UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA TESIS DOCTORAL Las perífrasis verbales en español: construcciones con el auxiliar Acabar MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Claudia Quevedo García Director Luis García Fernández Madrid © Claudia Quevedo García, 2019 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID Facultad de Filología LAS PERÍFRASIS VERBALES EN ESPAÑOL: CONSTRUCCIONES CON EL AUXILIAR ACABAR Doctorado en Lengua Española y sus Literaturas Autora: Claudia Quevedo García Director: Dr. Luis García Fernández 3 AGRADECIMIENTOS La tesis doctoral es un camino que uno muchas veces tiene que recorrer solo. Sin embargo, si no fuera gracias a determinados colaboradores, esta tesis jamás podría haber visto la luz. En primer lugar, quiero dar las gracias a la Universidad Complutense, mi alma máter, por otorgarme la oportunidad de la educación superior durante mis años de grado, máster y doctorado. Si no fuese por esta institución, jamás podría haber conocido a muchas de las personas que han sido fundamentales a lo largo de este proceso. Quiero agradecer a mis profesores todos sus esfuerzos, en particular al doctor Luis García Fernández, director de esta tesis, por su inestimable ayuda y sus rigurosas y precisas observaciones desde la distancia; al doctor Santiago López-Ríos, por la generosidad y apoyo que nos ha mostrado tanto a mis compañeros como a mí desde aquellas clases de Literatura de tercero de carrera. A través de la Universidad Complutense, he tenido el privilegio de trabajar en dos universidades maravillosas. La primera, Illinois Wesleyan University, a la que debo mucho más que la experiencia laboral e intelectual, ya que ha sido fundamental para mi futuro y mi vida personal. La segunda, Harvard University, donde he tenido la oportunidad de continuar trabajando y he podido descubrir mi verdadera vocación: la enseñanza. Gracias a todos los amigos que he tenido la suerte de encontrar a lo largo de mi vida, los de Santander (Elena, Lara, Raquel, Cris P., Cris S., Enrique, Cris Z., Nicolás K., Nicolás, P., Jacobo, Carlos, Charlie, Javier, Jesús, Andrea, Claudia, Belén, Aroa y Paula), los de Madrid (Ivana, Irene, Edu, Rosa, Tomás, Carla, Celia, Tete, Yuli) y los de Estados Unidos (Lana, Azucena, Nicolás M., Juan, Julie, Elsa, Flora). Sin ellos nada de esto tendría sentido. Doy gracias infinitas a mi familia; ellos saben que, si no fuera por su ayuda, su esfuerzo y su apoyo diario, no podría haber tenido muchas de las experiencias que me han dado la oportunidad de vivir. 4 A mi familia de Estados Unidos, Nicole, Carl, JD, Connor, Emma, Grammy, Grandpa, Grandma y Papa, no podría expresaros lo suficiente todo lo que aprecio vuestro amor y vuestro apoyo. A mis abuelas, Carmen y Luisita y a mi tía abuela, Ana María, por ser ejemplos de mujer a seguir. A mis tíos y tías, Ana, Regina, Anabel, Marta, Pedro, Paco, Marce, Polo, por cuidarme siempre como a una hija, tanto los que están como los que no han podido llegar hasta aquí. A mis primos, Leo, Marta y Jorge, por acompañarme siempre. Gracias a mis padres, Ana y Juan, y a mi hermano Juan, por haber sido siempre incondicionales. A mi madre, por serlo todo para nosotros y por su ayuda inestimable durante el proceso doctoral. A mi padre, por haber confiado y creído siempre en mí. A mi hermano Juan, por hacerme sonreír y apoyarme en todos los momentos. Por último, quiero dar las gracias a mi marido, Patrick, por ser mi apoyo más firme durante todos estos años y estar conmigo siempre en los malos y en los buenos momentos. Esta tesis ha salido adelante gracias a ti. 5 DEDICATORIA A Marta y Pedro, por estar siempre conmigo. A mi familia y a mis amigos, de aquí, de allí y de otros lados. To Patrick, for without him this work would not have been possible. 7 ÍNDICE RESUMEN/ABSTRACT 11 PRÓLOGO 17 I. CAPÍTULO I. ASPECTOS GENERALES DE LAS PERÍFRASIS VERBALES EN ESPAÑOL 25 1.1 Introducción al capítulo uno 25 1.2 Estructura sintáctica y cadenas de auxiliares 28 1.3 El concepto de perífrasis verbal 37 1.4 Criterios de perifrasticidad 48 1.5 La clasificación semántica: la modalidad 72 1.6 La clasificación semántica: el aspecto 76 1.7 Las perífrasis verbales como marcadores discursivos 84 1.8 Conclusiones del capítulo uno 93 II. CAPÍTULO II. LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS DE MARCADOR DEL DISCURSO 97 2.1 Introducción al capítulo dos 97 2.2 La perífrasis : introducción 98 2.3 y : perífrasis sinónimas 100 2.4 Apoximación histórica 103 2.5 Las perífrasis : definición 108 2.6 Criterios de perifrasticidad de la perífrasis 116 8 2.7 Los marcadores del discurso: introducción 123 2.8 Los marcadores del discurso: definiciones 132 2.9 La clasificación de los marcadores discursivos: Portolés (1998) 141 2.10 Los marcadores del discurso y las perífrasis verbales: réplicas y contrarréplicas 151 2.11 como perífrasis de marcador del discurso 159 2.12 La negación y las perífrasis verbales 167 2.13 La negación y la perífrasis 173 2.14 Conclusiones del capítulo dos 177 III. CAPÍTULO III. LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS ASPECTUAL TERMINATIVA Y COMPLETIVA 179 3.1 Introducción al capítulo tres 179 3.2 Las perífrasis y el auxiliar acabar: ¿polisemia u homonimia? 183 3.3 Aproximación histórica de la perífrasis terminativa 187 3.4 como perífrasis aspectual terminativa y la negación atenuada 191 3.5 Revisión de los términos terminativo y completivo 200 3.6 La perífrasis completiva 207 3.7 Criterios de perifrasticidad de como perífrasis aspectual terminativa 217 3.8 Conclusiones del capítulo tres 222 9 IV. CAPÍTULO IV. < ACABAR DE + INFINITIVO> COMO PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE 225 4.1 Introducción al capítulo cuatro 225 4.2 como perífrasis de pasado reciente: evolución histórica 226 4.3 como perífrasis de pasado reciente: definiciones y usos 233 4.4 La perífrasis de pasado reciente con elementos temporales de aoristo 242 4.5 La negación en la perífrasis verbal de pasado reciente 245 4.6 Conclusiones del capítulo cuatro 248 V. CONCLUSIONES GENERALES 251 VI. BIBLIOGRAFÍA 261 VII. RELACIÓN DE ABREVIATURAS 275 VIII. RELACIÓN DE FIGURAS Y TABLAS 277 11 RESUMEN/ABSTRACT RESUMEN Esta tesis pretende ser un estudio descriptivo de las perífrasis verbales en español. Su foco principal son aquellas perífrasis formadas con el auxiliar acabar: y las tres perífrasis homónimas con la forma . Para comenzar la discusión, exponemos en el capítulo uno un estado de la cuestión acerca de las perífrasis verbales. En él, proponemos una definición de perífrasis verbal y desarrollamos los criterios formales que caracterizan estas construcciones. Entendemos que es necesario definir las perífrasis verbales desde una concepción de prototipos y no de condiciones necesarias y suficientes, ya que el término perífrasis verbal engloba construcciones de naturaleza muy diferente. Además, no es una categoría de palabras cerrada, sino que es un sistema productivo del español hoy. En el primer capítulo también mostramos la clasificación semántica tradicional de las construcciones perifrásticas, tradicionalmente divididas en modales y aspectuales. Explicamos en un breve apartado las cuestiones sobre la modalidad para después explicar con más detenimiento qué es el aspecto y qué definición de aspecto vamos a tener en cuenta a lo largo de la tesis. El aspecto es una categoría que es fundamental definir en nuestro estudio, ya que las perífrasis con el auxiliar acabar se han considerado tradicionalmente aspectuales. Para concluir, queremos mostrar que, dentro de la categoría de aspecto, se han incluido algunas perífrasis que consideramos no pueden formar parte de ella si tomamos una definición estricta de este concepto. Algunos autores, a los que nos sumamos, han defendido que estas perífrasis no funcionan como aspectuales sino como perífrasis de marcador del discurso, cuestión que introducimos en el último apartado del primer capítulo. En el capítulo dos hacemos un estudio de la perífrasis< acabar por + infinitivo>, que es una de las perífrasis que se ha estudiado como marcador del discurso. Describimos a lo largo de los apartados del capítulo su origen y su evolución, así como sus definiciones y usos. Mostramos por 12 qué no debe considerarse una perífrasis aspectual terminativa, y defendemos que debe entenderse como una construcción de valor procedimental que funciona como el marcador del discurso al final. Proponemos que, como el marcador, la perífrasis tiene dos interpretaciones posibles: a) una como marcador de cierre que señala el último evento de una escala y b) una como marcador de cierre que señala que el evento denotado por el infinitivo es de naturaleza inesperada. Esta cuestión se hace aún más explícita con la negación. Cuando la negación precede al compuesto estamos ante un evento negado en el que la única interpretación posible es la de a). En cambio, cuando la negación precede solo al auxiliado estamos ante un evento negativo que puede entenderse como inesperado. Esto se debe a que los eventos negativos ocurren y, por tanto, pueden ser inesperados, mientras que los eventos negados no ocurren y, entonces, no pueden serlo. En el capítulo tres describimos el uso de la perífrasis aspectual terminativa . Defendemos y explicamos que esta perífrasis, a diferencia de , sí funciona como una perífrasis aspectual. También, Mostramos las restricciones que aparecen en la perífrasis al combinarse con determinados predicados, particularmente los predicados no dinámicos, y señalamos que algunas de estas restricciones desaparecen cuando la perífrasis aparece en contextos negativos. En estos contextos en los que aparece la perífrasis, que algunos autores han denominado negaciones atenuadas, funciona como los adverbios de grado completamente o enteramente. Por ello, nuestra hipótesis es que esta perífrasis no es una perífrasis terminativa en estos contextos, en general negativos, aunque también afirmativos, sino que funciona como una perífrasis distinta: una construcción completiva. Para defender nuestra hipótesis, primero establecemos el marco teórico que señala las diferencias entre construcciones terminativas y completivas para, después, demostrar que las construcciones completivas existen en otras lenguas y relacionan los elementos con su estado de compleción, es decir, muestran si un elemento ha llegado o no a su máximo grado de expresión. 13 Por último, en el capítulo cuatro estudiamos como perífrasis de pasado reciente. En este capítulo describimos el origen y los usos de esta construcción, para mostrar que en español actual la perífrasis puede combinarse con todo tipo de predicados, con la excepción de los estados permanentes. Esta perífrasis se ha estudiado como una construcción resultativa en muchos trabajos. Nosotros queremos defender que, en realidad, la construcción no tiene un significado resultativo sino de aoristo reciente. Proponemos, entonces, que el estado de cosas resultante en estas construcciones no es relevante. En nuestra opinión, lo relevante es que el hablante concibe la distancia entre el momento del habla y el evento denotado por el infinitivo como corta. Esta hipótesis se refuerza cuando observamos que en español actual cada vez es más común combinar esta construcción con referencias temporales precisas, propias del aoristo. ABSTRACT This dissertation aims to study the constructions called verbal periphrasis in Spanish, with a special focus on those structures formed with acabar as the auxiliary: , and the three constructions made with . This work starts by showing in chapter one a state of the question regarding verbal periphrasis. Here, we give a definition of what a verbal periphrasis is, and we develop the formal criteria that characterizes these kinds of constructions. We believe that verbal periphrasis need to be defined in terms of prototypes and not in terms of sufficient and necessary conditions. The reason for this kind of definition is that the nature of these structures is very different from one another, and that they are part of an open category that is still productive in the Spanish language. In this first chapter we also show a semantic classification of the verbal periphrasis. They have been traditionally divided into modality and aspect. Therefore, we dedicate one small section of our first chapter to modality, and later, we study the concept of aspect more carefully. It is fundamental for our dissertation to define aspect, as most of the constructions with acabar as the auxiliary have been classified under 14 this category. We argue that some of the periphrasis that have fallen under the classification of aspect cannot be part of it if we take a strict definition of the concept of aspect. Some authors, with whom we align, have defended that these structures should be studied in relation to some discourse markers; this is the last question that we study in the first chapter. In the second chapter we study the periphrasis , one of the periphrasis studied as a discourse marker. We describe throughout the sections its origin and evolution, as well as its definition and uses. We show why it shouldn’t be considered a terminative construction and argue that it should be understood as a structure that works as the discourse marker al final. We stablish that, as the marker, the periphrasis has two possible interpretations: a) one as a marker of closure that indicates the last event in a series and b) one as a marker of closure that indicates that the event predicated by the infinitive has an unexpected nature. This fact becomes even more explicit in negative contexts. When the negation appears before the auxiliary we face a negated event, whose only interpretation is the one of a). On the other hand, when the negation precedes the main verb , we face a negative event that can be understood as in b). The reason behind it is that negative events actually occur and, therefore, can be unexpected, while negated events don’t occur, hence, they can’t. In chapter three we describe the use of the aspectual terminative periphrasis . We defend and explain that this structure, in opposition to , works as an aspectual construction. We also show the restrictions that appear when we combine the periphrasis with some predicates, particularly non dynamic predicates. We notice that some of those restrictions disappear when combined with the negation. In these negative contexts of the periphrasis, that some authors have named attenuated negations, the construction acts as the adverbs of degree completamente o enteramente. Because of this fact, our hypothesis is that this periphrasis is not terminative in these contexts, usually negative, 15 although also affirmative. We argue that it is a different periphrasis: a completive construction. In order to defend this idea, we first establish the theoretical frame that shows the differences between completive and terminative structures. Then, we demonstrate that these completive constructions appear in other languages and that they put an element in relation to its state of completion. In other words, they show if an element has achieved its maximum degree of expression or not. Last, in chapter four we study as a recent past periphrasis. In this chapter we describe the origin and uses of this construction in order to show how in modern Spanish the periphrasis can be combined with all kinds of predicates, except for those that describe permanent states. This periphrasis has been studied as a resultative construction in many works. However, we want to defend that this construction doesn’t have a resultative meaning; it is actually a construction of recent aoristo. We propose that the resulting state of affairs in these constructions is not relevant. In our opinion, what is relevant is the fact that the speaker conceives the distance between the event of the infinitive and the moment of speech as short. This hypothesis is reinforced by the fact that in modern Spanish it is becoming more and more common to combine this construction with specific temporal references that are common in aoristo structures. 17 PRÓLOGO En el momento en que un verbo toma un complemento infinitivo, este verbo comienza a caer por la pendiente de la auxiliaridad (Bolinger,1980: 297)1. Cuando un verbo pleno, esto es, un verbo que posee contenido léxico toma un verbo en infinitivo como complemento, es posible que este primer verbo comience a utilizarse con un significado gramatical, mientras el segundo mantiene la información léxica. Este proceso, como el de los tiempos compuestos en español, es un proceso de gramaticalización y lexicalización por el cual estos verbos plenos pasan a ser verbos auxiliares y dan lugar a nuevas construcciones. Estas nuevas construcciones se conocen como perífrasis verbales y son el centro de estudio de esta tesis. Estructuralmente, las perífrasis verbales pueden dividirse en perífrasis de infinitivo, gerundio y participio, como vemos en los ejemplos (1a-c), respectivamente: (1) a. Empiezo a comer a las dos todos los días. b. Lleva estudiando toda su vida. c. Tiene hechos los deberes desde las tres. Algunos autores, como Coseriu (1977) o los autores del Diccionario de perífrasis verbales2 (2006), consideran asimismo perífrasis estructuras de dos verbos conjugados conectados por la conjunción ‘y’: (2) Ayer mi novio cogió y dijo que me dejaba. 1 «The moment a verb is given an infinital complement, that verb starts down the road of auxiliarness» (Bolinger 1980: 297). 2 En adelante DPV. 18 Estos ejemplos anteriores de perífrasis de infinitivo, gerundio, participio y construcciones copulativas con verbo auxiliar, respectivamente, son construcciones en las que los dos verbos de la oración dan lugar a una predicación única. Es decir, en cada una de las oraciones ambos verbos funcionan como uno y predican un único evento, en oposición a otras construcciones con verbos no finitos, en las que el verbo conjugado y el verbo no finito dan lugar a dos predicaciones distintas, es decir, forman dos oraciones diferentes, como en los casos de desear + infinitivo: (3) a. Tengo que ir a la playa este verano. b. Deseo ir a la playa este verano. Mientras que en (3a) tenemos una perífrasis verbal, en (3b) observamos una construcción de control. Cuando dos verbos dan lugar a una única predicación, quiere decir que, sobre uno de ellos, el auxiliar tener que en este caso, recaen unas funciones (las concordancias de tiempo, modo, número y persona) y sobre el otro, en este caso el auxiliado ir, recaen otras (la selección temática y argumental de los complementos, es decir, el auxiliado selecciona los complementos de la oración y el papel semántico que realizan). De esto se deriva, que las construcciones perifrásticas tienen solo un sujeto, seleccionado por el verbo auxiliado (García Fernández y Krivochen, en prensa): (4) a. Tiene que nevar. b. *Desea nevar. En el ejemplo anterior (4a), nos encontramos ante una oración que tiene un sujeto nulo, por ello, no podemos tener secuencias como *él tiene que nevar. Esta es una restricción del auxiliado nevar, que solo admite este tipo de sujetos. Es decir, tener que nevar tiene un único 19 sujeto, al que denominamos pro3. Las estructuras de control, como vemos en (4b), sin embargo, tienen dos sujetos diferentes, el sujeto de desea, pro, y el sujeto de nevar, PRO4: (5) a. pro tiene que nevar. b. pro desea PRO nevar. En (5a) estamos ante una estructura mono-oracional, ya que tenemos un solo sujeto, seleccionado por el verbo auxiliado, pero que concuerda con el verbo auxiliar. En (5b), por el contrario, no tenemos una única predicación sino dos, como muestra el hecho de que tengamos dos sujetos distintos y, por ello, en (5b) tenemos una secuencia agramatical. Estas características de las perífrasis verbales, como la selección argumental y temática por parte del verbo auxiliado, se denominan criterios de perifrasticidad, y son pruebas para determinar si una construcción es o no perifrástica. Estos criterios, así como la estructura y la definición del concepto de perífrasis se estudian en el capítulo uno de este trabajo. Uno de los objetivos de esta tesis es, en primer lugar, proporcionar un estado de la cuestión en el que se explique qué son las perífrasis verbales y cómo han sido definidas por diferentes autores históricamente; qué criterios de perifrasticidad cumplen estas construcciones para formar o no parte del grupo de perífrasis verbales; y, por último, cómo podemos clasificar semánticamente estas construcciones. Este último punto es de importancia crucial para esta tesis, ya que los capítulos posteriores toman como base las divisiones semánticas que establecemos en el capítulo uno, para explorar las perífrasis en las que nos centramos: las perífrasis formadas con el auxiliar acabar. 3 En gramática generativa, el sujeto nulo de los verbos finitos. 4 En gramática generativa, la representación del sujeto nulo de los verbos no finitos, correferente de otra expresión nominal. En el caso de verbos como desear, estas estructuras se denominan de control de sujeto: el PRO de la subordinada de infinitivo está controlado por el pro de la oración principal. 20 Tradicionalmente las perífrasis se han dividido en modales y aspectuales, aunque algunos trabajos incluyen en la clasificación semántica perífrasis de modo de acción, de voz pasiva o temporales. Las perífrasis de nuestro estudio han sido, tradicionalmente, incluidas en la clasificación semántica en el grupo de construcciones aspectuales. En el primer capítulo queremos plantear los problemas que encontramos en esta clasificación, para poder demostrar después si las construcciones con el auxiliar acabar pueden considerarse aspectuales. Este trabajo, entonces, estudia uno de los verbos que, como explicamos al comienzo, ha caído por la pendiente de la auxiliaridad; nos referimos al verbo acabar. El verbo acabar funciona como auxiliar de perífrasis en la construcción 5 y las construcciones con estructura . Esta última forma tres perífrasis distintas, como defendemos en los capítulos tres y cuatro: (6) a. Acabamos por llegar a las tres. b. Acabamos de comer todos los días a las tres. c. No acabas de convencerme. d. Acabamos de llegar hace poco. En (6a) defendemos que nos encontramos ante una construcción de marcador del discurso, donde el auxiliar es conmutable por el marcador al final: al final llegamos a las tres. En (6b) la perífrasis funciona como una construcción aspectual terminativa, es decir, se señala el final del evento denotado por el infinitivo. Como nueva propuesta de esta tesis, consideramos que (6c) funciona como una perífrasis completiva, es decir, una perífrasis que señala que el evento 5 El auxiliar acabar también forma la perífrasis , que como explicamos en el capítulo dos es sinónima de . 21 denotado por el infinitivo ha llegado (o no, en este caso) al grado más alto, después del cual no hay un grado más (Fábregas, 2015, sobre los adverbios de grado como completamente). Por último, en (6d) tenemos una construcción temporal de aoristo reciente, donde se expresa que un evento ha ocurrido en un momento que se concibe como próximo al momento del habla. En el segundo capítulo estudiamos el primer caso de perífrasis con el auxiliar acabar, , como en el ejemplo de (6a). Esta perífrasis ha suscitado problemas en la clasificación semántica, lo cual queda reflejado en que diferentes autores la han clasificado en diferentes grupos semánticos en la bibliografía al respecto. Gómez Torrego (1988) la sitúa dentro de las aspectuales, aunque en 1999 la incluye dentro del grupo denominado otras perífrasis; Fernández de Castro (1999) la sitúa como perífrasis disposicional, dentro del grupo de las aspectuales; el DPV (2006) la incluye dentro de un nuevo grupo semántico al que denomina perífrasis como marcadores del discurso; por último, en RAE-ASALE (2009) se incluye dentro del grupo de perífrasis escalares. En este capítulo queremos discutir a qué se deben estas variaciones para, por último, posicionarnos junto al DPV (2006), ya que consideramos que tiene una relación semántica directa con el marcador discursivo al final. Al igual que el marcador, la perífrasis tiene dos significados: uno meramente de ordenador de la información, que señala el último elemento en una escala, y otro que señala que ese elemento final de la escala tiene, en términos de Fuentes (2009), un valor de anti-orientación añadido, es decir, un valor de evento inesperado: (7) a. La pareja cenó, paseó y acabó por ir al cine (último evento de una escala, esperado). b. A pesar de la disputa, acabaron por ir al cine juntos (último evento de una escala, con valor inesperado). 22 Como colofón al capítulo, estudiamos la negación en la perífrasis y vemos que su posición afecta al significado de la secuencia. Si la negación se sitúa ante el auxiliar estamos negando que el evento ocurriera (evento negado o inhibido): (8) No acabamos por ir al cine. Mientras que si se sitúa ante el auxiliado , se afirma que el evento ocurrido es un evento negativo (González Rodríguez, 2011): (9) Acabamos por no ir al cine. Hemos observado que, además, la posición de la negación tiene repercusiones semánticas decisivas, pues cuando la negación aparece ante el auxiliar, la única lectura posible de la perífrasis es la de señalación del elemento final de una escala, y no la de anti-orientación añadida. Esto se debe, a que solo un evento que ha tenido lugar puede tener carácter inesperado, como desarrollamos en el capítulo dos. El auxiliar acabar, además de funcionar de auxiliar en la perífrasis de marcador del discurso, forma la perífrasis aspectual terminativa , como veíamos en (6b) acabamos de comer todos los días a las tres, donde el auxiliar señala el final de un evento, el denotado por el infinitivo. La perífrasis aspectual terminativa solo puede combinarse con predicados dinámicos, esto es, realizaciones y actividades (Vendler, 1957), sin embargo, cuando aparece con la negación acepta la combinación con predicados no dinámicos: (10) a. Este hombre no acaba de alegrarse. b. No acabo de entenderlo. Estos ejemplos se han denominado en la bibliografía negaciones atenuadas (Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009). Sin embargo, en esta tesis proponemos, en base a los 23 trabajos de Bybee (1994) y Olbertz (1998), que en estas construcciones la perífrasis no funciona como una negación atenuada del valor aspectual terminativo, sino como una perífrasis nueva: la completiva. Es decir, una perífrasis conmutable por los adverbios de grado completamente o totalmente y la locución adverbial del todo, en la que se señala que el evento denotado por el infinitivo ha llegado a su máximo grado de expresión. A pesar de que en español se encuentran más ejemplos en construcciones negativas o de subjuntivo (Fernández de Castro, 1999), esta construcción aparece también en algunos ejemplos en contextos afirmativos: (11) Juan acabó de volverme loca con sus tonterías. Para poder defender esta hipótesis, en el capítulo tres establecemos primero una revisión de los términos terminativo y completivo, que se han utilizado de forma muy diversa en la bibliografía. Nosotros denominamos construcciones terminativas a aquellas construcciones que señalan el final natural de un evento, y completivas a aquellas construcciones que señalan que el evento ha llegado al grado máximo de expresión (Fábregas, 2015), es decir, que el evento se ha realizado de forma completa y total (Bybee, 1994). Por último, en el capítulo cuatro, estudiamos la construcción que veíamos en (6d), acabamos de llegar hace poco, como recurso que emplea el español peninsular para la expresión del pasado reciente. Algunos autores clasifican la perífrasis de pasado reciente como una perífrasis de aoristo reciente, es decir, una construcción que señala el Tiempo de la Situación de principio a fin: (12) María acaba de correr. O que señala el final de la situación inmediatamente anterior al evento denotado por el infinitivo y el comienzo de la siguiente, cuando el infinitivo forma un predicado de logro: 24 (13) María acaba de llegar. Otros autores, como Havu (1997) o Carrasco Gutiérrez (2006), consideran una construcción de perfecto resultativa. Defienden que lo que focaliza esta construcción es la fase inmediatamente posterior al momento del habla. En esta tesis, nosotros vamos a defender que la perífrasis de pasado reciente es una perífrasis temporal de aoristo, como prueba el hecho de que pueda combinarse con elementos temporales propios del aoristo como ayer: Parece mentira que Ana acabe de graduarse ayer. En el capítulo cuatro, además, estudiamos la relación del pasado reciente con la negación, donde observamos que el pasado reciente no puede ser negado, o al menos no de manera tradicional (Havu, 2009; RAE-ASALE, 2009): (14) a. ¿No acabo de explicarte eso mismo? – Negación externa, que equivale a ‘no es cierto que’. b. No acaba de comer, comió hace horas. – Negación de la temporalidad. c. No acabamos de comer, acabamos de cenar. – Negación adversativa. Esta tesis pretende, por tanto, ser un estudio descriptivo de las perífrasis verbales, particularmente de aquellas que se construyen con el verbo acabar. Buscamos describir y explicar qué es una perífrasis, qué pruebas indican que algunas construcciones sean perifrásticas, qué problemas ha suscitado la clasificación semántica de las mismas y, específicamente, cómo definimos, clasificamos y describimos las construcciones que toman el verbo acabar como auxiliar. 25 I CAPÍTULO I ASPECTOS GENERALES DE LAS PERÍFRASIS VERBALES EN ESPAÑOL 1.1 INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO UNO Las perífrasis verbales en español han sido un campo de estudio muy fértil debido al carácter especial de estas construcciones: son estructuras formadas por dos o más verbos que, sin embargo, dan lugar a una predicación única, en la que uno de ellos funciona como auxiliar y el otro como auxiliado. El proceso por el que un verbo léxico se convierte en auxiliar de perífrasis puede ser gradual y, al ser un campo que sigue siendo productivo, no todos los auxiliares están en el mismo punto en el proceso de gramaticalización y lexicalización y, por tanto, no todas las construcciones han completado este proceso. Por esta razón, algunas construcciones consideradas perifrásticas no cumplen todos los criterios específicos que las hacen perífrasis verbales, y existen auxiliares que no han perdido por completo su significado original. Se plantea, entonces, un problema fundamental en el estudio de las perífrasis, pues es imposible definir este grupo de construcciones en términos de condiciones necesarias y suficientes, ya que no existe un conjunto de características comunes que sea válido para todas las construcciones consideradas perifrásticas, ni existe un acuerdo entre los lingüistas en cuanto a qué construcciones españolas son perífrasis verbales. El estudio de estas construcciones de verbo auxiliar comienza en España con el apartado de la Real Academia Española (1771) denominado ‘De la construcción de unos verbos con otros’. Estas construcciones captan pronto la atención de los lingüistas, al ser un grupo tan heterogéneo y con significados tan dispares. Tras el trabajo de RAE (1771), los primeros 26 estudios sobre perífrasis verbales en español son el de Lenz (1935) y el de Roca Pons (1958)6, y desde entonces, esta cuestión ha estado en el punto de mira de la investigación lingüística. El trabajo de Gómez Torrego (1988) recoge por primera vez, no solamente la definición y las propiedades específicas de las perífrasis verbales, sino que incluye en él una nómina de construcciones. Recopilar las perífrasis verbales en español es, cuando menos, conflictivo ya que debido precisamente al proceso gradual por el que las construcciones perifrásticas se forman, no hay un acuerdo entre los autores sobre cuáles son las perífrasis españolas que pertenecen a este grupo. El DPV (2006) aporta, asimismo, una nómina de las construcciones que han sido consideradas perifrásticas por diferentes autores hasta el momento; no obstante, en su estudio no siempre se consideran perifrásticas las estructuras que otros autores han recopilado como tales, aunque, al ser una obra de carácter compilatorio, aparecen en él. Los trabajos de Gómez Torrego (1999), Yllera (1999) y RAE-ASALE (2009) no incluyen una nómina de construcciones per se, aunque a través de las que eligen estudiar se puede entrever cuáles son consideradas perífrasis. La disparidad en la nómina de construcciones en estos estudios pone de manifiesto la falta de acuerdo entre los lingüistas. Esta tesis no tiene como objetivo mostrar una nueva nómina de construcciones perifrásticas, sino que pretende redefinir qué entendemos por perífrasis verbal y cómo debemos estudiar estas construcciones desde una perspectiva de prototipos7 y no de condiciones necesarias y suficientes. Además de las cuestiones que observamos acerca de la definición y la nómina de las construcciones perifrásticas, estas también han planteado un problema en términos de su clasificación semántica. Tradicionalmente las perífrasis han quedado divididas en dos grandes grupos: modales y aspectuales, aunque, como hemos explicado en el prólogo, algunos trabajos 6Remitimos a Genta (2008) para un repaso histórico por los diferentes acercamientos que ha habido hacia las perífrasis. 7 Garachana (2017). 27 incluyen en la clasificación semántica perífrasis de voz pasiva (DPV,2006) o temporales (Gómez Torrego, 1988). Sin embargo, existe un grupo de perífrasis que, aunque en los primeros estudios quedaban recogidas como aspectuales (Gómez Torrego, 1988, Fernández de Castro 1999), los investigadores pronto comienzan a darse cuenta de que no encajan en tal definición. Esta es la razón por la que Gómez Torrego (1999) se refiere a ellas como otras perífrasis, Fernández de Castro (1999) las llama disposicionales, el DPV (2006) las denomina de valor discursivo y RAE-ASALE (2009) se refiere a ellas como escalares. Estas diferencias de nomenclatura responden al hecho de que existe un grupo de construcciones que no encaja en la división tradicional. Este capítulo propone una solución a este problema, donde defendemos la idea de que este grupo de perífrasis es de valor discursivo. Antes de adentrarnos en el estudio de las perífrasis con el auxiliar acabar, en este primer capítulo queremos exponer qué es una perífrasis verbal, así como cuál es su estructura sintáctica. Para ello partimos de los estudios sobre perífrasis verbales de Roca Pons (1958), Fente, Fernández y Feijóo (1972), Gómez Torrego (1988: 9 y 1999: 3325), Yllera (1999: 3393), Fernández de Castro (1999), DPV (2006) o RAE-ASALE (2009), entre otros, quienes defienden la existencia de estas construcciones con características propias, para desarrollar nuestra propia propuesta de definición. Vamos, asimismo, a estudiar la clasificación semántica de las perífrasis verbales y mostrar las características propias, que llamamos criterios de perifrasticidad, que funcionan como prueba de la mono-oracionalidad de estas construcciones. Es importante observar que ha habido detractores que han defendido la inexistencia de las perífrasis verbales como tales construcciones: «Siendo así las cosas, llegamos a la conclusión de que las perífrasis verbales no constituyen ningún mecanismo gramatical particular, ninguna forma lingüística con leyes propias. Son 28 combinaciones sintácticas normales de determinados signos del idioma que adquieren un carácter designativo especial dentro del conjunto. Se trata, por lo tanto, de unidades de la norma, que deben estudiar el comentario de texto y la lexicografía, nunca la gramática» Morera (1991: 29). Sin embargo, en este trabajo, y como apoya la mayor parte de la bibliografía al respecto, se considera que existe, de hecho, un grupo de construcciones con características propias que forma lo que se conocen como perífrasis verbales. Es decir, existe un grupo formado por dos o más verbos (auxiliar + auxiliado) que dan lugar a una predicación única. Prueba de ello, como expusimos en el prólogo, es el hecho de que estas construcciones posean un único sujeto seleccionado por el verbo auxiliado. En el próximo apartado queremos exponer la estructura sintáctica que poseen este tipo de construcciones y qué ocurre cuando se construyen en cadena, es decir, cuando aparece más de un verbo auxiliar en la secuencia. 1.2 ESTRUCTURA SINTÁCTICA Y CADENAS DE AUXILIARES Las perífrasis verbales son estructuras formadas por, al menos, un verbo auxiliar y un verbo auxiliado. Es evidente que entre ellos existe una relación sintáctica, no obstante, lo que no es tan evidente es el tipo de relación sintáctica que existe. Para discernir estas cuestiones, partimos del marco configuracional que proporciona la gramática generativa y nos servimos del sistema X-barra: 29 SF F SV V SV Figura 1. Esta figura muestra que el verbo (V) (auxiliar) aparece realizado en el nudo Flexión (F) por medio de un movimiento sintáctico desde V. Es decir, los auxiliares se mueven sintácticamente del nudo V, parte léxica, al nudo F, parte flexiva. En este esquema, además, podemos observar que el SV auxiliar selecciona a su vez un SV auxiliado, a saber, el verbo en forma no finita, es decir, con esta figura se da cuenta de la construcción . No obstante, este tipo de análisis deja sin resolver (como queda explicado en García Fernández, 2006:13) algunas cuestiones sintácticas fundamentales, ya que lo esencial en este análisis no es el movimiento a F, sino la relación entre el auxiliar y su SV hermano. La primera cuestión sintáctica que queda sin resolver en el análisis anterior es que no recoge las diferencias morfológicas de las formas no finitas, esto es, las diferencias entre infinitivo, gerundio y participio (además de no dar cuenta de las perífrasis formadas por auxiliados en forma finita, como cogió y dijo). Una posible solución que plantea García Fernández (2006) es que el SV auxiliar no seleccione un SV auxiliado, sino un SF auxiliado, es decir: 30 SF F SV V SF F SV V Figura 2. De esta forma, se da cuenta de las diferentes flexiones no finitas de los verbos auxiliados, así como de la flexión de los verbos de las construcciones coordinadas con verbo auxiliar como cogió y dijo: SF -é F SV empezar-V SF -gerundio F SV hacer V Figura 3. Mientras que con el esquema de la figura 1, en el que el SV auxiliar seleccionaba un SV auxiliado y no un SF auxiliado, no se distinguía si una perífrasis era de infinitivo Tengo que ir al cine, de gerundio Empezaba yendo al cine, de participio Tengo escritas 9 páginas o de forma finita Cogió y vino, con un esquema como el de la figura 3 damos cuenta tanto del movimiento a F, como de la relación entre el SV y el SF al que selecciona, dejando espacio para las diferencias entre los tipos de auxiliados8. 8 Como ya demostró Chomsky (1957). 31 Estas construcciones perifrásticas, que eligen la forma del verbo auxiliado sobre el que inciden, son, como hemos observado previamente, construcciones mono-oracionales, es decir, que forman una única oración. Como consecuencia de ser una predicación única, como hemos explicado, estas construcciones poseen un único sujeto. El sujeto de las construcciones perifrásticas9, si bien se genera en el SV auxiliado, pues es el verbo auxiliado y no el auxiliar el que aporta la estructura argumental a la oración, aparece en la posición de sujeto del verbo auxiliar, con el que concuerda en número y persona. Son, por tanto, estructuras de ascenso (raising)10. El verbo auxiliar de las construcciones perifrásticas posee tan solo los rasgos gramaticales del compuesto y no otorga la estructura argumental a su oración, eso es trabajo del verbo auxiliado. Por tanto, el sujeto de estas construcciones es sintáctico, ya que concuerda en número y persona con el verbo auxiliar, pero no semántico. Tomemos unas oraciones como: (15) a. El examen debería llegar el día 2 de febrero. b. #El examen debería escribir el día dos de febrero. c. El libro empezó a gustarme. d. #El libro empezó a hablarme. El hecho de que el examen no sea un sujeto adecuado en la oración de (15b) no es debido al verbo auxiliar, de hecho, en la oración de (15a) el examen es un sujeto perfectamente compatible. Es el verbo auxiliado el que aporta el papel temático al sujeto de la oración, así, llegar puede otorgar papel temático de tema a sus sujetos, mientras que escribir necesita un sujeto agentivo y, por ello, la oración de (15b) no es adecuada. De la misma manera, en el 9Ver Radford (1997) para más información al respecto. 10 No todas las estructuras de ascenso son, sin embargo, perifrásticas. Algunos verbos de control tienen también estructuras de ascenso. 32 ejemplo de (15c) el sintagma el libro funciona como el sujeto de la oración y da lugar a una secuencia gramatical. Sin embargo, en (15d) el mismo sintagma no es un sujeto adecuado para empezó a hablarme, a no ser que nos encontrásemos en una obra fantástica en la que los libros pudieran hablar. Hablar selecciona sujetos agentivos y, por ello, el sintagma el libro no puede actuar como sujeto de la oración. Estas restricciones, y este es el punto en el que queremos centrarnos, no parten del verbo auxiliar, sino del verbo auxiliado que es el que rige la estructura argumental y temática de la oración. El verbo auxiliar no selecciona sus complementos, ya que solo aporta la información gramatical de la oración, mientras que es el verbo principal el que cumple con el aporte semántico. Por tanto, el argumento externo, el sujeto, tiene que generarse necesariamente en el SV auxiliado, ya que recibe el papel temático del verbo auxiliado, no obstante, a través de un proceso de movimiento sintáctico subirá a la posición de argumento externo del verbo auxiliar. De la misma manera, es el verbo auxiliado y no el auxiliar el que selecciona sus complementos. Cuando el verbo auxiliado es transitivo, la oración será transitiva, mientras que cuando el verbo auxiliado es intransitivo, la oración será intransitiva, independientemente de la naturaleza del verbo auxiliar como verbo pleno. Por ejemplo: (16) María debe mucho dinero. El verbo deber como verbo pleno es un verbo transitivo, es decir, selecciona un objeto directo. Como vemos en el ejemplo (16) mucho dinero actúa como el complemento directo de la oración. Sin embargo, cuando el verbo deber actúa como verbo auxiliar, pierde la capacidad de seleccionar sus complementos. Esta capacidad la tendrá el verbo auxiliado. Por tanto, el verbo deber puede aparecer tanto en oraciones transitivas: 33 (17) a. Santiago debe ahorrar mucho dinero para estudiar. b. Tu amigo Pepe debe comer comida más saludable. Como en oraciones intransitivas: (18) a. Santiago debe salir más. b. Tu amigo Pepe debe ser más paciente. Uno de los fenómenos que caracterizan a las perífrasis verbales en español es el hecho de que los verbos auxiliares de perífrasis pueden agruparse dando lugar al fenómeno conocido como cadenas de auxiliares: (19) a. Voy a tener que empezar a hacer las maletas. b. Debe de estar acabando de hacer su trabajo. En estos ejemplos observamos tres auxiliares de perífrasis en (19a) ir, tener, empezar y tres en (19b) deber, estar, acabar, respectivamente, que se agrupan dando lugar a una secuencia gramatical. Esta propiedad ha sido señalada por diferentes lingüistas, si bien se ha considerado tradicionalmente11que toda la cadena, es decir, todos los verbos auxiliares ir, tener, empezar del ejemplo de (19a); o deber, estar, acabar de (19b), funcionan como verbos auxiliares del verbo pleno, que es el verbo auxiliado de todos ellos. Por tanto, en un ejemplo como el de (19a), un análisis tradicional sería el que sigue: 11Ver Gómez Torrego (1999), Picallo (1990), Laca (2004) o Cinque (2004). 34 (20) Voy a tener que empezar a hacer las maletas: {Aux 1̂ (ir) Aux 2 (tener) ̂ Aux 3 (empezar)} ̂VP12 13 Tenemos en el ejemplo, así, tres verbos que funcionan como auxiliares de un único verbo pleno (en este caso hacer). Es decir, si nos basamos en este análisis, los auxiliares no inciden directamente sobre el verbo que tienen a la derecha (salvo el último de la cadena, ya que está directamente a la izquierda del VP), sino que modifican directamente al VP. Sin embargo, existen algunos estudios que afirman que esta postura no es correcta (García Fernández, Bravo y Krivochen 2015). Estos autores consideran que el término de un verbo auxiliar no tiene que ser necesariamente un verbo auxiliado, sino que puede ser otro verbo auxiliar. Es decir, en ejemplos como los anteriores consideran la posibilidad de que Aux 1 tome como verbo auxiliado a Aux2, otro verbo auxiliar. Asimismo, y como consecuencia de este análisis, consideran que los verbos auxiliares son también verbos auxiliados, sumándose a los estudios de Schachter (1983), Zagona (1988) y en contra de Boertien (1979), y que cada auxiliar encabeza su propia proyección funcional, como expresan Cinque (1999) o Wurmbrand (1998). Como observamos en García Fernández, Bravo y Krivochen (2015: 77), un análisis tradicional en el que los verbos auxiliares de una cadena inciden directamente sobre el VP predice que a) el orden en el que los auxiliares aparecen no puede suponer ningún cambio en la interpretación de la oración y b) los verbos auxiliares son una clase homogénea de elementos que actúa de manera igualmente homogénea. No obstante, es fácil probar lo contrario. Vamos a tomar los ejemplos utilizados en el artículo de García Fernández, Bravo y Krivochen (2015: 78): 12Verbo Principal. 13Esquema basado en el de Bravo, García Fernández y Krivochen (2015). 35 (21) a. Juan tiene que estar trabajando en la biblioteca. b. Juan está teniendo que trabajar en la biblioteca. Las oraciones de (21a) y (21b) no son sinónimas en este caso. En (21a) estamos ante una aserción deóntica o epistémica del hecho de que Juan esté trabajando; en (21b) se expresa que Juan tiene la obligación deóntica de trabajar en la biblioteca, pero no se infiere que, en realidad, lo esté haciendo en el momento del habla. Este hecho se debe precisamente a que en (21b) el auxiliar progresivo estar no incide directamente sobre el verbo auxiliado trabajar. En (21a) es indiscutible que el auxiliar estar modifica al VP, ya que está situado directamente a su izquierda y, por tanto, necesariamente incide sobre él. Si en (21b) estar modificase al VP al igual que en (21a), entonces (21a) y (21b) serían sinónimas, y no lo son. Por ello, no podemos sostener que el orden de los auxiliares no modifica el significado de la oración, como sería predecible si todos los auxiliares de una cadena incidiesen sobre el verbo auxiliado. Por el contrario, consideramos que algunos verbos auxiliares en una cadena, como vemos en el ejemplo, pueden modificar a otros verbos auxiliares, convirtiéndose estos últimos, por tanto, en verbos auxiliados del verbo que incide sobre ellos, pero aún así siendo auxiliares del verbo a su derecha, al que modifican. Es decir, los verbos de una cadena de auxiliares en un análisis dinámico como el que defendemos aquí, esto es, un análisis en el que no todos los verbos auxiliares de la cadena inciden sobre el VP, pueden tener una naturaleza doble de auxiliar y auxiliado. Pongamos un ejemplo para que se vea con mayor claridad: en la oración Juan está teniendo que trabajar en la biblioteca hemos analizado que estar modifica a tener que y no al VP trabajar (como explicaban los análisis tradicionales acumulativos). De esto se deriva que tener que actúa como V auxiliado, ya que es modificado por un auxiliar. A su vez, tener que actúa como verbo 36 auxiliar del VP trabajar. Por tanto, en una oración como la que estamos analizando tener que aparece como verbo auxiliado y como verbo auxiliar a la vez.14 Además, los verbos auxiliares no son una clase homogénea de elementos debido, entre otras cuestiones, a que el proceso de gramaticalización por el que pasan de verbos plenos a verbos auxiliares es un proceso gradual. En el próximo apartado incidiremos sobre este concepto de gramaticalización; no obstante, queremos adelantar ahora que existen ciertos auxiliares que han alcanzado el máximo grado de gramaticalización, como haber en los tiempos compuestos y otros auxiliares que aún mantienen restos de su significado como verbos plenos, como andar. Es decir, podemos dividir los auxiliares de perífrasis en dos grupos: auxiliares léxicos (los que no han perdido completamente su significado original como verbos plenos), como andar, y auxiliares funcionales (aquellos que aportan exclusivamente la información gramatical), como haber.15 Por tanto, el análisis tradicional en el que las cadenas de auxiliares funcionan como un todo que incide sobre el VP, lo cual predice que a) el orden de los auxiliares no interfiere en el significado de la oración y que b) los verbos auxiliares son una clase homogénea de elementos, no parece responder a la realidad de los auxiliares de perífrasis. Como hemos probado, el orden en el que los auxiliares aparecen puede alterar el significado y los auxiliares, lejos de ser una categoría de elementos uniforme, está formada por diferentes tipos de auxiliares en diferentes grados de gramaticalización. Hemos visto en este apartado el análisis estructural de las perífrasis verbales tanto en estructura de como en las estructuras de auxiliares en cadena. En el próximo apartado estudiaremos el concepto de perífrasis verbal y observaremos 14 Para un análisis más detallado se remite a Bravo, García Fernández y Krivochen (2015). 15Esta clasificación de verbos auxiliares en léxicos y funcionales aparece en estudios como Zagona (1988), Wurmbrand (2004), Laca (2004), Bravo (2008) y Bravo, García Fernández y Krivochen (2015). 37 sus características principales, para proponer al final una definición sobre lo que entendemos en esta tesis como construcción perifrástica. 