7 artículos S T 91 PABLO LOPEZ CALLE* EMIGRAR DE COSLADA A RóTERDAM Treinta años de transformaciones productivas en el Corredor del Henares Jorge, un español por el mundo… Los siguientes extractos pertenecen a una conversación que mantuvimos con Jorge [nombre ficticio] en un restaurante de Waalwijk, una ciudad de tamaño medio (50.000 habitantes) situada al este de Róterdam, a orillas de uno de los brazos fluviales que conforman el delta del Rin. Jorge es un cos- ladeño de 32 años y hasta que se marchó a Holanda, en noviembre de 2016, había estado cuatro años en paro, trabajando esporádicamente como aco- modador en un teatro de Madrid y repartiendo publicidad en diversos mu- nicipios del Corredor del Henares. La investigación se desarrolló en febrero de 2017, cuando un grupo de investigadores nos desplazamos a esta ciudad durante varios días para realizar diferentes entrevistas a emigrantes españo- les contratados por agencias de reclutamiento en España para trabajar allí en el sector de la logística1: A mí siempre se me han dado bien las ciencias, matemáticas, químicas, y tal, cogí ingeniería industrial porque no sabía qué hacer, con 18 años, pues dije esto tiene muchas salidas, algo que abarque… pues abarca muchas cosas. Es difícil, yo sabía que era difícil pero…. Pero yo lo que no quería es, es estar como mis Recibido: 24-V-2017. Versión final: 20-XI-2017. * Departamento de Sociología III, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense, Madrid. Correo electrónico: plopezca@cps.ucm.es 1 El equipo de trabajo en Holanda estuvo formado por Anne Bory, Cécile Vignal y José Calde- rón (Univ. Lille I); Antonio Ramírez (Universidad de Murcia) y Pablo López Calle (UCM). Agra- decemos Igualmente la colaboración de distintos colegas holandeses y franceses por el envío de información y documentación (Sylvain Laurens, Lucie Tourette, Nicolas Jounin, Sébastien Chauvin, David Gaborieau, Jan Cremers, Lisa Bernsten, Gonca Akyar) y especialmente a los trabajadores entrevistados, por su disposición en condiciones muy difíciles, y por el riesgo que han asumido al colaborar en esta investigación, dada su situación de extrema vulnerabilidad. Un informe en extenso de esta investigación ha sido publicado en la Revista Estudios de la Fundación 1 de Mayo, n.o 100, 2007 con el título «Trabajar en Holanda». Sociología del Trabajo, nueva época, núm. 91, otoño de 2017, pp. 7-26. 8 a r t íc u lo s S T 91 padres. Teniendo un trabajo de… de mierda, toda la vida, matándose a trabajar, 10, 11, o 12 horas para tener un sueldo más que para sobrevivir, y no poder disfrutar de su vida. Que yo recuerdo de pequeño que a mi padre había sema- nas que no lo veía. Porque él llegaba a lo mejor a la una o a las dos… ¿En qué trabajan tus padres? Él era camarero, ya está jubilado… había días que nos levantábamos y él no se había levantado todavía porque se acostaba muy tarde. Entonces mi madre también ha estado siempre vinculada a la cocina…. Semana santa, verano… na- vidades, o sea cuando la gente tiene libre pues ellos tenían que trabajar, ibas al revés de todo el mundo…. Y tampoco coincidían mucho en casa, e imagino que eso rompe mucho una relación, si no te ves, y solo hay deudas, y pagar, pagar y pagar, y no disfrutas de tus hijos ni de la familia, pues eso desgasta mucho. Y yo dije yo eso no lo quiero, yo dije quiero estudiar algo que sea importante y que tenga salidas… y después, cuando lo estudias… te das… te das de bruces… y encuentras que trabajo no hay. O sea yo he estudiado algo para no tener que… para tener trabajo, y en casa, para tener, para tener una vida… social… ¿Cuánto tiempo te costó hacer la carrera? Pues mira, el primer año lo gasté en la superior. Había dos amigos que esta- ban en la técnica y uno había aprobado cuatro de seis, y yo había tenido normal- mente mejores notas que él, así que me cambié a la técnica, y me metí en la es- pecialidad de electrónica, estuve seis años. En esos seis años aprobé primero, algunas de segundo y algunas de tercero. Y decidí cambiarme a electricidad, entonces di como un paso atrás, porque solo me convalidaron 8 asignaturas de todas las que tenía. Entonces fui a cinco de primero más todos los laboratorios del resto de las asignaturas, fue casi como empezar de nuevo todo, y me la sa- qué en cuatro años. O sea que once años. ¿Tienes hermanos? ¿Ellos qué han hecho? Sí tengo dos, son más mayores. Mi hermana terminó el instituto pero no continuó, y mi hermano el mayor se quedó en segundo de BUB. Él tiene un taxi. Siempre se anda quejando, pero así son los «pesetas» ¿no?, pero yo creo que le va bien, va tirando. Y mi hermana trabaja en una pizzería, como encargada de ventas, de responsable de ventas, la que prepara un poco la publicidad, llamar a clientes, recibir llamadas, hacer caja etc. Es una franquicia, Pizzería Carlos, creo que tiene 10 establecimientos en Madrid y otros diez o así por España. Ella es la que vive sola… La situación de Jorge en Holanda, como la del resto de sus compañeros, es «bastante angustiosa». Trabajan en grandes almacenes logísticos distribui- dos en un radio de 80 km en la región de influencia del puerto de Róterdam haciendo tareas de empaquetado, etiquetado y composición de packages2. 2 El Europuerto de Róterdam es el puerto más grande de occidente, y hasta el año 2004 era el más activo del mundo, ahora es superado por otros puertos del continente asiático como Sin- gapur, Sanghai o Hong Kong. Su hegemonía histórica como nodo comercial y de transporte en Europa deviene de su localización estratégica, en la desembocadura de los rios Rin y Mosa. De forma que en sus más de 40 km de zona portuaria se gestionan unos 450 millones de toneladas al año (290 productos a granel –básicamente hidrocarburos y en mucha menor medida agroa- limentarios, y 127 en containers)-. Entran 315 y salen 129, de las cuales 64 corresponden a containers y 32 a derivados de hidrocarburos). De las entradas, el 43 por 100 procede del 9 a r t íc u lo s S T 91 Se trata de un sistema de organización del trabajo y de organización entre empresas específicamente adaptado para acoger a estos inmigrantes labo- rales, que antes procedían del Este europeo, y ahora lo hacen también del Sur: tras la descarga de los containers en la zona portuaria, donde se locali- zan grandes multinacionales de logística y distribución como DHL, UPS, FLEXPORT…, los lotes de mercancías que componen dichos contenedores son repartidos entre esos super-almacenes, tales como DocData, Bleck- mann, Qizini, Jumbo…, y allí los productos son desembalados, etiquetados y almacenados, para luego, mediante un trabajo de localización y recogida conformar nuevos packages que van a ser enviados a los almacenes de distribución capilar de carácter local por toda Europa. Para ello se han im- plementado procesos de trabajo altamente racionalizados, con tareas muy estandarizadas y con protocolos compartidos por todas estas empresas, que permiten el empleo de trabajadores sin una formación especializada y altas tasas de rotación y temporalidad3. Tareas tan descualificadas que no permiten el error: P.—Si te equivocas con un artículo y lo… R.—No, mira, tú escaneas y si no coincide con lo que el sistema tiene, si ese artículo no es el correcto te pita. P.—Ah, ¿no te puedes equivocar? R.—No, no te puedes equivocar. C.—No te deja avanzar, te quedas bloqueado en ese paso… R.—, y te vas a la localización, entonces el artículo lo escaneas y te pone el código de barras del artículo y ese código de barras te dice: ahora tienes que llevarlo a la caja número 3, que tú tienes en el carrito, y después escaneas el ticket de la caja número 3, entonces te manda a la localización, te vas a la localización, coges el artículo, la caja, tal tal tal. R.