UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN TESIS DOCTORAL MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Heliodoro García García Madrid, 2015 © Heliodoro García García, 1983 El pensamiento comunero, erasmista, moral y humanístico de Juan Maldonado Departamento de Etica y Sociología TP ;5t Heliodoro Garcia Garcia 5 3 0 9 8 6 1 5 4 1 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE EL PENSAMIENTO ERASMISTA, COMUNERO, MORAL Y HUMANISTICO DE JUAN MALDONADO Departamento de Etlca y Sociologla Secci6n de Fllosofla _ Facultad de Fllosofla y Ciencias de la Educacl6n ^ Universidad Complutense de Madrid * 1983 DIBLIOTECA Coleecl6n Teals Doctorales» N* 151/83 ^ Heliodoro Garcia Garcia Edita e Imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servlclo de Reprografla Novlclado, 3 Madrld-8 Madrid, 1983 Xerox 9200 XB 48O Dep6slto Legal: N-I9626-1983 A MI ESPOSA, REGINA, Y A MIS MIS HIJOS, AUGUSTO Ï DIEGO FUENTES ï BIBLIOGRAFIA A) FUENTES a) Obras de Juan Maldonado - Joannis Maldonati Hispaniola nunc denique per ipsum auctorem restitu- ta atque detersa; Scholiisque locis aliquot illustrata, 3^ edicion, - Burgos (Juan de Junta), 1535. De esta tercera edicidn, en la actuali- dad, hay constatados tres ejemplares; dos estan en la Biblioteca Na - cional de Madrid, y otro en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza.= For contra no se tiene conocimiento de ejemplar alguno de las dos prî meras ediciones. En cuanto a su segunda impresion Nicolas Antonio nos describe en su Bibliotheca Hispana Nova; (2* ed., pag. 729) el titu- lo, el lugar, la fecha y la imprenta con estas palabras: Hispaniola - quae Plautina festivitate Terentianaque facundia redundans varios - amantium casus iucundosques seccessus non sine venustate elegantiaque complectitur. Finciae, apud Nicolaum Tyerri, 1525. - De motu Hispaniae. Se conservan dos manuscritos: uno en la Real Bi - blioteca del Monasterio de El Escorial, el cual no tiene lugar de su= composicidn pero si el aHo del prdlogo; 1545 (Sigla Escorial, $ 1II,= 8); y otro en la Biblioteca Nacional de Madrid (Sigla 6351), sin lu - gar ni aHo de su composicirfn, carece de prdlogo, su letra es mas legi_ ble que el manuscrite de El Escorial. En el affo 1840, el Biblioteca - rio de El Escorial D. Josd Quevedo traduce el manuscrite de El Esco - rial intitulado; El movimiento de EspaHa, o sea historia de la revo - II lucidn coDocida con el nombre de Las Comunidades de Castilla Madrid - (Ed. Aguado, 1840), al que adjunta al final diecisiete extensas y docu mentadas notas referidas todas ellas al tema de^las Comunidades de Ca^ tilla. Y en el aHo 1975, Editera Nacional saca a la luz una nueva edi- cidn de dicha traduccidn a cargo de Valentina Pernàndez Vargas (Ma - dr id, Ediciones Centro, 1975) con el tftulo do La Revolucidn Comunera, y con prdlogo y notas personates. Joannis Maldonati Paraenesis ad politiores literas adversus grammati - corum vulgum. Se encuentra en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza. El opuscule lleva la fecha de impresidn del Pastor bonus (1529), pero- no el lugar y el impresor, aunque por la identidad con la letra se do£ prende que es Juan de Junta y, por tanto, en Burgos. Se conoce, ademds de este ejemplar. Qtro iddntico, al parecer, al de Zaragozai estd en - posesidn de Eugenio Asensio, quien lo adquirid en Barcelona, llevando= ex libris "Del collegia de la CompaHfa de Jesus de Mallorca. Num. - 203", tal come el propio E, Asensio refiere en "Paraenesis ad litte - ras" (pag. 7). Este opuscule acaba de ser traducido por Juan Alcina R£ vira, con un estudio preliminar de Eugenio Asensio, dandolo a la luz - con el siguiente tftulo: "Paraenesis ad litteras". Juan Maldonado y el Humanisme espaHol en tiempos de Carlos V, (Madrid, Fundacidn universi­ taria EspaHola, 1980). Pastor bonus per Jonnem Maldonatum ad virum illustrissimum et antisti- tem praeclarissimum Inachum Mendozam. Este ejemplar, ubicado en Biblio teca Universitaria de Zaragoza, no tiene lugar, ni aHo, ni nombre del= Ill impresor, aunque por la identidad de letra con el resto de los opuscu­ les, todo hace pensar que fuë en Burgos, Juan de Junta y hacia el 153L Se conserva otro ejemplar en la Biblioteca Nacional de Madrid: esta in cluido en el volumen titulado Opuscula quaedam..., publicado en el - 1549, y la unica alteracion con relacidn al de Zaragoza es el tftulo - que ofrece su portada. Dice asf: lister bonus per Joannem Maldonatum.= Libellus sane dignus, quern Praesules legant, et suis legendum propi - nent. - Eremitae. en el opusculo intitulado Exercitationes Linguae Latinae de= Juan Luis Vives. Lleva dicho volumen en su portada la ciudad de Breda= como lugar de su impresidn, y, ademds el afto 1539. - Joannis Maldonati quaedam opuscula nunc primum in lucem édita. De foe- licitate chrisltiana. Praxis sive de lectione Erasmi. Somnium. Ludus - chartarum Triumphus. Desponsa cauta, Burgos (Juan de Junta?), 1541. Se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. - Joannis Maldonati opuscula quaedam docta simul et elegantia: De se - nectute Christiana; Paradoxa, Ludus Chartarum Tridunus et alii quidam; Geniale .juditium judicium, sive Bachanalia, Burgos (Juan de Junta), - 1549. Se conocen dos ejemplares de este volumen; uno se encuentra en - la Biblioteca Nacional de Madrid, y otro en la Biblioteca de Universi­ dad de Salamanca. - Joannis Maldonati opuscula quaedam docta simul, et elegantia: De senec IV tute Christiana, Paradoxa, Pastor bonus, Ludus chartarum Tridunus et = alii quidam, Geniale juidicium, sive Bacanalia, Burgos, Juan de Junta), 1949. Este volumen contiene los mismos opusculAs que el volumen ante - rior, mas el Pastor bonus. Se conocen tambiën tambidn dos ejemplares - de este volumen: uno esta en la Biblioteca Nacional de Madrid, y otro= en la Biblioteca de San Isidro, actualmente en la Facultad de Filoso - fia y Letras de Madrid. Vitae sanctorum brevi elegantique stilylo compositae, et ad brévia rii modum ac usum per quam decenter accomodatae per Joannen Maldona - turn. Se conservan varias impresiones; una, sin portada en la Bibliote­ ca Nacional; otra con fecha de 1331 e impreso por Juan de Junta en Dur gos en la Biblioteca de Palma y en la Universitaria de Salamanca; otra con fecha de 1530, tambidn impresa por Juan de Junta y en Burgos, en - la Biblioteca Nacional de Madrid; otra con fecha de 1560 en la Biblio­ teca Nacional de Paris; otra con fecha de 1563 en la Biblioteca Nacio­ nal de Madrid; y otras dos con fecha de 1628 en las Bibliotecas Nacio- nales de Madrid y de Paris. b) Correspondsneia de Juan Maldonado ALLEN (P.S) y (H.M) - Opus epistolarum Desiderii Erasmi, 12 vols.. Oxford (Clarendon Press), 1906-1958. Fundamentalmente los tomos VI, VII, VIII y IX. - La correspondence d'Erasme. Traduccidn en doce volumenes, realizada - por la Universidad Libre de Bruxelles et Unje Universiteit Brussel, ba jo la direccion de Alois GERLO (Director del Institute Interuniversita rio para el estudio del Renacimiento y del Humanisme) segun el texte - latine del Qpus epistolarum de P.S. ALLEN y H.M. ALLEN, Bruselas 1967- 1980. Quedan por traducir los tres ultimes tomos. BATAILLON (Marcel) - Les sources espagnoles del "Opus epistolarum Erasmi", en "Bulletin Hi£ torique" t. XXVl (1929), pags. 181-203. BONILLA I SAN MARTIN (Adolfo) - Clarorum Hispaniensium epistolae ineditae, en "Revue Hispanique" t. - VII (1901), pags. 181-308. JIMENEZ DELGADO (José) - Epistolario de Juan Luis Vives. (Con nuevas cartas publicadas por pri­ mera vez) Madrid (Editera Nacional), 1978. Recoge una carta de Luis Vi ves a Juan Maldonado (pags. 609-611), recopilada por Gregorio MATANS X SISCAR en Qpera Cmnia, 8 vols. Valencia (Benito Monfort), 1782, t. VII pags. 221-222. VI c) Manuscritos - Biblioteca Gavangos. Manuscrite 17.464. Correspondencia latina de Eras, mo, fols. 144-147 v-. Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacio­ nal de Madrid. - Archive de la Universidad de Curas y Beneficiados de la Ciudad de Bur­ gos . Parroquia de San Gil (Burgos). Libro de Actas 1524-1581, fols. - 197-198 T@. B) BIBLIOGRAFIA ABELLAN (Josd Luis) - El eranismo espaHol. Una historia de la otra Espafia, Madrid (Ediciones de el Espajo) 1976. - Historia crftica del pensamiento espaHol. T.II. La edad de oro (siglo - XVI), Madrid (Espafia Calpe), 1979. ALBARELLOS (Josd) - Efemdrides burgalesas, 2» ed., Burgos (Aldecoa), 1964. ALCINA ROVIRA (Juan) - POliziano y los elogios de las letras en Espafia (1500-1540), en "Humanis- VII tica Lovaniensia" t.XXV (l976), pags. 198-222. ALCOCER T MARTINEZ (Mariano) - Catalogo razonado de obras impresas en Valladolid, (1481-1800) Valladolid (Imp. Casa Social Catdlica), 1926. 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Un humanista de la primera mitad - del siglo XVI, a decir verdad, practicamente inddito, pese a ser el humanista espafiol que, en un principle, tuvo las relaciones epistolares a mas importan - tes con Desiderio Erasme de Rotterdam, ser considerado como basico por Marcel= Bataillon para comprender las constantes sociales, culturales y religiosas de= la sociedad espahola de la primera mitad del siglo XVI, sin olvidar las conti­ nuas referencias que les historiadores mds afamados hoy dia de las Comunidades de Castilla, tales como J.A> Maravall, J.I. Gutierrez Nieto, J. Pérez, hacen - de su libre De motu Hispaniae, o especialistas como J.L. Abellan, F. Lopez Es­ trada, F. Rico en materias erasmisticas, moreanas, humanlsticas del siglo de - Oro espafiol hacen de Pastor bonus, Somnium y Qrantiuncula. i?or qué esta indi- gencia bibliografica acerca de Juan Maldonado? (l). &Cual es la razdn de elle? iQüé desmerece Maldonado con el reste de les humanistes espafioles renacentis - tas para que unes hayan side objeto de tantes estudios y otros, en cambio, co­ mo Juan Maldonado, no baya side siquiera esbozado su pensamiento? ^Quizé sola- mente por haber tenido la desgracia de haber escrito todas las obras en latin? En cuanto a su andadura vital, no son rouchos, como veremos, les dates que po - seemos de su vida. No es, por otra parte, mi intencién en esta tesis doctoral= estudiar la biografia de Juan Maldonado. Mi propdsito es exponer el pensamien­ to de Juan Maldonado relative a algunos aspectos de la sociedad de su tiempo,= con el agravante de que esta visidn que nos transmite de su epdca no es simplê mente idéologies sine histdrica, si bien esta historicida no consiste en na - rrarnos hechos, sine en transmitirnos su mundo basado en la realidad circundan te : "Te félicité, mi querido Maldonado, -le escribe en una carta a un tal Or - tiz- porque estas siempre pensando y escribiendo aquellas cosas, y as! quedar= para la posteridad un testimonio de cuanto acontece en este siglo" (2). Desde el punto de vista del pensamiento, no es un hombre de vida apartada, re- tirada, sino que esta mas bien sometido a los flujos y reflujos culturales de= la vida espaBola de la primera mitad del siglo XVI. Personifica como nadie ese espiritu de apertura y de cierre que cruza a lo largo de dicha época. Nada le= résulta ajeno en sus escritos. Esta siempre abierto a los movimientos cultura­ les y sociales dados en nuestro pais -el movimiento comunero, los alumbrados o iluminados, el erasmismo, el luteranismo, el moreanimo, el ciceronianismo, el= humanisme italiano...-, si bien sus esquemas estan condicionados por la orien- tacion, por la posicidn existencial de los cuadros doctrinales oficiales. Su - extensa produccidn, escrita totalmente en latin -la eleccidn del latin como v£ hiculo de expresidn le venia impuesta por usos contemporaneos: pocos entre los humanistas de su tiempo concebian otra cosa- no es, pues, monotematico. : abar- ca las mas diverses materias, recogiendo las nuevas orientaciones que flota - ban en su ambiante. Como en todos los humanistas de su tiempo, se nota en sus= escritos un desvio de las cuestiones mas o menos abstractas, estudiadas de or- dinario por los metafisicos y consideradas como las mas capitales de sus res - pectivos sistemas: no porque infravaloraran la metafisica sino porque creian - que no les era dada a conocer la cosa en si, sino en su representacidn (3). - Conllevan, por tanto, sus escritos el signo de la temporalidad: certificando - un estado de cosas propias del sentir cotidiano de su época. Socialmente, pertenece a la capa sacerdotal ilustrada -ejercera en el obispado de Burgos el oficio de examinador del clero, segundo cargo entonees en el cua- ' dro administrative después del de vicario general-, liada a los représentantes de la riqueza seglar castellana y a la ilustraoién Idica. Ta, desde sus afîos - de estudios en Salamanca, aparece al amparo de une los nobles castellanos - mis ilustres de entonces: el Corregidor don Diego Osorio, herraano del aguerri- do obispo de las Comunidades don Antonio Acufia, a quien dedicard su primera - obra rirulada Hispaniola (4). El opâsculo Pastor bonus esté dirigido al embaja^ dor de Carlos V en Inglaterra don IHigo Lépez de Mendoza (3) con ocasién de - su reciente nombramiento de obispo de Burgos. El opâsculo Paraenesis ad lite - ras politiores contra grammaticorum vulgum esté dirigido a su alumno Gutierre= de Cdrdenas, hijo del tercer conde Miranda don Francisco de Zâfliga y Avellane- da, y sobrino de IBigo Ldpez de Mendoza (6). El De foelicitate Christiana esté dedicado a doBa Mencla de Mendoza, hija de don Rodrigo Vivar de Mendoza y de - Maria de Fonseca, marquesa de Cenete y, posteriormente, duquesa de Calabria - (7). En el diâlogo Praxis sive de lectione Erasmi. dedicado a don Pedro de - Toledo, tercer duque de Alba, uno de los interlocutores, ademâs del prior del= convento de los agustinos de Burgos y el propio Maldonado, es Ana Osorio, la - segunda hija del Corregidor Diego Osorio, a la que présenta en dicho opâscu - lo como fiel defensora de las ideas de Erasme. En Somnium aparece como guia - de su sueBo interplanetario doBa Maria Osorio -Maria de Rojas, para Maldona - do-, casada con don Pedro de Cartagena y Leyra, procurador por Burgos en las - Comunidades de Castilla (8). De donde se desprende que, al estar la casi tota- lidad de su obra literaria dirigida a una capa social, que regia la sociedad - de su época -no era fâcil encontrar entonces otro destinatario como sujeto de= su lectura-, su vinculacién critica de la realidad, o, dicho en otros términos, su visién, en parte autobiogrâfica, de la EspaBa de la primera mitad del siglo XVI, no es fruto de su libre critica personal: necesita estar respaldada, pre^ téndose la mayoria de las veces a hacer suyo el sistema ideolégico que los - grandes ponen en juego y que, en realidad, eran muy diverses y hasta contradi£ tories en la EspaBa de Carlos V (9). Un capitule importante en su vida constituyen sus relaciones con Desiderio - Erasmo de Rotterdam, uno de los pilares, al menos en los mementos de su mayor- incidencia en EspaBa, de la falange de erasmistas espafioles; un movimiento de = importancia capital en la évolueidn de la cultura espanola (lO), pues no exis- tia un humanista de gusto, un pensador de nota que no participara en grade mas o menos perceptible del fervor erasmista (11). Aunque, en realidad, résulta e£ pinosa su ubicacidn con respecte a Erasmo. Al objeto de una justa comprensidn, me incline a pensar que hay que tener en cuenta el contexte general a todas - las luces cambiante de inspiracidn de sus expresiones y escritos acerca de - Erasmo. Asi, la atraccidn que en un principle ejercio el humanista de Rotter - dam es enorme y procédé no solo del talento de su expresidn sino también del - contenido de su mensaje -El Pastor bonus es, a mi entender, el opuscule de los muchos que proliferan entonces con la misma tematica que esta mas en la linea= con las ideas de Erasmo al respecte-. Sera a partir de los anos 1534 cuando se nota en sus escritos un viraje radical, al menos en su forma expresiva, hasta= el extreme de llegar a una contradiccidn literal con lo escrito anteriormente= acerca del mismo. Lo que, sin lugar a dudas, si podemos afirmar es que, de los très corresponsales erasmistas: Juan Maldonado, Alonso de Fonseca y Juan de - Vergara, Juan Maldonado es el que, por su facilidad y viveza de expresidn, ha- ce la mas clara y compléta descripcidn de que Erasmo habia trascendido en Espa fia los limites de lo .estrictamente individual (12); de la difusidn que alcanza en la Peninsula su nombre y sus escritos, en contra de lo afirmado por G.H. - Helton de que el erasmismo produjo el mas pequefio impacto en la masa de los - cristianos (13), de la curiosidad que despierta su persona incluso en el vulgo iletrado y en las mujeres, del influjo que ejerce en todas las capas de la so­ ciedad espafiola, de la divisidn de la sociedad espanola en cuatro sectores de= opinidn a causa de lo que representaba su pensamiento ...(14). De sus obras, yo destacaria, por su significacidn y valoracidn. De motu Hispa- niae (15. Fienso que en la actualidad constituye una de las fuentes historio - grâficas mas fondamentales -si no es la mds fundamental- para la comprensidn - del movimiento comunero. Bien es verdad que, como fuente historiogrtCfica, esté condicionada por lo mucho que bay en ella de ajeno al tana y por los recursos= literarios empleados (16). El hecho mismo de tratarse de una guerra civil, cu- yos autores vivian todavfa en su mayoria, tuvo que influir consciente e inconŝ cientemente en la forma y manera de decir las cosas. Una prueba de elle es que su autor demore una veintena de afitos en dar a la luz su manuscrito, que, por - otra parte, permanecerd inédite hasta su traduccién en castellano a mediados - del siglo XIX. Respecte a este movimiento heterodoxo surgido entre las gentes= de Castilla, el profesor Gutiérrez Nieto reduce a très los grupos de autores - del siglo XVI de acuerdo con sus postures tomadas en sus escritos: un primer - grupo séria la de condena absoluta, poniendo especial énfasis en sefialar los - aspectos que desacreditan al movimiento comunero, taies como la ambicién pers£ nal, los robos, las coacciones; un segundo grupo séria la de tendente a expre- sar la justioia y las reclamaciones de los comuneros, aunque sin estar de - acuerdo con la forma de revindicarlo; y un tercer y Ultimo grupo estaria cons- tituido por aquellos que militaban bajo la bandera comunera y que se solidari- zaban con la causa de los rebeldes (l%). Segun esta divisién, &cual es la pos­ tera que adopta Juan Maldonado en De motu Hispaniae frente al movimiento comu nero? i& cual de los tres supuestos grupos se alinéa Maldonado en De motu His- paniae?. Personalmente, pienso que, después de una segunda lectura de su tex - to, habria que encuadrarle dentro del segundo grupo, por cuanto que su obra - constituye en el fondo una defensa solapada de las reclamaciones comuneras por medio de un diâlogo entre el propio Maldonado y cutro fingidos personajes: un= francés, un italiano, un aleman, y un toledano, de los que se sirve -y en espe cial del toledano- para emitir ciertos juicios sobre el movimiento comunero - sin riesgo a comprometerse (18). Como consumado exponents del humanisme renacentista espafiol (19), manifiesta - a lo largo de sus escritos -fundamentalmente en Paraenesis ad politiores litt£ ras adversus granmiaticorum vulgum, Optimus magister amor, y Qrantiuncula- su - fe, su idéalisme en los studia humanitatis (20), en el cultive de las litte- rae humanae o politiores como medio indispensable de acceso al saber, o, dicho en otros términos, su total conviccién en la dependencia del saber matematico, filosofico, juridico, médico, etc. del estudio e imitacién de los clasicos gr£ colatinos, cayendo, desde el punto de vista epistemolégico, en un estado de - servidumbre de las humanidades (21). Escritos que, por otra parte, ocupan un - marcado interés dentro de la historia de la filosofia por su filosofia moral,= que trata una gran variedad de temas, sirviéndose de los mas diversos géneros= literarios. Asi, Pastor bonus trata sobre la ética del obispo ideal -esta volu minosa carta es el tratado moral de toda la literature espafiola de la Espafia - Imperial de Carlos V que mejor responde a una nocién historica mas que dialéc- tica del obispo ideal, por cuanto que va elaborando la figura del obispo ideal partiendo de una situacién concrete como es la sociedad burgalesa de la prime­ ra mitad del siglo XVl-. Somnium es un tratadito de moral cristiana, desarro - llado con artificios en parte ciceronianos y en parte moreanos, y que abarca - dos pianos: uno de denuncia de lo presents, situandose en critica radical; y - otro de exposicién de lo que debiera ser ese presents, sintiéndose fascinado - en este ultimo por el ideal utdpico moreano —este d^dsculo encierra un gran v£ lor documentai, dado que, cronoldgicamente hablando, es el primer texte, por - no decir el unico, escrito por un humanista espafiol con mds fuertes influen - cias de la Utopia de Tomas More, de modo que a la hora de valorar la inciden - cia del pensamiento utôpico moreano en la sociedad espafiola, éste tratadito mo ral debe ser considerado como una pieza basica. De foelicitate Christiana, tra ta, como su mismo titulo lo indica, de la felicidad cristiana, consistante en= una orientacidn supraterrena de la vida concretizada en la pobfeza de espiritu, considerada ésta liltima no como realidad sociolégica sino como nocién u opcidn de espiritu, teniendo como engranaje de todo elle la posesién de la virtud - evangélica en forma de bienaventuras. El coloquio Eremitas encierra un fuerte= contenido idéologies proyectado hacia una moralizacién a través de una triple= forma de moralizacién: la ejemplaridad -situa en escena estilos de vida déses­ pérants s al objeto de producir en el lector la reaccién contraria-, el didac - tfsmo -la moralidad de los actos econémicos- y catarsis -la vida eremitica co mo elementador liberador-. Tres son, en concrete, las formas literarias que predominan en los escritos de Juan Maldonado: las cartas, los dialogos y los tratados. Las cartas latinas de Juan Ibldonado son no solo un véhicule de comunicacién personal -constituyen ^ unos documentes de primer orden, pese al desconocimiento del paradero de una - centena de ellas que estaban albergadas en la Biblioteca del Colegio de ganta= Cruz de Valladolid (22)-, sino también un género literario que trata de los te mas més diversos, como son el Pastor bonus y del Paraenesis ad politiores li - teras adversus grammaticorum vulgum, vertido a ambos en forma de cartas. Los - dialogos de Maldonado siguen, en lineas générales, el modelo platdnico, en el= sentido de que siempre hay un personaje que expone la teoria correcta -siendo= en algunos de ellos el mismo Maldonado-, y los demas le preguntan o le discu - ten lo expuesto; suele haber entre los personajes de dichos dialogos algiin per sonaje, que produce algiin efecto caricaturesco. j, por ultimo, los tratados - son, en general, breves, tratan sobre temas concretes, y estan salpicados de - citas grecolatinas, biblicas, patristicas y contemporaneas: tienen la funci<5n= de apoyo de sus asertos expuestos. Per el amplio y solide cuerpo de referencias que ofrecen sus escritos, se des­ prende que Maldonado conocia a la perfeccion no solo los grecolatinos -funda _ mentalmente Socrates, Platon, Aristdteles, plauto, Caton, Ciceron y Séneca-, _ sino también los intelectuales europeos de su época -Tomas More, Desiderio - Erasmo, Luis Vives, Lutero, Arias Bardosa, Antonio de Nebrija, Cardenal Cayeta no, Lucio plaminio, Christophe de Longueil, Lorenzo Valla, Pico della Mirando- la. Pomponio Leto, Andrea Navagero, Jean Budé, Fray Wevero, Benito Teocreno, - etc.- De la lectura detenida de sus obras se excluye todo intento de encasilla miento en el sentido estricto de la palabra en alguno de los autores citados,= movimientos o sistemas ideoldgicos entonces al uso. Considerando de conjunto,= Juan Maldonado no es ni socratico, ni neoplaténico, ni neoaristotélico, ni to- mista, ni moreano, ni ciceroniano. Es, fundamentalmente, eclético. Toma ideas= de la mayoria de los autores y escuelas; los usa, pero no como doctrina, sino= como punto de partida para la elaboracion de sus escritos. Asi, se sirve de - las comedias de Plauto en la composicion de Hispaniola, de los moldes salustia nos en De motu Hispaniae, de las ideas erasmistas en Pastor Bonus, de los huma 10 nistas italianos en Paraenesis ad politiores literaa adversus grammaticorum — vulgum, de la ideologia tomista en De foelicitate Christiana, de Virgilio y - de Hgracio en Eremitae, de Plinio el Jdven en Optimùe magister amor, de la fi- losoffa estoica en In malevolam animam non introibit sapientia, de Ciceron en= De senectute er Christiana, etc. Esta ebulïicién de autores, de temas, de co - rrientes, de sistemas y de escuelas -fiel prototipo de los humanistas espafio - les de la primera mitad del siglo XVI- en el pensamiento de Juan Maldonado or^ gina una falta de sedimentacidn o de articulacién de sus ideas, resultando, a= veces, radicalmente distintas, por no decir contradictorias, en sus diferentes escritos. Por otra parte, algunas de sus obras revelan el estado de dnimo de Juan Maldo­ nado a lo largo de su vida. Asf, en Hispaniola se muestra, a sus treinta y cua tro afîos de edad, aproximadamente, con un humor erético, buslesco y satfrico,= en especial con el mundo monastico. Cinco afîos mâs tarde, aparece en De motu - Hispaniae terriblemente sensibilizado con el estatlido comunero, historiogra - fidndolo como un fenémeno de subversion social. A los cuarenta y tres afîos de= edad se manifiesta en Paraenesis ad politiores literas adversus grammaticorum= vulgum, eminentemente crftico con los gramdticos espafioles por el pésimo méto- do empleado en la ensefianza de las letras humanas, siendo los causantes de la= total ignorancia, por otra parte de la sociedad espafiola, de las buenas letras= y de las artes. Un afio mas tarde, en Pastor bonus (1529) se siente seguro, es - pontâneo y configurado con las ideas reformistas de Erasmo. En cambio, recoge - vêlas en De foelicitate Christiana (1534), la maquina de la Inquisicidn debia - trabajar ya a marchas forzadas al objeto de desarraigar todo residuo erasmista. Prueba de ello es su opûsculo Praxis sive de lectiones Erasmi, escrito al poco= tiempo de la muerte de Erasmo (1536), donde Maldonado da la sensacion de sentir 11 se obligado a declarar pûblicamente que no es ni ha sido nunca erasmista. De - ahî que en Somnium, escrito también por aquel entonces, dé la impresion de es­ tar desengafiado de la realidad sufrida, para exponer, a renglon seguido, en Eremitae como lînico marco posible de felicidad humana la vida solitaria en el= campo, para terminar los veinte ültimos afios de su vida refugiado en sus cia - ses de humanidad en el Gimnasio de Burgos. En suma, la obra literaria de Juan Maldonado conlleva, entre otras, estas ca - racteristicas especificas: a) esta escrita toda ella en latin a semejanza de - los humanistas europeos -Juan Maldonado, Juan Ginés de Sepulveda y Luis Vives= son los linicos humanistas espafioles que escriben todas sus obras en latin-; b) esta destinada a un publico reducido: a hombres de iglesia, nobles instruidos, pedagogos, letrados y escolares -no olvidemos que el éxito de un libro enton - ces dependia mas bien de la calidad de sus lectures que de su cantidad-; c) é£ ta adherida a una realidad contemporânea -Maldonado, lejos de encerrarse en cuestiones metafisicas, nos da a conocer las cuestiones cotidianas con su se - llo personal, d) esta marcada por una triple fuente de inspiracidn: grecolati- na, flamenca o erasmista e italo-humanistica; y e) esta expresada prédominante mente a través de tres formas literarias: el di&logo, los tratados y las car - tas. 12 N O T A S (1) Fundacidn Universitaria Espafiola acaba de publicar una de sus obras: Paraft nesis ad politiores litera adversus grammaticorum vulgum. Estd traducida - por Juan Alcina Rovira y lleva una introduccidn de Eugenio Asensio (Madrid 1980). (2) Joannis Maldinati Opuscula quaedam docta simul, et elegantia (;..) fol. G. 2. Es una carta de contestacidn por parte de Juan Ortiz al envfo de un ejemplar de intitulado Tridunus. (3) Cf. A. BONILLA I SAN MARTIN, Luis Vives y la Filosofia del Renacimiento, Madrid, 1929, t. II, pâg. 340. (4) Véase capitule I, p&g. 183. (5) Véase capitule II, pdg. 244. (6) Véase capitule I, pég. 397. (7) Véase capitule IV, pég. 322-323. (8) Véase capitule III, p6g. 281-282. (9) Acerca de la independencia del inièlectual medieval, humanista y barroce véase J.A. MARAVALL, La eposicidn pelitica bajo les Austrias, Barcelona, Ediciones Ariel, 1972, pdgs. 15-16, y 40. (10) Cf. A. BONILLA î SAN MARTIN, Erasme en Espafia "Revue Hispanique" t. XVII= (19O7), pégs. 385; A. CASTRO QUESADA, Le Hispdnice y el Erasmismo, "Reviŝ ta de pilolegia Hispdnica" t. Il (l940) pdgs. 1 - 54. (11) Cf. A. BONILLA I SAN MARTIN, art. cit., pdg. 385. (12) Cf. H. PISERA, El pensamiento espafiol de los siglos XVI y XVII, New- lork, 1970, pâgs. 71-72. 13 (l3) G.H. ELTON, La Europa de la Reforma 1517-1559, Madrid, Siglo Veintiuno Editores, 1974, pâg. (14) Véase capftulo I, pâg. 51-54. (15) Véase capitula II, pdg. 138 y ss. (16) "... îQuI valor tiene -escribe el profesor Gutierre Nieto- esta interpre- tacidn del movimiento comunero, y qué apreciacidn dar a las arengas que - intercala en el texto? Sin duda que nuestro humanista, animado por la hi£ toriografia romana, ha querido berter en moldes salustianos los sucesos - acaecidos en Castilla (...). Ahora bien, esta tendencia imitativa no quie_ re decir, por el contrario, que no hubiera materia objetiva para ser tra- tada de tal forma. La habia y mucha. La historiografia romana lo que va a despertar es el deseo de interpreter la realidad historica (...). Las - arengas que simula reproducir, aunque no fueran dichas en realidad con pe. riodos tan elegantes, aunque no fueran tan redondas las frases, correspon den, sin embargo, al cûmulo de ideas y sentimientos que habian de manejar los caudillos comuneros si querian ejercer atractivo sobre las masas. In­ cluso el tono ampuloso de esas arengas correspondian muy bien a los mani- fiestos que ciertamente fueron escritos durante los sucesos de 1520-1521= (...)" J.I. GUTIERREZ NIETO, Yiolencia y sociedad en el pensamiento histd- riogrdfico de los humanistas espafioles. "Hispania" t. XXXVIII (1978), - pdgs. 585-586. (17) Cf. J.I. GUTIERREZ NIETO, Las Comunidades de Castilla, como movimiento an tisefiorial. Madrid, Ed. Planeta, 1973, pdg. 7. (18) Acerca del humanisme renacentista, véase Alexander A. PARKER, en Historia y Critica de la Literature Espafiola, dirigida por F. Rico. T. II. Siglos= de Oro: Renacimiento (Barcelona, Editorial Critica, 1980), pdgs. 54-70. (19) Sobre las materias de los studia humanitatis véase P.O. KRISTELLER, El te. rritorio del humanista, en Historia y Critica de la Literature Espafiola - dirigida por F. Rico. T. II. Siglos de Oro; Renacimiento (Barcelona, Edi­ torial Critica, 1980) pAgs. 34-44. (20) Véase E. GARIN, La revolucién cultural del Renacimiento, Barcelona, Edito_ rial Critica, 1981. (Fundamentalmente el articule VII: Los humanistas y — la ciencia. pAgs. 245-270. 14 C A P I T U L O I ESBQZO BIOGRAFICO I LITERARIO PE JOAN MALDONADO SUMARIO: I. Esbozo biografico: Bonilla (Cuenca): cuna de su nacimiento. Salamanca: esceneario de sus aflos universitarios. Burgos: lugar de su residencia definitiva, a partir de los veinti - cinco afios. La Capilla de la Visitacidn de la Catedral de - Burgos: marco de su sepulcro. II. Esbozo literario: Hispaniola, Vitae Sanctorum, de motu His­ paniae, Paraenesis ad politiores literas adversus grammati­ corum vulgum, Pkstor Bonus, De foelicitate Christiana, Som­ nium, Praxis sive de lectione Erasmi, Eremitae, Desponsa - cauta, Ludus chartarum triumÿius, Tridunus, Paradoxa, Genia le iudicium sive Baccanalia, Orantiuncula, De senectute - Christiana. Juan Maldonado, aunque procédé de Salamanca, nace en un pueblo de Cuenca llama do Bonilla (1), entre los afios 1483 y 1486, como lo testimonia él mismo en dos de sus dos obras: en De motu Hispaniae y en De senectute Christiana. En De mo­ tu Hispaniae escribe, a propdsito de su fidelidad a la verdad en la narracidn= de los hechos comuneros de 1520—1521 por encima de toda afeccidn humana, lo s_i guiente ; "Tengo muchas mas obligaciones con la verdad que con mi patria. Sin - duda las leyes de éste género de compasidn enmudecen cuando se trata= de la fidelidad, que debe ser preferida a todo, y en asuntos que con- ducen a poner en claro la verdad se han de dejar a un lado las afecc^ nés humanas. Ciertamente, que si me dejase llevar por este amor, ten­ go muchos otros para poder recomendar, si no la pequefia aldea donde - naci, Bonilla, al menos Salamanca, ciudad sin duda esclarecida, casa= 15 solar de mis antepasados, y a esta ciudad inclita donde me criado, - cabeza de Castilla y de todos los reinos" (2). La posible duda que pudiera existir acerca de la ubicaciôn geogrâfica de Boni­ lla se esclarece en su obra De senectute Christiana, concretamente en el prefa cio dedicado a Don Miguel Mufioz, a la sazon obispo de Cuenca, a la vez que na­ tural de la misma (3). Se expresa en estos termines: "Juan Maldonado al Ilustrisimo y Reverendisimo SeHor D. Miguel Mufioz, Obispo de Cuenca y Présidente y Canciller Supremo del Consejo de Va­ lladolid, S.P.D.: (...) el amor a la patria y el gran carifio que - muestran entre si los que son de im mismo pais cuando estan fuera de la patria, me han unido profundamente a ti. He descubierto que la - sencillez de tus costumbres y tu extraordinaria ciencia han logrado= que tû obtuvieras merecidamente ei mayor grado de honor y dignidad - en esa ciudad y region en que naciste y que sabes es tu patria. Nin- guna felicidad mayor que esta has podido tener. To aunque oriundo de Salamanca, sin embargo he nacido en tu tierra y en tu didcesis. En - ella amé los pechos maternos, y en ella di los primeros pasos, lo que sumo a mi felicidad. Cuando veo que mis paisanos han tenido la suer- te de tener a un pastor que no pastorea mas que ovejas, y no como - otros que no hacen mas que trasquilarlas..." (4). En ninguna de sus obras hace referenda de los primeros afîos de su vida pasados en su pueblo natal, ni de sus familiares, ni de la identidad de sus padres. Tan solo en Paraenesis ad politiores literas adversus grammaticorum vulgum, escrito en 1528, habia de su gpsado educacional pero estando ya en Salamanca. Sabemos - por éste opûsculo que, al haberse dado cuenta de la pérdida de algunos afios en= su educacion por las ensefianzas tan vacias de contenido que le impartian sus - preceptores, decide marcharse a estudiar a Salamanca (5); que, una vez estado - allf, duda en un principle en qué disciplina matricularse; por un lado sentia - cierta atraccion natural hacia el estudio de las Humanidades y de la Filosofia, pero, por otro, sus amigos le incitaban a que estudiara Derecho Civil y Canoni- 16 go, dados los honores y las riquezas que dicha disciplina raportaban; y que, - al fin, se decide por el Berecho Candnigo, a cuyo estudio dedicard tres afios - (6), alcanzando el grado de Bachiller (7)> pero s in abandonar el estudio de - las Humanidades, pues alternaba el estudio de las leyes con el de los oradores y el de los poetas, asistiendo a las clases de Antonio de Nebrija y del portu- gués Arias de Barbosa (8). Referente a la estancia de Maldonado en Salamanca, résulta diflcil enmarcarla= cronoldgicamente con fechas exactas, si bien pueden extraerse unas fechas apr£ ximativas por los limites cronoldgicos que nos marcan cuatro nombres propios - de aquella época con los que dice conectar académicamente en dicha ciudad: An­ tonio de Nebrija, Arias de Barbosa, Lucio Flaminio y Cristophe de Longueil. - For lo que rezan los Libros de Claustres de la Universidad de Salamanca, Anto­ nio de Nebrija toma posesidn de la catedra de Gràmética en el afio 1476 y la - abandona en el 1480, no citandose su nombre en el Libro de Claustres hasta el= 1303 (9). Esta claro que ésta primera época de docencia universitaria de Nebrî ja en la Universidad de dicha ciudad no corresponde a la estancia del conquen- se en ella: la razén radica en que el conquense refiere que tuvo al mismo tiem po también como profesor de Letras al portuguésArias Barbosa, y este profesor= de nacionalidad portuguesa ensefié griego en dicha universidad desde el 1493 - hasta el 1523 (lO); lo que da pié para pensar que la estancia universitaria de Maldonado en dicha ciudad, de la que habia en Paraenesis ad politiores literas adversus grammaticorum vulgum corresponde a la segunda etapa de docencia de Au nio de Nebrija en la universidad salamanticense, que abarca, con ligeras inter mitencias de tiempo, desde el 1503 -afio en que de nuevo oposita a la catedra - de Gramatica, vacante por la muerte del Maestro Pedro de Gumiel, posesionando- 17 se de ella el 22 de mayo del mismo afio- hasta el 1513, ano en el que sale deM nitivamente de la Universidad de la Universidad de Salamanca (11). Y, dentro - de este tiempo (1503-1513), cabe precisarse documentalmente aun mas los afios - universitarios de Maldonado en Salamanca: rezan las Actas del Libro de Claus - tros de la Universidad de Salamanca que en 15^3 se créa para el italiano Lucio Flaminio -otro de los profesores mencionados por el conquense en Paraenesis- _ la catedra de Plinio, cdtedra de la que se hara cargo Antonio de Nebrija en el 1509 por la muerte de Lucio Flaminio (12), al que Maldonado dice haber conoci- do el mismo afio en que vino a Espafia Christophe de Longueil (13), es decir, el 1505 (14): Cristhophe de Longueil, refiere Maldonado, iba camino de Santiago,= pero decide quedarse en Salamanca, al tener noticias de la eminente llegada a= Espafia del Rey Felipe el Hermoso (15). Luego, ateniéndonos exclusivamente a - las referencias documentales indirectes, se puede concluir que los aflos univer sitarios de Maldonado en Salamanca corresponden, al menos, a los afîos 1503- - 1507. De sus afios universitarios en Salamanca, Maldonado recuerda unos veinticuatro= afîos después, con especial enfâsis su trato personal con dos humanistas: Lucio Flaminio y Christophe de Longueil. Con Lucio Flaminio tramarâ Intima amistad - hasta frecuentar cotidianamente su casa (16): de él escribe que era tan multi- tudinaria la asistencia de profesores y de alumnos a sus clases de Historia na- turalis de Plinio, De natura deorum y De finibus bonorum et malorum de Ciceron, que apenas cablan en las aulas, quedando todos prendados de su âgil, elegante, correcta, elocuente y apasianada diccidn latina (17). De su amistad con Lucio= Flaminio relata en Paraenesis una de sus conversaciones sostenida con el afeum do latinista italiano: un dIa le insta el conquense a que le ensefie el camino= 18 para accéder a la elocuencia romana, a lo que Lucio Flaminio que conocia a fon do los métodos de ensefianza de nuestros gramdticos, le responde: ^es que po - deis aspirar vosotros los espafioles a la elocuencia y a las buenas letras, si= "desde nifios os educan de tal forma que creo que podrA hablar antes un asno - que cualquiera de vosotros llegue a comprender el estilo romano?". ^No aprue - bas, le pregunta Maldonado, la gramatica de Nebrija?. Lo que no apruebo, le - contesta Lucio Flaminio, es que las investigaciones bêchas por Nebrija se den= a adolescentes de nivel elemental. ^£s que vosotros los italianos, le pregunta Maldonado, aprendeis en vuestra infancia los rudimentos de.gramdtica sin un ma nual?. Nosotros, le responde Lucio Flaminio, damos a los nifios un cuaderno de= cuatro o cinco hojas, en el que aparecen unas breves normas de declinacién y - conjugacidn. Una vez expuesto el método de ensefianza que Lucio Flaminio siguid en su infancia para llegar a la elocuencia tan admirada y apreciada por Maldo^. nado, éste no puede menos de exclamar: "{Desgraciado de mi, pues he pasado en= vano y sin provecho alguno tantos y tan florecientes afios!. ^Fodrd, querido Lu cio, te lo suplico por los dioses, recuperar de algun modo el tiempo perdido?". A lo que le responde Lucio: "Lo considero muy dificil, pero si tienes talento= y olvidas las obsesiones de las que te han precedido, no hay nada que un es - fuerzo improbo no lleve a tdrmino; por ml parte, me tendras a tu disposicidn - para cualquier tipo de ayuda" (18). El trato con Lucio Flaminio llevara a Maldonado a conocer a Christophe de Lon­ gueil, al introducirse éste en el circule familar de Flaminio llegdndose a fra guar una estrecha amistad entre ambos (19). Amistad de la que en un principio= se servird Maldonado para instarle a que le ensefie a componer versos: "yo - —cuenta el conquense- que entonces no ténia bastante con nada, deseando recupe 19 rar el tiempo perdido, atraido por los versos que él, desde que tenia apenas - dieciocho afios, escribia con perfecta elegancia y agilidad, intepelé en la - amistad al personaje y le rogué que me mostrara el camino para componer poemas dignos de cubrirse de aceite". Peticion, que fué atendida solicitamente por - Longueil. Pero, cuando estaba Maldonado trabajando en serio bajo los auspicios de Longueil y empezaba a componer versos y no mal, a juicio de él mismo (2o),= se corre la noticia de que el rey Felipe el Hermoso sabia desembarcado en las= playas gallegas. Tal noticia "conmovié tanto -cuenta Maldonado- a mi querido - Christophe, que no pensaba en otra cosa que en el viaje; en realidad, se habia quedado en casa de Lucio Flaminio con la sola esperanza de introducirse en la= corte con la llegada del nuevo rey" (21). Entonces escribe unos cien versos - con pasmosa facilidad para Andrés de Cremona, embarjador del emperador Maximi- liano ante el rey Felipe y unas cartas en prosa para el primer secretario y ajL gunos otros y encarga a Maldonado para que se entregue taies cartas a un co - rreo oficial, pues "yo -refiere Maldonado- habia empezado a ser ya intime ami_ go con Diego Osorio, que administraba asuntos pûblicos" (22), pero, antes de= sellar las cartas, se las ensefia a Lucio Flaminio, entre otros motivos, para - que no llegue a pensar que huia furtivamente. Flaminio, al leer los versos, - colma de alabanzas a Christophe, pero llama inmediatamente después a Maldonado e intenta convercerle para que los retenga en su casa: temia que Christophe le quitara la plaza que él mismo habia solicitado. Maldonado "extranado de la ma­ la disposicion de Flaminio le contesta con una negative, aduciendo que el gober nador de la ciudad le habia pedido aquellas cartas y él acepto hacerlo. îQué - ocurrio después?. Los versos y las cartas fueron tramitadas por Maldonado, y,= "apenas pasados tres meses de la llegada del rey Felipe, Christophe se encon - tré entre sus secretaries y, ciertamente, si la prematura muerte no nos hubie 20 se arrebatado al rey Felipe, Longueil hubiese obtenido en breve el puesto de - primer secretario" (23). De la ciudad de Salamanca pasa a la de Burgos, donde ordenado ya de sacerdote= (24), se instala cuando ténia veinticinco afios de edad (25), a la sombre de su mecenas D. Diego Osorio, siendo obispo de la didcesis de Burgos Pray PascU'al = de Ampudia; lo que signifies que el cambio de residencia de la ciudad salaman- tina por la burgalesa séria entre los afios 1507-1512, dado que Fray Pascual de Ampudia fué obispo de Burgos durante los afios 1496-1512 (26). Durante los diez primeros afios de su estancia en Burgos el conquense goza de un bénéficié ecle- siastico ubicado en la regién palentina, cerca de Frechilla: prebenda que es - conseguida por conducto de su mecenas D. Diego Osorio y que le seré pleiteada= después de tenerla en posesién casi una decen de afiost "Llevaba yo -cuenta el conquense- casi diez afios en posesién de un - bénéficié eclesiastico en la regién palentina, cuando he aqui que un escolâstico mal aconsejado por un bocazas me pone en pleito. El juez era el vicario del Obispo de Falencia. To habia determinado abando - nar el bénéficié eclesiastico, antes de someterme al pleito. Pero co mo la causa correspondra més bien a Diego Osorio, por cual yo habia= sido debidamente nombrado, me vi obligado a frecuentar los tribuna - les eclesiasticos, para no parecer que traicionaba la causa de tan - benemérito patron" (27). Maldonado hace referenda en Pastor bonus a otro beneficio eclesiéstico no muy pingue que gané con la casi unanimidad de todos y del que, por cierto, no ha - bia manera de conseguir del notarié el titulo de tal beneficio, pese a pertene cer al circule familiar del obispo Juan Rodriguez de Fonseca (1514-1524), has­ ta que recurre por insinuacién de un amigo a obsequiarle con unas monedas de - plata y obtener asi el titulo de dicho beneficio apenas transcurridas tres ho- 21 ras (28). Es mas que probable que este beneficio al que se refiere Maldonado - en Pastor bonus sea el de capellan-mayordomo de la Capilla de la Visitacion de la Catedral de Burgos, que posee el conquense desde el afio 1515 hasta el afio= 1554, presunto afio de su muerte (29). En las clasicas resefias biograficas dadas acerca del conquense se le suele - atribuir el cargo de vicario general de la diocesis de Burgos (30). En honor a la verdad, hemos de afirmar, hemos de afirmar que tal cargo no aparece documen tado por parte alguna; el maximo cargo puesto de responsabilidad que ejercio fué el de examinador de la diécesis burgalesa, conferido por el Obispo Juan Ro drfguez de Fonseca (3l); este oficio, que ténia la funcién de observar la ido- neidad o no idoneidad de los aspirantes al sacerdocio, seguia en la jerarquia= administrativa del obispado a los vicarios générales (32), por lo referido en= Pastor bonus lo ejerce también, al menos oficialmente, en el intervalo de tiem po en que la diécesis de Burgos se ve privado de obispo con la muerte de Juan= Rodriguez de Fonseca, es decir de los afios correspondientes entre 1524 a 1529= (33)5 y a fines de 1529 pide al nuevo Obispo de Burgos D- Ifiigo Lépez de Mendo za que le conserve en el cargo aduciendo, ademâs de la honestidad ejercida en= el cargo, el servicio prestado a su familia, concretamente a su hermano D. - Francisco de Zûfiiga y Avellaneda (34). De su cargo de examinador, Maldonado es cribe en la primavera del afio 1528 dos experiencias que manifiestan el bajo nî vel cultural de sus examinandos a la vez que una marcada personalidad del exa­ minador : a) En cuanto al bajo nivel cultural de sus examinandos: 22 "Hace algunos afios que yo me ocupo -escribe el conquense en Paraene_ sis- de investigar y examinar a los candidates al sacerdocio y a las drdenes sagradas, como las llaman. No quiero hablar de cuanta imperi cia y supina ignorancia llegué a descubrir eüĵ re ellos, no solo en - jovencitos, cosa lamentable, sino en hombres iîechos que han pasado - muchos afios al servicio de la iglesia. La vergfienza me hace apartar= de mi ese recuerdo. Especialmente algunos me dejaron boquiabierto, - pues al enfrentarlos con un sermon de San Jerdnimo, San Agustin o a= veces San Gregorio, al momento exclamaban: &Por qué nos saoas a relu cir a los tedlogos?. J, al contester yo que no les pedia el sentido= teoldgico, sino solo la simple estructura de una cldusula latina, ob jetaban a continuacidn: ^Ahora quieres que sepamos gramdtica? ^Acaso no fuimos obligados a que la gramdtica fuese la asignatura mas impor tante durante seis afios, decia uno, ocho otro, y diez un tercero?. - To les contesté; Os esforzabais en estudiar gramética solo para res­ ponder al maestro malhumorado, no para comprender el sentido de los= textos, sentido que es vergonzoso que un sacerdote no conozca. N̂o - convendria que lo que recitais todos los dias y cantais al pueblo - con palabras solemnes lo comprendieseis y lo supieseis interpretar?. Cdmo podeis indicar el camino a los demas y mostrdrselo si vosotros= mismos lo desconoceis?. A lo que ellos respondian inquietos: Si nos= présentas los autores que estudiamos medianamente cuando frecuenta - bamos las escuelas: los Disticha Verini, el Tobias, el Contemptus - Mundi, aquellas oraciones que llamamos Collectas y cualquier texto - de ese estilo, quiza alguna memoria logre poner en pié esas obras a= las que durante siete u ocho afios dedicamos esfuerzos continuas, Sin embargo, tu nos poner delante textos de San Jerdnimo, San Ambrosio y San Agustin, que nuestros profesores aseguraban que miy pocos los en tendian y que no eran menos difidles de comprender que Marco Tulio, al que a duras penas el maestro Antonio de Nebrija algunos pocos en- tienden. T no hablemos del nivel de conocimientos que los sacerdotes de mas edad ofrecian, pues deberia hacernos llorar mas que reir" - (35). b) T en cuanto a la marcada personalidad del examinador: "Cierto jdven muy engallado -narra el conquense también Paraenesis-= me vino en la primera época pretendiendo que examinera si tenia su - ficientes conocimientos como para poder tomar drdenes sagradas. Abri un libro de sermones y le pedi que me explicase el sentido y estruc­ tura de tres lineas de cierta homilia, creo que de S« Gregorio; pero él scmriendo dijo: No llegué a los libros mayores, hazme si gustas - preguntas de gramdtica, y quizas me encontrards digno de que se me - nombre sacerdote y con mas razdn subdidcono. Sin embargo, yo le con­ testé: Ay, infelix, eres mds audaz que prudente; si no puedes expli- car el sentido de estas lineas que son facilisimas, aun para el poco instruido, y no das de cada palabra su verdadero significado, es inu 23 til que sepas de corrido incluso las réglas que no comprendes sobre= la declinacidn de los nombres que carecen de singular o variables. - Entonces los defensores, que estaban présentes, sin disimular su ira, llaman al joven y precipitadamente se lo llevan con ellos. Apenas h£ bia pasado un rato cuando he aqui al maestro municipal que habia ins_ truido al muchacho y habia venido a la ciudad para defenderlo. Se - présenta junto con su cliente y los restantes abogados, y, ocultando un poco su mal humor, dijo, mirAndome con ojos encendidos: - iî considéras a este joven indigno de que se le nombre sudiAcono? - Asi lo pienso, contesté, pues ignora completamente la lengua lati­ na que un clérigo debe conocer bien. - 2̂ 1amas ignorante, me interpolé, a un muchacho tal que si le pregun tas sobre cualquier parte de la gramAtica supera a todos mis disc^ pulos? Hazle alguna pregunta dificil en gramAtica, o si lo prefie- res en sintaxis, preséntale las Collectas, la Doctrina Mensae o el mismo Floretus, y confesarAs que has juzgado mal. Un joven que ape_ nas dedicé tres o cuatro afios a las letras y que podria pasar a m£ terias mAs altas, si sus fundamentos son sélidos, £por qué no se - le considéra una persona de buena inteligencia? ly qué podria pa - sar a materias mAs altas, si sus fundamentos son sélidos? ipor qué no se le considéra una persona de buena inteligencia? - Ta comprendo, dije, lo que intentas probar con tus palabras: que a este muchacho no le falta ni inteligencia ni capacidad, pero que - mal ensefiado por sus maestros ha caido tan bajo que si las musas - quisieran no podrian ayudarle. -^Te parece, contesté él, mal educado el que puede sobresalir entre= sus iguales y podria con justicia ser profesor? - Ay, buen maestro, dije, creo que se le ha hinchado de precepto** mAs de lo necesario, pero como no se ha anadido a esto ninguna lectura de peso, considero que el muchacho estA muy apestado. La doctrina= que le han echado por encima y le han incnlcado, o se pierde poco a poco, o trata sélo de preceptillos, y considéra inutil todo lo - que no sirve para demostrar alguna régla de arte. Si se hubiese en tregado a los escritores de alto estilo, no habria nada en estos - sermones que no explicase y allanase al momento. AdemAs, vosotros, si quieres que diga lo que pienso, echAis a perder los ingenios e= infamAis las buenas letras, al condenar a los nifios al exilio de - taies textos que ni pueden ayudarles ni tampoco series de provecho. Sin duda, si después de que los nifios supiesen de memoria unos mi- nimos rudimentos, les entregAseis un Tenrencio, la delicia de las= musas latinas, para que lo manejaran, lo examinaran y lo comenta - ran en profundidad, estarian tan aficionados por su lectura que no podrian apartarse de ellas, y estas cosas que consideran dificili- simas después de dos afios de estudio, las despreciarian y las con- siderarian cosas del mismo nivel que la lengua vulgar. Pero debe - 24 rfan tomar sus medidas los magistrados y los sacerdotes influyen - tes cuya misién es remediar estos maies ante los que no se cierran los ojos sin enorme dafio, no sélo digo de la juventud, sino de ca­ si toda la repûblica. Vosotros redondeéis vdestro peculio al expl^ car lo que habéis aprendido y del mismo modo^ue se abusé de voso­ tros, asimismo os esforzAis en abusar de los dem&s. (De esta forma marché aquel inétil, susurrando no sé qué sordideces y citéndome - no provocativamente para otra ocasién)" (36). Cabe sefialar los contactes del conquense afincado en Burgos con algunos italia^ nos cortesanos durante los afios 1526-1528 y en concrete con Pray Severe, Beni­ to Teocreno y Nadrea Navagero. En cuanto a las relaciones de Juan Maldonado — con Pray Severe el propio Maldonado refiere en Parenesis haberlo conocido con= ocasién de la estancia de Carlos V en la ciudad burgalesa en el verano de 1526 cuando el elocuente humanista explicaba los Diseursos de Cicerén a Fernando IM que de Calabria circunstancia que aprovecha Maldonado para asistir a taies lejç ciones, dada la cercanla de su alojamiento con el lugar donde se impartian ta­ ies ensefianzas, llegando a tramar una fuerte amistad con Fray Severo (37). De= sus conversaciones roantenidas con el humanista italiano, refiere lo siguiente= referente al elemento cultural en Espafia: ”... llegué a tal intiroidad con Seve. ro que, aprovechando una oportunidad, no dudé en quejarme ante un hombre ex - tranjero de la fortuna y vicisitudes de la situacién y del momento: ^por qué - en Espafia, aunque no hayan faltado nunca mentes preclaras, y hoy se pueden con siderar mds notables por évidentes motivos, parece existir sin embargo alguna= maldicién que hace que se encuentren pocos hombres que no hayan emigrado que — sobresalgan por sus conocimientos y elocuencia; cuando en Italia, casi en cada ciudad y en algunos pafses transalpinos se puede encontrar un mediano némero - de hombres que, no habiendo salido nunca de su patria, podrian atreverse a corn petir con la antiguedad? For favor, deja de extrafiarte, me dijo Severo, pues - 25 si Cicerén hubiese nacido entre vosotros se habia llenado de suciedad con vues_ tra educacién, con vuestras supersticiones sobre las prescripciones de los gr£ méticos y lo que atafie a los primeros rudimentos, y no podria explicarse tan - tos miles de reglas y de excepciones. Ciertamente que éstas deben tomarse poco a poco de los autores, pero vuestros preceptores las presentan de tal modo que los ignorantes piensan que sélo esas cosas pueden dar pie a la admiracién, y - envejecen y mueren con ellas despreciando la lectura de los autores graves" - (38). Benito Teocreno es otro de los humanistas italianos cortesanos, con los= que Maldonado intima los seis meses del afio 1527 que el afamado humanists per- raanece en la ciudad burgalesa, siendo a la sazén maestro y preceptor de la re£ na y de los hijos del rey Francisco I, hospedados en dicha ciudad en calidad - de rehenes (39). Segun Maldonado, este gran conocedor de las letras humanas, - tanto latinas como griegas, no cesaba de repetirle, referente al sistema educ£ tivo de los nifios espafioles, el abandono existante en Espafia: aunque alababa - el ingenio de los espafioles y decia constantemente que no les faltaba nada que se exigiera a los hombres por naturaleza, estaba sin embargo estupefacto de c£ mo se les abandonaba y se les descuidaba; sobre todo, estaba asombrado de la - negligencia de los magistrados y de los préceres, al no tener plan alguno ins- tituido para educar a los nifios, cuando esta situacién, que podria ser ahora - enmendada con el minimo gasto, podria traer a los ciudadanos, si no se solucio_ na, un perjuicio mayor de lo que la gente cree (40). X, por ûltimo, otro de - que el los humanistas con el conquense entra en contacte con la ciudad burgalesa el - primer trimestre del afio 1528 es con el embajador veneciano Andrea Navagero. - al detenerse Carlos V unos dias on la capital burgalesa, ocasién que el con - quense aprovecha para hacerle una visita (41). En ella, ante las alabanzas ver_ tidas por Maldonado acerca de sus escritos (42), el noble veneciano le respon- 26 de que, si sus escritos tenian algûn mérito, ello debia atribuirse al Senado - veneciano que velaba porque los adolescentes se inbuyeran de los buenos hAbi - tos y de la lectura de los buenos autores, ya que si se logra infundir esa et£ pa el deseo ardiente de estudiar las disciplinas clAsicas no serA apagado ni - por la vejez misma; por contra, no comprendia cémo un pais tan riquisimo como= el nuestro, al que nada le faltaba salvo una esmerada educacién, fuera tan in­ dolente en cultivar las buenas disciplinas que da pie en sospechar que los his, panos creen que el valor hélico se détériora con las letras y que ningdn hom - bre puede poseer a la vez ambas virtudes (43). PrActicamente durante este mismo tiempo en que Maldonado mantiene contacto per, sonal con los humanistas italianos cortesanos arriba resefiados, sostiene rela­ ciones epistolares, entre otras (44), con el humanista flamento Erasmo de Rot­ terdam. de cuyas relaciones, contenido, texto e importancia de las cartas para una valoracién y significacién del Erasmismo espafiol trataremos en profundidad en el capitule siguiente. Por su importancia subsistencial, una de las fechas claves en la vida de Juan= Maldonado es el afio 1532, puesto que es a partir de entonces cuando comienza a ensefiar en el Gymnasium o Colegio de Burgos humanidades o buenas letras con un salario pâblico, como él mismo lo resefia en su opâsculo Somnium (45). Lo que — no obsta para que en el afio 1534 se encuentre en Guadalajara dando clases par- ticulares de humanidades a la ilustrada dama dofia Mencia de Mendoza, que tanta incidencia tuvo en la mayoria de los humanistas espafioles de esa época, a juz- gar por las dedicatorias referidas en sus libros a tan influyente dama (46). 27 T, por ser el presunto aflo de su muerie, cabe reseHar el afio 1554. Fecha descu bierta por mi buen amigo Isaac Ayala Picdn (47), quien tras una detenida revi­ sion de hoja por hoja del Libro de Cuentas de la Capilla de la VisitaciOn del= Archive de la Catedral de Burgos, ha constatado que Juan Maldonado figura como capellAn-mayordomo de la misma (48) desde el ado 1515 hasta el primer trimes - tre de 1554, lo que da pie para suponer que su muerte acontece a partir del - primer trimestre de ese mismo afio (49). Corrobora este documente con otro, tarn biOn prestado por Isaac Ayala, como es el de Las Actas de la Capilla de la Vi- sitnciOn, fechadas con el 15 de abril de 1555 (50), que dan fe del enterramien to de Juan Maldonado en dicha capilla -corrobora y no contradice al anterior,= porque los enterramientos en semejantes lugares sOlo eran posibles despuOs de= haber transcurrido un afio al de su muerte-. Sepulcro en cuya losa, a nivpl del suelo y sita a la puerta de entrada a la Capilla, estOn grabadas estas pala - bras escritas con maytiscula; JOANNES MALDONATUS, CUIUS EXTAT STUDIORUM MONUMFN TA, SUB HOC SAXO RECUMBIT. El hecho de que el sepulcro de Juan Maldonado esté= situado a ras del suelo se debia a unas normas dadas por los patronos de la Câ pilla (51), como consta en un documente del Archive de la misma capilla que di_ ce asi; "... Et que en la dicha capilla, no se puede de aqui en adelante en al̂ gûn tiempo sepelir persona alguna, salve algdn beneficiado en la dicha iglesia constituido en orden sacre y pariente del Sr. Obispo, et que los taies puedan= sepelir en ella en sepulturas lianas en el pavimento no alzando cosa del sue - lo" (52), 28 I I Sus obras son multiples y variadas. Marca un hito ea su vida el invierno de - 1519-1520: en ese tiempo escribe su primera obra intitulada Hispaniola, estan- do en Vallejera (Salamanca), propiedad de don Diego Osorio, donde se réfugia - huyendo del contagio de la peste existante entonces en Burgos (53). Esta come­ dia, basada exclusivamente en el didlogo y sin ningân elemento narrative, des- taca por sus personajes llenos de la m£s viva realidad, tales como el Hermano= Fernando: predicador mendigante, revestido por el vulgo de una aureola de san- tidad que no corresponde a la realidad, y a quien el conquense demascara burlo. na y satfricamente{ Pilicondo o la imagen social del sefior, basada exclusiva - mente en la propiedad de los bienes: pasa la vida practicando funciones gratu^ tas; VAndalo, Cantabro, Trilo, Pardsito, etc., que encaman el mundo social de los criados, constituyendo una parte fundamental de la comedia (54). Entre los afios 1519-1524 escribe la obra titulada Vitae sanctorum (55) por in- sinuacidn del entonces obispo de Burgos don Juan de Fonseca. Una obra que ten- dri un rotundo ixito, al menos, hasta el primer tercio del siglo XVII, dentro= del sector del clero, haciendo la funcidn de breviario dentro del sector del - clero, por las constantes reimpresiones que de ella se hacen hasta el primer - tercio del siglo XVII (56). Por los afios 1524, Maldonado escribe De motu Hispaniae. sin duda la obra mis - conocida, probablemente por ser la inica de ellas que esti traducida al Caste­ llano hasta hace unos pocos meses. Trata de un breve acontecimiento como es la Guerra de las Comunidades de Castilla, iniciado en la primavera del afio 1520,= 29 consiguiendo su mixlma altura en el verano del mismo afio, para ser dominado en la primavera de 1521, aunque la ciudad de Toledo resistiri hasta el otofio de - 1521. Una obra, dentro de la historiograffa espafiola del siglo XVI, ûnica en - su ginero, entre otras, por estas razones: por el objeto historiado, por la câ tegoria del autor, por la metodologfa empleada, y por la interpretacidn dada - (57). Con la fecha del mes de abril del afio 1528, impresa al final de su texto, es - cribe el opûsculo que mis habla de su vida privada. Se titula Paraenesis ad po lltiores literas adversus grammaticorum vulgum. Es una especie de carta abier- ta dirigida al joven y noble Utierre de Cirdenas, hijo del tercer Conde de Mi- ran^a don Francisco de Zûfiiga, y sobrino del que unos meses mis tarde seri el= obispo de Burgos: don Ifiigo Lipez de Mendoza, al que dedicari Pastor Bonus, su inmediata obra. Como su mismo tftulo lo indice, la obra es una parenesis, es - decir, una invitaciin al cultive de las letras latinas, a la vez que un "moni- tum" contra la funciin docente de los gramiticos o maestros de escuela existen^ tes en Espafia (58). Otra de las obras escrita a modo de carta abierta y escrita en el mes de di - ciembre del afio 1529 es la intitulada Pastor bonus. Esti dirigida al embajador de Carlos V en Inglaterra don Ifiigo Lipez de Mendoza, al ser nombrado por Car­ los V obispo de Burgos (59). En ella expone de manera clara y concisa y sin re_ currir a ardides literarios la situaciin psico-social de un sector del clero - espafiol, como es el burgalis; ademis, partiendo del nervio del pensamiento - erasmiano, como es la "sublimatas evangelica" plasmada en el ideal de Jesucrrs to buen pastor y en la purificaciin de la autoridad, denuncia bajo un asequi - 30 ble tiene que ser lo que en realidad es (60). En el afio 1533 compone De foelicitate Christiana, aunque no apareceri impresa= hasta el afio 1541. Esta obra, dedicada a la influyente e ilustrada dama dofta - Mencfa de Mendoza, tiene una notable importancia no silo por su concepciin de= la felicidad cristiana, propia de la de un humaniste renacentista a diferencia del hombre medieval, sino tambiin por los textes que, de un modo indirecto, dî cen referenda a Erasmo, a Lutero y a los Iluminados de Toledo, por cuanto que ellos nos dan elementos sustanciales de juicio para conocer el estado de estos très movimientos etherodoxos -el erasmismo, el luteranismo y los alumbrados de Toledo- en la Espafia de los afios treinta a los cuarenta del siglo XVI (61). Unos afios despuis de la composiciin de De Foelicitate Christiana, escribe un - raro opûsculo intitulado Somnium. Este tratadito de moral cristiana es, sin du da alguna, la obra escrita por un espafiol del siglo XVI con mis fuertes conno- taciones utipicas de Tomis Moro, entrando a formar parte, a travis de esta — obrita, del grupo de los humanistes selectos europeos del siglo XVI, que se - proponen difundir el nuevo evangelio nacido de las ideas corrientes. No debe - verse, por tanto, en Somnium a un Maldonado cargado de fantasias, ni tampoco a un Maldonado meramente critico, sino fundamentalmente utipico, en el sentido - de que bajo un tiene que ser denuncia lo que es (62). Entre los afios 1536 -el afio de la muerte de Desiderio Erasmo- y 1541 -la fecha de su publicaciin-, escribe Praxis sive de lectione Erasmi. consistante en un= diilogo entre très personajes reales: dofia Ana Osorio, Fray Tomis, el prior - del Convento de los agustinos, y el propio Maldonado, cuyo contenido versa - 31 acerca de la conveniencia o no conveniencia de la lectura de los libros de - Erasmo. Para, la comprensidn hermiutica del autor de Praxis sive de lectione — Erasmi, pienso que este diilogo debe situarse en la misma Ifnea de De motu — Hispaniae, en la que Maldonado se introduce tambiin en escena representando un papel muy moderado, pero haciendo decir, en cambio, por boca del toledano lo - que il considéra arriesgado manifestarlo il en persona. De nhf mi creencia en= que este diilogo tendrfa, en consecuencia, una doble finalidad: la defensa, - primero, del propio Maldonado de posibles ideas heterodoxas como ya entonces - eran consideradas las erasmistas, y, segundo, de Desiderio Erasmo, aunque muy= solapada (63). Destaca por el realismo de los detalles y por el caricter aventurero de sus - personajes la obrita intitulada Eremitae, una comedia, escrita por los anos - 1536, que consta de un solo acto con siete breves escenas: todas ellas signify cativas y ejemplares. Los cuadros sociales presentados contienen una fuerte in̂ vitaciin moral didictica, teniendo como directrices capitales, entre otros, el afin de perfecciin moral, la evasiin idealista de la realidad cotidiana, la nâ turaleza como adecuado fondo de repose espiritual, etc. (64). Desponsa cauta —el âltimo de los ejemplares del volumen aparecido en el afio - 1541 titulado Quaedam opuscula- consiste en un coloquio fundamentalmente entre dos personajes que se aman: Lucrecio y Ardeola, y otra seîîora de edad testigo = del coloquio -Tolentina- que tercia en la conversaciin, dando la razin a Ar - deola. Maldonado présenta a Ardeola como una fortaleza, que quiere ser asalta- da por Lucrecio porque la ama; Ardeola ofrece fuerte resistencia no porque no= Y ame a Lucrecio, sino porque ama fntimamente a Lucrecio. Al final, Lucrecio - 32 acepia las condiciones de Tolentina: son que no se rendiri hasta que no se ca- sen, pero no por palabras de presente, costumbre muy usual antes del Concilio= ;• de Trento, sino pûblicamente. A resaltar en este di%logo el parecido argumen - tal que tiene con el coloquio Procua et pue11a de Erasmo, si bien le sobrepasa en realismo por él tono sexual, si no erdtico que acompafia a todo el coloquio= (65). Contemporizando con los tiempoa de autintico fervor al juego de naipes (66), - Maldonado escribe dos coloquios sobre los juegos de naipes, titulados Ludus - chartarum triumphus, impreso en 1541 1 1549 (67), y Tridunus. impreso en 1549= (68). En el ludus chartarum triumpus toman parte, ademis del propio Maldonado, sus compafieros del estudio Ferran, Rosal, Padron y Asturiano, y es, a mi jui - cio, doble la finalidad que se propone su autor: primera, ejercitar a sus alum nos, como profesor de humanidades que es, en el vocabulario latino; partiendo, como il mismo indica, del vocabulario empleado por Luis Vives (Exercitatio lip guae latinae) y Desiderio Erasmo en algunos juegos de naipes, lo compléta ha - ciendo una autintica demostraciin de dominio de la lengua latina; y segundo, - presenter a sus alumnos el lado hueno del juego de los naipes, llegando hasta= deleitar, siempre que se juegue de tiempo en tiempo, con el fin de pasar el - tiempo, posponiendo todo afin de lucro -no hay que encomendar a la fortuna lo= que es propio de las facultades-, sino con la mira puesta a reparar fuerzas pa ra entregarse despuis mis eficazmente a los estudios de las humanidades. En - cambio, los participantes e interlocutores en el Tridunus son Maldonado, Ribe­ ra, Lucio, Renaldo, Molinero, Inacio, Mateillo, Petreyo, Filfpico, Gregorio y= Jorge: unos juegan a los naipes -un estilo de juego muy parecido al tresillo-, otros a la pelota y unos terceros a los bolos; es, por otra parte, muy variado 33 en sus conversaciones, como, por ejemplo, ista de la incubacidn de las letras= y de las aves: Maldonado - Una vez que hemos llegado a tal edad y que, por tanto, - podemos dedicarnos a pensar y a discurrir, emprendamos - algûn pasatiempo e intentemos hablar silo en latfn, para que parezca que, jugando, somos mis utiles a nuestros - compafieros y espectadores de lo que solemos ser los es- critores cuando escribimos. Ribera - El lugar nos invita a ello ciertamente, pues esti cubier̂ to de sauces, flores y hierba verde. Sedano - Hay irboles y arbustes; desperecemos estos cuerpos que - siempre tenemos encubando los libros. Lucio - La causa que fundamentalmente me ha traido a mf, no ha - sido silo el jugar con vosotros, sino el sacar algo de - vuestra charla que me sirva para progresar en las buenas costurabres y en la pureza de la lengua latina, Por eso,= como Sedano ha hablado de incubar los libros, me ha venî do la duda de por qui la incubaciin de los que se dedi - can a las letras no es siempre como la incubaciin de las aves, que siempre que incuban producen nuevas crfas. Maldonado - Eh tu, la incubaciin de los que estudian es riqufsima. - ÂÂcaso no ves su riquisima proie en las prefecturas, en= los importantisimos cargos, en las sagradas y perpétuas= dignidades, y, para omitir otros partos majores, en los= conocimientos tan utiles a la sociedad, en los libros pu blicados, que hacen a sus autores casi diria inmortales? Lucio - Esos que dices son escasos, pues la inmensa. mayoria per-i manece ignorada, quejandose pacientemente de haber perd^ do el tiempo y el esfuerzo. Maldonado - La mayor parte de ellos son unos mentirosos y nunca han= empleado. Compraban libros y daban a entender que se de- dicaban al estudio, pero las horas del dfa y de la noche, que son las mas propicias para la memoria y la reflexiin discurrian molestamente para ellos; es mas, se entrega - ban al placer y al sueHo..." (69). Con el titulo de Faradoxa, impreso en el afio 1549 coloca Maldonado très trata- taditos titulados Vita«hominis instar diei, Optimus magister amor e In malevo- lam animam non introibit sapientia. 