1.3 EL CONCEPTO DE PERÍFRASIS VERBAL Como decíamos, las perífrasis verbales han sido un campo de investigación muy productivo, en el que numerosos autores han establecido diferentes definiciones de perífrasis verbal en sus estudios sobre estas construcciones. En este apartado queremos mostrar los distintos conceptos de perífrasis verbal que se han utilizado y en los que nos basamos para la definición final que este trabajo propone. Uno de los estudios más tempranos de las perífrasis verbales en español es el de Roca Pons (1958), en el que analiza la naturaleza de estas construcciones. Las perífrasis verbales quedan definidas por el autor de la manera que sigue: «La unión de un verbo auxiliar, más o menos auxiliar o gramaticalizado, según veremos, con una forma nominal de un verbo conceptual». Roca Pons (1958:10). Vemos, pues, que desde los primeros estudios acerca de las construcciones perifrásticas aparecen los conceptos de verbo auxiliar y de gramaticalización que, como tratamos de mostrar en este trabajo, son una constante en cualquier estudio que trate las perífrasis verbales. Gómez Torrego (1988; 1999) incluye, además, el concepto de predicación única, como vemos en la cita que sigue «la unión de dos o más verbos que sintácticamente constituyen un solo núcleo del predicado» Gómez Torrego (1988:9 y 1999:3325). Como hemos explicado anteriormente, una de las pruebas que demuestran que las perífrasis verbales dan lugar a una única predicación es el hecho de que tienen un sujeto único, en contraste con las construcciones de control, debido a que solo el auxiliado puede seleccionar los complementos. El autor añade una cuestión, que no aparecía en el trabajo de Roca Pons (1958): la posibilidad de que existan más de dos verbos en la construcción perifrástica. Esto es fundamental para una definición de 38 perífrasis pues, como hemos visto en el apartado anterior, existen en español estructuras de cadenas de verbos auxiliares en las que tenemos más de dos verbos en la secuencia. Asimismo, RAE-ASALE (2009) aportará la siguiente definición: «Se denominan perífrasis verbales las combinaciones sintácticas en las que un verbo auxiliar incide sobre un verbo auxiliado, llamado a veces principal o pleno, construido en forma no personal (es decir, infinitivo, gerundio o participio) sin dar lugar a dos predicaciones distintas» RAE-ASALE (2009: §28.1a). Esta definición incluye una cuestión que no aparecía en los otros estudios y es la forma del verbo auxiliado. Es cierto que, en general, las perífrasis se dividen estructuralmente en construcciones de infinitivo, gerundio y participio: (22) a. Juan puede ir al cine esta tarde. b. Claudia acabó comiendo verduras con verdadero gusto. c. Ana tiene estudiada la lección. En estos ejemplos de perífrasis, observamos un verbo auxiliar en forma personal (puede, acabó y tiene, respectivamente) que incide sobre un verbo auxiliado en forma no personal (ir, comiendo y estudiada). No obstante, existen autores que, como García Fernández (2006) o Anderson (2006), incluyen como perífrasis verbales construcciones en las que ambos verbos aparecen o bien en forma finita, (23a) y (23b), o bien en forma no finita, (23c), en el DPV (2006) se denominan construcciones coordinantes con verbo (posiblemente) auxiliado en forma personal, que ya había observado Coseriu, 1977): 39 (23) a. Después de todo el año dando información sobre los trabajos que había que realizar en su asignatura, coge y dice que son opcionales. b. Toda la noche discutiendo y al final va y me dice que todo lo que me había contado era mentira. c. Parece imposible coger y ponerse así con su padre. Gómez Torrego (1988: 27) también hace referencia a este tipo de construcciones. Explica que estas expresiones coloquiales y narrativas deberían estudiarse en un grupo diferente. Considera que no se trata de perífrasis verbales, aún cuando reconoce la gramaticalización del primer verbo de la secuencia. Por otro lado, RAE-ASALE (2009: §28.4o) excluye de las perífrasis a estas construcciones a las que considera expresiones semilexicalizadas, lo cual es una definición poco satisfactoria en nuestra opinión. Añade que los verbos que se asocian en las perífrasis, auxiliar y auxiliado, no podrán estar coordinados. No obstante, que las perífrasis estén de forma prototípica formadas por un auxiliar flexionado y un verbo en forma no personal, no quiere decir que esta sea la única posibilidad. Existen muchos casos en castellano en los que ambos verbos aparecen en la forma no personal: (24) a. Tener que hacer ejercicio no me gusta. b. Es una pesadez no poder faltar al colegio. En estos ejemplos podemos observar cómo los verbos auxiliares tener y poder aparecen en forma no personal. Es decir, no es necesario que el auxiliar esté en forma personal para que la construcción sea una perífrasis verbal. Si las perífrasis verbales no siguen necesariamente el esquema, como demuestra el hecho de que ambos verbos pueden aparecer, como en los ejemplos de (24), en forma no finita, no tienen por qué 40 no tener cabida dentro de las perífrasis estas estructuras en las que ambos verbos están conjugados, y el primero funciona como auxiliar. Por las razones expuestas, partimos en este trabajo de la definición de perífrasis verbal que aporta García Fernández (2006: 10), pues consideramos que es la que más se ajusta a lo que entendemos como dicha construcción: «Una perífrasis verbal es una agrupación de dos o más verbos en la que, de forma prototípica, solo el primero puede ser flexivo. […]Este verbo, además, expresa contenidos gramaticales y no léxicos» García Fernández (2006: 10). En esta definición quedan incluidas tanto las perífrasis en las que ambos verbos aparecen en forma flexiva (cogió y dijo, sin pensárselo dos veces, que me quería) como los contextos en los que las perífrasis aparecen con ambos verbos en forma no finita (tener que ir a clase por obligación me parece terrible), además de, evidentemente, la estructura prototípica de las perífrasis verbales de . No obstante, queremos hacer una observación que el propio García Fernández (2006) realizará a este respecto16. En la última parte de la definición de García Fernández (2006) se hace alusión a la gramaticalización del verbo auxiliar «Este verbo, además, expresa contenidos gramaticales y no léxicos» García Fernández (2006:10). 16García Fernández (2006) explica que la gramaticalización del verbo auxiliar muestra muchas restricciones. Consideran que la desemantización del verbo auxiliar es un proceso diacrónico y, por ello, no se manifiesta de la misma manera en todos los casos (mientras que el verbo haber está totalmente desemantizado, soler, por ejemplo, mantiene su significado). Consideran, entonces, que la gramaticalización del verbo auxiliar es una parte esencial en la formación de perífrasis verbales, pero ni obligatoria, ni homogénea. 41 El término gramaticalización17 (grammaticalization) fue acuñado por Meillet (1912)18, quien se encarga de estudiar cómo y mediante qué procesos se crea la gramática. Durante los últimos años ha habido un incremento en el estudio de la gramaticalización, debido a que no hay un acuerdo entre los lingüistas a la hora de definir este concepto. Como podemos observar en el trabajo de Giacalone, Ramat y Hopper (1998), la gramaticalización es un proceso complejo y difícil de definir, ya que los límites de esta son borrosos. Para autores como Meillet era un concepto requerido ya que la analogía no podía explicar el origen de los morfemas gramaticales. Si se investigan los orígenes últimos de estos morfemas, según Meillet, se podrá observar que provienen del léxico, tras un proceso de debilitamiento y generalización del significado: «For Meillet, grammaticalization was a concept that was needed because analogy alone was inadequate to explain the sources of grammatical morphemes. A search for the ultimate origins of grammatical morphemes led to the insight that their source was in the lexicon, through a process of weakening and generalization of meaning» Giacalone Ramat y Hopper (1998:1). Las definiciones tradicionales, como vemos en el trabajo de Campbell y Janda (2001), consideran que la gramaticalización es el proceso por el que un elemento léxico pasa a convertirse en un elemento gramatical19. Un componente léxico como el verbo habeo20 en latín 17Remitimos a Heine (1991), Hopper y Traugott (1993), Lehmann (1995) para estudios de la historia de la gramaticalización. 18 Ver Giacalone, Ramat y Hopper (1998). 19 Para un análisis cognitivo de la gramaticalización, ver Garachana (1999). 20 Ver evolución de habeo en Arroyo (2018). 42 se utiliza para formar las estructuras de futuro en la lengua citada dando lugar a secuencias como amare habeo. En español actual ese proceso ha evolucionado hasta el punto en que habeo se ha convertido en el afijo de flexión de futuro simple amar-é. Es decir, un elemento léxico como habeo se ha convertido en un elemento gramatical: desinencia verbal de futuro. Sin embargo, el cambio de un elemento léxico a uno gramatical no es lo único que se considera hoy en día gramaticalización. Los estudios actuales, que se basan en la definición de Kurylowicz (1965/1975:52), consideran que la gramaticalización también se refiere al proceso por el que un elemento gramatical se convierte en un elemento aún más gramatical. Retomemos para ilustrar esto el ejemplo de amare habeo. El primer proceso por el que habeo pierde su sentido como verbo pleno en la construcción amare habeo y se convierte en auxiliar de tiempo compuesto es un proceso del tipo elemento léxico>elemento gramatical. No obstante, el segundo proceso en el que amare habeo pasa a ser amaré en español es un proceso gramatical>más gramatical. Es decir, «[D]iachronic[ally,]…[grammaticalization] is a process which turns lexemes into grammatical formatives and renders grammatical formatives still more grammatical». (Lehmann 1995, tomado de Campbell y Janda (2001). Además de ser un proceso que debilita las formas léxicas convirtiéndolas en formas gramaticales y que hace las que ya son gramaticales más gramaticales aún, es un proceso histórico unidireccional (Traugott 1988, Traugott y Heine, 1991). Esto es, es un proceso histórico que una vez ocurre, no es reversible: una vez que tenemos amaré no volveremos a tener amare habeo. El cambio se produce siempre de menos gramatical >más gramatical, esto es, es un cambio unidireccional. La gramaticalización es, entonces, un proceso histórico y unidireccional que convierte los elemento léxicos en gramaticales y los elementos gramaticales en más gramaticales. Además, y esto es fundamental para entender las perífrasis verbales en español, es un proceso que como dice Matissoff (1991:384) puede tardar siglos en completarse. Es decir, la gramaticalización es 43 un proceso gradual que puede ser muy lento y, por ello, al estar el lenguaje en uso y ser las perífrasis verbales un sistema productivo en español actual, no todos los auxiliares de estas construcciones han alcanzado el mismo grado de gramaticalización. En palabras de Bybee (1994): «[W]e consider language as composed of substance –both semantic substance and phonetic substance… [which] is potentially universal, but languages differ as to how it is shaped because it is constantly undergoing change as language is used» Bybee (1994). Es decir, las lenguas están en uso y por tanto sufren constantes cambios. Por ello, no podemos estudiar las perífrasis verbales como un sistema cerrado sin posibilidad de cambio y en el que todas las construcciones han alcanzado el máximo grado de gramaticalización. Por el contrario, debemos estudiarlas como una categoría en curso en la que siguen apareciendo construcciones que se incorporan en ella: (25) La presión está dando sus frutos y así, el pasado año, se consiguieron cambiar un total de 31 contratos eventuales en indefinidos. (RAE-ASALE (2009: 28.3l) Este tipo de construcciones como aparecen en la lengua como nuevas perífrasis verbales (especialmente con sujetos inanimados y en construcciones de pasiva refleja) en convivencia con sus usos no perifrásticos. Por tanto, entendemos en este estudio la gramaticalización como un proceso histórico, gradual y unidireccional por el cual los elementos léxicos se convierten en elementos gramaticales y los elementos gramaticales se convierten en elementos más gramaticales. Además, es un proceso que puede tardar años en completarse. 44 Nos interesa de esta definición el carácter de gradual del proceso de gramaticalización. Si bien es cierto que en algunas perífrasis el verbo auxiliar ha perdido su significado léxico y aporta exclusivamente información gramatical, existen algunas excepciones a este respecto. En primer lugar, y lo que vamos a explicar plantea un problema en términos de una gramática discreta, existen grados de gramaticalización del auxiliar de perífrasis verbal. Esto es, si consideramos que los tiempos compuestos son perífrasis verbales21(he comido, habéis hecho, hubierais querido, etc.), el auxiliar haber habría alcanzado un alto grado de gramaticalización (el estado posterior sería convertirse en morfema verbal, como hemos dicho ocurrió con el futuro simple en español, donde amar habeo evolucionó a amaré) habiendo perdido su sentido primigenio por completo y aportando solamente los rasgos gramaticales. Sin embargo, existen algunos verbos, como indica Gómez Torrego (1988:12) que no han perdido totalmente su significado léxico. Veamos los siguientes ejemplos: (26) a. Empezó la canción. b. Empezó a correr. c. Acabó el bocadillo. d. Acabó de comer. 21Aunque históricamente los tiempos compuestos comenzaron siendo perífrasis verbales, algunos autores como RAE-ASALE (2009) no los consideran como tal. Se explica en RAE-ASALE (2009: §28.5a), por ejemplo, que las principales diferencias son dos: los participios de los tiempos compuestos rechazan la concordancia con el sujeto o el objeto (Llevo redactadas tres novelas frente a *He redactadas tres novelas) y, por otro lado, que los tiempos compuestos no presentan ningún tipo de restricción semántica con respecto a los predicados con los que pueden aplicarse (excepción de soler y haber de) ni con respecto a sus sujetos. 45 En estos ejemplos se puede observar que el significado incoativo y terminativo de empezar y acabar respectivamente se mantiene tanto en la construcción perifrástica (26b y 26d) como en la formación no perifrástica (26a y 26c). Además, Gómez Torrego (1988:13) señala que existen algunos verbos, como andar y llevar, que poseen el mismo significado cuando son auxiliares de perífrasis verbal, aun cuando no forman perífrasis en determinados contextos: (27) a. Anda con canciones. b. Anda un poco triste. En los ejemplos de (27) a pesar de que andar no forma perífrasis verbal no está funcionando con su significado de verbo pleno de moción, sino que posee el mismo significado que en las construcciones en las que funciona como auxiliar de perífrasis tales como anda cantando todo el día. En todas estas construcciones con auxiliares como empezar, acabar o andar el proceso de desemantización no ha llegado a término; aún se puede rastrear el origen de estas construcciones y estos verbos, pues aun cuando funcionan como auxiliares, mantienen parcialmente su significado de verbo pleno. Además, estos auxiliares coexisten con los verbos plenos de los que provienen ya que, como explica una de las ocho características (layering) de la gramaticalización según Bybee (1994), la aparición de nuevos marcadores no está directamente relacionada con la pérdida o la disfunción de sus predecesores. Este fenómeno, por el que algunos verbos plenos tienen el mismo significado en su función de auxiliar de perífrasis y cuando no funcionan como tales, puede deberse a dos situaciones. Que el significado de estos verbos en su uso perifrástico haya influido en su significado como verbos plenos y, por ello, existan ahora construcciones no perifrásticas en las que el verbo principal posee el mismo significado que en las construcciones en las que aparece como auxiliar de perífrasis. O que el verbo pleno tenga dos usos, uno literal y uno metafórico, y que este segundo significado sea el que ha dado lugar a las construcciones perifrásticas consecuentes. 46 En el proceso de gramaticalización de los verbos auxiliares se observa una retención semántica del significado que poseían como verbos plenos (Bybee, 1994). Como señalan Yllera (1999) y García Fernández (2006), un verbo de orientación hacia el hablante, como venir, será incompatible con verbos de alejamiento al formar construcciones perifrásticas: (28) *Ya se viene alejando el peligro.22 García Fernández (2006), basándose en Hopper y Trauggot (1993), explica que la coexistencia del auxiliar y el verbo pleno refuerza la persistencia del significado en el verbo auxiliar y que, por ello, verbos como venir no han perdido totalmente su significado como verbos plenos cuando aparecen como auxiliares. Con este repaso sobre los procesos de gramaticalización entendemos que, aunque la gramaticalización y desemantización del verbo auxiliar es relevante para la identificación de una perífrasis verbal, no afecta por igual a todas las construcciones. Esto se debe a que no todos los auxiliares están en el mismo punto en el proceso, ya que algunos comenzaron el proceso mucho antes que otros y a que otros, conviven con los verbos plenos lo que refuerza que mantengan su significado original. Por todo lo que hemos estudiado anteriormente en este epígrafe, se considera en este estudio que una definición de perífrasis verbal final y satisfactoria, ajustándonos a las razones que hemos aportado, es la que sigue: Una perífrasis verbal es una construcción formada por dos o más verbos en los que, prototípicamente, solo el primero puede ser flexivo. Asimismo, el primero de los verbos de estas construcciones, llamado verbo auxiliar, aparece, característicamente, total o 22 Ejemplo tomado de García Fernández (2006). 47 parcialmente gramaticalizado. Estas construcciones, además, dan lugar a una predicación única Añadimos que prototípicamente solo el primero de los verbos puede ser flexivo, para incluir en esta definición construcciones perifrásticas en las que ambos verbos pueden aparecer en forma flexiva como o . Además, decimos que de forma característica el primero de los verbos está total o parcialmente gramaticalizado porque, como hemos estudiado, aunque algunos auxiliares han perdido su significado como verbos plenos (haber) otros como empezar o acabar mantienen dicho significado. Por último, señalamos que dan lugar a una única predicación pues creemos que la mono-oracionalidad es uno de los rasgos esenciales que permiten diferenciar las construcciones perifrásticas de otras construcciones con verbos en forma no finita. Las construcciones perifrásticas son hoy día un sistema productivo en español, como observamos con el ejemplo de (25). Verbos como lograr, que tradicionalmente no forman perífrasis, con el paso del tiempo han tomado usos perifrásticos como en: (29) Muchos libros lograron salvarse de las llamas. (RAE-ASALE 2009: §28.3k) y por ello tenemos que dejar una ventana abierta a aquellas construcciones que vayan incluyéndose dentro de este grupo. Una vez hemos establecido una definición de perífrasis verbal, queremos exponer que, como hemos adelantado, las construcciones perifrásticas poseen propiedades específicas. A estas propiedades las llamamos criterios de perifrasticidad. Hemos visto en este apartado que no todas las perífrasis verbales poseen el mismo grado de gramaticalización del verbo auxiliar. Asimismo, no todas las construcciones que llamamos perífrasis satisfacen estas propiedades que veremos a continuación. No obstante, el hecho de 48 que una construcción no cumpla todos los criterios de perifrasticidad, no la excluye de ser de hecho una perífrasis verbal. 1.4 CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD El término criterios de perifrasticidad hace referencia a las pruebas que determinan si un conjunto de construcciones es perifrástico o no. Estos criterios han sido estudiados como pruebas que podemos utilizar para detectar si un compuesto de dos o más verbos es o no una perífrasis verbal desde los trabajos de Fontanella de Weinberg (1970) o Launey (1980). Todos los criterios que exponemos a lo largo de este apartado demuestran la relación sintáctica existente entre auxiliar y auxiliado; demuestran la mono-oracionalidad de estas construcciones. Debemos entender que, aunque los criterios de perifrasticidad no son decisivos, son un buen indicio a la hora de determinar si una construcción es o no perifrástica. Dado que existen construcciones que, como veremos en este apartado, consideramos perífrasis a pesar de no cumplir todos los criterios de perifrasticidad y verbos que, aunque cumplen algunos criterios no son auxiliares perifrásticos, proponemos que estos criterios deben entenderse no como rasgos esenciales de las perífrasis verbales, sino como indicadores de ellas, como rasgos que típicamente poseen este tipo de construcciones. Es decir, para hablar de perífrasis es esencial hablar de prototipos (Garachana, 2017). Las perífrasis que cumplan más criterios serán las perífrasis más prototípicas, mientras que las que no lo hagan serán más periféricas. Entendemos los criterios de perifrasticidad en el sentido en el que Wittgenstein (1953) consideraba la naturaleza de los juegos, esto es, como criterios de categorización y no en términos de condiciones necesarias y suficientes: «Consider for example the proceedings that we call “games”. I mean board-games, card- games, Olympic games, and so on. What is common to them all?- Don’t say: ‘There must 49 be something common, or they would not be called “games”- but look and see whether there is anything common to all. For if you look at them you will not see something that is common to all, but similarities, relationships, and a whole series of them at that» Wittgenstein (1953). Es decir, según Wittgenstein, no existe un ingrediente único que explique la naturaleza de los juegos, de la misma manera que no existe un criterio esencial que distinga las construcciones perifrásticas del resto de construcciones. Según el filósofo, lo que existe es una red de relaciones y similitudes sobre las que el concepto se define, lo que llama family resemblances23. Esto es, no hay un único factor esencial que defina al grupo, sino un conjunto de características que entran en relación las unas con las otras y que definen al grupo. En el caso de las perífrasis verbales este conjunto de características que demuestran el carácter perifrástico de la construcción, es decir, que verbo auxiliar y verbo auxiliado dan lugar a una única predicación, son los criterios de perifrasticidad. Para que un grupo verbal se considere perifrástico tiene que poseer un número significativo de dichas características, pero no tiene necesariamente que poseer todas estas características. De la misma manera que en el ejemplo de Wittgenstein la competición, el divertimento, la suerte o el talento son características propias del grupo ‘juegos’ y, no obstante, no todos los juegos cumplen todas ellas. La subida de clíticos, la combinación con verbos unipersonales o la gramaticalización del verbo auxiliar son características propias de las perífrasis verbales y, no obstante, estas construcciones no tienen por qué cumplir todos los criterios para ser consideradas perifrásticas. En este apartado vamos a comparar los trabajos de Gómez Torrego (1988, 1999), García Fernández (2006) y RAE-ASALE (2009), que aportan diferentes listas de criterios de 23 Parecidos familiares. 50 perifrasticidad, para concluir cuáles son los criterios comunes y válidos, propios de las construcciones perifrásticas: Gómez Torrego (1988, 1999): 1. El verbo auxiliar debe estar, total o parcialmente, gramaticalizado. 2. El verbo auxiliado no admite la conmutación por nombre, adjetivo o adverbio. 3. La transformación pasiva se realiza sobre el verbo auxiliado. 4. El verbo auxiliado no puede conmutarse por un pronombre interrogativo. 5. Las perífrasis verbales admiten la subida de clíticos. 6. Formación de perífrasis de relativo se realiza con el proverbo hacer. García Fernández (2006) 1. Es el verbo auxiliado quien selecciona semánticamente al sujeto. 2. La subida de clíticos. 3. La formación pasiva sobre el auxiliar. 4. La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales. RAE-ASALE (2009) 1. Aceptan la proclisis de pronombres átonos. 2. Rechazan las pasivas, pero estas se pueden formar sobre el verbo principal. 3. No restringen semánticamente los sujetos, pero concuerdan con ellos. 4. No seleccionan los complementos del verbo internos al grupo verbal. 5. No seleccionan el verbo auxiliado. Vamos a analizar estos criterios por orden, comenzando por los que aparecen en la lista de Gómez Torrego (1988;1999). En el primer punto sobre la gramaticalización del verbo auxiliar, Gómez Torrego (1988:9 y 1999:3325) explica que, ya que el verbo auxiliar aporta exclusivamente las características 51 gramaticales a la construcción, únicamente el verbo auxiliado es capaz de seleccionar su sujeto y sus complementos, como queda de manifiesto en el hecho de que las perífrasis verbales pueden combinarse con la expresión existencial formada con haber como verbo principal de la construcción: (30) a. Va a haber diez alumnos. b. *Desea haber diez alumnos. Como sabemos, en las construcciones perifrásticas es el verbo auxiliado el que selecciona la estructura temática y argumental. Por ello, el sujeto de la construcción del ejemplo de (30a) es nulo porque haber, en estas construcciones, solamente puede seleccionar sujetos nulos. El verbo desear del ejemplo anterior, en contraste, al no ser un verbo auxiliar no puede combinarse con el verbo existencial haber, pues desear selecciona semánticamente sus sujetos y estos no pueden ser sujetos nulos, sino sujetos agentivos. En (30b) tenemos necesariamente dos sujetos (el pro de desear y el PRO de haber), mientras que en (30a) solo tenemos un sujeto, el sujeto nulo seleccionado por el verbo auxiliado haber. Por ello, (30a) es una oración gramatical, mientras que (30b) no lo es. Asimismo, el verbo ir, al perder sus propiedades como verbo pleno y funcionar como auxiliar de perífrasis, no selecciona el sujeto de la oración ni ninguno de los complementos oracionales. Por ello, no podrá haber oraciones como: (31) a. *Él va a haber diez alumnos. b. *Tú vas a haber diez alumnos. Las perífrasis verbales, frente a otros grupos verbales, pueden combinarse con predicados meteorológicos por la misma razón (es decir, porque el verbo que encabeza estas 52 construcciones pierde sus propiedades de verbo pleno; entre otras, pierde la capacidad de selección de sujeto) (Gómez Torrego 1999:3329): (32) a. Puede llover esta tarde (construcción perifrástica). b. *Decide llover esta tarde (construcción no perifrástica). Habrá verbos, como querer que, aunque se considera solamente semiperifrástico24, como propone García Fernández (2006), puede combinarse con los verbos que Gómez Torrego (1988;1999) llama unipersonales: (33) Parece que quería llover. En ejemplos como el de (33), querer no tiene un significado volitivo, como cuando actúa como verbo pleno quiero ir, sino que parece haberse gramaticalizado. Sin embargo, existen hoy en día muy pocos casos en los que querer se comporte como en (33). Lo hace en contextos muy reducidos, y particularmente con el auxiliado llover. Como vemos en las listas del comienzo del apartado, García Fernández (2006:13-15) contempla también como pruebas para determinar que una construcción sea o no perifrástica la combinación de dicha construcción con verbos meteorológicos y la selección semántica del sujeto por parte del verbo auxiliado: «[…] en estas construcciones no hay control, es decir, el sujeto del verbo auxiliar no determina la referencia del sujeto del verbo auxiliado, simplemente porque éste no está en 24 No obstante, se considera auxiliar perifrástico en el capítulo dedicado a las perífrasis (RAE-ASALE, 2009). 53 una oración distinta de aquél y por lo tanto sólo hay un sujeto: el del verbo auxiliar» García Fernández (2006:14). Esto es, existe un único sujeto que se corresponde con el argumento externo del verbo auxiliado y que concuerda con el verbo auxiliar, que posee las marcas de flexión. Como explica RAE-ASALE (2009: §28.3h), los verbos auxiliares no imponen condiciones semánticas a los sujetos de la perífrasis, simplemente aportan la concordancia. No obstante, existen ciertas perífrasis que incumplen este principio. Por ejemplo, en los sujetos de la perífrasis es el auxiliar el que los restringe a entidades dotadas de intención: (34) a. Juan se puso a llorar. b. María se puso a cantar. c. *La mesa se puso a brillar. d. *La silla se puso a ser cómoda. Es decir, aunque en general sean los verbos auxiliados los que eligen semánticamente sus sujetos, algunos auxiliares como vemos en (34), debido a su significado (aunque este sea meramente de intención como en ponerse a), pueden mostrar ciertas restricciones. Además de, en principio, no seleccionar semánticamente sus sujetos, hemos observado que el verbo auxiliar de las perífrasis no posee estructura argumental (RAE-ASALE, 2009: §28.1c): (35) Los niños tienen que a ir al colegio a los tres años. 54 Es el verbo auxiliado en este tipo de oraciones el que aporta la estructura temática y argumental a la oración. El hecho de que en (35) aparezca un SP25 de lugar a donde es a causa de que el verbo ir aporta la estructura argumental.26 Si continuamos con la lista, la conmutación es el segundo punto que analizamos. Esta propiedad se basa en que existen determinados contextos en los que infinitivo, gerundio y participio tienen un carácter nominal, adverbial y adjetival, respectivamente (Gómez Torrego 1988: 16 y 34; Gómez Torrego 1999: 3326). El autor explica que, en contextos no perifrásticos, es decir, en las oraciones subordinadas de infinitivo, gerundio o participio, estas formas no finitas del verbo pueden conmutarse respectivamente por nombre, adverbio y adjetivo: 25Sintagma Preposicional. 26Aunque hemos visto que es el verbo auxiliar el que aporta la estructura argumental de la oración, Bosque (2000) propone que los verbos modales deónticos aparecen como verbos de control de sujeto. Por tanto, son verbos que asignan papel temático a su sujeto, cuestión que contradice los estudios de las propiedades de las perífrasis verbales. Los verbos modales deónticos se han estudiado tradicionalmente como verbos de ascenso, como vemos en la siguiente cita: «Los verbos de ascenso no asignan papel temático al sujeto con el que concuerdan […]. La restricción semántica necesaria la impondrá el argumento externo del verbo principal, sea el que sea, pero no el modal en sí mismo. El complemento de poder o deber no es una subordinada sustantiva, sino tan solo una proyección de la flexión de infinitivo que toma un SV como complemento» (Bosque 2000: 8). Sin embargo, Bosque propone los verbos de modalidad deóntica o radical como verbos de control y añade este ejemplo: «Nótese que si decimos Juan tiene la obligación de marcharse predicamos tal obligación de ese individuo y en este sentido restringimos el conjunto de entidades a las que tal noción se aplica y obtenemos un subconjunto de ellas: el de las entidades del mundo que tienen obligaciones. Si ello es así, resulta natural extender esta interpretación a oraciones como Juan debe marcharse» (Bosque 2000:14).Si entendemos, por tanto, que en el primer caso Juan recibe el papel temático del verbo con el que concuerda, resultaría paradójico decir que no lo recibe en Juan debe marcharse: «En suma, si los modales deónticos establecen capacidades, disposiciones u obligaciones, lo natural es pensar que estas nociones constituyen restricciones de tipo predicativo, y por tanto, se comportan como las informaciones que caracterizan el marcado temático de un predicado respecto de su argumento externo. Cabe suponer, por tanto, que los modales deónticos son verbos de control» (Bosque 2000: 15). 55 (36) Pienso en volver a casa pronto. à Pienso en mi vuelta a casa. Sin embargo, explica el autor, aquellos contextos en los que este tipo de construcciones forma una perífrasis verbal, la conmutación no será posible, ya que el infinitivo, gerundio y participio pierden su carácter nominal, adverbial y adjetival debido a su función como verbos plenos. (37) Tengo que volver a casa pronto. à *Tengo que mi vuelta a casa. Este criterio que utiliza Gómez Torrego (1988;1999) y que no aparece en los trabajos de García Fernández (2006) o RAE-ASALE (2009), no consideramos que sea un criterio útil. A pesar de que es cierto que (36) no es una perífrasis, mientras (37) sí lo es, no es aplicable a otras estructuras: (38) Deseo volver. à *Deseo mi vuelta. Además, es un criterio que puede funcionar con verbos plenos que han formado sustantivos deverbales, como volver, pero no con verbos plenos que no los hayan formado. En cuanto al tercer punto, la transformación pasiva (tanto la refleja como la perifrástica) se formará sobre el verbo auxiliado en perífrasis de infinitivo (por su puesto, solo si este es transitivo), y nunca sobre el auxiliar (Gómez Torrego, 1988:39; Gómez Torrego, 1999:3330; García Fernández, 2006: 16; y RAE-ASALE, 2009: §28.3g): (39) a. En mi instituto no podemos estudiar latín. à En mi instituto el latín no puede ser estudiado. b. En el colegio tenemos que cantar canciones. à En el colegio se tienen que cantar canciones. / En el colegio tienen que cantarse canciones. 56 En ambos ejemplos, la pasiva se forma sobre el auxiliado y no el auxiliar ya que, como explica García Fernández (2006), se puede sostener que los verbos auxiliares de perífrasis son intransitivos, en el sentido de que no pueden seleccionar un complemento directo, por ello, las pasivas tanto reflejas como perifrásticas dependerán de la transitividad del verbo auxiliado y se formarán sobre él. No obstante, existen algunas restricciones en cuanto a la formación de la pasiva tanto perifrástica como refleja que García Fernández (2006) señala. En primer lugar, las perífrasis verbales pasivas, como parece lógico, no se pueden pasivizar: (40) a. Lleva escritos dos libros. à *Dos libros llevan siendo escritos.27 b. Tiene hechas las maletas. à * Las maletas se tienen hechas. En segundo lugar, existen auxiliares de perífrasis como andar que restringen la voz pasiva incluso cuando el verbo auxiliado es transitivo: (41) Andan diciendo esa sarta de mentiras. à *Esa sarta de mentiras anda siendo dicha.28 Esto es especialmente interesante debido a que nos encontramos ante un caso en el que, a pesar de estar ante una construcción perifrástica, es el verbo auxiliar el que impone restricciones en la formación de pasiva. Sabemos, no obstante, que existen casos en los que los verbos auxiliares imponen condiciones tanto estructurales como semánticas a la oración (recordamos el caso de ponerse a). No podemos olvidar que, aunque los criterios de perifrasticidad son características propias de las perífrasis verbales, no es requisito que una perífrasis cumpla todos ellos para ser considerada, de hecho, una construcción perifrástica. La gramática no es una disciplina discreta en la que todo pueda categorizarse en términos de 27Ejemplo nota 15 (i) de García Fernández (2006:16). 28Ejemplo (15) de García Fernández (2006:16). 57 condiciones necesarias y suficientes (como los números primos en matemáticas); esto implica que nos encontramos ante una gramática continua, en constante cambio, debido a que las lenguas vivas son organismos productivos. RAE-ASALE (2009: 28.3c) explica que la formación de pasiva de las perífrasis verbales es otro síntoma de la cohesión sintáctica entre auxiliar y auxiliado: (42) a. Las decisiones no podían ser criticadas.29 b. *Todos los pacientes fueron podidos atender.30 Comprobamos que la primera oración es gramatical, ya que la pasiva se forma sobre el verbo auxiliado, esto es, criticar (como venimos explicando solamente el verbo auxiliado puede ser transitivo, ya que es el que selecciona la estructura argumental de la oración). La agramaticalidad de la segunda oración se explica porque la pasiva se ha formado sobre el auxiliar poder en vez de sobre el verbo principal atender. De hecho, si formamos la pasiva sobre el verbo pleno (que hemos dicho es atender) la secuencia se vuelve gramatical Todos los pacientes pudieron ser atendidos. RAE-ASALE (2009) añade en este punto que existen ciertas excepciones a este respecto con algunas perífrasis aspectuales (nunca con las modales) como como vemos: (43) Fue empezado a construir hace diez siglos. (RAE-ASALE, 2009: §28.3g). En el ejemplo (43) la pasiva se forma sobre el verbo auxiliar empezar y no sobre el verbo auxiliado construir, al contrario de lo que sería esperable en estas construcciones, ya que es el 29 Ejemplo tomado de la RAE-ASALE (2009: §28.c). 30 Ejemplo tomado de la RAE-ASALE (2009: §28.c). 58 verbo auxiliado, y no el auxiliar, el que selecciona el complemento directo que puede pasar a ser sujeto de la oración pasiva. Este tipo de construcciones en las que la pasiva se forma sobre el verbo auxiliar se denominan pasivas dobles (Bosque y Gallego, 2011), ya que la pasiva, morfológicamente, aparece en el auxiliar, aunque se interpreta en el auxiliado.31No todos los verbos auxiliares permiten esta estructura de pasiva doble, solo los verbos auxiliares aspectuales de fase, cuando seleccionan auxiliados de infinitivo introducidos por preposiciones, pueden formar este tipo de estructuras: [V auxiliar de fase [P V infinitivo]] (Bosque y Gallego, 2011: 23) Veremos que la construcción como perífrasis aspectual terminativa y de pasado reciente, es una de esas construcciones que admite las pasivas dobles. En cuanto a la transformación interrogativa (Gómez Torrego 1988:46 y Gómez Torrego 1999:3327), el autor explica que estamos ante una construcción perifrástica cuando el verbo auxiliado no sea conmutable por un pronombre interrogativo: (44) a. Lleva leídos cinco capítulos. à *¿Qué lleva? b. Desea leer cinco capítulos. à ¿Qué desea? no forma perífrasis verbal y, por tanto, en una oración como la de (44b) leer cinco capítulos, al ser una oración subordinada sustantiva de complemento directo, puede ser sustituido por el pronombre interrogativo qué. Sin embargo, llevar leídos forma 31 En español también se permite la pasivización de ambos verbos, el auxiliar y el auxiliado (Bosque y Gallego, 2011): Fue empezado a ser construido hace diez siglos 59 perífrasis verbal y, al no ser dos oraciones distintas, el participio no puede ser sustituido por el pronombre en cuestión. Para que los compuestos perifrásticos puedan interrogarse elidiendo el verbo auxiliado, este tendrá que ser sustituido por el pro-verbo hacer. Asimismo, la oración será introducida por el interrogativo qué. Ya que en las construcciones perifrásticas no podemos prescindir de ninguno de los componentes de la perífrasis, necesitamos tanto el verbo auxiliar como el auxiliado, por ello no podemos elidir este último, sino que tenemos necesariamente que añadir hacer, como vemos en los ejemplos de (45a, b y c), aunque como explicamos más abajo y como dice la RAE-ASALE (2009), las construcciones con auxiliares modales como poder o deber pueden elidir el verbo auxiliado, Juan va pero no debe; asimismo, si las construcciones verbales de gerundio y participio responden a la pregunta cómo, probablemente no formen perífrasis (ejemplos de 45e y d). (45) a. Lleva leídos cinco capítulos. à ¿Qué lleva hecho? b. Tiene que ir al médico. à ¿Qué tiene que hacer? c. Está cantando todo el día. à ¿Qué está haciendo? d. Desea leer cinco capítulos. à ¿Qué desea? e. Camina cantando. à ¿Cómo camina? f. Vive cansado. à ¿Cómo vive? García Fernández (2006:29) explica que la transformación interrogativa está en estrecha relación con la incapacidad de conmutar el infinitivo de la perífrasis verbal por un nombre, como veíamos en Gómez Torrego (1988 y 1999) como criterio de perifrasticidad. Asimismo, aunque la RAE-ASALE (2009) no trata la transformación interrogativa en las perífrasis verbales, sí estudia la sustitución de infinitivo, gerundio y participio por los 60 pronombres neutros. Las construcciones no perifrásticas en las que aparecen un verbo en forma finita y un verbo en forma no finita en infinitivo que introduce una oración subordinada, admiten la sustitución de dicha oración subordinada por el pronombre neutro lo: (46) a. Juan decidió ir a la competición de kárate. à Juan lo decidió b. María deseaba competir contra Juan. à María lo deseaba En los ejemplos anteriores nos encontramos ante dos oraciones complejas: una oración principal encabezada por los verbos decidir y desear respectivamente + una oración subordinada sustantiva en función de complemento directo (ir a la competición de kárate y competir contra Juan, respectivamente) que, como tales, pueden ser sustituidas por el pronombre lo. Sin embargo, las construcciones perifrásticas, como muestra una vez más de que auxiliar y auxiliado forman parte de una única predicación, no permiten tal conmutación. El infinitivo no introduce una nueva oración subordinada, conmutable por el pronombre átono, sino que forma junto con el auxiliar una única oración: (47) a. Claudia tiene que hacer los deberes. à *Claudia lo tiene b. Luis puede comprar lo que quiera con el cupón de regalo. à *Luis lo puede Las construcciones perifrásticas si bien no pueden servirse por las razones explicadas del pronombre neutro lo, admiten la sustitución pronominal cuando aparece la proforma hacer: (48) a. Claudia tiene que hacer los deberes. à Claudia tiene que hacerlo32 32Incluso Claudia lo tiene que hacer o Luis lo puede hacer, debido a la subida de clíticos propia de las construcciones perifrásticas. 61 b. Luis puede comprar lo que quiera con el cupón de regalo. à Luis puede hacerlo La subida de clíticos33 es uno de los criterios más estudiados propios de las perífrasis verbales. En las construcciones perifrásticas, aunque los pronombres clíticos se generan como complementos del verbo auxiliado pueden aparecer tanto de forma enclítica (49a) como de forma proclítica (49b), pues auxiliar y auxiliado funcionan como un único elemento: (49) a. Juan puede hacerlo. b. Juan lo puede hacer. En principio, las estructuras no perifrásticas, donde tenemos dos oraciones distintas, la subida de clíticos no debería ser posible, ya que el pronombre clítico no puede subir de una oración a otra oración distinta, como vemos en el siguiente ejemplo: (50) Propusieron hacer las cosas de otra manera. à Propusieron hacerlas de otra manera. / #Las propusieron hacer de otra manera. Esto se debe a que el clítico de acusativo es un complemento seleccionado por el verbo en la oración subordinada y no por el verbo principal; los clíticos pueden moverse dentro de la misma oración, de núcleo a núcleo (Kayne, 1989), pero no pueden saltar de una oración a otra. Por ello, si observamos una oración formada por una perífrasis verbal como: (51) Debo comprarme un coche. à Debo comprármelo. / Me lo debo comprar. la subida de clíticos da lugar a secuencias gramaticales, como las de (51). 33 El hecho de que un clítico pueda aparecer como morfema ligado a un verbo que no es el que lo selecciona temáticamente. 62 Sin embargo, y contra lo que sería esperable, algunas construcciones de infinitivo no perifrásticas admiten la subida de clíticos: Deseo comprarme un cocheà Deseo comprármelo/Me lo deseo comprar. En principio, las construcciones que no son perifrásticas, como en el ejemplo anterior, no deberían admitir la subida de clíticos, ya que el movimiento de clíticos solo puede ocurrir dentro del marco de la misma oración (Kayne, 1989). Sin embargo, en a pesar de que no estamos ante una perífrasis verbal sino ante , la subida de clíticos es posible. Una cuestión fundamental para el estudio del ascenso o la subida de clíticos y para explicar qué ocurre en ejemplos como Me lo deseo comprar es comprender qué son estas partículas y dónde se generan. Como explican Bosque y Gutiérrez-Rexach (2009), el hecho de que los clíticos en español sean átonos, es decir, que no reciban o atraigan el acento prosódico, en oposición a los pronombres tónicos de sujeto, da lugar a un gran número de consecuencias sintácticas. En primer lugar, esta naturaleza átona de los clíticos implica que tengan que aparecer necesariamente asociados a otros elementos en los que se apoyan. Estos elementos en español son los verbos. La secuencia en oraciones como le hablé34 forma un grupo prosódico en el que el acento obligatoriamente recae sobre el verbo. Esta asociación con el verbo no implica, sin embargo, que los clíticos aparezcan siempre en posición pre-verbal o proclítica. En español los pronombres clíticos aparecen en posición proclítica con los verbos finitos: (52) a. Lo compré. b. Le dije la verdad. 34 Ejemplo tomado de Bosque y Gutiérrez-Rexach (2009). 63 Y en posición postverbal o enclítica cuando se apoyan en las formas no finitas de infinitivo y gerundio y con el imperativo: (53) a. Hacerlo. b. Haciéndolo. c. Hacedlo. En el caso de las perífrasis verbales, ocurre que el clítico seleccionado por el verbo auxiliado puede subir a la posición de complemento del verbo auxiliar. El problema es que, como hemos expuesto, existen componentes no perifrásticos que permiten esta subida. Existen dos teorías principales para entender la subida de clíticos35: algunos autores (Rizzi, 1982; Solá, 2002, entre otros) defienden que se debe a un proceso de reestructuración. Otros autores defienden la subida de clíticos como un movimiento de núcleo (Kayne, 1989); esta segunda teoría es la que desarrollamos en las próximas líneas, y la que nos permitirá explicar lo que ocurre en casos como , donde se produce el movimiento de subida de clíticos entre cláusulas distintas. La segunda teoría36, defendida por Kayne (1989) entiende la subida de clíticos como un movimiento de núcleo, en la que el clítico se adjunta a la proyección funcional de tiempo [CL+T V] en casos de proclisis y [V CL+T] en los casos de enclisis (adyacente a las formas del verbo infinitivo, gerundio e imperativo): (54) a. Lo compro. b. La veo. 35 Ver Bosque y Gutiérrez-Rexach (2009). 36 Ver Treviño (1993, 1994). 64 c. Comprarlo. d. Verla. Como dice el autor, en los casos de los complejos verbales no perifrásticos de los verbos modales, causativos o de percepción la proyección CL+T se puede mover como núcleo por las diferentes proyecciones por las que pasa en su ascenso, lo que supone un movimiento nuclear que va más allá de su propia cláusula. Este movimiento, en cambio, queda bloqueado en los casos en los que el núcleo del SC37 esté ya ocupado por un elemento Q, así como por la negación: (55) a. No sé si hacerlo. --- *No lo sé si hacer. b. Deseo no verla. ----*La deseo no ver. Kayne (1989) propone que el movimiento del clítico al SC (que no debería ser posible ya que los movimientos deben, en principio, producirse dentro de una misma cláusula) se debe a que hay lenguas como en español en las que el T es lo suficientemente robusto como para que este movimiento ocurra. Se consideran lenguas con T robusto aquellas leguas que permiten la existencia de sujetos nulos, como el español. Este caso de subida de clíticos por encima del marco oracional no ocurre en lenguas de T débiles como el francés. Típicamente, los verbos que permiten la subida de clíticos y que no forman compuestos perifrásticos son los verbos de control de sujeto (como desear) y los verbos causativos (como hacer).38 Los compuestos perifrásticos admiten siempre la subida de clíticos debido a que el movimiento de clítico se produce dentro de una misma cláusula, ya que este tipo de 37 Sintagma Complementante (oración subordinada). 38 Bosque y Gutiérrez-Rexach (2009). 65 construcciones son mono-oracionales. Por ello, debido a que auxiliar y el auxiliado actúan como un único elemento y dan lugar a una sola oración, el pronombre clítico puede subir a la posición enclítica sin exceder el nivel oracional. Gómez Torrego (1988:36) y (1999:3332) expresa que la subida de clíticos no es un procedimiento determinante, ya que existen compuestos no perifrásticos que admiten la subida. Sin embargo, García Fernández (2006:15) explica que, si bien es cierto que esta excepción existe, los verbos no auxiliares que admiten la subida de clíticos tienen un número muy reducido. «Fernández Soriano (1999: 1262-1264) señala que incluye verbos como dejar, permitir, querer o hacer.» García Fernández (2006:15). Como estudiamos anteriormente, los verbos que admiten esta subida son verbos modales, causativos y de percepción o, en general, verbos de control de sujeto. Entendemos entonces que, la subida de clíticos es un criterio prototípico de las perífrasis verbales, aunque no determinante, pues existen construcciones no perifrásticas en las que estamos claramente ante una oración principal y una subordinada sustantiva39 que la admiten. Por último, abordamos la prueba de la construcción de perífrasis de relativo o construcciones ecuacionales en las perífrasis verbales de infinitivo. La transformación por perífrasis de relativo (Gómez Torrego 1988:51, García Fernández, 2006: 17) del tipo lo que…es, sin el verbo hacer, será solamente válida en las construcciones no perifrásticas40: (56) a. Deseo ir al cine. à Lo que deseo es ir al cine. (NO perifrástica) 39Como en Lo prometo acabar, donde tenemos una subordinada de infinitivo con función de objeto directo acabarlo y dos sujetos correferentes. Estamos ante una oración de control de sujeto en la que el sujeto de la subordinada toma necesariamente su referencia del sujeto de la principal. 40 En RAE-ASALE (2009) se explica que en la lengua coloquial sí que registran usos como Lo que Juan debería es callarse. 66 b. Tengo que ir al cine. à * Lo que tengo es que ir al cine. (Perifrástica) Si añadimos el pro-verbo hacer en el segundo caso, es decir, el perifrástico, la oración se torna gramatical: (57) Tengo que ir al cine. à Lo que tengo que hacer es ir al cine. Como explica García Fernández (2006:17) no se puede focalizar el verbo auxiliado sin retomarlo con el pro-verbo hacer porque el verbo auxiliar no puede estar seguido de una categoría vacía, necesita de un auxiliado. No obstante, observa que el verbo hacer solo puede utilizarse para retomar predicados dinámicos, ya que este verbo es dinámico. Por ello, es imposible en ejemplos como: (58) Volvió a estar en coma. à *Estar en coma es lo que volvió a hacer. Como vemos, el campo de estudio de las perífrasis verbales es altamente “resbaladizo”, utilizando la misma palabra que el propio Gómez Torrego escogía para su introducción al trabajo de 1988 (Gómez Torrego 1988:7). Muchos de los criterios de perifrasticidad no son concluyentes a la hora de dilucidar si una construcción es o no perifrástica. Ahora bien, es probable que, cuando una construcción cumpla un número significativo de criterios que prueban la cohesión entre auxiliar y auxiliado, se trate de una perífrasis verbal. La mayoría de las pruebas en García Fernández (2006) quedaban ya registradas en los trabajos de Gómez Torrego (1988 y 1999) y, por tanto, ya han sido desarrolladas en este apartado. Se añaden en este trabajo, sin embargo, otros criterios específicos para las perífrasis de infinitivo, gerundio y participio, respectivamente, además de los ya mencionados, comunes a los tres grupos. Las perífrasis de infinitivo plantean la imposibilidad de sustitución del infinitivo por una oración finita introducida por que: 67 (59) a. Me permiten ir. à Me permiten que vaya. (Construcción NO perifrástica) b. Puedo ir. à * Puedo que vaya. (Construcción perifrástica) Esto se debe, según explica García Fernández (2006:28-29) a que los verbos auxiliares toman como complementos sintagmas verbales y no sintagmas complementantes, esto es, oraciones subordinadas. Esta prueba, explica García Fernández (2006) puede ir acompañada de otras, que ya hemos estudiado más arriba, como son la imposibilidad de conmutación del infinitivo de la perífrasis por un nombre con parecido valor semántico, por un pronombre neutro y la imposibilidad de que sea interrogado por qué. En cuanto a las perífrasis de gerundio, Yllera (1999)41 explica que para demostrar que un compuesto no forma perífrasis verbal se pueden utilizar las siguientes pruebas: comprobar que el gerundio no actúe como adverbio (Va corriendo a su casa-Va así a su casa), como oración circunstancial (Vino contando mil historias- vino y contó mil historias) o, con algunos verbos, como un adjetivo (Está hirviendo). García Fernández (2006: 33) explica que, mientras las oraciones subordinadas permiten la escisión de la secuencia en dos oraciones coordinadas, las construcciones perifrásticas de gerundio no aceptan, debido a la cohesión entre el verbo auxiliar y el auxiliado, esta escisión: (60) a. Entraron matando a la gente. à Entraron y mataron a la gente. (NO perífrástica)42 41 Gómez Torrego (1999) estudia las construcciones de infinitivo, Yllera (1999) en el mismo trabajo se encarga de las de gerundio y participio. 