UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA Departamento de Filología Latina TESIS DOCTORAL Colocaciones y verbos soporte en latín: semántica y sintaxis del verbo pono MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR María Isabel Jiménez Martínez Directores José Miguel Baños Baños Mª Dolores Jiménez López Madrid, 2017 ©María Isabel Jiménez Martínez, 2016 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA Departamento de Filología Latina TESIS DOCTORAL Colocaciones y verbos soporte en latín: semántica y sintaxis del verbo pono MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR María Isabel Jiménez Martínez Directores José Miguel Baños Baños Mª Dolores Jiménez López Madrid, 2016 A mi abuela, por sus castillos. A mi abuelo, por su naranjo. La fuerza de la tierra y lo etéreo de las nubes sin los que nada hubiera sido posible en mi vida. TABLA DE CONTENIDOS RESUMEN 7 ABSTRACT 13 INTRODUCCIÓN 19 ABREVIATURAS 23 CAPÍTULO I: MARCO TEÓRICO 25 1. ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS DE LA GRAMÁTICA FUNCIONAL 25 1.1 Gramática(s) Funcional(es) 25 1.2 La estructura de la oración 28 1.3 Funciones semánticas, sintácticas y pragmáticas 29 2. LA PREDICACIÓN NUCLEAR: MARCOS PREDICATIVOS 31 2.1. La predicación nuclear y los tipos de Estados de Cosas 31 2.2. Marcos Predicativos 32 2.2.1. Valencia cuantitativa 34 2.2.2. Valencia cualitativa 35 CAPÍTULO II: ESTADO DE LA CUESTIÓN 37 1. EL CONCEPTO DE COLOCACIÓN 41 1.1. Los orígenes del término 41 1.2. Enfoque estadístico: Firth y el contextualismo británico 43 1.3. Enfoque semántico-lexicográfico 48 1.4. Enfoque funcionalista: la Teoría Sentido-Texto 52 1.5. Enfoque didáctico 56 1.6. Las colocaciones en el ámbito español 57 1.7. Recapitulación 62 2. COLOCACIONES VERBO-NOMINALES 66 2.1 Colocaciones verbo-nominales: características y tipos 67 2.2. Colocaciones léxicas 70 2.3. Colocaciones funcionales 72 2.3.1. Colocaciones con verbo soporte 74 2.3.1.1. Antecedentes 74 2.3.1.2. Teoría de la Léxico-Gramática 77 2.3.1.3. Teoría Sentido-Texto 78 2.3.1.4. Teoría del Lexicón Generativo 80 2.3.2. Colocaciones aspectuales 85 2.3.3. Colocaciones diatéticas 87 2.3.3.1. Colocaciones pasivas 87 2.3.3.2. Colocaciones causativas 88 2.4. Recapitulación 89 3. COLOCACIONES VERBO-NOMINALES EN LATÍN 92 3.1. La perspectiva estilística 93 3.2. Aproximación lingüística 94 3.2.1. Nombres abstractos 94 3.2.2. Verbos generales 98 3.3. Construcciones con verbo soporte en latín 99 3.3.1. Colocaciones verbo-nominales 102 3.4. Recapitulación 105 III. CARACTERIZACIÓN DE LAS COLOCACIONES FUNCIONALES. CRITERIOS DE ANÁLISIS 107 1. CRITERIOS SEMÁNTICOS 108 1.1. Naturaleza semántica del nombre predicativo 108 1.1.1. Sustantivo predicativo 109 1.1.2. Verbo simple equivalente a la colocación 111 1.1.2.1. Diferencias semánticas 113 1.1.2.2. Diferencias en la estructura argumental 115 1.2. Naturaleza semántica del verbo funcional 117 1.2.1. Verbos soporte 117 1.2.2. Verbos funcionales aspectuales y diatéticos 120 1.3. Coocurrencia léxica y concordancia semántica 121 1.3.1. Coocurrencia léxica restringida 121 1.3.2. Frecuencia de aparición 123 1.3.3. Concordancia semántica 124 1.3.4. Fijación sintagmática (no paradigmática) 126 2. CRITERIOS SINTÁCTICOS 128 2.1. Sintaxis del nombre predicativo 128 3.1.1. Correferencialidad del Sujeto 131 2.2. Propiedades sintácticas de las colocaciones funcionales 131 3.2.1. Variabilidad del nombre 131 3.2.2. Relativización 140 3.2.3. Transformación a pasiva 141 3.2.4. Coordinación 144 3. RECAPITULACIÓN 146 IV.SEMÁNTICA Y SINTAXIS DE PONO 147 1. ORIGEN ETIMOLÓGICO DE PONO 149 2. LA INFORMACIÓN DE LOS DICCIONARIOS 153 3. LOS MARCOS PREDICATIVOS DE PONO 162 3.1. Pono: los datos 162 3.2. Pono en sus empleos libres 164 3.3. La estructura triargumental 165 3.4. La estructura biargumental 169 4. RECAPITULACIÓN 173 V. COLOCACIONES VERBO-NOMINALES CON PONO 175 1. COLOCACIONES LÉXICAS CON PONO 177 1.1. Colocaciones léxicas con pono1 178 1.1.1. Sustantivos referidos a ciudades, ciudadelas y campamentos militares 178 1.1.2. Sustantivos referidos a alimentos y bebidas 180 1.1.3. Sustantivos referidos a semillas, plantas y árboles 182 1.2. Colocaciones léxicas con pono2 183 1.2.1. Sustantivos referidos a armas 183 1.2.2. Sustantivos referidos a prendas de vestir 184 1.2.3. Sustantivos referidos al cabello o vello del cuerpo y uñas 184 1.2.4. Sustantivos referidos a vientos 185 2. COLOCACIONES FUNCIONALES CON PONO 187 3. SPEM PONERE 193 1. Los datos: una colocación frecuente y preferente 194 2. Semántica y sintaxis de spes 197 2.1. Spes: nombre predicativo polisémico 198 2.1.1. Dos significados diferentes 201 2.1.2. Estructura argumental y expresión sintáctica 204 2.2. Spem habere: dos colocaciones distintas 208 3. Órbita colocacional de spes1 215 3.1. Variantes de spem1 habere 216 3.1.1. spem1 habere vs. in spe esse 217 3.1.2. spem2 habere vs. spero 219 3.2. Extensiones causativas 221 3.2.1. Con el esquema V + N 223 3.2.1.1. spem facere 225 3.2.1.2. spem afferre 227 3.2.1.3. spem dare 230 3.2.1.4. spem tollere 232 3.2.1.5. spem fallere 237 3.2.2. Con el esquema V+ SPrep. 239 3.2.2.1. in spem adducere 242 3.2.2.2. in spem venire 248 3.3. Extensiones aspectuales 252 3.3.1. Colocaciones incoativas 254 3.3.1.1. spem offerre 255 3.3.1.2. spem nancisci 259 3.3.1.3. spem capere 261 3.3.2. Colocaciones terminativas 263 3.3.2.1. spem relinquere 265 3.3.2.2. spem amittere 267 4. Órbita colocacional de spes2 268 4.1. spem ponere: una colocación causativa 269 4.2. spem ponere: sintaxis de una colocación funcional 271 4. METUM PONERE 278 1. Los datos: una colocación frecuente y preferente 279 2. Semántica y sintaxis de metum ponere 281 2.1. Análisis semántico de metus 282 2.2. Ponere: verbo con valor aspectual terminativo 288 2.3. Metum ponere: una colocación funcional 291 3. Órbita colocacional de metus 294 3.1. ‘Causar que alguien tenga miedo’ 295 3.2. ‘Causar que alguien deje de tener miedo’ 298 3.3. ‘Dejar de sentir miedo’ 299 3.4. ‘Sentir miedo’: CVS y verbo simple (metuo) 302 CONCLUSIONES 305 BIBLIOGRAFÍA 311 7 RESUMEN COLOCACIONES Y CONSTRUCCIONES CON VERBO SOPORTE EN LATÍN: SEMÁNTICA Y SINTAXIS DEL VERBO PONO 1. Introducción Las colocaciones verbo-nominales en general, y las construcciones con verbo soporte en particular –del tipo de tocar la guitarra o dar un paseo–, han sido objeto de un creciente interés en la lingüística moderna en las últimas décadas. No ha sido así, sin embargo, en lenguas como el griego clásico o el latín, tal vez porque su propia condición de lenguas de corpus supone el principal obstáculo para la identificación y estudio de estas combinaciones semifraseológicas. Teniendo en cuenta estas consideraciones, el objetivo de esta tesis es doble: por un lado, poner de relieve la importancia cualitativa y cuantitativa de las colocaciones verbo-nominales en latín; por otro, ofrecer un modelo de análisis para las mismas, adaptado a su naturaleza de lengua de corpus. Para ello, hemos seleccionado un verbo muy productivo en este tipo de combinaciones: el verbo latino ponere, cuyos ejemplos nos servirán de hilo conductor en nuestro estudio. Palabras clave: latín, sintaxis, semántica, colocación verbo-nominal, verbo soporte, ponere, spem, metus. 2. Síntesis Hay en latín una serie de verbos que presentan una doble naturaleza: por un lado, son verbos predicativos (1), en tanto que seleccionan sus propios argumentos en virtud de sus características semántico-sintácticas; por otro, pueden funcionar como verbos colocativos (2), cuando ceden el protagonismo a un sustantivo que, por su naturaleza abstracta y eventiva, tienen estructura argumental propia: 8 (1) mercari visus mihi sum formosam capram; / ei ne noceret quam domi ante habui capram / neu discordarent, si ambae in uno essent loco… (“me parecía que compraba una cabra muy hermosa; para que no le hiciera nada la cabra que yo tenía en mi casa, ni se fueran a pelear al estar las dos juntas…”, Plaut. Merc. 230-231) (2a) suavem habuit recordationem clarissimi iuris iurandi quod non eram oblitus (“tuvo el agradable recuerdo del famoso juramento que yo no había olvidado”, Cic. Att. 6,1,22) (2b) Tum denique homines nostra intellegimus bona, / quam quae in potestate habuimus, ea amisimus (“los hombres no sabemos apreciar los bienes que tenemos hasta que los perdemos”, Plaut. Capt. 142-143) Tanto recordationem habere (2a) como in potestate habere (2b) son colocaciones verbo-nominales, es decir, combinaciones recurrentes y preferentes de un nombre y un verbo en las que el sustantivo (recordationem, potestate) es el núcleo semántico y sintáctico del conjunto, y forman una unidad de sentido (por eso, a veces, se pueden parafrasear por un verbo simple: recordationem habere / recordari). Dentro de estas conviene distinguir dos grupos: (i) las colocaciones léxicas, en las que el verbo mantiene su significado léxico y el sustantivo suele ser concreto, como mensam ponere (‘poner la mesa’) o castra movere (‘mover el campamento’); (ii) las colocaciones funcionales, formadas por nombres predicativos, es decir que nominalizan un evento (odium, ludos, etc.), y verbos con un significado más abstracto y funcional –del tipo de habere y facere en odium habere (‘sentir odio’) y ludos facere (‘bromear’) respectivamente–. Pues bien, estas colocaciones, que, como hemos mencionado previamente, han sido bien investigadas en las lenguas modernas desde perspectivas muy diversas (aprendizaje de segundas lenguas, traducción automática, etc.), todavía no han sido suficientemente estudiadas en latín. Es esta carencia de estudios la que nos ha llevado a emprender, por un lado, un análisis de corpus sobre el empleo de pono como verbo colocativo y, por otro, una reflexión teórica, de más largo alcance, sobre las 9 colocaciones verbo-nominales en latín y las múltiples cuestiones de análisis que suscitan. De acuerdo con este objetivo general, este trabajo se centra en los siguientes aspectos: (i) Analizar la incidencia real de las colocaciones verbo-nominales en latín: verificar si se trata de un fenómeno marginal de la lengua coloquial o si, como suponemos, supone un recurso productivo en todos los niveles de la lengua. (ii) Reflexionar críticamente sobre la validez en lengua latina de los criterios de identificación y análisis –semánticos y sintácticos– que se han establecido hasta el momento para las colocaciones verbo- nominales en las lenguas modernas. (iii) Valorar el rendimiento de uno de los verbos transitivos más frecuentes y generales de la lengua latina en colocaciones verbo-nominales: el verbo ponere. (iv) Ofrecer un modelo de análisis adaptado al carácter textual de la lengua latina. Para ello, hemos llevado a cabo nuestra investigación sobre la base de un corpus compuesto por todas las apariciones del verbo ponere en cinco siglos de literatura latina (de Catón a Aulo Gelio). Por medio de esta selección se ha pretendido disponer de una muestra suficientemente amplia, no solo por la cantidad de datos, sino porque abarca distintos períodos de la lengua y presenta diversidad de géneros. Para alcanzar los objetivos propuestos, inicialmente se han clasificado los ejemplos de nuestro corpus en tres grupos, en virtud del grado de fijación sintagmática y de idiomaticidad que presentan: combinaciones libres de palabras, colocaciones verbo-nominales y expresiones idiomáticas. Pues bien, el examen de los datos extraídos de las 2547 oraciones de ponere pone de manifiesto una alta productividad de este verbo en colocaciones: casi el 40% de todos los ejemplos de ponere configuran colocaciones verbo-nominales, del tipo de quaestionem ponere, vinum ponere o vitam ponere. El 60% restante de los ejemplos son empleos plenos, que se pueden agrupar en dos acepciones básicas, asociadas a dos marcos predicativos distintos, que divergen entre sí sintáctica y semánticamente: 10 (i) ponere1: ‘situar algo en un lugar’, como en (3): (3) post hanc orationem claves portarum pecuniaeque regiae ante pedes eorum posuit (“tras este discurso, puso las llaves de las puertas y del tesoro real ante sus pies”, Liv. 24,23,1) (ii) ponere2: ‘quitar’ / ‘hacer que algo deje de estar donde estaba’, como en (4): (4) longius et vacuae posuissent stamina Parcae (“muy lejos se habrían ido las Parcas a dejar los hilos ya sin ocupación”, Stat. silv. 5,1,169) Posteriormente, se presenta el conjunto de colocaciones, léxicas y funcionales, en las que participa el verbo ponere, y, tras una consideración global de los datos, se ofrece una descripción semántico-sintáctica de spem ponere y metum ponere. Estas son las dos colocaciones funcionales más frecuentes en nuestro corpus y están asociadas, cada una de ellas, a las dos acepciones generales del verbo ilustradas en los ejemplos de (3) y (4): spem ponere se relaciona con el esquema triargumental de ponere1 y tiene un valor causativo; mientras que metum ponere, en cambio, se asocia a la estructura biargumental de ponere2 y expresa un valor aspectual terminativo, tal como ilustran los ejemplos (5) y (6), respectivamente: (5) neque te sermonibus vulgi dederis nec in praemiis humanis spem posueris rerum tuarum (“no confíes en lo que dice el vulgo, ni pongas la esperanza de tus acciones en los premios humanos”, Cic. rep. 6,25) (6) ‘pone metum’ Proreus, ‘et quos contingere portus / ede velis!’ dixit (“«no tengas miedo», dijo Proreo, «y dinos en qué puerto quieres desembarcar»”, Ov. met. 3,634) 3. Conclusiones A modo de conclusión, el presente trabajo representa, o aspira a representar, una importante contribución al estudio de las colocaciones verbo-nominales en latín, tanto desde un punto de vista teórico como práctico. Algunas de las aportaciones más reseñables de este estudio al tema son las siguientes: 11 (i) Las colocaciones verbo-nominales en latín están presentes en todos los ámbitos de la lengua y en todos los registros, no son exclusivas de un lenguaje coloquial o vulgar, como bien han mostrado los ejemplos de ponere. (ii) Estas colocaciones, en particular las construcciones con verbo soporte, constituyen un mecanismo muy productivo para la creación semántica en latín (ascensionem facere, rationem habere). (iii) No todos los criterios de identificación de este tipo de colocaciones presentados para las lenguas modernas son válidos para el latín, por lo que exponemos un compendio de aquellos que consideramos más útiles. (iv) Ofrecemos un modelo de análisis de las colocaciones verbo-nominales basado en el estudio de las características semántico-sintácticas del nombre (su estructura argumental) y verbo (sus marcos predicativos), en el que resulta fundamental el enfoque teórico de la gramática funcional de Dik (1997). (v) Proponemos un estudio comparado de las colocaciones funcionales que se establecen con un mismo sustantivo (bellum gerere, facere, inferre, habere, parare, indicere, etc.), con el fin de precisar el matiz –diatético, aspectual, de registro, etc.– que cada una aporta. 12 13 ABSTRACT COLLOCATIONS AND SUPPORT VERB CONSTRUCTIONS IN LATIN: SEMANTICS AND SYNTAX OF PONO. 1. Introduction The verb-noun collocations in general and the support verb constructions in particular —such as to play the guitar or to keep a promise— have been the focus of a growing interest for modern linguistics in the last few decades. However, this has not been so for languages such as Ancient Greek and Latin, maybe because their own condition as corpus languages creates the principle obstacle for the identification and study of these semi-phraseological combinations. Having taken these considerations into account, the object of this thesis is twofold: on one hand, to highlight the qualitative and quantitative importance of verb-noun collocations in Latin; and on the other hand, to offer a model of analysis for these same constructions adapted to its nature as a corpus language. In order to do this, we have selected a highly productive verb in this type of combinations: Latin verb ponere, whose samples shall serve us as a guideline for our study. Key words: Latin, syntax, verb-noun collocation, support verb, ponere, spem, metus. 2. Summary In Latin we find a series of verbs that present a double nature: firstly, they are predicative verbs (1), inasmuch as they select their own arguments in virtue of their semantic/syntactic characteristics; secondly, they can act as collocation verbs (2), when they transfer their protagonism to a noun that, due to its abstract and eventive nature, has an own argumental estructure: 14 (1) mercari visus mihi sum formosam capram; / ei ne noceret quam domi ante habui capram / neu discordarent, si ambae in uno essent loco ("I believed I was buying a very beautiful goat; so the goat I had at home would not harm it or so they would not fight, if they were both in one place". Plaut. Merc.230-231) (2a) suavem habuit recordationem clarissimi iuris iurandi quod non eram oblitus ("he had the pleasant memory of the famous oath I had sworn, which I had not forgotten" Cic. Att. 6,1,22) (2b) Tum denique homines nostra intellegimus bona, / quam quae in potestate habuimus, ea amisimus (“men do not know how to appreciate what goods we have until we lose them”, Plaut. Capt. 142-143). Both recordationem habere (2a) and in potestate habere (2b) are verb- noun collocations: recurrent and preferential combinations of a noun and a verb in which the noun (recordationem, potestate) serves as the semantic and syntactical nucleus of the set, forming thus a unity of meaning— it is for this reason that they can at times be paraphrased as a simple verb (recordationem habere / recordari). Within these verb-noun collocations it is necessary to distinguish two groups: (i) lexical collocations, in which the verb maintains its lexical meaning and the noun tends to be a concrete noun, such as mensam ponere (‘to set the table’) o castra movere (‘to break up camp’); (ii) (ii) functional collocations, comprised of predicative nouns, that is to say that nominalize an event (odium, ludos, etc.), and verbs with more abstract and functional meanings – as habere and facere in odium habere (‘to feel hatred’) and ludos facere (‘to make a joke’) respectively-. These collocations, which, as has been mentioned above, have been properly analysed within modern languages from very diverse perspectives (learning of second languages, automatic translation), have not yet been sufficiently studied within Latin. It is this scarcity in their study that has prompted us to undertake, on the one hand, an analysis of corpus on the use of pono as a collocative verb, and on the other hand, a theoretical consideration, of a longer 15 range, on verb-noun collocations in Latin and the multiple questions for analysis they raise. In accordance with this general objective, this thesis focus on the following aspects: (i) An analysis of the real influence of noun-verb collocations in Latin, in order to verify whether this is a marginal phenomenon of colloquial language or, as we believe, it means a productive resource at all levels of language. (ii) A critical consideration on the validity in Latin of the criteria for the identification and semantic and syntactical analysis of noun- verb collocations in modern languages established so far. (iii) The performance assessment of one of the most frequent and general transitive verbs in verb-noun collocations: ponere. (iv) The proposal of a model for analysis, adapted to the corpus aspect of the Latin language. In order to do this, we have undertaken our research based on a corpus comprising all the instances in which the verb ponere appears in five centuries of Latin literature (from Cato to Aulus Gellius). With such a selection we intend to display a range of materials sufficiently large, not only in the amount of data, but also in the scope of periods of the Latin language and in the diversity of genres. For the completion of our proposed objectives, we have initially classified the samples of our corpus into three groups based on the degree of sintagmatical fixation and idiomaticity they present: word-free combinations, verb-noun collocations and idiomatic expressions. The analysis of the data extracted from the 2530 sentences with ponere shows a high performance of this verb in collocations: almost 34% of all our samples of ponere configure verb-noun collocations, such as quaestionem ponere, vinum ponere or vitam ponere. The remaining 60% of our samples are full usages which can be grouped into two basic meanings, associated with two different predicate frames, which diverge from each other both syntactically and semantically: i. ponere1: ‘to place something somewhere’, such as in (3): 16 (3) post hanc orationem claves portarum pecuniaeque regiae ante pedes eorum posuit (“after this speech, he placed the keys to the doors and to the royal treasury at their feet”, Liv. 24,23,1) ii. ponere2: ‘to remove’, such as in (4): (4) longius et vacuae posuissent stamina Parcae (“The Parcae would have gone very far to leave their idle threads”, Stat. silv. 5,1,169) After this, we explore the set of lexical and functional collocations in which ponere takes part, and, after a global consideration of the data, we offer a semantic/syntactical description of spem ponere and metum ponere. These are the two most frequent functional collocations in our corpus and they are each associated to both general meanings of the verb, illustrated in examples (3) and (4): spem ponere is related to the tri-argumental structure of ponere1 and has a causative value; while metum ponere, however, is associated to the bi-argumental structure of ponere2 and expresses an aspectual “terminative” value, such as illustrated in examples (5) and (6) respectively: (5) neque te sermonibus vulgi dederis nec in praemiis humanis spem posueris rerum tuarum (“do not trust what the mob says or place the hope in your actions on human rewards”, Cic. rep. 6,25) (6) ‘pone metum’ Proreus, ‘et quos contingere portus / ede velis!’ dixit (“‘do not fear’, said Proreus, ‘and tell us in what port you wish to disembark’”, Ov. met. 3,634) 3. Conclusions As a conclusion, the present thesis represents, or aims to represent, an important contribution to the study of verb-noun collocations in Latin, both from a theoretical and practical perspective. Some of the most notable contributions to the topic in this study are as follows: (i) Verb-noun collocations in Latin are present in all aspects and registers of the language. They are not exclusive of colloquial or informal language, as our samples of ponere have demonstrated. 17 (ii) These collocations, in particular the constructions with a support verb, constitute a very productive mechanism for semantic creation in Latin (ascensionem facere, rationem habere). (iii) Not all the identification criteria used in modern languages for this type of collocations are valid in Latin. For this reason, we have exposed a compendium of those which we consider most useful. (iv) We offer a model for the analysis of verb-noun collocations based on the study of the semantic/syntactical characteristics of the noun (its argumental structure) and the verb (its predicative frames), in which it is fundamental the theoretical perspective of the Functional Grammar by Dik (1997) (v) We propose a comparative study of these functional collocations created with one same noun (bellum gerere, facere, inferre, habere, parare, indicere, etc.), in order to specify the diatetical nuance, aspectual, register, etc., which each of them provide. 18 19 INTRODUCCIÓN Una de las principales dificultades a las que se enfrenta cualquier estudiante de una segunda lengua consiste en aprender, no solo sus normas gramaticales y los significados de sus palabras, sino también el manejo correcto de su léxico, en especial de aquellas combinaciones que, de forma frecuente, preferente e idiosincrásica, emplea la comunidad lingüística para referirse a ciertas realidades, es decir, las locuciones y colocaciones de dicha lengua. En este trabajo nos interesan, en particular, las colocaciones del latín formadas por un verbo y un nombre, tanto con la estructura V+SNObjeto –del tipo de gratias agere–, como con el esquema V+SPREP –in mentem venire–. No han sido pocos los estudios que, en las últimas décadas y desde distintas teorías lingüísticas, se han dedicado a las colocaciones verbo-nominales en las lenguas modernas1, especialmente a un subtipo de ellas: las construcciones con verbo soporte – como iter facere o consilium dare–, por su alta frecuencia de aparición y porque, como veremos, constituyen un ejemplo particular de predicados en los que verbo y nombre invierten sus papeles, de modo que es el sustantivo el que ejerce la fuerza estructuradora del conjunto, seleccionando el verbo con el que combinarse, y no al revés, como sucede en la libre combinatoria de palabras. Estas colocaciones están compuestas, por tanto, por un nombre, que es transparente semánticamente y se configura como el núcleo del predicado, y un verbo, elegido de forma restringida e imprevisible2, que adquiere una acepción especial en 1 Más adelante tendremos ocasión de profundizar en estos trabajos, de entre los que destacan Corpas (1996), Wotjak (1998), Mendívil (1999), Koike (2001), Alonso Ramos (2004) o los artículos recogidos en Gross-Pontonx (2004). 2 Se considera, como veremos, que la selección del verbo por parte del sustantivo es restringida e imprevisible puesto que, de las múltiples posibilidades que tiene a su disposición un sustantivo para referir una realidad, emplea una y no las demás. Por ejemplo, en la colocación dar un paseo, el español selecciona de forma restringida el verbo dar, pero tiene también a su disposición el verbo hacer, que es el 20 función del nombre con el que se combina. Por ejemplo, en la colocación de la lengua española tomar un autobús, autobús, que es la base, mantiene su significado original, y tomar debe leerse en sentido metafórico, en un sentido que solo adopta con autobús y otros medios de transporte. O, en el caso de hacer una aclaración, en el que el sustantivo predicativo aclaración selecciona el verbo hacer, pero no en su significado literal de ‘fabricar’, sino en uno muy general –prácticamente vacío–, cuya función principal es convertirse en una suerte de auxiliar3, para dotar al núcleo de las categorías de tiempo, voz y persona. En latín, el interés por este tipo colocaciones ha sido, hasta hace apenas un lustro, bastante limitado, y no existe todavía una monografía que ofrezca una reflexión teórica en profundidad y un análisis sistemático de las mismas. Sí existen trabajos parciales, pero sus pretensiones, la mayor parte de las veces, no van más allá de examinar algunas construcciones con verbo soporte, enumerar sus características fundamentales o aplicar criterios generales que, para dichas colocaciones, se han desarrollado en las lenguas modernas. En los últimos años, sin embargo, se ha empezado a prestar una mayor atención a estos sintagmas verbo-nominales. Se trata de estudios4 innovadores que, a partir siempre del análisis de un corpus textual lo más amplio y representativo, pretenden dar cuenta de la importancia, cualitativa y cuantitativa, de este tipo de predicados en latín, y analizar sus características fundamentales –léxicas, semánticas y sintácticas– desde una perspectiva funcional. Inserta en esta línea de trabajo, la tesis que aquí se presenta aspira a ofrecer una visión global de las colocaciones verbo-nominales en latín – teniendo en cuenta su condición de lengua de corpus, es decir, asumiendo que algunos de los criterios y las consideraciones que se hacen respecto de las lenguas modernas no van a ser aplicables en nuestro trabajo– y a brindar un modelo de análisis de las mismas. Para ello, y ante la necesidad de acotar nuestro objeto de estudio, hemos optado por analizar, en un período que recoge cuatro siglos de literatura latina, desde Catón a Aulo Gelio, las colocaciones en las que participa el verbo transitivo pono, por dos motivos: porque en todos los diccionarios consultados se da cuenta de que emplean el catalán, el francés y el italiano para la misma realidad: fer un passeig, faire une promenade y fare una passeggiata; o el verbo tomar, que es el que emplea el inglés: to take a walk. 3 En esta colocación, hacer es, pues, un verbo altamente gramaticalizado, es decir, un verbo que ha sufrido un proceso por el que ha pasado de ser un elemento léxico de la lengua a ser un soporte gramatical para el nombre con el que se une. 4 En los últimos cinco años, han publicado estudios al respecto Baños (2012, 2013, 2014, 2015, 2016), Mendózar (2015), Alonso Fernández (2015), o Jiménez Martínez (2015). Cf. infra, § II.3.2. 21 combinaciones de este verbo con ciertos sustantivos –como castra, arma, spem, exemplum o nomen–, que nos indican que estamos ante construcciones 'especiales', generalmente colocaciones o combinaciones preferentes sobre las que es interesante llamar la atención; y, sobre todo, porque pono codifica un tipo de situaciones especialmente relevante en las experiencias diarias de los seres humanos –el cambio de posición y el desplazamiento–, que hacen de él uno de los verbos más proclives a participar en colocaciones y construcciones frecuentes. En cuanto a su estructura, la presente tesis comienza con una breve exposición de los principios teóricos y metodológicos deudores de la Gramática Funcional de S. Dik (Capítulo I: “Marco teórico”), a los que vamos a recurrir, fundamentalmente, para describir las estructuras de complementación y los constituyentes obligatorios del verbo pono tanto en sus empleos plenos, como en su empleo en colocaciones. Una vez establecido el marco teórico en el que vamos a insertar nuestro estudio, la revisión del estado de la cuestión sobre las colocaciones verbo-nominales en lenguas modernas y, sobre todo, en latín (Capítulo II: “Estado de la cuestión”) constituye en último término una justificación de la necesidad misma de un trabajo como este. En este capítulo, además, se definen y presentan las características principales de los dos tipos básicos de colocaciones establecidos en la bibliografía especializada: las colocaciones léxicas (poner la mesa) y las funcionales (poner atención). El Capítulo III (“Criterios de análisis de las colocaciones funcionales”) constituye a la vez una recopilación y un análisis crítico de los diferentes criterios – semánticos y sintácticos– que los estudios lingüísticos han aportado hasta el momento para la caracterización de las colocaciones funcionales, criterios que nos servirán como punto de partida para identificar y analizar en nuestro corpus las colocaciones verbo- nominales con pono. Los dos capítulos siguientes configuran el análisis lingüístico propiamente dicho de este trabajo. En primer lugar (Capítulo IV: “Semántica y sintaxis de pono”), nos centramos en el estudio de los distintos empleos del verbo pono en la libre combinatoria de palabras, es decir, de sus marcos predicativos, siguiendo la propuesta de Jiménez López (2011) de tomar como punto de partida las estructuras de complementación (sintácticas y semánticas) del verbo en sus empleos libres, puesto que aportan un marco de referencia para determinar en qué medida el verbo mantiene su 22 significado léxico y su estructura sintáctica en las colocaciones en las que participa, especialmente en las colocaciones funcionales. A partir de este análisis, en el capítulo central de la tesis (Capítulo V: “Colocaciones verbo-nominales con pono”) se presenta el conjunto de colocaciones, léxicas y funcionales, en las que participa el verbo pono y, tras una consideración global de los datos y de las colocaciones léxicas, pondremos el foco en las colocaciones funcionales, con un minucioso examen, semántico y sintáctico, de spem ponere y metum ponere, por ser las dos más frecuentes en nuestro corpus y por estar asociados, cada una de ellas, como demostraremos, a los dos marcos predicativos generales del verbo. El capítulo final (“Conclusiones”) se plantea como una recapitulación de las ideas más importantes tratadas a lo largo del trabajo, pero también y, sobre todo, como una reflexión acerca de la validez y alcance de los criterios que resultan más útiles para el análisis de las colocaciones verbo-nominales en lengua latina. Nuestro estudio se cierra con la correspondiente bibliografía consultada. 23 ABREVIATURAS MÁS FRECUENTES AcI: (completivas de) Acusativo con Infinitivo. Anti: FL antónimo Asem: actantes semánticos Asynt: actantes sintácticos BBI: The BBI Combinatory Dictionary of English Bon(us): FL ‘bueno’ CD: Complemento Directo CVS: construcciones con verbo soporte DEC: Dictionnaire explicatif et combinatoire DiCE: Diccionario de colocaciones del Español EdC: Estados de Cosas EQ: Estructura de Qualia FL: función léxica FS: Función Semántica Func: FL ‘existir de algún modo’ Labor: FL ‘hacer algo con algo’ Magn(us): FL ‘intenso’, ‘muy’ MP(s): Marco(s) Predicativo(s) O.D.: Objeto Directo OLD: Oxford Latin Dictionary Oper: FL ‘hacer’ RAE: Real Academia de la Lengua Española REDES: Diccionario combinatorio del español contemporáneo REGLA: Rección y complementación de griego clásico y latín SPrep: sintagma preposicional ThLL: Thesaurus Linguae Latinae TST: Teoría Sentido-Texto Ver: FL ‘auténtico’, ‘verídico’ X, Y, Z: actantes semánticos de un sustantivo predicativo 24 25 CAPÍTULO I: MARCO TEÓRICO El presente trabajo se basa en los principios teóricos y metodológicos propuestos en la Gramática Funcional de S. Dik (1989, 1997), especialmente por dos motivos: por ser esta una de las corrientes lingüísticas que más se ha ocupado del componente léxico de las lenguas en las últimas décadas, y por la claridad y rigor de los mecanismos descriptivos y de análisis empleados. Así pues, en este capítulo nos disponemos a presentar, de forma resumida y simplificada, algunos conceptos de la Gramática Funcional (§ I.1), haciendo especial hincapié en la descripción y formalización de los esquemas de complementación de los predicados, es decir, de los marcos predicativos (§ I.2), en la medida en que nos serán necesarios para el estudio posterior de pono tanto en sus empleos libres (cap. IV), como en sus usos colocativos (cap. V). I.1. ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS DE LA GRAMÁTICA FUNCIONAL I.1.1. Gramática(s) Funcional(es) Por Gramática Funcional se entienden diferentes trabajos 1 con un denominador común: la idea de que la función principal del lenguaje es la comunicación entre los seres humanos. Así, la lengua es definida como un instrumento de interacción social cuyo principal objetivo es establecer relaciones comunicativas entre hablantes y destinatarios (Dik 1997: 5). Además de esta base común, las teorías funcionalistas comparten los siguientes principios: 1Algunas de las principales escuelas 'funcionalistas' son la Gramática de las Valencias de Tesnière (1959), el Estructuralismo Funcional de Martinet (1962), la Gramática Sistémica Funcional de Halliday (1973), la Gramática Funcional de Dik (1978) y la Gramática del Papel y la Referencia de Van Valin (1993). 26 (a) Buscan no sólo ser descriptivas, sino, sobre todo, ser adecuadas psicológica y pragmáticamente. (b) Presentan un alto grado de formalización. (c) Entienden que todos los componentes de la lengua se organizan y conectan entre sí, y que se establece una relación de dependencia entre el núcleo de las predicaciones y sus constituyentes obligatorios. (d) Analizan la lengua desde abajo hacia arriba, esto es, parten de los datos lingüísticos perceptibles y emplean métodos inductivos. Son ascendentes también por poner como punto de partida los elementos léxicos, que se van expandiendo por medio de diferentes constituyentes. (e) Consideran que todo acto de habla se organiza internamente de forma jerárquica, de manera que existen diferentes niveles (semántico, sintáctico y pragmático), cada uno de los cuales es instrumental respecto al siguiente: La semántica se considera instrumental con respecto a la pragmática, y la sintaxis instrumental con respecto a la semántica. Desde esta perspectiva, no hay lugar para algo como una sintaxis 'autónoma'. (Dik 1997: 8)2 Estos tres niveles se definen de la siguiente manera: (i) Nivel semántico: da cuenta de los elementos de la realidad y de las relaciones entre ellos que queremos expresar. Se trata del primer nivel de la jerarquía de la descripción lingüística, puesto que se considera que la creación de predicados arranca con la selección de elementos léxicos. (ii) Nivel sintáctico: trata la perspectiva que adoptamos ante una determinada expresión. Ordena el papel de cada uno de los elementos que se expresan y aporta los medios para ordenarlos cumpliendo una función determinada. 2La ubicación de la semántica en una posición central de la descripción gramatical y el consiguiente desplazamiento de la sintaxis a una posición periférica es una de las diferencias principales entre el funcionalismo y las corrientes lingüísticas formalistas, que consideran que la sintaxis está en el centro, es autónoma del significado y que contiene sus propios principios independientes (García Velasco 2003: 29ss; Martín Arista 1994: 8ss.). 27 (iii) Nivel pragmático: especifica el estatus informativo de los constituyentes de una expresión. Tiene en cuenta, por tanto, el fin comunicativo con el que esta se emite. Es importante remarcar que, a diferencia de otros modelos lingüísticos, la Gramática Funcional niega la autonomía de estos componentes, postulando, por el contrario, una profunda interdependencia entre sintaxis, semántica y pragmática. (f) Asumen que las lenguas están organizadas en torno a dos tipos principales de significados: los que integran información del mundo (información 'representativa' o 'ideacional'), y los que hacen referencia a evaluaciones personales subjetivas (información 'interpersonal'). Estos componentes son la manifestación en el sistema lingüístico de los dos objetivos generales del lenguaje: (i) comprender el entorno y (ii) actuar sobre otros. La propuesta teórica del profesor holandés S. Dik también parte de la concepción 'ascendente' de la lengua, es decir, de la idea de que el punto inicial de la creación lingüística son los elementos léxicos, los cuales se van expandiendo hasta conformar una estructura oracional completa. El componente donde se reúnen todos los lexemas de una lengua es el fondo. En él se encuentra el lexicón en el que se ubican, de un lado, todos los predicados y términos básicos de una lengua y, de otro, las reglas léxicas a través de las cuales se forman términos y predicados derivados3. Se entiende por término la expresión que sirve para referir entidades en algún mundo. Los términos básicos son aquellos elementos de la lengua que cumplen exclusivamente la función de referir, como los pronombres o los nombres propios. Los predicados, por su parte, son los componentes léxicos que designan propiedades de tales entidades o relaciones entre ellas. Los términos y predicados derivados no son asimilados por el individuo en el aprendizaje de su lengua sino que responden a un proceso de creación a partir de las reglas morfológicas. 3Es interesante para nuestra investigación destacar que en el fondo, además de términos y predicados, también se considera necesario incluir “[...] elementos que resultan de la realización de las reglas de expresión, elementos carentes de capacidad predicativa pero de potencial organizador del discurso como yes, well, etc., afijos, secuencias perifrásticas, expresiones idiomáticas, textos completos memorizados e inalterables, como una oración religiosa o una fórmula ritual.” (García Velasco 2003: 96). 28 I.1.2. La estructura de la oración Como hemos visto, son los términos y los predicados los que conforman el punto de partida de la estructura de una oración. Suele entenderse la oración como el resultado de la combinación de un predicado (que puede pertenecer, al menos, a tres categorías léxicas distintas: verbo, adjetivo o nombre) y aquellos elementos que dependen de él, bien como elementos necesarios (argumentos), bien como elementos opcionales (satélites adjuntos y disjuntos). Así pues, S. Dik postula que el núcleo de la oración es el predicado, ya que desde su léxico se determina qué tipo de elementos deben asociarse a él y cuáles deben ser sus características. En Torrego-De la Villa (2009: 58) se muestra el siguiente Cuadro (1) simplificado de la estructura oracional, tomado de Pinkster (1995: 5): Oración Disjuntos (nivel interactivo) Adjuntos (nivel representativo no necesario) Argumentos (nivel representativo necesario) Predicado Cuadro 1: Estructura oracional La oración se configura como una estructura jerarquizada formada por diferentes estratos: la predicación nuclear y la predicación extendida. La estructura oracional mínima está formada por un predicado y sus constituyentes obligatorios o argumentos, que configuran la predicación nuclear. En ella ninguno de los componentes puede ser omitido sin que resulte agramatical el resto de la frase, a menos que se den condiciones contextuales o situaciones particulares. Aparte del predicado y los componentes obligatorios, las oraciones se expanden a menudo con otros constituyentes omisibles o facultativos que aportan información adicional sobre otros participantes o sobre las circunstancias en que se desarrolla la predicación. Estos elementos reciben el nombre de satélites y configuran la predicación extendida. Los satélites se dividen en dos tipos dependiendo del tipo de información que proporcionan: 29 a) son satélites adjuntos aquellos que informan acerca del asunto representado, refiriéndose al Tiempo (1a), Lugar, Circunstancia, Causa, Condición, Finalidad, etc. b) son satélites disjuntos, entre otros, los que proporcionan una evaluación personal subjetiva del hablante sobre la acción o estado predicados, también un juicio o algunas circunstancias relativas a su emisión, como el complemento destacado en (1b): (1a) Luis dará los regalos a los niños a las doce en punto de la noche. (1b) En mi opinión, Lucía no ha elegido un buen coche. I.1.3. Funciones semánticas, sintácticas y pragmáticas Como hemos visto, el predicado determina los constituyentes obligatorios que le deben acompañar, y lo hace en tres aspectos: en el número, en sus rasgos léxicos y en el tipo de relación comunicativa que mantienen con él, que es lo mismo que decir que los argumentos se implican con el predicado desde un punto de vista sintáctico, semántico y pragmático. La Gramática Funcional representa estas implicaciones en forma de (i) funciones semánticas, (ii) funciones sintácticas y (iii) funciones pragmáticas. (i) Las funciones semánticas se definen a partir del papel semántico que desarrollan los diferentes participantes respecto del predicado. Así, por ejemplo, la función semántica de Jonás respecto de guardó en (2a) es Agente puesto que controla la acción predicada; mientras que la de a tu casa en (2b) es Dirección: (2a) Jonás guardó el pasaporte en el cajón de su escritorio. (2b) Siempre que voy a tu casa me pierdo La lista de funciones semánticas no es muy amplia y puede emplearse tanto para los argumentos de la predicación nuclear como para los satélites adjuntos y disjuntos4. Algunas de las más importantes son las recogidas en el Cuadro 2: 4Un estado detallado de la cuestión puede encontrarse en Pinkster (1995: 19ss.), García Velasco (2003: 124ss) o Torrego-De la Villa (2009: 71ss.). 30 Agente: entidad que controla una determinada acción Paciente: entidad afectada por una determinada acción o a la que le sucede algo. Receptor: entidad a la que se transfiere algo. Dirección: entidad hacia la que se mueve algo. Ubicación: lugar donde algo está localizado. Cuadro 2: Algunas Funciones Semánticas Además de las funciones semánticas tradicionales, se reconoce la existencia de macrofunciones5, definidas como “[...] una forma de generalización de los rasgos de varios tipos de argumentos –de funciones semánticas– que se comportan de forma semejante en la gramática” (Villa 2003, 2007). Existen dos macrofunciones básicas: la de Actor, que engloba algunos papeles semánticos del primer argumento (Agente, Experimentador, Fuerza, Causa, etc.), y la de Afectado, una noción muy general que da cuenta de los segundos argumentos en los predicados transitivos y del primer argumento en ciertas predicaciones (procesos o estados). (ii) Las funciones sintácticas especifican la perspectiva desde la que el hablante desea expresar la información, que puede ser la del Sujeto o la del Objeto. El punto de partida primario para crear predicaciones es el Sujeto, mientras que el Objeto es secundario puesto que sólo es posible que se reconozca si ya se ha reconocido en la oración previamente el Sujeto. La asignación del Sujeto se realiza en términos de oposición entre construcciones activas y pasivas. Así, en (3a) el punto de vista es el del Sujeto-Agente (Juan), y en (3b) el del Objeto-Afectado (libro): (3a) Juan dio un libro a María (3b) El libro fue dado por Juan a María (iii) Los constituyentes de la oración también pueden desempeñar funciones pragmáticas, es decir, papeles que permiten especificar su relevancia informativa. Las funciones más importantes son el Tópico, que caracteriza “the things we talk about” (Dik 1989: 264), y el Foco “characterizing the most important or salient parts of what 5Esta noción coincide sustancialmente con la propuesta por Dowty y por la Gramática del Papel y la Referencia. Cf., al respecto, para más detalles, Van Valin-La Polla (1997: 139ss.) y Lehman (2005). 31 we say about the topical things” (Dik 1989:264). Las identificaremos mejor con los siguientes ejemplos: (4a) ¿Hay alguien a quien no le guste el pescado? (4b) A Mariana (Foco) no le gusta el pescado (Tópico) Diremos que en (4b) a Mariana tiene la función pragmática de Foco puesto que es la información nueva y, por lo tanto, informativamente más importante. El pescado, en cambio, es el Tópico, por ser el constituyente ya conocido sobre el que se predica algo. I.2. LA PREDICACIÓN NUCLEAR: MARCOS PREDICATIVOS I.2.1. La predicación nuclear y los tipos de Estados de Cosas Como ya hemos visto, la predicación nuclear resulta de la inserción de términos en las casillas argumentales exigidas por un determinado predicado. Según Dik (1997: 105), el objetivo de esta estructura de la lengua es designar un estado de cosas (EdC), expresión que define como “la concepción de algo que puede ser en algún mundo”. Los EdC pueden dividirse en diferentes grupos sobre la base de la presencia o ausencia de dos parámetros semánticos diferenciadores: dinamismo y control. Un EdC es dinámico cuando implica una transición, de algún modo, de una situación inicial a otra resultante diferente (5a), y no dinámico cuando no implica ningún cambio (5b): (5a) Teresa preparó una tarta de queso (5b) El ordenador tiene diez años Los ejemplos dinámicos como el de (5a) se denominan eventos, mientras que los similares a (5b) reciben el nombre de situaciones. Un EdC tiene el rasgo control cuando uno de los constituyentes implicados presenta la capacidad de determinar si sucederá o no. Por ejemplo, está claro que el 32 EdC expresado en (6a) es controlado en tanto que la profesora puede decidir si lee o no un libro; de la misma manera, es evidente que (6b) es una predicación no controlada, pues el reloj no tiene esa posibilidad. (6a) La profesora leía un libro (6b) El reloj es de madera La combinación de los dos parámetros da lugar a cuatro tipos posibles de estados de cosas, como se muestra en el siguiente Cuadro (3), tomado de Pinkster (1995: 24): + dinamismo (evento) - dinamismo (situación) + control Acción Posición - control Proceso Estado Cuadro 3: Tipología de los estados de cosas La tipología de EdC aporta las bases para la delimitación del predicado nuclear y ayuda a definir el tipo de satélites que podrían añadirse a este. I.2.2. Marcos Predicativos Los distintos tipos de predicados, que, como hemos visto, pueden ser verbales, adjetivales y nominales, se almacenan en el lexicón en forma de marcos predicativos (MP), que son una especie de plantillas en las que se detallan el número de argumentos que el predicado requiere así como sus características semánticas, es decir, son formalizaciones que recogen las propiedades combinatorias y el significado que subyace a todos sus usos correctos. Se trata de fórmulas que contienen la siguiente información: a) La forma léxica del predicado. b) La categoría sintáctica a la que pertenece (verbo, nombre o adjetivo). 33 c) La valencia cuantitativa, es decir, el número de argumentos obligatorios que requiere. d) Las restricciones léxicas de selección que tienen que cumplir los términos que pueden rellenar las casillas argumentales. Suelen indicarse mediante rasgos de tipo general, como /± animado/, /±humano/, etc. e) Las funciones semánticas que realiza cada uno de los argumentos (§ I.1.3.) Veamos, por ejemplo, el MP del verbo llevar: (7) llevarV [/entidad con fuerza/]Actor [/concreto/]Afectado [/lugar/]Dirección [/lugar/]Origen Significado: transportar alguien algo de un lugar a otro Este esquema nos informa de que existe un verbo (V) en la lengua española, cuyo infinitivo se expresa mediante la forma léxica llevar, que cuenta con cuatro constituyentes obligatorios para expresar el significado 'transportar alguien algo de un lugar a otro'. El primer argumento, que está reservado para la función sintáctica de Sujeto en las oraciones activas, desempeña la función semántica de Actor, es decir “una entidad que actúa autónomamente y provoca la situación” (Villa 2003: 13); el segundo argumento (tradicionalmente, el Objeto Directo) es un Afectado; el tercero expresa la Dirección o punto final del desplazamiento que inició el Actor, y el cuarto el Origen o lugar desde el que se inició el movimiento. Desde el punto de vista del léxico de los argumentos, el contenido típico del primero hace referencia a una entidad con fuerza capaz de trasladar algo de un sitio a otro, el segundo a la entidad concreta trasladada, y las otras dos casillas se rellenan por medio de términos que hacen referencia a los lugares desde donde y hacia donde se realiza el movimiento. El verbo que acabamos de formalizar es un predicado de cuatro argumentos, que es, por lo general, el máximo número de constituyentes obligatorios que pueden aparecer en una predicación nuclear. Existen, además, predicados que no necesitan ningún argumento, como en el caso de llover; otros, como correr, que son monovalentes por requerir un único elemento obligatorio; también predicados bivalentes, como la mayoría de predicados transitivos (que presentan un Sujeto y un Objeto, del tipo de amar o lavar); y, por último, trivalentes, que típicamente son los que expresan una transferencia comunicativa o física (dar, decir), los que implican un 34 desplazamiento (mover, dejar) o los que tienen un complemento predicativo (considerar, nombrar) (Ochoa 2012). Sin embargo, muchos predicados tienen más de un significado y, como consecuencia, tienen más de un marco predicativo. En algunos casos, los distintos marcos predicativos de un mismo término difieren en el número de elementos obligatorios que exigen (en la valencia cuantitativa), en otros, son las funciones que desempeñan dichos argumentos (la valencia cualitativa) las que hacen postular distintos marcos. Vamos a ilustrar brevemente esta cuestión con más detenimiento en los siguientes apartados, porque se verá reflejada en el análisis de los distintos marcos predicativos de pono (§ IV). I.2.2.1. Valencia cuantitativa Con un verbo como beber podemos encontrar oraciones como las de (8)6: (8a) Juan bebe zumo en el desayuno (8b) Juan bebe Aunque puede parecer que las diferencias entre uno y otro ejemplo no son especialmente significativas, lo cierto es que (8a) y (8b) hacen referencia a dos marcos predicativos distintos del verbo beber. En (8a), beber se presenta como un verbo bivalente cuyo significado se puede parafrasear por “tomar un líquido por la boca”. Un zumo es, por tanto, un elemento obligatorio para la comprensión global de la predicación. En (8b), por el contrario, beber no requiere de ningún argumento para predicarse completamente pues es similar a verbos del tipo de desayunar o cenar, que son de una posición. Por tanto, beber presenta dos estructuras de complementación distintas (transitiva / intransitiva), con distinta valencia cuantitativa y distinto significado. 6Ejemplos tomados de Pinkster (1995: 11). 35 I.2.2.2. Valencia cualitativa Es posible reconocer, también, diferentes marcos predicativos para un mismo predicado en los casos en los que un cambio en la estructura de complementación (valencia cualitativa) da lugar a una modificación en el significado del mismo. Esto sucede, por ejemplo, con el verbo español tender7, que, como podemos comprobar en (9), admite dos usos distintos según la naturaleza del segundo argumento: (9a) Arturo tendió la ropa en el jardín (9b) La situación del enfermo tiende a mejorar Mientras que en (9a) el segundo argumento es una entidad concreta e inerte (la ropa) que funciona semánticamente como Afectado, en (9b) esta casilla la ocupan eventos (mejorar), cuya función semántica es la de Dirección. Esta diferencia implica una variación del significado de tender en cada caso: “disponer alguna entidad a lo largo de una línea o un plano horizontales” en el primer ejemplo; “acercarse o tener predisposición favorable a adoptar un determinado estado de cosas” en (9b). 7Ejemplo tomado de Villa (2003: 41). 36 37 CAPÍTULO II: ESTADO DE LA CUESTIÓN Muchas de las expresiones1 que empleamos en nuestro día a día son colocaciones. Es decir, combinaciones de palabras casi automáticas que a los hablantes de la lengua nos salen solas y nos pasan prácticamente desapercibidas, pero que, si no se usan tal y como las conocemos, nos suenan mal y suelen indicarnos que quien habla no tiene un dominio pleno de nuestra lengua. Es lo que pasa cuando escuchamos frases como: (1a) No, yo no quiero beber nada. No *poseo sed (1b) Alfonso, ¡ven a *situar la mesa! Ya está lista la cena (1c) Si no vas a ese viaje, cometerás un error *estrepitoso (1d) La trama se inicia cuando Werther se enamora *sobradamente de Carlota Ninguna de estas oraciones está mal construida desde un punto de vista sintáctico, pero aún así no nos suenan bien, sabemos que no es así como se dice, sabemos que la sed se tiene, que la mesa se pone, que los errores de gran intensidad son garrafales y que la gente se enamora perdidamente. Tener sed, poner la mesa, error garrafal y enamorarse perdidamente pertenecen, pues, al grupo de las llamadas colocaciones, definidas por la Nueva Gramática de la Lengua Española (RAE 2009: 2614) como “combinaciones restringidas de voces cuya frecuencia de coaparición es muy elevada”. Definición que precisa Corpas en los siguientes términos: [las colocaciones] están formadas por dos unidades léxicas en relación sintáctica (…) y que debido a su fijación en la norma presentan restricciones de combinación establecidas por el uso, generalmente de base semántica: el colocado, autónomo 1 Entendemos “expresión” en el sentido amplio de “forma lingüística que adquiere un mensaje”. 38 semánticamente (la base) no sólo determina la elección del colocativo, sino que, además, selecciona en este una acepción especial, frecuentemente de carácter abstracto o figurativo (Corpas 1996: 66) En efecto, el grado de restricción léxica es uno de los criterios más empleados por los estudiosos de las lenguas para clasificar las combinaciones de palabras. De esta manera, si quisiéramos representar linealmente los diferentes tipos de uniones de palabras, colocaríamos en un extremo las expresiones fijas –como las locuciones (tomar el pelo), los refranes, etc.– y en el otro extremo las combinaciones libres de palabras (tomar una pelota), en las que la coaparición de lexemas es fruto de la relación puntual del significado de cada componente y no consta en la conciencia de los hablantes como un conglomerado. Las colocaciones (tomar precauciones) se situarían entre ambos polos, tal como muestra el Cuadro (4): - Restricciones léxicas + Restricciones léxicas Combinación libre tomar una pelota Colocación tomar precauciones Expresión fija tomar el pelo Cuadro 1: Continuum de las combinaciones léxicas Además, las colocaciones, tal como muestran los ejemplos presentados arriba, pueden adoptar distintas estructuras sintácticas –sustantivo + verbo (10a-b), sustantivo + adjetivo (10c), verbo + adverbio (10d), y otras2–, de entre las cuales, las más productivas y mejor estudiadas en los últimos años desde diferentes perspectivas y lenguas han sido las colocaciones verbo-nominales con el sustantivo en función de Objeto: afeitar la barba, tener apetito, etc. Dentro de las colocaciones verbo-nominales conviene distinguir dos grupos: (i) las colocaciones léxicas, en las que el verbo mantiene su significado léxico y el sustantivo suele ser concreto, como las combinaciones latinas mensam ponere (‘poner la mesa’) o castra movere (‘mover el campamento’); 2 Otros tipos de colocaciones son: verbo + adjetivo (salir malparado), adjetivo + adverbio (visiblemente afectado) o sustantivo + sustantivo (paquete bomba), etc. Koike (2001:44) hace un repaso de diferentes clasificaciones de las colocaciones en español según su estructura sintáctica. 39 (ii) las colocaciones funcionales, formadas por sustantivos predicativos (bellum, odium, ludos o spem), es decir, que nominalizan eventos y tienen por tanto estructura argumental propia, y verbos que pueden conservar su sentido pleno – como committere en proelium commitere (‘entablar un combate’) o sequi en consilium sequi (‘seguir un consejo’)–, o tener un significado más abstracto y funcional –del tipo de habere y facere en odium habere (‘tener odio’) y proelium facere (‘hacer un combate’), respectivamente–. Estas últimas son las conocidas habitualmente como construcciones con verbo soporte3 (CVS) es decir, predicados complejos con sentido unitario, muchas veces parafraseables por un verbo simple afín al sustantivo (spem habere – sperare), en las que el verbo se comporta en realidad como un auxiliar del nombre, auténtico núcleo semántico, al que presta las categorías de persona, número o voz para convertirlo en predicado. Como veremos (§ II.2.31.1), las colocaciones verbo-nominales fueron objeto de atención ya en las décadas finales del s. XIX, y a lo largo de casi siglo y medio han recibido muy diversas caracterizaciones, clasificaciones y denominaciones. De hecho, todavía hoy, a pesar de que la bibliografía es vasta, no hay una definición unívoca del fenómeno colocacional. El tipo de colocación que más ha llamado la atención a estudiosos de todas las lenguas es la formada por un verbo y un sustantivo en posición de Objeto, sobre todo las CVS. Sin embargo, también sobre estas conviene hacer un estudio concienzudo, pues las distintas teorías desde las que se aborda su análisis presentan no pocas contradicciones y problemas. Especialmente necesaria para nuestro trabajo es la revisión crítica de la bibliografía que se ha centrado en las colocaciones verbo- nominales latinas, reducida casi exclusivamente al análisis de las CVS. En este sentido, este capítulo se estructurá en tres apartados, de los que el primero tratará el concepto de colocación (§ II.1) y los otros dos profundizarán en las 3 Empleamos el término 'verbo soporte' por ser la denominación más extendida actualmente, aunque se usan otras como 'verbos de apoyo', 'operator verbs', 'Funktionsverben' o 'light verbs', etiquetas todas ellas que inciden en la idea de que son un tipo de verbos auxiliares que pierden parte de su significado originario y que “convierten en predicados a los sustantivos con los que se construyen” (Baños 2012: 38). Sin embargo, estos términos no hacen alusión exactamente a la misma realidad: “Les verbes supports ne doivent être confondus ni avec les lights verbs de la tradition anglo-saxonne ni, en pays germaniques, avec les Funktionsverben” (Gross 2004: 167). 40 colocaciones verbo-nominales, tanto desde la perspectiva de la lingüística general (§ II.2), como del latín (§ II.3). 41 II.1. EL CONCEPTO DE COLOCACIÓN La finalidad de este apartado es ofrecer una panorámica de las corrientes lingüísticas más importantes que han contribuido a la explicación del fenómeno de las colocaciones. Para ello, comenzaremos reseñando algunos de los estudios más relevantes llevados a cabo en este campo desde finales del s. XIX hasta mediados del s. XX (§ II.1.1), analizaremos el enfoque estadístico inaugurado por J.R. Firth (§ II.1.2) y la visión semántico-lexicográfica de Cowie, Benson y Hausmann (§ II.1.3), ilustraremos las principales aportaciones del enfoque funcionalista de Igor Mel’cuk (§ II.1.4) y de la corriente didáctica (§ II.1.5), daremos un repaso al concepto de colocación en la lingüística española (§ II.1.6) y ya, por último, haremos una recapitulación crítica de los rasgos más característicos de las colocaciones (§ II.1.7). II.1.1. Los orígenes del término Las combinaciones preferentes de palabras han llamado la atención de los lingüistas desde muy antiguo4, aunque no es hasta los últimos decenios del siglo XIX y, sobre todo, los iniciales del siglo XX cuando se desarrollan las primeras reflexiones teóricas al respecto. Uno de los primeros en dar cuenta de la existencia de grupos de palabras de colocabilidad restringida es el lingüista H. Paul (1880), que, en su obra Prinzipien der Sprachgeschichte, propone una clasificación de las combinaciones léxicas en dos grupos: schöpferischen Gruppen (grupos productivos) y Formeln (fórmulas). En el primer grupo se sitúan los sintagmas creados libremente en el discurso, de posibilidades infinitas, mientras que en el segundo Paul ubica las construcciones estables en el léxico, que, de una parte, constituyen un bloque sintáctico y, de otra, adquieren un significado distinto del de cada uno de sus constituyentes por separado. Una de las ideas más interesantes que el lingüista aporta al estudio que nos ocupa es la distinción entre el ‘acusativo libre’ y el ‘acusativo fijado’. El ‘acusativo fijado’, que se da en las fórmulas, hace referencia a los sustantivos de las construcciones verbo-nominales que se 4Para una breve aproximación a los estudios de este tipo de construcciones llevados a cabo antes del siglo XIX, cf. Corpas (2001: 1). 42 combinan de forma restrictiva con un único verbo o un grupo muy reducido de ellos, con los que presentan una acepción especial. También advirtieron la presencia de construcciones léxicas estables y frecuentes en la lengua F. de Saussure ([1916] 1964) y su discípulo, C. Bally ([1909] 1951). Según Saussure, estas combinaciones nacen en la parole5 pero, debido a su alta frecuencia de uso, sufren un proceso de lexicalización que da lugar a la fusión de sus elementos, lo que las sitúa en el nivel de la langue. Llama a este proceso agglutination. A partir del concepto de aglutinación de su maestro, Bally6 desarrolla una clasificación de las combinaciones de palabras tomando como punto de partida las nociones de fijación y cohesión sintáctica ([1909] 1951: 66-74), de modo que establece un continuum en cuyos extremos se encuentran las unidades fraseológicas, del tipo de il est plus mort que vif o il n’y a pas péril en la demeure, que forman unidades indisolubles en las que cada elemento pierde completamente su autonomía, y las asociaciones libres. Entre ellas, ubica las series fraseológicas o groupements usuels, como désirer ardemment, chaleur suffocante o faim canine, en las que: les éléments du group conservent leur autonomie, tout en laissant voir une affinité évidente qui les rapproche, de sorte que l’ensemble présente des contours arrêtés et donne l’impression du “déjà vu” (Bally [1909] 1951: 70). Según Bally, mientras que la mayoría de las asociaciones libres desaparecen de la lengua poco después de su formulación, hay otras que, a través del uso y la repetición, van cristalizando hasta convertirse en groupements usuels, que es posible que, con el tiempo, se fijen hasta convertirse en unidades fraseológicas. Pero no fue en el campo de la teoría lingüística sino en el de la pedagogía en el que nació el término colocación. Fue a principios del siglo XX, cuando H. E. Palmer lo empleó por primera vez en sus estudios de didáctica del inglés. El lingüista británico formó parte de un nutrido grupo de intelectuales, profesores y estudiosos de la lengua angloparlantes que en los años veinte del siglo pasado dejaron su país para trabajar 5 Parole es el término que acuña Saussure para hacer referencia al uso individual y libre de una lengua en situaciones concretas. La langue, por su parte, da cuenta del conjunto de convenciones de la misma. 6 C. Bally desarrolla el pensamiento de Saussuer en tres estudios: Précis de Stylistique, Traité de stylistique française y Linguistique générale et linguistique française, donde se habla por primera vez de phraséologie. Por estos trabajos es considerado el padre de la Fraseología. 43 como enseñantes. En su estancia en Japón, Palmer fundó el Institute for Research in English Teaching (IRET) con el objetivo de mejorar los métodos de enseñanza del inglés. De sus primeras experiencias con los alumnos, concluyó que existían grupos de palabras en esta lengua cuyo aprendizaje resultaba especialmente complicado para los estudiantes extranjeros: […] it is not so much the words of English nor the grammar of English that makes English difficult, but that vague and undefined obstacle to progress in the learning of English consists for the most part in the existence of so many odd comings-together-of- words (Palmer 1933: 13, apud Cowie 1999: 54). A partir de esta consideración, empezó a trabajar junto a S. Hornby en un listado de estos comings-together-of-words, a los que dio el nombre de collocations y definió como “a succession of two or more words that must be learned as an integral whole and not pieced together from its components parts” (1933: 5). El resultado fue una lista de 5749 colocaciones en inglés que se publicó con el nombre de Second Interim Report on English Collocations7. II.1.2. Enfoque estadístico: Firth y el contextualismo británico El término colocación no volvió a ser empleado en lingüística hasta que J. R. Firth en su obra Papers in Linguistics (1957) lo usa para referirse a combinaciones frecuentes de palabras del tipo de heavy smoker o dark night, en que la unión de sus elementos se da de forma habitual y conforma un significado sensiblemente diferente del de cada uno de ellos por separado. Desde el punto de vista de su teoría semántica, que da un papel preponderante al contexto, el significado de una palabra está íntimamente ligado al sentido de la(s) otra(s) palabra(s) con la(s) que se combina: “you shall know a word by the company it keeps” (1957: 36). Es decir, pretende que, para captar el significado de un determinado 7 La importancia de esta obra en nuestro estudio está más que justificada, puesto que por primera vez se ponía de relieve la existencia y la importancia de una serie de combinaciones léxicas construidas sobre estructuras sintácticas regulares y limitadas por restricciones genéricas selectivas. Sin embargo, uno de sus puntos débiles (Perbellini 2007: 13-14) es que no traza claramente la distinción entre estas unidades y las expresiones idiomáticas. Buen ejemplo de ello es que en el listado aparecen combinaciones del tipo de tomorrow morning. 44 término o expresión, se lleve a cabo un análisis colocacional, de modo que se adviertan sus diferentes posibilidades de acuerdo con las coocurrencias que se den con otras palabras: Meaning by collocation is an abstraction at the syntagmatic level and is not directly concerned with the conceptual or idea approach to the meaning of words (Firth 1957: 196) De esta manera, se podría decir que uno de los significados de rubio es su colocabilidad con pelo, y de pelo, por supuesto, que forma colocación con rubio8. Además del contexto, el criterio que Firth estimaba definitivo para identificar colocaciones era la alta frecuencia de aparición9. Uno de los aspectos más debatidos de su teoría es la escisión que propone entre el nivel gramatical y el léxico. A este respecto se desarrollaron, entre las décadas de los sesenta y los setenta del siglo pasado, dos posiciones: por una parte, neo-firthianos como Halliday (1961, 1966) y Sinclair (1966) adoptaron una postura no integradora de los dos dominios, por pensar que la gramática no es capaz de explicar algunas combinaciones de tipo colocacional; mientras que, por otra, Greenbaum (1970) consideró útil y necesario tener en cuenta ambos niveles, dada la complejidad y transversalidad de las colocaciones. Vamos a ver ahora las características particulares de las teorías de cada uno de estos lingüistas. Como Firth, Halliday (1961: 276) consideró que la gramática no puede aclarar el comportamiento de ciertos adjetivos como strong o powerful que con determinados sustantivos como argument (11a) pueden emplearse indistintamente, pero con otros nombres como tea (11b) o car (11c) no: (2a) strong / powerful argument (2b) strong / *powerful tea (2c) *strong / powerful car 8 One of the meanings of night is its collocability with dark, and of dark, of course, collocation with night.” (Firth 1957: 196). 9 Criterio que Alonso Ramos (1994-1995) considera de un interés más que limitado en el estudio de este tipo de combinaciones léxicas. 45 Sus indagaciones en esta línea le llevaron a proponer un nivel léxico independiente de la gramática al que llama ‘lexis’10, en el que se explicarían los fenómenos que tienen que ver con la combinatoria restringida y frecuente de palabras. De este modo, la gramática daría cuenta de todas las combinaciones posibles entre términos, mientras que la ‘lexis’ actuaría sobre estas posibilidades restringiendo sus potencialidades combinatorias. A estas combinaciones restringidas que forman parte de la ‘lexis’ les da el nombre, siguiendo a Firth, de collocations y las define como: the syntagmatic association of lexical items, quantificable, textually, as the probability that there will occur, at n removes (a distance of n lexical items) from an item x, the item a, b, c… (1961: 276). Así pues, entiende que para establecer el entorno colocacional –conjunto léxico– de una unidad léxica, se tiene que observar la frecuencia con la que aparece con otros lexemas y valorarla en relación con su frecuencia total de aparición. De modo que los lexemas que muestran un elevado grado de probabilidad de ‘colocarse’ con otro(s) se consideran parte del mismo conjunto léxico (Alonso Ramos 1994-1995: 13). Siguiendo el ejemplo de (2), podríamos decir que strong pertenece al mismo conjunto léxico que tea por tener una elevada probabilidad de coocurrir, pero no así powerful. En definitiva, Halliday considera las ‘colocaciones’ sólo bajo la óptica de la frecuencia de aparición y, por ello, no le interesa indagar en los tipos de relaciones semánticas o sintácticas que las caracterizan. Tanto es así que recoge bajo la denominación de collocation toda combinación de dos o más lexemas que tienden a concurrir, del tipo de laugh y joke, ill y doctor, o king y crown (1976: 285-286). Desde esta misma perspectiva, Sinclair (1966), uno de los pioneros de la lingüística computacional, plantea el estudio de la cooccurrencia lineal de palabras a partir de un método estadístico-formal, basado en recopilaciones informatizadas de textos auténticos en inglés que arrojan información acerca de la frecuencia con la que 10Este nivel léxico se entiende en paralelo al nivel gramatical, de manera que la ‘lexis’ es a la semántica léxica como la gramática a la semántica gramatical, la categoría teórica gramatical de estructura es comparable a la categoría léxica de colocación y, desde el punto de vista paradigmático, en lugar de haber sistema hay un conjunto (set) formado de todos los elementos lexicales con la misma coocurrencia (Alonso Ramos 1994-1995: 12). 46 aparecen ciertas unidades léxicas (Moreno 2009: 21). Además, incorpora una serie de términos en su definición de colocación que se van a convertir en indispensables en el estudio posterior de este fenómeno, como node (‘núcleo’), span (‘distancia’) y collocates (‘colocados’): We may use the term node to refer to an item whose collocations we are studying, and we may then define a span as the number of lexical items on each side of a node that we consider relevant to that node. Items in the environment set by the span we will call collocates (Sinclair 1966: 415). Para Sinclair, la colocación es un fenómeno estadístico que se caracteriza por ser la combinación de dos o más unidades léxicas que ocurren en un corto espacio en un texto11. En esta los constituyentes tienen el mismo estatus: son ‘colocados’, aunque menciona la noción de ‘núcleo’ para especificar la unidad léxica de la que se estudian las relaciones colocacionales. El autor establece, además, una ‘distancia’ máxima (collocational span) entre el colocado y el núcleo de cuatro palabras a derecha y a izquierda. Así pues, en su estudio de las ‘colocaciones’, Sinclair se basa sólo en criterios formales y estadísticos, que, aunque objetivamente pueden dar resultados interesantes, plantean problemas añadidos (Koike 2001: 18), como por ejemplo, el riesgo de caer en la trampa de considerar que todas las expresiones que coocurren significativamente son colocaciones, pues, tal y como replica Alonso Ramos (1994-1995: 14), “si después del análisis de grandes cantidades de textos, se encuentra que gaviota coocurre frecuentemente con blanca, no por ello debería concluirse que gaviota blanca es una colocación.”. Y es que, si bien el método de la frecuencia de aparición permite aislar combinaciones de carácter colocacional en el interior de amplios corpora textuales, no son colocaciones todas las construcciones que aísla ni permite aislar todas las colocaciones que se pueden dar. Como contrapunto a estas teorías centradas en el análisis estadístico de las colocaciones, Greenbaum (1970) propone un método que integra los aspectos semánticos y sintácticos con la frecuencia, en la idea de que no tener en cuenta estas 11Koike (2001: 17) traduce las palabras de Sinclair (1991: 170) respecto de esta característica: “la colocación es la coocurrencia de dos o más palabras que se encuentran en un corto espacio en un texto”. 47 realidades en una teoría colocacional la hace insuficiente. A su entender, profundizar en los rasgos gramaticales de las colocaciones permitiría comprender algunos aspectos de su naturaleza combinatoria que, de lo contrario, serían imperceptibles, como muestra en su ejemplo de la coocurrencia like much. Dice que analizar las relaciones sintácticas entre ambas unidades léxicas nos llevaría a ver cómo like se combina con much solo en oraciones negativas: I don’t like him much, mientras que en las afirmativas no es posible sin entrar en contradicción con la gramática: *I like him much; excepto en los casos en que much se ve modificado: I like him too/so/very much. La gramática, por tanto, no debe desecharse porque permite una visión mucho más completa del fenómeno colocacional. En su estudio de las ‘colocaciones’, Greenbaum se aleja de sus predecesores también en lo que respecta a la metodología empleada, pues no se basa en análisis estadísticos sobre grandes corpora, sino en la realización de unos tests a hablantes nativos ingleses12, al considerar que este fenómeno responde a una cuestión psicolingüística y no meramente de frecuencias: “a collocation is more than a statistical matter, it has a psycological correlate” (1974: 83). En la misma línea, piensa que utilizar criterios formales –del tipo de la distancia colocacional– como método para identificar colocaciones no sólo es insuficiente sino que puede inducir a error, en el sentido de que dos términos pueden formar colocaciones sin aparecer juntos e incluso si forman parte de dos proposiciones distintas, como demuestra en los siguientes ejemplos (1970: 11) con la combinación collect stamps: (3a) They collect stamps. (3b) They collect foreign stamps only. (3c) They collect many things, but chiefly stamps. (3d) They collect many things, though their chief interest is in collecting coins. We, however, are only interest in stamps. En su definición de colocación, Greenbaum habla de ‘colocaciones habituales’, que están memorizadas en el léxico de los hablantes y que son percibidas sin sorpresa, 12Estos tests, que eran pasados sin explicar el objetivo que perseguían, constaban de dos partes: una parte ‘pasiva’ del tipo ‘multiple-choice’, en la que los hablantes tenían que escoger las expresiones más habituales entre una serie, y otra ‘activa’, en la que tenían que completar frases con la expresión más adecuada en cada caso. 48 como un acto natural de la lengua, y ‘colocaciones ocasionales’, que causan perplejidad en los oyentes, puesto que tienen unas expectativas y se encuentran con combinaciones extrañas, no esperadas. Estas, a pesar del asombro inicial, pueden ser comprensibles gracias al proceso cognitivo de la ‘analogía’. Es decir, si podemos captar el sentido de un sintagma como senile deliquency, aunque nos choque, es porque lo podemos comparar con otra expresión similar más común, juvenile delinquency. A partir de esta relación podemos llegar a considerarla aceptable. Puesto que “collocability is a creative process, building on collocation. That is the stuff of which poetry is made –and ordinary language” (1988: 123). A modo de recapitulación, citamos su definición de colocación, que recoge su visión integradora del fenómeno: A collocation in the language is a frequent co-occurrence of two lexical items in the language. […] But collocation is more than a statistical matter: it has a psychological correlate. We know that items are collocated just as we know that one sequence of items is part of our language and another is not. Both constitute knowledge that speakers have of their language (1988: 116). II.1.3. Enfoque semántico-lexicográfico13 Hasta ahora hemos repasado el punto de vista de la escuela contextualista británica fundada por Firth, cuyo concepto de colocación es definido en términos muy laxos y uno de cuyos criterios fundamentales es la frecuencia de aparición en los textos. Llegados a este punto, vamos a pasar revista al enfoque semántico-lexicográfico, que se distingue de la corriente anterior por dar mayor importancia a las restricciones y a las relaciones tanto sintácticas como semánticas que se establecen entre sus constituyentes, y por su interés en introducir la información colocacional en los diccionarios. Además, desde esta perspectiva se pone en entredicho la validez del método estadístico y del uso de corpora, puesto que no se cree posible que puedan recoger de manera fidedigna y completa el conocimiento y la experiencia léxica de una comunidad lingüística. 13Almela Sánchez (2002: 32) recoge otras denominaciones para esta tendencia: escuela estructuralista continental, enfoque semántico (Corpas) y tradición alemana (Williams). 