrucçiones que tubo de su señoría el dicho señor obispo, para executar la obra del dicho sagrario, sédula de su magestad que tubo para proseguir la obra destta sancta yglesia, formar la nueba plantta della y su aprobaçión si la tubiere, para que con vistta de dichos rrecaudos su exelençia rresuelba lo que fuere servido y más combenga, y que en el yntterín y hasta en tanto que se tome por su magestad y el señor virrey en su nombre la dicha rresoluçión, se pare y çesse en la obra del dicho sagrario y se prosiga en lo más nessesario e ymporttantte, la de los estrivos, y porttadas, y torres, desta sancta yglesia, como tan nessesaria para su perfecçión, conserbaçión, fijesa y seguridad de lo obrado en ella. La catedral de Puebla 1476 Antonio Pedro Molero Sañudo 1477 La catedral de Puebla 1478 Antonio Pedro Molero Sañudo 1479 La catedral de Puebla 1480 Antonio Pedro Molero Sañudo 1481 Documento nº 16 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 42 r - 45 r, la data final es del 11 de septiembre de 1660, pero alude a un documento anterior de fecha 7 de septiembre de 1656. Proposición del cabildo de la catedral para que se mandasen arquitectos y obreros mayores que reconocieran la obra del sagrario y su disconformidad con lo propuesto por el obispo Juan de Palafox en su traza. Y los señores canónigos, doctor Andrés Sáens de la Peña, y lizençiado Diego Anttonio de Aranda, y rraçionero doctor don Joseph de Goytia propusieron se consultase a su exelençia juntamente, mandasse a los arquitectos y obreros maiores que le pareçiesse viniessen y a esta ziudad, y rreconoçiesen la obra hecha del dicho sagrario y viessen si podía conserbasse minorando su alttura, serrando con bóbedas la dicha obra, hermoseándola con una torre que tubiese las campanas nessesarias para el uso y ministerio de dichos curas que sirbiesse el dicho sagrario para el ministerio prinçipal de los dichos curas en la semana sancta y en otras ocaçiones del discurso del año, derribando las viviendas que están en su contorno que ympiden el deshahogo de las porttadas prinsipales, formando el atrio y simenterio combenientte con su rrepecho para la hermosura de la dicha obra, de cuio pareser fue assimismo el señor rraçionero lizençiado Juan Sánchez Navarro. Y el señor rraçionero lizensiado Fransisco de Requena Gálvez expressó su votto en esta forma, que haviendo guardado las attensiones propuestas por su yllustríssima a este cavildo sobre el cumplimiento de su obligaçión de capitular dél, avía comparesido antte su exelençia el señor virrey, conde de Alva de Alsite, a pedir que el dicho señor rraçionero doctor Andrés de Luey, como obrero maior desta santa yglesia, diesse quentta con pago de todos los efectos que avían entrado en su poder para la dicha obra y de todo lo La catedral de Puebla 1482 gastado en ella, y que se diesse vista de dichas quenttas para adiçionar sus parttidas y pedir lo que combiniesse de favor desta sancta yglesia y de su magestad, y su rreal haver, y se despachase persona, con comissión vastantte, a esta ziudad para que rresibiese la dicha quentta y rreconosiese por vista de ojos lo obrado en ella, y se tassasse en casso nessesario, y se mandasse al dicho obrero mayor prosiguiesse en la obra de las porttadas y sus estrivos que era lo más presiso e ymporttante de pressentte para hermosear y dar perfiçionar en lo extterior a este sagrado templo, rreserbando para lo último el proseguir y acavar sus torres, sin divertirse en hazerlas ni otra obra alguna, dejando lo más presiso y nessesario e ymporttantte, ocupando el tiempo, y el dinero, y rrenta destinada para dicha obra en lo que no era tan presiso y nessesario en su consumo y gasto, y que haviendo ydo personalmentte a la siudad de México el dicho señor rraçionero Luey a dar dicha quenta en aquella siudad, la contradijo en forma por deverse dar en esta siudad donde estava la dicha obra, ofiçiales della, y matteriales consumidos en ella, que se devían rreconoser para su verdadero rreconosimiento, y junttamentte contradijo la obra de dichas torres por aver puesto rrottulones en esta siudad llamando maestros para ella, atentto a las dichas causas y junttamentte la obra de los dichos sagrarios, por no nesesitarse entonses della por estar actualmentte sirbiendo de sagrario la yglesia catthedral antigua que con rreparo de sus techos podía servir muchos años sin privar a los vesinos desta siudad del benefiçio y consuelo de entterrarse en ella, donde lo estavan enterrados sus padres y anttepassados, cuio edifiçio no se podía aver derribado como se derribó, de hecho, con sola authoridad del dicho señor obrero maior y curas desta catthedral, sin haver consultado para ello a su magestad y a su exelençia el señor virrey en su nombre, como patrón desta santa yglesia, y conseguido lisençia y sédula especial para demoler el edifiçio de dicha catthedral antigua por averse fabricado a su costa y expensas, y no dever contribuir dos vezes de su hazienda rreal para la dicha obra, sin constar primero de su neseçidad e ymporttançia para derribarse y haserse Antonio Pedro Molero Sañudo 1483 dichos nuebos sagrarios en ella, y que sin preçeder dicha lisençia y consulta a su magestad, el dicho señor rraçionero Luey, no pudo proseder a derribar la dicha catthedral antigua por solo su arbitrio y authoridad, en conformidad de lo dispuesto por rreal sédula de su magestad, su fecha en Balladolid a dos de abril del año passado de seisçientos y quatro, que sitta y rrefiere el señor don Juan de Solorsano en su libro latino de gubernatione et iure indiarum, libro tersio, capítulo veyntte y tres, que devió observar su forma el dicho señor rraçionero Luey como obrero maior desta santa yglesia, haçiendo consulta a su magestad y a su exelençia el señor virrey en su nombre, que tanpoco se dignó de consultar sobre ello a este cavildo teniéndole pressentte, ni al govierno de su señoría el dicho señor obispo, como lo avía manifestado y declarado a este cavildo el señor canónigo magistral doctor don Anttonio de Peraltta Castañeda, uno de los señores governadores que fueron deste obispado, haviendo el señor arsediano doctor Domingo de los Ríos hecho este rreparo al tiempo que se comensó la dicha obra de dicho sagrario y se derribó la dicha cathedral antigua, sobre cuios daños hiso protexta en forma que está en el libro de protestas deste cavildo y en el que la hiso, y otros en que se trató de que el dicho señor obrero maior hisiese la trassacritía y ofiçinas consernienttes a ella para la mejor guarda y custodia de la platta y vienes desta santa yglesia, vivienda de su thenientte de sacristán maior y ayudanttes para su guarda y custodia. El dicho señor rraçionero lisensiado Fransisco de Requena Gálves siempre siguió el voto de dicho señor rraçionero y cooperó con sus protestas, y aunque por entonses el dicho señor rraçionero Luey prometió haser dicha trassacristía y ofiçinas, nunca lo pusso en execusión, escusándose en los cavildos y fuera dellos con desir que este cavildo no se podía entrometer en su ofiçio, ni ordenarle cossa alguna aserca dél por dimanar su comissión de obrero maior del superior govierno desta Nueva España, que la estava executando con órdenes que ttenía de su señoría el dicho señor obispo, superintendente de la dicha obra por rreal sédula de su magestad, y que assí era administrador, La catedral de Puebla 1484 thessorero y juez privattivo de la obra desta santa yglesia, por lo qual este cavildo nunca tubo mano, ni yntroduçión en dicha obra, consentimiento ni parte en lo que se obró en ella, rreconosiendo siempre los exesos cometidos en la obra del dicho sagrario respecto de aver visto la trassa que su señoría el dicho señor obispo dejó hecha y llevó consigo a los rreynos de Castilla, para que su magestad la aprobase, de que hasta aora no ha rremitido sédula de aprovaçión, porque no se devía de aver executado la obra del dicho sagrario hasta tenerla, y quando lo deviera haser devía haver guardado el thenor y forma de la dicha plantta nueba de que su señoría el dicho señor obispo hiso manifestasión en este cavildo a los doze de henero del año passado de seisçientos y quarenta y nuebe, en que se rrefiere que el sagrario y capilla de los curas esté dividido del templo de la cathedral en la parte que cae aora a la yglesia vieja, tomando de ella lo nessesario y bastantte para haser dos capillas, una enfrentte de otra que sirban a esta administraçión, dejando entre las dos passo y tránsito cubierto para el atrio del templo prinsipal, desde la calle que baja al Carmen y sube a la plasa, y que estas dos capillas tengan de ancho de ocho a nuebe baras cada una, y de veintte y tres a veintte y quatro de largo, y a más desto lo que ocupare una sacristía que caera detrás del altar maior, y en la una capilla se administre ordinariamentte a los parrochianos, y la otra sirva de baptisterio, y lo demás que se contiene en dicho auto a que se rrefiere de que consta en los libros deste cavildo, y assimismo del exeso que el dicho señor obrero maior ha tenido en la execusión del dicho sagrario y su edifiçio, assí en la latitud, anchura dél y altura, sin haver colocado sacristía de la espalda del dicho sagrario, y hécholo con tantta eminençia que casi sobresale y exede a la altura deste sagrado templo, porque se halla ahogado, obscuresido su luçimiento y hermosura, porque rresuelve su voto de que a su magestad y su exelençia, el señor virrey en su nombre, se le rrepresenten dichos ynconbenientes y lo obrado en dicho sagrario en dicha forma según lo decretado por este cavildo, y que protesta antte su exelençia y quien combenga, pedir y rrepetir Antonio Pedro Molero Sañudo 1485 todos los daños que se an causado en la obra del dicho sagrario y perjuisios que se an seguido a la obra prinsipal deste sagrado templo, contra dicho señor obrero maior y caussadores, en cuya presençia y del dicho señor canónigo Peraltta rresolvió su voto, a que no hiçieron ninguna conttradissión, y se mandó poner assí en este cavildo para que conste dello. Según parese de los libros del dicho cavildo que quedan en su archivo de mi cargo a que me rrefiero y para que dello conste de mandato del señor provisor deste obispado, su fecha a los siette deste presentte mes y año de la fecha que va por cavesa deste testimonio, di el presentte en la dicha siudad de la Puebla de los Ángeles a onze de septiembre de mill y seisçientos y sesentta años, don Fransisco Pérez Romero, secrettario del cavildo. La catedral de Puebla 1486 Antonio Pedro Molero Sañudo 1487 La catedral de Puebla 1488 Antonio Pedro Molero Sañudo 1489 La catedral de Puebla 1490 Antonio Pedro Molero Sañudo 1491 La catedral de Puebla 1492 Antonio Pedro Molero Sañudo 1493 Documento nº 17 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 1 r - 2 r, 7 de agosto de 1660. Auto del obispo Diego Osorio de Escobar ordenando que sean vistas por los maestros de obras de la ciudad de Puebla las trazas vieja y moderna de la catedral, informando sobre