42Ejemplo tomado de García Fernández (2006:33), a su vez tomados de Yllera (1999). 68 b. Van diciendo tonterías. à # Van y dicen tonterías. (Perifrástica)43 En el primer ejemplo (60a) estamos ante dos oraciones distintas, por ello, es posible la paráfrasis por una oración coordinada. Sin embargo, en el ejemplo de (60b) estamos ante una oración con un único núcleo verbal, por ello, la paráfrasis (manteniendo el significado perifrástico) no es posible. Además, García Fernández (2006: 33-34) explica que las construcciones perifrásticas de gerundio se interrogan con qué y el pro-verbo hacer, mientras que las no perifrásticas se interrogan con cómo, como hemos estudiado anteriormente en Gómez Torrego (1988,1999): (61) a. Viajan durmiendo. à ¿Cómo viajan? (NO perifrástica) b. Están durmiendo mucho. à ¿Qué están haciendo? Frente a #¿Cómo están? (Perifrástica) Por la misma razón, esto es, que no nos encontramos ante dos oraciones sino ante una única oración, los compuestos perifrásticos de gerundio no permiten la conmutación por un adverbio, mientas que las oraciones subordinadas de gerundio sí permiten la conmutación: (62) a. Llegan cantando. à Llegan así. b. Están cantando. à #Están así. Es por este motivo que en (62a) la conmutación es posible, pues estamos ante una oración compleja, mientras que en (62b), al ser un compuesto perifrástico, la conmutación carece de sentido. 43 Ejemplo tomado de García Fernández (2006:33), a su vez tomados de Yllera (1999). 69 En RAE-ASALE (2009) los criterios prototípicos del verbo auxiliar aparecen en los dos apartados llamados Construcciones perifrásticas, semiperifrásticas y no perifrásticas44. RAE- ASALE (2009) analiza detenidamente en estos apartados qué construcciones satisfacen dichos criterios, cuáles cumplen tan solo alguno de ellos y qué construcciones no deben considerarse perífrasis verbales. Algunas características del verbo auxiliar han sido ya estudiadas en este epígrafe (subida de clíticos, formación pasiva, restricción semántica de los sujetos y selección de complementos). Por ello, nos centramos en el último punto de las propiedades, que podemos ver en la lista del principio del apartado. Nos referimos al hecho de que el verbo auxiliado no pueda ser seleccionado por el auxiliar. RAE-ASALE (2009) explica que: «[…] el verbo principal no ha de estar seleccionado por el verbo auxiliar. No existe, en efecto relación léxica o semántica entre puede y llover en Puede llover. Si se considera la oración, un poco más compleja, Pepa tiene que aprender sueco se observará que existe en cambio relación semántica entre aprender y sueco; entre Pepa y tiene que (en el sentido de que las obligaciones se predican de los individuos) y también entre aprender y Pepa. No existe, en principio, relación directa entre tiene que y aprender» RAE-ASALE (2009: §28.3q). Por tanto, los verbos auxiliares están incapacitados para seleccionar a los verbos auxiliados sobre los que inciden. Esta propiedad, no obstante, tiene sus restricciones, pues ciertos verbos auxiliares que forman perífrasis solamente se combinan con determinado tipo de predicados. 44 Por motivos, fundamentalmente, de espacio no podremos ahondar en estos apartados. 70 Por ejemplo, la perífrasis , suele aparecer, casi exclusivamente, con los verbos llorar, aplaudir o reír45: (63) a. Juan rompió a llorar tras enterarse de la noticia. b. #Juan rompió a cocinar en cuanto le dijeron la receta. Observamos en estos ejemplos que el auxiliar romper restringe semánticamente el verbo auxiliado, incumpliendo así el último punto que contemplaba la RAE-ASALE (2009), por ello, no podemos combinarlo con cocinar mientras que es perfectamente compatible con llorar. De hecho, se considera que este tipo de construcciones son esquemas fraseológicos semiproductivos (RAE-ASALE 2009: §28.3r) y, por tanto, no asimilables enteramente a las perífrasis verbales, pues no cumplen la última de sus propiedades. En el cuadro recopilatorio que aparece tras estas líneas, podemos observar los criterios comunes a los tres trabajos que hemos analizado, para concluir que, si bien estas pruebas no son definitivas, existen unos criterios de perifrasticidad en los que hay acuerdo en la bibliografía: CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD COMUNES 1) Las perífrasis permiten la combinación con verbos meteorológicos y existenciales. 2) La subida de clíticos. 3) Es el verbo auxiliado quien selecciona semánticamente al sujeto. 4) La formación de la pasiva (perifrástica y con se). 5) La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales. 45 Ver las restricciones léxicas en la gramaticalización en Garachana (2015). 71 6) Gramaticalización (total o parcial) del verbo auxiliar. Vemos, entonces, que el hecho de que se cumplan los criterios de perifrasticidad es un indicio de que la construcción ante la que nos encontramos puede ser una perífrasis verbal, pero no es algo determinante, ya que existen excepciones a todos los criterios estudiados en este apartado y, como hemos explicado, los criterios son tan solo una red de propiedades que estas construcciones tienen como norma general en común. Es decir, una perífrasis no debe cumplir todas ellas sino un número significativo de ellas. Existen, además, como hemos visto, construcciones que no se consideran perifrásticas pero que sin embargo cumplen algunos de los criterios de perifrasticidad (como la subida de clíticos, por ejemplo). Siguiendo con la definición de Wittgenstein (1953), cumplir con una sola de las propiedades (como las oraciones subordinadas sustantivas de infinitivo del verbo principal desear, que admiten la subida de clíticos) si bien es un indicio, no es justificación suficiente para considerar un verbo como auxiliar de perífrasis. Es necesario que se cumpla, de nuevo, un número significativo de características. En los próximos apartados vamos a tratar el tema de la clasificación semántica de las perífrasis verbales. Estas construcciones se han dividido tradicionalmente en modales y aspectuales. Por ello, consideramos fundamental explicar los conceptos de modalidad y de aspecto. En el epígrafe que sigue, trataremos la cuestión de la modalidad, basándonos en autores como Palmer (1986) o Kratzer (1991). El aspecto es, sin lugar a duda, una cuestión fundamental para esta tesis doctoral, ya que estudia las construcciones con el verbo auxiliar acabar, clasificado dentro del grupo de perífrasis aspectuales. Por ello, damos más peso a este segundo apartado sobre la clasificación semántica, para el que nos basamos en textos como los de Comrie (1976), Klein, (1992,1994) y García Fernández (2007), entre otros. 72 1.5 CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA: LA MODALIDAD La clasificación semántica de las perífrasis verbales ha supuesto un problema para los gramáticos. Si bien es cierto que tradicionalmente las perífrasis verbales se han dividido en modales y aspectuales, muchos autores han observado que esta clasificación no se ajusta al conjunto de las construcciones que consideramos perifrásticas; En este apartado, vamos a mostrar qué entendemos por modalidad y qué tipos de perífrasis verbales modales existen. Palmer (1986) en su libro acerca de la modalidad explica lo siguiente: «There are two basic assumptions in this work. The first is that it is possible to recognize a grammatical category, that of modality, which is similar to aspect, tense, number, gender, etc. The second is that this category can be identified, described and compared across a number of different and unrelated languages; it is this that characterizes typology» Palmer (1986: I). Es decir, asumimos que existe una categoría a la que denominamos modalidad, comparable a otras como son el aspecto o el tiempo, que además puede ser identificada, descrita y comparada a lo largo de diferentes lenguas que no están emparentadas. Palmer (1986: I) da como ejemplo de lenguas en las que aparece la modalidad, pero que no están emparentadas, el latín y el inglés. No obstante, como indica Palmer (1986), lo que no está tan claro es el concepto de modalidad en sí mismo. Palmer (1986), como considera la noción de modalidad mucho más vaga que la de otras categorías, deja abiertas muchas definiciones posibles, aunque parece que el concepto de Lyons (1977:452) es prometedor: la modalidad está ligada a la opinión o actitud del hablante: 73 «The notion of modality, however, is much more vague and leaves open a number of possible definitions, though something along the lines of Lyons’ (1977:452) ‘opinion or attitude’ of the speaker seems promising» Palmer (1986: 2). Portner (2009) expresa la misma ‘incomodidad’, utilizando sus propias palabras (“I am not too comfortable trying to define modality…”), a la hora de definir la modalidad. Sin embargo, lo considera importante para los propósitos de su estudio (al igual que nosotros para los del nuestro) «…modality is the linguistic phenomenon whereby grammar allows one to say things about, or on the basis of, situations which need not be real». (Portner, 2009). Es decir, cuando le decimos a alguien deberías ir al médico uno está hablando de un mundo posible en el que el individuo denotado por el sujeto va al médico. Es más, como dice el autor, cuando decimos deberías ir al médico implicamos que esos mundos posibles son mejores que los comparables en los que dicho individuo no va al médico. Esta oración, no obstante, puede ser útil y cierta, incluso si la persona en cuestión nunca va al médico. Por tanto, esa oración predica cuestiones que no tienen que ser necesariamente reales. Esto es lo que ocurre en español con los verbos auxiliares modales como tener o deber de: (64) a. Tengo que quedarme en casa porque estoy castigada. b. Debo de estar muy guapa hoy porque todos me lo han dicho. En ambas oraciones estamos predicando situaciones que no son necesariamente reales. Tener que quedarme en casa no implica que, efectivamente, me vaya a quedar en casa. Al igual que deber de estar guapa no implica que realmente lo esté. Los verbos modales, por tanto, predican situaciones acerca de mundos posibles que no son necesariamente reales. El sistema modal de las lenguas más comunes para nosotros, como el latín o el inglés, se asocia formalmente junto con el tiempo (tense), el aspecto y la voz, con el sistema verbal, pero 74 la modalidad no incide semánticamente sobre el verbo principal, sino en la oración entera. Por ello, no es de extrañar que la modalidad se exprese en muchas lenguas en construcciones diferentes al verbo o a los predicados complejos (Palmer 1986: 2). La modalidad en español, por ejemplo, puede expresarse mediante diferentes mecanismos del lenguaje, como son los adverbios como quizás: Quizás venga mañana. Es decir, si bien no hay una definición clara de lo que entendemos por modalidad, Palmer (1986) considera que, en la línea de Lyons (1977), la modalidad está relacionada con la opinión o actitud del hablante. Asimismo, al incidir en la oración al completo y no solamente en el verbo, existen diferentes formas de marcar la modalidad: «Modality is marked in various ways- by modal verbs, by mood and by particles and clitics. Languages may employ one or many of these; some have very complex systems», Palmer (1986: 33). Uno de los mecanismos del español para expresar modalidad son las perífrasis verbales: (65) a. Mi madre tiene que ir al médico. b. Jacobo no puede comer marisco. En la oración de (65a) se expresa una necesidad, mientras en (65b) se expresa una imposibilidad física. La modalidad, como dice Kratzer (1991) consiste en calificar una proposición en términos de lo posible o lo necesario: «Modality has to do with necessity and possibility. In a language like English, modality can be expressed by auxiliaries as in (1): (1) New structures must be generated. New structures can be generated. by adjectives, adverbs and nouns as in (2) 75 (2) This is not absolutely impossible This is a remote possibility Possibly, we will return soon by suffixes as in (3), (3) Such thoughts are not expressible in any human language. or else modality can be inherent in the verb as in (4) (4) This car goes twenty miles an hour». (Kratzer, 1991: 639) Como vemos, dentro de las posibles formas de expresar modalidad, tenemos los verbos auxiliares. Las perífrasis verbales que se clasifican como modales pueden dividirse en dos tipos, si atendemos al estudio de Kratzer (1991). En primer lugar, la modalidad deóntica, es decir, aquella que califica una proposición como posible o necesaria con respecto a la obligación o la ley: (66) a. Tengo que ir al banco mañana por la mañana. b. Debo terminar el trabajo para entregarlo esta misma tarde. En segundo lugar, una modalidad epistémica (posible o necesaria con respecto al conocimiento). En este segundo grupo aparecen perífrasis como las que observamos en estos ejemplos: (67) a. Tiene que tener veinte años. b. Debe de ser muy buen chico. 76 Como podemos observar, algunas perífrasis modales como poseen a la vez usos deónticos y usos epistémicos. En el ejemplo de (66a) estamos ante el uso deóntico (de obligación en este caso), mientras que en (67a) la interpretación es epistémica. Esta observación ocurre también con otros auxiliares modales como poder que poseen usos deónticos (como hemos visto, relacionados con la obligación) Se puede fumar en este local y usos epistémicos (relacionados con el conocimiento) Han llamado cuando estaba fuera, puede haber sido mi padre. Kratzer (1991) explica que lo que ocurre es que la modalidad es siempre relativa al contexto, por ello, no cree que los modales sean realmente ambiguos, sino que «they just need a piece of information to be provided by the context of use […] Modality is always relative modality» (Kratzer ,1991:640). Por tanto, hemos visto que la modalidad expresa la actitud del hablante ante una situación determinada y califica una proposición en términos de lo posible y lo necesario. Una de las posibles estrategias para expresar modalidad en español es el uso de las perífrasis verbales modales. Estas pueden tener usos tanto deónticos (posible o necesario con respecto a la obligación o la ley) Juan tiene que matricularse de cuatro cursos para mantener su visado de estudiante, como epistémicos (posible o necesario con respecto al conocimiento) Juan tiene que estar en casa, porque no lo he visto por aquí. En el próximo apartado vamos a discutir el concepto de aspecto que, como hemos adelantado, es un concepto crítico para las construcciones que se analizan en esta tesis. 1.6 LA CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA: EL ASPECTO El aspecto es un concepto fundamental para esta tesis, ya que las perífrasis en las que nos centramos en los próximos capítulos, y , se han clasificado tradicionalmente como perífrasis aspectuales. Discutiremos en el capítulo dos, por qué no forma parte de las perífrasis aspectuales, sino de las de 77 marcador del discurso, en el capítulo tres, qué clase de perífrasis aspectual es en su uso aspectual terminativo Juan acaba de comer a las tres y, en el capítulo cuatro, como perífrasis de pasado reciente Juan acaba de llegar a casa. El aspecto es otra de las categorías gramaticalez para la que no existe un acuerdo general entre los diferentes gramáticos. Como podemos ver en Klein (1994) la noción de aspecto proviene de los gramáticos rusos de N.I Grechy y apareció por primera vez en 1827. Utilizaban la palabra ‘vid’ (‘view’) que se tradujo al francés como aspect. Aunque existen, como decimos, infinidad de estudios acerca del aspecto46, nosotros manejamos en este trabajo la definición de Klein (1992,1994), muy relacionada con la de Comrie (1976). Comrie (1976:5) considera el aspecto una categoría no deíctica, a diferencia del tiempo gramatical, es decir, aunque tanto el tiempo gramatical como el aspecto tengan relación con el tiempo, el aspecto no pone en relación el tiempo de la situación con ningún otro tiempo exterior, sino con la temporalidad interna de una situación dada: «[…] it will be evident that aspect in not unconnected with time, and the reader may therefore wonder whether this does not vitiate the distinction insisted on above between aspect and tense. However, although both aspect and tense are concerned with time, they are concerned with time in very different ways. As noted above, tense is a deictic category, i.e. locates situations in time, usually with reference to the present moment, though also with reference to other situations. Aspect is not concerned with relating the time of the situation to any other time-point, but rather with the internal temporal constituency of the 46Roca Pons (1954), Comrie (1976), Coseriu (1977), Kamp y Reyle (1993) Bybee (1994), (Swart 1998), Rothstein (2008), entre otros. 78 one situation; one could state the difference is one between situation-internal time (aspect) and situation-external time (tense)» Comrie (1976:5).47 Esta definición nos sirve como enlace perfecto al concepto de aspecto que vamos a desarrollar ahora, partiendo de los estudios de Klein (1992,1994). Klein (1994: 99) proporciona la siguiente noción de aspect: «Aspects are ways to relate the time of the situation to the topic time: TT can precede TS, it can follow it, it can contain it or be partly or fully contain in it», Klein (1994: 99). Es decir, el aspecto es la relación no deíctica (no refleja las coordenadas espaciotemporales) entre dos segmentos de tiempo: el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco. El primero es proporcionado por el predicado. El segundo es la parte de la situación que el aspecto afirma (García Fernández, 2000). El Tiempo del Foco puede preceder, seguir, contener o estar parcial o totalmente contenido en el Tiempo de la Situación. Pongamos unos ejemplos: (68) a. ¡Se va a caer! b. María ya tiene las camisas planchadas. c. María cantaba, cuando llegamos. d. María cantó de ocho a nueve. 47 Nuestra traducción: […] será evidente que el aspecto no está desconectado del tiempo, y el lector puede plantearse si esto no viciará la distinción, en la que hemos insistido en páginas anteriores, entre aspecto y tiempo verbal. Sin embargo, aunque tanto el aspecto como el tiempo verbal tienen una relación con el tiempo, su relación con él se concibe de formas distintas. Como hemos explicado, el tiempo en el sentido de los tiempos verbales es una categoría deíctica, i.e. Sitúa las situaciones en el tiempo, generalmente en referencia al tiempo presente, aunque también con relación a otras situaciones. El aspecto no se ocupa de relacionar el tiempo de una situación con cualquier otra situación, sino de la temporalidad interna que constituye una situación; uno podría decir que la diferencia radica en que el aspecto expresa el tiempo interno y el tiempo verbal expresa el tiempo externo a la situación. 79 En el ejemplo de (68a) el Tiempo del Foco precede al Tiempo de la Situación; la situación caerse es posterior al momento que se está focalizando: el momento anterior a la caída, el indicio. En (68b) lo que se focaliza es el resultado de la situación planchar camisas, por tanto, el Tiempo del Foco es posterior al Tiempo de la Situación. El (68c) el Tiempo del Foco está contenido en el Tiempo de la Situación; en cantaba lo que observamos es la situación en curso, no tenemos nociones del inicio o del fin de la situación, el Tiempo del Foco afirma un intervalo de tiempo entre ese inicio y fin de la situación cantar. En (68d) el Tiempo del Foco incluye todo el tiempo de la situación; el Tiempo del Foco afirma la situación cantar desde su inicio hasta su fin. Tras haber observado esta definición de aspecto, queremos mostrar a lo largo de este capítulo que muchas de las perífrasis verbales que se han clasificado tradicionalmente como aspectuales, de hecho, no lo son. Veamos primero algunos ejemplos de perífrasis que consideramos efectivamente aspectuales y por qué, para poder contrastarlas después con las que consideramos no lo son. (69) a. Empezó a cantar a las diez. b. Acabó de comer a las tres. En (69a), con la perífrasis aspectual incoativa , el Tiempo del Foco afirma el inicio del Tiempo de la Situación: 80 Inicio del evento focalizado Figura 4. Es decir, como vemos en el esquema de arriba, en este tipo de construcciones se focaliza el inicio de la acción. Mientras que en (69b), con la perífrasis aspectual terminativa , el Tiempo del Foco focaliza el final del Tiempo de la Situación: Final del evento focalizado Figura 5. En el esquema anterior vemos que es el final del evento lo que queda focalizado con el uso de la perífrasis terminativa . Es decir, en los ejemplos de (69a y b) se presenta una relación no deíctica entre dos tiempos, el Tiempo del Foco (el inicio o el final, respectivamente) y el Tiempo de la Situación cantar a las diez o comer a las tres. Sin embargo, existe un grupo de perífrasis llamadas por la bibliografía disposicionales, discursivas o escalares que, aunque se han considerado tradicionalmente aspectuales, no encajan como tales si atendemos a la noción de aspecto que veíamos (Klein 1992, 1994; García Fernández, 2007): 81 (70) a. Empezamos por beber un par de copas y, al final, acabamos la botella. b. Primero bebimos un par de copas y acabamos por beber la botella entera. La perífrasis no está focalizando el inicio de la situación beber. De hecho, para focalizar el inicio de dicha situación tendríamos que servirnos de la perífrasis Empezamos a beber un par de copas. Con la perífrasis no estamos poniendo en relación el Tiempo del Foco y el Tiempo de la Situación, sino que estamos señalando el primer evento dentro de una escala en la que los eventos que siguen pueden aparecer explícita o implícitamente. Es decir, con la perífrasis tenemos un Evento Inicial (en este caso, beber un par de copas), una serie de Eventos Intermedios, ya sean explícitos o implícitos (en este caso, implícitos), y un Evento Final que puede ser implícito o explícito (en este caso, acabar la botella): (71) Empezamos por beber un par de copas y, al final, acabamos la botella: E.inicial (focalizado): beber un par de copas + E.intermedios: implícitos + E.final: acabar la botella El primer evento con relación a una serie Figura 6. Con la perífrasis ocurre algo parecido. Esta construcción no pone en relación el Tiempo de la Situación con el Tiempo del Foco, ya que no afirma el final de la 82 situación beber, sino que marca que el evento denotado por el infinitivo es el último de los eventos de una serie explícita o implícita. Cuando decimos acabaron por beber la botella entera no estamos focalizando el término de la situación beber la botella, para ello utilizaríamos la perífrasis en su valor aspectual terminativo: acabaron de beber la botella entera a las 10. Es en esta última oración en la que lo que es importante, lo que se focaliza, es el fin de la situación. En la oración con lo que afirmamos es que el evento denotado por el infinitivo es el último evento de una cadena: hay un Evento inicial explícito o implícito (en este caso, beber un par de copas), unos Eventos Intermedios explícitos o implícitos (en este caso implícitos) y un Evento Final (en este caso, beber la botella entera) que es el que está focalizado. Es decir, la estructura de nuestro ejemplo sería la siguiente: (72) Primero bebimos un par de copas y acabamos por beber la botella entera: E.Inicial: beber un par de copas+ E.intermedios: implícitos+ E.final (focalizado): beber la botella entera El último evento con relación a una serie Figura 7. Por tanto, aunque la clasificación tradicional de perífrasis verbales las divide en perífrasis modales y perífrasis aspectuales, consideramos necesaria una revisión de la misma. 83 Las construcciones perifrásticas consideradas modales no han supuesto tantos problemas en su clasificación semántica como las aspectuales. Parece existir un acuerdo en la bibliografía al respecto de la clasificación de las construcciones perifrásticas modales. Es el grupo de perífrasis aspectuales, como venimos explicando, el que ha sido conflictivo para la clasificación de estos compuestos debido, entre otras cuestiones, a las diversas nociones de aspecto que manejan los diferentes autores. Muchos autores que estudian la clasificación semántica de las perífrasis verbales, por tanto, parten de diferentes definiciones de aspecto, por ello, las clasificaciones varían de unos a otros. Fernández de Castro (1999) toma la definición de aspecto de la ponencia de Coseriu (1978): «De ahí que el objetivo de su ponencia […] sea el de ampliar la noción de aspecto, elevándola a lo que Coseriu entiende por «categoría», es decir una clase universal de contenido gramatical […]. De igual forma por ejemplo, que la categoría de «género», como recurso de clasificación nominal, puede realizarse idiomáticamente en dimensiones del tipo masculino/femenino, animado/inanimado, personal/no personal, etc., también la categoría de aspecto, entendida en general como determinación inmanente de la acción verbal (es decir, al margen de los actantes o de su situación en el tiempo) podrá recubrir un amplio conjunto de valores, puesto que muy variados son los puntos de vista desde los que cabe considerar un verbo» Fernández de Castro (1999: 122). Añade además que el aspecto es una categoría en la que, más allá de dimensiones conocidas como la terminación o la duración, caben al mismo nivel otras como son el resultado, el número (en el sentido de acción única o múltiple), la determinación (como una acción orientada o no hacia un punto a alcanzar), la fase (grado de desarrollo de la acción en el momento en que es considerada), etc. Explica, además, «que la lista es, por supuesto, abierta» (Fernández de Castro 1999: 122). Por ello, este autor incluye dentro de las perífrasis verbales aspectuales muchas 84 construcciones que otros trabajos, como el DPV (2006), rechazan como tales. Esta definición de aspecto que utiliza el autor es, en nuestra opinión, demasiado amplia, ya que considerar el aspecto una lista abierta puede resultar problemático, pues cabe la posibilidad de que se convierta en un cajón de sastre para las construcciones que no encajan dentro de las categorías semánticas tradicionales. García Fernández (2006) toma el concepto de aspecto de Klein (1992,1994) «el aspecto es la relación entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco». Es decir, entiende el aspecto como una relación temporal y de un modo mucho más estricto. Por ello, a un mismo grupo de perífrasis consideradas tradicionalmente aspectuales, como veremos más adelante, (entre ellas o ) Fernández de Castro (1999) las considera aspectuales y, sin embargo, el DPV (2006) las considera perífrasis con valor discursivo. En el próximo apartado hacemos un estudio en profundidad de los problemas que la clasificación semántica de las perífrasis verbales ha suscitado en la bibliografía a través de los trabajos de Gómez Torrego (1988; 1999), Yllera (1999), DPV (2006) y RAE-ASALE (2009), para defender después la inclusión de uno de los grupos de perífrasis conflictivas dentro de las construcciones de marcador del discurso. 1.7 LAS PERÍFRASIS VERBALES COMO MARCADORES DISCURSIVOS Si rastreamos la clasificación de las perífrasis verbales desde Gómez Torrego (1988), pasando por Gómez Torrego (1999), Félix Fernández de Castro (1999), el DPV (2006), hasta RAE-ASALE (2009), observamos que las perífrasis verbales aspectuales han fluctuado de un grupo a otro. Un grupo especialmente conflictivo dentro de las perífrasis aspectuales ha sido las llamadas construcciones disposicionales, discursivas o escalares, a las cuales prestamos una atención especial en este trabajo, pues forma parte de él. 85 Esta fluctuación de este grupo de perífrasis de una clasificación semántica a otra se hace patente en los trabajos de Gómez Torrego (1988) y del mismo autor en 1999. Gómez Torrego (1988) divide las perífrasis en dos grupos: temporales y modales, por un lado y aspectuales, por otro. Lo interesante de esta clasificación reside en que, años después, añadirá un nuevo grupo a la misma: otras perífrasis (Gómez Torrego 1999:3325): Tabla 1. En él aparecen ya muchas de las perífrasis, que en el trabajo del mismo autor de 1988 se situaban dentro de las aspectuales, dentro del grupo otras perífrasis. Más adelante vemos que serán clasificadas en la bibliografía como disposicionales, escalares o discursivas. Esta evolución del autor nos parece muy reveladora ya que da cuenta no solo de que hay un grupo de perífrasis que no encajan dentro de las modales ni dentro de las aspectuales, sino que, además, no encuentra a qué clase semántica pueden pertenecer, ya que las denomina otras perífrasis. Consideramos de interés especial observar que en este estudio de 1999 Gómez Otras perífrasis (Gómez Torrego, 1999) 86 Torrego habla, entre otras, de la perífrasis verbal donde explica que es la culminación de un proceso de valor subjetivo y que equivale a formas como al final o finalmente. Si bien queda incluida en ese grupo que es otras perífrasis, esta definición muestra tanto la relación de este tipo de perífrasis con la disposición (que tenemos en Fernández Castro, 1999) y los marcadores del discurso (DPV, 2006), como con el concepto de perífrasis escalar (RAE-ASALE, 2009) que veremos más adelante. En el año 1999 Fernández de Castro expone en su libro Las perífrasis verbales en español actual una propuesta de clasificación además de explicar detalladamente los valores que poseen las perífrasis verbales que incluye en su trabajo. Estas perífrasis quedan en su estudio divididas en dos grupos: las modales y las factuales o aspectuales. Fernández de Castro (1999) utiliza los términos ‘factual’ y ‘aspectual’ como sinónimos en este trabajo. El segundo grupo queda, a su vez, dividido en tres subgrupos: la gradación, la disposición y la cuantificación. Es el grupo de la disposición el que recoge aquellas perífrasis que Gómez Torrego dio en llamar otras perífrasis: 87 Tabla 2. Fernández de Castro nos explica que este grupo: «constituye una versión parcialmente simplificada de la dimensión descrita sobre todo por Dietrich bajo el título de colocación (1980: 219-224)48 y en especial de sus dos primeros subvalores, la alineación, un orden y la disposición resultante» Fernández de Castro (1999: 281). Cuando el autor habla de perífrasis disposicionales se refiere a una determinación aspectual o factual que consiste en presentar un hecho como parte de una serie de sucesos, o bien en 48 Fernández de Castro utiliza la versión española de M. Martínez, revisada por el autor en 1980. En nuestra bibliografía aparece el ejemplar de Gredos: DIETRICH, W. (1983). El aspecto verbal perifrástico en las lenguas románicas. Madrid: Gredos. Perífrasis disposicionales (Fernández de Castro, 1999) 88 ponerlo en relación con otras etapas del desarrollo argumental de un proceso más amplio que no necesariamente tiene que ser explícito (Fernández de Castro 1999: 281). Por ello, asigna cuatro valores a estas perífrasis: de disposición iniciadora , sucesiva , finalizadora y culminativa . Aunque el autor denomina a estas perífrasis factuales o aspectuales (1999: 201), podemos decir que esto se debe a que no toma una definición estricta de aspecto (como hace el estudio del DPV, 2006), sino que toma la definición de aspecto de Coseriu (1978) que explicábamos más arriba (el aspecto es una categoría en la que, más allá de dimensiones conocidas como la terminación o la duración, caben al mismo nivel otras como son el resultado, el número (en el sentido de acción única o múltiple), la determinación (como una acción orientada o no hacia un punto a alcanzar), la fase (grado de desarrollo de la acción en el momento en que es considerada, etc. Añade Coseriu, además, que la lista es, por supuesto, abierta (Fernández de Castro 1999: 122), algo que, como hemos dicho anteriormente, es poco satisfactorio, pues siendo esta lista abierta, corremos el peligro de incluir en ella todas las clasificaciones semánticas que no encajan en ningún lugar y, haciendo que el concepto de aspecto sea cada vez menos tangible. Queremos señalar que, aunque la clasificación de Fernández de Castro (1999) y la del DPV (2006) son irreconciliables, las descripciones de grupo no lo son, pues ambas entienden estas perífrasis en términos de disposición del discurso. RAE-ASALE (2009) en su capítulo destinado a las perífrasis verbales hace su propia propuesta de clasificación semántica en los dos grupos tradicionales: perífrasis modales y perífrasis tempo-aspectuales. Como dice RAE-ASALE (2009: §28.2b), las posibles divisiones entre las perífrasis tempo-aspectuales son mucho más polémicas. De hecho, no existe actualmente una aceptación general por dos razones fundamentales: los rasgos que las separan solo son válidos para algunos de sus usos y, además, los límites que las separan no son claros, 89 pues algunas perífrasis muestran información temporal y aspectual simultáneamente. Por ello, RAE-ASALE (2009), como dice, renuncia a presentar una subclasificación detallada de las perífrasis tempo-aspectuales, aunque sí realiza algunas consideraciones sobre los grupos principales que suelen distinguirse entre ellas. Nos interesa especialmente para el trabajo que estamos llevando a cabo ver que RAE- ASALE (2009: §28.2e) considera que, además, «constituyen otro grupo las perífrasis escalares o seriales», aunque no queda claro dentro de qué clasificación semántica se encuentra este grupo. Las perífrasis escalares son aquellas que expresan una situación que se interpreta al hilo de otras o se evalúa como culminación de ellas. Dentro de este grupo RAE-ASALE (2009) incluye, como decíamos, la perífrasis : Tabla 3. Vemos que este grupo que anteriormente se clasificaba como otras perífrasis en Gómez Torrego (1999) o perífrasis disposicionales en Fernández de Castro (1999), se entiende en RAE- 49La perífrasis que, como dice la RAE-ASALE (2009: §28.9r), no tiene solamente una interpretación escalar. Perífrasis escalares (RAE-ASALE, 2009) 49 90 ASALE (2009) bajo el concepto de escalaridad. Asimismo, en el año 2006, estas perífrasis verbales son estudiadas en el DPV (2006) y quedan incluidas en un grupo que ha suscitado cierta polémica en la bibliografía. Nos referimos al grupo de perífrasis verbales con valor discursivo: Perífrasis verbales con función de marcador discursivo (DPV, 2006): Tabla 4. Es importante explicar que, como hemos dicho en páginas precedentes, el DPV (2006) no pretende hacer una clasificación restrictiva de estas construcciones, sino que busca ser un instrumento útil de consulta. Es decir, toma las perífrasis verbales de trabajos anteriores y las explica una a una por orden alfabético. Por tanto, aparecerán clasificadas muchas construcciones (como por ejemplo ) que en su entrada en el DPV (2006) se niega que sean tales perífrasis. Es decir, algunas construcciones están incluidas exclusivamente porque aparecían en trabajos previos. 91 Vimos en páginas anteriores que Fernández de Castro (1999) incluía las perífrasis verbales disposicionales dentro del grupo de las aspectuales o factuales, pues se basaba en la definición de aspecto de Coseriu que, como pudimos observar, era muy amplia. En el DPV (2006), sin embargo, es imposible que este grupo de perífrasis pueda incluirse dentro de las aspectuales, ya que, como decíamos, toma una definición mucho más estricta del término de aspecto. Su definición de aspecto no es otra, como dice García Fernández (2006: 45), que la de Klein (1992,1994) «el aspecto es la relación entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del foco». Por ello, cualquier concepto de disposición del discurso o escalaridad tiene que quedar forzosamente fuera del grupo de perífrasis verbales aspectuales. Como pudimos advertir previamente en los esquemas donde estudiábamos las diferencias entre y , entendemos que en una perífrasis como el Tiempo del Foco se centra en el comienzo de la situación, por ello el DPV (2006) la clasifica como aspectual: (73) a. Empezó a cantar a las cuatro. b. María empieza a comer todos los días a las tres. En ambos ejemplos el TF señala el comienzo del evento denotado por el infinitivo. En contraste, la perífrasis no focaliza un segmento de tiempo (el Tiempo del Foco) frente al segmento de Tiempo de la Situación. Esta construcción, como estudiamos anteriormente, pone en relación el primer suceso de una cadena de acontecimientos, con el resto de acontecimientos que quedan implícitos. Además, relaciona eventos que pueden estar denotados por predicados pertenecientes a oraciones distintas. El aspecto gramatical no puede expresar tal relación. Esta perífrasis organiza el discurso de tal manera que el evento expresado por el infinitivo de en unas oraciones como las de (74) será el primero de una serie de sucesos que no se expresan, pero quedan sobreentendidos en el enunciado: 92 (74) a. Empezaremos por pintar el techo. b. Empezó por echar el azúcar. c. Este niño siempre empieza por colorear. En los ejemplos quedan implícitos sucesos que podrían ser, si ponemos el ejemplo de (74a), después pintaremos las paredes, más tarde barnizaremos el pasillo… Es decir introducirá el primer elemento dentro de una escala. Como podemos suponer en base a las diferentes concepciones de aspecto que se manejan, no son solamente las perífrasis llamadas disposicionales, discursivas o escalares las que han supuesto un problema en la clasificación semántica. Otras perífrasis aspectuales como han suscitado vacilaciones en dicha clasificación. Esta construcción aparece dentro del grupo de modo de acción en el DPV (2006), mientras que en el trabajo de Gómez Torrego (1988) se estudiaba dentro de las aspectuales. El DPV (2006) entiende que el valor fundamental que aporta la perífrasis es iterativo, es decir, de repetición, ya que siempre implica la repetición de algún evento. RAE-ASALE (2009) la estudia dentro de las tempo-aspectuales. Considera que esta perífrasis posee, además del significado de repetición (parecido al del prefijo re-) en usos como Volvió a hacer el ejercicio por segunda vez, un significado de restitución de algo a su estado anterior (RAE-ASALE 2009: §28.9n y §28.9ñ). Esto es, Se quedó sin aire, pero volvió a respirar enseguida. Otra perífrasis problemática en su clasificación ha sido . En los trabajos de Gómez Torrego (1988 y 1999) no aparece registrada como perífrasis verbal. Sin embargo, en el DPV (2006: 250) queda recogida como «perífrasis aspectual prospectiva o de fase previa. La perífrasis focaliza una parte del periodo que precede al evento denotado por el infinitivo y añade además el significado de que dicha situación se demora en el tiempo». El DPV explica, asimismo, que, aunque la perífrasis cumple las propiedades formales propias de 93 este tipo de construcciones (el auxiliar no pone restricciones en la selección del sujeto, es combinable con verbos unipersonales, la secuencia en infinitivo no puede ser sustituida por un pronombre, el infinitivo no puede ser focalizado en una construcción enfática de relativo y, por último, acepta la subida de clíticos), sin embargo, tiene otras restricciones. Para ilustrar estas restricciones menciona, entre otras, la siguiente característica «mencionamos otra característica que presenta la perífrasis que es la posibilidad de eliminar el infinitivo» y añade estos ejemplos Unas noticias tardan más en conocerse, otras tardan menos y Eso que esperas no tardará en llegarte, otras cosas tardarán su tiempo «Sin embargo, esto es solo posible si antes ha aparecido en el discurso, como vemos en los ejemplos precedentes» (DPV 2006: 251). Vemos, por tanto, en este apartado que la clasificación semántica de las perífrasis verbales es un tema que ha suscitado mucha polémica, fundamentalmente en lo que respecta a las perífrasis aspectuales. En este estudio entendemos la noción de aspecto en términos de Klein (1992,1994) y, por ello, consideramos que la perífrasis no puede ser incluida dentro del grupo de las aspectuales. Mientras que, como veremos más adelante, la perífrasis en su doble acepción de pasado reciente y de perífrasis terminativa entra dentro de la clasificación de las perífrasis aspectuales. 1.8 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO UNO En este capítulo introductorio hemos estudiado tres cuestiones fundamentales para esta tesis: 1. La definición de perífrasis verbal. 2. Los criterios de perifrasticidad de las perífrasis verbales. 3. La clasificación semántica tradicional de las perífrasis en modalidad y aspecto y los problemas de esta. 94 Primero, hemos establecido que una definición satisfactoria de las construcciones perifrásticas se corresponde con la que sigue: Las perífrasis verbales son construcciones formadas por dos o más verbos en los que, prototípicamente, solo el primero puede ser flexivo. Asimismo, el primero de los verbos aparece, característicamente, total o parcialmente gramaticalizado. Además, estas construcciones dan lugar a una predicación única. En segundo lugar, hemos estudiado también que las perífrasis verbales atienden a procedimientos formales a los que denominamos criterios de perifrasticidad, como consecuencia de dar lugar a una predicación única. Estos son la combinación con verbos de sujeto nulo, la subida de clíticos, la selección semántica del sujeto por parte del verbo auxiliado o la formación pasiva y de perífrasis de relativo sobre el verbo auxiliado. Por último, hemos podido observar los problemas que surgen al clasificarlas semánticamente y por qué consideramos que existe un grupo que no encaja en la clasificación de modalidad o de aspecto. Este estado de la cuestión nos ha permitido plantear dos cuestiones fundamentales para esta tesis. En primer lugar, como hemos expuesto, hemos demostrado que existe un grupo de perífrasis que no encaja con las clasificaciones semánticas tradicionales de modalidad y aspecto. Este grupo, llamado por la bibliografía otras perífrasis, perífrasis disposicionales y perífrasis escalares, nosotros lo consideramos, siguiendo el estudio del DPV (2006), un grupo de construcciones con función de marcador del discurso. Esta cuestión, que retomamos en el capítulo dos, nos permitirá estudiar la perífrasis con relación al marcador del discurso al final, pues consideramos no puede ser aspectual si atendemos a una definición estricta del término (Klein, 1992,1994). En segundo lugar, este estudio sobre el aspecto nos permite estudiar en el tercer y cuarto capítulo de esta tesis las perífrasis , en general clasificadas como 95 perífrasis aspectuales. Estas perífrasis tienen tres usos diferentes: uno es el aspectual terminativo, donde señalamos el final del evento denotado por el infinitivo, como en acabo de comer a las tres todos los días. El segundo es el de pasado reciente, Juan acaba de llegar a casa. Como estudiaremos, existe una polémica en la bibliografía acerca de la construcción de pasado reciente; algunos autores la clasifican como una perífrasis aspectual de aoristo y otros, como una perífrasis de perfecto resultativo. Nosotros defenderemos que es una perífrasis de aoristo, basándonos de nuevo en los conceptos de aspecto de Klein (1992,1994) que hemos estudiado en este primer capítulo. Además, haremos una nueva propuesta donde defenderemos que en determinados contextos, fundamentalmente contextos negativos, forma una perífrasis nueva que no señala ni el final del evento denotado por el infinitivo, ni el pasado reciente, sino que señala si el evento denotado por el infinitivo ha alcanzado su grado máximo. A esta perífrasis, como hemos adelantado en el prólogo, la llamaremos completiva. En el próximo capítulo, por tanto, haremos un estudio de la perífrasis verbal donde discutiremos sus usos, evolución histórica, estructura, clasificación como marcador del discurso en relación semántica con al final y su relación con la negación. 97 II CAPÍTULO II LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS DE MARCADOR DEL DISCURSO 2.1 INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO DOS En el capítulo uno mostramos un estado de la cuestión sobre las perífrasis verbales, donde prestamos especial atención a las perífrasis clasificadas semánticamente en la bibliografía como perífrasis disposicionales (Fernández de Castro, 1999), discursivas (DPV, 2006) o escalares (RAE-ASALE 2009). En esta tesis queremos demostrar que estas perífrasis verbales tienen la función de determinados marcadores del discurso. En este capítulo nos centramos específicamente en la perífrasis , cuyos usos consideramos que corresponden a los del marcador del discurso al final o finalmente. Además, queremos explicar en qué contextos esta correspondencia entre el marcador y la perífrasis existe y por qué no puede ser considerada una perífrasis aspectual terminativa, aunque haya sido así clasificada tradicionalmente. En este trabajo, basado en las ideas del DPV (2006), definimos, explicamos, describimos y ampliamos el estudio del DPV (2006) con respecto a los usos de y su relación con los marcadores discursivos al final y finalmente. Antes de adentrarnos en estas disquisiciones, mostramos en primer lugar un repaso histórico de la perífrasis a través del corpus histórico de RAE-ASALE, el corpus CORDE, donde podemos ver que desde tiempos tempranos la perífrasis ha sido utilizada con este valor de marcador del discurso. En segundo lugar, damos una definición y clasificación semántica de ; para ello, mostramos primero las diferentes definiciones que la bibliografía ha dado 98 sobre la perífrasis, para después dar nuestra propia definición y explicar que es una perífrasis de marcador del discurso y no una perífrasis aspectual y por qué. En tercer lugar, implementamos los criterios de perifrasticidad que estudiamos en el capítulo uno en la estructura de para demostrar que verdaderamente funciona como una perífrasis verbal, ya que auxiliar y auxiliado forman una predicación única. Después presentaremos un estado de la cuestión sobre los marcadores del discurso, para más adelante explicar que en este trabajo entendemos los MD siguiendo las definiciones de Schiffrin (1987). Además, mostraremos una clasificación tradicional de los MD y su relación con las perífrasis verbales, para después centrarnos en al final y finalmente y su relación con . Por último, estudiaremos el uso de la negación en la perífrasis verbal donde tomaremos como base los estudios de González Rodríguez (2011), entre otros. 2.2 LA PERÍFRASIS : INTRODUCCIÓN Las perífrasis verbales y han sido consideradas por diferentes autores de formas muy diversas debido a la falta de acuerdo entre los lingüistas en cuanto a su clasificación semántica. En este capítulo queremos analizar estas perífrasis verbales, que, como explicamos en el apartado 2.2, consideramos sinónimas. Antes de comenzar, veamos algunos ejemplos para ilustrar en qué contextos puede aparecer : (75) a. Como me puse muy pesada, Patrick acabó por acompañarme al cine. b. A pesar de lo que dicen sus profesores, Luis acabará por decir la verdad. 99 En las oraciones (75a) y (75b) encontramos el verbo acabar en función de auxiliar de perífrasis otorgando a las oraciones un valor semántico que consideramos escalar y con un valor de anti-orientación añadido. Es decir, estamos ante el último evento de una serie que, además, se considera inesperado. Atendamos ahora a las oraciones de (76): (76) a. Juan y Celia acabaron por comerse todo el paquete de cereales. b. Primero fueron a cenar, después tomaron una copa y acabaron dando un paseo por la playa. En estos ejemplos, la perífrasis tiene, de nuevo, un valor escalar, pero no es necesariamente anti-orientativo o inesperado. Mientras que en los ejemplos de (75) observábamos que el último elemento de la escala, denotado por el infinitivo, tenía un carácter inesperado, en los ejemplos de (76) nos encontramos ante dos lecturas posibles: a) al igual que en (75), estamos ante el último elemento de una escala con valor inesperado, b) estamos ante el último elemento de una escala, que NO posee un valor inesperado. Es decir, tanto comerse todo el paquete de cereales como dar un paseo por la playa pueden, en función del contexto, ser elementos inesperados. Sin embargo, también pueden cumplir el papel de ser el último evento tras una serie de eventos, implícitos o explícitos, sin ser necesariamente inesperado. Estas dos lecturas de la perífrasis serán analizadas a lo largo de este capítulo. Basándonos en ejemplos como los anteriores, queremos explicar por qué no consideramos esta perífrasis aspectual, cuáles son sus posibles significados y usos y en qué sentido se considera esta construcción una perífrasis con valor discursivo. Antes de estudiar estas cuestiones, vamos a exponer las razones por las que consideramos que y son perífrasis sinónimas. 100 2.3 y : perífrasis sinónimas Es fundamental que en esta tesis, donde estudiamos las perífrasis con el auxiliar acabar, expliquemos por qué no forma parte de este estudio. Esto se debe a dos cuestiones principales: en primer lugar, nos hemos centrado en las construcciones con auxiliado en infinitivo; en segundo lugar, consideramos una construcción sinónima de . Esta segunda cuestión la vamos a desarrollar en las páginas que siguen Muchos autores, desde Fente, Fernández y Feijóo (1972) hasta el DPV (2006), han considerado las perífrasis verbales y como perífrasis sinónimas: (77) Acabé por comerme todo el pastel. = acabé comiéndome todo el pastel. Esta cuestión que ocurre con estas dos construcciones no ocurre con ninguna otra perífrasis en español y, por ello, es de especial interés. Aunque, como hemos explicado, nuestra hipótesis es que son sinónimos absolutos, creemos que sería interesante, para posteriores trabajos, analizar cuál es la preferencia de uso por parte de los hablantes y ver si la diferencia entre ambas se debe a motivos sociolingüísticos y/o pragmalingüísticos. No obstante, estas cuestiones exceden el análisis de esta tesis. Una de las razones por las que las consideramos sinónimas es porque tanto como responden de forma igual a los procedimientos formales y se comportan de la misma manera sintácticamente: 1) Ambas poseen el significado del MD al final. Una oración como Al final comí todo el pastel puede ser la paráfrasis tanto de Acabé por comerme todo el pastel, como de Acabé comiéndome todo el pastel. 