49 Uno de los estudios más representativos de este enfoque es el del lexicógrafo británico A. Cowie (1981, 1983), que, junto con su discípulo P. Howarth, se interesó por el fenómeno colocacional a raíz de sus investigaciones en la Universidad de Leeds acerca del desarrollo de la competencia fraseológica de los no-nativos. La principal aportación del lingüista británico es la idea de que, dentro de las colocaciones, existen dos tipos distintos que se distinguen entre sí por el grado de fijación que presentan (1981: 226-228): (i) Colocaciones libres (free collocations): combinaciones facultativas de dos términos que se caracterizan por mantener su significado literal (transparencia semántica) y por un grado bajo de fijación, que queda patente en la posibilidad de elisión de alguno de los elementos del conjunto sin que se altere el significado de los demás (conmutabilidad). Un ejemplo de este tipo de colocación sería eat an apple: tanto el verbo como el sustantivo mantienen su significado original, y, en el caso de que se elidiera, por ejemplo, el sustantivo apple, el verbo mantendría intacto su sentido y se podría combinar con una multitud de lexemas: soup, sandwich, biscuits, etc. (Fontanelle 1994). (ii) En el otro extremo están las colocaciones restringidas (restricted collocations), del tipo de explode a myth, que se caracterizan por estar formadas por un elemento que mantiene su sentido original, myth, y por otro con un sentido figurado que solo adquiere cuando se combina con el primero (o con un grupo muy reducido de términos): to explode tiene en esta colocación el significado metafórico ‘probar que algo es incorrecto o imposible’. Esta concreción semántica es la que determina que la capacidad de sustitución de los colocados sea muy restringida y, por tanto, que se trate de un tipo de colocación con un grado de fijación muy alto. Como podemos ver, esta clasificación está motivada por el criterio de fijación entre sus elementos, pero también por un análisis semántico de los mismas. Siguiendo la estela de los estudios de Cowie, el equipo formado por M. Benson, E. Benson y R. Ilson compiló un conocido diccionario de colocaciones, The BBI combinatory dictionary of English: a guide to word combinations (1986), con una idea clara: 50 Dictionaries must do more than describe words that stand alone – they must also show how words are combined to form sentences (Benson et al. 1986: 252). En su introducción, los autores definen las colocaciones como “frases y construcciones fijas, identificables y no idiomáticas” (Benson et al. 1986: xv). Este diccionario, a pesar de seguir considerando básico el criterio de la frecuencia en la definición de colocación (no en vano las llama también recurrent combinations), supone un punto de referencia para los estudios posteriores del fenómeno colocacional, entre otras cosas, por haber sido pionero en presentar una división fundamental dentro de las mismas: las colocaciones gramaticales y las colocaciones léxicas.14 Las primeras consisten en una palabra dominante (nombre, adjetivo, adverbio o verbo) y una preposición o composición gramatical (1986: ix), del tipo de depende de; mientras que las colocaciones léxicas no contienen preposiciones, infinitivos u oraciones, sino que se construyen siguiendo el esquema verbo + nombre (poner la mesa), nombre + adjetivo (agua corriente) o adverbio + adjetivo (profundamente querido), entre otros15. Como se puede leer en la definición que en el BBI se da de ellas: Lexical collocations, in contrast to grammatical collocations, contain non subordinate element; they usually consist of two “equal” lexical components. The major types of lexical collocations are: adjective+noun combinations, noun+verb combinations, and verb+noun combinations (Benson et al. 1985: 62). Esta clasificación es una muestra del valor que este equipo de lingüistas otorga a los aspectos semántico y sintáctico en el estudio de las colocaciones. Otro de los principales representantes de esta tradición es el alemán F.J. Hausmann (1986)16, que se acerca al estudio de estas unidades por su interés en la 14 "Collocations fall into two major groups: grammatical collocations and lexical collocations” (Benson et al. 1986: ix). Conviene, con todo, advertir que el término “colocación léxica” de Benson et al. tiene un alcance muy distinto al que comentaremos en § II.2.2 y emplearemos en el análisis de pono (§ V.1). 15En efecto, otra de las aportaciones relevantes de este diccionario es la propuesta taxonómica de este tipo de colocaciones en ocho grupos. 16Otro autor de esta corriente es Cruse (1986), que considera que “the term collocation will be used to refer to sequences of lexical items which habitually co-occur, but which are nonetheless fully transparent in the sense that each lexical constituent is also a semantic constituent. Such expressions as (to pitch a 51 enseñanza de las mismas a hablantes no nativos: “El aprendizaje de las lenguas consiste en tres grandes P: Palabras, Palabras, Palabras”. En su noción de colocación, esta consta únicamente de dos palabras plenas, cada una de las cuales tiene una carga semántica distinta y se relaciona con la otra de forma asimétrica. Uno de los términos, al que llama base, es el elemento autónomo, el otro, que recibe el nombre de colocativo17, es determinado formal y semánticamente por la base misma: dans la collocation, le statut des partenaires combinés n’est pas égal. L’un des partenaires, par ex. le célibataire, est autonome sur le plan sémantique. L’autre partenaire (endurci) ajoute une caractérisation qui ne modifie par l’identité du caractérisé. On appellera base de la collocation le partenaire catactérisé [...] et collocatif le partenaire caractérisant qui ne reçoit son identité que par la collocation. Le rapport base-collocatif est l’orientation de la collocation (1989: 1010). Atendiendo a esta definición tendríamos que en las ‘colocaciones’ el procedimiento de selección de sus elementos se establece desde la base al colocativo, es decir, es la base la que determina el término con el que combinarse. Si tenemos en cuenta que Hausmann considera que en la mayoría de ocasiones esta es un nombre18, concluiremos que el mecanismo de selección que se da en las ‘colocaciones’ funciona a la inversa respecto de las selecciones sintáctica y semántica canónicas. Lo vemos en el siguiente ejemplo (4): (4a) mirar la luna: mirar → luna (4b) dar un achuchón: achuchón → dar semantic area at random) fine weather, torrential rain, light drizzle, high winds are examples of collocations” (1986: 40). O más recientemente, Bartsch (2004: 76): “Collocations are lexically and/or pragmatically constrained recurrent cooccurrences of at least two lexical items which are in a direct syntactic relation with each other. The following criteria are employed in the empirical part”. 17Larreta Zulategui (2002: 13) escribe en torno a estos términos: “La terminología empleada (siguiendo a Hausmann, 1979 y 1989, base y collocatif; y Hausmann, 1985, Basis y Kollokator) es la de base, miembro determinante y autónomo que regula la aparición del otro, cuya clase léxica más importante es el sustantivo […] y colocante (Corpas Pastor 1992), colocador (cf. Irsula 1992, 1994; Wotjak 1998) o colocativo (cf. Alonso Ramos 1994-1995; Corpas 1996), miembro cuya aparición está restringida y determinada semánticamente por la base.” 18Porque son los nombres, que designan entidades y fenómenos, acerca de los que los hablantes pueden predicar por medio de verbos y adjetivos. Estos últimos sólo representan la base cuando se unen a adverbios. 52 En (4a), que es una combinación libre, mirar es el elemento predicativo más importante y el que selecciona el argumento, en este caso luna, dependiendo de su significado. Sin embargo, en (4b) achuchón es el término independiente semánticamente y dar el que funciona como especificador. Dar un achuchón y recibir un achuchón son las colocaciones que se dan con achuchón, de lo que podemos deducir que, tal y como dice Hausmann, en este tipo de combinaciones se producen restricciones: la base muestra preferencias de combinabilidad limitadas a un número reducidos de colocados, dar y recibir, que no son palabras casuales, sino que están rigurosamente seleccionadas a través de mecanismos semántico-conceptuales para completar el significado de achuchón. La idea de que en la colocación haya un elemento dominante es uno de los criterios que permiten diferenciarlas de las locuciones, donde, generalmente, no se identifica el término más importante (caldo de cultivo?). II.1.4. Enfoque funcionalista: la Teoría Sentido-Texto En la línea de Hausmann, I. Mel’čuk (1995, 1996, 1998, 2005) propone una definición de colocación que no tiene en cuenta el factor de la frecuencia, sino que está basada en las relaciones de orientación y restricción entre las dos unidades léxicas de las que se componen. El marco teórico que adopta el lingüista ruso es la Teoría Sentido-Texto (TST), una teoría formal concebida en los años sesenta, que parte de la base de que todas las lenguas naturales tienen la capacidad de transformar contenidos informativos en textos comprensibles19. A partir de esta noción, Mel’cuk explica la producción lingüística como un proceso que consta de dos fases: una primera en la que el hablante, cuando desea expresar un contenido informativo C para una determinada situación en una lengua L, construye una Representación Semántica ‘S’, es decir (C ‘S’); en la segunda fase realiza para ‘S’ una correspondencia en forma de texto /T/ (‘S’  /T/) (2006: 12). 19 La lengua, según la TST es un sistema de correspondencias entre los sentidos, modelados por la Representación Semántica, y los textos, modelados por la Representación Fonética. (Mel’cuk 2006: 12). 53 Pues bien, en coherencia con esta idea, la TST considera las colocaciones como un fenómeno en que el hablante para expresar el sentido ‘S’, que ha construido libremente, no puede formar el texto correspondiente /T/ con libertad y regularidad porque se encuentra con restricciones que le fuerzan a representarlo de una forma ya predeterminada en el léxico de su lengua. Veamos un ejemplo: para formular textualmente el sentido “estirar la ropa de cama’, el hablante de la lengua española va a usar la colocación aprendida de memoria: hacer la cama, pues, aunque hay otras formas de hacer referencia al mismo contenido informativo gramaticalmente correctas (“colocar las sábanas”, “poner en orden la cama”, etc.), en español se emplea, por convención, hacer la cama. Así pues, una de las características más importantes de las ‘colocaciones’ para la TST es su carácter no libre, lo que las sitúa, por oposición, frente a las asociaciones libres, que se componen de, al menos, dos lexemas, de forma que su significado es la suma regular de los significados de ambos y están construidas en las reglas generales de la lengua. Algunos ejemplos de combinaciones libres serían: comprar vino, leer una etiqueta o lámpara negra. Mel’čuk acuña el término frasema para hacer referencia a las combinaciones no libres de palabras, que, a su vez, subdivide en cuatro grupos: (i) frasema completo o locución: “es una combinación de, al menos, dos lexemas A y B, de tal forma que sólo su significante es la suma regular de los significados de los lexemas constituyentes; no incluye ni ‘A’ ni ‘B’ en una posición dominante” (Alonso Ramos 1994-1995: 25). Ejemplos: estirar la pata, tomar el pelo, etc. (ii) cuasi-frasema o cuasi-locución: se trata de las combinaciones en que el significado incluye el contenido de las dos unidades léxicas pero ninguna ocupa el lugar de base del conjunto. Mel’čuk (2002: 17) explica este grupo a partir de la expresión dar el pecho, de la que dice que, si bien el significado del conjunto incluye dar y pecho, no se puede determinar cuál es el elemento jerárquicamente más importante, el que selecciona al otro. (iii) semi-frasema o colocación: es la asociación de dos lexemas, A y B, de tal forma que el significado global incluye el sentido de uno de sus constituyentes, 54 que adopta la posición de núcleo20 del sintagma; mientras que el otro elemento es seleccionado de manera restringida en función del primero, como sucede con flaco favor, donde se conserva el sentido de favor (núcleo) pero no el de flaco, que pasa a significar “pequeño”. (iv) pragmatema: se trata de una combinación cuyo sentido corresponde a la suma de los significados de sus constituyentes, A y B, pero cuyo uso depende de la situación pragmática, como por ejemplo, ¡feliz cumpleaños! o prohibido aparcar. En lo que respecta a las colocaciones, como ya se ha mencionado, se establece entre sus elementos una relación especial basada en dos rasgos fundamentales: (i) orientación de la selección: uno de los elementos es seleccionado libremente y se constituye en base del conjunto. En el ejemplo sentir una rabieta, el término sobre el que se querría predicar y que el hablante escogería, sería rabieta; y el otro término, en este caso sentir, vendría seleccionado por el primero y adquiriría un significado especial, que sólo recibiría en compañía de la base. (ii) restricción de la selección: la base se coloca con un número determinado y restringido de lexemas que son aprendidos por el hablante. Siguiendo con el ejemplo, rabieta se puede construir con pocos verbos: sentir, causar y manifestar21. De hecho, puede haber dos lexemas (cuasi) sinónimos que tengan distintas relaciones colocacionales: ganas incontenibles pero deseo irresistible. Como vemos, la TST pone el acento en la necesidad de describir el léxico en su globalidad considerando tanto los aspectos semánticos como sintácticos y también los léxico-combinatorios. De esta concepción nace el Dictionnaire explicatif et combinatoire (DEC), elaborado por un equipo de lingüistas de la Universidad de Montreal bajo la dirección de I. Mel’čuk. Se trata de un diccionario de colocaciones que está concebido como un léxico teórico, no comercial, más orientado a la codificación que a la descodificación (como suele darse en los diccionarios al uso), que 20También se utiliza en esta teoría la denominación dada por Hausmann, base (§ II.1.3) y palabra llave (Alonso Ramos 1994-1995: 25). 21Ejemplo extraido del DiCE (Diccionario de colocaciones del Español) dirigido por Margarita Alonso Ramos: http://www.dicesp.com. 55 presenta en la entrada de cada artículo lexicográfico tres secciones: una semántica, en la que se da una definición del lema, una sintáctica, donde se expresa el régimen del mismo, y una léxico-combinatoria destinada a dar cuenta de la coocurrencia léxica restringida del lema Para describir las colocaciones en un diccionario como el DEC, con voluntad universalizante, se propuso el concepto de función léxica (FL) por parte de Zolkovskij y Mel’čuk (1965, 1967). La FL es una correspondencia léxica f que se aplica a un determinado lexema x (base) y que tiene como resultado un conjunto de unidades léxicas y asociadas a él: f (x)= y. Por ejemplo, si un hablante quiere expresar la idea de “deseo en un grado elevado” (f), seleccionará libremente el lexema deseo (x) (puesto que es sobre el que quiere predicar) al que aplicará la FL Magn22, que es un intensificador, de la que resultarán todos los lexemas con los que se combina deseo para expresar esta noción de intensidad, en este caso ardiente (y). Otros ejemplos con esta misma FL pueden ser: (5a) Magn (aplausos) = nutridos (5b) Magn (odio) = mortal (5c) Magn (ira) = ciega El mismo procedimiento se llevará a cabo en el caso de querer expresar, por ejemplo, el valor ‘bueno’ relacionado con el sustantivo amigo. En este caso la FL que se aplicará al nombre (x) será Bon (6): (6) Bon (amigo) = verdadero, incondicional, leal, fiel, auténtico Existen más de 60 FFLL diferentes, como Magn y Bon, que reciben el nombre de estándar. Muchas de ellas, además, pueden combinarse entre sí y dar lugar a FFLL complejas. Son funciones de este tipo AntiVer (7a), que hace referencia a la combinación de los sentidos de Anti ‘contrario’ y Ver ‘auténtico’ o AntiBon (7b), que podríamos parafrasear por ‘lo contrario a bueno’: (7a) AntiVer (afirmación) = falsa, infundada, equivocada, sin fundamento 22Los nombres de las FFLL vienen siempre del latín, en este caso de magnus. 56 (7b)AntiBon (resultado) = desfavorable, negativo, aciago, amargo, catastrófico, desolador, drástico, infructuoso La TST, que es una de las teorías de base léxica más influyentes en la lingüística de hoy en día, tiene en España a uno de sus principales integrantes, M. Alonso Ramos (1993, 1998, 2004), cuyos esfuerzos se han centrado, especialmente, en la elaboración del DiCE, Diccionario de Colocaciones del Español, al que aludiremos en (§ I.1.6), y en el estudio de los verbos soporte y sus FFLL asociadas, como veremos en (§ II.2). II.1.5. Enfoque didáctico Si hasta ahora hemos comentado brevemente el interés por las colocaciones en los distintos modelos de análisis, en este punto nos vamos a ocupar de los trabajos enfocados a la enseñanza de segundas lenguas. Ya Palmer (§ II.1.1), en los primeros decenios del siglo XX, se fijó en la dificultad que sus alumnos japoneses de inglés tenían para adquirir ciertos grupos de palabras, a los que llamó comings-together-of- words. Esta observación le llevó a elaborar, junto al profesor A.S. Hornby, un listado de las combinaciones más problemáticas de este tipo, que después ampliaron y desarrollaron en su obra A Grammar of English Words (1938). En la misma línea, cinco décadas más tarde, Cowie (§ II.1.3) reflexionó acerca de las dificultades que entrañan las colocaciones para los estudiantes no-nativos de una lengua: según el autor, las colocaciones, en general, no suponen un problema para ser descodificadas, puesto que los alumnos entienden casi todas cuando las escuchan o leen –por eso no les prestan demasiada atención–, sino más bien en su retención y posterior codificación, es decir, cuando tienen que enfrentarse a la creación escrita u oral (1986: 61). A pesar de estos primeros avances en el ámbito de la didáctica de las colocaciones, tendremos que esperar hasta la primera mitad de los años noventa para presenciar el auténtico auge de este enfoque, de la mano de Lewis (1993, 1997, 2000). Este lingüista postula que una parte importante del aprendizaje de una lengua reside en el reconocimiento de ciertos conglomerados de palabras –a los que llama multi-word chunk–, por lo que aconseja que los profesores, en lugar de guiar la atención del alumno hacia la memorización de palabras aisladas, lo hagan hacia unidades léxicas complejas, 57 de modo que vayan asimilando el mayor número de combinaciones y contextos de uso de cada una de ellas. Dentro de estos conglomerados de palabras, tienen una entidad central las colocaciones, a las que define como “a subcategory of multi-word items, made up of an individual words which habitually co-occur and can be found within the free-fixed collocational continuum” (Lewis, 1993: 93), y a las que otorga un valor no solo referencial, sino sobre todo pragmático: Many collocations have immediate pragmatic force or are situationally evocative. For example, it is hard to think in which situation someone might say: This is a corner. But if I say to you: This is a dangerous corner, it immediately suggests two people in a car as they approach a corner where lots of accidents have happened (Lewis 2000: 15). Estas interpretaciones respecto de las colocaciones constituyen el núcleo de la teoría lingüística del autor, el Enfoque Léxico (1993), un desarrollo del método comunicativo que considera el léxico el componente esencial de la gramática23. II.1.6. Las colocaciones en el ámbito español En el ámbito de la lingüística hispánica el término colocación entra de la mano de Seco (1978), quien no lo usa para referirse específicamente a una combinación de palabras, sino para hacer referencia al contorno que presenta una unidad léxica en el diccionario. Hubo que esperar hasta el artículo de Írsula (1992), “Colocaciones sustantivo- verbo”, para que el término adoptara el significado actual y para que aparecieran las primeras investigaciones al respecto. En este breve trabajo, Írsula (1992: 160) define las colocaciones como “las combinaciones frecuentes y preferentes de dos o más palabras, que se unen en el seno de una frase para expresar determinados acontecimientos en situaciones comunicativas establecidas”, que más tarde matizará “…que resulten seleccionadas en los diferentes 23 Algunas de las ideas principales de este enfoque son (Higueras 2006a: 12): (i) primacía del léxico sobre la gramática, (ii) el corpus esencial de una lengua está compuesto por segmentos léxicos que es importante reconocer y memorizar para mejorar la fluidez de los estudiantes, (iii) importancia del estudio de las colocaciones y (iv) importancia del aprendizaje incidental del léxico. 58 actos de habla, teniendo en cuenta los cuatro aspectos mencionados [la denotación, el contorno semántico-gramatical, las restricciones impuestas por el uso tradicional y el contexto situacional y comunicativo]” (1994: 280). Vemos, pues, que el lingüista cubano pone énfasis en el aspecto comunicativo del fenómeno. Uno de los estudios hispanos más detallados que se han llevado a cabo hasta ahora con respecto al fenómeno colocacional se debe a Corpas (1996), que considera que las ‘colocaciones’ forman parte de la fraseología, junto con las locuciones y los enunciados fraseológicos. En concreto, las define, tal como recogimos al comienzo de este capítulo, como combinaciones que: están formadas por dos unidades léxicas en relación sintáctica, que no constituyen, por sí mismas, actos de habla ni enunciados; y que debido a su fijación en la norma, presentan restricciones de combinación establecidas por el uso, generalmente de base semántica: el colocado, autónomo semánticamente (la base) no sólo determina la elección del colocativo, sino que, además, selecciona en éste una acepción especial, frecuentemente de carácter abstracto o figurativo (1996: 66). Como vemos, es una definición compleja que pone de relieve diferentes puntos importantes: por un lado, Corpas considera, en la línea de lo establecido por Hausmann, que las colocaciones se componen de dos elementos, colocado (base) y colocativo24, de los que uno es semánticamente independiente, mientras que el otro necesita de la presencia del primero para predicar una acepción concreta y diferente de su significado aislado. Por otro, vemos que se trata de construcciones que presentan fijación en la norma25, rasgo que lleva a la autora a ubicarlas en el ámbito fraseológico26. La obra Colocaciones léxicas en el español actual: estudio formal y léxico- semántico (2001), del lingüista japonés K. Koike, constituye la propuesta más completa y rigurosa hasta la fecha de las analizadas en el ámbito hispano. 24 Nótese que no emplea los mismos términos que Hausmann: base y collocatif. 25Cuando Corpas se refiere a la norma, piensa en una parcela del lenguaje ubicada en un estadio intermedio entre las realizaciones llevadas a cabo en el lenguaje concreto de cada individuo, la parole, y las leyes abstractas que rigen las relaciones entre las unidades, la langue (Saussure ([1916]) 1964: §II.1.1). Las construcciones que se forman en ella se caracterizan por ser más concretas que las que forman parte sólo del sistema, y más abstracta que las del habla, por tener características de ambas. 26El esquema de Corpas implica una visión amplia de la fraseología que no sólo considera dentro de sus límites el estudio de las unidades del sistema (locuciones) sino también las que están fijadas en la norma (colocaciones) y en el habla (enunciados fraseológicos). 59 El autor pasa revista a las distintas definiciones de colocación y determina que se caracterizan por ser (i) restricciones combinatorias, relativamente arbitrarias, impuestas por el uso, (ii) por tener un cierto grado de composicionalidad formal27 y (iii) estar formadas por dos lexemas28, entre los que (iv) se establece una relación típica y (v) precisión semántica. Además, considera importante la frecuencia de aparición de los elementos de la combinación “aunque no es un rasgo exclusivo de la colocación” (2001: 215ss.). El autor, al igual que Corpas, entiende que estas construcciones forman parte de la fraseología, pues tienden a mostrar, en grados diversos, idiomaticidad y fijación. Respecto del primer rasgo, Koike se fija en que ciertas colocaciones estudiadas presentan uno de sus elementos con un significado distinto de su valor aislado, lo que explica a partir de la capacidad de la “base” de determinar el significado de su “colocativo”, que, a su vez, especializa su significado al combinarse con dicha “base” (adquiriendo, generalmente, un valor metafórico). Por ejemplo, en la colocación, abrigar esperanzas, la “base”, esperanzas, selecciona el “colocativo”, abrigar, pero no en su acepción primera de ‘cubrir’, ‘tapar’, ‘aislar’, sino un significado específico que solo adquiere con dicha “base”. No todas las colocaciones presentan este rasgo en el mismo grado. Koike cree que se trata de un continuum que va de las combinaciones más composicionales (aquellas cuyo significado se puede reconstruir de la suma de ambos constituyentes) a las que presentan un vínculo más estrecho, que pueden incluso encontrarse en vías de lexicalización, con un alto grado de idiomaticidad. El nivel de fijación también es, para este autor, de carácter gradual. Las ‘colocaciones’, por definición, no presentan una total fijación, sino que “presentan un carácter flexible29 en oposición a la rigidez formal de la locución” (2001: 33). Sin embargo, dentro de ellas hay algunas cuyo vínculo es más laxo (más cercanas a las combinaciones libres de palabras) y otras más rígido (más cercanas a las locuciones). 27Son composicionales formalmente en tanto que permiten cierta flexibilidad combinatoria, morfológica y sintáctica; aunque, como veremos, ésta se da en distintos grados. 28Este rasgo es importante, pues Koike niega que en las ‘colocaciones’ se establezca un nexo entre dos unidades léxicas, sino que se da entre los significados léxicos de estas, por poderse llevar a cabo cambios en su categoría gramatical: luchar encarnizadamente / lucha encarnizada. 29Flexibilidad que queda patente al ser susceptibles de sufrir transformaciones u operaciones sintácticas del tipo de: a) modificación adjetival (hacer un aterrizaje / hacer un aterrizaje forzoso), b) pronominalización (pronunciar un discurso / Este discurso es igual que el que pronunció el año pasado), c) relativización (seguir la línea / Este libro marca la línea que deben seguir sus partidos), d) transformación en pasiva (trasplantar un órgano/ El órgano fue trasplantado), e) nominalización (trasplantar un órgano/ el trasplante del órgano), f) extracción de un componente (dar brillo / Quería, sin embargo, retenerle, como si su presencia diese brillo a la taberna, un brillo del que nadie era testigo), etc. (2001: 31ss.). 60 Bosque (2001, 2003, 2004, 2011), por su parte, propone un nuevo tipo de análisis de las colocaciones que se aleja de los estudios que se habían venido haciendo en el ámbito hispánico –mayoritariamente de carácter descriptivo y formal–, por considerar que aportan una visión muy sesgada de este fenómeno y no ofrecen soluciones satisfactorias a algunos de sus problemas. Bajo su punto de vista, es importante definir y categorizar el concepto de colocación respondiendo a criterios propiamente lingüísticos, por lo que intenta identificar los procesos sintácticos y cognitivos que están en su base. En este sentido, las define como productos de la interfaz léxico-sintáctica, pues demuestran características peculiares relativas al ámbito de la sintaxis y también al léxico-semántico. A diferencia de Corpas y Koike, no considera que las colocaciones se deban estudiar en el ámbito fraseológico, pues no son completamente idiomáticas30. Y es que Bosque entiende por “expresiones fraseológicas” las expresiones que presentan una falta total de composicionalidad desde un punto de visto formal y semántico. No es lo que sucede con las colocaciones, puesto que su significado se construye a partir de la composición regular de los significados de sus componentes, aunque no sea siempre el significado primario el que entre en la construcción, sino uno metafórico. Pero lo que hace más novedosa su teoría es su visión acerca de la dirección de la selección entre los constituyentes de la combinación. Tradicionalmente se considera que es la ‘base’, semánticamente autónoma, la que selecciona el ‘colocativo’; mientras que Bosque cree que la selección se da en sentido contrario: del ‘colocativo’ a la ‘base’ o, lo que es lo mismo, de los predicados a los argumentos: “[…] los predicados restringen la naturaleza semántica de sus argumentos” (2003: 22). Este es el punto desde el que Bosque parte en la organización del diccionario combinatorio REDES. En este diccionario las entradas están formadas únicamente por piezas léxicas predicativas (sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios y algunas preposiciones), y el cuerpo del artículo por los argumentos que estas seleccionan: 30 Otro aspecto que critica es que “el concepto de colocación se apoya demasiado tradicionalmente en la ‘frecuencia de aparición’ de dos unidades léxicas”, porque cree “que no le otorga un contenido conceptual suficientemente preciso como unidad de análisis” (2003: 15). El lingüista piensa que la coocurrencia de dos lexemas no es un indicio definitivo para diferenciar una combinación léxica sistemática de una colocación. 61 El DLR31 parte de la distinción tradicional entre predicados y argumentos. Todos los lemas del DLR son predicados y en las entradas se proporciona información sobre la forma en que se restringen semánticamente sus argumentos (Bosque 2003: 22). Por ejemplo, el verbo hacer es un predicado que debe ser analizado en sí mismo, por lo que es una entrada de REDES, y los resultados que obtenemos son los diferentes argumentos con los que se combina: llamada, caso, preguntas, etc. Bosque se ha fijado en que los argumentos con los que un predicado se construye prototípicamente pueden agruparse léxicamente. Por ejemplo, el adverbio terminantemente no sólo se combina con el verbo prohibir, sino que selecciona ‘clases léxicas’: (i) verbos que designan acciones coercitivas o autoritarias, en particular, diversas formas de fijar, imponer o impedir algo, como obligar, ordenar o establecer; (ii) verbos que denotan oposición o rechazo en diversos grados, como oponerse, rechazar, excluir, etc. o (iii) verbos que denotan exposición, declaración o sostenimiento de una postura o un punto de vista: declarar, afirmar, sostener, pronunciar, etc. De esta manera, el autor considera que las colocaciones no pueden tratarse de forma binaria, como la unión de dos elementos: ‘base’ y ‘colocativo’, sino como la unión de un predicado con una lista de ‘clases léxicas’. Bosque dirá que la manera de aislar estas clases es el ‘contorno’ y, puesto que REDES es un instrumento que explicita los argumentos de un predicado (2003), lo considera un diccionario de contornos. Con un enfoque y objetivos diferentes nació el DiCE (Diccionario de Colocaciones del Español), de la mano de la lingüista española M. Alonso Ramos (2006), autora, además, de una de las monografías más importantes en español sobre el tema que nos ocupa: Las construcciones con verbo de apoyo (2004). Como ya hemos adelantado (§ II.1.4), dicho diccionario se enmarca dentro del modelo lexicográfico de la Teoría Sentido-Texto ideada por I. Mel’čuk. En él, la relación léxica que se establece entre los dos miembros de la construcción, a diferencia de lo que postula Bosque, se orienta de la “base” de la ‘colocación’ al “colocativo”, o lo que es lo mismo, de los argumentos a los predicados, siguiendo la concepción más unánimemente aceptada en la lexicografía actual. Tomemos como ejemplo el sustantivo cariño, y pensemos en algunos de los adjetivos de que dispone el español para expresar la idea de que este [el 31Nombre provisional con el que Bosque se refería a REDES en 2003, antes de su publicación. 62 cariño] es grande (FL Magn.). Obtendremos lexemas (‘colocativos’) como inmenso, entrañable o intenso ̧ que constituyen el ‘valor’ de la FL. Esta misma FL aplicada a otras palabras da como resultado nuevas ‘colocaciones’: (8a) Magn (beneficios) = pingües (8b) Magn (alegría) = desbordante, loca, indescriptible, inmensa (8c) Magn (odio) = mortal II.1.7. Recapitulación A modo de recapitulación, conviene aquí destacar dos consideraciones fundamentales acerca del estado actual de los estudios sobre las colocaciones: la primera de ellas (i) da cuenta de los problemas de delimitación y descripción del concepto, y la segunda (ii) de los rasgos que, de forma más o menos constante, se han estado empleando para definir este tipo de combinaciones de palabras: (i) Si algo ha quedado claro tras el repaso que hemos hecho a las diferentes teorías y trabajos que se han llevado a cabo acerca de las colocaciones desde finales del siglo XIX hasta nuestros días es que existen aún numerosos problemas y desacuerdos respecto de la terminología, la clasificación o el lugar que ocupa en los estudios lingüísticos el fenómeno colocacional. Divergencias y carencias que hemos resumido en los siguientes puntos y que vienen a demostrar la actualidad del tema y la pertinencia de seguir investigando al respecto: a) No existe una definición comúnmente aceptada b) No hay criterios generalizados de identificación y clasificación c) No hay consenso respecto del lugar que ocupan las colocaciones en los estudios lingüísticos (ii) Sin embargo, más allá de los desacuerdos y problemas, se han logrado definir un conjunto de rasgos de distinto tipo –algunos formales, otros semánticos, sintácticos o pragmáticos– que se han ido repitiendo, cuestionando y desarrollando en 63 los diferentes enfoques y que nos ayudan a tener una visión más o menos precisa acerca de qué es una colocación. Los hemos recogido en el siguiente listado: a) Restricción combinatoria: uno de los aspectos sobre el que hay consenso en todos las teorías estudiadas es que las colocaciones consisten en la combinación de, al menos, dos unidades léxicas cuyo vínculo está condicionado por ciertas restricciones combinatorias, de tal forma que, dado un término –por ejemplo, herida–, se requiere la presencia de un lexema determinado (o un número reducido de ellos) –en este caso, el adjetivo mortal–, aunque “desde el punto de vista sintáctico-semántico pudiera realizarse otra selección” (Írsula 1994: 279). b) Regularidad sintáctica: la combinación entre los dos lexemas de las colocaciones se da en términos de regularidad sintáctica, es decir, según las normas de la gramática de la lengua. Buena muestra de que esto es así es la posibilidad, que menciona Cowie (§ II.1.3), de sustituir uno de los componentes de la misma (conmutabilidad), o de sufrir transformaciones del tipo de la relativización o pasivización. c) Fijación: ya en la década de los cincuenta, Bally (§ II.1.1.) consideró que las colocaciones debían situarse en el centro de un continuum cuyos extremos son las combinaciones libres de palabras y las expresiones fijas, debido a que presentan menor rigidez y fijación formal que las segundas, pero mayor que los sintagmas libres. Este es otro de los rasgos que más unánimemente se acepta en la bibliografía: ya hemos visto que Cowie (§ II.1.3) basa su clasificación de las colocaciones (libres y restringidas) en el grado de fijación, como también hacen Mel’čuk (§ II.1.4), Corpas y Koike (§ II.1.6). d) Frecuencia: como hemos visto, uno de los puntos que más discordia ha suscitado entre las distintas teorías ha sido el reconocimiento de la coocurrencia frecuente de dos unidades léxicas como una característica esencial de las colocaciones. Por un lado, los enfoques estadístico y didáctico consideran que la frecuencia es, prácticamente, el criterio más importante en el reconocimiento de las colocaciones, mientras que el enfoque semántico-lexicográfico, el funcionalista y el cognitivo opinan que, si bien la estadística es útil desde el punto de vista metodológico, no es significativa en la delimitación del concepto, puesto que “no es un rasgo 64 exclusivo de ella [colocación], porque no todas las combinaciones de alta coocurrencia son colocaciones léxicas” (Koike 2001: 25). e) Adecuación semántica: desde el punto de vista semántico, hay acuerdo por parte de los enfoques semántico-lexicográfico, funcionalista y cognitivo en que los dos constituyentes de la combinación tienen distinta naturaleza: hay un elemento autónomo y transparente semánticamente, al que Hausmann (§ II.1.3.) llamó base, y otro, seleccionado por el primero –el colocativo–, que adquiere una acepción especial, habitualmente de sentido abstracto o figurativo. Por ejemplo, en la colocación amasar una fortuna, fortuna, que es la base, mantiene su significado original y amasar, el colocado, debe leerse en sentido metafórico, en un sentido que sólo adopta con fortuna. A esta precisión de significado de las colocaciones se le da el nombre de adecuación semántica32. f) Direccionalidad: Mel’čuk (§ II.1.4) explica que cuando un hablante se enfrenta a la tarea de codificar un contenido informativo –por ejemplo, el acto de ‘guiar un vehículo’– lo primero que hace es seleccionar el término central sobre el que quiere predicar –en este caso, coche–. Este término, la base de la colocación, restringe a un número reducido los lexemas con los que se puede combinar –para este ejemplo, conducir, manejar o llevar–. Se produce, pues, un proceso de selección léxica que parte de la base –coche– y se dirige a los colocativos –conducir, manejar y llevar– (Alonso Ramos 1993-1994: 16). Ya hemos visto, sin embargo, que I. Bosque (§ II.1.6) considera que la dirección de la selección es la contraria: de los colocativos a la base33. g) Institucionalización: las colocaciones forman parte del bagaje cultural de los hablantes de una lengua. Están almacenadas como una unidad en su lexicón mental y las usan como si se tratara de una única voz: “esto quiere decir que a fuerza de reproducir una combinación, los hablantes la reconocen como familiar y la emplean como una fragmento prefabricado” (Corpas 2001: 92). 32 Como probaremos en el siguiente apartado, la adecuación semántica es un rasgo gradual en las colocaciones. Ya veremos que hay un tipo de colocaciones verbo-nominales en las que tanto la base como el colocativo mantienen su significado recto, del tipo de amasar harina, en las que no hay, por tanto, especialización del colocativo, en este caso, del verbo. 33 Bajo nuestro punto de vista, ambas posturas no son excluyentes: aunque consideramos que la dirección de la selección parte de la base al colocativo, parece claro que entre ambos elementos se da una relación semántica de concordancia, por lo que el colocativo también participa de esta. Cf. De Miguel (2006, 2008). 65 Hasta tal punto es así que las colocaciones, por su valor idiosincrásico, configuran uno de los mayores escollos para los estudiantes de segundas lenguas, tal como expone Lewis (§ II.1.5). 66 II.2. COLOCACIONES VERBO-NOMINALES A pesar de las muchas clasificaciones que se han hecho, desde los distintos enfoques y con diferentes criterios, de las colocaciones34, sin embargo, aún hoy no existe una taxonomía que se considere únanimemente admitida y completa. A modo de ejemplo, vamos a presentar (Cuadro 5) la clasificación que ofrece Koike (2001: 46-55), que es, a nuestro juicio, la más exhaustiva, especialmente en cuanto al tratamiento de las colocaciones con un componente verbal35: Cuadro 2: Taxonomía de las colocaciones según Koike De entre todas, las que aquí nos interesan son las colocaciones formadas por un sustantivo y un verbo (tener ganas, chasquear los dedos o someter a un interrogatorio), que son, por otra parte, las más productivas y mejor estudiadas en los últimos años. Por supuesto, como se puede intuir de los ejemplos presentados, no todas las colocaciones verbo-nominales tienen la misma naturaleza. Koike (2001: 47ss.) y Mel’čuk (1995: 138) las han dividido en tres subgrupos atendiendo a la función sintáctica que desempeña en ellas el sustantivo: (i) sustantivo(Sujeto) + verbo: rayar el alba o cernerse una amenaza (ii) verbo + sustantivo(Objeto): dar un salto o tomar el autobús 34 Koike (2001: 44) hace un repaso a las diferentes taxonomías que se han propuesto para las colocaciones léxicas. 35 El autor (2001: 44), además de matizar las colocaciones sustantivo + verbo, introduce un nuevo grupo que no se había considerado anteriormente, el formado por un verbo y un adjetivo. Tipo Ejemplo 1. sustantivo + verbo dar una vuelta / poner en orden 2. sustantivo + adjetivo conducta intachable 3. sustantivo + de + sustantivo ataque de celos 4. verbo + adverbio funcionar automáticamente 5. adverbio + adjetivo / participio mundialmente conocido 6. verbo + adjetivo caer simpático 67 (iii) verbo + preposición + sustantivo: llegar a un acuerdo o tomar (algo) en consideración36. Pues bien, puesto que en este trabajo nos vamos a centrar fundamentalmente en las colocaciones verbo-nominales con el sustantivo en función de Objeto37, del tipo de hacer un favor o pasar la plancha, que son, según Írsula (1994: 281), “la estructura más numerosa y representativa de las colocaciones sustantivo-verbo”, vamos a definir, en primer lugar, sus características y los dos grupos en los que se pueden clasificar estas colocaciones (§ II.2.1), para después pasar a estudiar en profundidad cada uno de ellos: las colocaciones léxicas (§ II.2.2) y las colocaciones funcionales (§ II.2.2). A modo de recapitulación, resumiremos, al final, las ideas más importantes en la recapitulación (§ II.2.3). II.2.1. Colocaciones verbo-nominales: características y tipos En los sintagmas verbo-nominales formados en la libre combinatoria de palabras, el verbo es el elemento predicativamente más importante y el que determina la estructura principal del enunciado. Sin embargo, en las colocaciones, verbo y nombre se cambian los papeles, de modo que es el sustantivo –la base– el que ejerce la fuerza estructuradora del sintagma, seleccionando el verbo con el que combinarse –el colocativo–: los hablantes disponemos de instrucciones combinatorias establecidas por el uso que nos prescriben o sugieren con qué verbos suele o puede combinarse un sustantivo para designar, por ejemplo, cierta realidad extralingüística (una acción, un proceso o un estado). Pero no todos los verbos tienen las mismas posibilidades de formar parte de una colocación verbo-nominal. Por un lado, hay una clase de verbos que por sus 36 Nos parece conveniente hacer una precisión respecto de la función sintáctica del nombre cuando aparece inserto en un sintagma preposicional (subgrupo (iii)): en las colocaciones formadas por verbos transitivos, como llevar (algo) a la práctica, el sustantivo práctica funciona como el tercer argumento de llevar; sin embargo, en las colocaciones con verbos intransitivos, del tipo de caer en desuso, el nombre funciona como el segundo argumento del verbo. M. Alonso Ramos lo explica del siguiente modo: “Dans la syntaxe de la TST, la notion de premier complément [segundo argumento] embrasse autant le complément d’objet direct d’un verbe transitif que le complément prépositionnel d’un verbe intransitif” (1998: 86). 37 Aunque, como veremos, en el capítulo V vamos a analizar algunas colocaciones del tipo verbo + preposición + sustantivo, tanto con sustantivo en función de segundo argumento, como de tercero. 68 características léxicas y sintácticas no tienen potencial colocacional: son los verbos no colocacionales, del tipo de indicar, pensar, gustar o creer (Koike 2001: 69). Por otro, entre los verbos colocacionales –aquellos susceptibles de combinarse con sustantivos formando colocaciones–, unos son capaces de colocarse con una gran cantidad de nombres: son los verbos generales como hacer, dar, poner o llevar; y otros, los específicos, tienen un grado de colocabilidad más reducido. Algunos ejemplos de este último tipo en castellano son acarrear, que se combina casi exclusivamente con disgusto (acarrear un disgusto) o dilapidar, que siempre es seleccionado por fortuna (dilapidar una fortuna)38. Los verbos de las colocaciones también pueden clasificarse atendiendo a su comportamiento semántico dentro de la colocación (Koike 2001: 73-117; Wotjak 2006: 20-21). Mientras que unos conservan intacto su significado léxico, como tañer en tañer el arpa o rebañar en rebañar el plato, otros pierden parte de su significado pleno al combinarse con ciertos sustantivos, como dar en dar pasos o tomar en tomar precauciones. Los primeros reciben el nombre de verbos léxicos o llenos y los segundos el de verbos funcionales39. En ambos tipos se pueden observar verbos más generales y más específicos tal como muestra el Cuadro (6) a modo de resumen40, con ejemplos del español y del latín. verbos no colocacionales indicar, pensar, gustar, creer, etc. verbos colocacionales verbos léxicos generales: tocar el arpa / castra movere específicos: tañer el arpa / castra munire verbos funcionales generales: hacer la guerra / proelium facere específicos: librar un combate / proelium committere Cuadro 3: Tipos de verbos colocacionales y no colocacionales 38 Por tanto, la colocabilidad de los verbos colocacionales está íntimamente ligada a su significado léxico: cuanto más específico es el significado de un verbo, menor es el número de sustantivos con los que se puede colocar, y viceversa. Al respecto, Írsula (1994: 284-285) elaboró una clasificación de los verbos colocacionales dividida en tres grupos: (a) verbos con un estrecho radio colocacional (saldar, revelar, etc.), (b) verbos con un radio colocacional que se reduce a sustantivos vinculados por una relación de sinonimia, antonimia, hiperonimia-hiponimia y cohiponimia (sentir + deseo / amor/ cariño / odio, etc.) y (c) verbos con un amplio radio colocacional (tener, dar, hacer, etc.). 39 Koike asegura, asimismo, que esta división es una cuestión de gradación y que incluso un mismo verbo puede funcionar como funcional y lleno: “Por ejemplo, sacar es un verbo léxico en sacar una entrada y sacar la espada, pero es un verbo funcional en sacar la conclusión de +SN, sacar provecho de algo y sacar lustre a algo” (2001: 70). 40 Adaptación del cuadro de Koike (2001: 70). 69 Pues bien, esta distinción es relevante para definir los dos tipos de colocaciones verbo-nominales fundamentales: los verbos léxicos constituyen colocaciones léxicas, del tipo de (9), y los verbos funcionales conforman colocaciones funcionales, como las que se muestran en (10): (9a) sacar sangre (9b) afeitar la barba (9c) castra movere (9d) parar la taula (10a) fare una passeggiata (10b) poser une question (10c) gratias agere (10d) perder el miedo Como vemos en estos ejemplos, también los sustantivos marcan la diferencia entre ambos tipos de colocaciones. Mientras que en las colocaciones léxicas (9) suelen aparecer nombres concretos (sangre, barba, castra o taula), en las colocaciones funcionales (10), por su propia naturaleza, aparecen siempre sustantivos predicativos con estructura argumental propia (passeggiata, question, bellum o miedo). A modo de recapitulación, podríamos definir las colocaciones léxicas como aquellas que están formadas por un verbo que conserva su significado léxico y un sustantivo normalmente concreto, y las colocaciones funcionales por estar integradas por un verbo en mayor o menor medida deslexicalizado, que no mantiene su significado pleno, y un sustantivo eventivo. En el siguiente cuadro (7) se recogen estas características: Verbo Sustantivo Ejemplo Colocaciones léxicas léxico ±concreto poner las esposas Colocaciones funcionales funcional Eventivo dar ejemplo Cuadro 4: Rasgos del verbo y el sustantivo en las colocaciones lexicas y funcionales 70 Obviamente, la frontera entre ambos tipos no es siempre nítida. Y es que estamos ante un fenómeno escurridizo que presenta aristas, excepciones y gradaciones. En adelante, profundizaremos en las características de cada uno de estos dos grupos. II.2.2. Colocaciones léxicas La característica fundamental de las colocaciones verbo-nominales léxicas es, como acabamos de ver, que tanto el sustantivo como el verbo que las integran conservan su significado léxico respectivo (Koike 2001: 104-117; Wotjak 2006: 20). Así, son colocaciones léxicas poner una mordaza, oír un rumor o trinchar la carne, pues en los tres casos los verbos que participan (poner, oír y trinchar) mantienen su sentido recto, son verbos léxicos. Por su parte, los sustantivos que conforman estas colocaciones son mayoritariamente concretos: lo son mordaza y carne, y también los que aparecen en los siguientes ejemplos (11): (11a) remangarse la camisa (11b) moler el café (11c) pisar el freno (11d) recortar el bigote Y es que los sustantivos concretos (camisa, café, freno o bigote), por sus características semánticas, tienden a seleccionar verbos léxicos (remangarse, moler, pisar o recortar) (Koike 2001: 170), de manera que el significado de las colocaciones que forman suele ser completamente transparente: es lo que sucede, por ejemplo, en remangarse la camisa (11a) o moler el café (11b). Nos parece interesante profundizar en este punto: en § II.1.7 hemos enunciado como uno de los rasgos prototípicos de las colocaciones la adecuación semántica, que consiste en la especialización del significado del colocativo en virtud de la base a la que acompaña. Pues bien, en las colocaciones léxicas, debido a la transparencia semántica de sus dos constituyentes, no se da generalmente la adecuación del verbo –el 71 colocativo–41: ni pisar en (11c), ni recortar en (11d) tienen un significado especializado que venga dado por combinarse con freno y bigote, respectivamente42. Así pues, aquello que posibilita que estos sintagmas –regulares sintácticamente y transparentes semánticamente– sean considerados colocaciones es que se dé entre sus elementos una relación típica o de concordancia semántica, es decir, que el verbo colocativo esté en la ‘órbita semántica’ de su base, el nombre43: si remangar forma una colocación con camisa es porque la camisa, al tener mangas, es susceptible de ser remangada. No serían colocaciones, por ejemplo, quemar una camisa o retirar una camisa. No hay que perder de vista, además, que las colocaciones verbo-nominales léxicas son combinaciones sintagmáticas usuales y socializadas, que la comunidad ha almacenado como un todo complejo en el que, aunque su significado siga siendo analizable a través de sus componentes, se requiere que aparezcan siempre ambos colocados (Alonso Calvo 2009: 46). Aunque mucho menos frecuentes, los sustantivos abstractos también conforman colocaciones léxicas44 (12): (12a) tramar una venganza (12b) pagar una deuda (12c) organizar una juerga (12d) convocar un referéndum Sin embargo, lo cierto es que los sustantivos predicativos tienden a seleccionar un sentido figurado de los verbos y no el recto, motivo por el que son tan escasos en 41 Koike (2001: 170) asegura que “hay casos, sin embargo, en los que un verbo con especialización semántica llega a colocarse con un sustantivo concreto”. Y propone como ejemplos: rascar el violín, tocar la trompeta o recibir al toro. 42 Pisar entra en la colocación con su significado léxico: “poner el pie sobre algo” (DRAE). Del mismo modo, recortar en recortar el bigote, pues mantiene el sentido de “cortar o cercenar lo que sobra de algo” (DRAE). 43 Cf. los artículos de Alonso Ramos (2012) o Sanromán (2011) para una explicación más detallada de la tipicidad o concordancia semántica en las colocaciones. 44 En este sentido, Bosque (2011: xiv) propone una lista de colocaciones en las que “the meaning of the verb involved does not necessarily change depending on whether their nominal argument denotes some physical entity or a more abstract notion”: relish the tomato / relish the victory; sugar dissolves / problems dissolve; disguise a child / disguise the truth; block access / block negotiation; straighten a tie / straighten a problem. 72 este tipo de colocaciones. Koike (2001: 168) ilustra esta idea con los siguientes ejemplos del verbo dar (13): (13a) dar un regalo (dar1 - léxico) (13b) dar un consejo (dar2 - funcional) Como vemos, el verbo pierde su sentido recto cuando el sustantivo con el que se combina aumenta su grado de abstracción: con el sustantivo concreto regalo, dar mantiene su valor léxico de “hacer que alguien pase a tener algo”, mientras que con consejo, que es un nombre predicativo, el verbo se deslexicaliza en gran medida y aporta un valor funcional. Aprovechamos el ejemplo de Koike para ilustrar cómo algunos verbos pueden funcionar como léxicos o funcionales según el significado con el que entren en la combinación: si lo hacen en su sentido recto, como dar1, actúan como verbos léxicos y conforman colocaciones léxicas; si se emplean en sentido figurado, desempeñan el papel de verbos funcionales y, por tanto, constituyen colocaciones funcionales como dar un consejo (13b). II.2.3. Colocaciones funcionales Frente a las colocaciones que acabamos de ver, en las que el verbo conserva su significado pleno, las colocaciones funcionales, del tipo de hacer una inspección, meter miedo o coger cariño, se caracterizan por que la semántica del verbo se ha desdibujado total o parcialmente para convertirse en una suerte de auxiliar del nombre predicativo al que acompaña, que se configura como el núcleo semántico y sintáctico de la colocación. En hacer una viaje, por ejemplo, viaje es el elemento que aporta el contenido semántico al conjunto y el que selecciona tanto el verbo funcional –en este caso, hacer–, como los complementos. Este último aspecto nos interesa especialmente: en una oración como Irene hizo un viaje por Argentina, nadie diría que el complemento por Argentina depende de hacer puesto que, como sabemos, hacer no rige un complemento de lugar, sino que, en este caso, depende semánticamente de viaje. Luego, viaje es el centro predicativo de la colocación. 73 Y es que, cuando hacer, meter o coger se combinan con viaje, miedo y cariño, respectivamente, no lo hacen como verbos léxicos –pues no mantienen su significado literal de “fabricar”, “introducir” y “asir”– sino que adoptan un comportamiento funcional, que consiste en proporcionar un contexto oracional al nombre, un armazón sintáctico para que se convierta en predicado. De ahí que muchas de estas colocaciones puedan ser parafraseadas por un verbo simple que expresa el mismo o similar contenido (hacer un viaje / viajar; meter miedo / atemorizar; coger cariño / encariñarse). Es coherente, pues, que los verbos que prototípicamente aparezcan en estas colocaciones presenten una extensión significativa muy amplia, del tipo de dar, tener, hacer, sentir o poner45. Sin embargo, no son estos los únicos verbos que pueden formar colocaciones funcionales. Es habitual que los sustantivos predicativos seleccionen diferentes verbos con los que combinarse, distintas variantes con ligeras diferencias de significado entre unas y otras que configuran su órbita colocacional, como sucede con guantazo o miedo (14): (14a) dar / pegar / soltar / recibir un guantazo (14b) tener / coger / pillar / perder / vencer / superar el miedo Como se ve en estos ejemplos, algunos de estos verbos tienen un significado general (dar con guantazo o tener con miedo) y configuran colocaciones neutras, mientras que otros son más específicos y expresan diferencias a veces aspectuales (frente a tener miedo, perder, vencer y superar el miedo focalizan la fase final del sentimiento), otras diatéticas (recibir un guantazo es la variante pasiva de dar un guantazo), de registro (soltar un guantazo y pillar miedo representan un registro informal) o simplemente de preferencia del autor. Una vez presentadas estas características generales de las colocaciones funcionales, en las páginas que siguen vamos a estudiar con más detalle cada uno de los tres tipos en que se dividen: las colocaciones con verbo soporte (§ II.2.3.1), que constituyen las combinaciones más neutras, las colocaciones aspectuales (§ II.2.3.2), que focalizan las distintas fases del evento predicado por el sustantivo, y las colocaciones diatéticas (§ II.2.3.3), que expresan valores pasivos o causativos. 45 Son los cinco verbos con mayor colocabilidad del español, según Koike (2001: 225). 74 II.2.3.1. Colocaciones con verbo soporte Las colocaciones con verbo soporte son un tipo de colocación funcional formada por un verbo y un sustantivo, del tipo de tener pereza, hacer progresos o dar un paseo que configura predicados complejos con cierta fijación formal y un contenido unitario, de ahí que en muchas ocasiones encontremos un verbo simple con un significado similar (15): (15a) dar un paseo – pasear (15b) hacer bromas – bromear (15c) echar una carrera – correr La mayor parte de los estudios que se han llevado a cabo al respecto coinciden en señalar que son los nombres, siempre predicativos, los que aportan el contenido léxico a la construcción y los que seleccionan de forma restringida los verbos con los que se combinan. De modo que en una colocación como dar un beso, beso es el elemento que aporta el contenido semántico al conjunto y el que selecciona el verbo, en este caso dar, que solo participa prestando las categorías de tiempo, voz, persona y modo a la construcción. Aquí, beso es, por decirlo en otras palabras, un sustantivo hecho predicado. Este fenómeno se ha convertido, en los últimos cincuenta años, en objeto de estudio en múltiples lenguas. En los siguientes apartados vamos a centrarnos en tres de los enfoques que nos parecen más interesantes y clarificadores: después de hacer un repaso a las primeras aproximaciones al concepto (§ II.2.3.1.1), trataremos la visión de la escuela francesa de la Léxico-Gramática liderada por G.Gross (§ II.2.3.1.2), el punto de vista de la ya conocida Teoría Sentido-Texto, representada, sobre todo, en los estudios de M. Alonso Ramos (§ II.2.3.1.3) y las formulaciones de la Teoría del Lexicón Generativo de Pustejovsky (§ II.2.3.1.4). II.2.3.1.1. Antecedentes En las primeras décadas del siglo XX una serie de lingüistas se empezaron a plantear, desde una perspectiva gramático-estílistica, la posibilidad de que, en francés, 75 la combinación de un nombre y un verbo –del tipo de avoir un sourire o avoir un cri– pudiera expresar el mismo contenido semántico que un verbo simple –sourire y crier–. En estos primeros trabajos ya se esbozaron algunos de los rasgos más representativos de este tipo de colocación, como el carácter abstracto del sustantivo, el debilitamiento del verbo que participa o la equivalencia semántica y sintáctica con un verbo afín46. Recogiendo el testigo de estos primeros estudios, los filólogos de la Escuela de Praga se interesan por este tipo de sintagmas desde una perspectiva puramente lingüística y elaboran sus teorías centrándose en las lenguas romances47. Dubský (1963) estudia estos procesos sintagmáticos en español y habla de ‘formas descompuestas’ para referirse a expresiones del tipo echar una dormida, en las que participan un verbo desemantizado y un sustantivo de acción. Si les da este nombre es porque considera que surgen de un proceso de ‘descomposición’ por el que una idea simple de acción se descompone y se presenta en forma de una combinación bimembre. Y es que, para el lingüista checo, estas construcciones proceden de las formas verbales simples y son variantes de estas, lo que se demuestra por el hecho de que son intercambiables. Además, el autor asegura que aquello que diferencia estas ‘formas descompuestas’ de las ‘locuciones’ es que las primeras no son completamente idiomáticas ni tan estables formalmente como las segundas, pues tanto el verbo como el sustantivo admiten la sustitución. Šabršula (1962, 1963, 1966), en la línea de Dubský, considera que este tipo de construcciones permite desdoblar la expresión de un predicado verbal simple en un sustantivo que aporta el contenido semántico y un verbo que aporta el significado gramatical, al que llama ‘verbo formemático’. Sus estudios se centran, sobre todo, en 46 Hatchmann (1912) y Lombard (1930) fueron de los primeros lingüistas interesados en este tipo de construcciones en la lengua francesa. Hachtmann estudia las construcciones sustantivas del francés con el verbo avoir del tipo avoir un sanglot o avoir un geste de surprise. El autor percibe que se trata de un tipo particular de sintagma en el que el verbo desempeña un papel subordinado, cercano al de un verbo copulativo, y es el sustantivo el que adquiere el contenido semántico del verbo simple: avoir un sanglot - sangloter. Sin embargo, considera que entre ambas expresiones no se da una equivalencia absoluta, ya que hay matices de tipo aspectual que las diferencian: mientras que la construcción verbo-nominal expresa una acción que se realiza una sola vez (avoir un sanglot), el verbo simple es indiferente a este aspecto (sangloter). En 1930, Lombard retoma el interés por las construcciones de avoir con sustantivos, como il eut un cri, y las define como fenómenos de desdoblamiento de un verbo, pues expresan un sentido unitario –crier– mediante dos elementos: un nombre –cri– y un verbo –avoir–. El verbo asume el papel de cópula, por perder su contenido semántico y aportar solamente la expresión de tiempo, modo y persona, y el sustantivo, siempre abstracto, aporta el contenido de acción y ciertos matices aspectuales. Respecto de la relación del sintagma verbo-nominal con un verbo simple, Lombard considera que no solo son equivalentes desde una perspectiva semántica, sino también, en muchos casos, desde un punto de vista formal, como vemos en el ejemplo: avoir recours à = recourrir à. 47 Para una visión más amplia, cf. Bustos (2003: 22ss.) y Zancarrón (2010: 114ss.). 76 establecer unos criterios que permitan aislar estas combinaciones y en describir las propiedades de ‘Aktionsart’ del conjunto. Respecto de este último tema, extrae algunas conclusiones interesantes: establece rasgos como la ‘semelfactividad’ para un sustantivo singular o la ‘iteratividad’ para los nombres en plural. Otro de los aspectos que más le interesan tiene que ver con la función sintáctica que cumple el sustantivo en la construcción: algunos ejemplos como el que mostramos en (16), en los que se hace necesaria la presencia de un complemento –à quelqu’un– para completar el sentido de la predicación, le invitan a pensar que el nombre de acción –un coup de pied– no es un verdadero Objeto, sino un elemento indisociable del verbo desde el punto de vista sintáctico: (16) donner un coup de pied à quelqu’un ‘Funktionsverbgefüge’ es el nombre que la tradición alemana ha acuñado para estos sintagmas verbo-nominales. Esta escuela coincide con la visión precedente en la mayor parte de los presupuestos: el sintagma verbo-nominal constituye un predicado complejo en el que el verbo tiene un reducido contenido semántico y desempeña funciones gramaticales y aspectuales –de ahí su nombre ‘Funktionsverb’– y es el sustantivo el elemento predicativo. La originalidad de su propuesta está en que consideran que las combinaciones con verbo funcional tienen su origen en un proceso de gramaticalización del verbo que discurre paralelo al de la lexicalización del conjunto. Polenz (1987) considera que los verbos funcionales forman parte de un grupo más amplio de verbos, a los que da el nombre de verbos de nominalización (‘Nominalisierungsverbgefüge’), que formalmente se pueden presentar en dos estructuras distintas: verbo + sintagma preposicional, del tipo de zur Verfügung stehen (‘estar a disposición’) y verbo + sintagma nominal, eine Antwort geben (‘dar una respuesta’). Según el autor, estos verbos proceden históricamente de verbos plenos con significado espacial (bringen, stellen o setzen) que han sufrido un proceso de gramaticalización por el que han sustituido este valor primario por uno más abstracto que les permite asumir funciones de orden formal. Sin embargo, no están completamente desemantizados, pues heredan parte del contenido aspectual de sus sentidos originales: así, por ejemplo, bringen (‘poner’) en determinadas colocaciones, como in Gang bringen (‘poner en movimiento’), adopta un sentido causativo (Bustos 77 2003: 34). Por su parte, el elemento nominal de la combinación es, en todos los casos, un sustantivo abstracto que designa un proceso y que, generalmente, proviene de un verbo. Helbig (1984), otro de los principales representantes de la escuela germana, profundiza en la naturaleza semántica de estos verbos, de los que dice que ni pierden completamente su peso semántico, ni parece que el compuesto se pueda identificar completamente con un verbo simple, puesto que no se da equivalencia de significado. Siguiendo a Polenz, asegura que cuando un verbo pleno se convierte en funcional no pierde solo parte de su contenido léxico, sino también su valencia, que cambia en función del sustantivo con el que se combina. II.2.3.1.2. Teoría de la Léxico-Gramática La corriente conocida como Léxico-Gramática hunde sus raíces en las posiciones teóricas y metodológicas de la Gramática Transformacional y de la Gramática en Operadores y Argumentos de Z.S. Harris (1963; 1976), cuya hipótesis central se basa en que las palabras solo tienen sentido en el contexto del enunciado, lo que le lleva a considerar que la unidad de descripción lingüística mínima no es la palabra, sino la oración, compuesta por un predicado y sus argumentos48. En este sentido, ha sido esencial el estudio que esta escuela49 ha llevado a cabo acerca de los verbos soporte50: un tipo de verbos que no cuenta con una estructura argumental propia, pero que tiene la capacidad de conjugar predicados nominales. Así, en una frase como Paul a fait un voyage à Rome, el elemento predicativo es voyage, que tiene como Sujeto el sustantivo Paul y como complemento à Rome, mientras que el verbo faire tiene como único fin insertar al nombre en la órbita oracional, es decir, aportar al sustantivo las marcas de tiempo, persona y número, de las que carece: 48 “L’hipothèse fondamentale de la théorie transformationnelle de Z. S. Harris distingue les phrases élémentaires ou noyaux comme unités de base de la composition syntaxique. Les phrases élémentaires sont sémantiquement invariantes par transformation. La systématisation de cette hypothèse dans la théorie du lexique-grammaire conduit à considérer la phrase élémentaire comme unité sémantique de base et non pas le mot.” (M. Gross 1988:47 apud Piunno 2012:25). 49 De los que se señalan, entre otros, los trabajos de Daladier (1978 y 1996), Giry-Schneider (1978 y 1987), Danlos (1988 y 1992), Vivès (1983; 1986) y M. Gross (1975 y 1996) y, sobre todo, G. Gross (1986, 1993, 1994, 1996, 1999, 2004). 50 Nombre que acuñó Daladier (1978). Previamente, era conocido en esta teoría como verbo operador de nominalización. 78 […] les verbes supports n’ont pas de fonction prédicative, ce ne sont pas eux qui sélectionnent les arguments dans une phrase. Leur fonction est d’actualiser les prédicats nominaux. Ils jouent donc le même rôle que les désinences des prédicats verbaux. Leur fonction d’actualisateurs devrait nous interdire de parler de mots ‘vides de sens’ (G. Gross, 2004: 167). Así pues, del mismo modo que los adjetivos se actualizan mediante verbos copulativos, los nombres predicativos lo hacen por medio de verbos soporte. La principal característica de estos verbos es, pues, que están vacíos de significado léxico y que son seleccionados por el nombre. Selección que este lleva a cabo en función de su naturaleza predicativa: por norma general, si predica una acción se combina, en francés, con faire, si es un estado con avoir y si es una circunstancia con avoir lieu. Uno de los aspectos más interesantes de esta teoría en el estudio de las construcciones con verbo soporte es el concepto de clase de objetos propuesto por G. Gross (1994: 15). Se trata de un intento de clasificación de los sustantivos que consiste en agrupar todos los que cuentan con unos rasgos semánticos muy semejantes y un comportamiento sintáctico similar (Herrero Ingelmo, 2002: 196). Por ejemplo, existe una clase de objeto de los ‘golpes’, compuesta por sustantivos como tortazo, patada o azote, que, además de formar parte del mismo campo semántico, se combinan generalmente con los mismos verbos: dar, propinar, arrera, largar, etc. Esta clasificación es, pues, una herramienta que permite prever y sistematizar las posibles combinaciones preferentes de la lengua. Sin embargo, es un trabajo ingente: hasta el momento se han establecido unas 1000 clases de objeto, de las que se han descrito aproximadamente 300. II.2.2.1.3. Teoría Sentido-Texto (TST) Alonso Ramos51 considera las construcciones del tipo hacer mención, tener cautela o poner orden dentro del grupo de las colocaciones, por ser un fenómeno de 51 En el marco de la TST, los verbos de apoyo han sido estudiados, sobre todo, por Alonso Ramos (1998, 1999, 2004), motivo por el cual centramos este apartado en su trabajo. 79 coaparición léxica restringida. Del mismo modo que la Léxico-Gramática, esta teoría entiende estas colocaciones verbo-nominales como un tipo de combinaciones sintagmáticas en las que el verbo, desprovisto de su significado original, aparece como el ‘apoyo’52 sintáctico de un predicado semántico expresado por un nombre, que cumple la función de base o palabra llave. La principal diferencia entre ambos enfoques tiene que ver con las herramientas y la metodología utilizadas. Los mecanismos de análisis que emplea la TST son especialmente útiles para el estudio de las construcciones con verbo soporte por tres motivos:  porque es una teoría enfocada en la codificación del lenguaje;  porque las FFLL permiten describir con una gran precisión las relaciones semánticas y sintácticas que se dan entre los elementos de la colocación;  porque este enfoque establece una distinción entre actantes semánticos (ASem) y actantes sintácticos (ASynt) especialmente valiosa para describir estas colocaciones, en las que se da una correspondencia irregular entre estos dos tipos de complementos. Las FFLL Oper, Func y Labor son las tres funciones estándares que se asocian a los verbos soportes, puesto que permiten actualizar un predicado nominal sin aportar significado. Cada una de estas FFLL presenta una relación sintáctica distinta entre el sustantivo y el verbo: Oper: hace referencia a un verbo de carácter general que toma como Objeto el sustantivo abstracto con el que se combina, y como Sujeto el primer actante semántico del nombre (17): (17a) Oper (paseo) = dar (17b) Oper (hambre) = tener (17c) Oper (ruido) = hacer Func: tiene el valor de verbo soporte de un nombre abstracto que funciona como su Sujeto gramatical (18): 52 ‘Verbo de apoyo’ es el nombre con el que la autora traduce el término francés ‘verbe support’. 80 (18a) Func (silencio) = reinar (18b) Func (olor) = emanar (18c) Func (viento) = soplar Labor: se trata del verbo soporte de una colocación cuya base es un actante distinto del Sujeto o el Objeto (19): (19a) Labor (torura) = someter a (19b) Labor (duda) = poner [algo] en (19c) Labor (consideración) = tomar en Para la autora, los verbos de apoyo son siempre colocativos, nunca pueden ejercer de base de la colocación, porque están desprovistos de significado. Por eso, no los considera unidades léxicas de pleno derecho, sino unidades léxicas degeneradas o pseudo-unidades léxicas. Este es el motivo, también, por el que los complementos de la colocación, aunque se realicen como actantes sintácticos (ASynt) del verbo, no dependen semánticamente de él: son actantes semánticos (ASem)53 del nombre. Así, por ejemplo, el sustantivo predicativo promesa tiene tres ASem: promesa de X a Z de Y (la promesa de Marta a Pedro de que estudiará Bellas Artes). Cuando este se combina con el verbo soporte hacer para conformar una oración, los ASem X y Z pasan a ser ASynt del verbo, es decir, el Sujeto y el OI: Marta hizo la promesa de que estudiará Bellas Artes a Pedro, pero el núcleo predicativo sigue siendo el nombre, promesa. II.2.3.1.4. Teoría del Lexicón Generativo La Teoría del Lexicón Generativo desarrollada en J. Pustejovsky (1991, 1993, 1995, 2000) recibe su nombre por concebir el léxico como un elemento dinámico y con capacidad generativa al que se debe “gran parte de la potencialidad significativa y creativa del lenguaje” (De Miguel 2004:179). 53 En la TST, la noción de actante opera a tres nivel niveles: semántico, sintáctico profundo y sintáctico superficial (Alonso Ramos 1998: 104ss.). 81 Esta perspectiva nace como contrapunto a los enfoques descriptivos tradicionales que consideran el léxico un ente estático y se limitan a enumerar listas de significados de palabras sin tener en cuenta ni explicar las extensiones de significado o la polisemia que en ellas se puedan dar54. Los objetivos de esta teoría son, pues, explicar el uso creativo del léxico a partir de un número limitado de principios generales y mecanismos, y describir cómo se generan los diversos significados de las palabras dependiendo del contexto en que aparecen. Para esto, uno de los conceptos básicos de la Teoría del Lexicón Generativo es el de la infraespecificación (underspecification), que hace referencia a la falta de especificación de los signos lingüísticos, lo que los capacita para significar potencialmente de forma más precisa en combinación con otras palabras en diferentes contextos (De Miguel 2004). Es decir, según el modelo léxico de Pustejovsky, las palabras no sólo significan lo que su sentido literal nos dice, sino que contienen en sí información potencial que permite a los hablantes nativos descodificar, según las palabras con que se combinen y los contextos, sus diferentes sentidos sin dificultad. Esta información no se identifica en el significado prototípico del término, sino que se visualiza en su unión con otras palabras. (20a) Lucas lleva la moto de su hermana (20b) La hermana de Lucas lleva un pantalón blanco En (20), por ejemplo, vemos cómo la entrada léxica de un verbo como llevar adquiere un significado diferente si se combina con un sustantivo como moto (20a) o con pantalón (20b). Si esto es así es porque llevar tiene diversos significados potenciales que se actualizan según el contexto en el que aparece. Con el fin de prever las potencialidades que encierran los términos en cualquier lengua sin la necesidad de crear listas infinitas de posibles significados, el autor propone la descomposición de las palabras en diferentes niveles de representación, entre ellos, la estructura argumental, la eventiva y la estructura de qualia. La primera hace referencia al número y tipo de argumentos lógicos que posee un ítem léxico y la 54 “The most convincing argument for the inadequacy of a theoretical model of description is to demonstrate that this model is unable to sufficiently account for the data being investigated. Another argument would be that the model accounts for the data, but in a post hoc fashion, without making any predictions as to whether a particular datum should be possible or not” (Pustejovsky 1995: 42). 82 manera en que se realizan a nivel sintáctico55; el segundo nivel, el eventivo, da cuenta del tipo de evento que denota una palabra o un sintagma56; por último, la Estructura de Qualia (EQ) codifica cuatro tipos de información fundamental sobre los objetos y los eventos expresados por los nombres y los verbos, a partir de cuatro roles o qualia: quale constitutivo, formal, agentivo y télico (Pustejovsky 1995: 85ss.)57: Quale constitutivo: codifica la relación entre un objeto y sus partes constituyentes. Quale formal: codifica aquello que distingue el objeto dentro de un dominio más extenso. Quale agentivo: codifica los factores implicados en el origen o producción de un objeto. Quale télico: codifica el propósito o la función del objeto. La EQ del sustantivo pastel, por ejemplo, se formularía de la siguiente manera: (21) pastel QUALIA = Constitutivo: dulce Formal: alimento Agentivo: hornear Télico: comer Así pues, para que se combinen dos lexemas debe darse entre ellos compatibilidad en la información contenida en sus respectivas EQ. (21a) María no ha querido comer el pastel (21b) *María no ha querido beber el pastel 55 Pustejovsky (1995: 63ss.) distingue entre tres tipos de argumentos: (i) argumentos reales (True Arguments): parámetros del elemento léxico realizados sintácticamente. “John arrived late”. (ii) argumentos defectivos (D-ARG) (Default Arguments): parámetros que participan en la expresión lógica de los qualia, pero que no necesariamente están expresados sintácticamente. “John built the house out of bricks”. (iii) argumentos sobreentendidos (S-ARG) (Shadow Arguments): parámetros que están semánticamente incorporados a la unidad léxica y que tan sólo se expresan en especificaciones del discurso. “Mary buttered her toast with an expansive butter”. 56 Los tipos de eventos, según Pustejovsky, pueden ser (De Miguel 2004: 179): (i) Estado (E): evento simple que se evalúa sin ponerlo en relación con otros; por ejemplo: amar, saber, pensar… (ii) Proceso (P): sucesión de eventos identificados como una misma expresión semántica; por ejemplo: correr, nadar… (iii) Transición (T): proceso que da lugar a un nuevo estado; por ejemplo: construir, destruir… 57 No todas las palabras contienen un valor para cada uno de los qualia (Pustejovsky 1995: 76). 83 Si la oración de (21a) es perfectamente correcta es porque los rasgos léxicos del nombre y del verbo concuerdan, como vemos si confrontamos la formulación de la EQ de pastel (21) con la de comer (22): (22) comer QUALIA = Constitutivo: alimento Formal: transición Agentivo: comer No sucede así, sin embargo, en (21b), puesto que beber no comparte ningún rasgo léxico con pastel. Como estamos viendo, este modelo teórico entiende que la combinación de palabras se da a partir de la concordancia léxica de los términos. En los ejemplos que hemos analizado dicha concordancia es bastante evidente porque cada una de las palabras expresa su acepción literal; sin embargo, hay casos en los que estas adoptan sentidos distintos según los contextos en que aparecen, por ejemplo en (23): (23a) He terminado el libro. (23b) He terminado de leer el libro. (23c) He terminado de escribir el libro. El verbo terminar exige que el complemento con el que se combina se caracterice por el rasgo [+ eventivo] (terminar de hacer algo), sin embargo, en (23a) lo encontramos concertado con un sustantivo concreto, libro. Esta combinación es correcta porque el verbo ha forzado al nombre a cambiar su tipo semántico, lo ha coaccionado para que denote un evento, con lo que se obtienen dos posibles interpretaciones: terminar de leer el libro (23b) o terminar de escribir el libro (23c), que son los eventos que podemos encontrar en el quale télico y agentivo respectivamente de la EQ de libro. Ha operado, pues, un mecanismo que Pustejovsky llama de coacción (coercion) de rasgos léxicos, que “consiste en la modificación de los rasgos léxicos originales de una de las palabras [libro] que la capacita para concordar léxicamente con la otra [terminar]” (De Miguel 2008: 573)58. 