34 - En la primera paradoja Vita hominis instar diei el propisito de su autor es= mostrar que la vida del hombre es semejante a la vida de un dia: "un solo - • dia -dice- puede llevar la inconstancia, la brevedad y el tumulte de toda la vida" (70). Para ello pormenoriza un dia de verano pasado por tierras palen- tinas en compafiia de Gozonio, contador de Diego Osorio: narra con ribetes hu moristicos y fuertes dosis de realismo el azaroso dia y mis concretamente - las venturas y desventuras sufridas con el naufragio de su compafiero en las= tierras pantanosas cerca de Grijota, y que, para salir de dicha laguna, su - plican la ayuda divina, aunque de manera distintas: Gozonio ofrece a cambio= la donaciin de todas sus cosas como si de una compra-venta se tratara, y Majl donado la mejora de su vida (71). - En la segunda paradoja Optimus magister amor (72) Maldonado inculca a sus - alumnos el amor a las letras humanas, tratandoles de hacer ver cdmo todos - los sabios, antiguos como modernos, que han llegado a un alto grado de sabi- duria, ha sido porque tuvieron siempre en su vida como bandera y guia el - amor a las letras humanas. Les incita, ademas, a su estudio dada su utilidad para todo gënero de profesiones, y tanto a nivel individual como social. - ï en la tercera ultima paradoja In malevolam animam non introibit sapientia= expone a sus alumnos, fundamentalmente influenciado por la moral estoica que la sabiduria no tiene cabida, como su mismo titulo lo indica, en el aima ma- Idvola (73). Géniale indicium sive Baccanalia (74) es una composicidn para ser representada en las fiestas acadëmicas de fines de afio y estd cuajads de alegorias: los per 35 sonajes que entran en escena son todos ellos, salvo el criado, abstractos, ta­ ies como la Glotonerfa y la Continencia, que se acusan mutuamente, el Tiempo,= que hace la funcidn de juez, la DesvergUenza y el Pudor que representan el pa­ pel de testigos de la Glotonerfa y la Continencia, respectivamente, el Coro de las Bacantes, que aplaude a la Glotonerfa y el Coro de las Prudentes, que, por contra, aplaude a el Pudor. La sentencia por pronunciada al final por el juez= el Tiempo en medio de la plaza es de condena para la Glotonerfa y de absolu - cidn para la Continencia. Una obra que exige una séria lectura para darla su - juste valor, cosa que hasta ahora no ha sido dada. Qrantiuncula es una disertacidn de apertura del curso acadëmico de 1545. El t^ tulo complete de la obra es Qrantiuncula Joannis Maldonati per adolescentulum= habita Lucanalibus ("Discurso breve de Juan Maldonado pronunciado por un joven cite en las Lucanales" (75). Las Lucanales era el dfa de inauguracidn del cur­ so acaddmico, que tenfa una fecha fija: el 18 de octobre. Egta fiesta acaddmi- ca consistfa, fundamentalmente, en la prominciacidn de la Oratio por parte de= de algun profesor, en la que se ensalzaba alguna de las disciplinas académicas. El argumente de esta obra es sintetizado por el propio autor de la siguiente ma nera : "Mostraré, en primer lugar, con que ceguera caminarfan los hombres,= como vagarfan sin discernir lo bueno de lo malo, cegados por sus pa- siones antes de inventarse las letras y las actes libérales, como se rfan arrebatados por las pasiones, sepultada la razdn. Recordard, a= continuacion, las grandes ventajas proporcionadas al mundo por las - letras, cueuita ha sido la luz que ha caido con los mortales con el - conocimiento de las artes y de las letras. I, cuando haya tratado e£ to, encomiaré las letras "ex professe", y quiza de este modo lie - gueis a persuadiros que la vida del hombre sin las letras esta manca y solo es apta para corner..." (76). 36 Por ûltimo, De senectute Christiana (77) es la obra que figura escrita por - Juan Maldonado en los ultimes afios de su vida. Por les dates que el conquense= nos ofrece en el prefacio-dedicatoria, se deduce qù& fud compuesta entre el - aflo 1548 y 1549 (78). En el fondo, este ensayo sobre la vejez cristiana es una versidn, pero en cristiano, del De senectute de Marco Tulio Cicerdn. Afirma - cidn dsta que dl propio Maldonado explicita al inicio del ensayo: "Marco Tulio escribid -dice- magnificamente acerca de la vejez, pero escribid como un pagano a otros paganos. Muchas cosas hay dignas en= aquel librito de Cicerdn para ser confiadas eternamente al recuerdo, pero hay algunas que no cuadran a los cristianos, de forma que es nê cesario saber con qud colores debe describirse la vejez cristiana. - Si Ciceron hubiera escrito cristianamente, séria inutil nuestra obra: es el un autor tan importante, tan util para los jdvenes en todas sus obras, y sobre todo en dsta, que he de confesar que a dl es tambidn= a quien yo sigo; de su fuente yo sacard tantas cosas que la mayoria= de las veces yo la usard a mi juicio, y dnicamente hard notar que a= cicerdn solo le faltd ser cristiano" (79). Dos son los objetivos que Maldonado se propone conseguir al escribir sobre la= vejez: uno, ccmsolarse asimismo escribiendo y meditando aquellas cosas que con tribuyen a suavizar la vejez, a la vez que su consuelo serviria de alivio para todos aquellos ancianos que leyesen sus escritosj y otro, librar del temor a - los jdvenes para que no aborrezcan la vejez de forma tal que no puedan disfru- tar los bienes de la vida, no sea que angustiados por este temor pierdan la ra zdn de su existencia. "Como hay ancianos tan desesperados que desearian conven cer a los jdvenes de que es preferible morir antes de llegar a la vejez, debo= tranquilizar tanto a los jdvenes como a los ancianos y librar tanto a unos y a otros de esta falsa opinidn" (80). El hilo argumentai de la obra se reduce, - pues, a una defensa ciceroniana del escaso fundamento en que se apoyan las acu saciones comunmente bêchas a la vejez de si impide la vida activa, débilita les fuerzas del cuerpo, priva de ciertos placeras, es vecina de la muerte, etc. - 37 La vejez tiene razdn de ser. Es verdad que "el termine de esta vida -dice- es= la vejez, pero en ella, lo mismo que en otofio, se recogen con calma todos los= frutos de la vida; como en el otofio tiene lugar la vendimia y se recogen los - frutos del afio, asi en la vejez se reciben los premios de la vida". (...). - îHay alguien que pueda describir las ventajas de la vejez cristiana? Ella goza del supremo bien placer que reciben los ancianos al recordar que vivieron ho - nesta y cristianamente, corrige los errores de la vida, se arrepiente y se duê le de haber errado, se libra de las fauces del infierno que ya casi ve abier - tas..." (81). Resumiendo, se nota en las obras de Juan Maldonado, como en la de todos los hu manistas de su tiempo, un desvio de las cuestiones mas o mènes abstractas, es- tudiadas, de ordinario, por los metafisicos y consideradas como las mds capita les de sus respectives sistemas. Sus obras son eminentemente dtico-pedagogicas. 38 (1) Bonilla es un pueblecito, sito en el hondo de un pequefio valle rodeado - por una colina, que forma semicirculo abierto por la parte norte; pertene ce al partido judicial de Huete, provincia de Cuenca (Cf. P. MADOZ, Dic- cionario estadistico-histdrico de Espafia y de sus posesiones de Ultramar, t. IV, Madrid, 1879, pag. 397. (2) De motu Hispaniae, traducida por don José de Wuevedo con el titulo El mo- vimiento de Espafia, o sea historia de la revolucidn conocida con el nom - bre de las Comunidades de Castilla, Madrid, Ed, Aguado, 1840, lib. III, - pag. IO3-I04. (3) Don Miguel Mufioz fué nombrado por Carlos V para régir la sede de épisco - pal de Cuenca el afio 1547. Muere el 13 de septiembre del 1553 a los 63 - afios de edad (Cf. Diccionario de Historia Eclesiastica de Espnfia, por Q.= ALDEA, T. MARIN, J. VIVES y QUINTELA, t. I, Madrid, Centro Superior Inveai tigaciones Cientificas, 1972, pag. 653. (4) "... Ego quanvis Salmantica oriundus, in tua tamen sum patria diocesique - matus: ubi ubera materna susi initiatusque sum..." (Joannis Maldonati - Opuscula quaedam docta simul, et elegantis. De senectute Christiana, fol., A v9). (5) "... Quum annos aliquot ego sub bis magistris perdidissem (...), galmanti cam avitam patriam et hispaniae totius celeberriman academiam contendi. - (Paraehesis ad politiores literas adversus grammaticorum vulgum, fol., cc iii). (6) "Ego qui magis propensus ad studia humanitatia et puilosophiam, utilitate ductus quam iuris peritiae connexam praedicabant, iuri pontifieio très - annos impendi..." (Joannis Maldonati Paraenesia ad politiores literas ad­ versus grammaticorum vulgum, fol., c iii v*). (7) "Erit fortassim Baccalarius quidam elementarius qui agit Burgis", escribe en Junio del afio 1527 Alonso de Valdds a Desiderio Erasmo a propdsito de= Juan Maldonado (Cf. P.S. y H.M. Opus epiatolarum Des. Erasmi Roterodami,= Oxford, Clarendon Press, 1906-1958, t. VII, Ep. 1839, pag. 90). (8) "... recurrebam tamen interdum ad Antonium Nebrissensem et Arium Lusita— num qui humaniores turn literas Salmanticae profitebantur, et iuri, contra meorum vota Sodalium poetas et oratores admisceban" (joannis Maldonati It raenesis ad politiores literas adversus gramnaticorum vulgum, fol., c iii V8). 39 (9) Cf. F. G. OIMEDO, Nebri.ja en Salamanca (1475-1513), Madrid, Ed. Nacional, 1944, pag. 29. (10) Cf. A. LOFEZ RUEDA, Helenistas espafioles en el siglo XVI, Madrid, 1973, pags. 53-54. (il) Cf. F. G. OLMEDO, op. cit., pags. 114-115. (12) Cf. F. G. OLMEDO, op. cit., pag. 140. Lucio Flaminio aparece en Salamanca el 13 de diciembre de 1503, opositando a la câtedra de Gramatica que Ne - brija acababa de renunciar, pero la plaza sera dada a Pedro Espinosa. Ape nas transcurrido un mes, el Claustro le asignara la catedra de Plinio, to mando posesion de ella el 13 de marzo del afio 1504 (Cf. p. G. OI^DO, op. cit., pags. 45, 124 y 140). (13) "Per idem tempus christophorus Longolius, (...) Luci Flaminii se contuber nio insinuarat: venerat ille siquidem ipso anno quo mihi cognitus est Fia minius in Hispaniam..." (Pbraenesis... fol. c iii ii v?). (14) Cf. M. BURIGNI (de). Vie d'Erasme, Paris, 1757, t. II, pag. 83. Acerca de Christophe de Longueil véase Th. SIMAR, Christophe de Longueil (1488-1522) Louvain 1911. (15) Felipe el Heimoso llegd al puerto de la Corufia el 6 de Abril del afio I5O6, Cf. Pedro MEXIA, Historia manuscrite del Emperador Carlos V, cap. - VI, fol. 2o v8. Cita cogida de V. FERNANDEZ VARGAS, La revolucidn comune- ra, Madrid, Ed. Centres, 1975, pag. 41. (16)"... frecuentabam hominem: demun cotidie reduceban contractaque cum illo= nonnulla familiaritate..." (Paraenesis..., fol. c iiii). (17) "... tanto doctorum scholariumque concursus; ut segre gymnasium caperet - multitudinem..." (Phraenesis, fol. c iii v9). (18) "... Miserum me, inquam, qui tôt annos tamque florentes frustra nulloque= fructu peregi. Poterone, mi Luci, per superos oro, iacturam temporis ali- quo pacto resarcire?" (Paraenesis, fol. c iii ii v9). (Texto castellano - J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 171. (19) "... Cum boc mihi Christophoro arcta intercessit amicitia..." (Paraenesis ..., fols, c iii ii v9 - ü i iii). 40 (20) "Caeterum cum hisce de rebus agere serio videremu et condere non infelici_ ter carmina rede reddebam..." (Paraenesis.., fol. iii iii). (21) "Quod adeo meum erexit Christophorum: ut nihil iâh aliud nisi de profis— cendo cogitaret..." (Paraenesis..., fol iiii iii). (Texto castellano; J.= ALCINA ROVIRA, op. tit., pdg. 173). (22) "... quoniam familiaris esse caeperat Jacobo Osorio qui rempublicam admi- nistraban..." (Ihraenesis..., fol., iiii iii v@). (23) "... Missa sunt et carmina et epistolae vixque tribus exactis mensibus au adventu Philippi, secretariorum numéro Christoidiorus ascriptus est et qu^ dem ni mors Fhilippum inunatura sustulisset, a secretis tenuisset Longo - lius brevi primum locum" (Paraenesis..., fol., iiii iiii) (Texto castella no: J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pags. 121-122). (24) El propio Maldonado cuenta cdmo, cuando se disponla a seguir a Longolio - en la bdsqueda de las artes y de las letras liberates, la fortuna le atd= al sacerdocio como a un escollo: "Meos tamen illos conatus literas amplec tendi, quos meo animo impresserat Longolius, fortuna destituit: quae pa - rantem sequi Longolium ad perquirendas ingenuas artes, tenui sacerdotium= tanquam scopulo affixit" (Paradoxa. Optimus magister amor, fol. 37). (25) "Viccesimum enim quintum -escribe en el 1535 en uno de los escolios de - Hispaniola- agens Maldonatus venit: ubi et hanc diem vitam degit" (Hispa­ niola, pdg. 5, o fol. B III). (26) Cf. M. MARTINEZ SANZ, Episcopalogio de Burgos, en "Bol. arz. de Burgos" - t. VI XVII (1874) pdgs. 176-177} Acerca de Bon Pascual de Ampudia, v4ase= J.L. ORTEGA, Un reformador pretridentino; Don Rtscual de Ampudia, obispo= de Burgos (1496-1512), Roma (Iglesia Nacional Espafiola, 1973. (27) "... sacerdotium in regions Palentina iam decennium fere possederam (...). Bed cum ea causa magis pertineret ad lacobum Osorium, a quo fueram in re - dessignatus me benemeriti patroni causam perdidisset viderest, tribunalia= sum frequentare coactus" (Paradoxa. Vita hominis instar diei, fol., 24 yS). (28) Pastor bonus, fols,, e iii - v9. (29) Vdase supra, pags. 41 (30) "... ducens in Bugense episcopatus vicarius aliquando...", refiere a pro­ pdsito de Juan Maldonado Nicolas ANTONIO (Bibliotheca Hispana nova sive - Hispanorum scriptorum, 2# ed., t. II, Matriti, 1789, pag. 789). "Vicario= eclesiastico que fué del arzobispado de Burgos...", afirma A. BONILLA Ï - SAN MARTIN en Luis Vives y la Filosofia del Renacimiento, 2# ed., t. II,= Madrid, Bruno del Amo, 1929, pags. 157-158. "... que tuvo el cargo de vi- cario general del obispado de Burgos...", escribe B. SANCHEZ ALONSO en - Historia de la Historiograffa espafiola, Madrid, Consejo Superior de Inves- tigaciones Cientificas, 1941, pags. 412-413. "... y este Juan Maldonado,- que fud vicario general del arzobispado de Burgos...", afirma M. MENENDEZ X PELAÏO en Historia de los Heterodoxos espafioles, t. II, Madrid, Biblio- teca de Autores Cristianos, 1967, pag. 716. (31) "Pastor bonus fol. iiii iii v9.D. Juan de Fonseca toma posesion de la pla za episcopal burgalesa el 5 de julio de 1514, regentandola hasta su muer­ te, o sea el 4 de noviembre de 1524 (Cf. M. MARTINEZ SANZ, art. cit., - pag. 177-178. Fud victima en 1521 del furor de los comuneros burgaleses - en represalia a los atropellos de su hermano don Antonio de Fonseca, capî tan de las tropas reales, hechos en Medina del campo (Cf. Juan MALDONADO, El movimiento de Espafia o sea historia de la revolucidn conocida con el - nombre de las comunidades de Castilla, trad, de J. Quevedo, Madrid, Ed. - Aguado, 1840, pag. 127. (32) "... post vicarios sequuntur expensores, exploratoresque tyronum, vulgus= examinatores vocat, quorum numerus est expendere, qui sunt idonei ad sa - cram institutionem, qui satis sint periti ad auspiciendos, ineundosque sa cros, quos vocant sacros" (ftistor bonus, fol., d, iiii v9). (33) "... functionem me hanc aliquot annos gessisse peneque nunc gerere..." cribe a propdsito de su cargo de examinador del obispado de Burgos en 1529, (Pastor bonus, fol., d iii iii). (34) "festor bonus, fol., e. (35) Paraenesis..., fol. d iiii v9 - d iiiii v?. Texto castellano: J. ALCINA RO VIRA, op. cit., pags. 180-181. (36) Paraenesis..., fols, d iii ii v* - d iiii iii v9 texto castellano: J. ALCI RA, op. cit., pags. 181-184. (37) "... Orationes Ciceronis enarrabat Ferdinando, duce Calabriae (...). Ego - lectioni, quod meum prope cubiculum res agebatur, semper aderam..." (Parae nesis..., fol., iiii iiii v5, Acerca de Fray Severe vdase M. MENENDEZ X IE 42 LATO, Antologia de Poetas Liricos Castellanos, Santander, 1945, t. X, pags. 44 y ss. (38) "... Cicero si apud vos natus esset sordesceret àeque explicare non po sset tôt millibus canonum et exceptionum \..." (Paraenesis.♦., fol d) (Texto castellano: «J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 176). (39) "... Proximo denique anno (...) Benedictus Theocrenus (...) quem sex ipse menses familiarissime colui ..." (Paraenesis..., fol., d vB). Sobre la es tancia del humaniste Teocreno en Espafia, vdase J. FLATARD, L'humaniste - Theocrenus en Espagne, 1526-1530, en "Revue du seizième siècle", t. XVI - (1929), pags. 68 y ss. (40) "... Magistratum praesertim ac procerum negligentiam demirabatur qui nu - llam puerorum instituendorum rationem haberent..." (Paraenesis, fol. d - v9). (41) "... Novissime, ipso auno quo haec scribimus, imo proximis diebus, Caesa- re Burgis commorante, Andream Naugerium Venetorum legatum (...) consulto= adii..." (Paraenesis..., fol., d ii). (42) Se refiere, sin duda, a sus Ciceronis Orationes, 3 vols., Venecia, Aldo,- 1519. (43) "... Nam cum esset nostra provincia rerum omnium feracissima, et ingeniis praeter diligentem nihil deesse culturam videretur, ita in excolendis - eis essemus soçordes ut suspicio suboriretur existimare nos bellicam vir- tutem literis sordescere nullisque mostalium utrumque posse contingere" - (Paraenesis..., fol., d iii). (44) Intense debid ser la correspondencia de Juan Maldonado. Por ejemplo Grego rio MAXANS X SISCAR habla en su obra (Joannis Ludovici Vivis Valentini - Opera Omnia..., 8 vols., Valentiae, In officine Benedicti Monfort, 1782-= 1790. Reproducida recientemente por Gregg Press, London, 1964) t. VII, - pag. 221), de la existencia de un voliimen de cartas de Juan Maldonado en = el Colegio de Santa Cruz de Valladolid -en la actualidad tienen un parad£ ro desconocido-, sacando de entre ellas una de Juan Luis Vives a Maldona­ do, fechada en Breda el 16 de Diciembre de 1538, Carta que, traducida por J. JIMENEZ DELGADO (Epistolario de Juan Luis Vives, Madrid, Editera Nacijo nal, 1978, pdgs. 609-611) dice asi: Todavia no he visto a Juan Astudillo, que td me recomiendas, porque estoy ausente de Brujas, donde ténia que encontrarroe con él y espe- ro que nos veremos la proxima primaveraj pues no pienso salir de - 43 Breda antes, para que no crean que dejo a la Marquesa en el duelo - de su viudez. Pero vuelto a casa, si Dios quiere, es decir, resti - tuido a mi mismo a mi tranquilidad, vere a ese niozo mas de cerca y= familiarmente, tal como me lo pides. No dudo que lo hallaré tal co­ mo me lo describes. ÎO a mi vez, te recomiendo a otro Jaime, a Jaime Ortega de Burgos,= que te entregarâ esta carta. Paso ahora a lo demas de la tuya, esto es, a lo primero, pues respendo con un histerum proteron a la mane­ ra de Homero, como dijo aquel. De que por mis libros te hayan hecho gran entusiasta de mi persona, no te quedo agradecido; pues si, con razôn mds bien me lo agradeces debes agradecer tu a mi; si sin ella, es culpa tuya. Lo mismo te conteste a lo que me dices que muchas vê ces bas hecho trente a mis envidiosos. Si lo has hecho en defensa - de la verdad, hiciste lo que corresponde a un sacerdote de Cristo y a un hombre de bien, como estoy persuadido que lo eres tû de tiempo atras por el testimonio de muchos; si por el contrario, en defensa= del error, no me haces la menor gracia, porque te has constituido - en defensa de la mentira, aunque haya sido en favor mfo. î aun pu - diera ser que, al juzgar a los envidiosos estuvieras alucinado dema siado tiempo aun por el amor a mi persona, que te ha movido a cons£ derar enemigos mios y contraries a mis ideas a cuantos buscan en - mis obras algo distinto o quisieran verlo escrito de otro modo. En= esto cada cual juzga a su manera y siente a su manera, dejando a - salvo la benevolencia. Unos se engafian a si mismos; otros, con recta intencidn, me advier- ten que me equivoco, pues no creo tener envidiosos, sobre todo en - Espafia, por muchas razones. La primera, porque no vivo alli; la se­ gunda, porque alli leen poco mis obras, menos las entienden, menor= aiîri las compran o se preocupan de ellas, dada la frialdad de nues - tros compatriotes por el afan a las letras. Ademas, como nunca es - cribi palabra que moviera a la envidia, ni heri a nadie, no muevo - a ninguno de su lugar ni me interfiero ni estorbo las ganancias de= nadie. Por ultimo, porque mis obras no son taies que despierten la= envidia de los otros. Pero aunque tuviera quienes me envidiaran, - quienes me mordieran, yo preferiria ignorarlo, para estar seguro de que no devolvia mal por mal, ni mordisco por mordisco. Adios, una y mil veces adios. Breda, 16 de diciembre de 1538 P.D. Referente a lo que te dije que no te era deudor en nada por lo que respecta a los estudios, no pienses que me créa del todo libre, para no verme registrado en tu cuenta, como dicen. De esa buena vo- luntad para conmigo, te confieso que te quedo muy deudor, pero esta deuda te la pago con igual o semejante moneda, es decir, con una vô luntad hacia tf llena de mi mejor afecto". 44 (45) "Mensibus Autumnalibus eius anni, quo Caesar Hispaniarum rex Turcarum principem golimanum Pannonia fugavitt et Burgis ego primum humaniores li­ teras publico salario caepi..." (Joannis Maldonati Somnium, fol. g iiii). (46) "... aestate ilia -dice Maldonado a dofia Mencfa en el prefacio de De foe­ licitate Christiana-, que te Guadalaiarae Sus, ut aiunt, Minervam doce - bam: et simul libellum de felicitate componebam..." (De foelicitate chria tiana, fol. a ii v8). (47) Me ofreciô desinteresadamente la lectura de su tesina dactilografiada de= Licenciatura en Teologfa en la facultad teoldgica del Norte de Espafia (se de de Burgos), titulada, Juan Maldonado, historiador de la espirituali - dad burgalesa a principios del siglo XVI, Burgos, 1972. (48) Esta capilla, en tiempos de Juan Maldonado, tenfa varias capellanfas, y - una de ellas gozaba de capellan-mayor, para lo cual debfa ser dignidad o= candnigo.(Cfr. P. ORCAJO, Historia de la Catedral de Burgos, 4® éd., Bur­ gos, lmp. Carifiena y Jiménez, 1856, pag. 92). (49) I. ATALA PICON, op. cit., pags. XXVII-XXIX. (50) I. AÏALA PICON, op. cit., pags. XV XXVII-XXIX. (51) La Capilla de la Visitacidn de Nuestra Hefiora la fundo el Obispo de Bur - gos don Garcia de Torres, y la reedificd después por los afios 1446 Alonso de Cartagena, cuyos restes yacen en medio de la Capilla en un suntuosfsi- mo sepulcro de alabastro (Cf. P. ORCAJO, op. cit., pdg. 9o)« (52) p. ORCAJO, op. cit., pdg. 90. (53) Pienso que, por la descripcion del terrene pedragoso que hace de tal lu - gar, se refiere al Vallajera, site en la provincia de Salamanca, partido= judicial de Béjar (cf. DP. MADOZ, Diccionario geogréfico estadfstico-his- tdrico.de Espafia y de sus posesiones de Ultramar, t. XV, Madrid, 1849, - pdg. 599. (54) Vdase Tercera Parte, capitule I, pdgs. 180-243. (55) El titulo complete de esta obra, a tenor del ejemplar mas antiguo que se= conserva, que es el del afio 1531, es el siguiente: Vitae Sanctorum elegan 45 tique stylo compositae; et ad breviarii modum ac usum per quam decenter - accomatae per Joannem Maldonatum. Qui nuper eas correxit, et a mendis - quamplurimis repurgavit. Esta editado en Burgos por Juan de Junta el afio= 1531. (56) Se conservan varias impresiones de Vitae Sanctorum: una sin portada en la Biblioteca Nacional de Madrid, pero sin duda alguna de las tardias, otras dos con fecha de 1531 e impresas por Juan de Junta en Burgos, encontrando- se en la actualidad una en la Biblioteca de Palma y otra en la Biblioteca Universitaria de Salamanca; otra con fecha de 1550, impresa con fecha de= 1550, también por Juan de Junta y en Burgos, encontrandose en la actuali­ dad en la Biblioteca Nacional de Madrid ; otra con fecha de 1560, impresa= por Felipe de Junta y en Burgos en la Biblioteca Nacional de Paris ; otra= con fecha de 1563, impresa también por Felipe de Junta y en Burgos, en la Biblioteca Nacional de Madrid ; y otras dos con fecha de 1628 en las Biblw tecas Nacionales de Madrid y de Paris. (57) Véase Primera Parte, capitule II, pags. 138-179. (58) Vdase Cuarta Rirte, capitule 1, pags. 397-431. (59) Natural de Peftaranda de Duero -a una veintena de kms. de Aranda de Duero- e hijo de Pedro de Zûfiiga y Avellaneda, segundo conde de la casa de Miran da y de dofia Catalina de Velasco, hijà del Condestable de Castilla, es - preconizado obispo de Burgos con fecha uno de marzo de 1528, tomando poae sidn de dicha sede, por procurador, el 29 de junio de 1529, no haciendo - su entrada hasta el 1533, después de desempefiar una misidn especial en poles para Carlos V. Morira en el 9 de junio de 1535 (Cf. J.M. PEREZ - MARCH, La muerte de Ifiigo de Mendoza, en "Estudios Eclesiasticos", t. XIV (1935), pags. 117-122) (J.J. VALLEJO PINEDO, D. Ifiigo Ldpez de Mendoza, - Abad Comendatario del Monasterio de la Vid, en "Cor Unum" Nunis 195-196 - (1979) pags. 60-65) (C. ROBLES DO CAMPO I E. HERNANDEZ TORRES, La Casa de Miranda, en "Cor Unum", Nums. 195-196 (1979) pags. 66-74). (60) Véase Tercera Parte, capitule II, pags. 244-280. (61) Véase Tercera Parte, capitule IV pags. 322-352. (62) Véase Tercera Parte, capitule III pags. 281-321. (63) Véase Segunda Parte, capitule I, pags. 70-77. 46 (64) (Véase Tercera Parte, capitule V pags. 352-396. (65) (Hay una corriente humanists, en la primera mita* del siglo XVI que se es- fuerza por rehabilitar el matrimonio, siendo su nias eminente représentan­ te Erasmo de Rotterdam: defienden la vida matrimonial contra la teologia= medieval, que la habia olvidado, al exaltar la existencia contemplative - como la ûnica capaz de préparer la vida del mûs allé, y contra la litera­ ture medieval que, con frecuencia consideraba el amor como irrealizable - dentro de los muros del hogar, confundiendo vida matrimonial e infierno - (Cf. J. DELIMEAU, La civilisation de la Renaissance, Paris, Arthaud, 197, pag. 442). (66) "Estâmes bien documentados -afirma E. Asensio- sobre la furia épidémies - que propagé en los siglos XVI y XVII el contagio de los juegos de haipes. Hubo, para frenarla, hasta tentatives de naipes a lo divine, como ésta de Francisco de Borja. Jugaba la corte de Portugal con tanta pasién como la= espafiola. Francisco de Borja ya jesuita después de duque de Gandia, caut^ vé con su Santided y cortesania a la princess Juana, hermana de Felipe II. Reformador ingenioso, hizo que la princess sustituyese los naipes profanes por una baraja de vicios y virtudes -24 cartas de cada serie- que lleva ban maximas piadosas" (E. ASENSIO î J. ALCINA ROVIRA, Paraenesis ad litte— ras. Juan Maldonado y el Humanisme espafiol en tiempos de Carlos V, Madrid Fundacién Universitaria Espafiola, 1980, pûg. 55). (67) Consta de 28 folios y se encuentra dentro del volûmen intitulado Joannis- Maldonati opuscula quaedam nunc primum in lucem édita..., publicado en - Burgos por Juan de Junta el afio 1541. (68) Consta de 46 folios y se encuentra dentro del volûmen Joannis Maldonati opuscula quaedam docta simul, et elegantia..., publicado en Burgos por Juan de Junta el afio 1549. (69) "SEDA.:... exerceamus corpora, qui semper libris incubamus. LUC.:... Qua- re quum incubare libris dixerit Sedanus, incidit mihi dubitatio, quur - studentium listeris certa non semper sit velut avium incubatio: quae quo** ties incubant, excludunt foetus. MALD.: Heus tu certissimus quidem studen tium incubitus. Nonne vides eorum foetus pinguissimos praefecturas...?. - LUC.: Rari sunt, quos memoras... MALD.: Impostores sunt eiusmodi plaeri - que, nunquam utique incubuerunt. Emebant libros, studere lectioni signify cabant..." (joannis Maldonati Tridunus..., fols. 3 - 3 v8). (7o) "... unum persaepe diem vitae totius inconstantiam, brevitatem, tumultum- que referre" (Phradoxa. Vita hominis instar diei, fol. 24 v@). 47 (71)"En este naufragio Maldonado -apunta E» Asensio- ha recordado la situacion, el sentido y algunos pormenores del coloquio de Erasmo, Naufragium, pero= la satira y la agresividad se ha suavizado. (...). Hasta el dramatismo M terario se ha atenuado y el tono autobiografico se contenta con toques hu moristicos. La tendencia a erasmizar y desligarse al mismo tiempo de las= osadias erasmistas salta a los ojos" (E. ASENSIO, y J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pags. 49-5O). (72) Véase Cuarta Parte, cap. II, pags. 432—441. (73) Véase Cuarta Parte, cap. Il, pags. 441-444. (74) Comprends los folios 36-57 y- del volûmen intitulado Joannis Maldonati - opuscula quaedam simul, et elegantia..., publicado en Burgos, por Juan de Junta el afio 1549. (75) Comprends los ûltimos folios -del 58 al 67- del volûmen intitulado Joan - nis Maldonati opuscula quaedam simul, et elegantia, Burgos, Juan de Jun - ta, 1549. (76) "Dicam igitur primum, quam caecitate versarentur homines, quam sine delec tu bonorum et malorum distraherentur, occaecarenturque a suis affectibus, ante literas, et ingenuas artes inventas: quam a voluptuatibus raperentur rations sepulta. Deinde commoda memorabo mundo per easdem literas allata: quanta lux effulserit mortalibus ex artium et literarum cognitions. Quod= cum absolvero, non minus erunt a me laudatae literae, quam ab iis qui eas ex professe coramendant: et vos eritis forte persuasi, sine literis vita - hominis esse mancam, consumendique solum frugibus opportunam" (Orantiuncu la... fols. 59 v9 - 60. (77) Abarca los primeros folios - del 1 - 21 v? - del volûmen intitulado Joan­ nis Maldonati opuscula quaedam simul et elegantia..., Burgos, Juan de - Junta, 1549. (78) Esta dedicada al obispo de Cuenca Don Miguel Mufioz, el cual fué nombrado= para regir dicha sede el afio 1547. Cf. Diccionario de Historia Eclesiasti ca, op. cit., pag. 653. (79) "Scripsit Marcus Tullius Cicero de Senectute praeclare: sed scripsit Eth- nicis. Multa sunt in so Ciceronis libelo digna, quae perpetuae memoriae - conmendentur. Sed ita quaedam non quadrant Christianis, ut operae pretium sit cognoscere, quibus coloribus depingenda sit Christiana Senectus. Nam= si Cicero scripsisset Christiane, supervacaneus fuisset noster labor. Qui 48 quidem ita gravis est autor, et legentibus commodus in omnibus suis scri^ tis, et in hoc mdxime, ut ipsum fatear me sequi: deque eius fonte multa - sic haurire, ut in plaerisque utar meo iudicio, et Ciceronem tantum non - fuisse Christianum, significem" (De senectute.'Christiana, fol. 4, o fol.= A4). (80) "... Sunt senes ita queruli quidam, ut velint iuvenibus persuaders, poti£ rem esse mortem, quam ad senectutem pervenire: proptereaque consolandi m^ hi sunt tam iuvenes, quam senes: ut utrisque falsa opinions liberandi" - (De senectute Christiana, fol. 4 v9). (81) De snectute Christiana, fols. 20 - 2o v* - 21. Maldonati HifpanioU nunc denicp per ip ̂ fumautorem refilé tiita atcÿdetnfa: ’̂ holiifcpldcis J O A N N E S M A L D O é N A T VS M.igiiificopnniacqi ■ liobiüratis viro lacobo Oforio CordubacPracreclo. S .P, .1- fcvfjcl».’ i ' ' ' ' i - SE OGTOBRI A N N O , . •■■ ■ M .D .XXXV.'! -..- '.'/’i - ‘ . ■• . :... , i ,.■ ’>•5.1 ■•■ : 'V' •■>111. ■, ' - ; ;•■ ••,■■•■:.•'. ,■■ ■ , t xYilif.;, «.4 uitmmtni AccquÆÎtjfi rtiri ex pcflf ' “ lêtia ̂ iar :3(f tc: deOcca to iioJii atr.iniefo:qiJai bacijcpmitto.No quod “ ■luce necraomcnrariadts gnumnudicet faniuf^ftrd vtante qui Vuh cano pcrmittamtaut Thctidi Î tcnimontâ tcrât: tnâdarum tuû de floribus e% Plinio; ac üuio;tJ^'ici. .niunirares:quasdicut;nitcic«:pta; laiii lani fubfequcntur.vale. S C H O L I A Î N P R A E C E D E N T E M E P I S T O L A M CC^r pdliteiu(j ri:'(. » 110,1 foiue â cCiiorcr odo WwlhOb pcftw Iiiu-Ulrer vrbcni. i- LAMINA I Portada de "Hispaniola" en su tercera edicion, la unica con- servada.Pedicatoria de la obra (al prefecto de Cordoba don Diego Osorio). Y fecha y lugar de su composiciôn ( Burgos, en los talleres de Juan de Junta el mes de Octubre del ano 1535. ï A t /xrûmt fifUtÂnJ/tu /) ^ ' \Atffiti fftrieUAmty j^d/ etft̂ t/r Ofr/Tsïù/tn ifĥ i, ^ 'f̂ iuiù jiĉ <̂ â̂upsn JÿttnZ eu- ( (Jutnî PPt̂ eârrtfntAnrua*{f ^ l i t LAMINA II Hanuscrito de "De motu Hispaniae", pri­ mer folio del Libro Primero de los siete de los que consta. Biblioteca Nacional de Madrid - * - • ^ Jt»»p/r..,̂ .,y Jxj''m%tjn\ — . . . - ̂̂ «.«/ />r /Wf O/J^trv’ fif/rtc .^ ûj. fA«f %éjc/>^> .t0Cf7iff if4f »(frimti ^ mC' f̂ rAftA' yr̂ t̂ errr , /*r'w i m m ^ ^ t ^ } c / t r j r m i ^ e '̂ at cA-Jvuĉ lA cftr ne' i) ^/n /*6jjA»r/fS*/»r 3&Wt' ceftO^ttaMé-ôi/fto/KtfT̂ jirrtuCM.0̂ ’Tf'4*(f*>“/r> ju4-.l/ir CAtfrn̂ lrtl', /V o r ^ / t ^ r ^ttmcfcf̂ eS Or̂ nlj.4r ĵ ttUéûrriéfif CiAy'̂ .^^crr*< / 4 / ! ^ j e ^ u C i r f A J ' U t r a t --̂crrf, tÜAtfffTUt'Mf <’(’(f4frn' a, /rrntr̂ ̂ t^tiYt^m ̂ Ù £ .Vro. Arr-M- ffUf- lycem >w/éjf/ aX  fltr̂ creé. ~Sut/ti( piprtnftf-jtàaiifzo^cXa/n , pfAtux'tĤ r ei- A J^rA^APf ." êc pt etùul .-̂ ui (trif (fion.̂-trienitŷ tpfTui- P̂UfCixcJftrir-̂ xiuteriit̂ ^ Çat/i n^6iZi4 j2ftà%P7 tm̂ ĉ it'ujir e-nttpu XJJ^C'Pâ ̂ t>/n̂ f-cC<,/ie/p,a,4t̂ T*f̂ ^X*ti'Pir»»y,Yc^peOcf̂ ACcAtî fuirr, ŷ -f ^uJp ̂erjtfûezem jjUApa pê rrré-.ŷ ctH c ̂ p6t C<̂ tu>WP U4“^ ya* a C •'‘f**fy_.̂ t'Cî Ain aJP'̂ ’P ■ A^^rp'txp Ji! ,xX JertA,n JaPatX y X o t f h u i S c T t T X " ^ x ^ a J n ^ J ̂ Xu>e ( A ^55^.'TKrr*»’*./r. rj ̂u't ̂,‘nr rn̂ O'J'/tAp jAÙ^i,zir Ût/e*A 'Pf c. r.t ,H(*Û'îcx<. nuU^r^Ar j>̂ f!Zi&, 'pfiUjpt 'f Ap ĉcCrAieer ÿ/T • Sp/Ccfjt'fJzX ejrj€Pff(',rr̂.xTî J[x rc f/î i/iItrttvj er»<*//25»e' prxĵ fti 'rpj’uiiittf Ce/fr^ipC^ ̂ j,tfCL>'̂ 4>/pi/a'/pt CApttf(Xip̂ pé- ' T i c r c i j p r i pi/utû^ ..' . • ■l C...___,r ___. - [ / ■ . (a /X. ̂.-..̂ PTJ /.:* U, â :̂.:,-vL •J/*i £c/rî fr4̂ CAPé̂ xtx prĴ p̂ SvA P. jé^ Ç^^^Axcf- ̂xfca-é'aptpy fcp’iMtuin, ̂ «/ LAMINA III Carta de Erasmo a Maldonado (1527). Primer folio del manuscrite. Biblio- ca Nacional de Madrid. m m æ N I S M A L D O : oati PancneOs ad po lidorésiiteiasad; corum unis gum* 1 ) 1 9 * 4 & ia A à N È S 'M A L 0 C > <1 ' I f AT\^ S • Oatiài’mo ados ; ti ’ llclcenti G V X E R IO carde -.ÿ -r-v'-VÎ E M lN I/T E /cü iâ Boigisproncifcîpa» rares / ùeUdipafkrié menfâa æçcübere:r& quifîfTe pahomaner ucfbiGp boaoti&i<â Jmecôcmdi(re:utqud ^dâtüidahinmi nomi l^iiiiâns confisemdiiiê/ fatxûliacitâi^ aliqiram iniremf uiâ " oS^dtom/ordinem tibi defigoaremt \%^Biodqmj)olitiore5tialérestitera9 ; |om^diodi(cere/eloquénain ÿéGS'em pEnmatusacoaeatds/itinenÿ <#|OëWxdêquumTusf8cdo^ tiâafèc %ÈdeWWadûcuIa übimotem geRlt âiiiamnerolnihifealtnis ; -î ;c-ncprofcSKta* Exinîmo tahiêest : reculimus/cflc ic fhus admoni ; ! Il, Csccaa têpus rerûq; ufus fubmî • ifirabuQt» Valc* Burgis caicndis 1priüs,Aaao* 15 is* 1 F IN IS . hjaas IV Port ad a de "Paraeneala ad poli- tiores literas adveraue gramma- tioorum Yulguffl". Dedioatoria de la obra (al jôven Gutierre de C&râenae, hijo del Conde de Miranda). Pécha y lugar de eu compoeicldn (Burgoe» primerce de Abril del aho 1528), -A ' PASTOR B02 ncm MaWouatumJ Lw' a:###m A k k g c A d n m : propineticÿ *h ^iqaa pr.x^dura dduàndâs,âu t interpcflare, rimm tna ionitu imaginibus cdcbmti, Epifcopa tu confpiauini,virtutibns clarum»eru dicionepr*fiantctn, longcpratercarea notu, tnaximis ncgociis jnuolutum» a Ü LAMINA V Portada del "Paator bon.ua". Carta ablerta, dirigida a don Ifilgo de Mendoza, oblapo de Burgos. Feeha y lugar de su composicidn (Burgos, nueve de Diciembre del aho 1529). VITÆ SAN C T O R V i V l B R E V I ELB gâtiç fiylo côppfitacrSfad brcuia riimodu acufum perqa.âdcccnîcr accomroodarrpcrlOANNÊM [J. Maldoiiatû.Qiîinupcĵ ascorre ^ xit, &a tncdisquâpiurtmis rcôur. " : 1 JL JL_^i f I nûcprimû xdi la ̂ breuidima quidc i.IIa,fcvTqu*k (floreipnonad^nodû paiiumma ximc iuuabunL ' LAMIIA VI Portada de "Yitae sanctorum" (1531). La edlolon mas antigua de las que se oonservan boy d£a. fiiblioteca de la Universidad de Salamanca. r.M SANÇTO'l^^jÿfy^TA E I/EC Cûl̂ po(lt«:& ad breulatHi*d&in ac ] vrumperqoamdertitefacwBM I modaMsperJoânèmMaloona | tutn.Q;ti)hanc eaGinal & icM Ha cone*it:ac io ttlluom rrmrelUmit* I ^ Apppf tàs^eséa.D ; H^«jr*iofan# ! quam bellatia optitna: qaç cond iit totîm edo# litu ii , CVoAnwqiidloSKmdfCiNH»** I5t«' LAMINA VII Portada de "Vitae sanctorum", Edicion del ado 1550. Biblio- ca Nacional de Madrid. LAMINA VIII Portada de "Vitae sanc­ torum".Edicion de 1565. Biblioteca Nacio­ nal de Madrid. V I T A E S A N C T O R V M S R E uielegantic^ueBjlo compoJttAj(^ a d breuiari] modttm ac njfirru per q u a m decenter accommo datA perjoannem c ^ a l donatumyvirum erudi tione darufn edit a. . Q V I B V S A V r O R A T O SFiT liTîAM rifAS TRES €x D . Hicronymo mqium btllarid oplt- m, iliui Hitrtnjmi di Htf»ti.tnnM-j Jt «itiU. (ÿ hfntjtdlĉ cltrieêrmuj: (Him MifVal.i-Lj iHuaail dAArfttKltSfti JdcrrAotri AînihtUm̂ jy /l/F'""""/ * B VR CIS. Cum liccntia cxcuflum,A^d ̂ PhiJippum luntam. t 0 C i a V I t ÆS A N C T O R V M B R E V I , E L E G A N T l - Q V U S T Y L O C O M P O S I T Æ , pcrloanncm Mald«>iiatufn,viruin cruditioiic clatiim editor. f i y i B V S . A V T O R p p o sy iX ttiamyiustrtsexim Hitronjmtin E T Eiurdcm epiflojam ad Ncpotianiim de vita & koncflate c1cricortim:cuius leâio valdc iuuabitadoiercehtes,ad lacerdoiij .dignitatem afpirantcs. I! V K G I s. ' Cuni| licencia excufum. L A N IN A I Portada da "Vitae aanctorum". Sdicidn de 1628. Biblioteca Nacional da Madrid, I L A M IN A I X Portada do"Vitae aanctorum", Sdicidn del afio 1373.Biblio­ teca Nacional da Madrid. S M ‘ B R E V I , B T E G A N T I Q V B • S T.Y t Q C O klf d s i Tie.', B; Eft ' , . ' ■ loahnem Mal(l6iiatfi(p,yirui» ctudi* . i ex ̂miUteroHymoy ̂ -, ' EîtiMêVEpilloI«niadNçpotijinum lie vita hoi t r . ncilàte Çli;ricçrùm;eaiwsle5 ( ' CitA-inp-z fytÙ̂ X- c r M iicéiiriA, oS B V I I G I S : Év T y p jg rtp h ia P etri O o t n ^ L î^ s / ; - de yaUluicIfoy/Vnno M . D C . X X V I I I . r-.' I - , . ̂ “̂ ^ | € , IO A N N IS M A L D C nati qujcdam opufinda nuiic pritnum m luccm cdita, «, ^ p* C B c fdkitate Chrifliana. I CL Praxis Hue dckcliceErafiwif I CSomniuin, L^„., Kir. Lndus (iTcrtam TrOWpWr, | ® j : : pA I ■ ■': ÿT'C-1'j&XL## A LAMINA XIII Portada del volumen intitulado "Joannis Maldonati opuscula quaedam docta eimul, et elegan- tia" (1549). Biblioteca Nacional de Madrid. LAMINA XII Portada del volumen intitulado !"Joannie Maldonati quaedam opus- cula nunc primum in lucem édita". ^^1(1541).Biblioteca Nacional de slNadria. lOANNISMAL* D O N A T I O P V S C V L A u> quscdam dorta fimul, & cicgantia* / D E S E N E C T V T E Chiiftiaiia, I* IM 4 P A R A D O X A. P A S T O R B O N V S . L V D V S C H A R T A . rum, Tridunns, & alii qtiidam. G E N I A L E I V D I * ciura,fiucBaccIia: nalia, n V R G I S B X C V D E B A T loaiines G iunta. A nno, I 5 q. atiî uafi«onî aru«,quamaIttas tuaè virtns,tua magianimitas,tai co# . r baW^Mgéteseflent (WttedhufkNibil W#aduertd)amëti^ÿW ̂ (èmei ^ profelTus him,ad altiora tendere (oïtu: nam niâ. Tû tameiimaiorapræftitifb, quam egodiuinauersmtaltius multo concencnfti,quam pracdkaucram.Eras tune Iiterarum,& wnzcuiufÿ difcipli nac miranduni in thodû Rudio(a.N up feras viro pracccllenti : quo tameii po; fiea ,pgre(Ta esf AeRate ilia,qua te G ua | dataiar* Sus,vt aine, Mineruam doce® \ bam : ficfimullibdhim de (èlicitatecôg | poncbam : ad virû in Belgicâ Galliam { contendifli. Vbiqiiatuor annos bonis ftiidits Tub eriiditifTimispraccq>torib̂ operamnàuans, culmcn politiorislites raturx plane tenuifii. Dcindcgraiii lu* Au mœrotcqp coiife Aa ob mortem dis IcAi mapti,l*titiam tibi omnon inter* dixt(b. Certelugubriorem fefquiannu vitam egifii,quam cruditam fapictem* «p fœmtnam dccet.Xum Hifpaniane ceffario repetitatquamuis obfitaluAu, cûrd impetercris a proccribus Hifpas mXprindpî fq^ nbnullis cxternis(tic gem non expcteret) tnemor tamen pris tnum inter ̂ oceres iam tenuieflè te los oim/ummocoMio decreuifli/nulli nu bere,qui te fublimiorem indignitaté, celGoremep fbrtunara non effet proues Aunis. Ita^ iubente CscTare,cuuis ira<* perio primas ctiam nuptias côfereras, Fernando Cafabrfac ducingereginaqp ofto,te coniugem addixifli,deocp pro pidocopuIataes.Quuecumviuavoce non valeam,iegias tibi nuptias gtatula ri : libellum ilium, quem oKm atramen tonondum cxiccatovifendum potius 8uam legendum dederam, elimatû ca* igatum ̂pro gramiationciam mits to, ac dedico, Vaieat tua celfitudo felis dfllme. aiü m /S" PtOKlS. vt Dc^pliixin tcp’o A|ToHinis nurcis If. t-;tisr:rilicrcnt<(r.No(cettiprû:r,çqîiid nimis î 3.'xr!>;n’irnirckris comi'ccüc hnfcrwni. Portrcnni rc fovîo "lôtinmt. 5>'vd vufcqu:;t(<:i,î!n noiif.n! te fj.tiy.Pcc tmn? nob:lis rv,in;’.c!».fo j '<• a fl i ,cr ur; diYscnît aonullr- Ĉ !’vbcM'j fi n<. ri vû t..rresrilii<:o3mii('r,tir,inîCJâ tiqncvmK.ît/eAius r.vpSS r;:s;iiCk. jvx-; tipitarcs I oûîia,his îi ibus fifr. Ne qniJ ïîmiis.dicclmil’c. SivaS‘s rîrcjiii péri tia;»»ai»btos tractsfcopoj-îrr. vi cvuii.j ksGmprr ps’:riborw,f<'C'.>spoi,j" înjf!/ qpos inc tear r lipif 'ar Ik' nof. Patàoj ;’p(MÎc!'.;s dfvit / Î50Î’ opojtrrripcïc : ffd.ci rcbiJ't:tcro, ,H!cR br.'i; >ut » i o n i n f . ’fnio; fi:ddc oîr.>:3;luis JÆilic kpientiôrcÇi^Ccoiû did 15 îhr. r,m qi.joanüw rviAirtPiiauis ijiirinîina"' viro PctroTùIcto, S. P. ; ^Eciftia mcvirRobiUrMmc | jV̂ f 4 % jfD iab 2̂ m,qucTaprifü Si • M m qu^npcr locû côpo Ha/on ! HJÎcns otio :cuni rcrtp mt tinuifTcni ,Tn qno fsic fcccnP.5i,qnopa do pctfnadcdi niraiurii» Anni Qiivo auî dio rr.pfâtu?. Au, InuUntp qnld fcnr: LAMINA IV JCabecera del dfalogo "Praxis sive de lectlone Srasmi", dedicado a don Pedro de Toledo. Interlocu- tores Ana, Maldonado y Tomas. M'"- LAMINA XTl Cabecera del tratado intitulado "Joannia Maldonati Somnium". Biblioteca Nacional de Madrid. ? dnmtcurac me hncillnc exagitat infbm ncm.Quarccû dccrciiirfcin tune de tcts fia vigiliafurgcrcjquiburda boncc men fis rnrocque nobilitatis virginibus mo= rcnigcfturus:qu?ccôtcndcr.itamcmiîl fis prkdbus,v c décolore habituqiic Co mercmca fcnrcntiam inrcrponcrc; pit= taus,proxiinncncliicc,mcdi.afcr£ncno dcrmrcxi rcoliigarifqrraptim r'cfîib'̂ , Ce mfup pciiula vix mduta,moenia qui bus nicû aibVuî'i r.dli îcbatjconfccdi: proDrcflTiifqj per fiunrna inurorfi, ad fâ tiurim pcrucui ; qu?c tcuctangulû ciai* taris ad Monctnni.Moxcrat ferma ,& quamiiis Autilnalisccrtcvcrnabat.I.tt na ôc fi recciisorra,inquecornuadcnuc» pofl plcnitudiné tcnuata: luccbat tamc fplendide. Comcta vcro,qui proxime precccdebatdié nondû prodicrat.Quâ cbrcm cgb quinodbs Inmina folebâcx codem loco frcquentifilimc coiitcplari: cxpitacitos flcllari'i lapfusftupidas de (ttSoniniuni, Enfibus Autumnali bus dus anni/ quo Carolus Cacfat H if pamarum rcxTurca* rum priiicipcm Soli manum Pânonia Fu gauit:&Durgiscgo primum humaniorcs literas/publico fa lario docerc c*pi: Cornera infignitcr hifpidus/ac comatns nobis ad Qricn= (cm poftrema parte norflis per aliquot dicsapparuit. Quicum tcrroriomnL bus eflet propter eorum rarictatem/ dC quia magnamm cladium prænuntii fes runtur: quaplurimosanteluccm in fui contempIationemexciüit.Mecerteidû bus OAobris male dormicn te, priuf ̂ quam oportuit,extra Ictflfi Sc teélû exî cuflrt.Sepetemmcii aîiquid poft fceun dânodh'sauctettiâyigiliâdeliberoracié gmi % mirari rearû conditorcm & artificépia: dlcare,fufpiccrc,adorare,Dcmilycrrcus oculos idomû PctriCarthagiuisrquâ ex rcgionc Lunaedaritas facicbatcofpi* cuamtdri morte lugeoimraatura. Tiî dcitideclariiTimîCconiugis Maria: roo dsctquacpaulo port virn,rdi(Æis fupcr; Iritibusduabus puclIiSjC vita migrauit, rcnouans mccû memoriam, ingemifce bam, Eratcnim fôeminadû inhuma» nis agcbat, cadefté iam vitâ méditas in terris, Quiscius prudctia% fummum iudiciû m rebus agcndisnôadmirabas tur?QHisintcgtitatc,fynceriraté,cando rem non incôparabilem in ca praedica# bat? Quis viduitatc cius m tam florcn tibusannis eximiacciiiufdâ vitrun's fpc cime plane non agnofccbat? Quispa* tientiam,toferantia, fortituclincm in rc bus afOîÂis non admirabilc fatcbatur? Quîccû lis fibi nomine fi liarû elTct in̂» tcntata;quod dicercnt côfanguinci qui m m. if>' 'i%Aîÿii" 11 lü m f t f MMaWohato.Aûtotc* ' 'r; -b ; i intçrlpquptofcs» - , :ÂracoIàfLuctcau9̂ b)entifia^ ddé^jqiiqdtèyàtit deûfàfpnitgultuno fcmd cbfpeKifrifLUc. Agnofo>,qtH44tnu!f . _ _ J tjit^ ^ ttiv < |u d a ifi^ (ui a#ip#% p()lacmht ncztdum ^ W # ;d n ÿ a tio n ( digpa. A W # N % ^ , ‘fI fdn î̂ir^rim r % N ^qW pi $j^ri4wiGüs,füm * " ^ # (^ W % h o G 6M Q#R0 !W; : ptudine fltWl m p iM # - ] i*|W,NuAR9#mlC . ; % 'y \ ' V>'$ a m VmWlAfAbKi Dtrponratacauta. ^ ^ r n m p i s y # fw b A W W . Istbdikàéu îtlocâfbft0i(Éidüérûtiié»yfxart % % Ÿ t # W d ( W # î o c # f W ^ ■* J ̂ k$ 1^1 tiitacRfCt dilSiiisi ât̂ b̂âftt tühï ̂'I tAiiitbieadefcienti pro setfté ttié» '. h^^iwnaaHhdA&rflu Vùlup tatôiipaWiëàiH%'̂ %0h%ri3a6d6d , : kae*H&MlbÜÿd%'miObüWit£V(WW (a*NHhcvâKS|p&oiA#@qûâH^l0bü::* b(!uIoj;:quiquocècn¥ntatC{:ilti(fsvtt}à<̂ fgiSiâttlait:qi1odcfixi înagisliscrcntob -X f hifti,iàntô fortius dctÎMeutur:&: ni ap* . .‘-II 1! fLr. -i_;__t; r c_» \ te inCerpeHabo ranc,doiicc pci Oraiieristquip^vclHdlis fcrtnonibus iftis oblcAor: pcigc. Luc.Ncfcio quib ̂ Vcrbtsprxdkc tujinâpukhcrritnd fa: detn: in qua funt omnia ii abfotutifTiV Ria,qusc annispriorib ̂nodû bmnind tnaturucrâc, nec ad plena Tuidcgâtiam ‘ pOMafcrât.Qcoli fulgct,radiât,pcrftriri guricmeûfanevifumtNafoquidctcgd tiusdecentjuf^fLucetacfplcdctfionf; M id* fiibrubcnt Os ipfbm qufs non Ihipelcacrontcmplando f cûius ofcuhl qui non cxp«tcrcr,truncusautlapis cf» lctîqiTieofedigmiracrcdèitt;fnnwius, & amcs, Ar. Ludis iâdudû me tt| Lu# crcti,& intérim pauîatî adhîctcs : quâfi nibil intcrlît/îuo fitagcdamodoviigo mubüis : 6c qu* npndum annbs pr ' h iti'/ r I L L V S T R I S S I M O , A C Reaercdifiinio Dommo.D>M «chacli Mnnoz ̂ iftopo Conchcnfi ,6C Valli dolctani Coùfilü, Præfidi, Canccllaa rioĝ Supremo loaiinesMaldoiiatus S P B ,Y- E R 1T O qiaidew mira# bcris. Pater AmpliGirac» quoa incognitas Ego mi as occnpationrs - mas audcam inteipelfare ̂ dc9 reb# leaifsimis Ccribêre, Sed intel^arai tione,haud omnino cemerariutn vidoi.# bitur, voluiflc me,perlireras eflètibiHw^s nnnc cognimm ,quâdoingraucftcn^v^V| sctasyincuriànteC^nonnûqaammori bLac ceiTura ̂ manumg odula vctanr. rama virtatumtuammmepnmora piiic in tni bencnolentfam. Cadâtis ctiam iudiciumiqut non fallitnr in cb# optandis Epifcopis » plnnmnm àpnd Inevaluit aa te vnice diligcpdum$ r ÿ A i ; / .O E P IS T O L A ,: / : : : Atïiot ̂ eindepatri*)& nimins iîlcaf# fceins,qno (c tnutno profequanturex tra patriam conterraiiej» tibi me pénis tus deuinxit. Côpcri tianiçp morum tuorutn candorem, fîugularemq̂ péri tiam merui/Te', Vt fummum gradum liolioiisi àt dignitatis ihea ciuitacê» ri gione^obtineits, iuquahàtuses» & patriatn ciTc tuam agnofcistqaa felidt rate iiulia tibi potuit contingere gra* tior. Ego quamuis Salmâtica oriuri dus, in tua tanié fum patria dioecefig natus;ibi vbera materna fuxi.initiatu f que (umiQd'meac feltcitati prorfus af çribo. Quandoquidem vioeoplane, munidpesmeos talcm fbrtitcs Paflo# rem, qui pofihabitunis ones non fit: neq̂ minorécnram habiiurus pafccn* di,quam (blent nonnulli tonoendi. Cum igitnrcogitafcm»qnopadome am fèneAutem jpfe îenirem,acius mo leftias meditanw) Icnarctn» fcribcre de / N VN C VPA TO R IA f, f Senalnte Cbrifbana confiitûi, vi# rum^ grauemmagni nominis,6c an# toritacispôquirere,cui opus dicarem: êc a cuins amplitudine,yirtutû

: * 4 lirtif-d é d io à to rlÉ del dpdioulè g : .; l E P IS tO LA ? : piat)ii fdcor occaCioncià ,6 i in toâtà U noperamépuerommingeniiserk A ig ttii Itufiot# dbiepo d i Cdéfidii géndis,deprdaehendiscôpoGtâ,qqa! I^ tilld é iit i y c ià d il l if iu p t ii i VPOgMphipàramcoh I&m Wim kdita; Prjctemiitteaÿ q«jc tete ^#1 Coiàijd dé tiilftd d iiè é îûiê^: é ià n ti è itâ céètà dé Ndlddhidé gî uitatis non cmnt Nôniqôâm te # # l ié noté# àaiéb io g fU iéài litidài» »Bgô . d i i i m quémviâ-W-: wuiitis publicntil teneat occupatotiii i>S- ChinftianàSeneânsribintincitiicri ̂ !%;&': Wtnh àed/catiirîïiôitqiifâfenexîfy I âiiîi - A Ï"' $W fddiqd (lèif^déntûk^ tüdtiittts# I; ; / éiüêèêtà àél ttüikdd in é liu lid d ̂ tf|é iittééttiéê é b fiitiàn â ^ i lié iiè t f to i t& e ié fiii dé Màdrid. l i l i i à t l é i ôtlunduét ih tdà i t d l t " idéèlêidtti âétdéi ib l dbèyi i i^ | i ià è i i i t i if t it ià tu id d d iu i^ i f vï ï IOAWI8 MAD O O N A f I D E S É N E C T V / : te ChrilManaUbcnus. , CRIPSTT M df>/V COS T iilhai C k ^ J ;î fo de Séhe&uté præc'aretfedrctf# plîtEH infcosEtf: nids. M ulta font : ineôC iûcrbnfstiL. belld dignà, qoa^ l petpetuaê'themof' ... I ri« cbmmendèH/ t ilt . Sed ita qascdAm noH quadrant Chr6# lliah(s,v t operagiredum iitcôgnolcere, qu i btts coioribu s depfngendaiît C firifttanà Se ' tteftus, NamH Cirero icrip iü ict Chriflia# ne, rupéruacanensfoifletncfter labor .Q u i ' quidem itagraois èft autor, & legentibpf . cômodns inomntbu 8 fuisTcriptis ̂ ft in hbe ' fflaxim e,vt fpAim Atearnie lèquhdeqid u * fonte multa ne ha iirire , v t fn p lp rll^ vtar meo iud ido,ft Ciceroneintantum nbn full# . fe Chrill(anum,(Tgnificem,' - Duo potilsImÀ Volul, corn fcribere dé SeneSute côndftul,A 4. uWlOANNIS(4N M A L D O N A T I P A R A D O X A vita hominis inflar diei. S5gSSîSg5SSS| V O D aatem hatna# na vita breuHsinyt (it, & cu m aetemftàtéppl# lata teporis pene mo# tnenttint,dtibf tat, ppf# nor, nemo, qui vb krit Seiies paisim qùeiru# los, renfumobrefs/iTe, m i: bonofqt aiinos dtius quam pu tarant, efflu# xiffe. Nccpmllifmiiltum elaborandtini exi flimo, breuitatcmeiusaRriiere tentant!, ft ad menfuram vnios diei reducere cogitanti; cum dies ipielbngior multo fît anjmacolit, vitam vltraiolem vnum ex Arifîotelisrela# tione,non prodqc:2tibns,qaamaiinifeptqa# ginta viris Hbidinibos, & ambitiord (etmene ttbu5> Ilia quippeviwnnt, &iuaaftet,dum per leges natiitæ licet t c x a ^ veto die, red dunt libçnttr,quodaccepcrunt. A t no ftti 1 lO A N i/M A M X ; ;e&W^retlit*iùi(t,adt^fîdeodamcofpw { iAM tw tetfgeiia, Itacnm nonabfonuntomt . ■ninovidcreturmuodprKdicabatiettfîifpar ( tea faiUs habeni9,agr{col» qui côuenerant tanquàm ad fpeAacuIum, Luna iam e tiam dilcutientepaululumtenebras,milericordia Ai,(ndfî»jprf(^buS e% ptwiati,in equwlû ; iMfnll iin X''' : l% iim : alteram veto fuauifstniam, bcatifsimamq?. I I M S . I N M ALEVO' L A M A N I M A . M N O N IJitrolbHùplentix, BV A M lo n g e d/uimim hoc îjttogff; diflct ab opinicne vul# & a ri,v e l ex Iiocniaxime licet Jjanimaducrtere; quod callidi, -----J |q « ' funt, «farte,dülifqîmagii, quam sequolme qu«icnd{< rébus intiigi# iant,fapiemcsvulgovor3utur. Exiftitnanc enîmiuutti mor taies , fapientiarn efTc fines quoquonjodo produccte, patrimoniafocw p e ra re , peconiarum load os diflendetet qttiçÿfadunthoccalHde,(]U:!muH cumalio# sum detrimtnto ,fîtaicm iegefccû agi non LAMINA X X CAbecnraa de loe tree opûeculoa eonplladoe bajo el nombre de PARADOXAt "Tita homlnle Inetar diei", "OptimuB magieter anor", "In malevolam animam non intro- ibit eapientia"* Biblioteca Na­ cional de Madrid. 05». - ,1' ' IOANN is M A L D O N A T I T R T D V N V S & alH t t id l generis ehift dem AtipdlueHi.' Collufores, ie Inèerlèditores. Maldonatiis, Riberà, Sedatiu9, lu # dus, Kenatduf jM o llto t , Inadilus, Matthteolus , Petreiusy Philipplcusy Gregorius, Georgius* M A L D O N A T V S , yA%bSVMV5 humfcp proueftljVtHs i*fre pofsimus genio, f t Ingenlo vacate,lue iliim allqitem aiiiplce# mar t f t Ira conrmur In eo rrddere cun Aa f as ___________ ^ne,vt non minus (lis, qui nos comltanmr,ft runtf|>eAanin',vldea mur profullTe lud?do,qoam,autI|ores Inters bretando,Iblemus, RIB(BR-A< Ï ocusfa * A 5 LAMINA XXI ! ! ^Cabecera del dlalogo intitulado ' "Tridunus" (Juego de naipes).I Biblioteca Nacional de Madrid. LAMINA XXII Cabecera del dialogo intitulado "Ludus chartarum triumpnue" (Juego de naipes). Biblioteca Nacional de Madrid. T R T V M P V i V S .lOANNIS MAL= D O N A T I T R I V M P I I V S P L E s ni'or f t cafiit;.u‘ iof fjuamantea prouicrar, C O L L Y . S O I v ES . M A L D O N A T V . S , ; r . R R . A N V ; ^ Rofarius.P.ulrcn'aN, Anllutias nus Ac* . a / '1 M A L D O N A T Y S , z Y j D n ■.ca^^inuirot/ofiV/bimus ani.ui Clara-i’F ER.» ;vmrn!n9ft am plu j. y L.y/jilUtiicsrlTct >rnicl'ius.HodiCtas frcqiicns crit tiirba cerdos u u m ft opifictiinoinuiiinT.notifpac/.ibimur exanimo. H06<. Ecuctn rcpuras quidem: Narn ftindufgrdumGciiio ccnlco, locumq, uiaBisaptnn»cIigcd.im, P A I>. >.l»idigitut Vobisaqiia,quQdaiunr,!ia:fCf/\ôaiilmade Uertitis Ciieluin Tub nubilum,ft ab AuNro ini B A C C H A N A L IA .IQANNIS:ivlALfe K D O N A T I O E N IA tE IV U t t ' dam Cite BacchanaHa. ' IN T B R tO C V T O R E S , ; > A C G É N S V S m in is t e r i I f * ; g laak* % Gôdhendà indfcem Y' anM s,Tcm pa, W e% ,P ^ô rjÿ . , P a jo iliK te5j , : : ; A C C É N ^ W l f RO eacleile numen « Muliereii# lis tita m ind ie yecotdiam & an# dadam,y t duitatem andeat pin# tutbate,atqae dues in Airorem, ■ » — — #& anna, du itia prottudete £ V ia m ihi fbirirus prp ftupore fuggcrit vesbatvix anheHnuntraho.M unnurtam iexiM opet tuibato vu ltti geftutp commbtutnyreiM^t panliilum tftego q u id n n ttc ia tu m vfn i^ , expUeabo * C dticniflis V bs/ego ptbmBRun abfoluo, Accenrus ego ibn ijp f « in iflii* ana# LAMINA m i l Oabecera del dlalogo Intitulado "Genlale ludlclun alve Bacchana­ lia". Biblioteca Nacional de Madrid* LAMINA m V Cabecera del tratado Intitulado "Oratluncula". Biblioteca Nacio­ nal de Madrid. O R A T ' l V N d V L A . «ÏÔANNIS m a l ­ d o n a t i O R A T l V N C V t A I per adolefcentulumhabita lucana# • Ubas, A n. 154.5, . , . , t O N equidem dublto eandidll) iim iiriri tquinmeus hie primus afpeftus yos verrat in admira# tionem ■ èbntémplantesq uam' noùuth ft iniifîtatiim fityadbfé)i fcentUiutn éx hoc loco verba.faberj^i qiU ro# tear natu grandioribn s ft eru Jitione p rx ii^ tibasrolumpatere,Scdrogoyellramhumi, nitatem ft beniuolentiam,qua me profequi* plxrofqiic vdirnrti,pr» me fcmpertulit : vt! incam excurattonemlibêter audiaris, ft'ro#‘ giHtacàura,tcmcriMt{s ft impudentipcriiqi! nepro vcllra aéquitate fiimmaqi dexteriraifj tc,prorfus ablbluatis.Merho quidemeiTent' icincrltatls ft impiidciitiæ damnandiis,' fl* mco duftus iiid(do,me.'iqi frctii s perirla,lu# (timconfcendiflem, ex quo dilerrfllTmt vlri! diftiirl (am crubdcwnr,nonnunquam etiam' pcrcurb.'uitur iSum equidem politiorislitc#* AS''' l a m i n a XXV Losa del sepulcro de Juan Maldonado, en la que permanecen ^rebadae estas palabras: JOANNES MALLONATUS CUIUS EXTANT STUDIORUM MOHUMENTA SUB HOC SAXO RECUMBIT ' A LAMINA XVI Capllla de la Visitacion, de la Cate- deal de Burgee. Verjas junto a las cuales yace el sepulcro de Maldonado, S E G U N D A P A R T E EL PENSAMIENTO ERASMISTA Y COMUNERO 49 C A P I T U L O EL ERASMISMO BSPAROL. SIGNIPICACION I VALORACION SUMWIIO: A) ACERCA DHL ERASMISMO PE MALDONADO; 1.- Estado de la cuestidn. 2.- Erasmo en la cartas de Maldona do. 3.- Erasmo en "De foelicitate Christiana". 4.- Erasmo en= "Praxis sive de lectione Erasmi". 5.- Conclusiones. B) APENDICE; CORRESPONDENCIA IMTRE ERASMO I MALDONADO 1.- Carta de Maldonado (1526). 2.- Carta de Erasmo (1527). - 3.- Carta de Maldonado (1527). 4.- Carta de Erasmo (1528). - 5.- Carta de Erasmo (1530). A) ACERCA DEL ERASMISMO DE MALDONADO 1. Estado de la cuestidn ^Es Juan Maldonado erasmista o no es erasmista? i,Es un incondicional de - Erasmo o mds bien un simple simpatizante? iQud juicio dar a las relaciones= epistolares existantes entre el humanists de Rotterdam y el humanists de - Cuenca? La atraccidn que ejerce Erasmo sobre Maldonado, ^procédé del talen- to de su expresion o también del contenido de su mensaje? îQué es lo que rê presents ideoldgicamente Erasmo para Maldonado? ^La iluminacion de su pensa miento o la simple insinuacion de sus ideas?. Por otra parte, ^hasta que punto puede decirse que Juan Maldonado se convierte en uno de los mds fand- 50 ticos contradictores del human!sta de Rotterdam, como afirma Bonilla San - Martin? ^Es que, realmente, se puede sacar tales conclusiones de la lectura de sus escritos relacionados con el tema, o p6r el contrario, canta la paM nodia y hace nna excusacidn poco sineera como apuntan Mendndez Pelayo y Ba­ taillon? qud es debido este cambio de actitud -al menos en su forma expr^ siva- hasta el extreme de lamentar que el maestro no se haya cenido al campo de la elocuencia y de la latinidad? ^Tan fuertes eran ya las presiones in - quisitoriales para los seguidores del movimiento erasmista?. Como podemos suponer, Juan Maldonado es, al respecte, una continua y cons - tante ihterrogaciOn, cuya posible respuesta conlleva una exposicidn details da de algunos de los escritos de Maldonado y, mds concretamente, un andli - sis de la correspondéncia existante entre Erasmo y Maldonado, del opiisculo= De foelicitate Christiana, y del didlogo Praxis sive de lectione Erasmi. 2. Erasmo. en ^as cartas de Maldonado La correspondencia epistolar, habida entre Maldonado y Erasmo durante los - ados 1526-1530, es iniciada por el conquense con una larga y enjudiosa car­ ta, fechada en Burgos el uno de Septiembre del ado 1526 (1). Es, a todas lu ces, un documente de primer orden para conocer el alcance socioldgico del - movimiento erasmista en Espada en sus mementos de eclosidn (2). Su inten - cidn, como lo manifiesta en el inicio de la carta, es informer a Erasmo del eco, que ha producido en Espada su persona y sus escritos: 51 "... He querido informarte del entusiasmo que mis compatriotes los espadoles alimentan por tu persona y por tu extraordinaria erudicidn, del reconocimiento que mis conciudadanos, sin dis - tincidn de lugar ni de sexo, te hacen por haber sacado a la - luz la buena literature y los textos sagrados. No quiero que - te induzca a juzgar a todos los espadoles por una o dos perso­ nas. La gloria de tu nombre es grande entre nosotros, inmensEut la admiracidn que suscita tu ciencia. Entre nosotros gozas de= una cierta reputacidn de santidad ..." (3). En concrete, reduce a cuatro los sectores de opinion, existentes en Espada, a finales del ado 1526, con relacidn a Erasmo de Rotterdam: - Componen el primer sector los que cultivan las buenas letras y los que se afanan por restaurer la venerable antigUedad. Estes, segun Maldonado, es- tàn todos a favor de Erasmo: le atribuyen el que las letras hayan recobra do su sabor auténtico, el que la ciencia se haya vue1to a unir despuës de tantes siglos con la auténtica sabidurfa, el que haya desbaratado a los - impostores y puesto al descubierto a los charlatanes: "Existen cuatro clases de gentes, que portan un juicio sobre - tf y tus venerables obras. En primer lugar, estdn los que hon- ran las buenas letras, se adhieren al culte de las musas sagrai das y desean ardientamente resucitar la venerable antigUedad,= y apagar su sed con estas fuentes limpfsimas, ya que estan se- ducidos tante por el explendor de la elocuencia como por la - profundidad del pensamiento. Todos elles estdn de tu lado y - ahaden a tu haber el mérite de haber renovado las buenas le - tras, de haber insuflado a los indiferentes la sed de apren - der, abriéndoles la ruta que conduce a las cimas; de haber da­ do la luz a los semiciegos; de haber vue1to a unir, después de tantes siglos separadas, la elocuencia con la verdadera sabidu rfa; de haber, al fin, desbaratado y reducido a la miseria y - al suicidio a los impostores, que reinaban por doquier, ponien do al descubierto sus artificios" (4). 