101 2) En cuanto a los criterios de perifrasticidad, ambas muestran el mismo comportamiento: a. La subida de clíticos: Lo acabé por comer. / Lo acabé comiendo. b. La formación de perífrasis de relativo: Lo que acabamos por hacer fue muy interesante/ Lo que acabamos haciendo fue muy interesante. c. La formación de pasiva: La iglesia acabó por ser construida en 1999. / La iglesia acabó siendo construida en 1999. 3) En términos de la negación, que estudiamos al final del capítulo, ambas perífrasis muestran el mismo comportamiento: a. Acabó por no venir (afirmación de un evento negativo)50; No acabó por venir (negación del evento). b. Acabó no viniendo (afirmación de un evento negativo); No acabó viniendo (negación del evento). Esta hipótesis, además, ha sido defendida por autores como los que estudiamos a continuación. Fente, Fernández y Feijóo (1972: 37) consideran que «se trata de una construcción verbal que no consideramos perifrástica pero que, dado su extenso uso en español, mencionamos aquí por las diferencias de estructuración que puedan existir con respecto a otras lenguas». Aunque los autores no consideran una construcción perifrástica, incluyen como una perífrasis verbal aspectual terminativa en su estudio (Fente, Fernández y Feijóo ,1972: 49). Si bien es cierto que en este trabajo hablan por separado de ambas perífrasis, e incluyen una como perifrástica 50 Remitimos al último epígrafe de este capítulo para el análisis de eventos negativos y eventos negados. 102 y la otra no, como hablantes de español, las consideran sinónimas, ya que el ejemplo de la nota a pie de la página 39, en la que hablan de la negación en la perífrasis es el siguiente: (78) Acabó por no salir nunca de casa. Es decir, utilizan la construcción para ilustrar un ejemplo de , por tanto, no muestran que exista una distinción entre ambas construcciones, ya que pueden utilizarse indistintamente. El hecho de que en un momento se utilice una de las construcciones para, después, parafrasearla por otra, parece un fenómeno común entre los hablantes de español. La película Viridiana (1961) del director Luis Buñuel termina con la siguiente intervención del primo don Jorge: (79) No me lo va a creer, pero la primera vez que la vi me dije “mi prima Viridiana terminará51 por jugar al tute conmigo”. Sin embargo, cuando Buñuel en una entrevista referencia el final de la película cita: bien sabía yo que mi prima Viridiana terminaría jugando al tute conmigo. Es decir, tanto las cuestiones formales como el uso por parte de los hablantes nos indica que ambas construcciones son intercambiables. En este capítulo vamos a centrarnos, entonces, en la construcción de infinitivo , comenzando por su aproximación histórica en el apartado que sigue. 51 Las perífrasis con los auxiliares acabar y terminar son sinónimas, como resultado de que ambos verbos también lo son. 103 2.4 APROXIMACIÓN HISTÓRICA La perífrasis proviene de la construcción no perifrástica formada por el verbo acabar, la preposición por y una oración subordinada sustantiva con función de término de preposición que todavía persiste en español actual como ilustramos en los ejemplos que siguen: (80) a. Acabábamos los ejercicios, por no poner de mal humor al profesor. b. Acabo ya, por no oírte más. Este tipo de construcciones como las de los ejemplos de (80a y b), en las que el verbo acabar seguido del sintagma preposicional encabezado por por (con valor causativo) y de una oración subordinada en función de término de preposición, quedan recogidos en el corpus CORDE desde el SXIV con ejemplos también del SXVI: Et vós, señor conde, si el pleito es provechoso para vós amos et vós lo podedes fazer, conséjovos yo que lo fagades et non le dedes vagar, ca muchas vezes se pierden las cosas que se podrían acabar por les dar vagar, et después, cuando omne querría, o se pueden fazer o non. (Manuel, J. 1325 – 1335) e para el principio de la obra le mandaron pagar dos mil sueldos, los quales aya el dicho maestro despendido y puesto en la dicha pintura e obra, segunt por aquella havemos visto e hovido relacion, la qual dicha obra queda por acabar por no dar dineros al dicho maestro, tuvimos por bien mandarle dar otros dos mil sueldos. (Anónimo, 1508) En ambos ejemplos de los siglos XIV y XVI aparece el verbo acabar seguido de la preposición por introduciendo una oración subordinada sustantiva, pero aún no existe 104 evidencia de la construcción perifrástica. Estamos ante oraciones diferentes con núcleos distintos que introducen eventos diferentes. Para ilustrar la independencia del verbo acabar y el VP de la OSSinfinitvo, tomemos primero una oración de español actual: (81) El padre de María quería que acabara sus deberes para poder salir juntos de paseo. María los acabó por no dar disgusto a su padre. En la oración María los acabó por no dar disgusto a su padre nos encontramos ante dos predicaciones distintas: por un lado, el hecho de acabarlos (los deberes) y, por otro, el de no dar disgusto, este último siendo la causa del anterior. Esto quiere decir, que acabar no funciona en estos casos como auxiliar de perífrasis verbal.52Asimismo, en los ejemplos de español antiguo anteriores, nos encontramos ante dos predicaciones distintas. Por tanto, acabar en estos casos no funciona como auxiliar de perífrasis. En acabar por +OSS en una oración como muchas vezes se pierden las cosas que se podrían acabar por les dar vagar, tenemos dos eventos: primero, algo que se podría acabar y segundo, les dar vagar. De hecho, acabar por seguida de oraciones subordinadas sustantivas de infinitivo, aparece en algunos ejemplos del corpus separada por comas, como muestra una vez más de la independencia de los predicados: a. […] De lo qual puede concluirse çiertamente que la venidera vida es sin medida, porque termino no tiene, y la presente es muy pequenna, porque es çierto que se acaba, por do es de dezir sin dubda que no nos ha de paresçer luengo aquello que por curso de su tienpo se da fin (Villalpando, 1474-1500) 52 Recordemos que las perífrasis verbales son construcciones de dos o más verbos con una predicación única. 105 b. Los antiguos fueron muy amigos de fama y la sed que tenían de ella les daba espuelas para singularizarse y aventajarse en la virtud y a no tener cuenta con la vida, que luego se acaba, por alcanzar la fama que siempre dura, porque el tiempo triunfa de la vida y la fama del tiempo (Anónimo, 1571) En ambos ejemplos las oraciones quedan separadas por la coma, como muestra de que acabar y los verbos en infinitivo no forman una perífrasis verbal. Vemos, por tanto, que estamos ante dos oraciones distintas, una principal y una subordinada (SC) introducida por la preposición por. Por tanto, en este tipo de ejemplos acabar no forma perífrasis, sino que actúa como verbo pleno que selecciona sus complementos (Sujeto, Sp, etc). Como sabemos, la evolución de las perífrasis verbales es un proceso gradual y puede ocurrir, como de hecho ocurre, que muchas veces estas construcciones coexistan. Muestra de ello es el hecho de que aparezcan ya en el siglo XV construcciones que pueden interpretarse con ambas lecturas: E porque mas livianamente se haze la vitoria, si primero de los tiros se ha conosçimiento, es de saber que en tres maneras es el coraçon tentado del enemigo: lo primero, en amonestar; lo segundo, en ofresçer delectaçiones; lo terçero, quando el pecado se acaba por el consentir. (Villalpando, 1474-1500) En este fragmento podemos comprender tanto que el pecado se acaba una vez se consiente, en cuyo caso estaríamos ante dos predicaciones distintas: el evento que se acaba y el evento que se consiente. O bien que el pecado al final se consiente, cuyo significado entonces sería el propio de la perífrasis verbal . En este último caso, que dado el 106 contexto parece el adecuado, estamos ante una predicación única en la que acabar actúa como verbo auxiliar y portador de los contenidos gramaticales (tiempo, aspecto, modo, persona, número) y el verbo principal añade el contenido léxico. Existen otros fragmentos muy tempranos en los que la construcción parece tener indiscutiblemente el significado perifrástico: a. -¡Ay, señora -dixo Julián-, el coraçón no me faltaría a mí para lo ir a provar si ella se uviesse de acabar por amar afincadamente! Bien creo yo que faría yo tornar el espejo claro como el sol, mas áse de acabar por bondad de armas y esto fáltame a mí, que no soy cavallero, y no quería yo que todos fiziessen escarnio de mí si me viessen ir con esa demanda. (Anónimo, 1512) b. En algunos parajes se llaman Carios. Conquistan el territorio de los Chiriguanos, y se establecen en él; destruyen más de 100000 indios; empiezan por comerlos, y acaban por venderlos, o reducirlos en servidumbre. (Díaz de Guzmán, 1612) En estos últimos ejemplos acabar actúa como auxiliar de perífrasis que señala el último elemento de una escala (RAE-ASALE, 2009 considera esta perífrasis una perífrasis escalar). En el ejemplo de a el evento que aparece destacado como el último tras una serie es amar afincadamente, de hecho, podemos parafrasear la oración de la siguiente manera: si ella finalmente uviesse de amar afincadamente. Más claro aún aparece en el ejemplo de b, en el que se está narrando de hecho una serie en la que primero los comen y por último los venden. El evento venderlos en la oración acaban por venderlos es el último de una serie de eventos en los que al menos el primero (comerlos) es explícito. 107 Es decir, cuando actúa como perífrasis verbal, la construcción actúa dando lugar a una predicación única (único evento, único sujeto) donde el verbo auxiliar aporta los elementos gramaticales y el auxiliado aporta el significado léxico. Si atendemos a la construcción de acabar cuando no forma perífrasis, como en el ejemplo: Los antiguos fueron muy amigos de fama y la sed que tenían de ella les daba espuelas para singularizarse y aventajarse en la virtud y a no tener cuenta con la vida, que luego se acaba, por alcanzar la fama que siempre dura, porque el tiempo triunfa de la vida y la fama del tiempo (Anónimo, 1571) podemos ver que acabar tiene un significado de verbo pleno ‘finalizar o llevar a cabo’. Sin embargo, en su uso como perífrasis verbal ha perdido, tras el proceso de gramaticalización y desemantización, este significado léxico y en una oración en español actual como Juan acaba por alcanzar la fama Juan no finaliza ningún evento. Acabar ha perdido su significado como verbo pleno; lo que Juan experimenta es alcanzar la fama al final. No obstante, la oración que acabamos de analizar Juan acaba por alcanzar la fama se presta a ambas lecturas en función del contexto: a la perifrástica y a la no perifrástica: (82) (Contexto: Juan siempre dijo que una vez alcanzara la fama acabaría con el trabajo que estuviera haciendo): Juan acaba, por alcanzar la fama. En este caso, nos encontramos ante dos oraciones distintas que predican dos eventos diferentes, que se pueden para frasear por Juan acaba, porque alcanzó la fama. En el primer evento, Juan acaba con lo que estuviera haciendo, en el segundo, Juan alcanza la fama. La relación entre ambos eventos es causativa: el segundo causa el primero. Veamos ahora el siguiente ejemplo: 108 (83) (Contexto: o bien Juan inesperadamente se hace famoso o bien tras una serie de eventos —trabajar duramente, por ejemplo— Juan se hace famoso): Juan acaba por alcanzar la fama. En este sentido, Juan no finaliza un evento a causa de alcanzar la fama, sino que Juan, bien sea de forma inesperada o tras una serie de eventos, al final alcanza la fama. El aporte del auxiliar acabar puede ser, además, de dos naturalezas distintas: sitúa el evento tras una serie de eventos o señala lo inesperado del evento final de una serie. Actúa, entonces, en la oración de la misma manera que el marcador discursivo al final en los mismos contextos, como veremos a lo largo de este capítulo. Vemos, por tanto, que la aparición de como perífrasis verbal es muy temprana (SXV, según los datos del CORDE) y que en muchas ocasiones convive, incluso en español actual, con la construcción no perifrástica. El contexto en muchas ocasiones será decisivo para saber ante qué tipo de construcción nos encontramos. Una vez hemos visto los antecedentes de la perífrasis, en el siguiente epígrafe queremos ver lo que la bibliografía lingüística ha recogido al respecto de esta perífrasis. 2.5 LA PERÍFRASIS : DEFINICIÓN En este punto queremos exponer las definiciones que se han propuesto tradicionalmente acerca de la perífrasis , donde ha sido estudiada como una construcción aspectual terminativa (Fente, Fernández y Feijóo, 1972; Gómez Torrego, 1988; Morera, 1991). Nuestra hipótesis, como hemos expresado anteriormente, es que esta perífrasis no funciona como una construcción aspectual, sino como una estructura de marcador del discurso (DPV, 2006). 109 Muchos autores, además de considerar sinónima de , como Fente, Fernández y Feijóo (1972), definen esta construcción como aspectual terminativa y, además, exponen que la formulación de la perífrasis conlleva cierta renuncia: «Después de tres meses en Inglaterra, acabó por gustarle el té. (El hablante la formula como algo negativo, y existe un indudable matiz de claudicación)» Fente, Fernández y Feijóo (1972: 52). Es decir, según estos autores, nos encontramos ante una construcción aspectual terminativa, si bien en su opinión no perifrástica, que conlleva cierta renuncia. Este sentido de ‘renuncia’, al que nos referimos en este trabajo como valor de ‘anti-orientación’ añadido (Fuentes, 2009), si bien es propio de , como podemos ver en el ejemplo de los autores, no es el único sentido posible. Como hemos visto en varios ejemplos anteriores, el auxiliar acabar se utiliza para mostrar el último evento de una escala implícita o explícita, que solo en algunos casos conlleva un valor de anti-orientación añadida. Como decíamos más arriba, la mayoría de los autores, como Gómez Torrego (1988:123), consideran una perífrasis sinónima a : (84) Acabé por comérmelo (= acabé comiéndomelo).53 Asimismo, Gómez Torrego (1988:124) considera estas dos construcciones perífrasis aspectuales terminativas y equivalentes a y (debido a que acabar y terminar son sinónimos) y explica: 53 Ejemplo tomado de Gómez Torrego (1988:123). 110 «Estas perífrasis expresan la culminación de la acción después de un proceso más o menos largo, por lo que en ocasiones, como vimos, son equivalentes a llegar a + infinitivo, sobre todo cuando ambas coinciden en expresar un proceso negativo de dificultades, dudas etc. a. Acabamos por ponernos nerviosos (=llegamos a ponernos…)» Gómez Torrego (1988:124). Gómez Torrego (1988), entonces, considera la perífrasis equivalente a en contextos de un proceso de connotación negativa como el ilustrado en el ejemplo que se proporciona en Gómez Torrego (1988:124). Sin embargo, en este trabajo consideramos que las oraciones Acabamos por ponernos nerviosos y Llegamos a ponernos nerviosos poseen significados procedimentales diferentes. se utiliza para destacar el evento denotado por la forma verbal de infinitivo dentro de una escala, explícita o implícita (DPV, 2006: 136). Además, funciona como el conector aditivo incluso. Por tanto, en una oración como Llegamos a ponernos nerviosos el evento denotado por el infinitivo no es necesariamente el último elemento de una escala, si bien es un elemento destacado de esta. De hecho, esa es la razón por la que para mantener el significado de llegamos a ponernos nerviosos, podremos parafrasearla por Incluso nos pusimos nerviosos, ya que como hemos dicho es un elemento destacado en la escala, pero que no tiene por qué ser el último: llegamos a ponernos nerviosos y después nos relajamos. Pero no podemos decir #acabamos por ponernos nerviosos y después nos relajamos. Es por este motivo que no podemos sustituir por al final en Al final nos pusimos nerviosos sin perder parte del significado de . Como hemos visto previamente, el mismo Gómez Torrego en 1999 incluye la perífrasis en un nuevo grupo al que nombra otras perífrasis; hecho que demuestra la dificultad de clasificar las perífrasis que consideramos en este trabajo como perífrasis con valor de MD. Así, Gómez Torrego (1999) y, como veremos, suscribirá el DPV 111 (2006), expresa que la perífrasis verbal equivale a formas como al final y finalmente: (85) a. Acabamos por ponernos nerviosos. b. Al final nos pusimos nerviosos. Como podemos observar, en estas oraciones estamos hablando del último elemento de una escala Tras todo lo ocurrido, acabamos por ponernos nerviosos o Tras todo lo ocurrido, al final nos pusimos nerviosos, es decir, el evento denotado en ambas oraciones es el evento final de una serie (explícita o implícita). Para autores como Morera (1991: 204) la perífrasis posee el siguiente significado: ‘llegar una cosa a su fin y cesar, ‘hacer finalmente’. Este autor considera que acabar en sí mismo tiene una significación gramatical de aspecto terminativo (Morera 1991: 203). Y añade, al hablar de que: «Una frase como acabó trabajando, puede interpretarse en el sentido de que, tras muchos titubeos, se acabó en ello; o en el de que, tras pasar por otras actividades anteriores se termina en esta» Morera (1991:205). Si bien es cierto que no consideramos la perífrasis aspectual terminativa en este estudio, nos interesa la idea, apuntada por Morera en esta cita, de que la construcción posee un sentido de titubeo y de última actividad de una lista. Al igual que Fente Fernández y Feijóo (1972) y Gómez Torrego (1988), Morera (1991) observa que con esta perífrasis ocurre algo difícil de definir y, por ello, los autores se sirven de palabras como renuncia o titubeo para expresar lo que nosotros llamamos sentido anti-orientativo. 112 Fernández de Castro (1999), como apuntamos en el capítulo anterior, divide las perífrasis verbales semánticamente en dos grupos: las modales y las factuales. El segundo grupo queda, a su vez, dividido en tres subgrupos: la gradación, la disposición y la cuantificación. Es el grupo de la disposición el que recoge aquellas perífrasis que Gómez Torrego (1999) llama otras perífrasis y entre las que se encuentra . Recordemos que cuando el autor habla de perífrasis disposicionales, se refiere a una determinación aspectual o factual, que consiste en presentar un hecho como parte de una serie de sucesos, o bien en ponerlo en relación con otras etapas del desarrollo argumental de un proceso más amplio que no necesariamente tiene que ser explícito (Fernández de Castro 1999: 281). Por ello, asigna cuatro valores a estas perífrasis: de disposición iniciadora , sucesiva , finalizadora y culminativa . Aunque las considera aspectuales o factuales (términos que el autor utiliza indistintamente), debido a que toma la definición de aspecto de Coseriu (Fernández de Castro 1999: 122), es evidente que entiende estas perífrasis, incluyendo a la perífrasis de nuestro estudio , en términos de la disposición del discurso. Esta idea es desarrollada por el DPV (2006). El DPV (2006) considera, como tratamos de probar en esta tesis, la perífrasis discursiva: «Perífrasis discursiva que desempeña la función de estructurador de la información, en concreto de ordenador de cierre. Como tal expresa que el evento denotado por la forma verbal de gerundio se sitúa al final de una serie de eventos a la que se puede hacer referencia explícita o implícita en el discurso. Este mismo significado lo poseen también las siguientes perífrasis: , y » DPV (2006:59). 113 Lo que plantea el DPV (2006), como hemos visto anteriormente en este estudio, es un nuevo grupo en la clasificación semántica de las perífrasis verbales: las construcciones con valor discursivo. En él se incluyen aquellas perífrasis tradicionalmente aspectuales que como hemos visto no se ajustan a la concepción aspectual que manejamos en este trabajo, basada en los estudios de Klein (1992,1994): el aspecto es la relación no deíctica entre dos segmentos temporales. El primer segmento es el Tiempo de la Situación y el segundo el Tiempo del Foco. Es decir, en oraciones como las siguientes no refleja una relación de tipo aspectual: (86) a. Ana acabó por leerse la biblioteca de su padre entera. b. Con las medidas tan drásticas que está tomando, acabará por despedirnos a todos. Como vemos, en estas oraciones no funciona como una perífrasis aspectual terminativa, esto es, no focaliza el final de una situación abstracta. Lo que señala, como dice el DPV (2006), es el último evento, expresado por el infinitivo, de una serie. En el ejemplo de (86a) entendemos que leerse la biblioteca de su padre entera es el último evento de una serie implícita: Evento inicial (implícito) + Eventos intermedios (implícitos) + Evento final (evento focalizado: leerse la biblioteca de su padre entera). En el segundo ejemplo tenemos el mismo caso: Evento inicial (implícito) + Eventos intermedios (las medidas drásticas que está tomando) + Evento final (evento focalizado: despedirnos a todos). Vemos, entonces, que no podemos considerar la perífrasis en cuestión aspectual terminativa. El DPV (2006) considera a esta perífrasis una construcción de valor discursivo, es 114 decir, que su función equivale a la de los marcadores del discurso. Específicamente, considera que funciona como un estructurador de la información ordenador de cierre, es decir, como los marcadores al final, finalmente (Portolés, 1998): (87) a. Ana acabó por leerse la biblioteca de su padre entera. b. Ana al final se leyó la biblioteca de su padre entera. c. Con las medidas tan drásticas que está tomando, acabará por despedirnos a todos. d. Con las medidas tan drásticas que está tomando, al final nos despedirá a todos. Vemos en estos contextos que las equivalencias entre la perífrasis verbal y el marcador del discurso correspondiente son evidentes. Es absolutamente necesario, dada la polémica que ha suscitado esta propuesta, que desarrollemos en los próximos apartados un estudio más pormenorizado de la cuestión. Vamos a estudiar en primer lugar, qué es un marcador del discurso basándonos en trabajos como Schiffrin (1987), Fraser (1996), Brinton (1996), Schourup (1985), Kroon, (1995), (Ostman, 1981), (Erman, 1987) (Blackemore, 1987, 1988), la clasificación de marcadores del discurso de Portolés (1998), así como los problemas que la clasificación propuesta por el DPV (2006) suscita. Si bien es cierto que los usos de la perífrasis son discursivos, no queremos decir con esto que sean intercambiables. Es decir, el marcador al final o finalmente, como veremos, tiene un campo de actuación más amplio que la perífrasis verbal, sujeta siempre a contextos que relacionan eventos. Antes de comenzar a estudiar estas cuestiones donde trataremos de observar en qué sentido consideramos que la perífrasis verbal actúa como una perífrasis verbal discursiva, queremos mostrar los dos posibles contextos de uso en los que puede aparecer. Recuperemos para ello los ejemplos que veíamos al principio de este apartado: 115 (88) a. Patrick acabó por acompañarme al cine. b. Luis acabará por decir la verdad. c. Juan y Celia acabaron por comerse todo el paquete de cereales. d. Primero fueron a cenar, después tomaron una copa y acabaron por dar un paseo por la playa. Es cierto que en los cuatro ejemplos el evento denotado por el infinitivo es el último de una serie, sin embargo, los tres primeros pueden o no tener un valor de anti-orientación añadido (o como decía Morera (1991): ‘tras muchos titubeos, acabó en ello’). Sin embargo, en el último ejemplo, donde aparece específicamente la serie de eventos por orden cronológico, la perífrasis muestra que el evento denotado por el infinitivo es el último de una serie (ir a cenar, tomar una copa y en último lugar, dar un paseo) y, además, es un evento esperable. No obstante, las tres oraciones anteriores tienen una lectura ambigua, que tan solo puede ser desambiaguada a través del contexto. Tomemos el primer ejemplo: (89) Patrick acabó por acompañarme al cine. Es cierto que pudiera ser el último evento de una serie: Patrick fue primero a la compra conmigo, luego a dar un paseo y por último me acompañó al cine, en cuyo caso el ejemplo sería igual al de (88d). Sin embargo, también podemos tener otra lectura: (90) No quería venir, pero Patrick acabó por acompañarme al cine. En este caso, el evento no es el último de una escala de eventos, sino que la acción denotada por el infinitivo tiene un sentido de anti-orientación añadido, la acción no era la esperada. 116 Es interesante observar que ambos usos de la perífrasis, tanto el propiamente escalar como el de valor de anti-orientación añadido también los posee el marcador discursivo estructurador de la información ordenador de cierre al final: (91) a. Al final me acompañó al cine. b. Primero fueron a cenar, después tomaron una copa y al final dieron un paseo por la playa. Si bien en la segunda oración el ordenador de cierre marca el último evento de una serie de forma indiscutible, en la primera oración estamos ante la misma ambigüedad que veíamos antes: al final puede introducir tanto el último evento de una escala (el último de una serie de eventos consistió en acompañarle al cine), como aportar un valor anti-orientativo a la oración (tras pensarlo mucho –quizás no pudiera, quizás no quisiera– decidió acompañarme al cine). En los próximos apartados trataremos las siguientes cuestiones en este orden: los criterios de perifrasticidad de la perífrasis , qué son los marcadores del discurso, la clasificación de dichos marcadores, la relación entre los marcadores y las perífrasis verbales, como perífrasis verbal discursiva, sus contextos de uso representados en el corpus y la negación de la perífrasis en cuestión. 2.6 CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD DE LA PERÍFRASIS Las construcciones perifrásticas, como sabemos, poseen unas características especiales que las distinguen de otros compuestos verbales: los criterios de perifrasticidad. Estos criterios muestran la unión de predicación entre auxiliar y auxiliado, es decir, prueban que, efectivamente, en las perífrasis verbales auxiliar y auxiliado no actúan como oraciones independientes. 117 Hemos observado que el hecho de que una construcción no cumpla todos los criterios no la excluye de ser considerada perifrástica (romper en su valor de auxiliar de perífrasis, por ejemplo, selecciona semánticamente a sus sujetos, que deben ser agentes, y no por ello deja de formar perífrasis en oraciones como Marta rompió a llorar) y de la misma manera, existen compuestos verbales que no se consideran perifrásticos pero que cumplen algunos de los criterios (desear admite la subida de clíticos y, sin embargo, selecciona oraciones subordinadas sustantivas). En este apartado queremos mostrar el carácter ciertamente perifrástico de la construcción , aplicando las características especiales de estas construcciones. En primer lugar, recordemos los criterios de perifrasticidad que la bibliografía estudiada ha considerado de manera unánime: CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD COMUNES 1. La combinación con verbos meteorológicos y existenciales 2. La subida de clíticos 3. La selección semántica del sujeto sujeto 4. La formación de la pasiva (perifrástica y con se) 5. La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales 6. La gramaticalización (total o parcial) del verbo auxiliar Tabla 5. En primer lugar, las perífrasis verbales permiten la combinación con verbos meteorológicos o existenciales, ya que el verbo auxiliar de perífrasis, al perder sus características como verbo pleno, no restringe el verbo auxiliado al que acompaña: 118 (92) a. Por mucho que digan los del tiempo, acabará por llover toda la tarde. b. Todos los fines de semana mi nieta dice que se va a quedar a dormir en casa, pero siempre hay que acabar por llevarla a casa de sus padres a última hora. Como vemos la perífrasis permite la combinación con estos verbos, muestra de que acabar, en su forma de auxiliar, no restringe los verbos auxiliados a los que acompaña, por ello, la combinación de este con verbos meteorológicos es perfectamente gramatical. Además, como acabar como verbo auxiliar ha perdido su significado de verbo pleno y ha pasado a tener una función gramatical de marcador discursivo, no selecciona sus sujetos. Esta es la razón por la que puede combinarse con verbos existenciales como hay y con verbos meteorológicos, que seleccionan sujetos nulos; al haber una única predicación y un único sujeto, el del verbo auxiliado, la combinación con este tipo de predicados es perfectamente posible, en oposición a lo que estudiamos ocurría con las estructuras de control *Deseará llover. Sabemos, además, que las perífrasis verbales admiten la subida de clíticos ya que, de nuevo, al tener una sola oración, el clítico puede aparecer tanto de forma enclítica delante del verbo auxiliar como de forma proclítica junto al verbo auxiliado. Recordemos que, como veíamos en el capítulo uno de esta tesis, los compuestos perifrásticos admiten siempre la subida de clíticos debido a que el movimiento del clítico se produce dentro de una misma cláusula54. En (93) podemos ver unos ejemplos de la subida de clíticos en la perífrasis : 54 Ver el capítulo uno de esta tesis para más información acerca de la subida de clíticos. Ya que otras estructuras, como las construcciones de control, admiten esta subida aunque no sean perífrasis. 119 (93) a. Acabó por eliminarlo. b. Lo acabó por eliminar.55 c. Siempre acaba contándomelo. d. Siempre me lo acaba contando. Como podemos observar en los ejemplos anteriores, la posición de los clíticos es igualmente gramatical tanto en la posición proclítica, como en la posición enclítica, debido, como decimos, a que el compuesto funciona como un único elemento. Al estar ante una predicación única, que funciona por tanto como un único verbo, uno de los verbos, el auxiliar acabar, posee la información gramatical mientras que el otro, el auxiliado, posee la información léxica. Por ello, el verbo auxiliar no solo no puede seleccionar sintácticamente el sujeto que lo acompaña, sino que tampoco puede seleccionarlo semánticamente; es el verbo auxiliado el que aporta la estructura temática a la oración, ya que es el que posee el contenido léxico. Veamos los ejemplos siguientes en los que comprobamos que acabar por admite todo tipo de sujetos: (94) a. Juan y yo acabamos por tener una discusión. b. La mesa acabó por romperse. c. *La mesa acabó por tener una discusión. d. *Juan y yo acabamos por rompernos. 55 Ejemplo tomado del CORPES XXI de RAE-ASALE: “Guernica, símbolo y objeto de la historia” (2003). La hora, Guatemala de la Asunción. 120 Como vemos, el sujeto está restringido por el verbo auxiliado, acabar como auxiliar admite tanto sujetos animados como sujetos inanimados, como se pone de manifiesto en (94a) y (94b). En (94c) es tener una discusión el elemento que selecciona un agente como sujeto, mientras que en (94d) romperse selecciona un sujeto tema. Acabar en estos ejemplos, al aportar la información gramatical, no selecciona léxicamente los sujetos de la oración en la que aparece, es el verbo auxiliado, debido a que aporta la información léxica, el que selecciona el papel temático de estos. En cuanto a la formación de la pasiva perifrástica, observábamos en el primer capítulo de este trabajo que, en general, en las construcciones perifrásticas la pasiva se forma sobre el verbo auxiliado56, como vemos en los ejemplos (95a) y (95b): (95) a. El trabajo acabó por ser hecho a última hora. b. El formulario acabó por ser rellenado por su padre. c. *El trabajo fue acabado por hacer a última hora.57 d. *El formulario fue acabado por rellenar por su padre. En los ejemplos de (95a) y (95b) la pasiva perifrástica se forma sobre el verbo auxiliado, lo cual da lugar a secuencias gramaticales. Sin embargo, en las oraciones (95c) y (95d) la pasiva se forma sobre el verbo auxiliar acabar lo que da lugar a secuencias agramaticales. Esto muestra una vez más que esta construcción es efectivamente perifrástica, es decir, que auxiliar 56 Ver RAE-ASALE (2009: §28.3g) para más información. 57 Aunque en este caso la pasivización del auxiliar no es posible, remitimos al capítulo uno de esta tesis para el análisis de las estructuras conocidas como pasivas adelantadas (Bosque y Gallego, 2011), en las que el auxiliar de la perífrasis puede pasivizarse: La Iglesia fue acabada de construir en 1999. 121 y auxiliado actúan como un único verbo. Al ser el auxiliado el que aporta la información léxica es sobre él y no sobre el auxiliar sobre el que se forma la pasiva. Las perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales se forman en las construcciones perifrásticas con el proverbo hacer, como muestra de que el auxiliar no puede aparecer seguido de una categoría vacía; necesita siempre un verbo al que auxiliar: (96) a. Lo que acabó por hacer es genial. b. #Lo que acabó es genial. Utilizamos la almohadilla para señalar esta oración porque, si bien es gramatical si entendemos acabar como verbo pleno, es decir, en el sentido de finalizar (‘El trabajo que finalizó es genial’, por ejemplo), en su significado perifrástico el proverbo hacer es condición sine qua non para formar la estructura ecuacional de la perífrasis . Sin hacer la oración pierde el sentido de destacar el último evento de una escala o de proporcionar a la oración un sentido de anti-orientación añadido. En cuanto a la gramaticalización del verbo auxiliado, hemos visto que autores como Gómez Torrego (1988:12) consideran que verbos como acabar no han perdido totalmente su significado léxico: (97) a. Acabó el bocadillo. b. Acabó de comer. En este trabajo creemos que, el auxiliar acabar en la perífrasis en su acepción aspectual terminativa (es decir, en su acepción del ejemplo 97b) no está totalmente desemantizado, ya que efectivamente el significado de acabar como verbo pleno se corresponde en gran medida con su significado perifrástico en este tipo de construcciones. Sin embargo, en el 122 caso de el grado de gramaticalización es mucho mayor. En las oraciones de (98) comparamos un ejemplo de acabar como verbo pleno (98a) con un ejemplo de la perífrasis (98b), para mostrar la gramaticalización del verbo acabar en su función de auxiliar de perífrasis de marcador discursivo: (98) a. Juan acabó el bocadillo. b. Pedro acabó por ir al concierto con su madre. En el primer caso estamos ante el verbo acabar como verbo pleno, que puede parafrasearse como ‘Juan finalizó/terminó el bocadillo’. El evento que la oración afirma es el siguiente: la finalización del bocadillo por parte de Juan. Sin embargo, en una oración como la de (98b), Pedro no finaliza el evento ir al concierto con su madre. Lo que ocurre es que Pedro en último lugar o de forma inesperada va al concierto con su madre. Dada esta última oración, de hecho, el concierto pudo no concluir, pudo ser interrumpido a mitad. El significado que aporta acabar como auxiliar de la construcción ha perdido su significado como verbo pleno (finalizar, concluir), pasando a tener un significado gramatical parecido al del marcador discursivo al final; acabar introduce el evento ir al concierto con su madre o bien como el último elemento de una escala, o bien como un evento inesperado. La desambiguación depende del contexto y de la información que tengamos acerca de los planes de Pedro y de su madre. En cualquier caso, el auxiliar acabar ha perdido su significado como verbo pleno. Vemos, por tanto, que la perífrasis verbal responde a todas las características propias de las construcciones perifrásticas y, por tanto, consideramos que esto prueba su naturaleza perifrástica. No solo cumple, como veíamos en el capítulo uno, un número significativo de propiedades, sino que en este caso cumple todas las propiedades comunes en la bibliografía estudiada. 123 Como hemos venido esbozando en los apartados anteriores, defendemos, a partir del DPV (2006), la relación entre las perífrasis verbales llamadas disposicionales o escalares y los marcadores del discurso. La perífrasis se estudia en correlación con el marcador discursivo al final o finalmente. Antes de poner en contacto esta construcción con este marcador, necesitamos explicar qué entendemos por marcador discursivo y qué tipo de marcadores discursivos aparecen en las clasificaciones. Para ello, nos serviremos de trabajos como Schiffrin (1987), Jucker (1998), Portolés (1998), Portolés y Martín Zorraquino (1999), Anscombre (2011) o Portolés (2016). 2.7 LOS MARCADORES DEL DISCURSO: INTRODUCCIÓN Los marcadores del discurso componen uno de los campos más estudiados en la lingüística de los últimos años, ya que existen multitud de discrepancias entre los autores a la hora de definir qué son y qué conjunto de elementos conforman ese grupo. Como vemos en Jucker (1998:1) no solo no encontramos acuerdo en la definición de marcador del discurso, sino que, además, existe una gran variedad de términos para referirse a estos elementos. Desde discourse marker (Schiffrin, 1987), pragmatic marker58 (Fraser, 1996 y Brinton, 1996), discourse particle (Schourup, 1985; Kroon, 1995), pragmatic particle (Ostman, 1981), pragmatic expression (Erman, 1987) or connective (Blackemore, 1987, 1988). Como explica el autor, estas diferencias terminológicas son el reflejo tanto de los diferentes acercamientos lingüísticos que se han empleado para su estudio como de las diferentes funciones que cumplen estos elementos. Asimismo, tampoco existe un acuerdo a la hora de decidir los elementos que forman este grupo funcional que en esta tesis llamamos marcadores del discurso debido a que es el término 58 Podemos ver la diferencia entre Discourse Marker y Pragmatic Marker en Fedriani y Sansò (2017). 124 más extendido en la bibliografía en español y el que parece menos restrictivo en sus aplicaciones. Si bien algunos elementos aparecen en la bibliografía como marcadores indudables (así que, por tanto, finalmente, primeramente, entre otros), existen otros elementos que son más dudosos (porque, y, entonces), como vemos en Jucker (1998:2). Como dice el autor, el concepto de marcador del discurso es algo vago y diferentes elementos que se integran dentro de diferentes categorías gramaticales y con diferentes funciones pueden formar parte de este grupo. Como ocurre con las perífrasis verbales, consideramos que los marcadores del discurso son un concepto escalar. Si bien algunos marcadores cumplen las características que en las bibliografías los definen como tales, hay otros que, a pesar de no cumplir todas ellas, pertenecen a esta categoría funcional. Como veíamos en las perífrasis verbales, tomando como ejemplo a Wittgenstein (1953), debemos entender las características que definen a los MD59 no como rasgos esenciales de los mismos o condiciones suficientes y necesarias, sino como indicadores de ellos, como rasgos que prototípicamente poseen este tipo de construcciones. Por tanto, y como dice Jucker (1998:2-3) esto va en línea con la concepción de los prototipos: «Elements demonstrating more of the criterial features maybe taken to be more protoypical members of the class of discourse markers and those showing fewer characteristic properties maybe considered more peripheral. This scalar conception of the membership in the class of discourse markers appears to be well-equipped to account for the range of items displaying partially overlapping characteristics across a variety of languages» Jucker (1998:2-3).60 59 Marcadores del discurso en adelante. 60“Los elementos que muestran un mayor número de las características del grupo, se consideran más prototípicos de la clase llamada marcadores del discurso, aquellos que muestran menos propiedades características de la clase, se consideran más periféricos. Esta concepción escalar de los miembros de 125 Es decir, existen elementos que al cumplir la mayoría de las propiedades (como veremos: estar fuera del marco de predicación oracional, ser elementos invariables, ser guías para las inferencias conversacionales, etc.) que los hacen pertenecer a la clase de MD son más prototípicos de dicha clase, mientras que otros elementos aparecen como más periféricos, ya que, a pesar de actuar como marcadores, no cumplen todas las propiedades que se consideran inherentes a los MD. Estamos, por tanto, y como ocurría con las perífrasis verbales, ante un concepto gradual. Hemos de tener en cuenta que los procesos de gramaticalización a través de los cuales se forman las perífrasis verbales y los MD son, asimismo, graduales. Debido precisamente a que estas transformaciones en la lengua comienzan en periodos distintos y tienen distintos grados de evolución, encontramos elementos que han alcanzado el máximo grado de gramaticalización. Un caso de un elemento que tiene el máximo alcance de gramaticalización es o sea en los marcadores del discurso, como vemos en (99): (99) Me gusta mucho tu hermano, o sea, me parece muy simpático. Mientras que otros aún están en proceso (lograr en las perífrasis o mira en los marcadores: (100) a. Muchos libros lograron salvarse de las llamas. (RAE-ASALE 2009: §28.3k) b. Mira tú quién ha venido ahora. En el primer ejemplo o sea ha perdido totalmente su significado original de verbo subjuntivo. Tiene solamente un significado puramente funcional. Sin embargo, existen muy pocos casos como el del ejemplo (100a) en los que lograr pueda funcionar como auxiliar de la clase de los marcadores del discurso parece estar bien equipada para dar cuenta del número de elementos que aparecen con características comunes en una gran variedad de lenguas.”Nota de traducción. 126 perífrasis, ya que aún mantiene su significado original de ‘conseguir o alcanzar lo que se intenta’61. Asimismo, marcadores como mira aún mantienen la flexión con relación al destinatario del imperativo, es decir, tenemos como en este caso mira tú para un único destinatario, pero en otros casos tendríamos mirad o miren si el destinatario es colectivo. Lo que tratamos de probar con estos ejemplos es que, debido a los procesos graduales a través de los que se forman tanto perífrasis como marcadores, no se ha establecido una definición con criterios únicos que se pueda aplicar a todos los MD o a todas las perífrasis verbales. Las partículas discursivas han sido estudiadas por gramáticos españoles desde al menos Gregorio Garcés (1791) en su libro Fundamento del vigor y la elegancia de la lengua castellana. Expuesto en el propio y vario uso de sus partículas, como explica Portolés (2016). Durante los últimos años, ha sido dominio de la pragmática el estudio de estos marcadores, como podemos observar en los estudios de los españoles Briz y Pons (2010) en el grupo Val.ES.Co, entre otros. El comienzo de esta disciplina parte de los estudios de Grice (1989) en sus conferencias de 1987, donde defendió que lo comunicado en el discurso está formado, además de por la codificación del hablante y la descodificación del interlocutor, por un conjunto de conclusiones, implicaturas conversacionales, que se obtienen a través del principio de cooperación. Estas implicaturas pueden inferirse a través de elementos de significado convencional de la lengua, como los marcadores del discurso: cuando decimos He is an Englishman; he is, therefore, brave concluimos que ‘ser valiente es una consecuencia de ser inglés’ (Portolés, 2016:689). Como el autor observa, estas inferencias pueden variar si sustituimos la unidad therefore (por tanto) por otras de la misma clase. Y añade los siguientes ejemplos: 61 DRAE. 127 (101) a. Es inglés. Por tanto, es valiente. b. Es inglés. Sin embargo, es valiente. c. Es inglés. Además, es valiente. En los tres ejemplos la persona de la que hablamos es inglesa, la diferencia estriba en que en (101a) concluimos que los ingleses son valientes; en (101b) que no lo son; y en (101c) que el hecho de ser inglés no implica valentía y por ello, se añade en el discurso esta cualidad. Todas estas inferencias que cambian sustancialmente el significado de lo dicho están guiadas por los MD. Al no formar los MD un grupo de palabras categorial, sino funcional existen diferentes criterios (semántico, morfológico y sintáctico) para clasificar los marcadores (Portolés, 2016:690). Semánticamente, como explica el autor, su significado es de procesamiento, es decir: «guía las inferencias y, en consecuencia, el marcador no representa una realidad. Podemos imaginar realidades que se correspondan a tarta, comer, dulce o lentamente, pero no es posible hacer lo mismo con por tanto, en fin, así las cosas o además, más allá, evidentemente, de traer a la mente su mera forma escrita. El significado de estas últimas unidades permite, en cambio, procesar de un modo determinado lo que las expresiones con significado conceptual representan (Murillo, 2010; Escandel-Vidal, Leonetti y Ahern 2011)» Portolés (2016:690). 128 Es decir, los elementos como tarta, comer, dulce o lentamente poseen un significado conceptual, mientras que unidades como por tanto, en fin, así las cosas o además tienen un significado de procesamiento o procedimental. Es importante aclarar, como hace el autor, que el hecho de que el significado de los MD sea de procesamiento no implica necesariamente que no existan huellas del significado conceptual que una vez el marcador tuvo. Un marcador como en suma tiene un resto del significado conceptual de suma, de alguna manera su significado está motivado; no obstante, se impone el significado de procesamiento. El segundo criterio que expone el autor es el morfológico: son unidades invariables. Como nos explica, los marcadores vienen de la evolución de estadios anteriores de la lengua y, en general, se forman por la unión en una sola unidad léxica, si bien gráficamente puede representarse en varias palabras, de varias unidades previas. No obstante, existen marcadores como bueno, claro o pues que son una sola unidad gráfica, es decir, que son palabras (Portolés, 2016:691). La evolución de los MD conlleva dos procesos (como dice Portolés, 2016, tomado de Elvira (2009: 2015-224): uno de lexicalización y otro de gramaticalización. La expresión lexicalizada deja de analizarse composicionalmente tanto en su gramática como en su significado, por ejemplo, en sin embargo ya no encontramos el significado de ‘carece + impedimento’62. En segundo lugar, el proceso de gramaticalización consiste en que esta unidad léxica adquiere un valor gramatical (o un nuevo valor gramatical si ya lo tenía) e implica una evolución de valores más conceptuales o referenciales a otros más procedimentales. 62 Ejemplo tomado de Portolés (2016:691). 129 No obstante, al tratarse precisamente de una evolución en estadios existen palabras que consideramos MD que, a pesar de haber sufrido un proceso de lexicalización y gramaticalización, siguen siendo variables, ya que mantienen características de las categorías gramaticales a las que pertenecieron. Hablamos de verbos como mira, mire, oye, oiga: (102) a. Mira que te lo he dicho. b. Mirad que os lo que dicho. Si bien en (102a) y (102b) mira y mirad tienen un significado de procesamiento, no poseen el significado conceptual de posa la mirada donde señalo que el verbo mirar tiene, mantienen la flexión verbal del imperativo que diferencia la segunda persona del singular con la segunda del plural. Por tanto, debemos observar que afirmar que los MD son necesariamente unidades invariables, teniendo en cuenta su evolución gradual es, cuando menos, discutible. Por último, según el criterio sintáctico estudiado por Portolés, los MD no ejercen una función sintáctica dentro de la oración. Esto parece claro en la mayoría de los marcadores, debido a que poseen un significado procedimental. Sin embargo, vemos en este estudio que, si consideramos que existen perífrasis verbales con función de MD, este criterio carece de sentido, ya que no solo ejercen una función, sino que son el núcleo del Sintagma Verbal. En cualquier caso, y teniendo como siempre en cuenta la evolución gradual de los marcadores, hemos visto que existen marcadores que, habiendo perdido la función sintáctica mantienen la flexión, como es el caso de mira, mirad, miren. Por tanto, no es tan sorprendente que haya casos, como el de las perífrasis verbales discursivas, en los que los auxiliares mantengan tanto la flexión como la función sintáctica de núcleo del SV, y aún así tengan función de marcadores del discurso. Es más, si tomamos la siguiente oración: (103) Mira que te lo he dicho. 130 Mira en este ejemplo tiene la apariencia de un núcleo verbal con una OSS como complemento directo y, no obstante, mira en esta oración funciona como un MD. Como explica Anscombre (2011:2) el origen del concepto de marcador es doble. Las gramáticas tradicionales lo utilizan para designar a los nexos de las oraciones compuestas, coordinadas y subordinadas, cuyos nexos carecen de significado referencial. Su otro origen procede de los tratados de lógica que se popularizaron tras el éxito en los años setenta de la gramática generativa y los lenguajes formales propios de la informática: «Fue así como nació la noción de conector, fuertemente influenciada desde el principio por la lógica formal. Con todo, la palabra conector tardó en asentarse en el campo de la lingüística: en el ámbito hispánico no figura la palabra en el Diccionario Gramatical: 1987, ni en el Esbozo de una nueva gramática: 1973. El caso es que por entonces la semántica se oponía a una sintaxis generativa de índole lógica y por tanto intentaba por lo menos en principio separarse de la lógica» Anscombre (2011:2). No obstante, y como explica Anscombre (2011), si tomamos el concepto de conector directamente de la lógica formal «A statement connective is a pattern of words with one or more blanks, such that statements are produced from filling all the blanks by statements. Example --------because---------» Resnik (1970) se plantean varios problemas, como ¿qué ocurre con los enunciados que carecen de contexto izquierdo?: (104) Pero, ¿Qué haces aquí?63 63 Ejemplo tomado de Anscombre (2011:3). 