58 Además de éste, la Teoría del Lexicón Generativo cuenta con otros mecanismos de concordancia que operan con la información subléxica de las palabras y que explican los casos en que éstas desencadenan 84 Como vemos, los nuevos significados que resultan de la combinación sintagmática no surgen de manera azarosa o arbitraria, sino que están recogidos en la información infraespecificada de las palabras. Sin embargo, no todas las unidades léxicas tienen el mismo nivel de infraespecificación, puesto que hay lexemas cuyo significado es concreto y presenta mínimas posibilidades de polisemia (pestañear), mientras que otros muestran un mayor grado de ambigüedad y vaguedad semántica (usar). Respecto del nivel de ‘especificación’ que presentan los verbos, Mastrofini (2004) elabora un continuum que va de los verbi pesanti a los verbi leggeri, caracterizando a los primeros como tendentes a la monosemia y a la inercia sintáctica: “avendo un solo significato, che si realiza a livello sintattico in una sola uscita, è lecito suporre che le informazioni semántica e sintattica siano già ‘date’ a livello lessicale e non vengano, pertanto, condizionate da fattori composizionali” (2004: 24); mientras que los verbos ligeros presentan “[…] una definizione lessicale altamente generica […] ed è, pertanto, lecito postulare che la sua rappresentazione semantica si specifichi, necessariamente, attraverso l’interazione con il/i nominale/i ad esso contiguo/i sul piano sintattico” (2004: 65). Esta última es, precisamente, la idea que tiene Pustejovsky de los light verbs: “case of underspecified semantic form becoming contextually enriched” (1995: 62) y la definición que De Miguel (2008) atribuye a los verbos soporte o de apoyo: “El verbo está poco especificado y se llena con el significado del nombre en un sentido que está previsto en el léxico” (2008: 577). Desde la perspectiva de la Teoría del Lexicón Generativo se considera, pues, que las CVS están formadas por un verbo soporte o de apoyo, generalmente muy polisémico, que, a diferencia de lo que otras teorías postulan, tiene capacidad predicativa pero que esta se presenta infraespecificada; y un nombre, generalmente eventivo, que ayuda a enriquecer, rellenar o especificar la ambigüedad del verbo, cuya información está contenida como posibilidad en la estructura de qualia del verbo o puede ser forzada a estarlo por alguno de los mecanismos de concordancia de rasgos léxicos. Entre el nombre y el verbo se da un grado tal de concordancia de rasgos léxicos que sus significados son redundantes, es decir, en el significado de cada uno de los varios significados en función de su combinación: el ligamento selectivo (selective binding) y la co- composición (co-composition). 85 lexemas está implícito el del otro: si tomamos como ejemplo la CVS blandir un arma vemos que en el sentido de blandir está implícito el de arma y viceversa, de la misma manera que en pintar está el de cuadro y al revés. II.2.3.2. Colocaciones aspectuales Las colocaciones funcionales aspectuales aportan, como ya hemos mencionado, información acerca de los distintos momentos o fases que atañen al EdC designado por el nombre con el que se combinan: el inicio (aspecto incoativo) como en (24), el final (aspecto terminativo-resultativo) en (25) y la duración (aspecto durativo-reiterativo) en (26)59. Así, por ejemplo, para expresar que una deuda empieza a tener lugar, en español empleamos los verbos contraer y asumir, para hacer referencia al mantenimiento de la misma, decimos sostener una deuda y si se termina, usamos los verbos pagar, saldar, liquidar, solventar o perdonar. (24) abrir un coloquio / contraer una enfermedad / emprender una marcha (25) vencer el miedo / sacudir la pereza / levantar el embargo (26) sostener una conversación / ejercer presión / conservar la esperanza Las colocaciones que se forman con este tipo de verbos muestran las mismas restricciones léxicas y las mismas características sintácticas que las colocaciones con verbos soporte, con la única diferencia de que los verbos aspectuales añaden información aspectual al conjunto y que, por tanto, no pueden ser suprimidos sin que se pierda su contenido semántico, como sí sucede con los verbos soporte. Así, por ejemplo, mientras que la frase Juan tiene deudas se puede parafrasear por el sintagma nominal las deudas de Juan sin que haya un menoscabo de su sentido, la oración Juan paga las deudas tiene un significado –terminativo– que se disipará si se elimina pagar. 59 Además de estos, tanto Koike (2001: 102-103), como Pontonx (2005: 267-268), Gross (1996: 61-68; 2005: 349-353) o Gavriilidou (2005: 295-308) proponen incluir en esta categoría el aspecto intensificador, que reside en aquellos verbos que, unidos a ciertos sustantivos, predican un aumento de su intensidad (extremar medidas, vomitar reproches). Mel’čuk (1996, 1998, 2005) da cuenta del valor intensificador y lo representa con la FL Magn + Vsupp, en ejemplos como: [Magn + Oper1] (sommeil) = tomber [de sommeil] (≈ avoir très sommeil) o [Magn + IncepFunc0] (applaudissements) = [les applaudissements] éclatent. 86 Normalmente, los verbos aspectuales se presentan en distribución complementaria con el verbo general –en el caso de deuda, con tener–. Sin embargo, es importante notar que no siempre los nombres que seleccionan un mismo verbo general se combinan con los mismos verbos aspectuales. Como vemos en los ejemplos de (26), tanto miedo como temor seleccionan el verbo soporte sentir, pero temor no se construye ni con el verbo de aspecto incoativo entrar, ni con el terminativo vencer. Luego también los verbos aspectuales están sujetos a la elección preferente, restringida y no predecible del nombre al que acompañan en la colocación. (26a) sentir miedo / entrar miedo / vencer el miedo (26b) sentir temor / *entrar temor / *vencer el temor Nos parece interesante remarcar, por último, que la mayoría de los verbos que entran a formar parte de las colocaciones aspectuales se emplean en sentido figurado o metafórico (Koike 2001: 98; Pontonx 2005: 267). En sacudir la pereza, por ejemplo, es evidente que sacudir no conserva su significado literal de “arrojar, tirar o despedir algo o apartarlo violentamente de sí” (DRAE), sino que, a partir de una abstracción de este sentido, toma la lectura metafórica “dejar de tener pereza”. Bosque (2004: 40) da cuenta de estas extensiones de significado en un cuadro como el que recogemos – adaptado– a continuación (8): predicado usos físicos c. usos figurados adquirir casa, cuadro costumbre, capacidad anidar cigüeña odio brotar hoja, cepa palabra, idea cosechar trigo, aceitunas éxito, fracaso atravesar pared, calle crisis, dificultad saborear carne, pescado éxito, victoria desinflar(se) globo, rueda ilusión, entusiasmo, esperanza disolver(se) azúcar, polvo matrimonio, pacto, sociedad Cuadro 5: Usos físicos y figurados de algunos verbos que forman colocaciones aspectuales 87 II.2.3.3. Colocaciones diatéticas Las colocaciones funcionales diatéticas son uno de los mecanismos de que las lenguas disponen para expresar las diátesis pasiva y causativa de ciertos enunciados. Así, frente a la colocación con verbo soporte dar un guantazo, recibir un guantazo es una colocación con diátesis pasiva, puesto que enuncia el mismo contenido solo que desde la perspectiva del afectado por el golpe. En la misma línea, otorgar privilegios expresa la diátesis causativa de tener privilegios, pues incorpora el valor ‘causar’ e introduce un nuevo argumento a la predicación: el causante o instigador de la situación. En lo que sigue, vamos a profundizar en ambos tipos de colocaciones. II.2.3.3.1. Colocaciones pasivas Las colocaciones con diátesis pasiva, a las que G. Gross (1989, 1993, 1996, 2005) llama pasivas nominales o construcciones conversas, son una alternativa léxica para expresar la voz pasiva, pues se construyen con verbos inherentemente pasivos60, del tipo de recibir (27a), sufrir (27b) o padecer (27c)61, que expresan eventos que implican la presencia de un Agente –aunque generalmente no se explicita– y cuyo Sujeto gramatical corresponde al Paciente. (27a) recibir un susto (27b) sufrir un daño (27c) padecer un engaño Así pues, para expresar la voz pasiva de la oración Pedro da un susto a Marta, en español existe la posibilidad de usar la pasiva perifrástica del verbo asustar –Marta es asustada–, pero también la colocación pasiva recibir un susto (27a) –Marta recibe un susto–, que denota la misma realidad. De igual manera, ser dañado se puede parafrasear por sufrir un daño, o ser engañado por padecer un engaño. Nos parece interesante, en este punto, profundizar en la relación entre estas colocaciones y sus contrapartidas activas: los verbos de las colocaciones funcionales 60 Aunque también pueden participar otros verbos, como pasar (pasar la revisión), obtener (obtener un premio) o ganar(se) (ganarse una hostia), que en el contexto de la colocación adquieren un valor pasivo. 61 Ejemplos tomados de Koike (2001: 92-93). 88 que cuentan con una variante pasiva –del tipo de prestar ayuda– tienen, generalmente, una estructura triargumental en la que el Sujeto es Agente, el Objeto es el nombre predicativo base de la colocación y hay un tercer argumento que actúa como el Receptor o Beneficiario del EdC predicado, como vemos en el siguiente ejemplo (28): (28a) Laura presta ayuda a Luis (28b) prestarVFunc.[/+humano/]Agente – Sujeto[ayuda]Afectado – Objeto[/+humano/]Beneficiario Pues bien, cuando se quiere llevar a cabo un cambio de perspectiva y aquello que se quiere focalizar es el Beneficiario o Receptor de la ayuda –Luis– en lugar del Agente de la misma –Laura–, resulta imposible hacerlo mediante la pasiva perifrástica del verbo funcional (29) pues, aunque prestar y ayuda forman un predicado complejo con significado unitario –análogo al verbo simple ayudar–, desde el punto de vista sintáctico mantienen la estructura Verbo-Objeto de un sintagma libre: (29) Luis *es prestado ayuda por Laura Por tanto, para expresar la diátesis pasiva de prestar ayuda el hablante tiene que recurrir bien a la pasiva perifrástica del verbo simple afín a la colocación –ayudar–, como vemos en (30a), bien a la colocación pasiva recibir ayuda (30b): (30a) Luis es ayudado por Laura (30b) Luis recibe ayuda de Laura II.2.3.3.2. Colocaciones causativas Las colocaciones con diátesis causativa son aquellas cuyos verbos incluyen el sentido ‘causar’. Así, por ejemplo, para decir ‘causar que alguien tenga una oportunidad’ el hablante tiene a su disposición las colocaciones causativas dar, brindar, ofrecer o poner en bandeja una oportunidad. La causatividad es un recurso de la lengua que nos permite expresar cómo concebimos el vínculo entre distintos eventos de la realidad extralingüística cuando en ellos está implícita la causa y el efecto. El contenido causativo requiere de dos eventos 89 relacionados entre sí: un evento A, que causa una transformación o un cambio de estado (el jurado dio una oportunidad al preso), y un evento B, resultante del primero (el preso tiene una oportunidad) (Shibatani 1976: 1). Así, podemos decir que dar una oportunidad es la contrapartida causativa (evento A) de tener una oportunidad (evento B), pues en ella se informa del ‘causante’ o ‘instigador’ que ha provocado la nueva situación, a partir de la introducción de un actante semántico externo codificado como Sujeto: el jurado. La adición de este actante es, desde un punto de vista formal, la principal característica de las oraciones causativas: “La causativité […] se caractérise par l’adjonction d’un agent –incitateur, le causateur” (Christol 2014: 14). Sin embargo, no es necesario que el Sujeto sea siempre un actante externo añadido; en ciertas colocaciones causativas, el instigador de la nueva situación coincide, tal como asegura Alonso Ramos (1998: 197; 2004: 110), con alguno de los actantes del nombre predicativo. Por ejemplo, si se quiere expresar el concepto ‘X causa que X tenga una opinión’, se elegirá la colocación formarse una opinión, en la que el Sujeto del verbo coincide con el primer actante de opinión, como podemos comprobar al observar el ejemplo (31a) a la luz de la estructura argumental de opinión (31b): (31a) Luis (X) se formó una opinión equivocada de Marta (Y) (31b) Opinión: impresión de Luis (X) de Marta (Y) II.2.4. Recapitulación A modo de recapitulación, nos interesa señalar, especialmente, la existencia de dos tipos de colocaciones verbo-nominales: las colocaciones léxicas y las colocaciones funcionales, cada una de ellas con rasgos y elementos propios, tal como vamos a referir, brevemente, en los siguientes puntos: (i) Las colocaciones léxicas (§ II.2.2) se caracterizan por ser combinaciones frecuentes y preferentes compuestas por un sustantivo, generalmente concreto, y un verbo que conserva su significado léxico, entre los que se da una relación de concordancia semántica. Por ejemplo, es una colocación de este tipo hojear un libro, puesto que es un sintagma recurrente en la lengua castellana, en el que el 90 nombre libro y el verbo hojear presentan concurrencia de rasgos léxicos: el libro, al estar compuesto por hojas, es susceptible de ser hojeado. (ii) En las colocaciones funcionales (§ II.2.3), por su parte, el verbo se comporta como un soporte del nombre, habitualmente abstracto, al que le presta las categorías de tiempo, voz y persona para convertirlo en predicado. Es el caso de dar el pésame (a), perder las ganas (b) o producir irritación (c). En estos sintagmas pueden participar verbos de naturaleza semántica distinta, que configuran tres tipos de colocaciones funcionales diferentes: a. Construcciones con verbo soporte (§ II.2.3.1): se trata de colocaciones del tipo de dar gracias o hacer una llamada, en las que el verbo, normalmente de significado muy general y polisémico (dar, hacer), se combina con un nombre (gracias, llamada), que es el predicado, sin aportar ningún valor semántico. Por ello, generalmente se pueden parafrasear por un verbo simple emparentado con el sustantivo: dar gracias / agradecer; hacer una llamada / llamar. Este es el tipo de colocaciones verbo-nominales más estudiado por los lingüistas desde las diferentes teorías, de las que las más importantes son la Léxico-Gramática de Gross (§ II.2.3.1.1), la Teoría Sentido-Texto de Alonso Ramos (§ II.2.3.1.2) y el Lexicón Generativo de Pustejovsky (§ II.2.3.1.3). b. Colocaciones aspectuales (§ II.2.3.2): los verbos de estas colocaciones proporcionan información acerca de los distintos momentos del evento predicado por el nombre: el inicio (coger manía), la continuación (conservar una amistad) y el final (abandonar la locura). Estos conservan las mismas particularidades sintácticas que los verbos soporte, pero no así semánticas, puesto que aportan significado léxico, generalmente metafórico o figurado, al conjunto. c. Colocaciones diatéticas (§ II.2.3.3): del mismo modo que en las colocaciones aspectuales, en las diatéticas el significado de los verbos participa del sentido global de la combinación. En este caso, introducen matices pasivos o causativos: es pasiva la colocación recibir una puñalada porque focaliza la perspectiva del paciente de la predicación; y es causativa forzar un aterrizaje porque introduce el valor ‘causar’. 91 De cualquier modo, es por todos conocido que las expresiones lingüísticas no pueden catalogarse de forma fija en compartimentos estancos. En el caso de esta clasificación, hemos pretendido mostrar las características prototípicas de los dos extremos de un continuum en el que se encuentran no pocas colocaciones difíciles de adscribir a un grupo u otro. 92 II.3. COLOCACIONES VERBO-NOMINALES EN LATÍN Como es bien sabido, en las lenguas de corpus como el latín o el griego clásico no disponemos de hablantes nativos que nos puedan ayudar a determinar lo que es o no idiomático. Esta condición sería el principal motivo (Baños 2014a, 2015b; Jiménez López (e.p.)) por el que los estudiosos de la lengua latina no se han acercado en la misma medida que los de las lenguas modernas a las colocaciones. Sin embargo, aunque de manera indirecta, la lingüística latina ha dado cuenta de este tipo de combinaciones verbo-nominales desde mediados del siglo XX62: en un primer momento, desde una perspectiva estilística (J.B. Hofmann 1958; Hofmannn- Szantyr 1965), y, más adelante, como parte de estudios propiamente lingüísticos, focalizados bien en los nombres de acción y su sintaxis (Bader 1962; Helander 1977; Rosén 1981), bien en las características semántico-sintácticas de verbos de significado muy general del latín (López Moreda 1987). El año 1996 es, para el tema que nos ocupa, simbólico, ya que en él aparecieron las primeras publicaciones con las colocaciones verbo-nominales como verdadero objeto de estudio (Flobert 1996; R. Hoffmann 1996; Martín Rodríguez 1996). Desde entonces, han sido diversos los trabajos que, con enfoques, motivaciones, objetivos y terminología diferentes, se han venido desarrollando en este campo (Marini 2000; Roesch 2001; Tara 2007; Brunet 2008; R. Hoffmann 2005, 2011, 2014; Baños 2012, 2013, 2014, 2015, 2016; Alonso Fernández 2015; Pinkster 2015; entre otros)63. Así pues, en lo que sigue, revisaremos estas y otras cuestiones relevantes que se han tratado en la bibliografía especializada. Para ello, comenzaremos comentando brevemente cómo se han abordado estos predicados desde una perspectiva estilística (§ II.3.1) y analizaremos los primeros trabajos específicamente lingüísticos (§ II.3.2) que, de forma transversal, se han dedicado a los sustantivos (§ II.3.2.1) y a los verbos (§ II.3.2.2) de las colocaciones verbo-nominales en latín. Posteriormente, trataremos los estudios que se han desarrollado acerca de las construcciones con verbo soporte en latín 62 Lo cierto es que ya desde el siglo XV contamos con recopilaciones de elegantiae latinas, es decir, de expresiones, frases hechas y sintagmas recurrentes, entre los que encontramos, también, colocaciones verbo-nominales. Para un estudio detallado de este tipo de compilaciones, remitimos a la tesis de grado de Gante (2014). 63 La práctica totalidad de estas publicaciones se ha centrado en las colocaciones funcionales del tipo de morem gerere, verba facere o motus dare, mientras que muy poco se ha dicho todavía acerca de las colocaciones verbo-nominales léxicas en latín. 93 (§II.3.3), prestando especial atención a las publicaciones que, en los últimos años, se están llevando a cabo en la Universidad Complutense de Madrid (§ II.3.3.1). Por último, aportaremos una recapitulación de las ideas más importantes (§ II.3.4). II.3.1. La perspectiva estilística Las primeras aproximaciones desde la lingüística latina moderna al estudio que nos ocupa explicaron estas construcciones desde una perspectiva estilística y las interpretaron como propias de una lengua descuidada y vulgar, especialmente por el uso extensivo del verbo facere. En este sentido, J.B. Hofmann, en su estudio El latín familiar (1958), habla de un tipo de verbos muy recurrentes en la lengua familiar y vulgar a los que llama verbos factotum por ser “signos lingüísticos indiferentes, que convienen a todas las circunstancias posibles y solo susceptibles de precisión exacta a base del contexto […] como hacer o ser” (1958: 246). El autor explica que, en latín, la unión de un verbo factotum del tipo de facere o habere con un complemento en acusativo “sirve como perífrasis de formas verbales simples”. Es el caso de timorem habere, que, a priori, aporta el mismo contenido semántico que timeo, o de adiectionem facere que significa lo mismo que adicere. En la misma línea, la Lateinische Grammatik de Hofmann-Szantyr (1965) considera este tipo de combinaciones muestras de una lengua descuidada y coloquial, pero también de una voluntad arcaizante64. Desde el punto de vista de su significado, esta gramática aporta no pocos ejemplos para demostrar la sinonimia existente entre un verbo simple y el sintagma verbo-nominal, como transitum facere / transire, obligationem facere / obligare o ruptionem accipere / rumpitur (1965: 754). Además, clasifica estas construcciones en dos grupos, atendiendo al verbo que aparece en ellas: (i) por un lado, aquellas en las que participa facere65, de gran popularidad, como trucidationem facere, fossas facere, funera facere, fugam facere, medicinam facere, etc., y (ii), por otro, las que se forman con verbos del tipo de dare (latebram dare, 64 “(…) vulgär und zugleich archaistisch ist deditionem facere (Bell. Hisp. 36,4), bei Sall. fällt fugam facere (Iug. 53,3; 58,4) auf, wohl Archaismus, wenn nicht beoβ eine Erweiterung des Sprachbrauchs in Fällen wie incursionem facere” (Szantyr 1965: 755). 65Szantyr considera facere un Allerweltsverbum, un concepto muy similar al de verbo factotum, soporte, funcional o light, que hace referencia al amplio espectro de posibilidades en el que puede aparecer: “(…) dieses Verbum in allem möglichen Wendungen gebrauchte” (1965: 755). 94 saltus dare, etc.), capere (somnum capere o fugam capere) o pati (digestionem pati), que aportan un mayor contenido semántico. Desde el punto de vista de la sintaxis, los autores observan que estos sintagmas están tan fijados y automatizados, que son susceptibles (mediante un proceso de incorporación sintáctica) de tomar un segundo Objeto como complemento del conjunto, como sucede en mentem habere aliquid o gratias agere aliquid (Szantyr 1965: 46). II.3.2. Aproximación lingüística Dejando a un lado las consideraciones estilísticas, en este punto nos centraremos en los estudios que, desde una perspectiva propiamente lingüística, abordaron la naturaleza y el comportamiento de cada uno de los elementos de las colocaciones verbo-nominales – nombre (§ II.3.2.1) y verbo (§ II.3.2.2)– por separado. II.3.2.1. Nombres abstractos Desde principios del siglo pasado encontramos estudios destinados al análisis de los sustantivos de acción y su sintaxis, formación, significado y derivados66. En estos se asume que los nombres abstractos se inscriben en una categoría diferente a la de los nombres concretos, ya que, al tratarse de la nominalización de una expresión verbal, tienen valor predicativo y estructura actancial interna. Es su valor predicativo el que posibilita, como ya sabemos, que una de sus principales funciones sea unirse a verbos muy generales para formar construcciones que expresen un significado unitario similar al de un verbo simple (iter facere / ire). Así lo expresa Bader en su obra La formation des composées nominaux du latin (1962) cuando, al fijarse en los verbos compuestos por el sufijo -fico, del tipo de ludifico, percibe que estos son equivalentes a un tipo de expresión analítica compuesta por un nombre abstracto (en este caso, ludos) y el verbo facere, en la que se produce 66 Al respecto, tenemos que mencionar las obras de Boegel (1902), Stewart (1910), Benveniste (1948), Bader (1962), Mikkola (1964) o Mignot (1969) entre otros. 95 una dislocation de los valores prototípicos de sus componentes, es decir, es el nombre y no el verbo el que aporta el peso predicativo al conjunto67. De modo semejante, Helander (1977) da cuenta de este uso de los nombres deverbales, al que llama periphrastic use. Para el autor, las perífrasis como terrorem inicere son predicados complejos que se configuran como el núcleo sintáctico y semántico del que dependen los complementos, tal y como vemos en la figura (33), presentada a propósito del análisis de la oración (32) (1977: 48): (32) Sabini terrorem iniecerunt Romanis (33) PN S p O Sabini terrorem iniecerunt Romanis Se trata, pues, de un esquema equivalente al que resulta de la sustitución de terrorem inicere por el verbo simple terrere (34): (34) PN S P O Sabini terruerunt Romanos Dentro de los estudios dedicados a los nombres abstractos en latín, es imprescindible mencionar Studies in the syntax of the verbal noun in Early Latin (1981). Su autora, Rosén, dedica un capítulo68 al análisis de los sintagmas recurrentes 67 Por ello explica que en el proceso de creación del verbo simple (ludos facere > ludifico) “les deux éléments du composé subissent une dislocation qui amène le second à se suffixalisser” (1962: 221). 68“Circumlocutory constructions” (Rosén 1981: 101-159) lo titula. En este mismo capítulo, Rosén analiza también las expresiones de 'acusativo interno' o 'de calificación', a las que llama figura etymologica, como donum dare, dictum dicere, factum facere o votum vovere (1981: 105), compuestas por un nombre deverbal en acusativo y un verbo afín morfológica o funcionalmente a dicho nombre. 96 que nos ocupan (crepitum facere, occasionem habere, in culpa esse o in metu esse69), a los que da el nombre de analytic forms (o periphrasis). Por 'formas analíticas', Rosén entiende cuatro tipos de sintagmas en los que aparecen un nombre deverbal y un verbo de contenido semántico muy general, que se diferencian entre sí por razones sintácticas (1981: 131): (i) 'Accusative-passive periphrasis' (incendium facere): el nombre deverbal, en caso acusativo, funciona como el Objeto de verbos muy generales, del tipo de facere (crepitum facere), habere (fidem habere) o dare (lavationem dare), aunque también ocasionalmente de otros verbos transitivos como capere (condicionem capere) o ferre (iniuriam ferre). También pueden aparecer en pasiva, con el nombre en nominativo (actio datur). (ii) 'Prepositional periphrasis' (in amicitia esse): el nombre deverbal se presenta (a) en ablativo junto a la preposición in (in convivio esse), (b) en acusativo con la misma preposición (in amorem incidere), (c) con cualquier otra preposición (ad compendium ponere) o (d) en ablativo o acusativo sin preposición (venum aliquem dare). (iii) 'Dative periphrasis' (invidiae esse): el nombre en dativo actúa como complemento de los verbos esse (desiderio esse alicui), habere / haberi (quaestui habere / irridiculo haberi) y, aisladamente, de ducere (damno ducere aliquid) o dare (dono dare aliquid alicui). (iv) 'Nominative periphrasis' (culpa (+gen.) est): el nombre está en nominativo y el verbo puede ser (a) esse (cautio est inter…) o alguno de sus compuestos (alicui dona adsunt ab…), o bien (b) otros verbos intransitivos denotando variantes aspectuales de esse (difficultas evenit). De estos grupos, en este punto nos interesa analizar los dos primeros: las perífrasis con nombre en acusativo y las perífrasis con sintagma preposicional, por ser las que más paralelismos presentan con las colocaciones verbo-nominales prototípicas en las que se centra nuestra investigación. Del mismo modo que sus predecesores, Rosén considera las 'formas analíticas' como la unión de dos elementos gramaticales, un nombre deverbal y un verbo, que a pesar de ser, en origen, independientes, actúan semántica y sintácticamente como un todo: “Generally speaking, a periphrasis is not a syntagm of independent constituents, but functions as a sole constituent” (1981: 157). En coherencia con esta idea, uno de los 69La autora presenta un listado de más de 200 perífrasis del tipo nombre acusativo-verbo activa/ nombre nominativo-verbo pasiva (1981: 131-135) y cerca de 80 perífrasis preposicionales (1981: 144-145). 97 rasgos más importantes de estos predicados es, como hemos visto recurrentemente, la equivalencia entre estos y un verbo simple (35): (35a) auxilium (ad)ferre / auxiliari (35b) honorem (-es) habere / honestare / honorari (35c) litem facere / litigare (35d) laborem capere / laborare Respecto de los verbos simples afines, estas perífrasis suelen presentar una estructura valencial diferente: estas son, en muchas ocasiones, una alternativa no transitiva –generalmente monovalente– a aquellos –transitivos y generalmente polivalentes–: “...numerous periphrasis, whose syntactic counterparts are attested as bivalent, make a monovalent employ possible” (1981: 140), como sucede en el doblete lustrum facere / lustrare, del que Rosén aporta el siguiente ejemplo clarificador (1981: 140): (36) fundi terrae agrique mei lustrandi lustrique faciendi ergo (Cato RR. 141.3) Aquí vemos que, mientras que el verbo simple –lustrandi– cuenta con tres complementos coordinados –fundi, terrae y agri mei–, la colocación –lustri faciendi– es utilizada como un verbo con sentido unitario. Esa unidad formal y de sentido lleva en ocasiones a que estas colocaciones se retransitivicen: nombre y el verbo adquieren un grado de fusión tal que pueden admitir un nuevo acusativo funcionando como Objeto del conjunto, como en el caso de ludos facere (1981: 141)70 o sementim facere (1981: 142)71. En el caso de las perífrasis formadas por un sintagma preposicional, Rosén hace hincapié, en particular, en los matices aspectuales o diatéticos que a menudo encierran: las colocaciones compuestas por in + acusativo tienden a expresar el inicio de un evento –in mentem venire–, o bien la causa del mismo –in timorem dare aliquem–. 70“Ludos facere is rare in monovalent employ […] but common with either dative or (most frequent) accusative object: 1. iam hercle ego tibi ...ludos facere […] (Pl. Truc. 759) 2. ludos me facitis […] (Pl. Pers. 803)” (el subrayado es mío). Sobre el análisis de ludos facere y su supuesta equivalencia con ludificare, cf. Márquez (2001) y Baños (2012). 71“Sementim facere 'to sow', usually monovalent […] is in one passage accompained by accusative complements: sementim facito ocinum, uiciam, foenum graecum, fabam, eruum, pabulum bubus. alteram et tertiam pabuli sationem facito, deinde alias fruges serito (Cato RR. 27)”. 98 Aquellas en las que participa el sintagma preposicional in + ablativo, por su parte, suelen tener un matiz pasivo, como, por ejemplo, in expectatione esse. II.3.2.2. Verbos generales A los estudiosos de la lingüística latina también les ha llamado la atención la naturaleza especial y la enorme productividad de una serie de verbos de sentido muy general capaces de participar de estructuras y significados muy distintos entre sí, de entre los que los más representativos son facere, agere, habere, dare o capio72. Uno de los trabajos más interesantes al respecto es el llevado a cabo por López Moreda (1987), Los grupos lexemáticos de 'facio' y 'ago' en el latín arcaico y clásico, un estudio de corte estructural en el que se analizan las estructuras de complementación de los verbos facere y agere. Ambos verbos son muy productivos en la formación de colocaciones verbo- nominales, por ser muy generales y porque en los dos está implícito el contenido ‘hacer’73, lo que los capacita para construirse con gran cantidad de nombres deverbales74: facio participa, sobre todo, de 'formas analíticas'75 de carácter técnico76: 72 Para un estudio de capere, cf. González Gómez (2014). 73 Sobre el carácter factitivo de agere, cf. López Moreda (1987: 141-169). 74Así lo indica también Benveniste a propósito de los usos de los nombres de acción compuestos por el sufijo -tura: “En effet de -tus à -tura la valeur reste la même, toujours 'subjective': la formation en -tura indique la mise en pratique d'une capacité ou la profession qui y correspond. C'est pourquoi elle se prête à servir de régime à des verbes d’action: venaturam facere, scripturam dare, coniecturam facere / capere, usuram capere, velaturam facere, tonsuram facere” (1975: 102). 75 Paralelamente al uso de estas denominaciones (‘formas analíticas’ o ‘perífrasis’), en no pocos estudios estas colocaciones son consideradas –por la fijación y el sentido unitario que las caracterizan– expresiones fraseológicas: así, Benveniste (1971), en su teoría de los verbos delocutivos, se refiere al sintagma salutem dare como una ‘locución formularia’, y Unceta utiliza los términos ‘locución fija’ y ‘unidad fraseológica’ para hacer referencia a las colocaciones fidem obsecrare (2009: 71) y veniam petere (2009: 218) respectivamente. En esta misma línea, González Páez (1986) llama ‘locución’ y ‘locución estereotipada’ al sintagma mensam ponere, nombre que emplea también Márquez (2001) para dar cuenta del predicado ludos facere. 76 Se construyen con facio expresiones jurídicas (damnationem facere / damnare); políticas (concilium facere / conciliare; nominationem facere / nominare; etc.); agrícolas, que por ser el lenguaje “más conservador de todos, hizo que ni siquiera llegaran a desarrollarse formas sintéticas” (1987: 65) (oleitatem facere); religiosas, en las que “aunque la lengua haya creado formas sintéticas, sigue empleándose preferentemente la forma analítica” (1987: 66) (convivium facere / convivare; lustrum facere / lustrare); o del lenguaje militar, especialmente rico en este tipo de sintagmas porque “obedece a la mayor escenificación descriptiva que ofrece el carácter durativo del verbo más su determinación objetiva” y por “el carácter formulario y conservador intrínseco a este lenguaje, además de la carencia en el léxico de las formas sintéticas correspondientes en numerosas ocasiones” (1987: 66) (irruptionem facere, vastationem facere, etc.). Además de muchas otras expresiones de muy variado contenido semántico. 99 arbitrium facere, pastionem facere, militiaria facere, etc; mientras que agere, debido a su naturaleza durativa, forma parte de colocaciones que “ocupan el lugar que corresponde a una forma sintética que denota actividad” (1987: 148) del tipo de gemitus agere / gemere. Para López Moreda este tipo de formas verbales analíticas son propias del habla del pueblo, del sermo plebeius, puesto que buscan dar más alcance e importancia a la expresión. Se recurre a ellas, bajo su punto de vista, por dos razones al menos: (a) los empleos técnicos, en los que con la forma analítica “interesa más que nada resaltar el complemento directo y el carácter formulario de la expresión” (1987: 70) y (b) por una cuestión de banalidad, que tiene que ver con el empleo de términos imprecisos e indefinidos que le ahorran al hablante el esfuerzo mental de concretar semánticamente. Este última idea, que es recurrente en la bibliografía (§ II.3.1), es, como demostraremos en § V, muy cuestionable, puesto que su empleo en nuestro corpus es regular y generalizado en todo el latín clásico, incluida la poesía (Baños e.p.). II.3.3. Construcciones con verbo soporte en latín Si en los trabajos comentados hasta ahora el tratamiento de este tipo de colocaciones ha sido, básicamente, tangencial, desde finales del siglo XX y en paralelo al estudio de los verbos soporte en otras lenguas, surgen trabajos más específicos que tratan, desde diferentes teorías y con distintas metodologías, las colocaciones en la lengua latina. A este respecto, el artículo de Flobert “Verbes supports en latin” (1996) constituye uno de los principales hitos en el estudio de las colocaciones verbo- nominales funcionales en latín, por ser el primer acercamiento específico al tema y la primera ocasión en la que se emplea para esta lengua el término mismo de ‘verbo soporte’. Flobert, deudor de la teoría de la Léxico-Gramática de G. Gross (§ II.2.3.1.2), además de recoger las principales características de estas colocaciones (debilitamiento semántico del verbo, equivalencia con un verbo simple, etc.) ofrece, a partir del análisis de un corpus que comprende las obras de Terencio, Petronio y la Peregrinatio Egeriae (1996: 194-195), una serie de conclusiones generales acerca de las CVS propias del latín, de entre las que destacamos las siguientes: 100 (i) Existen en la lengua latina una treintena de verbos transitivos, simples o prefijados, susceptibles de participar en estos sintagmas, algunos de los cuales presentan un significado muy amplio (facere, habere, dare o ferre), y otros configuran extensiones, aspectuales o diatéticas (capio, accipio, reddo, afficio, affero, infero o refero), como, por ejemplo, fidem accipere, alternativa pasiva al predicado general fidem dare. (ii) Estas colocaciones son “binômes en cours de figement”, cuyo último estadio es la creación de un verbo simple compuesto por los dos elementos del conjunto, del tipo de navigo o fatigo, en cuyo final (-igo) se reconoce ago; aedifico, sacrifico o significo, en los que se intuye claramente la presencia de facio; o vociferor, y gratulor, ambos compuestos por distintas raíces del verbo fero. Ese mismo año, R. Hoffmann emplea, por primera vez, el concepto Funktionsverbgefüge, de mucho éxito en la lingüística germana (§ II.2.3.1.1), para describir y analizar este tipo construcciones en latín, tomando como punto de partida las colocaciones formadas con el sustantivo spes77 (spem facere, capere, habere, dare, etc.), especialmente spem afferre. Colocación esta última que va a retomar en trabajos posteriores (2005, 2014) para trazar los rasgos principales de las variantes causativas. También en 1996, Martín Rodríguez analiza por vez primera el comportamiento de un verbo soporte –el verbo dare en este caso– en relación con sus usos plenos, aspecto que, como veremos (§ V), resulta fundamental para el estudio de las colocaciones verbo-nominales. Dare es, sin duda, uno de los verbos más productivos en colocaciones verbo- nominales de la lengua latina78. Sin embargo, no en todas ellas presenta el mismo nivel de gramaticalización y desemantización: mientras que en ejemplos del tipo de promissam dare alicui, el verbo mantiene intacta, según él, su estructura triargumental 77 Sustantivo que vamos a examinar en profundidad en § V, a propósito de las colocaciones funcionales en las que participa. 78 Según Martín Rodríguez (1996: 54-56), las colocaciones en las que dare participa se pueden dividir en cuatro grupos: (i) combinaciones del tipo dare promissam alicui, que pueden parafrasearse por un verbo simple transitivo con la misma estructura actancial: promitto aliquid alicui; (ii) construcciones del tipo dare auxilium alicui, equivalente a un verbo simple intransitivo cuyo segundo argumento es un dativo: auxilior alicui; (iii) combinaciones del tipo dare tibi basium equiparable, como (ii), a un verbo simple biargumental, aunque en este caso complementado por un sustantivo en caso acusativo: te basio, y (iv) sintagmas del tipo dare clamorem, que, como su verbo simple afín, clamo, no admite dativo, sino que adopta la construcción requerida por el nombre. 101 y su significado, en otros como fugam dare no conserva sus rasgos prototípicos, sino que, atendiendo a su condición de verbo factitivo, se une a nombres con una cierta idea de /producción/, como saltus o motus79. Así las cosas, Martín Rodríguez llega a la conclusión de que entre las posibles combinaciones sustantivo-verbo en las que dare participa, solo en ejemplos del segundo tipo como fugam dare, ululatus dare o vagitum dare el verbo puede entenderse como un verdadero auxiliar léxico (1996: 88). Estos trabajos inaugurales constituyen un punto de referencia fundamental para los estudios que posteriormente se han desarrollado en el ámbito de las colocaciones con verbo soporte en lengua latina. Especial relevancia ha tenido el artículo de Flobert, del que beben directamente Marini (2000), Roesch (2001), Tara (2007) y Brunet (2008). La primera autora analiza, a la luz de los avances ofrecidos por la teoría Léxico- Gramática, las colocaciones opem ferre y morem gerere e intenta sistematizar unos criterios80 que permitan identificar estas colocaciones en la lengua latina. Sin embargo, dado que los criterios que asume son los elaborados por la escuela de G. Gross para el francés, algunos de ellos no resultan útiles para la descripción del latín, una lengua de corpus en la que no es posible manipular o transformar los datos81. En esta misma línea, Roesch estudia las colocaciones verba facere, verba habere y sermonem habere, y reflexiona acerca del grado de fijación y lexicalización que presentan, así como sobre la naturaleza de sus complementos, siempre dependientes del sustantivo82. Por su parte, Tara, en un breve artículo en el que analiza y compara algunas construcciones con verbo soporte en latín, griego clásico y rumano (peccatum facere / ἁμαρτίαv ποιέω / a face păcat; iustitiam facere / δικαιοσύνηv ποιέω / a face dreptate), pone de manifiesto la capacidad de estas colocaciones para renovarse constantemente y la facilidad con la que se traspasan y copian en las distintas lenguas. 79 Respecto de la naturaleza factitiva de dare, cf. Martín Rodríguez (1996: 57). 80 Analizamos en el siguiente capítulo (§ III) los criterios que se han propuesto para las CVS en las diferentes lenguas y su aplicabilidad en la lengua latina. 81 Aspecto del que era consciente la autora, como expone en un artículo posterior dedicado a las construcciones con verbo soporte en griego antiguo: “Tuttavia, l’applicazione di questi criteri ad un corpus finito di dati, non sottoponibile a manipolazione, quale è appunto quello fornito dalle lingue morte, dipende interamente dell’attestazione o meno delle trasformazioni” (Marini, 2012: 156). 82 Especialmente interesante es su observación acerca del sintagma preposicional de+ ablativo que acompaña a estas tres colocaciones: este, según la autora, solo puede depender del nombre (verbum y sermonem), puesto que es un argumento típico de los verbos de palabra y no de facio o habeo: “En tant que tel, c’est lui [le mot verbum], et non facere, qui sélectionne la construction avec de” (2001: 861). 102 Por último, Brunet estudia las construcciones con verbo soporte con diátesis pasiva, a partir del análisis de aquellas en las que participa accipere. Este es, pues, el punto en el que se encontraban los estudios sobre las construcciones con verbo soporte en latín cuando J.M. Baños publica, en 2012, su primer trabajo al respecto. Desde entonces, y en el marco de dos proyectos de investigación acerca de los verbos más frecuentes del latín y del griego clásico83, se ha conformado un grupo de investigación en la Universidad Complutense de Madrid que está desarrollando una importante labor de identificación, análisis y descripción de las colocaciones verbo-nominales en latín. Así pues, en lo que sigue, presentaremos los fundamentos y la metodología empleados por Baños y el resto de componentes de esta escuela: Dolkowska (2012), Alonso Fernández (2015), Tur Altarriba (e.p.), Mendózar (2015) y esta misma Tesis. II.3.3.1. Colocaciones verbo-nominales en latín (grupo REGLA) En una línea de trabajo que es deudora, en parte, de los presupuestos de la Léxico-Gramática de G. Gross y de la teoría Sentido-Texto de Mel’čuk se inscribe el grupo de investigación encabezado por Baños, con el objetivo último de analizar, de una manera sistemática y exhaustiva, sobre corpus de datos lo más amplios posibles, las colocaciones verbo-nominales en lengua latina, en paralelo a los trabajos que Jiménez López (2011b, 2012, e.p.) ha realizado sobre este mismo campo en griego. El análisis de las estructuras de complementación del griego ποιέω y del verbo latino facere llevó a sus autores, Jiménez López (2011b) y Baños (2012), respectivamente, a postular que la elevada frecuencia con la que aparecen ambos en sus correspondientes lenguas tiene que ver, precisamente, con que forman parte de construcciones con verbo soporte, del tipo de mentionem facere, impetum facere o finem facere en latín, y de λόγοv ποιεῖσθαι, ἀπολογίαv ποιεῖσθαι o κατηγορίαv ποιεῖσθαι, en griego: “Una de las razones, si no la más importante, de por qué 83 En concreto, Rección y complementación verbal en griego y en latín (II): verbos de proceso, actividad y causativos (FFI2009-13402-C04-02), proyecto en el que se inscribe la Beca de Investigación FPI que ha hecho posible esta Tesis, y Problemas de rección en griego y latín: colocaciones y construcciones con verbo soporte (FFI2013-47357-C4-3), proyecto que pretende, entre otros objetivos, sentar las bases para la elaboración de un futuro diccionario de colocaciones en latín. En ambos casos, la Base de Datos REGLA, ha constituido un instrumento fundamental de análisis. 103 determinados verbos son de uso frecuente en una lengua (por ejemplo, en español, hacer, dar, tomar o tener), es justamente porque funcionan como verbos soporte” (Baños 2012: 38). A partir de esta constatación y teniendo en cuenta que tanto el latín como el griego clásico son lenguas textuales, esta escuela evita aplicar aquellos criterios desarrollados para las lenguas modernas que no puedan ser confrontados en los corpora. En coherencia con este plateamiento, el punto de partida para el estudio de estos predicados es su frecuencia de aparición en los textos, que, si bien no es un rasgo concluyente, sí constituye un primer indicio sobre el que trabajar. Conviene destacar en este punto que en el análisis de la frecuencia se debe tener en cuenta la perspectiva del sustantivo y no la del verbo (Jiménez López, 2011b: 7-8), para poder conocer, de cada uno de los nombres que nos interese, su órbita colocacional, es decir: todos los verbos que, con mayor o menor contenido semántico, actualizan los diferentes momentos o perspectivas desde las que se puede considerar el evento predicado (Baños 2013; 2014a; 2014b; 2015a; 2016). Como bien es sabido, los verbos que forman parte de la órbita colocacional de un sustantivo predicativo son elegidos de forma restringida por este, que ejerce de núcleo semántico y sintáctico de la colocación. Sin embargo, estos no actúan de meros auxiliares del nombre, sino que presentan matices a veces de significado, otras de registro, o de preferencia de un autor o una época (Baños 2014a: 108). Son todos, pues, verbos funcionales y forman colocaciones verbo-nominales funcionales, que pueden simplemente actualizar el contenido del sustantivo –las llamadas construcciones con verbo soporte–, informar acerca del aspecto de este –colocaciones funcionales aspectuales– o de su diátesis –colocaciones funcionales diatéticas–. Desde este punto de vista, para examinar de forma exhaustiva el alcance de la aportación de verbo y nombre en la colocación, Jiménez López propone analizar las estructuras de complementación del verbo en sus usos plenos (2011b: 3ss.) y el esquema actancial del nombre (2012), a partir de los presupuestos de la Gramática Funcional de S. Dik (§ I). En relación con esto, los trabajos que se han llevado a cabo hasta el momento en el seno de este grupo se han planteado desde dos perspectivas de análisis distintas: (i) el estudio de un sustantivo o un grupo de sustantivos predicativos, como los que dedica Baños a los nombres bellum y proelium (2013; 2014b) y a las colocaciones de consilium (2014a); la publicación de Jiménez López centrada en los sustantivos πόλεμον, μάχην y εἰρήνην (2012); nuestro breve artículo acerca de spes (Jiménez 104 Martínez, 2015); la tesis de máster de Dolkowska en la que estudia los empleos adverbales y las colocaciones del sustantivo memoria (2012) o la tesis de doctorado que está realizando Tur sobre las colocaciones verbo-nominales en las que participan nombres de sentimiento en latín como odium o laetitia. (ii) el análisis de un verbo o un tipo de verbos colocativos, como el ya mencionado de Jiménez López (2011b) sobre ποιέω; el artículo de Mendózar (2015) sobre afficio como verbo soporte causativo en la colocación poena afficere, anticipo de su Tesis Doctoral sobre la expresión de la causatividad en latín mediante colocaciones verbo-nominales ; el que llevó a cabo Alonso Fernández (2015) acerca de dare en sus usos con sustantivos del ámbito de la danza, como saltus o motus; y esta misma Tesis, que ofrece una panorámica de las colocaciones verbo-nominales con ponere. En estrecha relación con este grupo, Pompei (e.p.) extiende el concepto de verbo soporte a las construcciones de habeo + sintagma preposicional, del tipo in animo habere, un tipo de colocaciones que está analizando Di Salvo en su Tesis Doctoral. Por último, Baños (2016: 19-20) ha llamado la atención sobre la importancia cuantitativa y cualitativa de estos predicados en la lengua latina, que, a diferencia de lo que proponen las interpretaciones estílisticas en latín, no constituyen un recurso propio del lenguaje coloquial o técnico, sino que están presentes en todos los registros de lengua, incluso en la poesía (Baños e.p.). De hecho, la alta frecuencia de empleo de las colocaciones verbo-nominales supone uno de los rasgos diferenciadores más importantes respecto del griego antiguo (Baños 2015a), que prefiere verbos simples o derivados (εὐχαριστέω, μισέω) allí donde el latín emplea estas perífrasis (gratias agere, odio habere). La tesis de máster de I. López Martín (2016), un estudio comparado sobre el empleo de las CVS en César y Jenofonte confirma, con datos concluyentes, esta diferencia entre las dos lenguas, que se refleja también en el Nuevo Testamento, al comparar la versión original griega y la traducción latina de la Vulgata (Baños 2015c). Hasta el punto de que, en ocasiones, como ha puesto de manifiesto Jiménez López (e.p.), determinadas CVS del texto griego son en realidad préstamos latinos (consilium capio > συμβούλιον λαμβάνω). Todos estos trabajos dan muestra de la actualidad y de las múltiples posibilidades84 de análisis de un tema, el de las construcciones con verbo soporte, que 84 Faltan, por ejemplo, estudios, desde una perspectiva diacrónica, que den cuenta de la renovación de las CVS en latín (Baños 2016: 31-33). Un tesis de máster en curso de C. Tierno, comparando el empleo de las colocaciones verbo-nominales en la Mulomedicina Chironis y en el texto de Vegecio, o la futura Tesis Doctoral 105 no formaba parte hasta ahora de los contenidos y del interés de la lingüística latina. Las páginas que Pinkster (2015: 74-77) dedica a los “support verbs” en su reciente y monumental The Oxford Latin Syntax son la mejor prueba del interés que suscitan estos predicados, en tantos sentidos “complejos”. II.3.4. Recapitulación A pesar del impulso de los estudios sobre las colocaciones verbo-nominales en latín son todavía escasos si los comparamos con los trabajos dedicados a este mismo objeto en las lenguas modernas, y se centran, casi exclusivamente, en las colocaciones funcionales, sobre todo en las construcciones con verbo soporte. Las publicaciones que han abordado, de forma directa o indirecta, este tipo de colocaciones en lengua latina se han fijado, en especial, en dos aspectos de las mismas: (i) De una parte, se ha reflexionado acerca de su valor estilístico (§ II.3.1), y se han considerado expresiones propias de la lengua coloquial o vulgar, por el frecuente uso de verbos de semántica general o imprecisa como facere o habere. (ii) Por otra, y desde una perspectiva propiamente lingüística (§ II.3.2), tanto los trabajos centrados en los nombre abstractos (§ II.3.2.1) como en los verbos generales (§ II.3.2.2), que son los elementos que configuran estas colocaciones, han coincidido en señalar el carácter analítico o perifrástico de estos predicados, equivalentes a verbos simples. El primer acercamiento específico a las construcciones con verbo soporte en latín se lo debemos a Flobert (§ II.3.2.3), quien, siguiendo las premisas de la Léxico- Gramática, sentó, en el año 1996, las bases para su estudio e inspiró una serie de artículos que analizaron estas colocaciones a partir de los criterios de identificación que para la lengua francesa se habían propuesto. En este mismo año, desde otras perspectivas teóricas, Hoffmann y Martín Rodríguez dedicaron sendos estudios a estos predicados en lengua latina. de López Martín sobre las CVS en la Historia Augusta y en latín tardío se insertan en esta línea de investigación. 106 Los trabajos de Baños y sus discípulos en el campo de las colocaciones funcionales (§ II.3.2.3.1) han supuesto un fuerte impulso a la investigación de estas construcciones en latín, como los de Jiménez López en el ámbito griego. 107 CAPÍTULO III: CARACTERIZACIÓN DE LAS COLOCACIONES FUNCIONALES. CRITERIOS DE ANÁLISIS Como hemos visto en el capítulo anterior, en los últimos años ha habido distintos acercamientos por parte de estudiosos de la lingüística latina a las colocaciones verbo- nominales, en concreto, a las construcciones con verbo soporte. Estos trabajos se han basado, por lo general, en las características y criterios de identificación y análisis propuestos para las lenguas modernas, sobre todo los ofrecidos por la perspectiva Léxico-Gramática de G. Gross para el francés. Bajo nuestro punto de vista, esta aproximación a las colocaciones verbo- nominales del latín no siempre resulta adecuada, puesto que se proponen ciertas pruebas basadas en transformaciones e intuiciones lingüísticas que solo las lenguas con hablantes nativos pueden aplicar, y que, por tanto, no resultan operativas en el caso del latín, al ser una lengua restringida a un corpus textual. En consecuencia, para reconocer con la mayor precisión las colocaciones funcionales en latín, que son las que vamos a estudiar en profundidad en la presente investigación, es necesario precisar previamente sus características más relevantes y concretar unos criterios de análisis lo más objetivos posible, adaptados a la lengua latina. Para ello, este capítulo vamos a analizar críticamente los criterios, semánticos (§ III.1) y sintácticos (§ III.2) usados en las lenguas modernas, criterios que nos servirán como punto de partida para la posterior identificación y análisis de los datos de nuestro corpus a lo largo de este trabajo1. A modo de recapitulación (§ III.3), recogeremos en una tabla todos los criterios comentados. 1Respecto de estos criterios hay una vasta bibliografía en las lenguas modernas: Giry-Schneider (1978, 1987), Gaatone (1981), Detges (1996), Langer (2004, 2005) etc., y también, de manera general o como 108 III.1. CRITERIOS SEMÁNTICOS Como ya hemos mencionado, las colocaciones funcionales prototípicas (1a) se caracterizan por ser la combinación entre un verbo y un sustantivo abstracto-eventivo. Estos predicados se encuentran a medio camino entre las frases libres, en las que el hablante decide libremente los términos que emplear (1b), y las locuciones fraseológicas (1c), de mayor rigidez formal que las colocaciones y en las que el sustantivo no admite, por ejemplo, modificaciones: (1a) Mi padre me echó un sermón [interminable] (1b) Tenía frío y se echó el abrigo sobre los hombros (1c) Creo que la policía ya le ha echado el guante [*de seda] al ladrón Pues bien, en este apartado vamos a describir las características semánticas prototípicas de las colocaciones funcionales (1a), desde la perspectiva de los elementos que las constituyen, y que sirven para distinguirlas tanto de las combinaciones libres (1b) como de las expresiones fraseológicas (1c): la naturaleza predicativa, abstracta, eventiva, del nombre (§ III.1.1), y la naturaleza funcional del verbo, o lo que es lo mismo, su grado de vacuidad semántica (§ III.1.2). Terminaremos comentando la relación que se establece entre ambos constituyentes (§ III.1.3), ya que el carácter intermedio de las colocaciones se justifica, principalmente, por dos motivos: entre sus componentes se dan restricciones de selección, lo que las aleja de las combinaciones libres, y son construcciones fijas desde un punto de vista sintagmático pero no paradigmático, lo que las distingue de la simple fraseología. III.1.1. Naturaleza semántica del nombre predicativo En cuanto a la naturaleza semántica del nombre, sobre la base de que el sustantivo es el núcleo de una colocación funcional, comentaremos los criterios que tradicionalmente se han establecido para identificar estas construcciones: el carácter predicativo del aplicaciones puntuales, en los estudios de las lenguas clásicas: Flobert (1996); Rosén (1999); Marini (2000, 2010); Hoffmann (2011); Baños (2012, 2016), Jiménez López (2011b, 2012, e.p.), etc. 109 sustantivo (§ III.1.1.1) y la existencia de un verbo simple equivalente a la colocación (§ III.1.1.2). III.1.1.1. Sustantivos predicativos La base de las colocaciones funcionales es siempre un sustantivo que, a la inversa de lo que sucede en las combinaciones libres, es el que lleva el peso oracional y selecciona el verbo con el que se combina2. Estos pueden ser de dos tipos: (i) sustantivos predicativos abstractos y (ii) entidades concretas que predican: (i) Sustantivos predicativos abstractos3. Por sustantivo predicativo (o nomen actionis) entendemos un nombre con capacidad predicativa, es decir, con una estructura argumental propia que refiere un evento, una acción, una situación o una idea, en la que participan uno o varios elementos vinculados entre sí (que reciben el nombre de actantes semánticos). Estamos hablando de nombres como construcción, opinión o amor en español, y satio, obsessio o iniuria en latín. Para entender mejor e identificar este tipo de nombres, seguimos la propuesta de Lyons (1980) acerca de las clases nominales asociadas a las posibles entidades referidas. Lyons sostiene que existen tres tipos de entidades: de primero, segundo y tercer orden. Las entidades de primer orden son designadas por nombres habitualmente considerados como concretos y hacen referencia a entidades que se ubican en un espacio, como animales, personas u objetos (libro, barco, caballo; domus, uxor). Las entidades de segundo orden corresponden a eventos, procesos o situaciones que pueden localizarse en un tiempo (llegada, aborto; bellum, aedificatio). Las entidades de tercer orden, por último, son conceptos, ideas o proposiciones que se encuentran fuera del espacio y el tiempo, y están relacionadas con alguna actividad mental o intelectual (memoria, sospecha; laus, iustitia). 2 Cf. Giry-Schneider (1987), Gross (1989), Detges (1996), Langer (2004, 2005), entre otros. 3 En la bibliografía sobre colocaciones funcionales no es unánime la denominación nombres predicativos: algunos autores, como Koike (2001: 75-77), etiquetan a los sustantivos que aparecen en estas construcciones como abstractos; y otros, como Aguilar-Amat (1993: 152), hablan de nombres derivados de verbos o adjetivos. Sobre esta última idea, estamos de acuerdo con G. Gross (1998: 7-8) cuando afirma: “en un mot, un prédicat nominal est défini par le fait qu’il a des arguments et par la nature de ces arguments, et non par un lien morphologique avec un prédicat verbal”. 110 Pues bien, cuando hablamos de nombres predicativos estamos refiriéndonos a los nombres de segundo y tercer orden, que son los que, tal como demuestra Spevak (2014: 184ss.), constan de estructura predicativa interna. Este tipo de sustantivos son, por decirlo de otra manera, oraciones en potencia, pues tienen la posibilidad de, combinándose con verbos funcionales, actualizar su estructura actancial, como vemos en (2): (2a) Ana hace una llamada a su madre (2b) post mortem eius Sassia moliri statim nefaria mulier coepit insidias filio; quaestionem habere de viri morte constituit (“Después de su muerte Sosia se puso a urdir, como malvada que es, intrigas contra su hijo; decidió hacer una investigación sobre la muerte de su marido”, Cic. Clu. 176) En (2a) no podríamos decir que el complemento a su madre depende de hacer, puesto que este verbo no cuenta, en su marco predicativo, con un argumento cuya función semántica sea Destinatario, sino que se trata de un complemento dependiente de llamada, que, como vemos en su esquema actancial de (3a), requiere de un argumento de este tipo. Del mismo modo, el sintagma preposicional de viri morte en (2b) es el segundo actante semántico de quaestio, que no depende, por tanto, directamente de habeo: (3a) llamadaNPred.: [/humano/]Actor [/humano/]Destinatario (3b) timorNPred.: [/animado/]Experimentante [/X/]Afectado Estas consideraciones son importantes, porque, desde nuestro punto de vista, en una colocación el nombre que se combina con un verbo funcional debe tener actantes semánticos, es decir, ser un nombre predicativo (o, como vamos a ver a continuación, una entidad de segundo o tercer orden con capacidad de predicar). (ii) Entidades concretas que predican. Además de los sustantivos predicativos, hay entidades concretas, de primer orden, que tienen, en ciertos contextos, la capacidad de predicar. Se trata de aquellos casos en que nombres que no tienen por sí mismos estructura argumental interna evocan o refieren eventos, normalmente por un proceso metonímico. 111 Bien es sabido que los seres humanos nos servimos de nuestro conocimiento sobre la realidad y sobre nosotros mismos para expresar conceptos e ideas complejas, es decir, conceptualizamos el mundo a partir de elementos básicos de nuestra cotidianeidad. Es por ello por lo que algunos eventos, pensamientos, estados o sentimientos, que, a priori, se explicitarían por medio de nomina actionis, pueden expresarse mediante entidades cercanas y aprehensibles que sugieren metonímicamente esas predicaciones. Y es que “las proyecciones metonímicas (…) conforman un tipo de referencia indirecta por la que se alude a una entidad implícita a través de otra explícita” (Cuenca-Hilferty 1999: 10) dentro del mismo dominio conceptual, al cual pertenecen los dos elementos de la proyección: (4) Laura y Marta cogieron un avión hacia Abu Dabi el sábado En efecto, el significado de (4) es ‘iniciar un viaje aéreo’ y se expresa por medio de un sustantivo concreto que hace referencia a una parte física de ese ‘viaje aéreo’, el avión. La metonimia se da al explicitar la parte (avión) haciendo alusión al todo (viaje), por este motivo avión actúa como si fuera un sustantivo predicativo (viaje), con los actantes semánticos y las restricciones léxicas correspondientes: (5a) viajeNPred [/animado/]Actor [/lugar/]Origen [/lugar/]Destino (5b) aviónEntidad(metonimia) [/animado/]Actor [/lugar/]Origen [/lugar/]Destino III.1.1.2. Verbo simple equivalente a la colocación Como ya hemos visto en apartados anteriores, uno de los argumentos más recurridos para identificar una CVS es la existencia de un verbo simple equivalente al predicado analítico, del tipo dar un paseo / pasear o hacer una promesa / prometer. Tanto es así que, en la Gramática descriptiva del español, Piera y Valera consideran que “el criterio más claro para identificar qué verbos pueden serlo de apoyo consiste en verificar si gracias a ellos se puede construir un sintagma () equivalente a un verbo sencillo de la lengua” (1999: 4415). 112 A menudo, este verbo simple guarda (pero no necesariamente4) una relación etimológica con el sustantivo predicativo que funciona como Objeto en la CVS (6): (6a) dar un beso / besar; tomar una decisión / decidir; poner una amonestación / amonestar (6b) faire des caresses / caresser; donner l´amnistie / amnistier; faire une offre / offrir (6c) prestare aiuto / aiutare; dare alloggio / alloggiare; fare un commento / commentare (6d) bellum gerere / bellari; spem habere / sperare; iter facere / ire Es coherente pensar que estos verbos simples son equivalentes semánticamente a las CVS puesto que no dejan de ser una manera de verbalizar la estructura argumental inherente del sustantivo predicativo. O, dicho de otro modo, si el sustantivo es el elemento predicativo de la CVS y el verbo soporte solo aporta la información gramatical, es lógico deducir que en en paralelo al sustantivo haya (o se haya creado) un verbo simple que exprese la misma idea (7) y (8): (7a) La alegría de Laura por su nuevo trabajo (7b) Laura siente alegría por su nuevo trabajo (7c) Laura se alegra por su nuevo trabajo (8a) Plutus noluit, / pontem interrupit, qui erat in itinere (“Plauto no lo quiso así, e hizo cortar un puente que había en el camino”, Plaut. Cas. 66) (8b) mihi necesse est ire hinc; verum quod erit natum tollito (“Yo no tengo más remedio que irme, hazte cargo tú en mi nombre del hijo o de la hija que nos nazca”, Plaut. Amph. 501) (8c) quid ais? certumnest celare, quo iter facias, pessuma? (“¿Qué, estás dispuesta a ocultarme dónde vas, malvada?”, Plaut. Persa 221) Así, cuando un hablante quiere decir 'estar feliz por algo' puede seleccionar un verbo en relación sintagmática con el sustantivo alegría, en este caso, sentir (7b), o un verbo simple asociado a dicho sustantivo, alegrarse (7c). Y del mismo modo, para expresar el predicado semántico ‘ir’ en latín, se puede emplear el verbo eo (8b) o el 4Algunos ejemplos de verbos simples no emparentados etimológicamente con el nombre de la CVS son: dar clase / enseñar; abrir fuego / disparar; echar un sueño / dormir. 113 sustantivo emparentado morfológica y semánticamente con él, iter (8a), apoyado en un verbo funcional, en este caso, facere (8c). Si bien es cierto que en muchas ocasiones ambas estructuras son intercambiables, no sucede así en todos los contextos: No resulta difícil encontrar casos en los que la expresión con verbos soporte no equivale al verbo por el que a primera vista se puede parafrasear (dar un corte, dar una sorpresa, hacer una llamada, tener una idea o tener un proyecto no son intercambiables en todos los contextos con sus correspondientes paráfrasis cortar, sorprender, llamar, idear o proyectar). Así, el hecho de que el médico haga un corte en el brazo del paciente no implica que el médico corte el brazo del paciente (De Miguel 2006: 1299- 1300). G. Gross (1989: 131-132) y Sanromán (2009: 289ss) se han ocupado de las diferencias entre las construcciones verbo-nominales y sus correlatos verbales simples5. Esta última ha observado que “la supuesta equivalencia semántica se da sólo a nivel abstracto, cuando nos ocupamos de los casos específicos aparecen las diferencias…”. De las aportaciones de ambos autores extraemos, grosso modo, dos tipos de diferencias básicas entre los CVS y los verbos simples: diferencias semánticas (§ III.1.1.2.1) y diferencias de la estructura argumental (§ III.1.1.2.2). III.1.1.2.1. Diferencias semánticas Tres son las posibles diferencias semánticas que se dan entre la CVS y el verbo simple: (i) que el verbo simple abarque más contextos que la colocación; (ii) que no exista equivalencia de significado entre ambos en ningún caso y (iii) que en la CVS el evento se vea precisado por modificadores del nombre. (i) El verbo simple abarca más contextos que la colocación. En ocasiones, los nombres predicativos que entran a formar parte de colocaciones son polisémicos. En estos casos, los diferentes verbos funcionales con los que se unen actualizan uno solo de esos significados. Por ejemplo, el sustantivo pugna tiene el sentido de ‘lucha’ o 5Ya antes cuestionó la validez de este criterio Gaatone (1981: 52). 114 ‘batalla’, pero también, derivado de este, el de ‘discusión’ o ‘disputa’. Pues bien, la acepción que selecciona el verbo soporte facere es la primera de estas (‘lucha’), por eso la colocación pugnam facere (9) significa ‘llevar a cabo un combate’ o ‘luchar’, y no ‘discutir’: (9) eo cum delectis equitibus noctu pergit et iam egredientibus Romanis in porta pugnam facit (“Hacia allá se encamina de noche con una elite de caballería y, cuando ya salían los romanos, les da batalla en la puerta”, Sall. Iug. 56,4) Sin embargo, el verbo simple tiende a configurar expresiones equivalentes semánticamente al nombre en sus diferentes significados, tal como vemos con el verbo pugno: en (10a), tiene el sentido de ‘luchar’, relacionado con la primera acepción de pugna; mientras que en (10b) adquiere el sentido de ‘discutir’ o ‘llevar la contraria’, afín al segundo significado del sustantivo: (10a) iam facundo ponente lacernas / Caedicio et Fusco iam micturiente parati / digredimur, lentaque fori pugnamus harena. (“El elocuente Cedicio ya se quita el manto, y Fusco se va a orinar, todos estamos a punto, y ¡hala, nos despiden! Así vamos luchando por la premiosa arena del Foro”, Iuv. 16,47) (10b) tu cave ne triste cupias pugnare puellae (“Tú procura no enfrentarte a tu amada furiosa”, Prop. 1,10,21) (ii) No existe equivalencia semántica en ningún contexto. En ocasiones, entre la colocación y el verbo simple, aun compartiendo los mismos argumentos y estando emparentados con el mismo nombre, no se da equivalencia semántica. (11a) El primer ministro turco ha dado instrucciones para que se endurezcan las penas para estos delitos (11b) El primer ministro turco ha instruido para que se endurezcan las penas para estos delitos (12a) atque ego, Neptune, tibi ante alios deos gratias ago atque habeo summas (“Ante todo a ti, Neptuno, sobre todos los demás dioses, te doy gracias y te guardo el más profundo agradecimiento”, Plaut. Trin. 824) (12b) trach. Ecce Gripi scelera. cum istaec res male evenit tibi, / Gripe, gratulor. (“Tr. ¡Ahí tienes las maldades de Gripo! Gripo, te felicito por tu fracaso,”. Plaut. Rud. 1179) 115 (12c) et tibi et ago gratias et gratulor (“te doy las gracias y te felicito por ello”, Cic. fam. 16,16,2) Dar instrucciones (11a) hace referencia a la idea de 'impartir mandos u órdenes con el objetivo de conseguir un resultado', e instruir (11b), en cambio, significa 'impartir conocimientos a una persona, animal o dispositivo tecnológico'. Así, que el primer ministro haya dado instrucciones no significa, en ningún caso, que haya instruido para que estas se llevan a cabo. En latín, por su parte, gratias agere (12a) significa ‘agradecer / dar las gracias’, que dista bastante del sentido del verbo simple gratulor: ‘felicitar / hacer un cumplido’. La mejor prueba de su no equivalencia es el ejemplo (12c), en el que aparecen a la vez CVS y verbo simple. (iii) La CVS precisa la acción mediante modificadores del nombre. Es habitual encontrar CVS en las que aparece un determinante o un adjetivo modificando el nombre. En estos casos, la construcción alcanza mayor grado de especificidad que el verbo simple: podemos encontrar, por ejemplo, numerales que determinan la cantidad de actos que se llevan a cabo –una bofetada / dos bofetadas / un par de bofetadas, etc. (13b)–, o adjetivos que hablan de la calidad de estos –en (13c) bien dada–: (13a) Juan abofetea a Mario (13b) Juan ha dado una bofetada a Mario (13c) Juan ha dado una bofetada bien dada a Mario Respecto de este tipo de ejemplos, Jiménez López (2011b: 14) afirma que “el mayor grado de semejanza entre una CVS y su verbo simple correspondiente se da cuando el nombre de la CVS no recibe ningún tipo de modificación, algo que […] es poco usual. Esta sería, pues, una de las razones por las que se justificaría la elección de una CVS frente a su verbo simple equivalente”. III.1.1.2.2. Diferencias en la estructura argumental En ocasiones, la diferencia entre una CVS y el verbo simple paralelo tiene que ver con que no comparten la misma estructura argumental. Unas veces esta diferencia va unida a la falta de sinonimia, como entre tener la impresión e impresionar (14): 116 (14a) Tengo la impresión de que no te equivocas (14b) México impresiona en su debut en la Copa América Entre tener la impresión e impresionar no hay equivalencia ni a nivel semántico ni a nivel sintáctico. En cuanto al significado, la colocación (14a) tiene un sentido cercano a ‘considerar’ o a ‘parecer’, mientras que el verbo simple (14b) se puede parafrasear por ‘conmover’ o ‘impactar’. Desde el punto de vista sintáctico, tener la impresión requiere de un Objeto –de que no te equivocas–, con el que no cuenta impresionar. Otras veces, la CVS y el verbo simple son equivalentes semánticamente a pesar de no tener la misma estructura argumental. Un buen ejemplo de ello es el par dar permiso / permitir (15): (15a) El Gobierno permite buscar petróleo en las Canarias (15b) El Gobierno da permiso para buscar petróleo en las Canarias Permitir es un verbo transitivo que se construye con un OD que explicita la 'cosa permitida'. Este complemento toma la forma de una oración de infinitivo –buscar petróleo (15a)–, de un sintagma nominal –la búsqueda de petróleo–, o de una oración subordinada sustantiva introducida por que –que se busque petróleo–. La CVS dar permiso, sin embargo, no presenta OD, sino que se construye con un complemento del nombre: permiso para buscar petróleo (15b). En definitiva, a pesar de que la presencia de un verbo simple no es siempre garantía absoluta de que estamos ante una colocación funcional, puede ser un buen punto de partida para su identificación. En cualquier caso, que exista un verbo denominativo emparentado morfológicamente con el nombre de una colocación es una prueba de que dicho nombre es predicativo, criterio fundamental para reconocerla. Por este motivo, en nuestros análisis también lo tendremos en cuenta. 117 III.1.2. Naturaleza semántica del verbo funcional Nos vamos a centrar, a continuación, en las características semánticas de los verbos que participan en las colocaciones funcionales. Para ello, estudiaremos, en primer lugar, los verbos funcionales más generales, es decir, los verbos soporte (§ III.1.2.1), para comentar a continuación los rasgos propios de los verbos funcionales aspectuales y diatéticos (§ III.1.2.2) III.1.2.1. Verbos soporte El motivo por el que algunos verbos son muy frecuentes en la lengua es, justamente, porque son verbos soporte. Es decir, verbos de significado muy general y polisémico que son muy productivos por poder combinarse con un alto número de sustantivos, del tipo de hacer, tener y dar6 en español (16), o facio, habeo y capio en latín (17): (16a) hacer una adquisición / una reverencia / alarde / aspavientos / una confesión (16b) tener apetito / dominio / inicio / celos / talento / curiosidad / tos (16c) dar un salto / consentimiento / un mordisco / término / un manotazo / un ladrido (17a) iter, impetum, proelium verba, mentionem, finem, potestatem, pugnam, ludos facere7 (17b) pacem, fidem, curam, timorem, honorem licentiam, orationem, quaestionem habere (17c) consilium, condicionem, dolorem, laudem, miserias, quietem capere La razón principal de la alta colocabilidad de estos verbos está estrechamente relacionada con su amplio significado léxico. Es decir, si el significado de un verbo es muy específico, son menos los sustantivos con los que se puede combinar (por ejemplo, acarrear, atañer o dispensar son seleccionados por un número muy reducido de sustantivos para formar colocaciones funcionales), frente a lo que sucede con los verbos de significado más general. Y es que, por definición, el sentido léxico de la CVS 6Estos son, precisamente, los verbos más frecuentes en español (Koike 2001: 202). 7En un reciente estudio, Baños (2016: 19-21) analiza distintas CVS con el verbo facere y concluye que este es el verbo soporte más productivo en latín en todas las épocas. La base de datos REGLA, allí donde es posible comparar facio con otros verbos soporte (ago, gero, etc.), confirma esta afirmación. 118 se concentra en el nombre y no en el verbo, motivo por el cual suelen ser seleccionados verbos de significado muy poco específico –para evitar el colapso predicativo del que habla De Miguel (2006: 1297ss.)–, que actúan como meros portadores de las informaciones gramaticales de tiempo, modo, persona y número. Precisamente es la relación directa entre la menor especificidad semántica del verbo y su alta colocabilidad la que ha llevado a considerar que los verbos soporte están 'vacíos' de significado. De hecho, la vacuidad del verbo ha sido considerada un rasgo tan importante que es lo que ha dado nombre a estas construcciones: construcciones con verbo soporte / con verbo de apoyo, light verbs constructions o Funktionsverbegefüge. No obstante, el carácter 'vacío' que se atribuye a los verbos soporte merece ser matizado. Los verbos que entran a formar parte de las CVS presentan una doble naturaleza: desde un punto de vista paradigmático son predicativos, es decir, en sus usos en combinaciones libres de palabras poseen, en mayor o menor medida, carga semántica y tienen la capacidad de escoger sus propios argumentos (16); mientras que, desde un punto de vista sintagmático, esto es, en el contexto de la CVS, el verbo no se actualiza según sus necesidades y características semánticas prototípicas, sino las del sustantivo que lo selecciona: (16a) Felipe VI dio su primer discurso a la nación el mismo día de su coronación (16b) nam ipse tibi optime formandi condendique res gestas et materiam dabit et exemplum (“él, en efecto, te proporcionará material y a la vez ejemplo en cuanto a ordenar y describir perfectamente sus hazañas”, Sen. Polyb. 8,2) En la CVS dar un discurso (16a), dar no es seleccionado en virtud de su escaso contenido semántico, sino porque es compatible con el significado de discurso (un discurso se hace para ser transmitido a una/s tercera/s persona/s, idea que subyace en el sentido de dar). De igual modo, en latín, exemplum (16b) se combina con el verbo dare, porque este es el verbo prototípico para expresar la transferencia, y el nombre implica un Receptor al que hacer llegar el ejemplo. No es, por tanto, que el verbo se 'vacíe', sino que 'repite' parte del contenido semántico del nombre, y por eso es seleccionado (De Miguel 2004; 2008). 119 Este valor más general de los verbos soporte es el que ayuda a entender dos de sus características específicas: (i) la posibilidad de ser suprimidos sin que el contenido semántico de la colocación pierda sentido y (ii) la imposibilidad de ser nominalizados. (i) Reducción del verbo soporte8. Es lógico que los verbos que más aparecen en las CVS sean de contenido vago, por sus menores restricciones combinatorias. Por este motivo, el verbo (sobre todo los más generales) puede omitirse y el sintagma nominal resultante mantiene la carga semántica de la frase original (17-18), operación que no se puede llevar a cabo con los verbos predicativos (19): (17a) Laura ha hecho una selección de sus cromos preferidos (17b) La selección de Laura de sus cromos preferidos (18a) Laura tiene un miedo horrible a la oscuridad (18b) El miedo horrible de Laura a la oscuridad (19a) Laura coge el jarrón de la estantería (19b) *El jarrón de Laura de la estantería Como muestran estos ejemplos, los sintagmas nominales cuyo núcleo son selección y miedo (17b) y (18b) son sinónimos de las CVS hacer una selección (17a) y tener miedo (17a). La omisión de los verbos soporte hacer y tener no supone pérdida alguna de significado. (ii) Imposibilidad de nominalizar el verbo soporte. Puesto que el nombre es el núcleo semántico de la colocación y no el verbo, este no puede ser nominalizado, como vemos en (20b) y (21b)9: (20a) Laura echa la siesta después de comer (20b) La *echada de la siesta de Laura después de comer (21a) Laura pone mucha atención en las instrucciones de la profesora (21b) La *puesta de atención de Laura en las instrucciones de la profesora 8 Para este criterio cf. Gross (1981:39ss), Giry-Schneider (1987:28), Langer (2004:180), De Miguel (2008:568), entre otros. 9Obviamente hay excepciones en las que la nominalización funciona, como por ejemplo: tomar decisiones / la toma de decisiones. 