UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA MANUSCRITOS Y HERÁLDICA EN EL TRÁNSITO A LA MODERNIDAD: EL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Pedro Blas Valverde Ogallar Madrid, 2001 ISBN: 84-669-1987-2 TOMO I MANUSCRITOS Y HERÁLDICA EN EL TRÁNSITO A LA MODERNIDAD. EL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA por Pedro Blas Valverde Ogallar Tesis dirigida por la profesora Dª Elisa Ruiz García UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA 2002 2 3 Las hazañas y virtuosas obras de aquellos que las hicieron están como sepultadas y puestas en el olvido, y ponerlas a la luz me parece ser honesto y provechoso trabajo, siquiera porque los hacedores de aquellas y los descendientes suyos sean acatados con la reverencia y el honor que les pertenece Diego de Valera, Memorial de diversas hazañas 4 5 AGRADECIMIENTOS En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento al Departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid y, en especial, a los profesores Fernando Bouza, por sus orientaciones sobre la historia del libro y por los ánimos dados en los comienzos de mi doctorado; y Magdalena de Pazzis Pi Corrales, por su asesoramiento en materia de órdenes religiosas y por las molestias que se ha venido tomando estos años a fin de facilitarme todos los trámites administrativos. A mis colegas bibliotecarios y archiveros de modo general, por las facilidades que han puesto a mi servicio y, singularmente, a las siguientes personas: Consuelo López y Juan Delgado de la Biblioteca Nacional de España, Juan Antonio Yeves de la Fundación Lázaro Galdeano; Teresa Reyna y Javier Rincón del Servicio de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid; al equipo de catalogación de manuscritos de la Real Biblioteca; a Arancha Lafuente y Christian Madsen, archiveros del ministerio de Cultura y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. A los profesores Raquel Torres de la Universidad de Castilla-La Mancha, por sus orientaciones en materia de órdenes militares y religiosas, y Juan Luis Carriazo de la Universidad de Huelva, por sus aclaraciones y detalladas explicaciones sobre diversos aspectos de los linajes de la nobleza andaluza. A Ricardo Valverde, Yolanda Vázquez, Carlos García Romeral, Mar Joga y Ana Hernández por sus valiosas indicaciones y correcciones. A Raimond Melus del Ministerio de Asuntos Exteriores por su ayuda al facilitarme el acceso a documentos conservados en centros franceses. A Ana Hernández y Rubén Coccolo por su inestimable colaboración a la hora de resolver problemas informáticos. Quiero expresar mi gratitud especial a la profesora Elisa Ruiz por los siguientes motivos: los conocimientos generales y sobre investigación que de ella 6 he adquirido, el interés y amabilidad con que ha atendido todas las cuestiones referentes a esta tesis y la paciencia inquebrantable que ha demostrado a lo largo de todos estos años, al verse obligada a realizar a la vez tareas de maestra, de amiga y también de correctora. Por último, a mis padres, hermanos y, en especial, a Ana, a Paula y a la última incorporación a la familia, Jaime, por los continuos ánimos que me han dado y los sacrificios que han realizado para hacer posible mi investigación. 7 PREFACIO Cuando en los comienzos de la realización de mi programa de doctorado, la profesora Ruiz me planteó la posibilidad de llevar a cabo mi trabajo de investigación sobre los manuscritos heráldico-genealógicos, consideré que se trataba de un tema muy interesante, en primer lugar, por su relación con el mundo del libro y, en segundo, por ser una cuestión escasamente investigada en nuestro país. Al poco tiempo de comenzar los trabajos, pudimos constatar la escasez de literatura científica sobre este tema. Esta penuria se confirmó, aun en mayor medida, a la hora de realizar mi tesis de grado, consistente en la edición crítica de un manuscrito del Libro de armería. Pues, aparte de los trabajos realizados por Martín de Riquer, Faustino Menéndez Pidal y algún otro investigador, no existía en nuestro país una tradición de edición de estos textos y, lo que era más relevante, se carecía de una metodología aplicable para ello. Así pues, optamos por dedicar nuestra tesis doctoral a realizar un estudio en profundidad sobre este tipo de literatura y a establecer una metodología que posibilitase su investigación, para que este tipo de fuentes puedan ser unos auxiliares útiles al historiador. Por último, nos propusimos poner en práctica esta metodología sobre la obra que ya había sido objeto de un primer acercamiento por nuestra parte, el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. 8 9 SUMARIO 10 11 I. LA HERÁLDICA Y LA GENEALOGÍA: ESTADO DE LA CUESTION Y PERSPECTIVAS ACTUALES DE INVESTIGACIÓN I.1. Evolución histórica de los estudios heráldicos I.2. Tendencias actuales de investigación I.2.1. Los nuevos enfoques de la investigación española I.3. La edición de fuentes I.3.1 Edición de textos españoles I.4. Obras de referencia I.5. La genealogía 1.5.1. Perspectivas actuales de la genealogía II. EL SISTEMA HERÁLDICO: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN II.1. Conceptos básicos sobre emblemática heráldica II.2. Evolución histórica de la heráldica II.2.1. El hecho heráldico : Teorías sobre su origen II.2.2. Primera etapa: la preheráldica y el nacimiento de los emblemas heráldicos II.2.3. Segunda etapa : la expansión II.2.4. Tercera etapa : la heráldica caballeresca II.2.5. Cuarta etapa: el inicio de la Heráldica Moderna II.3. Elementos paraheráldicos II.4. Elementos heráldicos II.4.1. Los esmaltes II.4.2. Los oficiales de armas 12 III. LA LITERATURA HERÁLDICA: CARACTERÍSTICAS GENERALES Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN EL OCCIDENTE EUROPEO III.1. La literatura de temática heráldica y genealógica en el marco de la literatura medieval III.2. Los orígenes de la literatura heráldica III.3. Las obras de tipología exclusivamente heráldica III.3.1. Los Armoriales Concepto de armorial Tipología de los armoriales Orientaciones para el estudio de los armoriales La figura del autor Filiación del armorial Estudio formal Datación de los contenidos. Edición del texto Evolución de los armoriales y obras más representativas Los rolls of arms Los armoriales dentro de obras literarias III.3.2. Los tratados del blasón De insigniis et armis Bártolo y su influencia en la Castilla Bajomedieval Evolución de la tratadística del blasón europea IV. LA LITERATURA HERÁLDICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL IV.1. Características generales IV.2. La evolución de la literatura heráldica en Castilla IV.3. Clasificación tipológica de la literatura heráldico-genealógica en la Edad Media castellana 13 IV.4 Principales tratados heráldicos y libros de armerías españoles IV.4.1. Tratados heráldicos del siglo XIV. Don Juan Manuel IV.4.2. Los armoriales El Libro de la cofradía de Santiago Armorial ecuestre de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal El Libro del conoscimiento. Un armorial universal del siglo XIV IV.4.3. La época de esplendor de la literatura heráldica Mosén Diego de Valera El Espejo de la verdadera nobleza El Tratado de las armas Las Preeminencias y cargos de los oficiales de armas Las epístolas Juan Rodríguez de la Cámara Ferrán Mexía Juan de Lucena Pedro Gracia Dei Antonio de Barahona y Lope de Baíllo Garci Alonso de Torres Los blasones de armas El Espejo de nobleza El torneo de Valladolid Aportaciones sobre el texto titulado Recogimiento de nobleza Otros aspectos de la obra de Alonso de Torres La obra heráldica de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés IV.4.4. La literatura heráldica de Navarra y los reinos occidentales El Armorial de Steve Tamborino El Libro de armería del reino de Navarra El Armorial de Aragón 14 IV.5. La literatura de linaje IV.5.1. Características y evolución IV.5.2. El Libro de linajes de España de Don Pedro, conde de Barcelos IV.5.3. Las Bienandanzas y fortunas IV.5.4. Los retratos Las Generaciones y semblanzas Los Claros varones de Castilla IV.5.5. Los nobiliarios Los nobiliarios locales IV.5.6. Genealogías de linaje IV.5.7. Otras obras de contenidos genealógicos Los Diálogos de las armas La genealogía como arma política: los tizones IV.6. El siglo XVII V. SOBRE NOBLEZA, LINAJE Y ARMAS: HERÁLDICA Y SOCIEDAD EN LA EDAD MEDIA V.1 Evolución social y usos emblemáticos heráldicos V.1.1. La heráldica como solución práctica V.1.2. La popularización de los usos heráldicos V.1.3. La reacción nobiliaria Los agentes sociales El resurgir caballeresco La idea de linaje como elemento diferenciador V.2. El uso de armas: el reflejo de la cuestión en la literatura heráldica castellana V.2.1. Los defensores de la concesión por méritos V.2.2. Los defensores de las armas como testimonio de nobleza V.3. La limitación de los usos heráldicos: su incidencia en la sociedad 15 V.4. El concepto del uso de armas en la Edad Moderna V.2.1. Las armas patrimonio de la nobleza V.2.1. La concesión de armas como privilegio real V.2.3. Fernández de Oviedo: exponente de las nuevas ideas V.5. El uso de las armas reales: evolución y significación social VI. LECTURA Y HERÁLDICA VI.1 Fuentes para el estudio de la cuestión VI.1.1. Los inventarios VI.1.2. Las materias VI.2. Factores de influencia y grupos de lectores VI.2.1. La representatividad de los propios lectores VI.2.2. Los intereses de cada grupo social VI.2.3. La evolución de la emblemática heráldica VI.3. Los oficiales de armas VI.4. La nobleza VI.5. Estamentos no nobiliarios VI.6. Las mujeres VI.7. La imprenta y la heráldica VI.7.1. Manuscritos e impresos VII. EL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA VII.1. Consideraciones generales VII.2. El autor VII.2.1. La figura del autor como objeto de estudio VII.2.2. Coordenadas históricas VII.2.3. Lugar de procedencia y trayectoria vital VII.2.4. Sobre el oficio y condición de Diego Hernández de Mendoza La condición social del autor El oficio de Diego Hernández de Mendoza 16 VII.2.5. Otras obras. El Novenario Estorial VII.2.6. El estilo en la obra de Diego Hernández de Mendoza Lenguaje literario Lenguaje heráldico VII.3. Denominación de la obra VII.4. Datación del texto VII.5. Verificación de contenidos VII.5.1. El problema de la autenticidad de noticias VII.5.2. Historia del Madrid bajomedieval VII.5.3. Historia genealógica y familiar VII.5.4. Emblemática heráldica VII.6. Fuentes y originalidad de la obra VII.6.1. Fuentes secundarias VII.6.2. Fuentes primarias Crónicas generales Diego de Valera Pedro del Corral Crónicas de reinados Otras fuentes VII.6.3. Las leyendas en el Libro de armería VII.6.4. El nobiliario atribuido a Diego de Cervellón VII.7. El Libro de armería como fuente para otros escritos VII.7.1. Obras para las que el Libro de armería es fuente básica García Alonso de Torres El Armorial Le Blanc Lope de Baíllo y Pedro Gracia Dei Obras anónimas cuya fuente es el Libro de armería VII.7.2. Obras en las que el Libro de armería es una fuente parcial Gonzalo Fernández de Oviedo VII.7.3. Presencia del Libro de armería en textos modernos 17 VIII. EDICIÓN DEL TEXTO VIII.1. Evolución textual del libro de armería VIII.1.1. Primera redacción VIII.1.2. La versión de 1496 VIII.1.3. La tercera versión o el texto de Juan Pérez de Vargas VIII.2. Fuentes conservadas VIII.2.1. Testimonios pertenecientes a la versión A VIII.2.2. Ejemplares pertenecientes a la versión B VIII.2.3. Ejemplares pertenecientes a la versión de Vargas VIII.2.4. Identificaciones erróneas VIII.3. La fuente estudiada VIII.4. Análisis del ejemplar VIII. 4.1. Descripción VIII.4.2. Criterios de transcripción y presentación VIII.4.3. Transcripción del texto CONCLUSIONES GLOSARIOS ANEXOS - Blasonamientos de linajes castellanos en fuentes de los siglos XV y XVI - Tablas heráldicas - Nómina de participantes en el torneo de Valladolid de 1527 APÉNDICES DOCUMENTALES - Capítulos no incluidos en el ejemplar transcrito - El Protocolo del torneo de Valladolid - Dos versiones bajomedievales del tratado De insigniis et armis - Certificación de armas de Olivera de Garci Alonso de Torres - Apéndice documental gráfico 18 ÍNDICES FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 19 SIGLAS - AGS : Archivo General de Simancas - AHN : Archivo Histórico Nacional - AHPM : Archivo Histórico de Protocolos de Madrid - ARCM : Archivo Regional de la Comunidad de Madrid - AVM : Archivo de Villa de Madrid - B Cat.: Biblioteca de Cataluña - B Esc : Biblioteca del Monasterio de El Escorial - BN: Biblioteca Nacional de España - BNF : Biblioteca Nacional de Francia - RAH: Real Academia de la Historia - RB: Real Biblioteca ABREVIATURAS - ca.: cerca - cit.: citado - f.: folio - f.i. : falta inicial - i.e.: id. est. - mm.: milímetros - Ms. / Mss. : manuscrito / manuscritos - n.: número - p. / pp. : páginas / páginas - r. : recto - S.l. : sine loco - s.n. : sine nomine - Sig.: signatura - Tit.: título - U.p.: usado por 20 - v. : verso - V.: véase - V.a.: véase además - vol. : volumen Notas a pie de página Se ha optado por llevar a cabo una secuencia única en las notas de pie de página de todo el trabajo. No obstante, al reiniciarse cada capítulo se vuelven a desarrollar de forma completa las referencias bibliográficas a fin de facilitar la localización de los textos citados. 21 I. LA HERÁLDICA Y LA GENEALOGÍA: ESTADO DE LA CUESTION Y PERSPECTIVAS ACTUALES DE INVESTIGACIÓN 22 23 Durante décadas tanto la heráldica como la genealogía han acusado cierto descrédito dentro de las disciplinas relacionadas con los estudios históricos. Esta mala reputación de la heráldica, que se daba entre los cultivadores de disciplinas científicas y en la sociedad en su conjunto, se debía principalmente a dos factores: - La incapacidad de los propios heraldistas, que no afrontaban el estudio e interpretación del sistema heráldico como una ciencia auxiliar de la historia, del arte o de la sociología, sino como un saber casi esotérico cultivado por y para unos pocos “iniciados”, lo cual llevó a la ausencia de una tratadística científica rigurosa en este campo. - La consideración de la heráldica como algo falso y representativo de una sociedad obsoleta, concepto éste surgido a raíz de la Revolución Francesa1, consecuencia del encerramiento de la heráldica en el ámbito de lo nobiliario que se dio a lo largo de toda la Edad Moderna. Tanto que el pueblo y la burguesía triunfantes lo tomaron a lo largo del siglo XIX como algo propio del antiguo orden derrocado. Sin embargo, en estos últimos tiempos ha surgido un movimiento que, reconociendo el camino erróneo que habían llevado estas disciplinas, reclama unas nuevas perspectivas para ellas, en este sentido sintetiza Michel Pastoureau: La richesse documentaire que répresentent les armoiries médiévales reste mal connue de la plupart des historiens. A cela plusiers raisons. Tout d’abord le manque de rigueur avec lequel leur étude a été trop souvent menée. Ensuite l’incapacité dont ont fait preuve les spécialistes pour faire sortir celle-ci du carcan de l’histoire généalogique et nobiliaire2. La renovación conceptual del estudio de los emblemas heráldicos ha sufrido también la desconfianza de algunos representantes de la historiografía científica. Esta actitud se basaba en la pasada trayectoria de esta disciplina y en la formación de sus cultivadores. El recelo inicial está siendo superado desde hace 1 Pastoureau, Michel, Traité d´héraldique, París, 1979, p. 11. 2 Pastoureau, Michel, Les armoiries, Turnhout 1976 , p. 9. 24 unas décadas, debido a los frutos que esta nueva interpretación de la heráldica está ofreciendo a las disciplinas científicas y a la incorporación a estos estudios de personal con una formación y una metodología acordes con nuestros tiempos. Así dice Pardo de Guevara, firme defensor de la utilización de los estudios emblemáticos heráldicos por parte de la historiografía actual: No es fácil todavía adivinar en qué medida han sido superados los prejuicios historiográficos. Tampoco cuál es el grado actual de aceptación o interés hacia estos estudios en el seno de la “comunidad científica”. Es claro, sin embargo, que hay indicios suficientes para pensar que hoy estamos inmersos ya en ese cambio profundo o, cuando menos, en sus propios umbrales3. Uno de los problemas principales de los estudios clásicos sobre heráldica era la utilización de una escasa gama de fuentes que sirvieran para su análisis, las cuales se limitaban a los armoriales (relaciones ilustradas, textuales o mixtas de armerías) y a los sellos (en sus diferentes variedades: ecuestres, fantásticos, en majestad, sedentes, en pie, hagiográficos, topográficos, navales y heráldicos)4. Actualmente, se asume la existencia de una multiplicidad de testimonios útiles para el estudio del sistema heráldico como una muestra de riqueza en continuo crecimiento. Desde esta óptica las fuentes heráldicas se pueden estructurar de la siguiente manera: 3Pardo de Guevara y Valdés, Eduardo, “El estudio de los emblemas heráldicos del medievo peninsular. Estado de la cuestión”, Hispania, n. 175 (mayo-agosto 1990), p. 1010. 4 Si bien, los sellos aún son la fuente principal para estudiar la heráldica, sobre todo en sus comienzos, de las 520 armerías conocidas anteriores a 1220 tres cuartas partes lo son por medio de los sellos (Pastoureau, Michel, “La diffusion des armoiries et les débuts de l´héraldique”, en Figures et couleurs, París, 1986, p. 89). En cuanto a España, se conservan de 7000 a 8000 improntas de sellos medievales y de 350 a 400 matrices, lo cual, a falta de la publicación de un catálogo de síntesis, constituye la principal fuente para la investigación en nuestro país (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Apuntes de sigilografía española. Guadalajara, 1993, p. 160). 25 1. Arqueológicas Decorativas: muestras presentes en monumentos efímeros (cimeras, arquitectura conmemorativa o de festejos, banderas, estandartes, pendones, etc.) Escultóricas: labras heráldicas de casas y otros edificios, estatuas y tumbas (las tumbas son el monumento más antiguo donde se han representado emblemas heráldicos, desde tiempos de Felipe Augusto de Francia). Pictóricas: frescos, retratos, miniaturas (desde el siglo XII ya se representan en los códices guerreros con sus armas, aunque los primeros manuscritos pintados con los emblemas de su posesor datan de 1200 a 1210; si bien, no dejan de ser una rareza hasta mediados del siglo XIV 5). Numismáticas: las primeras monedas que cuentan con elementos preheráldicos aparecen en el siglo XI, pero no se dan en ellas elementos puramente heráldicos hasta el siglo XIII. A partir de entonces estas representaciones se llevan a cabo de manera continuada. Sigilográficas: los sellos han sido, casi hasta la actualidad, la principal fuente para el estudio de la emblemática heráldica. En palabras de Michel Pastoureau: Tant du point de vue quantitatif que du pont de vue qualitatif, le sceau constitue la source principale pour connaître et étudier les armoiries médiévales. Il est à la fois un élément déterminant dans l’élaboration des premières armoiries et le principal agent de leur diffusion dans l’espace géographique comme dans l’espace social6. Etnográficas: representaciones heráldicas presentes en objetos de la vida cotidiana (cojines, cubiertos, vajillas, tapices, etc.) 5 El estudio de la heráldica en las miniaturas de los códices fue abordado por Leman en su obra L´héraldique au service de la codicologie, Leyden, 1978. 6 Pastoureau, Michel, Les sceaux. Turnhout, 1981, p. 69. 26 2. Fuentes escritas: Literarias (obras de creación donde aparece la heráldica). Documentos públicos (testamentos, capitulaciones, etc.) Literatura de carácter puramente heráldico y genealógico. I.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS ESTUDIOS HERÁLDICOS El acercamiento a la disciplina de la emblemática heráldica se ha realizado a partir de sus obras teóricas, los llamados tratados del blasón, que han sido los exponentes de la concepción de este saber durante siglos. Los contenidos de estos textos fueron pasando por las mismas fases que han marcado la evolución del propio sistema emblemático a partir de fines de la Edad Media, pues hasta mediados del siglo XIV no se plantearon actitudes de reflexión que desembocaran en el estudio y reglamentación de las armerías, ya que su uso, tanto militar como civil, era algo vivo y en periodo de emergencia, no entrando su estudio teórico en la mentalidad de esta época inicial. La reglamentación de la heráldica en sus formas y usos comienza de forma efectiva con Bartolo de Sassoferrato7 y su tratado De insigniis et armis, donde el comentarista italiano evalúa los tipos de armas que existen, la capacidad de cada persona para adoptar emblemas y las formas en las que éstos han de ser representados. A fines del XIV Iohannes de Bado Aureo compone el Tractatus de armis, cuyos contenidos ya comienzan a alejarse de los usos originales de la heráldica, iniciando una tendencia idealista, la cual llega casi hasta nuestros días, caracterizada por inventar orígenes e interpretaciones fantásticas de los blasones, según sintetiza Menéndez Pidal de Navascués: 7 Si bien el pequeño tratado titulado De heraudie es cronológicamente anterior, aunque no tiene la repercusión ni la importancia del de Bártholo. Publicado por Jones, E. J., Medieval heraldry : some fourtheenth century heraldic works, Cardiff, 1943. 27 Los autores pretendían exponer como debía ser el sistema según su particular criterio, no como realmente fue ni mucho menos por qué fue así 8. En la centuria siguiente al nacimiento de estos primeros tratados, en Europa comienza el renacer del ideal caballeresco, que va a durar hasta la primera mitad del siglo XVI. A su sombra surge una amplia tratadística sobre heráldica, caracterizada por la acentuación de estas explicaciones míticas y del simbolismo de los blasones. En el plano social se acentúa la identificación del sistema heráldico con la caballería y la nobleza; y en los aspectos formales se asiste al comienzo de una rigidez esclerotizante en la reglamentación heráldica. Los principales exponentes de esta concepción fueron: el heraldo Sicilia, identificado con Jean Courtois, autor del Blason des couleurs; Clement Prinsault con su Blason d´armes y Honoré de Bouvet (Bonet para los tratadistas castellanos) con su Arbre de batailles. Los autores de estos tratados, muchos de los cuales fueron heraldos, se inspiraron en la obra de Bartolo pero se apartaron de ella en cuestiones fundamentales, tales como en los criterios para la adopción de armas y en la capacidad de cada individuo para portarlas. En España, durante el XV se abre paso una pléyade de escritores heráldicos, los cuales siguen en gran medida la pauta de la heráldica caballeresca. Entre ellos debemos mencionar exponentes a los más relevantes: Diego de Valera, Juan Rodríguez de la Cámara, Pedro Gracia Dei, Garci Alonso de Torres, Ferrán Mexía, Gabriel Turell y Diego Hernández de Mendoza. A fines del siglo XVI y durante el XVII, con su origen en Francia, surge una serie de autores que representan el reglamentismo racional y el alejamiento total de la heráldica de la sociedad real, aunque a su vez también abordan algunas cuestiones con un tratamiento más riguroso, desterrando las historias fabulosas que marcaban las interpretaciones de los tratados medievales. El principal 8 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993 , p. 22. 28 representante de esta corriente es el padre Ménestrier9, quien realiza la más importante división teórica de la tipología de las armas. Ésta, aunque basada en parte de las tesis de Bartolo, va a marcar una división de las armerías que ha perdurado hasta la tratadística de nuestro siglo10. En la Francia Moderna también destacaron otros autores: Marc Vulson de la Colombière11, Claude Le Laboureur12 y Pierre Palliot13. La Renaissance historique que se produce en este país poco después vuelve a aproximar el estudio de la heráldica a las fuentes históricas por medio de autores como Du Cange, Mabillon, Montfaucon o Chifflet14, los cuales son los precedentes de la corriente arqueológica de los estudios heráldicos. Sin embargo, en la España de los siglos XVII y XVIII la tratadística se movía bajo la perspectiva que proporcionaban dos enfoques bien definidos: el primero, caracterizado por una atención desmedida hacia los aspectos puramente formales o descriptivos que, a su vez, conllevaba un desinterés hacia el análisis de la heráldica como fuente histórica; el segundo se aproximaba más a los conceptos que llegaban de Europa. Esta interpretación historiográfica ya había tenido en nuestro país gloriosos exponentes en el uso de fuentes heráldicas, en el siglo XVI: Jerónimo Zurita, Jerónimo de Aponte15 o Ambrosio de Morales, que en la centuria 9 Sus obras más notables son: Le veritable art du blason (Lyon, 1671). L´art du blason justifié (Lyon, 1662), Origins des armoiries et du blason (Lyon, 1669) y Le méthode du blasón (Paris, 1688). 10 Para este tratadista las armas quedan divididas en: armas de dominio, armas de dignidad, armas de comunidad, armas de concesión, armas de patronazgo y armas de familia, las cuales considera las verdaderas armas heráldicas (Menestrier, P, Le méthode du blason, París, 1688, pp. 12-14). 11 La symbolique du blason (Paris, 1644), Recueil de plusieurs pièces et figures d’armoiries blasones (Paris, 1639) y Carte métodique et introduction succinte à la cognoissance des premières regles du blasón (Paris, 1645). 12 Discours de l´origine des armes (Paris, 1684).Este autor mantuvo una polémica con el padre Ménestrier que tuvo su origen en las críticas realizadas por el religioso a su obra, como respuesta Le Laboureur escribió su Épistre apologétique pour le discours, contre quelques lettres de Me. C. F. Menestrier ([s.l.], [16--]). 13 Vraye et parfaite sciencie des armoiries (Paris, 1661). 14 Faustino Menéndez Pidal sitúa el inicio de la investigación heráldica con un enfoque arqueológico ya con estos autores de la Francia de fines del XVII, en los que ya se aprecia un interés por sus orígenes y un análisis de fuentes, pero aun están imbuidos de muchos caracteres simbólicos y místicos de la etapa anterior. No obstante, esta corriente no se manifiesta con rigor hasta el siglo XIX (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Panorama Heráldico ... , p. 7). 15 Muy significativa de esta forma de entender la historia es la reflexión de Aponte en su Corrección a la genealogía de los reyes de Navarra, donde dice: Los autores antiguos no inquirieron mucho y sus obras lo testifican sumarias y contrarias a escripturas y privilegios, si todo lo escrito por coronistas se hundiese y quemase sin quedar rastro y se mandase hacer de nuevo, se haría por escripturas copiosa verdad y gran recopilación de todos los reyes que a avido en estos reynos, sus conquistas, sucessiones y hijos, porque los archivos están llenos de privilegios y otras muchas escripturas y ay en todas ellas razón y mucha declaración (f. 576). 29 siguiente tuvieron dignos continuadores en las figuras de Esteban de Garibay, Nicolás Antonio y Luis de Salazar y Castro, entre otros. Pero, la obra de estos autores careció de continuidad efectiva, pues la literatura especializada se movió más hacia la primera tendencia. Esta corriente formalista adquiere mayor fuerza durante el siglo XVIII, siendo sus mejores representantes: el marqués José de Avilés, Francisco Xavier de Garma y José de Aldazábal. Recurrimos nuevamente a Menéndez Pidal de Navascués cuando afirma sobre estos autores: Todos mantienen la orientación general didáctica y normativa, como sus antecesores del XV y principios del XVI; están dirigidos más a enseñar un uso correcto del sistema heráldico que a exponer cómo se había formado y desarrollado16. Aunque racionalistas en algunos aspectos, la idea de la heráldica entre estos autores estaba concebida como algo heroico, fruto y exponente de las grandezas de los linajes nobiliarios. Así, en sus tratados encontramos las siguientes definiciones, bien expresivas de estos conceptos: Las que el vulgo llama armas y los heraldos armerías, que son señales de nobleza y de dignidad, representadas en los escudos con figuras, y esmaltes diferentes para distinguir las personas y las familias17. Así las armerías son expresivos símbolos de gloriosas hazañas, como el blasón, perceptible reflejo de positiva ciencia, se dirigen unánimes a demostrar en el abreviado campo del escudo con líneas, esmaltes y figuras como distintivo de Nobleza18. Los especialistas en la “ciencia heroica” o “arte del blasón” destinaron su racionalidad casi exclusivamente a la sistematización de las reglas artificiales del 16 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos ... , p.23. 17 Avilés, José de, Ciencia heroica reducida a las leyes heráldicas del blasón, Madrid, 1780, p.1. 18 Garma y Durán, Francisco Xavier de, Arte Heráldica: Adarga catalana, Ed. de Xavier Calicó, Barcelona, 1967, p.19. 30 blasón, pero dejaron de lado el estudio histórico riguroso de la heráldica como elemento histórico y social, lo cual será uno de los ingredientes que contribuirán al comienzo del descrédito científico de esta disciplina que ha llegado hasta nuestros días19. En nuestro país situar la heráldica desde una perspectiva rigurosa ha sido una cuestión que, salvo los antecedentes puntuales citados supra, tuvo que esperar a bien entrado el siglo XX. I.2. TENDENCIAS ACTUALES EN LA INVESTIGACIÓN La primera corriente contemporánea que abordó el estudio del sistema heráldico desde una perspectiva científica, como auxiliar de otras disciplinas, fue el llamado enfoque histórico-arqueológico20, que presentaba a la heráldica como una fuente fiable relacionando individuos, monumentos y objetos con emblemas heráldicos. Esta interpretación comenzó a cultivarse en el siglo XIX, y significó el despertar de la heráldica como disciplina científica. Desde ella se llevaron a cabo estudios de las principales fuentes: armoriales y sellos. Hoy en día, sigue siendo la tendencia más tradicional en el estudio de los emblemas heráldicos. Los tratadistas de esta corriente realizaron con fines arqueológicos las primeras ediciones críticas de las fuentes escritas, ensanchando además el campo de investigación con aportaciones a la arqueología y a la historia del arte, entre otras disciplinas21. Su época de mayor esplendor se dio a partir de los años treinta del siglo XX, con los siguientes investigadores: Prinet, Wagner, Galbreath y Adam- Even. 19El caso de Joaquín de Osma que al tratar de hacer una aproximación histórica a la cerámica de Manises a través de los tratados de los siglos XVIII y XIX, ve como estos son totalmente inútiles para los fines de datación y lo suple con la autenticidad de las fuentes sigilográficas y monumentales (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos ..., p. 24) 20 Esta terminología es utilizada por Menéndez Pidal de Navascués (Ibidem, p. 32) 21 A este tenor es un ejemplo muy interesante de estos primeros intentos de acercar la heráldica a la historia del arte, la obra de Hueso Rolland, Francisco Heráldica en el arte (Madrid, 1948). En la cual aparecen ejemplos gráficos del uso de la heráldica como motivo decorativo desde la Edad Media hasta nuestros días 31 Esta interpretación de la heráldica ha sido un excelente auxiliar de otras disciplinas, caso de la historia, el arte y la sociología, aportando datos y metodología para identificar personas, objetos, monumentos o textos. Hoy en día sigue siendo de gran utilidad en los siguientes campos de investigación: - Datación y localización geográfica de objetos artísticos: libros22, sepulcros, pinturas, cerámicas, etc.; en los que los emblemas heráldicos significaron un signo de individualidad de la persona o del linaje expuesto para este fin por parte de sus poseedores. Un caso patente es el de los manuscritos iluminados, en los que el emblema de su poseedor o patrocinador aparece a menudo en el principio del texto y se llega a repetir a lo largo de la obra23. - Localización de la identidad de personajes que puedan aparecer en representaciones gráficas o documentales (frescos, relieves, tablas, labras, etc.). A partir de los años cincuenta aparece otra corriente investigadora que, partiendo del enfoque histórico y sin desdeñar sus aportaciones, va más allá. Esta tendencia que se ha venido a llamar enfoque histórico-social o histórico- antropológico, estudia la relación del sistema emblemático heráldico con la sociedad en su conjunto mediante el análisis de sus usos, sus formas y sus transmisiones24. En los años setenta la tratadística heráldica comienza a introducir estos nuevos tratamientos en los manuales y obras de carácter general. En este sentido orientan sus trabajos los principales investigadores europeos: Seller con su Gestchichte der Heraldik, a través de la cual se realiza una renovación de los estudios heráldicos con una atención especial a la heráldica centroeuropea; Galbreath y Jequier, en su ya clásico Manuel du blason, donde abordan el estudio heráldico desde las perspectivas clásicas, pero introduciendo elementos de 22 Un ejemplo es la averiguación por medio de los testimonios heráldicos de la fortuna de un manuscrito, caso de Las Muy ricas horas del duque de Berry, en el que fueron representándose los blasones de los diferentes mecenas de la obra. 23 Sobre este aspecto, las armas como elemento de personalización en la producción literaria y artística se puede consultar el artículo de D. A. Riesco Terrero “Grabados, escudos y elementos heráldicos y pictóricos en libros y documentos”, Hidalguía, n.262-263 (1997), pp. 305-340. 24 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos ... , p. 34. 32 carácter social y cultural; Woodcock y Robinson en The Bedford guide to heraldry hacen lo propio con la heráldica inglesa. Sin duda, las dos obras de carácter general que recogen las aportaciones más interesantes a la renovación de esta disciplina son los manuales de Michel Pastoreau (Traité d´héraldique)25 y de Ottfried Neubecker (Le grand livre de l´héraldique), en los que estos autores realizan un enfoque amplio de la disciplina, tratando su historia, la tipología de sus fuentes, sus posibilidades y profundizando en las nuevas perspectivas que ofrece como campo de investigación social y cultural. A partir de estos postulados generales, diversos autores han ido abordando facetas de la heráldica desde perspectivas de la historia social o la de las mentalidades, llevando a cabo estudios en los que esta materia puede realizar grandes aportaciones. Este enfoque se podría disociar a su vez en dos líneas principales de investigación que hoy en día están siendo utilizadas por los investigadores para sus trabajos monográficos: a) La heráldica en el estudio de las familias y los grupos sociales de cada época. El tratamiento de este campo puede permitir trabajar, entre otros, en los siguientes aspectos: - Situar al individuo dentro de su grupo y seguir los cambios ocurridos en la familia, por ejemplo, las alianzas matrimoniales llevadas a cabo, estudiadas las modificaciones de sus emblemas y la realización de árboles genealógicos emblemáticos. Estas cuestiones llevan la aportación de la heráldica al campo de la historia familiar. Estos aspectos han sido abordados por autores como Duby y Klapisch-Zuber en sus trabajos sobre la historia familiar en Francia e Italia. - Ubicar a la familia dentro del tejido social de su época, en cuestiones como el estudio de la clientela política y la evolución histórica de los parentescos (la historia de los linajes de la caballería ciudadana de Burgos, reflejados en los emblemas del Libro de la Cofradía de Santiago, estudiado por Menéndez Pidal de Navascués). 25 Pastoureau ya había perfilado estas perspectivas renovadoras en su obra Les Armoires. 33 - Localizar los desplazamientos geográficos de familias y grupos a través de sus armerías. - Seguir la trayectoria política de las personas y familias, reflejada en la transmisión de las armerías: por herencia, jerarquía, jurisdicción, relevancia dentro del grupo, etc. Por este cauce se puede conocer el grado de proximidad de algunos linajes a la monarquía o a los grandes señores que se refleja en la adopción total o parcial de sus armas (el caso de las llamadas armas de concesión). b) La relación de la heráldica con la historia de las mentalidades, a partir de la cual se extiende una amplia casuística que posibilita la investigación sobre asuntos tales como: - Los diversos modos de explicar la significación de las armerías. No se debe caer en el error que significa querer atribuir siempre un significado a cada blasón dado que, un escudo normalmente no lo ideó su primer posesor, pudo ser impuesto, ofertado o sugerido. El significado que suele darse a posteriori a un emblema heráldico también es interesante, ya que permite investigar por qué convenía enaltecer de una determinada manera a la persona o linaje posesor. Se aprecia cómo en el uso de los emblemas hay etapas de identificación de las armas con héroes clásicos, personajes artúricos, bíblicos o carolingios. - La identificación del simbolismo medieval o la relación entre el significante y el significado, a través de las tipologías de armas establecidas: El estudio de las armas parlantes, que pueden coincidir con el propio nombre del linaje26 o tener una relación semántica27. Sobre estas interpretaciones se puede analizar la evolución de los nombres de familia, ver como se han modificado armas parlantes por motivos más honrosos de los indicados para el apellido (representar un jabalí en las 26 Es el caso de las armerías de los Luna o los Padilla. (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino. “Tipos o categorías de armerías según su origen”, en Estudios a la Convención del Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica con motivo de su XXV aniversario (1953-1978), Madrid, 1979, p. 250). 27 Es el caso de los Aguilar, Figueroa o Cardona. 34 armerías de un linaje apellidado Cerdo)28. Las armas alusivas, que pueden referir a una ocupación, a una característica real o mítica del linaje o de su fundador29. Se dan otros casos de relación entre armerías y cuestiones sociales particulares: las alusiones políticas, la similitud de las armas de personas o lugares vinculados a un feudo o asociación (las semejanzas de las armas de las ciudades de la Hansa o de las villas que fueran señorío de los Manrique en las dos Castillas). Las armerías conmemorativas de algún acontecimiento o hecho relevante en particular que realizara el titular de éstas30. También resulta interesante la elección de armas, lemas y divisas, que por su propio simbolismo ya tocan al mundo de la emblemática: la elección de los animales bíblicos (águila de San Juan o cordero) u otros simbolismos (el oso se identifica con la fuerza y el león une los símbolos de fuerza y de poder, leo fortis rex fortis)31. Los significados de los esmaltes presentes en la gama cromática heráldica, estudiados por Pastoureau en algunas de sus obras (Figures et couleurs y Le genèse des armoires: emblèmatique féodale ou emblèmatique familiare). También abordó esta significación Robert Viel en su obra Les origines symboliques du blason, sin embargo, salvo sus primeros enunciados sobre la simbología de determinados animales y objetos, el resto del trabajo deriva hacia unos cauces poco científicos. 28 Sobre esta cuestión en nuestro país, cabe citar también el trabajo de Rafael Sánchez Saus, “De armerías, apellidos y estructuras de linaje”, En La España Medieval, n. 17 (1994), pp. 10-16, en el cual se analiza la adopción de armas parlantes por los miembros de familias sevillanas desde la Reconquista hasta el siglo XV. 29 Real como las tijeras de los Sastre o mítico como el León de las armerías de los Sansó, o las de los Reynoso, cuya cruz cuenta la tradición que fue vista por uno de este linaje en el cielo en la batalla de las Navas de Tolosa. 30 Es un caso que se da a menudo en los conquistadores del Nuevo Mundo, también en la Castilla Bajomedieval casos como el de Francisco Ramírez de Madrid, que es armado caballero tras la toma de Málaga y el rey añade a las armas de su linaje el puente de Santo Domingo. 31 Esta hipótesis que interpreta de modo simbólico el origen de las armas de León cuenta como apoyo la misma identificación de la figura del animal realizada por el Tudense, y reforzada por el carácter simbólico del color púrpura, V. Vicente Cascante, Ignacio. (Heráldica y fuentes de las armas de España, p. 339) y Menéndez Pidal de Navascués, Faustino (Heráldica medieval española, p.26). 35 - La sensibilidad medieval estudiada a través de la heráldica: las modas, gustos decorativos, presentes en los cambios en el ornato de los blasones y en la propia composición de éstos32. - La heráldica imaginaria y su relación con la cultura escrita. Este es el caso de los libros de armas de los caballeros de la Tabla Redonda, los cuales son tan coherentes que forman en el sistema heráldico un mundo aparte, en el cual se significa la influencia de la literatura en la sociedad y viceversa. Existen cerca de doscientos nombres y armas de diferentes caballeros de la Tabla recopilados en armoriales. Sobre esta cuestión versan los trabajos de Pastoureau y Brault en el campo de la heráldica imaginaria artúrica como exponente de los conceptos caballerescos33. - El interés por la heráldica cuando ya ha dejado de ser elemento militar y ha pasado a ser algo definitorio de un estado social, reflejado en los siguientes aspectos: la lectura de los libros de heráldica por intereses de justificación o promoción social, su consulta con el fin de averiguar las raíces de otros linajes con los que se pudiera tener relación; la heráldica en el protocolo de las cortes (cuestión abordada en el estudio de los heraldos en la corona española realizado por Alfonso Ceballos- Escalera)34. I.2.1. Los nuevos enfoques de la investigación española En nuestro país, las perspectivas renovadoras se siguen alternando con los tratados clásicos que se centran en las formas y en la visión exclusivamente arqueológica de la cuestión. Este es el caso de la abundante obra de Cadenas y Vicent, de quien podemos reseñar los siguientes trabajos: Ciencias auxiliares de la genealogía y la heráldica y Fundamentos de heráldica. Otro ejemplo de esta supervivencia son las obras de Luis Messía de la Cerda y Pita: Heráldica 32 Estas cuestiones han sido abordadas por investigadores como Michel Pastoureau en sus trabajos: L’étoffe et le vêtement (Paris, 1995) y Rayures, une histoire des rayonnes et des tissus rayés (Paris, 1995). 33 Pastoureau, Michel, Armorial des chevaliers de la Table Ronde y Brault Gerald J., Early Blazon 34 Heraldos y reyes de armas en la corte de España, 1993. 36 española, el diseño heráldico y su Tratado de heráldica. Si bien, hemos de decir en honor a estos autores que, aunque no contemplen las nuevas perspectivas para el estudio de esta disciplina, sus obras resultan de gran ayuda para profundizar en la identificación y descripción de armerías. Un precursor de las nuevas tendencias en nuestro país fue Ignacio Vicente Cascante, quien ya en la década de los cincuenta, publicó su Heráldica general y fuentes de las armas de España, donde señalaba las posibles aportaciones de esta disciplina para el estudio de los sistemas emblemáticos occidentales y en la que se realizó una primera enumeración de las principales fuentes de la literatura heráldica de nuestro país. La renovación de los estudios heráldicos españoles se debe principalmente al trabajo de dos investigadores: Faustino Menéndez Pidal de Navascués y Martín de Riquer. El primero, desde sus estudios sobre fuentes, abordó la profundización en el conocimiento de las armas castellanas en su Heráldica medieval española, de la que, por desgracia, sólo ha visto la luz el primer volumen, La casa real de León y Castilla. Asimismo, ha realizado interesantes trabajos sobre las representaciones simbólicas de los capiteles de la Colegiata de Tudela y sobre sigilografía heráldica35. Cabe destacar de entre sus obras, su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, titulado Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, donde además de su valor como síntesis del desarrollo de los estudios históricos, realiza una detallada aproximación a la aplicación de los nuevos campos de investigación. Por último, debemos citar su reciente trabajo dedicado a los emblemas heráldicos reales de nuestro país, recogida en la obra colectiva Símbolos de España36, donde se lleva a cabo una profundo análisis de todas las fuentes de investigación, tomando como objetivo la heráldica real y territorial. Por su parte, Martín de Riquer supone el acercamiento a la heráldica desde el punto de vista de la literatura y el lenguaje medievales. Aunque sus primeros trabajos sobre esta disciplina se hicieron dentro del más estricto clasicismo, patente en su Manual de heráldica española, posteriormente ha 35 Sigiloheráldica para archiveros y Apuntes de sigilografía española. 36 Madrid, 2000. 37 realizado interesantes estudios sobre heráldica caballeresca37 y fuentes, a los que más tarde nos referiremos. Hemos de reseñar la figura de otro investigador que ha seguido la estela de los dos anteriores, se trata de Eduardo Pardo de Guevara, autor de un Manual de heráldica española, donde se recogen las ideas de Pastoureau y Neubecker, contemplando algunas de las particularidades de nuestro país. También se le deben interesantes publicaciones sobre la heráldica gallega desde las nuevas perspectivas de la historia familiar38. A su esfuerzo se debe el único trabajo de recopilación bibliográfica crítica del que disponíamos hasta la actualidad para nuestro país, titulado El estudio de los emblemas heráldicos del medievo peninsular. Estado de la cuestión, al cual nos referiremos más delante de manera más extensa. Por último, debemos citar también la aplicación de las nuevas perspectivas de investigación en materias tan singulares como la concepción medieval de la geografía, cuestión abordada en los estudios de Riquer y Muntaner sobre la heráldica en sus estudios del Libro del conocimiento; y el mundo de los oficiales de armas investigado por Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila. I.3. LA EDICION DE FUENTES Al comienzo de este capítulo mencionábamos que una de las principales trabas que ensombrecían el panorama de la investigación heráldica era la ausencia de ediciones de fuentes fiables. Este problema es en gran medida de carácter práctico, debido a las dificultades que plantean el estudio del lenguaje heráldico, la reglamentación propia del blasón y por la pobreza de la mayoría de las ediciones existentes, elementos estos, que han desanimado o inducido a interpretaciones erróneas a algunos investigadores. La primera de estas cuestiones no representa un gran obstáculo para el investigador actual que, teniendo claro un vocabulario básico, se pude manejar sin demasiados problemas en la interpretación de textos especializados. Según 37 Caballeros medievales y sus armas y Caballeros andantes españoles. 38 El jaquelado de los Ulloa. 38 Pastoureau, con una treintena términos se puede describir el ochenta por ciento de las armerías39. Además, los diccionarios y glosarios como elementos auxiliares de las ediciones resultan de gran ayuda para interpretar términos complicados. Sobre este asunto, una pieza fundamental es el trabajo de Brault, Early blazon, en el cual se analizan la evolución y la terminología heráldica durante sus primeros siglos de vida en los siglos XII y XIII a través del estudio de relaciones de armerías en el ámbito geográfico de la zona del canal de la Mandha. Esta obra, ya con más de veinte años de antigüedad, ha sido objeto de una reedición en 1997 que actualiza sus contenidos con las últimas aportaciones. En cuanto a las normas heráldicas o la dificultad que representa la interpretación de las llamadas reglas del blasón, el investigador sólo debe dar importancia a la principal (nunca se representan metal sobre metal ni color sobre color) el resto no son más que criterios convencionales posteriores, sin relevancia a la hora de enfrentarse a un estudio histórico. Por tanto, las reglamentaciones presentes en algunos tratados y obras de referencia en cuestión de muebles, piezas y esmaltes resultan artificiosas y, por tanto, desechables desde el punto de vista científico. La edición de fuentes ha sido, a nuestro juicio, el principal problema metodológico con el que se ha encontrado la investigación en el campo de la heráldica. Pese a los nuevos aires renovadores, todavía hoy se plantean dificultades a los investigadores cuando se enfrentan a textos heráldicos. Este desconocimiento de las fuentes heráldicas por parte de los arqueólogos y los historiadores ha sido consecuencia de dos causas: - La incapacidad de los heraldistas para hacer salir sus disciplinas del cuadro estricto de la genealogía y la heráldica. - La escasez de publicaciones de fuentes fiables realizadas con métodos científicos y reglas específicas para asegurar una crítica rigurosa. El primero de estos problemas está siendo solventado actualmente por los nuevos cultivadores de estas disciplinas, más cercanos al mundo de la investigación moderna que al de la heráldica clásica. En cambio, para solucionar 39 Pastoureau, Michel, Traité ... , p. 239. 39 el segundo aun queda mucho camino por andar, pues habría que analizar con cuidado el material existente, ya que a la hora de editar textos heráldicos y genealógicos se ha recurrido a menudo a fuentes alejadas de los textos originales. Como dice J. D. Vaivre estas cuestiones crean problemas a los investigadores: L’experiencie prouvant qu’aujourd’hui encore trop de chercheurs dédaignent cette science auxiliaire de l’histoirè ou n’y ont recours que l’intermediaire d’ouvrages de seconde ou de troisième main40. Este error se ha debido a diferentes causas, bien a la comodidad del investigador al recurrir a textos de más sencilla lectura, bien a la falta de un trabajo apropiado de crítica textual. Así, hasta hace unos años, existía una gran carencia de ediciones que reflejaran las fuentes más cercanas a la originalidad, las cuales eran las que representaban más fielmente no sólo los personajes, datos y acontecimientos, sino también la mentalidad y las opiniones del autor y, por tanto, podían facilitar el estudio de su época. El problema de edición de fuentes tendría una solución definitiva en el caso de las relaciones de armas, con la realización de un proyecto común de recopilación de un armorial universal llevado a cabo con criterios uniformes. Esto es, hoy por hoy, casi utópico (la mayor recopilación de armas a nivel internacional sigue siendo la de Riestap con cerca de 110.000 armerías). El proyecto se podría ir abordando integrando trabajos por naciones y por épocas. Los pasos a seguir serían: recopilar y estudiar todos los repertorios existentes, asegurarse de la edición correcta de las fuentes tradicionales, inventariar los sellos, estudiar las fuentes no heráldicas y, por último, elaborar tablas heráldicas de carácter general. Para este proyecto la informática ofrecería una gran ayuda en los siguientes aspectos: reunir en bases de datos las armas conocidas, homologar y fijar un lenguaje descriptivo. Además, se abren nuevas posibilidades en campos como las 40 Vaivre, Jean-Bernard de Elements d´héraldique médievale : Orientation pour l´etude et l´utilisation des armoriaux du Moyen Age. París , [1977], p.1. 40 búsquedas (con hipertexto, en texto libre y en lenguajes controlados), y la digitalización de imágenes (su localización y lectura a través de los ORC41). En cuanto a la edición de armoriales antiguos, en algunos países, caso de Francia, Inglaterra y Alemania, existe una tradición en la publicación de fuentes, básicamente de armoriales. Ya en el siglo XVII existía en Francia la conciencia de que los armoriales medievales eran fuentes históricas, por ello se conservan sus textos gracias a las copias realizadas por autores como Jean Le Feron, Jerôme de Bara, André du Chesme, los Chifflet o Du Cange. En Inglaterra ocurrió lo propio gracias a Robert Glover. A fines del siglo XIX, con el nacimiento de la corriente arqueológica, se publican los armoriales clásicos y se realizan recopilaciones de emblemas a partir de ellos, de entre éstas destacan la de Théodore de Renesse, Dictionaire des figures héraldiques, ordenado por muebles, y la famosa recopilación de Jean Baptiste Riepstat, publicada en su Armorial general. Sin embargo, las ediciones críticas de fuentes no comienzan a realizarse hasta la segunda mitad del siglo XX, siendo las primeras las del ámbito anglo francés. Los pioneros en esta tarea fueron Louis Bouly de Lesdain y Max Prinet. Después, aparecieron las ediciones de los principales armoriales medievales: la del Armorial Wijnbergen de Paul Adam-Even y Léon Jequier42, la del mismo Adam-Even del Armorial del heraldo Gelre43 y la Jequier del Armorial Bellenville. En el ámbito inglés destacan las obras de E. S. Jones, Medieval Heraldry, donde se recopilaron tratados y armoriales del siglo XIV (entre ellos el primer tratado heráldico conocido, titulado De heraudie), y la de Anthony Wagner, Aspilogia: A Catalogue of English Medieval Rolls of Arms44, donde se edita una recopilación de fuentes, que recoge desde Mateo Paris hasta el comienzo de la Edad Moderna. Además, en ella se presenta un modelo de descripción principalmente adaptado al estudio de los armoriales en rollo de pergamino, la cual aun conserva gran parte de su vigencia como guía metodológica. Entre las 41 Los programas de reconocimiento óptico de caracteres tienen aun unas posibilidades limitadas, pero en un futuro no lejano podrán enfrentarse a textos y emblemas que actualmente no pueden reconocer. 42 Un armorial français du XIII siècle: l’armorial Wijnbergen, Lausanne, 1951-1954. 43 L’armorial universel du héraut Gelre: 1370-95. Claes Heinen, roi d’armes des Ruyers, Neuchâtel, 1971. 44 London, 1950. 41 diversas recopilaciones de armoriales, ya antigua, pero no por ello obsoleta, se encuentra la realizada por Paul Adam Even45 que, si bien está centrada en los armoriales franceses y más concretamente en la presencia de armas extranjeras en éstos, representa un ejemplo a seguir en lo tocante al planteamiento de la cuestión, enumeración y análisis de los contenidos. Dentro del movimiento de renovación de los estudios heráldicos en la década de los setenta, también se dio la reivindicación de una metodología científica para la edición de fuentes, que se expuso en tratados como los citados de Pastoureau y Neubecker. En ellos se ofrecen nuevas directrices a seguir en la edición de textos, basadas principalmente en la realización de crítica textual, observancia de criterios codicológicos, rigor paleográfico, comprobación de contenidos y elaboración de elementos auxiliares. Exponentes de este nuevo sentido en el acercamiento a las fuentes son las ediciones modernas de armoriales: el Rôle d’armes de Zurich46, el Armorial des rois de l’Epinette de Lille, el Armorial de l’Ordre du Saint-Esprit47 y el Armorial Lalaing48 publicados por Popoff49, el Armorial du bourbonnais y 50 el Armorial de Urfé publicados por J.B. Vaivre51. Estas ideas se han profundizado en los trabajos directamente dedicados a la edición de fuentes, de los que es obligado citar el de Leon Jequier, Tables héraldiques de dix-neuf armoriaux du Moyen Àge, donde se ofrecen pautas para la elaboración de elementos auxiliares y el de Jean-Bernard Vaivre, Elements d´héraldique mediévale : Orientation pour l´etude et l´utilisation des armoriaux du Moyen Age, en el cual se realiza una exposición de las tipologías de armoriales, además de abordar las cuestiones de la datación y el estudio de la autoría de estas obras. 45 “Les armoiries étrangères dans les armoriaux français du Moyen Age”, Hidalguía, n 12 (1995). 46 Paris, 1986. 47 Paris, 1996. 48 Paris, 1989. 49 También son destacables en este sentido los trabajos publicados por este investigador sobre las marches d’armes francesas y borgoñonas (Paris, 1981-1989). 50 Jequier, Leon, L’armorial Bellenville et l’armorial du héraut Gelre. Liège, 1973. 51 Marseille, 1979. 42 I.3.1 Edición de textos españoles En nuestro país, el estudio de la literatura heráldico-genealógica nunca ha tenido la misma relevancia que en otras naciones de nuestro entorno. Mientras que en Francia, Inglaterra o Alemania la publicación de fuentes heráldicas goza de una larga y fructífera tradición, en España hasta la década de los setenta no aparecen las primeras ediciones críticas de estas fuentes. Dicha cuestión resulta aun más paradójica si sopesamos la importancia que tuvo este tipo de literatura en nuestra sociedad desde la Baja Edad Media hasta casi la Edad Contemporánea. Testimonio de esto es el elevado número de ejemplares de textos de dichas materias que se conservan en nuestras bibliotecas Los primeros intentos de abordar el estudio de estas fuentes desde el punto de vista científico se deben a los mismos autores que citamos como renovadores de los estudios heráldicos. Sin embargo, en nuestro país carecemos de obras en las que se ofrezcan directrices metodológicas para la publicación de estos textos, exceptuando algunas indicaciones realizadas en manuales generales, caso del escrito por Pardo de Guevara, o de los conceptos que puedan extraerse del estudio las ediciones existentes. En cuanto a las relaciones de armerías, se puede considerar la primera edición de un armorial español la del Libro del conoscimiento, que fue realizada en 1877 por el erudito y editor de textos medievales, Marcos Jiménez de la Espada52. Aunque la edición del texto de Jiménez de la Espada es de cuidada realización, sus pretensiones no eran las de editar un armorial, sino un libro de viajes53. Su introducción se enfoca en su mayor parte a defender su teoría sobre la verosimilitud del contenido del texto frente a las afirmaciones de Morel Fatio. Sin embargo, la nueva edición del tratado a partir del códice de la Biblioteca de Baviera54, coordinada por Mª Jesús Lacarra, supone un acercamiento desde un alto grado de rigor metodológico. Sin despreciar los apartados dedicados a los estudios 52 La edición de Jiménez de la Espada, publicada originalmente en el Boletín de la Sociedad Geográfica, ha sido reimpresa con introducción del profesor Francisco López Estrada en 1977. 53 Jiménez de la Espada realizó también, entre otras, la edición del principal libro de viajes del siglo XV español, las Andanças e viajes de Pero Tafur (Madrid , 1874). 54 Libro del conosçimiento de todos los rregnos et tierras et señoríos que son por el mundo, Zaragoza, 1999. 43 codicológicos, de crítica textual y de arte, merece una mención especial el dedicado a la heráldica, realizado por el profesor Alberto Muntaner, en el que se realiza un erudito trabajo de verificación y de búsqueda de fuentes, añadiendo unos excelentes elementos auxiliares que permiten la utilización del texto desde las más diversas perspectivas de investigación. Otro importante armorial objeto de estudio ha sido el Libro de armería del reino de Navarra. A partir del ejemplar más antiguo conservado se han realizado dos ediciones, una con más incidencia en la emblemática heráldica y otra desde una perspectiva codicológica. La primera y también la más antigua, es la de Faustino Menéndez Pidal de Navascués55, quien la abordó en su día con la misma minuciosidad que caracteriza sus ediciones y comentarios de textos heráldicos. La edición se acompaña de un estudio inicial que comienza ofreciendo una panorámica sobre la heráldica en Navarra desde sus inicios hasta la Edad Moderna. En ella dedica un apartado al estudio de los heraldos en dicho reino. Prosigue con la materia que constituye propiamente el análisis de la obra: su contenido, su historia y las copias conservadas actualmente. Finaliza con un comentario de los caracteres heráldicos del armorial. Acompaña al estudio, la reproducción fotográfica del manuscrito y otras del Armorial Reyneck y de los emblemas representados en el claustro de la catedral de Pamplona. La edición se completa con un índice onomástico, otro heráldico y dos apéndices sobre emblemas navarros. La edición de Menéndez Pidal, una de las pioneras en la historiografía heráldica española, ha sido continuada, pues a nuestro juicio ambas son complementarias, por la de José Martiniena56. Este estudio se inicia con una introducción general sobre los diversos ejemplares en los que se conserva el armorial. Continúa con una historia del propio texto, en la cual se realiza un exhaustivo seguimiento de lo que pudo ser la fortuna del manuscrito (su formación, la pérdida ocurrida en 1557, las gestiones para su recuperación y la creación del nuevo armorial). Seguidamente, se presenta el estudio del ejemplar: características externas, resumen de los contenidos, breve estudio heráldico y 55 Libro de armería del Reino de Navarra, Bilbao, 1974. 56 Libro de armería del Reino de Navarra, Pamplona, 1982. 44 referencias a aspectos particulares (toponimia, sentencias de nobleza, linajes, etc.). La transcripción de los textos, la reproducción fotográfica (de gran calidad) y los índices onomástico y topográfico completan la totalidad de la edición. El Libro de la Cofradía de Santiago representa la mejor edición de un armorial realizada en España hasta la actualidad. Este códice que retrata a los cofrades adscritos a la agrupación de la Edad Media burgalesa fue dado a conocer por el marqués de Laurencín en 1905. Faustino Menéndez Pidal realizó el primer comentario del texto en 1968 dentro del IX Congreso Internacional de las Ciencias Genealógica y Heráldica. Pero su edición no salió a la luz hasta 1977. Actualmente disponemos de una nueva edición, con prólogo de Eloy Benito Ruano e introducción de Eduardo Pardo de Guevara57. La obra consta de un completo estudio preliminar donde se analiza el devenir de la propia cofradía, la descripción interna y externa del códice, así como su fortuna, los personajes representados en él y un estudio heráldico de sus armerías. Continúa con la transcripción de los textos (las Reglas de la Cofradía y las listas de miembros). Después, se incluye la edición del armorial con la descripción de los blasones de los personajes y la reproducción del códice. Finaliza con los índices de linajes y personas, las tablas heráldicas y los apéndices. La publicación de la Regla y la lista de cofrades de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal de Burgos ha permitido sacar a la luz el segundo gran armorial corporativo de nuestro país, en el que se refleja la historia de la cofradía y de sus componentes desde 1305 hasta 160558. La edición abarca el contenido de los dos códices conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid. En el primero están la primitiva regla de la cofradía y las listas de cofrades; en el segundo se encuentra lo que es propiamente el armorial, donde se representan los retratos de los personajes con sus emblemas heráldicos. Varios estudios 57 El Libro de la Cofradía de Santiago, Burgos: Cádiz, 1996. 58 Regla de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, de Burgos. Y libro en que se pintan los caballeros cofrades, Burgos, 1995. 45 acompañan a las reproducciones de los dos códices59. No obstante, esta edición sin dejar de ser un excelente instrumento para el acercamiento a la historia de las cofradías en la Castilla medieval, no realiza ninguna aproximación a los emblemas heráldicos, ni apunta las posibilidades que éstos ofrecen para abordar la cuestión de las relaciones entre oligarquías urbanas a través de la emblemática. Recientemente han sido publicadas diversas relaciones de armas de territorios españoles no pertenecientes a la corona de Castilla de comienzos del siglo XVI. Los dos más destacables son: el Armorial de Steve Tamborino y el Armorial de Aragón. El primero de ellos ha sido editado por Martín de Riquer en un trabajo muy completo que incluye una introducción sobre el autor y la obra, un estudio del texto, su transcripción y finaliza con los elementos auxiliares. La edición está acompañada de una reproducción facsímil del manuscrito60. En cuanto al segundo armorial, en edición de Antonio Herrera, el facsímil del manuscrito conservado en Zaragoza solamente se acompaña de una brevísima introducción61. Dentro del estudio de relaciones de armas españolas merecen una mención especial los trabajos de Martín de Riquer sobre fuentes de heráldica catalana y castellana en la época de los Reyes Católicos62. Estas obras no pueden conceptuase como ediciones, pues en especial la dedicada a Castilla, no incluye los textos completos, ni respeta el orden de contenidos de las obras estudiadas. Sin embargo, son esenciales para comprender la evolución de la literatura heráldica en nuestro país; en especial la obra dedicada a la heráldica castellana, que tiene como eje los recogimientos de armas de Garci Alonso de Torres. En este trabajo Riquer desarrolla un esquema expositivo original que aborda la materia de manera muy completa, desde lo general a lo particular. El estudio se desarrolla de la siguiente manera: introducción a la heráldica medieval, una exposición sobre la historia de 59 Un primer estudio con orientaciones codicológicas de Floriano Ballesteros, otro de la propia cofradía, obra de Hilario Casado, otro del libro de los caballeros original de Alberto Ibañez y un estudio desde el punto de vista de la historia del arte, obra de Calixto Escolar. 60Barcelona, 1996. 61Zaragoza, 1997. 62 Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos y Heràldica catalana: des l´any 1150 al 1550. 46 los oficiales de armas, particularizando en la figura del rey de armas llamado Aragón y unas semblanzas personales sobre Garci Alonso de Torres y su contemporáneo Steve Tamborino. El cuerpo de la obra lo constituye un tratado sobre todos los asuntos concernientes a la composición heráldica de la época, explicada básicamente a través de los emblemas descritos en los recogimientos de armas de Torres. Acompañan al trabajo unos valiosos elementos auxiliares: tablas heráldicas, índices, bibliografía y apéndices documentales. Como parte menos positiva debemos señalar algunos errores en cuanto a lo expuesto sobre la vida y obra de Torres y un solo enfoque a la hora de localizar fuentes. Otra obra que tampoco se puede conceptuar como una edición propiamente dicha, sino como una relación de emblemas descritos en un manuscrito y enriquecida con una introducción, es el trabajo de Paul Adam Even sobre el armorial atribuido a Diego de Cervellón63, al que acompaña una introducción de Faustino Menéndez Pidal. En este artículo el investigador francés se limitó a transcribir la obra conservada en París, sin realizar una verificación de contenidos ni elaboración de elementos auxiliares. Recientemente el profesor Ladero Quesada ha realizado un artículo sobre ciertos aspectos de la obra que ha sido objeto de estudio en el presente trabajo, el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, dentro del cual lleva a cabo la transcripción de fragmentos de este texto relativos al origen de algunos linajes. Pero, como el propio autor señala, no es su propósito realizar una edición de éste, sino abordar desde la perspectiva de la historia de las mentalidades la explicación del origen de estas familias64. Por parte de autores españoles y extranjeros también se han realizado estudios sobre los escudos peninsulares presentes en armoriales foráneos. Los dos más interesantes son los de Fluxia65 y Popoff66. El estudio de Armand de Fluxiá sobre los apellidos catalanes incluidos en el Armorial de Bellenville (publicado por Leon Jequier), se centra en los cuarenta y tres escudos catalanes del 63 “Le recueil de la noblesse d’Espagne”, Hidalguía, n. 135, 1975, pp. 832-855. 64 Ladero Quesada, Miguel Ángel, No curemos de linaje ni hazañas viejas ...”, Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CXCVII, n.2 (2001), p. 215. 65 “Puntualizaciones y rectificaciones a los escudos catalanes del Armorial Bellenville”, Hidalguía, n. 188 (1988), pp. 13-18 . 66 L´héraldique espagnole et catalane a la fin du Moyen Âge, París, 1989. 47 manuscrito e incide en los errores de transcripción y en los datos históricos fallidos. Ofrece además una nueva datación de la obra a tenor de estas correcciones El trabajo de Popoff relaciona los escudos de los reinos cristianos peninsulares recogidos en siete armoriales conservados en Francia (seis franceses y un anónimo español), con una interesante reseña de cada uno de ellos. Pero lo verdaderamente destacable de este estudio es la metodología seguida en la redacción de elementos auxiliares: tablas heráldicas e índices onomásticos de linajes y personas. Sobre las armerías indianas del siglo XVI se han elaborado dos recopilaciones, ambas facticias. La primera es el Nobiliario de conquistadores de Indias, del que solamente se publicó el primer volumen, por la Sociedad de Bibliófilos Españoles, acompañado de un estudio de Antonio Paz y Melia. En esta obra se daban a conocer los blasones de los conquistadores de América, tomando como base la documentación acreditativa de las peticiones y concesiones de éstos que se encuentran en el Archivo de la casa de Alba. La segunda, es el Nobiliario Hispano-Americano del siglo XVI, recopilado por Santiago Montoto. El autor se basó en certificaciones de concesiones de armas conservadas en el Archivo de Indias. Está ordenado alfabéticamente, contiene ciento noventa y un blasones con la transcripción de las cédulas reales de concesión, algunas de ellas con su motivación. Incluye también la reproducción gráfica de algunos de los emblemas heráldicos. Sobre obras de la Edad Moderna se han realizado algunos estudios, pero la mayoría adolecen de graves inconvenientes: primero, en esta época la inclusión de la heráldica dentro del género genealógico reduce la importancia de este tipo de contenidos; segundo, muchos de los trabajos no son ediciones, sino estudios, con inclusión total o parcial de las relaciones descriptivas de blasones. Entre ellos podemos destacar las siguientes: - Nobiliario de Galicia de Agustín de Rojas Villandrado, titulado Linajes de Galicia, solares y casas conocidas, de que proceden muchas en Castilla, publicado por Enrique Fernández-Prieto Domínguez, siendo parte de la obra del 48 propio Rojas, El buen repúblico67. El nobiliario viene a ocupar un amplio capítulo del libro segundo68. - El Nobiliario vizcaíno de Diego de Soto y Aguilar, el cual formaba parte del Tratado de los pobladores del señorío de Vizcaya que no fue vencida y títulos de los señores de ella y de algunas casas particular y sus armas, editado por Vicente de Cadenas y Vicent69 a partir del ejemplar de la biblioteca de Luis de Salazar y Castro, sin ningún tipo de estudio. - El Armorial versificado de Juan García Ruiz de Castro, referente a los hidalgos de la ciudad de Segovia, redactado a mediados del XVI, fue publicado parcialmente por Juan de Vera70, quien lo tomó de la obra Apotegmas, sentencias del Papa, con otras más. - El titulado La Ovandina de Pedro Mexía de Ovando, editado en 1611, estudiado por Narciso Binayón Carmona dentro de su trabajo La atormentada historia del primer libro de genealogía criolla71. No es propiamente una edición de la obra, sino un estudio sobre los motivos que dieron lugar a su retirada por el Santo Oficio, aunque en él se incluyan transcripciones de diversos párrafos pertenecientes a distintos linajes. - El texto de Clotilde Olarain Múgica, Índice del manuscrito genalógico nobiliario atribuido a Jorge de Montemayor y titulado: La ynvestigación de linajes y relación de las treze merindades de Castilla la Vieja 72. Es uno de los mejores estudios sobre textos modernos. El trabajo está precedido de un asiento bibliográfico resumido de la obra. Comienza con un prólogo donde se aborda la cuestión de la autoría. Le sigue la explicación de los criterios de publicación (el orden de los apellidos y respeto a la ortografía), la relación de linajes con 67 Salamanca, 1611. 68 La edición del nobiliario consta de: introducción sobre la vida y obra del autor, exposición de los criterios de edición (ordena los linajes en forma alfabética y conserva la ortografía original), relación de las armerías, transcripción de la relación de linajes, las armas del apóstol Santiago, epílogo donde el autor apunta esta obra como modelo para la de José de Pellicer y Tovar titulada “Los pazos y linais de Galicia y caballeros de ella de 1646”, Hidalguía, n. 172-173 (1982), pp.453- 475. 69 Hidalguía, n. 10-11 (1955) pp. 78-89. 70 Hidalguía, n. 12 (1955) pp.113-128. 71 El estudio consta de un acercamiento a la figura de Alonso Bravo de Sarabia y Sotomayor que en 1620 da el visto bueno a la obra; a continuación se compara la obra con otras genealogías de linajes americanos, con el fin de demostrar que la Ovandina fue el primer libro de genealogía criolla, sigue con el relato de la prohibición y sus motivos y a continuación presenta una estructuración de los contenidos de la obra. Hidalguía, n.166-167 (1981) pp. 257-277. 72 Hidalguía, n. 207 (1988) pp. 209-243. 49 distinción para los que se acompañan escudos y, por último, incluye un índice único de los linajes, lugares, títulos y personas - La publicación titulada Estudio del heraldario anónimo del siglo XVIII “Armas de algunos apellidos de España” realizado por Eduardo Pardo de Guevara y Valdés. Consta de las siguientes partes: noticia sobre el origen del hallazgo, estructura del texto, descripción alfabética de armas seguida de dibujos de los blasones, teoría sobre el origen de la obra, relación de apellidos y notas. De modo casi anecdótico, citaremos la edición de Les troves que escrive mosén Jaume Febrer Cavaller dels linajes dels Nobles de la Ciudat y reyno de Valencia ab dos escuts e divises de llos sues armes. Hoy en día la originalidad de la obra está descartada. Aunque datada en el siglo XVII, posiblemente su autor se basó en textos medievales, por lo que se puede tomar como una fuente historiográfica de segundo orden. Tanto si sus fuentes fueron medievales como si no, a través del texto se puede estudiar la mentalidad de la historiografía de la ciudad de Valencia en una época difícil para la corona de Aragón, cuando muchos linajes defendían su status por vía de la legitimación debida a su participación en la conquista del reino por Jaime I. La edición de la obra está formada por el estudio previo de Vicente L. Simó y el facsímil del manuscrito, acompañada además por material anexo de divulgación para la realización por parte del lector una posible búsqueda genealógica. Si el volumen del estudio de fuentes heráldicas en el campo de las relaciones de armas y linajes no es muy grande en nuestro país, sobre la edición de los manuales teóricos del blasón no se ha realizado ningún trabajo que desarrolle su personalidad y ponga de relieve su importancia, como dice Pastoureau: 50 L’histoire des manuels de blason reste à faire. Elle serait pourtant riche d’informations de toutes sortes sur la façon dont chaque époque, á travers ses auteurs (de Bartole à D.L. Galbreath), a envisagé les armoiries: soucis de codification technique ou juridique, préoccupations érudites, développements artistiques, considérations symboliques, réaction nobiliaire ou snobisme mondain73 En España estas obras se han difundido principalmente desde una perspectiva más bibliofílica que científica. Ya desde el siglo pasado contamos con ediciones de las primeras obras españolas: el facsímil del Blasón general de Gracia Dei, acompañado de un estudio de Pascual de Gayangos, el cual ha sido objeto de una reciente reedición74; y el Nobiliario vero de Ferrán Mexía editado por Manuel Sánchez Mariana. También encontramos transcripciones de estas obras dentro de recopilaciones de diferentes autores medievales y modernos que trataron estas materias (Valera, Rodríguez de la Cámara y don Juan Manuel, entre otros). Los tratados clásicos del blasón del siglo XVIII han sido objeto de ediciones, unas veces con espíritu de perspectiva histórica y, las más, con interés bibliofílico o de curiosidad nobiliaria. En esta línea están la edición de Xavier Calicó del Arte heráldica: adarga catalana de Francisco Xavier de Garma y Durán, y las de las obras del marqués de Avilés y de Aldazábal y Murguía. 73 Pastoureau, Michel Traité …, p.72. 74 Gracia Dei, Pedro, Blasón General y Nobleza del Universo. Ed. facs. de la de: Coria 1489, Cáceres, 1993. 51 I.4. OBRAS DE REFERENCIA La edición de obras de referencia: bibliografías, catálogos, diccionarios, manuales, biografías y repertorios, ha tenido en nuestro país un desarrollo irregular. Nuestros grandes genealogistas de fines del siglo XVII se ocuparon ya de realizar trabajos en este sentido. Las principales son las siguientes. La primera digna de mención es la biobibliografía titulada Biblioteca Genealógica obra de Luis de Salazar y Castro75. Se trata de un repertorio biográfico manuscrito en el cual se recogen brevemente datos sobre las vidas y obras de los principales autores de temática genealógica y heráldica desde la Edad Media hasta fines del siglo XVII. También se conservan referencias sobre otra biobibliografía heráldico-genealógica escrita por Juan Lucas Cortés, de quien dice Luis de Salazar y Castro que fue: “El varón de más profunda y general erudición que en el siglo pasado conoció España”76. Entre las obras manuscritas de Esteban de Garibay y Zamalloa figura una breve relación biográfica de autores genealógicos y heráldicos. Pocos años posterior a estos autores apareció la controvertida obra del danés Gerardo Ernesto Franckenau, Bibliotheca hispánica: histórico genealógico heráldica, en ella se recogen setecientas cincuenta entradas de autores españoles de heráldica y genealogía. 75 Esta obra ha sido editada por Enrique Soria Mesa, quien realiza una introducción sobre el autor y transcribe uno de los dos textos conservados, haciendo someras referencias a los autores y obras citados (Biblioteca genealógica, Córdoba , 1997). 76 Biblioteca Genealógica española. BN. Ms. 18.121, f. 29 v. 52 Bibliografías De las bibliografías heráldicas en el ámbito internacional hay que destacar la de Pastoureau, Origine, apparition et diffusion des armoiries: essai de bibliographie77, en la que se analiza las principales obras que defienden las distintas teorías que explican la aparición del fenómeno emblemático heráldico. Posteriormente, este mismo autor sacó a la luz la mejor bibliografía nacional con que se cuenta en este campo, titulada Bibliographie généalogique, héraldique et nobiliaire de la France des origines à nos jours78. En nuestro país, Castañeda y Alcover realizó una cuidada selección bibliográfica de obras de heráldica, que tituló Notas para formar una biblioteca de la ciencia heráldica. En ella se recogían más de ciento sesenta obras impresas, desde los clásicos españoles con las obras de Gracia Dei, Libro del conoscimiento o Ferrán Mexía hastas las extranjeras del heraldo Sicilia79. Miguel Santiago Rodríguez en sus Documentos y manuscritos genealógicos, realiza la primera aproximación elaborada al estudio de la documentación heráldica y genealógica en España. En ella se incluye una bibliografía basada principalmente en fondos de la Biblioteca Nacional, la Academia de la Historia y la Biblioteca de El Escorial, ordenada por autores y títulos en las obras anónimas. Añade también índices de autores, materias, geográfico y onomástico de apellidos, linajes y casas. Se trata de una obra muy interesante, pero al intentar abarcar un campo tan extenso, el acercamiento que realiza a algunas materias puede defraudar a los investigadores que quieran encontrar una guía para el estudio en profundidad de este tipo de obras80. Una cuestión que merece la pena resaltar por su innegable interés, es la de las pautas que establece para la clasificación de fondos bibliográficos de temática heráldica y genealógica, basándose en la CDU81, que puede ser de gran utilidad para personas 77 En Colloque International d’héraldique (2º. Bressanone/Brixen. 1981) Les origes des armoiries, París, 1983. 78 Paris, 1988. 79 Arte del blasón: manual de heráldica, Madrid, 1916. 80 Incluso a la hora de consultar bibliografía hay que tener en cuenta las numerosas erratas que hemos podido comprobar en las signaturas de las referencias de manuscritos de Ferrán Mexía. Gracia Dei y Garci Alonso de Torres. 81 Clasificación Decimal Universal. 53 encargadas de organizar este tipo de fondos y que no tengan una formación biblioteconómica82. Ignacio Vicente Cascante en su Heráldica General y fuentes de las armas de España ofrece una panorámica de bibliografía heráldica comentada, comenzando por España, desde Valera hasta 1954 y, a continuación, relaciona las principales obras extranjeras desde el siglo XIII al XX. También realiza reseñas de revistas y asambleas. Existen además otras bibliografías sobre esta disciplina, si bien, algunas son de carácter muy superficial. Entre estas se encuentran las presentes en los tratados genéricos sobre heráldica española de Pardo de Guevara y Messía de la Cerda, entre otros. Catálogos Dentro de este tipo de obras de referencia, los catálogos publicados más notables son los siguientes: De carácter nacional, el Index general des manuscrits héraldiques des bibliothèques publiques de France83, realizado bajo la dirección de Michel Popoff. De ámbito institucional el Catalogue of manuscripts84 llevado a cabo bajo la dirección de Francis Steer, donde se recogen los fondos manuscritos del prestigioso College of arms de Londres. De entre los catálogos publicados sobre esta materia en nuestro país merecen destacarse los siguientes: El Catálogo de los Códices referentes a ciencia heráldica, genealógica, nobiliarios y materias concomitantes que se conservan en el departamento de manuscritos de la biblioteca Nacional de Madrid de Jesús de Madariga y Martínez de Pinillos, leído en el Primer Congreso de Genealogía y Heráldica (Barcelona,1929)85. El trabajo está dividido en dos partes: la primera de ordenada 82 No obstante, aconsejamos que no se tome al pie de la letra pues desde la fecha de edición de la obra la CDU ha sufrido varias revisiones, siendo la última edición aprobada por la FID de 1995. 83 Paris, 1993. 84 London, 1988. 85 Publicado con posterioridad en Hidalguía, n. 196-197 (1986), p. 529- 562. 54 alfabéticamente por autores, consta de cuatrocientos veintidós asientos, donde en cada uno se incluye el autor, el título y la signatura del ejemplar; la segunda, de obras de autor desconocido, consta de cuatrocientos cincuenta y nueve asientos, entre los cuales abundan las genealogías y las ejecutorias de hidalguía sin orden. Otras descripciones publicadas son: el Índice sumario de los manuscritos castellanos de genealogía, heráldica y órdenes militares: que se custodian en la Real biblioteca de San Lorenzo de El Escorial, de Vicente Castañeda; los Índices de la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la historia; y las Bibliografías heráldico-genealógico-nobiliaria de la Biblioteca Nacional sobre impresos y manuscritos, de Luis García Cubero y Benito Municio. Diccionarios Actualmente existe una abundancia de este tipo de obras, si bien, la mayoría carece de interés, pues no son más que relaciones de emblemas a las que se añaden unos glosarios terminológicos. Sin embargo, como obras de referencia reseñables podemos citar algunas. El diccionario de vocabulario internacional dirigido por Stalins y titulado Vocabulaire-atlas héraldique en six langues, sigue siendo la mejor obra de carácter plurilingüe, en la cual además de la traducción de los términos se incluyen unas detalladas definiciones. También es destacable el Deutsch und Franzosisch fur Heraldiker86 realizado por Neubecker, donde aparte de la terminología bilingüe se incluye un extenso apartado sobre teoría heráldica. De entre los diccionarios de nuestro país se pueden destacar: el Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España de Fernando González Doria, que se estructura en tres apartados principales. El primero, titulado Libro de oro de la nobleza española, dedicado a estudios sobre la familia real, los títulos nobiliarios españoles y extranjeros usados en España; el segundo, titulado La heráldica española, que contiene un breve tratado del blasón, con vocabulario y un armorial ordenado alfabéticamente por apellidos; el tercero, titulado Corporaciones nobiliarias, con estudios sobre el origen de la nobleza, las órdenes militares y de caballería, maestranzas, etc. Sin embargo, el autor no profundiza demasiado en 86 München, 1983. 55 ninguno de los aspectos que trata, estando más cerca de ser una obra de divulgación que de referencia científica. Como diccionario exclusivamente terminológico, el de mayor calidad sigue siendo el de Vicente de Cadenas y Vicent87, donde además de los significados, se incluyen un glosario internacional y una relación de ilustraciones de lo descrito en los artículos. Otro texto interesante es el de Armand de Fluviá titulado Diccionari general de Heráldica. La obra lleva glosarios en inglés, castellano, francés e italiano, completa términos de la Enciclopedia Catalana y se acompaña de una extensa bibliografía. El más actual es el realizado por José María Montells y Galán, Diccionario heráldico de figuras quiméricas y otros términos relacionados con la ciencia del blasón88, que resulta útil en las interpretaciones emblemáticas y actualiza algunos conceptos del anterior. Repertorios Los repertorios de linajes y blasones son las obras de referencia que han sobrevivido con más pujanza, desde los antiguos armoriales y nobiliarios hasta las actuales relaciones de blasones y apellidos. En nuestro país el más destacable es la monumental obra de los hermanos García Carrafa, sobradamente conocida, la cual quedó desgraciadamente inconclusa89, pero que ha sido continuada en la actualidad por el equipo coordinado por Endika de Mogrobejo90. Otros repertorios dignos de mención son: el de Cadenas y Vicent, Repertorio de Blasones de la comunidad Hispánica91, que recoge 55.000 descripciones de armerías del ámbito hispánico e incluye, al final del primer volumen, una relación de fuentes, donde figuran las obras del Conde don Pedro, de Argote de Molina y de López de Haro, entre otras. El Diccionario de heráldica de Jacques-A. Schnieper Campos, en el cual se recogen emblemas de toda España acompañados de ilustraciones 87 Su última edición es de 1992. 88 Zaragoza, 2000. 89 García Carrafa, Alberto y Arturo, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles, Madrid, 1953 - 90 Diccionario hispanoamericano de heráldica, onomástica y genealogía, 1996. 91 Madrid ,1969. A partir de ésta edición la obra se reimprime con periodicidad hasta la actualidad 56 ordenadas por el origen de los apellidos92, y el trabajo ya citado de González Doria. Si bien, estos dos últimos se mueven más en el terreno de la divulgación que en el de la referencia científica. Publicaciones periódicas Sobre este tipo de literatura existe un elenco tan variado que sería demasiado prolijo mencionar todas las publicaciones que dedican sus páginas, en parte o en su totalidad a la heráldica. A modo de selección podemos citar algunas de las más representativas del panorama internacional: Armas e Trofeus, Cahiers d’héraldique o Archives Héraldiques Suisses. En nuestro país la publicación pionera fue la Nueva Academia Heráldica, la cual tuvo una breve vida entre 1913 y 1914. Pero sin duda, la más famosa es la titulada Hidalguía que se viene publicando desde 1953 hasta nuestros días, en cuyas páginas han aparecido algunos de los trabajos más meritorios de la investigación española y extranjera. Durante estos últimos años han visto la luz otras publicaciones de contenidos prometedores, pero cuya pervivencia no nos atrevemos a pronosticar, caso del Boletín de la Academia Madrileña de Heráldica y Genealogía, la Revista iberoamericana de heráldica y los Cuadernos de Ayala. También debemos mencionar las revistas de otros campos que han dedicado parte de sus contenidos a la investigación heráldica como: Hispania, el Boletín de la Real Academia de la Historia o Emblemata, entre otras. Para finalizar esta breve relación, no se puede dejar de mencionar la única recapitulación sobre el estado de la cuestión de la emblemática heráldica en nuestro país. Se trata del trabajo de Eduardo Pardo de Guevara y Valdés titulado El estudio de los emblemas heráldicos del medievo peninsular. Estado de la cuestión93, en el que el autor realiza una breve y concisa valoración de los diversos enfoques que han tenido estos estudios a lo largo de la historia, además de las posibilidades y los obstáculos que encuentran las nuevas perspectivas de estos estudios como auxiliares de la historia. La exposición se completa con una 92 Madrid, 2000. 93 Hispania, n 175 (mayo-agosto, 1990), pp. 1003-1016. 57 bibliografía sobre la emblemática heráldica compuesta por ciento treinta y ocho referencias, que abarcan desde las obras clásicas hasta un apartado dedicado específicamente a los últimos avances. I.5 LA GENEALOGÍA Si bien la base y el objetivo principal de este estudio es la investigación y el análisis de las obras de temática heráldica, no podemos pasar por alto la genealogía. Tanto más cuanto este trabajo está dedicado a las fuentes heráldicas y éstas, a menudo, son también genealógicas (sobre todo a partir de la Baja Edad Media y durante toda la Edad Moderna). La genealogía fue una disciplina anterior en el tiempo a la heráldica. Con raíces en la cultura clásica y judía, Genicot sitúa el origen de estas obras en la cultura germánica y céltica94, siendo herederas de una antigua tradición oral95. A fines del siglo XII este tipo de literatura comienza a tener auge debido a los intereses de las casas nobiliarias por fundamentar sus aspiraciones políticas. En España no se tienen noticias de textos genealógicos hasta el comienzos del siglo XIII con el Chronicon Villarense, obra intermedia entre la genealogía regia y la crónica universal96. En contra de la opinión clásica, la unión entre la genealogía y la heráldica no nace originalmente de sus puntos de acuerdo, sino de la derivación de ambas hacia un campo estrictamente nobiliario. Tanto una como otra son, desde fines de la Edad Media, disciplinas orientadas al ensalzamiento de los linajes nobles, 94 Según Klapisch-Zuber, las antiguas genealogías de los reyes sajones servían para reivindicar la legitimidad dinástica tras la caída del poder de Roma (L’ombre des ancêtres: essai sur l’imaginaire medieval de la parenté, Paris, 2000, p. 86). 95 Genicot, L., Les généalogies, Turnhout, 1975, p. 12. 96 Paredes, Juan, Las narraciones de los livros de linhagens, Granada, 1995, p. 8. 58 buscando las grandezas del pasado para gloria y autocomplacencia propias, así como, la justificación de los privilegios que otorga el status nobiliario97. Pese a ser dos materias diferentes, los actuales estudios en el campo de la heráldica no pueden ni deben evitar una íntima colaboración con la genealogía, dado que en su relación han de tenerse en cuenta los siguientes aspectos: - Durante siglos ambas disciplinas han caminado asociadas y han sido estudiadas por los mismos autores. Los genealogistas a menudo se interesan por las armas de la familia y su evolución. Incluso a veces, son los propios reyes de armas los que realizan labores de genealogistas a través de las llamadas certificaciones y cartas de nobleza. - El origen de ambas se sitúa en el campo de la evolución de los grupos familiares, pues los emblemas heráldicos son fundamentalmente hereditarios y se perpetúan a través de la continuidad del linaje. A través del blasón se reflejan la propia existencia de una familia, su estructura y su renovación sucesoria. - La genealogía puede servirse de la heráldica como elemento identificador dado que, al tiempo o anteriormente a la fijación de los nombres de familia, las armerías ya se representaban de una forma uniforme dentro del seno de la sociedad. - La heráldica también necesita de la genealogía como base para investigar los orígenes de las armerías con el fin de acercarse al ámbito social en el que nacieron. Por ejemplo averiguar si éstas son de linaje, si han sido adoptadas por un titular o por sus ancestros, etc. Sin embargo, al igual que la heráldica la genealogía ha de saber desprenderse de la mala reputación ganada por sus cultivadores desde antiguo. Ya 97 Según Enrique Soria Mesa: Al ser un instrumento de dominación de la elite gobernante la genealogía realiza papel de como arma ideológica de control social (La biblioteca genealógica de D. Luis de Salazar y Castro, Córdoba, 1997, p.19). En nuestra opinión, aunque es innegable el aspecto justificativo de la genealogía durante el Antiguo Régimen, no hay que restringir este papel a la defensa de unos intereses económicos de clase, sino que en la mentalidad nobiliaria intervienen otros tipos de factores, como el honor o la idea de ejemplo, que se reflejan continuamente en este tipo de literatura. 59 en tiempos de Juan II están presentes los prejuicios contra los genealogistas, Fernán Pérez de Guzmán se refiere así a éstos: Hombres de poca vergüenza a quienes mas les place relatar cosas extrañas e maravillosas, que verdaderas e çiertas [...] ca si por falsear un contrato de pequeña cuantía de moneda merece el escribano gran pena, quanto más el cronista que falsifica los notables y memorables hechos, dando fama y renombre a los que no lo merecen 98. Desde la Baja Edad Media y durante toda la Edad Moderna, los autores mezclaban las verdades y mentiras en los cronicones y estudios de linajes. Con frecuencia atribuían orígenes míticos a las familias con objeto de halagar a sus mecenas. Por su parte, las propias familias nobles buscaban en la genealogía la justificación del derecho a su patrimonio y privilegios. Cuando se acababan los datos fidedignos sobre alguna familia, o no convenía difundir los hechos reales, se retrotraía el linaje a antepasados míticos. Lamberto de Andrés remontaba los orígenes de la familia de Irland hasta un aventurero llamado Sifridus, los condes de Anjou se remontaban hasta un tal Tortulfus, guerrero de la época de Carlos el Calvo99. Las certificaciones de armas son un exponente claro en nuestro país de la exageración de la recuperación genealógica hasta extremos insospechados. Se encuentran numerosos ejemplos de ellas en nuestro archivos o bibliotecas, caso de las expedidas por Pascual de la Rua Ruíz de Naveda, cronista y rey de armas de Carlos III 100. Sin embargo, entre los estudios genealógicos hubo también modelos de erudición e investigación histórica en absoluto desdeñables. Nombres como los de Alonso de Cartagena, Jerónimo Zurita, Ambrosio de Morales, Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Jerónimo de Aponte, Gonzalo Argote de Molina o el propio 98 Crónicas de los reyes de Castilla, Madrid, 1957, v.LXVIII, p. 697. 99 Keen, Maurice, La caballería, Barcelona, 1986 , pp. 52- 53. 100 Por ejemplo, la de la familia Ramírez de Arellano, que mezcla elementos tomados de crónicas con otros audazmente inventados, con el fin de remontar la nobleza de la familia a tiempos mitológicos. BN, Ms. 11.420. 60 Salazar y Castro, son ejemplos de la importancia que tuvo este género dentro de la historiografía española y de la rigurosidad de algunos de sus cultivadores. Desde fines del XVI ya hubo intentos de racionalizar la genealogía, el primero que se extiende por toda Europa fue el método de numeración genealógica atribuido a Jerónimo de Sosa y, en realidad, original de Michael Von Eitzing, recogido en su obra Thesaurus principum hac aetate in Europa viventium libellus iam multis locis en 1591101. Los tratados genealógicos redactados hasta la actualidad pudieron ser científicos, pero su finalidad seguiría siendo en la mayoría de los casos, la vanagloria. 1.5.1. Perspectivas actuales de la genealogía Así cuando la genealogía, esto es, los estudios o investigaciones sobre filiaciones y parentescos de un individuo o linaje, constituyen una línea de trabajo más, o una posibilidad de análisis o de reflexión más en el conjunto de investigaciones históricas, lo cierto es que su cultivo ha estado encaminado hasta tiempos bien recientes, y casi en exclusiva, hacia unos objetivos escasamente operativos en el orden científico102. Estas palabras de Pardo de Guevara resumen la situación de esta disciplina desde la Baja Edad Media hasta casi la actualidad. Al igual que la heráldica, la genealogía ha tenido que librarse de una tradición secular en la que ha estado actuando más como una forma de representación social, cuando no de adulación literaria, que como una materia científica con unos objetivos definidos. Para su fortuna, esta ligazón sin más a la heráldica nobiliaria está en plena 101 Figura la numeración de los ascendentes comenzando con el 1 para el interesado, 2 y 3 para los padres, 4, 5, 6 y 7 para los abuelos 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 155 para los bisabuelos y del 16 al 31 para los tatarabuelos y así sucesivamente, al distribuir los pares para los varones y los impares para las mujeres, a excepción de la neutralidad del 1. Para ampliar sobre esta temática véase Cadenas y Vicent, Vicente, “La numeración genealógica”, Hidalguía, n. 255 (1996) , pp. 369-375. 102 Pardo de Guevara y Valdés, Eduardo, “¿Hacia una nueva ciencia…”, p.171. 61 decadencia en favor de otras disciplinas como la historia, la sociología o la medicina103. Las nuevas generaciones de genealogistas, casi todos con formación en las disciplinas históricas: paleografía, diplomática, sigilografía y heráldica han asumido la tarea de enfocar esta rama del conocimiento hacia nuevos objetivos, sin dejar de lado la creación, siempre respetable si es rigurosa, de los árboles genealógicos, los cuales además de resultar un buen instrumento auxiliar para localización de personajes pueden jugar un interesante papel como testimonio de los conceptos sociales y de las modas de cada época104 . Los trabajos genealógicos sirven de soporte hoy en día a numerosas ciencias como la demografía, la medicina, la etnología y la sociología y en sus métodos se aplican la estadística y la informática105. Como parte de esta renovación, los investigadores han pasado a utilizar un abanico de fuentes más amplio que el usado tradicionalmente106. Jerónimo Delgado realiza una clasificación de éstas ordenándolas de la siguiente forma: - Fuentes epigráficas o monumentales (epitafios sepulcrales, lápidas conmemorativas de nacimientos, medallas, monedas, etc.) - Fuentes manuscritas (crónicas, anales, narraciones, cartas, libros sacramentales, defunciones, registros, expedientes de ingreso en órdenes, nobiliarios, escrituras de fundación de mayorazgos, etc.) - Fuentes impresas (crónicas, biografías, almanaques, periódicos, tratados de historia local, etc.)107 103 Sobre la relación de la genealogía con otras disciplinas véase, Cadenas y Vicent, Vicente, “Aplicación de la genealogía y conocimientos genealógicos”, Hidalguía, n.196-197 (1986), pp.497-511. 104 Sobre la evolución del concepto de árbol genealógico en la Edad Media a la Moderna, desde los stemmas lineales hasta los árboles renacentistas véase el citado estudio de Christiane Klapisch- Zuber. En el cual la investigadora se adentra en la realización interesada de estas representaciones por parte de la iglesia, la nobleza y la propia corona, destacando en este sentido los famosos árboles de los Habsburgo (desde Maximiliano hasta Carlos I) herederos de los realizados para las dinastías carolingia, otoniana y güelfa, en los cuales se aprecia de forma evidente la utilización de la genealogía dentro idea de triunfo como parte del aparato propagandístico imperial. Entre los más famosos árboles se pueden citar los siguientes: el Árbol del castillo de Ambras, L’Apothéose o La Généalogie de Charles Quint y el que orna el manuscrito de la Vita Friderici et Maximiliani (Op. cit., pp.299-308). 105 Fernández-Chicarro y de Dios, Mateo, “La genealogía moderna”, Hidalguía, n.206 (!988) pp. 131-143. 106 Un importante vehículo para esta renovación ha sido la publicación de los Cuadernos de investigación genealógica. Aunque lamentablemente la difusión de esta revista en nuestro país no ha tenido el eco que merecía. 62 Esta nueva perspectiva en la reconstrucción de linajes y filiaciones puede abrir vías a la investigación histórica en campos concretos: a) Estructura interna de los linajes: - Estadísticas de filiaciones y parentescos, tasas de esterilidad, natalidad, nupcialidad, celibato, etc. - Vitalidad y crecimiento de los linajes, de sus líneas mayores y colaterales. - Proyección de linajes en el marco social, ascenso o postración socio- económico-política. b) Los modelos socioculturales: - Los conceptos y valores internos que tenían las familias en cada época. - Las instituciones familiares de la Edad Media y Moderna (primogenitura, mayorazgo, heredamientos, etc.) - La trayectoria vital de los individuos tanto social como geográficamente. El estudio de las corrientes migratorias, la composición de las poblaciones de antiguas ciudades (caso de las naciones iberoamericanas). - Todos los condicionantes que han modelado la vida de las personas, la historiografía de la vida privada, en la que influyen las fibras del tejido social; la vida económica reflejada en los miembros del linaje, a que se dedican, si son pecheros o cuando dejan de serlo, las costumbres en enlaces y otros acontecimientos108. No obstante, hay que recordar que la genealogía ha de realizar también su tarea original, es decir, la reconstrucción rigurosa y fidedigna de los lazos entre familias y linajes, sin que ello suponga una limitación para otras facetas. Incluso sería conveniente realizar un análisis de lo mucho que puede haber de interés en 107 Delgado de Aguilar-Blardony, L., “La genealogía y las fuentes históricas”, Hidalguía, n. 254 (1996), pp. 347-381. 108 Véase Márquez de la Plata, Vicenta Mª “Los estudios genealógicos como auxiliares de la historia” Hidalguía, n. 196-197 (1986), pp.373-385. 63 los nobiliarios genealógicos o en los exagerados tratados como los de Pedro Gracia Dei, dado que, con ellos formaron sus conceptos sociales e históricos los grupos dirigentes de la sociedad moderna. Esta cuestión ha sido señalada por Miguel Ángel Ladero al referirse a la visión del mundo plasmada en relatos genealógico-nobiliarios: Es también posible que la fábula conservara parte de su vigor y que se limitaran ellos, en sus escritos, a reflejar una creencia todavía aceptada. Así era, desde luego, en la época de los Reyes Católicos, y muchos jóvenes criados en casas nobles, contemporáneos de Colón y de los primeros viajes descubridores, se instruirían leyendo libros de este tipo que marcarían una impronta en su educación dentro de los valores caballerescos 109. Tanto las relaciones genealógicas como los nobiliarios, los armoriales y los tratados del blasón, escritos desde fines de la Edad Media hasta casi el siglo pasado son una fuente inapreciable para el estudio de las mentalidades de sus lectores, así como de las corrientes de pensamiento que estuvieron en vigor durante casi cuatro siglos. Las nuevas perspectivas en el tratamiento historiográfico de la genealogía comenzaron en la segunda mitad del siglo XX, destacando los trabajos de Genicot en el ámbito de la genealogía medieval francesa y en el establecimiento de una metodología científica en su ya clásica obra Les généalogies. Actualmente ya se asumen estas perspectivas de la genealogía como algo más que la elaboración de árboles y el establecimiento de parentescos. Un buen ejemplo de la investigación actual es la obra de Christiane Klapish-Zuber, quien ha enfocado sus trabajos hacia los parentescos y los nombres110, en su última obra L’ombre des ancêtres111. 109 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El Preste Juan de las Indias y los reyes de armas castellanos del siglo XVI”, en Medievo Hispano: Estudios in memoriam del profesor Derek W. Lomax, Madrid, 1995, p. 224. 110 Otras obras suyas son: La elección del nombre en la Florencia del Renacimiento o La Casa y el nombre en Italia. 111 Paris, 2000. 64 En ella se adentra en la cuestión de cómo en la Europa medieval, desde la época carolingia hasta el Renacimiento, se crea desde la genealogía una imagen interesada e ideal de los antepasados expuesta a través de la realización de stemmas y árboles genealógicos, analizando además, la recreación simbólica de la imagen del ancestro como ejemplo a seguir y su representación tanto literaria como artística. En nuestro país contamos con buenas recopilaciones genealógicas en el campo de la nobiliaria, caso de la ya citada de los hermanos García Carrafa y la anterior de Bethancourth112. Pero, sin embargo, no se ha abordado convenientemente la renovación de esta disciplina desde el punto de vista metodológico, cuestión que se puede comprobar por la pervivencia de ópticas desfasadas en algunos aspectos. Tal es el caso de la de Vicente de Cadenas titulada Memorandum de la genealogía familiar. Dentro de las escasas excepciones, hemos de citar un breve trabajo de Eduardo Pardo de Guevara sobre la proyección de esta disciplina113 y el estudio de Juan Paredes sobre los libros de linhagens114. Pero, las posibilidades de esta nueva visión de las relaciones de parentesco sí han sido aprovechadas por investigadores como Salvador de Moxó en sus estudios sobre la nobleza castellana. Esta tendencia ha sido continuada por los actuales historiadores de la nobleza. Claro ejemplo de ello son los trabajos realizados por: Miguel Ángel Ladero, Concepción Quintanilla, Isabel Beceiro, Marie Claude Gerbert, María Soterraña Martín y Rosa María Montero, entre otros. Es el propio profesor Ladero quien, como señalamos, recientemente se ha adentrado en el estudio de este tipo de obras y su relación con la heráldica como valiosa fuente para la investigación de la historia de las mentalidades. En este sentido señala lo siguiente: Los historiadores actuales de la nobleza castellana han tardado en integrar este aspecto de la cuestión (los Libros de armerías) entre sus intereses de estudio. En los orígenes de las investigaciones, hace ahora más de cuarenta años, 112 Fernández de Bethancourth, Francisco. Historia Genealógica y Heráldica de la monarquía española.Madrid, 1902. 113 “¿Hacia una nueva ciencia genealógica?”, Medievalismo, n. 2 (1992). 114 Las narraciones de los livros de linhagens, Jaén, 1995. 65 predominaban las explicaciones sobre la expansión política y social de la nobleza en época trastámara, y el auge gigantesco de los señoríos, cuyo análisis ha sido objeto de muchas obras. En tiempos más recientes, ha comenzado a crecer el interés por los aspectos culturales que identifican a la clase noble, utilizando a menudo como punto de partida el estudio de cómo se organizaba y funcionaba el linaje noble, cuales eran los comportamientos y actitudes de sus miembros, de qué manera daban razón de ellas y manifestaban un manera de entender y justificar el orden social y político en el que vivían: estaban irrumpiendo, en pocas palabras, las preguntas propias de la historia social de las mentalidades.115 En el panorama de la edición de textos, los nobiliarios y otras recopilaciones de carácter genealógico no han sido tratadas con el detenimiento que merecen. Contamos con ediciones de nobiliarios sin estudios previos ni materiales auxiliares (índices, árboles, cuadros, etc.). Aun así, hay que reseñar algunas obras clásicas, principalmente por el interés de los propios textos reeditados, caso de la Nobleza de Andaluzía de Gonzalo Argote de Molina, donde no se aportan más que unos someros preámbulos sobre el autor116. Más cuidada es la edición que incluye reproducción facsímil de las Bienandanzas y fortunas, de Lope García de Salazar, de Ángel Rodríguez Herrero. De la otra gran obra de este género las Batallas y quincuagenas, actualmente contamos con las ediciones parciales de Juan Bautista Avalle-Arce, que publicó la segunda batalla y la de Juan Pérez de Tudela y Bueso, quien sacó a la luz la primera117. En conclusión, conocer la genealogía no debe ser objeto de descuido para el historiador que trabaja sobre el sistema emblemático heráldico. No se debe desdeñar una disciplina que puede ofrecer muchos datos al conocimiento social e intelectual de unos linajes a los cuales se representó mediante emblemas 115 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “No curemos de linaje ni hazañas viejas ...”, Boletín de la Real Academia de la Historia, , t. CXCVII, n.2 (2001), p. 207. 116 José Antonio Bonilla Mir y la de Enrique Toral Peñaranda. 117 Cuyos segundo y tercer volúmenes aparecieron recientemente en los años 2000 y 2001 66 heráldicos, dado que los textos de ambas materias se asociaron invariablemente a partir del siglo XV. Sería una desgracia que el efecto pendular llevase a la genealogía y a la heráldica a una disociación aun más perniciosa que su unión artificial. 67 II. EL SISTEMA HERÁLDICO: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN 68 69 II.1. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE EMBLEMÁTICA HERÁLDICA Resulta conveniente que a la hora de abordar un tema como es el del estudio de los manuscritos de carácter heráldico, debido a su especificidad, comencemos ofreciendo una idea general sobre esta disciplina a modo de introducción. Partiendo de este planteamiento y no con la pretensión de confeccionar un manual desarrollado en profundidad sobre esta materia, nos ha parecido conveniente elaborar un capítulo en el cual se expliquen algunas nociones básicas sobre el sistema emblemático heráldico, sus elementos y su evolución histórica. A lo largo de los tiempos, el significado de esta materia ha sido objeto de multitud de definiciones basadas habitualmente en el concepto de la heráldica imperante en cada época. Desde las más simples, pero no por eso más clarificadoras, como la de González Doria que reza: heráldica es la ciencia de los heraldos118, hasta otras que vienen a argumentar el sentido de esta disciplina como arte heráldico y ciencia heroica, identificándola como un saber casi críptico y de contenidos elitistas119. Sería una tarea superflua realizar aquí una recopilación de todas las definiciones de heráldica que aparecen en los distintos diccionarios y manuales, tanto generales como especializados, si bien con el objeto de presentar la temática a tratar, puede ser conveniente aportar una definición clara y actual de heráldica, como la acuñada por Pardo de Guevara: 118 González Doria, Fernando, Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España, San Fernando de Henares [Madrid], 1987, p. 307. 119 Para el marqués de Avilés en pleno siglo XVIII: Las armerías son señales de honor y de virtud, compuestas de figuras y de colores fixos, y determinados, que sirven a marcar la nobleza, y distinguir las familias, y dignidades que tienen derecho a traerlas. (Avilés, José de, Ciencia heroica reducida a las leyes heráldicas del blasón, San Fernando de Henares [Madrid], 1992. Ed. Facs. de la de Madrid, 1780, p. 15). 70 Heráldica, entiéndase estudio heráldico, hace referencia a aquellas reflexiones en torno al fenómeno emblemático, no espontáneo de símbolos y figuras esquematizadas que desde su aparición a comienzos del siglo XII se ha venido configurando como una manifestación de primer orden de las mentalidades individuales y colectivas y que, con una presencia continuada e importante, nos ha dejado infinidad de testimonios en sellos, sepulcros, documentos y objetos de todo tipo 120. Aunque resulte precisa, no está de más completar esta definición ampliando una serie de ideas, las cuales resultan básicas para establecer el concepto de heráldica como sistema emblemático: - En primer lugar, una puntualización de carácter terminológico, a fin de aclarar una cuestión un tanto difusa, curiosamente en una disciplina que habitualmente es tenida como modelo de lenguaje reglamentado. Ésta es la desviación conceptual, debida en gran parte a la propia evolución histórica de la materia en cuestión. Originalmente en el vocabulario bélico-defensivo latino aparecen algunos términos relativos a los emblemas y sus soportes, como son: signum121, scutum y arma, los cuales luego serán utilizados en la terminología heráldica. Pero el resto del vocabulario en el que se basa todo el universo heráldico está principalmente compuesto por términos germánicos y franconormandos adaptados. La palabra heráldica que, en sus comienzos fue interpretada como adjetivo, cambió a mediados del siglo XIX a sustantivo; el término en su origen deriva de la palabra heraldo, del alemán heriwald (mensajero)122, que comienza a difundirse en francés como hirou o hiraut. Cuestión ésta, que inducía a pensar que los heraldistas 120 Pardo de Guevara y Valdés, Eduardo, Manual de heráldica española, Madrid, 1987, p. 11 121 Signum es un sustantivo usado en un sentido de emblemas de identificación de huestes, con un carácter más amplio que vexilla, el cual remite a velo o tela. Tito Livio habla de los signa que llevan los aliados iberos y los que son capturados por Escipión el Menor en la toma de Cartagena (Historia de Roma desde su fundación, Madrid, 1990-1993, Libros XXV, 33; XXVI, 47; XXVIII, 74). 122 También sobre el término blasón se ha argumentado sobre su procedencia alemana, de blasen (soplar) en una trompeta, relacionándolo con la sonada que precedía la llegada de un caballero a un torneo, aunque otros autores, sobre todo del siglo XIX le dan una procedencia directa del inglés to blase (publicar) y blaser (pregonero), si bien es apreciable como todos estos vocablos provienen de una misma raíz. 71 debían de ocuparse de todos los asuntos de los que se ocupaban los heraldos en el Antiguo Régimen, tales como: conocimiento de los blasones, pruebas de nobleza, derecho nobiliario, genealogía, dignidades, protocolo, órdenes de caballería, etc. Estas concepciones que afectaron al propio término son fruto de la tergiversación de contenidos que ha sufrido la heráldica desde fines de la Edad Media, llegando a ocupar las cuestiones de nobleza y protocolo cerca de un tercio del texto de los manuales de heráldica realizados durante los siglos XVIII, XIX y buena parte del XX, incluso actualmente algunas obras de carácter divulgativo siguen estos mismos principios. Lo más acertado, terminológicamente hablando, es volver a la esencia del vocablo, y utilizar una fórmula inequívoca para designar cada parte de esta disciplina. Así la propia representación del escudo responde al término emblema heráldico, frente a otras expresiones caso de heráldica, blasón o señal (utilizado en la Edad Media en Castilla). En la Edad Moderna se usa la palabra armería para designar el conjunto completo de escudo, cimera, soportes y otros elementos accesorios. Según este mismo criterio la palabra heráldica, en sí misma, debiera ser considerada como complemento de algo, no como la materia propiamente dicha. Es decir, puede haber emblemas heráldicos, literatura heráldica, símbolos heráldicos. Incluso lo más propio sería hablar de estudios heráldicos, en lugar de heráldica como disciplina. No obstante, en beneficio de la claridad expositiva, estas apreciaciones basadas en los usos originales suelen ser obviadas en la mayoría de los estudios y manuales, en los cuales se utiliza directamente la palabra heráldica como sustantivo, dado que su continua sustitución daría lugar a unas formas de expresión de los conceptos un tanto artificiosa que dificultaría la comprensión de los textos. - En segundo lugar, el uso de los emblemas no es variable ni aleatorio, sino que está sujeto a unas reglas de disposición y de transmisión propias. Pastoureau aporta una visión de las armas clarificadora en este sentido: 72 [Les armoiries] Ce sont emblèmes en couleurs, propres à une famille, à une communauté ou, plus rarement, à un individu, et soumis dans leur disposition et dans leur forme à des règles spéciales, qui sont celles du blason 123. En matière de composition, ce qui distingue le système héraldique occidental des autres systèmes emblématiques c´est l´existence d´un petit nombre de regles, qui codifient l´emploi des figures et des couleurs à l´interieur du champ limité de l´écu 124. En lo tocante a la materia formal, los escudos heráldicos son emblemas de unos colores definidos y poco numerosos125, los cuales se representan sin tonos y de manera uniforme. El soporte básico del emblema es el escudo, dentro del cual se recogen las figuras y piezas sobre una superficie llamada campo y siendo estas imágenes representadas, de formas geométricas o figuras estilizadas126. Si bien, también pueden llegar a ser representados, total o parcialmente, los contenidos del emblema en otros soportes fuera del marco del escudo, tales como banderas, reposteros, elementos arquitectónicos, sobrevestas, etc. De esta manera entraron en el campo de la decoración artística al convertirse los emblemas heráldicos en elementos decorativos. - El tercer aspecto característico del sistema heráldico es la transmisión. Los emblemas heráldicos son propios e identificativos de un personaje, un linaje, un lugar, un colectivo o una dignidad. Por tanto, el uso de emblemas, para considerarse heráldico ha de ser transferido entre los miembros de un linaje o colectivo de forma continuada. Por esta razón no pueden ser consideradas heráldicas las enseñas usadas en la antigüedad, las cuales eran elegidas por un 123 Pastoureau, Michel, Les armoiries, 1987, p. 21. 124 Pastoureau, Michel, Traité d´héraldique, París, 1979, p. 170. 125 Los colores o más propiamente esmaltes, originales, llamados esmaltes en terminología heráldica son siete, dos metales: oro y plata, y cinco colores: azur (azul), gules (rojo), sinople (verde), sable (negro) y púrpura (morado). 126 Galbreath, D.L., Manuel du blason, Lausanne, 1977, p. 15. 73 personaje individual, pero no eran transmitidas por éste de manera regular, como dice Cadenas y Vicent: Los griegos, que en sus escudos de guerra colocaban símbolos que pretendían representar un ideal, generalmente, de quienes lo empleaban, pero la realidad es que sus emblemas no pasaban de ser puramente personales y que no hasta bien entrada la Edad Media, dichos emblemas comienzan a ser símbolos de un linaje. También los romanos emplean símbolos de distinción pero al no ser hereditarios carecen de valor que hoy damos a los elementos y representaciones heráldicas 127. - La cuarta y última cuestión es la relación de los emblemas heráldicos con la historia de las mentalidades. El sistema heráldico es un reflejo de la mentalidad, la tradición y el gusto de un grupo definido, en un marco geográfico y a lo largo de una época. Esta cuestión amplía lo que debe de entenderse como uno de los objetivos del estudio de la emblemática heráldica que se abordaría desde dos vertientes: una primera con vistas a la identificación, datación y localización de objetos y personajes y otra segunda, dentro del marco de la historia de las mentalidades, como reflejo de la intención y de los objetivos con los que unas determinadas personas y colectivos utilizaron las armas en un determinado momento128. Por tanto, según hemos visto, lo más apropiado sería hablar del sistema emblemático heráldico, como grupo de signos o emblemas diferenciadores, siendo el más característico y perfecto que ha dado a la luz la sociedad occidental, pues supera el ámbito de soporte físico al pasar de los escudos a todos los ámbitos posibles, traspasando el marco personal de individuo al identificar personas, linajes, ciudades, órdenes, etc. Extendiéndose en lo temporal al continuar desde el 127 Cadenas y Vicent, Vicente, Fundamentos de heráldica, Madrid, 1994, p. 11. 128 Por ejemplo, no se adoptan y utilizan con los mismos objetivos las armas heráldicas de un colegial del siglo XVII, que pueden representar su adscripción y estudios en un determinado centro, a las mismas armas como emblema del fundador de un linaje, que a su vez siglos después patrocinó el dicho colegio. 74 siglo XII a la actualidad y en lo social al pertenecer a todos los grupos que integran la sociedad occidental 129. Estas cuestiones son las que singularizan a la emblemática heráldica europea, haciendo de ella un modelo diferente de otros sistemas emblemáticos del resto del mundo y confiriéndole unas características que deben ser tenidas en cuenta a la hora de investigar esta disciplina como auxiliar básico de la investigación histórica de la Edad Media y la Edad Moderna, en palabras de Pastoureau: Par essence les armoiries sont des signes; or tout signe ne peut être signe que par rapport à une conscience que lui donne son sens. La relation entre signifiant et signifié - qu´il s´agisse de l´écu tout entier et de l´identité de son propiétaire, ou bien des figures et des couleurs qui le composent et leur contenu signifiant - suppose donc toujours un acte intellectuel, une intelligence que l´interprète 130. El sistema emblemático heráldico ha pervivido hasta la actualidad y se han imbuido de sus formas diferentes parcelas de la vida cotidiana de la sociedad occidental, las cuales si bien no se atienen al talante de transmisión propio del sentido original del sistema, sí que suelen respetar sus formas y sus preceptos, sin despreciar además las innovaciones, fruto de la evolución de la civilización humana131. También se han adaptando los escudos clásicos para otros fines, como afirma Vicente Cascante a través de ejemplos actuales: Se demuestra que multitud de escudos heráldicos, desligados de los privativos de las dignidades nobiliarias gozan de vida propia y tienen asegurada la permanencia porque con reyes o sin reyes, con nobles o sin ellos, son necesarios y de uso corriente. Hoy día los más 129Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993, p.15. 130 Pastoureau, Michel, Traité ... , p. 15. 131 Es el caso de la inclusión en escudos donde aparecen representados aviones y carros de combate para Orly y la división acorazada de Brunete, respectivamente. 75 recientes y lujosos automóviles americanos y algunos de Europa, lucen escudos de armas como “marca de fábrica”. Así mismo los presenta la industria en general para realzar la presentación de sus productos. Los clubes de fútbol los toman por insignia 132. II.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA HERÁLDICA II.2.1. El hecho heráldico: Teorías sobre su origen Desde fines de la Edad Media, es decir, casi desde el momento en el que la emblemática heráldica comienza a ser interpretada como un elemento diferenciador de grupos sociales determinados, se han aportado teorías para explicar el origen de los emblemas heráldicos. Michel Pastoureau realizó en 1983 una excelente síntesis de los escritos que defienden las diversas teorías sobre el origen del blasón133, estructurándolas de esta forma: - Teorías de autores medievales - Autores de los siglos XVI y XVII - Teorías sobre orígenes antiguos: Filiación directa Antigüedad-Edad Media Heráldica griega - Orígenes germánicos: Runas y hermetismo Marcas de casas y familias Insignias de poder - Orígenes orientales: 132 Vicente Cascante, Ignacio, Heráldica general y fuentes de las armas de España, Barcelona, 1956, p. 7. 133 Pastoureau, Michel, “Origine, apparition et diffusion des armoires: essai de bibliographie”, en Les origines des armoiries: II Colloque international d´héraldique (Bressanone/Brixen 5-9, X, 1981) París, 1983, p. 97-103. 76 - La heráldica musulmana y el papel de la cruzada - Bizancio - Orígenes propiamente medievales: - Primeras armas como emblemas individuales - Como emblemas familiares - Como emblemas territoriales o feudales - Teorías de síntesis que explican este inicio como resultado de la fusión en un solo sistema de diferentes hábitos emblemáticos preexistentes. Esta clasificación se puede presentar de una forma más concisa, ateniéndonos al origen y la evolución cronológica de estas teorías en nuestro país. En España desde la Baja Edad Media, pero sobre todo en la Edad Moderna, comenzaron a presentarse ideas que valían para explicar el comienzo de las armerías desde diferentes puntos de vista, los cuales respondían a unos intereses definidos. - La primera etapa comienza en el siglo XV, cuando la mayoría de los tratados del blasón consagran capítulos al origen de los emblemas, basados en la concepción de la heráldica como un hecho heroico dentro del mundo de la caballería. En esta época empiezan a aparecer las teorías sobre los orígenes míticos del blasón, resultando la heráldica invención de personajes de la antigüedad sacra o de la mitología grecorromana. Los primeros poseedores de blasones pasan por ser las tribus de Israel, Zeus, Hércules o Alejandro Magno, ya que éstos eran en todo caso los espejos en los que se debían de reflejar los nobles caballeros que poseían el derecho a llevar armas. Esta teorías, inmersas en la exaltación de la heráldica como patrimonio de los caballeros134 son iniciadas por tratadistas bajomedievales como el heraldo Sicilia y Clèment Prinsault. En España tienen sus propagadores en Diego de Valera, Rodríguez de Padrón, Ferrán Mexía o Diego Hernández de Mendoza, 134 Tanto es así que en las pocas ocasiones que se relaciona a estos personajes con armerías no nobles, es para devaluarlas, caso de la relación que hace Garma para de las de los oficios mecánicos, las cuales, dice, eran las que llevaban en sus escudos los hijos de Caín. (Garma y Duran, Francisco Xavier., Arte heráldica: adarga catalana, Barcelona, 1967, p.21). 77 entre otros; los cuales se mueven dentro de unos campos de interpretación historiográfica muy definida, y de donde además extraen algunas de sus historias sobre blasones y linajes. El escaso rigor histórico de estas teorías ya es denunciado por autores posteriores, los cuales, sin dejar de tener esta concepción aristocrática de los usos heráldicos, ya poseen mayores bases científicas, es el caso de Nicolás Antonio en la censura que hace de las historias que circulan como ciertas en su época, como la Militia Conceptionis del padre Román de la Higuera o la jugosa crítica que realiza del Dextro donde dice: Ya todo lo que toca a los santos que quiso hacer españoles por fuerza [...] todos los santos que tienen lugar en el martirologio los hizo de España, yerra en las ediciones erradas de los autores de donde sacó sus noticias, por seguir continuadamente la serie de los arzobispos de Toledo, inventa muchos que no lo fueron [...] y que ando pensando algunas veces si sería más conveniente darles [los errores] por partes, como por ejemplo si se estampase la parte que toca a los santos135. También se realiza una autocrítica desde el campo de los propios oficiales de armas Guerra y Villegas, a la sazón rey de armas, critica la metodología de los genealogistas de su época, directa heredera de la del siglo XVI Ni por falta en nuestra edad quien aya derivado la genealogía de algunas familias nobilísimas desde Noé, hallado en su arca instrumentos para la comprobación de sus fábulas, pero no por ello se deben condenar aquellas noticias antiquísimas que se leen en las inscripciones sepulcrales en las columnas, en las arcas, en las insignias que esculpían el arte en bronces, y mármoles, o en las pinturas que también son lenguas con que habla la historia, lo mismo sacada en los blasones y escudos de armas, fingiendo antigüedades y cuentos inverosímiles, para darles orígenes honrosos, aunque con 135 Antonio, Nicolás, “Carta a Juan Lucas Cortés”, en Epistolario Español, Madrid, 1945, p. 537. 78 disculpa por esconder algunas familias en la confusión de los pasados siglos136. - La segunda etapa se da en los siglos XVII y XVIII cuando se atribuyen al sistema heráldico unos orígenes pseudohistóricos. Éstas son las teorías iniciadas en Francia por autores como Vulson de la Colombiere, du Cange o el padre Ménestrier, en ellas se van presentando orígenes directos basados en la propia Edad Media. Claude François Ménestrier en Le veritable art de blason et l’origine des armoiries137 habla de una heráldica nacida en los torneos en la Alemania de Enrique I. Este planteamiento será seguido en parte por los escritores españoles más destacados en la materia, caso de José de Avilés y Francisco Xavier de Garma y Durán. Aun así, en los tratados del blasón de la Edad Moderna no se abandonan completamente las teorías de siglos anteriores. Se siguen enunciando, aunque a modo de antecedentes, parecidas historias clásicas y bíblicas, tales como las derivadas, con mayor o menor imaginación, de la interpretación de algún capítulo de los libros sagrados: el blasón de los ángeles encabezados por san Miguel con un escudo blanco con cruz roja, el blasón de Adán donde figura el árbol de la vida con una serpiente entre las ramas, el de Caín, los hijos de Set, los nietos de Noé138. Al relatar en el Libro de los Números, capítulo II, la colocación de los emblemas alrededor de los cuales se agrupaban las tribus de Israel, se toman éstos por emblemas heráldicos 139. Tampoco se abandonan las atribuciones a los personajes clásicos, mitificados siempre, respaldando así a la interpretación heroica del blasón140. 136 Guerra y Villegas, Joseph Alfonso de, Discuros histórico político sobre el origen y preheminencias de el oficio de heraldos, reyes de armas, feciales y caduceadores, Madrid, 1693, f 5v. 137 Lyon, 1671. 138 Entre los que está Osiris que lleva como emblema un cetro con un ojo abierto en la punta (Aldazábal y Murgía, Joseph de, Compendio heráldico: Arte de escudos de armas según el méthodo más arreglado del blasón, y autores españoles, Valencia, 1992, p.5). 139 Garma y Durán sólo constataba la aparición verídica de emblemas heráldicos en tiempos del emperador Enrique II (Op. cit., p. 21). 140 La causa fue gratificar el grande Alexandro, por consejo de Aristóteles, su maestro, a los soldados con blasones de banderas y otras insignias honorables, quando pedían justo premio los méritos de su valor en los exércitos, fue la de invitar con estos medios a esfuerzos guerreros a sus vasallos (Aldazábal y Murguía, Joseph de, Op. cit., p. 2). 79 - Durante el siglo pasado, arropadas por los movimientos historiográficos surgidos tras los importantes descubrimientos arqueológicos y en pleno auge de los nacionalismos europeos, aparecen tres grupos de teorías vigentes durante el siglo XIX y gran parte del XX, que también se dan en nuestro país. Si bien, actualmente están prácticamente desechadas. a) La heráldica clásica con origen en Grecia y Roma, defendida por autores como J. Bandis, G. H. Chase y L. Lacroix. César Cantú cuestionaba en la misma época esas teorías que pretendían aun identificar a los héroes antiguos y sus emblemas personales con el uso de los emblemas heráldicos 141. b) La rúnica de marcas de familia, elaborada principalmente por investigadores germanos, encarnada por B. Koerner, C. G. Homeyer y T. Ilgen, que asignaba a la heráldica un origen basado en la emblemática de los antiguos guerreros germanos y escandinavos. c) La de origen oriental, de F. Hauptmann, que se basaba en la importación por los cruzados de una pretendida heráldica musulmana, cuestión que refutó M. Prinet en De l’origin orientale des armoiries européennes142, demostrando que la adopción de usos paraheráldicos por parte de los musulmanes fue posterior en medio siglo a Occidente 143. No obstante, como veremos el papel de las Cruzadas, si no como origen, sí como factor difusor, es hoy en día aun muy debatido. Otros autores como A.V. Solovjev atribuían un origen a los emblemas bizantinos y eslavos. Estas teorías, aunque teniendo bases sólidas en cuanto a la existencia de emblemas identificativos en ciertas áreas durante determinadas épocas, no pueden justificar la posesión de las características propias del sistema emblemático heráldico, tales como la reglamentación y la continuidad, pero no son desechables en absoluto en cuanto a la existencia de emblemas preheráldicos, los cuales sí pudieron influir en mayor o menor medida, en el nacimiento de la heráldica o en su difusión. 141 Cantú, Césare, Las órdenes de los caballeros, Barcelona, 1988, p.7. 142 Archives héraldiques suises (1912), p. 53-58. 143 Para esta cuestión ver Prinet, M., “L´origine orientale des armoiries europénnes”, Archives Heraldiques Suisses, T.26 (1912), p. 53-58. 80 Tal vez una de las causas de la diversidad de teorías y del escaso rigor que se ha dado a la hora de explicar el origen de las armerías, haya sido la restricción de la tipología de sus fuentes, cuestión agravada por la escasez de testimonios materiales de una época que vendría a representar la raíz inmediata del sistema heráldico, la Alta Edad Media. Volvemos a recurrir a Pastoureau cuando afirma: Malgré les nombreuses études qui lui ont été consacrées, la questión de l’origine des armoires est loin d’avoir livré la totalité de ses mystères. A cela plusieurs raisons. Tout d´abord la complexité d´un phénomène qui est un fait général de civilisation et pour l’étude duquel les heraldistes - il faut bien le dire- n’ont pas toujours fait preuve de la rigueur et du sens historique nécessaires. Ensuite l´utilisation lacunaire des sources, fondée sur l´examen trop exclusif des sceaux au détriment des autres documents archéologiques, des manuscrits á peintures et surtout des textes 144. - Actualmente, a falta de un examen completo y exhaustivo de todo tipo de fuentes, las soluciones al problema del origen de las armerías no pueden pasar de meras hipótesis. Así, se asume la aparición de la heráldica como la conjunción de multitud de fenómenos protoheráldicos que van a influir en que ciertos signos ubicados en determinados soportes, tengan continuidad en una persona, familia o territorio, unidos por el hecho de la necesidad de reconocer a un personaje dentro de su contexto. La heráldica que nace en la primera mitad del siglo XII es fruto de la fusión de varios elementos incluidos en tres soportes diferentes: - Los emblemas colectivos en forma de enseñas y señales que aportan algunas figuras, su carácter de representación de un grupo, los colores, las particiones, las construcciones geométricas y la ligazón con los feudos y territorios. 144 Pastoureau, Michel, Traité..., p. 20. 81 El uso de la señal, que no tiene por qué coincidir con el emblema personal del rey o señor, se seguirá utilizando a efectos prácticos de agrupamiento por las tropas de infantería medieval: la cruz blanca era usada por los franceses, la roja por los ingleses, el aspa o sautoir por los borgoñones, la flor de lis por los florentinos, etc 145. - Los emblemas plasmados en matrices e improntas sigilares, cuya importancia había ido creciendo a lo largo del inicio de la Edad Media, sobre todo en las áreas donde el derecho romano había cedido ante el derecho comunitario. Estas marcas significan casi la única señal válida de identificación en una sociedad donde muy pocos sabían leer y escribir146, en ellas se introducen signos de identificación que aportarán luego al sistema heráldico elementos tales como: las figuras parlantes, algunos muebles y la unión del emblema a una persona o familia que ya utilizaban ciertos signos de forma continuada en sus sellos, es decir, la transmisión. - Los escudos de protección individual, los cuales estaban decorados con símbolos de reconocimiento personal de los guerreros. Estas ornamentaciones tienen antecedentes a lo 145 La señal puede identificarse con el origen vexilar de organización de las tropas de un feudo o reino, su evolución las llevará a ser también escudos heráldicos, primero personales del titular y luego de su linaje. Pero paralelamente seguirán conservando sus características (no se encierran en cartelas, no se atienen a reglas estrictas y siempre definirán lo territorial) así como también se puede suponer que no todos los estandartes destinados al agrupamiento de tropas territoriales fueran asumidas como señales del territorio, sino que su objeto quedara sólo circunscrito a la práctica bélica, ni tampoco que todos emblemas parlantes o simbólicos, que también sirvieron para reconocer a señores de un determinado territorio en tiempos de la preheráldica tuvieran en los estandartes su origen. Estas señales van a seguir un camino dentro del propio sistema emblemático heráldico, coexistiendo a menudo con los escudos heráldicos. Según Faustino Menéndez Pidal, el tránsito de señal a armas , es más tardío en España que en el resto de Occidente, se inicia en la casa real de León y Castilla con Alfonso VII, el león simbólico aun es una señal o emblema territorial. Aunque en la Chronica Adefonsi Imperatoris se señala el uso del León en armas y banderas (España Sagrada, T. XXI, Madrid: 1976, p.401), sólo se conservan figuras de león en monedas. En Castilla el tránsito es más tardío aun, en este caso el Castillo es claramente parlante) se realiza con Alfonso VIII. Las señales son el germen de las armas territoriales que en muchos casos pasarán por propiedad del territorio, por asociación o por donación a ser armas personales y de ahí a ser armas de familia. (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval española: I. La casa real de León y Castilla, Madrid, 1982, pp. 11-13 y 40-45). 146 Pastoureau, Michel, Traité..., p. 23. 82 largo de toda la historia occidental. La elección de las figuras se basaba principalmente en dos factores: el gusto del propio combatiente y los efectos psicológicos que pudiera causar en el enemigo. Estos escudos decorados aportan al sistema emblemático la forma externa de los blasones, y también ciertos elementos derivados de los refuerzos (las piezas y los forros)147 y una tendencia a la espontaneidad 148. La superficie del escudo es además un espacio apropiado para la expresión pictórica que da lugar a una representación vistosa y original del emblema de su poseedor. Tanto es así que como más adelante veremos, será el campo ideal para la representación de divisas personales, las cuales llegarán a tener un elevado nivel artístico en el siglo XVI, cuando los caballeros llevan a los torneos vistosas divisas. Estos elementos que conformaron el sistema heráldico han sido vistos por Galbreath como un conjunto que se desarrolla en tres planos diferentes y relacionados que sirven para explicar la importancia y perdurabilidad de los emblemas heráldicos frente a otros sistemas149. Éstos son: el plano semiótico en el que figuran los símbolos con los que se identifican distintos contenidos (territorio, linaje y persona); los modos de uso de estos signos, es decir, en qué soportes fueron representados (enseña, escudo, sello, moneda y signo); y el plano tipológico o la forma en que aparecen éstos (piezas geométricas, animales como el león y águila, particiones derivadas de la bloca radiada, listados, sembrados, otras figuras, etc.). Esta combinación de factores, sellos, banderas y escudos explican los numerosos casos de diferentes emblemas heráldicos en un mismo personaje o linaje. Sin embargo, el hecho que determina, crea un marco estético y proporciona un sentido a estos elementos preexistentes tiene su origen en las 147 El escudo es fácilmente deteriorable por los golpes del enemigo, para hacerlo más eficaz se refuerza vertical y horizontalmente, con clavos o revestimientos parciales, de los que derivan algunas piezas heráldicas: los palos, la banda, la barra, la cruz, el sautoir, el chevrón o los besantes (Riquer, Martín de, Heràldica catalana : des l´any 1150 al 1550, Barcelona, 1983, p.20). 148 Pastoureau, Michel, Traité..., p. 28. 149 Galbreath, D. L., Op. cit., p. 33. 83 consecuencias de la evolución del equipamiento militar en los siglos centrales de la Edad Media. Fruto de las necesidades de protección corporal, a partir del protector nasal, los cascos y los grandes escudos utilizados en los combates que hacen irreconocible al líder de la mesnada se hace necesaria una identificación de éste. Los sistemas emblemáticos representados en distintos soportes se condensan a la hora de procurar signos que faciliten el reconocimiento de un individuo que lleva el rostro cubierto. Para que éste sea más eficaz de cara a los guerreros se utiliza en el marco del escudo una combinación de colores vistosos y figuras fácilmente identificables, incluso las llamadas armas parlantes, tienen en palabras de Riquer un sentido mnemotécnico150, este autor dice sobre el uso de estos emblemas en batalla: Fue la mejor solución para lo que se pretendía, que en principio no era otra cosa que sustituir la fisonomía, ya que el caballero pasa el brazo izquierdo por el manipulo o bracera de correas que va fijado en la parte interior del escudo, de suerte que difícilmente se puede desprender de la persona que lo embraza151. Es pues en la protección que encarna el escudo defensivo y el enmascaramiento del combatiente, donde están los hechos circunstanciales en los cuales se funden los elementos que dan origen a la heráldica. El hecho causante es que el uso de aditamentos defensivos hace al guerrero irreconocible, y de ahí nace la necesidad de identificar a aliados y enemigos. Los emblemas tomados de señales, sellos o decoraciones de escudos personales, al presentarse de forma continuada como símbolos de reconocimiento de personas y más tarde de linajes, crean en ese momento lo que ya se puede llamar el sistema emblemático heráldico. La plasmación de estos emblemas en los escudos de los grandes caudillos militares y sus herederos significa el comienzo de la continuidad de los emblemas heráldicos. Estos personajes son conocidos de forma corriente por su emblema, el 150 Riquer, Martín de, Heràldica catalana ... , p. 21. 151 Riquer, Martín de, Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos, Barcelona, 1986, p. 15. 84 cual transmitirán de forma más o menos regular, dando comienzo al sistema emblemático. Según Pastoureau: On peut parler d´armoires à partir du moment où l´utilisation des mêmes figures fut constante chez un même personnage, et où des règles précises intervinrent dans leur représentation152. La cristalización de la fusión de estos elementos en la sociedad no es uniforme, ni unánime, ni sincrónica; el sistema heráldico es algo vivo hasta fines de la Edad Media, la transmisión de armerías es fruto de una lenta evolución. A mediados del siglo XIII no es raro ver a un padre y un hijo con escudos diferentes. Dos de los principales sistemas de entre los que formaron las armerías, las señales territoriales y los emblemas personales, se entremezclaron desde casi el inicio de la heráldica y durante toda la Edad Media. A veces, los titulares de los territorios usaban su emblema familiar en vez de la señal. A menudo, los escudos territoriales rodean al de linaje del señor153. Otras veces se reparte la armería entre ambos tipos de emblemas154. También ocurre que un emblema de dominio, perteneciente a un antiguo posesor pasa a ser el blasón familiar del nuevo posesor del feudo 155. La acción práctica, plasmada en la necesidad de identificación en la batalla es el factor determinante primordial en el nacimiento del sistema heráldico, según opinan la mayoría de los autores. Pero actualmente se cuestiona el hecho de dejar sólo para esta necesidad el papel de único iniciador y sintetizador de estas tres formas emblemáticas preexistentes (incluso las necesidades de 152 Pastoureau, Michel, Les armoires ... p. 25. 153 El ex libris de Thierry van Linden (Jequier p.226), en el Armorial de Jörn Rugenn las armas del elector de Sajonia y el rey de Sicilia rodeadas de los emblemas de sus feudos (Neubecker, Ottfried, Le grand livre de l´héraldique, Bruselles, 1988, p.226). Así como el modelo de sello de tipo mayestático del emperador Carlos V donde la figura del emperador se sitúa su emblema personal y alrededor los emblemas territoriales de sus principales dominios (Madrid. AHN. Sección de Sigilorafía). 154 Este es caso del origen del famoso cuartelado de Castilla y León expuesto por Faustino Menéndez Pidal de Navascués (Heráldica medieval ... , p. 26-28). 155 El futuro Enrique II lleva como bordura las armas familiares de su padrino anterior posesor del condado de Gijón y Noreña. 85 reconocimiento son discutidas por algunos autores, caso de Menéndez Pidal de Navascués para quien elementos de ocultación como el casco con nasal son anteriores a la heráldica, así se puede apreciar en la arqueta de San Millán (1053- 1063)156. Sin llegar a este extremo, también hay que contemplar otros factores a tener en cuenta como agentes que intervinieron para conformar este sistema emblemático157. Dentro de esta línea argumental hay que considerar que, además de los elementos de carácter práctico que provocan la aparición de la heráldica, no se debe olvidar que ésta nace en una sociedad con unas tendencias que no sólo la hacen posible, sino que impulsan este nacimiento. En esta línea se mueve Ceballos Escalera al afirmar: Es absolutamente falso e inadecuado presentar el sistema emblemático de los escudos de armas como una solución reflexivamente ideada para resolver la necesidad de reconocimiento en la batalla; esta no fue sino una aplicación parcial 158. No está de más a la hora de estudiar los factores que dieron lugar al nacimiento del sistema heráldico, recordar que éste se produce en un marco bien definido, con unos elementos socio-políticos singulares. En aquel momento, a fines del XI, existía un periodo de estabilidad en Europa con dos entidades 156 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas ... p. 50. 157 Algunos autores han defendido incluso teorías de carácter simbólico ya inmersas en el esoterismo, según Cadet: Il nous paraît hors de diute que les premiers possesseurs d´armoiries aient eu une raison sérieuse pour se choisir un blason plutôt qu’un autre. Ce serait absolument contraire á la confection de l’écu, á la forme des piéces purament heráldiques, á leur disposition et á celle des divers meubles. On conçoit mal un commerçant se composant une enseigne se dessinant un embléme sans savoir ce qu’il voudra lui faire représenter, etc. Il en est de même que l’on voit, d’une maniére indiscutable, certains anoblis de l’Empire et même d’époques antérieures choisir pour armoiries des meubles rappelant soit leur nom, soit leur profession, soit des faits de guerre, soit toute action généralement quelconque ayant motivé l’anoblissement, de même il est parfaitement raisonnable de croire que, pour toutes les armes dont l’origine nous est actuellement inconnue, une idée a dû forcément présider á leur choix. [...] Partant donc de ce principe qu’au Moyen Age un grand nombre de personnages, et non des moindres, étaient affiliés á des sectes occultes: templiers, Rois-Croix, maçons anciens, etc., nous avons supposé, non sans vraisemblance, que la plupart des membres de ces sociétés secrétes avaient réuni dans leur blason des symboles permettant de se faire reconnaître entre eux, tout en en dévoilant pas aux profanes ce qui devait rester caché. (Cadet de Gassiencourt, F. y Roure de Paulin, Baron de, L´hermetisme dans l´art heraldique, pp. 321-322). 158 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Heraldos y reyes de armas en la corte de España, Madrid, 1993, p. 9. 86 políticas importantes, Francia y el Imperio; y unos hechos sociales, la victoria de la cristianización en el Norte y Este de Europa y el avance cristiano hasta la conquista de Toledo. En lo referente a la organización política, se produce un fortalecimiento de la autoridad real y se asienta el feudalismo como sistema socioeconómico de Europa, por lo que existen otras perspectivas de conciencia común y de relación entre los europeos que no se habían dado desde la caída del orden romano. En la sociedad occidental de comienzos del XII se percibe con claridad un proceso de individualización de ciertos grupos y personas dentro de ella. Sobre esta cuestión dice Pastoureau: “On cherche à définir et à faire connaître celle de groupes au sein de la societé, puis celle des individus au sein de ces groupes” 159. Para algunos autores esto es una fase más en el proceso de relaciones del individuo con el grupo, el cual tiene dos vertientes. Una, la creación de formas de organización; y otra, la aparición de símbolos de personalización160. Este proceso que, en todo caso, viene acrecentándose desde el siglo XI se percibe en diversos aspectos. Uno de ellos es la utilización de los nombres de linaje, que en muchos casos respondían a la denominación del feudo o solar original de la familia, junto al cognomen patronímico, después del nombre de pila. La aparición de los nombres de familia se realiza de forma casi sincrónica con los emblemas heráldicos y llega a hacerse hereditaria hacia 1200161. Este fenómeno también comienza a darse en los mismos estamentos en los que aparecen los primeros emblemas heráldicos, es decir, en los grandes señores, y paulatinamente se va extendiendo al resto de la sociedad. Otros aspectos de este proceso son la mayor preocupación por las vestimentas (cuestión en la que la heráldica juega un destacado papel), los nuevos tipos de viviendas que 159 Pastoureau, Michel, “Couleurs, décors, emblèmes”, En Figures et couleurs. París, 1986, p. 54. 