131 Observamos en esta tesis que esta definición produce otro problema y es que existen también enunciados en los que aparece un conector que carece de constituyente derecho, como es el caso de though en inglés: (105) I know you like it; I don’t like it, though.64 Sé que a ti te gusta, aunque/ sin embargo a mí no me gusta. Existen dos posibles soluciones a este problema que el autor expone para resolverlo. En primer lugar, podríamos considerar que pero aparece en su uso enfático. Por lo tanto, pero no estaría realmente actuando como conector como en oraciones como Quería que vinieras, pero no apareciste. Una segunda solución, que es por la que se inclina este estudio al igual que el de Anscombre, consistiría en explicar que pero es la misma construcción exista contexto izquierdo o no, aunque con diferencias distribucionales. Optar por la segunda opción tiene las siguientes consecuencias teóricas: «(i) La estructura superficial es el resultado de la aplicación de una serie de mecanismos a una estructura abstracta, la estructura profunda. (ii) El contexto puede incluir enunciados no explícitos, sino virtuales, como puede ser el caso de conocimientos enciclopédicos o saberes compartidos, aunque no solamente. Desde esta óptica, una ausencia superficial de contexto no es forzosamente un contexto vacío. (iii) Considerar que una entidad lingüística dada es o no es conector es una decisión teórica que depende entre otras cosas del tipo de estructura profunda que implica la 64 Los conectores aunque o sin embargo pueden aparecer al final de la oración en inglés, como en el ejemplo que referenciamos. 132 presencia de la entidad contemplada, la cual depende a su vez de los criterios a los que recurre la lingüística» Anscombre (2011:4). Es decir, partimos en esta tesis, basándonos en el estudio de Anscombre (2011), de un enfoque alejado del de las gramáticas tradicionales, de tipo distribucional. Estamos ante un enfoque de tipo más conceptual y abstracto, por el cual podemos explicar que un marcador como pero en el contexto de Pero, ¿Qué haces aquí? sea un marcador a pesar de no cumplir los criterios de la definición formal de conector de Resnik (1970). En este apartado hemos querido exponer tres ideas fundamentales. La primera, que el concepto de MD es gradual. La segunda, que, en principio, cualquier clase de palabras puede formar parte del grupo de marcadores, ya que entre ellos encontramos verbos, adverbios, conjunciones, etc. La tercera, que, bajo un enfoque conceptual, los marcadores pueden relacionar contextos tanto explícitos como contextos implícitos. Se puede desprender de esta introducción, que una definición estricta de MD como la que proponen Portolés y Zorraquino (1999), como expresamos en el próximo epígrafe, no es satisfactoria. Nosotros queremos posicionarnos junto a las definiciones operacionales de MD que se han defendido en los trabajos de Schiffrin (1987) y Fedriani y Sansò (2017). Tomar una definición operacional nos permite, en primer lugar, tener un acercamiento inclusivo hacia los MD en vez de exclusivo , que como vemos es tan necesario. Además, esto nos permite defender el hecho de que existan perífrasis verbales como MD. 2.8 LOS MARCADORES DEL DISCURSO: DEFINICIONES En las últimas décadas, como hemos expuesto en el apartado anterior, los MD han ocupado gran parte de la bibliografía sobre lingüística. Uno de los principales problemas en el estudio de los marcadores, que exponíamos en el apartado anterior, es que no podemos definirlos en 133 términos de condiciones suficientes y necesarias, ya que formar parte o no de este grupo está relacionado con cuestiones de grado (Fedriani y Sansò, 2017). Por ello, un acercamiento inclusivo, en vez de exclusivo es preferible para estudiar estos elementos, pues, aunque estas delimitaciones sobre lo que es un MD y qué elementos son MD en una lengua han sido extensamente estudiadas, como en los trabajos de Portolés (1998) y Portolés y Zorraquino (1999), no siempre ofrecen resultados satisfactorios debido a que los MD no forman parte de una categoría cerrada. Por esta razón, tomamos una definición operacional de los marcadores del discurso (como han optado por hacer otros estudios como Schiffrin, 1987; Fedriani y Sansò, 2017). Esto nos permite hablar de los MD menos prototípicos y apoya nuestra hipótesis de que existen elementos, como las perífrasis verbales, que pueden tener función de MD. Al tomar una definición de MD operacional, los MD no son necesariamente elementos periféricos a la oración, como el estudio de Portolés y Zorraquino (1999) defiende y, por ello, los elementos perifrásticos podrían formar parte de este grupo. Como veremos, en esta tesis definimos los MD como estrategias que aseguran la cohesión textual, por ejemplo, la planificación del discurso65 (Fedriani y Sansò, 2017)66 y como una clase de palabras que está formada por elementos tanto verbales como no verbales que aportan coordenadas contextuales al lenguaje en curso (Schiffrin, 1987). Los trabajos de Portolés (1998) y Portolés y Martín Zorraquino (1999) definen los MD como sigue: 65 Ver también Ghezzi Molinelli (2014). 66«We intend […] DMs as strategies ensuring textual cohesion (discourse planning, discourse managing» (Fedriani y Sansò, 2017: 2). 134 «Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de predicación oracional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación» Portolés (1998:25) y Portolés y Martín Zorraquino (1999:4057). Portolés (1998) arguye que existen dos formas de clasificación de los marcadores a partir de su significado semántico-pragmático. Por un lado, algunos autores defienden la existencia de una serie de actos verbales entre la que el conjunto de marcadores del discurso se distribuye. Estos actos son: justificar, explicar, complementar, refutar, parafrasear, resumir o acentuar (Portolés 1998:135). El problema que supone esta forma de entender los marcadores es que aparecen como elementos diferenciados y no les da una definición unitaria. Portolés (1998) aboga por dar un significado único a los marcadores y dar cuenta de todos sus usos a partir de él. Pone como ejemplo el marcador del discurso es decir que, aunque se utiliza tanto para actos parafrásticos (como aclaración o refuerzo del elemento anterior) como para actos conclusivos (que introducen una resolución o conclusión), tiene una definición única: «constituye una reformulación que aclara o explica lo que se ha querido comunicar en otro miembro anterior que pudiera ser poco comprensible» (Portolés 1998:136). Mostramos ahora unos ejemplos para ilustrar esta idea de Portolés: (106) a. Las perífrasis verbales actúan como un único elemento, es decir, dan lugar a una predicación única. b. María es un poco tonta, es decir, nunca sabe cómo resolver ninguno de los problemas que tiene. 135 Ambos ejemplos, si bien el uso del marcador en (106a) es parafrástico y en (106b) conclusivo, se ajustan al significado procedimental y unitario de es decir en la definición que aporta Portolés (1998). Sin embargo, este afán de aportar una definición única y abarcadora de todos los MD, es problemática, especialmente para aquellos MD que se ajustan menos al ‘modelo’ de lo que un marcador es. La definición que aportan Portolés (1998) y Portolés y Zorraquino (1999) de marcadores del discurso impediría, además, que existieran perífrasis con significado discursivo, pues es innegable que una perífrasis verbal como la que mostramos en el siguiente ejemplo no puede ser un elemento extraoracional (de hecho, es el núcleo oracional), no puede dejar de cumplir una función en el marco de predicación oracional (su función es la de núcleo del Sintagma Verbal), ni tampoco ser un elemento invariable (pues tiene flexión): (107) Juan y María acabaron por hacer las paces para alegría de sus padres. Es evidente que en el ejemplo anterior la perífrasis es el núcleo de la oración, por tanto, cumple una función en el marco de predicación oracional. Además, es el verbo auxiliar acabar el encargado de la concordancia con el sujeto y el verbo auxiliado hacer el que aporta la estructura argumental a la oración. Por ello, si atendemos a la definición de Portolés y Martín Zorraquino (1999), hablar de perífrasis verbales con valor discursivo no sería posible. Sin embargo, uno de los estudios más relevantes acerca de los marcadores del discurso es el de Schiffrin (1987), que propone una idea menos estricta de lo que se entiende por marcador discursivo; los define de la siguiente forma: «I operationally define markers as sequentially dependent elements which bracket units of talk» (1987: 31). Schiffrin explica que, aunque decir que los marcadores discursivos operan en las unidades de habla (units of talk) puede parecer 136 algo vago, son tantos los niveles en los que operan, más allá de la unidad sintáctica (syntactic unit), que acotar su campo de acción a algo más estricto que la unidad del habla no sería real: «I am being deliberately vague by defining makers in relation to units of talk because this is where they occur- at the boundaries of units as different as tone groups, sentences, actions, verses, and so on» Schiffrin (1987: 36). Elegir la sentence como unidad en la que realizan su función los marcadores sería complicado, entre otros motivos, porque (Schiffin 1987: 32, basándose en Crystal 1980) identificar dichas ‘frases’ gramaticales en las conversaciones del día a día es harto difícil. Si tomamos la proposición como la unidad en la que operan los marcadores, encontramos otros problemas, pues, como ejemplifica Schiffrin (1987:32): «the causal conjuction becasuse, for example, is regularly used as a link between a speech act and a reason for performance of the act», Schiffrin (1987:32). Schiffrin defiende, por tanto, que hay que extender el uso de los marcadores a la unidad de habla, en la que se abarcan unidades tan diferentes como las frases o los eventos. Es interesante, por otro lado, entender qué quiere decir Schiffrin cuando expone que los marcadores del discurso actúan como elementos parentéticos (brackets) de las unidades de habla. Schiffrin (1987:36) explica que los límites de las unidades, no solo de las unidades de habla, suelen estar marcados de alguna manera.67 Explica (Schiffrin 1987:37), además, que los paréntesis (brackets) observan simultáneamente lo anterior y lo posterior. Es en este sentido en el que entiende que los marcadores tienen esta función parentética de conexión de lo anterior 67 « The bounderies of units not only of talk […] are often mark in some way. […] Encounter, for example, are bracketed by opening sequences» (Schiffrin 1987:36). 137 con lo siguiente y, por ello, considera que los marcadores son dependientes secuencialmente (sequencially dependent): «[…] It is important to note that brackets look simultaneously forward and backward- that the beginning of one unit is the end of another and vice versa. It is this anaphoric and cataphoric character of discourse markers that I want to capture by including in their definition the property of sequencial dependence» Schiffrin (1987: 37). Los marcadores como dice Schiffrin (1987:39) no son dependientes con respecto a las oraciones individuales, sino que lo son en la estructura del discurso. Para ello, se sirve del ejemplo del marcador discursivo and y añade las siguientes oraciones: (108) a. And then we lived there for five years, b. and we bought- we bought a triplex across the street. c. And by that time we had two kids, d. and we moved on the first floor, e. and rented out the second. f. And his brother married then, g. and lived on the third. h. And we still live together down the shore.68 68 “Y después vivimos allí durante cinco años, y compramos-compramos un triplex en la calle de enfrente. Y por aquel entones teníamos dos hijos y nos mudamos al primer piso, y alquilamos el segundo. Y su hermano se casó entonces, y vivía en el tercero. 138 Explica que estos ejemplos están «neatly segmented into time periods through the use of a cluster of devices: pauses, temporal adverbs, and and. Such co-occurences provides and argument that use of and (en estos ejemplos) is dependent not on the individual clauses but is sequentially dependent on the structure of the discourse». (Schiffrin 1987:39-40). Es decir, un marcador como and es dependiente secuencialmente en cuanto a la estructura del discurso, no en las oraciones individuales. Es decir, como veíamos en el apartado anterior, aunque los marcadores relacionan elementos, dichos elementos no tienen que ser necesariamente explícitos (Anscombre, 2011). A pesar de estas explicaciones Schiffrin (1987: 40-41) reconoce que su definición ‘operacional’ (operational) y no teorética (theoretical) deja muchas preguntas sin respuesta como, por ejemplo, si los marcadores del discurso son palabras que pertenecen a la misma clase o no. Argumenta que, si bien es cierto que son palabras formalmente distintas, son similares funcionalmente. Por ello, cree que agruparlos en la misma clase de palabras carecería de sentido, ya que muchos de ellos ya forman parte de una categoría gramatical: «Complicating the effort to see these items as members of a single class is the fact that some of them are members of other word classes: and, but, or, because are conjuctions; so is sometimes a conjuction, sometimes adverb; now and then are adverbs. But what of I mean and y’know? Although y’know is a clause, I mean is not a clause because the verb mean requires a second argument. […]» Schiffrin (1987: 40-41). Y todavía vivimos juntos en la costa.” La traducción es nuestra. 139 No obstante, y a pesar de las complicaciones que acabamos de observar, Schiffrin a lo largo de su estudio define de forma ‘teorética’ los marcadores del discurso de la siguiente manera: «I define markers at a more theoretical level as members of a functional class of verbal (and non-verbal) devices which provide contextual coordinates for ongoing talk». Schiffrin (1987: 41). Es decir, los marcadores forman parte de una clase funcional, no categorial: «Partiendo del hecho de que este concepto no constituye una clase sintáctica de palabras análoga a verbo, conjunción o adverbio, sino un grupo establecido con intereses pragmáticos […]» Portolés (2016:690) Esta clase está formada por elementos tanto verbales y no verbales que aportan coordenadas contextuales al lenguaje en curso. Al tratarse de una clase funcional y no categorial, es decir, el grupo de los marcadores está formado tanto por verbos (es decir, o sea) como por sustantivos (hombre, mujer) o adverbios (finalmente, primeramente), en principio cualquier elemento que cumpla la función de marcador y que forme parte de cualquier otra categoría (como la de perífrasis verbales) puede ser considerado marcador discursivo. En conclusión, la noción de marcador que vemos en Schiffrin (1987) es mucho menos estricta que la que veíamos de Portolés (1998) y Portolés y Zorraquino (1999). En esta definición no aparecen los conceptos de invariabilidad o extraoracionalidad, sino que se habla de elementos que actúan como el soporte de las unidades de habla y que relacionan el acto del discurso. En este sentido, sí podríamos entender que una perífrasis verbal fuera discursiva, ya que las restricciones que aparecían en Portolés (1998) y Portolés y Zorraquino (1999) no tienen cabida en la definición de Schiffrin (1987). Una perífrasis verbal como 140 cuyo significado se relaciona con el marcador incluso, como mostramos en el próximo ejemplo, puede considerarse, si seguimos a Schiffrin (1987), discursiva: (109) a. Juan llegó a conocer al presidente. b. Juan conoció incluso al presidente. El hecho de relacionar las perífrasis verbales con los marcadores discursivos está cargado de polémica (autores como Olbertz, 2007 se declaran contrarios a esta teoría), como mostraremos en próximos apartados. Antes de adentrarnos en la discusión acerca de la relación entre marcadores y perífrasis, en el próximo apartado veremos una clasificación de marcadores del discurso tomando como base el estudio de Portolés (1998), para relacionar las perífrasis con los MD. En ella señalaremos los marcadores que creemos tienen mayor relevancia para el estudio de las perífrasis verbales consideradas discursivas en el DPV (2006) y fundamentalmente de . Antes de finalizar, queremos remarcar, siguiendo a Schiffrin (1987), que el concepto de marcador del discurso responde a una clase de palabras funcional y no formal, lo que prevé que, en principio, cualquier clase de palabra pueda ser un marcador del discurso: sustantivos (hombre, mujer), frases (en otras palabras), verbos (mira, anda) y hasta oraciones (dicho sea de paso) en contextos como: (110) a. No, hombre, no, no ha querido decir eso, no seas bruto. b. Hace todo lo que ella quiere, en otras palabras, lo tiene supeditado. c. Mira, te digo yo que este no viene. d. Me cae fenomenal tu hermano que, dicho sea de paso, me he enterado de que es un gran cantante. 141 2.9 LA CLASIFICACIÓN DE LOS MARCADORES DISCURSIVOS: PORTOLÉS (1998) El primer estudio que relaciona las perífrasis verbales con los marcadores discursivos es el El DPV (2006) y toma como base para esta relación la clasificación de MD dada por Portolés (1998). En ella los MD quedan divididos como vemos en el cuadro siguiente: Estructuradores de la información Conectores Reformuladores Operadores discursivos Marcadores de control de contacto Comentadores (pues bien) Aditivos (incluso) Explicativos (es decir) De refuerzo argumentativo (de hecho) (Hombre, mujer, anda, mira, oye…) Ordenadores (primeramente, segundo) Consecutivos (por tanto) Rectificativos (más bien) De concreción (por ejemplo) Digresores (por cierto) Contra- argumentativos (sin embargo, pero) De distanciamiento (en cualquier caso) De formulación (bueno) Recapitulativos (en conclusión) Tabla 6. En primer lugar, encontramos los llamados estructuradores de la información que «carecen de significado argumentativo» (Portolés 1998:137). Estos aparecen a su vez divididos en tres grupos: comentadores, ordenadores y digresores. Los comentadores «presentan el medio discursivo que introducen como un nuevo comentario, lo que lo distingue del discurso previo». 142 Estamos ante marcadores como pues, bien, pues bien, dicho eso, así las cosas que vemos en los ejemplos siguientes: (111) a. Dicho eso, entendemos que lo mejor está por llegar. b. Creíamos estar en posesión de todas las evidencias para resolver el caso, pues bien, han aparecido nuevas pruebas que nos obligan a reabrir la investigación. Los ordenadores poseen dos valores principales, por un lado, indican el lugar que ocupa un miembro del discurso en el conjunto de una secuencia distribuida por partes, por otro, presentan al conjunto de la secuencia como un único comentario y cada parte como un subcomentario. Tendríamos, así, marcadores de apertura como en primer lugar, por una parte, por un lado, marcadores de continuidad en segundo lugar, por otro lado, luego, después y, por último, marcadores de cierre como finalmente, en fin o por fin. Veamos algunos ejemplos: (112) a. En primer lugar, haremos una ronda de preguntas. b. En segundo lugar, nos gustaría añadir nuestra opinión. c. Finalmente, fuimos al cine en vez de al teatro. En (112a) vemos resaltado un marcador de apertura que indica que el miembro del discurso que introduce será el primero de una serie distribuida por partes. En primer lugar puede tanto ordenar eventos y tener un significado veritativo-condicional u ordenar ideas y funcionar como marcador; los límites no siempre están claros. En (112b) nos encontramos ante un marcador de continuidad, es decir, en segundo lugar presenta el miembro del discurso que introduce como posterior a otro anterior. Por último, en (112c) tenemos un marcador de cierre. Esto es, un elemento (finalmente) que introduce el último componente de una serie. 143 Dentro de los estructuradores de la información este grupo resulta de gran interés, como veremos más adelante, pues muchas perífrasis discursivas poseen relación con ellos, entre ellas, . Los digresores son los marcadores que introducen un comentario coyuntural con respecto a la planificación del discurso. Son marcadores como por cierto, a propósito, dicho sea de paso. Son marcadores que no están totalmente gramaticalizados. Veamos los ejemplos de (113): (113) a. Por cierto, sé que no tiene nada que ver con lo anterior, pero me gustaría realizar un viaje con vosotros. b. Sí, es una mujer muy inteligente y, dicho sea de paso, muy hermosa. En ambos ejemplos (113a) y (113b) me gustaría realizar un viaje con vosotros y muy hermosa son comentarios que se introducen en el discurso y que, aparentemente, no tienen relación directa con él. Por ello, podemos introducir entre el marcador que presenta este comentario y el propio comentario secuencias como sé que no tiene que ver con lo anterior, pero… del ejemplo (113a). En el cuadro que adjuntamos a continuación observamos los estructuradores de la información que hemos estudiado: 144 Estructuradores de la información Comentadores (pues bien) Ordenadores (primeramente, segundo) Digresores (por cierto) Tabla 7. En el siguiente grupo de clasificación encontramos a los conectores que «vinculan semántica y pragmáticamente un miembro del discurso con otro miembro anterior, o con una suposición contextual fácilmente accesible» (Portolés 1998:139). Estos están divididos a su vez en conectores aditivos, consecutivos y contra-argumentativos. Los aditivos unen un miembro del discurso con uno de la misma orientación argumentativa. Pueden ser marcadores que unen miembros de la misma escala incluso, es más o de escalas diferenciadas encima, aparte o por añadidura (Portolés 1998:139): (114) a. Juan nos presentó incluso a sus padres. b. Juan nos presentó a sus padres y encima quiso que conociéramos su casa. Los conectores consecutivos son aquellos que presentan el miembro del discurso en el que aparecen como una consecuencia del miembro anterior pues, por tanto, de ahí, entonces, en consecuencia (Portolés 1998:140): (115) Nadie nos había dicho nada de la fiesta entonces decidimos no presentarnos. En el ejemplo de (115) decidimos no presentarnos (es decir, el miembro introducido por el marcador entonces) es consecuencia directa del miembro anterior, esto es, en (115) no haber sido avisados de la fiesta. 145 Los conectores contra-argumentativos vinculan dos miembros del discurso. El segundo de los miembros se entiende como atenuador o supresor de una conclusión que se pudiera obtener del primero. Estos conectores son en cambio, por el contrario, sin embargo, no obstante, eso sí (Portolés 1998:140): (116) a. La obra estuvo bien, sin embargo, los actores eran mediocres. b. María es una chica muy maja, eso sí, tiene sus cosas. Si solo atendemos al primer miembro de (116a) la obra estuvo bien podría concluirse que el hablante no tiene réplica, el conector sin embargo introduce en el discurso la atenuación o supresión de esta posible conclusión al añadir los actores eran mediocres. Algo parecido ocurre en (116b); en esta oración el marcador eso sí introduce tiene sus cosas como elemento atenuador del miembro anterior María es una chica muy maja. Veamos a continuación un cuadro que recoge el segundo grupo de los marcadores estudiados por Portolés (1998), el de los conectores: Conectores Aditivos (incluso) Consecutivos (por tanto) Contra-argumentativos (sin embargo, pero) Tabla 8. El tercer grupo de marcadores es el de los reformuladores, esto es, «marcadores que presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como nueva formulación de lo que 146 se pretendió decir con un miembro anterior […] en los reformuladores en oposición a los conectores lo fundamental es el segundo miembro» (Portolés 1998:141). Tenemos reformuladores explicativos, rectificativos, de distanciamiento y recapitulativos. Los explicativos introducen una aclaración de lo que se ha querido decir en un miembro anterior del discurso, que pudiera haber quedado poco comprensible. Estos marcadores pueden estar más gramaticalizados como o sea, es decir, esto es, a saber o menos gramaticalizados como en otras palabras, dicho de otra manera (Portolés 1998:142): (117) a. Compramos un abrigo de la mejor calidad, es decir, carísimo. b. Juan siempre tiene una respuesta descortés para todo, en otras palabras, es un impertinente. En ambos ejemplos de (117) el miembro del discurso introducido por los marcadores es decir y en otras palabras, esto es, carísimo y es un impertinente respectivamente, aparece como una aclaración del miembro anterior. Los rectificativos son reformuladores que introducen la corrección o la mejora de un primer miembro del discurso que se supone incorrecto. Hablamos de marcadores como mejor dicho, más bien (Portolés 1998:142). (118) a. No diría yo que es mala gente, más bien es un poco inconsciente. b. A María le gusta alardear de lo que tiene, mejor dicho, del dinero que tiene. Los reformuladores de distanciamiento presentan el miembro anterior del discurso como poco relevante para la formulación de lo que sigue. Son marcadores como en cualquier caso, de todos modos (Portolés 1998:142): 147 (119) A nuestra invitada no le gusta la cebolla, en cualquier caso, no tiene pensado quedarse a comer. En (119) observamos efectivamente que el miembro que introduce en cualquier caso (es decir, no tiene pensado quedarse a comer) anula o por lo menos atenúa la importancia del primer miembro que aparece A nuestra invitada no le gusta la cebolla. Los recapitulativos presentan su miembro del discurso como una conclusión o recapitulación a partir de un miembro anterior o de una serie de ellos. Son marcadores como en conclusión, en suma, en resumen o en definitiva, en resumidas cuentas. Estos dos últimos pueden actuar como operadores cuando el miembro anterior va implícito (Portolés 1998:143): (120) […] En conclusión, su actuación en el certamen nos ha parecido excelente. En el ejemplo de (120) podemos observar que el marcador en conclusión (resaltado en negrita) introduce el miembro del discurso como cierre o recapitulación de uno o más miembros implícitos. Observemos un cuadro resumen de los marcadores reformuladores vistos en este punto: Reformuladores Explicativos (es decir) Rectificativos (más bien) De distanciamiento (en cualquier caso) Recapitulativos (en conclusión) Tabla 9. 148 En el siguiente grupo de marcadores tenemos los operadores discursivos que «por su significado condicionan las posibilidades discursivas del miembro del discurso en el que se incluyen, o al que afectan, pero sin relacionarlo con su significado con otro miembro anterior» (Portolés 1998:143). Dentro de estos operadores tenemos tres clases: de refuerzo argumentativo, de concreción y el operador de formulación. En los de refuerzo argumentativo su significado hace precisamente de refuerzo del miembro del discurso en el que se encuentran. Hablamos de marcadores como en realidad, en el fondo, de hecho, en efecto, claro, desde luego. (121) a. La chica no le gustaba tanto, en el fondo todo había sido un cliché. b. Este político no me parece de fiar, de hecho, se dice que desde joven ha estado metido en temas de corrupción. Vemos que en (121a) todo había sido un cliché (introducido por en el fondo) aparece como un argumento que refuerza el miembro anterior, lo mismo que ocurre en (121b) con el miembro introducido por de hecho. Los operadores de concreción como por ejemplo, en especial, en concreto presentan el miembro en el que aparecen como un ejemplo de una generalización: (122) Me gusta mucho la fruta, por ejemplo, las manzanas me parecen una delicia. En el último bloque de este grupo tenemos al operador de formulación bueno que dice Portolés (1998:144) «transmite satisfactoriamente la intención comunicativa del hablante». Vemos ahora el cuadro que recoge los marcadores denominados por Portolés (1998) operadores discursivos: 149 Operadores discursivos De refuerzo argumentativo (de hecho) De concreción (por ejemplo) De formulación (bueno) Tabla 10. El último punto de la clasificación de marcadores de Portolés (1998) está basado en Britz (1998:224-230). Estamos ante marcadores de control de contacto los cuales: «manifiestan la relación entre los participantes de la conversación, sujeto y objeto de la enunciación, y de estos con sus enunciados […] refuerzan o justifican los razonamientos de los hablantes ante sus interlocutores sean argumentos o conclusiones; bien como retardos en la comunicación; como llamadas de atención para mantener o comprobar el contacto; o como fórmulas exhortativas y apelativas que implican activamente al interlocutor». (Portolés 1998:145) Hablamos de marcadores como hombre, mujer, anda, mira, mirad, mire, miren, oye, oíd, oiga, oigan. (123) a. Anda, ven que te voy a enseñar una cosa. b. Tiene usted razón pero, mire, así están las cosas, no hay nada que hacer. Observemos ahora, el cuadro que recoge los marcadores de control de contacto que incluye Portolés (1998) en el último grupo de clasificación: 150 Tabla 11. Hemos visto a lo largo de este punto una clasificación de marcadores del discurso que muestra que funcionan como tal infinidad de categorías que han sido gramaticalizadas, desde sustantivos (hombre, mujer), frases (en otras palabras), verbos (mira, anda) hasta oraciones (dicho sea de paso). Además, verbos como mirar u oír son utilizados como marcadores discursivos, pero no podríamos decir que son invariables, como hemos expuesto ya en apartados anteriores, pues se conjugan en función del interlocutor: (124) a. ¡Oye tú! ¡La que han armado los niños, María! b. ¡Oíd, chicos, os voy a enseñar una cosa! En el primer ejemplo, El MD oye aparece conjugado en segunda persona del singular, debido a que el interlocutor es un tú; en este caso un tú llamado María. En el segundo, por el contrario, al ser un interlocutor múltiple chicos el MD se conjuga en la forma de segunda persona del plural. Es decir, es un hecho que existen marcadores variables, que tienen flexión verbal, aunque no sean la mayoría. No obstante, la relación entre marcadores del discurso y perífrasis verbales ha sido muy polémica, por ello, en el próximo punto del trabajo queremos exponer los problemas que suscita la idea de entender que algunas construcciones perifrásticas cumplen la función de marcador del discurso y las posibles soluciones. Marcadores de control de contacto Hombre, mujer, anda, mira, oye… 151 2.10 LOS MARCADORES DEL DISCURSO Y LAS PERÍFRASIS VERBALES: RÉPLICAS Y CONTRARRÉPLICAS Es en este punto del trabajo en el que queremos desarrollar una de las ideas que hemos ido esbozando en los apartados anteriores. Esto es, que existe un grupo de perífrasis, entre las que se encuentra , que no ha encajado adecuadamente en la clasificación tradicional y que, como solución posible, podría tratarse de perífrasis de valor discursivo, tal y como afirma el DPV (2006). Recordemos que las perífrasis que se añaden al apartado de las discursivas en el DPV son: 69 70 69 Perífrasis utilizada en Venezuela, similar a . 70 Perífrasis utilizada en Colombia, similar a . 152 Todas ellas, como dice el DPV (2006: 54), pueden relacionarse con el grupo de marcadores que Portolés (1998) y Portolés y Martín Zorraquino (1999) llamaban estructuradores de la información. Estos se dividían a su vez, como hemos visto, en tres grupos, pero el que nos interesa con relación a es el de los ordenadores de cierre (por último, en último lugar). Las perífrasis del grupo de las discursivas, por tanto, se pueden distribuir dentro del grupo de los ordenadores en71: a. De apertura: . b. De continuidad: . c. De cierre: , 72. Esta relación entre marcadores y perífrasis no deja de ser polémica, pues hemos visto que según las definiciones de marcador de autores como Portolés y Zorraquino (1999) (en las que se entienden como unidades lingüísticas invariables que no ejercen una función sintáctica en el marco de predicación oracional y que poseen un cometido coincidente en el discurso) no podrían existir perífrasis discursivas; de hecho, algunos autores como Olbertz (2007) sostienen la inexistencia de perífrasis verbales con función de marcador del discurso. Olbertz (2007), como decíamos, se opone a la existencia de perífrasis verbales discursivas, ya que los marcadores del discurso operan a nivel lingüístico interpersonal, relacionan actos o 71 División tomada del Diccionario de perífrasis verbales (2006:54). 72 Debemos entender la perífrasis en su acepción discursiva Después de varios rodeos vino a confesar lo que todos sabíamos (DPV, 2006: 273) y no en su acepción modal epistémica Estos dos libros vienen a costar lo mismo (DPV, 2006: 275). 153 segmentos del discurso individuales (Olbertz 2007:2) y tienen un significado procedimental, esto es, el marcador del discurso relaciona un acto A1 con un acto A2. Para Olbertz estas propiedades que considera fundamentales de los marcadores los alejan de las perífrasis verbales discursivas, ya que «los marcadores discursivos pueden introducir un acto A2 cuya ilocución difiera de la del acto A1» (2007: 4) y añade el siguiente ejemplo: Prueba de que no nos gustan los tiempos modernos es que nos ponen nerviosos los aviones. Además, ¿qué pueden pensar de nosotros nuestros nietos? Si algún día los tenemos serán unos desgraciados. (Cambio 16 968, p.139) Según explica la autora, el hecho de que el marcador además pueda introducir una pregunta retórica se debe a que el nivel en el que opera el marcador es superior al de la ilocución. Añade, además, que no hay perífrasis con un alcance similar. Por otro lado, se desprende también de esas propiedades fundamentales el hecho de que los marcadores del discurso no puedan ser negados (Olbertz 2007:4), en oposición a lo que ocurre con las perífrasis verbales discursivas. Por ello, dice la autora «debido a las diferencias fundamentales de funcionamiento, no existe ningún caso donde una perífrasis discursiva y un marcador del discurso sean intercambiables» (2007:4). Para ilustrar esto, añade una serie de ejemplos que muestran la incompatibilidad: (125) a. Sí, roncabas. Tú, atajo de perfecciones, y además he de decirte que con toda la orquesta: flauta, trombón, oboe, y hasta violonchelo. (Olbertz, 2007:4, tomado de Rico Godoy, pp. 94-95). b. Tú, atajo de perfecciones, roncabas y ?? llegó a haber de decirte… 154 Explica Olbertz que el segundo ejemplo es de gramaticalidad dudosa y que, en caso de no serlo, no equivaldría en significado al original. Añade otros ejemplos con el marcador incluso, que hemos visto, y con el marcador finalmente en relación con la perífrasis . Concluye que los ejemplos en los que estos marcadores son intercambiables por sus perífrasis verbales respectivas, dichos marcadores funcionan en realidad como adverbios: (126) a. Nos insultó, nos echó de casa y llegó a tirarnos una bolsa de basura desde el balcón. b. Nos insultó, nos echó de casa e incluso nos tiró una bolsa de basura desde el balcón.73 c. […] Y, finalmente, me vi acomodada entre uno de aquellos grupos de árabes que tanto habían llamado mi atención en el bar. (Puértolas, p.126/ Olbertz 2007: 5). d. Y acabé por verme acomodada entre uno de aquellos grupos de árabes que tanto había llamado mi atención en el bar. (Olbertz 2007: 6). Por tanto, Olbertz explica que no existe la relación entre los marcadores del discurso y las perífrasis verbales que se han considerado con función discursiva en el DPV (2006), aunque sí existe una relación semántica entre las construcciones y y los adverbios incluso y finalmente respectivamente. (Olbertz 2007:6). Su análisis alternativo está basado en los de Dietrich (1983), Gómez Torrego (1988), García González (1992), Olbertz (1998) y Fernández de Castro (1999) que «coinciden en que por medio de estas perífrasis (i) se relaciona el evento en cuestión con una serie de (posibles) eventos anteriores que, si no se describen explícitamente, se presuponen, y (ii) se expresa que de alguna manera el evento en cuestión no concuerda con lo que se concibe como normal o 73 Ejemplos de García Fernández (2006:54) tomados por Hella Olbertz (2007: 5) en su réplica al mismo. 155 deseable» (Olbertz 2007:6). Añade que la perífrasis se clasifica como culminativa y la construcción y es conclusiva. Olbertz relaciona el significado culminativo y conclusivo con el concepto de miratividad, que está gramaticalizado en otras lenguas como el tibetano (2007:7). La miratividad o mirative gramaticaliza ‘la especificación de las expectativas respecto a la probabilidad de lo que se constata’ (Olbertz 2007:7, tomado de Tasmowski y Dendale 2001: 343). Olbertz cree que, ya que en otras lenguas este concepto aparece como marca gramatical explícita, estas perífrasis podrían ser la evidencia del mismo fenómeno en español. El problema que plantea este concepto en el artículo de Olbertz es que no se ofrece una definición de miratividad74 ni se explica a qué categoría gramatical del español podría equivaler. El problema de la miratividad es que aún se debate si es una categoría semántica en sí misma o si, por el contrario, está integrada dentro de otra ya conocida, como la modalidad (lo que sería esperable, pues supone una evolución del hablante con respecto a lo esperado). En cualquier caso, no queremos centrarnos aquí en un estudio sobre mirativity, simplemente queremos subrayar que en el artículo de Olbertz (2007) aparece con poca claridad este concepto que, sin embargo, se propone como posible solución. En el año 2008 García Fernández y Carrasco Gutiérrez escriben una contrarréplica a Olbertz (2007) en la que reiteran su defensa de la existencia de perífrasis con función discursiva. En primer lugar, veíamos que Olbertz defendía que, en oposición a las perífrasis verbales, los marcadores relacionaban segmentos del discurso individuales. Pues bien, estos autores basándose en Schiffrin (1987) y Sweetser (1990) expresan que los marcadores operan en dominios pragmáticos diversos, ya que los marcadores también relacionan eventos y estados, es decir, no solamente en el dominio del acto mínimo comunicativo (García Fernández 74 Para estudios recientes sobre la miratividad, consultar Olbertz (2009) Lau y Rooryck (2017). 156 y Carrasco Gutiérrez, 2008:5). Schiffrin defiende que existe un plano de la estructura de ideas (ideational structure) en el que los marcadores establecen relación entre eventos. Para ilustrar esta idea, toma el siguiente ejemplo (García Fernández y Carrasco Gutiérrez 2008: 5, tomados de Schiffrin 1987:202): (127) John is home because he is sick. El significado de causa de because aparece en tres planos del discurso, según dice esta autora. En el ejemplo de (127), explica Schiffrin (1987), la relación causal se establece entre eventos, esto es, el evento John is home se deriva del evento John is sick, es decir, se realiza en el plano de la estructura de ideas. Un planteamiento muy parecido es el que propone Sweetser (1990:79), que parte del siguiente ejemplo: (128) He heard me calling, so he came. La autora explica que «el marcador so opera en un dominio proposicional: los hechos de O1 son la causa de los hechos de O2» (García Fernández y Carrasco Gutiérrez 2008:6). Vemos que tanto en el caso de Schiffrin (1987) con su ideational structure como en el de Sweetser (1990) con su dominio proposicional los marcadores discursivos relacionan eventos. Si los marcadores del discurso no relacionaran eventos, no podrían organizar temporalmente el discurso que, como dicen García Fernández y Carrasco Gutiérrez (2008:6), es una de las características básicas de la coherencia textual. Añaden el siguiente ejemplo: (129) En primer lugar, demostraremos que en español hay perífrasis verbales; en segundo lugar, las clasificaremos sintácticamente; por último, explicaremos el origen semántico de las restricciones semánticas observadas. 157 La coherencia textual y la organización temporal están íntimamente ligadas, por ello es difícil discernir qué uso estamos dando en el ejemplo de (129). Aunque hay autores que rechazan la organización temporal como uno de los valores de los marcadores del discurso, Fraser (2005) la incluye en su clasificación. Por tanto, si entendemos que existen marcadores cuyo valor organiza temporalmente el discurso, se hace patente que estos marcadores relacionarán eventos. Entonces, el hecho de que las perífrasis verbales relacionen eventos no puede ser la razón por la que se las excluya de poseer función discursiva. Los autores de la contrarréplica explican que en el DPV (2006) se habla de perífrasis discursivas porque comparten dos rasgos básicos con los marcadores (i) enlazan segmentos lingüísticos supraoracionales (ii) y colaboran a la coherencia discursiva (Carrasco Gutiérrez y García Fernández, 2008:5). Ilustran estas propiedades con los siguientes ejemplos: (130) a. Acabó confesándolo todo. (relación con el discurso previo) b. Sé de algún escritor que ante el premio concedido a un colega ha llegado a tener 40 de fiebre e incluso ha vomitado. (M.Vicent) (colaboración con la coherencia discursiva) Por otro lado, recordamos que Olbertz explicaba que una de las características básicas de los marcadores discursivos es que no admitían la negación. No obstante, existen autores como Fraser (1999), Schiffrin (1987) y Sweetser (1990) que incluyen dentro del listado de los marcadores a because (porque) que sí admite la negación: (131) I love you and not because you are rich. Por último, en el artículo de la contrarréplica a Olbertz de 2008, los autores consideran que el concepto de miratividad no tiene una base sólida, ya que Olbertz lo explica a partir tan solo de un parecido semántico entre un uso tibetano y las perífrasis verbales en cuestión. 158 Queremos añadir en este trabajo que todos los ejemplos que proporciona Olbertz (2007) para negar la posible sustitución de perífrasis por marcadores del discurso parten, en nuestra opinión, de una base errónea. El DPV (2006) habla de perífrasis verbales con valor discursivo que pueden, por tanto, conmutarse por determinados marcadores del discurso. En ningún caso se dice que esta hipótesis sea bicondicional, esto es, no se defiende que dichos marcadores del discurso (los que utilizamos para sustituir a estas perífrasis como incluso o al final) sean en todos los casos sustituibles por la correspondiente perífrasis. Esto está ligado al hecho de que los marcadores discursivos tienen un alcance mucho mayor que las perífrasis verbales, como la propia Olbertz (2007) explica. Es evidente que una perífrasis verbal actúa relacionando eventos y que, sin embargo, los marcadores actúan, además de operar como hemos observado en la estructura eventiva, en niveles superiores a los de la relación de eventos. Las perífrasis son esencialmente compuestos verbales, por lo tanto, debemos presuponer que no actúan en todos los niveles en los que actúan los marcadores con los que son intercambiables, ya que estos no están sujetos a tal restricción; son las perífrasis las que están sujetas al marco de los eventos debido a su naturaleza. Por ello, en determinadas oraciones al final y serán intercambiables, mientras que en otras en las que el marcador exceda lo meramente eventivo, este cambio no será posible: (132) a. Patricio al final irá a la Universidad Complutense. à Patricio acabará yendo a la Universidad Complutense. b. Lo intentamos con todas nuestras fuerzas y, al final, nada de nada. à Lo intentamos con todas nuestras fuerzas y * acabamos por nada de nada. Como podemos observar el marcador al final tiene un mayor alcance que la perífrasis verbal . Esta posee el mismo significado que el susodicho marcador, si bien está restringida debido a su naturaleza perifrástica—el hecho de que se forme con la 159 estructura de — a los contextos eventivos. Estos auxiliares, como acabar en estos contextos, por tanto, pueden glosarse por marcadores, algo que no sucede con otros. La razón es, precisamente, que al final y tienen el mismo significado. Algo que ocurre también con auxiliares como poder: (133) a. Juan puede tener 40 años. b. Juan quizá tenga 40 años. Estas oraciones significan lo mismo porque quizá y poseen el mismo significado. En los próximos apartados estudiaremos la perífrasis con relación al marcador al final o finalmente—analizaremos el significado de este a través del trabajo de Fuentes (2009)—y, más adelante, veremos los contextos en los que perífrasis y marcador actúan de igual modo. 2.11 COMO PERÍFRASIS DE MARCADOR DEL DISCURSO Hemos adelantado en apartados anteriores la relación que se entrevé en el trabajo de Gómez Torrego (1988) y (1999), Fernández de Castro (1999) y que se hace explícita en el DPV (2006) entre las perífrasis verbales que no encajaban en las clasificaciones semánticas tradicionales (modales y aspectuales) y los marcadores del discurso. En este apartado se analiza la relación entre y el marcador del discurso al final o finalmente. Queremos observar el campo de actuación de este marcador y su significado para establecer los casos en los que ambos pueden ser intercambiables. Ya hemos explicado más arriba que la perífrasis siempre será sustituible por el marcador mientras que el marcador, debido a su mayor alcance contextual, no siempre podrá ser sustituido por la perífrasis: 160 (134) a. Acabamos por comer muchísimo en el evento. à Al final comimos muchísimo en el evento. b. Y, finalmente, la calma. à *Y acabar por la calma. Es evidente que, mientras en la primera oración el marcador actúa como conector dentro del marco de predicación oracional, en la segunda oración funciona dentro del marco sintagmático y no oracional al que, como es lógico debido a la naturaleza de las construcciones perifrásticas, la perífrasis verbal no tiene acceso. Para que podamos proceder a la conmutación de al final o finalmente por es condición necesaria que el marcador actúe directamente sobre el evento denotado por el verbo, como en la oración al final comimos muchísimo. La conmutación nunca podrá darse cuando el marcador actúe sobre cualquier elemento que no sea el denotado por el verbo principal. Las perífrasis son construcciones formadas por un verbo auxiliar y un verbo principal, por ello es condición fundamental que exista en la oración en la que aparezca el marcador al final un verbo que denote un evento al que ese marcador modifica, para que pueda ser conmutado por el auxiliar de perífrasis. En definitiva, para que la conmutación por el auxiliar acabar por tenga lugar es condición necesaria que exista un verbo principal al que auxiliar y que dicho verbo denote un evento modificado por el marcador al final/finalmente. Por tanto, cuando decimos Al final comimos muchísimo en el evento se cumplen las dos condiciones necesarias para que dicho marcador pueda ser sustituido por la perífrasis discursiva correspondiente: primero, aparece un verbo principal al que auxiliar y segundo, el marcador incide directamente sobre el evento denotado por el verbo principal. Si no se dan estas dos condiciones, el marcador no podrá ser intercambiable por la perífrasis: (135) Y finalmente, la calma. 161 En una oración como la que vemos en el ejemplo, no existe verbo principal al que auxiliar, por tanto, la conmutación por el auxiliar acabar por simplemente carece de sentido. Es decir, a pesar de que consideramos que estas construcciones actúan como marcadores discursivos, no podemos olvidar que no por ello pierden su valor como perífrasis, en el sentido de que tienen la necesidad sintáctica de un SF. Para ilustrar esto, vamos a tomar de nuevo el ejemplo del artículo de Olbertz (2007) en el que argumenta la inexistencia de las perífrasis verbales con valor de marcadores discursivos. Para apoyar su argumento, como observamos en el apartado anterior, se sirve del siguiente ejemplo: (136) a. Sí, roncabas. Tú, atajo de perfecciones, y además he de decirte que con toda la orquesta: flauta, trombón, oboe, y hasta violonchelo. (Olbertz 2007:4, tomado de Rico Godoy, pp. 94-95). b. Tú, atajo de perfecciones, roncabas y ?? llego a haber de decirte… Como hemos visto, la perífrasis también se considera una perífrasis con valor de marcador del discurso (DPV, 2006). Esta construcción es estudiada en relación con los marcadores incluso y además, de ahí que la autora trate de realizar la conmutación entre ambos. Como vemos en el ejemplo, la conmutación no resulta exitosa. No obstante, cumple las dos condiciones necesarias que mencionábamos anteriormente: verbo principal y marcador que modifica el evento denotado por dicho verbo: tenemos un verbo principal decirte que denota un evento sobre el que además incide. Sin embargo, como vemos en la contrarréplica a Olbertz (García Fernández y Carrasco Gutiérrez 2008:3) se indica que «debemos señalar que es 162 desafortunado que la autora utilice este ejemplo». Como señala García Fernández (2006: 12 y 19, nota 21) haber de no puede aparecer nunca detrás de otro auxiliar75: (137) i. *Puedo haber de hacerlo. ii. *Solía haber de hacerlo. iii. *Voy a haber de hacerlo. Es decir, llego a haber de decirte es siempre agramatical en español por razones que no tienen que ver con llegar a, sino con haber de. Por tanto, pese a que cumple las condiciones precisas para la conmutación, existe una restricción que tiene que ver con el concepto de las cadenas de auxiliares. Los auxiliares de perífrasis pueden aparecer encadenados, no obstante, responden a ciertas jerarquías en cuanto al orden en el que aparecen. La razón por la que en la oración que proporciona Olbertz (2007) no podemos conmutar el MD por , es porque haber de no puede aparecer introducido en ningún caso por otro auxiliar perifrástico como llegar a. Una vez explicada la base de este estudio, esto es, que las perífrasis verbales con valor de marcador, específicamente , pueden conmutarse por el MD pertinente, en este caso al final, aunque la operación a la inversa solamente funciona en algunos contextos, vamos a ver el funcionamiento de esta construcción perifrástica y su marcador de 75 García Fernández (comunicación personal) explica que parece que tampoco soler ni haber de pueden aparecer detrás de otro auxiliar. Tampoco deber puede aparecer detrás de otro auxiliar en infinitivo o gerundio, excepto si el auxiliar es seguir o continuar: a. *Va a deber ir a clase. b. *Anda debiendo marcharse. c. Sigue debiendo hacer frente a sus problemas. 163 forma contextualizada. El marcador al final según el estudio de Fuentes (2009: 176) posee tres funciones fundamentales diferentes: 1) Marca lo dicho en la parte final de una sucesión temporal: Primero, van a la obra y, al final, a cenar. 2) Puede usarse para introducir la última enunciación, y en ocasiones tiene cierto valor de antiorientación añadido: Al final, decidieron ir al concierto, aunque no les apetecía mucho. 