120 III.1.2.2. Verbos funcionales aspectuales y diatéticos Los dos últimos criterios funcionan bien con los verbos soporte más generales. Sin embargo, hay toda una serie de colocaciones funcionales –las colocaciones aspectuales (§ II.2.3.2) y las colocaciones diatéticas (§ II.2.3.3)– cuyos verbos tienen mayor carga semántica y participan del sentido global de la construcción. Se trata de colocaciones del tipo de (22) y (23): (22a) Laura entabla amistad con Pablo (22b) lux quaedam videbatur oblata non modo regno, quod pertuleramus, sed etiam regni timore sublato (“Parecía haberse ofrecido cierta luz con la abolición no solo de la tiranía que habíamos soportado, sino incluso del temor de la tiranía”, Cic. Phil. 1,2,4) (23a) Me causa pavor la muerte (23b) si displicuerint, scies me in hoc secutum ciceronis exemplum (“si te desagradan, sábete que en este punto he seguido el ejemplo de Cicerón”, Sen. ep. 107,10) Las colocaciones que se forman con este tipo de verbos funcionales presentan las mismas restricciones léxicas que las construcciones con verbos soporte y las mismas características sintácticas, con la única diferencia de que incorporan información aspectual o diatética al conjunto, por lo que el verbo no es, en ningún caso, prescindible. Estas colocaciones se presentan, normalmente, en distribución complementaria con un verbo soporte –en el caso de amistad (22a) y pavor (23a) con tener y en el de timor (22b) y exemplum con habeo–. Sin embargo, es importante notar que no siempre los nombres que seleccionan un mismo verbo general, se combinan con los mismos verbos aspectuales o diatéticos. Como vemos en los ejemplos de (24), tanto miedo como temor seleccionan el verbo soporte general sentir, pero temor no se construye ni con el verbo de aspecto incoativo entrar, ni con el terminativo vencer. (24a) sentir miedo / entrar miedo / vencer el miedo (24b) sentir temor / *entrar temor / *vencer el temor Luego las colocaciones funcionales diatéticas y aspectuales están también sujetas a elección preferente, restringida y no predecible necesariamente. Lo mismo 121 ocurre en latín: en el caso de las extensiones aspectuales, por ejemplo, frente a la CVS bellum gerere, las extensiones aspectuales (bellum suscipere, trahere, conficere), “son a su vez colocaciones en las que, en mayor o menor medida, hay una elección preferente entre distintas posibilidades” (Baños 2014b: 11), elección en la que influyen factores de distinta naturaleza. En el caso de las extensiones diatéticas, por ejemplo, cabría esperar que “consilium sequi (‘seguir un consejo’) fuera la contrapartida diatética de consilium dare” y, sin embargo, como muestra del carácter no previsible de las colocaciones, la expresión más frecuente en latín es consilio uti (Baños 2014a: 112-113): los latinos, más que “seguir” los consejos, que también, los “aprovechan”. III.1.3. Coocurrencia léxica restringida y concordancia semántica III.1.3.1. Coocurrencia léxica restringida Cuando hablamos de coocurrencia léxica restringida o de restricción en la selección nos referimos a la preferencia mayor o menor de un término de combinarse con otro: por ejemplo, en español se prefiere darse una ducha mientras que en italiano se elige farsi la doccia. Y esto es así porque, para expresar la idea “mojar con abundante agua u otro líquido el cuerpo con el fin de lavarlo”, la lengua española restringe a un número muy limitado de posibilidades las combinaciones, que serán darse, pegarse o tomar una ducha. Y en el caso de proelium en latín, para actualizar dicho sustantivo como predicado, las posibilidades también están restringidas (Baños 2016: 25): facere, committere, dirimere, conserere y edere. Frente a este tipo de ejemplos, los sintagmas libres presentan un grado mucho menor de restricciones combinatorias. La selección léxica en las combinaciones libres de palabras (25a) se basa en el significado de las mismas y en su estructura sintáctica. (25a) Laura pone las llaves encima de la mesa (25b) Laura pone atención a los consejos del médico Por ejemplo, en (25a) el sintagma poner las llaves es libre puesto que su significado es la suma de sus dos constituyentes y sus propiedades sintácticas dependen tanto del nombre como del verbo; mientras que en (25b), que también está formado de 122 acuerdo con las normas sintácticas, el nombre atención selecciona de forma restringida poner. Es decir, el hablante no es enteramente libre al combinar estas dos palabras, pues sabe que, para expresar dicha realidad extralingüística, atención elige de forma restringida bien poner bien prestar (26a) y no, por ejemplo, dar o colocar (26b): (26a) Laura pone / presta atención a los consejos del médico. (26b) Laura *da / *coloca atención a los consejos del médico. Además, en (25b) el sentido de la expresión no es la suma regular de ambos significados, sino que, como ya hemos visto, el verbo pierde parte de su significado y adquiere un significado metafórico, adecuado al nombre con el que se combina, en este caso atención, el que más peso semántico aporta al conjunto. La prueba de las restricciones de selección más invocada en la literatura es una cierta imprevisibilidad del verbo. Los ejemplos siguientes clarificarán la idea: en español podemos decir dar un paseo pero no *dar un viaje, prestar atención pero no *prestar cuidado, dar la enhorabuena pero no *dar una felicitación, hacer una amonestación pero no *hacer una bronca, etc. Del mismo modo, en latín clásico10 se puede decir bellum gerere pero no *bellum agere, gratias agere pero no *gratias dare, impetum facere pero no *impetum agere. Es decir, en tanto que es el nombre el que selecciona de forma restringida el verbo, hay casos en la lengua en la que dos sustantivos semánticamente muy próximos eligen verbos diferentes. Una consecuencia de la selección léxica restringida que se da en las CVS y de su carácter imprevisible es la dificultad de traducirlas literalmente a otras lenguas, como ilustran los ejemplos de (27): (27a) Laura ha dado un grito (27b) Laura ha fet un crit (27c) Laura a poussé un cri Como vemos en los ejemplos de (27), la traducción de dar un grito no es literal: en español el grito se da, en francés se pone y en catalán se hace. Los tres verbos desempeñan la misma función en la colocación, las tres son construcciones 10 Pero, fruto de la la renovación diacrónica de las CVS, en latín tardío se renuevan no pocas de estas colocaciones. Así, por ejemplo, la CVS clásica consilium capere (“tomar una decisión”) se sustituye en gran medida en latín cristiano por consilium facere (Baños 2015c: 70; Jiménez López e.p.). 123 perfectamente equivalentes, pero en español *hacer un grito 'no se dice', de la misma manera que en catalán no suena bien *posar un crit. III.1.3.2. Frecuencia de aparición Como ya señalamos (§ II.1.2), la coocurrencia frecuente entre los elementos de una colocación ha sido considerada un indicio concluyente para la identificación de este tipo de construcciones. J.R. Firth, el estructuralista británico que en 1957 acuñó el término collocation, definió estas construcciones como la coocurrencia frecuente de unidades léxicas. En 1961 Halliday fue todavía más radical al reducir el fenómeno de la colocación a la mera coaparición frecuente y lineal de palabras léxicas en el discurso. En la misma línea, Sinclair (1966) define la construcción como coocurrencia de dos o más palabras que se encuentran en un corto espacio en un texto, y propone como mecanismo de identificación un método estadístico basado únicamente en la frecuencia de aparición de los colocados. En fin, Haensch (1985) se refiere a las colocaciones en tanto que combinaciones libres habitualizadas que se distinguen de las combinaciones fijas lexicalizadas. A pesar de todos estos ejemplos, que no son más que una pequeña selección de las investigaciones que han tratado las colocaciones en términos de frecuencia, en la actualidad se ha matizado notablemente la frecuencia como rasgo distintivo de las colocaciones, y, por extensión, de las CVS. Y es que, como ya apuntara Coseriu en 1967, la coocurrencia repetida de diferentes lexemas puede estar determinada por su significado, y no tener nada que ver con las restricciones y preferencias que caracterizan a nuestras construcciones. Tienen que ver con cómo está hecho el mundo y no cómo está hecha la lengua. Hausmann (1979) comparte esta visión, y pone como ejemplo el sintagma mirar un árbol, del que dice que probablemente tenga unas cotas de frecuencia muy altas y, sin embargo, no es una colocación. En otras palabras, una alta frecuencia no siempre es prueba de que estamos ante una colocación (y viceversa), pero la frecuencia puede ser un indicio importante (sobre todo en lenguas textuales como el latín) siempre que esa frecuencia se vea confirmada por otros criterios (semánticos y sintácticos) como los que estamos comentando en este capítulo. 124 Y, muy especialmente, la coocurrencia léxica restringida a la que acabamos de referirnos. Con una puntualización importante ya señalada para el griego por Jiménez López (2011: 8-9; e.p.): cuando hablamos de frecuencia no hay que entenderla en términos absolutos (número de ejemplos de una colocación) sino en términos relativos. En otras palabras: “cuando se habla de frecuencia, la perspectiva fundamental que hay que adoptar no es la del verbo, sino la del sustantivo: lo relevante, por ejemplo en proelium facere, no es lo que esa construcción supone sobre el total de ejemplos de facio con un OD nominal, sino sobre el total de ejemplos de proelium como OD de no importa de qué verbo” (Baños 2016: 22): el 25% de todos los ejemplos de proelium como OD están restringidos al verbo facio, como lo están el 41% de los ejemplos de impetum, el 85% de los ejemplos de mentionem, etc. III.1.3.3. Concordancia semántica Tradicionalmente se ha considerado que la selección que ejerce el sustantivo sobre el verbo soporte, aunque restringida, es arbitraria y que el verbo no tiene mayor peso en la construcción que el de aportar los rasgos gramaticales al nombre (en el caso de las CVS prototípicas). Sin embargo, tal como asegura M. Alonso Ramos, han sido abundantes en los últimos años “las propuestas dirigidas a encontrar razones semánticas que intentan justificar o explicar la combinación entre los miembros de una colocación verbal” (2011: 17). La mayoría de estas propuestas incide en que la selección de uno u otro verbo por parte del nombre no es caprichosa sino que tiene que ver con la relación semántica que se establece entre ellos, es decir, el grado en que el significado del verbo está compartido por el significado del nombre, lo que Bosque (2003) y De Miguel (2008; 2011) llaman concordancia de rasgos léxicos y Alonso Ramos (2011) entre otros, concordancia semántica. Así, en términos generales, G. Gross (2004) ya estableció una división en el comportamiento de los sustantivos predicativos según la selección del verbo soporte (hacer / tener): de un lado, los nombres estáticos (que expresan estados emocionales, intelectuales, fisiológicos…), cuyo primer actante cumple la función semántica de experimentante, eligen preferentemente el verbo tener en español (28a) o habeo en latín (28b), por congruencia semántica: 125 (28a) tener curiosidad / talento / maña / angustia / añoranza / tristeza (28b) fidem, pacem, rationem / causam / facultates / aucoritatem / orationem habere Por otro, los nombres dinámicos (que refieren actividades, acciones, etc.), en los que el primer actante es Agente, eligen de forma general los verbos hacer (9) en español, y facio en latín (De Miguel 2011): (29) hacer alusión / ampliación / manifestación / reclamación / operación / exposición (30) iter / facinus / verba / impetum / proelium / mentionem / finem / potestaem facere Pero esta concordancia semántica se observa en otros muchos niveles. Basten como ilustración los ejemplos de (31): (31a) Un joven dio un falso aviso de bomba (31b) quod saepe homines temerarios atque imperitos falsis rumoribus terreri … et de summis rebus consilium capere cognitum est (“por ser cosa averiguada que muchas veces las gentes precipitadas e ignorantes se asustan con falsos rumores… y toman resoluciones en asuntos de la mayor importancia”, Caes. Gall. 6,20,3) Así, si el sustantivo aviso elige el verbo dar en (31a) es porque en la estructura semántica de dar está la idea de 'pasar algo de una fuente a una meta', que coincide con el significado de aviso, 'noticia o advertencia que se comunica a alguien'. Del mismo modo, consilium se combina con capio en (31b) porque comparten la idea de adquisición. Es esta una idea fundamental que veremos reflejada en el análisis de las dos colocaciones más frecuentes con pono en latín (spem ponere y metum ponere): el nombre base de una colocación funcional tiende a seleccionar verbos cuya estructura sintáctica sea compatible con su esquema actancial. Y ello es especialmente evidente cuando un sustantivo es polisémico y selecciona marcos predicativos distintos de un mismo verbo para actualizar esos significados. En definitiva, la concordancia semántica entre el nombre y el verbo es una característica fundamental de las colocaciones funcionales y uno de los rasgos que las distancia de las combinaciones libres de palabras. 126 III.1.3.4. Fijación sintagmática (no paradigmática) Con fijación sintagmática queremos hacer referencia al hecho de que, dado un nombre como café, se tiene necesariamente uno o un número limitado de 'colocados', como tomar y beber, con los que forma sintagmas fijos (a diferencia de lo que ocurre en las construcciones libres de palabras de posibilidades ilimitadas). Esta es, como hemos visto, una característica de las colocaciones. Sin embargo, no presentan fijación desde el punto de vista paradigmático, puesto que no son combinaciones fosilizadas, como las locuciones, sino que pueden sufrir modificaciones y transformaciones como la pasiva en (32a), u oraciones de relativo en (32b), tal como veremos en § III.2.2: (32a) iamque non modo in commune, sed in singulos homines latae quaestiones, et corruptissima re publica plurimae leges (“Y así no legisló ya solo para todos, sino también contra hombres particulares, y en una república corrompida a más no poder se multiplicaron las leyes”; Tac. ann. 3, 27, 3) (32b) La derrota que sufrió el domingo la selección fue muy dolorosa La idiomaticidad de las locuciones fraseológicas se deriva, sobre todo, de su fijación estructural o paradigmática (fosilización de su estructura), propiedad que se manifiesta en la suspensión o bloqueo de alguna de las reglas de combinación de los elementos del discurso. Este aspecto no lo comparten las colocaciones, puesto que en ellas sí que se pueden dar algunos de estos cambios sin problema, como hemos visto en (32). Especialmente destacable aquí es la posibilidad de aparición de verbos soporte distintos con un mismo sustantivo. Y es que los sustantivos de las colocaciones suelen seleccionar más de un verbo con los que combinarse (33) y (34), unos de significado más general, otros más específicos para expresar un mismo predicado semántico, mientras que en las locuciones fraseológicas, por su propia naturaleza, el verbo es siemrpe único y no sustituible (35): (33) contraer / pagar / saldar / liquidar / amortizar / solventar / satisfacer / cobrar / tener / perdonar / condonar una deuda. (34) exemplum ponere / sequi / habere / refferre / dare / sumere / quaerere / capere (35) poner / *colocar / *hacer / *quitar los cuernos, etc. 127 Así pues, el sentido idiomático de las CVS viene dado por las restricciones de selección sobre el verbo que ejerce el nombre, esto es, porque presentan fijación sintagmática pero no paradigmática. 128 III.2. CRITERIOS SINTÁCTICOS Es el momento de analizar este tipo de construcciones desde una perspectiva sintáctica. Nos centraremos, en primer lugar, en el comportamiento de los nombres predicativos y en las características y restricciones sintácticas que presentan (§ III.2.1), y, en segundo lugar, trataremos los rasgos y las transformaciones sintácticas particulares de las colocaciones funcionales que las diferencian tanto de las combinaciones libres como de las expresiones fraseológicas (§ III.2.2). III.2.1. Sintaxis del nombre predicativo En los apartados anteriores hemos visto que en las colocaciones funcionales es el sustantivo el que establece la elección restringida del verbo y el que se convierte en núcleo predicativo de la colocación. Estas características las alejan, por un lado, de las combinaciones libres de palabras, en las que es el verbo el que selecciona sus argumentos, y, por otro, de las locuciones fraseológicas, en las que ninguno de sus constituyentes conserva su autonomía. Se considera que el nombre es el núcleo predicativo de la construcción porque, en los ejemplos prototípicos, es él (y no el verbo) el que determina la estructura argumental del conjunto. En otras palabras, el nombre es el portador de la valencia de la construcción. Así pues, la colocación funcional busca transformar los actantes semánticos del sustantivo en argumentos sintácticos del conjunto verbo-nominal. Lo veremos con mayor claridad con los ejemplos de (36): (36a) Marina hizo un viaje a París el mes pasado (36b) Laura tiene celos de Marta por sus notas (36c) Accusat eos quod eiusmodi de se sermones habuerint (“Les acusa de haber hablado de él de esa manera”, Cic. Verr. 2,5,102)11 La CVS hacer un viaje (36a) cuenta con una estructura argumental en la que intervienen dos participantes: un Agente humano, Marina, y un sintagma preposicional que indica Dirección–Destino, a París. Este esquema predicativo, como podemos 11Ejemplo tomado de Roesch (2001: 869). 129 comprobar en (36a), responde a la estructura actancial de viaje pero no a la de hacer, verbo de dos posiciones (en el que intervienen un Agente y un Paciente): (37a) viaje de X hacia Y (37b) hacerV [/animado/]Agente[/entidad efectuada/]Paciente El marco predicativo del verbo hacer en sus usos plenos prototípicos no contempla la presencia de un complemento de Dirección, mientras que en el esquema actancial de viaje es imprescindible, de la misma manera que lo es en hacer un viaje. De igual modo, el marco predicativo de la colocación tener celos (36b) (X tiene celos de Y por Z) sigue fielmente el esquema actancial del nombre (38a) y no el del verbo tener (38b): (38a) celos de X de Y por Z (38b) tenerV [/X/]Actor [/X/]Afectado La CVS latina sermonem habere del ejemplo (36c) se construye con el sintagma preposicional de + abl. (X habla a Z acerca de Y) expresando el contenido de sermo. Este es, pues, un argumento requerido por el significado del sustantivo (39a) y no del verbo habeo (39b): (39a) sermo de X acerca de Y a Z (39b) habeoV [/X/]Actor [/X/]Afectado Estos tres ejemplos ponen de manifiesto el peso predicativo de los sustantivos en las colocaciones funcionales y el alto grado de cohesión que se establece entre ellos y los verbos soporte, que en combinación funcionan como un predicado analítico pero unitario, como una suerte de verbo complejo, del cual dependen sintácticamente los complementos, tal y como vemos en los siguientes ejemplos (40): (40a) El viaje [que Marina hizo a París el mes pasado] (40b) Los celos [que Laura tiene de Marta por sus notas] (40c) erat enim de re publica, de opinione quam is vir haberet integritatis meae, de benevolentia quam ostendit eo sermone [quem habuit de triumpho] (“trataba de la 130 república, de la opinión de aquel hombre acerca de mi inocencia, de la benevolencia que manifestó en aquel discurso que pronunció sobre su triunfo”, Cic. Att. 11,18,2) En estas oraciones podemos comprobar cómo los argumentos que semánticamente son requeridos por el nombre (a París de viaje, de Marta y por sus notas de celos, y de triumpho de sermo) dependen sintácticamente de la construcción. Este comportamiento sintáctico es uno de los rasgos característicos y mejor conocidos de las colocaciones funcionales, también de aquellas en las que el verbo es una extensión diatética o aspectual del verbo soporte, del tipo de obtener el reconocimiento (41a-b) o bellum suscipere12 (42a-b): (41a) Laura ha obtenido el reconocimiento de sus profesores por sus buenas notas (41b) El reconocimiento [que Laura ha obtenido de sus profesores por sus buenas notas] (42a) aut non suscipi bellum oportuit, aut geri… et perfici quam primum oportet (“o bien no se debió emprender la guerra, o bien hay que hacerla… y terminarla cuanto antes”, Liv. 5,4,9) (42b) ad ipsas tuas partis redeo, id est ad civile bellum, [quod natum, conflatum, susceptum opera tua est] (“vuelvo a esas actuaciones que son de tu responsabilidad, es decir, a la guerra civil que nació, se avivó y se emprendió gracias a tu esfuerzo”, Cic. Phil. 2,70) Como vamos a comprobar en los siguientes apartados, desde el punto de vista de la sintaxis, las CVS presentan una gradualidad, se sitúan en un continuum que va de las construcciones más composicionales y cercanas a la libre combinatoria de palabras del tipo de bellum suscipere u obtener el reconocimiento, a otras, como hacer una reverencia o gratias agere, que están más cohesionadas y, por tanto, más cerca de las construcciones fijas en las que se ha producido ya una incorporación sintáctica, del tipo de anim(um) advertere13. 12La colocación funcional bellum suscipere focaliza, tal como muestra Baños (2014b: 18), la fase inicial en el desarrollo de la guerra. 13 La incorporación sintáctica, como se explicará más adelante (§ III.2.2.3), se produce cuando el grado de cohesión entre verbo y nombre es tan fuerte que no pueden disociarse y actúan como un sólo verbo complejo admitiendo, en algunos casos, un nuevo Objeto, como sucede en los sintagmas latinos animum advertere (Fugier 1991:77): Postquam id animum advertit (Caesar)... (“Después de que César se enteró de esto...”, Caes. Gall. 1,24,1); o ludos facere (Baños 2012): Exploratorem hunc faciamus ludos suppositicium adeo donicum ipsus sese ludos fieri senserit (“Tomémosle el pelo a este falso mensajero hasta que se dé cuenta de que se lo estamos tomando”, Plaut. Pseud. 1167-116). 131 III.2.1.1. Correferencialidad Conviene, por último, destacar otra de las principales características que individualiza las CVS de otras colocaciones funcionales (las extensiones diatéticas, por ejemplo) en relación con la sintaxis del sustantivo base de la colocación: en toda CVS ha de existir correferencialidad entre el primer actante semántico del nombre14 y el Sujeto sintáctico del verbo funcional. O dicho con otras palabras, el Sujeto del verbo coincide con el primer argumento del nombre. Por ejemplo, en (40a), Marina es el Sujeto sintáctico de hacer, y a la vez, es el Agente del viaje; del mismo modo, en (40b) Laura es el primer actante semántico de celos –la que los experimenta–, y también es el primer argumento sintáctico de tener. III.2.2. Propiedades sintácticas de las colocaciones funcionales Los nombres de las colocaciones funcionales reflejan, como acabamos de ver, una situación intermedia entre los de las combinaciones libres de palabras y los de las locuciones, pues presentan más limitaciones sintácticas que los de las primeras, pero, a la vez, más posibilidades de modificación que los de las construcciones idiomáticas. Como prueba de ello, en los siguientes apartados vamos a analizar los rasgos sintácticos prototípicos de las colocaciones funcionales y a ponerlas en relación con estos otros dos tipos de sintagmas. Nos centraremos, en primer lugar, en las restricciones de variabilidad del sustantivo (§ III.2.2.1), las posibilidades de relativización del sustantivo (§ III.2.2.2), la viabilidad de la voz pasiva (§III.2.2.3) y las limitaciones de coordinación del sustantivo núcleo de la colocación con otros nombres (§ III.2.2.4). III.2.2.1. Variabilidad del nombre Cuantas menos variaciones admita el nombre de una colocación funcional, más gramaticalizado estará y, por tanto, la construcción se encontrará más cerca de la 14 Cf. Giry-Schneider (1987: 27-28), Gross (1989: 38) o Jiménez López (2012: 93). 132 incorporación sintáctica. Del mismo modo, mientras más modificaciones pueda sufrir, más se parecerá a las combinaciones libres. En esta escala que tiene como base la referencialidad del sustantivo y como cúspide la gramaticalización del mismo, las CVS tener gracia o iter facere, por poner dos ejemplos, uno en español y otro en latín, se encuentran en una posición elevada, puesto que ni gracia (43) ni iter pueden recibir apenas modificaciones. De hecho, en ninguna de las 29 apariciones de la CVS iter facere en la obra de César (que hemos tomado como muestra) el sustantivo presenta modificadores. Son todas del tipo de (44): (43a) El chiste de Marta tiene gracia / El chiste de Marta no tiene ninguna gracia / El chiste de Marta tiene mucha gracia (43b) *El chiste de Marta tiene gracias / *El chiste de Marta tiene mi gracia / *El chiste de Marta tiene una gracia rápida/sincera/divertida (44) Caesari cum id nuntiatum esset eos per provinciam nostram iter facere conari, maturat ab urbe proficisci et quam maximis potest itineribus in Galliam ulteriorem contendit et ad Genavam pervenit (“Informado César de que trataban de pasar por nuestra provincia, se apresuró a salir de Roma y, dirigiéndose a marchas forzadas a la Galia ulterior, llega a Ginebra”, Caes. Gall. 1,7,1) Por el contrario, las colocaciones funcionales del tipo de guardar un secreto en español y spem relinquere en latín tenemos que situarlas en la base de dicha escala, porque secreto (45) y spes (46) pueden sufrir diferentes tipos de variaciones: (45) Laura ha guardado toda su vida el secreto de Lucía / Laura ha guardado toda su vida muchos secretos / Laura ha guardado toda su vida nuestro secreto / Laura ha guardado toda su vida tres secretos / Laura ha guardado toda su vida un secreto horrible, etc. (46a) “Quid ergo? Tam magnas spes relinquam? Ab ipsa messe discedam? Nudum erit latus, incomitata lectica, atrium vacuum?” (“¿Y entonces? ¿Tengo que abandonar tan grandes esperanzas? ¿Tengo que renunciar a los frutos cosechados? ¿No habrá nadie a mi lado? ¿Se va a quedar mi cama sola y mi atrio vacío?”, Sen. ep. 22,9) (36b) Oppida tuenda tradens amicis suis, quibus se oppresso nulla spes salutis reliqueretur, facillime putavit se Graecos, qui Asiam incolerent, sub sua potestate retenturum esse (“(Darío) pensaba, en efecto, que mantendría más fácilmente bajo su dominio a los habitantes de habla griega que habitaban en Asia, si tenía entregada la 133 custodia de aquellas plazas a amigos suyos, a quienes, en caso de que él fuese derrotado, no les quedaría esperanza alguna de salvación”, Nep. Milc. 3,2) (46c) Platonem ferunt, tu Pythagoreos cognosceret, in Italiam venisse et didicisse Pythagorea omnia primumque de animorum aeternitate, non solum sensisse idem quod Pythagoram, sed rationem etiam attulisse. Quam, nisi quid dicis, praetermittamus et hanc totam spem inmortalitatis relinquamus. (“Cuentan que Platón vino a Italia a conocer a los pitagóricos y que aprendió toda la doctrina pitagórica; y en primer lugar, acerca de la inmortalidad de las almas, no sólo mantenía la misma opinión que Pitágoras, sino que incluso aportó pruebas racionales, las cuales, si no opinas otra cosa, las pasamos por alto, y dejamos ya toda esta esperanza de inmortalidad.”, Cic. Tusc. 1,17,39) Los ejemplos son claros: mientras que secreto y spes pueden construirse en plural (muchos secretos; magnas spes), recibir determinación adjetival (secreto horrible; magnas spes), cuantificadores (muchos, tres secretos; nullam spem, totam spem) y complementos del nombre (secreto de Lucía; spes salutis, spem inmortalitatis), el sustantivo de la colocación tener gracia presenta muchas más restricciones e iter facere no presenta modificación alguna. En lo que sigue vamos a analizar los nombres de las colocaciones funcionales y su grado de gramaticalización atendiendo a las posibilidades y limitaciones que presentan respecto de la modificación adjetival (§ III.2.2.1.1) y el plural (§ III.2.2.1.2). III.2.2.1.1. Modificación adjetival Hemos mencionado ya que cuanto menor variabilidad y modificaciones sufra un sustantivo, más gramaticalizado está y más cohesionada es la colocación. Sin embargo, hay casos en los que un adjetivo o un número reducido de ellos puede formar parte del 'material fijado' de la construcción sin que ello suponga una pérdida de cohesión del constructo: (47a) Laura hace caso omiso de las recomendaciones del médico (47b) Laura no hace ningún caso de lo que el médico le dice (47c) Laura no hace puñetero < ni puto> caso al médico (47d) Laura hace mucho < gran> caso al quiromasajista 134 La CVS hacer caso, por ejemplo, admite la modificación adjetival pero solo con un número reducido de adjetivos (Alonso Ramos 1998: 297ss.): para expresar que se hace más caso, se pueden añadir los modificadores gran o mucho (47d). Para negar el caso se emplean los adjetivos omiso (47a) o ningún (47b) y, en contextos más familiares o vulgares, puñetero y ni puto (47c). Lo mismo sucede en la colocación causativa latina poena afficere (Mendózar 2015: 19). Esta colocación admite los modificadores capitalis (48a), para señalar el tipo de castigo impuesto, y gravis (48b), que hace referencia al grado de severidad del mismo: (48a) tribunos, qui stellaturas militibus aliquid tulissent, capitali poena affecit (“castigó con la pena de muerte a los tribunos que habían ofrecido alguna exención a los soldados”, Hist.Aug. Alex 15.6) (48b) sed neque auctores requisiit et quosdam per indicem delatos ad senatum affici grauiore poena prohibuit (“no buscó, sin embargo, a sus autores y prohibió que a algunos de ellos, conducidos mediante delación al Senado, se le condenara a una pena grave”, Suet. Nero 39,2) Pues bien, el motivo por el que la presencia de un adjetivo en la colocación funcional no provoca la pérdida de cohesión de la misma tiene que ver con que se comporta, en realidad, como un modificador del conjunto y no únicamente del nombre. Si comparamos el valor del adjetivo rápida en las oraciones (49a) y (49b), lo veremos más claro: (49a) Laura se compró la moto más rápida del concesionario (49b) Laura hizo una rápida mención del problema En el ejemplo (49a) el adjetivo rápida modifica el sustantivo moto, no toda la predicación. No nos dice que la compra fuera rápida, sino que el vehículo tiene esa cualidad. En (49b), en cambio, rápida no solo afecta al sustantivo mención, sino a toda la predicación: la mención es rápida porque se hace rápidamente. Aquí el empleo de rápida es completamente equivalente al del adverbio rápidamente (50): 135 (50) Laura hizo rápidamente una mención del problema A esta propiedad, que ha sido bien estudiada en la bibliografía sobre las CVS15, Giry-Schneider (1987: 31) le da el nombre de descente de l'adverbe y la define como “l' emploi synonymique que peuvent avoir un adverbe et un adjectif dans une phrase” (“Marie fait stupidement un faux pas” = “Marie fait un faux pas stupide”). G. Gross (1996: 70) presenta un listado de los diferentes tipos de modificadores adjetivales que pueden aparecer en combinación con los nombres predicativos, todos ellos con un valor adverbial. Los divide en cuatro grupos: (i) temporales, (ii) aspectuales, (iii) modales y (iv) circunstanciales. (i) Los temporales inscriben la predicación en el presente (51a), en el pasado o en el futuro (51b): (51a) Juan conserva su ventaja actual (51b) Los escritores romanos buscaban alcanzar la grandeza futura (ii) Aspectuales: estos adjetivos hacen referencia al carácter perfectivo o imperfectivo del evento (52a), a la fase en la que se encuentra –inicio (52b), progreso (52c) o final (52d)–, a la intensidad (52e), a la duración (52f) o a la repetición del mismo (52g): (52a) El presidente ha tomado una decisión consensuada con el resto de ministros (52b) El presidente dio el discurso inaugural en el Congreso. (52c) La política española ha sufrido un aumento galopante de la corrupción (52d) El consejo de gobierno ha tomado una resolución definitiva sobre este tema (52e) Ha hecho un estudio profundo sobre la situación de las minorías en España (52f) El país entero fue sometido a un largo asedio por parte de las tropas enemigas (52g) Laura da su paseo cotidiano por el parque (iii) Modales: dan cuenta de ciertas modalidades, deónticas o epistémicas, como la obligación (53a) o la probabilidad (53b): 15 Cf., por ejemplo, Giry-Schneider (1978, 1987), Gross (1989), Langer (2004, 2005), Gaatone (1981), Mendívil (1999) o Jiménez López (2012: 96). 136 (53a) Las enfermeras han tomado las precauciones necesarias para evitar el contagio (53b) Han cometido un presunto delito de corrupción (iv) Circunstanciales: son los modificadores encargados de aportar información acerca de las diferentes circunstancias que pueden envolver al evento: causa (54), objetivo, etc. (54) Ha tomado una decisión responsable Todos estos adjetivos modifican la predicación al completo, es decir, tienen un carácter adverbial. Sin embargo, en algunas ocasiones, aparecen en estas construcciones adjetivos que afectan de forma exclusiva al nombre, como demuestran los ejemplos de (55), lo que aumenta la sensación de gradualidad de las colocaciones (Mendívil, 1999: 246). (55a) La comunidad religiosa abandonó su antigua creencia (55b) No han tenido los resultados esperados En (55a) antigua hace referencia a la creencia de la comunidad religiosa, no a su abandono. Del mismo modo, esperados (55b) expresa una característica de los resultados y no del hecho de obtenerlos. III.2.2.1.2. Plural La pluralización de un sustantivo es un síntoma de su carácter referencial. El nombre statua no es predicativo, pues no tiene una estructura eventiva interna y además es contable, por lo que podemos encontrarlo en oraciones tanto en singular (56a), como en plural (56b): (56a) CURC.: Ego dicam tibi: / quia nudiusquartius venimus in Cariam / ex India; ibi nunc statuam volt dare auream (“Gor.: Te lo diré: porque hace cuatro días que hemos 137 llegado a Caria procedentes de la India; y allí quiere ahora encargar la construcción de una estatua de oro macizo”, Plaut. Curc. 439) (56b) sibique statuas argento vel auro solidas adversus offerentis prohibuit (“rechazó unas estatuas macizas de oro y plata propuestas en su honor, enfrentándose con los que se las ofrecían”, Tac. ann. 13,10) Sin embargo, modestia es un sustantivo que, por su naturaleza predicativa, no se puede contabilizar, pues no denota un referente del mundo. Este es el motivo por el que no es posible su construcción en plural (57). El sustantivo auxilium tampoco puede aparecer en plural manteniendo su significado predicativo de 'auxilio, ayuda', pues auxilia siempre se emplea con el sentido concreto de 'tropas auxiliares'. En la muestra sobre la que hemos analizado la CVS auxilium ferre, el nombre aparece siempre en singular (58): (57a) Luis no tiene modestia, todo lo cuenta sin ningún recato. (57b) *Luis no tiene modestias, todo lo dice sin recato alguno (58) quod improviso unum pagum adortus esset, cum ii qui flumen transissent, suis auxilium ferre non possent, en ob eam rem aut suae magnopere virtuti tribueret aut ipsos despiceret (“que, por el hecho de haber sorprendido a una tribu aislada, cuando los que habían pasado el río no podían acudir en auxilio de los suyos, no debía alardear mucho de su valor ni despreciarlos a ellos”, Caes. Gall. 1,13,5) Sin embargo, hay colocaciones funcionales en las que el nombre aparece en plural sin que ello suponga un menor grado de gramaticalización, ni de cohesión con el verbo soporte. Algunos ejemplos de ello son (59): (59a) Is lembus nostrae navi insidias dabat (“La barca preparaba una emboscada contra nuestra nave”, Plaut. Bacch. 286) (59b) Después de aquella tarde tengo un remordimiento insoportable / Después de aquella tarde tengo unos remordimientos insoportables (59c) Basta con tener práctica en el uso de Windows / Cada grupo tendrá las prácticas de esta asignatura con profesores diferentes Estos nombres en plural (insidiae, viajes y prácticas) no son más referenciales que los que aparecen en singular, sino que expresan valores distintos. 138 A priori, la presencia de un nombre en plural en una colocación funcional puede deberse a tres motivos distintos: (i) que el nombre solo pueda construirse en plural – pluralia tantum–, (ii) que aporte matices distintos al nombre en singular, o (iii) que adquiera un significado completamente distinto al del singular. En los siguientes subapartados vamos a desarrollar cada una de estas posibilidades. (i) Nombres que se construyen solo en plural (pluralia tantum): no tienen una contrapartida en singular, como arma en (50a) o cosquillas en (60b): (60a) periculum veritus, quod conventus arma ceperat atque eum hostis loco habendum existimabat, consilio destitit atque eo itinere sese avertit (“y temiendo el peligro, porque el consejo de ciudadanos había tomado las armas, y le consideraba enemigo, abandonó su propósito y desistió de dirigirse a esa ciudad”, Caes. civ. 3,21,5) (60b) A Carlos no le gusta que le hagan cosquillas en los pies El plural en estos nombres no implica 'pluralidad', en tanto que la cualidad de ser más de uno, sino que es una propiedad morfológica de los mismos (Spevak 2014: 10ss.): “se comportan morfológicamente como contables, pero semánticamente como incontables” (Sanromán 2012: 69). (ii) Nombres en plural que aportan matices distintos al nombre en singular: respecto de los nombres que admiten ambos números, uno de los principales motivos por el que aparecen en plural es porque, frente al singular, tienen la capacidad de aportar información de tipo aspectual: “ya desde el período arcaico se usan a veces en plural [nombres abstractos] para señalar algunos matices que no es posible expresar en singular… como los distintos actos que integran un concepto abstracto” (Bassols 1956: 31). Por ejemplo, expresan la repetición de un evento sustantivos en plural como disgustos en llevarse disgustos (61a) o bella (61c) en bella gerere, frente al singular de (61b): (61a) Mi padre se ha llevado un disgusto horrible con mi hermana / Mi padre no hace más que llevarse disgustos con mi hermana 139 (61b) sic vehementius nos laboramus, qui …renovatum bellum gerere conamur (“así nosotros nos esforzamos con tanta intensidad que nos vemos obligados a dirigir una guerra que se ha reanudado…”, Cic. fam. 12, 30,2)16 (61c) bella viri pacemque gerent quis bella gerenda (“harán la guerra y la paz los hombres que tienen que hacer las guerras”, Verg. Aen. 7, 444) O la intensidad con la que se desarrolla el mismo, como en albergar esperanzas (62): (62) Marta alberga la esperanza de que su hermana vuelva / Marta alberga muchas esperanzas de que su hermana vuelva Además, tal y como ha observado Rosén (1981: 32-33) para el latín, en ocasiones el plural de los nombres eventivos se emplea en “colloquial as well as oral literary style”, especialmente con un sentido peyorativo. Los ejemplos de (63) son los que aporta la autora para justificar su observación (1981: 32): (63a) aufer hinc palpationes (“¡déjate de carantoñas!”, Plaut. Men. 607) (63b) quin tu hinc pollicitationes aufer et quod fers cedo (“Deja más bien a un lado las promesas y dinos qué nuevas nos traes”, Ter. Phorm. 857) (iii) Nombres que en plural adquieren un significado distinto al singular: ciertos sustantivos que aparecen en colocaciones funcionales pueden fijarse en plural con un significado distinto al de la construcción con el nombre en singular. Es lo que sucede entre las construcciones tener práctica y tener prácticas en (59c) y también entre tener sueño (64a) y tener sueños (64b): (64a) Últimamente no puedo dormir, no tengo sueño (64b) Todos necesitamos volar con la imaginación y tener sueños La oposición de número es la que posibilita que el significado de las CVS tener sueño y tener sueños sea completamente diferente. 16 Ejemplo tomado de Baños (2012: 42). 140 Como hemos visto en estas colocaciones (56-64), la pluralización de un sustantivo no es sintomática de una pérdida de gramaticalización o de debilitamiento de la cohesión entre el nombre y el verbo, sino que es un recurso de la lengua para actualizar ciertos aspectos, connotaciones o significados que no están presentes en el singular. No obstante, tenemos que ser conscientes de que el hecho mismo de que se trate de nombres –por más que sean predicativos– los hace susceptibles de sufrir ciertas modificaciones o variaciones propias de su categoría gramatical, como sucede con ciertos plurales del tipo de sospechas en (65), que no puede significar otra cosa más que la suma de los indicios: (65a) La policía tiene una sospecha sobre el autor del asesinato (65b) La policía tiene sospechas sobre el autor del asesinato La posibilidad de pluralizar estos nombres sitúa a las colocaciones funcionales, de nuevo, en un terreno intermedio entre las combinaciones libres de palabras – flexibles– y las locuciones fraseológicas –fosilizadas–. III.2.2.2. Relativización Cuanto más autónomo es el nombre predicativo respecto del verbo funcional, menos gramaticalizada está la colocación y, por tanto, más cerca está de las combinaciones libres de palabras. Los sustantivos que integran locuciones verbales no pueden transformarse en el antecedente de una oración de relativo, puesto que el grado de cohesión semántica y sintáctica es tal que se entiende como un todo indivisible (Koike 2001: 32). Los ejemplos de (56) son una buena prueba de ello: (66a) Laura le ha echado el ojo, *que más dioptrías tiene, a un vestido precioso. (66b) *¿Qué le ha echado Laura al vestido? El ojo Como vemos, cualquier posibilidad de cambiar por un pronombre el sustantivo ojo resulta agramatical. 141 Frente a estos ejemplos, en las colocaciones verbo-nominales funcionales el nombre puede ser relativizado, incluso si se trata de una colocación con un alto grado de fijación sintagmática, como, por ejemplo, la CVS hacer caso (Alonso Ramos 1998: 284): El caso que le hace su marido es mínimo. Pues bien, también en latín la relativización del nombre predicativo es un recurso recurrente, tal como vamos a mostrar en las siguientes oraciones (67): (67a) neque sum admiratus hanc epistulam quam Acastus attulit brevem fuisse (“y no me he extrañado de que esta carta, que Acasto ha traído, fuera breve”, Cic. fam. 14, 5) (67b) postquam dies comitiorum venit et Catilinae neque petitio neque insidiae, quas consulibus in campo fecerat, prospere cessere, constituit bellum facere et extrema omnia experiri (“después de que llegó el día de los comicios y a Catilina ni su petición ni las insidias, que había preparado para los cónsules en el Campo de Marte, dieron buen resultado”, Sall. Cat. 26, 5) (67c) multi ad hoc numeri e Germania ac Britannia et Illyrico, quos idem Nero electos praemissosque ad claustra Caspiarum et bellum, quod in Albanos parabat, opprimendis Vindicis coeptis revocaverat. (“Además, había un numeroso contingente procedente de Germania, Britania e Ilírico, que el mismo Nerón había seleccionado y enviado por delante a las Puertas Caspias para la campaña que preparaba contra los Albanos”, Tac. hist. 1,6) Esta posibilidad sintáctica es, pues, una nueva muestra del carácter intermedio de las colocaciones verbo-nominales, ubicadas, como bien sabemos, entre las locuciones idiomáticas, con una cohesión interna máxima, y las combinaciones libres de palabras, fruto de la casualidad y, por tanto, sin fijación sintagmática. III.2.2.3. Transformación a pasiva El empleo de la voz pasiva en vez de la activa tiene como propósito destacar el Objeto de la predicación en detrimento del Sujeto. Consiste en “un cambio de perspectiva: es el Paciente, asociado en activa al Objeto Directo, el que ocupa la posición sintáctica de Sujeto” (Baños 2009: 385). Así pues, la transformación en pasiva, en tanto que mecanismo para topicalizar el Objeto, es un ejemplo de la autonomía del nombre respecto del verbo (68), en 142 oposición a la escasa (o, en ocasiones, nula) independencia de los nombres de las expresiones fraseológicas (69), que no pueden desligarse de sus respectivos verbos y, por tanto, no pueden convertirse en Sujetos pacientes de expresiones en pasiva. (68a) El líder de la oposición es acusado de corrupción (68b) crebraeque voces militum in vigiliis colloquiisque audiebantur, prius se cortice ex arboribus victuros, quam Pompeium e manibus dimissuros (“y durante las vigilias y en las conversaciones se escuchaban a menudo las voces de los soldados diciendo que antes que dejar escapar de sus manos a Pompeyo, preferirían comer la corteza de los árboles”, Caes. civ. 3,49) (69) *El bulto ha sido escurrido por la Unión Europea [escurrir el bulto] En las oraciones de (68), tanto líder de la oposición (68a) como voces militum (68b), con función de Objeto en activa, tienen la capacidad de convertirse en Sujetos de la voz pasiva puesto que no forman un bloque cohesionado con los verbos acusar y audire respectivamente; sin embargo, bulto de (69) no puede admitir esta operación porque forma parte de una locución con un alto grado de fijación: escurrir el bulto. Así las cosas, y dado que, tal y como venimos diciendo, las colocaciones funcionales se ubican entre las combinaciones libres de palabras y las locuciones, si una colocación no puede ser pasivizada es un indicio de que forma un bloque compacto altamente lexicalizado. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que la voz pasiva es una posibilidad diatética muy productiva en latín, por lo que, incluso en colocaciones con un alto grado de cohesión interna el nombre puede funcionar como Sujeto de una oración en pasiva, tal como demuestran los ejemplos que presentamos a continuación (70): (70a) Habentur autem plerumque sermones aut de domesticis negoticiis, aut de re publica aut de artium studiis atque doctrina (“Se discute la mayor parte del tiempo acerca de asuntos privados, de la vida pública, del estudio y la enseñanza de las artes liberales”, Cic. off. 1,35) (70b) Quibus omnibus verbis, quae a me sunt habita, si dolor afuisset meus, non modo non miserabilis, sed etiam inridenda fuisset oratio mea (“Y si mi dolor no ha sido percibido en todas las palabras que ya he dicho, mi discurso habrá sido no solamente incapaz de suscitar la compasión sino también ridículo”, Cic. de or. 2,196) 143 (70c) Camillo et ab hostibus et a civibus gratiae actae (“Dieron las gracias a Camilo tanto los enemigos como los conciudadanos”, Liv. 5,27,1) En este punto es interesante señalar que existen CVS, como ludos facere (71a) o animum advertere (71b), con un grado tal de cohesión entre el nombre y el verbo que, cuando aparecen en pasiva, el sustantivo mantiene el caso Acusativo (ludos, animum) y es el Objeto de persona (sese, qua re) el que pasa a funcionar como Sujeto sintáctico y concuerda con el verbo (Baños 2012: 46): (71a) exploratorem hunc faciamus ludos suppositicium adeo donicum ipsus sese ludos fieri senserit (“Tomémosle el pelo a este falso mensajero hasta que se dé cuenta de que se lo estamos tomando”, Plaut. Pseud. 1167-1168) (71b) qua re animum adversa Caesar relictis impedimentis cum legionibus subsequitur, praesidio impedimentis paucas cohortis relinquit (“Al advertirlo, César va en pos de ellos con las legiones, dejando la impedimenta y unas pocas cohortes para guarnición de la misma”, Caes. civ. 1, 80, 4) En estas colocaciones el nombre se integra en el verbo hasta el punto de configurar un predicado complejo tan cohesionado que funciona como un verbo transitivo que admite un nuevo Objeto, como sucede con animum advertere en (71b) y (72a), ludos facere en (71a) y (72b) o manum inicere (72c), entre otros (Baños 2012): (72a) nunc iam huc animum omnes quae loquar advortite (“Y ahora prestad atención a lo que os voy a decir”, Plaut. Amph. 38) (72b) senem ut revenit ludificatur Tranio...ludosque rurusum fit senex... (“Al viejo cuando regresaba lo burla Tranión... Y de nuevo es burlado el viejo...”, Plaut. Most. 3 y 7) (72c) Postid ego te manum iniciam quadrupuli, venefica (“después presentaré una demanda contra ti para obligarte a devolver el cuádruplo, bruja”, Plaut. Truc. 762) Esta propiedad –exclusiva de determinadas CVS– recibe el nombre de 'incorporación sintáctica' y consiste en que el nombre de una CVS pasa a formar una unidad sintagmática con el verbo soporte de tal suerte que se retransitiviza y recibe un nuevo Objeto: quae loquar en (72a), senex en (72b) y te en (72c). En los casos de 'incorporación sintáctica', el nombre (animum, ludos, manum) sigue conservando su 144 autonomía morfológica, pero pierde las características sintácticas de la función de Objeto, motivo por el que no se puede configurar como Sujeto de la pasiva. III.2.2.4. Coordinación En vista de que el sustantivo predicativo no es un mero Objeto del verbo funcional, sino que es el núcleo semántico y sintáctico de la colocación, no puede coordinarse con sustantivos que ocupen la casilla de segundo argumento del verbo en estado pleno sin que el resultado sea agramatical (73): (73a) *Juan dio un paseo y un caramelo (73b) * Apollo suam citharam et fugam Iapigi dabat Estas oraciones son agramaticales en tanto que unen dos elementos sintácticamente distintos. Paseo y caramelo no tienen la misma función respecto de dar, puesto que caramelo actualiza el segundo argumento del verbo pleno dar y paseo conforma el núcleo predicativo de una colocación en la que dar funciona como verbo soporte. Sin embargo, cuando se coordinan dos nombres que seleccionan el mismo verbo funcional, la frase resulta aceptable (74): (74a) Laura tiene sueño y hambre a partes iguales (74b) et proelium atrox arsisset, ni duae praetoriae cohortes causam quartadecimanorum secutae his fiduciam et metum Batavis fecissent (“Y se habría originado una batalla horrible, si dos cohortes pretorias no se hubieran puesto de parte de los los soldados de la decimocuarta legión y hubieran inspirado confianza a estos y miedo a los Batavios”, Tac. hist. 2,66,1) Los sustantivos sueño y hambre pueden coordinarse puesto que comparten el mismo verbo funcional, tener; del mismo modo que fiduciam y metum lo pueden hacer porque ambos forman colocaciones funcionales con facio. Pero este no es el único requisito para que el resultado de la coordinación sea gramatical: es necesario también que los nombres pertenezcan a la misma clase semántica (Alonso 1998: 165). Es lo que 145 sucede en (74a), en que los sustantivos hacen referencia a 'sensaciones físicas', así como en (74b), donde tanto fiducia como metus se incluyen en el campo semántico de los 'sentimientos'. De no ser así, la oración incurriría en agramaticalidad, como ilustra el ejemplo (75): (75) *Laura ha tenido un altercado con la policía y la idea de llamar a su novio. 146 III.3. RECAPITULACIÓN A modo de recapitulación, en el seguiente cuadro se recogen las distintas características, semánticas y sintácticas, que definen a las colocaciones funcionales y que servirán en mayor o menor medida como criterios para analizar los ejemplos con pono en el cap. V: CRITERIOS SEMÁNTICOS (§ III.1) Sustantivo (§ III.1.1) 1. Sustantivos predicativos (§ III.1.1.1) (i) Sustantivos predicativos abstractos (ii) Entidades concretas que predican 2. Verbo simple equivalente a la colocación (§ III.1.1.2) (i) Diferencias semánticas (ii) Diferencias en la estructura argumental Verbo (§ III.1.2) 1. Verbos soporte (§ III.1.2.1) (i) Reducción del verbo soporte (ii) Imposibilidad de nominalización del verbo 2. Verbos funcionales aspectuales y diatéticos (§ III.1.2.2) Colocación (§ III.1.3) 1. Coocurrencia léxica restringida (§ III.1.3.1) 2. Frecuencia de coaparición (§ III.1.3.2) 3. Concordancia semántica (§ III.1.3.3) 4. Fijación sintagmática, no paradigmática (§ III.1.3.4) CRITERIOS SINTÁCTICOS (§ III.2) Sustantivo (§ III.2.1) 1. Correferencialidad ( §III.2.1.1) Colocación (§ III.2.2) 1. Variabilidad del nombre (§ III.2.2.1) (i) Modificación adjetival (§ III.2.2.1.1) (ii) Plural (§ III.2.2.1.2) 2. Relativización (§ III.2.2.2) 3. Transformación a pasiva (§ III.2.2.3) 4. Coordinación (§ III.2.2.4) 147 CAPÍTULO IV: SEMÁNTICA Y SINTAXIS DE PONO Ya desde el siglo XV encontramos en la bibliografía trabajos que dan cuenta de combinaciones recurrentes y restringidas con el verbo latino pono. Estos estudios se pueden dividir en dos grupos, con cronología, objetivos y perspectivas muy distintas: por un lado, las recopilaciones de las elegantiae de la lengua latina que, en forma de incipientes diccionarios sintagmáticos, buscaban ampliar y perfeccionar la competencia lingüística en latín de profesores, especialistas y alumnos, como el tratado De Linguae Latinae Elegantia de Lorenzo Valla (1471), en el que se menciona la expresión conditionem ponere (‘poner una condición’) o el conocido manual de fraseología latina de K. Meissner (1887), que recoge multitud de colocaciones y frases hechas con ponere, del tipo de praemium ponere (‘dar a alguien el premio que se merece’), studium / industriam ponere in aliqua re (‘aplicarse en algo con diligencia’), vestem ponere (‘desvestirse’) o ante oculos ponere aliquid (‘hacer una exacta y viva descripción de alguna cosa’). Y, por otro lado, trabajos propiamente lingüísticos que, a partir de las últimas décadas del siglo XX, se han dedicado, sobre todo, al estudio de sustantivos eventivos y sus combinaciones1. Son este tipo de combinaciones preferentes y restringidas con el verbo pono las que ocupan nuestra atención en el presente trabajo. Sin embargo, en el estudio de estos sintagmas verbo-nominales se hace imprescindible, tal como propone Jiménez López (2011b), describir, en primer lugar, las estructuras básicas de complementación (sintácticas y semánticas) del verbo en sus empleos plenos, por dos motivos: (i) Porque nos permitirá evaluar la productividad de pono como verbo colocacional, tanto en colocaciones léxicas como funcionales. 1 Entre estos destacan los que han tratado el sintagma spem ponere (‘poner la esperanza’): Helander (1977), Rosén (1999) y Hoffmann (2005, 2011); y el análisis exhaustivo de la locución latina mensam ponere (‘poner la mesa’) de González (1986). 148 (ii) Porque nos aportará un marco de referencia para determinar en qué medida pono mantiene su significado léxico y su estructura sintáctica en las colocaciones en las que participa, especialmente en las colocaciones funcionales. Así pues, en este capítulo nos vamos a centrar en el estudio de los usos del verbo pono en la libre combinatoria de palabras. Para ello, tomaremos como punto de partida el origen etimológico del término (§ IV.1) y las informaciones de los diccionarios (§ IV.2), y, apoyados en estos datos y en el análisis de los ejemplos de nuestro corpus, ofreceremos una descripción lo más completa posible de sus marcos predicativos (§ IV.3). En último lugar, va a cerrar el capítulo una recapitulación (§ IV. 4). 149 IV.1. ORIGEN ETIMOLÓGICO DE PONO La estructura semántica y sintáctica del verbo pono puede parecer muy clara si pensamos en oraciones como la de (1), que, como el verbo español ‘poner’, hace referencia a la acción por la que un Sujeto-Agente (aquila) desplaza un Objeto- Afectado (vulpinos catulos) y lo sitúa en una nueva posición en el espacio (nido): (1) Vulpinos catulos aquila quondam sustulit nidoque posuit pullis (“Una vez, el águila cogió los cachorros de la zorra y los puso en el nido con sus polluelos”, Phaed. 1,28,4) Sin embargo, no son pocos los ejemplos de pono que presentan un esquema argumental distinto, como vemos en (2): (2) compedes te capere oportet neque eas numquam ponere (“debes ponerte unos grillos y no quitártelos jamás”, Plaut. Cist. 244) En casos como este, pono se refiere a la acción por la que un Sujeto-Agente (tu) hace que un Objeto-Afectado (compedes) deje de estar en una determinada ubicación. Tiene, pues, el sentido de los verbos españoles ‘dejar’, ‘abandonar’ o ‘quitar’, tal como recoge la traductora de Plauto, M. González-Haba. Esta aparente contradicción en los significados de las dos acepciones de pono que acabamos de ver (‘poner’/‘quitar’) encuentra su explicación, a nuestro parecer, en la etimología del verbo. En lo que sigue, pues, vamos a comentar las informaciones que tenemos acerca del origen del término y a postular el proceso que, presumiblemente, le ha llevado a expresar estos dos conceptos. El verbo pono es un compuesto del preverbio *po- y el verbo sino2, tal como nos dice el Thesaurus Linguae Latinae (ThLL) (“pōno < *po-sino / po-sīvī / po-situs: 2 Nos parece interesante, en este punto, hacer referencia al modo en que codifican los eventos de movimiento los verbos latinos. Según la tipología de los verbos de movimiento desarrollada por Talmy (2001: 117-118), el latín se clasifica dentro de las “satellite-framed languages”, a diferencia de las lenguas romances, consideradas “verb-framed languages”. Los dos tipos se distinguen, básicamente, en el diverso modo en que expresan el movimiento: las ‘verb-framed’ lo expresan preferentemente en la raíz verbal (it. subire; esp. entrar); las ‘satellite-framed’, sin embargo, lo hacen mediante ‘satélites’, es decir, mediante 150 formae ostendunt -ere compos. esse verbi q.e. sinere et praeverbii po-”), el Lewis-Short (“for posno, posino, from old prep. port, = προτι, πρóς, and sino”) o el Dictionnaire étymologique de la langue latine ([1932] 2001: 921): “Pōnō est issu de *po-sinō > *poznō > pōnō”. El verbo latino sino, que Pokorny (1959) pone en relación con la raíz indoeuropea *sē(i)-3, tiene, según la información que aportan los principales diccionarios consultados4, el significado básico ‘dejar, permitir’, como podemos comprobar en el siguiente ejemplo (3): (3) Donum ire cupio: uxor non sinit (“tengo ganas de irme a mi casa: mi mujer no me lo permite”, Plaut. Men. 963) Respecto del preverbio *po-, sin embargo, las dudas son mayores: mientras que Ernout-Meillet y el ThLL no proponen ningún origen, el Lewis and Short considera que se trata de una antigua preposición por(t) ('delante de'), que se conserva solo en composición con verbos compuestos como porricio (< por-iacio) 'lanzar adelante, ofrecer en sacrificio'; portendo 'anunciar, presagiar, pronosticar' o polliceor 'proponer, ofrecer, prometer'. Sea cual fuere el origen del preverbio, parece que este habría añadido al sentido de sino ('dejar') su valor local (‘delante de’), de modo que el significado que pono habría adoptado en un primer momento sería ‘dejar algo delante’ o, tal como plantean Ernout-Meillet ([1932] 2001: 921), ‘dejar algo a un lado’ (‘mettre à l’écart’), que es el sentido que podemos reconocer en (4): (4) positis erupuit in Hectora plectris (“Y, depuesta la lira, se lanzó contra Héctor”, Stat. silv. 4,4,36) En esta primera acepción, pono hace referencia a la acción por la que un Sujeto- Agente (Achilles) cambia de posición un Objeto-Afectado (plectris), dejándolo a un lado, sin explicitar cuál es la nueva localización. elementos asociados al verbo, como, en el caso de pono, el preverbio *po- (Pompei 2006, 2010; Acedo Matellán 2010). 3 “Dejar, permitir, soltar; calma, silencio, quietud (kraftloss die Hand sinken lassen, nachlassen, loslassen; spät, langsam, Ruhe): a.i. áva-syati – aor. asāt (concluir, acabar, dejar); gr. ἥσυχος (quieto, tranquilo, silencioso); lat. sinō, -ere, sī-vi (dejar, permitir); dēsinere (dejar, acabar, terminar); pōnō (dejar el suelo, quitarse); sileō (callarse, guardar silencio, descansar)” (Pokorny 1959: 889 ss.). 4 Hemos consultado los diccionarios de Lewis and Short, Gaffiot y Oxford Latin Dictionary. 151 Parece coherente pensar que, aprovechando este sentido local, pronto se empezara a explicitar mediante un complemento oblicuo el lugar concreto en el que se ‘dejaba’ el Objeto, de modo que la estructura biargumental original de pono sufriera un aumento de valencia y adoptara el significado ‘dejar algo en un lugar’ o ‘poner algo en un lugar’. Ilustramos esta idea con los ejemplos (5) y (6): (5) quid referam, quotiens dem vestibus oscula, quas tu Hellespontica ponis iturus aqua? (“¿Qué voy a contarte de los muchos besos que doy a la ropa que te quitas antes de meterte en las aguas del Helesponto?”, Ov. Her. 19,32) (6) ille exuit se et omnia vestimenta secundum viam posuit (“él se desnuda y deja toda la ropa por la calle”, Petr. Satyr. 62,5) En la oración de (5) se dice que Leandro, antes de entrar al mar, se quita la ropa, es decir, la coge de su cuerpo y la deja a un lado, en un nuevo sitio que no se expresa. Sin embargo, en (6) Petronio incorpora el sintagma preposicional secundum viam para dar cuenta del lugar concreto donde se deja la ropa. Es la ausencia de este tercer argumento la que posibilita la interpretación ‘dejar’ o ‘quitar’ del primer ejemplo (5), y la presencia del mismo la que facilita la lectura ‘poner’ del segundo (6). Así las cosas, podríamos concluir que los empleos de pono con dos argumentos (Sujeto y Objeto), sin referencia a la nueva ubicación del Objeto, mantendrían el sentido originario postulado por Ernout-Meillet para pono (‘dejar a un lado’, ‘abandonar’), tal como ilustran los ejemplos (2) y (5); mientras que sería una estructura derivada desde un punto de vista diacrónico, la que reflejan las oraciones con tres argumentos (Sujeto-Objeto-Ubicación), con el sentido ‘poner’5, que es el que encontramos en (1) y (6) y en la mayor parte de ejemplos de nuestro corpus. En palabras de Ernout-Meillet: 5 El sentido ‘poner’ era expresado en la lengua latina originariamente por facio, procedente de la raíz indoeuropea *dhē ('poner'), la misma que la del antiguo indio da-dhā-ti ('él pone'), la del griego τίθημι ('pongo') y θήσω ('pondré') o la de las formas latinas condere ('construir') o addere (‘añadir’). Sin embargo, facio pronto perdió su valor locativo, conservándose, tal y como nos dice López Moreda (1987: 62ss.), en un número muy reducido de expresiones relacionadas, sobre todo, con actividades primitivas como la agricultura, en ciertas fórmulas anquilosadas en la lengua como fac pretium, y en la lengua religiosa. 152 “[pono] s’emploi usuellement dans le sens ‘poser, placer’; mais la valeur ancienne apparaît dans des expressions come ponere vitam, arma, dolorem où le verbe signifie ‘abandonner, déposer’” ([1932] 2001: 921). 153 IV.2. LA INFORMACIÓN DE LOS DICCIONARIOS Además de la etimología de pono, y en relación con ella, nos interesa conocer los significados que de este verbo latino ofrecen los principales diccionarios6, como marco previo para definir sus estructuras de complementación básica (§ IV.3), en primera instancia, y ponerlas en relación, después, con los ejemplos de pono en colocaciones verbo-nominales (§ V), sean funcionales o léxicas. Así pues, en lo que sigue, vamos a presentar y comentar brevemente las traducciones que se han dado del verbo pono, recogidas de forma resumida en los Cuadros (1-4): Cuadro 1: Acepciones del verbo pono en el Gaffiot I. Poser [qq. part. in abl.] 2. [poét.] poser, étendre sur le lit funèbre. 3. déposer [en offrande] [en enjeu] poser, quitter [un vêtement] poser sur le table, servir 4. poser, placer, disposer 5. [poét.] soulever ou laisser reposer les flots 6. placer de l’argent 7. [fig.] a) quaestiunculam: poser un misérable sujet de discussion b) déposer, quitter II. Établir. installer 2. [fig.] a) mettre dans, faire consister dans b) aliquem apud aliquem in gratia ponere: installer qqn. dans les bonnes gràces de qqn. c) mettre dans, faire dépendre de (spem in aliquo) d) mettre dans, appliquer à e) placer devant les yeux, présenter, exposer f) établir, poser en príncipe, avancer aliquid, qqch. 6 Hemos consultado Gaffiot, Lewis and Short, Oxford Latin Dictionary y ThLL. 154 Cuadro 2: Acepciones del verbo pono en el Lewis and Short I. Lit. A. In gen.: to put or set down a person or thing, to put, place, set, lay, etc. (syn. colloco, statuo); constr. with acc. alone or with in and abl., or with adv. of place. castra p. (to pitch) pedem p. (set his foot) genu or genua p. (to bow the knee, to kneel) faciem p. (to turn one’s face) B. In part.: 1. in milit. lang. To place, post, set, station a body of troops 2. to set up, erect, build 3. hence, poet., to form, fashion, Works of art 4. to set, set out, plant trees, etc. (poet. and in post. Aug. prose; syn.: planto, sero) 5. to lay, stake, wager, as a forfait; to lay down, propose, as a prize 6. in business lang. To put out at interest, to loan, to invest 7. to place, set, appoint a person as a watch or guard, accuser, etc. 8. to serve up, set before one at table 9. to lay aside, take off, put down, lay down, etc. (as clothing, arms, books, the hair or beard, etc. = deponere) 10. to lay out for the grave; also, to lay in the grave, to bury 11. ponere calculum or cálculos, transf. to weigh carefully, to ponder, consider 12. to arrange, deck, set in order 13. to subdue, calm, allay, quiet II. Trop. A. In gen.: to set, place, put, lay a thing anywhere B. In part.: 1. Ponere aliquid in aliqua re, to put or place a thing in something; to cause a thing to rest or depend upon 2. to lay out, spend, employ a thing, esp. time, in anything 3. to put, place, count, reckon, consider a thing in or among certain things 4. to appoint, ordain, make something nomen p. (to apply or give a name) rationem p. (to furnish an account, to reckon) 5. to make or render vows or votive offerings to the gods 6. in speaking or writing, to lay down as true, to state, assume, assert, maintain, etc. 7. esp. exemplum p., to cite an instance 8. to set before the mind, represent, describe 9. to propose, offer, fix upon a theme for discussion 10. to put away, leave off, dismiss, forego, lay down, surrender animam p. (to lay down life) arma p. (= deponere) (to lay down arms, yields, surrender) 11. to make, cause to be (eccl. lat.) 12. to asume, suppose, put a case (of mere suppositions; only late Lat.) 155 Cuadro 3: Acepciones del verbo pono en el OLD 1. to place, set, put (in a specific position) a. (mil.) to pitch (a camp) b. to station, post (military forces) c. (topog.) positus, situated, placed 2. to put in position, set up, erect a. to set up a statue of b. to arrange in position 3. to lay (foundations); (transf.) to build, found (towns…) 4. to plant (tres) 5. to cease holding or carrying, put down; to lay down (arms) a. to cease wearing, take off (clothes, ornaments…); to have (one’s hair, fingers); cut b. (of trees) to shed, drop (leaves, fruit…); (pass., of snow, dew) to be precipitated c. (of birds) to lay (eggs) 6. to lay down, rest (a part of body) a. to put down (the feet in walking), set (foot), take (steps) 7. to set aside, put in store to deposit (money) a. to lay in a tomb, bury b. to diposit in a temple, dedicated c. to lodge or file (a legal claim) 8. (mainly poet.) to make calm (the sea); to drop 9. to give up, rid oneself of, lay aside, abandon, drop a. to yield up (life, the breath of life…) 10. to bring or put (into) subject (to state or condition) a. positus, subject (to particular circumstances), situated, placed b. in oculis, ante or ob oculos, in conspectu ponere: to present to view, to represent as present to the imagination, present vividly, imagine c. in medio ponere: to put within reach of all, make generally accesible; to be neutral 11. to put or cast (in a particular form) 12. a. to give as a pledge or security, to wager b. to offer (a reward); to fix (a price) 13. to expend, devote, lay out (time, trouble, money…on a specific object) a. to put out, lend (money) at interest 14. to set up (a contest) a. to pose (a problema, question) 15. to apply, impose, bring to bear, put on (inmaterial objects) a. to impose, give (a name) 16. to ordain, lay down (a rule, law…) a. modum, finem ponere: to set bounds, (to) limit, terminate 17. to state in speech or writing, specify, put down 156 a. to use in speaking or writing, apply, cite, quote (a word, argument, example) b. calculum, rationem ponere: to make a reckoning, to take account of… 18. to express in art, depict. 19. to take as a principle, premiss or example, asume, suppose 20. to regard as situated, locate 21. to steem, value, count a. to place (in a class or category),m classify 22. (w. in + abl.) to make dependent, base (upon) a. positus: dependent (on) b. spem ponere: to place one’s hope (in) 23. (w. in+ abl.) to regard as consisting or comprised (in) Cuadro 4: Acepciones del verbo pono en el ThLL Caput prius: trans. i.q. collocare, constituere, I. pertinet ad actionem collocandi sim. eiusve effectum: A. notione locali vel corporali respiciuntur: 1. quae variae ratione collocantur, sistuntur, applicantur: a. res: 1. c. obi. quod afficitur (applicando, infigendo sim.; -untur custodienda, servanda, serenda, plantanda, collocanda in opere struendo, corpori imponenda, apponenda) 2. c. obi. quod efficitur (-untur e.g. monumenta sepulchralia…) b. animantes: 1. qui ipsi se (corpus suum) sistunt, sc. locis variis, imprimis gradiendo vel quiescendo, in corpore alterius, habitu quodam 2. qui ab aliis sistuntur (e.g. milites, custodes, mortui) 2. quae alicui offerentur, proponuntur, praebentur: a. dona votiva sim., quae dedicantur deis, hominibus b. edenda, bibenda c. conspicenda, palam facta d. cetera, sc.pignora, venalia, praemia sim. 3. quae deponuntur, amoventur sim.: a. cuiusdam voluntate, opera sim. (-untur e.g. arma) b. natura cogente 4. quae exponuntur rebus vario modo afficientibus, sc. concoquentibus, calefacientibus sim. infestantibus sim. 5. quae in speciem, formam sim. rediguuntur 157 B. notione incorporali: 1. usu sollemni: a. respicitur imprimis ubi vel quale, quomodo quid collocetur: 1. generatim. 2. speciatim –unt, qui: i) aliquid aestimant, iudicant; ii) propia impendunt, consumunt sim., tempus… iii) aliquid condunt tamquam in fundamento iv) aliquid in computationem referunt v) animum dirigunt vi) versum scandentes syllabam sim. in thesi proferunt b. mero respectu locum dandi –unt qui constituunt, instituunt, sim.(e.g iura, limites, calculum vel rationem –ere; animantes) 2. accedentibus notionibus secundariis: a. deponendi, finiendi (fere abiciendo, tollendo sim. sed peragendo) b. imponendi, attribuendi (nomen, custodes) c. exponendi, subiciendi variae afficientibus d. proponendi, exhibendi, praebendi sim. 1. vario usu; respiciuntur, qui proponunt: i) ipsa re, sc. oppignerando, remunerando, vario modo ii) dicendo, scribendo (speciatim in arte rhet. philos., lite sim.) iii) cogitando, considerando (perficenda) 2. locut. c. praepos., sc. ante oculos p., in medio p., variae p. II. Pertinet ad situm perpetuum, condicionem stabilem sim.: A. usu sollemni, sc. p.p.p. –tus vergens in usum adi. (in arte gramm., in geometría et arithmetica, in religione christ.) B. formae ceterae, sc. praes. pass. pro ‘-tum esse’, act. pro ‘-tum esse affirmo’ Caput alterum: intrans. i.q. considere, quiescere, desinere Para facilitar y simplificar mínimamente la lectura de estos cuadros, hemos agrupado las acepciones de los diccionarios en cinco significados básicos, que ilustramos con los ejemplos (7) a (11): a) Dejar o abandonar algo o a alguien (7): 158 (7a) «... ite, satis, propere ite, sacri est laurumque capillis / ponite!» deponunt et sacra infecta relinquunt / quodque licet, tacito venerantur murmure lumen (“«¡marchaos, marchaos de esta ceremonia y quitaos el laurel de los cabellos!», se lo quitan y dejan incompleto el rito, no pueden hacer otra cosa que venerar a la diosa en secreto”, Ov. met. 6,202) (7b) si bene te novi, longum iam lassa libellum ponebas (“si te conozco bien, ya cansada ibas a dejar este largo libro”, Mart. 3,68) b) Situar algo o a alguien en algún lugar (8): (8a) et collecta procul lacerae fragmenta carinae exigua trepidus posuit scrobe (“y colocó tembloroso en el pequeño hueco los pedazos, recogidos lejos de allí, de una nave destrozada”, Lucan. 8,755) (8b) et modo solvebam nostra de fronte corollas / ponebamque tuis, Cynthia, temporibus (“y ahora, cogía de mi frente coronas de flores, Cintia, y las ponía en tus sienes”, Prop. 1,3,22) c) Construir, instalar o erigir algo (un edificio, un templo, estatuas, etc.) (para una divinidad, como ofrendas, etc.) (9): (9a) praetores (…) tribunalia ad Piscinam publicam posuerunt (“los pretores (…) instalaron los tribunales junto a la Piscina pública”, Liv. 23,32,4) (9b) idem titulus tribus signis in aede Fortunae positis fuit subiectus (“la misma inscripción se fijó en las tres estatuas erigidas en el templo de la Fortuna”, Tac. ann. 23,19,18) d) Manifestar, citar o expresar algo (mediante palabras o alguna disciplina artística) (10): (10a) Hoc Arruntius amare coepit: posuit illud omnibus paginis (“A Arruncio le gustó esta expresión: la escribió en cada página”, Sen. epist. 114,17) (10b) divite me scilicet artium / quas aut Parrhasius protulit aut Scopas, / hic saxo liquidis ille coloribus / sollers nunc hominem ponere, nunc deum (“Eso, claro está, si yo fuera rico en obras de arte de las que Parrasio o Escopas produjeron, diestros en retratar tanto a un hombre como a un dios, el segundo con la piedra, el primero con sus nítidos colores”, Hor. carm. 4,8,8) 159 e) Hacer consistir una cosa en otra (11): (11a) cum…in sua virtute totius Aquitaniae salutem positam putarent (“pensando que en su valor estaba puesta la salvación de toda Aquitania”, Caes. Gall.3,21,1) (11b) summa virtus in patientia ponebatur (“la máxima virtud estaba puesta en la paciencia”, Nep. Alc. 11,4) A juzgar por la especial atención que los diccionarios prestan a la segunda de estas acepciones, no cabe duda de que pono es esencialmente un verbo “de colocación”7, que implica básicamente un cambio de posición o un desplazamiento. No en vano, este es el significado prototípico que en las lenguas romances tienen los verbos que derivan de él (el catalán posar, el español poner, el francés poser, el portugués pôr o el rumano pune). En realidad, los significados c), d) y e), son derivados de este valor posicional de b). El tipo de evento básico que pono y sus derivados romances denotan puede ser explicado a la luz de la teoría de Talmy (1985, 2000), que entiende el movimiento de desplazamiento8 como la situación en la que una entidad se mueve respecto de otra provocada por un agente, y consta de cuatro componentes básicos: “figura”, “base”, “trayectoria” y “movimiento” (o “localización”). Vamos a apoyarnos en el ejemplo de (12) para ilustrar este esquema: (12) sus nemoris cultrix fetum ad imam posuerat (“la jabalina salvaje había colocado a su prole junto a las raíces”, Phaed. 2,4,3) Para Talmy, la “figura” es el elemento que se mueve o que se localiza respecto de un lugar que sirve como punto de referencia, al que da el nombre de “base”. En (12), fetum funciona como “figura” e imam como “base”, puesto que las crías (fetum) de la jabalina son la entidad que se desplaza, y las raíces (imam), el lugar donde se localizan. 7 Cf. Comer (2013) para un estudio detallado de los ‘verbos de colocación’ poner y meter en español y portugués. 8 No pocos trabajos (Jackendoff 1990: 88; Marimoto 2001: 51; Lamiroy 1991: 65-76; Cifuentes 2000: 319-332; entre otros) se han dedicado en las últimas décadas a la noción de “verbo de desplazamiento”, contrapuesto, desde Tesnière (1959: 307-309), a la de “verbo de (modo de) movimiento”. Este autor entiende por “verbo de desplazamiento”, aquel que tiene una dirección inherente (‘ir’, ‘venir’), mientras que los segundos se corresponden con los verbos que implican un movimiento sin trayectoria, una ‘manera de moverse’ (‘bailar’, ‘saltar’). 160 El componente “trayectoria”9 hace referencia al curso seguido por el objeto, expresado en nuestro ejemplo por medio de la preposición ad10, pues es el elemento de la oración que codifica la dirección del desplazamiento. El “movimiento” o “localización”, por último, tiene que ver con la presencia de una idea de movimiento o localización en el acontecimiento mismo. Idea que, como hemos señalado en el apartado anterior (§ IV.1), se encuentra en el propio verbo (a partir de la partícula *po-). Además de estos constituyentes imprescindibles en cualquier evento de desplazamiento, Talmy propone dos componentes más, en este caso facultativos: la “manera” en que se lleva a cabo el movimiento, y la “causa” del mismo. En (12), la jabalina salvaje (sus nemoris cultrix) es la que provoca el desplazamiento de las crías hacia las raíces, es, por tanto, la “causa” del mismo. A los verbos de desplazamiento que cuentan con este último componente (la “causa” del movimiento) Goldberg (1995) los llama “verbos de movimiento causado”, puesto que siguen el esquema ‘X causes Y to move Z’, y se caracterizan por que “the causer argument directly causes the theme argument to move along a path designated by the directional phrase” (1995: 152)11. En el siguiente Cuadro 5, la autora (Goldberg, 1995: 60) muestra el esquema semántico-sintáctico de este tipo de verbos: Cuadro 5: Esquema semántico-sintáctico de los verbos de movimiento causado 9 Cifuentes (2004: 81), sin embargo, considera que el verbo poner no implica ninguna trayectoria, sino únicamente una localización en dos fases: ‘X está ubicado en Y’ y luego ‘X está ubicado en Z’, aunque aquello que se expresa es únicamente la localización final (‘X está ubicado en Z’). 10 Como ya hemos visto en el apartado anterior (§ IV.1), el latín, al ser una lengua “satellite-framed”, codifica las informaciones acerca del movimiento mediante satélites, en este caso, por medio de una preposición (ad) que especifica la trayectoria del desplazamiento. 11 Ya Dixon (1991: 94ss.), en su propuesta de clasificación semántica de los verbos ingleses, considera que existe un grupo de verbos que requieren un constituyente locativo o direccional y un elemento “causa”, al que denomina “subtipo put”, que hace referencia a “causar que algo se sitúe en un lugar: e.g. put, place, set, arrange, install, etc.” (García Velasco, 2003: 118). Sem. CAUSE – MOVE < cause goal theme > PRED < > Syn. V SUBJ OBL OBJ 161 Uno de los verbos que forma “construcciones de movimiento causado” es el verbo pono (Goldberg 1995: 60; Pereira 2012: 142ss.). En él están presentes los tres participantes que propone la autora: un Sujeto-Agente / Causa del movimiento, un Objeto -Afectado que es movido por el Sujeto-Agente / Causa y una trayectoria que sigue el Objeto-Afectado, como ilustra el Cuadro 6, basado en el ejemplo de (12): Cuadro 6: Esquema semántico – sintáctico del verbo pono basado en (12) Pues bien, siguiendo la teoría de Goldberg, en esta tesis consideraremos el verbo pono, en su empleo “posicional” (‘situar algo o a alguien en algún lugar’), como un verbo de movimiento causado o causativo12, lo cual tendrá su reflejo en el análisis de la colocación funcional más frecuente con este verbo: spem ponere (§ V. 2.1.4.1). 