el estado de la obra del sagrario. Autto En la ziudad de los Ángeles, a siette días del mes de agosto de mill seisçientos y sesentta años, su señoría ilustrísima del señor don Diego Ozorio Escobar y Llamas, obispo deste obipado de la Puebla de los Ángeles del consejo de su magestad; dijo que por quanto el rrey nuestro señor (que dios guarde), en çédula despachada a los diez de marzo pasado deste año fue servido mandar que su señoría ynformasse qué caussas y motibos ha tenido para mandar seçar en la obra del sagrario que está fabricada enfrente de la fachada prinçipal de la santa ygleçia cathedral desta siudad, y mandado demoler y haver demolido y ynnovado con las trasas de los señores rreyes Phelipe Segundo y Tersero (que sancta gloria aian), padre y abuelo de su magestad; y para poder haçer dicho ynforme con toda justificaçión y verdad, para que conste dellas al rrey nuestro señor, le partiçipó la dicha çédula a su provissor; Y mandaba y mandó que los maestros de obra de esta dicha ciudad rreconoscan las trasas que se an hallado modernas y antiguas de la dicha santa ygleçia, y debajo de juramento declaren judiçialmentte quales son las de los señores rreyes y quién las ha ynnobado, y siendo nesesario se saquen copias authenticas dellas y se rreçiba ynformaçión de cómo dicha parrochia y sagrario, y obra fecha en ella, no está demolida, ni se a mandado demoler por su señoría, ni con su orden, y el estado que tiene y los yncombenientes que se rreconosçen destar fabricadas las paredes de la La catedral de Puebla 1494 dicha parrochia en el sitio y lugar que oy tienen, y de cómo está altterada la traça anttigua que ha pareçido firmada de Juan Gómez de Mora, maestre maior que fue de su magestad, y que la que oy sestá executando en dicho sagrario es una moderna fecha y formada por el ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendosa, prelado que fue deste dicho obispado, sin haverse pasado por el rreal consejo de Yndias, ni estar aprovadas por ningún maestro de obras, la qual fue contradicha por esta ziudad y muchas perçonas de los cavildos ecclesiástico y secular, según constará por una rreal proviçión que se notificó mandando demoler dicha obra, en casso que estubiesse fecha, la qual se mostrará a los testigos que fueren examinados y ubieren de hazer sus declaraçiones; y sin embargo, se prosiguió en ella hasta el estado que oy tiene, haviéndose notificado a uno de los governadores y provisor deste obispado; y luego que su señoría llegó a este obispado le pidieron con muchas ynstançias entranbas comunidades, eclesiástica y secular, no permitiese se prosiguiese en dicha obra sin dar primero quentas a su magestad, y que se fuese obrando una de las torres que estava comensada, por ser muy ymporttantte a esta rrepública y muy del consuelo de ellas, a causa de que las campanas están ensima de las bóbedas de una capilla, de que se podría temer alguna rruina muy perjudiçial, y que demás de lo referido, apenas se oyen en la siudad e ympiden los ofiçios divinos por estar mui bajas y no se oir los coros uno a otro, y por otras causas y motivos que rrepresentaron; y haviéndose conferido esta matteria con el benerable deán y cavildo de dicha santa ygleçia de conformidad, se acordó se hiçiese consulta al excelentísimo señor duque de Alburquerque, virrey, governador y capitán general destas provinçias, y su señoría scribió a su excelencia sobre esta matteria, y su excelencia mandó ynformase la ciudad y que luego se prosiguisse la obra de la torre en el entretanto que se haçia ynforme a su magestad, como se ha hecho; y assimismo mandaba y mandó su señoría, se compulsen el autto o autos capitulares que ubiere en esta rrazón y él en que el dicho señor don Juan de Palafox y Mendoza llevó la traça nueba al Antonio Pedro Molero Sañudo 1495 cavildo, para que executase la nuebamentte hecha por su señoría, ofreçiendo llebar copia della y pasada por el rreal consejo de Yndias, lo qual hasta ora no consta haverse hecho; y assimismo se compulsen otros qualesquiera autos, pareseres de maestros y demás papeles que pareçieren combenientes en orden a esta matteria, y al thenor deste autto se rreçiban dichas declaraçiones de maestros y se rreçiba ynformaçión de lo en él conttenido, y para todo lo en él espeçificado, da comissión para su ajustamiento al lizenciado don Diego San Juan Victoria, rraçionero de la santa ygleçia cathedral desta siudad, avogado de los rreales consejos, su provisor y vicario general, así lo proveió y firmó, Diego obispo de la Puebla; antte mí Simón Báez Bueno, nottario público. Aseptación En la siudad de los Ángeles, a siette días del mes de agosto de mill seisçientos y sesenta años, el señor lizençiado don Diego Sa Johan Victoria, rraçionero de la santa ygleçia cathedral desta siudad, avogado de los rreales consejo, provisor y vicario general deste obispado de la Puebla de los Ángeles, haviendo visto la comiçión dada a su mersed por su señoría ilustrísima del obispo mi señor en el auto desta otra partte; dijo la acepttaba y asepttó y está presto de usar della, según y como por su señoría ilustrísima se le ordena y manda, y lo firmó, lizanciado San Juan Victoria, antte mí Simón Báez Bueno, nottario público. La catedral de Puebla 1496 Antonio Pedro Molero Sañudo 1497 La catedral de Puebla 1498 Antonio Pedro Molero Sañudo 1499 La catedral de Puebla 1500 Documento nº 18 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 9 r - 11 r, 9 de agosto de 1660. Declaración del maestro de arquitectura Diego de Santa María, informando sobre el el estado de la obra del sagrario. Declarassión de Diego de Santa María En la siudad de los Ángeles a nuebe días del mes de agosto de mill seisçientos y sesentta años, el señor lizençiado don Diego San Juan Victoria, avogado de los rreales consejos, rraçionero de la santa ygleçia cathedral desta siudad, provissor y vicario general en este obispado de la Puebla de los Ángeles, para efecto de rresevir su declaraçión en orden a lo que conttiene el auto proveido por su señoría, señor obispo deste obispado, hizo pareser antte sí a Diego de Santa María, maestro de architectura, vezino desta siudad, para lo qual se rreçibió juramento del suçodicho y lo hizo por dios nuestro señor y la santa cruz en devida forma, so cargo del qual prometió deçir verdad, y siendo pregunttado al thenor del dicho autto proveido a los siette deste mes; dijo que este declarantte ha visto y rreconoçido una planta de obra que le ha sido mostrada, en la qual está una firma donde dise Juan Gómez de Mora, y rrefrendada de Nicolás Fernández de la Fuentte, escribano de su magestad y del cavildo secular desta ziudad que ya es difuncto, cuia firma rreconose por suias por aberle visto firmar muchas vezes, tratádole y comunicádole, y assimismo ha rreconoçido otra planta nueba que también se le mostró y en ella se halla una firma donde diçe, el obispo de la Puebla de los Ángeles, que este declarantte rreconose ser del ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, prelado que fue deste dicho obispado, y por diferenttes notiçias que este declarantte ha tenido y tiene, le parese y tiene por evidentte que la primera Antonio Pedro Molero Sañudo 1501 planta que así ha rreconoçido, firmada de dicho Juan Gómez de Mora y refrendada de dicho escribano Nicolás Fernández de la Fuentte, es del tiempo del señor rrey Phelipe Tersero (que santa gloria aya), por ser notorio que el dicho Juan Gómez de Mora fue maestro maior de obras del dicho señor rrey Phelipe Tersero, y del rrey nuestro señor Phelipe Quartto (que dios guarde), y a este declarantte le parese que la dicha plantta, por ser muy antigua y de maestro del rrey nuestro señor, y no haver en estas provinçias quien aya fecho semejantes planttas, y save como maestro de architectura y experimenttado en el exerçiçio de su ofiçio, por aver fabricado diferenttes templos e ygleçias en este rreyno, que se a executado en la santa ygleçia cathedral desta siudad y rreal templo nuebo, exseptto en dejar avierttas las dos puerttas que a los lados de las torres están señaladas en las capillas coraterales del dicho edifiçio; y la dicha plantta no corresponde a la que está firmada del obispo de la Puebla de los Ángeles y solo concuerdan en las naves y portadas, y la que se a executado en los sagrarios es la que está firmada del obispo de la Puebla de los Ángeles, y por ella se an governado, como más moderna, desde que fue obrero mayor el doctor Juan Nietto Dávalos, rraçionero que fue de dicha santa ygleçia; y este declarantte. según su artte y la mucha sçiençia y experiençia que tiene en él, rreconoçe y tiene por çierto que la planta firmada de Juan Gómez de Mora es la que se avía de aver executado en los sagrarios que los tiene señalados y unidos con la misma ygleçia, por estar con todo buen artte y dispossiçión, sin que perjudique a la vista y fachada de la dicha santa ygleçia, a causa de estar traçados a los lados de las torres y tener puerttas a las capillas primeras de las entradas de dicha ygleçia; y en esta planta antigua se a faltado a la trasa en no haver dejado puerttas a los sagrarios, según si dispossiçión, y la traza nueba que ha visto con todo cuidado, firmada del obispo de la Puebla de los Ángeles, está muy discorde de la de Juan Gómez de Mora, en quanto a sagrarios, por ponerlos, como los pone, apartados de la fachada prinçipal de la ygleçia, enfrentte della y atravesados en el sagrario antiguo; y los dichos sagrarios La catedral de Puebla 1502 avían de ser unas capillas bajas que no estorbasen la vista a la fachada de la ygleçia, y aunque fueran bajas la estorbaban, pero no tanto, y lo que se a fabricado ha exedido en mucho, aún de la traza nueba, por aver formado una ygleçia con cruzero, en tanta manera que asombra la fachada de la dicha santa ygleçia y le es muy perjudiçial; y demás de lo dicho, tiene otra nobedad la dicha traza nueba como es que en la antigua, firmada del dicho Juan Gómez de Mora, todo el ámbito tiene por defuera de la ygleçia desde la esquina de las torres hasta los caracoles que están en la sala del cavildo y se hallan sin vivienda, ni casas de personas que las haviten, sino que la deja libre para que tenga todo luçimiento; y la nueba plantta está al contrario, porque pone tiendas y cassas de vivienda todo al rrededor de la ygleçia, pegadas a las paredes della, dejando solamente libres las entradas de las dos puerttas del cruzero; y este declarantte, según su artte, le parese, y en ello no pone duda, que la causa y motivo que pudo haver en no haver executado según la plantta nueba lo que mira a la entrada de la calle al pattio de la ygleçia, fue porque se rreconoçió la estrechura en que se hallava aquello, y por emmendarlo dejaron más abertura que la que muestra la dicha plantta, por lo qual no pudieron dejar sachristía y demás ofiçinas pertteneçientes al sagrario; y en casso de que la obra que está fabricada en dicho sagrario se ubiesse de derribar no sería la pérdida mucha, a causa de que