52 Comprenden el segundo sector de opinidh los que se basan en sutilezas y - en sofismas. Con respecte a Erasmo son una constante de odio, de ensaBa - miento y de maquinacidn. Piensan, y no sin fazdn, que Erasmo es su perdi- cidn, al concienciar a los hombres que deben apartarse de aquellos, que - engadan al pueblo con sofismas, cuestioncillas, fdbulas insustanciales, - si de verdad quieren ser dtiles a la formacidn del pueblo y a la predica- cidn del Evangelio. Son, sin duda, sus mds acdrrimos enemigos, y estdn - afirmando constantemente que Erasmo se ha pasado al partido de los enemi­ gos de la ortodoxia, hacidndole reo de Lesa majestad: "Hay una segunda especie de hombres, que no suefian mds que en= sofismas y en ridfculas controversias, y no parecen buscar otra cosa en la vida que una especie de hueca ostentacidn; son charlatanes en extreme en cosas de poca importancia y, en cam­ bio, son absolutamente incapaces de expresarse cuando se trata de hacer avanzar la cuestidn sobre un punto importante. Estos= son los que te profesan un odio increible, los que se desacen= por doquier y a todo tiempo contra tu persona y tu vida. Estes son los que acumulan contra tu reputacidn todas las maldades - posibles, pues extiman, y en este tienen razdn, que has side - engendrado para su perdicidn, td que te esfuerzas por publicar tantes libres excepcionales, que todos andfan leer por su adm^ rable elocuencia y ciencia singular, por hacer comprender a - los que desean instruir al pueblo y predicar el Evangelio efi- cazmente, que les es necesario tomar otro camino, distinto del de la falsa elocuencia (...). Creo que no ignoras que son es - tes tus enemigos mds encarnizados. Estudian con minuciosidad - tus escritos en todos los aspectos, en la medida en que su in- teligencia se lo permite, y afirman temerariamente que eres reo de lesa majestad, y que te bas pasado a los enemigos de la fé ortodoxa" (5). Forman el tercer sector de opinidn, la multitud del pueblo sencillo, la = gente que carece de la mds elemental formacidn. Su actitud con respecto a Erasmo es de elogio, de admiracidn, de incesante invocacidn y de alaban- za constante, pese al absolute desconocimiento de las obras de Erasmo: 53 "La tercera especie es la masa confusa del pueblo, hombres y - mujeres, absolutamente extrados a las letras. Hnblan frecuente^ mente de tf, aunque les seas totalmente desconoc ido; te atribu yen grandes acciones, y esperan todavfa cosas mucho mds gran - des. iCdmo un hombre, que levante cotidianamente tantas discu- siones entre aquellos que son o parecen sabios, no va a ser ob jeto de admiracidn y casi de supersticidn para grandes como pa ra humildes, del que hacen tantos elogios los amigos y los eru ditos, contra el que acumulan tantas maldiciones los enemigos= y profanos mal predispuestos, y en torno del que versa casi t£ da la conversacidn de los jdvenes participantes en los concur- sos literarios, y al que se sienten ohligados a emular los que se creen sabios? ^Cuyas obras son leidas, como se dice, en la= obscuridad de la noche por sus peores enemigos, que, si produ- cen algo de poca importancia lo ban plagiado en dichas obras?" (6). - Integran el cuarto sector de opinidn los frailes, de quienes afirma Mald£ nado que apenas puede decirse que son hombres por su empefio en despojarse de toda apariencia de humanidad: "De estas très clases de hombres se ha extraido una cuarta, si se puede dar el nombre de hombres a unas gentes, que no quieren en nada pasar por taies, y que se afanan de modo admirable en= despojarse de toda apariencia de humanidad: estos son los fra^ les" (7). En opinidn de Maldonado, hay en elles un afan por destruir a Erasmo, aunque algunos de elles -precisamente los que sobresalen en ciencia y santidad-, - cuando hablas a solas con elles se deshacen en alabanzas a Erasmo: es traba jador, brillante, estilista incomparable, cultfsimo, pero cuando se ven con la cogulla sobre los hombres, le declaran abiertamente la guerre, dejdndose arrastrar de los enemigos de Erasmo: "Estos se han esforzado con todas sus fuerzas por hacer caer - 54 tu cabeza, pero, hasta el présente, no han conseguido nada, ya que te sostienen las gentes honradas y hacen caer sobre ellos= todo lo que, en vano, se han esforzado en maquinar contra tf.= Aunque entre los frailes algunos, que les honra su excelente - doctrina, y su vida merece, sin lugar a dndas, todos los elo - gios, pues realmente tienen lo que anunciant ciencia y santi - dad. Si se habla a solas con ellos, no hay alabanza de la que= cubran y colmen a Erasmo, ensalzan su incomparable estilo: en= una palabra, le llaman el nuevo Cicerdn que no se preocupa ya= de la existencia de los dioses, pues la tiene ya en su mano, - aunque laboriosamefite buscada, y, a su vez, la delinea, por dje cirlo asf, a través de su elocuencia consumada. Admiran y no - estdn lejos de adorar su vasta elocuencia y su multiforme eru- dicidn, asf como su constante trabajo. Pero cuando hablan en - tre ellos, y cuando, bajo el capuchdn, se les puede dar la le£ cidn mds de cerca, se ven obligados a representar otro person je y de dejan arrastrar con facilidad. Como te esfuerzas en ha cer triunfar la verdad en todos los dominios, consideran que - su institucidn tiene mucho que perder, y que, esto es ya mds - grave, arruinas sus fondes privdndoles de sus bénéficiés. Bs - por lo que hasta ahora los mds sabios de ellos hacen causa co mun con los otros para comhatirte, y te deolaran solamente la= guerra a tf y a todo lo que te es querido". Maldonado le aconseja que no se preocupe porque le odien esta clase de per­ sonas, que quieren que todos les llamen maestros, que hacen consistir la sa bidurfa en silogismos, que profesan una doctrina alambicada, que, al disfru tar de gran autoridad entre los suyos y ejercer en los cenbbios una autdnt£ ca tiranfa, tienen la suficiente osadfa para presentarse como los dnicos sa bios e intrometerse en los asuntos de todos, que arrastran a algunas muje - res con el pretexto de s^r sus directores espirituales persuadidndolas de - que no se purifican suficientemente de la carga de sus pecados, nientras no se postren a un monje sofista, que nadie, desde el liltimo remendén hasta el mismfsimo César, es para ellos lo bastante cristiano, si no tiene por padre espiritual a un fraile: 55 "Bajo el pretexto de la santificacidn arrastran a todas las mu jeres llustres y bien nacidas, a las que llegan a hacer creer= que su conciencia no es aligerada, ni enteraroente descargado - el fardo de sus faltas, si no caen de rodillas ante un fraile= sofista; pues pretenden que solo puede distinguir el cardcter= de los diverses pecados aquel, que ha aprendido a envolver al colega con la trampa del silogismo. Pero, âporquë insistir so­ bre un punie tan évidente?. Nadie, desde el Ultimo remenddn hasi ta el emperador, es tenido per ellos come lo asaz cristiano, - si no reconoce per padre espiritual, come ellos dicen, a un - monje cualquiera". (9). Maldonado reconoce que es normal que le odien tales monstruos, puesto que - ha desmascarado la falsedad de sus fdbulas, ha hecho ver al mundo el mal - que han causado con sus impertinencias, el tiempo que han hecho perder a los que buscaban la verdadera sabidurfa, y en lo diffcil y obscuro que han= convertido la comprensidn evangdlica: "No te extraties, pues, de que te odien tales filosofastros, tu que bas desmascarado, frustrado, cambiado, perseguido contra - viento y marea a los disfrazados en esa especie de comedia, - mostrando constantemente cuanto mal han hecho al mundo con sus chilindrinas, cudnto tiempo han hecho perder con sus intermina bles discusiones a los que buscaban la verdadera sabidurfa, y= cudn complicada e inextricable han convertido la doctrina evan gdlica, hasta entonces clara y sencilla en grade sumo" (10). De ahf que sean cuantiosos los maies que le desean y sumo el celo que ponen para conseguir que prohiban a los libreros vender los libres de Erasmo: "No puedes imaginarte con qud hostilidad te desean las mayores de las atrocidades, cudntas veces mandan al infierno tu perso­ na, la clase de intrigas, de pesquisas y de maniobras que ha - cen para inportunar a los grandes, a los altos magistrados e - incluse a los obispos, para que prohiban vender tus obras en - las librerfas" (11). 56 Se han dado perfecta cuenta de que la doctrina de Erasmo es incompatible con su hipocresia, y que no podrdn ya seguir ejerciendo su influencia en - las ilustres damas, mientras no se destruyan las obras y el nombre de Eras- "... Estes maestros encapuchados saben bien que tus ensehanzas combaten frontalmente su hipocresia, y que tus obras son el ca mino mds recto hacia la bienaventuranza y la comprensidn de la doctrina de Cristo, y que no pueden sostener ante las mujeres= la empresa que habfan ganado paulatinamente con el halago de - su lenguaje, de sus gestes, de su cogulla, sin escamotear tus= escritos y echar abajo tu reputacidn. Es por lo que han hecho= lo indecible para convencer a estas mujeres que huyan de todos aquellos, que estdn de acuerdo con las ensefianzas de Erasmo..." (12). Aunquc a decir verdad, poco pueden hacer. Amedrantados por las amenazas de= los jueces de la îé contra los que condenen de poco piadoso los libres de - Erasmo, se ven obligados a cantar la palinodia: "Se figuraban haber obtenido ya algunos resultados, cuando, he aqui, que los jueces supremos, a quienes ha sido confiada la= tarea de defender la fd, han prohibido hablar mal de Erasmo, amenazando a aquellos, que habian criticado las obras de Era£ mo, como poco ortodoxas, si no cantaban en piiblico la palino - dia. Amedrantados por esta deëlaracidn los fustigadores de - Erasmo ..." (13). Por otra parte, esta insistencia de los frailes en tramar la ruina de Eras­ me ha servido, paraddjicamente, para darle todavia mds fama entre los espa- Holes: "Es asf como, intentando con engaRos eliminarte y destruir tus obras, te han hecho mds familiar entre nosotros; esto es tan - 57 verdadero que no solo se adhieren a tus obras y las compran - los que apenas saben un poco de latfn, sino tambidn la masa in culta, que no conoce otra cosa que la lengua vulgar, estd impa cientfsima por saber noticias tuyas y conocer tus recomendacio^ nes" (14). Es tanta la fama que tiene Erasmo entre los espaRoles que hasta Ins mismas= monjas de clausura ansfan leer sus libres : "Al hablar de mujeres, no me refiero solamente a las que viven en el mundo, sino tambidn a las que permanecen recluidas de - trds de sus rejas y de su clausura, impedidas para hablar a so las, las cuales solicitan insistentemente que se les de a cono cer los escritos de Erasmo; y, cuando no pueden conseguirlo a= las claras por culpa de los frailes, intentan llegar a ellos a escondidas, engahando a sus guardianes o gandndoles para su - causa" (15). Una prueba de la buena prensa que tiene Erasmo entre los espaRoles es que,= apenas ha salido traducido al espaSol el Enchiridion, y los impresores, po­ se a lanzar al mercado miles de ejemplares de esta obra, no dan abasto al - piiblico: "Fijate hasta que pun to van bien tus asuntos. Para hacer un - servicio a estas mujeres como a todos los que ignoran el latfn, la mayorfa de nuestros eruditos se afanan en traducir tus obras en nuestra lengua. El Enchiridion ha sido traducido y publicado en Espafiol, y los impresores, pose a las tiradas de muchos mi­ les de ejemplares, no llegan a satisfacer a la masa de compra- dores. Numerosos didlogos extraidos de los Coloquios y traduc^ dos al espafiol corren de mano en mano tanto de hombres y de mu jeres" (16). Pero el humanista de Cuencia no se circunscribe en esta carta a historiogra fiar el movimiento erasmista en EspaQa a modo de un observador pasivo, como 58 si estuviera registrando una realidad prefabricada en los documentos de los hechos reales. Es notoria la presencia de su estado de dnimo respecte a - Erasmo. Asf a lo largo de la carta, - emplea termines y calificativos, que indican una actitud claramente defi^ nitoria en favor de Erasmo, como: "doctfsimo Erasmo" (4 doctissime Erasme), "series trabajos" - (=seriisque ab operibus), "gloria imperecedora" (= perenni fa­ ma), "feliz de ti" (= felix igitur sis Erasme", "trabajos se - ries y divines" (= labora séria tibi divinaque), "mi amer por= tu persona y por tu ciencia incomparable” (= meus amor in te - tuamque istam incomparabilem doctrinam). se manifiesta, ademds, como un ferviente admirador de Erasmo, hasta el ex tremo de identificar los amigos de Erasmo con los sabios y cultes, y los= detractores de Erasmo con los ignorantes, como los prueban expresiones C£ mo dstas: "... Lo que no ignoran unos y otros es que, con ser solamente= nombrados por tf, serdn compensados de la precariedad de su - existencia con la gloria imperecedora que prometen tus traba - jos ..." (17). "... No quiero que te induzca a juzgar a todos los espaRoles - por una u otra persona. La gloria de tu nombre es grande entre nosotros e inmensa la admiracidn que suscita tu erudicidn. Go- zas hasta de una cierta reputacidn de santidad ..." (18). "... Que seas feliz Erasmo, y que los habitantes del Cielo te= sean propicios, pues bas prestado tantos servicios a la Cris - tiandad, que todos los que son verdaderos sabios te tienen co­ mo (inico punto de mira, reconocidndote como linico maestro, y,= por muy alejados que se encuentren, no tienen otro deseo y otra ambicidn que escucharte en persona ..." (19). 59 "... Llegard pronto el que todo tedlogo, por no hablar de gra- mdticos y de oradores, que (...), si quiere ser tenido por un= hombre dtil y no por un simple retdrico, tenga en su boca inc£ santemente el nombre de Erasmo, estd citando constantemente a= Erasmo, proclame y recohozca abiertamente que Erasmo es el - gufa y la bandera de los tedlogos ..." (20). "... Reinas absolutamente en nuestras escuelas, ciudadano de - Rotterdam, y con un consenso tan undnime de todos, en especial de los que tienen que decir algo en esta materia, que has en - sombrecido a la mayorfa de los antepasados ..." (21). Por liltimo, la admiracidn, que Maldonado demuestra en esta voluminosa car ta por Erasmo, no es solo por la belleza de su expresidn o por su talento sa erudicidn, sino tambidn por el singular contenido de su mensaje, por - su incomparable doctrina, por la densidad de sus sentencias, por la gran- diosidad de sus escritos, como lo demuestran las afirmaciones siguientes: "... Existe cuatro clases de gentes, que portan un juicio so - bre tf y tus venerables (=sanctissimos) obras ..." (22). "... Td, que te esfuerzas en publicar tantos libros excepciona les (= tot preclarissimis libris), que todos sueRan en leer - por su admirable elocuencia y su ciencia unica (= doctrinamque singularem), en hacer comprender a los que desean instruir al= pueblo y predicar el Evangelic con eficacia que les es necesa- rio tomar otro camino distinto del de la falsa elocuencia de - estos sofistas" (23). "... Como te esfuerzas en hacer triunfar la verdad en todos - los aspectos (= cum veritatem ub ique nitaris asserere) ..." - (24). "... Estos maestros encapuchados se dan cuenta de que tus ens£ fianzas atacan directamente a su hipocresfa, que tus obras son= el camino mis recto hacia la bienaventuranza y la comprensidn= de la doctrina de Cristo (= habereque volumina tua viamque fa- cilimam ad beatitudinem ac docmatis Chisti perceptionem) ...". (25). "... Perdona, por favor, mi gran osadfa por distraerte de tus= trabajos tan trascendentales y sagrados con mis torpes pala - bras, pues quite tu atencidn de los textes divines (= dum te - divinis intentum revoco) ..." (26). 60 "... Mi amor por tf y por tu incomparable doctrina (= meus amor in te tuamque istam incomparabilem doctrinam) me obliga a ad - vertirte y a exhortarte, en la medida que me es posible, a que desdeQes a tus enemigos* los cuales haqen mds por tf, obstru - yendo, que lo que nosotros, tus amigos, hacemos alabdndote - (= ut qui contemnas inimicoa, qui multo magis in rem tuam fa - ciunt obstrectando, quara possuraus amici tui laudando) ..." - (27). Esta misiva de Maldonado llega a Erasmo en un paquete de cartas, enviado - desde Lovaina a Basilea, lugar por aquel entonces de residencia de Erasmo,= por Conrado Goclenio, quien aprovecha la presencia en Lovaina de un merca - der de toda confianza, que iba en direccidn a Basilea (27). Adjunto iba - otra del Propio Conrado Goclenio con fecha del 10 de Diciembre del afio 1526, en la que advierte a Erasmo, respecto al paquete de cartas que le envfa, - que habfa encontrado en 41 algunas cartas procédantes de EspaRa escritas en EspaRol, y que, al objeto de evitarle posibles molestias para la biSsqueda - de un interprété, se las habfa entregado a un tal espaRol llamado Honorio - (28), muy ligado a su persona y a sus obras. Creo, le dice Conrado Goclenio, no haber hecho nada malo por haber obrado asf, puesto que no bay en ellas - nada que no pueda pregonarse por todas las esquinas (29), y, refiridndose - ya en concrete a la carta de Maldonado, le comunica lo siguiente: "En cuanto a la misiva de Maldonado, me ha sido transmitida - sin sello, tal como te la envfo. Me he quedado con una copia,= porque dénota, ademds de una ciencia insigne, un cardcter no - solo culto y generoso, sino tambidn pleno de sabidurfa. No ob£ tante, se la enseRard solo a mis amigos, aunque, a mi juicio,= el autor no da elle ninguna importancia, puesto que dl mismo= ha tomado el partido de no disimular nada, lo que hubiera sido bien fdcil poniendo un sello.Los que le conocen, dicen que go- za de entre los suyos de una influencia de primer orden" (30). 61 Las primeras noticias, que se tienen documentadas de la recepcidn de dicha= carta por parte de Erasmo, es con ocasidn de dos cartas escritas por el pr£ pio Erasmo, ambas con fecha del dfa 30 de Narzo del afto 1527, pero con dis- tintos destinatarios: una dirigida a Tomds Moro y otra al propio Juan Mald£ nado. En la carta dirigida a Tomds Moro como respuesta a otra del inglds,= en la que dste le pedfa que se dedicara a combatir a Lutero (31), Erasmo le hace una especie de balance de la situacidn, por ciento, bastante amarga: - no conduce a nada escribir contra Lutero . ., esta cansado ..., tienen - otras muchas cosas que hacer ..., el libre arbitrio es un tema muy delica - do ..., tiene que luchar en dos frentes: contra los luteranos y contra los= pseudotedlogos ..., y, dentro de la vista panordmica que le ofrece, cuando= le describe su situacidn en EspaBa, lo despacha con estas breves palabras:= "Conocerds la tragedia espaRola por la carta de Maldonado" (32). Lo que sig nifica que adjunto le enviaba la carta que le habfa escrito Maldonado. I en cuanto a la carta dirigida por Erasmo a Maldonado, comienza con estas pala­ bras : "De verdad que me bas hecho una pintura compléta de la trage - dia de los pseudomonjes, queridfsimo X ... Dudo que hubiera po dido ver yo mds y mejor, caso de haberme encontrado ahf en el= lugar de los acontecimientos. Como contestacidn a tu carta, de la que su extension lo hacfa, aiSn si cabe, mds agradable, res- ponderd mds brevemente, pues estoy, como va ya siendo costum- bre en mf, hundido bajo el efecto de los esfuerzos que cuestan mis estudios, y,por si fuera poco, delicado de salud como es - tambidn frecuente en mf: las alabanzas, que bas vertido sobre= mi persona, a buen seguro con intenciones muy amicales, pero - creo que excesivas, abaten mi dnimo en lugar de levantarlo. Me parece que se echa sobre mis espaldas un fardo, del que solo - podrfa sostener una pequeRa parte. I temo que tus amigos, si - tienen de mf la opinidn tan laudatoria que tü describes, un - dfa gritardn, cuando hayan visto mds de cerca a Erasmo, que - han sido engaRados, y se dolerdn de haber encontrado, como di- 62 ce el proverbio griego, unos zanganos en lugar del tesoro" (33). La carta es extensa y exfaaustiva. Al igual que la remitida a Tomds Moro, es una especie de balance de su situacidn en el mundo. En ella es sincera con= Maldonado, como lo hace con Tomds Moro, describidndole los esfuerzos que és td haciendo para que progresen las buenas letras, las luchas que estd sos - teniendo contra un sinffn de facciones. Le llama excelente amigo. Le trans­ mite secretes personales. X le envfa algunos textes controvertidos de las - Pardfraxis, que habfan sido admitidos por negligencia de los impresores - (34). Esta carta de Erasmo a Maldonado llega directamente a los lares del cortesa no Alfonso de Valdds (35). ExtraKado por lo voluminosa que era, la abre y - la lee. Su lectura le produce un profundo desencanto: se siente vilipendia- do el que Erasmo escriba una carta tan larga y llena de contenido a un tal= Maldonado, cuya existencia desconocfa hasta entonces, y, en cambio, apenas= le nombra a él: "Me encontraba el dfa de la Trinidad -escribe Alfonso de Val - d^s a Erasmo desde Valladolid con fecha 20 de Junio del ado — 1527- en compaftfa del eminente tedlogo Alonso Viruds de Olme - do. Estdbamos hablando de nuestro Erasmo y de las calomnias de los frailes, buscando modes y maneras para defenderte de ellas lo mejor posible (...), y he aquf que, mds inoportunamente im posible, llegan las cartas que nos habfas escrito la vfspera - de las calendas de Abril, y que te han enajenado a ese amigo - que se te ha entregado enteramente a tf. La cabecera llevaba — este tftulo: "Al muy ilustre Seflor Juan Maldonado o a Alfonso= de Valdds ...". Estuve desvanecidndome los sexos para dar con= ese ilustre seRor. Hasta que Alonso dijo: ese serd sin duda= aquel bachiller elemental de Burgos que me mostrd una carta, - que habfa escrito el afio pasado a Erasmo" (36). 63 Alfonso de Valdds llega a recriminar a Erasmo por comunicar secretos tan im portantes y juicios tan atrevidos a un bachiller desconocido. Razdn por la= que confisca la carta, limitdndose a transmitir a Maldonado un mero saludo= de parte de Erasmo: "Ordend a Viruds -escribe Alfonso de Valdds a Erasmo- no dejar leer esta carta a nadie. En realidad, era necesario para tu h£ nor y para tu reputacidn, querido Erasmo; pues, si se hubiera= hecho publica* te hubiera hecho mds daBo entre nosotros que - las calumnias de todos los frailes. T dl (asf es su probidad)= me did inmediatamente la carta. Este incidente estd cerrado. - Al ver esta voluminosa carta para Maldonado, decidf abrirla sa biendo que no se molestarfa por ello (...). Comienzo a leer tu carta. ^Qud razones -pensaba- habrd tenido Erasmo para escri - bir semejante carta a un bachiller desconocido? ;Le habrfa ser vido mds de bochorno que de honra! X ipara enviarle una copia= de la carta del Canciller, donde habla a este maravilloso an - ciano del papa sin toda la prudencia deseada, sino como una - carta a un amigo, creyendo que ello no iba a ir mds lejos?. Al llegar al tdrmino de la carta, donde maltratas de nuevo a tu - amigo Alonso, me he felicitado vfvamente por haberme decidido= guardarla, y me he contentado con saludar de tu parte a tu Mal̂ donado, a quien has querido dar tanto honor" (37). No hay exageracidn alguna en afirmar, con palabras de M. Batailldn, que es­ tâmes "ante una camarilla secreta de nueva especie". Valdds, Vergara, Vi - ruds y otros se habfan constituido en vfsperas de los debates de Valladolid en una especie de Estado mayor del erasmismo espaRol, manejando a los pode- rosos espaRoles, que les escuchaban siempre (38), y corrigiendo a Erasmo en sus equivocaciones, como en la actitud que guarda con Maldonado: "Va a ser necesario -le dice tajantemente Alfonso de Valdds - en la susodicha carta- tomar las mds estrictas medidas, para - que tu magnffica carta escrita a Maldonado no se haga publica; e incluso te ruego y hasta te suplico vfvamente que la des fu£ go inmediatamente. Pues serfa una gran deshonra para tf, si se publicara" (39). 64 Como podemos ver, Alfonso de Valdds, mds erasmista que Erasmo, velaba cuan­ do el buen Erasmo dormfa (40). 'v Maldonado no se desespera. Escribe de nuevo a Erasmo. La Carta lleva fecha= del 29 de Noviembre del afio 1527 (41), y estd escrita en un mismo tono de - alabanzas que la primera. Le aplica calificativos tan sublimes como "honor de nuestro siglo", "excelente profesor de la filosoffa cristiana" (42). Le= pide en cierto modo perddn por la extensidn de la carta anterior, aduciendo que es el amor por su persona y sus escritos lo que le ha hecho olvidar que le estaba privando de un tiempo sagrado: "Te he escrito -le dice el conquense en esta segunda carta- el mes de Septiembre de 1526, sin duda mds extensamente de lo que hubiera debido, pues estds tan entregado a los intereses de la piedad que puede parecer criminal distraerte, aunque sea por - un instante. Pero me de jo llevar en exceso por el amor que pr_o feso por tf y por todo lo que dice referencia a tf, y ello es= lo que casi me hace olvidar la cantidad de trabajos sacrosan - tos, que pesan sobre tf" (43). No sospecha, ni por un instante, lo que le han urdido Alfonso de Valdds y Viruds. Al contrario, les alaba: "He leido -le dice- tu carta a Valdds, quien canta exaltada y= activaraente tus alabanzas, he leido tambidn las que has dirigi do a Viruds, un hombre piadoso y un tedlogo como los que tü d£ seas; muestras bien en ella que no se te escapa nada y que es­ tds preparando la respuesta contra esos gigantes que han inten tado echarte fuera del cielo" (44). Referente a la carta no recibida, se limita a decir lo siguiente: 65 "Valdds asegura y Viruds confirma que en una carta me nombras= entre aquellos, a quienes bas escrito. En todo caso, tu carta= no me ha llegado. î si la has escrito, estoy muy triste que no me haya llegado. Serd debido a mi mala estrella o a la negli - gencia de los correos o mds bien de aquellos a los que envlas= tus paquetes. Si no la bas escrito, sabes que no exijo respues ta. Prefiero verte dedicar tu precioso tiempo en tus venerabi- lisimos estudios, que verte entregado en cosas que retardan - iniitilmente tus estudios. Serd suficiente con que me lo hagas= saber en una esquina de las cartas a Valdds o a Viruds -que - son amigos muy estimados por mf- o me envies simplements un sa ludo" (45). Erasmo le contesta con una carta autdgrafa desde Basilea. Lleva fecha del 15= de Marzo del afio 1528. En ella vuelve a darle cuenta de la famosa carta: "Te comunico -comienza diciendo Erasmo- que tu carta escrita - en Septiembre de 1526, donde haces un recital detallado de los acontecimientos de tu pafs, me ha sido llegada y me ha procura do toda suerte de placeres, y respondf a ella con amplitud. - Comprendo las quejas que formulas a propdsito de las desapari- ciones de los correos algo ya comiin en muchos. Te habrfa envia do de nuevo una copia de mi respuesta, si no fuera ya un poco= tarde. Ademds, probablemente, la has recibido ya en estos mo - mentos. No obstante, te la enviard, si es que continua intere- sdndote (46). La carta es breve, como casi todas las que escribe en aquella dpoca, pero afectuosa: "Tienes en tus manos -le dice al final de la misma- una carta= autdgrafa, muy breve si tenemos en cuenta nuestros sentimien - tos fflutuos, pero muy larga si considéra mis ocupaciones" (47). Al parecer, tampoco debid recibir el conquense esta segunda carta de Erasmo,= ya que se conserva otra de Erasmo a Maldonado, remitida desde Friburgo con f£ cha 15 de Enero del aHo 1530, con la misma temdtica. Lo que dd a suponer que= 66 Maldonado volvid a escribirle -digo que da a suponer, porque por ahora no - he dado con esa hipotdtica carta-, y, como respuesta, le escribe dsta de primeros de Enero del afio 1530. Por lo que diraodo se v^ ve en la Tierra. Se considéra un pecado leve, o mejor nulo, pê dir al juez que suavice la severidad de la ley, que esté a - nuestro favor, que haga la vista gorda en nuestros asuntos, que defienda él mismo nuestra causa. - Asi es, Maldonado. Has tocado la semilla de todos los males, - lo que es con frecuencia la perversi6n de las leyes humanas y= divinas. Si se guardaran las leyes entre vosotros, el cielo sê ria heredad segura para vosotros y no negada a ninguno (...).= TÙ pensabas que con el mismo pacto pueden romperse las leyes - de los cielos y los tratados eternos y confundirse con ruegos. Depon tu erronea opinién, recibe lo que se te da, y no pidas y desees algo del mAs allA. - Perdona -dije suplicantemente- mi temeridad. Pero aconséjame - lo que debo desear, si es que puedo conocer algo piadoso de - los dioses celestiales. - Tus ojos del espiritu -dice- estAn sumergidos en la came, y - no pueden mirar libremente las cosas divinas. Mira, no obstan­ te, y tal vez se te concéda atisbar algo del soberano bien. Miré y me quedé con los ojos fijos en el fulgor, al lado del - cual el sol parece oscurecerse. Discernia como a través de una - brillantisima niebla inmensos coros, distinguia aplausos, ovacio, nes , triunfos y signos de gran alegria, veia movimientos y sefia les de inaudito e increible placer; sin embargo, no distinguia a las personas, ni discernia los rostros. La misma vision, pese a= ser opaca y débil, me raportaba un sumo placer. - jOjalA me fuera permitido -dije- gozar de esta vision y perma­ necer aqui perpetuamente! - Depon tus deseos -dijo Maria-, pues de nada te servirian. T a^ vierte que estAs ocupando la esfera infima de Mercuric (...). - Te pido, felicisima Maria, que antes de que te marches, me ad- viertas qué es lo que conviene decir a tus hijas y tu hermana, ya acerca de la disputa que tienen, ya acerca de la forma de - pasar la vida. - Me traes a colaciAn otra vez -responde- la cuestion de mis hi- jas, como si este asunto me preocupara mucho (...) Acerca de - la herencia, pienso de la misma que vosotros pensAis acerca de 291 los duelos y de los excrementos (...). - Dime, si menos -pregunté-, iqué modo de vida piensas que deben seguir tus hijas para que se acomoden a tu voluntad? _ - Deseo con toda mi aima -responde- que si se ban casado, se man tengan casadas; si llevan una vida célibe, que la lleven; si - ban profesado el monacato, que lo profesen. En fin, que hagan= lo que ban hecho. - En verdad -digo- que propones un enigma, No hay nadie, segün - pienso, que haga lo que debe. - i^! Maldonado -dice- îQué oscura esté tu mente! Examinenos - cuAntos hay entre vosotros que hagah realmente lo que deben. - Los obispos hacen mucho de palabra y de nombre como pastor y - guardan muchas ovejas, pero, en realidad actûan algunos como - lobos: las esquilan y las despellejan, y apenas se preocupan - de apacentarlas. iAcaso hacen lo que deben los sacerdotes? Te= constituyo en juez. Pero ya que has enmudecido de verguenza, - te preguntaré sobre las restantes érdenes. Los principes, los= dinastas y los gobernantes de las ciudades no hacen, a mi en - tender, lo que deben, pese a que afirman que actuan como pa - dres de la patria y que hacen las cosas propias con proyeccién comûn. Y, iqué diré de los casados, que se casan y alimentas a las lobas? T, si indagas profundaments en las érdenes y en las condiciones de los hombres, encontrarés mpy pocos que hagan lo que deben, deseen lo que deseen, alcanzen lo que alcanzen. For otra parte, deseo que mis hijas hagan lo que han instituido - con tal de que sea bueno. Y adiés. 1a ley concedida me vuelve= a llamar. Dicho esto, volé, y como estrella brillante, se encendié entre - el brillo de los mAs brillantes celestes. Abandonado por tan - gran compafiera y guia, abatido por la tristeza, estuve durante - un cierto tiempo casi sin sentido (21) d) El carActer del Nuevo Mundo, como lugar comûn de las genuinas utopias rena­ centistas (22). Auténtico testimonio utépico a la vez que proyecto, devenir realizable en el tiempo y condicién de una posibilidad demisable : ... Dejemos -dice Dofia Maria- las cosas que exceden a tu capa- cidad, y baja a la tierra, pues se acerca la hora en que debes regresar a tu domicilie. Dirigete a aquella parte de la tierra, que estA enfrente de los Hispanos, cuyos habitantes con antipo. 292 dos para vosotros. En aquella tierra remota, descubierta poco= ha, hay una peninsula, colonia o provincia de cristianos, ya - que vuestros navegantes, cuando llegaron alli, transmitieron - el dogma cristiano. Dirigete alli, y verâs una gente pura, sen cilla, no manchada por error alguno... - Te pido, ilustre Maria, que no me abandonee, regresa ante todo a la Tierra, y establécete en cualquier lugar, con tal de que= no me devuelvas a la patria. - No te abandonaré -dice-, cuando lo pides con tanto empefio, y ademAs, se me permite. Sigueme. Llegamos a la zona del éter, préxima al fuego. La region parecia una isla con el mar extendido alrededor. Después descendîmes, y= ocupamos la zona del Area que se condensa en nubes, y desde don­ de se diferencia el mar de la tierra. Atravesamos una gran zona, teniendo siempre présente a Africa. T, tras dejar atrAs la zona= torrida, observâmes las fuentes del Nile... - Yen -dice Maria-, y quita tus ojos de Africa. - &Acaso veo -digo- una tierra mAs amplia que Africa? - Es -responde- la tierra recientemente descubierta y llamada - Continente por los Hispanos, que poseen algunas de sus zonas y piensan que han descubierto otro mundo. Fasemos por alto casi= toda ella. Te voy a abandonar aqui, Pon tus pies en tierra. - iVes una ciudad cercana? Alli encontrarAs gente muy buena. Des_ pués, tu suerte te retornarA a tu patria... (23) - El linaje humano que puebla este "alter situs" paradisiaco, es sano y piadoso, y profesa la religion cristiana, adquiriendo - en menos de diez afios la mAs acrilosada fe ortodoxa. "... Me dirigi a la ciudad -comenta Maldonado-, que se veia de - trAs de los bosques. En la puerta de la ciudad habia mucha gen - te. Me acerqué a un anciano que, sentado, estaba leyendo. Le pre_ gunté por el linaje que puebla la ciudad, la religion y el nom - bre con que denominan a Dios". - VerAs -dice-, es un linaje de hombres muy sano y muy piadoso.= Veneran a Cristo Dios, y se llaman cristianos. - iEs posible -dije- que el nombre de cristiano baya llegado ha^ ta vosotros? - Cierto, ha llegado -responde el anciano- y con suma felicidad= nuestra. Hace un decenio, algunos navegantes de Espafia -asi lo llamaban- llegaron hasta esta tierra, y fueron los primeros - que nos anunciaron que Jesucristo, nacido de una madré virgen. 293 era Dios (...). Nos legaron los anales y los preceptos de - Cristo. Pero, después de haber pasado con nosotros tres meses continues ensefiandonos e instruyéndonos, disputaron entre - ellos acerca del principado, y murieron tpios, precisamente - los eruditos, y el resto, al dedicarse a las comilones y en - tregarse a los placeras, perecio poco después de disenterfa. iComo es posible -dije- que podàis conserver asiduamente los= mandamientos y la ley de Cristo, sin la presencia de un doc - tor? Si, no tenemos doctor alguno, y los que ejercen la funcion de sacerdotes, después de la desaparicion de los Hispanos, se - conducen por la sola razén en nuestra institucion. Nunca, que yo sepa, se ha oido que haya llegado naves a nuestras costas, y nunca bajamos al mar, ni siquiera para pescar, al no care - cer de nada. Tenemos aqui de todo en abundancia. AdemAs la - tierra, que nos une con un pequeBo istmo, es impenetrable. T= nos preocupamos en gran manera de que no sea accesible. Nunca hemos traspasado los limites dados, y nadie llego hasta noso­ tros, salvo los Hispanos, a los que he citado..."(24). Esta ciudad paradisiaca del Nuevo Mundo no tiene leyes ni derecho alguno.= Se rige fundamentalmente por un precepto divino: el Amor a Dios y al pr6ji_ mo -no olvidemos que el Dios de los humanistes renacentistas es ante todo= Amor-, del que dimanan algunas normas: pocas y simples. La existencia de - los magistrados es, por tanto, prActicamente innecesaria en la ciudad. Sus habitantes, al estar imbuidos del amor de Dios, son seres libres y respon­ sables. Cada uno de ellos es su propia ley: "Es costumbre entre los ciudadanos -afirma el que preside la Co- munidad-, por aquello de que nos hemos hecho cristianos, ir al - templo al amanecer, oir Misa, y, luego, volver cada uno a sus - trabajos. No estA permitido ni al varon, ni a la mujer, ni al ni_ fio ni a la nifia intentar hacer algo antes de asistir a las cosas sagradas, y todos prestan este trabajo voluntariamente, porque - no hay ningun castigo establecido para los que dejan de cumplir- lo, a no ser que trasgredan el preceptor divino, que es: aroa a - Dios con todo tu corazon, con toda tu alma, y al préjiroo como a= tf mismo (...). Entre nosotros no hay derecho alguno, ni leyes,= excepte las divinas, a partir de las cuales los conocedores mAs= 294 conocedores proclaman el derecho. Considérâmes como pecado capi­ tal toda ignominia. Raramente encontrarAs a alguien, que desee - el mal a otro. Cuando se trata de contraer matrimonio, se envia= a una mujer para que haga el trato y observe desnuda a la donce- 11a y se informe con diligencia sobre sus costumbres; se envia - también a un varon para que pregunte e investigue lo mismo. De - testâmes todo engafio, todo disimulo. No informâmes nada en jura- mento, ni siquiera coaptado por los magistrados en asuntos de m^ xima importancia. Toda palabra, cualquiera que sea, tiene entre= nosotros fuerza de sacramento. Los sacerdotes 1levâmes una vida= célibe (...). Conocemos al Romane Pontifice solo de nombre, a través del relate de los marineros aquellos que nos transmitie - ron el fogma de Cristo. Le hemos acogido como vicario de Cristo, pero ignorâmes totalmente quién es y de qué parte de la Tierra.= Tenemos magistrados para gobernar la Republics, pero son casi in necesarios, cada uno es su propia ley, y si alguien, por azar, - excede la medida, y peca contra las sacrosantas leyes, él mismo= acude, después, a los magistrados, confiese que ha pecado, pide= perdén, si el pecado es leve; si es grave, no es recusado por - ninguna animaversién..." (25). La relacién entre los habitantes de distinto sexo en esta ciudad imagina - ria sita en el Nuevo Mundo, entra dentro del orden de la armonia de la na­ turaleza, donde los besos, los abrazos, los contactos estAn exentos de la= mAs minima torpeza pasional: ... De vez en cuando -dice el dirigente de la Comunidad- juga mos, pasamos los dias festivos los hombres y las mujeres tan= promiscuamente, que damos la sensacién de ser todos verdade - ros hermanos. Son comunes entre nosotros los besos, los abra­ zos y los contactos, y no se niegan a nadie, pues no se lo da importancia. Entre nosotros no hay ningûn pudor y verguenza - alguna, ni cosa torpe y mala. ^Entonces -pregunté- no sienten las mujeres verguenza, si los varones tocan sus partes mAs ocultas? No mAs -responde- que si tocan los vestidos y los collares. - De vez en cuando, las virgenes disputan acerca de la blancura y de la belleza de su piel, y no temen, una vez ensefiados los vestidos, ensefiar cualquier parte de su cuerpo a los hom - bres para salir triunfadoras en el certamen. Solo los casados se preocupan de engendrar hijos. El resto de la juventud, - mientras tanto, vive ardorosa y se inflama, pero solo da ali- 295 mento a los ojos e incluso a las manos, estando lejos de toda torpeza. Cuando dos se aman mutuamente y desean unlrse, piden al instante, con el consentimiento de los padres, a los sace£ dotes que les casen. Las mujeres, por otfa parte, no sienten= rubor alguno por confesar por quién estan'ardorosas"(26) El estado de la ciudad imaginaria, desde el punto de vista economics so - cial, es justo y prospers. Se basa en un comunitarismo: la propiedad, el - trabajo, la vida social, la reparticién de los bienes se hacen colectiva e igualitariamente: iVeo que sois -dije- muy felices, y muy préspera vuestra re - gion... ? - ... Cada uno -afirma el dirigente de la ciudad- tiene lo suyo propio, aunque todas las cosas parecen comunes, para que na - die carezca de ellas. T los que tienen posibilidades no nie - gan nada que otro necesite. Los artesanos tienen tabernas y - tiendas repletas de cosas, la mayoria de ellas sin guardién.= Cada uno toma lo que le conviene o necesita, y le repone en - dinero, como justo cambio segûn su pensamiento, aunque hay - precios y valores establecidos para todas las cosas, con lo - que no se permite hacer fraude. Después de las primeras llu - vias sembramos todosel trigo durante quince dias. No cohoce - mos ningûn abono de estiércol. La propia tierra, una vez echa da la simiente devuelve gustosamente con un simple cultive a= un interés muy acrecentado. En cambio, el cultive de las vi - des dura seis dias y la vendimia tres. La siega se hace en do_ ce dias (...)% (27) For ûltimo, sus rites religiosos, independientemente de que respondan a - las exigencies del rite cristiano, son realizados con espiritu de piedad,= de humildad y de limpieza de corazén, que es, en ûltima instancia, lo que= mAs cuenta ante Dios: "... me pidio (el guia) que les ensefiara acerca de las ceremo - nias religiosas que deben hacerse, y que les dijera lo que ellos no haclan de acuerdo con el rito cristiano. 296 - No puedo deciros nada por ahora -responde Maldonado- porque me faltan los libros que contienen los ritos de las cosas sagra - das. Vuestro sacrificio, en todo caso es piadoso, y no hay cul_ pa alguna en vosotros si omitis algunas cosas. Conserved vues­ tras costumbres, mientras no tengAis libro a vuestra disposi - cion los espafioles ocupan algunas piayas de este gran pais que colinda con el vuestro; muy pronto llegarAn a vosotros y no dê jarAn que ignoréis nada. Entretanto, pedid a Dios todopoderoso para que guarde incolume vuestra sencillez y vuestra limpieza= de corazon" (28) I I I Pienso que no hay que limitarse a ver en Somnium a un Maldonado exclusivamen- te cargado de fantasias, ni a un Maldonado meramente critico, sino a un Maldô nado fundamentalmente utopico. Su obra es un suefio en el que esboza el deseo= de un esquema o de un modelo teoricamente normative, utilizando para ello el= procedimiento de la fantasia y de la ficciôn a partir de lo concrete y de lo= real. A través de esta obrita, el conquense entra a formar parte del grupo de humanistes selectos europeos del siglo XVI (29), que se proponian difundir el nuevo evangelio, y que se gozaban de ver en la Utopia de TomAs Moro la encar- nacion misma de ese humanisme cristiano, que ellos mismos se esforzaban en - dar a conocer (30). Es, en consecuencia, la fe cristiana la levadura de su - suefio, que le lleva a la proyeccién fantAstica de un deseo normative, configu rando lo que ténia que ser lo que en realidad es. Asi, bajo la doble influen- cia del Suefio de Esçipion de Cicerén y de la Utopia de TomAs Moro, Maldonado: a) Pone especial énfasis en algunos aspectos de la doctrina cristiana, consi- derado como supuestos axiomAticos, y, por otro lado, muy dados a ser olvi- dados en el hombre de su tiempo, taies como: 297 La mente humana, al estar en contacte permanente con la podredumbre de - la carne, estA llena de sombras, que hace que se equivoque constantemen- te (31); r, El aima humana, liberada de las ataduras de la carne, supera en sabidu - ria al hombre mas sabio de la tierra, por irn̂ dominador que sea de la - ciencia (32); El ser humano no ha sido creado ni engendrado para habitar perpetuamente en la tierra, sino para volar al cielo, después de una brevisima estan - cia en la tierra (33); El aima humana, una vez resucitada, no siente ya lo terreno, ni partici­ pa en las heces del mundo terrenal, y ni desea regresar a "esa noche - triste", a "ese abismo de miseria", a "esa cArcel tétrica, sucia e inmun da", que es la Tierra (34); la muerte desata todos los nexos familiares; como los rios, que proceden de una misma montafia, se diluyen al llegar al mar, asi nuestros cuerpos, con la muerte, regresan a su lugar de origen que no es otro que la tie - rra, y nuestras aimas, salvo que estén impresas de inmundicias terrenas, vuelan al cielo (35); La felicidad de las aimas resucitadas dependen exclusivamente de la vo - luntad divina, no quedando, por ende, menoscabada su felicidad, si la - justicia divina castiga a los seres que otro tiempo fueron los seres mAs queridos (36)} 298 b) Critica las relaciones del hombre de su tiempo con la naturaleza: no goza= de ella, ni siente la alegria ni la felicidad en medio de ella; en vez de= seguir a la naturaleza como guia de sus acciones, sigue a los efectos mal- sanos y turbulentos (37); no se siente fascinado por las maravillas de la= naturaleza: le falta afecto y afan de alabar a Dios en sus obras, y, por - contra, le sobra ambicién y avaricia en todas sus acciones (38); ni los - jardines, a pesar de su amenidad, le producen el mâs minimo placer: solo - se acercan a ellos, ai le producen bienestar y lucro (39). Sin embargo, a= los hombres de los primeros siglos de la antiguedad, como vivian de acuer­ do con la naturaleza y con la voluntad divina, la horticultura y la agri - cûltura les rehacia el espiritu, les alimentaba la mente y era un descanso seguro de todas las molestias y de todas las angustias de la vida humana - (40); entonces, el solo contempler la naturaleza les regeneraba y les pro- ducia una fuerza tal, que les liberaba de toda tristeza y preocupacion - (41); entonces, los hombres no estaban impregnados de lujuria y avaricia,= ello explica que se contentaran con vivir de los frutos del campo en sus - casas rurales (42), cultivaran la tierra con esmero y placer no cesando de alabar a Dios por los pingues beneficios (43), vivieran con poco alimente, consideran la vida de los mortales como una peregrinacién y un albergue mo_ mentaneo apenas cifrando las esperanzas en las riquezas mundanas (44), cul̂ tivaran, en fin, el campo para vivir y veneraran en sus plantas y en las - hierbecillas a su Creador (45). Hoy, en cambio, esté envilecido el placer= de la naturaleza: los que tienen buertos y campos fertiles no advierten en ellos la fuerza de la naturaleza, ni la providencia de Dios, sélo aprecian su utilidad y buscan con avidez del dinero (46), y cuando se interpone el= dinero, el hermano desconfia hasta de su hermano, el hijo hasta de su pa - 299 dre (47). Los huertos, concluye Maldonado, resultarian amenisimos, si se - tuviera una mente sana, y si se conservaran los valores de las cosas (48). c) Proyecta en su suefio la imagen de la ciudad potencial o posible, delimitan do el tipo de opciôn limite entre lo ficticio y lo real. Eh concrete, es - una ciudad sita en los valles, rodeada de siete murallas escalonadas en a^ titud hasta llegar la mAs externa de ellas a la altura de un hombre; el UA terual del que estAn construidas tanto las murallas como las casas de la - ciudad, son de una piedra parecido al jaspe; por las murallas corre a una= distancia de doscientos pasos un rio de aguas cristalinas, cuyas orillas - estAn unidas por un puente de plata cincelada, situada frente a una puerta cincelada, situada frente a una puerta decumena; en el centre de la ciu - dad destacan por su altura siete torres y un templo en medio de ellas, - siendo su material de un solo diamante, y por su belleza un foro en forma= de circule rodeado por todas partes de casas de igual magnitud y belleza y ocupando su centre un lago de agua limpisima. El foro estA concurrido de - adolescentes con indumentaria ligera y elegante; por él se pasea el rey a= caballo en medio de un marco de aclamacion artnoniosa por parte de los ado­ lescentes, y la reina es llevada en carres de siete ruedas cada uno en me­ dio de una corte de doscientas doncellas; en él los adolescentes y las ado_ lescentes juegan indistintamente, danzan a su gusto, cantan mel6dicamente= y estAn siempre pendientes del minimo ademAn de los reyes (49). Ehtre los= habitantes de la ciudad prevalece la integridad, la pureza, la limpieza y= la sencillez de vida (50), adoran al rey, se quieren mutuamente, no desa - grada a uno lo que otro desea (51): todos desean prâcticamente lo mismo, - aman lo mismo y son llevados por idénticos afectos (52). Es, en suma, una= 300 ciudad, y hecha de piedras preciosas, de varones buenos, de hermosas y ho­ nestas mujeres, y de unos reyes que desempefian un don y un cargo regio (53), y, en consecuencia, en donde reina la virtud y no existe emulacion y discordia alguna (54). d) T, por ûltimo, ubica el proyecto de su suefio casi realizado en una ciudad= del Nuevo Mundo: lugar de realizacion de una justicia mAs igual, de una lî bertad mejor entendida, de una felicidad mAs compléta, de un estado de inô cencia mAs natural, de una sencillez de costumbres y limpieza de corazon - mejor vividas (55). Fenomeno, al que J. L. AbellAn ha dado en llamar certê ramente "la inversion americana" a proposito de las Utopias de los humanis^ tas del Renacimiento, por aquello de que se invierten en el Nuevo Continen te los valores del Antiguo Continente (56). Asi, el Nuevo Continente en - Somnium es el mundo de la abundancia y de la fertilidad, mientras que el - Viejo Continente es el mundo de la escasez y de la aridez (57); el cristia no del Viejo Continente estA lleno de ambicién, de codicia, de corrupcion, de odio y de vicios, mientras que el cristiano del Nuevo Mundo estA imbui- do de sencillez, de humildad, de naturalidad, de amor, de piedad, y de re- ligiosidad (58). Estas son las constantes descritas por Maldonado de los - habitantes de la ciudad ubicada en el Nuevo Mundo: - Son piadosos e integros (59). Profesan la religion cristiana que les ha= sido transmitida y ensefiada por unos navegantes espafioles durante tres - meses (60). - Antes de ir al trabajo, tienen por costumbre asistir todas las mafianas - 301 al templo y ofr alli misa, accion a la que se prestan todos los de la - ciudad libremente, no existiendo pena alguna establecida para aquellos - que dejen de cumplirla, si bien no ha habido en todo el decenio todavia= ciudadano alguno que haya dejado de cumplirla (61). Entre ellos, solo existe el castigo para aquel que transgreda el precep­ to divino, que se reduce a amar a Dios con toda el aima y al projimo co­ mo a si mismo (62). Pero no ha sido siquiera necesaria exortacién aigu - na; cada cual se ofrece a si mismo a Cristo como victima frugal (63). Confiesan tres veces al afio sus pecados a los sacerdotes y toman religio, samente la Eucaristia (64). Bautizan a sus hijos con mAs aparato que el= Viejo Continente, pero con menos lujosidad, dada la penuria de libros - (65). Conocen sélo de oidas al Romano Pontifice y lo aceptan, sin mAs, - como Vicario de Cristo en la Tierra, aunque, en realidad, no saben quién es y en qué lugar de la Tierra habita (66). Los que ejercen el oficio de sacerdotes, se conducen por la sola razén a la luz de lo transmitido por los navegantes espafioles (67); ofician la - misa los doce principales, presidiendo uno de ellos, y el resto de ellos sirven como ministros; son, como todos los ciudadanos, rectos y piadosos (68), y llevan una vida célibe; reciben los diezmos de los frutos para - el sostenimiento del templo y de sus respectives families : el sobrante - de los diezmos lo destinan para el uso de los ciudadanos y de la ciudad= (69); cantan en coro las preces y los salmos modulada, suave y brevemen- te (70); gustan sobremanera al pueblo los sermones que echan los dias - 302 festivos su représentante, manteniendo a los oyentes con tanta atencion= y silencio que cualquiera es capaz de repetir todo lo dicho, si alguien= se lo pregunta (71). Consideran como falta grave toda ignominia (72), si bien es raro encon - trar a alguien que desee el mal a otro (73). Detestan el engafio y la si- mulacion (74). Asi, por ejemplo, cuando se trata de contraer matrimonio, no se hace el contrato hasta que un hombre y una mujer no hayan observa- do, respectivamente, a los futuros conyuges desnudos y, ademâs, hayan in dagado sobre las costumbres de ambos (75). No afirman nada bajo juramento (76), ni siquiera son obligados en caso - de extrema gravedad por los magistrados (77); y es que toda palabra en - tre ellos tiene fuerza de juramento (78). Es, en suma, una poblacion fe- liz, afortunada, en la que todos son como aparecen, y de cuyos limites - esta desterrada la hipocresia (79). Tienen magistrados para gobernar la ciudad, pero, no son necesarios - (80)! cada ciudadano es su propia ley (81); y si, por ventura, alguien - excede la medida y peca contra las sacrosantas leyes, acude a pedir per- dôn por su propia voluntad (82). Rasan los dias de fiesta el sexo masculino y femenino tan promiscuamente que dan la sensacion de ser todos hermanos: son comunes entre ellos los= besos, los abrazos y los contactos -nadie se los niega a nadie- realiza­ dos todos ellos con la mAs minima liviandad (83); las mujeres, por ejem- 303 plo, no sienten mAs verguenza si los varones les tocan las partes mAs ocultas que si les tocan los vestidos o los collares (84). Solo los casados son los encargados de procrear (83); a los solteros un^ camente le es permisible dar alimente a los ojos y también a las manos - (86); cuando se aman un hombre y una mujer , y desean unirse en matrimo­ nio, se lo piden al sacerdote y, al instante, éste, con el consentimien­ to de los padres de los futuros cényuges, les casa (87); las mujeres, por otra parte, no sienten el minimo rubor en ser ellas las primeras en= declararse a su amante (88). Cada uno tiene lo suyo como propio, pero todas las cosas existentes en - la ciudad dan la sensacion de ser comunes, puesto que estAn a disposi cion de todos los ciudadanos: nadie niega nada que otro necesite (89). Los artesanos tienen las tabernas y las tiendas repletas de cosas, estAn siempre abiertas, y la mayoria de ellas sin guardiAn (90); en ellas, ca­ da uno toma lo que le conviene y le es necesario y lo paga a un precio - justo (91); para no dar pie al fraude, estAn marcados y establecidos el= precio y el valor de cada una de las cosas (92). Siembran en las primeras Iluvias otofiales durante quince dias -las tie - rras no tienen necesidad de abonos- y hacen la siega en doce; cultivan - la vid en seis y hacen la vendimia en tres. Ningmo de los ciudadanos se retrotrae a estos trabajos (93). 304 - Los varones beben vino después de los veinte afios curaplidos, y las muje- res, después del segundo parto, y, si la salud de lo pide, después del - primero (94). Concluyendo, el Somnium es ante todo un tratado de moral cristiana desarro llado con artificios literarios en parte ciceronianos y en parte moreanos. Abarca dos pianos: uno de denuncia "de lo que es", situândose en instancia critica radical; y otro, de exposicidn "de lo que debiera ser", sintiéndo- se fascinado por el ideal utdpico moreano. Ello signifies que el opüsculo= Somnium encierra un gran valor documental para la historia del pensamiento espaflol de la primera mitad del siglo XVI, dado que es, cronoldgicamente - hablando, el primer texto, por no decir el unico, escrito por un renacen - tista espafïol con mas fuertes influencias de la Utopia de Tomds Moro, de - modo que, a la hora de valorar la incidencia del pensamiento utdpico morea no, pienso este opuscule, pese a su brevedad, debe ser considerado como - una pieza bdsica. 305 (l) Este volumen, ademâs del opuscule Somnium, comprends estes otros: De foe- licitate Christiana, Praxis sive de lectione Erasmi, Ludus chartarum Triumphus y Deaponsa cauta. (2) "Mensibus autumnalibus eius anni, quo Carolus Caesar Hispaniorura rex Tur- carum principem Solimarum Panoniam fugavit..." (Somnium, fol. g iiii). (3) El Emperador Carlos V llegd a Linz a mediados de septiembre del a&o 1532= y entrd en Viena el 23 de septiembre por retirada de Soliman el Nagnffi - ce; aunque el Emperador no llegd a trabar batalla, pasd a los qjos de Euro> pa como vencedor. Cf. M. FERNANDEZ ALVAREZ, La Espaüa del Bnperador Car - los V , en "Historia de Espada", dirigida por Ramdn Mendndez Pidal, (Ma - drid, Espasa Calpe, 1966) t. XVIII, pdge. 387-389. (4) "Demum -escribe Ifaldonado- vertens oculos in domum Pétri Carthaginis, - quam ex regione Lunae claritas faciebat conspicuam, viri mortem lugeo im- maturcun. Tune deinde clarissimi coniugis Mariae Rogiae, quae paulo post - virum, relictis superstitibus dualibus puellis, e vita migravit, renovans mecum memoriam, ingemiscebam" (Somnium, fol. g ill il). (5) El Somnium Scipionis comprends el fragmente final del Libre De Repdblica= de Marco Tulio Cicerdn -Libre Vi, Capitules VIII-XXVI-. Desde tiempos in- veteranos se présenta el Somnium Scipionis desgajado de la obra. El primê ro que encuentra en este fragmente un cauce para el desasosiego de su eru dicidn es Macrobio en los tienq)os del renacimiento pagano del siglo IV. - Vdase M.T. CICERON, Sueflo de Escipidn, Texto latine y castellano, prdlogo y notas de Antonio MAGARlRoS, Segunda Edicidn, Madrid, C.S.I.C., 1950. (6) El titulo original es De optimo reipublicae statu deque nova insula üto - pia, impreso por primera vez en Lovaina por la casa Thyerry Martin en el= mes de noviembre de 1516. No serd traducido al castellano hasta el aHo - 1637, siendo su traductor Jerrfnimo Medinilla y Porres con una introduc - cidn de Francisco de Quevedo y de Bartolomé Jiménez Patén; esta edicidn - es incomplets : falta el primer libro y algunos pasajes del segundo, al pa recer, debido a la Inquisicidn. En 1790 se hace la segunda y la tercera - en 1805. T, dentro de nuestro siglo, ban aparecido las siguientes versio- nes; Utopias (El Estado perfecto) por Thomas More, Traduccidn, prdlogo y= notas de Ramdn Esquerra. Barcelona, Ed. Apolo, 1948 -esta edicidn esté - basada en la de Medinilla y Torres-; Utopias del Renacimiento. Moro, Cam- panellas y Bacon. Traduccidn de la Utopia de Tomés Moro de Agustin Milla- res Carlo, y estudio preliminar de Eugenio Imaz, Méjico, Pondo de Culture Econdmica, 1941; Santo Tomds Moro, Utopia. Traduccidn directe del latin,= prdlogo y notas de Pedro M. Voltes. Argentina, Espasa Calpe, 1952 -Colec- cidn Austral n -; Tomes Moro, Utopie. Edicidn de Teresa Suero Roca, - Barcelone, Ed. Bruguera, 1973 -esta edicidn signe la traduccidn de Ramdn= Esquerra-; Thomas Moreno, Utopia. Introduceidn, y traduccidn inédite de - 306 Joaquin Mallafré Gavaldé, Barcelona, Bosch, 1979; -la traduccidn esté he- cha sobre la versidn inglesa de Ralph Robynson (1551); Tomés Moro, Utopia Traduccidn del latin, introduccidn y notas de Bmilio Garcia Estébanez. Ifa drid. Ed. Zero, 1980 -emplea como texto de base la edicidn preparada por= Edward Surtz y J.H. Hexter, correspondiente al volumen IV de la edicidn - de Taie de las obras complétas de St. Thomas Moreno (New Haven y Londres, Taie University Press, 1965. Tercera Edicidn). (7) Somnium, fol. g iiii v2. (8) "Prior tamen ilia quid inquit, Maldonate Cornetas suspicis et admiraris, - noctemque agens insomnem, ut huius unius, qui vobis nunc facit mortalibus negocium, exortum attentus expectes? Nescis Cometas sicuti caetera caeli= luminaria suo parère conditori, certis temporum quasi momentis apparendo, certis rursus a subtraendo?. Naturale hoc quiddam est, et multis retro saeculis iam saepe visum; quamvis qui se profintentur sapientes, dum cau­ sas reddere conantur, plane délirant (...). Sed conscende, maiora tibi v^ dere hoc horae permittitur" (Somnium, fol. g iii iii). (9) M.T. CICERON, De republica, Libro VI, cap. 14. (lO) PLATON, Pedro, 67 d; Gorgias 492 e. "Scipion -escribe P. Courcelle- decla re su paragraphe 14 du Songe que notre vie d'ici-bas est in réalité une - mort, et que la mort du corps nous apporte la vie veritable en ce qu'elle délivré l'ame. Ce paragraphe unit deux passages célébrés de Platon: celui du Phedon 67, sur le corps comparé a une prision et celui du Gorgias 492= et, ou est cité le vers d'Euripide: 'Qui sait vivre n'est pas mourir et - si mourir n'est pas vivre?. A la maniéré des commentateur grecs, Ciceron= par la bouche de Scipion affirme comme une doctrine ce qui, chez Platon,= était présenté sous forme de métaphore et d'interrogation. Cette pensée - a frappé les chrétiens, mais leur attitude a 1'égard de la doctrine n'est pas unanime" (Pierre COURCELLE, La postérité chrétienne du Songe de Sci - pion, "Revue des Etudes latines", XXXVI (1958), pags. 205-206. (11) (...) 0 clarissima Maria dixi, non te priusquam repéras summa, hoc ipso caeles- ti ornatu pulchritudineque filiollisque ostentabis et Annae sorori: quae= continue deffet tuam mortem, appelions te infelicem, quod esse defferis - apud superos (ut erat sermo gentilium) quasi fueris détériora seo.uta. Non, inquit, licet, nec expedit. Unisquisque suo iudicio stabit vel cadet Altissima sunt dei iudicia. Nullum nobis cum mortalibus quantunvis propin quis commercium placet. Corpus illud meum, quod terra vos obruistis, si - revisceret, filias exilararet forsan, et sororem. Nam ilium deflent, quod solum amarunt. At vero animula haec, quae nihil iam habet, neque sentit - terrenum, si illis obversaretur, exterreret potius quam oblectaret. Summo dei consilio vetitum est vita sumptis in has vestras sordes et mundi fe - ces descenders. Sed si liberum esset, et cuicumque facile consessum, fe - ces nullus sustineret in tristem noctem istam et Baratrum miseriarum redi 307 re. An clausus multis annis careers tetro, foedo ac inmundo, si tandem - solveretur et in locum amoenissimum defferetur, superet au vellet ad soli tos cruciatus redire?. (...)• Cupimus nos propinquis nostris felicitatero= et gloriam, qua fruimur ipsae: verum si secus accidat, hihil nos movet: - cum divinae voluntati nitamur, et ipsa vera nostra voluptas sit. Quippe - consaguinitates et affinitates (ut vester est sermo) carnales sunt, et - corporeae, cum corpora simul deponuntur" (Somnium, fols, g iii iii - iiii iii vS). (12) HOMESO, Batracomiomaquia. (13) "... Verum quando frecuentissimo soles agili monte ad sublimia prevolare, stellarum et erbium caelestium indagator vigilantissimus: conscende me - cum, ut ex parte quanta caligine vestrae mentes nondum liberae carnis pu- tredine teneantur, quam longe fallantur in multis, penitus intelligas. Sê quebar eam agilis velut pluma turbidine correpta: et Burgi iam vicus aut= rusculum videbantur: cum Maria Rogia, quasi subridens, non divellis, in - quit, oculos a tuis Burgis. - Equidem miror, aio, quam nihil sit quod homines magnifaciunt. Apparet - Vallidoletum, Methina, Salamantita: ecce Toletum, hem totam Hispaniam. - Vides, inquit Maria, quam vani sunt et audaces terrae vestri mensores?= Animavertis montes et flumina quam aliter sint disposita, ac illi pro - fitentur? Sed quid mirura? circunferunt ingenium et iudicum domi seden - tes per omnia, et tamquam caeci pronunciant ex auditu. Certe si consce- derent saltern culmina montium, et inde planicies et flumina fuisset con teroplati, hand utique tan solemniter aberrasent. - In hoc mihi videntur, inquam, non diversi omnino sensisse, quod Hispa - niam bubulo corio dixerunt persimilem: ego tamen si calamum mecum aut - grafium attulissem, graphics magis depingerem. Pampini folio dicerem s^ miliorem, si ligatura esset subtilior: et duo tresue prominentiae tam - quam promontoria amputarentur. Bone Deus, longe diffusior est Aphrica,= quam existimat.Ftolomeus: imilto numerosior et amenior, quam recentiores praedicant atque contendunt. - Verte tamdem, inquit Dutrix, oculos ad septentrionem et ortum. - Hem, imquam, Britamniam. Tantula terrae portio tot fastus misnistrat - Henrico? Galiam et Germaniam video. Quae tamen ilia es multitude? quod= genus animantium? quae fumosa ilia fulgura? quae tantula tonitrua? Be - 11a cient mures im ranas ad fluminis ripam ex Homeri praescripto? an lu dunt ranae cum grills?. - Homines sunt, inquit, quos putas mures aut grilles: et ludunt quidem - illi, sed vita merces est in illo vincentibus. Ilia frequens turba, - quae ripam ad fluminis servet, quam subinde sumus obumbrat: Turcarum c£ piae sunt, quae premere parant Pannomiam, et a Christianis ubique timen tur (...). 308 Nunquid tractus, inquam, ille terrarum, qui se pandere iam incipit in ter Occidentem et Austrum, nostrae sunt novae insulae?. Sunt, inquit, ilia Hispanorura trophea: caeterum posito terrae globe, sursum tolle mentem oculos. (Somnium, fols, h - h iii). (14) Véase al respecta B. ISAZA T CALDERON, El retorno a la naturaleza. Los - orfgenes del tema y sus direcciones fundamentales en la literatura espaHo la, Madrid, 1934. (15) "La Edad Media .