160 Para Robert Viel, la necesidad de organizarse obliga a la creación de unos grupos de poder: A mesure que les proupes se superposèrent les uns aux autres : le clan à la famille, la pleuplade à la tribu, il fallut à la tête de chaque cimmunauté une autorité chargée de régler avec justice les conflits surgis à chaque instant entre las personnalités juridiques concurrentes. Ce furent le père de famille, le chef de tribu, le prête roi. La otra necesidad de individualización de la persona se refleja en los símbolos totémicos (Viel, Robert. Les origes symboliques du blason, París, 1972, pp. 10-12). 161 Sobre el inicio de los apellidos en Europa véase R. Dossier. “La era feudal”, en Historia de la familia, Madrid, 1988. T.I; y para los apellidos en España véase: Salazar y Acha, Jaime de, Génesis y evolución histórica del apellido en España, Madrid, 1991. 87 se dan en la nobleza, o las marcas de los artesanos. En palabras de Menéndez Pidal de Navascués: Se entrevé primero, la existencia de un reforzamiento de la conciencia de la propia personalidad social, manifestada en la aparición de maneras más precisas de darla a conocer a los demás 162. Por último, en este proceso de formación de este fenómeno emblemático también hay que tener en cuenta la presencia de elementos relacionados con el mundo de la estética. En esta época los tejidos se enriquecen en su factura, tintado y decoración, sirviendo como signos de distinción social. Se puede estudiar la evolución de las gamas cromáticas textiles a través de los tratados de tinturas y colorantes163. Así, el fenómeno de la heráldica se puede incluir como una parte de este proceso sociocultural. Un signo de identidad que primero es individual y luego pasa a ser de grupo, pues hay linajes que fijan antes su heráldica que su apellido como los Carrión, Santo Domingo de Burgos o García de Frías de Burgos164. Las cruzadas y el inicio de la heráldica Una cuestión de debate entre los historiadores en lo relativo a los primeros tiempos de la heráldica es el papel de las Cruzadas en el origen de este fenómeno. Algunos autores siguen asignando a estas campañas militares y religiosas el origen del sistema heráldico165, aunque la mayoría de los investigadores actuales solamente le otorgan un papel difusor de condiciones ya creadas en el Occidente cristiano. Esta es la opinión de Neubecker cuando afirma: 162 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas ... , p. 59. 163 Veasé Brault, G.J., Early Blazon : heraldic terminology in the twelfth and thirteenth centuries, with special reference to Arthurian literature, Oxford, 1972. 164 El libro de la Cofradía de Santiago, Ed. de Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Cádiz, Burgos, 1996, p. 46. 165 Véase González Doria, Fernando (Op. cit., p. 307). 88 Ce sont les Croisades qui ont suscité le développement de l´héraldique, bien que les conditions sociales requises pour qu´apparaissent les armoiries soient certes réunies, au moins en germe, avant les Croisades. L´héraldique plonge en effet ses racines dans le système féodal du Moyen Âge, mais elle n´a pu s´épanouir qu´à partir du moment où des expériences militaires telles que les Croisades ont rendu vraiment indispensable l´identification rapide et sans équivoque du combattant et de la nation à laquelle il appartenait. Porter la marque distinctive d´une nation était une nécessité pour ceux qui, après avoir quitté leur patrie, se heurtaient à l´étranger à un obstacle linguistique que seuls les lettrés pouvaient franchir grâce au latin 166. Tanto Galbreath167 como Neubecker otorgan importancia a las cruzadas y al sistema de dependencias feudales que se forma en los reinos latinos de Oriente como elemento impulsor. Algunos de los agentes que pudieron tener su origen o difundirse a través del mundo cruzado son: las influencias orientales en cuanto las figuras (delfines, flores de lis, etc.), las piezas (palos, bandas, barras, etc.) y la transmisión feudal de armas cuando el joven escudero entra en la vida de la caballería y adopta las armas de su padrino. Estas ligaduras de carácter personal acaban estabilizándose y convirtiéndose en símbolos hereditarios en los linajes y permanentes en las instituciones 168. 166 Neubecker, Ottfried, Op. cit., p.6. 167 Il semble que, dès le siège d´Antioche (1098) par les Croisés, se soient fixées les couleurs des étandars des principaux chefs. Ces étendards sont encore d´une seule couleur. Leurs lieutenants adopteront ces mêmes couleurs que deviendront héréditaires dans les principautés de l´Orient latin (Galbreath D. L,Op. cit., p. 21). 168 Vicente de Cadenas es en nuestro país el más firme defensor de las teorías de origen cruzado aunque también con matices, sobre esta cuestión afirma: resulta más lógico suponer que algunas ya fueron empleadas anteriormente, de manera cauta en Europa, aunque indudablemente los cruzados dieron vida y difusión, trayendo a sus escudos hazañas por ellos realizadas con animales desconocidos en el Viejo Continente.(Fundamentos de Heráldica, Madrid, 1994, p.13). 89 II.2.2. Primera etapa: la preheráldica y el nacimiento de los emblemas heráldicos Las líneas de investigación actuales han descartado atribuir las condiciones plenas del sistema heráldico a los emblemas del mundo clásico. Pero los fenómenos que venimos a llamar preheráldicos, merecen ser estudiados, en tanto en cuanto son los primeros modelos de emblemática producidos en el mundo occidental y como tales encarnan los precedentes de los escudos heráldicos. Los emblemas de reconocimiento, tanto dentro de la vida civil como de la militar, ya aparecen en la Edad Antigua. La identificación personal de los individuos está presente en el Mundo Antiguo incluso antes de la Grecia Clásica169, donde también las imágenes representadas en escudos, podían utilizarse como símbolos para atemorizar a los enemigos170. Los griegos usaban dos categorías de emblemas: los naturales de personas o familias, utilizados sin carácter hereditario, que nos son conocidos a través de las ilustraciones de vasos y de las obras literarias171; también estaban los emblemas colectivos de ciudades, conocidos a través de monedas, sellos, documentos oficiales, etc. En Roma cada gens creaba un emblema hereditario que podía ser parlante, alusivo o simbólico. En el ejército de Roma existían diferentes tipos de insignias: las que distinguían a las distintas unidades, que tenían su origen 169 Según López Gosch: En la Creta minoica el rey tenía por insignias el cetro, la doble hacha y la flor de lis. Quizá esta figure una concepción religiosa, la idea de la Trinidad. Pero nada confirma ni desmiente tal posibilidad. Se ve en los sellos, esculpida sobre los muros o en lo vasos, armas y marfiles. Era seguramente la insignia del rey en cuanto a dios, es decir, de la siginificación religiosa. Para la actuación simplemente política utilizaba otro tipo de blasones [...] en trono y cetros se usaba una divisa que era el nombre del rey correspondiente (López Gosch, Alberto, “Viejas tabletas, primeros blasones”, Hidalguía, n. 190-191, (19859, p.297). 170 Rodríguez de la Flor, Fernando, Emblemas: lecturas de la imagen simbólica, Madrid, 1995, p. 86. 171 En Los siete contra Tebas Esquilo describe el escudo de uno de los guerreros en el que aparece pintado como emblema un cielo sembrado de estrellas, con la luna brillando en el centro, también en la Iliada Homero describe el escudo de Aquiles. 90 en los antiguos animales protectores o tótems de grupo; y las figuras representadas en los escudos, que identificaban a los guerreros, si bien éstas no eran de carácter fijo. También los bizantinos y los árabes usaban distintivos personales en sus escudos, determinados por gustos y modas, pero nunca llegaron a formar un sistema emblemático. Actualmente la cuestión de la datación del inicio del sistema emblemático se ha fijado con relativa seguridad. Las primeras manifestaciones de tipo heráldico se testimonian en la zona de la Europa del Canal de la Mancha, en el segundo tercio del siglo XII. Pastoureau divide la evolución histórica de la heráldica en etapas, estableciendo una fase inicial desde aproximadamente 1130 hasta cerca de 1230. En cuanto al marco geográfico, existieron tres focos principales de aparición de las armerías: la Inglaterra del Sur, Francia del Noroeste y el valle del Rin. Como preámbulo de la primera etapa, se distingue una fase que es la del paso de motivos decorativos pintados en los escudos hacia emblemas individuales de carácter permanente (de 1100 a 1140), a la cual sigue otra ya plenamente heráldica de transformación de estos signos en hereditarios y sometidos a ciertas reglas en su representación (de 1140 a 1180). En esta fase preliminar, en torno al 1100, se vislumbran acontecimientos que demuestran la presencia de unos elementos que van a ser los promotores de la aparición del sistema emblemático heráldico. Las fuentes de las que disponemos de esta época no son muchas, ni excesivamente fiables. Encontramos la primera narración sobre el uso de emblemas de reconocimiento personales, que pudieran derivar en emblemas familiares de carácter heráldico en el relato del desafío del duque de Anjou, Geoffrey Martel contra Guillaume le Bâtard (duque de Normandía) en 1049, descrito en la Gesta Guillelmi ducis Normannorum, obra Guillaume de Poitiers, capellán del duque, hacia 1075. El autor no da muchos detalles en lo que concierne a la identificación de los oponentes. Hacia 1115 Wace relata este episodio en el Roman de Rou, indicando solamente dos elementos individualizadores de los contendientes: el caballo del desafiante, blanco, y su 91 escudo, de oro. En su Crónica de los duques de Normandía, escrita ya después de 1170, Bênoit de Saint-Maure, ya habla de un caballo blanco y un escudo de azur con leoncillos de oro172. En el tapiz de Bayeux, que representa la conquista de Inglaterra por Guillaume, duque de Normandía, datado entre 1080 y 1100, las figuras de guerreros portan emblemas con cruces, borduras o dragones 173, pero aun no son plenamente heráldicos. En los dos bandos se ven las mismas figuras, algunos personajes son representados sucesivamente con diferentes emblemas. En la escena que describe como ve peligrar el transcurso de la batalla se para los normandos, Guillermo se descubre a sus guerreros y se ha de levantar la visera para que le reconozcan, lo cual no hubiera sido necesario si el duque hubiera tenido un emblema heráldico definido, mediante el cual hubiera podido ser identificado por sus hombres, además es preciso que su gonfaloniero le señale y grite: “Hic est dux Willelm”. Las primeras menciones literarias de armas protoheráldicas se encuentran en el Cantar de Roldán, en el verso 3090 de los manuscritos 1089 y 1095 de la Biblioteca de Oxford que dice: escuz unt genz, de multes cunoisances174. Esto puede ser interpretado como que los barones ya tenían emblemas fijos de identificación, en el relato aparecen escudos con flores y borduras, en las lanzas de algunos caballeros cuelgan gonfalones de un solo color. En la pintura, los frescos de Znaim en Bohemia muestran banderines y escudos con colores y particiones175. 172 La costumbre de atribuir a los ancestros el blasón de sus descendientes, como sucede en este caso con Godofredo de Anjou (Galbreath, Op. cit. p. 25). Y será una constante durante toda la historia de la heráldica. En el tratado Vitae et gesta summorum pontificum de Alfonso de Chacón (1601), de indudable interés para el conocimiento de la historia de pontífices y cardenales, se atribuyen a personajes anteriores a la aparición de la heráldica los emblemas heráldicos que luego serán los propios de su linaje en siglos posteriores. 173 Robert Viel realiza un profundo estudio de los emblemas representados en el tapiz, en especial de los dragones, símbolo clásico de la iconografía normanda. (Op. cit., p.13). 174 Els vers de la Chanson de Roland permet de deduir que a començaments del siglo XII algun cavaller podia esser identificat gràcies a determinats elements que portava pintats a l´escut; car condoure, a partir d´aquest vers, que ens trobem davant l´heraldica es temerari perquè res no ens autoritza a assegurar que aquelles cunoisances fossin permanents y hereditàries o que individualitsessin plenament (Riquer, Martín de, Heràldica catalana ... , p.12). 175 Galbreath, D.L. Manuel ... , p. 20. 92 Los primeros personajes que aparecen documentados como poseedores de armerías son nobles de importancia, ya en el segundo tercio del XII, mientras que los blasones de los caballeros no lo hacen hasta fines de siglo. Los primeros lugares donde se da el fenómeno heráldico son la llamada Europa del Canal: Inglaterra y el Oeste de Francia, un poco más tarde aparecerán en el Imperio, después en España, Escocia, Italia y Escandinavia. El primer testimonio que es aceptado como heráldico es el de las armas que decoran en esmalte la sepultura de Geoffrey de Plantagenet, muerto en 1151. Según la historiografía clásica este esmalte fue realizado entre 1160 y 1165, pero los actuales conservadores del museo de Tessé lo han datado entre 1143, aun en vida de Geoffrey, y 1158, año de la consagración de la catedral de Mans176. Según narra el monje Jean Rapicaut de Marmoutier, en 1180, en la boda de Geoffrey con Mahaut en 1127, el rey de Inglaterra Enrique I Beauclerc cuelga a su yerno, que tenía quince años, el escudo azul con leoncillos177. Este escudo, con un leoncillo, ya lo lleva su hijo Guillermo y su nieto bastardo Guillermo de Salisbury, con seis leoncillos. Según las fuentes sigilográficas, los primeros sellos con elementos heráldicos se datan entre 1136 y 1138. El más antiguo con caracteres verdaderamente heráldicos parece ser el de Galeran II de Meulan y de Worcester. Si bien, el primero fechado con seguridad es el de Raoul de Vermandois, senescal de Francia, representado en una carta de 1146, en el que el senescal aparece llevando el jaquelado heráldico en su gonfalón. Otros testimonios de carácter bibliográfico son: la Biblia de Cîteaux (hacia 1110), el Carmen in honorem Augusti de Pierre d’Ebulo (1195-1196) y L´Eneide de Henri de Veldeke (1210- 1220). La estructura física de estos primeros emblemas heráldicos es simple, casi todos son bicromos y en un alto porcentaje llevan representaciones de 176 Harmiges, Roger, “A propos du blason de Geoffroy Plantagenêt”, en Les origes des armoiries: II Colloque international d´héraldique (Bressanone/Brixen 5-9, X, 1981) París, 1983, p. 55. 177 Probablemente el cronista no asistió a la ceremonia celebrada en 1127, sino que se limitó a describir el escudo que vio en la placa funeraria, según Harmiges (Op. cit., p. 56). 93 animales, entre los que destacan el león y el águila. A partir de los años 1180 a 1190 las figuras representadas comienzan a diversificar su iconografía178. En cuanto a la Península, los inicios de la heráldica aparecen en la zona navarra y catalana, territorios que se movían en la órbita francesa. En el ámbito castellano-leonés los inicios de la heráldica se pueden situar en un momento clave, tras la muerte de Alfonso el Batallador, hacia 1134-1135, Alfonso VII pasa a interesarse en mayor medida por el espacio europeo, y recibe en Zaragoza el homenaje de grandes señores francos, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, el conde de Tolosa, Guillem de Montpellier, el futuro rey de Navarra, García Ramírez y Alfonso Enriques de Portugal. El reinado de Alfonso VII es el momento en el cual se comienzan a asumir en León y en Castilla los emblemas heráldicos. En la generación siguiente se detecta una disminución en el uso de emblemas. Esta reducción del número de armerías también coincide con un descenso del uso de escudos en las grandes casas de la zona del Canal. Según Menéndez Pidal de Navascués, esto se puede deber a la reticencia de los grandes señores a usar algo que ya está trivializado en Europa, si bien, cabe también la posibilidad de una desaparición de testimonios de la época mayor de lo habitual. En Castilla y León la emblemática real se muestra en el retrato de Fernando II de León representado en el Tumbo A de la catedral de Santiago de Compostela (f. 44 v. )179, el león es aun una señal territorial, ya que esta figura no se acomoda al león heráldico. También aparece el león pasante en algunos privilegios rodados de dicho rey 180. En la representación en el mismo Tumbo de Alfonso IX, el emblema ya es plenamente heráldico, con un león no contornado y ya de color púrpura181, el cual también se representa en diversos sellos de su reinado182. 178 Pastoureau, Michel, Les armoiries, p. 29. 179 Faustino Menéndez Pidal interpreta la figura de este modo (Símbolos de España, Madrid, 1999, p. 50).Esta referencia con la misma visión se puede apreciar en el sello real del monarca, en el que aparece por una cara el retrato ecuestre, por la otra la señal territorial (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Panorama Heráldico español”, en Seminario sobre heráldica y genealogía. Zaragoza, 1988, p. 9). 180 Menéndez Pidal, Juan, Catálogo de sellos españoles, Madrid, 1923, p. 14. 181 En su representación del Tumbo A, de comienzos del XIII, ya aparece con el león de un rojo cárdeno obtenido de un fondo de castaño con toques grises y azulados. Este asunto, de la 94 De 1170 a 1190 surge otra generación con la cual se inicia el despegue en el uso de emblemas en la corona de Castilla. En el reinado de Alfonso VIII el castillo representado hasta entonces como señal pasa a ser armería. Encontramos también en el sepulcro de las Huelgas las dos estolas de san Isidoro bordadas por Leonor de Inglaterra entre 1197 y 1198 con veinticinco castillos heráldicos cada una; también aparece representado el castillo en el Tumbo menor de Castilla 183. En fuentes sigilográficas y numismáticas de este reinado aparece ya la figura de un castillo heráldico de tres torres184. Hay testimonios de la adopción de señales por miembros de la alta nobleza: el conde Nuño Pérez de Lara, Diego López de Haro, Fernando de Cabrera, o Rodrigo Girón 185. También se producen cambios en los aspectos formales, se usa un nuevo tipo sigilar con emblemas heráldicos de carácter territorial que ocupan la cara del reverso del sello, en el anverso sigue la figura ecuestre186. Paralelamente se desarrolla una emblemática de tipo personal en los escudos de los guerreros, representando motivos que ya son heráldicos187. En esta misma época se comienzan a apreciar otros signos paralelos de este proceso de invidualización de la sociedad, sobre todo a través de la literatura, las primeras menciones a nombres de linaje. Según Salazar y Acha estos términos designan linajes concretos, utilizando para ello su lugar de origen o de señorío, no significan aun apellidos propiamente dichos, sino más bien un distintivo social que es utilizado para localizar entre sí a estos grupos. Aparecen los nombres de los de Lara, los de Castro, etc.188. evolución de los muebles de las armas reales españolas y castellano-leonesas en particular ha sido tratado en profundidad en las obras de Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Heráldica medieval española ..., p. 14 así como en su posterior obra Símbolos de España, p. 58. 182 Sellos con leones rampantes en privilegios de 1126 y 1129, y reverso con su figura ecuestre con un león rampante representado en la gualtrapa del caballo, Menéndez Pidal de Navascués, Faustino. Heráldica medieval española ..., p. 15. 183 Véase AHN, Sec. Códices, 1046 B. 184 Menéndez Pidal, Juan, Op. cit., p.21. 185 Véase Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Le debut des emblémes héraldiques en Espagne” , Armas e troféus, n. III-IV (1982-1983), pp. 5-46. 186 Los sellos de Fernando II, Alfonso VIII, Sancho VII, los condes de Urgel y Ampurias, los Girón, Meneses Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Panorama Heráldico ... , p. 9. 187 Caso de los escudos guerreros representados en los capiteles de la catedral de Tudela. 188 Salazar y Acha, Jaime de, Génesis y evolución histórica del apellido en España, Madrid, 1981, p. 21 95 En toda Europa el blasón, iniciado en el ámbito de los grandes feudatarios, se extiende al resto de los combatientes. En primer lugar por motivos prácticos de carácter militar, de una parte la transformación del equipamiento con la aparición del yelmo y de otra la aparición de los torneos, de los cuales ya se tienen noticias en Alemania en la segunda mitad del siglo XI. Si en el segundo tercio del siglo XII los emblemas heráldicos son patrimonio de las dinastías y los grandes feudatarios, de 1189 a 1220 los adoptan los caballeros nobles y de 1220 a 1260 los escuderos y los nobles no caballeros. Esta cronología general es aplicable sólo de modo orientativo, pues se basa en el ámbito franco-normando, en el Imperio y en Flandes se dan unas condiciones que uniformizan más la aparición de las armerías entre estos grupos sociales. Hay dos elementos clave en la difusión de la emblemática heráldica uno: de tipo lúdico-militar, los torneos, y otro de la vida civil, los sellos. Los torneos Estos eventos, tomados por algunos autores como el inicio de la heráldica, constituyeron un factor de suma importancia para su rápida difusión en la Europa del siglo XII. La tradición atribuye su inicio a Godofredo de Preully en 1022. El comienzo de su auge coincide con la rápida expansión de este fenómeno emblemático, pues hasta 1100 no son aludidos en los cantares de gesta. A mediados del XII ya son populares189, en los torneos la heráldica cobra una gran importancia a efectos prácticos. Dice Riquer: En el torneo la heráldica se hace imprescindible, porque los luchadores tenían vivo empeño en medirse con adversarios de prestigio y cuya personalidad en el tumulto de la pelea, sólo podían identificar gracias a los emblemas pintados en los escudos 190. 189 Keen, Maurice, La caballería, Barcelona, 1986, p.115. 190 Riquer, Martín de, Heráldica castellana ... p. 17. 96 Los torneos llegaron a extenderse por toda Europa y pervivieron hasta bien entrada la Edad Moderna, cuando comenzó su alejamiento definitivo del entrenamiento guerrero para entrar en el campo deportivo191. Estas celebraciones fueron también objeto de debate entre los partidarios de la heráldica como patrimonio caballeresco nobiliario y los defensores de la heráldica popular, en el Formulario de torneos que hizo Renato de Anjou en 1400 se establecía la expulsión de los torneos de los innobles. Los sellos Las improntas sigilares fueron el principal elemento difusor de la utilización de los emblemas heráldicos, pues los extendieron no sólo en lo territorial, sino también en todo el ámbito social. El sello tenía una utilidad comercial que resultó un motivo de índole práctico para propiciar esta extensión social de la heráldica. Las figuras y signos representados en sellos están en íntima relación con las ya conocidas marcas de fábrica que eran realizadas por los artesanos medievales. Bartolo, a mediados del siglo XIV, daba a las marcas y señales comerciales un carácter de personalización comparable a los emblemas heráldicos y ya aceptadas por el conjunto de la sociedad 192. Los sellos tenían su origen legal en la llamada función validatoria, según Faustino Menéndez Pidal: El sello se realiza al pie del documento, no cerrándolo, su finalidad es garantizar la autenticidad y, a la vez, manifestar que el titular asiente y corrobora el tenor de lo escrito [...] es esencial ahora reconocer al sigilante, por lo que éste procura manifestar en él su personalidad de modo que pueda ser comprendida por todos, no basta que se recuerde el 191 Galbreath, D.L., Op. cit., p. 41. 192 Bartolo de Sassoferrato en su tratado De Insigniis et armis traslada a lo que será el derecho heráldico los postulados de la transmisión de las marcas de fábrica de herreros, papeleros y los signos de notarios (BN Ms. Res. 125, f. 5v a 7v y del Ms. 7.099 f.1v a 2v ). 97 sello en un reducido círculo de relación, como ocurría en los de cierre. Además los sellos son signos 193. Antes de la aparición de los emblemas heráldicos los personajes principales usaban el signado como elemento de identificación y a partir de 1200 se generalizó el empleo de sellos armoriados194. Por estas fechas se inicia un proceso de popularización de los sellos heráldicos, desde los grandes magnates, que comenzaron incluyendo su emblema en los sellos ecuestres, a los pequeños comerciantes que pronto incluyeron sus marcas en los emblemas. Durante este periodo se abrió un campo en el que tuvo cabida una variada tipología de sellos heraldizados: sellos bifaces (con emblemas en ambas caras), sellos monofaces con combinaciones de armerías y sellos con elementos paraheráldicos (soportes, tenantes, timbres, etc.)195. Además de los antes citados, se dieron otros agentes difusores de la heráldica, tales como: las modas en el vestir, la decoración de los objetos y la propia evolución del arte, que fueron extendiendo los usos emblemáticos por todo el territorio europeo. En España la extensión de los usos heráldicos entre el corpus social se da en primer lugar en el área navarro-aragonesa, donde se encuentran ejemplos en las representaciones de las iglesias de San Juan de la Peña, en Sangüesa, Agüero y los capiteles del claustro de la catedral de Tudela. En Castilla no se dieron hasta bien entrado el siglo XIII, cuando cronológicamente el resto de Europa Occidental ya estaba en una etapa de desarrollo más avanzado. El sistema heráldico castellano- leonés, debido a esta evolución aislada encierra un gran interés para el estudio del hecho heráldico, tanto en los aspectos formales como en los de uso. En los 193 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Apuntes de sigilografía española, Guadalajara , 1993, p. 54. 194 Jécquier, Leon, “Debut et développement de l´emploi des armoiries dans les sceaux”, en Comunicaciones al XV Congreso Internacional de las ciencias Genealógica y Heráldica (15º. 1982. Madrid): Madrid, 1983, p. 317-343. 195 Para ampliar la tipología sigilar veanse las obras del profesor Ángel Riesco Terrero, Introducción a la sigilografía (Madrid, 1978) y la de María Carmona de los Santos, Manual de Sigilografía (Madrid, 1996). 98 primeros vemos que desarrolla una gran variedad y originalidad de formas que no son comunes en otros países y que incluso crearán estilos. En lo relativo al uso de las armas por elementos sociales no caballerescos, cabe destacar la importancia del blasón de las mujeres, las cuales mantienen sus escudos tras el matrimonio. II.2.3. Segunda etapa : la expansión Se desarrolla desde inicios del XIII hasta 1330 aproximadamente. En esta época se da el momento de la gran expansión de los usos emblemáticos heráldicos. Durante estos años el papel militar comienza a tener menor relevancia en el uso de los emblemas, a la par que se extiende su empleo entre sectores de la sociedad que estaban fuera del grupo de los combatientes. Prosigue también su extensión en el uso de los sellos y entran de lleno las aplicaciones de éstos en las actividades comerciales. En el siglo XIV las mujeres adoptan legalmente armas. Si bien, las primeras armas pertenecientes a una mujer se remontan a mucho antes, a 1183, cuando se datan las de Yseut de Dol, mujer de Asculphe de Soligné, y las de Matilde de Portugal, condesa de Flandes en 1189. Los eclesiásticos de un nivel alto utilizan armas desde la segunda mitad del siglo XIII y los abades a comienzos del siglo XIV. Los caballeros no nobles comienzan a utilizar emblemas heráldicos de modo generalizado desde comienzos del siglo XIV. Durante este periodo en España los caballeros villanos también adoptan emblemas heráldicos. Los no nobles burgueses empiezan a usarlas a fines del siglo XIII en zonas de gran densidad urbana de Francia, Inglaterra, Renania y Flandes 196. En estos lugares se puede apreciar una relación entre los blasones y las marcas de familia o de fábrica. Las ciudades, las corporaciones de artesanos tienen sus armas entre los siglos XIII y XIV. 196 En Artois de 1285 a 1401, de los 136 burgueses estudiados , 75 de ellos poseen armas, sin contar los regidores; en Picardía de 107 poseen armas 42, entre ellos constructores (Galbreath, D.L., Op. cit. , p.43). 99 La heráldica se constituye como una realidad en la vida de la Europa Occidental y comienzan a aparecer sus vocablos, su sintaxis y sus colores reglados. El lenguaje del blasón tiene una organización casi definitiva hacia 1300. También los agricultores comienzan a utilizarlas en el siglo XIII y de modo generalizado en el XIV 197. Sobre esta cuestión dice Riquer: Nada ni nadie se opuso a que personas no pertenecientes a la clase militar encerraran sus emblemas, que podía ser antiguas señales o viejos distintivos en los límites del escudo y que los ostentaran en las fachadas de sus domicilios urbanos, de sus tiendas o de sus casas de campo, o que los bordaran y grabaran en objetos de su pertenencia198. Esta expansión en el uso de armerías estuvo motivada por unas circunstancias en las que tuvieron mucho que ver otros factores de mimetismo social que se unieron a las necesidades de identificación, caso de la moda y la estética artística, los cuales se dieron entre determinados estamentos sociales que iban adquiriendo importancia. El uso del sello a efectos legales y comerciales sigue en esta época suponiendo otro soporte de importancia para la heráldica, según Pastoreau la moda de las armas parlantes viene a su vez heredada de las figuras sigilares199. Esta época significa la expansión total del hecho heráldico, se utilizan los emblemas en vestidos, bonetes, guantes, calzados, vidrieras200, armas, etc. Se da entonces el momento de entrada de la heráldica en la historia social, pues al estar proyectados los emblemas sobre la realidad cotidiana, las formas materiales y sus tipologías, por una parte, y las intenciones y características en el uso de estas formas, por otra, han evolucionado al compás de los cambios sociales durante el resto de la Edad Media y buena parte de la Moderna. 197 En el siglo XIV se encuentran más escudos de personas no nobles que de nobles: el sello con el emblema del barbero Ramón Andreu de 1368 y de otros carniceros, especieros, maestros de obras. (F. de Segarra. Sigilografía catalana, cit. por Riquer, Martín de, Heràldica catalana ... p. 23). 198 Riquer, Martín de, Heráldica castellana ... , p.19. 199 Pastoureau, Michel, Les armoiries, p . 32. 200 Por ejemplo la Herladic Window de la catedral de York. 100 En Castilla y León se da también por entonces la época de mayor viveza y espontaneidad de la heráldica. Con Fernando III el sistema emblemático alcanza su mayor grado de perfección, adquiriendo dos características principales: el realismo, que será una tónica de la heráldica española, muy en relación con la tradición realista del gótico castellano; y la tendencia a combinar armerías (hasta entonces sólo se había adoptado en León la bordura y la reducción del león completo a sólo su cabeza). Aparece el cuartelado en vez de las brisuras que existen en el resto de Europa, en él se mantienen los colores, aunque se sustituyan las figuras de algunos cuarteles (tendencia esta que denota la importancia del esmalte)201. Este cambio formal será imitado en Aragón, Foix, Perigord, Armagnac, Bohemia, Navarra, Inglaterra, Polonia, Lituania y en el siglo XV llega a Suecia. En su inicio el cuartelado es el resultado de combinar por igual las armas de linaje202 y las territoriales (el Castillo del rey de Castilla)203. A partir de entonces se convertirán también en una forma de combinar armerías paternas y maternas, o territoriales y de linaje. La constante vacilación entre el carácter personal y territorial de las armas reales parece haber sido una constante en la heráldica ibérica 204. También se producen otros cambios de tipo formal en Castilla: se crea el sello de carácter cuadrilobulado; y se descubre el valor ornamental de los emblemas heráldicos en almohadas, vestidos y sepulcros, que llega a ser un motivo decorativo habitual, con ejemplos como son los sepulcros de los Meneses o en los atavíos funerarios de don Fernando de la Cerda. 201 Es el caso de los infantes hijos de San Fernando don Manuel, don Felipe y don Luis, manteniendo o permutando por orden de primogenitura el castillo y el león del emblema de su padre. 202 Antes de la unión leonesa en la impronta de un sello de 1224 en el anverso el retrato ecuestre del todavía sólo rey de Castilla, aparece embrazando un escudo con un león rampante y en el reverso aparecen sus emblemas territoriales, es decir, el castillo de tres torres. Después de la unión de los reinos en retrato ecuestre de su sello de 1237 aparece ya en su escudo y en la gualdrapa del caballo el castillo cuanto al león y en su reverso el cuartelado de Castilla y León (Menéndez Pidal, Juan, Catálogo de sellos ... , p.15). 203 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval ... , pp.13-14. 204 Ibidem ,p. 18. 101 Como conclusión de esta etapa, podríamos definir el siglo XIV ya como un periodo de mutación del fenómeno heráldico hacia unas características definidas: a) Comienza a declinar el papel militar de los escudos. La evolución del armamento hace que éstos pasen a relacionarse más con el mundo de los torneos. Según Messía de la Cerda las causas del declive de su función militar en la Baja Edad Media, son las siguientes: - El triunfo de las compañías de arqueros con arco largo inglés. - La creación de unidades de ballesteros que perforan las armaduras; la aparición de caballería ligera o benimerin, muy rápida, equipada tan solo con cota de malla y espada corta. - La aparición de las primeras armas de fuego. - La formación de unidades de infantería adiestradas y muy maniobrables, como la infantería suíza 205. b) Todos los grupos sociales han adoptado ya plenamente los usos emblemáticos. La heráldica se convierte en algo distinto dentro de la sociedad medieval, pues no afecta solamente a la guerra y los torneos, sino que también supone una generalización social. Es también el momento en que la heráldica aparece con más fuerza dentro del mundo de la literatura medieval como un elemento temático más, desarrollada a partir de los romans, desde sus inicios en Chretien de Troyes y en la literatura caballeresca. Siguiendo esta moda se irán componiendo armoriales ficticios de caballeros de la Tabla Redonda, las Mocedades de Rodrigo, Amadís de Gaula, etc., y en las novelas de caballerías, los 205 Messía de la Cerda y Pita, Luis F, Heráldica española: el diseño heráldico, Madrid, 1990, p. 24. 102 cantares de gesta y los poemas de amor cortés comienza a tomar cuerpo, junto a otros elementos, la descripción de blasones. c) Las reglas de la heráldica son cada vez más rigurosas. Aparecen los primeros tratados sobre heráldica, Bartolo de Sassoferrato escribe De insigniis et armis, es el comienzo de la sistematización del mundo del blasón, para otros autores también se empieza ahora a perder la frescura del diseño heráldico lo que llevará al inicio del periodo de esclerotización que se sufrirá en los siglos posteriores206. d) Comienzan a representarse de forma organizada los escudos de personas y linajes, los primeros armoriales datan del siglo XIII, el primero que se conoce es el que incluyó Mateo París en su Chronica Majorica o Historia Anglorum, poco después de 1250. A partir de entonces se suceden las relaciones de emblemas heráldicos. e) Adquieren influencia y personalidad los profesionales de la heráldica, los llamados oficiales de armas. II.2.4. Tercera etapa : el inicio de la heráldica caballeresca A partir de fines del XIV, según Faustino Menéndez Pidal, la heráldica comienza un camino de descenso en su importancia entre el conjunto de la sociedad europea. Esta etapa significa el fin de la heráldica medieval, si bien no coincide plenamente con el fin del medioevo histórico, puesto que, al representar la identificación con la vida de la fama y el ideal caballeresco, viene a prolongarse hasta la segunda mitad del XVI207, para el citado autor: 206 Messía de la Cerda y Pita, Luis F., “La decadencia de la heráldica”, Hidalguía, n. 202-203 (1987), p. 561-575. 207 Para Martín de Riquer hasta mediados de siglo (Riquer, Martín de, Heráldica castellana, p.7) Faustino Menéndez Pidal la alarga hasta 1570, cuando ya comienza la etapa moderna o racionalista (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Los emblemas heráldicos en la Edad Moderna”, en De sellos y blasones: sigilioheráldica para archiveros, Carmona, 1996, p. 41). 103 La heráldica en toda Europa, llega en su desarrollo a una perfecta ordenación y fijación, pero ello trae consigo el anquilosamiento y pérdida de creatividad y frescura, al menos en los estamentos superiores de la cultura 208. Este periodo tiene sus orígenes en el siglo XIV, cuando fruto de la evolución social y el desarrollo de las tácticas militares, la heráldica va perdiendo su frescura y comienza a identificarse como algo del pasado. Sin embargo, el sistema heráldico continúa su expansión formal, la heráldica aparece en objetos de la vida cotidiana, artística e intelectual: monumentos, orfebrería, esmaltes, tapices, vestidos, libros, encuadernaciones, sellos, monedas, etc., adaptándose a los nuevos gustos. Respecto a los usos formales, la heráldica aun goza de movilidad en esta etapa, según afirma Pastoureau: Cet aspect mouvant se traduit de deux mannières, d´une part dans la diversité des armoires porteés par les membres d´une même famille ou par le même personnage au cours de son existance; et d´autre part dans la varieté de la manièr de representer, du XIII au XVI siécle, les mêmes armoires 209. En el plano social, el sistema heráldico pasa a desempeñar un papel de representación y prestigio propio del estamento nobiliario que la identifica con el mundo caballeresco, que en esta época goza de un resurgimiento210. En opinión de Ceballos-Escalera: 208 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, La heráldica española ... , p. 18. 209 Pastoureau, Michel, Traité ... , p.65. 210 Para Huizinga este resurgir es del todo artificial, y tienen mucho que ver con él la ambición personal y el amor a la gloria La mentira brota por todas las aberturas del traje de gala de los caballeros. la realidad da un continuo mentis al ideal. Por eso se refugia éste más y más en la esfera de las letras, las fiestas y los juegos. Sólo así podía mantenerse la ilusión de la bella vida caballeresca (Huizinga, Johan, El Otoño de la Edad Media, Madrid, 1990 , p. 147). 104 Los símbolos heráldicos, en principio meras señales de reconocimiento personal en el ámbito militar, al identificarse con la nobleza, adquieren unas connotaciones de prestigio social, de distinción y de claro nacimiento que, en definitiva, es la causa de que este sistema de símbolos haya alcanzado nuestros días con plena vigencia en su original uso y prestigio211. Para Keen esta evolución de la heráldica no es un signo de artificialidad, sino que se incluye en una consecuencia natural del desarrollo del mundo caballeresco, que va tomando conciencia de la riqueza de su propia tradición y se va enriqueciendo. Los emblemas no son signos de pérdida de contacto con los ideales, no se representa tanto la decadencia de los usos caballerescos, sino el cambio de aspecto212. Isabel Beceiro en sus investigaciones sobre la nobleza castellana, señala diversos aspectos que caracterizan a los nuevos usos sociales de la heráldica como instrumento de diferenciación social: La obligación de que el titular (de un mayorazgo) lleve el renombre o apellido y las armas del linaje y de que así lo hagan también sus herederos se convierte en un leifmotiv [sic] que, a veces, se prolonga en fórmulas adicionales como la de inclusión conjunta en todos los pregones y documentos del nombre de la heredera femenina y del esposo consorte, sin que la primera pueda ser olvidada en ningún momento, como representante de los anteriores titulares y creadores del mayorazgo. Las únicas variaciones substanciales atañen a acuerdo sobre el posible grado de incorporación de las armas y el renombre pertenecientes al nuevo señor y que por otra parte, están en relación con la importancia de su propio linaje 213. 211 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso, Heraldos ... , p. 19. 212 Keen, Maurice, Op. cit., p. 265. 213 Beceiro Pita, Isabel y Córdoba de la Llave, Ricardo, Parentesco, nobleza y mentalidad en la nobleza castellana: siglos XII-XV, Madrid, 1990, p. 19. 105 Durante este periodo se vuelve a ensalzar el linaje como instrumento de reacción frente al ascenso de otros grupos sociales. La nueva nobleza ha de buscar antiguos linajes de autojustificación214, las armas pasan de significante de un linaje a significado215. Comienza en estos años la época dorada de la tratadística heráldica y se buscan los orígenes de los blasones en relatos míticos. El escudo heráldico pasa de mero identificador de una familia, a tener que representar en él los valores y orígenes del propio linaje. La heráldica va a comenzar un periodo restrictivo. Ceballos se refiere así a este nuevo sentido de los usos heráldicos en la Castilla bajomedieval: Para beneficio de los oficiales de armas, a finales de este siglo las armerías ya han perdido su sentido identificativo, para adquirir un sentido de distinción social. Prueba de ello es la promulgación entonces de la primera ley tocante a los usos heráldicos en Castilla y León, que fue dictada por los Reyes Católicos según petición de las cortes en Toledo en 1480 [...] en la que se prohibía el uso de emblemas heráldicos de la corona [...] se incorporó a la Nueva Recopilación de 1567216. Dentro de esta concepción de la heráldica como signo de prestigio, los oficiales de armas tienen su época dorada en la que ya son identificados plenamente con el estudio de los emblemas, y su papel adquiere una mayor relevancia social217. Comienzan a expedir las primeras certificaciones de armas218 214 Para Isabel Beciro esta acentuación de los rasgos de linaje, los cuales ya comienzan en el siglo XII, se debe a la entrada de la nueva nobleza y el interés de autovaloración de los hidalgos probares frente a los mercaderes en auge. (Ibidem., p. 56). 215 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos ..., p. 56. 216 Ceballos Escalera, Alfonso de, Heraldos ... , p. 93. 217 Sus figuras comienzan a difundirse con sus atavíos característicos, y aparecen representaciones de heraldos en edificios: el palacio del Infantado de Guadalajara ya se encuentran incluso como tenantes del blasón de los Mendoza o la catedral de Granada . 218 Ceballos-Escalera señala la aparición de certificaciones de armas expedidas por heraldos desde 1386, pero señala que la moda no se populariza hasta el primer tercio del siglo siguiente. En Castilla las más antiguas datan de comienzos del siglo XVI (“Una interesante certificación de armas renacentista”, Emblemata, n. IV(1998), p. 80). 106 y a fomentar la difusión de las armerías entre los recién llegados a la nobleza. Carlos I concede armas continuamente, asesorado por sus heraldos 219. En la heráldica peninsular aparecen durante este periodo otras características singulares: la influencia de las formas francesas, el abandono de las figuras ecuestres en los sellos reales, la inclusión de los emblemas de personajes y linajes peninsulares en los armoriales europeos, la representación de los escudos inclinados con yelmo y cimera, la aparición de nuevas formas más complejas y fantásticas y el inicio del uso de armas por homenaje, produciéndose al igual que en el resto de Occidente el auge de los llamados elementos externos 220. II.2.5. Cuarta etapa: el inicio de la Heráldica Moderna Al comenzar la Edad Moderna de la heráldica, en la segunda mitad del XVI, ésta ya tiene una reglamentación definida y una nutrida tratadística, pero ha perdido la viveza social. Sólo desempeña papeles decorativos y de prestigio externo. En sus representaciones plásticas la emblemática heráldica también sufre un proceso degenerativo debido al aumento exagerado de cuarteles, fruto de la concepción de los emblemas heráldicos como patrimonio de la nobleza, a más cuarteles más nobleza, lo que desvirtúa la esencia de las armas de linaje. Esta moda que no fué del agrado de los tratadistas más tradicionales en los aspectos formales, como se puede apreciar en el irónico comentario al respecto de Hernández de Mendoza: 219 Sobre esta cuestión véase el trabajo de Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, “Novedades y cambios en la heráldica castellana (1480-1550”, en Las armerías en Europa al comenzar la Edad Moderna, Madrid, 1993, p.79-89. 220 Menéndez Pidal, Faustino, Panorama Heráldico español, p. 13-14. 107 Asý aquellos que digo hazen ensalada en los escudos de sus rreposteros metyendo en ellos todos sus quatro costados, aun otros lynajes con quien alcançan deudo221. Otro aspecto del decaimiento formal de los emblemas heráldicos es la liberalidad de los propios artistas que los representan, derivada de su formación en el seno de otros campos y, por tanto, su falta de contacto con la heráldica: se dan las alteraciones barroquizantes en el contorno de los escudos y en sus dimensiones, escasa uniformidad en la representación de las figuras y muebles, demasiada incidencia de los adornos exteriores (coronas, yelmos, tenantes, soportes, mantos, lambrequines, emblemas, etc.). Además, se produce un enrevesamiento del lenguaje por parte de los tratadistas hasta hacerlo casi indescifrable. No obstante, aun variando su significación, perdiendo su viveza y restringiéndose solamente al mundo nobiliario, la heráldica durante estas fechas ofrece a los investigadores una variada, y aun mayor si cabe, gama de testimonios que no deben de ser pasados por alto: labras, impresos, tallas, tapices, ejecutorias, etc., los cuales siguen siendo elementos útiles para los diversos campos de la investigación, tal y como expusimos en el capítulo precedente. En el terreno de la literatura aparece en esta época la heráldica como una disciplina ya inequívocamente asociada a la genealogía, la cual seguirá conservando una gran importancia durante todo el Antiguo Régimen, a través de las certificaciones de nobleza, cada vez más solicitadas por cuestiones socioeconómicas: exenciones de impuestos, acceso a cargos, prestigio social y todas las demás prebendas del estado nobiliario. En España, nos hallamos en la época del auge de las armerías indianas, donde se vuelve a identificar heráldica con hechos heroicos. Los reyes conceden armas cuando se ennoblece a los conquistadores y a sus descendientes. Se identifican invariablemente armas y apellidos, y se intenta explicar de forma racionalista todo el sistema heráldico, siendo este el paso previo a la tratadística 221 Hernández de Mendoza, Diego, Libro de armería, f.142 r. 108 del siglo XVIII que asumirá un modelo de reglamentación rígida sobre composición, elementos y asunción de armas. II.3. LOS ELEMENTOS PARAHERÁLDICOS Durante los siglos que comprende la Baja Edad Media tienen el comienzo de su relevancia unas representaciones íntimamente relacionadas con el sistema emblemático heráldico, son los llamados elementos paraheráldicos: timbres y divisas que preparan la evolución de la heráldica hacia el mundo de la emblemática moderna. Estos elementos tienen sus precedentes en las representaciones de armas de la plena Edad Media, cuando encontramos el blasón asociado a menudo a unos elementos militares definidos, los yelmos222. Los timbres u ornamentos exteriores al propio campo del escudo pueden ser interpretados en el plano social como símbolos de una reacción nobiliaria ante el auge de la heráldica no noble, estableciéndose como un instrumento de diferenciación. También significan una vuelta al individualismo, el cual fue uno de los factores de la creación del propio sistema heráldico, esta vez con un carácter más simbólico, según Rodríguez de la Flor: Lo que era primordialmente funcional cuando no meramente ornamental, lo figurativo, cede paso, o mejor, se convierte en vehículo idóneo para transportar una propuesta de carácter ético, una formulación que queda referida a la esfera íntima del individuo223. A fines de la Edad Media estos elementos no son ya dependientes del linaje como el propio blasón, sino que entran en el mundo de la personalidad del titular, tanto en su sentido social (coronas y otros elementos significativos de su 222 Para Michel Pastoureau la aparición de elementos accesorios comienza a producirse en el siglo XIII (Figures et couleurs. París, 1986, p. 126). 223 Rodríguez de la Flor, Fernando, Op. cit., p. 85. 109 status como los mantos, mitras, bonetes, etc.), como individual (cimeras, motes y divisas) Existen ciertos elementos que influyen en este proceso de individualización de la heráldica, que conduce ya en los siglos XVI y XVII al auge de la emblemática personal: - El blasón ha pasado a fines de la Edad Media a ser identificativo de un linaje, de sus virtudes encarnadas por su fundador, pues no hay que olvidar que los blasones siempre tuvieron en su propio marco, elementos diferenciadores de carácter personal, llamados brisuras 224. - El iniciador, heroico o real, del blasón del linaje es el único componente de éste que aportó elementos personales, simbólicos, conmemorativos o simplemente de gusto personal. - La adopción por parte de los caballeros de estas figuras que van rodeando el blasón, las cuales son elementos que van a personalizar el emblema y aportar su propio mensaje, no el de su antepasado, cuestión que se realizará de modo más acentuado en las divisas, que encarnan la personalidad del que las porta. Existen otros elementos paraheráldicos que denotan estos aspectos y que se dan en las postrimerías del medievo: Los tenantes, sostenes y soportes, es decir, las figuras humanas, mitológicas y de animales que sostienen físicamente la representación heráldica, tienen sus orígenes en el caballero que porta su escudo, poco a poco se van convirtiendo en un elemento de decoración, que también puede servir de alegoría del origen o hechos del titular de las armas Las cimeras tienen un origen germánico, donde por la importancia de los torneos ya comienzan a usarse en el siglo XIII para diferenciar a los caballeros contendientes y llegan a sustituir a los propios emblemas heráldicos, sobre todo en los sellos. Luego pasan a Inglaterra y Francia donde comienzan a sistematizarse 224 Lambeles, borduras, bastones u otros elementos que servirían para distinguir a unos miembros dentro del propio linaje, bastardos, segundones, primogénitos, etc. 110 tanto como la heráldica, caso de las de la casa real francesa225. Llegarán a España donde en un principio son de carácter fantástico (dragones, tragantes, animales mitológicos, etc.), evolucionando en tiempos de Juan II hacia una tipología más sobria, principalmente en Castilla226. El escudo con cimera significa un comienzo del proceso de creación de los emblemas individuales de un personaje dentro del emblema del propio linaje, son el inicio del retrato individual de la persona, no sólo por su origen de grupo. Además, en ellos se expresa su posición social como guerrero y vuelven a orientar el blasón hacia el mundo de la guerra representando éste el carácter honroso y restringido de las insignias. La divisa significa una evolución aun más acusada hacia una emblemática personal, surge a partir de los primeros síntomas de esclerosis del sistema emblemático heráldico tradicional227. Las primeras divisas aparecen entre el Loira y el Rin a mediados del siglo XIV. Aun son un emblema de grupo en sus orígenes, donde se identifican a menudo con órdenes caballerescas fundadas para defender unos ideales comunes. Los monarcas y grandes señores adoptan emblemas de las órdenes creadas por ellos, que son un fenómeno del exponente del resurgir caballeresco bajomedieval. Alfonso XI crea la Banda en 1332228, el rey de Chipre la Orden de la Espada en 1359, el duque de Saboya la del Collar en 1363, Juan II de Francia la de la Estrella en 1351, Juan I de Aragón la Doble Corona de Oro en 1392, Martín I la Leona Parda en 1404, Fernando de Antequera la Jarra y el Grifo en 1403 o la más famosa, la del Toisón de Oro, creada por Felipe de Borgoña en 1431. Las divisas son en parte una vuelta al carácter totémico desde una época que inicia el encorsetamiento de la heráldica, pues representan la personalidad y el ideal de grupo, no de linaje. Los personajes cambian de divisa varias veces en su 225 Neubecker, Ottfried., Op. cit., p. 153. 226 Como la del propio rey representada en el armorial del Toisón de Oro en la que aparece con la señal del Castillo. 227 Rodríguez de la Flor, Fernando, Op. cit., p. 34, y Pastoureau, Michel, “Aux origines de l´embleme: la crise de l´héraldique européenne aus XIV et XV siecles”, en Emblemes et divises de la Renaissance. París, 1981, p.129-139. 228 La divisa identifica a la orden, la cual identifica en sus portadores el respeto a sus principios. Que en el caso de la Banda son: la caballería y la lealtad (Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso, La Orden y divisa de la Banda Real de Castilla, Madrid, 1993, p.41). 111 vida, o incluso se utiliza una más complicada y elaborada y otra más sencilla y de menor tamaño, apta para reproducirse sobre una superficie repetidamente 229. La divisa refleja el origen , el ideal, el carácter o las actitudes del personaje que las usa durante toda su vida230, o también su estado de ánimo en una determinada circunstancia o evento231. Según Gombrich en su análisis del libro de Emanuele Tesauro Cannochiale Aristotélico las divisas se han de explicar bajo una óptica metafórica: La impresa perfecta es una metáfora. Esto se nos dice. se sigue de definir una metáfora como el significar una cosa por medio de otra y aplica como ejemplo la divisa de Luis XII de Francia, un puercoespín con el lema “cominus et eminus” (cerca y lejos). Si el rey hubiera dicho: golpearé a mis enemigos cerca y lejos, esto sería lenguaje normal y material, pero para dar a entender esta idea nos muestra la imagen de un puercoespín, que pincha lo que está cerca y arroja a distancia sus espinas232. La metáfora que es la divisa con su mote expresa la voluntad y personalidad de su titular, significa otra vez la vuelta al afán de ensalzamiento de la invididualidad y la diferencia que en otro periodo histórico anterior dio lugar de forma espontánea al nacimiento de la heráldica. Las divisas, en su aspecto formal, están compuestas por un cuerpo (figura) y un alma (sentencia) 233, que van a ser el origen de un nuevo sistema de representación simbólica mixta: texto e imagen, que evoluciona rápidamente hacia los emblemas modernos, según la opinión de Rodríguez de la Flor: 229 Véase Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso “Las divisas en la heráldica castellana del siglo XV”, Hidalguía, n. 192 (1985), p. 667. 230 El caso más evidente es el lema de la divisa de Enrique IV: Agridulce es el reinar. 231 Como era el caso del enamorado Don Luis Lasso de Castilla que en el torneo de Valladolid luce una divisa que representa un estado de ánimo para con su amada, en la que figuran unas lazos sobre un campo gris, con un poético mote que decía: estos lazos que aquí ven en las entrañas están. (Torres, Garci Alonso de, Protocolo del torneo de Valladolid, f. 261 v). 232 Gronbrich, E. H., Imágenes simbólicas, Madrid, 1994, p. 264. 233 Véase Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso, “Las divisas en la heráldica castellana del siglo XV”, Hidalguía, n.192 (1985), pp. 665-668 Donde se ofrece una extensa relación de todas las acepciones de la palabra divisa, desde la de la Real Academia: Señal exterior para distinguir personas, grados u otras cosas a la suya propia: Emblema o señal que se coloca exteriormente a un escudo de armas consistente en una figura acompañada o no de una breve y expresiva sentencia. 112 La necesidad del texto, del contexto, de la cobertura que al símbolo le presta siempre la narratio philosophica que le acompaña, y cuya combinatoria es el objeto central de esta explicación. Exploración que va de la palabra a la imagen y de esta a aquella en mutua implicación sin jerarquía, que envuelve con su fuerza persuasiva a todo receptor 234. En el caso de los monarcas y grandes nobles, las divisas pueden simbolizar casi un programa de gobierno, obligando al titular de ese cargo a ser consecuente con ella y no variarla235. Alfonso V usó un manojo de coles y un brasero llameante, Carlos de Viana una rama de Castaño y un trebolado ojival, Carlos I el Plus ultra con las columnas de Hércules236, Diego Hurtado de Mendoza, duque del Infantado una tolva de molino rodeada de cuerdas, con el mote Vanitas vanitatum et omnia vanitas, que alterna con, Dar es señorío, recibir es servidumbre, Juan Pacheco, marqués de Villena usa tres cardos floridos. Las divisas también aparecen como emblema del cargo ostentado, Fadrique Enríquez, usa en 1434 dos áncoras rodeadas de trozos de maroma. Incluso a mediados del siglo XV las divisas personales llegan a sustituir en determinados personajes, a la heráldica: En la manifestación heráldica del rey Juan II adquieren por primera vez las divisas importancia igual a las armas propiamente dichas. En los monumentos, Cartuja de Miraflores, monasterio del Paular, Santa Clara de Tordesillas, encontramos constantemente dos escudos de armas en pareja: el de las armas reales, cuartelado de Castilla y León, y el de la divisa de la Banda, de gules, la banda engolada de oro. 237 234 Rodríguez de la Flor, Fernando, Op.cit. , p. 421. 235 Son los casos de las de Dieu et mon droit del príncipe de Gales, del yugo de Isabel de Castilla, las flechas de Fernando de Aragón y las columnas de Carlos I. 236 Si bien el propio emperador luce en 1527 una divisa especial para tornear en la cual figura un ristre de oro. Torres, Garci Alonso de., Op. cit., f. 251 r. 237 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval española ... , p. 189. 113 En este siglo, y con origen en las empresas italianas que se remontan al XIV, surgen los emblemas individuales238, los cuales se componen de tres elementos: el dibujo, el título o lema y el texto que es el alma del emblema, estas representaciones alegóricas van evolucionando hasta pasar a ser un juego intelectual. Santiago Sebastián explica así los cometidos del emblema: El emblema en su esencia cumple dos funciones básicas: la representación y la interpretación, es decir, representa una cosa (res picta) que es algo de la naturaleza, del arte, de la mitología, de la religión, etc. que llega a ser res significans como expresión de una verdad 239. Sin embargo, las armerías perduran frente a divisas y emblemas, los cuales decaen pronto. Pastoureau opina, al contrario que Galbreath, que las divisas perdieron fuerza en el Renacimiento, pues van acentuando aun más su carácter individual y pasan a simbolizar la personalidad, se confunden a menudo con los emblemas, de carácter más simbólico de los siglos XVI y XVII240. La emblemática renacentista también desaparecerá en este siglo y la heráldica permanecerá, tal vez porque siempre se movieron en la misma órbita y la representación simbólica que significa la emblemática, al perder su propia frescura, vuelve al mundo de la heráldica ya asumida como un código restringido, la ciencia heroica, que está destinada solamente a las elites aristocráticas241. 238 La empresa y el emblema no deben de ser confundidos, según César Hernández Alonso: Todo emblema tiene un contenido moralizante dirigido a la sociedad. consta de unos dibujos representativos y simbólicos, acompañados de unos lemas o motes en que se explica literalmente, con preferencia en latín, el espíritu del emblema [...] En cambio la empresa es patrimonio de un personaje ilustre o de una familia y en sus grabados encierra un mensaje no pocas veces secreto. También lleva un mote o lema alusivo al alma de empresa y que encierra una enseñanza. (Estudio introductorio a Gómez de la Reguera, Francisco. Empresas de los reyes de Castilla y de León. Valladolid, 1990). Para profundizar sobre las diferencias entre empresas y emblemas, véase Gállego, Julián. Visión y símbolos en la pintura española del siglo de Oro, Madrid, 1972. 239 Sebastián, Santiago, Emblemática e historia del arte, Madrid, 1995, p.12. 240 Pastoureau, Michel, “Arma senescut, insignia florescunt. Note sur les origines de l´emblème”, en Figures et couleurs, París, 1986, p. 126. 241 No hay que olvidar que el primer emblema que representa Alciato es el propio blasón de los duques de Milán, en una representación mitificadora de su origen tal y como hacen los genealogistas y heraldistas de la época, identificando a los Visconti con Alejandro el Grande, lo cual les hace señores del mundo, el nacimiento por la cabeza es carácter de divinidad según se cuenta del nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus. Al ilustrísimo Maximiliano, duque de Milán 114 II.4. ELEMENTOS HERÁLDICOS En un intento de explicar de una forma más completa el significado del hecho heráldico medieval y bajo la premisa de que el presente estudio no es un tratado de heráldica general, hemos optado por realizar un breve estudio individual de dos tipos de elementos de entre los que conformaron el sistema emblemático heráldico, el uno de carácter material y el otro de significado humano: los esmaltes y los oficiales de armas. Hemos elegido los elementos antedichos por dos razones. La primera, porque creemos que su importancia requiere un tratamiento singular, más pormenorizado del que tendrían dentro de los apartados generales de la evolución histórica. La segunda, porque al tener su propia evolución, ésta se puede apreciar mejor abordándolos mediante un tratamiento propio, apreciando así la modificación de lo subjetivo y de lo objetivo que se da en la historia de la emblemática heráldica. II.4.1. Los esmaltes En un sistema visual como el heráldico, situado en una sociedad como la medieval, donde lo que se ve y lo simbólico son elementos básicos, la importancia de los colores y su significación son unos hechos particulares que resultan representativos para estudiar el origen y evolución de este sistema emblemático. Algunos autores entre los que se encuentra Castañeda y Alcover han creído ver la presencia de los esmaltes como base de una interpretación demasiado Es noble divissa de tu familia un niño saliendo de las fauces de una sinuosa sierpe Tales cosas vimos que tría el rey de Pella en sus monedas y que con ellas celebraba su estirpe: enseña que es hijo de Ammón y nacido de semen divino, habiendo sido engañada su madre por la imagen de una serpiente. Sale por la boca así, dicen, lo hacen algunas sierpes ¿O tal vez es porque así nació Pales de la cabeza de Jove? (Alciato, Andrea, Emblemas. Ed de Santiago Sebastián, Madrid, 1993, p.27). 115 temprana, cronológicamente, de los comienzos de la heráldica, que datan del siglo VIII. Este autor se basa en una cita del monje Atanasio en su Vida de los Papas quien al hablar de León IV, refiere como el pontífice llevaba su emblema en una tabla esmaltada. Y también en lo expuesto por Jean Le Feron que afirmaba Carlomagno creó y ordenó con perfección lo correspondiente a los reyes de armas. A este fin nombró doce caballeros, nobles, de verdadero y cierto linaje y de buena y gran experiencia a los que nombró oficiales de armas, dándoles especiales privilegios. Fueron los primeros que usaron escudos esmaltados242. Sin embargo, el origen del uso de los esmaltes heráldicos se basa principalmente en un componente de utilidad práctica, enraizada con la actividad militar que caracteriza a los comienzos de este sistema emblemático. Sobre ésta se asienta su única norma firme, la llamada regla general del blasón: nunca metal se ha de colocar sobre metal ni color sobre color, que obedece a un principio de eficacia visual para facilitar la distinción de las figuras y piezas representadas en banderas y escudos, y con ella la identificación de los combatientes. La gama cromática de las señales colocadas en las banderas y estandartes militares para permitir una localización de las huestes y las personas es trasladada al campo de los escudos, junto con otros elementos procedentes de las señales en el proceso de creación de la heráldica. Autores, como Martín de Riquer, atribuyen el origen de los metales a las piezas metálicas que recubrían los escudos originales como refuerzo, tales como: blocas, barras, bezantes, etc. Estas apreciaciones sobre el concepto de los esmaltes se modifican a fines de la Edad Media, coincidiendo con el inicio del cambio de interpretación del sistema heráldico. Se ve en el significado de los esmaltes una excelente forma de atribuir virtudes a los diferentes colores y metales, virtudes que coinciden con las asignadas a los fundadores de los propios linajes que se identifican con los blasones. 242 Castañeda y Alcover, Vicente, Arte del blasón, Madrid, 1916, p. 64. 116 La interpretación artificial o el llamado simbolismo de los esmaltes toma relevancia con la obra de Jean Courtois, quien otorga características arbitrarias a cada color. Sus teorías tienen gran influencia en todos los autores europeos y españoles desde fines de la Edad Media hasta el siglo XVIII, cuando se siguen identificando en los principales tratados los colores con astros, signos del zodiaco, elementos naturales, días de la semana, meses del año o cualidades humanas 243. A partir de entonces el origen de los colores es una forma de respaldar las explicaciones sobre el origen de la heráldica. Los autores del XVII hasta algunos de este siglo que siguen defendiendo el origen oriental del sistema heráldico244 sostienen una gran parte de su argumentación en el origen de los esmaltes, el gules vendría del persa gul 245, luego turco ghiul, nombre de la rosa generalmente la roja; el azur del árabe lazurd, que vendría a su vez del persa lachuard; y el sinople de la tierra de Sinope (ciudad de Asia Menor) 246. 243 Como podemos ver en autores españoles, caso de Gracia Dei en su Nobleza del Universo donde identifica esmaltes y planetas (f. 4), Ferrán Mexía que atribuye al oro la cualidad de la nobleza y a la plata la de la riqueza Nobiliario vero, Sevilla, 1492 (BN. I 2.081, Libro 3-C.20) o más en la línea de la tratadística francesa, a un Garci Alonso de Torres en su Blasón y recogimiento de armas en el cual dedica casi toda la primera parte a la simbología y elementos que identifican a cada esmalte, al oro lo identifican el sol, el fuego, el topacio, el ciprés, la madreselva, la caridad, etc. (BN. Ms. 3.258, f. 3r) o en su Blasón de armas abreviado en que vuelve a realizar las mismas identificaciones (BN 11.423, f. 164 r). También Diego Hernández de Mendoza en su Libro de armería atribuye al oro la nobleza y el topacio (f. 9 v). Tendencia que siguen casi todos los tratadistas hasta los grandes autores del siglo XVIII Francisco Xavier de Garma y Durán (Arte Heráldica ... , p. 33), José de Avilés (Ciencia heroica ... p. 25) o Modesto Costa y Turell quien dice con respecto al oro: el oro, que muchas veces se exprime con el color amarillo, simboliza entre las piedras preciosas, el carbunclo o topacio, entre los siete planetas, el sol; de los signos del zodiaco, el león, de los elementos, el fuego, de los días de la semana, el domingo, de los meses del año, el de julio; de los árboles, el ciprés; de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león: de los peces, el delfín. Significa de las virtudes, la justicia, la benignidad y la clemencia; y de las calidades mundanas, la nobleza, la caballería, la riqueza, la generosidad, el esplendor, la soberanía, el amor, la pureza, la salud, la ididez, la gravedad, la alegría, la prosperidad, la larga vida y la eternidad, el poder y la constancia que se ha de tener en los peligros (Tratado completo de la ciencia del blasón o sea código heráldico-histórico, p. 31). 244 Del principio de estos colores ha habido varios modos de opinar: unos pretenden le huviessen tenido de los cruzados contra los infieles, distinguiéndose con ellos las naciones. Lo más verosimil parece, según los autores más fundados, tuvieron su principio en los juegos del circo, por las cuatro cuadrillas que concurrían allí. (Aldazábal y Murguía, Joseph de. Compendio heráldico: Arte de escudos de armas según el méthodo más arreglado del blasón, y autores españoles. Pamplona, 1775, p. 27). 245 Gules viene del alemán antiguo kehlem, derivado al francés en dos sentidos el del color y el de la garganta (gorge). 246 El sinople aparece identificado con el rojo, pero se cambió a verde, posiblemente para no confundir dos vocablos parecidos: vair (vero) y vert (verde). 117 Otros tratadistas como Avilés vieron los orígenes de los esmaltes en los griegos y troyanos los cuales se los ponían por el orden de los días de la semana, también pintaban los escudos de sus caballeros según el día de la semana: Los primeros que dieron la denominación a los colores fueron los troyanos llamando al oro quinagui, a la plata senato, al gules trutes, a el azur, detrady, a el sable, parafecy, a el sinople, estra y a la púrpura, tesety, que significan los nombres de los siete días de la semana, comenzando por el domingo 247. Actualmente se ha reelaborado el estudio de los colores, dejando paso a una interpretación de la elección de éstos basada en una investigación de la evolución de los gustos y símbolos de cada época. Algunos colores, caso del púrpura, ya tenían en la antigüedad clásica un significado que lo identificaba con la autoridad real, esta tradición continúa en Bizancio y se traslada a los usos del sistema emblemático heráldico desde sus inicios, aunque el padre Ménestrier, le atribuía erróneamente un origen posterior al resto248. Otros esmaltes son de simbología netamente medieval, en esta época se da lo que Pastoureau llama “una regla no escrita”, que divide la simbología de los colores, el blanco el rojo y el negro, son los tres colores básicos del orden en todas las civilizaciones; mientras que el amarillo y el verde significan el desorden y la transgresión: Tandis que le jaune est le couleur discriminatoire des non-chretiens, juifs ou musulmans surtout. Cette dévalorisation du jaune est particulièrement intéresante, car elle s´inscrit dans le très longue durée. Entre la fin de l´antiquité romaine, où elle constitue la couleur la plus recherchée, voire une couleur sacrée, et notre XX ème siècle, où elle est le dernier des couleurs citées lors des enquêtes, sur la couleur preferée 249 . 247 Avilés, José de, Op. cit., p. 176. 248 Sobre este asunto véase: Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Los comienzos de la heráldica en España”, en Mélanges offerts á Szabolcs de Vajay. Braga, 1971, pp. 415-424; y también su trabajo Heráldica medieval española, donde se ofrece un estudio sobre la temprana utilización del púrpura en el escudo real de León que ha disipado todas las dudas sobre su origen. 249 Pastoureau, Michel, “Les couleurs médiévales : systèmes de valeurs et modes de sensibilité”, en Figures et couleurs. París, 1986, p. 41 118 Si nos adentramos en el estudio de la mentalidad e iconografía de la sociedad donde nacieron se pueden establecer significados de diversos caracteres que se dieron a cada esmalte heráldico: los de tipo político, en el que intervienen los colores usados desde antaño por linajes, grupos o partidos250; los de tipo parlante que se pueden asimilar al propio nombre de un linaje, y los convencionales o simbólicos, puesto que algunas figuras siempre son identificadas con ese color (como la sangre con el gules o el árbol con el sinople). También las distintas tradiciones han realizado interpretaciones de los colores heráldicos. Los esmaltes se llegan a identificar con la simbología cristiana de los colores, según Cadenas y Vicent: El rojo, verde y blanco representan la bondad, el amarillo y el negro son colores significativos del mal. El primero se emplea para representar la envidia, la tristeza y el judaísmo, y el segundo se usa para designar al demonio, al pecado y a la maldad. el azul es de uso muy limitado y casi únicamente para dedicarlo al cielo y a la Virgen 251. La simbología de los esmaltes también está muy presente en la literatura medieval, este es el caso del ciclo artúrico, donde se asignan papeles simbólicos al color del emblema de cada caballero: el rojo como perverso, el negro como héroe sin identidad, el verde al caballero joven y alocado, o el blanco al amigo del héroe que también se identifica con la Virgen, en una fusión con la simbología cristiana a partir del siglo XV252. 250 En la antigua Roma eran famosos los colores que representaban a los diferentes equipos que competían en las carreras de cuadrigas y con los cuales se identificaban los propios aurigas, pero además los empleados del equipo y los seguidores de éstos. 251 Cadenas y Vicent, Vicente, Ciencias auxiliares de la genealogía y la heráldica, Madrid, 1996, p. 10. 252 Sobre la simbología de los colores heráldicos en la literatura medieval y más especialmente en el ciclo artúrico véase Pastoureau, Michel, “Et puis vint le bleu”, en Figures et couleurs, París, 1986, p. 17. 119 II.4.2. Los oficiales de armas El origen, funciones y desarrollo de los oficiales de armas requieren, como hemos dicho, un estudio individualizado, pues la figura del heraldo es el hecho más significativo que se da en el mundo de los emblemas heráldicos, después de la aparición de las propias armerías. Los heraldos son el componente humano más importante del sistema heráldico, sin el cual hoy en día, éste sería inexplicable. Muchos tratadistas de la emblemática heráldica han llegado a remontar los orígenes de los heraldos desde el Génesis253 al mundo de la mitología clásica, atribuyendo su creación a la mítica figura de Dioniso254, o ligándolos con los personajes de César255, Rómulo y Alejandro Magno 256. También se ha buscado su origen en oficios de la antigüedad relacionados con algunas de las funciones que, con el tiempo, llegaron a desempeñar principalmente las de transmisión de información. Se les ha identificado con los kerykes, mensajeros públicos en la antigua Grecia; los praecones, especie de pregoneros del mundo latino, y los caudatores, oficiales que convenían los términos de los tratados de paz. Incluso Caro Baroja relata como en las guerras celtibéricas del siglo II a.C. aparecen enviados a modo de heraldos, con atavíos de piel de lobo en señal de paz257. 253 Garma dice: Sólo Adán después de Dios pudo ser digno heraldo para dar la piezas a los escudos en proporción a los méritos (Op. cit., p. 64). 254 Juan de Lucena en su Tratado de los gualardones atribuye la creación de los oficiales de armas al mítico Dioniso en su conquista de la India y hace derivar la palabra heraldo de héroe (Ed. de Rafael Lapesa, p.138). El origen de esta creencia en España es posiblemente fruto de la importación de obras italianas que realizan los humanistas españoles de los siglos XV y XVI. La misma historia con matices la encontramos en Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V de Fray Prudencio de Sandoval, quien dice haberla leido en la carta de Eneas Silvio Picolomini (Madrid: Atlas, pp.302-303), también encontramos esta historia en el capítulo V de el Blasón y Recogimiento de armas de Garci Alonso de Torres, donde declara haberla encontrado en un manuscrito en Alemania. 255 Mosén Diego de Valera, atribuye la creación de los oficiales de armas al propio Julio César, y luego la delimitación de sus funciones a Carlomagno (Valera, Diego de, Tratado sobre las preeminencias de los oficiales de armas, BN. Ms. 7.099 , f. 152 v.) 256 Prescribiendo méthodo para el uso de las armerías, é instituyendo reyes de armas, o heraldos, que según arte las tuviesen de señales (Aldazábal y Murguía, Joseph de, Op. cit., p.8). 257 Caro Baroja, Julio, Los pueblos de España, Madrid, 1981, p. 303. 120 Las primeras noticias de los heraldos entendidos propiamente como tales, se dan en el mundo caballeresco anglofrancés del siglo XII, cuando se relata la presencia de un heraldo en el combate de Orincourt, en julio de 1173, en la Crónica de Guillermo el mariscal258. En la literatura encontramos el pasaje de Chretien de Troyes, en la que el heraldo es requerido para que identifique las armas de Lançelot, que están colocadas en la puerta de la posada259. En este pasaje la figura del heraldo aparece ridiculizada, pero de esta manera se pueden apreciar sus orígenes, que lo relacionan más con el mundo juglaresco que con los cargos oficiales. El heraldo es un medio de comunicación social, que anuncia la celebración de justas y torneos260, y luego relata lo sucedido en ellos por los pueblos y lugares. Mas que entre los oficiales palatinos, el origen de los heraldos se encuentra entre los domésticos y juglares. Por su conocimiento de los emblemas pasan también a desempeñar unas funciones militares: reconocer amigos y enemigos, colaborar en la organización del orden de batalla, identificar muertos261 y cautivos, transmitir las nuevas de victorias, servir de relatores a los cronistas y ordenar las banderas. Los heraldos, por tanto, no tienen un origen ligado a la heráldica, sino que esta identificación sería posterior. Cuando esta función de relatores se une la de conocedores de enseñas y blasones en los campos de batalla y otros acontecimientos, entonces es el momento en que se produce su unión con el mundo de los emblemas heráldicos262. Con el tiempo los heraldos ven la necesidad de sistematizar sus técnicas para facilitar su trabajo, necesitan conocer de manera fidedigna los emblemas de los participantes en torneos y hechos de armas, así comienzan a aparecer las primeras obras sobre heráldica, las relaciones de blasones: armoriales y rolls of arms. 258 Ed. de Georges Duby, Paris, 1973, p. 89. 259 Troyes, Chétien de, El caballero de la carreta, Madrid, p. 121. 260 En el poema del torneo de Chauvency de 1285 se describe como los heraldos proclaman el torneo y reconocen a los combatientes, actuando como maestros de ceremonias. 261 El heraldo del conde de Shrewsbury, reconoce a su señor muerto en la batalla de Castillon en 1453, por la falta de un diente. 262 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Heraldos ... , p.9. 121 El papel militar que dio origen a la figura del heraldo vio decrecer su importancia conforme avanzaba la Edad Media, sin embargo, fue gracias a los torneos donde los heraldos obtuvieron una mayor relevancia y consideración social, como dice Pastoreau: Issus de la domesticité inférieure et du milieu des jongleurs, les hérauts, d´abord simples messagers, voient leur importance grandir avec le développement des tournois, dont ils assurent l´organisation et pendant lesquels ils jouent un rôle analogue à celui de nos reporters, en identifiant les participants d´après leur écu et en décrivant les principaux faits d´armes. 263 A la fase inicial de heraldo-juglar sigue una segunda de heraldo-oficial. Los oficiales de armas adquieren importancia y a la par que va creciendo el poder de los soberanos; los heraldos se convierten ahora en representantes de los reyes y amplían sus funciones. En el siglo XIV el poder real cobra mayor importancia y dan testimonio de ello las funciones conferidas a los oficiales de armas, según Ceballos: Los heraldos servidores de los reyes querrán enseguida subrayar esta base de su autoridad y recabar para la potestad real un control total sobre las armerías, control ejercido, desde luego, por ellos mismos264. En España, las primeras noticias sobre los oficiales de armas aparecen a mediados del siglo XIV 265. Son una figura importada y su aparición es más tardía que en el resto de Europa Occidental y teniendo ya unas funciones vinculadas con el poder real. Navarra es el primer reino peninsular en adoptarlos, durante la dinastía francesa se tienen noticias de que un heraldo de Carlos II es enviado a Bruselas. Las menciones a heraldos y reyes de armas son a partir de entonces continuas. 263 Pastoureau, Michel, Traité ..., p. 61. 264 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Heraldos …, p. 11. 265 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Muebles raros y equívocos de la heráldica española”, Hidalguía, n.190-191 (1985), p. 442. 122 En Aragón aparecen en la documentación real en 1379, cuando el infante don Juan prepara su peregrinación a Santiago envía a su heraldo Gerona, llamado Juan de Bar, que luego será el primero llamado Aragón, rey de armas. En lo tocante a Castilla existe una mayor dificultad para obtener noticias. El nomadismo de la corte y la inexistencia durante la Edad Media de un registro general o archivo oficial, hacen casi imposible el hallazgo de testimonios sobre ellos en documentación real. Para estudiar la historia de los heraldos en la corte castellana, tan sólo podemos recurrir a las crónicas de los diversos monarcas o a un reducido número de documentos dispersos que ocasionalmente sirven a este propósito266 Tales figuras no aparecen mencionadas hasta el reinado de Pedro I, citados por el cronista Jean Froissart cuando habla de la guerra civil entre el rey, auxiliado por el príncipe de Gales y su hermano Enrique, a quien derrotan en la batalla de Nájera267. El título de Castilla, rey de armas, no se menciona hasta 1413, en el que recibe un dono del rey de Navarra. En 1425 aparece como emisario diplomático de Juan II, en la guerra contra Alfonso V268. Otros heraldos castellanos fueron los de nombre Trastámara, Banda, Monreal y los reyes de armas España, Sevilla, Toledo269, Córdoba, Murcia y León270. En la última época del reinado de los Reyes Católicos el afianzamiento de los oficiales de armas dentro de la corte es un hecho reconocido, Fernández de Oviedo cuenta como suya es la facultad de examinar todas las armas de ciudades y villas, caballeros e hidalgos dentro de su jurisdicción271. Después, los oficiales del cuerpo heráldico flamenco-borgoñón pasarán a formar parte del grupo de oficiales de armas de la monarquía castellana, en 1505- 266 Ceballos y Escalera, Heraldos ... , p. 75. 267 Froissart, Jean, Crónicas, Madrid, 1998, p. 62. 268 Valera, Diego de, “Memorial de Diversas hazañas”, en Crónicas de los reyes de Castilla, Madrid, 1957, p. 327. 269 Toledo aparece como rey de armas en el libro limosnero de Isabel la Católica en la nómina de oficiales: a rrasón de 25.000 mrs. por año, en segundo tercio de 1504 era Alonso de San Juan (AGS. Escribanía Mayor de Rentas. Casa Real, Asientos 1497, f.333). 270 Domínguez Casas, Rafael, Arte y etiqueta de los Reyes Católicos, Madrid, 1993, p. 658. 271 Fernandez de Oviedo y Valdés, Gonzalo, Oficios de la casa real de Castilla, BN. Ms. 8349, f. 24. 123 1506 con Felipe el Hermoso, y de la monarquía española con Carlos I, desde 1516, ya de manera definitiva272. En el periodo bajomedieval los oficiales de armas fueron adoptando sus propios reglamentos y modos de actuación. Según sus grados se dividen en persevantes, el más bajo, heraldos, como intermedio, y reyes de armas, como grado superior273. El oficial era bautizado cuando el señor o monarca lo nombraba como tal, en ceremonia con representación de otros reyes de armas, heraldos y persevantes274. En el mundo británico, la primera noticia a este respecto es del reinado de Eduardo III de Inglaterra, cuando este monarca dio en 1327 el título de Carlisle a uno de sus heraldos275. Tras este acto de ingreso en un cuerpo de oficiales de armas el heraldo pierde su nombre originario y adopta el impuesto por su cargo (Castilla, Fontainebleau, Aragón, Toisón, Banda, etc.). Este hecho que enmascara su verdadero nombre significa la dificultad a la hora de localizar la identidad de estos oficiales. Los heraldos tenían además ciertos privilegios, como la exención impositiva o la libre circulación. En Francia y Borgoña cada uno estaba asignado a un territorio o marca, cuestión que parece ser no existió en Castilla, si bien el tema no ha sido objeto de un estudio en profundidad hasta la fecha. Durante el siglo XVI, en consonancia con el triunfo de la identificación que se hace entre el uso de armerías y la nobleza, los heraldos van a reclamar sólo para los pertenecientes al estamento nobiliario la capacidad para desempeñar el oficio de armas, con lo cual entre las cualidades necesarias para iniciar la carrera de oficial de armas, se solicitará la pertenencia a la nobleza, como se puede ver entre las condiciones y cualidades que enumera Garci Alonso de Torres para ser rey de armas: 272 Ceballos y Escalera. Heraldos ... , p. 10. 273 Diego de Valera describe la organización y funciones de los oficiales de armas, tanto en sus funciones bélicas, como en los torneos o en los actos solemnes (Valera, Diego de, sobre las preheminencias ...., f. 153 r. a 154 r.) 274 Este ceremonial está recogido fielmente por Garci Alonso de Torres, a la sazón Aragón rey de armas, en el capítulo 3 de la tercera parte de su Blasón y recogimiento de armas. 275 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de. Heraldos ... , p. 33. 124 El rey de armas ha de ser noble en sangre o al menos fijodalgo generoso [...] ha de ser universal en las lenguas o lenguajes [...] saber la forma de conmo se hace noble nuevamente o se da título de nobleza [...] a de saber el orden de las armas conocer la propiedad de los animales, así de los terrestres como de los volátiles. Otrosí de la nobleza de las plantas, e de las aves; otrsi de los cuerpos estantes y de los no estantes [...] saber conocer los escudos de armas en su perfección o falsedad [...] saber las armas que conviniere al primogénito de la casa o del título276. También la condición nobiliaria está presente en el anónimo del siglo XV titulado Condiciones que ha de aver qualquier haraute en el cual se dice: Primeramente ha de ser hidalgo que en otra manera no es digno de tal ofiçio277. Las funciones de los oficiales de armas en su conjunto fueron de muy diverso cariz y sufrieron ostensibles modificaciones a lo largo de los tiempos. En una panorámica general se las puede estructurar así : - Cometidos englobados dentro de actividades militares: identificar las huestes enemigas, ordenar la mesnada feudal según las direcciones de los caudillos, reconocer a los caballeros combatientes en particular, a los prisioneros con vistas a obtener rescate y a los muertos en el combate. Según Martín de Riquer las tareas de los heraldos en una batalla combinaban las tareas propiamente bélicas con otras de carácter diplomático: Cabalgaban junto al jefe de la hueste y cuando a lo lejos surgía un grupo de gente armada reconocían por las insignias, banderas, estandartes, pendones, etc. si constituían fuerzas amigas o enemigas. Antes del combate hacían de 276 Torres, García Alonso de, Blasón y recogimiento de armas, BAH 9/268 f.47. 277 BN Ms Res. 125, f.50. 125 parlamentarios entre los contendientes, y como gozaban de inmunidad y no podían llevar armas ofensivas y sólo se protegían con una loriga debajo del tabardo, podían ir libremente de un bando al otro y eran respetados. Cuando las ciudades sitiadas decidían capitular enviaban reyes de armas o heraldos al jefe de las fuerzas sitiadoras para pactar las condiciones de la rendición278. Diego de Valera es, junto a Juan de Lucena, el precursor en Castilla de la realización de un tratado únicamente dedicado a los oficiales de armas y en él describe las funciones de los heraldos en las acciones de armas, sin duda dándoles más importancia de la que en realidad tuvieron. Valera atribuye éstas a disposiciones de Julio César y Carlomagno, diciendo así: La primera, que los rreyes darmas fuesen presentes en todos los consejos de guerra como onbres que en ello eran mucho esperimentados, fueles dado el blasón de sus armas mandándoles que syempre lo traxesen en los pechos, fueles sytuado muy onorablemente mantenimiento mandandoles que quando y viera que batalla se ouiese de auer ellos syn armas ofensyuas se pusyesen en tales lugares donde pudiesen ver la batalla porque los buenos por su rreporte rreçibiesen gualardon que fuese deteminado los fechos de las armas asy voluntarias como neçesarias lo que fue asý otorgar a todos los prínçipes de su tiempo fueles otorgado por el dicho emperador que todos los devates que hubiese entre gentes de guerra sobre cosas en ella tomadas fuesen determinadas por los rreyes darmas juntamente con los mariscales279. 278 Tamborino, Steve, Armorial, Ed. de Martín de Riquer, Barcelona, 1996, p. 6. 279 Valera, Diego de, Sobre las preheminencias …, ff.152 v - 153r. 126 En torneos 280 y pasos de armas 281, los heraldos daban publicidad del hecho y procedían a las investiduras y proclamaciones de los vencedores. En los principados del Imperio la organización de torneos fue una de las principales misiones de los heraldos, si bien no era normal que éstos asumieran el papel de jueces en las justas y encuentros. Su función sería la de atestiguar la idoneidad de los participantes en lo tocante a sus blasones, grado de nobleza, y mostrando sus emblemas públicamente. - Tareas de carácter ceremonial: ordenar los desfiles en los actos públicos, entierros, bodas, coronaciones, ceremonias de ennoblecimiento y otorgamiento de títulos. En este tipo de actos otro de sus cometidos era el de dar fe para verificar acontecimientos caballerescos, como el armamento de caballeros, el heraldo Hainaut en la batalla de Mühlberg (1547) atestigua el nombramiento de Pierre de Brandemburg por parte del emperador Carlos282. - Funciones de un carácter histórico: servir de fuente a los historiadores y cronistas en el relato de batallas, torneos y acontecimientos, tanto de forma directa como a través de la redacción de armoriales, que sirven para atestiguar la presencia de determinados personajes en algunos hechos famosos, las cuales se abordarán con más profundidad al tratar sobre la literatura heráldica. 280 En los torneos, la misión de identificar participantes y relatar las circunstancias del torneo ofrece una íntima relación con sus orígenes en el mundo de los juglares y domésticos, como el relato del poeta Jacques de Bretel sobre el torneo de Chauveruy en 1285, en los que relata como se mezcla entre heraldos y juglares (Keen, Maurice, Op. cit., p. 129). Sin embargo, el papel reglamentario de los heraldos en los torneos sólo se desarrolla en el campo de la veracidad de las armas de los participantes y el cumplimiento, en los casos en los que se exigiera (sobre todo en Centroeuropa) de las condiciones de honorabilidad y linaje de los caballeros, pero salvo el caso de la novela pseudohistórica de Fulk Fitzwain, no se tienen noticias de que los heraldos realizaran funciones arbitrales en el desarrollo de la propia actividad torneística, tal y como ha apuntado algún investigador, al identificarlos con los llamados fieles castellanos. 281 Pedro Rodríguez de Lena describe el papel propagandístico de los heraldos en su Libro del Passo Honroso de Suero de Quiñones (Madrid, 1977). 282 Neubecker, Ottfried, Op. cit., p.15. 127 - Funciones diplomáticas: actuar como emisarios de los reyes y servir de intermediarios en rendiciones y paces, como hemos visto anteriormente en el apartado de funciones de armas. Ceballos-Escalera define esta función desde la óptica de la interpretación del derecho medieval como una delegación directa del poder regio: Según la definición clásica, el príncipe soberano ostenta en materia de relaciones internacionales, tres derechos básicos, el ius belli, el ius tractum y el ius legislatione. Precisa para ejercerlos, por tanto, organizar un sistema de representación diplomática orientado ante todo al establecimiento de alianzas. Los oficiales que se encargan de ello, en la Baja Edad Media serán precisamente los reyes de armas, heraldos y persevantes283. Este cometido diplomático se desarrolla durante toda la Baja Edad Media, y también es contemplado por Valera en sus Preheminencias Que todos los desafíos que entre los rreyes o prínçipes se ovyesen de haçer se hiçyesen por los rreyes darmas284. En la Crónica de Pedro I el canciller Ayala relata cómo antes de la batallad de Nájera, Eduardo, príncipe de Gales, envía a Enrique de Trastámara un heraute que le entrega una carta al estilo caballeresco conminándole a la obediencia a su señor natural, el rey don Pedro. Don Enrique siguiendo la usanza de caballero los recibe bien y les da oro y paños, entregándoles una carta de respuesta con su negativa.285 Ya en tiempos del emperador Carlos V, asistimos a las importantes negociaciones y desafíos entre el emperador y los reyes Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra, que son llevados a cabo en representación del primero por el rey de armas Borgoña y en 283 Ibidem., p. 15. 284 Valera, Diego de, Sobre las preheminencias, ff.152 v- 153 r. 285 López de Ayala, Pedro, Crónica del rey don Pedro I , Barcelona, 1991, p.350. 128 representación de los segundos por Guyena y Clarence, respectivamente. En esta sucesión de acontecimientos el propio emperador hace referencia a la inmunidad diplomática reconocida de la que gozan los oficiales de armas: Pues la razón quiere que gocéis de vuestros privilegios, debéis también hacer vuestro oficio, por eso os ruego que digáis al rey vuestro amo lo que yo os diré286. Fernández de Oviedo, profundo conocedor de las formas cortesanas y caballerescas resalta la importancia de esta función dentro de los cometidos de los oficiales de armas: Con un rey de armas envía un rey a desafiar a otro rey, o a se declarar por su enemigo287. De gran importancia en el desempeño de tareas diplomáticas era el conocimiento de las diversas lenguas que habían de tener los heraldos, como hemos visto anteriormente en las condiciones que demanda Garci Alonso de Torres para entrar en el oficio de armas estaba el conocimiento de lenguas, lo mismo dice Diego de Valera: Que todas las letras a él [el soberano, en este caso Julio César] traídas en lenguas ynnotas fuesen dadas para ynterpretar al más entendido de los rreyes darmas las quales costumbres todos los prínçipes que después vynieron guardaron288. Estas tareas de carácter diplomático no se circunscribían solamente al ámbito político, sino que también se ejercían en asuntos tocantes a los desafíos entre los caballeros, donde a menudo los 286 Este curioso episodio mezcla de diplomacia y caballería acaecido en 1528, lo relata con todo lujo de detalles fray Prudencio de Sandoval, el cual fué testigo directo y lo refleja en su Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V (Madrid, 1955, p.256-301). 287 Fernandez de Oviedo y Valdés, Gonzalo, Oficios de la casa real de Castilla, BN. Ms. 8349, f. 22. 288 Valera, Diego de, Sobre las preheminencias …, f 153 r. 129 heraldos hacían de intermediarios entre los contendientes que mantenían retos, portando las cartas de batalla y sus respuestas. Riquer relata los casos del rey de armas Valencia y del heraldo Sidonia, muy activos en estos menesteres durante la primera mitad del siglo XV289. - Funciones de tipo validatorio en materia de genealogía y heráldica. Al aparecer ante la sociedad como los expertos en heráldica estos oficiales son los encargados de escribir los armoriales, de reconocer armas y de realizar las certificaciones de nobleza a petición de particulares. Esta función va adquiriendo mayor importancia a partir del siglo XVI, y va asentando a la vez el papel de los heraldos como oficiales de corte290 y ligándolos por entero con el sistema de legitimación nobiliaria.291. En España los heraldos consiguen a partir del siglo XVI ser la única autoridad competente en cuestiones de armas. A comienzos de siglo se quejaba Garci Alonso de Torres de que esta prebenda se disfrutaba en otros países y no en España: En otros rreynos ay leyes e mandamientos [que no permiten] ni poner ni quitar armas en escudo sin liçençia de los oficiales de armas que para lo tal son juezes y ningún otro sobrellos salvo el prínçipe292. Con Felipe II los oficiales de armas consiguen, según las Ordenanzas dadas en Escorial el 23 de Septiembre de 1593 pasan a ser los únicos con jurisdicción preventiva, junto con los fiscales de los Consejos, para la denuncia de las armas y blasones293. En el siglo XVIII esta facultad es ya un hecho admitido, el rey de armas Alfonso de Guerra y Villegas afirma que: 289 Riquer, Martín de. Caballeros medievales y sus armas, Madrid, 1999, pp. 85-87. 290 Felipe II en su ordenanza de 23 de Octubre de 1593 dada en El Escorial, aunque originalmente redactada sólo para Flandes, les atribuye el papel de denunciar armas y blasones ilegítimos. También en las Ordenanzas de Felipe IV de 28 de Febrero de 1652 les encomienda el mantenimiento de un registro de blasones, a su vez se ven reformadas por las de Carlos III concediendo la exclusividad de certificación de armas (Vicente Cascante, Ignacio, Op. cit., p.175). 291 Pastoureau, Michel. Les armoires ... , p. 9. 292 Torres, Garci Alonso de, Blasón y recogimiento de armas, BN Ms. 3.258, f 89 v. 293 Castañeda y Alcover, Vicente, Arte del blasón, Madrid, 1916, p.47. 130 A cargo de los reyes de armas, araldos, farautes o parsavantes está el declarar, emendar o determinar las dudas que cada día se ofrecen sobre la forma que se debe esculpir, pintar, o bordar, los escudos de las armas reales y de quantos, según su dignidad estado, y nobleza puedan usar armas294. - Los cometidos de organización de ceremonial regio y nobiliario. Los heraldos estaban presentes en todas las ceremonias importantes: el ascenso al marquesado de Íñigo López de Mendoza, el nombramiento de condestable de Miguel Lucas de Iranzo o los actos de celebración del capítulo de la orden del Toisón de Oro en Barcelona en 1519. También era de gran importancia la participación de oficiales de armas en acontecimientos de carácter lúdico. Un caso nombrado fue el del Passo Honroso de Suero de Quiñones donde el heraldo jugó un papel muy importante desempeñando diferentes funciones. De tipo testimonial, según dice el propio Suero: Los farautes que allí conmigo serán para dar fe de lo que pasare295. Propagandísticas: La qual letra reçibida por el rey darmas León de la mano del muy virtuoso cauallero Suero de Quiñones firmada su nombre y sellada con sus armas, y reçibido lo neçesario para las expensas de tan largas jornadas, partió para llevar por las cortes de los reyes, y hazerla leer públicamente según que para llegar a efecto fuesse más cumplida296. 294 Discuros histórico político sobre el origen y preheminencias de el oficio de heraldos, reyes de armas, feciales y caduceadores, Madrid, 1693, f.4. 295 Rodríguez de Lena, Pero, Libro del passo honroso defendido por el excelente cavallero Suero de Quiñones, Madrid , 1970, p. 35. 296Ibidem., p. 42. 131 El heraldo Avanguardia, presente en todo el paso, participa en la proclamación y toma de juramento de los caballleros participantes297 e incluso a título excepcional colabora con los jueces Pedro Barua y Gómez Arias, en la resolución de diferencias entre los participantes. En el Protocolo del torneo de Valladolid de 1527 vemos a los reyes de armas asistir junto a los jueces del torneo al juramento de las diferentes cuadrillas de participantes y, en particular, a Garci Alonso de Torres, como Aragón rey de armas participar en la organización de la octava aventura: Los que quieran onrrar a los mantenedores y venir a su enpresa anse d’escrevir en este cartel, el qual terná el rey d'armas Aragón, en el correr ternán la misma orden que tuvieren en escrevirse298. Estas funciones, en lo relativo al ceremonial, de corte se regulan en la corona de España con el modelo de la etiqueta borgoñona. En las Ordenanzas de Felipe II se les encarga la asistencia a justas, torneos y creación de nuevos caballeros. Felipe IV adscribe a los reyes de armas a la dependencia del caballerizo mayor. Sus cometidos se conservarán hasta Felipe V, cuando la reorganización de la casa del rey a la manera borbónica, les deja dedicados casi exclusivamente a las certificaciones de armas, estas funciones y organización quedan contemplados en la disposición de Carlos III de 11 de Octubre de 1761, a partir de entonces en nuestro país han evolucionado poco, vinculándose sus labores casi totalmente a cuestiones de materia nobiliaria. Como hemos visto, toda esta panoplia de actividades que desarrollaron los oficiales de armas, no fueron desempeñadas de una manera unánime ni sincrónica, sino que cambiaron de unos tiempos a otros. Desde su primera labor conocida, en la que eran anunciadores de hechos de armas e identificadores de las huestes en batalla, pasando por una función diplomática, hasta terminar en el 297Ibidem., p. 96. 298 Torres, Garci Alonso de, Protocolo del torneo ..., f.275 v. 132 desempeño de unas tareas circunscritas al ceremonial regio y a la realización de certificaciones de carácter nobiliario. 133 134 III. LA LITERATURA HERÁLDICA: CARACTERÍSTICAS GENERALES Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN EL OCCIDENTE EUROPEO 135 136 III.1. LA LITERATURA DE TEMÁTICA HERÁLDICA Y GENEALÓGICA EN EL MARCO DE LA LITERATURA MEDIEVAL Como afirmábamos en el capítulo anterior, tres son las principales fuentes historiográficas para el estudio de la emblemática heráldica: las sigilográficas, las numismáticas y las de carácter textual. Quedando las dos primeras fuera del ámbito de nuestro trabajo299, son los textos con contenidos de carácter emblemático heráldico los que van a ser objeto de nuestra atención en este capítulo, en el cual trataremos de las características que los singularizan. La literatura heráldica no ha tenido hasta la fecha un tratamiento individualizado dentro de los estudios histórico-literarios de la Edad Media, es decir, no ha constituido un subgénero propio. Teniendo en cuenta la íntima relación que existe entre la emblemática heráldica y el mundo de la caballería, los textos de carácter heráldico y heráldico-genealógico se han incluido habitualmente en clasificaciones sobre literatura y tratadística caballeresca, como se observa en el trabajo de José Luis Martín y Luis Serrano sobre la literatura de caballerías en la Castilla bajomedieval300. También se establece esta relación de una manera más específica en el caso de la clasificación realizada por Rodríguez Velasco sobre la literatura caballeresca, en la que está presente la literatura genealógica y la heráldica agrupada bajo la denominación clásica de nobiliario, dentro de esta división sistemática: 299 El estudio de este tipo de fuentes en nuestro país esta ampliamente tratado en numerosos trabajos de los que podríamos destacar los siguientes: Menéndez Pidal, Juan, Catálogo de sellos españoles (Madrid, 1921); Riesco Terrero, Ángel, Introducción a la sigilografía (Madrid, 1978); De sellos y blasones: Sigiloheráldica para archiveros, (Carmona, 1996); Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Apuntes de sigilografía española (Guadalajara, 1993); Heráldica medieval española: I. La casa real de León y Castilla (Madrid, 1982); Matrices de sellos españoles (Madrid, 1987); Sagarra, F. de, Sigilografía catalana (Barcelona, 1916); Actas de I Coloquio Internacional de Sigilografía (Madrid, 1987); Crusafort i Sabater, M., Numismática de la corona catalano-aragonesa (Madrid, 1982); Obras clásicas sobre numismática ibérica (Madrid, 1998) y la más reciente: Arco, Fernando del, “La heráldica sigilográfica”, En III Jornadas Superiores de Heráldica (Madrid, 1999). 300 Martín, José Luis y Serrano-Piedecasas, Luis, “Tratados de Caballería. Desafíos, justas y torneos”, Espacio, tiempo y forma, Serie III, n. 4 (1991), pp. 161-243. 137 Obras históricas Obras no históricas: - Tratados de doctrina militar - Tratados políticos - Leyes y comentarios legales - Nobiliarios301 A la vista de estas clasificaciones, no hay duda de que estas obras pueden entrar en una visión panorámica de la literatura caballeresca. Sin embargo, aun admitiendo esta relación, consideramos que las obras genealógicas y heráldicas tienen entidad propia y que, por tanto, son dignas de recibir un tratamiento individualizado. Dado que a menudo estos escritos están relacionados e incluso inmersos en otros tipos de textos, la temática heráldica tiene unos orígenes y una evolución propias. Desde una perspectiva amplia se puede encontrar una gama tipológica de textos que tratan sobre estas materias, lo cual nos obliga a comenzar introduciendo unos criterios de ordenación para estas obras. Así, se podrían vislumbrar cuatro grupos principales en los cuales está presente la temática heráldico-genealógica: Obras literarias: - Poemas y relatos épicos - Crónicas - Narraciones de sucesos Escritos diplomáticos: - Documentos relativos a órdenes militares - Pleitos de hidalguía - Certificaciones de armas - Cartas reales 301 En este caso el autor de esta clasificación incluye los armoriales dentro de un subgénero llamado Nobiliarios, cuestión no errada pero sí susceptible de matización. De la diferenciación entre unos y otros, o más exactamente, de la evolución de los unos hacia los otros, nos ocuparemos posteriormente en este mismo capítulo al tratar de la literatura heráldico-genealógica en Castilla (Rodríguez Velasco, Jesús D., El debate sobre la caballería en el siglo XV, Valladolid, 1996, p. 29). 138 Literatura genealógica: - Libros de linajes y nobiliarios - Biografías y retratos - Tizones Literatura de carácter puramente heráldico: - Tratados del blasón - Relaciones de armas o armoriales Sin olvidar los contenidos de los dos primeros grupos, la relevancia y la originalidad que pueden servir de referente y dotar de personalidad a estos escritos está dentro de los que componen el último de estos apartados, es decir, los que tratan de literatura propiamente heráldica. Dentro de éste se pueden diferenciar a su vez dos tipos de obras o subgéneros principales, que serán el objetivo prioritario de estudio en este capítulo: las relaciones de emblemas heráldicos, también llamadas armoriales, y las obras teóricas que recogen la historia y normas de la emblemática heráldica, esto es, los tratados del blasón. Sin embargo, no debemos pasar por alto el hecho de que estas obras se escriben en unos momentos histórico-literarios muy definidos, dentro de una sociedad en la que el uso de los emblemas heráldicos era algo cotidiano. Por lo tanto, procuraremos no dejar en el tintero, cuando proceda, la referencia a obras de otros tipos de escritos, tales como los textos de creación literaria, crónicas históricas, biografías y genealogías, cuyos contenidos estuvieran relacionados con los usos de emblemas o con la propia literatura heráldica. 139 III.2. LOS ORÍGENES DE LA LITERATURA HERÁLDICA La heráldica y la genealogía están muy presentes en la literatura de la Europa Occidental desde sus comienzos hasta nuestros días. El mundo de la emblemática heráldica, como cualquier manifestación de la creación humana, se ve reflejado en las formas de transmisión cultural de su época y entre ellas la principal en la Edad Media, la narración, que nos ha llegado a través de la escritura y la representación gráfica. Este comienzo de la literatura heráldica se da dentro de obras de ficción literaria o relato histórico, formas estas que darán paso luego a relaciones y tratados teóricos. Las primeras fuentes son las de carácter literario, ya que en su intento de reflejar los usos sociales, los autores de la época describen los emblemas heráldicos dentro de los hechos que eran objeto de sus relatos. La más temprana representación de emblemas con caracteres protoheráldicos se puede considerar que se dio en el campo de la narración plástica, en el tapiz de Bayeux, donde aparecen guerreros que portan escudos decorados, divisas y estandartes. No obstante, la atribución de unas características heráldicas plenas a lo allí representado es, como vimos en el capítulo anterior, hoy en día muy discutida. Con mayor seguridad la Chanson de Roland, de fines del siglo XI, es el primer testimonio documental en el que en sus descripciones aparecen de forma clara los usos emblemáticos302. Sin embargo, no es hasta la centuria siguiente, una vez que la emblemática heráldica ya es un uso integrado en la vida de la sociedad, cuando aparecen con mayor claridad las alusiones a motivos y temas heráldicos, principalmente dentro de la literatura caballeresca. Este fenómeno es más notorio en la región de Europa anglo-francesa, la misma zona en la que tuvo lugar la aparición y primeras manifestaciones del sistema heráldico, según testimonia Martín de Riquer: 302 Véase Riquer, Martín de, Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos, Barcelona, 1986, p.12. 140 La zona lingüísticamente francesa y anglonormanda por donde primeramente se extendió en la cual nació también el román o novela en verso romance y como en estos relatos los escritores reflejan, a veces muy minuciosamente la civilización en que viven, es natural que en sus descripciones de episodios militares suntuosos, al lado del vestuario y del armamento personal, aparezcan referencias a escudos y a su ornamentación heráldica303. Dentro de los primeros autores literarios que hacen referencia descriptiva de los emblemas de sus protagonistas encontramos a Benoit de Saint Maure, el cual describe en su Roman de Troie (1160-1165) los escudos de sus héroes de carácter imaginario, atribuyéndoles blasonamientos reales que se daban en su propia época. Chretien de Troyes es el autor de esta primera época que representa mejor de manera una cultura donde la emblemática heráldica juega un papel de gran importancia. En su famosa obra El caballero del León, vemos como su protagonista, Yvrain, lleva el escudo de una dama que lo tiene prisionero. En otro pasaje de la misma obra aparece también la figura de un heraldo, aun una especie de juglar, que se describe caricaturizado y no sabe reconocer el escudo del caballero en un mundo de guerreros identificables por sus blasones. Este autor, uno de los padres de la narrativa caballeresca, inicia una tendencia continuada en toda Europa durante la Edad Media e incluso en la Edad Moderna, donde la literatura y la realidad heráldica se mezclarán y estarán presentes hasta fechas muy tardías en obras como Las Mocedades de Rodrigo, Tirant lo Blanc, Amadís de Gaula o el propio Quijote. 303 Ibidem, p.31. 141 III.3. OBRAS DE TIPOLOGÍA EXCLUSIVAMENTE HERÁLDICA III.3.1. Los Armoriales Concepto de armorial En las obras literarias medievales se inicia en el siglo XII la tendencia a describir los emblemas heráldicos. Pero no es hasta finales de la centuria siguiente cuando vemos aparecer un género de obras dedicado exclusivamente a la descripción de los escudos. Estas composiciones son los armoriales. Actualmente estamos viviendo una época de reencuentro con la importancia del estudio de los armoriales, a los cuales se les está otorgando la estima que merecen dentro de las obras modernas sobre fuentes historiográficas y, en particular, las que se ocupan de la emblemática heráldica. Pues es indiscutible su papel como fuente historiográfica, dado que son el testimonio de los usos heráldicos durante su periodo de mayor riqueza desde la Plena a la Baja Edad Media. El término armorial, aunque poco corriente en el lenguaje heráldico de nuestro país hasta hace no muchos años, no es nuevo en nuestro vocabulario. Aparece citado en el diccionario del padre Terreros como “Índice de armas de nobleza”304. Durante nuestra Baja Edad Media y Edad Moderna las obras de este carácter que se han conservado en nuestro país o no llevan título305, o se nombran de diferentes maneras, tales como, Tratado do se blasona, Libro de armería, Recogimiento de armas o Espejo de Nobleza306. 304 Terreros y Pando, Esteban de, Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes, Madrid, 1786, p. 151. 305 Otros títulos como Nobiliaro, Lucero o Blasón General se deben habitualmente a autores, estudiosos y bibliófilos de épocas posteriores, los cuales estudian estas obras habitualmente desde una perspectiva diferente a que tuvieron sus autores al redactarlos. 306 Por ejemplo el Libro de Armería del Reino de Navarra y las obras de Hernández de Mendoza y Garcia Alonso de Torres. 142 Sobre el significado del término armorial, tratado desde la perspectiva de la historiografía actual, resulta muy clarificadora la definición de uno de los escasos investigadores que se han aproximado al estudio de la literatura heráldica en nuestro país, J. Martiniena quien afirma lo siguiente: Bajo la denominación genérica de armoriales o libros de armería, se suelen agrupar y clasificar los códices o libros, preferentemente manuscritos, que contienen en sus páginas repertorios más o menos completos o sistemáticos de escudos de armas, en la mayor parte de los casos, estas se encuentran representadas gráficamente, con dibujos que reproducen las figuras o piezas heráldicas que los definen e individualizan. En muchas ocasiones, más frecuentemente en los ejemplares manuscritos, incluso aparecen los escudos iluminados o pintados con los colores que les pertenecen. Hay también casos, aunque menos frecuentes en que las armas figuran simplemente descritas o blasonadas, sin incluirse la copia o interpretación gráfica de los escudos307. En síntesis, se puede decir que un armorial es una recopilación de armerías, sea cual sea su formato y las características de los blasones representados. Sobre su cronología, se consideran armoriales medievales las relaciones anteriores a 1500 en opinión de autores como Michel Pastoureau308, o hasta 1550 para otros como Martín de Riquer309, postura ésta que consideramos más adecuada al ámbito hispánico. Actualmente se conservan catalogados unos 350 armoriales, muchos conocidos con diferentes nombres, 130 ingleses, 80 franceses, 40 germánicos y 20 españoles e italianos. Una buena parte de los armoriales han sido editados, pero falta todavía un trabajo realizado en profundidad que marque las pautas que puedan permitir la tarea de abordar el estudio de cualquier texto siguiendo unas normas 307 Libro de armería del Reino de Navarra. Introducción, estudio y notas de Juan José Martinena Ruiz, Pamplona, 1982, p. 25. 308 Traité d’heraldique, París, 1979, p. 255. 309 Heràldica catalana: des l´any 1150 al 1550, Barcelona, 1983, p. 59. 143 comunes, que hagan posible el cotejo de contenidos y el intercambio de información reproducida proveniente de diferentes fuentes. Tipología de los armoriales Para comenzar a realizar el estudio de estas fuentes es preciso contar con el establecimiento de una tipología definida. Sobre esta materia se han realizado algunos intentos de clasificación, basándose tanto en sus aspectos formales como en su contenido. La primera división está basada en el formato o, como dice Vaivre, en los caracteres extrínsecos310. Esta clasificación ha sido completada por Neubecker311 quien distingue los dos siguientes tipos: 1. “Rolls of arms”, “rôles d’armes” o rollos armoriados: Son relaciones de armerías representados en rollos de pergamino, la mayoría son también registros de acontecimientos realizados por contemporáneos, lo cual implica que este tipo de obras goza de una mayor rigurosidad descriptiva a la hora de poder identificar a los personajes y sus emblemas heráldicos . 2. Obras en forma de códice: Constituyen el tipo más frecuente, sobre todo en nuestro país. Encontramos algunos conservados en pergamino pero la mayoría fueron realizados en papel. Estos libros pueden incluir muy diversos contenidos estructurados en diferentes partes: las descripciones (con o sin ilustraciones) que constituyen el armorial propiamente dicho, además algunos contienen breves tratados heráldicos. En algún caso solamente figura la relación de emblemas, al ser el libro fruto de cortar un rollo y encuadernarlo, tal es el caso del Armorial Le Breton. 310 Vaivre, Jean-Bernard de, Elements d´héraldique médievale: Orientation pour l´étude et l´utilisation des armoriaux du Moyen Âge, París, [19--], p.4. 311 Neubecker, Ottfried, Le grand livre de l´héraldique, [S.l. ],1993, pp. 28-38. 144 La segunda clasificación de los armoriales es la que aborda su estudio desde la perspectiva de los caracteres externos de lo representado, que se realiza tomando como base la forma de presentación de los contenidos, gráfica o textual. Dentro de esta clasificación encontramos los siguientes tipos de armoriales: 1. Figurados Se reproduce la representación gráfica o dibujo del emblema, con o sin portador y elementos paraheráldicos. Estos armoriales pueden estar coloreados o con los esmaltes solamente indicados mediante signos convencionales. 2. Blasonados Son aquellos que se presentan únicamente de forma textual. Las descripciones de estos armoriales pueden estar realizadas utilizando el lenguaje propio del blasón o simplemente en lenguaje común. Martín de Riquer incluye dentro de esta clasificación a los que él llama armoriales mixtos312, en los que están dibujados los emblemas y a cada dibujo se le acompaña de una descripción, generalmente en lenguaje técnico del blasón. Por último, otra clasificación es la resultante del estudio de los armoriales desde la perspectiva de sus caracteres internos o de contenido, que divide a estas fuentes en: 1. Armoriales ocasionales Aquellos que reúnen las armas de personajes variados unidos para un evento u ocasión especial: una batalla, una guerra, un torneo, una cacería, etc. Algunos son famosos, como el Bigot (que por su forma es un rollo) que reúne los escudos de los caballeros renanos, holandeses y flamencos reunidos por Carlos de Francia, conde de Anjou, para tomar Hainaut en 1254. Este armorial debe su nombre a los hermanos Bigot, eruditos del 312 Riquer, Martín de, Heràldica catalana..., p.54. 145 siglo XVII que poseyeron el original hoy perdido. Asimismo el Rôle d’armes du traité de Guérande, con las armas de los 250 caballeros que ratificaron el texto del tratado en 1381. En nuestro país contamos dentro de esta catalogación con el armorial incluido en el Protocolo del torneo de Valladolid de 1527, obra de Garci Alonso de Torres. El acontecimiento que propicia la creación del armorial no tiene que ser un acto que deparara fama y honra a sus protagonistas, sino que a veces no era más que un instrumento destinado a efectos prácticos de identificación, es el caso de la relación de los emblemas de los caballeros alemanes liberados bajo palabra de rescate en Italia en 1361. Los armoriales ocasionales son fácilmente datables, dado que representan un acontecimiento del cual el autor puede ser testigo directo o bien tener referencias cercanas. La mayoría de los originales son anteriores al siglo XV, pero encontramos casos del primer tercio del siglo XVI, el dicho Protocolo del Torneo de Valladolid, o el “roll” titulado Procession of Parlament. 2. Armoriales Institucionales Son los que recogen las armas de personas pertenecientes a una institución determinada (órdenes de caballería, cofradías, corporaciones, etc.). Suelen estar iluminados y, a menudo, recogen también los retratos de los titulares de los emblemas, si bien éstos suelen estar cubiertos por armaduras o son representados de una manera estereotipada. En nuestro país se conserva el magnífico ejemplo que representa el Libro de la Cofradía de Santiago, que se comienza en el siglo XIV y cuyos contenidos llegan hasta bien entrada la Edad Moderna. 146 3. Armoriales generales Son los que registran las armas de todos los caballeros o linajes de un territorio. Pueden incluir además las armas de personajes legendarios (Preste Juan y los caballeros de la Tabla Redonda, entre otros), héroes clásicos y personajes célebres. Estas representaciones sirven para que, precediendo a los emblemas de los caballeros reales, se ofrezca así una filiación entre los unos y los otros. La tendencia laudatoria de estas obras se va acentuando conforme a los armoriales se les va añadiendo contenido genealógico con el fin de ensalzar a determinadas personas y linajes. Este tipo de composiciones es frecuentemente obra de oficiales de armas, que representan a los nobles que residen o tienen feudos en los territorios que entran dentro de sus zonas o marcas de armas. Dentro este grupo se puede realizar una división interna de carácter más exhaustivo, como la realizada por Galbreath, que divide estos armoriales de carácter territorial en dos subgrupos313: - a) Los armoriales universales, aquellos que están clasificados por las categorías de los titulares de las armas representadas, desde los soberanos o príncipes, siguiendo la jerarquía de dependencias hasta los simples caballeros. - b) Los armoriales provinciales, aquellos que bajo el mismo principio jerárquico contienen los emblemas de algún área geográfica definida (provincia, región o país), zonas que se hacían corresponder también con las marcas de armas. Esto hace suponer una relación de carácter más fijo de este tipo de armoriales con la organización territorial propia de los oficiales de armas. Actualmente los investigadores son partidarios de clarificar esta panorámica asignando a todos estos armoriales territoriales el término universal, al intentar, cada uno en la medida de sus posibilidades abordar una visión heráldica de conjunto314. 313 Galbreath, D.L., Manuel du blason, Lausanne, 1977, p 31. 314 Vaivre, Jean-Bernard de, Op. cit., p.6. 147 Los tratadistas británicos, siguiendo a Wagner315, hacen diferencias en este grupo entre los que llaman armoriales provinciales o “local rolls”, donde todas las armas son verdaderas y se ordenan por territorios o condados y armoriales universales o “general rolls” donde son expuestas sin orden armas verdaderas o legendarias. 4. Armoriales razonados Llamados ordinary por los estudiosos ingleses, son aquellos que recogen las armas y las ordenan por los rasgos tipológicos de los emblemas representados, es decir, particiones, figuras y piezas. Estas recopilaciones fueron realizadas con el objeto de que el lector pudiera llevar a buen término una identificación rápida del propietario de un emblema en particular. Este tipo de armoriales son, en cierto modo, los antecedentes de los diccionarios y las tablas heráldicas, o más exactamente, los precursores de la utilización de los armoriales como elementos de identificación de personas y de linajes. Normalmente estas recopilaciones fueron obra de oficiales de armas, los cuales las redactaban para facilitar su trabajo al poder reconocer fácilmente a un caballero que llegara a un torneo u otro tipo de evento. 5. Armoriales marginales o “Illustrative rolls” Son, en esencia, obras literarias dentro de las cuales se describen conjuntos de emblemas heráldicos. Las armas representadas en este tipo de armoriales pueden ser armas reales, imaginarias o una mezcla de ambas (armorials de melange)316. 315 Wagner, A., A Catalogue of English Medieval Rolls of Arms, London, 1950. 316 Término tomado de Christiane Van Den Bergen-Pantu en su clasificación de armoriales en L`heraldique dans les manuscrits antérieurs à 1600, Bruxelles, 1985, p.13. 148 Observaciones sobre el estudio de los armoriales El análisis de un armorial supone tener en cuenta una serie de cuestiones. En primer lugar, las comunes a la edición de otros tipos de fuentes históricas escritas, pero también existen no pocos elementos originales debido a la especificidad de su temática. A continuación señalaremos los principales aspectos dignos de consideración en estos aspectos. La figura del autor Los primeros pasos a realizar a la hora de abordar el estudio de una recopilación de armas son los relativos a la definición del armorial en su tiempo y espacio317. Para encuadrar la obra de una manera fidedigna se ha de proceder a la localización y estudio de la figura del autor, el cual se ha de identificar como autor original, siempre que esto sea posible, y enmarcar a éste dentro de un ámbito temporal, espacial y cultural definido. Sobre los autores de los armoriales, existe un problema generalizado que los investigadores deben tener en cuenta y es que muchas de las recopilaciones de emblemas heráldicos anteriores al siglo XV son anónimas, por lo que la localización de la obra se debe realizar en virtud solamente de los contenidos y de los caracteres externos del ejemplar que se supone más cercano al arquetipo. Otras veces sólo sabemos el nombre del autor y algunos rasgos que se desprenden de comentarios suyos contenidos en el texto de la obra. También contamos con el auxilio de referencias de terceros, tales como personajes que conocieron al autor en vida, posesores de algún ejemplar o citas que se encuentran dentro de otras obras318. Por tanto, el investigador ha de procurar encontrar información tanto a través de los datos internos del propio documento, como de los externos. Cuando los testimonios mencionan el desempeño por el autor de un cargo oficial, como es el caso de los heraldos, es más fácil realizar su localización recurriendo a fuentes documentales concernientes a la personalidad o título a 317 Pastoreau, Michel, Les armoiries, pp.41-44. 318 Estos son los casos de conocidos recopiladores de armas castellanos como Diego Hernández de Mendoza o Antonio de Barahona, sobre los cuales hasta la fecha no se ha localizado documentación legal que aporte datos sobre ellos. 149 quien servía. La historiografía tradicional ha atribuido a los heraldos de manera generalizada la confección de los armoriales. En la actualidad se propende a tener un criterio menos restrictivo en función del mayor número de armoriales estudiados319. La identidad del autor también se puede ver enmascarada por el hecho de que una misma obra era objeto de sucesivas versiones por autores diversos, incluso con siglos de diferencia. Por ello, establecer el periodo en el que escribió el autor primigenio requiere un conocimiento profundo del texto, con vistas a poder realizar una aseveración fiable sobre el origen de la obra. Otras veces el investigador se puede encontrar ante armoriales de autor colectivo, como algunos de los de carácter corporativo, en los cuales se van sucediendo los autores designados por la propia corporación para representar a sus miembros. Sin embargo, en estas fuentes el autor no es tan importante para el estudio de la obra como la propia institución la cual se podría definir, en cierto modo, como su autor corporativo320. En cuanto a la identificación de los autores de los armoriales de acuerdo con su categoría socio-profesional, existen algunos aspectos que pueden resultar de gran ayuda, sobre todo para los localizados en el periodo de la plena Edad Media. Según Vaivre, hay dos categorías básicas de escritores de relaciones de armas, ambas con intereses paralelos que les mueven a recopilar los emblemas heráldicos. Estos son los clérigos y los heraldos321. Los clérigos, que por su papel hegemónico en la vida cultural de la Edad Media, a veces tenían el encargo de conservar la memoria de las personas notables que habían participado en un hecho singular, por lo cual buscaban y reproducían los blasones de los reyes, caballeros y otros personajes famosos, de ahí que a menudo encontramos estas recopilaciones incluidas en otros tipos de obras, tales como las crónicas. 319 Véase la obra de N. Denholm-Young, History and heraldry 1254 to 1310. A study of the historical value of the rolls of arms, Oxford, 1965. 320 Es el caso de Libro de la Cofradía de Santiago. 321 Vaivre, Jean-Bernard de, Op. cit, p. 14. 150 El segundo grupo lo forman los oficiales de armas, los cuales realizaban los armoriales no tanto con el afán de conseguir la perdurabilidad de un hecho, unas personas o unos linajes, desde una perspectiva cultural, sino más bien como un instrumento de identificación de los personajes que participaron en una campaña, un torneo o simplemente en la vida de la corte, esto es, un trabajo realizado para efectos prácticos y, en cierto modo, propagandísticos. Recordemos que la publicidad de estos eventos caballerescos era una de las misiones principales de los oficiales de armas. Se ha relacionado a menudo la redacción de los armoriales con el mundo de los torneos. A ello contribuyó la participación de los heraldos en estos acontecimientos. Adam Even, en su estudio de la literatura heráldica dentro de la órbita francesa, concreta la existencia de esta relación entre los tratados del blasón y armoriales con los heraldos con mayor claridad a partir del siglo XV: Pour l’instruction des jeunes poursuivants, les hérauts, composent des traités à la suite desquels et, comme illustration et application ils ajoutent, souvent, un armorial322. A fines de la Edad Media aparece dentro del panorama de los autores de armoriales otro grupo diferente a los anteriores. Estos nuevos recopiladores de armas son laicos, normalmente tratadistas que comienzan a reunir las armas de los linajes de nobles o de burgueses que van adquiriendo usos nobiliarios y, que directa o indirectamente, se valen de esta literatura para reivindicar los usos heráldicos como algo propio solamente de la caballería y, por ende, de su relación con la nobleza más rancia. Estos autores son los predecesores de los redactores de nobiliarios. En la Baja Edad Media, esta tendencia a la aristocratización en los propios autores se refleja también en el grupo de los oficiales de armas, a los cuales se requería ser personas de linaje, como afirman en sus obras Garci Alonso de Torres323 y de Juan de Lucena324. Esta condición es fruto de la evolución del 322 Adam Even, Paul, “Les armoiries étrangères dans les armoriaux français du Moyen Age”, Hidalguía, n. 12 (1995), p. 140. 323 Véanse las diferentes obras de Alonso de Torres, Espejo de nobleza (preámbulo) y Blasón de armas abreviado (capítulo quinto), en las cuales se observa como condición para ser oficial de armas el tener un claro linaje. 151 oficio de armas dentro del marco general de este modelo emblemático, que abordaremos posteriormente. Los heraldos pasan desde sus humildes orígenes en el mundo de los sirvientes y trovadores, a convertirse en nobles defensores de la pureza de la caballería. El alejamiento de la realidad y la tendencia a la rigidez en la composiciones heráldicas afectó a los autores de los armoriales de fines de la Edad Media y de la Edad Moderna en la manera de abordar los preceptos formales de su campo. Se puede apreciar cómo en las sucesivas copias de armoriales y nobiliarios durante la Edad Moderna se va acentuando el barroquismo en los caracteres formales y un genealogismo nobiliario en los contenidos. Sobre la figura del autor y su relación con la obra que realiza hay que hacer una indicación que, aunque pueda parecer obvia, no se debe pasar por alto: un armorial no tiene por que identificarse con el nombre de su autor. A menudo se da a conocer por el título del acontecimiento que sirve de base para su redacción, como el Torneo de Compiègne. También, como en los casos de otros tipos de armoriales, se les puede designar por el nombre del copista (como el Glover), el del primer editor (como el Prinet), el de un antiguo posesor (como el Bigot o Le Breton), o bien de una manera colectiva (Armorial de l’Ordre de la Toison D’Or), o territorial (Libro de Armería del Reino de Navarra). Incluso en los casos en los cuales deba el nombre del manuscrito concuerde con el del autor puede suceder que se conozca a este no por su nombre real, sino por su nombre de oficial de armas, caso de los de Navarre o el de Berry. Filiación del armorial Una vez identificada dentro de lo posible la figura del autor y encuadrado éste en sus coordenadas históricas, sociales y culturales, el siguiente paso para el estudio de un armorial es desentrañar la filiación de la obra. Esta labor tiene como objetivo llegar al grado máximo de autenticidad en sus contenidos y de fidelidad a la voluntad narrativa del autor original. 324 “Tratado de los gualardones”, en Lapesa, Rafael, De la Edad Media a nuestros días: Estudios de historia literaria, Madrid, 1967, pp.136-138. 152 El investigador ha de intentar encontrar la fuente más próxima al ejemplar original del armorial. La casuística dentro de esta fase de la investigación es variada, dentro de ella están los armoriales ocasionales e institucionales, de los cuales se puede suponer que han sido compilados a partir de una información de primera mano. Por tanto, se ha de excluir toda posibilidad de errores en sus contenidos, salvo los cometidos en la redacción material del manuscrito. Si se exceptúa este tipo de textos, es decir, en la mayoría de los armoriales, las colecciones de emblemas se copian y recopian sucesivamente reproduciendo y aumentando los errores, hasta el punto de que actualmente un sesenta por ciento de los armoriales que conocemos son copias o copias de copias325. En ellas abundan los errores de transcripción, las lagunas, las interpolaciones y las ilustraciones cambiadas. Los autores, de buena fe, incluyen páginas enteras copiadas de obras anteriores, sobre todo en las representaciones y descripciones de armas extranjeras. Debido a estas razones, en multitud de ocasiones es imposible hacer un stemma fiable dada la cantidad de variables posibles y la inexistencia de un ejemplar concreto que pueda catalogarse con precisión como el original326. Otras cuestiones que se deben tener en cuenta son las siguientes: el manuscrito considerado como original no suele ser autógrafo, sino obra de un copista, puede ser de otra mano; se puede dar el caso de originales múltiples, es decir, que el mismo autor hiciera varias redacciones de la obra con distintas variantes y a partir de cada uno de ellos se puede seguir su propia evolución. En cuanto a la veracidad de la información contenida en las relaciones de emblemas, los armoriales, como la mayoría de las fuentes recopilatorias, suelen ser menos fiables según se van alejando, tanto en el tiempo como en el espacio, de los territorios y personajes cuyos emblemas eran objeto de sus 325 Pastoureau, Michel Traité d´héraldique. París, 1979, p. 226. 326 Según J.B. Vaivre en las copias del siglo XV del Armorial Le Breton se añaden escudos muy posteriores para completar lagunas, así mismo aparecen páginas enteras del Armorial de Conrad Grunenberg en copias de Le Breton y de Hector de Flavy sobre páginas del Armorial de Gelre, Vaivre atribuye esto a los intercambios de manuscritos entre los poseedores para hacer copias )Op. cit., p.15). 153 representaciones327. Neubecker ha constatado cómo los blasones de personajes extranjeros habitualmente suelen estar representados con errores o con formas arcaicas, debido a que el alejamiento cronológico y geográfico hacía que las referencias utilizadas por los autores fueran mucho menos fiables que las conocidas por ellos de primera mano: Le célèbre Armorial de Zürich est un exemple. Les armes d’Espagne et de Portugal reproduites ci-contre ne peuvent guère servir que de modele pour un château ou une porte, sans plus. Bien des armoriaux de la même époque attribouent aux souverains étrangers et à leurs pays, des armoires imaginaires328. Otro ejemplo es el que ha constatado Vaivre en las copias del siglo XVII del Armorial del heraldo Navarre el cual fue titulado falsamente durante mucho tiempo Relación de caballeros cruzados que acompañaron a Felipe Augusto329. Según se iban haciendo copias de los diferentes armoriales se van introduciendo o eliminando determinados blasones de los textos originales. Las razones de estas modificaciones eran de variada índole: pérdida de importancia de algunos personajes, las preferencias del nuevo poseedor330, o la incorporación de otros linajes331. 327 En el caso de el Libro del Conoscimiento, que veremos más adelante, se puede apreciar claramente como las descripciones geográficas y heráldicas van perdiendo verosimilitud según se acentúa la distancia del lugar descrito. 328 Neubecker, Ottfried, Op. cit., p.136. 329 Vaivre, J.B., Op. cit., p.15. 330 Este caso se puede apreciar con claridad en las copias del Libro de armería de Hernández de Mendoza en las que van desapareciendo los capítulos dedicados a personajes de fines del siglo XV, para ser sustituidos por otros más modernos. 331 En el Armorial Dering, conocido así por ser el primer poseedor conocido Edward Dering (1598-1644), desaparece el escudo de Nicolas de Crioll para ser remplazado por el de Richard Fitz Dering. 154 Estudio formal Una vez localizado el texto que pueda estar más cercano a la fuente original, la edición de éste requiere un estudio del ejemplar. El estilo y las formas de representación de las armerías en este tipo de obras puede ser de muy diverso carácter. Dado que en un armorial la intención prioritaria es la plasmación del emblema resaltando su origen militar, así podemos encontrar armoriales donde se representan a los caballeros en actitudes bélicas o armados sobre sus caballos332. En otros muchos casos se pintan los emblemas dentro de unos escudos inclinados y superados por los yelmos con las cimeras de cada caballero333, actitud esta que tiene su origen en la representación de la posición real del jinete embrazando el escudo, la cual pasó a ser motivo iconográfico en el sello, creando el tipo ecuestre armoriado, donde el jinete aparece armado y de cuerpo entero. Otra forma de individualización de los emblemas es la presentación del escudo y el yelmo del caballero desde una perspectiva frontal de ambos, esta costumbre tendría su origen en el protocolo de los torneos cuando se colgaba el escudo bajo el yelmo de su poseedor334. Estos modelos de representación personalizada tienen su derivación en otros armoriales que presentan los emblemas junto a los tocados propios de los rangos u oficios de sus titulares335. La forma de disponer la ordenación de los escudos recogidos en los armoriales universales puede ser variopinta. En la mayoría de los casos encontramos una disposición que obedece a criterios de proximidad geográfica de las posesiones de los personajes representados o del origen de su linaje. En otras relaciones de armas lo que primó a la hora de colocar los emblemas fue la jerarquía de sus posesores; el escudo del príncipe o gran señor se pinta en grandes proporciones, seguido, enlazado o rodeado de los de sus feudatarios o de los territorios bajo su dominio, como en el ya citado Armorial de Gelre. En cambio, en otras relaciones se sigue un sistema mixto en el que se ordena por territorios y dentro de cada uno por orden de jerarquía. 332 Son los casos de los armoriales del Toisón de Oro y el de la Cofradía de Santiago. 333 Como en el Armorial de Gelre o en el Wappenrolle de Zürich. 334 Neubecker, Ottfried, Op. cit. p. 158. 335 Por ejemplo en el Memorial del Concilio de Constanza de Urlrich von Richenthal. 155 Cuando el armorial contiene emblemas de linajes más que de personajes individuales, lo cual suele acontecer en las relaciones españolas del siglo XV y siglo XVI, la ilustración se limita casi siempre al propio blasón, sin elementos que destaquen la jerarquía de los personajes. En algunos (generalmente los más modernos) aparecen yelmos u otros timbres pero con una representación estereotipada, lo cual hace suponer que esta forma responde a una intención exclusivamente decorativa. Datación de los contenidos. Una vez realizada la aproximación al texto de un armorial se ha de realizar la verificación pertinente que le posibilite ser una fuente historiográfica fiable, cuestión que se realiza a través de la localización en tiempo y espacio de los contenidos de la obra. Sobre la forma de realizar la datación del contenido de un armorial existen varias tendencias y métodos. Esta diversidad se puede deber a dos motivos: según sea el tipo de armoriales a los que los diferentes investigadores hayan dedicado más en profundidad sus estudios, o a la variedad tipológica que sea más numerosa en los territorios a los que hayan destinado sus investigaciones. Los heraldistas ingleses, siguiendo las pautas de Wagner336, datan las relaciones por los años de nacimiento o reinado de un grupo significativo de personajes mencionados o representados en la obra. Este método está enfocado sobre todo hacia los armoriales ocasionales en los que todos los poseedores de los emblemas tienen una concurrencia temporal en un acontecimiento dado. Sin embargo, tiene un menor grado de validez para la datación de armoriales generales, los cuales incluyen personajes de tiempos lejanos o incluso míticos y también en lo que respecta a los blasones de personajes extranjeros a los cuales el 336 A. Wagner a la hora de estudiar los armoriales conservados en 29 bibliotecas, establece unas pautas de estudio para los armoriales ingleses, en las que para cada armorial realiza : - Una descripción detallada del original - Noticia de los posesores conocidos - Análisis del contenido - Estudio de datación de todos los ejemplares - Citas críticas de las ediciones para los que estén impresos - Tablas de incipit y explicit - Listas de editores y posesores Para ampliar sobre esta cuestión véase Wagner, Anthony, A Cataloghe of English Medieval Rolls 156 autor conoce sólo por referencias y a la hora de la redacción pueden haber muerto hace tiempo. Por tanto, al utilizar este modelo de datación sólo se podrían tomar como fuentes fiables los emblemas de linajes y personajes de ámbitos cercanos geográficamente al lugar de redacción del armorial y sobre éstos se debería de intentar aproximar la datación a los personajes más modernos que se citen o que sean representados sus escudos. Siempre se ha de desconfiar de elementos remotos los cuales pueden haber sido cogidos en préstamo de otro armorial o por el contrario, de los que destaquen por su excesiva modernidad, sobre todo si la datación del contenido se realiza sobre el estudio de un ejemplar que resulte ser una copia, pues estas representaciones pueden haber sido fruto de adiciones posteriores. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los armoriales anglofranceses son obras que reflejan los emblemas de personajes individuales, mientras que en Castilla, por lo general, los que se conservan son tardíos y los emblemas personales son muy escasos337 . Para los redactados en los últimos años de la Edad Media, gran número de los cuales ya van teniendo contenidos genealógicos, la tarea de datación se puede basar en otros elementos auxiliares, tales como menciones y citas de acontecimientos o personas relacionadas en la descripción del blasón, al hablar del linaje o de los titulares de los emblemas. Para el caso de los armoriales ocasionales la datación no reviste muchos problemas, dado que si no se puede localizar históricamente el hecho reflejado, los personajes y otros elementos paraheráldicos usados por ellos pueden ayudar a resolver el problema de la fecha de manera aproximativa. En los armoriales institucionales sería preciso hacer un estudio previo sobre si el texto ha sido redactado en diferentes etapas y, dentro de ellas, hacer una datación de los personajes de las mismas, como es el caso del Libro de la Cofradía de Santiago de Burgos. Como orientación de conjunto sobre la datación de relaciones de emblemas heráldicos las pautas más clarificadoras son las expuestas por Vaivre, 337 Los principales son uno de carácter institucional , el Libro de la Cofradía de Santiago y otro ocasional el del Protocolo del Torneo de Valladolid. 157 quien aconseja que se realice dicha datación por medio de la localización de los poseedores de los escudos, con el auxilio de medios externos de otras disciplinas para que así se pueda ofrecer una fecha media que permita ubicar el contenido en el tiempo. Por lo tanto, la localización en el tiempo de los emblemas se debe apoyar en la confrontación de éstos con otros tipos de documentos no heráldicos: genealogías, crónicas, documentos diplomáticos, etc. Para acercarse lo más posible a la voluntad expresiva del autor, teniendo en cuenta la dificultad de estos métodos, es preciso llevar a cabo un estudio codicológico riguroso. Si estos análisis se hubiesen practicado, se habrían evitado errores claros de atribución de ejemplares a épocas muy anteriores a las que correspondían. Edición del texto La última etapa en el estudio de un armorial es la transcripción y edición del texto que se considere adecuado, para lo cual es preciso haber realizado con rigurosidad las tareas anteriores de acercamiento a las fuentes conservadas de la obra. A veces, aun tomando como base un ejemplar en concreto es conveniente completar su edición con fragmentos procedentes de otras copias, dado que no es muy extraño que el ejemplar con contenidos más próximos al texto original se encuentre mutilado o contenga fragmentos de imposible transcripción. La tarea de edición de armoriales tiene, además de los problemas habituales de cualquier texto histórico, otros añadidos por la especificidad de sus contenidos. Ésta en opinión de Pastoureau resulta una tarea ingrata y difícil, pues a los problemas derivados de la codicología, de la paleografía, de la autentificación y de la datación, se añade la identificación de personajes338. Es preciso tener presentes otras cuestiones de carácter práctico a las que hay que enfrentarse; entre ellas se cuentan los habituales errores de transcripción cometidos por el autor material del texto, la incorrecta grafía de nombres y filiaciones, los cuales a menudo son escritos sin tener en cuenta su ortografía 338 Pastoureau, Michel, Les armoiries, p. 44. 158 original (problema que se acrecienta en los textos que mencionan a personajes extranjeros), el análisis e identificación de emblemas dudosos o erróneos (tanto en su representación gráfica como en su blasonamiento) que se han de registrar mediante la comparación con los de otras fuentes, etc. Otros problemas que pueden surgir en el estudio de las propias armerías representando gran obstáculo para investigadores poco avezados en el mundo de la emblemática heráldica son los siguientes: a) El propio lenguaje heráldico b) El conocimiento de las reglas del blasón c) La inestabilidad de la armas en los propios linajes y la variedad de representaciones dentro de un mismo escudo. a) Respecto del lenguaje heráldico, la forma de expresarse de los profesionales de este campo se ha caracterizado siempre por su esoterismo. Estas peculiaridades lingüísticas han constituido una auténtica barrera para aquellas personas que no dominan este léxico técnico. Estas dificultades se han visto incrementadas por la falta de uniformidad a la hora de proceder a las descripciones de los emblemas. Aun en nuestros días se sigue sin blasonar de manera uniforme por parte de los propios heraldistas339. En la Edad Media y Alta Edad Moderna encontramos que no sólo no son uniformes las fórmulas de blasonamiento, sino que tampoco los términos están del todo unificados. La mayoría de los autores iniciados, entre ellos evidentemente los heraldos, sí utilizan habitualmente una terminología derivada del franconormando que se fijará en el llamado lenguaje del blasón340. Circunscribiéndonos a nuestro país vemos cómo a la hora de enumerar piezas, muebles o esmaltes, no hay criterios uniformes entre los autores. Muchos de ellos (caso de don Juan Manuel) 339 Actualmente hay heraldistas que prefieren utilizar fórmulas de blasonamiento más escuetas (como ésta que omite el término campo y da por entendida la disposición de los cuarteles: 1. De gules 2. De azur con águila de plata), mientras que otros se inclinan por construcciones más explicativas (comenzando los blasonamientos por fórmulas como En campo de o Sobre campo de, precedidas del ordinal completo: el primer cuartel). 340 Para profundizar sobre este tema se puede recurrir a Early Blazon de G. J. Brault (Oxford, 1972) y al capítulo dedicado al Lenguaje del blasón en la obra de Riquer Heraldica castellana ..., pp. 245-249. 