—Si tú coges el erróneo te pita la máquina, te avisa de: estás bloqueado, vuelve a escanear; vuelves a escanear, entonces tú tienes que revisar los núme- ros que aparecen en la máquina con los que aparecen en el artículo, y dices: Ah, pues es que no coincide; entonces tienes que mirar en cajas de alrededor a ver si es que se ha caído el artículo en otra caja. R.—Está diseñado para que sea lo más efectivo y más rápido posible en una carrera de…rallyes. R.—¡Claro! tú te tienes que dejar guiar, la máquina lo hace todo [G2]. continente, el 25 por 100 de América, el 20 por 100 de Asia y el 11 por 100 de África. De las salidas, el 50 por 100 va a Europa y el 34 por 100 a Asia. https://www.portofrotterdam.com/en 3 A cada trabajador, al llegar al almacén, se le asigna un carro, donde tiene que ir colocando los productos (ítems) para completar un package. Los sistemas informáticos permiten colocar, y por tanto conocer, cada producto en función de diferentes algoritmos que determinan la forma más eficiente de encontrarlo dentro de la secuencia de los ítems que componen el package. De forma que el order picker solo debe aportar el trabajo físico requerido para formar los grupajes establecidos por el sistema, no se puede equivocar, pues el sistema no se lo permite. El de order picking es el trabajo más recurrente, pero también pueden ser llamados para tareas de packa- ging, labelling… Los carros son empujados manualmente y pesan en torno a 150 kg. Los ope- radores tienen que recoger, serpenteando por las estanterías, de 150 a 175 ítems por hora. 10 a r t íc u lo s S T 91 Ello hace posible disponer, por otra parte, de una suerte de depósitos de mano de obra muy barata y con disponibilidad total capaz de ser enviada en tiempo real a realizar intervenciones puntuales, en cualquier punto de ese disperso sistema reticular de almacenes, y ello en función de las varia- ciones de tiempo y forma de la demanda. Tal es así que se calcula que el sector logístico holandés permite proveer a 160 millones de consumidores, en un radio de 500 km, en menos de 24 horas [Walz et al, 2010: 20-21]. La posibilidad de mantener las condiciones de trabajo del Sur en esos países del Norte se hace efectiva gracias a un sofisticado sistema contractual que permite, mediante el recurso a las empresas de trabajo temporal, «rom- per» la normativa laboral vigente en los países de destino4. En primer lugar, las agencias de recruitment que trabajan en España para las ETTs holandesas reclutan a los trabajadores firmando un precontra- to muy básico en el que se comprometen a gestionarles el viaje y el trans- porte al lugar de residencia: R.—«Yo estaba en Fuerteventura trabajando, me apunté a través del Corner Job este del móvil, pues tenía un montón de… pues les voy a llamar porque nunca se sabe dónde está la oportunidad, porque a mí como no me da miedo viajar ni… y no tengo problema ninguno. Un martes les escribí, y esa noche me respondieron que al día siguiente me hacían la entrevista por teléfono, al día siguiente me hicieron la entrevista por teléfono y me dijeron: “Antes del lunes tienes que estar aquí” y dije “Pero es que antes del lunes solo puedo ir mañana”. Tuve que meter todas mis cosas en Fuer- teventura en la maleta, ir a Gran Canaria dejar las cosas y marcharme. Sin pensar. Y cuando llegué aquí me recogieron en el aeropuerto, me metieron en una casa y me dijeron “Una de estas camas es para ti, pero no sé cuál”». [G3] Una vez allí, estos firman un nuevo contrato con las ETTS locales que es denominado de Cero Horas, y que se renueva cada semana, lo que quiere decir que no ofrece ni estabilidad en el empleo ni garantía de trabajo. Estas personas no saben si van a renovar su contrato la semana siguiente. En el caso de que lo hagan, no saben qué días de la semana van a trabajar, ni dónde, ni cuántas ni a qué horas van a hacerlo. En muchas ocasiones no lo saben hasta tres horas antes de empezar la tarea. «C.—No ¡no sabes el tiempo que vas a trabajar! Entonces el jueves fui a tra- bajar, salí a las 11 y me dijeron “Ya no vas a trabajar más en todo el día”, y enton- ces dije “pues voy a aprovechar esta oportunidad” y me voy a Ámsterdam. Pero menos mal que no me fui, porque esa tarde a las 5 de la tarde me llamaron para 4 Así titulan Berntsen, L. and N. Lillie su informe sobre las prácticas abusivas de las ETTs que gestionan a nivel europeo a trabajadores desplazados intracomunitarios: «Breaking the law? Varieties of social dumping in a pan-European labour market», en Bernaciak, M., (ed)., Market expansion and social dumping in Europe, London: Routledge, 2015. Un análisis sistemático de las diferentes fórmulas bajo las que operan estas empresas a nivel internacional se puede ver en J. Fudge & K. Strauss (eds.) «Temporary Work, Agencies and Unfree Labour. Insecurity in the New World of Work», Routledge, New York, 2014. 11 a r t íc u lo s S T 91 firmar el contrato de la empresa siguiente. Entonces si estás en otro lugar lo pierdes, porque ya al día siguiente empiezas a trabajar ¿sabes?» [E3] Los que no consiguen obtener horas semanales suficientes entran en «nóminas negativas» con las ETTs, pues estas, en la medida en que deben pagarles el salario mínimo Holandés recuperan parte de ese salario (que es de 8,5 euros la hora para los mayores de 23 años) vía los descuentos por el alojamiento (92 euros semanales por una cama en habitación doble), el transporte al lugar de trabajo (5 euros cada día que trabajan), o el seguro médico (100 euros al mes). En segundo término, la provisión de alojamiento (que en la mayor parte de los casos son barracones o bungalows en campings y colonias vacacio- nales), supone también una forma de control de los trabajadores durante su tiempo «libre» y de asegurar así su disponibilidad plena para acudir al lugar de trabajo en esos plazos mínimos de tres horas. Estas personas no eligen el lugar donde van a vivir, con qué compañeros de habitación y durante cuánto tiempo van a hacerlo. En los campings carecen de medios de trans- porte para hacer otra cosa que no sea «esperar a que te llamen». Entonces te ves al final esperando, esperando, esperando sin poder hacer nada ¡solo puedes esperar! Es extraño. Que te ves… que tu vida está en manos de otra persona, y en nuestro caso más, porque estamos allí dentro [E3] Un indicador cotidiano de este estado de incertidumbre y sujeción es la imposibilidad de acumular enseres, alimentos o productos domésticos por miedo a tener que trasladarse a otro lugar de forma inminente, toda vez que no pueden, por norma, llevar consigo más que una maleta. «P.—¿Te dieron 2 horas para…? R.—Para cambiarme de alojamiento, para sacarme de un camping y… al principio me habían dicho que en una semana, era el cambio. Y el mismo día me llamaron que habían cancelado a no sé quién y que en 2 horas estaba esperán- dome en el parking un coche para llevarme a…a este sitio ¡Y así es! O te llaman por la tarde para ir trabajar al día siguiente. Es un poco extraño, pero bueno» [G3] Dos tipos de cláusulas, una referente a la imposibilidad de romper el contrato de alojamiento –si se quiere seguir manteniendo la relación laboral con la ETT–, y otra de «exclusividad», referente a la prohibición de trabajar directamente con las empresas clientes a riesgo de tener que pagar una cuantiosa multa, refuerzan, además la sujección de estos trabajadores a este sistema de trabajo. Se trata pues de un sistema de gestión de recursos humanos que consi- gue la disponibilidad y ductilidad de la fuerza de trabajo necesaria al proce- so productivo generando estados de alta vulnerabilidad y dependencia: mediante este estado de incertidumbre constante; mediante la dependencia habitacional (en la medida en que no pueden optar a alquilar habitaciones por su cuenta al no disponer como garantía de un contrato de trabajo como tal –en el que se constate la duración y el salario–); a través de la arbitrarie- 12 a r t íc u lo s S T 91 dad de las decisiones de las ETTs respecto de los destinos laborales y resi- denciales; y, en última instancia, por la propia necesidad de horas de traba- jo de los empleados. «P.