̂ escribe P. Garrote Fernandez- que dirige insistentemente= su mirada a Dios con el consiguiente abandono del mundo circundante, no - tiene verdadero sentido del paisaje, es mas, casi lo desprecia, porque no le dice nada. Sin embargo, es en el Renacimiento cuando el hombre empieza a conteraplar todo cuanto le rodea y se da cuenta de que es un ser dentro= del conjunto natural, el cual no le servi ré solamente como marco ornamen­ tal, sino también como medio de expresar sus sentimientos. Llamar natura­ leza al paisaje no es algo convencional o artificioso, sino una participa cién de la ideologfa concreta de la época, de su cosmovisién. Lo mismo - que del concepto de naturaleza, instrumente de Dios y productoras de to - das las cosas, se ha llegado al concepto de naturaleza como esencia o - constitucién de todo cuanto existe, por el mismo camino se puede desembo- car en llamar naturaleza al paisaje; él es también obra de la naturaleza. Es un elemento mas del conjunto natural del cosmos, de esa naturaleza tmi_ versai y omniprésente en todo el cosmos" (F. GARROTE FEREZ, Naturaleza y= Pensamiento en Espafia en los siglos XVI y XVI, Salamanca, Ediciones Uni - versidad de Salamanca, 1981, pags. 61-62). (16) (...) Sed desine mirari et sequere. Vadimus per pratum planum ac nitidum; herbarum tamen virorem ac fulgorem= non explivaverim. Excipiunt nos statim post pratum Horti variis arboribus consiti, fragrantibus herbis distincti, floribusque discriminati. Poma - erant in arboribus turn odera turn formosa eodem pene numéro que folia. Re- ferebant plaeraque figuras animalium easque pulcherrimas. Mirabar ego quî dem arborum elegantiam, et concinnam egregiamque postiruam: et illis defi_ xis oculis penitus inhaerebam: cura Maria. - Quid, inquit, gradum non moves? velles in bac sylva perpetuo permanere? - Nescio quidem, inquam, quae potest vita contingere laetior ac suavior,= quam inter flores ac rosas eiusmodi pomaque fulgentia sedere ac inambu- lare vicissim?. - Tu quidem, inquit, optas quod facile vobis in vita contingeret, si natu_ ra ducem vestram actionum non autem insanos affectus, et turbulentes vo_ luptades sequi, vobis constitum esset. Sunt apud vos Luci, sunt valles, sunt virentia prata: neque desunt fontes lucidi, sunt nobilia poma va - rii generis; sunt herbae floresque versicolores. iQuid vobis deest ho - rum quae miraris? Cur horti non sunt apud vos tam amoeni, prataque sic= 309 nitentia?. Nempe deest affectus et studium laudandi deum in operibus et - mirabilibus suis. Colitis ac suspicitis Aurum pro deo, studetis ambitio - ni, servitis avaritiae; qui possunt horti nitescere per operario rumque - ingratum laborem exculti? cum etiam si sint aiitoeni, vos afficiant volupt^ te: quod solummodo contemplamini nitorem et sa^rem: atque si quae sint - inde proventura commoditas et lucrum? Apud saecula priora maioresque ves- tros illos, qui secundum naturam deique voluntatem vivebant, agrorum ac - hortorum cultura reficiebat animum, pascebat mentem, omnibus humanae vi - tae molestiis et angoribus erat portus et certa quies: quandoquidem cum - quis aliqua calamitate premebatur, aut fulgore cupiebat negotiorum moles- tias ac vitae labores, in villas et hortos se recipiebat. Ibi contempla - tio naturae cuneta mirabiliter et arcana quadam vigenerantis ac producen- tis ipsum ab omni moerore curaque vindicabat (...). - Quaenam fuit obsecro Maria, inquam, ilia priscorum voluptas in colendis agris, quae penitus evanuit et omnino nulla sentitu?. - Ha mi Maldonate manet, inquit, voluptas, ne a re ipsa potest divelli: - Sana mens et pius animus omnino demigrarunt. Contenti vivebant Heroes - prisci moderato vinctu: mortalium vitam peregrinationem quarodam, et qu^ si diversorium momentaneum.existimabant: opes mundanas ludibria fortu - nae xeniolaque mox repetenda, praedicabant. Colebant agrum ut viveret,= et creatorem omnium in herbulis et plantis venerarentur et adorent cum= bblectatione. An tu leve voluptate existimas animadvertere penitusque - considerare terrae vim atque naturam? (...) - Enimvero Maria, inquam, haec voluptas sordet apud nos omninoque viles - cit. Qui habent ortos et agros huberes, locant eos cultoribus: et si - quando invisunt, praedicant quidem odorem et saporem atque speciem, sed utilitatem magis. Ille vere nitet hortus et ager qui commodus est. Natu rae vim et in rebus creandis. Dei providentiam nec animavertunt, n«que= rerum indagatores eiusmodi faciunt pili. Nummunt aureum avidius defixis oculis intuentur: quem ut exprimant aleae dies ac noctes indulgent. Ubi pecunia intercedit, frater non fidit fratri; neque filii sunt a parenti_ bus tuti. - Quid queris igitur, inquit Maria?. Essent horti vobis amoenissimi, si - Sana mens esset, verosque rerum valores teneretis (...)" (Ibid, fols., h iiii - h iii iii v8). (17) Menëndez Pelayo, que reproduce amplios extractos del Somnium, en su 3^ - bliografia Hispano-latina lo présenta bajo el signo de una doble influen- cia: del SueHo de Cicerdn, en su primera parte, y de la Utopia de Tonés - Moro, en la segunda. (Cf. M. MENENDEZ y PELAIOj Bibliografia hispano-lati na clésica. t. III, Santander, C.S.I.C., 1950-1953, pags. 164-177. (18) "Las utopias renacentistas -escribe G. Uscatescu- presentan un parentesco formai con Platdn. Campanella es ante todo un intelectual platonizante - (...). Platonizante es también Tomés Moro, y su Utopia conserva en apa - riencia casi el sello de la Utopia platonica" (Cf. G. USCATESCU, Uto?ia y 310 plenitud historica. Madrid, Ed. Guadarrama, 1963, pdg. 88). Aunque, real- mente, "no puede decirse -apunta N. Ladeveze- que antes de Moro haya habî do Utopias, como por ejemplo la Republica de Las Leyes de Platon o la Gi­ vi tas Dei de San Agustin; puede haber habido un pensamiento utdpico, pero no hay una nueva imagen adecuada de la Utopia; falta uno de los elementos esenciales que definen el gdnero: la novedad de la imagen" (Cf. N. LADEVE ZE, Utopia y realidad. Madrid, Ed. Centro, 1976, pag. 99). "La historia - del pensamiento de Occidente -escribe G. Arciniegas- relaciona la Utopia= de Moro con los esquemas ideales que se derivan de Platon. La diferencia= esté en que de Moro hacia atrés las Utopias estàn montadas en el aire con astracciones poéticas sin consecuencias distintas del encantamiento que - tienen las visiones migicas. Eh cambio Moro situa su isla en el Nuevo Mun do (...). La diferencia (pie implica la nueva filosofia de los Utopicos es tal (pie podria fijarse una raya divisoria -el aDo 1516- y decir que hubo= una utopia fantéstica de esa fecha hacia atrés, y de ahi en adelante una= utopia edificante" (Cf. G. ARCINIEGAE, La Utopia como protesta y como ilu si6n. "Revista de la Universidad de México" XXVII (1972) ü,l). (19) "Transmissimus sylvam: et ingens ecce urbs nobis in convalibus apparuit : cuius formam et materiam nemo mortalium plane dixerit. Profeeto nihil eius mo mûris Solem vidisse pulcrius existimabam. Cincta videbatur septem mûris: quorum intimus erat altissimus, reliqui paulatim decrescebant: ex- timus qui quidem minimus nostrorum altitudinem adaequabat. Fluvius vi - treus perfluebat muros latus ad passos ducentos: pons tamen ex argento - caelato coniugebat ripas ad portam decumenam. In urbe media septem turres longe prominebant: quarum in medio templum structura conspiciebatur. Tu - rrium et templi acuminata fastigia stellas esse diceres quales caelo sere_ no videmus. Domus ac muros ex uno lapide simili Ifyaspidi ductos crederes: nullae commisurae cemebantur: turres septem et templum ex uno etiam Ada- mante. Urbera igitur ingressi, pervenimus in forum ad circinum rotumdum, - et domibus (indique pari magnitudine pulcritudineque septum. Pori tenebat= quasi umbilicum lacus, cuius aqua meos aliquandiu fefellit oculos: quod - ipsa lucida in lucidissimo lapide cerni vix poterat. Dum stupidus ego per singula oculos circumfero, adolescentes quam plurimi leviter sed elegan - ter induti forum occuparunt. (...). Sedent in sellis ex I^ropo reges; et= curam urbis as civium agunt vigilantissime. Adolescentes et virgines lu - dunt, choreas ducunt, canunt suavissime (...)" (Somnium, fols, h iii iii= v9 iiii iii v®). (20) "lamdudum me Ductri subridens, me visis inhaerentem omninoque attentum in tuebatur. Ego vero. - Quid, inquam, rides Pelix Maria? Non censes admiranda mihi quae cerno?. - Non tuum, inquit, stuporem ego quidem rideo tantum aut demiror, sed mor_ ' talium omnium tenebras mentisque caliginem, quae mihi ex tuo nunc stupo_ re venit in mentem. - Pare obsecro, dixi, meque caecitatis humanae, quae censes ridendam non= remitas ignarum. 311 - Admiraris tu quidem Maldonate, sed nondum attendis quae sunt admiratio- ne magis digna. Haeres adhuc solo, terrenoque stercore voluptatis. Vi - des turres et templum ex Adamante, vides urbem pulcherriman ex lapide - sane praecioso: vides viros bonos, foeminas .^ulchras et honestas, reges vere regio fungentes munere et officio: sed d)»ndum attendis pietatem, - charitatem, integritatem, mores ac vitae rationed defaecatam, puram, - simplicem (...) At non animadvertis in his gentibus, qualis sit eis pie_ tas, quam syncera charitas, quam simplex vitae candor. Colunt regem, cui, quia parère iubentur, obsequi summa voluptas est. Diligunt se mu - tuo, neque disciplet cuiquam, quod alius optât. Cupiunt idem, omnes - amant idem. Si unus movetur, cuncti sequuntur: stat ille consulte, nemo sedet: rapiuntur in eosdem affectus, revocantur in simillima desideria. In summa, regnant hic solae virtutes, et in viro quocumque sive foemina pari iure dominantur. Nulla est aemulatio, nulla discordia, hisque lo - cis interdicta. Apud vos sunt quidam omni virtute praediti, sed rare pa rem inveniunt: quoniam plurima turba luxûriae servit et avaritiae, quam vis variis excogitatisque modis nonnulli dissimulent (...)" (Somnium. - fols, h iiii iiii v® - i v®). (21) - (...) Deseramus tamen i am Lunam: cuius non attingisti ni si partem, - quae terrae obversa est, nonnullaque trahit inde contagia. Reliquae par̂ tes, quae sunt admirabiliores, tibi negantur. Nitamur tamen sursum, si= forte tibi dabitur accedere. - Hem supreme Deus, inquam, quae claritas est ilia?, qui fulgor inmensus= inenarrabilis?. - Nihil aliud vides, inquit, quam splendorem?. - Plane nihil, inquam. - Tenemus, inquit, imam Mercurii sedem: ad ipsum pervenire tibi non da tur: quod mihi tuorum occulorum caligine significatur. - Obsecro te inquam. Maria praestantissima permitas, vel si negatum id tî bi est, precibus évinças, ut paulo altius evolem. - Hem quid ais? inquit: praecibus putas ineri quod lege divina interdic - tum est? Existimas inter mortales te tractare negotia? 0 caecitatem hu­ man am. 0 perversam hominum audaciam. Quod iure nequeunt efficere, viola tis legibus conantur. - Ne mireri s obsecro Maria. Nosti quomodo vivatur in terris. Leve crimen= vel nullum potius existimatur, iudicem exorare, ut saevitiam legibus - temperet, conniveat in nostris rebus, dormitet nobis, vel potius nos tram ipse causam agat. - Ehim veri Maldonato semem omnium malorem tetigisti, nimirum pervèrsio - nem legum humanarum divinarumque. Nam si leges apud vos servarentur, - caelum haeriditas certa vobis esset, nullique negata (...) Itaque tu pu tabas eodem pacto leges caelorum aeternaque foedera rompi possent, pra- 312 cibuaque confundi. Pone deviam opinionem: accipe quod tibi datur: ultra neque petas quicquam nec optes. - Da veniam obsecro; inquam, temeritati meae: atque deinceps admone quid= mihi liceat optare: si possit aliquid ex supremis piiis cognoscere. - Sunt, inquit, oculi tui mentis carnis summersi: neque libere possunt di_ vina prospectare. Suspice tamen et in summo splendors ne conniveas, for_ te dabitur aliquid supremi summique boni adorarier. Suspexi, defixisque oculis inhaerebam fulgori: ad quem si conferatur - Sol plane fulcus videatur. Cemebam quasi per nebulam fulgentissimam im mersos chores ac caetus hominum: cernebam plausus, ovationes, triumphos et signa magnae leticiae: cemebam motus et significationes inauditae - incredibilisque voluntatis: non tamen distinguebam personas, neque fa - cis mihi discernebantur. Visus tamen ipse quamvis praepeditus et haebes summa mihi voluptas erat. - 0 utinam, dixi, hoc mihi visu frui, et hic perpetuo manere liceret. - Pone vota, inquit Maria, nihil profutura: et quod te magis ad Dei arao - rem accende animadverts. Infimam Mercuri spheram tenes (...). - (...) - Obsecro te Ductrix beatissima, ut prius quam abeas, me tandem admoneas, quid tuis verbis expediat dicere tuis filiabus et sorori vel de lite, - quam agitant, vel de vitae dégendae rations. - Litem tu mihi refricas, inquit, filiarum: quasi me verset ea cura (...) Nam de haereditate perinde decogito ac vos de sordibus ac excrementis - depositis (...). (...) - Die, inquam, obsecro: quam vitae rationem tuas filias inire censes, quo tuae voluntati penitus accomodent?. - Cupio quidem, inquit, ut si nupserint nubant: si caelibem vitam egerint agant: si monachatum profesae fuerint profiteantur. Tandem in quod ege­ rint agant. - Enimvero tu, inquamm, aenigma proponis. Nemo est opinor, qui non id — agit quod agit. - Ah Maldonate, inquit, quam tua mens caligat. Excutiamur quotus est apud VOS, qui quidem agit quod agit. Episcopi agunt sane verbis ac nomine - custodem multarum ovium, atque pastorem, re autem ipsa nonnulli Lupum : tondent enim ac excoriant, cum pascendi levis sit cura. Sacerdotes mino_ res iam id agunt quod agunt?. Te iudicem constitue. Sed quoniam obmu •- tuisti pudore, quaeram de reliquis ordinibus. Principes, Dynastae, rec- tores urbium non opinor agunt quod agunt: quandoquidem prefintetur age- 313 re se patriae parentes, et propias plaerumque res agunt cun iactura com muni. Quid dicam de coniugatis, qui ducunt uxores et lupas agunt?. Et - ita si penitus excutias reliques ordines conditionesque hominum, repe - ries perpaucos agere quod agunt, cupere quod cupiunt, affectare quod - affectant: propterea cupio meas filias id agefe quod semel instituerint modo si bonum. Sed vale, lex data me revocat. Haec dicens subvolavit, et tanquam stella lucida intra fulgentissimum - erbium caelestium iubar se condidit. Ego destitutes tanta comité atque= ductrice moeroreque confectus aliquandiu pene sine sensu sui (...) - (Ibid., fols, i V® - k V®). (22) "América -escribe G. Gariano a propésito de la Utopia humanist*- es una - tierra utépica. Todo gran proyecto es siempre un suefio utdpico. El desti­ ne de América adquiere una gran dimensldn. Comienza a definirse a los - ojos de la Humanidad como un posible campe, donde realizar una justicia - més igual, una libertad mejor entendida, una felicidad més compléta" (Cf. C. GARIANO, La Utopia humanista segun Alfonso Reyes, "Revista de la Uni - versidad de México" XXVII (1972) U 22). (23) (...) - (...) In ultima quippe terra, quae paucis annis ab Hispanis inventa, - continens crédita est peninsulam Christianorum coloniam vel provinciam= potius videbis: actis eo vestris naviculatoribus, qui dogma christianum non infeliciter tradiderimt. Perge demum: videbis gentem candidam, sim­ plicem nullis affectibus perturbatam: relebare tandem, non licet am - plius immorari. - Obsecro te Maria clarissima, ne doseras me: reduc in prius in terram, - et quacumque parte constitue, modo me facias inde reducem in patriam. - Non, inquit, deseram te, quando tantopere flagitas, et mihi permititur: consequere. (...) - Video, inquam, terram Aphrica pene longiorem?. - Haec est, inquit, ilia terra nuper reperta, continisque ab Hispanis appje liata: cuius oras nonullas tenent, et orbem alterum reperisse putant, - praetermitamus tamen eam pene tota. Hic delinquendus es. Fone iam pedes= in terra. Vides urbem proximam?, ibi reperies gentem minime malam: et in de tua te fortuna reducet patriam (...) (Ibid., i iii v® - iiii iii v9). (24) "Tandem ad me reditus, urbem quam post sylvam videbam, contendi. Plurimi= stabant ad portam: ego vero ad senem, qui lectitabat sedens accessi: rogo quod genus hominum habitet urbem qua religione, quo nomine nuncupent Deum 314 - Mite aanum genus, inquit, nominum videbis et pium. Christum Deum vene - rantur, et ipsi christiani vocantur. - An nomen christianum, inquam, pervenit ad vos?. - Pervenit quidem, inquit, nostra summa foelicitate. Nam ab hinc decen nium naviculatores quidam ab Hispania (sic appelabant) in hanc terram - descenderunt; qui primi nobis Christum lesum ex matre virgine natum Deum esse annuntiaverunt. (...) Ad haec annales Christi praeceptaque tradiderunt. Sed cum menses continues très peregissent in docendis no - bis ac in instruendis, de principatu demum contenderunt: et primores, - qui magis eruditione valebant, multis vulneribus confecti sunt; reliqui parum continentes dum insuetis cibis ac voluptatibus utuntur immodera - te, dysenteria perierunt. - Quomodo potestis vos, inquam, pracepta legemque Christi sine doctore assidue retinere?. - Nullum sane doctorem habemus: sed qui sacerdotes se profitentur apud nos interitum Hispanorum sola ratione ducuntur ad nostram institutio nem. Numquam fando fuerat auditum, naves ad nostra littora appulisse: - neque nos Mare conscendimus unquam, ni piscandi gratia nullarum rerum - egentes. Abunde suppeditat regio necesaria. Quin terra quae nobis parvo cohaeret isthmo, impenetrabilis est: nec ut sit pervia, magno opere cu- ramus. Numquam fines dates praeterivimus: neque ad nos conmigravit quisquam praepter Hispanos, quos dixi" (Ibid., fols, k v® - k ii). (25) "Consuetude civibus omnibus est, ex que facti sumus christiani: prima lu­ ce templum adiré, Missam audire: moxque divertere ad operas suas quemque. Fax quippe non est viro foeminaeque, puero puellaeve quicquam tentare, rei dare operam alicui, priusquam sacris intercesit: et hanc operam omnes sua sponte praestant: quod nulla sit poena constitute cessantibus: prae - ter metum illius divini pracepti: Diliges Deum ex anime totaque mente, et proximum sicut teipsum (...) Nullum ius in nobis est, nullae leges praep­ ter divinas : ex quibus cognitores ius dicunt. Omnem flagitium capitale du cimus. Rare inventas qui maie velit alteri. Quum deducenda uxore agitur,= foemina mititur, quae contractet, ac nudam circunspiciat virginem: et de= moribus diligenter inquirat. Vir etiam mititur ad virum, qui quaerat et - exploret eadem. Omnem fucum, omnem simulationem ac dissimulationem detes- tamur. Nihil iureiurando affirmamus, Ni a magistratibus coacti in re mag- ni momenti. Omne quodcumque verbum apud nos sacramenti pondus habet. Sa - cerdotes caelibem vitam agimus (...). Romanum Pontificem cognoscimus solo nomine ex relatione nautarum, qui nobis Christi dogma tradiderunt. Suspi- cimus ut vicarium Christi: quis tamen sit, et qua parte terrarum penitus= ignoramus. Sunt nobis magistratus ad gubernandam rempublicam, sed ociosi= pene. Sibi quisque lex est: et si quispiam forte modum excedit, ac in sa- crosanctas peccat leges, ipse mox accurrit ad magistratus peccasse fate - tur, veniam petit si leve crimen est, sin grave nullam animadversionem r£ cusat"..." (Ibid., fols, k iii - k iiii v®). 315 (26) (...) - "... Ludinms interdum festosques dies agimus ita proifiiscue mares et foje minae, ut omnes fratres germanos credas. Nadoscula, complexus tactus - que omnes communes sunt, nullisque negantur, laed sine libidine mala. Nu llus pudor, nulla verecundia nobis est, ni de re mala turpique. - Non afficiuntur, inquam, foeminae verecundia, si viri tangunt ocultio - ra? - Non magis, inquit, quam si vestes tangant, aut monilia. Solent virgenes quandoque certare de cutis candore, nitore formaque interiori, neque V£ rentur deductis vestibus promere quam libet corporis partem viris etiam quo superiores evadant, et in certamine vincant. Soli coniugati dant - operam gignendis liberis: caetera iuventus ardet interdum ac inflamma - tur: solos tamen pascit oculos, et si libet etiam manus: omnis turpido= abest. Quum duo se mutuo amant, et cupiunt commisceri: statim consen - tientibus parentibus, petunt a sacerdote coniugari: nec erubescunt foe­ minae quem ardeant, profiteri" (Ibid., fols, k iiii vuelto - k iii iiii). (27) (...) - "Vos appello felices, inquam, vestramque regionem beatam in qua sunt om nes qui videntur... - (...) Est suum cuique propium: omnia tamen videntur communia, quod nu - llus egeat: et qui facultatibus praestant nihil negant quod sit alii - opus. Habent opifices tabernas et officinas refertas ornatasque: sed - apertas et plaerumque sine custode. Sumit quisque quod sibi commodum et necesarium est, reponitque pecunias, aut aequam commutationem pro su ar̂ bitratu. Sunt quippe rebus omnibus constitute praecia atque valores: - quos fraudare non licet. Primis imbribus post condita frumenta facimus= sementem intra quindecim dies. Nullus negat suam operam per id tempus : iumenta, boues, equique perlucidi ferunt illis diebus iugum non grava - te. Nulles stercorationes novimus: ipsa terra, iacto semine, libenter - reddit levi cultura foenus cumulantissimum. Eodem modo sit vitium cultu ra sex diebus: vindimia tribus. Messis duobus duodecim diebus peragi - tur" (...) (Ibid., fols, k iii ii _ k iii iii). (28) (...) — "... His commemoratis, rogavit me, ut circa sacra peragenda, si quid dje sideraretur, aut non christiano ritu fieret, docerem. - Ego vero nihil nunc possum, inquam, dicere, quia desunt libri, qui con­ tinent ritus sacrorum. Vos quidem sacrificatis pie: nullaque vestra cul_ pa sit, quod pratermittis quaedam. Vestros servate mores, dum libroruim: copia non est. Hispani tenent aliquas oras huius terrae magane: quae vo 316 bis confinis est: citoque pervenient ad vos: nihilque vos ignorare patien tur. Interim Deum omnipotentem orate, ut vestram simpplicitatem ac synce- ritatem seret incolumen" (Ibid., fol. k iii iii). (29) Reduplica su valor, por ser probablemente el primer texto escrito por un= espadol con évidentes influencias de dicha obra moreana. Sobre la inciden cia ideologica de Tomés Moro en Espafia, véanse los trabajos de P. LOPEZ - ESTRADA y , en especial, Tomés Moro y Espafia: sus relaciones hasta el si - glo XVIII, Madrid. Editorial de la Universidad Complutense, 1980; Un cen- tenario humanistico: Tomés Moro (1478-1972) en "Seis lecciones sobre la - Espafia de los Siglos de OroV. Homenaje a Marcel Bataillon (Sevilla, Uni - versidad de Sevilla, 1981, pégs. 13-38). (30) "Ces grands erudits (Tunstall, Budé, Erasmo, Guillés, Busleydem...) fer - vents d'hellenisme et de patristique, se plaisaient a voir dan l'Utopie - les influences combinées de Platon et de Saint Agustin, l'incarnation mê­ me de cet humanisme chrétien qu'ils s'efforcaient de faire triuntrium - pher (...). Heritiere legitime de la Republique de Platon et de la Cité - de Dieu, l'Utopie de Morus resicitait un sprit, creavit un mot nouveau et imaginavit une literature..." (E. DEMERGHEM, Tomas et les utopistes de la Renaissance, Paris, Libraerie Pion, 1927, 2® edi., pag. 97). (31) " (...) ut ex parte quanta caligine vestrae mentes nondum liberae carnis= putredine teneantur, quam longe fallantur in multis, penitus intelligas"= (Ibid., fol. h - h v9). (32) "... postquam tamen vinculis carnis exoluta est anima cuiusqunque foeme - llae, sapientia veraque cognitione superat omnem humanam scientiam, etiam ipsos summos decantatosque philosophas" (Ibid., fol. g iii iii v®). (33) "Ad quid potissimum creatae sunt generatae? Nunquid ut inhabitant perpe - tuo terras, an ut sancta parvula quadam mansiuncula, statim revoient in - coelum? " (Ibid., fols, g iiii iii). (34) " (...) Sed si liberum esset, (...) nullus sutinetuo in tristem noctem i£ tam et Baratrum miseriarum redire. An clausus multis annis carcere tetro, foedo ac immundo (...)" (Ibid., fol. g. iiii iii v®). (35) "... nostra corpora sine discrimine repetunt suam matrem terram; et ani - mae ni resideant aliquae sordes terrenae quae gravent ipsas, involant ca£ lum patriam antiquara..." (Ibid., fol. h). 317 (36) "Cupimus nos propinquis nostris felicitaem et gloriam quam fruimur ipse;= verum si secus accidat, nihil nos movet: cum divinae voluntati nitamur, - et ipsa vera nostra voluptas sit" (Ibid., fol. g iiii iiii). (37) " (...) Tu quide, inquit, optas quod facile vobis in vita contingeret, si naturam ducem vestrarum actionum, non autem insanos affectus et turbulen- tas voluptas sequi, vobis constitutum esset". (Ibid., fol. h iiii v®). (38) " (...) deest affectus et studium laudandi deum in operibus et mirabili - bus suis" (Ibid., fol. h iiii v®). (39) " (...) quod solummodo contemplamini nitorem et saporem: atque si quae - sit inde proventura commoditas ac lucrum? (Ibid., fols, h iiii v® - iii - ii). (40) "Apud saecula priora maioresque vestros illos, qui secundum naturam dei - que voluptatem vivebant agrorum ac hortorum cultura reficiebat animum, pascebat mentem, omnibus humanae vitae molestis et angustiis erat portus= et certa quies..." (Ibid., fol. h iii ii). (41) "Ibi contemplatio naturae cuneta mirabiliter et arcana quaedam vigeneran­ tis ac producentis ipsum ab omni moerore curaque vindicabat" (Ibid., fol. h iii ii). (42) " (...) tune cum non erant homines infecti luxuria et avaritia in agris - rurique vivebant: ex fructibus quos sibi sua praedia cum foenore magno rê ddebant, familiam alebant..." (Ibid., fol. h iii ii). (43) "Summa enim cura voluptateque terra colebatur, tum proter emolumentum pin gue. Dei numquam praedicatio laudatio cessabatque" (Ibid., fols, h iii ii va). (44) "Contenti vivebant Heroes prisci moderato victu: mortalium vitam peregri­ nationem quandam et quasi diversorium momentaneum exitimabant..." (Ibid., fol. h iii ii). (45) "Colebant agrum ut viverent, et creatorem omnium in herbulis et plantis venerarentur et adorent cum oblectatione" (Ibid., fol. h iii ii v®). (46) " (...) Naturae vim et in rebus creandis Dei providentiam nec animadver tunt, neque rerum indagatores eiusmodi faciunt pili. Nummum aureum avi 318 dius defixis oculis intuentur (...)" (Ibid., fols, h iii iii - v®). (47) "Ubi pecumia intercedit, frater non fidit fratri: neque filii sunt a pa - rentibus tuti" (Ibid., fol. h iii iii v®). (48) " (...) Quaenam (...) ilia priscorum voluptas in colendis agris, quae pe­ nitus evanuit et omnino sentitur? (...) Manet, inquit, voluptas nec a re= ipsa potest divelli: sana mens et pius animus omnino demigraverunt" (Ibid fol. h iii ii v®). (49) Véase el texto latino: nota 19 de éste mismo capftulo. (50) " (...) At non advertis in his gentibus qualis sit eis pietas, quam sync£ ra charitas, quam simplex vitae candor" (Ibid., fol. i). (51) "Colunt regem (...). Diligunt se mutuo, neque displicet cuiquam, quod alius optat" (Ibid., fol. i). (52) "Cupiunt idem, omnes amant idem. Si unus movetur, cuncti sequuntur... (Ibid., fol. i). (53) "... vides urbem pulcherrimam ex lapide sane praecioso; vides viros ho nos, foeminas pulcras et honestas, reges vere regio fungentes munere ac officio..." (Ibid., fol. h iiii iiii - v«). (54) "In summa, regnant hie solae virtutes (...). Nulla est aemulatio, nulla discordia..." (Ibid., fol. i). (55) "La edad de oro (siglo XVI). Ibid., fols, k v® - k iii iii v®). (56) "J.L. ABELLAN, Historia crftica del pensamiento espaHol, t. II, Madrid, - Espasa Calpe, 1979; fundamentalmente las péginas (375-389) referentes al= sentido utdpico del descubrimiento de América. (57) "... Nullas stercorationes novimus: ipsa terra, i acto semine, libenter - reddit levi cultura foenus cumulatissimum" (Ibid., fol. k iii ii v®). (58) "... Vos quidem sacrificatis pie (...). Vestros servate mores (,..). Int£ rim Deum omnipotentem orate, ut vestram sumplicitatem ac symceritatem ser vet incolumem..." (Ibid., fol. iii iii). 319 (59) "... Mite sanum genus, inquit, hominum videbis et pium..." (Ibid., fol. k v9). (60) "... Christum Deum venerantur et ipsi Christian^ vocantur. (...). Sedcuro= menses continues très perigissent in docendis nobis ac instruendis..." - (Ibid., fol. k v8 - ii). (61) "Consuetudo civibus omnibus est, ex quo fati sumus christiani, prima luce templum adiré, Missam audire (...). Nullus defuit sacris ex tanto numero= decennio toto" (Ibid., fol. k iii - v®). (62) "... nulla sit poena constituta cesantibus; praeter metum illius divini - praecepti: Dilligis Deum ex animo totaque mente, et proximum sicut te ip­ sum". (Ibid., k iii - v®). (63) "Nulla est adhortatione opus: pro se suisque frugi servum se praebet Christum" (Ibid., fol. k iii v®). (64) "Commissa fatentur omnes sacerdotibus ter in anno: Eucharistiam sumunt re_ ligiose" (Ibid., fol. k iii v®). (65) "Perluuntur aqua sacra infantes nostri sicuti vestri (ut docti sumus) mag no apparatu, minoribus tamen procaeniis penuria codicum" (Ibid., fol. k - iii V®). (66) "Romanum Pontificem cognoscimus solo nomine relatione naUtarum, qui nobis Christi dogma tradiderunt. Suspicimus ut vicarium Christi: quis tamen - sit, et qua parte terrarum penitus ignoramus" (Ibid., fols, k iiii - v®). (67) "... sed qui sacerdotes se profitentur apud nos post interitum Hispanorum sola ratione ducuntur ad nostram institutionem" (Ibid., fol. k ii). (68) "Duodecim precipui sacerdotes sacrificabant: alii quasi ministri servie - bant. Unus praeminebat (...)" (Ibid., fol. k ii v®). (69) "Sacerdotes coelibem vitam agimus (...). Accipimus sacerdotes décimas om­ nium fruguum; sed quod superest cultui temploru, et alendae familiae, in= usus vivium et urbis erogamus" (Ibid., fol. k iiii). (70) "Preces et psalmos modulatis vocibus cantamus, sed breviter et summisse"= (Ibid., fol. k iiii). 320 (71) "Habentur certe a primario sacerdote tanto silentio et attentione, ut quislibet postea referat singula, si forte rogetur" (Ibid., fol. k iiii), (72) "Omne flagitaum capitale ducimus" (Ibid., fol. k iii v®). (73) "Raro venias qui male velit alteri" (Ibid., fol. k iii v@) (74) "Omnen fucum, omnen simulationem ac dissimulationem detestamur" (Ibid., - fol. k iii V®). (75) "Quum deducenda uxore agitur, foemina mittitur, quae contractet, ac nudam circunspiciat virgenem: et de moribus diligenter inquirat. Vir etiam mit- tibur ad virun, qui quaerat et exploret eadem". (Ibid., fol k iii v®). (76) "Nihil iureiurando affirmamus..." (Ibid., fol. k iii v®). (77) "... ni a magistratibus coacti in re magni momenti" (Ibid., fol. k iiii) (78) "Omnen quodcumque verbum apud nos sacramenti pondus habet" (Ibid., fol, k iiii). (79) "... in qua sunt omnes qui videntur: et a cuius finibus deturbata est hy- pocresis" (Ibid., fol. k iii ii). (80) "Sunt nobis magistratus ad gubernandam rempublicam, sed o tiosi pene" (Ibid., fol. k iiii v®). (81) "Sibi quisque lex est" (Ibid., fol. k iiii v®), (82) "... et si quispiam forte modum excedit ac in sacrosanctas peccat leges,: ipse mox accurrit ad magistratus, peccasse fatetur..." (Ibid., fol. k iiii). (83) "... festosque dies agimus ita promiscue mares et foeminae, ut omnes fra­ tres germanos credas. Nam oscula, complexus, tactusque omnes communes sunt, nullisque negantur, sed sine libidine mala". (Ibid., fol. k iiii v8). 321 (84) "Non afficiuntur, inquam, foeminae verecundia, si viri tangunt occultio - ra?. Non magis, inquit, quam si vestes tangant aut monilia" (Ibid., fol.= iiii v9). (85) "Soli coniugati dant operam gignendis liberis..." (Ibid., fol. k iii ii) (86) "... coetera iuventutis ardet interdum ac inflamatur: solos tamen pascit= oculos, et si libet etiam manus: omnis turpitudo abest". (Ibid., fol. k - iii ii). (87) "Quum duo se mutuo amant, et cupiunt conmisceri: statim consentientibus parentibus, petunt a sacerdote coniugari..." (Ibid., fol. k iii ii). (88) "... nec erubescunt foeminae, quam ardeant, profiteri" (Ibid., fol. k iii ii). (89) "Est suum cuique propium: omnia tamen videntur communia, quod nullus - egeat: et qui facultatibus praestant nihil negant, quod sit alii ipus". - (Ibid., fol. k iii ii v®). (90) "Habent opifices tabernas et officinas reffertas ornatasque: sed apertas= et plerumque sine custode" (Ibid., fol. k iii ii v®). (91) "Sumit quisque quod sibi commodum et necesarium est, reponitque pecunias, aut aequam coimnutationem pro suo arbitratu" (Ibid., fol. k iii ii). (92) "Sunt quippe rebus omnibus constituta praecia atque valores: quos frauda­ re non licet" (Ibid., fol. k iii ii v®). (93) "Primis imbribus post condita frumenta facimus sementem intra quindecim - dies. Nullus negat suam operam per id tempus (...). Nullas stercorationes novimus: ipsa terra, iacto semine, libenter reddit levi cultura foenus cu mullatissimum. Eodem modo sit vitium cultura sex diebus: vindimia tribus. Messis dodecin diebus peragitur" (Ibid., fol. k iii ii v®). (94) "Vinum viri post vicesimum aetatis annum bibunt: foeminaeque a secundo - partur: vel si valetudo poscat a primo" (Ibid., fols, k iii ii v® - iii - iii). 322 C A P I T U L O I V "DE LA FELICIDAD CRISTIjWA". BIENAVENTURANZA î POBREZA SUMARIO: I. "De foelicitate Christiana". Connot.aciones historiens : ded^ catoria, fecha de su composicién. La obra; una especie de - tratado sistematico, donde el autor se manifiesta como un - defensor de la tesis oficial. Juicio sobre Erasmo, Lutero,= los iluminados de Toledo. II. La felicidad en el mundo étnicot las categorias de valor, - en las que los estoicos, los peripatéticos y los académicos cifran la suma felicidad. Breve recension de hombres virtuo_ SOS! Marco Tulio, Camilo, Curio, Fabricio, Atilio Régulo, - Q. Flabio, Méximo, Séneca, Caton de Utica. Identificacion - de la felicidad con la virtud. III. La felicidad cristiana: Felicidad y Bienaventuranza. Felici_ dad y Pobreza. Valor de la pobreza. La pobreza y la pose - siôn de la Virtud evangélica. Las riquezas, cuasi materia - para el ejercicio de la virtud. Uni versaii dad cosmica de la felicidad. IV. Conclusiones. La obra de "De foelicitate Christiana" trata, como su mismo titulo lo indica,= sobre la felicidad cristiana. Esta imprimida en Burgos el afio 1541 por el edi­ tor Juan de Junta dentro de un pequeîto volumen titulado Joannis Maldonati quae. dam opuscula nunc primum in lucem édita (l) y dedicada a dofla Mencia de Mendo­ za, nieta del Cardenal Mendoza, e hija de Rodrigo Vivar de Mendoza y de Maria= de Fonseca (2). DoRa Mencia de Mendoza es rica, culta y distinguida: "el es - plendor de tu nombre -escribe Maldonado-, la integridad de costumbres y la no= 323 vulgar erudicién, ilustrfsima Mencia, se mueven a decirte y a explicarte a ti, que lo pruebas, qué es lo que produce la verdadera y s61ida felicidad y en qui género consiste este bien entre los mortales" (3). Èl, hecho de que doGa Mencia de Mendoza lleve en el inicio del prefacio de la obra la étiqueta social de Du quesa de Calabria (4) y, sin embargo, en el titulo de la obra la étiqueta so - cial de Marquesa de Zenete (5), dénota que el prefacio es posterior a la obra, puesto que la ilustre dama adquiere el titulo de duquesa de Calabria el aflo - 1541, al contraer segundas nupcias con don Fernando, Duque de Calabria (6), - Ademés, en el inicio del prefacio, dice el conquense que en otro tiempo compu- so este libelo, precisamente cuando doBa Mencia de Mendoza acababa de cumplir= veinticinco aüos, es decir, el afio 1533 (7). T en el final del mismo dice a do_ Ha Mencia de Mendoza que le envia y le dedica, como prueba de gratulacàén por= las segundas nupcias contraidas, el mismo libelo, que ya en otro tiempo tuvo - en sus manos, pero retocado y corregido, al no poder felicitarla de viva voz - (8). La obra, en palabras de M. Bataillén, es una especie de tratado sistemético y= sin pretensiones, en donde el autor se manifiesta el defensor de la tésis ofi­ cial (9). En ella hace el conquense un excurso histdrico sobre las disiinias - concepciones de felicidad dadas a lo largo de la historia: desde los sabios de la antigUedad hasta los hombres de su tiempo, desde el Emperador y el Papa has_ ta los trabajadores del campo y de la ciudad. Segun Maldonado, très son las - escuelas de la antiguedad que més se ban acercado a la verdad: los estéicos, - los peripatéticos y los académicos. Después de un anélisis de cada una de las= escuelas, se fija en algunos personajes romanos, como Camilo Curio, Fabricio,= Atilio, Régulo, Quinto Fabio, Catén, Séneca, Cicérén... Todos ellos se quedan= 324 cortos en la conception de la verdadera felicidad. A renglén seguido, contrapo_ ne la felicidad en el sentido romano (la humillacidn del otro) y en el sentido cristiano (la humiliation de si mismo). Peliz, diré, es el que vive en la po - breza evangélica, o dicho en otros términos, el pobre de espiritu. Por ulti - mo, se cuestiona sobre la posible conjuncion entre el pobre evangélico y las - riquezas de los prebendados, de los monjes, de los politicos, del papa, de las autoridades civiles. En esta especie de radiografia que hace el autor de "De - foelicitate Christiana" de la sociedad, figuran también algunos pensadores - cristianos de su tiempo, como Lutero, Erasmo, Los Iluminados de Toledo y el Cardenal Cayetano. La conclusion a la que llega Maldonado es que la auténtica= felicidad radica en Jesucristo, que nos hace participe de ella a través de - nuestras obras, nacidas del espiritu. Dentro de la obra, tienen una notable importancia los textos que dicen referen cia a Erasmo, a Lutero y a los Ilimiinados de Toledo, en cuanto que ellos nos - ofrecen elementos sustanciales para conocer el estado de estos très movimien - tos heterodoxos -el erasmismo, el luteranismo y los alumbrados de Toledo- en - la Espafia de los afios trenta al cuarenta del siglo XVI : - El texto, por ejemplo, que habla de Erasmo es un singular documente para constatar de que la atmésfera, en que se habia desarrollado el Erasmismo en= Espafia, quedaba alterada a partir de los afios 1533, por el cambio de actitud que se manifiesta en dicho texto del conquense con relacidn al de Rotterdam. "Parece -afirma M. Bataillon a proposito de esta cita referencia a Erasmo- - que la policia inquisitorial tuvo mucho que hacer entre 1530 y 1540, y que - la atmésfera en que se habia desarrollado el Erasmismo, acabo por quedar sin 325 gularmente alterada. El cambio de Maldonado es, pues, un buen testimonio de= ello. En 1534 se encuentra en Guadalajara, donde tiene como discipulo a una= gran sefiora, seducida por el huroanismo, a quien no éspanta la philosophia - Christi. dofia Mencia de Mendoza (...). A1 escribir para ella el tratado de - "De foelicitate Christiana" aprovecha la ocasidn para pasar revista a diver­ ses filésofos més o menos alejados del camino que conduce a la felicidad - (...). Eh seguida, sin transaccién alguna, habla de Erasmo, pero no es ya ra cantar su gloria, como lo habia hecho antes; ahora denuncia su amor a las verdades, su pasién satirica, que rebosa toda medida en los coloquios a pro­ posito de los religiosos, déplora que sus célébrés escritos sean censurados= en tantos puntos. T, si compara su caso con el de Cayetano, que acaba de mo- rir, lo hace subrayando la reprobacién mucho mds general, que Erasmo suscita entre los teologos" (lO). El texto consagrado a los Alumbrados de Toledo aporta valiosos datos para un mayor conocimiento de los Alumbrados de Toledo desde el lado oficial. M* Ba­ taillon trae a colacién este texto, al objeto de demostrar que la Espafia ofî cial del siglo XVI anexionaba, a partir de los afios 1530, bajo un mismo fen^ menos a los erasmistas, a los luteranos y a los iluminados, a juzgar por lo= acontecido en el juicio de Vergara -afio 1533- (il). la descripcién que hace= de ellos Maldonado, es caricaturesca como cruel. Refiere lo siguiente: "Recientemente, no sé qué cosa nueva idearon en la regién de Toledo= unos varones supersticiosos. Los cuales, aunque decian referirse a - la piedad y a alguna verdad heréica, deliberaban a las claras, y mas parecian representar m a hitriénica fabula. A decir verdad, entraron en escena clérigos, monjes, virgenes, ancianos, jévenes, ricos y po- bres. Los teélogos hacian los médulos con flautas dispares, las don- cellas saltaban, y el vulgo reia y aclamaba, aunque nadie explicaba= suficienteroente el argumente. Todos los admiraban pero ignoraban lo= 326 que los artistes querian para si. Predicaban a Cristo, pero se jacta ban del Evangelio y de la buena muerte, y eran nauseabundos hacia los décrétés de los mayores y hacia la mayoria de los rites sagra - dos. En verdad que tenfan un cierto olor a Lutero (= redolebant cer­ te lAitherum), y, ademés, ponfan todo su esfuerzo en inducir a algo - nuevo. To no tengo que adivinar si no sospechara abiertamente que fue una chispa luterana (= nisi quod plane suspicior, scitillam - fuisse lutheranam), que si no hubiera side apagada pronto por los in quisidores, habria suscitado un gran incendie. Pero, por la gracia - de Cristo, oigo que fueron expulsados y echados del teatro los bis - triones. Se dice (= fertur) que la mayoria de ellos han sido Tyrones y Prosélitos, y, por ende, han de ser temidos, ya que con una mano - tiran fuerte la piedra, y con la otra ostentan pan. Accion audaz en= exceso, y que debe ser derruida junte con sus autores, los cuales, - dejando a un lado los décrétés de tantos santlsimos varones, los pl^ cernes y el consenso firmisimo de tantos sabios a lo largo de muchos= siglos, han intentado introducir nuevas leyes, pervertir la costum - bre de las cosas sagradas y reconstruirla arbitrariamente. En efec - to, pensaron los estûpidos que la Iglesia estaba tan ligeramente for_ tificada y apoyada en tan simples puntales, que podia ser movida por cualquier libertine y charlatan. Decian que inducian a la libertad y a liberar a la plebe de muchas cargas. Que se queden con sus argu - cias y su falsa palabra. Temo a los que ofrecen regalos" (13). T, por ultimo, el juicio que hace de Lutero demuestra a todas luces que el - conquense es ya en esa época -afio 1534- un mero producto de una época en que la accion represiva a través de la accién jurisdiccional de la Inquisicién - pénétra de tal modo en las conciencias, que establece delacién como un régi- men normal de relacion entre la sociedad espafiola, aunque para desgravàmen - de Maldonado, hemos de confesar que la imagen que nos da Maldonado de Lutero es practicamente la misma que la mayoria de los catolicos espafioles hemos te_ nido del teuton hasta el concilie Vaticano II. Muy a tenerlo en cuenta al o^ jeto de dar un justo medio a dicha valoracion. Dice de él textualmente lo s^ gui ente: "El teuton Martin Lutero es conocido por la terquedad y la impiedad= en que irrumpié, al armarse de dardes y armas sofisticadas y cercar- se totalmente. Empezo primero la vmganza contra su patrono y el de= los suyos, al lanzarse con duras execraciones sobre la costumbre de= 327 los juicios sagrados, sobre los préceres de la Iglesia, sobre el miŝ mo Sumo Pontffice, porque no vivfan segun lo instituido por Cristo y sus legados y porque estaban infestados por la lujuria, la avaricia, la ambicidn y la desidia: los vicios que més de ser combatidos;= y como esto fue acogido con gran aplauso, colmadb de elogios para in mundicia del mundo y defendido por el sufragio de los plebeyos, tri­ tura cosas mayores, amenazando con cambiar el estado de la Iglesia y con dar una explicacidn distinta a las cosas sagradas, y proponiendo abolir nuestras ceremonias. For ultimo, cuando fue condenado por el= Sumo Pbntifice al agua y al f uego, y a ser devorado por la divinidad y los perpetuos suplicios, porque se revelaba contra Cristo, queria= mezclar lo divino y lo humano y pervertia todo, se levanté con mayor audacia. De ahi que sean tan nefandos y portentosos los oprobios, co_ mo el no haber temido desenfocar y yacular con su impia palabra los sacrosantos misterios, los ritos, las divinas instituciones, ni venê rarlos, que horroriza al espiritu pensarlo y, con mayor motivo, ex - presario con palabras. Pues infesté, primero, con turbulentes diseur^ SOS y libelos sacrilegos a Alemania; después, agité e hizo temblar a toda Europa: no sélo intenté perturbar a la Republica Cristiana con= palabras e improbos escritos, sino que accedié también con mano arma da, irritando a los siervos al pillaje; y, rodeandose de deudores, - homicidas y sacrilegos, les llevé con ayuda de algunos principes a - la desercién, después de haber desesperado pienam en te de la razén - del silogismo. Pero este portante lo descubriré el tiempo y la benig nidad de Dios, como también a aquellos y perdidos malvados, que se - afanan en emularle. Sin embargo, oh dolor, algunos teélogos, dotados de gran imperio y de la pericia en argUir y amparados en la entinema fécil, superan en petulancia y en improbidad al mismo maestro y antî simagno (= antisimagnum Lutherura) Lutero; y, en consecuencia, recibi_ rén penas de crimen con sus secuaces, tanto mas acerbas cuanto més - obstinados desconozcan y rechazen impiamente la benignidad y miseri- cordia de Dios, que retrasa la venganza y la desprecia no impiamen - te" (12). II Maldonado, antes de explicar en qué consiste la verdadera felicidad, expone el pensamiento de aquellos filésofos que, al no tener todavia la verdad revelada= por Jesucristo, convierten en vanas sus reflexiones cuando se preguntan dénde= esté la verdad, cual es el fin de los buenos y de los malos, donde radica la - verdadera felicidad, hacia dénde se dirigen nuestras acciones (14). 328 De entrada, desestima el conquense la razon de aquellos que cifran la felici - dad unica y exclusivamente en los bienes externos, concretamente en los place­ ras o en las riquezas, en la magnificiencia o en la indolencia (15). Très son, a juicio de Maldonado, las sectas de los filosofos, que se han dejado llevar - por el recto sentir de la naturaleza: la de los estoicos, la de los peripatéti_ COS y la de los académicos. Las très, dice, al seguir "algunos gérmenes" de la naturaleza, han sido propensas a la virtud, se han imbufdo de ella y han con - cluido que era propio de sabios vivir de acuerdo con la naturaleza (16). Dicho en otros términos, las très admiten que los seres racionales tienen desde que= nacen la posibilidad de distinguir lo que se conforma o, por el contrario, se= opone a su naturaleza, de modo que esta tendencia, existante en nosotros, es - sefial de la inmanencia de la naturaleza en todos los seres. Pero, como la natû raleza y la razon son para el mundo étnico, y en especial para los estoicos, - una misma cosa, la tendencia ésta, al ser natural, es sencillamente radical - (17). De ahi que la sabiduria misma tenga como punto de partida las primeras - tendencias de la naturaleza. Los problemas, que surgende inmediato, son no pocos. Por ejemplo, &cual es la razon por la que Maldonado llama a los estoicos, a los peripatéticos y a los - académicos sectas y no escuelas? Ês que por el hecho de dejarse llevar por el recto sentir de la naturaleza uno ya es propenso a la virtud? iQué entiende - Maldonado por dejarse llevar por el recti sentir de la naturaleza? Cuestiones que Juan Maldonado deja en el vacio, para dar paso a las categorias de valor, en las que fundamenta cada una de estas très "sectas" filosoficas la suma felicidad: los estoicos basan la suma felicidad en la sola virtud: son - 329 tan estudiosos de la virtud, tan enemigos de los vicies que, con razon, podrfa decirse que habrfan side felices, si hubieran percibido la verdadera y s6lida= felicidad, de la que Cristo es el autor y dostor; los peripatéticos. per el - contrario, niegan que el sumo bien baya de establecerse en la sola virtud, adu ciendo la razon de la incapacidad para alcanzar lo que la razdn y la virtud - dicten desencarnado de todos los bienes, como pedirle al que estd oprimido por la suma pobreza o al que estd condenado a una enfermedad incurable que disfru- te constantemente de la amistad y de las demas virtudes; por ultimo, los acadé. mi cos, mas cuerdos que los anteriores, admiten y defienden lo que les parece - mds conveniente. Actitud, continua diciendo Maldonado, mucho mAs cAndida y Hu­ mana, puesto que estA exenta de la arrogancia y de la terquedad de atenerse a= lo que manda la ley, sino a lo que prueba la razAn (18). A continuaciAn, Juan Maldonado hace una breve recensiAn de hombres virtuosos^ del mundo Atnico romano: de Marco Tulio, que piensa como un perfecto académico y vive como un grave estAico; de Camilo. Curio y Fabricio. en quienes no tuvie_ ron lugar, ni siquiera en sueRos, la ambiciAn y la avaricia, los dos monstruos capitales de los romanos, basta llegar fundidos al bundimiento del Imperio; de Q. Flabio Maximo, del que se dice que fue tanto su virtud y su sabidurfa que no bacia nada que no fuera en bénéficié de la Republica (19); de SAneca. a - qui en el divine JerAnimo no duda en referirle entre los ilustres y santes es - critores por la pureza de la vida, la integridad de costumbres y la incompara­ ble mezcolanza de preceptos y de sentencias (20). Une de los filAsofos Atnicos que, a juicio de Maldonado, mejor expresan el va­ lor de la virtud, el candor de costumbres, la frugalidad, la naturaleza nûsma. 330 sin apenas creer en la luz de Cristo, es M. Caton de Utica. Pese a ser muchos = los que han escrito doctamente, ensefiando gravemente, vivido santamente, Caton les ha superado a todos, llevando a la practice los preceptos de todos (21). - ^Puede encontrarse -se pregunta Maldonado- otro testigo mds enriquecedor para= comprobar que los verdaderos estAicos basaban la verdadera felicidad en la vir_ tud, es decir, en las acciones piadosas, sin separarse jamds de la senda de lo justo y de lo honesto? (22). De todo ello se sigue que la felicidad Atnica y, en especial, la estoica, com­ porta, en expresiAn de Maldonado, "aliquid lucis et bonae mentis", y consisti- rfa en vivir con piedad y con justicia, no haciendo daRo a nadie, y no apartAn dose jamAs de la virtud (23). La felicidad y la virtud son, prActicamente, una misma cosa. No se es virtuoso primero, para alcanzar despuAs la felicidad. La= virtud es virtud en si misma, no en funciAn del miedo o de la esperanza de al­ go exterior. La virtud es la presencia del bien en la persona. T la felicidad, comprendida en este sentido -concluye Maldonado- deja sin solu ciAn una gran parte de los problemas planteados por el destine ultimo del hom- bre, ya que "cum vita simul finitur" (24). Ill Juan Maldonado, que parte del hecho de que no existe otra verdad con mas visos de certeza que la de Cristo (25), asienta la felicidad Cristiana, no en la hu- nillaciAn ni en la posternaciAn del enemigo al estilo de la creencia de los ro_ 331 manos (26), sino en la pobreza de espiritu, ya que Jesucristo llama "bienaventurados y felices a los pobres de espiritu, de suerte que= los mismos que son felices son bienaventurados, y los mismos que son bienaventurados son felices" (27). Ahora bien, ^Quiénes son para Maldonado los pobres de espiritu? Son, dice, los que se sienten y se reconocen desprovistos de todos los bienes espirituales - que poseen, de modo que, si algo tienen de bueno, lo refieren como aceptado de Dios, y no en razon de su esfuerzo ni de si mismo, confesando asi una profund^ sima humildad. Son también los que, pese a afluir en riquezas, no se hacen en= nada arrogantes, ceden eh todo y, por muy mal que se sientan interiormente, no resultan molestos a nadie (28). No han de llamarse, por tanto, felices a todos los pobres que "ocupan los puentes y los vestibulos de los templos sagrados y que - piden en las puertas de las ciudades una moneda y un mendrugo de pan. Huchos de Astos son impostores que, por tedio al trabajo, buscan el= sustento a travAs de un torpe ocio, una vezabatida la verguenza. Al= objeto de mover la misericordia y acumular mAs Abolos, se vendan las piemas, se anudan los brazos, se ciRen la cabeza, se arrastran, - traen y llevan unos a otros. T cuando vuelven a sus cabaRas, se en - tregan al vicio y a las orgias, van a la taberaa, lanzando las mAs - de las veces y bajo el mAs leve pretexto improperios y execraciones= contra Dios" (29). El conquense aboga por un sumo discernimiento de los verdaderos pobres. Culpa, a su vez, a los magistrados y a los prefectos por no tener el exacte cuidado - en distinguir a los improbos de los verdaderos pobres o, dicho en otros tArmi- nos, la perversidad del indolente pedilAn, que atrae y excita las llabas como= obtentAculo y causa miserable de su mendicidad, de la inculpable indigencia - dèl hombre sencillo y veracundo, que pide sin molestar y soporta pacientemente 332 la pobreza (30). La concepcion que Maldonado se hace, pues, de los pobres, se= aleja, aunque no en su totalidad, de la reflexion teologica medieval del pobre "miembro de Jesucristo", que arrastra las bendiciones especiales de Dios sobre la persona del bienhechor (31). Al contrario, ve en ellos la figura contra el= orden social, los agentes de la peste y de las plagas, los impostores de la - mendicidad. No da a la pobreza un valor en si, absolute, ni reviste al pobre - con una envoltura sagrada de una manera categArica. Es necesario que el pobre= acepte con resignaciAn su estado, para que su pobreza sea respetada y conside- rada como verdadera. Expuesta la nociAn espiritual de pobreza, Maldonado se interroge por la reali- dad sociolAgica de la misma. ^Existen en realidad pobres de espiritu? Si exis- ten, iquiénes son entonces? &los que mendigan de puerta en puerta? de mil, di­ ce, apenas encontrarias uno que sea pobre de espiritu o lleve con ecuanimidad= su pobreza. iLos monjes y ermitaRos que, pese a aceptar voluntariamente la po­ breza, una gran mayoria de ellos estàn dominados por la ambicion de los hono - res, y seducidos por el prAspero viento de la fortuna? iQuiAnes son, pues, los que han de poseer la suma felicidad, si los pobres que lo parecen estén tan le_ jos y distan tanto de ella? ^Habra que buscar entonces al pobre de espiritu en los puentes y en los lugares püblicos, donde decantan sus pûtridas llagas, que se hicieron a si mismo? &C6mo conocer, pues, al pobre de espiritu, a quien - Cristo prometiA compartir su tienda? (32). La nota distintiva, dada por el conquense, para conocer al verdadero pobre de= espiritu, es la siguiente: 333 "iQuieres conocer a ciencia cierta al pobre de espiritu? Pues bien,= no mires si es pobre o rico por las cosas extemas. Pijate mAs bien= si estA en posesiAn de las virtudes, que Cristo afiadiA como compafie- ras de la pobreza de espiritu. Lue go si es vsirdaderamente pobre de - espiritu, llorarA no por las incomodidades de fa vida, ni por la au- sencia de los bienes externes, sino por los pecados, no tanto pro pios como los del prAjimo; serA apacible, no dejAndose llevar por la ira; saciarA el hambre y la sed de justicia, dando limosnas que no - tengan origen en la rapiOa; serA pure de corazAn, no bastando, por - ende, la castidad y la inmundicia del cuerpo, sino tambiAn de espir^ tu; serA pAcifico, teniendo paz no sAlo con algunos, sino concilian- do tambiAn a los sediciosos; sufrirA persecuciAn por la justidia, ayudando a los afligidos y a los afectados por la injuria, pues la - justicia es la fuente de todas las virtudes; sera reprobado por los= malvados, pero falsamente y a causa de Cristo. Con estas notas se - distingue al pobre de espiritu, aunque abunde en cualquier tipo de - riquezas. Pues si se prefiere la pobreza de espiritu y el desprecio= de si mismo, no mora en Al las riquezas ni el poder" (33). El hecho de que Maldonado aduzca como nota distintiva del verdadero pobre de - espiritu la posesiAn de la virtud evangAlica en forma de hienaventuranzas, se= explica, puesto que presupone que todas las virtudes se dan en Dios, estando - anexas entre si por multiples vinculos: la virtud que no forme parte con las - otras virtudes no tiene valor. Asi, si una virtud brilla sobremanera en al guien, es signo de que todas las restantes virtudes estAn incubadas en ella, - si brilla por su ausencia, no hay duda de que carece de todas las demAs (34).= Es notoria, a este respecte, la influencia de SAneca sobre Maldonado en la ex- plicaciAn del carActer indivisible de la virtud (35) en el sentido de que el - que tiene una virtud tiene todas, y el que no tiene todas no tiene ninguna, y= no lo es menos en la enuroeraciAn de primer range -que mAs tarde serAn llamadas cardinales- como son la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza - -articuladas eh figuras diversas, en grade de variabilidad de las circunstan - cias y de las ocasiones dentro del carActer individible de la virtud; "si al - guien, dice Maldonado, se cree modeste y atemperado y, en cambio, carece de justicia y de prudencia, es un mentiroso; pues como la temperancia no puede sê 334 pararse de la prudencia, tampoco la prudencia de la fortaleza, puesto que el - nexo con el que se enlazan entre si no puede romperse, y son malvados imposto­ res quienes manifiestan tener alguna virtud, cuando carecen totalmente de las demas" (36). Como efigie y forma ejemplar de la pobreza, Juan Maldonado propone a DoHa Men- cia de Mendoza: "el dia que te vi por primera vez -escribe Maldonado- me di cuenta - que estabas rodeada de noble y esplAndida familia. Era suntuosa y - opfpara la mesa, cuantiosos los vasos de oro y de plata y las gentes de gren poder. En medio de estas cosas te conoci, no obstante, mise- ricordiosa, solidaria, limpia de corazon, amante de la equidad. No - dudé un instante en pensar si eras feliz, cuando te comportabas tan= cautamente entre tantos bienes de fortuna, pues en modo alguno bas - permitido que los solidos y eternos placeras se diluyan constantemen_ te de tu espiritu. HabAis mostrado tû y tus semejante s con los he - chos y con la razon, que el camino de los cuelos es asequible a los= proceres y a los soberanos, y que tenéis las riquezas como quasi ma­ teria para bien merecer y ejercer mas fàcil y libremente de los debê res de la virtud" (37). Estâmes ya lejos de la concepciAn medieval de una pobreza sagrada. Maldonado - no solo manifiesta una gran desconfianza con relacion a los pobres, sino que - modifies, como todos los de su tiempo, su actitud frente a la pobreza, deterio_ rAndose fuertemente la idealizacion franciscana de la pobreza y de la mendici­ dad, hasta afirmar que las riquezas son "quasi materia" para ejercer mas fAcil y libremente los deberes de la virtud, como anteriormente reseRabamos, y que - los ricos "estan mAs cerca, casi en el umbral de la falicidad cristiana, si co_ mo dice SAneca, las riquezas son de los ricos, no los ricos de las rique - zas..." (38). Maldonado sAlo condena los bienes de la fortuna si no van acomp^ Rados de los bienes del corazon y del aima. Si nos atenemos al sentido literal 335 del Evangelio (39) de que "es mAs fAcil que entre un camello por el orificio — de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos, son exclufdos los - ricos, que sirven y veneran las riquezas en lugar d^a Dios, que se hacen ava­ res y usureros, dejAndose oprimir por las riquezas, no dejando resquicio algu­ no para si mismo, y que son arrastrados por ellas con férreas cadenas con des— doro de las virtudes y de todos los preceptos. En cambio, los ricos, por mu - chas que sean las riquezas en las que afluen, si las usan como dispensadores,= no apareciendo ni correspondiendo a viles emancipaciones, volarAn al Cielo" - (40). Maldonado parte del aserto de que Dios es el ûnico propietario de todos los - bienes, por tanto, los poseedores de sus bienes, por muchos que ellos sean, no obtendrAn impedimento alguno en la obtenciAn de la felicidad celeste, si usan= esos bienes como meros dispensadores (42). Es el caso, segûn Maldonado, del Bnperador Carlos, al que la posesiAn de tan - tos reinos, tributos y poderes por el mundo entero no le impide ser un verdade_ ro ministre de Cristo y pobre de espiritu, pues, por muy arduo y dificil que - fuere, no ha dejado nada por hacer siempre que lo ha creido conveniente para - la Cristiandad (43). Lo mismo dice del hermano del Ehperador Carlos, el rey de Hungria y de Bohemis, D. Fernando: "&quiAn estA en permanente linea de bata - lia, sin volver la cara a la muerte, con el sAlo objeto de alejar a los turcos, enemigos acArrimos del nombre cristiano?" (44). Sin embargo, no parece tener - el mismo sentir del rey galo Francisco I de quien afirma que "si, en vez de - mostrarse complaciente con su espiritu, se preocupara mAs por trabajar por la= paz, estaria mAs propenso a elevarse a los cielos y a la sede de los bienaven- 336 turados, de la misma manera que los cenobitas consagrados a su oficio de la piedad" (45). Anàlogo es el parecer de Maldonado acerca de Enrique VIII: "no - estaria con dificultad en el Olimpo si se guiara mAs por la salud eterna del - aima que por las momentAneas voluntades del cuerpo, y, repudiando a los malos= consejeros, tomara a Catalina, distinguida e integra dama, a la que estA unida por la ley cristiana, aunque hay que reconocer que son mil los caminos por los cuales los reyes pueden alcanzar el cielo, si estA présente la voluntad y el - piadoso amor a Dios" (46). T, referente al rey Don Juan de Portugal, expresa - que "séria preferido en mérites a cualquier ermitaHo y a cualquier pobre indu so de cuerpo, si se preocupara mAs de ganar y de preparar para Cristo los esp^ ritus de tantos paganos" (47). Pbr otro lado, se pregunta Maldonado, "^quién - de sano juicio negarA al Sumo Pontifice la posesion de grandes y obesos tribu­ tos, si los usa, sobre todo, para oprimir a los enemigos del nombre cristiano= y a los sediciosos e improbos cristianos, a los que ;ay! quien pudiera hacer - un censo, para desterrarlos y castigarlos si no cambiaran de espiritu, para que no turben y destruyan la Iglesia? ^QuiAn se negarA al Sumo Pontifice a con tribuir con sus tributos, si emplea sus riquezas convenientemente, si actûa co_ mo vicario de Cristo, si es consciente dia tras dia de lo que lie va entre ma - nos, sobre la tremenda cuenta del buen o mal gobierno de la Republica que ha - de dar al Sumo Pontifice, si seduce a la paz a los principes cristianos, no re_ gateando esfuerzo y trabajo para que sea firme y duradera, si trabaja por do - quier por la fe y la concordia del pueblo cristiano, socorriendo e intercedien do siempre que el tiempo y la naturaleza lo permitan?" (48). Algo parecido di­ ce sobre las riquezas de los sacerdotes menores, abades y pArrocos; "les serAn de gran provecho si las poseen de manera cristiana y justa, y si las distribu- yen benigna y justamente" (49). En cambio, duda donde colocar socialmente a - 337 los monjes: "si han de ser contados entre los ricos o entre los pobres, puesto que los que tienen réditos anuales y riquezas son en demasia solicites para - aumentar los territories, construir mansiones y hacbr producir las tierras; y= los que no tienen fondes y riquezas buscan por otros medios afanosamente el - sustento y todo lo que es necesario, dando mAs bien la sensaciAn de competir - que de renunciar" (50). En suma, la pobreza dice referencia, segûn Maldonado, al use y a la posesiAn - de las riquezas en funciAn de las esperanzas de la Bienaventuranza o Reino de= los Cielos. Ello supone un dominie de las riquezas (51). Lo que signifies que= la pobreza no tiene por quA estar necesariamente ligada a unas estructuras - sociales, ni a un nivel de vida, ni a una cultura determinada, sino a una dec^ siAn u opciAn del espiritu, en cuanto centre de la persona y origen de la res- ponsabilidad, que da un sentido æcial a su entomo social : "Cuffl audis pauperem, divitem, elatum, humilen, de homine interne di- cuntur, non dubites. Cum interne homine, qui animus est, semper lo - quitur Cristus. Pauperem intelligit mente et spiritu: divitem ac re- gem nihilominus. Nec impediunt aut multum invent divitae, mens ipsa= dives et pauper est" (52). Cabe reseftar, por ûltimo, el plan de Dios que Maldonado sefiala como punto de - referencia para inculcar la universalidad cAsmica de la felicidad cristiana: - Dios es el que hace la historia. Nada sucede que no sea querido por El mismo.= Nada se realiza en el tiempo que no sea su plan establecido. Asi, si "en el - mundo hay buenos y malos es porque Dios, creador de todas las cosas, lo ha diŝ puesto asi. No es por casualidad que haya malos, sino por ordenamiento en el - tiempo, que Dios ha previsto en el destine eterno, para que brillen los buenos 338 y, con fulgor, irradien e ilustren el mundo" (53). De donde se deduce que los= distintos comportamientos humanos estan perfectamente ligados entre si. No so­ lo tienen cada uno de ellos un sentido en si, sino que cumplen una funcion en= el mundo: la de la diferenciaciAn de las cosas: "el Dios creador de todas las= cosas lo dispuso asi, para que hubiera diferencias en todas las cosas; y, como la faz del hombre es varia y discreta en modo extrafio, hasta el punto de no ha. ber una semejante a otra, asi las costumbres y los estudios distan a grandes - intervalos y son enteramente disimiles" (54). De ahi que diga Maldonado que "donde hay malos hay buenos, y nunca hay buenos sino entre malos" (55). Este plan de Dios esta orientado hacia un solo fin: hacer posible la salvaciAn del mundo entero. Pero ello no serA posible sin la cooperacion del propio mun­ do (56). Tienen la posibilidad de una vida eternamente feliz, por ejemplo, los mercaderes y los comerciantes, siempre que comercialicen sus mercancias sin fraude y sin engafios (57), los doctores y distinguidos en la sabiduria cristi^ na, si se dedican a ensehar a los que no saben y a confirmer en la fe a los - que buscan la verdad (58), los doctos de la ley y de la medicina, si estAn mAs pendientes de procurer la paz o la salud que de amontonar dinero (59), los ar- tesanos, los zapateros, los tenderos, los carniceros, los panaderos, los taber̂ neros, si entregan a Dios el cuidado de sus cosas, y si buscan sin malas argu- cias lo necesario (60), los agricultores si contentos con su suerte adaptan - sus costumbres a la instituciAn de Cristo, y, pospuestas las realidades terre- nas, levantan la vista al Cielo (6l), los filAsofos cristianos, pese a que "h^ cen incierto lo que es certfsimo por los evangelios, por los decretos de los - padres y de los santos doctores..." (62). A nadie estA probibida la entrada en el reino de los cielos por prescripciAn divina. Pobre, rico, agricole, rey, to. 339 dos estAn llamados a la felicidad etema (63). Très pudiéramos decir que son los caminos entendidds a lo largo de la historia para la consecuciAn de la falicidad cristiana: el camino de la negaciAn ascAt^ ca del mundo, el de la mejora progresiva del mundo circundante, y el de la - idealizaciAn soRadora de lo que se ve y se toca. ^En quA sentido situa Naldona do la felicidad cristiana? El conquense parte de la idea de que el hombre es= consciente de que su ser no alcanza su significado personal ûltimo, si a la ho. ra de la muerte se borra en el anonimato. Es por lo que, al bbjeto de perpe - tuar su memoria, construyen templos y pirAmides, cuando, en realidad, no han - hecho de su persona mAs que un elemento pasajero de la evoluciAn cultural de - la humanidad (64): "el puente o acueducto de Segovia es de una estructura dig- na de admiraciAn, tan inmortal como el que mAs, y, sin embargo, no hay menciAn alguna de su autor, su recuerdo ha sidp olvidado, de suerte que el vulgo lo re. fiere a los genios de los artistas" (65). T es que laboran por hacer una vida= etema no los que viven en el mundo y en el mundo desean vivir eternamente, si. no sAlo aquellos que viven en Cristo (66). Es decir, los que viven cristiana - mente en el mundo. Lo cual supone una linea central normativa, en cuanto que - exige ordenar hacia el fin ûltimo del hombre todos los fines temporales, si - tuando en la linea de la esperanza teologal todas las esperanzas terrenales. - Maldonado trae a colaciAn una plegaria de los primeros siglos de los cristia - nos, en la que, segûn Al, se encierra todo el contenido normative de la vividu ra cristiana. Dice asi : "Dios, protector de los que esperan en ti, sin el que nada es vAlido y nada es santo. Multiplica en nosotros tu misericordia, para que, - siendo tû rector y guia de nuestras acciones, pasemos por los bienes temporales de tal manera que no perdamos los èternos" (67). 