159 no eran profesionales de la heráldica y por tanto ignoraban el lenguaje del blasón, otros que conocían los términos específicos (Gracia Dei y Hernández de Mendoza) preferían utilizar vocablos del lenguaje normal; un tercer grupo utiliza siempre términos heráldicos (Steve Tamborino). Incluso se daba el caso del autor que cambiaba de terminología en sus obras según a que tipo de lectores fueran destinadas, como atestigua Garci Alonso de Torres. En realidad, todos ellos utilizaban un lenguaje técnico muy oscilante341. Por tanto, a la hora de editar un armorial, el investigador además de conocer el lenguaje heráldico y de poseer un conocimiento del léxico habitual de la época para no malinterpretar los términos, ha de analizar los emblemas que se describen y compararlos con otras fuentes para asegurarse del significado atribuido al léxico del autor. b) En cuanto al conocimiento de las reglas del blasón hay que matizar que el investigador no tiene porqué ser un experto en las formulaciones del sistema heráldico (las cuales por otra parte son en su mayoría originarias de tiempos bastante posteriores a la Edad Media). Pero sí debe conocer las normas básicas de composición del blasón y los términos de la heráldica, para no tener que hacer de la consulta al diccionario o manual una continua tarea que entorpezca y desvirtúe la investigación. c) Por último, el investigador ha de tener presente que la emblemática heráldica es algo vivo y en constante evolución. Al estudiar la emblemática propia de un personaje no debe pensar que ésta es inmutable a lo largo de toda su existencia, pues se trata de una representación viva y, como tal, dependiente de la propia trayectoria vital de su poseedor. Así, vemos reflejados en el emblema de un personaje heredamientos de nuevas posesiones, otorgamiento de títulos, hazañas individuales, enlaces matrimoniales, etc., todas ellas eran vicisitudes que podían modificar o incluso transformar por entero la composición de un emblema heráldico. Si esto sucede con un individuo, mayor abundamiento acontecerá con 341 Por ejemplo la orla es para algunos autores como Hernández de Mendoza o Alonso de Torres lo que hoy llamamos bordura o bordadura, mientras que Tamborino, siempre más purista en su léxico sí matiza esta diferencia en sus blasonamientos. 160 la trayectoria del emblema de un linaje. Sería un grave error pensar, como algunos tratadistas opinaban, que el mismo blasón representó a un linaje o familia durante toda su existencia. Una vez transcrito (siempre ciñéndose a unas normas básicas que permitan una lectura fiable de las fuentes originales) y comentado correctamente el contenido del texto del armorial, el paso siguiente a realizar es la redacción de apéndices que faciliten la consulta y el aprovechamiento de los datos del propio texto. Esta tarea se debe reflejar en los diferentes instrumentos anexos a la edición: - En todo tipo de armoriales se deben incorporar índices onomásticos a los que se debe dotar de un útil y manejable sistema de referencias342. - Para los armoriales individuales: notas marginales y las tablas de nombres en los que es conveniente reflejar además de los de los poseedores de los blasones, todos los que puedan aportar datos de interés para el investigador. - También es obligada la elaboración de tablas heráldicas que permitan localizar los escudos a partir de particiones, piezas y muebles343. - Por último, se debe dotar a la edición, de un glosario sobre vocabulario heráldico que permita aclarar las dudas sobre los significados precisos de los términos incluidos en el texto. 342 El sistema más sencillo y de mayor utilización en nuestro país es el utilizado para referencias bibliográficas insertas en los catálogos de bibliotecas, incluido en las Listas de Encabezamientos elaboradas por el Ministerio de Cultura (Madrid, 1986), que se basa principalmente en estas tres referencias: V. (Véase) que dirige a la entrada aceptada, VA. (Véase Además) para otras posibles entradas, UP. (Úsese Por) que remite desde una entrada aceptada a otras que no lo son. 343 Las tablas heráldicas son de gran utilidad para poder apreciar las similitudes y diferencias entre los blasones. Sirven al investigador de muy diversas formas, desde el punto de vista ideológico, artístico, sociológico, etc. Para elaborar tablas heráldicas es una referencia obligada el trabajo de Jéquier, Leon, Tables heraldiques de dix-neuf armoriaux du moyen àge (París, 1977). También se puede tomar como modelo para edición de tablas de varios armoriales a un tiempo, los criterios expuestos por Popoff, que sigue los siguientes pasos: 1º clasificación alfabética de los elementos heráldicos por figuras y piezas, 2º asignación de elementos de identificación para cada armorial (símbolo o abreviatura), 3º presentación de un símbolo para cada partición, 4º ordenación en columnas en las que se sitúe en sucesivas columnas, tras cada pieza o figura, ordenadas por criterios alfabéticos: el lugar geográfico del posesor del blasón, el armorial, el tipo de partición, si lo tiene, del blasón; el linaje o la persona posesora del escudo. (Popoff, Michel, L´héraldique espagnole et catalana à la fin du Moyen Âge, París, 1989). 161 De la correcta edición de un armorial puede resultar la puesta en servicio de un instrumento básico para el estudio de una época. Los armoriales constituyen una fuente preciosa para la investigación histórica, pero también, como todas las fuentes historiográficas tienen unas lagunas que se han de tener en cuenta por parte de los investigadores, tales son: - El que ninguno de estos textos es anterior a mediados del siglo XIII por lo que los emblemas de personajes anteriores que se encuentran representados en ellos son obviamente poco fiables. - Se aprecia por su contenido que los titulares de los escudos son en su mayoría personajes nobiliarios y masculinos, luego aun teniendo constancia del uso de armas por personas no nobles y por mujeres son escasos los testimonios que hay de ellas. - En el plano geográfico hay regiones que se encuentran carentes de este tipo de obras. Pero esto no quiere decir que en esos lugares no se diese el uso de emblemas heráldicos, simplemente que se han perdido los testimonios. - Algunos armoriales carecen de un grado aceptable de rigor, debido la lejanía geográfica o temporal de su autor hacia lo representado o a la fantasía de su compilador, quien atribuyó escudos inventados a personajes que por su interés debían citarse en la obra, en un intento de enaltecer a los otros caballeros representados, o simplemente por fantasía. Evolución de los armoriales y obras más representativas En la mayoría de los estudios especializados sobre la heráldica medieval se encuentran menciones de los más importantes armoriales conservados. En este apartado creemos oportuno realizar una somera enumeración de las principales muestras situadas dentro del ámbito occidental europeo, con la intención de que puedan servir de introducción al estudio de las obras de temática heráldica realizadas en la Castilla medieval y moderna. 162 La primera relación de armas de la cual tenemos noticias y que puede llegar a ser considerada como el primer armorial es la que realizó Mateo París dentro de su Chronica Majorica o Historia Anglorum, redactada en el monasterio de St. Albans hacia mediados del siglo XIII344. En ella, entre las ilustraciones que acompañan al texto se incluyen los escudos de armas de numerosos personajes, reyes y caballeros, unos realizados sólo a tinta y otros coloreados. Ya antes de 1234, fecha atribuida al inicio de la Historia Anglorum, en su otra obra, el Liber Additamentorum, Mateo París había representado diversos escudos con los nombres de sus poseedores, que son siempre personajes anglonormandos de la zona del canal de la Mancha345 . Como referíamos en el capítulo anterior, la práctica de la emblemática heráldica tiene su origen en dicha zona, de allí se extiende pronto por el resto de Europa. Sin embargo, los más antiguos armoriales conservados, a excepción del inglés de Mateo París, son de origen alemán. La primera descripción de armas en el territorio germano es el Clipearius Teutonicorum, que data de mediados del siglo XIII, obra de Conrad de Mure. En él se describen las armas de trece soberanos y condes. El auge de los armoriales en ámbito germánico se puede explicar por el temprano y fuerte arraigo de los torneos en el Imperio. La celebración de los torneos fue uno de los motivos principales para la elaboración de estas obras, dado que en ellos se conjugaban grandes dosis de aparato ceremonial junto a la necesidad de un control personal de los caballeros participantes, factores ambos que potenciaron la redacción de relaciones de armas. Entre la redacción de los primeros armoriales y la celebración de los torneos, Keen encuentra como nexo común la figura de los heraldos en sus cometidos de primeros redactores de las relaciones de armas y organizadores del aparato ceremonial. Para Keen esta relación se da desde fechas tempranas: 344 Este monje benedictino ingresó en St. Albans en 1217 y allí falleció en 1259. Viajó por el norte de Europa, reformó a petición de Inocencio IV la abadía noruega de San Bemet Holm y tuvo contactos frecuentes con Enrique III de Inglaterra. Su Chronica Majorica es continuación de la Crónica Universal de Ruggero di Wendower. 345 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993, p.74. 163 Antes de finalizar el siglo XIII los heraldos estaban empezando a hacer listas de los escudos hereditarios de los que frecuentaban lo torneos que ellos habían presenciado y relaciones de la posición aristocrática de la compañía allí reunida346. Pocos años después de aparecer estas obras, principalmente de carácter literario que contenían relaciones de armas, tenemos noticias de la confección de los primeros armoriales conocidos en sentido estricto y no como relaciones de armas dentro de otros textos. Entre estos primeros se pueden destacar dos obras: el Armorial de Wijbergen347 y el de Montjoie. El primero es el texto francés más antiguo, pudiéndose datar entre 1280 y 1285, su nombre actual obedece al de su propietario. Contiene mil trescientos doce escudos de reyes y nobles repartidos por territorios. El Armorial de Montjoie, también original, es de fines del XIII, recopila las armas de caballeros de los Países Bajos. Está ordenado por marcas de armas, es decir, zonas geográficas en las que los oficiales de armas delimitaban su campo principal de actuación. Otro notable armorial germánico de estos primeros tiempos es el Rôle de Turín, de 1312, que describe los escudos de los acompañantes del emperador Enrique VII en su viaje de coronación a Roma. En la segunda mitad del siglo XIV comienzan a aparecer los armoriales más completos, caso del Armorial de Bellenville (1370-1385)348, que es una de las obras conservadas que goza de mayor fama, su autor sigue siendo desconocido en la actualidad, aunque Paul Adam, descubridor del códice en la Biblioteca Nacional de París, afirma que fue probablemente un flamenco súbdito del rey de Francia349. Al armorial se le conoce con este nombre en honor de su propietario más famoso, Antoine de Beaulaincourt, señor de Bellenville y rey de armas de nombre Toisón. Este armorial es contemporáneo del de Gelre. En su primera parte 346 Keen, Maurice, La caballería, Barcelona, 1986, p.115. 347 Publicado en Archives Héraldiques Suisses, 1951-1954. 348 Editado por Leon Jéquier, L’Armorial Belenville, Paris, 1983. 349 El principal argumento para establecer esta adscripción es la prioridad que adjudica el armorial al rey de Francia, mientras que otros como el Armorial de Gelre dan el primer lugar al emperador. (Adam- Even, Paul, Les armoiries ... , p. 139). 164 abarca similar campo geográfico que éste, pero sus contenidos fueron recopilados en una época un poco posterior. En la segunda parte recoge trescientos cincuenta blasones de diferentes caballeros, probablemente participantes en un torneo 350. El Armorial de Gelre, datable entre 1370 y 1395351, contiene cerca de mil ochocientos escudos con yelmos y cimeras; su autor fue Claes Heinen, quien comenzó como servidor de Jean de Châtillon, conde de Blois y duque de Gueldre. Posteriormente Heinen pasó a ser oficial de armas de los Wittelsbach, conde de Holanda, bajo el nombre de Beueren. La obra completa presenta un contenido de carácter misceláneo y organizado: los desafíos dirigidos en enero de 1334 a Juan III, duque de Brabante por dieciocho príncipes; los blasones en verso de estos y los dibujos de los de catorce señores caídos en la Batalla de Staveren (1345). Además, el códice contiene dos crónicas versificadas sobre las armas de Brabante y Holanda, poemas de la zona del Rin y el Mosa, una miniatura que representa al emperador Carlos IV junto a los príncipes electores. Finaliza con otra recopilación diferente de armerías352. El Armorial de Urfé, atribuido a Jean Courtois, heraldo Sicilia de Alfonso el Magnánimo, es para muchos investigadores el más completo de la Edad Media. Se debió de compilar hacia fines del siglo XIV o comienzos del XV, y es considerado como el texto francés más importante. Ha sido el modelo del que se han servido multitud de heraldistas para realizar sus recopilaciones, caso de Ryneck o Prinsault (al cual se le atribuye la autoría de un armorial muy similar, sobre todo en los escudos franceses). Actualmente sólo se conservan copias del siglo XV. El armorial recopila cerca de tres mil blasones de las marcas de Francia, Países Bajos y Renania, pero también están representados blasones de Inglaterra, Escocia, Castilla, Aragón y Navarra353. Además, al contener las descripciones 350 Publicado por Leon Jécquier en el número 5 de Cahiers d’herladique, a partir del Ms. Fr. 5230 de la BN de Paris. 351 Armand de Fluviá lo data en virtud de las correcciones de personajes catalanes entre 1379- 1385. (Fluviá, Armand de, “Puntualizaciones y rectificaciones a los escudos catalanes del Armorial de Bellenville”, Hidalguía, n. 18 (1988), pp. 13-18). 352 Sobe el Armorial de Gelre ver además su edición a cargo de Paul Adam Even, L’armorial universel du heraut Gelre (Laussane, 1971). 353 Las armerías navarras incluidas en los blasonamientos del armorial de Urfé y sus representaciones en el armorial Reyneck han sido descritas por Faustino Menéndez Pidal de Navascués en Libro de armería del Reino de Navarra. Transcripción y estudio por Faustino 165 realizadas en el lenguaje del blasón, resulta un instrumento muy útil para preservar al investigador de confusiones en los esmaltes, sobre todo en armas extranjeras, así como para el estudio del léxico heráldico de la época. El Armorial Navarrete o del heraldo Navarre, según Paul Adam Even fue obra de Martín Carbonell, rey de armas de Carlos II de Navarra354. Sin embargo, Martín de Riquer opina que solamente el núcleo central fue realizado por Carbonell alrededor de 1369355. Contiene más de mil quinientos escudos de nobles de Francia, Flandes e Inglaterra. Para Adam Even es uno de los primeros exponentes de un armorial universal provincial, pues al lado de algunos blasones italianos consagra un capítulo a cada una de las marcas de Flandes, Hainaut, Brabante e Inglaterra356. El gran número de escudos de miembros de los mismos linajes supone un instrumento de investigación muy valioso para el estudio de las relaciones de parentesco mediante fuentes heráldicas. Así mismo, esta obra resulta muy interesante como exponente de la fijación de términos del lenguaje del blasón en el siglo XIV. El Armorial del heraldo Berry, compilado por Gilles le Bouvier, heraldo de nombre Berry, luego rey de armas del monarca de Francia al servicio de Carlos VII, a mediados del siglo XV. Contiene los retratos de reyes y príncipes seguidos de los blasones de los nobles de sus dominios, sus contenidos son de gran exactitud, pero su calidad gráfica es mediocre. Abarca además de emblemas del reino de Francia, otros capítulos dedicados a territorios diversos como Brabante, Lorena, Inglaterra, Escocia, España e Italia. Un poco más tardíos son: el armorial Le Blanq ordenado por reinos que cubre todo el ámbito europeo, toma elementos del armorial d’Urfé y de Sicilia; y el armorial de Monjoye, obra del rey de armas del rey de Francia, que data ya de 1500. Menéndez Pidal de Navascués. Bilbao, 1974, p.139-141. Sobre otras armerías españolas en armoriales franceses véase la citada obra de M. Popoff. 354 Adam Even, Paul, Les armoiries ... , p. 139. 355 Riquer, Martín de, Caballeros medievales y sus armas, Madrid, 1999, p. 21. 356 Adam Even, Paul, Les armoiries ... , p. 140. 166 En sus estudios sobre esta materia, Paul Adam defiende la importancia de un grupo de armoriales a los que él agrupa bajo la denominación de escuela borgoñona, formada alrededor de los duques de Borgoña durante el siglo XV. De este grupo se pueden destacar algunos de ellos como son los armoriales de la “corte amorosa” de Carlos VI, realizados por Jean Lebevre, señor de Saint Remy, cuyas obras principales son dos: una de carácter ocasional, el armorial del Congreso de Arras de 1435 que se conserva en el British Museum y otra de carácter institucional el de la Orden del Toison d’Or357. Otra obra que también se puede incluir en la escuela flamenco-borgoñona es el armorial Universel et de familles pour la plus part brabançonnes, de la primera mitad del siglo XV. El cual se trata de una relación de armerías dividida en dos partes, la primera es un armorial general y la segunda recoge emblemas de la zona de Brabante y Bruselas; y de esta obra destacan sus originales ilustraciones sobre todo los motivos únicos realizados en la representación de las cimeras358. Se conservan otros armoriales recopilados en los territorios borgoñones, son el Armorial Charolais y el Armorial de Lymecenich. El primero fue realizado cerca de 1425, aunque sólo se conserva una copia de mediados del siglo XVII, es atribuido a Jean Le Fèvre de Saint Rémy, heraldo Charolais, mariscal de armas de Felipe de Borgoña. El Armorial de Lymecenich, data de la primera mitad del XV, está ordenado con criterios geográfico-políticos (imperio, reinos, ducados, etc.), las armas son identificables por los nombres de familia y, en algunos casos, por nombres propios. De la zona que abarcaba el Sacro Imperio los armoriales más destacables que se conservan son los siguientes: El Ulrich Reichenthal, Conzilimbuch Gescheher zu Constanz, en el que están incluidas las armas de los asistentes al Concilio de Constanza en 1417 donde se pueden apreciar los diferentes elementos paraheráldicos que adornan los 357 Ibidem, p. 142. 358 Este texto esta inédito y se conserva en el Ms. II-6570 de la Bibliothèque Royale Albert I de Bruselas. 167 emblemas de personajes que ya no son sólo civiles sino también religiosos (obispos, abades, etc.). Contiene además representaciones de las armas de algunas universidades. El Armorial Grunenberg (ca.1483) es el armorial alemán más importante, no fue realizado por un oficial de armas, sino por el burgués Conrad Grunenberg, arquitecto de Constanza, donde aparece documentado ya en 1442 y de cuya ciudad luego fue burgomaestre. Existen dos copias de este texto, una en papel que se conserva en Berlín y otra en pergamino conservada en Munich. Fue editado en el siglo XIX. En los armoriales europeos redactados en la postrimerías de la Edad Media no es raro que las relaciones de emblemas se encuentren acompañadas de tratados del blasón, presentando un tipo de obra mixta que será muy habitual en la baja Edad Media española. En el resto de Europa también existen representantes de esta tendencia, caso del Armorial Gorrevod, realizado hacia 1442. En él la relación de armerías aparece ya acompañada de un tratado heráldico, el cual trata principalmente sobre el tema de los esmaltes. La parte teórica está seguida de un armorial figurado (datable entre 1432 y 1442) y, por último, aparece una crónica de los duques de Brabante. Otro representante de esta variante, ya más tardío, es el Armorial Valenciennes compuesto por Noel Le Gouca, burgeois de Valenciennes hacia 1543, el cual tiene también en su comienzo un tratado del blasón. Entre los llamados armoriales corporativos cabe destacar los dedicados a las órdenes de caballería y, de entre ellas destaca la más famosa: la Orden del Toisón de Oro, de la que se conservan un buen número de recopilaciones de armas, entre las que a partir del XVI se ven sobre todo escudos de caballeros españoles y austriacos El Grand Armorial équestre de la Toison d’Or de Jean Lefebvre, señor de Saint Rémy, fue realizado de 1433 a 1435, y recoge en su primera parte los blasones de los miembros de esta orden hasta el capítulo de Dijon en 1433, que son treinta y nueve retratos ecuestres de los dichos caballeros, en la segunda parte se recopilan las figuras de reyes, pares y príncipes electores. Ésta contiene 168 novecientos cuarenta y dos escudos, en los que se representa a estos reyes y príncipes de manera jerárquica, es decir, seguidos cada uno de los escudos de sus nobles. Se custodia en la biblioteca del Arsenal (Ms. 4.790) y fue publicado por Lorédan Larchey359. El otro armorial conservado de esta orden es el Armorial del Toison d’or, iluminado entre 1535 y 1540 por Simon Bening; el cual incluye las armas de los caballeros, desde el primer capítulo hasta el capítulo celebrado en Tournai en 1531. Se conservan otras relaciones que representan las armerías de los miembros de otras órdenes caballerescas: el armorial de Willian Burges, heraldo Jarretera, que incluye las efigies de los primeros caballeros hasta 1430. Basado en la misma orden inglesa se conserva el armorial realizado por John Writhe, también heraldo Jarretera, hacia 1488, que contiene la representación de escudos de los caballeros, incluyendo yelmos y cimeras. El Armorial et status de l’Ordre de Saint Hubert en Juliers360, de 1574, en el que se representan los blasones de los ciento treinta y tres caballeros de la Orden de la Trompe o de Saint Hubert, instituida por Gérard, duque de Juliers y de Berg en memoria de su victoria sobre el duque de Gueldre acaecida en 1444. Otro tipo de armoriales corporativos son los que según Faustino Menéndez Pidal derivan de los Libri amicorum, registros gremiales o de parroquianos de las iglesias, de ámbito geográfico reducido a una ciudad o parroquia 361. Un ejemplo de estos es el Armorial de los ciudadanos de Nuremberg, iniciado bajo Hans Schilisselfelder y Heinrch Scherh en 1471, del que se conserva copia de Hans Ammon de fines del XVI o primer tercio del XVII. Como hemos referido anteriormente, los armoriales ciudadanos son a menudo relaciones de armerías de los miembros de corporaciones, donde las distintas agrupaciones cívicas, mercantiles, lúdicas o religiosas representan los 359 Larchey, Loredan, Ancien Armorial equestre de la Toison d’Or et de l’Europe au XV siècle, d’après le manuscrit de la Bibliothéque de l’Arsenal, Paris, 1890. 360 Bibliotheque Royale Albert I (Belgium), Ms. 164. 361 Como el de Santa María de Baeza o el de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante El Libro de la Cofradía de Santiago. Ed. de Faustino Menéndez Pidal de Navasués, Burgos, 1996, p. 21. 169 emblemas heráldicos de sus componentes. Entre ellos están los de las cofradías de Saint-Christophe de l’Alberg, la de Santiago de Burgos o la también burgalesa de Gamonal. El Armorial del torneo de Tournai de 1330, que representa las armerías de uno de los torneos para burgueses organizados por las propias sociedades que agrupaban a éstos, como eran las llamadas de l’Espinette en Lille y de l’Ours Blanc en Brujas. Del tipo llamado armoriales ordenados, los más famosos se redactaron a partir del siglo XIV, aparecen sobre todo en el ámbito inglés y se pueden citar como ejemplos el Armorial de Cooke, realizado hacia 1340, que recoge ordenados por muebles más de seiscientos cincuenta escudos de caballeros ingleses, o el Armorial de la reina Margarita, también llamado de Thomas Jenyn, de 1410, donde se disponen por sus muebles los escudos de soberanos europeos y nobles ingleses. Si bien la mayoría de los armoriales de este tipo se conservan en rollos o “rolls”. Los “rolls of arms” Un tipo de literatura heráldica muy definido dentro de los armoriales y sobre los cuales hemos creído positivo realizar una reseña aparte son los llamados “rolls of arms” o rollos blasonados, donde se representan gráficamente los escudos de diversos personajes, normalmente participantes en un acontecimiento. Por su contenido son armoriales362, la mayoría de ellos ocasionales. Su especificidad radica en la disposición material, la cual no adquiere forma de códice, sino de rollo; siendo este tipo una variedad que se da frecuentemente en Inglaterra, donde se conservan numerosos ejemplares363. 362 De hecho la mayoría de los especialistas los incluyen en la definición de armoriales: Par armoriaux, on peut entendre différents types d’ouvrages de base, en premier lieu les recueils d’armoires peintés sur des rouleaux de parchemines ou dans des livres reliés (Neubecker, Ottfried Op. cit., p 26). 363 Para profundizar en la temática particular de los rolls of arms, véase The Bodleian Library Heraldry: Catalogue of an Exhibition Held in Connection with the English Heraldry Society. Oxford, 1967. 170 Para clasificar las diferentes tipologías de “rolls” se debe recurrir al doble esquema de Neubecker que se basa en diferenciar las obras según la figura del autor y según la finalidad de la obra364. Según la figura del autor, los “rolls” suelen ser obra de profesionales, heraldos, reyes de armas, etc., razón por la que habitualmente poseen un mayor grado de fiabilidad como fuente, puesto que estos oficiales son los que organizaban y propagaban públicamente la celebración de los torneos y reuniones, las que luego servían de base para la realización de los “rôles occasionels” con los emblemas heráldicos de los participantes en el evento. En cuanto a su finalidad, estos textos se pueden dividir en: “rolls” o “rôles” ocasionales, que representan los blasones de los participantes en un acontecimiento concreto, y los “rolls” ordenados, que servían para las necesidades profesionales de heraldos u otros oficiales. En éstos, dada su finalidad, los blasones se ordenaban según sus contenidos (figuras, piezas, particiones, etc.) con el fin de que estos profesionales pudieran identificar fácilmente al caballero que embrazaba un escudo cualquiera. El mejor estudio de los “rolls of arms” se puede encontrar en la obra de Anthony Wagner, A Catalogue of English Medieval Rolls of Arms365, donde además de ofrecer la metodología para su estudio realiza una exhaustiva relación de los rollos más importantes. Los “rolls” más antiguos son el Glover y el Walford, compuestos en la segunda mitad del siglo XIII, el primero es una obra notable para su época ya que contiene 215 escudos blasonados. Muchos de estos “rolls” se refieren a torneos, como es el que representa a los participantes en el torneo de Compiègne y el de Cambrai de 1267. Otros “rolls” notables son: el Roll Camden realizado hacia 1289 pintado en las dos caras del rollo, en la primera doscientos setenta escudos y otros ciento ochenta y cinco en el reverso. El Dering roll, también datable a fines del siglo XIIIl, cuyo original formó parte de la colección de sir Anthony Wagner y del cual 364 Neubecker, Ottfried, Op. cit., p.26. 365 Londres, 1950. 171 también se conserva una copia realizada por Ralph Brooke, hecha en York en 1563, contiene trescientas dieciocho armas de nobles y caballeros, que participaron con el rey Ricardo I en el asedio de Acon. El Guillim’s roll (1295-1305), del que se conserva copia también del siglo XVI366. El First Dusntable roll (1308), es un “roll” ocasional, del que se conserva copia del siglo XVI, que contiene doscientos treinta y cinco blasones de los caballeros que estuvieron presentes en el torneo de Dunstable en 1308. El Powell roll of arms (1341-1351), es el más importante armorial del reinado de Eduardo III, contiene seiscientos setenta y dos escudos367, debe su nombre a su primer estudioso D.T. Powell, muerto en 1848. La Procession of Parlament es un caso particular, pues se trata de un rollo pintado que representa a los lores y al monarca en la procesión que se celebró el 4 de febrero de 1512. Se conserva en copia del siglo XVII en el Ashmole roll368 y es, como se puede deducir por su título y por su contenido, un armorial a la vez ocasional y corporativo, dado que representa a los miembros de un colectivo definido, como son los lores de la Cámara y un acontecimiento en concreto, como es la procesión de 1512. Los armoriales dentro de obras literarias Hemos referido anteriormente cómo los primeros armoriales de los que se tiene noticia fueron las relaciones de armas incluidas en otros tipos de obras literarias, caso de las crónicas o poemas. Este es el caso de las Crónicas de la campaña de Sicilia de Enrique IV de Pierre d’Ebulo o la Leyenda medieval de la Eneida, de 1188, de la que se conserva copia anterior a 1214. Otros ejemplos son el Balduineum, que relata el viaje a Roma del emperador Enrique VII, o el blasonamiento rimado del Clipearius Teutonicum de Conrad le Mure de 1281. También pueden ser considerados como armoriales las relaciones de blasones, o sus descripciones, incluidas no sólo en textos escritos sino incluso los representados en otros soportes: las esculturas, las vidrieras, los sepulcros, etc. 366 En el Ms. Laud. Misc. 649, f.51 de la Bodleian Library de Oxford. 367 Se conserva en el Ms. Ashmole 804 de la Bodleian Library. 368 Bodelian Library, r.45. 172 Sin embargo, Martín de Riquer advierte del peligro de estas descripciones, ya que sus autores a veces fantaseaban con los blasones de los personajes que describían en sus obras. Es el caso de los escudos de Guilhem de Poitiers y de Alfonso II de Aragón, descritos de forma fantasiosa en los cancioneros provenzales369. La inclusión de las obras históricas y literarias dentro del concepto de armoriales no es unánime, pues la relación de armas puede ser para algunos una parte inseparable de la obra literaria, no gozando de personalidad propia. Mientras que para otros autores estas relaciones se pueden interpretar como un armorial que debe ser objeto de un tratamiento individualizado aparte de la obra en la que está incluso370. Los autores de obras históricas o literarias pensaron que representando los emblemas de los personajes de los cuales trataban facilitarían su conocimiento a los lectores, a la vez que identificaban a estos personajes con sus sucesores reales o ficticios. Surgen así los blasones pintados en los márgenes de las crónicas como las ya citadas de Mateo Paris, el Chansonnair du roi o el Bréviaire de Peterbourg. Otro tipo de armoriales representados dentro de textos literarios se encuentran en las obras poéticas con descripciones de blasones: El torneo de Chauvency, El sitio de Caerlaverock (en este poema se cuenta el asalto al castillo por Eduardo I en 1300), el Roman del castellano de Coucy y la dama de Fayel escrito en el reinado de Felipe el Hermoso y el Torneo de Nantes de Conrad Wurzbourg, en los cuales podemos encontrar blasonamientos de personajes reales de su época. El poema del Torneo de Chauvency de Jacques Bretel es probablemente la representación de armas más famosa dentro de una obra literaria. En él se relatan los sucesos del torneo celebrado en octubre de 1285. El poema contiene tal cantidad de blasones que Ménestrier lo consideró como el primer listado de armas 369 Riquer, Martín de, “La heráldica y los trovadores”, en Caballeros medievales y sus armas, Madrid, 1999, p. 274. 370 Para conocer más sobre las diferentes posturas existentes en este debate, tanto a favor, la de un tratamiento conjunto defendida por Anthony Wagner y G.J. Brault o de la de un tratamiento individualizado de la relación de armas defendida por Paul Adam Even, consultar la obra citada de Jean-Bernard Vaivre. 173 heráldicas371. El manuscrito más antiguo conservado de esta obra es del siglo XIV, según E. Faral, en su obra Les jongleurs en France (París, 1910), su autor fue un heraldo, según afirma Delbouille y el llamado Brucant, rey de heraldos, colaboró con el autor 372. III.3.2. Los tratados del blasón Los tratados del blasón son el segundo subgénero cuyo contenido está íntegramente dedicado a los emblemas heráldicos. Este tipo de obras surge al intentar normalizar y reglamentar el uso de estos emblemas, que en el siglo XIV ya se encuentra extendido por todo el continente europeo y entre todos los sectores de la sociedad. De insigniis et armis El primer tratado conservado que estudia los blasones de modo independiente es una breve obra de fines del siglo XIII titulada De heraudie373 Pero, sin duda, la obra que marca el inicio de la heráldica como disciplina es el tratado De insigniis et armis, del jurista Bartolo de Sassoferrato, escrito alrededor de 1359. Bartolo fue uno de los principales representantes de la llamada escuela de los comentaristas y sus obras más notables estuvieron dedicadas a glosar los grandes repertorios legales clásicos374. Bartolo tuvo unos orígenes no nobles, siendo hijo de un campesino acomodado375. Según Calaos, este hecho marcó su mentalidad y su obra, en la que siempre defendió el ascenso de los hombres por su 371 Menestrier, F., Le veritable art du blazon et l’orige des armoires, Lyon, 1671, pp. 16-19. 372 Delbouillw, M., Jacques bretel, le tournoi de Chauvency.Liège, 1932. 373 Sobre los comienzos de los tratados del blasón véase Dean, R.J., An early treatise oon heraldry in anglo-norman, Hayward, 1967. 374 Algunos de estos textos son: Lectura super Digesto Veteri, Lectura super Digesto Infortatio, Lectura super Secunda Parte Digesti, Lectura super Digesto Novo, Lectura super Codice, Repetitiones al Digesto, Repetitiones al Codice, Quaestiones y sus Tractatus. 375 Il padre si chiamava Francesco,: ma ricorre nei documenti, dal diploma di dottorato e dal testmaneto di Bartolo ad altri atticoi diminutivi di “ceccus” o “Ciccus”; sembra sia stato un campagnolo benestante, ma non sono sufficienti a provarlo né un atto di vendita di tre mucche né l’atto di compera di un pezzo di terra. La madre si chiamava Santa (Calasso, Francesco, Bartolo da Sassoferrato, Roma, [1965], p. 5). 174 valía antes que por su cuna376. El otro aspecto a destacar en su pensamiento fue la firme defensa de la autoridad imperial, encarnada por su patrón Carlos IV. Dentro de sus Tratados377 se encuentra De insigniis et armis. Esta obra ha sido reconocida por todos los tratadistas como la base de donde parte la mayoría de la reglamentación sobre los emblemas heráldicos y su uso. Se la ha considerado como “la primera sistematización heráldica”378, también se ha dicho que en ella se encuentra “la institución de los principios básicos de la heráldica como la libre adopción y el libre uso de armas“379. El tratado De insigniis et armis vino a llenar el vacío normativo que existía en el uso de emblemas heráldicos. Pues recordemos que la heráldica, como otras muchas actividades humanas, había ido originándose espontáneamente y carecía de una normativa que regulara tanto su adopción como su uso. La obra de Bartolo pronto se convirtió en la ordenación legal básica para la utilización de la heráldica, estableciendo unos principios que el mundo de la emblemática heráldica seguirá a partir de entonces. El texto, en latín o traducido a las lenguas nacionales, marcó las pautas a seguir en aspectos fundamentales: las diferentes tipologías de las armas, las posibilidades de asunción de éstas y la manera de representación y disposición de los emblemas dentro de los campos. El propio autor en una breve introducción explica la finalidad del tratado: Conviene a saber, si sea líçito traer las semejantes sennales e armas. Et puesto que en alguna 376 Ibidem., p. 9. 377 Otros tratados de Bartolo fueron: De alimentis, De carceribus, De citatione, De donstituo, De arbitris, De excommunicationibus, De guelphis et ghibellinis, De iurisdictione. 378 Pastoreau, Michel, Les armoiries, p.21. 379 Ibidem, p. 36. 175 manna sea líçito e permiso, es de saber en que manera se deuen pintar e traer 380. La obra establece de esta manera dos campos temáticos en la reglamentación del blasón. Uno, de contenido ideológico, que trata sobre los tipos de emblemas que existen, cuándo, quién y de qué manera se deben usar y transmitir estos emblemas. Y basado en lo expuesto en éste, un segundo en el que regula lo sobre su representación en los diferentes soportes. Estos planteamientos temáticos sirven a su vez al autor para dividir formalmente el tratado en dos partes. Un primer bloque de contenido teórico sobre el uso de los emblemas, en el cual Bartolo va regulando sucesivamente su tipología, su asunción y su transmisión. Este apartado es seguido de un segundo bloque de contenido práctico en el que se aborda el tema de la representación de las armerías. En la primera parte Bartolo comienza la exposición describiendo los tipos de armas, que son: armas de dignidad o de oficio y armas de privados. Las primeras, las armas de oficio, sólo pueden llevarlas las personas que ostentan un determinado cargo o una dignidad que las lleve aparejadas. Entre las armas de dignidad, se incluyen, los emblemas de diferentes dignidades y oficios no identificados con ningún territorio en particular, caso de los cargos de almirantes, los condestables, etc. Bartolo contempla además bajo esta denominación las armas de dignidades nobiliarias, estableciendo de modo 380 Bartolo de Sassoferrato, Biblioteca Nacional de Madrid (Ms. Res. 125, f.1v). Hemos optado por realizar las citas de este tratado en castellano por parecernos esto más indicado para los fines de este trabajo dado que de esta forma se ofrece el texto tal y como lo conocieron la gran mayoría de los lectores de la Castilla del siglo XV. Entre las dos traducciones conservadas de la época, la de Luis Bachiller y la de Juan Álvarez de Toledo, hemos elegido la realizada por el primero por su claridad expositiva, su solidez textual y el prestigio de su autor (ambas se incluyen íntegras como apéndices textuales al final del estudio). No obstante, en los casos en que lo hemos creído conveniente por alguna diferencia significativa acompañaremos en nota el texto en latín de la edición de Taurin de 1582. Primo an hoc sit licitum, & eo casu quo est licitum, qualiter sint pingenda & portanda (“Tractatus de insigniis et armis”, en Consilia, quaestiones et tractatus, [s.l.], 1589, f. 152). 176 reglamentado lo que ya eran las primitivas armas territoriales de los reinos, condados y otros dominios, ostentadas por sus titulares, convertidas en armas de la persona que ejerce la representación de éstos. Estas armas, como hemos visto a lo largo de la historia de la emblemática heráldica, pasarán muchas veces a los linajes y se conservarán aunque ya no ejercieran potestad alguna sobre los territorios, o también se convertirán en armas de pretensión para personas y linajes que reclamen para ellos la titularidad de alguna dignidad. Digo que algunas sennales son sennales de dignidat o oficio asý como las sennales de la perconsularia o de los embaxadores como se nota en la ley primera del oficio proconsulatis en el Digesto, título de la división de las cosas, la ley que comenta sallir asý com vemos ay en las sennales que traen los obispos e aquestas sennales tales puede traer cada uno que aquella dignidad tiene por las leyes sobredichas e a otros algunos no les conviene traer, aquel que las trae non seyendo aquella dignidad encurre en crimen de falso381. El segundo tipo de armas que contempla el tratadista son las llamadas armas privadas o emblemas pertenecientes a individuos singulares, las cuales pueden ser adquiridas por sus titulares de diferentes maneras: - Las armas dadas por el príncipe, caso en el que se encuentra el propio Bartolo. Siendo el escudo que otorgó el emperador al italiano el león de Linbourg sobre campo de oro en lugar de plata. Vemos cómo el emperador puede dar este emblema propio a su consejero como una 381Ibidem., f. 2. Circa quod dico, quod quaedam sunt insignia dignitatis, vel officii, ut insignia proconsularia, & legatorum, ut L. 1. ff. de off. procons. & leg. & de rer. diui. L. sanctum. sicut de facto videmus hodie insignia episcoporum & ista potest portae quilibet habens illam dignitatem d. L. 1. aliis autem portare non licet, imo portans incurreret crimen falsi, ut ff. de falsis L. eos. & ideo puto, quod ille portat insignia doctoratus, cum non sit doctor, teneatur illa poena (Consilia, quaestiones …, f. 152). 177 distinción especial al ser parte de las armas de territorios imperiales.382 Éstas son las que, según Bartolo, tienen primacía sobre el resto, representan la ascensión merecida de algunas personas por méritos propios que son reconocidos por el soberano, los cuales no tienen porqué ser necesariamente de carácter militar. Otras son sennales e armas de otros onmes privados e populares, e de aquestos unos son fallados que tienen sennales las quales las traen por concesión del emperador o del rey, como ya ví darlas a muchos por el muy esclarecido Carlos quarto, príncipe emperador de los romanos e rey de Bohemia, en entonces me conçedió entre otros seyendo su consiliario e de su consejo, que no todos otros de mi linaje traxiesemos383 . - Las armas también pueden ser asumidas por libre adopción del que será su titular o, dicho de la forma que será corriente en Castilla, “tomadas por uno mismo”. Este tipo de armas son el resultado de la libertad de cualquier persona, sea noble o no, para poder crear su propio emblema heráldico: Se pueden traer otros son armas o sennales que alguno tomo por su propia actoridat e esto es de ver sy se puede fazer. Et pienso questa bien asy como los nombres fueron fallados para conosçer los onmes como se lee en el Codigo en 382 Galbreath, D.L.Op. cit., p. 54, Véase además: Hauptmann, A. Bartoli a Saxo Ferrato. Tractatus de insigniis et armis, Bonn, 1883, pp.1-3. 383 Bartolo,Op. cit., f.1. Arma et insignia quae portant ex concessione imperatoris, ut alterius domini, ut vidi concedi multis a serenissimo principe Carolo 4. Romanorum Imperatore nec non Rege Bohemie, & mihi tunc consiliario eius concessit inter caetera ut go & caeteri de agnatione mea leonem rubeum com caudis duabus in campo aureo portaremus (Consilia, quaestiones …, f. 152). 178 el titulo de los siervos que son fechos libres. Asý las tales sennales pertenesce a cada uno traerlas e pintarlas en lo suyo, pero no en lo ageno, como se nota en el Código en el título que a ninguno no convenga vengarse por su propia actoridad 384. Una vez descrita la tipología de las armas, el autor pasa a comentar posibles casos de conflicto que pueden acaecer en el uso de los emblemas. Para lo cual utiliza el método de poner un ejemplo práctico en el que se pueda reflejar con claridad la solución que a continuación recomienda. La primera cuestión es el problema de la repetición de las armas, es decir, los conflictos que se presentan al coincidir dos emblemas iguales. Para argumentar la solución de este asunto Bartolo pone varios ejemplos, entre ellos el de dos caballeros, uno alemán y otro italiano que ven coincidir sus armas en una peregrinación del primero a Roma. Este problema no debía de representar un caso extraño, sino más bien frecuente, teniendo en cuenta lo limitado de las figuras y composiciones heráldicas. Vemos cómo se aparece también en la literatura española donde se cambia el ejemplo por otro más conocido y ya presente en la historiografía castellana, es el relato de la anécdota de Garçi Pérez de Vargas en el cerco de Sevilla en la Primera Crónica General385, anécdota que también recoge Hernández de Mendoza en su tratado. La repetición en las armas es un tema que abordan casi todos los tratadistas desde Bouvet a Mexía, tomando para su resolución el ejemplo de Bartolo con variaciones en las nacionalidades de los titulares de las armas. Para resolver el problema surgido de la coincidencia de armas, Bartolo realiza las siguientes recomendaciones. Aconseja establecer la prohibición legal de coincidencia de armas cuando se perjudique al otro titular por mala 384 Ibidem, f.3r. Sed quaero, unus portat certa arma, vel insignia alius vult portare eadem, an licet, vel prohiberi possit. Videtur, quod possit portare: quia quilibet potest sumere nomen alterius, si vero nominis de leg. L. 1 cum filius (Consilia, quaestiones …, f. 152). 385 Crónicas de los reyes de Castilla, Madrid, 1953, p. 762-763. 179 fama o falta de honradez de uno de los posesores. En el caso del ejemplo, no las prohíbe, pues cuando son de caballeros de reinos distantes, no puede haber perjuicio. En caso de duda entre dos portadores de armas similares, prevalecerán siempre las armas dadas por el príncipe por las siguientes razones: Lo primero, porque es cosa de mayor nobleza, asý como dezimos en el tastamento que es fecho delante del prínçipe,[...] Lo segundo, que aquel que las trae por conçesión del prínçipe non podría ser por otro defendido que las non troxiese, [...] E lo terçero, porque sy dos tomasen unas mismas armas e unas mismas sennales, e non pudiese virificarse la paridat o posterioridat dellas, sería preferido aquel que las ovo del prínçipe,[...] Lo quarto, porque si fuesen en la batalla o en otro lugar e fuese questión quien deuía preçeder o yr adelante, preçeder deuen aquellas armas que fueron dadas o conçesas por el prínçipe386. El siguiente aspecto a tratar es la sucesión o transmisión de armas iguales dentro del mismo linaje, las cuales no pueden transmitirse a parientes políticos, e incluso Bartolo opina que no deberían transmitirse a bastardos. Pero afirma que esto por costumbre se hace y, para este caso el autor aconseja el uso de la brisura: 386 Ibidem, f.4. Primo qua est maioris dignitatis, sicut dicimus in testamento facto coram principe [...] Secundo, quia non possunt ab alio prohiberi illa portare ... Tertio, quia si duo assumpserunt eadem arma, seu euadem insignia, nec de prioritate, nec de posteritate appareret, praefertur ille quia a principe habuit [...] Quarto, quia si esset in exercitu, uel alio loco, & quaereretur quis deberet precere, debent praeferri illius arma que a principe sunt concessa (Consilia, quaestiones …,f. 152). 180 Pero pregunto en que manera estas armas o sennales pasan a los sucesores, respondo, unas armas son de una casa o de un linaje e aquestas pasan a todos los que desçienden de aquel linaje, agora sean erederos del padre o del abuelo [...] no pueden ser asignadas a uno por partizión, et esto a los pariente trasversales o cunnados no pertenesce argumento de la dicha ley, de lo qual se inçide e salle otra question sy los bastardos o espuryos podrín traer tales armas, e paresce que non porque non son de familia nuestra de derecho [...] pero de costumbre en justicia se guarda lo contrario a la qual costumbre conviene que estemos pero algunas vezes acaesçe cosa mas allende porque sean disçernidas e apartado a de las otras lo qual se puede bien fazer asý como al nombre se pone sobrenombre porque un onme sea conosçido de otro 387 . Los últimos puntos tratados por Bartolo en esta primera parte son los dedicados de una manera general a la transmisión de otros tipos de emblemas, caso de los usados por las compañías comerciales, los de determinadas artes mecánicas y las marcas de fábrica de los artesanos. Lo que demuestra que la intención de Bartolo al escribir su tratado no es más que regular una materia que ya presentaba problemas en su uso, como los otros medios de distinción personal y de marca en el mundo comercial y artesanal. Las cuestiones que centran la segunda parte del tratado son la forma y lugares de representación de las armas. Este apartado comienza explicando cuales son los lugares apropiados para representar los emblemas. 387 Ibidem, f.6v. 181 En que manera las sennales o armas se an de pintar o enxerir o traer para lo qual es de saber que algunas veces las armas se traen en los pendones e pendonzillos, algunas vezes sobre las vestiduras de omme, algunas vezes en dos escudos, otras vezes en las cubiertas de los caballos, otras vezes en las cubiertas de las camas e algunas vezes en las paredes o en otros lugares estables o semejantes cosas388. A continuación, el tratado entra a explicar el origen de las figuras que se pueden representar en los escudos, sobre las cuales realiza una división en dos tipos: las que representan a algún ser vivo o cosa conocida (y que debe de seguir en lo posible a la naturaleza) y las que representan figuras abstractas, es decir, las derivadas de particiones y las piezas. Bartolo lleva a cabo aquí la primera división tipológica de las formas heráldicas: Cerca de lo qual es de saber que las sennales algunas vezes son tomadas de alguna cosa prexistente, asý como algunos toman algún animal o castillo o alguna flor o otra cosa semejante, algunas vezes estas sennales no se toman de cosa prexistente, antes son sennales symplificadas; conviene a saber variedad de algunos colores o ameytales que aquestos o algunas derechas o franxados o pendones o en otra semejante manera e algunas vezes mixtas mesclando de uno e de lo otro389. 388 Ibidem, f.8r. 389 Ibidem, f.8v. Circa quod sciendum est q. ista insignia quandoque summentur ex aliqua re existente, sed sunt signa simplicia, s. variationies quorundam colorum, vel per dimidia, vel quarteria, vel per aliquas rectas transuertas, vel similes: quandoque mistum ex otroque (Consilia, quaestiones …, f. 153). 182 El siguiente punto tratado por Bartolo es la manera de colocar las figuras dentro del campo delimitado para el emblema, para lo cual se basa en lo que podríamos llamar sus dos principios básicos en materia formal: - Se debe intentar que las representaciones sigan lo más fielmente posible a la naturaleza. - Es necesario que las propias figuras queden representadas mostrándose en su manera más noble, para lo cual elabora preceptos a seguir en cada caso: Lo qual digo, que toda arte quiere semejar o paresçer a la naturaleza en quanto puede, onde digo que estas sennales deven ser fechas segund el ser e natura de la cosa que es figurada, e non en otra manna390 . Pero dúbdase en que manna los tales animales deven ser pintados, sy serán pyntados que esten derechos, o asý como sy andoviesen llanos por tierra, e en que manna. Respondo, los sobredichos animales deven ser pyntados en el más noble acto dellos, e en el acto en que más estienden sus fuerças e vigores391. Al tratar sobre la manera de representar las figuras o muebles dentro del campo del lugar donde se inscriban los emblemas, Bartolo de Sassoferrato no sólo expone en el tratado sus ideas propias. La obra viene a regular algunos principios ya utilizados en las representaciones heráldicas por costumbre desde tiempos muy anteriores, caso de pintar las figuras mirando hacia la derecha del campo aunque 390 Ibidem., f.9r. Ad quo dico que ars imitatur naturam, in quam potest, unde ista insignia debent esse secundum naturam rei que figurant & […] non sunt liberi. (Consilia, quaestiones … f. 153). 391 Ibidem., f. 9 v. Sed dubitatur qualiter dicta animalia debent designari, utrum quasi stent recta, an quasi per terram plane ambulent, vel quo modo? Rn. dicta animalia debent designari de nobili actu eorum, & et quo magis suum vigorem ostendant. (Consilia, quaestiones …, f. 153) 183 esto implique la izquierda del espectador; o que las figuras representadas en pendones deben mirar al mástil de estos, por ambos lados, salvo las representadas en las trompetas, las cuales deben orientarse en paralelo a la trompeta cuando esta se halla en posición horizontal, siempre mirando hacia la boca del instrumento. La nobleza de las representaciones es, según Bartolo, el factor que prima a la hora de anteponer figuras y esmaltes en las composiciones de los emblemas. Las figuras humanas se han de situar en el lugar y con la actitud más apropiada a su estado y las representaciones de animales se han de realizar de la manera más noble o propia de su especie. En los emblemas que incluyan particiones, éstas se han de colocar comenzando por arriba, situando los esmaltes más nobles a la derecha de la composición. Sobre los grados de nobleza de los metales y colores, cuestión a la que Bartolo otorga una gran importancia392, expone como ésta puede graduarse de dos maneras según unos principios diferentes. Sobre la primera forma basa su exposición en que cada color es más o menos noble según lo que representa, ofreciendo así la gradación, desde el oro, siguiendo al púrpura, azul, etc. La segunda manera, asigna a los propios colores un grado propio de nobleza, éstos serán más nobles según sea mayor su proximidad a la claridad, símbolo de la bondad, frente a la oscuridad, símbolo de las tinieblas. Estos principios establecidos con carácter general son aplicables para la representación de emblemas heráldicos en todos los lugares posibles: vestiduras, escudos, cubiertas de caballos, cobertores de camas, paredes, doseles y techumbres. Las fuentes seguidas por Bartolo para realizar su sistematización, fueron algunas de las utilizadas generalmente por la escuela de los comentaristas, en la 392 Este aspecto podría interpretarse como el inicio del simbolismo de los esmaltes en la tratadística heráldica, que será continuado por casi todos los autores, si bien el impulso definitivo a esta interpretación aparece en el siglo siguiente con autores como Prinsault y Sicilia. 184 que se puede encuadrar al autor italiano. Son principalmente el Digesto y las Decretales, a las que hay que añadir los usos del derecho común aplicables en otras situaciones. Si bien, en lo que se refiere a los aspectos representativos, sus fuentes fueron la propia lógica compositiva y, sobre todo, la tradición de blasonar, ya arraigada en la época, que se puede apreciar en las representaciones heráldicas desde sus primeros tiempos. . Así mismo, en el texto de Bartolo subyacen los puntos básicos de la teoría expuesta en otro de sus tratados titulado De Nobilitate, cuyos principios son aplicados a los usos heráldicos. En dicha obra viene a expresar la primacía de la nobleza adquirida por los méritos reconocidos por el príncipe, frente a la rancia nobleza de linaje. Bartolo es reconocido como uno de los principales teóricos de la idea del reforzamiento del poder real frente a la nobleza, la cual se va a empezar a extender por la Europa bajomedieval. Basándose en este principio establece que siempre se dará primacía a las armas concedidas por el príncipe frente a las armas adquiridas por otros medios. El tratadista italiano establece para la emblemática heráldica dos tipos de criterios. Los primeros regulan el uso y la transmisión de armas. Algunos de éstos serán discutidos por los teóricos de los siglos siguientes en aspectos tales como su apertura a la libre adopción, que era en sí una apertura a la nobleza misma para los hombres de bajo linaje. Bartolo eleva al reconocimiento legal lo que eran los usos heráldicos en Europa desde hacía un siglo, la libre adopción de armas, las cuales eran un signo de identificación, no ya solamente una marca de reconocimiento en el combate. El segundo tipo de criterios recogidos por Bartolo son los de índole formal, los cuales regulan la sistematización lógica de las formas de representación de los emblemas en los diversos soportes, si bien, el autor ya incluye en ellos ciertos elementos simbólicos. Estos criterios seguirán casi 185 inmutables en todos los tratados de heráldica, que mantienen su filosofía a la hora de blasonar, al representar a los animales en las diferentes actitudes y en la orientación en la que se deben representar según el tipo de soportes. Bartolo y su influencia en la Castilla bajomedieval La influencia de Bartolo en toda Europa y en especial en España fue muy importante, sobre todo en la época en la que comienzan a emerger dentro del panorama político y administrativo hombres que defienden la primacía del poder real frente a la nobleza de sangre y que, desde luego, no figuran entre los componentes de los grandes linajes. Además, durante este periodo la tratadística sobre temática heráldica adquiere una importancia propia, hecho que sucede bien entrado el siglo XV. El tratado De insigniis et armis es citado, bien para apoyar argumentos sobre uso y representación de emblemas, o bien para rebatirlos, según el caso, por parte de casi todos los escritores de la época: Valera, Mexía, Alonso de Torres o Rodríguez de la Cámara. Sin embargo, pese a esta influencia, sólo se han localizado dos traducciones al castellano del tratado. Esta cuestión ha sido objeto de debate. De ahí que convenga considerar realizar un inciso en el discurrir general del capítulo, en el cual podamos aportar algunas aclaraciones que puedan ser útiles en el estudio de esta cuestión. El ejemplar donde se localiza el tratado de De insigniis et armis traducido al castellano de forma más completa es el que está incluido en un códice facticio que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, con signatura Ms.Res. 125. En éste el texto aparece junto con otras obras, la mayoría de carácter heráldico-nobiliario como son: la Cadira de honor de Juan Rodríguez de la Cámara, el Tratado de las condiciones requeridas para ser un buen heraldo de 186 armas, el Relato de la ceremonia de concesión del marquesado de Santillana a Iñigo López de Mendoza, el Tratado de los rieptos y desafíos o de las armas y el Ceremonial de príncipes de Mosén Diego de Valera y el Tratado de los gualardones del protonotario Juan de Lucena393. Este ejemplar, sin duda un volumen con una muy cuidada selección de obras de temática nobiliaria y, en especial, la traducción del De insigniis et armis, ha sido el centro de la polémica, de la cual juzgamos necesario hacer una breve relación de las opiniones que se han vertido especialmente sobre su dedicatoria original. Para su primer estudioso, Mario Schiff, la obra fue dedicada y estuvo en posesión del primer marqués de Santillana, don Íñigo López de Mendoza y así lo hace constar en su magnífico estudio sobre la biblioteca del marqués394. También es de esta opinión Ángel Gómez Moreno para quien, casi sin duda, este libro fue propiedad de este magnate395. Estos investigadores presentaron los siguientes argumentos que respaldaban esa teoría, comenzando por su propia localización en el fondo bibliográfico de Osuna-Infantado. Otros eran: el hecho de que el marqués fuera persona aficionada a la literatura caballeresca y a la heráldica, pues se hizo traducir el Arbre des batailles de Honoré de Bouvet396 por Antón Zorita y también poseía la traducción de Plutarco titulada De toda la condición de nobleza, realizada por Carlos de Viana397; que don Íñigo fuera uno de los protagonistas de la famosa Questión presentada al obispo Cartagena, en la que además el propio Mendoza expresa que ha leído el Tratado de caballería de Leonardo Bruni 393 Un estudio más pormenorizado se encuentra en Mario Schiff, La bibliothèque du marquis de Santillane, París, 1905, pp.226-239. 394 Aunque de un tiempo a esta parte se han apreciado algunos errores en la relación de obras que analizó Schiff, su trabajo sigue siendo, junto al de Amador de los Ríos y al de Mario Penna, uno de los mejores estudios biobibliográficos del marqués de Santillana. 395 Santillana, Íñigo López de Mendoza, marqués de, Obras completas. Ed. de Ángel Gómez Moreno, Madrid, 1988, p. XXIX. 396 BN. Ms. 10.203 y B Esc. h.II.19. La traducción de Zorita comienza así: Al muy noble e egregio baron el señor Ýnygo López de Mendoça, señor de la Vega. Antón Çorita muy pequenno servidor de la vuestra muy noble señoría. 397 Santillana, Íñigo López de Mendoza, marqués de, Op. cit., p. XXVIII. 187 d’Arezzo y a quien la propia respuesta de Cartagena reconoce como profesor excelente en la re militar398. Como complemento a estos argumentos se puede añadir otro testimonio sobre el conocimiento de los emblemas del marqués en el relato plagado de motivos heráldicos que realiza sobre la descripción de las insignias militares en su Comedieta de Ponça que dice lo siguiente: Un fuerte castillo, e su finestraje e puertas obrado de maçonería, de çafir de Oriente, que a todo visaje, mirándolo fixo, retroçedería; e quatro leones en torno diría de neta matista, fieros e rompientes. Pues, lector discreto, sy d’esto algo sientes, recordarte deve su genealogía La segunda tarja de un balxo aridnete era e de amarilla gema pomelada, cuyo nonbre dixe no táçitamente; e cada qual poma con nudos ligada, de verde carbunclo, al medio esmaltada. La terçera e quarta castillo e león eran a quarteles, e dexo el blasón ca nuestra materia non es començada399. Sobre la dedicatoria del tratado de Bartolo, en la cual el traductor, que para Schiff no es otro que Luis Bachiller o Ludovicus Bachalareus, relata que su señor lee un libro en el que está dibujado un emblema de una jarra con flores, que 398 Ibidem, p. 418. 399 Ibidem, p. 166. 188 es el suyo. Schiff habla de la posibilidad de que el marqués fuera miembro de la Orden de la Jarra y la divisa que se menciona fuera esa. Por último, estas argumentaciones tienen otra base probatoria en la existencia de una glosa en el texto en la cual se cita un comentario del marqués sobre el escudo del propio Bartolo. Sin embargo, sobre esta traducción se ha planteado recientemente otra posibilidad. Rodríguez Velasco en su monografía citada sobre la caballería en Castilla esboza una hipótesis que se cristaliza en un posterior artículo400, en el cual afirma que el destinatario de la traducción no es Santillana, sino Pedro Núñez de Toledo. Los argumentos que esgrime este investigador son los siguientes: - El tratamiento dado en la glosa al marqués es el de magnífico señor, mientras que en el colofón es de merced, luego uno y otro no serían la misma persona. - Las armas de Santillana no eran ésas y como divisa sólo utilizó la divisa del helmete. - Las armas de la Jarra y las azucenas, o lirios, son de Pedro Núñez de Toledo (para lo que se basa en la descripción de Alonso de Torres editada por Riquer)401. Luego para este investigador el destinatario de la traducción no sería otro que Núñez de Toledo. Así mismo, Rodríguez Velasco reconoce ciertas lagunas en su teoría: - La existencia de otra traducción de la misma obra hecha por Juan Álvarez de Toledo sobrino de Pedro Núñez de Toledo y dedicada a éste, con lo que existiría una duplicidad de traducciones de la misma obra para el mismo destinatario. 400 “El Tractatus de insigniis et armis de Bartolo y su influencia en Europa”, Emblemata, n. 2 (1996), pp.35-70 401 Riquer, Martín de, Heráldica castellana ..., p. 217 189 - La mención a la actividad militar de la persona a la que está dedicada la obra, dato que según Rodríguez Velasco no cuadra con la personalidad de Pedro Núñez de Toledo. Nuestro punto de vista sobre este asunto es el siguiente. En líneas generales y salvando estas lagunas, los argumentos de Rodríguez Velasco parecen razonables, no obstante, están también sujetos a ciertas puntualizaciones. - El uso de la divisa de la Jarra bien pudo ser del marqués. Primero, porque es bastante lógico que el de Santillana fuera miembro de la citada orden, ya que Zurita apunta su presencia en la coronación de Fernando de Antequera y, segundo, por su propio status dentro de la nobleza castellana. Ciertamente, fue una de las figuras más destacadas de la política y la sociedad de la época. También hay que señalar, respecto al uso de la divisa, que no es un caso extraño, ni mucho menos el primero, de utilización de varias divisas diferentes por un mismo titular. E incluso conviene plantear el hecho de que desconozcamos algunas divisas utilizadas por personajes famosos de modo más o menos ocasional, tal es el caso de las usadas en el torneo de Valladolid por el propio emperador Carlos y otros notables españoles y extranjeros, hasta el momento inéditas. - Ave María no es un mote, como afirma Velasco, sino una jaculatoria que llevaba el emblema de los de Vega con anterioridad a Iñigo López y que éste heredó de su madre, luego no se puede interpretar como lema personal del marqués. Por estas razones creemos no es muy fiable el utilizar estos argumentos sobre divisas para basar una refutación sobre la identificación de la traducción. Otro punto a debate es el de la datación. Al estar redactada en presente la cita del marqués, la traducción, como dice Rodríguez Velasco, se debió de hacer entre 1445 y 1458. Pero, aunque como afirma este investigador, Pedro Núñez 190 fuera escribano de cámara de 1446 a 1451, en esas fechas y teniendo en cuenta que murió en 1503, es difícil que tuviera aun la importancia personal como para tener traductores a su servicio y realizar encargos de este tipo. Además, como explicaremos en el capítulo dedicado a los contenidos históricos del Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, la relevancia de este personaje no se da, por lo menos, hasta una docena de años después. Vemos como la teoría elaborada por Velasco tiene estas lagunas, aunque también es oportuno señalar que existen otros aspectos que pueden reforzar su tesis y que el mismo investigador pasa por alto. Primero, en la Real Biblioteca de Madrid existe un libro dedicado a un Pedro Núñez de Toledo en el que figuran sus armas, que son como las descritas en la traducción402. Segundo, la actividad militar de Pedro Núñez no brilla por su ausencia tal y como afirma Rodríguez, pues participó de manera muy activa en las guerras civiles del inicio del reinado de los Reyes Católicos y más tangencialmente en la de Granada403. Como conclusión, ante esta falta de certidumbre en la atribución de destinatario de la traducción de Bartolo, nuestra opinión, que no consideramos de momento definitiva, es argumentar la existencia de otra tercera posibilidad. Se podría pensar que el destinatario de esta obra fue Alonso Álvarez de Toledo, padre de Pedro Núñez. Para tal aseveración nos basamos en los siguientes razonamientos: 402 Si bien, es posible que fuera dedicado a su nieto del mismo nombre, pero en todo caso el emblema es similar. Se trata de un ejemplar del Libro de Armería de Diego Hernández de Mendoza, del que luego daremos más extensa referencia. 403 Véanse Ladero Quesada, Miguel Ángel, Castilla y la conquista del reino de Granada, Granada, 1987, y Sáez, Carlos y Cortés, Salvador, “Dos documentos desconocidos de los Reyes Católicos. La conquista de Madrid por el duque del Infantado en 1476”, Wad-Al-Hayara: revista de la Institución Provincial de cultura “Marqués de Santillana”, n. 11(1984), pp. 339-343. 191 Alonso Álvarez fue el primero que usó la divisa de la jarra y las azucenas como emblema familiar, la cual no adoptó motu propio como parece afirmar Rodríguez, sino que fue otorgada por Juan II como divisa, cosa que dice el traductor en el texto404. Las fechas de redacción de la traducción son significativamente más probables en Alonso Álvarez que en la vida de su hijo, pues es más lógico que de 1445 a 1458 la notoriedad y la pujanza económica fuera más del padre, contador mayor. Al tener Alonso Álvarez una traducción del tratado (el propio Rodríguez apunta a que ésta fue anterior a la realizada por Juan Álvarez) no es raro que el sobrino de Pedro Núñez de Toledo quisiera dedicarle otra a su tío, desconociendo la dedicada a su abuelo, o bien, queriendo imitar ésta. Estos argumentos no pretenden ser ni mucho menos definitivos, pero sí pensamos que pueden ser dignos de tenerse en cuenta a la hora de pensar en asignar un destinatario a la traducción castellana del De insigniis et armis. La otra traducción del tratado de Bartolo, ésta sí dedicada con certeza a Pedro Núñez de Toledo por su sobrino Juan Álvarez, se conserva en la Biblioteca Nacional, Ms. Res. 130. Si bien, es menos completa en sus contenidos y carece de prefacio405. En todo caso, tanto si la traducción fuera destinada a un Toledo, al padre o al hijo, la posesión de obras de temática heráldica por parte de personajes ascendidos desde bajos orígenes, es un hecho que viene a confirmar el uso de la heráldica como un elemento legitimador en la sociedad castellana de fines de la Edad Media. La presencia de la obra de Bartolo, bien en textos completos -en latín o en vernáculo- bien en citas, van a ser una constante en el mundo de la tratadística emblemática heráldica de la Baja Edad Media castellana. 404 El origen e historia de este linaje será tratado con más profundidad en otro capítulo de este mismo trabajo a la hora de realizar el estudio del contenido del Libro de armería de Hernández de Mendoza, texto en el cual aparecen amplias semblanzas de padre e hijo. 405 Schiff, Mario, Op. cit., p.231 192 Evolución de la tratadística del blasón europea Tras esta disgresión y retomando el tema específico que nos ocupa, trataremos sobre la materia central del capítulo, la evolución de la tratadística heráldica y, en particular, de los tratados del blasón. La obra de Bartolo significó una respuesta desde el campo de los juristas a las cuestiones surgidas en los usos habituales de la emblemática heráldica. A su sombra aparecen obras teóricas sobre las armerías, las cuales pretenden regular la totalidad de los aspectos que puedan concernir, tanto en fondo como en forma, al uso de los emblemas. Estas obras de contenido heráldico se encuentran dispuestas en los textos de tres maneras diferentes: a) Junto a recopilaciones de emblemas o armoriales. b) Incluidas dentro de tratados nobiliarios, caballerescos o militares. c) Como textos independientes que tratan solamente sobre normativa heráldica. a) Tratados heráldicos junto a recopilaciones de escudos o armoriales. Este tipo de escritos comenzó en el siglo XIV, entre ellos se puede situar la obra realizada por el heraldo Gueldres o Gelre, en el último cuarto del siglo406, donde ya se incluyen historias sobre el origen de algunos emblemas. Otros casos de tratados del blasón acompañados de armoriales en Europa son los de los armoriales de Gorrevod de 1442 y Valenciennes de 1543. En nuestro país este modelo mixto tiene su edad de oro a fines del siglo XV y comienzos del XVI con obras como los Blasones de Garci Alonso de 406 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Heraldos y reyes de armas en la corte de España, Madrid, 1993, p.14. 193 Torres, el Armorial de Steve Tamborino o el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. b) Tratados incluidos dentro de obras genéricas sobre nobleza, caballería y milicia El más notable de este tipo de textos es Arbre des batailles de Bouvet. También son relevantes el De officio militari de Nicholas Upton que data de mediados del XV y algunas de las principales obras españolas: el Nobiliario vero de Mexía, la Cadira de Honor de Rodríguez de la Cámara o el Espejo de verdadera nobleza de Diego de Valera. Dentro de esta categoría, sin duda el tratado más famoso es, como afirmábamos supra, el Arbre des batailles, de Honoré de Bonet o Bouvet, nacido aproximadamente en 1349, quien fue prior de Selonnet y consejero de Carlos VI de Francia, a quien está dedicada el texto407. Esta obra fue uno de los más famosos tratados jurídicos sobre derecho de guerra y más precisamente sobre los desafíos y combates singulares. El texto, escrito en forma de diálogo en preguntas y respuestas, consta de cuatro partes. En la primera se habla de los ataques contra la Iglesia por los distintos cismas y herejías desde el comienzo del cristianismo. En la segunda parte relata la historia y caída de los antiguos reinos de Babilonia, Macedonia, Cartago y Roma. Las partes tercera y la cuarta son ya de contenido propio de la temática caballeresca. El autor comienza en la tercera parte exponiendo el tema de la guerra en sus conceptos generales, para seguir con la explicación de los diferentes tipos de batallas. Bouvet empieza la última parte con una justificación del batallar, que a su juicio está en la propia naturaleza celeste. Reconoce las batallas como un medio de defender el derecho y establece las normas para los combates; presenta el derecho de guerra mediante la exposición de los casos prácticos que pueden ocurrir al caballero: 407 En el Ms. 9079 de la Bibliothèque Albert I de Bruselas, aparece una miniatura que representa al propio autor ofreciéndole el libro a su rey. 194 Si el arnés prestado perdido en batalla deve de ser tornado, si puedo justamente defender a un vecino por armas si él me lo requiere, si un hombre de armas va en guerra por robar si deve aver sueldo, como se deben partir las cosas ganadas en batalla, si la batalla se deve fazer en día de fiesta, etc. El último bloque temático de esta cuarta parte es el que Bouvet dedica en parte a los emblemas heráldicos. En este apartado el autor aplica las tesis de Bartolo sobre los tipos de emblemas, entre los que cita las armas de dignidad que representan al titular de ésta y sólo él puede ostentarlas: el águila al emperador, la flor de lis al rey de Francia, etc.; mientras que los parientes de los que ostentan estas dignidades deben llevar las armas brisadas. Las armas también deben de representar al titular del oficio poniendo los ejemplos de los capitularios de Toulouse o los cónsules de Montpellier. En el asunto de las armas individuales que se traen por herencia, al haber sido tomadas por un antepasado o otorgadas por el rey, Bouvet se aparta levemente de las doctrinas de Bartolo, pues admitiendo la adopción libre de las armas, otorga una mayor importancia a los que las llevan por sucesión. El autor dedica el segundo y el tercer debate a plantear los casos en que se restringen las armas de libre adopción. Así, limita ésta a los casos en que no haya repetición, pues difiriendo del ejemplo expuesto por Bartolo, se puede repetir el nombre en un mismo lugar, pero no las armas, éstas sólo pueden ser similares cuando sus titulares sean originarios de reinos distantes. En la segunda parte de este apartado se siguen de forma resumida las pautas de Bartolo en la composición de los emblemas y en las causas de la preeminencia de los colores según su nobleza. Para Bouvet éstas son las mismas que para el doctor italiano, es decir, su naturaleza y lo que representan. Si bien, se extiende más en profundizar en ejemplos sobre los orígenes de esta preeminencia. 195 El orden de los colores también es el mismo que el expuesto por Bartolo, comenzando por el más notable, el oro, pasando sucesivamente por el rojo, el azul, el blanco hasta el negro. Las descripciones de los esmaltes se realizan recurriendo a los simbolismos representativos de cada uno, desde el sol para el oro a la tierra para el negro. Dejando finiquitada la parte dedicada a los emblemas heráldicos el tratado finaliza con unos breves capítulos en los que trata sobre los combates en campo cerrado y ofrece unos consejos a los gobernantes. La obra de Bouvet fue muy popular durante toda la Baja Edad Media, de ella se hicieron multitud de copias por todos los reinos occidentales408, pudiendo considerársele, tras Bartolo, como el principal de los tratadistas teóricos dedicados a la reglamentación de la emblemática heráldica desde el campo de la jurisprudencia. c) Tratados que se presentan de una manera independiente Estas obras intentan regular en los planos formal e ideológico el mundo de los emblemas heráldicos, como lo hizo el propio De insigniis et armis. Entre ellas se encuentran el Traité de blasón de Seigneur Boncurt de Mammet, flamenco de fines del siglo XV y comienzos del XVI, en el que ya aparecen definidos los elementos clásicos de los tratados del blasón en la Edad Moderna: exposición de los orígenes de las armas, los soportes, los esmaltes, las particiones, las brisuras, el derecho de armas, las armas femeninas y la figura de los oficiales de armas. 408 Solamente consultando el catálogo de la Bibliothèque Nationale de Paris se pueden encontrar más de treinta copias del siglo XV. 196 Entre este tipo de obras encontramos las de tratadistas notables como fueron Clement Prinsault, autor del Blason d’armes y Jean Courtois, sin duda el heraldo más famoso de su tiempo. Courtois, nacido en Hainaut o Enghien y muerto en Mons en 1436 ó 1437, sirvió en sus comienzos como oficial de armas de Pedro de Luxemburgo, llamándose Enghien, pasando luego al servicio de Louis, duque de Anjou y por último fue nombrado rey de armas de Alfonso el Magnánimo, siendo el personaje que Martín de Riquer y Christiane van Den Bergen-Pantus identifican como el heraldo Sicilia. También sabemos de él que asistió a las negociaciones de Arras en 1435 y que fue autor de Nouvelle maniere de blasonner y del Blazon des couleurs, obra en la que se comienzan a elaborar los orígenes simbólicos y míticos de los colores heráldicos, adjudicándose a los troyanos la paternidad de los esmaltes y realizando las correspondencias que luego serán imitadas por otros autores, entre los esmaltes y las virtudes, los astros, las piedras y los días de la semana. Los autores que escribían tratados del blasón en los cuales se presentaban sus contenidos de una manera más ordenada suelen coincidir con los de los recogidos en tipos primero y tercero (acompañando a relaciones de armas y presentados de manera individual). Estos tratadistas estaban inmersos habitualmente en el mundo de los heraldos y oficiales de armas. Su objetivo al escribirlos era más de carácter práctico, no les interesaba tanto el profundizar en la relación entre la nobleza y la significación heroica de los emblemas heráldicos. Esta cuestión aparece más a menudo en los tratados del segundo apartado (incluidos en tratados de nobleza y caballería), los cuales estaban redactados por letrados y caballeros inmersos en el debate sobre el ascenso y prerrogativas de la caballería y la dignidad nobiliaria. En los últimos años de la Edad Media se siguieron escribiendo tratados del blasón con mayor o menor fortuna. Por ejemplo, el titulado Tractatus de armis de Johannes de Bado Aureo, escrito para la reina Ana de Bohemia, esposa de 197 Ricardo II de Inglaterra. Según E.J. Jones el autor fue en realidad John Trevor, obispo de Sant Asaph 409. Desde el siglo XVI hasta el XIX prosigue de una forma ya del todo artificiosa la redacción de tratados del blasón, con autores tan ilustres como Pierre Paillot, Claue François Ménestrier en Francia, o Antonio Agustín y el marqués de Avilés, con su Ciencia heroica del blasón, en España. Pero estos estudios, cada vez más cientifistas, ya no tienen la frescura, ni la importancia social que tuvieron hasta mediados del XVI, debido a que intentan regular una cada vez más complicada casuística, realizando una progresiva codificación que, en suma, responde a un divorcio absoluto y definitivo entre esta nueva forma de entender los emblemas heráldicos y aquella otra que había sido propia de todo el pasado medieval410. 409 Para el estudio en profundidad de esta obra véase Jones, E. J., Medieval Heraldry: Some Fourtheenth Century Heraldic Works, Cardiff, 1943. 410 Pardo de Guevara y Valdés, Eduardo, Manual de heráldica español, Madrid, 1987, p.15 198 199 IV. LA LITERATURA HERÁLDICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL 200 201 IV.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES La literatura heráldica llegó a los reinos peninsulares a través de los mismos derroteros por los que se introdujo el propio fenómeno emblemático, es decir, por la frontera francesa. A pesar de que este hecho tuvo lugar en los reinos fronterizos de Navarra y Aragón, desgraciadamente no conservamos, si es que hubo, armoriales originales de los siglos XIII y XIV de estos territorios. Sí, en cambio, tenemos ejemplos de la importancia del uso de emblemas, como son la aparición temprana de escudos catalanes y aragoneses en armoriales europeos (el de Gelres, o el armorial obra del heraldo Navarra, de Carlos II, si bien, éste puede enmarcarse en el ámbito francés más que en el peninsular)411. En la corona de Castilla no se ha localizado hasta la actualidad ningún ejemplo temprano de literatura heráldica, ya sea armorial o tratado del blasón, hasta entrado el siglo XIV. De las obras realizadas en este siglo solamente se conservan escasos testimonios: el texto del llamado Libro del conocimiento, del que sólo disponemos de copias realizadas en la centuria siguiente; el ejemplar original del armorial incluido en el Libro de la Cofradía de Santiago y el texto de un tratadito heráldico sobre el origen de las armas que le fueron dadas al infante don Manuel, obra de su hijo don Juan Manuel. No es hasta la segunda mitad del XV y comienzos del XVI cuando se produce la eclosión de estos géneros en Castilla con la realización de numerosas obras de temática heráldica y genealógica, de las cuales nos ocuparemos en este capítulo. Durante este periodo es cuando se pueden apreciar en la literatura 411 Para el estudio de las armas españolas en armoriales europeos, en especial franceses véanse la obra citada de Paul Adam Even Les armoiries ..., y especialmente la obra de Michel Popoff L´héraldique espagnole. 202 heráldica de la corona de Castilla algunas peculiaridades que la pueden hacer diferente de las del resto de Europa y que, a grandes rasgos, serían las siguientes: - La aparición tardía de relaciones de armerías. En nuestro país las principales recopilaciones de emblemas son conjuntos de armas de linaje, por lo que son muy escasos los armoriales ocasionales y corporativos. Por la misma razón, en los tratados teóricos que se conservan, el uso de emblemas heráldicos está habitualmente ligado al mundo nobiliario y caballeresco. - Los libros de armerías aparecen normalmente unidos a tratados del blasón, aunque muchos de ellos no fueron realizados por oficiales de armas. Esta característica se da en las obras de Diego Hernández de Mendoza, Steve Tamborino, Garci Alonso de Torres, y Pedro Gracia Dei, que hacen preceder a sus relaciones de escudos de unos tratados sobre usos y normas de la emblemática heráldica. - El tercer rasgo característico, a nuestro juicio el de mayor relevancia, es el alto grado de relación de estas obras con la temática genealógica. Esta relación va siendo cada vez más acentuada según entramos en la Edad Moderna. Aunque la literatura de temática heráldica encarnada por los armoriales y los tratados del blasón, y la propia literatura genealógica o literatura de linaje, no tienen un origen común412. Los armoriales nacen de la necesidad de identificación de los emblemas y los tratados del blasón tienen su origen en la idea de establecer unas reglas para la asunción y elaboración de éstos. 412 En algunos casos se continúa asignando un uso individualizado de los libros de armerías que no sólo adquieren importancia en el mundo propio de la heráldica, sino que sobreviven al uso efectivo de los escudos con fines militares para tomar una función social, pues, junto a las genealogías, serán la base para argumentar orígenes nobiliarios en los pleitos de nobleza durante gran parte de la Edad Moderna; o con fines solamente fiscales, caso que no se da en Castilla pero sí en la corona de Navarra con el uso para estos fines del Libro de Armería del reino de Navarra, redactado a petición de cortes en 1527. 203 Mientras que la literatura genealógica tiene como principal fin la exaltación de un linaje mediante la relación de sus orígenes y hechos famosos de sus miembros Éste es un género de profunda raigambre en la literatura medieval española, del que se conservan numerosos testimonios, tanto aislados como dentro de otras obras, caso de las crónicas. Es a fines de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, cuando la evolución de la sociedad requiere la exaltación de determinados grupos mediante argumentos como la caballería y los comportamientos de nobleza. Así se va produciendo un proceso de convergencia de la literatura heráldica hacia la genealogía, el cual comienza a partir de la inclusión de temas heráldicos en tratados que defienden las condiciones de la nobleza y, a su vez, en las manifestaciones presentes en los tratados del blasón, que incorporan conceptos de carácter heroico al derecho a portar armas y a los significados de éstas. Este proceso de acercamiento se realiza a través de la identificación de la historia y los hechos de un linaje con su propio emblema heráldico, y cristaliza en el siglo XVI con la aparición de un género mixto genealógico y heráldico muy propio de nuestra literatura histórica, son los llamados nobiliarios. En los nobiliarios se presenta el origen, normalmente mitificado, de un linaje, sus representantes más famosos y sus hechos más notorios. Como complemento de lo anterior se añade al final del relato la descripción y, a menudo, la representación gráfica, del blasón del propio linaje. En estas obras se subyuga el contenido netamente heráldico, que queda como un apéndice testimonial del relato de linaje. Así, a menudo se identifican elementos heráldicos de origen netamente voluntario o práctico, con algunos hechos heroicos que sirven para enaltecer los propios linajes. 204 IV.2. LA EVOLUCIÓN DE LA LITERATURA HERÁLDICA EN CASTILLA La literatura heráldica en la corona de Castilla, como el propio sistema emblemático heráldico castellano, tiene unas características singulares dentro del discurrir general de la heráldica europea, debido a sus singularidades derivadas tanto del momento de su aparición como de su propia evolución. Este desarrollo discurre desde unos comienzos en la Plena Edad Media hasta casi nuestros días, pudiéndose parcelar en unos periodos definidos, que corresponden en líneas generales con las etapas de desarrollo del propio uso de las armerías: a) Precedentes Poco después de la aparición de la emblemática heráldica en la zona del Canal de la Mancha, en España comienzan a aparecer símbolos heráldicos en obras literarias y en ilustraciones de códices, si bien, la temática emblemática heráldica no tiene aun entidad propia y no sale de ser el reflejo de unos usos sociales. b) Etapa inicial Se inicia entrado el siglo XIV. Los armoriales, ya presentes en Europa desde el siglo anterior, comienzan a aparecer en la corona de Castilla a la vez que se da el esplendor de los usos heráldicos. Este auge coincide con el ascenso a usos nobiliarios de los elementos de la caballería urbana cuyo exponente más significativo en la literatura heráldica es la primera parte del armorial del Libro de la Cofradía de Santiago. En esta época la heráldica comienza a dotarse de una primera simbología justificativa ligada al concepto de linaje, de la que ya no se separará. Don Juan 205 Manuel se vale en su Tratado de las armas de esta simbología de creación propia, en su caso, como argumento para significar la predestinación y la importancia de su familia. c) Etapa de eclosión Comienza en la segunda mitad del siglo XV y en ella se van a dar las características principales que marcarán la literatura heráldica castellana. Aparecen los primeros tratados del blasón en los que se reglamenta, aun de una manera simple y a veces anárquica, el uso de los emblemas heráldicos. Los tratados del blasón están influenciados por los principios de Bartolo y por el simbolismo europeo de origen francés de Prinsault y Sicilia, realizándose las identificaciones simbólicas de colores, astros, cualidades, etc. La heráldica se une ya de manera indisoluble al concepto nobiliario de linaje, los armoriales se acompañan de breves y míticas alusiones a las estirpes familiares, pero aun no se identifica claramente el blasón como complemento que valida la genealogía de una familia. En muchos casos estos tratados y armoriales fueron obra de los representantes de los grupos sociales que estaban interesados en el uso de los emblemas heráldicos como justificación de ennoblecimiento. Si bien dentro de esta concepción nobiliaria pronto nacerá la divergencia en el problema de la asunción de armas, entre los partidarios del ennoblecimiento por méritos, de la mano de la monarquía y los partidarios de la nobleza de linaje. d) La etapa de fusión con la genealogía Es la que podríamos llamar etapa nobiliaria, la cual comienza en el segundo tercio del siglo XVI y pervive hasta el siglo XVIII. Esta etapa está caracterizada por la identificación total con la nobleza en los tratados teóricos de genealogía y heráldica. Tiene su inicio en las grandes obras genealógico- heráldicas del obispo Antonio Agustín, Esteban de Garibay, López de Haro, Salazar de Mendoza, para culminar en Luis de Salazar y Castro, autor de 206 exhaustivos estudios sobre algunas de las principales casas nobiliarias de Castilla413. Proliferan entonces los compendios genealógicos, de los cuales la heráldica será una parte complementaria. La investigación genealógica encuentra unos cauces de investigación más científicos con la utilización de fuentes documentales y arqueológicas, como atestiguan los propios autores414. Aunque estas obras siguen conviviendo con el uso total o parcial de las fuentes míticas basadas en leyendas y otros relatos incluidos ya en los armoriales del siglo anterior. En esta época ha terminado el debate sobre la asunción de las armas, el concepto de la heráldica es ya plenamente aristocrático. Las armas son insignia de nobleza y sólo las otorga el rey. Se acompañan, por parte de los interesados, los blasones de armas a las ejecutorias de hidalguía y los reyes de armas comienzan a componer oficialmente los blasones de los ennoblecidos. e) La última etapa de la Edad Moderna o de declive Es el periodo que se puede llamar también de la heráldica racionalista. Sus características están presentes sobre todo en los tratados del blasón alejados de la realidad, los cuales rodean los emblemas heráldicos de un hermetismo total. Se aplican a esta tratadística los preceptos racionalistas del siglo de manera absurda, y en ellos se identifica la emblemática heráldica con la nobleza y los principios del Antiguo Régimen, siendo sus representantes más preclaros: José de Avilés, Xavier de Garma y Agustín Aldazábal, autores de notables tratados de sistematización heráldica. 413 En particular los relativos a las Casas de Lara y de Haro. 414 Como se puede apreciar en las introducciones de obras como El Compendio de los Girones de Jerónimo Gudiel o la Nobleza del Andalucía de Gonzalo Argote de Molina. 207 IV.3. CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA DE LA LITERATURA HERÁLDICO-GENEALÓGICA EN LA EDAD MEDIA CASTELLANA Es difícil establecer una tipología de la literatura heráldica realizada durante la Baja Edad Media y la Alta Edad Moderna. Dado que, si bien las recopilaciones de blasones de esta época tienen ya una clara relación con la literatura genealógica y por tanto con la historiografía; otras obras de temática heráldica no se pueden relacionar tan claramente con esos campos, es el caso de los armoriales de instituciones y de los tratados del blasón. Según Santiago Rodríguez, el principal problema a la hora de establecer una clasificación que sirva de ayuda al investigador, reside en la variedad del contenido de las mismas obras, tanto en extensión como en complejidad, debido a la multiplicidad de aspectos que pueden ser tratados en ellas. Desde obras monumentales, a simples monografías referentes a una sola persona o apellido, la gama que puede abarcar es casi infinita415. En los escritos de los heraldistas de fines de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna se mezclan constantemente materias como la genealogía, el derecho, la tratadística política, la filosofía y la historia (tanto clásica o sagrada como profana). A menudo encontramos escritos en los que dentro de la descripción de las armas de un linaje se incluyen disertaciones sobre otros asuntos que no son propiamente heráldicos, tal sucede en: el Blasón y Recogimiento de armas y el Espejo de Nobleza de Garci Alonso de Torres, donde se mezclan la heráldica, la genealogía y el protocolo; en otros, caso del Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, encontramos temas como leyendas y capítulos 415 Santiago Rodriguez, Miguel, Documentos y manuscritos genealógicos, Madrid, 1954. p.52. 208 moralizantes; en la Nobleza del Universo de Gracia Dei se encuentran fusionadas la heráldica y la astrología; en el Tratado de las armas de Diego de Valera se abordan a la par temática emblemática heráldica y derecho comparado. No contamos para nuestro país con ninguna clasificación definitiva en este campo. El intento de sistematización más completo hasta la fecha es el realizado por Santiago Rodríguez al estudiar los fondos heráldico-genealógicos conservados en libros manuscritos416. Este autor llevó a cabo una división de las fuentes en cuatro grandes apartados: - Obras históricas de carácter general que abordan lateralmente aspectos heráldicos y genealógicos. - Genealogías, que contienen ejecutorias, árboles genealógicos, partidas bautismales, etc. - Nobiliarios referentes a linajes con sus parentelas y árboles de costado. - Obras de heráldica con blasones, armas, escudos, etc. Esta clasificación es meritoria, pero dado su carácter general, adolece de imprecisión en ciertos aspectos y omite algunas categorías de obras. Redefiniéndola y adaptándola más concretamente al periodo que comprenden los siglos XV al XVII, los textos sobre temática heráldico-genealógica podrían encuadrarse de la siguiente forma: 416 Santiago Rodríguez realizó, dentro de la visión general de las fuentes documentales de carácter heráldico-genealógico, una división previa en la que diferenció las llamadas fuentes documentales, compuestas por los siguientes tipos: Informaciones de limpieza de sangre, pruebas de nobleza, reales cédulas, declaraciones de hidalguía, ejecutorias de las chancillerías y pruebas de ingreso en colegialías de nobles. 209 a) Tratados de reglamentación heráldica o tratados del blasón, redactados de forma independiente o incluidos en tratados sobre la nobleza o caballería. b) Libros de armerías o armoriales, donde se representan blasones con o sin comentarios complementarios sobre el linaje titular del emblema o algunos de sus componentes. c) Crónicas u otros relatos de carácter histórico y biográfico, tales como los llamados retratos, con contenidos genealógico-nobiliarios y a veces heráldicos. d) Genealogías y nobiliarios, tanto de tipo general como familiar o local, en los que se relata invariablemente el origen y evolución de uno o varios linajes nobles. e) Documentos de carácter legal o pseudolegal: - Ejecutorias de hidalguía expedidas por las chancillerías, donde se incluía habitualmente en el ejemplar del interesado sus armas. - Reales cédulas de concesión de armerías - Certificaciones de nobleza redactadas por oficiales de armas. - Pruebas de ingreso en órdenes, cofradías o cuerpos. - Documentación legal de carácter general en la que se alude al uso de armas o elementos emblemáticos (documentos de cortes, reales, etc.) f) Obras de creación literaria: novelas de caballerías con contenidos heráldicos, obras de carácter crítico (tizones de la nobleza) y ensayos políticos o morales (los doctrinales de príncipes y caballeros o los vergeles de nobles y damas). 210 Sin duda, esta clasificación también peca de general y puede pasar por alto obras en la que la heráldica y la genealogía juegan un papel más o menos importante, pero puede servir como primer paso para proceder a ordenar las fuentes escritas sobre estas materias. Es preciso reseñar que estas categorías no son ni mucho menos inamovibles ni estancas, pues hay obras que se pueden encuadrar a la vez en varias de ellas, ya que conjugan la teoría y su aplicación práctica: hay tratados que incluyen relaciones de armerías; los libros de armerías lo son a menudo de linajes; las genealogías tienen mucho de crónicas, etc. En función del objeto de este trabajo y continuando con la línea de investigación que estamos manteniendo, seguiremos abordando con más profundidad las obras de más marcado carácter heráldico: los tratados del blasón y los libros de armerías, aunque sin olvidar algunos textos importantes de carácter literario o político. IV.4. PRINCIPALES TRATADOS HERÁLDICOS Y LIBROS DE ARMERÍAS ESPAÑOLES Para ofrecer una idea sobre las principales obras de literatura heráldica de española en la Baja Edad Media y la Alta Edad Moderna consideramos necesario realizar una breve descripción, tanto de forma como de contenido, de los textos que consideramos relevantes desde sus comienzos, con el objetivo de dar una idea sobre su origen, estructura y ejemplares conservados417. 417 Es preciso hacer notar que de algunas de estas obras, debido a la gran variedad de copias conservadas, existen algunas diferencias en cuanto a contenidos de unos manuscritos a otros y no es tanto el objetivo de este trabajo dar una estructura definitiva como dar una idea clara de los contenidos de cada obra. 211 IV.4.1. Tratados heráldicos del siglo XIV. Don Juan Manuel La primera obra conocida que aborda la temática heráldica en Castilla es el Tratado sobre las armas que le fueron dadas al infante don Manuel, obra de don Juan Manuel418. No se puede decir que esta obra se trate propiamente de un texto de reglamentación heráldica, ni siquiera de una explicación histórica del porqué de las armas del linaje del infante don Manuel. El “tratadito” no es sino una de las tres partes que componen el llamado Libro de las armas o de Las tres razones419. El autor redacta el tratado, según él mismo dice, a petición de fray Juan Alfonso quien se lo demandó tras escuchar la historia de boca del propio don Juan Manuel. Las tres partes que componen el texto son, en palabras del propio escritor: Como fueron dadas estas mis armas que yo traygo al Infante don Manuel, mío padre, et son alas et leones. Porque podemos facer caballeros yo et míos fijos legítimos, non seyendo nos caballeros. Como pasó la fabla que fizo conmigo el rey don Sancho en Madrid ante que finase420. En la primera parte, la única de carácter claramente heráldico, el autor actúa como compilador de relatos oídos de su madre, de un caballero llamado Alfonso, hermano de leche de su padre, de otros caballeros y oficiales del infante don Manuel y del propio rey don Sancho. El texto comienza con el sueño de la reina, las señales premonitorias de algo grande: que el nacido fuera un varón y siendo más extraordinario es la 418 Messía de la Cerda y Pita, Luis, Heráldica española, Madrid, 1990, p. 25. 419 Que se halla en el códice con signatura Ms. 6.376 de la biblioteca Nacional de Madrid y en una copia parcial del siglo XVI en el Ms. 19.426. 420 Juan Manuel, “Libro de las armas”, en Escritores en prosa anteriores al siglo XV, En Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1952, p. 257. 212 circunstancia de que ya hacía mucho tiempo que la reina no quedaba embarazada. El obispo Raimundo conocedor del sueño le da el nombre al niño acorde con el destino que le espera a él y a su linaje. Al crecer el infante y llegar el tiempo de que el rey le de armas, el obispo, ateniéndose al sueño crea el siguiente blasón: Cuarterones blancos e bermejos, así derechamente como las traen los reyes. Et en el cuarterón bermejo do anda el castillo de oro, puso él una ala de oro con una mano de home en que tiene una espada sin vaina. Et en cuarterón blanco en que anda el león puso ese mismo león. Et así son las nuestras armas alas et leones en cuarterones, como son las armas de los reyes castiellos e leones en cuarterones 421. En esencia, la intención del texto es de índole básicamente política. Lo que pretende resaltar don Juan Manuel a través de él es la importancia de las similitudes de su linaje con la casa real de Castilla por medio de las armas, reforzando así su relevancia en el esquema político del reino. De ésto se puede desprender la importancia de los símbolos heráldicos, los cuales son utilizados aquí para respaldar unas intenciones políticas Del análisis de estos contenidos se pueden extraer unas enseñanzas particulares en lo relativo a lo que constituía la heráldica en el siglo XIV castellano: Primero, la utilización de las armerías como emblemas simbólicos en su origen, desarrollándose así una labor de mitificación a través de los elementos básicos del linaje (el nombre, Manuel, el cual está acorde con su destino, las armas en su interpretación particular, y la propia misión del personaje revelada de forma sobrenatural). Segundo, el simbolismo está siempre presente en los elementos de las armas del protagonista (los colores y los muebles). La espada, significa tres cosas: 421 Ibidem, p. 258. 213 fortaleza porque es de hierro, y justicia porque corta las armas de las partes y la cruz del Redentor. La mano, que es la parte del cuerpo que hace todas las obras y muestra la sabiduría. El ala con sus tres significados: el ángel que se manifestó a la reina, el águila del linaje imperial y el oro que significa poder, riqueza y otras ventajas. La figura del león tiene sus propios significados: como símbolo de Cristo, el emblema que resalta su línea derecha de su descendencia de los reyes de león y el león, como animal superior de mando el cual nunca deja lo que tiene entre manos. En cuanto a los esmaltes, también hay simbolismos particulares, por ejemplo: el campo blanco es signo de paz y el campo bermejo de sangre cristiana. Para el autor estas identificaciones simbólicas denotan que sus posesores son unos elegidos cuyo linaje está destinado a realizar acciones nobles por encima de los demás. La interpretación de don Juan Manuel es uno de los primeros exponentes de la concepción de las armerías como testimonio de nobleza, siendo esta obra un precedente de la literatura que se desarrollará en las centurias siguientes. Pues no sólo presenta la idea de la adopción de armas como facultad nobiliaria, sino, cómo hemos visto, también en el simbolismo atribuido a los colores (sin conocer la obra de Bartolo y muchos años antes del famoso Blason des couleurs que realizará la identificación simbólica de los esmaltes preponderante en la tratadística heráldica posterior). El texto en cuestión no es propiamente un tratado heráldico, sino más bien la utilización de la emblemática heráldica para exposición de otro tipo de ideas. Las motivaciones directas que tuvo el autor para escribir este tratado de armas no fueron solamente su interés por la heráldica. Don Juan Manuel lo escribe en 1342 como un desahogo después de su fracaso político y la vuelta a la sumisión a Alfonso XI. Para Gómez Redondo significó la única forma de vencer al monarca y a la postre la más eficaz, relatar su legitimidad por medio de unos 214 recuerdos familiares sobre los que actúa su poderosa imaginación y con los que describir la imagen más gloriosa de su linaje y, por supuesto, de él mismo422. En realidad, el tratado no es más que una exposición del ideario nobiliario y personal de don Juan Manuel, que ya enunció en el Libro de los estados423. En la primera parte, a través de las armas exalta la superioridad de su padre, en la segunda, a través de la virtud, la de su madre, y en la tercera, mediante la confesión del propio rey, la de su propia persona Como ha indicado Gómez Redondo, en este breve tratado no sólo se idealiza la pretendida autobiografía del infante y su linaje, sino que se incluyen en él elementos narrativos de carácter folklórico y hagiográfico aplicados a los miembros de su familia424. El propio infante lo reconoce implícitamente al asignar el testimonio de otras personas: “Pero debedes entender que todas estas cosas non las alcancé yo, nin vos puedo dar testimonio que yo las ví”425. No hay duda que esta obra no aporta mucho al estudio de la evolución de las armerías. En opinión de Faustino Menéndez Pidal: El testimonio es decepcionante. Ninguna explicación razonada, ninguna comparación con las diferencias que habían adoptado los hermanos de su padre. En las armas de los Manuel reconoce sólo semejanzas con las reales, en las que parece complacerse y unas significaciones simbólicas de figuras y colores de carácter genérico o relacionadas con su linaje a través de hechos fantásticos, como el sueño que dice haber tenido la reina426. 422 Gómez Redondo, Fernando, La prosa del siglo XIV, Madrid, 1994, p.397. 423 Orduna, Germán, “La autobiografía literaria de don Juan Manuel”, en Historia y crítica de la litertura española, 1.1, p.170. 424 Alvar, Carlos, Gómez Moreno, Ángel y Gómez Redondo, Fernando, La prosa y el teatro en la Edad Media.Madrid, 1991, p. 109. 425 Juan Manuel, Op. cit., p. 257. 426 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval ..., p. 14. 215 Como conclusión, hemos visto como la obra establece un precedente en dos aspectos concretos: el uso de los emblemas heráldicos como símbolos de un linaje que pretende descollar, y la utilización simbólica de los esmaltes y los muebles. A esto se une que el tratado se halla inmerso en una concepción caballeresca de la vida, siendo un exponente muy enriquecedor de este género literario en la Castilla medieval. IV.4.2. Los armoriales El Libro de la Cofradía de Santiago Del otro campo principal en el que se desarrolla la literatura heráldica, el de los armoriales o libros de armería, no se conservan ejemplares castellanos de una edad tan temprana como se dan en la zona del Canal de la Mancha o del Imperio Germánico. Los primeros exponentes aparecen hasta el siglo XIV. Para Faustino Menéndez Pidal esta tardía aparición no se debe a pérdida de códices o a la poca organización de los heraldos en la corona de Castilla, sino a las diferentes circunstancias sociales y culturales del reino427. El de la Cofradía de Santiago es el armorial institucional o corporativo español más famoso y también del que podemos contar con un ejemplar de mayor antigüedad. Se conserva en un códice que fue propiedad de la citada cofradía, la cual se fundó en tiempos de Alfonso XI, llegando hasta tiempos de Felipe IV. Originalmente el códice constaba de noventa y cuatro hojas en pergamino, de las que hoy sólo quedan setenta y tres. En él, junto a las reglas de la agrupación y las listas de cofrades, se hallan los retratos ecuestres de estos, que conforman el armorial propiamente dicho. 427 El Libro de la Cofradía de Santiago, Ed. de Faustino Menéndez Pidal de Navasués, Cádiz; Burgos, 1996, p.21. 216 La existencia de la obra fue dada a conocer por primera vez por el marqués de Laurencín a través del material proporcionado por Anselmo Salvá, en el trabajo titulado Libro de la Cofradía de los caballeros de Santiago de la Fuente fundada en tiempos de Alfonso XI428. Actualmente se puede contar con la edición realizada por Faustino Menéndez Pidal de Navascués, la cual se acompaña de un completo estudio tanto histórico como heráldico, al que remitimos para un acercamiento en profundidad al contenido de la obra. No obstante, haremos un comentario general sobre las características y contenido de la obra, principalmente con el objeto de situarla en su contexto histórico-literario. El armorial conservado contiene trescientos once retratos ecuestres de los cofrades. Los retratos son, sobre todo en su primera época, estereotipos más que representaciones individuales de los caballeros, siendo las armas y el nombre escrito junto al retrato los únicos elementos que sirven para individualizar a cada cofrade. Por los caracteres de la representación gráfica de los emblemas, el libro se puede catalogar como un armorial ecuestre ya que en él se representan los titulares de los emblemas a caballo portando sus propias armas. Pero los caballeros no están ataviados con enseres de guerra o torneo, sino que los cofrades figuran en las primeras épocas en actitud de bofordar429, ya que entre los usos de la Cofradía estaba la celebración de estas competiciones deportivas con raigambre bélica, las cuales no pueden catalogarse como torneos propiamente dichos. En los retratos de los cofrades pertenecientes al siglo XVI, que representan a la cofradía reformada tras la instauración de la nueva regla de 1501, apreciamos cambios formales fruto de estas reformas de la regla. Así, se abandonan las representaciones de jinetes con bofordos, incluso muchos no portan armas, aparecen los cofrades doctores y licenciados con sus atavíos propios, en actitud de parada, lo que parece indicar la evolución de los usos 428 Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, T. XII (1905). 429 El juego del bofordo o bohordo, muy popular en la Edad Media española se basaba en demostrar la destreza de los jinetes arrojando una jabalina o lanza corta, llamada bofordo contra objetivos que solían ser construcciones de madera. 217 de la cofradía hacia unas representaciones de carácter más ceremonial en detrimento de las actividades pseudobélicas. En las figuras de los caballeros hay que destacar un aspecto, el alto grado de verosimilitud de los emblemas, pues el armorial, al ser fruto del encargo de los propios cofrades y, por tanto, coetáneo a éstos, se debió ceñir al control que efectuarían los propios caballeros. El estudio heráldico de la obra desvela la presencia de diversos muebles, algunos en particular, propios de Castilla como los castillos; otros representan objetos muy originales desde el punto de vista de la heráldica (los capillos) y otros de curiosa presencia, por su rareza en la emblemática castellana, (la flor de lis, sobre la que Menéndez Pidal aventura algunas explicaciones)430. Las representaciones que aparecen en el Libro de la Cofradía de Santiago abarcan tres siglos de la evolución de la heráldica burgalesa, por lo que resulta un instrumento inapreciable, no sólo para la profundización en el mundo de la emblemática heráldica, sino también para el estudio de la vida de esa ciudad, tanto en el ámbito sociológico como en el del estudio de las elites económicas y políticas. Todo esto sin dejar de lado su innegable interés artístico. Armorial ecuestre de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal Este es el segundo armorial corporativo de la corona de Castilla conservado en la actualidad. También refleja los emblemas heráldicos de insignes burgaleses, en este caso los componentes de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal431. La cofradía fue creada en 1285 por Miguel Estevan, agrupando desde entonces a la elite urbana de Burgos con los fines piadosos y asistenciales propios 430 Véase Menédez Pidal, F., El Libro de la Cofradía …, p. 42. 431 El primer estudio de la cofradía fué obra de Luciano Huidobro Serna Fundadores del Santuario de Nuestra Señora la Real y Antigua de Gamonal, Burgos, 1926. 218 de estas cofradías, así como para los divertimentos de la época como eran el correr y picar toros432. El códice que contiene el armorial se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid, junto al manuscrito con las reglas de la cofradía y las listas de cofrades433. Aunque el ejemplar en el que se incluyen las reglas se inició hacia 1305, el manuscrito que contiene los retratos armoriados, es bastante posterior, datándose en el siglo XVI. El armorial consta de cuarenta y seis retratos, de los que sólo veintiséis están acabados, el nombre de los cofrades retratados sólo figura en dieciséis de éstos. Como hemos visto, los armoriales corporativos castellanos se desarrollaron a la par que las propias organizaciones que los generaron, probablemente existieron más recopilaciones de emblemas que hoy se dan como desaparecidas, es el caso del armorial que representaba a los cofrades de San Pedro de Tarazona, que databa de 1361 y desapareció en 1931, en el que figuraban los estatutos de la cofradía y lista de cofrades con los emblemas heráldicos representados al lado de los nombres. El Libro del conoscimiento. Un armorial universal del siglo XIV Esta curiosa obra se podría considerar, desde un punto de vista exclusivamente heráldico, como el primer armorial universal realizado por un autor español. Sin embargo, hasta la actualidad, salvo las excepciones de Martín de Riquer434 y de Alberto Montaner435, los intentos de acercarse a este texto tras la 432 Casado Alonso, Hilario, Regla de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, de Burgos. Y libro en que se pintan los caballeros cofrades, Burgos, 1995, p. 60. 433 Signaturas BN. Ms 22.257 y Ms. 22.258. 434 Riquer, Martín de La heráldica en el “Libro del conoscimiento y el problema de su datación”, en Arcadia: Estudios y textos dedicados a Francisco López Estrada, Dicenda: Cuadernos de Filología Hispánica, n. 6, 1987, pp. 313-319. 219 edición de Jiménez de la Espada, han sido solamente con la intención de abordar su temática desde el punto de vista del estudio de las descripciones geográficas contenidas en la obra. El texto es el relato de un monje franciscano que a mediados del siglo XIV436 realizó un supuesto viaje por el orbe conocido, describiendo someramente los reinos y otros lugares que encontró a su paso, con las características y peculiaridades de cada uno de ellos. El autor dedica un capítulo breve a cada lugar que visita, al final del cual hace una descripción del blasón o señal del reino o ciudad visitado o del monarca titular de éstos. La obra se presenta, y así ha sido siempre abordada como un libro de viajes del cual las cuestiones más debatidas han sido la verosimilitud de las noticias geográficas de su contenido y, por ende, las fuentes que sirvieron de base para su redacción. Desde el momento de su primera publicación en 1877, Jiménez de la Espada, su descubridor y editor, trató el texto como resultado de una experiencia verídica de su autor, afirmando lo siguiente sobre el relato: Tratado originalísimo que a modo de narración de viaje, pero con claridad y método, resume los progresos en el conocimiento de la tierra a mediados del siglo XIV437. En la actualidad los estudiosos modernos han matizado las afirmaciones de Jiménez de la Espada. Para Francisco López Estrada, autor de sobrada autoridad en la temática de viajes medievales438, el texto es: 435 Montaner, Alberto, “El Libro del Conosçimiento como libro de armería”, en El Libro del conosçimiento de todos los rregnos et tierras et señoríos que son por el mundo, et de las señales et armas que han. Ed. facs. del manuscrito Z (Munich, Bayerische Staatbibliothek, cod. hisp. 150), Zaragoza, 1999, pp. 43 –77. 436 No hay acuerdo sobre la fecha de redacción de la obra, Jiménez de la Espada dio como fecha posible de realización entre 1347 y 1350, López Estrada la fija en 1350, para Deyermond se escribió entre 1350 y 1360, mientras que Martín de Riquer la sitúa con posterioridad a 1376 por la descripción de las armas del rey de Francia, reformadas en esa fecha; si bien acaba abogando por la teoría de que la obra fue el fruto de diferentes viajes realizados a partir de 1352. 437 Libro del conoscimiento de todos los reinos y tierras y señoríos que son por el mundo, escrito por un franciscano español a mediados del siglo XIV. Estudio, edición y notas por Marcos Jiménez de la Espada. Ed. Facs. de la de Madrid, 1877, Barcelona, 1980, p. 9. 220 Una reunión de noticias que juntó el franciscano, algunas de las cuales pueden ser verídicas y proceder de su experiencia, otras verosímiles, comunicadas por otros, y otras evidentemente procedentes de relatos ficticios, a través de tradiciones literarias, o inventadas por la vía de la maravilla, propicia en todo viajero 439. Otros estudiosos son menos partidarios de conceder veracidad a la historia. Para Deyermond el autor pudo viajar por gran parte de Europa, pero casi todo lo referente a Asia fue posiblemente extraído de obras literarias: Chocamos con la fuerte duda de si el autor viajó tanto como él mismo pretende, pues, si bien las descripciones de sus viajes en Europa y de algunos de los [sic] por la parte occidental de África son bastante exactos, en general faltan elementos de observación personal. En parte de los viajes africanos, y en otros más lejanos, no produce ninguna convicción, hay crasos errores, y casi todo lo que nos cuenta acerca de Asia parece derivar de los libros de Aventuras de Alejandro 440. Según Gómez Redondo: No se puede afirmar con certeza que él (el franciscano) hiciera el viaje que, minuciosamente, va describiendo en primera persona: podía tener un mapa delante de sí, junto a diversos testimonios que le proporcionaban los datos que imaginaba vivir y ver441. 438 A este investigador se debe la edición de La embajada a Tamorlán, Madrid, 1943 y la reedición citada de la obra que ahora nos ocupa. 439 Libro del conoscimiento de todos los reinos ... Ed. Jiménez de la Espada, Introducción. 440 Deyermond, A. D., La Edad Media, Barcelona, 1994, p. 276. 441 Gómez Redondo, Fernando, La prosa y el teatro en la Edad Media, Madrid, 1991, p. 69. 221 Ochoa Anadón concede una nula credibilidad al viaje del franciscano cuando afirma: Hay mucho de falso dado que es un viaje realizado sobre un portulano de origen probablemente catalán442. Por último, María Jesús Lacarra y Alberto Montaner, autores de la más reciente edición y estudio de esta obra, también ponen en tela de juicio la verosimilitud del supuesto viaje del monje español, ofreciendo la posibilidad de que la obra fuera realizada a partir de relatos de viajes anteriores y de cartularios, los cuales se significaban por contener las representaciones de armas y banderas de los territorios que describían443. Éstas son las principales posturas que existen sobre el debate que concierne a la verosimilitud del relato y su autoría. Pero no está entre nuestros objetivos, ni es pretensión de este trabajo, el entrar en esta polémica sobre lo auténtico del supuesto viaje del franciscano. Lo que sí consideramos necesario es destacar los valores que tiene la obra desde una perspectiva puramente histórica. Aspecto éste que no ha pasado inadvertido para algunos estudiosos, caso de los citados Fernando Gómez Redondo, Martín de Riquer y Alberto Montaner. El primero destaca tres valores principales en la obra: el conocimiento geográfico, la descripción heráldica, en la que se confronta el plano real con la ficción caballeresca, y las informaciones de carácter político444. Martín de Riquer realza el valor del Libro del conoscimiento como fuente para el estudio de la emblemática heráldica del siglo XIV. La obra, como dice el propio investigador: 442 Ochoa Anadón, J.A., “El valor de los viajeros medievales como fuente histórica”, Revista de literatura medieval, n. 2 (1990), p. 89. 443 Montaner, Alberto y Lacarra, Mª Jesús, Op. cit., pp. 19-67. 444 Gómez Redondo Fernando, Op. cit., p. 36. 222 Es en gran medida, un auténtico armorial blasonado y pintado, y ello le da una importancia singular en la historia de la heráldica española445. Alberto Montaner dedica una amplia reflexión sobre la obra como libro de armería. Comienza señalando la interrelación presente en la obra entre la heráldica propiamente dicha y la vexilología: Para el autor de la obra la heráldica y la vexilología comparten un mismo espacio emblemático. Bien es verdad que la versión transcrita por Z habla preferentemente de pendones y que incluso buena parte de los escudos están enmarcados en una especie de recuadros que evocan estandartes, pero no es menos cierto que ha preferido casi siempre los motivos heráldicos (al menos para los reinos europeos) sin atender apenas a emblemas exclusivamente vexilológicos 446. Otra cuestión en la que el citado investigador hace hincapié es la incidencia del propio marco donde se representan los emblemas sobre la perfección de éstos: Su grado de fiabilidad es variable, no sólo por la propia precisión de sus fuentes, sino porque el dibujo está sujeto a diversos condicionantes de tamaño, forma y posición de la bandera. El resultado es que el diseño tiende a simplificarse, con las consiguientes imprecisiones447. A nuestro juicio, lo más destacable de esta obra, como intento de armorial universal, es en primer lugar que en ella se realiza la descripción de los emblemas conocidos (de lugares geográficamente abarcables para un viajero 445 Riquer, Martín de, La heráldica en el Libro del conoscimiento ..., p. 313. 446 Montaner, Alberto, Op. cit., p. 42. 447 Ibidem.., p. 49. 223 habitual de la época) de modo bastante fiable. El armorial lleva escudos de ciudades, monarcas y países, con un grado de ajuste a la realidad muy parejo a las descripciones geográficas del propio texto, es decir, con gran certidumbre en lo referente a los lugares más próximos448, mientras que resulta totalmente inventado el panorama emblemático que ofrece para los países lejanos. Sobre las armas de lugares situados a cierta distancia de nuestro país, pero inclusos en el ámbito europeo, nuestra opinión es que el autor se ajusta a lo que era la tradición de la época, la cual continuará durante mucho tiempo después a través de heraldos y otros redactores de compilaciones de armerías. Incluso cabe la posibilidad de que esta obra fuera una de las fuentes a las que recurrieran los autores de armoriales posteriores para extraer blasones, según Riquer: Es realmente el libro de viajes del anónimo franciscano una fuente capital para el conocimiento de las banderas del siglo XIV, es por ende un notabilísimo armorial en el que se describen y se ilustran con pinturas cerca de un centenar de armas heráldicas de soberanos, de países y de ciudades449. Como segundo elemento digno de mención dentro del estudio de esta obra, podemos resaltar que ella en sí misma resulta un exponente de la relevancia de los emblemas heráldicos en la vida cotidiana del siglo XIV. Esta cuestión se aprecia cuando con la misma importancia que se nombra y describe una ciudad o un reino, se describe su emblema, resultando que éste era para el lector de la época, un elemento identificador de un territorio tan importante como su propio nombre. En cuanto al contenido del texto, este se dispone de la siguiente forma. Dentro de cada breve capítulo de la obra se responde a un esquema fijo: 448 Salvo el caso del erróneo blasonamiento del reino de Mallorca. 449 Riquer, Martín de, La heráldica en el Libro del conoscimiento ... , p. 314. 224 1. Indicación de la salida o llegada a un lugar. 2. Descripción geográfica, principalmente los nombres de las ciudades y accidentes geográficos más relevantes, con breves comentarios de curiosidades. 3. Descripción heráldica de la bandera de la ciudad o reino visitado con su representación gráfica (si bien, a veces no se realiza la descripción textual, sino que remite directamente a la ilustración)450. El armorial reproduce ochenta y dos emblemas diferentes, dejando los espacios en blanco para otros siete. Entre las copias conservadas existen leves variaciones en las representaciones, las cuales afectan a cuarenta y nueve de ellos, si bien la mayoría son atribuibles a los copistas. Aunque el trabajo de Montaner ha supuesto la primera realización de un estudio individual de la obra desde una óptica puramente de la emblemática heráldica, a título indicativo podemos valorar brevemente algunos aspectos originales de la representación de emblemas heráldicos contenidos en ella. En primer lugar, se puede afirmar que la veracidad de las representaciones de los emblemas corresponde con la de las noticias incluidas en el texto, es decir, un alto nivel de certeza en los blasones referentes a lugares de Europa (más de una cuarta parte del total), y bastante poca en los que representan lugares de África y Asia. Segundo, se aprecia que, salvo en contadas ocasiones, no se utilizan expresiones propias del lenguaje heráldico, lo que indica el escaso conocimiento o el poco arraigo de este lenguaje técnico en el autor, o en general, en la clase cultivada de la Castilla del siglo XIV. No se utilizan los términos propios del léxico del blasón ni en la descripción de los esmaltes, sino que se recurre a los términos cromáticos habituales de la época: blanco, bermejo, prieto, cárdeno, azul 450 Como en el caso de Navarra: [...] por armas estas que se siguen (capítulo 6); Génova [...] las señales de este reinado son estas (capítulo 23); Morea (capítulo 31), Rodas (capítulo 33) o Java (capítulo 71). 225 y verde (cuestión que ya vimos en el tratado de don Juan Manuel), salvo el oro al que sí se le refiere así, aunque a veces también aparece como amarillo. Este hecho es aplicable también a la descripción de las piezas, por ejemplo, en vez de orla o bordura utiliza las expresiones en derredor o cercado. En las particiones, al referirse al jaquelado habla de axedrez prieto y blanco451. Tercero, vemos que en la obra también se describen muchas armas consideradas como armas falsas452, caso de las de Oxanap (bastón de oro sobre campo de plata), las de Mallorca (bastones verdes sobre sable), las de Sçim (sol de oro sobre campo de plata) o las de Bocarim (campo de oro sembrado de estrellas de plata). Incluso las banderas en las que se enmarcan los emblemas miran a la siniestra, al contrario de lo establecido para la representación heráldica. No obstante, esta variación en la orientación de los cuarteles, piezas y muebles es habitual en las representaciones de emblemas presentes en los mapas medievales, lo que refuerza la teoría de que el autor se basó en la observación de una representación cartográfica para elaborar la obra453. Todos estos aspectos permiten elaborar la conclusión de que el autor, dejando ya aparte la verosimilitud del viaje, era persona poco versada en materia de composición heráldica. El texto de la obra se conserva actualmente en cuatro códices, copias que datan del siglo XV, todas con representaciones de blasones. La primera de ellas, conservada en la Real Biblioteca, otras dos en la Biblioteca Nacional de Madrid454 y otra en la Bayerische Staatbibliothek 455. El códice proveniente de la Biblioteca del duque del Infantado (Ms. 1997), fue el que sirvió para realizar la edición de Jiménez de la Espada. El libro 451 No obstante el término axedrezado también es corriente en los tratados y armoriales castellanos de los siglos XV y XVI. 452 Armas que rompen la regla básica del blasón consistente en que se prohíbe situar color sobre color o metal sobre metal, caso que sólo está permitido en las armas del rey de Jerusalén. 453 Ejemplos en este sentido son la famosa Carta del mundo de Juan de la Cosa o el Planisferio de Cantino. 454 Con signaturas BN Ms. 1.997 y Ms. 9055 respectivamente. 455 Cod. hisp. 150. 226 tiene en su primera página una orla renacentista de muy bella factura y una representación de un emblema heráldico, probablemente de su primer poseedor. Razón por la que Jiménez de la Espada creyó reconocer al famoso marqués de Santillana456 . Las iniciales de los capítulos son de cuidada elaboración. No se puede decir lo mismo de los emblemas heráldicos, los cuales son de factura muy tosca en comparación con las anteriores ilustraciones, lo mismo ocurre con la manera de representar la forma externa del pendón457. El códice conservado en Munich representa un total de noventa y ocho señales y en opinión de Lacarra y Montaner fue realizado por un aragonés en la primera mitad del siglo XV458. Por último, se puede afirmar que el Libro del conocimiento, tal y como muchos otros armoriales salvo los ocasionales o los corporativos, se encuentra incluido dentro de obras realizadas con otros objetivos aparte de reproducir emblemas heráldicos, como eran redactar estatutos de corporaciones o relatar historias de eventos. En este caso igualmente aceptable es que un libro de viajes sirva de marco a la relación de armerías. En cuanto a su contenido, no ha de importar tanto al investigador la certidumbre de los blasonamientos o las descripciones de los lugares visitados, como la plasmación de la mentalidad del momento, que considera algo básico a la hora de relatar una crónica un elemento como la descripción de los emblemas heráldicos. 456 Esta adscripción puede ser acertada pues se trata de un partido en franje muy similar al usado por el marqués, con las armas de los Vega y de los Mendoza. Lo que sí es seguro es que el blasón ha sido repintado sobre el original, pues se aprecian trazos toscos de un color rojo no empleado en ninguna otra ilustración o inicial del resto de la obra. 457 En cambio en los otros dos manuscritos conservados si se representan los emblemas enmarcados en forma de escudo tradicional. 458 Lacarra, Mª Jesús y Montaner, Alberto, Op. cit, pp. 21 y 53. 227 IV.4.3. La época de esplendor de la literatura heráldica En el panorama emblemático castellano existe una época de grandeza en la que la tratadística heráldica encuentra su madurez. Este periodo se sitúa tras las obras realizadas en el siglo XIV, y es anterior a la subordinación de la literatura heráldica a la genealogía, lo que acontecerá entrado el siglo XVI. Entonces las obras de esta temática no habían adquirido aun la rigidez de los tratados del blasón de la Edad Moderna. Esta época significa el comienzo de la verdadera tratadística heráldica castellana, representada por autores en los cuales se pueden apreciar en gran medida las siguientes características comunes: - Sus obras están siempre enmarcadas en la temática propia de la literatura caballeresca, y en ellas se da por sentada de un modo u otro la idea de la primacía del emblema heráldico como algo tocante solamente a los caballeros. A menudo, estas obras forman parte de tratados generales de índole nobiliaria o caballeresca, mientras que en el resto de las ocasiones estos tratados son una introducción para armoriales de linajes y personajes nobles. - En sus textos encontramos una exposición teórica del mundo del blasón en la cual se comienza a identificar los esmaltes, piezas y figuras de los emblemas heráldicos a partir de las interpretaciones simbólicas aparecidas años antes en el resto de la Europa occidental. Los propios emblemas representan ya en estos textos los orígenes divinos de personajes y de linajes. - La heráldica como materia es aun independiente de la genealogía, aunque los emblemas ya suelen representar a un linaje y, al hablar del titular de cada emblema se relatan en algunas ocasiones el origen o algún representante famoso de la familia. Pero, como enuncian los propios autores en los proemios de sus armoriales, la representación y reconocimiento de los emblemas sigue siendo el motivo que les 228 mueve a realizarlos y, por tanto, el contenido heráldico es prioritario sobre el genealógico. La mezcolanza heráldico-genealógica en el intento de ensalzar al linaje titular del emblema, irá poco a poco dando prioridad a la materia genealógica, enraizándose con la literatura de linaje propiamente dicha. Esta tendencia será el comienzo de una corriente que derivará pocos años después en la creación de las obras conocidas como los nobiliarios. Si embargo, es arriesgado afirmar con rotundidad que el paso desde la realización de unos armoriales más o menos comentados hasta los nobiliarios sea un acontecimiento que se diera de una manera uniforme. Mosén Diego de Valera El personaje que se puede considerar como el iniciador de la etapa de los grandes tratadistas castellanos es mosén Diego de Valera, quien fruto de sus viajes y de sus experiencias personales se convirtió en el adalid de las teorías “bartolistas” sobre el uso de emblemas heráldicos en Castilla. Dichas teorías son expuestas en varias de sus obras, la mayoría incluidas en tratados de temática caballeresca. La vida y la obra de Mosén Diego de Valera son sobradamente conocidas y han sido objeto de multitud de estudios459, por lo que nos limitaremos a recordar los datos que explican su vinculación con el campo de la emblemática heráldica. 459 Los trabajos más destacables son el de Marcelino Menéndez y Pelayo en Antología de poetas líricos, Madrid, 1944. Carriazo, Juan de Mata en su edición del Memorial de diversas hazañas y en su Crónica de los Reyes Católicos,1927; José Simón Díaz en El judaismo de Mosén Diego de Valera. “Rev de Filología Nacional”, IV, Madrid, 1945; Hipólito Sancho de Sopranis en “Sobre mosén diego de Valera: notas y documentos para su biografía”, “Hispania”, t. VII (1947); la famosa obra Hijos ilustres de Madrid de Antonio Álvarez y Baena, La tradición política española de R. Becker, Autores españoles e hispanoamericanos de J.R. Sánchez. Actualmente hay que destacar las aportaciones realizadas a través de las obras de María del Pilar Rábade Obradó con su trabajos sobre los conversos: Los judeoconversos en la corte y en la época de los Reyes Católicos, Madrid, 1990 y Una elite de poder en la corte de los Reyes Católicos, Madrid, 1993. Y la más reciente de Jesús Rodríguez Velasco El debate sobre la caballería en el siglo XV, Valladolid, Junta de Castilla-León, 229 Nació en Cuenca en 1412, procedía de familia conversa por parte de su padre, y las últimas noticias que se tienen de él datan de 1482. Su azarosa vida estuvo ligada a la corona y a la familia de los Estúñiga, a los que seguirá fiel toda su existencia, aunque llega a desempeñar puestos en la administración real. Valera participa activamente en la vida política de su época, realizando misiones diplomáticas por gran parte de Europa, las cuales le posibilitaron el poder concurrir a todo tipo de acontecimientos tales como torneos y campañas bélicas, en los que cosechó gran parte de su fama de valeroso caballero. Diego de Valera comienza su vida caballeresca muy joven, pues entró como doncel del rey Juan II a la edad de los quince años. En el ataque a Huelma es armado caballero y ya en 1437 sale a correr mundo por Europa, viajando por Francia, Bohemia y Centroeuropa. En esta época de su vida mantuvo una posición siempre contraria al valido don Álvaro de Luna. Si bien, en un rasgo de caballerosidad, no sabemos si interesada, tradujo y dedicó al propio maestre el Árbol de Batallas de Honoré de Bouvet, aunque actualmente hay investigadores que ponen en duda esta traducción, asignándosela a otro personaje llamado Diego de Valencia460. Habiendo perdido el favor de su rey, Juan II, por motivo de su oposición al valido, Valera se retira a estudiar historia y filosofía, no volviendo al servicio de la corte hasta el ascenso al trono de Isabel la Católica, quien le nombra maestresala en 1477. Posteriormente desempeña en Cuenca y en el Puerto de Santa María varios oficios de nombramiento real. En 1479 los Reyes le nombran corregidor de Segovia, cargo que no debió ser de muy feliz desempeño, pues ya en 1480 no lo ocupa. En cuanto a su obra, ésta abarca todo lo que podía interesar a un caballero de su tiempo, es decir, lo concerniente al amor y al honor. Ya en 1441, aun en plena 1996, que en su capítulo Diego de Valera, una vida y una cultura para la caballería, realiza un biografía cultural de Valera,aportando así mismo una amplia bibliografía (p. 195). 460 Rodríguez Velasco, Jesús D., Op. cit. p. 118. 230 juventud, pero con una amplia experiencia en viajes y lides, escribe su primera obra de carácter nobiliario y heráldico, el Espejo de la verdadera nobleza. Mario Penna realizó una clasificación temática de la obra de Valera461. Según ésta, sus tratados pueden encuadrarse en dos grupos: uno de argumentos referentes a heráldica, etiqueta y caballería, en el que se incluían con obras como Espejo de la verdadera nobleza, el Tratado de las armas y el Ceremonial de príncipes; y otro grupo con obras de carácter más bien moral y político en el que figuran entre otras el Tratado de Providencia contra Fortuna, la Exhortación a la paz462, el Doctrinal de príncipes 463, y el Tratado en defensa de las virtuosas mujeres. Para la redacción de sus tratados Valera utilizó todo tipo de fuentes, desde su experiencia personal hasta las obras de los clásicos antiguos y medievales: Cicerón, Boecio, Boccaccio, Séneca, Alfonso el Sabio, Bartolo de Sassoferrato, y otros muchos conocidos de forma indirecta a través de las traducciones realizadas por Cartagena y Ayala. A la hora de aproximarse a la obra de Valera no se puede pasar por alto, dado su gran interés historiográfico, su producción como cronista. Dentro de esta faceta se deben reseñar obras de carácter amplio en las que el autor fue un mero adaptador, caso de la Genealogía de los reyes de Francia464, el Origen de Troya y Roma, tratado en el cual toma como fuente la Summa de historias troyanas de Leomarte, aunque no lo dice, y las Décadas de Tito Livio en lo tocante a Roma 465. 461 “Prosistas castellanos del siglo XV”. Edición y estudio preliminar de Mario Penna, en Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1959, p. CX. 462 Conjunto de cartas morales y políticas dirigidas a Juan II y Enrique IV. 463 De la difusión de este tratado da idea el número de copias conservado: En la BN. de Madrid Ms. 10.445, Ms. 1.341, Ms. 10.445, Ms. 12.709, Ms. 12.672, Ms. 12.701, en la BP. de Toledo sig.208. Las primeras ediciones de esta obra fueron las de Pablo Hurus en Zaragoza, 1492 y 1496. 464 Extraída de la Crónica francesa de Fray Martin. Se conservan en la BN de Madrid el Ms. 1341 y en Osterreiche National de Viena (sig. 5.612). 465Existen varios códices recopilatorios de la obra de Valera, entre ellos destacan los siguientes: el de signatura BN Ms 1341 que incluye el Tratado en defensa de las virtuosas mujeres, el Espejo de verdadera nobleza, la Exhortacion de la pas, Tratado de providencia contra fortuna, Ciriomial de príncipes, Tratado de las armas, Breviloquio de virtudes, Doctrinal de príncipes, Genealogía de 231 Pero su más ambiciosa obra historiográfica se presenta en lo que se podría llamar Trilogía de la historia de España, compuesta por la Crónica de España 466, el Memorial de diversas hazañas467, y la Crónica de los Reyes Católicos y la obra de conjunto titulada Crónica de España abreviada. Sin duda, en este campo, la obra que el autor abordó con mayor interés fue su Crónica de España o Valeriana, como al propio Diego de Valera le hubiera gustado que fuese conocida, según él mismo confiesa. Es la primera de las tres que conforman su obra cronística, abarca desde los inicios del mundo hasta el reinado de Juan II inclusive, no se encuentra editada actualmente, pero sí existe una edición realizada en Sevilla en 1482 468. La segunda obra de esta trilogía es el Memorial de diversas hazañas, en el que se narra el reinado de Enrique IV469, del que el propio Valera fue testigo directo. Se cierra este ciclo historiográfico con la Crónica de los Reyes Católicos que abarca el reinado de Isabel y Fernando hasta 1488, en el desarrollo de la cual el autor fue más un testigo que un relator de hechos pasados. los reyes de Francia, Epístolas, también contiene un impreso de la Crónica Valeriana siendo este un ejemplar de la edición de Sevilla de 1482. El BN Ms 12672 que contiene el Doctrinal de príncipes, Tratado de las armas, Espejo de verdadera nobleza, Tratado de providencia contra fortuna, Cirimonial de principes, Breviloquio de virtudes, Tratado en defensa de virtuosas mujeres, Espejo de verdadera nobleza, Origen de Troya y Roma. El manuscrito BN Ms 7.099 contiene Preeminencias de los oficiales de armas, Tratado de las armas, Doctrinal de príncipes, Espejo de verdadera nobleza. El BN Ms. 9.263 Exhortación a la pas, y dos cartas. Otros manuscritos con obras de Valera son el BN. Ms 10.445, con el Ceremonial, Doctrinal, Providencia, algunas cartas Ms. Res 125 que contiene parte del Ceremonial, Tratado de las armas. El BN Ms. 12701: Espejo de verdadera nobleza, Providencia contra fortuna, Breviloquio de virtudes, Tratado de las armas, El BN Ms. 12.690 que titula así Libro de la verdadera nobleza 466 De ella se conservan 17 ediciones de 1482 (Sevilla: Alfonso del Puerto) a 1543 (Sevilla: Cromberger), lo que da idea de su difusión. 467 “Crónica del reinado de Enrique IV”, En Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1952. 468 En el códice BN Ms 1341 se conserva esta obra impresa, junto a otras obras del propio autor. Abarca del f. 148 al f. 326, si bien el ejemplar se encuentra falto de los ff. 187 y 188 que recogen el capítulo 48 de la obra, el final de la primera parte y el comienzo de la segunda. También se observan en el ejemplar errores en la numeración de los capítulos. La estructura temática de La Valeriana es la siguiente. Primera parte, cosmografía, división o partimiento de las tres partes en los que los sabios antiguos partieron el mundo. Segunda parte trata de la población de las Españas. Tercera parte, trata de la venida de los godos a España. Cuarta, desde el tiempo del infante don Pelayo hasta el del rey don Enrique cuarto, con la que finaliza para dar paso al Memorial de diversas hazañas. 469 Valera , Diego de, Memorial de diversas hazañas, Ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1941. 232 La labor historiográfica de Valera ha sido muy criticada a causa de su medievalismo, de ella dice Georges Cirot : La chronique que offrit a Isabelle le courtisan de Jean II et de Ferdinand le catholique est l’ouvrage d’un retardataire d’un vulgarisateur peu au courant, d’un abreviateur sans érudition personelle. Ce qui fait peut-être la nouveauté, c’est l’espèce d’introduction géographique470. De parecida opinión es Juan de Mata Carriazo, quien opina lo siguiente: Valera no es un creador, no aspira a la originalidad, es un divulgador, un autor de abreviaciones y compendios, como los que aparecen en todas las decadencias471. Sin embargo, es indudable que el papel de Valera como testigo directo y partícipe de muchos de los acontecimientos que relata, unido a la importancia que su obra tiene como exponente de la forma de entender y difundir la historia en su época, le confieren un gran interés para cualquier estudioso del siglo XV. En el campo de la literatura heráldica nuestro autor tuvo una amplia producción literaria, que se reparte tanto en cartas como en tratados. a) Entre las cartas se encuentran: - Carta sobre el derecho del rey de Castilla a llevar sus armas - Carta sobre el ceremonial de la ascensión a la dignidad de marqués - Las Preeminencias de los oficiales de armas, si bien esta obra sería susceptible de encuadrarse tanto en el género epistolar como en la tratadística. 470 Cirot, Georges, Les histories générales d’Espagne: entre Alphonse X et Philippe II (1284- 1556). Bourdeaux: Paris, 1905, p.41. 471 Valera, Diego de, Memorial de diversas ... p. XLIX. 233 b) Los tratados son: - El Ceremonial de príncipes - El Espejo de la verdadera nobleza - El Tratado de las armas o De los rieptos y desafíos También se le atribuyeron a Valera (aunque sobre esto no se puede garantizar su autoría) otras obras de carácter heráldico y genealógico: una Crónica de la Casa de Zúñiga de 1473, de la cual según Franckenau, tenía Pellicer un manuscrito472; un Blasón de armas de todos los reyes e hidalgos de España 473; una Obra de armoria e dels linatges e blasons dels barons e nobles e gentils homes de Cathalunya474 y unas Genealogías mencionadas por Esteban de Garibay475. El Espejo de la verdadera nobleza 472 Franckenau, Gerhardi Ernesti de, Bibliotheca hispánica: histórico genealógico heráldica, Lipsiae, 1724, p. 100. 473 Santiago Rodríguez lo localiza erróneamente en el ejemplar BN Ms. 3.094, ya que este texto es una copia de la obra de Pérez de Vargas. También figura una atribución similar en el ejemplar BN. Ms. 22.580 el cual se trata de una miscelánea de obras de heráldica, genealogía y otros temas, cuyo contenido es el siguiente: (f. 1 a 130) Nobiliario, (f.131 a 132) armas de los reyes de Castilla, (f. 132 a 133) linaje del mariscal de Navarra, (f.133 a 134) genealogía de los reyes de España, (f. 134 a 182) memoria de los almirantes de Castilla, (182 a 210) relación de las batallas de España y (f. 201 a 229) armas de muchos reyes. La atribución a Valera se basa en una anotación posterior que figura junto al título de la primera obra; sin embargo ni esta ni las otra son, en nuestra opinión, atribuibles claramente a Valera, o por lo menos fueron ampliadas de manera considerable, pues relatan multitud de acontecimientos y hechos de personajes bien posteriores a la muerte de este autor (hechos del Gran Capitán en la conquista de Nápoles, toma de Granada, etc.) 474 Esta atribución que ha tenido su origen en varios testimonios: una anotación del bibliotecario Dalmases en el siglo XVIII, de la que se conserva sólo la advertencia preliminar de un armorial donde Valera aparecía como autor (en el cual se le dictaba como rey de armas de Fernando de Aragón); y unas notas marginales en dos breves relaciones de blasonamientos en los manuscritos 529 y 167 de la Biblioteca de Cataluña. Sin embargo, el profesor Riquer ha desmentido estas atribuciones, dado que Dalmases se guió erróneamente, al confundir ésta con otras obras de Valera, y vistas las relaciones conservadas, la cuales son parte de la obra de Hernández de Mendoza, se puede constatar esta falsedad (Caballeros medievales y sus armas, Madrid, 1999, pp. 293-305). 475Garibay y Zamalloa, Esteban de, “Noticias de escritores genealógicos de España”, en Obras no impresas de Esteban de Garibay, RAH 9/1061, f. 24. 234 Esta obra fue el primer tratado de importancia que escribió Valera. En esta caso se la dedicó a Juan II de Castilla476. El texto es una disertación sobre la nobleza en todos sus aspectos, entre los que ocupa un lugar destacado el derecho y la forma de llevar las armas. Su contenido se puede estructurar en las siguientes partes: - Parte primera: A lo largo de los ocho capítulos iniciales Valera trata sobre el origen y naturaleza de la nobleza. En el primero aborda las interpretaciones que de la nobleza hacían los antiguos sabios, con citas de Dante, Bartolo, Aristóteles, Boccaccio, Boecio, Séneca, San Gregorio, San Juan Crisóstomo. En síntesis, se trata de una enumeración de las teorías existentes en la época sobre el origen de la nobleza, comenzando por la que afirma que antiguas riquezas y heredamientos hacen al hombre noble. La segunda corriente que comenta Valera identifica la nobleza solamente con las buenas costumbres, aunque no haya riqueza. Siendo sus defensores Boecio, Séneca, San Gregorio y San Juan Crisóstomo, entre otros. La tercera corriente dice que es noble el que desciende de valientes, esta forma de pensar es la que el autor da menos crédito, adscribiéndola a la creencia popular477. En los siguientes capítulos de esta primera parte se aprecia la influencia de la obra de Bartolo de Sassoferrato tomada de su tratado titulado De Nobilitate. Valera pasa a enumerar los tres tipos de nobleza enunciados por el jurista italiano: la nobleza teologal que tiene raíz en la bondad ante los ojos de Dios; la nobleza natural que hace noble a la persona más íntegra en su vida, sea de linaje o no, por sus actos; y la nobleza civil o dignidad. Este tipo de nobleza tiene para el autor el siguiente origen: “Es noble aquel al que el prínçipe o la ley fazen noble” 478. Valera resume así la teoría “bartolista” que prefiere la nobleza por hechos relevantes reconocidos por el príncipe: 476 Se conserva ejemplares en la BN Ms. 12.761 y Biblioteca de El Escorial N-I-13 (f. 53-78) y la edición de Valladolid de 1502 descrito por Castañeda y Alcover, Vicente, Índice sumario de los manuscritos heráldicos, genealógicos y de órdenes que se custodian en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Madrid, 1917. 477 Valera, Diego de, “Espejo de verdadera nobleza”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p. 90. 478 Ibidem, p. 92. 235 Sólo el príncipe puede dar las dignidades, así como aquel que tiene lugar de Dios en la tierra [...] dignidad es nobleza, esto dice porque son una mesma cosa479. A continuación, ejemplifica la asociación nobleza-virtud a través de la historia de los antiguos templos romanos de la nobleza y la virtud. El quinto capítulo trata sobre el origen de la llamada nobleza civil, remontándose en su relato a la leyenda del mítico Membroth, que fue el primero que reinó en el mundo y como monarca nombró a los que luego fueron señores. Vemos aquí otra vez al príncipe como origen y fuente de la nobleza, incluso de la que sería posteriormente la nobleza de linaje. A fin de respaldar estos argumentos, el autor refiere multitud de ejemplos de hombres de baja extracción que resultaron ennoblecidos por sus actos: Terencio Varo, Cayo Mario, Tulio Servio, Catón, etc. En el capítulo sexto Valera habla del ennoblecimiento alcanzado por la fuerza, es decir, el medio que utilizaron los tiranos y conquistadores, para el que sirve de ejemplo el memorable caso de Julio César. En el capítulo séptimo es donde el autor vuelve a dar otro aldabonazo sobre la concepción de la nobleza que a su juicio debe primar, una vez más inspirado en Bartolo. Otra vez recuerda que es el príncipe, como origen de la nobleza, el que puede ennoblecer a hombres llanos de dos maneras: Puede el príncipe facer en dos maneras: primera dando al tal oficio que traiga dignidad anexa; segundo, por palabras que contengan como el príncipe lo ha por noble e le da todas las libertades e franquesas que los otros nobles de conoscidos solares han en su reino480. El capítulo octavo es un ataque directo a los teóricos de la primacía de la nobleza heredada. Contra la creencia de algunos de que “el rey puede facer 479 Ibidem, p. 95. 480 Ibidem, p. 98. 