El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 1 de 6 Girl: cuerpo, identidad, adolescencia (Lukas Dhont, 2018) En pocas ocasiones las películas se infiltran por las rendijas de la sociedad para escudriñar sus lugares más recónditos, la intimidad de personajes que viven en silencio y en ocultación sus dramas personales. Sacarlos a la luz, mostrarlos en una pantalla y hacernos sentir la indignidad de mantenerlos ocultos es algo que hay que agradecer a ese selecto grupo de cineastas dotados de una sensibilidad especial, entre los que se encuentra Lukas Dhont, cuya primera película ya presentada y galardonada en el festival de Cannes, se ha hecho un hueco entre los más destacado de las perlas que hemos podido ver en San Sebastián (premio del público a la mejor película europea), en la víspera de su estreno en las cartelera española. Escuetamente, Girl es la conmovedora historia de una chica de 15 años, que nació con los genitales de un niño pero siente su condición femenina y sueña con dedicarse al ballet. Pero mucho más allá de la sinopsis, la historia de Lara y su padre es una reflexión organizada en imágenes sobre un problema real, situado en ese territorio resbaladizo de la condición humana, de los géneros y la identidad, tan mal interpretado tantas veces desde los clichés culturales. Girl es un notable El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 2 de 6 intento de superar esos tabúes y estereotipos para trascender a una realidad cotidiana, identificable en todos sus matices. El joven bailarín Victor Polster debuta como actor con brillantez en este papel en el que transforma su identidad asumiendo los roles femeninos. La adolescencia y la familia como contexto vital En el contexto de una familia sin figura materna, un padre de humilde condición y un hermano menor al que atender, la joven Lara libra su turbulenta batalla en plena adolescencia, en esa etapa en la que la sociedad empuja a emerger sobre los estereotipos y obliga a los jóvenes a afrontar el problema de la propia identidad, a sentirse diferentes, especiales, dueños de sus propias vidas, a madurar en las ideas y en las emociones, a asumir la responsabilidades de los estudios, del futuro, a elegir una profesión, a encontrar un lugar propio en el eje de sus mundos. A tomar las riendas de sus propias vidas, rompiendo con todas las fantasías de la infancia y descubriendo los aspectos más obscenos, las envidias, las rivalidades, la maldad que anida en los seres humanos. Si para cualquier adolescente es una complicada tarea, súmese el problema de ser diferente en tu condición sexual, de la que se derivan otras muchas diferencias y problemas de adaptación. Destaca la película de Lukas Dhont por su sutil mirada sobre la intimidad sin resultar invasiva, es una visión respetuosa y necesariamente sensible para entrar en sintonía con sus personajes, sin recurrir a los tópicos ni otros clichés al uso, recreando unos personajes que parecen prestados por la vida para la pantalla. Esto nos habla de un cierto realismo formalmente cercano al docudrama, sin grandilocuencias narrativas, con una planificación funcional y simple, dejando que la historia fluya de una forma natural y acertada. Hay muy pocos aliados en la lucha solitaria de la joven protagonista por verse aceptada y reconocida en su condición femenina, a pesar del error de la naturaleza al asignarle los atributos de sexo equivocados. Pero no faltan esos pilares que son un atisbo de esperanza: un frágil contexto familiar como apoyo y la fugaz presencia de doctores y terapeutas que nos hacen reflexionar, sobre todo, sobre las insuficiencias del apoyo social, incluso en las sociedades europeas más desarrolladas económica y socialmente. ¿Cómo se viviría éste problema en Ruanda, en Marruecos, En Malabi, en Nigeria, en Mozambique, en El Congo o en la República Centroafricana? El ballet como trasfondo La elección de la adolescente Lara es el ballet, donde se requiere poner todo el El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 3 de 6 énfasis en su condición sexual, donde es prácticamente imposible ocultar las formas del cuerpo. El sueño de ser bailarina ejemplifica el esfuerzo por ser sencillamente mujer, en un camino de sacrificios, de desafíos, de pública exposición a los comentarios de la gente. Es un territorio más vulnerable y a la vez, el más reivindicativo, que sirve al film para envolverlo en una estética y en una sensibilidad musical y visual, coreográfica, integrada. El impacto social El esfuerzo por aprender los pasos y endurecer las puntillas, la fuerza de los talones y la elasticidad de las piernas es un camino difícil en donde frecuentemente se aterriza en el suelo, con los dedos ensangrentados y las marcas físicas del esfuerzo, en un contexto de profesores exigentes que escudriñan cada detalle de la danza, pero también del cuerpo. Es una práctica exigente, que no acepta imperfecciones, que exige sincronías, uniformidad, destrezas adaptadas al conjunto en perfectas sintonías. Impensable ser diferente, excepto si eres excepcional y te sitúas casi más allá de la perfección. Una dura batalla, en la que los responsables de la escuela se convierten en inspectores inflexibles donde solo se permite la permanencia a los elegidos. Si en la vida social se hacen patentes las dificultades para asimilar la transexualidad, el problema alcanza una dimensión especial entre adolescentes, que comparten unos mismos vestuarios, unos mismos sueños, unos mismos juegos de complicidades y rivalidades. Hay una escena particularmente dura en el film, cuando las compañeras acorralan a Lara en el vestuario para obligarla a mostrar sus genitales. La dignidad se pone al límite, y también la valentía y la emotividad que desprende el personaje. Dignidad hasta el límite No es el único episodio, sino uno más del rosario de situaciones cotidianas en la vida de Lara, centro de atención de todas las miradas y comentarios, de una curiosidad cruel y perversa que manifiestas sus compañeros en el instituto o sus propios amigos en las