340 Ahora bien, iqué entiende Maldonado por "pasar por los bienes temporales"? In- dica dicho trdnsito la negacion ascética del mundo o, por el contrario, la re- creacion humana por la realidad; dicho en otras palabras, jla felicidad cris - tiana comporta el auge de la esperanza terrena o la reduce en funcion del mds= allA? Pienso que Maldonado concibe en el opuscule de De Foelicitate Christiana un estilo de felicidad cristiana, fraguada en el recto use de los bienes tempô raies, pero en una actitud de peregrinantes y de dispensadores de dichos bie - nés (68). IV En De foelicitate Christiana Juan Maldonado parece estar penetrado por la fun­ cion jurisdiccional inquisitorial. Se le ve, ademâs, como colgado de la autori. dad de los antiguos y de los clâsicos -paganos y cristianos-, como si carecie- se de la autoridad suficiente para presentar su pensamiento como fruto de su - crftica personal. Bajo un fondo de propension moral, Juan Maldonado trata de - hacemos ver en el opuscule De foelicitate Christiana que lo importante en la= vida no es que el hombre sea virtuoso, sino feliz. La virtud no tiene valor en si mismo. Solo lo tiene cuando dice referencia a la felicidad que, en ultima - instancia, consiste en la realidad ultima del hombre o, en otras palabras, la= que alcanza el significado personal ûltimo del hombre. Maldonado parte del supuesto, constatado a través de la Historia, de que el - ser humano no alcanza su significado personal ûltimo, si a la hora de su muer­ te se borra en el anonimato. De ahi que el hombre se afane constantemente por= 341 lograr perpetuarse, no consiguiendo bacer de su ser mas que un elemento pasaje. ro de la evoluciAn cultural, vital, comercial, politico, etc. A juicio de Mal­ donado, sAlo laboran por una realizaciAn personal Sterna los que viven en Cris_ to, es decir, los que aceptan la enseRanza de su palabra, los que esperan el - cumplimiento de su promesa. Se trata, por tanto, de una felicidad que supone - la orientaciAn supraterrena de la vida, de modo que son "felices -palabras de= Maldonado- los mismos que son bienaventurados y, viceversa, son bienaventura - dos los mismos que son felices". Esta orientaciAn fundamentalmente teolAgica de la felicidad se concretize, por otra parte, en la pobreza de espiritu. iEn qué sentido? Maldonado dista de con cebir la pobreza de espiritu como una realidad sociolAgica, relacionada con - una estructura social, con un nivel de vida, con una cultura determinada, que= sea objeto de virtud, via de ascesis o condiciAn de perfecciAn o de mérites, - sino como nociAn u opciAn de espiritu, centre de la persona y origen de la res. ponsabilidad, en cuanto que da un sentido global a su entorno social -el de - dispensadores y el de administradores de la vida y de los bienes-, teniendo co_ mo engranaje de todo ello la posesiAn de la virtud evangêlica en forma de bie- naventuranzas. La felicidad expuesta por Maldonado en De Foelicitate Christia­ na comporta, pues, una linea central normativa -las bienaventuranzas-, en cuan to que exige ordenar hacia el fin ûltimo del hombre todos los fines temporales, situando en la linea de la esperanza teologal todas las esperanzas terrenales. Por ûltimo, la relaciAn que establece Maldonado en De Foelicitate Christiana - entre las esperanzas terrenas y la esperanza teologal no es otra que la de sim pie determinaciAn entre ambas categorias de valor. Luego, es una felicidad con sistente en vivir el présente pero en situaciAn de provisionalidad, en estado= 342 de instalado provisional estaria, ademas, revestido de cierto ropaje escatolA- gico y avalado con la étiqueta de fragilidad, ya que cualquier proposito de v^ vir el instante que pasa con la mAxima fruicion, supondria el riesgo de pérdi- da de felicidad en estacién de llegada. 343 (l) Se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid (R. 5447). Comprends, ademds del opuscule de De foelicitate Christiana, estes otros: Praxis sir. ve de lectione Erasmi. Somnium, Ludus chartarum Triumphus, Desponsa eau - ta. El opuscule De foelicitate Christiana consta de 76 folios mas un pre- facio de 3 folios. (2) En el aHo 1524 es dada en matrimonio por el Bnperador Carlos V al Conde - Ehrique de Nassau, el varAn mAs distinguido y lleno de gracia junte al C^ sar, segûn Maldonado (De foelicitate Christiana, fol. a iiii). Enviuda el aHo 1538 y centras segundas nupcias el aHo 1541 (Cf. LAINA SERRANO P., - Historia de Guadalajara en los siglos XV y XVI, Madrid, C.S.I.C. t. III,= 1942, pAgs. 182-183) con Fernando, duque de Calabria, "nacido de rey y de reina". (De foelicitate Christiana fol, a iiii), y heredero del trono de= NApoles, pero desposeido de sus derechos y de su libertad por el Gran Ca- pitAn. Vuelve a enviudar en octobre del aHo 1550. Los ûltimos afios de su= vida -muere en enero del aHo 1955- los pasa asediada por una obesidad tal que el cronista D. Francesillo le asemeja burlonamente a un colchin hin - chado de lana holandesa (B.A.E. t. XXXVI, pAgs. 26 b y 39 b). Sobre la vî da y la influencia social de la ilustre dama véanse: D, Miguel LASSO DE - LA VBGA (Marqués del Saltillo) DoHa Mencia de Mendoza. Marquesa de Cenete (1508-1554), Madrid, 1942; M. BATAILLOi, Erasmo y EspaHa, op. cit. pAgs.= 487-488. (3) De foelicitate Christiana, fol. a iiii. (4) Ibid., fol. a ii: "Joannis Maldonati praefatiuncula ad Divam Menciam Men- dozaro Calabriae Ducem excellentissiman". (5) Ibid., fol. a ii: "Joannis Maldonati de foelicitate Christiana Libellus - ad Divam Menciam Mendozam Marchionam Zeneti". (6) Cf. F. LAINA SERRANO, op. cit., pAgs. 182-183; J. CATALINA GARCIA. El se­ cundo matrimonio de la marquesa de Cenete, en el t. II de la obra en homê naje a Menéndez Pelayo, Madrid, 19, pAgs. 666-681. (7) De foelic itate Christiana, fo l. a i i : "Libellum olim composui de foelic i­ tate Christiana et obiter in eo vitae tuae cursum ab obitu parentis ad an num, quem tune agebas, aetatis vicessimum quintum exempli gratia perçu - rr i" . 344 (8) Ibid., fol. a iiii. (9) M. BATAILLON, Erasmo y EspaHa. op. cit., pAg. 645. (10) M. BATAILLON, Erasmo v EspaHa. op. cit., pAg. 488. (11) M. BATAILLON, Juan de Valdés. DiAlogo "De doctrine". Reproduccion en fas^ mil del ejemplar de la Biblioteca Nacional de Lisboa (Edicion de AlcalA - de Henares 1529) con introduccidn y notas del hispaniste francés, Coimbra, 1925, pAgs. 41-42. (12) De foelicitate Christiana: fols, e ii: "Nuper in regions Toletana supers- ticiosi viri nescio quid novi commenti sunt. Qui cum pietatem et heroicam quamdam virtutem vellent referre, plane delirabant et histrionicam salta- re fabulam sane videbantur. Prodierunt siquidem in scenam clerici, mona - chi, virgenes, senes, puiri, divites et egeni. Modulus faciebant theologi tibis imparibus, saltabat puella, ridebat et acclamabat vulgus, quod ta - men esset argumentum nemo satis explicabat; mirabantur omnes, sed ignora- bant quid sibi vellent momi. Fraedicabant Christum, iactabant Evangelium= et bonam mentem; erantque nauseabundi ad maiorum décréta, sacrorumque - plaerosque ritus: redolebant certe Lutherum, et praeterea forte novum - quidpiam inducere moliebantur. Ego quid devinen non habeo, nisi quod pla­ ne suspicor, scintillam fuisse Lutheranam, quae si non fuisset a censori- bus mature suppressa, magnum aliquod suscitasset indendium. Nam gratia - Christo, deiectos esse audio, theatroque fugato ludiones. Fertur eorum - plaerosque Tyrones ac Proselytes fuisse, propteraque magis timendos: cum= altera forte manu ferrent lapidem, altera panem ostentarent. Audax sane - facinus, et cum ipsis obruendum authoribus: qui, relictis tot sanctissimo. rum virorum decretis, tot sapientium per saecula multa placitis et firmis. simo consensu, conati sunt novas leges inferre, sacrorumque morem perver- tere, atque denuo suo ex arbitrio reparare. Putarunt certe stpudi tan le- viter firmatam Ecclesiam, tam levibus fulturis innixam, ut a quovis nuga- tore blateroneque posset quocumque propelli. Inducere se aiebant Christiia nam libertatem, et multis oneribus liberare plebeculam. Valeant cum suis= praestigis et sucato sermone: timeo Danaos et dona ferentes". Acerca de la controversia semAntica, cronolAgica, geogrAfica, histArica e ideolAgica - del fenomeno de los alumbrados, vAanse A. SEUCE, Algunos datos sobre los= primeros alumbrados "Bulletin Hispanique" t. LIV (1952), pAgs. 125-152; - A. MARQUEZ, Los Alumbrados. Madrid, Taurus 1972; J.C. NIETO, En tomo al = problems de los Alumbrados de Toledo, ApAndice III (pAgs. 565-584) de su= libro Juan ValdAs y los origenes de la Reforma en EspaHa e Italia. MAxi - CO, F. de Cultura EconAmica, 1979; M. ANDRES MARTIN, Nueva vision de los= "Alumbrados" de 1525. Madrid, PundaciAn Uhiversitaria EspaHola, 1973; A.= HUERGA, Predicadores. Alumbrados e InquisiciAn en el siglo XVI. Madrid, - PundaciAn Universitaria EspaHola, 1973. (13) Ibid., fols, d iiii iiii - e. 345 (14) Ibid., fol. a iiii iiii: "... quae rebus in omnibus esset veritas, qui bo_ norum et malorun finis, quae vera félicitas, in quam omnes actiones diri- gerentur". (15) Ibid., fol. a iiii iii. (16) Ibid., fol. a iiii iii v9: "Tres fuerunt Sectae philosopherum, qui quodara instinctu naturae recte sentire prisco saeculo sunt crediti, Stoicorum, - Fesipateticorum et Academicorura. Ii naturae quosdam igniculos sectantes,= ad virtutem erant propensi: complectabantur ipsam, et vivere secundum na- turam sapientum esse dicebant. Differentiabant inter se tamen si non re,= verbis certe longissime". (17) Cf. J. BRUN, Le Stoïcisme. Paris, P.U.P., 1969, pAgs. 93-94. (18) De foelicitate Christiana, fol. a iiii iiii: "... Academici (...), quorum quidem indicium mihi certe candidius, humaniusque videtur: quandoquidem - vitabant arrogantiam, et quamdam quasi pertinatiam mordicus tenendi quod= factio magis, quam quod ratio probasset". (19) Ibid., fols, a iiii iiii v? - b. (20) Ibid., fol. V. v@: "Taceo Senecam, quem divus Hieronymus ob vitae purita- tem, morvHn integritatem et incomparabilem praeceptorum ac sententiarum fâ rraginem non duvitavit inter illustres sanctosque scriptures referre". (21) Ibid., fols, b - b vS: "Sileo nunc senem Catonem, qui totus fuit sapien - tia, sanctitas atque iustitia (...). Nam cum multi scripserint doctissimq, docuerint gravissime, vixerint etiam sanctissime, hie omnium actiones et= pracepta vivendo superavit. Quod enim ab aliis laudamus dictum aut scrip- tum, hie rebus et vita cumulatissime praestitit". (22) Ibid., fols, b ii v8 - b iii: "An volumus locupletiorem testem ad compro- bandum Stoicos philosophas colocasse veram felicitatem in virtute; hoc - est, in actionibus piis, numquam desviantes a semita iusti et honesti, - persuadantes sibi unam esse totius orbis rempublicam quam deberent omnes= tueri? (23) Ibid., fols, b iii iii - iii iii v8: "Sed satis iam, opinor, intelligitur quod de felicitate censuerint Ethnici philophi: quibus aliquid fuit lucis bonaeque mentis. Nam ut uno verbo dicam, vivere pie iusteque sine cuius - quam danno aut meleficio; et a virtute, quae omnem honestatem et reetas - 346 actiones comprenait, numquam, vel instante mortis metu discedere, summam= veramque felicitatem credebant". (24) Ibid., fol. b iii iii v9, (25) Ibid., fol. b iii iii v9. (26) Ibid., fol. b iiii iiii: "Felicitatem crediderunt Romani prosternera ac trucidare tandem inimicos...". (27) Ibid., fol. b v9: "Pauperes apellat beatos atque felices. Nam qui beatos= iidem felices et qui felices iidem continue beati...". Acerca del sentido de las palabras, felicidad y bienaventuranza, J.L. LOFEZ ARANGUREN afir - ma: "AristAteles distingula la eudemia (= felicidad) de la makariotAs - (= beatitud o bienaventuranza)". Si la escolAstica renuncio a esta distin̂ ciAn de tArmino y no empleA la palabra laica félicitas, ello se debio a - que, por su orientaciAn fundamentaImente teolAgica, tendia a pasar dema - siado de prisa al punto de vista del contenido de la felicidad. Pero, cia ro, de esa manera se oscurece esa verdad de que el hombre tiende necesa - riamente a la felicidad. T es que nos forjamos un concepto demasiado ele- vado de Asta, su concepto plenario, pero no siempre el cMicreto y el real "hic et nunc"(Etica. Madrid, Revista de Occidente, 1972, pAg. 243). (28) Ibid., fols, b iiii iiii v9 - c: "... sed non quolisbet pauperes, sed spi_ ritu pauperes: nimirum qui se ita sentiunt et agnoscunt destitute bonis - spiritalibus, quae pertinent ad mitem; ut a Deo, qui vere bonorum eiusmo- di dives est, petenda censeant nihi suis viribus fidentes, nihil sibi trî buentes, sed in Deum omnia referentes; humilitatem videlicet profundissi- mam profitantes, qua tota pendet a Deo; et quicquid boni sibi est, omne - in Deo refert acceptum. Pauperes etiam spiritu appellat eos qui, quamvis= magnis divitiis affluant, spiritu tamen, et ipsis affectibus pauperes - sunt; quando quidem nihil sibi arrogant, omnibus cedunt, et cum sibi maxi_ me displiceant, lullis tamen molesti sunt". (29) Ibid., fols, c - c v9. (30) Ibid., fols, c v9 - c ii: "Quaerendi veri pauperes si non omnio spiritu,= saltern vere corpora (...). Multum sunt in hac parte incusandi magistratus et urbium praefecti, qui mon exactam adhibent curam in secernendis impro­ bis a veris pauperibus. ünius aut alteriur procacis efflagitatoris impos- torisque plagigeruli, qui reficit plagas, excitât ulcéra valut ostentacu- lum et miserabilem causam suae mendicitatis pios omnes affectus extinguit benefaciendi. Aliter oportet iuvari, qui nullis suis meritis premuntur ab egestate, atque illos, quos alea, luxus, propina, denique vita penitus in quinata protrusit ad inopiam, et mendicandi postremam ancoram". 347 (31) A lo largo de toda la Edad Media, Michael MOLLAT constata dos actitudes - mentales y sociales referente a la pobreza: por un lado, se considéra a la pobreza como ima virtud eminente, via de ascesis, condiciAn de perfecciAn y ocasiAn de mérites; y por otro, es concebidd como dégradante, y el po - bre como un ser social peligroso, si bien la së^nda de estas tradiciones es relativamente tardia, ya que se afirma entre el final del siglo XII y= mediados del siglo XIII; considéra, ademAs, que no se puede disociar la - pobreza, en cuanto nociAn espitirual y nociAn sociolAgica, del contexte - econAmico y social, al percibir el siglo XII, en una sociedad rural homo- génea y en una economia técnicamente estancada, una pobreza real comünmen te extendida: el mAs pobre, el indigente no es desdehado y tiene lugar en la sociedad; la pobreza de sitùaciAn es, por tanto, respetada, la monAst^ ca permanece como una disciplina y una ascesis; la del espiritu es aconse, jada a todos. En cambio, en los siglos siguientes, la pobreza psicolAgica y la pobreza espiritual evolucionan al mismo tiempo que la coyuntura eco- nAmica y social, pero en sentidos opuestos. La pobreza conoce en seguida= la desconfianza y el desprecio de un gran sector. (Michel MOLLAT, La no - tion de pauvreté ati Moyen Age: position des problèmes "Revue d'Histoire - de l'Eglise de France", t. III, 1966 (pAg. 21). Estas dos actitudes coe - xistirAn, sin que una reemplace a otra, hasta el final de la Edad Media:= "Bi el siglo XV, apunta Jean Pierre 6UIT0N, muchos espfritus creen en la= vieja nociAn de igualdad de naturaleza del rico y del pobre y piensan que el pobre tiene derechos sagrados, mientras que otros ven en los pobres un peligro latente para el orden social. Es obvio sefialar que aquellos cons^ deran generalmente al pobre una imagen teArica de la pobreza, mientras - que éstos consideran los pobres, el pauperisms, una realidad sociolAgica. Sin duda, esta distinciAn, mAs o menos consciente, hace que las dos acti­ tudes concurran en un mismo pensador. En suma, si el final de la Edad Me­ dia parece dudar entre direcciones tan diversas, es porque la distinciAn, que serA pronto fundamental, entre verdaderos y falsos pobres, entre men- digos vAlidos y no vAlidos, acaba de esbozarse" (Jean Pierre GUTTMf, Ib - société et les pauvres, Paris, Belles Lettres, 1971, pAg. 218). Véase del mismo autor. La société et les pauvres en Europe (XVI - XVII siècles), ris, P.U.F., 1974, pAgs. 93-115. (32) Ibid., c i i - c i i v 9 : "Regnum caelorum promititur pauperibus spiritu. Quotus quisque est estiatim mendicantium, qui pauper spiritu sit, aut fe- rat aequo animo paupertatatem? deieraverim inter mille non reperiri par - unum. Inter monachos er eremitas, qui paupertatem sua sponte profitentur, paucos vix reperias spiritu pauperes, quoniam plaerique ambiunt honores,= et prospers fortunes titillantur; et quaeremus spiritu pauperem inter pon tes et trivia, ubi plaerique putrida, quae sibi ipsi fecerunt, ulcéra pro_ clamant? Qui sunt igitur, inquies, habituri regnum caelôrum et summam - illam gloriae caelestis felicitatem, si pauperes qui videntur tan longe - absunt, et intervalle tanto distant ab ea, ut ex mille vix uni contin - gat?" (33) Ibid., fol. d - d v9: "Nota vis certa nosse pauperem spiritu? Non excu - tias dives an pauper sit quantum ad ea, quae foris sunt. Sed vide, comi - tentur ne virtutes, quae Christus adhibuit piae paupertati pedisequas. Si 348 vere pauper spiritu quispiam est, lugebit non propter incomoda vitae, non propter externa bona, si desint, sed propter peccata non tam propia quam= etiam proximorum. Mitis erit, continens iram in tempore, opportuneque rur̂ sus ytens eadem. Esuriet et sitiet iustitiam, quoniam elemosinam non ex - rapina dabit. Erit mundus corde, non enim sufficit castitas et mundicia - corporis, ni simul et cordis adsit. Erit pacificus, non habens solum pa - cem cum aliis, sed seditiosos etiam concilians. Persecutionem patietur - propter iustitiam, quoniam iuvabit afflictos affectosque iniuria, et tam- dem omnino iustus erit. Quippe iustitia fons est omnium virtutum. Exprob^ bitur, et male a malis audiet, sed falsu et propter Christum; alias non - esset virtus. His notis facile dignoscitur spiritu pauper, affluat quantu vis divitiis". (34) Ibid., fols, c iiii iii v9 - c iiii iiii: "Philosophorum fuit admodum com munis sententia: virtutes omnes simul Deo coniunctas, mutuisquc complexi- bus colligatas, ut qui sustulerit unam omnes necessario dicatur, abstulis_ se. (...) Et quando cumque perlucet earum aliqua in viro quocumque, sig - num esse minime fallax, reliquas omnes eodem incubare. (...) Similiter ubi fuerit exploratum, unam abesse, non dubium est, quin si penitus excutia - tur, nulla possit vere reperiri". (35) Acerca de la indivisibilidad y de la intemporalidad de la virtud en Séne- ca véase P. AUBIN QUE y J.M. ANDRE, Senéque, Paris, Ed. Seghers, 1964, - pAg. 76. (36) Ibid., fol. c iiii iiii v®: "Si quis modestum ac temperamentum se predi - cet, careatque iustitia atque prudentia, mendax est; siquidem temperantia non potest a prudentia disiungi, sicuti nec a fortitudine prudentia, quo­ niam nexus ille, quo se mutuo amplectuntur, dirumpi non valet; et improbi sunt impostores, qui virtutem aliquan habere profitentur, cum reliquis plane careant". (37) Ibid., fols, d v9 - d ii; "... Tu tuique similes factis et vitae ratione= comprobatis, expeditiximam esse viaro proceribus et summantibus ad regnum= coelorum; habereque illos divitias quasi materiam ad bene promerendum, et ad virtutis munia facilius ac liberius exercenda". (38) Ibid., fol. d iiii iii; "Proceres et magnates non arcentur a consortia - Christi propter divitias; imno magis contingui sunt, et pene in limine fe_ licitatis christianae, si, quod ait Seneca, ipsorum sint divitiae, non i£ si divitiarum; si locum habent aliquem apud ipsos divitiae, non summum..." (39) Evangelio segûn San Mateo 13,23 ss. 349 (40) Ibid., fol. c ii v9 - iii; "... Nam divites quantisctimque divitiis affluant, si utuntur eis quasi dispensatores, non auten parent, nec obtem perant ut vilissima mancipia, merito si nihil aliud impediat, a morte re- volabunt in caelum". (41) Segûn A. BILES, para los protestantes, el rico que da una limosna se libe_ ra de un servieio que le es obligatorio, pero sin métito; para los catAl^ COS, existe, ademAs, la nociAn de un contrato, de una récompensa mAs allA de este mundo (La pensé économique et sociale de Calvin. Geneve, 1968, pAg. 325). (42) Ibid., fol. c iii; "Non enim dives improbus est, qui multa possidet, sed= qui multa cupit, et inexplicabilem habet cogerendi pecunias aviditatem. - Pauper etian spiritalis est non qui nudus bonis, si tamen cupiat habere,= sed qui quamvis habeat immensas divitias, ita quidem habet tanquam qui - non habeat, et si repente transvolent ad aliud, vices variante fortuna, - floci non sit plane facturus". (43) Ibid., fol. c iii v9: "... Ifeud quidem Carolo Caesari principi nostro im- pedient tôt régna et imperia, tôt vectigalia et opes undique constituen - tes, quin sit verus Christi minister, et spiritu pauper...". (44) Ibid., fol. c iii ii. (45) Ibid., fol. c iii ii v9. (46) Ibid., fol. c iii ii v®. (47) Ibid., fols, c iii ii v9 - iii iii, (48) Ibid., fol. d ii v9. (49) Ibid., fol. d iiii. (50) Ibid., fols, d iiii v» - iii ii. (51) Ibid., fol. c iii v9: "Non obstant divitiae, quomimus earum possesor modo sit dispensator non servus, spiritu sit pauper, simulque servus lesu - Christi, et regni caelestis haeres". 350 (52) Ibid., fol. e iiii: "Nan cum audis pauperem, divitem, elatum, humilem, de homine interne dictum, non dubites. Cum interno homine, qui animus est, - semper loquitur Christus. Pauperem intelligit mente et spiritu, divitem - ac regem nihilominus. Nec impediunt, aut multum iuvant divitiae; mens ip­ sa dives et pauper est". (53) Ibid., fol. iii ii v9t "...semper fuerunt eruntque in ordine quocumque m^ li, propterea lucem boni fulgore suo irradiant illustrantque mundum...". (54) Ibid., fol. d iii ii v*. (55) Ibid., fol. d iii ii v*: "Itaque ubi sunt mali ibi ac boni: neque boni sunt unquam nisi inter malos...". (56) Ibid., fol. d iii iii: "... populus universis in suo quisque ordine ad fe_ licitatem aspirabit perfacile, mono don desit pius euiimus et in bonis ac­ tionibus Constantin". (57) Ibid., fol. d iii iii. (58) Ibid., fol. d iii iii. (59) Ibid., fol. d iii iii. (60) Ibid., fol. d iii iii v9. (61) Ibid., fol. d iii iii v*. (62) Ibid., fols, iiii iii v9 - iiii iiii: "Christianos philosophas (...), in= quibus quae nobis sunt certa atque certissima ex evangelio Christi, pa - trumque decretis et sanctis doctoribus, reddere conantur incerta...". (63) Ibid., fols, e iii v9 - iiii: "Nullis ergo regnum caelorum divina lege in terdicitur: nulla conditio, nullus ordo, nullus magistratis aut opificium arcetur a contubernio Christi. Pkuper, dives, agricola, rex omnes vocan - tur ad caelestes nuptias". (64) Ibid., fol. e iiii v9: "Templa superbissima ac I^ramides construebant olim vix credendis impensis reges ac tyrani: quo memoria esset eorum per­ pétua; omnia tamen evanuerunt, et penitus consumpta sunt". 351 (65) Ibid., fol. e iiii; "Pons sive aquaeductus est Segoviae structuras miran- dae, peneque si quod uspiam inmortalis; authoris tamen ita nulla mentio,= sic omnis abolita memoria, ut vulgus ad Genios référât artificium". (66) Ibid., fol. e iiii v9: Mundo vixerunt et mundo cupiunt perpetuo vive_ re. Nam qui Christo vivunt, perpetuam reddere vitam cum Christo laborant". (67) Ibid., fol. e iiii iii: "Protector in te sperantium Deus; sine quo nihil= est validum, nihil sanctum, multiplica super nos misericordiam tuam, ut - te rectore, te duce sic transeamus per bona temporalia, ut non amittamus= aeterna". (68) Ibid., fol. f - f v@: "Haec enim est vera félicitas, ut saepe iam dixi, - uti fortunis et bonis, quae nobis aequa forte contingerunt, tanquam pere­ grinantes et dispensatores; a quibus exacte vitae curriculo, ratio exigen_ da est; et pro bene dispensatis félicitas perpétua reponenda; contraque - pro male. Omni mortalium conditioni félicitas exposita est, si non sumus= in appetenda dubii, aut omnio socorde". (68) Ibid., fol. f - f v9: "Haec enim est vera félicitas, ut saepe dixi, uti - fortunis et bonis, quae nobis aequa forte contingerunt, tanquam peregri - nantes et dispensatores (...). Utamur mundo eiusque bonis tanquam non - utentes; dispensemur fortem commissam ex prescripto Christi, dantes quae= sunt Caesari, quae Dei sunt Deo; disponentes amorem nostrum ita sapien ter, ut primas partes vendicet sibi Christus, proximas proximus, postre - mas mundus, et quae in mundo sunt". 352 C A P I T U L O "LOS EREMITAS". EVASION î lERFECCION MORAL SOMARIO: I. AnAlisis material de la comedia latina: Connotaciones hist^ ricas: fecha y lugar de su coroposiciAn. Estructura. Forma - expresiva. Contenido de la obra. Escenas. Personajes. II. AnAlisis formai de la obra; Los eremitas; un opûsculo con - intenciones morales. La moral ejemplarizante, didActica y - catArtica de los eremitas. La naturaleza: instrumente de - perfecciAn moral. III. Conclusiones La obrita Eremitae estA escrita en latfn, consta de veinticinco folios y se en cuentra -es el ûnico ejemplar que se conserva- en la Biblioteca Nacional (R. - 7935), que se da por impreso en Breda el afio 1538. Este volumen comprende, ade_ mAs, el ensayo de Linguae latinae exercitatio y los DiAlogos. ambos de Luis V^ ves, acoropafiados de unas notas de Pedro Mota y del glosario de Juan Ramirez - (1). Acerca de este volumen, A. Bonilla San Martin se cuestiona si la obra Linguae= latinae exercitatio es la primera ediciAn de Luis Vives (2). CuestiAn a la que responde negativamente M. Bataillon: "Ilemos examinado -dice- el ûnico ejemplar de la B.N.M. (R. 5935). La ûltima hoja de la portada y los cuatro ûltimos fo - lios no son del mismo papel que el reste del volumen, y parecen impresos en - Apoca bastante rcciente, tal vez en el siglo XVIII. Ppr otra parte, es muy po- 353 CO verosimil que Maldonado, de haber publicado en 1538, sus Eremitae no hubie­ ra reimpreso este diAlogo junto con los demAs coloquios latinos en las recopi- laciones de Opuscula que did a la luz en Burgos en 1541 y 1549. Nos inclinâmes a pensar que este volumen se imprimid no en Breda sino en Burgos u otra ciudad de EspaHa hacia él aHo 1550" (3). îQuA juicio dar a lo afirmade por M. Batai - lion?. Se observa en este famoso volumen que es la misma la imprenta de estas= tres obritas por la identidad de la letra y por la enumeracidn de las pAginas: todas ellas seguidas, como si fuera un libro con tres capitules, tanto en la - parte superior de ellas, que estAn seHaladas con numéros como en la parte inf£ rior que estAn numeradas con letras. Asi, Linguae latinae exercitatio termina= con el folio marcado en la parte superior con el nûmero 82 y en la inferior - con la letra L, y Eremitae comienza con el folio seHalado en la parte superior con el numéro 83 y en la inferior con la letra L,1 -de las 109 pAginas de que= consta este volumen, Eremitae comprende desde la pAgina 89 haèta la 98-. Ello= da pié a pensar que la impresion de este volumen es posterior a los aHos 1538= y que, por tanto, no es la primera ediciAn; pero lo que, a mi juicio, no es ya tan demostrativo es que este volumen se imprimiera por primera vez por los - aHos 1550, como refiere Bataillon, y mucho menos por la razAn aducida por el - hispanista francAs. ^No publica Maldonado Paraenesis adversus grammaticorum - vulgum y no estA recopilada en ninguno de sus Opuscula de 1541 y 15497. Por - las referencias constantes que hacen algunos de los personajes de la obrita, - fundamentalmente Gonzalo, a la expediciAn militar de Carlos V a Tunez (1534) - nos inclinamos a conjeturar que el conquense escribio esta obrita por los aHos 1536 -en Maldonado es una constante referirse en sus escritos a temas actnales y vivos-, y fuA publicado en 1538, tal como data en dicho volumen (4). 354 Desde el punto de vista estructural, Eremitae constituye una pequeda comedia,= consistante en un acte y siete cortas escenas, en las que sus personajes cuen- tan sus vidas. La estructura del didlogo "recuerda mucho -afirma Bataillon- la del Coloquium senile de Erasmo. Pero Maldonado la renueva de golpe, situando - su obrita en el marco de una soledad silvestre y haciendo entonar a Alvaro de£ de el comienzo un himno a la vida campestre. Esta nota bucdlica es bastante - ajena a Erasmo. Tampoco creo que baya que ver en este recuerdo completamente - libresco del Menosprecio de Corte de Guevara, entonces tan trivializado que - 'no habia perro que no llegase a olerle'. En él se sienten mds bien, junto con un gusto real de la vida riistica, que aparece en otras de las composiciones de Maldonado, los primeros sintomas do un bucolismo nuevo, nutrido sin duda en trarca y en la novela pastoril italiana, de donde no tardard en surgir la Dia­ na" (5). Y en cuanto a la forma expresiva del opûsculo, hay que subrayar la ma nera tan viva con que los eremitas narran sus respectives vidas. A juicio de - M. Bataillon, "sobresalen en interns a los de los ancianos de Erasmo, a la vez que por el realismo de los detalles y por su cardcter aventurero. Son como bo- cetos latinos de novela picaresca, hdbilmente entrecortados con incidentes que nos recuerdan que Maldonado habia hecho algunos tanteos en el campo de la comê dia" (6). Eremitae consta de un solo acto, consistante en siete breves escenas, en las - que van apareciendo sus personajes contdndose sus vidas: - Primera escena; La primera escena es un dialogo entre dos personas: Alfonso y Alvaro. El con 355 quense situa a Alfonso en el marco de una soledad campestre, con la que se siente plenamente configurado: "îQué suerte -dice Alfonso- y que fausto acontecimiento!. Ni me pesa mi modo de vida ni mi decision primera. He adoptado una existencia - solitaria, y a ella me abrazo constantemente. Realmente, no veo por= qui debo desaprobar mi determinacidn, ya que ello me ha hecho olvi - darme de todo cuanto me preocupaba e incluso me angustiaba diariamen te..." (7). Alfonso se pregunta por la posible suerte corrida por su amigo Alvaro en Sala­ manca, donde marchd a estudiar para hacerse jurisconsulte y clérico. Cuando de pronto y de forma inesperada le ve que viene en direccidn hacia los montes con atuendo campesino. Alfonso, entonces, se esconde detris de un espino y consta­ ter asf mejor la reaccidn de su amigo Alvaro ; "Reconozco -se dice asi mismo Alfonso- ciertos ademanes de mi amigo= Alvaro. jCaramba! ;Es ël en persona! ;Qu4 rapidamente ha cambiado de atuendo! îQué buscara por aqu£7 îQu4 pensamientos albergard en su ca beza7. Nuestra antigua amistad, pienso yo, le trae hacia mi, a fin - de interesarse por mi forma de vida. Observer^ desde este espino, - que es lo que va hablando consigo mismo y qu4 hace al ver mis ovejas entre estos robles" (8). La reaccidn inmediata de Alvaro al ver las ovejas paciendo entre los robles es de canto y de admiracidn hacia las ovejas y su pastor; "jOh deliciosa selva! Hasta que no he llegado a ti, he estado priva- do de las dulzuras de la vida. ;Ojald hubiera pasado mi infancia y - adolescencia entre estas romeras! ;0h! vosotras, dichosas ovejas, que vais siempre por donde os place; pero mds feliz aun vuestro pas­ tor, que vive conforme a la naturaleza, que lleva una existencia constante y uniforme, que respira el aire vivificante. ^A quien pre- guntaré por mi antiguo amigo, del que me han dicho que vive por es - tos montes?. Las ovejas andan sin pastor; o se ha dormido o quizd de 356 sea evitar encontrarse conmigo. ;Ehl ;Eh! ^qui^n guarda estas ove - jas?. Si por casualidad estds escondido, no permitas que ande ator - mentado de un lugar para otro. Soy un amante de los montes y de las= selvas." (9). Alfonso, en un principio, simula no conocerle. Le pregunta por su nombre y la= causa de su venida a los montes. Una vez conocidos, Alvaro le explica la raz6n que le ha movido a abandonar el anterior estado de vida y abrazar la soledad - de los montes: el infortunio amoroso: Alvaro - "Como sabes (...), mi padre me confid a los gramdticos,= y su idea no me desagradd, pues tenfa cierta predilec - cidn por las letras. Los dos primeros afios los aproveché bastante bien. Pero, como unos adolescentes de vida disi pada me llevasen de aquf para alld terminé al fin adqui- riendo sus mismos hdbitos, y comencé a amar perdidamente a una joven bija de un comerciante, que me perdié por - coropleto. Dfa tras dfa iba a acercarme al portai del co­ merciante, sin que nada y nadie pudiera separarme de allf. Contemplaba a la jovencita, quien, a su vez, repli caba a través de sus ojos un ardiente amor, pues me mira ba con ojos lujuriosos y lascivos. îQué podla hacer?. Me ténia consumido. Observaba cuando salia y seguia sus hu£ lias, y me ponia a su lado en el templo en los teatros y en las procesiones, incluso cuando iba acompahada de su= madré. No me separaba ni de su criada, que era la que alimentaba mi espiritu en tan larga espera: la acompaha- ba a la fuente a por agua, al rio a lavar, al cocedero a hacer pan. Al fin, la jovencita, vencida por mi pasi6n,= como deseaba decirme que ella también me queria, me cito para las primeras horas de la noche. Acudi a la cita, ba je con la criada a la parte sécréta de la casa. Alli le= conté mis amores, y ella me conto los suyos, no prome tia, pero tampoco parecia querer negar nada. Rechazaba - mis besos, pero demostraba desearlos con sus risas y son risas, con su asentimiento y aprobacion, y, al final, con sus gestos. Très dias més tarde y en el mismo lugar= hablamos los dos amantes largo rato. No logré de ella - mas que un solo beso y una sola vez. Ella, en cambio, me proponia de buen grado la boda, pues sabia que mi padre= era rico. Por mi parte, si esa circonstancié hubiese alî viado en aquel momento mi pasion, con toda seguridad hu­ biera firmado mis bodas, jurando ante las escrituras y - ante el sacerdote. 357 Alvaro Alfonso Alvaro Alfonso - Feliz hubiese considerado yo esa ocasidn, que te ha li - brado de unos amores malsanos. Pues jdvenes, como ésta,= que con tanta facilidad acuden a las citas nocturnas, no poseen la naturaleza y costuAbres pue dicen que tuvo el= caballo de Alejandro Magno, el cuaT no soportd mds que a un jinete mientras vivid. Es raro que encuentres a una - inddmita y al propio tiempo acostumbrada a la silla. Pe­ ro sigue narrando tu caso. Mds que mi caso, contard mds bien mi infortunio. Oye, ^de qud conoces tii la historia de Alejandro Magno?. âAcaso me crees ignorante del todo?. He sido siempre - amante de la lectura; y, antes de consagrarme ermitaho,= lefa entretenidas historias en lengua vulgar. Pero, an - da, continda relatando el alivio de tus amores. Corria noche tras noche hacia mi jovencita, y ella me rê cibfa con dulzura, aunque a decir verdad no conseguia - mds que robarla un beso. Mds he aqui que una noche ante= la puerta o muy cerca de ella, me veo de repente cubier- to de una masa de suciedades y de excrementos, que desp£ dfa tal olor que no pud* menos de gritar. Como la gente= sacase las antorchas por la ventana, envuelto casi en - cieno, hul para no ser reconocido. En toda la noche no - pudieron limpiarme los ayudantes. Tuve que afeitarme al= dfa siguiente la cabeza y lavdrmela con lejfa. Sin emba£ go, no me vf libre durante quince dfas de aquel olor. iTe has enterado ya de mis infelices amores?. To, francamente, mejor que amores infelices, les llama - rfa mierdaceos. Siento en verdad tu suerte, pues el caso fue muy desgraciado. Para mf fue tan grave, que decidf hacerme monje. Pero, - como lo aplazd unos dfas, volvid a revivir en mi aquel - fuego pasional. Entonces pareciendo tener fiebre, me di— rigf a aquel lugar a la bora acostumbrada. Ella me dijo= que habfa soportado mi ausencia con mucha pena, y juré - que, al conocer el motivo, se llend de angustia. Luchdba mos, nos pelédbamos, pero sin llegar nunca la sangre al= rfo, pues ella se defendfa dulcemente y yo esperaba mi - Victoria para mejor ocasién. Asf pasamos noches y no ches, hasta que una noche oscurfsima, cuando yo estaba - proximo al vestfbulo, salieron de las oscuridades no se= quienes, que casi terminan a golpes conmigo. Apenas pude llegar a casa, pues el dolor iba siendo cada vez mds fuerte en mi cuerpo. Al ffn, me di cuenta que habfa sido tramada aquella paliza contra mf desde el instante mismo que comencé a amar perdidamente a aquella joven. Alfonso - Con razén fracasé tu amor. I después, ^qué?. Alvaro - âQué piensas?. Estuve durante dos meses sin poder tener- me en pie. Después para recuperar mi animo, me fui a Sa­ lamanca, para entregarme a las letras feliz y libremen - te, abandonando todos los placeras. Alfonso Alfonso 358 Pero, iquiénes son aquellos que unas veces aligeran el - paso y otras se paran murmurando no s4 que a lo largo - del camino?. Mira, ahora, descansan a la sombra de una - enc ina. Alfonso - No lo s4. Escuchémoslos, pues estdn cambiando opiniones= y hablando amistosamente, por lo que manifiestan sus geŝ tos y tono de voz. "Escuchemos con atencion sus pala - bras, pues llegan ya a nuestros oidos" (10). - Segunda Escena; La segunda escena estd representada también por dos personajes: Rebolledo y- Rodolfo. En ella aparece Rebolledo contando su vida a Rodolfo: esta casado y con hijos, pero ha dejando tanto a su mujer como a sus hijos en estado de m^ seria por culpa del juego; entonces decide retirarse al campo para reflexio- nar sobre su future ; al ffn détermina alistarse en la milicia con ocasidn de que se esté preparando una flota contra los moros: Rebolledo - "Mi suerte es mucho peor de lo que puede ser la tuya. - Tengo hijos y una mujer honesta: el haberla llevado a la miseria es algo peor que la muerte". Rodolfo - ^ o ha sido més bien ella quien te ha llevado a tf?. Rebolledo - Nada de cuanto pertenece a una mujer honesta y probada - mujer dejaba de hacer. Ademés, como ignoraba mis cosas,= me crefa tal cual yo aparentaba en casa. Rodolfo - âComo podfas ocultar engahos tan manifiestos?. Rebolledo - ^Cémo?. To sacaba gran cantidad de dinero de las rentas. La mujer crefa que ello aumentarfa nuestros recursos. To, para que se lo creyese més fécilmente, apenas rendfa cuentas. Por contra, recibfa en secreto grandes sumas de dinero a un interés muy elevado, llegando de esta forma= a contraer deudas tan grandes que no pude amortizarlas.^ Al ver los hermanos de mi mujer que se desmoronaba mi - fortuna a causa de las ventas, me delatan y me denuncian consiguiendo que abandone mi aficidn al juego, aunque ha bfa vendido ya muchos de mis bienes, y que, ademés diff- cilmente podrfan ser récupérables. Cambié mi forma de v^ vir. Volvf a las buenas costumbres. Iba al templo diaria mente con los més distinguidos, de quienes, una vez ter- minado el sacrificio de la misa, me apartaba inmediata - 359 mente, pues se reunion a renglon seguido en una casa de£ tinada al juego. Pero, a fuerza de insistirme uno y otro dia en acompafiarles, empecé a asistir como invitado, y,= senténdome al lado de los jugadores, miraba atentamente= y recordaba los daRos que me habia causado el juego. Més como no cesaran de invitarme a jugar, comencé por jugar= un poco de dinero, seguro de que no aumentarfa mi depos_i to. Pero ihay alguien en el mundo que pueda contenerse - siempre en el juego? îQuién sabe la forma? ^Quién es fiel a si mismo?. Solo el que se aparta y el que procura alejarse del juego durante largo tiempo. Empecé a jugar= desmesuradamente y sin frenos, llegando a perder tanto - dinero que ni con grandes tiradas ni con grandes deposi- tos podfa ya recuperarlo. Poco a poco, en espera de una= grata sorpresa, fui perdiendo una gran fortuna. Para - guardar mi fidelidad y librarme de las hipotecas me pro­ pose vender las fincas de la ciudad y alrededores. Hice= la venta en secreto y con esta condicion: que si al cabo de cierto tiempo yo les devolvfa el dinero, se me entre- gaban de nuevo las fincas. Pero, como temfa que se divul̂ gase mi ruina y que se enterase mi mujer, decidf arro jar, como dicen, la soga al cordero. Muchos estaban de - seosos de la finca que sabes que tengo a un dfa de dis - tancia de la ciudad. Pues la vendf con la condicién de - que pudiera recobrarla al cabo de cierto tiempo, pensan- do que con esa venta podrfa recuperar mis fincas de la - ciudad y curarme muchos daRos; con el resto del dinero - probar fortuna; quiza tuviera buena suerte y pudiera re­ cuperar mi economfa familiar y la iranquilidad de mi ai­ ma. Pero, cuando me vf cargado de dinero, en vez de ad - quirir las fincas de la ciudad y reponerme de ciertos da Ros, me fuf metiendo otra vez en el juego: jugaré, me d£ je a mf mismo, pero con moderacién. X, habiendo comenza- do bien, empecé a pensar en mis adentros: îQué juego pu£ de devolver lo que ha ganado si solo le conffo lo que d£ seo recuperar?. Las cosas se adquieren con grandes gas - tos. Cuando mayor es el riesgo, mayor es la ganancia. Na da hay seguro en el juego. Si el juego levante y enriqu£ ce a algunos, es sin duda a los audaces, incluso a los - que juegan sin dinero. ^Qué me sucedié? Pues que en très o cuatro noches me quedé sin una honza. Rodolfo - De verdad que es grave y horrible tu situacién. Me admi­ re de que no penseras en ahorcarte. Rebolledo - Sf, eso me parecio la Ultime esperanza de mis maies, si= no fuera cristiano; pero, perdidos los bienes de mi for­ tuna, déterminé pedir consejo a mi aima. Rodolfo - Tienes buenos sentimientos. To estimo menor la pérdida - de tus bienes si conservas piadosa la mente, como lo pruebas cuando bas determinado consulter al aima. Deseo= sobre manera que es lo que bas determinado hacer a par - tir de ahora. 360 Rebolledo - ... Me iré a Cartagena, donde se prépara una flota con - tra los Moros; me alistaré a la milicia y lucharé dura - mente. De este modo, o hago una hazaRa gloriosa para me- recer la carrera militer, o muero abatido por las heri - des. La guerre es piadosa, y no emprenderé batalla, sin= antes no haber confesado mis crimenes. De esta forma Cristo se apiadaré de mf..." (11). En cambio, lo que hace mantenerse a Rodolfo lejos de su casa es que no solo ha malgastado todos los emolumentos de su sacerdocio en el juego, en la caza y en los placeres, sino que habfa empefiado su sacerdocio durante cinco veces. Su - propésito es ir a pedir perdén a Rome, y dedicarse en un future al servicio de los pobres y de los peregrines: Rebolledo - ..."Ahora dime tiî lo que te atormenta y lo que te manti£ ne alejado de tu casa". Rodolfo - Ta conoces muchas cosas. To disfrutaba honestamente de - mi sacerdocio: vivfa con holgura y cuidaba espléndidamen te de mi familia. Pero lo perdf todo: no solo en el jue­ go y en la caza sino también en los placeres, llegando a empeRar mi sacerdocio por cinco veces. Rebolledo - &Qué dices?. Pero ^hay alguien que puede empefiar el sa - cerdocio?. Rodolfo - Ciertamente que no es posible sin mediar palabras. Rebolledo - Dios todo lo sabe. Rodolfo - T, ademés, es misericordioso. Pero yo simulaba mi inten- cion. Rebolledo - ^De qué forma?. Rodolfo - Prometfa que me darfa en prenda, como suele decirse, re- nunciando al sacerdocio. A cambio, recibfa mucho dinero. En esta promesa estaban implicados cuatro. Pero cuando,= un quinto, més astuto que yo, se did cuenta de que me - sentfa cautivo del dinero ajeno, de que habfa empeHado - mi aima, simulando querer interesarme por mis asuntos, - vino secretamente con un escriba, y me dice que trae con sigo el dinero que yo habfa perdido. Como me encontraba= en extrema necesidad y temfa a los acreedores, al ver el dinero, me emocioné deseoso de adquirirlo. Aquf tienes - un secretario, prépara el tramitado. No fue posible vol- verme atrés. Hice la exposicién pertinente. El, inmedia- taroente, lo envfa a Roma. T, cuando llega el momento de= darme el dinero adquirido de forma tan vergonzosa, se e£ capan. Como te das cuenta, habfa traicionado mi concien- 361 cia. îQué podia hacer? iCémo sufrir ignonimia tan gran - de?. Me aparté entonces, de la vista de los hombres. î - en estos momentos tengo pensado dirigirme a Roma, desde= donde, una vez obtenido el perdoh de mis culpas, pueda - navegar hasta Jerusalén, donde terdinaré mis ultimes - dfas, dedicado al servicio de los peregrines y de los p£ bres. Tal es mi propésito, no muy distinto del tuyo. En ffn, Âcrees tiî que no se burlarén los ermita&os de n£ sotros, pues justamente los dos somos dignes de burla?. Rebolledo - Detras de esa encina estaban escondidos dos, y han escu- chado atentamente nuestra conversacién. Pero ^qué impor­ ta?. Los que vienen como elles a la selva son generalmen te incultes. Apenas si entienden la lengua de la ciudad. Por eso pienso que no se burlaran de nuestra conversa - cion ni de nuestras costumbres, sino que se reirén por - que son alegres de por sf. Olvidémosnos de ellos. "Hemos detenido la marcha para hablar y para descansar.= Debemos darnes prisa, no sea que la noche nos sorprenda= en la oscuridad de la selva" (12). - Tercera Escena: Los personajes que entran en la tercera escena son los mismos de la primera: Alvaro y Alfonso. Alvaro sale de la encina, comentando la necedad y la locu- ra de los hombres que habitan en la ciudad, al llamarles incultes e impruden tes, simplemente por el hecho de vivir en la selva: Alvaro - "^No ves su necedad y su locura?. Ellos que no tienen de hombres mas que la figura, nos llaman sin conocernos, in cultes e imprudentes porque nos ven vivir en la selva. - Realmente, no hay locura mayor, ni mente mas obtusa que= la de la ciudad..." (13). Alvaro, a instancias de Alfonso, le cuenta los aAos que pasé en Salamanca: "Hice muchas cosas. En primer lugar, me dediqué a la dia léctica; luego algunos amigos mios me persuadieron para= que me pasase al Derecho terrene en el que no perdf el - tiempo. Pero he aquf que me viene la idea de estudiar - 362 Alfonso Alvaro Teologfa, de la que o£a era la més apropiada para los futures sacerdotes. Cuando aspiraba al sacerdocio, me llama mi padre por medio de una carta. Me dice en ella,= que ha muerto un sacerdote amigo, cuyos honores y fun - cidn yo podrfa asumir. Vine répidamente. T, aunque hubo= quienes se interpusieron, tomé posesién de ella. ̂Cémo - expresar la gran alegrfa, gozo y placer de mis padres, - hermanos y amigos?. Puf llevado al templo como un gran - triunfador. Pero he aquf que al cabo de unos dfas se pr£ senta cierto hombre de palacio con un oficio. Me convoca a juicio. X perdf la causa, después de haber gastado mu­ cho dinero. Esto fue para mf més duro que la muerte, pues pensé que no era justa la sentencia. Por lo que vol̂ vf a casa de mis padres lleno de tristeza. Le pedf que - llevara mi caso con sosiego de espfritu, le dije que por mi parte no me someterfa més a juiclos humanos, ya que - se ejecutan més por influencias que por equidad, y que - me retirarfa para siempre igbntes. Mi padre asin - tié, y me fuf. Este es el'lc^rfct^lô de mi vida. Si tie - nés algo preparado q u e ' s i ÿ ^ éé.tcohàUelo, te ruego - _ _ -/î* '•'O-,*que hables ppbnto". ‘.v ^ - Tengo un gran a 1 i vi e t f ̂ edo convencer de" - que ésta vida rustica éVe<^ ;^^io^preferible a la de la ciudad. ; Pero escuchemos a aquellos %ue se han parado para hablar de sus cosas. - De acuerdo. Pues patéiw que estan tratando también de sus vidas" (14). ' \ . - Cuarta Escena; La cuarta escena esté representada por Lupino y Vulpeyo. A diferencia de los personajes de las très escenas primeras, Lupino y Vulpeyo no cuentan sus re£ pectivas vidas, sino que tratan de la honestidad de la forma de vida de cada uno de ellos. Lupino. por ejenq>lo, cree que su manera de vivir es tan honesta como la de - Vulpeyo. y la razon que aduce no es otra que la de utilidad. 363 "Pienso -dice- que mi forma de vida no es menos honesta que la tuya. Pues, - como dice un orador francés, nada hay dtil que no sea honesto, ni honesto - que no sea util. T no negaras que mi vida es dtil', y si es Util, ^a quien no puede parecer que no es honesta?" (15). Vulpeyo no esta de acuerdo con el juicio de valor que Vulpino hace de su ma­ nera de vivir. Pone en cuestién los criterios de honestidad y de utilidad - por lo mucho de engaAo y de subjetivismo que encierran taies términos: "Rectamente has dicho -le dice a Lupino- puede parecer - que no es". Pues muchas cosas que parecen honestas, en - la realidad no lo son, lo mismo que otras que no tienen= ninguna utilidad parecen utiles. Los hombres se equivo - can, se dejan llevar por sus pasiones, y llaman util a - lo més perjudicial, y honesto a lo que nada tiene con la virtud. Tu, por ejemplo siendo avaro como eres por natu­ raleza, juzgas util a enriquecerse de cualquier manera y a buscar cualquier ganancia" (16). Como prueba de que, a veces, no solo no van parejas sino que se excluyen las - categorfas de lo honesto y de lo litil, Vulpeyo trata de hacer ver a Lupino co­ mb su vida es eminentemente util por las cuantiosas sumas de dinero que gana,= y sin embargo es deshonesta en grado sumo, puesto que esa utilidad es la razén de la existencia de tantos mendigos, de tanta hambre y de tanta miseria: "... En cierto tiempo del afto, tu recorres villas y pla zas comprando trigo. Se lo compras a aquellos, que tie - nen necesidad urgente que se les pague con dinero, y ellos a cambio te entregan el trigo inmediatamente de ser cosechado. T es que como no tienen dinero para reco- ger los frutos, se ven obligados a venderlos antes de ser recolectados. Cuando llega la hora de entregar el trigo, les apremias con tantas cargas y con tantas deu - das, que se ven abocados a morirse de hambre, puesto que 364 ya no pueden recuperar de tf o de otros como til ese mis­ mo trigo, que lea permita vivir hasta la préxima cose - cha. Transcurridos unos meses, volvéis a venderselo exi- giendo unos intereses tan grandes por ese tiempo que, cuando van los agricultores a devolver el dinero, no pu£ de siquiera recuperar un modio con seis. De aquf nacen - las multitudes de mendigos, el hambre y las miserias" - (17). Lupino se defiende: su vida es totalroente normal, no hace otra cosa que ejer - cer su profesién de la misma manera que se ha ejercido siempre. Solo considéra deshonesto el modo de adquisicién de riquezas a través del robo y de la rapi - fia: "iQué es lo que dices? ^No esta permitido entonces vivir de nuestro trabajo, de nuestra profesién, como vivieron= nuestros antepasados? Nunca se ha tenido por vicioso el= vivir como nosotros vivimos, ni se ha considerado de po­ co honesto conseguir las riquezas de cualquier forma, con tal de que no se haga por medio del robo o de la ra- pifla" (18). El hecho de que sea permisible, le responde Vulpeyo, no quita un épice para que no deje de ser considerado como el robo més grave y més nocivo al Estado; "Te equivocas -le dice-. Lo que sucede es que dormitan - los magistrados o hacen la vista gorda, si no hay nadie= que se mueva, se queje y grite. Ademés, &que robo podrfa considerarse més grave y més nocivo para el Estado que - el que vosotros, sirviéndoos de las posibilidades de los agricultores que proporcionan el alimente a la ciudad, - procedéis impunemente forzando al hambre a esos hombres, a los que ni queda siquiera la posibilidad de vender el= trigo a sus conciudadanos?. Por si fuera poco, dejéis fermentar lo que tenéis guardado, de suerte que no lo sa céis cuando abunda el hambre, que vosotros mismos habéis creado, y que ahora aumentéis vendiéndolo con dificultad y a un precio apenas insorportable, manifestando que hay escasez de trigo, cuando el aRo ha sido abondante, y vo- 365 sotros tenéis las paneras llenas. A los que llevéis el hambre a los= demés, pienso que os cuadra el verso aquel de Virgilio: |"0h! dio - ses, desterrad semejante peste" (19). Lupino cambia la conversacién. Ruega a Vulpeyo que le hable ahora de su profe- sion, de la que sospecha que esta menos ordenada al mal de los ciudadanos: "Has hablado ya demasiado y con ira acerca de mi vida. Espero que, - lo que vayas a decir de la tuya, lo digas con un poco mas de modera- cién. Aunque sospecho que no estaré menos ordenada al mal de los ciu dadanos que la mfa" (20). A lo que responde tajantemente Vulpeyo; "Te equivocas". To voy por los campos, villas y montes. Compro cer — dos de dos o très meses e incluso mayores. Les alimente después con= pastes, bellotas y cebada. Nada de esto lo consigo gratis, sino a - través de mucho dinero. Cuando veo que han engordado, los llevo a la ciudad, y los vuelvo a vender. ^No crees que se trata de un negocio= honesto, que se hace sin perjudicar a nadie, y que inclusive redunda en la utilidad comûn? (21). Lupino cuestiona el juicio de valor que hace Vulpeyo sobre sus propios nego cios con la siguiente interpelacién: "Acaso -le dice- no valdrian menos los cerdos, ŝi tu no acaparases= la compra?" (22). Vulpeyo le responde; "De ningun modo. Si no hubiera quienes se llevaran esos rebaHos con= dinero constante, los agricultores y los campesinos no criarian esos rebaHos, y entonces los ciudadanos carecerian no solo de este género 366 de alimentes sino también de otros; pues nosotros ponemos a la venta terneros, corderos y cabritos, llegando a reunir en la ciudad muchas ovejas y vacas" (23). Quinta Escena; La quinta escena esté representada por très personajes; Alfonso, Alvaro y - Gonzalo. En ella aparece Alfonso contando su vida a Alvaro. Comienza dicién- dole el gran dilema que se le présenté cuando él se marché a estudiar a Sala "... estuve dudoso durante algtin tiempo de si abrazarfa la vida del= campo o de la ciudad. Pues, como frecuentaba el campo y me gustaba - el silencio, soledad y la tranquilidad de aquella vida, habfa busca- do un motivo para quedarme allf definitivamente. Vuelto de nuevo a - la ciudad, y embriagado por los placeres, pensaba asf consigo mismo; âpor qué no abrazar este género de vida alegre y honesto?, los hom - bres de la ciudad, pensaba, tienen lo necesario para vivir, ponen to da su aima en adquirir riquezas, viven con seguridad y mueren cris - tianement'e" (24). Al fin, decide hacerse clérigo, pues "parece que los clérigos estén contentos= con su oficio, que no desean otra cosa que vivir feliz y santamente" (25), y - en caso de no ser considerado apto para aspirar al sacerdocio, ingresarfa en - las filas del ejército. Pero, cuando iba a inscribirse en las filas de los cl£ rigos, se pregunta: "ipor qué me apresuro?, ipor qué me précipité?. Demos tiem po a la decisién. Pensemos y reflexioneroos més en esta cuestién, no sea que - luego baya que arrepentirse y trabajar sin constancia" (26). Entonces, se pro­ pone conocerles antes, més cerca; 367 "Con frecuencia me acercaba al templo, donde se reunfan a diario los ciudadanos més distinguidos. Me quedaba mirando. Por allf paseaban - los clérigos y los demas ciudadanos de dos en dos o de très en très. Se sentaban para hablar entre ellos. A veces permanecfan de pié en - corro. To pensaba que aquellos clérigos hablarfan fundamentalmente - de religién, de las buenas costumbres, de la forma de expiar los pe- cados, de alguna disciplina importante. Pero, segun pude oir en sus= conversaciones, no tenfan nada que ver con lo que ellos profesan por su nombre y por su ministerio. Muchos dfas me acerqué para oir lo - mismo, pues sus conversaciones eran las mismas todos los dfas. To, - que crefa que ponfan su espfritu en las cosas sobrenaturales, obser­ vé con sorpresa que no les gustaba su estilo de vida ni su cargo, y= que vivfan en la tierra sin apenas hablar en el cielo. Me fui conven cido de que no debfa aspirar al sacerdocio, porque ardfa en todos - ellos la sed de poseer..." (27). Desecbado el deseo de hacerse clérigo, frecuenta durante algtin tiempo los Luga res ptiblicos de la ciudad, al objeto de palpitar la vida profesional de lot - hombres de la ciudad. Ello es lo que, en definitive, le 1leva a abrazar la vi­ da de la selva: "Precuenté durante bastante tiempo -le dice a Alvaro- el centre de - la plaza de la ciudad; paseaba, daba vueltas como buscando a al - guien. No ofa nada que me gustara. Todos bac fan sonar el oro, la pl£ ta, las ganancias. Terminé abominando aquella forma de vida, que ni= se sacia con ninguna riqueza, ni es capaz de prometer la tranquili - dad de espfritu. Probé luego las aulas, la vida de los jefes, inclu­ so de aquellos que dirigfan los ejércitos, y que habfan forjado con= el botfn de las guerras su patrimonio. Pues bien, a ninguno de ellos encontré contento con su situacién familiar. Asf se apagé en mf - aquel deseo de vivir felizmente en la ciudad, lo que debe servirte - de gran consuelo, pues, no dejando nada sin probar, he abrazado esta vida de la selva como la mejor" (28). Lo contado por Alfonso sirve de consuelo y de estfmulo a Alvaro, puesto qut un gran conocedor de la vida como es Alfonso parece estar de acuerdo con él. il - fonso, para mayor seguridad de Alvaro, decide presenterle a un ermitano, liam£ do Gonzalo, que vive en un valle cercano a ellos, alejado totalmente de las - olas del mundo. Le encuentran tejiendo una canastilla, al sol, delante de ]a - puerta de su casa: 368 Salud, buen hombre, le dice Alfonso. Bien venidos seais también vosotros, les responde Gonzalo. îTraéis entre manos algun asunto para que deje esta cesta?. Si, contesta Alfonso. Résulta que éste se ha visto agitado por va­ rias olas, y tras sufrir muchos naufragios, acude aqui como a un - puerto, pensando que es lo unico que tras varias caidas se ha pro- puesto vivir solo para Dios y para si; ademés, no puede creer que= tu hayas vivido en la ciudad y te hayas preocupado de otras cosas= ademés de las actuales. Nos harés, por tanto, un gran favor si nos explicas de qué forma y qué pasos has dado para llegar a esta cima tan alta de santidad. To ya lo sé, pero desearia que éste se rea - firmase en la buena impresién que ha comenzado a tener. Sin duda que es un gran estimulo, dice Gonzalo, para vivir la vida que he abrazado ver que otros han realizado también con éxito sem£ jantes cambios de vida. Si deseas un ejemplo para reafirmarte -le dice Gonzalo-, tampoco - te fa1taré para perseverar. Iré corriendo los pasos de mi vida. No te cansaré. Sentaos, pues estaréis cansados del camino y quizé tam bién del sol por falta de costumbre. To era tribune militar, cuan­ do Francisco, rey de los franceses, fue vencido y hecho cautivo - por los nuestros en Italia. Como llenara bien la boisa, al ser je- fe de un campamento, me entregué durante dos afios a los placeres,= llevando una vida militar sin rumbo, libre, no sometida a ley ni a razén alguna. Pero, agotado el dinero, comencé a temer que la ind£ gencia me hiciera salir de la patria o que me atormentase otra cir cunstancia cualquiera, puesto que de los très familiares que ha - bian salido conmigo de Espaffa, a uno le vi en Roma colgado por un= famoso robo, a otro le habfa dado muerte una culebra, y al tercero le habfa matado un compaHero jugando con la espada. En estas cir - cunstancias regresé a EspaHa y vivf largo tiempo en Valencia, pen­ sando de qué forma podfa recuperarme y volver sin verguenza a casa de mi madré, ya que habfa vendido bajo el pretexto de la milicia - honrosos cargos con la intencién de no volver de Italia a casa de= mi madré y de mis familiares, si no era llena de orgullo por la dignidad y la fortuna. Por fin, conocido por un amigo de mi padre, éste se propuso reformarme: para ello, pensé que debfa abandonar - totalmente la vida militar y dedicarme a otro género de vida. Ha - bfa en aquella ciudad un hombre rico, descendiente de antepasados= reales y rodeado siempre de muchos nobles. El amigo de mi padre me confié a él, quien, tan pronto como constaté que procedfa de una - familia honrada y que sobresalfa por mi ingenio, me envié a Man - tua, donde él era rey, para que ocupara su lugar, cuidara de la ad ministracién y atendiera a los amigos reales. Allf, al haberme ga­ nado pronto la confianza de los senadores y de los nobles més im - portantes, desempeffaba los negocios del duefto con suma comodidad - y, a la vez, cuidaba con gran cautela de mis negocios. Mi madré, - que se enteré de mis éxitos y que, ademés, administraba a la per - feccién mis cosas, me ayudaba con dinero. To llevaba allf ya dos - afios ocupando lugar tan destacado, cuando he aquf que dos jévenes= llegaron de unas islas remotas recién descubiertas por los nues - tros, desde donde salen diariamente gran cantidad de oro: muchos - 369 son los que cargados de oro regresan felizmente a su casa. Como t£ nfan dinero en abundancia, se pasaban el dfa jugando e invitando a la gente, de ahf que hallaran facilmente la amistad de los nobles. To, siguiendo el paso de estos ultimos, comencé por jugar un poco= simplemente por distraer mi espfritu, pero luego me aficioné comp£ tiendo con grandes cantidades de dinero con los Indios (asf les - llamaban) llegando a ganar muchos miles de aureos; entonces, te - mie ndo un rêvés de la fortuna, déterminé abandonar el juego y, al= creerme con dinero, casarme, tal como era mi deseo. Un noble, que= tenfa très hijas, habfa situado en la vida a la mayor, a la segun­ da la habfa casado, y a la tercera la tenfa destinada para un con- vento: sus posibilidades no eran suficientes para très dotes. To - amaba ardientemente a la més joven de las très, pero disimulé du - rante muchos dfas mi pasion, pese a frecuentar la casa de sus pa - dres, pues eran amigos mfos, y conversar constantemente con sus h£ jas. Aunque yo intentaba darme a conocer a la joven, ella jugaba - conmigo de multiples maneras: bien comunicéndome su asentimiento y mutuo amor, bien rechazéndome como indigno con sus palabras y su - mirada; ello me encendfa més y hacfa arder en mf un deseo de unir- me en matrimonio lo més pronto posible; por otra parte, ella cono- cfa astutamente mi pasion y, aunque me rechazaba amenazéndome sua- vemente, intentaba sin embargo retenerme con sus ojos lujuriosos y lascivos. Vencido, al fin, por aquellas dulzuras venéreas y técni- cas falaces, me présenté a su padre: le pedf la mano de su hija y= él me la concedio al instante, puesto que él consideraba que yo t£ nfa una dote lo suficientemente rica para desposar a su hija. Para que recordaros la voluptuosidad con que yo gocé los primeros afios: era una mujer pulcra de cara, me era complaciente en todo, tenfa - un dominio de sf mismo, cuidaba diligentemente de la casa. En su - ma, puse en sus manos toda mi preocupacion y ella se preocupaba de todo. Mientras, yo segufa una vida cortesana en Toledo y llevaba - una vida placentera por doquier, abundando en aquello que contribu ye al esplendor y a la dignidad de un varén que pasa el tiempo en= la corte; y, aunque iba de vez en cuando a Valencia, donde estaba= mi principe, y otras a Mantua, donde estaba mi mujer, recurrfa tam bién allf a la vida cortesana; ademés, los Indios, a los que yo ha bfa humillado con los dados, no cesaban de invitarme a jugar cuan- tas veces vefan que yo habfa vuelto; al final, terminé perdiendo - en breve tiempo todo el oro y plata que tenfa, cambiando de este - modo la suerte de la fortuna; no valié esperar a que otra vez vol- viera: habfa alrededor mfo compaReros de juego y amigos de liti - gios, que estaban en Mantua, que se llevaron consigo, ademés del - nombre de la dote, lo que ella habfa aportado. îQué hacer? Se es - parcen rumores de que el César Carlos quiere echar a Barbarroja de Tiinez y que, para ello, prépara una gran armada. Me alisto a ella, y asf concibo la esperanza méxima de poderme separar honestamente= de casa y de la mujer, y, de nuevo, verme envuelto en saqueos béli COS. Parto, por fin, sin despedirme de nadie, ni siquiera de mi mu jer. Me alisto en la milicia. El César Carlos pasa las tropas a - Africa y hace huir a Barbarroja. Se toma Tûnez y se roba a los Sa- rracenos muchos tesoros. Para mf terminé el evento demasiado prés- pero: ello permitié que pudiera recuperarme de algiin modo. Pero, - como volvimos por Italia y como, por otra parte, casi todos los - dfas hay ocio en las armas, nos concitabamos las noches a jugar; - y, en un principio, la suerte me acompaRd, pero al final me desti- tuyd de todo. Después de algunos meses, arribé à las costas de Es- paBa sin més ropa que la que llevaba puesta: el juego me habfa ab- sorbido todo. îQué hacer, desgraciado de mf? El hambre me hacfa an dar con cierta dificultad hacia casa, pero el pudor me lo prohi - bfa. Vencido el pudor, me dirigf hacia casa. Pero ^quiénes son aquellos que se ven a lo lejos?. - Es un anciano -responde Alfonso- persiguiendo a una joven. - Pero si es el habitante de la alquerfa -dice Gonzalo- quç hay de - très de aquel montfculo, a la que suelen venir chicos y chicas a - recolectar avellanas y algunas veces bellotas. Corramos hacia el - avellano, y asf saber qué,es lo que quiere para sf la senectud - (29). - Sexta Escena: La sexta escena consiste en un diélogo vivo y mordaz entre el anciano Gela - sio y la cuasi adolescente Flora. El anciano aparece coqueteando con la jo - ven: intenta pretenderla. Flora le rechaza: le tilda de viejo. Ehitonces Gela sio se deshace por hacerla ver su estado de virilidad: el hecho de que tenga arrugas y canas, la dice, no significa que tenga muchos aRos, sino que es d£ bido a que su naturaleza es asf. Al final, el anciano Gèlasio tiene que - usar los reclamos crematfsticos como instrumento de atraccion, al ver que su aspecto de edad viril, que no es lo mismo que senil, no han surtido los efe£ tos apetecidos. Esta vanidad del anciano decrépito, que se jacta de ser joven, hasta tratar= de pretender el amor de una adolescente, es expresada por Maldonado a través del siguiente diélogo, que comprende exclusivamente la sexta escena de la - obra: 3tl Gelasio - "Manten el ritmo gracies» joven. No pienses que yo voy a - perderlo. Ojala qulsieraa contender conmigo en agilidadi - estaria dispuesto a que me precedieras en eien pasos; y si yo te alcanzara ante# de la cima dll monticule, te darfa - una ffloneda de mucho valor; eh camhio^ Si yo te pillara An­ tes, te darfa un beso y turbarfa tus pectorales. Flora - No quiero que tu senectud se hostiguei te quedarfas en mi- tad del camino. El dnimo te ittponé, pero las canas y las - arrugas muestran de lo que til eres càpas. Gelasio - {Desgraciado de mf, que soy sopesado por las canas y por las arrugasI. Ignoras, Oil lus, que las eànas no proviêhéhs de la edad, sino de la naturaleza, Flora - Estén equivocados, creo, los que asf piehsan, puesto que ■» hasta ahora nunca he visto canas que no eoncordarah coh - los ados. Por naturaleza algunos encaneceh més tarde, y - por vicio algunos envejecén antes. Pero, Sin embargo td no puedes disimular la edad, estés faite de Vigor. Gelasio - Te ruego, radiante virgeh, que no me jusgues por la câra,« que ciertamente ha contraido la senectud por negligencia.e Todos los miembros que latén ëstén llehos dé vigor. Mi en= la adolescencia me be sentido con tantaS fuerzas Oomo aho­ ra: salto, corro y lucho valienteménté « Flora - Pues si tanto vales, tienés uha Aujer honéSta, que no tie­ ne menos edad que td. Gelasio - Guérdate de nombrarme a esa anciana: sabes que me produces nauseas. &Por qud me he de unir con éSe cadéverT Tu ereS - mi voluptad, td eres mis deliciés. To jugard contigoÿ y en trard contigo en la bafiera a un mismo tienq>0 . Si me envue^ vo en tus pechos, me sentirés arder las Venas, Mo me #qui- pares con una mujer décrd^ità-i. Flora - Olvida semejante cosa, délirants anciano. &Crees que voy a pSrmitir a una persona como td, que estando enourvado y - prdximo a la muerte, pretends asemejarse a un insano ado - lescente con palabras tan pétulantes?. Mi candor, mi deli- cado y suculento esplendor no seré mahoSeado por esos de - dos huesudos y cafdos. Dios y toda la corte celestial me - libren de ello. Gelasio - Si no te atrae mi aspecto. Si te desagrada esta edad vi - ril, que no tiens nada de anciana salvo las canas, te agra darén al menos los espldndidos regalos que podrfas tener ,= y te agradarén continuas comidas y meriendas, en las que - habrfas de abundar con una sola promèsa. No habrfa ningdn= fruto en los érboles, por precoz que sea, que no fueras la primera en cogerlo. Flora - Me agradan las promesas, pero Éientras tanto no veo nada - salvo uns intemperada caAicie. Gelasio - De verdad que verés todas las cosas. ^Quieres acaso como - garantis un recibo firmado, propinéndome td a cambio un b£ so?. Flora - ;Ay, desgraciada de mil, vete hasta la zarza: "aquf hay - gentes que nos estén viendo" (30). 