—¿Qué hacéis en vuestro…? ¿Tenéis tiempo libre? R.—Sí, pero… desorganizado, desorganizado. V.—Sí, desgraciadamente sí. C.—Descansar. P.—Dices que desgraciadamente tenéis tiempo libre, dices. Claro, porque trabajáis poco y el tiempo libre no lo aprovecháis. R.—Sí, en esta empresa, en B… trabajé a la una del mediodía el miércoles; el jueves no trabajé; el viernes a las 12 de la mañana, el sábado también. Enton- ces viernes sábado y domingo seguidos. Que luego llega el lunes y cuando ter- minas las 10 horas de trabajar ¡acabas muerto! Porque como has tenido unas mini vacaciones…, o sea yo quiero…estabilidad, no estabilidad, bueno… quie- ro un poco de… V.—De orden ¿no? R.—Sí, de orden, de decir: bueno tengo el…, aunque no sea el sábado y domingo, lunes y martes libres, o el lunes siempre libre, o un día a la semana libre, para poder decir me voy aquí o allí. R.—O hago esto o hago no sé qué, o me apunto a este curso [G2]. No obstante, la base en la que se sustentan estas formas de control son las muy precarias condiciones de «reconocimiento y autorreconocimiento» social que sufren, en los términos, por ejemplo, en los que Honneth funda- menta las bases de la autonomía y la identidad personales [Honneth, 1997]. Baja potencia de subjetivación que es debida, por una parte, a la propia condición inmigrante [Pedreño y Hernández Pedreño, 2005], y por otra, a la particular coyuntura histórica y biográfica en la que se encuentran: se trata, en muchos casos, de personas desengañadas y desencantadas, por un lado, con sus expectativas profesionales generacionales en España, y por otro, con el proyecto migratorio que han emprendido; con un nivel cualifi- cacional medio alto que no es reconocido; trabajadores desplazados con dificultades para la integración por la diferencia idiomática y cultural, sin acceso a representación laboral colectiva; que por su condición de inmi- grantes de bajo coste han llegado incluso a percibir en alguna ocasión la discriminación de otros colectivos5; que ocasionalmente reciben un trato 5 «C.—Bueno, racismo no. Pero sí trato desconsiderado, y discriminación, sobre todo discrimi- nación en los centros de trabajo. Muchas veces lo ves directamente, llegas y dicen, mira, aquí holandeses y polacos y los españoles allí. La mayoría de los jefes de equipo son polacos, en- tonces se favorecen entre ellos. Los polacos están mejor tratados que nosotros aquí. Luego ellos nos tratan mal, porque en teoría hemos llegado nosotros a sustituirles, somos gente for- mada, que sabe inglés, que no da problemas, y ellos, pues son un poco menos disciplinados, beben, consumen drogas, y entonces por eso yo creo que nos traen a nosotros, entonces los polacos también nos ven como una amenaza J.—A mí el otro día, no sé quién fue, pero tenía pan guardado para hacerme el bocadillo y alguien se lo comió, me lo habían quitado y no pude hacer nada. V.—Sí, en general el trato a los españoles es malo» [G1] 13 a r t íc u lo s S T 91 por parte del personal de las ETTs denigrante6; que reciben presiones cons- tantes para alcanzar los objetivos de producción de empleados con una cualificación formal más baja que la suya7; que están atrapados, en última instancia, en un stand by temporal, en el que en muchos de los casos, no pueden dar marcha atrás ni esperar que esta etapa sea una forma de iniciar una nueva carrera profesional en el país8. R.—Estamos en shock, estamos asimilando todo, todas las consecuencias que han eh… que están conllevando la decisión que tomamos, acertada o des- afortunada de venirnos a Holanda. Entonces ¿ahora qué hago? Reconozco y agacho la cabeza y me vuelvo a España aceptando que he fracasado en una decisión de mi vida ¿Vale? ¿Me voy a otro sitio? Entonces ahora estamos, yo es que no lo veo, el: Vamos a ver qué pasa con Bleckmann si me siguen dando 20 horas a la semana, si voy a tener o no tener ahorros para poderme ir a otro lado a otro país, poder pagar un mes de alquiler y poder buscar trabajo en ese sitio. Porque ese es el tema, ver si esto se convierte en… y poder irme a otro sitio, 6 «R.—Ella, la team manager, dijo a su compañera refiriéndose a mí: “¿Le puedo dar una pata- da?” ¡y yo te juro qué! Que… que me da igual que sea una mujer me da igual que sea lo que sea ¡pensé armar la de dios ahí! Pero como acabas de llegar y tienes tanta inseguridad ¡que no puedes hacer nada! Si te grita un crío, si te dice tal, no puedes decir nada ¡me voy de aquí y que te den por culo! No estás en tu ciudad y no tienes nada de… entonces ¡te las tienes que tragar muy gordas! Para… para estar en esta… como decían en el correo electrónico «la aven- tura, ven a la aventura holandesa»» [G2] 7 Por ejemplo, la presión para alcanzar los estándares de productividad es continua (un botón): «Me pongo en contacto para comunicaros algo muy importante. Hoy hemos recibido de B… una información, que la verdad no es nada agradable, de 20 personas que habéis empezado a trabajar nuevos, solo están satisfechos con 4 de vosotros. Por lo cual esto significa que si desde hoy día 17 del 1, hasta el 20 vuestra producción no aumenta, seréis despedidos perso- nalmente por la empresa B…. Espero que vayáis con ganas al trabajo y que esta información se convierta en una agradable información. A mí personalmente me ha sorprendido, porque os veía con muchas ganas de trabajar. Y también quiero comunicaros que el grupo que em- pieza a las 6 tendrá la reunión conmigo y con el responsable de B…, a las 8 en la pausa; y que el grupo que empiece a las 9 debe estar en B… a las 8.30. Muchas gracias y que tengáis un buen día» [Correo electrónico mandado por el Job coach a los empleados de B…] 8 El convenio colectivo del sector de ETTs en Holanda (ABU, 2009) al establecer una conce- sión gradual de derechos a los trabajadores según van ganando antigüedad en las empresas pero separada en fases, desregula sin embargo, en la práctica, el derecho de antigüedad. En la fase A, los primeros 18 meses, el contrato entre trabajador y ETT termina precisamente cuando finaliza el contrato con el cliente, y la ETT solo paga las horas trabajadas. En las fases de la B a la C, el trabajador tiene un contrato laboral con la ETT y tiene derecho a un salario incluso si no trabaja. Los trabajadores alcanzan la fase B si la relación laboral continúa un periodo de seis meses después de la conclusión de la fase A, y dura los siguientes cuatro años, a partir de los cuáles empieza la fase C, en los que el trabajador tiene un contrato indefinido. No obstante, la práctica habitual de estas empresas es despedir al trabajador antes de alcanzar dicha antigüe- dad, permitir que cumpla el periodo de cobertura por desempleo, y contratarlo de nuevo po- niendo su antigüedad a cero: en la mayor parte de «los informes de investigación, las estrate- gias de las agencias de contratación están dirigidas a mantener a los trabajadores en la fase A. Es decir, que pueden ser despedidos en cualquier momento. Lo que crea situaciones de vul- nerabilidad que son el caldo de cultivo para la explotación laboral». McGauran, K; de Haan, E, Scheele, F. & Einsemius, F. Profiting From dependency. Working conditions of Polish migrant workers in the netherlands and the role of recruitment agencies, Somo-FairWork, 2016, Ams- terdam. p.52. 