toda la piedra della y canttería se puede aprobechar y la cal puede servir de arena, y solo se biene a perder la manifattura, y con la piedra que se saca se rresarse este daño; y este declarantte ha visto por vista de ojos que la obra que al presentte está fabricada en dicho sagrario no está demolida, ni se ha quittado della piedra alguna desde que se mandó sesar en su fábrica que fue con orden del exclentísimo señor duque de Alburquerque, virrey destas provinçias, y solo con su orden se prosiguió en la torre, y haviendo beniso a este obispado su señoría se prosiguió en dicha obra, sin que de ninguna manera lo estorbara, ni hiçiera contradiçión a ello, hasta que lo mandó dicho señor virrey, sin embargo de que desde sus prinçipios su señoría Antonio Pedro Molero Sañudo 1503 rreconoció la fealdad que causaba a su ygleçia, y con su orden este declarantte dio su pareser y lo firmó, demás de lo qual hiso junttas particulares, y en una dellas se hallo estte declarantte; y este declarantte no ha savido, oydo, ni entendido, que su señoría por sí, ni por ynterpóçitas personas haya tratado haser demoliçión de lo obrado en dicho sagrario, y el haverse dicho lo tiene por ynçierto, porque si lo tal ubiera susecido, este declarantte en la junta que se halló lo ubiera oydo o entendido; y este declarantte, según su artte, jusga y no es dudable tiene muchos yncombenientes la execuçión de la planta nueba por las rraçones que lleva rreferidas, además de que la sacristía se muda del lugar que oy tiene y para venir al altar maior se atrabiesa el cruzero; demás de lo qual save con toda evidençia que la dicha planta nueba que assí le ha sido mostrada fue la que entregó el ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza siendo prelado deste obispado, y no tiene notiçias si está o no pasada por rreal consejo de las Yndias, ni aprobada por su magestad, y no save ni ha oydo desir si al tiempo quando se començó a fabricar la obra de dichos sagrarios se contradijo por algunas personas eclesiásticas o seculares; y este declarantte save que las campanas de la dicha santa ygleçia cathedral desta siudad se hallan ençima de las bóbedas de la nave corateral que cae a la plaza, y por estar muy bajas perjudican a los ofiçios divinos a causa de que no se oye de un coro a otro, y demás de lo rreferido puede benir perjuiçio y daño notable al edifiçio por aquellas parttes por el peligro que puede haver, con que presisamentte se neseçita de que con toda brevedad se quiten de auqella parte, lo qual es lo que pasa y la verdad, so cargo del dicho su juramento en que se afirmó y rratificó, declaró ser de edad se sinquenta y sinco años poco más o menos, y lo firmó con su merced dicho señor provisor, lizenciado San Juan Victoria, Diego de Santa María, antte mí, Simón Báez Bueno nottario público. La catedral de Puebla 1504 Antonio Pedro Molero Sañudo 1505 La catedral de Puebla 1506 Antonio Pedro Molero Sañudo 1507 La catedral de Puebla 1508 Antonio Pedro Molero Sañudo 1509 Documento nº 19 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 11 r - 11 v, 9 de agosto de 1660. Auto por el cual el obispo Diego Osorio de Escobar mandó a los maestros Francisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Carlos García y Diego de Santa María medir la fábrica del sagrario. Autto En la ziudad de los Ángeles, a nuebe días del mes de agosto de mill seisçientos y sesenta años, el ilustrísimo señor don Diego Ozorio Escobar y Llamas, obispo deste obispado de la Puebla de los Ángeles del consejo de su magestad; haviendo visto las declaraçiones de susso fechas por Fransisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Carlos Garçía y Diego de Santa María, vezinos desta siudad, maestros de arquitectura, cantería y albañilería, dijo que para maior justificaçión y que conste de la verdad y de los yncombenientes grandes que se hallan en que aya de permaneser la obra del sagrario, según estaba fecho y fabricado, mandaba y mandó que dichos quatro maestros, todos juntos midan el dicho sagrario, assí en la longitud que tiene como en la altura dél, y la distançia que ay a la santa ygleçia cathedral, y la altura que podrá tener el cuerpo de dicha ygleçia que corresponde al sagrario, por estar enfrentte della, y haviendo de ser el otro rrespectivo a éste, se ocupará todo el frontispiçio y fachada de las portadas y torres, y que distançia quedará para la entrada a la puerta principal de dicha ygleçia por entre los dos sagrarios, y si la pared del sagrario que cae a la plaza está fuera de toda traza, assí moderna como antigua, y metida muchas baras en la plassa más que las paredes de la torre que hase esquina y las del cuerpo de la cathedral que están al mismo nibel, lo qual hagan debajo de juramento, antte el señor provisor y vicario general, y La catedral de Puebla 1510 por antte mí, el pressente notario público, assí lo proveió y firmó, Diego obispo de la Puebla, antte mí, Simón Báez Bueno, notario público. Antonio Pedro Molero Sañudo 1511 La catedral de Puebla 1512 Antonio Pedro Molero Sañudo 1513 Documento nº 20 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 11 v - 12 v, 11 de agosto de 1660. Declaración de los maestros Francisco Gutiérrez, Pedro de Cárdenas, Carlos García y Diego de Santa María sobre la fábrica del sagrario. Declararassión de los maestros En la siudad de los Ángeles, a onse días del mes de agosto de mill seisçientos y sesenta años, antte el señor lizenciado don Diego San Juan Victoria, avogado de los rreales consejos, rraçionero de la santa ygleçia cathedral desta ziudad, provisor y vicario general en este obispado de la Puebla de los Ángeles; en cumplimiento del auto de susso pareçieron Francisco Gutiérres, Carlos Garçía, Diego de Santa María y Pedro de Cárdenas, maestros de cantería y albañilería, vezinos desta siudad, a quienes yo el presentte nottario público doy fee conosco, y dijeron an visto, tasado y tanteado toda la obra que rrefiere el auto proveído por se señoría, señor obispo deste obispado, a los nuebe deste mes; y según su arte tiene de alto la obra fabricada en el sagrario hasta la forma de las bóvedas dies y nuebe baras y media; y de largo quarenta baras; y de ancho en el hueco de adentro dosse, y en los gruesos de pared, cada una bara y media de ancho que por todas son quinse; y los colaterales donde forma cruzero a quatro varas de hueco cada uno, sin el grueso de pared que son bara y terçia cada una de ancho; esta canttidad es en toda la obra del dicho edifiçio, y está desviada dicha obra de la fachada prinçipal de la santa ygleçia y rreal templo nuebo quarenta baras; y de esquina a esquina que es lo que tiene de frentte çien baras; la nave colateral tiene veinte y una baras de alto de la santa ygleçia cathedral, y haviendo de ser la obra que contiene la plantta del señor don Juan de Palafox y Mendoza rrespectibo al que está fecho, se ocupará La catedral de Puebla 1514 todo el frontispiçio y fachada de dicha santa ygleçia de las portadas y torres, y que quedarán de distançia para la entrada a la puertta prinçipal de la ygleçia catorse baras, y por los lados descubre treinta y nuebe baras, y esto es desde el cuerpo del sagrario a la entrada prinçipal de la ygleçia por entre los dos sagrarios; y la pared del sagrario que cae a la plassa está fuera de toda traça, assí antigua como moderna, y en el sitio de dicha santa ygleçia está metida dies y siete baras afuera, guardando los hilos de las calles y plaza prinçipal; y declaran según su artte que la obra de dicho sagrario es ympoçible se pueda yncorporar con la santa ygleçia cathedral, por estar distante treinta y nuebe baras como llevan declarado, y de ninguna manera se puede fabricar claustro por la salida que hazen los colaterales y los estribos del sagrario; esto es lo que sienten y declaran, y assí lo juran por dios nuestro señor y la señal de la santa cruz en forma, y lo firmaron con su merced dicho señor provisor, lizenciado San Juan Victoria, Fransisco Gutiérres, Carlos Garçía, Diego de Santa María, Pedro de Cárdenas, antte mí, Simón Báez Bueno, nottario público. Antonio Pedro Molero Sañudo 1515 La catedral de Puebla 1516 Antonio Pedro Molero Sañudo 1517 La catedral de Puebla 1518 Documento nº 21 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), F. 20 r - 22 r, 29 de agosto de 1660. Testimonio del alguacil mayor Miguel Rodríguez de Guevara y de los Ríos sobre la obra del sagrario. Testigo En la siudad de los Ángeles a veintte y nuebe días del mes de agosto de mill y seisçientos y sesenta años; el provissor deste obispado, para berificaçión de lo conttenido en el autto de su señoría, proveído a los siette deste mes, personalmente fue a las cassas de la morada de Miguel Rodríguez de Guebara y de los Ríos, alguacil maior desta dicha ziudad y uno de los capittulares del cavildo y regimiento della, del cual se rrecibió juramento, y el sussodicho lo hiso por dios y la santa cruz en forma, so cargo del qual prometió de deçir verdad, y siendo preguntado al thenor del dicho autto; dijo que en conformidad de lo en él contenido, aunque se pudiera alargar en la rrelasión de su depossiçión por señirla se rremite a la propossiçión que hiso en dos de maio del año pasado de sinquentta y uno en el cavildo y rregimiento desta muy noble ziudad, para que como personas que lo tenían entendido y visto en rrazón de la nueva fábrica del sagrario, que los curas desta santa ygleçia cathedral desta ziudad yntentaron rreedificar nuebamente el dicho sagrario, por averse demolido todas las paredes de la ygleçia vieja y antigua que servía de cathedral en esta ziudad desde su fundassión, la qual se hiso y edificó con pretexto que acavada la cathedral nueba, o que pudiesse servir quedase libre y escuetta, assí de lo que ocupaba la dicha ygleçia, como todos los edifiçios que se hiçieron al rrededor de la nueba para que solo sirbiessen hasta que la nueba ygleçia se pudiesse servir della, como fue cassa en que viviesse el administrador, otra en Antonio Pedro Molero Sañudo 1519 que estubiesse el aparejador de todos los ynstrumentos nessesarios para dicha obra, y lo demás que son algunas tiendas de mercaderías, sus rréditos y rrentas se aplicassen para la fábrica material de la nueba ygleçia, que assimesmo se an de demoler y quitar, para que no impidiesse, ni estorbasse el ver el grande y costoso edifiçio de dicha ygleçia nueba, y que todo ello avía de quedar y quedase por patio y plassa de dicha ygleçia nueba, como constará de los acuerdos que esta siudad tomó con el primero señor obispo que a ella vino, y visto por este testigo que los curas de dicha cathedral iban y querían que en la partte y lugar donde aora está una de las dos parttes del sagrario, proseguir para que no lo hisiesen ni passasen adelantte, hiso la dicha propossiçión para que el rregimiento y cavildo la rremitiesse a los señores presidente y oydores de la rreal Audiencia de México en su rreal acuerdo, para que visto lo contenido en ella y las rreales sédulas