372 - Séptima Escena; Representan la séptima y ultima escena los mismos personajes que representa- ron la quinta escena: Alvaro, Alfonso y Gonzalo. Los très aparecen en escena comentando el cuadro presenciado: - Alvaro critica la vanidad del anciano Gelasio y la de muchos ancianos como Gelasio, que a duras penas reconocen que han entrado en una edad avanzada: "Os dais cuenta -les dice a Alfonso y a Gonzalo- de la vanidad que - existe en el orbe. Este anciano decrépito se jacta de ser joven, y - se afana de ser amado. En realidad, asf son muchos ancianos. Desean= ir con las adolescentes y niegan constantemente que ellos sean muy - ancianos. Se alucinan, estén encorvados, claudican, y, sin embargo,= soportan de manera muy penosa que han entrado en edad muy avanzada.= Chochean y no hacen més que extravagancies, y, no obstante, quieren= ser superiores en consejo y en prudencia, removiendo a los jévenes - de la administréeion de la cosa püblica" (31). Alfonso, ante la escena presenciada, se confirma en su pensamiento: la sinra zén de los mortales: "Cada dfa -dice- me confirme més en mi sentencia: que cada dfa son - muchos los mortales que deliran" (32). I Gonzalo encuentra todavfa menos explicable lo que acaban de presenciar, si se tiene en cuenta, dice, de que el anciano Gelasio es considerado entre los aldeanos como el més juicioso, diestro y sabio: "Os admirais y con razon de este anciano, pero os quedarfais mucho - més atonitos si le conociérais profundamente. Es el primero entre - los aldeanos: ninguno se atreve a desaprobar su sentencia, todos pen in den de él como si fuera el més diestro, y no dudan en llamarle sa - bio. T Ted que ardor tan desenfrenado arraiira consigo. Tan pronto - como conocid que iban chicas a recoger avellanae, y que elia iba là» primera, corrié enseguida detrée de ella# a^es qué là siguieran laé demés, y no dudé en solicitarla, éiéndd eaél fbdàvia nubil. Si esto* lo hubiera pretendido un joven eUÉlqttléra, ee dirfà y âe proélàmarfa como digno de supliclo..." (33). Hechos los respectivos comentarios â cerca dé la eiéena pnésenciadà# Gonzalb.s ante la voluntad de Alvaro que le pidé qüé éôiiiinde ééü là narfaeidn de Étt vl« da, emprendida en la escena quinta, lo haeé gtteiosamënièf "... Cuando mi mujer me vid làncerado y déformado pdi* el viaje* dij# jo: îQud es lo que veoi {Deigraciada dé mil ^ é ddnde vuèlvis tafi ul trajado?. Te llevaste toda la eustancia y la hàé l>erdidot eitéi fedu cido al hamhre y a la desnudez. {Ôjalé'te huhiera Viétô antes Éuefté que asi de perdido y deshoUradol. Te ruego, dije# qüé ahorres tué - maldiciones y que no me consumas totalmente Ooh tus diohos. Démasia^ da pena es ya la propia miseria que yo déhb Sufrir. Llevas razdn si^ me dices que cdmo he tenido valor para preéentarme después de lo SU- cedido, pero no depends de nosotros Sino de cosas superiores y de la fortuna, como nadie puede sustraersè dé la constante fortuna de là - guerra, en la que al final cai después dé una Ingenté calamidad. Mos. niego que ella me fué ciertamente benigna, pero fue como un» horren- da tempestad. Dirés que naufragué en casa y en la patria: muchos més fuertes y més ricos que yo perecierod con todas sus cosas, yo logré= al menos evadirme aunque fuera perdiendo todo. ^Qué hacer en esos nw mentosT. A veces hay que hacer cosas que no nos agradan porque son - imposibles de evitar. Td, dijo ella, aduces como excusa de lo perdi­ do lo que otros han perdido: nadie se alejé como td desertando de to das sus cosas y de su mujer ni ha tenido seme jante vuelta, ni ha - puesto como pretexto taies causas. ^Para qué recordaros detalladamen te cada una de las cosas?. Aunque simulé un naufragio, nunca més vf= ya a mi mujer con la cara alegre: siempfe que me vela, frunela el c£ fio y daba la sensacidn de que me echaba alguna peste o que me desea­ ba la misma muerte; en cambio, yo lo llevaba pacientemente, al obje­ to de que no se abrieran de nuevo mis heridas y asi poder renovar - mis labores. Una cosa, sin embargo, empezd a preocuparme: desde mi - vuelta la vefa siempre devolviendo, se acostaba de vez en cuando y - se excitaba con bastante frecuencia, de tal manera que eran raras - las veces que yo la vefa de pie; el escrdpulo empezd a arder en mf,= porque su cara, que era suculenta y de un color fntegro, despendfa - un color enfermizo; empecé a sospechar del vientre desplomado que le hacfa més gorda y del cuidado que ponfa en despedir ligeros olores;= pero, como entonces yo me estaba rehaciendo, no me atrevf a prestar= 374 oidos a lo que me prefiguraba; yo lo disimulaba celosamente, rogaba= a la enferma que se cuidara, aunque no por ello continuaba con las - manos armadas si llegqra a cerciorarme de lo que yo me sospechaba, - pues no en vano la guerra me habfa hecho més irascible. En medio de= este estado de ambigUedad y de confusién, me df cuenta que cierto - soldado forrado en oro, que habfa sido tribuno militar en Italia y - en Hungrfa, deambulaba con frecuencia delante de mi puerta cantando= hasta pender casi de mis Tentas. Ehtonces, simulé en un dfa de fies­ ta ir por la mafiana a una ermita fuera de la ciudad, y apenas me ha­ bfa sentado en el vestfbulo de la casa del vecino, cuando aquel que= yo sospechaba entré en mi casa. Envuelto en ira, salgo corriendo, y, al oir nada més entrar en el portai que charlaban y jugaban entre - ellos, me desplomé al tropezar con un pie, y casi rompf mis narices= contra una arqueta. Mientras, él huyé y ella se escapa por la puerta trasera y se réfugié en el convento de las vfrgenes consagradas, al= que habfa sido destinada antes de las nuncias. Yo estaba nervioso al no poder hacer nada: las vfrgenes me habfan prohibido entrar, y el - adültero habfa huido escapando por el monte. Tan pronto como me ento ré que iba en direccién a Navarra para alistarse en el ejército, me= pongo en camino deseoso de venganza. Comencé a perseguirle a marchas forzadas, pero, poco después de que no estaba muy lejos de él por - las seRales que me dieron, caf en manos de unos ladrones al pasar un monte poco antes de la salida de sol, quienes, pensando que mi espo- lio era de alguna importancia, me lanceran, azotan, golpean con las= hastas, amenazéndome con la muerte, si en aquel dfa no me alejaba del monte. - âConociste -le pregunta Alvaro- a algunos de ellos?. - A ninguno -le responde Gonzalo-, pues llevaban la cara tapada. - To -le dice entonces Alvaro— no hubiera dudado que tal desayuno hu biera sido preparado por tu rival. - îEs que hay alguien -se pregunta Alvaro- que hubiera dudado de que habfa sido tu enemigo el que te habfa tendido la emboscada, con el fin de librarse de las penas?. - |Eh! Me estéis infundiendo -les dice Gonzalo- una inquietud, un e£ crupulo, del que hasta ahora me habfa librado: de que mi émulo me= habrfa preparado las redes, y asf yo bajo el pretexto de ser roba- do me debilitase de modo tal que no tuviera fuerzas para seguir, - privado de vestidos, de dinero y de caballo. Pero, dejémoslo: no - voy a pecar ahora al final. Olvidé todo y ahora también lo olvida- ré. Mayores cosas tuvo que sufrir Jesucristo por mf. Estoy dispue£ to, por tanto, a sufrir estas cosas que, por otra parte, las consi dero més insignificantes. - îQué camino -le pregunta Alvaro- seguiste después? ^Cémo fué tu vĵ da?. - Vivf la misericordia en un lugar cercano de los hombres durante el tiempo de la convalecencia. Entonces, era costumbre el encuentro - de hombres en un recinto sagrado, consagrado a su regia majestad,= muy concurrido en ciertas épocas del aHo con ocasién de las fies - tas y de los perdones; sigo a la muchedumbre, subimos hasta la ci­ ma del monte en la que esté situado el recinto al amparo del vien- to; allf, reflexionaba sobre mi situacién, me mostraba a su divina majestad para que me ayudara benignamente a llevar con paciencia - 375 los tejidos de la fortuna, me entregaba todos los dfas en lagrimas,= me afligfa constantemente de mi miseria, no encontrado vado en las - miserias y en las angustias. Un dfa, cuando era ya menor la frecuen­ cia de hombres, el guafdién del recinto, varén piadoso, me hizo ba - jar a su cubfculo y, después que se rehizo con un breve trago, me d£ jo: he contemplado més de una vez tus suspires y légrimas, pienso - que la fortuna adversa se soporta peor con un espfritu poco sereno;= si alguna vez has experimentado la alegre, no te estremezcas de la - triste: la misma cumple su cometido cuando la préspera se mezcla con las cosas adversas. Alguna vez, dije, se apoderé de mf, pero ahora - me ha herido tan gravemente que me ha arrebatado toda fecundidad de= vida: estoy abatido y con el alma acongojada no hago més que dar - vueltas sobre lo mismo y ;ayf con mi dolor me he refugiado en un ar­ gumente falaz; ruega para que conmemore mis angustias y, una vez que las haya retenido, manda que tenga buenas esperanzas; intercede para que yo sea amado por Dios, y consagraré el resto de mi vida a dar y= a devolver las gracias. Esté escrito, dijo, que han de cosechar ale- grfas los que siembran légrimas. Tus palabras, dije, me reconfortan, y siento un consuelo tal, que nunca hubiera pensado que fuera asf; - pero te ruego que me enseffes como poder permanecer perpetuamente en= esta sentencia para que condene el mundo y compense después de la - muerte los maies que he padecido. Nada hay, dijo, més féeil: huye - del consorcio de los hombres, déplora tus delitos, labora por alcan- zar en esta vida tan corta el favor de Dios, que lo obtendrés si, ha ciendo penitencia de las cosas pasadas, te entregas por entero a - Dios y persévéras en él. Ojalé, dije, pudiera vivir contigo: me sien to totalmente cambiado con tus palabras; si no me separara de tf, - tendrfa segura la salvacién y la integridad de vida. El que vivas - santamente aquf o allé, dijo, no tiene importancia alguna; este lu - gar y esta razén de vida no sirve para otro comensal: no faltan por= aquf pequeHos santuarios rdsticos. No faltan -dije-, pero tu conver­ sacién y I tu candor me hacen mucho bien; existe un pequeHo santuario conocido por mf desde pequefio, que ahora anhelo; prometo que seré pa ra mf un perpetuo habitéculo; y, con el voto pronunciado solemnemen- te, me séparé y, continuando el camino, vine hasta aquf. Cuatro aRos hace ya que abracé esta vida, y hasta hoy no puedo decir que he fal- tado siquiera una vez a mi propésito. Cada dfa nace en mf un ardor - por perseverar aquf. Estoy constantemente dando gracias a Dios S.M., por haberme dado la lucidez de repudiar todas las cosas y no desear= otra cosa que vivir aquf hasta la muerte, puesto que esté claro que= fue él quien me sacé con su benignidad de tantos maies y tantas reu- niones sin mérito alguno por parte mfa. Aquf tenéis, pues, el curso= de mi vida. Tu, si bas comenzado a vivir bien, manténte constante; - ello te haré sentir una increible voluntad; no envidiarés a los po - tentados sus riquezas si llegas a entender y a comprender cuéntas - son las riquezas y cuén supremos son los placeres cuando se sirve a= Dios sin césar. - Hace tiempo -termina diciendo Alvaro- que habfa determinado perma­ necer en este género de vida, pero ahora, después de haber conoci­ do el modo de pensar de un varén tan santo, me despido del mundo - con més agrado y me entrego a Dios de un modo més libre y conscien te (34). 376 I I El coloquio Los eremitas, ademés de pertenecer al género literario de pasatiem po y de entretenimiento por el realismo de los detalles y el carécter aventure ro, contiens un fuerte contenido ideolégico, proyecto a una moralizacién a tra vés de la ejemplaridad, el didactisme y la catarsis: 1- La ejemplaridad Maldonado pone a la consideracién de los lectores comportamientos concretes de la condicién humana, que conducen a situaciones de estilo de vida deses- perantes y mostruosas, con la irénica intencién de que el lector reaccione, en situacién anéloga, de la manera més contraria a las reflejadas en esce - na, como son: los infortunios amorosos del joven Alvaro, la ruina a la que= conduce inexorablemente el juego, el mostruoso perfil psicolégico del ancia no Gelasio: a) Los desgraciados amores del joven Alvaro El tema del amor esté planteado por Maldonado de un modo real, concrete, exento de todo conveneionalismo: la figura femenina que inspira la pasién amo- rosa en el joven Alvaro, no es la encarnacién del ideal femenino, que puso de= moda el platonisme renacentista (35), sino una mujer de carne y hueso. Esta pa sién amorosa por la figura amada produce en Alvaro efectos demoledores: - le hace perder la nocién del tiempo, olvidéndose de sus deberes, fundamental mente del estudio, hasta llegar a abandonarlo: 377 "... mi padre -rcuenta Alvaro a Alfonso- me confié a los graméticos y (...) los dos primeros aRos los aproveché bastante. Pero un dfa - (...) comencé a amar perdidamente a una joven, hija de un comercian­ te, que me perdié por complete" (36). le domina tiranicamente, adueRandose de su libertad; "... cada dfa, iba a cercarme al portal de la hija del Comerciante,= sin que nada y nadie pudiera separarme de allf: yo me extasiaba con- templéndola, y ella me mostraba, por sus fijas miradas, un ardiente= amor...." (37). - llena, en suma, todas sus acciones y todo su quehacer cotidiano: "... la observaba -dice- hasta cuando salfa de casa, y la segufa - (...); ni siquiera me apartaba de su criada, que era la que alimenta ba mi espfritu en tan larga espera..." (38). Al amor pasional y desenfrenado de Alvaro, Maldonado contrapone la figura cal- culadora, frfa, y dueRa de sus actes, de la amada: "... no prometfa nada -dice Alvaro- pero tampoco parecfa querer na - da; rechazaba mis besos, pero mostraba desearlos con sus risas y son risas, con sus gestos..." (39). Este dominio y control, por parte de la figura amada, de sus actes, no tiene otro mévil, que el de reclamo para la caza en matrimonio de Alvaro, sabedora de la rica hacienda del padre de Alvaro: "... pese a que, durante très dfas y en el mismo lugar, -refiere Al­ varo- estuvimos hablando largo tiempo, no logré de ella mas que un - beso, y una sola vez: me proponfa, con mucho agrado, el matrimonio,= pues sabfa que mi padre era rico..." (40). 378 El amor sincero de Alvaro se trocaré en desdicha y en escarnio personal; una - noche, ante la puerta de su amada, se ve envuelto en excrementos, suciedades y "... corria -cuenta Alvaro- todas las noches a ver a mi amada, y - ella me recibfa con dulzura, aunque hay que decirlo todo: solo conse güfa robarla un solo beso. Cuando, he aquf que una noche, ante su - puerta, me veo violentamente cubierto por una masa de suciedades y - de excrementos, que despedfan tan olor, que no puede menos de gri tar. Como la gente sacase por las ventanas las antorchas, huf envuel̂ to en el cieno para no ser reconocido, no pudiendo limpiarme los - criados en toda la noche. Tuve que afeitarme al dfa siguiente la ca­ beza, y lavérmela con lejfa, pero no conseguf liberarme de aquel - olor en quince dfas. ^Te das cuenta de mis infelices amores?. îo, francamente, -le responde Alfonso- mejor que amores infelices, les - llamarfa mierdaceos" (41). Y, por si ello fuera poco, al revivir en Alvaro el fuego pasional por la figuf ra amada, y no poder menos de dirigirse al mismo lugar, quince dfas después de tan infeliz infortunio, se siente vilmente apelado: "... volvié a revivir en mf -refiere- aquel fuego pasional; y, simu­ lando tener fiebre, me dirijo a aquel lugar a la hora acostumbrada.= Ella me dice que ha soportado muy penosamente mi ausencia, y jura - que, al conocer el motivo, se llené de angustia. Luchamos, nos pelea mos, pero nunca sin llegar a la sangre, pues ella se defendfa dulce­ mente, y yo guardaba mi victoria para mejor ocasién. Después de ha - ber pasado algunas noches con estas normales contiendas, salieron de las tinieblas no se quiénes, una noche oscurfsima, en la que llegué= a tiendas, y cuando me cercaba al vestfbulo, salieron de las tinie - bias no sé quienes, y casi terminan a palos conmigo. Apenas pude ll£ gar a casa, pues el dolor iba siendo en mi cuerpo cada vez més fuer­ te. Al ffn, me df cuenta que habfa sido tramada aquella paliza con - tra mf desde el instante mismo que me enamoré perdidamente de aque - lia joven" (42). 379 b) El adolescente perfil psicoldgico del anciano Gelasio Es obvio que Maldonado, a travds del perfil psicoldgico del anciano Gela sio, cuestiona la forma de ser y de comportarse de muchos ancianos. La descrig ci6n que nos hace en la escena sexta es cruel y despiadada. Es, en concreto, - la figura de un anciano vanidoso: - que se afana en mostrar a una cuasi adolescente que, el hecho de que tenga - canas en su cabellera y arrugas en la cara, es propio de su naturaleza, y no de su edad: "jDesgraciado de mf -exclama-, que soy sopesado por las canas y las= arrugas! Ignoras -dice a la adolescente Flora- que las canas no pro- vienen de la edad, sino de la naturaleza" (43). que, en vista a que no puede esconder la senectud contraida, pretende hacer= ver a la nübil Flora la virilidad que corre todavia por sus venas: "Te ruego, radiante virgen -la dice- que no me juzgues por la cara.= Si, he contraido la senectud, pero por negligencia. Todos los miem - bros, que laten en mf, estdn plenos de fortaleza. Ni en la adolescen cia me senti con tantas fuerzas como ahora: salto, corro, y lucho - con valentfa" (44). que tilda, en cambio, de viejos, decrdpitos y cadavéricos a persona de su misma edad, como es su mujer; "... tienes una mujer honesta —le dice Flora- que no tiene menos - edad que tu". Guardate de nombrarme -le responde Gelasio- a esa an - ciana: sabes que me produce nduseas. i?or quë he de unirme con su ca ddver?..." (45). 380 que, peae a estar mds cercano a la muerte que a la vida, intenta pasar y cob portarse como un insano adolescente, con tal de alcanzar el amor de Flora; "Eres -la dice Gelasio- mi voluptad, mis delicias. Entraré y jugaré= contigo en la baflera. Si me envuelvo en tus pechos, me sentiras ar - der las venas. No me equipares, por favor, con esa mujer decrépita". Olvida -le responde Flora- semejante cosa, délirante anciano. ^Crees que voy a consentir a una persona como td que, estando encurvado y - prdximo a la muerte, pretende asemejarse a un insano adolescente con palabras tan pétulantes?..." (46). que, al constatar que su edad viril -que no es lo mismo que senil, segtin Ge­ lasio- no es objeto de atraccidn de la adolescente Flora, se sirve de viles= reclames crematfsticos, dignes de suplicio: "Si no te atrae mi aspecto, si te desagrada mi edad viril, que no - tiene nada de anciana, salve las canas, te agradaran, al menos, los= espldndidos regales, que podrfas tener (...). No habrfa fruto en los drboles, por precoz que sea, que no fueras tu la primera en cogerlo= ..." (47). que, en cambio, goza entre los aldeanos, de una reputacidn de hombre juicio- so y sabio: "Os extrafidis y con razon -dice Gonzalo a Alfonso y Alvaro- de ese - anciano, pero os quedarfais mucho mds atonitos, si le conocidrais: - es el primero entre los aldeanos, ninguno de elles se atreve a desa- probar sus juicios, todos dependen de dl como si fuera el mas dies - tro, y no dudan en llamarle el sabio..." (48). y que, pese a ser una constante de extravagancies y de sinrazones en su vida privada, tiene verdadèra obsesidn, como otros muchos, por ser el primero dl= en la vida piiblica en consejo, en prudencia y en ocupar los primeros lugares 381 "Os dais cuenta -dice Alvaro a Alfonso y a Gonzalo que han presencia do la escena- de la vanidad que existe en el mundo. Este viejo decrd pito se jacta de ser joven y se afana por ser amado. Y, en realidad, asi son muchos ancianos: desean ir constanteinente con los adolescen­ tes y se niegan a reconocer su ancianidad. Vi^n alucionados, estan= encorvados, van de claudicacidn en claudicacidn, y, sin embargo, so- portan muy penosamente que hayan entrado en una edad muy avanzada. - Chochean y no hacen mds que extravagancies, y, no obstante, quieren= ser los primeros en consejo y en prudencia, y remover a los j<5venes= de la administréei(5n piiblica" (49). c) La ruina, a la que, inexorablemente, conduce el juego Maldonado pone en boca de Rebolledo la ejemplaridad de la desgracia, co­ mo es el lamentable estado de miserie de su familia: "... Tengo -dice- unos hijos y una mujer honesta. El haberles lleva- do a la miseria es peor que la muerte" (50). La causa de la ruina economica de la familia de Rebolledo no ha sido otra que= su desenfrenada ambicidn al juego: "... Yo -refiere Rebolledo- recibfa en secreto grandes sumas de dinê ro a un interës muy elevado, llegando de esta forma a contraer deu - das tan grm des que no pude amortizarlas" (51). La familia, concretamente, los hermanos de la mujer de Rebolledo, le delatan,: al ver su desmoronamiento economico, y consiguen apartarle del juego, aun^ue "habia vendido ya -dice- muchos de mis bienes, y que, ademas, difi - cilmente, podrfan ser récupérables" (52). 382 El cambio de vida de Rebolledo es solo momentdneo, pues no se aparta de la corn pafiia de los jugadores, quienes le Incitaran a jugar de nuevo: "... a fuerza -dice Rebolledo a Rodolfo- de insistirme uno y otro dla en acompafiarles, empecd a asistir como invitado, y, sentândome - al lado de los jugadores, miraba atentamente y recordaba los daf(os,= que me habfa hecho el juego..." (53). Rebolledo serd de nuevo arrastrado por la fuerza pasional que encierra el jue­ go, una vez metido en ël: "... bay alguien en el mundo que pueda contenerse siempre en el jue­ go? îQuién sabe la forma? îQuidn es fiel a sf mismo? Solo el que se= aparta, y el que procura alejarse del juego durante largo tiempo" (54). Pero vuelve a perder, y cuantiosas sumas de dinero. Ello le obliga a jugar sin mesura al objbto de recuperar lo perdido. Lo cual le hunde mds en el abismo - del juego: "... Tuve que empezar a jugar desmesuradamente y sin frenos, llegan­ do a perder tanto dinero, que ni con grandes tiradas ni con grandes= depdsitos podfa ya recuperarlo. Poco a poco, en espera de una grata= sorpresa, fui perdiendo una gran fortuna" (55). Se ve entonces abocado a vender la mayorfa de sus fincas para pagar las deudas contrafdas en el juego; y, con el resto del dinero, intenta probar fortuna, - llevado esta vez por un arrebato de exceso de optimisme, y, de este modo, reçu perar la economfa familiar; pero pierde el dominio de su libertad y en très o= cuatro noches se queda sin una honza: 383 "me fuf metiendo otra vez -cuenta Rebolledo- en el juego: jugaré, me dije a mf mismo, pero con moderacidn. T, habiendo empezado bien, em- pecd a pensar en mis adentros: ^Qud juego puede devolver lo que ha - ganado, si solo le conffo lo que deseo recuperar? Las cosas grandes= se adquieren con grandes gastos. Cuanto mayor'es el riesgo mayor es= la ganancia. Nada hay seguro en el juego. Si el juego levanta y enr^ quece a algunos, es sin duda a los audaces, incluso a los que juegan sin dinero, &qud me sucedid^, pues que en très o cuatro noches me - quedd sin una honza" (56). 2. El didactismo El tema mds significative de didactismo, bajo forma de moralizacidn, es el= planteado en la escena IV. es una cuestidn eminentemente dtica, como es la= moralidad de los actos econdmicos, o dicho en otros tdrminos, la relacidn - entre las categories de valor de lo litil y de lo honesto, a través del did- logo entre un almacenista de cereales (Lupino) y un ganadero (Vulpeyo). Con aguda observacidn y fino analisis crftico Maldonado présenta dos puntos de= mira distintos, concernientes al piano de las relaciones entre lo econdmico y lo dtico: el de Lupino, que es el exponente de la afirmacidn prevalente - de la libertad unilateral, y el de Lupeyo, que es el exponente de la afirma cidn de la justicia. Lupino basa la moralidad de sus actos econdmicos en la utilidad. A jxicio - del almacenista de trigo, la utilidad es el criteria unico gnoseoldgico pa­ ra el discernimiento de lo honesto: "pienso -dice Lupino a Vulpeyo- que mi forma de vida no es menos ho­ nesta que la tuya, pues, si como decfa un orador francds, nada hay - lîtil que no sea honesto, ni honesto que no sea util; y no negards - que mi vida es util, y si es util ^a quidn puede parecer que no es - honesta?" (57). 384 El supuesto axioldgico, sobre el que fundamenta Vulpino la honestidad de su vi. da, es puesto en tela de juicio por Vulpeyo, quien no admite el criterio de lo dtil como norma de lo honesto, por ser conceptos heterogdneos y, a veces, con- trapuestos: "Los hombres -dice Vulpeyo a Lupino- se equivocan, se dejan llevar - por sus pasiones y llaman dtil a lo que es mas perjudicial, y hones­ to a lo que nada tiene de virtud. Td, por ejemplo, siendo avaro como eres por naturaleza, juzgas dtil a enriquecerse de cualquier manera= y a buscar cualquier ganancia" (58). Para Vulpeyo, una dtica basada en la economfa, es decir, una forma de vida con la dnica mira puesta en un afdn exclusive de lucre, de la forma y manera que - sea, origina un desequilibrio social injuste, dando lugar a la mendieidad, al= hambre y a la miseria en la sociedad, como es el caso de Lupino: "Td -le dice Vulpeyo recorres, en cierto tiempo del afio, villas y - plazas, comprando trigo. Se lo compras, precisamente, a aquellos que tienen necesidad urgente de dinero, y elles, a cambio, te entregan - el trigo inmediatamente despuds de ser cosechado. I, como no tienen= dinero para recoger los frutos, se ven obligados a venderlos, antes= de ser recolectados. Cuando llega la hora de entregar el trigo, le - apremias con tantas cargas y con tantas deudas, que se ven abocados= a morirse de hambre, puesto que ya no pueden recuperar de tf o de - otros como td ese mismo trigo, que les permita vivir hasta la prdxi- ma cosecha. Transcurridos unos meses, volvdis a venddrselo, exigien- do unos intereses tan grandes por ese tiempo, que, cuando van los - agricultores a devolver el dinero, no pueden ya recuperar un modio - con seis. De ahf nacen las multitudes de mendigos, el hambre y las - miserias" (59). Por contra, toda actividad econdmica, a juicio de Vulpeyo, debe estar impresa= de un cardcter ético-social, porque 385 "i,qué robo, se pregunta Vulpeyo, se podrfa considerar mas grave y nô civo para la sociedad que el que vosotros, sirvidndose de las facul- tades de los agricultores, que proporcionan el alimente a la ciudad, procédais tan impunemente, obligando al hambre a esos hombres, a los que no queda ni siquiera la posibilidad de vender el trigo a sus con ciudadanos? Por si fuera poco, dejais fermentar lo que tendis guarda do, de manera que lo sacdis cuando crece el hambre, que vosotros - creasteis y que ahora aumentdis, vendidndolo con dificultad y a un - precio insoportable, manifestando que hay escasez de trigo cuando el aho ha sido abundante y vosotros tendis las paneras llenas. A quie - nés llevais el hambre a los demds, pienso que os cuadra el verso - aquel de Virgilio; "Oh, dioses, desterrad semejante peste!" (60), Cabe resefiar, por ultimo, que en esta escena entre Lupino y Vulpeyo no se nie- ga al cardcter ganancioso de toda actividad econdmica,,siempre que se desarro- 11e dentro de una tensidn dialdctica, por decirlo asi, entre el provecho indi­ vidual y el interds social: "lo compro -dice laipeyo a Vulpino- cerdos de dos o très meses o in - cluso mayores. Los alimento despuds con pastos y cebada. Nada de es­ te lo consigo gratis, sino a travds de mucho dinero. Cuando veo que= han engordado, los llevo a la ciudad y los vuelvo a vender. ^No - créés que se trata de un negocio honesto, que se hace sin perjudicar a nadie y que, inclusive, redunda en la utilidad comün?" (61). 3. La catarsis La tercera y dltima forma de moralizacidn es la invitacidn a la catarsis, - es decir la invitacidn a la vida eremitica, como elemento libertador de los pesares del mundo. Para ello hace Maldonado una entusiasta y jubilosa valo- racidn de la vida eremitica: Présenta a uno de los personajes del opusculo, Alfonso, plenamente configu- rado con ella: 386 "... Qud suerte y qud fausto acontecimiento -exclama Alfonso-. Ni me pesa mi razdn de vida, ni mi decisidn primera. He adoptado una exis- tencia solitaria y a ella me abrazo sin desmayo, pues no debo por - qud desaprobar mi decisidn primera..." (62). A diferencia del desasosiego pasional que le causaba la vida con los hombres,= la vida solitaria en los montes le produce tranquilidad y sosiego: "... Posiblemente hay a experimentado como yo -piensa Alfonso, refi - ridndose a Alvaro, cuando le ve venir en su direccidn- que es mds S£ gura la vida sencilla en los montes, que la oprimida por mil pasio - nés con el trato con los hombres..." (3). De acuerdo con la tradicidn bucdlica grecolatina, que se perpetiia a travds de= Virgilio y de Horacio (64), Maldonado présenta la naturaleza como un adecuado= fondo que produce en la condicidn humana un estado de felicidad. Asf, cuando - Alvaro viene de dejar la vida agitada de la ciudad, y, de pronto, se encuentra en medio de la selva, no puede menos de exclamar: ";0h, deliciosa selva! Hasta que no he llegado a tf, me he estado - privado de las dulzuras de la vida. jOjald hubiera pasado mi infan - cia entre estes romeros...!" (65). y, a rengldn seguido, cuando contempla pasar a un rebaHo de ovejas, las llama= felices, y la razdn, por la que las cree en estado de felicidad, es su liber - tad : "Oh, vosotras, dichosas ovejas, que vais siempre por donde os pla ce...". 387 pero, considéra aun mas feliz al pastor del rebaHo, pofque "vive al contacte con la naturaleza, lleva una existencia constante= y uniforme, y respira aire vivificante" (66). El bucolismo, en suma, responde en Alvaro a un anhelo de una vida de felici dad, hasta el extreme de concorder la vida de repose y de tranquilo aislamien- to, que le ofrece el marco pastoril, con el deseo de libertad y de autentici - dad que él ansiaba. Los que habitan en los montes, son gentes que han preferido la tranquilidad y= la sencillez, que dicha condicidn de vida produce, a cualquier otro estilo de= vida: "... si bien es verdad que alguna vez he llegado a envidiarte -dice= Alfonso a Alvaro-, cuando luego reflexionaba mds serenamente, me da- ba cuenta de que debe ser preferida esta seguridad y sencillez a otro estilo de vida..." (67). Son gentes, por otra parte, que han preferido la vida rûstica a la vida urba - "Tengo un gran alivio para tf -dice Alfonso a Alvaro-: te voy a ha - cer ver que esta vida rustica es con mucho preferible a la de la ciu dad..." (68). De ningtin modo, son sus habitantes gentes descentradas, necias e incultas, co­ mo lo creen los que habitan en la ciudad, por el solo motivo de vivir en los - montes: 388 "... loa que vienen a la selva -dice Rebolledo a Rodolfo, refiriéndo se a Alvaro y a Alfonso, que estaban escondidos deiras de una enci - na, oyendo sus conversaciones- son unos incultos, y apenas entienden el lenguaje de la ciudad..." (69). Juicio que, inmediatamente, comenta Alvaro con su amigo Alfonso con estas pala bras : "&Te das cuenta de su locura y de su necedad?. Ellos, que no tienen= de hombres mds que la figura, sin conocernos, nos llaman incultos e= insensatos, simplemente porque nos ven vivir en la selva. Realmente, no hay mente mds obscura que la de ciudad (...)" (70). La opcidn por la vida rustica es consecuencia de una accidn reflexiva y bien pensada, exenta de la mds minima influencia de pasidn momentanea: "Durante algun tiempo estuve dubitativo -cuenta Alfonso- en abrazar= la vida del campo o de la ciudad: por un lado, como frecuentaba el - campo y me gustaba el silencio, la soledad y la tranquilidad de vi - da, pensaba en encontrar un motivo para quedarme en 1̂ definitivamen te; pero, por otro, cuando iba a la ciudad, embriagado por los place res; pensaba en mi interior: ipor qu^ no abrazar este gënero de vida tan alegre y honrado...?" (71). Alfonso optara por abrazar la vida del campo por considerarla la mejor posi - ble, no sin antes haber seguido de cerca otros gdneros de vida que le atrafan, como era el clerical y el militar: "Con frecuencia -dice- merodeaba los aledaüos de la iglesia, donde - se concitaban casi diariamente los conciudadanos mds distinguidos, y me quedaba allf observândolos. Paseaban por aquel entorno los cléri- gos y el resto de los ciudadanos de dos en dos o de très en très, y^ a veces se paraban haciendo corro. To pensaba que los clérigos habla rfan en sus conversaciones de religidn, de las buenas costumbres, de las formas de expiar los pecados, o de alguna disciplina importante; 389 pero, al oirlas, constaté con gran sorpresa mfa que no les agradaba= ni su estilo de vida ni su cargo, y que vivian en la tierra, sin ap£ nas pensar en el cielo; entonces vi claro de que no debia aspirar al sacerdocio, porque ardfa en todos ellos la séd de poseer. Frecuenté, durante bastante tiempo, el centre de la plaza de la ciudad: pasea - ba, daba vueltas como buscando a alguien, y nunca 1légué a oir algo= que me gustara; todos hacfan sonar el oro, la plata y las ganancias; terminé abominando esa forma de vida, que no se sacia con riqueza aĵ guna, y no augura una tranquilidad de espfritu. Probé luego las - aulas, la vida de los jefes, incluso la de los que dirigen los ejér- citos y la de los que han foij ado su patrimonio con el botfn de las= guerras, y a ninguno de ellos encontré contengo con su situacién fa­ miliar. De este modo, el deseo de vivir felizmente en la ciudad se - apagé en mf totalmente, lo que debe servirte de gran consuelo, pues­ to que he abrazado esta vida de la selva después de probar otras po- sibles" (72). Por ultimo, la naturaleza es concebida como un puerto que nos res guarda de las olas del mundo. Por ultimo, la naturaleza es concebida como un puerto que nos res guarda de las olas del mundo o como un refugio de paz que nos aisla= de las olas de la agitacion de la vida urbana. "Hay en ese valle cercano -dice Alfonso a Alvaro- un eremita pruden­ te y piadoso (Gonzalo), el cual, alejado también de las olas del mun do, se réfugié al fin aquf y lleva una vida enteramente celestial" - (73). 390 N O T A S (1) Este voliîmen se titula Joannis Lud. Vives Exercitaciones linguae latinae, cum Joannis Maldonati Opusculo eiusdem argumenti, et Pétri notae. (2 (3 (4 (5 (6 (7 (8 (9 (10 (11 (12 (13 (14 VeAse A. BONILLA ï SAN MARTIN, Luis Vives y la fils filosoffa del Renaci- miento, op. cit., t. III, pAga. 225 ss. M. BATALLON, Espatta y Erasmo, op. cit., pdg. 645, nota 4. Concretamente en su portada, como puede verse en la lémina n.^ M. BATALLW, EspaBa y Erasmo, op. cit., pAg. 647. M. BATALLON, Espafla y Erasmo, op. cit., pKg. 647. Eremitae, fol. 82 v.S. Ibid., fol. 83. Ibid., Fols. 83 - 83 v.9. Ibid., 83 V.9 - 85 v.9. Ibid., fols. 83 v.9 - 87. Ibid., fols. 87 - 87 v.9. Ibid., fol. 87 v.9. Ibid., fol. 88 - 88 v.9. (15) Ibid., fol. 88 v.9. 391 (16) Ibid., fol. 88 v.9. (17) Ibid., fol. 89. (18) Ibid., fol. 89. (19) Ibid., fols. 89 - 89 v.9. (20) Ibid., fol. 89 v.9. (21) Ibid., fol. 89 v.9. (22) Ibid., fol. 89 v.9. (23) Ibid., fois. 89 v.9 - 90. (24) Ibid., fois. 90 - 90 v.9. (25) "Clerici naroque videntur contenti suis sacerdotiis, nihil amplius optare, proptereaque feliciter et sacte vivere..." (Ibid., fol. 90 v.9). (26) "... que me clericis ascriberet primariis (id vitae genus ei magis arri - sit) subiit mihi alia repentina cogitatio; Quid festino? Quid appropero?= demus huic affectui vadum: excutiamus magis exploremusque rem: ne paeni - tendum postea sit, et inconstantia laborandum" (Ibid., fol.90 v.9). (27) Ibid., fol. 91. (28) Ibid., fols. 91 - 91 v.9. (29) Ibid., fols. 91 v.9 - 94. (30) Ibid., fols. 94-95. (31) Ibid., fol. 95. 392 (32) Ibid., fol. 95. (33) Ibid., fol. 95. (34) Ibid., fols. 95 v.9 - 97 v.9. (35) (36) "... Tandem pater me grammaticis tradidit (...). Duobas prioribus annis - prioribus profeceram: sed (,...) demum deperire caepi virginem institoris filiam qui me sane perdidit..." (Ibid., fol. 84). (37) "... aderam enim quo tidie pro valuis institoris: neque me poteram inde - revellere: prospectabam virginem oculis prodens interius ardentem amorem. Ilia reiectabat o cellos in me pétulantes et lascivos" (Ibid., fol. 84). (38) "... Aestuabam plane: prodeuntem observabam, sequabar vestigia (...); turn eius pedissequae quam larga spe meum reficiebat animum, numquam deeram..." (Ibid., fol. 84). (39) "... Nom promittebat: sed negare se velle videri nollebat. Tactus respue- bat, sed illos appetere risu et arrisu, mutu et abnutu, oique denique sig nificabat" (Ibid., fol. 84). (40) "... Verum cum eodem loco tribus postea noctibus per intervalla colloque- remur lascivientes, nihil aliud quod osculum semel arripaui. Nupcias offê rebat libenter, quod meum diviten esse patrem, sciebat..." (Ibid., fols.= 84 - 84 v.9). (41) "... Currebam dilectam virginem noctu: dulciterque me quidem ilia excipie bat, quamvis equidem praeter raptum osculum extorsi nihil: et ecce nocte= quadam ad ianuam, vel certe non longe vimaxia sordium et excrementorum o= bruor, tantusque faetor erat, ur suffocabundus emisserim penitus (...). - Audisti me infeliciores amores? ALFONSUS: Ego sane merdaceos potius appe- llaverim quam felices" (Ibid. fols. 84 v.9 - 85). 393 (42) "Enimvero ita mihi gravis suit fuit, ur manachatum profiteri cogitaverim: verum cum per dies aliquot distulissem, revissit ignis ille venereus - (...). Vix equidem repedavi domum ribundus, quod que dolorem magis auxit, existimabara, ab adolescente, qui deperibat eamden virginem, sustuarium - illud mihi fuisse roachinatum" (Ibid., fol. 85^. (43) "Miserum me, qui canis et rugis expendor. Nescis, mea lux, aetate non pr£ venire canos se natura" (Ibid., fol. 94 v.9). (44) "Obsecro te candidula virgo, ne me indices ex facie, quae quidem neglectu contraxit senium. Omnia que latent membra vigent sane. Nunquam adolescens plus viribus valui quam nunc: salto, curro, iacio valentissime" (Ibid., - fol. 94 v.9). (45) FLOR.: "... haber honestam usorem, quae non minus sutinet aetatem quam tu. GEL.: Cave mihi nomines illud senium: nauseam novisti. Sum ego cum illo - cadavere conmiscendus...?" (Ibid., fol. 94 v.9). (46) GEL.: "... Tu mea voluptas es: tu meae dilitiae: tecum ego ludam, tecum - Inter, tecum congrediar par pari. Si tuis his mammillis involvar, sen - tiens ardere mihi venas: neque me cum uxore descrepita committee" (Ibid., 94 v.9). (47) GEL.: "Si non movet aspectus: si virilis haec aetas, quae nihil hauet se- nectae, praepter canos, displicet, placeant tibi munera: quae poterie ha­ bere splendida, et continua: placeant ientacula et merendae: quibus abun- daiidis ad votum. Nulli praecoces arborum erunt fructus, quos tu prima non copias" (Ibid., fols. 94 v.9 - 95). (48) GON.: "miramini vos merito senem hunc, sed multo stupesceretur magis, si= penitus esset vobis cognitus. Primus est inter suos paganos: nullusque - audit eius sententiam improbare. Pendent omnesque an eo veluti peritiori, neque dubitant appellare sapiente" (ibid., 95 v.9). (49) ALV.: "Non advertistis quanta sit vanitas in orbe. Hic senes, pene decre­ pitus se iuvenem predicat, et studet amari atque vere sic sunt senes plae rique, cupiunt adolescentur ire: sese grandaevos esse constantissime ne - gant. Hallueinantur, incurvantur, claudicant, et tamen aegre ferunt se - proventus aetate dicier. Amant, (?), lasciviaque desipiunt, et Nihilomi - nus volunt consilio prundentioque superiores esse, removent iuvenes ab ad ministratione reipublicae" (Ibid., fol. 95). (50) REB.: "... Sunt mihi liberi: et usor honesta: quam radigisse penitus ad - 394 inopiam, ac perdisse, gravius morte fero". (Ibid., fol. 85 v.9). (51) RES.: "... et cluculum pecunias magno faenore mutuas sumebam. Itaque mag­ num aes alienum conflavi: quod certe solvendo non eram..." (Ibid., fol. - 85 v.9). (52) REB.: "... Fatrueles uxoris (...) tandem efficiunt, ut id studium repu - diem. Multa tamen vendideram ex meis praediis, quae recuperari, vix pote- rant" (Ibid., fol. 85 v.9). (53) REB.: "Reformaveram vitae genus (...); quomodo convenirent post prandium= in domum, quam habebant ludo destinatam: respuebam quidem conventum. Ins- tantibus tamen illis, ut adessem, conmitabar aliquando subinvitus, et - assidens colludentibus, spectabam, damnaque ludi commemorabam. Verum cum= invitare non cessarent ad ludum, caepi paucula pecunia contendere, certus non augere depositum" (Ibid., fols., 85 v.9 - 86). (54) REB.: "... Quis tamen se perpetuo continet in ludo? Quis modum retenet? - Quid servat fidem? Solus ille certe, qui se distrahit ab illo, interva - llisque longissimis curat abesse" (Ibid., fol.86). (55) REB.: "... et cum perditissent iam multa, quae ni magnis iactibus, magnis que depositis recuperari non poterant, paulatin dum spero me recrandum - audendo, pecuniam ingentem amisi..." (Ibid., fol. 86). (56) REB.: "... cum me pecuniis anustum animadverti, aggressus sum pedetentim= ludum. Ludo parce, cumque bene cederet: cogitare mecum caepi: Qui potest= ludus reddere quod absorpsit, ni tantundem ei commisero, quantum repara - turn velim? Magnis impensis comparantur magna. Ubi maius periculum, ibi - maius est lucrum. Nihil in alea certi est: sed si quos erigit ac lo cuple tat, audaculi certe sunt, nihil, dum ludunt, facientes pecuniam. Quid mul̂ tis? tribus aut quator noctibus neque teruncius mihi reliquus etc. Decoxi penitus". (Ibid., fol. 86 v.9). (57) LUP.: "Equidem meam vitae rationem non minus honestam existimo, quam tuam. Nam si, ut gallus concionator aiebat, nihil est utile, quod non honestum, nee honestum quod non utile: certe meum institutum esse utile, tu non ne- gabis. si ergo utile, qui potest non honestum videri?" (Ibid., fol. 88 - v.9). (58) VUL.: "... Falluntur homines, rapiuntur a suis affectibus, appellantes - utile, quod maxime e pernicio sum est: et honestum, nihil quod habet cum= virtute coniunctum. Tu putas utile quomodo cumque ditescere: cumque sis - avarus natura, lo crum quodcunque sectaris" (Ibid., fol. 88 v.9). 395 (59) VUL.: "Attende, tu certis annis temporibus discurris per vicos et agiidu- la frumentarius negociator: erais frumentum ab aiis, qui potissimun %ent, ea lege, ut adnumeres statin argentum et ipsi tradant frumentum post mes- sem. Non habent pecunias ad metendas fruges:•ideoque coguntur, quod non - dum mesuerunt, vilissime vendere. Cum auten tfadendum est frumentum, pre- muntur miseri tôt oneribus, tanto aere alieno, ut pereundum fame sit - illis: ni redimant a te tuique similibus, ipsun idem frumentum quod vi - Tant ad messen alteram. I taque vos revenditis, ut ita dicam, dilata per= aliquot menses solutions, tantam exigentem mercedem temporis illius, ut - cum sint reddendae pecuniae, sec modiis non valeant agricolis anum iedim£ re: hinc turbae mendincantium: hic fames, hinc pestilentiae" (Ibid., fol. 89). (60) VUL.: "... Caeterum quod latrociniuro potui excogilari gravius atque nocen tius reipublicae, quam per facultates agricolarum qui victum supediiant - civitati, vos impune grassari, redigentes eos ad famem, ita ut neque supgr sit illis quod vendant frumentum civibus: et vos quod habetis occluaim - servetis, nec exponatis, donec invalescentem iam famem, quam vos seninas- tis, plurimum amplifieaveritis parce vendendo, praecioque vie tolerfbile, significantes, pecuniam esse frumenti: cum abundaverit annus, et hoirea - sint vobis plena: caeteris a vobis procurata fames? profecto quadraie pu- taverim in vos illud Virgilianum ad unguem: Dii talem terris avertiie pe£ tem" (Ibid., fols. 89 - 89 v.9). (61) VUL. : "... emo sues bimestres, trimestres, interdum gradiores: eosqie al£ quot dies reficio pastu, glande, hordeo: nihil horum gratis mihi pamtur, sea praesenti plane pecunia. Cum autem video valentiores esse: cogo in ur bem: dividende, distraho. Negabis te lucrum eiusmodi honestum quod sit s^ ne cuiusquam damno, inmmo vero refundat in omnium utilitatem?" (Ibid., — fol. 89 v.9). (62) ALFON.: "0 bona sors faustusque successes. Me quidem non paenitet vitae - rationis, priorisque propositi. Solivagam institui vitam, eamque suit cons tanter amplexus: et adhuc nihil video, car meum consiliun existiment im - probaridum" (Ibid., fol. 84 v.9). (63) ALFŒ).: "... Forte usu didicit, ut ego, securiorem esse vitam, quae luci- tur in selvys simpliciter, quam quae in hominum fracuentia sexcentis - affectibus implicite planeque appressa..." (Ibid., fol. 83). (65) ALV.: "0 sylvam amaenissimam, quandiu distuli venire ad te, sum vitae dul cedine privates. Utinam pueritiam et adolescentiam in bac opacitate brade xissem..." (Ibid., fol. 83). (66) ALV.: "0 vos oves felices, quae semper ut lubet, erratis: sed feliciorem= 396 vestrum custodem, qui secundum naturam vivit: qui vitam agit uno tempore, uno ductu, una eademque rations constantem: qui auras vere carpit vita - les" (Ibid., fol. 83). (67) ALPW.: "... Nam etsi invidebam nonnunquam tibi, cum altius mecum reputa- bam, securitatem hanc et simplicitatem oibus vivendi rationibus anteferen dam, persuadebam mihi..." (Ibid., fol.83 v.9). (68) ALP.; "Habeo quidem quod te maxime reficiat, maximeque persuadeat, rusti- canam hanc vitam longe praeferendam urbanae..." (Ibid., fol. 88 v.9). (69) REVO.: "... Eiusmodi qui vivunt in seIvy is stupidi sunt plaerique; vix - percipient urbanum sermonem. Ideoque non existimo, verba nostra moresque= ridere: sed gestire propterea, quod sunt natura ridibundi..." (Ibid., 87= v.9). (70) ALV.: "Viden illorum amentiam et insaniam? qui quum nihil habeant hominis praepter formam, nos tamen incognitos appellant stupidos, ac imprudentes, quod in sylvis vivere cernent?. Profecto nullaque magis regnat insania, - mentisque caligo quam urbibus..." (Ibid., fol. 87 v.9). (71) ALPON.: "... Ego (...) dubius aliquando fui, utram probarem vitam rusti - cam an urbanam. Nam quum rus irem frequenter, et mihi silentium illud ac= solitude: tum ilia vitae securitas placeret, constitueram investigandam - rationem, quam perpetuo possem ibi tra.nere. Rursus repetita urbe, captus - illis delitiis, ita mecum raciocinabar. Non ego sequar vitae genus iocun- dum et honestum?..." (Ibid., fol. 90). (72) ALFON.: "... Equidem existimabam, illos praesertim clericos de religione, de bonis moribus, de ratione expiandorum criminum, de praestanti aliqua - disciplina verba facere. Sed ut percipere potui, longe diversa erant co - lloquia eorum ab eo, quod nomine sacraque perunctione profintentur. Mul - tis diebus, idem capturus accesi, semper tamen colloquia sacerdotum erant eadem. Displicent mores eorum et studia, quos crediderant sursum intende- re mentes: et quun versarentur in terris, caelo penitus inhaerere. Disce- do satis certum ad sacerdotium no aspirare, quando sitis habendi nullis - sacerdatiis restingueretur. (...). Itaque ardor ille ad urbem laute viven di penitus restinctus est: quod tibi magno debet esse solamini: quandoqui dem ego nihil intentatum relinquens, vitam hanc sylvestrem potierem duxe- rim" (Ibid., 91 - 91 v.9). (73) ALF.: "Quo magis igitur confirmeris: est in proxima valle eremita vir pru dens ac pius: qui etiam a mundi fluctibus iactatus, hue demum confugit, - et vitam agit plane caelestem..." (Ibid., fol. 91 v.9). C U A R T A P A R T E E L P . E N S A M I E N T O H U M A N I S T I C O 397 C A P I T U L O I LA ENSESANZA DE LAS HUMANIDADES EN ESPASA SUMARIO: 1. Los preceptores espafioles, Antonio de Nebrija y Lorenzo Valla. 2. El metodo de enseHanza de las letras latinas propuesto por Juan - Maldonado. 3. Testimonios de humanistes preclaros en contra de la funcién docen­ te de los gramdticos espafioles. 4. Los maies sociales provenientes de los gramdticos espafioles. 5. Conclusion. 1. LOS PRECEPTORES ESPASoLES I ANTONIO DE NEBRIJA Y LORmZO VALLA Maldonado exorta al estudio de las buenas letras fundamenta]mente en el - opiisculo titulado Paraenesis ad Litteras politiores contra grammaticorum - vulgum, fechado en Burgos el mes de abril del afio 1528 (l). Este tretadito= o carta abierta dirigida al joven y noble Gutierre de Cddenas (2), del que= es su preceptor durante la estancia de Carlos V y su Corte en Burgos (]), - es, como su mismo titulo lo indica, una exortacién al cultivo de las hunan̂ i dades o de las litterae politiores como condicidn indispensable para sobre- salir en la vida cortesana, intelectual y profesional, a la vez que un "mo- nitum" contra la funciôn docente de los gramdticos existantes entonces en - Espafla. Para ello, le présenta un plan expositive y programdtico como medio de acceso a ellas, no sin antes ponerle en guardia contra la tiranla y la - supersticién de los gramaticos espafioles. Esta exaltacion de las buenas le­ tras inculcada en Paraenesis ad litteras... como condicidn indispensable pa ra vida profesional y social, "contrasta, en palabras de E. Asensio, con - 398 las orientaciones ideales y los caminos de Nebrija y su escuela. En lugar - de proponer una cultura que preparase para la teologfa o la interpretacidn= de la Escritura, un sistema de tipo universitario en que los maestros fabr^ quen nuevos maestros, concentra sus esfuerzos en la adquisicidn de una elo- cuencia y erudicidn que sirvan a la vida civil, a las profesiones libera - les, a la fobernacidn y hasta a la milicia (...). La orientacidn de Maldona do es bdsicamente literaria y cultural" (4). Son blanco especial de los ataques de Maldonado los preceptores espafioles.= Arremete contra ellos por el sistema pedagdgico que emplean. Llega a àfir - mar de ellos que estdh estrujando las mentes de los niRos espafioles, al te- nerles obsesionados constantemente con el aprendizaje de los rudimentos gra matical es (5). A diferencia del resto de las naciones europeas, donde los - preceptores se ocupan y se preocupan por educar a los adolescentes al arri- mo de los autores cldsicos para que beban modos y maneras de hablar y de e£ cribir (6), nuestros preceptores tienen en cambio prisa por meter a nues - tros nifios toda la gramdtica de Antonio de Nebrija, inculcdndoles todo lo - que en ella se dice desde el principle hasta el fin (7). No advirten los e£ tdpidos -comenta Maldonado- que Antonio no odid tanto a su patria como para pretender que la inteligencia de los nifios ingiera todos los materiales de= su gramdtica, cuando para estudiarlos y anotarlos apenas le bastaron a él - ochenta y cinco afios y solo did a conocer en los ültimos afios los puntos - mds escogidos. Ciertamente su intencidn fue desenredar para los precepto - res, con un fmprobo esfuerzo, una materia vasta y extensa en la que encon - trasen a mano lo que debfan explicar a los alumnos en la enarratio de poe - tas y de oradores y en los ejercicios de retroversion y traduccidn del vul- 3.99 vulgar, y no ofrecer reglas que teng»n que aprenderse de memoria por olliga cidn'* (8). Es suficiente, en opinidn de Maldonado, que los nifios aprendan - en los primeros afios las declinaciones y las conjugaciones con sus apëidi - ces, y el resto de su memoria sea ocupada por Virgilio, Horacio y Ciceidn - (9), pues conviens que los nifios no aprendan cosas que, después, constitu - yen una remora para su formacién; y lo son, cuando los preceptores de la ]l£ tinidad recurren en puntos dudosos a la régla de un gramdtico en lugar de a los versos de Virgilio o a la opinidn de cualquier otro poeta cldsico, como es el caso de los preceptores espafioles quienes no contentos con agarrarse= "a la débil ancora de los gramaticos" enredan y envuelven con iniitiles re - glas las mentes de los nifios (lO). Maldonado se muestra todavia menos conforme con los métodos al uso de la &n sefianza de las letras latinas de otros preceptores espafioles, a quienes - "los énormes laberintos de los gramaticos simples y el baber retrasado a - los jdvenes con sus lecciones sin fuerza les parece poco" (11). Si, por ca— sualidad, se topan con alumnos aplicados que han leido a Ciceron o a Virgi— lio, tratan de envolverlos con nuevas trampas, los enredan con nuevas baga- telas y nimiedades e intentan persuadirles de la necesidad perentoria de c£ nocer bien y saber de memoria a Lorenzo Valla, puesto que la lectura da — sus Elegancias es, segün ellos, "la puerta de la lengua latina"; y si no es franqueada es del todo imposible de dar con la elocuencia, la elegancia y — el estilo de la lengua latina (12); y asi, "los pobres jévenes caen de Escĵ la en Caribdis y finalmente de Caribdis en una perpétua oscuridad (13). Y — esto es, a juicio de Maldonado, una auténtica barbaridad: considéra que es= muy pernicioso para los nifios el que no les sean antes mds familières Virgi 400 lio, Terencio, Marco Turilio, Horacio, Salustio y César y no se les tengan= como texto base; el uso de las dicciones latinas y las formas de hablar han de ser tomadas, extraidas y sacadas de los autores selectos, no de Lorenzo= (14). Una cosa es, continua afirmando al respecto, que se recurra a Lorenzo Valla para comprender la naturaleza de una palabra o para saber el uso de - una particula o para estudiar un autor célébré, y otra el que los maestros= de escuela quieran que los nifios aprendan la pureza y la exuberancia de la= lengua latina a través de las lucubraciones laurencianas y que todos se con sagren a ellas y pretender {cielosl que no hay otro camino, cerrandoles de= este modo el auténtico camino para poder hablar y escribir (15). A este re£ pecto, una anécdota es trafda a colacién por el conquense: cuenta cémo un - joven, al que explicaba Pro milone de Cicerén empezé a cuestionarle sobre - algunos vocables de Cicerén y su empleo concreto, ya que no ofrecian, segdn él, respuesta segdn las reglas gramaticales de Lorenzo Valla; a lo que él - le contesté sonriendo que no tenfa nada de extrafio el que Cicerén se despi- tara de vez en cuando en pequefias minucias; pero, al ver que su alumno in - sistfa una y otra vez en lo mismo, le dijo, esta vez en serio, lo siguien - te: "^crees seriamente que Cicerén se equivocé en el uso de las palabras co mo ut, uter, quippe, quippequi, quamquam, quamvis, etsi y semejantes, y que fue menos exacte que Valla? Ea, si quieres que nos llevemos bien y, si quie res que durante largo tiempo mantengamos nuestras relaciones literarias, - quitate esa idea de la cabeza, aparta esa opinién errénea. Cicerén es la m£ ta y el modelo de toda la buena literatura, de toda elegancia, de la abun - dancia y decoro de la latinidad. Todo lo que en la lengua latina se aparta= de Cicerén, se aparta de la verdad. Considéra que solo sabe latfn el que h£ bla y escribe siguiendo su ejemplo. X debes convencerte de que Valla en sus 401 Elegancias no intenté otra cosa que mostrar ciertos rasgos de estilo que - sirviesen para formar a los maestros en la imitacién de Ciceron y de aque - llos autores de primera catégorie, de modo que iuviesen a mano lo mds impo£ tante de las cosas que hay que explicar y hay que inculcar a los alumnos en cada momento con la lectura de los postas y oradores; no pretendirf que se - obligase a tener su libro constantemente entre las manos, hojeéndolo dla y= noche y aprendiéndolo de memoria. Asi, si quieres hacerme caso, no te acue£ des de Valla en la lectura de Cicerén. Te mostraré suficientemente el uso - de esas palabras por las que tanto te preocupas. Mira bien las figuras de - diccién. Pijate en la maravilla de los résonantes perlodos, contempla Ihs - diferentes conjugaciones y su uso variado pero puro y verdadero, advierte - la gracia y brillantes del ornato retérico, y més te aprovecharé un sélo discurso de Cicerén estudiado en profundidad con ojos atentlsimos que esos miles de elegancias que se presentan sin jugo, sin nervio y sin decoro (...) Le tiré este trozo de carne a aquel laurenciano;^ quien mi entras estuvo engu lléndolo dejé de ladrar, después volvié a su talante natural. Raras veces - se convencen de lo que es mejor aquellos que estén impregnados de lo peor"= (16). Cabe sefialar, por éltimo, que lo expresado por Maldonado acerca de L£ renzo Valla, no significa en modo alguno un ataque a su persona ni a su mé- todo, sino al uso tan siniestro que hacen tanto de su persona como de su mé todo los preceptores espafioles para ensefiar las letras latrinas: no quisie- ra, querido Gutierre, les dice Maldonado, que llegaras a creer que lo que - intente es desacreditar a Lorenzo Valla, del que soy un estudiosisimo y he= admirado siempre su doctrina y su ingenio de modo tal, que considéré un sa- crilegio el que los falsos graméticos interpreten tan siniestramente su opi nién y conviertan en algo pernicioso lo que él ha investigado con grandes - 402 esfuerzos para bénéficie de las letras y de los hombres de letras (17). Es= quë "a los gramdticos que a diario desde el estrade, cerne cdmices desde su= carre, van caiitande que en sus reglas se contiene teda la dectrina de escri bir y hablar latfn, y que defienden que bay que dedicar los mejeres afios a= Lerenzo, ne se les puede hacer callar de etra ferma que prebande cen muches argumentes que Lorenze ne escribid guiado per la idea que estes miserables= difunden, ni redactd aquelles preclares libres para les uses a les que es - tes desgraciades les semeten" (18). 2. EL METODO DE BJSESANZA DE LAS LETRAS LATINAS HtOPUESTO FOR JUAN MAUXHfADO El plan pregramdtico que présenta al jeven Gutierre de Cdrdenas para el es- tudie de las letras latinas dista mucbe del desarrollade en aquel entences= per les maestros hispanes en su funcidn docente (19). En Ifneas générales,= comprende los siguientes aspectes fondamentales: - En primer lugar, plantea una vieja cuestion que ya considéra resuelta per les sabies, cemo es la de la conveniencia o ne conveniencia de iniciar a= les nifies per las letras latinas e per las letras griegas (20). Aunque rje cenece que les sabies siempre ban censiderade que deben impartirez ambas= disciplinas al mismo tiempo, le considéra m^s pedagege que se censtituya= entre las letras latinas y las letras griegas un espacio de tiempe, segdn les distintos tipes de ingéniés, cen el fin de que los jdvenes, exbaustos per los rudimentes de una y etra lengua, que ne suelen ser muy amenés, no edien la lectura, austera e insfpida corteza, antes de cenecer le que se= 403 encierra en el interior del ndcleo (21). Hay que comenzar, en concrete, - iniciande al niRe con una seleccidn de Cicerdn para enredarle, a rengldn= seguide, con las gracias de Virgilie y de Terenci#; y, después de un pru­ dente espacio de tiempe, exhortarle a que se acerque a las letras griegas y ensefiarle a que se apeye en ellas "ceme en imprescindibles muletas"; p£ ro bay que bacerlo de tal mode que ni una sela vez le cause indigestes a= sus tiemes eidos ni fastidio en su ingénié, y asf, presentdndele en ve - ces alternas y en tiempos oportunos, lograremes que dicbas disciplinas le resulten atractivas, basta que se persuada que el juege y la dulzura de - les estudies radican en el fende y que les trabajes seportades raportan - cuantieses bénéficiés (22). Enmarcada la prieridad cronelégica del estudio de las letras latinas se - bre las griegas per motives meramente pedagdgic o s, Maldonado entra de - llene en el cdme se debe enseflar las letras latinas a un jeven: El primer pase a seguir es dar al jeven la tabla de declinar y de cenju - gar, y también las reglas sobre el généré y la variacidn de les nombres,= sobre les pretéritos y les supines de les verbes, sobre les générés y las especies de las palabras, sobre el acente y el numéro de las sflabas. Te- das estas reglas ban de ser centenidas en ne més de ecbo e nueve folies - y, ademés, ban de ser aprendidas de memoria. El reste de las reglas ban - de ser extraidas de las lecturas de les autores, las cuales tienen que - ser exigidas per el preceptor a medida que vayan transcurriende el tiempe (23). 