236 caballeros pero no fidalgos” , Valera defiende que la nobleza se conserva siempre que los actos sean virtuosos: E tanto se puede algún dezir más noble quando más cercano a la corona real o quanto de mayor dignidad desciende o es constituido, esto porque el honor, como dicho es, solamente es devido a la virtud, e porque se presume que los que de mayor dignidad descienden, o en mayor dignidad son constituidos, son más virtuosos, mayor honor les es devido, por más nobles deven ser tenidos 481. El capítulo noveno es una recopilación de cuestiones diversas. Valera aborda cinco de ellas que a su juicio son dudosas en lo tocante a la nobleza, con las cuales utiliza la fórmula clásica de la enseñanza medieval de pregunta-respuesta: - La primera es la siguiente: ¿Son nobles los que consiguen sus dignidades con malas artes?. A lo que responde afirmativamente, porque la dignidad en sí misma no pierde la virtud, pero su titular ha de vivir virtuosamente: Si los nobles viciosamente viven, por más viles que otros deven ser tenidos482. Por tanto, para Valera una dignidad perdida sólo se puede recuperar con una vida recta y con la restitución de ésta por parte del príncipe. - Las otras cuatro cuestiones son: ¿Pasa la nobleza a los bastardos?. La respuesta también es sí, pero sólo si éstos son legitimados por el príncipe. ¿Los conversos conservan la nobleza?. Según Valera sí la conservan, 481 Ibidem, p. 101. 482 Ibidem, p. 101. 237 porque si en su fe eran nobles, más nobleza demuestran al haber abrazado la verdadera fe483. ¿Cuanto tiempo dura la nobleza de linaje?. Siguiendo a Bartolo, Valera afirma que continúa hasta los bisnietos, pero reconoce la diversidad de criterios, puesto que para algunos autores esto sólo concierne a los nobles sin título. En Castilla seguirán siendo nobles mientras no sean bastardos ni desempeñen oficios viles. El autor se queja diciendo que esto es contra derecho pues no asegura la bondad de los actos de los nobles: De lo qual grandes errores se siguen, que donde no se faze diferencia entre los buenos e los malos confusión se sigue484. El planteamiento de estas materias particulares tiene los mismos objetivos que la obra en su conjunto, demostrar que la nobleza por los actos prevalece sobre la del linaje y que el príncipe es el único capaz para premiar actos nobles con la dignidad nobiliaria. En el capítulo décimo, trata de como hubo principio la caballería. En este apartado se encierra una queja sobre el desprestigio que la caballería tenía en su época a juicio del autor (cuestión que también veremos en tratadistas posteriores como Hernández de Mendoza). Valera compara el pasado glorioso con los tiempos que le ha tocado vivir: Entonces se buscaba en el cavallero sola virtud, agora es buscada cavallería para no pechar, entonces a fin de honrrar esta orden, agora para robar en su nombre [...] ya no curamos quanto virtuoso sea el cavallero, mas quanto abundoso sea de riquezas; ya su cuidado que ser solía en cumplir grandes cosas es convertido en pura avaricia; ya no an vergüenza de ser mercaderes e usar de sus oficios aun mas desonestos, antes 483 Sobre esta cuestión algunos estudiosos como Simón Díaz han visto la influencia de los orígenes conversos de Valera. 484 Valera, Diego de, Espejo ... , p. 105. 238 piensan aquestas cosas poder convenirse [...] y así como el hábito no faze al monje, así lo dorado no faze al cavallero485. En el capítulo undécimo y último Valera aborda el tema de los emblemas. El contenido de éste es propiamente un tratado de heráldica que podía haberse escrito al margen del resto de la obra, pero es significativo que aparezca ligado a la temática nobiliario-caballeresca. Queda claro el vínculo que para Valera existe entre estas materias, pues las trata como facetas de un mismo campo. Valera identifica el uso de emblemas heráldicos como algo que afecta solamente al mundo nobiliario. Siguiendo a Bartolo, distingue dos tipos de armas: las de dignidad y las de linaje. Para su explicación argumenta sobre las armas de dignidad, las cuales llevan los monarcas por su desempeño, y las armas de linaje que llevan por su familia. En esta cuestión profundizará más en la carta que trata sobre el derecho del rey Católico a usar sus armas. Para defender el doble uso de armas según su procedencia, dignidad o linaje, Valera pone el ejemplo del duque de Borgoña que lleva las de Francia por linaje y las rodea de los emblemas de los territorios que por su dignidad le pertenecen. A continuación explica las formas de asunción de armas, que son las siguientes: por herencia, dadas por el príncipe, ganadas en batalla486 y tomadas por sí mismos, todas las cuales pasarán a todos los descendientes legítimos por derecho común. Las armas que más importancia tienen son las dadas por el príncipe, con lo que retorna al argumento de la defensa del ennoblecimiento por méritos frente a la nobleza de linaje, en idéntico sentido que lo defendido por Bartolo. Los emblemas ganados en batalla no se pueden tomar si son de dignidad, puesto que sólo se pueden llevar si se ostenta la dicha dignidad. Este mismo 485 Ibidem, p. 107. 486 En este aspecto es en el único que Valera se aparta del contenido ideológico del tratado De Insigniis et armis de Bartolo, pues el italiano no contempla esta forma de asunción directamente, aunque siempre habla de la asunción de armas por méritos, entre los que se podrían encontrar los militares. En este tema pensamos que Valera toma más como fuente esta idea presente en el Arbre des batailles de Honoré de Bouvet. 239 principio fue el que enunció Valera ante el emperador para defender que el rey de Castilla llevaba justamente sus armas, aunque se perdiera el pendón en Aljubarrota, dado que seguía conservando su dignidad real en Castilla. Posteriormente pasa a abordar las cuestiones derivadas del derecho a asumir las armas, tal y como se hace en el tratado de Bartolo De insigniis et armis. Explica también sus afirmaciones a través de casos prácticos (que se encuentren dos caballeros con las mismas armas). El derecho a llevar armas por los bastardos, a lo que según Valera éstos han de llevar las armas brisadas, aunque en puridad de derecho, no debían llevar armas. La última parte del tratado es la que aborda la temática de la representación de los emblemas heráldicos, explicando la división de los esmaltes en dos metales oro y argen, y cinco colores: gulas, sinoble, azur, púrpura y sable. Valera es el primer tratadista castellano que sigue las tendencias europeas en las que impera claramente el simbolismo de origen francés. Así, asigna a los distintos esmaltes cualidades que tienen su origen en el Blason des couleurs, al oro, la nobleza, a la plata, riqueza, etc. Este autor también realiza una división de los emblemas en armas compuestas tan solo de esmaltes, y armas que contienen figuras, piezas y particiones. Estas últimas son: el palo, la vanda, la faja, el cuartelado, los girones, el ceñido (frange), el escanado (escaqueado o ajedrezado), el losado (losange), la cabeza o puente y el mantelado. Otro aspecto en el que sigue las tesis de Bartolo es al asumir el principio heráldico de representar a las figuras en su actitud más noble, feroz o hermosa, según sea su naturaleza. En este su primer tratado en el que aborda la temática heráldica, Valera sienta las bases de los argumentos que repetirá, a veces literalmente, en el resto de sus obras. En ellos encontramos los elementos “bartolistas” sobre la tipología de las armas, las formas de asunción de estas y la representación de las figuras vivas en su actitud más digna. También apreciamos otros sacados de la heráldica que conoció Valera en su primer periplo europeo: el simbolismo de los esmaltes, la morfología de 240 las piezas y particiones, y la intensa influencia francesa en el uso de términos del blasón, que a veces él castellaniza directamente (en el losado o el ceñido). El Tratado de las armas Esta obra es llamada también Tratado de los rieptos y desafíos, por exponerse en ella las diversas formas de los retos y los combates personales entre caballeros. Este es el segundo gran tratado en el que Valera se ocupa del uso de los emblemas heráldicos. Para su redacción tomó como base jurídica las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, y para los temas tocantes a la tradición caballeresca utiliza la Historia Theotónica, otra obra que es una de sus fuentes habituales. En este caso el escritor dedicó su obra al soberano portugués, comenzando el tratado con la siguiente presentación: Tratado que hizo al rey don Alonso el Quarto de Portugal e del Algarve, señor de Ceuta en el tratado de las armas compuesto por mosén Diego de Valera . La estructura del contenido de la obra responde a la división de éste en tres partes, dos de derecho y tradición puramente caballeresca y una tercera donde aborda la temática de las armas: - Primera parte: De los rieptos o armas necesarias que por querella se fazen. En ella describe las fuentes del derecho, las costumbres y ceremonias que se han de tener en cuenta al realizar un riepto. Enumera los casos que se pueden dar, por traición llegando hasta catorce causas, y por menor valer de los que enumera dos. Al final describe profusamente el ceremonial del reto con las diferencias existentes en Francia, en Inglaterra y en Castilla. 241 - La segunda parte: Las armas voluntarias que sin necesidad alguna se emprenden, son los desafíos, reflejados en una reglamentación de las justas. Las cuales se llevan a cabo no por ofensa, sino por ejercicio o por gentileza. - La tercera parte: Es la de contenido netamente emblemático heráldico, y en la cual se trata de Las señales que los reyes, príncipes, cavalleros e gentiles hombres traen . Al comienzo de esta tercera parte, igual que en el último capítulo del Espejo de verdadera nobleza (con el cual coincide en gran parte de los contenidos) Valera relata el fundamento de las armas o señales, para pasar, seguidamente, a comentar las diferencias que hay entre cotas de armas y señales. Para explicar el nacimiento de las armas Valera ofrece dos versiones sobre el origen clásico de las señales, las cuales vemos repetidas en multitud de tratados heráldicos españoles y extranjeros. Estas leyendas son: la historia del águila que se posa en el estandarte de un Júpiter humanizado antes de la batalla (si bien, para Valera su oponente no es Cronos sino el rey de Troya, padre de Ganímedes). La segunda historia narra el origen de las armas por obra de Alejandro Magno, el cual las otorga a sus capitanes más valerosos antes de la batalla contra el persa Darío. Valera se inclina por dar un mayor crédito a la primera de las historias, según él “La primera parece más aprobada”487. En el siguiente apartado se ocupa de la figura y funciones de los oficiales de armas, cuestión en la que profundizará en otro tratado, llevando el comienzo de los heraldos hasta la Roma de César: Estableció doze cavalleros ancianos que luengamente en sus guerras le avían servido, por reyes de armas, los quales ordenó que fuesen presentes en batalla, llevando su blasón de armas en el pecho488. 487 Valera, Diego de, “Tratado de las armas”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p. 130. 488 Ibidem, p. 130. 242 El autor también se ocupa de un aspecto que resulta significativo para explicar la importancia que tiene en el mundo de la cultura caballeresca todo lo referente a las formas, los nombres y maneras. Éste es el asunto de las cotas de armas, tema éste que veremos repetirse en otros autores (Ferrán Mexía o Garci Alonso de Torres). Valera habla de las tres formas existentes en este tipo de prenda: la cota de armas, la tinicla y el plaquin, cada una con peculiaridades en su forma y utilización. Posteriormente, en un sentido similar, realiza una enumeración de los nombres de los distintos tipos de enseñas: vandera, pendón, palón, grinpola, quitón, estandarte, gonfalón y vandera con cola. A continuación, el tratado aborda el asunto más relevante y debatido por la tratadística heráldica de la época, el derecho a la asunción de armas, es decir, los que deben traer armas y las formas de tomar armas. Esta cuestión fue tratada ya por el autor en el Espejo de verdadera nobleza y en la que como vimos sigue a Bartolo en las formas de asunción que son: las dadas por los príncipes, las heredadas y las tomadas por sí mismos, añadiendo Valera un último caso que es la asunción de armas ganadas en batalla. La obra sigue un discurrir muy similar al último capítulo del Espejo de verdadera nobleza, coincidiendo con los mismos enunciados en materias como son: la libre asunción de armas, y las maneras de perder las armas en las que nos vuelve a recordar su mentalidad caballeresca por encima de todo (perder la bandera sin morir o ser preso, huir sin que el rey lo haya hecho, delitos o malas costumbres que llevan a perder la nobleza, y reconocimiento de la derrota en un reto). Valera inserta en la obra algunas cuestiones precisas de carácter práctico, como ya vimos en el Espejo. La primera es si es cierto que se pierden las armas al vender un condado o baronía. A lo cual responde que si éstas son de herencia se pueden llevar, al ser ya de linaje; en cambio, si son dadas por el príncipe o compradas, se perderán. Seguidamente, vuelve al tema, ya tocado anteriormente, sobre el derecho a llevar armas de los bastardos, siguiendo los mismos razonamientos que utilizó en el Espejo. 243 Al igual que en el Espejo de verdadera nobleza, finaliza el tratado con las cuestiones de composición y formas heráldicas. En el desarrollo de la obra se percibe una clara influencia de la tratadística y los usos de origen francés: blasonar por pedrería, virtudes, elementos, etc. Sin embargo, en este tratado encontramos una cuestión original: el intento por parte de Valera de defender el hecho de no respetar la regla básica del blasón, para lo cual se basa no sólo en la no falsedad de las armas de Jerusalén, sino que también pone un ejemplo castellano, las armas de los Mendoza. Si bien, Valera aquí comete un error de apreciación, creyendo que las banda de gules está directamente sobre el campo de sinople, obviando de esta manera el filete en plata que bordea la banda. El autor continúa con el relato de las diferentes maneras de armas, describiendo las piezas y particiones principales: banda, faja, palo, girón, mantel, escaqueado, frangeado, losanjeado, y las figuras con representaciones de animales que aparecen en los emblemas, en lo que sigue los mismos argumentos que ya utilizó en el Espejo. En otra cuestión Valera vuelve a apartarse de la teoría compositiva habitual de los emblemas heráldicos, al señalar que las piezas principales (jefe, cabrio, banda, faja, jirón, onda, cruz, aspa o sautor) toman un quinto en vez de un tercio del campo. También afirma que no debe haber más de diez piezas o figuras sobre el campo, diferenciándose así de las tendencias que aumentaban este número a dieciséis, ya que para él el número de diez se identifica con el equilibrio489. El Tratado de las armas, al igual que el Espejo de verdadera nobleza, no se llegó a imprimir en su época, pero ambos contaron con gran difusión de copias 489 Esta opinión es también defendida por Garci Alonso de Torres en sus Blasones de armas. 244 manuscritas desde el siglo XV al XVIII490, siendo su lectura de una gran relevancia para la tratadística heráldica castellana en la concepción de las formas de asunción de armas, donde las teorías de Valera (seguidor en gran parte de Bartolo) tendrán amplio eco en materias de carácter formal, en las que se presenta como el introductor en la literatura castellana de una gran variedad de aspectos tales como: las interpretaciones sobre los esmaltes, la forma y número de las piezas. Las Preeminencias y cargos de los oficiales de armas Este es el más breve de los tratados heráldicos de Valera, incluso podría ser catalogado como una epístola. Según el mismo autor cuenta, lo realizó a petición de los oficiales de armas del rey. Para su elaboración sigue otra vez como fuente a la Historia Teutónica. Comienza este “tratadito” con un relato sobre los orígenes de los oficiales de armas, describiendo de la misma manera que en el Tratado de las armas, la creación de la figura de los heraldos por parte de Julio César y las facultades que a estos primeros oficiales les concedió. Entre éstas se enumeran cuestiones variadas, de asistencia a los monarcas tanto en la paz como en la guerra: el estar presentes en los consejos de guerra, ser observadores de la batalla con seguro por parte de los dos contendientes para así poder juzgar premios o castigos, y servir de traductores de lenguas ignotas a sus reyes. Prosigue el tratado con las funciones atribuidas a la benevolencia de un mitificado emperador Carlomagno, las cuales eran: la disposición de que sólo los reyes y príncipes sin dependencia de otros soberanos tuviesen reyes de armas, 490 Ejemplares conservados del Tratado de las armas: B.N. Ms. 1.341, Ms. Res. 125, Ms. 7.099, Ms. 9.985, Ms. 7.558, Ms. 9.942 y Ms. 7.089; B.P. de Toledo, sig. 208, B. de Palacio II/ 1341, Casanatense de Roma sig. 1.098 y B.N. de París, Esp. 233. Del Espejo de verdadera nobleza Real Biblioteca, II/ 2.078, II/1677, II/758, RAH B-102. Así mismo en la Biblioteca de Palacio existe un manuscrito del siglo XVIII atribuido a Valera, que lleva por título Regla y ordenanza de las preheminencias o prerrogativas a cada una de las dignidades debidas en la mayor parte del mundo II/726-727. 245 sirviendo al resto de nobles a los heraldos y persevantes; la libre circulación de los oficiales de armas por todo el mundo; la facultad de juzgar junto con los mariscales sobre las desavenencias en el botín; las retribuciones y recompensas a las que tenían derecho estos oficiales; la necesidad de que los heraldos estuvieran presentes en lizas y ceremonias de ennoblecimiento. Valera termina este opúsculo con otras facultades propias de los oficiales de armas: servir de mensajeros en los desafíos y examinar la verosimilitud de los emblemas en la celebración de justas y torneos. Las epístolas En el campo de sus epístolas propiamente dichas, encontramos una de contenido netamente heráldico y de gran interés en cuanto a la aplicación práctica de las teorías sobre la diversidad de maneras de armas y su transmisión. Se trata de la titulada Epístola enviada al señor Alfonso de Velasco por mosén Diego de Valera, sobre la dubda que algunos tenían si el rey nuestro señor devía traer las armas de Aragón e Cicilia juntas con las de Castilla y León. Valera realiza en esta breve carta una clara exposición de los conceptos de armas de dignidad y de linaje para aclarar el hecho de que Fernando el Católico coloque las armas de sus posesiones reales junto a las de su linaje. Para llevar a cabo sus afirmaciones el autor se basa principalmente en Bartolo, además de las otras fuentes habituales de las obras de Valera, caso de Juan Teutónico en el noveno libro de su General Historia o Historia theotónica. También expone el autor conquense en esta epístola multitud de referencias y conclusiones extraídas de sus viajes por Europa, explicando los distintos modos de brisuras: francés e inglés, y las diferenciaciones en sus armas del primogénito con respecto a las del padre en Inglaterra, Borgoña y Francia, señalando que ésta es una costumbre que en Castilla no se sigue. Asimismo explica de manera detallada como las armas de dignidad pasan a ser de linaje. 246 Otra epístola de Diego de Valera, ésta de contenido no tanto heráldico como nobiliario, es la de Respuesta a la reina 491, en la cual se ofrece contestación a la soberana Católica, que demandaba consejo sobre las ceremonias a realizar para celebrar la ascensión al marquesado de su mayordomo Andrés de Cabrera492. En esta carta Valera realiza un completo estudio de protocolo, comenzando por el origen de la dignidad de marqués, para posteriormente explicar la preeminencia de ésta sobre la de conde. La tercera y última parte de la carta es una exhaustiva relación del protocolo a seguir en la investidura, en la cual se describen las vestiduras que ha de portar el aspirante, la celebración de la misa, la comparecencia del nombrado con su estandarte de armas, la entrega de bandera, el papel de los reyes de armas repitiendo tres veces el grito de Nobleza, la comida, y finaliza la ceremonia con la donación de las vestiduras por parte del monarca. La obra de Valera, tanto en el campo histórico como en el político y caballeresco, tiene mucho de experiencia vivida. Al viajar por toda Europa, conoció a los principales monarcas y a los más famosos caballeros de su tiempo y participó en muchos de los principales hechos que le fueron contemporáneos. En su producción literaria se puede ver plasmado el pensamiento caballeresco de una época, en la que comienza a asomar el declive de la estructura militar de la caballería. A la vez que su consonancia con las teorías de Bartolo de Sassoferrato hace ver en él a un impulsor firme de la prevalencia del poder regio y del ascenso social por méritos en vez de por linaje. 491 Valera, Diego de “Carta XV”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p. 19. 492 Andrés Cabrera fue el primer marqués de Moya, título otorgado por los Reyes Católicos en Valladolid el 4 de Noviembre de 1475. 247 Juan Rodríguez de la Cámara Como respuesta a las teorías “bartolistas” surge en Castilla otra tendencia que enfoca el uso de los emblemas heráldicos hacia otras posiciones más proclives a la preferencia de la nobleza de linaje en la debatida cuestión de la asunción de las armas. Quien inicia esta tendencia es Juan Rodríguez de la Cámara o de Padrón, escritor y cortesano, conocido sobradamente por su faceta de autor literario. Según parece, Juan Rodríguez nació a fines del siglo XIV, probablemente en Galicia, para algunos autores cerca de Arcacia, y para otros en Rocha. Su familia formaba parte de la baja nobleza gallega. Se cree que ya en 1419 acompaña al arcediano Reina en su primer viaje a Italia493. Con seguridad, sabemos de su actividad durante su amplia estancia en Italia como acompañante del cardenal Cervantes. Rodríguez de la Cámara fue durante su juventud un gran vividor, gozando de los placeres de la vida palaciega y caballeresca en los ambientes renacentistas. En particular fueron muy famosos sus posibles amores con una dama de la alta nobleza sobre la identidad de la cual aun se debate. Acerca de este periodo de su vida, dice Gilderman: It is at point that the biographical picture becomes cloudy and the possibilities for a legend emerge. Sometime during his stay at court, he fell in love with a woman of prominence. The identity of this woman has never been as certained, mainly because Juan Rodríguez took such pains to conceal [...] Rumor and conjeture have sought to identify this woman as one of the ladies in waiting to the queen, María of Aragón, wife of John II, but the mysterious lady’s identity remains unknown494. 493 Lida de Maikel, María Rosa, “Juan Rodríguez de Padrón: vida y obra”, en Estudios sobre la literatura española del siglo XV, Madrid, 1977, p. 23. 494 Gilderman, Martin S., Juan Rodríguez de la Cámara, Boston, 1977, p. 11. 248 Sin embargo, fue un acontecimiento de muy diferente cariz el que vino a dar un nuevo rumbo a la vida del autor: la muerte de su amigo Macías, cuyo breve epitafio, citado por Nicolás Antonio, en su tumba de Arjonilla, es un ejemplo recogido en una breve frase del ideal de amor caballeresco: “Aquí yace Macías, el enamorado”495. Así, los días de caballerías y amores de Juan Rodríguez de la Cámara terminaron en 1430 cuando bajo la influencia de la idea de la futilidad de lo terreno entró a profesar en la orden franciscana, falleciendo en el convento de Herbón a mediados de siglo. La vida y la obra de Cámara fueron las de un caballero de su tiempo, y sus dos guías fueron el honor y el amor. De nuevo afirma Gilderman refiriéndose al autor: Juan Rodríguez was not just a poet and novelist; he was the lover of a woman of the highest nobility, and a man who claimed for himself the leadership of the courtly love movement and the right to interpret courtly love customs as he thought they applied to contemporary social mores496. La obra de Cámara en conjunto es un reflejo del ideal caballeresco, según dice César Hernández Alonso: Su obra, en conjunto, posee esa unidad de enfoque y mono-tonia, que revela a un autor en plenitud. Toda ella es unitaria y no se puede concebir ni comprender parcialmente, sino que cada una apoya y está en función de la otra497. 495 Antonio, Nicolás, Bibliotheca hispana vetus, Madrid, 1788, V.II, 247. 496 Gilderman, Martin S., Op. cit., p. 13. 497 Hernández Alonso, César, Siervo libre de amor de Juán Rodríguez de Padrón, Valladolid, 1970, p. 11. 249 Por esta razón, los motivos temáticos de la obra de Cámara coinciden totalmente con el modelo de ideal que guió su vida, basado en tres cuestiones: el amor, el honor y la mujer. - El amor, encarnado en su obra poética498 en la que destacan los Siete gozos de amor y los Diez mandamientos de amor, además de algunos poemas conservados a través de cancioneros499 y en su famoso relato Siervo libre de amor500. - El honor, representado en su Cadira de honor. - La mujer, a la que dedica su Triunfo de las donas501, obra en la que defiende a la condición femenina frente a los ataques que venían haciendo a dicho sexo autores como Pedro Torrellas en su Maldezir de mujeres, Boccaccio y el arcipreste de Talavera en El Corbacho, mostrándose Cámara partidario de la instrucción de la mujer y de su participación en artes liberales. Este tratadista también fue autor de una producción historiográfica de la que sólo tenemos noticias indirectas por referencias. Pudieran ser suyas unas Genealogías502 y otra obra titulada Oriflama. También se le han atribuido obras como parte de la Crónica de Juan II, entre 1420 y 1438 y la Crónica gallega de Iria.503 498 Se le atribuyen 21 composiciones poéticas, si bien para Paz y Meliá sólo 15 lo son con certeza. 499 Como el impreso en Sevilla por Croberger en 1540 o manuscritos conservados en la BN Ms. 3755 y el Ms 3765 . 500 Esta obra tiene así mismo muchos componentes de novela caballeresca, se conserva en el Ms. 6052 de la BN. 501 El triunfo de las donas se puede considerar, como han hecho algunos autores, caso de Nicolás Antonio y Wadingo, como la primera parte o justificación de la dedicatoria a la reina doña María. Una segunda parte sería La cadira de honor. Ambas fueron reunidas en una obra de conjunto a la que Nicolás Antonio puso el nombre de Tratado de nobleza e fidalguía o De nobilitate. 502 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 25. 503 Para Paz y Meliá estas atribuciones carecen de fundamento, Op. cit., p. XXXI. 250 En materia de genealogía, se da como suyo un libro de Linajes de Galicia, del que no se conoce más que la cita realizada por Franckenau504, basándose probablemente, en una anterior de Nicolás Antonio505. La obra de Rodríguez de la Cámara cuyo corte es netamente caballeresco y por la cual se le puede incluir dentro de la panoplia de autores de tratadística heráldica, es la Cadira de honor506. La Cadira es, en esencia, un tratado donde se explica el ideal nobiliario de fines de la Edad Media. Para Paz y Meliá este texto se escribió aproximadamente en 1443, fuera de España, puede que en Padua o en Basilea507 La obra recibe influencia de los conceptos de nobleza presentes en la Castilla de su época, y dominada por la polémica sobre la concepción nobiliaria de Bartolo y continuada por Valera, sobre la primacía de la nobleza alcanzada por méritos del individuo ante la nobleza que se trasmite por medio del linaje. La estructura del contenido de la obra es la siguiente: en sus primeros capítulos se trata de una exposición sobre la virtud y la nobleza, para pasar a una segunda y última parte en la que el autor se ocupa de temática netamente heráldica. Comienza la primera parte, como hace Valera, enunciando las cuatro fórmulas de nobleza expuestas por Bartolo en su tratado De Nobilitate, las cuales son nobleza vulgar, teológica, moral y política. A continuación, va exponiendo más ampliamente las peculiaridades de cada una de estas formas de nobleza, realizando una primera crítica a las teorías de Bartolo, en terrenos como la defensa del linaje, donde se apoya en las tesis de Alonso de Cartagena, quien sostenía como necesaria la claridad de linaje en sus cuatro cualidades de nobleza. Luego realiza una segunda crítica, apoyándose en Aristóteles y Vegecio, sobre la 504 Frankenau, Gerhardi Ernesti de, Op. cit., p. 238. 505 Antonio, Nicolás Op. cit., V.II,248. 506 Se conserva en varios manuscritos entre ellos el Ms. 11.136 en la BN y B-104 en la RAH 507 Según afirma Paz y Meliá en su edición de las obras de Juan Rodríguez de la Cámara, Madrid, 1884, p.XXIX. 251 cuestión de la inoportunidad de la concesión de dignidades a gente sin linaje508. Basándose en estos autores, Cámara se va identificando con una postura de defensa de la nobleza de linaje, argumentos que, según veremos más adelante, influirán de forma decisiva en otras obras, caso del Nobiliario Vero de Ferrán Mexía, máximo exponente de las teorías sobre la claridad de linaje, donde se dedican alabanzas a Rodríguez de la Cámara509. La segunda parte de la Cadira es un tratado del blasón, en el que mediante la forma de exposición de diversas cuestiones y sus respuestas (tal y como hacen el propio Bartolo y Valera) va dejando claras sus opiniones sobre los conceptos básicos de las armas. La primera cuestión de carácter emblemático heráldico que plantea Cámara, es si cualquier persona puede tomar armas. Nuevamente refuta a Bartolo desde una perspectiva de las armas como señal de nobleza: Las armas son propias señales de fidalgos e de sus legýtimos descendientes510. De forma parecida a Valera, Cámara relata la leyenda de Júpiter y el águila sobre el comienzo de uso de emblemas, pero también ofrece otra visión más realista sobre esta cuestión, explicando el comienzo de las armas en los primeros tiempos por una necesidad práctica, la de identificar a los caballeros que peleaban ocultos. Otra gran cuestión, también sobre la asunción de armas, es la que plantea Cámara sobre si las armas pueden ser tomadas por sí o deben ser dadas por el príncipe, siempre sin poner en tela de juicio la opinión de que la persona que las tome de ser siempre noble. A lo que responde que sí se puede realizar la libre 508 Rodríguez de la Cámara, Juan, Cadira de honor, Madrid, 1884, p. 142. 509 Mexía, Ferrán Nobiliario Vero, libro I, cap. 45. 510 Rodríguez de la Cámara, Juan ,Op. cit., p. 156. 252 asunción, pero, en consonancia con Bartolo, dice que las armas de mayor calidad son las dadas por el príncipe511 . La tercera pregunta planteada es si un gentilhombre puede tomar armas de otro. En lo cual Cámara vuelve a discrepar de la postura de Bartolo pues según él no las puede tomar sin licencia del titular del linaje, rechazando la tesis de éste sobre la identificación emblema con nombre. Aunque discrepa en esta premisa básica, Rodríguez de la Cámara sí se vale de los mismos ejemplos que el italiano para explicar los casos en los cuales no es lícita la repetición de unas mismas armas: Que un escribano, el qual de su propya abtoridad aya tomado un signo que su linaje no aya traýdo jamás, a cualquier otro puede defender que non lo pueda tomar, e por esta vía semejante, un oficial a otro que de su misma señal non deva usar512. Sin embargo, en la explicación del caso de la coincidencia de armas de caballeros de distintos reinos sí que está de acuerdo con Bartolo: E aquesta razón porque un apolonio puede tomar armas de uno de España, syn su licencia, e uno d’España de un çipriano, e un çipriano de un alemán, e así de las otras naciones, el señor de las armas no lo pudiendo vedar, por quanto las provincias son tan diversas unas de otras, e tan alongadas, que la falsedad çerca de la sucesión e de las otras cosas, non se puede causar desonor, daño o peligro, a cuyas son dende seguir513. 511 Ibidem, p.157. 512 Ibidem, p.158. 513 Ibidem, p.159. 253 Frente al problema de repetición de armas, el autor vuelve a estar en consonancia con Bartolo al dar la prioridad en caso de igualdad a las armas concedidas por el príncipe: E lo que ove dicho que uno puede a otro defender que non tome sus armas, ha lugar contra el que las tomase de su propia autoridat, no contra el que las tomas de mano del prinçipe. E aquesta es una de las razones porque son mas honorables. La segunda es que su dos gentyles onbres de ygual dignidat unas armas tomasen, e non pareçiese destos qual fuese el primero, el que las tyene del prínçipe puede al que las tomo de sy mesmo fazer defendimiento, e en la batalla lo preçedería, aunque les oviese tomado primeramente514. El segundo gran bloque dentro esta parte de contenido emblemático es, al igual que en las obras de Valera, un tratado formal sobre teoría de composición heráldica. Primero, sobre la descripción de los esmaltes. Rodríguez de la Cámara explica el significado de la regla básica del blasón: “Nunca color sobre color ni metal sobre metal”. Existe otro aspecto en el que el autor se aparta de las normas tradicionales al considerar, como otros tratadistas, diferencias teóricas entre colores y metales. Ya que para él un color sólo, sin división, no puede hacer armas, y los colores sin metales no constituyen armas. En cuanto a los muebles heráldicos, divide a éstos en cuatro tipos: animal sensible, cuerpo vivo no sensible (vegetales), cuerpo no vivo estante (edificaciones, castillos, etc.), cosa no viva y estante (piezas, particiones, muebles diversos, etc.), división que, luego veremos, será utilizada por otros autores posteriores (Garci Alonso de Torres). 514 Ibidem, p.160. 254 Al igual que Bartolo, Cámara da reglas para la disposición de las figuras sobre los diversos soportes; tales como caballos, escudos, cotas, etc., en las cuales sigue fielmente las normas recogidas por el italiano en su De insigniis et armis. Las figuras han de mirar al mástil de banderas, en los escudos, vestimentas y reposteros han de mirar a la derecha del soporte, los emblemas colocados en las sobrevestas de los caballos han de mirar siempre a la cabeza de estos; en su representación, los animales han de estar en una actitud fiera o noble según su talante propio, poniendo ejemplos de águilas, leones, etc. También a imitación de Bartolo, Rodríguez de la Cámara dispone la forma de colocar los colores y metales en escudos con particiones. Así dice que el metal, al ser más noble, debe estar primero. Presenta un escalafón de nobleza en los esmaltes: primero el oro, al ser el color de la luz, de los rayos del sol, luego lo colorado, luego el azul, la plata, etc. Así, según se acerquen a la claridad de la luz, así son más nobles515. En la exposición de estas interpretaciones simbólicas, Cámara, como la mayoría de los otros autores de su tiempo, va alejando a los emblemas de sus usos y de sus orígenes puramente militares, y ya los hace encaminarse hacia un encorsetamiento formal. también se hace presente esta tendencia en la gradación que realiza de la nobleza de las figuras, animales, cuerpos celestes, incluso dentro de las propias figuras en lo tocante a la nobleza de sus partes: Otra dubdosa quistión que por algunos se suele mover prosyguiendo, conviene a saber: que aquella figura de qualquiera de los quatro nombrados animales se deve aprovar las bestias que no se traen por armas todas enteramente, mas traense por algunos algunas partes de ellas; e çerca desto, qual parte sea, primeramente del cuerpo es de conosçer si por ventura la cabeça del animal, e se demuestra viva en su 515 Ibidem, p.165. 255 contynençia, como sea del cuerpo la mas noble parte, retyene su propia figura516. Encaminado hacia una tendencia que representaba lo artificial en el uso de las armerías, Cámara afirma que los príncipes han de otorgar los blasones que convengan a la virtud y condición de la persona que va a recibir las armas, poniendo ejemplos de diversos esmaltes, según sean los merecimientos del destinatario del emblema. La Cadira, en su parte dedicada a las armas, no es en puridad un tratado del blasón como los de Mexía o Torres, pues no explica asuntos básicos de la temática heráldica, tales como: las formas de las piezas o la manera de blasonar; sino que se trata de una obra donde se enfoca en principio la problemática de la asunción y preeminencia de las armas desde el punto de vista que ha guiado la primera parte del tratado en cuestiones nobiliarias. Por tanto, las armas son para el gallego patrimonio de los nobles, aunque supeditadas a la voluntad del príncipe, que es el que da dignidades y también armas. La última parte del texto tampoco es propiamente un tratado que aborde la composición heráldica y su disposición o, dicho en terminología especializada, el blasonamiento. Solamente se adentra en este tipo de contenidos a la hora de exponer la forma de representar las figuras. La obra de Cámara refleja una concepción simbólica de las armas como exponente de nobleza a través de sus aspectos formales, las figuras han de ser nobles, los animales estar representados en su actitud más noble, la parte a representar ha de ser la más noble y los esmaltes tienen una propia gradación de nobleza. 516 Ibidem., p.167. 256 Ferrán Mexía Las teorías heráldicas de Bartolo de Sassoferrato fueron asumidas por los tratadistas castellanos de manera casi unánime en lo que respecta a las formas de representar los emblemas. Pero tuvieron una contestación en la Castilla del siglo XV en lo tocante a la libertad de asunción de armas. Pues la sociedad castellana se encuentra en pleno proceso de aristocratización del uso de los emblemas heráldicos, cuestión que va a pasar a ser indiscutible. Dentro de esta postura, y siguiendo los pasos de Rodríguez de la Cámara, en el último tercio del siglo aparece otro autor que defiende a ultranza la primacía de las armas de linaje, se trata de Ferrán Mexía. Poco se sabe actualmente sobre la vida de Ferrán o Fernando Mexía. Era, por su linaje, miembro de las elites dirigentes de Jaén, descendiente del famoso alcalde de Antequera Rodrigo de Narváez. Era además, según él dice en el comienzo de su propia obra, veinticuatro, es decir, uno de los regidores de la ciudad. Sobre su devenir en la vida pública sabemos que fue firme opositor al condestable Miguel Lucas de Iranzo y a su política, ya que la nobleza urbana de Jaén siempre estuvo en contra del favorito de Enrique IV, aunque éste se casara con Teresa Torres, representante de uno de los mayores linajes del reino de Jaén. Los principales linajes nobles de la ciudad tuvieron una actitud de conspiración permanente contra el condestable517. Parece ser que Mexía fue uno de los cabecillas de este grupo opositor, siendo uno de los conjurados en el primer intento de acabar con la vida del condestable, por lo cual llegó a estar preso518. El talante de Mexía y su obra se pueden resumir en la muy acertada definición que de él da Sánchez Mariana quien así: 517 Véase en Los Hechos del condestable Miguel Lucas de Iranzo, Ed. de Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1940. 518 Mexía, Ferrán. Nobiliario Vero, Ed. de Manuel Sánchez Mariana, Madrid, 1974, p. 8 . 257 Hidalgo defensor de los derechos de la nobleza, fiel en amistad, poeta a ratos enamoradizo, a ratos satírico meditativo y grave519 En lo tocante a su obra literaria sabemos que fue autor de algunos poemas que están recogidos en el Cancionero General de Hernando del Castillo y en las Coplas a Juan Álvarez Gato. También es posible que Mexía fuera el autor de un nobiliario de carácter descriptivo titulado De la genealogía de España del que habla Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana, pero que no debió ver personalmente pues sólo afirma que el nobiliario fue muy alabado por Alejo Vanegas en su libro De la agonía de la muerte520. Tenemos otras noticias de la existencia de esta obra por referencias de algunos autores. Jerónimo Gudiel la cita como una de sus fuentes junto a otros nobiliarios, armoriales y libros de linajes521. Entre las fuentes seguidas en el titulado Nobiliario de España, aparece la Genealogía atribuida a Mexía522. Argote de Molina se refiere a menudo al nobiliario de Torres en su Nobleza del Andalucía523. Esteban de Garibay ofrece un testimonio que puede confirmar la existencia de esta obra, si bien difiere de los anteriores al opinar que el jienense no pudo terminar la obra: Fernán Mexía veinteyquatro de Jaén, autor del Nobiliario Vero comencó a escribir otra ovra de los linajes de Castilla, la qual acabó su hijo Fernando Arias Mexía, según me lo certificó en unas relaciones don Fernando de Portugal y de Torres524. 519Ibidem, p. 7. 520 Antonio, Nicolás, Op. cit, V.II, 336. 521 Gudiel, Jerónimo, Compendio de historias, Alcalá de Henares, 1573, f. 3. 522 Nobiliario genealógico de algunos linajes y casas de España. Atribuido al cardenal Francisco Mendoza y Bobadilla. RAH 9/233, f. 276. 523 Por ejemplo, en los capítulos de los Manrique y en el dedicado a Lope Ruíz de Haro (cap. 15, lib. II). 524 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 24. 258 También pudiera ser que Mexía fuese autor de un tratado, hoy desaparecido, titulado Libro sobre los caballeros conquistadores de Baeza, cuyo prólogo reproduce Martín Gimena Jurado en su obra Catálogo de los obispos de las iglesias catedrales de la diócesis de Jaén525. Pero, sin duda, su obra principal y por la cual ha pasado a la posteridad es la titulada Nobiliario vero. Este tratado fue comenzado en 1477, y se acabó de escribir el 15 de mayo de 1485, según cuenta el autor en la dedicatoria dirigida a Fernando el Católico 526. Pese al título por el que es conocida, la obra no es en sí un nobiliario, ya que no se trata de una relación genealógica de un conjunto de linajes de la nobleza de un territorio, con o sin contenidos heráldicos. Sino que se trata de tres tratados en los que aborda la temática de la nobleza y las armas. El éxito del libro fue rotundo, como dato más elocuente se puede recordar que se trata del incunable español del cual se conserva mayor número de ejemplares527. Además también se conservan numerosas copias manuscritas528. El contenido de la obra se estructura en tres tratados que bien pueden entenderse como independientes entre sí, pues según dice el propio autor: 525 Madrid, 1654. Citado por Sánchez Mariana, Manuel, Op. Cit., p. 11. 526 Ver además: Ensayo de una Biblioteca española de libros raros y curiosos de Bartolomé J. Gallardo. 527 La primera edición, aunque dudosa para muchos autores, es según Simón Díaz de Sevilla, 1485. La primera con seguridad es la de Sevilla: Pedro Brunt y Juan Gentil, 1492 de la que se conservan los siguientes ejemplares: B.N. de Madrid I-2.299, I-636, I-657, I-907, I-1067, I-1913, I-1991 y en Bibliotecas de: Univ. de Barcelona, Boston, Bry Mawr, Cambridge, Copenhague, Cuenca, B.Congreso de Washington, B.P. de Toledo, B. Univ. de Zaragoza, B.N. de Rio de Janeiro, B.N. de París, Spanish Society de Nueva York, Academia de la Historia de Madrid, etc. hasta un total de 39 ejemplares. 528 BN. de Madrid Ms. 19.384 (fragmento), Ms. 18.683 (capítulo XXVII), Ms. 3.511 (esta signatura, que figura en el Índice de la B.N. no es correcta), B. Univ. de Salamanca sig. 2.428, Simón Díaz cita un ejemplar hoy desaparecido. 259 El qual [tratado] es o será partido en tres partes. La primera parte tiene cient capítulos. Tracta açerca de la nobleza. La segunda parte trata açerca de la contradiçión o contradiziendo abundantemente aquellas tres conclusiones del Bártulo que pone en el libro de nobilitate [...] so el qual el dicho Bártulo quiso ofender a toda la nobleza e fidalguía [...] contine LXII capítulos y párrafos sobre la caballería [...] La terçera parte trata açerca de la armería. Otrosí de las ynsignias529. a) En el primero, compuesto de ciento un capítulos, habla de los orígenes de la nobleza, desde los personajes bíblicos y de la antigüedad clásica. La finalidad del autor es destacar las cualidades de la nobleza, y explicar las dignidades y la diversidad de títulos nobiliarios. Su contenido se puede articular de la siguiente manera: - El primer bloque temático se extiende desde el capítulo uno al cuarenta y dos. Comienza con la exposición y explicación de los diferentes tipos de nobleza ya tratados en Bartolo, Valera y Cámara: teologal, natural, común y política. Esta explicación se desarrolla a lo largo de los cuatro primeros capítulos, donde el autor expone que la justificación de la nobleza es su origen por el linaje. - El segundo apartado de esta primera parte iría de los capítulos cuarenta y seis al setenta y dos. Aquí se vuelven a utilizar por parte de Mexía argumentaciones históricas y sagradas para defender su postura de justificación de la nobleza en virtud del linaje. Desde el capítulo setenta y tres al final de este primer tratado, la obra es más un ceremonial 529 Mexía, Ferrán, Op. cit., Introducción. 260 en el que el autor trata sobre las diferentes dignidades nobiliarias, empezando por el origen de la realeza. b) El segundo tratado es una obra independiente concebida como una refutación de lo expuesto por Bartolo en su tratado De Nobilitate. Mexía fundamenta esta refutación en antecedentes clásicos, básicamente en citas de Virgilio. El autor jienense comienza exponiendo las cualidades de los diferentes grados de nobleza, desde los altos nobles hasta los escuderos, a esto añade una nueva explicación sobre las virtudes de la nobleza. Este apartado está escrito partiendo del símil que identifica los argumentos que esgrime el autor con dardos dirigidos contra la tabla que representa las tres tesis defendidas por Bartolo en su tratado. Estas ideas eran las siguientes: que el linaje no da nobleza, que la nobleza sin dignidad no se extiende más allá de la cuarta generación y que es más noble el plebeyo ennoblecido que el noble de antigua generación. Mexía divide este tratado según las tres partes o conclusiones del italiano que pretende ir rebatiendo. La primera consta de los doce primeros capítulos; la segunda de siete capítulos y la tercera de treinta y tres, a la que siguen once puntos a modo de conclusión. c) El tercer tratado habla de las armas de linaje: blasones, señas, etc. En él Mexía diserta sobre quien debe llevar estos distintivos y cómo han de disponerse. Esta parte del libro es una obra de carácter puramente heráldico, donde Mexía expone sus tesis sobre las clases de emblemas, la forma de asunción de las armas y las maneras de representarlas. El texto comienza con una introducción en la cual el tratadista jienense plantea la necesidad de que los nobles e hidalgos conozcan el mundo de las armerías, esta cuestión era muy al uso de los autores de su tiempo, pues vemos argumentos parecidos en las introducciones de los tratados de sus coetáneos (por ejemplo el Libro de armería de Hernández de Mendoza y al Blasón de armas abreviado de Garci Alonso de Torres). El contenido heráldico comienza con una exposición sobre las armas como símbolo de nobleza, a la cual dedica los dos primeros capítulos. En ellos argumenta las cuatro razones por las que no pueden llevar armas los plebeyos: no son dadas por el príncipe, no son fruto de un hecho memorable, no respetan las normas del blasón y, sobre todo, son asumidas libremente. Finaliza esta parte con 261 la descripción de los elementos nobles que acompañan a la propia representación de la emblemática heráldica, entre los que destaca el timbre. A continuación, Mexía inicia una exposición histórica sobre el origen mitológico y evolución de las armerías, desde sus comienzos con la leyenda de Júpiter, pasando por Israel, Carlomagno, hasta los godos. A esta parte sigue un inciso que ocupa los capítulos del séptimo al noveno, en el que trata sobre el origen y funciones de los oficiales de armas. Prosigue con los capítulos del décimo al duodécimo, donde finaliza la exposición sobre el talante caballeresco de las armerías. A partir del capítulo trece comienza la segunda parte del tratado del blasón en la que Mexía aborda las formas de los emblemas y su representación. Para esto se vale de las pautas definidas por el tratado de Bartolo, en su De insigniis et armis. Si bien, también toma como fuente el Arbre de Batailles de Bouvet. En el capitulo trece se ocupa de cómo deben ser llevadas las armas y enuncia los cuatro tipos de figuras que ya hemos visto anteriormente en la obra de Rodríguez de la Cámara. En los capítulos catorce y quince explica las formas en las que se deben representar las armas: el simbolismo de los esmaltes en su nobleza natural, la manera de representación de los animales en sus actos más nobles. En estas cuestiones sigue lo escrito por algunos de los tratadistas que le precedieron (Cámara, Bartolo y Bouvet). En los capítulos dieciséis a veintitrés vuelve a hablar sobre los esmaltes, a los cuales asigna contenidos y significados simbólicos, siguiendo las tendencias interpretativas ya vistas en otros autores. Mexía expone cual debe ser la gama de colores de los emblemas: el azul o blao, el verde o sable, el negro o synoble, el colorado o goles o bermejo (vemos como en el texto se confunde el sable y el sinople), pero no incluye entre ellos el púrpura del que dice: Es otra color que se dize púrpura, algunos quieren contalla por quinto color, pero no es propia color salvo es contada sola color del goles530. El capítulo veinticuatro se dedica a cuestiones clásicas de la tipología, la asunción y la transmisión de las armerías, sobre las cuales vuelve a repetir lo 530 Repite esta opinión en el capítulo 26 en el cual argumenta que no es color ya que no está representado por ningún elemento, ni piedra preciosa, ni virtud (Op. cit., cap. 16). 262 expuesto por tratadistas anteriores. Los tipos de armas: de dignidad y de linaje (vemos como vuelve a lo tratado por Bartolo y Bouvet); la pérdida de las armas (cuestión tratada por Bouvet y Valera), cosa que puede darse en el campo de batalla, en la huida del combate, en la pérdida de la nobleza o caballería y al declararse vencido en un duelo. El sistema de transmisión de las armas de familia, de padres a hijos, y el papel de los bastardos (cuestión que también fue abordada repetidamente por Bartolo y Valera). En el capítulo veinticinco se aborda la representación de figuras vivas en los emblemas. Este fragmento de la obra es de especial interés, pues se trata de uno de los capítulos en los que Mexía demuestra su conocimiento profundo de las principales armerías castellanas, con ejemplos de linajes nobles, caso del el de los duques de Alba, donde cuenta parcialmente la leyenda de su origen como descendientes de los emperadores de Constantinopla y habla de la figura de Esteban Illán531. El veintiséis es un capítulo aislado en el que trata sobre el agua y el color verde. Esta dedicación especial no la volverá a realizar con ningún otro esmalte. En el veintisiete el contenido de la obra vuelve a ser el de un clásico tratado del blasón, donde se aborda la cuestión de la composición heráldica de forma simbólica, para lo que recurre a ejemplos de linajes castellanos: los Meneses con sus armas de campo de oro, y el blasón del Cid en el que cita a Gómez Manrique en un tratado que hizo sobre las armas del marqués de Santillana. En el veintiocho aborda la cuestión de cómo diferenciar entre las armas de los linajes, es decir, de las brisuras. El capítulo veintinueve y último es una mezcolanza donde trata temas principalmente de composición heráldica en la que aborda estos asuntos: el número y la forma en la que se han de representar las figuras en un escudo, máximo de diez (puede existir aquí una posible influencia de Valera quien expone lo mismo en su Tratado de las armas); la necesidad de dar un cuartel para cada linaje al realizar las particiones de los escudos; la explicación de todas las piezas con representaciones que ilustran cada caso; cómo se han de representar los emblemas en los diferentes soportes: sepulturas, cotas, banderas, trompetas, gualdrapas, cobertores de cama, reposteros y luzillos. En estas cuestiones sigue fielmente el tratado De insigniis et armis de Bartolo. 531 Esta leyenda y atribución, en parte por la similitud de armas en el jaquelado blanco y azul, es relatada en otras obras como el Libro de armería de Hernández de Mendoza. 263 Termina esta parte y el propio capítulo hablando de las cotas de armas y de los diferentes tipos de banderas y estandartes. El libro finaliza con un epílogo en el que vuelve a exponer el motivo principal del texto, a saber, la defensa de la nobleza e hidalguía. En este tratado, además de las fuentes que se citan a lo largo de las dos primeras partes, Mexía se basa en gran manera en la Cadira de honor de Rodríguez de la Cámara, de la que extrae buena parte de sus argumentos sobre representación heráldica y tipos de armas. Es posible que también conociera las fuentes que usó el autor gallego, los conocidos tratados de Bartolo y Bouvet. Aun más, resulta difícil saber si Mexía y Cámara consultaron directamente la obra de Bartolo o solamente la de Bouvet, ya que este último la sigue en los mismos aspectos, como lo hiciera el propio Diego de Valera del que también es posible que Mexía tomara algo. No hay que olvidar una cuestión que ya apuntamos al tratar del comentarista italiano: que argumentos tales como representar a los animales en su actitud más digna, los grados de nobleza de los colores, los tamaños y formas de las piezas eran de uso corriente y, en cierta medida, de carácter puramente práctico, utilizados por los profesionales de la heráldica desde el siglo XIV o incluso antes. Juan de Lucena Este autor fue uno de los más notables pensadores de la Castilla del siglo XV. Se trata de un personaje sobradamente conocido por sus obras de carácter erudito o religioso, entre las que se encuentran el Diálogo de la vida beata y la Epístola exhortatoria a las letras, las cuales gozaron de amplia difusión y por las que alcanzó gran fama en su tiempo532. Pero también abordó la temática heráldica o, más propiamente, el mundo de los oficiales de armas. Juan de Lucena, personaje de origen judaico, llegó a ser un importante funcionario, alcanzando los cargos de protonotario apostólico y consejero de los Reyes Católicos. Pero aun así hubo de pasar momentos apurados con las 532 Nicolás Antonio menciona una edición De vida beata de 1499 (Bibliotheca hispana vetus, Madrid, 1788, V II, 250). 264 persecuciones antihebraicas, pues a pesar de gozar de la exención de pesquisas inquisitoriales, el inquisidor de Zaragoza, Hernando de Montemayor, procedió contra Lucena, su hermano y otros parientes. Sobre esta cuestión dice el profesor Lapesa: La postura vital e ideológica de Juan de Lucena representa fielmente la crisis que hubieron de pasar los conversos del siglo XV al tratar de injertarse en un comunidad hostil. El repudio de que eran objeto reforzaba los lazos con el pasado hebreo, del que muy difícilmente llegaban a desprenderse; por otra parte, en el vivir de la cristiandad contemporánea siempre les quedaba algo por asimilar533. El colectivo de los conversos o cristianos nuevos formaba uno de los grupos que por su capacidad y formación fue instalándose en los cargos más importantes de la administración, (recordemos a personajes como el propio Cartagena, los Díaz de Toledo o los Álvarez de Toledo), de ahí que en sus obras se significaran siempre como defensores del poder real. En este marco se puede encuadrar una obra de Juan de Lucena, que por su temática se acerca en gran medida al mundo de la heráldica, si bien no trata de los emblemas propiamente dichos. Esta obra es un tratadito llamado De los gualardones, en el caul se habla principalmente sobre el oficio de heraldo, sus derechos y obligaciones, en un intento de enaltecer el oficio de las armas, ligándolo a la caballería. El texto está enfocado hacia una conclusión final: la justicia del príncipe premia a los que cumplen con su deber en el campo de batalla. Como el mismo Lucena dice: En este pequeño libelo recogý de algunas derramadas ystorias las retribuciones que a los buenos cavalleros solían hacer los buenos rreyes534. Para Rafael Lapesa esta obra hubo de componerse entre 1482 y 1492, pues en su inicio habla de la guerra que se va a desarrollar contra Granada535. Son éstos unos momentos de reforzamiento del poder de la corona, encarnado en 533 Lapesa, Rafael, De la Edad Media a nuestros días: Estudios de historia literaria, Madrid, 1967, p. 124. 534 Lucena, Juan de, “Tratado de los Gualardones”, en Lapesa, Rafael, Op. cit., p.136. 535 Ibidem, p. 142. 265 Isabel y Fernando, que se hallan en pleno periodo de reformas en el gobierno de sus territorios. El comienzo del tratado se dedica a exhortar a los caballeros sobre la gloria y las otras recompensas que acompañan a un buen servicio del príncipe: La remuneración haze más poderoso al que la haze, y al que la resçibe más merecedor y osado [...] La gloria, la fama la qual commo cosa transytoria que la devaes en poco tener, por ser cadhalso de la vertud non se deve menos preçiar. En pero las merçedes que de su señoría real se esperan les abivarán los coraçones536. A continuación, Lucena enumera históricamente los galardones que los reyes daban a los caballeros en la vejez, haciendo venir el vocablo harautes de heraldos y éste a su vez de la voz héroes. El autor se retrotrae al mítico Dionisio para explicar como fue este dios el primero que instituyó el oficio de armas, dejando por tales oficiales a los caballeros más valerosos que ya eran mayores para el combate. Después prosigue el relato legendario con otros personajes y pueblos: Hércules, Poro, Alejandro Magno, los judíos, los romanos, Octavio, Aníbal , Atila y Carlomagno. El tratado continúa en esta misma línea legendaria enumerando las diferentes atribuciones y derechos de los oficiales de armas. Este texto de Lucena está, por su contenido, encuadrado dentro de la temática del tratado sobre Preeminencias de los oficiales de armas de Diego de Valera. Pues su intención no es otra que la de otorgar una gran importancia al oficio de armas como medio para enaltecer la soberanía real, instauradora en tiempos ancestrales de este cometido y reguladora de sus funciones. La legitimación se encuentra realizada mediante la explicación de sus orígenes antiguos, los cuales Lucena exagera mucho más que Valera, entrando de lleno en el protagonismo de personajes míticos. Este modelo de argumentación fue usada también por otros intelectuales del Renacimiento europeo, caso de Eneas Silvio Picolomini, tal fórmula la copiarán con posterioridad otros autores (Barahona y Torres). 536Ibidem, p 137. 266 Otra coincidencia con el opúsculo de Diego de Valera se encuentra en el tratamiento de los derechos legales, protocolarios y económicos de los oficiales de armas, con la salvedad de que en este tratado Lucena hace una mayor e insistente relación entre los caballeros y los heraldos. Las similitudes con la obra de Valera no sólo se ciñen al modo de tratar esta temática mediante la búsqueda de los orígenes clásicos de los oficiales de armas, y la defensa de los derechos y remuneraciones de éstos, sino que no deja de ser muy significativo el interés de estos autores, ambos de origen converso, por el mismo campo del protocolo caballeresco, y más singularmente sobre las cuestiones de representación como son los emblemas heráldicos (hay que recordar la importancia del mundo de la caballería en la obra de otros personajes del mundo converso a través de las figuras de Alonso de Cartagena, Pedrarias Dávila y Pedro Núñez de Toledo). Estos autores escriben sendas obras cuyos contenidos son muy favorables a los profesionales del oficio de armas. Esta cuestión, además responder a la intención de un reforzamiento de la autoridad real, al ser ésta su creadora y la otorgante de sus preeminencias y facultades, puede tener además otras motivaciones de segundo orden. Pues también se puede atisbar en ellas una postura de los sectores de conversos encumbrados para buscar legitimación en su uso de las armas y, por tanto, su acercamiento a la nobleza de sangre, para lo que sería muy favorable contar con el apoyo de los profesionales de las armerías. Otra interpretación se puede encontrar en que el origen de estas obras se debiera sencillamente al interés por los asuntos de protocolo por parte de personajes cultivados y con cierta influencia en la corte, a los cuales recurren los propios oficiales de armas en busca de respaldo para sus pretensiones. 267 Pedro Gracia Dei Actualmente poco se conoce con certeza sobre la controvertida persona de Pedro Gracia Dei. Salvo el incunable del Blasón general y Nobleza del Universo, no se han encontrado obras suyas que se puedan calificar de originales o al menos de contemporáneas a la vida del autor. Muchos de los historiadores que a él se han referido le han asignado el oficio de rey de armas, si bien esta adscripción está basada principalmente en las anotaciones marginales realizadas en algunos de los manuscritos de sus obras, las cuales datan como temprano de mediados del siglo XVI. Éste es el caso de las copias conservadas de textos, caso del Vergel de la nobleza o De las armas e insignias de los mejores y más principales linajes de Castilla537, obra atribuida a él, y dirigida a la reina Isabel, en la que Gracia Dei figura como Criado y rey de armas de los muy altos e cathólicos rey don Fernando e doña Ysabel. También encontramos esta atribución en los comentarios de escritores e historiadores posteriores: Esteban de Garibay538, Gonzalo Argote de Molina539, Vasco da Ponte540 o Nicolás Antonio, quien habla de él como heraldo de los Reyes Católicos y cronógrafo541. Para Pascual de Gayangos el propio nombre de Gracia Dei era indicativo de su oficio de rey de armas, afirmación que este investigador basó en la costumbre de estos profesionales de cambiar de nombre al ser nombrados para tales cometidos. Ceballos-Escalera, en su estudio sobre los heraldos, lo cita como posible rey de armas llamado Castilla bajo el reinado de los Reyes Católicos, dando como su nombre originario, Antonio de Villamayor542. Sin embargo, no aporta ningún dato para fundamentar esa afirmación. 537 BN. Ms. 3.449. 538 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 108. 539 En la relación de fuentes que se cita en la introducción de Nobleza del Andaluzía, así mismo Argote cita numerosas de las coplas de Gracia Dei a lo largo de su obra al referirse al origen y blasonamiento de muchos linajes, Sevilla, 1588. 540 Ponte, Vasco de, “Relación de algunas casas y linajes del reino de Galicia”, en Historia de Galicia, El Ferrol, 1865-73. 541 Antonio, Nicolás, Bibliotheca hispana nova, Madrid, 1788, p. 199. 542 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Op. cit., p.28 y Apéndice. 268 Pero, para otros autores y genealogistas de los siglos XVI y XVII, tales como Aponte, Gándara543, Álvarez de Osorio544 y Salazar de Mendoza, el tratadista sólo fue criado de los Reyes Católicos, cronista e intérprete. El propio Gonzalo Fernández de Oviedo, que lo conoció personalmente, habla de él como cronista sin mencionar adscripción alguna al oficio de armas cuando dice: El coronista Gracia Dei, que yo conosçi muy bien, era muy leido e de bivo ingenio545 El coronista Gracia Dei, que vos y yo conosçimos bien546 Tampoco es reconocido como oficial de armas por un profesional de este oficio, Garcia Alonso de Torres, quien lo cita como fuente en su Espejo de nobleza, a través de su sobrino Antonio de Barahona547. Seguimos sin encontrar menciones sobre su oficio de armas en la información que sobre él nos aporta Salazar y Castro, el más profundo conocedor de la literatura heráldica y genealógica que ha dado nuestro país, el cual sólo dice que fue cronista de los Reyes Católicos548. En la edición de su Nobleza del Universo tampoco se menciona nada de su posible desempeño del oficio de armas, por lo que es fácil deducir que cuando escribió esta obra no era heraldo, ni mucho menos rey de armas, pues lógicamente hubiera declarado según era habitual que lo hicieran en sus tratados estos oficiales549. Si bien cabe la posibilidad de que lo fuera con posterioridad. Por lo que podemos deducir, el propio nombre de Gracia Dei tampoco responde a un clásico nombre de oficial de armas, los cuales solían referirse en España más a territorios o dominios de sus señores (Aragón, León, etc.), términos relacionados con la caballería (Ristre o Avanguardia) o nombres de órdenes caballerescas (Toisón, Jarretera, Banda). Por último, sus obras Blasón General y la Nobleza del Universo no denotan en su contenido una exposición sistemática 543 Armas y triunfos de Galicia: hechos heroicos de sus hijos y elogios de su nobleza, Madrid, 1670, parte III, p. 311. 544 Álvarez de Osorio, Rodrigo, Descendencia de la casa de los Osorios, BN. Ms. 3.449. 545 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo Batallas y Quincuagenas. Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, Madrid, 1983-, p. 428. 546 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo Batallas y Quincuagenas Ed. de Juan Bautista Avalle- Arce. Salamanca, 1989, p. 56. 547 BN 11.423, f. 137. 548 Salazar y Castro, Luis de Biblioteca Genealógica española, BN. Ms. 18.121, f. 1 v. 549 Caso de Garci Alonso de Torres o su propio sobrino Antonio de Barahona. 269 de los elementos y términos del blasón, que sería propia de unos tratados generales de heráldica realizados por un profesional de la materia; así lo hace su contemporáneo el rey de armas Garci Alonso de Torres; y otros autores no profesionales, Valera o Hernández de Mendoza, en los que se describen claramente las normas heráldicas, las piezas, esmaltes, muebles, particiones y la forma de componer los blasones. Por lo tanto, a la vista de lo expuesto por las diversas fuentes que tratan sobre su figura, la asignación de Gracia Dei al oficio de armas es algo que de momento, no puede pasar de ser una hipótesis550, pero sin una sólida base científica. Aunque no tenemos certidumbre sobre su dedicación al oficio de armas, sí existen pruebas documentadas de episodios de su vida, las cuales se encuentran en dos donaciones del rey Fernando el Católico, la primera con fecha 23 de Abril de 1497 y la segunda del 26 de Noviembre de 1500551. Se puede asegurar que Pedro Gracia Dei fue natural de Galicia y estudiante en Salamanca552, también que vivió en la época de los Reyes Católicos, tal y como figura en el incunable de su Blasón general. Sin embargo, no existe certidumbre sobre la fecha de su muerte. Sobre esta cuestión Pascual de Gayangos retrasa el momento de su fallecimiento hasta la época del emperador, hacia 1530, basándose en dos circunstancias: la primera, en la mención a su muerte que se narra en la Genealogía de los Osorios553 y la segunda en la cita que Gracia Dei realiza en términos de pasado de la figura del cardenal Cisneros554. Sobre el contenido de su producción literaria también se da una gran cantidad de problemas, pues a este autor se le atribuyen obras de muy variado carácter y con escasos elementos en común. Ya poco después de su muerte circulaban por Castilla multitud de rimados sobre temas heráldicos, históricos o 550 Franckenau le asigna los oficios de rey de armas y cosmógrafo de los Reyes Católicos y Carlos I, basándose en otros autores como Martín de Ximena, Fernando Molina y Francisco de Mendoza. (Op. cit., n. 622). 551 Cit. Juan Pérez de Tudela y Bueso, Batallas y Quincuagenas, p. XXXIII. 552 Así lo dice él mismo al final de su Nobleza del Universo. 553 Gracia Dei, uno de los notables onbres que en nuestros siglos concurrieron en estas antigüedades. El qual espiró en mis manos en esta villa de Çafra, de quien el conde mi señor maguër niño a la sazón, mandó hacer toda la honrra que a tal señor pertenescía. (Álvarez de Osorio, Rodrigo, Op. cit., f. 18 v). 554 Ocurrida en Roa cuando el cardenal iba al encuentro de Carlos I en 1517. 270 genealógicos de autores anónimos que se asignaban al ingenio del propio Gracia Dei. Así lo atestigua Fernández de Oviedo hablando por boca de uno de sus personajes en sus Batallas y Quincuagenas: Vuestras coplas lo dicen muy bien. Días ha que yo se que vos las hicisteis, aunque algunos idiotas que no saben lo cierto, las atribuyen al coronista Gracia Dei. Pero no es aqueste solo testimonio falso el que le levanta, que cada uno que quiere lo sabe hacer: se compone una copla, la que más se le antoja metrificar a su propósito, enderezadas e intituladas a Gracia Dei, sin que tenga culpa, como un tiempo se hacía en las coplas del provincial: que ovo más provinciales como ovo fraires en aquella orden de maldicentes 555. A este testimonio se une, como dijimos anteriormente, la falta en la actualidad de los manuscritos originales de las obras de Gracia Dei, los cuales por tanto no pueden servir de fuentes para una datación que desvele más datos sobre la vida y la obra original del autor. Pascual de Gayangos realizó una aproximación a las obras no impresas de Gracia Dei en la que ofrecía una panorámica de ellas, aunque declara la imposibilidad de diferenciar muchos de los diversos nobiliarios manuscritos designados bajo diferentes denominaciones556. Este estudioso agrupó este conjunto en las siguientes obras, si bien no ofrece en su relación unas referencias de las que comenta, cuestión que hemos intentado resolver a la vez que se realizan las aclaraciones oportunas tras la revisión de su estudio. Así, las obras fruto del ingenio de Pedro de Gracia Dei serían las siguientes: - Summa de todos los reyes que en España han sido desde el tiempo de los godos, obra rimada en cuarenta décimas, en las que va glosando de modo peregrino la figura de los monarcas desde tiempo de los visigodos. - Genealogía y blasón de los reyes de Castilla començando de los reyes godos en ochenta y ocho décimas. Se identifica este texto con la llamada Universal, coplas de los escudos de los príncipes del mundo. También aparece una ampliación de la anterior la cual se conserva en el ejemplar visto por 555 Batallas y Quincuagenas, Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, p. 110. 556 Gracia Dei, Pedro de. Blasón General y Nobleza del Universo. Estudio preliminar de Pascual de Gayangos, Madrid: 1882, p. XI. 271 Gayangos junto a otras seis décimas sobre las reinas y otros opúsculos de diversos autores557. - Blasones de las armas de los mejores y más preciados linajes de Castilla, es similar al Vergel de nobles de los linajes de España, obra de descripción heráldica dedicada al Gran Capitán. Estos tres primeros tratados parecen por sus contenidos ser el mismo o al menos tener un origen común, incluso sería bastante verosímil que Gracia Dei realizara una obra general en verso, donde incluiría los blasones de reyes del mundo, de España y linajes famosos o, al menos, los reyes de España seguidos de los linajes nobles. Tal era la disposición habitual de los armoriales universales, caso de los de Steve Tamborino, Hernández de Mendoza o Garci Alonso de Torres. De esta obra general se pudieron desgajar los textos parciales referidos solamente a ciertos territorios y monarcas. Dentro de este conjunto podrían incluirse además los conocidos como Blasones de linajes o Vergeles558 atribuidos también a Gracia Dei.. Esta obra podría tener una estructura general que se encuentra de modo más completo en los manuscritos Ms. 3.449 y Ms. 3.231 de la Biblioteca Nacional de Madrid, cuyos contenidos son los siguientes: - Relación de los reyes de España desde el año 350, comenzando por Athanarico, hasta los Reyes Católicos , con la genealogía y blasón de los monarcas de Castilla. - Blasones de armas de los “mejores y más principales” linajes que hay en Castilla: Manrique, Ponce de León, Haro, Guzmán, Enríquez, Mendoza, Haro, Estúñiga, Torre, Peralta, Solier, Cartagena, Coronel, Castro, Pacheco, Velasco, Guevara, Toledo, Acuña, Bocanegra, 557 Los manuscritos localizados donde Gracia Dei realiza armoriales versificados de reyes, linajes y ciudades, de modo completo o parcial son muy numerosos siendo copias muy posteriores al autor: BN Ms. 3231, Ms. 3449, Ms. 3486, Ms. 3769 (procedente de la colección de Serafín Estébanez Calderón), Ms. 7864, Ms. 3564, Ms. 9087, Ms. 11773, Ms. 5911, Ms. 11826, Ms. 3222, Ms. 11728, Ms. 18045, Ms. 18053, Ms. 11686 (el cual se trata de un libro de armería con descripciones sobre el origen de los linajes que trata, al final de casi todas se incluye un verso el cual podría ser de Gracia Dei, de los textos en prosa gran parte de ellos fueron tomados de otros autores como Alonso de Torres, Hernández de Mendoza o Pérez de Vargas, según se puede ver en el capítulo dedicado a Alonso de Aragón, los Londoño, los Çárate, los Lasarte, entre otros. Incluso posteriores pues en el linaje Pascual se llega hasta 1619 (f.35) y en los Castro hasta 1575 (f.55v). Otros ejemplares con estos contenidos son de la Real Biblioteca: II/617, II/660, II/617. 558 Este Vergel se puede considerar un libro de armerías de carácter general aderezado con ingenuos relatos del origen de los linajes dedicado a la reina Isabel. 272 Meneses, Silva, Fonseca, entre otros. A los cuales el autor añade algunos personajes individuales como Gonzalo Fernández de Córdoba. - En el manuscrito 3.231 de la Biblioteca Nacional se incluye además su obra versificada conocida como La Universal o Coplas de los escudos de los príncipes del mundo, donde se recogen los blasones de Jerusalén, los reyes de Castilla, Grecia, Alemania, Noruega, Escocia, Aragón, Navarra, etc., y de algunos linajes principales: Aguilar, Angulo, Andrada, Barbas, Espinosa, etc.559. No obstante, aun después de realizadas estas aproximaciones, no puede afirmarse con rotundidad que el origen de dichas obras sea un único texto, dada la problemática de las fuentes y de la propia identidad del autor, que impiden una atribución certera de los contenidos de los ejemplares en los que supuestamente se conserva la obra heráldico-genealógica de Gracia Dei560. En el campo de la historiografía, la obra más importante atribuida a este autor, la cual tuvo una gran difusión y que posiblemente le concedió para la posteridad el rango de cronista, es la Crónica del rey don Pedro de Castilla o Relación del Rey don Pedro y de su descendencia que es el linaje Castilla, siendo éste el texto de Gracia Dei del que más copias se conservan, pero cuyo contenido no deja tampoco de presentar problemas a los investigadores. Para algunos estudiosos, esta obra, dentro del conjunto de la producción de Gracia Dei, fue un intento de rehabilitación del petrismo, al servicio de cuyos descendientes se dice que estuvo. Esta defensa estaba basada en un ataque a la endeblez del linaje de muchas altas casas, fruto de las mercedes enriqueñas, a las que se contrapone la estirpe goda encarnada por don Pedro y, por ende, sus herederos. Evidentemente, a poco que se realice una aproximación a su contenido, se puede apreciar cómo la obra es un intento defensa de la figura del rey don Pedro, comenzando con la denostación de la historiografía oficial del canciller Ayala. A continuación refiere un testamento ideal del rey don Pedro y finaliza con 559 Esta estructura es la que se presenta con carácter general, pero dada la multiplicidad de variedades según los códices conservados, sería necesario un estudio más profundo para poderla definir con exactitud. 560 También se ha atribuido a la pluma de Gracia Dei un tratadito titulado Armas del reino de Inglaterra conservado en la RAH N-56 f. 24 y 25, el cual posiblemente está extraído de un tratado de heráldica general. 273 un ensalzamiento general de su linaje561. También se extrae del propio texto la conclusión de que esta obra no fue completada por Gracia Dei, pues en todos los ejemplares conservados viene a significar que la última parte es original de un tal Alonso de Castilla, del linaje del propio monarca biografiado562. Gregorio de Andrés, en su estudio sobre la obra, diferencia el texto en dos partes basándose en su contenido temático y en la cuestión de las autorías : La primera es una exculpación de los crímenes que perpetró este monarca, justificándolos. Al final hay una nota en la que informa que hasta aquí es obra de Gracia Dei. La segunda parte versa sobre el linaje de los Castilla llegando hasta 1580, más o menos, obra atribuida generalmente al deán de Toledo Diego de Castilla, muerto en 1584563. Dicho investigador piensa que la obra está basada en otra crónica, verdadera, no relacionada con las del canciller Ayala, atribuida a Juan de Castro, obispo de Sigüenza y fiel petrista. La existencia de dicho texto ha sido debatida desde el siglo XVI, cuando fue mencionada por el propio Jerónimo Zurita. Actualmente se admite que tal texto fue escrito, aunque con la autoría de Juan Gutiérrez, personaje del que sabemos que fue petrista y que actuó de mediador entre Juan I y el duque de Lancaster564. En lo tocante a la propia crónica que nos ocupa, las últimas aportaciones al estudio de esta obra, enfocan su autoría, no hacia Gracia Dei, sino al propio Diego de Castilla. Éstas se basan en los siguientes hechos: las coplas de Gracia Dei no concuerdan en absoluto con el carácter exculpatorio del rey don Pedro que rezuma toda la Relación, sino más bien lo contrario, al hablar de los descendientes de Felipe de Castilla, menciona a don Diego y a don Luis, cuando el padre 561 Sobre esta obra se realiza un estudio en profundidad en Andrés, Gregorio de, “Relación de la vida del rey don Pedro”, Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica, n. 18 (1993) 562 De esta obra tenemos noticia de la existencia de los siguientes ejemplares manuscritos, BN Ms 3303, Ms.. 1354, Ms 3.555, Ms. 6.040, Ms. 11.155, Ms. 13.209, Ms. 19640, Ms. 2.778, Ms. 5.950, Ms. 628, Ms. 929, Ms. 1500, Ms. 8841, Ms. 9580, Ms. 10419, Ms. 2766, Ms. 3.083, Ms 18.732, Ms. 18.391, Ms. 18732, Ms. 10.419, Ms. 10.640, RAH H-61, B-36, Biblioteca de la Fundación Lazaro Galdiano inv. 15.040 y 15.363, (si bien Gregorio de Andrés cita la existencia de hasta 29 ejemplares). La edición de la obra estuvo a cargo de A. Valladares en el Semanario Erudito en 1790. 563 Andrés, Gregorio de, Op. cit., p. 233. 564Ibidem, p. 237. 274 verdadero de este último fue en realidad hijo del deán de Toledo, don Diego, relación que el autor procura así ocultar por motivos evidentes565. Otro texto atribuido al autor es un opúsculo de carácter más anecdótico que histórico, donde él mismo es el protagonista. Se conserva en un manuscrito con letra del siglo XVII, en el que relata un curioso episodio de su vida, ocurrido entre el autor. En el sucedido intervienen el condestable Velasco y el Gran Capitán. Gracia Dei es ensalzado por los grandes señores de su tiempo, entre los que se incluyen los citados y el mismo rey Fernando el Católico. No se puede afirmar que el episodio fuera reflejo exacto de un sucedido real, ni siquiera que el ejemplar conservado esté sacado de un original escrito por Gracia Dei o algún contemporáneo suyo, pero sí demuestra que fue un personaje cuya nombradía, incluso tiempo después de su muerte, fue notable en Castilla como persona sabedora de cuestiones heráldicas y genealógicas566. En el campo teórico de la ciencia del blasón su obra principal y gracias a la cual existe una certeza de su autoría y una datación aproximada, es el llamado Blasón General y Nobleza del Universo, impreso en Coria en 1489 por Bartolomé 565 Ibidem, p. 244. 566 Del contenido del manuscrito conservado en la BN. Ms. 10.343, hemos realizado un resumen y transcrito los fragmentos más significativos con el fin de dar una idea general del texto: Habiendo hecho Gracia Dei un escrito laudatorio sobre el Gran Capitán, cuando éste tiene conocimiento del hecho ocurre lo siguiente: E el Gran Capitán ovo mucho placer, e dixo, yo os prometo que yo se lo pague a Gracia Dey... Gracia Dey fue a palacio del Gran Capitán, e halló que estava comiendo él y todos sus caballeros, e llegó Gracia Dey, conociolo el Gran Capitán e no le habló. Gracia Dei estuvo mirando el servicio y la manera que pasaba e quiso de salir, entonces el Gran Capitán hizo que lo veía de nuevo e llamolo y estuvieron allí holgando, e platicando un rato, e dízole a la fin que viniese a su casa que no perdería nada en ello. Gracia Dei se fue algo descontento que le pasaron veinte días, e un día yendo el Gran Capitán cavalgando, vídolo que se desviaba de él e hízolo llamar y dixo: ¿Por qué hacéis tan mal Gracia Dei? Rogeos que fuésedeis a mi posada que holgaríamos e hablaríamos, e no aveis querido. Ruégovos que sea el domingo que come conmigo el condestable de Castilla. Gracia Dei dixo que si y que tenía hecho un blasón a su señoría y que placería dello...Gracia Dei lee un panegírico del Gran Capitán con su escudo de armas: campo de oro y tres fajas de sangre, e un brazo con una luna por timbre, y además su árbol genealógico y unas coplas laudatorias [...] Leídas estas coplas platicaran en los blasones de los otros, e el Gran Capitán no habló palabra sino mirar lo que el condestable y Gracia Dei decían. El Condestable dobló el papel e dixo: Toma Gracia Dei que por cierto vos sois un gran lumbrera de nobles, vos merecéis que todos los grandes os hagan cortesía, e dixo al Gran Capitán, suplico a Vuestra Señoría que mande poner este blasón entre sus privilegios de su casa. E el Gran Capitán dixo, viéndole tan mal vestido a un su camarero, le diesse lo que él avía ordenado y le dio dos vestidos cumplidos de todo, hasta los guantes y camisas que costaron mas de mil reales con el oro que iba en ellos y mil reales en dinero y otros tantos de juro cada año en la renta de la seda de Granada por toda la vida ...el relato termina cuando el propio rey Fernando regala un mulo a Gracia Dei, pero él prefiere seguir al servicio del Gran Capitán. Curiosamente la única referencia en documentación oficial que se conserva de Gracia Dei es, como hemos dicho anteriormente, la dádiva por parte del rey Fernando de un caballo. 275 de Lila567. El texto incluye dos tratados independientes uno llamado supuestamente El blasón General y otro que se titula con certeza La Nobleza del Universo. De la edición del incunable se conservan los dos impresos que menciona Gayangos568 y uno de los cuales sirvió de base para su reedición en 1882. Además se conservan ejemplares manuscritos de épocas bastante posteriores a la muerte del autor569. Sobre el orden de los tratados dentro del libro, se da la particularidad de que el contenido recogido en el impreso se presenta de manera inversa al de los manuscritos, pero el editor del XIX optó por esta disposición basándose en el siguiente criterio: al final del llamado Blasón General, en su último capítulo dice: “Concluye la primera parte con el capítulo de la amistad”, por lo que se consideró que ésta era la disposición apropiada. También se da la circunstancia de que los manuscritos que presentan el orden inverso al presentado en la edición facsímil son ya del siglo XVII y bien pudiera haber sido objeto de modificaciones por copistas posteriores. El texto titulado Blasón General570, que paradójicamente sólo toca tangencialmente la temática heráldica, es un tratado dedicado a Juan II de Portugal, que mantiene a grandes rasgos la estructura de escrito nobiliario que encontramos en el Espejo de verdadera nobleza de Diego de Valera y en el primer tratado del Nobiliario vero de Ferrán Mexía. El contenido de la obra se articula en veintiún capítulos. Comienza con la dedicatoria laudatoria e introducción, en la que incluye una breve referencia al emblema real de Portugal. A continuación, figura un grupo de los capítulos en el que relata el origen de la nobleza y de la caballería. El siguiente grupo temático está conformado por los capítulos del seis al diecinueve y se puede considerar el corazón de la obra. Aquí Gracia Dei habla de las cualidades y dignidades de nobles y caballeros: sobre quien puede hacer caballeros, las diferentes dignidades nobiliarias, los galardones y su concesión, 567 No vamos a entrar en la cuestión de la veracidad del lugar de edición, pues después de las aclaraciones de Pascual de Gayangos, pocos investigadores dudan de que se trata de Coria siendo este el primer incunable extremeño. 568 Gracia Dei, Pedro de, Blasón …., p. VI. 569 Hemos podido localizar los de signatura BN. Ms. 3.305 y Ms. 11.439. 570 En realidad este título no aparece en ninguna parte del incunable, deduciendo de su contenido podía haberse dado como título facticio el de Tratado de la nobleza o alguno similar, además en el f.1 dice: Platicando la nobleza y en la tabla en el primer capítulo se lee donde y como la nobleza ovieron principio. 276 cuestiones de carácter bélico (los cercos, la guarda de castillos, los rieptos, desafíos, treguas torneos y justas). La obra finaliza con un capítulo en el que Gracia Dei reflexiona sobre un tema muy diferente de lo que ha sido el contenido general del tratado: el valor de la amistad. En líneas generales, este es uno de los tratados clásicos sobre la vida caballeresca, en el que Gracia Dei se basa en gran medida en la Segunda Partida y en las costumbres de este mundo. En él se abordan los siguientes aspectos: el nombramiento por el rey de nuevos caballeros, los desafíos y rieptos, la tenencia de castillos o la donación de los galardones. El segundo texto, titulado Blasón General de todas las insignias del Universo, es un tratado del blasón con una fuerte carga de simbología, imbuida de las obras francesas, principalmente el Blason des couleurs, al que el autor añade una buena dosis de los conocimientos astrológicos de la época. Los treinta y dos capítulos del tratado, dedicado al rey de Portugal, comienzan con la dedicatoria y la tabla de la obra. Seguidamente, el cuerpo del texto empieza con un grupo de capítulos en los que, relacionando planetas y esmaltes, el autor introduce al lector en las reglas básicas del blasón: cuales son los colores y metales admitidos, nunca debe ir color sobre color ni metal sobre metal, qué esmaltes son procedentes para los emblemas, cuáles son los colores de los planetas, los tipos de figuras que se representan (que agrupa en vivo, planta y minero), la composición del blasón y el uso de armas. En los siguientes capítulos se tratan los principios clásicos que se encuentran presentes en la mayoría de los tratados del blasón, sobre los orígenes de los emblemas heráldicos, de los que Gracia Dei realiza una pormenorizada exposición con una gran dosis de mitología (cuestión que refleja una vez más los conocimientos historiográficos de los autores de la época). El nacimiento de los blasones con la leyenda de Saturno y Zeus, los emblemas del pueblo hebreo y, en particular, los emblemas de las tribus de Israel y los del imperio de Roma. A continuación, se expone lo que se puede decir que representa el núcleo del tratado, en él se recoge lo tocante a la armería en once reglas básicas, repitiendo en extenso el contenido del primer capítulo. Las once reglas son las siguientes: - Primera: los cinco colores y los dos metales permitidos - Segunda: las figuras de las armas han de ser un ser vivo, una planta o uno inerte o minero. - Tercera : las figuras se llaman insignias 277 - Cuarta: que es el campo y cuales son piezas - Quinta : nunca color sobre color ni metal sobre metal - Sexta : sólo se puede salvar si se tocan por la punta (losangeado) - Séptima : las armas vivas siempre deben mirar hacia la derecha - Octava : cómo se deben de representar las parejas de animales - Novena : las armas de metal y color siempre deben ir sobre metal - Décima : los colores de las armas dependen de la forma en que son ganadas - Undécima : los diferentes timbres de cada dignidad u oficio, las de insignias de la órdenes militares y de los letrados. El tratado continúa con un extenso capítulo de gran contenido astrológico en el que se describen las armas de los siete planetas y los doce signos zodiacales con sus cualidades. Finaliza con una extensa descripción del blasón del rey de Portugal. Esta obra de Gracia Dei describe el mundo de los emblemas heráldicos mediante una exposición ordenada e intentando realizar una reglamentación precisa, pero, por otro lado, también en gran medida se aleja de la realidad, exagerando al máximo el simbolismo de las armas al realizar una simbiosis ficticia entre la heráldica y la astrología. El incunable en el que se conservan los dos tratados contiene treinta y siete xilografías en las que se va representando lo expuesto en los diversos capítulos. En los ejemplares manuscritos también se incluyen las ilustraciones realizadas a mano. No es nuestra intención finalizar este apartado sin mencionar otras obras que son atribuidas a la pluma de Gracia Dei, aunque no tenemos certeza de la autenticidad de su autoría. Estas son: Excelencias de la reina doña Isabel, Blasones de Galicia571, Las quince preguntas que fizo Papa Julio a Gracia Dei sobre las Excelencias de la Reyna doña Isabel en trece décimas572, Coplas de los reyes de Castilla573, La crianza y virtuosa doctrina dedicada a la infanta de 571 BN. Ms. 12.612. 572 Hemos localizado un ejemplar de esta obra en BN. Ms. 3346 573 BN. Ms 1.804 si bien parece un fragmento dedicado a los reyes, extraido de su Vergel y también se encuentran en B. Esc. Ms. h-II-21. 278 Castilla doña Isabel574, Consolación de España575, Las Coplas a los reyes de Castilla, Coplas a las reinas de Castilla y Coplas a los reyes de Aragón576. La producción literaria de Gracia Dei estuvo por entero dedicada a la historia, la genealogía y la heráldica. Aunque denostada por muchos, sus escritos sirvieron de fuente también a prestigiosos contemporáneos suyos, caso de Garci Alonso de Torres, el cual confiesa en su Espejo de nobleza, al reproducir el capítulo referente a los Velasco que el contenido se lo envió Barahona, su amigo, quien lo sacó de la obra de Gracia Dei titulada Vergel de nobleza577. También su obra fue fuente para la Crónica de los reyes don Juan, don Henrique y don Fernando de Juan de Arce. Sin embargo, otros reconocidos autores no ocultaron su desconfianza hacia él por su falta de rigurosidad y su fantasía, Gonzalo Argote de Molina, que dice sobre él: Escribió en redondillas de muchos linajes que aunque algunos acertó en las más se vio lo poco que sabía578. La obra de Gracia Dei gozó de una gran fama, lo que se refleja en la gran cantidad de copias manuscritas que de ella se conservan, incluso de los siglos XVII y XVIII. En cuanto a su obra teórica impresa, aparece la primera edición ya a fines del XV, en Coria, la cual no debió de tener gran difusión, ya que pronto cae en el olvido por parte de los estudiosos de la heráldica y los lectores en general, por lo que no se reimprime hasta 1882 y esta vez ya debido a un interés histórico y bibliofílico579. 574 BN Ms. 4.203. 575 BN Ms. 9.216. 576 Se conservan en la Biblioteca de El Escorial en copias del siglo XVII, en un códice con la signatura h-II-21, f. 112 a 113. 577 Torres, Garci Alonso de, Espejo de Nobleza , BN. Ms. 11.423, f. 137. 578 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., f. 3. También al hablar de el blasón de los Padilla lo cita como cosa sin fundamento, f. 95. 579 Madrid: Librería M. Murillo, con una tirada de 102 ejemplares. 279 Otros autores: Antonio de Barahona y Lope de Baíllo Poco sabemos sobre estos autores. El primero, Antonio de Barahona, parece ser que se trataba de un sobrino de Gracia Dei. Fue un personaje conocido de otros tratadistas que le citaron en sus obras, caso de Garci Alonso de Torres. También sabemos de él que vivía aun en 1554, pues en la biblioteca del monasterio de El Escorial se conserva una carta dirigida a él por su sobrino Juan de Barahona en la que se incluye el diario del viaje desde la Coruña a Inglaterra del príncipe Felipe de el 12 de Julio de 1554580. Respecto a su obra, tampoco es cuestión muy clara la de la originalidad de los escritos que se le atribuyen, los contenidos de los cuales se puede considerar que siguen, cuando no copian, los de los textos de su tío. Sobre este autor tampoco encontramos abundantes noticias entre los genealogistas, de él dice Garibay: Antonio de Barahona cronista del emperador don Carlos escribió una obra de los linajes de estos reynos, de la qual ha días que tengo noticia pero no he visto581. A Barahona se le atribuyen obras todas de carácter heráldico y nobiliario, tales como las Insignias de las armas de los caballeros generosos y hijosdalgo y de sus blasones582 y el Rosal de la Nobleza583. En ellas se ofrecen unas breves y superficiales pinceladas genealógicas en las que se menciona el solar y algún miembro ilustre del linaje. Según Ceballos-Escalera, también fue autor de una Carta sobre los linajes de Baeza, fechada en 1499584. Basándose este investigador a su vez en la cita realizada por Gonzalo Argote de Molina sobre una carta que el citado Barahona escribió a Martín Sánchez de Xodar585. 580 B. Esc. V-II-4 Relaciones de cosas sucedidas, ff. 444 a 449. 581 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 24. 582 Antonio, Nicolás Bibliotheca hispana nova, p. 12. 583 El ejemplar atribuido a él BN. Ms. 11.450, es copia del XVII, es también en gran parte, copia del Lucero de Aponte y en él aparecen 910 linajes aunque no figuran los más famosos y antiguos tales como Guevara, Lara, Mendoza, Padilla, Manrique, Toledo, Albornoz, Coronel, Padilla, Cisneros, Velasco, etc. 584 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Op. cit., p. 226. 585 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., p. 422. 280 Otro autor del que por el momento carecemos de noticias fiables es Lope de Baíllo, quien parece ser que vivió en la época de los Reyes Católicos y que escribió un Libro de blasones. Las informaciones que hemos podido localizar de sus obras no son muy clarificadoras, pues, o se trata de asignaciones incorrectas o los textos encontrados, aun figurando su autoría en los preliminares, más parecen una refundición de obras de otros autores (Pedro de Gracia Dei, Diego Hernández de Mendoza o Juan Pérez de Vargas)586 que obras originales. Por último, también cabe mencionar a otros dos autores de los que actualmente no disponemos para su conocimiento más que citas indirectas. Éstos son Martín López de Lezama y Moxica. El primero fue heraldo del duque de Medina Sidonia, fue autor de un tratado de linajes de España, al cual se refiere Gonzalo Argote de Molina como una de sus fuentes, y del que dice que siguió en su texto lo dicho por el conde don Pedro587. De Moxica sólo sabemos por algunas citas en particular que realiza Gonzalo Argote de Molina en el capítulo dedicado al linaje de Almaycoz588 y de algunas menciones muy difusas de autores muy posteriores. Si bien, según Ceballos-Escalera se conserva una certificación de armas suya589. 586 B.N. de Madrid Ms. 439, señalado en catálogo y bibliografía como de Baíllo, no corresponde con esta obra ni con ninguna referente a esta materia. También se ha atribuido a Lope de Baíllo el Ms. 11.439 de la BN de Madrid, titulado Blasón general de todas las insignias del universo, en el inicio del cual reza Este libro de blasones copió Lope de Vaillo lo más verdaderamente que las crónicas y códices antiguos con toda diligencia halló que todos los caballeros hidalgos que del se quieran aprovechar lo vean en mi casa y no fuera, pero el contenido del manuscrito es el Blasón general de las insignias del Universo, de Pedro Gracia Dei, del que ya hemos hablado, que dedicado al Juan III de Portugal , trata de los planetas, las insignias, los colores, las insignias antiguas, el uso de armas y los planetas, para acabar con una descripción de las armas del rey de Portugal. En el mismo caso está el ejemplar BN Ms 6.596, que data de la segunda mitad del XVI. En este ejemplar además se incluyen un breve tratado sobre las órdenes militares y caballerescas, (en el que se cita la obra de Jerónimo de Zurita), prosiguiendo el texto con un extenso armorial blasonado que comienza por las descripción de armas de personajes míticos y bíblicos, reyes extranjeros, reinos peninsulares (para las que se vale en gran parte de la obra de Hernández de Mendoza o de sus mismas fuentes), continúa con los emblemas de personajes y títulos españoles, la última relación es la de los blasones de linajes. Continúa la obra con un breve tratado de nobleza en el que se trata de las diferentes dignidades y títulos (ricos hombres de pendón y caldera, barones, condes, vizcondes, alcaides, capitanes, duques, marqueses). Finalizando el texto con una extensa relación de títulos italianos que se entremezcla con otras relaciones de personajes míticos y de los blasones de ciudades flamencas. El ejemplar BN Ms. 10.654 comienza de la misma manera, con la copia del tratado de Gracia Dei a la que continúa las armas de reyes extranjeros, reyes españoles y linajes castellanos, sacadas en gran parte de Hernández de Mendoza 587 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., p. 7. 588 Ibidem, p. 423. 589 Véase el artículo titulado “Una interesante certificación de armas renacentista dada por Aragón rey de armas en la madrileña Fundación Lázaro Galdiano”, Emblemata, n. IV(1998), p. 80. 281 Garci Alonso de Torres Garci Alonso de Torres nació en Sahagún, villa de la cual procedían sus antepasados y de la que fue regidor, según él mismo declara en los preliminares de algunos de sus tratados. Aunque este personaje no debe su paso a la posteridad por estos motivos, sino por haber sido el titular del cargo de Aragón, rey de armas de Fernando el Católico y del emperador Carlos V y, ante todo, por su labor intelectual ligada a este cometido. Alonso de Torres es sin duda el oficial de armas más nombrado de toda la Edad Media española. Fue persona amante del saber, lo que se desprende de su trayectoria vital, ya que viajó por gran parte de Europa adquiriendo conocimientos sobre las obras más famosas de la temática heráldica y contactando con los reyes de armas o cronistas más nombrados de la época, tanto españoles como extranjeros, entre los que destaca el célebre Olivier de la Marche. Su carrera como oficial de armas se puede seguir con certidumbre desde la época en la que sucedió a Guillem Pedraza en el título de Aragón, rey de armas principal de esta corona590, bajo el reinado de Fernando V. Aunque Ceballos Escalera se remonta a tiempos anteriores, siendo de la opinión de que previamente a ser Aragón, ocupó el título de León591, rey de armas de la corona de Castilla592. En cuanto al final de la vida de Garci Alonso de Torres, tanto Martín de Riquer como Alfonso Ceballos-Escalera593 han dado como última fecha conocida de su vida el año 1516, si bien admiten que Alonso de Torres pudiera ser el Aragón presente en el capítulo de Toisón de Oro celebrado en Barcelona en 1519594. En estos momentos y tras el examen de nuevas fuentes, nuestra opinión es que Alonso de Torres siguió ejerciendo su oficio como Aragón, rey de armas 590 Pedraza había asumido el cargo 25 de Febrero de 1479, luego Riquer opina que Torres debió de asumir el cargo de Aragón rey de armas entre esta fecha y la de 1496 (Riquer, Martín de, Heráldica castellana …., p. 64). 591 Ceballos-Escalera se basa en lo testimoniado en el Memorial de la casa de Villegas, del siglo XVII que le cita como León rey de armas. (Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de. Op. cit., p. 79) 592 Aunque el rey de armas principal de esta corona era el llamado Castilla. 593 En su último trabajo este autor ya retrasa la fecha hasta 1521 (“Una interesante certificación de armas renacentista dada por Aragón rey de armas en la madrileña Fundación Lázaro Galdiano”, Emblemata, n. IV(1998), p. 79). 594 Riquer, Martín de, Heráldica castellana ...., p. 65 y Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Op. cit., p. 69, también cita un Memorial de los reyes de armas a Isabel II, de 1866 que afirma que Torres llegó como Aragón al reinado de Carlos I, p.101. 282 con seguridad durante el reinado de Carlos I hasta 1527, existiendo algunos indicios de que escribiera aun en el año 1530 595. Sobre su obra se puede ofrecer una idea general diciendo que fue sin duda el autor más completo de la literatura emblemática heráldica de la Castilla del siglo XV y primera mitad del XVI, ya que sin destacar por la originalidad de sus obras, sí supo realizar en ellas la labor de síntesis necesaria para crear obras de referencia indiscutible, tanto en la recopilación de armerías, como en la tratadística del blasón. Ésto sin olvidar su labor como genealogista en los últimos años de su carrera. Torres fue un autor prolífico, no sólo en materia heráldica, sino también cultivando la genealogía y la cronística. Buena parte de su producción literaria se enmarca en el ejercicio de otras de las facetas propias de su oficio de armas, relator de los sucesos más importantes que pudieran atañer a la vida de la corte y supervisor del protocolo. Fruto de las tareas derivadas de estos cometidos escribió algunos opúsculos sobre cuestiones particulares: el Relato de las exequias del emperador Maximiliano, la Relación de emperadores desde Roma hasta Carlos V, la Relación de Sumos Pontífices, la Relación del capítulo de la orden del Toisón de Oro en Barcelona y el Protocolo del Torneo de Valladolid. También cabe la posibilidad de que Torres diera a la imprenta una obra suya, probablemente el Espejo de Nobleza, asunto que trataremos en el capítulo dedicado a la relación de los tratados heráldicos con la lectura. Los Blasones de armas Las obras más conocidas de Garci Alonso de Torres son, sin duda, las que tratan sobre temática de carácter heráldico, es decir, el estudio y la reglamentación del blasón junto a los recogimientos de armas, son las tituladas: el 595 Esta hipótesis, que de momento sólo es eso, que hace prologar su vida hasta 1530, está basada en la autoría de Alonso de Torres de las Crónicas de los reyes de Francia que se encuentra en los manuscritos BN Ms. 3.258 y RAH C-45. Sin embargo, son numerosos los testimonios que presentan a un Alonso de Torres ejerciendo su oficio mas allá de 1520: la Certificación de armas de Olivera que data de 1521, el Espejo de Nobleza realizado con posterioridad a 1520, la publicación del cuaderno de cortes de Valladolid en 1523, donde los secretarios dicen que: las pregonaron García Alonso de Torres y Sancho Navarro, reyes de armas de S. M. (impreso por Alonso de Melgar y recogido por Rafael Floranes en Colección de documentos inéditos para la historia de España. Tomo XIX Madrid, 1851, p. 214) y el Protocolo del Torneo de Valladolid de 1527 del que posteriormente hablaremos de manera más extensa. 283 Blasón d’armas, el Blasón d’armas abreviado y el Blasón y recogimiento de armas. Estas tres obras de Garci Alonso de Torres han sido objeto de un profundo análisis de forma y contenido por el profesor Martín de Riquer596, el cual opina que la similitud de los textos se debe a que estos parten de una misma idea597. Los tres escritos tienen una estructura similar que se compone de: un tratado de heráldica dirigido a sus colegas, oficiales de armas, y a los interesados en la ciencia del blasón, realizado para que puedan conocer y componer sus propias armas, y acompañado de una recopilación o recogimiento de armas. Desgraciadamente, de ninguna de estas obras se conservan ejemplares iluminados con las representaciones de los emblemas, sino solamente los blasonamientos o descripciones escritas conforme al lenguaje del blasón. Martín de Riquer, basándose en los ejemplares que le sirvieron para la realización de su trabajo, estructuró el contenido de estas obras de la siguiente manera: El Blasón de armas, que sería la primera obra en redactarse, tiene la esta estructura: - Tratado del blasón (preámbulo y reglas heráldicas) - Armorial general desde los reyes y caballeros míticos: los nueve caballeros de la fama, y la relación de caballeros del Toisón desde el año 1430 hasta 1473. - Armas de grandes, títulos y linajes de Castilla y León, con algunos aragoneses y napolitanos. El Blasón y recogimiento de armas, para el estudio del cual Riquer toma las noticias del ejemplar ya citado que se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, en copia obra de Pedro Moreno, realizada en 1647. A la 596 Para el estudio de Garci Alonso de Torres y su obra ver la citada Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos de Martín de Riquer, donde también se transcriben parcialmente los ejemplares que fueron estudiados por este investigador del Blasón de armas abreviado (BN. de Paris, esp 247, el Blasón de armas (B. de Cataluña Ms. 529) y el Blasón y recogimiento de armas ( RAH , col. Salazar y Castro, 9/268). 597 Se puede afirmar que se trata de un tratado con tres versiones (Riquer, Martín, Op. cit., p. 68). 284 vista de los nuevos ejemplares que hemos podido hallar598, que completarían lo expuesto por Riquer, la estructura del contenido de esta obra, sería la siguiente: - Preámbulo. - Primera parte, dividida a su vez en nueve capítulos en los que habla de: los significados y obligaciones del primer metal que es el oro, así como de la plata, gulas, azur, sable, verde o sinople, púrpura; los forros; las nueve piezas que consiguen hacer un tercio del escudo y más cosas del blasonar. - Segunda parte, con estos diez capítulos que componen un breve tratado del blasón: el primero que llevó armas, las armas de Ysrael, como mandó Dios a Moysés y Aarón que diesen pendones a las tribus, antigüedades de armas de Israel, cómo las armas fueron significadas acerca de representaciones en batalla, cómo se deben traer en las armas, la nobleza de la de las figuras, la representación de las figuras, cómo se ganan y pierden armas y diferencias entre las armas de padres e hijos y bastardos, cómo no deben pasar las figuras de diez siendo este el cuento perfecto. - Tercera parte, consta de cinco capítulos y trata sobre los oficiales de armas: los primeros que hicieron farautes, Carlomagno y sus disposiciones, ceremonias de los oficiales de armas, conocimientos de los oficiales de armas sobre ordenar armas, quienes sin ser oficiales pueden llevar armas. - Cuarta parte, es un ceremonial de príncipes con catorce capítulos sobre: las celebraciones reales y nobiliarias, las relativas al Papa, los emperadores, los reyes, los duques, los condes, los vizcondes, los barones, los barones, los almirantes, los condestable, los fijodalgos, 598El fragmento que se conserva en el ejemplar 9/274 de la RAH, en letra del XVI, en el cual están contenidos la introducción y el sumario de la obra, aunque muy deteriorado, junto con representaciones de linajes de varias manos y certificaciones de hidalguía. En este ejemplar se conserva la nota en el f.31 que le titula Libro de armería que fuera de Diego de Urbina, con la anotación de posesión de Geraldo Jacobo Coninc, rey de armas de Felipe IV. También se conserva el Blasón y Recogimiento de armas en el manuscrito 3.258 de la BN, aunque la introducción está abreviada, es una copia del XVI, luego más antigua que las de la Real Academia de la Historia. En este ejemplar al abordar la descripción de los emblemas, después del Preste Juan, hace una variante al incluir un relación de emperadores, para seguir con elementos que como veremos están también tomados de Hernández de Mendoza (como en el capítulo De los que primero poblaron España). Sigue con una relación de reyes en los que se puede datar la obra pues dice de Fernando el Católico: cuya vida y estado nuestro redentor guarde, y muerta Isabel: murió las sobredicha reina Isabel y también Felipe I: cuya ánima nuestro Señor tenga en gloria (f. 129). Al final lleva elementos hallados también en otras obras de Torres como son la explicación de la unión de las armas de Castilla y León, y las crónicas de Francia. 285 los capitanes. Además de una exposición sobre los nombres y los usos de las cotas de armas y las banderas. - Armorial, incluye las armas de príncipes míticos, cristianos y no cristianos y de solares de España. El Blasón de armas abreviado, es el último de los blasones, y fue redactado por Alonso de Torres de modo más superficial, no sólo dirigido a los oficiales de armas, sino también a caballeros interesados por el uso de blasones. Según Riquer, está estructurado de la siguiente manera: preámbulo; tratado del blasón; sobre los oficiales de armas y blasonamientos de emperadores, reyes, ciudades y linajes castellanos599. También en este caso ha sido posible sacar a la luz la existencia de nuevos textos, habiendo localizando del Blasón de armas abreviado cuatro nuevos ejemplares. Dos de ellos conservados en la Biblioteca Nacional que datan de la primera mitad del XVI600, otro en el Archivo Histórico Nacional que puede datarse en la misma época601 y un último conservado en la Real Biblioteca que puede datarse en el siglo XVII602. A la luz de estas nuevas fuentes, nuestra opinión es que el contenido del Blasón de armas abreviado es, en sus primeros capítulos, similar al ejemplar estudiado por Riquer, con una introducción en la que el autor se presenta y presenta igualmente los motivos que le llevaron a escribir la obra. Un preámbulo, al que sigue la primera parte del contenido, que está dedicada a los esmaltes, los forros, las reglas básicas del blasonar. Continúa la obra con las explicaciones sobre el número de figuras en el campo, las piezas, las particiones y las figuras poniendo variados ejemplos. La tercera parte trata de dónde hubo principio el blasón, en la que se relatan las leyendas clásicas de Júpiter y el águila, Alejandro, las doce tribus de Israel y Rómulo. La cuarta parte es un breve tratado sobre las armas como patrimonio de nobleza, las formas asunción y pérdida de las armas 599 Riquer, Martín de, Heráldica castellana ...., p. 255. 600 BN. Ms. 11.423 y Ms 3.257. 601 AHN Códice 1.491, f. 146 a f. 208. En el texto Garci Alonso de Torres, en el que se declara rey de armas de Fernando el Católico, su contenido es el siguiente: preámbulo, formas y composición heráldicas, el primero que usó armas, las armas deben de ser tomadas con autoridad del príncipe, como se han ganar las armas, los reyes d’armas, sobre los desafíos y derecho de armas. 602 Real Biblioteca II/71, en este manuscrito de contenido misceláneo, la obra de Alonso de Torres aparece acompañada de Libro de armería de Hernández de Mendoza, y una Relación de los almirantes de Castilla, entre otros textos. 286 que ya se vieron expuestas por otros autores (Rodríguez de la Cámara, Ferrán Mexía o Diego de Valera). La obra termina con un extenso capítulo sobre los oficiales de armas. En los dos ejemplares de la Biblioteca Nacional se incluye al final del texto un resumen del capítulo de los rieptos del Tratado de las armas de mosén Diego de Valera. A partir de aquí existen variantes según los ejemplares; el ejemplar de la Real Biblioteca de Palacio finaliza con una breve exposición sobre los oficiales de armas, sin incluir el recogimiento o recopilación de armerías. Sin embargo, en los ejemplares de la Biblioteca Nacional de Madrid la obra prosigue con una serie de relatos diversos y un armorial de títulos y linajes castellanos. El Espejo de nobleza La producción literaria de Alonso de Torres en los campos de la genealogía y de la recopilación heráldica se caracteriza por ser una de las primeras en las que se comienzan a unir indisolublemente ambas materias bajo una perspectiva que da preponderancia a la genealogía como exponente del linaje y quedando la heráldica como complementaria de ésta, al ser el reflejo del origen y las hazañas familiares. Esta tendencia, que pronto desemboca en el subgénero genealógico-heráldico que se ha venido a llamar de los nobiliarios, aparece de forma íntegra con Alonso de Torres en una obra que él mismo consideró como su legado, ya que la dedicó a oficiales de armas y además a sus propios hijos, es la titulada Espejo de nobleza603, donde según él mismo da a entender ofrece su testamento intelectual: Por ende, quiero desechar de mí oçiosidad, madre de todos los viçios, y tomar pena por descanso en hazer algo de lo que mi ofiçio me obliga, y es en sacar de muchos libros lo que se me figura más perentorio y esçelente y agradable al ofiçio de nobleza. Y a esta fin hago este libro, al qual pongo [por] nonbre el Espejo de nobleza, dirigido a corresçión de mis hermanos, los ofiçiales d’armas, y a mis hijos propios, a los quales mando como padre y rruego como amigo que, después que con deligençia abrán estudiado en la Sagrada Escritura, la qual es 603 De esta obra hemos podido hallar tres ejemplares, conservados en los manuscritos de la BN. Ms. 3257, Ms. 11.423 y AHN Códice 1491. 287 manjar y mantenimiento del ánima, que en lugar de pasatiempo, y no en otra manera, lean en este libro604. El Espejo de la nobleza es la obra en la que Torres recopiló los emblemas heráldicos y los orígenes genealógicos de los principales linajes y personajes de Castilla. Se redactó siendo ya rey de armas del emperador Carlos V: Yo, García Alonso de Torres, natural e rregidor que fue de la villa de Sahagund, e por mi ofiçio llamado Aragón, rrey d’armas que fue del muy esclaresçido, alto y muy poderoso y muy más católico prínçipe don Fernando, de gloriosa memoria, quinto rrey de Castilla y segundo rrey de Aragón [...] etc., y al presente soy de la S. C. C. M. del ynvençible emperador don Carlos, rrey de las Españas 605. Esta denominación como rey de armas del emperador la vuelve a repetir Alonso de Torres, al hablar del linaje de Torres y de su propia ascendencia606. El texto de la obra comienza con una explicación del porqué de su redacción: Este libro que, como dicho está, tratará muchas cosas de nobleza, las quales todo onbre deve saber, en espeçial los hijosdalgo, a lo qual nobleza les obliga607. La presentación viene seguida de una motivación de la obra mediante argumentos religiosos y un brevísimo tratado de nobleza, que cierra los preliminares y da paso a la parte principal del contenido del texto, que está integrada por la relación alfabética de linajes, algunos con extensas explicaciones genealógicas, acompañadas del blasón de cada uno de ellos. En el ejemplar conservado en el Archivo Histórico Nacional se encuentran variantes significativas, la primera de ellas en la atribución inicial de la obra, pues el primer folio se debe a otra letra y en él se elimina la mención a la 604BN. Ms. 11.423, f. 1 v. 605 Ibidem, f. 1r. El heraldista se referirá a su cargo de idéntica forma al hablar de su linaje en el capítulo de los de Torres. 606 Ibidem, f. 135. 607Ibidem, f. 1 v. 288 autoría de Alonso de Torres, sustituyéndose ésta por una atribución a Melchor Vaca de San Pedro608. En la relación de reseñas genealógicas y heráldicas de los diversos apellidos el Espejo resulta mucho más completo en sus contenidos que los otros recogimientos 608 El contenido del ejemplar es una recopilación, posiblemente todas las obras contenidas se deben a Garci Alonso de Torres, salvo las tomadas de Osorio y Gracia Dei, presenta unas grandes similitudes con el BN. Ms. 3.257. En este ejemplar figura la atribución de la obra a Melchor Vaca, vecino de Valladolid, criado del papa Adriano VII, pero es, sin duda, la obra de Alonso de Torres. En su inicio dice así: Espejo de nobleza de Melchor Vaca de San Pedro, vecino de Valladolid, criado del papa Adriano séptimo de gloriosa memoria, el qual fue electo en España en la ciudad de Vitoria. Sin embargo, las dos primeras páginas, en las que se presenta el propio Melchor de Vaca, son de otra mano, en letra humanística, pero el texto, salvo esta mención a Vaca y al papa Adriano, es el del rey de armas, el resto de la obra y las que acompañan son de Torres y están escritos en letra cortesana. La estructura de contenidos es la siguiente: Del f.1 al 145 el Espejo de nobleza f. 1 Incipit: Padre e hijo y espíritu santo que son tres personas y un solo dios verdadero que vive y reina para siempre sin fin .... Título: ...a corrección de mis hermanos los officiales de armas y a mis hijos propios ... al qual pongo por nombre Espejo de nobleza f. 2 (De otra mano) Trata de la nobleza y caballería f. 7 Sobre la caballería política f. 11 Comienza a tratar de los armas y genealogías de los grandes y no grandes de Castilla, Italia, Valencia, Cataluña, Aragón y Navarra f. 12 Tabla de contenidos del ejemplar (no corresponde con los contenidos conservados): armas de solares de estos reinos, citas del emperador Carlomagno, principio de todos los caballeros con sus armas y devisas con que avían de tornear en la villa de Valladolid, genealogía de algunos grandes cercanos a la corona de Francia, relación de emperadores, relación de papas, principio de todas las crónicas de Vizcaya, celebración del capítulo de Barcelona del Vellocino de oro, dictados de Carlomaines sobre las sepulturas, formas y maneras de rieptos en España Francia e Inglaterra, según los quinze casos que sobre ello pone el doctor Bonete en su Árbol de batallas, coplas de Gracia Dei sobre los reyes desde don Pelayo hasta el rey católico, y otra de los reyes de Aragón, coplas de las armas de muchos caballeros hechas por Gracia Dei, genealogía de los reyes de Israel, quinze preguntas que hizo el Papa Julio II a Gracia Dei sobre la reina católica. (La tabla original deja en hueco el número de la hoja donde se trata cada asunto, así las obras no van en este orden físicamente, incluso algunas de ellas faltan al faltar hojas) f. 13 Armas de nobles castellanos f. 15 Armas de linajes y palacios navarros f. 17 Armas de nobles italianos, catalanes, aragoneses f. 24 Linajes castellanos, descripciones de emblemas y muy breves de linajes f. 48 Descripciones amplias de los linajes f. 98 Genealogía de los Osorios, dedicada Álvar Pérez de Osorio f. 110 Genealogía de los Velasco f. 116 Siguen los linajes f. 146 Blasón de armas abreviado de Garci Alonso de Torres, en el que se declara rey de armas de Fernando el católico: preámbulo, formas y composición heráldicas, el primero que usó armas, las armas deben de ser tomadas con autoridad del príncipe, como se han ganar las armas, los reyes d’armas, sobre los desafíos y derecho de armas. f .208 Árbol genealógico de reyes f .209 Coplas de Gracia Dei f .258 Genealogía de grandes cercanos a la corona de Francia f. 268 Relación de emperadores f. 271 Relación de papas f. 274 Memoria de acontecimientos diversos f. 276 Crónicas de Vizcaya f. 317 Relato de convocatoria a Cortes f. 322 Otros linajes y emblemas (de otra letra) 289 de armas del autor, como se puede apreciar en los capítulos dedicados a los Dávalos, los de Villandrado, los Ceballos, los de Escobar, los de Flores, los Salcedo o los de la Cerda, entre otros, donde recoge otras formas de armerías de estos apellidos y especifica las innovaciones de armas recientes El Espejo de la nobleza se podría calificar como la obra definitiva de Alonso de Torres, ya que su contenido de recopilación heráldica y genealógica es muy superior a los Blasones de armas, tanto en número de emblemas descritos como en el contenido genealógico de lo relatado sobre cada linaje. En este tratado se auna de una manera firme la genealogía y la heráldica, siendo ya un nobiliario moderno en su sentido pleno609. El Protocolo del torneo de Valladolid El estudio en profundidad de los ejemplares localizados de la obra de Alonso de Torres ha permitido aportar nuevos datos en cuanto a la autoría del rey de armas sobre otras obras o fragmentos de aquéllas que hasta ahora se creían añadidos de autores posteriores. Tal es el caso del manuscrito que contiene el Blasón y recogimiento de armas, en el que los opúsculos que acompañan al texto: la Relación del capítulo del Toisón de Oro de 1519, el Relato de las exequias del emperador Maximiliano y las Genealogías del emperador Carlos V, se creían añadidos de Pedro Moreno en 1647, por ser éste el amanuense que realizó la copia conservada en el manuscrito de signatura RAH 9/268, única fuente estudiada de la obra hasta la actualidad. Actualmente se pueden considerar estos textos originales de Alonso de Torres, pues tras el estudio del Ms. 11.423 de la BN, en el cual figuran estas mismas obras dentro de la que podemos llamar “recopilación” de tratados de Alonso de Torres, esta copia data de la primera mitad del siglo XVI, y dentro de ella los textos mantienen un estilo uniforme y se deben a la misma mano610. 609 Aunque la publicación de esta obra es una tarea que aun no hemos finalizado nos ha parecido de utilidad para los fines de este trabajo, y una ayuda a otros investigadores, incluir en anexo los blasonamientos de más de doscientos linajes tal y como están recogidos en la obra de Garci Alonso de Torres. 610 La relación de este acontecimiento figura también en las tablas de los ejemplares BN Ms. 3257 y AHN Códice 1491, pero lamentablemente en ninguno de los dos se conserva el texto propiamente dicho. 290 Las obras conservadas en el citado ejemplar son relaciones de personajes y de sucesos en los que estuvo presente el rey de armas. Entre ellas está una obra de Garci Alonso de Torres que creemos necesario destacar de forma individualizada. Se trata del relato o, más propiamente, del protocolo del Torneo de Valladolid, texto hasta ahora inédito y que es un importante testimonio histórico en los campos de la emblemática heráldica y de la historia de las mentalidades611. El texto del protocolo relata el desarrollo de un acontecimiento muy poco comentado por los cronistas oficiales de la época612, que fue la celebración del nacimiento del príncipe de Asturias, futuro Felipe II, en un momento histórico de gran importancia613. Con este motivo se preparó la celebración de un torneo y de unas aventuras donde participarían más de ciento cincuenta caballeros españoles y del resto de Europa, todos imbuidos del espíritu caballeresco que aun pervive en el Viejo Continente614. La obra escrita por Alonso de Torres615 es más una sucesión de anotaciones que realizara el propio rey de armas que una sucesión cronológica de 611 Sobre este texto véase además el trabajo de Elisa Ruiz y Pedro Valverde, El protocolo del Torneo de Valladolid (en prensa). 612 Solamente fray Prudencio de Sandoval habla muy ligeramente de los festejos en su Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, Madrid, 1955. 613 Contemporáneos a este hecho se producen relevantes acontecimientos paralelos: el saco de Roma, la reunión de la junta de teólogos para debatir las tesis de Erasmo, la batalla de Mohacs y la reunión de cortes de Castilla para recaudar fondos. 614 Las guerras entre Carlos y Francisco son aun guerras de caballeros, aunque las tácticas de infantería comenzadas al final de la Guerra de los Cien Años y desarrolladas con los conceptos de guerra moderna del gran Capitán, las van a hacer desaparecer pronto, Francisco I cae prisionero en Pavía en una carga de caballería tan mal planteada como las de sus antepasados en Crecy o Azincourt. Luego acontece la sucesión de retos y desafíos personales entre Carlos y Francisco con el envío de heraldos, para terminar con la felonía de Francisco al aliarse con el turco lo cual será otra herida al maltratado espíritu caballeresco. 615 A la luz de lo que hasta ahora se sabía sobre la vida y la obra del rey de armas Garci Alonso de Torres puede parecer un tanto extraño que desde el comienzo de este trabajo hayamos indicado como suya la autoría del Protocolo del torneo de Valladolid. Sin embargo, conviene que se expliquen ciertas premisas, fruto del análisis de nuevas fuentes y a partir de estas explicar el porqué de esta adscripción. Una vez estudiado el texto, es fácil desprender de su contenido que la persona que lo escribió fue un testigo presencial del acontecimiento o en su defecto tuvo acceso a una fuente de primera mano, estas anotaciones presenciales le permitieron conocer datos tan significativos como los nombres de los componentes de las cuadrillas, los carteles de las distintas aventuras, así como el desarrollo de las que se celebraron, los documentos incluidos en las propias aventuras (la carta que le llega al emperador de parte de la princesa Çoltana, tanto en su texto como en su forma plegada a la morisca), las recompensas a los ganadores, etc. Incluso se da el caso de que cuando la no presentación oficial de las armas de algún caballero impide su descripción, tal y como manda la tradición de los heraldos, el autor no recurre a otra fuente supletoria, una relación de armas, sino que resalta el hecho de que no las pone porque los caballeros no las dieron o bien basa su descripción en las armas que usaron luego en el torneo, tal es el caso de Diego de la Dueña. Otras veces su propia vista no le deja leer un lema, como el de don Gaspar Manrique, y así lo confiesa; también sufre errores propios de un espectador directo, que le llevan a confundir los colores de un 291 emblema (en la descripción del emblema de Juan de Cartagena el autor confunde el campo de sinople por uno de azur en el cuartel de Leyva) o de los propios blasonamientos (al describir el de Álvaro de Luna, se trastoca el orden de los cuarteles del blasón de este caballero). Otra cuestión que no se debe pasar por alto es que por las descripciones heráldicas se puede deducir que el autor es alguien ducho en tal materia, pues exceptuando los escritos de Alonso de Torres, Steve Tamborino y, en cierto modo, Fernández de Oviedo, no encontramos un dominio del lenguaje del blasón de este nivel en otros escritores de la época. También es patente que el autor no se limitó a transcribir uno de los armoriales que circulaban por entonces, pues, no se conserva ninguno que relacione y describa estas armas personales, que son en la mayoría de carácter individual, es decir, diferentes a las propias de linaje, las cuales son los más corrientes en la tradición de los libros de armería españoles de la época (Alonso de Torres, Hernández de Mendoza, Tamborino, Barahona, Gracia Dei, salvo el caso, posterior en el tiempo de las Quincuagenas de Fernández de Oviedo). La siguiente cuestión a tener en cuenta como argumento sobre la testificación presencial son las detalladas descripciones en formas, colores y textos de un elemento tan característico de la personalidad individual como son las divisas y los motes, los cuales fueron creados sólo para el torneo y para sus titulares, al menos en los casos más conocidos. A partir de estas bases, se puede pasar a enunciar los argumentos que nos han inclinado a pensar que este espectador y relator del acontecimiento no es otro que Garci Alonso de Torres o Aragón rey de armas. En primer lugar, el relato se halla incluido en un ejemplar manuscrito datable en el primer tercio del siglo XVI, siendo por tanto anterior a todas las copias halladas hasta el momento de obras de Alonso de Torres (la única equiparable es la del Blasón de armas de la Biblioteca de Cataluña que cita Martín de Riquer ) y, por tanto, más próximo a su tiempo. El texto de este manuscrito fue ejecutado en su totalidad por la misma mano. Además, en este ejemplar solamente se hallan obras del propio Alonso de Torres, algunas de ellas bien conocidas como el Espejo de nobleza (escrito con posterioridad a la elección imperial de Carlos de Habsburgo) y el Blasón de armas abreviado, y otras que hasta la fecha eran dudosas, pero que se encuentran presentes en otras copias de obras de Alonso de Torres, tales como, la Relación de las Exequias del emperador Maximiliano, el Relato del capítulo del Toisón de Oro celebrado en Barcelona, la Genealogía del emperador Carlos o las Crónicas de los reyes de Francia. Después de analizar las razones que podíamos llamar de forma, pasamos a las que conciernen al propio contenido. Primero, cabe saber si un Garci Alonso de Torres del que sabemos por el texto de otras obras suyas, que estaba vivo en la época del emperador, estuvo en ejercicio de su cargo como rey de armas en el propio torneo. A lo cual se puede responder lo siguiente tras el análisis la relación; primero, por el detalle con que son relatados todos los aspectos del desarrollo del torneo, y el uso de emblemas y divisas. Lo segundo y más definitivo, se desprende del propio texto, en el relato de una aventura del torneo donde el propio autor reseña su intervención personal en el desarrollo de esta: Los que quieran onrrar a los mantenedores y venir a su enpresa anse d’escrevir en este cartel, el qual terná el rey d'armas Aragón, en el correr ternán la misma orden que tuvieren en escrevirse (BN. Ms 11. 423, f.275v). Esa lista que se escribe en el cartel, la cual se dice está en posesión del propio Aragón, es luego relacionada íntegramente en el texto, lo que hace pensar que es el propio Aragón quien reproduce una lista que conservaba en su poder junto a las otras anotaciones que fue recopilando. Se podría argumentar que, si bien, el relato se halla en un ejemplar rodeado exclusivamente de obras de Alonso de Torres, que aunque Aragón rey de armas estuviera presente y fuera el autor del texto, este dicho Aragón pudiera ser un sucesor de Alonso de Torres, el cual aunque vivo y escribiendo, no estuviera ya en activo en 1527. Aunque un poco rebuscado como argumento, este caso pudiera darse, a no ser porque no resistiría otra prueba, consistente en la comparación del texto con otros, ya contrastados, del propio autor, los Blasones de armas. De esta comparación podemos apreciar similitudes tan especiales que llegan a ser muy poco discutibles: - El uso del término debate, detrás de los blasonamientos, cuando surge una cuestión de repetición de armas. Este término lo podemos ver a menudo en las descripciones de los componentes de las cuadrillas que usan idénticos emblemas. Esta expresión no aparece en las obras contemporáneas de otros autores, pero sí que también está presente en otras obras de Alonso de Torres, caso del Blasón y recogimiento de armas (por ejemplo, en las armas de los Quixada y los Quadros, véase Riquer, Martín de. Heráldica castellana., p. 194). - Otro término singular es llamado literalmente falso, utilizado tras las descripciones que no respetan la ley básica del blasón. En el torneo se utiliza en la descripción de las armas de Luis Ponce de León que lleva faja azul en campo de gulas y lo usa así mismo en el Blasón y 292 los acontecimientos, ni los relata de manera completa, por lo que pensamos debió de tratarse de notas tomadas por Torres que fueron agrupadas con posterioridad. El texto comienza con la presentación del motivo de las justas, a continuación viene la relación de los participantes dispuestos en cuadrillas con sus colores definidos, describiendo de cada uno el nombre y su blasón, acompañados de su divisa y el nombre supuesto que utilizarían en el evento. recogimiento de armas en algunas descripciones de armas (las de los Romos que llevan un escudo de gulas sobre una cruz de sinople, Ibidem., p. 131). - El uso del sustantivo flans, para describir los cuarteles dos y tres resultado de partir en aspa o franger (lo vemos en las armas de Aragón en el Blasón y Recogimiento de armas: son las armas de Aragón con dos flans de Cecilia, Riquer, p. 302). Es así mismo utilizado en el torneo en multitud de blasonamientos, entre otros el de Luys Laso de Castilla partido en palo, el primero de Mendoça con los flans de la Vega, o el Don Juan Manrrique trae partido en palo, el primero de Lara y el segundo en cabesça de Castilla y en punta d'Aguilar y dos flans de León. - Otra similitud se aprecia al blasonar escudos con estrellas, en los que para describir el número de puntas de cada una utiliza la fórmula de cada x puntas, en vez de la más usual: estrellas de x puntas cada una. Esto lo vemos en el blasón de los Leyva en el Blasón de Armas ... con xiii estrellas de oro de cada ocho puntas (Ibidem., p. 207), así como en algunos emblemas de los participantes en el torneo: el marqués D'Ançiso trae de azul con diez estrellas de cada ocho puntas. - Para finalizar, se puede hacer referencia a otros términos del vocabulario heráldico, enumerando una relación de similitudes en vocablos característicos, que utiliza Alonso de Torres en su Espejo de nobleza y en sus Blasones de armas, las cuales se repiten en el relato del torneo, tales como: torteos por roeles, esquartelado por cuartelado, coquillas, vandeleta, croessan, cruz wydada, etc., que ya fueron apreciadas por Martín de Riquer como particularismos de Alonso de Torres. El segundo aspecto relativo al contenido heráldico de la relación, sería la forma de blasonar, la cual en esos tiempos no era ni mucho menos tan uniforme como ahora, lo que se puede apreciar si comparamos los mismos blasonamientos en obras de diferentes autores. Sin embargo, en las obras de Alonso de Torres se responde siempre a un estilo uniforme con mínimas diferencias. Por ejemplo, se puede comparar este fragmento de la parte española del emblema del emperador realizado en la relación del torneo: en lo primero esquartelado de Castilla y de León, de Castilla de gulas con un Castillo de oro levantado puertas y ventanas de azul, y en el segundo de plata con un león de púrpura, y el segundo partido en palo de Aragón y de Çiçilia, de Aragón de oro con quatro palos de gulas y de Çiçilia de Aragón susodicho con dos flans de Çiçilia. Con la descripción de escudo de su abuelos realizado en el la Relación de armas de los reyes cristianos incluida en el Blasón y Recogimiento de Armas: trae por armas un escudo escuartelado, y el primer cuartel es escuartelado de Castilla y de León: de Castilla, de colorado con un castillo levantado de oro y aventanado de azul, y el de León de plata con un león de púrpura; y el segundo cuartel es partido en palo de Aragón y de Ceçilia: el de Aragón es de oro con cuatro palos de colorado, el de Çeçilia son las armas de Aragón con dos flans de Çeçilia (Ibidem, p. 294). Como se ha podido apreciar hemos preferido realizar las comparaciones con obras de Alonso de Torres ya estudiadas por Riquer y no con las de nuestro hallazgo, para no dar lugar a la idea de que las similitudes fueran interpretadas como identificaciones basadas en unos mismos criterios de lectura de diferentes obras por un mismo investigador. No obstante, si realizamos estas comparaciones con otras obras caso del Espejo de la Nobleza, los resultados serían prácticamente idénticos, incluso las diferencias serían menores pues, en nuestra opinión, la redacción de esta última obra estuvo mucho más cercana en el tiempo al Protocolo que los propios Blasones de armas. A toda esta argumentación se añade el descubrimiento por parte de la profesora Elisa Ruiz y mío de sendos manuscritos con relaciones o sumarios de obras del propio Torres, en las cuales se incluye este protocolo de la siguiente manera: en el ya citado ejemplar BN Ms 3.257, f. 8v: “En la foja (en blanco) está el prinçipio de todos los cavalleros con sus armas e devisas con que avían de tornear en la villa de Valladolid por la alegría del nasçimiento del prínçipe don Felipe”[...]. Para el manuscrito de nuestra localización véase la nota 303 de este capítulo Tras la exposición de estos argumentos, consideramos que la autoría de la Relación del torneo de Valladolid, atribuida a Garci Alonso de Torres, tiene una sólida base científica, si bien es un asunto, como la propia vida y obra del autor, que nos puede deparar aun más de una sorpresa. 293 Seguidamente, se reseña el juramento de las cuadrillas, para proseguir con el cartel o anuncio con las reglas del torneo. El protocolo finaliza con el relato de las aventuras, las cuales son sustanciosas historias ideadas por los participantes para ponerse a sí mismos y a los otros torneadores a prueba, mediante el uso de guiones imaginativos, elementos de arquitectura efímera, disfraces y caracterizaciones. Sin duda, el Protocolo del torneo resulta una fuente historiográfica de gran valor y merece un acercamiento desde otros puntos de vista, pero nuestro objetivo es el estudio de la primera parte o presentación de las cuadrillas donde se incluye la relación de los emblemas de los caballeros participantes. Este fragmento se puede considerar en sí mismo un armorial. El texto se estructura en la relación de las diferentes cuadrillas que participaron en el torneo, a cada una de las cuales se le asigna un color específico, unitario o mixto, comenzando por la del propio emperador. Después de titular cada cuadrilla por su color o colores, Torres enumera los siete componentes de ésta, en algunas se presenta algún caballero de reserva, dada la posibilidad de que componentes de avanzada edad o mala salud no pudiesen tornear. Seguidamente, se describe el blasonamiento de cada caballero, primero su emblema heráldico y, segundo, la divisa que utilizará para el torneo y las aventuras, en la cual se incluye muchas veces un mote que viene a ampliar el contenido metafórico de ésta, el cual suele ser de carácter sentimental o moralizante. Entre una descripción y otra se incluye el nombre supuesto del caballero, que está muy relacionado con la divisa (el emperador se titula caballero del ristre y porta uno como divisa). En lo tocante al estudio del Protocolo del torneo de Valladolid entendido desde el punto de vista de un armorial existen determinados aspectos que merecen un análisis particularizado. Estilo heráldico del texto En el vocabulario y manera de blasonar del protocolo, se puede apreciar la desenvoltura y conocimiento habitual en Alonso de Torres a la hora de describir las armas de cada caballero, sobre lo que no consideramos preciso extendernos, pues tenemos presente el magnífico trabajo realizado en este aspecto por el profesor Martín de Riquer. 294 Esta relación es, desde el punto de vista estrictamente de la emblemática heráldica, una pieza de gran originalidad, sobre todo en el panorama de los recogimientos de armas españoles. En nuestro país encontramos armoriales corporativos616 tales como el Libro de la Cofradía de Santiago o el de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal; armoriales territoriales universales o generales, de carácter nacional como el Libro de armería del reino de Navarra, universales como el contenido de el Libro del conoscimiento, o mixtos como el armorial de Salamanca de Steve Tamborino, el Libro de armería de Hernández de Mendoza o los Blasones del propio Alonso de Torres. Sin embargo, carecíamos de ejemplares conservados de armoriales ocasionales, es decir relaciones de armas de los participantes en algún acontecimiento particular, que eran frecuentes en Europa y de los cuales no conocíamos ningún exponente en nuestro territorio617. Si bien, hubiera resultado más espectacular que el armorial hubiera sido figurado (con las representaciones de los emblemas) en vez de blasonado (descripciones de los emblemas). Las divisas Además de ser un armorial original en su tipología, es original en su contenido, ya que se trata de un exponente de los nuevos tiempos que van imponiéndose en toda Europa. Esta época trae consigo el uso de las divisas o emblemas particulares que describen gráficamente y, a veces, como en este caso, de forma también textual (a través del llamado mote), algún aspecto destacable de la personalidad de su posesor, que suele ser también su creador y que desea ser conocido a través de esta nueva emblemática simbólica. El uso de las divisas hace aparecer en el armorial una pléyade de nuevas figuras o muebles: diablos, leones combatientes, indios, ancianos, ruedas de la fortuna, damas en diversas actitudes, musas, evocaciones mitológicas o históricas 616 Sobre tipología de los armoriales nos remitimos al capítulo anterior de este trabajo y a las siguientes obras: Vaivre, Jean-Bernard de, Elements d´héraldique médievale : Orientation pour l´etude et l´utilisation des armoriaux du Moyen Age. Galbreath, D.L. Manuel du blason. Lausanne, 1977, Wagner, A., A catalogue of English Medieval Rolls of arms. London, 1950; Pastoreau, Michel, Les armoiries, Turnhout, 1976 y Traité d´héraldique, París, 1979. 617 Ejemplos de armoriales de este tipo en Europa son algunos a los que ya nos hemos referido en los comienzos de este trabajo: el Role Bigot que reúne los escudos de los caballeros renanos, holandeses y flamencos reunidos por Carlos de Francia conde de Anjou para tomar Hainaut en 1254; el Rôle d’armes du traité de Guérande, con las armas de los 250 caballeros que ratificaron el texto del tratado en 1381, el First Dusntable roll (1308), que se conserva en copia del siglo XVI, que contiene los blasones de los caballeros que estuvieron presentes en el torneo de Dunstable en 1308, o el que se incluye en la obra de Jacques Bretel en el poema del Torneo de Chauvency, en el que relata los sucesos del torneo celebrado en Octubre de 1285. 295 (el mítico trono de Alejandro tomado por el conde de Salinas); muestras de personalidades representadas en imágenes simbólicas y que se van apartando de la heráldica tradicional para adentrarse en el mundo de la emblemática. En estas descripciones apreciamos el desbordamiento material de la lógica de trabajo de un rey de armas, profesional ducho en la descripción de emblemas heráldicos que se ciñen a la presencia de unas reglas (particiones, piezas, muebles y esmaltes definidos)618, ahora aparecen estas figuras con las que tienen elementos en común: el campo donde son representadas, y el origen, dentro del mundo militar- caballeresco; pero también muchos elementos nuevos que amplían las tareas del heraldo. La relación entre emblemática y heráldica es un asunto con mucho campo por investigar. Se aprecia como la heráldica sigue patente en la elección de las divisas de algunos participantes como el duque de Alburquerque y Álvaro de Luna que plasman en sus divisas y nombres parcial o totalmente sus propios emblemas familiares. Sin embargo, otros emblemas introducen elementos iconográficos provenientes de otros campos y totalmente nuevos en la heráldica. Una cuestión a destacar sobre la relación de las divisas, es la del propio emperador. En particular el uso por éste de una divisa desconocida hasta la fecha, la figura del ristre, la cual era una pieza básica de la armadura del jinete, lo que pone en relación al personaje que la porta con el propio espíritu caballeresco. Este talante lo podemos apreciar poco después en los comportamientos de Carlos en la sucesión de discusiones de honor y desafíos que este mantiene con los reyes de Francia e Inglaterra pocos meses después de la celebración del torneo619. Encontramos antecedentes del uso del ristre como divisa en su bisabuelo Juan II de Castilla; si bien, esta divisa no se repitió en ninguno de los descendientes de éste, ni se volverá a repetir, que se sepa, en el propio Carlos. Las particiones Una de las consecuencias de los cambios que acaecen en la emblemática heráldica en el tránsito a la modernidad es la complicación las formas de representación, entre las que se erige como un exponente claro, la multiplicación 618 En estas divisas aparecen nuevos esmaltes, tales como el naranja que lleva Juan Sarmiento, ausente de la heráldica española (no así de la inglesa) y el gris o ceniciento que porta Pedro de Guzmán. 619 La mejor relación de estos episodios la encontramos en Sandoval, Fray Prudencio de, Op. cit. 296 de las particiones en los escudos. De los ciento cuarenta y un blasones descritos, noventa y siete contienen particiones y, de estas, cuarenta y cinco son cuartelados620. Esto sin contar el uso de la bordura como forma de partición típica en la heráldica española, que se aprecia en los emblemas de Pero Baztán y Francés de Beaumont. Esta cuestión de la multiplicación de los cuartelados y otras formas de particiones da idea de la evolución de la complicación de las armerías, en una moda que irá in crescendo y que será una de las constantes en la heráldica en los siglos venideros, cada vez más tendentes a lo artificioso en las composiciones de los blasones. En los escudos se representan los emblemas de los diferentes ancestros de cada caballero complicando cada vez más sus formas. algunos (Luis Lasso de Castilla o Álvaro de Luna) llevan emblemas partidos dentro de los cuales se representan cuartelados. La tendencia a las sucesivas particiones ya era criticada por los tratadistas de la época más partidarios de que cada caballero usase solamente el blasón de un linaje, Diego Hernández de Mendoza censura la moda del uso excesivo de cuartelados que se hacen a imitación de las armas reales: Y como algunos señores así nuevamente creçidos en señorío, como otros visto que los bienaventurados reyes, nuestros soberanos señores, pongan en los escudos de sus armas aquellos que traen los títulos de sus reynos, y no todos, syno los prinçipales, así aquellos que digo hazen ensalada en los escudos de sus reposteros metiendo en ellos todos sus quatro costados, aun otros linajes con quien alcançan deudo, de manera que los que los ven, conoçiendo las personas ynoran los apellydos. Bien es que en los edifiçios y casas porque la memoria no peresca, sean puestos los escudos cada uno en su lugar de sus avalorios. Pero en los reposteros es cosa sobrada. Ca digna cosa qualquiera dar el premio del loar apellydo o linaje do se llama prinçipalmente y lo otro dexallo para la plática 621. 620 Es preciso puntualizar que el uso de cuartelados de Castilla-León se remonta, como ya vimos, a Fernando III, y que algunos linajes famosos ya representan sus armas con particiones fruto de la unión de sus armas de linaje, como el partido en aspa de los Mendoza, creado en el siglo XV por el primer marqués de Santillana y que sufre multitud de variantes cuyos ejemplos se muestran en los diferentes miembros del linaje que participan en las justas. Así mismo también encontramos otros linajes con partidos que no significan una reciente fusión de armerías como el mantelado de los Enríquez o los de la Cueva. Encontramos el único partido que se diferencia por su originalidad es el partido en jefe que se presenta en una armería extranjera, la del marqués de Anciso. 621 Hernández de Mendoza, Diego, Libro de armería, f 141v. 297 Pero esta moda que aboca a una, cada vez más elevada, complicación de las composiciones heráldicas será imparable hasta nuestros tiempos, ya que se basa en una idea del mayor prestigio que da la imitación de las armas de los propios soberanos, los cuales incluyen en sus escudos las armas de sus dominios, además de sus armas de linaje, e incluso pasan también a representar armas de pretensión, sobre territorios de los cuales nunca serán titulares. El caso más representativo de complicación de armas son las del propio emperador, el cual lleva en el torneo una de sus composiciones heráldicas más clásicas. Si bien la heráldica del emperador desborda los límites de este artículo, sí merece una breve reseña descriptiva622. Carlos lleva un cortado (que sirvió para simplificar la excesiva repetición de armas que suponía el cuartelado a la española) donde figuran en un partido las armas de territorios de las coronas españolas. En el primero el cuartelado de Castilla y León, en el segundo un cortado de Aragón y Aragón-Sicilia y, bajo todo el cuartel superior, las armas de Granada. En el segundo cuartel (inferior), aparece el cuartelado: 1 de Austria, 2 de Borgoña Moderna (que es descrito íntegramente por Alonso de Torres, como brisado de Francia), 3 Borgoña Antigua, 4 Brabante y sobre todo un partido de Flandes y Tirol. Como elementos paraheráldicos utiliza el águila bicéfala coronada y como elemento borgoñón la divisa de la orden del Toisón de Oro. Carlos porta unas armas usuales dentro de las muchas representaciones heráldicas que se conocen del emperador, pero sin usar algunos de los emblemas habituales en otras, tales como las armas de Navarra o de Hungría, o elementos paraheráldicos: la divisa de los cabos de Borgoña o la suya propia de las columnas de Hércules coronadas y rodeadas por una cinta con el lema: Plus Ultra. Aun así, la complicación del blasonamiento imperial (que se compone de seis partidos, cinco piezas y siete muebles, donde encontramos, a modo de ejemplo: un partido en palo, dentro de él un cuartelado, dentro del cuartelado un nuevo partido en palo y dentro de éste un último cuartelado) da idea de la complicación y el 622 Para el estudio de la evolución de las armas imperiales de Carlos V recomendamos recurrir al indispensable estudio Menédez Pidal de Navascués, Faustino Heráldica medieval española: I. La casa real de León y Castilla (Madrid, 1982). También son otras representaciones interesantes de las armas del emperador conservadas en otros soportes por ejemplo: el retrato de Carlos niño, con sus hermanas realizado en 1502, la iluminación del Breviario de El Escorial, los Estatutos de la Orden del Toisón de Oro del Instituto Valencia de Don Juan, el sello de Carlos I y su madre (conservado en el Archivo Histórico Municipal de Barcelona) y la representación de sus funerales en San Martín de Ypres (conservada en el Museo Byloke de Gante). 