cittadas, assí del rrey nuestro señor como de sus progenitores, se mandasse como edifiçio y obra nueba, no passase adelantte la empessada y que se demoliesse lo poco que estava edificado, que haviéndose visto con lo rrespondido por el fiscal de su magestad y treslado que se dio a los dichos curas, en contradictorio juiçio se pronunçiaron autos de vista y rrevista para que no se prosiguiesse la dicha obra y sagrario, y lo hecho, que era muy poco, se demoliesse, de que se libró rreal executoria cuio traslado authorisado de Bernardino López de Mendoza, escribano maior de dicho cavildo y rregimiento, que es la que se exive para que se ponga con los autos al fin de su depossiçión, para que con más claridad se entienda lo que assí tiene declarado, y por ella constará haverse notificado al señor doctor don Juan de Merlo, canónigo que fue de esta dicha ygleçia y obispo electo de Honduras, governador y provisor deste obispado que obedeçió como cartta y proviçión de su rrey y señor nattural, y mandó guardar y cumplir, según que por su alttesa se ordena y manda y haver proseguido en la dicha fábrica los curas de dicha cathedral, y puesto un padrastro delantte de la fachada de la dicha ygleçia que el día de oy está encarselada y sin ningún lustre, a sensura La catedral de Puebla 1520 assí de toda la rrepública, como de todos los forasteros que a ella llegan, y lo que havía de ser lustroso, y pomposo, y manifiesto, haviendo costado una summa muy conçiderable del thesoro de su magestad y fuera de las limosnas que diferenttes vesinos dieron, sin canttidad muy conçiderable de los propios y rrentas desta dicha ziudad, lo deslustra, que todo lo edificado por dichos curas en dicho sagrario; sí los alcaldes maiores que an venido a ella, a quien bino cometida la execussión de dicha rreal provisión, y autos inçertos en ella, la uvieran executado los dichos curas, no hubieran proseguido en dicha fábrica, ni puesto en el estado en que oy está, y obligó a que la dicha siudad y sus capittulares suplicassen y pidiessen al ilustrísimo señor don Diego Ozorio Descobar y Llamas, obispo deste obispado, pusiesse en execussión lo mandado por los señores de la rreal Audiençia a que su ilustrísima fue servido rresponder, daría primero quenta al excelentísimo señor virrey desta Nueba España y al rrey nuestro señor en su rreal consejo, y que mandaría que no se prosiguiese en la obra y que se quedase en el estado en que oy está hasta tener rrespuesta de los señores virrey y rreal Consejo, que con orden del dicho señor virrey que mandó no se prosiguiese en dicha obra se sessó en ella y no se ha obrado ni obra, y por estar este testigo conjunto con el excelentísimo virrey desta Nueba España conde Baños, marquéz de La Adrada juntamente con dicho señor obispo, mandó su excelencia del señor virrey que por estar pressentes los dos cavildos, eclesiástico y secular, se leiese la rreal sédula de su magestad en público, ttocante a que diesse su pareser por la evidençia y vista de ojos, y le pareçió a este testigo que la rrelaçión ynçerta en dicha sédula se hiso siniestra y no verdadera, y lo mesmo contiene la cédula remittida a su señoría que trata de lo mismo en quanto al ynforme de dicha obra, porque el desir que está yncorporada la dicha fábrica del sagrario con dicha cathedral es siniestro por estar distantes muchas baras enfrentte uno de otro, y que si se continuara el hazer el dicho edifiçio con otro tanto que faltta del otro lado era entrar en el rreal templo nuebo por un callejón, por no aver otro sitio ni entrada Antonio Pedro Molero Sañudo 1521 para dicha ygleçia, y oy se halla sin demoler lo fabricado por dichos curas, y como tiene dicho, no se ha quitado piedra ni desbaratado cossas de lo hecho, por aguardar la rresoluçión de su magestad y rreal consejo, para executarlo su señoría como dicho tiene, se halló pressentte con excelentísimo virrey y obispo que mandaron se exibiesen y mostrasen, como se exibieron y mostraron dos trasas para el edifiçio de dicha ygleçia cathedral, al parecer, la primera, en consequençia de ella, se fue haziendo la fábrica y edifiçio de dicha ygleçia; y por la segunda se dispuso en algunas cossas diferenttes de la primera, porque en ella estava puesta la fábrica del sagrario conjunta, ynseparable del edifiçio de la cathedral, lo qual oy no está en esta forma, antes muy separada y no en lugar conbenientte a lo que corresponde al dicho sagrario, por el poco o ningún lustre que queda a dicha cathedral, anttes muy deslustrada rrespecto destar en las esquinas de la plassa pública, ympediendo a lo que está dispuesto y ordenado, para que no se deslustre edifiçio tan grandiozo e ylustre como han prettendido y prettenden los señores rreies, patronos de las ygleçias destos rreynos, lo qual que lleva dicho y declarado, dijo que es lo que save y la verdad, so cargo del dicho su juramento, en que se rratificó, declaró ser de edad de más de ochenta años, y lo firmó, lizenciado San Juan Victoria, Miguel Rodrígues de Guebara, antte mí, Simón Báez Bueno, nottario público. La catedral de Puebla 1522 Antonio Pedro Molero Sañudo 1523 La catedral de Puebla 1524 Antonio Pedro Molero Sañudo 1525 La catedral de Puebla 1526 Antonio Pedro Molero Sañudo 1527 Documento nº 22 Cartas y Expedientes del Cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles, vistos en el consejo (1540-1700) AGI, Audiencia de México, (MEXICO,347), F. 522 r - 523 r, 5 de abril de 1661. Información hecha por los maestros alarifes Françisco Gutiérrez, Carlos García y Llorente Pérez, sobre todo lo que restaba por construir en la catedral y su presupuesto. Ynformaçión En la çiudad de los Ángeles a çinco días del mes de abril de mill y seisçientos u sesenta y un años, para la ynformaçión que tiene ofreçida Juan Lorenço Flores, procurador desta santa yglessia desta çiudad, y en modo de la comissión a mí dada, en virtud del decreto de suso, rreciví juramento por dios nuestro señor y la santa cruz, en forma de derecho, de Françisco Gutiérrez, Carlos García y Llorente Pérez, maestros examinados de alarifes, veçinos desta dicha çiudad de los Ángeles, so cargo del qual prometieron de deçir verdad, y siéndoles leyda la petiçión desta otra parte y el auto a ella proveido, dijeron que: las dos portadas del cruçero costarán a treinta y ocho mill pessos cada una, y las dos portadas de las naves coraterales a dies y seis mill pessos cada una, y la portada prinçipal que está en medio destas dos coraterales, que todas tres haçen la fachada y delantera de la yglessia, está hecho el primer cuerpo de doze baras de alto de cantería labrada de orden dórica, y se va continuando con el segundo cuerpo de orden jónica, la qual haçe el ilustrísimo señor don Diego Ossorio de Escovar y Llamas, obispo desta çiudad y su obispado, que costará treinta y ocho mill pessos el acavarla; las dos torres, la una está hasta la cornisa, que el alto que oy tiene es de treinta y dos baras, y según la medida de la traça que se va executando le faltan çinquenta baras más de alto, que desde el suelo hasta el último remate tiene toda su altura ochenta y dos baras, y ésta es la que oy se va fabricando con la rrenta rreal, la que va toda fabricada y La catedral de Puebla 1528 labrada de piedra de cantería de orden toscana, lo que se va prosiguiendo en el primer cuerpo ençima de la cornisa, lo que oy está coronado, el cuerpo toscano es de orden dórica, y el segundo cuerpo ha de ser de orden jónica que costará todo lo que falta desta dicha torre hasta çien mill pessos, poco más o menos; y la otra torre que ha de ser semejante cosa costará hasta çiento y treinta mill pessos, por hallarse diez y seis baras más baja que el estado que oy tiene la que se ba haçiendo. Faltan también los dos sagrarios que demuestra la planta que es la que está executada en la santa yglessia, y estos dos fechos, de por sí, costarán con sacristías y tras sacristías, y puertas de cantería, a quarenta y çinco mill pessos cada uno. La contaduría, claustro y vivienda de los curas, que todo cerca la yglessia por delante y por los lados, dejando las tres entradas, como está en la planta, para el usso de la yglessia, todo lo dicho costará nobenta mill pessos, poco más o menos. En la parte del testero de la capilla de los Reyes falta por haçer la sacristía, y lavatorio, y descanso de predicador, y oratorio, y relicario, una sala con su corredor, lugares para el usso, sala de capítulo con su entrada y lugares para el usso, que todo lo dicho ha de ser de bóbedas y puertas de cantería, y escaleras, piezas y ventanas de madera, que todo lo dicho coxe de sitio de esquina a esquina çien baras de medir y su ancho diez y ocho, que costará todo çiento y çinquenta mill pessos, según lo an visto, medido y tassado, según la dicha traza y planta, en que al presente está la dicha santa yglessia. Todo lo qual dijeron haver hecho a su leal saver y orden [mutilado] de dicho juramento que fecho tienen, en que se afirmaron, y ratificaron, y dijeron no les tocan ninguna de las generales de la ley que les fueron preguntadas, y que son hedad: Françisco Gutiérrez de çinquenta y dos años; y Carlos Garçía de hedad de quarenta y dos años; y el dicho Llorente Pérez de más de setenta años; y lo firmaron ante mí el pressente notario, Françisco Gutiérrez, Carlos García, Llorente Pérez, ante mí, don Benito Ortiz Otaínez, notario appostólico. Según consta y pareze por loa autos originales que quedan en este archivo episcopal, con que este traslado concuerda, a que me refiero cierto y verdadero; Antonio Pedro Molero Sañudo 1529 en la ciudad de los Ángeles de la Nueva España, a seis díaz del mes de abril de mill seiscientos y sessenta y un años, siendo testigos a lo ver, sacar, corregir y concertar, Jacinto de Andrada, Pedro Gómez de Prado y Juan Váez Bueno, vezinos desta dicha ciudad. La catedral de Puebla 1530 Antonio Pedro Molero Sañudo 1531 La catedral de Puebla 1532 Antonio Pedro Molero Sañudo 1533 Documento nº 23 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), sin numerar (siguiendo el orden de este cuadernillo corresponderían a F. 51 r - 53 v), 18 de febrero de 1661. Testimonio del chantre de la catedral Domingo de los Ríos, sobre lo que restaba para la finalización de la obra de la catedral y el estado de la del sagrario. Testimonio de la petición del doctor Domingo de los Ríos El doctor Domingo de los Ríos, chantre desta yglesia cathedral, provisor y vicario general deste obispado de los Ángeles, digo que, como consta de la provisión, y requirimiento y protexta que a vuestra señoría hice, en catorce de abrill del año passado de seiscientos y cinquenta y quatro, cuio testimonio demuestro para que conste della, sobre la perfección de la obra material desta santa ygleçia, sus oficinas, trassacristía, portadas, torres, y lo demás conserniente a la consumasión de su edifiçio conforme su traça y planta, que dexó hecha dél el ilustrísimo y excelentísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, prelado meritíssimo