404 Una vez que el preceptor haya conatatado que el joven ha asimilado lo an- teriormente indicado, debe Introducirle en la lectura de Terencio, al ob- jeto de que contraste personalmente la pafte tedrica con la parte prdcti- ca, interprète case per case las partes de la oracidn, el lugar que ecu - pan, en que conciertan, en qud convienen, si se relacionan o no se rela - cionan entre sf (24). Despuds de que el joven haya estado aproximadamente un tiempo de un mes o mes y medio estudiando a Terencio, el preceptor tiene que introducirle en las epistolas de Cicerdn, pero sin abandonar a Terencio, pue sto que arobos libres son "dos rocas de un solido fundamento" (25). En este tiempo, el preceptor tiene que ofrecer al joven temas en vulgar - para que dste los traduzca al latin, imitando a Terencio y a Cicerdn. Es­ te ejercicio, que deberd hacerse en horas determinadas, servird para que= el alumno coja riqueza de vocabulario y facilidad de palabra (26). Fasados los siete meses, se ha de invitar al alumno a repetir de memoria= los versos de Yirgilio. que haya aprendido, debe saber ya algunas cartas de Cicerdn y tambidn a algunas cosas de Terencio; y, en la medida de sus= fuerzas, irle abordando los escritos de Horacio, Salustio, César y las - obras més graves de Cicerdn, pero siempre con la mira puesta de que el j£ ven'- conozca "in situ" la naturaleza y el lugar de los verbos y de las - conjugaciones, los géneros de los nombres, las declinaciones y el ndmero= de las sflabas, y no a través de ariscas y rancias reglas de los graméti- cos (27). El preceptor, recalca Maldonado, no debe olvidar nunca que son= 405 estos y no otros las luminaries de la lengua latina, los que encierran la majestad romana y los que las piedras de toque con las que se examinas - los escritores latinos, con las que se distingiie el bronce del oro" (28). Familiarizado el joven principiante con los autores clasicos de la letgua latina, ha de ser introducido en la lectura de los retdricos. Lo que e o - signifies que tenga que "engullirse" todos los libres de Cicerdn y de Quintiliano y escudrihar cada una de las réglas de retdrica dadas en cada uno de elles. Elle supondrfa un costoso trabcg o al alumno: el preceptor - elegiré aquello que considéré més iddneo a las facultades del joven prin­ cipiante (29). Maldonado, en contra de algunos contemporéneos que tildan= a la retdrica de inservible y de poca rentabilidad, la rodea de un enorme utilidad para la defense de las causas foreuses y de los asuntos ptibli - ces, para hablar en pdblico y en las asambleas cristianas, etc. En el aprendizaje de la retdrica, Maldonado es de la opinidn contraria a= aquellos, que piensan que se debe incohar al alumno con la lectura de los autores més féciles y menos importantes: por contra, estima que el jov»n= principiante ha de leer desde el principle a los autores més sèlectos j - buscar en los bosques las maneras y modes del habla y de la escritura la­ tinas (30). En este aspecto Maldonado es tajante: el medio més precise, - dice, para que el joven alcance el don de la palabra, de la elegancia, de la pureza y de la propiedad de diccidn no es otro que a través de la l«c- tura, de la observacidn, de la imitacién de los autores més idéneos, q%e= a todas luces son Cicerén y Tertuliano (31). 406 3. TSSTIMMJIOS DE LOS HUMANISTAS PRECLAROS EN CONTRA DE LA FUNCION DOCENTE DE= LOS GRAMéTICOS ESPASoLES Para dar una mayor valides a su exposicidn programâiica tan distinta, como= afirma el mismo, de la que es costumbre en los enseGantes espaGoles, para - dar crédite a su argumentacién acerca de la funcién educadora que estén rea lizando en la sociedad espaGola los graméticos, Maldonado présenta a su alumno Gutierre de Cérdenas, algunos ejemplos y testimonies reales de varo- nas tan preclares en las letras latinas por aquel entonces como Jovino Pon- tano, Erasme de Rotterdam, Lucio Plaminio, Christophe de Longueil, Bénédic­ te Teocreno, Andrea Navagiero y Luciano Severe. Dentro de Italia ("Qué hombres -dice- ha engendrado, Dies mio") (32), se fî ja en especial en Jovino Pontano, (33), quien, a juicio del conquense, ha - side después de Cicerdn el més afortunado de todos: ha aunado la elocuencia con los arcanes de la filosoffa, ha escrito de astrologie, de filosofia y - de "eso que llaman ética" con tanta elegancia y majestad que se puede reco- nocer en él a Cicerdn, ha dictado versos con tanta espontaneidad que no faJL tan quienes se atreven a compararlo con los clésicos (34). Pues bien, este= preclaro vardn -apunta Maldonado- en sus Diélogos tan sabiamente imaginados lanza constantemente contra los grméticos diatribes, frases sarcasticas, y= chistes; no porque créa que la gramética es innane o poco necesaria: por el contrario, piensa que sin elle no puede conseguirse el resto de las artes.= âQué es, entonces, lo que critica?. Pues "la insolencia de los graméticos,= los anticuados métodos de educar a la juventud, los inutiles montones de preceptos que hacen ingerir sin orden y a destiempo" (35). T refiriéndose - 407 ya en concrete a nuestros gramaticos "^si Pontano viese a algunos profeso - res nuestros de gramética -se pregunta Maldonado- no lo criticaria con més= razdn? No hay pueblo en EspaRa, por pequeflo que'sea, en el que no haya una= escuela, pero la mayoria de los maestrillos son tan insensatos que séria preferible, antes de enseflar asf, no conocer las letras como ocurre en las= regiones e islas descubiertas hace poco por nuestros compatriotes (...) - (...) îQué dire de Hermelan, que podria compararse con Varrdn? îQué de Pico de la délia Mirandola? Pues si los hados no le hubiesen envidiado en la tiê rra, los italianos estaban persuadidos que iba a oscurecer la gloria de los atenienses. ^Qué diré deAngelo Poliziano, despensa y depdsito de toda ele - gancia y de todas las buenas letras? îQué de Baptists Mantuano, devoto y cie lebérrimo poeta? de Pilipo Beroaldo, que puede compararse a una reple­ ts biblioteca? Pues todos estos hombres y los que silencio por abreviar, - por todas partes en sus escritos llenan de criticas a los graméticos de ma­ los consejeros, llaméndoles desagradables, lentos, insipidos, podridos. - ^Qué otra cosa indican que el hecho de que a causa de su perniciosa tirania los ingenios de los niflos bien nacidos se pierden y se corrompen complets - mente" (36). Como més fiel y preclaro ejemplo de las letras latinas allende de las fron- teras italianas presents Maldonado a Erasmo de Rotterdam; "un hombre verda- deramente muy experte en ambas lenguas y escrupulosisimo y feliz en gran ma nera en hacer renacer las letras latinas" (37). Maldonado deja a un lado en Paraenesis la cuestion si lo publicado por Erasmo sirve o no sirve de ayuda a los teologos, y si dafla a la cristiandad: no es de su incumbencia, dice,= ni tampoco es su deseo de definirse en algo que esta en manos de los jueces 408 (38), y se limita a proclamar la gran ayuda que esta prestando a la promo - cién de la lengua latina: piensa que, en lo referente a la corrects diccion y estilo latinos, "nadie después de Cicerdn y Quintiliano los ensefid con - més correccidn, elegancia y utilidad que Erasmo; y si tuviese un nifio que - me interesase hacerlo llegar hasts el més alto nivel de esta materia, des - pués de haber aprendido aquellos primeros rudimentos del arte que indiqué y después de haber gustado los mencionados autores antiguos, no le daria nin- gûn otro texto con mas gusto que los libros de Erasmo De copia y De conscri bendis epistolis y los demés temas que tocan este tema. Pues creo que supe- rd a todos los anteriores en la ampliacidn, enriquecimiento y fortalecimien to de la lengua romana. En verdad me parece que este hombre nacid para imi- tar y recobrar todo aquel siglo de Cicerdn en el que sin discusidn la len - gua latina produjo, desarrolld y did al mundo todas sus abundancias, rique- zas, ornamentos y por ultimo su poder" (39). Pues bien, este testigo tan - cualificado como Erasmo -termina deduciendo Maldonado- déclara manifiesta - mente no tener fe en los graméticos, acusandoles de ser los causantes de tô dos los maies y, en especial, en Encomium Moriae donde no sin gracia les r_i diculiza, tildandoles de "viejos décrépites que no peden apartarse de sus - inepcias y sus futiles simplezas y no desean pasar la vida en otra cosa que en hacer mas tonta su estulticia" (40); y en su obra De conscribendis epis­ tolis les llama "unas veces arcadicos, tontos, malvados, sacrileges, verdu- gos, porque siendo las mas de las veces ignorantisimos, echan a perder los= ingenios de los niflos, otras veces les llama extravagantes, borrachos, fa - tuos, pues consideran que sirven solamente para que los jovenes bien naci - dos no salgan mas prudentes y para enredarlos en la niflez con sus trampas,= de las que después no pueden desenredarse" (41). 409 Lucio Plaminio (42) es otro de los testimonies contemporéneos que, a juicio de Maldonado, hacen claro que en ninguna parte del mundo deliran tante los= gramaticos como en nuestro pais. El marco geografico de las relaciones del= conquense con el humaniste florentine es Salamanca en su época de estudian- te universitario (43). Atraido por su torrencial manera de hablar el latin= entabla amistad con el humaniste florentine y un dia le pide que le indique "la via de acceso a la elocuencia auténticamente romana"; entonces, Lucio - Plaminio, que "habia calado a fonde las mafias de nuestros gramaticos", le - responds: "̂ Corno podéis aspirar vosotros los espa&oles al goce de la elo - cuencia y de las buenas letras, cuando desde la niflez se os educa de tal — forma que creo que podra hablar un burro antes de que cualquiera de voso - tros llegue a comprender el estilo romane? (...). Vosotros vais errados en= los mismos principles, de tal modo, que si las musas quisiesen algûn dia, - no os podrian hacer volver al camino. Buscais las lagunas y ciertos riachuje los cenegosos y admirais las desagradables voces de las ranas, cuando séria facilisimo remontarse enseguida a las fuentes claras y gozar perpetuamente= de los cantos armoniosos de las musas..." (44). Otro de los testimonies contemporéneos que aduce Maldonado en contra de los graméticos espafloles es el joven germane Christophe de Longueil, quien, ca­ mino de Santiago, détermina quedarse en Salamanca, al enterarse de la emi - nente llegada del joven rey Pelipe I a Espafla (45), y se introduce, mien - tras tanto, en el circule de Lucio Plaminio. lo que da ocasién a Maldonado^ péra tramar con él una estrecha amistad (46), y pedirle que le comunique su arte y estilo primoroso en componer versos. I, ante las pocas exigencies im puestas para su aprendizaje, le pregunta que si no era necesario aprenderse 410 de memoria las pormenorizadas reglas de los gramaticos de Antonio Nebrija o de otro gramatico; a lo que le contesta; "...huye de las sirtes que mencio- nas, huye de los escollos de las sirenas, toma el camino por donde fueron - los grandes romanes. Si caes en esas bagatelas nunca te libraras de ellas - (...). Los que van por vuestras retorcidas vias antonianas, quiza si se les pregunta contestarén con qué acento y aspiracion se pronuncia cada silaba,= pero no imitarén la propiedad, gravedad y majestad de los poetas y ni si - quiera la comprenderén. ^cuando llegarén ellos a conmover, deleitar, provo- car la admiracién?. Créeme, la acentuacion y la valoracion de las silabas - se deben adquirir leyendo a menudo a los poetas, si se les desea asimilar - alguna vez no solo la métrica de los poemas, cosa facilisima para cualquier niflito, sino aquel divine son y aquella armonfa canora" (47). Luciano Severo (48) es otro de los humanistes contemporéneos al que recurre Maldonado para apoyar su tesis en contra de los graméticos espafloles. Maldo_ nado conoce a este italiano de nacimiento y monje de profesion el verano del aflo 1526 con ocasion de la estancia de Carlos V y su Corte en Burgos, - estando cuando explicaba a la sazén a Don Fernando, Duque de Calabria, los= Discursos de Ciceron (49). De sus conversaciones mantenidas con el monje cortesano, Maldonado traslada al joven Gutierre esta tenida con el humanis­ te italiano sobre los graméticos espafloles: "Aquel aflo el emperador paso la mayor parte del verano en Burgos, por ello llegué a tener tal intimidad con Severo que, aprovechando una oportunidad, no dudé en quejarme ante un hom - bre extranjero de la fortune y vicisitudes de la situacion y del memento: - Âpor qué en Espafla, aunque no hayan faltado nunca mentes preclares, y hoy - se pueden considerar més notables por évidentes motives, parece existir sin 411 embargo una maldicion que hace que se encuentren pocos hombres que no hayan emigrado que no sobresalgan por sus conocimientos y elocuencia? Cuando en - Italia, casi en cada ciudad, y en algunos paises*-transalpines, se puede en- contrar un mediano hûmero de hombres que no habiendo salido nunca de su pa­ trie, podrian atreverse a competir con la antiguedad. Deja, por favor, de - extrafiarte, dijo Severo, pues si Cicerdn hubiese nacido entre vosotros se - habria llenado de suciedad con vuestra educacidn, con vuestras supersticio- nes sobre las prescripciones de los gramaticos y lo que atafle a los prime - ros rudimentos, y no podria explicarse tantos miles de reglas y de excepcio nés. Ciertamente estas deben tomarse poco a poco de los autores, pero vues- tros preceptores las presentan de tal modo que los ignorantes piensan que - solo esas cosas pueden dar pie a la admiracidn y envejecen y mueren con - ellas despreciando la lectura de los autores graves" (50), Benito Teocreno (51) es otro de los humanistes italianos contemporéneos - traido a colacidn por el conquense con la misma intencidn pedagdgica, con - el que intima durante los seis meses que permanecid en Burgos, pues era el= preceptor y maestro de la familia del rey francés Francisco I, hospedada en dicha ciudad en calidad de rehenes del emperador Carlos V (52), Este ilus - tre conocedor de las letras humanas tanto griegas como latinas (53) no se - cansaba de repetirle, a proposito de la educacion de los niflos espafloles, - el abandono existante en Espafla por parte de sus responsables: aunque "ala- baba él los ingenios hispanos y decia que no les faltaba nada de lo que los hombres pueden desear de la naturaleza, le extraflaba, sin embargo, que ellos por su parte se abandonasen y no se ayudasen a si mismos; le admiraba principalmente la negligencia de los magistrados y proceres que no tenian - 412 ningun sistema de la educacidn de los niflos, siendo la cosa tal que podria= enmendarse con poco esfuerzo, pero que si la descuidaban podian ocasionar - males mayores a las ciudades de lo que el vulgo pensabp" (54). I, refirién­ dose ya al sistema de enseflanza que empleaban nuestros gramaticos le decia= que él, "para enseflar los primeros rudimentos de la gramatica a la reina - Eleonor, hermana del Bnperador Carlos, aunque con mas frecuencia se dirigia a las doncellas al servicio de la reina, hizo un pequeflo compendia de re - glas y se lo entrego, poniéndolas sobre aviso contra los vulgares preceptos de nuestros gramaticos, pues los taies preceptos llenan de ofuscasion a los estudiantes" (55). X, en fin, otro de los humanistes presentado en Paraenesis al joven Gutie - rre de Cardenas para avalar su opinién acerca de los gramaticos espafloles - es el embajador veneciano Andréa Navagiero (56), a quien conoce el mismo - aflo en que escribe este opuscule, es decir: el aflo 1528, al pasar por Bur - go8 Carlos V y su Corte (57). Este hombre "noble y doctisimo en ambas le - guas, y verdaderamente tan gran orador como eminente filosofo" (58) mani fiesta a Maldonado en una de las conversaciones habidas entre ambos que, si algun mérite habia en sus escritos, debia atribuirse al senado veneciano - "que no se ocupa de nada con més atencién que de que todos los jovenes bien nacidos aprendan buenas costumbres y las buenas disciplinas (...); que, en= cambio, entre nosotros la situacion era muy distinta, pero que no habia 11^ gado a entender el motivo; pues siendo nuestro pais riquisimo en todo, y pa reciéndole que nada faltaba en sus inteligencias excepte una escrupulosa - educacion, tan indolentes eramos en cultivarlas que surge la sospecha que - nosotros creemos que el valor bélico se détériora con las letras y que nin- gûn mortal puede llegar a poseer ambas virtudes" (59). 413 En conclusion, considero que lo que he intentado defender yo -termina di - ciendo al respecte-, ya ha sido demostrade suficientemente con el testimo - nie de los antiguos y los modernes" (60). 4. LOS MALES SOCIALES PROVENIENTES DE LOS GRAMATICOS ESPANOLES Maldonado apunta en los folios ultimes de su opuscule algunos de los males= mas évidentes que producen los llamados gramaticos en la sociedad espafiola. Trata este problems muy sucitamente para "no olvidar los limites de una car̂ ta, pero de modo que el resto se pueda deducir de ello" (61), a la vez que= recuerda que lo referido, lo que le resta por referir de los gramaticos, np lo hace extensive a todos los que se dedican a la gramatica en Espafla: "No= somos tan tontos como para que se nos escape a nosotros solo el que en Sala manca o en Alcala y en algunas ciudades determinadas, en las que la ambi cidn no domina a todos los proceres y no les ciega totalmente el deseo sin= limites de amontonar riquezas, bay varones muy cabales que saben enseflar y= conocen lo que hay que dar en cada edad a las inteligencias infantiles, y - que éstos, si alguna vez abandonan y se desvian de su funciôn, no lo hacen= al menos por ignorancia, sino por miedo de que los discipulos emigren a otras escuelas. Pero es el numéro de los que condena mi censura que no de - ben extraflarse los doctos si, sin presenter ninguna excusa, mi pluma corre= sin freno" (62). Como muestra de los graves problèmes surgidos en la socie­ dad espaflola de la mediocridad de los maestros de escuela (63), se fija el= conquense en algunos de los sectores sociales, taies como los sacerdctes, - los teologos vulgares, los medicos y los jurisconsultos. 414 quién hay que culpar, se pregunta Maldonado, el que exista "tantos mi les" de sacerdotes que no entiencen ni siquiera por el forro sus rezos sino a los gramaticos groseros, que ensefian a sus alumnos a través de textes vul̂ gares, sin valor, sin fuerza y sin gracia? (64). No es de extrafiar, pues, - que se vean por doquier "sacerdotes que si se les présenta un texto de San= Jerénimo o de San Ambresio, te respondan, acompaflandolo con grandes boste - zos que la gramatica que ellos aprendieron era muy distinta y que no se de­ bia exigir de ellos que conociesen a tan grandes santos que escribieron - obras tan infectas y llenas de palabras arcaicas hasta el punto que apenas= las entienden los teélogos" (65). Juan Maldonado, que ocupaba entonces el - cargo de examinador de clérigos en el obispado de Burgos (66), da fe de la= ignorancia supina encontrada no solo en los jovenes sino también en hombres que llevaban muchos aflos al servicio de la Iglesia. Algunos de ellos "le dê jaron -cuenta- boquiabierto, pues al enfrentarlos con un sermon de San Jeré nimo, S. Agustün o a veces de San Gregorio, al momento exclamaban: &Por qué nos saca a relucir a los teologos? î, contester yo que no les pedia el sen- tido teologico sino solo la simple estructura de una clausula latina, obje- taban a continuacién: ^Ahora quieres que sepamos gramatica? ^Acaso no fui - mos obligados a que la gramatica fuese la asignatura mas importante durante seis afios, decia uno uno, ocho otro, y diez un tercero? ïo les contesté; Os esforzabais en estudiar gramatica solo para responder al mestro malhumorado no para comprender el sentido de los textes, sentido que es vergonzoso que= un sacerdote no conozca (..,). A lo que ellos respondian inquiètes: Si nos= présentas los autores que estudiamos medianamente cuando frecuentabamos las escuelas: los Distincha Verini. el Tobias el Contcmptus mundi, aquellas or^ clones que llamabamos Collectae y cualquier texto de ese estilo, quiza aigu 415 na memoria logre poner en pie esas obras a las que durante siete u ocho - afios dedicamos esfuerzos continues. Sin embargo tii nos pones delante textes de San Jeronimo, San Ambrosio y San Agustfn, que nuestros profesores asegu- raban que muy pocos los entendian y que no eran menos dificiles de compren­ der que Marco Tulio, al que a duras penas el maestro Antonio de Nebrija y - algunos pocos entienden. Y no hablemos del nivel del conocimiento que los - sacerdotes de mas edad ofrecfan, pues deberia hacernos llorar més que reir" (67). A este respecte, Maldonado refiere en Paraenesis el siguiente percan- ce, habido con un maestro de escuela, al ser rechazado su alumno por el con quense en el examen de ingreso al sacerdocio: "Cierto joven muy engallado me vino en la primera época preten - diendo que examinera si ténia suficientes conocimientos como para tomar ordenes sagradas. Abri un libre de sermones y le pedi que - explicase el sentido y la estructura de très lineas de una homi - lia, creo que de S. Gregorio; pero él sonriendo dijo: No llegué a los libros mayores, hazme si gustas preguntas de gramética, y qui_ zé me encontrarés digno de que se me nombre sacerdote y con més - razon subdiécono. Sin embargo, yo le contesté: Ay infeliz, eres - més audaz que prudente; si no puedes explicar el sentido de estas lineas que son facilisimas aun para el poco instruido, y no das - de cada palabra su verdadero significado, es inutil que sepas de= corrido incluse las reglas que no comprendes sobre la declinacion de los hombres que carecen de singular o variables. Entonces sus= defensores, què'eétaban'presefites, sin disimular su ira, llaman - al joven y precipitadamente se lo llevan con ellos. Apenas habia= pasado un rato cuando he aqui al maestro municipal que habia ins­ truido al muchacho y habia venido a la ciudad para defenderlo. Se présenta junto con su cliente y los restantes abogados, y, ocul - tando un poco su mal humor, dijo miréndome con ojos encendidos: - i,Y considéras a este joven indigne de que se le nombre al menos subdiécono? - Asi lo pienso, contesté, pues ignora completamente la lengua 1^ tina que un clérico debe conocer bien: - îLlamas ignorante, me interpelo, a un muchacho tal que si le - preguntas sobre cualquier parte de la gramética supers a todos= mis discipulos? Hazle alguna pregunta dificil en gramética, o - 416 si lo prefieres en sintaxis, preséntale las Collectae. la Doc - trinae mensae o el mismo Floretus « y confesarés que has juzgado mal. Un joven que apenas dedicd très o cuatro afios a las letras y que podria pasar a materias més altas, si sus fundamentos son sdlidos, &Por qué no se le considéra una persona de buena inte- ligencia?. ■ Xa comprendo, dije, lo que intentas probar con tus palabras: - que a este muchacho no le falta ni inteligencia, ni capacidad,= pero que mal enseflado por sus maestros ha caido tan bajo que si las musas quisieran no podrian ayudarle. ' Te parece, contesté él, mal educado el que pueda sobresalir en­ tre sus iguales y podria con justicia ser su profesor?. Ay, buen maestro, dije, creo que se le ha hincado de precepto - més de lo necesario, pero como no ha afladido a esto ninguna le£ tura de peso, considero que el muchacho esté muy apestado. La - doctrina que le han echado por encima y le han inculcado, o se= pierde poco a pocoo trata solo de preceptillos y considéra iniî- til todo lo que no sirva para demostrar alguna régla de arte. - Si se hubiese entregado a los escritos de alto estilo, no ha - bria nada en estos sermones que no explicase y allanase al mo - mento. X en cuanto a vosotros, si quieres que diga lo que pien­ so, echéis a perder los ingenios e infamais las buenas letras - al condenar a los niflos al exilio de taies textes que ni pueden ayudarles ni tampoco series de provecho. Sin duda que si, des - pués que los niflos supiesen de memoria unos minimos rudimentos, les entregéis un Terencio, la delicia de las musas latinas, pa­ ra que lo manejaran, lo examinaran y lo comentaran en profundi- dad, estarian tan aficionados por su lectura que no podrian - apartarse de ellas y estas cosas que considéra dificilisimas - después de dos afios de estudio las despreciarfan y las conside- rarla cosas del mismo nivel que la lengua vulgar. Pero deberfan tomar sus medidas los magistrados y los sacerdotes influyentes= cuya misién es remediar estos maies, ante los que se cierran - los ojos sin enorme daflo, no digo solo de la juventud, sino de= casi toda la repdblica. Vosotros redondeais vuestro peculio al= explicar lo que habéis aprendido, y del mismo modo que se abusé de vosotros, asf mismo os esforzéis en abusar de los demés. (De esta forma marché aquel inütil, susurrando no sé que sordideces y citéndome provocativamente para otra ocasién)" (68). Por otra parte, ^donde recibieron "las semillas de su ruina" sino en las e£ cuelas de los graméticos todos esos teélogos vulgares, que van vendiendo de pueblo en pueblo, "por no decir de puerta en puerta" sermones y bulas bajo= el solo fin del lucre y de la ganancia? (69). La formacién recibida, segén= 417 Maldonado, no ha sido otra que la de "pasar" unos afios con los maestros de= gramética al lado del Floretus y del Contemptus Mundi; otros tantos, y sin= haber aprendido la gramética, con los maestros àe dialéctica, "entre los que ahora tiene poca importancia si se desliza un solecismo o un barbaris - mo, siempre que el alumno llegue a hundir los ojos al contrincante"; y asi: hinchados de silogismo y sin conocer la lengua latina acuden a las clases - de los teélogos, donde acomplejados por la gravedad y elegancia de la len - gua latina no recurren a las fuentes de la teologia, como son S. Jerénimo,= S. Cipriano, S.Ambrosio y S. Agustin, sino que "van a parar a las lagunas - donde como ranas croan, se burlan y desprecian las més limpias fuentes" (70). A renglén seguido, hace el conquense esta personal observacién de Sto. Tomés de Aquino: explica su abandono del estilo, de la elegancia y de= la propiedad de la lengua latina como consecuencia légica de la formacién - errénea de los teélogos; "En verdad no creo -dice- que otro motivo llevase a Sto. Tomés de Aquino, hombre santisimo y doctisimo, a modificar su estilo, sino el de poder ser entendido por estos teélogos que han recibido ma educacién errénea. Por otra parte, este varén notabilisimo que - traté las letras sagradas de forma més feliz de lo que era fre - cuente en su siglo, bebié la erudicién y la verdadera teologia de aquellas fuentes citadas, a tal punto que juraria que se las coao cia de memoria. Entonces, ipor qué, si habia tomado prestada de - ellos la doctrina y la piedad, no tomé también prestado el esti - lo? Evidentemente, como aquel siglo suyo se habia apartado comply tamente de la pureza de la lengua latina, ese varén tan pio conn= prudente temié que del mismo modo que se abandonaba a San Jeréni­ mo y San Ambrosio por la elegancia y la propiedad de las pala - bras, del mismo modo si resultaba demasiado culto, se le despre - ciaria y arrinconaria. Esta era la finalidad que se habia propu3£ to en sus trabajos: después de dominer el engalamiento y artifi - cio de las palabras, ser Util al mayor ndmero posible de gentes,= acoplando sus escritos a las capacidades y uso de la época. T - asi, lo que él hizo por especial prudencia y buen criterio, algi- nos, para justificarse, lo toman en sentido contrario" (71). 418 Otro de los males seflalados en Paraenesis provenientes de la mala funcién — de los graméticos espafloles es el producido en los médicos: "Quizés creerés —le dice a Gutierre Cérdenas- que en los médicos unos fundamentos gramatica les mal puestos no causan ningün mal a la repdblica. Mira a donde se extien de sin darte cuenta un mal que no se percibe. Entre los médicos, los que - trabajan sin conocer la lengua latina temen a Cornelio Celso, citado como - escritor muy sobresaliente en medicina, y al mencionarlo en su presencia, - si no consiguen escurrirse, se callan y enmudecen, pero si se les oblige a= dar su opinién, defienden que la ciencia médica de aquel escritor esté fue- ra de uso por su antigUedad, cuando no hay nada més antiguo que Hipécrates= de donde proceden todos los cuentos de los médicos. De hecho, la escuela de médicos no considéré a nadie més docto ni més elegante que a Cornelio Cel - so, a quien tanto aprecié la antigUedad. qué escritos hay de més pureza= en latfn que sus obras? &Cuéles son més eruditas? ^Qué hay més fécil de ha­ cer, més eficaz que lo que él ensefla con facundia maravillosa?. Por otra - parte, Plinio el viejo es tan precise en sus informaciones que si lo enten- diesen todos los médicos, nos costarfa roucho menos restablecernos de las en f ermedades '* (72). Hasta los astrélogos han sido yfctimas de la infeccién de los graméticos. — "Para que de una muestra adivines el resto -le dice a Gutierre de Cérdenas- ffjate en lo siguiente: escuché a ciertos famosos profesores de esa especu- lacién que sostenfan que Plinio (...) estaba completamente equivocado en a.s tronomfa, cuando més bien eran eellos mismos que no conocfan la propiedad - de la lengua latina, los que iban ofuscados y ciegos en pleno dfa" (73). 419 ï, por dltimo, otros de los sectores reseflados en Paraenesis que se resien- ten por la ignorancia de la lengua latina son los jurisconsultos que, al - ser incapaces de descubrir el meollo de los texfos que guardan la elegancia auténticamente romana de las leyes, se pierden en inutilidades y en engen - drar litigios con fines meramente gananciosos, hasta atreverse a proclamar= en pdblico que "son unos fatuos quienes se afanan por las disciplinas que - no proporcionan a sus adictos un bénéficia inmediato" (74). En suma, "no acabariamos nunca -termina diciendo el conquense- si tratése - mos uno por uno cada punto, pues no hay arte, ni disciplina, ni empresa que no se resienta del daflo causado por la primera enseflanza" (75). 5. CONCLUSION Este precioso tratàdo, ademas de arrojar valiosas notas biograficas del pr£ pio autor, ofrece una sintesis valorativa de los "studia humanitatis" en la Espafla del primer tercio del siglo XVI, reduciéndose a una falta de interés general y, por ende, de total ignorancia (76). Es un pais tan indolente en= cultiver las inteligencias que, a veces, da la sensacién de creer que el va lor bélico se détériora con el cultivo de las letras. Los responsables de - tan sombria situacion cultural son, fundamentalmente, los graméticos o mae& tros de escuelas y los rectores de las ciudades: los primeros, de un modo - directo, por los nefastos metodos de enseflanza, al oprimir las mentes de los niflos con inanes montones de reglas sacadas sin orden ni concierto de - Lorenzo Valla y de Antonio de Nebrija, convirtiendo en algo pernicioso lo - 420 que ellos han investigado con grandes esfuerzos para provecho beneficioso - de las letras y de los hombres de letras, con el agravantes de que no hay - arte, ni disciplina -moral, medicina, astrologla, leyes, etc.- ni empresa - que no se resienta del daflo causado en la primera enseflanza; los segundos - lo son de un modo indirecte, por su indecision en la prescripcién de estatu tes y salaries, por la minima atencién que prestan a la seleccién y recluta mientos de los maestros, etc. El ideal educative a través de los "studia humanitatis" presentado por Juan Maldonado se basa en la lectura, la observacién e imitacién de los autores= clésicos -hay que introducir al alumno desde un principio en los autores - més selectos y ayudarle a buscar en los bosques los modes y maneras del ha­ bia y escritura latinas- y no en montones de ariscas y rancias reclas, al - objeto de que, primero, conozca "in situ" la naturaleza y el lugar de los - verbos, de las conjugaciones, de los géneros, de las declinaciones, del nu­ méro de silabas, etc., posteriormente la elegancia y propiedad de diccién. Esta argumentacién esta fundamentada, por éltimo, con testimonies de auto - res que han brillado en el campo de las letras latinas, tanto antiguos -Ci_ ceron, Quintiliano, Aulo Golio, Macrobio- como contemporaneos -Lorenzo Va _ lia, Jovino Pontano, Hermelao Bérbaro, Pico délia Mirandola, Angelo Polizia no, Baptista Mantuano, Pilipo Boroaldo, Erasmo de Rotterdam, Lucio Flami - nio, pomponio Leto, Cristobal Longolio, Fray Severo, Benito Teocreno, An - drea Navagiero-. 421 N 0 (l) Al final del opuscule dice: "Burgis Calendis Aprilis. Anno 1528". El opus­ cule Paraenesis ad politiores literas adveisus grammaticoriun vulgum se en- cuentra en la Biblioteca Univeisitaria de Zaragoza, lleva como fecha de su impresién el aflo 1529, pero no el lugar y el impresor, aunque por la iden- tidad con el resto de los ejemplares se desprende que es Juan de Jœta.y,= por tanto, en Burgos. Se conoce, ademés de este ejemplar, otro que esté en posesién de Eugenio Asensio, y que acaba de ser traducido por Juan Alcina= Rovira con un estudio preliminar de Eugenio Asensio, dandolo a la luz con= el siguiente tftulo: "Paraenesis ad litteras". Juan Maldonado y el Humani£ mo espaflol en tiempos de Carlos V (Madrid, Fundacién Universitaria Espaflo­ la, 1980). (2) Este opuscule en forma de carta esta encabezado de la siguiente foma: - "Joannes Maldonatus, Clarissimo adolescenti Guterio Cardinati Comitis Mira na Mirandas filio. S.P.D." Don Gutierre de Cérdenas es el segundo de los - seis hijos del matrimonio don Francisco de Zufliga, tercer Conde de 4iran - da, y de dofla Maria Enriquez de Cardenas, hija de los Duques de Maqieda. - Sobre los condes de Miranda y duques de Peflaranda, véase C- ROBLES 00 CAM­ PO, La casa de Miranda, en "Cor unum" ntims. 195-196 (1979) pégs. 66-74. (3) "... frater tuus Franciscus Stunica Comes Mirandae -le dice Maldonalo a D. Ifligo Lopez de Mendoza -locum, quern tenebam, deferendum mihi tuis in aedi- bus aedixerit. Nam cum bos ante annos ferme duos, quator in bac urbe men - ses Caesar egisset, postremis tandem evocari me iussit Comes illustrissi - mus, et ut, filio Guterio cardinati bonae nimirum indolis adolescenti, Ci- ceronem, aut classicum quempiam alium enarrarem autorem, et in diceido se- ribendoque latine quod ad fieri posset et tempos pateretur, instruerem, hu manissime perssuasit ..."(Pastor bonus, fols. e-v?). (4) E. ASENSIO y J. ALCINA ROVIRA, Paraenesis ad litteras. Juan Maldonaio y el Humanisme espaflol en tiempos de Carlos V, Madrid (Fundacidn Universitaria= Espaflola), 1980. (Estudio preliminar, de Eugenio Asensio, pégs. 60 - 61). (5) "Quod autem hispanorum ingenia fuerint ab iis qui grammatices rudimtnta do cent (...) oppressa tenebrisque devota..." (Paraenesis ad politiore: lite- ras, fol. a iii). (6) VPorro apud reliquas omnes gentes et régna Marco Tullio et Fabio Quintilia no: qui instituendos suscipiunt adolescentes: et post brevissimam qtamdam= isagogem optimos statim porrigunt eis autores : aut ipsis hauriant ftntibus dicendi scribendique characterem ac stilum" (ibid., fol. a iii v?). 422 (7) "At nostri totam mox Antonii Nebrissensis graimaticam pueris obtrudunt, nu ■ lies in ea locos distinguantes quos memoriae mandent: sed ab ovo, quod di- citur, ad mala absorbendam inculcantes: ..." (Ibid., fol. a iii v2). (8) "Nec animadvertunt stupidi, non usque adeo patriae fuisse hostem autores - Antonium: ut puerorum vellet ingeniis omnia propinari: quibus investigan - dis ac denotandis octaginta quinque anni vix suffecerunt ei: cum selectio- ra postremis annis cediderit. Cuius hoc sane fuit consilium, improbo labo­ rs praeceptoribus explicare latum spacio sumque campum: in quo omnia suppe terent: quae in enarrandis poetis ac oratoribus, et in reddentis vertendis que vulgaribus thematis, deberent discipulis decantare: non quae cogèrent, memoria tenere" (ibid., fol. a iii v®). Texto Castellano de Juan ALCINA RO VIRA, Paraenesis ad litteras, Juan Maldonado y el Humanisme espaflol en - tiempos de Carlos V, op. cit., pég. 147). (9) "Satis superque pueris est declinationes ac coniugationes cum suis appendi. cibus perdiscere: reliquum memoriae Virgilio, Horatio, servabunt melius, - accura primis intendit impendent" (Ibid., fol. a fols, a iii v® - a iiii). (id) "Non enim oportet thesaurum preciosissimum memoriam his rebus insumere: - quae maturescente postea cum aetate iudicio, multo minus prosit quam iu - vet meminisse imo noceat plurimum..." (Ibid., fol. a iiii). (11) "Nec satis est nostris praeceptoribus, inanibus decretis puerorum mente - irretire, prorsus et illaqueare..." (ibid., fol. a iiii). (12) "... si quos sunt forte nacti ciceronianae virgilianaeque lectionis sua - sponte studiosos, novis laqueis irretiunt, novis apinis ac trie is moran - tur : persuadantes ni cognitum omnino habeant, momoriaque teneant Lauren - tium Vallam: et eius elegantiis assuescant frustra quidem illos elaborare, sunmos ad poetas au oratores penetrare copiamque parare. lanuam esse Va - 11am ad linguam latinam: quae si non prius patefiat: mirum quam inanis - sit labor eorum: qui eloquentiam stilumque venantur" (ibid., fol. a iiii= V®) . (13) "Ita miseri adolescentes a Sc ilia rapiuntur in Charydim: et a Charydi tan dem devoluntur in perpetuam caliginem" (Ibid., fol. a iiii v®). (14) "... Dictionum latinarum usus, dicendique figurae ab emunctis sunt autori bus mutuandae, ab his extraendae, exugendae: non abs Laurentio" (ibid., - fol. a iii ii). (15) "... Ac vero ludimagistros velle linguae latinae puritatem ac copiam ex - 423 lucubrationibus laurentianis adolescentulos haurire: illisque se totos d_i care: quid aliud obsecro conari: quam ut iis aditum precludatur ad scri - bendi veram dicendique facultatem" (ibid., fol. a iii ii). (16) "... Ciceron scopus ac exemplar est omnis bonae literaturae, totius ele - gantiae, latinique decoris ac copiae. Quicquid in lingua latina deviata - Cicerone, a vero deviat: ilium latine scire solum existimes huius ad exem plum qui dixerit aut scripserit. (...). Itaque si me audis, in lectione - Ciceroriana Vallae non memineris. (Ibid., gol fols, iii iii - v®). (17) "Nolo mi Guteri tamen animum inducas tuum Laurentio velle detrahere: - cuius sum studiosissimus: cuiusque doctrinam ac ingenium ita sum semper - insigniter admiratus: ut piaculum existimen tan sinistre mentem ac consi­ lium eius seudogrammaticis interpretari: ut quod maximum ille literarum - ac literatorum in lucrum ac emolumentum summis laboribus excogitaverit, - investigaveritque, maximam illi vertant in perniciem" (Ibid., fol iii iii V®). (18) "Non possunt grammatistarum; qui cotidie canticant e suggestu, veluti hi£ triones e plaustro, suis praeceptiunculis omnem dicendi scribendique ra - tionem contineri: quique Laurentio meliores contendunt annos esse dican - dos, aliter ora praecludit: quin multis arguraentis comprobemus: non ea - ductum mente Laurentium, qua isti praedicant: nec in eos usus praeclara - ilia volumina condidisse, in quos isti rapiunt" (Ibid., fol. iiii iii v®). (Texto Castellano de Juan ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 153). (19) Ibid., fols, a iiii iii v® - iiii iiii. (20) Ibid., fol. a iiii iiii v®. (21) Ibid., fols, a iiii iiii v® - v®. (22) Ibid., fol. b. (23) Ibid., fols, b - v®. (24) Ibid., fol. b v®. (25) Ibid., fol. b ii. 424 (26) Ibid., fol. b ii. (27) Ibid., fols, b ii - v®. (28) Ibid., fol. b ii v®. (29) Ibid., fol. b iii v®. (30) Ibid., fols, b iii ii v® - iii iii. (31) "Verum dices tu forte, quinam Maldonatum animum, ut sibi crederet fidem - habendam, nova profitendi, et a more decentium in Hispania longe diverse? Yult ne videri, a genio quopiam nocturna quiete monitum? qui natus et ut- curoque in Hispania institutus, in tot gymnasiorum, tot nobilium professo- rum leges invehatur? (...). Ego quidem nollo mihi fidem haberi, ni eos ad hibuero testes quorum fides abrogari non possit. (...)" (ibid., fols, b - iiii V® - iii ii). (32) "... quos, bone Deus, inesperato viros produxit!" (Ibid., fol.b iiii iii= V®). (33) "Jovianus Fontanus exortus est alter Camillus qui Capitolium a Gallis, hoc est, eloquentiam cum philosophiae arcanis coniunxit" (Ibid, fol. b iiii iii v®). (34) Ibid., fols, b iiii iii v® - iiii iiii. (35) Ibid., fol. b iiii iiii. Véase la crftica que hace Pontano de que los gra méticos en el diélogo De aspiratione (joannis Joviani Opera Omnia soluta= oratione composite, Venecia, Aldo, 1519, II, f. 2 4) (Cita de Juan de - Juan ALCINA ROVIRA, op. cit., pég. 141). (36) "Si nostros num aliquos grammaticae professores cerneret Fontanus, nonne= causatius inveheretur? Nullum est oppidum in Hispania quantunvis parvum,= in quo ludus literarius non sit, sed ita desipiunt plaerique magistelli:= ut praestaret sine literis esse, more quarundam regionum ac insularum nu- per a nostris in oceano proxime mânes: et quod vix credidit antiquités i£ SOS antipodes repertarum, quam ita doceri (...). (Ibid., fols, b iiii - iiii - V®). Texto castellano de Juan ALCINA ROVIRA, op. cit., pégs. 104 - 165. 425 (37) "Est quidem vir utriusque linguae peritissiraus a et in restituendis lati- nis literis diligentissimus ac supramodum felix" (ibid., fol. c). Texto - castellano de J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 165. (38) "... nostri non est captus neque propositi rem definire; quae tantis sub= iudicibus est" (ibid., fol. c). (39) "Equidem ita censeo de bis quae ad rationem scribendi loquendique latine= pertinent, neminem post Ciceronem ac Quintilianum accuratius, elegantius= utiliusque praecepisse quam Erasmun (...). Mihi certe natus hic homo vid£ tur ad affigendum ac exprimendum omnem illud Ciceronis saceculum in quo - sine controversia sermo latinus omnes suas copias, divitias, ornanenta, - vim denique protulit, explicuit, emisit (...)." (ibid., fol. c v®) (Texto castellano de J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pags. 165 - 166. (4O) "... tum quod senes decrepiti non possunt a suis eneptiis a meriis meniis averti, non cupientes in aliud vivere quam ut stulticiam suam reddant - stultiorem" (Ibid., fol., c ii) (Texto de J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pég. 166). (41) "... quanta bili grammaticos tum asinos apellat Arcadicos, stultos, impr£ bos, sacrileges, carnifices, qui cum indoctissimi plaeruroque sint, puero­ rum perdunt ingenia, tum deliros, fatuos, temulentos, quia per eos putat= solos stare quominus ingenui adolescentes évadant prudentiores, qui tri - tis eos involvunt in prima aetate, quibus se postea extricare non possunt" (Ibid., fol. c ii) (Texte castellano: J. ALCINA ROVIRA op. cit., pags. 166-167). (42) Véase capitule (43) Ibid., fol. c iii. (44) "... qui sic estis a pueritia instituti: ut citius asimum posse loqui pu- tem: quam vestrum quempiam phrasim romanam concipere. (...) (Ibid., fols, c iii - V®). "Vos autem ipsis principiis ita caeci aberratis: ut nusae si cupiant non valeant in viam reducere. Colectamini lacunas : et caeno ses - quosuan rivulos: ranarumque voces praerancidas admiramini: cum facilimum= vobis esset, ad fontes mox liquides recurrere: concentibusque musarum per petuo frui..." (Ibid., fols, iiii - v®) (Texto castellano: J. ALCIRA ROVI RA, op. cit., pags. 169 - 170). (45) "... et quia regis Philippi ferebatur adventud appropinquare, Salamanti - cae constituit praestolari". (ibid., fol. c iiii v®). Véase capitule 426 (46) "... Lucci Flaininiii se contubernio insinuarat.. . (...)« ... Cum hoc mihi Christophoro arcta intercessit amicitia" (ibid., fols, c iii v® - - iii ii). (47) "... per istas quippe vestras Antonianas ambages incedentes: respondebunt forte quaesiti quaeque syllaba tono spirituque proferatur, poetarum tamen propietatem, gravitatem ac maiestatem non imitabuntur, nec intelligent - quidem..." (Ibid., fol. iii iii v®). (Texto castellano de J.R. ALCINA RO­ VIRA, pags. 172-173. (48) "Véase capitule (49) "... orationes Ciceronis enarrabat Perdinando duel Calabriae, cum pulsis= gallis Fonteravia recepta est; ego lectioni: quod meum prope cubiculum - res agebant, semper aderam ... (Ibid., fol. d iiii iiii v®). (30) "... nam eo anno Caesar Burgis maioremque partem aestatis peregit: quamo- brem tanta mihi cum Severo familiarités intercessit ut (...). nam vestris institutis, vestrisque superstitionibus circa grammaticorum praeceptio - nes: et quae faciunt ad prima rudimenta: Cicero si apud vos natus esset:= sordesceret, seque explicare non posset tot millibus canonum et excepcio- num..." (Ibid., fols, c iiii iiii v® - d). Texto castellano de J. ALCINA= ROVIRA, op. cit., pégs. 175 - 176. (51) Véase Capitule (52) "... quem sex ipse menses familiarissime celui..." I (Ibid., fol. d v®). (53) "... quibus erat Theocrenus intime notus: in humanioribus literis tam graecis quam latinis inter italos ilium..." (Ibid., fol. d ii). (54) "... Magistratum praesertim ac procerum negligentiam demirabatur: qui nu- 11am puerorum insituendorum rationem haberent..." (Ibid., fol. d v®). Tex to de J. ALCINA ROVIRA, pég. 176 op. cit. (55) "... deterrens a vulgaribus nostrorum grammaticorum decretis: ut quae ca­ liginem tyronibus offunderent" (Ibid., d ii). (Texto castellano de J. AL­ CINA ROVIRA, op. cit., pég. 177. 427 (56) V4a.se capxtulo (57) "Novissime hoc ipso anno, quo haec scribimus: imo his proximis diebis - (...) Andream Naugerium (...) consqlto adiis.Z." (ibid., fols, d i i - v?X (58) "... virum nobilem, et utriusque linguae peritissimum; sane non minis ora torem summum quam philosophorum eminentissimum..." (ibid., fols, d i i — - V» ). (59) "... Nam cum esset nostra provintia rerum omnium feracisima: et ingeniis= praeter diligentem nihil deesse cultura videret: ita in excolendis eis - essemus socordes: ut suspicio suboriretur existimare nos bellicam virtu - tem literis sordescere; nullisque mortalium utruroque posse contingent' - (Ibid., fol. d iii). (60) "... sed satis superque comprobatum existimo veterum recentiumque testim£ nio quod intenderam". (Ibid., fols, d iii - v8). (Texto Castellano de J.= ALCINA ROVIRA, op. cit. pag. 178. (61) "Paucissima quidem referentur, ne modus epistolae negligatur: sed a qui - bus existimentur caetera" (ibid., fol. d iii v9). (Texto castellano: Juan ALCIRA ROVIRA, op. cit., pag. 179). (62) "... est ita tamen ingens eorum numerus: quos mea censura condenant: ut - mirari non debeant docti, si honoris nulla praefactione adhibita meus in- frenis cucurrit calamus" (Ibid., fol d iiii) (Texto oastellano ; J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 179). (63) "Sed tandem inconmodorum quae ab studiis ludi liter litterarii magistris= publicis rebus proveniunt, gustum aliquem demus (Ibid., fol., d iiii). (64) Ibid., fol., d iiii. (65) Ibid., fols, d iiii - v9. Texto castellano; J. ALCINA ROVIRA, op. cit.,= pdg. 180. (66) Ibid., fol. d iiii v6 - iii ii) (67) Ibid., fols., d iiii ii - v®. Texto castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pags. 180-181. 428 (68) Ibid., fols, d iii ii v9 - ü ü ül v®. Texto castellano: J. ALCINA ROVI­ RA, op. cit., pdgs. 181 - 184. (69) Ibid., fol. d iiii iii v«. (70) "... gravitate sermonis elegantiaque deterriti, recidunt in lacunas, ubi= ranarum more coaxantes, clarissimos fontes rident ac contennunt. (...)" - (Ibid., fol. d iiii iii v9) (Texto castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. cit. pag. 184. (71) "... Hune enim sibi praefixerat laborum suorum scopum, post habito verbo- rum fuco ac lenocinio, prodesse quam plurimis, ad vires et usum praesen - tium attemperando sua scripta. Itaque quod summa fecit ille prudentia con silioque, quidam sibi faventes rapiunt in diversum" (Ibid., fol., d iiii= iiii v9) (Texto castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 185). (72) Ibid., fols, d iiii iiii v9 - iüli iiii) (Texto en castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pdgs. 185 - 186. (73) "Ibid., fol., d iiiii iiii. Texto castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. cit., pag. 186. (74) Ibid., fols, d iiiii iiii - v9. Texto castellano: J. ALCINA ROVIRA, op. - cit., pdgs. 186-187. (75) "Sed infinitum esset singula persequi: cum nulla sit ars, nulla discipli­ na, nulla functio, quae damnum non sentiat a prima institutions profec - tum" (Ibid., fol. d iiiii iiii v9 iiiii iiiii) (Texto castellano: J. ALC% RA, pdg. op. cit., pdg. 187). (76) Vdase L« OIL, El Humanismo espafiol del siglo XVI, en Actas del III Congre so EspaHol de Estudios Cldsicos, t. I (Madrid, 28 de marzo - 1 de abril - de 1969), pdgs. 216 y ss. Vdase tambidn V. BELTRAN DE HEREDIA, Nebri.ja y= los tedlogos de San Esteban de principles del siglo XVI, en "Ciencia To - mista", t. LXI (1941), pags. 37 - 65. 429 C A P I T U L O II CULTURA. SABIDURIA Y NATURALEZA HUMANA SUMARIO: 1. El mejor maestro: el amor a las letras. 2. En el elma mal4vola no entrarA la sabidurla. 3. El estudio de las letras y la naturaleza humana. 4. Conclusiones. 1. EL MEJOR MAESTRO: EL AMOR A LAS 1ÆTRAS El tftulo El me.ior maestro: el amor (= Optimus magister amor) corresponde a un pequefio tratado pedagdgico, encuadrado en Paradexa junto con los opdscu- los Vita hominis instar diei e In malevolam anima non introibit aapientia.= publicado en 1549 (l). En Al, su autor comienza refiriendo que son muchos - los que desean saber pero pocos los que destacan en alguna disciplina, deb^ do a que son pocos los que hallan la verdadera razdn del saber (2); y mu - chos los padres que envlan a sus hijos, apenas instrufdos en los rudimentos gramaticales, a las escuelas mAs distantes de su suelo patrie -piensan que= cuanto mAs lejanas estAn, mAs van a progresar sus hijos en el estudio de - las letras-, y que buscan los mejores profesores, aunque sea en los ultimos confines de la tierra; lo cual, es objeto de alabanza per parte de Maldona­ do, pero piensa que es casi de locos el creer que lo mAs importante en la - educaciAn de los hijos es este o aquel lugar: es capital que los que viajan con el pretexto de aprender, "lleven dentro el amor a las letras, si es que no quieren perder el tienipo y el dinero" (3). 430 Tal como el mlsmo Maldonado lo testimonia, el punto de partida para la con- fecoidn de este tratadito pedagAgico es la sentencia de Plinio el JAven en= la carta a Hfspulà de que el mejor maestro es el amor (4), dada la eficacia de su contenido: es tan real que nadie puede llegar a ser sabio sin poseer= un ardoroso amor por las buenas letras y, en consecuencia, si no pospone t£ das las ganancias que, en buena lAgica, suelen y deben seguir a la pericia= (5); no deben ir siquiera a la par: con su distracclAn impedirfan la llega- da del corredor a la meta (6); y dada tamblAn su idoneidad para hablar y es- cribir de las buenas letras: para una persona como Al que ejerce la funciAn piSblica de su enseQanza, Asie pensamiento de Plinio el Joven le parece el - rads apropiado, fundamental mente, por la novedad de su contenido (7); exis - ten ya, dice, tandos discursos en honor de las letras que "he tenido que ha cer un argumente nuevo, para que no parezca que sigo la huella de los meros imitadores que, no pudiendo pensar nada de nuevo, se dedican a compiler tra bajos ajenos" (8). Este pensamiento de Plinio el Joven es desarrollado por= Maldonado exponiendo, en primer tArmino, cAmo todos los que ban destacado - en alguna disciplina han tenido siempre por bandera y gufa el amor a las le tras (9); a continuaciAn, muestra cAmo las ciudades y los colegios que han= conseguido una gloria han side por el amor a una profesiAn y a una idea, a= las que se abrazaron constantemente; y, por Altimo, exorta a los jAvenes a= amar a las buenas letras, ya que Astas son requisito indispensable para ser en la vida Atiles, libres y felices. En cuanto a los sabios que han tenido por bandera y gufa a las letras, ^quA es, comienza preguntandose, el conquense, lo que llevA a SAcrates, a PlatAn y a AristAteles, al mAs alto grado de la erudiciAn y de la sabidurfa sino - 431 el amor a las letras, antes las cuales las riquezas, los honores y los impe rios tenfan muy poco valor para ellos? (10). Es obvia, dice, la admisiAn de este aserto en todo aquel que conozca mfnimamente las formas de vid» de SA­ crates, de PlatAn y de AristAteles. Aunque el de Estagira admiraba & Alejan dro Magno, estaba pendiente de su voluntad, le instruyA y le venerA como al mayor de los principes, ello no quita para que ardiera en el amor a la sab_i duria, a la que si tuviera que haber escogido, no hubiera preferido el impe rio del orbe; es verdad que AristAteles amaba a Alejandro y le segufa en to do, pero "lo hacfa por el amor a la sabidurfa y el deseo de las letras": - nunca hubiera podido llegar a un grado tan alto de sabidurfa si no hubiera^ tenido a Alejandro como protector, ya que Aste enviaba hasta los mAs remo - tos confines de la tierra hombres para descubrir e investigar lo que refe - rfa AristAteles en sus libros sobre los animales; por otra parte, estA cla- ro si Alej andro no hubiera extendido tanto su Imperio, tampoco hubiera sido tan extensos los libros de AristAteles; en suma, que lo que le llevaba a la escuela no eran las riquezas sino el amor a la sabidurfa, de ahf que reci - biera el brillante nombre de "el filAsofo" (11). Pueron tenidos tambiAn por sabios CatAn el Censor y Cayo Lelio, porque amaron, segAn Maldonado, a la - sabidurfa en sf misma (12), de suerte que los multiples honores alcanzados= nunca fueron objeto de deseo y de ambiciAn en ellos; en aquel tiempo la sa­ bidurfa arrastraba consign a las riquezas y al poder (13); si hoy dfa, co - menta Maldonado, hay algunos que parecen sabios y, en cambio, estAn despo - seidos de los bienes que constituyen la fortuna, lo estAn porque se han en­ tre gado a las letras no por amor a ellas sino por evitar la pobreza: fre - cuentan los gimnasios y dicen dedicarse a las letras cuando lo que, en rea- lidad, buscan es algo de quA comer y liberarse de la pobreza, y las buenas 432 y sagradas letras "soportan diffcilmente, las mas de las veces hasta apar - tan, a los que son meros imitadores y no autAnticos amadores" (14). Otros - sabios de la antiguedad resedados en este opuscule que, a juicio de Maldona do, tuvieron por bandera y gufa el amor a las letras, son CicerAn y SAneca: "^hay alguien -se pregunta- que pueda negar que CicerAn y SAneca no amaron= las letras y que no las amaron hasta el extreme que no se propusieron en su vida otro objetivo?" (15). Respecte del primero dice en concrete el conquen se que, precisamente, el amor a la libertad de su patria y su constante ce- lo por la defensa de la Repüblica procedfa de su gran amor a las letras: - "CicerAn deseaba la libertad de su patria y la salvaguardia de la RepAbli - ca, porque sabfa que con la libertad morfan tambiAn las letras, y, muerta - la libertad, no habrfa ya mAs oradores famosos" (16). I respecte del segun- do es obvio para Maldonado el interAs manifestado por el de CArdoba por re- comendar la virtud, disuadir a la gente de los vicies, enseBar las buenas - letras y animar a abrazarlas (17). Se equivocan los que piensan que CicerAn y SAneca amaron las buenas letras porque recibieron de ellas grandes rique­ zas y altos honores: ês que hay alguien que concediera menos importancia - al dinero que CicerAn? &quiAn despreciA mAs las riquezas que SAneca? . Cicje rAn obtuvo el primer y el mAs alto grado en la elocuencia y "en aquella par te de la filosoffa que se llama moral", por lo que fue muy considerado no - solo por el pueblo romano sino tambiAn los principes y las naciones, de ahf que le vieran grandes riquezas sin desearlas, pues si las hubiera deseado - las podfa haber acumulado en gran cantidad para su vida de ocio. SAneca, - por su parte, al granjearse la amistad de algunos principes romanos dada su extraordinaria sabidurfa, y al ser preceptor de NeAAn durante cinco aBos, - adquiriA grandes riquezas; pero, como enseBaba que los dominios y las riqu£ 433 zas sin la virtud y sin la pureza del alma eran vanas y estaban corrompi — das, termind por ser condenado a muerte vengAndose NerAn de su maestro - (18). El conquense no se fija solo en los sahdos de la antiguedad como paradigma= de amor a las letras: "Dejemos ya de hablar -dice- de los antiguos hAroes - (...) que ya han merecido un nombre eterno y, por consiguiente, son ya dema siado conocidos como para necesitar de nuestra apologia" (19). Menciona tarn biAn a algunos sabios contemporAneos que han destacado por su amor a las l£ tras como Juan Pico de la Mirandola, Joviano Pontano, Angelo Policiano, - Erasmo, BudA y Vives; "No van a ser ahora recordados por mi Pico de la Mi - rAndola, Joviano Pontano, Angelo Policiano, acerca de los cuales muestran= sus ilustrisimas obras como fueron capaces de amar a las letras. Ni tampoco es necesario recordar a Erasmo, BudA y Vives, quienes de no haberse coropro- metido profundamente con la pluma en el amor a las letras, sin duda alguna= hubieran tenido un lugar mAs privflegiado en la sociedad cristiana" (20). - De los sabios contemporAneos, amantes de las letras, Maldonado hace particu lar referenda a Antonio Nebri.ja y Christophe de Longueilt "dos preceptores -dice- que me fueron muy familiares y de los que hice uso con frecuencia" - (21). Referente al nebrijense, del que comenta que "sobresaliA en aquel gA- nero de estudios que mAs amA, mAs por su trabajo y por su constancia que - por su ingenio" (22) refiere que, si hubiera reservado una parte de su amor para las riquezas y los bienes de la fortuna, hubiera superado a muchos co- diciosos en riquezas, ya que las buenas letras le granjearon las amistades= de los reyes y de ilustres varones (23). I del joven flamenco, con el que - traba el conquense una fuerte amistad en los aBos universitarios en Salaman 434 ca, dice que amA las letras tan ilimitadamente que en ellas se hizo clara - mente inmortal (24). A continuaciAn Maldonado pasa a exponer los efectos integradores o devasta-r dores que se producen en las ciudades y en los centros de educaciAn el que= se inculque o no se inculque el amor a las letras: las ciudades y los cole­ gios estiman extraordinariamente lo que aman intensamente y, en cambio, de£ precian lo que no les gusta y entienden que es ajeno a sus deseos (25), si= alguien, por ejemplo, contempla una ciudad en la que estA en vigor la disci plina militar, deduce inmediatamente que sus rectores son propensos a esa - profesiAn; y si, a la vez, constata que se tiene en consideraciAn a las le­ tras en dicha ciudad, no dudarA de la preocupaciAn de sus dirigentes por la formaciAn de la juventud; pero si, por contra, ve que en ella se desprecia= las nobles artes y se olvida de la total preocupaciAn por instruir a los jos de la ciudad, en seguida llegarA a la conclusiAn que los que adminis - tran la cosa pAblica con unos hombres rudos y unos perfectos desconocedores de las buenas disciplinas (26). Para Maldonado, una ciudad estarA bien cons tituida si, fundamentalmente, brilla en ella los estudios por las buenas Ijs tras y si se considéra como la funciAn mAs importante la preocupaciAn por - formar a la juventud y se lleva a cabo con gran diligencia (27). Por con - tra, no existe ciudad mAs ruinosa y fuego bAlico mAs dafiino que el no edu - car a las mentes tiernas con buenas conductas y buenas costumbres" (28), - pues, alejados de la vigilancia paterna, se lanzarAn rApidamente a los vi - cios y los torpes placeras, los cuales "una vez experimentados, se adhieren tan fuertemente que ya no pueden ser extirpados ni curados siquiera con una fuerte y sucesiva disciplina, pierden por completo a quienes dominan y les= •4.35 reducen a un tal grado que mAs bien pueden ser contados entre los animales= que entre las personas" (29). Î si los jovenes, que en un future desempeBa- ran un cargo publico, son de tal condicion, "^a que grado de furor y de lo- cura no llegarAn sin las letras, una vez que comiencen a equivocarse? Impr£ visarAn los consejos, se dejarAn llevar por sus pasiones, juzgarAn lo justo como injusto, lo impfo como pfo, y no obedecerAn al que aconseje bien. Es - mAs; se rodearAn de consejeros malvados y alejarAn de sf a los mejores y - mAs sanos como si fueran avispas" (30). En su experiencia de docente el conquense constata dos clases de jAvenes - con actitudes diversas frente a las letras, aunque con efectos similares: - por un lado, habla de la existencia de jAvenes de "esclarecida mente" que - aman tan remfsamente las letras que mAs bien dan la sensaciAn que se acer - can a ellas a la fuerza: porque les impulsa su propia naturaleza y cierta - inclinaciAn espontAnea a aprender aquello sin lo cual serfa dégradante para su profesiAn (31); y , por otro, habla de la existencia de jAvenes llevados= por la falsa creencia de que el estudio de las letras es algo servil y poco noble, en cuanto que solo sirve para salir de la pobrëza y ser totalmente - inutil en otro aspecto (32). Ello explica que se vea con frecuencia jAvenes indolentes que acuden con desgana a los ejercicios literarios como si no tu vieran necesidad alguna de conocer las letras, y que se limitan a asistir - por temor a sus padres y aprender lo fundamental, si es que lo aprenden, que no duren mucho tiempo en ninguna escuela, que no tengan preferencia por ningdn maestro: al contrario, siguen siempre al peor maestro: saben que con un buen maestro tienen que entregarse de firma a las letras o cargar con la fan» de inutiles (33). A unos y a otros se dirige el conquense al objeto de 436 impulsarles al amor a las letras: a los primeros, para que con su adverten- cia, aunque corren por su propia voluntad, se hagan mAs rApidos y ardien - tes en la consecuciAn del premio; y a los segundos, para que "conociendo su ignorancia, vuelvan al canino y salgan de sus colmenas como inutiles zAnga- nos" (34). El propAsito fundamental de Maldonado en este opdsculo es de que todo joven albergue el amor a las letras, porque si en Al habita el verdadero amor a - ellas, por muy ruda que sea su mente, las musas se albergarAn tarde o tem - prano en Al (35). Pero, &cuAl es el fin del amor a las letras? &quA bienes= raporta? A juicio de Maldonado, los bienes que reporta el amor a las letras son cuantiosos: ^hay alguien que pueda calculer cuantas ventajas conlleva - el amor a las buenas letras?. Ihi hombre rico, si careAe del conocimiento de las letras, eètarA atormentado por el constante temor a perder las riquezas y por el deseo de acumular mAs, por su continuo servieio a la avaricia, por la ambiciAn en extender su influencia, por el sufrimiento que comporta la - preocupaciAn de los hijos... (36). De todas estas ataduras "liberan las le­ tras", siempre que Astas sean buenas y caigan en una mente dAcil (37). Al - hombre de letras, sea Aste rico o pobre, nada le angustia: "sabe que todo - gira en perpétua rotaciAn y que nada se puede detener, pues el Sumo Dios da vueltas al turno de las cosag de modo que a las cosas alegres suceden las - tristes y a las tristes las alegres" (38). Incluse "si el deseo de las ri - quezas -dice- llama a tu corazAn para que ayudas a los tuyos y vivas mAs 1^ bremente, las mismas letras te mostrarAn mil caminos para conseguir las ri­ quezas, las buscarAs honestamente y las distribuirAs liberal y cristianamen te. Nunca faltaron recursos al sabio, pues estA favorecido y encuentra el - 437 modo de satisfacer la naturaleza y de dar a los suyos lo justo y lo necesa­ rio" (39). Deben, pues, amarse constantemente las letras, hay que buscar a los mejores maestros y frecuentar lo mas posible los colegios y los gimnasios, ya que - no se puede decir ni concebir en la mente humana cuAnto bien raportan las - letras (40), sobre todo "en este tiempo en que la lengua latina (dejemos ahora otras - cosas de mayor importancia) recorre el orbe, une todas las pr£ vincias, de forma que quienes sepan latin pueden entrer en to­ das las naciones y dar la sensaciAn de que no se separan nunca de su patria, porque en cualquier sitio se encuentran hombres= que entienden y pueden hablar de todo como a un ciudadano o a= un paisano" (41). For lo cual Maldonado concluye que las letras son no menos necesarias para= los nobles, militares y comerciantes que sacerdotes (42). Hay que desechar= la idea de los que piensan que las letras deben ser aprendidas solamente - por los sacerdotes, por los abogados y por los mAdicos (43). Las letras han de ser amadas y estudiadas por todos: por los laicos, para adorno de su vi­ da; y por los clArigos para el desempeBo de su cargo (43): "Un clArigo sin letras -dice- es un asno de dos patas, que de- be ser golpeado con un palo, porque desempefia un papel no apto para su cargo, de la misma manera que une que no lleva un ves- tido apropiado para las bodas es arrojado como un grajo discor dante entre los cisnes" (44). Pero las letras, termina afirmando el conquense, deben ser amadas no solo por fines estAticos y pragmAticos, sino tambiAn "porque son dignas de ser 438 amadas por sf mismas" (45): sacian y alimentan el espfritu, eximen de la va nidad y de la mentira, y hacen la vida mAs feliz y libre (46). 2. EN EL ALMA MALEVOLA NO ENTRARA LA SABIDIBIA El tftulo "En el aima malAvola no entrarA la sabidurfa" (= In malevolam an^ > man non introibit sapientia) corresponde al tercero y ultimo tratadito peda gdgico, encuadrado en Paradoxe (47). En Al el propAsito de su autor no es - otro que el de asentar este proverbio del Libro de la Sabidurfa (48), cuyo= contenido dista mucho de la opiniAn del vulgo, que llama sabio al astuto - que consigue las cosas mAs con engaHos que con justicia (49): son muchos - -dice- los mortales que piensan que la sabidurfa consiste en ensanchar las= fronteras, en aumentar los bienes patrimoniales y en llenar la boisa de di­ nero aunque sea en detrimento de otros (50). En su vida de docente constata cAmo son muchos los niflos y los jAvenes que= asisten a los gimnasios y se entregan a las letras y, sin embargo, son po - COS los que reciben la verdadera sabidurfa; y que la razAn radica en que - "cuando conffan sus nombres a los maestros y les dan una paga anual, lo ha­ cen sin elegir, no midiendo la ciencia y las costumbres de ellos, sino que= con gran imprudenc ia escuchan a cualquiera" (51). Para una verdadera sabidu rfa es imprescindible saber no solo lo que hay que aprender sino tambiAn de quiAn: de su descuido proviens el que inteligencias no del todo desafortuna das se malogren y se perviertan por ser escuelas funestas (52). Por otra - parte, una aima artera no es apta para la sabidurfa (53), como, justamente. • 439 ya lo cant6 el sabio Salomon (54). Begun Maldonado, jamas se ha ido que ha ya habido un sabio del que no se hayan ponderado la honestidad yla senci - liez, y nadie de sano juicio puede pensar que es'capaz de asimilr las le - tras si antes no trata de iniciarse en la forma de vida que los abios tenî dos como tales abrazaron siempre (55). Si los animales, que careen de ra - zAn, se preparan madrigueras, construyen cubiles y los adornan qitando lo= que les estorba y obstaculiza; si, por ejemplo, la abeja, ese anmal tan p£ queBo, se aleja y huye de las celdas que no estan limpias y biencuidadas,= con mucha mas razAn huirAn "las musas", elegantes y resplandecietes vfrge- nes, de una mente infestada de pecados capitales y manchada con us crfme - nes (56). La sabidurfa es cAndida y sencilla, no arrastra deshonra alguna,ni aguanta verse a sf misma torpe y horrible de olor y de aspecto; en cambi, &hay al­ go mAs obsceno, torpe y horrible que una mente criminal e im#fa,la cual, - una vez contaminada de vicies y de crfmenes, supera en hedor a tdas las - porquerfas e inmundicias?; no hay estercolero ni cloaca que pued comparar­ se con la pestilencia de los vicios, siendo asf que hasta la cloca del in- fierno huele a perfume si se establece comparaciAn con el olor d una mente impfa y malvada (57). Desconfien, pues, y abandonee toda esperana de cons£ guir una sabidurfa digna del hombre sencillo los viciosos perdids y los - que sirven a los placeras; desechen la idea de que van a adquiri la fama - a travAs de la ciencia mientras tengan la mente embotada de torps pasiones (58); y, puesto que las letras no pueden ser aprendidas sin una ente piado sa, insta a los jAvenes, "que dicen que desean dedicarse a las Itras" que= se aparten de los vicios (59). 