14 a r t íc u lo s S T 91 porque la vida no son… tenemos que vivir y ganar y comprar una casa y… lo que tú quieras ¿no? [G2] Probablemente ese estado de shock al que se refiere el entrevistado esté vinculado a lo que algunos autores han denominado el trabajo del duelo migratorio: la elaboración del trauma de la pérdida cuando una persona emigra [González Calvo, 2005]. Para Jorge y sus compañeros la llegada a Holanda y la forma de hacerlo ha supuesto un duro proceso de reconstruc-ción de la identidad personal: la ruputura brusca de expectativas y enfren-tar un nuevo principio de realidad –el del valor real de sus competencias y capacidades en el nuevo contexto–; el tránsito identitario que supone dejar de pertenecer a una comunidad de origen que «acogía» e «integraba» inmi-grantes para pasar a formar parte del colectivo de extranjeros. Ello significa, por ejemplo, poner el contador a cero de su historia personal y su capital social acumulado: «Aquí no hay diferencias» entre unos y otros, ni sociales «ni de ideologías […] es como estar en un campamento, je, je»; donde los únicos apoyos materiales y emocionales (pues no suelen hablar de cómo están con sus familias «para no preocuparles»9) son esas ambigüas relacio-nes de solidaridad entre el grupo de «los españoles» truncadas por la fuerte competitividad por hacerse con horas de trabajo que promueve el sistema. «Es como si todo lo que he hecho hasta ahora no sirviera para nada, como si se hubiera olvidado…», en palabras de Alfonso, un español más mayor, de unos 45 años, que había regentado durante muchos años una empresa de aplicaciones móviles para discapacitados en Albacete, donde viven su mujer y sus dos hijos. Empresa que entró en quiebra a raíz de los recortes en los servicios de salud y atención a la discapacidad que se justi- ficaron con la llegada de la crisis. Pero este es justamente el aspecto más paradójico de nuestro caso de investigación: el reto de la emigración se presenta, tanto en términos perso- nales como en la retórica de las instituciones que lo venden como una oportunidad, como una decisión con un alto componente de determina- ción y autonomía personales. Pues realmente la elaboración del menciona- do trauma de la pérdida requiere un trabajo de negación del pasado –hacer «borrón y cuenta nueva» en palabras de uno de nuestros interlocutores–. Se llega a presentar incluso como una liberación de los vínculos que «atan» al lugar de origen. Entre ellos, la infructuosa perseverancia a aprovechar un capital formativo acumulado devaluado. Lo cuál probablemente esté rela- cionado con esa resistencia a retornar al país de procedencia que manifies- tan muchos emigrantes, a pesar de estar en situaciones muy difíciles, evi- tando a toda costa enfrentarse al sentimiento de culpa ante el fracaso10. 9 A veces ese aislamiento social llega a ser visto incluso como una ventaja: «J.—La ventaja que tienes aquí, respecto al mismo trabajo en España, así con estas condiciones tan malas, es que aquí no tienes que ver todos los días a tu familia… a tus amigos… si tienes un trabajo que unos días te llaman que otros no, que otros sí, como aquí, te tiras todo el día dando explicaciones… además de que los amigos que no están como tú… tú piensas: “¿cuán- tos errores he cometido yo?” si ves que todos pasan delante de ti…» [G2-1] 10 Rubén, un joven canario de 33 años, con ya una larga experiencia laboral en otros países europeos (cocinero, profesor de Hip Hop, agente de viajes) decidió volver a España dos días 15 a r t íc u lo s S T 91 Ahora bien, el devenir de este momento en el que Jorge y sus compañe- ros están operando esta especie de reseteo de su código personal y social, tiene detrás una larga historia y una larga cadena de determinaciones. Ha- gamos memoria, pues, de quién es Jorge, es decir, veamos cuál es su iden- tidad histórica11. La identidad histórica de Jorge12 La genealogía de la situación que vive Jorge comienza en este caso hace al menos cuarenta años, con la llegada de sus abuelos paternos a Coslada (los maternos vivían en San Fernando de Henares) provenientes él de un pue- blo de Guadalajara y ella de uno de Toledo, para instalarse en las barriadas de vivienda obrera, en muchos casos de autoconstrucción, que se edifican en la gran periferia sur y este metropolitana madrileña en los años 50 y 60. Estos inmigrantes interiores eran parte del masivo éxodo rural que sufrió el país en esos años y que provocó que municipios como Coslada crecieran en un 2.500 por 100 en solo diez años (60-70)13. En el caso cosladeño, el principal factor de atracción poblacional será la construcción, en 1956, del polígono industrial de la Fábrica de camiones Pegaso –y la famosa colonia obrera conocida como Ciudad Pegaso– por después de haber realizado la entrevista con nosotros. En el camino hacia el Aeropuerto de Ámsterdam sufrió, por primera vez en su vida, un ataque epiléptico, que se repitió al llegar al aeropuerto de Tenerife. 11 El concepto de «identidad histórica» que manejamos aquí lo entendemos, por ejemplo, al modo preciso en el que lo utiliza Bourdieu en un momento de la película documental sobre su obra –La sociología es un deporte de combate Pierre Carles, 1999–. Bourdieu es interpelado por Mounir, un oyente de origen argelino, en una conferencia en un salón de actos de Le Val- Fourré, una banlieue a 50 km de París, con ocasión de las revueltas populares que se empeza- ron a producir entre los años 1995-98 en los suburbios de algunas capitales francesas de ma- yoría étnica magrebí. En dicha conferencia la exposición del sociólogo conmina a los habitantes de estas periferias a organizarse en movimientos sociales como forma de transfor- mar su situación, con el apoyo de los intelectuales comprometidos, toda vez que las acciones violentas solo implican más represión policial. Este líder local reprocha a Bourdieu que él ocupa un estatuto de intelectual burgués y que, al no poder compartir sus condiciones objeti- vas, no puede conocer sus problemas e indicar así cuáles deben ser sus objetivos y prácticas políticas como grupo social. A lo que Bourdieu responde, en el tono soberbio que impone la circunstancia, de un modo muy conciso y esclarecedor: «Yo puedo enseñaros algo sobre voso- tros mismos… yo sé lo que vosotros sois mejor que vosotros. Lo siento, no es arrogancia, es así, yo conozco vuestra identidad histórica…» [2h:12”:55’]. 12 Los siguientes apartados están elaborados a partir de los resultados del estudio de caso sobre «La precarización del mercado de trabajo en Coslada», que ha sido realizado por Andrés Alas, Julio Antonio Fernández y Pablo López Calle y se desarrolla dentro del proyecto del Plan Na- cional de Investigación: Retos y alternativas a la precarizacion del trabajo y la vida en la crisis actual (2005-2016). CSO2013-43666-R co-dirigido por Juan José Castillo y Pablo López Calle. 13 El municipio de Coslada, tiene una extensión de 12,03 km² y unos 90.000 habitantes actual- mente. Se ubica en el Corredor del Henares, en su intersección con la cuenca del Jarama, conformando una sucesión urbana entre Vicálvaro y San Fernando de Henares, que también señala un cruce de caminos a la salida noreste de Madrid, entre las autopistas A-2, M-40 y M-45. Localizado a escasa distancia del aeropuerto internacional de Madrid-Barajas, con acce- sos por ferrocarril y recientemente, por la línea 7 del Metro de Madrid. 