que fue desta santa yglesia que tuvo a su cargo la obra della, pareze que por su ausiencia a los reynos de Castilla la dexó encargada al señor racionero doctor don Andrés de Luey, con su nombramiento del señor obispo de Yucatán, governador que fue desta Nueva España, y deviendo el dicho señor racionero, como su administrador, proçedido a consumar y perficionar este sagrado templo y edificio, empleando en él todos los efectos de las rentas destinadas para ello, demás tiempo de dos años y medio a esta parte ha alzado totalmente la mano de proseguir en la obra desta sancta yglesia, embarasando su renta en la redificación del sagrario de los curas desta cathedral, porque haviendo formado grave escrúpulo dello como capitular desta santa yglesia, La catedral de Puebla 1534 hize a vuestra señoría dicha proposissión, requirimiento y protexta, con cuia ocasión, el dicho señor rracionero doctor don Andrés de Luey ofresió a vuestra señoría prosedir a la fábrica de la trassacristía desta cathedral y sus oficinas, por ser de presente de lo que más necessitava, y haviendo más tiempo de un año y quatro meses que prometió hazer lo rreferido no ha cumplido con ello, aunque en dicho tiempo en muchas y diferentes occasiones, como presidente del cavildo, le he requirido cumpla con su obligasión, y por medio de algunos señores capitulares, confidentes y amigos suyos, y entre ellos el señor canónigo doctor don Antonio de Peralta Castañeda, le he inquerido cumpla con lo susso dicho, y reconosiendo su rebeldía en el cumplimiento de su obligasión ha cresido en mí el dicho escrúpulo grave de consciençia que he formado sobre ello, porque me ha obligado a recurrir a vuestra señoría y repetir dicha mi proposissión, requerimiento y protexta que reprodusgo como si aquí fuesse ynserta a la letra, para que en su virtud vuestra señoría se sirva de hazer consulta al excelentísimo señor duque de Alburquerque, virrey desta Nueva España, sobre lo contenido en ella, para que proçeda a mandar se perficione y acabe la obra desta santa yglesia como principal, sin que dibertiesse su renta en otros efectos, proscediendo al rremedio de los excessos que se han cometido en la fábrica del sagrario de los curas desta cathedral, mediante los motivos y fundamentos siguientes: El primero, porque el dicho señor rracionero don Andrés de Luey, desde que su excelencia el dicho señor obispo se ausentó destos reynos asta ahora, nunca ha consultado a vuestra señoría, no dándole quenta de los órdenes que le dexó para proseguir la obra desta santa yglesia, tocándole al prelado y cavildo por erección y cédulas de su magestad, y lo dispuesto por el santo concilio de Trento y mexicano, el cuidar de la fábrica de su yglesia y la superintendençia della, porque hallándose el dicho señor rraçionero administrador della como capitular de tan grave cavildo, para el maior acierto del cumplimiento de su obligasión en dicho su oficio, devía en general y particular, mostrar y Antonio Pedro Molero Sañudo 1535 dar quenta a vuestra señoría, de los órdenes e ynstrucsiones que le dexó su excelencia para la prosecussión de dicha obra y le ha remitido desde los reynos de Castilla, para entender y saber si se ha ajustado a ellos en su execusión o exedido dellos por solo su adbitrio u otros respectos, porque en lo que se reconosiere haber exedido, correrá por su quenta y no por la de vuestra señoría, para darla a su excelencia del señor virrey, en quien se representa el derecho del rreal patronato desta santa yglesia de quien manó su nombramiento, y en este presupuesto proçedo a los demás fundamentos para hazerse dicha consulta por vuestra señoría a su excelencia del señor virrei. El segundo fundamento para la dicha consulta es que desde que se fue a España su excelencia el dicho señor obispo, el dicho señor racionero, como administrador de la dicha obra, lo que ha obrado en el templo desta santa yglesia solo es el enladrillado de las bóvedas y sus capillas, y para este efecto prestó vuestra señoría un mill y quinientos pesos de massa general, que ya se han satisfecho a sus ynteressados por dicho señor racionero, y las canales maestras del desague de las bóvedas, y encalado las paredes de dicha yglesia en la parte superior que sobre sale a la vista de la plaça pública, sin haver querido hazer las escaleras necessarias en las partes superiores para su tránsito y reconocimiento de dichas bóvedas, ventanas del simborrio, y assimesmo en él a quitado su zimbria blanqueándolo, y echo quatro serafines de yesso sin aver querido haser las ventanas de madera, que por mandado de vuestra señoría se han hecho, y sus enserados, supliendo este gasto la fábrica spiritual, que se deve mandar resarsir y pagar a la material y al dicho señor racionero, su administrador, por ser de su quenta el hacer dichos gastos como los hace en la cathedral de México el administrador de la obra della, y juntamente se le deve mandar bolver a dicha fábrica spiritual tres mil y quinientos pesos que el dicho señor racionero Luey rrecivió del señor racionero Reynosso y se le passaron en quenta al lizenciado Alonso Lozano, mayordomo que fue de la dicha fábrica spiritual, en la que dio de sus vienes y rentas en esta contaduría, según pareze La catedral de Puebla 1536 de su rrecivo del dicho señor racionero, que dice lo gastó en el blanqueado de las bóbedas desta santa yglesia, y que se hiso cargo dellos en sus quentas que dio al excelentísimo señor virrei conde de Alva de Liste de la obra desta yglesia, y que alcansó en ella a la dicha fábrica material en más de dos mill pesos, y que por su buena administrasión se le ha acresentado su salario, y porque dichas quentas las devió dar en esta ciudad donde está la dicha obra y no en México, para reconoserse lo obrado en ella según sus gastos y partidas de su cargo, y resivió como lo avía pedido el señor racionero Francisco de Requena Gálves, como capitular desta yglesia, de cuio pedimiento se le mandaron dar dichas quentas, y sin darle vista dellas se procedió a su aprobasión, siendo digno de advertir para este punto todo lo alegado por dicho señor racionero lizenciado Francisco de Requena Gálves que reprodusgo: que se devió reconocer para dichas quentas todo lo que contava en la contaduría desta santa yglesia, assí del rrecivo de dichos tres mill y quinientos pessos, como también más de dos mill pesos de cédulas y recaudos que se entregaron al señor arcobispo de Manila, doctor don Miguel de Poblete, siendo administrador de dicha fábrica, que le aplicó vuestra señoría de las compossiciones y restitussiones de diezmos que resultaron de la vissita del lizenciado Andrés Xuáres de Arçe, presbítero, que se passaron en quanto a sus restos a poder del dicho señor rracionero Luey para su cobrança, a quien también se le dio facultad para que cobrasse las limosnas de sepolturas de la parroquial desta yglesia para los gastos de sus reparos y enserados de las ventanas del simborrio, de que tampoco ha dado quenta de sus gastos, ni de lo procedido de las maderas que servían para la obra desta santa yglesia que costaron grande suma de pesos por ser muchas considerables, que se vendieron para la fábrica de la yglesia de San Joseph y otras personas particulares, y assimismo se devió reconoser en dichas quentas, si se hizo cargo en ellas de los pesos de oro que ha cobrado el dicho señor racionero Luey de la donación de seis mill pesos que hiso Andrés de Arano a la fábrica material, que se los devía el capitán don Sebastián de la Higuera Antonio Pedro Molero Sañudo 1537 Matamoros, sobre que se ha seguido pleito contra el susodicho, y héchole poner en la tablilla por excomulgado y cobrado dél diferentes cantidades de pesos, y del lizenciado don Pedro de Porras Farfán, beneficiado de San Juan de los Llanos, y otra donación que se hiso a la dicha fábrica, y de otras mandas y donaçiones que en tiempo de su excelencia el señor obispo se hizieron a ella, según consta de su libro, que para que todo se reconosca en dichas sus quentas y ajuste como conviene, pido se mande por vuestra señoría que los contadores desta yglesia den certificasión de dichas partidas, y que el lizenciado Luis de Palaçios, presbítero teniente de sacristán mayor de la parrochial desta ciudad, exiba en la contaduría todos los recivos que tiene del dicho señor rracionero dél, procedido de dichas sepolturas, para que se certifique dicha cantidad de su monto por dicha contaduría y se pongan certificassiones con esta proposisión y consulta que hago a vuestra señoría, para hacerla a su excelencia el dicho señor virrei, para que sobre todo probea del remedio que más convenga para la prosecusión y fenesimiento de la obra desta santa yglesia. El tercero fundamento para dicha consulta es que siendo precisso y nescesario el proseguir y perficionar la obra del templo desta santa yglesia y lo que falta por hacer en ella, la tassacristía y sus oficinas de que se necessita mucho en esta yglesia, y de sus portadas, para el maior lucimiento de tan sumptuosso templo y de sus torres, ultimamente, que es la pretensión de su magestad como patrón desta santa yglesia que con tanta magnificencia y liberalidad rreal a gastado muchos millares de pesos de su rreal hazienda, para cuio efecto tiene destinada la renta de dicha fábrica material que importa cada un año más de nueve mill pesos, el dicho señor rracionero lo ha consumido en los cortos efectos referidos que ha obrado en dicha fábrica material, y demás de dos años y medio a esta parte las ha consumido y va consumiendo en la fábrica de los sagrarios de dichos curas desta ciudad, haviendo por solo su adbitrio y sin consultar a vuestra señoría a derribar la yglesia cathedral antigua asta sus cimientos, sacando la fábrica de los sagrarios desde ellos asta en el estado La catedral de Puebla 1538 que oy tiene el uno dellos, siguiendo en esto la conbeniencia y parecer de sus curas, preferiéndola a la desta cathedral, en todo lo qual ha exedido el dicho señor racionero Luey, contraviendo a la real voluntad de su magestad y sus rreales cédulas, para que dio licencia se fabricasse este nuevo templo y acabasse en toda perfección según su planta, como se avía comenzado, porque haviéndoles quedado a los curas la cathedral antigua para parrochia, mui capas, firmes y constantes sus paredes y pilares de sus naves, y para poder servir muchos siglos de años con solo haverse enmaderado y cubiertos sus techos con los efectos de limosnas y otras aplicasiones que se han hecho para su reparo, el dicho señor racionero Luey procedió a deribarla sin ganar nueva liçençia de su magestad, de que precissamente necessitava, según lo assienta el señor don Juan de Solorzano en su Política, libro quarto, capítulo veinte y tres, con grandes doctrinas y fundamentos de derecho, donde cita una rreal cédula de su magestad, dado en Valladolid a dos de Abrill del año passado de mill seiscientos y quatro, dirigida a la rreal Audiencia de Lima, en que dispone que solo su magestad a