12 En la bibliografía no hay consenso acerca de si el verbo inglés put o el español poner deben ser considerados causativos. Esta discrepancia se basa en el tipo de cambio expresado: mientras que poner hace referencia a un “cambio de lugar”, para Moreno Cabrera (1993: 155-159) o Lavale (2013: 347), los verbos causativos denotan únicamente un “cambio de estado”, una modificación en las propiedades naturales del objeto, del tipo de ensuciar en “el humo ensucia las cortinas” (‘el humo causa que las cortinas estén sucias’). Así, para estos autores, los verbos del tipo de poner no serían causativos, sino que formarían parte de los verbos de movimiento. Frente a esta visión restrictiva de la causatividad, autores como Plag (1999) o Lieber (2004) consideran que tanto las oraciones que implican un “cambio de estado” como las que implican un “cambio de ubicación” cumplen la misma función, y, por tanto, deben ser consideradas causativas: “Nor is it necessary any more to have separate skeletons for the causatives (‘cause to become X’) and for the locatives (‘cause to go to X’) (Lieber 2004: 82), apud Lavale 2013: 392). Sem. MOVIMIENTO – < Agente / Causa trayectoria Afectado > CAUSADO ponere sus nemoris cultrix ad imam fetum Sin. V SUJ OBL OBJ 162 IV.3. LOS MARCOS PREDICATIVOS DE PONO Como hemos comentado en capítulos precedentes (§ II-III), en la clasificación de las colocaciones verbo-nominales, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el comportamiento semántico del verbo: las colocaciones léxicas (§ II.2.2) están formadas por verbos léxicos, y las colocaciones funcionales (§ II.2.3), por verbos funcionales. Para poder identificar y analizar estas combinaciones en una lengua de corpus como el latín, se hace imprescindible conocer en profundidad los significados y las estructuras básicas de complementación de los verbos que en ellas aparecen. Solo así será posible discernir si estos, en las colocaciones, mantienen intacto su sentido pleno, o si dicho sentido se desdibuja, es decir, se vuelve más abstracto o figurado. Con este objetivo, en los apartados que siguen nos vamos a centrar en el análisis del contexto sintáctico-semántico de todos los ejemplos de pono en nuestro corpus, como primer paso para determinar cuántos marcos predicativos le corresponden, y, además, para evaluar si se trata de un verbo con una alta productividad colocacional, o si, por el contrario, la mayor parte de sus ejemplos se corresponden con empleos de la libre combinatoria de palabras. IV.3.1. Pono: los datos Del análisis de la información de los diccionarios (§ IV.2) hemos visto que pono puede traducirse por verbos como ‘situar’, ‘abandonar’, ‘citar’, ‘instalar’, ‘hacer consistir’, etc. Todos ellos con una cierta idea de movimiento o localización, física o metafórica, y de causatividad. Sin embargo, estos datos no son suficientes para determinar las condiciones de uso de uno u otro sentido. Para ello, conviene profundizar más en el estudio de sus múltiples significados y en los contextos sintáctico-semánticos de cada uno de ellos. Para ello, y en primer lugar en una lengua de corpus como el latín, hay que partir de los datos, lo más exhaustivos posible. En nuestro caso, tal como recoge el 163 Cuadro 7 hemos analizado 2545 oraciones de pono y las hemos distribuido, de entrada, en tres grandes categorías: usos plenos, colocaciones (léxicas y funcionales), y otros13: Cuadro 7: distribución de los ejemplos de pono en el corpus Ponere usos plenos colocaciones otros total léxicas funcionales (V + OD) Catón 8 13 1 12 34 Plauto 7 3 3 6 19 Terencio 4 1 1 1 7 César 31 35 3 3 72 Cicerón 335 13 50 43 441 Nepote 18 3 1 1 23 Lucrecio 18 - 4 - 22 Catulo 2 - 1 - 3 Tibulo 10 2 1 - 13 Salustio 6 2 2 - 10 Virgilio 35 24 21 1 81 Horacio 37 15 14 1 67 Livio 125 178 31 14 348 Propercio 27 10 14 1 52 Ovidio 162 65 68 10 305 Fedro 7 2 2 - 11 Séneca 187 16 33 24 258 Columela 23 47 7 3 80 Petronio 19 11 5 1 36 Plinio Viejo 31 2 4 3 40 Lucano 31 11 9 2 54 Quintiliano 97 - 16 5 118 Estacio 44 13 16 1 77 Tácito 13 7 9 1 30 Juvenal 30 11 8 3 52 Marcial 14 40 - - 54 13 En este pequeño ‘cajón de sastre’ hemos incluido ejemplos de expresiones fraseológicas, como Petronio (Satyr. 27,4): accurrit Menelaus et ‘hic est’ inquit ‘apud quem cubitum ponitis’ (“llega corriendo Menelao: ‘Este es’, dice, ‘el que os invita a su mesa’”), y ejemplos de colocaciones verbo- nominales que siguen el patrón ‘verbo+ sintagma preposicional’, del tipo de: cum signa quaedam pulcherrima atque antiquissima Thermis in publico posita vidisset (“tras haber visto en Termas ciertas estatuas muy bellas y antiguas”, Cic. Verr. 2,2,85) 164 Plinio Joven 17 2 6 2 27 Suetonio 32 5 - 1 38 Apuleyo 7 2 2 2 13 Gelio 139 2 3 3 147 Total 1 516 535 332 144 2 527 939 % 60 21,2 13,1 5,7 100 34,3 La primera lectura que extraemos de estos datos es evidente: el empleo fundamental de pono en nuestro corpus es aparecer en combinaciones libres de palabras, como demuestra el que los ejemplos de este tipo ocupen prácticamente el 60% de todas las oraciones analizadas. Sin embargo, la presencia de pono en colocaciones es también significativa – casi el 40% del total de ejemplos–: estas aparecen en todas las épocas y autores, en muchos de ellos, superando en número a los usos libres, como en Catón, Plauto, César, Virgilio, Horacio, Livio, Propercio o Columela. Respecto de la tipología de colocaciones que se conforman con este verbo, nos parece importante destacar que –tal como veremos con más detalle en (§ V)– son más frecuentes las colocaciones léxicas que las funcionales, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con verbos soporte más generales como facio (Baños 2016: 19-21). IV.3.2. Pono en sus empleos libres Pero ahora lo que nos interesa es centrarnos en el uso principal de pono: los empleos en combinaciones libres de palabras. En el análisis de las 1516 oraciones de este tipo, se observan dos acepciones básicas del verbo, en consonancia con la etimología del verbo y la información de los diccionarios (§ IV.1): en la primera, alguien (o algo) desplaza a alguien (o algo) y lo sitúa en una nueva ubicación, de forma física o metafórica. La segunda, en cambio, indica la acción por la que alguien (o algo) deja de estar donde estaba. 165 Esta distinción es pertinente porque cada una responde a marcos predicativos distintos14, es decir, se asocia a estructuras de complementación diferentes: una, la más frecuente, de naturaleza triargumental (Sujeto, Objeto y Ubicación), y la otra, con dos argumentos (Sujeto y Objeto), tal como se recoge en el Cuadro 8 y se ilustra, respectivamente, con los ejemplos (13) y (14): Cuadro 8: Formalización de los marcos predicativos de pono Tipo Formalización ejemplos (%) pono1 ponov [/animado/]Actor [/X/]Afectado [/lugar/]Ubicación ‘hacer que algo esté en un lugar’/ ‘poner’ 1391 (95%) pono2 ponov [/animado/]Actor [/X/]Afectado ‘hacer que algo deje de estar donde estaba’/ ‘quitar’ 73 (5%) (13) praetores … tribunalia ad Piscinam publicam posuerunt (“los pretores… instalaron los tribunales junto a la Piscina pública”, Liv. 23,32,4) (14) longius et vacuae posuissent stamina Parcae (“muy lejos se habrían ido las Parcas a dejar los hilos ya sin ocupación”, Stat. silv. 5,1,169) Antes de entrar a comentar en profundidad las características y las variantes de cada una de estas acepciones de pono, conviene destacar la desigual frecuencia con que las encontramos en el corpus: mientras que pono1 recoge 1391 ejemplos (el 95% de las frases de la libre combinatoria de palabras con pono), pono2 solo 73 (5%), o lo que es lo mismo: solamente una de cada veinte oraciones libres del verbo se traducen por ‘quitar’; las diecinueve restantes adoptan el sentido (aproximado) de ‘poner’. IV.3.3. La estructura triargumental La estructura sintáctica triargumental, empleada para designar la acción de situar algo en algún lugar, presenta, en nuestro corpus, cuatro realizaciones distintas con particularidades léxicas y de significado: una más literal y prototípica (1), y las otras – 14 Para la formalización y los límites de los marcos predicativos, De la Villa (2003:34). 166 (2), (3) y (4)–, con un grado mayor de abstracción. Las hemos recogido bajo los siguientes enunciados: (i) pono1 [/humano/]Actor [/concreto/]Afectado [/lugar/]Ubicación: ‘situar algo en un lugar’ (701 ejemplos): (15) post hanc orationem claves portarum pecuniaeque regiae ante pedes eorum posuit (“tras este discurso, puso las llaves de las puertas y del tesoro real ante sus pies”, Liv. 24,23,1) (ii) pono1.1. [/humano/]Actor [/acto de habla/]Afectado [/soporte escritura/ sistema de comunicación]Ubicación : ‘citar por escrito o en un dicurso oral’ (340 ejemplos): (16) Protagoras… cum in principio libri sic posuisset ‘de divis neque ut sint neque ut non sint habeo dicere’ (“Protágoras…, habiendo escrito así al principio de su libro: «acerca de los dioses no puedo decir ni que existen ni que no existen»”, Cic. nat. deor. 1,63) (iii) pono1.2. [/humano/]Actor [/abstracto/]Afectado [/X/]Ubicación: ‘poner algo en dependencia de algo’ (116 ejemplos): (17) Id ille in te positum esse putat mihique persuadet (“él piensa que esto depende de ti, y me convence”, Cic. fam. 9,25,3) (iv) pono1.3. [/humano/]Actor [/X/]Afectado [/abstracto/]Compl.Obj.: ‘considerar algo (a alguien) algo / de una determinada manera’ (234 ejemplos): (18) a me autem haec sunt profecta, quae non ego in benefici loco pono sed in veri testimoni atque iudici (“lo que se ha obtenido de mí no lo considero un simple signo de benevolencia, sino un testimonio sincero, una convicción firme.”, Cic. fam. 15,4,12) No vamos a entrar en la discusión de si estamos en los cuatro casos ante variantes o submarcos del mismo marco predicativo, o si las variaciones en la naturaleza del segundo o tercer argumento justifican postular marcos predicativos distintos en (ii), (iii) y (iv). La única diferencia entre (i), (ii) y (iii) sería la naturaleza 167 léxica del segundo argumento (/concreto/, /acto de habla/ y /abstracto/, respectivamente) y en el caso de (ii), también del tercer argumento. El tipo (iv), en cambio, presenta más diferencias: no solo el segundo argumento no presenta restricciones léxicas, sino que además, y sobre todo, el tercer argumento se analiza como un Complemento predicativo del Objeto (18), lo que le asimila a verbos evaluativos (puto, duco, etc.) y podría hacer pensar en un marco predicativo específico. Sea como fuere, a efectos del análisis posterior de las colocaciones de pono asociadas a una marco predicativo triargumental, vamos a comentar las características fundamentales del marco de pono1, ‘situar algo en un lugar’, el más frecuente en nuestro corpus (701 ejemplos), y del que deriva, por un proceso metafórico, al “entender nuestras experiencias en términos de objetos” (Lakoff-Johnson ([1986] 2009: 63), la colocación funcional más frecuente con pono: spem ponere (§ V. 3). Comentaremos brevemente las características de cada uno de sus argumentos. IV.3.3.1. Primer argumento En la formalización del marco predicativo de pono1 hemos señalado como rasgo léxico prototípico del primer argumento el de /humano/, porque así ocurre en casi el 95% de los ejemplos en que el Sujeto aparece explícito15: a ellos habría que añadir los casos en los que el sujeto es una divinidad o personaje mitológico (19), con lo que, en realidad, quedarían fuera de esta caracterización ejemplos puntuales en los que el sujeto es un animal, como (20), y el único caso (21) en que se trata de una entidad inanimada (venti), siempre en contextos poéticos y de personificación, por lo que pueden ser asimilados a entidades humanas: (19) me… Fortuna omnipotens et ineluctabile Fatum his posuere locis (“A mí… la Fortuna omnipotente y el ineludible Hado me pusieron en este lugar”, Verg. Aen. 8.331) 15 De hecho en algo más del 20% de lso ejemplos de pono el primer argumento no aparece explícito. Ello es sobre todo frecuente en los ejemplos pasivos (suponen el 42% del total de ejemplos de pono1): en apenas un 1% de los ejemplos pasivos el Agente aparece explícito y sólo en el 45% de los casos es fácilmente recuperable por el contexto. Cf., por ejemplo: idem titulus tribus signis in aede Fortunae positis fuit subiectus (“la misma inscripción se fijó en las tres estatuas erigidas en el templo de la Fortuna”, Tac. ann. 23,19,18. 168 (20a) ...melle, quod in ceris Attica ponit apis (“...la miel que la abeja ateniense pone en la cera”, Ov. trist. 5,4,30) (20b) Sus nemoris cultrix fetum ad imam posuerat (“La jabalina salvaje había colocado a su prole junto a las raíces”, Phaed. 2,4,3) (21) illic exhausti posuere cubilia venti (“aquí los vientos exhaustos pusieron su lecho”, Stat. theb.2,37) Esta caracterización léxica del primer argumento está en consonancia con la naturaleza controlada del evento. En otras palabras, el Sujeto de pono1 es un Agente prototípico: (22) dictator coronam auream libram pondo ex publica pecunia populi iussu in Capitolio Iovi donum posuit (“el dictador depositó para Júpiter en el Capitolio, por orden del pueblo y a expensas del dinero público, una corona de oro de una libra de peso”, Liv. 4,20,4) IV.3.3.2. Segundo argumento Pono1, por su propia definición, ‘situar algo en un lugar’ implica que su segundo argumento han de ser prototípicamente entidades de primer orden (Lyons 1980), es decir, como recordábamos en § III.1.1.1, entidades concretas que “se ubican en el espacio”, como animales, personas u objetos. Los ejemplos comentados hasta ahora así lo muestran: claves (15), me (19), melle (20a) fetum (20b), cubilia (21), coronam (22), etc. Es este un rasgo diferencial respecto al empleo de pono en colocaciones funcionales, donde el OD es por definición un sustantivo abstracto, eventivo (§ V.2), pero es en cambio un rasgo compartido con las colocaciones léxicas (§ V.1): castra ponere (“montar el campamento”), mensam ponere (“poner la mesa), o vitem ponere (“plantar una viña”). IV.3.3.3. Tercer argumento El tercer argumento prototípico de este marco predicativo sirve para localizar espacialmente el segundo argumento y desempeña, por tanto, la FS Ubicación. Esto es así porque en un 80% de los ejemplos la tercera casilla argumental se actualiza con 169 léxico relativo al espacio y mediante las distintas marcas de esta FS en latín: sintagmas preposicionales como in +abl. del ejemplo (23), adverbios como hic (24), sintagmas nominales en ablativo como toro (25) o sustantivos en caso locativo como Thebis o Athenis ilustrados en (26): (23) pace redintegrata, Romani novam in femina virtutem novo genere honoris, statua equestri, donavere: in summa sacra via posita virgo insidens equo (“después de que la paz fue así restablecida, los romanos recompensaron el valor sin precedentes mostrado de una mujer sin precedentes con una estatua ecuestre: en la parte más alta de la vía Sacra se erigió una estatua de la doncella montada a caballo”, Liv.2,13,11) (24) hinc apicem rapax Fortuna cum stridore acuto sustulit, hic posuisse gaudet (“la rapaz Fortuna roba con ruidos estridentes este diadema y disfruta de ponerla aquí”, Hor. car. 1,34,16) (25) et medio laxe ponere membra toro (“y pone sus miembros relajados en medio del lecho”, Ov. Am. 2,10,15) (26) ...et modo me Thebis, modo ponit Athenis (“...y unas veces me pone en Tebas, otras en Atenas...”, Hor. epod .2,1,213) De las distintas posibilidades de actualizar la Ubicación, la más común en este MP es el sintagma preposicional in + abl. (más del 37% de los ejemplos), seguido por sintagmas nominales en ablativo (27%), otros sintagmas preposicionales como ad + acus., super + abl., super + acus., iuxta + acus., ante + acus., inter + acus., etc. (23,5%), adverbios (10%) y, por último, sustantivos en locativo (1,5%). Es necesario puntualizar que en no pocas oraciones (casi un 20% del total de ejemplos de este MP) el tercer argumento aparece omitido, aunque, generalmente, puede ser deducido por el contexto, como se muestra en (27): (27) et statim telum aliquod quaeritans temere fascem lignorum positum offendit (“y, al punto, buscando un arma, topa casualmente con un haz de leña que había”, App. met. 3,72) IV.3.4. La estructura biargumental: pono2: 'abandonar' Como hemos visto al comienzo de este capítulo (§ IV.1), parece que el significado primario de pono (a partir de sino, el verbo simple del que se compone) es 'abandonar', 170 'dejar', 'deponer', una acepción que recogen todos los diccionarios consultados (Cuadro 9): Cuadro 9: Definición del significado 'abandonar' en los diferentes diccionarios Diccionario Definición Gaffiot I. 3. “déposer. Poser, quitter [un vêtement].” Lewis - Short 9. “To lay aside, take off, put down, lay down (as clothing, arms, books, the hair or beard, etc. = deponere)”. OLD VI.“To cease holding or carrying, put down; to lay down (arms). X. “To give up, rid oneself of, lay aside, abandone, drop: a) to yield up (life, breath of life...) ThLL I. A. 3. “quae deponuntur, amoventur sim. a) cuiusdam voluntate, opera sim. (-untur arma), b) natura cogente.” II. A. 2. “deponendi, finiendi (fere abiciendo, tollendo sim., sed peragendo)”. Se trata de ejemplos como los de (28): su estructura argumental consta dos participantes obligatorios, el Sujeto y el Objeto, y el Estado de Cosas (EdC) que predica hace referencia a un evento dinámico, controlado y télico: (28a) Postquam Bruto et Cassio caesis nulla iam publica arma, Pompeius apud Siciliam oppressus exutoque Lepido, interfecto Antonio ne Iulianis quidem partibus nisi Caesar dux reliquus, posito triumviri nomine consulem se ferens… (“Cuando, tras los asesinatos de Bruto y Casio, no quedaba ya ningún arma del grupo, cuando Pompeyo fue apresado junto a Sicilia y cuando, desarmado Lépido y muerto Antonio, en la facción juliana César era el único general que quedaba, abandonado el título de triunviro y actuando como cónsul…”, Tac. ann. 1,2,1) (28b) nam si mensa adsit, anulum ponere translatitium videmus, quoniam etiam mutas religiones pollere manifestum est (“Pero cuando la mesa está lista, existe la costumbre universal, según vimos, de quitarse el anillo, porque está claro que algunas acciones religiosas, incluso sin palabras, tienen su poder”, Plin. nat. 28,24) (28c) hoc pretium positae verginitatis habe (“este es el premio de tu virginidad robada”, Ov. fast. 6,128) 171 En lo que sigue analizaremos las características prototípicas de los dos argumentos obligatorios de este MP. IV.3.4.1. Primer argumento El primer participante obligatorio de la predicación es, prototípicamente, un ser humano que actúa como Agente por estar dotado de los rasgos de animicidad, voluntariedad y control sobre la acción del verbo propios de esta Función Semántica, como muestran los ejemplos de (29). Por supuesto, no faltan ejemplos en los que el Sujeto son dioses o personajes mitológicos, como en (30), y, de manera puntual (5 ejemplos en nuestor corpus), animales, para hacer referencia a procesos naturales, más o menos inconscientes: así, en (31) las cigarras sufren una muda al transformarse en adultos, lo que las lleva a 'abandonar' la piel anterior; de la misma manera, los becerros cuando nacen salen de la membrana que les ha protegido durante la gestación, la 'abandonan'. (29) semustamque facem vigilata nocte viator / ponet (“el viandante que ha estado en vela durante la noche, dajará la antorcha medio quemada”, Ov. fast. 4,167) (30) longius et vacuae posuissent stamina Parcae (“muy lejos se habrían ido las Parcas a dejar los hilos ya sin ocupación”, Stat. silv. 5,1,169) (31) ...ut olim cum teretis ponunt tunicas aestate cicadae, et vituli cum membranas de corpore (“...así en estío dejan las cigarras sus túnicas añosas y se desprenden los nacientes becerros de las membranas”, Lucr. 4,80) Por supuesto, como en el caso de pono1, el Agente de la acción no siempre está explícito (en nuestro corpus tan sólo en el 15% de los casos). Ello es, sobre todo, habitual en pasiva, y especialmente con participios de perfecto (32), un tipo de ejemplos, por lo demás, muy frecuente: el Agente se omite de manera sistemática sin que se se pueda recuperar muchas veces del contexto: (32a) sternuit lumen (posito non scribimus illo) (“cubrió la luz (apagada esta no escribimos)”, Ov. Her. 19,151) (32b) bis positis Phoebe flammis, bis luce recepta... (“Febo, por dos veces perdido su brillo y por dos veces recobrada su luz...”, Luc. 9, 939) 172 IV.3.4.2. Segundo argumento No existen restricciones léxicas para el segundo argumento de este MP, salvo el hecho de que se trata siempre de entidades de primer orden, localizables en el espacio. Es decir, el Objeto sintáctico de la predicación, que se codifica (en la voz activa) en acusativo, suele hacer referencia tanto a un objeto concreto (33), como a una persona o divinidad (34): (33a) «... ite, satis, propere ite, sacri est laurumque capillis / ponite!» deponunt et sacra infecta relinquunt / quodque licet, tacito venerantur murmure lumen (“«...¡marcháos, marcháos de esta ceremonia y quitáos el laurel de los cabellos!», se lo quitan y dejan incompleto el rito, no pueden hacer otra cosa que venerar a la diosa en secreto”, Ov. met. 6, 202) (33b) positis erupuit in Hectora plectis (“Y, depuesta la lira, se lanzó contra Héctor”, Stat. Silv. 4,4,36) (34) ingratos ante omnia pone sodales (“pero sobre todo olvida a tus amigos ingratos”, Iuv. 11,192) 173 IV.4. RECAPITULACIÓN A modo de recapitulación, en este capítulo, apoyados en el origen etimológico del verbo pono (§ IV. 1), en la información de los diccionarios (§ IV.2) y en el análisis de las 2545 oraciones de pono que aparecen en nuestro corpus, hemos concluido que el verbo pono, cuando aparece en combinaciones libres, presenta dos marcos predicativos básicos: uno biargumental (pono2, 'abandonar'), el más antiguo y menos frecuente, y otro triargumental (pono1: ‘colocar’), el más habitual en los textos (§ IV.3). Estos dos marcos predicativos, con sus variantes o marcos derivados, suponen prácticamente el 60% de todas las oraciones analizadas. Del resto, casi el 35% del total de ejemplos de pono son colocaciones, bien léxicas (las más frecuentes), bien funcionales, tal como reflejan los datos del Cuadro 7. Por otra parte, nos hemos detenido en el análisis del marco predicativo tanto de pono1, ‘colocar’ (triargumental), como de pono2, 'abandonar' (biargumental), señalando las características léxicas y la expresión sintáctica de cada uno de sus argumentos. Y es que la descripción de estos dos marcos predicativos de pono en sus usos plenos ayudará a entender mejor sus empleos como verbo colocativo. En otras palabras, como mostraremos en el siguiente capítulo, tanto las colocaciones léxicas (§ V.1) en las que interviene el verbo pono, como las funcionales (§ V.2), son de naturaleza distinta según se asocien con pono1 o pono2:, pues cada colocación actualiza o se asocia a uno de los marcos predicativos plenos del verbo pono. En el caso de las colocaciones funcionales, que son el objetivo fiundamental de la Tesis, esta consideración es importante: un sustantivo predicativo no elige o restringe su elección a un verbo determinado para configurar una colocación, sino a un marco predicativo concreto cuando dicho verbo tiene más de una estructura básica de complementación: spes selecciona, como veremos, a pono1 (spem ponere “poner la esperanza en algo”) y metus a pono2 (metum ponere “abandonar el miedo”). La elección de pono como verbo colocativo no es, por tanto, arbitraria ni casual, sino que, como veremos, está condicionada semánticamente. 174 175 CAPÍTULO V: COLOCACIONES VERBO-NOMINALES CON PONO Como hemos podido comprobar en el capítulo anterior (§ IV.1.2), pono actúa como verbo predicativo con dos estructuras argumentales distintas; está dotado, por tanto, de la capacidad de seleccionar semántica y sintácticamente sus complementos. Pero, junto a sus empleos en combinatoria libre, en no pocos casos (en el 34,3% del total de apariciones en nuestro corpus) la selección del verbo pono viene determinada por el sustantivo que funciona como su Objeto Directo: se trata de los ejemplos en los que pono forma parte de colocaciones léxicas y funcionales, como las que ilustran los ejemplos (1) y (2), respectivamente: (1a) superato monte praeter Tegeam tertio die ad Caryas posuit castra (“después de salvar el mone Partenio, dejó atrás Tegea y al tercer día acampó cerca de Carias”, Liv. 34,26,9) (1b) Nec somnis posita tutum succumbere mensa (“Y no está exento de riesgo abandonarse al sueño en la mesa puesta”, Ov. ars. 3,767) (1c) si nocte maritus / aversus iacuit, periit libraria, ponunt / cosmetae tunicas, tarde venisse Liburnus, dicitur et poenas alieni pendere somni / cogitur (“Si por la noche el marido les volvió la espalda, la intendenta está perdida, los esclavos guardarropas deben despojarse de la túnica, el tiburno es acusado de retraso y se ve obligado a pagar el pato por los sueños de otros”, Juv. 475-479) (2a) eorumque exempla vitandi potius quam imitandi gratia pono (“y pongo unos ejemplos de ello más bien para que se evite que para imitarlos”, Quint. inst. 9,3,69) (2b) quod mihi si ponenda tuo sit corpore vita / exitus hic nobis non inhonestus erit (‘y si yo tengo que dejar mi vida en tus brazos, este final será para mi muy honroso’, Prop. 2,26,57-58) 176 (2c) occurrit suprema dies, naturaque solum / hunc potuit finem vaesano ponere regi (“llegó su último día y la naturaleza pudo poner tal fin solitario al desvariante rey”, Lucan. 10,42) En el presente capítulo, nuestro objetivo es, precisamente, describir y analizar estos dos tipos de colocaciones con el verbo pono: en primer lugar (§ V.1), trataremos las colocaciones léxicas en las que actualiza tanto la estructura triargumental como la biargumental identificadas en nuestro corpus. Para ello, presentaremos e ilustraremos los distintos grupos de sustantivos que en latín seleccionan pono para formar este tipo de colocaciones. Tras este apartado, la segunda parte de este capítulo, que constituye el núcleo central de la Tesis, se dedicará al estudio de las colocaciones verbo-nominales funcionales con el verbo pono. Después de una presentación general (§ V.2), nos centraremos en el análisis de dos colocaciones concretas, spem ponere (§ V.3) y metum ponere (§ V.4), porque son las más frecuentes con este verbo en latín y porque se asocian además a marcos predicativos distintos de pono. De esta forma, podremos mostrar mejor las especificidades de pono como verbo colocativo y, desde un punto de vista metodológico, la forma en que entendemos ha de analizarse una colocación funcional: puesto que el núcleo semántico y sintáctico es el sustantivo predicativo, spem ponere y metum ponere deben analizarse en relación con el resto de colocaciones que cada uno de dichos sustantivos configura en nuestro corpus. 177 V.1. COLOCACIONES LÉXICAS CON PONO Como ya hemos mencionado en § II.2.2, los rasgos prototípicos de las colocaciones léxicas son, grosso modo, los siguientes:  Combinación de un nombre concreto y un verbo con significado léxico  Relación típica entre sus componentes  Transparencia semántica  Coocurrencia significativamente frecuente de verbo y nombre  Cierta flexibilidad formal A modo de ejemplo, enhebrar una aguja es una colocación léxica, puesto que el sustantivo concreto aguja selecciona el verbo enhebrar, que mantiene toda su carga léxica, para conformar una combinación que la comunidad ha almacenado como un todo. Entre verbo y nombre, para que podamos entender que se trata de una colocación, tiene que haber necesariamente una relación típica, es decir: enhebrarse debe ser uno de los eventos prototípicos que se puedan predicar acerca de aguja. Desde esta perspectiva, no serían colocaciones ni pintar una aguja ni calentar una aguja. Además, esta combinación es significativamente frecuente en la lengua española. Para ser precisos, puede que en un corpus del español no aparezca muy a menudo, sin embargo, seguro que enhebrar una aguja es uno de los predicados más frecuentes en una búsqueda de todas las apariciones de aguja. Enhebrar es un verbo específico con una escasa colocabilidad –solo se combina con aguja–, como también lo son atornillar (tornillos), chasquear (los dedos) o cariarse (los dientes). No obstante, también conforman colocaciones léxicas verbos con un significado más general, como tocar (en tocar la flauta, las maracas, etc.), armar (armar jaleo, bulla, escándalo, cacao etc.), tomar (tomar el tren, un taxi, etc.) o poner (poner la televisión, el lavavajillas o la lavadora). Estos verbos tienen la capacidad, como vemos, de participar en un mayor número de colocaciones, muchas de ellas, con sustantivos sinónimos o del mismo campo semántico, pues, tal como expone Írsula (1992: 165): “los sustantivos sinónimos o los que pertenecen al mismo campo semántico suelen colocarse con el mismo verbo”. 178 Fijémonos ahora en el verbo latino pono. Una de las principales conclusiones que hemos extraído del análisis de todos los ejemplos de este verbo en nuestro corpus es que es muy productivo en colocaciones léxicas (21,2% de todas las apariciones de pono), tanto cuando significa ‘poner’ y es triargumental, como cuando tiene el sentido de ‘dejar’ y es biargumental. Pues bien, en lo que sigue, y a falta de un estudio más minucioso que sobrepasa los límites de esta Tesis, vamos a presentar y a ilustrar los diferentes tipos de sustantivos que seleccionan el verbo pono para conformar colocaciones léxicas. Atenderemos, en primer lugar, a las colocaciones relacionadas con la estructura triargumental de pono1 (§ V.1.1), para centrarnos, después, en las que se forman con pono2 (§ V.1.2). V.1.1. Colocaciones léxicas con pono1 Los sustantivos que seleccionan el verbo pono en su acepción ‘poner algo en algún lugar’ (pono1) para formar colocaciones léxicas pueden clasificarse en tres grupos bien diferenciados entre sí: sustantivos referidos a ciudades, ciudadelas y campamentos militares (§ V.1.1.1), sustantivos referidos a alimentos y bebidas (§ V.1.1.2) y sustantivos referidos a plantas y árboles (§ V.1.1.3). V.1.1.1. Sustantivos referidos a ciudades, ciudadelas y campamentos militares Los sustantivos que hacen referencia a ciudades, ciudadelas y campamentos militares (234 ejemplos) establecen combinaciones típicas con el verbo pono1 para dar cuenta de su fundación (en el caso de las ciudades) o instalación (en el caso de los campamentos), tal como puede comprobarse en los siguientes ejemplos (3): (3a) posuere in montibus urbem Pallantis proavi de nomine Pallantem (“fundaron la ciudad sobre las colinas y, por su antecesor, Palante, la llamaron Palante”, Verg. Aen. 8, 54) (3b) id est oppidum Parisiorum positum est in insula fluminis Sequanae (“esta es la ciudad de los parisienses construida en la isla del río Sena”, Caes. Gall. 7,57,1) 179 (3c) Tibus Argeo positum colono (“Que Tibur, ya fundada por el colono argivo”, Hor. car. 2,6,5) (3d) ita suppleto exercitu secundum vernum aequinoctium omnes copias Dium contraxit ibique stativis positis exercendo cotidie milite hostem opperiebatur (“Así completó su ejército, y después del equinoccio de primavera concentró todas sus tropas en Dio, donde estableció su campamento permanente y aguardaba al enemigo entrenando a diario a sus soldados”, Liv. 33,3,5) Dentro de este grupo, es fundamental destacar la colocación castra ponere, la más frecuente, con diferencia, de nuestro corpus (202 ejemplos): aparece desde Cicerón a Aulo Gelio, tanto en prosa como en poesía, aunque con especial importancia en la historiografía (Livio, 157 ejemplos; César, 28; Tácito, 3, y Salustio 2). Presentamos algunos ejemplos en (4): (4a) deinde ubi ad id loci ventum, quo Numidis praeceperat, et castra posita munitaque sunt, tanta repente caelo missa vis aquae dicitur, ut ea modo exercitui satis superque foret (“Luego, cuando llegó al punto que se había señalado a los númidas, y hubo levantado y fortificado el campamento, cuentan que de repente cayó del cielo tal cantidad de agua que ella sola dio abasto sobradamente al ejército”, Sall. Iug. 75,7) (4b) Ille licet Cilicum victas agat ante catervas, / ponat et in capto Martia castra solo, totus et argento contextus, totus et auro (“Puede él conducir ante sí vencidos escuadrones de cilicios y plantar sus cuarteles marciales en terreno conquistado, revestido entero de plata y oro”, Tib. 1,2,70) (4c) Cuius adventu cognito, Pompeius, ne duobus circumcluderetur exercitibus, ex eo loco discedit omnibusque copiis ad Asparagium Dyrrachinorum pervenit atque ibi idoneo loco castra ponit (“Al conocer la llegada de César, Pompeyo, temiendo ser rodeado por dos ejércitos, abandonó este lugar y con todas las tropas se dirigió a Asparagio en el territorio de Durazo, donde puso el campamento en un lugar apropiado”, Caes. civ.3,30,7) (4d) auget vires positisque castris Thubursicum oppidum circumsidet (“con esto aumenta sus fuerzas, y plantando su campamento ante la ciudad de Tubúrsico, le pone sitio”, Tac. ann. 4,24) 180 V.1.1.2. Sustantivos referidos a alimentos y bebidas Los sustantivos que designan alimentos y bebidas se combinan con pono1 para configurar colocaciones léxicas (105 ejemplos) que hacen referencia a la acción de ‘servir’, como vemos en los ejemplos de (5): (5a) invitas ad aprum, ponis mihi, Gallice, porcum (“me invitas a jabalí, Gálico, y me sirves cerdo”, Mart. ep. 8,22) (5b) nec fas animalia mensis ponere (“no es lícito servir carne de animales en las mesas”, Ov. fast. 5,480) (5c) Vita vinum est. Verum Opimianum praesto. Heri non tam bonum posui (“El vino es vida. Y lo que os sirvo es auténtico Opimio. Ayer no saqué un vino tan selecto”, Petron. Sat. 34,7) (5d) Tu Setina quidem semper vel Massica ponis, / Papyle, sed rumor tam bona vina negat (“Tú, desde luego, siempre sirves vinos setinos o másicos, Pápilo, pero corre el rumor de que tus vinos no son tan bueno”, Mart. ep. 4,69) Merece una especial mención, dentro de este grupo, la colocación mensam ponere. Esta expresión, que encontramos en latín desde Propercio y que se ha transmitido exacta a lenguas romances como el español ‘poner la mesa’, el portugués ‘pôr a mesa’ y el rumano ‘pune masa’, es la colocación favorita, con diferencia, para expresar la idea ‘disponer los servicios y los alimentos en una mesa antes de comer’, pues en 22 de los 49 ejemplos que hemos analizado (el 45%), pono es el verbo que se elige junto al sustantivo mensa, y, además, se emplea regularmente sin distinción de géneros literarios, en ejemplos como los siguientes (6): (6a) risus eram positis inter convivia mensis (‘me reía en los banquetes, estando las mesas puestas’, Prop. 3,25) (6b) mensaque posita omne genus edulium solidorum et inlibata fercula iussit adponi (‘y, puesta la mesa, ordenó que sirvieran todo tipo de alimentos y cubiertos’, Apul. met. 10,16) Si reflexionamos acerca de la construcción desde el punto de vista semántico, llama la atención que, como en el caso de la colocación castellana ‘poner la mesa’, el verbo se aleja de su significado general ‘poner’ o ‘colocar’, y está más próximo al 181 significado ‘disponer’ o ‘preparar’ (no en vano en catalán se dice ‘parar la taula’, del latín paro –preparar–). Si analizamos los ejemplos podemos encontrar una pista de la razón por la que esto ocurre en (7): (7a) Adcubure dei. Mensam succinta tremensque ponit anus, mensae sed erat pes tertius impar: testa parem fecit (“Se recostaron los dioses. La anciana, arremangada y temblorosa, pone la mesa, pero esta tenía el tercer pie tuerto: con una teja lo puso igual”, Ov. met. 8,661) (7b) omnia cum retro pueris obsonia tradas, cur non mensa tibi ponitur a pedibus? (“puesto que pasas todos los manjares a los esclavos que están detrás, ¿por qué no te ponen la mesa a los pies?”, Mart. ep. 3,23,2) En (7a) Ovidio presenta la escena en que la anciana Baucis invita a comer a los dioses que han venido a visitarla a ella y a su marido Filemón. Se dice que la anciana ‘pone la mesa’, pero que esta tiene las patas desniveladas por lo que las tiene que arreglar con un guijarro de teja. El detalle del estado de la mesa parece indicar que lo que se ‘pone’ no es la comida y los cubiertos, sino el mueble en sí. Lo mismo sucede en (7b) en que Marcial le aconseja al que está comiendo que se haga ‘poner una mesa’ a los pies para no molestarse constantemente en girarse. Claramente, lo que se le tiene que ‘poner’ a los pies es la mesa física, no los servicios y alimentos en ella. Y es que, en los banquetes romanos, las mensae en las que se comía no eran fijas, sino que, excepto una grande ubicada en el centro de los lechos triclinares que solo servía para colocar las bandejas con comida, el resto de mesas se iba cambiando con cada plato. Pono en (7), por tanto, se emplea como verbo pleno. Sin embargo, estos ejemplos conviven con otros en los que, claramente, mensam ponere, tiene el valor unitario que le conocemos de ‘disponer los servicios y los alimentos en una mesa antes de comer’ (8): (8a) Non facile est esauriens posita retinebere mensa (“Difícilmente podrías contener tu apetito ante una mesa puesta”, Ov. rem. am. 631) (8b) mensas posuere ministri exstructas dapibus nec tostae frugis egentes (“los esclavos pusieron las mesas guarnecidas de festines y no faltas de grano tostado”, Ov. met. 11,120) 182 Y otros, en los que es imposible distinguir a cuál de los dos significados hace referencia (9): (9) Mensas, Ole, bonas ponis, sed ponis opertas (“Pones, Olo, buenas mesas, y las pones con manteles”, Mart. ep. 10,54) Nuestra hipótesis, tras el análisis de estos ejemplos y otros similares, es que a partir del significado primario del sintagma ‘poner la mesa’ en tanto que ‘colocar la mesa delante de los comensales a la hora de comer’, se produjo en época muy temprana una metonimia, por la que la mensa pasó a hacer referencia a los platos que se servían encima de esta –y que se llevaban en el mismo momento–. Ambos significados convivieron y, aunque el original hacía referencia a ‘llevar físicamente la mesa’, siempre indicaba que era para que se comiera en ella, por lo que, al fin y al cabo, representaba la misma realidad. V.1.1.3. Sustantivos referidos a semillas, plantas y árboles Las colocaciones léxicas en las que pono1 se combina con sustantivos que hacen referencia a plantas, semillas o árboles (73 ejemplos) designan la acción de ‘sembrar’ o ‘plantar’ (10): (10a) semen inverso cacumine ponito (“plantad la semilla con la punta hacia abajo”, Col. rust. 11.3.818) (10b) quae praebet latas arbor spatiantibus umbras, quo posita est primum tempore virga fuit (“el árbol que ofrece una extensa sombra a los paseantes, antaño, cuando lo plantaron, era solo una vara”, Ov. rem. am. 86) (10c) Collibus an plano melius sit ponere vitem, / quaere prius (“Indaga, lo primero, si es mejor plantar la viña sobre cuestas o en el llano”, Verg. Georg. 2,273-274) (10d) hoc nobis senibus discere necessarium est, quarum nemo non olivetum alteri ponit (“Tal lección precisamos aprenderla nosotros los viejos que no plantamos, ninguno, un olivar si no es para otro”, Sen. epist. 86,14) Estos ejemplos aparecen, sobre todo, en la prosa técnica de Columela (47 ejemplos) y Catón (8 ejemplos). 183 V.1.2. Colocaciones léxicas con pono2 Por su parte, los sustantivos de las colocaciones léxicas que seleccionan el significado ‘dejar’ / ‘abandonar’ de pono (ponere2) se clasifican en los siguientes cuatro grupos: sustantivos referidos a armas (§ V.1.2.1); sustantivos referidos a prendas de vestir (§ V.1.2.2); sustantivos referidos al cabello o vello del cuerpo (§ V.1.2.3); sustantivos referidos a vientos (§ V.1.2.4). V.1.2.1. Sustantivos referidos a armas Con sustantivos que hacen referencia a armas (53 ejemplos), las colocaciones léxicas cuyo verbo es pono2 expresan el concepto ‘abandonar / dejar las armas’, como se puede comprobar en los ejemplos de (11): (11a) etiam inimici fatebuntur bene illum arma sumpsisse, bene posuisse (“incluso sus enemigos reconocerán que tomó las armas a tiempo y a tiempo las depuso”, Sen. ad. Marc. 12,6) (11b) itaque ut decet certae spei plenos et cum imparibus manus conserturos, pilis ante pedes positis gladiis tantum dextras armemus (“por consiguiente, como corresponde a quienes están llenos de firme esperanza y van a trabar combate con inferiores, depositando a nuestros pies el arma arrojadiza, armemos nuestras diestras únicamente con la espada”, Liv. 6,12,8) (11c) verum, opsecro te, / dic med uxorem orare ut exoret illam / glaudium ut ponat et redire me intro ut liceat (“Pero, por favor, yo te suplico, dile a mi mujer que le ruego que la convenza de que suelte la espada, que pueda yo entrar a casa”, Plaut. Cas. 704- 706) (11d) paulum arma nocentia, Thebae, / ponite; dilecto volo lascivire sodali (“Por algún tiempo, Tebas, depón tus armas fratricidas, que quiero divertirme para honrar a un compañero”, Stat. silv. 1,5,9) Encontramos estas colocaciones en nuestro corpus de forma estable desde Plauto hasta Petronio, tanto en poesía como en prosa. 184 V.1.2.2. Sustantivos referidos a prendas de vestir Uno de los verbos latinos más usados con sustantivos referidos a prendas de vestir para hacer referencia al predicado ‘quitarse la ropa’, es pono2 (26 ejemplos). La relación típica que se establece entre ambos elementos es evidente: las prendas de vestir sirven para cubrir el cuerpo, pero no son fijas, y, por tanto, se quitan y cambian a menudo. Los siguientes ejemplos (12) son una muestra del uso de esta colocación léxica en latín: (12a) necdum posita puerili praetexta principes iuventutis appellari (“su nombramiento como Príncipes de la Juventud cuando aún no habían dejado la pretexta infantil”, Tac. an. 1,3,2) (12b) Non potuit inpetrare a se Plato tempus, cum servo suo irasceretur, sed ponere illum statim tunicam et praebere scapulas verberibus iussit (“No pudo Platón obtener de sí mismo tiempo, en una ocasión en que se airó con un esclavo suyo, sino que le ordenó que se quitara la túnica al momento y presentara la espalda a los azotes”, Sen. ira 3,12,5) (12c) ut stetit ante oculos posito velamine nostros, / in toto nusquam corpore menda fuit (“Cuando quedó erguida sin vestiduras frente a mis ojos, en ninguna parte de todo su cuerpo encontré defecto alguno”, Ov. am. 1,5,17) (12d) a qua tamen nobilitatis causa appetitus ultro existimatur, et aliquanto enixius postquam subinde instante vitium corporis secreto posita veste detexit (“a pesar de esto, parece que fue ella quien le pretendió espontáneamente a causa de su nobleza, y con mucho más empeño cuando él, en vista de su obstinada insistencia, le descubrió en privado su defecto físico quitándose ante ella las vestiduras”, Suet. Galb. 3,4) V.1.2.3. Sustantivos referidos al cabello o vello del cuerpo y uñas Son colocaciones léxicas las formadas por un sustantivo que hace referencia al cabello o vello corporal, como barba o capillus, combinado con el verbo pono en su acepción biargumental ‘perder’ / ‘abandonar’ (13 ejemplos). En estos casos, el verbo especializa su significado para expresar una de las acciones prototípicas que se puede predicar acerca del vello humano y de las uñas: cortarse o afeitarse (13): 185 (13a) Thestyle, Victoris tormentum dulce Voconi, / quo nemo est toto notior orbe puer, / sic etiam positis formosus amere capillis (“Téstilo, dulce tormento de Voconio Víctor, que más conocido que tú no hay ningún mancebo en el mundo entero, así seas amado por ser hermoso incluso después de cortados tus cabellos”, Mart. ep. 7,29) (13b) Gymnico, quod in Saeptis edebat, inter buthysiae apparatum barbam primam posuit conditamque in auream pyxidem et pretiosissimis margaritis adornatam Capitolio consecravit (“Durante el concurso de gimnasia celebrado en los Septa se afeitó la barba por prirnera vez”, Suet. Ner. 12) (13c) Ingenium misera quia fortunatius arte / credit et excludit sanos Helicone poetas / Democrtus, bona pars non unguis ponere curat / non barbam, secreta petit loca, balnea vitat (“Como Demócrito estima que la inspiración supone mayor fortuna que el arte –a su parecer, poca cosa–, y excluye del Helicón a los poetas sensatos, buena parte de ellos no se cuida de cortarse ni uñas ni barba, busca apartados lugares, evita los baños”, Hor. ars 295-298) (13d) dispensat pueris rogatque longos / levis ponere vilicus capillos (“A los esclavos les da sus raciones y les ruega que se corten sus largos cabellos el cortijero, sin un pelo”, Mart. ep. 12,18,23-24) V.1.2.4. Sustantivos referidos a vientos Hay una serie de sustantivos latinos referidos a fenómenos de la naturaleza que seleccionan el verbo pono2 (7 ejemplos) para formar colocaciones léxicas con el sentido ‘amainar’, ‘debilitarse’, como por ejemplo (14): (14a) tunc rapidi ponunt flatus, maria ipsa vetantur / obstrepere, emergunt pelago doctamque trahuntur / ad chelyn et blandi scopulis delphines aderrant (“en esos instantes, cae la violencia de los vientos, los mares mismos refrenan su rugido, emergen de las aguas los delfines, se sienten atraídos hacia tu docta lira y nadan dulcemente al ras de los escollos”, Stat. silv. 2,2, 118-120) (14b) mihi pontus inertes / submittit fluctus, zephyrique tacentia ponunt /ante meos sua flabra pedes (“El mar amaina para mí la furia de su oleaje y el céfiro deja de silvar a mi paso”, Petr. Sat. 134,12) (14c) Iamque rubescebat radiis mare et aethere ab alto / Aurora in roseis fulgebat lutea bigis, / cum uenti posuere omnisque repente resedit / flatus, et in lento luctantur marmore tonsae (“Ya empezaban a empurpurar el mar rayos de luz y ya la gualda 186 aurora relumbraba en la altura del cielo en su rosado carro de dos tiros, cuando amainan los vientos y cesa de repente hasta el más leve soplo de la brisa. Los remos traban lucha con la marmórea languidez del agua”, Verg. Aen. 7,25-28) Estas últimas colocaciones léxicas presentan una diferencia importante respecto al resto de tipos descritos: como podemos ver en (14), los sustantivos flatus, zephyri y venti ocupan la posición de Sujeto gramatical, mientras que en el resto de colocaciones léxicas que hemos presentado con el verbo pono en cualquiera de sus dos acepciones, los nombres funcionan como OD. 187 V.2. COLOCACIONES FUNCIONALES CON EL VERBO PONO Los datos que presenta el Cuadro 7 del capítulo anterior (§ IV. 3.1) son significativos a la hora de considerar pono un verbo productivo en colocaciones funcionales. Sin contar con los ejemplos en los que este verbo participa en colocaciones con la estructura V+SPrep, como ante oculos ponere (15a) o in gratia ponere (15b) –que hemos tenido que dejar fuera de este estudio por razones de tiempo y espacio–, pono forma parte de 335 colocaciones funcionales (13’2% de todos los ejemplos de nuestro corpus), del tipo de insidias ponere (16a) o timorem ponere (16b): (15a) si dissimulare omnes cuperent se scire ad quem maleficium pertineret, tamen ipse apertum suum scelus ante omnium oculos poneret (“aunque todos desearan fingir que no conocían al autor del crimen, él mismo ponía al descubierto, ante los ojos de todos, su delito”, Cic. Rosc. 102.5) (15b) Apud Lentulum ponam te in gratia (“te pondré en buenas relaciones con Léntulo”, Cic. Att. 5,3,2) (16a) non illum miserum, ignarum casus sui, redeuntem a cena videtis, non positas insidias, non impetum repentinum? (“¿No veis a aquel desdichado, ignorante de su suerte, cómo vuelve de la cena? ¿No veis la emboscada que se le ha tendido y el ataque inesperado?”, Cic. Rosc. 98,5) (16b) iamque novum delectate iter, positoque timore, / Icarus audaci fortius arte volat (“Y ya el nuevo camino le causa placer y, sin temor, Ícaro vuela más briosamente gracias al temerario invento.”, Ov. ars am. 2,75-76) En el siguiente Cuadro 1, se reoge la frecuencia de aparición y la distribución por autores de las 20 colocaciones funcionales (con la estructura V + O.D.) más recurrentes en nuestro corpus: 188 Cuadro (1): Frecuencia y distribución en latín de las colocaciones funcional más frecuentes con pono pono C ato P lau t. T er. C ic. C aes. N ep . L u cr. T ib . S all. V erg . H o r. L iv. P ro p . O v id . P h aed . S en . C o ll. P etr. P lin . L u c. Q u in t. S tat. T ac. Iu v. P lin . M in . A p u l. G ell. T o ta l % spem 1 16 3 1 2 13 1 1 38 11,3 metum 1 18 3 4 2 1 29 8,6 nomen 3 2 3 1 6 2 2 3 1 1 24 7,1 exemplum 5 1 4 2 4 2 18 5,4 modum 1 1 1 1 4 2 2 12 3,6 quaestionem 1 1 1 4 4 11 3,3 curam 1 4 2 1 2 10 3 finem 1 2 2 1 2 1 9 2,7 calculos 2 1 1 1 3 8 2,4 pretia 1 5 1 7 2,1 bellum 1 1 1 1 3 7 2,1 amorem 1 1 2 3 7 2,1 praemium 1 2 3 6 1,8 timorem 3 1 1 1 6 1,8 vitam 1 1 1 1 2 6 1,8 insidias 1 4 5 1,5 tempus 3 1 1 5 1,5 animam 1 1 1 1 1 5 1,5 terminum 3 1 1 5 1,5 operam 1 4 5 Total 1 3 1 38 3 2 1 1 1 11 6 26 5 36 2 28 5 1 4 5 11 10 7 7 4 1 3 223 67,2 Otros Npred. - - - 12 - - 3 - 1 10 8 5 9 32 - 5 2 4 - 4 5 6 2 1 2 1 - 112 32,8 Total ejs. 1 3 1 50 3 2 4 1 2 21 14 31 14 68 2 33 7 5 4 9 16 16 9 8 6 2 3 335 100 Pero no todas estas colocaciones tienen la misma naturaleza, puesto que no actualizan todas el mismo marco predicativo de pono: mientras que sustantivos como pretium o calculus seleccionan la acepción más general del verbo (pono1), tal como ilustra (17), las colocaciones bellum ponere y amorem ponere se forman sobre el segundo marco predicativo (pono2), como se ve en los ejemplos de (18): 189 (17a) nullum non hominum genus concurrit in urbem et virtutibus et vitiis magna pretia ponentem (“Ninguna clase de hombres deja de acudir a una ciudad que concede gran valor tanto a sus virtudes como a sus vicios.”, Sen. Helv. 6,2) (17b) nihil autem minus bono viro convenit quam in fratris luctu calculos ponere (“Ahora bien, nada es más impropio de un hombre de bien que hacer cálculos con el luto por un hermano”, Sen. Polyb. 9,1) (18a) si sociales illis exercitus is est quo adiuncto duplicent vires suas, quem scernere ab se consilia bellis propriis ponendis sumendisque nolint, cur non omnia aequantur? (“si para ellos un ejército aliado es aquel con cuya unión duplican sus propios efectivos, y que no quieren que deslinde de ellos su estrategia finalizando y emprendiendo guerras propias, ¿por qué no se da igualdad en todo?”, Liv. 8,4,3) (18b) quod summi puerorum amores saepe una cum praetexta toga poneretur (“porque los mayores amores de los niños se dejaban frecuentemente junto con la toga pretexta”, Cic. amic. 34) Esta idea, como veremos, es fundamental: en las colocaciones funcionales, los sustantivos predicativos no restringen su selección a un verbo determinado, sino que, cuando este es polisémico, lo que seleccionan es una de sus acepciones. Por ejemplo, en español, la colocación funcional suspender un espectáculo actualiza el significado ‘detener’ o ‘interrumpir’ del verbo, y no el otro sentido, ‘colgar’ o ‘levantar’. La elección del verbo está, por tanto, condicionada semánticamente, no es, como suele decirse, arbitraria. Pues bien, en el Cuadro 2 se muestra con claridad la distribución de los sustantivos predicativos del Cuadro (1) según se combinen con cada uno de los marcos predicativos de pono, ordenados además por su frecuencia de aparición en el corpus: Cuadro (2): Distribución de los sustantivos que actualizan cada uno de los MMPP de pono pono1 (147 ejs.) spes (38), nomen (24), exemplum (18), modus (12), quaestio (11), calculus (8), pretium (7), praemium (6), finem (6) insidiae (5), terminus (5), opera (5), cura (2) pono2 (73 ejs.) metus (29), cura (8), amor (7), bellum (7), timor (6), vita (6), tempus (5), anima (5) La primera lectura, aunque superficial, de este cuadro revela un dato importante: a pesar de que hay más sustantivos que actualizan el marco predicativo de pono1, 190 ‘colocar’, ‘situar algo en un lugar’ (13 en total), la diferencia respecto del número de colocaciones distintas que se forman sobre la estructura biargumental de pono2, ‘abandonar (8 en total), no es especialmente significativa. Los dos marcos predicativos de pono son, pues, igualmente productivos a la hora de configurar sobre ellos colocaciones funcionales, aunque en términos de frecuencia absoluta los ejemplos de colocaciones funcionales relacionadas con pono1 duplican a los de pono2: 147 ejemplos, frente a 73. Si nos fijamos ahora en los nombres que se combinan con pono1, vemos que se pueden relacionar bien con el marco general ‘poner algo en algún lugar’, como sucede con finem (19a) o modum (19b), bien con alguno de los submarcos predicativos afines (§ IV.3.1.2): nomen ponere (20a) y exemplum ponere (20b) actualizan el significado ‘citar por escrito o en un discurso oral’ (pono1.1), del mismo modo que, como veremos, spem ponere se relaciona con ponere1.2 (‘poner algo en dependencia de algo’). (19) ergo omissa defensione finem vitae sibi posuit (“así que, rechazada la defensa, puso fin a su vida”, Tac. ann. 6,40,3) (19b) ibi modus rebus secundis positus: nam Parthi, quamquam victores, longinquam militiam aspernabantur (“Allí se acabó su buena racha, pues los partos, aunque vencedores, eran muy contrarios a expediciones a tierras lejanas”, Tac. ann.11,10,2) (20a) sunt enim rebus novis nova ponenda nomina (“porque a las cosas nuevas se les han de poner nombres nuevos”, Cic. nat. deor. 1,44) (20b) ac nunc quidem, quo facilius res cognosceretur, perspicuo et grandi vitio praeditum posuimus exemplum (“para exponer el razonamiento de una manera más accesible, he elegido en este caso un ejemplo que contenía una falacia evidente y manifiesta”, Cic. inv. 1,88) Respecto de los sustantivos que seleccionan pono2, todos ellos tienen en común que hacen referencia a realidades abstractas con límites temporales. Las colocaciones funcionales que se forman con estos nombres predican el final de los eventos a los que hacen referencia: así vitam ponere (21a) adquiere el significado ‘perder la vida’, el mismo que animam ponere (21b), colocación en la que ha operado una metonimia por la que el ‘alma’ pasa a designar la vida. Se trata, pues, de colocaciones funcionales que adoptan un aspecto terminativo: 191 (21a) Nunc nisi tu mihi propere properas dare iam triginta minas quas ego apud te deposivi, vitam propera ponere (“Si no te das prisa en entregarme aprisa las treinta minas que dejé en depósito en tu banca, dispónte deprisa a dejar la vida”, Plaut. Curc. 536) (21b) atque utinam primis animam me ponere cunis, / Iussisset quaevis de Tribus una Soror! (“¡Y ojalá una de las tres Hermanas me hubiera ordenado dejar la vida cuando dormí por primera vez en la cuna!”, Prop. 2,13b,43) Ocurre, además, que cuando un sustantivo es polisémico puede formar colocaciones funcionales con cada uno de sus significados1. Esto sucede con cura: por una parte, selecciona pono1 cuando hace referencia a la ‘predisposición positiva hacia algo o alguien’, como ilustra el ejemplo de (22): (22) quoniam is meae vitae status est ut omnis mihi cura et opera posita sit in hominum periculis defendendis (“porque la norma de mi conducta es que todo mi interés y todos mis actos se empleen en defender a los hombres que se hallan en peligro”, Cic. Cluent. 157,4) Por otra, se combina con pono2 en los contextos en los que adquiere el significado ‘preocupación’ o ‘inquietud’, como podemos comprobar en (23), para denotar el fin de la misma: (23) clauso eo cum omnium circa finitimorum societate ac foederibus iunxisset animos, positis externorum periculorum curis ne luxuriarent otio animi (“Lo cerró Numa, una vez llevada a cabo la unión con los pueblos vecinos con tratados de alianza; al quedar libres de preocupación por el peligro exterior, para que la tranquilidad no relajase los ánimos”, Liv. 1,19,4) Pues bien, tras esta presentación general de las veinte colocaciones funcionales más recurrentes con pono, vamos a dedicar este capítulo, el central de la Tesis, al estudio de spem ponere (§ V.2.1) y metum ponere (§ V.2.2), por ser las dos colocaciones más frecuentes en nuestro corpus, como hemos visto en el Cuadro 1, y por actualizar cada una de ellas uno de los marcos predicativos de pono. 1 Cf. Baños (2014a) para el análisis de consilium desde esta perspectiva. 192 A la hora de analizar spem ponere y metum ponere, puesto que el núcleo semántico y sintáctico de las colocaciones es el sustantivo predicativo, estudiaremos con detalle la órbita colocacional tanto de spes como de metus: es decir, pondremos en relación spem ponere y metum ponere con el resto de colocaciones funcionales en las que intervienen ambos sustantivos. Para ellos emplearemos los criterios de análisis ccomentados en el capítulo III y sintetizados en § III.3. 193 V.3. SPEM PONERE La colocación funcional más importante con el verbo pono es, como muestran los datos del Cuadro (2), spem ponere: constituye casi un 12% de todos los ejemplos de este tipo de predicados en nuestro corpus y es empleada tanto en latín arcaico, como en clásico y posclásico, en prosa (1a) y en verso (1b): (1a) quod de Planci et Bruti concordia scribis, in eo vel maximam spem pono victoria (“sobre lo que escribes acerca de la armonía entre Plancio y Bruto, es ahí donde pongo la mayor esperanza de victoria”, Cic. fam. 10,26,1) (1b) si nullam nostris ultra spem ponis in armis…, oremus pacem et dextras tendamus inertis (“Si es que no tienes ya esperanza ninguna en nuestras armas…, pidamos ya la paz y tendamos las manos indefensos”, Verg. Aen. 11, 411) Pues bien, en lo que sigue llevaremos a cabo el estudio puntual de los ejemplos de spem ponere a la luz de los criterios comentados en § III.3, con el objetivo de describir, analizar y reflexionar acerca de sus características fundamentales y, por extensión, de las colocaciones funcionales en general en las que interviene el verbo pono. Para ello, en primer lugar, presentaremos los datos de la distribución por autores de spes en nuestro corpus (§ V.3.1), que nos servirán para demostrar que spem ponere es una colocación preferente y restringida. Posteriormente, estudiaremos los rasgos semánticos de las colocaciones funcionales en las que participa spes (§ V.3.2): analizaremos sus distintos significados (§ V.3.2.1), describiremos la CVS más frecuente, spem habere (§ V.3.2.2), y estudiaremos en profundidad la órbita colocacional de las dos acepciones de este sustantivo polisémico: spes1 (§ V.3.3) y spes2 (§ V.3.4). Dentro de este último grupo de colocaciones, pondremos el foco en el análisis semántico y sintáctico de spem ponere. 194 V.3.1. Los datos: una colocación frecuente y preferente En todos los léxicos1 consultados sobre el verbo pono, aparece una referencia específica al sintagma spem ponere, de la misma manera que a castra ponere o in oculos ponere. Este tratamiento particular en los diccionarios indica que estamos ante construcciones “especiales” del verbo, generalmente colocaciones o combinaciones preferentes sobre las que es importante llamar la atención desde el punto de vista de la traducción. Este primer indicio, junto con la información extraída de los datos de ponere (Cuadro 2), hacen pensar que spem ponere es una construcción restringida, y como tal ha sido objeto de atención en algunos estudios2. Sin embargo, nada se nos dice acerca de la incidencia que tiene la construcción spem ponere en el conjunto de los ejemplos adverbales de spes, y su relación con el resto de colocaciones funcionales en las que interviene spes, aspectos ambos relevantes: como ya hemos señalado (§ III.1.3.1), en tanto que el sustantivo es el elemento que selecciona preferentemente el verbo, es sobre los ejemplos adverbales de spes sobre los que comprobaremos si se trata o no de una colocación restringida. Con estas consideraciones previas, podemos presentar ya los datos del Cuadro (3), donde se recogen los verbos y las construcciones más frecuentes con spes. En él se muestran los detalles de los 19 verbos más frecuentes con los que se combina este sustantivo: tanto los verbos transitivos más usuales con los que spem funciona sintácticamente como su Objeto Directo, como aquellos verbos que se construyen con los sintagmas preposicionales —in spem (venire, adducere, trahere) o in spe (esse)— como argumentos necesarios: 1 Hemos consultado el Gaffiot, el Lewis and Short, el Oxford Latin Dictionary y el ThLL. 2 Así, por ejemplo, Helander (1977), al analizar, a modo de ejemplo, el uso de los nombres abstractos en dos pasajes de César y Amiano Marcelino, concluye que spem ponere es una de las “stereotyped expressions” por las que César muestra más predilección (1977: 140 ss.). R. Hoffmann (1996, 2005, 2011), por su parte, ha ilustrado con spem algunas de las características de los “Funktionsverbgefuge im Lateinische”, con especial atención a spem afferre (§ II.3.3). 195 Cuadro 3: Datos de spem como OD o núcleo de un SPrep. desde Plauto a Suetonio spem P lau t. T er. C ic. C aes. N ep . S all. V erg . L iv . V itr. O v id . S en . C o ll. P lin . L u c. Q u in t. T ac. S u et. T o tal % habere 40 1 1 4 1 16 1 1 5 1 2 73 12,9 ponere 1 17 3 1 2 12 1 1 39 6,9 facere 2 22 1 1 1 1 3 5 36 6,3 afferre 17 1 3 1 22 3,9 in spe esse 11 1 1 4 1 18 3,2 relinquere 1 3 1 1 6 1 3 16 2,7 offerre 1 2 1 3 1 3 11 1’9 dare 1 2 3 1 2 1 10 1,8 in spem venire 2 6 1 1 10 1,8 in spem adducere 3 4 1 1 9 1,6 nancisci 9 9 1,6 tollere 3 4 1 1 9 1,6 capere 5 1 1 1 1 9 1,6 amittere 1 4 1 1 1 8 1,4 augere 1 3 3 1 8 1,4 fallere 2 1 1 1 1 2 8 1,4 proponere 5 1 1 7 1,2 sitam 1 2 3 1 7 1,2 in spem trahere 2 2 0’3 total v. 3 3 107 24 4 13 6 93 2 7 13 4 3 1 6 14 7 311 54,7 otros v. 3 7 52 8 0 1 12 63 0 7 37 5 3 7 5 37 8 257 45,3 total ejs. 6 10 159 32 4 14 18 156 2 14 50 9 6 8 11 51 15 568 100 spero 27 98 28 20 25 13 211 La primera lectura de los datos que nos parece interesante comentar, la más evidente, es que el empleo fundamental de spes es, como el de la mayoría de nombres predicativos, el aparecer en colocaciones: casi el 60% de los 568 ejemplos de nuestra se limitan a los verbos recogidos en el Cuadro 3. Por ilustrar algunos de ellos, la esperanza en latín se puede provocar en alguien (spem adferre) (2a), aumentar (spem augere) (2b), abandonar de forma consciente (spem relinquere) (2c) o llegar a ella (in spem venire) (2d): 196 (2a) De republica video te colligere omnia quae putes aliquam spem mihi posse adferre mutandarum rerum (“Veo que reúnes de la república todo lo que crees que puede despertar la esperanza en mi de que las cosas cambien”, Cic. Att.3,7,3) (2b) et spem obpugnantium augebat amplitudo valli (“y la amplitud de la empalizada acrecentó la esperanza de los combatientes”, Tac. hist. 4,22,3) (2c) hoc me tamen consolor, quod posthac ad ludos venies nos que vises neque [in] epistulis relinques meis spem aliquam delectationis tuae (“...sin embargo, me consuelo con esta reflexión: que en el futuro vendrás a los juegos y a verme a mí y que no abandonarás esa esperanza tuya de divertirte con mis cartas”, Cic. fam. 7,1,6) (2d) Caesar in eam spem venerat se sine pugna et sine volnere suorum rem conficere posse, quod re frumentaria adversarios interclusisset (“César había concebido la esperanza de terminar la guerra sin combate y sin daño para sus tropas, puesto que había cortado el suministro a los enemigos”, Caes. civ. 1,72) Además, desde la perspectiva de la frecuencia, los datos de spes son muy significativos de cara a considerar spem ponere como una colocación verbo-nominal restringida y preferente: como vemos en el cuadro (3), spem ponere es, precisamente, una de las tres construcciones más frecuentes en nuestro corpus. Junto con las formadas por habeo (3a) y facio3 (3b), que son los verbos soporte por excelencia en todas las lenguas, conforma el 25% de todos los ejemplos de este nombre4. (3a) spem pacis habeo nullam (“no tengo ninguna esperanza de paz”, Cic. Att. 9,13,8) (3b) insequenti nocte intentis omnibus in flumen ac spem ab nuntio Romano factam dolia medio missa amni defluxerunt; (“la noche siguiente, mientras todos se dirigían hacia el río y el nuncio romano había hecho surgir la esperanza, las tinajas cayeron y quedaron flotando a la deriva”, Liv. 23,19,9) 3 Precisamente el hecho de que spes se construya con el verbo habeo es significativo sobre su naturaleza semántica (§ III.1.3.3): G. Gross (2005: 347) estableció una división en el comportamiento de los sustantivos al señalar que los nombres estáticos, los que expresan estados emocionales, intelectuales o fisiológicos y cuyo primer actante cumple la función semántica de Experimentante, eligen preferentemente el verbo “tener”. Ese sería el caso de spes con habeo (§ V.3.3.1). Sobre los ejemplos de spem facere, extensiones causativas de spem habere, cf. § V.3.3.2.1.1. 4 En el estudio de Koike (2001: 222-224), ‘poner’ es el cuarto verbo colocacional más frecuente en español, y el quinto en las colocaciones verbo+nombreCD. 197 V.3.2. Semántica y sintaxis de spem Analizar una colocación concreta (spem ponere) de un verbo soporte exige, por un lado, como acabamos de hacer en el capítulo anterior (cap. IV), describir y estudiar previamente los marcos predicativos de pono para poder establecer después la relación entre dichos marcos y las distintas colocaciones que configura. Pero, en una colocación el centro semántico y sintáctico es el sustantivo predicativo, que actualiza en cada colocación un significado concreto (sobre todo si el sustantivo es polisémico), significado que determina la estructura sintáctica del conjunto de la colocación. Por eso, a la hora de analizar spem ponere, la colocación verbo-nominal más frecuente con pono (pero no la más frecuente con spem), es preciso ponerla en relación, por un lado, con la propia semántica del sustantivo (sus significados, su estructura argumental) y, por otro, con el resto de colocaciones en las que spes interviene. Estos son los dos objetivos de este apartado, el más extenso de la Tesis, y que determinan su estructura. Mostraremos en primer lugar (§ V.3.2.) cómo spes es un sustantivo predicativo polisémico, con dos significados fundamentales, el uno con un componente más emocional (spes1),, el otro más cognitivo (spes2), una dualidad que comparte el latín con otras muchas lenguas y que se justifica porque cada significado está asociado a una estructura argumental distinta (biactancial en spes1, triactancial en spes2), y se actualiza mediante colocaciones con verbos distintos. A partir de esta distinción fundamental, comentaremos las distintas colocaciones en las que interviene spes, comenzando por spem habere (§ V.3.2.2), el verbo soporte más frecuente con este sustantivo, en parte por ser el más general, en parte porque actualiza los dos significados de spes previamente definidos: cuando habere presenta como Objeto spes1, significa ‘esperar’, ‘tener esperanza’, presenta un marco predicativo biargumental y concurre (§ V.3.2.3) con el verbo spero y la colocación in spe esse; cuando habeo configura una CVS con spes2, es triargumental, tiene el significado de ‘tener la esperanza puesta en algo’ y guarda relación estrecha con la colocación spem ponere. En el caso de spem habere biargumenttal (“tener esperanzas”), como toda CVS general o neutra, presenta distintas extensiones, fundamentalmente diatéticas y aspectuales. Comentaremos, en primer lugar (§ V.3.3.2), las extensiones causativas, que responden a dos esquemas sintácticos distintos según que spem funcione como OD (§ 198 V.3.3.2.1) o forme parte de un sintagma preposicional con in + acus. (V.3.3.2.2) En cada esquema, se comentan las distintas variantes de expresión y las diferencias entre ellas: spem facere, afferre, dare, tollere y fallere, como variantes del esquema transitivo, e in spem adducere y trahere, en el esquema con sintagma preposicional, colocaciones estas dos últimas que pondremos en relación con la contrapartida inacusativa in spem venire. En el caso de las extensiones aspectuales (§ V.3.3.3), distinguiremos aquellas de naturaleza incoativa (spem offerre, nancisci y capere) de las terminativas (spem relinquere y amittere), señalando en cada caso las diferencias semánticas, sintácticas, de frecuencia o empleo entre cada una de las variantes. Tras el análisis de las colocaciones asociadas a spes1, y sus extensiones causativas y aspectuales, la parte final de este apartado se centrará en el estudio de la órbita colocacional de spes2 (§ V.3.4), en la que spem ponere es la colocación fundamental para actualizar este segundo significado, más cognitivo, de spes. Analizaremos, para ello, las características de cada uno de los argumentos del marco predicativo de esta colocación, análisis que nos servirá para entender, en último término, la especificidad de pono como verbo soporte en latín. V.3.2.1. Spes: nombre predicativo polisémico Como ya hemos señalado, los nombres que forman parte de las colocaciones son sustantivos predicativos, esto es, son sustantivos que denotan una acción, un proceso o un evento y que tienen una estructura argumental interna. Y, puesto que todo nomen actionis nominaliza una predicación verbal, a la hora de analizar este tipo de construcciones es importante describir su estructura argumental para entender hasta qué punto es el elemento más importante semánticamente y en qué medida participa el verbo soporte de su sentido. Así pues, en lo que sigue, vamos a analizar la estructura de complementación de spes. 199 Vamos a partir para ello de las distintas acepciones o significados5 que del sustantivo spes nos ofrecen los principales diccionarios6, recogidas de forma resumida en el Cuadro 4: Cuadro 4: Traducciones del término spes en los diccionarios Diccionario Traducción Gaffiot I. [d’une chose favorable] espérance, espoir: 2. [constr.]: in aliqua re / in aliquo spem collocare: funder une espérance su qqch., sur qqn. tui spem das: tu donnes espoir de toi in aliquo / in aliqua re spem habere: avoir espoir en qqn., en qqch. de aliquo spem habere: concevoir des esperances au sujet de qqn. in spe esse: avoir de l’espoir in spem alicuius rei venire: à sperer, se prendre à espérer qqch. spes aliquem fefellit de aliqua re: qqn. est deçú dans ses esperances touchant qqch. [avec prop. inf.]: in spem adducti…fore: conduits a espérer que… magnam habere spem …facturum: avoir le ferme espoir que… magnam in spem veniebat fore…: il se prenait à espérer fortement que… [+ ut]: spem afferre ut… : laisser espérer que… 3. [en part.] espoir d’héritage. 4. espoir, objet de l’espoir II. Attente, perspective 5 Además, es el nombre de la divinidad romana Spes. Esta diosa, venerada en Grecia bajo el nombre de Elpis, fue la única que, según el mito de Hesíodo, quedó dentro de la tinaja de los males que abrió Pandora para que se esparcieran entre los hombres (Ruiz de Elvira 2011: 152). De ahí, las expresiones “lo último que se pierde es la esperanza” o “mientras hay vida, hay esperanza”, esta última con un equivalente exacto latino, tal como podemos comprobar en el siguiente ejemplo de Cicerón: ut aegroto, dum anima est, spes esse dicitur, (“como se dice para un enfermo, mientras hay vida hay esperanza”, Cic. Att. 9,10,3). En el mundo romano, según explica Tataranni (2013: 65ss.), Spes fue una de las numerosas cualidades humanas que recibió culto público, templos y estatus “divino” en Roma antes del s. I a.C., de la misma manera que Fides o Pietas. La autora afirma que el culto a esta divinidad estuvo muy ligado a las empresas militares y a sus líderes ya desde los siglos de la expansión romana por el Mediterráneo, en los que fue considerada un genio favorecedor que velaba por la prosperidad y la feliz consecución de las conquistas. Buena prueba de ello es que el primer templo dedicado a la diosa del que se tiene constancia se construyó a inicios de la Primera Guerra Púnica (2013:70). Después de esta primera etapa de expansión militar, cuando la fortuna, la prosperidad y el éxito de Roma se pusieron en manos de líderes carismáticos, Spes pasó a considerarse una cualidad que el pueblo romano atribuyó a esos líderes del ejército, que se convirtieron en la spes de Roma. Tras la batalla de Accio, Augusto pasó a ser el absoluto líder de Roma y el comandante más cualificado en virtud de su supremo imperium, apropiándose de los beneficios de la diosa Spes, que quedaron como rasgos propios del Imperator y sus descendientes. 6 Hemos consultado el Gaffiot, el Lewis and Short y el Oxford Latin Dictionary. 200 Lewis & Short I. Lit. A. In gen., the expectation of something desired, hope (the predom. signif. of the word; syn. exspectatio) 2) In partic. a. The hope of being appointed heir (rare) b. Spes, a Roman divinity who had several temples in Rome B. Transf. concr., like the Engl. hope, of that in which hope is placed, or which is hoped for: 2) In partic., of hopeful children, and, by analogy, of the young of animals, or of the fruits of the earth. b) In gen., as a term of endearment, hope II. An anticipation or apprehension of something not desired. OLD 1. A feeling or state of hope, expectation (of something desired): b) w. nature of hope c) w. basis, basis, repository, etc. of one’s hopes. expr. 2. (In neutral sense) Expectation, anticipation 3. (Viewed as an objective possibility) A prospect, hope; promise (of future achievements) b) w. nature of prospects expr. c) w. basis, etc. expr. d) in spe: in prospect; in spem (w. gen.): with the prospect of e) (pregn.) the prospect of inheriting, etc. 4. The object of one’s hope 5. A person or thing in which one’s hopes are centred: b) applied to offspring as the embodiement of one’s hopes for the future. c) as an endearment 6. Hope personified Los ejemplos de (5) a (7), tomados de la entrada de spes en el Lewis and Short, ilustran algunas de estas acepciones: así en (5) spes denota la confianza de que algo que se desea ocurrirá o se alcanzará, o, en el polo opuesto, en (6), la expectativa, aprehensión o anticipación de algo no deseado. En (7), a su vez, la emoción o expectativa inherente a spes se concretan en algo o alguien: (5a) si spes est exspectatio boni, mali exspectationem esse necesse est metum (“si la esperanza es la expectativa de un bien, necesariamente el miedo es la espera de un mal”, Cic. Tusc. 4,80) (5b) spes est, eum melius facturum (“hay esperanza de que él actuará mejor”, Plaut. Stich. 22) http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=si&la=la&can=si0&prior=a http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=spes&la=la&can=spes1&prior=si http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=est&la=la&can=est0&prior=spes http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=exspectatio&la=la&can=exspectatio0&prior=est http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=boni&la=la&can=boni0&prior=exspectatio http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=mali&la=la&can=mali0&prior=boni http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=exspectationem&la=la&can=exspectationem0&prior=mali http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=esse&la=la&can=esse0&prior=exspectationem http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=necesse&la=la&can=necesse0&prior=esse http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=est&la=la&can=est1&prior=necesse http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=metum&la=la&can=metum0&prior=est http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=spes&la=la&can=spes16&prior=g http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=est&la=la&can=est5&prior=spes http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=eum&la=la&can=eum0&prior=est http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=melius&la=la&can=melius0&prior=eum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=facturum&la=la&can=facturum0&prior=melius 201 (6a) id (bellum) quidem spe omnium serius fuit (“esta guerra fue más seria de lo que todos esperaban”, Liv. 2, 3, 1) (6b) Metellus […] contra spem suam laetissimis animis excipitur (“Metelo fue recibido, contra cualquier esperanza suya, con gran entusiasmo”, Sall. Iug.88, 1) (7a) Hic inter densas corylos modo namque gemellos, / spem gregis, a, silice in nuda conixa reliquit. (“pues entre aquellos avellanos parió gemelos, esperanza de mi rebaño, a los que dejó abandonados en las piedras”, Verg. buc. 1,15) (7b) Mea Terentia, fidissima atque optima uxor, et mea carissima filiola et spes reliqua nostra, Cicero, valete (“Terencia mía, perfecta esposa fiel, hija mía amadísima, y tú, Cicerón, mi última esperanza, adiós a todos”, Cic. fam. 14,4,6) V.3.2.1.1. Dos significados diferentes Pues bien, teniendo en cuenta las distintas acepciones recogidas por los diccionarios, hemos analizado, como punto de partida, todos los ejemplos en los que aparece spes en las Epistulae ad Atticum de Cicerón (118 en total), prestando especial atención a su estructura argumental interna. Desde ese punto de vista, los distintas acepciones se reducen en realidad a dos significados fundamentales, con estructuras actanciales distintas7, una distinción que, como veremos de inmediato, presenta paralelos en otras muchas lenguas: (i) Spes1 : Ilusión de X de que ocurra Y (67 ejs.). Dicho significado se corresponde con el esquema formalizado en (8) y se ilustra con los ejemplos de (8a)- (8c). En los ejemplos latinos indicamos con los subíndices [X], [Y] y [Z], el primer, segundo y tercer actante, en su caso, de spes: (8) Spes de X [/humano/] de Y [/hechos deseados/] 7 Para la delimitación de las acepciones lexicográficas del sustantivo español “esperanza”, cf. Sanromán (2003: 48ss.). http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=id&la=la&can=id0&prior=excipitur http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=bellum&la=la&can=bellum0&prior=id http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=quidem&la=la&can=quidem3&prior=bellum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=spe&la=la&can=spe23&prior=quidem http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=omnium&la=la&can=omnium1&prior=spe http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=serius&la=la&can=serius0&prior=omnium http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=fuit&la=la&can=fuit1&prior=serius http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Liv.%202.3.1&lang=original http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=Metellus&la=la&can=metellus0&prior=asperior http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=contra&la=la&can=contra1&prior=Metellus http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=spem&la=la&can=spem38&prior=contra http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=suam&la=la&can=suam1&prior=spem http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Sal.%20Jug.%2088.1&lang=original 202 (8a) vehemens flavi [egox]8 et omnis profudi viris animi atque ingeni mei, non odio adductus alicuius sed spe non corrigendae sed sanandae civitatisY (“desplegué cuanta energía siento en el corazón y la cabeza sin animosidad personal y con la sola esperanza de corregir la república y curar los vicios de la ciudad”, Cic. Att.1, 18, 2) (8b) eram [egoX] que in spe magna fore ut in Italia possemus aut concordiam constituere, qua mihi nihil utilius videbatur, aut rem publicam summa cum dignitate defendereY (“tenía la esperanza de que hubiéramos podido establecer la concordia, nada me parecía más útil, o defender la república con la mayor dignidad”, Cic. Att. 8,11d,1) (8c) sed eo tardior ad discedendum fui [egoX] quod difficile est de discessu voluntario sine ulla spe reditusY cogitare (“pero he tardado más en marcharme porque es difícil pensar en una marcha voluntaria sin ninguna esperanza de retorno”, Cic. Att. 9,13,4) (ii) Spes2: Confianza de X de que ocurra Y basándose en Z (51 ejs.). Este significado se formaliza en (9) y se ilustra con los ejemplos (9a)-(9b): (9) Spes de X [/humano/] de Y [/hechos deseados/] a partir de Z [/humano//cualidades humanas//eventos/] (9a) una spes est salutisY istorum inter ipsos dissensioZ (“la única esperanza de salvación reside en el desacuerdo entre ellos”, Cic. Att. 2,7,3) (9b) in tribunis pl. designatisZ reliqua spes est (“sólo queda tener esperanza en los tribunos de la plebe elegidos”, Cic. Att. 3,13,1) Como resulta evidente a partir de los esquemas que acabamos de formalizar, la principal diferencia semántica entre los dos sentidos que hemos aislado para spes radica en la existencia de un tercer actante en spes2, que no aparece en spes1, y que hace referencia a la condición necesaria para que el hecho deseado tenga lugar. Estos dos significados básicos de spes, asociados a estructuras actanciales distintas, no son exclusivos del latín o limitados a los ejemplos de Cicerón, sino que están presentes en las ‘esperanzas’ de otras lenguas. Y es que, tal como aseguran Sanromán (2003: 49) para el término español esperanza, Mel’cuk y Wanner (1996: 218) para el alemán Höffnung y Ortony et al. (1986: 364) para hope, la ‘esperanza’ 8 Reconstruímos entre corchetes el actante X cuando no se explicita pero se puede recuperar por el contexto. 