EL PUENTE ROJO. Timecode, el arte de atrapar los tiempos muertos. FEDERICO GARCÍA SERRANO Página 1 de 4 Timecode, el arte de atrapar los tiempos muertos Un Cortometraje de Juanjo Gómez Peña, (2016) No es frecuente reseñar un cortometraje entre los más destacable del panorama audiovisual del año que ahora finaliza, pero en este caso el corto de Juanjo Gómez Peña, un humilde ejercicio de realización que nos presenta una pequeña parábola sobre la incomunicación y los tiempos muertos, pero que se ha colado por derecho propio entre los más notable en un panorama cinematográfico bastante lineal, aun cuando sólo fuera por su extraordinaria cosecha de premios internacionales (además de los nacionales Goya y Gaudí, las máximas distinciones en Cannes y Premios del Cine Europeo, además de la nominación en los Oscars). El sector del cortometraje debería tener siempre la máxima atención de la crítica, pues es la mejor escuela en la que descubrir los jóvenes, o no tan jóvenes, talentos que emergen a la búsqueda de empresas más ambiciosas, pero en sí mismo es también un formato (más que un género) que nos ofrece propuestas audiovisuales muchas veces más arriesgadas, sugerentes, incluso cautivadoras que sus congéneres puestos de largo. La brevedad no debería ser nunca una medida de la ambición, sino al contrario, una virtud de productos que casi siempre sugieren mucho más que lo que cuentan, lo cual es una condición nada despreciable. Hace ya una década que Andrea Arnold debutó con gran acierto (Red Road, 2006, Cannes y Baftas) con una tam- bién sencilla película de intriga construida a partir de esa mirada indis- creta que siempre supone el servicio de vigilancia de las cámaras de seguridad. Tan familiares resultan ya en las ciudades, en los comercios, en los parkings, en las calles y en la vida, que EL PUENTE ROJO. Timecode, el arte de atrapar los tiempos muertos. FEDERICO GARCÍA SERRANO Página 2 de 4 la multiplicidad de sus miradas semi- clandestinas forma parte de esa cotidianidad que a veces es el continente de las mejores historias y otras el océano de los naufragios. Como en la vida real, las cámaras de seguridad están siempre ahí cumpliendo esa función ya esencial para regular la convivencia pacífica, el respeto a las normas y la denuncia, la mirada delatora, la prueba esencial para descubrir malechores o poner la luz de una mirada en los más oscuros episodios. Otra idea fascinante que aporta Time- code es la de la prospección de los tiempos muertos. Me hizo recordar otro cortometraje de éxito de hace también más de una década (Cashback, Sean Ellis, 2004, que funcionó mejor que su versión en largo, realizada dos años después), que explora la idea de congelar el tiempo para prolongar los densos tiempos muertos de la rutina y hacer de ellos un universo en el que expandir los ejercicios de la ima- ginación. Como se ha demostrado tantas veces, hay ideas “cortas” o escuetas, más adecuadas para sugerir que para narrar grandes historias, como pequeños apuntes audiovisuales surgidos de la imaginación para prolongar en el aire el peso leve de una sola idea, o la concatenación de espacios y miradas nacidas de la marginalidad, como simples ejercicios de la imaginación que solo aspiran a ocupar esos territorios, los de la experimentalidad, la libertad de una narrativa que no acepta demasiadas ataduras. EL PUENTE ROJO. Timecode, el arte de atrapar los tiempos muertos. FEDERICO GARCÍA SERRANO Página 3 de 4 Es en ese territorio donde resulta sugerente la propuesta de Timecode, en el simple ejercicio de una idea en el alambre, sin grandes aspiraciones que ocupar ese espacio de lo sugerido; el mimo con el que se cuenta una idea diferente que nos hace salir de la rutina para proponernos el encuentro de dos fantasías que coexisten en los espacios muertos de la vigilancia, como unos náufragos a la deriva en el océano de los tiempos densos de la nada, en los espacios vacíos de los tiempos densos nacidos para ser contenedores de algo insólitamente excepcional, que casi nunca sucede. Tal vez la universalidad de esta idea tiene que ver con la construcción simple de dos personajes que suscitan una fácil identificación, inscritos en situaciones cotidianas también universalmente identificables, para dejar con levedad casi clandestina la pequeña trasgresión que sirve de leve desencadenante. La intrascendencia de las conver- saciones que tantas veces rellenan los tiempos muertos de la espera en los profesionales de la vigilancia se transforma esta vez en el silencio que sirve de vehículo a la incomunicación. Dos personajes complementarios, que se reemplazan mutuamente en la jornada laboral, encuentran un elemento de complicidad tan clandestino o tan discreto como la propia función que ejercen. Más allá de las palabras, innecesarias para expresar los vacíos emocionales, surgen la complicidad de las miradas superpuestas compartiendo un juego clandestino, que no es otro que el de liberar la fantasía y dejar que el cuerpo exprese, en una danza silenciosa o en los acordes de una sorda música interior, los movimientos coreográficos que parecen creados para que nadie los observe, tan sólo las cámaras y la mirada vigilante del otro. La mirada más trasgresora es la del espectador. Ante el hallazgo de algo que compartir en secreto se desliza tal vez una emoción, demasiado leve como para ser expresada o desvelada, para merecer una sola palabra que arruine los silencios, los vacíos de lo impersonal. Es la emoción simple de compartir un secreto cómplice, que se alimenta de mensajes codificados, ocultos en la captura de todos los instantes. EL PUENTE ROJO. Timecode, el arte de atrapar los tiempos muertos. FEDERICO GARCÍA SERRANO Página 4 de 4 Expuesto el juego, el cortometraje no se alarga inadecuadamente más allá de sugerir un desenlace y poner la guinda de una sonrisa, que deja una puerta abierta en la imaginación del espectador. Hay algo inclasificable en esta pequeña historia, que hace equilibrios en el trapecio en movimiento de los géneros, con una resolución en clave de comedia, una construcción lírica, una poética de miradas clandestinas, un romance de silencios, una danza de gestos desmembrados y un desencuentro de realidades que es, sencillamente, dramático. Quizás se estime que no es mucho, pero con tan poco basta para alzarse entre miles de candidaturas con la atención de los jurados y la aceptación de una propuesta tan humilde, que resulta extraordinariamente ambiciosa al requerir de la complicidad del propio espectador para descubrir esa especie de “perla” que se esconde en su interior. Título original: Timecode (S) Año: 2016. Duración: 15 min. Dirección: Juanjo Giménez Peña Guion: Pere Altimira, Juanjo Giménez Peña Música: Iván Cester Fotografía: Pere Pueyo Reparto: Lali Ayguadé, Nicolás Ricchini, Vicente Gil, Pep Domenech https://www.filmaffinity.com/es /film731395.html http://www.imdb.com/title/tt56 99202/ www.elpuenterojo.es https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=director&sn&stext=Juanjo%20Gim%C3%A9nez%20Pe%C3%B1a https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=cast&sn&stext=Lali%20Ayguad%C3%A9 https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=cast&sn&stext=Nicol%C3%A1s%20Ricchini https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=cast&sn&stext=Vicente%20Gil https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=cast&sn&stext=Pep%20Domenech https://www.filmaffinity.com/es/film731395.html https://www.filmaffinity.com/es/film731395.html http://www.imdb.com/title/tt5699202/ http://www.imdb.com/title/tt5699202/ http://www.elpuenterojo.es/