de contribuir en la costa y gastos del primer edificio de las yglesias por estas palabras: y es declarasión que la contribusión que de nuestra hazienda se ha de hazer de la dicha tercia parte para el edificio de las dichas yglesias, conforme a la cédula que para ello está dada, se a de entender por la primera vez y no más, aunque acaesca que se caigan o los derriben, o alargarlas, o mudarlas, si nos, avisados dello no proveieremos otra cosa. Porque de las palabras de dicha rreal cédula se infiere que su magestad no deve contribuir en los gastos de dicha obra de dichos sagrarios y sus reparos, ni proçedídose a la rruina de dicha yglesia sin su consulta y del señor virrei desta Nueva españa, para que ynformándose de su necessidad se pareziesse probeer otra cosa contra lo dispuesto en dicha rreal cédula, según lo que el dicho señor racionero Luey cometió grave exesso en la destrusión y ruina de dicha cathedral antigua, con solo el pareçer de sus curas, cuios daños deven resarsir de sus vienes, y para que de todo se ynforme a su excelencia, el dicho Antonio Pedro Molero Sañudo 1539 señor virrey, y del consumo y venta de sus rejas, materiales y maderas de dicha yglesia, fecho por su mano, del dicho señor rracionero; por tanto, a vuestra excelencia pido y suplico que haviendo por demostrado dicha mi protexta, y por fecha mi proposisión y consulta, se sirva de mandar haser a su excelencia según llevo referido, y que para ello la contaduría me dé dichas certificasiones, y para ello el dicho lizenciado Luis de Palacios exiva en ella dichos recivos, y assimesmo se me dé testimonio de todo para dar quenta a su excelencia como lo espero de la justificasión de vuestra señoría; doctor Domingo de los Ríos; según consta y parese por el dicho testimonio y petición en él ynserta que originalmente queda en poder de su señoría ylustrísima del obispo mi señor, con que este traslado concuerda, a que me refiero cierto y verdadero, en la ciudad de los Ángeles de la Nueva España, a diez y ocho días del mes de febrero de mill seiscientos y sessenta y un años, siendo testigos a lo ver, sacar, corregir y concertar, Pedro Gómez del Prado, Jacinto de Andrada y el provisor Joseph Juárez Bueno, vezinos desta dicha ciudad. La catedral de Puebla 1540 Antonio Pedro Molero Sañudo 1541 La catedral de Puebla 1542 Antonio Pedro Molero Sañudo 1543 La catedral de Puebla 1544 Antonio Pedro Molero Sañudo 1545 La catedral de Puebla 1546 Documento nº 24 Testimonio de los autos fechos sobre la obra del sagrario de la cathedral desta ciudad y petición que presentó el doctor don Domingo de los Ríos, arzediano, sobre esta razón AGI, Gobierno, Audiencia de México, Cartas y expedientes de personas eclesiásticas, (MEXICO,307), sin numerar (siguiendo el orden de este cuadernillo corresponderían a F. 56 r - 59 r), 5 de marzo de 1661. Declaración de Melchor de los Reyes, mayordomo de la catedral, sobre el estado y obra del sagrario. Declaración En la ciudad de los Ángeles a sinco días del mes de março de mill seiscientos y sessenta y un años, el señor lizenciado don Diego San Juan Vittoria, avogado de los rreales consejos, raçionero de la santa ygleçia catthedral desta ciudad, provisor y vicario general en este obispado de la Puebla de los Ángeles; en cumplimiento del autto de suso y para resevir su declaraçión al bachiller Melchor de los Reies, clérigo presvittero, hiço compareçiese en su presencia, y estándolo se le reçivió juramento, y el susodicho lo hiço en verbo saçerdotis, so cargo del qual, prometió deçir la verdad, y siendo preguntado al thenor del autto proveído por su señoría ilustrísima, a los siette de agosto del año passado de seiscientos y sessenta, dijo que este declarantte save y ha visto que la obra que está fabricada para sagrario, enfrentte de la fachada de la sancta ygleçia catthedral de esta ciudad, no está demolida, ni ha tenido notiçia de ninguna manera que su señoría ilustrísima, señor obispo deste obispado, la aia mandado demoler, y este declarantte mediantte a la asistençia que ha tenido en la fábrica de la dicha santa ygleçia, y por ser enttendido en este ministerio de obras, rreconoçe los muchos yncombenientes que ay de estar fabricadas las paredes de la dicha parrochia en el çittio y lugar que oy tiene. Lo primero porque la obra de dicho sagrario es una ygleçia con cruzero y que desluçe la vista de dicha sancta ygleçia y fachada prinçipal, en tantta Antonio Pedro Molero Sañudo 1547 manera que vajando desde la esquina de la plaça açia el combentto de Nuestra Señora del Carmen no se puede divisar la ygleçia, y demás de lo rreferido, la esquina de dicho sagrario entra en la plaça pública. Y por su merced, dicho señor provisor, se le pregunttó si al tiempo y quando dise asistió a la obra y fábrica matterial de dicha ygleçia y sagrario fue como maestro o ofiçial de dicho ofiçio, y sí quando se abrieron los çimientos para fabricar la obra de dicho sagrario avía plantta, para conforme a ella disponerla, y cuia era y quién la hizo, y sí en aquella ocaçión este declarantte rreconoçió los yncombenientes que oy rrepresenta tener la dicha obra. Dijo que este declarantte, como lleva rreferido, açistió en dicha obra desde el año de quarentta y tres que fue nombrado por maiordomo della, con decretto del ilustrísimo señor don Juan de Palafox y Mendoza, prelado que fue deste obispado que le dio decretto dello, que para en poder del doctor don Andrés de Luey, obrero maior, hasta el año passado de seiscientos y çinquenta y sinco, que le señaló de salario treçientos pessos y cassa en que vivir en dicha obra, que éstos duraron hasta el año de quarentta y ocho, a causa de averse acabado la obra de dicha santa yglesia, cuia canttidad le pagava el obrero maior; y después este declarantte prosiguió en dicha asistençia y maiordomía con salario de doçientos pesos y cassa, que los çiento se le rrebajaron por orden y mandato de dicho señor obispo, a causa de lo poco que avía que haçer; y este declarantte no tiene notiçia de las planttas antiguas de los señores rreyes que conttiene el autto, pero ha visto una moderna que es çiertto, y sin duda, la formó Agustín Fernández de Solís, maestro de architectura, vezino desta ciudad, por orden y mandato del dicho señor obispo don Juan de Palafox, que aviéndosele mostrado por dicho señor provisor, rreconoçió este declarante ser la misma que formó dicho Agustín Fernández que está firmada de dicho señor obispo, cuia firma rreconoçió, y sin embargo de dicha plantta nueba, al tiempo y quando se abrieron los çimientos para fabricar la obra del sagrario, no se executtó, y se hiso otra nuebamente con orden de dicho doctor don Andrés de Luey que La catedral de Puebla 1548 era obrero maior, lo qual dispuso Joseph de la Cruz, maestro de albañil, y este declarante procuró no se hiçiese nueba traça, sino que se executtase la que avía dejado dicho señor obispo don Juan de Palafox y Mendoça, sobre lo qual, enttre dicho señor doctor don Andrés de Luey y este declarante ubo disgusto, y sin embargo de averlo conttradicho, se formó la nueba planta por dicho Joseph de la Cruz, que fue la que se executtó en dichos sagrarios y no la de dicho señor obispo; y por enttonces, este declarante rreconoció los mismos yncombenientes que lleva rrepresenttados, y los ynçinuó a dicho doctor, como tal obrero maior, y no obstantte ellos se prosiguió la dicha obra conforme a la plantta del dicho Joseph de la Cruz; y por enttonçes se rrettiró este declarante a su cassa, donde estuvo serca de un mes sin asistir a dicha obra, y en este tiempo se abrieron los simientos della por dicho Joseph de la Cruz y se començó la fábrica; y después se bolvió este declarante a su exerçiçio con el mismo salario de doçientos pesos. Preguntado diga y declare sí save en cuio poder para la nueba traça fecha por dicho Joseph de la Cruz, con orden de dicho doctor don Andrés de Luey. Dijo que en poder de este declarante para la dicha traça, como persona que exerçía el ofiçio de tal maiordomo y en donde entravan los papeles y archivos de dicha obra, y esto rresponde. Preguntado diga y declare qué maestros, ofiçiales y peones asistían a obrar en la de dicho sagrario. Dijo que desde que se començaron a abrir los dichos simientos hasta el año de sinquenta y sinco, que fue quando este declarante salió de dicha obra, travajaron en ella seis ofiçiales de albañil yndios, que cada uno ganava en cada un día sinco rreales, si bien que algunos días faltavan a este travajo, si bien no por tiempo conçiderable; y los peones que eran nesesarios que tal ves avía veintte y tal, treinta más o menos, y cada uno destos ganava dos rreales al día, y esto rresponde. Preguntado diga y declare si al tiempo y quando se comensaron a abrir los simientos de dicho sagrario, en los días de domingos y otros festivos travajaron algunos yndios sin estipendio, y qué tiempo duraría ésto, y sí se aprovecharon los matteriales que sacavan de la yglesia antigua. Dijo Antonio Pedro Molero Sañudo 1549 que al tiempo y quando este declarante bolvió al exerçiçio de tal maiordomo de dicha obra, ya estavan aviertos los simientos de la del sagrario, con que no vido açistir a travajar en los días festivos ningunos yndios, y lo que vido es que para entterrar los huesos de los difunctos que estavan en la ygleçia antigua se hizo una possa mui grande en medio del cuerpo de dicha ygleçia donde se yban hechando, en lo que vido este declarante se ocuparon muchos yndios en los domingos y otros días festivos sin estipendio alguno; y save que toda la piedra que se sacó de dicha ygleçia anttigua se aprovechó en la nueba fábrica; y las maderas sirbieron para andamios de la nueba obra, y la que se sacó para simbras y arcos, y esto es lo que rresponde. Preguntado diga y declare si la obra que nuebamente está fabricada en los sagrarios se puede yncorporar con la santa ygleçia y rreal templo nuebo, y si tiene algunos yncombenientes. Dijo que de ninguna manera se puede yncorporar a causa de que la obra del dicho sagrario es muy grande y con cruzero, y sale a la plaça pública, con que es ymposible yncorporarse, y esto rresponde. Y declaró ser la verdad so cargo de su juramento en que se afirmó y rati (mutilado), ser edad de sinquenta y dos años, poco más (mutilado), y lo firmó con su merced, dicho señor provisor que (mutilado). La catedral de Puebla 1550 Antonio Pedro Molero Sañudo 1551 La catedral de Puebla 1552 Antonio Pedro Molero Sañudo 1553 La catedral de Puebla 1554 Antonio Pedro Molero Sañudo 1555 La catedral de Puebla 1556 Antonio Pedro Molero Sañudo 1557 Documento nº 25 Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso que se manda hazer en el sinborrio de la sancta ygleçia cathedral de la çiudad de los Ángeles en virtud de mandamiento del excelentísimo señor virrey governador y capitán general desta Nueba España ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676. Autos y pregones para otorgar el remate de la reparación del cimborrio de la catedral. Auto En la ciudad