203 cuenta con un componente emocional (el ‘deseo’ de que algo suceda) y uno mental o cognitivo (la ‘evaluación’ de la probabilidad de que suceda). Es decir, la existencia de la emoción está condicionada por las probabilidades de que lo deseado se cumpla. Desde esa perspectiva, en un caso (spes1) tiene mayor peso el componente emocional, y en el otro (spes2) el cognitivo, lo cual se refleja en la sintaxis de cada acepción: (i) Spes1 hace referencia al sentimiento positivo que provoca en el Sujeto el creer que algo que desea profundamente se puede realizar. En este caso, la evaluación de las posibilidades de que así sea es subjetiva y “está supeditada a las creencias personales del Sujeto” (Sanromán 2003: 57), por lo que no se explicita. En (8a), por ejemplo, “corregir la república y curar los vicios de la ciudad” es una ilusión subjetiva, del mismo modo que en (8b) “restablecer la concordia”. (ii) Frente a este significado, en spes2 prima el componente cognitivo, pues las posibilidades de que lo deseado se cumpla son externas al Sujeto, están basadas en personas o hechos del mundo real, susceptibles de ser conocidos, verificados u observados, motivo por el que se explicitan mediante la adición de un tercer actante. En (9a), la esperanza de salvación depende de un hecho objetivo, dissensio inter ipsos, del mismo modo que en (9b) la única esperanza que queda son las decisiones que tomen los tribunos de la plebe elegidos. Pues bien, esta distinción entre spes1 y spes2 es pertinente, también en latín, porque cada uno de estos significados se asocia, como veremos, a colocaciones verbo- nominales distintas: mientras que la primera acepción de spes1 aparece típicamente en spem habere (‘tener esperanza’) y en su contrapartida causativa spem facere (‘hacer que alguien tenga esperanza’), las colocaciones más típicas con spes2 son spem habere in + abl. (‘tener la esperanza en algo/ alguien’) y spem ponere in + abl. (‘poner la esperanza en algo / alguien’). Es decir, spes se sirve de algunos de los verbos colocativos más frecuentes en latín (habeo, facio y pono) para actualizar, mediante estructuras sintácticas distintas, sus dos significados básicos. 204 V.3.2.1.2. Estructura argumental y expresión sintáctica Pero antes de analizar cada una de estas colocaciones en detalle, es importante presentar las distintas posibilidades de expresión sintáctica en latín de los argumentos Y y Z en las dos acepciones de spes9. (i) Spes1. Por lo que hemos visto hasta ahora, parece claro que, si el Experimentante de la emoción tiene que hacer previamente una evaluación subjetiva de las probabilidades de que se cumpla lo que desea, este primer actante tiene que ser, necesariamente, un ser humano capaz de emitir juicios de valor. El segundo actante de spes1, aquello que se desea, se codifica en nuestro corpus mediante seis estructuras distintas10, que se recogen en el siguiente listado y se ilustran, respectivamente, con los ejemplos de (10) a (15): 1. Sin complemento (41 ejemplos) 2. Con un sustantivo abstracto en caso genitivo (12 ejemplos) 3. Con una construcción AcI (5 ejemplos) 4. Con una construcción de gerundio (4 ejemplos) 5. Con una construcción de gerundivo en genitivo (3 ejemplos) 6. Con una oración subordinada completiva introducida por ut (2 ejemplos) (10) me que temporis non longinqui spe ductum esse moleste feram. (“y no querré dolerme de haber sido movido por una esperanza de tan corta duración”, Cic. Att. 1, 13, 1) (11) post hunc vero furorem nihil nisi caedem inimicorum cogitare, vicatim ambire, servis aperte spem libertatis ostendere (“después de este ataque de locura, no piensa otra cosa que no sea la matanza de los enemigos, da vueltas de barrio en barrio e inspira esperanza de libertad abiertamente en los esclavos”, Cic. Att. 4,3,2) 9 Spevak (2014: 194-195) presenta el nombre spes como ejemplo de entidad de tercer orden (aquellas relacionadas con alguna actividad mental o intelectual, cuyo contenido puede ser verdadero / falso, aceptado / rechazado o recordado / olvidado, del tipo de opinio, iudicium o memoria) y formaliza su estructura valencial como: “spes + gen. N1 (Catlinae) / + gen. N2 (pacis)”. Además, hace un listado de las cinco posibilidades sintácticas en las que se puede actualizar N2: AcI, gerundivo, sintagma preposicional de + ablativo, oración subordinada completiva y sintagma preposicional in + ablativo. Nos llama poderosamente la atención que la autora incluya el sintagma preposicional in + ablativo como expresión del segundo actante semántico de spes: según nuestro análisis configura siempre un tercer actante de spes2. 10 R. Hoffmann (2011: 3) presenta un listado de las diferentes codificaciones en que se presentan los complementos de spes, y hace un análisis pormenorizado de las características y los contextos de aparición de las construcciones de gerundio, gerundivo y AcI. 205 (12) magna autem in spe sum mihi nihil temporis prorogatum iri (“pues tengo una gran esperanza de que no se me prorrogue por más tiempo”, Cic. Att. 6,2,6) (13) postea vero quam te cum Lanuvi vidi nostros tantum spei habere ad vivendum quantum accepissent ab Antonio, desperavi (“Pero después de ver en Lanuvio que los nuestros únicamente tenían de esperanza de vida cuanto habían recibido de Antonio, me desesperé”, Cic. Att. 15,20,2) (14) De re publica video te colligere omnia quae putes aliquam spem mihi posse adferre mutandarum rerum (“Respecto de la situación de la república, yo veo que tú recoges todo lo que puedes para que haya alguna esperanza de poderme llevar a un cambio de la situación”, Cic. Att. 3,7,3) (15) et tamen spes quaedam me oblectabat fore ut aliquid conveniret potius quam aut hic tantum sceleris aut ille tantum flagiti admittere. (“sin embargo me deleitaba la esperanza de encontrar una posible vía de acuerdo para evitar que uno cometiese un grave delito o el otro se cubriera de ignonimia”, Cic. Att. 9,10,3) Nos parece oportuno hacer algún comentario sobre las oraciones en que spes aparece sin ningún tipo de complementación: del total de 91 ejemplos de spes1 en nuestro corpus, no se presenta el complemento Y –aquello que se desea– en 41 casos, esto es, en más de un 60% del total de apariciones. Se trata de ejemplos como el de (10) o los que presentamos a continuación (19): (19a) scio te meis epistulis potius et meas spes solitum esse remorari (“sé que tienes la costumbre de frenarme a mi y a mis esperanzas con tus cartas”, Cic. Att. 3,14,1) (19b) nunc si ita sunt quae speras, sustinebimus nos et spe qua iubes nitemur (“ahora, si las cosas que esperas son así, resistiremos y nos apoyaremos en la esperanza que nos recomiendes”, Cic. Att. 3,9,2) Estos ejemplos se pueden entender como un uso “absoluto”11 del sustantivo spes1, pues se trata de casos en los que parece interesar más la emoción misma que lo “deseado”. Tanto en (19a) como en (19b) parece claro que lo relevante es el sentimiento y no su contenido, que puede en ocasiones recuperarse del contexto (es, por tanto, información tópica). Respecto del tipo de eventos que spes1 predica, se trata de situaciones estáticas, atélicas y no puntuales que su primer argumento no controla plenamente. Nos 11 Para las cuestiones referentes a los usos “absolutos”, cf. De la Villa (2003: 24ss.). 206 encontramos, pues, con que este nombre refiere, como ya habíamos apuntado, estados, concretamente estados emocionales. (ii) Spes2. Los actantes X e Y de spes2 tienen prácticamente las mismas características que los de spes1: el primero (X) siempre hace referencia a un ser humano capaz de valorar las posibilidades objetivas que tiene de hacerse realidad algo que desea, y el segundo (Y), que alude precisamente a “lo deseado”, se codifica por medio de siete estructuras, recogidas en el siguiente listado e ilustradas en los ejemplos de (16) a (22): 1. Sin complemento (29 ejemplos) 2. Con un sustantivo abstracto en caso genitivo (13 ejemplos) 3. Con una construcción AcI (4 ejemplos) 4. Con una construcción de gerundio (2 ejemplos) 5. Con una construcción de gerundivo en caso genitivo (1 ejemplo) 6. Con una oración subordinada completiva introducida por ut (1 ejemplo) 7. Con un sintagma preposicional de + ablativo (1 ejemplo) (16) spes omnis in duabus insidiose retentis paene alienis legibus (“toda la esperanza está puesta en dos legiones retenidas con engaños y casi hostiles”, Cic. Att. 7,13,2) (17) omnem autem spem habeo existimationis privatarumque rerum in tua erga me mihi perspectissima benevolentia (“tengo toda la esperanza de conservar mi crédito y mis propiedades puesta en tu más que probada buena disposición hacia mí”, Cic. Att. 11,1,1) (18) universa res eo est deducta spes ut nulla sit aliquando non modo privatos verum etiam magistratus liberos fore (“la situación ha llegado a tal punto que no hay ninguna esperanza de que algún día no solo los ciudadanos particulares sino también los magistrados sean libres”, Cic. Att. 2,18,2) (19) his ille rebus ita convaluit ut nunc in uno civi spes ad resistendum sit (“gracias a tales concesiones, este ha aumentado tanto que en el momento actual la esperanza de resistirle está puesta en un solo ciudadano”, Cic. Att. 7,3,4) (20) Tironis reficiendi spes est in M. Curio, cui ego scripsi tibi eum gratissimum facturum (“mi esperanza de que Tirón se mejore está puesta en M. Curión, al que he escrito que su presencia te sería de mucha ayuda”, Cic. Att. 7,3,12) 207 (21) summam spem nuntiabant fore ut Antonius cederet, res conveniret, nostri Romam redirent (“anunciaron también que había una gran esperanza de que Antonio cediera, se llegara a un acuerdo y que los nuestros volvieran a Roma”, Cic. Att. 16,7,1) (22) ego pro Pompeio libenter emori possum, facio pluris omnium hominum neminem; sed non ita uno in eo iudico spem de salute rei publicae (“yo puedo morir gustosamente por Pompeyo, no estimo más a ningún otro hombre; sin embargo, no considero, como tú, que sólo en él esté la esperanza de salvación para la república”, Cic. Att. 8, 2, 4) Como ya hemos mencionado, lo más característico en el marco argumental de spes2 es la presencia de un tercer actante que da cuenta de la ‘condición’ que el Sujeto ha considerado necesaria para que se cumpla aquello que desea. Esta ‘condición’ hace referencia casi siempre a personas o cualidades humanas (aunque también a hechos): así, en (17), la esperanza de conservar las posesiones depende de benevolentia tua, en (19), se conseguirá resistir gracias a “un único ciudadano”, en (20), M. Curión es necesario para la curación de Tirón, y en (21) Pompeyo es la única esperanza de que la república se salve. La codificación de este actante en nuestro corpus atiende a las siguientes posibilidades: 1. El sustantivo spes denota los hechos objetivos que indican que el acontecimiento deseado es probable (31 ejemplos): (23a) Troianum somniaveram. Id ego volui Q. sed pluris est. Istuc tamen [me] cuperem emeres, si ullam spemZ fruendi viderem (“Yo soñaba con el Troyano. Lo quería por quinientos mil sestercios, pero vale más. Sin embargo, me gustaría comprarlo si viera alguna esperanza de poderlo disfrutar”, Cic. Att. 9, 13, 6) (23b) vide quid narrent, ecquae spesZ sit denari an cistophoro Pompeiano iaceamus (“mira de lo que hablan y si hay esperanza de tener nuestra propia moneda o si tenemos que estar sujetos al critoforo pompeyano”, Cic. Att. 2, 6, 2) 2. in + ablativo (17 ejemplos): (24a) bene habemus nos, si in hisZ spes est; opinor, aliud agamus (“si nuestras esperanzas dependen de esto, podemos dedicarnos a otra cosa”, Cic. Att. 2,8,1) 208 (24b) de Sicyoniis, ut ad te scripsi, non multum spei est in senatuZ (“en tu asunto con los siconios, como ya te he escrito, no pongas mucha esperanza en el senado”, Cic. Att. 1,20,4) 3. Otros (1 ejemplo cada forma de expresión): mediante un atributo (9a), ex + ablativo (26) o de + ablativo (27): (9a) una spes est salutis istorum inter ipsos dissensioZ (“la única esperanza de salvación es el desacuerdo entre ellos”, Cic. Att. 2, 7, 3) (26) his ex rebusZ non spes sed dolor est maior, cum videas civitatis voluntatem solutam, virtutem adligatam (“de estas cosas no sale reforzada la esperanza sino crecido el dolor, porque se ve que los ciudadanos tienen sentimiento de libertad pero su capacidad de acción está bloqueada”, Cic. Att. 2, 18, 1) (27) in qua me hortaris ut forti animo mensem Ianuarium exspectem, ea que quae ad spem putas pertinere, de Lentuli studio, de Metelli voluntate, de tota Pompei ratione perscribis (“en una de ellas me exhortabas a esperar con ánimos el mes de enero, y me escribiste una lista de cosas que considerabas que llevaban a la esperanza: el esfuerzo de Léntulo, la voluntad de Metelo, toda la capacidad de Pompeyo”, Cic. Att. 3, 23, 1) Una vez presentados los dos sentidos que el término spes tiene en nuestro corpus y sus respectivas estructuras, nos disponemos a estudiar las colocaciones más importantes con este sustantivo en cualquiera de sus dos acepciones. Empezaremos por spem habere por dos motivos: porque se combina tanto con spes1 como con spes2 dando lugar a dos colocaciones distintas, y porque configura la colocación más neutra y menos marcada en ambos casos. V.3.2.2. Spem habere: dos colocaciones distintas Uno de los motivos por los que habeo12 es un verbo tan frecuente en latín es, precisamente, porque aparece en sintagmas verbo-nominales junto con sustantivos predicativos configurando colocaciones, del tipo de sermonem habere o licentiam 12 Del mismo modo que facio, do o capio, tal como muestran los datos de Rosén (1981: 130 ss.) y expone Baños (2016). 209 habere. En ellos, el verbo desdibuja su significado posesivo original para pasar a convertirse en un mero soporte del sustantivo13. Para ilustrar esta idea, hemos recogido en el Cuadro 4 los sustantivos predicativos más frecuentes que se construyen como Objeto del verbo habeo en un corpus que reúne parte de la producción de César, Cicerón, Estacio, Tácito y Apuleyo14. Concretamente, hemos recogido los nombres que aparecen más de dos veces en un autor o que se repiten, al menos, una vez en dos autores: Cuadro 4: sustantivos predicativos más frecuentes que se construyen como OD de habeo Caes. (Gall.) facultates (5), orationem (5), auctoritatem (3), controversias (3), dilectum (3), opinionem (3), potestatem (3), rationem (3), usum (3), causam (2), concilium (2), contionem (2), fidem (2), quaestionem (2), uxorem (2), exemplum, exitum, finem, imperium, opportunitatem, spem, vim. Cic. (Att.) rationem (20), causam (8), negotium (7), spem (6), comitia (5), auctoritatem (4), contionem (4), dilectum (4), exitum (4), orationem (4), consilium (3), exemplum (3), fidem (3), iter (3), opinionem (3), suscipionem (3), bellum (3), consolationem (2), dignitatem (2), dolores (2), facultatem (2), gratias (2), imperium (2), molestiam (2), morem (2), sermonem (2), servitudinem (2), tempus (2), difficultatem, honorem, memoriam, nomen, opportunitatem, pacem, potestatem, vim Stat. pacem (2), curam, gratiam, honorem, imperium, morem, nomen Tac. (ann.) orationem (3), causam (2), comitia (2), fidem (2), imperium (2), potentiam (2), sermonem (2), bellum, consilium, contionem, exemplum, gratiam, honorem, memoriam, nomen, periculum, rationem, spem, vim, virtutem Apul. (met.) curam (3), originem (3), fidem (2), finem (2), honorem (2), auctoritatem, difficultatem, facultatem, gratias, nomen, opportunitatem, orationem, periculum, potestatem, virtutem. 13 Ramos Guerreira (1998) analiza las características de habeo como expresión de la posesión externa en latín, y asegura que, junto con sum, es un verbo que ha adquirido un alto grado de gramaticalización hasta el punto de que se ha “convertido en morfema de tiempo en formas verbales de muchas lenguas romances, sobre todo las de ámbito occidental”. Asimismo, afirma que “si bien en latín clásico no hallamos un habeo auxiliar, desde muy temprano son detectables usos como [compertum habere], próximos a ello” (1998: 676). 14 En concreto, hemos analizado La Guerra de las Galias de César, Las cartas a Ático de Cicerón, toda la obra de Estacio, los Anales de Tácito y las Metamorfosis de Apuleyo. 210 Antes de entrar a analizar en detalle los datos del cuadro, nos parece importante mencionar que estos sustantivos constituyen entre el 30% y el 50% del total de los ejemplos de habeo en el corpus de cada autor: César (47%), Cicerón (39’7%), Apuleyo (46’4%), Estacio (37’1%) y Apuleyo (30’7%). Es decir, la aparición en CVS es uno de los empleos fundamentales de habeo. Así, lo más frecuente en César con habeo es ‘pronunciar un discurso’ (orationem) (28a) y ‘tener la posibilidad’ (facultates) (28b). En el caso de Cicerón, las colocaciones más comunes son ‘poner atención’ (rationem) (28c) y ‘tener conocimiento de una situación’ (causam) (28d); para Estacio es ‘tener paz’ (pacem) (28e), y para Apuleyo ‘tener preocupación’ (curam) (28f): (28a) Hac oratione ab Diviciaco habita omnes qui aderant magno fletu auxilium a Caesare petere coeperunt (“Cuando Diviciaco hubo pronunciado el discurso, todos los presentes, entre grandes lloros, empezaron a pedir ayuda a César”, Caes. Gall. 1,32,1) (28b) ab nonnullis etiam, quod in Gallia a potentioribus atque iis, qui ad conducendos homines facultates habebant, vulgo regna occupabantur (“en toda la Galia, generalmente, los reinos estaban en manos de los que tenían más poder y la posibilidad de pagar un ejército”, Caes. Gall. 2,1,1) (28c) quoniam quae putavi esse praeclara expertus sum quam essent inania, cum omnibus Musis rationem habere cogito (“ahora que he experimentado lo vanas que son las cosas que antes consideraba más elevadas, pienso poner atención a todas las musas”, Cic. Att. 2,5,1) (28d) Habes meam causam. Quae si Bruto non probatur, nescio cur illum amemus (“Conoces mi situación. Si estas cosas no le gustan a Bruto, no sé por qué tenemos que tenerle como amigo”, Cic. Att. 5,21,13) (28e) pacem piger annus habet, messesque reversae / dimisere forum (“la temporada ociosa se deleita en paz,…”, Stat. silv. 4,4,40) (28f) Nec ulla cura iam damni sui habita mirati monstruosas asini delicias risu maximo dirumpuntur (“Y sin importarles ya nada los perjuicios sufridos se parten completamente de risa ante el paladar inverosímil del asno”, Apul. met. 10,15) A pesar de que, como estamos viendo, el significado general de habeo lo capacita para conformar colocaciones con una gran cantidad de sustantivos, lo cierto es que la elección de este verbo no es arbitraria, sino motivada semánticamente15. De 15 Está ampliamente estudiado en las lenguas modernas el tipo de sustantivos con los que tener configura CVS y cuáles son las motivaciones semánticas de ello. Algunos estudios en español son De Miguel 211 forma general (Groos 1996, 2005), el verbo habeo se combina, sobre todo, con sustantivos que designan “estados”, es decir, procesos poco controlados e intransitivos16. Y spes denota uno de ellos. En español, Herrero Ingelmo (2001) elaboró un listado pormenorizado de los tipos de sustantivos que el verbo tener actualiza, distinguiendo dos grupos: estados y cualidades. El primer grupo lo divide, a su vez, en estados emocionales (miedo), intelectuales (sospecha), físicos (sueño) y enfermedades (gripe); y el segundo, en habilidades morales (ánimo), físicas (agilidad) e intelectuales (fantasía). No obstante, si volvemos de nuevo a los datos latinos del Cuadro 4, hay una serie de nombres que no pueden ubicarse en ninguno de estos dos grandes grupos, como quaestionem (“llevar a cabo una investigación”) o iter (“estar a punto de marchar” / “tener un viaje a la vista”), en la medida en que el sustantivo no parece implicar un estado. Rosén apunta que en estos casos el verbo habeo es seleccionado porque denota cierta idea de prospectividad: “This may have something to do with the Aktionsart of the underlying verb; the coloring of prospectivity…” (1981: 138), noción que hereda el latín vulgar y algunas lenguas romances en las construcciones de habere más infinitivo como expresión de futuro. Más allá de estas situaciones puntuales, parece lógico que un sustantivo como spem, que denota un estado emocional-intelectual, seleccione un verbo como habeo para configurar la CVS más general, neutra o menos marcada: “tener esperanza”. Así pues, en lo que sigue nos vamos a centrar en el análisis de las características de los 73 ejemplos de spem habere en nuestro corpus, a partir de una idea fundamental: habeo se combina con las dos acepciones de spes (spes1 y spes2), dando lugar a dos CVS diferentes: (i) Por una parte, cuando habere presenta como Objeto spes1, significa ‘esperar’, ‘tener esperanza’, como en los ejemplos de (29), y presenta un marco predicativo biargumental. Este tipo de ejemplos los denominaremos spem habere1: (29a) nec praeoccupati spem ullam nec ocupantes periculi quicquam habebitis (“ni sorprendidos tendréis alguna esperanza, ni sorprendiendo correréis algún (2008: 575ss.), Alonso Ramos (2004: 91), Koike (2001: 85ss.), Herrero Ingelmo (2001), Sanromán (2009; 2012a: 74ss.) y Martín del Burgo (1998: 181), entre otros. 16 Y es que, tal como apunta Sanromán (2012b), tener es un verbo que implica una localización estática (“estar en”); de ahí que se combine con nombres de propiedades, permanentes o temporales, que se perciben como localizadas en el Experimentador. 212 peligro”, Liv. 24,38,5) (29b) postea vero quam magnam spem habere coepi fore ut te brevi tempore incolumem haberemus, facere non potui quin tibi et sententiam et voluntatem declararem meam (“después de que comencé a tener esperanza de que tras un corto espacio de tiempo te tendríamos con plenitud de derechos, no he podido dejar de exponer mi sentir y mi deseo”, Cic. Att. 6,13,1) (ii) En cambio, cuando habeo configura una CVS con spes2, es triargumental y tiene el significado de ‘tener la esperanza puesta en Z’, como muestran los ejemplos de (30). Este tipo de ejemplos los denominaremos spem habere2: (30a) Non eo dico, C. Aquili, quo mihi ueniat in dubium tua fides et constantia aut quo non in eis quos tibi aduocauisti, uiris lectissimis ciuitatis, spem summam habere P. Quinctius debeat (“No lo digo, G. Aquilio, porque dude de tu buena fe y de la firmeza de tu carácter; ni porque Publio Quincio no deba tener grandes esperanzas en esos hombres que tú has elegido por consejeros y que son la flor y nata de la ciudad”, Cic. Quinct.5,3) (30b) nec se superstitem filiae futurum fuisse, nisi spem ulciscendae mortis eius in auxilio commilitonum habuisset (“y no habría sobrevivido a la hija, si no hubiera puesto la esperanza de vengar su muerte en la ayuda de los camaradas”, Liv. 3,50,7) Ambas colocaciones coexisten en varios autores, en algunos casos con una frecuencia bastante similar, tal como refleja el Cuadro 5: Cuadro 5: distribución por autores de spem habere1 y spem habere2 habeo + Cic. Caes. Nep. Sall. Verg. Liv. Vitr. Ov. Sen. Coll. Quint. Total spem1 13 1 - - - 6 1 1 3 1 1 27 spem2 27 - 1 4 1 10 - - 2 - 1 46 Total 40 1 1 4 1 16 1 1 5 1 2 73 El motivo por el que no se confunden las dos acepciones de spem habere en ninguno de los cuatro autores en los que conviven (Cicerón, Livio, Séneca y Quintiliano) tiene que ver con que configuran dos marcos predicativos distintos, cuya 213 principal diferencia es la presencia en spem habere2 de un tercer argumento codificado mediante el sintagma preposicional in + ablativo, como in eis en (29a) e in auxilio commilitonum en (29b), que expresa la ‘condición’ para que lo esperado se cumpla, ‘condición’ que está implícita en la semántica de la acepción de spes con la que se configuara: spes2 (§ IV. 2.2.1). Para entender esta diferencia mejor, en los Cuadros 6 y 7 se muestra el marco predicativo que configura cada una de estas CVS y la correspondencia entre las valencias semánticas del sustantivo spes y las valencias sintácticas de habere17 en cada caso. La primera fila muestra los actantes del nombre, en la segunda se expresan los argumentos sintácticos del verbo soporte, y en la fila inferior los de la CVS: Cuadro 6: Distribución de los actantes semánticos y argumentos sintácticos en spem habere1 spes1 Experimentante (X) Afectado (Y) habere Sujeto Objeto spem habere1 Sujeto Objeto: spem Compl. adnominal (gen. / gerundio, gerundivo) /AcI / ut + subj. Cuadro 7: Distribución de los actantes semánticos y argumentos sintácticos en spem habere2 spes2 Experimentante (X) Afectado (Y) Condición (Z) habere Sujeto Objeto spem habere2 Sujeto Objeto: spem Compl. adnominal (gen. / gerundivo) / AcI / ut + subj. in + ablativo De estos cuadros se infiere que: a) En ambas colocaciones el Sujeto sintáctico coincide con el primer actante semántico de spes, mientras que este nombre, base semántica de la construcción, se configura como el Objeto del verbo soporte. b) En las dos CVS, el segundo actante del nombre (Y), ‘aquello que se desea que ocurra’, se mantiene como un complemento adnominal dependiendo de spes. 17 Entendemos que habeo es un verbo biargumental con el significado básico de ‘alguien (X) tiene algo (Y)’. 214 c) En spem habere2 aparece un tercer argumento, codificado mediante el sintagma preposicional in + ablativo, que no aparece en el esquema argumental de habeo, sino que depende semánticamente de spes2 (Z). Desde un punto de vista formal, además de la diferencia respecto del tercer argumento, se constata una distinción significativa entre ambas colocaciones en la expresión del complemento adnominal (Y) de spem: en spem habere1 es prototípicamente oracional (sobre todo construcciones AcI), mientras que en spem habere2 es habitual la ausencia de complementación o el empleo del genitivo. Para ilustrar este hecho, en el Cuadro 8, se compara la frecuencia de los distintos tipos de complementación de spem entre spem habere1 y spem habere2: Cuadro 8: frecuencia comparada de los distintos tipos de complementación de spem Spem habere1 Spem habere2 Sin complementación 9 (33%) 38 (82%) Sustantivo en genitivo 4 (15%) 5 (10%) Construcción AcI 10 (37%) 1 (2%) Construcción gerundivo 2 (7%) 2 (4%) Construcción gerundio 1 (4%) - subdordinada de ut 1 (4%) 1 (2%) Total 27 (100%) 46 (100%) En efecto, si sumamos los porcentajes de la complementación oracional en spem habere1 (a saber: construcción AcI, gerundivo, gerundio y subordinada con ut) vemos que es la fórmula elegida en un 52% de los ejemplos de nuestro corpus, siendo la opción más recurrente la construcción AcI, que ilustramos en los ejemplos de (32): (32a) nam profecto spem habes nullam haec negotia multarum nundinarum fore (“en efecto, seguramente tienes la esperanza de que estos asuntos no duren muchos días”, Cic. Att. 4,17,4) (32b) Hannibal cum, quid optimum foret hosti, vix ullam spem habebat temere atque improvide quicquam consules acturos (“Aníbal, considerando cuál hubiera sido la mejor decisión para el enemigo, espera con dificultad que los cónsules fueran a llevar a cabo alguna acción temeraria e imprudente”, Liv. 21,53,7) 215 En spem habere2, en cambio, la complementación nominal y los usos absolutos de spem, que recogemos en (33a) y (33b) respectivamente, son las elecciones más repetidas con diferencia (representan el 92% de todos los ejemplos) del corpus: (33a) Iugurtham magnificum ex Albini socordia spem salutis in solitudine aut fuga coegisset habere (“tenía la esperanza de salvación en la soledad o en la huída”, Sall. Iug. 55,1) (33b) spem siquam ascitis Aetolum habuistis in armis, / ponite (“si tenéis esperanzas fundadas en la alianza con las armas etolias, desechadlas”, Verg. Aen. 11,308) Este desequilibrio se puede explicar, bajo nuestro punto de vista, como una cuestión de índole pragmática. Efectivamente, si la principal diferencia entre spem habere1 y spem habere2 es la presencia en esta segunda colocación de un tercer argumento introducido por la preposición in, tiene sentido que sea este complemento el que focalice spem habere2 y por eso no aparezca explicitado el argumento Y tan a menudo como con spem habere1. V.3.3. Órbita colocacional de spes1 Otra de las características principales de las colocaciones es que un mismo predicado semántico tiene la capacidad de seleccionar distintos verbos colocacionales, unos más generales y otros más específicos, que configuran su órbita colocacional, tal como muestra Baños (2014b) para bellum e insidias (34): (34a) bellum gerere / facere / inferre / habere (34b) insidias dare / facere / parare / ponere / tendere Así, en latín, junto a la expresión más general de bellum gerere, encontramos otras más específicas como bellum inferre o bellum habere; de la misma manera, insidias se combina prototípicamente con facere, pero también lo hace con otros verbos como parare o tendere. Spem también ilustra este aspecto. Como hemos visto en el Cuadro (3), spem habere es la colocación más productiva con este sustantivo en nuestro corpus, seguida 216 de spem facere, las dos compuestas por verbos de sentido muy general. Frente a estas, encontramos otras variantes, como spem nancisci, fallere o relinquere, cuyos verbos, de significado más concreto, añaden a veces matices semánticos (§ V.3.3.1), diatéticos (§ V. 3.3.2) o aspectuales (§ V.3.3.3). V.3.3.1. Variantes de spem habere1 El predicado semántico ‘tener esperanza’ puede expresarse en latín de dos formas alternativas a spem habere1 (35a): la colocación in spe esse (35b) y el verbo simple spero (35c), tal como muestran los siguientes ejemplos: (35a) His rebus cognitis Caesar Gallorum animos verbis confirmavit pollicitus que est sibi eam rem curae futuram; magnam se habere spem et beneficio suo et auctoritate adductum Ariovistum finem iniuriis facturum. (“Enterado César del estado deplorable de los galos procuró consolarlos con buenas razones, prometiéndoles que tomaría las riendas de la situación, y afirmándoles que tenía la firme esperanza de que Ariovisto, en atención a sus beneficios y autoridad, pondría fin a tantas violencias”, Caes. Gall. 1,33,1) (35b) Magna autem in spe sum mihi nihil temporis prorogatum iri (“Albergo grandes esperanzas de que no se me prorrogue ni un momento”, Cic. Att. 6,2,6) (35c) SO. Amphitruo, speravi ego istam tibi parituram filium: / verum non est puero gravida (“Anfitrión, esperaba que esta te diera a luz un hijo; pero no está embarazada de un niño”, Plaut. Amph. 718) El Cuadro 9 muestra la distribución por autores de estos tres predicados, teniendo en cuenta que para spero hemos analizado las 211 oraciones de un corpus que recoge todas las apariciones del verbo en Plauto, César, Livio, la Eneida de Virgilio, los Anales de Tácito, las Epistulae ad Atticum y las In C. Verrem orationes de Cicerón. 217 Cuadro 9: Variantes de 'sentir esperanza' La primera lectura del cuadro es evidente: para el predicado ‘tener la esperanza’ la expresión constante es sperare: se usa en todas las épocas y en cada uno de los autores analizados con mucha más frecuencia (83,7%) que las expresiones analíticas (9,5% de ejemplos de spem habere y 6,8% de in spe esse). En las páginas que siguen vamos a comparar estas tres expresiones con mayor profundidad para intentar establecer diferencias y equivalencias entre ellas. V.3.3.1.1. Spem habere vs. in spe esse Es bien conocida la estrecha relación semántica que existe entre la posesión y la locación18: para que una relación posesiva exista es necesario un escenario, es decir, un espacio en el que un poseedor se encuentre vinculado al objeto poseído, real o metafórico. Así, para Lyons, “in many, and perhaps in all, languages existential and possessive constructions derive (both synchronically and diachronically) from locatives” (1967: 390). De hecho, los verbos que se emplean para la expresión de la posesión (como habeo en latín o tener en español) y los locativos (como sum y ser / estar) se clasifican dentro del mismo grupo de los verbos estativos, es decir, de aquellos cuya función es situar una entidad dentro de un dominio espacial. Por eso, en español podemos encontrar construcciones paralelas del estilo de tengo gripe / estoy con gripe, y en latín la construcción conocida como ‘sum + dat.’ expresa, de manera general, un contenido equivalente a habeo (Priamus regnum habet / Priamo regnum est). En coherencia con esta idea, en nuestro corpus la colocación locativa in spe esse presenta, como hemos visto en (35) y podemos comprobar en (36), una lectura posesiva, equivalente a spem habere: 18 Cf. al respecto, Bolkestein (1983), García-Hernández (1992), Ramos Guerreira (1998) o Cabrillana (2006), entre otros. Plaut. Cic. Caes. Verg. Liv. Tac. Total % spem habere - 17 1 - 6 - 24 9,5 in spe esse - 11 1 - 5 - 17 6,8 spero 27 98 28 20 25 13 211 83,7 Total 27 126 30 20 36 13 252 100 218 (36a) sed tamen, quam diu vos eritis in spe, non deficiam ne omnia mea culpa cecidisse videantur (“sin embargo, mientras vosotros conservéis la esperanza, no desfalleceré a fin de no dar la impresión de que todo se ha perdido por mi culpa”, Cic, fam. 14,3,2) (36b) hunc quoniam et consilio tuo in spe firmiore sumus (“ahora, puesto que por tu autoridad y disposición tenemos más firmes esperanzas”, Cic. Att. 8,11b,1) Esta colocación, in spe esse, está formada sobre la base de una metáfora ontológica, la llamada “metáfora del contenedor”. En ella se vincula conceptualmente un dominio abstracto —en este caso, el sentimiento— a uno concreto espacial —a un contenedor— al que se puede ingresar, en el que se puede estar y del que se puede salir. En (36a), por ejemplo, spes hace las veces de un ‘contenedor’, un lugar en el que se encuentra ubicado vos, el Experimentante de la esperanza. También en español contamos con esta imagen para expresar predicados de sentimiento: alguien puede caer en el abatimiento, hundirse en una depresión, salir del asombro o abandonar la ilusión. En todas estas colocaciones, el sentimiento es el lugar al que entra, en el que está o del que sale la persona que lo siente (Sanromán 2012). Desde la perspectiva de la sintaxis, in spe esse actualiza el objeto de la emoción, como también lo hace spem habere, mediante: (i) una construcción AcI (37a), (ii) una subordinada completiva introducida por ut (37b), o (iii) una construcción de gerundivo (37c): (37a) ii post deportatos ex Graecia exercitus primo in spe fuerant et Antiochum in vacuam Europae possessionem venturum (“estos, tras la retirada de Grecia de los ejércitos, al principio habían concebido esperanzas de que Antíoco se adueñara de una Europa desocupada”, Liv. 35,12,1) (37b) eramque in spe magna fore ut in Italia possemus aut concordiam constituere (“albergaba grandes esperanzas de que pudiésemos llegar a Italia a establecer la concordia”, Cic. Att. 8,11d,1) (37c) Romani et Eumenes, quoad sufficere remiges potuerunt et in spe erant extremi agminis vexandi, satis pertinaciter secuti sunt (“los romanos y éumenes los persiguieron con gran tenacidad mientras los remeros pudieron aguantar y mantuvieron esperanzas de castigar su retaguardia”, Liv. 36,45,2) Sin embargo, es importante llamar la atención sobre una diferencia sintáctica entre spem habere e in spe esse: mientras que en spem habere, el Sujeto sintáctico de la 219 colocación y el primer actante semántico –el Experimentante– de spes son correferenciales, en in spe esse no siempre es así. Veámoslo mejor con un par de ejemplos (38): (38a) Quam ob rem illius temporis, dum in spe pax fuit, rationem nostram vides, reliqui facultatem res ademit (“por tanto, ves mi estimación de aquel tiempo durante el que hubo esperanza de paz”, Cic. Att. 8.11d.8) (38b) cum Tarentinorum defectio iam diu et in spe Hannibali et in suscipione Romanis esset (“desde hacía ya tiempo era esperada por Aníbal y temida por los romanos la defección de los tarentinos”, Liv. 25,7,10) En los ejemplos de (38), el Sujeto sintáctico del verbo sum y del conjunto de la CVS –pax (38a) y defectio (38b)– es, en realidad, el Objeto de la esperanza (el complemento Y), y el Experimentante de la misma o no se expresa, o lo hace mediante un dativo –Hannibali en (38b–. Estamos, pues, ante ejemplos pasivos de esta colocación, que focalizan el Objeto del sentimiento. V.3.3.1.2. spem habere vs. spero A menudo, existe un verbo simple que expresa un contenido semántico similar a la colocación funcional (dar un paseo/ pasear, sentir admiración / admirar, etc.) y que suele guardar (pero no necesariamente) una relación etimológica con el sustantivo predicativo que funciona como OD en la colocación. Aunque no siempre se da esta doble posibilidad (y no siempre las dos construcciones son plenamente equivalentes), cuando ello sucede estamos ante un criterio fundamental para identificar colocaciones funcionales (§ III.1.1.2). Pues bien, el verbo spero expresa un contenido semántico y una estructura sintáctica similares a las de la CVS spem habere1, como muestran los ejemplos de (39): (39a) hic primum Aeneas sperare salutem / ausus et adflictis melius confidere rebus (“allí comenzó Eneas a esperar la salvación y a confiar en que cambiara su destino”, Verg. Aen. 1,451) 220 (39b) Nullam habet spem salutis aeger, quem ad intemperantiam medicus hortatur. Vale'. (“Ninguna esperanza de salvación tiene el enfermo al que el médico exhorta a la intemperancia”, Sen. epist.123,17) Desde el punto de vista del significado, en tanto que spero es un verbo denominativo derivado de spes (Ernout–Meillet [1932] 1985: 641), no es de extrañar que exprese un contenido semántico muy cercano a spem habere1: ambos hacen referencia, grosso modo, al hecho de ‘sentir una emoción agradable provocada por la idea de que algo que se desea se puede conseguir o cumplir’. Además, tal como hemos estado viendo para spes, spero presenta también un matiz intelectual, que da cuenta del proceso cognitivo por el que el Sujeto evalúa las probabilidades de que se cumpla lo que desea, aspecto que se percibe en el ejemplo de (40) por el ablativo absoluto hostium cognito consilio: Labieno puede tener la esperanza de poder entrar en el combate porque conoce los planes de los enemigos. (40) Labienus hostium cognito consilio sperans temeritate eorum fore aliquam dimicandi facultatem (“Labieno, al tanto de los planes de los enemigos, confiando en que la temeridad de estos le depararía alguna ocasión de entrar en combate…”, Caes. Gall.6,7,4) De igual modo, en las oraciones de spem1 habere encontramos implícito el matiz cognitivo. Así, en (41), vemos que Aníbal podía tener esperanzas de ganar un combate contra Marcelo, porque ya había luchado contra él y sabía que tenía posibilidades. (41) Hannibal quia cum Marcello bis priore anno congressus vicerat victusque erat, ut cum eodem si dimicandum foret nec spem nec metum ex vano habebat (“Aníbal, como el año anterior había combatido dos veces contra Marcelo, resultando vencedor en una y vencido en otra, tenía motivos para la esperanza tanto como para el temor si fuera con él con quien tenía que luchar”, Liv. 27,26,1) En cuanto a su estructura sintáctica, ambos predicados presentan características similares: tanto spem habere1 como spero eligen la construcción AcI preferentemente para expresar el Objeto de la esperanza o un sustantivo abstracto, en genitivo en el caso de las colocaciones y en acusativo con spero. 221 Estos paralelismos entre la colocación y el verbo simple son el mejor ejemplo de que estamos ante una CVS, pues nos demuestran que spem habere1 es una construcción que actúa de la misma manera que spero: es decir, actualizando en el nivel oracional el sustantivo predicativo spes1. V.3.3.2. Extensiones causativas Como ya hemos visto en § II.2.3.3.2, dentro de las colocaciones funcionales hay un grupo de ellas cuyos verbos incluyen el sentido ‘causar’: son colocaciones funcionales causativas. Así, por ejemplo, frente a la CVS nomen habere (42), que es la más neutra, general y frecuente con el sustantivo nomen, encontramos las colocaciones nomen facere (43a) y nomen dare (43b), las otras dos más usuales, que añaden un sentido causativo: (42) hoc tu per terras, quod in aethere Iuppiter alto, nomen habes: hominum tu pater, ille deum (“Tú tienes en la tierra el nombre que tiene Júpiter en el alto cielo: tú eres el padre de los hombres, él de los dioses”, Ov. fast. 2,132) (43a) illa loco nomen fecit, locus ipse Lupercis (“Ella dio nombre al lugar, y el lugar, a su vez, a los Lupercos”, Ov. fast. 2,421) (43b) sancte pater patriae, tibi plebs, tibi curia nomen hoc dedit (“¡Oh, santo padre de la patria! Este nombre te han dado el pueblo y la curia”, Ov. fast. 2,127) Si nos fijamos en estos ejemplos de Ovidio, la principal diferencia entre estas colocaciones es que los verbos facere (43a) y dare (43b) añaden el valor ‘causar’ a la colocación base, nomen habere (42). Es decir, el poeta para decir ‘hacer que alguien tenga un nombre’ emplea, junto al sustantivo en singular nomen, los verbos facere y dare, que aportan contenidos diatéticos causativos. La no correferencialidad entre el Sujeto sintáctico de facio o do en (43) y el primer argumento semántico de nomen, loco en (43a) y tibi en (43b), es buena prueba de que no estamos ante una CVS típica (§ III.2.2.1.1) siino ante una extensión causativa. 222 Tal como se recoge en la bibliografía al respecto19, las lenguas disponen de distintas estrategias para expresar la causatividad: la morfológica, que consiste en la adición de un morfema causativo específico a la base verbal, como el sufijo turco –dir- en el ejemplo de (44a) tomado de Lehmann (2008); la sintáctica (o analítica), que consiste en utilizar un verbo auxiliar con valor causativo, como vemos en el ejemplo de (44b): ‘hacer leer’; y la léxica, cuando un término en sí mismo expresa un contenido semántico intrínsecamente causativo, como mató en (44c): (44a) Caesar-e haber-i bil-dir-di-k Caesar-dat. news-ac. know-Caus-Past-1.Pl. Hicimos que César conociera las noticias 20 (44b) El profesor hace leer a sus alumnos dos horas al día (44c) El asesino mató a su víctima de un disparo El latín no tiene una marca morfológica productiva para la causatividad (como el infijo –dir– en turco), pero dispone de otros procedimientos léxicos (45a), morfológicos (45b) y sintácticos (45c) para expresar la causatividad, tal como recogen Lehmann (2008) y Hoffmann (2014: 147 ss.). De ellos, el más productivo es la construcción analítica consistente en una perífrasis compuesta por un verbo con significado causativo –generalmente facere– como auxiliar, del tipo de (46): (45a) decemviros Bruttiani verberavere (“Los brucianos golpearon a los decenviros”, Cato orat. 58,2)21 (45b) patefeci fores (“abrí la puerta”, Plaut. Most. 1046)22 (45c) [Caesar] pontem faciendum curat (“César hace construir un puente”, Caes. Gall. 1,13,1)23 (46a) qui nati coram me cernere letum / fecisti (“tú eres el que me ha hecho ver con mis propios ojos la muerte de mi hijo”, Verg. Aen. 2,538-539) (46b) paupertas fecit ridiculus forem (“la pobreza me obligó a trabajar como bufón”, Plaut. Stich. 177)24 19 Cf. Comrie (1985) y Dixon (2000), entre otros. 20 Traducción del inglés en el original: We made the news known to Caesar (Lehmann 2008: 1). 21 Ejemplo tomado de C. Lehmann (2008: 14). 22 Ejemplo tomado de C. Lehmann (2008: 12). El verbo patefacere es un compuesto del verbo pateo y facio, que aporta el sentido causativo. 23 Ejemplo tomado de Garnier (2014: 68). 24 Ejemplos tomados de Álvarez Huerta (2014: 91) y (2014: 85), respectivamente. 223 R. Hoffmann (2014: 169-170), a propósito de la evolución diacrónica de las causativas analíticas en latín, asegura que una de las construcciones perifrásticas más usuales en latín clásico era la formada por un verbo soporte, del tipo de facere25, dare o afferre, y un sustantivo predicativo (del tipo auxilium afferre /fugam dare)26. Garnier (2014: 68), por su parte, da cuenta de la preferencia de uso de estas construcciones con verbos soporte causativos en los siguientes términos: Pour exprimer le causatif, le latin recourt volontiers à des périphrases, en voie de grammaticalisation, et formées sur un verbe support: ainsi *dare ‘placer’, facere et agere. Cette seconde stratégie n’est pas une innovation, mais représente un héritage indo-européen dont y a des traces dans d’autres langues. Sin embargo, al estudio de los verbos soporte como estrategia para expresar la causatividad en latín aún no se le ha dado todavía un tratamiento en profundidad y sistemático27. En adelante vamos a comentar con detenimiento las colocaciones causativas que se presentan en distribución complementaria con spem habere1 en nuestro corpus, divididas en dos grupos que recogen las dos posibilidades formales en las que se presentan: (i) colaciones sustantivo + verbo, entre las que se incluyen spem facere, afferre, dar, tollere o fallere (§V.3.3.2.1); y (ii) colocaciones verbo + sintagma preposicional (in + acus.), como in spem adducere e in spem trahere (V.3.3.2.2). V.3.3.2.1. Extensiones causativas con el esquema V + N En lo que sigue, vamos a describir y analizar las cinco colocaciones verbo- nominales causativas con el sustantivo spes1 en posición de Objeto de nuestro corpus: (a) spem facere, (b) afferre, (c) dare, (d) tollere y (e) fallere. 25 En realidad, ya López Moreda, en su estudio acerca de los grupos lexemáticos de facio y ago enumeró, entre las distintas posibilidades de expresar la causatividad con facio, algunas construcciones con bases nominales del tipo de arbitrium facere o ruinas facere (1987: 82-83). 26 A pesar de que esta construcción fue perdiendo fuerza en favor de las perífrasis que siguen el esquema facere + infinitivo, las más empleadas en latín tardío, anticipo de las expresiones que se generalizarían en las lenguas romances (Hoffmann 2005: 556; 2014: 169-170). 27 Mendózar pone de relieve esta carencia en su análisis de la colocación causativa poena afficere (2015). Es este el objetivo fundamental de su Tesis Doctoral en curso: la expresión de la causatividad mediante colocaciones funcionales. 224 Como vamos a ver, estas colocaciones se pueden dividir en dos grupos desde un punto de vista aspectual: de un lado, spem facere, afferre y dare son extensiones causativas que focalizan el momento de la adquisición de la esperanza; de otro, spem tollere y spem fallere se centran en el punto final de la misma. El Cuadro 10 ofrece datos precisos sobre la frecuencia y distribución de los ejemplos de estas cinco colocaciones causativas con spes1 en un amplio corpus de autores latinos: Cuadro 10: Extensiones causativas con el esquema OD + V con spes1 Si nos detenemos un momento en los datos de este Cuadro, parece evidente que la colocación causativa con spes más frecuente, tal vez por ser la más neutra y general, es spem facere, tanto en términos absolutos (nº total de ejemplos) como por el número de autores que la documentan en todo el corpus, desde Cicerón a Suetonio. Spem afferre, por su parte, es la construcción preferida por Cicerón (17 ejemplos), pero minoritaria en el resto de autores estudiados (sólo 5 ejemplos y todos ellos en prosa). Spem dare, la que menos presencia tiene de las tres colocaciones que focalizan el punto inicial, es la única que aparece en poesía (Ovidio y Virgilio) y teatro (Terencio) 28. Por último, spem tollere y spem fallere, menos numerosas que las tres anteriores, no presentan diferencias significativas entre sí en cuanto a su frecuencia o distribución por autores o géneros. La diferencia entre ellas es, como veremos, de tipo semántico. 28 Pero también en Quintiliano (dos ejemplos de spem dare frente a uno solo de spem facere; Livio y Tácito, que prefiren con todo spem facere. spem Ter Cic. Caes. Verg. Liv. Ovid. Sen. Coll. Plin. Quint. Tac. Suet Total % facere 2 22 1 1 1 1 3 5 36 42,3 aferre 17 1 3 1 22 25,9 dare 1 2 3 1 2 1 10 11,8 tollere 3 4 1 1 9 10,6 fallere 2 1 1 1 1 2 8 9,4 Total 1 24 6 3 29 3 3 2 2 3 4 5 85 100 225 V.3.3.2.1.1. Spem facere La colocación spem facere presenta la estructura argumental prototípica de la diátesis causativa: ‘A hace que X tenga esperanza de Y’, como se puede comprobar en los ejemplos de (47): (47a) Dasius Hannibali amicus, BlattiusA quantum ex tuto poterat rem Romanam fouebat; et per occultos nuntios spem proditionisY fecerat MarcelloX, sed sine adiutore Dasio res transigi non poterat. (“Dasio fue amistoso con Hanibal, Blatio promovió la causa romana tan lejos como le había resultado seguro; y a través de mensajeros secretos creó la esperanza en Marcelo de traición, pero sin la ayuda de Dasio el plan no pudo llevarse a cabo”, Liv. 26,38,6) (47b) praetor RomanusA ubi satis tot dierum quiete credidit spem factam hostiX nihil se priorem moturumY (“el pretor romano, en cuanto creyó que, con el silencio de tantos días, había hecho esperar suficientemente al enemigo que no se hubiera movido él primero”, Liv. 40,31,1) En el Cuadro 11 se formaliza la relación causativa que se establece entre el ejemplo de spem facere (47a) y su correlato no causativo con spem habere1: Cuadro 11: relación causativa entre spem facere y spem habere1 Agente-Causa (A) Experimentante (X) Afectado (Y) spem habere1 Marcellus – Nom.- proditionis spem facere Blattius –Nom.- Marcello – Dat.- proditionis Respecto de spem habere1, spem facere añade un actante externo (Blattius), que ocupa la posición de Sujeto del verbo causativo y hace referencia a la persona o evento que provoca la situación de ‘tener esperanza’, por lo que desempeña la Función Semántica de Agente o Causa (Jiménez López 2007: 96-97). En nuestro corpus, la entidad que realiza esta función es prototípicamente humana (77’8%), como se ve en (47a-b), aunque siete oraciones (19’4%) documentan situaciones o eventos, del tipo de (48), como Sujeto sintáctico: 226 (48) cum saepius agitata res spem certiorem pacis in dies et Syphaci et Carthaginiensibus per eum faceret (“mientras el asunto, tratado en diversas ocasiones, cada día inducía a Sífax y a partir de él a los cartagineses, a una cierta esperanza de paz”, Liv. 30,4,4) Al estar ocupada la casilla del Sujeto con la entidad que hace referencia al Agente o Causa, en spem facere el Experimentante de la esperanza (que en spem habere1 actúa como Sujeto) presenta una nueva codificación sintáctica: pasa a expresarse en dativo, como le sucede a Marcello en el Cuadro 11 o a hosti en (47b). Y es que en este actante confluye “una dualidad semántica: designa (i) una entidad afectada por la acción verbal […] y (ii) experimenta determinado estado emocional” (Jiménez López 2007: 98). Ahora bien, este argumento en dativo, que codifica al Experimentante de spes, no se explicita en 14 de los 36 ejemplos de la colocación en el corpus, es decir, en algo más de un tercio de casos. Una ausencia que puede deberse a dos motivos distintos: (i) a que se pueda recuperar contextualmente, como en (49), donde este actante hace referencia, necesariamente, al término exercitus o miles, puesto que el stipendium es la paga que reciben los soldados. Además, solo unas líneas más arriba, Livio habla acerca de la preocupación de Escipión por que su ejército no se amotinara. (49) in praesentia ut coepisset leniter agi placuit, et missis circa stipendiarias ciuitates exactoribus stipendii spem propinquam facere (“de momento, le pareció preferible seguir actuando con suavidad y dar esperanzas de que se cobraría pronto la paga enviando recaudadores a las ciudades estipendiarias del contorno”, Liv. 28,25,9) (ii) a que se trate de una oración causativa con diátesis reflexiva29, es decir, una construcción en la que el Beneficiario de la acción causativa sea correferencial con el Sujeto-Agente de la misma, como en el caso de (50): 29 La causativa reflexiva es el mecanismo por el que se expresa la voz media o reflexiva de las predicaciones causativas (García-Miguel 2003; 2007). En ellas se reduce el número de participantes de la construcción causativa dado que el Sujeto, además de ser la Causa de la predicación, se configura como el Beneficiario de la misma, como podemos ver en los siguientes ejemplos: La niña deja caer al perro en el sofá / La niña se deja caer en el sofá, y Blattius spem proditionis fecerat Marcello / omnes spem facerent parvam Albam fore. Frente a la primera oración de cada par, que son oraciones causativas activas en las que aparece una entidad causante (la niña / Blattius) y una afectada (el perro / Marcello), en las otras, estos dos papeles semánticos confluyen en el sujeto: la niña es, a la vez, la entidad instigadora de la predicación y la que la experimenta, del mismo modo que lo es omnes. La teoría de las Funciones Léxicas de I. Mel’cuk da cuenta de este tipo de construcciones causativas en los términos que siguen: 227 (50) omnes facile spem facerent parvam Albam, parvum Lavinium prae ea urbe, quae conderetur, fore (“todos nutrían la esperanza de que Alba Longa y Lavinio fueran pequeñas frente a la ciudad que iban a fundar”, Liv. 1,6,3) En este caso, omnes es, a la vez, el instigador de la emoción y el Experimentante de la misma: todos se creaban las esperanzas a sí mismos. Algo similar ocurre en (51), donde el Sujeto elíptico, Tiberio, motiva en sí mismo la esperanza de dejar algún día la gestión del Imperio: (51) tandem quasi coactus et querens miseram et onerosam iniungi sibi seruitutem, recepit imperium; nec tamen aliter, quam ut depositurum se quandoque spem faceret. ipsius verba sunt: ‘dum veniam ad id tempus, quo vobis aequum possit videri dare vos aliquam senectuti meae requiem’ (“al final, constreñido y lamentándose de que le era impuesta una miserable y pesada esclavitud, aceptó el Imperio; sin renunciar a alimentar la esperanza de que tarde o temprano sería depuesto. Estas fueron sus propias palabras: ‘hasta que llegue a aquella edad en la que os pueda parecer justo conceder algún descanso a mi vejez’”, Suet. Tib. 24,2) V.3.3.2.1.2. Spem afferre Como verbo pleno, uno de los significados básicos de afferre es “algo / alguien lleva algo a alguien”. Se trata, pues, de un marco predicativo triargumental, tal como se formalizar en el esquema de (52) ey se ilustra con los ejemplos de (53): (52) afferre [/± animado/]Actor – Sujeto [/concreto/] Afectado – Objeto [/humano/]Beneficiario (53a) Fuit apud me Lamia post discessum tuum epistulamque ad me attulit missam sibi a Caesare (“Tras tu partida, Lamia estuvo conmigo y me trajo la carta que le había enviado César”, Cic. Att. 13,45) “Causative LF’s introduce verbs; moreover, they often introduce an additional argument (a Causer role) […]. In most cases, the Causer role is realized as the Subject of the resulting active sentence” (Heid 1996: 125) Y aporta ejemplos del tipo de “to let anger go”, en que “the person who allows his anger to “realize” itself is the Subject of the anger” (Mel’cuk, 1996: 67). 228 (53b) nimium raro nobis abs te litterae adferentur (“Muy raramente me llegan cartas tuyas”, Cic. Att. 6,1,9) Tanto la estructura triargumental como el contenido semántico de afferre lo convierten en un verbo muy propicio para la expresión de enunciados causativos, debido a que: (i) su esquema argumental permite que la entidad causante desempeñe la función sintáctica de Sujeto, y la entidad que experimenta la emoción se codifique de nuevo en dativo, ocupando la casilla del tercer argumento. (ii) desde el punto de vista del significado, forma parte de un grupo de verbos, los verbos de movimiento orientado transitivos (‘meter’, ‘sacar’, ‘llevar’, ‘traer’…), que tienden a usarse, especialmente con sustantivos de sentimiento, como contrapartidas causativas de otros verbos de movimiento intransitivos, tal y como vemos en los pares españoles del Cuadro (12): Cuadro 12: expresión causativa de los verbos de movimiento orientado30 v. causativo v. base Ejemplos meter entrar Luis me metió miedo Me entró miedo sacar salir La llegada de Luis sacó a Pablo de su angustia Pablo salió de su angustia En (54) presentamos ejemplos del uso causativo de afferre, en el que el valor directivo original del verbo ha dado paso al sentido metafórico de ‘algo / alguien causa algo a alguien’: (54a) quae res difficultates exercitui Caesaris attulit (“esta situación trajo grandes dificultades al ejército de César”, Caes. civ.1,38,13) (54b) Therionarca alia quam magica et in nostro orbe nascitur, fructicosa, foliis subviridibus, flore roseo. Serpentes necat. Cuicumque admota ferae et haec torporem adfert (“la Therionarca, una diferente a la que tiene propiedades mágicas, también nace 30Adaptado de: http://www.christianlehmann.eu/ling/sprachen/maya/gramatica/semas/verbo/verb_tema/causativo.php http://www.christianlehmann.eu/ling/sprachen/maya/gramatica/semas/verbo/verb_tema/causativo.php 229 en nuestro país, llena de frutos, con hojas verdosas y la flor rosa. Mata a las serpientes. Acercada a cualquier animal, le causa torpeza”, Plin. nat. 25,58) Pues bien, spes1 selecciona este sentido del verbo afferre como una de sus posibilidades para expresar la causatividad, tal como ilustran los ejemplos de (55): (55a) Nunc has exspectationes habemus duas, unam quid Caesar acturus sit cum acceperit ea quae referenda ad illum data sunt L. Caesari, alteram quid Pompeius agat; qui quidem ad me scribit paucis diebus se firmum exercitum habiturum spem que adfert, si in Picenum agrum ipse venerit, nos Romam redituros esse (“Ahora estamos esperando dos cosas: una, qué hará César tras haber escuchado las propuestas que Lucio César estaba encargado de transmitirle, otra, qué hará Pompeyo, quien me escribe que dentro de pocos días habrá un ejército poderoso y me hace tener la esperanza de que, si viene a Piceno, volveremos a Roma”, Cic. Att. 16,2) (55b) Per eos forte dies legatus ab Antiocho in castra uenerat Byzantius Heraclides, de pace adferens mandata; quam impetrabilem fore magnam ei spem attulit mora et cunctatio Romanorum (“Justo en aquellos días había venido, por casualidad, al campamento Bizancio Heraclides, enviado como embajador de Antíoco, en comisión de paz. El retraso y la lentitud de los romanos le dio gran esperanza de conseguirlo”, Liv. 37,22,5) Nos parece interesante destacar que, frente a lo que sucede en spem facere, en la mayor parte de los ejemplos de la colocación causativa spem afferre (60%) la casilla del primer argumento no se actualiza por medio de una entidad humana31, lo que supone un rasgo diferencial: en un 28’3% de las oraciones aparecen nombres abstractos de segundo orden, del tipo de eruptio en (56a); en un 18’2%, el Sujeto es un sustantivo metalingüístico, como rumores (56b). Hay dos ejemplos en los que este primer argumento presenta el rasgo léxico /+concreto/ (56c), y en un caso puntual (56d) designa un animal: (56a) tantam spem attulerat exploratae victoriae tua praeclara Mutina eruptio. (“tu increíble salida de Mutina nos dio grandes esperanzas de una cierta victoria”, Cic. fam. 11,14,1) 31 R. Hoffmann (2005: 549) analiza la naturaleza léxica de los argumentos de spem afferre y da cuenta de este tipo de Sujeto no humanos. 230 (56b) si accepero litteras quas exspecto, si spes erit ea quae rumoribus adferebatur, ad te me conferam (“si recibo las cartas que espero, si es real la esperanza que trajeron los rumores, iré contigo”, Cic. Att. 3,11,1) (56c) ab classe, quae Corcyrae subducta erat, C. Claudius trirremes que Romanae, sicut ante dictum est, Athenas missae cum Piraeum peruenissent, despondentibus iam animos sociis spem ingentem attulerant. (“Claudio y las trirremes romanas, que habían sido sacadas de la flota varada en Corcira y enviadas a Atenas, al llegar al Pireo, como ha sido dicho, habían hecho aumentar las esperanzas de los aliados, que estaban a punto de perder los ánimos”, Liv. 31,22,5) (56d) advenasque volucres spem veris adtulisse mox saevissima hieme conflictatas. (“que las aves migrantes, golpeadas por un cruelísimo invierno, habían traido la esperanza de la primavera”, Plin. nat. 18, 209) V.3.3.2.1.3. Spem dare Diversos son los estudios dedicados en los últimos años al comportamiento del verbo dare en colocaciones verbonominales32 del tipo de animos dare o fugam dare. De estos trabajos se desprende que dare configura dos tipos de colocaciones distintas con estructuras semántico-sintácticas diferentes: una, triargumental, a partir del significado básico de daere “alguien / algo da algo a alguien”, que hemos representado formalmente en el esquema (57) y ejemplificado en (58); y otra, con dos argumentos, con el sentido ‘alguien/ algo hace algo’, que responde al esquema argumental de (59) e ilustran los ejemplos de (60) 33: (57) dare1 [/± animado/]Actor – Sujeto [/X/] Afectado – Objeto [/humano/]Beneficiario (58a) Anni autem tempus libertatem maiorem mihi dat (“la estación del año me da una mayor libertad”, Cic. fam. 10,33,5)34 (58b) invitas ad aprum, ponis mihi, Gallice, porcum / Hybrida sum, si das, Gallice, verba mihi (“me invitas a jabalí, Gálico, y me pones cerdo / soy híbrida si me engañas, Gálico”, Mart. ep. 8,22) 32 Cf. para el latín Touratier (1991), Martín Rodríguez (1996), García Hernández (2003), Garnier (2014) o Alonso (2015). Para el español, cf. K. Koike (2001), Herrero Ingelmo (2003) o Bustos (2004), entre otros. 33 García Hernández (2003: 140 ss.) llama a estas acepciones de dare ‘empleo dativo’ y ‘empleo no dativo’, respectivamente. 34 Ejemplo tomado de Bustos (2003: 176). 231 (59) dare2 [/± animado/]Actor – Sujeto [/X/] Afectado – Objeto (60a) praeterea cantat, ubi collibuit, interdum graecos uersus agit, iocos dicit, uoces demutat, staticulos dat (“… además canta y, cuando se anima, a veces recita versos griegos, cuenta chistes, imita voces, hace figuras”, Cato, orat. 115)35 (60b) sic onere adsueto vacuus dat in aere saltus (“así, liberado de su carga habitual, da saltos en el aire”, Ov. met.2,165) 36 Las diferencias más reseñables que se dan entre ambos tipos de colocaciones son la ausencia, en las de dare2, del dativo con función de Beneficiario –característica prototípica del verbo en sus usos plenos37– y la proximidad semántica en estos casos con facere. La estrecha relación que existe entre dare2 y facere se evidencia en ejemplos como (61), en los que Servio parafrasea CVS virgilanas con dare como sinónimas de facere (Baños, en prep.a) y también en colocaciones españolas del tipo de ‘dar un paseo’ o ‘dar un brinco’, en las que no podemos recuperar el destinatario o beneficiario de la acción y en las que reconocemos el sentido de /producción/ propio de ‘hacer’38: (61a) sonitum dat, id est facit (Serv. Aen. 12,267) (61b) dabit ille ruinas ‘dabit’ pro faciet (Serv. Aen. 12,453) En el caso de la colocación spem dare, parece claro que sigue el primer esquema (‘alguien o algo da esperanzas de algo a alguien’), puesto que conserva el sentido de transferencia y la expresión del Beneficiario, como vemos en los ejemplos de (62), en donde los dativos mihi y dubiae menti, respectivamente, se codifican como receptores de la acción verbal: (62a) mihi inpueris natura minimum spei dederit, in qua ingenium iudicio praesumitur (“A mí me da muy poca esperanza la naturaleza del niño en que se presenta la primera juiciciosidad del ingenio”, Quint. 2,4,7) 35 Ejemplo tomado de Alonso (2015: 221). 36 Ejemplo tomado de Garnier (2003: 142). 37 Como archilexema del campo semántico de los verba dandi, dare tiene una estructura argumental básica de tres valencias: ‘alguien (X) da algo (Y) a alguien (Z)’. 38 Parece que la explicación a este fenómeno de cuasi-sinonimia entre dare y facere tiene su origen en la raíz indoeuropea de ambos lexemas, muy similares y confusas (Martín Rodríguez 1996: 59-60; García Hernández 2003: 141; Garnier 2014: 69-70). 232 (62b) His dictis impenso animum flammavit amore / spemque dedit dubiae menti soluitque pudorem (“Con estas palabras, inflamó su ánimo con amor, dio esperanza al corazón dudoso y venció al pudor”, Verg. Aen. 4,55) Como sucede con afferre, la estructura sintáctica triargumental de dare1 le convierte en un verbo idóneo para la expresión de la causatividad, puesto que permite que los actantes del esquema semántico causativo (Agente/Causa–Paciente– Beneficiario) se acomoden en cada una de sus tres casillas. Desde un punto de vista semántico, dare spem alicui puede parafrasearse, grosso modo, como facere ut aliquis spem habeat: ‘dar esperanzas a alguien’ hace que ‘alguien tenga esperanzas’39. Las oraciones de (63) ilustran con claridad la relación diatética entre entre spem dare y spem habere1: tras la entrada de los griegos en Troya, a los troyanos no se les dieron más esperanzas de ayuda y, por tanto, dejaron de tener esperanzas. (63a) Danaique obsessa tenebant / limina portarum, nec spes ulla opis dabatur (“los Dánaos tenían asediados los umbrales de las puertas y no se daba ninguna esperanza de ayuda”, Verg. Aen. 2,801) (63b) nullas habet spes Troia, si tales habet (“ningunas esperanzas tiene Troya, si son esas las que tiene”, Sen. Troad. 77) V.3.3.2.1.4. Spem tollere Hasta ahora, las colocaciones con valor causativo que hemos analizado (spem facere, afferre y dare) expresan el sentido general “A causa que X tenga la esperanza de Y”, es decir, focalizan la generación de la emoción. Ahora bien, los verbos causativos pueden indicar, además, el final de una determinada situación o evento40. Así, por ejemplo, en (64), rescindir un contrato focaliza el punto final de una relación contractual: “A causa que el contrato de X deje de existir”: 39 Este es un aspecto bien estudiado en la bibliografía general. Martín Rodríguez (1996: 49) afirma que “on admet aussi généralement leur condition des causatifs d’une possession et leur relation étroite avec ‘recevoir’, terme non-résultatif ingressif d’ ‘avoir’ et complémentaire par excellence de ‘donner’”. 40 La teoría Sentido Texto de Mel’cuk da cuenta de estos valores de los verbos causativos mediante las Funciones Léxicas Caus, Perm y Liqu, donde Caus se define como “do something so that a situation begins occurring”, Perm como “do nothing which would cause that a situation stops occurring”, y Liq como “do something so that a situation stops occurring” (Mel’cuk 1996: 65). 233 (64) JuanA ha rescindido el contrato de PabloX Pues bien, las dos colocaciones causativas del Cuadro 10 que nos quedan por analizar, spem tollere (65a) y spem fallere (65b), expresan este aspecto terminativo, ya que ponen el foco en la causa que propicia el final de la esperanza: (65a) [tu]A Tolle hanc spem, tolle hoc praesidium civibus RomanisX, constitue nihil esse opis in hac voce: 'civis Romanus sum' (“Quita esta esperanza, quítales esta protección a los ciudadanos romanos; establece que no hay posibilidad de ayuda en estas palabras: «Soy ciudadano romano”, Cic. Verr. 2,5,168) (65b) Quemadmodum per frequentia urbis loca properanti in multos incursitandum est et aliubi labi necesse est, aliubi retineri, aliubi respergi, ita in hoc vitae actu dissipato et vago multa inpedimenta, multae querellae incidunt: aliusA spem nostramX fefellit, alius distulit, alius intercepit; non ex destinato proposita fluxerunt. (“Del mismo modo que quien va presuroso por los lugares frecuentados de la ciudad ha de tropezarse con muchos y le es inevitable resbalar aqui, quedar detenido alli, quedar salpicado mas alla, igualmente en esta manera de vivir dispersa y sin rumbo sobrevienen muchos obstáculos, muchos problemas: uno ha defraudado nuestras esperanzas, otro las ha diferido, otro las ha abortado; los planes no han salido segun lo previsto”, Sen. ira. 3,6,4) En ambas colocaciones un Sujeto Agente (A) –tu elíptico en (65a) y alius en (65b)– tiene la capacidad de provocar que el Experimentante (X) –civibus Romanis en el ejemplo de spem tollere y nos (nostram) en el de spem faller– deje de sentir esperanza. A pesar de los rasgos compartidos, cada una de estas dos colocaciones presenta peculiaridades, semánticas y sintácticas, que vale la pena comentar. En el caso de tollere, de la información que aportan los diccionarios41, podemos concluir que tiene dos sentidos básicos: uno referido a la acción de subir o levantar algo o a alguien (66) y otro, próximo al de removere, que implica una idea de ‘sustracción’, como se puede observar en los ejemplos de (67): 41 Hemos consultado el Gaffiot, el Lewis and Short y el OLD. 234 (66) Sol Phaetonti filio, ut redeamos ad fabulas, facturum se esse dixit, quidquid optasset. Optavit, ut in currum patris tolleretur; sublatus est (“Por volver a los mitos, Sol le dijo a su hijo Faetón que le cumpliría cualquier deseo. Deseó subir al carro del padre. Y subió”, Cic. off. 3,94) (67a) Haec ubi dict, dapes iubet et sublata reponi / pocula (“Dicho esto, manda que repongan los platos y copas que habían retirado”, Verg. Aen. 8,175) (67b) Protinus adpositas nudae vestigia nymphae / instruxere epulis mensas dapibusque remotis / in gemma posuere merum (“En seguida, una ninfas de pies desnudos dispusieron las mesas servidas con manjares, y, una vez retirados los platos, sirvieron el vino en copas de gemas”, Ov. met. 8,571) Tanto en un significado como en el otro, tollere expresa un movimiento, que en el primer caso (“subir”) se centra en el destino del desplazamiento –in currum en (66)– y en el segundo (“quitar”) en el punto de partida del mismo. Pues bien, es este último sentido el que consideramos que está en el origen de los usos de tollere como verbo causativo con aspecto terminativo, tal y como vamos a intentar demostrar. En términos funcionales el marco predicativo de tollere en su acepción de “algo / alguien quita algo de algún lugar” es triargumental: un Agente que provoca la acción verbal, un Afectado, que designa una entidad concreta, y el Origen, que hace referencia al lugar del que se sustrae el Afectado. En (68) presentamos la formalización de este marco y en (69) lo ilustramos con algunos ejemplos: (68) tollere [/± animado/] Actor –Sujeto [/concreto/]Afectado – Objeto [/lugar/] Origen (69a)Q.Septicio, honestissimo equite Romano, resistente Aponio et adfirmante se plusd ecuma non daturum, exoritur peculiare edictum repentinum, ne quis frumentum de area tolleret antequam cum decumano pactus esset. (“Cuando Quinto Septicio, un caballero romano muy honorable, se opuso a Apronio y aseguró que no estaba dispuesto a entregar más de la décima parte, sale un edicto especial y repentino: que nadie quitase el trigo de la era hasta que hubiese llegado a un acuerdo con el recaudador”, Cic. Verr. 2,3,36) (69b) Caesar cum in Asiam venisset, reperiebat T. Ampium conatum esse pecunias tollere Epheso ex fano Dianae (“Cuando llegó a la provincia de Asi, supo César que T. http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=Q&la=la&can=q0&prior=edixit http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=Septicio&la=la&can=septicio0&prior=Q http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=honestissimo&la=la&can=honestissimo0&prior=Septicio http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=equite&la=la&can=equite0&prior=honestissimo http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=Romano&la=la&can=romano0&prior=equite http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=resistente&la=la&can=resistente0&prior=Romano http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=Apronio&la=la&can=apronio1&prior=resistente http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=et&la=la&can=et0&prior=Apronio http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=adfirmante&la=la&can=adfirmante0&prior=et http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=se&la=la&can=se0&prior=adfirmante http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=plus&la=la&can=plus0&prior=se http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=plus&la=la&can=plus0&prior=se http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=decuma&la=la&can=decuma0&prior=plus http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=non&la=la&can=non0&prior=decuma http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=daturum&la=la&can=daturum0&prior=non http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=exoritur&la=la&can=exoritur0&prior=daturum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=peculiare&la=la&can=peculiare0&prior=exoritur http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=edictum&la=la&can=edictum0&prior=peculiare http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=repentinum&la=la&can=repentinum0&prior=edictum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=ne&la=la&can=ne0&prior=repentinum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=quis&la=la&can=quis0&prior=ne http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=frumentum&la=la&can=frumentum0&prior=quis http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=de&la=la&can=de0&prior=frumentum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=area&la=la&can=area0&prior=de http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=tolleret&la=la&can=tolleret0&prior=area http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=antequam&la=la&can=antequam0&prior=tolleret http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=cum&la=la&can=cum0&prior=antequam http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=decumano&la=la&can=decumano0&prior=cum http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=pactus&la=la&can=pactus0&prior=decumano http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=esset&la=la&can=esset0&prior=pactus 235 Ampio había intentado sacar el tesoro del templo de Diana, e Efeso”, Caes. civ. 3,105,1) Volviendo a la causatividad, como ya hemos analizado, los verbos con sentido causativo tienden a ser aquellos que en sus usos plenos tienen una estructura triargumental compatible con el esquema de esta diátesis: Agente / Causa – Paciente – Beneficiario. Este rasgo, unido a su contenido semántico (“quitar” > “hacer que algo deje de estar”), hacen de tollere un verbo especialmente adecuado para expresar la diátesis causativa con valor terminativo. La contrapartida causativa de tollere, “alguien / algo hace que alguien deje de sentir una emoción”, presenta un marco predicativo (70) distinto al que hemos descrito en (68), tanto desde el punto de vista léxico, como semántico y sintáctico: (70) tollereCAUS.[/±humano/]Agente/Causa–Sujeto[/+abstracto/]Afectado-Objeto[/+humano/]Experimentante En primer lugar, para la casilla sintáctica del segundo argumento, tollereCAUS, impone el rasgo léxico /+abstracto/, como vemos en (71) con dubitationem: (71) ita porro te sine cura esse iussit ut mihi quidem dubitationem omnem tolleret (“Pues bien, al tiempo que te ha mandado estar libre de preocupación ha disipado, al menos para mí, toda incertidumbre”, Cic. Att. 12,6,4) Sin embargo, el tercer argumento de tollere es el que presenta mayores diferencias entre las dos acepciones: la versión causativa del verbo exige que se actualice mediante una entidad humana, el Experimentante de spes, que coincide formalmente co el Beneficiario de la acción expresada por tollere y se expresa de nuevo en dativo, como mihi en (71) y tibi en (72): (72) tollet nulla dies hanc tibi, Roma, notam (“ningún día te quitará a ti, Roma, esta mancha”, Prop. 3,11,36) En el Cuadro 13 presentamos las diferencias entre los marcos predicativos de tollere como verbo pleno y su contrapartida causativa, tollereCAUS: 236 Cuadro 13: comparativa de los marcos predicativos de tollere y tollereCAUS Arg. 1 Arg. 2 Arg. 3 LÉXICO F. SEM LÉXICO F.SEM LÉXICO F.SEM FORMA tollere ± humano Agente + concreto Afectado + lugar Origen S. Prep. tollereCAUS ± humano Agente- Causa +abstracto Afectado +humano Experimentante- Beneficiario Dativo Pues bien, este sentido causativo con aspecto terminativo es el que adquiere tollere en combinación con el sustantivo spem para configurar la colocación causativa más común del fin de la esperanza, tal como como muestran los ejemplos de (73): (73a)parce, pater patriae, nec nominis inmemor huius olim placandi spem mihi tolle tui (“¡Apiádate de mí, padre de la patria, y no me quites, olvidándote de este título, la esperanza de poder aplacarte algún dia!”, Ov. tr. 2,1,182) (73b) reliqua privata aedificia incendunt, frumentum omne, praeter quod se cum portaturi erant, comburunt, ut domum reditionis spe sublata paratiores ad omnia pericula subeunda essent; trium mensum molita cibaria sibi quemque domo efferre iubent. (“queman todo el grano a excepción del que tenían que llevar consigo, para estar más preparados para afrontar todos los peligros, una vez perdida la esperanza, de volver a la patria”, Caes. Gall. 1,5,2) (73c) sic terror oblatus a ducibus crudelitas in supplicio noua religio iurisiurandi spem praesentis deditionis sustulit mentes que militum conuertit et rem ad pristinam belli rationem redegit. (“Asi, el terror suscitado por los jefes, la crueldad del castigo y la renovacion del juramento, disiparon por el momento la esperanza de entrega, cambiaron el pensamiento de los soldados y restablecieron la anterior situacion de la guerra”, Caes. civ. 1,76,5) (73d) sum graviter commotus, quod illa ipsa spes exigua quae erat videtur esse sublata. (“he sufrido una profunda conmoción porque incluso aquella exigua esperanza que quedaba parece haberme sido arrebatada”, Cic. Att. 3,24,1) http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=parce&la=la&can=parce2&prior=mihi http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=pater&la=la&can=pater0&prior=parce http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=patriae&la=la&can=patriae1&prior=pater http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=nec&la=la&can=nec12&prior=patriae http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=nominis&la=la&can=nominis2&prior=nec http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=inmemor&la=la&can=inmemor0&prior=nominis http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=huius&la=la&can=huius0&prior=inmemor http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=olim&la=la&can=olim1&prior=huius http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=placandi&la=la&can=placandi1&prior=olim http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=spem&la=la&can=spem1&prior=placandi http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=mihi&la=la&can=mihi11&prior=spem http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=tui&la=la&can=tui4&prior=tolle 237 V.3.3.2.1.5. Spem fallere Fallere, que puede traducirse en español por “defraudar” o “engañar”42, describe un proceso por el que una primera entidad, humana o no, rompe la confianza o una cierta visión de la realidad de una segunda entidad, caracterizada siempre por el rasgo /+humano/. Al ser un verbo con un significado tan específico tiene la potencialidad de combinarse con un número mucho más reducido de sustantivos en posición de Objeto que los verbos hasta ahora analizados, todos muy generales y polisémicos. De hecho, de acuerdo con los diccionarios consultados43, fallere tiende a seleccionar como segundo argumento, casi exclusivamente, nombres que hacen referencia a personas – amantem en (74a)–, partes inmateriales de estas –mentem en (74b)– y sentimientos o pactos basados en la confianza y fidelidad, como promissum en (74c): (74a) At regina dolos – quis fallere possit amantem? / praesensit (“Pero la reina — ¿quién podría engañar a quien ama?