298 recargamiento que comenzarán a hacer de la heráldica ese saber casi esotérico de la Edad Moderna, donde se combinan un lenguaje críptico con unas apabullantes representaciones gráficas, como representación de un estamento superior en sus orígenes y en su función social. El uso de armas reales en el torneo En el Protocolo del torneo de Valladolid vemos muchos personajes que utilizan en sus emblemas la representación total o parcial de las armas reales. La cifra llega a treinta y siete caballeros en los emblemas de los cuales figuran éstas. En la mayoría de los casos son los castillos y leones, aunque no faltan las de Aragón del vizconde de Vol, las de Navarra en los Beaumont y algún Manrique o, las no pocas de Portugal en los Acuña y los de Portugal. Si bien, es de suponer que esta utilización era conforme a las disposiciones de la corona en los casos de las grandes familias. Algunos tienen su origen mucho más claro que otros, por una concesión real cercana (Pedro Girón623 o los Velasco624), otros las portan por una concesión más remota o, incluso, por su pertenencia original a la casa real por línea recta o por bastardía, (los Castilla, los Manuel o los Enríquez), cuyos emblemas forman parte de los blasones de muchos caballeros. Algunos tratadistas eran partidarios de medidas más restrictivas respecto al uso de estas armas. Para Fernández de Oviedo estas concesiones habían de figurar sólo en la orla (bordura) y sólo restringidas a cuatro linajes: Esta orla de las armas reales solas quatro casas (si bien me acuerdo) las traen por excelencia y merçed en España, y son estas: Manrique, Medinasidonia, Benavente y el marqués de Moya 625. 623 Enrique IV concede Pedro Girón que añada las armas reales a las suyas por favor real, según cuenta el propio Alonso de Torres: El rey don Henrrique el quarto [...] le dio [a don Pedro Girón] de las armas reales, cuio blasón es este: primero de oro con tres girones de gulas; y dos enmanteladuras, la primera de Castilla y la segunda de León [...] y en la parte de abaxo tres girones colorados en canpo en campo amarillo (Riquer, Martín de, Heráldica castellana, p. 118) 624 A fines del siglo XIV el contador Juan de Velasco, padre del primer conde de Haro añade las armas reales a las de su linaje (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993, p.106). 625Batallas y Quincuagenas de la nobleza de España, Ed. de Juan Bautista Avalle-Arce, p.128. 299 Encontramos en el texto otros elementos destacables desde el punto de vista del estudio de los emblemas heráldicos, de entre éstos no podemos dejar de mencionar los siguientes: ciertos elementos heráldicos, el partido en jefe y las aguiletas, solamente las porta un caballero no español, lo que da idea del poco uso en nuestro país de algunas formas heráldicas; mientras que otras son más habituales en nuestra heráldica y se repiten de continuo: cuartelados, cuñas, leones, castillos, bandas, etc. Otro aspecto singular es la adición de emblemas de órdenes militares en blasones particulares. También queremos hacer notar el uso, ya destacado por Faustino Menéndez Pidal y Martín de Riquer, de la bordura como forma de partición en Castilla, mientras que el emperador la lleva en su cuartel de Borgoña Moderna brisando las armas reales de Francia, lo que deja ver la escasa utilización de la brisura como recurso heráldico. Incluso los herederos de las casas, según vemos en las casas de Frías y Nájera (Velasco y Manrique) no brisan sus armas, sino que, en palabras de Valera y Oviedo, las llevan “derechas”, siguiendo la tradición castellana. Estos elementos nos hacen plantearnos la cuestión de que en esta época aun la heráldica española y, más concretamente la castellana, sigue teniendo gran parte de esos rasgos propios que la diferenciaron de la del resto de Europa durante toda la Edad Media, aunque el proceso de internacionalización que uniformiza los usos heráldicos sufre un importante impulso en estas fechas. En conclusión, la relevancia de este armorial radica no sólo en su originalidad como relato de primera mano de un acontecimiento histórico descrito por un testigo presencial, sino que desde el punto de vista del estudio de las fuentes del sistema emblemático heráldico, significa un caso único a estudiar en la emblemática española626. En lo referente a otros campos historiográficos en los que la emblemática heráldica puede realizar una valiosa colaboración, el texto es, a nuestro entender, un instrumento de utilidad para el estudio de la historia social en diversos aspectos. Por ejemplo, en la disposición de las cuadrillas, las cuales se forman alrededor del jefe de la casa, mientras que en las casas más importantes se llegan a formar dos cuadrillas (una a cargo del cabeza y otra del heredero o hijo) donde se pueden estudiar las relaciones de amistad o dependencia de los miembros de los 300 grupos de la nobleza. Otro aspecto es la importancia de cada linaje dentro del panorama de la corte en función de los representantes que aporta al acontecimiento. La siguiente cuestión serían las alianzas entre casas nobiliarias, que se aprecian también en la composición de las cuadrillas y de los propios emblemas heráldicos. Por último, queremos resaltar la utilidad de este armorial desde el punto de vista auxiliar, ya que puede servir como una fuente fiable de datación y localización de personajes históricos, que participarían, de uno u otro modo, en las festividades. Aportaciones sobre el texto de la obra titulada Recogimiento de nobleza A lo largo de este trabajo se ha intentado realizar un estudio de la obra heráldico-genealógica de Garci Alonso de Torres. Sin embargo, aun quedan sin aclarar algunos aspectos tocantes a la originalidad de su autoría en relación con otros manuscritos conservados que pudieran ser atribuidos a su pluma. Conviene ampliar los elementos de juicio sobre una cuestión que plantea Ceballos-Escalera en su obra sobre los heraldos627, donde este investigador ve la posibilidad de que pudiera ser el mismo Torres el autor llamado Alfonso de Castilla que titula en 1520 un Recogimiento de Nobleza628 en el que figura como rey de armas de los Reyes Católicos y del emperador Carlos V. Existen elementos que pueden respaldar esta hipótesis, ya que además se da la coincidencia de parte del nombre del autor y de los monarcas a los que sirve este personaje como rey de armas, esta idea no carece de fundamento documental, pues el ejemplar citado, que se conserva en la Real Academia de la Historia, tiene numerosas coincidencias de contenido con el Blasón y recogimiento de armas de Alonso de Torres. En el primer libro, que es el que titula propiamente Recogimiento de nobleza, coincide en la reseña genealógica de algunos linajes: los Ponce de León, Cerda, Girón, Portugal, Marino, o Bocanegra, Ysorna, Rybadeneira, Cartagena, Acuña, Loaysa, Coronel, Cavallos, y en la leyenda sobre la fundación de la ciudad de Toledo629. 627 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso, Heraldos y reyes de armas ..., p. 225. 628 RAH 9/271, f.294 v. 629 Si bien también es preciso reseñar que estos pasajes son coincidentes con capítulos del Libro de armería Diego Hernández de Mendoza. 301 Otra coincidencia entre las obras de Torres y la del tal Alonso de Castilla, se puede apreciar en el uso como fuente de la obra Genealogía de los Osorios de Álvarez de Osorio. Pues, tal y como hace Torres en su Espejo de nobleza y al final del propio Blasón y recogimiento de armas, Castilla incorpora esta obra en su segundo libro al cual llama Blasón de armas. Además, existen otras similitudes en el plano de la heráldica teórica, pues los cuatro primeros capítulos de la obra de Castilla, en los cuales se trata del primero que usó armas (relatando la leyenda de Júpiter), del origen bíblico de las armas de Israel, de las divisas de las doce tribus y la antigüedad de sus armas. Estos son casi idénticos a los cuatro primeros capítulos de la segunda parte del Blasón y recogimiento de armas de Garci Alonso de Torres. La última coincidencia apreciada entre las obras de Castilla y Torres es el apartado que habla sobre los heraldos y oficiales de armas, el cual comienza en las obras de ambos relatando un hallazgo casual de un manuscrito en tierras de Alemania, lo hace así Torres en su Espejo de nobleza: Estando en la ciudad de Bormez en Alemaña en el año MDXXX hallé un ynstrumento escrito con lengua latina630. Teniendo en cuenta en primer lugar, la escasez de elementos de juicio y datos sobre el tal Castilla, no podemos afirmar con rotundidad que se trate del propio Torres o, simplemente, que el texto en cuestión sea una copia modificada de su obra. Pues, por otra parte, también existen elementos que pueden hacer pensar en que no exista esta identificación de autores. Una comparación en profundidad de los contenidos de las obras demuestra significativas diferencias. Éstas se pueden apreciar en lo relativo al tratamiento de algunos linajes. Podemos ver cómo el llamado Castilla, realiza una exhaustiva, imaginativa y, sobre todo, laudatoria descripción del blasón y linaje de Beltrán de la Cueva, la cual no coincide con ninguna de las presentes en otros nobiliarios o libros de armas, incluidos los de Torres 631. 630 Cap. 5. 631 El significado destas armas es el que se sigue por quanto aquel cavallero (anteriormente ha relatado la historia de un mítico don Beltrán, extranjero en Aragón, que ayuda al rey García Jimenez y mata un dragón) yva vestido de amarillo de día que mató el dragón que es color de oro y el rey se limpiase los dos dedos con que le cató las herida (significativo parecido con la leyenda de Vifredo el Velloso) que las tenía ensangrentadas mandó que el campo de la enmanteladura fuese de oro y las dos palos colorados el campo de la cueva ser verde significa un prado verde que está delante la cueva a donde peleó y mató el dragón, y el dragón de oro significa su mesma color que tenía hermoseado y armado de colorado es por quanto los rrayos del sol que le davan quando estava dormiendo (f.184). 302 También hay significativos elementos que hacen diferentes las obras de ambos autores, los cuales se pueden resumir en los siguientes: - Se encuentran presentes en la obra de Castilla algunos capítulos que no aparecen en ninguna de las que conservamos de Torres (el relato de la Leyenda de los siete infantes de Lara al tratar sobre el linaje de los de Lara; el relato de la fundación de la ciudad de Tornay, o el relato de la misa mozárabe en Toledo). - Tampoco se hallan coincidencias en los contenidos de capítulos dedicados a otros linajes importantes (los Manrique, Arellano, Ayala o Fajardo). - Existe otra diferencia entre ambos, que se puede desprender de su relación con una tercera persona, Antonio de Barahona. En el capítulo de los Osorio se relata cómo el autor se hizo con el texto de una forma diferente a Torres, cuenta su relación personal con Barahona. Sin embargo, Castilla dice: hallé en Flandes en la villa de Amberes en poder de un mercader que hubo de nombre Hernando de Barahona la qual fue sacada por uno llamado Rodrigo Álvarez de Osorio presbítero, dirigida al muy magnífico señor Álvar Pérez de Osorio632. De lo expuesto se desprende que la relación con Barahona no era la misma en ambos autores. - En los contenidos de carácter teórico encontramos una diferencia en la explicación sobre el origen del águila bicéfala presente en el escudo imperial. Torres afirma que tal águila no es más que la yuxtaposición de dos aves que miran a la izquierda y la derecha respectivamente. Pero, Alonso de Castilla se retrotrae en el tiempo para asignar un águila a la insignia de César y otra a la de Pompeyo, las cuales quedarían unidas por el vencedor siendo así el resultado de la citada yuxtaposición de dos águilas633. - Por último, existen en la obra de Castilla algunos capítulos claramente originales. El dedicado a realizar la relación de pendones y banderas con que termina la obra, donde enumera quince tipos diferentes de estas, muchos más que Valera o Mexía. El que trata sobre las armas 632 f. 195. 633 f. 322. 303 femeninas es también un capítulo original y que no se encuentra en ningún otro tratado de la época. Fuera del contenido de las obras comparadas, otra cuestión digna de reseñar es que la asignación del manuscrito al tal Alonso de Castilla se anota en el folio uno del libro y por otra letra diferente de la del cuerpo del escrito, mientras que dentro del texto y en la letra original. La asignación no está incluida en la propia obra salvo en un capítulo diferente que se titula: Suma de crónicas de Vizcaya por Castilla, rey de armas del emperador 634. Otros datos sobre este tratado son los siguientes. La fecha de redacción del texto puede ser un elemento a tener en cuenta, pues se dataría como temprana en 1526, cuando se relata la ampliación de la ciudad de Granada635. La tarea del autor, quien dice que su oficio en los dos textos es sobre todo la de un recopilador: Aquí se acaba el primer libro, llamado Recogimiento de nobleza [...] son contenidas sus armas de lo que yo he podido alcanzar con otros algunos tratados e cosas convenientes Aquí adelante hablaré del Blasón de armas el qual fue compuesto por muchos autores según yo he podido alcançar e saber636. Por tanto, a la luz de los datos escasos y contradictorios que tenemos, no podemos más que mantenernos a la espera de nuevos y determinantes elementos de juicio, sin afirmar si el autor de estos tratados, llamado Alonso de Castilla fue en realidad Garci Alonso de Torres y si los cambios en el cargo de rey de armas son debidos a errores de copia, aunque esto parece difícil. O, en cambio, se trata de dos personajes diferentes y contemporáneos, el uno Aragón, que sería Alonso de Torres y el otro Castilla, que podría ser el titular de este oficio, llamado Juan Peraza, el cual habría realizado esta obra y en algunas partes hubiera existido un plagio o una coincidencia de fuentes. Por el momento no es posible saber con seguridad de quién es la creación original, si es que ésta lo es de alguno de los dos, pues hemos visto cómo ambos toman muchos elementos de otros autores, caso de Hernández de Mendoza y Pérez de Osorio. También existe otro texto muy similar incluido en un manuscrito 634 f.47. 635 f.272. 636 f.287. 304 del siglo XVII conservado en la Biblioteca del monasterio de El Escorial, el cual incluye muy parecidos contenidos con algunas modificaciones, probablemente fruto de la mano que realizó la copia, pero que conserva elementos que permiten fácilmente identificarlo con el texto al que nos hemos referido637. Otros aspectos de la obra de Alonso de Torres Las obras de Alonso de Torres han sido conocidas bajo multitud de denominaciones, pues aparecen en la mayoría de las bibliografías generales o especializadas bajo un heterogéneo conjunto de títulos. En la recopilación bibliográfica de Bartolomé Gallardo se atribuyen a este tratadista una gran variedad de escritos: las Genealogías de España, Libro de linajes ilustres de España, Libro de linajes de España con otras cosas tocantes a la nobleza y oficio de los reyes de armas, Historia de los antiguos y notables hechos de Castilla y de España638. Floranes da como suya la autoría de una 637 B. Esc. Ms. h.II.21. El contenido del ejemplar, el cual es una de carácter variado es el siguiente: 1. Libro de linajes de España 2. Principio de la orden de Calatrava 3. División y maneras de los cristianos 4. Pregunta del conde de Altamira a fray Luis de Escobar 5. Coplas de Gracia Dei de los reyes de Castilla 6. Coplas de las reinas de Castilla 7. Coplas de los reyes de Aragón 8. Historia de la orden de Santiago 9. La orden de la Merced 10. De la orden del Corpus Christi 11. Ampliación de la ciudad de Granada 12. De los reyes de Navarra 13. De los obispados de Cataluña 14. Linajes de Aragón 15. Blasón o recogimiento de armas: quienes fueron los primeros que usaron armas, quien las dio, los timbres, los oficiales de armas, los otros que traen armas en el pecho, trados de retos segun las leyes de Francia, Inglaterra, ordenaciones de Carlomagno, como las mujeres nobles pueden y deben traer sus armas, lista de reyes de Europa, orden de asiento de los reyes cristianos en Europa, dictados y títulos del emperador Carlos V. 16. Tratado de un caballero valenciano 17. Genealogía de Catalina de Médicis 18. Memorial de sucesos 19 Libro de linajes del conde don Pedro (f.228 a 377) 20 De los escudos de armas 21 De las fábulas de la fundación de Toledo 22 De los reinos que se intitula el rey de España 23. Memoria de muchas cosas señaladas 24. Las fábulas que se cuentan de la fundación de Sevilla. 638 Se trata de la única obra suya que relata Nicolás Antonio, basándose a su vez en cita de Pedro de Escalera en su obra Origen de los monteros Antonio, Nicolás Bibliotheca hispana nova, p. 511 305 Crónica del rey Católico, que hasta el momento no hemos podido localizar639. También se le asignan otras obras, entre las que se encuentran las tituladas Casas solariegas640 y Genealogía de España641. Éstas, tanto unas como otras, no son más que descripciones de blasones y relatos derivados de sus obras más famosas, los Blasones y recogimientos de armas y el Espejo de nobleza. Incluso existen otras obras cuya autoría se atribuye a Torres con muy escaso fundamento, siendo este el caso de la que se conserva en parte en el manuscrito signatura 10.761 de la Biblioteca Nacional, la cual sería un Recogimiento de armas del que se conserva solamente un índice de blasones atribuido como si fuera parte de su Espejo de nobleza. Sobre este manuscrito podemos afirmar con seguridad, una vez estudiado su contenido, que no es parte de ninguna obra de Torres. Otros textos conservados que se presentan en diversas recopilaciones como originales de Alonso Torres con diferentes títulos, pero que en nuestra opinión no se deben a su pluma, son los siguientes: los Ms. 11.423, Ms. 3.257 y Ms. 3.144 de la BN. Este último es un nobiliario cuyo título responde al de Libro de las Casas Ilustres pero no creemos que sea de Torres pues no contiene los clásicos comienzos y alusiones de Torres. Tiene además referencias muy posteriores (la de los Ayala, f.9, que fue realizada en 1630) y cita nobiliarios genealógicos impresos de los años 1628 y 1630. El Ms. BN. 3.518 tampoco corresponde a la autoría del leonés, sino que se trata del libro de armas de Juan Pérez de Vargas, según veremos posteriormente al tratar sobre este ejemplar. Lo mismo opinamos en lo tocante al Ms. 11.678 de la misma biblioteca, aunque figure como de Torres en el Índice de Manuscritos de la BN; este ejemplar lleva recortados unos interesantes grabados de blasones de territorios de Borgoña, Italia y España; fue realizado por varias manos de los siglos XVI y XVII, recoge blasones e historias de territorios, de ciudades y de casas solariegas, pero no contiene ningún elemento que lo haga corresponderse con las obras de Torres. Incluso en su parte de nobiliario propiamente dicho habla de personajes de avanzado el siglo XVI (casa de Guzmán y cita obras de la época como los Anales de la Corona de Aragón, f. 71). 639 Floranes, Op. cit., p.213. 640 BN. Ms 3.144. 641 BN. Ms. 11.678. 306 Otras obras, fruto directo del oficio de Alonso de Torres, son las certificaciones de armas y apellidos. Dentro de este tipo documental hemos podido localizar la Certificación de armas de Olivera, conservada en la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdeano, en la que se ofrece un interesante compendio de tratadística heráldica y genealógica642. Esta certificación se puede catalogar como uno de los primeros ejemplares de esta tipología documental, la cual será luego muy corriente en la producción de los oficiales de armas. Sobre ella se ha realizado un meritorio trabajo de descripción formal en el catálogo de manuscritos de la citada biblioteca643. En lo relativo al contenido del texto se pueden apreciar los siguientes aspectos: la fundición de contenidos genealógicos y heráldicos característica ya de la Edad Moderna, el papel del rey de armas como certificador de emblemas heráldicos, que ha obtenido por su nombramiento real, pero que en este caso desempeña para personas particulares644 . Sobre este escrito consideramos necesario realizar una breve puntualización sobre su traditio, dado que no se trata de una certificación corriente expedida a petición del titular de las armas, sino un texto donde se relata el origen y significado de las armas del linaje, realizado por un tercero (posiblemente un religioso, por el tratamiento de “padre” que le dirige Torres) dentro del cual se incluye el resultado de la consulta realizada al rey de armas por parte de esta persona, quien certifica éstas ante el notario Juan de Ezquerra. En lo tocante a las fuentes que Alonso de Torres utilizó para la elaboración de sus obras, el propio autor no “se duele en prendas” al presentarse como un recopilador de otros escritos: 642 Este documento ha sido recientemente publicado por el investigador D. Alfonso de Ceballos- Escalera en un trabajo titulado “Una interesante certificación de armas renacentista” Emblemata, n. IV(1998), pp. 79-96). El autor, además de transcribir el citado texto, elabora un estudio donde introduce al lector, con su contrastado conocimiento, en la cuestión de los reyes de armas y la elaboración por éstos de certificaciones de armería. Realiza también una exhaustiva descripción del ejemplar; si bien aporta escasas novedades sobre la vida y obra de Alonso de Torres. Sobre esta cuestión creemos oportuno aclarar que la transcripción del citado documento que figura como apéndice documental de este trabajo, se realizó de manera independiente a la de este investigador, pues la necesidad de disponer del texto nos obligó a realizarlo así. 643 Catálogo de manuscritos de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano. Redactado por Juan Antonio Yeves, Madrid, 1999. Al cual sólo tenemos que añadir la transcripción que ofrecemos en anexo en la que se ha procedido a corregir los errores de encuadernación 644 Hemos creído conveniente incluir el texto de esta certificación en un apéndice por su interés documental 307 Lo que a mi ofiçio me obliga y es en sacar de muchos libros lo que se me figura más perentorio y exçelente y agradable al ofiçio de nobleza y deste fin ago este libro645. Según Martín de Riquer, el rey de armas tomó para su obra diversas partes de las de Jean Courtois en su Blason des couleurs et ses propietés, de Climent Prinsault en su Blason d’armes, y de Ferrán Mexía, cuyo Nobiliario vero, publicado en Sevilla en 1492 era ya un texto de uso en 1496, al que recurre en su explicación sobre las particiones en los emblemas y al que pertenecen además sus dos citas del Árbol de batallas, original de Honoré de Bouvet. Para la redacción del Blasón y recogimiento de armas, en la parte que se describen las armas de personajes míticos, reyes y linajes de Castilla, es decir, propiamente el recogimiento de armas, Alonso de Torres se basa principalmente en el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. Esta cuestión se puede apreciar con claridad en multitud de capítulos, los cuales son copia casi literal de la obra del madrileño. En los que relatan la leyenda del Preste Juan sigue al texto de Hernández de Mendoza prácticamente palabra por palabra 646. Otros capítulos tales como: De como vino España en poder de alanos, suevos e silingos, las armas de los reyes de Sicilia, Inglaterra, Suenia y Goçia, Frisa, la ciudad de Roma, el maestre de Rodas, los linajes de Acuña, Castilla, Girón, Manrique, Lara, Córdoba, Ayala, Acuña, Lorca, Mendoza, Coronel647, Padilla648, Zúñiga649 645 BN. Ms. 11.423, f. 1. 646 El caso se puede apreciar desde comienzo repetido de la historia de las armas del Preste Juan: Las antiguas historias nos recitan... (f.59). 647 En este capítulo es interesante el hecho de que se relata, la conversión de los judíos Senior con su cambio de nombre y su otorgamiento de armas por parte de los reyes, explicado de una manera admirativa hacia los conversos, tal como lo hace Hernández de Mendoza. Sin embargo, la actitud personal de Alonso de Torres hacia este colectivo no es ni mucho menos la misma al hablar del emblema otorgado por los mismos Reyes Católicos al converso Palacios en su Recogimiento de armas. 648 Sobre los Padilla, donde la copia llega a decir, basándose en la redacción de la obra de Mendoza, que ha días que tiene la villa de Halma (f.213). Dejando aparte el error ortográfico al ser Alhama, cosa que no comete Mendoza, la frase hace notar que la obra fue redactada en fecha cercana a la toma de Granada; cuando la redacción del Blasón y recogimiento de armas, como hemos dicho varias veces, se data con bastante posterioridad. 649 A modo de ejemplo, leemos en el Blasón y recogimiento de armas: Estos traen por armas un escudo de plata con una vanda de sable, y orlado el escudo de cadena y eslabones de oro y es como cadena de prisión. En el Libro de armería: Traen estos por armas una vanda negra en campo blanco y delante del escudo una cadena alderredor amarylla, los eslavones como cadena de prisyón. 308 etc. Incluso se puede apreciar la copia en el significativo capítulo del linaje de Cisneros, original de la obra de Hernández de Mendoza650. Pudiera argumentarse que Hernández de Mendoza no fuera la fuente de Torres, sino al contrario. Pero sólo con cotejar las fechas se comprueba que fue el de Sahagún el que tomó prestado, pues Hernández de Mendoza redacta las dos versiones diferentes de su Libro de armería entre 1487 y 1496. Mientras que las obras de Alonso de Torres datan de época posterior, en su Blasón y recogimiento de armas ya da a la reina Isabel y a Felipe el Hermoso por muertos, al rey Fernando en vida, incluso habla de Carlos como príncipe de España, por lo que se debe datar cuando menos en la fecha antedicha de acuerdo con Riquer (1514- 1515). El trasvase de textos de la obra de Diego Hernández de Mendoza por parte del rey de armas se realizó también en la redacción de otras de sus obras, caso del Espejo de nobleza donde éste copia palabra por palabra algunos capítulos, caso del de Pedro Fernández de Lorca651; temas como el de la leyenda de las frutas y los Ávila; comienzos y textos puntuales de muchos capítulos: los Manuel652, los Cherino y Maldonado653, Cisneros 654 o los Coronel655, los Ayala, los Ávila, los Arellano, los Albornoz, los Cartagena, don Beltrán de la Cueva, los Núñez de Toledo, los de la Cadena, los Cuello, los Guzmán, los Ponce de León, los Girón, los Enriquez, los Arias o los Padilla656. Se pueden aportar otras pruebas derivadas del estudio más profundo de ambos textos: las referencias de Alonso de Torres a 650 Al hablar del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros llega a copiar como corriente la fecha de 1496 en la que se sitúa la segunda redacción de la obra de Hernández de Mendoza, cuando el Blasón y recogimiento se debe datar a partir de 1514 (Riquer, Martín de, Heráldica castellana., p. 71). 651 AHN Clero, Libros, cod.,1491, f. 76. 652 Por quanto la nobleza mayormente proçede de la realeza y pureza de la rreal sangre (Ibidem, f.77) En este comienzo se puede notar además un error de transcripción de Torres o del copista dado que redunda en los términos realeza y real, mientras que en el texto de Diego Hernández de Mendoza dice clareza y pureza de la real. 653 Traen unas mismas armas los cuales son de un mesmo solar (Ibidem, f.139). 654 Razonable cosa es que las cosas que viene por misterio sean tenidas en mas alto prescio que aquellos que naturalmente [ ...]en los que (se tacha la frase en estos días de 1496 y se pone por otra mano en pasados días de 1496, el resto es igual la Diego Hernández de Mendoza pero luego prosigue, con actualizaciones que Torres incluiría sobre el personaje) este ecelente perlado desde la muerte de el muy católico rey Fernando de gloriosa memoria quedó por governador de España del cual goviernó la mayor parte; […] el hizo derrocar por tierra las murallas de las más villas de Navarra por la seguridad del reyno. Este murió un poco antes que la Cesárea Magestad del enperador don Carlos vieniese a España , (Ibidem, f.78). 655 Por quanto muchos deste linaje an avydo su asyento en esta çibdad quise los aquí escrevyr (Ibidem, f.78). 656 Estos dos también actualiza contenidos para adaptarlos a la época del emperador. 309 otros autores de los que también toma material (Ferrán Mexía, Lope García de Salazar o Álvarez de Osorio), escritos que nunca cita Hernández de Mendoza, pues algunos de ellos son posteriores a la elaboración de sus tratados. Otro argumento es el acercamiento individualizado en las citadas obras a personajes conocidos de la vida madrileña de la segunda mitad del siglo XV, (Pedro Fernández de Lorca, Juan Núñez, Leonor de Osorio o Pedro Núñez de Toledo), los cuales, sin embargo, tuvieron poca o ninguna relación con los círculos cortesanos frecuentados por Alonso de Torres y sí con el ámbito madrileño de Hernández de Mendoza. No juzgamos necesario abundar en esta cuestión, si bien, creemos que estas aportaciones resultan más que suficientes para hacer pensar que la obra de Hernández de Mendoza fue una de las fuentes principales para la redacción de las descripciones de linajes y armas incluidas en sus textos por Garci Alonso de Torres657. Para sus recopilaciones de armas y linajes Alonso de Torres también utilizó otras fuentes, el capítulo dedicado al linaje de los Osorio fue tomado íntegramente de la Genealogía de los Osorios de Rodrigo Álvarez de Osorio, aunque al tratarse de un capítulo aislado bien pudiera ser una interpolación posterior. Las citas de linajes vizcaínos que realiza Alonso de Torres tienen contenidos que hacen pensar en las Bienandanzas y fortunas de Lope de García de Salazar, más aun cuando el propio autor asegura haber tomado textos de Ochoa de Salazar, sobrino del autor658. También el capítulo de los Velasco, donde afirma que lo que escribe se lo envió su amigo Barahona, sacado de una obra de su pariente Gracia Dei titulada Vergel de Nobleza659. Sin embargo, no todo en las obras de Alonso de Torres es uso de otras fuentes, muchos de sus argumentos y noticias son, en cambio, fruto de la propia experiencia que poseía el rey de armas tras su dilatada trayectoria. Entre ellos 657 En la relación de emblemas de linajes que figura en apéndice se puede seguir apreciando esta cuestión. 658 BN. Ms. 3.257, f. 194. 659 BN. Ms. 11.423, f.137 y Ms 3.257, f. 135. Aquí entramos en el poco tratado asunto de la relación personal entre los tratadistas heráldicos de la época, algo que ya se ha demostrado a través del conocimiento entre Gracia Dei y Fernández de Oviedo descrito en las Batallas y Quincuagenas, o el relato de los últimos días de Gracia Dei que nos relata Rodrigo Álvarez de Osorio en su Genealogía de los Osorio. 310 podemos contar la exposición sobre la diferenciación entre las armas de Castilla y León, la descripción de las armas de algunos personajes singulares como Palacios, la relación de las armas catalanas y las descripciones de armas o blasonamientos, realizadas con dominio del lenguaje profesional de los heraldos. Garci Alonso de Torres también sirvió de modelo para otros autores posteriores. Su obra fue referencia para escritores como Steve Tamborino en la parte relativa a linajes castellanos de su armorial660. Asimismo bebieron de la obra de este autor otros escritores: Florez de Ocariz en su Nobiliario de Nueva Granada, Fernando de Saavedra en su Memorial de los Saavedra y Pedro de Escalera Guevara para su Origen de los monteros de Espinosa. El estilo y vocabulario de la obra Alonso de Torres ya han sido estudiados por el profesor Marín de Riquer. Éstos se pueden conocer a través de sus blasonamientos, en los que el autor demuestra sus conocimientos de elementos y composición heráldica, superior a los otros autores de su tiempo, salvo quizás respecto a Steve Tamborino. La influencia francesa en sus textos no sólo se circunscribe a la simbolización de la temática heráldica, sino también a su repertorio semiológico. Como dice Riquer: García Alonso de Torres se mantiene fiel a una tradición lingüística que ya se había impuesto en Europa y que se caracterizaba por una profunda francesización661. En su conjunto, la obra de Torres es, sin lugar a dudas, la más completa de la tratadística heráldica de la época. El autor expone sus conceptos de manera ordenada, pasando revista a todos los elementos necesarios para blasonar, sin realizar interpretaciones demasiado abstractas, como Gracia Dei, o demasiado breves, como Mexía o Hernández de Mendoza. En otros aspectos aporta argumentos propios en los que se aparta de los otros tratadistas, caso de la apreciación del púrpura como mezcla de los otros colores que da en sus obras: La qual es echa [mezcla] de los sobredichos metales y colores662. 660 Esta es la opinión de Martín de Riquer en su Estudio sobre el Armorial de Salamanca de Steve Tamborino, p. 29. 661 Ibidem., p. 248. 662 Real Biblioteca II/71, f.162. 311 La mistión o color púrpura que gela dicha arte de la armería tenemos, la qual es fecha de los sobredichos metales y colores aunque hay opiniones que es compuesta de no más de tres en las quales son plata y gulas y azul, mas como quiera que yo soy de la opinión primera también hay opinión que esta mistión o color púrpura es la menos noble de las susodichas, ay otros que tienen la contraria opinión diziendo que la púrpura es la más noble de manera que esta quystión quedará para determinar a los que más saben663. A este esmalte Torres no le da supremacía de nobleza, difiriendo así de Bouvet, Bartolo y Mexía. Otra cuestión en la que este rey de armas se apartó de la influencia francesa es en el número máximo de figuras que han de representarse en un campo sin llegar a ser sembrado, que sitúa en diez en vez de dieciséis como los tratadistas galos, siguiendo así más las costumbres españolas, que ya defendió Valera en su Tratado de las armas. Garci Alonso de Torres supo aunar en su obra el concepto de la emblemática heráldica como algo vivo, realizando las recopilaciones de armas más completas de su tiempo a la vez que sirvió de artífice para la fusión de esta literatura heráldica con la genealogía. La obra heráldica de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés Hay un autor que no se puede encuadrar entre los escritores que hemos visto, pero que por sus características tampoco se halla entre los eruditos y genealogistas que se van a ocupar del conocimiento de los emblemas heráldicos durante el resto de la Edad Moderna, este tratadista es el madrileño Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. Fernández de Oviedo significa la culminación del paso de una generación bajomedieval a otra de autores con diferentes conceptos de la literatura emblemática heráldica. Este tránsito encarna el final de la evolución hacia la 663 BN. Ms. 11.423, f.166. 312 fusión entre lo genealógico y lo heráldico que hemos visto en la última etapa de Alonso de Torres664. Fernández de Oviedo, una generación más joven que Torres, es el primer autor de nobiliarios propiamente dichos, en ellos prevalece el contenido genealógico y lo heráldico figura como elemento accesorio al final de cada capítulo. Sin embargo, hay un aspecto por el cual Fernández de Oviedo aparece unido a los escritores de la generación anterior a la suya, es la pervivencia en él del espíritu caballeresco mediante, lo cual le permite abordar el estudio de las armas desde la óptica de quien aun las considera una forma viva de reconocimiento de los guerreros. Obviamente, se sale de los propósitos de este trabajo estudiar de manera profunda la suficientemente conocida trayectoria vital e intelectual de Gonzalo Fernández de Oviedo. Si bien, grosso modo, podemos dar algunas pinceladas de este madrileño de origen asturiano665 nacido en 1478666. Desde joven, Gonzalo vivió inmerso en el mundo de la corte y su vida es aun fiel reflejo de la pervivencia del espíritu caballeresco que saboreó en sus años de formación. Con el tiempo fue poseedor de un gran bagaje intelectual, pues no hay que olvidar que fue el primer estudioso que ostentó el título de cronista de Indias por su obra científica relativa al Nuevo Mundo667, donde vivió durante los primeros tiempos de la Conquista, de la que fue espectador de excepción. Como hemos dicho, su formación estuvo ligada desde muy joven al mundo cortesano. Llamada su familia a la corte en tiempos de Enrique IV, por motivos aun no muy claros668, ingresó pronto en el séquito del bastardo de Juan II, 664 Véase su ya citado Espejo de nobleza. 665 Su padre nació en el concejo de Grado, cerca de un pueblo llamado Bordones. 666 No en vano Fernández de Oviedo es uno de los precursores del madrileñismo literario en palabras del profesor Vázquez Chamorro: no se cansó nunca de recordar con orgullo que había nacido en Madrid, de padres hidalgos [...] aunque el madrileñismo de Oviedo puede parecer jactancioso en algunos momentos, lo cierto del caso es que sus informes sobre Madrid constituyen la mejor descripción de la Villa durante la época renacentista. (Vázquez Chamorro, Germán. El Madrid Renacentista en los textos de Gonzalo Fernández de Oviedo, en II Jornadas de Estudios sobre la provincia de Madrid, Madrid, 1980, p.120-126). 667 Sobre la vida y obra indiana de Fernández de Oviedo se pueden consultar numerosos estudios monográficos ya clásicos, de los que podemos destacar los de J. Amador de los Ríos en su edición de Historia General y Natural de las Indias, Madrid, 1851; Claudio Millares Imperial, “Del linaje y armas del primer cronista de Indias”, Revista de Indias, 1958; Juan Uría Río Nuevos datos y consideraciones sobre el linaje asturiano del historiador de las Indias En Revista de Indias, 1960; José de la Peña y Cámara, “Contribuciones documentales y críticas para una biografía de Gonzalo Fernández de Oviedo”, Revista de Indias, 1957; y Juan Pérez de Tudela y Bueso, Vida y escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid, 1959. 668 Para Amador de los Ríos era pariente del secretario de Enrique IV, Juan de Oviedo, si bien, Juan Pérez de Tudela y Ballesteros Gabrois no dan excesivo crédito a este parentesco Batallas y 313 don Alonso de Aragón, duque de Villahermosa669. Posteriormente, tenemos noticias de su estancia en la floreciente y pronto truncada corte del malogrado príncipe don Juan, en la que llegó a ser guardallaves de cámara del príncipe670. Tras la muerte de éste, comenzaron sus viajes, siendo Italia su primer destino y, a partir de allí, proseguirá por las cortes europeas. Es de suponer que todas estas experiencias hicieron pronto de él un profundo conocedor de la etiqueta cortesana y los rituales caballerescos. Después vendrán sus viajes a Indias, los cuales son bien conocidos y objeto de los ya citados estudios. Pero no es su faceta como cronista de Indias la que interesa en este trabajo, sino la de genealogista y tratadista heráldico. El devenir de su vida hace que Oviedo posea un gran conocimiento del mundo nobiliario, que presentará en sus obras. En el Libro de cámara del príncipe don Juan reflejó la vida diaria en la corte del heredero de los Reyes Católicos, explicando la función de cada cortesano y oficial671. En esta obra se reserva un apartado especial para los reyes de armas, explicando sus atribuciones y enumerando los titulares de las coronas de Castilla, Aragón y Navarra672. Quincuagenas Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, p. XIII, Ballesteros Gaibrois, Manuel, Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid, 1981, p. 41. 669 Su estancia con don Alonso de Aragón, hace suponer a los profesores Pérez de Tudela y Pérez Baltasar, que trabó conocimiento con Diego Hernández de Mendoza, según ellos, criado de don Alonso. Nuestra opinión al respecto es distinta dado que esta teoría se basa en la suposición de situar a Hernández de Mendoza como criado del duque de Villahermosa, la cual está extraía de una cita del manuscrito de la RAH 9/ 267. En una versión del Libro de armería el autor afirma haber sido criado del duque. Esta cita que aparece solamente en algunos ejemplares de la obra, y se puede datar de la primera mitad del siglo XVI siendo su autor Juan Pérez de Vargas. En cambio no aparece en los más textos antiguos conservados en BN, B. Esc y RB, los cuales son más cercanos a la originalidad, como en su lugar veremos. En cambio, pensamos que pudiera acontecer que Oviedo, siendo persona muy interesada en la heráldica y nobiliaria, tuviera a su disposición un ejemplar de la obra de Hernández de Mendoza. De hecho parece que la obra de Mendoza o alguna versión de ésta fue una de sus fuentes a la hora de describir emblemas. Sin embargo, la teoría sobre la emblemática heráldica que presenta Oviedo en sus tratados no se parece en absoluto a la de Hernández de Mendoza, lo cual se puede apreciar leyendo los ejemplares íntegros del Libro de armería que tienen los preámbulos, de lo que se puede desprender que Oviedo no utilizó la parte de composición heráldica para sus obras. 670 Pérez de Tudela y Bueso, Juan, “Vida y escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en Historia General y Natural de las Indias, Biblioteca de Autores Españoles , CXVII, Madrid, 1959, p. XXI. 671 Esta obra tuvo su precedente en unas noticias que ya había escrito en una breve relación en 1535 según afirma Pérez de Tudela, Vida y escritos ..., p. CXXXVII. 672 Se conservan ejemplares en la BN. Ms. 8.394, Ms. 1.027 (en este ejemplar del Libro de cámara del príncipe don Juan, Oviedo hace mención de un tal Moxica, licenciado que entró en la casa del príncipe en 1496 cuando se le otorgó al príncipe casa en Almazán, y que llegó a ser de su consejo, pudiera tratarse del mismo Moxica que parece ser fuera autor de un libro de armas citado por Gonzalo Argote de Molina y que actualmente se encuentra perdido), otras copias en Real Biblioteca II/820, II/1.565 y II/2.543, RAH L-22. 314 Fernández de Oviedo se descubre como un historiador nobiliario y un genealogista, que puede, según algunos investigadores, representar la unión entre la cronística medieval y la historiografía moderna, a través de sus Batallas y Quincuagenas673 . Sobre esta cuesión dice así Pérez Baltasar: Siendo Fernández de Oviedo el cronista que sigue la línea más tradicional dentro de la historiografía renacentista española, es también, el cronista con dotes de historiador moderno, con notable erudición y profundidad en conocimientos sobre materias variadas, lo que nos confirma su gran capacidad para abordar cualquier género historiográfico674. Es en esta obra donde Fernández de Oviedo traza de una forma definitiva sus conocimientos del mundo caballeresco. En sus Batallas y Quincuagenas 675 o Quincuagenas dialogales, en las que a través de un diálogo en el que el propio autor, nombrado Alcaide, y un personaje ficticio apodado Sereno, pasan revista a trescientos cuarenta nobles caballeros y personas de relieve de la época de los Reyes Católicos y Carlos I. Oviedo ordena los personajes y sus diálogos en tres batallas o cuadros, constituidos cada uno por cuatro quincuagenas. Sobre cada personaje se hace una consideración sobre sus ascendientes, sus descendientes, sus actos, su talante, sus rentas, sus posesiones y su emblema heráldico. Lo cual hace que cada capítulo sea una descripción en sentido biográfico, genealógico y heráldico a la vez. El autor comienza la obra exponiendo sus propósitos a la hora de escribir: el primero, que en tiempos venideros se tenga noticia de la caballería de España; el segundo, que los que vinieren sepan quienes fueron sus antecesores; el tercero, que se sepan los méritos de tales y tantos varones nobles; el cuarto, para salvación de su alma; el quinto, para completar la cortedad de Pérez de Guzmán y Hernando del Pulgar y el sexto, para satisfacción propia676. Como se aprecia, el objetivo 673 Ed. de Juan Pérez de Tudela, 1983. 674 Pérez Baltasar, Mª Dolores, “Fernández de Oviedo: Hito innovador en la historiografía”, en Congreso de Historia del Descubrimiento, T.IV, Madrid, 1992, p. 331. 675 El nombre de Batallas se debe según Avalle-Arce al recuerdo que tenía el autor de una obra titulada Tratado que se llama compilación de las batallas campales que son contenidas en las historias escolásticas de España, de Rodríguez de la Almella, que tan importante fue en su etapa de formación. Batallas y Quincuagenas Ed. de Juan Bautista Avalle-Arce, p. 9. 676 Pérez de Tudela y Bueso, Juan, Vida y escritos ..., p. CLXI. 315 principal era de carácter moralizante, esta es la opinión Pérez de Tudela, quien dice: Este examen individualizado tiene como objeto reconocido el clásico de suministrar enseñanzas a las generaciones presentes mediante la contemplación de sus ilustres ejemplos677. Durante muchos años la importancia de las Batallas como fuente histórica se ha dejado de lado frente a las investigaciones basadas en documentación de archivo, pero actualmente se está retomando esta obra como fuente historiográfica, Pérez de Tudela y Pérez Baltasar afirman refiriéndose a esta cuestión: En sus batallas encontramos uno de los más ricos fondos de información sobre temas nobiliarios. Presumimos que este cúmulo de noticias, escrito ya al final de sus días fuera el resultado de una continuada labor de acopio a lo largo de su vida678. Oviedo logró concebir las Batallas y Quincuagenas gracias a sus conocimientos profundos en cuestiones biográficas y genealógicas, pero también al arduo estudio de la heráldica, faceta que parece dominar pese a su extrema dificultad, aunque, como ya advertimos, es una materia que no le fue nunca ajena, primero porque fue ya tratada en su entorno familiar y segundo, porque se presumen las conexiones del autor, con grandes expertos contemporáneos en estas cuestiones, como el conocido Gracia Dei o Diego Fernández de Mendoza, criado del duque de Villahermosa, y otros con los que tuvo contacto679. Antes de terminar sus Batallas, Oviedo pensó en realizar una recopilación de todos los personajes ilustres de forma no dialogada. Fruto de esta 677 Batallas y Quincuagenas. Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, p. VIII. 678 Pérez de Tudela y Bueso, Juan, Vida y escritos ..., p. CLXII. 679 Pérez Baltasar, Mª Dolores, Op. cit., p.328. 316 idea surgen sus Quincuagenas, recogidas en tres grandes apartados o quincuagenas por ser de cincuenta semblantes cada una, acabaría la obra en 1556, poco antes de morir. Según Pérez de Tudela, la idea del comienzo de las Quincuagenas responde a que Oviedo se dio cuenta de que las Batallas eran a esas alturas de siglo un relato anacrónico680, por lo que optó por presentar a los personajes a modo de memorias. Otra importante obra de Fernández de Oviedo en el campo de la genealogía histórica es Catálogo Real de Castilla y de todos los reyes de la España e Nápoles e Sicilia. El catálogo fue comenzado en 1505 y, al parecer, concluido en 1532, año en el que se lo ofreció a la emperatriz Isabel, unos meses antes de que el emperador le nombrara cronista oficial de las Indias681. La obra tuvo su origen en una Genealogía de los Reyes de Castilla realizada en 1517 y actualmente perdida. El contenido del Catálogo se estructura en cinco partes: la primera, o Relación de los reyes de España, se subdivide en un proemio con dedicatoria a Carlos I, los avisos del orden de los contenidos de la obra, las seis edades de la historia y termina con Juan II, prometiendo una segunda parte que según Amador de los Ríos sería el Epílogo Real, Imperial y Pontifial, y una tercera y última que serían las Batallas y Quincuagenas. La segunda parte del Catálogo trata de las estirpes de los reyes de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, y Borgoña, Flandes y Holanda. La tercera sería el Catálogo de los reyes de Francia y las casas que de ella se derivan y que son solares paternos del emperador. La cuarta es el Epílogo imperial de los Césares, y la última, el Catálogo de los Sumos Pontífices, cerrando la obra las tablas de índices. El texto viene a ser una Historia General con fuertes dosis de genealogía. Sus fuentes fueron la Valeriana, el Opus de rebus hispanae de Mateo Sículo, las Décadas de Alfonso de Palencia, la Crónica de Aragón de Juan de Molina y las crónicas de los diferentes reinados, especialmente las del canciller Ayala682. Y, a 680 En palabras de Juan Pérez de Tudela: como Centón histórico, genealógico y heráldico las Batallas quedaban por detrás de las exigencias del rigor y extensión de conocimientos que se abren paso en la segunda mitad del siglo. (Batallas y Quincuagenas, p. XXXVI). 681 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo Catálogo Real de Castilla. Ed. de Evelina Ana Romano Thuessen. Ann Arbor (Michigan), 1994, p. 1. 682 Ibidem, p. 17. 317 su vez, es citada como fuente por Argote de Molina en su Nobleza del Andaluzía683. Otra obra de Oviedo en la que se descubre con más claridad su dedicación a la genealogía, que hasta ahora ha sido poco conocida. Se trata del Libro de linajes y armas684, del que se conserva una copia del siglo XVII. Para Pérez de Tudela, está muy relacionada con las Batallas y debió servir de base para la elaboración de éstas. Fue escrita en tiempos del emperador Carlos V, con posterioridad a 1521, ya que en el linaje de los Padilla relata la ejecución del comunero Padilla. La copia que poseemos es una relación de blasones y breves introducciones genealógicas de diferentes linajes y personajes, que sobrepasan el millar y están ordenados alfabéticamente. Sus fuentes son diversas, si bien una de las principales, de donde toma leyendas, datos familiares y blasones es el Libro de armería685 de Diego Hernández de Mendoza. aunque pudiera haber consultado obras de Garci Alonso de Torres, pues ya hemos abordado el tema de las similitudes entre muchas de las partes de las obras de ambos686. Pérez de Tudela plantea la posible influencia de otros autores de temática heráldica de su época, caso de Hernández de Mendoza, también su posible relación con Carci Alonso de Torres y con el mismo Gracia Dei, al que parece ser que conoció personalmente687. Sin embargo, otros muchos blasones y linajes que refleja Oviedo en sus obras son fruto de los conocimientos personales y de la amplia experiencia del autor.688 Entre la producción de Fernández de Oviedo existe una obra literaria, esta vez una narración, que nos desvela, aun de modo más patente, la mentalidad literaria caballeresca de Fernández de Oviedo. Este texto es una novela de 683 Nobleza del Andaluzía, f. III. 684 RAH 9/247. 685 Estos préstamos de Fernández de Oviedo sobre la obra de Hernández de Mendoza serán más ampliamente comentados en el capítulo referente a la incidencia del Libro de armería en la tratadística heráldica posterior. 686 Los capítulos dedicados a los Ayala, Albornoz, Acuña, Cabeza de Vaca, Coello, Beltrán de la Cueva, Girón y Ponce de León entre otros, son similares a los del Libro de armería de Hernández de Mendoza. 687 Batallas y Quincuagenas. Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, p. 428. 688 Tal es el caso del blasón de Monsieur de Laxao, que fue comendador mayor de la orden de Alcántara en tiempos del emperador y cuyo blasón descrito por Oviedo no aparece en ningún otro armorial español de la época. 318 caballerías titulada Libro del muy esforçado y invençible caballero de la fortuna llamado don Claribalte, publicado en 1519689. Hay noticias de otras obras de temática genealógica y nobiliaria atribuidas a Oviedo pero que desgraciadamente no conocemos. Estas son: el Tratado sobre ilustres varones que florecieron en España690 y un Tratado de la nobleza691. La única obra que actualmente conservamos de Fernández de Oviedo, cuyo contenido es de carácter netamente heráldico, es un tratado que lleva por título Libro primero que trata del blasón de todas las armas e diferencias dellas e de los escudos, escrito el 1528692, en el que el autor expone sus conocimientos sobre composición heráldica. Comienza el texto con un proemio donde justifica la necesidad de conocer las armas para todos los nobles, desde los reyes a los hidalgos, cuestión habitual en la mayoría de los tratados de la época. A continuación, se disculpa por su poco saber. La materia heráldica empieza el asunto de la asunción de armas, donde lleva al extremo la tesis de Bartolo sobre la potestad del príncipe en lo que respecta a los emblemas, la cual establecía que las armas dadas por el monarca son las que prevalecen en caso de igualdad. Para Oviedo el príncipe es el único que puede otorgar armas. Solamente en las armas que ya son del linaje puede un titular de éstas designar quien las va a llevar, dentro de los miembros de su propio linaje. El capítulo primero habla de los escudos y sus formas. Aquí el autor madrileño se sale de la temática habitual de la tratadística heráldica para entrar en una enumeración de la tipología de estas armas defensivas, donde se puede apreciar su experiencia en costumbres extranjeras. Enumera más de diez formas de escudo entre las que se encuentran: la cuadrada, la cual considera más apropiada para las armas por “caver más número o diversidad de armas”, la tarja o mordido 689 Valencia: en casa de Juan Viñao. 690 Según Pérez de Tudela se trata del conservado en la RAH con letra de principios o mediados del XVI, la cual coincide al menos en una de sus dos partes con la del propio Oviedo. En el ejemplar conservado (9/238) se contiene sólo la segunda parte del segundo libro, en el que habla de los primeros pobladores desde Tubal, de la nobleza en general, la parte genealógica comienza con los condes de Castilla, para pasar a los linajes famosos los Manrique, los Velasco, los Girón, los Cisneros, etc. 691 Conservado en el Ms. 3.084 de la BN y que según Pérez de Tudela es de la mano del propio Oviedo. 692 Se conserva un ejemplar con letra del XVII, en el códice 9/4.023 de la RAH, en el que también se encuentran fragmentos de las Batallas. El tratado constaría de once libros de los que se conserva el primero que parece un extracto. 319 con sus variedades: el taragón693, la rodela, usada por los antiguos, la lisonja, usada por mallorquines y catalanes, el triángulo (agmiliforme), usado por normandos e ingleses, los fablachines, de los marinos, la concha o venera, el de forma de testa de caballo. El capítulo finaliza con el escudo común, que es su preferido, según él mismo afirma: Es más útil e provechosa para poner armas he devisas porque el talle he forma de tal escudo, es más conveniente he aparejado para poner mucha cantidad he diversidad de armas es aquesta figura más usado siempre entre los antiguos he modernos para el propósito de las armas694. El segundo capítulo del tratado está otra vez dedicado a materia plenamente heráldica, en él habla de las causas por las que se deben dar las armas, como se pierden estas y los colores de los emblemas. Respecto a las maneras de armerías, Oviedo se ciñe en lo básico a lo expuesto siglo y medio antes por Bartolo, pero realiza algunas matizaciones que veremos a continuación. Las posibilidades de asunción de armas son para Oviedo: por genealogía, las cuales las pierden los vencidos, traidores o infames; por dignidad que no se pierden si no se pierde la dignidad; por nueva merced, la cual siempre es dada por él príncipe y por extremidad que son las concedidas por el príncipe a doctores y juristas, o ganadas en batalla “Son las que se conceden a los letrados, he maestros, he doctores o se ganaron en campo a otro”695. Este último aspecto es en cierto modo original, pues vuelve a la donación de armas por méritos no militares, que era la esencia del enunciado de Bartolo, al que cita al hablar de las armas de dignidad696 y que Valera, en el fondo un caballero, no declara. En Castilla solamente Gratia Dei había hablado de las armas de los letrados. A continuación Fernández de Oviedo pasa a tratar de materia de composición heráldica: de las partes propias del escudo, de los campos (si bien él 693 La moda de este tipo de escudos llega a España de la mano del emperador Carlos, se puede apreciar en el ejemplar de la copia de la obra de Alonso Cartagena La genealogía de los reyes de España, dedicado a la emperatriz Isabel donde aparecen multitud de personajes con ellas. 694Libro del blasón, Ed de Mª Dolores Pérez Baltasar, p. 334. 695 RAH 9/4923, f.12. 696 Aunque suponemos que se trata de una cita indirecta, pues si Oviedo hubiera leído el tratado De insigniis et armis lo hubiera citado en mayor medida al abordar otros asuntos. Libro del blasón. Ed. de Mª Dolores Pérez Baltasar, p. 335. 320 los llama armas) los cuales son metal, color o peña de veros o armiños, sobre los cuales explica la regla básica del blasón. En el capítulo tercero diserta sobre el tema de las tres maneras de campos y habla de los dos metales, los cinco colores (entre los que incluye el púrpura) a los que da sus nombres heráldicos, ofreciendo de ellos multitud de ejemplos de armerías conocidas. El capítulo cuarto habla en particular de los escudos de veros, dando nuevamente algunos ejemplos de casas nobles cuyos emblemas llevan este tipo de forro. El capítulo quinto Sobre el campo de goles trata sobre la adscripción de colores de los campos según unos determinados méritos. Así, para el autor los campos de gules son las armas que se ganan en batalla, el verde, morado y azul son de las otorgadas por merced, la plata es para el rico ennoblecido. En este aspecto encontramos en Oviedo una interpretación artificiosa que desvincula el contenido de los emblemas heráldicos de sus verdaderos orígenes. El sexto capítulo es el más amplio, el autor lo divide a su vez en seis partes. En él predomina el simbolismo de los colores, comenzando por el oro y la plata697. El séptimo capítulo está dedicado a todos los colores y metales que son apropiados, de las armas que son verdaderas y las que no. Aquí es donde Oviedo vuelve a tratar los contenidos simbólicos de cada color y metal, también aborda la cuestión de los colores que no se deben usar en armería: el leonado, pardo, verde oscuro, turquesa, naranja, rosado y encarnado. El capítulo octavo se refiere a las reglas necesarias para la composición de las piezas, de las cuales dice que han de ser de un tercio del campo698. Éstas son: cabeza, bastón, faxa, vanda, barra, triángulo, orla, ronado, cruz y aspa (a continuación figurarían las representaciones de las citadas piezas, las cuales no se realizaron). En el capítulo nueve habla de hasta qué número se debe representar tratando de cada cosa, pues de lisonjas, usos y escaques se pueden nombrar hasta veintiséis; de animales, vegetales y cosas hasta dieciséis. Ofrece para finalizar ejemplos de como blasonarlas. 697 Las seis partes son: del metal del oro, del metal de la plata, del color que es el sable, segunda color que es el verde llamada sinople, la tercera color que es la púrpura o morado y la sexta parte la cual trata de la cuarta color que es el azul; la séptima y última parte la cual trata de la color de goles, que por otros nombres es dicha: roxo, sanguíneo o colorado. 698 f. 19v. 321 El siguiente capítulo, el décimo, está dedicado a la disposición de los metales, cómo se han de blasonar y de las armas falsas (dejando espacio también para las representaciones gráficas). Pone como ejemplo la descripción de las armas de Jesús. En el capítulo undécimo sigue con los blasonamientos, explicando el orden de cada uno de los cuarteles. El capítulo doce trata de resolver las dudas que hayan podido surgir, las cuales expone por medio de tres argumentos: sobre las particiones entre metales, las cuales dice que son armas verdaderas; la segunda, en los cortados de dos colores a lo que responde lo mismo; y en la tercera, sobre si está permitido el escudo en campo llano de un color o metal sin más, a lo que contesta que no es conveniente pues como dice: “No se compadesçe en esta vida militar el alma sin el cuerpo ni el cuerpo sin el alma”699. En el capítulo trece prosigue con los casos de armas en los que aparecen figuras que son colores o metales, del mismo modo que en los campos. No conservamos el capítulo catorce. En el quince se refiere a las figuras singulares: el león, el leopardo y otros animales. En el dieciséis se trata de los roeles y torteos y otras piezas y figuras. En el diecisiete ofrece ejemplos de blasonamientos de dieciséis escudos, prosiguiendo en el mismo sentido en el capítulo dieciocho. El capítulo diecinueve aborda el tratamiento de algunos de los principales elementos paraheráldicos, los timbres y las divisas. Termina el tratado con el capítulo veinte en el cual se trata de llegar a una conclusión de los objetivos del primer libro. De este Tratado del blasón de Fernández de Oviedo, sólo se conserva el primer libro de los once que él mismo cita700, y no se puede asegurar que Oviedo llegara a escribir los otros diez, pues el tono en que está redactado el capítulo de conclusión parece indicar que el autor sólo tenía en mente la consecución del resto de la obra701. Este libro primero no se puede significar por ser un tratado a la manera de los escritos por los tratadistas españoles y extranjeros (que siguen un esquema que aborda habitualmente el origen del blasón, las formas de asunción de armas y los temas de composición como las particiones, piezas y figuras y los esmaltes, cada uno con sus particularidades). El texto de Oviedo es, por su intención, un tratado al uso de los escritos a fines del siglo anterior pues aborda las 699 f. 26v. 700 Este primero libro de los blasones, de todas las armas prosíguese en los otros diez libros restantes (f.36). 701 De la misma letra comienza en el f. 29 un fragmento de las Batallas. 322 cuestiones básicas a la hora de dar a conocer, como él mismo afirma, los escudos a los nobles y caballeros: Los quales avisos, así conviene a los reyes he prínçipes como a altos hombres, he a toda manera de cavalleros he hidalgos he personas de honor702 . Por las descripciones incluidas en sus obras y, especialmente en sus Batallas, sabemos que sus conocimientos de composición heráldica o blasonamiento eran comparables a los de cualquier heraldo o tratadista703, la obra es en gran parte, fruto de observaciones propias 704, lo que se puede apreciar en el hecho de la multitud de ejemplos utilizados. En lo que respecta al tratamiento de la emblemática heráldica, en la obra Gonzalo Fernández de Oviedo van a aparecer patentes muchos de los aspectos que ya son típicos de la heráldica de la Edad Moderna, y que en otros autores anteriores aun no estaban tan claros. Principalmente la supeditación a la genealogía. Sin embargo, es cierto que Oviedo aun posee la mentalidad caballeresca que hemos visto antes en autores como Diego de Valera o Ferrán Mexía que le lleva a sentir aun la heráldica ligada al ideal de las armas como algo vivo. 702Libro del blasón. Ed. de Mª Dolores Pérez Baltasar, p.332. 703 Por ejemplo, a la hora de describir el blasón de los Cárdenas: Son dos lobos de seguida, en pal, uno más alto que otro en campo de oro, las lenguas sacadas, y ellos azules, gritados de oro, e mirando a la parte derecha del escudo. E trahía el maestre una orla de goles, vel sanguinea, con ocho veneras de oro. E sobrel escudo asoma la cabeça o pomo del hábito o espada de Sanctiago; e los braços asoman a los lados; y al pie , la punta de goles. E por timbre e çimera, Sanctiago a cauallo, con una espada en la mano (Batallas y Quincuagenas Ed. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, p. 17). También en el Catálogo Real cuando describe las armas de los de Alba: Ganó el dicho Fernán Álvarez las siete vanderas que están tendidas a las dos que están arrolladas por diferencia de las siete que fueron ganadas a cristianos por el mismo Fernand Álvarez. Las otras siete que fueron por él ganadas a los moros en las dichas entradas o encuentros o victorias que con ellos ovo[...] las armas desta casa son antiguamente siete escaques azules en campo de plata, pero en las diferencias deste linaje e de las armas queste nombre de Toledo traen no es para aquí [...] los questos señores desta casa de Alva, suçesores del dicho Fernán Álvarez, traen los dichos escaques, e por orla las dichas siete vanderas (Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo Catálogo Real de Castilla. Ed.de Evelina Ana Romano Thuessen, p. 133). 704 A la hora de hablar de las diferentes maneras de escudos: según lo testifican los edeficios, he arcos triumphales, he otras antigüedades pintadas, he esculpidas, he escriptas (p. 333) o en el oro porque en esta materia yo podría hablar más largo como hombre curado (p. 338). 323 IV.4.4. La literatura heráldica de Navarra y los reinos orientales Tras realizar este recorrido por los principales autores cuyas obras forman lo que hemos llamado la etapa de esplendor de la literatura heráldica de Castilla, no queremos dejar sin mención otras obras de indudable importancia para el estudio de las fuentes documentales sobre recopilaciones de emblemas heráldicos y tratados del blasón, las cuales se realizaron en otros lugares de la Península Ibérica en la misma época que escribían Gracia Dei y Alonso de Torres. En la corona de Aragón se elaboraron obras relevantes: Gabriel Turell escribe el Arbre d’honor, Bernat Mestre redactó dos armoriales a mediados del siglo XV705 y Bernalt de Llupiá fue autor de otro completo armorial datable en 1480, el cual contiene las armas heráldicas de papas y cardenales, blasones de ciudades italianas, relatos fabulosos de la historia de España, y que finaliza con una serie de apellidos de Italia, Valencia, Aragón y Francia706. Sin embargo, a nuestro entender las obras más destacables en el ámbito de la recopilación de armerías fuera de la corona de Castilla son: el Armorial de Steve Tamborino, el Libro de armería del reino de Navarra y el Armorial de Aragón. Las tres tienen un innegable interés debido a su relación con gran parte de los armoriales castellanos que hemos abordado, tanto por su contemporaneidad, como por su contenido, en el cual hay una notable identidad de emblemas y linajes con las citadas obras. El Armorial de Steve Tamborino El heraldista catalán Steve Tamborino es otro de los ejemplos peninsulares de la figura de un autor-compilador de armoriales que no perteneció al grupo de los oficiales de armas707. Tamborino nació aproximadamente entre 705 B. Cat., Ms. 301 y Ms. 510. 706 B. Cat., Ms. 698. 707 Para la vida y obra de Steve Tamborino véanse de Adam Even, Paul, Traité du blason et armorial catalán de Steve Tamburini. y las dos obras ya citadas de Riquer, Heráldica catalana en tiempos de los Reyes Católicos y Estudio sobre el Armorial de Salamanca de Steve Tamborino. 324 1442 y 1447. La única documentación oficial que se conserva donde aparece citado es una carta de Fernando el Católico fechada el 26 de Abril de 1496708. Se sabe que su obra, por lo menos la conocida actualmente, fue realizada en una etapa de madurez, ya que es posterior a 1513. Aunque, por imperativos del tiempo que supone la tarea de recopilación necesaria para escribir este tipo de obras, lo más probable es que tuviera reunida documentación para su elaboración desde mucho tiempo antes, incluso existe la posibilidad de que alguna investigación futura nos de a conocer alguna obra suya anterior a estas fechas. Se conocen dos textos del armorial, el más completo es el que se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca709 que contiene la obra con mayor número de emblemas. El otro, llamado el armorial de Tolosa, es probablemente un extracto del anterior, realizado antes de 1521, que está en la Biblioteca Municipal de Toulouse710. La estructura de la obra completa es la siguiente: - Comienza con unas breves notas históricas, relaciones de linajes y unas noticias sobre heráldica en catalán y en latín. - El tratado propiamente dicho empieza con las armas de Carlos I, a las que sigue una muy breve introducción de carácter gráfico sobre heráldica, en la que se describen dibujos de cotas de armas, gonfalones, estandartes y coronas. Incluye además la representación de un combate singular entre dos caballeros, que sirven como modelos para la representación de esmaltes, forros y tipos de escudos, y unas breves instrucciones para blasonar y ejemplos de piezas y figuras. - La relación de blasones (aparte de las armas de Carlos I representadas al principio de manera independiente), comienza con el dibujo de los escudos de reyes de la cristiandad, magnates catalanes y linajes también de este principado. - Un segundo grupo de emblemas lo integran los de linajes italianos, a los que acompañan otros catalanes. 708 La carta se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón (Rg. 3669, f. 38 v.-39). Se reproduce su transcripción íntegra en Riquer, Martín de, Estudio sobre ..., p. 15. 709 Ms. 2.490. 710 Ms. 798. 325 - El tercer grupo son escudos de linajes aragoneses y valencianos. - El cuarto son los escudos de ochenta y cuatro linajes y treinta títulos de la corona de Castilla. - El quinto grupo lo forman escudos de títulos italianos. El armorial se cierra con una serie de blasones del reino de Francia. La estructura de la obra responde a un esquema que ya hemos visto en algunos armoriales europeos y que se repite en otras obras castellanas coetáneas. En esta disposición temática se hace preceder a las relaciones de emblemas de un breve tratado del blasón, con el fin de poner en antecedentes a los posibles lectores no duchos en la materia sobre las técnicas y el vocabulario específico de las representaciones heráldicas. El llamado Armorial de Salamanca es, en cuanto a la disposición de su contenido, un armorial universal de carácter territorial, ya que en él se incluyen escudos de los reyes de la cristiandad, pero se centra sobre todo en los dominios del entonces rey Carlos I, aunque no de todos, ya que deja aparte los dominios austriacos y borgoñones, y limita los de la corona de Castilla para centrarse en el ámbito, mejor conocido por Tamborino, de los blasones catalanes y aragoneses. Según Riquer, la obra se realizó entre 1516 y 1519711, basándose este investigador sobre todo en la representación del escudo del rey, el cual no contiene aun los atributos imperiales. La obra no está acabada, ya que se dejaron muchos espacios libres en previsión de interpolar nuevos blasones. En opinión de Riquer, Tamborino utilizó la obra de Garci Alonso de Torres para elaborar los blasones castellanos712. El Libro de armería del reino de Navarra La segunda obra no castellana que creemos necesario destacar en este capítulo es el Libro de armería del reino de Navarra, esta atención se debe a dos motivos principales. El primero, ya expuesto anteriormente, la presencia en él de blasones de linajes que hallamos frecuentemente en armoriales castellanos de la 711 Riquer, Martín de, Estudio sobre..., p. 18. 712 Ibidem, p.26. 326 época; el segundo, por ser éste el principal armorial de carácter oficial que tenemos en nuestro país. La historia del armorial es la siguiente. En 1527 las cortes navarras hacen una petición para que el Consejo y la Cámara de Comptos inscriban en un libro los blasones del reino, desde los ricoshombres, hasta los hidalgos, valles y villas. Como hemos visto en capítulos anteriores, la heráldica tuvo en Navarra un temprano e intenso desarrollo y también un control legal sobre su utilización que no se dio ni en Castilla ni en Aragón. Fruto de esta petición, el rey de armas Navarra, a la sazón, el pintor Juan del Bosque, fue el encargado de realizar esta recopilación, creando así el primer armorial oficial de un reino conocido en los territorios hispanos, el cual según Martiniena, data aproximadamente de 1540713. Probablemente ya existían en Navarra, armoriales que reflejaban los emblemas de las casas o palacios de cabos, los cuales fueron el modelo utilizado para éste714. Como dice el propio Martiniena: El extenso bloque de armerías solariegas que contiene el armorial, y que corresponden a los mas viejos palacios del reino, a los solares medievales, parece obedecer a una nómina elaborada en fecha bastante temprana. Posiblemente este rolde o relación de palacios, cuyo original no ha llegado a nosotros, se habría confeccionado dentro del siglo XIV, tal vez durante el reinado de Carlos II, o como fecha muy tardía, en la de su sucesor Carlos III el Noble, en torno a 1400715. El manuscrito original se conservó hasta que la desgracia, unida a la rapiña del visitador real Hernán Suárez de Toledo, hicieron que el manuscrito desapareciera, haciendo inútiles todos los esfuerzos de las instituciones navarras para recuperarlo. 713 Libro de armería del Reino de Navarra. Introducción, estudio y notas de Juan José Martinena Ruiz. Pamplona, 1982, p. 35. 714 El sentido de armas de solar con preferencia a las de simple linaje o personales es una característica que también apreciamos en las provincias vascas y el norte de Castilla ya destacada por Faustino Menéndez Pidal : El rasgo más destacable de la heráldica navarra sea su esencial carácter solariego. Más que a una persona, e incluso más que a un linaje, puede decirse que las armas, los escudos, pertenecen a la casa, al palacio o al solar, considerado así como la fuente y origen de la nobleza [...] tal vez en un primer momento, perdido en la lejanía de la historia, haya que buscar un origen personal a esta calidad nobiliaria, pero en cualquier caso, fue muy pronto cuando se produjo una especie de simbiosis entre el noble y su casa, por lo que ésta simbolizaba de perpetuidad, de trascendencia. (Libro de armería del Reino de Navarra, Bilbao, 1974, p. 30). 715 Libro de armería del Reino de Navarra. Ed. de Juan José Martinena Ruiz, p. 32. 327 Ante la pérdida del original, en 1572 se solicitó la realización de otro Libro de armería a la vista de los libros y cuadernos que existían716. Esta copia es la que conocemos hoy en día717. En ella se representan los blasones que figuraron en el original, con las novedades e incorporaciones acaecidas en el casi medio siglo transcurrido desde la redacción del primer libro. En sus noventa y ocho folios se incluye la representación de setecientos ochenta y cuatro escudos, comenzando por el del rey de Navarra rodeado de los blasones de los doce ricoshombres del reino (las armas están descritas en el recto y pintadas en el verso de cada hoja). A continuación, figuran los emblemas de los señores de los palacios y casas nobles. Posteriormente, aparece representado un grupo extenso de armerías que se intentaron agrupar con criterios heráldicos. Por último, se relacionan los palacios de cabo de armería en tierra de vascos. Al final del manuscrito se introdujeron unas adiciones en las que figuran ciento siete certificaciones heráldicas ordenadas cronológicamente, correspondientes a ejecutorias y mercedes desde 1665 a 1832718 No todas las armerías del libro son de solares o palacios719, también aparecen las que se podrían llamar armas de linaje sin solar, las cuales son para Martiniena emblemas de linajes de origen urbano, de comerciantes enriquecidos y luego ennoblecidos, cuyo nacimiento es noble pero sin solar, en vez de Palacio llevan la rúbrica de Los o Los de y el nombre del linaje en plural720. En la obra se incluyen también un gran número de armerías personales, las cuales obedecen a una merced real hecha a un individuo por méritos de paz o de guerra, o al deseo de un caballero de unir en un blasón los emblemas de los solares de sus antepasados, por compra o por donación. Éstos suelen ser los que llevan cuartelados, partidos, cortados y otras particiones. En el armorial aparecen personajes de carácter civil pertenecientes a influyentes cargos de la administración navarra: magistrados, alcaldes (Navaz o 716 En cambio para Faustino Menéndez Pidal, estos libros y cuadernos fueron notas o copias fragmentadas del libro perdido, entre las que se encontrarían las guardadas en Leire o las certificaciones del rey de armas Azcárraga. (Libro de armería del Reino de Navarra ... p. 19). 717 Además se conservan copias en la Biblioteca Nacional de Madrid : Ms 11.773, Ms. 11.875, Ms. 11.687, Ms. 7835-36, Ms. 6.174, Ms. 11.441, Ms. 3.444, Ms. 5.787, Ms. 3.053. En la Real Academia de la Historia 9/313, 9/268, 9/494, Biblioteca del conde Chandon de Briailles, Biblioteca Nacional de París Ms. Espagnol 284, otras dos copias en el Archivo Real y General de Navarra. 718 En Navarra el emblema heráldico como prueba de nobleza tuvo una importancia legal mucho mayor que en la corona de Castilla, donde no se utilizó la llamada prueba armera. 719 Hay 550 armerías de solar, de un total de 784 blasones. 720 Libro de armería ..., Ed. Martiniena, p. 100. 328 Ulzurrun), otros funcionarios (el licenciado Pedro Ximénez de Cascante o el notario García de Huarte), o a cargos palaciegos caso de Pedro de Alzate, mayordomo de la princesa o el mercader Pelegrín de Añués721. No hay que olvidar que también están representados escudos que no pertenecen a personas ni linajes individuales, sino a villas y valles de Navarra (Olite, San Juan de Pie de Puerto, Urroz, Aoiz, Villava, Aguilar, Larraga, Roncal, Salazar, Baztán, etc.) o, incluso, las armas propias de los reinos de Navarra y Aragón. El Libro de armería del reino de Navarra, no es un texto realizado en la corona de Castilla, ni tampoco en la Edad Media, según los parámetros de la historiografía tradicional. No obstante, se trata del único manuscrito de armorial oficial que se conserva en España y su factura sigue el ideal de las recopilaciones bajomedievales. Además, en él están incluidos los blasones de numerosos linajes de origen vasco o navarro que estaban asentados o tenían posesiones en la corona de Castilla, por lo que también aparecen en armoriales castellanos contemporáneos (Hernández de Mendoza, Torres y Barahona). Estos son: los Mendoza, los Zapata, los Ulloa, los Arellano, los Ponce de León, los Manrique, los Avendaño, los Osorio, los Carrillo y los Herrera722. El Armorial de Aragón El tercer armorial foráneo de la corona de Castilla es el llamado Armorial de Aragón. Esta recopilación fue, como la anterior, realizada ya en la Edad Moderna, pues data de 1536 (esta fecha figura en el folio uno bajo la representación posterior de un emblema) y recoge cuatrocientos emblemas, aunque todos ellos no son de linajes aragoneses. No se sabe a ciencia cierta quien fue el autor de la obra. Según uno de sus posesores, el intelectual aragonés del siglo XVII Gaspar de Galcerán, el autor fue un tal Íñigo. Esta afirmación figura en una anotación en el capítulo del apellido Rojas, luego pudiera tratarse de un miembro de este linaje. Sin embargo, se dan otros dos posibles autores: uno llamado Gaspar de Torres que se nombra en el 721 A Martiniena le consta que otros representados fueron también mercaderes, si bien no figura en el texto, Libro de armería ..., p. 102. 722 En el anexo dedicado a descripciones heráldicas de linajes castellanos hemos creído oportuno incluir entra las fuentes al Libro de armería de Navarra por sus blasonamientos de estos linajes. 329 capítulo de este linaje con la letra original y otro citado como Jerónimo de Torrellas que aparece en otra anotación de Galcerán723. El armorial se presenta en un ejemplar en folio, que data de la primera mitad del siglo XVI y consta de cuatrocientas hojas. No lleva preámbulos y dispone la representación de los escudos casi a folio completo en el anverso de éstos, ocupando el reverso textos descriptivos obra de dos manos, una del siglo XVI y otra del XVII. Al final hay una relación de títulos con su numeración correspondiente. La estructura de contenidos es la habitual en un armorial general: escudos de estados extranjeros, de estados peninsulares, de las ordenes militares, de caballería y de casas nobles de la Península. Siendo los pertenecientes a Aragón los más numerosos, con más de doscientos blasones. Cada representación lleva, a modo de rúbrica, el nombre del linaje titular del emblema y los títulos que ostenta esa familia o esa rama de linaje (algunos como los Mendoza o los Enríquez figuran en representaciones diferentes según el emblema de cada rama familiar). Esta obra ha sido una de las fuentes principales para los estudiosos de la heráldica aragonesa, caso de José Pascual de Liñán y Eguizábal, conde de Doña Marina, quien se basó en esta obra para la redacción del texto blasonado que lleva también el título de Armorial de Aragón en 1911724. Sin embargo, hasta la actualidad no se ha realizado una edición que estudie en profundidad este texto desde los puntos de vista heráldico y codicológico. 723 El manuscrito donde se conserva la obra es actualmente propiedad del Gobierno de Aragón. 724 Ed. facs de Guillermo Redonde y Alberto Montaner, Zaragoza, 1994. 330 IV.5. LA LITERATURA DE LINAJE IV.5.1. Características y evolución La íntima relación entre lo heráldico y lo genealógico, característica en nuestra literatura, se debe en gran parte al proceso de acercamiento que sufren ambas disciplinas desde fines de la Edad Media y que a partir de la Edad Moderna pasa a ser una unión casi indisoluble. Con respecto a la literatura puramente heráldica ya hemos tratado de la evolución de los armoriales hasta su confluencia con la literatura genealógica. Por parte de la genealogía, esta evolución se realiza a partir de la llamada literatura de linaje. El elemento literario de exaltación del linaje siempre tuvo una importante raigambre dentro de la literatura de carácter histórico en la España medieval, la cual se movió, sobre todo durante la plena Edad Media, en un terreno de compilaciones en las que las historias familiares tenían una gran importancia. La atención al linaje de los personajes tratados en los compendios historiográficos no es solamente una característica original de nuestro país, incluso se puede remontar casi a los comienzos de la historiografía medieval, Duby localiza la literatura genealógica francesa ya plenamente perfilada en los siglos IX al XI, principalmente en los condados de Flandes y de Anjou, y la estructura en tres tipos de documentos que incluyen relatos sobre el origen de las familias: las crónicas, las vitae que proceden de la hagiografía y las listas condales725. En España, los relatos sobre linajes tienen sus orígenes más antiguos en crónicas, que incluyen elementos genealógicos, es el caso del Cronicón Villarense o Liber regum, escrito en dialecto navarro aragonés entre 1194 y 1211 y que, posiblemente, sirvió de fuente para el famoso Libro de linajes del conde don Pedro de Barcelos726. Poco después en las obras de Jiménez de Rada y de Alfonso X no sólo se incluyen entre sus contenidos los textos sobre linajes, sino que se refuerzan, apareciendo en estas obras la idea de honra y la mitificación del personaje a través 725 Duby, Georges, Hombres y estructuras de la Edad Media, Madrid, 1980, p. 185. 726 Esta relación se aprecia claramente en el capítulo del nacimiento de Sancho Abarca. (Gómez Redondo, Fernando, “Historiografía medieval”, en La prosa y el teatro en la Edad Media, Madrid, 1991, p.14). 331 de su ascendencia. Incluso en ellas se utilizan como fuentes adicionales elementos tradicionales en la literatura genealógica: las leyendas y los conocimientos personales de los autores. Para Emilo Mitre la idea del personaje histórico dentro del relato va trascendiendo a lo largo de la Edad Media y se amplía desde la figura de los reyes (Alfonso X, Sancho IV o Alfonso XI) a la de las personas que defienden ideales colectivos. Esto sucede en la historiografía del siglo XIV, representada por su principal figura, el canciller Pero López de Ayala727, el cual escribe una genealogía de su propio linaje, la casa de Ayala. En Castilla, con la instauración de la nueva dinastía de Trastámara aparecen las crónicas personales no ya sólo de los reyes. En ellas, se da también, reforzado, el sentido del linaje patente en las crónicas personales de don Álvaro de Luna, de Gonzalo Chacón, la del condestable Iranzo de Pedro de Escavias. Esta idea se halla presente también en otros tipos de relatos, caso de los libros de hechos personales: el libro del Passo honroso de Suero de Quiñones o la Embajada a Tamorlán de Ruy González de Clavijo. La importancia de lo personal en la literatura se manifiesta en España a través del auge de la literatura biográfica y genealógica, que es para Tate símbolo del empuje de la aristocratización dado por la nueva dinastía y situado dentro de un marco general de explosión cultural En la historiografía medieval de la Península Ibérica no hay ningún siglo que pueda competir con el XV en variedad de formas y en las diversas maneras de abordar temas históricos [...] nunca antes había atraído tanto la atención de nobles, clero y clase letrada la historiografía en latín y lengua vernácula 728. No es arriesgado, creo yo, relacionar la aparición del biografismo con el empuje de la aristocratización en la Península del siglo XV. He aquí el fenómeno de una nobleza nueva, tanto más interesada por hacer valer su antiguo linaje 727 Mitre Fernández, Emilio, ”¿Un sentimiento de comunidad hispánica?: La historiografía peninsular”, en Historia de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal (v. XVI), Madrid, 1994, p. 419. 728 Tate, Robert B., “De las Generaciones y semblanzas a los Claros varones de Castilla”, en Historia y crítica de la literatura española. 1. Edad Media, Barcelona, 1971, p. 427. 332 cuanto más reciente es su ascenso desde el segundo o tercer rango nobiliario en la época de los Trastámaras729. Este auge se da ya entrado el siglo XIV, cuando asistimos a una conjunción de fenómenos que lo hacen posible. Primero, la raigambre del linaje en la temática historiográfica castellana a través de las crónicas cobra fuerza gracias a la obra del canciller Ayala y a los relatos personales. Segundo, la intensificación de las relaciones, tanto políticas como comerciales, de Castilla con el resto de Europa. Principalmente gracias al comercio de la lana y a las alianzas matrimoniales, que facilitan la entrada en el reino de nuevas influencias ideológicas y literarias. Tercero, el proceso de ascenso cultural que comenzó con Alfonso X y que alcanzará su cenit con los Reyes Católicos. Castilla entra en relación con el humanismo italiano que llega a través de personajes como el marqués de Santillana o Alonso de Cartagena. El cuarto factor que interviene en este auge es que a partir del ascenso de la dinastía de los Trastámara al trono de Castilla y posteriormente al de Aragón, se inicia el encumbramiento de nuevos linajes, los cuales tenían la necesidad de argumentar una justificación a los altos puestos y mercedes que les otorga la corona. Según afirma Jimeno Casalduero en este sentido: Enrique II se dedica desde el principio a crear una segunda nobleza y también desde el principio le atribuye una determinada función: sostener la monarquía . Distribuye entre la segunda nobleza los grandes puestos palatinos, los cargos de la casa real, los de la Cancillería, los de la administración territorial, los maestrazgos dela órdenes militares y el alcalde entregador de la Mesta730. La literatura genealógica será el instrumento indispensable de justificación de la grandeza de estas casas, las cuales no podían documentar sus raíces a través de antiguas fundaciones, solares ancestrales o protagonismo en 729Ibidem, p.431. 730 Jimeno Casalduero, Joaquín, La imagen del monarca monarca en la Castilla del siglo XIV, Madrid, 1972, p. 135. 333 acciones heroicas, relatados a través de las antiguas crónicas del reino, pero sí que lo podían hacer a través de las historias y leyendas que se reflejan en este tipo de literatura, donde se ensalza al linaje mediante un origen mitificado. En la Baja Edad Media peninsular se produce un incremento de la producción historiográfica, tanto de la cronística oficial como de cierta historiografía no oficial, dentro de ella se pueden contar algunas crónicas, libros de viajes, biografías y literatura de linaje. En estos campos se escriben una gran variedad de textos relacionados con la genealogía y el concepto de linaje. Para Tate esta literatura es tan abundante que presenta grandes dificultades a la hora de intentar encuadrar sus obras: Muchas de las obras individuales presentan como era de esperar, una fusión tan compleja de tendencias antiguas y nuevas que todo intento de clasificarlas supone una injusticia a las intenciones del autor731. Según Gómez Redondo, en esta literatura histórica, a través de su vertiente dedicada al relato de linaje, confluyen dos características principales: la generación que confiere al individuo la verdad por su pasado y la semblanza, en la que su comportamiento personal está ligado a mantener la fama732. Dentro de estas obras de temática genealógico-histórica podemos encontrar diferentes tipos de obras: - Las genealogías, representadas en su origen por los libros de linhagens portugueses o castellanos (el Árbol de la casa de Ayala del canciller Pero López). - Las biografías individuales (el Victorial, la Crónica del condestable Iranzo o la Crónica de don Álvaro de Luna). - Los textos que Tate llama las galerías de retratos, obras que presentan a personajes de la época, que están influenciadas por las compilaciones clásicas (la de Valerio Máximo) en las que se aprecia más claramente un fin moralizante en el que el sentido del deber no proviene de la búsqueda de la prosperidad personal, sino del deseo de perpetuar la fama del linaje y el sentido de la justicia. Este tipo está representado por 731 Tate, Robert B. Op. cit., p. 427. 732 Gómez Redondo, Fernando, La prosa y el teatro en la Edad Media, Madrid, 1991, p. 74. 334 dos obras principales: los Claros varones de Castilla y las Generaciones y semblanzas. A continuación, dando por sentado que el objeto de este apartado es un acercamiento a la literatura genealógica sin otra pretensión que la de facilitar la comprensión de su interrelación con la literatura heráldica, vamos a realizar una breve recesión de las obras que consideramos más representativas de cada uno de estos tipos. Desde las genealogías, pasando por los retratos, hasta los llamados nobiliarios, los cuales representan la culminación de este proceso de aproximación. IV.5.2. El Libro de linajes de España de Don Pedro, conde de Barcelos Sin duda, la gran obra que comienza en nuestro país el género de la literatura de linaje es el Libro dos linhagens o Libro de linajes de España, escrita por el conde don Pedro de Barcelos. Esta obra se encuadra dentro de los llamados los livros de linhagens, que en Portugal representan prácticamente la mitad de la producción historiográfica hasta mitad del siglo XIV733. Don Pedro fue hijo bastardo del rey don Dionis de Portugal y, por tanto, descendiente del propio rey Alfonso el Sabio, tal y como se cita en la introducción a la obra. Estuvo exiliado en Castilla desde 1317 a 1320. Poco más sabemos sobre su vida, parece ser que murió en fecha cercana a 1347, pues en esa fecha su segunda mujer734 María Jiménez Coronel se declara viuda y en 1357 el rey Pedro concede a Juan Alonso Tello el condado vacante. La notoriedad de este insigne luso no sólo se debe a su aportación a la literatura de linaje que aquí nos ocupa, sino que además está considerado como 733 Paredes, Juan, Las narraciones de los livros de linhagens, Granada, 1995, p. 20. 734 Anteriormente estuvo casado con doña Blanca Pérez de Portel. 335 uno de los padres de la historiografía portuguesa. Fue autor de la célebre Crónica de 1344, la más importante de las derivaciones de la corriente historiográfica surgida de Alfonso X735. El libro fue compuesto hacia 1340-44. Según Francisco Gómez Redondo el conde don Pedro tomó información del Liber regum, en su segunda redacción, que data de 1220 y un sumario de la Historia de los Reyes de Bretaña736. A su vez, el propio don Pedro se sirvió de dicha obra como base para su Crónica, la cual, incluso su comienzo, tiene un esquema linajístico propio de la historia universal737. Posteriormente, el texto también será usado como fuente por muchos autores entre los que destaca Gonzalo Argote, quien dice de él: El conde don Pedro, hijo del rey don Dionis de Portugal nos dexó un libro de linajes, en que mostró su grande diligencia, y a quien la nobleza de España deve, todo lo que della sabe738. Según Paredes, la obra conoció al menos dos refundiciones, la primera fue realizada entre 1360 y 1365 y en ella su autor solamente se limitó a actualizar los contenidos genealógicos. La segunda se hizo entre 1380 y 1383, a raíz de la muerte del prior de los hospitalarios Álvaro Gonçalves Pereira en 1380, en ella se ensalzó particularmente a este personaje y a su linaje739. 735 Para el estudio en profundidad de esta obra dentro de la tradición historiográfica peninsular nos remitimos a los trabajos, ya clásicos, de Ramón Menéndez Pidal, “Sobre la traducción portuguesa de la Crónica General de España de 1344”, Revista de Filología Española, T.VIII (1921) p. 390- 399, y en particular al de Catalán Menéndez Pidal, Diego, De Alfonso X al conde de Barcelos: cuatro estudios sobre el nacimiento de la historiografía romance en Castilla y Portugal, Madrid, 1962, donde se analiza la génesis y estructura de esta obra y su relación íntima con la literatura de linaje del propio conde don Pedro. Para Catalán la influencia de la literatura de linaje en los contenidos de la Crónica de 1344 se puede apreciar a lo largo de todo el contenido de la crónica, en sus palabras: la obra vacila entre la concepción genealógica y linajística de la historia (p. 292). La primera parte comienza con un esquema linajístico de la Historia Universal, tras la descripción geográfica que ocupa la segunda parte, sigue una historia genealógica de los godos hasta la figura del rey Vitiza, más adelanta como introducción a la Reconquista, anticipa una lista de los reyes cristianos. Respecto a los reyes asturleoneses el cronista se confirma con esbozar una historia puramente genealógica, que continúa hasta Alfonso XI, y no abandonándose esta perspectiva en las breves historias de los reyes de Navarra, Aragón, Sicilia, Bretaña, Inglaterra y Francia. 736 Gómez Redondo, Fernando, Op. cit. p. 35. 737 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., f. 4. 739 Paredes, Juan, Op. cit., p. 22. 336 El tratado original sufrió sucesivas modificaciones. La obra manuscrita del conde fue copiada por Joao de Aregas, valido y canciller de Juan I, quien la actualizó. De ahí en adelante seguirá siendo tomada como modelo para la mayoría de los escritos que tratan sobre la genealogía y el origen de los linajes nobles de Castilla. También conocemos la versión que de ella realizaron Gerónimo de Aponte y Ambrosio de Morales, en la que se eliminaron los títulos anteriores a los reyes godos y se incluyeron novedades en varios linajes740. En su paso a la letra impresa el texto también sufrió variaciones. Su primera edición a cuyo cargo estuvo Joao Baptista de Lavanha y fue publicada en 1642, por lo que éste no pudo ver su obra finalizada, pues murió antes de su publicación en 1640741. Posteriormente se realizó otra traducida al español por Manuel de Faria y Sousa en 1646. En su edición Lavanha eliminó los títulos referentes a la antigüedad, los godos y los reyes de Francia. Además incluyó más de seiscientos setenta apellidos e añadió referencias a los nobiliarios de Aponte y Alonso López de Haro con el objeto de actualizar las noticias de algunos linajes. El contenido de la obra abarca, como gran parte de la historiografía de la época, desde los orígenes bíblicos del mundo hasta su propio tiempo. Éste se halla dispuesto en los siguientes apartados o títulos: - Título I, que arranca desde Adán, prosigue con Troya, César, Bruto, y otros personajes del mundo clásico. Incluye además personajes medievales legendarios como el rey Arturo. - Título II, en el cual se realiza una genealogía de los reyes godos. - En el título III trata de los reyes de León y los orígenes del condado de Castilla. - El título IV está dedicado a los reyes de Castilla. - Los títulos V y VI, los reyes de Navarra, Aragón y Francia - El título VII está dedicado a la genealogía de los reyes de Portugal. 740 Veasé B.N. Ms. 3.471 ó B. Esc. h-II-21. 741 La primera edición es la de Roma: Esteban Palomino, 1640 ; por su parte, Prieto Lasa realiza una excelente bibliografía comentada sobre los ejemplares manuscritos conservados: British Museum (Reino Unido), Hardelian Library, Ms. 3575, Biblioteca de Catalunya Ms. 531, Biblioteca de El Escorial h-II-21, Biblioteca de la RAH Ms. C-9, C-8, R-59, 9/2238, C-10, C-142, C-143,, BN Ms 1450, Ms. 2806, Ms. 3310, Ms. 7632, Ms. 8179, Ms. 1373, Ms. 3318, Ms. 3471, Ms. 8209, Ms. 11.146, Ms. 11497, Ms. 11653, B. Universidad de Zaragoza, Ms. 98; Lisboa Aº Nacional da Torre do Tombo. Genealogías Ms. 68, además incluye bibliografía abundante sobre el conde don Pedro de Barcelos y su obra (Prieto Lasa, José Ramón. Las leyendas de los señores de Vizcaya y la tradición melusiniana, Madrid, 1992). 337 - A partir del título VIII hasta el LXXVI y último realiza la genealogía de diferentes linajes (Froianes, Palmeira, Pereyra, Laines, Lara, Castro, Cabreyra, Carreras, Castaneda, etc.) y personajes individuales (el conde don Mendo, Suero Mendez) centrándose siempre en los terrritorios de Castilla y Portugal. El Libro de linhagens del conde don Pedro ha sido tomado como modelo no sólo en cuanto a los orígenes de los diferentes linajes que trata, sino que a menudo se le ha dado la calificación de nobiliario, dado que por su contenido es en sí un relato del origen y evolución de linajes nobles. No obstante, según nuestra opinión esta obra tal y como fue realizada no coincide plenamente con la idea de nobiliario que aparece en la Edad Moderna, donde desde un enfoque de nobleza aparece una preponderancia de los elementos genealógicos conjugada con la representación de los emblemas de cada linaje o personaje que son relacionados con la historia del propio linaje, careciendo éstos además de la organización universal de contenidos que tiene el libro de don Pedro. Sin embargo, a efectos prácticos y por lo extendido del término es habitual el uso de nobiliario para designar al Libro de linajes. IV.5.3. Las Bienandanzas y fortunas Un segundo testimonio de gran valía y, en gran manera novedoso, de la literatura genealógica, se escribe ya bien entrado en el siglo XV, son las Bienandanzas y fortunas de Lope García de Salazar. García de Salazar, nacido hacia 1399 y muerto en 1476, escribió esta obra entre 1471 y 1475. La redacción está inspirada en la Crónica de 1344, en la que se basa sobre todo en sus primeros libros742. Este texto se puede estudiar tanto desde la perspectiva de una crónica general, como de una obra de genealogía, o incluso como armorial. El contenido de la obra está integrado por veinticinco libros. Los libros del uno al doce son una 742El códice más cercano a la originalidad y sobre el que se ha hecho su edición es el llamado Códice de Mieres, realizado en 1492 por encargo del nieto del autor, Ochoa de Salazar, obra de Cristóbal de Mieres, conservado en la Real Academia de la Historia. También existe otro ejemplar con las adiciones de Galíndez de Carvajal en la B. de El Escorial &-II-12. 338 historia universal. Comienza el relato con la creación del mundo, las historias de los gentiles, los judíos, troyanos, griegos, Roma, Cartago, los godos, los reinos de Inglaterra, Francia, Escocia, Mahoma y otros episodios históricos. En la siguiente parte de este bloque temático que podríamos llamar crónica, que va desde el libro trece al diez y nueve, se relata la historia de España, desde sus orígenes hasta la época del rey Juan II de Castilla743. Del libro veinte al veinticinco encontramos, desde nuestro punto de vista, la parte más original de la obra, pues ésta pasa a tratar sobre la genealógica y heráldica. En ella García de Salazar escribe sobre la materia que en verdad conoce bien, los linajes del Cantábrico, en especial los del País Vasco. Allí el autor relata sus orígenes, sus blasones y sus luchas de banderizos. Si la obra en sí tiene un gran interés como relato histórico de un lugar y una época, el Norte de España en el siglo XV, también constituye una fuente inapreciable para la investigación heráldica y genealógica. También lo tiene como libro de genealogía al relatar, con mayor o menor verosimilitud, el origen y la evolución de más de cien linajes, con aspectos muy interesantes sobre las principales familias vascas e, incluso como armorial, pues describe las armas de once de estos linajes relatando sus orígenes744. Se puede considerar a las Bienananzas y fortunas, sobre todo a su última parte, como el más claro precedente de los nobiliarios de carácter local, ya que en esta obra se encuentran muchas de las características básicas que definirán a este tipo de literatura a partir del siglo XVI. 743 Esta parte de la obra se podría incluir dentro del subgénero de la cronística llamado compendio histórico, del que la literatura bajomedieval castellana tiene abundantes ejemplos como la Crónica de 1404, la Atalaya de crónicas o la Valeriana. Entre de este tipo de obras se pueden encontrar textos donde la genealogía tiene un papel importante como son también la Genealogía de los reyes de España de Alonso de Cartagena, (erudito que ya así mismo realiza una significativa incursión en el campo de la caballería con su Doctrinal de caballeros) .Y también el Repertorio de príncipes de España, obra de Pedro de Escavias, esta obra no es propiamente una genealogía, como su nombre pudiera indicar, sino una historia de España hasta la época de Enrique IV. Según Michel García la obra fue compuesta entre los años 1466 y 1470 (para el estudio en profundidad de esta obra véase Pedro de Escavias, Repertorio de príncipes y Obra poética. Ed. de Michel García. Jaén, 1972). Otro ejemplo, si bien su contenido no es de temática castellana, se trata de la Crhonica de los reyes de Navarra escrita por Carlos, príncipe de Viana en 1454, que destaca por su claro componente genealógico esta vez sobre reyes y linajes de Navarra. 744 En muchos casos su explicación aclara orígenes confusos en las armerías de algunos linajes, como el de los Mendoza, donde explica el uso de la panelas del señor de Martuada, de los Guevara. 339 IV.5.4. Los retratos La otra rama de la literatura de linaje presente en la Castilla del siglo XV son las biografías. Dentro de ellas se da un interesante subgénero, son las llamadas galerías de retratos o retratos. Las biografías siempre fueron un género apreciado en la España medieval, heredera de la tradición clásica encarnada en obras como De viris ilustribus de San Isidoro. Deyermond en su clasificación de los géneros biográficos del siglo XV castellano incluye las colecciones de retratos agrupados bajo la designación de semblanzas dentro de la cual ofrece como las obras más representativas las Generaciones y semblanzas o los Claros varones de Castilla745. Para Domínguez Bordona es el canciller Ayala quien, como un elemento más del inicio del Renacimiento en la historiografía española, aporta nuevos elementos biográficos en sus crónicas y en sus traducciones de las Décadas de Tito Livio y De casibus virorum illustrium de Bocaccio746, donde inicia una aportación nueva al género historiográfico, los retratos. Sin olvidar que Ayala es también un autor genealógico cuando escribe el Libro del linaje de los señores de Ayala desde el primero que se llamó don Vela hasta mi padre Fernán Pérez747, el cual, para Isabel Beceiro, es el primer representante verdadero de la literatura genealógica nobiliaria en Castilla748. Las Generaciones y semblanzas Bien entrado el siglo XV es cuando la historiografía genealógica castellana da a luz la primera de su dos grandes obras de fines de la Edad Media dedicadas a los retratos, son las Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán, señor de Batres. El autor de la obra tomó como fuente de inspiración el Mare historiarum de Giovanni della Colonna, donde se recogían semblanzas de diferentes 745 Los tres géneros en cuestión son: las obras que relatan el devenir de un solo personaje encarnadas en obras como El Victorial o la Relación de hechos del condestable Miguel Lucas de Iranzo, los retratos y la memoria autobiográfica caso de las Memorias de Leonor Fernández de Córdoba. Deyermond, A. D., La Edad Media, Madrid, 1994, p. 271. 746 Pulgar, Fernando del, Claros varones de Castilla, Ed. de J. Domínguez Bordona, Madrid, 1969. 747 RAH B-98. 748 Beceiro Pita, Isabel y Córdoba de la Llave, Ricardo, Parentesco, nobleza y mentalidad en la nobleza castellana: siglos XII-XV, Madrid, 1990, p. 99. 340 personajes de la historia749. La fecha de creación del texto parece situarse en torno a 1460, aunque Domínguez Bordona y Barrio Sánchez coinciden en datar lo principal de la obra en 1450 y sitúan 1455 como fecha de la redacción de los dos últimos capítulos, una vez muertos sus protagonistas750. El contenido se estructura en dos partes: una primera, a modo de prólogo, y una segunda donde se enumeran las semblanzas. Esta parte consta de treinta y cuatro biografías, para cuya redacción Pérez de Guzmán se basó en sus conocimientos personales de los personajes y en testimonios de gentes que conocieron a los biografiados. Para Tate, el autor tomó información de otras obras historiográficas: la Primera Crónica General, la Anacephaleosis de Cartagena y las crónicas de Ayala y de Álvar García de Santamaría751. Las alusiones al linaje dentro del texto no se retrotraen normalmente a más de una generación, salvo algunos casos como en los personajes que tuvieron antepasados reales (don Pedro de Trastámara752 o los Toledo753). Pérez de Guzmán realiza en cada semblanza un bosquejo de los rasgos físicos y de la personalidad del retratado, incluyendo en éstos numerosas alusiones al ensalzamiento de la persona a través de la idea de linaje, que, junto al concepto de solar, se encuentra a lo largo de toda la obra. Dentro de esta idea se enmarca el lamento del autor por la poca preocupación de los castellanos por conservar los recuerdos de sus antepasados: La verdat e certidunbre del origen e nascimiento de los linajes de Castilla, non se pueden bien saber sino cuanto queda en la memoria de los antiguos, ca en Castilla ouo sienpre e ay poca diligencia de las antiguedades, lo qual es grant daño754. Pérez de Guzmán, con un estilo brillante como escritor, es además un fiel cronista, no en vano arremete de continuo contra los falseadores de la historia. Él 749 Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas. Ed.. de R.B. Tate, London, 1965, p. XIV 750 Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas. Ed. de J.A. Barrio Sánchez, Madrid, 1998, p. 25. 751 Tate, Robert B., “De las generaciones y semblanzas a los claros varones de Castilla”, en La Edad Media. Historia y critica de la literatura española, dirigida por Francisco Rico, Barcelona, 1971, p. T. I, p.429. 752 Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas. Ed. J. Domínguez Bordona, Madrid, 1979, p. 109. 753 Ibidem, p. 103. 754 Ibidem, p. 37. 341 suele citar sus fuentes cuando se retrotrae a acontecimientos que no conoce más que por lecturas y sobre los que no oculta sus dudas fundadas. Tal es el caso de los Ayala y su pretendida descendencia de un infante de Aragón, donde se remite a los escritos del padre del condestable Pero López y de don Ferrant Pérez de Ayala. Otros ejemplos son: la descendencia del Cid en los Mendoza, o de los mismos Toledo, de quienes dice: Algunos dellos oy dezir que vienen del Çid Ruy Díaz, mas yo no lo leí. Acuérdome enpero auer leido en aquella Coronica de Castilla que fabla de los fechos del Çid que [...] e deste postrimero conde ouo un fijo llamado Fernando Hurtado, del qual oý dizir, non que lo leyese, que vienen los Mendoça [...] dizen algunos de este linaje, e aun parece por alguna escritura, aunque en estoria autentica non se falla 755. Los Claros varones de Castilla Hernando del Pulgar es el autor de la otra gran obra de retratos de la literatura castellana, los Claros varones de Castilla. No se conoce de este autor ni la fecha ni el lugar exacto de su nacimiento. Sabemos que se trataba de un hombre cultivado, pues según él mismo cuenta en su Letra XXVIII, poseía ochenta libros756. Al igual que Pérez de Guzmán, Pulgar representa el reflejo de una ideología nobiliaria, en la cual se prima la importancia del linaje. Su obra data ya del último tercio del siglo XV (aproximadamente de 1486) y para su realización tuvo como modelo principal el texto del señor de Batres. Los Claros varones de Castilla son, tal como las Generaciones y semblanzas, una recopilación de retratos biográficos. Casi la totalidad de las semblanzas incluidas en la obra son relativas a los cabezas de casas nobiliarias o a sus primogénitos. También del Pulgar otorga una gran importancia al linaje, incluso se remonta en mayor medida que el de Batres en la exaltación de las 755 Ibidem, p. 33. 756 Pulgar, Fernando del, Claros varones de Castilla. Ed. de J. Domínguez Bordona, Madrid, 1969, p. XIII. 342 figuras de los antepasados, relatando los cargos y los hechos gloriosos de éstos. Así lo vemos en el retrato del condestable Velasco: Como Pero Fernández de Velasco, conde de Haro Era de linaje noble e antiguo. Fallábase por las crónicas que él e su padre e auelos fueron camareros mayores de los reyes de Castilla subcesivamente por espacio de ciento e veinte años757. En su respeto por la antigüedad de los linajes (no tanto si nos detenemos en algunos, como los propios Velasco), el autor deja bien claro su desprecio por la figura del hombre nuevo, sin linaje. Para lo cual no pone sino los ejemplos claramente negativos de Lucas de Iranzo y de Beltrán de la Cueva. La obra tuvo una gran difusión en su época, pues de ella se conservan varias ediciones incunables: la de 1486 en Toledo por Juan Vázquez, la de Zaragoza de Pablo Hurus y la de Sevilla de 1500 por Stanislao Polono758. En 1517 Lorenzo Galíndez de Carvajal complementa la obra con sus Adiciones a los claros varones de Castilla, donde se actualizan datos y personajes. IV.5.5. Los nobiliarios La literatura histórica produce entrado el siglo XVI numerosas obras que se pueden incluir dentro de la llamada literatura de linaje, muchas de ellas con abundante inclusión de elementos heráldicos. De entre ellos, las principales son los nobiliarios. Sin embargo, estos textos no son los únicos exponentes de la fusión entre genealogía y heráldica que se da durante el tránsito a la modernidad. En esta época aparecen dentro de la iconografía puramente genealógica un modelo representativo nuevo, representado por los llamados arbres aux écus armoriés (árboles de escudos heráldicos), donde los medallones o retratos de los antepasados son sustituidos por blasones personales. Esta moda está también en relación con otro de los elementos de la mentalidad nobiliaria muy cercano al linaje, la exaltación de lo caballeresco, que tiene su origen en la Borgoña 757 Ibidem, p. 25. 758 Este frecuencia de ediciones continuó también durante el siglo XVI, tenemos noticias de ediciones de Alcalá de Henares por Miguel de Eguía en 1524 y 1526, de Zamora por Juan Ricardo de 1543 o la de Valladolid de Francisco Fernández de Córdoba en 1545. 343 bajomedieval. En este sentido relata Klapisch-Zuber la ideología que sustentaba estas representaciones: La fascination qu’exerçaient ces rituels des cours chevaleresques et le faste que les princes bourguignons leur avaient conféré généralisèment l’arbre de chevalerie dans ses nouvelles significations et ses fonctions littéraires auprès de bien d’autres cours princières. L’arbre aux écus armoiriés fut donc une figure vivante dans l’imagination de la gent noble entre 1450 et 1550, une image qu’entretinrent la célébration des tournois et les histories qui lui donnaient sa forme cérémonielle. Les fêtes enracinèrent dans le mémoires une image facile à reproduire, qui évoquait la prouesse, la noblesse. Elles consolidèrent la tradition généalogique des écus qui venaient remplacer sur les diagrames les médaillons à portraits en lui proposant un support, l’arbre, bien plus lourd des valeurs symboliques759. Retornando a los nobiliarios, el tipo de literatura representado en estas obras refleja la forma de entender la historia y la sociedad de la época en la que se escribieron. Algunos de ellos son meros cronicones laudatorios, mientras que otros son eruditas obras de gran altura historiográfica. Como ha quedado demostrado a través de lo expuesto en este capítulo, la aparición de los nobiliarios en la España Moderna no se puede tomar como un fenómeno instantáneo que irrumpe en el panorama historiográfico. Sino que se trata del fruto de la convergencia de unos géneros ya existentes. De un lado, los de carácter genealógico, la llamada literatura de linaje, que cobra fuerza en la Baja Edad Media ibérica, resultado de una idea siempre presente de nobleza identificada con linaje y solar, y que ya tenía antecedentes en la cronística histórica anterior. Del otro lado, unos textos ya presentes en Europa desde el siglo XIII, y de manera más tardía en la corona de Castilla, que son los armoriales o libros de armería. 759 Klapisch-Zuber, Christiane, L’ombre des ancêtres: essai sur l’ìmaginaire medieval de la parenté, Paris, 2000, p 268. 344 Podemos definir este tipo literario, los nobiliarios como unas obras con unas características determinadas, las cuales serían: - En sus exposiciones se concede más importancia a lo genealógico, es decir al origen y hechos heroicos del linaje, que a lo heráldico. Incluso en algunos de ellos los blasones no se representan o sólo se describen de manera muy breve760. - La disposición de los contenidos de cada uno de sus capítulos suele ser la siguiente: 1. Localización genérica del solar. 2. Orígenes primeros del linaje, que habitualmente están plagados de componentes míticos que los retrotraen a la antigüedad clásica761, a la época visigoda o a la venida de un héroe extranjero. 3. Una genealogía sumaria de este linaje, una relación de hechos destacados (normalmente enmarcados en la Reconquista). 4. Unos personajes importantes de la familia que tienen cabida en la memoria reciente. Los cuales pertenecen a un pasado próximo o a los propios momentos de redacción de la obra. 5. El blasón del linaje, representado o descrito, al que a menudo se relaciona con alguno o algunos de los hechos heroicos de los miembros del linaje. - Los textos suelen carecer de los tratados teóricos del blasón que eran frecuentes en las recopilaciones de emblemas bajomedievales. - Al tratar solamente temática de carácter aristocrático es frecuente que su ordenación interna se lleve a cabo por títulos nobiliarios en vez de por linajes. Este es el caso del nobiliario de Alfonso López de Haro de 1611, ordenado por casas y títulos y sin apenas contenidos de descripciones de los emblemas762, el ejemplar del mismo, copiado por Salazar y Castro a fines del XVII763 o el de Lorenzo de Padilla de fines del XVI y comienzos del 760 Como es el caso de Linajes de Galicia, solares y casas conocidas, de que proceden muchas en Castilla de Agustín de Rojas Villandrado, donde no aparecen representados los emblemas de las casas que se describen. 761 Por ejemplo la obra Descendencia de la casa y linaje de Velasco, de Pedro Fernández de Velasco donde se remonta el linaje de los Velasco a los godos, inventando la figura de un señor llamado Velasco, que deificó la primera casa del linaje y le puso nombre (BN. Ms. 2.018, p.2). 762 RAH 9/242. 763 9/245. 345 XVII en el que de los quinientos linajes que incluye (algunos de los cuales se remontan hasta los romanos) sólo cuarenta y uno llevan emblemas heráldicos764. El principal de los nobiliarios escritos en el siglo XVI, que de ejemplo a los que se redactaron durante las dos centurias siguientes, es el Lucero de la Nobleza obra del aragonés Gerónimo de Aponte, también conocido como Pedro Gerónimo Fernández de Aponte, quien fue, entre otros cargos, notario bajo el reinado de Felipe II765. Aponte ejerció más como genealogista que como heraldista, su obra Lucero de la Nobleza o Lucero de España, es de gran interés para conocer el origen y las armas de las familias y personajes de la época. Según dijo de él el propio Salazar y Castro “es el mejor y más cumplido que tenemos en España”766. En el texto también incluyó una breve historia de España que llega hasta el capítulo nueve y algunos elementos de tratadística nobiliaria en los siguientes diez y nueve capítulos. Después vuelve a la genealogía de las casas reales de España y de ahí se pasa al grueso de la obra, constituido por el estudio genealógico- nobiliario. El autor aragonés redactó al comienzo de su tratado una relación de las fuentes utilizadas que abarca setenta y seis autores y obras diferentes. A través de ella se puede apreciar la extensión de la erudición de la obra, que va desde los clásicos griegos y latinos hasta los más famosos genealogistas desde el conde don Pedro, pasando por las crónicas de los reyes de Castilla y Aragón. También es posible que Aponte tomara entre sus fuentes las relaciones de armas de García Alonso de Torres y Diego Hernández de Mendoza, cuestión que se puede intuir por las similitudes que se encuentran al estudiar algunos linajes y capítulos generales. Sin embargo, haría falta un estudio en profundidad de su obra para asegurarlo767. 764 RAH 9/247. 765 Sobre su vida y obra ver además: La Biblioteca Antigua y Nueva de escritores aragoneses de Latassa y Ortin, luego ampliada por Gómez Uriel. 766 Salazar y Castro, Luis. Op. cit, p. 46. 767 El ejemplar mejor conservado del Lucero BN. Ms. 11.424-45 y aunque no tan completo el BN.Ms. 1.372. 346 Otras obras de Aponte fueron: Adiciones al memorial que el cardenal don Francisco de Mendoza dio a Felipe II768, Diferentes linajes de España769, Casas ilustres770, Nobiliario genealógico771 Linajes de España772 y Relación de algunas casas y linajes773(siendo éstos extractos del Lucero), Discurso de la limpieza de sangre de los señores de España774, la Casa de Mendoza775 y su famosa Carta al secretario Jerónimo Zurita sobre la genealogía de los reyes de Navarra776. La mayoría de los grandes historiadores del siglo XVI cultivaron la genealogía y muchos de ellos fueron autores de nobiliarios y libros de linaje. Haciendo una breve reflexión, no podemos olvidar a los siguientes: Ambrosio de Morales con sus obras Apuntes genealógicos sobre las casa de Cabrera y Vanegas, Apuntes genealógicos sobre los Cameros y Apuntes genealógicos sobre los Manueles777. También existe un Nobiliario de España atribuido a él, del que se conserva un ejemplar de la librería de Julio Alfonso Guerra en la Biblioteca Nacional de Madrid, el cual está ordenado por linajes y, dentro de cada uno de ellos, por las casas nobiliarias de su tronco778. Otro insigne cultivador de este género fue Esteban de Garibay y Zamalloa, cronista de Felipe II, autor de una vasta obra de investigación nobiliaria, donde se incluyen importantes fuentes genealógicas, obras suyas son: De los diversos advenimientos sobre las Genealogías de los Claros Varones de estos reynos, Grandes oficios del reyno de Castilla desde el conde don Ramón de Tolosa y doña Urraca779 o su Compendio historial de las Crónicas y universal historia de todos los reinos de España, donde se ponen en suma los Condes señores de Aragón, con los Reyes del mismo reino y Condes de Barcelona y Reyes de Nápoles y Sicilia780. 768 B.N. de Madrid Ms. 12. 965. 769 B.N. de Madrid Ms. 11. 679, Ms. 3.074, Ms. 3.484 y R.A.H./C.6. 770 B.N. de Madrid Ms. 11. 653. 771 B.N. de Madrid Ms. 12. 582 y Ms. 3018. 772 AHN, Códices, 1141 B. 773 AHN, Códices, 1055 B. 774 B.N. de Madrid Ms.12. 930. 775 B.N. de Madrid Ms. 8.226. 776 Incluida en el Lucero de la Nobleza. 777 B. de El Escorial &-III-2. 778 BN. Ms. 11.583. 779 B. RAH D-55. 780 Barcelona, 1628. 347 Los nobiliarios locales La temática nobiliaria tuvo también sus exponentes de carácter local a través de algunas obras que recogen la historia y los blasones de las familias nobles de algún reino o territorio. Existen variados ejemplos de ellos: las Coplas de Juan Ruiz de Saa que fablan de los nobles apellidos de Portugal, en donde se trata sobre origen de cuarenta y tres casas portuguesas, empezando por el rey y continuando por el duque de Braganza, los Couthino, Castro, Eça, Meneses, Sousa, Vasconçelo, Melo, Alburquerque, Freyre, Almeyda, Pacheco, Coelho y algunos personajes caso de Vasco da Gama781. Otras obras de carácter local son: la Investigación de linajes y relación de las treze merindades de Castilla obra atribuida a Jorge de Montemayor, donde se incluyen linajes y los blasones de algunos de las casas principales de Castilla. La llamada Relación de los hidalgos segovianos, incluida en el tratado titulado Apotegmas, sentencias del Papa, con otras más añadidas por Juan García Ruiz de Castro782 en el que se describen en forma versificada los blasones y los orígenes familiares, con atribuciones a ancestros míticos o heroicos, de los principales linajes de la Segovia de mediados del siglo XVI. Si bien este texto se encuentra más cerca de los armoriales comentados clásicos de fines del siglo XV. El nobiliario de estas características que atesora una mayor calidad historiográfica y que más difusión ha tenido es la Nobleza del Andalucía, obra de Gonzalo Argote de Molina, conde de Lanzarote, impreso en Sevilla en 1588. El tratado está concebido como un nobiliario de carácter territorial, pero que por su amplitud puede llegar a abarcar a todos los linajes nobles de la corona de Castilla. De la obra se conserva solamente el tomo compuesto por los libros I y II, de los seis correspondientes al reino de Jaén, habiéndose perdido los restantes de este reino y los que tratan de Córdoba y Sevilla783. Argote, autor ya inmerso en plena Edad Moderna, lleva a cabo una obra de historia nobiliaria en la que los emblemas heráldicos eran ya un patrimonio 781 Un ejemplar de estas coplas se puede encontrar en una copia del XVII en BN Ms. 3.449 y Ms 7.864. 782 Ms. 17.681 de la BN de Madrid. 783 En opinión de algunos estudiosos el conjunto de la obra sólo llegó a completarse en la mente del autor, no saliendo de ella las partes que no se han conservado, como dice Toral Peñaranda en su introducción a la obra de Argote: Es casi improbable que Argote tuviera escritos estos tercero a sexto libros de su historia de los linajes de Jaén, aunque dijese en 1588 que se quedaban imprimiendo en Sevilla [p. 5]. 348 indiscutible de la nobleza y un testimonio de hechos heroicos. En la obra se va relatando la historia de cada uno de los reinos reconquistados al sur de Despeñaperros y, dentro de cada uno, cronológicamente por los reinados de los reyes que fueron llevando a cabo la reconquista de Andalucía. Desde el punto de vista historiográfico Argote es uno de los grandes autores que comienzan a aprovechar la amplia panorámica de fuentes que se ofrecen al historiador y a estar en posesión de un espíritu no exento de la debida valoración crítica784. Según él mismo refiere: An sido muy a propósito para la averiguación de muchos escudos de armas y linages, las dotaciones de templos, los escudos de armas y letreros y sepulcros que en ellos ay, aunque también, en esto es menester estar advertido de los errores así en los letreros como en las armas785. Argote utilizó para su obra casi toda la variedad de fuentes con las que cuenta un historiador, no sólo las clásicas de su tiempo, sino también las de otros tipos: numismáticas, sigilográficas, y documentales (escrituras, bautismos, estatutos y listas de cofradías, testamentos, cartas de dote, cartas de venta, de heredamientos y privilegios, que estaban depositadas en el nuevo Archivo de Simancas y en la Real Librería). También se valió de los testimonios de carácter literario (romances, cantares, refranes, etc.). Pero es en el estudio de la literatura histórica donde se nos muestra como un conciso investigador, pues en los preliminares enumera una bibliografía y repertorio de fuentes que utilizó, añadiendo una breve valoración de cada uno de sus autores. La parte conservada de la obra contiene más de quinientos escudos de armas. Comienza con un preámbulo, en el que en este caso sí se ofrece una brevísima introducción a la heráldica786. A continuación, presenta la relación de libros utilizados en los que se basó para la redacción del texto, que ascienden a noventa y seis obras y fondos documentales. 784 La utilización de fuentes historiográficas de variado carácter por parte de Gonzalo Argote, entre las que se hayan actas de concejos, lápidas, inscripciones de todo tipo, aparte de casi todo la literatura historiográfica a su alcance le convierten como ya señaló Antonio Palma Chaguaceda en un precursor de la moderna historiografía. (El historiador Gonzalo Argote de Molina, Las Palmas de Gran Canaria, 1973). 785 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., f. 3. 786 Solamente veintiocho líneas en el f.4. 349 El libro primero remonta, tras una breve introducción, la historia de las ciudades y villas del reino de Jaén al tiempo de los romanos, para seguir con los godos y árabes. Relata la Reconquista disponiéndola por reinados, en cada uno de los cuales comienza con una pequeña crónica. A lo largo de la obra introduce multitud de relatos puntuales (la historia de las órdenes militares o la descripción minuciosa de las principales batallas de la Reconquista). La técnica expositiva utilizada por Argote consiste en enumerar los representantes de los linajes presentes en hechos importantes y a continuación describir su origen y emblema heráldico787. En el libro segundo, comienza el relato con Alfonso X y llega hasta el reinado de Juan II en 1444788. Finaliza éste con los índices de escudos y de linajes. Desgraciadamente, no podemos estudiar los libros tercero y cuarto de los que el autor dijo: “Son más apetecibles por la variedad y novedad de los sucesos que en él se hallarán”789. IV.5.6. Genealogías de linaje A la par que los nobiliarios, los cuales relatan contenidos referentes al conjunto de linajes diferentes agrupados en unas características comunes (que suelen ser de tipo territorial), florece en España durante el siglo XVI otro tipo de textos genealógicos los cuales se ocupan del origen y devenir de un linaje en concreto. Se pueden considerar estos textos como los herederos de las antiguas genealogías y tratados familiares. Estas genealogías de un linaje tienen excelentes exponentes en dos obras del siglo XVI: el Compendio de los Girones y la Genealogía de los Osorios. El Compendio de historias o Compendio de los Girones, original de Jerónimo Gudiel, fue dedicado a Pedro Girón, duque de Osuna. La obra es en sí un panegírico de la casa de Osuna; no obstante, su metodología pretendió ser 787 Por ejemplo, las Navas de Tolosa sirve como base para enumerar las piezas y figuras principales de los emblemas de muchos linajes: las cadenas de los Romeu, Mendoça de Baeça, Stúniga, Muñoz, Peralta, Tellez de Meneses, Maça, Abarca, Villlaseca, Otaço, Iraçaval, o la cruz que ganan los Martinez de Cavallos, Tolosa, Reynoso, Segura, Villegas, Santoyo, Pantoxa, Caro, Melgarejo, Romo, Villagómez, Medrano, Ybarburen, Alderete, Daça, Caso, Lugo, Barco, Ajofrín, Aça, Lerma, Avasto, Ribas, Santa Cruz, Tolosano, Apate, Puerto, Obregón, Ribadeneyra, Gordoncillo y Solier (f. 41). 788 Ibidem, f. 348. 789 Ibidem, f. 4v. 350 científica en sus investigaciones. Gudiel, formado en Alcalá de Henares y llevado a Osuna por el padre del duque como profesor de su incipiente universidad en 1552. Describe los caminos seguidos en su investigación histórica: la lectura de las fuentes históricas clásicas (representadas por las crónicas, el seguimiento de la documentación pública y privada) y, en segundo lugar, la lectura de las obras de linajes manuscritas. Gudiel se basó para la redacción de su libro en los textos de anteriores heraldistas y genealogistas, ofreciendo un panorama de sus fuentes que da una idea de lo que podían ser las más fiables en su época: el conde don Pedro, Gracia Dei, Hernández de Mendoza, Antonio de Barahona y Jerónimo de Aponte790. Del mismo carácter laudatorio y de gran trascendencia en su tiempo, por ser modelo de otras obras, fue la Descendencia de los Osorios donde ay de la antigüedad. Y principio de su linaje y apellido armas y blasones, obra de Rodrigo Álvarez de Osorio, dirigida a Álvar Pérez de Osorio, tercer marqués de Astorga791. La obra consta de veinticinco capítulos, en cuyo texto Rodrigo Álvarez hace remontar en sus orígenes de los Osorio hasta tiempo del rey Theodorico, descubriendo como fundador del linaje a un tal infante Osorio que tenía la Tierra de Campos y Galicia. El texto es un ejemplo de genealogía nobiliaria para loor de un linaje, las historias relatadas en el panegírico se hicieron tan populares que fueron incluidas por otros autores posteriores. También se conservan ejemplos de otras obras que tratan sobre algunos de linajes principales de Castilla: la Suma de la vida del Reverendo Cardenal Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo, en la que se incluye un capítulo del Solar y linaje de los Mendoza792. El libro del condestable Velasco titulado Descendencia de la casa y linaje de Velasco793, donde se refieren brevemente los solares y divisas de linajes. El texto sirvió de fuente a Argote de Molina794, habla del solar de la familia en la Trasmiera, su origen en tiempo de los godos, y hace relación de otros linajes emparentados con él, tales como los Salazar, los Guevara, los Carrillo, los Enriques o los Mendoza. Se trata de un 790 Gudiel, Jerónimo, Compendio de historias, Alcalá de Henares, 1573, f. 3. 791 Entre otros se encuentran ejemplares de esta obra en: BN. Ms. 3.449, Ms. 18.024 y RAH B-52. 792 Ver B. de El Escorial X-II-8. 793 BN. Ms. 2.018. 794 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., f. 3. 351 intento de dar unas raíces sólidas a su linaje. También el condestable pudo ser autor de una obra titulada Elogios y Vidas breues de diuersos Claros Varones de los tiempos antiguos mencionada por Garibay795. Otro texto que se podría incluir dentro de este tipo es la Historia de los hechos del marqués de Cádiz en la que se ensalza el linaje de los Ponce de León a partir de la figura del primer marqués, al que se enlaza con antepasados míticos tales como Fernán González o el Cid796. Se saldría de los límites de este trabajo continuar con la larga lista de autores notables conocidos por su trabajo en otros campos y que también se dedicaron a la investigación genealógica, entre ellos están: Téllez de Meneses autor de un Espejo de Nobleza, José Tamayo de Vargas, cronista de Felipe II y comendador de Zorita, Pedro Salazar de Mendoza, canónigo de Toledo, Florián de Ocampo o el propio Jerónimo Zurita autor de los famosos Anales de la corona de Aragón, todos escribieron obras de carácter genealógico a la vez que desarrollaban su labor en el campo de la historiografía general, la bibliografía o la literatura. IV.5.7. Otras obras de contenidos genealógicos Los Diálogos de las armas En el panorama de la literatura heráldico-genealógica del siglo XVI español se encuentra una obra singular en sus contenidos, tanto por la erudición con la que fue realizada, como por haberse sabido apartar su autor de los conceptos legendarios de los nobiliarios y genealogías que le fueron contemporáneos. Se trata de los Diálogos de las armas y linajes de la nobleza española, obra de Antonio Agustín, el erudito obispo de Tarragona. Los diálogos fueron escritos a mediados del siglo XVI, aunque no fueron publicados hasta 1734 por Gregorio Mayans797. 795 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 24. 796 Se conserva en un único manuscrito BN Ms 2.089, fue editado por el marqués de Fuensanta del Valle. (CODOIN, t. CVI, pp.145-317). Para ampliar información sobre esta obra es indispensable recurrir al citado trabajo de Juan Luis Carriazo Rubio, “Imagen y realidad de la Frontera en la Historia de los hechos de marqués de Cádiz”. 797 Agustín, Antonio, Diálogos de las armas, y linajes de la nobleza de España, Madrid, 1734. 352 La obra es un completo tratado de genealogía y de heráldica, la componen seis diálogos en los cuales el obispo Agustín aborda desde los aspectos históricos y formales de una heráldica ya inmersa del concepto emblemático de la Edad Moderna, hasta un nobiliario general que va descendiendo desde los linajes regios hasta el resto de la nobleza. En el primer diálogo se trata el origen de los escudos de armas, sus componentes (particiones, colores, forros, figuras, etc.) y las reglas para blasonar. Es lo que entendemos por un tratado clásico del blasón. En el segundo y el tercer diálogos trata de los linajes de sangre real y sus armas. El cuarto habla de las genealogías y armas de los titulados. El quinto trata sobre los duques. El sexto de otros linajes y sobre una cuestión particular que tuvo gran interés en la sociedad de su tiempo: que cosa pudiera ser peor, venir de moros, judíos o herejes. El obispo de Tarragona se muestra en la utilización de sus fuentes como persona rigurosa en el campo de la historia, deshecha las inverosímiles teorías sobre el origen mítico de los emblemas heráldicos, tanto los mitológicos como los basados en la Biblia, siendo además un precursor de la heráldica racionalista. Pero su concepción sobre el origen y el uso de los emblemas heráldicos es ya claramente nobiliaria y reglamentista. La genealogía como arma política: los tizones No queremos finalizar este apartado dedicado a la literatura genealógica sin detenernos, aunque sea someramente, en lo que se podría llamar una faceta singular de ésta que constituye a partir de la segunda mitad del XVI, los llamados tizones. Éstos son escritos tendenciosos, la mayor parte de ellos anónimos, donde se atribuye el origen de familias y personas principales a judíos, moriscos, herejes y bastardías. Algunas veces estas afirmaciones se sustentaban en una base de razón, pero siempre eran realizados con intenciones de utilizarlos como arma política o por una enemistad personal. Dentro de este género se conservan obras como el Discurso sobre la limpieza de los linajes de España, obra de Jerónimo de Aponte, o el Libro verde de Aragón. El más famoso de ellos es el llamado Tizón de la nobleza española, obra atribuida al cardenal Francisco de Mendoza y Bobadilla. El texto está escrito con forma de Memorial destinado al rey Felipe II, parece ser que fue redactado a 353 raíz de la recusación de su sobrino, el conde de Chinchón, en las probanzas para la adquisición de un hábito de órdenes798. La autoría del cardenal Mendoza sobre este texto no está aclarada, se basa principalmente en el hecho de que este religioso cultivó el campo de la genealogía, pues también fue autor de una obra genealógica de carácter compilatorio sobre los linajes de España799 basada en el Lucero de Gerónimo de Aponte800. Sobre esta obra no existe mucho acuerdo, su valoración difiere según las opiniones de los mismos autores de la época, para algunos como Garibay tuvo gran importancia, pues dice: Don Francisco de Mendoza [...] haziendo muchas adiciones a lo que escribió Aponte con grandes diligencias y averiguaciones801. Para otros no aportó mucho de originalidad, en palabras de Argote de Molina: El cardenal don Francisco de Mendoça, obispo de Burgos, que con mucho gasto y cuidado trató desta materia, y así aunque ay dado por Pedro Gerónimo de Aponte parece que quiso imitar y según al conde don Pedro fue de muy pocos linajes, y esos los muy conocidos y en cuyas sucesiones y principios no había dificultades802. La intención demoledora que presenta el autor del Tizón era la de recordar a los altos personajes que todo lo que se recuerde de ellos no fuese lo que se refleja en los nobiliarios 798 Sobre el Tizón de la nobleza v.a. Allendesalazar, J., “En torno al tizón atribuido al cardenal Mendoza”, Revista chilena de Historia y Genealogía, n. 131 (1963), y Foulché Delbosc, R., “El tizón de España”, Revue hispanique, n. 7 (1900). 799 Según Pérez de Tudela esta obra corresponde con la que está conservada en la RAH 9/233. El texto está ordenado por títulos de nobleza, se basa sobre todo en el origen de los linajes en el del conde don Pedro, no lleva blasones ni los describe, aunque se puede considerar que se trata de un nobiliario en toda regla. Es, al contrario que el tizón, muy laudatorio, incluye un árbol genealógico de los reyes de Portugal. También el texto que contiene el ejemplar de signatura RAH 9/236 toma a menudo como base a Pedro de Barcelos, pero también utiliza otras fuentes como los Claros varones de Pérez de Guzmán o a Ambrosio de Morales. 800 Se trata de su Discurso sobre la nobleza de los linajes de España, del que se conserva un ejemplar en la BN. Ms. 3.457. 801 Garibay y Zamalloa, Esteban de, Op. cit., f. 24. 802 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit, f.5. 354 Porque entre los cronistas todo es lisonja o halago por sus intereses, y en materia de linajes no escriben salvo aquello que les dicen los interesados, y no es poco daño querer oscurecer la verdad 803. El cardenal o quien quiera que fuese el autor, utilizó las fuentes genealógicas más comunes en su época, el propio Libro de linajes del conde don Pedro y datos sobre familias extraídos de los de Gerónimo de Aponte, según la opinión de Salazar y Castro, que dejó de su mano en anotación marginal de su obra sobre genealogía804. Con arreglo a sus fuentes, el contenido de la obra se estructura en dos partes: una primera en la que el autor se apoya en obras genealógicas antiguas y, una segunda, que constituye, según Escolar Olmedo, una adición al discurso de Pedro Gerónimo de Aponte805. El Tizón tuvo una gran difusión (sobre todo entre los enemigos y detractores de los aludidos) hasta bien entrado nuestro tiempo806. No se puede considerar que en esta obra se haga uso de un gran rigor, pero sí que cumplió su cometido de utilizar la idea del linaje en la literatura, no para ensalzar a ciertos personajes, sino para crear sobre ellos y su familia una sombra de duda ante la sociedad. 803 Mendoza y Bobadilla, Francisco de, Arzobispo de Valencia, El Tizón de la nobleza española, Barcelona, [19 ?], p. 56. 804 BN. Ms. 18.636. 805 Mendoza y Bobadilla, Francisco de. Arzobispo de Valencia, El Tizón de la nobleza ed. de Armando Mauricio Escolar Olmedo. México, 1999, p. XVII. 806 Se conocen ediciones de la obra durante todo el siglo pasado : Gibraltar (1821), Madrid (1849), Cuenca (1852) y Madrid (1871), además de ejemplares manuscritos como el AHN, Códices, 1080 B. 355 IV.6. EL SIGLO XVII Durante el siglo XVII continúa en nuestra historiografía la vigencia de la historia genealógica, pues el concepto de linaje en la España barroca tiene incluso más fuerza que en el siglo anterior. Durante la primera mitad del siglo salen a la luz obras famosas dentro de este género, entre las que cabe destacar: el Nobiliario Genealógico de los Reyes y Títulos de España de Alfonso López de Haro807, el cual contiene unas breves nociones sobre heráldica teórica en sus comienzos, además incluye representaciones gráficas de árboles genealógicos y blasones. Esta obra, sin duda el nobiliario más famoso de su época, debe mucho a los escritos de autores anteriores, en especial a Garibay. Además de su edición impresa se encuentran multitud de copias manuscritas.808 El contenido del nobiliario está formado por las genealogías de las principales ramas de la nobleza desde sus comienzos, con un índice alfabético de apellidos. Carece de descripciones de emblemas heráldicos. Incluye el relato de la historia de más de ciento veinte linajes, y también se encuentran en él otros asuntos nobiliarios (en los textos manuscritos estas partes, como es habitual, difieren de un ejemplar a otro, pero los que se repiten con más frecuencia son el testamento de don Tello señor de Vizcaya, el origen de los infantes en los reinos de León Castilla y Navarra). En la edición impresa del Nobiliario Genealógico apreciamos algunas diferencias con respecto a las copias manuscritas. El texto comienza con una primera parte dedicada a una breve enumeración de los historiadores dedicados a la genealogía desde el conde don Pedro809. A ésta sigue un breve tratado sobre el origen de la nobleza y de los títulos nobiliarios, continúa la obra en una segunda parte con un nobiliario propiamente dicho, que se ordena por monarcas de manera cronológica desde Enrique II hasta Felipe II. Al comienzo de algunos títulos nobiliarios se representa el escudo del linaje. 807 Madrid, 1622. 808 BN. Ms. 11.909 y Ms 11.584. 809 Posiblemente López de Haro extrajo sus contenidos de la obra de Esteban de Garibay Noticias de escritores genealógicos de España (RAH 9/1065). 356 El final del siglo XVII deparará la obra del máximo exponente de la literatura genealógica de nuestro país, Luis de Salazar y Castro, cuya producción aun es un campo por explorar en profundidad para la historiografía de nuestros días, ya que su aportación a nuestra literatura genealógica requiere una dedicación llevada a cabo bajo los puntos de vista actuales. En este capítulo hemos analizado el discurrir de la literatura de linaje que se encaminó cada vez de forma más patente al asunto que acabó siendo el principal de sus objetivos, la justificación del estado de algunas familias (o su descrédito) mediante el uso de argumentos genealógicos a menudo fabulosos. Pero, no deja de ser cierto que buen número de autores siguieron para la realización de sus obras las fuentes historiográficas más científicas que tuvieron a su alcance. Así que sus investigaciones no pueden ser catalogadas en absoluto como carentes de rigor. Por lo que se pueden suscribir en gran medida las palabras, que refiriéndose a este conjunto de fuentes unas científicas y otras imaginarias, escribiera en el siglo XVIII José Alfonso Guerra: No por ello se deben condenar aquellas noticias antiquísimas que se leen en las inscripciones sepulcrales en las columnas, en las arcas, en las insignias que esculpían el arte en bronces, y mármoles, o en las pinturas que también son lenguas con que habla la historia, lo mismo sacada en los blasones y escudos de armas, algunos vemos fingiendo antigüedades y cuentos inverosímiles, para darles orígenes honrrosos, aunque con disculpa por esconder algunas familias en la confusión de los pasados siglos810. 810Guerra y Villegas, Joseph Alfonso de, Discurso histórico político sobre el origen y preheminencias de el oficio de heraldos, reyes de armas, feciales y caduceadores, Madrid, 1693, f 5v. 357 358 V. SOBRE NOBLEZA, LINAJE Y ARMAS: HERÁLDICA Y SOCIEDAD EN LA EDAD MEDIA 359 360 Desde la Edad Media hasta nuestros días la sociedad no ha seguido unos criterios inamovibles a la hora de adoptar y utilizar sus sistemas emblemáticos. Éste es el caso de la heráldica, que ha evolucionado desde unos comienzos como solución a un problema práctico de identificación en el campo de batalla y, como tal, adoptada por los guerreros a su albedrío, hasta recalar en un sentido de utilidad social, actuando como elemento diferenciador entre grupos estamentales y con la sola opción de ser otorgado por el monarca. Estas modificaciones han sido producto de sucesivos cambios en la mentalidad de la sociedad occidental desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. En el presente capítulo pretendemos realizar un seguimiento de la relación entre mentalidad social y uso de armas heráldicas, analizando las causas que motivaron estas transformaciones. Los cambios en lo tocante a la posibilidad de adopción de armerías y en la facultad de los distintos grupos sociales para portarlas son los dos factores que van indicando, a lo largo del tiempo, los diferentes momentos de la relación entre mentalidad social y emblemática heráldica. La evolución de estas cuestiones, tanto en los usos de la sociedad como en la tratadística heráldica, llega al fin de su trayectoria una vez entrada la Edad Moderna, dado que entonces los elementos sociales, políticos e intelectuales que la promovieron adquieren una estabilidad y un acuerdo en la concepción de la emblemática heráldica que no mudará hasta el final del Antiguo Régimen. Dentro de este proceso se dio un momento de especial interés en la Castilla de los siglos XV y XVI, cuando coexistieron tendencias que fueron el reflejo de dos maneras contrapuestas de entender el fenómeno emblemático heráldico. Este enfrentamiento de ideas, que tuvo su exponente intelectual en dos grupos de autores, se centró principalmente en las divergencias existentes en el tratamiento de tres asuntos: 1. La posibilidad de adopción de armas por hombres de pasado plebeyo, o bien, que ésta sólo estuviera restringida a la nobleza de linaje. 2. La identificación de las armas como símbolo del mundo caballeresco. 3. El otorgamiento de armas como facultad ostentada únicamente por el príncipe. 361 V.1. EVOLUCIÓN SOCIAL Y USOS EMBLEMÁTICOS HERÁLDICOS Desde sus comienzos, la emblemática heráldica sigue un proceso de popularización paulatina, a la vez que va perdiendo su primitiva finalidad militar. De un sistema de reconocimiento visual, pasa a ser un sistema de individualización personal que asumen otros estamentos sociales aparte de los bellatores. El blasón va convirtiéndose además en un elemento de identificación de la idea de linaje, cuyas virtudes y la importancia de sus miembros se plasman a través de esta simbología. Esto no quiere decir que el sistema emblemático heráldico no siga siendo utilizado por los caballeros armados, pues a través de los tiempos el emblema heráldico continúa significando uno de los elementos principales del mundo militar caballeresco, que se encuentra presente en acontecimientos como justas, paradas y torneos. El proceso de cambios en el uso de emblemas heráldicos va a dar lugar a las cuestiones que motivarán toda la problemática de las armas durante la Baja Edad Media, ya que la expansión social del hecho heráldico plantea diferentes asuntos polémicos, tanto de carácter práctico como de carácter sociopolítico, que se pueden sintetizar en las siguientes cuestiones: a) Quiénes eran los que estaban facultados para poder tomar emblemas heráldicos: la llamada asunción de armas. b) En qué formas se podían asumir o tomar estas armas c) Qué armas debían de ser consideradas como de más valor según fuera su propietario y la forma en la que éste las hubiera adquirido. Las modificaciones que sufren estos conceptos permiten diferenciar varias etapas en los usos heráldicos: - La primera, la de la heráldica puramente militar. Se identifica con la época del nacimiento de la emblemática heráldica y con su uso primordialmente bélico. - La segunda, de expansión o universalización de los usos heráldicos. 