de los Ángeles a quatro días del mes de março de mill seissientos y setenta y seis años, el señor lizenciado don Joseph de Goitia Ayanguren, canónigo de la santa yglesia cathedral de esta ciudad, obrero mayor, juez, reseptor, thesorero, cobrador y pagador de la fábrica material de ella; dixo: que en obedesimiento del mandamiento despachado por el excelentísimo señor virrey, governador y capitán general de esta Nueva Spaña, sobre el aderezo que se ha de haser en el simborrio de dicha santa yglessia cathedral, ha hecho su mersed muchas dilixensias para que tenga efecto, y haviendo consultado con Carlos Garçía, maestro maior de dicha obra, lo necesario de hierro para los rreparos que se mandan haser, se halla que se han de fabricar ocho hierros que siñan los ocho ochavos de ocho baras de largo y de ancho sinco dedos, y de gruesso una pulgada, con dies y seis pernos que atrabiesen todo el gruesso del casco de la bóbeda, a dos en cada ochavo, con su cavessa y chapetas, y para las xendeduras y aberturas que tiene la bóbeda dose chapetas de una bara de largo, y de ancho una quarta, sin lo que ha de tener el güeco de los pernos, y de gruesso una pulgada, y por la parte de arriba a la correspondensia de las chapetas de abaxo otras dose, de ancho sinco dedos y de gruesso una pulgada, con dos pernos cada chapeta, y de gruesso dos dedos de el largo que La catedral de Puebla 1558 tubiere la bóbeda; todo lo qual ha de ser de hierro, y para lo que tenga efecto dicho adereso y que se haga con toda comodidad, y que el preçio que costare sea menos en utilidad de dicha fábrica, y haver rrazón, mandava y mandó se traiga en pregón por término de nueve días dicha herramienta, según ha expressado, para si hubiere algunas personas que quisieren haser postura y baxa en dicha obra, parescan ante su mersed, dicho señor obrero maior, que se les admitirá sus posturas, declarándose, que por fin de dichos nueve pregones, se ha de haser rremate en el mejor ponedor; y assí lo proveió y firmó. El primer pregón se hizo el mismo día del auto, el 4 de marzo de 1676, sin que hubiera postor alguno. El 7 de julio se ordenaba que se dieran otros nueve pregones al no haber habido ningún postor. Los nuevos pregones comenzaron el día siguiente 8 de julio. Este trabajo se remataría finalmente a favor del maestro de herrero y arcabucero Diego García de Figueroa. Antonio Pedro Molero Sañudo 1559 La catedral de Puebla 1560 Antonio Pedro Molero Sañudo 1561 La catedral de Puebla 1562 Documento nº 26 Pregones y autos fechos para el rremate del fierro para el adereso que se manda hazer en el sinborrio de la sancta ygleçia cathedral de la çiudad de los Ángeles en virtud de mandamiento del excelentísimo señor virrey governador y capitán general desta Nueba España ACCP, Libros de Fábrica, Obras Materiales de la Santa Iglesia Catedral de Puebla 1676 - 1694, Legajo 3 Cª 1, nº 10, 1676. Auto para que el maestro mayor de la obra de la catedral, Carlos García Durango, revise el trabajo de hierro realizado por el herrero Diego García de Figueroa para la reparación del cimborrio de la catedral. Auto En la ciudad de los Ángeles a dies y seis días del mes de septiembre de mill y seiscientos y setenta y seis años, el señor doctor don Lorenço de Salasar Muñatones, canónigo magistral de la santa ygleçia cathedral de esta ciudad, obrero mayor, juez, reseptor, thesorero, cobrador y pagador de la fábrica material de ella; dixo: que atento a que la obra de fierro que se rremató en Diego Garçía de Figueroa, maestro de herrero y arcabusero, vezino de esta ciudad, para el adereso del cimborrio de dicha santa yglessia cathedral, en virtud de mandato del excelentísimo señor virrey, governador y capitán general de este rreino, en conformidad de los autos que presedieron para el dicho efecto, la tiene acabada dicho Diego Garçía de Figueroa, y para saver si está conforme a dicho rremate y cumplido con su obligasión, mandava y mandó que Carlos Garçía, maestro mayor de dicha obra, por lo que le toca, vea dicha obra y rreconosca las piessas que se rremataron en dicho maestro, y si son del tamaño, largor y gruesso a que se obligó, y las nesesarias para dicho adereso; y asimismo, Salbador Domíngues y Diego Martín Bueno, maestros de dicho oficio de herrero, vesinos de esta çiudad, por lo que toca a su ofiçio, vean dicha obra de fierro y rreconoscan si están conforme a dicho ofiçio y a Antonio Pedro Molero Sañudo 1563 buen arte de maestros, y conforme al rremate e que se obligó a obrar dicho Diego Garçía de Figueroa, lo qual dichos maestros y el dicho Carlos Garçía declaren con juramento, ante su merced, para que en todo se cumpla y execute el mandato de su excelencia, y se proseda al adereso de dicho simborrio; y así lo proveyó y firmó. La catedral de Puebla 1564 Antonio Pedro Molero Sañudo 1565 Documento nº 27 Recepción de la campana mayor nombrada Santa María de los Ángeles que fundió el maestro Francisco Márquez y entregó este año de 730, y quenta de sus costos y peso, que lo es de 185 quintales, su costo con lengua 8.202 pesos, 6 tomines ACCP, Libros de Fábrica Espiritual 01, Legajo nº 4 Cª 1 nº 10, 1730 - 1731, sin numerar, 25 de abril de 1732. Información sobre la subida a la torre de la campana Santa María. Ángeles y agosto 8 de 1731 años Quenta de gastos de la subida de la campana de esta santa yglecia cathedral de la Puebla de los Ángeles, 5 v - 6 v. El día 12 de agosto de 731 comensó a travajar Juan Bauptista en la presisa disposisión de la subida de la campana armando dos pies derechos delante de la thorre, desde el suelo hasta las esquilas, en los quales, que eran de vigas medianas toscamente puestas y mal amarradas unas con otras, esto es, empalmadas aunque mal, resolvió el tablado en que se havía de abanzar la campana que salía por la ventana de la thorre, con contrapuntas a la cornisa y adentro a la vóveda y suelo de la torre, y más arriva afianzó con otras contrapuntas el pescante y demás garruchas, y avajo puso de primera intenzión y conforme su dictamen tres tornos comunes y dos dentro de la thorre, que unos y otros no servían porque queriendo suspender una plancha de madera de mediano peso, se torsieron todos los tornos sin llegar a menear la plancha, de cuya esperiençia, movido el ilustrísimo obispo, doctor don Juan Antonio Lardizával, pasó en persona con el almirante don Francisco Romero, el maestro de alarife Santa María y otros inteligentes, a reconozer lo dispuesto por dicho Bauptista, y se jusgó todo lo actuado por inútil, apreciando solo lo fortalezido en la torre interior y exterior para contener las garruchas y pescante, disponiendo que en lugar de dichos tornos se pusiesen tres cabrestantes, que con efecto se pusieron, uno frente de la torre y los dos en los dos costados, La catedral de Puebla 1566 con los quales y dos contrapesos que se hecharon, cada uno con 60 quintales de plomo, se intentó subir la campana; y el día 26 de henero se rompieron, solo al moverla, las maromas, y se suspendió el acto de suvirla, pasando a discurrir otro modo y tratando de hazer nuevas maromas a disposisión de dicho almirante; y dicho maestro Juan Bauptista pasó a conferir con el padre fray Joseph de Pizarro de la orden de predicadores, quien muy al prinsipio, haviéndole propalado el intento dicho maestro, le havía dicho era desatino lo que pensava y que no lograría la empresa de suvir dicha campana sino usava de uno o más aprejos [aparejos] reales, demostrándole la fuerza de dicho instrumento con uno muy pequeño que tenía con cordeles de xeniquén [henequén], elevando una carga de frixol que dos hombres no podían llevar, y con dicho ynstrumento y la corta fuerza de los dos dedos hizo suviera, dicho maestro, quien no teniendo ni remota noticia de tales aparejos, se admiró y no usó de ellos por dezirle sería muy costoso, hasta que experimentando la difilcutad que se manifestava en suvir la campana acudió a dicho padre, prometiéndole regalo porque le prestase el aparejo de la muestra, para por él hazer los que fueren nesesarios, quien sin aceptar dádiva alguna y solo con el presepto que le puso de que no havía de dezir hera discurso suyo, le ministró dicho aparejo y otras noticias para el asierto, de tres que dixo ser nesesarios, los que se hizieron con su intervención, con la que también se hizo por su consejo el ynstrumento o garrucha con que suspensa dicha campana se abansó a la voca de la torre para introdusirla dentro, como se efectuó con gran silensio y toda felisidad; hecho todo lo referido día 25 de abril de 732 de la festividad del evangelista San Marcos, comensando antes de las sinco de la mañana y concluyendo el viaxe antes de las seis, y a las siete poco más ya estava dicha campana dentro del arco de la thorre en el tablado de la recepsión. Antonio Pedro Molero Sañudo 1567 La catedral de Puebla 1568 Antonio Pedro Molero Sañudo 1569 La catedral de Puebla 1570 Antonio Pedro Molero Sañudo 1571 16. RESUMEN La historia constructiva de la catedral de Puebla en el periodo tratado en este trabajo se distribuye principalmente en tres bloques bien delimitados: el primero, desde su comienzo en 1575 hasta su paralización completa en los años finales de la década de 1630; el segundo, desde la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1640 hasta su consagración en el año 1649; y el tercero, desde el empuje final comenzado por el nuevo obispo Diego Osorio de Escobar en 1656 hasta la finalización de la torre sur en 1768. Posteriormente hemos incluido dos hitos también muy importantes: la construcción del actual “ciprés” y la remodelación interior realizada por José Manzo y Jaramillo, punto final de nuestra tesis. La catedral de Puebla comienza su andadura junto a la fundación de la ciudad en un territorio despoblado. Un primer edificio comenzado en 1636, de construcción no muy robusta, que se ha venido denominando como la “catedral vieja”, sirvió para ubicar la cátedra poblano-tlaxcalteca. En 1575 se decide iniciar la construcción de un nuevo templo acorde con las necesidades de población y liturgia de ese momento, después de desestimar la reparación y ampliación del existente. Al frente de la nueva obra se colocará a Francisco Becerra como maestro mayor, a Francisco Gutiérrez como aparejador y a Juan de Cigorondo como obrero mayor. El primero abandonará la obra y la Nueva España en 1580 rumbo al Perú, recayendo la dirección de la construcción en diferentes manos hasta que en el año 1582 se hace cargo de ella Francisco Gutiérrez hasta 1586, en que se nombra a Antonio Ortiz del Castillo maestro mayor y a Jerónimo Hernández aparejador. Ortiz del Castillo desempeñará la maestría mayor durante dos periodos: de 1586 a 1589 y de 1601 a 1614. Entremedias será Luis de Arciniega, hermano del maestro mayor de la catedral de México Claudio de Arciniega, el titular del cargo. La catedral de Puebla 1572 Ortiz del Castillo es uno de los maestros relevantes que trabajaron en la catedral, habiéndose documentado incluso la existencia