—, adivina el engaño. Verg. Aen. 4,296) (74b) sed simulacra solere in somnis fallere mentem (“sino que las representaciones engañan en sueños a la mente”, Lucr. 5,62) (74c) Interrogantique, quo pignore fidem obligaturi essent, vitam, quam acciperent, pignori futuram esse dixerunt: reddituros, quandoque repetisset. Nec promissum fefellerunt (“Y a la pregunta del rey sobre qué garantía le daban de mantener su lealtad, le respondieron que la garantía de la propia vida que recibían del rey, vida que pondrían de nuevo en sus manos en cuanto él lo solicitara. Y no faltaron a su palabra”, Curt. 7,10,9)44 Pues bien, en coherencia con las restricciones semánticas que fallere impone sobre su segundo argumento, dos de los sustantivos con los que más se combina en posición de Objeto son fides y spes1, como ilustramos en los ejemplos de (75): (75a) ad supplicium redire maluit quam fidem hosti datam fallere (“prefirió volver a ser castigado con torturas antes que romper la palabra dada al enemigo”, Cic. off. 1,39) (75b) At si male cessit, et liberi et coniuges spem fefellerunt, tamen et educamus, et ducimus (“Admitamos que las cosas vayan mal. También los hijos y las mujeres 42 También tiene los significados de “pasar desapercbido”, “escapar” y “ocultar”, aunque tratados de forma tangencial en los diccionarios. 43 Hemos consultado fallere en Gaffiot, Lewis and Short y OLD. 44 Ejemplo tomado del Lewis and Short. http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=pignore&la=la&can=pignore0&prior=quo http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=fidem&la=la&can=fidem0&prior=pignore http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=obligaturi&la=la&can=obligaturi0&prior=fidem http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=essent&la=la&can=essent0&prior=obligaturi http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=vitam&la=la&can=vitam0&prior=essent 238 traicionaron nuestras esperanzas y, sin embargo, los seguimos educando y nos casamos”, Sen. ben. 1,1,10) Ambos predicados, fidem fallere y spem fallere, configuran colocaciones funcionales45 con valor causativo terminativo: los dos pueden parafrasearse por “alguien / algo defrauda (> hace desaparecer) las esperanzas de alguien”. Concretamente, spem fallere presenta un marco predicativo biargumental, en el que el primer argumento, el Sujeto, caracterizado semánticamente como Agente o Causa, es mayoritariamente /+humano/, como alius en (65b), liberi et coniuges en (75b) o se (hostes) en (76). Solo en tres ejemplos de spem fallere el primer argumento no es propiamente humano: en dos de ellos, aparecen sustantivos abstractos del tipo de casus en (77a) y augurium en (77b). Y en un caso el Sujeto es un animal: una boum (78): (76) hostes ubi et de expugnando oppido et de flumine transeundo spem se fefellisse intellexerunt (“los enemigos se dieron cuenta de que ellos habían perdido las esperanzas de atacar la ciudad o pasar el río”, Caes. Gall. 2,10,4) (77a) quam spem cogitationum et consiliorum meorum cum graves communium temporum tum varii nostri casus fefellerunt. (“Mas estas esperanzas que con mis pensamientos y planes acariciaba, las frustraron tanto las graves circunstancias que son comunes a estos tiempos cuanto mis propias y azarosas vicisitudes”, Cic. de or. 1,2) (77b) Tale nihil timeo, sed nec Medea timebat: Fallitur augurio spes bona saepe suo. (“No es que tema tal cosa, pero tampoco Medea lo temía; la buena esperanza se engaña muchas veces en lo que a si misma se augura”, Ov. Her. 17, 233) 45 Buena muestra de que spem fallere es una colocación verbo-nominal es que spem conforma una colocación ‘sustantivo – adjetivo’ con falsa, adjetivo derivado de fallere (cf. L. Pultrová, 2011: 24): cui legi cum vestra dignitas vehementer adversetur, istius spes falsa et insignis inpudentia maxime suffragatur (“Aunque vuestro espíritu de cuerpo se opone con vehemencia a esta ley, la infundada confianza de ése y su notable desfachatez la apoyan decididamente.”, Cic. Verr. 2,5,178), o si de iis, quae Mago postulat, refertis, nec victoribus mitti attinere puto et frustrantibus nos falsa atque inani spe multo minus censeo mittenda esse (“si someteis a debate las peticiones de Magón, pienso que no procede hacer el envío si están venciendo, y mucho menos creo que haya que hacerlo si nos están enganando con falsas o vanas esperanzas, Liv. 23,13,4). Y es que, en ocasiones, el vínculo entre los lexemas que forman parte de una colocación es tan fuerte en el subconsciente colectivo de los hablantes que se extiende a otros tipos sintácticos de colocaciones. Así, por ejemplo, la colocación verbo-nominal abordar una cuestión se puede encontrar también en forma de colocación sustantivo- adjetivo: cuestión abordable (Koike, 2001: 141ss.) 239 (78) eddidit una boum vocem vastoque sub antro / mugiit et Caci spem custodita fefellit (“Respondió una novilla rompiendo en un mugido por la oquedad inmensa de la cueva y frustró la esperanza de Caco allá en su encierro.”, Verg. Aen. 8,1,218) La expresión del Experimentante es uno de los aspectos más interesantes de spem fallere. Y es que, en lugar de ser codificado mediante la adición de un nuevo argumento en caso dativo –como hemos visto en el resto de colocaciones causativas–, se actualiza por medio de dos procedimientos adnominales distintos: un adjetivo posesivo, como nostram en (65b), o un genitivo subjetivo, como Caci en (78), o invidorum e inimicorum meorum en (79): (79) In quo ego spem fefelli non modo invidorum sed etiam inimicorum meorum (“Fue entonces cuando defraudé las esperanzas que se habían hecho tanto quienes me envidiaban como mis enemigos.”, Cic. fam. 1,9,16) El Cuadro 14 refleja la actualización del esquema causativo (Agente / Causa– Afectado–Beneficiario) en la colocación spem fallere Cuadro 14: actualización del esquema causativo en spem fallere V.3.3.2.2. Extensiones causativas con esquema V + SPrep Además de las colocaciones con sustantivo en función de Objeto, que son las más numerosas, se documentan en nuestro corpus colocaciones en las que spes1 aparece como núcleo de un sintagma preposicional, del tipo in spem adducere o in spem trahere. Esquema causativo Agente / Causa Afectado Experimentante- Beneficiario Esquema causativo Agente / Causa Afectado Experimentante-Beneficiario spem fallere Sujeto Objeto: spem Compl. adnominal - Genitivo subjetivo - Adjetivo posesivo 240 Son estas dos colocaciones las que vamos a tratar a continuación, junto con in spem venire, que es, como mostraremos, la contrapartida intransitiva de las anteriores. En primer lugar, presentamos los datos de la frecuencia y distribución de estas estas tres colocaciones en el Cuadro 15: Cuadro 15: frecuencia y distribución in spem + V Cuadro 15: Extensiones causativas con el esquema V+Sprep con spes1 Estas tres colocaciones tienen en común el estar formadas por verbos de movimiento orientado, es decir, verbos que, además de expresar un desplazamiento, tienen implícito en su significado la orientación del mismo. En los tres casos, adducere, trahere y venire46 indican un movimiento orientado hacia un punto determinado, que se actualiza mediante los sintagmas preposicionales in / ad + acusativo. Este punto de destino es en las colocaciones que nos ocupan la esperanza, puesto que en ellas ha operado una metáfora por la que se considera la emoción como un lugar al que llevar a alguien o donde ir uno mismo. Entre los verbos de movimiento orientado, los transitivos, del tipo de adducere o trahere, son de naturaleza causativa47: son los llamados verbos de movimiento inducido (Ibáñez et al. 2004), en el sentido de que el Sujeto no es la entidad que se mueve, sino la que induce al Objeto a hacerlo, como ilustra el ejemplo del verbo español llevar (80): (80) Ana lleva a Diego a la locura En esta oración, el Sujeto, Ana, provoca que el Objeto, Diego, se mueva hacia la locura. Como podemos deducir, no se trata de un movimiento físico, sino metafórico. 46 El verbo venio expresa un movimiento ‘no orientado’ (Cabrillana 1997: 326; Baños 2015a: 784), aunque contextualmente, como en los ejemplos que estamos analizando —con un argumento de Dirección (ad + acusativo)—, se realiza como de movimiento ‘orientado’. 47 Como hemos visto para afferre en § V.II.1.3.2 b). spem Cic. Caes. Sall. Liv. Sen. Tac. Suet. Total in s. venio 2 6 1 1 10 in s. adduco 3 4 1 1 9 in s. traho 2 2 Total 5 6 4 1 1 3 1 21 241 Se emplea la dimensión espacial, que es junto con la temporal la base de la cognición humana, para conceptualizar una idea más abstracta: aquí, el movimiento es, en realidad, un cambio de estado48 por el que la entidad humana que se codifica como Objeto pasa a experimentar una emoción, en este caso la locura, inducido por la entidad que actúa como Sujeto. Es habitual que estos verbos de movimiento transitivos causativos alternen con otros intransitivos (llevar-ir, traer-venir, sacar-salir, meter-entrar, etc.), relacionados entre sí por un vínculo semántico de inclusión: el significado de los transitivos (llevar, traer, sacar o meter) incluye el de los intransitivos (ir, venir, salir o entrar), pues los primeros expresan dos eventos: la causa del movimiento [A] y el movimiento en sí mismo [B]; mientras que los segundos hacen referencia al segundo de esos eventos: al movimiento [B], tal y como mostramos en el siguiente esquema: Cuadro 16: esquema de las estructuras semánticas de los verbos de movimiento orientado transitivos e intransitivos v. transitivos v. intransitivos A B B Ana lleva [A] a Diego a la locura [B] Diego va a la locura [B] Desde el punto de vista sintáctico, esta relación semántica se refleja en la diferente estructura argumental de los dos tipos de verbos: frente a los transitivos, que son trivalentes y muestran el proceso desde el punto de vista de la entidad que causa el movimiento –Ana en (80)–, los intransitivos son bivalentes y adoptan la perspectiva de la entidad que se mueve, como vemos en (81)49: 48 Según algunos estudios de Lingüística Cognitiva (Jackendof, 1983; 1990), los cambios de estado se pueden entender como movimientos, físicos o obstractos, a partir de la metáfora CHANGE is MOTION. Esta conceptualiza el cambio de un estado A a uno B como el movimiento de un lugar A a un lugar B. En esta metáfora encontramos colocaciones del tipo de atravesar una crisis o salir de una depresión. 49 Sin embargo, hay algunos verbos intransitivos que se transitivizan y permiten expresar el evento desde el punto de vista de la entidad que induce el movimiento, y no del que se mueve. Es el caso del verbo intransitivo español entrar en la variante meridional, que permite oraciones transitivas causativas del tipo de: Diego entra las sillas a la casa. O de los dobletes causativo–inacusativo del tipo de hervir: La leche hierve / Diego hierve leche. 242 (81) Diego va a la locura Así las cosas, podríamos decir que la colocación llevar a la locura a alguien es la variante transitiva de ir [alguien] a la locura. De la misma manera que, como vamos a ver a continuación, in spem adducere o trahere lo son de in spem venire (82): (82a) Me tuae litterae numquam in tantam spem adduxerunt quanta aliorum (“Nunca me crearon tus cartas tantas esperanzas como las de otros”, Cic. Att. 3,19,2) (82b) igitur Pharasmanes iuvenem potentiae promptum et studio popularium accinctum, vergentibus iam annis suis metuens, aliam ad spem trahere et Armeniam ostentare, pulsis Parthis datam Mithridati a semet memorando (“En consecuencia, Farasmanes, a aquel muchacho decidido a reinar y rodeado de la simpatía de su pueblo, temeroso porque su edad ya declinaba, procuraba atraerlo a otra esperanza, y le ponía ante los ojos Armenia, recordándole que él mismo se la había entregado a Mitrídates”, Tac. ann. 12,44,4) (82c) si quid accidat Romanis, summam in spem per Helvetios regni obtinendi venire (“si sucedía algo con los romanos, albergaba la esperanza de obtener el reino con la ayuda de los Helvecios”, Caes. Gall. 1,18,9) Con estas consideraciones previas, podemos pasar ya a la descripción y análisis de estas tres colocaciones con la estructura formal Verbo + sintagma preposiciona.. V.3.3.2.2.1. In spem adducere (adductus) Adducere es, como ya hemos comentado y vamos a comprobar en lo que sigue, un verbo prototípico de movimiento inducido. Conceptualmente, este verbo describe una acción en la que una primera entidad, generalmente animada, lleva consigo o guía a una segunda entidad, normalmente concreta, hacia un lugar. Es, pues, un verbo triargumental cuyo marco predicativo puede formalizarse con el esquema de (83) e ilustrarse con los ejemplos de (84): (83) adducere [/± animado/]Actor – Sujeto [/concreto/] Afectado – Objeto [/lugar/]Dirección 243 (84a) his Caesar numerum obsidum quem ante imperaverat duplicavit eosque in continentem adduci iussit (“César dobló el número de rehenes que había pedido anteriormente y ordenó que se los llevaran a tierra firme”, Caes. Gall. 4,36,2) (84b) me, quem non nulli conservatorem istius urbis parentemque esse dixerunt, Getarum et Armeniorum et Colchorum copias ad eam adducere? (“¿Conducir yo, a quien algunos han llamado salvador y padre de esa urbe, las tropas de getas, armenios y colcos hasta sus puertas?”, Cic. Att. 9,10,3) (84c) mihi nuntiatum est classem Dolobellae in Lycia esse Rhodiosque navis complures instructas et paratas in aqua habere, cum iis navibus quas aut mecum adduxeram aut comparaverat Patiscus pro q. […] Rhodum deverti (“me llegó la noticia de que las tropas de Dolobela se encontraban en Licia y que los rodios tenían numerosas naves aparejadas y dispuestas en el agua, con estas naves, tanto las que había llevado conmigo, como las que había reunido el procuestor Patisco […] volví a Rodas”, Cic. fam. 12,15,2) A diferencia de lo que sucede con estos ejemplos, que responden al significado básico de adducere, encontramos toda una serie de oraciones en las que el valor locativo del verbo ha dado paso al sentido metafórico de “alguien/ algo lleva a alguien a una situación o emoción”, del tipo de (85): (85a) Si non est verum, ad misericordiam ambos adduces cito (“Si no es cierto, harás que los dos se conmuevan rápidamente”, Ter. Heaut. 995) (85b) moderatione consulum in imperiis exercendis posse in oblivionem tribunorum plebem adduci (“la moderación de los cónsules en el ejercicio de su autoridad podría llevar a la plebe a olvidarse de los tribunos”, Liv. 3,41,6) (85c) quantum in te fuit, disciplinam militarem, qua stetit ad hanc diem Romana res, soluisti meque in eam necessitatem adduxisti, ut aut rei publicae mihi aut mei obliviscendum sit (“quebrantaste, en cuanto de ti dependió, la disciplina militar, sostén hasta la fecha del estado romano, y me has puesto en el brete de tener que olvidarme del Estado o de mí”, Liv. 8,7,16) Se trata, como ya hemos visto, del uso de adducere como verbo causativo o de movimiento inducido, en el que una entidad, considerada como Sujeto en activa –tu elíptico en (85a-c)– y como Causa en pasiva –moderatione consulum en (85b) –, induce al Objeto –ambos, plebem y me respectivamente– a experimentar cierta emoción o situación –misericordiam, oblivionem o necessitatem–. 244 Las principales diferencias entre esta acepción, adducereCAUS, y la espacial, adducere, son las restricciones léxicas impuestas sobre el segundo y el tercer argumento. (i) Segundo argumento. La entidad que ocupa la casilla del segundo argumento es prototípicamente humana, pues hace referencia a la persona que experimenta la emoción o recibe la situación designada por el predicado, como ilustran los pronombres personales en acusativo te (86a) y nos (86b): (86) ita est, mi Lucili: cito accedimus opinioni; non coarguimus illa quae nos in metum adducunt (“Así es, querido Lucilio: fácilmente nos sumamos a la opinión pública; no sometemos a crítica los motivos que nos impulsan al miedo”, Sen. Luc. 2,13,8) Sin embargo, también encontramos ejemplos en los que esta casilla se actualiza por medio de entidades de segundo orden: haec en (87a) o fidem en (87b) son buena muestra de ello: (87a) non arbitror fore tam amentem ut haec in discrimen adducat (“no será, en mi opinión, tan insensato como para llevar esto a una crisis”, Cic. Att. 7,4,3) (87b) nam cum Curione vehementer locutus est et eum, si aliter fecisset, iniuriam Caesari facturum, dixit, tum eius fidem in suspicionem adduxit (“no sólo mantuvo una enérgica conversación con Curión en la que le dijo que, si su comportamiento hubiese sido distinto, habría ofendido a César, sino que llegó a poner en duda su lealtad hacia él”, Cic. fam. 8,11,2) En estos casos, el ‘lugar’ al que se ‘dirigen’ (el tercer argumento) no es nunca una emoción, exlusiva de las colocaciones en las que el segundo argumento tiene el rasgo léxico /+humano/, sino situaciones: in discrimen adducere (87a) o in suscipionem adducere (87b). (ii) Tercer argumento. El tercer argumento es un constituyente que expresa la emoción o la situación a la que se induce a alguien, por lo que siempre se actualiza mediante sustantivos de evento, como arbitrium y metum en los ejemplos de (86), discrimen y suspicio en (87) o cognitio y consuetudo en (88): 245 (88a) Rem utilem desideras et ad sapientiam properanti necessariam, dividi philosophiam et ingens corpus eius in membra disponi; facilius enim per partes in cognitionem totius adducimur (“Deseas una cosa útil y necesaria para quien se apresta a la sabiduría: que divida la filosofía y que su ingente cuerpo lo distribuya en miembros, pues a través de las partes más fácilmente somos llevados al conocimiento”, Sen. Luc. 14,89,1) (88b) voluptatibus itaque se mergunt quibus in consuetudinem adductis carere non possunt (“así pues, esas gentes se sumergen en los placeres, que convierten en hábito sin que puedan prescindir de ellos”, Sen. Luc. 4,39,6) Como vemos, este argumento se codifica, en todos los casos, por medio de un sintagma preposicional in + acusativo, aprovechando las marcas y la casilla propias del complemento de dirección característico de adduco en su sentido original espacial. Todos los ejemplos que hasta aquí hemos presentado conforman la contrapartida causativa de colocaciones más generales o de verbos simples emparentados con el sustantivo predicativo, como in odium adducere (89a) respecto de la colocación odium habere (89b) y del verbo denominativo odi (89c): (89a) in odium illam sui adducere solet iners otium (“Es el ocio estéril el que suele llevarla al odio de sí misma”, Ter. Heaut. 995) (89b) si quis vitiorum omnium inimicus rectum iter vitae coepit insistere, primum propter morum differentiam odium habet (“si alguien riñe con toda clase de vicios y se lanza por el camino de una vida recta, lo primero que se encuentra es la reacción de odio ante su modalidad ejemplar”, Petr. Sat. 84,1) (89c) Ni te plus occulis meis amarem / iucundissime Calve, munere isto / odissem te odio Vatiniano (“Si no te quisiera más que a mis propios ojos, simpatiquísimo Calvo, por ese regalo te odiaría con el odio de Vatinio”, Cat. carm. 14A,3) También spes1 selecciona el verbo adducere como una posibilidad más para expresar la variante causativa de la colocación spem habere1, como vemos en los ejemplos de (90): (90a) in eam spem adducimur ut nobis ea contentio quae impendet interdum non fugienda videatur. (“soy movido a tal esperanza que me parece que quizás no deba esquivar la lucha amenazante”, Cic. Att. 2,22,3) 246 (90b) igitur explorato hostium itinere, in spem victoriae adductus ex opportunitate loci, quam maxumas potest copias omnium generum parat ac per tramites occultos exercitum Metelli antevenit (“De modo que, tras espiar la marcha del enemigo, concibiendo por la ventaja del lugar la esperanza de una victoria, organiza el mayor contingente posible de tropas de todas las armas y por atajos secretos se anticipa el ejército de Metelo”, Sall. Iug. 48,2) (90c) adductus tamen in spem clementiae Romanae pertulit patris mandata benigne que exceptus cum praesidio Gallicam in ripam missus est (“sin embargo, atraído a la esperanza de la clemencia romana, acató las órdenes de su padre y, recibido amistosamente, fue enviado a la rivera gala con un escolta”, Tac. ann. 1,57,2) Un aspecto especialmente interesante en los ejemplos de in spem adducere en nuestro corpus es que, excepto en una oración que ya presentamos en (82a), esta colocación siempre aparece en pasiva, tal como hemos visto en todos los ejemplos de (90) e ilustramos en (91), especialmente en forma del participio de perfecto pasivo: adductus (en 6 de los 9 ejemplos de nuestra muestra): (91a) Crescit licentia spiritus, servitute comminuitur; adsurgit, si laudatur et in spem sui bonam adducitur, sed eadem ista insolentiam et iracundiam generant (“El espíritu abusa de la licencia; se deprime en la servidumbre; los elogios le exaltan inspirándole noble confianza en sí mismo, pero, al mismo tiempo, engendran insolencia e irascibilidad”, Sen. ira, 2,21,3) (91b) in spem maximam et quemadmodum confido verissimam sumus adducti (“hemos sido movidos a cultivar una esperanza grandísima y, según confío, ciertísima”, Cic. Mil. 78,52) Bajo nuestro punto de vista, el predominio de la forma pasiva en la colocación in spem adducere tiene que ver, al menos, con dos aspectos: (a) La voz pasiva es uno de los mecanismos que tiene la lengua para presentar un Proceso o un Estado desde la perspectiva del Experimentante del mismo. Desde este punto de vista, tiene sentido que in spem adducere se exprese mayoritariamente en pasiva, puesto que el primer actante semántico de spes –por ser un sentimiento– es siempre un ser humano que no controla la emoción, sino que únicamente la experimenta. 247 (b) La mayor parte de las oraciones pasivas en latín son binarias, es decir, no explicitan el Agente o Causa (Baños 2005: 151ss.). De igual modo, en la mayor parte de los ejemplos (77’8%) de nuestra muestra, no se explicita un Agente o Causa en pasiva porque se concibe la esperanza como un sentimiento que emana del propio Experimentante50. De hecho, hay un solo ejemplo en que se expresa la Causa que genera la emoción (92): (92) Ea tempestate Romae seditionibus tribuniciisatrociter res publica agitabatur. P. Luculus et L. Annius tribuni plebis resistentibus collegis continuare magistratum nitebantur, quae dissensio totius anni comitia impediebat. Ea mora in spem adductus Aulus, quem pro praetore in castris relictum supra diximus, aut conficiundi belli aut terrore exercitus ab rege pecuniae capiundae (“En aquel momento, la situación política en Roma se hallaba terriblemente agitada con las sediciones tribunicias. Los tribunos de la plebe P. Luculo y L. Annio batallaban por continuar su magistratura ante la resistencia de sus colegas y dicha disensión entorpecía las elecciones del año entero. Aulo, a quien se había dejado, como ya hemos dicho antes, en el campamento como pretor, fue inducido por este retraso a esperar o bien concluir la guerra, o bien tomar dinero del rey amenazándolo con el ejército”, Sall. Iug. 37,2) En este caso concreto, creemos que el motivo por el que se explicita la Causa es de orden pragmático. Ea mora aporta información relevante: introduce la causa externa que lleva a Aulus a albergar esperanzas, algo que no sucede en ninguna de las restantes oraciones pasivas de esta colocación, en las que la predicación no sale de la órbita del Sujeto. Este sintagma en ablativo desempeña, pues, la función pragmática de Foco, razón que explica, además, que ocupe la posición inicial en la oración Precisamente, el que la emoción se origine en el Sujeto y no en un Agente o Causa externa nos lleva a considerar in spem adducere cuando aparece con morfología pasiva como una colocación causativa medio-pasiva, pues es el propio Experimentante el que se provoca la esperanza, como sucede con los Alóbrogues en (93): (93) haec ubi dixit, Allobroges in maxumam spem adducti Umbrenum orare, ut sui misereretur (“dichas estas cosas, los Alóbrogues, movidos a la mayor esperanza, ruegan a Umbreno que tenga compasión de ellos”, Sall. Cat. 40,4) 50 Se trata, pues, de pasivas intrínsecas con estructura sintáctica binaria (Baños 2005: 149). 248 En este punto, nos parece interesante presentar una variante de esta colocación que hemos identificado en nuestro corpus: in spem trahere (82b). Como bien sabemos, la lengua suele ofrecer distintas posibilidades para una misma colocación que pueden aportar matices de significado, estar asociadas a una época concreta, a un registro o a la preferencia de un autor. Pues bien, en el caso de in spem trahere, parece claro que se trata de la última de las opciones: los dos únicos ejemplos son de Tácito, que, como es conocido, gusta de la desviación sistemática y la variatio en su estilo literario (Moralejo 1979: 22ss.)51. No obstante, entre ambas colocaciones no existe una sinonimia absoluta: la diferencia semántica entre in spem adducere e in spem trahere tiene que ver, grosso modo, con la presencia en la definición de trahere del matiz ‘con violencia / a la fuerza’, fácilmente reconocible en (94): (94) iam Oceanus cruento adspectu, ac labente aestu humanorum corporum effigies relictae, ut Britanni ad spem, ita veterani ad metum trahebantur. (“además, se había visto el océano de color sangre y efigies de cuerpos humanos abandonados por las olas, todo lo cual arrastraba tanto a la esperanza a los britanos como al miedo a los veteranos”, Tac. ann. 14,32,1) V.3.3.2.2.2. In spem venire. El verbo venire en su uso más general indica el movimiento de una entidad, el Sujeto, por un espacio (Cabrillana 1997; Baños, 2015a), pero no orientado inherentemente desde el punto de partida o hacia el destino52. 51 El ejemplo de (82b) es buena prueba de ello: a priori, en el contexto en que se inserta in spem trahere podría aparecer perfectamente in spem adducere. Si no lo hace es, a nuestro juicio, por la pretensión poetizadora y de distanciamiento del lenguaje coloquial propio del autor. 52 Lo cual no impide que en ciertos contextos, venire puede incorporar un argumento con la función semántica de Dirección expresando la orientación del movimiento: Etiam Cingulo, quod oppidum Labienus constituerat suaque pecunia exaedificaverat, ad eum legati veniunt quaeque imperaverit se cupidissime facturos pollicentur. (“Además en Cíngulo, ciudadela que había fundado Labieno y había levantado con su propio dinero, los legados acuden ante él y le prometen que van a hacer ávidamente cualquier cosa que les ordene”, Caes. civ. 1,15,2) o postea vero quam ipse Atticus ad me venit in Tusculum huius unius rei causa tibi ut apud me gratias ageret (“pues bien, después de que el mismo Ático vino a verme a la finca de Túsculo con un único objetivo: el de manifestarme su agradecimiento hacia ti”, Cic. Att. 15,14,2). 249 (95a) certe enim med illi expectatum optato venturum scio (“Estoy seguro de que mi mujer desea y espera ansiosamente que yo venga”, Plaut. Amphit. 658) (95b) postquam dies commitiorum venit (“Cuando llegó el día de las elecciones”, Sall. Cat. 26,5) Venire es, como ya hemos visto, la variante intransitiva de adducere y trahere. Sobre las características de la intransitividad mucho se ha escrito desde que Perlmutter en 1978 enunciara la “hipótesis de la inacusatividad” (Unaccusative Hypothesis)53, especialmente en relación a las dos clases semánticas de verbos intransitivos: los inergativos y los inacusativos. La principal diferencia entre estos dos grupos tiene que ver con la naturaleza semántica del Sujeto en cada uno de ellos: mientras que en los verbos inergativos el Sujeto presenta rasgos propios del Sujeto Agente de los verbos transitivos, en las oraciones inacusativas el Sujeto sintáctico es tan Paciente o Afectado como el Objeto Directo de una oración transitiva. Entenderemos mejor ambos conceptos con los siguientes ejemplos (96) – (97) – (98): (96a) Laura estuvo bailando hasta la madrugada (96b) qui enim beatior Epicurus, quod in patria vivebat, quam, quod Athenis, Metrodorus? (“¿Por qué motivo iba a ser más feliz Epicuro por vivir en su patria que Metrodoro por vivir en Atenas?”, Cic. Tusc. 5,109,2) (97a) El crucero se hundió en la costa amalfitana (97b) O rem miseram! Nihil enim mihi accidit in omni vita acerbius (“¡Oh, suceso desgraciado! Nada más amargo me ha sucedido en toda la vida”, Cic. Att. 10,4,5) (98) Marta rompió el cristal de sus gafas En los ejemplos de (96), los Sujetos de los verbos intransitivos bailar y vivere (Laura y Epicurus / Metrodorus respectivamente) tienen las mismas características semánticas y sintácticas que Marta en (98), el Sujeto Agente del verbo transitivo romper: en (96a) Laura tiene la capacidad de controlar la acción de bailar, de la misma manera que, en (96b), tanto Epicuro como Metrodoro pueden elegir en qué ciudad habitar. Estamos, pues, ante oraciones intransitivas inergativas o intransitivas puras. 53 Entre otros, De Miguel (1992) y Cifuentes (1999) para el español, Sorace (2000) para el italiano y lenguas germánicas o Baños (2015a) para el latín. 250 Sin embargo, los Sujetos sintácticos de los ejemplos de (97) muestran un comportamiento muy distinto: no actúan como Agentes con control sobre la situación predicada, sino como Pacientes de esta. Tanto el crucero en (97a) como nihil en (97b) son, en palabras de Cifuentes (1999: 38), ‘objetos subyacentes’, es decir, se encuentran tan afectados por el proceso que predican los verbos hundirse y accidere como cristal, el Objeto Directo de romper en (98). En estos casos hablamos de verbos inacusativos54. Pero no es la agentividad el único rasgo aspectual que diferencia a los predicados inacusativos de los inergativos. También la telicidad es un factor a tener en cuenta: como regla general, los verbos inergativos son atélicos, como sucede tanto con bailar como con vivere en (96); mientras que los inacusativos son télicos –es decir: verbos que hacen referencia a eventos que solo se dan por concluidos con su culminación–, como hundirse y accidere en (97). Con estas consideraciones previas, podemos entender mejor el empleo de un verbo intransitivo de movimiento como venio en la colocación in spem venire. Y es que, en todos los ejemplos de esta colocación, venio se realiza como verbo inacusativo: (100a) ita commutata fortuna eos, qui in spem potiendorum castrorum venerant, undique circumventos intercipiunt (“Así, girada la fortuna para ellos, que albergaban la esperanza de ocupar el campamento, son rodeados por todas partes y asesinados”, Caes. Gall. 3,6,2) (100b) simul in spem veniebant eius adfirmatione de reliquis adiungendis civitatibus (“Al mismo tiempo, concebían la esperanza de ver cumplida su promesa de atraerse a los demás pueblos”, Caes. Gall. 7,30,4) (100c) Inde ad Veiens bellum profecti, quo undique ex Etruria auxilia convenerant, non tam Veientium gratia concitata, quam quod in spem ventum erat discordia intestina dissolvi rem Romanam posse (“Luego partieron a la campaña contra Veyes. Habían llegado socorros a esta ciudad desde todas las zonas de Etruria, no tanto por ayudar a 54 Algunos de los diagnósticos que se han propuesto para reconocer los verbos inacusativos (Perlmutter, 1978; Cifuentes, 1999; Sorace, 2000; Baños, 2015a, entre otros.) demuestran hasta qué punto el Sujeto de estos comparte características semánticas y sintácticas con el Objeto Directo de los verbos transitivos. Son ilustrativas las tres pruebas que, al respecto, presenta Baños (2015a: 762): (a). El empleo del auxiliar ser en las formas perifrásticas de perfecto en algunas lenguas romances y germánicas y la concordancia entre el Sujeto y el participio en número y género (Luca è arrivato) se relaciona directamente con el comportamiento de los Objetos de verbos transitivos en pasiva (la casa è costruita). (b) El clítico pronominal ne/ en en italiano y francés para sustituir al Objeto de verbos transitivos cuando aparece cuantificado (Compro due melle – Ne compro due) se utiliza también para sustituir al Sujeto de los verbos inacusativos (Arrivano due amici – Ne arrivano due). (a) Las construcciones de participio absoluto se construyen únicamente con el Objeto de verbos transitivos (Derrotado el ejército) y con los Sujetos de verbos inacusativos (Llegado el rey). 251 los veyentinos como por las esperanzas que tenían en que se disolviera el estado romano por sus discordias intestinas”, Liv. 2,44,7) En primer lugar, la propia estructura formal de la colocación –verbo + sintagma preposicional con in + acus.– fuerza a una lectura télica del verbo, y, consecuentemente, sitúa venire en una posición más inacusativa. Por otro lado, en esta colocación se utiliza el verbo venire, prototípicamente de movimiento físico, para expresar el movimiento metafórico de una persona hacia un sentimiento, spes. Pues bien, el uso no prototípico del verbo implica un cambio en la interpretación semántica del Sujeto: como primer argumento de un predicado de sentimiento, el Sujeto pasa a ser un Experimentante, una entidad humana que se ve afectada por la predicación, tal como podemos comprobar en (101): (101a) non respuit condicionem Caesar, iam que eum ad sanitatem reverti arbitrabatur, cum id, quod antea petenti denegasset, ultro polliceretur, magnamque in spem veniebat pro suis tantis populique R. in eum beneficiis cognitis suis postulatis fore, uti pertinacia desisteret, dies conloquio dictus est ex eo die quintus. (“César no rechazó la propuesta porque pensaba que (Ariovisto) había recobrado el buen sentido al ver que ofrecía ahora lo que antes, cuando se le había pedido, negó; además, nutría una gran esperanza de que, en consideración de los grandes beneficios recibidos por el pueblo romano, hubiera desistido en su obstinación al conocer lo que quería de él”, Caes. Gall. 1,42,2) (101b) ex iis litteris, quas Atticus a te missas mihi legit, quid ageres et ubi esses cognovi; quando autem te visuri essemus, nihil sane ex isdem litteris potui suspicari; in spem tamen venio appropinquare tuum adventum; qui mihi utinam solacio sit! (“Por la carta que enviaste a Ático y me leyó, sé a qué te dedicas y dónde estás. Sin embargo, no he podido averiguar por esa carta cuándo te vamos a ver. Tengo la esperanza de que tu llegada sea próxima. ¡Ojalá me sirva de solaz!”, Cic. fam. 9,1) En definitiva, del mismo modo que en el doblete castellano ‘te arrastró a la depresión’ / ‘caiste en la depresión’, la variante intransitiva es en sí misma inacusativa, así también in spem venire configura la variante intransitiva de in spem adducere, puesto que ambas expresan el mismo movimiento solo que la colocación con venire focaliza la predicación desde la perspectiva de quien experimenta el cambio de estado, 252 mientras que la del verbo transitivo adducere lo hace desde el punto de vista de la entidad que causa el movimiento metafórico. Ahora bien, hemos visto que la mayor parte de oraciones de in spem adducere aparecen en pasiva, esto es, desde la perspectiva del Paciente, que es la misma que se adopta en la colocación in spem venire. En tales casos (otra cosa son los ejemplos activos con adducere) las dos colocaciones resultan equivalentes. Tan es así que es posible encontrar contextos en apariencia idénticos, como los de (102): (102a) quem simulatque oppidani conspexerunt atque in spem auxilii venerunt, clamore sublato arma capere, portas claudere, murum complere coeperunt (“Pero tan pronto los sitiados la vieron y nació en ellos la esperanza de socorro, lanzaron el grito de guerra, tomaron las armas, cerraron las armas y se pusieron a salvo con todos los suyos”, Caes. Gall. 7,12,5) (102b) postea vero quam participem negoti Scaurum accepit, in maxumam spem adductus recuperandae pacis statuit cum iis de omnibus pactionibus praesens agere (“pero cuando se enteró de que Escauro estaba metido en el asunto, movido a la esperanza de recuperar la paz, decidió discutir personalmente con ellos todos los pactos”, Sall. Iug. 29,3) Al fin y al cabo la alternativa pasiva de una construcción causativa es, por definición, inacusativa: para expresar la pasiva de la colocación causativa ‘arrastrar a alguien a la desesperación’, se puede recurrir a la pasiva morfológica ‘alguien es arrastrado a la desesperación’, o, más a menudo, a una pasiva léxica mediante un verbo inacusativo: ‘alguien cae en la desesperación’. V.3.3.3. Extensiones aspectuales Como hemos visto en § II.2.3.2, con la denominación extensiones aspectuales hacemos referencia a un grupo de colocaciones que se caracterizan por focalizar alguna de las fases del evento designado por el nombre que participa en ellas55: el momento 55 Respecto de los tipos de colocaciones aspectuales se han hecho diferentes propuestas más o menos exhaustivas. Por una parte, Koike (2001: 97-104) formula la clasificación que nosotros seguimos: colocaciones aspectuales ‘incoativas’, ‘terminativo-resultativas’, ‘durativo-reiterativas’ e ‘intensificativas’. Por otra parte, en un ejercicio de mayor precisión, G. Gross (2005) especifica los valores ‘iterativo’, ‘intensivo’, ‘incoativo’, ‘progresivo’, ‘terminativo’ y ‘télico’ dentro del aspecto, mientras que Blanco-Buvet (2005: 331) son más específicos y distinguen entre la categoría de aspecto y la de fase. En la primera, dan cuenta del aspecto distributivo (que se divide, a su vez, en ‘distributivo’, 253 inicial –colocaciones incoativas-– el momento final –terminativas–, la duración56 – durativas– o la intensidad –intensificativas–. Estas colocaciones están compuestas por verbos fasales, es decir, verbos que denotan momentos distintos del predicado enunciado por el sustantivo y que generalmente se presentan en distribución complementaria con un verbo soporte. Así, por ejemplo, frente a la construcción con verbo soporte quaestionem habere (“tener un problema”) de (103a), encontramos la variante incoativa quaestionem proponere (“proponer un problema”) de (103b), la durativa quaestionem tractare (“tratar / discutir un problema”) de (103c) y la terminativa quaestionem solvere (“resolver un problema”) de (103d): (103a) igitur finitio in natura ipsa nominis quaestionem habet generalem (“así pues, la definición, en la propia naturaleza de un término, tiene un problema general”, Quint. inst. 7,10,3) (103b) item cum soleret ex lectione cotidiana quaestiones super cenam proponere comperisset (“acostumbrado a verlo proponer problemas sugeridos por las lecturas cotidianas durante la cena”, Suet. Tib. 56,1) (103c) sed meminerimus, ipsam dispositionem plerumque utilitate mutari, nec eandem semper primam quaestionem ex utraque parte tractandam (“debemos recordar que esta dispositio se cambia según la utilidad, y que la misma cuestión no será siempre discutida por primera vez desde las dos perspectivas”, Quint. inst. 7,1,2) (103d) Nam tu quoque, qui consulis, diu an consuleres cogitasti: quanto magis hoc mihi faciendum est, cum longiore mora opus sit, ut solvas quaestionem quam ut proponas? (“Pues también tú, que me pides consejo, reflexionaste largo tiempo si debías consultarme: ¿cuánto más he de hacerlo yo, toda vez que se necesita mayor espacio y tiempo para solucionar un problema que para proponerlo?”, Sen. ep. 48,1) Pues bien, en lo que sigue vamos a analizar las colocaciones funcionales de este tipo con spem que hemos aislado en nuestro corpus, centrándonso fundamentalmente en aquellas de naturaleza incoativa o terminativa.. ‘iterativo’ y ‘distributivo-iterativo’), el aspecto durativo (que comprende los aspectos ‘puntual’, ‘durativo’ y ‘habitual’), el aspecto perfectivo (compuesto de ‘perfectivo’ e ‘imperfectivo’) y el aspecto progresivo. En cuanto a la categoría de fase, la dividen en ‘incoativa’, ‘continuativa’ y ‘terminativa’. Para el análisis de las colocaciones aspectuales con spem la tipología de Koike nos parece un marco suficiente. 56 La TST de Mel’cuk (1996: 64) representa estos tres valores aspectuales mediante las Funciones Léxicas Incep (incoativo), Cont (durativo) y Fin (terminativo). 254 V.3.3.3.1. Colocaciones incoativas. El sustantivo eventivo proelium aparece en distintas colocaciones funcionales (Baños 2016: 30) de entre las que la más general y frecuente es proelium facio (104a). Frente a esta, una de las variantes más importantes en Livio es proelium consero (104b): (104a) paucis post proelium factum ad Baeculam diebus cum Scipio rediens iam Tarraconem saltu Castulensi excessisset (“Cuando, pocos días después de la batalla de Bécula, salió del macizo de Cástulo Escipión, que regresaba ya a Tarragona”, Liv. 27,20,3) (104b) princeps in proelium ibat, ultimus conserto proelio excedebat (“era el último en retirarse una vez iniciado el combate”, Liv. 21,4,8) Pues bien, como muestran los ejemplos de (104), la principal diferencia entre ambas colocaciones es que la segunda focaliza la fase inicial del combate: proelium consero tiene el sentido de ‘empezar (a llevar a cabo) el combate’. Es, pues, una variante aspectual incoativa. En los apartados que siguen comentaremos con detenimiento las colocaciones funcionales incoativas en distribución complementaria con spem habere1 que aparecen en nuestro corpus: spem offerre (105a), nancisci (105b) y capere (105c): (105a) Recepti deinde ab iis, ut necesarios hospitesque adloquerentur, expositis quae pacta iam cum Marcello haberent oblata spe salutis perpulere eos ut secum praefectos Epicydis Polyclitum et Philistionem et Epicyden, cui Sindon cognomen erat, adgrederentur (“Después se les dejó entrar para que hablaran con sus parientes y amigos, les expusieron los términos del acuerdo a que habían llegado con Marcelo y, al brindárseles la esperanza de salvarse, los convencieron para que se unieran a ellos y atacaron a Policlito, Filistión y un Epicides de sobrenombre Sindón, prefectos de Epicides”, Liv. 25,28,5) (105b) is certior litteris sororis factus de nova consuetudine advenae locupletis atque inter populares tam honorati, spem nactus per sororem quolibet impelli amantem posse, quid speraret ad consulem detulit (“enterado este por una carta de su hermana de su nueva relación con un rico extranjero muy bien considerado entre los suyos, concibió la esperanza de poder llevar a donde quisiera al amante de su hermana por mediación de esta y comunicó al cónsul las expectativas que tenía”; Liv. 27,15,10) 255 (105c) cuius principio anni et patribus et plebi peropportune externa pax data: plebi, quod non avocata dilectu spem cepit, dum tam potentem haberet ducem, faenoris expugnandi (“A principios del año les vino muy a propósito la paz en el exterior tanto a los patricios como a la plebe: a la plebe, porque, al no ser llamada a incorporarse a filas, cobró esperanzas de acabar con la usura contando con tan poderoso jefe”, Liv. 6,18,2) En primer lugar, nos parece interesante resaltar que el inicio de la esperanza presenta dos posibilidades sintácticas, según que se adopte la perspectiva del Experimentante (“alguien concibe, cobra esperanzas”) o se prefiera el punto de vista con spes como Sujeto Paciente (“la esperanza surge, aparece”): spem nancisci (105b) y spem capere (105c) son ejemplos de la primera variante, mientras que la colocación con offerre (105a) lo es de la segunda. Pero antes de entrar en los detalles particulares de cada una, veamos la frecuencia y disposición de los ejemplos de cada tipo, tal como muestra el Cuadro 18: Cuadro 18: Extensiones aspectuales – incoativas con spes1 En primer lugar, nos parece interesante mencionar que estas tres colocaciones son exclusivas de la prosa. En concreto, Livio es el autor que más las emplea con diferencia: de él son 16 de las 28 apariciones. De hecho, la totalidad de los ejemplos de spem nancisci pertenecen a Ab urbe condita. De otro lado, respecto de spem offerre y spem capere, la diferencia más importante es de tipo cronológico. Mientras que spem offerre es la preferida por la historiografía del siglo I a.C., spem capere se emplea, sobre todo, durante el siglo I d.C. V.3.3.3.1.1. Spem offerre La colocación spem offerre presenta dos variantes, dependiendo de la voz en la que aparece el verbo: por un lado, en los ejemplos en voz activa (27% del total de spem Cic. Caes. Sall. Liv. Sen. Coll. Quint. Tac. Suet. Total offerre 1 2 1 3 1 3 11 nancisci 9 9 capere 5 1 1 1 1 9 Total 1 2 1 17 1 1 1 4 1 29 256 apariciones) adopta una perspectiva causativa y se traduce por “algo o alguien ofrece esperanzas a alguien”, mientras que cuando la encontramos en voz pasiva (72% del total) tiene el sentido incoativo de “la esperanza surge, aparece, se presenta”. En el primer caso, el verbo mantiene su significado fundamental de “alguien presenta, ofrece algo a alguien”57, tal y como vemos en los ejemplos de (106): (106a) hi vigiliis, stationibus, custodiis portarum se inserunt, spem offerunt, metum intendunt. (“Estos se mezclan a las guardias nocturnas, a los centinelas, a las guardias de puertas; les ofrecen esperanzas, procuran infundirles miedo”, Tac. ann. 1,28,4) (106b) ubi cuique aut valles abdita aut locus silvestris aut palus impedita spem praesidii aut salutis aliquam offerebat, consederat (“cada uno se había situado donde o bien un valle escondido, o en una zona boscosa, o una laguna impracticable le ofrecía alguna esperanza de defensa o salvación”, Caes. Gall. 6,34,2) En ambos ejemplos, la estructura triargumental del verbo permite expresar con comodidad el contenido causativo que hemos postulado para esta variante: el Sujeto en nominativo hace referencia a la persona –hi en (106a)– o a la entidad inanimada – valles, locus, palus en (106b)– que provoca la esperanza, por lo que desempeña la Función Semántica de Agente o Causa. Y el Experimentante de la emoción, que se configura como el Beneficiario-Experimentante de la misma –vigiliis, stationibus, custodiis en (106a) y cuique en (106b) – , ocupa la casilla del tercer argumento. Sin embargo, la mayor parte de los ejemplos de spem offerre en nuestra muestra (8 de los 11) responde a una lectura distinta, tanto semántica como sintáctica. Desde el punto de vista de la semántica, el verbo offerre, siempre en pasiva, tiene el sentido incoativo de “aparecer, surgir” (107)58: (107a) sed ubi primum dubiis rebus novandi spes oblata est, vetus certamen animos eorum adrexit. (“Pero tan pronto como con el enrarecimiento del ambiente asomó la esperanza de la revolución, la antigua rivalidad excitó sus ánimos”, Sall. Cat. 39,3) (107b) Oblata spe Germani quam nacti erant praedam in occulto relinquunt (“presentada esta esperanza, los germanos dejan en lugar oculto el botín que habían hecho y se dirigen a Atuatuca”, Caes. Gall. 6,35,10) 57 Hemos consultado el OLD, el Gaffiot y el Lewis and Short. 58 El OLD, en la primera acepción de offerre recoge este significado: “1. c) (pass. of an opportunity, circumstance, etc.) to present itself, occur, turn up, etc. http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=nacti&la=la&can=nacti0&prior=quam http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=erant&la=la&can=erant0&prior=nacti http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=praedam&la=la&can=praedam2&prior=erant http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=in&la=la&can=in4&prior=praedam http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=occulto&la=la&can=occulto0&prior=in http://www.perseus.tufts.edu/hopper/morph?l=relinquunt&la=la&can=relinquunt0&prior=occulto 257 Desde una perspectiva sintáctica, estamos ante ejemplos de offerre monovalentes, en los que el único argumento es spes en posición de Sujeto Paciente, tal como podemos comprobar en las oraciones que siguen (108): (108a) illa spe ultionis oblata parat accusatores ex clientibus suis, Iturium et Calvisium (“Ella, al aparecer una esperanza de venganza, prepara una acusación por medio de dos clientes suyos, Iturio y Calvisio”, Tac. ann. 13,19,3) (108b) ibitur igitur, et ita quidem ut censes, nisi cuius gravioris personae suscipiendae spes erit ante oblata; (“Habrá marcha, pues, y además como tú me aconsejas, salvo si se me presenta antes la esperanza de representar un papel más importante”, Cic. Att. 10,15,3) Se trata, pues, de un verbo que presenta una alternancia causativo-incoativa, del tipo del verbo español ‘empeorar’ (109): (109a) La discusión empeoró la situación / el profesor comienza la clase tarde (109b) La situación empeoró / la clase comenzó tarde. En efecto, este tipo de verbos se caracteriza por poder expresar un cambio de estado desde dos perspectivas distintas: la causativa (109a), que denota la causación externa por una entidad que provoca el cambio, y la incoativa (109b), que implica un cambio que tiene lugar de forma espontánea, sin la necesidad de que medie un agente externo. Además, otra de las diferencias fundamentales entre la variante causativa y la incoativa en esta colocación es de naturaleza aspectual: mientras que spem offerreCAUS denota en (106) una situación durativa, spem offerreINCOAT expresa un predicado puntual, télico, como ya hemos visto hasta ahora y muestran los ejemplos de (110): (110a) spem quoque opportune oblatam adferebant legati (“Ademas, los emisarios brindaban una esperanza que se habia abierto muy a tiempo”, Liv. 30,7,10) (110b) cum magis uellet credere quam auderet, mixtum que gaudio et metu animum gereret, auctoritate motus Charopi experiri spem oblatam statuit (“animado por la garantía de Caropo decidió probar la posibilidad que se le ofrecía”, Liv. 32,11,5) 258 (110c) non defuere qui crederent, donec implacabilem Neronem timuerit, famam sociatae cum marito mortis petivisse, deinde oblata mitiore spe blandimentis vitae evictam (“no faltaron quienes pensaran que, mientras temió que Nerón se mostrara implacable, buscó la gloria de asociarse en la muerte a su marido, pero que al ofrecerse luego una esperanza más benévola, se dejó vencer por los halagos de la vida”, Tac. ann. 15,64,2) Esta diferencia de aspecto se refleja en el reparto de las formas verbales: la colocación causativa se expresa mediante el imperfecto, en consonancia con su aspecto durativo, mientras que los ejemplos de spem offerre incoativo aparecen siempre en perfecto –en concreto, se especializa en las formas de participio de perfecto– , para presentar el evento como puntual y cerrado; de ahí que se traduzca, generalmente, por ‘surgir’, ‘aparecer’ o ‘presentarse’59. Por este mismo motivo, esta variante se construye con adverbios del tipo de opportune en (110a) o ubi primum en (107a). Nos parece interesante comentar, en este punto, el único ejemplo en pasiva de la variante causativa de spem offerre (111): (111) ne spes quidem ulla recipiendae libertatis animis poterat offerri, nec ulli remedio locus apparebat contra tantam vim malorum: unde enim miserae civitati tot harmodios? (“Ni siquiera se podia ofrecer a sus corazones ninguna esperanza de recobrar la libertad, ni se mostraba el momento para alguna solución contra un tan grande poder de los malvados”, Sen. tranq. 9,5,1) Si lo hemos considerado causativo en lugar de incoativo a pesar de aparecer en pasiva es porque tanto sintácticamente como aspectualmente se comporta como los ejemplos de la primera variante. Sintácticamente, la oración (111) cuenta con un dativo, animis, el Beneficiario-Experimentante de la esperanza, lo que nos hace pensar que offerre funciona como verbo triargumental, y no como monoargumental (como el offerre incoativo). Del mismo modo, desde la perspectiva del aspecto, la colocación también se debe interpretar como causativa, puesto que depende de un verbo – poterat- expresado en imperfecto, que, como hemos visto, denota un evento durativo. 59 Este rasgo de spem offerreINCOAT. se opone a la afirmación de G. Gross (1996: 62; 2005: 351) acerca de las colocaciones incoativas, en la que asegura que “l’aspect inchoatif n’est possible qu’avec des prédicats ‘duratifs’, les ‘punctuels’ sont exclus”. 259 V.3.3.3.1.2. Spem nancisci A juzgar por los datos de los léxicos que hemos consultado60, el componente semántico básico del verbo nanciscor es el de ‘adquisición’ o ‘consecución’61. Se puede observar este uso, por ejemplo, en el siguiente pasaje de la Hecyra de Terencio (112): (112) “Mi Pamphile”, inquam, “amabo, / quid exanimatus obsecro? Aut unde anulum istum nactus? / Dic mi” (“Mi Pánfilo – le digo-, por tu vida, ¿Cómo es que estás tan alterado? ¿Y dónde has hallado ese anillo? Dímelo”, Ter. Hec. 825) Este significado es el mismo que presenta el verbo en la colocación de uso exclusivo de Livio, spem nancisci (113): ‘alguien adquiere / consigue esperanza’, en el sentido de ‘alguien empieza a sentir esperanza’: (113a) cum id effusius hostes et, ut fit ab nimia fiducia, neglegentius etiam facerent, Nicoratus, spem nactus necopinantes eos adgrediendi (“como los enemigos, al llevar a cabo estas acciones, andaban bastante dispersos y descuidados, como es habitual cuando hay excesiva confianza, Nicóstrato concibió esperanzas de atacarlos por sorpresa”, Liv. 33,14,9) (113b) inde Nicander praetor, spem nactus soluendae incepto forti obsidionis, Nicodamum quendam cum Aetolis quingentis Ambraciam intromittit. (“Desde allí, el pretor Nicandro, concibiendo esperanzas de romper el asedio, a golpe de audacia, hizo entrar en Ambracia a un tal Nicódomo con quinientos etolios”, Liv. 38,5,6) (113c) ad quorum discessum non respirauit modo Mago cum terra mari que ancipiti metu urgeretur, sed etiam audita rebellione Ilergetum spem reciperandae Hispaniae nactus, nuntios Carthaginem ad senatum mittit (“Al partir ellos, Magón, que sufría la presión de una amenaza doble, por tierra y por mar, no sólo respiró aliviado, sino que concibió esperanzas de reconquistar Hispania al enterarse de la sublevación de los Ilergetes”, Liv. 28,31,3) 60 En los tres diccionarios que hemos consultado, la primera acepción focaliza este valor: OLD: “1. To gain possession of, acquire, get”; Gaffiot: “obtenir (par surprise), tomber sur, trouver”; Lewis and Short: “1. To get, obtain, receive a thing (specially by accident or without one’s cooperation) 61 Domínguez considera nanciscor un verbo de ‘encontrar’, sentido que, según su estudio, pudo desarrollar “a partir del valor de ‘adquisición’ o ‘consecución’” (1992: 63). Dentro de los verbos de ‘adquisición’, el mismo autor lo sitúa entre los verbos de ‘encuentro’ junto con otros del tipo de invenio, reperio u offendo (Domínguez 1993). 260 Teniendo en cuenta la definición que acabamos de dar y las oraciones de (113), parece evidente el valor incoativo de la colocación. Y es que los verbos de ‘adquisición’ (Domínguez, 1992: 62; Delgado, 1993) actúan como términos ingresivos de los predicados de ‘posesión’ (‘conseguir’ o ‘alcanzar’, por ejemplo, tienen el sentido de ‘empezar a tener’). En este caso, spem nancisci funciona, pues, como la colocación incoativa de spem habere1. Si nos fijamos en las traducciones al español de los ejemplos de (113), veremos que el traductor de Gredos también tiene en cuenta el carácter incoativo de spem nancisci, pues vierte esta colocación por la española ‘concebir esperanzas’, que el DiCE glosa por ‘empezar a sentir esperanzas’. En cuanto a la estructura argumental de nancisci en esta colocación, es el Experimentante de la emoción el que ocupa la posición de Sujeto y se caracteriza, en todos los caos, por ser una entidad humana –Nabis en (114a), Hannibal en (114b) y Scipio en (114c)– con quien concierta el participio na(n)ctus. Mientras que el sustantivo predicativo spes1 ocupa la posición de segundo argumento del verbo (115): (114a) Nabis cum prosper elatus, tum spem etiam haud dubiam nactus nihil iam a mari periculi fore, et terrestres aditus claudere opportune positis praesidiis uoluit. (“Nabis se llenó de moral con el éxito, y como además había alcanzado esperanzas firmes de que no se corría ningún peligro por mar, quiso cerrar también los accesos por tierra situando tropas estratégicamente”, Liv. 35,27,1) (114b) Hannibal spem nanctus locis natis ad equestrem pugnam, qua parte virium invictus erat, facturos copiam pugnandi consules, derigit aciem lacessit que Numidarum procursatione hostis (“Aníbal, abrigando esperanzas de que le iban a proporcionar los cónsules la posibilidad de luchar en un terreno hecho para la lucha a caballo, clase de fuerzas en la que era invencible, organiza el frente de combate y hostiga al enemigo con galopadas de los númidas”, Liv. 22,44,4) (114c) itaque conlaudato benigne Silano Scipio spem debellandi, si nihil eam ipse cunctando moratus esset, nactus, ad id quod reliquum belli erat in ultimam Hispaniam aduersus Hasdrubalem pergit. (“Por eso, Escipión felicitó vivamente a Silano y, abrigando la esperanza de poner fin a la guerra si él mismo no lo frustraba por andar remiso, marchó contra Asdrubal”, Liv. 28,2,14) (115a) Quinctius a Thebas Pthioticas castra cum mouisset, spem nactus per Timonem principem ciuitatis prodi urbem (“Quincio trasladó su campamento de Ftótide 261 a Tebas, y, abrigando la esperanza de que se entregase la ciudad por obra de Timón”, Liv. 33,5,1) (115b) Philippus, Athamanum praecipue captiuis indulgenter habitis, ut per eos conciliaret gentem, nactus spem Athamaniae potiundae, exercitum eo duxit. (“Filipo trató con especial indulgencia a los prisioneros atamanes para ganarse a su pueblo a través de ellos, y como abrigaba esperanzas de apoderarse de Atamania, llevó a su ejército en aquella dirección”, Liv. 36,14,7) V.3.3.3.1.3. Spem capere Con nanciscor hemos introducido el campo semántico de los verbos de ‘adquisición’ en latín, un grupo que, como hemos visto, se caracteriza por predicar ‘la obtención de algo por parte de alguien’. Pues bien, de todos los verbos que forman parte de este campo (consequor, sumo, rapio, obtineo, etc.) 62, aquel cuyo contenido semántico es lo suficientemente genérico como para englobar al resto es, según Delgado (1996), el verbo capio. Estrictamente, el significado de capio implica la ‘adquisición’ de algo a partir de la ‘aprehensión’, como vemos en el siguiente ejemplo de Catulo (116), en que se especifica que el ‘tímpano’ es cogido con las manos, manibus: (116) etiam recente terrae sola sanguine maculans / niveis citata cepit manibus leve typanum (“manchando incluso el suelo con su sangre fresca, fuera de sí, tomó con sus manos de nieve el tímpano ligero”, Catull. 63,8) Sin embargo, en su uso habitual no siempre se puede reconocer este matiz y capio representa simplemente el valor genérico de la ‘adquisición’, como muestran las oraciones de (117): (117a) Quem fructum capis / hoc ex labore, quodve tantum est premium / ut careas somno et aevum in tenebris exigas? (“¿Qué fruto obtienes de este trabajo o cuál es el premio que te hace privarte del sueño y pasar la vida en las tinieblas?”, Phaed. 4,21,8) 62 Cf. Domínguez (1992; 1993) y Delgado (1996). 262 (117b) quae tua formosos cepit sollertia? Certe / non tibi barba nitet, non tibi culta coma est (“¿Cuál es tu habilidad para conseguir chicos guapos? Por cierto, que tu barba no destaca ni cuidas tu pelo”, Tib. 1,4,3) En el caso concreto de capio, ya se ha estudiado su productividad como verbo colocativo en combinación con sustantivos eventivos63. Spes1 es uno de esos sustantivos con los que se une conformando una colocación (118): (118a) ex his stativis regressus ad inspiciendum quod opus aliquantum opinione eius celerius creverat, spem cepit etiam arcem expugnari posse (“Desde este campamento, volvió para inspeccionar los trabajos, y como habían avanzado bastante más aprisa de lo que pensaba, albergó esperanzas de poder incluso asaltar la ciudadela”, Liv. 25,11,9) (118b) qui ad Cannas victor ire tamen ad urbem ausus non esset, eum a Capua repulsum spem potiundae urbis Romae cepisse (“¿Él, que a pesar de resultar vencedor en Cannas no se había atrevido, sin embargo, a marchar sobre Roma, ahora, rechazado de Capua, se había hecho la ilusión de apoderarse de la ciudad de Roma?”, Liv. 26,8,4) Tal como sucede en los ejemplos de spem nancisci, también spem capere tiene el sentido ingresivo de ‘comenzar a tener / sentir esperanza’64, pues ya hemos visto que uno de los principales valores de los verbos de ‘adquisición’ es el de ‘inicio de la posesión’65; y en estas dos colocaciones aquello que el Sujeto pasa a tener es un sentimiento: la esperanza. Es decir, en ambas colocaciones se interpreta el Sujeto– Experimentante como un poseedor y el sentimiento como la entidad poseída (Sanromán 2012a: 79). En la colocación con capere esta relación se codifica mediante una estructura biargumental que cuenta con un Sujeto caracterizado léxicamente por ser una entidad humana –pater en (119a) o Helvidius en (119b)– y un Objeto que se corresponde con el nombre spes en acusativo singular: 63 Rosén (1981: 130-159) lo considera uno de los cuatro verbos soporte más habituales del latín arcaico junto con facio, do y habeo, y, más recientemente, Baños (2015b) ha tratado con detalle la colocación funcional consilium capere. Cf. también García González (2014). 64 Sanromán (2012b: 550), respecto del verbo ‘tomar’ -uno de los verbos por los que el español traduce capio- dice que “la idea de inicio es la que retiene ‘tomar’ en compañía de ciertos nombres. Así, ‘tomar’, en combinación con varios nombres de emoción, significa ‘empezar a sentir’. 65 También en francés, los sustantivos que designan emociones o sensaciones –del tipo de peur y froid– y que, por tanto, toman el verbo soporte general avoir, tienden a seleccionar como verbo soporte incoativo prendre (análogo a ‘tomar’ o ‘coger’ en español): Luc a froid – Luc a pris froid // Tu as eu peur – Tu as pris peur (G.Gross 1996: 63; Vivès 1983). 263 (119a) igitur nato filio pater spem de illo primum quam optimam capiat, ita diligentior a principiis fiet (“por tanto, que, en cuanto nazca el hijo, el padre conciba la mejor esperanza posible respecto de él”, Quint. inst. 1,1) (119b) Tanto cum adsensu senatus auditus est Montanus ut spem caperet Helvidius posse etiam Marcellum prosterni (“Montano fue escuchado con tanta atención por parte del senado que Helvidio nutrió la esperanza de poder destruir inculso a Marcelo”, Tac. hist. 4,43) Frente a spem nancisci, que es una colocación específica de Livio, spem capere configura la construcción incoativa más neutra y general de nuestro corpus, además de porque capere es el archilexema del campo semántico al que pertenece nancisci, porque aparece en mayor número de autores y de construcciones sintácticas66, como podemos ver en (120): (120a) adeo enim nullam spem non potiundi modo, sed ne adeundi quidem Romana moenia animus eorum cepit (“En efecto, concibieron tan pocas esperanzas no ya de apoderarse de Roma, sino ni siquiera de llegar hasta sus murallas”, Liv. 3,7,2) (120b) ut tandem occasio ultionis data est, conatibus Galbae primus accessit; eodemque momento et ipse spem imperii cepit magnam quidem et ex condicione temporum, sed aliquanto maiorem ex affirmatione Seleuci mathematici (“Cuando al final se presentó la ocasión de la venganza, fue el primero en sumarse a la empresa de Galba; desde ese mismo momento, también él concibió la esperanza ”, Suet. Otho, 4,1) (120c) Nos quoque pari ratione velut Olympionicarum equarum, ita feracissimarum Aminearum seminibuselectis largae vindemiae spem capiamus (“Procediendo de manera parecida, y seleccionando las plantas de las amíneas más feroces, como si de retoños de olímpicas yeguas se tratara, también nosotros hemos de abrigar la esperanza de una vendimia generosa”, Coll. 3,9,5) V.3.3.2. Colocaciones terminativas Las colocaciones con aspecto terminativo indican, como ya se ha dicho, el final de una Acción o un Estado a partir de la unión del sustantivo predicativo con verbos que, precisamente, llevan implícito el sentido de conclusión o pérdida. En francés, por 66 Como se ha comentado más arriba, spem nancisci aparece en todos los ejemplos en forma de participio concertado con el Sujeto. 264 ejemplo, para indicar que ‘el miedo deja de existir’, peur selecciona cesser, décroître, s’estomper, attenuer, disparaître, dissiper o s’évanouir. En nuestro corpus los verbos con los que spes1 se combina para designar su momento final son relinquere (121) y amittere (122): (121) adeoque inopia est coactus Hannibal ut, nisi cum fugae specie abeundum timuisset, Galliam repetiturus fuerit, nulla spe relicta alendi exercitus in eis locis si insequentes consules eisdem artibus bellum gererent (“hasta tal extremo se vio Anibal constreñido por la falta de viveres que, de no haber temido que su marcha tuviera el aspecto de una huída, habría retrocedido hacia la Galia, pues no le quedaba esperanza alguna de alimentar al ejercito en aquellos parajes si los cónsules siguientes hacían la guerra empleando la misma táctica”, Liv. 22,32,3) (122) acerba inquisitione aperiret magis quam leuaret inopiam, multi ex plebe, spe amissa, potius quam ut cruciarentur trahendo animam, capitibus obsolutis se in Tiberim praecipitauerunt. (“Como con tan dura pesquisa puso de relieve la escasez en lugar de aliviarla, muchos plebeyos, desesperados, antes de arrastrar una vida atormentada se envolvieron la cabeza y se tiraron al Tíber”, Liv. 4,12,11) Entre ambas, como podemos ver en el Cuadro 19 que ilustra la frecuencia y distribución por autores de ambos predicados, la colocación preferente en nuestro corpus es spem relinquere, tanto por el número de apariciones, como porque aparece en más autores y géneros. Sin embargo, tanto Tácito, como Plinio y Vitruvio prefieren la segunda posibilidad: spem amittere. Cuadro 19: Extensiones aspectuales – terminativas con spes1 En lo que sigue, vamos a presentar estas dos variantes terminativas de spem habere1 y a señalar las diferencias de empleo más significativas que se dan entre ellas. spem + Plaut. Cic. Caes. Nep. Liv. Vitr. Ovid. Sen. Plin. Tac. Total relinquo 1 3 1 1 6 1 3 16 amitto 1 4 1 1 1 8 total 1 3 1 2 10 1 1 3 1 1 24 265 V.3.2.2.1. Spem relinquere En el caso de spem relinquere sí es importante señalar que, en el corpus que hemos analizado, conforma dos colocaciones distintas con valor terminativo, asociadas a las dos acepciones principales del verbo relinquere: por un lado, la colocación spem relinquere (‘dejar / abandonar la esperanza’), que vemos en (122a); por otro, su negación en la forma nullam spem relinquere (‘no dejar / quedar ninguna esperanza’), ilustrada en el ejemplo (122b): (122a) Quid ergo? Tam magnas spes relinquam? Ab ipsa messe discedam? Nudum erit latus, incomitata lectica, atrium vacuum? (“¿Y entonces? ¿Tengo que abandonar tan grandes esperanzas? ¿Tengo que renunciar a los frutos cosechados? ¿No habrá nadie a mi lado? ¿Se va a quedar mi cama sola y mi atrio vacío?”, Sen. Luc. 22,9) (122b) sic enim facillime putauit se Graeca lingua loquentes, qui Asiam incolerent, sub sua retenturum potestate, si amicis suis oppida tuenda tradidisset, quibus se oppresso nulla spes salutis relinqueretur (“(Darío) pensaba, en efecto, que mantendría más fácilmente bajo su dominio a los habitantes de habla griega que habitaban en Asia, si tenía entregada la custodia de aquellas plazas a amigos suyos, a quienes, en caso de que él fuese derrotado, no les quedaría esperanza alguna de salvación”, Nep. Milc. 3,2) Hemos recogido la frecuencia y la distribución por autores de estas dos posibilidades, nullam spem relinquere y spem relinquere, en el siguiente Cuadro 20, para mostrar que son mucho más frecuentes los ejemplos negativos: Cuadro 20: frecuencia y distribución por autores de nullam spem relinquere y spem relinquere En los ejemplos de (123), la conjunción ne (123a-b) y, sobre todo, el adjetivo indefinido nulla (123c-d), hacen negativa la oración, aspecto que posibilita la lectura terminativa, que traducimos por ‘no dejar / quedar la esperanza en un determinado relinquere + Plaut. Cic. Caes. Nep. Liv. Ovid. Sen. Total nullam spem - 2 1 1 5 1 1 11 spem 1 1 - - - - 1 3 total 1 3 1 1 5 1 2 14 266 lugar / manera’67, asociada con el primer significado de relinquo que hemos mencionado: (123a) quod si adsecutus sum, gaudeo; sin minus, hoc me tamen consolor, quod posthac ad ludos venies nosque vises neque [in] epistulis relinques meis spem aliquam delectationis tuae. (“si lo he conseguido, me doy por satisfecho; si no, me consuela al menos el que después de estos, vendrás a otros juegos y me harás una visita. Y no fiarás a mis cartas la esperanza de divertirte un poco”, Cic. fam. 7,1,6) (123b) spes igitur menti poenae, Graecine, leuandae / non est ex toto nulla relicta meae. (“Así pues, Grecino, la esperanza de ver aligerado mi castigo no ha sido del todo abandonada”, Ov. ep. 1,6,27) (123b) Haec, si per se ponantur, invisa sunt; videntur enim nullam relinquere spem humanis erroribus, sed omnia delicta ad poenam deducere. (“Y, efectivamente, si se expone así, es una doctrina odiosa, porque parece que no deja ninguna esperanza a los errores humanos, sino que impone castigo a todos los delitos”, Sen. clem. 2,5,2) Frente a este uso de spem relinquere, que constituye la mayoría de los ejemplos de esta colocación (11 ejemplos), encontramos otros en los que spes, sin negación, se asocia a la segunda acepción de relinquo (‘dejar’ / ‘abandonar’), que, fruto de una metáfora cognitiva (los sentimientos son objetos -> abandonar un sentimiento es ponerle fin), como hemos visto en (122) e ilustramos en (124)-(125): (124) Platonem ferunt, tu Pythagoreos cognosceret, in Italiam venisse et didicisse Pythagorea omnia primumque de animorum aeternitate, non solum sensisse idem quod Pythagoram, sed rationem etiam attulisse. Quam, nisi quid dicis, praetermittamus et hanc totam spem inmortalitatis relinquamus (“Cuentan que Platón vino a Italia a conocer a los pitagóricos y que aprendió toda la doctrina pitagórica; y en primer lugar, acerca de la inmortalidad de las almas, no sólo mantenía la misma opinión que 67 En dos oraciones de nuestro corpus, el tercer argumento de spem relinquere se caracteriza léxicamente por ser un ser humano y se actualiza mediante un dativo. Son los únicos casos en los que esta variante triargumental aparece en positivo, con lo que no los consideramos terminativos: Adice quod de humano quoque genere melius meretur qui ridet illud quam qui luget; ille ei spei bonae aliquid relinquit, hic autem stulte deflet quae corrigi posse (“Añade el hecho de que tambien merece mas agradecimiento por parte del genero humano quien lo toma a risa que quien lo lamenta: aquel le deja alguna buena esperanza, este, en cambio, deplora neciamente las cosas que desconfia de que se puedan corregir”, Sen. tranq. 15,3); y triumphauit in magistratu de Insubribus Comensibusque; Boiorum triumphi spem collegae reliquit, quia ipsi proprie aduersa pugna in ea gente euenerat, cum collega secunda (“dejó para su colega la expectativa del triunfo sobre los boyos, pues en este pais, propiamente había cosechado una derrota el solo, y una victoria juntamente con su colega”, Liv. 33,37,10) 267 Pitágoras, sino que incluso aportó pruebas racionales, las cuales, si no opinas otra cosa, las pasamos por alto, y dejamos ya toda esta esperanza de inmortalidad.”, Cic. Tusc. 1,39) (125) quippe quo nemo aduenit / nisi quem spes relinquere omnes, esse ut frugi possiet (“Como que no hay nadie que venga aquí, sino quien no tiene esperanza alguna de ser jamás una persona de bien”, Plaut. Bacch. 368) V.3.2.2.2. Spem amittere Esta misma metáfora es la que encontramos en los ejemplos de spem amittere, tal como se ve en los siguientes ejemplos de (126): (126a) diripienda plebi sunt data, ut contacta regia praeda spem in perpetuum cum iis pacis amitteret (“se los entregaron al pueblo para que entrara a saco en ellos, con el fin de que, después de haber puesto sus manos sobre los bienes de los reyes, perdiese para siempre toda esperanza de avenencia con ellos”, Liv. 2,5,2) (126b) [Philippus] spe potiundi ad poenam corporis eius amissa, quod reliquum erat, id studere, ne super impunitatem etiam praemio sceleris frueretur (“Filipo, perdida la esperanza de apoderarse de él para castigarlo, recurría a lo único que le quedaba, evitar que aparte de la impunidad disfrutase también del fruto de su delito”, Liv. 40,56,2) (126c) Sed Pompeiani amissa fugae spe misericordiam vulgi inenarrabili habitu quaerentes supplicavere quadam sese lamentatione conplorantes (“Pero los elefantes de Pompeyo, perdida la esperanza de huir, buscando la compasión del publico, comenzaron a suplicar con una actitud indescriptible, llorando por ellos mismos entre lamentaciones”, Plin. HN. 8,21) No resulta fácil establecer diferencias de significado entre esta colocación y los tres casos de spem relinquere con el sentido ‘dejar / abandonar la esperanza’, en parte por el escaso número de ejemplos con los que contamos. Sin embargo, de su análisis podemos deducir una diferencia reseñable: mientras que con relinquo se cuantifica siempre o enfatiza el término spes mediante los adjetivos tam magnas (124), totam (125a) y omnes (125b), en la colocación con amitto se pone el foco en el Objeto de la esperanza: en 6 de las 8 oraciones aparece explícito por medio de: (i) nombres 268 abstractos en genitivo (127a), (ii) construcción de gerundivo (127b) y (iii) construcción AcI (127c): (128a) ipse legionibus citis abire procul ac spem belli amittere subegit (“acudiendo él con las legions a marchas forzadas, lo obligó a huir abandonando sus esperanzas en la guerra”, Tac. ann.14,26,3) (128b) ita expugnandi pariter cogendique ad deditionem spe amissa, dictator in locis propter propinquitatem notis ab aversa parte urbis, maxime neglecta quia suapte natura tutissima erat, agere in arcem cuniculum instituit (“Perdida, pues, la esperanza de un asalto, así como la de forzar una rendición, el dictador decidió excavar en una zona conocida por su cercanía y situada en el lado posterior de la ciudad, muy poco vigilado porque debido a su situación era muy seguro, una galería en dirección a la ciudadela”, Liv. 4,22,4) (128c) huic in consilium dantur duo usu sapientiaque praestantes, pater et socer, quod in his tanta erat auctoritas, ut magna spes esset per eos amissa posse recuperari (“”, Nep. Timoth. 3,3) V.3.4. Órbita colocacional de spes2: spem ponere Como hemos visto en § V.3.2., de las dos acepciones de spes, la que aparece en la colocación que nos ocupa, spem ponere, es spes2, que hace referencia a la ‘emoción positiva que experimenta un Sujeto (X) ante la creencia de que algo que desea (Y) probablemente ocurrirá, basándose en algo o alguien (Z)’, como vemos en (129): (129) si nullam nostris ultra spem ponis in armis, si tam deserti sumus et semel agmine verso funditus occidimus neque habet Fortuna regressum, oremus pacem et dextras tendamus inertis (“Si es que no tienes ya esperanza ninguna en nuestras armas, si tan desesperados nos hallamos, si porque hayan cedido nuestras líneas una vez en combate, ya nos desmoronamos por completo, si nunca vuelve sobre sus pasos la fortuna, pidamos ya la paz y tendamos las manos, indefensos”, Verg. Aen. 11,411) Ya hemos mencionado (§ V.3.2.2), también, que spes2 selecciona como verbo soporte más general y neutro habere, con el que forma la CVS spem2 habere (‘tener la esperanza puesta en algo o alguien’). Ambas colocaciones, spem ponere y spem2 269 habere, son las más importantes con spes2, tanto por su alta frecuencia de aparición, como porque son empleadas de forma estable en la lengua latina desde Plauto en adelante (en poesía y en prosa), y, en último término, porque se han trasmitido exactas en lenguas romances como el catalán (‘posar les esperances en qualsevol cosa’ y ‘tenir esperances posades en qualsevol cosa’), el español (‘poner la esperanza en algo’ y ‘tener esperanza en algo’), o el francés (‘mettre ses espoirs dans quelqu’un ou dans quelche chose’ y ‘avoir ses espoirs dans quelche chose’). Así pues, después de haber estudiado en profundidad el resto de colocaciones en las que spes interviene, es el momento de analizar, desde una perspectiva semántica y sintáctica, spem ponere e intentar establecer el papel que juega en la órbita colocacional del sustantivo, prestando especial atención a su relación con spem2 habere. V.3.4.1. Spem ponere: una colocación causativa. En los ejemplos de spem ponere, del tipo de (130), la estructura triargumental de pono1 (‘colocar’, situar algo en un lugar’) permite que se actualicen los actantes semánticos prototípicos de spes2: en este caso, César (X) experimentará la esperanza de salvar su vida (Y), siempre y cuando estén las puertas de su mansión cerradas (Z): (130) hic, cui Romani spatium non sufficit orbis, / parvaque regna putet Tyriis cum Gadibus Indos, / ceu puer imbellis, ceu captis femina muris, / quaerit tuta domus: spem vitae in limine clauso / ponit (“este, a quien no basta la amplitud del orbe romano, y que consideraría un exiguo reino el que uniera a los indios con la tiria Cádiz, ahora, como un niño indefenso o una mujer cuando ya han sido tomados los muros, busca los rincones protegidos de la mansión; pone la esperanza de salvar su vida en que esté cerrada una puerta”, Lucan. Phars. 10,456-460) Como vemos, es la capacidad de evaluar las posibilidades de éxito de aquello que se desea, expresado mediante el sintagma preposicional in + ablativo, lo que propicia que aparezca la esperanza de conseguirlo. En este ejemplo concreto: ver los muros de su mansión cerrados provoca en César esperanzas de mantenerse con vida. Así pues, se podría decir que esta colocación predica un evento compuesto de dos subeventos distintos: el Experimentante de la emoción, César, analiza las posibilidades de salvarse (A), y solo si estas son factibles siente la esperanza (B). Se 270 establece, por tanto, una relación de causalidad entre los dos eventos: limen clausum (A) facit Caesarem spem vitae habere (B). Analicemos bajo este mismo prisma el ejemplo de (131): (131) aegre is dies sustentatur, quod omnem spem hostes in celeritate ponebant atque hanc adepti victoriam in perpetuum se fore victores confidebant (“Aquel día aguantaron, aunque de forma penosa, porque los enemigos ponían toda esperanza en la rapidez del ataque y estaban convencidos de que, obtenida aquella victoria, saldrían siempre vencedores”, Caes. Gall. 5,39,4) En este caso, los enemigos —hostes— sienten esperanzas porque consideran que un ataque rápido —in celeritate— les va a dar la victoria. Tener la convicción de ganar con la estrategia del ataque rápido (A) provoca en los enemigos esperanzas de victoria (B). Por tanto, a la vista de estos y otros ejemplos de nuestro corpus, podemos postular que spem ponere es una colocación funcional causativa. Y no resulta extraño que spes2 seleccione pono para predicar una relación de causalidad, puesto que, como ya hemos visto en § IV.2, el empleo triargumental de este verbo tiene un matiz causativo. Sin embargo, spem ponere no es una colocación causativa prototípica desde el punto de vista de la sintaxis: no cuenta con un Sujeto gramatical que instigue la nueva situación, como así sucede, por ejemplo, en el cuero me da alergia, donde el cuero es el causante de la alergia; ni presenta a quien experimenta la sensación por medio de un Objeto Indirecto (me). En spem ponere aquello que provoca el sentimiento de esperanza se explicita mediante el sintagma preposicional in + ablativo, y el Experimentante de la misma es el Sujeto sintáctico de la colocación, como vemos en el siguiente ejemplo (132): (132) recepto ad Eretum, quod passim vagatum erat, agmine, castra locant, spem in discordia Romana ponentes, eam, impedimentum delectui fore (“se retira a Ereto la columna que había campado por todas partes y asienta el campamento, cifrando sus esperanzas en la discordia de Roma, discordia que impediría el reclutamiento de tropa”, Liv. 3,38,3) 271 Las discordias en Roma (argumento actualizado por medio del sintagma preposicional in discordia Romana) son la causa de que los enemigos (Sujeto omitido de ponentes) sientan esperanzas. Conviene, en este punto, presentar una serie de ejemplos de spem ponere sensiblemente diferentes a los que hemos expuesto hasta ahora (133): (133a) nunc contra nullam in causa, omnem in misericordia victoris spem positam habere (“ahora, por el contrario, no tenía ninguna confianza en su causa, su esperanza se cifraba por entero en la misericordia del vencedor”, Liv. 28,34,6) (133b) quod pulcherrimum idem tutissimum: in virtute spem positam habere (“lo que es más glorioso es también lo más seguro: poner nuestras esperanzas en el valor”, Liv. 34,14,4) Estos ejemplos, en los que el sustantivo spes es Objeto Directo del verbo habeo y está complementado por el participio de perfecto pasivo del verbo pono, son la contrapartida resultativa (‘tener la esperanza puesta en algo’) de los ejemplos causativos presentados previamente (‘poner la esperanza en algo’), todos en activa. También actúa como resultativo del predicado spem ponere la extensión sitam spem68, tal y como podemos ver en (134b). Así pues, tanto la construcción spem positam habere como sita esse in son equivalentes semánticamente a spem2 habere, que también predica el resultado de ‘poner la esperanza’, como se ilustra en la comparación entre (134a), (134b) y (134c): (134a) omnem spem delectationis nostrae, quam cum in otium venerimus habere volumus, in tua humanitate positam habemus (“toda la esperanza del disfrute que deseo tener cuando me retire a descansar la tengo puesta en tu amabilidad”, Cic. Att. 1,7,6) 68 Esta colocación está formada sobre el verbo sino, que, como sabemos es el verbo simple que está en la base de de pono. El otro verbo relacionado etimológicamente con pono, el compuesto propono, también es seleccionado por spes para configurar colocaciones funcionales, y también en este caso se trata de colocaciones causativas. Sin embargo, lo hace con la acepción spes1, tal como demuestra el siguiente ejemplo: Putarem me idoneum qui exemplum sequerer humanitatis atque offici, proponeremque spem meis hospitibus ac necessariis quo tutiorem sese vitam meo praesidio victuros esse arbitrarentur (“Me creería capaz de seguir este ejemplo de humanidad y de cumplimiento del deber y presentaría a los ojos de mis huéspedes y allegados la esperanza de poder creer que, con mi apoyo, vivirían ellos una vida más segura”, Cic. Verr. 2,2,118) 272 (134b) omnem autem spem habeo existimationis privatarumque rerum in tua erga me mihi perspectissima benevolentia (“Tengo puesta toda la esperanza de mi prestigio y de mis asuntos particulares en tu conocidísima buena disposición hacia mí”, Cic. Att. 11,1,1) V.3.4.2. Spem ponere: sintaxis de una colocación funcional En este apartado vamos a analizar el esquema argumental de spem ponere para mostrar hasta qué punto, efectivamente, el nombre es la base semántica y sintáctica de la colocación. Para ello, en el cuadro (21) presentamos el marco predicativo de esta colocación y la correspondencia entre las valencias semánticas del sustantivo spes2 y las sintácticas de ponere1. Es importante mencionar aquí que la acepción que selecciona spes2 es la realización pono1.2. (‘poner algo en dependencia de algo’) La primera fila muestra los actantes del nombre, la segunda los del verbo y la última el esquema argumental de la colocación: Cuadro (21): Distribución de los actantes semánticos y argumentos sintácticos en spem habere2 En primer lugar, es importante destacar el hecho de que, salvo en un caso, todos los ejemplos de spem ponere cuentan con un sintagma preposicional (Z) in + ablativo – in armis en (129) o in celeritate en (131)-, que tiene carácter argumental, puesto que, como ya hemos visto, expresa la Causa que provoca la esperanza. Este complemento forma parte, por tanto de la estructura argumental del sustantivo predicativo, spes2, (§ V.3.2.1.2), y se actualiza ocupando la casilla sintáctica y la expresión formal (in + abl.) del tercer argumento de pono1, como consecuencia de nuevo de una metáfora cognitiva: los sentimientos, las emociones (spes) se conciben como objetos concretos y, por tanto, los hablantes pueden hacer que ocupen un lugar (in + abl.). spem2 Experimentante (X) Objeto (Y) Lugar – Causa (Z) ponere1 Sujeto Objeto in + abl. spem ponere Sujeto Objeto: spem Compl. adnominal: gen. / gerundivo / gerundio AcI / ut + subj. in + abl. 273 Veamos con más detalle cómo se expresan los argumentos semánticos de spes2 aprovechando el marco predicativo de pono1. (i) Primer Argumento. El primer argumento de la construcción, que coincide con el primer actante de spes2 tanto semántica como sintácticamente, tiene siempre un referente humano que cumple la Función Semántica de Experimentante, pero con una gran carga agentiva: no sólo experimenta la emoción positiva, sino que se involucra desde un punto de vista intelectual en ella. Tal es el caso de Hostilius en (135): (135) Hostilium intentius monuit ut in eo spem non moturos quicquam Etruscos poneret, si ne quid moueri posset praecauisset. (“puso aún mayor énfasis en prevenir a Hostilio para que no confiase en que los etruscos iban a renunciar a cualquier intento si él previamente no tomaba medidas para que no hubiese posibilidad de la menor intentona”, Liv. 27,24,9) El Sujeto de spem ponere puede explicitarse mediante un nombre propio (136a), o por medio de un pronombre personal (136b); puede estar implícito (136c), ser genérico (136d) o indefinido (136e): (136a) Micythio et enoclides, penes quos tum summa rerum pulso Euthymida Chalcide erat, seu ipsi per se suspicati seu indicata re, primo pauidi nihil usquam spei nisi in fuga ponebant; (“Micición y Xenóclides, que controlaban todo el poder en Cálcide desde la expulsión de Eutimidas, o bien sospecharon la trama por sí mismos o bien alguien les informó de ello, y en los primeros momentos de pánico no veían por ningún lado más esperanza que la huida”, Liv. 35,38,1) (136b) in Pompeio te spem omnem oti ponere non miror; ita res est, removendum que censeo illud 'dissimulantem'. (“No me sorprende que pongas en Pompeyo toda esperanza de paz; así están los tiempos y opino que se debe eliminar aquello de ‘con disimulo’”, Cic. Att. 6,1,11) (136c) igitur alte spectare si voles atque hanc sedem et aeternam domum contueri, neque te sermonibus vulgi dederis, nec in praemiis humanis spem posueris rerum tuarum; (“por tanto, si quisieras elevar la mirada y contemplar esta sede y eterna morada, no prestes atención a los sermones del vulgo y no pongas tu esperanza en los premios humanos”, Cic. rep. 6,25) (136d) illud tamen breviter significandum videtur, populum Romanum omnia a te exspectare atque in te aliquando reciperandae libertatis omnem spem ponere. (“me 274 parece que te tengo que decir esto brevemente: que el pueblo romano todo espera de ti y que pone en ti toda la esperanza de recuperar de una vez la libertad”, Cic. fam.11,5,2) (136e) et primo quidam ex iis aspernantium tale quicquam praebuerunt speciem, quia plus in Demetrio spei ponebant (“al principio, algunos de ellos dieron a entender que no estaban interesados en iniciativas de ese género, porque tenían más esperanzas en Demetrio”, Liv. 40,5,4) Además, como siempre en latín, es posible usar una pasiva inagentiva cuando el Sujeto carece de un referente determinado o simplemente se quiere dejar por razones pragmáticas en un segundo plano (137): (137a) haec lex socialis est, hoc ius nationum exterarum est, hanc habent arcem, minus aliquanto nunc quidem munitam qua mantea, verum tamen si qua reliqua spes est quae sociorum animos consolari possit, ea tota in hac lege posita est (“esta es una ley que concierne a los aliados, se trata del derecho de poblaciones extranjeras: estas tienen esta plaza fuerte, ahora menos segura que tiempo atrás, pero si queda todavía alguna esperanza que pueda consolar el ánimo de los aliados está toda puesta en esta ley”, Cic. Verr .5,18) (137b) tantum a vobis petimus ut omnia rei publicae subsidia, totum statum civitatis, omnem memoriam temporum praeteritorum, salutem praesentium, spem reliquorum in vestra potestate, in vestris sententiis, in hoc uno iudicio positam esse et defixam putetis (“Os pedimos solo que consideréis que todos los subsidios del estado, toda la estabilidad del gobierno, toda la memoria de tiempos pasados, la salvación del presente, la esperanza de los días que vendrán en vuestro poder, en vuestras decisiones, en este único juicio han sido puestas y fijadas”, Cic. Flacc. 3) (ii) Segundo Argumento. El segundo argumento de la colocación, el sustantivo spem, se presenta complementado por una serie de construcciones que expresan, tal como sucede con el segundo actante de spes2, “aquello que se desea que ocurra” (Y) y se codifica formalmente mediante cinco posibilidades distintas que presentamos en el siguiente listado e ilustramos con los ejemplos de (138) a (142): 1. sin complemento (15 ejemplos) (138) 2. con un sustantivo abstracto en caso genitivo (18 ejemplos) (139) 3. con una construcción de gerundio en caso genitivo (1 ejemplo) (140) 275 4. con una construcción de gerundivo en caso genitivo (2 ejemplos) (141) 5. con una construcción AcI (2 ejemplos) (142) (138) ecce autem complexa pedes in limine coniunx haerebat parvom que patri tendebat Iulum: 'si periturus abis, et nos rape in omnia te cum; sin aliquam expertus sumptis spem ponis in armis, hanc primum tutare domum. (“si vas en busca de la muerte, llévanos contigo a que afrontemos cualquier riesgo. Pero si tu experiencia te da alguna esperanza en las armas que has ceñido, defiende antes que nada tu casa. ¿a quién le dejas tu pequeño Julo? ”, Verg. Aen. 2,673) (139) hic […] spem vitae in limine clauso / ponit, et incerto lustrat vagus atria cursu, / non sine rege tamen, quem ducit in omnia se cum / sumpturus poenas et grata piacula morti / missurus que tuum, si non sint tela nec ignes, / in famulos, Ptolemeae, caput. (“este […] pone la esperanza de salvar su vida en que esté cerrada una puerta; recorre a la deriva los atrios sin rumbo fijo, pero no sin el rey, al que lleva consigo a todas partes, dispuesto a descargar en él el castigo y a obtener una consoladora expiación de su muerte, y, si llegaran a faltarle dardos y teas, decidido a disparar contra tus servidores, Ptolomeo, tu cabeza”, Luc. 10,454) (140) sed haec etsi praeclare, nondum tamen perpolita. Pauca, enim, neque ea ipsa enucleate, ab hoc de virtute quidem dicta. Post enim haec in hac urbe primum a Socrate quaeri coepta, deinde in hunc locum delata sunt, nec dubitatum, quin in virtute omnis ut bene, sic etiam beate vivendi spes poneretur (“Pero aunque todo esto va perfecto, no resulta perfeccionado de forma definitiva. De hecho, pocas, y ni siquiera claras, fueron sus afirmaciones sobre la virtud. Tras esto, de hecho, estos problemas primero agitados en esta ciudad por Sócrates, después fueron transferidos a este lugar y no hay duda de que se ponía en la virtud toda esperanza de vivir bien y también feliz”, Cic. fin. 5,88) (141) De iis litteris quas ad te Thessalonica misit et de sermonibus quos ab illo et Romae apud amicos tuos et in itinere habitos putas, ecquid tant