16 a r t íc u lo s S T 91 parte de la empresa pública ENASA, al norte de la ciudad, ya en el distrito madrileño de San Blas, donde precisamente llegó a trabajar el abuelo de Jorge. Ambos procesos, la llegada de ingente mano de obra de origen cam- pesino y la implantación de empresas de propiedad estatal para la fabrica- ción de bienes de consumo de masas, son promovidas directamente por los planes de desarrollo de la segunda mitad del franquismo en aras a desarro- llar industrialmente el país y gracias a la ayuda económica y la influencia militar de Estados Unidos, que en justo en el año 53 ocuparía la estratégica base aérea de Torrejón, a escasos kilómetros de Coslada. De tal modo que, durante la vida de La Pegaso, que hasta los años ochenta contaba con una plantilla de 5.000 trabajadores, una gran parte de la población cosladeña trabajaba en actividades vinculadas con la construc- ción de vehículos pesados para el transporte de mercancías, bien directa- mente en la fábrica, o bien en la industria auxiliar que se instala en los po- lígonos industriales circundantes. Pues a finales de la década de los 70 el municipio cuenta ya con un millar de pequeños y medianos talleres dedica- dos a actividades metalmecánicas. La evolución de esta planta sigue un camino parecido al de tantas otras grandes empresas públicas que habían contribuido en la segunda etapa del franquismo a la formación de un modelo de producción Fordista de Estado aprovechando la movilización de mano de obra campesina en las periferias de las grandes capitales. Parte de esta movilización se articula mediante varios dispositivos: la construcción de barriadas obreras en las periferias metropolitanas a través de programas como el Plan de Urgencia Social de Madrid –1956– impulsados por el Instituto Nacional de la Vivienda y la Obra Sindical; la ausencia de libertades y de derechos sindicales; y la pro- piedad estatal de las principales empresas permite la introducción dirigida de métodos tayloristas y fordistas en las fábricas [Fernández, 2004]. Superada esta fase de intensa movilización industrial en la última etapa del franquismo, y tras la transición democrática y la entrada de España en el Mercado Común Europeo, se llevará a cabo en todo el país, especialmente en el norte, un plan de reconversiones industriales y reestructuraciones produc- tivas, facilitados por fondos de la Comunidad Europea, y orientado al cierre o la remodelación y modernización de la industria de procesos y bienes de equipo de propiedad estatal. La venta de estas empresas al capital privado y la apertura comercial de las fronteras con Europa supone la masiva llegada del capital internacional a nuestro país, que se hace con las principales plan- tas dedicadas a la fabricación de bienes de consumo de masas, especialmen- te las fábricas de coches y camiones, como es el caso de La propia Pegaso14. 14 La llegada masiva del capital trasnacional, que alcanza su nivel máximo en el año 90 con una entrada de 1.800.000 millones de pesetas según el Banco de España, suponiendo el 18 por 100 de la Formación Bruta de Capital Fijo ese año. Y precisamente Madrid será uno de los principales centros de atracción de estos capitales en los años siguientes: en la primera década del siglo, según informes de la red Globalization and World Cities (GaWC) Madrid llegó a ocupar el décimo lugar del mundo, y tercero de Europa, por número de sedes pertenecientes a las dos mil mayores firmas transnacionales y una posición similar al considerar su índice de conectividad (aquí se instalan 175 de las mayores empresas de servicios avanzados y los 75 mayores bancos del mundo (Méndez, Sánchez Moral y Ondáteguir, 2010). 17 a r t íc u lo s S T 91 La terciarización de la economía cosladeña en los años noventa Estos grandes grupos multinacionales comienzan a aplicar en las plantas españolas los nuevos sistemas de fabricación ligera inspirados en el llama- do modelo japonés. Y proceden, en general, a centralizar los centros tecno- lógicos y las fases productivas de más valor añadido en sus países de origen y descentralizar las tareas de transformación de menos valor y de ensambla- je final en los países periféricos, donde a su vez, subcontratan escalonada- mente las tareas subalternas, y de menos valor, a otras empresas. Estos nue- vos modelos productivos se acompañan de las consiguientes reformas laborales que se imponen en la mayor parte de los países europeos en los años noventa y que están «inspiradas» en el recetario de flexibilizaciones que se prescriben en documentos como el Libro Blanco sobre Crecimiento, competitividad y empleo de Jacques Delors (1993). El devenir de La Pegaso sigue punto por punto esos pasos. En los años 80 inicia un proceso de reducción de la plantilla mediante planes de jubila- ciones anticipadas, para ser vendida a finales de la década (1990), a la mul- tinacional italiana Fiat y empezar a fabricar camiones bajo la marca Iveco con el nuevo sistema japonés15. Lo cual implicará una sucesión práctica- mente anual de expedientes de regulación de empleo, hasta el último gran ERE, que se producía en 2009 con el despido de un millar de trabajadores, dejando la plantilla en torno a los 2500 empleados directos (a fecha de 2016). En segundo lugar, la reducción de la producción y la deslocalización de actividades producirá también la lenta disminución de la industria auxi- liar en el entorno, que dará paso a la reorientación de las actividades eco- nómicas y productivas hacia el sector del transporte y la logística. Activida- des clave en esos nuevos sistemas de subcontratación en cadena y fabricación Justo a Tiempo. Así pues la terciarización de la economía cosladeña en los años 90 y primera década del 2000; su especialización en el sector logístico; y la ato- mización empresarial, serán el precipitado de estas transformaciones. Por ejemplo, en el año 2008, justo antes de notarse el impacto de la crisis, la logística y el transporte ocupaban en el área municipal de Coslada nada menos que a 92 trabajadores por cada mil habitantes (casi 1 de cada diez), 15 «No habían transcurrido ni dos meses desde la constitución efectiva de Iveco Pegaso SA cuando, en una comunicación interna de la empresa a los trabajadores, se daba a conocer la información facilitada a las organizaciones sindicales en Turín el 18 de febrero de 1991. En la misma, se advertía de que, desde mediados del año anterior, se podía considerar «terminada la larga fase de crecimiento, excepcionalmente mantenida, que se inició en 1985» […] A la vez que se anunciaban de forma genérica esos ajustes, la compañía italiana daba a conocer su propósito de llevar a cabo todo un plan de reorganización interna del trabajo de acuerdo con lo que ya otras multinacionales venían haciendo desde hacía tiempo adoptando las teorías del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) que se habían puesto en práctica en Japón y popu- larizado bajo el nombre de toyotismo y que en el grupo FIAT sería bautizada como fábrica integrada». Roldán, José: Pegaso. Del paternalismo a la desregulación. Las relaciones labora- les entre 1954 y 1994, Madrid, 2013 [ISBN: 978-84-617-0858-1] http://www.pensamientocriti- co.org/josrol0714.pdf, p. 205. 