de unas trazas firmadas por él y por el maestro real Juan Gómez de Mora. Bajo su maestría se levantaron los muros perimetrales y se iniciaron los pilares de las naves. En 1615 se nombrará a Pedro López Florín, otro de los grandes maestros de la obra, que continuará con buen ritmo la construcción hasta 1626, año en el que comienza a paralizarse. Entre 1626 y 1633 Florín continuará realizando trabajos de poca envergadura en la fábrica y sus dependencias anexas. El maestro mayor de la catedral de México, Juan Gómez de Trasmonte, se traslada a Puebla en 1635 para emitir un veredicto sobre el estado de la construcción de la catedral, redactando un pliego de condiciones para su terminación que incluye la elevación de la nave central. Las obras se paralizan completamente en el año 1639. En el año 1640 ocupa el obispo Juan de Palafox y Mendoza la cátedra poblana. Una de sus misiones principales será terminar la obra de la catedral y consagrarla, tarea que llevó a efecto en solo nueve años, aunque ya se ha visto que el estado que presentó el edificio en ese momento no fue el de una construcción acabada. Algunos de los maestros más importantes con los que contó Palafox fueron: Pedro García Ferrer quien le acompañó a estas tierras y que pasa por ser el alma artística del prelado, Agustín Hernández de Solís quien hemos demostrado que fue el verdadero motor arquitectónico de la construcción, Diego de Cárcamo que finalizó el baldaquino del altar mayor, o Lucas Méndez y Melchor Fernández que terminaron el retablo de la capilla de los Reyes. Obviamente fueron muchos más los maestros de todas las disciplinas que contribuyeron a la finalización de la obra y que han sido mencionados puntualmente en el texto. Tras la partida del obispo Palafox hacia España en 1649, será Diego Osorio de Escobar el nuevo prelado que a partir del año 1656 comenzará a enmendar todos los fallos y deficiencias resultantes de la rapidísima Antonio Pedro Molero Sañudo 1573 consagración de Palafox, ordenando además la terminación de toda una serie de piezas y dependencias de gran importancia como fueron la portada del Perdón y el altar del mismo nombre. Bajo su gobierno también se demolió el enorme sagrario que había construido frente a la fachada principal el obrero mayor Andrés de Luey, inmediatamente después de la partida de Palafox. Bajo el gobierno del prelado Manuel Fernández de Santa Cruz, el maestro mayor Carlos García Durango terminará la torre norte en el año 1678, y también las portadas laterales de la fachada principal. Junto a García Durango trabajará uno de los maestros más controvertidos de la historiografía constructiva de la catedral, Diego de la Sierra, que debería haber sido el sucesor natural de Durango a su muerte en 1685; sin embargo, aun habiendo sido nombrado maestro mayor por el virrey Conde de la Monclova, el cabildo catedralicio se opondrá hasta 1690 en que comenzará por fin su magisterio. Durante este periodo intermedio será el titular del cargo Juan de Barahona Guerrero, finalizándose la obra del Ochavo, según trazas de García Durango y pintando Cristóbal de Villalpando la bóveda de la capilla de los Reyes. La portada norte se terminará en 1690 sin saberse exactamente su artífice, aunque algunos autores se la atribuyen a De la Sierra. Paralelamente, este maestro será el encargado de realizar el nuevo sagrario, cuyo baptisterio, por el exterior de la cabecera en el lado del evangelio, será también obra suya en 1698. El siglo XVIII comenzará con trabajos de forja en las balaustradas del coro. En 1711 muere Diego de la Sierra, quedando vacante el puesto de maestro mayor que no volverá a ser ocupado. En el año 1731 se dará comienzo a la obra de terminación de la torre sur, que se acabará en 1768, de la mano del maestro Miguel Vallejo. A finales del siglo Manuel Tolsá diseñará un nuevo “ciprés” para el altar mayor que vendrá a sustituir al levantado por Palafox. Esta obra la finalizará José Manzo y Jaramillo, quien también se hará cargo de una completa La catedral de Puebla 1574 remodelación interior de la catedral en un estilo llamado reiteradamente neoclásico y que nosotros creemos que se trata más bien de un neo, en este caso más cercano al romanticismo que al neoclasicismo, dadas las fechas en que se realiza, 1850-1860. Antonio Pedro Molero Sañudo 1575 16. ABSTRACT The history of Puebla Cathedral’s construction during the period considered in this essay, is basically divided in three well defined parts: 1) from its beginning in 1575 to a complete standstill in the last years of the 1630’s; 2) from bishop Juan de Palafox’ arrival in 1640 to its consecration in 1649; and 3) from the final thrust given by the new bishop Diego Osorio de Escobar in 1656 to the south tower works’ finalization in 1768. Besides, we have included two very important landmarks: the current “cypress” building and José Manzo y Jaramillo’s restructuring of the inside, last item in our thesis. Puebla Cathedral starts its path with the town’s founding on a deserted spot. A first building of a not very strong structure, that has been denominated “old cathedral” and was used for setting the Poblano-Tlaxcalteca chair, was started in 1636. The construction of a new temple in accordance with the current population and liturgy needs was decided in 1575, after having rejected the possibility of repairing and enlarging the old one. At the head of this new construction was Francisco Becerra as master builder, Francisco Gutiérrez as building engineer and Juan de Cigorondo as site manager. In 1580 Becerra will leave both the works and Nueva España heading for Perú, and the building management went to several different hands until 1582, when Francisco Gutiérrez took charge up to 1586; in that year, Antonio Ortiz del Castillo was appointed as master builder and Jerónimo Hernández as building engineer. Ortiz del Castillo will perform as master builder from 1586 to 1589, and afterwards from 1601 to 1614; Claudio de Arciniega’s brother, Luis de Arciniega, was the title holder in between. Ortiz del Castillo is one of the most relevant masters in this work, as we have supplied documentary evidence of a design signed by him and the royal master Juan Gómez de Mora; under his command, the perimeter walls were erected and the nave’s pillars initiated. La catedral de Puebla 1576 In 1615 Pedro López Florín, also one of the great masters, took charge of the works, and will continue the construction apace until 1626, when it began to paralyze. Between 1626 and 1633 Florín went on carrying out small works in the building and its nearby rooms. In 1635, the México Cathedral’s master builder, Juan Gómez de Trasmonte, moved to Puebla to give a verdict about the cathedral construction’s condition, writing some specifications for its conclusion that included the rising of the central nave. The works were completely paralyzed in 1639. In 1640 the bishop Juan de Palafox y Mendoza took up the cathedral chair, being one of his main tasks to finish the cathedral and consecrate it; he accomplished the mission in only nine years, although we have seen that the condition of the building in that moment was not one of a finished construction. Some of the most remarkable masters who worked with Palafox were the following: Pedro García Ferrer, who travelled with him to these lands and is considered to be the prelate’s artistic soul; Agustín Hernández de Solís who, as we have proved, was the building’s real architectural driving force; Diego de Cárcamo, who finished the main altar’s canopy; and Lucas Méndez and Melchor Fernández, who ended the altarpiece in the King’s chapel. Obviously, many more masters of several disciplines contributed to the termination of the work, and have been punctually mentioned in our text. After bishop Palafox left for Spain in 1649, Diego Osorio de Escobar was the new prelate who from 1656 started to amend all the mistakes and faults resulting from Palafox’ very fast consecration, ordering besides the finishing of many important pieces and rooms like the Forgiveness gate and altar. The big side chapel built in front of the main facade by the site manager Andrés de Luey was also demolished under his command, immediatly after Palafox’ departure. Under the rule of the prelate Manuel Fernández de Santa Cruz, the master builder Carlos García Durango finished the north tower in 1678, and also Antonio Pedro Molero Sañudo 1577 the main facade’s side gates. Side by side with García Durango worked Diego de la Sierra, one of the most controversial masters in the cathedral’s structural historiography, who should have been Durango’s natural successor when he died in 1685; nevertheless, even if he was appointed master builder by the viceroy Conde de la Monclova, the cathedral chapter opposed his mastering up to 1690. During the period in between, Juan de Barahona Guerrero was the title holder, finishing the Ochavo works according to García Durango’s design and with Cristóbal de Villalpando as the painter of the King’s chapel dome. The north gate was finished in 1690; although some scholars attribute it to De la Sierra, we do not know exactly who was its author. At the same time this master was responsible for the building of the new side chapel, whose baptistery, in the outer head of the Gospel side, was also built by him in 1698. The 18th century begins with smithy works in the choir’s balaustrades. Diego de la Sierra dies in 1711, leaving empty the builder master position, which never was to be occupated again. In 1731 the works to finish the south tower begin, ending at last in 1768, with the master Miguel Vallejo. During the final years of the century, Manuel Tolsá designed a new “cypress” for the main altar that will replace the one erected by Palafox. This work was finished by José Manzo y Jaramillo, who also carried out a complete refurbishment inside the cathedral in a repeatedly called Neoclassic style, which we think is rather a “neo” close to Romanticism, keeping in mind the dates of its fulfillment, 1850 to 1860. La catedral de Puebla 1578 Tesis Antonio Pedro Molero Sañudo ÍNDICE INTRODUCCIÓN SISTEMA DE TRANSCRIPCIÓN Y CITACIÓN DE DOCUMENTOS PRIMERA PARTE 1. LA FORMACIÓN DE LA CIUDAD DE LA PUEBLA DE LOSÁNGELES 2. ELECCIÓN DE LA NUEVA DIÓCESIS E INICIO DE LA PRIMERACATEDRAL 3. FUNCIONAMIENTO: CONSTITUCIONES, ESTATUTOS,ORDENANZAS Y LITURGIA 4. LA CATEDRAL RENACIENTE: SIGLOS XVI-XVII 5. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE PUEBLA HASTALA LLEGADA DEL OBISPO JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA (1575-1640) 6. JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA 8. LA CATEDRAL HASTA LA REMODELACIÓN NEOCLÁSICADE JOSÉ MANZO Y JARAMILLO SEGUNDA PARTE 9. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO 10. CONCLUSIONES 11. CUADRO CRONOLÓGICO DE LA CONSTRUCCIÓN DE LACATEDRAL DE PUEBLA 12. ÍNDICES 13. BIBLIOGRAFÍA 14. CUADERNILLO DE PLANOS 15. CUADERNILLO DE DOCUMENTOS 16. RESUMEN