362 - La tercera, de reacción nobiliaria, que viene a coincidir con la eclosión de la tratadística sobre la materia heráldica, la revitalización de la caballería y los inicios de restricciones en el uso de emblemas. - La cuarta, la heráldica de la Edad Moderna, que se caracteriza porque las armas son ya un factor de identificación de la nobleza que solamente otorga el monarca. Así el hecho emblemático ha perdido toda su frescura y uso práctico. V.1.1. La heráldica primitiva Se inicia en el siglo XII, se identifica plenamente con lo expuesto para los comienzos del sistema emblemático heráldico. Durante este periodo la asunción de armas no está restringida, en teoría, a ningún grupo social, pero se halla íntimamente ligada a la actividad militar, siendo utilizada sólo por parte de los que necesitaban el reconocimiento de las armas como un procedimiento útil. Éstos son los grandes magnates que dirigían sus mesnadas feudales, y poco después también lo fueron el resto de los caballeros que combatían enmascarados tras sus yelmos. Bajo la perspectiva, que podíamos llamar de asunción útil, van confluyendo los emblemas originarios de los escudos bélicos con otros elementos preexistentes, algunos de los cuales no tienen ese carácter nobiliario. Estos elementos son: las señales, de un valor primordialmente territorial, y las marcas de familia, de origen comercial y artesanal. V.1.2. La popularización de los usos heráldicos La evolución expansiva de los usos heráldicos prosigue durante el siglo XIII, época en la que comienza a darse la adopción de las armas por parte de todos los estamentos sociales. En muchos casos los emblemas de estos plebeyos surgen de las antedichas marcas de familia y de fábrica, que utilizaban desde hacía tiempo los artesanos y comerciantes como signos de reconocimiento de sus productos y mercancías. Estas marcas comienzan a integrarse en el sistema heráldico como 363 emblemas, asumiendo las peculiaridades y reglas del propio sistema emblemático creado para los caballeros, es decir: la transmisión hereditaria, el uso de elementos formales y cromáticos definidos, y unas normas de composición para las piezas y figuras dentro de un campo. A mediados del siglo XIV comienza a configurarse la justificación teórica de esta ampliación de los usos heráldicos. El sistema emblemático heráldico es utilizado ya habitualmente por burgueses y comerciantes. Entonces los juristas sustentan estos hechos con la teoría de la libre adopción y el uso universal de las armas. En especial destaca la figura de Bartolo de Sassoferrato, el cual encarna la representación legal de esta ideología. Su exposición se basa en dos enunciados. El primero es el uso universal de armas, planteando de iure algo que ya se produce de facto, la libre adopción, es decir, cualquiera puede usar emblemas heráldicos, el emblema es un signo de diferenciación personal, cada uno puede adoptarlos como le parezca, si con ello no ocasiona problemas a terceros o no infringe la ley811. El objetivo último de este enunciado es igualar las cualidades del estado llano a las de la nobleza de sangre, y así facilitar el ascenso social y político de los hombres nuevos frente a la nobleza de linaje. Las teorías de este autor sobre la adopción de las armas y su uso, desarrolladas en su tratado De insigniis et armis, no son más que la continuación de lo expuesto en su obra De nobilitate, donde defiende la primacía de la nobleza procedente de los actos personales, siendo así de más valía el recién ennoblecido que los nobles de linaje, a los cuales les viene este estado gracias a un hecho insigne de uno de sus antepasados. El segundo aspecto de las tesis expuestas por Bartolo de Sassoferrato está íntimamente relacionado con el primero. El fin perseguido es el reforzamiento del poder real. El príncipe otorga las armas a quien es merecedor de ellas y, por tanto, puede sancionar legalmente el ascenso de cualquier individuo812. La idea que expone el comentarista se sintetiza en que la forma principal de obtención de armas es a través del príncipe, el cual reconoce así los méritos personales de sus colaboradores, entre ellos especialmente los de los propios legistas. 811 Bartolo de Sassoferrato, “Tractatus de insigniis et armis”, en Consilia, quaestiones et tractatus, Lugduni, 1527, f.101. 812 Ibidem, f. 101v. 364 Este punto de la tesis de Bartolo, que otorga la primacía a las armas dadas por el príncipe frente a todas las demás, continuará como inamovible a partir de ahora en todos los tratados de temática heráldica. El reforzamiento del poder real comienza a ser un hecho irreversible en esta época, y la capacidad para dar armas a quien lo merezca no va a ser discutida ni siquiera por los teóricos más acérrimamente partidarios de las armas como símbolo de linaje noble. El jurista boloñés otorga en su tratado un reconocimiento legal a unos usos que eran corrientes en todos los estamentos, pues los que no disfrutaban de la condición de nobles ya usaban armas habitualmente desde el siglo XIII. En el proceso de diversificación social de la Edad Media aparecen otros grupos, los cuales desean hacerse sitio y asumir parcelas de poder. Éstos son los propietarios acaudalados, burgueses y letrados que pretenden entrar en las oligarquías locales y ocupar puestos de relevancia en la administración. En los últimos siglos de la Edad Media ya están presentes en la sociedad estos elementos emergentes que han surgido del mundo urbano, han obtenido un ascenso social, económico o administrativo y que van a utilizar todos los medios a su alcance para lograr sus objetivos, puesto que carecen del prestigio y de las facultades de la nobleza de sangre. Entre ellos va a darse la utilización de los emblemas heráldicos, no ya como enseña profesional, sino como distintivo de un estado que les permite acercarse a los primitivos y, hasta cierto punto, únicos titulares morales del uso de los emblemas heráldicos, los caballeros nobles. En toda Europa los burgueses ven en las aproximaciones simbólicas a la nobleza un medio para acceder a ella. Estos sectores sociales adquieren usos caballerescos y participan en torneos, como el de la fiesta de La Espinette en Lille o el torneo de la indumentaria artúrica celebrado en Magdeburgo. A su vez, la nobleza cada vez es más consciente del desafío que supone el ascenso de la burguesía, como ha destacado Keen al afirmar que: “Una patente rivalidad social estaba actuando aquí y deberíamos insistir en la tensión que esto suponía” 813. Huizinga, a través de un relato del cronista Froissart, comenta este hecho al describir el afán de simulación burgués hacia los símbolos caballerescos en el caso de los héroes Jacobo y Felipe de Artavelde: 813 Keen, Maurice, La caballería, Barcelona, 1986, p.125. 365 Felipe de Artavelde vivía con un boato principesco, hacía tocar la música todos los días delante de su casa; a la mesa hacíase servir la vajilla de plata, como si fuese el conde de Flandes; vestía de escarlata y menuvais como un duque de Brabante o un conde de Hainault, y se paseaba a caballo como un príncipe, precedido del banderín desplegado, en que campeaban sus armas, una marta y tres sombreros de plata814. Otro testimonio sobre el personaje se presenta en el códice de la Crónica de Luis de Borbón realizado en el siglo XV aquí figura una representación de la batalla de Roosebeke, donde Artavelde fue derrotado y muerto por los nobles franceses, en la miniatura se aprecia como la indumentaria y símbolos que porta el líder burgués son los propios de un magnate en toda regla815. Sin embargo, la adopción de emblemas heráldicos fuera del ámbito nobiliario no se debe interpretar solamente como un deseo de usurpar las prerrogativas sociopolíticas de los caballeros, sino también como una fase del proceso de acentuación de la conciencia individual en la sociedad medieval, que se refleja en estos elementos y que está en estrecha relación con el factor del gusto o moda, lo que hacía que el resto del corpus social imitase los gustos, pasatiempos y motivos decorativos de los reyes y magnates. Según manifiesta Riquer: Cal insistir-hi deixar ben clar que tot hom té dret a inventar-se un escut heráldic mentre s’ajuste a les anomenades lleis externes del blasó y no s’empri de les armes d’un compatrisi. Aixo explica i fa perfectament legal que burgueses menestrels i payesos assumeixin escuts sense que ningú s’hi oposi 816. El uso de armerías por personas sin condición de nobleza es un hecho habitual en la práctica desde el siglo XIII al XV. En la Necrología de los duques Alberto III de Baviera y Ana de Brunswick, ornada con los blasones de la pareja, aparece en un escudo inferior la marca “heraldizada” (de sable sobre campo de plata) perteneciente a su cocinero817. 814 Huizinga, Johan, El Otoño de la Edad Media, Madrid, 1990, p.133. 815 Manuscritos iluminandos de Europa Occidental en la Biblioteca Nacional de Rusia, San Petesburgo, 1998, p.179. 816 Riquer, Martín de, Heràldica catalana : des l´any 1150 al 1550, Barcelona, 1983, p.21. 817 Neubecker, Ottfried, Le grand livre de l´héraldique, [S.l. ], 1993, p. 28. 366 Otros ejemplos son el emblema del verdugo de Arrás o el que vemos en el códice del Libro de la medicina de Mathaeus Platearius realizado para Charles du Maine a mediados del siglo XV, donde figura el blasón de su físico Pierre Morel 818. En nuestro país también se dieron casos de utilización de emblemas por personajes populares desde antes del siglo XIV, caso de: los hallados por Segarra en soportes sigilares, pertenecientes al barbero Ramón Andreu de 1368 o el sabater Pere Pinos de 1383, entre otros personajes como carniceros, especieros, maestros de obras, etc819. Según Riquer, en el siglo XIV los testimonios de escudos pertenecientes a personas no nobles son más numerosos que los de nobles820. Si bien no parece que el uso de emblemas por muchos de estos personajes significara un intento de aproximación a la nobleza, sino más bien se trataba de distintivos personales a efectos prácticos o motivados por la moda. En el caso castellano existen, además, unos elementos particulares que pueden servir para diferenciarlo del modelo europeo. Éstos son los determinados por la Reconquista, la frontera, y el proceso de creación y el crecimiento del propio reino de Castilla. El primero de ellos se traduce en la existencia de la caballería villana, nacida, según dice el profesor Viña Liste por unas necesidades reales y una situación social singular: Los condes castellanos, urgidos a la guerra para mantener sus planteamientos independentistas y defender de los árabes sus fronteras, tuvieron que apoyarse en los propietarios libres de Castilla y permitir incluso el ascenso social de una pequeña nobleza de caballeros villano-campesinos con capacidad económica, como fijosdalgo o hidalgos, para participar en la lucha con un caballo que fueron equipados a los infanzones - nobles de sangre- por el fuero de Castrojeriz el año 974 821. La caballería villana, de origen militar en la cuenca del Duero, se ve beneficiada en el siglo XIII al ser la única fuerza con la que puede contar el rey ante los nobles y las órdenes militares, por este motivo se le dan excedencias fiscales y 818 Manuscritos iluminandos ..., p. 162. 819 Sagarra, F. de, Sigilografía catalana: inventari, descrició y studi dels segells catalans, Barcelona, 1916. 820 Riquer, Martín de, Op. cit., p.23. 821 Textos medievales de caballerías. Edición de José María Viña Liste, Madrid, 1993, p. 19. 367 otros tipos de ventajas regias. Con estas prerrogativas se van creando unos grupos con un gran poder económico en las ciudades, los cuales adquirirán una pretensión de poder político comenzando por la asunción de cargos concejiles822. Estos hechos marcan un proceso que tiene unas matizaciones derivadas de unas circunstancias propias: la permeabilidad social de una época de conflicto y las posibilidades del ordenamiento jurídico que hacen que aparezcan estos caballeros en el campo y en la ciudad, los cuales irán adquiriendo, junto a ciertos elementos burgueses, los usos caballerescos, entre ellos la emblemática heráldica. Según Isabel Beceiro, en el siglo XIII comienzan un proceso de equiparación práctica con la pequeña nobleza de sangre, que se consolidará a mediados del XIV823. En Castilla la asunción de los usos caballerescos se puede apreciar en la fundación de corporaciones como la cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, donde están representados los miembros de las elites locales de Burgos, sean o no de condición nobiliaria: comerciantes, banqueros, aseguradores u oficiales del rey824. Gran parte de los cofrades son mercaderes, como Alonso de Burgos, o las familias de los Maluenda y los Lerma. También en la otra cofradía burgalesa, la de Santiago de la Fuente, se da este caso, según dice Faustino Menéndez Pidal: A comienzos del siglo XV, o incluso a finales del anterior en algunos casos, muchos de los miembros de aquella aristocracia burgalesa ya habían logrado acceder a la hidalguía, es decir, a la nobleza de sangre, con solo alegar la exención de impuestos directos durante tres generaciones825. 822 Sobre el origen y evolución de la caballería villana en Castilla existen excelentes estudios tanto de carácter general como de historia local, a modo de orientación remitimos a las obras ya clásicas, de Carmen Pescador del Hoyo, “La caballería popular en León y Castilla”, y B. Marínez Ruiz, “La investidura de las armas en Castilla”, ambos publicados en Cuadernos de Historia de España. 823 Beceiro Pita, Isabel y Córdoba de la Llave, Ricardo, Parentesco, nobleza y mentalidad en la nobleza castellana: siglos XII-XV, Madrid, 1990, p. 64. 824 Sobre esta cuestión Hilario Casado Alonso afirma en su trabajo Regla de la Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, de Burgos. Y libro en que se pintan los caballeros cofrades: En ella están representadas todos los miembros de las altas capas sociales. Estas en su mayor parte están compuestas por comerciantes, banqueros, aseguradores y oficiales del rey, pero ello no impide que alguna persona que ha conseguido encumbrarse por medio de otro oficio, como el artístico o el intelectual, pueda entrar en dicha cofradía. Aquí hay que señalar los casos de Francisco de Colonia o de aquellos miembros que se dice que son licenciados o doctores. La sociedad burgalesa de aquellos años es bastante fluida y los matrimonios entre mercaderes con hidalgos o letrados eran muy frecuentes. Al pertenecer todos a los elementos dirigentes de Burgos estaban considerados como caballeros (Burgos, 1995, p.67). 825 El Libro de la Cofradía de Santiago. Ed. de Faustino Menéndez Pidal de Navasués, Cádiz; Burgos, 1996, p. 15. 368 La nueva nobleza urbana es siempre más permeable y abierta que la alta nobleza, de elementos pertenecientes a ella nutre sus filas la tendencia intelectual que defiende el ennoblecimiento por la valía más que por el linaje, entre los que se encuentran personajes como Diego de Valera. Este grupo está muy presente en la Castilla del siglo XIV, es el caso de los cofrades de la citada Cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, tal y como afirma Hilario Casado en su estudio sobre esta organización: La oligarquía burgalesa, formada en su mayor parte por familias de mercaderes, no sólo está inmersa en esta mentalidad [caballeresca] sino que es su difusora en Castilla [...] su política de alianzas matrimoniales, el sentimiento de pertenencia a un linaje, dotarse de su propia heráldica826. Los aspectos que reflejan la movilidad social se completan con la posibilidad legal que estaba contemplada en las Partidas, donde el propio Alfonso X deja abierta la puerta a la nobleza por méritos incluso en el caso de los intelectuales: Ninguno no recibiese honra de caballería por precio de haber, ni otra cosa que diese por ella que fuese como en manera de compra. Ca, bien así como el linaje no se puede comprar, otrosí la honra que viene por nobleza no la puede la persona haber, si ella no fuere tal que la merezca por linaje, o por seso o por bondad que haya en sí827. Sánchez Saus, en su estudio de las oligarquías urbanas andaluzas ha demostrado la tendencia a la adopción de formas heráldicas de familias nobles por miembros de los patriciados urbanos: los Ortiz sevillanos introducen los escaques de los Dávalos para resaltar su relación con el condestable Ruy López o los Bocanegra incorporan las armas de los Portocarrero cuando su línea principal asume la representación de esta casa828. El segundo aspecto propio que se da en la corona de Castilla, que influye en los usos heráldicos y el concepto de nobleza, es la aparición a partir del siglo XIV de 826 Casado Alonso, Hilario, Op. cit., p. 65. 827 Partida Segunda, Tít. XXI, ley 13. 828 Sánchez Saus, Rafael, “De armerías, apellidos y estructuras de linaje”, En La España Medieval, n. 17 (1994), p. 12. 369 una nueva nobleza surgida tras el ascenso de Enrique II al trono, la cual necesita buscar señas legitimadoras. Este grupo de familias, muchas presentes en el mundo nobiliario con anterioridad y otras con orígenes oscuros, ostentan ahora importantes cargos y desean justificarse aumentando su bagaje nobiliario. Estas familias, sobre todo las de ennoblecimiento reciente, son las defensoras de la asunción de armas por otorgamiento real. La situación de simbiosis entre estos grupos y la nueva dinastía ha sido estudiada por Gimeno Casalduero, quien resume así la cuestión: Enrique II carece de medios que le sostengan, y sabe que las circunstancias de Castilla no puede ofrecérselos. Decide entonces crear lo que tanto necesitaba: un grupo fuerte y poderoso, que dependa por entero de la corona y que se dedique a la corona por entero; grupo que intervenga en la administración sin limitaciones, no para restringir la autoridad real sino para encargarse de ella; grupo que representa la fusión de nobleza y monarquía, y que de forma al gobierno [...] se dedica desde el principio a crear una segunda nobleza y, también desde el principio, le atribuye una determinada función: sostener a la monarquía829. Los personajes ennoblecidos que copan los puestos clave de la nueva administración, son los que podríamos llamar los “ejemplos españoles” de lo propugnado por Bartolo. Son los defensores del ennoblecimiento por concesión regia y de la facultad de llevar armas por méritos propios, los cuales pueden ser de cualquier índole y solamente son reconocidos por el monarca; de hecho, a menudo su emblema será parte del propio escudo del rey830. Muchos de estos linajes ascendidos adoptan, con la voracidad propia de los neófitos, los signos visibles que caracterizan a los nobles, que son los referidos por el profesor Ladero cuando habla de la nobleza castellana de la Baja Edad Media: Las casas nobles contaban ya con todos los signos visibles de su preeminencia: castillos o alcázares residenciales en sus señoríos, los grandes nobles, y casas principales o palacios- fortaleza urbanos, que también tenían los miembros de la nobleza 829 Gimeno Casalduero, Joaquín, La imagen del monarca en la Castilla del siglo XIV, Madrid, 1972 p. 134. 830 Como son los casos de Pedro Girón o Lucas de Iranzo. 370 media. Apellido, aunque todavía no estaban normalizados su uso y transmisión plenamente, y blasón831. Ahora, estos personajes se apropian de gran parte del aparato nobiliario para dar legitimación a su ascenso: construyen torres y palacios, visten con lujo, compran propiedades rústicas, fundan mayorazgos, patrocinan la construcción de iglesias, conventos y hospitales, recelan de oficios viles, practican la endogamia, coleccionan libros, ingresan en órdenes caballerescas y se interesan por la heráldica832. V.1.3. La reacción nobiliaria La tercera etapa en el desarrollo de los usos heráldicos es consecuencia lógica de lo acaecido en la anterior, en la que la libre adopción de armas es uno de los factores que juegan un destacado papel en el ascenso social de determinados individuos y familias. Ahora, la restricción de estos usos va a ser asimismo un elemento básico en la reacción de los nobles. A mediados del siglo XIV la adopción de armas era universal y tenía una cobertura legal. Pero tras el periodo de expansión va a aparecer un movimiento que tiene como fin el obligar al retorno de las armas hacia el estamento nobiliario. Este movimiento tiene sus bases en las teorías aristocratizantes sobre el uso de los emblemas heráldicos. Las nuevas ideas no surgen únicamente como reacción contra un fenómeno emblemático de carácter reciente, pues hacía muchos años que los no nobles llevaban armas, sino como una manifestación de la actitud general latente de los nobles contra los que amenazaban su status. El uso exclusivo de armas por los nobles no era sólo una pretensión de recuperar unos usos más o menos representativos, que habían tenido origen en su estamento pero que se habían extendido al resto de la sociedad durante los siglos XIII y XIV. La reacción, que comienza a darse a través de la tratadística heráldica, es 831 Ladero Quesada, Miguel Ángel, Los señores de Andalucía: Investigaciones sobre nobles y señoríos en los siglos XIII a XV, Cádiz, 1998, p. 29. 832 Este interés se puede apreciar perfectamente en el caso del contador Alonso Álvarez y su hijo Pedro Núñez de Toledo a los que Juan II dio armas y que fueron poseedores de tratados heráldicos. 371 parte de un movimiento de autodefensa nobiliario, protagonizado tanto por la vieja nobleza como por la nueva nobleza, siendo además para esta última una afirmación de sus poco seguras raíces. Sobre esta cuestión afirma Keen: La prioridad social y los honores eran tan importantes para la nobleza como lo era la riqueza. Al lado de pensiones y privilegios tales como la exención de impuestos, y el monopolio o casi el monopolio de toda una serie de cargos, debe ponerse también el derecho de todo noble a llevar espada y a defender su honor personal en duelo, la protección de sus derechos de caza y su exclusividad en las insignias heráldicas833. El proceso de recuperación de terreno por parte de la nobleza frente a los sectores en ascenso tiene unos rasgos propios: - Un protagonista, la propia nobleza, tanto la de antiguo linaje como la recién ascendida a la dignidad nobiliaria. - Un marco cultural, que es la revitalización del mundo caballeresco mediante el ceremonial y la literatura. - Un argumento ideológico, la defensa de la idea del linaje noble como justificativo de su mejor valer. En todos estos factores juega una parte importante el concepto de la emblemática heráldica como algo que identifica solamente a la nobleza. Esta equiparación se realiza de manera meramente teórica en sus comienzos, para luego ir poco a poco desembocando en algo que engloba a todos los usos sociales donde está presente la heráldica. Los agentes sociales El propio corpus social de la nobleza constituye el primer protagonista representativo del citado movimiento de reacción. Dentro de él se dan dos grupos diferentes en sus orígenes pero con un interés común, poner freno al ascenso de los que todavía no han llegado a la dignidad nobiliaria, como afirma Keen: Desde el siglo XIII, muchas familias nobles empiezan a sentir los aires hostiles de la competencia económica de los 833 Keen , Maurice, Op. cit., p.324. 372 prósperos campesinos y de los ciudadanos. Su reacción fue la de alejarse de ellos levantando barreras para proteger su orgullo y sus privilegios ante la entrada de los “parvenus” en su orden834. Dentro de esta nobleza, el primer grupo lo forman los linajes de mayor abolengo, quienes se sienten los descendientes de los iniciadores de la caballería y, por tanto, de la emblemática heráldica, siendo sólo ellos los depositarios del espíritu de las armas. Por esta razón no tienen ninguna dificultad en apelar a la idea del linaje como algo más noble cuanto más antiguo835. También éstos son los defensores del modo de vida caballeresco, puesto que, según ellos, nunca lo habían abandonado, y se consideraban los descendientes de los caballeros cuyas hazañas narran las crónicas y los cantares. El segundo grupo es el formado por los individuos y linajes ennoblecidos por concesiones reales, y que ahora pretenden desligarse de su pasado. Estas familias protagonizan la aristocratización de los sectores provenientes de grupos no nobles: patricios urbanos, comerciantes y letrados, que habían ascendido al poder en determinados círculos (la administración local o el entorno del propio monarca) en los siglos XIV y el XV. Éstos tratan de marcar sus diferencias con el estado llano haciendo olvidar todo lo que signifique identificación con su pasado. En el campo de la emblemática heráldica esta circunstancia tiene su reflejo en el freno a la libre adopción. La heráldica es cada vez con más fuerza un elemento básico en el aparato de propaganda de la nobleza, que la utiliza dentro de su estrategia de encumbramiento representada en las fundaciones, los grandes mausoleos836 o el mecenazgo literario. Como ha señalado Joaquín Yarza, las utilizaciones propagandísticas de la heráldica durante el tránsito a la modernidad, tanto por parte de la nobleza como por la propia monarquía, están presentes en una gran diversidad de campos: en la sigilografía con los cambios iconográficos, en la literatura con obras como Laberinto de fortuna o en la Genealogía de los Reyes, y 834 Ibidem, p. 196. 835 En los relatos caballerescos es habitual encontrar menciones que destacan la antigüedad del linaje del protagonista, este es el caso de relatos como el Passo honroso de Suero de Quiñones. Otro caso son los textos que asocian la figura del Cid al linaje de los Mendoza a través de la supuesta similitud de sus armas (banda de gules ribeteada de oro sobre campo verde). 836 Sepulcro de don Álvaro de Luna en Toledo, de los Almirantes de Castilla en Palencia, de los Velasco en Burgos, los de Buendía en Dueñas o del maestre Luis de Guzmán. 373 en la decoración de edificios como la Cartuja de Miraflores, el Alcázar de Segovia o la Capilla Real de Granada837. Entre los medios propagandísticos se encuentra también la literatura de linaje. Los sectores nobiliarios intentan encontrar por todos los medios elementos ennoblecedores en el origen de sus familias, remontando sus inicios a tiempos inimaginables y buscando la figura del antepasado mítico. Esta idea se refleja en dos tipos de relatos que intentan explicar el origen de los linajes a partir de personajes míticos: en los primeros, el ancestro excelso está enclavado en tiempos remotos, tanto de la mitología clásica como en el reino godo en el caso castellano; y en los segundos, el antepasado está encarnado en la figura del héroe extranjero, venido a realizar acciones heroicas838. El resurgir caballeresco La vuelta a las ideas y las formas del mundo caballeresco es el segundo elemento de la reacción nobiliaria. La relación entre el sistema emblemático heráldico y el modo de vida de la caballería, está presente desde sus orígenes y nunca dejó de existir. Se puede catalogar a la heráldica desde sus comienzos como un fenómeno incluido en el mundo caballeresco, y de esta relación se valen tanto los sectores en ascenso social como los otros grupos nobiliarios que reaccionan contra ellos. Hasta hace poco tiempo, los estudios generales sobre la nobleza, la caballería y la heráldica venían a incluir de manera continuada el uso de emblemas heráldicos como una reclamación de la distinción nobiliaria derivada de la vida caballeresca, dejando fuera de ella el uso de emblemas a la parte de la sociedad que no los merecía. La relación entre heráldica y caballería que resurge en la época bajomedieval toca una cuestión historiográfica polémica que tiene su base en la afirmación o negación de que la pervivencia de la caballería durante toda la Edad 837 “La imagen del rey y la imagen del noble en el siglo XV castellano, en Realidad e imágenes del poder: España a fines de la Edad Media, Valladolid, 1988, pp.279-287. 838 Al reino godo remontan su origen entre otros los Gordoncillo, los Gudiel, los Arias y los Godoy, a la antigüedad mítica los de La Cueva, el antepasado extranjero es el caso de las leyendas sobre el origen de algunos de otros linajes nobles de Castilla, como los Somonte, los Almansa, los Afrontes o los Guzmán. 374 Media fuera un hecho real. Keen opina que este fenómeno se dio a lo largo de todo el medioevo: La época de la caballería hay que buscarla indudablemente en la Edad Media, y no a principios de los tiempos modernos. Se puede situar, por ejemplo entre el año mil y los comienzos del siglo dieciséis, en algún momento entre la iniciación de la primera cruzada y la reforma, o entre la composición del cantar de Roldán y la muerte de Bayart, en el tiempo que transcurre entre el triunfo de los jinetes normandos en Hastings, conmemorado en el tapiz de Bayeux, y el triunfo de la artillería839. En la misma línea de opinión se manifiesta Riquer cuando describe los combates y torneos caballerescos: Referido en primer lugar a las pendencias que podríamos llamar “deportivas” como son las justas y los pasos de armas. Pero si me hubiese limitado a este aspecto podría parecer que todo ello eran destellos de un mero lucimento personal, de algo fundamentalmente falso, ornamental con que se exteriorizaba el anhelo de una clase social que no se resignaba a perder sus puestos rectores. Pero los casos, mucho más numerosos, de batallas a ultranza, peleas clandestinas y desafíos entre caballeros que se tenían odio o mala voluntad revelan que estamos frente a una realidad y una vigencia del fuero caballeresco840. Por el contrario, existe otra tendencia de opinión que defiende que la caballería como ideal desaparece y su llamado renacimiento corresponde a un artificio que se da durante el siglo XV y comienzos del XVI. Esta idea es defendida por algunos investigadores de los cuales el holandés Huizinga ha sido el más representativo. Incluso se puede debatir, en el caso de que este auge fuera artificial, si la revitalización de los usos caballerescos fue debida solamente a simples modas o 839 Ibidem, p.13. 840 Riquer, Martín de, Caballeros andantes españoles, Madrid, 1967, p.169. 375 si respondió a un intento de la nobleza de defenderse del auge de otros grupos sociales en ascenso procedentes del estado llano841. La relación entre caballería y armerías es un hecho incuestionable, los emblemas heráldicos encuentran su origen directo como recurso de los caballeros en el combate. Aunque existieran otros elementos en la génesis de la emblemática heráldica, una cuestión en la que no existe el debate es que el uso de estos emblemas fue la solución a un problema de reconocimiento de unos guerreros que pelean dentro de sus armaduras y sobre sus caballos, y, por tanto, dentro de un ámbito bélico. Luego, sin entrar en el debate sobre el sentido y esencia de la caballería, hay que partir de la base de que ésta es, sin duda, el elemento iniciador de facto del uso de los emblemas heráldicos, y los blasones están ligados a ella durante de cinco siglos, con mayor o menor auge, unas formas u otras. Durante la etapa de popularización de los usos heráldicos se da la asimilación de estos emblemas propios de caballeros entre los sectores que pretenden un ascenso en la escala social. A las pretensiones de los plebeyos hacia el uso de armas y otros elementos, hasta entonces propios de la nobleza, se contrapone la reacción de la caballería como concepto nobiliario que está presente ya en el siglo XIV, y que comienza a resultar más patente en el último periodo de la Baja Edad Media842. A fines de la Baja Edad Media los sectores nobiliarios intentan acaparar el espíritu de los antiguos y míticos caballeros andantes propiciando el resurgir de las 841 La historiografía se apoderó de la ficción del ideal caballeresco, para recrearlo todo por medio de ella a un hermoso cuadro de honor de principios y de virtud de caballeros, a un lindo juego de nobles reglas, y a crear por lo menos la ilusión de un orden [ ...] como ideal de una vida bella tiene el ideal caballeresco un carácter muy peculiar (El otoño de la Edad Media, p. 95). Por su esencia es un ideal estético, hecho de fantasía multiculor y sentimentalidad elevada. Estas frases sintetizan los postulados del historiador holandés, quien las expresa de modo detenido en el capítulo titulado El ideal caballeresco de esta obra. 842 El reciente estudio del tema ofrecido por Jesús D. Rodríguez Velasco viene a aclarar muchos aspectos sobre la tratadística caballeresca en la Castilla Medieval donde enuncia los tres temas principales que tratan las diversas teorías sobre la caballería en la Castilla bajomedieval: el problema político de base, el de la dignidad del caballero; el problema ético, el de la capacidad intelectual del individuo, significado por el concepto de prudencia y el problema de carácter moral, el del acceso a la cultura. Es la primera de las cuestiones donde para este autor aparece la dignidad como el papel del individuo en la escala jerárquica de la sociedad y el sistema de relaciones públicas y políticas a que esta situación le obliga, conceptuando la idea de caballería como un dispositivo político y cultural (El debate sobre la caballería en el siglo XV, Valladolid, 1996, pp. 13-14). 376 modas caballerescas. En el centro de esta idea está la interpretación de los emblemas heráldicos como algo propio del aparato bélico. A esto se añade toda la literatura de mitificación de los caballeros andantes a los que imitan en su vida ceremonial, que se refleja en las fastuosas justas y torneos del siglo XV y XVI y cuyos blasones son para ellos el reflejo de una personalidad y una historia de la que se sienten sucesores843. Esta concepción de la caballería se muestra incluso en el ámbito de la justicia. Así se aprecia en el caso de Juan García de Guadalajara, caballero de la Banda, a quien previamente a hacerle cumplir su pena se le despoja de todas sus insignias y emblemas como exclusión simbólica de su condición de caballero844. Por otra parte, los nobles caballeros deben justificar sus privilegios y su condición de mejor ser, ya no en la batalla, sino mediante el despliegue de todo un aparato ceremonial. Puesto que a fines de la Edad Media y comienzos de la Moderna las tácticas militares van a marcar el desplazamiento de la caballería pesada ante otras armas y otras estrategias. Sobre esta cuestión Francisco Rico afirma lo siguiente: De sobras es sabido que a medida que la caballería medieval fue perdiendo la función militar que le había dado origen fue también refugiándose con mayor entusiasmo en la imitación ornamental de la misma. Símbolos de los nuevos tiempos pudieron ser las extravagantes cimeras de tantas invenciones: de cartón piedra o, cuando mucho, de oro o plata “de martillo”, y a menudo tan embarazosas y frágiles, que quien las llevaba era un criado o una caballería845. Tampoco se puede afirmar tajantemente que el declive de la caballería pesada como medio bélico sea algo que se produce de modo instantáneo, y que motiva en los torneos la búsqueda de un remedo de lo que ya no se puede hacer en el campo de batalla. Pues las cargas de caballeros armados van a seguir jugando un 843 En el caso castellano tenemos unos claros ejemplos en los dos torneos de Valladolid, del de 1428 en el reinado de Juan II y el de 1527 bajo el emperador, en ambos se reproducen motivos, pseudónimos y aventuras que plagian claramente a los que están presentes en las obras clásicas de la novela caballeresca: el Amadís, el Palmerín, el ciclo artúrico, etc. 844 Carrillo de Huete, Pedro, Crónica del halconero de Juan II, Ed. de Juan de Mata Carriazo, Madrid, 1946, p. 254. 845 Rico, Francisco, “Un penacho de penas”, en Textos y contextos: estudios sobre la poesía española del siglo XV, Barcelona, 1990, p. 220. 377 papel básico en la estrategia europea hasta casi mediados del siglo XVI846 y aun después. Dentro de este sistema bélico los emblemas heráldicos van a seguir teniendo una función de reconocimiento visual. En la batalla de Olmedo tiene lugar la anécdota de la noticia dada a Beltrán de la Cueva sobre cuarenta caballeros que se habían conjurado para matarle, él decide no cambiar de armas y las muestra al mensajero que le avisó, encargándole que las describa bien a sus enemigos añadiendo la frase que se le atribuye: “De la honra siempre cuelga el peligro”847. Los caballeros nobles buscan establecer diferenciaciones con sus imitadores, se intentan imponer restricciones también en los objetos materiales, así Alonso de Cartagena en su Doctrinal de caballeros se preocupa de cómo se deben diferenciar estos de los escuderos. A tal fin recuerda una medida de carácter suntuario promulgada en las cortes de 1379 cuyo texto es: Todos los cavalleros armados, que puedan traher paños de oro o dorado o adobos de oro en las vistiduras en las devisas e en las vanda e en las sillas. De ningund escudero que non traýa paños de oro nin en los paños adobos de oro nin en las vandas nin en las sillas ni en las divisas ni en las armas salvo en la orladura de los baçinetes e de los quixotes e de los frenos e petrales que puedan traher dorados848. En lo tocante a este aspecto, la diferenciación formal, se encuadra el uso de adornos y vestiduras, el oro como símbolo de caballeros es un asunto que se encuentra muy presente en los escritos nobiliarios de la Baja Edad Media, por ejemplo, el marqués de Santillana en la Quistión fecha a Alonso de Cartagena dice: Este oficio de cavallero e sus preheminençias e prerrogativas; e venido de las huestes, que ofiçio sea el suyo en la çibdat e por quales razones este oro que traen los cavalleros en 846 Recordemos que fueron muchas las actuaciones de la caballería pesada durante la historia bélica del siglo XVI, pues entre otras, estuvo presente en batallas como Pavía o San Quintín. 847 Sobre esta historia puede recurrirse a lo relatado en “La España de los Reyes Católicos”, en Historia de España, T. XVII, Madrid, 1990, p. XLVII. 848 Citado por Martín, José Luis y Serrano, “Tratados de Caballería. Desafíos, justas y torneos”, en Espacio, tiempo y forma, Serie III, n. 4 (1991), p. 227. 378 collares, en çintas o espadas, en espuelas e en otras cosas mas que otros lo deven traer e aya lugar849. El resurgir de la caballería trae además de estas diferenciaciones la aparición de nuevos elementos emblemáticos propios. En el siglo XV el caballero lleva por un lado los emblemas heráldicos como algo propio de su linaje, pero cobran una gran importancia los llamados elementos paraheráldicos, los cuales son distintivos personales del caballero, que demuestran a la par sus nobles cualidades y su personalidad. Entre ellos destaca uno nuevo, la divisa, que tiene su origen en el voto caballeresco llamado “empresa”, palabra que con el tiempo pasó a designar las divisas pintadas y motes de pocas palabras que usaban los caballeros en sus contiendas deportivas y, más adelante, los emblemas tan cultivados por los escritores, a partir de Alciato850. La divisa es asumida por el caballero como un emblema simbólico individual que también puede incluir un pensamiento definitorio del carácter del que la porta851. La idea de linaje como elemento diferenciador Según afirmábamos anteriormente, el movimiento de reacción nobiliaria tiene unas motivaciones sociales: la preservación de un modo de vida y unos privilegios frente a sectores en ascenso; unos protagonistas: la nobleza vieja y la recién ascendida e incluso tiene una estética que se refleja en todo el mundo caballeresco. Junto a todo esto existe un argumento ideológico que sirve a los nobles para restringir el ascenso a su status de otros grupos, éste es su justificación mediante la idea de linaje. El linaje es la prueba del mayor valor de su nobleza, demostrado a lo largo de las generaciones y cuya representación plástica se encuentra en el emblema 849 Santillana, Marqués de, Íñigo López de Mendoza, Obras completas. Ed. de Ángel Gómez Moreno, Madrid, 1988, p. 414. 850 Riquer, Martín de, Op. cit., p.182. 851 Las empresas que se plasman en divisas y motes en los torneos medievales como el de Valladolid en 1428 retratado por Francisco Rico en Textos y contextos: estudios sobre la poesía española del siglo XV, Barcelona, 1990. 379 heráldico. Así, los blasones que se iniciaron como una solución a un problema bélico y cuya estética fue en su mayoría arbitraria, son transformados ahora en testimonio histórico de las grandezas de una familia. Las figuras y piezas en ellos representados son recordatorios de las proezas de los antepasados. El linaje sirve a las familias antiguas para resaltar su superioridad, y a las de nuevo ascenso para intentar justificarse con la creación de unos orígenes imaginarios. En lo tocante a la emblemática, la significación de las armas como reflejo de un linaje, sus ancestros y sus actos honrosos, significa un sólido pilar que sirve de base al argumento mediante el cual se niega el uso de armas a los no nobles, los cuales no pueden presentar éstas como fruto de un hecho glorioso de sus antepasados852. Los rasgos de linaje son una característica general de toda la época medieval, pero no se acentúan hasta el XV, revitalizados por la reafirmación de la nobleza. La idea de linaje como mecanismo restrictivo ha sido puesta de manifiesto por Eulogio Merino en su trabajo sobre las formas míticas en los orígenes de los linajes. En los blasones se ve el refuerzo de esta idea como un modo de autodefensa nobiliario ante el ascenso de sectores no nobles en los reinados de Carlos VI en Francia y los Trastámara en Castilla y Aragón La invasión de advenedizos creará un mecanismo defensivo psicológico, que conduce a la vehemente exaltación del linaje. De igual forma que el gótico, antes de desaparecer, estalla en el crepitar de su periodo flamígero, el prestigio de la estirpe se busca no en su antigüedad, sino en hechos prodigiosos relacionados con su nacimiento853. El linaje es un elemento arraigado en toda la mentalidad medieval, pero en especial en la de la nobleza. Según Isabel Beceiro hay tres elementos que definen el linaje como conciencia dentro de un grupo con parentesco en líneas ascendente y descendente, la nobleza: 852 Argote de Molina en su Nobleza del Andalucía agrupa elementos heráldicos comunes como el sautor o el carbunclo con la participación de los linajes que los portan en sus emblemas en batallas contra los musulmanes como la toma de Baeza o las Navas de Tolosa. 853 Merino, Eulogio y Merino, María Luisa, “Sirenas: un mito para la heráldica”, Hidalguía, n.186 (1962), p. 591. 380 - El apellido, cuyos primeros ejemplos se remontan a los Lara a fines del siglo XI, los Haro y los Castro en el siglo XII, los Osorio, los Aza y los Manzanedo, en tiempos de Alfonso VII. - Los emblemas, aparecidos a mediados del XII en Castilla en la figura de los monarcas y a fines de siglo y comienzos del XIII, en las grandes familias. - Los panteones familiares854. La idea de linaje era un rasgo ante todo nobiliario, pero no únicamente usado por los nobles, pues debido a su validez como elemento diferenciador fue utilizado por todos los segmentos sociales durante la Edad Media. Según Bresc el recurso al linaje es un argumento que aunque utilizado habitualmente por la nobleza, no dejó de ser usado por otros grupos que deseaban marcar diferencias: Los rasgos que más recuerdan a los caracteres, originalmente segmentarios, del linaje (adopción del sobrenombre del antepasado fundador como apellido colectivo, solidaridad de venganza y de acción judicial, orgullo heráldico del nombre, de las armas y del grito de batalla, del slogan) los volvemos a encontrar en el conjunto de la sociedad cristiana europea; en primer lugar, califican a la aristocracia y a su doble, al patriciado que imita a la nobleza caballeresca y se identifica gradualmente con ella [...] la eficacia y el prestigio de la institución del linaje y el arraigo de la ideología de la sangre en la cultura medieval hacen que el linaje no se limite a la aristocracia y al patriciado, que extraen su fuerza de él. Las costumbres que ordenan el retorno al linaje de origen, de los bienes de una pareja sin herederos directos muestran la difusión de éste entre los entornos artesanales y campesinos [...] la eficacia política del linaje llevó a la creación de amplios parentescos artificiales, conjuntos de familias urbanas, aristocráticas o populares, unidas por un apellido común y por instituciones que refuerzan la alianza al multiplicar los lazos entre los grupos originales855. 854 Beceiro Pita, Isabel y Córdoba de la Llave, Ricardo, Op. cit., p.58. 855 Bresc, Henri, “La Europa de las ciudades y los campos”, en Historia de la familia, v. I, Madrid, 1988, p. 410. 381 La importancia del linaje está muy presente en todos los ámbitos de la vida medieval. En el campo de la legislación, se aprecia en las propias Partidas, donde incluso por delante de los hechos cuenta el linaje a la hora de que el rey escoja a sus hombres: Saber conocer a los hombres es una de las cosas de que el rey más se debe trabajar, ca pues que con ellos ha de hacer todos sus hechos, menester es que los conozca bien, y esta conoscencia ha de ser de tres maneras: la primera de que linaje vienen, la segunda de que costumbres y de que manera son y la tercera que hechos hicieron856. Para Alfonso X también cuenta el linaje a la hora de engendrar, por lo que el propio rey debe de cuidar este aspecto: Viles y desconvenientes mujeres no debe el rey querer hacer linaje, como quiera que naturalmente deba codiciar de haber hijos que finquen en su lugar, así como los otros hombres. Y esto se debe guardar por dos razones: la una porque no envilezcan la nobleza de su linaje y la otra que no los haga en lugares do no conviene ca entonces envilece el rey su linaje857. Asimismo, aconseja el monarca que se debe tener muy en cuenta el linaje en la elección de la reina, las amas, ayos, chanciller, adelantados, justicias, custodios de castillos, etc.858 Sin embargo, no es mencionado como recurso a la hora de escoger a los componentes de algunos oficios no propios de los nobles, caso de los físicos y los escribanos859. Para finalizar, señala cómo hacer linaje es una virtud que debe estar siempre presente en los monarcas: “Nochescer y acrecentar y hacer linaje son tres virtudes” 860. Además de en lo cotidiano y en lo legal, la revitalización de la idea de linaje se ve reflejada también en la literatura medieval. En los tratados caballerescos, y en 856 Partida Segunda, Tit. V, Ley 17. 857 Partida Segunda, Tit. V, Ley 3. 858 Partida Segunda, Tit. VI, Tit. VII, Tit. IX y Tit. XVIII. 859 Partida Segunda, Tit. IX. 860 Partida Segunda, Tit. XX, Ley 3. 382 las crónicas, pero sobre todo en las genealogías y biografías panegíricas de las grandes familias, donde aparecen rasgos comunes: los antepasados míticos heroicos, la elección divina y el comportamiento intachable, que adornan al personaje cabeza del linaje y los hechos de éste representados en su emblema; factores que, según Duby, estaban presentes en Europa desde siglos antes como legitimadoras del poder de las familias nobles: En primer lugar se debe señalar que el establecimiento de estas genealogías parece a menudo responder a la preocupación por legitimar el poder. Esta observación puede explicar la ausencia de genealogías reales: el rey no tenía ninguna necesidad de asegurar un poder que estaba fundado en la elección y consagración, mientras que en el Norte del reino y en Anjou la composición de este tipo de textos confirma aparentemente una pretensión a la soberanía, para probar el derecho de un heredero en el momento de una sucesión discutible. Este es el caso de las genealogías flamencas, compuestas en los años próximos a 1100, que exaltan la ascendencia carolingia de los condes861. Los antepasados adquieren de esta manera otra apariencia en la conciencia de sus descendientes. No transmiten solamente los cimientos del poder político, sino también una herencia de gloria, un honor, del cual los herederos deben mostrarse dignos862. En la Castilla de la Baja Edad Media y Alta Edad Moderna alcanzan mucha notoriedad este tipo de relatos con antepasado heroico. Es el caso del personaje del marqués de Cádiz para la familia de los Ponce de León, que se enaltece en el relato laudatorio que constituye la Historia del marqués863. Lo mismo ocurre con otros linajes a través de las genealogías de familia (el Compendio de los Girones, la Genealogía de los Osorio, entre otros). 861 Duby, Georges, Hombres y estructuras de la Edad Media, Madrid, 1980, p. 188. 862 Ibidem, p. 194. 863 Estos rasgos han sido puestos de relieve en el magnífico estudio de la figura del marqués a través de esta crónica realizado por el profesor Juan Luis Carriazo Rubio,“Imagen y realidad de la Frontera en la Historia de los hechos de marqués de Cádiz”, en Estudios de Frontera, Jaen, 1998. 383 Alonso de Cartagena también reseña la importancia del linaje al enumerar las cuatro señales de virtud, siendo la primera la nobleza de linaje, la segunda la antigüedad en el tiempo, la tercera la alteza de dignidad, y la cuarta los beneficios recibidos del príncipe864. Cartagena realiza así un perfecto resumen del escalafón de preeminencias para el noble. Hay que significar cómo el primer lugar lo ocupa la nobleza del linaje y tras ella la antigüedad, antes de la dignidad que se ocupe o el favor recibido por el príncipe. También entre los principios que son propios para acercarse en nobleza al príncipe, figura en primer lugar la antigüedad de linaje, delante de la cercanía a la casa real865. Al constituir el linaje reflejo de la mayor virtud y, por tanto, la justificación de un estado de privilegio, las familias ascendidas de manera reciente se afanan en buscar unos orígenes para sus linajes. Los cuales se remontan a lugares lejanos y épocas inmemoriales866 y se retratan en los emblemas heráldicos. Por ejemplo, la historia del origen del dragón que figuraba en el escudo de don Beltrán de la Cueva, atribuido a un hecho heroico de un ancestro del duque en tiempos ignotos867. El linaje de los Arias renegaría de sus orígenes conversos inventando un mítico antepasado noble del tiempo de los visigodos llamado Arias Godo; e incluyendo también entre sus ancestros al ayo de la princesa Urraca, un personaje histórico, llamado Arias Gonzalo, defensor de Zamora, el cual hace retrotraer el origen del linaje de modo más creíble hasta tiempos de Fernando I868; y completan la fábula 864 Cartagena, Alonso de, “Discurso sobre la precedencia del rey católico sobre el de Inglaterra en el Concilio de Basilea”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Madrid, 1959, p. 207. 865Ibidem, p. 208. 866 Sobre la temática del héroe venido en tiempos remotos como justificación de un linaje véase los casos de los señores de Vizcaya y la propia fundación del señorío, descritos por Juaristi Linacero, Jon, La leyenda de Jaun Zuría, Bilbao, 1980, y Prieto Lasa, José Manuel, “Significado y tradición de un relato mítico”, Revista de dialectología y tradiciones populares, T.XLVII (1992), pp. 203- 216, donde se analizan los rasgos comunes de estas justificaciones míticas, los cuales están presentes en las historias genealógicas y que comienzan en el llamado periodo fundacional de la estirpe y del señorío, prosiguen con relatos concernientes a la calificación de la casa, relación con el territorio y defensa de éste ante las pretensiones de poderes ajenos (p.208). 867 Los casos de Arias el godo, antepasado mítico de los Arias Dávila o de la infanta de León como antepasada de los Núñez de Toledo. 868 Jerónimo de Quintana cita a Oviedo en este sentido para corregirle, pues el segundo dice que la casa tuvo su principio con el contador Diego Arias, pero Quintana hace una corrección: Lo cual no se ha de entender , no porque se le diese él, sino porque este caballero, con sus grandes servicios y con las muchas mercedes que su Alteza le hizo, la realzó, ennobleció y aumentó de suerte que pareció habérsela dado (A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Madrid, 1629, p. 422) También encontramos esta historia en otras fuentes como el Nobiliario Genealógico de Diego López de Haro. 384 con la creación de un solar en las montañas del norte de Castilla869. Otra familia de conversos, los Núñez de Toledo inventaría antepasados en la casa real de León870. Este proceso de justificación por medio de lo mítico es en cierto modo paralelo al expuesto por Francisco Rico al hablar de la historiografía medieval, para defender históricamente la personalidad de las naciones: La conexión con el orbe clásico y mitológico era título de nobleza, fuente de legitimidad y forma de realzar la valía, Rodrigo Jiménez de Rada había buscado ese enlace trayendo a Hércules a España e inventándole un compañero Hispán, a quien el heroico dios confió el gobierno de la Península871. El linaje, importante durante toda la Edad Media, es ahora una de las características de la literatura caballeresca en crónicas, narraciones y tratados. Los caballeros han de poseer entre otras cualidades la de su linaje excelente. En las premisas de la biografía caballeresca que establece Rafael Beltrán Llavador en su estudio sobre El Victorial, aparece como primera característica el noble abolengo del protagonista como condición indispensable872. Así lo encontramos también en los héroes modelo de caballeros como el propio conde de Buelna o Suero de Quiñones873. En los textos literarios el linaje enaltece al hombre tanto como sus hechos, por eso Fernán Pérez de Guzmán en su obra Generaciones y semblanzas, destaca en la misma medida la generación de un gran hombre y su personalidad, es decir, su semblanza, pues en ambas cosas se descubre a los grandes personajes: Pensé de escrivir como en manera de registro o memorial de dos reyes que en mi tiempo fueron en Castilla, la generación de ellos e los semblantes y costumbres dellos e, por 869 Esta justificación del linaje realizada a través de los nobiliarios tiene en éste, como en la mayoría de los casos, no sólo en los conversos, dos personajes protagonistas: el iniciador del linaje, héroe siempre envuelto en el halo de lo mítico que encarna las virtudes de la nobleza, y el representado por el personaje que ha procurado el ascenso y la fama de la familia en tiempos recientes. Esta constante se puede apreciar en casi todos los linajes desde los Arias a los propios Manrique. 870 Salazar, Blas de, Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo, RAH 9/120. 871 Rico, Francisco, Op. cit., 25. 872 Díez de Games, Gutierre, El Victorial. Edición de Rafael Beltrán Llavador, Madrid, 1994, p. 23 873 Lo primero que hace el notario Pero Rodríguez de Lena al describir la figura de Suero de Quiñones es recurrir a la bondad de sus nobles progenitores. (Libro del passo honroso defendido por el excelente cavallero Suero de Quiñones, p. 25). 385 consiguiente los linajes e façiones e condiçiones de algunos grandes señores, prelados y cavalleros que en este tiempo fueron874. En todos los personajes retratados por Pérez de Guzmán aparecen las alusiones a la calidad del linaje o el lugar de su solar, para admirar su ascenso, no importa su riqueza antigua, como dice de Ruy López Dávalos: Fue de buen linaje, su solar es en el reyno de Nauarra. Su comienço fue de pequeño estado875. Por el contrario, la “no claridad” de linaje puede servir parar explicar la bajeza de hechos, eéste es el caso de los validos de Juan II a los que se refiere así Pérez de Guzmán: [Álvaro de Luna] preciábase mucho de linaje, non se acordando de la humille e baxa parte de su madre876. [Juan II] no tuvo color nin sabor de rey sino sienpre regido y gobernado, ca aun después de muerto su condestable don Álvaro de Luna, sobre el cual bivió poco más de un año, lo rigió e governó don Lope de Barrientos, obispo de Cuenca, e fray Gonzalo de Illescas, prior de Guadalupe, e aun algunos omes baxos e de poco valor877. El ataque hacia a un linaje achacándole un origen no cristiano se usa como recurso para degradar al noble, con el objeto de que éste quede imposibilitado para su papel de dirigente. Pues la idea de legitimidad de sangre para el desempeño de algunas funciones sociales es un hecho en la Baja Edad Media que se prolonga y regula legalmente durante la Edad Moderna. En este sentido afirma Joseph Pérez : Capítulos, órdenes religiosas y militares, colegios, universidades, cofradías empezaron a exigir a los postulantes al ingreso la prueba que sus padres no habían sido condenados no perseguidos por el Santo Oficio. En 1449 se había hecho una 874 Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas. Ed. J. Domínguez Bordona, Madrid, 1979, p. 8. 875Ibidem, p. 29. 876Ibidem, p. 132. 877Ibidem, p. 125. 386 primera tentativa de excluir a los conversos de los empleos públicos en Toledo, el demagogo Pero Sarmiento había hecho aprobar un reglamento según el cual los conversos ya no podían ser regidores [...] los jerónimos aceptan en 1486 un estatuto de limpieza de sangre, los franciscanos en 1523. En 1547 el cardenal arzobispo de Toledo, Siliceo, impone al capítulo de su catedral un estatuto según el cual no se admitirá como canónigos a los conversos878. Sobre la misma cuestión Domínguez Ortiz analiza la actuación de Pero Sarmiento, alcaide del alcázar de Toledo, que ya en 1449 promulga un primer estatuto u ordenanza de exclusión, en virtud de la cual quince de los regidores y alcaldes que eran conversos fueron depuestos de sus cargos879. Aunque este autor opina que el concepto de sangre infecta, que es el que aparece en los llamados estatutos de limpieza880, es un medio de deslegitimación aun mayor que el de la no nobleza, en sus palabras: Ningún estigma social era más terrible que éste; su agravación a partir de la relativa tolerancia que aun reinaba en el siglo XV, corresponde a dos hechos: el establecimiento de la Inquisición y el de los estatutos de sangre 881. Otro ejemplo de la deslegitimación por medio del linaje, ya característico de la sociedad moderna, son los tizones, de los que el más representativo es el ya citado Tizón de la nobleza española, donde los orígenes no nobles, judíos o moriscos son causa de denigración. En este tipo de obras se da la utilización política de la genealogía, no sólo para ensalzar, sino para denostar a rivales y adversarios. En el tizón se arremete contra los principales linajes de su tiempo: los Pacheco, los Portocarrero, los Girón, los Manrique y los Toledo, acusándolos de turbiedades en su ascendencia, de origen humilde, y, sobre todo, de ilegitimidad, de judaísmo o de ambas cosas, como a los duques de Villahermosa: 878 Pérez, Joseph Isabel y Fernando, Madrid, 1998, p. 253. 879 Domínguez Ortíz, Antonio, Los judeoconversos en España y América, Madrid, 1971, p. 25. 880 Este autor retrotrae las limitaciones legales o estatutos a los existentes en Alcaraz, Úbeda, Baeza y Jaén, en sus cofradías, y al del Colegio Anaya en Salamanca (Ibidem, p. 80). 881 Ibidem, p. 79. 387 Don Alonso de Aragón, hijo del rey don Juan de Aragón y Navarra, padre que fue del rey Católico, tuvo en doña María de Juarco, que fue judía o hija de judío y se convirtió ella o su madre, y comunmente llamaron “la coneja”882. El blasón, dado que se concibe como un elemento representativo del linaje, puede también servir a estas políticas de descrédito, en 1470 en las Coplas del Provincial se reprocha a un converso, que se trata del importante contador Diego Arias de Ávila, el hecho de que porte armas883 : Águila, castillo y cruz, díme ¿De dónde vienen? pues que tu pila y capuz nunca los tuvo ni tiene 884. La calidad del linaje, reflejada en la literatura o en otros ámbitos, es un elemento validatorio en lo social, en lo político y en lo económico. El linaje sirve para justificarse incluso a las monarquías como la de los Trastámara, nacida precisamente de una bastardía, en opinión de Tate: La casa de Trastámara puede haber tolerado a una nobleza nueva y ambiciosa con pretensiones no atenuadas al poder, pero atrae a sí también cierto número de servidores interesados que buscaban en sus escritos sometidos a historias pasadas a las teorías sobre la monarquía castellana, sus predecesores lejanos, su misión pasada y presente y su finalidad futura885. Junto al emblema heráldico, y en estrecha relación con él, otro de los elementos que definen al linaje es el nombre. Éste aparece casi a la vez que el blasón en la nobleza europea, y es también en la época de la expansión del fenómeno heráldico cuando el uso del apellido se extiende a la sociedad no noble. En el caso 882 Mendoza y Bobadilla, Francisco de, Arzobispo de Valencia, El Tizón de la nobleza española, Barcelona, [19 ?], p. 98. 883 Las armas dadas por Enrique IV a su contador son según Garcia Alonso de Torres en su Espejo de Nobleza son: Un escudo de sinopla con un castillo de plata y dos enmanteladuras de plata, en la primera una cruz de plata floretada y bivyada y en la segunda un ágila de sable desplegada y menbrada. 884 Citado por Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Las armerías de los Mendoza: Un ejemplo de los usos de fines de la Edad Media”, en Las Armerías en Europa al comenzar la Edad Moderna y su proyección al Nuevo Mundo: Actas del VII Coloquio Internacional de Heráldica (Cáceres, 1991), Madrid, 1993, p. 289. 885 Tate, Robert B., Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV, Madrid, 1970, p. 287. 388 español Salazar y Acha data este fenómeno a fines del siglo XIII, por los siguientes motivos: Todo lo que vengo diciendo para la nobleza se va haciendo extensivo poco después al pueblo llano; la razón evidente es el empobrecimiento onomástico, es decir, que al abandonar el pueblo los primitivos nombres hispano-romanos y adoptar los más eufóricos, para la época, nombres de la nobleza, todo el mundo se llamaba más o menos igual. Había que buscar otro sistema de diferenciación y éste se produce sobre todo a través de la alcuña, formada ésta en la gran mayoría de los casos por el oficio ejercido por el cabeza de familia, por alguna característica física descollante, o por el lugar de su residencia o de su origen familiar. Esta adopción casi general de la alcuña o sobrenombre, ya sea consistente en un apodo o topónimo, va dando lugar durante la segunda mitad del siglo XIII y definitivamente en el siglo XIV a una auténtica revolución, que consistirá en la pérdida del sentido originario del patronímico886. Sánchez Saus afirma en su estudio sobre los linajes andaluces, que los apellidos no aparecen entre las elites urbanas de los oficios concejiles hasta fines del siglo XIV y comienzos del XV, a la vez que la proliferación del uso de emblemas en esta zona. Hasta entonces sólo se firma con el nombre y el patronímico, que muchas veces no coincide con el nombre del padre. Así el uso de apellido es para este investigador otra de las formas que las familias no nobles utilizan, junto a la heráldica, para acercarse a la nobleza887: los Morales usarán moras verdes, los Lechuga, cinco lechugas de oro, los Mesa, dos mesas rojas, etc.888 El tercer elemento que define el linaje es el solar. Éste sólo está presente en las familias que tienen o pretenden tener una larga tradición. El solar o lugar primigenio del linaje suele estar ubicado en las provincias del norte o en Castilla la Vieja. Hernández de Mendoza liga así solar, linaje y apellido de forma histórica: 886 Salazar y Acha, Jaime de, Génesis y evolución histórica del apellido en España, Madrid, 1981, p. 26. 887 La abundancia de emblemas parlantes denotan a menudo una adopción de armas casi simultánea con la instauración oficial del nombre del linaje, el cual evidentemente no tiene solar alguno. 888 Sánchez Saus, Rafael, Op. cit. p. 15. 389 Es de saber que los nobles de Castilla y hijosdalgo, al tienpo de la destruyçión d'Espanna, aquellos que de la tryste batalla del rey don Rodrigo escaparon se hueron a las montannas donde edificaron casas fuertes para su defendimiento. Y los que de aquéllos desçençieron tomaron el apellido de aquellas casas y solares segund agora se llaman solares conoçidos. Y conmo la tierra fuese cobrándose y los enemigos perdiéndola, dellos abitaron acá en lo llano, pero aquellos solares syenpre los de aquellos lynajes los poseyeron. Algunos dellos destruyó el antigüedad pero todavía queda el rrenonbre de sus apellidos. Y cada apellido de aquéllos tiene sus armas conoçidas, de las quales entiende aquí escrevyr889. El linaje constituye un valor ideológico, pero también tiene su cara material. Para Lebrun el reforzamiento económico de los lazos de linaje tiene una gran importancia en la Europa mediterránea. En Castilla el concepto económico del linaje se refleja a partir del siglo XIV a través del mayorazgo, reforzando la figura del elegido como sucesor al frente de la casa. Este papel lo desempeña habitualmente el primogénito890. La relación entre linaje y emblema heráldico resulta clara a través de las prácticas de ligar ancestros, apellidos y armas en las disposiciones fundacionales de los mayorazgos. De hecho, éstas instaban a respetar el apellido y el emblema heráldico del fundador podían no ser cumplidas por los ulteriores titulares de ellos, pero sí estaban presentes a la hora de instaurarlos. La identificación de mayorazgo, apellido y blasón está presente en numerosos casos de linajes castellanos en los que se obliga a modificar uno o varios de estos elementos por imposiciones familiares. Existen ejemplos de ello en la sucesión del almirante Mate de Luna en los Mendoza de Sevilla y en la de Alonso Álvarez de Toledo en el hijo de su segunda mujer, Pedro Núñez de Toledo, donde se conserva el emblema del padre pero se prima el apellido de la madre para poder heredar un mayorazgo. Sin embargo, estas disposiciones no fueron ni mucho menos seguidas al pie de la letra en numerosos casos, según demostró en su día Vicente Castañeda y Alcover al localizar y publicar la declaración de Luis Salazar y Castro 889 Hernández de Mendoza, Diego, Libro de armería, f.18. 890 Lebrun, François, “Las mil y una familias”, en Historia de la familia: v. II, Madrid, 1988, p. 78. 390 sobre la compatibilidad y unión de mayorazgos, armas y apellidos, realizada a raíz de los pleitos de sucesión sobre los mayorazgos de Contreras y Rivera891. En ella el príncipe de los genealogistas cita los casos de los mayorazgos de los linajes de los Manuel, los Cárdenas, los Hurtado de Mendoza, los Álvarez de Toledo, los Gómez de Silva y los Girón, donde las disposiciones de sus fundadores sobre la indisolubilidad del uso de sus armas y apellidos con el disfrute del mayorazgo no se vio cumplida, y aboga por el uso dado en algunos mayorazgos, como el de Contreras, consistente en una solución de compromiso que incluía, como un cuartel del titular actual del mayorazgo, las armas de su fundador: Al juyzio del que declara la condición de poner sin mezclar otras Armas con ellas como dize el mayorazgo de Contreras, se cumple con traerlas solas en un quartel, sin poner, ni colocar allí otras, que es lo que causaría la confusión, que siempre quieren evitar los Fundadores, y ha sucedido varias vezes mezclando alguna pieza de Armas de un Apellido en el quartel de otro. Pero quando el escudo se ordena dexando separadas las Armas del otro mayorazgo parece que se cumple la condición pura, y sin mezcla, y si esto no fuese así serían inútiles las reglas de Armería en que se hallan los escudos aquartelados, partidos por meytad del alto a baxo. o por medio, y a vezes con ocho, ó más quarteles, o divisiones sin que esto perjudique la representación de las Casas, ni la voluntad de sus fundadores892 . La obligación de que el titular (de un mayorazgo) lleve el renombre o apellido y las armas del linaje y de que así lo hagan también sus herederos se convierte en un leifmotiv que, a veces, se prolonga en fórmulas adicionales como la de inclusión conjunta en todos los pregones y documentos del nombre de la heredera femenina y del esposo consorte, sin que la primera pueda ser olvidada en ningún momento, como representante de los anteriores titulares y creadores del mayorazgo. Las únicas variaciones sustanciales atañen a acuerdos sobre el posible grado 891 Salazar y Castro, Luis de, Declaración hecha sobre la compatibilidad y unión de mayorazgos, armas y apellidos en estos Reynos de España. Ed. de Vicente Castañeda y Alcover, Madrid, 1955. 892 Ibidem, p. 12. 391 de incorporación de las armas y renombre pertenecientes al nuevo señor y que por otra parte, están en relación con la importancia de su propio linaje893. V.2. El USO DE ARMAS: EL REFLEJO DE LA CUESTION EN LA LITERATURA HERÁLDICA CASTELLANA. El proceso de reacción nobiliaria aparece reflejado en el mundo de la literatura antes de hacerse patente en otros planos como el legal y el de los usos cotidianos. A partir del siglo XV, los tratados heráldicos comienzan a distanciar sus contenidos, en materia de adopción de armas, de lo expuesto un siglo antes por Bartolo de Sassoferrato y Honoré de Bouvet894. Se comienza a omitir la libre adopción como forma de asunción de armas, aumentando a su vez las referencias al origen bélico y heroico de los emblemas heráldicos. Estas teorías, según las cuales el uso de emblemas heráldicos fue siempre una costumbre reservada a los nobles, han pervivido en la literatura heráldica como reflejo de la realidad histórica hasta casi la actualidad. Sólo han sido refutadas científicamente a partir de la segunda mitad de nuestro siglo895. En la literatura europea, y dentro de ella en la corona de Castilla, en esta época se identifica el uso de armas solamente con la nobleza. La capacidad de portar emblemas heráldicos y la calidad de las armas se utilizan para respaldar las teorías sobre el espíritu de la nobleza y caballería. Las armerías forman parte del mundo teórico que sustenta a esta caballería bajomedieval ligada a la nobleza de hechos y de nacimiento. Por el contrario, los contenidos heráldicos quedan englobados en los tratados de temática caballeresca, caso del Espejo de verdadera nobleza o del Nobiliario vero. La identificación de la 893 Beceiro, Isabel, Op. cit., p. 72. 894 Incluso el Arbre des batailles incluye ya unos conceptos que identifican claramente el uso de emblemas como algo propio de la guerra entre caballeros. 895 Sobre este asunto fueron definitivos los trabajos de P. Adam-Even, De l’adquisition et du pour d’armoiries (Bruxelles, 1958), L. Fourez, Le droit hèraldique dans le Pays-Bas catoliques (Bruxelles, 1952) y K. Mathieu, Le systeme hèraldique français (Paris, 1946). 392 caballería con las armas en la tratadística de fines de la Edad Media es tal, que la inclusión de capítulos de una temática en obras de la otra llega a ser recíproca. Así, Hernández de Mendoza en un tratado propiamente heráldico, escribe un extenso capítulo de exaltación de la caballería. Al tratar sobre esa relación no se debe olvidar que el mundo de la tratadística caballeresca y el de la literatura emblemática heráldica han estado siempre impregnados de temas comunes, especialmente en lo que atañe al simbolismo de sus elementos principales. Para Alfonso X, la espada era el símbolo de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Para Llull, la espada del caballero era la cruz para vencer a los enemigos de Cristo, la lanza era la verdad, el yelmo era la vergüenza, la loriga era el muro contra los vicios, las calzas eran los caminos a seguir, la gorguera era la obediencia y la maza era el valor896. Para Joannot Martorell en su Tirant, la lanza hacía retroceder a los enemigos de la Iglesia, la espada era para defender a la fe, la corona, la castidad897. La misma idea está representada en el Tratado de las armas de don Juan Manuel donde, tras una temática heráldica, se exponen las identificaciones simbólicas de armas y virtudes898. En nuestro país, durante el siglo XV, se da el momento en el que la tratadística heráldica castellana adquiere una entidad propia, es también cuando se asume plenamente el sentido de las armas como signo de nobleza. Los propios autores engloban los temas heráldicos dentro del mundo de interés exclusivamente nobiliario. Este es el caso de Rodríguez de la Cámara, quien según el mismo relata en los comienzos de su tratado, elabora la Cadira de honor a petición de jóvenes nobles899. Valera, sin duda el autor con un mayor bagaje de experiencia personal en este campo, fruto de sus viajes por Europa, es el único que llega a mencionar sin censura la costumbre de portar armas entre los no nobles. Su contacto con los usos 896 Raimundo Lulio, Beato, Libro del orden de caballería, Buenos Aires, 1949, pp. 76-80. 897 Sobre la cuestión del simbolismo caballeresco véase Martín, José Luis y Serrano-Piedecasas, Luis, Op.cit., p. 175. 898 Sobre la singularidad de la obra de don Juan Manuel en sus símbolos, y su didactismo personal véanse “La individualidad de don Juan Manuel” de María Rosa Lida de Malkiel, en Historia y crítica de la Literatura española. I, Barcelona: Crítica, 1979 y “El libro de las armas de Germán Orduña”, Cuadernos de Historia de España, Buenos Aires, 1982. 899 Rodríguez de la Cámara, Juan, Cadira de honor, Madrid, 1884, p. 131. 393 cotidianos a través de sus viajes y su cercanía a las teorías de Bartolo de Sassoferrato son los que le hacen otorgar esta concesión: Esto vemos en común costumbre, mayormente en Alemania y en Francia donde todos los cibdadanos toman armas a su plazer [...] y aun en Castilla vemos esta costumbre guardarse, ca muchos de los plebeos toman armas quales quieren, e de derecho común fazerlo pueden con tanto que no tomen armas ajenas900. Pero, incluso en lo defendido por el propio Valera siempre subyace la idea del emblema como testimonio de la nobleza del caballero, haciendo así diferencias no en la asunción de las armas, que siguiendo a Bartolo, es libre mientras no se tomen armas ajenas. Pero también señala que existen diferencias sobre el privilegio de su colocación reservada a los nobles en iglesias, cotas de armas y otros lugares públicos901. Las menciones que identifican las armas con la nobleza también están presentes en otras de sus obras en su Tratado de las armas define a éstas como: “Las señales que los reyes, príncipes, cavalleros e gentiles hombres traen, que armas comunmente llamamos”902. También en su carta a Alfonso Velasco afirma lo siguiente: Una de las cosas por donde más parece en las partes exteriores la grandeza de los príncipes es la diversidad de las armas que en los blasones por el mundo llevan los reyes d’armas, harautes y persevantes, porque donde quiera que se hallan entre gentes discretas, e ven en un blasón diversidad de armas, preguntan de quien son e por qué derecho las traen, e de allí se conosce la grandeza del señor de tal blasón903. En el Espejo de verdadera nobleza el autor afirma lo siguiente: 900 Valera, Diego de, “Espejo de verdadera nobleza”, en Prosistas castellanos del siglo XV. Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p. 109. 901 Ibidem, p. 109. 902 Valera, Diego de, “Tratado de las armas”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p 118. 903 Valera, Diego de, “Epístola enviada al señor Alfonso de Velasco”, en Prosistas castellanos del siglo XV. Edición y estudio preliminar de Mario Penna, Madrid, 1959, p. 11. 394 A los cavalleros e gentiles onbres convenga traer armas o señales por las quales ellos e los de sus linajes sean conocidos904. Esta identificación de las armas con la nobleza se encuentra en la práctica totalidad de autores de la época. En Diego Hernández de Mendoza que expone en la introducción de su Libro de armería: En my imaginación fue conçebydo de ocupar algund tienpo en escrevyr los blasones de las armas que los nobles y hijosdalgo de Castilla traen en sus escudos, por sus antepasados ganadas905. Alonso de Torres, a la sazón, llamado Aragón, rey de armas, con una gran experiencia en viajes y un buen conocimiento de la literatura heráldica europea, también identifica las armas como símbolo de nobleza cuando dice: “Armas es insignia de nobleza”906. El catalán Steve Tamborino realiza en su armorial una interpretación del tratado de Bartolo en la que acaba llegando a la conclusión de que los únicos escudos heráldicos son los nacidos en el seno de la nobleza: Devem notar que havem tes maneres de senyals convenients a nostra matèria, com diu Bartol en lo Tractat de Insignis armisque, e diu que són tres maneres de senyals, ço és de, machánichs, de mercaders e de nobles. Lo senyal del machànich se mostra en les obres que fa, com aquell qui fa spases o punyals; lo senyal del mercader se diu marcha, lo qual met en las letras y balas; lo senyal del noble és lo qui porte al scut. I com l’escut sie arma inventa per deffenció, mudam lo vocable de senyal en arma, con testifica lo psalmista en lo psalm trenta-quatre907. Para quien esta cuestión va a resultar más importante es para Ferrán Mexía, quien en su Nobiliario Vero escribe lo siguiente: 904 Valera, Diego de, Espejo de …, p. 108. 905 Hernández de Mendoza, Diego de, Op. cit., f. 7r. 906 Torres, García Alonso de, Blasón de armas abreviado, BN Ms. 11.423, f. 173 r. 907 Tamborino, Steve, Armorial, f.3. 395 Las armas pues son cosas las quales nasçen e nasçieron del seno e de la rraýz de la gloriosa nobleza908. Dentro de esta postura común de identificar los emblemas heráldicos con la nobleza que caracteriza a toda la literatura heráldica de la Castilla bajomedieval, no existe ni mucho menos la misma uniformidad de opiniones en otro aspecto importante: la prevalencia de las armas dadas en virtud de unos méritos sobre las que vienen de un linaje. En lo tocante a esta cuestión se encuentran dos tendencias de opinión encarnadas en dos grupos de autores que defienden posturas e intereses contrapuestos. El primero es representante de la nobleza de nuevo cuño que ha sido otorgada por el príncipe en virtud de unos méritos; y el segundo, integrado por autores preferentemente hidalgos y nobles de linaje, en el que se prima las armas de linaje sobre las adquiridas, al ser las primeras el reflejo de la verdadera nobleza, que es la heredada de antiguo. IV.2.1. Los defensores de la concesión por méritos Este primer grupo de autores defiende de forma más fiel los principios políticos y emblemáticos de Bartolo, sobre todo en lo tocante a las siguientes cuestiones: las armas como testimonio de mérito y el ascenso a la nobleza por hazañas. Sus integrantes coinciden en una serie de características comunes. Las tres principales son: 1ª. Su origen no se encuentra entre la nobleza de linaje, sino en la de reciente ascenso, encumbrada a la sombra de la nueva dinastía. Entre estos autores un sector importante es el de los conversos, donde en el siglo anterior encontramos a personajes de la talla de Alonso de Cartagena. En el siglo XV destaca la figura del notario Lucena o, más tangencialmente, Diego de Valera909. Para ellos el apoyo real es básico y siempre estarán de lado del poder del príncipe. 908 Mexía, Ferrán, Nobiliario vero, Sevilla, 1492, Libro III. 909 Sobre este tema remitimos a la obra de José Simón Díaz “El judaísmo de Mosén Diego de Valera”, Revista de Filología Nacional , IV, (1945). 396 En lo que atañe a la honorabilidad de las armas portadas por los conversos, estos autores se muestran comprensivos con este colectivo, según se aprecia en las obras de Diego Valera910 y de Diego Hernández de Mendoza911. 2ª. La defensa del principio según el cual la nobleza por méritos es superior a la nobleza por linaje. Por lo que las armas ganadas son preferidas a las heredadas. Aquí estos autores seguirán también de modo fiel las tesis de Bartolo tanto en lo relativo a las armas como al acceso a la nobleza. Según el comentarista existen tres tipos de nobleza: la teológica, los que se salvan; la natural, los escogidos por sus virtudes; y la civil, los admitidos como nobles por la ley y el príncipe. Así, para Bartolo no basta el linaje y las buenas costumbres, sino que el príncipe puede ennoblecer a quienes quiera, estando en su buen criterio hacerlo con quien lo merezca. Esta idea es la defendida en la Europa del siglo XV por autores como Olivier de La Marche, para quien los nobles verdaderos son los ennoblecidos por el príncipe en virtud de sus actos y sus herederos sólo serán nobles si llevan una vida virtuosa912. Tanto el propio La Marche como Bartolo y Valera procedían de familias que no eran de la nobleza de sangre, dándose además el caso de que los dos primeros fueron ennoblecidos por la voluntad directa del príncipe. La nobleza fruto de hechos bondadosos es preferible a la nobleza heredada, en palabras de Hernández de Mendoza: Dicen los sabios que precede la nobleza que es ganada a la que es alcançada por los pasados913. Esta idea es defendida por parte de los autores de este grupo mediante diferentes argumentos: Unos se basan en la propia Biblia, en la que se demuestra que la nobleza no es sólo una cuestión de parentesco, pues Sem, Cam y Jafet descendían del mismo padre, no obstante, uno fue noble y otro no; igualmente David antes de ser rey fue un humilde pastor914. 910 Esta cuestión ya fue señalada al tratar sobre El espejo de verdadera nobleza, en particular su capítulo noveno. 911 Al hablar de los Cartagena y los Coronel utiliza un tono de alabanza hacia las familias (Libro de armería , f.115 y f. 222). 912 Citado por Keen, M., Op. cit., p. 199. 913 Hernández de Mendoza, Diego de, Op. cit. f. 169 v. 914 Biblioteca Real de Bruselas, Ms. 11.407, f.12 v., cit. Keen., M., Op. cit., p. 201. 397 Los casos extraídos de la mitología de la antigüedad clásica: el relato que sitúa en la antigua Roma el templo del honor junto al de la virtud, teniendo ambos una sola puerta, no siendo posible entrar en el segundo si no se pasaba antes por el primero915. Otros tienen su origen en historias de personajes históricos de la antigüedad: el caso de Mario, quien es puesto como ejemplo por Hernández de Mendoza: Asý mesmo en Roma aquel Gayo Maryo, senador segund dize Salustryo, que hijo fue de onbre prebeo y de baxo ofiçio, por sus virtudes fue elegydo cónsul. Lo qual yva contra la ley del Senado, que ninguno lo podía ser sy no fuese noble. Y este por rrazones naturales demostró ser más digno del ofiçio por sus loables hechos que los nobles por sus mayores916 . Otro ejemplo se halla en la historia de Marco Atilio Régulo que relata Valera a partir de Valerio Máximo917. Además de éstos, el mismo tratadista en su Espejo de verdadera nobleza expone una multitud de ejemplos de personajes de bajo origen, tales como: Tarquino Aníbal, Mario y Catón. Para algunos de estos autores también es posible alcanzar la nobleza mediante los méritos académicos, no en vano en las Partidas se dice que la nobleza se adquiere por linaje, por mérito o por sabiduría918. Así son nobles también los doctores y licenciados por las universidades de Salamanca, Valladolid, Alcalá y Bolonia919. Gracia Dei opina que se puede ser caballero de esta forma: Aquellos que por méritos de çiencia y exerçiçio virtuoso son cavalleros militantes no fuera razón olvidar los que son de memoria dinos cuyas insinias son las flores de los metales y colores que les dan los grados de maestros y dotores920. 915 Este símil es utilizado por Valera en el Espejo de la verdadera nobleza (p. 93) y por Hernández de Mendoza en su Libro de armería. 916 Hernández de Mendoza, Diego, Op. cit., f. 121 r. 917 Rodríguez Velasco, Jesús D., Op. cit., p. 242. 918 Partida Segunda, Tít. XXI, Ley 8. 919Márquez de la Plata, Vicenta Mª y Valero de Bernabé, Luis, Nobiliaria española: origen, evolución , instituciones y probanzas, Madrid, 1995, p. 15. 920 Gracia Dei, Pedro de, Nobleza del Universo, Ed. facs. de la de: Coria 1489, Badajoz, 1993, f. 21. 398 La tesis que defiende la primacía de la nobleza alcanzada sobre la heredada será la que se acabe imponiendo en Europa, ya que el número y la influencia de los personajes provenientes de estamentos no nobiliarios cada vez era mayor. En este sentido afirma Keen: Yo creo que el debate sobre la naturaleza de la nobleza y el veredicto que dio prioridad a la virtud sobre el linaje en la definición de su última esencia no era sólo un complicado ejercicio literario, sino más bien lo contrario. El debate y el veredicto estaban directamente relacionados, al referirse a un complicado sistema ideado para obtener el reconocimiento social por medio de la práctica921. 3ª. La última característica que define a este grupo de autores es su idea de que las armas pueden ser libremente tomadas (siempre como testimonio de nobleza) o dadas por el príncipe, siendo éstas de más valor, ya que el monarca es el juez que evalúa los méritos, recompensando a quien lo merece. La preeminencia de las armas dadas por el príncipe no es sino consecución lógica de lo expuesto en el punto anterior, en el que el príncipe ennoblece a los hombres virtuosos. En la cuestión de la prioridad de las armas dadas por el monarca, Bartolo vuelve a ser el punto de referencia, y su opinión es seguida de forma mayoritaria por los tratadistas de este grupo922. Según Steve Tamborino es el rey el que debe dar las armas a los que lo merezcan: E los virtuosos e nobles reys de tals homes deuen fer nota e donar los señals e armes en testimoni de son virtuós obrar923. Gracia Dei presenta las armas otorgadas al enumerar los cuatro medios de asumir emblemas heráldicos, entre los que incluye los méritos de las letras siguiendo lo expuesto por Bartolo: Las insinias son en una de quatro maneras pro genealogía dignidad merçed o escreuidad. las primeras vienen 921 Keen, M.,Op. cit., p.234. 922 Remitimos a las cuatro razones que explican la prioridad sobre las armas dadas por el príncipe, expuestas por Bártolo en su tratado De insigniis et armis. 923 Tamborino, Steve, Op. cit., f.1. 399 por generaçión, y pierdense si es vençido quien las lleua o si cae en mal caso. Las segundas son por dinidad y estas no se pueden ganar saluo sy la dignidad del que las lleua la ganase al que haze armas con el tal, ni se pueden perder saluo sy la dignidad se perdiese. Las armas de merçed son por rey prínçipe o caudillo que las puede y deue dar a personas beneméritas por seruiçios señalados. el quarto modo de las armas son las que se ganan por letras ansí como de maestros y doctores o en canpo ganadas a otros924. La importancia de las armas dadas por el príncipe está en su identificación con el hecho del ennoblecimiento y del goce directo del favor real, pues es costumbre que los príncipes dieran armerías nuevas a aquellos a quien ennoblecen. La postura de Valera es que los emblemas dados por el príncipe prevalecen sobre otros más antiguos, tal y como afirmaba Bartolo925, y refuerza sus argumentos con su experiencia personal: Yo conocí a algunos a quien dio armas el emperador Sigismundo sea uno dellos Orsalaumi, un su privado, al qual fizo barón de Torneo seyendo fijo de un carretero [...] y esta costumbre se guarda no ha mucho tiempo en Castilla, e algunos biven oy en nuestros reinos a quienes dio armas el rey don Enrique 926. Gracia Dei va aun más lejos al opinar que el príncipe debe controlar por ley este otorgamiento. En especial cuando toquen a las propias señales del reino: [El rey] debe saber las armas de su reyno y quien las puede traer no las consentiendo a muchos que syn miedo de rey y vuerguença del mundo hazen hedefiçios sepulturas y traen reposteros con armas por suyas Y otras invencionadas como se les antoja egualándose con quien no deven por donde pueden acescer ocasiones en el reyno927. 924 Gracia Dei, Op. cit., f. 27. 925 Ibidem., p. 109. 926 Valera, Diego de, Espejo de..., p. 108. 927 Gracia Dei, Pedro de, Op. cit., f. 11. 400 Este principio ya se asume de forma definitiva en el reinado de Carlos I. En las concesiones de armas emitidas en tiempos del emperador siempre van unidos los conceptos de blasón, de favor real y de nobleza928. V.2.2. Los defensores de las armas como testimonio de linaje Frente a estos autores defensores de las teorías de Bartolo y de la indiscutible preponderancia de la gracia real, se encuentra otro grupo de escritores cuyas tesis se basan en la identificación nobleza-linaje-armas, por lo que no admiten el uso de armas por plebeyos (la libre asunción de emblemas), y cuestionan la primacía de las armas otorgadas por el príncipe en virtud de los méritos, frente a las heredadas, ya que los blasones como símbolo de la nobleza del linaje son como éste, más encumbradas cuanto más antiguas. Paz y Meliá en su bibografía de Rodríguez de la Cámara ya esboza esta cuestión al afirmar: Combate con erudición suma a cuantos en la propia virtud y no en el linaje, colocan el fundamento de la nobleza, afirmando que virtud sola por sí nunca es nobleza, aunque ésta alguna vez sea virtud929. En este grupo de autores también se pueden encontrar unos rasgos comunes: 928 Un ejemplo lo encontramos en el documento conservado en el ejemplar BN Ms. 18726. (Copia de fines del XVI o XVII, probablemente traducción del original en otro idioma, pues la titulación que figura primero es la imperial y la española se resume en el término genérico de Las Españas, desarrollando muy largamente la intitulación flamenca del emperador). El destinatario es Hugon Moureau. El emperador reconoce que su abuelo Maximiliano ennobleció a este personaje el 21 de Julio de 1518, confirmándolo él mismo en cédula de 20 de Julio de 1540. En el texto la confirmación de nobleza va unida a la certificación de armas: Las armas que a ti sobrenombrado Hugon y tus hijos y herederos assí varones como hembras por señal y verdadera nobleza el sobrenombrado nuestro abuelo César Maximiliano reconçedió en el campo el qual sea blanco o plateado [...] (f.2v) [...] por siempre ayáis e llevéis las dichas armas y que podáis usar dellas en todas aquellas onestas y decendientes acciones y eso pediciones y nobles en las armas en qualquiera ocasión que quisieren en torneos juegos de varas largas, en guerra en desafíos y en qualquier pelea [...] y que podeis poner las mesmas armas en escudos, banderas, bóvedas, anillos, sellos [...] y que seais capaces y merecedores a rrecivir todas las esripciones prerrogativas gracias livertades que gozan los demás nobles de nos ennoblecidos sin algún impedimento o condición. (f.3 v). 929 Paz y Melia, A., Rodríguez de la Cámara: Obras, Madrid, 1884, p. XVIII. 401 El primero es su extracción social. Estos tratadistas, entre los que destacan Rodríguez de la Cámara, Ferrán Mexía y García Alonso de Torres930 son representantes de familias hidalgas de Padrón, de Jaén y de Sahún. todos llevan con orgullo la antigüedad de sus linajes, aunque ninguno pertenece a los grandes del reino. Estos autores son reflejo de la mentalidad nobiliaria de su época y desprecian a los personajes ennoblecidos. Dice Mexía, en una clara alusión a Lucas de Iranzo en su encumbramiento y matrimonio: La grand sobervia que oy es en el obscuro e baxo linaje queriéndose asir de los pinpollos más altos del árbol de la nobleza. Syn primero subir en el tronco e del tronco a las ramas más modestamente931. Esta actitud de desdén frente a los personajes que han ascendido por medio del favor real se acentúa en el trato que dispensan en sus obras hacia los conversos. Alonso de Torres, tratadista de clara identificación caballeresca, al incluir en su Blasón y recogimiento de armas las armas de Palacios, carpintero mayor y converso, hecho caballero por los monarcas, reconoce que lo hace muy a su pesar: Palaçios, el carpintero del rey nuestro señor. Contra mi voluntad escrivo aquí estas armas. De manera que los Reyes y Reyna, nuestros señores, tenían y aun tienen uno llamado Palaçios y era su carpintero, el qual era moro; y el rey nuestro señor, porque se convirtió a nuestra Sancta Fe Católica, allende de otras merçedes que le fiço, lo armó cavallero y le dio por armas un escudo de oro con un coraçón de gulas, asentada en la cabeça del coraçón quatro rótulos con cada çinco letras de gulas, las quales diçen Credo, y en medio del coraçón un nivel de plata y ocho letras en la orla que diçen Ave María932. La antipatía por el hombre de encumbramiento reciente es un rasgo que comparten otros autores, como Hernando del Pulgar. Se puede apreciar de 930 Torres no pasa por alto el reseñar en buena parte de sus obras (El espejo de nobleza o el Blasón y recogimiento de armas) el origen de su familia y su antigüedad, testimoniadas en los enterramientos de sus antepasados en su villa natal de Sahún. 931 Mexía, Ferrán, Op. cit., Libro III. cap. 2. 932 Torres, García Alonso de, Blasón y recogimiento de armas, f. 216. 402 qué manera son tratados en sus obras personajes como Lucas de Iranzo y Beltrán de la Cueva. Las mismas opiniones son las de Rodríguez de la Cámara sobre quien Gilderman establece una contraposición de su figura con la de Bartolo de Sassoferrato: If Bartolus is the spokesman of the newer, emerging nobility, then Juan Rodríguez is the spokesman of the conservative viewpoint, the traditional beliefs about nobility and its kinship with chivalry, landed property, and high birth. The issue that Juan Rodríguez seeks to resolve is whether true nobility is the result of virtue and good deeds alone (as Bartolus had argued) or whether lineage is the determining factor. As we shall see, Juan Rodríguez opts for the latter and seeks to justify on the basis of traditional, classical sources as well as his own resoning933. The differences betwen the treatises of Bartolus and Juan Rodríguez are due, in part, to social differences between the two writers. Bartolus was a jurist who received his title for legal and scholarly services rendered to the crown, and sought to justify the position of this new class (a kind to the middle class) by the proper use of wealth and diligent service to a prince who needed it partly as a defense agaisnt the older, more prestigious nobility. Juan Rodríguez, on the other hand, resented the new nobility precisely because the monarchy was placing more confidence in them to the detriment of the traditional, landed aristocracy934. El segundo rasgo común es la identificación de las armas como elemento representativo de antiguas hazañas caballerescas y, por tanto, patrimonio de la nobleza de sangre. El hecho de asimilar los emblemas heráldicos con la nobleza es una característica común a casi todos los tratadistas de los siglos XV y XVI, pero este grupo de autores realiza una identificación excluyente; jamás aceptan la libre adopción. Las armas son para ellos patrimonio de nobleza, pero de nobleza de sangre, no de hechos, al menos, no de hechos recientes. Mexía desacredita que las 933 Gilderman, Martin S., Juán Rodríguez de la Cámara, Boston, 1977, p. 113. 934 Ibidem, p. 114. 403 armas de plebeyos sean emblemas de nobleza, no acepta la libre elección, para lo que aduce las siguientes cuatro razones: que no fueron dadas por ningún príncipe, que no son fruto de ningún hecho memorable, que no respetan las normas del blasón y que son fruto de la libre asunción: El primero porque nunca ovieron autoridad de algún prínçipe, el segundo porque no ouo razón de algund meresçimiento. Lo terçero porque no es guardada la orden que conuiene segund que pertenesçe al efecto de las armas. El quarto porque las toman se sí mismos: La qual manera es que dada ofiçial o muchos de los ofiçiales cada uno faze pintar el escudo de color qualquiera, no acatando si ha de ser color o metal ni faziendo distinçión ni división entre los colores y los metales935. A la hora de negar las armas para los no nobles, un argumento básico es el rechazo de la libre asunción, la cual, según Mexía, es algo del pasado y además patrimonio de los nobles, pues sólo era utilizado por los caballeros debido a las necesidades del combate. Por medio de esta afirmación, el autor vuelve a refutar las tesis de Bartolo en el sentido de que cada uno pueda adoptar las armas que quiera, exponiendo lo siguiente dentro de la cuarta razón para negar el uso de las armerías por los no nobles: Porque no han excelençia mi valor alguna: antes vituperiores. Porque de sí mismos fueron tomadas e syn conseho e deliberación discreta. Lo uno, no las podiendo tomar sin ser dadas del prínçipe, lo qual afirma el famoso dotor ceuil en el tratado alegado donde dize que disputar el autoridad del prínçipe es sacrílego, los quales derechos dize que defienden que sin autoridad del prínçipe o del juez no se traygan, etc. Pero el dicho dotor casi en duda dize que cada uno de su propia autoridad puede tomar armas. Lo qual fablado con paz y con reverençia del dicho doctor se niega por las razones dichas y por la siguientes las quales el asigna en el de ynsigniis et armis. Lo primero dize que tomar armas por conçesión del prínçipe es cosa de mayor nobleza. Así como el testamento que es fecho delante del prínçipe. 935 Mexía, Ferrán, Op. cit., Libro III, cap. 1. 404 Lo segundo porque aquel que las trae por conçesión del prínçipe no puede por otro ser defendido que no las trayga. Lo terçero porque si dos tomasen unas mesmas armas y se no pudiese verificar no pareçer qual dellos primero las tomó sería preferido aquel a quien fueron conçedidas o dadas por el prínçipe. Lo quarto porque si en batalla fuesen o en otro lugar o fuese quistión qual iría delante preçederán aquel las de aquel a quien las otorgó o dió el prínçipe. Esto es de entender de aquellos los quales son yguales en estado y dignidad. Yy lo quel dicho doctor dize que pues las armas fueron para solo conoçimiento de los onbres y que pues este fue el fin que de si bien puede cada uno por ser conosçido tomar las armas como le pluguiere [...] Pero aun es de saber quel dicho conoçimiento solamente era açerca de los nobles y de los caualleros defensores. Ca a los otros no pertenesçía936. Alonso de Torres en su Blasón y recogimiento de armas también habla de la libre asunción como algo en desuso en toda Europa, donde son los oficiales de armas, bajo permiso otorgado por el príncipe, los que componen las armerías: En otros reynos en la razón ay leyes e mandamientos que nadie sea osado so la pena de onor de tomar armas a su voluntad en especial perjudicando a otros ni poner ni quitar armas en escudo nadie sin liçençia de los ofiçiales de armas que para lo tal son joezes y ningún otro sobrellos salvo el prínçipe937. En la Certificación de armas de Olivera Alonso de Torres enumera las formas de obtención de blasones y entre ellas no incluye la libre, sino que aunque refiera como preferentes las dadas por el príncipe, todas ellas van unidas indefectiblemente a la nobleza o a hazañas nobiliarias de los antepasados: La primera es por ser heredadas de sus predecessores paternalmente. Lo segundo por la dar el príncipe. Lo tercero por las ganar con la espada en la mano. E aun estas no se pierden buenamente traen sin expressa abtoridad del príncipe. E quando esta abtoridad es dada, son las armas más nobles y 936Ibidem., Libro III, cap. 1, respeto IV. 937 Torres, Garci Alonso de, Blasón y recogimiento de armas, BN Ms. 3.258, f. 89 v. 405 tienen más fuerça. Porque quando dos fijosdalgo traen unas mesmas armas, aquellas tienen vigor y fuerça que el príncipe tiene aprovadas, y el otro no las puede traer sin diferencia938 Rodríguez de la Cámara expone su opinión a través de sus discrepancias con Bartolo y hace un silogismo en contra de lo que afirma el comentarista italiano argumentando lo siguiente: Si las señales e las armas de una dignidad ninguno las puede traer salvo que la mesma dignidad possea, e las armas son señales de la nobleza, la qual el dize ser dignidad, por consiguiente ningún otro salvo noble de aquel lynaje, las puede traer939. El uso de las armas es exclusivo de la nobleza. Pues a juicio del autor gallego, si las armas eran para conocer a los que venían tapados en batalla, éstos sólo eran los caballeros, no los plebeyos, luego también en el origen práctico de la heráldica era cosa de caballeros: Pruévase non menos que las armas sean devisa e señal de la nobleza, por la prescripta e razonable costunbre que en todas las cortes e los príncipes se guardaba, los quales entendiendo algunos fazer nobles, primeramente les dan el principio de la nobleza, dándoles las dignidades cavallerosas que les dan las armas en señal e devisa dellas940 . E puesto que por conoscimiento de todas, mas que de aquellas solas que en sus propias fysonomías por algund ynpedimento non se podrían conosçer. Cosa superflua e desconvenible seria que uno tuviese la faz descubierta, en la qual verdaderamente se conosçe la persona, e deuiese traer señales por conocimiento della. E commo los mayores e los menores 938 Certificación de armas de Olivera, Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, inv. 14.987, f.11. 939 Rodríguez de la Cámara, Juan, Op. cit., p.153. 940Ibidem., p.154. 406 fydalgos, es a saber, los cavalleros e los escuderos, en las batallas antyguamente llevasen yelmos, por causas de los quales yelmos de los suyos mismos no podían ser conosçidos, e los flecheros, peones e vallesteros, levasen las caras descubiertas, fue convenivle cosa que los fydalgos, e non otros, deuiesen en sus escudos traer señales e armas941. Si las armas son sólo patrimonio de los nobles, con más razón lo son otros atributos claramente ligados a la caballería, de entre los que destacan los elementos paraheráldicos. A este respecto dice Alonso de Torres: A los cavalleros y personas generosas conviene traer timbres y no a otros942. El tercer rasgo es el definido por la idea de que la nobleza heredada por el linaje es superior a la nobleza adquirida por los méritos. En estos autores se da una relación de identificación directa del escudo con la nobleza del linaje pues, como vimos en el apartado anterior, el linaje es un factor determinante de una conducta noble. La genealogía de un señor se valora tanto que ésta vale para justificar el derecho a su patrimonio. El apellido familiar, que a menudo procedía de su solar de origen o de su castillo943, era uno de los elementos básicos de la solidez de éste, el otro símbolo visible de la unidad del linaje eran los emblemas heráldicos de las familias. Rodríguez de la Cámara identifica a la nobleza con el linaje antes que con virtud: Fidalguía, gentileza, nobleza, generosidad en poco difieren, aunque dize el ynsigne dotor çevil [Bartolo] en el título de conviçión, que generosidad, como sea nobleza con virtud, es más que sola nobleza, al qual paresçe los maestros de los vocablos contradecir, en quanto afyrman que noble e generoso es aquel cuyo nombre e linaje es noble944. 941Ibidem., p.155. 942 Torres, García Alonso de, Espejo de nobleza, BN Ms. 11423, f. 9 v. 943 De los veinticinco nombres de linajes estudiados por Salazar y Acha en la Castilla en los siglos XIII y XIV, dieciocho de ellos tienen su base en el lugar de origen o señorío del linaje, como los Lara, Haro, Castro, Villamayor, Traba, Limia, Cameros, Villalobos, Aza, Manzanedo, Asturias, Castañeda, Sandoval, Guevara, Rojas, Mendoza, Marañón, etc. (Op. cit., p. 23). 944 Rodríguez de la Cámara, Juan, Op. cit., p. 133. 407 Este autor se muestra flexible en el tratamiento de la nobleza adquirida por méritos, pero no exime la necesidad para el nuevo noble de probar la bondad durante varias generaciones. Pues el nombrado por el príncipe para una dignidad u oficio que lleve aparejada la nobleza no remedia su claridad de linaje hasta la cuarta generación945. Aquí vuelve a contradecir a Bartolo cuando afirmaba que linaje no da nobleza, y que la nobleza sin dignidad se extingue a la cuarta generación, pues el gallego cita ejemplos de personajes clásicos, caso de César, que era noble sin dignidad. La idea de que es más noble el hecho de nuevo que el de antigua generación es refutada por Cámara basándose en Aristóteles946. El autor echa en cara a Bartolo que sus teorías tenían origen interesado, cuya razón era la nueva nobleza del propio autor italiano, de quien dice: Como él se conozca aver de Carlos, emperador quarto romano, resçebido la nobleza, por do no carece la supiçión de ser plebeo947. Rodríguez de la Cámara no cuestiona el origen de la nobleza en méritos o concesiones reales de otro tipo, pero insiste en que el linaje debe ser lo principal a tener en cuenta: Nobleza es honorable benefiçio por mérito o graciosamente, de antiguos tiempos avido del príncipe, o por subçesión, que face a su poseedor del pueblo ser diferente948. Entre los autores que integran este grupo, el valedor principal de la primacía del linaje como testimonio de mayor nobleza es Ferrán Mexía. Para respaldar sus tesis busca apoyos de autoridades que le permitan dejar claro que la nobleza del linaje es algo de origen divino. Así rememora los episodios de la historia sagrada citando al bíblico Noé cuando dijo: Maldito sea mi fijo Cam e su linaje sea siervo de sus hermanos. Benditos sean Sem y Jafet e sea Cam su siervo949. 945Ibidem., p. 142. 946Ibidem., p. 146. 947Ibidem., p. 150. 948Ibidem., p. 152. 949 Mexía, Ferrán, Op. cit., Libro I, cap. 2. 408 Según Mexía el linaje es la base de la nobleza política, para demostrar esto vuelve a recurrir a autoridades del pasado, como a Alfonso X en las Partidas: Nobleza e fidalguía viene a los hombres por linaje950. Noble y generoso es aquel cuyo nombre e linaje es noble951. Y a Boecio: Nobleza es un loor e mereçimiento de onor descendido de lexos por los claros progenitores952. Mexía no niega que el origen de la nobleza sea un acto noble, pero para confirmarse requiere siempre la existencia de un linaje: No puede fidalguía ser sin gentileza o sin nobleza ni sin cortesía o generaçión. Sólo aquel se puede llamar noble que noble es por sí es de noble y claro linaje e no otro alguno aunque en él estén todas las virtudes teologales cardinales morales e yntellectuales. Así mismo aunque tenga grandes riquezas e grandes fuerças, ni todos los otros benefiçios953 . El ennoblecimiento por méritos no es efectivo hasta la cuarta generación: E quando tales dignidades o ofiçios ovieren onbres de obscuro linaje. Es çierto que no serán nobles. Pero ternán comienço o prinçipio de nobleça para los que vinieren. E después de la quarta generaçión sus subçesores. Agora permanescan en la dignidad o no954. La nobleza es más pura cuanto más antigua: Ca así bien el noble antiguo de antiguo linaje es pasado por muchas destilaciones de muchos abuelos955. 950 Ibidem., Libro I, cap 48. 951 Ibidem., Libro I, cap 49. 952 Ibidem., Libro I, cap 50. 953 Ibidem., Libro I, cap 72. 954 Ibidem., Libro I, cap 100. 955 Ibidem., Tercera Conclusión. 409 El príncipe puede ennoblecer por virtud en la batalla o en la ciencia, pero Mexía se reafirma en lo que expuso anteriormente, que el ascendido a la nobleza no será propiamente noble hasta la cuarta generación: En uno de aquestos dos ofiçios: es a saber el primero el de la defensión que es el cavalleril o militar o por el segundo que es el de la çiençia: Ca estos aquellos de donde los emperadores e rreyes: otrosí los cavalleros e los nobles desçendieron entonçe serán dichos hidalgos. Pero aun no serán nobles por generaçión o linaje o alteza de sangre. Pues que esto es çierto no poder ser syn linaje de antigüedad de fidalguía segund es dicho. Ca para ser nobles como dizen: mucho ay que fazer, ca estos sobredichos sólo en el quarto grado han purgado la obscuridad o plebeosidad que es dezir sin linaje, e de no ser ha venido ha fidalgo todavía guardando açerca del casamiento que no intervenga obscuridad o la dicha plebeosidad, mas su ygualdad: segund su comienço o más linaje. Donde es de notar que noble será quando venido en la quarta generaçión do es purgada solamente la obscuridad del linaje no errando las carreras dichas e los términos escriptos e todas las tales çerimonias en el fin de la otra quarta generaçión de su visnieto el prinçipiador o el que dio el comienço de la fidalguía, aviendo seido cavallero o defensor de la cosa pública o aviendo avido otra dignidad con la cavallería en que aya mayor veneraçión así como varonía o dende arriba o alguno de los ofiçios solennes e honorables dignidades que es dicho o aviendo grado de çiençia. Así como liçençiado doctor o maestro956. La línea de pensamiento que relaciona la emblemática heráldica y la nobleza está presente en la literatura de carácter nobiliario de fines de la Edad Media, pero tiene su asentamiento definitivo en la Edad Moderna, cuando aparecen otros subgéneros ya mencionados en este estudio. Éstos son los nobiliarios y los llamados tratados de nobilitate, que tratan sobre el origen y las virtudes de la nobleza, los cuales estarán presentes en la literatura española de los siglos XVI y XVII. Estos escritos, que van a vertebrar la ideología nobiliaria durante centurias, 956 Ibidem., Tercera Conclusión, cap 12. 410 justifican la existencia de la nobleza en tres factores principales: la estructura jerárquica de lo creado, la nobleza como esforzada conquistadora de su nivel en la jerarquía, la virtud es transmitida por medio de la sangre (es la llamada beata stirps, es decir, que de lo bueno sólo puede nacer lo bueno). Estas ideas son el sustento de la mentalidad nobiliaria moderna, según dice Sastre Santos: Corrientes todas de caudal y origen diversos que sedimentan esa mentalidad nobiliaria remansada en los tratados de Nobilitate en los siglos XVI y XVII: vida excelente que confía a la simbología del escudo su propaganda, y en la sucesión del linaje su guarda cuidadosa957. V.3. LA LIMITACIÓN DE LOS USOS HERÁLDICOS: SU INCIDENCIA EN LA SOCIEDAD El declive de la Edad Media fue una época de tensión entre los ideólogos del “ennoblecimiento” de los emblemas heráldicos y los usos reales de la sociedad. El movimiento de defensa de los blasones como algo solamente caballeresco y nobiliario se desarrolla en un plano teórico y ceremonial durante mucho tiempo antes de tener efectos en la vida cotidiana, puesto que durante esos días el uso de emblemas sigue presente en amplios sectores sociales no nobiliarios. Existen variados testimonios sobre la utilización de armerías y otros distintivos caballerescos por parte de personajes no nobles durante el siglo XV y todavía en el XVI. El uso en general de los distintivos que se consideraban propios de los caballeros era algo relativamente corriente en la Castilla de las postrimerías del siglo XV, se dan testimonios como el de Hernández de Mendoza, quien se escandaliza de los usos caballerescos de los plebeyos: Aun antiguamente se guardava mucho entre los seglares que cada qual segund se estado o manera asý se vestía o arreava. Mas al tienpo presente todo va una výa, ver dad es que se ennobleçe el rreyno en ser las gentes en arreos de valor. 957 Sastre Santos, E., “Apunte bibliográfico sobre el tema De Nobilitate”, Hidalguía, n. 176 (1983), pp.69-106. 411 Sy no fuese en menospreçio de la nobleza que qualquiera ofiçial de qualquiera mecánico ofiçio no menos trae la seda que un conde y la muger suya conmo la duquesa y otras personas de baxos estados, que sus padres y paryentes muy çercanos son condenados al huego y syn enpacho aun no se preçian traer la seda vestyda mas en las guarniçiones de las bestias. Antiguamente ninguno que no fuese cavallero traýa cadena de oro y sy la traýa por la mereçer las puntas de delante estavan metydas las rropas o mantas, o el un eslavón de la cadena de oro y el otro blanco. No agora asý, saluo los muy ajenos de la nobleza o hidalguía cadenas y otras cosas de oro y sus mugeres manillas de oro, y no dos ni tres, mas una dozena dellas en los braços. Las guarniçiones doradas de las mulas, que los condes y rricos onbres y perlados solýan solos ellos por grand eçelençia traer, aquellos que sus padres y abuelos, no quiero dezir mas, no lo mereçieron, aquellos las poseen. Ultrajando aquellos que sus mayores derramaron su sangre en cobrar la tierra de los enemigos de la fe958. Otro aspecto representativo del uso emblemas heráldicos en la sociedad de esta época por parte de colectivos no nobiliarios, se encuentra en la ostentación de blasones por miembros de otros grupos que en la escala social podían situarse casi en la marginalidad. Éste es el caso de los integrantes de la comunidad judía, de los cuales se conservan testimonios abundantes como el de la aljama de Vitoria, ciudad que guardó relación de los hebreos que marcharon a Bayona tras la expulsión con sus emblemas959. Otro testimonio de estos usos los sellos heraldizados de judíos en Toledo y Sevilla960. Los argumentos expuestos por tratadistas y heraldos sobre la restricción del uso por parte de los no nobles de elementos considerados caballerescos tienen al principio escaso eco en el conjunto de la sociedad, pero sí reflejan unas ideas en alza 958 Hernández de Mendoza, Diego,Op. cit., f. 140. 959 Esta relación se conserva en el Museo Vasco de Vitoria y ha sido estudiada por Manuel Aranegui en su trabajo “Heráldica judía”, Hidalguía, n. 130 (1975), p. 429-432. 960 Los sellos de Ibrahim ibn Yusuf, Menahen Osillo o Séneca de Evora (Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993, p.90). 412 que propician el trasvase de estos principios a los usos reales, favorecidos además por el interés del poder establecido en respaldarlos. Las primeras medidas restrictivas de carácter legal aparecen en el siglo XV, cuando se producen tímidas tentativas para acotar el uso de emblemas heráldicos a los no nobles. Entre ellas se encuentran las disposiciones de Amadeo VIII de Saboya en 1430 y de Alfonso V en Portugal, las cuales tuvieron un escaso cumplimiento. Esta última disposición se repite en una carta regia de mayo de 1476, en la cual sólo se prohíbe a los plebeyos el usar oro y plata en sus armas, lo que viene a admitir implícitamente la continuidad del uso de blasones por éstos. En 1467 Federico III intenta suprimir la libre adopción en el Imperio, donde también vuelven a aparecer a fines del siglo XV otras normas de ese mismo carácter pero que afectan solamente al empleo de armas timbradas961. El eco de estos intentos legales siempre resulta escaso, pues continúan apareciendo testimonios de usos plebeyos de armas en toda Europa. Navarra es el primer reino peninsular donde se reglamenta el uso de emblemas heráldicos como patrimonio de la nobleza. Estas medidas se hacen firmes a partir del siglo XVI cuando se protegen en los tribunales por disposición de cortes de Tudela de 1583962. Pero, si el uso de armas podía relacionarse de forma legal con la adscripción al estamento nobiliario en otras naciones, en la corona de Castilla tardó mucho tiempo en suponer una implicación forzosa. Los estudios de Vicente de Cadenas sobre los expedientes de los procesos de hidalguía conservados en la Chancillería de Valladolid963, demuestran que en Castilla no se utilizó la llamada prueba armera, o aportación del uso de armas por el demandante de nobleza, que se podía presentar en otros territorios de España como testimonio de hidalguía, caso de Navarra. Si las ejecutorias de hidalguía que se conservan de toda la Edad Moderna, tienen la representación del blasón y su descripción, esto se debe a la aportación particular del beneficiario de ésta964. Aunque según Vicenta Márquez de la Plata 961 Pastoureau, Michel, Traité d´héraldique, París, 1979, p.72. 962 Libro de armería del Reino de Navarra. Ed. de Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Bilbao, 1974, p. 14. 963 “La prueba armera en Castilla”, Hidalguía, n. 53 (1962). 964 Se conservan múltiples ejemplares de sentencias de hidalguía conservados por particulares, algunos reseñables por ser de los primeros en donde aparece en su contenido la representación del emblema heráldico del destinatario, costumbre que se irá imponiendo a lo largo del siglo XVI. Entre ellos podemos citar algunos ejemplos tempranos: BN Ms. 11608. Ejecutoria de hidalguía original de los Tosantos, vecinos de Tordesillas en 17 de Agosto de 1509. Redactada bajo la intitulación de doña Juana, resultado de la demanda de hidalguía de Pedro de Tosantos contra el 413 desde tiempos de Cisneros en las pruebas de hidalguía a realizar por las Chancillerías se incluía una vista de ojos o examen donde se podía comprobar la veracidad de las pruebas aportadas. Dentro de esta vista se solía visitar las tumbas y examinar las labras con emblemas965. En el plano ceremonial las medidas restrictivas sí tuvieron un mayor éxito, debido sobre todo a la vuelta del espíritu caballeresco que fomenta la identificación de los emblemas heráldicos con las figuras de los caballeros andantes. En el Imperio, para participar en un torneo había que demostrar que los antepasados del caballero lo habían hecho durante cincuenta años; y el heraldo Sicilia afirmaba que para participar había que ser noble por los cuatro costados966. En Inglaterra, durante el siglo XV, aparecen las concesiones de armas dadas por los heraldos, en cuyos enunciados se declara que éstas son premio a unas virtudes. Por tanto, en ellas se asimila la virtud con la nobleza y ésta con escudo heráldico967. Poco a poco estos argumentos calan en la sociedad y se van imponiendo, como afirma Pastoureau, este paso se realiza paulatinamente y se las restricciones se van introduciendo en los usos cotidianos: La posession d’un blason en reposait pas sur un droit quelconque, mais provenait d’une habitude sociale. Tout comme aujourd’hui delle d’un chapeau haut de forme la possession d’armoires était, au Moyen Age, invariable dans les classes supérieures de la societé; en descedant l’échelle sociale, les armes concejo de Tordesillas, en el nueve de noviembre de 1508. Siendo considerados su padre y abuelo como hidalgos y no recordarse el haber pagado pechos. Aparece el escudo familiar en el ejemplar en pergamino conservado por la familia, pero no se le cita en la sentencia. BN Ms. 11720. Ejecutoria de hidalguía de Juan de Praves contra la villa de Uclés, sentencia de la Chancillería de Granada a 3 de Enero de 1561, resultado de una apelación en el mismo sentido de la Audiencia de Toledo. Igualmente el escudo de armas junto otras ornamentaciones de iluminación pero no se le cita en la sentencia. BN Ms. 20266, 6. Ejecutoria de Luis y Juan Fernández de Baeza dada en Granada en 3 de diciembre de1532, (con sello de plomo original con el emblema de Carlos I en el reverso). En la primera página aparecen iluminaciones con la figura de la virgen, orla y emblema heráldico de la familia (cuartelado: 1 y 4 de castillo de oro en campo de azur y 2 y 3 de veros ondulados, orla de gules con 8 sautores de oro), la forma del blasón es la de targa italiana. En el texto de la sentencia no aparece ninguna mención al blasón. 965 Márquez de la Plata, Vicenta Mª, Op. cit., p. 231. 966 Keen, Maurice, Op. cit., p.80. 967 Se puede ver en las concesiones de armas de los heraldos Smart y Garter estudiadas por Wagner en su trabajo Heralds and Heraldry in the Middle Age. 414 devenaient peu à peu plus rares et traduisaient en même temps des prétentions sociales968. Existen otros factores que juegan un reseñable papel en esta revitalización de la simbología caballeresca y, dentro de ella, de la heráldica, como patrimonio nobiliario. Pues no solamente han de buscarse las causas entre las motivaciones de carácter social. También se dan elementos puramente ligados a la práctica, tal es el caso del uso cada vez más habitual de la firma en vez del sello en documentos legales y comerciales969, por lo que el sello en el que figura el emblema heráldico como elemento identificador deja de tener una utilidad práctica para burgueses, artesanos y comerciantes. El declive del uso sigilar viene unido a los factores de modernización de las prácticas legales y comerciales, recurrimos otra vez a Michel Pastoureau, quien opina lo siguiente: Il faut attendre le XVI siècle pour assister au véritable déclin du sceau: les actes notariés sont alors rédigés en nombre infini et rendent le scellement des contrats et des transactions inutiles, l’intervention d’un notaire présentant une garantie suffisante. A la fin de l’Ancien Régime, seuls les souverains, les prélats, les institutions, quelques communautés civiles et religieuses continuent d’en faire usage; les simples particuliers se sevent d’un cahet pour leur correspondance privée970 . Esta sustitución de soportes de identificación personal es la que podríamos llamar “causa material” del declive del uso de emblemas heráldicos entre sectores no nobiliarios, hecho que no tiene una relación directa con la reacción social del estamento nobiliario971. 968 Galbreath, D.L., Manuel du blason, Lausanne, 1977, p.52. 969 Según Faustino Menéndez Pidal el número de signantes en Cataluña se reduce en un 50% de 1390 a 1410 por el uso de la firma. (Apuntes de sigilografía española, Guadalajara, 1993, p. 113). 970 Pastoureau, Michel, Les sceaux, Turnhout, 1981, p. 27. 971 El proceso de transformación desde el sello a la firma como causa de la decadencia de los usos emblemáticas es una cuestión ya esbozada con claridad por Faustino Menéndez Pidal de Navascués. (Los emblemas heráldicos: Una interpretación histórica, Madrid, 1993, p.116). 415 V.4. EL CONCEPTO DEL USO DE ARMAS EN LA EDAD MODERNA Entrado el siglo XVI, los aspectos restrictivos que se han manifestado de manera principalmente teórica durante el siglo anterior van a cobrar fuerza y se van a imponer de hecho a través de la legislación y de los propios usos sociales. Estos conceptos sobre la asunción y la utilización de armas que se implantan durante la Edad Moderna no variarán hasta casi nuestros días. Si bien, es preciso matizar que la importancia práctica y social de la emblemática heráldica irá declinando hasta convertirse en la actualidad en un mero elemento ornamental. V.2.1. Las armas como patrimonio de la nobleza El primer aspecto que define la concepción de las armas en esta época es la imposición de la idea iniciada a fines del medievo que presenta el uso de blasones como algo propio solamente de la nobleza. Esta concepción se amplía desde los campos de la tratadística y el ceremonial, siendo asumido poco a poco por el conjunto de la sociedad. El triunfo de la heráldica como patrimonio nobiliario se puede apreciar en nuestro país en diferentes vertientes, que obedecen a una óptica generalizada que iguala blasón a nobleza y que ha estado presente en la creencia popular y en la literatura hasta la actualidad972. Esta identificación se puede apreciar en el campo de la educación. Gonzalo Argote de Molina en su Nobleza del Andalucía expone como una necesidad en la educación de los nobles el conocimiento de armas: “Que aunque los nobles están obligados a no ignorarlo sólo lo platican los reyes de armas”973. 972 De esta identificación se encuentran ejemplos desde los clásicos como el dicho del El Quijote de Hidalgo de armas pintar, hasta el propio refranero con adagios como el que dice Blasonar el arnés y nunca vestirle. 973 Argote de Molina, Gonzalo, Nobleza del Andaluzía, Sevilla, 1588, f. 4. 416 Otra faceta de este nuevo concepto de la heráldica es su aparición en la documentación acreditativa de nobleza. No tanto en la oficial expedida por las chancillerías, pero sí en la atesorada por los interesados, donde cada vez es más frecuente que la ejecutoria de hidalguía se acompañe de su escudo heráldico. En los ejemplares de las ejecutorias que conservan los titulares, se encuentra aderezando a la propia sentencia toda una gama de elementos que tienen como objetivo el realzar su importancia: unas cuidadas encuadernaciones, una composición de los elementos decorativos muy definida (orlas, iniciales, etc.) y un apartado donde se representa gráficamente el blasón del destinatario, acompañado de su explicación textual redactada a menudo por un oficial de armas. V.2.2. La concesión de armas como privilegio real El segundo aspecto definitorio de los usos de armas en la Edad Moderna, se encuentra en el campo de la asunción de éstas. La heráldica como solución a un problema bélico ha pasado ya a la historia. También en esta época ha terminado el debate sobre la prioridad de las armas otorgadas o heredadas, pues todas las formas de asunción de armas están supeditadas a la voluntad del príncipe. A la sombra del reforzamiento del poder real, que tiene su eclosión en las monarquías de fines del siglo XV, aparece reforzada la concesión de armas por el príncipe, ya presente durante toda la Edad Media (y que había sido enunciada por Bartolo como la más meritoria). El otorgamiento del emblema heráldico por el príncipe es un hecho que, por un lado, beneficia al destinatario como una distinción especial del monarca hacia él y, por otro lado, forma parte del ceremonial del que se sirve el príncipe para asentar su poder974. Será en el siglo XVI cuando la donación de blasones se fijará como una facultad restringida solamente a la potestad del monarca, que éste delega en los 974 Todo este aparato ceremonial, con especial incidencia en el proceso de ascenso a la caballería ha sido analizado por el profesor Nieto Soria, quien sobre este asunto dice: A través de la participación directa del monarca en tal ceremonia, a la vez que se ofrecía una imagen incontestable de soberanía, se ratificaba la actitud de sumisión que debía caracterizar a la principal fuera militar del país, la caballería, hacia su monarca. (Nieto Soria, José Manuel, Ceremonias de la realeza, Madrid, 1993, p. 73). 417 oficiales de armas, dándose así el comienzo de las llamadas “acreditaciones de armas” que emiten los heraldos desde el siglo XVI hasta nuestros días975. Para el hombre moderno en general y para los autores de tratados y nobiliarios en especial, la heráldica es ya un distintivo de nobleza concedida por el monarca. Incluso llegados al siglo XVIII, cuando la emblemática heráldica ha perdido gran parte de su importancia, vemos un cierto resurgir de la ciencia del blasón, debido a que es utilizada otra vez, igual que en el siglo XV, por los personajes ennoblecidos gracias a sus méritos en la administración, los cuales hacen gala de sus nuevos emblemas heráldicos en edificios, vajillas y encuadernaciones. Xavier Calicó expresa acertadamente esta concepción de la heráldica presente en la época de la Ilustración: El hombre que había de desenvolverse en el medio que le proporcionaba su nacimiento o que gracias a sus méritos personales lograba proporcionar a sus descendientes precisaba de un signo exterior que pregonase la condición por la que gozaba de ciertas prerrogativas y al propio tiempo que sirviese de recordatorio perenne a los individuos de su estirpe conservándoles la dignidad de su calidad a pesar de las circunstancias lógicamente variables a través de las generaciones y dándoles el sentido del deber a que esta necesidad les obligaba. La heráldica vino a cubrir esta necesidad y ha de ser considerada como el símbolo representativo de las familias que por su condición tenían derecho a hacer uso de ella976. El proceso restrictivo de la adopción de armas, que había empezado solamente en el plano literario y ceremonial, se ve continuado por la legislación que emanaba de los monarcas, los cuales ven en la concesión de armas una faceta del incremento de su poder, ya que el rey es el único que ennoblece. De este modo, 975 Existen numerosos ejemplares de certificaciones de armas a cargo de reyes de armas y heraldos, que van siendo más frecuentes conforme se entra en los dos últimos siglos de la Edad Moderna, como son: la de 1647 dada por el rey de armas Juan Francisco de Hita al apellido Ascargorta (AHN, Códices, 1348 B), o la de Juan de Mendoza a Luis de Almazán y Aguilera dada en 1659 (AHN, Códices, 1341B) la más antigua dada por Diego de Urbina a petición de la familia Bandrés en 1596 (AHN, Códices, 1338 B) o el Blasón de armas y certificación de linaje de Havblinfuen realizada por Pedro Alberro rey de armas Flandes, en Bruselas en 1646 (BN Ms 11729). 976 Garma y Durán, Francisco Xavier de, Arte Heráldica: Adarga catalana. Ed. de Xavier Calicó, Barcelona, 1967, p. 10. 418 asimilando el uso de armas al estamento nobiliario, solamente el monarca puede conceder el uso de ellas: Esta legislación se extiende por toda la Europa Moderna, dice Pastoureau refiriéndose al caso francés: La diffusión de l’imprimerie, la fin du XVe siècle ne constitue, ni sur le plan juridique et social, ni sur le plan technique, une époque charnière dans l’histoire des armoiries occidentales. Celle-ci se placerait plûtot vers le milieu du siècle suivant, avec, un peu partout, l’apparition d’une législation restricitive en matière de capacité héraldique et les premiers travaux d’érudition véritable sur la sciencie des armoiries977. Recordemos que en nuestro país la concesión o acrecentamiento de armas por el monarca siempre había sido un signo demostrativo de especial relevancia978. Esta costumbre va a ir en aumento en el siglo XV. Ejemplos son los casos de Lucas de Iranzo, Pedro Girón, Alfonso Álvarez de Toledo, Diego Arias Dávila, Ruy López Dávalos, Juan de Luna y Francisco Ramírez de Madrid, entre otros979. Durante el siglo XV algunos magnates nobiliarios también utilizan esta facultad con sus allegados, tal es la concesión de armas a Valenzuela por parte del condestable Dávalos. Sin embargo, conforme se va acercando la Edad Moderna, el poder del rey se refuerza y la concesión de armas aparece como un acto facultativo del monarca980, aspecto que ya había estado presente en casi toda la tratadística defensora de la corona del siglo XV, según dice Gracia Dei: [El aspirante] deue ser primero por armas y hechos singulares, con testigos y obras experimentado; y suplicar al rey que le haga merced de le armar cauallero y dar insignias981. Esta facultad real para conceder armas es asumida en los tratados como algo que se había dado a lo largo de toda la historia de los emblemas982. Así se 977 Pastoureau, Michel, Les armoiries, Turnhout, 1976, p. 37. 978 Recordemos los casos en el Siglo XIV de Rodrigo Pérez por parte de Alfonso XI o de Roy López, ballestero del rey. 979 Encontramos ejemplos de estas concesiones reales a través de la literatura de los siglos XV y XVI presentes en obras como el Memorial de Diversas hazañas, el Libro de armería o el Blasón y recogimiento de armas. 980 Se pueden citar los otorgamientos de armas a Juan y Agustín de Urbina por parte del emperador (RAH 9/926, f.274). 981 Gracia Dei, Pedro de, Op. cit., f. 13. 419 expresa en un curioso apunte incluido en la obra atribuida al llamado Alfonso de Castilla, la cual es una de las muy escasas, si no la única, reglamentación de las armas femeninas en la España de la época: Cuando las nobles mujeres pueden y deben traer armas. Todas las mujeres nobles pueden traer todas las armas llenas de su padre sin ninguna diferencia y las pueden esquartelar como las de ellas proceden mas no las pueden ni deben traer en escudo sino en losanja por grande que sea salvo la reyna, y la tal las ha de traer juntas con las de su marido, las puede traer en escudo si es capitana o si alguna ubiese estado como capitana en guerra las puede trae en escudo. Como hizo la condesa de Monfort hermana del conde de Flandes, quando fue preso su marido en la guerra de Bretaña la qual ayuntó toda la gente que pudo para hacer la guerra al duque de Bretaña. Otrosí como hizo la pucela Juana en Francia como quiera que ella fuese de baxo linaje por su esfuerço en armas y grandes proeças llevó al rrey Charles seteno a consagrar a la ciudad de Renes, el qual estava como echado del rreyno y ella lo tornó en posesión y por sus hechos en armas el dicho rrey la ennobleçió y le dió armas que truxo en escudo las quales hizo llevar a un persevante suyo llamado “Flor de lis”, las quales eran de azur con dos flores de lis de oro en medio una espada de plata la punta arriba pasada por una corona de mesmo en mantín colorado estofada de oro como están aquí pintadas983. Este refuerzo del poder real en lo tocante a la simbología caballeresca es llevado al terreno legislativo en Castilla por los Reyes Católicos en las disposiciones de las Cortes de Madrigal, donde se deja claro que son los monarcas los únicos facultados para nombrar caballeros: Establecemos que nos, o cualquiera de nos, podamos hacer y armar caballeros, y no otra persona alguna, así en el 982 Se crean numerosos antecedentes en este sentido que se incluyen en la pseudohistoriografía que acompaña a la literatura genealógica, como los casos de la donación de armas de Hércules a Ispán o del propio Alejandro Magno a sus generales. 983 Blasón de armas, RAH 9/ 271, f. 324. 420 campo como en otra cualquier manera, y es nuestro querer y voluntad sea que sean armados con la solemnidad y ceremonias que las nuestras leyes de las Partidas disponen984. Estas medidas legales se van imponiendo a medida que avanza el nuevo siglo. El caso de los conquistadores del Nuevo Mundo es demostrativo de esta política real que premia a los benefactores del reino, siendo así una vía de ascenso social, como dijo Sánchez Albornoz: Cuando el portillo de la caballería ciudadana se cerró prácticamente en los días de los Reyes Católicos, se abrió otro que continuó permitiendo el ascenso por el mismo camino de la gesta heroica o la repoblación. Las grandes empresas militares de los españoles a uno u otro lado del Atlántico y la colonización de América abrieron nuevas brechas985. En el caso de los conquistadores de Indias vemos que las reales cédulas de concesión de hidalguía no siempre van unidas a la concesión de armas, pero éstas segundas sí son consecuencia de tales concesiones. Faustino Menéndez Pidal contabiliza en más de quinientas las armas otorgadas a personas que fueron al Nuevo Mundo solamente en la primera mitad del siglo XVI986. Ejemplos de ello son las dadas al conquistador Almagro, la primera en Talavera el 26 de julio de 1529, donde se le da la concesión de hidalguía y la segunda en Madrid el 27 de noviembre de 1532, en la que el emperador la concede un blasón987. Otras veces la concesión de armas por el príncipe no es consecuencia de un ennoblecimiento, sino que es solicitada por un particular y otorgada por la corona para significar una especial distinción hacia el personaje en cuestión y su familia. En estos casos se añaden nuevos elementos a las propias armas del linaje destinatario, los cuales pueden ser representativos de algunos hechos memorables realizados por la persona, caso de Juan Sebastián Elcano con el orbe terrestre; o bien, se trata de elementos propios de la heráldica real, lo cual significa un especial reconocimiento 984 “Extracto de legislación nobiliaria”, Hidalguía, n. 11 (1955), p. 445. 985 Sánchez Albornoz, Claudio, España, un enigma histórico, Barcelona, 1973, p. 674. 986 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Las armas de los Mendoza”, en Las Armerías en Europa al comenzar la Edad Moderna y su proyección al Nuevo Mundo: Actas del VII Coloquio Internacional de Heráldica (Cáceres, 1991), Madrid, 1993, p. 289. 987 Las dos cédulas están publicadas en la obra de Santiago Montoto, Nobiliaro Hispano- Americano del siglo XVI, Madrid, 19[--], pp. 22-23. 421 por parte del monarca. Las dos posibilidades se pueden dar a un tiempo, es el caso del acrecentamiento de armas otorgado a Cristóbal de Haro, factor en la Casa de la Contratación de la especiería en La Coruña, en premio a su colaboración, eminentemente económica, en las expediciones de Magallanes, García de Loaysa y González Dávila: E nos suplicasteis e pedisteis por merçed que auido respecto a los dichos servicios y a que agora los continuáis en la misma negociación . E los que esperamos no haréys de aquí adelante vos diéssemos e señalásemos armas para que las podiéssedes traer e traxiéssedes de más de las armas que al pressente vos tenéys vuestras y de Catalina de Ayala vuestra mujer confirmando aquellas. Por ende por la pressente confirmamos e aprouamos las armas que vos tenéys juntamente con las de la dicha vuestra muger que son un escudo partido en cuatro partes y en el lado derecho un águila negra en campo de oro, y en el lado siniestro dos lobos de paso negros en campo de plata, con ocho aspas de oro por orla en campo colorado, debaxo dellas en el mismo quarto esquierdo dos barras negras en campo de oro, y en el quarto alto una luna menguante las puntas para abaxo de plata e debaxo della una estrella de plata de ocho puntas, la qual e la dicha luna están en campo azul, y en quarto baxo un león rampante colorado en campo de plata, los quales dichos quatro quartos con las armas desuso expresadas son las vuestras e de la dicha vuestra muger, demás de las quales vos añademos e concedemos que en medio de dicho escudo o de partición de las armas susodichas traygays un escudo negro con dos columnas de oro puestas como en el agua con un rótulo abraçado con ellas de plata en el qual estén unas letras negras que digan más adelante, que es la divisa de un rey, e sobre la colunna de la mano derecha una corona de oro ymperial e sobre la colunna de la mano esquierda del dicho escudo otra corona de oro real. E demás de lo dicho es vos vos concedemos ansimismo por orla de tosas las dichas armas cinco naos de oro cogidas las velas maestras e sueltos los trinquetes e mezanas e las dichas velas de plata las quales dichas naos estén 422 sobre agua al natural azul e blanca e lo restante de los canpos donde están dichas naos sea verde asimismo de aquellas cinco naos primeras que en el dicho descubrimiento primero de la dicha especiería, según dicho es nuestro mandado despachasteis, entre las dichas çinco naos vos damos e queremos que pongáis cinco árboles de clavo verdes con los troncos e ramas e con los frutos dellos colorados según suelen estar en el árbol antes de que sean maduros. Los quales cinco árboles de clavo según dicho es está en canpo de plata cada uno dellos y en el campo algunas nuezes moscadas e rajas de canela sembrados, todo en un escudo atal como este. Enzima del qual esté un yelmo cerrado con su timble. Enzima del dicho timble esté una águila negra abiertas las alas, las quales dichas armas vos damos por vuestras armas conosçidas e señaladas. E queremos e es nuestra voluntad que vos e vuestros hijos descendientes e dellos e de cada uno dellos las ayaýs e tengáis por vuestras armas conoscidas e señaladas. E como tales las podáis e puedan traer en vuestros reposteros e casas de cada uno de los dichos vuestros hijos e descendientes. E en las otras partes que vos quisiéremos e por vine toviéredes. E por esta nuestra carta o por su traslado signado de escribano público, mandamos a los yllustrísimos ynfantes nuestros muy caros e muy amados hijos e hermanos E a mis duques, e marqueses, condes, ricos omes, maestres de las órdenes, priores e comendadores de las órdenes, alcaydes de los castillos, casas fuertes e llanas, e a los del nuestro consejo, presidentes oydores de las nuestras audiencias, alcaldes alguaziles de la nuestra casa e corte e chacillerías, e a todos los corregidores, asistentes, gobernadores, alcaldes, alguaziles, regidores, cavalleros, escuderos, officiales e omes buenos de todas las ciudades e villas e lugares destos nuestros reynos e señoríos así a los que agora son como a los que serán daquí adelante e a cada uno dellos en sus lugares jurisdicciones que vos guarden e cumplan e fagan guardar e cumplir a vos e a los dichos vuestros hijos e descendientes dellos la dicha merced que vos hazemos de 423 las dichas armas (cláusulas de penalización de diez mil maravedíes para la cámara). Dada en Toledo a diez días del mes de Febrero de 1526. Redactada y signada con sello de cera colorado por Francisco de los Cobos988. Este ascenso en consideración de las personas y de los linajes beneficiados por el príncipe se puede apreciar también fuera del ámbito dependiente directamente de la corona, como muy oportunamente ha señalado Menéndez Pidal de Navascués en su estudio sobre la Cofradía de Santiago de la Fuente. La propia institución modifica sus normas de ingreso en beneficio de estos sectores, pasando desde las condiciones dichas en su regla primitiva reformada, donde se establece lo siguiente: Por ende los buenos de la çibdat de Burgos [...] Establecemos que en esta cofradía sean Reçebidos por cofrades todos los buenos e fijos de los buenos que sean para ello e los que pudieren mantengan cauallo e armas e coberturas para seruir e guardar esta cofradía segunt que aquí dirá989. Hasta las nuevas normas expresadas en su regla reformada de 1501, en las que se prima el ingreso de oficiales y letrados: Primeramente que agora e de aquí adelante sean hermanos e confrades de la dicha confradía todos los que tyenen e tovieron los ofiçios de la iustiçia e gouernacion desta çibdad. E los vezinos della puedan ser confrades todos los caualleros que tovieren vasallos, e otro sy puedan ser confrades doctores e liçenciados fechos por examen e en estudio general gasta en numero de seys del estado de los caualleros que biuen con los Reyes nuestros señores, e de los çibdadanos vezinos desta çibdad sean e puedan ser confrades fasta en numero de treynta, e que 988 Real Cédula por la que Carlos I concede escudo de armas a Cristóbal de Haro (Toledo, 10 de Febrero de 1526, BN Ms. 18684,19). 989 El Libro de la Cofradía de Santiago, p. 53, (f. 14 r del códice). 424 estos sean resçeuidos por confrades Regimiento e por el prior e mayordomos990. Esta identidad de las armas como un distintivo de nobleza solamente concedido por el príncipe es la que arraiga en la sociedad de la España Moderna, donde los grandes tratadistas del siglo XVIII, Avilés, Garma y Aldazával dejan claro lo incuestionable de esta interpretación de la asunción de las armas. Para Garma y Durán: A todo príncipe soberano le es facultativo señalar a sus vasallos las armerías que deben usar, elevándolos por sus méritos o benevolencia al honor de poder llevarlas, sin que a nadie le sea permitido poderlas tomar por facultad propia, ni tampoco sin permiso de su príncipe intentar alterar las concedidas, pues en el escudo no puede haber, interior ni exteriormente punto, línea, pieza, figura o esmalte que no sea por concesión real [...] han conservado y tienen los príncipes con mucha estimación y autoridad a los heraldos o reyes de armas, considerándolos precisos al reglamento de las armerías991. El propio marqués de Avilés dice: Son solo los soberanos los que conceden la facultad de traer armas, y a ninguno que no tenga esta le es permitido usar de ellas, no les queda libertad de tomárselas, no menos puede alguno alterar las que se le permiten992. Según Aldazával y Murguía: A todos los soberanos corresponde la facultad de señalar a sus vasallos las armerías, de que deben usar, honrándoles con estas, o las otras insignias respectivas a los méritos de quienes las logran, sin que quede arbitrio a particular alguno, para poner, añadir, quitar, ni alterar las de concesión interior, ni exteriormente so pena de ser falsario, y de lesa magestad, en 990 Ibidem., p. 61, (f. 59 r del códice). 991 Garma y Durán, Francisco Xavier de, Op. cit., p. 23. 992 Avilés, José de, Ciencia heroica reducida a las leyes heráldicas del blasón, San Fernando de Henares [Madrid],1992. Ed. Facs de la de: Madrid, 1780, p. 16. 425 tomar libertad principalmente de poner algunas del soberano de su propia autoridad, para cuyo remedio tiene el príncipe soberano sus heraldo o reyes de armas con mucha estimación, considerando necesario para arreglar con arte las armerías según los preceptos del blasón993. V.2.3. Fernández de Oviedo: exponente de las nuevas ideas Los resultados de la evolución del concepto de los usos heráldicos en la España del siglo XVI tienen un claro exponente en un personaje que puede servir de colofón a este apartado. Se trata de Gonzalo Fernández de Oviedo, en cuyas obras se condensan todas las características antedichas. La primera es la preferencia de la nobleza por méritos. Según Oviedo, la nobleza se puede alcanzar por herencia, pero es preferible la que proviene de unos méritos personales, de los que queda excluida la riqueza: Es a saber como ay dos maneras de nobleza una la que se dize natural y otra adquirida; la primera es aquella que tienen los hijos de los reyes o prínçipes los quales luego que nasçen son nobles y tanto en mayor dignidad [...] tanto en deudo fueren más çercanos a la corona Real por serlo reyes o principes aquella misma fuente donde el noble proçede; adquirida se dize aquella que los reyes u prínçipes dan en remuneraçión de hechos famosos que algunos hazen, pero entre estas dos maneras de nobleza ay esta diferençia que los que la tienen natural tanto son más nobles quanto más cercanos a esta su forgen y principio y ansí quanto más del se alexan tanto son menos perfetos, a la manera del agua que más limpia es mentira mas cercana está a su fuente, no es así en los que tienen la virtud adquirida porque aquellos tantos son 993Aldazábal y Murguía, Joseph de, Compendio heráldico: Arte de escudos de armas según el méthodo más arreglado del blasón, y autores españoles, Valencia, 1992, Ed. facs. de la de: Pamplona, 1775, p.10. 426 más nobles y perfetos quanto mas lexos son de su prinçipio y envejecidos en nobleza994. Esta opinión se repite en las Quincuagenas donde Oviedo vuelve a defender la nobleza como fruto de los hechos, más que como fruto del linaje: Loca opinión del vulgo que tiene aquel por más noble que es hijo de más rico padre, como si esta nobleza no se adquiriese con robos. la verdadera nobleza y entera de la virtud nasçe. Locura es que siendo tu malo te glories de aver tenido buenos padres, afeando con tu mal viuir la hermosura de tu linaje. Paresçemé a mi, para que ninguno crea qués más noble quel otro (si no fuese más virtuoso), sepa que todos estamos compuestos de unos mesmos elementos, e que un Dios es padre de todos. Tener en poco a uno porque naçió de padres baxos, es calladamente reprehender a Dios, que quiso que naçiese de aquellos995. La segunda característica es la preeminencia de las armas dadas por el príncipe, pues éste es el único que, a través de la concesión de armas, reconoce los méritos de sus súbditos: Las armas dadas por el rey o caudillo, que lo pueda hacer, dévense dar a personas meresçientes dellas y las de estremidad son las que se conceden a los letrados, he maestros, he doctores o se ganaron en campo a otro996 Para Fernández de Oviedo las armas no pueden asumirse libremente nunca y han de ser dadas por un príncipe: Las armas, las quales ninguno puede ni deue tomar ni escoger, sin expresa liçençia he priuilegio del sancto padre o de la Magestad del Emperador o de algún príncipe o señor poderoso que no reconosca superior en lo temporal porque de otra manera ni el que tomase las armas por su plaçer o voluntad las podría de 994 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo, Libro de ilustres varones, RAH 9/238, f. 4v. 995 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo, Las Quincuagenas de la nobleza de España. Ed. de Vicente de La Fuente, Madrid, 1880, p. 9. 996 Fernández de Oviedo, Gonzalo, “Libro del blasón” Ed de Mª Dolores Pérez Baltasar, en Congreso de Historia del Descubrimiento, T.IV, Madrid, 1992, p.335. 427 justiçia traer, ni usar dellas, antes como tirano merecería ser punido como usurpador de la preheminençia de su señor natural he superior997. Estas cuestiones hacen que Gonzalo Fernández de Oviedo, aunque casi contemporáneo de autores como García Alonso de Torres o Ferrán Mexía, ya represente una ideología sobre la emblemática heráldica que va a ser la imperante a lo largo de la Edad Moderna. V.5. El USO DE LAS ARMAS REALES: EVOLUCIÓN Y SIGNIFICACIÓN SOCIAL La concesión de armas por parte del monarca de manera directa o a través de los oficiales de armas es, desde el siglo XVI, la única forma de asunción de blasones. En esta época se identifica la donación de armas con una demostración del favor real. Pero hay que reseñar el caso singular que supone el uso de las propias armas del monarca por personas ajenas a la casa y estirpe real, donde la utilización de las armas reales es igualmente un ejemplo de favor personal del monarca. Hasta el siglo XIV los reyes no otorgan escudos que no estén en todo o en parte incluidos en sus propios emblemas. Las fuentes nos ofrecen conocidos ejemplos, como el del propio Bartolo de Sassoferrato, a quien el emperador concedió parte de sus armas en el león de Limbourg; o el emperador Louis de Baviera, quien da un escudo cuartelado en sautier con el emblema de Baviera y el águila imperial a los hermanos Carbonesi, condes de San Giovanni998. A fines del XIV los soberanos también comienzan a otorgar armas que ya no tienen relación con su heráldica propia. Posiblemente esta costumbre obedece en gran parte a que el monarca se limita a confirmar armas ya poseídas por sus destinatarios, a las que este refrendo inviste de una mayor categoría. Sobre este asunto dice Faustino Menéndez Pidal: 997 Fernández de Oviedo , Gonzalo, Libro primero del blasón, RAH 9/4023, f. 1v. 998 Galbreath, D.L.,Manuel du blason, Lausanne, 1977, p 54. 428 El uso autorizado por el soberano de sus propias armas a quienes no son de su sangre significa una incorporación, por privilegio, al linaje real, y de aquí su carácter honorífico. Tiene sus orígenes en costumbres de los primeros tiempos de la heráldica en los países donde arraigó el sistema feudal, con la adopción por las armas del caballero novel y los caballeros “de un solo escudo” que se armaban con la bandera señorial [...] Pero las armas reales llevadas in signo subjectionis, como decía Cassaneo, reportaban al usuario una especie de protección y prestigio ante los demás. De aquí que muchos las llevaban sin una autorización real expresa o tácita. Además están las armas reales o idénticas a las reales que pueden explicarse por una pretendida descendencia, por simple imitación e incluso por señalar la patria999. El uso de las armas reales forma parte del lenguaje simbólico que hemos visto que es la emblemática heráldica desde sus inicios1000. El poder del príncipe se refleja indirectamente en los que usan sus mismos símbolos, de ahí la importancia y profusión de los usos de estos emblemas, según afirma el profesor Nieto Soria: Las formas simbólicas tienen entre sus más importantes funciones el conseguir la objetivación de las relaciones entre individuos y grupos.1001 Alguien que usa el mismo emblema que el rey es alguien cercano a éste y, por tanto, importante, de ahí las limitaciones que se establecen en la utilización de estos atributos, que son plasmadas en las disposiciones regias sobre el uso de los emblemas y símbolos reales. En las Partidas se contempla cómo el rey da las armas a sus oficiales, aunque no se precisa si son las armas reales para el desempeño de un cargo en concreto o es que el rey realiza un otorgamiento de sus armas en toda regla. Lo más probable es que este otorgamiento fuera en el sentido de delegación o a lo sumo 999 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval española: I. La casa real de León y Castilla, Madrid, 1982, p. 243. 