18 a r t íc u lo s S T 91 dada su localización estratégica en los principales ejes y modos de trans- porte de mercancías del Estado. Mientras que en su Zona Estadística esa cantidad, en 2008, descendía a los 38 por mil, cifra muy similar a la del conjunto de la CAM (37,5). En unas décadas el sector servicios pasó a gene- rar el 73 por 100 del producto interior bruto municipal, mientras que la in- dustria genera el 26 por 100, cuando veinte años antes, en 1980 esos pesos estaban invertidos. Las unidades locales dedicadas a esta actividad en 2008 sumaban 399, a razón de 4,4 unidades por cada mil habitantes, el índice más alto de todos los municipios de más de 50.000 habitantes de la Comu- nidad de Madrid (cuya media estaba en 2,3 unidades por mil habitantes). No obstante, todavía el número de unidades productivas (que registra di- recciones postales de facturación –es decir, incluye a los autónomos sin local–) era mucho mayor, pues existían nada menos que 1.519, de un total de 11.428 unidades productivas en todos los sectores. En una investigación anterior dábamos cuenta de los efectos de este modelo de crecimiento, en el que, en el caso de Coslada, junto a las trans- formaciones productivas mencionadas, se produce también una profunda transformación de la estructura social a través del cambio generacional [Fernández y López Calle, 2013]. La de los padres de Jorge, descendientes en su gran mayoría de clase obrera, ahora se emplearán mayoritariamente en diferentes actividades del terciario16, y accederán a pautas de vida y de consumo de clase media periurbana. Muchas de estas familias abandonan las barriadas obreras del Centro y Este de la ciudad (Ciudad 70 –el distrito más poblado y construido en los años setenta–, La Espinilla, Valleaguado, La Estación, La Cañada…) y barrios de bloques de pisos con altas densida- des de población, y se trasladan a nuevos desarrollos de vivienda de baja densidad, incluso chalets adosados unifamiliares, al oeste de la ciudad (El Esparragal, La Colina, Las Conejeras) coincidiendo, claro está, con el boom inmobiliario de este tipo de promociones en la segunda y tercera corona metropolitana de finales de los 90 [Méndez, 2001]. Se transforman sus prácticas de ocio y de consumo, cada vez más con- centradas en la oferta de las grandes superficies comerciales. Las nuevas generaciones nacidas a finales de siglo, como es el caso de Jorge, aprove- chan en masa la oportunidad del acceso a la universidad. Aunque para los jóvenes que deciden dejar el sistema educativo hay disponible una gran cantidad de oferta de trabajo con relativos buenos salarios, a pesar de la escasa cualificación requerida y la alta temporalidad. Bien en la construc- ción, bien en la logística y el transporte, en los servicios de atención al cliente, o bien en las mismas grandes superficies comerciales a las que tam- bién acudirán como clientes, generando ciertas espirales de Low cost entre trabajadores y consumidores. 16 En 1986, según el Directorio de Establecimientos Industriales de la CAM, la industria ocu- paba en el conjunto Torrejón-Colada-San Fernando al 37 por 100 de los ocupados. Ya hablan- do de Coslada solamente, esa cifra se había reducido sustancialmente en 1996, cuando el 24 por 100 de los 27.492 ocupados del municipio lo estaban en la industria y el 65 por 100 en los servicios. Pero en 2006, la industria solo ocupa ya al 16 por 100 y mientras que los servicios a tres cuartas partes, el 72 por 100. 19 a r t íc u lo s S T 91 No obstante, las disonancias entre formas de vida y consumo heredadas del sistema fordista-keynesiano y la ya mencionada degradación de los sis- temas productivos, se resuelven coyunturalmente mediante un incremento sin precedentes del endeudamiento privado. Préstamos hipotecarios para la compra de bienes como la vivienda o el automóvil que, como es sabido, eran en esta época muy accesibles y a muy bajos tipos de interés [Ibáñez y López Calle, 2012]. De manera que se puede afirmar que esta época de de- sarrollismo, especialmente para estas regiones urbanas de pasado industrial solo fue un espejismo, el mantenimiento de un Estado de bienestar artificial que ocultaba el proceso de desmantelamiento real del tejido productivo. Y llegó la crisis: Como la espuma de una copa de champán, el sector del transporte y de la logística decayó tan rápido como había crecido hasta el advenimiento de la gran recesión del año 2008. En febrero del año 2009 una noticia aparecida en un diario de tirada nacional advertía: «Camioneros en quiebra, el otro drama de la carretera: en seis meses han desaparecido más de 6.000 empre- sas de transporte […] cerca de 200.000 camiones, un 40 por 100 de la flota española, están parados» [El Mundo, 17-02-2009]. El parque de vehículos pesados autorizados para el transporte de mercancías se ha reducido de los 400.000 a los 349.593 entre 2007 y 2011. El número de operaciones de trans- porte pasó en esos años de los 332 millones a los 200; de 2.408.978 tonela- das transportadas a 1.466.502. El valor añadido bruto de la rama de activi- dad Transporte y Comunicaciones, que venía suponiendo un 7 por 100 anual del total nacional hasta el año 2007, bajará un punto solo en tres años, dando cuenta del impacto exponencial de la crisis en este tipo de sectores. Al punto que, entre el transporte terrestre y las actividades anexas, se cerra- ron unas 14.500 empresas durante el bienio 2008-2010. De tal forma que la crisis tendrá un especial impacto en ciudades como Coslada: en solo unos años se reduce casi un 30 por 100 la ratio de ocupa- dos en la rama de transportes y comunicaciones en el municipio, pues se pasó de los 8.750 ocupados en 2007 –el máximo histórico– a 6.099 en 2010. Y ello contagió al resto de sectores vía las mismas cadenas de producción y consumo que habían configurado la espiral de crecimiento del modelo de desarrollo anterior: al decaer el empleo decayó el consumo de productos y servicios y decayó a su vez el empleo en estos sectores… Los afiliados en alta laboral pasarían de los 32.312 en 2007 a los 25.350 en 2015 (7.000 afi- liados menos). Sin embargo, esta notable destrucción de empleo que vive el municipio, y aquí empezamos a retomar el caso de Jorge, no se ha reflejado totalmente en las tasas de paro. El paro solo creció en 4.000 personas (cuando en 2012- 2013 se alcanzaban cifras récord de desempleo del 15 por 100 y el paro re- gistrado pasaba de los 3.000 parados en 2006 a los cerca de 8.000 en 2014). Y la explicación de esa divergencia es que se ha reducido de forma notable la población activa. En concreto se ha reducido nada menos que un 11 por 100 entre 2010 y 2015 (de 71.200 personas a 63.000). Ello se ha debido, por 20 a r t íc u lo s S T 91 una parte, al retorno de inmigrantes extranjeros17 y, claro está, a la emigra- ción de los jóvenes cosladeños a otras regiones o países. Pues, aunque el dato no sirve más que para detectar la tendencia, sabemos que los españo- les cosladeños residentes en el extranjero se han duplicado en número en- tre 2009 y 2016 (de 353 a 739)18. Como ya conocemos, uno de estos emigrantes es Jorge, que en noviem- bre de 2016, harto de estar «dos horas al día seleccionando ofertas en el infojobs y enviando currículums por internet» durante más de cuatro años, decidió responder a la oferta que le enviaron desde el servicio de empleo del Ayuntamiento de Coslada para marcharse a trabajar a los Países Bajos. En el curso de nuestra investigación habíamos recogido numerosas in- formaciones que apuntaban a que la emigración, por este tipo de vías, era prácticamente la única salida laboral para este perfil de trabajadores. Jóve- nes cualificados, muchos con experiencia laboral, en la treintena, con co- nocimiento del inglés y capital social suficiente como para poder empren- der la aventura migratoria. En el caso que nosotros estudiamos Trabajar en Holanda19 recluta personal para la ETT holandesa T&S. Agencia que, a su vez, trabaja directamente con los servicios de empleo de la administración pública, como es el caso del ayuntamiento de Coslada, pues, entre otras cosas, es una de las agencias de reclutamiento internacional acreditada por la red Eures: «La red EURES sirve para poder salir fuera, irse a trabajar fuera ¡eh! Sí que con estas ofertas de trabajo en Holanda nos están llegando jóvenes formados que tienen cierto nivel de inglés, pero que no encuentran trabajo aquí en el munici- pio o en la zona, y que dicen “Bueno pues me voy fuera aunque sea pues para trabajar en una planta, y así perfecciono mi inglés y es como una manera de responder o de satisfacer mi necesidad de trabajar” y… […] ahora estamos colaborando con una empresa que gestiona oferta de empleo para Holanda ¿vale? Entonces colaboramos ¿cómo? Pues informando a las personas del municipio y eh…cediéndoles u aula para que vengan a hacer la sesión informativa donde les cuentan, eh… donde les ponen un video de los lugares donde van a trabajar; porque lo que hace la empresa además es que les facilita les proporciona alojamiento; y toda esta información pues se la llevan ya desde aquí. Entonces hasta ahora excepto una oferta que… que han abierto porque les corre prisa, la empresa ha quitado el veto de la edad, eh, hasta ahora es para jóvenes de 16 a 21 años ¡eh! Es la que tienen abierta de manera perma- nente. Y ahí, si lo vinculamos un poco a la precariedad laboral, no sé si preca- 17 La población extranjera, que no llegaba a 1.000 personas en 1998, y que alcanzó la cifra de 22.000 en 2012, se ha reducido hasta los 15.000 en 2016. 