    um causae sit ignoro; sed omnis in tua posita est humanitate mihi spes huius levandae molestiae. (“respecto a la carta que te mandó desde Tesalónica y a las conversaciones que, según crees, ha tenido con amigos tuyos en Roma y durante el viaje, ignoro en qué medida el asunto es grave, pero toda mi esperanza de aliviar esta preocupación está puesta en tu bondad”, Cic. Att.1,17,4) (142) Fui ego bellus, lepidus: bonus uir numquam neque frugi bonae / neque ero + umquam ne spem ponas me bonae frugi fore (“un guaperas, un tío con gracia sí lo he 276 sido, pero lo que es una persona de bien ni lo fui nunca, ni lo seré jamás: no esperes que vaya a ser nunca un hombre de provecho”, Plaut. Capt. 956) Este complemento, cuando aparece, remite siempre a entidades de segundo orden, es decir, a situaciones o eventos, codificadas bien en forma de complementos oracionales (140-142), bien de sustantivos en genitivo (139), pues estos últimos son, en todos los casos, abstractos y expresan un evento: vitae (139). (iii) Tercer argumento. Excepto en un ejemplo puntual de Plauto (142), todos los ejemplos de spem ponere en nuestro corpus presentan el sintagma preposicional in + ablativo, que, como hemos visto (§ V.3.2.2), es el rasgo característico del esquema de complementación de spes2. Pono1 no sólo presta la casilla sintáctica de su tercer argumento, sino también su marca prototípica de expresion (in + abl.), para actualizar el tercer argumento semántico de spes2, que no expresa, como en los empleos plenos de pono1, la FS Ubicación, como muestran por lo demás los rasgos léxicos y tipos de sustantivos que ocupan este SPrep. Desde el punto de vista léxico, todos los ejemplos de este SPrep se pueden agrupar en tres dominios fundamentales: (1) Cualidades humanas (13 ejemplos), como (143), o seres humanos (9 ejemplos), asimilables, por un proceso metonímico, a los ejemplos anteriores. En (144), la esperanza de futuro se pone en [el valor, el poder de] los romanos: (143) nostri tametsi ab duce et a fortuna deserebantur, tamen omnem spem salutis in virtute ponebant, et quotiens quaeque cohors procurrerat, ab ea parte magnus numerus hostium cadebat. (“los nuestros, aunque abandonados por el general y la Fortuna, sin embargo, ponían toda esperanza de salvación en el propio valor, y, cada vez que una cohorte movía al asalto, en aquel sector caía un gran número de enemigos”, Caes. Gall. 5,34,2) (144) quid de magna parte principum loquar, qui in Romanis spem omnem dignitatis et fortunae posuerunt, et in eo qui omnia apud Romanos potest? (“¿qué podría decir sobre la gran proporción de líderes entre nuestros hombres que han puesto en los Romanos 277 todas sus esperanzas de avanzar y de poder, y en él que es el más poderoso de los romanos?”, Liv. 40,10,8) (2) Entidades de segundo orden, cuya expresión orden se codifica de tres formas distintas: (i) mediante sustantivos abstractos (3 ejemplos), como (145a); (ii) mediante oraciones subordinadas (3 ejemplos), como en (145b): o (iii) mediante sustantivos concretos (3 ejemplos), pero que, de nuevo mediante una proyección metonímica, aluden a entidades de segundo orden, como (145c): (145a) ueniebat autem ad Eumenem utrumque genus hominum, et qui propter odium fructum oculis ex eius casu capere uellent, et qui propter ueterem amicitiam colloqui consolari que cuperent, multi etiam, qui eius formam cognoscere studebant, qualis esset, quem tam diu tam que ualde timuissent, cuius in pernicie positam spem habuissent uictoriae. (“Acudían a visitar a Eumenes dos clases diferentes de personas: los que a causa del odio que le tenían querían disfrutar viendo su desgracia, y los que por la vieja amistad que les unía a él, deseaban dialogar con él y consolarle; había también no pocos que querían conocerle y saber cómo era una persona que había sido temida tanto y durante tiempo, y en cuya muerte tenían puestas todas sus esperanzas de victoria”, Nep. Eum. 11,2) (145b) Laelius Fuluius que adiecerunt et Scipionem in eo positam habuisse spem pacis, si Hannibal et Mago ex Italia non reuocarentur (“Lelio y Fulvio añadieron que Escipión había basado su esperanza de paz en que no fuesen llamados de Italia Aníbal y Magón”, Liv. 30,23,6) (145c) id modo non conveniebat, quod senatus consules que nusquam alibi spem quam in armis ponebant, plebes omnia quam bellum malebat. (“únicamente no había acuerdo en que el senado y los cónsules en ninguna otra cosa ponían la esperanza más que en las armas, mientras que la plebe prefería en todo a la guerra”, Liv. 2,39,8) (3) Nombres concretos (6 ejemplos), como (146): (146) neque est quod in promulside spei ponas aliquid, quam totam sustuli; solebam enim antea debilitari oleis et lucanicis tuis. (“y no es el caso que tú pongas esperanza en el primer plato, que he eliminado del todo; de hecho, antes solía debilitarme con tus olivas y tus salchichas luconas” Cic. fam. 9,16,8) 278 En todos los ejemplos este complemento hace referencia a la Causa que provoca que el Sujeto de la colocación sienta esperanza, puesto que se trata de la condición necesaria para que se cumpla aquello que desea (segundo argumento)69. 69 El OLD da cuenta de este sentido en la entrada de spes: “5. A person or thing in which one’s hope are centred”. 279 V.4. METUM PONERE La segunda colocación funcional más frecuente con el verbo pono es, como podemos ver en los datos recogidos en el Cuadro 1, metum ponere: configura prácticamente el 10% de los 332 ejemplos de este tipo de predicados en nuestro corpus. Pero esta colocación no interesa únicamente por su frecuencia relativa de aparición en nuestra muestra, sino también porque, a diferencia de spem ponere, donde el verbo se relaciona con el significado y la estructura triargumental de ponere1: ‘poner algo en algún lugar’ (§ IV.3.3), con metus actualiza el marco predicativo biargumental de ponere2, con el significado ‘abandonar / dejar’ (§ IV.3.4), tal como muestran los ejemplos de (1): (1a) talia dicenti neque eum, quem voce rogabat, / respicere audenti ‘quod’ ait, ‘timidissime Phineu, / et possum tribuisse et magnum est munus inerti, / -pone metum!- tribuam (“mientras decía tales palabras sin atreverse a mirar a aquel a quien rogaba, le respondió Perseo: ‘cobardísimo Fineo, lo que te puedo conceder, y es el mayor regalo para un cobarde, te lo concederé (¡no tengas miedo!)’”, Ov. met. 5,319-322) (1b) rex est qui posuit metus (“rey es el que ha dejado los temores”, Sen. Thy. 677) Metum ponere es interesante, además, porque, desde el punto de vista semántico, metus presenta ciertas características comunes con spes (§ V.3), con lo que su análisis nos puede ayudar a entender mejor, por similitud o contraste, las colocaciones de uno y otro sustantivo. Ambos nombres hacen referencia a emociones que surgen en relación a unas expectativas de futuro: si estas son positivas, se siente esperanza; si son negativas, miedo, tal como explica Cicerón en el siguiente pasaje (2): (2) et si spes est expectatio boni, mali expectationem esse necesse est metum (“Y si la esperanza es la espera de un bien, es necesario que el miedo sea la esperanza de un mal”, Cic. TD. 4,80) 280 Es esta estrecha relación entre sus significados la que propicia que, en no pocas ocasiones, en los textos encontremos metus y spes contrapuestos1, como sucede, por ejemplo, en las oraciones de (3): (3a) Fac timeat speretque simul, quotiensque remittes, / spesque magis veniat certa minorque metus (“Procura que tema y que tenga esperanzas al mismo tiempo y, siempre que le contestes, haz que se asegure más su esperanza y sea menor su miedo”, Ov. ars 3,477-478) (3b) Nate post multos mihi / remisse soles, nate suspensae metus / et spes parentis cuius aspectum deos / semper rogaui, cum tuus reditus mihi / tantum esset erepturus, aduentu tuo / quantum daturus (“Hijo, que ahora se me devuelve después de muchos soles, hijo, miedo y esperanza de una ansiosa madre, cuya contemplación siempre he rogado a los dioses cuando tu regreso había de arrebatarme tanto cuanto me habías de dar con tu llegada”, Sen. Phoen. 514-519) Con estas consideraciones previas, podemos ya analizar las características fundamentales –de frecuencia (§ V.4.1) y semántico-sintácticas (§ V.4.2)– de metum ponere, que pondremos en relación con el resto de colocaciones que configura este sustantivo y con el verbo simple metuo (§ V.4.3). V.4.1. Los datos: una colocación frecuente y preferente Como ya hemos visto anteriormente, aún más importante que observar la presencia de un determinado sustantivo predicativo en el corpus de un verbo es analizar el peso que tiene tal verbo en el conjunto de los ejemplos de ese nombre, puesto que esa frecuencia relativa nos proporcionar una visión más completa del grado de preferencia léxica que se da entre ellos (§ III.1.3.2). En el caso concreto de metus, parece evidente, por los datos extraídos del estudio de ponere, que se trata de una combinación recurrente; sin embargo, esta información no nos habla de la incidencia que tiene ponere en el conjunto de los 1 Al respecto, el estudioso de la obra de Tácito Mambwini-Kivuila-Kiaku asegura que “l’expression ‘spes et metus’ est très courante” (1998: 102-103) y denota una tensión psicológica que lleva a algunos de sus personajes a la desesperación y al suicidio. 281 ejemplos adverbales de metus: si es el verbo preferido para actualizar oracionalemente su predicado, si su presencia es marginal comparada con otros verbos, etc. Para este fin, hemos analizado todos los ejemplos desde Plauto a Apuleyo en los que metus aparece en posición argumental2. Con el objetivo de facilitar su lectura, presentamos en el Cuadro 1 los datos de la frecuencia únicamente de los veinte verbos más recurrentes de nuestra muestra: Cuadro 1: frecuencia de los 20 verbos más recurrentes 2 Es decir, los ejemplos en los que metus funciona como primer argumento en nominativo, como segundo argumento en acusativo o ablativo, o cuando forma parte de sintagmas preposicionales que en función de tercer argumento. metum + Plaut. Ter. C ic. C aes. Tib. Sall. V erg. H or. Liv. Prop. O vid. Sen. Plin Sen. Q uint. Stat. Tac. Plin. Iuv. Suet. A pul. Total % pono 1 18 3 4 2 1 29 5,5 facio 4 4 4 1 3 16 3 inicio 3 1 3 1 3 11 2,1 Tollo 7 2 1 1 11 2,1 sum in-abl. 4 3 1 2 10 1,9 demo 1 1 2 2 1 7 1,3 augeo 2 3 1 1 7 1,3 solvo 4 1 1 6 1,1 habeo 1 1 3 1 6 1,1 simulo 1 4 5 0.9 excutio 1 1 3 5 0.9 praebeo 3 2 5 0.9 amoveo 1 1 1 1 4 0.7 invadit 4 4 0.7 fingo 1 1 1 1 4 0.7 adduco in- ac. 1 1 1 1 4 0.7 affero 2 1 1 4 0.7 Total 4 5 15 3 1 7 5 2 24 1 34 12 1 3 6 9 2 3 1 138 26,1 otros v. col. 9 4 17 - - 8 5 2 22 - 17 33 6 12 16 20 6 4 - 181 34,2 total col. 13 9 32 3 1 15 10 4 46 1 51 45 7 15 22 29 8 7 1 319 60,3 otros v. 4 - 41 1 - 7 7 - 24 2 8 51 3 13 13 19 10 4 3 210 39,7 Total 17 9 73 4 1 22 17 4 70 3 59 96 10 28 35 48 18 11 4 529 100 metuo 149 70 13 55 34 282 De una interpretación, aunque superficial, de los datos, podemos extraer algunas conclusiones interesantes que tienen que ver con la relación léxica entre metus y los verbos recogidos en el Cuadro 1, con especial atención a ponere: (i) En el conjunto de nuestra muestra, más de un 60% de los 529 ejemplos de metus en posición argumental constituye colocaciones funcionales, lo que indica que se trata de un sustantivo que, como la mayor parte de los nombres predicativos, tiene como una de sus funciones principales el participar en este tipo de construcciones. (ii) A pesar de las diferencias en el uso entre unos autores y otros, a veces motivadas por la renovación de las expresiones a lo largo de los siglos, otras por el registro o por el propio contenido de las obras, lo cierto es que los 17 verbos recogidos en el cuadro suponen más de una cuarta parte (26,1%) de todos los ejemplos de metus, lo que hace pensar que estamos ante combinaciones frecuentes y preferentes, es decir, ante colocaciones. (iii) Por último, los datos de este cuadro vienen a confirmar que existe una selección léxica preferente y restringida entre metus y ponere, puesto que de las diferentes maneras que el latín podría emplear para hacer referencia al predicado ‘abandonar el miedo’ con el sustantivo metus, elige, por encima de cualquier otro (solvo, tollo, amoveo), el verbo pono (§ V.2.2.3.4). V.4.2. Semántica y sintaxis de metum ponere Puesto que, como es bien sabido, las colocaciones verbo-nominales funcionales son predicados complejos, en su análisis es imprescindible el estudio de cada uno de sus constituyentes por separado, para poder entender la naturaleza de la relación que se establece entre ellos. Así pues, en este epígrafe, además de analizar los distintos significados de metus y su estructura argumental (§ V.4.2.1), describiremos las características semánticas y sintácticas de ponere en esta colocación (§ V.4.2.2) y el vínculo que une a verbo y nombre (§ V.4.2.3). Y, dado que el objetivo de este trabajo no se reduce al análisis aislado de la colocación, sino en el conjunto de la órbita colocacional de metus, estudiaremos, de forma 283 breve, el resto de verbos con los que se combina este sustantivo y su relación con el verbo simple metuo (§ V.4.3). V.4.2.1. Análisis semántico de metus3 Ya hemos observado (§ V.3.2.1) que no es el sustantivo sino distintas acepciones de este las se actualizan mediante la selección de los verbos colocativos: el nombre latino quaestio, por ejemplo, emplea verbos funcionales distintos según signifique ‘investigación, interrogatorio’ (ferre) o ‘tema, asunto’ (tractare), como muestran los ejemplos de (4): (4a) si is [Pompeius] inquam potuisset aut quaestionem de morte P. Clodi ferre aut ipsum ab inferis excitare, utrum putatis potius facturum fuisse? (“si el propio Pompeyo –he dicho- hubiera sido capaz alguna vez de llevar a cabo una investigación acerca de la muerte de Clodio, o de rescatarle de entre los muertos, ¿qué crees que hubiera preferido hacer?”, Cic. Mil. 79) (4b) hoc igitur potissimum loco tractanda quaestio est, utilius ne sit domi atque intra privatos parietes studentem continere, an frequentiae scholarum et velut publicis praeceptoribus tradere (“Así pues, este es el lugar idóneo para discutir sobre la cuestión de si es mejor para él que estudie de forma privada en casa, o en escuelas populares con preceptores públicos”, Quint. inst. 1,2,1) Resulta, pues, imprescindible determinar en este punto cuáles son las principales acepciones de metus en latín para poder estudiar en profundidad sus colocaciones y el lugar que ocupa metum ponere entre ellas. Pues bien, el sustantivo latino metus es, igual que spes o quaestio, polisémico. Si tomamos como referencia las traducciones que nos ofrecen los principales diccionarios4, que recogemos de forma resumida en el Cuadro (2), este nombre cuenta con los siguientes significados: 3 El sustantivo predicativo metus ha sido objeto de múltiples estudios, la mayoría centrados en sus valores, lingüísticos o filosóficos, en Tácito. Al respecto, remitimos al Lexicon Taciteum de Gerber- Greef (1903-1933: 826-829), a los trabajos lexicológicos de Conde (1983, 1990, 1991a, 1991b), al breve artículo de Magallón (1994), en el que analiza el léxico del temor en este autor desde una perspectiva semántico-funcional, y a Mambwini-Kivuila-Kiaku (1998), cuyo estudio se centra en la naturaleza filosófico-psicológica del término. 4 Hemos consultado el Gaffiot, el Lewis and Short y el Oxford Latin Dictionary. 284 Cuadro 1: Traducciones del término metus en los diccionarios Diccionario Traducción Gaffiot I. Crainte, inquiétude, anxiété: esse in metu: être dans les alarmes II. Crainte religieuse, effroi religieux III. Objet de crainte Lewis & Short I. Lit. A. Fear, dread, apprehension, anxiety in metu esse: to be in fear, be fearful metum habere: to entertain fear, be afraid metum concipere / capere / accipere: to become afraid metum facere / inicere / incutere / inferre / offerre / afferre alicui: to make afraid, put in fear, frighten metu territare: to alarm greatly, fill with fear metum adimere / levare / deicere alicui: to take away, remove fear metum solvere: to remove, dismiss B. Poet. religious awe, holly dread. Poetic awe. II. Transf. A. Conor., a cause of fear, terror B. Personified OLD I. Fear (of what may happen), alarm, apprehension b. an instance of this emotion c. in metu esse: to be in a state of alarm. Also, to be an object of apprehension d. (abl.) from fear, in alarm e. ref. to the exploitation of fear II. Fear or apprehension defined: a) by obj. gen b) by a ne clause c) by acc + inf. III. Anxiety for the safety (of), fear (for) IV. (usu. with genitive) fear, dread (of a person or thing regarded as a source of danger) b. (in good sense) awe, veneration V. A ground for alarm, a risk, threat b. (quasi-concr.) an objet of dread 285 Para simplificar estos datos, las acepciones de los diccionarios se reducen a dos significados básicos que presentamos a continuación (a-b) e ilustramos con los ejemplos (5) y (6): a) Emoción negativa experimentada ante la idea (real o imaginaria) de que existe un peligro5: (5a) merc. Clare advorsum fabulabor, hic auscultet quae loquar; igitur magis demum maiorem in sese concipiet metum (“Voy a hablar en alto, para que me oiga lo que digo. Verás cómo le entra así todavía más miedo”, Plaut. Amph. 300) (5b) ex his quaeque creari, / hasce secundum res animi natura videtur / atque animae claranda meis iam versibus esse / et metus ille foras praeceps AcheruntisY agendus, / funditus humanam qui vitamX turbat ab imo / omnia suffundens mortis nigrore neque ullam / ese voluptatem liquidam puramque relinquit (“después de estas cuestiones parece que tengo en mis versos que aclarar la naturaleza del espíritu y la del alma, y echar fuera de cabeza al consabido miedo del Aqueronte que de raíz altera la vida humana manchándolo todo desde su asiento con el negror de la muerte, sin dejar que haya ningún gozo limpio”, Lucr. 3,37) 5 Entendemos dentro de este significado los usos de metus que hacen referencia al ‘respeto religioso experimentado ante la posibilidad de la ira de los dioses’. En realidad, ya en los autores latinos encontramos comentarios y definiciones, con distinta naturaleza y objetivos, del término metus. Estas se centran, sobre todo, en dos ideas: (i) que se trata de una emoción provocada por la espera de algo negativo, como vemos en los ejemplos de Cicerón y Varrón respectivamente: est enim metus futurae aegritudinis sollicita exspectatio (“el miedo es la espera ansiosa de una aflicción que está por venir”, Cic. Tusc. 5,52), metuere a quodam motu animi, cum id quod malum casurum putat refugit mens (“el temer tiene su denominación por un cierto movimiento del espíritu cuando huye la mente del mal que considera que va a suceder”, Varr. Ling. Lat. 6,48), y (ii) que metus es el término más neutro, el menos informativo, del campo semántico del temor en latín, pues su significado engloba los del resto de nombres de este campo, como bien se puede comprobar en el siguiente ejemplo de Cicerón (Conde 1993: 27; 1991b: 90): Quae autem subiecta sunt sub metum, ea sic definiunt: pigritiam metum consequentis laboris; terrorem metum concutientem, ex quo fit ut pudorem rubor, terrorem pallor et tremor et dentium crepitus consequatur; timorem metum mali appropinquantis; pavorem metum mentem loco moventem (…); exanimationem metum subsequentem et quasi comitem pavoris; conturbationem metum excutientem cogitata; formidionem metum permanentem (“En cuanto a las perturbaciones que se subordinan al miedo, ellos las definen así: la indolencia es el miedo ante un esfuerzo que se nos va a presentar; el terror es el miedo que nos sobrecoge, eso hace que a la vergüenza le acompañe el rubor, al terror la palidez, el temblor y el castañeteo de los dientes; el temor es el miedo ante un mal que se nos avecina; el pavor es el miedo que pone nuestra mente fuera de sí (…); la consternación es el miedo que sigue y acompaña, por así decir, al pavor; la turbación es el miedo que sobrecoge los pensamientos; el desaliento es el miedo permanente”, Cic. Tusc. 4,19). 286 b) Hechos concretos que provocan la emoción negativa6 (6): (6a) quid stabula memorem dira Bistonii gregis /suisque regem pabulum armentis datum, / solitumque densis hispidum Erymanthi iugis / Arcadia quatere nemora Maenalium suem, / taurumque centum non leuem populis metum? (“¿Y a qué recordar el espantoso establo del rebaño bistonio y al rey entregado como pasto a su propio ganado y el jabalí menalio de pelo erizado, acosturnbrado a asolar los bosques arcadios en las espesas cumbres del Erimanto y el toro, miedo nada liviano para cien pueblos”, Sen. Herc. Fur. 230) (6b) mea sors timetur, sola sum Danais metus (“Lo que temen es que yo les toque en suerte; yo soy la única que da miedo a los Dánaos”, Sen. Troad. 62) Pues bien, de estos dos sentidos de metus, en nuestro corpus es únicamente el sentido abstracto (a) el que selecciona verbos colocativos para habilitarse como predicado oracional. Es decir: todas las colocaciones que hemos aislado con este nombre hacen referencia a la causa, al inicio, al desarrollo o al fin del sentimiento de miedo y no a la concreción del mismo. Es, por tanto, esta acepción de metus la que analizaremos en este apartado. Para ello, empezaremos presentando su estructura actancial: Metus: temor de X de que ocurra Y7 Este esquema nos indica que estamos ante un nombre predicativo que lleva asociado, explícita o implícitamente, dos argumentos: un Sujeto (X), que experimenta angustia, recelo o aprensión a causa de un riesgo o un peligro (Y) que piensa que le va a suceder. Así pues, se trata, como en el caso de spes, de un sustantivo con un componente emocional (‘aprensión’, ‘temor’ a que algo negativo suceda), y uno intelectual (valoración de la probabilidad de que el riesgo potencial se cumpla)8, como se ilustra en (7): 6 Cf. Conde (1991a) para un estudio minucioso de esta acepción en Tácito. 7 Para la delimitación lexicográfica del sustantivo español “miedo”, cf. Sanromán (2003: 122ss.). 8 Así lo interpretan también Conde: “metus supone la consciencia de un peligro o amenaza; media, por tanto, un acto de reflexión” (1983: 41) y Magallón: “el sustantivo metus expresará ‘el proceso fóbico’ dentro de las coordenadas del sujeto, como un fenómeno eminentemente intelectual y autorreflexivo que él en cierto modo controla” (1994: 157). En la misma línea, Wierzbicka define el miedo como: “Fear (X felt fear): X felt something because X thought something. Sometimes a person thinks: (i) I don’t know what will happen; (ii) some bad things can happen; (iii) I don’t 287 (7) trucidaturus fratrem, quem metu venenorum praemuniri medicamentis suspicabatur: ‘antidotum’, inquit, ‘adversus Caesarem? (“Cuando se disponía a hacer asesinar a su primo hermano, pues sospechaba que el miedo a ser envenado le hacía prevenirse tomando fármacos, le espetó: ¿un antídoto contra César?”, Suet. Cal. 29,1) En este ejemplo se hace referencia a una emoción negativa surgida ante la expectativa de un peligro futuro: la de Tiberio Gemelo, primo de Calígula, (X) de ser envenenado (Y). El miedo de Tiberio era obvio, pues conocía la atrocidad con la que actuaba el emperador (‘memento’, ait, ‘omnia mihi et in omnis licere’, Suet. Cal. 29,1) y se sabía uno de sus posibles objetivos. Con el fin de estudiar la expresión sintáctica de estos dos actantes obligatorios de metus cuando funcionan como complementos adnominales, hemos llevado a cabo el análisis de las 214 apariciones de esta acepción del sustantivo en una muestra compuesta por las Epistulae ad Atticum, las Epistulae ad familiares y las Verrinas de Cicerón (106 ejs.), todas las tragedias de Séneca (72 ejs.) y De vita Caesarum de Suetonio (36 ejs.)9. Respecto del primer actante (X), el Experimentante de la emoción, no hemos encontrado en nuestro corpus ningún ejemplo en el que se exprese adnominalmente. En cuanto al segundo actante del miedo (Y), aquello que se teme que suceda, se codifica en estas obras mediante cinco estructuras distintas, que mostramos en el siguiente listado e ilustramos con los ejemplos de (8) a (12): 1. Sin complemento (155 ejemplos) 2. Con un sustantivo en caso genitivo (54 ejemplos) 3. Con el sintagma preposicional de + ablativo (2 ejemplos) 4. Con una oración subordinada completiva introducida por ne (2 ejemplos) 5. Con una construcción AcI (1 ejemplo) want this things to happen; (iv) I want to do something because of this if I can; (v) I don’t know if I can do anything. When this person thinks this this person feels something bad. X felt like this because X thought something like this. 9 La selección de estas obras surge de la necesidad de analizar la expresión de esta acepción de metus en una pequeña muestra que comprendiera diferentes registros, géneros y épocas. 288 (8) Ecce quam miserum metu / cor palpitat pectusque sollicitum ferit (“Mira cómo palpita de miedo mi pobre corazón y sacude en su inquietud mi cuerpo”, Sen. Herc. furens 1298) (9) Virgarum metu Agyrinenses quod imperatum esset facturos se esse dixerunt (“Por miedo a las varas, los agirinenses dijeron que harían lo que se les había mandado”, Cic. Ver. 2,3,70) (10) me et meorum malorum maeror et metus de fratre in scribendo impedit (“pero la tristeza de mis males y el temor por mi hermano no me dejan escribir”, Cic. Att. 3,9,3) (11) Britannicum non minus aemulatione vocis, quae illi iucundior suppetebat, quam metu ne quandoque apud hominum gratiam paterna memoria praevaleret, veneno adgressus est (“Envenenó a Británico, tanto por envidia de su voz, que era muy agradable, como por temor de que algún día el recuerdo de su padre le hiciera prevalecer en el favor de los hombres”, Suet. Nero 33,44) (12) qua cognita re optimates, quos metus ceperat nihil non ausurum eum in summo magistrate concordi et consentiente collega, auctores Bibulo fuerunt tantundem pollicendi, ac plerique pecunias contulerunt, ne Catone quidem abnuente eam largitionem e re publica fieri (“Al conocer la noticia, los optimates, temiendo que no hubiera nada a lo que César, elevado a la suprema magistratura, no se atreviera contando con un colega bien avenido y en perfecta concordia con él, aconsejaron a Bíbulo que prometiera otro tanto, y los más cooperaron con dinero, afirmando hasta el propio Catón que esta liberalidad se hacía en beneficio del Estado”, Suet. Iul. 19,1) Como también sucede con spes (§ V.3.2.1.2), en la gran mayoría de los ejemplos (casi un 75% del total analizado) no se explicita el complemento Y. En estos casos, sin embargo, podemos recuperar el objeto del miedo por el contexto: en (8), por ejemplo, Anfitrión, el padre de Hércules, pronuncia estas palabras al ver a su hijo fuera de sí, suplicando que le den sus armas para darse muerte como castigo por haber matado a Mégara y a sus hijos. Es, pues, la posibilidad de que el héroe acabe con su vida la que genera miedo en Anfitrión. En cuanto al complemento ilustrado en (10), el sintagma preposicional de + ablativo, conviene señalar que hace referencia a un temor cuyo objeto es el potencial daño o riesgo que corre una persona que no es el Experimentante de la emoción (miedo por alguien): en este caso, Cicerón lo siente por su hermano (de fratre). 289 V.4.2.2. Ponere: verbo con valor aspectual terminativo La colocación metum ponere, la más frecuente en nuestro corpus con el sustantivo metus, puede parafrasearse en español por ‘dejar de tener miedo’ o ‘perder el miedo’, como podemos interpretar de ejemplos como los de (13): (13a) Pone metum! Nihil hic iterum iurabis amanti; / promissam satis est te semel esse mihi (“No tengas miedo, que aquí no vas a jurar otra vez nada a tu amante; es bastante con que una vez te hayas prometido a mí”, Ov. epist. 20,1) (13b) necdum positus metus aut redierat plebi spes: rursum grassatus ignis patulis magis urbis locis (“mas el miedo no había desaparecido ni vuelto una ligera esperanza cuando el fuego cobró nuevamente cuerpo por las zonas más despejadas de la ciudad”, Tac. ann. 15,40,4) Metum ponere focaliza, como vemos, la desaparición del sentimiento de miedo: es, por decirlo en otras palabras, una colocación funcional con aspecto terminativo (§ II.2.3.2). En esta colocación, metus selecciona el marco predicativo de ponere2 por disponer de una estructura argumental (Sujeto-Objeto) y un significado (‘dejar / abandonar’) que, como analizaremos, resultan propicios para expresar el fin del sentimiento al que se refiere. Del mismo modo, esta acepción de ponere es la elegida por nombres abstractos como vita o bellum para focalizar el cese de los eventos que predican, como ilustran los ejemplos de (14) y (15), respectivamente: (14) Delphici responso erutusque eodem loco sepultus ubi vitam posuerat. (“se le desenterró para el responso de Apolo Délfico y después fue sepultado otra vez en el mismo sitio donde había perdido la vida”, Nep. Paus. 5,5) (15) At rex postero die Asparem Iugurthae legatum appellat dicitque sibi per Dabarem ex Sulla cognitum, posse condicionibus bellum poni (“El rey, al día siguiente, llama a Aspar, el enviado de Yugurta, y le dice que ha tenido por medio de Dabar noticias de Sila, según las cuales podría ponerse fin a la guerra por convenio”, Sall. Iug. 112,1) Pues bien, en este tipo de colocaciones, el significado de ponere2 adopta una lectura figurada: de ‘abandonar’ o ‘quitar algo de un lugar’ pasa a referir 290 ‘dejar de sentir una emoción’ o ‘terminar de desarrollarse un evento’, como se aprecia de la comparación de los ejemplos (16) y (17): (16) De coronatis, cum sororis tuae filius a patre accusatus esset, rescripsit se coronam habuisse honoris Caesaris causa, posuisse luctus gratia (“Respecto a los portadores de coronas, el hijo de tu hermana, al ser acusado por su padre, contestó que él la había llevado en honor de César y se la había quitado en señal de duelo”, Cic. Att. 14,19,3) (17) pars, o Telethusa, mearum, / pone graves curas mandataque falle mariti (“Oh Telethusa, parte de mis seguidoras, deja tus grandes pesares y falta a los mandatos de tu marido”, Ov. met. 9,697) Obviamente, las preocupaciones –curae– no se quitan de ningún lugar físico (17) –como así sucede con la corona (16)–, sino que se dejan de sentir. El mecanismo cognitivo por el que un concepto abstracto –como el fin de metus, vita, bellum o curae– se entiende y se expresa por medio de términos concretos – ponere2–, a menudo relacionados con la experiencia cotidiana, recibe el nombre de metáfora ontológica (Lakoff-Johnson 1980: vi; Sandstörm 2006: 10)10. Este tipo de metáforas son especialmente numerosas, como ya vimos en § II.2.3.2, en colocaciones aspectuales, puesto que tendemos a conceptualizar el momento inicial y el final de una acción o un estado a partir de movimientos de entrada (18a) y salida (18b), de aprensión11 (18c) o pérdida (18d): (18a) Invadit temperantissimos morbus, validissimos pthisis, innocentissimos poena, secretissimos tumultus; (“A hombres muy sobrios les ataca la enfermedad, a los muy vigorosos la tisis, a los muy inocentes el castigo, a los muy retirados la sedición”, Sen. Luc. 91,5) (18b) Nisi hic timor pectore eiectus est, palpantibus praecordis vivitur. (“Si un temor no se expulsa del pecho, uno vive con el pálpito en el corazón”, Sen. Ep. 74.3.5) 10 “A metaphor in which an abstraction, such as an activity, emotion or idea, is represented as something concrete, such as an object, substance, container or person” (Sandstörm, 2006: 10). 11 La Tesis de máster de M.D. González Pérez (e.p.) estudia cómo capio y su compuesto suscipio configuran colocaciones que sirven para expresar, en el polo contrario, un aspecto ingresivo. 291 (18c) quanta est cura in animo, quantum corde capio / dolorem -dolus ne occidat norte pueri (“¡Qué preocupación! Qué dolor siento en el alma…de que mi patraña perezca por la muerte del chiquillo”, Plaut. Truc. 454-455) (18d) nate, licet tristis animo deponere curas (“Hijo mío, ya puedes desechar de tu corazón los cuidados tristes”, Verg. Georg. 4,531) En estas colocaciones, las bases nominales –morbus, phtisis, poena, tumultus, timor, dolor y curae– se combinan con verbos que implican movimientos12 –invadire, eicere o deponere– o aprensión (capere). Movimientos que, por la propia naturaleza abstracta de los nombres, no pueden interpretarse literalmente, sino desde un punto de vista metafórico: ni el dolor ni el temor se mueven en el espacio, pero sí pasan por distintas fases temporales –inicio, desarrollo y final–. Se produce, pues, una proyección del dominio conceptual del espacio (verbos de movimiento) al del tiempo (fases de los eventos) (Kövecses 2002, 2005; Perbellini 2007: 137-143; Soriano 2012: 95): la colocación morbus invadit, por ejemplo, no hace referencia a la invasión literal de la enfermedad, sino a su inicio, del mismo modo que la colocación que estamos analizando, metum ponere, no implica el abandono físico del miedo, sino su final. V.4.2.3. Metum ponere: una colocación funcional Como ya sabemos (§ V.2), el nombre base de una colocación funcional tiende a seleccionar verbos cuya estructura sintáctica sea compatible con su esquema actancial: así, por ejemplo, el sustantivo predicativo basium, que tiene por actantes semánticos un Agente (X) y un Beneficiaro (Y), selecciona dare, el verbo prototípico en latín para expresar la transferencia (Sujeto, Objeto, Indirecto) (19): (19) da mi basia mille, dein centum, / dein mille altera, dein secunda centum, / dein usque altera mille deinde centum (“Dame mil besos y otros cien después. 12 Capio, como otros verbos de adquisición, hace referencia a un desplazamiento centrípeto, es decir, a un movimiento que tiende a la persona que lo provoca (Crous-Gràcia 2015: 171). En este mismo sentido, depono implica el desplazamiento contrario: un movimiento de dentro hacia afuera. 292 Vengan otros mil y tras ellos ciento y quiero que otros mil besos me des terminando después con otros cientos”, Catul. 5,7) Del mismo modo, metus selecciona ponere2 porque la estructura argumental del verbo le sirve de bastidor oracional en el que apoyar sus complementos. En el siguiente Cuadro 3 pueden verse las correspondencias entre uno y otro constituyente: la primera fila muestra los actantes del nombre, la segunda los argumentos sintácticos del verbo funcional, y la última fila recoge el esquema argumental de la colocación: Cuadro 2: Distribución de los actantes semánticos y de los argumentos sintácticos en metum ponere Del examen de los datos de este cuadro se desprende que: (i) La posición de Sujeto sintáctico de la colocación se corresponde con el Experimentante de metus (X). Se da, por tanto, correferencialidad entre el primer actante del sustantivo y el primer argumento del verbo, característica prototípica de las colocaciones verbo-nominales funcionales (§ III.2.1.1). (ii) El sustantivo metus, base semántica de la colocación, ocupa una casilla argumental: actúa formalmente como el Objeto Directo del verbo funcional. (iii) Por último, respecto del segundo actante del nombre, aquello que se teme que suceda (Y), no tenemos datos en nuestro corpus, pues en ninguno de nuestros ejemplos se especifica el objeto del miedo, tal y como se ilustra en (20): Metus Experimentante (X) Objeto (Y) ponere2 Sujeto Objeto metum ponere Sujeto Objeto: metum 293 (20a) fit quoque longus amor, quem diffidentia nutrit: / hunc tu si quaeres ponere, pone metum! (“también se hace prolongado un amor si lo alimenta la desconfianza: si tú pretendes ponerle fin, pon fin a tu temor”, Ov. rem. 544) (20b) Pone metum, Cerinthe: deus non laedit amantes (“Depón tu temor, Cerinto, el dios no daña a los amantes”, Tib. 3,10,15) Podemos decir, pues, que la estructura biargumental transitiva de ponere2 es muy apropiada para convertir el sustantivo metus en núcleo predicativo de una colocación, puesto que le proporciona las casillas sintácticas necesarias -Sujeto, Objeto- para la expresión de su primer actante –Experimentante– y del propio sustantivo (que ocupa la posición del Objeto). Ahora bien a pesar de que comparten la misma estructura sintáctica, metum ponere se diferencia de las combinaciones libres de palabras con el verbo pleno ponere2 en que la colocación muestra un mayor grado de fijación formal entre el nombre y el verbo, muestra de que constituyen una unidad de sentido. Uno de los parámetros que nos permite reconocer que una colocación presenta cierto grado de fijación formal es la frecuencia con la que el nombre aparece adyacente al verbo (Baños 2012: 43; Mendózar 2015: 18). En el caso de metum ponere la fijación es muy significativa: en 26 de los 29 ejemplos de nuestro corpus verbo y nombre son contiguos, como se ilustra en (21): (21a) obstipui, gelidusque comas erexerat horror, / cum mihi ‘pone metum!’ nuntius ales ait, / ‘arbiter es formae’ (“Me quedé atónito, y un frío horror tenía erizados mis cabellos, cuando el mensajero me dijo así: ‘deja tu miedo: eres juez de belleza’”, Ov. epist.20,1) (21b) coniugis ille suae conplexus colla lacertis, / finiat ut poenas tándem, rogat ‘in’que ‘futurum / pone metus’ inquit (“Él, rodeando con los brazos el cuello de su esposa, le ruega que ponga fin al castigo: ‘olvida tus temores por el futuro’”, Ov. met.1,736) En las tres oraciones restantes, entre la base y el colocativo media solo una palabra (un vocativo) o dos (vocativo y conector), como vemos en (22a) y (22b) respectivamente: 294 (22a) Pone, Perilla, metum; tantummodo femina nulla / neve vir a scriptis discat amare tuis (“Depón, Perila, tu miedo: cuida solo de que ni hembra alguna ni varón aprenda a amar empujado por tus escritos”, Ov. trist. 3,7,29) (22b) pone tamen, Troiane, metum: potiere petitis / Elysias que domos et regna novissima mundi / me duce cognosces simulacraque cara parentis (“Pero no temas, Troyano, obtendrás lo que pides, y conducido por mí visitarás el último de los reinos del mundo y el querido espectro de tu padre”, Ov. met. 14,110) Otro de los rasgos que nos ayuda a reconocer el grado de fijación formal de una colocación es, como ya hemos mencionado previamente (§ III.3), la ausencia (o la mínima presencia) de modificadores acompañando al nombre: cuantas menos variaciones sufra el nombre más cohesionado estará el conjunto. En este sentido, de nuevo, metum ponere presenta un grado elevado de fijación interna, puesto que en 26 de los 29 ejemplos del corpus (89,6%) aparece el nombre sin modificar. De las tres oraciones restantes, son especialmente interesantes los adjetivos de (23a) y (23b): (23a) pulchros, regina, piosque / pone metus! (“tus bellos, reina, y piadosos miedos deja”, Ov. met. 11,390) (23b) quid, anime demens, refugis? externos times? / domus timenda est: pone iam trepidos metus, / Oresta: amici fida praesidia intuor (“¿Por qué, alma insensata, huyes? ¿Temes a los de fuera? A los de casa es a los que hay que temer. Deja ya esos temores que te hacen temblar, Orestes, estoy viendo el seguro refugio de unamigo”, Sen. Agam. 916) (23c) atque adeo ut omnem pro me metum ponas, accipe temperiem caeli, regionis situm, villae amoenitatem (“pero para que tú abandones cualquier temor respecto de mí, escucha cuál es la naturaleza del clima, la condición del lugar, la amenidad de la villa”, Plin. ep. 5,6,3) Los adjetivos que concuerdan con el sustantivo metus en (23a) –pios y pulchros– en realidad hacen referencia al Experimentante de la emoción, en este caso a regina: los miedos son bellos y piadosos porque bella y piadosa es la persona que los siente. Por su parte, trepidos, en (23b), manifiesta una de las consecuencias físicas directas del sentimiento de miedo: el temblor. Así pues, en 295 tanto que estos adjetivos no afectan de forma exclusiva al nombre, sino a diferentes aspectos del evento predicado, no varían el grado de fijación formal de la colocación. V.4.3. Órbita colocacional de metus Como estamos viendo, el verbo más importante con metus es, sin duda, ponere: es el que aparece en más ocasiones y el que repiten más autores en diferentes épocas (junto con facere). Pero no es el único que forma colocaciones. La mayoría de los 16 verbos más frecuentes con metus, recogidos en del Cuadro (1) denotan, también, distintos momentos o procesos del sentimiento: el miedo puede sentirse (habere, in metu esse), puede ser provocado por una causa externa (facere, inicere, praebere, afferre, in metum adducere) y un agente externo puede forzar su desaparición (demere, tollere, excutere) o su aumento (augere). Respecto de su duración y fases, el miedo puede empezar (metus invadit) y puede acabar (predicado para el que se emplean, además de ponere, los verbos solvere, amovere y tollere). De la relación de colocaciones que acabamos de ofrecer se desprende que los autores latinos disponían de varias alternativas para casi todos los predicados semánticos con metus, unas veces con pequeñas diferencias de significado, otras prácticamente sinónimas. Lo mismo ocurre en español: un predicado como sufrir una decepción puede expresarse con distintas colocaciones no completamente equivalentes: recibir / tener / llevarse / experimentar una decepción. Pues bien, en las páginas que siguen vamos a presentar y a analizar brevemente las distintas colocaciones con metus que presentan variantes. Nos limitaremos a ilustrarlas con ejemplos y a señalar, en algunos casos, las diferencias de empleo más significativas, allí donde resultan más o menos evidentes. V.4.3.1. ‘Causar que alguien tenga miedo’ Una de las situaciones más frecuentes con el sustantivo metus es la que expresa una extensión diatética causativa (§ II.2.3.3.2): la idea ‘causar que alguien 296 tenga miedo’ o ‘provocar miedo en alguien’: metum facere, inicere, praebere, afferre e in metum adducere confluyen para expresar un contenido similar, aunque con diferencias entre autores, géneros o construcción sintáctica. En el siguiente Cuadro (4) mostramos la distribución por autores de estas cinco extensiones causativas: Cuadro 4: variantes de 'causar que alguien tenga miedo' La colocación causativa preferente para este predicado es, con diferencia, metum facere, aunque Cicerón –igual que César, Plinio y Suetonio– no la emplea, y prefiere en cambio metum inicere, metum afferre e in metum adducere. Livio y Ovidio innovan al emplear metum praebere, y Tácito, fiel a su estilo, presenta variación de formas. Los ejemplos de (24a-e) ilustran cada una de estas cinco colocaciones causativas: (24a) et ipsae minae metum fecerant expertis Gallica clade quam intutam urbem incolerent (“y la sola amenaza había provocado el pánico de aquellos que con el desastre de los Galos habían experimentado lo poco segura que era la ciudad que habitaban”. Liv. 9,41,11) (24b) quod ubi Romam est nuntiatum, maestitiam omnibus, senatui curam metumque iniecit, ne tum vero sustineri nec in urbe seditio nec in castris posset et tribuni plebis velut ab se victae rei publicae insultarent (“la noticia de esto, llegada a Roma, llenó a todos de tristeza y al senado de preocupación y temor a que, entonces, no se pudiese ya contener la sedición en la ciudad ni en el campamento, y que los tribunos de la plebe se insolentasen como si hubiesen ellos vencido al Estado”, Liv. 5,7,4) metum + C ic. C aes. Liv. O vid. Sen. Plin. Sec Q uint. Tac. Suet. Total facio 4 4 4 1 3 16 inicio 3 1 3 1 3 11 praebeo 3 2 5 in m. adduco 1 1 1 1 4 affero 2 1 1 4 Total 6 1 11 6 5 1 1 6 3 40 297 (24c) dilectus acerbitate consternati, retentis conquisitoribus metum defectionis cum praebuissent (“soliviantados por el rigor del llamamiento a filas, habían retenido a los reclutadores haciendo temer una defección”, Liv. 21,11,13) (24d) Ita est, mi Lucili, cito accedimus opinioni, non coarguimus illa quae nos in metum adducunt (“Así es, querido Lucilio: fácilmente nos sumamos a la opinión pública, no sometemos a crítica los motivos que nos impulsan al miedo”, Sen. ep. 13,8,6) (24e) sed magnitudo facinoris metum, prolationes, diversa interdum consilia adferebat (“Pero lo monstruoso del crimen provocaba miedos, retrasos y, de vez en cuando, decisiones contradictorias”, Tac. ann. 4,3,20) No resulta fácil establecer diferencias de significado, al menos en nuestro corpus, entre estas colocaciones, especialmente teniendo en cuenta el escaso número de ejemplos con los que contamos de metum praebere, afferre e in metum adducere. Pero, además de las diferencias de empleo entre los distintos autores de uno u otro verbo, lo que sí resulta evidente es que metum facere es la variante causativa más general: por una lado, expresa el significado más neutro de estos cinco verbos, y, por otro, es el predicado más empleado por autores latinos en diferentes épocas y géneros. Conviene, además, hacer una puntualización respecto de metum inicere. Esta colocación presenta, en nuestro corpus, dos variantes diatéticas: puede presentarse en activa, focalizando el punto de vista del Agente o Causa del miedo (variante causativa), como hemos visto en (24b), o puede adoptar la perspectiva inacusativa con metus como Sujeto Paciente, y en ese caso se refiere al inicio del sentimiento del miedo (variante inacusativa – incoativa), como ilustran los ejemplos de (25): (25a) hoc iniecto metu iudicibus novo more (“una vez introducido el miedo entre los jueces de este modo inédito”, Cic. Verr. 2,2,67) (25b) excidio Uspensium metus ceteris iniectus, nihil tutum ratis (“con la matanza de los de Uspe se provocó el miedo en los demás, quienes pensaban que no había nada seguro”, Tac. ann. 12,17,6) Ambas posibilidades se distribuyen en nuestra muestra con una frecuencia similar: 5 ejemplos causativos y 6 inacusativos-incoativos. 298 Para manifestar el ‘inicio del miedo’, además de las formas pasivas de inicere, metus selecciona, como vemos en los ejemplos de (26), el verbo invadire, con el que conforma una colocación de uso exclusivo de Salustio (4 apariciones): (26a) Adherbalem omnisque, qui sub imperio Micipsae fuerant, metus invadit (“El miedo invade a Aderbal y a todos los que habían estado bajo el poder de Micipsa”, Sall. Iug. 13,1) (26b) in Numidiam Bomilcarem dimittit, veritus, ne relicuos popularis metus invaderet parendi sibi (“envía en secreto a Numidia a Bomílcar, temeroso de que el miedo a obedecerle se adueñase del resto de sus paisanos”, Sall. Iug. 35,9) (26c) Sed ubi ea Romae conperta sunt, metus atque maeror civitatem invasere (“mas cuando estos hechos se conocieron en Roma, el miedo y la tristeza invadieron a la ciudad”, Sall. Iug. 39,1) V.4.3.2. ‘Causar que alguien deje de sentir miedo’ Para expresar el contenido contrario, ‘causar que alguien deje de sentir miedo’, el sustantivo metus selecciona los verbos demere, tollere y excutere. Y es que, como hemos visto con spes (§ V.3.3.2), ciertos verbos causativos tienen la capacidad de expresar un valor aspectual terminativo. Pues bien, en este caso, tal como ilustran los datos del Cuadro 5, no existe una colocación preferente: Cuadro 5: variantes de 'causar que alguien deje de sentir miedo' metum + Ter. C ic. C aes. Liv. O vid. Sen. A pul. Total demo 1 1 2 2 1 7 tollo 2 1 1 1 5 excutio 1 3 4 Total 1 2 1 3 6 2 1 16 299 En términos absolutos, se emplea con más frecuencia metum demere (27a), colocación que es, además, la más constante en el tiempo (de Terencio a Apuleyo). La variante metum tollere (27b), sin diferencia apreciable de significado con la anterior, se documenta únicamente en el s. I a.C. Por último, metum excutere (27c) es una novedad de Ovidio y Livio: (27a) mansit ut duarum rerum gravissimarum hominibus metum demeret, mortis et carceris (“permaneció a fin de quitar a los hombres el temor a dos males gravísimos: la muerte y la cárcel”, Sen. ep. 24,5,1) (27b) deleatis ex animo suo suscipionem omnem metumque tollatis (“para que borréis de su alma todo recelo y le quitéis el miedo”, Cic. Rosc. 6,10) (27c) excussere metum violenti iussa parentis / erigor et capio tela tremente manu (“el mandato de mi violento padre me quitó el miedo, me levanto y tomo el arma con mano temblorosa”, Ov. ep. 14,43) V.4.3.3. ‘Dejar de sentir miedo’ De todos los predicados transitivos con el sustantivo metus de nuestro corpus, el más frecuente es el que expresa la idea ‘dejar de sentir miedo’, gracias, sobre todo, a que metum ponere, la colocación más recurrente de las estudiadas, forma parte de este grupo. En el siguiente Cuadro (6) se ilustran las distintas variantes utilizadas para esta extensión aspectual terminativa: Cuadro 6: variantes de 'dejar de sentir miedo' De las cuatro posibilidades para dar cuenta del final del sentimiento de miedo, metum ponere y metum solvere son las preferidas por los autores que escriben en verso: excepto en tres ejemplos en prosa (y dos de ellos en un autor metum + Ter. C ic. C aes. Tib. V erg, H or. O vid. Sen. Q uint. Stat. Tac. Plin. Iuv. Total pono 1 18 3 4 2 1 29 solvo 4 1 1 6 tollo 5 1 6 amoveo 1 1 1 1 4 Total 1 6 1 1 4 1 18 3 1 5 3 1 45 300 como Tácito, caracterizado precisamente por una prosa “poética”), ponere aparece siempre en poesía (es el elegido, con diferencia, por Ovidio, Tibulo y Estacio) y en las tragedias de Séneca. A su vez, metum solvere es una colocación exclusiva de los poetas Virgilio y Horacio, como muestran los ejemplos de (28): (28a) tum breviter Dido vultum demissa profatur: / ‘solvite corde metum, Teucri, secludite curas’ (“entonces, con el rostro vuelto a tierra, Dido habla brevemente: ‘librad vuestro ánimo de temores, Troyanos, desechad vuestros cuidados’”, Verg. Aen. 1,561) (28b) curam metumque Caesaris rerum iuvat / dulci Lyaeo solvere (“las cuitas y temores por la causa de César apetece diluirlas en la dulzura de Lieo”, Hor. epod. 9,37) Las otras dos variantes aspectuales terminativas son específicas de la prosa: metum tollere es el predicado escogido preferentemente por Cicerón (5 ejemplos), y metum amoveo por autores como Quintiliano y Tácito13, como vemos en los ejemplos (29) y (30), respectivamente: (29) discedant in Italia omnes ab armis, metus e civitate tollatur, libera comitia atque omnis res publica senatui populoque Romano permittatur (“que abandonen las armas en Italia, que cese el terror en la ciudad, que la libertad de los comicios y la plena administración del Estado se entreguen al senado y al pueblo romano”, Caes. civ. 1,9,5) (30) ut metus suos senatui fateretur amoverique sineret (“que se pidiera al príncipe que manifestara al senado sus temores y permitiera que se acabara con ellos”, Tac. ann. 4,71). A propósito de metum tollere, nos gustaría detenernos en los dos usos distintos que hemos postulado con este verbo, el causativo (extensión diatética) y el terminativo (extensión aspectual), ya que los dos valoresa están en distribución complementaria. Se trata de una colocación causativa cuando metum tollere aparece en activa y focaliza el punto de vista del Sujeto-Agente de la predicación, 13 Solo una de las cuatro apariciones de metum amovere no está en prosa: id voluit nos sic necopinantis duci falso gaudio, / sperantis iam amoto metu, interoscitantis opprimi, ne esset spatium cogitandi ad disturbandas nuptias (“él quiso realmente entretenernos con este falso gozo, y asegurarnos quitándonos el miedo, para después saltearnos descuidados, de manera que no tuviésemos lugar de buscar traza con que estorbar el casamiento”, Ter. And. 181). 301 como hemos visto en (27b) e ilustramos en (31); y funciona con valor aspectual terminativo siempre que tollere adopta la perspectiva inacusativa, es decir, en pasiva con metus como Sujeto Paciente, como en el ejemplo de (29) o en (32): (31) horrueram tacitoque animum pallore fatebar; / tum dea, quos fecit, sustulit ipsa metus (“en ese momento, la diosa me quitó el miedo que ella misma me había provocado”, Ov. Fast. 6,20) (32) non ego metum ex re militari, non severitatem imperi, non poenam flagiti tolli dico oportere (“no afirmo que convenga eliminar el miedo de la disciplina militar, la severidad del mando, el castigo de la infamia”, Cic. Verr. 2,5,133) V.4.3.4. ‘Sentir miedo’: CVS y verbo simple (metuo). Por último, resulta interesante comprobar que las colocaciones funcionales de sentido más general y básico con metus, las construcciones con verbo soporte in metu esse y metum habere, son muy poco productivas en nuestro corpus. En el siguiente Cuadro (8) mostramos su escasa frecuencia (entre las dos suman 16 ejemplos) y las ilustramos en los ejemplos de (33) y (34): Cuadro 7: variantes de 'sentir miedo' (33a) Quid istuc novi est? / demiror quid sit et quo evadat sum in metu (“¿Qué novedades son esas? ¡Qué cosas! Temblando estoy, no sea que me vaya a salir por peteneras”, Plaut. asin. 51) metum + Plaut. Ter. H or. Liv. Prop. O vid. Sen. Total in m. esse 4 3 1 2 10 habeo 1 1 3 1 6 Total 4 3 1 3 1 3 1 16 302 (33b) ad hoc cum succlamatum esset duplici quidem vallo et fossa et tamen in ingenti metu esse (“a esto exclamaron todos a una que tenían empalizada y foso, y además dobles, y sin embargo tenían miedo pánico”, Liv. 10,25,7) (34a) sed me timor ipse malorum / saepe supervacos cogit habere metus (“pero el propio temor de mis desgracias me obliga a tener un miedo infundado”, Ov. pont. 2,7,6) (34b) vulneribus didicit miles habere metum (“el soldado aprende de las heridas a tener miedo”, Prop. 3,11,6) La principal diferencia entre estas dos construcciones con verbo soporte, cuyos matices de significado son prácticamente inapreciables, es de carácter temporal: mientras que in metu esse es la colocación preferida en latín arcaico (especialmente en Plauto) y desaparece en el s. I d.C., metum habere aparece por primera vez en el latín clásico (en Livio) y se extiende hasta el latín posclásico (Séneca). Pero, lo significativo, sin duda de los datos de frecuencia del Cuadro (7) es que metus se combine de forma tan modesta con habere (6 ejemplos) y con esse in (10 ejemplos), cuando son los dos verbos soporte prototípicos que seleccionan los nombres de estado y de cualidades para actualizar su contenido semántico (como sucede con spes). Pues bien, cabe pensar que esta escasa frecuencia de CVS guarde relación con el empleo del verbo simple metuo para expresar el predicado semántico ‘tener miedo’. Para comprobarlo, hemos analizado todas las apariciones de metuo en un corpus que comprende las obras de Plauto, Cicerón, Salustio, Livio y Tácito. En el Cuadro (8) se compara la frecuencia de empleo de in metu esse, metum habere y metuo: 303 Tabla 8: distribución por autores de metum habere, in metu esse y metuo La conclusión es evidente: para ‘tener miedo’ en latín se prefiere, con diferencia, el verbo simple metuo a las expresiones analíticas metum habere e in metu esse. Así es en todos los autores analizados. En Plauto, por ejemplo, de las 153 veces en las que se expresa el predicado ‘sentir miedo’, metuo aparece en 149 de ellas (97,4%), en oraciones como las de (35): (35a) num tibi nam, amabo, ianua est mordax mea / quo intro ire metuas, mea voluptas? (“¡Ay, por favor, cariño! ¿es que piensas que muerde mi puerta, que no te atreves a entrar?”, Plaut. Truc. 353) (35b) nec quicquam grave ac serium ex eo metuas qui suorum ipse flagitiorum proditor non virorum animis sed muliercularum adrepit (“nada grave y serio puede temerse de quien, delator de sus propios crímenes, se insinúa no a los ánimos de los hombres sino al de unas pobres mujeres”, Tac. ann. 3,50) A modo de recapitulación, la idea fundamental que hemos querido ilustrar con este repaso a la órbita colocacional de metus es que las colocaciones funcionales en las que participa este sustantivo son, mayoritamente, de carácter causativo (metum facere, inicere, praebere, afferre e in metum adducere) y terminativo (metum ponere, solvere, tollere y amovere); mientras que las CVS más generales, para expresar el predicado semántico ‘tener miedo’, no son productivas en latín: en tal caso se prefiere, de Plauto a Tácito, el verbo simple metuo. Plaut. C ic. Sall. Liv. Tac. Total in metu esse 4 - - 2 - 10 metum habere - - - 1 - 6 metuo 149 70 13 55 34 321 Total 153 70 13 58 34 337 304 305 CONCLUSIONES La lengua latina es rica en colocaciones verbo-nominales, especialmente con verbos de significado muy amplio y general, del tipo de facio, habeo, ago, capio, do o, como viene a demostrar esta Tesis, también pono. Estas colocaciones son productivas tanto en poesía como en prosa, y en todas las épocas estudiadas, y, además, configuran un importante mecanismo de creación léxica: permiten verbalizar predicados nominales, aportando, en ocasiones, matices aspectuales, diatéticos o de registro. Esta afirmación entra en contradicción con la visión tradicional de los estudios estilísticos (§ II.3.1), que consideraban las colocaciones verbo-nominales (denominadas con nombres muy distintos: expresiones, locuciones, sintagmas recurrentes, etc.) marginales, propias del habla familiar y de los lenguajes técnicos. Aspecto este que propició que no se trataran como objeto específico de estudio hasta hace apenas dos décadas, cuando Flobert (1996) hizo referencia por primera vez a los verbos soporte. Tanto su artículo, como los que inspiró posteriormente, se basan en las características y los criterios de identificación y análisis propuestos para las lenguas modernas, en especial, los desarrollados por la escuela de la Léxico-Gramática para el francés (§. III.3.3). La escasez de estudios dedicados de forma particular a las colocaciones verbo- nominales latinas justificó la necesidad de llevar a cabo un análisis en profundidad de las mismas. Un análisis que tuviera en cuenta tanto las colocaciones léxicas (§ II.2.2), caracterizadas por ser la combinación de un nombre concreto y un verbo con significado léxico, del tipo de castra movere o arma capere (sobre las que prácticamente no hay estudios para el latín), como las funcionales (§ II.2.3), en las que 306 un sustantivo predicativo selecciona un verbo con un significado más abstracto y funcional, como mentionem facere o exemplum dare. En coherencia con esta idea, la presente Tesis se marcó el objetivo de hacer una reflexión teórica acerca de las colocaciones verbo-nominales en latín, a partir del análisis de un grupo de ellas: las que se forman con ponere, por ser uno de los verbos transitivos más frecuentes y de significado más general del latín, y porque predica un tipo de evento esencial en la manera en que percibimos y expresamos nuestra relación con el mundo. Este estudio se ha llevado a cabo en el seno de un grupo de investigación, encabezado por los Dres. Baños y Jiménez, cuyo objetivo último es analizar, de una manera sistemática y exhaustiva, sobre corpus de datos lo más amplios posibles, las colocaciones verbo-nominales en lengua latina y griega (§ II.3.3.1). A partir de esta premisa y teniendo en cuenta que tanto el latín como el griego clásico son lenguas textuales, esta escuela evita aplicar aquellos criterios desarrollados para las lenguas modernas que no puedan ser confrontados en los corpora. En coherencia con este planteamiento, el punto de partida para el estudio de estos predicados es su frecuencia de aparición en los textos, que, si bien no es un rasgo concluyente, sí constituye un primer indicio sobre el que trabajar. En relación con la organización de esta Tesis, hemos considerado apropiado estructurarla a partir de dos ejes: uno teórico, que comprende los tres primeros capítulos, que consiste en la exposición de los principios teóricos y metodológicos esenciales de la Gramática Funcional de S. Dik y que nos ha servido de guía para analizar las estructuras de complementación tanto del verbo pono como de los sustantivos spes y metus y de las distintas colocaciones descritas (§ I); la descripción del estado de la cuestión (§ II), que nos ha permitido tener una panorámica sobre los logros y los retos que el tema que nos ocupa presenta en la actualidad, y la ordenación y comentario crítico de los distintos criterios de identificación y análisis de las colocaciones verbo-nominales que se han ofrecido para las lenguas modernas, con el objetivo de que nos sirvieran, como así ha sido, de base para reconocer las colocaciones en nuestro corpus del latín (§ III). 307 Tras estos estos capítulos de índole teórica, hemos procedido al estudio lingüístico propiamente dicho, que es en el que nos interesa hacer hincapié en estas conclusiones. El capítulo § IV lo hemos dedicado a analizar la estructura argumental del verbo ponere en la libre combinatoria de palabras y sus significados asociados, siguiendo la propuesta de Jiménez López (2011) de tomar como punto de partida, en el estudio de las colocaciones, las estructuras de complementación (sintácticas y semánticas) del verbo en sus empleos libres, puesto que aportan un marco de referencia para determinar en qué medida el verbo mantiene su significado léxico y su estructura sintáctica en las colocaciones en las que participa, especialmente en las funcionales. Pues bien, del estudio de todos los ejemplos de pono en un corpus que comprende de Catón a Aulo Gelio hemos concluido –y este es el aspecto más relevante del análisis de este verbo–, que se trata de un verbo polisémico con dos significados básicos: (i) ‘poner algo en algún lugar’ (pono1), que es, con diferencia, el más común y presenta diferentes realizaciones (‘citar por escrito o en un discruso’ / ‘poner algo en dependencia de algo’ / ‘considerar algo de una determinada manera’); y (ii) ‘dejar’ o ‘abandonar’ (pono2), de carácter biargumental. Nos hemos detenido en ambos marcos, señalando las características léxicas y la expresión sintáctica de cada uno de sus argumentos, puesto que la descripción de sus usos plenos ayuda a entender mejor sus empleos como verbo colocativo. En este mismo capítulo, el Cuadro (7) ha ilustrado la distribución de los 2545 ejemplos de pono en nuestro corpus en tres grandes categorías: usos plenos, colocaciones (léxicas y funcionales), y expresiones fraseológicas (y otros), lo que nos ha servido como primera toma de contacto con la productividad colocacional de pono. La conclusión más importante extraída de estos datos es que su empleo fundamental es aparecer en combinaciones libres de palabras, como demuestra el que los ejemplos de este tipo ocupen prácticamente el 60% de todas las oraciones analizadas. Sin embargo, la presencia de pono en colocaciones es también significativa –casi el 35% del total de ejemplos–. De este 35% de ejemplos en los que el verbo participa en colocaciones, en más de un 20% estas son léxicas. En § V.1 hemos comentado este tipo de colocaciones y las 308 hemos clasificado en dos grupos, dependiendo de si actualizan el marco predicativo de pono1 o pono2, y hemos enunciado, para cada uno de ellos, los diferentes tipos de sustantivos con los que se combinan, que presentamos en el siguiente Cuadro 1: Cuadro 1: Distribución semántica de los sustantivos que forman colocaciones léxicas con pono1 y pono2 pono1 1. Sustantivos referidos a ciudades, ciudadelas y campamentos militares 2. Sustantivos referidos a alimentos y bebidas 3. Sustantivos referidos a semillas, plantas y árboles pono2 1. Sustantivos referidos a armas 2. Sustantivos referidos a prendas de vestir 3. Sustantivos referidos al cabello, a vello del cuerpo y uñas 4. Sustantivos referidos a vientos Respecto de las colocaciones funcionales, que suponen el verdadero núcleo de la Tesis, hemos organizado su estudio en tres apartados de desigual extensión: en el primero (§ V.2), se han presentado las 20 colocaciones funcionales más recurrentes con pono en cualquiera de sus dos marcos predicativos y se han comentado, de forma muy somera, las restricciones léxicas que están detrás de la selección de una acepción de u otra. Este análisis, aunque superficial, de las colocaciones más importantes de pono ha revelado una característica fundamental: los verbos no son seleccionados de manera arbitraria por los sustantivos predicativos, sino semánticamente motivada. Los otros dos apartados los hemos dedicado al análisis de las dos colocaciones funcionales más importantes con el verbo pono en nuestro corpus: spem ponere (§ V.3) -la que hemos estudiado con mayor profundidad- y metum ponere (§ V.4), por ser las más frecuentes y por actualizar cada una un marco predicativo del verbo. Si hemos optado por analizar las colocaciones funcionales de pono a partir de los dos sustantivos más frecuentes con los que se combina es porque son estos, los sustantivos, el núcleo semántico y sintáctico de las colocaciones, y los que determinan, por tanto, su estructura semántica y sintáctica. Por eso, a la hora de analizar una colocación verbo-nominal funcional es preciso ponerla en relación, por un lado, con la propia semántica del sustantivo y, por otro, con el resto de colocaciones en las que interviene. Así hemos procedido tanto en el análisis de spem ponere como en el de metum ponere. 309 Del estudio semántico del sustantivo spes hemos concluido que se trata de un sustantivo polisémico con dos significados: uno con un componente más emocional (spes1), el otro más cognitivo (spes2), una dualidad que se justifica porque cada significado está asociado a una estructura argumental distinta (biactancial en spes1, triactancial en spes2), y se actualiza mediante colocaciones con verbos distintos. A partir de esta distinción, se han comentado las distintas colocaciones en las que interviene spes, empezando por spem habere (§ V.2.1.2.2), el verbo soporte más frecuente con este sustantivo, por ser el más general, y porque actualiza los dos significados de spes previamente definidos: cuando habere presenta como Objeto spes1, significa ‘esperar’, ‘tener esperanza’, presenta un marco predicativo biargumental y concurre (§ V.2.1.3.1), con el verbo spero y la colocación in spe esse; cuando habeo configura una CVS con spes2, es triargumental, tiene el significado de ‘tener la esperanza puesta en algo’ y guarda relación estrecha con la colocación spem ponere. Tras el análisis de esta la acepción más neutra, hemos estudiado en profundidad las distintas extensiones, diatéticas y aspectuales, que conforman la órbita colocacional de esta acepción de spes. En primer lugar (§ V.2.1.3.2), hemos estudiado las extensiones causativas, que responden a dos esquemas sintácticos distintos según que spem funcione como O.D. o forme parte de un sintagma preposicional con in + acus. En cada esquema, hemos comentado las distintas variantes: spem facere, afferre, dare, tollere y fallere, como variantes del esquema transitivo, e in spem adducere y trahere, en el esquema con sintagma preposicional., colocaciones estas dos últimas que se han puesto en relación con la contrapartida inacusativa in spem venire. En el caso de las extensiones aspectuales (§ V.2.1.3.3), hemos estudiado las incoativas (spem offerre, nancisci y capere) y las terminativas (spem relinquere y amittere), señalando en cada caso las diferencias semánticas, sintácticas, de frecuencia o empleo entre cada una de las variantes. Tras el análisis de las colocaciones asociadas a spes1, y sus extensiones causativas y aspectuales, la parte final de este apartado lo hemos dedicado al estudio de la órbita colocacional de spes2 (§ V.2.1.4), en la que spem ponere, que es la colocación más importante junto con spem habere de este marco, actualiza el marco predicativo triargumental de pono3 y conforma una colocación causativa. Por último, cierra el capítulo de las colocaciones funcionales con pono, y la tesis, el análisis de metum ponere. A diferencia de spem, el sustantivo metus actualiza el 310 marco predicativo biargumental de pono, el que tiene el significado ‘dejar’ o ‘abandonar’, con el que, por medio de una metáfora ontológica, se predica el fin de la emoción del miedo. Es, pues, una colocación terminativa. Una vez analizadas las características semánticas y sintácticas de metum ponere, hemos llevado a cabo el estudio de su órbita colocacional, del que podemos concluir que las colocaciones funcionales en las que participa son, mayoritamente, de carácter causativo (metum facere, inicere, praebere, afferre e in metum adducere) y terminativo (metum ponere, solvere, tollere y amovere). 311 BIBLIOGRAFÍA Acedo Matellán, V. (2010): Argument Structure and the Syntax Morphology Interface. A Case Study in Latin and Other Languages (Tesis Doctoral). Universitat de Barcelona, Barcelona. Aguilar – Amat, A. (1993): Las colocaciones de nombre y adjetivo. Un paso hacia una teoría léxico-semántica de la traducción (Tesis Doctoral). Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona. Almela Sánchez, A. (2002): “Convergencias de las descripciones de la colocación en la lingüística actual”. Revista de investigación lingüística, 1(5), 31-62. Alonso Calvo, R. 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