3) Aparece relacionando enunciados, oraciones o sintagmas: Finalmente, debo aclarar que la city tax mencionada por el profesor Fontaine es cobrada tanto a turistas nacionales como extranjeros, y no solo en los EEUU (El Mercurio, 6-2-2004).76 El alcance del marcador, como vemos, es mayor que el de la perífrasis verbal, debido a que esta está restringida a la relación de eventos. Es evidente que una perífrasis verbal no puede establecer una conexión sintagmática del tipo: La leche al final, el café siempre primero debido a que como hemos explicado, la perífrasis necesita un verbo principal sobre el que formar la construcción. Hemos explicado anteriormente que la perífrasis verbal posee dos significados característicos: localizar un evento como el último en una escala (lo que se corresponde con la primera definición que nos da Fuentes (2009) acerca del marcador al final) o puede introducir una última enunciación con un valor de anti-orientación añadido (Fuentes, 2009 utiliza la misma definición para el marcador al final): 76 Ejemplo tomado de Fuentes (2009:176). 164 (138) a. Pedro siempre acaba por deshacer las maletas. (primero, recoge; después, hace las tareas del hogar)à último evento de una escala. b. Pedro siempre acaba por darle la razón, aunque no la tenga. à último evento de una escala con un valor de anti-orientación añadido. De la misma manera: (139) a. Al final siempre añade su toque especial. à último evento de una escala. b. Al final decidieron arriesgarse. à último evento de una escala con valor de anti- orientación añadido. En el primer ejemplo el último evento de una escala no es necesariamente inesperado, Cuando Juan cocina, al final siempre añade su toque especial. Es el último evento de una serie implícita (primero cocina, después adereza y al final siempre añade su toque especial). El (139b), sin embargo, el evento denotado por el infinitivo no solo es el último de una escala implícita, sino que tiene un carácter inesperado: contra todo pronóstico, al final, decidieron arriesgarse. Prueba de la relación semántica que existe entre y al final o finalmente es el hecho de que puedan coaparecer en una oración, a este fenómeno la RAE- ASALE (2009) lo denomina pleonasmo: (140) a. Al final acabaron por descubrir al asesino. b. Finalmente acabé por darle la razón al profesor; no quería discutir. 165 Si ambos aparecen reforzándose es debido, precisamente, a la proximidad semántica. Actualmente en el lenguaje oral, tenemos casos de repeticiones redundantes constantes, como la repetición de pero, sin embargo: (141) a. A María le gusta ir al cine, pero sin embargo a mí no me gusta nada. b. Marisa come todo tipo de verduras, pero sin embargo no tolera la fruta. Lo mismo ocurre con expresiones como subir arriba o bajar abajo, que lejos de demostrar una diferencia de significados, explicitan la fuerte conexión semántica entre ambos elementos. Acordamos, por tanto, que la perífrasis verbal funciona, de hecho, como el marcador discursivo al final o finalmente siempre y cuando la modificación se produzca dentro del marco de predicación eventiva. Es decir, • Si (p)à (q) Si entonces al final o finalmente: a. El llamado sector de los negocios de CDC iba a acabar por arruinar a esta formación catalanista… (1995, La Vanguardia)à El llamado sector de los negocios de CDC iba a arruinar al final a esta formación catalanista. b. podrían acabar por dañar sus proyecciones. (1994, La Vanguardia). à podrían al final dañar sus proyecciones.77 • Si y solo si (p)à (q) 77 Corpus CREA de RAE-ASALE. 166 Si y solo si al final o finalmente modifican una relación eventiva, entonces , como vemos en los ejemplos que siguen: a. paró en Pinotxo, en el mercado de La Boquería, y finalmente tuvo lugar una comida en Casa Leopoldo (2004, La Voz de Galicia)à Paró en Pinotxo, en el mercado de la Boquería y acabó teniendo lugar una comida en Casa Leopoldo. b. igual que en mi novela. Pero, finalmente, no tenía nada que ver mi novela.(1995, La Vanguardia)à Pero, acabó por no tener nada que ver mi novela.78 En definitiva, en este estudio definimos al marcador del discurso como una categoría funcional por lo que no existe ninguna razón, en principio, por la que una perífrasis verbal no pueda formar parte de ella. Los MD no pertenecen a una categoría específica, no son adjetivos, o adverbios, o verbos; son tanto nombres (mujer, hombre), como verbos (mira, oye) y adverbios (finalmente, primeramente) que tienen en común la organización, cooperación, fluidez y desarrollo del discurso. Por tanto, el hecho de que funcione y posea todas las características propias de las perífrasis verbales (estar formada por dos verbos que funcionan como uno, tener flexión) no la excluye de funcionar como un marcador del discurso que relaciona eventos, con el significado de al final o finalmente. es, por tanto, una perífrasis verbal con el valor del MD al final o finalmente, que se restringe al contexto de la relación eventiva, por las razones expuestas. Es una perífrasis escalar79 con dos funciones fundamentales: a) señalar el último evento en una escala (explícita o implícita) b) señalar el último evento en una escala (explícita o implícita) con un valor inesperado o de anti-orientación añadido. 78 Corpus CREA de RAE-ASALE. 79 Tomamos el concepto de RAE-ASALE (2009). 167 En el próximo apartado y para finalizar el estudio de , hemos estudiado su relación con la negación y las diferencias semánticas que se derivan de la posición de esta. Estudiamos tanto como . 2.12 LA NEGACIÓN Y LAS PERÍFRASIS VERBALES Antes de adentrarnos en la negación de la perífrasis verbal debemos explicar que, basándonos en autores como Klein (1994), Przepiórkowski (1999), Weiser (2008), González Rodríguez (2011) y Arkadiev (2015) entre muchos otros, consideramos que cuando un predicado es negado puede aún así ocurrir, es decir, que la negación no tiene por qué implicar la no existencia de un evento, sino que puede afirmar que el evento ocurrido es un evento negativo80. Así, la negación de un evento puede tener dos naturalezas distintas: la negación de la ocurrencia del evento (el evento no ha ocurrido en absoluto), lo que denominamos evento negado o la afirmación de un evento negativo o evento inhibido (González Rodríguez y Fábregas, en prensa) (el evento que ha tenido lugar es un evento negativo). Es decir, una oración negativa, como la que vemos a continuación, puede tener dos lecturas distintas (Klein, 1994: 49; González Rodríguez y Fábregas, 2017): (142) El niño no comió. Tenemos una primera lectura, de evento negado, parafraseable por no ocurrió que el niño comiera y la lectura de evento negativo ocurrió que el niño no comió (González Rodríguez y Fábregas, 2017). En el primer caso, no nos encontramos ante un evento, pues se niega que este 80 Esta idea ha creado cierta cotroversia y no todos los autores están de acuerdo en que existan estos eventos negativos (Asher, 1993; Kamp y Reyle, 1993; Swart, 1996), entre otros. 168 ocurriese mientras que, en la segunda lectura, nos encontramos ante un evento, aunque de naturaleza especial: un evento negativo. Aunque el propósito de esta tesis no es el estudio de la negación, consideramos fundamental mostrar la diferencia entre eventos negados y eventos negativos, ya que esta diferenciación tiene consecuencias fundamentales en la negación de la perífrasis . Como vemos en Fábregas y González Rodríguez (2017), los eventos negativos son eventos que previenen que una acción o cambio, expresado por el predicado, ocurra. Muchos autores (González Rodríguez, 2011; Arkadiev, 2015 o Fábregas y González Rodríguez, 2017) defienden que la posición de la negación es clave para diferenciar si nos encontramos ante un evento negado o ante un evento negativo. Como vamos a estudiar detenidamente más adelante, aquellos contextos en los que nos encontramos ante una higher negation o negación alta desencadenan una lectura de evento negado, mientras que los contextos de lower negation o negación baja desencadenan la lectura de evento negativo. Las perífrasis verbales, en determinados contextos, admiten la lower negation o negación baja, es decir, la negación ante el verbo auxiliado81, lo que da lugar a una lectura de evento negativo: (143) a. No llegué a escribir el último capítulo. b. Llegué a no escribir el último capítulo. 81 Fábregras y González Rodríguez (en prensa.) defienden que los verbos auxiliares que admiten la negación baja (lower negation), es decir, la negación ante el verbo auxiliado, son aquellos verbos que son compatibles con predicados de estado, pues los eventos negativos son eventos no dinámicos, ya que el evento negativo previene que el evento ocurra y, por lo tanto, no sufre cambios internos: Debes no hablar. *Acabas de no hablar. 169 En el ejemplo de (143a) nos encontramos ante un evento negado, es decir, en esta oración no ocurre que llegara a escribir el último capítulo. Sin embargo, (143b) es un caso distinto. En (143b) nos encontramos ante un evento que sí ha ocurrido, pero que es de una naturaleza especial: es un evento negativo, ocurre que llegué a no escribir el último capítulo. Es decir, como vemos en el artículo de Arkadiev (2015) basado en las ideas de Stockwell, Schachter y Partee (1973: 250-251), la negación de un evento puede formar un evento nuevo (negativo), como en los ejemplos siguientes: No pagar los impuestos, no despertarse pronto: «[T]hre are certain cases where a negation of an event may, loosely speaking, itself be an event, eg. not paying taxes, not getting up early, not going to church, not eating diner, not thinking clearly (semantically, the event seems to be breaking of a habitual or expected pattern of activity)» Arkadiev (2015), tomado de Stockwell, Schachter y Partee (1973: 250-251). Existen, por otro lado, casos en los que la negación no se une al predicado para formar un evento nuevo, un evento negativo, como en los casos anteriores, sino que niega que el evento ocurriese; estos últimos, como decimos, son los casos que denominamos eventos negados. Arkadiev (2015) toma ejemplos del perfecto perifrástico lituano para explicar estos dos tipos de negación eventiva. En el estudio que el autor lleva a cabo acerca de la negación en esta construcción lituana, prueba que la negación responde a estos dos tipos de naturaleza en función de su posición. Si la negación de esta construcción aparece ante el auxiliar, estamos ante un caso de higher negation, es decir, la construcción forma un evento negado. El ejemplo que proporciona en su traducción al inglés es el que sigue: 170 (144) Aš dar niekada anksčiau ne-s-u miegoj-us-i I.nom yet never earlier neg-aux-prs.1sg sleep-pst.pa-nom.sg.f vien-a kambar-yje one-nom.sg.f. room-loc.sg I have never slept alone in a room before. (en el lituano original la negación aparece ligada al auxiliar, como hemos resaltado en negrita.) Mientras que, si la negación aparece ante el auxiliado, estamos ante un caso de lower negation, lo que significa que estamos ante un evento negativo. Pongamos el ejemplo del autor de nuevo: (145) Aš es-u. ne-miegoj-us-i pusantr-os I.nom aux-prs1sg neg-sleep-pst.pa-nom.sg.f one.and.a.half-gen.sg par-os. 24.hours-gen.sg I have not slept for 36 hours82. (La negación en lituano aparece ligada al verbo auxiliado) 82 A pesar de que en el ejemplo en Lituano aparece 24h, el propio autor lo glosa con 36h. Hemos querido ser fieles a los ejemplos tomados de Arkadiev (2015). 171 Una forma de distinguir lo que el autor denomina higher y lower negation es contemplando el uso de determinados adverbios en los dos casos. Adverbios como nunca (never) aparecen, como vemos en el primer ejemplo, en casos de higher negation, mientras que no suelen poder utilizarse en las construcciones de lower negation. En cualquier caso, y como dice el autor, no todos los ejemplos son igual de claros y en muchas ocasiones para diferenciar si estamos ante un evento negativo o ante la afirmación de un evento no ocurrido necesitamos un contexto más amplio: «Of course, in many cases there is very little if any truth conditional difference between the upper and the lower negations, and both constructions can be used sometimes in the same contexts» Arkadiev (2015:12). En esta misma línea de investigación, como decíamos, tenemos los trabajos sobre eventos negativos de González Rodríguez (2011). En este estudio establece una diferencia parecida a la que observamos en el estudio de Arkadiev (2015). Cuando la negación precede a un predicado puede realizar dos funciones: en primer lugar, negar que el evento denotado por el predicado haya ocurrido en el Tiempo del Foco (siguiendo la terminología de Klein, 1992,1994); en segundo lugar, formar junto con el predicado un evento negativo, de modo que se afirma que el evento ocurrido en el Tiempo del Foco es un evento negativo: (146) a. Juan se encontraba tan mal que no llegó a correr la maratón. b. Juan estaba tan enfadado con su entrenador que llegó a no correr la maratón. En el primer ejemplo se niega que el evento haya ocurrido en el Tiempo del Foco. Se está afirmando que el evento NO ha ocurrido, la negación afecta a todo el predicado y es, por tanto, 172 un evento negado. Mientras que en el segundo caso se afirma que el evento ocurrido en el Tiempo del Foco es un evento negativo, la negación recae exclusivamente sobre el auxiliado. Los eventos negativos se comportan como los estados: no dinámicos, durativos y atélicos, ya que, aunque pueden durar, no permiten cambios internos, pues previenen que el evento denotado por el infinitivo ocurra. Como dice la autora: «En nuestra opinión, la diferencia entre y está estrechamente vinculada con la doble función que, como nosotros defendemos, puede realizar la negación cuando precede a un predicado: negar un evento o dar lugar a un evento negativo. La estructura en la que la negación precede al auxiliar se diferencia de aquella en la que se antepone al auxiliado precisamente en que en la primera se niega un evento, mientras que en la segunda se afirma un evento negativo. No llegar a + infinitivo se emplea para negar que la situación correspondiente al evento denotado por el último miembro de la enumeración ha tenido lugar, lo que explica que en estos casos se invierta la orientación argumentativa» González Rodríguez (2011:105). Es importante remarcar de nuevo que los eventos negativos como los que se expresan con la perífrasis son una afirmación de un tipo de evento especial: el evento negativo. A diferencia de la negación del evento, en el que se expresa la no-ocurrencia de este, como hemos visto en el caso de la perífrasis . Como vemos, en los ejemplos que proporciona la autora nos encontramos ante la misma situación que veíamos en el ejemplo del perfecto lituano, en estamos ante un caso de higher negation que desencadena la lectura de evento negado, mientras que en nos encontramos ante un caso de lower negation, que da lugar a un evento negativo. En ambas lenguas, la posición de la negación es clave: 173 En los ejemplos del lituano: - Neg> perfectoà Higher negation, evento negado - Perfecto> Negación à Lower negation, evento negativo En la construcción perifrástica española : - Neg > auxiliarà Higher negation, negación del evento - Auxiliar>negación> auxiliadoà Lower negation, evento negativo Parece, por tanto, y como veremos con los ejemplos de y , que la posición del elemento de la negación resulta determinante a la hora de establecer las diferencias semánticas evento negativo/evento negado. Podemos establecer, por tanto, las siguientes conclusiones: = evento negado = evento negativo En el próximo apartado estudiamos cómo funcionan la negación alta y baja en la perífrasis y las consecuencias semánticas que se derivan de la posición de la negación. 2.13 LA NEGACIÓN Y LA PERÍFRASIS La perífrasis tiene una relación con la negación parecida a la que vemos en el estudio de y de González Rodríguez (2011), aunque con algunas implicaciones semánticas distintas que vamos a analizar en este apartado. Efectivamente, cuando la negación aparece ante el auxiliado, , esta recae únicamente sobre él y da lugar, así, a un evento negativo: ocurre algo, 174 pero ese algo es un evento negativo. Sin embargo, cuando la negación aparece ante el auxiliar , la negación afecta a todo el predicado y niega así que el evento haya ocurrido en el Tiempo del Foco: estamos ante un evento negado. Veamos unos ejemplos para ilustrarlo: (147) a. A pesar de que el plan era terminar con el cine, no acabamos por ir al cine, sino por ir al teatro. (Se niega que el evento ocurriese, evento negado) b. Por mucho que insistí, acabamos por no ir al cine. (En este caso estamos afirmando un evento negativo. La negación recae sobre el auxiliado formando así un nuevo evento, de carácter negativo). Como vemos en los ejemplos anteriores, la posición de la negación es fundamental para establecer la naturaleza del predicado, es decir, para determinar si estamos ante un evento negado (ejemplo de 147a) o ante un evento negativo (ejemplo de 147b). Además de tener estas consecuencias, la negación alta y baja en esta construcción perifrástica incurre, como probaremos ahora, en otra diferenciación semántica importante. Ya hemos estudiado que da lugar a eventos negados, mientras que desencadena eventos negativos. No obstante, y debido a la naturaleza de la perífrasis verbal , ocurre algo más semánticamente cuando se une a la negación. La perífrasis , como observamos anteriormente, siempre tiene dos lecturas posibles, discernibles a través del contexto: una, el evento denotado por el infinitivo es el último de una serie; y otra, el evento denotado por el infinitivo es el último de una serie con un valor de anti-orientación añadido: (148) a. Empezamos por tomar una cerveza y acabamos por tomar una copa. (el evento denotado por el infinitivo es el último de una serie). 175 b. Mi amiga Elena se puso tan pesada que acabé por ir al cine con ella. (el evento denotado por el infinitivo tiene un valor de anti-orientación añadido). Si aplicamos la negación sobre el ejemplo de (148a) tendremos dos posibilidades: 1) que la negación aparezca delante del auxiliar afectando así a todo el predicado y formando un evento negado; y 2) que la negación aparezca ante el auxiliado y forme un evento negativo: (149) a. Empezamos por tomar una cerveza, pero no acabamos por tomar una copa, sino por dar un paseo por la bahía. (Se afirma que el evento no ha ocurrido). b. Empezamos por tomar una cerveza, seguimos por cenar en aquel restaurante tan bonito, pero acabamos por no tomar una copa, a pesar de que me apetecía, y nos fuimos a casa. (Afirmamos un evento negativo). Es interesante ver en estos ejemplos lo que ocurre semánticamente: cuando la negación aparece ante el auxiliar, la perífrasis solo puede entenderse con el valor de ‘último elemento de una escala’ pero no con el de ‘anti-orientación añadida’. No acabamos por tomar una copa solo tiene sentido si entendemos que lo que se niega es que el evento ‘tomar una copa’ fuera el último elemento de una escala. Es decir, el evento denotado por afirma no solamente que el evento no haya ocurrido, sino que no ha ocurrido al final. Cuando la negación precede al auxiliar acabar, como en el ejemplo de (149a), la perífrasis funciona en su significado de ‘último elemento de una escala’, pero no en el de ‘anti-orientación añadida’. Una posible explicación a este fenómeno se deriva del hecho de que los eventos negados no son eventos, en el sentido de que no ocurren, por ello son parafraseables por no ocurrió que acabáramos por tomar una copa, mientras que los eventos negativos sí son eventos y, por tanto, pueden parafrasearse por ocurrió que acabamos por no tomar una copa. Solamente un elemento con carácter de evento puede ser inesperado, así, es lógico que en las oraciones de 176 negación alta que dan lugar a eventos negados la interpretación inesperada quede bloqueada, pues solo un evento que ocurre, como los eventos negativos, puede ocurrir inesperadamente. En contraste, cuando la negación aparece ante el auxiliado, desencadenando un evento negativo, ambas lecturas son posibles, como observamos en el ejemplo de (149b). Al estar ante un evento, aunque este sea negativo, la perífrasis puede funcionar en su valor de evento inesperado o anti-orientativo: acabamos por no tomar una copa puede interpretarse como ‘lo último que hicimos no fue tomar una copa’ así como por ‘inesperadamente, a pesar de X, no tomamos una copa’. Para demostrar la validez de esta descripción, veamos lo que ocurre con el ejemplo de Elena se puso tan pesada que acabé por ir al cine con ella en el que el valor de la perífrasis es el de evento anti-orientativo, cuando aplicamos la negación: (150) *Mi amiga Elena se puso tan pesada que no acabé por ir al cine con ella. Esta oración con sentido anti-orientativo carece de sentido a no ser que entendamos la oración como una negación de la secuencialidad, esto es, si entendemos que no acabar por ir al cine con ella es el último elemento en una escala implícita. (151) Mi amiga Elena se puso tan pesada que acabé por no ir al cine con ella. En este caso, la negación aparece ante el auxiliado y es perfectamente gramatical ya que, como hemos explicado, , al formar un evento nuevo, puede tener ambas lecturas. Es decir, da lugar a eventos no ocurridos en el Tiempo del Foco, ya que afecta a todo el predicado, y solo puede interpretarse con el valor de ‘último elemento de una escala’ de la perífrasis verbal, pues solo los eventos ocurridos pueden ser eventos inesperados. , como caso de lower negation, da lugar a 177 eventos negativos y, por ello, acepta ambas interpretaciones, incluyendo la de valor de anti- orientación añadido de la perífrasis, que en el caso de la higher negation quedaba bloqueado. El evento negativo que tiene lugar puede ser inesperado. Esto se debe a que, como hemos explicado, un evento negativo puede ser inesperado, debido precisamente a que hay algo que efectivamente ocurre. Sin embargo, un evento que no ocurre en el Tiempo del Foco no puede ser inesperado, dado que no ocurre en absoluto. 2.14 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO DOS En este segundo capítulo de la tesis hemos estudiado en profundidad la perífrasis . Hemos visto cómo ha sido tratada por la bibliografía y las diferentes clasificaciones semánticas en las que se la ha incluido en función de las definiciones y métodos de clasificación de distintos autores. Tradicionalmente, la perífrasis se ha clasificado como una construcción aspectual terminativa. Sin embargo, hemos demostrado que, si seguimos la definición de Klein (1992, 1994), que define el aspecto como la relación entre el TF y el TS, la perífrasis no puede entrar en el grupo de las aspectuales: (152) a. Juan acabó de comer a las tres. b. Juan acabó por comer a las tres. Mientras que en el ejemplo de (152a) el TF señala el final del TS comer a las tres, en (152b) no señalamos dicho final, sino que predicamos que el evento denotado por el infinitivo es el último de una escala, implícita en este caso, parafraseable por el marcador del discurso al final. A partir del estudio del DPV (2006), hemos ahondado, extendido y reforzado la idea de que existe un grupo de perífrasis verbales, como la de esta tesis en cuestión, que funcionan como marcadores del discurso, para posteriormente ver los contextos en los que es conmutable por el MD al final o finalmente. Son aquellos contextos en los que 178 al final o finalmente modifican eventos ya que, por su carácter de perífrasis, actúa como un marcador discursivo de cierre de ordenación de eventos. Según definimos en este trabajo, esta perífrasis verbal tiene dos valores distintos: a) Indica que el evento denotado por el auxiliado es el último evento en una escala implícita o explícita y b) indica que el evento denotado por el auxiliado tiene un valor anti-orientativo o inesperado. Valores que también posee el MD al final. Además, y como colofón de este capítulo, hemos observado la interacción de la negación en la perífrasis y los datos son concluyentes: la negación ante el auxiliar forma un evento que no ha tenido lugar, es decir, un evento negado o inhibido, mientras que la negación ante el auxiliado da lugar a un evento negativo. Asimismo, funciona con el significado de secuencialidad, es decir, niega que el evento denotado por el auxiliado sea el último de una escala; afirma, de hecho, que ese evento no ha ocurrido en el Tiempo del Foco, es decir, no ha ocurrido al final. , no obstante, funciona con el significado de anti-orientación añadido, y crea un evento negativo y, además, este evento negativo es inesperado. Los eventos negativos, por su naturaleza, pueden ser eventos inesperados, sin embargo, un evento negado, al no ser un evento en sí mismo y no ocurrir, no puede tener una naturaleza inesperada. 179 III CÁPITULO III LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS ASPECTUAL TERMINATIVA Y COMPLETIVA 3.1 INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO TRES En el capítulo anterior hemos estudiado la perífrasis de marcador del discurso , donde nuestro propósito consistía en explicar por qué no puede esta considerarse una perífrasis aspectual, como han sugerido diferentes autores (Gómez Torrego, 1988 y 1999; Fernández de Castro, 1999) y cuál es su relación con el marcador discursivo al final. En este capítulo estudiamos la perífrasis como perífrasis aspectual terminativa, aunque, como se ha estudiado en la bibliografía, la misma perífrasis se utiliza en español peninsular para expresar el pasado reciente. Como construcción aspectual terminativa, como vemos en los ejemplos siguientes, se focaliza el final de un evento: (153) a. Ana acaba de bailar a las seis los martes. b. Pedro, Paco y Marce acaban de trabajar a las seis todos los días. En los ejemplos anteriores la perífrasis aspectual terminativa se utiliza para señalar el final de los eventos bailar a las seis los martes y trabajar a las seis todos los días, respectivamente. Como construcción de pasado reciente, aparece en ejemplos como los que vemos en (154): (154) a. Juan acaba de llegar a casa. 180 b. Santiago acaba de terminar los deberes. En los ejemplos anteriores el uso de se corresponde con el del pasado reciente, donde podemos añadir el elemento temporal hace poco (RAE-ASALE, 2009): (155) a. Juan acaba de llegar a casa hace poco. b. Santiago acaba de publicar un libro hace poco. El pasado reciente, como en los ejemplos de (155), es un recurso que se utiliza en diferentes lenguas con diferentes elementos lingüísticos. El francés y el español peninsular se sirven de la perífrasis verbal y , respectivamente, como podemos observar en los ejemplos (156a y c), mientras que el inglés se sirve de la partícula just para resolver este significado, como observamos en el ejemplo (156b): (156) a. Je viens de manger avec ma mère. b. I have just eaten with my mother. c. Acabo de comer con mi madre. En muchos países hispanohablantes se utiliza, asimismo, el adverbio recién como recurso para expresar el uso del pasado reciente: (157) a. Recién salimos del cine. b. Recién comí. En el capítulo cuatro de esta tesis nos centraremos en el uso perifrástico del pasado reciente en español. como perífrasis de pasado reciente ha planteado una cuestión principal entre los lingüistas, como podemos observar en Fernández de Castro (1999), 181 Havu (2006a, 2006b, 2007, 2011 y 2012), Carrasco Gutiérrez (2006) o RAE-ASALE (2009): ¿es una perífrasis de perfecto o de aoristo, es decir, es una perífrasis aspectual o temporal? Es en el capítulo cuatro en el que nos centraremos en las cuestiones del pasado reciente ya que, aunque en los últimos años se ha estudiado como una perífrasis aspectual resultativa, que focaliza el evento resultante, existen evidencias en español actual en las que la perífrasis aparece junto a elementos propios de las construcciones de aoristo. , tanto como perífrasis terminativa como perífrasis de pasado reciente, se ha estudiado dentro del grupo de las construcciones aspectuales, por ello, la definición de aspecto es esencial en este capítulo. Nos basamos, como hicimos en el capítulo anterior, en la definición de aspecto Klein (1992, 1994): «Aspects are ways to relate the time of the situation to the topic time: TT can precede TS, it can follow it, it can contain it or be partly or fully contain in it», (Klein, 1994: 99). Es decir, el aspecto es la relación temporal entre el Tiempo de la Situación y el Tiempo del Foco, donde este último puede preceder, continuar o ser contenido total o parcialmente por el Tiempo de la Situación. En este capítulo vamos a estudiar la perífrasis como construcción aspectual terminativa, menos polémica en la bibliografía que la de pasado reciente, y que nos permite reiterar por qué es una perífrasis aspectual terminativa, mientras que , como hemos demostrado, no lo es. En este capítulo, además, queremos llevar a cabo una nueva propuesta que recoge un uso semántico de la perífrasis que hasta ahora no se había estudiado en profundidad83. A través del estudio de la perífrasis aspectual terminativa, hemos localizado un significado que no se puede considerar ni aspectual terminativo ni de pasado reciente. Este uso aparece especialmente 83 Ver Bybee (1994) y Olbertz (1998). 182 cuando la perífrasis va acompañada por la negación en algunos contextos. Este fenómeno, que se ha llamado de negación atenuada (Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009), suscitó nuestro interés desde el comienzo, ya que es un recurso muy utilizado en la lengua española: (158) a. No acabo de creerte. b. No acabo de comprenderlo. En estos ejemplos, la perífrasis no señala el final del evento denotado por el infinitivo, como ocurre en las construcciones terminativas, ni tampoco funciona como una construcción de pasado reciente. Nosotros vamos a defender, como desarrollamos en próximos apartados, que este significado de la perífrasis es el completivo (Bybee, 1994; Olbertz, 1998), similar al de los adverbios completivos completamente o la locución del todo. Es decir, aunque en Carrasco Gutiérrez (2006) y en RAE-ASALE (2009) ejemplos como los de (158) han sido estudiados como negaciones atenuadas de la perífrasis aspectual terminativa, nosotros consideramos que son construcciones que muestran un valor distinto; este valor es el completivo. Este aparece en español actual principalmente en oraciones negativas, aunque veremos algunos ejemplos en los que aparece este significado completivo en oraciones afirmativas (Olbertz, 1998): (159) Con lo que has dicho, has acabado de confundirme. Para defender esta hipótesis, primero queremos realizar un estudio que muestre las diferencias entre los términos terminativo y completivo (Bybee, 1994; Olbertz, 1998; Cinque, 1999), ya que en la bibliografía se han utilizado de forma diferente en algunas ocasiones (Poletto, 2008). Mostraremos algunos ejemplos de construcciones completivas en otras lenguas, como el inglés (Cinque, 1999) para posteriormente hacer nuestra propuesta en la que 183 defendemos que , en algunas ocasiones, funciona como perífrasis terminativa, mientras que, en otras, funciona como una perífrasis completiva. Este capítulo tiene como objetivo, por tanto, estudiar dos de las perífrasis que se forman con la estructura : la aspectual terminativa y la completiva. En el próximo apartado queremos exponer una cuestión fundamental para el estudio de las perífrasis y, en particular, para el estudio de las construcciones con el auxiliar acabar. Esta cuestión es la siguiente: ¿Las construcciones con acabar tienen una relación semántica de polisemia u homonimia? Es decir, ¿estamos ante una única construcción con diferentes significados, o ante construcciones diferentes? 3.2 LAS PERÍFRASIS Y EL AUXILIAR ACABAR: ¿POLISEMIA U HOMONIMIA? En esta tesis defendemos que existen, al menos, cinco manifestaciones distintas del verbo acabar, una como verbo pleno y cuatro como auxiliar de perífrasis verbal, como vemos en el siguiente esquema: (160) a. Como verbo pleno: El concierto acaba a las tres. b. Como perífrasis aspectual terminativa: Juan acabó de leer a las cinco. (terminó de leer a las cinco). c. Como perífrasis de pasado reciente: Juan acaba de llegar. (Juan recién llegó o llegó hace poco). d. Como perífrasis completiva84: Juan no acaba de entenderme. (Juan no me entiende del todo). 84 Cuyo análisis estudiamos en apartados posteriores. 184 e. Como perífrasis discursiva: Juan acaba por llegar/acaba llegando siempre tarde. (Juan al final llega siempre tarde). Existen algunos autores (Recanati, 2004; Grossman y Rosemeyer n, 2017) que plantean que verbos como acabar son verbos no saturados semánticamente y cuyo significado es recuperable a través del contexto: «A statement such as John finished the pasta (9a) is underspecified in that the finished event is not expressed. While the speaker has the option of specifying the finished event in English, by adding a gerund such as eating (9b), in examples such as (9a) the listener has to infer which event was finished on the basis of contextual clues. Aspectual verbs such as finish could be called inherently or lexically unsatu-rated verbs, following Recanati (2004: 7; 2012)» Rosemeyer y Grossman (2017). Sin embargo, el ejemplo que vemos en (160a) demuestra que acabar en español no necesita necesariamente de otro elemento para saturarse, sino que puede funcionar como verbo pleno, cuyo significado es, poner o dar fin a algo (DRAE). Acabar, como vemos más adelante, forma parte del grupo de verbos a los que Smith (1991) denomina Super-lexical-verbs, es decir, aquellos verbos que señalan las partes de un evento (comienzo, mitad, final). Estos verbos, al denotar partes de eventos, son candidatos naturales para formar construcciones perifrásticas (García Fernández y Krivochen, en prensa). Además, como vemos en Heine (1993: 28 y sigs., tomado de García Fernández y Krivochen, en prensa), acabar forma parte del grupo de verbos cuyo significado como verbos plenos los convierte en elementos perfectos para ser auxiliares de perífrasis verbales. Son los verbos de locación, deseo, movimiento, actividad, postura, relación y posesión. Acabar entra dentro del grupo de los verbos de actividad y. aunque no todos los verbos de estos grupos son candidatos para 185 formar construcciones perifrásticas, lo son aquellos que funcionan como el prototipo del grupo (García Fernández y Krivochen, en prensa). Es decir, lo son acabar o terminar, por ejemplo, pero no verbos con significados más específicos como zanjar o rematar. El verbo acabar, entonces, debido a su significado como pieza léxica, ha dado lugar a cuatro perífrasis verbales distintas85. La cuestión reside en discernir si estas cuatro construcciones son polisémicas y, por tanto, solo tenemos un verbo acabar con significados distintos. O si, por el contrario, son expresiones homónimas, en las que hay varios verbos acabar. La homonimia, como vemos en García Fernández y Krivochen (en prensa), se define como sigue: «La homonimia es una relación entre elementos léxicos, que comparten grafía o sonido (llamados homógrafos y homófonos respectivamente) aunque no significado ni categoría gramatical. Más específicamente, los elementos relacionados mediante homonimia no parecen tener un núcleo semántico compartido, de manera tal que cada elemento léxico constituye una entrada léxica separada, independientemente de su similaridad gráfica o fónica» García Fernández y Krivochen (en prensa). Los autores muestran el ejemplo de la palabra bonito, que puede ser un adjetivo masculino y singular, con el significado de bello, o un nombre masculino singular, con el significado de atún. 85 Recordemos que consideramos y construcciones sinónimas. 186 Como explican los autores basándose en Lyons (1977), la homonimia se entiende desde una perspectiva sincrónica, ya que los hablantes no suelen tener consciencia de la etimología de las palabras. Así, cuando en español un hablante utiliza la palabra estribillo, no es consciente de que sea una palabra derivada de estribo. Además, una perspectiva diacrónica sobre la homonimia en nuestro estudio carecería de sentido, pues es evidente que la etimología de acabar es la misma para todas las construcciones. La polisemia, por otro lado, se entiende como la propiedad que tiene un elemento léxico para que su significado se extienda, muchas veces en términos metafóricos. García Fernández y Krivochen (en prensa) proponen el ejemplo de la palabra brazo, pues puede atribuirse a una extremidad humana, tanto como a los apoyos de una mesa o silla. La polisemia y la homonimia nos plantean dos problemas fundamentales. En primer lugar, decidir cuáles son los rasgos distintivos86 de una palabra; en segundo lugar, decidir cuántos rasgos comunes deben tener dos palabras para establecer si tienen una relación de homonimia o de polisemia. Consideremos que el rasgo distintivo del verbo acabar, como vemos en Smith (1991), es señalar la fase final de un evento. Este rasgo distintivo puede aplicarse a la perífrasis terminativa Juan acabó de leer a las cinco, sin embargo, en los tres otros ejemplos no estamos señalando el final del evento: (161) a. Juan acaba de llegar. b. Juan acaba por llegar siempre tarde. c. Juan no acaba de entenderme. 86 Ver Katz y Postal (1964) para el estudio de los rasgos distintivos de las piezas léxicas. 187 En el primer ejemplo, se señala que el evento denotado por el infinitivo ha ocurrido recientemente; en el segundo, como veíamos en el capítulo dos, se señala que el evento denotado por el infinitivo es el último de una escala; en el último caso, como proponemos en apartados siguientes, no se señala el final de un evento (de hecho, entender es un predicado atélico), sino que dicho evento se haya realizado de forma plena, llegando al máximo grado de expresión, después del cual no hay otro mayor (Fábregas, 2015). Por este motivo, consideramos que estas perífrasis tienen una relación de homonimia, pues sus significados son demasiado periféricos en relación con el de su prototipo (la oración como verbo pleno). Esta es la razón por la que hemos decidido dar a cada perífrasis su propio capítulo en esta tesis. Una excepción a esta división en capítulos es la perífrasis completiva, ya que en la bibliografía se ha estudiado siempre con relación a la construcción terminativa. En este capítulo pretendemos explicar por qué consideramos que son construcciones distintas y, para ello, necesitamos hacer una revisión de dos términos fundamentales: los términos terminativo y completivo. Estas diferencias entre las oraciones en las que aparece la perífrasis como en acabé de comer (terminativa) y en no acabo de entenderte (completiva), se recogen en el español desde temprano, como mostramos en el acercamiento histórico que exponemos a continuación (Yllera, 1980; Bybee, 1994; Olbertz, 1998). 3.3 APROXIMACIÓN HISTÓRICA DE LA PERÍFRASIS TERMINATIVA Existen estudios que remontan el uso de al siglo XIII, como el de Yllera (1980: 196). Esta autora utiliza tres ejemplos diferentes de literatura de la época para apoyar su hipótesis: dos ejemplos con la preposición de y uno sin ella. Considera que en ellos 188 acabar funciona como auxiliar de perífrasis verbal y no como verbo pleno. Veamos primero los dos ejemplos con preposición: (162) a. el templo fue acabado de fazer et consagrado.87 b. el dia que se acabaron de fazer las onras del duque de Arjona. En los ejemplos anteriores, la perífrasis ya funciona como una construcción aspectual terminativa, donde el Tiempo del Foco señala el final de Tiempo de la Situación. Añade Yllera (1980) un ejemplo sin preposición, que retoma Olbertz (1998), en el que la perífrasis tiene una función cuyo significado, sin embargo, no parece encajar con el terminativo o el de pasado reciente: (163) Todos cobdiçiauan acabar uençer et ganar prez pora siempre. (Primera Crónica General, 1270-89, tomada de Olbertz 1998:240) La oración anterior, posee un sentido parafraseable por completamente que, como defendemos más adelante, es un significado de compleción. Aunque en esta oración no aparece la preposición de, Yllera (1980) considera que el significado ya es el perifrástico. El trabajo de Olbertz (1998:240) corrobora, asimismo, este estudio de Yllera (1980), y considera que es posible establecer que el uso de acabar como auxiliar de la perífrasis completiva data de esta época, es decir, del siglo XIII. 87 Nótese que en este primer ejemplo aparece la construcción como una pasiva adelantada. Remitimos al primer capítulo de esta tesis para un acercamiento a la cuestión de las pasivas adelantadas. Para un estudio más pormenorizado, ver Bosque y Gallego (2011) y Krivochen y Bravo (en prensa). 189 En este estudio, además, nos hemos servido del corpus CORDE para rastrear el uso de como perífrasis aspectual terminativa. Para ello, hemos buscado en el corpus los ejemplos en los que aparece acabar de en la forma de infinitivo: (164) y si caso fuere que se ausentaren de la tierra o tuuieren otro legítimo impedimento porque no puedan perseguir ni acabar de ayudar en los tales pleitos […] (Ordenanças y premáticas hechas por sus altezas sobre los abogados y procuradores, 1495) Este es el primer ejemplo que encontramos de la forma acabar de en el corpus CORDE. Como podemos observar, acabar de ayudar funciona como una perífrasis verbal en la que acabar actúa como verbo auxiliar en una cadena de auxiliares (encabezada por el auxiliar poder), y ayudar como verbo pleno. Se señala el final del evento denotado por el verbo auxiliado, en este caso ayudar. Es decir, tenemos dos SF que dan lugar a una predicación única y que están conectados por la preposición de. No estamos, entonces, ante dos predicaciones distintas en las que hay dos eventos, uno encabezado por acabar y otro por ayudar, sino ante una única predicación88 que focaliza el final del evento denotado por ayudar. Es por ello que la P’ selecciona un SF auxiliado y no un SC, ya que el verbo auxiliado no forma una oración nueva, sino que es parte de la anterior. Parece, entonces, que la acepción aspectual terminativa de la perífrasis (de focalización del final del evento), al igual que la completiva, aparece desde épocas muy tempranas, como vemos en estos ejemplos: (165) Item mas es condicion que el dicho Domingo de Abio es tenido dar al dicho lugar por todo el mes de mayo de DXIII, a saber es otros dos mil sueldos, y del dicho anyo 88 Ver definición de predicación única en el prólogo y el capítulo uno. 190 adelante que ha acabar de pagar dicha arrendación […] (El pintor Pedro de Ponte (Aponte) y el Concejo de Grañén (Huesca) arriendan la primicia…, 1512) (166) […] nuestro Señor llevó al Ilustrísimo Conde de Feria, que en el cielo y en la tierra tendrá perpetua honra y gloria, quedando V. R. viuda de veinte y cuatro años, luego dejastes todo lo que en el mundo se podía dejar, y más una hija por acabar de criar. (Fray Luis de Granada, Adiciones al Memorial de la Vida Cristiana, 1574) Todos estos ejemplos que hemos visto, recogidos por Yllera (1980), Olbertz (1998) y tomados del corpus CORDE de RAE-ASALE, datan el uso aspectual terminativo de la perífrasis desde muy temprano, pero, lo que resulta más importante y esencial para este estudio, como veremos posteriormente, es que un uso, diferente al terminativo y al de pasado reciente y más relacionado con la idea de compleción de un evento, aparece precisamente en los ejemplos desde muy antiguo: (167)89 […] é esto no lo participéis con nadie, porque como he dicho, aun no puedo acabar de creer que faga ruindad. (Cartas del Rey el Católico [Cartas del Gran Capitán], 1501.1509) (168) Con estas palabras alegró Christo a los discípulos que caminando a Emaús yvan tristes. Y para los acabar de alegrar consagró de nuevo el pan, en el qual les dio su carne a comer, según nota Teofilato, y Beda sobre sant Lucas, y sant Augustín, De consensu evangelistarum. (Francisco de Osuna, Quinta parte del Abecedario espiritual, 1540) 89 Ejemplos tomados del corpus CORDE de RAE-ASALE. 191 En estos ejemplos (167) y (168) la perífrasis no tiene un uso aspectual terminativo como el que veíamos anteriormente en los ejemplos de (165) y (166), sino que tiene un uso que, en la terminología de Bybee (1994) y Olbertz (1998), se denomina completive, y traducimos aquí como completivo, como hemos comentado en este apartado y estudiamos en los próximos. En este apartado hemos hecho una aproximación histórica de como perífrasis aspectual terminativa, lo cual nos ha permitido observar que el uso perifrástico de la misma se remonta a los siglos XIII y XIV (Yllera, 1980) y que su uso como perífrasis completiva, señalado por Bybee (1994) y Olbertz (1998), también data de esa época. En el próximo epígrafe estudiamos como perífrasis aspectual terminativa, siguiendo los trabajos de Smith (1991), Gómez Torrego (1999), Fernández de Castro (1999), Carrasco Gutiérrez (2006) o RAE-ASALE (2009). A través de estos estudios, podemos observar que el uso de en combinación con la negación ha suscitado el interés de los autores aunque, en general, lo han tratado o como una atenuación del valor terminativo (Fernández de Castro, 1999) o como una negación atenuada (Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009). Nosotros, sin embargo, consideramos que estamos ante un uso diferente de la perífrasis , el significado completivo (Bybee, 1994; Olbertz, 1998), como proponemos en las siguientes páginas. 3.4 COMO PERÍFRASIS ASPECTUAL TERMINATIVA Y LA NEGACIÓN ATENUADA En este apartado estudiamos la perífrasis en su vertiente aspectual terminativa y sinónima de la perífrasis . Para ello, y como hemos explicado en la introducción, tomamos como base el concepto de aspecto de Klein (1992,1994). funciona como perífrasis aspectual terminativa en las ocasiones en 192 las que la perífrasis focaliza el final de un evento (Gómez Torrego, 1999; Fernández de Castro, 1999; Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009) por ejemplo: (169) a. Ivana acaba de estudiar historia a las cinco de la tarde. b. Eduardo acabará de cenar a las diez de la noche. En los ejemplos anteriores, señala y focaliza el final de los eventos estudiar historia y cenar, respectivamente; el Tiempo del Foco señala el final del Tiempo de la Situación, siguiendo la nomenclatura de Klein (1992,1994): Tiempo de la situación Tiempo del Foco Figura 8. Como vemos en Smith (1991), y comentamos en el apartado sobre polisemia y homonimia, las lenguas se sirven de diferentes morfemas para expresar el inicio, la mitad, o el final de una situación. A estos morfemas Smith (1991) los denomina super-lexical morphemes: «Speakers may present situations from a narrow point of view, rather than the full view of the basic-level verb constellation. The lexical means for doing so are morphemes that refer to the beginning, middles, or endings of situations. Such morphemes complement the basic-level situation types without changing the type of situation involved […] In English main verbs such as begin, start, continue, stop function this way» Smith (1991: 75). 193 Como afirma Smith (1991), algunas lenguas como el inglés o el español utilizan, en vez de morfemas, verbos para señalar estos momentos de la situación. , por ejemplo, es la fórmula que utiliza la lengua española para que los hablantes localicen el final del Tiempo de la Situación de un evento dado. Estos verbos que tienen un valor de desarrollo de una situación, como empezar, continuar, parar, acabar, son denominados super-lexical verbs: «Fixed combinations of RVCs90 have the values begin, continue, stop, finish. These verbs allow a sentence to focus on a particular portion of a situation in the manner typical of super-lexical morpheme» Smith (1991: 387). Este tipo de verbos reciben el nombre de super-lexical verbs debido a que tienen la capacidad aspectual de señalar el comienzo, la mitad o el final de un evento de la misma manera que en otras lenguas, como el chino mandarín, lo hacen los super-lexical morphemes. , en términos de Smith (1991), funciona como un superlexical verb que señala el final del evento denotado por el infinitivo y, en este apartado, queremos mostrar las definiciones y clasificaciones de diferentes autores, como Gómez Torrego (1999), Fernández de Castro (1999), Carrasco Gutiérrez (2006) y RAE-ASALE (2009) para defender el uso aspectual terminativo de , donde, como veremos, parece haber un acuerdo general entre ellos. Asimismo, y a través de estos estudios, que registran entre los usos de la perífrasis el de la negación atenuada, hacemos nuestra propuesta de como perífrasis completiva, basada en los estudios de Bybee (1994) y Olbertz (1998). 90 Resultative Verb Complements. 194 Como observamos en Gómez Torrego (1999: 3378), la perífrasis tiene dos valores distintos. En primer lugar, el valor temporal de anterioridad reciente; y, en segundo lugar, el valor aspectual perfectivo. En este segundo caso, como dice el autor, la perífrasis es sinónima de la construcción . Vamos a analizar, pues, como avanzaba el título de este epígrafe, este segundo valor de la perífrasis verbal , es decir, el valor aspectual terminativo, al que Gómez Torrego (1999) denominaba perfectivo. Para ilustrar este uso, utiliza los siguientes ejemplos91: (170) a. Ya he acabado/terminado de leer tu libro. b. Por fin, ya ha acabado/terminado de llover. Explica el autor que, aunque muchos gramáticos solo han considerado perífrasis a en su valor de pasado reciente, él considera que el valor terminativo también forma perífrasis, ya que responde a los procedimientos formales que caracterizan a las perífrasis verbales, observación a la que nos sumamos en esta tesis (como veremos en el apartado Criterios de perifrasticidad). Gómez Torrego (1988: 120-121) explica que estos verbos también son sinónimos en construcciones negativas: «En ellas, se expresa la no finalización del proceso; pero es que, además, se producen efectos estilísticos especiales de ansiedad, impaciencia, desazón, forcejeo, en el sujeto; se consiguen así imágenes ricas para la descripción: El viejo no acababa (terminaba) de sentarse (=el viejo estaba intranquilo buscando una postura cómoda) 91 Ejemplos de Gómez Torrego (1999: 3379). 195 No acabo de aprenderlo (= no consigo aprenderlo: se intuye la lucha, el esfuerzo) No acababa de echar a andar (=vemos el forcejeo por intentar echar a andar) No acaba de decidirse (intuimos la lucha interna) Estuvimos allí de pie, hasta que la manifestación no acabó de pasar» Gómez Torrego (1988: 120-121). Es decir, el autor considera que, con la negación, se consiguen unos efectos ricos para la descripción a los que denomina efectos estilísticos especiales. Nosotros presentamos en las próximas páginas una propuesta diferente para este uso. Fernández de Castro (1999) también estudia la perífrasis y expone que la perífrasis se utiliza con más frecuencia que en su vertiente aspectual terminativa, debido a que posee también un significado como perífrasis de pasado reciente, lo que crea cierta ambigüedad. Añade, además, que en su uso aspectual terminativo suele encontrarse más frecuentemente en la negación y el modo subjuntivo. Veamos los ejemplos que recoge92: (171) a. Tú espérate que yo acabe de cansarme algún día y ya me dirás si me marcho o no. b. Se recogen testimonios y opiniones que Ayala no había acabado de concretar nunca, esos «olvidos involuntarios» que Enriqueta Antolín había ido rastreando. Además, añade que, en algunos contextos negativos, se atenúa considerablemente el valor conclusivo y que se acerca al ingresivo, como ilustra con los siguientes ejemplos93: 92 Ejemplos de Fernández de Castro (1999:260). 