18 Como muestra la evolución demográfica de Coslada la población cae en 5.000 habitantes entre 2011 y 2015, tras 50 años de crecimiento: 1960 1970 1975 1980 1990 2000 2011 2015 324 3.695 13.412 33.434 73.252 77.057 91.861 86.919 19 http://trabajarenholanda.es/ 21 a r t íc u lo s S T 91 riedad o no, pero sí que Europa lo tienen muy claro, las personas de 16 años tienen un salario, las de 17… ¡perdón! ¿Os he dicho 16? No, son 18, ahí son 18. En función de tu edad vas a cobrar un salario u otro ¡eh!» [T1, Técnico de Empleo del ayuntamiendo de Coslada, 10/02/2016] Estas agencias hacen asiduas y continuas presentaciones en diferentes formatos y diferentes instituciones (ayuntamientos, universidades, ferias de empleo, foros de internet y redes sociales), y llegan a convenios y con- tactan asiduamente con los servicios de intermediación laboral de la admi- nistración: «Con la oficina del Parlamento Europeo en Madrid y con una agencia de aquí hemos hecho acciones informativas y de asesoramiento para la emigración la- boral ¿no? Para jóvenes que no ven otras salida o quieren… o ven una buena salida en el… en cuanto al acudir, salir a trabajar al extranjero. […] Y cuando ha habido, por ejemplo reclutamiento, que sí se ha hecho aquí a través de Empleo, hemos colaborado con ellos y hemos hecho reclutamiento para… para trabajar en Holanda ha habido dos campañas y ahora hay una abierta, y entonces claro nosotros ahí lo lanzamos y hay una evolución importante […] no sé qué van a hacer allí, pero sí sé que se van muchos y que se desea otro tipo de perfil o sea: desde trabajadores manuales por decirlo de alguna manera, a formación, que les pedían mínimo de inglés para empezar a… a recibir una instrucción ¿no? que era el corte que tenían ¿no?» [T2, Responsable del área de empleo del Ayunta- miento de Coslada] Y precisamente ese era el principal objetivo de nuestro viaje a Holanda: saber exactamente «Qué van a hacer allí». «Trabajar en Holanda», salir del país como salida laboral En general, el saldo migratorio español ha pasado a ser negativo desde el año 2012, salen más personas de las que entran. Desde el pico positivo más alto, en 2007, cuando llegó a ser de unas 700.000 personas (entraron 900.000 y salieron 200.000) al momento actual (datos de Eurostat de 2014- 2015), en el que entran 250.000 y salen 450.000 personas al año. No obstan- te, es difícil cuantificar la salida de nacidos en España tras la crisis, pues muchos de los que se marchan no se inscriben en los registros consulares y otros, que sí aparecen como nuevos residentes en el extranjero, son naci- dos en el exterior que adquieren la nacionalidad española –especialmente nacidos en Latinoamérica–. Lo que es cierto es que la población activa ha decrecido nada menos que en 800.000 personas en solo cinco años, desde que alcanzara su máximo histórico en el tercer trimestre de 2012, y que ello no se debe al aumento de la inactividad (pues la tasa de actividad se ha mantenido constante, en torno al 59-60 por 100 desde 2007), sino al enve- jecimiento de la población y a la salida de población del país. Es decir, entre inmigrantes retornados y nuevos emigrantes ha habido un éxodo masivo de población que explicaría la mitad de la caída del desempleo en esos 22 a r t íc u lo s S T 91 años (del 25 por 100 al 19 por 100). De forma que solo hay 840.000 ocupa- dos más –pasando de 17.668.000 en 2012 a 18.508.000 en 2016–, pero sin embargo hay 1.586.000 parados menos –pasando de 5.824.000 a 4.238.000 en esos cuatro años. Estos datos concuerdan con las tendencias detectadas por los registros del Padrón de españoles residentes en el extranjero, que en enero de 2017 sumaba 2,4 millones, un millón más de los que había en 2009, de los cuáles un 60 por 100 se localiza en América y un 33 por 100 en Europa. De los 794.000 residentes en Europa en 2017 (en 2009 eran 633.750), más de la mitad nacieron en España, mientras que en el caso de América solo lo hi- cieron un 22 por 100. Es decir, el grupo de residentes en América parece que corresponde mayoritariamente a inmigrantes retornados y nacidos fue- ra que adquieren la nacionalidad, mientras que los que marchan a Europa serían mayoritariamente nuevos emigrantes españoles. De ellos, según da- tos de la OCDE del año 2014, la mayoría habrían marchado, por este orden, a Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda. Quizás en torno a los 425.000 (frente a los 329.000 que había en 2009). En cuanto al perfil cualificacional de los trabajadores, según un estudio de Injuve, (2012) y un informe más reciente la Fundación 1.o de Mayo, en- contramos dos tipos principales. En casi todos los casos se trata de personas relativamente cualificadas, de edades comprendidas entre los 25 y los 45 años, y especialmente con buen nivel de inglés. Si bien hay trabajadores que se contratan en nichos de empleo especializados (en el campo de la salud, por ejemplo, o en determinados trabajos técnicos de mantenimiento o la manufactura) y otros, no llegan a disfrutar, en muchas ocasiones, de condiciones de trabajo acordes con la relativa alta cualificación de los pues- tos que ocupan20. Cuando se trata directamente de actividades de bajo valor añadido estas condiciones de explotación parecen intensificarse21. En el caso concreto holandés, el fenómeno migratorio en este país ha alcanzado en los últimos años la suficiente envergadura como para conver- tirse ya en un asunto de debate público: «Immigrants to push Netherlands population over 17 millions», una noticia del 12-I-2016 en el Netherlands Times informaba de que solo en el año 2016 habían llegado al país 203.000 inmigrantes, el año anterior 180.000, situando la población total en 17.000 millones de habitantes. Algunos de ellos eran refugiados, pero el grueso eran emigrantes laborales. En 2017 la población ha crecido hasta el mo- 20 El informe de la Fundación 1 de Mayo, «Nueva emigración exterior», (Estudios, 91, 2015, p. 17 y sig.) recoge un conjunto de casos, especialmente en Alemania e Inglaterra, que muestran que muchos de ellos sufren ocasionalmente un trato denigrante (ver también elpais.com, 29- VI-2014; eldiario.es, 9-VI-2014). El diario.es en una noticia titulada «La pesadilla de los jóvenes que soñaron con Alemania» el 6-XI-2012, relataba igualmente los abusos sufridos por distintos jóvenes españoles en Berlín. La Vanguardia publicaba otra noticia titulada «Las falsas o enga- ñosas ofertas de trabajo en el extranjero se disparan» el 26-10-2013; El Mundo: «Denuncian por estafa a una agencia inglesa de colocación para españoles», 3-XII-2014. 