440 La mente humana no puede decir y concebir cuAntas son las ganancias y las - ventajas que tiene aquel que se preocupa en "disponer su mente y al mismo - tiempo entregarse a las buenas letras" (60); sobre todo, si una vez obteni- da la fama de la ciencia "es litil a los demAs, y no deja caer a nadie por - ignorancia, en las medidas de sus posibilidades, pues hay que aprender las= letras con el fin de ayudar a los maltratados, a los que sufren injusti cias, a los engahados por la astucia de los demAs, y a los privados de la - fortuna a causa de su irapericia (61). El sabio que, pudiendo, no hace todo= este, no sabe nada y se éstA preparando su propia muerte, al abandonar a - quienes debiA y pudo defender y, por contra, dedicar a sus ganancias cuanto de luz y de prudencia le dieron (62). "No consentir^, dice, que estes jAve­ nes que dependen de mi sean engaRados y piensen que todos ellos son sabios= porque levanten la oresta o deseen llamarse sabios. El haber frecuentado - los gimnasios no es razAn suficiente para ser sabio, sino el haber abrazado y llevado con mente sana una vida digna, cual la exigea del sabio los que - han fijado los preceptos de la vida y de las costumbres (63). El que desee en un primer encuento descubrir a un sabio hasta entpnces des- conocidô, debe fijarse en estas notas: "si sus palabras rezuman sabidurfa, si explica con prudencia las= normas de la vida, si es modeste en esperar y prudente en juzgar, y si muestra piedad en todo, Aunque este no es suficiente: proba- blemente podrfa disimularse si no coincidiera al mismo tiempo un= estado apropiado de la naturaleza, un paso grave, modeste y sin - engaüo, palabras elegantes pero llenas de sabidurfa y de piedad;= el geste uniforme, que no violente los rostres, abriendo o cerran do el entrecejo segun se aprueben o reprueben los dichos; la mano sin movimiento y llena de pétulante orgullo; no empleando los de- dos para contar o separAndolos demasiado. Con estas notas y otras del mismo estilo se conoce el sabio no menos que por las palabras salidas de profunda filosoffa" (64). 441 Concluyendo, el verdadero sabio es a la vez bueno y piadoso: no tiene nada= de fingido, ni de mentiroso, ni de premeditado para engaHar a los hombres - (65): y, por lo tanto, "aprendan todos esta sabidurfa, abrAzense a ella y - sepan que no hay nada mAs fAcil que el imbuirse de las buenas ciencias con= tal que se recuerde lo que dije al comienzo: que la sabidurfa no acostumbra a habitar en mente fmprobas" (66), 3. EL ESTUDIO PE LAS LETRAS I LA NATURALEZA HUMANA El opuscule Orantiuncula (67), Maldonado sale al paso de la opinion dé - aquellos que piensan mal y hablan aun peor acerca de las letras y de las ar tes libérales, que dudan si es mejor que el hombre haya inventado las le - tras o, por contra, haber permanecido en su ignorancia y, por ende, haberse dejado administrar por la intuicion y el instinto de la naturaleza (68). - "Nadie que esté en sus cabales, afirma ya de antemano, puede dejar de ver - que esta opinion es inicua y perniciosa, pero, como veo a algunos que ha - blan en uno y otro sentido y que caen con frecuencia en lo peor, debo refu- tar tal sentido y obligarles a retractarse con argumentos y ejemplos" (69)• Para ello se propone mostrar la ceguera con que han caminado los hombres an tes de inventarse las letras y las artes libérales: al estar sepultada ls= razon, deambulaban sin poder distinguir lo bueno de lo malo zarandeados por sus pasiones; y, por contra, las ventajas que han proporcionado al mundo - las letras y la luz que ha recaido sobre los mortales con el conocimiento - de las artes y de las letras (70) , para llegar a la conclusiAn de que "la - 442 vida del hombre sin las letras ehtA manca y solo es apta para comer" (71). Es obvio, en opiniAn de Maldonado, que en la ait iguedad antes de inventarse las letras y las artes libérales, los hombres vivian, se transmitfan la vi­ da y se alimentaban como las fieras, no sirviendo para nada la razAn al - guiarse exclusivamente por las fuerzas de la naturaleza (72). Si se busca - la causa de tal comportamiento, no encontraremos otra que "la obscuridad de la mente y la ignorancia mAs absolute" (73). Entonces, no tenfan fazAn de - ser la religiAn ni el matrimonio, no existfa ley alguna, no se sabfa de quienes eran los hijos, todo se sometfa al placer: "el solo recordar cAmo - los hombres al modo de las bestias y de las fieras lo realizaban por los - distintos lugares no lo soporta èl pudor humano y los oidos honestos se re- traen al oirlo, pues, para satisfacer sus apetencias, todos abusaban de las fuerzas perniciosas del cuerpo, como dijo un orador" (74). La razAn de tan­ ta ruina existante en la mente humana "radica en que las disciplinas y las= buenas letras y artes aAn no habfan aparecido y la sabidurfa no habfa ilum^ nado los corazones humanos" (75). Van contra la veracidad de los historiadores los que impugnan las letras, - no admiten la ferocidad de los hombres primitives e intentan mostrar que - los hombres nunca erraron menos que antes de establecerse las leyes y las - disciplinas (76). Tal aserto referente a las letras y a los hombres primit^ vos es rubricado por el conquense con los indfgenas del Nuevo Mundo: "Se sa be en todo el mundo -dice- que los espafioles recientemente, tras muchos - dfas de navegaciAn hacia Occidente y Mediodfa, descubrieron primero varias= islas y despuAs un continente (...). En esas tierras tan extrensas y tan le 443 janas, los hombres, antes de llegar los nuestros, vivian como fieras, desnu dos y sin ley. î todavla muchos viven asl, alimentdndose de carne humana, - ofreciendo cuerpos humanos a sus divinidades, sfendo ellos mismos, segtin - creo, alimento de las fieras, y llevan una vida herrante. Lo mismo que la - naturaleza, por su impiedad, les habfa desposeido y privado de sus caballos mulos, asnos y bueyes para llevar las cargas y cultivar los campos, de la - misma forma les habfa expuesto a los dientes de las fieras. Allf se ven en= las orillas de los rIos, ademAs de otras horrendas y grandes fieras, coco - drilos terribles de gran cuerpo que matan y devoran a los hombres, incluso= cuando van a caballo, tragando al caballo y al jinete como a un insignifi - cante presa. Nada de extraBo y de nuevo narran los anales acerca de los prî meros tiempos y de los paises lejanos y bArbaros que no lo hayan comprobado nuestros hombres en este tiempo. Nunca oimos que existiese un monstruo en - parte alguna como los que nos traen cada dfa. Ningdn milagro de la naturale za mAs raro que los que se dan entre nosotros. Ninguna costumbre mAs salva­ ge entre los hombres, ninguna impiedad mAs torpe ni mAs cruel que aquellas= que los espaBoles dejan de admirar a causa de su frecuencia, pues, si apro- ximadamente cada seis meses hay un viaje en barco, van y vienen cada aBo - tantos de EspaBa que nos enteramos de todo por nuestros mismos vecinos y - ciudadanos que lo han visto. Allf faltaban las artes y las buenas discipli­ nas, faltaban por completo las letras, faltaban las leyes divinas y huma - nas y, por tanto, distintas razas de hombres se movfan por el instinto de - las bestias y de los animales, y vivfan solo de la voluntad. Luego, porque= faltaron siempre y por doquier las leyes y no se practicaban las letras, - los hombres eran salvajes y habfan perdido por completo su humanidad" (77). 444 Al objeto de mostrar la eficacia de las letras "para quitar la ferocidad hu mana y crear buenas costumbres" (78), Maldonado trae a colacidn en primer - tArmino el mundo romano. En sus inicios, "cuando se echaban los fundamentos a la ciudad de Roma, los hombres latinos no obedecfan a ninguna ley o insti tucidn, ni a ninguna religiAn; Vivian de la rapifia y, guiados por las fuer­ zas del cuerpo, gobernaban todo de acuerdo con sus pasiones. Pero RAmulo. - comprendiendo que una ciudad no podla subsistir mucho tiempo sin el consejo de los prudentes, eligiA por senadores a los hombres buenos para que, con - su consejo, los ciudadanos se n»ntuvieron en el cumplimiento de su deber y= no se apartara ninguno del camino recto. De esta forma fue creciendo la ciu dad poco a poco. DespuAs, Numa Pompilio introdujo la religiAn, el temor de= Dios y algunas leyes, y la ciudad llegA a la cumbre de su gran poder. Rei - nando ya Tarquinio, el .Soberbio, cuando todo hervfa en la crueldad y en la= soberbia, sobrevino la prudencia de Bruto, que mejorA la situaciAn de las - cosas y al mismo tiempo restaurA las leyes. Luego, pasados algunos aBos, al desordenarse la ciudad y revolverse en grandes sediciones, la plebe, abando nando a los senadores y ocupando el monte sagrado, estuvo a punto de exter­ miner a la batalla a la parte contraria. Pero he aquf que la sabidurfa de - Menemio Agripa estableciA oportunamente la paz y volviA a ambas partes a la concordia. X, ¶ quA voy a recordar la maldad y la impiedad de los decen viros?, ¶ quA las revoluciones de los Gracos?. En esos tiempos y cuando Catilina fue apresado, la sabidurfa de hombres ilustres librA a la ciudad - de los incendios y de los saqueos" (79). Pero pasemos por alto, dice, a los paganos, "entre los cuales es évidente que la sabidurfa humana tuvo un gran valor y los ingenios ilustres, ayudados por las letras y por la erudiciAn,= no temieron sufrir graves peligros por el bien de la repüblica y reparar de 445 las sublevaciones y de las guerras intestinas" (80), y fijAmonos en el mun­ do cristiano: en Al constatâmes cdmo, "desde que Jesucristo, el hijo de - Dios, trajo a la tierra la verdadera sabidurfa,'y sus mensajeros la exten - dieron por todo el mundo, no han faltado malvados y pseudocristianos que - han intentado revolucionar la iglesia, pero los hombres sabios disiparon fA cilmente aquella tiniebla que no era mAs que humo. &QuA no intentd Arrio y= otros muchos charlatanes por el estilo? iQuA no ha intentado Lutero recien­ temente, al creer de gran importancia el llevar la divisidn a la soeiedad - cristiana y contarse Al mismo entre los heresiarcas?. Pero hubo hombres sa­ bios que ahogaron sus intentes, los evitaron y demostraron que eran falsos. Î, aunque la divisidn no ha desaparecido totalmente, poco a poco serA supr£ mida y sofocada, lo mismo que fueron sofocados y desaparecieron Arrio y - otros enemigos semejantes de la iglesia" (8l). En suma, la historia, en ge­ neral nos muestra cdmo "han pululado siempre dogmas impfos en las salvajes= y bArbaras regiones, dotadas de pocos conocimientos" (82), cdmo la plebe y= el vulgo ignorante acepta ansioso y trata de propagar todo aquello que con­ sidéra nuevo y revolucionario, para asf poder vivir mAs libremente y mez - clar lo sagrado con lo profano, no haciendo distincidn en las cosas, de for ma que si "no interviniesen los sabios, todas las cosas se régirfan por las fuerzas del cuerpo y la victoria estarfa siempre de parte de los impfos y - de los mAs fuertes, como sucede entre las bestias" (83). Como una prueba - mAs del valor "de la pericia, las artes libérales y las buenas letras", Mai. donado se fija, una vez mAs, en los efectos surtidos por ellas en las leja­ nas y extensas tierras descubiertas poco ha por los espaBoles: "hay que - atribuir a los hombres de letras y a los doctos el que unos hombres, que vi ven en la zona tdrrida y aiin mAs allA sin ninguna disciplina, hayan abraza­ do las buenas costumbres y , abandonando su fuerza y salvajismo, no sdlo con 446 fiesan a Cristo como Dios, sino que algunos de ellos, entregados a las doc- irinas y a las buenas letras, hablen, razonen y disfruten de la piedad con= tal pericia y agudeza que parece évidents no haberles faltado nunca el inge nio sino la cultura, no el deseo de aprender sino maestros y doctores" (84) El fendmeno del Nuevo Mundo deberfa ser, pues, una prueba mds que fehacien- te para que, una vez por todas, se convencieran los que, con demasiada pre - suncidn, ponen todavla en tela de juicio el aspecto positivo de las letras= y de las artes en el desarrollo de la humanidad (85). Los que pasan la vida "sin razdn, sin arte y sin doctrina", aunque tengan - de todo en abundancia, por necesidad viven desdichadamente, ya que sienten= que todo les es comtin con las bestias (86). Solamente, "en dos cosas, segün Maldonado, aventajamos los mortales a las bestias: en la razdn y en la pala bra; la palabra sin la razdn poco se diferencia del ladrido de los perros o del mujido de los bueyes; incluse es peor, si no se modéra con la razdn; en cambio, la palabra, guiada por la razdn, engendra la prudencia, de la cual= surgieron todas las artes e instituciones (87). Los hombres, por tanto, que "carecen de leyes y de sanas disciplinas, degeneran por completo en bestias y parecen como si renunciaran a su humanidad, pues &qud otra cosa mAs pro - pia de las bestias puede haber que no conocer ninguna clase de matrimonio,= ni saber nunca de quien son los hijos? &qud mAs brutal e inhumano que no t£ ner preocupacidn alguna por la religidn? &qud mAs imprudente y pernicioso - que ignorar por completo el derecho a los semejantes? (88). T los que, en - algdn tiempo han ignorado las letras y las buenas artes y los que todavfa - ahora las ignoran en algdn lugar, "han errado y yerran disperses, salvajes, abusando de las relaciones promiscuas viviendo con instinto salvaje" (89). 447 Hay algunos, refiere Maldonado, que ataoan a las letras, cuestionan su uti- lidad y afirman de que la mayorfa de los letrados y de los erudites "ha con vertido en desgracia de los ciudadanos el arte ^ue habfan aprendido, de mo­ do que las guerras y las sediciones se solucionarfan mAs fAcil y cAmodamen- te si no existiesen conocedores del derecho y de las leyes, la sociedad se­ rfa gobernada mAs santa y pacfficamente si los hombres buenos permanecieran ajenos a las letras y se preocuparan mAs de ella, los enfermes sanarfan an­ tes y mejor si desaparecieran los mAdicos y, en cambio, permaneciera la me- dicina popular y fuera asequible a todos; y de esta forma atacan a todas - las disciplinas" (90). Esta opiniAn, en buena lAgica, no es aceptada por el conquense a causa de su generalizaciAn, y pone este curioso ejemplo de los= franceses, los espaBoles y los africanos; "los galos son orgullosos, incon£ tantes y rudos de espfritu y, sin embargo, muchos de ellos son insignes por su ciencia y por todas las buenas disciplinas. Los espaBoles son ladrones,= siempre confiados, parcos, jactanciosos y, sin embargo, no son legos en - cualquier ilustre disciplina, son pacientes en el trabajo e intrApidos has­ ta la muerte. Los africanos son astutos, mentirosos y taminados y, sin em - bargo, tienen tambiAn de quA gloriarse, pues sobresalieron entre ellos var£ nes partidarios de las buenas artes y eminentes por su piedad" (91). Dicho= en otros tArminos: de la misma manera que en cualquier pais hay vicios con— gAnitos y costumbres errAneas pero tambiAn virtudes e ideas preclaras, lo - mismo hay que pensar de las disciplinas libérales: "conservan cierto sabor= natural, que sus mismos profesores dejan sentir, pero si a veces se tuercen hacia lo malo, esto sucede por culpa del hombre, no de la disciplina, pues, como dice aquel: La vasija guardarA siempre el olor de aquello de lo que se llenado" (92). 448’ A juicio de Maldonado, los adolescentes que se entregan a las letras para - imbuirse de ellas, si son llevados por su voluntad, si siguen su propia na­ turaleza, si abrazan los estudios que mAs les gusta, si alcanzan su propAsi to, "suelen las mAs de las veces salir buenos"; y si se equivocan, esto lo= hacen "por un vicio de la naturaleza, no de la disciplina, que nunca tuerce a los ingenios bien nacidos y bien dispuestos" (93); en cambio, cuando los= adolescentes son entregados por sus padres o por sus pedagogos a una disci­ plina cualquiera, para la cual no son aptos, pues la naturaleza se opone y= la mente estA totalmente ajena, entonces no es de extraRar que se desvlen= y frustren los deseos de sus padres: "cualquier cosa que realicen en desa - cuero con las letras que aprendieron no se puede imputar a las letras, sino a un foro que camina ajeno .e ingrato a la mente" (94). Juzgan, por consi - guiente, mal e impfaraente los que infaman las leyes mAs santas, simplemente porque han visto a algunos leguleyos, que trabajan miserablemente movidos — por la avaricia previrtiendo los derechos y prometiendoa todos la victoria, cuando hay otros muchos que interpretan las leyes justa y piadosamente y - aconsejan a cada uno lo que es justo (95). Con razAn deben ser acusados de= impiedad los que se atreven a combatir la teologfa, ya que si, al parecer,= de vez en cuando hay algAn teAlogo que parece estar imbuido por ciertos vi— cios, "esos vicios son domAsticos e innatos, no adquiridos: la mayorla de — ellos viven santamente: por su labor, por su trabajo y por sus constantes — discursos los hombres se apartan de los crimenes y aprenden a vivir piadosa y cristianamente" (96). X, en ffn, aunque "los mAdicos, ciertamente, no cu- ran igual a los pobres que a los ricos y muchos hombres mueren por su aban- dono e inexperiencia, sin embargo esto no sucede por culpa de la medicina o por su defecto, pues Asta es buena y necesaria" (97). Lo mismo podrfa decir 449 se, concluye, del reste de las disciplinas y artes, pero, con lo dicho, Maĵ donado lo considéra suficiente para su defensa. En suma, a decir de Maldonado, estA mAs que comprobado que, antes de apare- cer las letras en la historia, los hombres se diferenciaban poco de las be£ tias, que todos los bienes penetraron en el mundo con la entrada de las le­ tras y de las artes, y que fueron los sabios quienes introdujeron la virtud y, mostrando la crueldad y la locura, la abrazaron (98). Résulta, por otra= parte, mAs que évidente a Maldonado que los hombres de letras, que usan mal los conocimientos que poseen, es debido a su mala disposicidn y a la incli­ naciAn de su naturaleza a los vicios y a los consejos malvados, pues "las - letras, aprendidas mal y contra la naturaleza, no pueden limpiar totalmente la vasija, que se ha llenado antes de maldad" (99). T, por Altimo, ante los que se dicen sabios pero viven distantes de las buenas costumbres y de la - virtud, afirma que las letras no les soportan: "ellas mismas se deforman - tambiAn por los hombres" (lOO). RazAn por la que concluye haciendo este - exorto a los jAvenes sabios y estudiosos, y lo tengan siempre muy presente= en su memoria: "que las letras son las Anicas que adornan, pulen e ilustran a los hombres, que les diferencian de los animales y que les convencen que= son hombres. MAs aAn, son las Anicas que permiten que unos aventajen a - otros y pase su recuerdo a la posteridad. En cambio, los que carecen de le­ tras, son sepultados en las eternas tinieblas del olvido. De su vida y de= su muerte se guarda silencio" (lOl). 450 4. CONCLUSION Al Objeto de que sean fructiferas, las letras no deben ser amadas por moti- vos pràgmAticos ni estAticos, sino en si mismas. De ahi que la razAn para - sobresalir en alguna disciplina se base en el amor a las letras. Por muy ru da que sea la mente de un niflo, si lleva dentro el amor a las letras, tarde o temprano "las musas" se albergaran en Al. Si los sabios, tanto grecolati- nos -SAcrates, Platon, Aristoteles, Caton el Censor, Cayo Lelio, Ciceron, - SAneca-, como los actuales -Pico délia Mirandola, Jovino Pontano, Angelo I£ liziano, Erasmo, BudA, Vives, Nebrija, Longolio- han llegado al mas alto - grado de erudiciAn y de sabidurfa, ha sido porque han tenido en su vida co­ mo Mandera y gufa el amor a las letras. Asf, por ejemplo, la defensa cons - tante en Ciceron de la libertad procedfa de su amor a las letras, pues sa - bfa que la pArdida de las libertades suponfa la muerte de las letras (cum - libertate literas interituras). Su estudio no es algo indtil. Al contrario, tiene una gran incidencia en la sociedad y en las personas. En la sociedad, porque no hay fuego mis dévasta dor y guerra mAs daBina que una juventud sin letras: llegaran a un grado de= furor y de locura tal que se sentiran impotentes para distinguir lo pfo de - lo impfo, lo justo de lo injusto. En los individuos, porque las letras, siem pre que sean buenas y caigan en una mente dAcil, liberan al hombre, ya sea - pobre ya sea rico, de sus ataduras, taies como del temor a perder sus rique­ zas, el deseo de acumular dinero, el servicio a la avaricia, la ambiciAn de= poder, los sufrimientos familiares, la angustia econAmica: el hombre de le - tras sabe que todo cuanto le acontece, le acontece bajo los auspicios del S£ 451 berano Bien, y que las cosas tristes suceden a las alegres y las alegres a - las tristes. Ni tampoco es algo servil y, pon por ende, poco noble. El estu­ dio de las letras humanas es necesario para todoa -maxime en estes tiempos _ en que la lengua latina transpasa las fronteras-: no solo para los clArigos= "un clArigo sin letras es un asno de dos patas"-, los abogados y los mAdicos sino tambiAn para los nobles, los militares y los comerciantes, pues sacian= y alimentan el espiritu, eximen de la vanidad y de la mentira, y hacen la v^ da mas alegre y feliz. No todos los que se dedican al estudio de las letras, son capaces de asimi - larlas o, dicho en otros tArminos, reciben la autAntica sabidurfa. Se requie re, ademas de saber lo que hay que aprender y de quien, tener una mente ho - nesta. Si los animales -las avejas, por ejemplo-, que carecen de razAn, hu - yen de las celdas que no estan limpias, con mas razAn las musas, "radiantes^ virgenes", huiran de una mente infestada de vicios, con el agravante de que= el estercolero mas pestilente huele a perfume si se le compara con el olor - de una mente impfa y malvada. Luego el hombre de letras para llegar a ser sa bio tiene que ser tambien virtuoso. Por otra parte su sabidurfa serA autAnt^ ca, si pone "sus luces" al servicio de los demas, y no al servicio exclusivo de sus intereses: el sabio que, pudiendo ser util a los demAs, no lo es, no= sabe nada; se esta fraguando su muerte. Por ultimo, las letras constituyen en el hombre un elemento liberador. Ante= la cuestiAn de si las buenas letras han liberado al hombre o, por contra, hu biera sido preferible que permaneciera en su ignorancia, Maldonado es tajan- te en sus afirmaciones, que, en sfntesis, se reduce a lo siguiente: 452 a ) Antes del conocimiento de las letras y de las artes libérales, el hombre= caminaba en la mas absoluta ceguera, deambulaba zarandeado por sus pasi£ nes, sin poder distinguir lo bueno de lo male, vivia como las fieras, al= tener sepultada su razdn. b) Como prueba para mostrar la ferocidad de los hombres primitives y la efi- cacia de las buenas letras y de las artes libérales en el desarrollo de - la naturaleza humana, présenta el fendmeno de los indigenes del Nuevo Mun do: estos hombres pierden su salvajismo y recuperan su humanidad con la - llegada de los letrados, hasta el extreme que razonan con tal agudeza que parece evidente que lo que les faltaba no era el ingenio sino la culture. c) Solamente en dos coses se diferencia el hombre del animal: en la razdn y= en la palabra. La palabra en el hombre sin la razdn en casi nada se dife­ rencia al del ladrido de los perros y al mujido en de los bueyes. En cam- bio, si està guiada por la razdn, engendra la prudencia, de la que ban - surgido todas las artes libérales e institueiones humanas. d) I, por ultimo, el estudio de las letras y de las artes liberates no tuer- cen "a los ingenios bien nacidos y bien dispuestos". Si a veces, ello ocu rre, no es por culpa de la disciplina sino del hombre: la vasija guardara siempre el olor de aquello de lo que se ha llenado. 453 N 0 (l) El tratadito Optimus magister; amor comprends desde el folio 33 vuelto - hasta el 41 vuelto del opiisculo Paradoxa dentro del volumen titulado Joan nis Maldomati opuscula quaedam docta simul, et elegantia, publicado en - Burgos por el editor Juan de Junta « Consta este volumen, ademds del opds- culo Paradoxa, de Senectute Christiana Pastor bonus, Ludus chartarum. Tri dunus, et alii quidam. (2) "Discere omnes cupiunt, sed quia pauci veram discendi rationem ineunt, ra ros reperias, qui promineant in disciplina quacumque" (Paradoxa, fol. 33= V? V?). (3) "... Qui penegrinantur discendi pretetu, intus habeant oportet literarum* amorem, si nolunt operara, et impensam perdere" (Ibid., fol. 34). (4) "Quum enarrarem ego nuper Plinii lunioris epistolam ad Hispullam, ilia m^ hi placuit eius sententia consentis, amorem optimum esse magistrum" - (Ibid., fol. 34). (5) "Quam ita veram esse puto, ut nullum evasurum ego doctum contenderin, qui non ingenti feratur ardore bonas in literas, posthabitis omnibus emolumen tis, quae subsequi peritiam soient, ac debent" (Ibid., 3 fol. 34). (6) "Immo quae si pari gradu ferantur, contingere metam non sinunt, disturban tie, prudentiaque simul currentem" (Ibid., fol. 34). (7) "Quare commentaturo mihi de bonis literis, quas publics profeteor, hoc ar gumentum visum est aptius quia novum, et inter Paradoxa, quae condo, dig- num, quod referatur" (Ibid. fol. 34). (8) "Tot enim extant orationes declamatoriae in laudem literarum, ut quaereim dum mihi fuerit novum aliquod lemma, ne vilium pedotribarum viderer, ins- titisse vestigia; qui nihil novi valantes comminiscia, ad compilandos - alienos labores confugiunt" (Ibid., fol. 34 - v?). (9) "...quicumque praestantialique disciplina preceluerunt, emorem habuisse - ducem, et antesimagnum: sine quo nihil, quod sit optimum perficitur" - (Ibid., 34 fol. 34 v°). 454 (10) "Quid Socratem, Platonem, et Aristotelem ad summum eruditionis, sapientia que gradum provexit? Nempe literas amasse: prae quibus divitiae, honores, et Imperia sordebant illis" (Ibid., fol. 34 vS). (il) "...Caeterum amore flagrabat sapientiae: cui daretur optio, non praetulis set orbis Imperium (...) Quippe amor sapientiae trahebat eum in aulam, - non divitiarum: et propterea consequutus est nomem Philosophi sane illus- tris" (Ibid., fols. 34 v8 35). (12) "Cato Censorius et C. Laelius sapientes sunt habiti suo saeculo quoniam - sapientiam amarunt propter ipsam, nullo commodi respectu habito" (Ibid. - fol. 35). (13) "Amor sapientiae si nullis affectibus erat contaminatus, trahebat ea ten- pestate ad se opes, et potentiam..." (Ibid., fol. 35). (14) "...quod sacrae, bonaeque literae ferre vix valent, et ideo persaepe desi tuunt quos simulatores potius, quam veros amatores noverunt" (Ibid., - fols. 35 - 35 ▼«). (15) "Ciceronem et Senecam, quis neget Eunasse literas, et sic amasse, ut nihil preaeterea duxerint expetendum" (Ibid. fol. 35 v9). (16) "...Cupiebat patriae libertatem, reipublicae incolumitaten: sed quia nove rat cum libertate literas interiruras, nec amplius in honore futures élo­ quentes ah interitu libertatis (Ibid., fol. 35 v8). (17). "Seneca quanto studio commendabat virtutem, qua cura, quibus rationibus= deterrebat a vitiis, ut bonas literas illustraret, ut ad eas complectan- das cunctos excitaret" (Ibid., fol. 35 v*). (18) Ibid., fol. 36. (19) Ibid., fol. 36 v9, (20) "Non tamen mihi referendi nunc Joannes Picus Mirandula, lovianus Ponta - nus, Angelus Policianus, qui quam literarum amori fuerint addicti, doctis sina eorum scripta testantur. Multo minus memorandi mihi sunt Erasmus, Bu daeus, et Vives: qui si non amore literarum fuissent stylo penitus alliga ti, locum tenuissent in republics Christiana forte non ultimum" (Ibid., - fol. 36 v9). 455 (21) "Duos modo referam mihi familiarissimos, et quibus sum usus aliqimndo - Praeceptoribus, Antonium Nebrissensem et Christophorum Longoliwn" (Ibid., fol. 36 v9). (22) "Quorum Nebrissensis in eo genere studiorum, quod maxime dilexit, sane - praeceluit industria magis, pertinacique labore, quan ingenio" (Ibid., - fol. 36 v8). (23) Ibid., fols. 36 v9 - 37. (24) Ibid., fol. 37 v9. (25) "...Convincamus etiam civitates, et collegia id pottisimum, quod misere - amant redolere: idque contemnere, quod plane displicet, et esse suis vo - tis alienum, intelligunt" (Ibid., fol. 37 v9). (26) Ibid., fol. 37 v®. (27) "Bene institutae civitates hoc maxime dignoscuntur: si bonarum literarum= studia perlucent in eis, si cura instituendae iuventutis prior est, et ha betur diligentissime" (Ibid., fol. 37 v9). (28) "Quae pernicies, quae vastitas, quod belli incendium potest verbi contin­ gere pestilentius, quam si tenerae mentes bonis disciplinis, bonisque di­ ligentissime" (Ibid., fol. 37 v9). (29) "...Perdunt plane quos inficiunt, eoque postremo redigunt, ut magis sint= inter pecudes, quam inter homines recensendi" (Ibid., fol. 38). (30) Ibid., fol. 38. (31) Ibid., fol. 38 v9. (32) "Caeterum sunt baud parum multi falsa persuassione decepti, putantes libe rales disciplinas eo animo quo serviles et ignobiles esse discendas: nim^ rum ut subveniant paupertati: cum alias sint inutiles et corpus délassent nullo commodo" (Ibid. fol. 38 v9). (33) Ibid., fol. 39. 456 (34) Ibid., fol. 39. (35) "...Adsit verus amor, et nullus erit ingenio tan obtuso, ac déplorato, - qui non penetret sensus, et adyta musarum” (Ibid., fols. 39 - 39 v9). (36) "...Quis valet reputare quanta securo ferant commoda bonae literae?..." - (Ibid., fol. 39 v9). (37) "...quibus omnibus libérant literae, vitamque reddunt dulcen, et omnino - suavem, si bonae sunt, et in bonam mentem cadunt" (Ibid., fol. 39 v8). (38) "...cum sciat omnia circumagi perpetuo pecuniae, quoni gratiosus vente v^ ces rerum, ut laetis succédant tristia, et tristibus laeta" (Ibid., fol.= 39 v9). (39) "...Numquam sapienti defuerunt pecuniae, quoni gratiosus est, et consti - tuit sibi modum, naturae satis facere, largirique suis iusta, et necessa- ria" (Ibid., fol. 40). (40) "Proinde literae constanter amentur: praeceptores optimi, aut saltern qui= se norint, et nescire se sciant, et fateantur, quod ignoraverint, disqui- rantur: scholae gynnasiaque frequententur. Non potest dici, nec animo con cipi, quantum boni afferent secum literae..." (Ibid., fol. 40 - v9). (41) Ibid., fol. 40 v9. (42) Quamobrem reccesarias non minus existimo literas nobilibus militiam, exeî centibus, et negotiatoribus, quam sacerdotibus" (Ibid., fo. 40 v9). (43) "...Omnibus sunt amandae discendaeque sunt literae, Laicis ad ornatum vi­ tae, dignitatisque splendorem: clericis ad exolvendum debitum..." (Ibid., fol. 41). (44) "Clericus enim sine literis asinus bipes est protrudendus fuste: quando - personam gerit negotio non aptam: sicuti qui vestem non induit nuptiis accommodam, protruditur foras tanquam obstreperus Graculus inter 01ores"= (Ibid., fol. 41). (45) "Non tamen amendas literas censeo propter ornatum vitae tantum commodaque sed quia per se sunt quidem amandae" (Ibid., fol. 41). 457 (46) Ibid., fol. 41 - 41 v®. (47) Comprends desde el folio 41 vuelto hasta el 44 vuelto del Paradoxa. (48) "Primum omnium malevolam animam non eesse aptam bonis studiis (...) age mus" (Ibid., fol. 42 - v?). (49) "Quam longe divinum hoc ologium distet ab opinions vulgari, vel ex hoc ma xime licet anivadvertere: quod callidi, qui sunt, et arte, dolisque ma - gis, quam aequo inter quaerendis rebus invigilant, sapientes vulgo vocan- tur" (Ibid., fol. 41 v9). (50) Ibid., fol. 41 v9. (51) "...Dant nomina praeceptoribus, mercedem amnuam constituunt: sed quia si­ ne delectu, non pensantes doctoris peritiam, et mores: sed cuicumque per= imprudentiam auscultantes..." (Ibid., fol. 42). (52) "...Caeterum nihilominus nosse quid discendum sit et a quo, maxims neces- sarium ducimus, quando quidem ab hac manat incuria, quod ingenia non omni no infelicia detorquentur, et perversa institutions corrumpuntur" (Ibid., fol. 42). (53) "Primum omnium malevolam animam non esse aptam bonis studiis, et sapien - tiae..." (Ibid., fol. 42 fols. 42 - v®). (54) "Recte igitur Sapiens decatavit, in malevolam animam non demigraturam sa­ pientiam..." (Ibid., fol. 43). (55) "...quandoquidem nunquam auditum est, sapientem fuisse quemquam cuius non esset honestas, et probitas nihilominus commendata. Neque cuiquam sani cê rebri veniat in mentem, bonas se literas posse comparers, ni prius stu 2 deat mores componere, eamque vitae rationem inire, quam sapientes, qui - sunt vere credisti, constanter inierunt" (Ibid., fol. 43). (56) "...et musas existimabimus elegantes virgines, ac nitidas non defugituras mentem vitiis capitalibus infectam, ac sceleribus coinquinatam?" (Ibid.,= fol. 43). (57) "Candida, simplexque est sapientia, nullas sert sordes, neque patitur pa- titur circum se videre, quod sit odore, aspectuque foedu, ac horribile: - 459 quid foediua? quid denique horribilius flagitiosa et impia?... (Ibid., *- fol. 43 - v«). (58) "Dessidant, omnemque ponant apern perditi ganeones, quique serviunt volup- tatibus, ad ullam posse dignam ingenue viro sapientiam aspirare. Oesinant cogitare, nomen habituros illustre per ingenuam aliquam disciplinas, dum= infactam habuerint mentem sordidis affectibus..." (Ibid., fol. 43 v®). (59) "Quare iuvenes, et adolescentes, qui studere bonis literis velle, me pra- ceptore significant (...), rogo atque obsecro: ut quamdo sine mente pia - literae perdisci non valent: poshabitis omnibus rebus, quibus eorum aetas solet praepediri, in studia literarum abiuratis vitiis incumbant" (Ibid., fol. 43 v8). (60) "Baud dici valet, nec humana mente concipitur, quanta sint emoluments, - quot commoditates accrescant, studenti bonae parandae menti, simul, et M teris bonis Inculnbenti" (Ibid., fols. 43 v8 - 44). (61) "...Nam in hoc sunt maxime discendae literae, ut earum possimus ope iuva- re male affectos, iniuste passes, a liorum calliditate deceptos, fortunis oh imperitiam deiectos" (Ibid., fol. 44). (62) Sapiens enim, qui non haec omnia, si potest, praestat, nihil sapit: quan­ doquidem sibi parat interitum: cum deserit, quos debuit, et tueri potuit, convertens in propium emolumentum, quidquid acuminis, et prudentiae addi- derunt literae" (Ibid., fol. 44). (63) "Non equidem patiar, iuvenes, qui mihi daunt operant, esse deceptos, pu - tantes, eos omnes esse sapientes, qui erigunt cristasm et sapientes am - biunt appelari. Frecuentasse gymnasia non arguit sapientem, sed mente sa- piente dignam gessisse, viaeque rationem inisse, qualem exigunt a sapien- te qui vitae, morumque praecepta tradiderunt" (Ibid., fol. 44). (64) "...animadvertat, si sermo eius redolet sapientiam, si ex animo praedicat praecepta vivendi; si retinet modestiam in differendo, prudentiam in iud^ cando, pietatem in omnibus. Se non satis hoc, Poterit forte simulari, ni= simul accedat status naturae congruens, incessus gravis, et sine simula - tione modestus, verba concinna sed sapientiae, pietatisque plena; gestus= uniformis non distorquens ora, nec supercillia tollens, aut deprimens ad= commendationem, vel improbationem dictorum; manu sine motu petulanti fidu tiaeque pleno; digiti non servientes pro calculis, neque dissociantes se- se inepte. His notis, et eiusmodi aliis dignoscitur sapiens non minus, - quam prolatione verborum ex intima philosophia" (Ibid., fols. 44 - v®). 459 (65) "Qui vere sapiens est, bonus, et pius simul censetur, nihil habet habens= fictum, nihil mentitum..." (Ibid., fol. 44 v®). (66) "Discant igitur omnes hanc sapientiam, hanc coolplectantur, et ament: ni - hilque facilius esse credant, quam bonis imbui disciplinis: modo memine - rint, quod primo proposui, sapientiam non solere apud improbas mentes di- versari" (Ibid., fol. 44 v®). (67) Orantiuncula per adolescentulum habita Lucanalibus abarca desde el folio= 58 hasta el 67 del volumen titulado Opuscula quaedam docta simul et ele - gantia op. cit., y lleva la fecha de su composicidn del aflo 1545. (68) "...Sed arguam opinionem eorum, qui de literis et ingenuis artibus ita ma le sentiunt peiusque loquuntur, ut in dubium incertumque revocent, praes- titerint ne inventas, an earum ignoratione mortales teneri, et solis at - fectibus intinctuque naturae rerum summam administrari" (Orantiuncula, - fol. 59 V®). (69) "Perminitiosam et iniquam esse sententiam nemo bene sanus non videt..." - (Ibid., fol. 59 V®). (70) "Dicam igitur primum, qua caecitate versarentur homines, quam sine delec­ tu bonorum et malorum distraherentur, occaecareuturque a suis affectibus, ante literas et ingenuas artes inventas; quam a voluptatibus raperentur - ratione sepulta. Deinde commoda memorabo mundo per easdem literas allata: quanta lux effulserit mortalibus artium et literarum cognitione" (lbid.,= fol. 59 vS). (71) "...VOS eritis forte persuasione, sine literis vitam hominis esse mancam, consumendisque solum frugibus opportunam" (ibid., fol. 60). (72) "Quod autem priori saeculo ante conditas leges, et artes libérales inven­ tas, vagarentur homines, et victu ferino vitam traducerent ac propagarent dubitat opinor nemo, qui non vetit, nihil tum va valuisse rationem, sed - viribus corporis administrari cuncta" (Ibid., fol. 60). (73) "Si quarimus causam, nullam certiorem reperiemus, quam mentis caliginem,= et inscitiam omnino profundissimam" (Ibid., fol. 60). 460 (74) "...nulla religionis erat ratio, nulla connubii: nullum ius, nullum certi liberi: omnia trahebat ad se cupiditas. Nam ea sigilatim commemorare, - quae ad instar pecudum ac ferarum homines perpetrabant per terras plaeras que, pudor humanus non patitur, cum omnes abuterentur ad explendas cupidî tates corporis pernitiocissimis, ut inquit orator, fatellitibus" (lbid.,= fol. 60). (75) "...Nempe disciplinas bonaesque artes nondum prodierant in lucem: sapien­ tia nondum illustraverat humana pectora" (Ibid., fols. 60-61). (76) "Sed abrogant fidem historiographie, qui literas impugnant: et negant - priorum hominum fericitatem: volunt contendere, numquam minus aberrasse - mortales quam ante conditas leges, et disciplinas inventas: quos quidem - presentibus testibus convincam: et vera esse quae de primis temporibus fê runtur, fateri cogant" (Ibid., fol. 60 v8). (77) "...Deerant illis artes et bonae disciplinae: deerant omnino literae; deê rant divinae leges et humanae, proptereaque brutorum animalium ritu homi­ nes diversi agitabant, et ex voluntate sola vivebant. Semper igitur ubi - cumque defuerunt leges, et literae non fuerunt in usu, sylvestres erant - homines, et humnitatem penitus exuerant" (Ibid., fols. 61 - v®). (78) "Sed tandem videamus qui valuerint literae, bonaeque disciplinae ad depo- nendam ferocitatem, et bonos mores imbuendos" (Ibid., fol. 61 v®). (79) "Cum fundaments iaciebantur urbi Romae, nullis legibus neque institutis - bonis, nulli religioni serviebant homines latini: ex rapto vivebant, et - viribus corporis freti, gubernabant omnia ex libidine (...) Quibus tempo­ ribus, et curt Catilina compressus est, sapientia virorum praestantium ab= incendiis, et direptionibus urbem tutata est" (ibid., fols. 61 v® - 62). (80) "Sed omitamus etnhicos: apud quos manifestum est, humanam sapientiam va - luisse plurimum: et ingenia praeclara litteris et eruditions suffulta, non timuisse, gravia pro republics subire pericula: et a sedistinibus odiisque intestiniis civitates, regna, et imperia per multa saecula peni­ tus avocare, vindicareque" (Ibid., fol.62). (81) "Postquam Christus lesus Dei filius veram sapientiam deduxit in terris (...) non defuerunt improbi, pseudoque Cristiani: qui tentarent ecclesiam perturbare. Sed viri sapientes eam nebulam et merum fumum facile dispule- runt (...). Quid Lutheru haec aetate non conatus est? magnum operae pre - tium existimans, bells civilia in Christianam civitatem inducere, seque - tandem inter haerersiarchas referre? Viri tamen sapientes fuerunt, qui - eius conatus comprenserunt, eluserunt, seines esse docuerunt. Et quanvis= 461 nondum suppressa penitus est seditio, supprimetur, ac suffocabitua paula- tim, sicuti Arius et eiusmodi hostes ecclesiae compressi confectique sunt (Ibid., fols. 62 - V®). (82) "Inter barbaras ferasque gentes, et parum eruditionis habentes pullula - runt semper impia dogmata..." (Ibid., fol. 62 v®). (83) "...plebs et vulgus ignobile maxime probat longeque propagare conatur - quicquid novum et seditiosum intelligit; quo liberius liceat vivere, et - omnia sacra atque profona misceantur, mullusque sit delectus in rebus. - Itaque quod si sapientes non intercessissent, viribus corporis omnia gu - bernarentur, ut inter belluas ab impietate maiorique visitaret plaerumque victoria" (Ibid., fols. 62 v® - 63). (84) "Videte quantum valeat peritia, liberalesque artes, et bonae litterae. - (...). Enimvero litteratis ac doctis ferendum est acceptum, quod homines= in torrida plaga, et plus ultra sine lege, sine disciplina degentes, in - duerint bonos mores, et posita feritate ac impietate, non modo iam Chris­ tum fateantur Deum, sed doctrinis et bonis artibus eorum nonnulli dediti, disserant: contionentur, ac de pietate disputent ea peritia et acumine, - ut manifesto quidem apparent, ingenium illus non defuisse sed culturam: - non discendi: voluntatem et promptum animum sed praeceptores et doctores" (Ibid., fol. 63). (85) "Itaque convincuntur illi plane, qui nimis confidenter dubitandum existi- mant, oporteverit ne litteras inventas et artes, an earum ignoratione - cunctos teneri, et solis affectibus duci" (Ibid., fol. 63 v® ). (86) "Qui enim sine ratione, sine arte, sine doctrina vitam agunt, quarovis om­ nia abundent illis, ducere vitam infelicem necesse est, quandoquidem sen­ tiunt omnia sibi communia cum bestiis" (Ibid., fol. 63 v®). (87) "Duobus solummodo rebus bestiis praestamus mortales ratione ataque sermo- ne: sermo sine ratione parum differt a canu latratu, mugituque bovum. Im­ mo vero nocet maxime, si non moderetur ratione. Ductus autem ratione ser­ mo prudentiam ginnit, a qua omnes artes et instituta bona manarunt" - (Ibid., fol. 63 V®). (88) "Quandium autem homines lege carent, et bonis disciplinis, in pecudes pl^ ne dégénérant, et huroanitatem videntur renunciare. Quid enim magis bestta rum est propium, quam nullas nosse nuptias, nulles certes habere liberos? Quid brutius ac immanius quam religionis nullam habere curam? Quid impru- dentius ac insanius, quam utilitatis habeat ius aequabiles penitus ignor^ re? (Ibid. fol. 63 v® - 64). 462 (89) "Qui ergo literas et bonas artes aliquando ignorarunt, et qui nunc etiam= alicubi prorsus ignorant, omnes aberrarunt, et aberrant, diapersi, incul- ti, promiscuo concubitu abutentes, ferino ritu vivantes" (Ibid., fol. 64). (90) "...multos in perniciem vertere civium artem, quam didicerant: quos lites et contentiones expediderunt cum facilius, tum commobius, si nulli essent iuris legumque periti: respublica administratetur sanctius et quietius, - si viri boni literarum expertes praesent, et curam eius agerent: egroti - sanarentur certius expensaque minori, si medici fugarentur, modo medicina comunis, et omnibus exposita maneret: et ita reliquas omnes disciplinas - impugnant" (Ibid., fol. 64). (91) "Galli vani, mobiles, et abrupti consilii, caeterum insignes sunt erudi - tione multi, bonisque omnibus disciplinis. Hispani fures semper crediti,= parci, iactabundi: habentur tamen suas peculiares dotes, et egregiae uiuŝ que cuiusque disciplinae non sunt certe rudes, laboris patienttes, et ad= mortem intrepidi". Apbri subdoli mendaces, et versipelles: habent tamen - quod etiam iactent: nam bonarum artium assertores, pietateque praestan - tes viri praeminuerunt in eis" (Ibid., fol. 64 v®). (92) "...Idem sentiendum est de liberalibus disciplinis. Habent quiddam natura le, quod redolent interdum earum professores: bonum tamen est illud: et - si qui quando retorquentur ad malum, vitio sit hominis non disciplinae: - quia quo semel est imbuta recens, ut ille ait, servabit odorem testa diu" (Ibid., fols. 64 V® - 65). (93) "Cum tradunt se literis imbuendos adolescentes, si sua spohte ducuntur, - sequuntur naturam propiam, et quod magis arridet studium complectuntur: - ii si propositum consequuntur, boni evadere plaerumque soient: si abe - rrant, vitio naturae id faciunt non disciplinae: quae nunquam detorquet - ingenia bene nata, beneque composita (Ibid., fol. 65). (94) "Cum autem traduntur adolescentes a parentibus vel paedagogis disciplinae cuipiam, ad quam apti non sunt, propterea quod natura répugnât, et omnino aliéna mens est: nihil mirum si deviant, et parentum vota non implent. - Quiequid eiusmodi perpetraverint dissonnium a literis, sed menti alieno - ingrate que foro versanti. (95) Ibid., fols. 65 - v®, (96) Ibid., fol. 65 v®. (97) Ibid., fol. 65 v®. 463 (98) "Quare quum comprobatum sit, omnibus terris et tibus ante literas inven­ tas, homines a bestiis parum diferre; simulque bona cuncta per orben cum literis et bonis artibus ingruisse: sapientesque fuisse illos, qui virtu tem induxerunt, atque priorum immnitatem ac deliramenta suadendo, peni - tus confecerunt" (Ibid., fol. 65 v® - 66). (99) "Praepterea cum manifesto quidem apparent, viros literates, qui peritia= qua pollent, maie utuntur, et quum proficere deberent, in perniciem com- munem vertunt, quod didicerant, non a peritia quam profitentur, mutuari= malos mores et insanos conatus, sed ipsos esse maie composites, et in yi tia pernitiosaque consilia natura proclives: literasque sinistre percep- tas et répugnante natura, non valere, vas penitus eluere, quod perperam= recens fuerit imbutum: vitio etiam fieri hominum non artium liberalium - ..." (Ibid., fol. 66). (100) Ibid., fol. 566). (lOl) "...rogo vos atque obsecro iuvenes eruditi ac erudiendi, ut hanc opinio­ nem et veram sententiam nemo vobis eradicet, literas esse solas, quae hô mines ornent poliant et illustrem: quae a bestiis discriminent, quae ho­ mines esse vere convincant... quum literatura qui careant, sempiternis - oblivionis tenebris obruantur: quorum de vita iuxta ac morte siletur" - (Ibid., fols. 66 - V®). 464 C O N C L U S I O N G E N E R A L Nada hay mds lejos de ml Animo que el presenter en este trabajo con fines emi- nentemente académicos el pensamiento de Juan Maldonado de un modo totalmente - acabado y definitive. Per el centrario, sey plenamente consciente de que es in menso y cuantieso lo que aûn queda por realizar, incluse en le referente a su= pensamiento comunero, erasmista, Atico-social y human!stico, ceme, por ejemple, la crltica textual en castellano de tedas sus ebras. Ne obstante, puestes a hacer la slntesis de la sfntesis del pensamiento de - Juan Maldonado, aunque consciente de lo arriesgade que tal propdsito comporta,= ye le resumiria con estas brèves palabras: el pensamiento de Maldonado séria - como una encrucijada en la que se cruzan la quasi totalidad de las cerrientes= secioculturales del Renacimiento eurepee sin posarse en 41 ninguna de ellas, - de mode que, si seguiroos el hile de su pensamiento, podemos seguir, en cierta= manera, la ferma de pensar a le large de la primera mitad del siglo XYI ne de= la seciedad espaflola, sine mds bien del erden establecido de dicha sociedad, - al que estuve siempre adherido. 465 I N D I C E O N O M A S T I C O AbellAn, José Luis, 2, 52, 300, 318. AcuDa, Antonio de, 4, 134, 163, 171, 178-179. Adriano VI, 114, 131, 139, 152, 161, 170, 171. Agripa, 444» Alcina Rovira, Juan, 12, 39, 46, 47, 274, 421-428. Alcocer, Diego de, 122. Alcocer, Pedro, 142, 143. Alfarache, GuzmAn de, 245. Alonso DAmaso, 93, 123. Allen, P.S. yH.M., 82-88, 122-127, 130-137. Amador de los Rios, José, 173. Ampudia, Pray Pascual de, 20, 40. André, J.M., 348. Andrés Martin, Mequiades, 344. Antolin, Guillermo, 170. Antonio, NicolAs, 14, 41, 71. Apuleyo, 182. Arciniagas, G., 310. Aristételes, 9, 43l- Arranz Velarde, Fernando, 179. Arrio, 445. Asensio, Eugenio, 12, 46, 47, 122, 397, 421* Astudillo, Juan, 42. Atlio, Régulo, 323. Aubenque, Pierre, 348. Avilés, Miguel. Ayala Picén, Isaac, 27, 44. Ayora, Gonzalo, 142, 143. Barbosa, Arias de, 16. Basas FernAndez, Manuel, 176. Bataillon, Marcel, 50, 63, 68, 70, 75, 82, 88, 93, 95, 123, 125, 127, 131, 13% 133, 135, 180, 223, 245, 246, 270, 323, 324, 343, 352, 353, 390. 466 BAyer, Francisco, 140. Beda, Noel, 107, 108, 127, 128, 134. Bell, Aubrey, 226. BeltrAn de Heredia, Vicente, 428. Benet, Charles, 124. Be mal de Luco, Juan, 226. Bleiberg, GermAn de, 233. Bonilla y San Martin, Adolfo, 12, 41, 50, 70, 75, 78, 93, 122, 124, 131, 133,= 227, 352, 390. Brie GermAn de, 133. Bribiesca, Diego de, 133. Brun, Jean, 345. Bruto, 444 Budé, Guillaume, 128. Budé, Jean, 9, 316, 450- Burigni, M. de, 39, 127, 128, 131. Caballero Fermin, 87. Campeggio (Cardenal), 115. CArdenas, Gutierre, 4, 29, 397, 402, 406, 410, 412, 417, 418, 421. Carlos V, 4, 24, 29, 38, 128, 133, 138, 150, 151, 152, 153, 163, 166, 244, 246, 281, 343, 353, 410, 411. Caro Baroja, Julio, 173, 243. Carranza, Bartolomé de, 266. Carranza de Miranda, Sancho, 133. Cartagena, Pedro de, 158, 159. Castellén, Francisco, 158. Castro Quesada, Américo, 12. Catalina Garcia, Juan, 123. Catalina Serrano, Fernando, 343. Catén de Utica, 323, 330,43I. Cayetano (Cardenal), 9, 324. Celso Cornelio, 418. Cayo Lelio, 4)1,450. Cicerén, Marco Tulio, 10, 17, 24, 25, 36, 54, 106, 282, 283, 296, 305, 306, - 323, 399, 400, 401, 403, 404, 405, 408, 420, 432,450. 467 Clemente VII, 131. Clichtove Josse, 108, 127. Courcelle Pierre, 306. Couturier Pierre, 107, 123, 126. Cremona, Andrés de, 19. Croy, Guillermo, 143, 154. DAvalos, 153. Delimau, Jean, 46, 224, 226. Demerghen, Emile, 316. Dolet, Jean, 197. Dominguez Ortiz, Antonio, 173. Eguia, Juan, 122. Eguia, Miguel, 79. Elton, G.H., 5, 12, 129. Erasmo, Desiderio, 5, 10, 26, 30, 31, 32, 38, 49-197, 245, 324, 353, 406, 407, 408, 420, 436. Enrique VIII, 336. Enrique de Nassau, 343. Esuquerra, Ramén, 305. Fabio, Ouinto, 313. Fabricio, 329. Felipe el Hermoso, 19, 39, 223, 409. Felipe II, 138, 170. FernAndez de Madrid, Alonso, 123, 136. FernAndez, Bartolomé, 226. FernAndez Alvarez, 305. FernAndez Vargas, Valentina, 39. Fernando I el Catélico, 150. Fernando, rey de Hungria, 335. Ferrer del Rio, Antonio, 142. Flaminio, Lucio, 9, 16, 17, 18, 19, 406, 409, 420. Fonseca, Antonio de, 161. Fonseca, Alonso de, 5, 79. Fonseca, Maria de, 322. 468 Fonseca, Juan de, 161. Francisco I, 25, 128, 411; Ganiyet, Angel, 171. Gamps, Pius Bonifacius, 39. Garcia Estébanez, Ehiilio, 306. Garcia Villoslada, Ricardo, 272. G. Olroedo, Félix, 39, Gariano, Carmelo, 313. Garin, Eugenio, 13. Garrote Pérez, Fernando, 308. Gelio, Aulio, 182. Gil, Wis, *428. Ginés de Sepdlveda, Juan, 11. Glapién, Juan, 128. Gocenio, Conrado, 60. Gumiel, Pedro de, 16. Gutiérrez Nieto, <)osé Antonio, 2, 6, 13, 143, 174. Gutton, Pierre, 347. Helferich, A., 124. HernAndez Torres, E., 45. Hexter, J.H., 306. Homero, 43. Horacio, 10, 386, 399, 400, 404. Huerga, Alvaro. Imaz, Eugenio, 305. Imbart de la Tour, Pierre, 279, 280. Isaza y Calderon, Baltasar, 308. Jiménez y Delgado, José, 42. Juan III, rey de Portugal, 133, 336. Juana la Loca, 223. Junta, Juan de, 223. Ladeveze, NicolAs, 310. Lapeyr, Henri, 126. Laina Serrano, F., 343. 469 Ladeveze, NicolAs, 310. Lapeyre, Henri, 126. Laski, Bstanislao, 107. % Laski, Hieroslao, 107. Laski, Juan, 107, 126. Laso de la Vega, Miguel, 343. Lefebvre d'Staples, Jazques, 128. Leonor de Austria, 223. Longueil, Christhophe de, 9, 16, 17, 18-19, 406, 409, 420, 433 ̂ 450. Longhurst, John E., 9. Leto, Poraponio, 9, 420. Livio, 183. LApez Aranguren, José Luis, 343. Lépez Estrada, Francisco, 2, 316. Lépez Martinez, NicolAs, 272, 273. LApez Rueda, A., 39. LApez de Zuniga, Diego Lorraine, Juan de (Cardenal), 133. Luis II, rey de Hungria, 126. Macrobio, 305, 420. Madoz, Pascual, 38, 44. Magarihos, Antonio, 305. Manrique, Alonso de, 136. Mantuano, Baptista, 407. Maravall, José Antonio, 2, 12, 14, 144, 175, 221. Maria, reina de Hungria, 126. Martin, Alfrend von, 223. Martinez de la Rosa, 171. Martinez Sanz, Manuel, 40, 132, 272, 273. Maximiliano, emperador de Austria, 150. Mayans y Siscar, Gregorio, 42. Mendoza, Francisco de, 268. Mendoza, Mencia de, 4, 26, 322, 323, 325, 334, 343. Menéndez y Pelayo, Marceline, 41, 50, 70, 75, 82, 94, 172, 309. 470 Menéndez Pidal, 305. Mexia, Pedro, 39, 142, 143. Mirandola, Pico délia, 420, 450: Millares Carlo, Agustin, 305. Mollat, Michel, 347. Moro, Tomâs. 282,287,296,305,306,309,310,316. Mota. Pedro, 352, Muntzer, TomAs. Muhoz, Miguel, 15, 38, 47, 141, Navagero, Andrea, 9, 24, 25, 406, 420. Nebrija, Antonio de, 9, 16, 17, 22, 397, 398, 415, 433, 45O. Nerén,*435. Nieto, José Constantino, 344. Norefla, Carlos, 79, 93. Olmedo, Félix, 80, 90. Orcajo, Pedro, 44. Ortega, Jaime, 43. Ortega, Joaquin Luis, 40. Ortiz, Juan de, 3, 12. Osorio, Ana, 30, 70, 71, 75, 77, 78. Osorio, Diego, 4, 19, 20, 28, 34, 118, 119, 137, 159, 160, 161, 162, 164, 178- 179, 183. Osorio, Maria, 4 (véase Rojas, Maria). Ovidio, Publio, 106, 125. Padilla, Juan de, 151. Parker, A., 13. Pérez, Joseph, 2, 143, 171, 178. Pérez March, José Maria, 45, 268. Pifiera, Humberto, 12, 94. Platard, Jean, 42. Platon, 182, 283, 306, 309, 310, 316, 416, 43Q, 431. Plauto, 220. Plinio, el Joven, 10, 17, 183, 418, 43O. Poliziano, Angelo, 407, 433 ̂450. 471 Pompilio, Numa, 444, Poncher, Etienne, 128. Pontano, Jovino, 406 , 407 , 420 , 433,450. Quevedo, José, 41, 140, 170, 172. Quintiliano, 408, 420. Rabelais, Francois, 197. Ramirez, Juan, 352. Redondo, Agustin, 91. ReglA, Juan, 173. Renaudet, Agustin, 127. Révach, 1.8., 313. Rico, Francisco, 2, 13. Reyes, Alfonso, 313. Rico, Francisco, 2, 13. Robles do Campo, C., 42I. Robynson, Ralper, 306. Rodriguez de Fonseca, Juan, 20, 21, 28, 161. Rojas, Isabel de, 164. Rojas, Maria de, 281, 282, 283, 284, 286, 287, 289, 290, 291, 292. RAmulo, 444» Salamon, Rahaim, 279. Salustio, 400, 404. SalvA, Antonio, 142. San Agustin, 22, 67, 124, 316, 413, 414, 417. San Ambrosio, 22, 67, 126, 415, 417. San Benito, 115. San Cipriano, 67, 417. San Juan CrisAstomo, 417. San Francisco, 115. San Gregorio, 22, 67, 414, 417. San JerAnimo, 22, 67, 104, 126, 329, 414, 415, 417. Santo Domingo, 115, 226. Santo TomAs de Aquino, 67, 417. SAnchez Alonso, Benito, 41, 172, 175. 472 Sandoval, Pray Prudencio, 171. Sarmiento, Diego, 159, 161. Sarmiento, Luis, 165. Selkf, Angela, 344. Séneca, 323, 329, 333, 432. Serrano Sanz, Manuel, 90. Severe, Luciano, 9, 24, 41, 406, 410, 420. Sevres, 151. Sicroff, A., 173. Simar, Th., 39. SAcrates, 78, 430* Soria, Diego, 158. Suero Roca, Teresa, 305. Sulipan, el Magnifico, 281. Tejada y Ramiro, J., 272, 273. Tellechea Idigoras, J. Ignacio, 278, 279. Teocreno, Benito, 9, 24, 25, 406, 411, 420. Terencio, 23, 400, 403, 404, 416. Toledo, Pedro de, 4, 90. Torres, BartolomA de, 266, 279. Tertuliano, 405. Terencio, 23, 400, 403, 404, 4161 Toledo, Pedro de, 4, 90. TomAs, Pray, 30, 71, 77, 78. Uscatescu, George, 309. ValdAs, Alonso, 38, 62, 63, 64, 65, 66, 79, 87, 116, 118. ValdAs, Juan, 87. Valdivielso, Diego, 178. Valla, Lorenzo, 397, 399, 400, 401, 402. Vallejo PiHero, J., 45. Velasco, lOigo de, 162, 163, 164, 165, 176. Velasco, Pedro de, 159, 161. Vergara, Francisco, 79. Vergara, Juan, 5, 63, 69, 79, 125, 179. 473 Villanueva, TomAs, ViruAs de Olmedo, Alonso, 62, 63, 64, 65, 79, 116, 118, 123, 197. Vitoria, Francisco de, Virgilio, 10, 106, 386, 399, 403, 404. Vitoria, Francisco de, 135. Vitoria, Pedro de, 135. Vivar de Mendiza, Rodrigo, 322. Vives, Juan Luis, 11, 42, 133, 352, 390, 45O, Voltaire, 78. 474 I N D I C E D E L A M I N A S I. Fortada de "Hispaniola" en su tercera edicion. Dedicatoria, fecha y lu- gar de su impresién. II. Manuscrite de "De motu Hispaniae", primer folio del Libre Primero. III. Carta de Erasmo a Maldonado. Primer folio del manuscrite. IV. Portada de "Paraenesis ad politiores literas adverses grammaticorum vul gum". Dedicatoria, fecha y lugar de su composiciAn. V. Portada del "Pastor bonus". Dedicatoria, fecha y lugar de su composi - ciAn. VI. Portada de "Vitae sanctorum". EdiciAn de 1531. VII. Portada de "Vitae sancotrum". EdiciAn de 1550. VIII. Portada de "Vitae sanctorum". EdiciAn de 1563. IX. Portada de "Vitae sanctorum". EdiciAn de 1573. X. Portada de "Vitae sanctorum". EdiciAn de 1628. XI. Portada del volumen donde se encuentra el opûsculo intitulado "Eremi - tae". XII. Portada del volumen intitulado "Joannis Maldonati quaedam opuscula nunc primum in lucen édita" (1541). XIII. Portada del volumen intitulado "Joannis Maldonati opuscula quaedam doc­ ta simul et elegantia" (1549). XIV. Prefacio de Juan Maldonado a doHa Mencfa de Mendoza con ocasiAn de la - dedicatoria de la obra de "De foelicitate Christiana". XV. Cabecera del diAlogo "Praxis sive de lectione Erasmi'} dedicado a don Pe_ dro de Toledo. XVI. Cabecera del tratado intitulado "Joannis Maldonati Somnium". XVII. Cabecera del di&logo "Desponsa cauta". XVIII. Carta de Juan Mnldonado a don Juan Miguel Mufloz, con ocasiAn de la dedi, catoria de la obra de "Senectute Christiana". XIX. Cabecera del tratado intitulado "De senectute Christiana". ■475 XX. Cabeceras de los très opûsculos compilados bajo el nombre de "PARADOXA: Vita hominis instar diei", "Optimus magister amor", e "In malevolam ani_ mam non introibit sapientia". XXI. Cabecera del diAlogo intitulado "Tridunus" Tjuego de naipes). XXII. Cabecera del diAlogo intitulado "Ludus chartarum triumphus" (juego de - naipes). XXIII. Cabecera del diàlogo intitulado "Géniale indicium sive Bacchanalia". XXIV. Cabecera del tratado intitulado "Oratiuncula". XXV. Sepulcro de Juan Maldonado. XXVI. La Capilla de la VisitaciAn, marco sépulcral de Juan Maldonado. FRIMERA PARTE: JUAN MAUK)NADO IntroducciAn I. Esbozo biogrAfico. Bonilla (Cuenca): cuna de su nacimien - to. Salamanca: escenario de sus aHos universitarios. Bur - gos: lugar de su residencia definitiva, a partir de los - yeinticinco afios de edad. La Capilla de la VisitaciAn de - la Catedral de Burgos: marco de su sepulcro. II. Esbozo literario. Hispaniola, Vitae sanetorum. De motu Hi^ paniae, Paraenesis ad politiores literas adversus grammati^ corum vulgum. Pastor bonus. De foelicitate Christiana, Pra xis sive de lectione Erasmi, Somnium, Eremitae. SEGUNDA PARTE: EL PENSAMIENTO ERASMISTA T CMUNERO 476 PAGINA FUENTES I BIBLIOGRAFIA I - XXXIX Capltulo I : Esbozo biogrAfico y literario 14 Capltulo I: El Erasmismo espafiol. SignificaciAn y valoraciAn 49 a ) Acerca del Erasmismo de Maldonado: 1.- Estado de la eues - 477 PAGINA ti6n. 2.- Erasmo en las carias de Maldonado. 3.- Erasmo en ’v. De foelicitate Christiana. 4.- Erasmo en Praxis sive de - lectione Erasmi. 5.- Conclusiones. 6.- Notas. B) Ap^ndice: Correspondencia entre Erasmo y Maldonado: 1.- — Carta de Maldonado (1526). 2.- Carta de Erasmo (1527). 3.— Carta de Maldonado (1527). 4.- Carta de Erasmo (1528). 5.- Carta de Erasmo (l530). 6.- Notas. Capltulo 11: El movimiento comunero. Su interpretacidn en "De - motu Hispaniae'* ................ 138 1. "De motu Hispaniae". Connotaciones histdricas: dedicate - ria, fecha de su composicidn. Valor biogrdfico. La obra: — un planteamiento del movimiento comunero, como pugna entre dos grupos sociales enfrentados. 11. Los aspectos sociales: factores déterminantes del levanta- miento. Los componentes sociales. La rebelidn: un furor ge, neral. Roi de les nobles y de les ricos. 111. La ciudad de Burgos : Su incidencia en la confirmacidn y en el apaciguamiento de la revolucidn. Control de la rebelidn por les nobles y les grandes. Furor colectivo por el incen dio de Medina del Campo. El amotinamiento de los populares contra el Corregidor de la ciudad. Deslinde en dos mitades del campo social comunero. 478 IV. Conclusiones. PAGINA TERCERA PARTE: EL lENSAMIENTO MORAL Capltulo 1: La Atmdsfefa social de "Hispaniola" .... 180 1. An&lisis material de la comedia latina: Connotaciones his- tdricas: fecha y lugar de su composicidn. Dedicatoria. Ar­ gumente. Estructura. Personajes. Contenido. 11. Andlisis formai de la obra: Hispaniola o al atmdsfera so - cial espaRola. Ihia comedia con fines mas bien crlticos que representatives. Réalisme y simbolismo de sus personajes.= Una sdtira antimondstica. El mundo social de los criados.= La imagen social del seHor. 111. Conclusiones. Capitule 11: El obisno ideal y el "Pastor bonus". Su incidencia dtico-social ................................. 244 1. El "Pastor bonus". Connotaciones histdricas: dedicatoria,= fecha de su composicidn. La obra: un sûtil inventario de - la realidad eclesidstica espahola del primer tercio del sî glo XVI. 479 PAGINA II. El obispo: a) lo que debla ser; la realizacidn de la ima - 'v, gen neotestamentaria del buen pastor; b) lo que en reali - dad es: abandono, negligencia e injuria en su pastoreo. 111. La funcidn corruptora de los administradores de su rebado: los provisores, los examinadores, los notariés, los jueces y los fiscales. IV. La vividura del clero: a) los cabildos, hospicios de la no_ bleza; b) la turbamulta del clero inferior; c) los frai - les, ^ovejas del obispo u otro tipo de seres animados? El= rebaHo: incidencia Itico-social del modo de vivir del cle­ ro. V. Conclusiones. Capitule 111: "El sueflo de Maldonado". Utopia y Cristianismo .. 281 1. La obrita "Somnium". Connotaciones histdricas: fecha y lu­ gar de su composicidn. Personajes del suedo: Juan Maldona­ do y doda Maria de Rojas. 11. El duedo de Maldonado: una readaptacidn del Somnium Scipio. nis de Cicerdn. El suedo de Maldonado y la Utopia de Tomds More: comprensidn de los elementos mds principales del gé­ néra utdpico renacentista. 480 PAGINA III. Contenido ideoldgico: a) la fe cristiana: levadura de su - suedo utdpico; b) la crftica de las relaciones del hombre= de su tieidpo con la naturaleza; c) el proyecto de la ima - gen potencial ciudad potencial; d) la ubicacidn de su sue­ do en un lugar del Nuevo Mundo. IV. Conclusidn. Capftulo IVî "De la felicidad cristiana". Bienaventuranza y po- breza ............................................................................. 322 1. "De foelicitate Christiana". Connotaciones histdricas: de­ dicatoria, fecha de su composicidn. La obra: una especie - de tratado sistemdtico, donde el autor se manifiesta como= un defensor de la tesis oficial. Juicio sobre Erasmo, Lute, ro, los iluminados de Toledo. 11. La felicidad en el mundo dtnico: las categories de valor,= en las que los estdicos, los peripatdticos y los açaddmi - COS cifran la suma felicidad. Breve recensidn de hombres - virtuosos: Marco Tulio, Curio, Pabricio, Atilio Rdgulo, Q. Flabio, Mdximo, Sdneca, Catdn de Utica. Identificacidn de= ]a felicidad con la virtud. 111. La felicidad cristiana: Felicidad y Bienaventuranza. Feli­ cidad y Pobreza. Valor de la pobreza. La pobreza y la pose. 481 PAGINA sidn de la virtud evang^lica. Las riquezas, cuasi materia= para el ejercicio de la virtud. Universalidad cdsmica de - la felicidad. rv. Conclusiones. Capftulo V; "Los eremitas". Evasidn y perfeccidn moral ...... 352 1. Andlisis material de la obra latina: Connotaciones histrfr̂ cas: fecha y lugar de su composicidn. Estructura. Forma ex presiva. Contenido de la obra. Escenas. Personajes. 11. AnAlisis formai de la obra: los eremitas: un opûsculo con= intenciones morales. La moral ejemplarizante, diddctica y= catârtica de los eremitas. La naturaleza: instrumente de - perfeccidn moral. 111. Conclusiones. CUARTA PARTE: EL PHJSAMIENTO HUMANISTICO Capftulo 1: La ensehanza de las Humanidades en Espafia ....... 397 1. 1.- Los preceptores espaKoles, Antonio de Nebrija y Loren­ zo Valla. 2.- El mdtodo de ensehanza de las letras latinas propuesto por Juan Maldonado. 3.- Testimonies de humanis - tas preclaros en contra de la funcidn docente de los gram^ ticos espafioles. 4.- Los maies sociales provenientes de - los gram&ticos espaSoles. 5.- Conclusidn. 482 PAGINA Capftulo 11: Cultura. sabidurfa y naturaleza humana 432 1.** El mejor maestro: el amor a las letras. 2.- En el aima humana mallvola no entrard la sabidurfa. 3.- El estudio de las letras y la naturaleza humana. 4.- Conclusiones. CONCLUSION 464 INDICE DE N(mERES 465 INDICE DE ILUSTRACIONES 474 " • ' I3 L IO T E C A