93 Ejemplos de Fernández de Castro (1999:260-261). 196 (172) a. ¡Ajá! Me admira este despliegue de talento, esta rapidez de reflejos, no acabo de entender cómo el oso bolchevique no emplea mis admirables dotes en misiones de más compromiso. b. Lo que yo no acabo de ver claro- dijo Paulina- es la vida que se traen y lo que piensan para el porvenir. c. Por un lado están, estamos, los optimistas que pensamos que el socialismo está en crisis, es decir, que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer o al menos de imponerse sobre lo obsoleto, pero interpretado menos como lucha de tendencias distintas que como un enfrentamiento entre dinámicas y formas de actuación. Es decir, en estos ejemplos vemos que la negación señala la dificultad de que el proceso tenga lugar y, por tanto, la dificultad de que se inicie (Fernández de Castro 1999: 261). De nuevo, nosotros consideramos que decir que hay una atenuación del valor terminativo, como Fernández de Castro (1999) observa, no es una explicación suficiente para entender el significado de ejemplos como los anteriores, como vamos a proponer en las próximas páginas. En el estudio de RAE-ASALE (2009: §28.9h-m) se expone, asimismo, que la perífrasis verbal admite dos usos distintos: 1. Como perífrasis de fase94 2. Como perífrasis de anterioridad reciente 94 Remitimos al capítulo uno de esta tesis. 197 «En el sentido de 1, la perífrasis presenta una de las fases que corresponden a un proceso, como en Ya acabé de estudiar. […] así pues, usada como perífrasis de fase, expresa el proceso de llevar a término una acción (Acabó de escribir su novela). Esta noción es aspectual, en el sentido de que focaliza el estadio final de un evento» RAE-ASALE (2009: §28.9h). Es decir, como hemos observado en trabajos anteriores, RAE-ASALE (2009) reitera que tiene un valor aspectual terminativo, que focaliza el final de un evento. Lo que es más interesante para la propuesta que queremos plantear en esta tesis, es que la RAE-ASALE (2009: §28.9m), además, estudia el uso de la negación en la perífrasis verbal . En este apartado explica que ejemplos como no acabo de entenderlo o no acabo de decidirme son casos de negación atenuada: «[…]no expresa exactamente que el proceso de comprensión o el de decisión estén en su curso o en algún punto medio de su desarrollo, sino que introduce más bien variantes matizadas de las afirmaciones No lo entiendo o No me decido. […]» RAE-ASALE (2009: § 28.11j). Carrasco Gutiérrez (2006) incluye, también, dos entradas para la perífrasis : la definición como perífrasis aspectual terminativa y la de perífrasis aspectual resultativa (tradicionalmente llamada perífrasis de pasado reciente, que estudiaremos en el capítulo cuatro). Como perífrasis aspectual terminativa Carrasco Gutiérrez (2006) explica que focaliza el final de la situación denotada por el infinitivo. Añade, además, que a diferencia de otras construcciones como , el final de esta situación es un final natural. Veamos unos ejemplos: 198 (173) a. Pedro acabó de cantar a las seis. b. Pedro dejó de cantar a las seis. En el primer caso, el final del evento cantar se interpreta como un final natural, es decir, no es una interrupción del proceso. Sin embargo, en el segundo ejemplo la situación ha sido interrumpida, implica que la acción denotada por el auxiliar, en este caso cantar, ha finalizado antes de tiempo, sin que el fin de dicha acción fuera natural. Con la perífrasis aspectual terminativa se afirma, por tanto, la culminación de un evento (Carrasco Gutiérrez, 2006: 71). En este mismo estudio se expone, además, que la perífrasis terminativa solo puede construirse, con predicados télicos, esto es, realizaciones y logros: (174) a. Juan acabó de dibujar el cuadro a las tres (realización). b. Ana acabó de escribir su novela este año (realización). Como vemos en los ejemplos anteriores, la perífrasis puede combinarse con predicados de realización, debido a que focaliza en final de un evento y, por tanto, necesita que los predicados con los que se combine sean télicos. En cambio, a pesar de lo que dice Carrasco Gutiérrez (2006), parece que la perífrasis no funciona bien con predicados de logro: (175) a. #Acaba de llegar. b. #Acaba de nacer. En ambos ejemplos, la perífrasis puede releerse como perífrasis de pasado reciente, pero no funciona como perífrasis aspectual terminativa. Creemos que, para que el TF pueda señalar el final del TS, es necesario que el evento sea, además de télico, dinámico. Esto se 199 debe, proponemos, a que es necesario que exista un proceso para que se puede señalar el final de este. Los logros, debido a su carácter de predicados puntuales, no son dinámicos y, por ello, bloquean el significado de la perífrasis. La negación de la perífrasis, en cambio, permite la combinación de esta tanto con predicados télicos y dinámicos como con predicados atélicos (Carrasco Gutiérrez, 2006), es decir, con la negación, como vamos a ver en el próximo apartado, desaparecen ciertas restricciones: (176) a. No acabó de leerse la novela 95(télico). b. Se hizo un momentáneo silencio en el lujoso despacho, porque a Teresa se le abrió la boca sola de la sorpresa y no acabó de creerse la oferta: "¿Un vigilante? No irá a querer el muy degenerado un trío, o una pareja que lo esclavice, o jugar a los polis, o a cualquier otra siniestrez (CORPES XXI: Naveros, Miguel: Al calor del día. Madrid: Alfaguara, 2001) (atélico). En el primer ejemplo vemos la combinación de la perífrasis con un predicado télico, una realización leerse la novela, mientras que en el segundo observamos la construcción en combinación con un predicado atélico, un estado creerse la oferta. Además, explica que, al combinarse con la negación, esta perífrasis puede formar negaciones atenuadas, como en el caso de (176b). Estas situaciones de en combinación con la negación, que Gómez Torrego (1999) dice que aportan efectos estilísticos especiales, Fernández de Castro (1999) las define como atenuaciones del uso terminativo y Carrasco Gutiérrez (2006) y RAE-ASALE 95 Ejemplo tomado del DPV (2006:72). 200 (2009) denominan negaciones atenuadas, nosotros las consideramos construcciones completivas, como desarrollamos en los próximos apartados. El hecho de que, como veíamos en Carrasco Gutiérrez (2006), con la negación desaparezcan ciertas restricciones, como la combinación con predicados atélicos, refuerza nuestra idea de que en esos contextos no nos encontramos ante la construcción terminativa, sino ante la completiva. Antes de exponer nuestra propuesta, queremos hacer una revisión de los términos terminativo y completivo, que llevamos a cabo en el epígrafe que sigue. 3.5 REVISIÓN DE LOS TÉRMINOS TERMINATIVO Y COMPLETIVO En el apartado anterior, mientras estudiábamos la perífrasis aspectual terminativa, comenzamos a esbozar el hecho de que existen algunos usos, que se han denominado negaciones atenuadas en la bibliografía, que no encajan ni dentro de la clasificación aspectual terminativa, ni dentro de la perífrasis de pasado reciente. En esta tesis proponemos, por tanto, que existe un significado para la perífrasis distinto de los contemplados hasta el momento, es decir, distinto del aspectual terminativo y del de pasado reciente; nos referimos al significado completivo. Para defender esta hipótesis, nos basamos en los trabajos de Bybee (1994) y Olbertz (1998). Este uso de la perífrasis, siguiendo la terminología de las mismas autoras, lo llamamos completivo, pues relaciona el evento con su estado de compleción. Antes de comenzar, queremos revisar los términos terminativo y completivo, ya que existe un desacuerdo entre los lingüistas sobre su significado. Los términos terminativo y completivo han sido utilizados en la bibliografía de maneras muy diversas. Por tanto, queremos explicar la diferencia que nosotros consideramos existe entre las construcciones terminativas y las completivas, haciendo especial referencia a este tipo de construcciones con la perífrasis . 201 Algunos autores (Poletto, 2008) plantean que existen dos tipos de construcciones que pueden marcar el final de un evento. Por un lado, las construcciones llamadas terminativas como y, por otro, las construcciones completivas, como . En ambos casos, como podemos ver en (177), el evento denotado por el infinitivo ha finalizado: (177) a. El hombre dejó de cantar la canción. b. El hombre acabó de cantar la canción. Los eventos de estas oraciones cantar la canción han llegado a su fin tanto en (177a) como en (177b). Sin embargo, hay una diferencia semántica fundamental entre ambas construcciones, que explicamos en el apartado anterior a través de Carrasco Gutiérrez (2006). En (177a) el evento denotado por el infinitivo ha sido interrumpido, esto es, ha terminado antes de que se alcanzara su final natural, mientras que en (177b) el evento denotado por el infinitivo ha llegado a su fin, un fin que se interpreta como el fin natural del evento. Poletto (2008), debido a esta diferencia, llama a este segundo tipo de construcciones, para diferenciarlas de las anteriores, construcciones completivas, es decir, construcciones que han llegado a su fin natural y que, en este sentido, se han completado. A pesar de que Poletto (2008) basa su trabajo en Cinque (1999), sus trabajos difieren en una cuestión que consideramos fundamental. Al igual que la autora, Cinque (1999) considera que existen construcciones que señalan que un evento ha llegado a su final, aunque no necesariamente a su final natural: «[…] Relation with what is sometimes referred to as “terminative” (or “cessative”) aspect (Binnik, 1991; Frawley, 1992), which characterizes a situation as having reached an end point, though not necessarily a natural end point» Cinque (1999: 95). 202 A estas construcciones, entonces, las denomina terminativas o cesativas (Binnik, 1991; Frawley, 1992), y pone como ejemplo de ellas el adverbio italiano non più. Sin embargo, Cinque (1999) explica que el término completivo, por un lado, se ha utilizado para definir eventos que han llegado a su final natural (como en la perífrasis aspectual terminativa); por otro lado, como vemos en Bybee, 1994 y Olbertz, 1998, el término de lo completivo se ha utilizado para definir eventos que no sólo llegan a un final, sino que, además, todas las partes del proceso que lleva a la compleción del mismo han sido afectadas. Diferentes lenguas utilizan diferentes recursos para expresar esta segunda definición. El inglés, por ejemplo, puede servirse de la partícula up (Cinque, 1999): (178) a. He ate up the sandwich.96 Él comió (completamente) el bocadillo. b. She drank up the bottle. Ella bebió (completamente) la botella. En ejemplos como los anteriores, no solo se ha llegado al final natural de comer el sándwich o beber la botella. Además, el objeto ha sido afectado total o completamente, de manera que no puede ser afectado en un grado mayor. Cinque (1999) utiliza los adverbios italianos tutto y completamente como paradigmas de lo completivo. Autores como Bybee (1994), Olbertz (1998) o Fauconnier (2013), a los que nos unimos, definen este tipo de eventos completivos como acciones que se realizan entera y totalmente97 y 96 Ver la distinción que algunas lenguas hacen del término completivo en función de su el objeto afectado el singular o plurar. 97 Each member of the set has been totally affected (Bybee, 1994: 57). 203 que tienen un significado similar y son parafraseables por los adverbios completivos completamente o totalmente. El problema reside en que en la bibliografía el término completivo se ha utilizado para dos cuestiones distintas, aunque muy similares en significado: por un lado, eventos que llegan a su fin natural (Cinque, 1999; Poletto, 2008), a los que nosotros denominamos terminativos; por otro lado, eventos que se realizan enteramente, afectando a todas las partes del proceso, y que señalan que el proceso a llegado a su grado máximo (Bybee, 1994; Olbertz, 1998; Cinque, 1999; Fábregas, 2015, sobre el adverbio completamente), a los que nosotros llamamos completivos. Ya que en esta tesis queremos establecer la diferencia entre el significado terminativo (en el sentido, del final natural de un evento) y el completivo (en términos de Bybee, 1994) de la perífrasis , una pregunta fundamental es si acabar un evento es lo mismo que completarlo. Si esto fuera así, los estudios de Poletto (2008) habrían resuelto ya este problema, ya que afirman que un evento completivo es aquel que llega a su final natural. Nosotros, sin embargo, creemos que hay una diferencia que es necesario exponer, como hacemos en las líneas que siguen. Es cierto que, en algunos casos, como cantar una canción, el hecho de acabarla implica haberla completado. Una persona no puede acabar una canción sin haberla cantado completamente. Sin embargo, existen algunos casos en los que podemos acabar un evento sin completarlo. Para ilustrar esto, vamos a servirnos, primero, de ejemplos básicos de S + V + Comp., donde el verbo acabar actúa como verbo pleno, para mostrar esta distinción: (179) a. Acabé el examen. b. Completé el examen. Aunque estas dos oraciones son muy similares, y en algunos contextos pueden ser sinónimas, no creemos que siempre tengan las mismas implicaciones semánticas. En (179a), 204 acabar el examen no implica, necesariamente, haber hecho en su totalidad todas las preguntas, sin embargo, completar el examen en (179b) sí. De hecho, podemos decir: (180) Acabé el examen, pero no hice todas las preguntas. Y no: (181) #Completé el examen, pero no hice todas las preguntas. Es decir, acabar algo puede implicar completarlo, pero no es una condición necesaria del significado de acabar. Es más, si tomamos unos ejemplos en contextos negativos la diferencia aún aparece más clara: (182) a. No acabé el cuestionario. b. No completé el cuestionario. En el ejemplo de (182a) el cuestionario ha sido empezado, pero no se ha concluido, mientras que en el ejemplo de (182b) o bien el cuestionario no se ha hecho en absoluto, o bien se han rellenado algunas partes, pero dejado otras en blanco. Completar implica realizar algo que afecta a todo el objeto, mientas que acabar solamente implica que algo ha llegado a su fin natural. Véase, de hecho, lo que ocurre en los ejemplos siguientes: (183) a. Siempre acabo el examen cuando suena la campana. b. Siempre completo el examen cuando suena la campana. En el primer ejemplo predicamos que llegamos al final del examen cuando sonó la campana. En el segundo ejemplo, sin embargo, es ambiguo, podemos entender que el hablante ha terminado el examen totalmente al sonar la campana, pero también podemos entender que el 205 hablante comienza a completar el examen al sonar la campana. Esto se debe a que completar no es lo mismo, como decían Bybee (1994) y Olbertz (1998) que finalizar. Si aceptamos que existe esta diferencia entre lo terminativo, que señala el final natural, y lo completivo, que afecta a todos los estados u objetos intermedios hasta llegar a lo que nos vamos a referir como estado de compleción (Bybee, 1994), entonces podemos entender que existan algunas lenguas que ofrezcan recursos para ambos significados, como vimos que en inglés era el caso de up. Además, y debido a la cercanía de significado, es lógico que el español se sirva del mismo auxiliar para resolver ambos usos. Como hemos estudiado, tenemos una perífrasis en español con la que podemos expresar las construcciones a las que llamamos terminativas, es decir, las construcciones que señalan el final natural de un evento: (184) a. María acabó de comer a las dos. b. Juan acabó de pintar el cuadro a las tres. En ambos ejemplos, tanto si estamos ante una actividad (comer) o una realización (pintar el cuadro), acabar muestra el final de los eventos denotados por el infinitivo, es decir, señala una relación temporal entre el TS y el TF. Comer o pintar el cuadro a las tres son eventos que pueden haberse realizado completamente, pero lo que acabar señala es el final de estos y no su estado de compleción (María puede acabar de comer, porque terminó la hora de la comida, y no haber terminado su plato; y el cuadro puede acabarse de pintar por una necesidad de la galería y haber quedado incompleto). , en estos ejemplos, señala el final del evento denotado por el infinitivo, su culminación natural y, por ello, nos parece más adecuado decir que su significado es terminativo o culminativo. 206 Existe en español, también, un recurso perifrástico para señalar si el evento denotado por el infinitivo ha sido o no completado, este recurso es la perífrasis homónima en contextos como los que siguen: (185) a. Con ese comentario, has acabado de trastornarme. b. No acabo de entenderte. En estos casos acabar no señala el final de los eventos trastornarme y entenderte, como veíamos en (184), sino que muestra que la acción denotada por el infinitivo ha sido completada en (185a) o no completada en (185b). Por ello, podemos parafrasearla por los adverbios completamente o totalmente: (186) a. Con ese comentario me has trastornado completamente. b. No te entiendo completamente. En estos casos la perífrasis, en términos de Bybee (1994), funciona como una perífrasis completiva, donde el evento se ha realizado en su totalidad y lo que se focaliza no es el final de este98. En Fábregas (2015) se realiza un estudio sobre los adverbios de grado, entre ellos, completamente. Estos adverbios solo pueden ser combinados con adjetivos que tienen un valor máximo más allá del cual no es posible concebir un grado más alto (Fábregas, 2015:249). Nosotros consideramos que el valor que aporta la perífrasis en contextos como el de (185a y b) es este: la perífrasis señala que el evento denotado por el infinitivo ha llegado (o no) a su valor máximo, más allá del cual no podemos concebir un grado más alto. 98 What acabar/terminar de + infinitive express is not the end of the SoA (state of affairs) but its completion, i.e. it’s being totally achieved or fully obtaining (Olbertz, 1998: 344). 207 Nosotros definimos, entonces, las construcciones completivas como aquellas construcciones que señalan que el evento denotado por el infinitivo ha llegado (o no) a su valor máximo, más allá del cual no podemos concebir un grado más alto y que son, por ende, parafraseables en español por los adverbios completamente, totalmente o la locución del todo. Proponemos, entonces, que el español tiene al menos dos maneras de señalar el final de un evento: a. A través de la perífrasis ‘cesativa’ en palabras de Cinque (1999), : Claudia dejó de escribir su novela. El evento denotado por el infinitivo ha llegado a su fin, aunque este no es su fin natural, sino que ha sido interrumpido. b. A través de la perífrasis terminativa : Claudia acabó de comer a las tres. Donde señalamos el final natural del evento denotado por el infinitivo. Y al menos una manera de expresar que un evento ha llegado a su máximo grado de expresión: c. A través de la perífrasis completiva : Claudia acabó de trastornar a Juan. Donde señalamos que el evento denotado por el infinitivo ha sido realizado enteramente y ha alcanzado su grado máximo de expresión. 3.6 LA PERÍFRASIS COMPLETIVA Una vez hemos explicado las diferencias entre los usos completivo y terminativo, queremos exponer nuestra propuesta, en la que consideramos que existe una perífrasis completiva con el auxiliar acabar. En español aparece fundamentalmente en contextos negativos (187a y b), aunque también existen algunos ejemplos en contextos afirmativos (187c y d): 208 (187) a. No acabo de entender lo que estás explicando. b. María no acaba de confiar en su novio. c. Al levantar la frente me encontré con la mirada del fiscal, que me pareció ya claramente. amistosa. Aquello acabó de desconcertarme.99 d. Seguidamente tuve que incorporarme al servicio militar donde terminé de acostumbrarme a no hacer nada. Consideramos que en estos ejemplos la perífrasis no tiene una función aspectual terminativa, ya que la construcción no focaliza el final del evento. Creemos que su función es completiva, es decir, se relaciona el evento con su estado de compleción. En el caso de los ejemplos anteriores, las situaciones desconcertarme o acostumbrarme han llegado a su compleción, es decir, han alcanzado el grado más alto, mientras que entender lo que estás explicando o confiar en su novio no lo han alcanzado. Por ello, pueden parafrasearse por los adverbios completivos (Bybee, 1994) completamente, enteramente o la locución adverbial del todo: (188) a. No entiendo del todo lo que me estás explicando. b. María no confía del todo en su novio. c. Al levantar la frente me encontré con la mirada del fiscal, que me pareció ya claramente amistosa. Aquello me desconcertó completamente. d. Seguidamente tuve que incorporarme al servicio militar donde me acostumbré totalmente a no hacer nada. 99 Ejemplos de Olbertz (1998) que comentamos más adelante. 209 Este uso de la perífrasis, al que como hemos dicho denominamos aspectual completivo, queda estudiado en profundidad a lo largo de estas páginas. Y, como hemos observado con ayuda del corpus CORDE y el estudio de Yllera (1980), su uso se remonta al español antiguo. Como afirma Bybee (1994: 57), lo completivo se define como «to do something thoroughly and completely», es decir, hacer algo plena y completamente. Además añade: «The mode of expression of completives falls into basically two types-periphrastic and derivational expression. Completives are relatively rich in lexical meaning and may be lexically restricted or simply not used frequently enough to have become inflectional» Bybee (1994: 60-61). Esto es, la forma de expresión de lo completivo aparece en dos categorías, las expresiones perifrásticas y las expresiones derivacionales100. Explica también que los completivos no se han convertido en partes flexivas debido a que, o bien son demasiado ricos en contenido léxico y pueden estar restringidos léxicamente, o bien no se utilizan con frecuencia suficiente. Basándonos en esta definición, no es de extrañar que exista en español una perífrasis verbal como , especialmente cuando se combina con la negación, que exprese este uso completivo del que habla Bybee (1994). De hecho, Obertz (1998) al hablar sobre esta perífrasis en contextos como: (189) Goyo, antes de marcharse, acabó de destrozar las cruces del cementerio.101 100 En algunas lenguas, como el húngaro (Cinque, 1999: 100), este significado completivo puede expresarse con el prefijo meg-: Eda meg a szendvicsedet (Eat up your sándwich!). 101 Ejemplo tomado de Olbertz (1998). 210 Explica que es una perífrasis que en español expresa un significado que en inglés solo puede ser traducido por adverbios como completely o entirely, a los que se refiere, como hemos dicho más arriba, como adverbios completivos: (190) a. *Goyo, before he left, finished destroying the cemetery crosses. b. Goyo, before he left, destroyed the cemetery crosses entirely. Solo el ejemplo de (190b) es agramatical en este caso del inglés. Nótese, además, que este ejemplo no es en forma negativa, sino afirmativa y, aun así, la perífrasis tiene un uso completivo. Olbertz (1998) considera una perífrasis de qualificational aspect (aspecto cualificacional) del subtipo ‘completivo’, es decir, una perífrasis que expresa si el evento en cuestión ha sido o no realizado por completo102: (191) a. Al levantar la frente me encontré con la mirada del fiscal, que me pareció ya claramente amistosa. Aquello acabó de desconcertarme. b. Seguidamente tuve que incorporarme al servicio militar donde terminé de acostumbrarme a no hacer nada. c. No acaban de ser sinceros. Ninguno de estos ejemplos encaja, a nuestro juicio, con el significado aspectual terminativo. Estos ejemplos expresan un significado que relaciona un evento con su estado de compleción: en el caso de (191a y b) el evento ha sido completado, mientras que en (191c) el evento no ha llegado a su compleción. Recordemos que, siguiendo el estudio de aspecto de 102 Ejemplos de Olbertz (1998). 211 Klein (1992,1994), el Tiempo del Foco en la perífrasis aspectual terminativa señala el final de un evento. Aquí, sin embargo, acabar/terminar no señala el final de un evento, sino que muestra si ese evento ha sido o no completado. Es más, los predicados acostumbrarse, desconcertarse o ser sincero no designan un proceso que tenga un fin en sí mismo; no son eventos télicos. Por tanto, no podemos señalar el final de estos eventos atélicos, lo que implica que la perífrasis no está funcionando como una perífrasis aspectual terminativa. Es decir, lo que estos ejemplos muestran no es el fin de la situación (o el state of affairs, en los términos de Olbertz, 1998), sino su compleción o falta de ella, es decir, si los eventos acostumbrarse, desconcertarse o ser sincero han alcanzado su valor máximo. Aunque no tienen un final explícito, este tipo de predicados sí tienen grados: uno puede estar un poco desconcertado, muy desconcertado o completamente desconcertado. Havu (2009:4) también observa que, cuando en español aplicamos la negación a la perífrasis con el auxiliar en presente o imperfecto, el valor de esta se aproxima al de o , es decir, un valor próximo al de la expresión terminativa (Havu, 2009: 4): (192) a. Pepe no acaba de conectarse con Internet. b. Las autoridades no acaban de ver la gravedad del problema. c. María no acaba de comprender que se ha equivocado. 103 En realidad, estos ejemplos que Havu (2009) identifica como más cercanos al uso terminativo, son más similares al que denominamos completivo. Es más, una perífrasis como 103 Ejemplos de Havu (2009). 212 precisamente relaciona el evento con su estado de compleción. De hecho, si retomamos los ejemplos que veíamos en Fernández de Castro (1999): (193) a. ¡Ajá! Me admira este despliegue de talento, esta rapidez de reflejos, no acabo de entender cómo el oso bolchevique no emplea mis admirables dotes en misiones de más compromiso b. Lo que yo no acabo de ver claro- dijo Paulina- es la vida que se traen y lo que piensan para el porvenir. c. Por un lado están, estamos, los optimistas que pensamos que el socialismo está en crisis, es decir, que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer o al menos de imponerse sobre lo obsoleto, pero interpretado menos como lucha de tendencias distintas que como un enfrentamiento entre dinámicas y formas de actuación. Vemos que podemos parafrasearlos por las locuciones y adverbios completivos del todo o completamente, respectivamente: (194) a. No lo entiendo del todo. b. No lo veo del todo claro/ completamente claro. c. No muere del todo/completamente. No nace del todo/ completamente (en el sentido de no surge del todo). No se impone del todo/completamente. Los ejemplos anteriores muestran, una vez más, que la perífrasis , en este caso con la negación, no focaliza el final del evento. De hecho, en los casos anteriores de (194a) y (194b) estamos ante predicados de estado, que, como hemos visto, son incompatibles con la perífrasis aspectual terminativa, pues carecen de telos y no son dinámicos. El caso de imponerse es igual al de (194a) y (194b), ya que se trata de un estado. En los 213 ejemplos de (194c) morir y nacer forman predicados de logros puntuales, con los que la perífrasis terminativa es, asimismo, incompatible. Consideramos que esto se debe a que, si bien en un logro puntual, al no ser dinámico, no se puede focalizar su final, lo que sí se puede señalar es si ha alcanzado o no su valor máximo: (195) ¿vestido de rojo, con capelo y anillo? Le digo que era él, el mismísimo cardenal. ¡Ah!, y otra cosa que acabó de trastornarme..., al verme, ¡se sonrió conmigo! (CORPES XXI: Hernández Rodríguez, Rafael: La muerte de un cardenal. Guadalajara: Servicios editoriales de Occidente, 2001) Este ejemplo muestra que la combinación con predicados de logro de la perífrasis completiva es común en español contemporáneo y, además, el ejemplo anterior es interesante también debido a que se trata de un uso completivo en una oración afirmativa, que como hemos visto es menos común, aunque no imposible (Olbertz, 1998). Además de esta relación semántica de la perífrasis con los adverbios completivos, esta construcción también responde a los criterios formales que caracterizan a las construcciones perifrásticas o criterios de perifrasticidad. Para comenzar, el auxiliar acabar ha perdido totalmente su significado como verbo pleno (Olbertz, 1998): (196) a. Aunque todas las evidencias dicen que es culpable, Lana no acaba de aceptar la verdad. b. (Contexto: Un profesor intentando explicar un problema de matemáticas a un niño). Venga, Pedro, a ver si acabas de entenderlo. En estos ejemplos acabar no funciona como verbo pleno, ya que en el proceso de gramaticalización y lexicalización se ha perdido el significado de finalizar. Como hemos visto, en estos ejemplos tiene un significado más parecido al de los 214 adverbios completivos completamente o enteramente. De hecho, el ejemplo de (196a) puede parafrasearse por Aunque todas las evidencias dicen que es culpable, Lana no acepta totalmente la verdad. Y podemos parafrasear el ejemplo de (196b) por Venga, Pedro, a ver si lo entiendes del todo. Ninguno de los ejemplos anteriores tiene la acepción aspectual terminativa de focalización del final del evento, ya que en (196a) no estamos expresando el final del evento aceptar la verdad. Es más, aceptar la verdad no es un evento dinámico y, por ello, la perífrasis aspectual terminativa, que como hemos expresado anteriormente solo se combina con predicados dinámicos, pues solo los procesos pueden tener un final natural104, no cabe en estas oraciones. Asimismo, en (196b) no se focaliza el final del evento entenderlo. Como en el caso anterior, entenderlo no es un evento dinámico y, en este contexto, el auxiliar acabar no señala el final de dicho evento, sino que estamos mostrando, a través de la perífrasis , que el evento no ha llegado a su compleción (el grado máximo de entender). En cuanto a la subida de clíticos, la construcción permite sin problemas la subida del pronombre clítico a la forma proclítica: 104 Como hemos dicho anteriormente, a pesar de lo que se expresa en Carrasco Gutiérrez (2006) y RAE- ASALE (2009), no parece que existan ejemplos en español en los que la perífrasis con el valor aspectual terminativo pueda combinarse con predicados de logro: a. *Acabé de llegar a las tres. b. #El bebé acabó de nacer a las siete. La oración de (b) solo es adecuada en caso de que el predicado se reinterprete como una realización, es decir, en caso de que el evento se entienda como un proceso durativo que culmina con el nacimiento. Creemos que la perífrasis solo puede combinarse con predicados dinámicos, realizaciones y actividades, como defendemos en el apartado de criterios de perifrasticidad de la construcción terminativa. 215 (197) a. No acabo de entenderlo. / No lo acabo de entender. b. No acabo de aceptarlo. / No lo acabo de aceptar. Como vemos en los ejemplos de (197a) y (197b), y como muestra de que auxiliar y auxiliado funcionan como un único elemento, el clítico puede situarse tanto ante el auxiliar no lo acabo de entender como tras el auxiliado no acabo de entenderlo. En cuanto a la formación de la pasiva perifrástica, como es común en las construcciones perifrásticas, la pasiva se forma sobre el verbo auxiliado: (198) No acabo de entender tu pregunta. à Tu pregunta no acaba de ser entendida. La pasiva no puede, en principio, formarse sobre el auxiliar, ya que este no es el que selecciona la estructura gramatical de la oración y, por tanto, no selecciona el complemento directo que es imprescindible para su conversión en sujeto en la formación de la voz pasiva: (199) No acabo de entender tu pregunta. à #Tu pregunta no es acabada de entender.105 Comprobamos en el ejemplo anterior que no podemos formar la construcción pasiva cuando pasivizamos el verbo auxiliar, como es previsible debido a la naturaleza perifrástica de la construcción. Como sabemos, las pasivas adelantadas y pasivas dobles existen con el auxiliar acabar. Veremos que, como construcción aspectual terminativa, admite las pasivas adelantadas y las dobles, sin embargo, no parece que existan ejemplos naturales en los que aparezca la perífrasis completiva en contextos de pasiva adelantada o doble: 105 Remitimos al capítulo uno de esta tesis para las pasivas adelantadas. En estos ejemplos no las hay, pero existen: El cuadro fue acabado de pintar. 216 (200) Acabaré de trastornar a Juan. à *Juan será acabado de trastornar. / *Juan será acabado de trastornarse. / *Juan será acabado de ser trastornado. Con las construcciones ecuacionales, el pro-verbo hacer es necesario, ya que el auxiliar no puede ir seguido de una categoría vacía, como hemos visto que también ocurría con en la acepción aspectual terminativa: (201) Acabó de ensuciar toda la cocina. àLo que acabó de hacer es ensuciar toda la cocina. Y no: (202) #Lo que acabó es de ensuciar toda la cocina. Como vemos en los ejemplos anteriores, el auxiliar acabar necesita de un auxiliado para formar, manteniendo el significado aspectual completivo, las perífrasis de relativo o construcciones ecuacionales. Para concluir, queremos expresar que, como dice Olberzt (1998), el auxiliar acabar con este valor completivo ha perdido su valor como verbo pleno en el proceso de gramaticalización y, por ello, entendemos que en este caso Olbertz (1998) lo trate como el verdadero valor perifrástico de . Sin embargo, en esta tesis, como hemos expresado anteriormente, consideramos que la construcción con valor aspectual terminativo forma también parte de las construcciones perifrásticas pues, a pesar de su cercanía a su significado como verbo pleno, cumple, como veremos, los criterios de perifrasticidad que muestran la monoclausalidad de la construcción. Por todo lo que hemos visto, sostenemos que, entonces, el auxiliar acabar en la construcción forma tres perífrasis distintas: a. Aspectual terminativa: Juan acabó de leer el libro a las 3. 217 b. Aspectual completiva: Juan no acaba de entender lo que ha leído. c. De pasado reciente106: Juan acaba de llegar a casa. En el primer caso, se focaliza el final de un evento leer el libro a las 3. En el segundo caso, se niega que el evento entender lo que ha leído haya llegado a su compleción. En el último caso, y como estudiaremos en los próximos apartados, se focaliza el resultado del evento llegar a casa, se predica lo que ocurre inmediatamente después del tiempo de la situación, esto es, el resultado de esta. Hemos estudiado en estos apartados la perífrasis como perífrasis aspecual terminativa y hemos hecho nuestra propuesta de como perífrasis completiva. En el próximo apartado estudiamos los criterios de perifrasticidad de la perífrasis como perífrasis terminativa, lo que nos permite observar en profundidad la cohesión entre auxiliar y auxiliado, así como las posibles restricciones de la perífrasis en su combinación con determinados tipos de predicados. 3.7 CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD DE COMO PERÍFRASIS ASPECTUAL TERMINATIVA La perífrasis , con su significado terminativo, cumple los criterios de perifrasticidad comunes que hemos observado en los capítulos anteriores, aunque con algunas restricciones. En la siguiente tabla vamos a mostrar los criterios de perifrasticidad comunes que cumple la perífrasis y aquellos en los que la construcción muestra restricciones, para desarrollarlos en las páginas consecutivas: 106 Estudiamos la perífrasis de pasado reciente en el capítulo cuatro. 218 La combinación con verbos meteorológicos y existenciales Restricciones La subida de clíticos Lo acabó de pintar/acabó de pintarlo. La selección semántica del sujeto sujeto Juan acabó de pintar el cuadro/ #el árbol acabó de pintar el cuadro. El árbol acabó de florecer/ #Juan acabó de florecer. La formación de la pasiva (perifrástica y con se) Restricciones La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales Lo que acabé de hacer fue muy interesante. La gramaticalización (total o parcial) del verbo auxiliar Restricciones Tabla 12. Una vez más y, como hemos explicado extensamente en los capítulos anteriores, todos estos criterios son relevantes, pero no son definitivos. Las perífrasis verbales, como queda explicado en el capítulo uno, son un recurso productivo en español y, por tanto, las construcciones nuevas coexisten con las construcciones que han alcanzado un alto grado de gramaticalización. Por ello, algunas construcciones cumplen todos los criterios de perifrasticidad, generando así el prototipo de perífrasis verbal, mientras que otras cumplen tan solo algunos, aunque siguen considerándose parte del grupo, en una parte más periférica. En este apartado queremos aplicar estos criterios a la perífrasis verbal en su uso aspectual terminativo. Vamos a exponer aquellos criterios en los que la perífrasis no se comporta como es esperable. En primer lugar, estudiamos el primer criterio de perifrasticidad, es decir, las perífrasis se combinan con verbos meteorológicos: (203) Ayer acabó de nevar a las tres. 219 A pesar de que puede combinarse con predicados de verbos meteorológicos como en el ejemplo de (203), la perífrasis no puede aparecer con el verbo existencial haber en contextos como los que siguen: (204) #Acaba de haber mucha gente. Aunque los auxiliares en principio no seleccionan los verbos auxiliados a los que modifican, el significado aspectual terminativo intrínseco de la perífrasis impide que esta se pueda combinar con predicados de estado. Una construcción aspectual terminativa como focaliza, como venimos diciendo, el final de un evento. Por ello, el evento en cuestión tiene que tener un telos y, a su vez, ser dinámico, ya que los predicados puntuales no conllevan un proceso que pueda terminar (*acabó de llegar a las 10); en su vertiente aspectual terminativa se combina, entonces, con predicados télicos (realizaciones), o con predicados de actividad que, aunque no tienen necesariamente un fin específico, pueden terminar. Es decir, se combina con predicados dinámicos (realizaciones y actividades). Por ello, la perífrasis puede combinarse con predicados de verbos meteorológicos, como llover o nevar, pues son actividades, pero no con predicados estativos, como haber mucha gente. Como vemos en la siguiente tabla, como perífrasis terminativa puede combinarse con los siguientes predicados: Predicados de actividad (+ dinámico) Acabo de correr todos los días a las dos. Predicados de realización (+dinámico) Acabé de pintar el cuadro esta tarde. Predicados de estado (- dinámico) *Acaba de haber gente. Predicados de logro (-dinámico) *Acabó de llegar a las cinco. Tabla 13. 220 En cuanto a la formación de pasivas perifrásticas, que se estudia como el cuarto criterio de perifrasticidad de la tabla 12, como hemos explicado en los capítulos uno y dos de este estudio, las pasivas de las perífrasis verbales se forman sobre el verbo auxiliado107: (205) El cuadro acabó de ser pintado a las tres. Y, en principio, no se forman sobre el verbo auxiliar. Sin embargo, veamos el siguiente ejemplo: (206) El cuadro fue acabado de pintar a las cuatro. Sin embargo, a pesar de que el verbo sobre el que se puede formar la pasiva es el verbo que selecciona la estructura argumental y sintáctica de la oración, que en el caso de las perífrasis es el verbo auxiliado, existen, como dijimos en el capítulo uno, estructuras que permiten las pasivas adelantadas o dobles (Bosque y Gallego, 2011). La construcción terminativa , como observamos en el ejemplo, es una de las perífrasis que admiten la pasiva adelantada. Acabar en estas construcciones es un verbo auxiliar aspectual, con preposición y auxiliado en infinitivo, lo cual lo hace un candidato perfecto para la formación de pasivas adelantadas y dobles pasivas108. Por último, abordamos el sexto criterio de perifrasticidad de la tabla 12. Todos los autores hablan sobre la gramaticalización del verbo auxiliar. Como vimos en el capítulo dos, Gómez Torrego (1988:12) considera que verbos como acabar no han perdido totalmente su significado léxico: 107 Se pueden ver las excepciones en los apartados de criterios de perifrasticidad de los capítulos uno y dos de esta tesis. 108 [V auxiliar de fase [P V infinitivo]] (Bosque y Gallego, 2011: 23). 221 (207) a. Acaba el bocadillo. b. Acaba de comer a las tres. En los ejemplos anteriores, el significado de acabar en (207a) y en (207b) es prácticamente el mismo, si entendemos como perífrasis aspectual terminativa (de focalización del final del evento). En este trabajo defendemos que, el auxiliar acabar en la perífrasis en su acepción aspectual terminativa no está totalmente gramaticalizado, ya que efectivamente el significado de acabar como verbo pleno se corresponde en gran medida con su significado perifrástico en este tipo de construcciones. Sin embargo, aunque la gramaticalización del auxiliar en las perífrasis verbales es frecuente, no es un criterio definitivo. Como vemos en García Fernández y Krivochen (en prensa), hay auxiliares que no han perdido su significado como verbos plenos desde el latín (como es el caso de poder en ) y, sin embargo, son ejemplos indudables de perífrasis verbal. Por estas consideraciones, nosotros defendemos que , como perífrasis terminativa, sí forma parte del grupo de perífrasis verbales. A pesar de que el verbo auxiliar no está totalmente gramaticalizado, la perífrasis actúa como un único verbo y da lugar a una única predicación con un único evento: (208) a. Acabamos de comer a las tres. b. Lana acaba de enseñar su clase de español a la una y media. En los ejemplos anteriores verbo auxiliar y auxiliado actúan como uno, dando lugar a una única predicación. El verbo auxiliar acabar aporta el valor aspectual, en este caso terminativo y, por ello, tiene el mismo significado como auxiliar que como verbo pleno. Sin embargo, no consideramos que esto sea una prueba suficiente para no incluirlo dentro del grupo de 222 perífrasis, recordemos que este tipo de piezas léxicas que Smith (1991) llamaba super-lexical- verbs, son candidatos perfectos, precisamente por su significado, para ser auxiliares de perífrasis. 3.8 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO TRES En este capítulo hemos estudiado las perífrasis como construcciones terminativas y completivas. En primer lugar, hemos abordado una cuestión fundamental para esta tesis que estudia las perífrasis con el auxiliar acabar: ¿hay una relación de polisemia o de homonimia entre ellas? Hemos concluido que, dada la distancia entre unos significados y otros, así como los diferentes predicados con los que se pueden combinar, estamos ante un caso de homonimia. Por ello, hemos decidido estudiar las perífrasis de forma independiente. Este capítulo ha afrontado el estudio de la perífrasis aspectual terminativa, y hemos observado que, a pesar de lo que se ha estudiado en la bibliografía al respecto, la perífrasis es solamente compatible con predicados dinámicos, es decir, actividades y realizaciones. Estas restricciones semánticas, como ya habían observado otros autores (Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009), desaparecen en muchas ocasiones cuando la perífrasis se combina con la negación y en los contextos de subjuntivo (Fernández de Castro, 1999). La bibliografía al respecto propone que en estos casos en los que la perífrasis se combina con la negación, nos encontramos ante lo que han llamado negaciones atenuadas del aspecto terminativo. Nosotros, sin embargo, hemos intentado probar que, en esos contextos, nos encontramos ante una perífrasis distinta: la completiva. Basándonos en los estudios de Bybee (1994) y Olbertz (1998), hemos desarrollado la idea de que en estos contextos negativos (aunque también afirmativos), la perífrasis no señala cuándo concluye un evento, sino si ha alcanzado o no el máximo grado de expresión, más allá 223 del cual no cabe concebir otro más alto (Fábregas, 2015). Precisamente por no señalar el final, la perífrasis completiva puede combinarse tanto con predicados dinámicos (No paró hasta que acabó de destrozar la casa), como con predicados no dinámicos (No acabo de creer en Dios). Esta perífrasis es parafraseable por los adverbios completivos completamente y totalmente y la locución adverbial del todo, a diferencia de la aspectual terminativa. Es decir, proponemos que existe una perífrasis verbal, diferente de la terminativa, que ha solido estudiarse en contextos negativos, pero que nosotros defendemos que también existe en contextos afirmativos y que tiene un significado distinto del terminativo: el completivo. En el próximo capítulo, estudiamos la perífrasis como una perífrasis de pasado reciente. Muchos estudios (Havu, 1997; Carrasco Gutiérrez,2006) consideran que funciona como una perífrasis aspectual resultativa, que focaliza el resultado del evento denotado por el infinitivo. Sin embargo, existen ejemplos del español actual, en los que la perífrasis se combina con elementos propios de los tiempos de aoristo, lo que plantea que la perífrasis no sea aspectual resultativa, sino temporal de aoristo reciente. 225 IV CAPÍTULO IV COMO PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE 4.1 INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO CUATRO Como sabemos, además de las perífrasis completiva y terminativa, existe una perífrasis homónima a las anteriores, , que el español peninsular utiliza como recurso para expresar el significado de pasado reciente: (209) a. Acabo de llegar. b. Acabo de comer. Ambos ejemplos son parafraseables por llegué hace poco o comí hace poco. Existen otras lenguas, como el francés, que hemos visto se sirven del mismo recurso que el español, una perífrasis verbal, para expresar el pasado reciente Je viens d’arriver (acabo de llegar). Otras lenguas, como el español y el inglés, se sirven de los adverbios recién y just, respectivamente, Recíen llegué/ I have just arrived, para resolver este significado. En este capítulo vamos a estudiar el recurso perifrástico del pasado reciente en español que, como veremos, en muchos estudios se ha analizado como una perífrasis de perfecto resultativo. Las perífrasis resultativas, como por ejemplo , son perífrasis en las que el Tiempo del Foco señala la situación inmediatamente posterior al Tiempo de la Situación. Cuando decimos tengo hechos los deberes señalamos el resultado del evento denotado por el verbo no finito, en este caso el participio. De la misma manera, se ha afirmado que en el pasado reciente señala el estado de cosas resultantes. Sin embargo, ejemplos del español actual plantean si esta perífrasis ha evolucionado de un significado resultativo a uno temporal de aoristo reciente. En las próximas páginas queremos 226 discutir estas ideas, no sin antes comenzar con una descripción de la evolución histórica de la construcción. 4.2 COMO PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE: EVOLUCIÓN HISTÓRICA En cuanto a la evolución histórica de la perífrasis , en el trabajo de Havu (2011) se explica que el proceso de gramaticalización del pasado reciente español es paralelo al pasado reciente francés, esto es : (210) a. Je viens de manger. b. Acabo de comer. Este mecanismo se pone en marcha en la misma época y avanza en paralelo, no solo cronológicamente, sino también semánticamente. Las diferencias entre uno y otro tienen que ver esencialmente con la compatibilidad con otras categorías gramaticales. Una cuestión fundamental que diferencia la construcción francesa de la española es que la francesa no tiene otras perífrasis homónimas de significado terminativo o completivo. Esto implica, por ejemplo, que en francés el uso del auxiliar en subjuntivo sea menos problemático que en español, ya que solo tiene la interpretación de pasado reciente, con lo que la confusión entre las interpretaciones no aparece en francés: (211) a. Aunque acabe de comer, sigo teniendo hambre. b. Bien que je vienne de manger, j’ai encore faim. 227 En (211a) ambas interpretaciones, la aspectual terminativa y la de pasado reciente, son válidas, mientras que (211b) solo tiene una interpretación posible: la de pasado reciente. En español, en oposición, la interpretación no siempre es obvia: (212) a. Aunque acabo de comer, sigo teniendo hambre (en el sentido de Aunque termine de comer, sigo teniendo hambre- aspectual terminativa). b. Aunque acabe de comer, sigo teniendo hambre (en el sentido de Aunque acabe de comer hace poco, sigo teniendo hambre- pasado reciente). En francés, debido a que no tiene la vertiente terminativa, la ambigüedad de significado no existe y, por tanto, no necesitan la variante del contexto para decodificar el significado de la construcción. En español, en cambio, el contexto es fundamental para solucionar esta ambigüedad de significado. En muchas ocasiones, como dijimos en el capítulo tres que sugiere Fernández de Castro (1999), esta ambigüedad se resuelve utilizando la perífrasis del mismo significado para expresa el uso terminativo, pues no existe una perífrasis homónima que cree la ambigüedad de significado que vemos en . Es decir, los ejemplos de (212) se resolverían utilizando en lugar de en (212a): (213) Aunque termine de comer, sigo teniendo hambre. Parece, según vemos en Fernández de Castro (1999), que existe una preferencia por parte de los hablantes por el uso de en las construcciones terminativas en las que pueda crear ambigüedad. Los primeros ejemplos de la perífrasis con el sentido de pasado reciente se remontan al siglo XV (Havu, 2011); aparece con predicados télicos y resultativos de predicados 228 transicionales, a menudo, en entornos habituales. Y añade ejemplos como el siguiente, tomados del CORDE: (214) É este circuyto lo más está mal parado, pero la yglesia en tal manera está, que oy paresçe que se acaba de fazer, á la manera griega, de muchas capillas altas todas cubiertas de plomo, […] (Tafur, Pero: Andanças e viajes, c 1457, p.171. CORDE). En seguida comienza a utilizarse la perífrasis de pasado reciente con los verba dicendi. Serán los casos más frecuentes de uso del pasado reciente del español del Renacimiento y los siglos XVI y XVII: (215) a. Antes otras cantinelas te quiero agora cantar, que cuydo que son muy buenas que aun agora, agora apenas acabo de pernotar […] (Encina, Juan del: Traducción de bucólicas de Virgilio, 1496, p.280. CORDE) b. Lo que en el pasado capítulo acabamos de dezir […] (Mejía, Pedro: Silva de varia lección, 1540-c 1550, p.II 86. CORDE) El uso de la perífrasis de pasado reciente con predicados momentáneos télicos y atélicos es también temprano109: (216) a. […]que mientras más le siruo, más me quiebra los ojos, que agora le acabo de dar quanto auía ganado esta semana. b. FATIMA Agora acabo de ver, Christiano tu dicha y nombre, 109 Ejemplos tomados de Havu (2011:176). 