reuniones festivas, en los momentos de ocio, de diversión, donde necesa- riamente afloran aspectos de la vida íntima relacionados con los gustos, las inclinaciones, los sentimientos, incluso la atracción sexual difícilmente disimulable. Las palabras de la doctora que trata a Lara trazan bien el camino más digno posible: se trata tan solo de confirmar el El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 4 de 6 problema y apoyar a la persona en la necesidad de reencontrarse con su verdadera condición sexual, lo cual implica un largo proceso, tratamientos hormonales, el horizonte de una costosa intervención quirúrgica impensable fuera del sistema sanitario social para una familia humilde. Cuando todo puede llegar a parecer incluso encauzado sucede tal vez lo que nadie pudo imaginar, cuando la fuerza se quiebra y la espera resulta insoportable. Nos referimos al desenlace del film, demoledor en su impacto emocional, en cierto modo anticipado en una escena al comienzo de la película, cuando la niña perfora sus orejas para colocarse los pendientes. Algunos referentes cinemato- gráficos La película de Lukas Dhont, según el cineasta ha declarado en las entrevistas, parte de un hecho real de una joven que con el respaldo de sus padres luchó por defender sus derechos frente al rechazo del centro educativo donde recibía su formación como bailarina. Pero el tema invita también a recordar otros referentes cinematográficos que marcan una trayectoria dentro de este ya floreciente “género” del cine reivindicativo de esta lucha de género (transexualidad / transgénero). Un referente obligado por su repercusión fue la película estado- unidense Boys don´t cry de Kimberly Peirce (1999), merecedora de tantos galardones como apunta el debut del cineasta belga. En el caso de Teena Brandon, personaje del film americano, el problema es exactamente el inverso, el de la chica que se siente chico, invirtiendo el nombre y apellido (Brandon Teena), ocultando sus pechos bajo apretados vendajes. En el caso de Lara, los vendajes se aplican a los genitales masculinos con los consiguientes problemas de irritación e infecciones, que convierten en ineludible la necesidad de afrontar la realidad. También basada en hechos reales, la película de Peirce se sitúa en el ámbito El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 5 de 6 rural americano, con mayores ingredientes de drama y romance y un tratamiento menos estético, o esteticista, pero con no menos fuerza y carga social. Otro presente necesario de referenciar, por ser también una película belga, es el de Ma vie en rose (de Alain Berliner, 1997), creo que nunca estrenada en España, aunque hoy puede adquirirse con facilidad, como yo he hecho, vía Amazon. Pese a su ausencia en las carteleras españolas, en su momento, la película de Berliner tuvo repercusión internacional recibiendo el Globo de Oro a la mejor película extranjera y numerosos premios, entre ellos los Bafta, César, festival de Karlovu Vary y el premio del cine europeo al mejor guion. Muy discutida por algunos sectores de la crítica, por su estética kitchs que a algunos resultó excesivamente cursi, o por su entrega a los tópicos de la condición femenina y los roles de género estereotipados, la película sitúa al personaje, un niño de tan solo siete años (Ludovic), en el sueño de convertirse en niña para desconcierto de sus padres, con la típica división entre el rol protector de la madre y la intransigencia del padre que siente el problema como algo que afecta al honor familiar. Salvando las distancias, la edad entre los personajes, la estética algo empalagosa y unas licencias edulcoradas a la visualización de los sueños del niño, la película es interesante por el trasfondo social y el análisis de las diversas posiciones de la sociedad conservadora ante un tema que resultaba (problema aún no resuelto del todo) indigerible. Aun tratándose de un tema diferente, la célebre película Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000), también cronológi- camente próxima a aquel boom, resulta también recurrente. No es la transexualidad, sino un simple problema de sensibilidad hacia un cliché femenino (el del ballet) lo que hace conmovedora la película del niño, El puente rojo. “Girl”: cuerpo, identidad, adolescencia. FEDERICO G. SERRANO Página 6 de 6 hijo de un minero irlandés, que quiere ser bailarín, algo difícilmente digerible en su entorno familiar, para lo que cuenta con el personaje protector de su profesora de baile, figura ausente en la historia de Girl, donde es el padre, un humilde taxista, quien asume esta función de apoyar la lucha de su hija. Más en clave de comedia que de drama, Billy Elliot consiguió emocionar a medio mundo y ha dado lugar a un musical de proyección internacional que todavía se representa con éxito en un teatro de Madrid. Poco a poco, estos ejemplos ayudan a labrar una sensibilidad social hacia el tema de las diferencias y los tópicos de los roles de género, de los que aún andamos muy necesitados. Por no convertir la lista en inabarcable para la extensión de este artículo, citaremos tan sólo algunos títulos que merecen atención: Hedwig and the Angry Inch (Jhon Cameron Mitchell, 2001), Tomboy (Céline Sciamma, 2011), Laurence Anyways (Xavier Dolan, 2012) o Tangerine (Sean Baker, 2015) merecerían se ranalizadas en esta lucha del cine por dar visibilidad al problema de la transexualidad y la lucha de género. Título original: Girl Año: 2018. Duración: 100 min. Dirección: Lukas Dhont Guion: Lukas Dhont, Angelo Tijssens Música: Valentin Hadjadj Fotografía: Frank van den Eeden Reparto: Victor Polster, Arieh Worthalter, Valentijn Dhaenens, Oliver Bodart, Tijmen Govaerts Productora: Menuet bvba / Frakas Productions / Topkapi Films https://www.filmaffinity.com/es/f ilm172968.html https://www.imdb.com/title/tt82 54556/ www.elpuenterojo.es https://www.filmaffinity.com/es/film172968.html https://www.filmaffinity.com/es/film172968.html https://www.imdb.com/title/tt8254556/ https://www.imdb.com/title/tt8254556/ http://www.elpuenterojo.es/