1000 El león real entendido como símil a la fiereza del león, el Leo Fortis que aparece bajo esta identificación en la primeras fases de la reconquista. 1001 Nieto Soria, José Manuel, Fundamentos ideológicos del poder real en Castilla (siglos XIII- XVI), Madrid, 1988, p. 37. 429 como armas de dignidad. Si bien, es muy posible que el oficial destinatario las incorporase luego a su heráldica personal. En la fórmula para nombrar adalid las Partidas dicen: Yo te otorgo en nombre del rey que seas adalid. Y ende adelante puede traer armas y caballos y señas y asentarse a comer con los caballeros1002. En Castilla las armas reales portadas por linajes no relacionados con la casa reinante aparecen incluidas en las borduras bajo los reinados de Alfonso XI y su hijo Pedro I1003. Ya a fines del siglo XIV el contador Juan de Velasco, padre del primer conde de Haro, añade las armas reales a las de su linaje1004 . A lo largo de la centuria siguiente continúa la extensión de la utilización total o parcial de la emblemática regia. Estas armas se llevan por razón del rango, homenaje o concesión particular. Existen muchos ejemplos de estos usos: el jefe partido de Castilla y León de los Colón que se otorga ya en las postrimerías del siglo XV; la jarra y los lirios dada a los Álvarez de Toledo o la concesión a Pedro Girón que relata así Alonso de Torres: El rey don Henrrique el quarto[...] le dio [a don Pedro Girón] de las armas reales, cuio blasón es este: primero de oro con tres girones de gulas; y dos enmanteladuras, la primera de Castilla y la segunda de León [...] y en la parte de abaxo tres girones colorados en canpo en campo amarillo1005. Durante la Baja Edad Media, conforme el prestigio del poder real va creciendo, se extiende la moda del uso total o parcial, con licencia o sin ella, de las armas reales, por parte de linajes o personajes no vinculados directamente con el monarca. El uso de armas regias era algo tan común que fue utilizado incluso por los no nobles, según atestigua Diego Hernández de Mendoza: Lo qual es digna memorya para los nobles, pero es ya tan corronpida esta usança que aquellos que con ofiçios serviles y de poco honor alcançar riquezas y bienes fortuytos eso mesmo 1002 Partida Segunda, Tit. XXII, Ley 3. 1003 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Heráldica medieval ..., p. 18. 1004 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino Los emblemas heráldicos ... , p.106. 1005 Torres, Alonso de. Blasón de armas. visto en Riquer, Martín de, Heráldica castellana ..., p. 118. 430 ocupan las iglesias con altos luzyllos d’alabastro y aun de metal conmo sy fuesen un Julio Çésar que un grand monarca o conmo un Nuçio Çelula que se quemo el braco porque erró el golpe por donde çerco a Roma. E aquel cavallero Manilo, que armado y a se lanço en la syma porque Roma por allý no se hundiese. E conmo aquel pastor que de aranbre hecho esta sobre una yegua, con la qual delibró a Roma del sytyo que sobre ella era en tienpo de ser perdida. La qual ymagen esta delante la puerta de Sant Juán de Letrán en la dicha çibdad. O sy fuese alguno dellos un conde Hernán Gonçales, de cuya generaçión es el estirpe rreal de Castilla o un Ruy Díaz que quitó el tributo que el enperador Enrrique demandava al rrey de Castilla Poniendo aquesto sobre sus sepulcros armas rreales unos castillos y otros leones y otros flores de lis de Françia y algunos honças de Inglaterra 1006. La extensión del uso de armas reales sin concesión del monarca se justifica por parte de los interesados mediante diversos artificios, como son la invención de algún antepasado que emparentó con la casa real1007 o de la concesión remota por algún hecho particular, también legendario1008. Ante el abuso de la utilización de las armas reales comienzan a alzarse las primeras voces de alarma, empezando por los tratadistas. En especial, Pedro Gracia Dei para quien nadie puede llevarlas: Ninguno deve poner las armas reales en orla ni en onore de las suyas1009. Este autor llega al extremo de decir que sólo con la aprobación del consejo el rey puede dar el emblema del monarca: La qual corona ni parte de las armas reales el rey non las puede dar sin cortes y consentimiento de los de su consejo1010. 1006 Hernández de Mendoza, Diego, Op. cit., f. 118. 1007 Como es el caso del águila de los Carrillo que se decían descendientes de los emperadores alemanes o del uso por los Lujanes de una barra de Aragón. 1008 El bastón de los Byedma que se remonta a una pretendida concesión forzada por el rey de Aragón. 1009 Gracia Dei, Pedro de, Op. cit., f. 9. 1010 Ibidem., f.7. 431 Cuando los monarcas ya disponen de una situación de poder lo suficientemente firme, entre otras formas de propaganda, van a afrontar la tarea de limitar el uso de la simbología regia y, dentro de ella, la utilización de sus armas, con lo que, a la vez que eliminan las confusiones más o menos intencionadas, revalorizarán el hecho de portar sus emblemas, lo cual será tomado nuevamente de ahí en adelante como una especial distinción. En 1480 los Reyes Católicos prohiben por Real Cédula el uso de la corona y armas reales derechos, ni por orla, ni de otra manera, salvo por las personas que estén autorizadas por los propios monarcas: Porque deben ser guardadas para nos las ceremonias reales, mandamos y defendemos, que de aquí adelante ningún cavallero, ni otra persona alguna, puesto que sea constituido en qualquier título, o dignidad seglar, no trayga, ni puede traer en todos los nuestros reynos, y señoríos corona sobre el escudo de sus armas ni trayga las dichas nuestras armas reales derechas, ni por orlas ni por otra manera diferenciadas; salvo en aquella forma, y manera que las trujeron aquellos de donde ellos vienen a quien fuerna primeramente dadas; ni traygan delante se sy maça, ni estoque enyesto punta arriba, ni abaxo; ni escriven a sus vasallos, ni familiares, ni otras personas, poniendo el nombre de su dignidad ençima de las escrituras, ni digan en sus cartas, es mi merçed, so pena de la mi merçed, ni se usen de las otras çeremonias, ni insignias, ni preheminencias a nuestra dignidad real solamente devida1011. Un siglo después vuelven a aparecer otra vez medidas en este sentido, cuando Felipe II por Real Cédula expedida en El Escorial el 8 de octubre de 1586 intenta poner coto al uso de coronas y ornamentos propios de la monarquía en timbres y blasones: Por remediar el gran desorden y exceso que ha habido y hay en poner coroneles en los escudos de armas de los sellos y reposteros, ordenamos y mandamos que ninguna ni 1011 Novísima Recopilación, libro 6, tit. I, ley 1, 15 432 algunas personas puedan poner ni pongan coroneles en los dichos sellos ni reposteros ni en otra parte alguna donde hubiere armas, excepto los duques, marqueses y condes, los quales tenemos por bien que los puedan poner y pongan, siendo en la forma que les tocan tan solamente y no de otra manera, y que los coroneles puestos hasta aquí se quiten luego, y no se usen ni traigan ni tengan más1012. Estas medidas sobre la limitación del uso de las armas reales por particulares, unidas al mayor auge del papel profesional de los oficiales de armas vinculados a la corona, fueron obteniendo el resultado deseado por los monarcas en los usos emblemáticos heráldicos de la sociedad española. Pero, gran parte del daño ya estaba hecho y durante toda la Edad Moderna se aprecia cómo los linajes que ostentaban en sus blasones elementos originales de las armas reales de Castilla, o de alguno de los otros reinos de la monarquía hispánica de España, continúan haciéndolo. 1012Ibidem, libro 6, tít. I, ley 16 (8 de octubre de 1586). 433 VI. LECTURA Y HERÁLDICA 434 435 Los tratadistas que escribían sobre heráldica, genealogía y nobleza en la España de los siglos XV y XVI tenían entre sus objetivos influir con sus ideas en la sociedad de su tiempo en asuntos tales como su visión de la nobleza, del linaje o del propio devenir histórico. La historia de la lectura es el campo a través del cual el investigador puede comprobar si estas obras tenían la difusión y, por tanto, la influencia que sus autores desearon. Conocer quiénes leían estos tratados permite averiguar la propagación real de las ideas contenidas en ellos y, a partir de esto, comprobar en qué medida este tipo de lecturas respondían a los fines de cada grupo social, en lo que Chartier define, dentro de su análisis de la sociedad lectora de la Edad Moderna, como uno de los rasgos de las “disposiciones específicas de las comunidades de lectores”1013, es decir, los motivos particulares que cada grupo de los que conformaban la sociedad de una época tenían para leer un tipo de obras. VI.1. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA CUESTIÓN Las informaciones que hacen posible al investigador conocer qué personas o colectivos eran los lectores de una determinada materia nos llegan a través del análisis de dos familias de fuentes: - Las incluidas en los propios libros: las anotaciones marginales, las dedicatorias, los comentarios de los autores y los ex-libris. - Los documentos asociados a los libros: los registros de aduanas, las declaraciones de los pasajeros a Indias, las referencias a préstamos entre particulares, los epistolarios, los libros de avisos y noticias, las relaciones realizadas por libreros, impresores, los propios poseedores, sus bibliotecarios o las personas encargadas de las relaciones de bienes post-mortem. 1013Chartier, Roger, El orden de los libros: lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV y XVIII, Barcelona, 1996, p.42. 436 Para nuestro trabajo hemos utilizado fuentes de los dos tipos. De entre las primeras: las anotaciones realizadas en los ejemplares (ex-libris y notas de los poseedores) y las referencias de los propios autores presentes en dedicatorias, prólogos, etc.; y de las segundas: los inventarios post-mortem y las relaciones de libreros. Nuestra elección se ha debido a las posibilidades ofrecidas por estas fuentes para la época objeto de estudio, especialmente los inventarios. No obstante, tampoco hemos dejado de lado lo que de interesante se pudiera encontrar en las otros tipos de testimonios. VI.1.1. Los inventarios Hoy en día la documentación notarial constituye la primera fuente de información para los historiadores de la lectura. Según Maxime Chevalier son: “documentos imprescindibles y privilegiados para edificar la historia de la lectura y de la cultura”1014. En palabras de Fernando Bouza: “el pilar básico sobre el que se ha de construir una historia de la lectura ha de ser sin duda, el caudal que ofrece la documentación notarial” 1015. No obstante, el uso de los inventarios como fuente se ve condicionado en gran medida por la cantidad y representatividad de los que utilice el investigador, según afirma Agustín Redondo: Les inventaires ou les catalogues de bibliothèques peuvent permettre, en premier lieu, la découverte d’ouvrages ou d’éditions inconnus. Par ailleurs, dans le cas de tel personnage historique, de telle personnalité des Lettres ou des Arts, ils sont susceptibles d’apporter des lueurs sur sa culture, ses préférences litteraires, les influences reçues. Mais la connaissance d’un nombre élevé de bibliothèques est peut-être plus intéressante encore pour l’historien. Les observations d’ensemble que l’on est conduit à faire sus maints inventaires contemporains fournissent des indications que s’avèrent parfois précieuses car elles 1014Chevalier, Maxime, Lectura y lectores en la España de los siglos XVI y XVII, Madrid, 1976, p. 47. 1015 Bouza, Fernando, Del escribano a la biblioteca, Madrid, 1993, p. 112. 437 permettent de cerner, à un moment donné, los goûts litéraires de telle catégorie sociale ou dégager l’influence que’a pu exercer sur un pays, à une époque déterminée une oeuvre, un écrivain, un certain type d‘ouvrage ou la littérature d’un autre pays1016. En el estudio de las obras de temática heráldico-genealógica de los siglos XV y XVI a través de la documentación post-mortem, nos encontramos con una serie de inconvenientes: a) Los derivados del estado de la investigación en nuestros días: - La mayoría de los estudios se realizan sobre bibliotecas de personajes ilustres, los cuales no son exponentes de las tendencias lectoras generales. - La ausencia de una obra de referencia actualizada sobre los estudios realizados de bibliotecas privadas de la Edad Moderna, la cual, mediante unos índices bien confeccionados permitiría llevar a cabo una investigación de este carácter con una base más representativa1017. - La falta de una metodología de tipo general de estudio de los inventarios. Aunque en este asunto se ha avanzado recientemente surgiendo intentos de modelos metodológicos, como el propuesto por Víctor Infantes1018, quien desarrolla tanto una 1016 Redondo, Agustín, “La Bibliotheque de don Francisco de Zúñiga, Guzmán y Sotomayor, troisième duc de Béjar (1500?-1544)”, Melanges de la Casa de Velázquez, t. III (1967), p.148. 1017 Poco a poco y gracias al trabajo de algunos investigadores esta cuestión va viendo la luz. Un primer intento fue el realizado por Rudolf Beer en su Handschriftenschätze spaniers (Amsterdam, 1970) donde se reflejan los contenidos de las relaciones de bibliotecas tanto de personas como de entidades. Otras recopilaciones son las de Charles B. Faulhaber, Libros y bibliotecas en la España medieval (London, 1988) y la de Jean Michel Lasperas en 1980 en su (“Crhonique du livre espagnol”, Revue francaise d’histoire du livre, n. 28 (1980), pp. 535-557), donde el autor expone un panorama general de la investigación sobre inventarios y ofrece reseñas de las relaciones bibliográficas desde el siglo XIII al XVII. Actualmente estamos a la espera del resultado de conjunto del proyecto de Mª Isabel Hernández González, quien hasta la fecha nos ha adelantado una magnífica recopilación de inventarios de bibliotecas del siglo XVI (“Suma de inventarios de bibliotecas del siglo XVI (1501-1560), en El libro antiguo español, 4: coleccionismo y bibliotecas, Salamanca, 1998). También contamos con trabajos realizados desde enfoques amplios como el de Trevor J. Dadson, Libros, lectores y lecturas (Madrid, 1998) donde se estudian 14 bibliotecas: 5 de nobles, 4 profesionales, 5 mujeres. 1018 “La memoria de la biblioteca: el inventario”, en El escrito en el Siglo de Oro, Salamanca, 1998, pp. 163-170. 438 tipología de los propios inventarios1019 como un esquema de trabajo para el análisis individualizado de cada uno de éstos1020. b) Las dificultades de carácter general derivadas de la naturaleza de los propios inventarios, que han sido señaladas por autores como Chartier1021, Lasperas1022, Infantes1023 y Dadson, 1024 y que en líneas generales son las siguientes: - Las escasos datos que se recogen en los testamentos, por sus pocas referencias. 1025 - Los derivados de la mala redacción de las listas por parte de los notarios y escribanos: la habitual falta de detalles, puede que indiquen solamente el autor o parte del título, raramente el título entero; la copia errónea del título; y que pocas veces figuren juntos autor, título, lugar y fecha de impresión. - La restricción temática de las obras en el proceso de inventariado, dejando a menudo de lado las de carácter literario. - La posibilidad de que las bibliotecas relacionadas sean heredadas y no formadas por el personaje estudiado. - Que los inventarios sólo reflejen los libros poseídos en el momento del fallecimiento del titular. - Los inventarios post-mortem eran un acto de tipo económico, en el cual se evaluaba y tasaba todo lo que de valor tenía el difunto y, como tal acto, era llevado a cabo por un experto, a 1019 Que este autor divide en: singulares o personales, y generales o de zonas (Ibidem, p.164) 1020 El esquema propuesto sería el siguiente: - Transcripción - Clasificación: por tipo documental por tipología cuantitativa por tipología referencial (que objeto tenía la biblioteca: trabajo, bibliofilia, etc.) - Identificación - Escritura (características expuestas en el inventario) - Organización (si el número de volúmenes lo permite) - Propietario - Historia (Ibidem, p.166). 1021 Chartier, Roger. Libros, lecturas y lectores en la Europa Moderna, Madrid, 1993, pp.41-46 1022 Op. Cit, p. 537. 1023 Infantes, Victor, “La educación, el libro y la lectura”, en La cultura del Renacimiento (1480- 1580), en Historia de España de Menéndez Pidal, v. XXI, Madrid, 1991, p. 39. 1024Dadson, Trevor J., Formación y función de las bibliotecas de letrados y escritores. [s.l.], 1995, p. 2-3. 1025 Dadson, Trevor J., Libros, lectores ..., p. 17. 439 menudo un librero, sin embargo, sólo se inventariaban los libros cuyo valor justificaba su venta o subasta1026. - La ausencia en las relaciones de libros que debían estar y no están. Ello puede ser debido a las siguientes causas: que fueran libros prestados, porque los propios familiares y allegados se los llevaran, porque fueran obras ya en mal estado o fueran leídos en casa ajena1027. - La dificultad práctica de la interpretación de los signos convencionales y escritura cursiva usados por los libreros que los redactaban. - La presencia de elementos que alteraban la composición de las propias bibliotecas, como la llegada de obras impresas1028. Así pues, teniendo en cuenta estas cuestiones, hemos abordado para nuestro trabajo las publicaciones de cincuenta y dos inventarios de otras tantas personas pertenecientes a diferentes grupos sociales, los cuales unidos a los datos que nos aporten otras fuentes, nos permitirán conocer el grado de difusión de las obras de temática nobiliaria y heráldica en la España de los siglo XV y XVI, es decir, la época en que se produce el debate sobre el concepto nobiliario de la heráldica. VI.1.2. Las materias Otra cuestión de método a tener en consideración es la relativa a los propios conceptos sobre formación y ordenación interna de los fondos de las bibliotecas. No se debe asignar a estas ordenaciones una organización por materias realizada con unos criterios sistemáticos actuales, pues como dice Bouza: 1026 Chartier, Roger, “Lectura y lectores populares desde el Renacimiento hasta la época clásica”, en Historia de la lectura, Madrid,1997, p.415. 1027 Ibidem, p.415. 1028 Ladero y Quintanilla dan como fecha límite la de 1521-1530, porque a partir de entonces, la plena difusión de la imprenta modifica sustancialmente las condiciones de formación de bibliotecas (Ladero Quesada, Miguel Ángel y Quintanilla Raso, Mª Concepción, “Bibliotecas de la alta nobleza castellana en el siglo XV”, en Livre et lecture en Espagne et en France sous l’Ancien Régime: colloque de la Casa de Velázquez, París:1981, p. 47). 440 El orden o clavis de una biblioteca moderna tiene que ver con las clasificaciones actuales, quizá mucho, quizá poco, quizá nada 1029. Por esta razón hay que sopesar algunos aspectos que se dan en el estudio de las materias presentes en estas obras. Entre otros, que los temas de heráldica suelen estar encuadrados en tratados sobre nobleza y arte militar; los de genealogía se incluyen entre los referentes a la historia; en las biografías la genealogía y el linaje de los biografiados tienen tanta importancia como sus hechos; muchas veces los libros de estrategia militar son a la vez tratados sobre la forma de hacer la guerra con arreglo a los preceptos de la nobleza y a las reglas de la caballería. Así, a la hora de apreciar dónde se englobarían los tratados de heráldica y genealogía dentro de la organización original de las bibliotecas, no encontramos criterios claros,1030 por lo que hemos optado por contemplar la presencia de todas las materias que estaban relacionadas directamente con la temática objeto de nuestro estudio. Reseñar las obras de contenido estrictamente heráldico convertiría el trabajo de investigación en un mero recuento nada indicativo y además engañoso. Hemos procurado contemplar el interés de los grupos de lectores por todas las materias que tenían relación con el mundo de la caballería y la nobleza, desde la historia hasta la estrategia militar, organizando estas materias en cuatro grandes apartados: - La historia, que refleja el conocimiento del pasado y por tanto de los hechos gloriosos de los antiguos. - Los escritos sobre personas y linajes notables: biografías, nobiliarios y genealogías. - La literatura propiamente nobiliaria incluida en tratados de nobleza, de heráldica y de milicia - Las obras de ficción, a través de las cuales se recoge el ideal de vida caballeresco. 1029 Bouza, Fernando, Op. cit., p.113. 1030 Chartier estudia esta cuestión a partir de las bibliografías universales: Gesner en sus Pandectarum sive Partitionum unversalium (Zurich, 1548) construye un árbol del conocimiento, divide las artes y ciencias que constituyen la filosophia en sustanciales donde se incluyen la política y la jurisprudencia y praeparantes donde se encuentra la historia (Chartier ,Roger, El orden ..., p.83). La Croix du Maine en su Bibliothèque (1579) no realiza un sistema sino que yuxtapone rúbricas cómodas para reunir extractos y lugares comunes. En su relación se encuentra un epígrafe titulado El Hombre y lo que de él depende donde se encuentran los Ejercicios para Nobles o Gentileshombres, junto a otros temas como remedios para la mala salud (Ibidem, p.84). 441 VI.2. FACTORES DE INFLUENCIA Y GRUPOS DE LECTORES Para conocer el grado de influencia social de la literatura nobiliaria debemos identificar qué grupos sociales eran lectores de estas obras, y en qué medida lo eran. Sobre esta cuestión tenemos que tener en cuenta diferentes aspectos. VI.2.1. La representatividad de los propios lectores La biblioteca es, en esta época, algo erudito y, por tanto, los gustos de varias personas cultivadas no pueden representar con seguridad los de todo su grupo social. Así lo afirma Laspéras al referirse a ciertos poseedores de bibliotecas: Aux XV et XVI siècles, ainsi qu’au début du XVII, les bibliothèques privées, réunies souvent par d’authentiques érudits et humanistes, tels Diego Hurtado de Mendoza, Cristóbal de Salazar, Hernando de Velasco, ne sont ni ostentatoires, ni un signe de richesse plutôt que de savoir1031. VI.2.2. Los intereses de cada grupo social Decíamos antes, citando a Chartier, que dentro de una época concreta cada colectivo social pudiera estar inclinado a la lectura de un tipo de obras según unos intereses definidos. Un reflejo de éstos se puede apreciar en los diferentes tipos de bibliotecas que se dan en la época renacentista, que según Víctor Infantes son los siguientes: - La biblioteca práctica: en donde los libros tienen una razón de ser como un bien primario y elemental, vinculados a la utilidad primordial 1031Lasperas, J.M., Op. cit., p. 535. 442 del conocimiento y relacionados con las posesiones que denuncian el estado social del individuo, no suele pasar de diez o quince unidades - La biblioteca profesional: en ella el número de libros se acerca hacia los cincuenta o sesenta y se puede distinguir fácilmente la presencia mayoritaria de obras estrechamente relacionadas con la profesión o situación social del individuo. Generalmente están completadas con libros de materias más o menos afines, o en todo caso complementarias para la formación de una persona culta - La biblioteca patrimonial: ésta alcanza ya los doscientos cincuenta o trescientos asientos bibliográficos. En ella se da la existencia de libros de variadas materias. Se trata de un depósito acumulado por varios propietarios cercano al coleccionismo. - La biblioteca museo: se suele contar a partir de trescientos libros. Es la biblioteca como exponente de una riqueza y unas posesiones que puede llegar a la acumulación sistemática de los libros con fines de coleccionismo o exhibición suntuaria acorde con la situación social del propietario1032. VI.2.3. La evolución de la emblemática heráldica El tercer factor es la propia evolución del concepto de heráldica, que también influye en los grupos sociales. Pues los lectores van cambiando según los tipos de personas que pueden estar interesadas en una determinada materia. Los lectores de los primeros armoriales simplemente centraban su atención en la identificación de los emblemas por motivos de utilidad práctica, por lo que lo interesante de las obras eran las representaciones de escudos a las que se acompañaba solamente el nombre del titular del emblema. Estas primeras recopilaciones de ilustraciones heráldicas están inclusas de lleno en, lo que Mc Luhan llama el sentido multisensorial de la literatura medieval: “donde la identificación visual juega un papel importante”1033. Durante esta primera época tales obras son libros de uso para los caballeros y, en mayor medida, para los propios profesionales de la heráldica (a lo que también 1032 Infantes, Victor, “La educación, el libro y la lectura”, en La cultura del Renacimiento (1480- 1580), en Historia de España de Menéndez Pidal, v. XXI, Madrid: Espasa-Calpe, 1991, pp. 37-38. 1033 Mac Luhan, Marshall, La galaxia Guttemberg: génesis del “homo typographicus”, Barcelona, 1993, p. 137. 443 responde su factura sencilla). Por otro lado, los armoriales inclusos en otros relatos son auxiliares casi imprescindibles para que el lector medieval pueda identificar al personaje que interviene en la acción. Recordemos otra vez a Mc Luhan cuando afirma que: El lector medieval, con pocas excepciones, no leía como nosotros lo hacemos; se hallaba al nivel de nuestros balbucientes niños que aprenden; cada palabra era para él una entidad separada y, a veces, un problema que se musitaba a sí mismo cuando le había dado solución1034. Así, las representaciones de armas en relatos y crónicas se pueden identificar con los apoyos gráficos que tenían los narradores de historias de la época. Cuando el uso de la heráldica se va identificando con la nobleza de sangre, los armoriales van incluyendo una mayor cantidad de texto y entran en ellos elementos de identificación del linaje o del personaje representado. Entonces se da el paso hacia el nacimiento de otro tipo de obras: los nobiliarios, en los cuales la heráldica y sus representaciones gráficas cada vez tienen menos importancia frente a los contenidos genealógicos, llegando incluso a suprimirse los dibujos de emblemas en muchas obras del siglo XVII. Los lectores modernos no están ya interesados en identificar a un determinado personaje por sus armas, sino que se invierte esta tendencia y el lector de armoriales y nobiliarios modernos lo que busca es la comprobación de la condición de noble que testimonia el emblema, junto al origen y los hechos famosos de los linajes. Del mismo modo, los lectores de las obras teóricas de heráldica o tratados del blasón fueron en primer lugar los profesionales de esta materia, y junto a éstos estaban los intelectuales que se interesaban por la heráldica como por cualquier rama del saber. Pero igual que en las relaciones de emblemas y linajes, al hacerse exclusivo de la nobleza el uso de la emblemática heráldica, los contenidos relativos a ésta pasan a incluirse dentro de la propia tratadística nobiliaria1035, y en los mismos 1034 Ibidem, p. 139. 1035 Testimonio de esta tendencia son obras como la Cadira de honor, el Nobiliario vero, el Tratado de las armas o el Espejo de Verdadera nobleza. 444 ejemplares se recogen textos tanto nobiliarios como heráldicos1036. En la Edad Moderna la heráldica ya debe formar parte de la instrucción de cualquier noble, por lo que el tipo de lector cambia y, además de los profesionales de la heráldica, las obras que incluyen esta materia pasan a interesar en mayor medida a los nobles. Así se aprecia en las dedicatorias e introducciones de las obras de Hernández de Mendoza, Alonso de Torres o de Rodríguez de Padrón, quien en su Cadira de honor dice que fue “Fecha a ruego de algunos señores mançebos de la corte del rey don Juan el segundo”1037. Esta evolución también se deja sentir en la factura de los propios libros de emblemática heráldica, los cuales van pasando de objeto de uso a elemento de significación nobiliaria. Por ello comienzan a aparecer formatos lujosos de los que su máximo exponente son las copias de las ejecutorias de hidalguía que los interesados ornan con emblemas heráldicos y dotan de encuadernaciones ostentosas. Con los testimonios que poseemos actualmente no estamos en disposición de llegar a conclusiones definitivas sobre los hábitos de lectura en materia heráldico- genealógica de los diferentes grupos sociales, pero sí podemos dar una idea de por parte de quienes existía un interés sobre estos , y sobre la presencia de libros de otros temas relacionados con ella, caso de: la historia, el derecho, la etiqueta y la narrativa caballeresca. También es preciso tener en cuenta que la división de la sociedad de una época en grupos definidos no responde totalmente al reflejo de la realidad de su tiempo, puesto que, en primer lugar, los grupos no son homogéneos totalmente en su 1036 De estos manuscritos que recopilan obras de tratadística heráldica y nobiliaria se conservan algunos ejemplos como los siguientes: - BN Ms. 7099 que contiene: De Insigniis et armis, Blasones de linajes,Inquisición del marqués de Santillana, Tratado de nobleza, Sobre las preeminencias de los oficiales de armas. - BN Ms. res. 125 que contiene: De insigniis et armis, el Tratado de las armas, La Cadira de honor, el Tratado de los gualardones, el Tratado de las condiciones requeridas para ser un buen heraldo de armas y el Relato de la ceremonia en la cual Juan II eleva a Iñigo López de Mendoza a la dignidad de marqués de Santillana. - El Real Biblioteca II/2.403. que contiene El libro de armería, Blasones, versos y anotaciones varias, Breve tratado de heráldica tomado del blasón general de Gracia Dei. - El BN Ms. 11772 que contiene: Tratado de la nobleza de Aponte, Capítulo De la nobleza e hidalguía de Diego Hernández de Mendoza, Tratado de Juan Huarte sobre la nobleza, y armas de 307 linajes, buena parte de ellos del Diego Hernández de Mendoza. - El BN Ms. 11439 que contiene: El blasón general de todas las insignias del universo atribuida a Lope de Baillo , Armas de reyes extranjeros del Libro de armería 1037 Rodríguez de la Cámara, Juan, Cadira de honor, Madrid, 1884, p. 131. 445 composición, por ejemplo, los intelectuales que además son clérigos no tenían a menudo los mismos intereses y lecturas que los laicos; y en segundo lugar, hay personas que bien pueden encuadrarse en más de un grupo, una mujer noble tiene al fin y al cabo la mentalidad de un noble, si bien su condición femenina hace que en la época pueda tener unos gustos lectores diferentes de los de un varón. Sin embargo, hemos considerado que el estudio por grupos, siempre que se tengan en cuenta las citadas salvedades y las peculiaridades de algunos casos, puede dar una visión indicativa de cual era la difusión de este tipo de literatura en la España de los siglos XV y XVI . El primer criterio de división ha sido la relación de los propios grupos con la literatura heráldica y nobiliaria: Los que poseían una relación directa con estas materias. - Los oficiales de armas que tenían un interés profesional por estos asuntos. - Los nobles a quienes iba dirigidas estas obras y a quienes interesaban por cuestiones sociales y de protocolo. Otros colectivos de los que se supone que podían tener menores motivos de interés, tanto particular como profesional, y sobre los que se ha conservado información: - Los sectores ilustrados que estaban fuera del modo de vida nobiliario: los intelectuales, los religiosos y los funcionarios. - Las mujeres, lectoras siempre interesadas por los temas caballerescos aunque habitualmente desde la ficción. VI. 3. LOS OFICIALES DE ARMAS Los profesionales de la heráldica, heraldos, persevantes y reyes de armas, eran más que un grupo social un colectivo profesional. Éstos hacían uso de estas obras como fuente de información con vistas al desempeño de sus funciones de protocolo, de redacción de cartas de nobleza o de acreditaciones de armas, entre otras. Desgraciadamente, no disponemos en la actualidad de inventarios u otros medios fiables para conocer qué tipos de obras formaban parte de las bibliotecas de los oficiales de armas y de los autores de literatura heráldica en general. En los casos en los que estos tratadistas o heraldos formaban parte de una casa real o nobiliaria, 446 podemos suponer que hacían uso de las bibliotecas de ésta; si bien, esto no descarta en modo alguno la posibilidad de que tuvieran sus propias bibliotecas particulares. No obstante, sí que podemos conocer datos interesantes por medio de otras fuentes. En primer lugar, sabemos que era frecuente la consulta de unos autores a otros, lo que indica la posesión aunque sólo fuera temporal de estas obras. Pastoureau se refiere a la técnica empleada generalmente para la elaboración de estas obras que tenía su primer paso en la copia de un armorial anterior y posteriormente se realizaban las adiciones convenientes de acuerdo con los intereses y conocimientos del propio heraldo1038. Diego Hernández de Mendoza tuvo a su disposición no sólo armoriales y obras de carácter heráldico, como el Tratado de las armas de Valera, sino también obras de contenido histórico y genealógico como la Valeriana, la Crónica del rey Rodrigo o la Crónica troyana de Leomarte. También hemos visto que Alonso de Torres consultó las obras de Tamborino y de Henández de Mendoza, de las que extrajo abundantes textos. Fernández de Oviedo debió de tener acceso a obras que cita a menudo en sus Batallas y Quicuagenas como las Generaciones y Semblanzas, los Claros Varones y las redondillas de Gracia Dei, e incluso habla de la posesión de un texto de esta materia que identificamos con el Libro de armería de Hernández de Mendoza. Otra luz nos aportan los testimonios de los propios autores que se incluyen en las dedicatorias y preámbulos de sus obras. Así, Garci Alonso de Torres en el preámbulo al Blasón y recogimiento de armas afirma que además de a los nobles, para su instrucción, su obra va dedicada a los oficiales de armas: Y también para los nuevos oficiales de armas, mis hermanos, como son porsuyvantes, para que por él puedan saver algo de lo que conviene a su oficio y entrar en el noble oficio de las armas1039. Lo mismo afirma en su Espejo de nobleza: 1038 Les auteurs des recueils se recopient à l’infini, reproduisant les erreurs et les lacunes de leurs sources et y ajoutant de nouvelles inexactitudes (Pastoreau, Michel. Les armoiries, Turnhout, 1976, p.429. 1039 RAH, 9/268, f. 1. 447 Por ende, quiero desechar mi oçiosidad, madre de todos los viçios, y tomar pena por descanso en hazer algo de lo que mi ofiçio me obliga, y es en sacar de muchos libros lo que se me figura más perentorio y esçelente y agradable al ofiçio de nobleza. Y a este fin hago este libro, al qual pongo por nombre el Espejo de Nobleza, dirigido a corresçión de mis hermanos, los ofiçiales de armas1040. También sabemos por los ex-libris que este tipo de obras estaban en las bibliotecas de los oficiales de armas como la de Juan de España, rey de armas con el nombre de Flandes de Felipe II1041 y en la de Juan de Urbina1042. En este caso, la posesión de obras de su propio campo de trabajo indica la existencia de unas bibliotecas profesionales bien definidas, aunque posiblemente constaran de pocos ejemplares, dada la condición económica de los oficiales de armas, y dado también que para ampliar sus fuentes utilizaran bibliotecas ajenas. VI.4. LA NOBLEZA La nobleza era el destinatario principal de este tipo de literatura, en ella se exaltaba su mejor valer, pues las armerías eran testimonio de sus méritos y las genealogías atestiguaban su noble origen. Tanto unas como otras, eran el espejo de comportamiento en el que se debían mirar los nobles de su tiempo. Estas obras, como todos los testimonios del pasado, debían de ser lectura obligada para el noble. Según dice Beceiro refiriéndose al sentido de la historia en las familias de la nobleza: Ésta aparece como un conjunto de razonamientos y enseñanzas que transmiten los autores antiguos sobre unos hechos concretos del pasado para que puedan servir de aprendizaje y ejemplo a los lectores venideros1043. 1040 De la misma obra el ejemplar BN. Ms. 11.423, f. 1. 1041 Poseía el ejemplar del Libro de armeria, RAH 9/720. 1042 BN. Ms. 3518. 1043 Beceiro Pita, Isabel, “Los libros que pertenecieron a los condes de Benavente entre 1434 y 1502”, Hispania, nº XLIII (1983), p. 241. 448 Por otra parte, para los recién ennoblecidos su inclusión en armoriales y nobiliarios suponía un refrendo de su estado, que en cierta medida les igualaba a los nobles de rancio abolengo. En todo caso, se asumía que era obligación del noble conocer las raíces de su familia y el significado de su blasón. Así como era bien considerado el conocer los emblemas de los principales linajes del reino. A la nobleza estaban dedicadas y dirigidas casi todas las obras de temática heráldico-genealógica, luego es lógico pensar que estuviesen en sus bibliotecas. Incluso la nobleza promovía la realización de este tipo de obras, en particular las genealogías y nobiliarios familiares. Hemos visto la citada indicación de Rodríguez de Padrón, quien escribe su Cadira de honor a petición de los jóvenes nobles de la corte de Juan II. Esta idea aparece también en multitud de prólogos y dedicatorias: caso de las dos traducciones al castellano del tratado de insigniis et armis de Bartolo o en el prólogo realizado por Joao Baptista Lavanha del Nobiliario del conde don Pedro de Barcelos, donde dice: Que por saber los hidalgos de quien descienden de padre a hijo y líneas transversales1044. Garci Alonso de Torres en el preámbulo al Blasón y recogimiento de armas: Le enderezco a todos los nobles homes voluntariosos de saber blasonar sus propias armas, y aun las de sus príncipes, a los que son obligados. Y en su Espejo de nobleza: Tratará muchas cosas de nobleza, las quales todo onbre deve saber, en espeçial los hijosdalgo, a lo qual nobleza les obliga1045. Hernández de Mendoza, quien no llega a dedicar su obra a nadie en especial, sí que dice en la Introducción del Libro de armería quien debe leerlo: A lo qual fuy movydo porque los quel presente proçeso vyeren o vyesen por aquellas myradas sus pinturas, ayan 1044 Roma, 1640, f.3. 1045Ibidem, f. 1 v. 449 conoçimiento de sus sennores. Y aun por que asaz ay que puesto que traen aquellas no sabrýan dar rrazón conmo o porqué. Y lo que es más grave, muchos o por cassamientos o por herençias o por otras opiniones o casos, trocan sus propias armas o las mesclan con otras. Por výa que los deçendienes trayendo el apellydo, no traen las armas de aquel, y sy fuesen preguntados dudo sy sopiesen dar rrazón dello. Y más, ay algunos que sy son preguntados quales son sus armas, no lo saben por nigligençia suya de lo no aver enquerydo y asý mesmo de sus padres en lo no aver dello avysado. Y yo por evitar estos errores quise tomar el tal afán1046. En el caso de la nobleza es posible ampliar el abanico de fuentes para realizar una investigación sobre sus lecturas de temas nobiliarios, utilizando los datos aportados por las relaciones de bibliotecas. El estudio de los inventarios lo hemos realizado sobre veinticinco ejemplos de bibliotecas nobiliarias, casi todas de miembros de la alta nobleza, sólo se escapa a esta condición Antonio de Rojas señor de Villerías de Campos1047. 1046 Libro de armería, f.7. 1047 Estos inventarios han sido publicados en los trabajos que relacionamos a continuación y que no repetiremos cada vez que citemos una obra o biblioteca para no hacer excesivamente prolijo el capítulo: Beceiro Pita, Isabel, “Los libros que pertenecieron a los condes de Benavente, entre 1434 y 1530” Hispania, nº XLIII (1983), pp. 237-280; Beer, Rudolf, Handschriftenschätze spaniers, Amsterdam, 1970; Hernández González, Mª Isabel, “Suma de inventarios de bibliotecas del siglo XVI (1501-1560), en El libro antiguo español, 4: coleccionismo y bibliotecas, Salamanca, 1998; Ladero Quesada, Miguel Ángel y Quintanilla Raso, Mª Concepción, “Bibliotecas de la alta nobleza castellana en el siglo XV”, en Livre et lecture en Espagne et en France sous l’Ancien Régime: colloque de la Casa de Velázquez, París., 1981, pp. 47-62; Laspéras, Jean Michel “ Los libros de Bernardino de Mendoza: 1540[41]-1605)”, Bulletin hispanique, nº 99 (1997), pp. 81-110; Laspéras, Jean Michel, “Chronique du livre espagnol: Inventaires de bibliothèques et documents de librairie dans le monde hispanique aux XV, XVI et XVII siècles”, Revue du livre espagnol, nº 28(1980), pp. 535-557; Lawrence, Jeremy, “Nueva luz sobre la biblioteca del conde de Haro: inventario de 1455, En El Crotalón: anuario de filología española, n.1 (1984), pp. 1074-1111; Los libros del marqués de Santillana (Catálogo de la exposición “La biblioteca del marqués de Santillana, febrero, 1977), Madrid, Biblioteca Nacional, 1977; Pastor Zapata, José Luis, “La biblioteca de don Juan de Borja, tercer duque de Gandía”, Archivum historicum societatis iesum, LXI (1992), pp. 275-308; Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas. Ed. de R.B. Tate, London, 1965; Quintanilla Raso, María Concepción. “La biblioteca del marqués de Priego (1518), en la España Medieval, n. 1(1980), pp. 347-383; Realidad e imágenes de poder: España a fines de la Edad Media. Coord. Adeline Rucquoi, Valladolid: Ámbito, 1988; Redondeo, Agustín, “la Bibliothèque de don Francisco de Zúñiga, Guzmán y Sotomayor, troisième duc de Béjar (1500?-1544)”, Melanges de la Casa de Velázquez, t. III (1967), pp. 148-196; Sánchez Cantón, Francisco Javier, La biblioteca del marqués del Cenete, iniciada por el cardenal Mendoza: (1470- 1523), Madrid, 1942; Sánchez Cantón, Francisco Javier, Libros, tapices y cuadros que coleccionó 450 De entre los campos del saber relacionados con la mentalidad nobiliaria hemos apreciado en éstas un gran interés por la historia, en todas las relaciones se encuentran libros de temática histórica, de autores clásicos, medievales o modernos. La obras más difundidas de este género son de autores clásicos: las Décadas de Tito Livio, que se halla total o parcialmente en dieciséis bibliotecas y los Comentarios de Cesar, con catorce ejemplares en doce bibliotecas1048. También fueron obras de gran aceptación las de temática judía de Flavio Josefo, tanto las Antigüedades judaicas como la Guerra judaica, que aparecen en siete bibliotecas. La variedad de obras históricas de autores clásicos es muy elevada, lo que demuestra el interés por el mundo antiguo. Se encuentran abundantes textos de Tucídides, Jenofonte, Salustio, Quinto Curcio y Herodiano, entre otros. Se puede apreciar la atracción por el conocimiento del mundo antiguo reflejado en obras de factura moderna, como las diferentes versiones de la Historia de Troya de Guido da Colonna. La presencia de la historia no sólo se circunscribe al mundo clásico, pues se encuentra en los inventarios un gran número de obras históricas medievales y modernas. Son las crónicas castellanas las que más abundan, de entre éstas las del rey Alfonso X, o sus refundiciones, aparecen en nueve bibliotecas. También tuvieron gran presencia las obras autores casi coetáneos a los poseedores, caso de la Valeriana que se encuentra en cinco relaciones o la Crónica del rey Rodrigo de Pedro del Corral presente en tres. Las crónicas de reinados de reyes castellanos también tenían una estimable presencia, aparecen en diecisiete bibliotecas (las más difundidas son la de Pedro I que se encuentra en cuatro1049y la Crónica de Fernando III en tres). Sin embargo, la Crónica de Ocampo, que se puede considerar como la primera recopilación moderna, sólo está presente en dos bibliotecas, la de Fernando Chacón y la de Francisco Arias Dávila. Otras obras históricas con importante presencia en las bibliotecas nobiliarias estudiadas son las que narran la historia de otros países, en especial de los directamente relacionados con España o unidos a su corona, tales como Isabel la Católica, Madrid, 1950; Schiff, Mario, La bibliotheque du Marquís de Santillana. París, 1905. 1048 En algunos casos es imposible saber si se refiere a los de la Guerra de las Galias o a los de la Guera civil. 1049 Aunque los datos no nos permiten saber si se trata de la del canciller Pero López de Ayala o de la atribuida a Pedro Gracia Dei. 451 Portugal, presente en la Crónica de Juan II de Portugal que tenía el conde de Salinas, la Historia de Portugal, en la biblioteca de Bernardino de Mendoza, las Conquistas del rey de Portugal, en la del conde de Mélito, y la Crónica del rey Manuel en la del príncipe de Éboli; o las de temática italiana, que poseía Fernando de Aragón. En esta época de exaltación de la virtud individual las cualidades personales no sólo se dan en las crónicas regias sino que se produce un auge de las obras biográficas y la historia de sus linajes. Podemos ver una nutrida presencia de tales obras en diecisiete bibliotecas. Las biografías de personajes ocupan el primer lugar. En ellas se encuentran las que relatan la vida de antiguos, ejemplos de nobleza, como Alejandro Magno, y de personas de virtud que han vivido recientemente: el cardenal Cisneros o el cardenal Tavera. Dentro de estas materias fueron muy leídas las obras que se pueden agrupar bajo la denominación de prosopografías, donde se relatan las vidas de varios personajes, haciendo a la vez una semblanza de su vida y de su linaje. Entre ellas aparece una obra clásica, Los doce césares de Suetonio que figura en cuatro bibliotecas. También se encuentran obras de autores renacentistas, estando las Vidas ilustres de Boccaccio y de Petrarca presentes en seis bibliotecas. Los textos de este género tuvieron un gran éxito en la Castilla renacentista, y en mayor medida, cuando los personajes retratados eran miembros de las familias nobles del reino. En las bibliotecas nobiliarias estudiadas aparecen cinco ejemplares de los Claros varones de Castilla de Hernando del Pulgar, tres de las Generaciones y semblanzas de Pérez de Guzmán, y dos de las Ilustres mujeres de Pulgar. En cuanto a las genealogías, obras que están íntimamente relacionadas con las anteriores, entre ellas priman las que tratan de las casas reales. Las que aparecen principalmente son la Genealogía de los reyes de España de Alonso de Cartagena y la Genealogía de los reyes de Aragón. También se encuentran en las relaciones estudiadas otras genealogías reales como la Descendencia de los reyes de Sicilia, en la biblioteca del duque Fernando de Aragón o la Genealogía de los reyes de Navarra, en la de Carlos de Viana. Entre las obras de carácter biográfico y genealógico, un caso aparte es la presencia de hagiografías, cuya relevancia va aumentando a lo largo del siglo 452 XVI. El conde de Mélito tenía en su biblioteca la Vida de Santa Catalina y la Vida de Santa Águeda, las tres obras biográficas que recoge el inventario de Juan de Borja, duque de Gandía, son de carácter religioso. Dentro de este género la obra que se encuentra en mayor número de relaciones es de carácter recopilatorio, la conocida como Flos sanctorum, adaptación de la obra de Jacobo de la Voragine la Leyenda Aurea que aparece en ocho de las bibliotecas nobiliarias estudiadas. En la mentalidad nobiliaria ocupaba un importante lugar todo lo tocante a la caballería y a la milicia. Dentro de las obras que tratan estas materias se encuentran los tratados militares, al seguir siendo la actividad bélica uno de los cometidos de la nobleza; y otras obras son los tratados de vida noble. En los textos de la época estas materias aparecen a menudo mezcladas, y dentro de las mismas obras se encuentran también tratados de reglamentación heráldica o del blasón, caso del Nobiliario Vero, l’Arbre des batailles o el Tratado de las armas. La importancia de la presencia de obras sobre estas materias queda patente, pues hemos hallado casi cien ejemplares de ellas repartidos en diecinueve de las bibliotecas estudiadas. Entre las obras dedicadas a esta temática, conforme avanza la Edad Moderna, se aprecia una mayor presencia de libros de estrategia militar. Así, algunas bibliotecas se pueden conceptuar como bibliotecas profesionales de la milicia. Tal sucede con la de don Bernardino de Mendoza o la del conde de Puñonrrostro, en las que aparecen abundantes títulos sobre estrategia moderna y clásica: La teoría y práctica sobre la guerra, Fábrica de fortalezas, Consejos militares, Comentarios a la guerra de los Países Bajos, Guerras de compañía, Discursos sobre la disciplina militar, La milicia romana, Avisos en materia de estado y guerra, y los Discursos del maestre Lechuga. Sin embargo, el que gozó de más predicamento entre los tratados de este tipo fue el clásico de la materia bélica, De re militari de Vegecio, que está presente en nueve de las bibliotecas estudiadas. Los libros de temática exclusivamente caballeresca también gozaron de una presencia apreciable en las bibliotecas nobiliarias. Ejemplos de ellos son: el Doctrinal de caballeros de Alonso de Cartagena, presente en las bibliotecas del conde de Haro, del marqués de Priego, del conde de Mélito y del marqués de Tarifa; y otras obras como, el Libro de justadores que tenía el duque de Medina 453 Sidonia, la Ceremonia de coronación de los reyes de Francia de la biblioteca del tercer conde de Benavente o el Orden de las justas de París del heraldo Montjoie que poseía el marqués de Tarifa. Dentro del mundo caballeresco se encuentran las reglas de las órdenes militares, de Santiago, obrantes en los inventarios de los condes de Mélito, de Puñonrrostro y de Salinas y del duque de Pastrana, y Alcántara, en las del príncipe de Éboli y del conde de Oropesa. Posiblemente la razón de esta presencia se debiera a los cargos que los titulares de las bibliotecas o sus allegados tuvieran en estas órdenes. La heráldica como materia estaba habitualmente incluida en los tratados de nobleza. Así, hay que destacar la presencia de obras como el Nobiliario Vero en las bibliotecas del marqués de los Vélez y del conde de Oropesa, el Espejo de Nobleza en la del tercer conde de Benavente, el Tratado de las armas en la del conde de Haro, el Libro de armería en la del conde de Mélito o el Arbre des batailles en la del conde de Haro y la del marqués de Tarifa. No se aprecia un número relevante de nobiliarios y armoriales en los inventarios post-mortem de bibliotecas nobiliarias, solamente aparecen el citado Libro de armería y un Blasón de Gracia Dei que Tate localiza en la biblioteca de Batres. Sin embargo, la existencia de armoriales y nobiliarios en las bibliotecas de la nobleza, se manifiesta si recurrimos a otras fuentes como las dedicatorias y los ex-libris, donde se descubren muchos titulares de estas obras que tenían condición noble1050. También es lógico pensar que tratados como el Compendio de los Girones o la Genealogía de los Osorio, dedicados especialmente a estas familias y escritas en muchos de los casos por encargo expreso de un miembro de la casa, estuvieran en sus bibliotecas. Con el Renacimiento cobra relevancia la emblemática en su faceta simbólica, cuestión que queda patente en las bibliotecas nobiliarias más modernas. Encontramos ejemplares de los famosos Emblemas de Alciato en la biblioteca de Francisco Arias Dávila, conde de Puñonrrostro y en la de Francisco de Zúñiga, tercer duque de Béjar. 1050 Según demuestran los ex-libris localizados en diversos ejemplares del Libro de armería de Hernández de Mendoza y en los que se aprecia su pertenencia a los Núñez de Toledo, al conde de Gondomar, a Bartolomé Villalobos o a Pedro Fernández de la Cerda. 454 Un aspecto más lúdico de la mentalidad nobiliaria es el que se reflejaba en los libros de novelas de caballerías, que tuvieron una presencia notable y variada en estas bibliotecas, localizándose los siguientes: en la del conde de Haro, la Demanda del Grial; en la del príncipe de Éboli, el Espejo de la caballería y la Doncella de Francia, relato que también figura en el inventario del primer conde de Oropesa; en la de Fadrique Enríquez de Rivera, marques de Tarifa, estaban Las hazañas de Bernardo del Carpio; en la de Bernardino de Mendoza, el Amadis en su versión italiana de Bernardo Tasso; y dos obras que son referidas como de Merlín en las bibliotecas del citado Bernardino de Mendoza y del tercer conde de Benavente, y que posiblemente estén dentro de la temática artúrica realizada a partir de la llamada Vulgata. Un ejemplo de gran afición por este tipo de literatura fue el segundo duque de Alburquerque quien poseía un elevado número de novelas de caballería en su biblioteca1051. Incluso el propio emperador Carlos contaba entre sus libros de cabecera con un ejemplar del Libro del caballero determinado, obra de un autor muy ligado al mundo de la nobleza y la heráldica, Olivier de la Marche1052. La ausencia de otros de estos títulos en bibliotecas nobiliarias posiblemente se deba a su no inclusión en inventarios por su escasa consideración moral. Un caso especial de biblioteca nobiliaria es la de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, estudiada por Mario Schiff, cuyo trabajo es hoy en día un clásico de la reconstrucción de bibliotecas1053. Dicho personaje aunaba las condiciones de representante de la alta nobleza y de intelectual. Dentro de la abrumadora presencia de las obras de los clásicos, se encuentran no pocas de carácter histórico de estos autores: Discursos de la Guerra del Peloponeso de Tucídides, las Guerras púnicas de Polibio, la Conjuración de Catilina de Salustio, los Comentarios de César, la Segunda década de Tito Livio, las Antigüedades judaicas de Flavio Josefo, los Doce césares de Suetonio. También figuran un buen número de obras históricas medievales: la Primera Crónica General, la 1051 Sobre esta biblioteca podremos disponer de un profundo estudio cuando salga a la luz el trabajo de la profesora Elisa Ruiz García y de Mª del Pilar Carceller Cerviño, titulado: “La biblioteca del segundo duque el Alburquerque” (actualmente en prensa). 1052 Hueso Rolland, Francisco, Catálogo de encuadernaciones españolas, p. 156. 1053 Schiff, Mario, Op. cit., p. 126. 455 Grande e General Estoria, la Crónica de 1344, la Crónica de los cuatro reyes, la Crónica del rey don Pedro, la Historia Gótica, entre otras. En lo tocante a nobleza y heráldica, el ejemplar de mayor interés es el códice compuesto casi en su totalidad por obras de estas materias1054, tales como De insigniis et armis, el Tratado de las armas de Diego de Valera, La Cadira de honor de Juán Rodriguez de Padrón, el Tratado de los gualardones de Lucena, el Tratado de las condiciones requeridas para ser un buen heraldo de armas y el Relato de la ceremonia en la cual Juan II eleva a Iñigo López de Mendoza a la dignidad de marqués de Santillana. Tras del estudio del contenido de los inventarios de estas bibliotecas nobiliarias y de las otras fuentes citadas, podemos ver cómo existía por parte de la nobleza un notable interés por el conocimiento de su pasado, tanto general, reflejado en las crónicas y los relatos históricos, como particular en las genealogías y biografías. También era grande la atracción ejercida por las cuestiones ligadas al mundo de la caballería y nobleza, entre ellas la heráldica, que se encuentran, de manera abundante y con una gran variedad de títulos, en manos de los nobles. Por último, debemos significar que estas obras no sólo eran leídas por el noble titular de la biblioteca. La presencia de este tipo de escritos en bibliotecas nobiliarias significaba que éstos estaban también al alcance de otros miembros de la casa como eran los criados, quienes a menudo eran personas de un elevado nivel cultural, tales como Bocángel, Lope, Quevedo o Castillo Solórzano1055 1054 B.N. de Madrid. Ms. Res. 125. Si bien como señala el propio Schiff, se trata de un códice facticio y parte de la obras incluidas en el no pudieron pertenecer al marqués. Al posible origen y destinatario de este manuscrito ya nos hemos referido en el apartado dedicado al tratado De insigniis et armis. 1055 Dadson, T. J., Libros lectores, p. 26. 456 457 Bibliotecas nobiliarias Titular Fec ha Inv ent. Num. Volúme nes Historia Biografía y Genealogía Nobleza Novelas Caballe ría Tota l Clási ca Medi eval y mode rna Tota l Bio gr. Gen eal. To tal No bl. he ral . Ca ba- ller ia Mil icia Alonso Pimentel 144 7 126 23 9 14 2 2 - 4 4 - - 2 Pedro de Zúñiga 145 4 11 2 - 2 - - - - - - - - Pedro Fernández de Velasco 145 3 160 13 5 8 2 1 1 5 4 1 - 1 Iñigo López de Mendoza 145 8 - 15 8 7 2 2 - 8 8 - - - Fernán Pérez de Guzmán 146 0 29 8 3 5 1 - 1 2 1 1 - - Carlos de Navarra 146 1 99 8 5 3 2 1 1 - - - - - Álvaro de Zúñiga 146 8 25 - - - 1 1 - - - - - - Fernando Alvez. de Toledo 150 3 43 3 1 2 1 1 - 1 1 - - 1 Juan de Guzmán 150 7 230 23 9 14 2 2 - 4 1 2 1 - Pedro Fernández de Córdoba 151 8 268 14 12 2 3 3 - 1 - - 1 - Marqués del Cenete 152 3 522 59 20 39 3 2 1 2 1 - 1 1 Fadrique Enríquez de Ribera 153 2 223 10 3 7 2 2 - 4 2 1 1 2 Conde de Benavente 153 2 21 5 - 5 - - - - - - - - Diego Hurtado de Mendoza 153 6 66 12 7 5 3 3 - 4 2 2 - - Juan de Borja 154 3 280 9 6 3 3 3 - 4 2 - 2 - Francisco Álvarez de Toledo 154 3 67 5 2 3 1 1 - 2 1 1 - - Francisco de Zúñiga 154 4 168 13 10 3 3 3 - 1 - - 1 - Fernando Chacón 154 6 149 12 2 8 2 1 1 2 1 1 - - Fernando de Aragón 155 0 795 17 7 10 5 3 2 - - - - - Antonio de Rojas 155 6 73 6 2 4 1 1 - - - - - - Ruy Gómez de Silva 157 3 40 10 2 8 - - - 1 - 1 - 1 Rodrigo de Silva 159 6 31 4 1 3 - - - 4 - - 4 - Bernardino de Mendoza 160 5 90 6 3 3 2 2 - 13 - 3 10 2 Francisco Arias Dávila 161 0 182 18 6 12 4 3 1 33 - - 33 - 458 459 VI.5. ESTAMENTOS NO NOBILIARIOS La historia de la lectura también se ha aproximado a los gustos lectores de las personas que no pertenecían al estamento nobiliario. Dentro de este sector los grupos sociales más estudiados han sido los de religiosos, intelectuales y burgueses. sobre los que se cuenta con un mayor número de datos y de los que se presume una mayor actividad lectora. Existían otros colectivos, como mercaderes y artesanos, que han sido escasamente estudiados, y de los que habitualmente se presume una pobre actividad lectora. Sobre esta cuestión recordemos los parámetros establecidos por Chevalier para identificar los rasgos generales de los lectores1056. Según los condicionantes que este autor establece para conocer los sectores sociales que eran proclives a la lectura, se puede pensar que estos grupos quedaban fuera de los circuitos de tales prácticas, y en particular de los relativos a cuestiones de la nobleza1057. Sin embargo, según Chartier los niveles de lectura de estas personas eran más elevados de lo que se creía tradicionalmente. Para este investigador los estudios monográficos, efectuados por lo general a escala de una ciudad o una región, han revelado una presencia del libro más considerable de lo que cabría esperar en los estamentos de artesanos y mercaderes1058. Según el citado autor las novelas de caballerías se encontraban también entre los “gustos lectores” de los 1056Chevalier, Maxime. Lectura y lectores ..., pp. 13-22. 1057Estos parámetros son: - El analfabetismo, que abarca a cerca de un ochenta por ciento de la población, deja fuera a los campesinos y los oficios manuales. - El precio de los libros, con principal hincapié en los manuscritos, hace descartar al clero medio y bajo y a otros sectores como funcionarios, oficiales, etc. - El interés por este tipo de lectura, que también podría dejar fuera a altos comerciantes y propietarios de talleres, los cuales salvo en los casos de que aspiraran a acceder a la condición de nobleza, no tenían excesivo interés por la heráldica. Hay que tener en cuenta que las evaluaciones de Chevalier van dirigidas principalmente hacia el libro impreso. Pero es de suponer que el interés de un grupo por un tema deja aparte la forma de factura de los ejemplares. 1058 En Valencia, entre 1474 y 1536, donde la quinta parte de los inventarios mencionan libros, el catorce por ciento en el caso de los artesanos del tejido y el diez por ciento de los demás trabajadores manuales. En Amiens en los años de 1503-1576 el libro aparece en uno de cada cinco inventarios por fallecimiento, entro los mercaderes y artesanos, en uno de cada diez (Chartier, Roger, “Lectura y lectores populares desde el Renacimiento hasta la época clásica”, en Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, 1997, p.415). 460 menestrales y los mercaderes, lo que se desprende de la documentación de los interrogatorios inquisitoriales entre 1560 y 1610 1059. La aparición de la imprenta facilitó el acceso a este tipo de obras. Este hecho pudo suceder en el caso de los textos de teoría heráldica, pero no en los nobiliarios, que no se imprimen hasta fines del siglo XVI. Por desgracia, en nuestro país no se han realizado aun estudios que revelen las preferencias lectoras de estos grupos sociales sobre cada materia. No obstante, y a la expectativa de nuevos datos, no podemos desechar la posibilidad de que estas personas leyeran también obras de materias asociadas comúnmente a la nobleza. Si recurrimos a testimonios indirectos, como es la opinión de autores expresada en obras sobre nobleza y heráldica, no apreciamos una intención de dirigirse hacia estos grupos. Aunque el propio Bartolo dejó abierta la posibilidad de acceder al uso del blasón a todos los oficios y estamentos. Hernández de Mendoza, a quien no se le puede tachar de ser un ferviente defensor de la raigambre noble de las armerías, deja bien clara su opinión sobre los oficios no nobles y sobre el afán de encumbramiento por medio de las armerías cuando afirma: Agora syn ningún enpacho, el padre esta nel poyo escrivyen do libelos o haziendo otro ofiçio y quiçá vendiendo espeçias, el hijo pasa cavalgando o a pie con el espada al cuello dorada con grand guarniçion y çintas de seda en gran menospreçio de la loable cavallería 1060. Ponen sus sepulcros leones sobre que estan y lebreles e sus pies, pajes con armas las quales nunca usaron salvo escrivanías, papeles de rrentas, libros de cuentas, lo qual en menospreçio de la nobleza 1061 . Sobre la práctica lectora de estos sectores sociales no es posible profundizar más en este asunto, debido a la actual escasez de testimonios. Pero en 1059 Ibidem, p.417. 1060 Libro de armería, f. 141. 1061 Ibidem, f.118. 461 lo tocante a otros grupos sí que tenemos una mayor amplitud de fuentes para poder estudiar sus inclinaciones hacia la lectura de obras dedicadas a la nobleza y a las materias con ella relacionadas. La diversidad de condiciones dentro de las personas agrupadas en este apartado es muy elevada, algunas incluso podían tener la condición de nobles, pero su biblioteca no se puede clasificar como una biblioteca nobiliaria. Esto, unido al número de inventarios estudiados, hace que las conclusiones que se extraigan sean tomadas con precaución. Para facilitar su análisis hemos agrupado en las relaciones de bibliotecas no nobiliarias estudiadas en los siguientes grupos: - Bibliotecas de religiosos - Bibliotecas de historiadores - Bibliotecas de funcionarios y letrados - Bibliotecas de escritores De estos grupos hemos analizado los estudios de dieciocho bibliotecas, realizados a través de sus inventarios, de ellas ocho pertenecen al primer grupo, tres al segundo, seis al tercero y dos al cuarto. El marco cronológico escogido sigue siendo el de los siglos XV y XVI1062. Como caracteres generales de estas bibliotecas se pueden enumerar los siguientes: En primer lugar, se aprecia que dentro de las bibliotecas no nobiliarias abundan las de tipo profesional, entre las que priman las de legistas y teólogos. El segundo aspecto a destacar es que las colecciones constan, por término medio, de menos ejemplares que las de la nobleza, salvo algunas de grandes intelectuales como Arias Montano y de eclesiásticos notables caso del arzobispo Carranza que poseía ciento cincuenta y ocho ejemplares, el obispo Acuña con 1062 Al igual que con las bibliotecas nobiliarias, procedemos ha citar ahora las fuentes consultadas para los inventarios de varones no nobles y de mujeres para facilitar la lectura del texto. Beer, Rudolf, Handschriftenschätze spaniers, Amsterdam, 1970; González, Julio, El maestro Juan de Segovia y su biblioteca, Madrid, 1944; Hernández González, Mª Isabel, “Suma de inventarios de bibliotecas del siglo XVI (1501-1560), En El libro antiguo español, 4: coleccionismo y bibliotecas, Salamanca, 1998; Laspéras, Jean Michel, “Chronique du livre espagnol: Inventaires de bibliothèques et documents de librairie dans le monde hispanique aux XV, XVI et XVII siècles”, Revue du livre espagnol, nº 28 (1980), pp. 535-557; López Martínez, Nicolás, “La biblioteca de D. Luis de Acuña en 1496”, Hispania, nº 20 (1966), pp. 81-110; Serrano y Sanz, “Testamento de Gonzalo García de Santa María: año de 1519”, Boletín de la Real Academia Española, nº I (1914), pp.470-478. 462 trescientos sesenta y tres, y el arzobispo Pedro Guerrero con doscientos noventa y dos. Por último, se pueden vislumbrar una serie de rasgos comunes en las relaciones estudiadas, en cuanto a la presencia de obras de determinadas temáticas que quizá sirvan para definir los gustos y necesidades de lectura de modo más real que las bibliotecas nobiliarias. Sobre las materias ligadas a la temática nobiliaria, vemos cómo continúa el gusto por la lectura de la historia, pues sólo carecen de obras de este género dos bibliotecas, ambas de clérigos: la del inquisidor Andrés Gasco y la de Gil de Fuentes. En las demás se encuentran las mismas preferencias que en las nobiliarias, con abundante presencia de los clásicos como César y Tito Livio. Entre los autores castellanos siguen encontrándose crónicas: la Valeriana, la Crónica del rey Rodrigo de del Corral, la Crónica General y la Estoria de Alfonso X. Sin embargo, en estas bibliotecas se da una mayor diversidad de títulos, apareciendo obras históricas que tratan sobre otros temas como la Muy lamentable conquista de Rodas, que se encuentra en las bibliotecas de Fernando de Rojas, Alonso Ruiz de Quirós y Benito Arias Montano; la historia de las Indias, tratada en las obras de Fernández de Oviedo, el padre las Casas, Cieza de León, López de Gómara o Álvar Núñez Cabeza de Vaca, o sobre la historia del Japón en la obra de Bujidos de Leyva. En otras bibliotecas se aprecia el interés por el pasado desde un punto de vista profesional. Es el caso del teólogo Juan de Segovia que participó en el concilio de Basilea y entre las obras que poseía se encuentran dos suyas que narran el por qué y el desarrollo del concilio: De Gestis Concilii Basilensis y Super neutralitate, y otra, no propia, cuya motivación también fue el propio concilio, la Proposición contra los ingleses o Allegationes de excelentia regiae coronae Castellae de Alonso de Cartagena. Los géneros que relatan vidas y linajes, la genealogía y la biografía, despertaban también interés entre estos lectores, aunque menos que en las bibliotecas nobiliarias. En ocho de ellas localizamos textos de estos géneros, siendo el número total de ejemplares localizados diecisiete, que recogen nueve títulos diferentes. De éstos se pueden deducir nuevamente los puntos de interés particulares de cada grupo, pues encontramos entre los religiosos y los personajes 463 postrentinos obras hagiográficas: el Flos Sanctorum, el Martirologio de santos españoles, Santas e ilustres mujeres, San Ignacio de Loyola y san Francisco Javier. También entre los estamentos no nobiliarios se da un predominio de las obras del subgénero llamado de galerías de retratos sobre las biografías (sólo se encuentran la biografías de Lutero que era propiedad de Pedro Guerrero, arzobispo de Granada y la del Gran Capitán de Alonso de Barros) y las genealogías (sólo están presentes, en bibliotecas ya del XVII, la de los reyes de Aragón en la biblioteca del letrado aragonés Diego de Morlanes y la de Felipe III y el duque de Lerma en la de Francisco de Tornamira). Sin embargo, el número y la variedad de las obras de retratoses mayor: los Claros varones de Juan Sedeño, las Mujeres ilustres de Boccaccio, los Doce césares de Suetonio y las Batallas y quincuagenas de Fernández de Oviedo. Este último es el único libro que se encuentra en el total de las relaciones estudiadas en cuyo contenido se incluyen descripciones heráldicas. Sobre las materias de nobleza, estrategia y caballería, el interés dentro de estos lectores es menor que en los de las bibliotecas nobiliarias, sólo cinco relaciones contienen títulos referidos a ellas, con un total de ocho ejemplares. La única obra que aparece en más de una biblioteca es El cortesano de Baltasar de Castiglione, que se localiza en las dos arzobispales de Toledo y Granada. En la de Francisco de Tornamira aparece la documentación relativa a su proceso de hidalguía, en concreto, en las descripciones de testigos. Un caso curioso es la posesión de una obra de inequívoco contenido caballeresco como la que responde al título de El vellocino de oro y la historia de la orden del Tausón, presente en la biblioteca del religioso Constantino Ponce de la Fuente. Con las novelas de caballería ocurre algo similar, sólo aparecen obras de este género en la biblioteca del escritor Fernando de Rojas que cuenta con cuatro titulos: Amadis de Gaula, la Crónica del Cid Ruy Díaz, Sargas de Esplandián y Clarián de Landanis. Tal y como se puede deducir del estudio de los inventarios post-mortem, la presencia de temas caballerescos y nobiliarios fuera de las bibliotecas de la 464 nobleza no era muy relevante, y aun menor lo era la materia heráldica. Aunque es preciso hacer una serie de aclaraciones sobre este asunto. Primero, la escasez de inventarios estudiados en comparación con los de bibliotecas nobiliarias. Este hecho reduce los elementos de valoración y, por tanto, la fiabilidad de las conclusiones. Segundo, que como dijimos, muchas de las bibliotecas estudiadas a partir de la documentación notarial son bibliotecas profesionales en las que la cabida de las aficiones lectoras del poseedor era menor que en las bibliotecas particulares. Tercero, que las obras de temática nobiliaria o heráldica fueron consultadas, pero desde otros puntos de vista. Es el caso de los letrados, pues entre sus fondos se encuentran abundantes obras de Bartolo (dos en la biblioteca de Diego de Morlanes, Gonzalo García de Santa María, once en la de Andrés Gasco, y diez en la de Alonso de Salazar y Frías, quien también era poseedor de un ejemplar de los Emblemas de Alciato). Cuarto, que la presencia de estos tipos de obras en las bibliotecas también puede ser estudiada a través de otras fuentes: las anotaciones marginales de sus propietarios, de los ex libris y las relaciones de libreros. Tomando como referencia el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, vemos que en los ex-libris de los ejemplares estudiados aparecen religiosos (Diego González, prior de Roncesvalles) y letrados (Fernando José Velasco, fiscal del consejo de Castilla y el doctor Martín Vázquez Siruela). En el Espejo de la nobleza de Alonso de Torres consta Melchor Vaca, criado de Adriano VII. Este tipo de obras se podían localizar en las bibliotecas profesionales de cronistas e historiadores, aunque igualmente son escasos los testimonios recogidos en inventarios. Sin embargo, sabemos que Rodrigo Méndez Silva, cronista del rey en 1651, poseía un ejemplar del Libro de armería. También sabemos de su lectura por referencias de los propios escritores, (que ya citamos en parte al referirnos al grupo de los profesionales de la heráldica) cuyos testimonios están recogidos en sus obras. Así, Fernández de Oviedo, Jerónimo Gudiel y Argote de Molina consultaron las obras del conde don Pedro, Gracia Dei, Hernández de Mendoza, Antonio de Barahona, Jerónimo de Aponte y 465 Juan Pérez de Vargas, entre otros1063; por no contar con las menciones de autores expresamente dedicados a estas materias como el mismo Salazar y Castro. En los siglos XVIII y XIX continúa la presencia de obras heráldico- genealógicas en bibliotecas de los eruditos más famosos entre los que se pueden citar a Bruna, Juan Alfonso Guerra, Juan Isidro Fajardo1064, Martín Ferreira1065 o el marqués de Villena1066, quienes siguen haciendo uso de estos textos para sus investigaciones o simplemente por coleccionismo. Sin embargo, sería arriesgado tomar estos usos profesionales de los historiadores y eruditos como representativos de los de todo su estamento social. 1063 Gudiel, Jerónimo, Compendio de historias, Alcalá de Henares, 1573, f. 3; Argote de Molina, Gonzalo, Nobleza del Andalucía, Jaén, 1991, pp. 7-8. 1064 Este erudito tenía en su biblioteca un gran número de obras de estas materias: Linajes de España de Mendoza, Lucero de nobleza de Alonso Téllez y Meneses, Linajes de Castilla, Nobiliario de Casas ilustres por Aponte, Genealogía y títulos de Castilla, Casas solariegas de Castilla por Soto, Casas solariegas de León y Navarra por Soto, Nobiliario del conde don Pedro, Libro de linajes de Antonio de Barahona, Genealogías de las casas de Ayala por Luis de Barahona, Libro de armería de España por Alonso de Vega, Casas solariegas de Garci Alonso de Torres, Nobiliario de España de Barahona, Grandeza valor y nobleza de España de Barahona, Nobiliario de España de Gracia Dei, Casas ilustres de España de Barahona, Nobiliario de España por Pedro García de Cariñena, Escrituras genealógicas, Linajes de España de Aponte, (Andrés, Gregorio, “Los manuscritos del académico y erudito Juan Isidro Fajardo en la Biblioteca Nacional”, Hispania, XLIX, 172(1981), pp.525-549). 1065 Memorias genealógicas de la familia de los Cunhas, Libro de generaçoes de Portugal de Margalhaes, Noble casa de Ocampo, Crónica do rei Alonso deste nome o quinto dos reis de Portugal. Catálogo de la biblioteca: sección historia, genealogía y heráldica, Córdoba, 1983 1066 Nobiliario del conde don Pedro , Blasones de Gracia Dei, Lucero de nobleza de Jerónimo de Aponte, Espejo de Nobleza de Melchor Núñez Vaca de San Pedro, La casa de Baviera de Pedro Salazar de Mendoza, Crónica de la casa de Vizcaya, Crónica de los señores de Haro (Andrés, Gregorio de, “La biblioteca del marqués de Villena, don Juan Manuel Fernández Pacheco”, Hispania, nº XLVIII (1988), pp. 167-200) . 466 467 Bibliotecas no nobiliarias Titular Fecha Invent. Num. Volúmenes Historia Biografía y Genealogía Nobleza Novelas Caballería Total Clásica Mediev al y modern a Total Biogr. Genea l. Tot al Nob l. Her al Caba - lleria Milic ia Juan de Segovia 1458 95 2 - 2 - - - - - - - - Pedro Tolón 1489 37 2 2 - - - - - - - - - Luis de Acuña 1496 383 6 2 4 1 1 - - - - - - Gonzalo Santa María 1519 - 1 1 - - - - - - - - - Fernando de Rojas 1541 37 5 - 5 2 2 - - - - 4 Alonso de Quirós 1542 23 2 - 2 - - 1 - - 1 - Gil de Fuentes 1543 47 - - - - - - - - - - - Benito Arias Montano 1548 128 13 11 2 - - - - - - - - Diego de Morlanes 1550 121 2 - 2 3 2 1 - - - - - Diego de Valdés 1556 23 4 1 3 - - - - - - - 2 Andrés Gasco 1556 36 - - - - - - - - - - - Juan Vergara 1557 18 4 4 - 1 1 - - - - - - Constantino Ponce 1558 89 6 4 2 - - - - - - - - Pedro Guerrero 1559 242 5 3 2 2 1 1 1 1 - - - Bartolomé Carranza 1560 158 4 2 2 2 2 - 1 1 - - - Doctor Páez 1583 10 10 - - - - - - - - - - Alonso de Barros 1604 151 20 10 10 4 4 - 6 - 1 5 - Francisco Tornamira 1620 23 6 1 5 2 1 1 1 1 - - - 468 VI.6. LAS MUJERES Las bibliotecas de titularidad femenina ha sido un campo de estudio poco cultivado hasta la fecha, de ahí que el volumen de los datos que tenemos de ellas sea menor que el de otros grupos sociales. Hasta ahora se han estudiado preferentemente las colecciones poseídas por representantes de la nobleza. Hay también otras singularidades de los inventarios de bibliotecas femeninas que merece la pena destacar, con respecto a lo que pudieran ser las aficiones en materia literaria de las mujeres de la época. Primera: que era normal que las mujeres cultivadas leyeran libros de las bibliotecas de sus padres y maridos. Según dice Dadson en el caso de Brianda de la Cerda: ¿Estamos ante la biblioteca de una mujer o ante la biblioteca de un hombre que por avatares del destino ha acabado en manos de una mujer? Es una pregunta que se tine que hacer con casi toda biblioteca de mujer, y una pregunta cai imposible de contestar en todos los casos1067. Segunda: que en los inventarios de las bibliotecas de mujeres viudas habitualmente estuvieron presentes libros que pertenecieron a su marido los cuales es muy dudoso que fueran leídos por las damas Entre las mujeres de los siglos XV y XVI los gustos seguían otras pautas diferentes de las de los varones o, por lo menos, la incidencia de ciertas materias era más patente que entre los hombres. La preponderancia de los temas religiosos es tan grande que los títulos relacionados con esta cuestión ocupan casi el ochenta por ciento del total de los nueve inventarios estudiados. En el caso particular de condesa de Puñonrrostro, su biblioteca fue elegida a indicación de su director espiritual, el jesuita Cristóbal López; o la de Margarita de Austria, cuyos veinte volúmenes son íntegramente libros de religión, menos el Libro de los viajes de Mandeville. 1067 Dadson, Trevor J. Libros, lectores y lecturas, p. 240. 470 Sobre la historia no apreciamos un gran interés lector, ya que las únicas que cuentan con obras de esta temática son: la biblioteca de doña Brianda de la Cerda, en la que se localizan siete títulos de esta materia, entre ellos sólo un clásico con obras de Jenofonte, y la de Francisca de Paz Jofre de Loaysa, en la que Dadson localiza seis libros de historia entre los que destacan los Anales de Aragón y la Historia del padre Mariana. En las demás los únicos libros de historia son de hechos religiosos como la Historia de la legión tebana que poseía la condesa de Salina Antonia de Ulloa, o la Historia eclesiástica del cisma de Inglaterra de la condesa de Puñonrrostro. Otro tanto acontece con los libros de biografías y genealogías donde el único que aparece en tres de las seis relaciones es el Flos Sanctorum. En el caso de la condesa de Altamira, doña Ana de Toledo, que poseía hasta cuatro ejemplares. Si bien, este título se aplicaba en general a las recopilaciones de vidas de santos realizadas a partir de la Leyenda áurea, de las que las más famosas fueron la del padre Pedro de Ribadeneyra y la de Villegas. Las otras biografías encontradas son siempre religiosas como la Historia del padre Javier, la Historia de Santa Juana o los Martirios de santos ingleses. La única excepción está otra vez en posesión de doña Brianda de la Cerda y se trata de una posible genealogía familiar hoy perdida titulada Comentario de la Casa de Béjar. Sobre temas caballerescos y nobiliarios tampoco se encuentra casi ningún ejemplar en las bibliotecas femeninas, salvo el Jardín de nobles doncellas que tenía Leonor Álvarez y la Enseñanza de nobles de Pedro López de Mendoza y los dos volúmenes del Establecimiento de la orden de Santiago que poseía la duquesa de Béjar y que Dadson atribuye a herencia masculina1068. En cuanto a la presencia de tratados como el Doctrinal de príncipes o el Vegecio entre los libros que se supone pertenecieron a la reina Católica, suponemos que esto se debe a razones de gobierno, más que a gustos personales. 1068 Dadson, Trevor J., Op. cit., p. 240. 471 La novela de caballería tuvo un gran predicamento entre las damas, lo que queda patente por las repetidas referencias admonitorias de la Iglesia en contra de este género, que cita Dadson 1069. Además contamos con otros testimonios los recogidos en otras obras, caso del mismo Quijote y el estudio de los inventarios, que revelan la presencia de obras de este género: el Cristialán de España o la Vida del esforzado caballero don Tristán de Leonís en las bibliotecas de Brianda de la Cerda y Sancha de Guzmán respectivamente; las que poseía Leonor Álvarez, El triumpho de los nueve preciados y Tristán de Leonis o la Historia de Lanzarote, la Balada de Merlín y la Demanda del Santo Grial, que Sánchez Cantón da como pertenecientes a Isabel la Católica. Con respecto a la temática heráldica, no se encuentra ningún ejemplar de esta materia, salvo la posibilidad de que lo fuera el titulado Libro de armas que figura en el inventario de la duquesa de Béjar doña Brianda de la Cerda, aunque Dadson lo identifica como un tratado de armamento, y ofrece la posibilidad de que fuera La philosophía de las armas de Carranza 1070. 1069 Ibidem, p. 241. 1070 Ibidem, p. 424. 472 473 Bibliotecas femeninas Titular Fech a Inve nt. Num. Volúmen es Historia Biografía y Genealogía Nobleza Novelas Caballe ría Tota l Clásic a Medi eval y mode rna Tota l Biog r. Gen eal. To tal No bl. her al. Ca ba- ller ia Mil icia Margarita de Austria 1498 20 - - - - - - - - - - - Isabel la Católica 1574 38 - 1 1 1 1 - 4 - 3 1 3 Sancha de Guzmán 1537 21 - - - 1 1 - - - - 1 Leonor Álvarez 1546 11 2 1 1 - - - 1 1 - - 2 Ana de Toledo Osorio 1549 21 - - - 1 1 - - - - - - Ana Piñeiro Manrique 1585 126 2 - 2 8 8 - - - - - - Brianda de la Cerda 1602 58 13 1 12 3 2 1 5 2 3 - 1 Ana de Ulloa 1605 40 1 - 1 - - - - - - - - Francisca de Paz Jofre 1626 50 8 - 8 2 2 - - - - - - 474 475 VI.7. LA IMPRENTA Y LA HERÁLDICA Queremos abordar, aunque sea brevemente la importancia de la aparición de la imprenta en relación con la lectura de los libros de heráldica y genealogía. Tanto en lo tocante a la modificación de sus contenidos como a su difusión. Actualmente, la idea que presenta el paso de manuscrito a impreso como una barrera está siendo muy cuestionada en su terminología y en sus contenidos. La imprenta se ve, no como creadora de una nueva cultura, sino más bien en un papel difusor. Sin entrar en las profundidades del asunto, basten unas notas suficientemente autorizadas sobre la cuestión. Para Chartier la revolución de leer precede a la revolución del libro cuando dice: La frontera clásica que distingue a los incunables del resto de los libros apenas tiene sentido[...] la relación entre impreso y manuscrito no debe pensarse sobre el término de sustitución del uno por el otro. La print culture no borra de golpe todas las prácticas de la scribal culture. Por tanto la imprenta no altera las modalidades de la relación con lo escrito. Permite desde luego una circulación de los textos a escala inédita 1071. De la misma opinión, y más concisa, es la afirmación de Eisenstein: El efecto sobre la sociedad del desarrollo dela imprenta, lejos de parecer sísmico, fue de lo menos importante1072. Para la mayoría de los especialistas en la cultura del Renacimiento, la aparición de la imprenta sucedió demasiado tarde como para poder considerarla punto de partida para la transición a tiempos modernos 1073. Fernando Bouza afirma en este sentido: 1071 Chartier, Roger, Op. cit., p. 23-25. 1072Eisenstein, Elizabeth. La revolución de la imprenta en la Edad Moderna Europea, Madrid, 1994 1073Ibidem, p. 112. 476 La irrupción del ars artificialiter scribendi no supuso, ni mucho menos, la desaparición del manuscrito como forma de comunicación 1074 . En el caso concreto de la literatura heráldica, así afirma Michel Pastoureau, también mantiene esta postura cuando dice: La difusión de la imprenta a fines del siglo XV no constituye, ni en el plano jurídico, ni social, ni en el plano técnico, una época de cambio en la historia de las armas en Occidente. Esto ocurrió sobre todo hacia la mitad del siglo siguiente, con la aparición de una legislación restrictiva en materia de capacitación heráldica y los primeros trabajos de erudición sobre la ciencia de las armas 1075. En el campo de la heráldica, la aparición de la imprenta no supone un cambio capital, aunque sí pudo aumentar la difusión de ciertas ideas. Dentro de la tipología de la obras heráldicas, son los tratados del blasón, los que encuentran una temprana y amplia difusión en nuestro país por medio de la imprenta. El Nobiliario vero de Ferrán Mexía se termina de escribir en 1485 y en 1492 ya existe una edición de la obra. Para dar idea de su relevancia, baste decir que se trata del incunable español del que se conserva un mayor número de ejemplares. Esta obra debió de convertirse en un manual de gran uso para los especialistas en heráldica y nobiliaria. Sabemos que sirvió de fuente a un rey de armas de la fama de Garci Alonso de Torres quien, según Martín de Riquer, en 1496 trabajó sobre él1076. Aunque no alcanzó la difusión del anterior, también fue publicada en época muy temprana la obra que recoge dos famosos tratados de Pedro Gracia, Dei: Blasón general y la Nobleza del universo, que se imprimió en Coria en 1489. Se trata del primer incunable realizado en Extremadura y, que curiosamente, luego fue plasmado 1074Bouza, Fernando. Op. cit, p.11. 1075Pastoreau, Michel. Op. cit, p. 37. 1076 Heráldica castellana en tiempo de los Reyes Católicos, Barcelona, 1986, p. 69. 477 en manuscritos a lo largo de los siglos XVI y XVII, en un efecto inverso del impreso- manuscrito. Durante el resto de la Edad Moderna se siguen imprimiendo con mayor o menor fortuna diversos tratados del blasón. Si bien, cada vez se restringen más, debido al progresivo declive del interés social por tales asuntos y a la conversión del mundo de la heráldica en una disciplina cerrada en sí misma. Por ejemplo, los Diálogos de las armas y linajes de la nobleza española, obra de Antonio Agustín, obispo de Tarragona, que fueron escritos a mediados del siglo XVI, no serán publicados hasta 1734 por Gregorio Mayans1077. El último de los grandes tratados del blasón de la Edad Moderna que tuvo una importante difusión a través de la imprenta fue la Ciencia heroyca del marqués de Avilés en 1780. Con respecto a los armoriales y libros de linajes, su evolución con relación a la imprenta es bien distinta. En este caso las primeras impresiones no se dan hasta mucho más tarde. No conocemos ningún armorial incunable. En la tercera década del siglo XVI, en 1521, Alonso de Torres afirma dar a la imprenta una obra suya, que pudiera ser un nobiliario, posiblemente el Espejo de la nobleza, o solamente un tratado del blasón con las cuestiones básicas de la heráldica, ya que sus palabras no permiten llegar a una conclusión definitiva, cuando afirma: En especial que con la ayuda de Dios muy presto será impresso un libro que de aquesta materia hablará algo largamente 1078. De esta posible edición carecemos de pruebas. La primera publicación documentada de un nobiliario importante no se produce hasta 1573 cuando sale a la luz un nobiliario familiar el Compendio de historias o de los Girones de Jerónimo Gudiel. Poco después, en 1588 se imprime el primer nobiliario territorial, la Nobleza de Andalucía de Gonzalo Argote de Molina. El siguiente gran hito en la publicación de textos nobiliarios se da en 1640, con la salida a la luz en Roma del famoso Nobiliario del conde don Pedro de Barcelos 1077 Agustín, Antonio, Diálogos de las armas, y linajes de la nobleza de España, Madrid, 1734. 1078 Torres, García Alonso de, Certificación de armas de Olivera, f. 7. 478 por Esteban Palomino, comentada por Joao Baptista Lavanha1079, que no se publica en España hasta la edición de Madrid de 1646, amplida y traducida por Faria y Soussa . Los nobiliarios publican durante el siglo XVII. algunos tuvieron una gran difusión, caso del Nobiliario Genealógico de los Reyes y Títulos de España de Alonso López de Haro, el cual se copió en numerosos manuscritos y se imprimió en 1626 por Luis Sánchez1080, y la Historia genealógica de la casa de Lara de Luis Salazar y Castro, impreso en la Imprenta Real en 1699. VI.7.1. Manuscritos e impresos La literatura heráldica y genealógica es una de las materias en las que se dio durante mucho tiempo la coexistencia entre libros manuscritos e impresos de la que habla Sánchez Mariana cuando dice: A pesar de la imprenta durante el siglo XVI sigue habiendo una alta demanda de libros manuscritos lo que hace que sigan existiendo talleres y copistas1081. Así, mientras algunas obras se imprimían, otras tuvieron gran difusión solamente a través de las copias manuscritas. Del Libro de armería de Hernández de Mendoza o de las obras de Gracia Dei se conservan muchísimos más ejemplares manuscritos que impresos del citado Blasón General del propio Gracia Dei, incluso se siguen realizando numerosas copias durante los siglos XVI y XVII. El Lucero de la nobleza de Jerónimo de Aponte fue un texto muy conocido en la época de Felipe II y sus sucesores. Así lo demuestra el interés de Ambrosio de Morales y Nicolás Antonio por esta obra. Si bien, nunca se llegó a imprimir. El citado Nobiliario del conde don Pedro, a pesar de ser impreso, se siguió copiando repetidamente y fue muy usado en copias manuscritas para alegar noblezas e hidalguías ante los tribunales1082. 1079Véase el ejemplar de la B.N. R-38.588. 1080 Según Dadson, constan de la obra doce ejemplares en el Fondo de la librería de Miguel Martínez (Libros, lectores y lecturas, p. 506). 1081 “Los manuscritos”, en Historia ilustrada del libro español, Madrid, 1993, p. 275 1082Ibidem., p.40. 479 Esta supervivencia prolongada del libro manuscrito de tema heráldico puede responder a varias razones: - Los nobiliarios y armoriales fueron libros de uso, es decir, de utilidad cotidiana para las familias que deseaban conocer la generación y blasones de otras familias con las que tuvieran algún tipo de relación, y también para los profesionales de la heráldica. Unido a esto está el carácter que se quiso dar a determinadas obras como literatura de uso personalizado, dándose el caso de que habla Einsestein sobre las copias de determinados textos que nunca tuvieron carácter comercial, con lo que no llegaron a entrar en el mercado del libro, quedando así manuscritas1083. - Las continuas variaciones de contenido e ilustraciones de las que eran objeto los armoriales y nobiliarios, debidas a la propia evolución de los linajes y blasones, o al interés de los propios afectados. Hernández de Mendoza en varias ocasiones pide disculpas por las ofensas que puedan causar sus imprecisiones a los linajes afectados. Por otra parte, el número de linajes incluidos en su obra comienza siendo de cerca de doscientos para sobrepasar el millar en ejemplares del siglo XVII. El libro impreso ejerció una gran influencia en la realización de manuscritos. Este influjo afectó en general a aspectos de factura e ilustración. En la literatura heráldico-genealógica se dieron aspectos particulares en los que cabe destacar la influencia mutua entre la imprenta y los manuscritos. Entre ellos se puede citar la realización mediante moldes xilográficos de las figuras de los emblemas heráldicos de algunos nobiliarios y armoriales, lo que estaba destinado a facilitar la tarea del ilustrador, dejando al iluminador solamente la tarea de representar la disposición interna de cada blasón y de colorear. Fruto de esta práctica se produjo la uniformidad de las formas del blasón y de los elementos paraheráldicos que lo rodean que aun se da en las obras actuales de esta temática. Otro aspecto de esta interrelación es la inclusión en las copias del manuscrito de tablas alfabéticas. La tabla alfabética es un recurso que permitía localizar un nombre o linaje sin alterar la estructura original de la obra. Pero se da el caso de que 1083Eisenstein, Elizabeth. Op. cit., p.42. 480 en algunas copias se transforma este orden adoptando uno exclusivamente alfabético para disponer los contenidos de los nobiliarios, con lo que el elemento foráneo al manuscrito acaba modificando la estructura original de la obra. La evolución del contenido de los libros de linajes constituye una posible línea de investigación en el campo de la historia de las mentalidades, profundizando en el desarrollo, aparición y desaparición de capítulos y menciones sobre los diferentes linajes a través de los manuscritos de nobiliarios. 481 VII. EL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA 482 483 VII.1. CONSIDERACIONES GENERALES A menudo los investigadores han minusvalorado el libro manuscrito como fuente histórica, así lo afirma Manuel Sánchez Mariana: Se ha considerado al archivo como el campo de trabajo propio del historiador, y a la biblioteca como el del filólogo, nada más inadecuado, puesto que, aunque la diferencia de contenido es clara, conteniendo uno la documentación de carácter histórico o administrativo y la otra los libros de cualquier tipo, ambos centros serán de utilidad para cualquiera que se adentre en el conocimiento del pasado bajo cualquier aspecto. Es indudable que el historiador encontrará buena parte de sus fuentes en las bibliotecas, y dentro de éstas muy especialmente entre los manuscritos1084. Actualmente, el estudioso de la historia va abriendo su abanico de posibilidades en el sentido que afirma el citado autor y va prestando más atención a otros tipos de fuentes. Asumida la utilización de una nueva tipología de fuentes, los historiadores deben establecer una metodología de trabajo que les permita extraer y analizar la información para la difusión eficaz de sus contenidos entre la comunidad científica y la sociedad. Sin embargo, queda mucho camino en la elaboración de esta metodología de trabajo en lo tocante a ciertos materiales. Éste es el caso de los libros de armerías y de los nobiliarios. Los libros de armerías y los nobiliarios no han sido tenidos en cuenta como fuente por la historiografía tradicional. Los investigadores de la historia genealógica los denostaban ateniéndose sólo a la fiabilidad de los datos que ofrecían estos textos, pues a ningún historiador se le escapa la escasa veracidad de este tipo de literatura en cuanto a los orígenes de los linajes. Por otra parte estaba su menor seguridad como fuente emblemática frente a otros materiales. La desventaja que ofrecían los escudos 1084 Sánchez Mariana, Manuel, Introducción al libro manuscrito, Madrid, 1995, p.12. 484 representados en armoriales, en comparación con las improntas sigilares y las monedas, era que éstas fueron realizadas habitualmente a iniciativa del interesado y, por tanto, sus contenidos resultan más fiables. Hasta hace pocos años eran escasos los investigadores que apreciaban el contenido de estas obras. En nuestra opinión, los libros de armas y nobiliarios de la Baja Edad Media y Edad Moderna pueden ser fuentes que contengan importantes aportaciones para el conocimiento y explicación del pasado, destacando, entre otros, los siguientes aspectos: 1. Su valor para realizar identificaciones heráldicas de emblemas familiares, dado que los sellos y las monedas sólo suelen reflejar emblemas personales. Además, esta identificación cuenta con la ventaja, frente a otras fuentes, de representar también los esmaltes de los blasones. 2. Su importancia como fuente para conocer de que manera entendían la historia los destinatarios de este tipo de literatura, que generalmente eran personas influyentes en su época. A esta cuestión se ha referido el profesor Ladero en su trabajo sobre los nobiliarios1085 y más recientemente en el dedicado a la Crónica de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno de la que dice: “Su valor radica en otros [aspectos], los de tipo imaginario, en cuanto contiene un repertorio muy rico de conceptos, situaciones y comentarios acerca de numerosos puntos del orden social y político”1086. 3. Su relevancia en el campo de la historia del libro y de la lectura, para lo cual se ha de realizar un análisis de la metodología de elaboración y de difusión de este tipo de textos. 4. Su validez como fuente historiográfica de primera mano en lo concerniente a los representantes de linajes estudiados que eran 1085 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El pasado histórico-fabuloso de España en los nobiliarios castellanos de comienzos del siglo XVI”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, n. 9 (1993), pp. 55-80. 1086 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “Una biografía caballeresca del siglo XV: La Corónica del yllustre y muy magnifico cauallero don Alonso Perez de Guzman el Bueno”, En la España Medieval, n. 22 (1999), p. 253. 485 contemporáneos y cercanos a los autores. No sólo en el aporte de datos, sino también como reflejo de su imagen social En estos aspectos hemos intentado adentrarnos tomando como eje una obra en concreto, el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, texto hasta ahora inédito que, sin embargo, es uno de los principales libros de heráldica de la España bajomedieval. Al hablar de los armoriales ya expusimos el esqueleto de lo que podía ser un proceso de análisis integral de este tipo de textos, ahora pasamos de la teoría a la praxis para estudiar una obra singular. Lo realizado en este capítulo pretende ser un comienzo en el camino de investigación de estas fuentes y, como tal inicio, sujeto a multitud de imperfecciones y errores. Sin embargo, esperemos que una vez corregidos éstos mediante las aportaciones de otros investigadores, lo aquí referido sea de utilidad tanto por su metodología como por sus contenidos. Siguiendo las pautas citadas, este capítulo pretende realizar un análisis de la obra de Hernández de Mendoza a través de los siguientes pasos: - Acercamiento a la figura de su autor - Título de la obra - Datación del texto - Verificación de contenidos: el Libro de armería como fuente histórica, genealógica y heráldica - Fuentes utilizadas para la creación de la obra - Influencia del Libro de armería en obras posteriores. Este estudio tendrá su continuación, siguiendo con la metodología expuesta, dentro del siguiente capítulo, en el que se afronta la edición del texto. 486 VII.2. EL AUTOR VII.2.1. La figura del autor como objeto de estudio histórico En los estudios sobre la historia del libro o la lectura es frecuente que se posponga a un lugar secundario el acercamiento a la figura del autor, en palabras de Chartier: “los libros tienen lectores pero no autores”1087. Estos trabajos suelen abordar el análisis del público a quien va dirigida una obra, sus lectores ocasionales, o su influencia en la sociedad de su época. La figura del autor ha interesado casi exclusivamente en las disciplinas y géneros más relacionados con el mundo de la literatura, en especial la biografía crítica y el estudio de las corrientes literarias. Estos campos sí han valorado la importancia del autor de la obra. Seguimos al citado Chartier cuando afirma que: Tanto la historia del libro como la de la lectura no han prestado excesiva importancia al autor, paradójicamente, si se piensa que la finalidad primera del estudio material del libro tradicionalmente ha sido el establecimiento y edición de textos correctos y auténticos, la tradición bibliográfica ha contribuido fuertemente a esa desaparición del autor que ha caracterizado la etapa de hegemonía semiótica1088. Esta idea se ha ido asumiendo y actualmente está representada por historiadores de la lectura de la talla de Chartier o de Mc. Kenzie1089, quienes interpretan en su justo valor el papel del autor y su estudio desde distintos puntos de vista y diferentes actitudes. Según lo expuesto por estos investigadores, para abordar el estudio del autor es necesario situarle en su entorno histórico y sociológico, el cual influye en la 1087 Chartier, Roger, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid, 1993, p. 60. 1088 Ibídem., p. 59. 1089 Mc. Kenzie, D. F., La bibliographie et la sociologie des textes, Paris, 1991, p.67. 487 creación de su obra. Un escritor nunca es dueño por completo de sus realizaciones. En su entorno hay factores que influyen en su creación. Están los agentes políticos, sociales y económicos que le rodean, como a cualquier individuo, y a éstos hay que añadir los derivados de su propia actividad; caso de la persona o grupo a quien se dedica el libro, o que ejerce el papel de patrocinador del escritor, cuyos intereses o fama hay que ensalzar en la obra. Existen además otras cuestiones de interés, véanse las relacionadas con el público al que se dirige la obra, su ideología, las tendencias religiosas, las modas o los intereses comerciales del editor-librero (si bien, esto está asociado en mayor medida al mundo del libro impreso) que van a condicionar al escritor en la medida tanto ideológica como formal del escrito. La propia determinación de lo que se debe entender como autor, también es una cuestión de debate según la época, el tipo de escrito o la forma de difusión de la obra. Según Foucault la figura del autor durante la Edad Media esta más restringida al campo científico; y son las autoridades y los clásicos son quienes gozan de personalidad propia. Pues en los comienzos de la Edad Moderna se produce una fuerte individualización de las ideas, de los conocimientos, de las literaturas, en la historia de la filosofía y también en la de las ciencias1090. Chartier no constriñe la individualidad del autor dentro de estos rasgos, sino que lo amplia a cualquier creador. La personalidad del autor no se restringe tan sólo al libro impreso: La asignación del texto a un individuo particular, designado como su autor, no aparece con las obras impresas, sino que caracteriza ya el libro manuscrito en los últimos tiempos de su existencia [...] la manifestación más inmediata, más natural de la asignación de los discursos a un autor reside en la identidad que existe entre una obra y un objeto, entre una unidad textual y una unidad codicológica1091. 1090 Foucault, Michel, “¿Qué es un autor?”, en Entre la filosofía y la literatura: Obras esenciales Barcelona, 1999, p. 332. 1091 Chartier, Roger, Op. cit., p.82 . 488 Fernando Bouza cuando aborda el acercamiento a la figura del autor del libro manuscrito, significa el paso del manuscrito al impreso como una pérdida de identidad material, que viene a dejar al autor sólo la propiedad de las ideas: Frente a esta huella personal que el manuscrito siempre mantiene en mayor o menor grado, la escritura impresa, fruto de la estampación mecánica de tipos idénticos, borra de sí misma cualquier recuerdo de autoría personal, trasladando definitivamente la noción de stilus de la operación física de escribir a la esfera de la creatividad intelectual 1092. A modo de conclusión, se puede afirmar que para estudiar un manuscrito lo más indicado es intentar un acercamiento a la figura de su autor como individuo, pero además, como representante de la mentalidad de un grupo estamental o profesional, en el papel de observador de una época y en el de persona influida por las ideas de su entorno. Así pues, al tratar de abordar la obra de Diego Hernández de Mendoza, cronista, heraldista y genealogista, intentaremos realizar una aproximación a su persona. Para realizar esta tarea es preciso conocer los factores que en él influyeron, su origen, su entorno y los hechos que rodearon la creación de su obra. Hacer un análisis con detenimiento del entorno cultural y social de la España del tránsito a la modernidad se saldría de los objetivos de este estudio. Pero sí es nuestro objetivo ubicar de modo clarificador la figura de Diego Hernández de Mendoza dentro de su entorno a fin de facilitar la comprensión de su obra. VII.2.2. Coordenadas históricas El principal problema con el que nos encontramos a la hora de adentrarnos en el estudio de la figura de Diego Hernández de Mendoza dentro de su entorno es la ausencia de material documental sobre su vida. La doctora Rábade al tratar sobre los 1092 Bouza Álvarez, Fernando, Del escribano a la biblioteca, Madrid, 1992, p.36. 489 personajes conversos en la época de los Reyes Católicos no puede describir mejor este problema. Esta investigadora relata la situación en la que se encontró, teniéndose que enfrentar con algunos personajes históricos que por su papel en la sociedad en que vivieron fueron personas notables, pero sobre los cuales no existía documentación. Rábade afirma sobre este particular: En la mayor parte de las ocasiones no se cuenta con la ayuda inapreciable que aportan las fuentes documentales, haciéndose la reconstrucción biográfica apenas posible, basándose ésta de forma casi exclusiva en suposiciones, más o menos afortunadas, y en algunos datos deslavazados y fragmentarios, que a veces casi estorban más que ayudan 1093. Si estas son las dificultades halladas por el historiador al investigar la vida de personas que ostentaron cargos, fundaron mayorazgos o intervinieron en importantes asuntos políticos, cuanto más puede ser el enfrentarnos a un personaje del que no tenemos la certeza de que hiciera otra cosa notable que el escribir. La ausencia de datos es una cuestión relativamente frecuente en el campo concreto de la heráldica histórica. Michel Pastoureau opina que el problema de la identificación y localización de los autores de los libros de blasones, se debe a la inexistencia de documentación sobre ellos y a la imposibilidad casi absoluta de acceder a fuentes que desvelen otras facetas de su vida1094. No se ha hallado hasta el presente documentación pública, privada o eclesiástica, que nos aporte datos sobre Diego Hernández de Mendoza1095. Ante este 1093 Rábade Obradó, María del Pilar, Los judeoconversos en la corte y en la época de los Reyes Católicos, Madrid, 1990, p. 508. 1094 Pastoureau, Michel, Les armoiries, Turnbout, 1976, p.41. 1095 Las búsquedas se han realizado en las fuentes que pudieran ser más apropiadas para encontrarlos, como son: los testamentos conservados en los protocolos notariales de Madrid, la documentación de la época conservada en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, y en la sección de Raciones y Quitaciones del Archivo General de Simancas; los expedientes de órdenes militares conservados en la sección Órdenes Militares del AHN, los pleitos de hidalguía de la Chancillería de Valladolid, la sección Clero de AHN en lo relativo a instituciones eclesiásticas de Madrid, Sevilla y Guadalajara, los Libros de acuerdos del concejo de Madrid y otras fuentes que iremos citando convenientemente a lo largo de este capítulo. 490 obstáculo las fuentes utilizadas para estudiar las coordenadas cronológicas y geográficas en las que se desarrolló su vida han sido las siguientes: a) Citas de autores posteriores, referentes tanto a su persona como a su obra. b) Menciones a personas, acontecimientos y vivencias propias que realiza el propio autor en sus textos. c) Anotaciones marginales presentes en algunos de los ejemplares y que son habitualmente anónimas, si bien, es lógico suponer que fueron realizadas por alguno de los poseedores o por el propio copista. a) Citas de autores posteriores El primer autor que nos ofrece noticias sobre el personaje que nos ocupa es Álvar Gómez de Castro en su biografía del cardenal Cisneros, donde recurre a Hernández de Mendoza para justificar los lazos de parentesco que, según él, unieron al cardenal Jiménez de Cisneros con la familia de los Mendoza. No aporta nada significativo en cuanto a las coordenadas históricas en las que se desarrolló la vida del escritor, salvo que en su época ya fue notable y digno de reseña: His rationibus adducti nonnulli, ex vetusta et illustri Cisneriorum gente, quae (ut ex nostris monumentis constat) plurimi, et spleindidissimis familiis, aut principium, aut claritatem dedit, eum originem duce affirmant. Nam Didacus Ferdinandus Mendozius, in libello quam stemmatibus, et nobilum in Hispania familiarum insignibus edidit, scriptum relinquit, Cardinalem Gonzalum Mendozium iure quodam propenquitatis incitatum, Ximenium tum studios, provedendum et ornadum curasse. Nam ut genealogi nostri testantur Didacus Furtatus Mendozius, almirantus, Leonoram Garcie Lassi uxiores, et Mentiae Cisnerae filiam, uxorem duxit, et quibus Inachus Santillanae marchio nascitur, Petri Gozalus Cardinalis pater1096. 1096 Gómez de Castro, Álvaro, De rebus gestis a Francisco Ximenio Cisnerio, archiepiscopo toletano, Compluti, 1569, f. 2r. 491 Ambrosio de Morales, pocos años después, sí ofrece unos datos más precisos y dignos de crédito por la fiabilidad de este autor: En tiempo de los Reyes Católicos don Fernando y doña Ysabel escrivió Diego Hernández de Mendoza, vezino de Madrid, su Nobiliario de quasi todos los notables linajes de Castilla. Anda este libro escrito de mano en manos de muchos, aunque saben pocos quien fue el autor, y selo yo por aver visto su mismo original que él escrivió1097. Hernández de Mendoza fue un tratadista muy conocido en el siglo XVI. Además de los anteriores testimonios, Argote de Molina le menciona al citar las fuentes de su Nobleza del Andaluzía, aunque solamente dice de él: Diego Hernández de Mendoza escrivió un general tratado de armas y linajes1098. Durante el siglo XVII las citas sobre Hernández de Mendoza siguen situándole en la época de los Reyes Católicos. Quintanilla se refiere a él de la siguiente manera: Diego Fernández de Mendoza, autor de grande autoridad y que no hay nobiliario que no le cite, por antigüedad que tiene, que floreció en el tiempo de los Reyes Católicos 1099. Es muy posible que Quintanilla tomara como fuente el texto de Gómez de Castro, pero no hay duda de que también conocía la obra de Mendoza de la que extrae datos que no figuran en la citada biografía de Cisneros. Tanto uno como otro citan lo 1097 Morales, Ambrosio de, Discurso de la verdadera descendencia del glorioso Doctor Santo Domingo, y como tuvo su origen la ilustrísima casa de Guzmán, Córdoba, 1586, f. 334. 1098 Argote de Molina, Gonzalo, Nobleza del Andaluzía, Sevilla, 1588, f. 3. 1099 Quintanilla y Mendoza, Pedro, Archetypo de virtudes, expeso de prelados, el venerable padre y siervo de Dios F. Francisco Ximenez de Cisneros. Palermo, 1653, p. 6. 492 enunciado por Diego Hernández de Mendoza sobre el linaje de los Cisneros, situando Quintanilla la realización del texto en 14961100. Nicolás Antonio menciona también la localización del discurrir vital de Hernández de Mendoza en la época de los Reyes Católicos, tomando como base a Ambrosio de Morales. En su Bibliotheca Hispana Vetus cita la obra de Mendoza pero no dice prácticamente nada del autor: Didacus Hernández de Mendoza, cuius in Bibliothecae Escurialensis codice saeculo XV, iam inclinante scripto Lit. C. Plut. IV n 9 (I. 316) habetur tractatus hispanicus: De gentilitiis armorum insignibus, vulgo Del Blasón; praesertin nibilium in Hispania familiarum: quorum singulis propium stemma nativis coloribus adumbratum praeponitur, adiecta iniuscuiusque historica explanatione 1101. Es en la Bibliotheca Hispana Nova donde Nicolás Antonio nos ofrece más datos, situándolo en tiempo y lugar: Matritensis civis, Catholicorum Regum tempore scripsit “Nobiliario de los linages de Castilla” qui Ms. absque qui authoris nomine primum ambulabat liber per manus curiosorum; sed Ambrosius Morales vidit autographum ipsius auctoris [...] Vixit enim ante annum 1500 1102. Jerónimo de Quintana en el capítulo de su obra dedicado a Alfonso Álvarez de Toledo localiza a Mendoza en la misma época, ubicando la confección del tratado 1100 Véase. f. 128v. del ejemplar transcrito del Libro de armería. A partir de ésta, las citas que remiten a contenidos del texto se referirán al ejemplar objeto de edición y se realizarán solamente bajo las fórmulas Véase, Véanse (sin abreviar) o Libro de armería, con la referencia al folio en el que se encuentran dentro de la paginación propia. 1101 Antonio, Nicolás, Bibliotheca Hispana vetus, Madrid, 1788, T.II, 4. 1102 Antonio, Nicolás, Bibliotheca Hispana nova, Madrid, 1788, p.289. 493 con bastante precisión en 1495,1103. Álvarez y Baena también lo menciona en sus biografías de madrileños célebres, asegurando haber visto un ejemplar del nobiliario: Vivió en tiempos de los Reyes Católicos y es sugeto de quien apenas hay noticias. Escribió un gran nobiliario de los linajes de Castilla, que anda manuscrito, a quien los genealogistas citan con mucha frecuencia 1104. Entre los grandes genealogistas de fines del siglo XVII encontramos otras referencias a este autor. Garibay y Zamalloa sitúa la vida del heraldista durante el reinado de Isabel y Fernando: Diego Fernández de Mendoza, escribió en los primeros tiempos de los Reyes Católicos Don Fernando y doña Isabel, donde trata de los escudos de armas 1105. El príncipe de la genealogía española, Salazar y Castro, en su Biblioteca Genealógica no aporta datos significativos sobre la biografía del autor, refiriéndose casi exclusivamente al Libro de armería : Diego Hernández de Mendoza escribió un nobiliario o un libro de armería donde para pintar los escudos de armas de muchas familias dijo algo de su origen y generaciones. Tiene estimación pero es muy diminuto1106. 1103 Quintana, Jerónimo de, A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid, Madrid, 1629, f. 274 v. 1104 Álvarez y Baena, Joseph Antonio, Hijos de Madrid, Madrid, 1790, p. 286. 1105 Garibay y Zamalloa, Esteban de, “Noticias de escritores genealógicos de España”, en Obras no impresas de Esteban de Garibay, RAH 9/1061, f. 24. 1106 Salazar y Castro, Luis de, Biblioteca Genealógica, BN. Ms. 18121, f. 8r. 494 De la misma época, aportando poco más que las anteriores, es la reseña que ofrece el controvertido Gerald Ernst Franckenau, quien se vuelve a referir a Hernández de Mendoza como madrileño y de la época de los Reyes Católicos1107: Didacus Fernández feu Hernández de Mendoza Civis matritensis auctor est libri Nobiliario de los linajes de Castilla. Ferdinandi V et Elisabethae Regum aevo exarati. Diu hic liber absque ullo auctoris nomine per curiosorum discurrit manus quem tandem detexit Ambrosio Morales (Discurso del linaje de Sancto Domingo (fol 334 lit B) qui autographum viderat Auctoris; post eum celebriores, genealogi Hieronymus Gudiel (Compendio de los Girones fol 36) Gundisalvus Argote Molina (In indice MSC torum nobiliario suo praefixo) et Aegidus Gonzalez Dávila (Grandezas de Madrid fol 201) sub ipsius auctoris nomine eundem dilaudarunt. Assferit autem Morales, jejune admodum res suas tractasse auctorum nec nisi trita maximeque obvia protulisse, unde vix quidquam utilitatis circa stemma Guzmannium haurire ex eo potuerit; consentiunt huic Moralis censurae Argote Molina (In Praef. operis Nobleza del Andalusía dicti) et Ludovicus Salazar y Castro (in MCTO suo saepe cit. num 23) qui Manuscriptum id opus possidet, insignium picturis exornatum, et hoc titulo conspicuum: Libro de Armerías, unde an idem opus fitian aliud diversumque illud, quod sic notatum reperitur: Blasones de las armas de muchos Reies, príncipes y grandes sennores del mundo y de muchas casas de Castilla in Catalogo Manuscriptorum Bibliothecae Regiae Escorialensis (Pluteo N serie 4 num 27) ac eundem Mendozam auctorem praesefert, mancum tamen mutilumque est, asserere vix 1107 La figura de este autor danés es ya de por sí controvertida. Según Pascual de Gayangos no hizo más que plagiar una obra hoy perdida de Juan Lucas Cortés. Otros investigadores como Juan Pérez de Tudela ponen en cuestión la propia existencia del danés, opinando que el nombre de Gerald Ernst Franckenau no es más que un pseudónimo del citado Cortés. Según Enrique Soria Mesa, el barón de Franckenau si editó la citada obra, y se conserva una carta de él dirigida a Salazar y Castro solicitando información sobre autores de literatura heráldica y genealógica, aunque este investigador también aboga por una autoría intelectual de Lucas Cortés (La biblioteca genealógica de Salazar y Castro, p. 17) . 495 audeo. In Bibliotheca B. Ehrencronii extitit Codex Mendozae nostri in folio, sic inscriptus: Linajes y armas de las familias ilustres de Espanna así de varios emperadores y reyes y príncipes quem tamen cum priori num. 260 eundem esse deprehendi, item alius in quarto vetustus codex notis illustratus e manu recentiore adjectis familiis quivusdam adauctus, huius tituli: Historia de los linajes nobles de los reinos de Castilla con los escudos de armas iluminados 1108. A partir del siglo XIX las menciones biográficas sobre Diego Hernández de Mendoza que se encuentran en diversos tratados y bibliografías toman como referencia las fuentes citadas, sin aportar ningún dato nuevo sobre la biografía del autor. b) Menciones dentro de la propia obra Al relatar la historia de los linajes y de los personajes que trató, Diego Hernández de Mendoza ha dejado comentarios referentes a acontecimientos localizables históricamente relacionados con experiencias personales. Esto nos permite abrir una horquilla fiable para enmarcar los años entre los que el propio escritor vivió. Los datos referentes a personajes que pueden servir de base para la establecer el intervalo de años son los siguientes: - Hernández de Mendoza en su Libro de armería afirma que él vio traer la divisa de la faja al rey don Juan II de Castilla. Así pues, conoció el reinado de Juan II (1405 a 1454). Si bien, ha de tenerse en cuenta que el rey no alcanzó la mayoría hasta 1419 1109. - En otro capítulo, refiriéndose al linaje de los Londoño, cuenta como estuvo en la corte de Juan II de Aragón y conoció a su mariscal 1110, Sancho de Londoño 1111. 1108 Franckenau, Gerhardi Ernesti de, Bibliotheca hispánica: histórico genealógico heráldica. Lipsiae, 1724, p. 86. 1109 Véase (f.123r). 1110 Véase (f.95r). 1111 Posiblemente antepasado de su homónimo, maestre de campo y autor del Compendio de arte militar, citado por Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova, p. 276. 496 Esto lo circunscribe al reinado de Juan II de Aragón, comprendido entre 1458 y 1479. Estas dos son las citas de vivencias personales con data más temprana. La fecha de cierre del periodo vital de Diego Hernández de Mendoza puede definirse por los últimos acontecimientos de los que habla, primero en el Libro de armería y después en el Novenario Estorial: - En el primero se refiere en varias ocasiones, tanto directa como indirectamente al fin de la Guerra de Granada a principios de 1492 1112 y habla de Isabel I como soberana reinante1113, por tanto antes de su muerte acaecida en 1504. - Tampoco refiere el fallecimiento de Pedro Núñez de Toledo, ocurrido en 1503, en el capítulo dedicado a su familia 1114. - La última mención cronológica significativa que el autor da en el manuscrito (hay que desdeñar las aportaciones que figuran en las copias del XVI en adelante, en las cuales aparecen datos muy posteriores a la época de vida del autor, y que fueron realizadas por los sucesivos copistas) es del año 1496, como fecha corriente, dentro del linaje de los Cisneros1115. - No menciona la concesión del título de Católicos a Isabel y Fernando, que Zurita fecha en Diciembre de 1496 1116, lo cual es bastante verosímil teniendo en cuenta que la data en la que se hizo público el otorgamiento de este título tuvo que ser por fuerza un poco posterior a la del documento pontificio. - Otro dato, son las menciones al estado del monasterio de San Jerónimo de Madrid, (las cuales se comentarán más ampliamente al hablar de la relación del autor con la villa). En el Libro de armería no se habla del traslado y construcción del nuevo edificio del monasterio, en su actual emplazamiento, que tuvo lugar entre 1502 y 1505 1117. - El Novenario Estorial, obra del mismo autor que pretende ser una crónica general de España desde los orígenes del mundo hasta el reinado de Fernando el 1112 Veanse (f.57r, f.63r, f.72r y f.160r.) 1113 Véase (f.97v). 1114 Véase (f.122v). 1115 Véase (f.128v). 1116 Azcona, Tarsicio de, Isabel la Católica, Madrid, 1988, p.327. 1117 Morena, Aurea de la, El monasterio de San Jerónimo el Real de Madrid, Madrid, 1974, p. 47. 497 Católico, reseña como cierre de los acontecimientos que relata el año 1501. A partir de esta fecha no tenemos noticias de Diego Hernández de Mendoza. c) Anotaciones marginales En diferentes copias del Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza se encuentran anotaciones realizadas por los copistas o poseedores de éstas. En algunas de ellas se hace mención al propio autor y a la época en la que vivió, así como a su lugar de nacimiento. Señalan al reinado de los Reyes Católicos como el periodo de tiempo en el que fue redactada la obra y en el que vivió su autor. En el manuscrito conservado en la Academia de la Historia con la signatura C-120 se encuentra la siguiente anotación: Libro de armas i nobleza de España que escrivió Diego Hernández de Mendoza, vezino de Madrid en tiempo de los Reies Católicos1118. En el ejemplar Ms.18.244 de la Biblioteca Nacional de Madrid hallamos varias anotaciones, entre ellas una que refiriéndose al autor dice: Diego Fernández de Mendoza, caballero que se halló en la guerra [de Granada] / cronista de los Reyes Católicos, / [libro escrito] en 1495, al ser el primer año de su arzobispado de Toledo. En el folio tercero del manuscrito II-86 de la Real Biblioteca de Madrid la anotación sólo refiere su lugar de nacimiento: Diego Hernández de Mendoza auctor de este libro fue natural de Madrid. 1118 Curiosamente en este ejemplar se reproduce la versión de la obra que realizó Juan Pérez de Vargas, cuestión que abordaremos en el capítulo siguiente, pero la asignación a Hernández de Mendoza que le da su poseedor (Rodrigo Méndez Silva, cronista real, en 1651) indica el reconocimiento del texto como propio de Mendoza, así como la ubicación de éste en el Madrid de los Reyes Católicos. 498 Al comienzo del texto de la copia conservada en el manuscrito &-II-17 de la Biblioteca de El Escorial hay una nota que dice: Libro de linajes y solares de España, hecho en tiempo de los Reyes Católicos. Se puede concluir a partir de lo consultado en las diferentes fuentes, que el ciclo vital del autor se desarrolló posiblemente desde los últimos años de la primera mitad del XV, coincidiendo su juventud con los últimos años de Juan II de Castilla, a la primera década del XVI, posiblemente antes del fallecimiento de Isabel la Católica en 1504. Para finalizar este apartado consideramos oportuno el realizar una aclaración sobre el hecho de que algunos investigadores actuales han llegado a situar a Diego Hernández de Mendoza en unas fechas posteriores al reinado de los Reyes Católicos, más concretamente en el reinado de Carlos I. Esta localización parece, a nuestro juicio, consecuencia de haber realizado el estudio del Libro de armería a partir de un ejemplar de éste perteneciente a la versión que de la obra de Mendoza hizo Juan Pérez de Vargas a los pocos años de haberse redactado la original1119, y con el que guarda, 1119 El primer investigador que se basa en esta versión es Juan Pérez de Tudela, aunque no afirma que Hernández de Mendoza viviera en la época de Carlos I si habla de él como criado del duque Alonso de Aragón y como posible conocido de Gonzalo Fernández de Oviedo, tomando lo reflejado en el manuscrito 9/267 de la RAH, el cual es adoptado por este investigador como fuente principal, aunque cite a otros manuscritos en su estudio sobre Fernández de Oviedo (Batallas y Quicuagenas, Madrid, 1983, p.XXXI). Sobre esta misma fuente han trabajado otros estudiosos que ya si localizan al autor en la época de Carlos I, caso de: Faustino Menéndez Pidal de Navascués, “Las armas de los Mendoza”, en Las armerías en Europa al comenzar la Edad Moderna y su proyección al Nuevo Mundo, Madrid, 1993, p.286; Miguel Ángel Ladero en “El Preste Juan de las Indias y los reyes de armas castellanos del siglo XVI”, en Medievo hispano: Estudios in memorian del profesor Derek W. Lomax, Madrid, 1995, pp. 221-234 ; también en “Una biografía caballeresca del siglo XV: La Coronica del yllustre y muy magnifico cauallero don Alonso Perez de Guzman el Bueno”, En la España Medieval, n. 22 (1999), pp. 247-283, o en su otro trabajo “El pasado histórico-fabuloso de España en los nobiliarios castellanos de comienzos del siglo XVI”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, n. 9 (1993), p.222; Mª Dolores Pérez Baltasar en su edición de “El Libro del blasón de Fernández de Oviedo”, en Congreso de Historia del Descubrimiento, T.IV, Madrid, 1992, p. 329; Montero Tejada, Rosa María en su libro Nobleza y sociedad en Castilla. El linaje de los Manrique (siglos XIV-XVI), Madrid, 1996, p.30. Esta datación errónea no desmerece en absoluto el valor historiográfico de los trabajos que hemos citado. 499 evidentemente, gran similitud, aunque como veremos posteriormente también no pocas diferencias1120. VII.2.3. Lugar de procedencia y trayectoria vital La figura de Diego Hernández de Mendoza ha pasado casi inadvertida, tanto para los historiadores como para los genealogistas y heraldistas actuales. No se le cita en los tratados ni en los compendios historiográficos de la misma forma que a otros autores coetáneos: Diego de Valera, Hernando del Pulgar o Gracia Dei. Quizá se deba a que no se conoce de él ningún dato en particular, salvo lo que se puede deducir a partir de las fuentes enunciadas en el apartado anterior. Al adentrarnos en el problema de sus orígenes, su lugar de nacimiento es ya un punto de controversia desde el siglo XVI que, probablemente, le ve morir en sus comienzos. Esta polémica continúa hasta los escritores del XIX. Muchas de las menciones sobre su lugar de nacimiento no pasan de ser citas casi literales de unos autores a otros, no contribuyendo sino a enturbiar la cuestión. Ante la ausencia de más testimonios, las menciones que del autor hacen otros escritores y lo que se deduce del estudio de su obra son las únicas bases que sobre su origen y vida se pueden tomar para iniciar una investigación. Por este camino se puede llegar a plantear como más probables tres lugares de nacimiento. Éstos son Sevilla, Guadalajara y Madrid. 1120 La versión de Juan o Iván Pérez de Vargas se estudiará con mayor profundidad al tratar de la génesis del Libro de armería y en el capítulo en el que se analizan los ejemplares conservados. 500 Sevilla La coincidencia de apellidos con un famoso linaje de esta ciudad y una anotación marginal son la base de la hipótesis que defiende un origen sevillano del autor. Esta apostilla aparece en un manuscrito del Tratado de la armería de Hernández de Mendoza 1121, proveniente de la biblioteca de Pascual de Gayangos. En este ejemplar aparecen cuatro anotaciones diferentes, de otras tantas manos, de las que dos atribuyen la obra a la autoría de Diego Fernández de Mendoza, caballero sevillano, cronista de los Reyes Católicos, que guerreó en la toma de Granada, datando el libro en 1492. La certidumbre de lo referido en estas glosas, una de ellas del propio Quintanilla, es dudosa ya que no consta en ninguna fuente que Diego Hernández de Mendoza fuera cronista de los Reyes Católicos. El conjunto de referencias que realiza Quintanilla sobre el autor está tomado, como ya hemos expuesto supra, en la obra de Gómez de Castro sobre el cardenal Cisneros; sin embargo no consta que Gómez de Castro localizara a Hernández de Mendoza como nacido en Sevilla. Lo más probable es que Quintanilla en 1671, fecha de su anotación, conociera lo escrito por Álvar Gómez de Castro, e identificara al autor con un miembro del famoso linaje sevillano de los Mendoza, conocido en profundidad por genealogistas e historiadores. A nuestro juicio el argumento más atinado en la hipótesis del posible origen sevillano del autor es la coincidencia onomástica de éste con algunos miembros del linaje sevillano de los Fernández de Mendoza1122. Gonzalo Argote de Molina, uno de los estudiosos más notables de la nobleza andaluza en el siglo XVI no aporta ningún dato que pueda ligar a los Mendoza sevillanos con el autor del manuscrito cuando habla de los Mendoza de Sevilla1123, o de los de Baeza1124. Aunque cita a Diego Hernández de Mendoza al referirse a las 1121 BN Ms. 18244-45, con título posterior: Becerro General. 1122 Signifiquemos que a fines del XV y aun durante un periodo importante de tiempo posterior hay un uso indistinto de f y h, común en nombres propios, así pues, al hacer referencia al nombre del autor, salvo cuando se trate de citas textuales se utilizará la forma del apellido Hernández de Mendoza frente a, Fernández de Mendoza, ya que es el utilizado en el texto manuscrito del cual se ha realizado el estudio codicológico principal. 1123Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., p.577. 1124 Ibidem, p.94. 501 obras que consultó para su nobiliario1125, en ningún momento establece una relación del autor con estos nobles andaluces. El linaje de los Mendoza, de los más antiguos de Sevilla, ha sido estudiado por la historiografía local, de la cual nos valdremos para intentar descubrir la posible relación de Diego Hernández de Mendoza con Sevilla. El homónimo más antiguo del autor perteneciente a este linaje fue Diego Fernández de Mendoza, casado con Leonor Rodríguez y quien, según Ortiz de Zúñiga, estuvo en el cerco de Algeciras en 13091126. Aunque por las fechas en las que vivió hay que descartar que fueran la misma persona. El primer estudio histórico sobre esta familia lo encontramos en la obra de Arana de Varflora, seudónimo del ilustrado Fernando Díaz de Valderrama, quien hace una extensa referencia sobre los miembros de esta familia, entre los que destaca la figura de Juan Fernández de Mendoza: Fue alcalde mayor de Sevilla, hermano mayor de Fermín Ibáñez, hallose en todas las empresas de su tiempo como bizarro caballero. Fue embajador del rey Alfonso XI a los reyes de Inglaterra y Francia, comisión que desempeñó muy a satisfacción de aquel soberano. Fue padre de Fermín Yánez de Mendoza y Diego Fernández de Mendoza [...] alcaldes mayores de Sevilla, Juan Fernández de Mendoza, abad mayor de ella y Lope de Mendoza, arzobispo de Santiago 1127 El primer homónimo del autor que recoge Arana con referencia propia es Diego Fernández de Mendoza. Sobre éste, el escritor sevillano hace la siguiente relación argumentada en citas de las crónicas de Enrique III y Juan II 1128: 1125 Ibidem, f.2. 1126 RAH, D-26, f. 146. 1127 Arana de Valflora, Fermín, Hijos de Sevilla ilustres en santidad, letras, armas, artes o dignidad, Sevilla, 1791. 1128 Véase Crónicas de los reyes de Castilla, Ed. de Cayetano Rosell, Madrid, 1953, vol. III. 502 Hijo primogénito de Juan Fernández de Mendoza y de doña Leonor Alonso de Saavedra, padres así mismo de Juan Fernández de Mendoza [...]. Fue alcalde mayor de Sevilla, vasallo de los S.S. Reyes, don Juan I, don Enrique III, y don Juan el II. Como procurador de su patria asistió a las cortes de Madrid en el año 1390, y fue uno de los gobernadores del reino nombrado en ellas. Posteriormente sirvió en todas las guerras que ocurrieron contra los moros; y cuando el infante D. Fernando dio las gracias a los Cabildos de Sevilla por lo que le habían ayudado en estas conquistas, habló especialmente con Diego Fernández, por estas palabras “Y soi cierto, que en ellos todos habéis trabajado con mui buena voluntad, como leales y buenos vasallos del Rey mi señor y mi sobrino, especialmente vos Diego Hernández de Mendoza, que soi cierto que en todo habéis mucho trabajado”. Estuvo casado con doña Francisca Portocarrero, y en ella tuvo entre otros a Ruy Díaz de Mendoza, llamado el Calvo 1129. La única referencia a un personaje de este linaje sevillano de la época de los Reyes Católicos que recoge Arana es la de Juan Fernández de Mendoza: Fue uno de los caballeros de Sevilla que servían con lanzas y acostamiento como vasallos del rey y como tal en 1482 acompañó al pendón de la ciudad para el socorro de Alhama, aumentando sus servicios en la guerra y conquista de Granada en la que sirvió como capitán de jinetes, y se señaló entre los caballeros de Sevilla con quienes iba. Fue hijo de Lope de Mendoza, armador mayor de las flotas reales y nieto de Juan Mendoza, alcalde mayor de Sevilla y de Dª Leonor Cerón su mujer 1130. 1129 Arana de Varflora, Fermín, Op. cit., p.59. 1130 Ibídem., p. 60. 503 Si analizamos el contenido de esta cita, verificamos que es muy improbable la relación directa del autor con el linaje sevillano. Dado que este último personaje está muy próximo en el tiempo a la fecha de creación del Libro de armería y en éste no se hace mención de él. Lo cual resultaría muy difícil si Diego Hernández de Mendoza estuviera unido en mayor o menor grado a esta familia. La historiografía moderna hace diferentes aportaciones. Ladero Quesada se refiere a este linaje y cita a sus primeros miembros de relieve en el regimiento sevillano: Diego Fernández de Mendoza, Juan Fernández de Mendoza y Fernán Yánez de Mendoza1131. Sánchez Saus, en su completo estudio genealógico de los linajes sevillanos, menciona algunos componentes de esta familia que respondieron al nombre de Diego Hernández de Mendoza, cronológicamente no puede asegurarse que ninguno se tratara del autor del Libro de armería. El primero es el ya mencionado Diego Fernández de Mendoza que guerreó contra Granada en 1407.1132 Este personaje aparece a menudo en los papeles del mayordomazgo de Sevilla, donde se pueden ver los diferentes oficios que tuvo: mayordomo y veinticuatro, habiendo sido también procurador en las cortes de Guadalajara en 14081133. El segundo es Diego Fernández de Mendoza, vasallo del conde de Niebla, el cual participó en la batalla de la Higueruela en 1431. Según Sánchez Saus pudo haber sido alcalde de Matrera en 14151134. Este personaje también aparece en los libros del mayordomazgo sevillano desde 1428 a 1430 en los siguientes asientos: en el año de 1430 en un mandamiento al mayordomo para darle dos mil maravedies por la guarda de los lugares de las sierras de Aroche y Constantina. En el año de 1429 aparece en un interesante mandato de pago de los diputados de Sevilla, fechado el dos de noviembre, para que se diese a su hijo Mendoza tres mil maravedíes por la tenencia del castillo del Bollo. De este hijo no tenemos más noticias pero pudiera ser un 1131 Ladero Quesada, Miguel Ángel, Andalucía en el siglo XV: estudios de historia política, Madrid, 1973, pp. 39-40. 1132 Sánchez Saus, Rafael, Linajes sevillanos, Sevilla, 1991, p. 193. 1133 Collantes de Terán, Francisco, Inventario de los papeles del mayordomazgo del Siglo XV, Sevilla, 1972-1980, v. I. 1134 Sánchez Saus, Rafael, Op. cit., p.191. 504 personaje a tener en cuenta por la coincidencia de fechas con el autor que nos ocupa1135. El último citado es Diego Fernández de Mendoza, veinticuatro de Sevilla, casado con Catalina de Santillán, y que por las fechas en las que vivió pudo estar más cercano al reinado de los Reyes Católicos. Su hermana Mayor, se casa en 1459, y su hijo Juan figura como albacea testamentario de Diego de Vadillo en 15071136. Fernández Bethancourth también habla de este personaje de quien dice que fue padre de Francisca de Mendoza, casada con Diego de Vadillo y madre de Juana de Vadillo1137. Sin embargo, dado que este caballero llegó a ocupar un importante cargo es extraño que no se supiera de su dedicación a la literatura heráldica e histórica. En la documentación de obras de beneficencia del cabildo de Sevilla en el siglo XV aparecen otros personajes que pudieran tener relación con este autor y que no pertenecen al citado linaje. Estos son el converso Juan Fernández de Mendoza, quien figura en un asiento de entrega de trescientos maravedíes para vestirse en 1424; y también se conserva noticia de Mayor Fernández de Mendoza, dueña de linaje que había venido en pobreza, a la que se entregan mil quinientos maravedíes en limosna1138. Otra cuestión que nos hace dudar de la pertenencia del autor heráldico al famoso linaje sevillano es el texto del propio Libro de armería. En su obra Diego Hernández describe el origen de la familia con sus hechos más notables. Al referirse a los Mendoza de Sevilla, relata el discurrir del linaje desde su nacimiento. Este origen lo sitúa en el cerco de Sevilla por Fernando III. La relación de personajes llega hasta don Lope de Mendoza, arzobispo de Santiago1139. En ningún momento el autor se identifica con éstos, lo cual no deja de ser extraño, dado que esta filiación sería lógica dentro de una obra de sus características1140. 1135 Collantes de Terán, Francisco, Op. cit., pp. 69 y 78 1136 Ibidem, p. 193 1137 Fernández de Bethancourth, Francisco, Historia Genealógica y Heráldica de la monarquía española, Madrid, 1902, T. IX, p. 268 1138 Collantes de Terán, Francisco, Op. cit., pp. 65 y 68 1139 Véanse (f.86r) y (f.228r) 1140 Este tipo de identificaciones eran habituales, aparecen en autores como Alonso de Torres o Argote de Molina, quienes no pierden ocasión de dejar patente su pertenencia a un linaje citado en sus obras. 505 En el texto se describe con exactitud lo que cupo a los hermanos Juan Fernández y Fernando Ibáñez en el repartimiento de Sevilla. También se relata el arreglo matrimonial de Mayor de Mendoza con Fernán Matheos, aunque con un error de bulto al confundir al Juan Fernández del repartimiento con su nieto del mismo nombre y padre de Mayor, cosa poco probable en un estudioso miembro de la familia. También resulta extraño que no se mencione al personaje más famoso de este linaje y homónimo suyo, en tiempos de Juan I, procurador en cortes, del consejo de regencia de Enrique III y destacado en las guerras contra Granada. En este mismo sentido debemos de reseñar la aportación realizada por el profesor Carriazo Rubio al tratar sobre la cuestión, en la que destaca el desfase cronológico en que Hernández de Mendoza incurre al abordar la explicación de los grandes linajes andaluces de Guzmán y Ponce de León. Según Carriazo: Resulta llamativo que no mencione siquiera al marqués de Cádiz, pese a la notoriedad que había adquirido en la guerra de Granada. En realidad, tan sólo cita a los dos primeros señores de Marchena: Fernán Ponce y Pedro Ponce de León (muerto en 1352). Después de ellos quedan ciento cincuenta años de historia del linaje en blanco. En el caso de los Guzmán el vacío es menor, pues refiere la concesión del título ducal de Medina Sidonia en época e Juan II.1141. Por otra parte, es posible que Diego Hernández de Mendoza conociera dicha ciudad pues dice que vio la tumba del almirante Fernán Mate de Luna en Sevilla1142. De lo expuesto en este apartado en función de las fuentes, podemos deducir que la hipótesis del origen hispalense del autor se reduce, a falta de nuevas aportaciones, a una mera coincidencia onomástica entre Diego Hernández de Mendoza y algunos de los Mendoza de Sevilla. No obstante, tampoco se puede 1141 CarriazoRubio, Juan Luis, La memoria del linaje: Los Ponce de León y sus antepasados a fines de la Edad Media, Sevilla, 2002, p.121. 1142 Libro de armería, f.86 v. 506 desechar de manera categórica el hecho de su posible nacimiento y estancia en la ciudad andaluza. Guadalajara A finales del XIX la historiografía local de Guadalajara asume la figura de Diego Hernández de Mendoza como natural de aquella provincia. Si bien, la primera base para esta argumentación fue la referencia realizada por Quintana, quien dio por lugar de nacimiento del autor la villa de Hita 1143. El primer historiador moderno que establece este vínculo con Guadalajara es Diges Antón en una escueta reseña que de él hace en sus Hijos ilustres de Guadalajara:: Se distinguió como escritor genealogista, cuyas obras desconocemos, pero no obsta para que le apuntemos en nuestra colección a semejanza de lo que hacemos con algún otro, pues andando los tiempos, factor importante en todas las empresas, por pequeñas que sean, tropezaremos con nuevos datos que aportar. Nació en Guadalajara 1144. Como se puede apreciar no se trata de una aportación demasiado argumentada ni bibliográfica ni documentalmente. Catalina García realizó un estudio con mayor base histórica. Primero cita a Quintana, el cual, como afirmamos supra, dice que el autor nació en el pueblo de Hita cuando habla de la concesión de la divisa de la Jarra a Alfonso Álvarez de Toledo por el rey Juan II de Castilla 1145. Hay que tener en cuenta esta cita de Quintana, pues es uno de los pocos tratadistas que ofrece una datación bastante exacta del manuscrito. además no se puede decir que este autor sea sospechoso de 1143 Quintana, Jerónimo de, Op. cit., f. 274 v. 1144 Diges Antón, Juan, Biografía de Hijos ilustres de la provincia de Guadalajara, Madrid,1889, p. 142. 1145 Quintana, Jerónimo de, A la muy antigua …, Madrid, 1629, f. 274 v. 507 veleidades antimadrileñas, sino más bien lo contrario. Aun así, el propio Catalina reconoce que hay pocos datos sobre la vida de este escritor y sobre la época en que vivió1146. Este estudioso aporta noticias del testamento de un tal Diego Fernández de Mendoza, fechado el 17 de julio de 1415, procedente de los fondos del condado de Priego1147, en el que Diego de Mendoza , que se declara sobrino de Pedro González de Mendoza e hijo de Fernando Díaz de Mendoza, manda ser enterrado junto a los restos de su mujer, Mayor Sánchez. Cita a sus hijos Juan Díaz e Isabel Sánchez, a su segunda mujer, también difunta, Lucía Fernández, y a su tercera mujer Juana. Sobre esta familia no hay más aportaciones documentales, salvo la que refiere Pradillo y Esteban sobre la concesión, en 1376, por el concejo de Guadalajara, reunido en San Gil, para ceder unos solares destinados a construir casas en las proximidades de la puerta de Alvarfáñez a Pedro González de Mendoza 1148. También menciona Catalina un expediente que obraba en su poder, hoy desaparecido, sobre el cumplimiento de las condiciones de la capellanía fundada por Diego Fernández de Mendoza en 1588 1149. Otro factor a favor de la hipótesis sobre su origen alcarreño es la conocida ligazón de la provincia de Guadalajara con la familia de los Mendoza. Esta coincidencia puede favorecer la idea de que el autor heráldico descendiese de alguna rama secundaria de este linaje o se tratase de un criado de la familia, ya que éstos y las ramas secundarias desempeñaban un importante papel en la estructura interna de los grandes grupos familiares de la Baja Edad Media castellana, estando incluso asociados a la familia en nobiliarios y relatos genealógicos.1150 Sin embargo, en ninguna parte de la obra, cuando habla de los Mendoza, encontramos mención alguna que pueda relacionarle con ellos. 1146 Catalina García, Juan, Biblioteca de escritores de la provincia de Guadalajara, Madrid, 1899, p. 127. 1147 Actualmente depositado en Toledo, AHN, Sección Nobleza, Osuna, cond. de Priego, C.31. 1148 Pradillo y Esteban, Pedro José, “La desaparecida parroquia de San Gil de Guadalajara: estado de la cuestión y nuevas aportaciones”, Wad-Al-Hayar, n. 21(1994), p. 216. 1149Ibídem. p.128. 1150 Sobre esta cuestión véase: Beceiro Pita, Isabel, Parentesco, poder y mentalidad, Madrid, 1990, p. 340. 508 Sobre este lugar de origen hay poco más que se pueda añadir, dado que en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara no se conservan protocolos anteriores a 1505, y de este año a 1529 sólo los del escribano Alonso Carranza, en los cuales no figura mención documental alguna a Diego Hernández de Mendoza. Tampoco se conservan protocolos originarios de Hita de esta época. Se da además una ausencia casi total de libros parroquiales de Guadalajara o Hita, debido al incendio que destruyó el Archivo Diocesano durante la pasada Guerra Civil. Por último, consideramos oportuno reseñar que en el Libro de armería no se hace ninguna especial mención a linajes de la zona de Guadalajara o Hita, ni a personajes en particular de estas latitudes1151. Madrid El tercer lugar que se puede relacionar con el nacimiento de Diego Hernández de Mendoza es Madrid. Dada la ausencia de testimonios documentales directos1152, para aclarar esta cuestión volvemos a recurrir a la misma tipología de fuentes que en los apartados anteriores. Referencias de autores posteriores: - La primera fuente de la que se tiene constancia y que da al autor como nacido en Madrid data de 1586, es la citada supra de Ambrosio de Morales en su 1151 estas menciones aparecen en algunas copias ampliadas a posteriori caso de la conservada en la Real Biblioteca (Sig. II-86) en la cual se describe brevemente el escudo de la ciudad de Guadalajara, entre los de otras ciudades como Murcia o Jaén y con menos extensión que Sevilla, Toledo o León. 1152 No figuran datos sobre Diego Hernández de Mendoza en las Relaciones de hijosdalgo madrileños publicadas por Rújula a partir de la relación de caballeros recibidos en el estado noble que entraron en suertes para cargos en el Ayuntamiento de la villa (Rújula y Martín, Félix de y Rújula y de Ochotorena, José de, Índice de los caballeros hijosdalgo de la nobleza de Madrid, Madrid, 1920). No aparece tampoco en los Libros de acuerdo del concejo (Madrid, Archivo de Villa) donde se pueden ver las familias nobles que acaparan el regimiento: Luján, Luzón, Monzón, Vargas, Zapata, Cárdenas, Castilla, Herrera, Lodeña, Losada, Madrid, Mendoza, Toledo y los que no entran en el cargo en aquella época como los Arias, Vozmediano, Coalla, Guevara. Las únicas menciones de nombres parecidos que encontramos en los Libros de acuerdo son en un acta de la junta del 5 de noviembre de 1481 donde aparece un pechero llamado Alonso Fernández hijo de Diego Fernández. En otra anotación del siete de julio de 1483 aparece Diego Fernández como vecino de Carabanchel. En otra del 25 de marzo de 1478 aparece Pero de Pinto hijo de Diego Fernández atestiguando la posesión de caballo, coraza, espada, adarga y capacete en la presentación de los caballeros de alarde.Tampoco aparecen datos en los libros eclesiásticos que se conservan ni en los protocolos notariales que hemos consultado. 509 obra sobre la descendencia de Santo Domingo1153. Nicolás Antonio tanto en la Bibliotheca Hispana Nova 1154 como en la Vetus 1155, lo considera escritor madrileño. Posteriormente. También se refieren a él en este sentido otros autores más modernos: Fernando de Herrera,1156 Álvarez y Baena1157, Ballesteros Robles.1158 Esta adscripción continúa en otros compendios biográficos y biobliográficos de Madrid y su provincia, que sólo se limitan a copiarse. La teoría del origen madrileño de Diego Hernández de Mendoza ha sido la respaldada por el profesor Pérez de Tudela, quien identifica el talante madrileñista del autor con el de Gonzalo Fernández de Oviedo1159, aunque el cronista de Indias utiliza a Hernández como fuente, nunca se refiere a él expresamente, siendo poco probable que se llegaran a conocer. Anotaciones marginales Un segundo tipo de fuentes a través de las que se puede determinar su posible origen madrileño son las anotaciones realizadas en las diferentes copias del Libro de armería. De entre estos ejemplares destaca el manuscrito conservado en la Real Biblioteca de Madrid, donde figura en una anotación añadida al preámbulo que dice lo siguiente: Diego Fernández de Mendoça, auctor de este libro fue natural de Madrid 1160 . Asimismo se repiten sendas notas en este sentido en otros ejemplares datados en la primera mitad del siglo XVI (el C-120 de la Real Academia de la Historia y el Ms. 18.039 de la Biblioteca Nacional de Madrid). 1153 Véase cita 11. 1154 Bibliotheca Hispana Nova , p.289. 1155 Bibliotheca Hispana Vetus, p.282. 1156 Aviendo visto otro libro de linajes que escrivió Diego Fernández de Mendoça, natural de la villa de Madrid, que fue en tiempo de los Católicos Reyes de España don Fernando y doña Ysabel (BN Ms. 3253). 1157 Álvarez y Baena, Joseph Antonio, Op. cit., p.286. 1158 Ballesteros Robles, Luis, Diccionario biográfico matritense, Madrid, 1912, p.804. 