229 Pues casi vn dedo de vun [sic] hombre, Veniste hallar tu muger. En los ejemplos anteriores observamos dos casos de predicados momentáneos: uno télico, una realización, acabo de dar quanto auía ganado y uno atélico, una actividad, acabo de ver. El uso del pasado reciente con los predicados atélicos dinámicos y durativos es más reciente y en el español contemporáneo aún no es completamente natural, aunque el uso se registra incluso en el siglo XVII: (217) ¿Por qué estás sudando? – Acabo de correr. Este ejemplo, como se dice en el trabajo de Havu (2011), parece más natural si se entiende que hablamos de una carrera cotidiana y, por tanto, corresponde a cierta estructura presuposicional particular. En cualquier caso, el uso de con predicados atélicos durativos es más natural si el evento principal está en forma progresiva: (218) a. Acaba de estar cantando en la ducha. b. #Acaba de cantar en la ducha. Puede utilizarse la perífrasis con predicados de estado transitorio, pero no con los de estado permanente: (219) a. Acabo de estar en casa de mi abuela. b. *Acaba de estar la casa de mi abuela en la calle Cádiz. Explica Havu (2011) que, como dice Cuartero Otal (2007), es difícil distinguir en muchas ocasiones los estados permanentes de los estados transitorios, no obstante, sí cree que es evidente que existen estados que no son susceptibles de cambios graduales; estos son los 230 estados que no pueden aparecer con en su acepción de pasado reciente: «la expresión de anterioridad reciente es incompatible con los estados permanentes. Es, pues, esperable que carezcan de sentido oraciones como *Acaba de parecerse a su padre y otras igualmente contradictorias en las que se desea expresar el final de algún proceso, pero no se introducen eventos que posean un término natural» RAE-ASALE (2009: §28.9l). No obstante, algunos predicados permanentes pueden reinterpretarse como predicados transitorios, dando lugar a que ciertas oraciones que, en principio, carecen de sentido, lo tengan: (220) Hay que ver cómo acaba de parecerse a su madre con ese gesto. La oración anterior es aceptable, debido a que parecerse a su madre se reinterpreta como un evento télico y, por tanto, la perífrasis verbal es compatible con el predicado ya que existe una finalización del evento. Como se dice también en RAE-ASALE (2009) los predicados que denotan procesos transitorios se aceptan, en cambio, con mayor facilidad en estas construcciones porque su misma transitoriedad permite percibirlos como efímeros y, por tanto, delimitados: Acaba de estar en Nueva York; Acaba de sufrir una grave enfermedad. Es decir el pasado reciente puede combinarse con los predicados que aparecen en la tabla que sigue: 231 Predicados de actividad Acabo de correr. Predicados de realización. O de estado transitorio que se interpretan como realizaciones. Acabo de escribir. Acabo de estar enferma, pero ya me encuentro mejor. Predicados de estado *Acaba de ser guapo. Predicados de logro Acaba de llegar. Tabla 14. Aunque en este capítulo no estudiamos los criterios de perifrasticidad, debido a que la perífrasis no muestra restricciones, queremos hacer un apunte sobre la combinación de la construcción con el existencial haber. Como hemos estudiado, ya que las perífrasis verbales forman una oración con un único sujeto, pueden combinarse con los verbos existenciales como haber, ya que el sujeto nulo que selecciona el verbo auxiliado aparecerá en concordancia con el verbo auxiliar. Sin embargo, si la perífrasis no puede combinarse con predicados de estado, sería predecible esperar que no pudiera combinarse con predicados introducidos por el verbo existencial haber: (221) *Acaba de haber mucha gente en la fiesta. Aunque esto es cierto en este tipo de contextos, existen otros, como los que exponemos en (222), en los que dicha combinación es posible: (222) a. Acaba de haber una acción de los GRAPO y el dispositivo policial que se va a instaurar compromete la seguridad de nuestra acción. (CORPES XXI: Calvo, Javier: El jardín colgante. Barcelona: Seix Barral, 2012. 232 b. Acaba de haber elecciones en la Asociación de Autores de Teatro (CORPES XXI: Perales, Liz: «Paloma Pedrero: "Cualquier tema tabú es perfecto para desvelarlo en un escenario"». Elmundo.es. ElCultural. Madrid: elcultural.es, 2006-02-23.) Hemos observado en RAE-ASALE (2009) y Havu (2011) que, aunque la perífrasis no puede combinarse con estados permanentes sí puede hacerlo con estados transitorios. Nosotros proponemos que en casos como los anteriores haber una acción o haber elecciones también se reinterpretan como estados transitorios, que puede ser susceptibles al cambio. Otra de las cuestiones que caracteriza esta perífrasis es su defectividad temporal (RAE- ASALE, 2009). Por ejemplo, no suele aparecer con el pretérito perfecto compuesto, el futuro o el condicional: (223) *El director ha acabado de marcharse. Si bien es cierto que la perífrasis parece incompatible con el pretérito perfecto compuesto, como vemos en (223), existen ejemplos en el CORPES XXI en los que la perífrasis aparece con el futuro y el condicional: (224) a. Tras aquel largo tiempo en Irlanda, él volverá a España, no aguantará más estar solo y al tercer día vendrá a verme, con la cara sucia de sangre, por el simple motivo de hablar con alguien de lo que acabará de sucederle. (CORPES XXI, Montesinos, Toni: Solos en los bares de noche. Barcelona: Mondadori, 2002) b. Cuántas veces habría llamado desde Londres a Luisa y ella acabaría de regresar de verse con Custardoy. (CORPES XXI, Marías, Javier: Tu rostro mañana. 3 Veneno y sombra y adiós. Madrid: Santillana, 2007) 233 Los ejemplos de (224) demuestran que, con un contexto elaborado, la perífrasis sí puede combinarse tanto con el futuro (224a), como con el condicional (224b). En este apartado hemos estudiado los orígenes de la perífrasis, lo que nos ha permitido observar los tipos de predicados con los que aparece, esto es, con predicados de actividad, logro, realización y estados transitorios, pero no con los estados permanentes. Además, hemos podido observar cómo ha evolucionado históricamente. Por ejemplo, la combinación con predicados de actividad es más reciente que la combinación con los otros tipos de predicado. Asimismo, hemos observado que la perífrasis no es compatible con algunos tiempos de perfecto, como el pretérito perfecto compuesto. En el próximo punto de la tesis estudiamos las diferentes definiciones que la bibliografía ha dado de la perífrasis de pasado reciente en español, para después poder establecer la cuestión que consideramos fundamental en esta tesis: ¿es una perífrasis de aoristo o de perfecto? Como hemos adelantado en la introducción, nosotros defendemos que se trata de una perífrasis de aoristo, ya que encontramos algunas oraciones en español actual en las que la perífrasis se combina con elementos temporales propios de las construcciones de aoristo. 4.3 COMO PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE: DEFINICIONES Y USOS En el capítulo anterior hemos hecho un estudio de las perífrasis como construcción aspectual terminativa y completiva. En este epígrafe vamos a estudiar esta perífrasis en su uso como perífrasis de pasado reciente. Para ello, nos servimos de los trabajos de Gómez Torrego (1988), Havu (1997; 2009), Fernández de Castro (1999), Carrasco Gutiérrez (2006) y RAE-ASALE (2009), entre otros. Sabemos que los tiempos compuestos de pasado, como vemos en García Fernández (1995) y Carrasco Gutiérrez (2015), tienen siempre una interpretación ambigua: pueden ser de aoristo 234 o de perfecto. Al ser la perífrasis el recurso que utiliza el español para expresar el pasado reciente, en este estudio, queremos discernir si se trata de una perífrasis aspectual de perfecto o de aoristo reciente. Nuestra hipótesis es que es una perífrasis temporal de aoristo y para defenderla nos basamos en el trabajo de Havu (2009), en el que rebate sus hipótesis anteriores, donde defendía que la perífrasis era resultativa (Havu, 1997; Fernández de Castro, 1999; Carrasco Gutiérrez, 2006). Por un lado, algunos autores como Gómez Torrego (1988) definen la perífrasis en términos temporales: «Con la perífrasis acabar de + infinitivo lo que se expresa normalmente es el final reciente de una acción; es decir, la acción que refleja el infinitivo ha ocurrido recientemente; de ahí la equivalencia de la perífrasis con construcciones del tipo hace poco tiempo que…, hace un instante que…, etc» Gómez Torrego (1988: 120-121). Es decir, el autor considera que, además del uso terminativo de la perífrasis, su uso más común es el de anterioridad reciente, que puede parafrasearse por hace poco tiempo, etc. Según Gómez Torrego (1988), el rasgo distintivo es el temporal, esto es, la relación del evento denotado por el infinitivo con el momento del habla. Esto contrasta con las ideas de otros autores que, como veremos, defienden que lo que señala esta perífrasis es el estado de cosas resultantes consecuencia del evento denotado por el infinitivo. RAE-ASALE (2009) explica, asimismo, que con la perífrasis de pasado reciente se indica que el lapso temporal desde la conclusión del evento es breve, es decir: «Con esta interpretación, más propiamente temporal, la perífrasis expresa anterioridad reciente con respecto a un punto de referencia que coincide con el 235 momento del habla (en presente de indicativo como en El director acaba de marcharse), o bien con un momento anterior al momento del habla (en imperfecto de indicativo, como en Cuando llegué, acababa de marcharse)» RAE-ASALE (2009: §28.9i). Además, RAE-ASALE (2009: §28.9i) explica que una paráfrasis aproximada de la perífrasis es hace poco: una paráfrasis aproximada de acaba de salir es salió hace poco/ ha salido hace poco110. Por otro lado, algunos autores defienden que esta perífrasis focaliza el estado de cosas resultante inmediatamente posterior al evento denotado por el infinitivo, es decir, definen la perífrasis como resultativa: «El PRA (=pasado reciente actual) y el PRI (=pasado reciente inactual) son tiempos verbales que se refieren a un evento semelfactivo acabado, visualizado desde la fase POST. En el PPT (=punto de perspectiva temporal) el estado resultante del evento terminado se considera psicológicamente relevante y de acuerdo con criterios subjetivos es corta la distancia cronológica entre el PPT y la situación. El PRA y el PRI no excluyen el uso de localizadores temporales permitiendo así la existencia de dos referencias temporales dentro de un texto. Un evento expresado en PRA y PRI tiene que poder ser localizado y es, por lo tanto, generalmente incompatible con la negación» Havu (1997). Esto es, el pasado reciente puede combinarse dentro de un mismo texto con otras expresiones de referencia temporal. Además, al ser un evento que se expresa en PRA y PRI 110 Ejemplo tomado de RAE-ASALE (2009: §28.9i). 236 tiene que poder ser localizado y, por ello, no puede negarse. Por último, el estado resultante (la fase POST) es psicológicamente relevante y la distancia entre el punto de perspectiva temporal y la situación es corta: (225) Patrick a las dos acababa de cortar el césped. En un ejemplo como el de (225) la distancia entre el punto de perspectiva y la situación es corta, esto es, entre a las dos y cortar el césped en a las dos acababa de cortar el césped es corta, de acuerdo con criterios subjetivos (aunque recuperables, según Havu (1997), intersubetivamente). Al igual que Havu (1997), Carrasco Gutiérrez (2006: 65-69) estudia esta perífrasis como un perfecto resultativo, es decir, en el que se focaliza el estado de cosas que sigue, la fase POST: «Perífrasis aspectual resultativa. […] Esta perífrasis focaliza el estado de cosas resultante que sigue y es consecuencia o resultado del evento denotado por la forma verbal en infinitivo. Además, la construcción añade el significado de que el evento verbal es inmediatamente anterior al estado de cosas resultante» Carrasco Gutiérrez (2006:65). Es decir, según este estudio, en una oración como Juan acaba de llegar el Tiempo del Foco señala el estado de cosas resultante del evento en infinitivo, en este caso, que Juan esté aquí. Además, se infiere que este hecho es una consecuencia del evento del infinitivo llegar; evento que se interpreta como inmediatamente anterior al estado de cosas resultante estar aquí. Quienes defienden que la perífrasis de pasado reciente es una construcción de perfecto resultativo, consideran que el TF es posterior al TS. Es decir, consideran que se focaliza el 237 estado de cosas resultante como ocurre con otros perfectos resultativos en español, como el pretérito pluscuamperfecto: (226) a. Ya había leído el artículo. b. Ya había escrito la carta. En ambas oraciones el TF es el resultado de los eventos: tener el artículo leído y la carta escrita, respectivamente. Es decir, en las construcciones resultativas en TS y el TF tienen la siguiente relación: Tiempo de la Situación Tiempo del Foco Figura 9. Es decir, en estas construcciones el TF siempre es posterior al TS. En contraste, si defendemos que es una perífrasis de aoristo reciente, el TF señalará el final del TS y el comienzo de la situación consecutiva en los predicados de logro: (227) a. Juan llegó a las tres.111 b. El bebé nació a las 8 de la mañana. En estos ejemplos el TF, el tiempo durante el cual es válida la afirmación, incluye el final del TS llegar a las tres o nacer a las 8 de la mañana y el comienzo de la situación siguiente (ya que una vez uno llega o nace se produce una transformación del estado de cosas que dará lugar a la situación siguiente de la que, como decimos, vemos el comienzo). Esto es cierto, 111 Ejemplo tomado de García Fernández (1995:364). 238 como vemos en García Fernández (1995: 364), para los predicados de logro, como llegar o nacer, por tanto: Tiempo de la Situación 1 Tiempo de la Situación 2 Tiempo del Foco Figura 10. Sin embargo, en las formas de aoristo de los predicados durativos el TS y TF coinciden: (228) Juan estuvo enfermo dos meses.112 En el ejemplo anterior el TF coincide con el TS, ya que observamos que con un tiempo verbal de aoristo (como es el pretérito perfecto simple de indicativo) contemplamos el evento denotado por estar enfermo de principio a fin: Tiempo de la situación Tiempo del foco Figura 11. Si funcionase como una perífrasis aspectual de perfecto (figura 9), en palabras de Havu (1997) y Carrasco Gutiérrez (2006), tendrían que ocurrir dos cosas: a) 112 Ejemplo tomado de García Fernández (1995:364). 239 que el evento denotado por el infinitivo fuese inmediatamente anterior al estado de cosas resultante y b) que este fuera relevante psicológicamente. Nosotros queremos señalar que decir que el estado de cosas resultante es relevante psicológicamente (Havu,1997) no es un criterio suficientemente satisfactorio ni bien definido. Como dice el propio Havu (2009), a quien nos sumamos, los estudios anteriores quedan incompletos, porque en ellos no se explica en qué sentido la perífrasis focaliza el estado de cosas resultante. En su opinión, el hecho de que Juan esté aquí no tiene que ser necesariamente una implicación estricta de Juan acaba de llegar. Esta interpretación es una inferencia pragmática. Esta hipótesis se refuerza si tomamos en cuenta el hecho de que la perífrasis puede combinarse con verbos de acción y con verbos momentáneos atélicos, cuyo significado excluye la aparición de un estado resultante: (229) a. Acabo de correr. b. Acabo de cantar en el coro. Ejemplos como los que proponemos en (229) no reflejan, en ningún caso, un estado de cosas resultante, porque correr o cantar no admiten resultado. Creemos que Fernández de Castro (1999) intenta explicar en qué sentido el estado de cosas resultante en este tipo de construcciones es relevante: «Una posible respuesta tiene que ver con la aprehensión intuitiva de la causalidad. Cuando un hecho es motivo de o requisito para otro, el segundo sucede idealmente –no ya solo temporalmente –al primero, y hay muchas probabilidades de que esa situación pueda concebirse como inmediata. En tales casos, la mera anterioridad de una acción 240 no tiene por qué ser suficiente para salvaguardar el vínculo causal, pero sí la unión de ‘perfectividad’ y ‘cercanía’ (temporal o lógica)» Fernández de Castro (1999: 267). Es decir, para el autor, como también observamos en Carrasco Gutiérrez (2006), el pasado reciente asegura la causalidad entre el evento denotado por el infinitivo y el estado de cosas resultante, ya que no solo ocurre anteriormente, sino de forma inmediatamente anterior. Que una acción ocurra de forma anterior a otra no implica necesariamente que la segunda sea resultado de la primera. Sin embargo, el hecho de que no solo ocurra de forma anterior sino de forma inmediatamente anterior implica esta causalidad. Según esta visión, entonces, la perífrasis señala el estado de cosas resultante causado por el evento denotado por el infinitivo. Esta causalidad viene dada por la corta distancia entre el evento denotado por el infinitivo y el estado de cosas resultante: (230) Acabamos de entrar en casa. à estamos en casa. Es decir, según estas hipótesis, estar en casa es consecuencia directa de acabar de entrar en casa, al ser este evento inmediatamente anterior a aquel. Sin embargo, si la causalidad es la característica que hace relevante el estado de cosas resultante y esta solo puede garantizarse si dicho estado es inmediatamente posterior, no deberían existir ejemplos como Claudia acaba de llegar hace dos horas, que tienen un elemento temporal hace dos horas que rompe con la idea de inmediatez que veíamos en Fernández de Castro (1999) y Carrasco Gutiérrez (2006). Y, sin embargo, estas secuencias son perfectamente gramaticales en español actual. Por estas razones, en oposición a otros autores (Havu, 1997; Carrasco Gutiérrez, 2006), y sumándonos a Havu (2009) consideramos que la construcción es una construcción de aoristo reciente, ya que existen evidencias (la combinación con predicados de 241 actividad o con elementos temporales precisos) que muestran que no se comporta como una perífrasis resultativa, sino como una de aoristo. Esto se confirma cuando observamos que la perífrasis se puede combinar con elementos temporales propios de los aoristos: (231) a. El artículo que me recomendaste, acabo de leerlo ayer mismo. b. Acabo de escribir la carta de acceso a la universidad a las tres. En los ejemplos anteriores, el TF señala el TS (ayer, a las tres) de principio a fin. Es decir, en estos ejemplos lo relevante no es el estado de cosas resultante, sino el cuándo. De hecho, y como vemos en Carrasco Gutiérrez (2006: 68)113, el aoristo puede ser preguntado por el adverbio cuándo, mientras que los perfectos no: (232) a. ¿Cuándo firmó Juan la carta? b. #¿Cuándo acababa Juan de firmar la carta?114 En su estudio ella sostiene que la segunda oración no funciona, debido a que los perfectos no responden a la pregunta cuándo. Esto contrasta con lo que ocurre con los ejemplos que hemos visto en (231), en los que veíamos que el español acepta los complementos temporales de aoristo que, en principio, responden a la pregunta cuándo. La incorporación de los complementos temporales de aoristo y el pasado reciente es relativamente novedosa, con lo cual es comprensible que algunos usos, como el de las preguntas con cuándo aún suenen forzados. Sin embargo, la pregunta ha lugar si se entiende como una pregunta de eco: 113 Para más referencias al respecto Fente Fernández y Feijóo (1972), Gómez Manzano (1992) Fernández de Castro (1999), Gómez Torrego (1988; 1999). 242 (233) - Acabo de leerme el artículo a las tres. - Perdona, ¿cuándo dices que acabas de leer el artículo? En el próximo apartado vamos a realizar el estudio de oraciones como las de (233), cada vez más comunes en español actual, que apoyan nuestra hipótesis de que ha comenzado a funcionar como una perífrasis temporal de aoristo. 4.4 LA PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE CON ELEMENTOS TEMPORALES DE AORISTO Como hemos expuesto en el apartado anterior, en español y en francés (Havu, 2009) parece que el pasado reciente se combina, cada vez con más frecuencia, con localizaciones temporales precisas (ayer, hace un año, etc…). Este tipo de localizaciones temporales son propias de los tiempos de aoristo: (234) El de [sic] día de ayer acaba de salir el capítulo número 5 de la Mansión De Los Políticos, […].115 La cuestión que nosotros observamos con ejemplos como el anterior y los introducidos en el apartado previo es la siguiente: si esta perífrasis ha comenzado a utilizarse en español con elementos temporales propios del aoristo, debe responder a que se está reinterpretando como una construcción de aoristo. Recordemos que la evolución de las perífrasis resultativas hacia perífrasis de aoristo es común, como ocurrió en el español con los tiempos compuestos, que provienen de la construcción resultativa latina. 115 Ejemplo tomado de Havu (2009). 243 Hemos visto que esta construcción se ha estudiado como perífrasis resultativa y, sin embargo, en oraciones como las que vemos ahora, aparece con los elementos temporales propios del aoristo: (235) a. Acabamos de entrar en casa hace una hora. b. María acaba de publicar la tesis hace tan solo un año. En estos ejemplos, el estado de cosas resultante estar en casa o la tesis está publicada no es inmediatamente posterior al evento denotado por el infinitivo y, por tanto, la causalidad entre el estado de cosas resultante y el evento infinitivo queda rota. Como observamos en Fernández de Castro (1999), si borramos esta inmediatez, el estado de cosas resultante que debe ser causa del evento denotado por el infinitivo deja de tener relevancia. Si no se puede demostrar que el estado de cosas resultante es psicológicamente relevante, en palabras de Havu (1997), no podemos hablar de una construcción resultativa, pues, entonces, cualquier predicado podría considerarse resultativo, ya que si acabé de comer una manzana a las tresà la manzana está comida y, sin embargo, lo que se predica en esa oración no es el estado de cosas resultante, sino el final del evento denotado por el infinitivo. Estos casos muestran, entonces, que la fase POST (Havu, 1997) no tiene relevancia causal, por lo que nos encontramos ante ejemplos de aoristo reciente y no de perífrasis resultativa, en los que el Tiempo del Foco señala el final del evento denotado por el infinitivo y el comienzo del evento posterior con los predicados de logro, o que el Tiempo del Foco señala la acción de principio a fin con los predicados durativos (García Fernández, 1995). Por lo tanto, en una oración como la que vemos en (235a) acabamos de entrar en casa, el Tiempo del Foco señala el final del evento entrar en casa y el comienzo del evento posterior estar en casa. Como estudiamos en los trabajos de Gómez Torrego (1988) o RAE-ASALE (2009), defendemos que lo que expresamos con la construcción de pasado reciente es que el lapso 244 temporal entre el evento denotado por el infinitivo y el momento del habla se concibe como corto: Evento denotado por el infinitivo Momento del habla Figura 12. Nótese que decimos se concibe y no es, porque creemos que esta evolución de la construcción hacia el aoristo ha sido posible, precisamente, debido al carácter subjetivo de lo inmediato. La distancia entre lo ocurrido y el momento del habla es objetiva, sin embargo, la perspectiva del hablante con respecto a si dicha distancia es mucha o poca es totalmente subjetiva: (236) a. Azucena acaba de publicar su tesis hace tan solo dos años, y ya es catedrática. b. Nico acaba de llegar hace literalmente un segundo. Ambos ejemplos son construcciones de pasado reciente, pero la distancia entre el evento denotado por el infinitivo y el momento del habla es totalmente diferente en la primera y la segunda secuencia y, sin embargo, ambas son construcciones naturales en español. Esta distancia es subjetiva y depende de cada hablante. En el próximo apartado estudiamos la relación de la construcción de pasado reciente con la negación ya que, debido a su significado, solo permite un tipo específico de negación: la negación externa (RAE-ASALE, 2009). 245 4.5 LA NEGACIÓN EN LA PERÍFRASIS VERBAL DE PASADO RECIENTE Muchos autores (Havu, 1997, 2009; Carrasco Gutiérrez, 2006; RAE-ASALE, 2009) han estudiado la imposibilidad de la negación en la perífrasis como construcción de pasado reciente: (237) a. #Lisa no acaba de llegar. b. #Marta no acaba de terminar la tesis. En este apartado queremos ahondar en el uso de la negación de esta perífrasis, partiendo de ejemplos como los de (237). Para ello, nos serviremos específicamente de los trabajos de Havu (1997 y 2009) y RAE-ASALE (2009). RAE-ASALE (2009) explica que la negación de queda limitada a contextos en los que la negación es externa y equivale a no es cierto que. Estos usos suelen ser interrogativos: (238)116 a. ¿No acabamos de admitir que el espíritu religioso ha repuntado? (Sábato, Héroes). b. ¿No acaba de afirmarlo el propio Papa de Roma? (Roa Bastos, Supremo). En estos contextos, la negación de es, como decimos, externa. No se niega el hecho de que se acabe de admitir algo (citando el ejemplo de 238a) sino que se afirma si algo es o no cierto. Existen, además, otras negaciones que se denominan metalingüísticas que no son necesariamente preguntas como en: 116 Ejemplos tomados de RAE-ASALE (2009). 246 (239)117 a. No acaba de enterarse, hace ya horas que lo sabe. b. No acababa de decidirse. Se explica en RAE-ASALE (2009) que en estos ejemplos se rechaza o se niega una afirmación anterior, en la que se manifiesta el carácter de anterioridad reciente del evento dado: «En la lectura 1 se niega el significado que corresponde a la perífrasis de anterioridad reciente (§28.9i). Así en la oración Mi despertador no acaba de sonar hace un momento, se rechaza que sea verdad que cierto suceso haya ocurrido recientemente» RAE-ASALE (2009: § 28.11j). Si bien consideramos que esto es cierto para el caso de (239a), hemos explicado en el capítulo anterior por qué el caso de (239b) es diferente. Hemos discutido ampliamente la negación atenuada en ese capítulo lo que nos ha llevado a concluir que el caso de (239b) es un caso de la perífrasis como perífrasis completiva, parafraseable por los adverbios completivos completamente o la locución adverbial del todo. La negación, dice Havu (2009) puede aplicarse a la perífrasis en su función de pasado reciente en determinadas condiciones particulares: a. Negación de la información temporal conferida por el auxiliar (con una prosodia particular) Pepe no ACABA de entrar, llegó hace tiempo. b. Construcción adversativa Pepe no acaba de ENTRAR, acaba de SALIR. c. Negativa retórica ¿No acaba de llegar María? 117 Ejemplos tomados de RAE-ASALE (2009). 247 d. Negación con las proposiciones interrogativas indirectas Me pregunto si no acabo de cometer un gravísimo error. Es evidente que no estamos ante la negación al uso, es decir, no negamos una proposición afirmativa. En los dos primeros ejemplos negamos un elemento del predicado; en los dos segundos, aparece la negación retórica. El inglés, a pesar de que estamos ante una lengua cuyo mecanismo operativo de pasado reciente no son las perífrasis verbales sino el adverbio just, se comporta de la misma manera en su incompatibilidad con la negación: (240) a. #John hasn’t just arrived. b. #Mery hasn’t just done her homework. Asimismo, el adverbio recién tiene el mismo problema en español: (241) a. #Recién no llegué. b. #Recién no hice mi tarea. En ambos ejemplos anteriores con los adverbios just, en inglés, y recién, en español, la negación se entiende como una negación externa. Como veíamos en RAE-ASALE (2009), no se niega la afirmación ‘acabar de llegar’ (has just arrived/recién llegué), se niega que el evento haya ocurrido de forma inmediatamente anterior. En conclusión, la negación de la perífrasis verbal como perífrasis verbal resultativa o de pasado reciente es externa y solo puede entenderse o bien como paráfrasis de ‘no es cierto que’, como dice RAE-ASALE (2009): 248 (242) ¿No acabamos de explicar eso mismo nosotras? /Me pregunto si no acabamos de explicar eso mismo nosotras. Como una negación de la temporalidad: (243) No acaba de comer, comió hace horas. O como una construcción adversativa: (244) No acabamos de comer, acabamos de cenar. La negación, por tanto, no es admitida por la perífrasis, excepto en casos como los que enumeramos en los ejemplos de (242), (243) y (244). En este apartado hemos estudiado la relación entre la perífrasis como perífrasis de pasado reciente y la negación. Como hemos observado, la perífrasis solo puede negarse en tres casos: como negación externa, como negación de la temporalidad reciente, o como una negación en construcciones adversativas. 4.6 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO CUATRO A lo largo de este capítulo de la tesis nos hemos centrado en el estudio de la perífrasis verbal de pasado reciente : (245) a. Acabo de llegar. b. Acabo de comer hace un rato. El pasado reciente se expresa en diferentes lenguas con diferentes recursos, desde partículas adverbiales como just y recién, en inglés y español, respectivamente, hasta construcciones perifrásticas como en francés o en español. 249 La construcción perifrástica del pasado reciente en español se ha considerado en la bibliografía una perífrasis aspectual de dos tipos: de aoristo reciente y de perfecto. Nosotros hemos defendido en este apartado la inclusión de la perífrasis en el primer grupo, pues creemos que el estado POST carece de relevancia causal y que, al ser compatible con adverbios temporales, no puede considerarse una construcción de perfecto. En las construcciones de aoristo, como , si seguimos la definición de Klein (1992,1994), el Tiempo del Foco muestra el final del Tiempo de la Situación y el comienzo de la siguiente en los verbos de logro: (246) a. Llegué a las cinco. b. Entré en casa hace una hora. O bien el Tiempo del Foco señala la situación de principio a fin con los demás predicados (García Fernández, 1995): (247) a. Comí mucho ayer. b. Estuve cansada todo el día. Los perfectos resultativos, en su significado de pasado reciente, focalizan, como decíamos, el estado de cosas resultantes: (248) a. Ya habíamos terminado el trabajo para entonces. à el trabajo está terminado. b. Tengo la comida hecha desde la una. à la comida está hecha. Nosotros hemos defendido que , entonces, forma parte de este primer grupo, el de las construcciones temporales de aoristo reciente. Cuando decimos Mi 250 madre acaba de llegar a casa, el TF señala el final de la situación llegar a casa y el comienzo implícito de la siguiente. El hecho de que consideremos estas expresiones de aoristo y no de perfecto se refuerza cuando observamos, como dice Havu (2009), que el pasado reciente cada vez se combina con más frecuencia con expresiones temporales más propias de los aoristos: (249) a. Acaba de comer hace dos horas. b. Santiago acaba de publicar la tesis ayer. Este uso nos hizo plantearnos si verdaderamente el estado de cosas resultante tenía relevancia o si, por el contrario, la perífrasis se estaba reinterpretando como una perífrasis de aoristo. Consideramos, siguiendo a Havu (2009), que efectivamente la fase POST que las construcciones resultativas señalan no es intrínseca a la perífrasis, entre otras cosas, porque esta construcción puede combinarse con predicados que no denotan un cambio de estado, como las actividades y que, por tanto, no pueden tener un resultado. Además, si como se ha sugerido, el estado de cosas resultante solo es relevante si es consecuencia del evento denotado por el infinitivo y esta relevancia depende de la inmediatez, los casos en que la perífrasis se combina con elementos temporales de aoristo demuestran que no lo es. Estos ejemplos demuestran que el evento denotado por el infinitivo no es inmediatamente anterior a la fase POST y, por tanto, si esta no tiene relevancia psicológica, no podemos hablar de construcciones resultativas. 251 V CONCLUSIONES GENERALES Esta tesis ha tenido cuatro objetivos principales: 1. Proponer una definición de perífrasis verbal que se ajuste al concepto que se esconde bajo esta nomenclatura y exponer por qué las divisiones tradicionales de modalidad y aspecto no son suficientes. 2. Demostrar que la perífrasis no es una perífrasis aspectual, sino una construcción de marcador del discurso. 3. Proponer y demostrar a través de la perífrasis terminativa que existe una nueva perífrasis, particularmente en contextos negativos, homónima de la anterior, que funciona como una construcción completiva. 4. Demostrar que es una perífrasis de aoristo reciente y no de perfecto resultativo. En el primer capítulo abordamos el primer punto. Tras observar las definiciones de diferentes autores (Gómez Torrego, 1988;1999; García Fernández, 2006; RAE-ASALE, 2009, entre otros), llegamos a la conclusión de que una definición satisfactoria de perífrasis verbal es la que sigue: Una perífrasis verbal es una construcción formada por dos o más verbos en los que, prototípicamente, solo el primero puede ser flexivo. Asimismo, el primero de los verbos de estas construcciones, llamado verbo auxiliar, aparece, característicamente, total o parcialmente gramaticalizado. Además, estos verbos dan lugar a una predicación única. 252 Con esta definición se da cuenta de cuatro cuestiones fundamentales. En primer lugar, en las estructuras perifrásticas pueden aparecer más de dos verbos, dando lugar a las construcciones que se denominan cadenas de auxiliares118: (250) a. Juan tiene que trabajar mañana. b. Juan puede que vaya a tener que trabajar mañana. En (250a) tenemos una construcción con solo dos verbos, mientras que en (250b) tenemos una cadena de auxiliares (poder, ir, tener). En segundo lugar, exponemos que solo el primer verbo, de forma prototípica, puede ser flexivo (García Fernández, 2006). Es decir, en general, las perífrasis verbales aparecen con el verbo auxiliar flexionado y el verbo auxiliado en forma no finita (infinitivo, gerundio o participio). Sin embargo, existen ejemplos en los que se contradice esta afirmación: (251) a. Tener que trabajar es horrible. b. Cogió y me dijo que me dejaba. En (251a) tenemos tanto el verbo auxiliar como el verbo auxiliado en forma no finita y en (251b) tenemos tanto el auxiliar como el auxiliado flexionados. Es decir, no podemos asumir, si tomamos en cuenta ejemplos como los anteriores, que las perífrasis estén siempre formadas por . En tercer lugar, hemos defendido que, aunque la gramaticalización muestra un indicio de construcción perifrástica, muchas construcciones que se consideran perífrasis verbales tienen 118Remitimos al apartado 1.2 Estructura sintáctica y cadenas de auxiliares. 253 auxiliares que no están gramaticalizados. Por ejemplo, el auxiliar poder, ya formaba una perífrasis verbal en latín (possum), como vemos en García Fernández y Krivochen (en prensa). Por último, las perífrasis verbales, en oposición a las estructuras de control, son mono- oracionales, es decir, actúan como los verbos de los tiempos compuestos, en el sentido de que no dan lugar a dos predicaciones distintas. Como hemos demostrado, estas construcciones solo tienen complementos seleccionados por el verbo auxiliado, entre otros, el sujeto. Por ello, podemos tener estructuras como las de (252a), pero no estructuras como las de (252b): (252) a. Va a nevar pronto. b. *Desea nevar pronto. Desear selecciona sintáctica y semánticamente sus sujetos y estos no pueden, en ningún caso, ser sujetos nulos, por ello, (252b) es agramatical. En cambio, y dado que en (252a) ir a no selecciona sus sujetos, la construcción puede combinarse con un verbo como nevar que selecciona sujetos nulos, pues la estructura solo necesita un sujeto: el seleccionado por el auxiliado. En el primer capítulo también planteamos que las clasificaciones semánticas tradicionales de las perífrasis verbales son insuficientes. Prueba de ello es el grupo de construcciones que se han clasificado por unos autores como aspectuales (Gómez Torrego 1988; Fernández de Castro1999), por otros como otras perífrasis (Gómez Torrego, 1999), por otros como marcadores del discurso (DPV, 2006) y por otros como escalares (RAE-ASALE, 2009). Estas perífrasis que tradicionalmente aparecen en el grupo de las aspectuales, nosotros defendemos que forman parte del grupo de marcadores del discurso (siguiendo al DPV, 2006): 254 119 120 Como demostramos en el capítulo dos, si una perífrasis es aspectual, en base a la definición de Klein (1992,1994), tiene que poner en relación el Tiempo de la Situación con el Tiempo del Foco. Nuestra hipótesis era que, en base a esta definición de aspecto, no puede ser, de ninguna manera, una perífrasis aspectual. Tomemos una perífrasis aspectual primero como ejemplo: (253) Acabé de cantar a las tres. En este ejemplo, el Tiempo del Foco señala el final del Tiempo de la Situación, es decir, señala el final del evento denotado por el infinitivo, en este caso, cantar. Entonces, es una perífrasis verbal aspectual terminativa. Tomemos ahora el ejemplo de la perífrasis que analizamos en el capítulo dos, : 119 Perífrasis utilizada en Venezuela, similar a . 120 Perífrasis utilizada en Colombia, similar a . 255 (254) Siempre acabo por hacer la tarea. En este caso, no mostramos una relación entre el TS y el TF, pues esta construcción no relaciona dos tiempos. pone en relación un evento, en este caso hacer la tarea, con una serie explícita o implícita. Hacer la tarea es el último de los eventos de una serie. Es decir, con esta perífrasis no señalamos un cuándo sino que ordenamos los eventos de la serie. Este tipo de perífrasis, como demostramos en este capítulo, funciona como los marcadores del discurso ordenadores de la información. En este caso, tiene una relación directa con el ordenador de cierre al final y, por ello, son conmutables: (255) Siempre hago la tarea al final. E incluso pueden coaparecer, como un pleonasmo (concepto de RAE-ASALE, 2009): (256) Siempre acabo por hacer la tarea al final. Además, el capítulo dos expone que la perífrasis posee, al igual que el ordenador al final, dos significados distintos: uno como el que veíamos en (254), donde la perífrasis señala el último evento de una escala, y otro como el que mostramos en (257), donde el evento denotado por el infinitivo aparece como un elemento inesperado: (257) No quería, pero acabé por hacer la tarea para que mi padre me dejara en paz. En este ejemplo, como se puede observar, el evento denotado por el infinitivo tiene un sentido, en palabras de Fuentes (2009), de anti-orientación añadido. Por último, partiendo de la hipótesis de autores como González Rodríguez (2011) o Arkadiev (2015), hemos observado las diferencias entre , higher negation, y , lower negation. Nuestra hipótesis era que, al igual 256 que ocurre en otros idiomas, los casos de higher negation desencadenan una lectura de evento negado, es decir, evento no ocurrido parafraseable por no ocurrió que…, mientras que en los casos de lower negation desencadenan una lectura de evento negativo, esto es, de evento que ha ocurrido, parafraseable por ocurrió que…: (258) a. No acabamos por ir. à Evento negado: no ocurrió que fuéramos. b. Acabamos por no ir. à Evento negativo: ocurrió que no fuimos. Es decir, en (258a) la negación ante auxiliar desencadena una lectura de evento negado, mientras que en (258b) tenemos un evento negativo. Prueba de ello es que solo (258b) puede entenderse en el sentido de evento inesperado. Esto se debe a que solo un evento que tiene lugar puede ser inesperado. En el capítulo tres queríamos probar dos cuestiones: primero, que la perífrasis es una perífrasis aspectual terminativa, cuestión que ha quedado expuesta en la página anterior; y segundo, que las restricciones que muestra al combinarse con predicados no dinámicos desaparecen cuando se combina con la negación, porque en esos contextos la perífrasis es otra: la completiva. Para demostrar este segundo punto, primero necesitamos establecer las diferencias entre lo que entendemos por terminativo y lo que entendemos por completivo. Utilizamos el término terminativo para definir construcciones en las que señalamos el final natural del evento denotado por el infinitivo, como en el ejemplo de (253) acabé de cantar a las tres. Es decir, de alguna manera señalamos un cuándo, el del final del evento. Con las construcciones completivas, en cambio, no señalamos un cuándo, sino si el evento denotado por el infinitivo ha sido o no completado: (259) No acabo de entenderte. 257 En (259) la construcción no señala el final del evento denotado por el infinitivo, entre otras cosas, porque no es un evento dinámico. Lo que señala esta construcción es que el evento denotado por el infinitivo no ha llegado a su compleción, es decir, no ha llegado al grado máximo más allá del cual no hay otro (Fábregas, 2015). Con esta construcción no señalamos el final de una situación, sino que mostramos si un evento se ha completado. Por ello, estas construcciones pueden parafrasearse por el adverbio de grado completamente: (260) No te entiendo completamente. Como colofón a esta tesis, en el capítulo cuatro estudiamos la perífrasis de pasado reciente , donde defendemos que es una perífrasis de aoristo reciente y no de perfecto resultativo. En muchos trabajos se ha defendido que esta perífrasis es aspectual y focaliza el estado de cosas resultantes. Esto se debe a que estos autores sostienen que el evento denotado por el infinitivo es inmediatamente anterior a este estado de cosas resultante y que, debido a esta inmediatez, el estado de cosas resultante es consecuencia de aquel: (261) Acabo de llegar. à estoy aquí. Estos autores defienden que en ejemplos como el de (261) estoy aquí es consecuencia directa de llegar debido a que llegar es inmediatamente anterior a estar aquí. Por ello, para estos autores, una glosa adecuada para un ejemplo como el de (261) es he llegado hace un momento/hace un instante. En su opinión, esta inmediatez es lo que hace posible que el estado de cosas resultante sea consecuencia del evento denotado por el infinitivo y, por tanto, sea relevante. Sin embargo, existen ejemplos que contradicen esta idea: (262) Acabo de llegar hace solo dos horas. 258 En un ejemplo como el de (262) el evento denotado por el infinitivo no ha ocurrido hace un instante, por el contario, el lapso temporal es mucho mayor. Es decir, en este tipo de ejemplos no se desprende que estar aquí sea una consecuencia directa de acabar de llegar. Si, como dicen estos autores, la inmediatez es fundamental para que el estado de cosas resultante sea consecuencia del evento de la forma en infinitivo, en estos ejemplos este resultado deja de tener relevancia. Por tanto, estas construcciones no se pueden considerar resultativas. Otra de las cuestiones que refuerza nuestra hipótesis es el hecho de que en español actual esta perífrasis se utilice, cada vez con más frecuencia, con elementos temporales precisos propios del aoristo: (263) Acabo de llegar tan solo ayer y ya quieren que lo sepa todo. Por estas razones, defendemos que esta perífrasis no se comporta como una construcción resultativa, sino como una construcción temporal, en la que el hablante concibe que el tiempo transcurrido entre el evento denotado por el infinitivo y el momento del habla es corto. Es decir, si bien en (263) el lapso de tiempo objetivo entre el evento y el momento del habla no es tan inmediato como en (262), ambas construcciones aparecen con la perífrasis de pasado reciente, porque lo relevante es, en estos casos, la percepción de lo inmediato por parte del hablante. Con una definición de aoristo temporal, como la que hemos defendido, se puede dar cuenta de ambos tipos de ejemplos. Por ello, sostenemos que en estas construcciones el TF señala, o bien el TS de principio a fin, en combinación con los predicados no puntuales, o el final del TS denotada por el infinitivo y el comienzo de la situación consecuente en combinación con los logros. En esta tesis dejamos una puerta abierta para futuras investigaciones, ya que existen algunos asuntos para los que aún no tenemos respuesta, pero que consideramos fundamentales. Por ejemplo, creemos que una cuestión interesante podría ser estudiar si existe una razón por 259 la que la perífrasis completiva haya arraigado en contextos muy específicos, como los contextos negativos, y no en otros cuando, en principio, no existe una razón evidente para este comportamiento. Una hipótesis que planteamos es si esto se puede deber a que esta perífrasis está en competencia de significado con las construcciones terminativas y la de pasado reciente. Por ejemplo, hemos estudiado la complejidad a la hora de negar la perífrasis de pasado reciente y, sin embargo, la perífrasis completiva funciona con mayor asiduidad en contextos negativos. De la misma manera, aunque la perífrasis terminativa no puede combinarse con predicados no dinámicos, la perífrasis completiva sí puede hacerlo. Estas disquisiciones podrían ser un buen comienzo para una investigación próxima, cuya hipótesis parta de la idea de si estas construcciones aparecen en distribución complementaria. 261 VI BIBLIOGRAFÍA ANDERSON, G. (2006). Auxiliary Verb Constructions. Oxford: Oxford University Press. ANDERSON, G. (2011). Auxiliary Verb Constructions (and Other Complex Predicate Types): A Functional-Constructional Overview. Language and Linguistics Compass, 795-828. ANSCOMBRE. G. (2011). Los marcadores del discurso: historia de un concepto, problemas y perspectivas. Linred, 1-13. ANSCOMBRE, G., Y DUCROT, O. (1994). La argumentación en la lengua. Madrid: Gredos. ARKADIEV, P. (2015). Negative Events: Evidence from Lithuanian. En DONVM SEMANTIVM (págs. 7-21). Moscow: LRC Publishers. ASHER, N. (1993). Reference to abstract objects in discourse. Dordrecht: Kluwer Academic Publisher. BINNICK, R. (1991). Time and the verb: A guide to tense and aspect. New York: Oxford University Press BLACKEMORE, D. (1987). 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El primer evento con relación a una serie Figura 6. 279 El último evento con relación a una serie Figura 7. Tiempo de la situación Tiempo del Foco Figura 8. Tiempo de la Situación Tiempo del Foco Figura 9. 280 Tiempo de la situación 1 Tiempo de la situación 2 Tiempo del Foco Figura 10. Tiempo de la situación Tiempo del foco Figura 11. Evento denotado por el infinitivo Momento del habla Figura 12. 281 RELACIÓN DE TABLAS Capítulo I: TABLAS Tabla 1. Otras perífrasis (Gómez Torrego, 1999) 282 Tabla 2. Tabla 3. 121La perífrasis que, como dice RAE-ASALE (2009: §28.9r), no tiene solamente una interpretación escalar. Perífrasis disposicionales (Fernández de Castro, 1999) Perífrasis escalares (RAE-ASALE, 2009) 121 283 Tabla 4. Tabla 5. Perífrasis verbales con función de marcador discursivo (DPV, 2006): CRITERIOS DE PERIFRASTICIDAD COMUNES 1. La combinación con verbos meteorológicos y existenciales 2. La subida de clíticos 3. La selección semántica del sujeto sujeto 4. La formación de la pasiva (perifrástica y con se) 5. La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales 6. La gramaticalización (total o parcial) del verbo auxiliar 284 Capítulo II: TABLAS Tabla 6: Marcadores del discurso, Portolés (1998) Estructuradores de la información Conectores Reformuladores Operadores discursivos Marcadores de control de contacto Comentadores (pues bien) Aditivos (incluso) Explicativos (es decir) De refuerzo argumentativo (de hecho) (Hombre, mujer, anda, mira, oye…) Ordenadores (primeramente, segundo) Consecutivos (por tanto) Rectificativos (más bien) De concreción (por ejemplo) Digresores (por cierto) Contra- argumentativos (sin embargo, pero) De distanciamiento (en cualquier caso) De formulación (bueno) Recapitulativos (en conclusión) 285 Tablas 7, 8, 9, 10 y 11: División de los MD, Portolés (1998) Estructuradores de la información Comentadores (pues bien) Ordenadores (primeramente, segundo) Digresores (por cierto) Tabla 7. Conectores Aditivos (incluso) Consecutivos (por tanto) Contra-argumentativos (sin embargo, pero) Tabla 8. Reformuladores Explicativos (es decir) Rectificativos (más bien) De distanciamiento (en cualquier caso) Recapitulativos (en conclusión) Tabla 9. 286 Operadores discursivos De refuerzo argumentativo (de hecho) De concreción (por ejemplo) De formulación (bueno) Tabla 10. Tabla 11. Marcadores de control de contacto Hombre, mujer, anda, mira, oye… 287 Capítulo III: TABLAS Tabla 12. Criterios de perifrasticidad de la perífrasis aspectual terminativa La combinación con verbos meteorológicos y existenciales Restricciones La subida de clíticos Lo acabó de pintar/acabó de pintarlo La selección semántica del sujeto sujeto Juan acabó de pintar el cuadro/ #el árbol acabó de pintar el cuadro El árbol acabó de florecer/ #Juan acabó de florecer La formación de la pasiva (perifrástica y con se) Restricciones La formación de perífrasis de relativo o estructuras ecuacionales Lo que acabé de hacer fue muy interesante La gramaticalización (total o parcial) del verbo auxiliar Restricciones Tabla 13. Predicados con los que se combina las perífrasis aspectual terminativa. Predicados de actividad (+ dinámico) Acabo de correr todos los días a las dos. Predicados de realización (+dinámico) Acabé de pintar el cuadro esta tarde. Predicados de estado (- dinámico) *Acaba de haber gente. Predicados de logro (-dinámico) *Acabó de llegar a las cinco. 288 Capítulo IV: Tablas Tabla 14. Predicados con los que se combina la perífrasis de pasado reciente Predicados de actividad Acabo de correr. Predicados de realización. O de estado transitorio que se interpretan como realizaciones. Acabo de escribir Acabo de estar enferma, pero ya me encuentro mejor. Predicados de estado *Acaba de ser guapo Predicados de logro Acaba de llegar Tesis Claudia Quevedo García PORTADA AGRADECIMIENTOS ÍNDICE RESUMEN/ABSTRACT RESUMEN ABSTRACT PRÓLOGO CAPÍTULO I. ASPECTOS GENERALES DE LAS PERÍFRASIS VERBALES EN ESPAÑOL CAPÍTULO II. LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS DE MARCADOR DEL DISCURSO CÁPITULO III. LA PERÍFRASIS COMO PERÍFRASIS ASPECTUAL TERMINATIVA Y COMPLETIVA CAPÍTULO IV. COMO PERÍFRASIS DE PASADO RECIENTE V. CONCLUSIONES GENERALES VI. BIBLIOGRAFÍA VII. ABREVIATURAS VIII. RELACIÓN DE FIGURAS Y TABLAS