21 Por ejemplo, el documental «Esclavos de Amazon» realizado en 2013 por la productora ale- mana HR, muestra de forma muy realista la dramática situación de varios españoles emigrados a Alemania para trabajar en los centros logísticos de este gigante americano de la venta online (https://www.youtube.com/watch?v=hnaSA29H2PU). 23 a r t íc u lo s S T 91 mento en otros 100.000 habitantes. De manera que en diez años la pobla- ción ha aumentado en casi un millón de personas. El 3 de enero de 2016 una noticia del elEconomisma.es titulada «Holanda es el país del mundo que más trabajadores está contratando» hacía referencia a los resultados de un informe de Global Snapchot en el que se afirmaba que Holanda tenía la tasa más alta de creación de empleo (nuevas contrataciones en función del número de empresas de cada país) del mundo en 2015. Un componente muy importante de ese grupo de inmigrantes lo consti- tuyen españoles. Las tendencias de evolución que marcan los datos anuales del instituto de Estadística Holandés (Central Buerau voor de statistitek: www.statline.cps.nl), a pesar de recoger solo una parte de los emigrados, son un indicador del fuerte incremento de la colonia española en el país en estos años: si en 2007 se contabilizaban 16.468 españoles registrados, en 2016 habían aumentado a 26.773, es decir, la población de españoles creció un 63 por 100 en diez años. Otro informe del Instituto Holandés para la Investigación Social (SCP) se titulaba específicamente «New Spanish mi- grants in the Netherlands»22, e indicaba también que se ha convertido en un fenómeno social significativo. En concreto el informe habla de que hay actualmente (2016), aproximadamente 40.000 españoles registrados como residentes (comparados con los 28.000 que había en 1996). De forma que actualmente es el 7.o colectivo de inmigrantes registrados más importante. El primero son los polacos (que pasaron de ser solo 19.645 a 110.860 entre 2007 y 2016, un 464 por 100 más), después los turcos (75.423, aunque ha decrecido su número en estos años), luego los alema- nes, ingleses, belgas e italianos. No obstante, de entre las siete poblaciones más numerosas, los españoles ocupan el segundo lugar en cuanto a ritmo de crecimiento. En general, el resto de nacionalidades del sur de Europa, ha seguido un patrón parecido: la población italiana en esos años pasó de 18.627 a 29.492, la griega, de 6.627 a 14.058 y la portuguesa de 12.234 a 19.384. También ha cambiado la composición de edades, pues se ha reju- venecido notablemente la edad media de los emigrados (de los cuarenta a los treinta años en el caso de los españoles). Conclusiones: ¡Ponte a prueba, cambia de vida, experimenta cosas nue- vas! ¡Ven a trabajar con nosotros en Holanda y vive una ex- periencia inolvidable! 22 En la introducción al informe se justifica su pertinencia «El número de migrantes españoles que vienen a los Países Bajos ha aumentado en los últimos tiempos debido a las altas cifras que el paro ha alcanzado en España desde el inicio de la crisis» [Gisberts et al., 2016]. En Holanda el paro se ha estado situando en el 7 por 100 en los últimos veinte años. El semanal IamExpat (yo soy expatriado) titulaba el 9-VII-2013 la noticia «Inmigration changing the Dutch Popula- tion» en cuyo interior se afirma que ese año llegaron a Holanda setenta mil inmigrantes dividi- dos en dos grandes grupos: de los países del Este (Polonia, Rumanía y Bulgaria) y de los países del sur de Europa (España, Portugal, Grecia e Italia). 24 a r t íc u lo s S T 91 Este tipo de reclamos laborales (recogido en este caso de la página de Face- book de la Empresa de Trabajo Temporal T&S HOLANDA el 15/09/2017) evocan los tiempos en los que la cinematografía ibérica más comercial [«Ven- te a Alemania, Pepe», Largometraje de Pedro Lazaga, 1971] mostraba, en tono paródico, las difíciles condiciones de vida y trabajo del millón trescien- tos mil emigrantes españoles que tuvo que emigrar a países de centro Euro- pa y América entre 1959 y 1973 [Martín Pérez, 2012]. Hoy, algunos de los nietos de aquellos primeros emigrantes campesinos, que marcharon bien a las periferias de las grandes capitales industriales españolas, como Coslada, o a países de Europa y América23, se están viendo obligados a hacer lo mis- mo, con más formación pero con iguales o mayores niveles de frustración que sus abuelos, pues en términos relativos, la información de que disponen y las diferencias entre sus expectativas de origen y la realidad a la que se enfrentan, no les permiten vivir esas experiencias tan positivamente como prometen las empresas que los reclutan y las instituciones que los animan. Más bien, como hemos tratado de mostrar, la carga de motivación perso- nal con que se connotan estas nuevas experiencias migratorias no hacen sino elevar el grado de cinismo con que se presenta «la oportunidad de trabajar en el extranjero». Sí, en la medida en que por parte distintos agentes de empleo de la administración pública se plantea la salida del país como una salida laboral, la migración forzada (en la medida en que los trabajadores en cues- tión no pueden hacer otra cosa) se presenta como una aventura personal, incrementando así el grado de culpabilidad de las víctimas cuando fracasan en su búsqueda de una vida mejor y, lo que es más preocupante, desenten- diéndose de los abusos que puedan sufrir estas personas en el exterior. No obstante, detrás de situaciones como la de Jorge hay una serie de factores estructurales y una cadena de determinaciones perfectamente tra- zables. Tal es así que última instancia, la decisión de Jorge de emigrar de Coslada a Róterdam y su empleo en el sector de la logística se nos presenta como un final de película que da sentido último a un ciclo de transforma- ciones industriales y sociales de nuestro país en el último medio siglo. Ciclo que tiene su origen y eje articulador precisamente en la integración y el papel asignado a España en el sistema productivo y reproductivo global de la Comunidad Europea. Entrevistas G1. Reunión informal en la calle entre 5 trabajadores españoles y 4 investi- gadores en Waalwijk, Febrero de 2017 G2. Comida grupal con tres trabajadores, Rubén, Carlos y Jorge y 4 in- vestigadores, Waalwijk, Febrero de 2017 23 Entonces el 61 por 100 eran campesinos y solo un 35 por 100 obreros, mayoritariamente hombres, sin idiomas y con niveles de cualificación muy bajos, muchos de ellos analfabetos, (Garmendia et al., 1980). Hoy, portales como http://www.nonosvamosnosechan.net/ ponen de manifiesto la frustración de muchos emigrantes jóvenes, de clases medias y cualificados (Injuve, 2012:170). 25 a r t íc u lo s S T 91 G3 Reunión informal en un bar de Waalwijk entre tres trabajadores es- pañoles contratados por una ETT y 4 investigadores, Febrero de 2017 E1. Entrevista telefónica a un Trabajador Desplazado en Holanda, em- pleado de una Gran Empresa española de zumos, Diciembre 2016 (realiza- da por Antonio Ramírez). E2A Entrevista telefónica a Jorge un trabajador contratado por ETT en Holanda, Ingeniero Técnico, 32 años, Enero 2017 E2B Entrevista a Jorge en un restaurante de Waalwijk un trabajador con- tratado por ETT en Holanda, Ingeniero Técnico, 32 años, Febrero 2017 E3 Entrevista telefónica a Carlos, un trabajador contratado por ETT en Holanda con su pareja, diplomado en RRLL, 35 años, Marzo 2017, T1 Técnico de Empleo del ayuntamiendo de Coslada, 10/02/2016 T2 Responsable del Area de Empleo del Ayuntamiento de Colada, 19/01/2016 Bibliografía BaBiano, J. y Fernández asperilla, A. (2009): La patria en la maleta. Historia social de la emigración Española a Europa, Fundación 1.o de Mayo – Ed. GPS, Madrid. Fernández Gómez, J. A. 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