1159 Pérez de Tudela, Juan, en su edición citada de Batallas y Quincuagenas, p.XXXI. 1160 Real Biblioteca, Sig. II/86, f.3r.. 510 Menciones dentro del Libro de armería Una tercera fuente son las menciones que dentro de la propia obra se refieren a linajes madrileños, personajes de la ciudad, lugares determinados y acontecimientos ocurridos en la villa. Los capítulos dedicados a linajes madrileños son numerosos: los Vargas1161, los Herrera1162, los Zapata 1163, los Luján 1164, los Vyana 1165, los Luzón 1166, los Clavijo 1167 y los Barroso con casa en Parla.1168 Resulta significativo el número de linajes de Madrid incluidos en el texto si se comparan con los dedicados a otras ciudades y territorios que en la época gozaban de mucha mayor relevancia. Entre los relatos de la vida y emblemas de individuos, encontramos capítulos referentes a personajes principales que estuvieron relacionados con la villa de Madrid, caso de Beltrán de la Cueva, el cardenal Cisneros o los Arias de Ávila Pero, existe un segundo grupo más interesante, situado al final del libro primero del tratado. Está compuesto por personajes que no tuvieron especial relevancia en la historia, pero fueron notables en el Madrid del siglo XV. Sobre ellos el autor se recrea en extensos capítulos llenos de informaciones que sólo un testigo directo pudo haber recabado. Dentro de este grupo encontramos en primer lugar a Pedro Fernández de Lorca, tesorero de Juan II, de quien haremos una referencia extensa más adelante. Fernández de Lorca, residente en Madrid, fundó un asilo para pobres en el que se asistía a hidalgos sin recursos. Esta institución era el Hospital de Santa Catalina de los Donados, edificado en terrenos propios del 1161 Véanse (f.114r) y (f.127r). 1162 Véase (f.16v). 1163 Véase (f.189r). 1164 Véase (f.188r). 1165 Véase (f.189v). 1166 Véase (f.189v). 1167 Véase (f.187v). 1168 Véase (f.183r). 511 tesorero que luego serán propiedad del monasterio de San Jerónimo de El Paso o el Real1169. Resulta de gran interés la extensa disertación que el autor realiza sobre esta institución. A través de la cual Hernández de Mendoza describe pormenorizadamente la vida en el asilo. Según veremos en el capítulo dedicado a la verificación de los contenidos, esta relación es tan completa que resulta difícil pensar que no fuera realizada por una persona conocedora de la institución de forma directa. En el siguiente capítulo Hernández de Mendoza realiza una larga semblanza de dos personajes madrileños sin excesiva trascendencia en la gran historia, son el jurado Juan Núñez, lugarteniente de mayordomo y de contador mayor de Isabel I y su esposa, Leonor de Osorio, enterrados también en San Jerónimo1170. Según figura en el propio Libro de armería el autor conoció personalmente al matrimonio, describe su casa y mausoleo, alabando su talante cristiano y benefactor de los menesterosos1171. Por último, el personaje tratado de una manera más extensa es otro madrileño contemporáneo del autor, Pedro Núñez de Toledo, tesorero de Enrique IV y de los Reyes Católicos1172. Los datos aportados en el texto sobre estas personas son importantes, no sólo para datar y localizar la propia obra, sino para estudiar el Madrid de la época de los Reyes Católicos, cuestión de la que trataremos en el capítulo referente a la verificación de contenidos. En cuanto a los lugares de la villa citados, son frecuentes las menciones al monasterio de San Jerónimo, al que se designa con su primer nombre, Santa María del Paso. El monasterio fue fundado en tiempos de Enrique IV, situado originalmente entre El Pardo y Madrid. El nacimiento de éste tuvo su origen en la conmemoración de un paso o justa, protagonizado por el favorito del rey, don 1169 Véase (f.117r). 1170 Véase (f.125v). 1171 Dice así: Que hallé en la villa de Madrid, f.126 r. 1172 Véase (f.120r). 512 Beltrán de la Cueva, quien retó a los caballeros que por allí entrasen a Madrid 1173. El hecho está relatado extensamente en la Crónica de Enrique IV: Queriendo el rey honrar a su mayordomo e favorecer su fiesta, mandó allí hacer un monasterio de la orden de San Jerónimo, que se llama agora San Jerónimo del Paso. 1174 Aurea de la Morena, siguiendo al padre Sigüenza en su Historia de la orden de San Jerónimo, da por buena la fecha de ofrecimiento del rey a la Orden en 1460, siendo general fray Alonso de Oropesa. En 1465, reunido el capítulo de la orden se decide cambiar el nombre de Santa María del Paso al de San Jerónimo, en una prudente medida que hiciera desaparecer la relación del monasterio con don Beltrán. El rey dotó económicamente al monasterio, costumbre que seguirían sus sucesores. Siendo general fray Pedro de Béjar se pidió licencia a los Reyes Católicos para cambiar la ubicación inicial a una nueva más saludable. Con el permiso de los reyes se aprobó el traslado en un capítulo privado en 1502. El nuevo edificio estuvo terminado en 15051175. Allí se trasladó también la capilla de Santa Catalina, con el sepulcro de don Pedro Fernández de Lorca, citado supra. La obra hace mención también de otros lugares de Madrid: el monasterio de Santa Clara, relatando su fundación por la madre de Pedro Núñez de Toledo1176, Catalina Núñez, la cual será enterrada allí tras su muerte en 1462. También se cita el convento Santo Domingo, de donde fue priora doña Constanza1177, descendiente del rey don Pedro el Cruel, quien hizo traer los restos de aquel y celebrar un funeral por su alma. También este acontecimiento es reflejado por Diego Fernández de Mendoza en el texto1178. Por último, se 1173 Morena, Aurea de la, Op. cit., p. 48. 1174 Enríquez del Castillo, Diego, Crónica del rey don Enrique IV, Madrid, 1953, p. 113. 1175 León Pinelo en sus Anales de Madrid da como fecha de traslado el 1503: El convento de S. Gerónimo del Paso, que como se dijo año de 1464 se fundó por el rey don Enrique Cuarto salió de sitio tan poco sano que no había religioso que en él no peligrase o perdiese la salud. Por lo qual con licencia de los reyes se trasladó, siendo General fray Pedro de Bejar, al puesto en que hasta hoy permanece (Madrid, 1971, año 1503). 1176 Véase (f.123v). 1177 Doña Constanza fallece en 1479 según los citados Anales de Madrid de León Pinelo. 1178 Véase (f.75v). 513 menciona otro lugar de la geografía urbana madrileña, la puerta de La Vega,1179 a la cual el autor aun llama por su nombre tradicional en el Madrid bajomedieval, puerta de Al Vega. Por último, encontramos en el Libro de armería citas sobre otros lugares muy próximos a Madrid donde el autor atestigua haber estado, como Parla, Illescas y Ocaña. Basándonos en la multitud de datos que le relacionan con Madrid, no es aventurado señalar que Diego Hernández de Mendoza fue vecino de la villa o, cuando menos, que en ella pasó gran parte de su vida, aunque no fuera su lugar de nacimiento. Las referencias referencias que encontramos y que pueden arrojar alguna luz sobre su lugar de origen son las descripciones que el autor realiza sobre la geografía de Galicia y Asturias, de las cuales se desprende que es evidente que desconocía personalmente estos territorios1180. Otro dato es la continua declaración de su nación castellana que realiza durante todo el Libro de armería y en su Novenario Estorial1181. Además de esto, poco más se puede averiguar, por el momento,sobre el origen de Hernández de Mendoza VII.2.4. Sobre el oficio y condición de Diego Hernández de Mendoza La condición social del autor En el anterior capítulo dedicado a la visión sobre la nobleza en los tratadistas heráldicos, vimos a un Diego Hernández de Mendoza representante de la idea de nobleza que defendían los componentes de este estamento. La hipótesis de que el autor perteneciera a este sector social se puede sostener 1179 Véase (f.199). 1180 Véase f. 144 y siguientes en los que da unas descripciones bastante peregrinas de estos territorios 1181 Dice: De aver de escrevyr las estoryas desta nuestra Castilla (Novenario Estorial, f. 12). 514 fundamentalmente en dos argumentos: la extracción social de los autores heráldicos y cronistas de la época, y lo argumentado en el propio Libro de armería. Pertenencia a grupos sociales de los cronistas e historiadores de la época. Para Beltrán Llavador los representantes de la historiografía castellana de la época están distribuidos en tres grupos diferentes: los clérigos, los conversos como Álvar García o Alonso de Cartagena (si bien éste está plenamente identificado con la sociedad de su tiempo), y los caballeros1182. Una apreciación parecida es la que presenta Mitre sobre los conversos. Éstos plantean en sus obras una revisión de la historia de España en la que “La Castilla de los Trastámara era presentada como la sucesora de las monarquías judías, romana y goda y punto culminante de la historia”1183. En este grupo se da importancia a la idea del estado y a las instituciones. Los componentes del grupo de los caballeros se caracterizan por una tendencia al individualismo y a la defensa del concepto de estado como ideas en continua oposición. Éstos, en su mayoría, han desempeñado funciones militares o administrativas al lado de los reyes o los grandes señores, defienden los ideales de la vida caballeresca y de la esencia de la nobleza, corrompida por las perniciosas costumbres, y procuran en sus escritos hacer apología de la nueva dinastía, como defensora de los principios rectos. El grupo de los caballeros tiene además otros rasgos definitorios: son representantes de la baja nobleza o descendientes de líneas laterales de las grandes familias. Entre ellos están Lope García de Salazar, autor de las Bienandanzas y fortunas y Gutierre Díez de Games, autor de la Crónica de Pero Niño, conde de Buelna, más conocida como El Victorial. En esta última el autor hace un encendido elogio de la vida de los caballeros: Los cavalleros en la guerra comen el pan con dolor. Los vicios della son dolores e sudores, un buen día entre muchos 1182 Díez de Games, Gutierre, El Victorial, Ed. de Rafael Beltrán Llavador, Madrid, 1994. 1183 Mitre, Emilio, “¿Hacia un sentimiento de comunidad hispánica?. La historiografía peninsular”, en La época del gótico en la cultura española, Madrid, 1994, p.430. 515 malos. Ponerse a todos los travajos trayan muchos miedos, pasan muchos peligros aventuran su vida a morir o bivir1184. Sin duda, el representante principal de este grupo es Diego de Valera, quien en sus comienzos estuvo ligado a los Estúñiga y a Juan II, de quién después se apartó, al igual que de Enrique IV, tornándose finalmente en firme defensor de la causa de Isabel, al servicio de quien pone su espada y su obra. Como dice Deyermond: La novedad de Valera radica, ante todo, en presentarse como un pobre caballero que sólo tiene un arnés y un pobre caballo1185. Puntos de vista nobiliarios en el contenido del Libro de armería A lo largo del propio texto se encuentran opiniones y juicios que hacen suponer un origen nobiliario en Hernández de Mendoza, al igual que en los autores anteriores. En primer lugar resalta la importancia de conocer el propio linaje, cuestión que aborda en la introducción: Y más ay algunos que sy son preguntados quales son sus armas, no lo saben por nigligencia suya de lo no aver enquerydo y asý mesmo de sus padres en lo no aver dello avysado 1186. En segundo lugar, está su defensa de la pureza de la caballería, evocando los tiempos gloriosos de ésta: Ca los antiguos reyes y grandes sennores buscavan los nobles prínçipes que les diesen orden de cavallerýa 1187. 1184 Ibídem., p.204 1185 Deyermond, Allan. “La Edad Media”, en Historia crítica de la literatuta española, Madrid, 1971, V.I, p.438 1186 Véase (f.7v). 1187 Véase f.18r). 516 En tercer lugar, su idea de que la nobleza está asociada al ejercicio de las armas se aprecia con claridad en la denuncia de quienes la adquieren a través de oficios viles y que nunca empuñaron una espada: Es digna memorya para los nobles, pero es ya tan corronpida esta usança que aquellos que con ofiçios serviles y de poco honor alcançar rriquezas y bienes fortuytos eso mesmo ocupan las iglesias con altos luzyllos d’alabastro, y aun de metal 1188. Ponen sus sepulcros leones sobre que están y lebreles en sus pies, pajes con armas las quales nunca usaron1189. Por último, vemos a este autor defendiendo de manera firme que la hidalguía es la verdadera nobleza, procurando siempre destacar sus aspectos positivos, la esencia, y la antigüedad como valor incuestionable: Decir que hidalgía y nobleza es antiguada riqueza con buenas costunbres1190. Entre la nobleza y la hidalguýa ay una diferençia, ca la nobleza quanto es mas çerca es de su prinçipio tanto es más noble. Y los hijosdalgo quanto mas lexos, más es su pureza1191. Pues en otros rreynos llaman a los tales gentiles onbres y este rrenonbre no careçe de la verdad, por que los gentiles fue una generaçión do se ençerraba toda gentileza y fortaleza de ánimo y bondad tanto que no dudavan peligro ni muerte a lo qual se obligavan. Y con aquel tributo quedaron aquellos que del tal ábito se vysten de la hidalgía o gentileza. Y esta hidalgýa usan más de ssu nonbre los que no son en grandes esta dos que los que intitulados de grados dignidades y perrogativas1192. 1188 Véase (f.117v). 1189 Véase (f.118v). 1190 Véase (f.136r) 1191 Véase (f.66v) 1192 Véase (f.131r) 517 Una cuestión particular es la defensa realizada por Hernández de Mendoza a favor de los escuderos. Éste era un grupo cuyo cometido había sido suprimido con el paso de los tiempos y, por tanto, su estima social se había visto relegada. Este grupo se ve arrastrado a fines de la Edad Media por el declive del tradicional modo de vida caballeresco, sus funciones se ven ahora realizadas por los pajes, más acordes con la nueva parafernalia de los eventos renacentistas. Como vimos en Valera, Mendoza también se presenta como un caballero, no docto, pero que dice las verdades sin temor: Conmo quiera que sé que lo que escriviré sea muy vulgar a la gente leyda, pero otros que serán conmo yo, poco dotrinados, por aventura averán plazer de lo saber. Y los que dello çertificados no les pesará por lo reduzir1193. El autor se presenta a sí mismo como representante de este grupo, aclarando los honores de su familia y la grandeza de los orígenes de su linaje, de los cuales él es sólo una pieza sin importancia: Dirá aquí el cavallero que por ser yo un pobre escudero quise ensalçar lo baxo y denostar o afear lo noble. Cierto lo que digo pruebo, aunque más parte me cabe de la nobleza que me cupo de los grandes honores de mis pasados, ca yo sólo fuy el vellón y ellos el oro de dorar de abeniçio1194. Según se desprende de sus propios escritos, nuestro personaje bien puede responder a un tipo social extraído de las capas bajas del estamento nobiliario. Hernández de Mendoza mantiene una ideología de apego incondicional a la corona y de defensa de los valores de honestidad y auténtica nobleza, frente a la corrupción encarnada por los grandes y la falta de valores de la nueva sociedad. 1193 Véase (f.130v) 1194 Véase (f.134v) 518 El oficio de Diego Hernández de Mendoza La segunda cuestión que pasamos a analizar para estudiar la figura de este autor es su profesión. Algunos estudiosos han dejado entrever que Diego Hernández de Mendoza pudiera haber ejercido como oficial de armas en la época de los Reyes Católicos, cuestión que tiene un fundamento histórico. Según la tratadística tradicional encarnada por Watson, muchos de los libros de armerías fueron obra de heraldos, por lo menos desde el siglo XIII en adelante1195. Esta idea es también asumida por Ceballos-Escalera para el caso de España a partir del siglo XV. Incluso este investigador cita a Mendoza entre los autores que según él fueron heraldos1196. Además de los expuesto anteriormente, otro argumento que puede servir para identificar a Hernández de Mendoza con el oficio de rey de armas es la anotación marginal que figura en el margen superior del f.15 del ejemplar conservado en la Real Biblioteca de Madrid (II-71), en la que se dice: “Castilla hizo este libro”. Conviene recordar que a los oficiales de armas llegada la hora de su nombramiento se les rebautizaba, siendo conocido bajo el nombre de Castilla el rey de armas principal de esta corona1197. Por tanto, la identificación Hernández de Mendoza con Castilla y éste con el oficio de rey de armas es en gran medida consecuencia lógica de lo anteriormente expuesto. Pero frente a este planteamiento existen otros argumentos en contra: - Como dice el propio Pastoureau, no todos los libros de armería fueron obra de heraldos, cita el caso del famoso armorial de Conrad Grunenberg, burgomaestre de Basilea, realizado hacia 1484. En España tampoco se cumplió la 1195 Pastoureau, Michel, Op. cit., p.41. 1196 Hasta el siglo XV son escasos los armoriales debidos a los heraldos, pero con posterioridad a tal centuria, son en cambio mayoría. Así para los reinos españoles, los trabajos de Gracia Dei, Garci Alonso de Torres, Steve Tamborino, Hernández de Mendoza, Barahona, Badillo, Azcárraga, Hita, Gómez de Arévalo y otros. (Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Heraldos y reyes de armas en la corte de España, Madrid, 1993, p.28). 1197 Riquer, Martín de, Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos, Barcelona, 1986, p. 38. 519 regla ni mucho menos. Están presentes los casos de Ferrán Mexía y Gracia Dei, ya posteriores, pero no menos importantes, los Aponte, Lavanha o Argote de Molina. - Sobre el ejemplar citado de la Real Biblioteca, se puede afirmar que el manuscrito es de bien entrado el siglo XVI, luego bastante posterior a la muerte de su autor. Y además, se trata de una anotación marginal de otra mano, con lo que bien pudiera ser que obra de Castilla fuese la copia del libro o bien sólo la mera anotación. Recordemos, como dice Pastoureau, que los autores se copiaban unos a otros hasta el infinito cada uno con sus aportaciones, deformaciones o ampliaciones a conveniencia1198. Tampoco no se encuentra ninguna aclaración de este tipo en los ejemplares más antiguos del manuscrito. - La aportación más clarificadora sobre este particular la realiza el propio Diego Hernández de Mendoza en la introducción a su tratado. A la hora de explicar las razones por las cuales tardó en escribirlo manifiesta: La otra rrazón porque se ha detenido asý, es por esto ser ofiçio mas perteneçiente a los rreyes d’armas, harautes y persevantes, que no a los que somos no elegidos nin ysperymentados para la tal determynaçión y temyendo ser rreprochado de los tales y de mayores 1199. Aunque pensamos que con esta declaración expresa por parte del propio autor se despejan las posibles dudas en lo tocante a este asunto, para una mayor claridad se puede recurrir a los estudios referentes a las identidades de los reyes de armas de la Corona de Castilla. En el reciente estudio de Rafael Domínguez Casas sobre los oficios de corte bajo los Reyes Católicos1200, no se ha podido identificar la figura de Hernández de Mendoza con el rey de armas Castilla,. Así pues, a nuestro parecer, Diego Hernández de Mendoza no desempeñó, por lo menos en la época en la que escribió su tratado, el oficio de rey de armas y menos bajo la denominación de Castilla. 1198 Pastoureau, Michel. Op. cit., p.42. 1199 Véase (f.8r). 1200 Domínguez Casas, Rafael, Arte y etiqueta de los Reyes Católicos, Madrid, 1993, Apéndice. 520 VII.2.5. Otras obras. El Novenario Estorial Siendo el Libro de armería la obra más conocida de Diego Hernández de Mendoza no fue la única ni la más ambiciosa de las salidas de su pluma. Tenemos noticia de otros escritos del autor. Según él mismo relata en el capítulo del Libro de armería sobre las armas de los Guzmanes1201, también escribió un tratado Del amor que se han los animales. Posteriormente, en el capítulo de las armas de los Girones 1202 el autor cita un Tratado del amor escrito por él. De estas dos obras no se ha conservado nada, incluso es posible que se tratara de un único texto que abarcara las distintas manifestaciones de este sentimiento. Otras posibles obras de este autor son: - La que aparece citada en el inventario de testamentaría de Diego Hurtado de Mendoza, primer conde de Mélito, de Mayo de 1536, donde figura una obra manuscrita titulada Erudición, de un tal Diego Fernández de Mendoza1203. No obstante, un título tan genérico no permite aseverar con rotundidad la existencia de este tratado como obra independiente, bien pudiera ser alguna de las anteriores o seguramente se trate del propio Libro de armería; ésta es también la opinión del profesor Trevor Dadson, para quien el título Ynrudición no sería más que una defectuosa transcripción del comienzo de la dedicatoria del Libro de armería que reza: Es natural inclinación […]1204. En nuestra opinión sería más lógico que este título derivase del verdadero incipit que dice: Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza […], dado que las palabras presentan una mayor similitud, teniendo en cuenta que éste es el auténtico comienzo del texto y está presente en casi todas las copias del tratado - Las poesías que aparecen en cancioneros de la época como obras de un tal Diego Fernández1205, que algunos autores han identificado con el autor 1201 Véase (f.162r). 1202 Véase (f.173v). 1203 Dadson, Trevor J., La formación y función de las bibliotecas de letrados y escritores. [s.l.], 1995, p. 9. 1204 Dadson, Trevor J., Libros, lectores y lecturas, Madrid, 1998, p. 329. 1205 José Simón Díaz cita en su Bibliografía de la literatura hispánica (Madrid, 1953) a un Diego Fernández como uno de los autores del Cancionero musical de los siglos XV y XVI, que fue 521 heráldico. Sin embargo tras su estudio y comparación con el Libro de armería, no consideramos que se trate del mismo personaje. De la obra que sí tenemos constancia que fue original de Diego Hernández de Mendoza es la crónica titulada Novenario Estorial, o como se enuncia en su comienzo, Cronicón General de España desde el principio hasta el rey don Fernando 5º 1206. La primera mención de esta obra fue de Ramón Menéndez Pidal, quien la incluyó en sus Crónicas generales de España 1207. Otras referencias posteriores a ella son: - La del citado bibliógrafo Catalina García, quien no llegó a consultar el ejemplar y tomó como fuente lo descrito por Pidal1208. - Las dos referencias realizadas por Sánchez Alonso, quien tampoco aporta ningún dato novedoso sobre la obra, aunque si pudo consultar el ejemplar conservado1209. - La que realiza Cirot en el mismo sentido que las anteriores1210. - La excelente descripción del manuscrito en el Catálogo de Manuscritos de la Biblioteca del Palacio Real de Madrid. El tratado en cuestión esta formado por nueve libros, según dice el autor, en honor a los nueve meses de gestación de la Virgen. Su contenido se distribuyó originalmente en tres volúmenes, de los cuales sólo se conservan dos. El texto comienza con un título, de otra mano, en el que se da como final del relato el reinado de Fernando V en el año 1501. transcrito y comentado por Francisco Asenjo Barbieri (Madrid, 1890) como autor de dos poemas Tres moriscas m’enamoran (p. 18) y De ser mal casada (p. 132). 1206 De esta obra se conserva un ejemplar en la Real Biblioteca de Madrid con la signatura II- 213/14, procedente de la biblioteca del conde de Gondomar. 1207 “Catálogo de la Real Biblioteca”, en Crónicas Generales de España descritas por Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 1918, p.181. 1208 Catalina García, Juan, Op. cit., p. 129. 1209 Sánchez Alonso, B., “Fuentes de la historia española e hispanoamericana”, Revista de Filología Española, Madrid, 1952, T.I, p.18, e Historia de la historiografía española, T.I (1941), p.372. 1210 Cirot, Georges, Les histories générales d’Espagne: entre Alphonse X et Philippe II (1284- 1556), Bourdeaux : Paris, 1905, p.90. 522 Las fuentes utilizadas para la confección de la obra fueron: la Crónica de España abreviada de Mosén Diego de Valera, la Crónica del rey Rodrigo de Pedro del Corral y en algunos episodios la Crónica de 1344. Es interesante apreciar cómo muchas partes de la obra estaban ya presentes en el propio Libro de armería, tales como los capítulos dedicados a los primeros pobladores de España, los reyes godos, la conquista de Toledo y los orígenes de Castilla. En el texto se aprecia como Hernández de Mendoza utilizó para redactar el Novenario gran parte de las obras que le sirvieron como fuente para el Libro de armería. La estructura de contenidos de la obra es la siguiente. Comienza el texto con una rúbrica inicial que resume el contenido de la relación histórica: Entrodución hecha por Diego Fernández de Mendoza a la suma de las edades que han pasado del comienço del mundo fasta aquella en que agora somos y así mesmo de los enperadores que en Roma inperaron fasta el fyn de su ynperio1211. El primer tomo contiene los dos primeros libros y el comienzo del tercero, además de la tabla general de la obra1212. El segundo incluye el resto del libro tercero, y los libros cuarto y quinto, interrumpiéndose éste último en la época de Fernando IV1213. Primer volumen - Preámbulo del libro primero, donde se enumeran las edades de la Tierra que son, según el autor: Primera Edad desde Adán hasta el Diluvio; Segunda Edad, de Noé a Abraham; Tercera Edad, de Abraham a Salomón; Cuarta Edad, de David a Nabucodonosor; Quinta Edad, de Nabucodonosor al nacimiento de Cristo y Sexta Edad, a partir del nacimiento de Cristo. 1211 Como se puede apreciar la primera frase es muy similar a la que se encuentra en la Introducción del Libro de armería.. 1212 F. 1 a f. 312 en foliación antigua y f. 1 a f. 322 en foliación moderna.. 1213 F. 312 a f. 504 en foliación antigua y f. 323 a f. 516 en foliación moderna. 523 - Relación comentada de las vidas y reinado de los emperadores romanos. - A continuación figuran los capítulos de la historia de España propiamente dicha, que comienzan con el origen de los godos (faltan las hojas del final de la introducción hasta comenzado el capítulo nueve, donde habla del reinado de Teodorico)1214. Termina la primera parte con la toma de Zamora y empieza la segunda con la venida a España de Atanarico rey de los godos. - A partir del capítulo diez Del rey Eligio se relatan los reinados de los sucesivos monarcas godos. El autor copia exactamente la segunda parte de la Crónica abreviada de Valera hasta el capítulo treinta y seis, Del rey Acosta. En este punto explica el autor como ha seguido la obra de Valera y cómo ésta se ha conjugado con la crónica del Corral: Asta este rey Rodrigo Acosta escrevimos mano lo quel byen ensenado cavallero mosén Diego de Valera notó en su Valeriana. Y por quanto pasa brevemente por las cosas acaeçidas al rey don Rodrigo yo pensé d’escrevyr su corónica no tan largo como la hallé pero dexando las cosas que no traen mucho al asunto escriviré lo más necesaryo de saber. Y porque hallé segund pareçe en el proceso de my proçeder y lo que escrivyeron los dos cronistas Alastras y Alançoryque. Que conçierta el señor mosén Diego con ellos en quanto en lo que dize de Favyla y de su hijo el rey Pelayo 1215. - Al llegar el relato hasta el reinado del postrer rey godo, la crónica cambia de fuente y se basa únicamente en la Crónica de don Rodrigo. Esta parte tomada de la obra de Pedro del Corral constituye una pieza casi independiente que llega hasta el capítulo doscientos veinte. - Tras éste comienza una nueva parte precedida de un titulado Preámbulo antepuesto a la destruyción d’Espanna. Aquí se relatan las vicisitudes que llevaron al rey don Rodrigo a la perdición. Tras la conquista musulmana de España comienza una nueva era con la victoria de Pelayo ante los musulmanes. La 1214 Estos no los incluye Valera en su Crónica en la parte que habla de los romanos en España. 1215 Cap. 37. 524 fuente de este bloque temático sigue siendo la crónica de Del Corral, como dice el propio Hernández de Mendoza: Alastras, coronista famoso, hizo dos partes de la corónica del grand rey don Rodrigo1216. La primera parte es de la eleçión suya por governador y como toma týtulo de rrey según de suso es notado y en que feneçió su glorya y triunfo. Y la segunda parte o lybro fue dezir lo que los moros hizieron en España no pareçiendo el rrey don Rrodrigo. Recontando todas las cosas que pasaron en la conquista destos reynos d’Espanna hasta que aquel santo varón e muy buen prínçipe y cavallero rey don Pelayo tomó la espada de la justiçia. - Comienza el tercer libro en el capítulo De como reinó Pelayo, en el que sigue tomando la misma fuente de los capítulos uno al diecinueve. En el capítulo veinte Del rey don Favila y como lo mató un oso comienza otra vez a utilizar la Valeriana como fuente. - Tras el capítulo veinte el autor hace un inciso y reinicia otra numeración independiente desde el capítulo uno. Éste se numera a través de una sucesión de dieciocho capítulos donde se cuenta el origen de los godos, las amazonas, los hunos, los moros y la vida de Mahoma. - Sigue otro apartado que retoma el sentido de la obra, comienza con una introducción sobre la grandeza de León y Castilla. En el capítulo veintiuno, Del rey Alonso I, vuelve a copiar a Valera. En este punto finaliza el primer volumen en el capítulo cuarenta y ocho. 1216 El autor se refiere a uno de los dos supuestos redactores de la Crónica del rey Rodrigo, el otro era el llamado Pilistras. 525 Segundo volumen Comienza con la finalización del tercer libro. Incluye una interesante relación del linaje de los reyes de Navarra en el capítulo cincuenta y cuatro. - El cuarto libro lleva un preámbulo titulado D’esta forma Castilla aportada de la rreal corona d’España. En este libro se relata la historia del reino castellano desde Fernando I. Se incluyen en él algunas historias independientes como la que cuenta la generación del Cid o la conquista de Toledo por Alfonso VI (libro 4), donde vuelve a tomar como fuente a la Valeriana, ampliando su contenido en lo tocante a este personaje y su generación, con elementos tomados de la crónica de 1344. - A partir del capítulo ocho, De Sancho II, vuelve a coincidir de pleno con la obra de Valera. En el veintiséis cambia de fuente y se extiende al hablar largamente de la conquista de Toledo retornando a la Valeriana tras el cuarenta y nueve. En el capítulo sesenta y uno hace otro inciso que no tomó de Valera y habla sobre la toma de Valencia. - A partir del capítulo noventa y ocho hasta el ciento diecinueve el relato se detiene otra vez para ampliar lo que dice Valera: El buen caballero y muy ensenado mosén Diego de Valera para brevemente por estas estoryas y como de suso dixe lo breve aunque aplaze no satisfaze1217. - El autor amplía la época de la infancia del rey Alfonso con la malquerencia de los condes don García Fernández de Castro, la batalla del conde don Manrique y Fernán Ruiz de Castro, la historia de la judía de Toledo, de la batalla de Alarcos, de la historia del pastor y la batalla de las Navas. - El libro quinto refiere la unión de los reinos de Castilla y León y en su preámbulo anuncia que desde Enrique I llegará hasta Pedro I. - Los capítulos tocantes a Enrique I y Fernando III (donde se incluye el relato de las aventuras de don Garci Pérez de Vargas) son también ampliados recurriendo a la Crónica de 1344 y a alguna otra fuente no identificada. 1217 Véase (f. 406). 526 - A partir del capítulo cuarenta retoma a Valera como fuente, pero en los sucesivos capítulos de Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV sigue también la Crónica de 1344 y otra fuente desconocida. Una vez finalizado el análisis de los contenidos de la parte conservada del Novenario, la cuestión que se nos plantea es la posibilidad de que la última parte, el volumen tercero, con los libros que faltan hasta el noveno, esté perdida o que nunca se llegara a escribir, pues no se ha encontrado hasta el momento ninguna mención a ella en las fuentes. Esta era la opinión de Cirot quien afirmó sobre el Novenario: Par malheur l’ouvrage n’a été publié, nin même finí. Il s’arrête avec l’année 1307, si l’on s’en tient à ce que renferme le manuscrit. La date marquée sur la première page, 1501, paraît être celle où l’auteur écrivait1218 En cuanto a la confección del manuscrito, existen unas significativas coincidencias entre los dos libros conservados del Novenario y dos de los ejemplares conservados del Libro de armería1219. En esencia estas coincidencias materiales son las siguientes1220 : - La tipología gráfica - Las decoraciones de las iniciales - El uso de abreviaturas similares - Motivos decorativos y rúbricas Estas cuestiones nos hacen pensar que estos manuscritos son de la misma mano. No sería muy descabellado afirmar que fuesen obra del propio Hernández de Mendoza o de algún colaborador muy cercano a él, por cuanto se observa un mismo usus scribendi, y el texto quedara inconcluso en esas fechas de inicios del XVI. 1218 Cirot, Georges, Op. Cit., p.90. 1219 Ms 18.019 de la Biblioteca Nacional y C-IV-9 de la Biblioteca de El Escorial. 1220 El asunto de las similudes entre las facturas de estos ejmeplares se ampliará en el apartado dedicado al estudio del ejemplar transcrito del Libro de armería. 527 VII.2.6. El estilo en la obra de Diego Hernández de Mendoza Lenguaje literario El estilo de Diego Hernández de Mendoza no denota una técnica literaria muy depurada ni un profundo conocimiento del lenguaje culto castellano ni latino. No estamos frente a un cronista como Pérez de Guzmán o López de Ayala, que cuidan al máximo sus formas, haciendo que sus obras sean a un tiempo significativas piezas históricas y literarias, según decía Fernán Pérez: “En hermoso y alto estilo”1221. Como dijimos anteriormente, el mismo autor declara en su Libro de armería que es persona no muy doctrinada y escribe para personas como él, disculpándose de continuo por los errores que pudiera cometer. La veracidad del contenido de esta disculpa se puede apreciar una vez estudiados los usos del lenguaje utilizados en sus obras. En sus tratados se incluyen multitud de palabras y locuciones de un lenguaje poco cultivado caso de: aborible o hurtiblemente. Si bien, en ocasiones Hernández de Mendoza utiliza también términos con grafía latina como tractado o escriptura. En otras ocasiones alterna los términos latinos con los vulgares como en sancto y santo o dubda y duda. Si bien, los primeros pudieron ser copiados. En este mismo sentido, otro aspecto es el uso de etimologías arbitrarias que realiza el autor a la hora de explicar linajes y conceptos1222. Ya señalado por el profesor Ladero al referirse a este tipo de textos1223. Resulta interesante la frecuente utilización de la expresión las horas, que no aparece en obras de su época, pudiendo tratarse de un localismo de la zona de origen del autor. Esta expresión no aparece ni en el Diccionario de autoridades de 1221 López de Ayala, Pedro, Crónicas, Barcelona, 1991, p. 64. 1222 Por señalar algunos podemos recordar los: Ayá la para Ayala, los Good man para Guzmán, los Man rich para Manrique o se villa para Sevilla. 1223 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El pasado histórico-fabuloso de España en los nobiliarios castellanos de comienzos del siglo XVI”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, n. 9 (1993). 528 la Real Academia, ni en el Tesoro de la Lengua de Covarrubias, ni en los diferentes estudios dialectológicos y etimológicos consultados1224. Solamente Zamora Vicente hace mención de ella1225, dándole un significado adverbial de “entonces”, localizándolo como un medievalismo del aragonés. Aparece en el Poema de Yusuf, una composición aljamiada medieval estudiado por Ramón Menéndez Pidal 1226. En cuanto a su conocimiento de las lenguas clásicas, las citas que el autor pretende hacer del latín denotan el poco conocimiento que tenía de esta lengua. Además, la mayoría de ellas, en especial las de los clásicos, son tópicas y están extraídas a su vez de obras corrientes en su tiempo. No es nuestra intención juzgar a Diego Hernández de Mendoza como persona poco cultivada. Las numerosas fuentes consultadas para la redacción de sus obras desmentirían tal aserción. Su estilo literario se atiene a los usos del género al que dedicó su labor. Lenguaje heráldico El lenguaje utilizado por Hernández de Mendoza al tratar de los aspectos heráldicos representa un momento interesante en la evolución de la terminología emblemática de nuestro país. En su obra se puede apreciar el inicio del cambio desde la Edad Media castellana, caracterizada por la ausencia de lenguaje y simbolismo propios, cuyos exponentes son don Juan Manuel y en el autor del Libro del conosçimiento1227. Este periodo de transición en la literatura heráldica comienza hacia la segunda mitad del siglo XV y finaliza en el primer tercio del siglo XVI, siguiendo, 1224 Principalmente los clásicos de Manuel Alvar y Joan Corominas. 1225 Zamora Vicente, Alonso, Dialectología española, Madrid, 1970, p. 276. 1226 Menéndez Pidal, Ramón, El poema de Yusuf: materiales para su estudio, Granada, 1952. 1227 En estas obras los blasonamientos no siguen la terminología adecuada, las particiones se dicen en términos como a lo largo por en pal; los cuarteles se nombrar el de arriba y el de abajo, los esmaltes tienen sus nombres exclusivamente en lenguaje corriente y las actitudes de las figuras no siguen los términos habituales en heráldica. Así mismo la simbología utilizada por don Juan Manuel es de creación propia tanto en lo que respecta a los esmaltes como en lo relativo a los muebles. 529 con pocos años de retraso, a la innovación de la heráldica europea representada principalmente por Jean Courtois. En España se da por entonces la irrupción de los usos europeos en la manera de blasonar, la terminología de las particiones, esmaltes, piezas, muebles y, sobre todo, en el uso simbólico propio del lenguaje del blasón. Sin embargo, casi la totalidad de los autores que la representan siguen alternando el uso de términos corrientes con los propiamente heráldicos. Los principales tratadistas que pueden representar este periodo en nuestro país son: Juan Rodríguez de la Cámara, Diego de Valera, Ferrán Mexía, Pedro Gracia Dei, Steve Tamborino, Diego Hernández de Mendoza, Alonso de Torres y Gonzalo Fernández de Oviedo. Hernández de Mendoza es el más medieval de estos autores de transición, pues algunos, como Valera y Torres han bebido directamente de las fuentes europeas, y otros, como Oviedo y Tamborino, significan la culminación de la evolución hacia un lenguaje heráldico propiamente dicho. En cuanto a la interpretación simbólica, Diego Hernández de Mendoza está ya inmerso en el simbolismo heráldico heredado de obras como el Blazon des couleurs. En el Libro de armería se realizan ya identificaciones de esmaltes con propiedades y virtudes: Ca por el oro dizen nobleza y por la plata rriqueza. Y por lo azul lealtad, por lo colorado ardideza, por lo verde esperança, por lo negro onestud, otros dizen fyrmeza. Estos nonbres asý dyversos o que pareçen agenos de nuestra lengua, que son suso dichos son claros y çiertos en todas las naçiones en el blasón de las armas. Asý que mentado las colores con qualquiera naçión o lengoaje con personas que de lo tal saben, por aquellos nonbres son conoçidas, porque aquel es su propio nonbre. Suélense las armas y es común rregla de blasonar por pedrerýa y destos dos metales y çinco colores son estas las piedras. Por el oro, la topaçia, por la plata, el aljofar o perla, 530 por el azul, el çafiro, por las golas, que es lo colorado, el rrubý por el synoble que es lo verde esmeralda. Por la sabla que es lo negro, diamante por lo púrpuro que es lo morado ponne una piedra que se llama amatista. E aun suelen los rreyes d’armas y aquellos quen esta çiençia o harte se entremeten, blasonar las armas por los elementos. Tomando el azul por el ayre, y las gulas por el huego, y el synoble por el agua, y por la sabla la tierra. Los metales no los apropian a los elementos, pero sy apropiar ovyesen, apropiarýan el oro al huego por el ençendimiento que tyene. Y la plata al agua por la clarydad suya y lo morado apropiarlo al natural suyo que es el huego. Y las piedras que syrven en el armerýa son aquellas que son de ylustror que haçen admiraçión e rreçiben oja o tinta. Y las que la hoja rreçiben son estas çinco, es a saber rrubý o çafir y la esmeralda e amatista y la topaçio, quel diamente reçibe tynta. La perla y el aljofar de sy mesmo rreçibe ylustror. Conmo dicho es vengo al departimiento de los escudos; porque será neçesaryo en el escrevyr de las armas de los lynajes aver de devysar en que forma son partidos los escudos1228. Sobre la terminología heráldica su posición es intermedia entre la Edad Media y la Edad Moderna. Utiliza alternadamente el vocabulario profesional de los oficiales de armas y términos comunes, incluso presenta algunos muy singulares que no se encuentran en otros autores. Esmaltes y forros En este apartado de la composición Hernández de Mendoza utiliza la totalidad de términos propiamente heráldicos: erminnos, veros, oro, plata, gulas, sinobla, etc. Pero en los esmaltes alterna continuamente estos términos con otros del lenguaje corriente, con los que está más familiarizado, prevaleciendo estos 1228 Libro de armería, f. 10r 531 últimos en las descripciones de emblemas a lo largo de la obra: colorado, negro, prieto, amarillo, dorado, yndio, bermejo. En el caso del púrpura opina lo contrario que Mexía pues piensa que este esmalte sí es un color, mientras que para Alonso de Torres es una mixtión. Composición En este campo el autor continúa el uso alterno de términos heráldicos y corrientes: jaquelado, cuartelado, partido en pal o a la larga. Utiliza un arcaísmo que es no numerar los cuarteles, los cuales describe por su situación inferior o superior -de yuso o de suso- uso que vemos en otros autores como Mexía u Oviedo. Sí se aprecian en este aspecto síntomas claros de modernidad, caso de la crítica a los cuartelados excesivos1229, la utilización sistemática del término campo por el de escudo (cuestión que no hace Alonso de Torres). Piezas y particiones En estas descripciones el autor continúa la tendencia de la alternancia de términos técnicos, menudeando algunos muy corrientes en el resto de los autores que hoy en día pueden parecer incorrectos a la hora de blasonar, pero que eran comunes en la época y se encuentran en otros autores como Alonso de Torres y Ferrán Mexía: el uso del término orla en vez de bordura o de barra en vez de faja. Detalles de arcaísmo propios del autor son la utilización de las expresiones del tipo de: a troços por coponada, banda inversa por barra, la partición en aspa o en dos bandas en vez de sautor (Alonso de Torres lo llama en flans) o la alternancia de la expresión partido a la larga con el término heráldico más propio de partido en pal. 1229 Véase (f. 142). 532 Muebles El tratadista presenta en su obra una gran variedad de términos propiamente heráldicos caso de: panela1230, cebado, coquilla, gritada, cruz llana, venera, rastel, honça, hermoseado, etc. Pero también se hallan no pocos vocablos de lenguaje corriente: luna (por creciente), cruz vana (por vacía), cruz con vueltas (por floretada), o enhiesto (por rampante). Otros sólo se encuentran en este autor como la rueda de Santa Catalina. En resumen, el uso alternativo de términos propios del vocabulario heráldico con otros del común y la inclusión de términos propios, hacen que la terminología heráldica de Diego Hernández de Mendoza no sea aun plenamente moderna, además de denotar un conocimiento no excesivamente profundo de la técnica de blasonar, razones que le sitúan en el extremo contrario a autores que ya se pueden catalogar casi de modernos como Steve Tamborino. No obstante, se debe señalar que este uso “llano” del lenguaje heráldico en el Libro de armería responde, en cierto modo, a las intenciones del autor de hacer del tratado un instrumento de uso y divulgación destinado a los caballeros e hidalgos comunes y no a especialistas en emblemática. VI. 3. DENOMINACIÓN DE LA OBRA A la hora de iniciar el estudio de la obra, consideramos oportuno aclarar una cuestión terminológica sobre el título con el que nos hemos referido, y nos continuaremos refiriendo, al texto heráldico-genealógico de Diego Hernández de Mendoza. En bibliografías y catálogos de bibliotecas encontramos referencias a este tratado citándole bajo diferentes denominaciones: Nobiliario, Tratado de la 1230 La panela es un mueble característico español, primitivamente se llamó pannella, equivale a la hoja de nenúfar europea (Faustino Menéndez Pidal, “Muebles raros y equívicos de la heráldica española”, Hidalguía n. 190-191 (1985), p.444. 533 armería o del blasón, Recogimiento de armas, Libro de Linajes, Libro de blasones, Libro de familias o Lucero1231. A nuestro parecer, estos títulos en su mayoría confeccionados por copistas, poseedores y bibliotecarios a lo largo de los tiempos, no resultan equivocados pero sí inexactos. Términos como Recogimiento o Lucero responden a la generalización de algunas obras en especial, esto ocurre con los recogimientos de armas de Alonso de Torres o el Lucero de la nobleza de Jerónimo de Aponte, los cuales se hicieron tan populares que sus títulos, ya de por sí alusivos a su contenido, pasaron a servir de identificación genérica a gran número de obras de temática parecida. Otras denominaciones como Nobiliario, Libro de linajes o Libro de familias son, en sí mismos, títulos más propios de la literatura exclusivamente genealógica. En nuestra opinión, no sería aceptable la adopción de éstos para designar la obra, puesto que denotan unos contenidos principalmente de carácter genealógico excluyendo la materia heráldica. El Libro de armería es un texto en el que existe un contenido genealógico, pero en el que prevalece la materia heráldica. El autor describe en todos los capítulos el emblema del territorio, personaje o linaje que trata. En total, se recogen doscientos ocho blasones, mientras que la genealogía, el origen y los personajes importantes de los linajes, elementos clave de la literatura de linaje, sólo aparecen en los capítulos dedicados a las grandes familias y muy superficialmente en los demás. En más de setenta de ellos estos rasgos genealógicos no se dan en absoluto. La prevalencia del contenido heráldico de la obra se pone de manifiesto también en el comienzo de ésta, constituyendo por sí mismo un tratado del blasón, que no tiene paralelo genealógico a lo largo del texto. En este mismo sentido, otro aspecto en el cual se manifiesta que la intención del autor no fue la de escribir una obra de contenido genealógico es que Diego Hernández de Mendoza poseía unos conocimientos en esta materia superiores a los que reflejó en el Libro de armería, como se prueba consultando el Novenario Estorial en cuyo texto se trata de manera más profunda la historia de algunos linajes. 1231 En el apartado donde realizamos el análisis de los ejemplares localizados describimos el título con el que hemos encontrado a cada uno de ellos. 534 Aun así, no se le pueden negar al tratado ciertos aspectos de carácter genealógico, que le situarían en un estado de evolución hacia lo que se denomina nobiliarios. La obra es ya un nobiliario en el sentido que su autor responde a una ideología que identifica los emblemas heráldicos con la nobleza, aunque no tanto con el linaje. Pues se complace en describir a los personajes que alcanzan la nobleza por sus medios, incluso a los conversos, cuestiones impensables en los nobiliarios españoles de los siglos XVI y XVII. Retornando a su contenido heráldico, la obra tampoco sería solamente un tratado del blasón en sentido puro, es decir, un texto en el que se exponen los usos y reglas de la emblemática heráldica. Aunque la introducción y los preámbulos están dedicados a estas materias, la parte principal de la obra la constituye la relación de armerías. Además, como el propio autor afirma, no es su voluntad extenderse sobre los asuntos de teoría heráldica, pues en el primer preámbulo dice así: Otras muchas maneras ay d’escudos, de partidos en diversas formas, los quales dexo agora por quanto lo senalado asaz cunple. Deso mysmo me pareçe ser cosa sobrada por quanto en el proçeder de my escrytura diré en cada blasón de armas en la manera que se pintan. Porque aquel que quiera por allý lo podrá conoçer, mayormente que serýa inútil afán, pues que las armas que presumo descrevyr todo los más de los que lo presente vyeren las conoçeran por no ser agenas de nuestro rreyno y casy a todos son familiares y no ynotas1232. Tras estas apreciaciones sobre la temática de la obra, la denominación, a nuesto juicio más acertada, es la de Libro de armería. Este título sería el más apropiado por las siguientes razones: 1232 Liror de armería, f.12. 535 1º Responde en gran medida al contenido del texto, ya que su eje es básicamente el estudio y descripción de las armerías, entendidas éstas como emblemas heráldicos. 2º Es la utilizada por algunos autores para referirse a la obra, caso de Salazar y Castro en su Biblioteca Genealógica 1233 y Franckenau en su Bibliotheca hispánica se refiere a la obra como Libro de armería 1234 . 3º Está más cerca de la intención del autor describir armerías, y no un nobiliario o libro de linajes, como él dice repetidamente a lo largo del texto: En mi imaginación fue conçebydo de ocupar algund tienpo en escrevyr los blasones de armas que los nobles hijosdalgo de Castilla traen en sus escudos1235. Como dicho es, vengo al departimiento de los escudos1236. My tema para aver de rrecontar de las armas que los nobles y hijosdalgo de Castilla traen. Será neçesaryo que aya algun fundamiento la obra y por tanto serán en aquellas armas1237. Cada apellido de aquellos tiene sus armas conoçidas, de las quales entiende aquí escrevyr1238. El fundamento de mi obra fue escrevir de las armas1239. 1233Salazar y Castro, Luis de, Biblioteca Genealógica, Ms. 18121, f. 8r. 1234Franckenau, Gerhardi Ernesti de, Op. cit., p.86. 1235 Libro de armería, f.7r. 1236 Ibidem, f. 11. 1237 Ibidem, f. 16. 1238 Ibidem, f. 19. 1239 Ibidem, f.141. 536 Este departimiento o habla del blasón o de la armería1240. 4º El término libro de armería es más acorde con la tradición heráldica española que el de armorial. Pues ya ha sido utilizado en nuestra literatura heráldica para referirse a manuscritos de relaciones de emblemas, caso del Libro de armería del reino de Navarra. VII.4. DATACIÓN DEL TEXTO Ya se han explicado con anterioridad en este trabajo los métodos utilizados por la investigación histórica para datar los contenidos de los armoriales medievales. Como recordatorio podemos citar los dos principales: el propugnado por Wagner, quien fecha los armoriales a partir de los años de nacimiento, muerte y hechos conocidos de un número significativo de personajes mencionados; y el de Vaivre, quien localiza cronológicamente las obras apoyándose además en material y documentos no heráldicos (genealogías, crónicas, documentos legales, arqueológicos, etc.). Antes de adentrarnos en la cuestión de la fecha de realización del tratado, debemos precisar que existen una serie de cuestiones a tener en cuenta al datar este tipo de obras, las cuales reseñamos a continuación: - En el caso de la datación de los armoriales universales el investigador ha de prestar una especial atención a la aparición de arcaísmos heráldicos que pueden desvirtuar la data. Por eso hay que tratar con prevención y desechar las representaciones de emblemas heráldicos que pueden estar desfasados en el tiempo. Estas descripciones erróneas suelen ser normales en los blasones de escudos de lugares lejanos, debido a la escasez y tardanza de noticias de los cambios ocurridos en este campo. Así, la 1240 Ibidem, f.173. 537 fiabilidad de los emblemas heráldicos a efectos de fechas suele ser inversamente proporcional a la distancia de estos lugares al de realización de la obra. - Otro problema es el derivado de la conservación de múltiples ejemplares de una obra. Éstos son, habitualmente, el resultado de las sucesivas incorporaciones de emblemas y acontecimientos al texto original. Las actualizaciones de contenidos eran fruto de la iniciativa de copistas y poseedores, pudiendo inducir a error al investigador de manera contraria al caso anterior, es decir, las aportaciones predisponen hacia una modernización que no concordaría con la fecha real de realización del original 1241. Para solventar esta cuestión se ha de tener muy presente la importancia que tiene la edición realizada con una metodología que asegure la fidelidad de contenidos del ejemplar elegido para su estudio. Para llevar a cabo la datación de la obra de Hernández de Mendoza hemos recurrido a un método de trabajo muy próximo al enunciado por Vaivre, localizando acontecimientos históricos, emblemas heráldicos que permitan establecer una fecha aproximada de realización del texto con el mayor nivel de rigor científico posible. Con este fin hemos optado por estudiar no sólo las fuentes heráldicas sino toda documentación que nos permita establecer unas fechas fiables de realización del texto. Fuentes externas La documentación externa al texto en la que el Libro de armería aparece como redactado en la última década del siglo XV es la siguiente: - La Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo, donde su autor, Blas de Salazar, fecha la obra de Hernández de Mendoza en 14921242. 1241El propio libro de armería pasa de doscientos ocho emblemas en la redacción original a más de mil en algunas versiones. 1242 RAH 9/120, f.4v. 538 - Bibliotheca Hispana Vetus de Nicolás Antonio, quien ya cita un ejemplar del texto conservado en la Biblioteca de El Escorial como realizado en el siglo XV: Didacus Hernández de Mendoza, cuius in Bibliothecae Escurialensis codice saeculo XV, iam inclinante scripto Lit. C. Plut. IV n 9 (I. 316) habetur tractatus hispanicus: De gentilitiis armorum insignibus, vulgo Del Blasón1243. A lo referido en estas dos obras se deben añadir lo recogido en los textos ya mencionados en el capítulo anterior que también ubican al autor y a la obra en la época de los Reyes Católicos1244. Elementos internos del texto Los testimonios más determinantes se encuentran dentro del propio texto de la obra, de donde hemos seleccionado los que a nuestro juicio pueden resultar más útiles a este propósito. El Libro de armería presenta una ventaja sobre los armoriales convencionales a la hora de realizar la datación. Ésta es la derivada de sus contenidos genealógicos e históricos. Así, las menciones a hechos y personajes permiten, junto con los datos heráldicos, realizar una datación rigurosa del texto: Dataciones de acontecimientos y personajes - La fecha orientativa más temprana dentro de los contenidos del texto la obtenemos de las menciones a la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453)1245. - Se cita en el capítulo de los Castilla y en el de los Núñez de Toledo al convento de Santa Clara de Madrid que fue fundado en 14601246. - La mención de la muerte de Lope de Barrientos, ocurrida en 14691247. 1243 T.II, p. 4. 1244 Véanse las referencias sobre el autor y la obra de: Álvar Gómez de Castro, Ambrosio de Morales, Quintanilla, Álvarez y Baena, Jerónimo de Quintana, Garibay y Zamalloa y Franckenau. 1245Libro de armería, ff. 22v, 226v. 1246 Ibidem, f.122. 539 - La batalla de Munguía entre el conde de Treviño y el de Haro, donde muere el caballero Alonso de Cartagena en 14701248. - Pedro Manrique situado ya como segundo conde de Paredes, lo que hace al texto posterior a 14761249. - En el capítulo de los de La Cerda da ya el rango de ducado al de Medinaceli, lo cual presupone una posterioridad a 1479, año en que los Reyes Católicos otorgan el título. En la fecha de redacción el duque es ya don Luis de la Cerda, de quien el autor dice: que ahora vive, casó con hija de Carlos de Viana y tiene una hija1250. - Se recoge la pérdida por los Estúñiga de la ciudad de Plasencia, que pasó a la corona real, este traspaso se produce en 14881251. - En varios fragmentos menciona la toma de la ciudad de Granada, lo cual nos permite acotar la redacción a una fecha posterior a 14921252. - En el capítulo dedicado al linaje de los Coronel relata la expulsión efectiva de los judíos1253. - A referirse a linaje de los Cárdenas se da como muerto a Alonso de Cárdenas, fallecido en 1493, y como vivo a su primo Gutierre, que no muere hasta 15031254. - En el capítulo de los Girones habla del conde de Ureña como el tercer hijo de Pedro Girón, a los otros dos los da como fallecidos1255. - La noticia de la elección de Cisneros como cardenal, reflejada en el texto en un capítulo en el que se da como corriente la fecha de 1496. Esta noticia llega a la corte que está en Madrid en esas fechas, por lo 1247 Ibidem, f.170. 1248 Ibidem, f. 114. 1249Ibidem, f. 98r. 1250 Ibidem, f. 69v. 1251 Ibidem, f. 100v . 1252 Ibidem, ff.86, 69, 57 y 72. 1253 Ibidem, f. 226. 1254 Ibidem, ff.203 y 156. 1255 Juan Téllez Girón el cual es yerno del condestable Pedro Velasco. Muertos los dos primeros en el orden de descendencia, su primer hermano que murió en 1469 era el primer conde de Ureña, el segundo de ellos, su gemelo, Rodrigo Girón, cayó en el asalto a Loja (23 de Julio de 1488). Juan Téllez nació en Moral de Calatrava, perteneció al consejo de Enrique IV, de los Reyes Católicos, de la reina Juana y del emperador. Muere a los setenta y dos años en 1528. 540 que si el escritor fue vecino de la villa es natural la celeridad en reflejarla1256. - Gutierre de Padilla es aun clavero de la orden de Calatrava (no accede a la Encomienda Mayor hasta 1497)1257. - En 1494 se nombra a Gonzalo Fernández de Córdoba capitán para el ejército de Nápoles. El Gran Capitán llegó a Italia en 1495 y su primer éxito fue la toma de Atella en 1496. Estos acontecimientos vienen reflejados fuera del cuerpo del texto, en nota marginal de la misma mano del autor, por lo que suponemos que tuvo noticia de ellos una vez redactado el capítulo1258. - La creación de la capellanía de Leonor de Osorio y Juan Núñez de Toledo en San Jerónimo de Madrid, fundada en 1496, de la que Hernández de Mendoza debió de tener noticia de primera mano y la reflejó en el Libro de armería1259. - Se menciona al segundo marqués de Astorga: El que ahora es conde de Trastámara es el segundo marques de Astorga1260, lo que supone una anterioridad a 15051261. - En el texto aparecen repetidas menciones en las que se da como viva y reinante a la reina Isabel la Católica, que falleció en 1504 1262. Otros datos a tener en cuenta son las omisiones, ya que algunas de ellas resultan significativas: - Los Reyes Católicos no aparecen citados como tales1263, la intitulación papal se conoce en Castilla el 19 de diciembre de 14961264. 1256 Romeu de Armas, Antonio, “Los Reyes Católicos en Madrid”, Historia 16, n. 282 (1999), p. 76. 1257 Libro de armería, f. 104r. 1258 Ibidem, f. 209. 1259 Ibidem, f.127. 1260 Ibidem, f. 144. 1261 El primer marqués es Álvar Pérez de Osorio elevado por Enrique IV en 1465, éste ya era conde de Trastámara y Villalobos. Pedro Álvarez de Osorio, segundo marqués de Astorga, nació en 1464, sirve al rey Fernando el Católico, ya en la batalla de Toro, con doce años, en 1476, asiste a la entrega de Granada y muere en 1505 (Según Salazar y Castro que copia el testamento del primer marqués Álvaro Pérez en 1469, RAH 9/910). Álvaro Pérez de Osorio, tercer marqués de Astorga, vive en tiempos de Felipe I y del emperador, participa en la conquista de Navarra y muere en 1521 (Morales, Ambrosio de, Nobiliario de España, BN. Ms. 11.583, ff.150v a 151 v). 1262 Libro de armería, ff. 100v, 119r, 126r y 203r 541 - La fundación del hospital de Concepción por Beatriz Galindo y Francisco Ramírez de Madrid en 14991265. - La muerte de Pedro Núñez de Toledo en 1503. - El fallecimiento en 1504 de la reina Isabel. - El inicio del traslado del monasterio de San Jerónimo el Real, efectuado en 1503 y finalizado en 1505. - Se recogen normas de funcionamiento del hospital de Santa Catalina de los Donados, regladas por diversas disposiciones dictadas con anterioridad a 14961266. Dataciones de emblemas heráldicos Las modificaciones en los emblemas heráldicos son también una fuente para la datación. Sin embargo, éstas han de ser analizadas con cuidado porque pueden inducir a imprecisión debido a dos razones: la lentitud en la difusión de noticias sobre los cambios en los emblemas y la utilización simultánea de escudos, modificados o sin modificar, por parte de los miembros de una familia o de un mismo personaje. Sin embargo, hemos localizado testimonios de emblemas territoriales, familiares y personales, que pueden ser de gran ayuda para datar el texto Armas territoriales - El autor no refleja en las armas de Portugal la modificación de 1485 que endereza los escudetes que hasta entonces estaban volcados, y suprime las cruces de Avis. Este error es hasta cierto punto normal, por dos motivos: primero, que el emblema antiguo siguió siendo utilizado en el país vecino hasta entrado el siglo 1263 Este título data de 1496 otorgado por la bula Si Convenit. 1264 Ladero Quesada, M.A., La España de los Reyes Católicos, Madrid, 1999, p. 440. 1265 León Pinello, Antonio, Op. cit., 1499. 1266 Libro de armería, f. 119r. Estas modificaciones fueron: la posibilidad de oír misas en la capilla que data de 1477, la presencia sólo de hombres en el hospital que data de 1489 y la indulgencia para los que mueren en él que se da en 1495. 542 XVI; y segundo, por la cuestión citada supra sobre la relación entre la distancia de los territorios y la fidelidad de las noticias - El armorial representa la bordura de castillos en la descripción del emblema de Jaén, la cual data de la época de Enrique IV1267. - En el Libro de armería se recoge un elemento emblemático que por su relevancia si puede constituir un elemento útil de datación, el cual es la descripción de las armas del reino de Granada: Los rreyes de Granada traýan por armas un escudo colorado con unas letras amaryllas arávygas. Y esto por quanto Mahomad, aquellos dizen que es su profeta, las traýa asý en sus senas1268. Se puede apreciar, en primer lugar, cómo se habla en pasado de los reyes de Granada. Pero lo interesante es la descripción de las armas de los monarcas musulmanes de este reino y la omisión de mención del emblema de Granada dado por los Reyes Católicos, lo cual constituye un importante elemento dada la relevancia que la anexión del reino nazarí tuvo en Castilla. Sobre la evolución del emblema del reino de Granada, en lo que concierne a la datación, creemos conveniente realizar una breve exposición. Las armas de dicho reino han sufrido multitud de interpretaciones. La primera representación que se conserva es la del armorial Wijnbergen, pintado a fines del siglo XIII, en el que aparecen pintadas igual que las armas de León pero de sable y con la bordura de catorce castillos. Este emblema lo vemos casi idéntico en el Livro de armería novo realizado en Portugal en 1509, donde el león es de azur y la bordura está cargada de bezantes de oro. El lema recogido por Hernández de Mendoza aparece en la Alhambra, donde están pintadas unas letras arábigas puestas sobre una banda. Posteriormente, figura de manera similar en los ejemplares conservados del Libro del conoscimiento, realizado en el siglo XIV. Este emblema islámico se describe además en el Catálogo real de Fernández de Oviedo: 1267 Ibidem, f.211v. 1268 Ibidem., f.63r. 543 Porque los reyes de Granada antiguos traýan por armas una vandera o escudo de goles con una vanda de letras moriscas o arábicas de oro que dezían “Dios es vencedor” como aquí están puestas, Así que estas letras no están en vanda sino en barra, pero vuelta del tor cavo serían en vanda1269. Argote de Molina en su Nobleza del Andalucía relata como en la época de Abenhuc rey de Granada éste llevaba como armas un escudo negro con una banda de oro con letras arábigas1270, otro rey llamado Mahomad Aboadille ya usó la banda en bermejo, con letras en árabe, tal como hoy se ven en la Alambra, en el cuarto de los retratos de los reyes moros1271. Este escudo no tuvo su comienzo como un emblema heráldico sino como una declaración de fe o grito de guerra propio de cualquier musulmán. Según Muntaner y Simón, los reyes de Granada empleaban como distintivo la expresión Wala yalib illa Llah (no hay más vencedor que Alá) 1272 Sin embargo, en el hecho de cargar este lema sobre una banda verde, según figura en la decoración mural del patio de los Arrayanes, se aprecia la influencia de la heráldica castellana. Según Ceballos y Escalera, esta transformación se dio seguramente en tiempos de Juan II quien otorgó muy a menudo la divisa de la Banda1273. Dicha divisa tuvo su paso definitivo a la condición de emblema heráldico cuando se usó de modo hereditario y se colocó en la bandera o estandarte una raya bordada en oro sobre fondo rojo1274. Hasta aquí la evolución del emblema islámico. Por su parte la figura de la granada como mueble ya estaba presente en el panorama de la emblemática castellana antes de la anexión del reino musulmán. Su presencia se remonta a su utilización como divisa real en tiempos de Enrique IV, ejemplos se encuentran en 1269 Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo,Catálogo Real de Castilla. Ed. de Evelina Ana Romano Thuessen, Ann Arbor, [Michigan], 1994, p. 1333. 1270 Argote de Molina, Op. cit., p. 191. 1271 Ibidem., p.202. 1272 Montaner Frutos, Alberto, El señal del rey de Aragón: historia y significado. Zaragoza, 1995, p. 92. 1273 Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de, Marques de la Floresta, La orden y divisa de la Banda Real de Castilla, Madrid, 1993, p. 203. 1274 Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, “Los emblemas heráldicos en España”, Revista de Historia Milita, n. XXX, pp. 209-226. 544 monedas de este monarca y en los relieves de la portada de la iglesia de San Jerónimo. Sin embargo, la granada como mueble representativo del reino no aparece hasta más tarde incorporado a las armas reales. Según Faustino Menéndez Pidal la primera aparición de la que se tiene noticia es en un sello de placa de Fernando el Católico de 14921275, Muntaner da como primer testimonio su incorporación al sello secreto de Fernando con el escudo de armas personales en cera roja de 1496 donde aparece ya la granada en punta1276. Estas armas comienzan a verse representadas en diversos documentos y libros a partir de esas fechas. En el Misal vitelado de los Reyes Católicos, obra realizada aproximadamente en 1497, en el folio 212 aparece la Granada en el escudo. Si bien, su extensión y conocimiento general como armas territoriales dentro del escudo real se debe a las Ordenanzas fiscales de Medina de 1497 donde se crea la moneda llamada excelente de la granada. A comienzos del siglo XVI el emblema con la granada ya es de utilización habitual en las armas reales y aparece en numerosos lugares: - La catedral de Granada, en el emblema de la fachada y en las figuras de los heraldos, realizadas hacia 1517. - El escudo esculpido en la portada del Hospital Real, que data de 1510. - Fue utilizado por Felipe el Hermoso en el 17º capítulo de la Orden del Toisón de Oro, celebrado en Middelbourg, en 15051277. La primera noticia en la que consta la granada como armería personal fuera de las armas reales es en 1503, en la concesión por la reina Isabel a Pedro de Granada de un escudo de armas con cinco granadas en campo azul. Por tanto, la descripción de las armas musulmanas en el reino de Granada dentro del tratado es un dato significativo, dado que, como hemos visto, la representación de la granada como emblema del reino del mismo nombre no se populariza hasta fines de siglo con las medidas que implantan el excelente de la granada. Además, como veremos en el capítulo correspondiente, en la versión del 1275Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, Símbolos de España, Madrid, 1999, p. 173. 1276 Montaner Frutos, Alberto, Op. cit., p. 148, 1277 Aquilina , René, “Les sept chapitres de l’Ordre de la Toison d’Or sous ses souverains de 1505 a 1559”, en Studia in honorem profesor Martín de Riquer, Barcelona, 1986-1988, p. 589. 545 Libro de armería, realizada ya en el siglo XVI, las armas musulmanas ya aparecen sustituidas por el emblema de la granada. Armas de personas y linajes Aunque el tratado está dedicado a la descripción de armas de linajes se pueden encontrar en él elementos heráldicos relativos a armerías personales que pueden servir para datar la obra. Las novedades que describe son de los reinados de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos, no recogiendo ninguna posterior al 1500. Entre ellas figuran las siguientes: - Se describen como actuales las armas del primer vizconde de Altamira, Juan de Vivero, ya combinadas con las de los Guzmanes dentro de un cuartelado en sautor1278. Esta armería data del reinado de los Reyes Católicos. - Las armas del duque de Medinaceli son blasonadas con el partido en pal de Castilla-León y Valois antiguo1279, no recogiendo el texto la famosa modificación hecha por el duque don Luis en 1501, quien las transforma en un cuartelado de Castilla-León y Valois moderno. - El escudo de los Chacón no se describe aun cuartelado con el emblema de los Fajardo1280. El cuartelado lo instaurará Juan Chacón, casado con la hija del adelantado de Murcia, y aparece en 1507 en su capilla de la catedral de Murcia. - Se refieren otros blasonamientos originados por mercedes que el rey otorgó a sus titulares. Algunos fueron fruto de las de Juan II: el acrecentamiento con las armas reales de las del duque de Medina Sidonia1281, la concesión de armas al jurado Francisco Núñez con la banda real en blanco1282, la jarra y las azucenas de la divisa real dadas 1278 Libro de armería, f. 157. 1279 Libro de armería, f. 69. 1280 Ibidem, f. 153. 1281 Ibidem, f.162. 1282 Ibidem, f. 126. 546 como armas a Alfonso Álvarez de Toledo1283, y las armas propias de Pedro Fernández de Lorca1284. Otras armerías datan del tiempo de Enrique IV. Éstas son: las del duque don Beltrán de la Cueva1285 y el acrecentamiento con el castillo y el león de las armas del maestre Pedro Girón1286. Del reinado de los Reyes Católicos son: la inscripción de las armas de Juan Núñez y Leonor de Osorio que figuran en su mausoleo y la referencia a la próxima combinación de las armas de los Álvarez de Toledo con las de otros más nobles, en clara alusión al matrimonio de la hija de Pedro Núñez con Bernardino de Mendoza. Sin embargo, no se recogen las concesiones de armas realizadas por Felipe I ni por su hijo el emperador a miembros de linajes representados en el texto, caso de los Maldonado. Caracteres externos Los caracteres externos de los ejemplares más antiguos que se conservan también son un apoyo básico a la hora de datar la obra. Éstos son: el ejemplar C- IV-9 de la Biblioteca de El Escorial y el Biblioteca Nacional Ms. 18019. - Dichos manuscritos presentan una tipología paleográfica de letra híbrida de procesal y humanística, corriente en la Castilla de fines del siglo XV y comienzos del XVI. - Las características de las iniciales que están decoradas presentan arcaísmos y una factura no muy cuidada, fenómeno habitual en manuscritos corrientes o de uso en esta época. - La representación gráfica de los emblemas es también típica de la baja Edad Media en nuestra geografía, al ser de tipo clásico español (rectangular con abombamiento en su parte inferior). A partir del primer tercio del siglo XVI comenzarán a ponerse de moda los emblemas 1283 Ibidem, f.122. 1284 Ibidem, f.119. 1285 Ibidem, f. 124. 1286 Ibidem, f.162. 547 ubicados en targas, con abundancia de elementos paraheráldicos como yelmos y lambrequines. VII.5. VERIFICACIÓN DE CONTENIDOS VII.5.1. El problema de la autenticidad de noticias El siguiente paso en el estudio del Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza es el análisis de sus contenidos. El fin principal de esta parte del trabajo es que a través de la comprobación de éstos se pueda sopesar el grado de fiabilidad de la obra como fuente histórica. En el estudio del contenido de este tipo de obras el investigador ha de tener en cuenta dos tipos de problemas: - Que la obra parta de la base de unos contenidos inexactos, caso muy frecuente en los tratados genealógicos y nobiliarios. Según vimos en el capítulo anterior, estas recopilaciones van perdiendo fiabilidad en la veracidad de sus relatos según se alejan en tiempo y espacio del momento y lugar de la realización del texto. - Los problemas de filiación, motivados por el hecho de que la transcripciones sucesivas del texto hayan podido deformar sus contenidos, lo cual dificulta la interpretación de los hechos relatados como fuente histórica. Pues, como vimos, era frecuente que los enunciados originales de estas obras fueran trastocados, ampliados o reducidos, en las sucesivas copias que se hacían. Así pues, una tarea ineludible para el investigador es realizar un estudio que permita conocer el contenido original de la obra, en su defecto, el más próximo a éste. Esta cuestión, aunque previa en el tiempo, ha sido pospuesta en el 548 espacio de este trabajo al capítulo donde se aborda el estudio del ejemplar trascrito, dado que a nuestro juicio y siguiendo las pautas de cualquier investigación, determinamos avanzar en el objeto de estudio desde lo general a lo particular. En consecuencia, hemos procedido a presentar antes las cuestiones relativas a la obra en su conjunto que lo tocante a un ejemplar, exponiendo a continuación lo relativo al manuscrito tomado como base de transcripción y estudio. Partiendo de los contenidos originales del texto de la obra, la intención de este capítulo es desentrañar el grado de fiabilidad del tratado como testimonio histórico, haciendo un especial hincapié en los aspectos en los que el libro puede servir mejor a los investigadores. No es preciso que el lector profundice mucho para apreciar que el Libro de armería, como otros libros de linajes y nobiliarios, no es una crónica original en cuanto a sus contenidos sobre historia general, pues adolece de los errores habituales de los cronicones y nobiliarios: la mitificación de sus fundadores, la elección divina de la misión los linajes y la intrusión de mitos clásicos o de leyendas populares en el origen de las familias. A los errores anteriores hay que sumar los de tipo general que padeció la historiografía de la época, que en lo relativo al tratamiento de tiempos lejanos llega a resultar una mezcla de hechos verídicos, historia sagrada y mitología clásica muy poco fiable. El Libro de armería tampoco resulta una fuente excesivamente original para la historia antigua y medieval de España, dado que, salvo el relato de algunos hechos particulares, los contenidos generales están extraídos de fuentes bien conocidas, como veremos posteriormente. Sin embargo, a nuestro juicio, la obra puede resultar una fuente interesante para el investigador en otros campos tales como: 549 a) La historia del Madrid de la época de los Reyes Católicos, a través de la vida de personajes y familias preeminentes de la villa. b) La historia familiar en la Baja Edad Media castellana, tanto en los datos de filiación como en la visión que en este tipo de obras se daba de determinados personajes y linajes. c) El estudio de los emblemas heráldicos descritos, como fuente para la historia de la literatura heráldica y para la datación o localización de personas, objetos, monumentos, etc. A la hora de abordar el estudio de estos aspectos, nos encontramos con el problema de la escasez de trabajos existentes actualmente en este campo. Como referentes para verificar los contenidos de este tipo de textos solamente tenemos como guía los métodos anteriormente expuestos de Wagner o Vaivre que, si bien son eficaces para realizar la datación y comprobación de los contenidos heráldicos de un armorial, fueron creados con este fin exclusivamente, teniendo además como objeto de estudio los tratados extrapeninsulares. Por tanto, a la hora de verificar otro tipo de contenidos, caso de los recogidos en esta obra, se ha de recurrir a diferente metodología investigadora. En este estudio hemos optado por un método mixto que, basándose en el propio texto y en fuentes externas, permita a la vez verificar los elementos históricos y emblemáticos recogidos en el armorial. Así, intentaremos cumplir con el objetivo de asentar su fidelidad como fuente de reconstrucción histórica de una época, además de como tratado emblemático heráldico. Esta metodología consiste en aplicar un esquema de investigación para cada objetivo. Es decir, para abordar los tres campos en los que a nuestro juicio el Libro de armería puede resultar útil como fuente, se han realizado tres investigaciones diferentes, aunque complementarias. Para analizar los contenidos de historia familiar de carácter general se ha realizado un estudio de lo expuesto por el autor sobre linajes y personajes concretos. Para verificar los contenidos del tratado en lo que respecta a la historia local del Madrid medieval, complementando a lo anterior, se ha realizado un estudio sobre familias, personas 550 y hechos relatados en la obra tocantes a la historia de Madrid. En ambos trabajos se ha intentado valorar la visión que el autor ofrece sobre estas personas, siendo ésta un testimonio de la imagen que de ellas y sus familias tenían sus contemporáneos. Por último, para llevar a cabo la comprobación de la obra como fuente de carácter emblemático se ha realizado otro trabajo sobre los emblemas de linajes descritos en el texto comparándolos con los que figuran en otras fuentes coetáneas. VII.5.2. Historia del Madrid bajomedieval La primera parte de este apartado se ha enfocado hacia la utilización de la obra como fuente no sólo de la historia genealógica y de las mentalidades, sino además para el estudio de la historia local. La investigación se desarrolla a través de dos vertientes: la primera es la comprobación de datos teniendo como objetivo sopesar el grado de fiabilidad de la obra, la segunda es el estudio de la visión que en el Libro de armería se ofrece de personajes significativos del Madrid del siglo XV, visión que es la que trasciende a los lectores de las sucesivas copias de la obra, y que puede ser tomada como indicativa de la imagen social de estos personajes. Debido a la escasez de trabajos publicados que arrojen luz sobre estas cuestiones, hemos realizado el estudio recurriendo principalmente a fuentes primarias, con lo que se ha conseguido llevar a cabo una verificación de contenidos de primera mano. Las razones por las que Hernández de Mendoza incluyó a un determinado grupo de personas entre las que eran merecedoras de un capítulo individual (fuera de la secuencia general que dedicaba cada capítulo a un linaje) pudieron ser variadas. Pero las coincidencias son tan evidentes que hacen pensar en uno o varios motivos comunes1287. En primer lugar, se trata de personajes de gran 1287 Aparte de este grupo, solamente tres personajes merecen en la obra un capítulo individual: don Beltrán de la Cueva, el condestable Lucas de Iranzo y el duque don Alonso de Aragón, los tres debido a la relevancia personal que tienen en la Castilla de su época. 551 relevancia en el Madrid de su época; en segundo lugar, todos eran fieles defensores de la corona, principalmente de los Reyes Católicos; y en tercer lugar, estas personas estaban muy interesados en que sus familias entrasen de lleno en los círculos de la alta nobleza, al tratarse de miembros de linajes conversos, para los que la adopción de simbología heráldica era un paso importante en su dignificación. En todo caso, los retratos y descripciones que, además de los blasonamientos, realiza Hernández de Mendoza en su libro hacen de estos capítulos una fuente muy importante para el estudio histórico de los personajes y, por extensión, de la sociedad del Madrid bajomedieval. Cuestión por la cual nos hemos permitido dentro de este trabajo realizar una investigación sobre las fuentes de manera más profunda que en los linajes y personas elegidas en el apartado dedicado a los linajes más famosos y estudiados. Alonso Álvarez y Pedro Núñez de Toledo Los motivos que el autor tuvo para escribir un capítulo sobre esta familia dentro del Libro de armería pudieron ser diversos. Primero, es muy posible que esta inclusión se deba al espíritu moralizante hacia determinados valores que Hernández de Mendoza imprime a toda la obra, pues la trayectoria de estos personajes significa el ascenso social de una familia de orígenes plebeyos en virtud de sus actos, cuestión que él mismo expone en el comienzo del capítulo: Y eso mesmo escrebir algunos prinçipios de algunos, notando conmo alcançaron los renonbres y ovieron dinidades e alcançaron a traer armas. Y por cuanto quiero no poner en oluido una gente digna de alabança y gloria mundana tomo por fundamento que todas las cosas de este syglo han prinçipios, los cuales prinçipios syenpre son pequenos1288. 1288 Véase (f.120). 552 La segunda razón, muy ligada a la anterior, es la relación con el poder establecido, encarnado en la corona. El ascenso de esta familia es una conjunción entre el enriquecimiento de tipo material y el favor real, puesto que Alonso Álvarez comienza desempeñando cargos muy lucrativos, que le proporcionan un status elevado. A partir de allí los Toledo se convierten durante esta época en titulares de altos cargos dentro de la administración real y también en el poder local. El tercer factor es la gran influencia de esta familia en la villa de Madrid, donde fueron unos de los principales partidarios de Isabel y Fernando durante la guerra civil, y donde luego ostentaron importantes puestos en el regimiento de la villa, por lo que podían resultar una influencia favorable para el autor. También se puede contemplar otra posibilidad para su inclusión que apunta hacia motivos de tipo personal del propio escritor. Es la posibilidad de que la obra estuviese dedicada a la persona de Pedro Núñez de Toledo1289. Como tal mecenas resultaría normal que hubiese un capítulo que relatase los orígenes de su linaje. No obstante, tal referencia no se puede tomar como prueba, pues la realización del manuscrito en el que se localiza la dedicatoria es posterior a la de otros ejemplares del texto. Además, ésta sólo aparece en uno de los ejemplares conservados y, por último, en el preámbulo primero de la obra, Hernández de Mendoza afirma que no ofrece su obra a ningún señor, sino sólo a la voluntad divina. Por lo que en nuestra opinión esta anotación se realizó a posteriori y esta familia no pudo ser originalmente la destinataria del tratado, aunque sí fuera poseedora de una de las copias más completas y de mejor factura de entre las que se conservan del texto. Sobre los Núñez de Toledo se escribe el capítulo más extenso dedicado a una familia en concreto, pero de ella sólo se relatan dos generaciones. La cuestión sobre la ausencia de orígenes, solar y ancestros famosos es significativa, dada la novedad del linaje en el cuerpo de la nobleza. El autor solventó el problema comenzando el relato con un preámbulo donde expuso el motivo que, según él, le 1289 Esta dedicatoria aparece en los preliminares del Códice II-86 de la Real Biblioteca de Madrid. 553 llevó a realizar el capítulo: el reconocimiento de la valía de los hombres buenos que es recompensada por el príncipe con el engrandecimiento de la persona y por ende del linaje. Para ello recurrió a un sinnúmero de ejemplos, los de tipo natural: el fuego y el agua, que de pequeño inicio crecen sin medida; los de tipo clásico con las figuras de Mario y César. E incluso recurriendo a la historia de España con el pretendido origen humilde de don Pelayo. El heraldista pasó después a abordar las figuras de los personajes cabeza del linaje en las cuales se centra el capítulo. Comienza con Alonso Álvarez de Toledo, contador mayor de Juan II y Enrique IV, hecho caballero por Juan II, quien además le concedió la divisa de la Jarra. Como se puede apreciar, el favor real ocupa siempre un lugar importante a la hora de relatar la importancia de un personaje. A continuación, da noticia de su descendencia y su legado principal, los dos mayorazgos que creó y que representan la continuidad del linaje: En este rreyno fue un varón muy virtuoso llamado Alonsálvares de Toledo, contador mayor de los rreyes nuestros sennores, don Juan el segundo e don Henrrique quarto su hijo. Este fue tan amigo de los nobles e hijosdalgo y de todos los buenos que jamás ninguno del partió descontento. Él fue asý ygualmente rrico de byenes conmo de virtudes, e gran hedificador que tuvo en ca toda Castilla muchas casas de morada grandes y pequenas. A este hizo el rrey don Johan, ya dicho, noble, por donde los hijos que d’él proçedieron lo fueron y son1290. En el tratado se relatan además otros datos de interés: su enterramiento en Toledo y la fundación por su viuda del monasterio de observancia de Santa Clara en Madrid: 1290 Libro de armería, f.121. 554 E tornando el noble onbre Alonsálvares, él hizo para su enterramiento el monasteryo de Sant Bernaldo cerca Toledo, de oservançia, que es cabeça de todos los monesteryos de Castilla d’aquella horden. Y lo hizo del fundamento y lo dotó muy complidamente y la sennora su muger hizo otro monesteryo de Santa Clara d’oservançia çerca de su casa en Madrid do ay muy virtuosas y nobles duenas y donzellas de grandes linajes y de santa vyda, donde está sepultado su cuerpo. E dexaron por patro[no]s destas casas a su hijo Pero Nunes y a sus desçendientes según la horden del mayoradgo1291. Probablemente el texto de Diego Hernández de Mendoza es una de las reseñas biográficas más amplias de las que se conservan del contador Álvarez de Toledo y, con seguridad, es la noticia más extensa que de este personaje ofrece un contemporáneo suyo. Los testimonios que en ella se recogen sirvieron de base para la realización de genealogías posteriores. A partir de la obra, y adentrándonos en diversas fuentes publicadas e inéditas, podemos reconstruir en lo posible la vida de este personaje, a fin de realizar además la comprobación de datos y opiniones ofrecidas por el autor. Como complemento interesante sobre el contador y su familia incluiremos fragmentos de la obra de Blas de Salazar, Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo, la cual es ya un ejemplo de nobiliario moderno destinado a la exaltación del propio linaje, posiblemente realizado a petición de los interesados con el objetivo de reafirmar su nobleza. Según dice Hernández de Mendoza, el origen del linaje no se remontaba a tiempos muy lejanos. El primero de los de Toledo de quien se tiene constancia fue Garci Álvarez de Toledo, en el reinado de Alfonso XI, del que apenas se tienen otros datos que su existencia. Posteriormente, tenemos breves noticias de algunos de los miembros de la familia. Fernán Álvarez de Toledo, señor de Valdecorneja, 1291 Ibidem, f. 123. 555 casado con Beatriz Fernández. Hijo del anterior fue Garci Fernández de Toledo, señor de Casas Buenas, que se casó con su prima Mayor Fernández de Toledo. Hijo de éstos fue Alfonso Álvarez de Toledo. La familia formaba parte del entramado de conversos que van ostentando puestos de influencia en la corte, cuestión que reseña la doctora Rábade al apuntar un parentesco entre los Álvarez de Toledo con otros personajes de estas características, caso del secretario Fernando Álvarez de Toledo, a través de Juan, padre de éste último, por medio de los Chirino. Todos ellos eran conversos que desempeñaban cargos en la corte y en la administración municipal, dos de los campos de influencia de esta comunidad en la Castilla bajomedieval1292. Como otros miembros de este colectivo, Alonso Álvarez ostentó cargos en la política local, siendo regidor de su ciudad natal de Toledo. Si bien su influencia llegará a ser mayor en Madrid, donde en un documento de la corporación de caballeros nobles de la villa aparece Alonso Álvarez de Toledo, presentando en noviembre de 1429 un privilegio otorgado por el rey librándole tanto a él como a sus hijos, criados, quinteros y paniaguados de toda clase de pechos, derramas y contribuciones, disponiendo que se le avisara, aunque no perteneciera al municipio, en los días de sesión, por si quisiera asistir a ella (de todos modos el concejo habría de remitirle copia de los acuerdos que en ella se tomaran)1293. También nos consta por la documentación conservada que Alfonso Álvarez de Toledo desempeñó cargos en la administración real de escribano de cámara y contador mayor1294. Gracias a sus actividades engrosó en gran medida el patrimonio familiar. Desde 1430 tenía por juro de heredad la merced de tres mil maravedíes de las alcabalas de Toledo, a partir de 1432 tenía otros juros sobre las alcabalas del vino 1292 Esta relación remite a la que ya había sido expuesta por Márquez Villanueva en sus Investigaciones sobre Juan Álvarez Gato. Cit. Rábade Obradó, María del Pilar, Op. cit., p.511. 1293 Cit. García Rodrigo, Francisco, El cuerpo colegiado de la nobleza de Madrid, Madrid, 1884, p.143. 1294 Gómez Izquierdo, Alicia, Cargos de casa y corte de Juan II, Valladolid, 1986, p. 45. 556 de Cuenca y de la Parrilla. En 1433 obtuvo quince excusados en Aldehuela, y 4 excusados sobre las alcabalas de Getafe. Por albalá de 1440 se le asientan diez excusados en el obispado de Cuenca. El rey le concedió en compensación todos los maravedíes que Lope de Vega tenía por juro de heredad. En la documentación conservada figura como titular de otras concesiones reales de excusados y juros desde 1440 a 14541295. En junio de 1454 renunció a treinta mil maravedíes de juro en las tercerías de Cuenca en favor de su hijo el licenciado García Álvarez de Toledo1296 En bienes inmuebles el contador llegó a alcanzar un gran patrimonio territorial teniendo el señorío de Cervera, Villanueva del Palancar, la Cañada de Manzano, Olivares, Cubas, Griñón, la fortaleza de Villafranca y el Castillo, villa de Casas Buenas. En Cuenca la propiedad de muchos molinos, dehesas, heredades y casas en la tierra de Toledo1297. También tuvo bienes en Segovia según demuestra el contrato de cesión entre el contador y Juan Pacheco de unas casas huertas y corrales en el barrio de San Esteban1298. En Madrid fue poseedor de extensas propiedades, Quintana cuenta de manera exagerada que tenía hasta tres mil casas1299. A su muerte había instaurado dos mayorazgos1300. El primero, llamado de Cervera, fue para el hijo mayor de su primer matrimonio, Juan Álvarez de Toledo, y el segundo, llamado de Villafranca, fundado por escritura dada en Madrid el veintiuno de febrero de 1450, para Pedro Núñez de Toledo, hijo mayor del segundo matrimonio. En consonancia con la estrategia común de su grupo social, uno de sus fines era la incorporación de hecho y de derecho a la nobleza de sangre. Alonso Álvarez realizó importantes obras piadosas convenientemente dirigidas al reforzamiento de la reforma de las órdenes apoyada desde la corona. Fundaron él y 1295 Ibidem, p. 45. 1296 Ibidem, p. 32. 1297 Memorial y diferentes documentos relativos al pleito entre el marques de Villena y Alonso Álvarez de Toledo señor de Cervera y sus descendientes sobre la posesión del lugar de Olivares, 1503-1568, AHN, Secc. Nobleza, Frías, caja 110, num 8. 1298AHN, Secc. Nobleza, Frías, caja. 42, num 3. 1299 Quintana, Jerónimo de, A la muy antigua y coronada villa de Madrid: Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Madrid, 1629, f. 287. 1300 El rey Juan II le había otorgado mediante privilegio de 15 de Octubre de 1440, confirmado por otro de treinta de septiembre de 1443, la facultad para fundar mayorazgos. 557 su mujer dos monasterios, el de San Bernardo Extramuros de Toledo y el de Santa Clara en Madrid respectivamente, donde ambos fueron enterrados (cada uno en el de su propia fundación), el contador en 1457 y su viuda en 1472, ambos hechos que se reflejan en el Libro de armería1301. En la Biblioteca de la Real Academia de la Historia existe un interesante descripción de estos enterramientos de la familia en el monasterio de Monte Sion realizada a fines del siglo XVI que dice así: Sepulcro en el monasterio de Nuestra Señora de Montesion. Dice que fue fundado por Alfonso Álvarez de Toledo, contador mayor de Juan II, quedando sus sucesores como patronos. Deste Alfonso Álvarez descienden los caballeros del apellido de Toledo, moradores en Madrid, en la parroquia de Sanctiago. El dicho Alfonso Álvarez es sepultado en la capilla mayor de la pared del Evangelio en el primer túmulo de alabastro, muy ricamente labrado, a lo antiguo, con muchos escudo de jarras con flores de açucenas, y dize el letrero del: Este sepultura es de Alfonso Álvarez de Toledo, contador rey, que fundó e edificó esta yglesia e sepultura e se acabó en el año de 1433 e finó en el año de 14[ ] . Aquí fecho de advertir que como el mismo acabó todo en sus días, dexó lugar en la piedra en el segundo reglón para que se añadiese el año en que Dios le llebase de esta vida, que fue reynando el rey don Enrique el quarto cuyo reino començó en el año de 1454 porque fue su contador mayor como lo avía sido del padre y sus herederos y los religiosos descuidáronse y quedó con esta imperfeción el letrero. En una sepultura de la parte de la Epístola frontero de la del padre está enterrado su hijo don García de Toledo, obispo de Astorga, que fundó en Madrid, frontero del Alcázar, el 1301 Libro de armería, f. 122. 558 hospital de Sancta María de Campo de Rey, y no tiene letrero que manifieste el tiempo de su muerte, sino una escultura del obispo de rodillas orando. En el suelo junto a la sepultura del obispo está enterrada su madre, y por averse reparado y luzido la yglesia en el año de 1583 no ay cosa que pertenezca a ella. En la pared de la parte del Evangelio esta otro túmulo tan rico como el de Alfonso Álvarez junto al suyo, lleno de escudos, con insignias de sendos leones, orlados de cruzes cuyo letrero dize estas palabras: Esta sepultura es de Luis Núñez de Toledo, patrón de este monasterio, que fino a 18 de Septiembre de 1566 años, pero es de advertir que el está enterrado en Sancta Clara de Madrid auque se mandó enterrar en esta yglesia1302. Según se destaca en el Libro de armería, Alonso Álvarez siempre fue un firme defensor de la corona. Formó parte del círculo de colaboradores cercanos de Juan II, interviniendo en numerosas ocasiones en asuntos tanto políticos como privados al lado del monarca. Actuó siendo uno de los representantes que se reunieron para arreglar la concordia entre Juan II y su hijo Enrique1303. Alonso Álvarez de Toledo negoció en Astudillo, por parte del príncipe Enrique IV una segunda concordia, concluida el 14 de mayo de 1446 y jurada por Juan II y el príncipe (además negociaron Juan de Silva, y por el rey, Fray Lope de Barrientos y Alfonso Pérez de Vivero)1304. La relación con el monarca no se ciñó sólo al campo de la colaboración política, sino también fue persona distinguida en lo privado. En su casa de Madrid tuvieron lugar las fiestas del bautizo del hijo del condestable Luna, el 3 de julio de 14351305. La culminación de su carrera hacia la integración en la nobleza llegó cuando fue armado caballero por el propio monarca, formando parte además de la 1302 Inscripciones sepulcrales, RAH, 9/329, f. 143. 1303 Carrillo de Huete, Op. cit., p. 346. 1304 Zurita, Jerónimo, Anales de la corona de Aragón, Zaragoza, 1998, v. IV, año 1446. 1305 Quintana, Jerónimo de, Op. cit., f. 278. 559 orden de la Banda, la más prestigiosa de Castilla. Juna II le demostró una especial deferencia al otorgarle sus armas en forma de la divisa de la Jarra reinstaurada por Fernando de Antequera, las cuales eran una jarra blanca con azucenas floridas y por orla cuatro estrellas azules en campo de oro, en honor a la Madre de Dios1306. Estos signos demostrativos del favor real fueron rápidamente incorporados a la historia familiar como acreditativos de cercanía a la corona. Dos siglos después Blas de Salazar en su panegírico de los Toledo los relata de la siguiente manera: Nació en su casa el primer hijo de Álvaro de Luna y fueron sus padrinos los reyes. La fiesta fue en su casa y el rey le dic un diamante de mil doblas y por armas: una jarra blanca con lirios florados en campo azul con una orla amarilla y en ella cuatro estrellas azules. Quiso el rey que en prueba de fidelidad y quan ciertos se abían sido sus servicios y le dio por armas su propia divisa que fue la jarra y los lirios floridos con la mayor solemnidad que pudo, armándole caballero. 1307 Alonso Álvarez continuó con la hábil política matrimonial de su familia, pero los enlaces de sus hijos salieron del círculo de los conversos. Los descendientes de Alonso Álvarez se encontraron ya con un camino trazado hacia el engrandecimiento. Su descendencia fue numerosa, pues se repartió entre los hijos habidos en sus dos enlaces. Del primer matrimonio con Aldonza Fernández de Valera tuvo a: - Juan Álvarez, señor de Cervera y Villanueva del Palomar, en quien quedó el mayorazgo de Cervera, con la Cañada, Olivares del Manzano. Éste casó con Leonor Cuello de Guzmán, hija de Esteban Cuello y Leonor de Guzmán, siendo sus hijos Alonso Álvarez de Toledo, casado con Guiomar de Toledo, y Juan Álvarez de Toledo. 1306Armole caballero el rey don Juan y le dio por armas su propia divisa, que era en campo azul una jarra blanca con lirios floridos (Quintana, Jerónimo de, Op. cit., f. 274 v). 1307 Salazar, Blas de, Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo, RAH 9/120, f. 4. 560 - García Álvarez, dedicado a la carrera eclesiástica, como convenía también a la política familiar, tuvo una brillante carrera. Fue tesorero de Cuenca, oidor de la audiencia del rey desde 14511308, abad de Nuestra Señora de Atocha y obispo de Astorga1309. Fundó casa en Madrid y tuvo propiedades en la villa, lo que sabemos por el pleito que tuvo con el marqués de Villena1310. También se debe a él la fundación de un hospital del que dejó como patrono a su hermanastro Pedro. También intervino activamente en la política de la época siguiendo los pasos de su padre formó parte del consejo de los Reyes Católicos. - Su tercer hijo, Alonso Álvarez, se dedicó a la política municipal. Fue regidor de Cuenca y debió de heredar las posesiones maternas ubicadas en esta zona. Se casó en Guadalajara con Elvira de Villena y, posiblemente debido a su menor notoriedad, no aparece citado en el Libro de armería. - Sus hijas fueron: Mayor de Toledo que se casó con Diego Fernández de Molina; María de Toledo, casada con Juan de Sandoval y Aldonza Álvarez con Juan Cervantes, prior de San Juan en Castilla y León, guarda mayor del rey y capitán de jinetes. El contador contrajo segundas nupcias con Catalina Núñez de Toledo. Catalina pertenecía a una de las más destacadas e influyentes familias de origen converso. Era hija de Francisco Núñez de Toledo quien por los años de 1420 se casó con María Núñez de la que tuvo la siguiente descendencia: el doctor Luis Núñez, arcediano de Madrid; Aldonza Núñez de Toledo que casó con Diego Romero, contador mayor de la casa del rey Juan II y de su consejo, alcalde mayor de Toledo, señor de Valhermoso y de las Segas y Fresno de Torote, señorío que 1308 Gómez Izquierdo, Alicia, Op. cit., p. 84. 1309 Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV , Valladolid, 1994, capitulo 243. 1310 17 de Mayo de 1474, compromiso entre García de Toledo obispo de Astorga y Rodrigo de Castañeda en nombre de don Diego Lopez Pacheco, segundo marques de Villena, nombrando a Pedro Núñez de Toledo y a Juan de Bobadilla jueces árbitros en los pleitos que tenían sobre la destrucción por parte de la gente del marques de unas casas del obispo en Madrid cerca de la Almudena (AHN, Sec. nobleza, Frías, caja 7, num 8 bis). 561 cambió con don Íñigo López de Mendoza señor de Hita y Buitrago por la hacienda que tenía en Nobas y Polan en el término de Toledo 1311. La política de propaganda de la familia (al igual que otras de origen converso como los Arias Dávila o los Coronel) se orientó durante los siglos siguientes a hacer olvidar su origen. Para ello no tuvo ningún empacho en emparentar a Catalina con la realeza. Así Téllez de Meneses afirma lo siguiente: Catalina Núñez de Toledo dicen que descendiente de la sangre del rey de Portugal y otros que venía de los Núñez primeros condes de Castilla; sus armas que están en Santa Clara eran un castillo de oro con puertas y ventanas aceradas en campo de gules, las mismas que trajo Fernán Núñez padre de Fernán González1312. Alonso Álvarez y Catalina Núñez tuvieron los siguientes vástagos: - Pedro Núñez de Toledo, señor de Villafranca del Castillo y otros lugares, fue el fundador de la casa de los que serán marqueses de Villamagna, título adquirido en tiempos de Felipe IV. - Mencía de Toledo, que casó con Pedro de Alarcón, señor de Bonache. - Isabel Álvarez de Toledo, casada con Alonso Fernández de Valladolid con quien tuvo a Diego de Valladolid. - Alonso de Toledo, que muere joven, en 1458, y fue sepultado en la capilla mayor de San Bernardo de Toledo. La vida del contador Alonso Álvarez fue una carrera hacia el engrandecimiento, cumplió con todas las actividades que le pudieran llevar a identificación con la nobleza: realizó fundaciones piadosas, planificó una buena política matrimonial para sus hijos. Algunos casaron con miembros de la alta nobleza, introdujo a otro de ellos en la carrera eclesiástica, construyó una casa- palacio urbana y, por fin, logró del monarca las dos mercedes que harían de él y los suyos nobles en todos los sentidos: la investidura caballeresca y el otorgamiento de armas. El Libro de armería es fiel relato de todo esto, pero 1311 Pellicer y Tovar, José de, Linaje de los de Toledo, RAH 9/146 bis, f.182. 1312Téllez de Meneses, Alonso, Nobiliario de España, RAH 9/236, f. 82. 562 además de ser reflejo de lo ocurrido, el texto se convirtió en parte de esa misma estrategia. Pues, aunque en un primer momento lo que elogiaba Diego Hernández de Mendoza, desde la perspectiva del hidalgo, era el ascenso gracias a la corona de un hombre de extracción humilde. Posteriormente, en el panegírico de Blas de Salazar se utilizó el capítulo de Mendoza de manera interesada, resaltando ciertos aspectos como la intimidad con los monarcas y la investidura caballeresca, a la vez que se omitieron los fragmentos donde se mencionaba su bajo origen, los cuales fueron sustituidos, como hemos visto, por genealogías inventadas. Doña Catalina sobrevivió trece años al contador. Tiempo que no desaprovechó para potenciar la carrera de su hijo Pedro. Se conserva documentación en la que consta que Catalina presentó el testamento de su marido con una cláusula de modificación en favor de su hijo Pedro Núñez de Toledo, según se dice, en pago a sus servicios: Otrosy por quanto yo tengo muchos cargos del dicho Pedro Núñez mi señor fijo de muchos servicios y consolaciones que en mis trabajos e dolençias me tyene fechos. A través de esta modificación se beneficiaba a Pedro con un incremento en los censos y otras rentas, sobre todo de sus propiedades madrileñas, acogiéndose para mejorar la legítima que le tocaría por medio de un privilegio dado por Enrique IV, que le facultaba para poder realizar esta maniobra1313. Catalina Núñez prosiguió con la política de cercanía a la corona, cuyo favor se encarga de resaltar Blas de Salazar: 1313 AHN, Sec. Clero, leg. 4082. 563 Su viuda Catalina Núñez de Toledo muere en Madrid habiendo fundado con licencia de Pablo II el convento de Santa Clara en Madrid, en su epitafio dice: Aquí yace la noble señora doña Catalina Núñez de Toledo, muger que fue de Alonso Álvarez de Toledo contador mayor de Castilla. MCCCCLXXII Doña Catalina fue visitada por la reina Isabel a la que hospedó por quince días y la reina la regaló un retablo de marfil1314. La segunda semblanza de la familia que se realiza en el Libro de armería es la de Pedro Núñez de Toledo. Se puede apreciar cómo el interés del autor se dirige hacia la rama madrileña del linaje, dado que en el texto no se vuelve a mencionar a ningún miembro de la rama toledana1315. El tono del relato es igualmente elogioso, pero en este apartado ya no exalta el ascenso por méritos, pues Pedro ya ha nacido noble. De él se relata su señorío, su relación con otros linajes nobles y, sobre todo, su fidelidad a los reyes: Es del consejo de los Reyes Nuestros Sennores, que oy rreynan don Hernando y dona Ysabel. E este Pero Nunes de Toledo, varón de mucha vyrtud y valor, sennor de Cubas y Grynnón y de Villa Franca, çerca de Guadarrama. Este casó con una sennora, hija del mariscal Ýnigo d’Estúniga y este mariscal cassó dos veces, la primera con hija de ganançia del rey don Carlos de Navarra y la segunda con una nieta del rrey don Pedro [de] Castilla. Quel ya dicho Pero Nunes desta una hija que casó con don Johan de Mendoça, hijo 1314 Salazar, Blas de, Op. cit., f.5. 1315 La rama toledana, encabezada por Juan Álvarez, continuó siendo una de las familias más notables de la ciudad imperial y ostentando cargos en la administración real, como se puede apreciar en la documentación de pagos ( AGS, Sección de Casa y Sitios Reales, Leg. 6, f. 362, Leg 9, f.1012 y Leg 8 f. 450). 564 de don Diego Hurtado de Mendoça, duque del Infantadgo y marqués de Santillana y conde del Real1316. Pedro Núñez de Toledo siguió los pasos de su padre en casi todos los caminos recorridos por éste, política local, ostentación de cargos reales, afinidad a la corona y consolidación del ennoblecimiento. Al igual que su padre y otros muchos personajes de su tiempo, Pedro Núñez actuó por igual en la vida del municipio y en la política del reino. El contador encabezó la rama de la familia Toledo que se asentó definitivamente en la villa de Madrid. Su presencia está constatada en los libros de acuerdos del concejo, ya era regidor en 1464, y el 30 de octubre de 1475 recibió la facultad de nombrar cargos de justicia en Madrid por real cédula1317. Su intervención en la política local estuvo influida en gran medida por su participación en la política del reino, basada en su decidido apoyo a Isabel y Fernando en la guerra contra los partidarios de la princesa Juana. Pedro Núñez luchó junto a Pedro Arias Dávila y Pedro de Ayala en favor de los reyes en la pugna por la villa. Cuando en 1476 se ganó Madrid para los monarcas, éstos les otorgaron en Valladolid privilegios casi absolutos en el gobierno de aquélla: nombramiento de regidores, alcaldes, alguaciles y otros oficiales 1318. A partir de entonces aumentó su influencia en el concejo de la villa, en cuyos libros de acuerdos aparece ostentando varios cargos, desde 1475 a 1485. Fue regidor del estado noble1319, alcalde de alzadas, caballero, fiel, sesmero, gobernador de la villa (en febrero de 1485) y regidor. El 12 de junio de 1488 traspasó todos sus cargos municipales a su yerno Juan de Mendoza1320. Su carrera en la administración real comenzó también a la sombra de su padre. Muy joven, el 30 de noviembre de 1441, fue nombrado escribano y 1316 Libro de armería, f. 122v. 1317 AVM. Libros de acuerdos, años 1464 y 1475. 1318 Romeu de Armas, Antonio, “Los Reyes Católicos en Madrid”, Historia 16, n. 282 (1999), p.69 1319 García Rodrigo, Francisco Javier, Op. cit., p. 196. 1320Millares Carló, Agustín, Contribuciones documentales a la historia de Madrid, Madrid, 1971, p. 119. 565 contador a sueldo1321 . En 1465 era ya contador mayor de Castilla y del consejo, por Real Cédula dada en el Pardo a 24 de abril, con tratamiento de amigo por parte del monarca y cien maravedíes de gajes, posteriormente se exoneró del oficio de contador y del consejo con cuarenta maravedíes de acostamiento1322. Durante toda su vida fue un fiel defensor del poder de la corona. En sus comienzos se mostró partidario del rey Enrique. Tras el episodio de la farsa de Ávila retuvo la villa de Madrid a favor del rey. El monarca, al repartir los servicios de guerra le encargó a Pedro Núñez de Toledo la defensa de la puerta de Balnadú, junto a sus parientes y amigos. También le nombró comandante de la plaza y de todas sus fuerzas en calidad de adalid. Tras la muerte del rey se situó en el bando de la princesa Isabel, de quien se convirtió en un firme partidario. Fernando del Pulgar le nombra como uno de los fieles de los reyes en la Historia de los Reyes Católicos1323. Su participación en la guerra civil en la zona de Madrid y Guadalajara fue determinante para la victoria de los reyes. De estos hechos habla Fernández de Oviedo en la semblanza que de él realiza en sus Batallas y Quincuagenas: Siguió la parte e serviçio de los Reyes Católicos quando començaron a reynar en Castilla, e tuvo su voz en a aquella villa con la lança en la mano [...] en fin muchas vezes peleó este cavallero e sostuvo allí la parte de los prinçipes don Fernando e doña Ysabel 1324. La guerra en la zona de Madrid tuvo una gran importancia debido a su situación estratégica. En 1475 la villa era uno de los pocos dominios que le quedan al partido encabezado por el marqués de Villena. El alcalde, Rodrigo de Castañeda, seguía a la princesa Juana y al marqués, y procedió a represaliar a los 1321 Gómez Izquierdo, Alicia, Op. cit., p. 58. 1322 Salazar, Blas de, Op. cit., f.11. 1323 Crónica de los Reyes Católicos por su secretario Fernando del Pulgar, Madrid, 1943, capítulo 68. 1324 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Op. cit., p. 365. 566 partidarios de Isabel1325. Pedro Núñez y otros caballeros afines a ellos fueron expulsados de la villa. En enero de 1476 hubo un fuerte movimiento en favor de Isabel en la ciudad y algunos vecinos negociaron con Pedro Arias Dávila, señor de Torrejón, y Pedro Núñez de Toledo, con objeto de facilitarles la entrada. Las represalias del alcalde Castañeda contra los vecinos no interrumpieron esta negociación. Días después, Isabel fue avisada de las perspectivas favorables para la toma de la villa y envió a sus capitanes Diego del Águila, Juan de Torres y Juan Cuenca. Diego Hurtado de Mendoza, primer duque del Infantado, asumió el mando de los partidarios de la reina, y dirigió la operación con sus tropas, las de Pedro Arias, Pedro Núñez, el cardenal Mendoza y las milicias de Hita y Guadalajara. En febrero se inició el ataque por la puerta de Guadalajara. León Pinelo en sus Anales habla del combate de Pedro Núñez de Toledo y Pedrarias Dávila contra la gente de Rodrigo Girón en la misma puerta1326. La defensa de la plaza la asumió Pedro de Ayala, comendador de Paracuellos quien poco después pactó, junto a los principales linajes: Zapata, Vargas y Luján, el cambio de bando y la entrega de la villa a cambio del perdón1327. A fines de febrero, el duque del Infantado ocupó la ciudad y se rindió Pedro de Ayala. Tras estos sucesos, el castillo tardó dos meses en caer 1328. A partir de entonces, Pedro Núñez de Toledo se convirtió, como dijimos, en un personaje de gran importancia en Madrid y en representante de facto de los reyes. A raíz de estos hechos se reforzó por parte de la familia Núñez de Toledo su relación con la más alta nobleza encarnada por los duques del Infantado. La estrecha colaboración de Pedro Núñez con la corona continuó en la guerra de Granada a la que aportó jinetes en la campaña de 14871329. 1325 Sáez, Carlos y Cortés, Salvador “Dos documentos desconocidos de los Reyes Católicos. La conquista de Madrid por el duque del Infantado en 1476”, Wad-Al- Hayara: revista de la Institución Provincial de cultura “Marqués de Santillana”. n. 11(1984), p. 340. 1326 León Pinelo, Antonio, Op. cit., 1476. 1327 Zurita, Jerónimo, Op. cit., T.IV, año 1476, cap. 45. 1328 Sáez, Carlos, Op. cit., p. 343. 1329 Ladero Quesada, Miguel Ángel, Castilla y la conquista del reino de Granada, Granada, 1987, p. 250. 567 El triunfo de su opción política significó para Pedro Núñez y su familia la culminación de su carrera hacia la integración en la alta nobleza castellana, basada además en las mercedes honoríficas y en una hábil política matrimonial. Su consideración fue muy alta en el círculo de los reyes. Enriqueció además el legado de su padre y obtuvo el señorío de Cubas, Griñón y la fortaleza de las dehesas de Villafranca, los cuales dejó en vida a su nieto Bernardino de Mendoza. También tuvo casas en Getafe, Madrid, Illescas, Alcorcón y Torrijos. De las dos casas principales que le dejó su padre en Madrid y Toledo, cedió esta última a los monarcas para edificar la iglesia de San Juan de los Reyes, a cambio de cuatrocientos maravedíes de juro. Si azarosa fue la vida pública de Pedro Núñez, también su vida familiar fue una sucesión de avatares, los cuales no aparecen recogidos por Diego Hernández de Mendoza ni, por supuesto, por Blas de Salazar, pero sí por su amigo Gonzalo Fernández de Oviedo. En un principio, siguiendo la estrategia familiar de enlaces con la alta nobleza, se casó con Isabel, hija del mariscal Íñigo de Zúñiga, hijo a su vez del conde de Plasencia. Pero los problemas políticos y su vida familiar, que no debió de ser muy feliz, provocaron el abandono por parte de su mujer. Según Oviedo posteriormente ésta quiso regresar junto a él, pero fue rechazada y murió en la soledad del hospital de Esgueva en Valladolid1330. Tuvo de doña Isabel una hija llamada Beatriz, la cual conservó el nombre de Estúñiga, la cual casó con don Juan de Mendoza, señor de la villa de Beleña e Vallehermoso, hijo del primer duque del Infantado, Juan, y de Brianda de Luna1331. Isabel y Juan tuvieron por hijos a Bernaldino de Mendoza, padre de Alonso Hurtado de Mendoza, a doña Petronila y a doña Catalina de Mendoza. El matrimonio de la hija fue igual de desafortunado que el de sus padres, ya que Juan de Mendoza abandonó también a Beatriz. Para remediar su soledad Pedro Núñez se amancebó con Leonor Arias. En palabras de Oviedo: 1330 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Op. cit., p. 365. 1331 Castellanos Oñate, José Manuel,“El regimiento madrileño”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Madrid, t. XXX (1991), p. 439-463. 568 Tentado desta flaca humanidad. E como Pedro Núñez se vido sin mujer, arrimose a una donzella criada suya llamada Leonor Arias1332. No obstante, Fernández de Oviedo se apresuró a salvar en lo posible el honor de su amigo, asegurando que Leonor era hija de un “hidalgo linajoso”, también Téllez de Meneses menciona este asunto, y ambos argumentan la nobleza de la dama, demostrada en la probanza para el hábito de Santiago que se dio a Francisco de Zúñiga vecino de Guadalajara, su bisnieto 1333. Posteriormente formalizó su relación con Leonor con la que se casó. Con ella tuvo hijos antes y después del matrimonio, según cuenta Oviedo: Murió Núñez de Toledo año de 1503, aviendo ya algunos años que era casado con la señora doña Leonor Arias e dexó por hijos Alonso Álvarez y a Francisco Núñez que ambos fueron frayles, e a Antón Núñez que fue clérigo, e a doña Constança fue primero desposada con Joan Sarmiento, hijo tercero del conde de Salinas viejo e no ovo efeto el matrimonio porquel se fue sin defetto de la esposa, sino por culpa de no guardar él su palabra matrimonial dada a Dios y a la esposa, que tomó por palabras de presente, interviniendo un sacerdote e testigos fidedignos de los quales fui yo. E vila después casada con don Antonio Alcocer1334. Otros hijos de Pedro Núñez fueron Luis Núñez y García Álvarez que heredaron buena parte de su patrimonio, su apellido y sus armas fueron los ya tenidos dentro del matrimonio y, por tanto, legítimos. Falleció Pedro Núñez en 1503, siendo sepultado en el monasterio de las clarisas que fundara su madre. A su muerte los hermanastros, hijos de los dos 1332 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Op. cit., p. 365. 1333 Téllez de Meneses, Alonso, Op. cit., f. 130. 1334 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas …, p.365. 569 matrimonios, pleitearon por los mayorazgos, quedándose Luis con el de Villafranca y su sobrino Bernardino con Cubas y Griñón. Sin embargo, a pesar de su azarosa vida, Pedro Núñez siempre conservó un gran prestigio en la villa de Madrid y nunca dejó de ser amigo de sus amigos, los cuales le tuvieron en muy alta estima. Gonzalo Fernández de Oviedo, madrileño de pro y amigo personal de Pedro Núñez le dedicó un capítulo en sus Batallas y Quincuagenas, otorgándole en él encendidos elogios como estos: Personas que devamos acoger en esta batalla por ser calificadas e valerosos […] Y en verdad él fue gentil cavallero e valeroso e sabio1335. Sobre las armas de Pedro Núñez hay una cierta disparidad entre las descripciones, Diego Hernández de Mendoza y García Alonso de Torres describen sus armas de la jarra con las azucenas y una bordura de estrellas. Mientras que Gonzalo Fernández de Oviedo, su amigo personal ofrece este cuartelado: Las armas de Pedro Núñez que al fin deste diálogo estarán, que son un escudo de quatro quartos, en el primero superior e derecho una jarra blanca de açuçenas, como se suele poner en la Anunçiaçión del ángel Sant Gabriel a nuestra Señora, y en el quarto superior siniestro un león de púrpura rrampante en campo blanco vel argentéreo con dos flores de lis más altas quel braço levantado del león, las quales son de goles, y estas son armas del apellido o linaje de san Estevan, e biven en Valladolid. En los dos quartos inferiores trastocadas las armas superiores; los tallos de las açuçenas han de ser verdes y ellas blancas y el campo azul1336. Blas de Salazar cambia la partición de cuartelado en cruz a mantelado, y añade nuevos muebles: 1335 Ibidem, p.365. 1336 Ibidem, p.366. 570 Sus armas eran un partido en mantel: 1 las de su padre 2 castillo de plata sobre campo de gules, mantel: león de púrpura en campo de plata, con bordura de gules e con tres cruces muletadas (con una rayas perpendicular al final de cada brazo) de oro1337. Esta disparidad tiene una explicación lógica. En primer lugar, la descripción de Diego Hernández de Mendoza (la de Alonso de Torres no es más que una copia del Libro de armería) se basa en las armas familiares, es decir, las concedidas por el rey Juan II al contador Alonso Álvarez, que heredó Pedro Núñez1338. Sin embargo, en el blasonamiento de Fernández de Oviedo se han añadido dos cuarteles más en los que aparece un león púrpura que bien pudiera ser una nueva concesión real. En cuanto a la descripción de Blas de Salazar, ésta se pudo basar en una tercera modificación de las armas de Pedro Núñez, lo cual es dudoso porque Oviedo redactó sus Batallas cuando Pedro Núñez ya había fallecido. Más bien se podría tratar de una modificación realizada por alguno de sus descendientes, dado que estas armas se encuentran de manera similar en las de Luis Núñez, avanzado el siglo XVI. Sobre este asunto hay un último aspecto que merece la pena destacar. Es la cuestión de la relación entre las sucesiones de las armas y los mayorazgos familiares. Pedro Núñez heredó de su padre el segundo mayorazgo instaurado por éste, al ser el primogénito de los hijos habidos en el segundo matrimonio. Pero, sin embargo, heredó el apellido de su madre, Núñez de Toledo. Este aspecto se contempló en las capitulaciones matrimoniales y pudo ser debido a dos razones: la insistencia de la familia de Catalina Núñez en que perdurara su nombre o, más probablemente, se trataría de la herencia de la dote de Catalina que formaría parte del segundo mayorazgo destinado a Pedro. En cuanto a la herencia de las armas, las dos ramas asumieron las otorgadas por el rey, dado que según todos los pareceres éstas eran siempre de más valía que cualquiera otras. 1337 Salazar, Blas de, Op. cit., f.7. 1338 Recordemos además que estas armas son las citadas por Luis Bachiller a la hora de realizar la dedicatoria de la traducción del tratado De insigniis et armis, probablemente a Alonso Álvarez, y además son las representadas en el ejemplar del Libro de armería. 571 El apellido y el linaje quedaron en manos del hijo mayor Luis Núñez, quien fue firme defensor de Carlos en la guerra de las Comunidades. Luis enlazó con la más famosa y una de las más antiguas familias de Madrid, casándose con doña María de Luján de la que tuvo a Pero Núñez, Luis Núñez y otros hijos. Este Pedro Núñez volvió a emparentar con los Mendoza casándose con Leonor de Mendoza, bisnieta de Santillana, los cuales tuvieron por hijos a Luis de Toledo y Mendoza, Catalina de Mendoza y María de Mendoza En el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, se conservan las testamentarías de parte de la familia, en los que se puede apreciar sus usos y forma de vida. En el testamento de Pedro Núñez de Toledo, nieto del contador, realizado por el escribano Román el 4 de noviembre de 1544 relaciona una lista de ciento veintiocho bienes y enseres. Pero entre estos bienes (las sartenes, espadas, camas, caballos, sombreros, etc.) no figuran libros, lo cual nos priva de un valioso testimonio para conocer mejor a esta familia 1339. Tampoco figuran en el testamento de Luis Núñez de Toledo, hijo del anterior y de doña Leonor de Mendoza, natural de Madrid, nacido en 1540 y bautizado en la parroquia de Santiago en 4 de diciembre, quien heredó a su abuelo del mismo nombre por la muerte prematura de su padre. En dicho documento, fechado en 1566 (aunque Matilla Tascón lo data erróneamente en 1576) no se mencionan libros1340. Don Luis sirvió con don Juan de Austria en Lepanto y en Flandes en el sitio de Maastrich, y en la expedición a Inglaterra. Se casó con doña Catalina de Espinosa y tuvieron por hijos a Pedro y a Alonso, primer marqués de Villamagna1341. En este apartado hemos ido destacando diversos aspectos relativos a esta familia Toledo a partir de lo relatado en el capítulo del Libro de armería. De ellos se puede destacar que el autor tenía un conocimiento cercano de la vida de los personajes, pues el relato de las filiaciones, títulos y fundaciones de la familia es en líneas generales correcto, profundizando en mayor medida en la rama madrileña de los hijos del contador Alonso. 1339AHP Madrid, Protocolo 14, f. 127. 1340AHP Madrid, protocolo 386, f. 148. 1341 AHP de Madrid, protocolo 14, f. 127. 572 El conocimiento de la familia que tenía el autor le convierte en una fuente de gran valor histórico sobre este linaje. Curiosamente, es de reseñar a efectos de datación de la obra, que no se menciona la muerte de Pedro Núñez de Toledo, el primero de ese nombre, ocurrida, según Fernández de Oviedo y Álvarez y Baena, en 15031342. Es, asimismo, interesante la visión que de estos personajes ofrece Hernández de Mendoza. La cual parece formar parte de la política de incorporación a la alta nobleza que realizan estas familias de origen converso. Esta cuestión tiene su reflejo en el armorial, donde se loan sus virtudes cristianas, su fidelidad a la corona, su concesión de armas y su emparentamiento con las grandes familias. Además del hecho de aparecer con sus armas en el tratado junto a los linajes más claros de Castilla parecen ser los complementos ideales a toda una estrategia de encumbramiento familiar. La divisa de la jarra En el emblema del linaje Toledo existe un elemento sobre el cual merece la pena realizar un inciso en este capítulo, es la jarra de azucenas. La divisa de una orden caballeresca es otorgada como especial deferencia por el rey Juan II de Castilla a Alonso Álvarez y, a partir de entonces, formará parte del emblema heráldico familiar. Diego Hernández de Mendoza relata este hecho y enumera diversos aspectos y experiencias personales con respecto a esta divisa: Las quales armas el alteza del ya dicho sennor rey don Johan dio al padre destos sennores al tienpo que lo ennobleçió. Las quales son la divisa de Nuestra Sennora la Madre de Dios, conmo hizo el muy alto prínçipe y rrey don Hernando d Aragón que ganó Antequera. Que traýa una vandera toda llena de aquella devysa de las dichas jarras, con dicho es. Y no sólo esto, pero dava a los cavalleros y duenas de lynaje su devisa, que era una faxa blanca con una jarra de oro o de plata puesta en la 1342Álvarez y Baena, Joseph Antonio, Hijos de Madrid, Madrid, 1791, f. 122v. 573 faxa, la qual devysa traýan en los sábados. Yo la vy traer al dicho rrey don Johan, nuestro sennor y los rreyes d Aragón y de Navarra y otros altos onbres de Castilla y d Aragón aun de toda la christiandad. Asý que son las propias harmas suyas un escudo azul con la ya dicha jarra y un horla amarylla con quatro estrellas azules1343. La orden tiene un origen mítico atribuido a un sucedido del rey García IV de Navarra. El cual, según la leyenda, un día de caza, al ir tras un azor que perseguía a una paloma o perdiz encontró en una gruta una imagen de la Virgen y a su lado una jarra con cinco azucenas frescas, y allí vio a la rapaz y a la presa adorando la imagen. Don García prometió crear un santuario en ese lugar, naciendo Santa María la Real de Nájera, consagrada en 1052 y terminada en 1056. Su sucesor Sancho Garcés continuó esta labor. La Orden de Santa María del Lirio parece ser que siguió desde 1048 se consagró a la Anunciación, día en el cual todos los príncipes y caballeros poseedores de la insignia se congregaban. La jarra, habitualmente con lirios o azucenas, es un claro ejemplo de la simbología de los emblemas, ya que es a la vez un símbolo heráldico y mariano. En ambos casos se suele encontrar también transformado en motivo decorativo y en una representación de la heráldica mariana. La jarra está presente en numerosos testimonios de la época, entre ellos: en la decoración de la orla del Misal Rico de Cisneros (sobre el emblema del propio cardenal), en el tríptico de Fernando Gallego en la catedral de Salamanca del siglo XV (la Virgen lleva el escudo y dentro de él la Jarra, en clara identificación heráldica), en la Anunciación atribuida a Ramón Solé (en el museo de la Catedral de Gerona), en la Anunciación del taller de Pere Nicolau de principios del siglo XV (en el museo de Bellas Artes de Valencia), la Anunciación de Jaime Ferrer (en el Ayuntamiento de Lérida) y, también Juan de Borgoña en su Jardín Florido lo utilizó para la decoración del vestíbulo en el fresco de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo (1509-1511). 1343 Libro de armería, f. 123. 574 La creación cierta y documentada del emblema viene de 1403, cuando la orden es reinstituida por el infante Fernando de Antequera, el 15 de agosto en la ciudad de Medina del Campo, donde impone a sus hijos y a otros caballeros la insignia a la que se añadió un grifo de cuyas uñas pendía la jarra. Tras la conquista de Balaguer en 1413 don Fernando armó ochenta caballeros en la fiesta de la Anunciación, llevando al cuello las insignias de la orden y mantos blancos. El emblema de esta orden estaba acompañado de una ornamentación especial. Las llamadas “Jarras de salutación de la Virgen” se completaban con unos adornos de azucenas y un grifo pendiente con las alas extendidas. Los caballeros ostentaban además una estola o cinta. El grifo colgante del collar debía tener el envés de sus alas de color blanco, a no ser que el caballero o escudero hubiera asistido a la guerra en batallas contra doscientos infieles a caballo, o hubiese defendido justa razón, o defendido una ciudadela, o llegado por mar en navíos armados, y salir victorioso en su empeño. En cuyo caso el envés de las alas debía de ser de oro1344. La divisa también se concedió a mujeres, la poseía la reina María de Castilla y la infanta doña Isabel. Otros miembros de la orden fueron: el rey Ladislao, don Godofredo, bastardo de Navarra, el mariscal de Navarra, el emperador Segismundo, el duque Felipe de Borgoña. Alfonso el Magnánimo delegó la posibilidad de conceder la orden en Juan de Contamine, su ujier. Sobre el origen de la divisa de la Jarra solamente queda reseñar que sus ordenanzas están recogidas en un manuscrito en vitela, donde se relata también su institución, redactado por el secretario Diego de Mendoza, que se encuentra conservado en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, dentro de un códice facticio 1345. 1344 Morales Roca, Francisco, “La Orden de la Azucena, llamada de la Estola, de la Jarra y del Grifo”, Hidalguía, n. 286-287 (2001), pp. 441-449. 1345 Biblioteca de El Escorial, d-III-25, ff. 250 a 258. Sobre la historia de la orden véase además el trabajo del barón de los Cobos de Belchite “La antigua orden de nuestra Señora del Lirio”, Hidalguía, n.. 2 (1953), pp. 269-272. 575 Garci Alvarez de Toledo Fernán Alvarez de Toledo & Beatriz Fernández Garci Fernández de Toledo & Mayor Fernández de Toledo Alonso Alvarez de Toledo & NUÑEZ DE TOLEDO (1300-1500 aprox.) 1º Aldonza Fernández de Valera Leonor Cuello de Guzmán & Juan Alvarez de Toledo (señor de Cervera) Alonso Alvarez & Guiomar de Toledo Juan Alvarez de Toledo García de Toledo (obispo de Astorga) Juan de Sandoval & María de Toledo Elvira de Villena & Alonso Alvarez Diego Fernández de Molina & Mayor de Toledo Juan Cervantes & Aldonza Alvarez Juan de Mendoza & Beatriz Enríquez de Zúñiga Diego Hurtado de Mendoza (duque del Infantado) Bernardino de Mendoza (señor de Cubas y Griñon) 2º Catalina Nuñez de Toledo Francisco Nuñez de Toledo & María Nuñez Aldonza Nuñez de Toledo & Diego Romero Pedro Nuñez de Toledo & 1º Isabel Enríquez Zúñiga (m. 1503) 2º Leonor Arias Alonso de Toledo (m. 1458) Isabel Alvarez de Toledo Mencía Nuñez de Toledo Luis Nuñez de Toledo & María de Luján (señor de Villafranca) Constanza Nuñez García de Toledo Alonso Nuñez Francisco Nuñez Antón Nuñez Leonor de Mendoza & Pedro Nuñez de Toledo Catalina de Espinosa & Luis Nuñez de Toledo y Mendoza María de Mendoza Catalina de Mendoza 576 577 Juan Núñez y Leonor de Osorio Diego Hernández de Mendoza dedicó un capítulo de su tratado a otros dos personajes, Juan Núñez de Toledo y Leonor de Osorio. Éstos, al igual que Pedro Núñez, no habían muerto cuando escribió la obra, aunque sí habían construido su sepultura. El matrimonio significa un ejemplo de unión entre un componente de la comunidad conversa y una cristiana de noble cuna. El primero formaba parte de una familia muy relacionada con los linajes de Álvarez de Toledo, los Díaz de Toledo y Chirino. Por su parte, la esposa era un componente del antiguo linaje de los Osorio. Esta pareja es presentada en el Libro de armería como un ejemplo a seguir, en el que el autor destaca que se dan tres virtudes principales: la fidelidad a la corona, el ennoblecimiento por méritos, reconocidos siempre por parte de los reyes, y la hidalguía de sangre. Los relatos de las genealogías y biografías de cada cónyuge son tan prolijos que hacen suponer que fueron referidas al autor por los propios protagonistas. En cada una de ellas se destacan las bondades de su linaje. En el caso del esposo éstas son las virtudes cristianas (muy significativo tratándose de cristianos nuevos) y de sabiduría política en la tarea de consejo a los reyes. Por su parte, de doña Leonor se destaca la importancia de su linaje (emparentado con la realeza y las familias de más abolengo de Jaén y León) y su piedad religiosa: Todo esto he dicho por aver d’escrevyr de unas personas loables que hallé en villa de Madrid. Y por quanto la esperiençia es madre de las cosas, aquella me forçé a mantener lo que diré. Este que digo conmo por herençia patrimonial los rrespechos de nobleza no seyase por esta výa. Ca el abuelo suyo fue dotor maestre Juan, morador en la çibdat de Toledo. El qual hizo tres libros del Testamento Nuevo muy provechosos para la 578 religión christiana, donde declaró todas las profeçías que hablavan del avenimiento del Hijo de Dios y otras cosas mucho neçesaryas a la creençia de la santa fe católica. Los quales libros distribuyó en esta manera, quel uno dio al monesteryo del Sant Françisco de Toledo y el otro a la yglesia mayor de Toledo; este notable onbre dexó un hijo que dixeron el jurado Françisco Nunes, el qual fue ssecretaryo del rey don Johan el segundo, nuestro sennor, y de la muy loable rreyna dona Marýa, su muger. A este dyó el ya dicho sennor rrey don Juan armas, las quales en fyn se dirán; dexó un hijo que se dize el jurado Juan Nunes, que dende bien pequenno fue cryado en la casa de la muy esclareçida rreyna nuestra soberana, sennora dona Ysabel, dende que era infanta y prinçesa de Castilla, y por su abilidad fue echo tienpo lugarteniente de mayordomo mayor y eso mesmo de contador mayor y otros ofiçios por sý que ovo en la casa rreal. Este es estudioso en aquellas artes que a los loables rromanos hizieron claros, asý en el saber de la pulítica, harte de governar, conmo en notar cosas neçesaryas al bevir honesto. Es un tenplo de notable tenplança de la vida autiva y contenplativa. Dios que muestra su poder a nosotros en dos cosas más que en otras, que son en las batallas e en los casamientos. Acaso syn pensamiento de los dos, ovo de casar con una notable persona, dicha dona Leonor de Osoryo. Y por que las cosas muy sennaladas que son hechas por el mundo no fueran puestas en escryto, luego fueran cubyertas con el nublo de la olvidança. Y por tanto los rromanos, varones notables, acostunbravan pedir por sus mérytos que les fueran hechas ymágenes de aranbre o de piedra. Y aun quiso Nuestro Dios que porque sus hechos quedase dotryna, que sus quatro coronistas lo notasen, por que fuese manifiesto a toda naçión. Asý mesmo me pareçe que aquellos que entre la gente noble y notable son avydos por tales y son en su conpanía estymados, que la rrazón me conbida a que sus armas sean puestos entre las de los tales. Y pues que estos 579 careçen de generaçión, que dellos proçeda, quiero dezir de hijos, que no carescan de lo que se puede con rrazón dexar en memorya. La sennora hallar es que con el rrey don Enrrique el noble, hijo del rey don Alonso, vynieron de Françia y d’Aragón muchos grandes sennores quando entró en Castilla, entre los quales vyno un grand sennor de la casa rreal de Françia, llamado don Remón de Rocafuy, el qual casó en Aragón con una hija de don Johan de Luna. E primero deste casó en Jahen con una sennora que dezían dona Leonor de Osoryo, de la casa de Villalobos, do proçeden los condes de Trastámara y de Lemos, la qual eso mesmo era del linaje de los de Torres y de Solyer y de Berryo y de Benevydes. Ca sy ovyésemos de contar quatro abuelos y cada uno de aquellos que ha otros quatro, nunca acabarýamos1346. A partir de esta extensa información se pueden averiguar más datos sobre ambos cónyuges y sus linajes, a fin de comprobar lo testimoniado en el Libro de armería. Como hemos visto en el caso anterior, la familia era parte del entramado de influencia converso. Núñez era cuñado de Alfonso Chirino (hermano de su mujer). Además, Francisco Núñez también estuvo situado en la administración real, ocupando la plaza de secretario de Juan II, quien lo ennobleció. P2osteriormente, desempeñó la misma función con Enrique IV. Sus armas, como en el caso del contador Alonso Álvarez, fueron fruto de una merced de Juan II, lo cual significaba una consideración especial por parte del monarca1347. Hijo de Francisco fue Juan Núñez, lugarteniente de mayordomo y contador. Sabemos que por su oficio tenía una quitación de mil seiscientos maravedíes1348. Como venía siendo habitual, además de sus nombramientos regios, Juan Núñez desempeñó también cargos en la administración municipal de 1346 Libro de armería, f. 126. 1347 Salazar, Blas de, Op. cit., f. 15. 1348 Gómez Izquierdo, Alicia, Op. cit., p. 72. 580 Madrid. Aparece como jurado y regidor en 1481 entre los caballeros y escuderos, en un acta de acuerdo del concejo1349, y otra vez en catorce de abril de 1492 entre los representantes de caballeros y escuderos en el regimiento 1350. En el Libro de armería se da gran importancia a un aspecto que podemos comprobar por las fuentes históricas. Se trata de la vida espiritual de la pareja, la cual se refleja en la importancia de su morada para la eternidad, que se refiere así: Estos dos hizieron dos moradas byen hordenadas y de asaz valor, la una corporal e la otra spiritual e conmo quiera que la tenporal sea más hancha su valor y grandeza lo que más pareçe manifiesto. Lleva la otra en lo divinal la ventaja en los sacrefiçios que se hazen y han in perpetuo de haz zer, por el dote de que la dotaron. La que se hizo en la villa de Madrid, es en lo mejor della y la que proverá descanso al alma es en el devoto monesteryo de Sant Gerónimo el Real, que dizen del Paso1351. En el Archivo Histórico Nacional se conserva la documentación que acredita este hecho, del que probablemente el autor fue testigo. La realización de los sepulcros está incluida en la fundación por parte del jurado y su esposa, de una capellanía en el Monasterio de los Jerónimos, la cual comienza así: En el monasterio de Sant Gerónimo el Real estramuros de la villa de Madrid, quince días de Junio anno del naçimento de nuestro salvador Jhesucirsto de mill e quatroçientos e noventa e seis annos se conçertó entre el sennor vicario e los capitulares y los señores jurado Juan Núñez e donna Leonor Osorio las cosas siguientes: [En primer lugar, se narra la descripción de la capilla] 1349 AVM, Libros de acuerdos, 1481, T. I, , f.151. 1350 Ibidem., 1492, T. II, f.333. 1351 Libro de armería, f. 128. 581 Primeramente que el dicho padre vicario e los capitulares del dicho monasterio por la mucha devoción que con los dichos señores tienen les dan para su enterramiento una capilla que está en la cabesça junto con la sancristanía [sic] con su madera y como se está con facultad que la puedan alçar fasta el çielo de la çelda de fray Gerónimo de Çifueros siguiendo en el alto el ancho de la dicha su capilla y que se pueda enterrar en ella las personas que ellos juntamente en su testamento mandaren. [Seguidamente se trata de la dotación de la misma]: Item que dan los dichos señores Jurado e dona Leonor Osorio para dotaçión de la dicha su capilla a los sobredichos señores prior e frayles e convento de dicho monastero treynta mil maravedíes de censo los quales tienen y riçibieron de dicho monasterio en compra y pago de las quinientas mill maravedíes quel dicho monasterio había dellos según y por la forma y manera que del dicho monasterio los ovieron y rreçibieron los quales dichos A continuación, el documento refiere la ubicación física de los sepulcros. Aunque los titulares aun no han muerto, los sepulcros ya estaban terminados, por eso es posible que se pudieran ver los emblemas representados en ellos, tal y como los describe Diego Hernández, estando en vida estos personajes: Item que por la otra capilla que está junto con la sobredicha puedan meter nuestros cuerpos porque no se quiten las fronterías de alabastro que están en la dicha nuestra capilla y en el cerramiento que está entre estas capillas puedan pasar unos arcos o pared tomando por ygual de la nuestra capilla y de 582 la otra en manera que una capilla ni la otra no se desproporçionen1352. El convenio fundacional trata además otras cuestiones secundarias: el derecho de doña Leonor, doña Catalina, su hermana y Doña Leonor Osorio, hija de ésta, a oir misa en la capilla. Las últimas voluntades de Leonor de Osorio sobre este asunto se recogen en su testamento, dado a cinco de diciembre de 1510. A siete de diciembre de 1510 comparecen el jurado, su sobrina Leonor y el marido de ésta, Juan Zapata. En el testamento se da a entender que la capilla con las sepulturas ya estaba finalizada y se dan las instrucciones para el enterramiento: Y terminado cuando nuestro Señor plugiere de me llevar desta vida mi cuerpo sea sepultado en el monesterio de San Jerónimo el Real desta villa de Madrid en mi capilla que es la sacristía del dicho monesterio, debaxo del arco que yo fize fazer para mi enterramiento1353. Como dice Diego Hernández de Mendoza, la pareja no tuvo hijos, lo que se puede deducir también de la ausencia de menciones a éstos, tanto en la fundación de la capellanía como en el testamento de doña Leonor, en el que se nombró patrona a su sobrina del mismo nombre. Los mausoleos se conservaron durante varios siglos, en el monasterio de San Jerónimo, según Ponz en el siglo XVIII aun se encontraban ornados con estatuas de mármol 1354. En los monumentos funerarios se hallaban representadas las armas de cada uno de los cónyuges, las cuales Hernández de Mendoza describe también de manera minuciosa. En el blasón del jurado, como signo de 1352 AHN, Sec. Clero, Jerónimos, Libro 4081, 3. 1353 AHN, Sec. Clero, Jerónimos, Libro 4081, 5. 1354 Ponz, Antonio, Viaje por España: Madrid, Madrid, 1793, p.34. 583 ennoblecimiento y especial aprecio, se incluyen la divisa real de la banda y un león rampante: Puesto que la sennora suso dicha sea tan noble y sus armas de tan altos rrenonbres y tan antiguas, porque los varones preçeden y van delante de las duenas, porné primero las d’él y después diré de la nobleza de las otras. El ya dicho glorioso rey don Johan dyó al ya dicho padre deste jurado un escudo colorado con la debysa rreal, que es una vanda la qual le dyó blanca. Y mas le dyó un león haziendo, diferençia que fuesse amaryllo, y por su devoçión en la parte baxa de la vanda un tau de Sant Antón con unos bordes alderredor d’él blancos1355. Las armas de doña Leonor son unas armas familiares, un partido de las armas de los Rocafuy y de los Osorio: Esta sennora trae por armas un escudo partydo en pal, a la mano derecha las armas de Rocafuy, que es el canpo colorado e un castillo amaryllo con una luna blanca en somo del castillo y alderrededor del castillo syete veneras amarillas, las tres de la una parte y las otras tres de la otra e la una debaxo del castillo. Y el otro medio escudo las armas d’Osoryo, que son dos lobos colorados en canpo amaryllo1356. Otros testimonios sobre estas mismas armas son los que se reproducen posteriormente en las descripciones de los enterramientos del matrimonio que figuran en un texto anónimo de comienzos del siglo XVII sobre el monasterio de San Jerónimo: En la sacristía en un arco en que está un bulto dize assí la letra en este arco y en otro: 1355 Libro de armería, f. 129. 1356 Libro de armería, f. 129. 584 Aquí iace el honrrado varón el jurado Juan Núñez de Toledo lugarteniente de mayordomo mayor del rey don Fernando y de la Reyna dona Ysabel nuestros señores, y la noble señora dona Leonor Osorio su muger que finaron año MDX. El sepulcro del marido tiene por armas un escudo con una banda y un león y un tau. El de la mujer tiene a la mano derecha un castillo de oro en campo de sangre y sobrél una media luna blanca y a los lados siete veneras de oro y a la mano izquierda las armas de los Osorio que son dos lobos desollados en campo de oro1357. También se conservan dos descripciones más de las armas, realizadas por Blas de Salazar, la primera es del emblema del jurado ubicado en la capilla: Escudo de Francisco Núñez: Campo de gules la divida de la banda de sinople, abajo a la derecha una T de oro y arriba a la izquierda un león de oro, así está en la capilla de San Gerónimo de Madrid1358. Y otra segunda de las armas del sepulcro de doña Leonor: Partido en pal, primer cuartel en campo de gules castillo de plata rodeado de veneras y creciente arriba de él , todo de plata, segundo cuartel: en campo de plata dos lobos de gules en pal1359. Este capítulo es de parecidas características al anterior si se observan tanto el perfil de los personajes descritos como los méritos resaltados por el autor. Sin embargo, en este caso Diego Hernández de Mendoza se presenta como conocedor personal y, en cierto modo, biógrafo del matrimonio. Se detiene a describir y alabar la construcción de la capilla, que debió de ser acontecimiento importante en la villa, como hecho acreditativo de la virtud del matrimonio. 1357 Inscripciones sepulcrales, RAH, 9/329, f. 164. 1358 Salazar, Blas de, Op. cit., f. 9. 1359 Ibidem, f.9 v. 585 Además, hay que tener en cuenta que la dotación se realiza en 1496, el mismo año en el que se escribió el Libro de armería, en el cual evidentemente no se reflejan los fallecimientos del jurado y su mujer. Otro aspecto a tener en cuenta, es el enlace de su sobrina con un miembro de la familia de los Zapata, una de las más destacadas de la villa. Vemos en este hecho otra similitud con los Núñez de Toledo, ya que ambos, una vez situados socialmente, abandonan la endogamia conversa. Pedro Fernández de Lorca El tercer capítulo que Mendoza dedica a personajes de la villa de Madrid es el que refiere la vida y describe el emblema heráldico de Pedro Fernández de Lorca. Este personaje se haya en consonancia con los protagonistas de capítulos anteriores, con los que presenta significativas semjanzas: es miembro de la influyente comunidad conversa, ostenta cargos en la administración regia, es ennoblecido por el monarca en premio a sus servicios (especialmente relacionados con la hacienda), y tuvo su último asiento en la villa de Madrid. Sin embargo, hay una cuestión de importancia singular en este capítulo, se trata del relato de una fundación de beneficencia, el hospital de Santa Catalina de los Donados. Sobre la vida de Lorca el relato de Mendoza es breve, suponemos que no llegó a conocerlo personalmente o tuvo un conocimiento superficial, ya que el tesorero falleció en 1465. Poco sabemos de los antepasados de Pedro Fernández. Se supone que fue hijo de Juan Fernández de Lorca, quien también ostentó cargos en la administración del rey Juan II y del que conocemos su enterramiento en Lorca gracias a la inscripción sepulcral descrita por un colaborador de Salazar y Castro que se conserva en la Real Academia de la Historia, en la que ya figuran las armas familiares: 586 Aquí yace el noble cavallero Juan Fernández de Lorca tesorero y secretario del rey don Juan, fallesció año MCCCCXXXII . Tiene por armas un elefante con un castillo a cuestas y en otro escudo las armas de Figueroas 1360. En cuanto a Pedro Fernández, sabemos por el propio Libro de armería que fue natural del reino de Murcia, desempeñó los cargos de escribano de cámara, secretario del rey y tesorero de su casa durante el reinado de Juan II. De 1443 a 1452 figura como beneficiario de varias mercedes reales, de entre las que destaca la testimoniada por albalá de 1443 en la cual se le conceden seis excusados que se asientan en el arcedianazgo de Madrid (siendo ésta la primera relación documentada del tesorero con la villa) 1361. Por razón de sus cargos públicos tuvo una destacada actividad en la turbulenta vida política de fines del reinado de Juan II. Valera se refiere a él acusándole de desvelar al condestable Luna el plan que el rey le encomendó con el fin de enviarle a Francia para tratar el asunto del casamiento con doña Regunda hija del rey de Francia: E tomando ya las letras del rey que menester avía e mandamiento secreto para Pedro Fernández de Lorca que me diese lo necesario para el viaje, el lo reveló al condestable1362. A su muerte Pedro Fernández no dejó descendientes directos. En el monasterio de San Jerónimo estaba la capilla por él fundada para su enterramiento, descrita así en el Libro de armería: Está sepultado este sennor en una capilla que hizo en el monesteryo muy honrradamente conmo es su mereçimiento1363. 1360Inscripciones sepulcrales, RAH 329, f. 165 v. 1361 Gómez Izquierdo, Alicia, Op. cit., p. 45. 1362 Valera, Diego de, Memorial de diversas hazañas, Madrid, 1941, p. 314. 1363 Libro de armería, f. 119. 587 La creación de la capilla también aparece reflejada en la primera redacción del testamento del tesorero de 23 de marzo de 1460, ante Ruí Díaz escribano público: Mi cuerpo mando a la tierra onde fue formado e que sea sepultado en el ávito de san Francisco en el monesterio de la orden de San Gerónimo que agora el rey don Enrrique, mío señor, manda façer cerca esta villa de Madrid en el qual monesterio mando que se faga una capilla en la mano derecha junta con la capilla del altar mayor del dicho monesterio, e en la dicha capilla a mano derecha se faga un arco onde se ponga un bulto de alabastro e allí debajo del dicho busto sea yo sepoltado, e para lo cobrir se faga una tumba con mis armas, para lo qual la capilla facer mando ochenta mill maravedis e que sea fecha de cal e canto e ladrillo con su bóbeda, que non aya madera ninguna, en la qual mando que se pinten e pongan mis armas en los logares que se requieren, e así mismo en una lança su estandarte e escudo de mis armas e mando que el día de mi enterramiento me digan ofiçios conplidamente según que a mi estado rrequiere1364. Este mandado se reafirmaba en el codicilo el 30 de agosto de 1465 ante Alfonso de Tordesillas notario apostólico, en el lugar de Tordesillas donde murió el 3 de septiembre de ese año: Otrossí por quanto en el primero testamento que yo fise que está en Madrid se contiene en el monasterio de la horden de San Gerónimo que se llama Santa María del Paso que agora se edifica en la dicha ciudad de Madrid que allí se faga una capilla en que yo sea sepoltado con su bulto. E que se faga un arco e una sepoltura çerca del altar mayor [...] e voluntad que si acaso 1364 AHN, Sec. Clero, libro 8155. 588 fuere que lo non quisieren facer mando que sea sepultado mi cuerpo en la capilla mayor del señor san Nicolás de la dicha villa de Madrid 1365. La capilla aun se conservaba en el siglo XVIII según nos describe Ponz en su descripción de San Jerónimo de Madrid: En las capillas de este lado de la Epístola hay que observar, en la primera de Santa Catalina, un sepulcro de mármol de gusto gótico, con estatua hechada encima, que representa a Pedro Fernández de Lorca, tesorero y secretario de don Juan II y de Enrique IV, fundador de la casa de Santa Catalina de los Donados, en la plazuela de este nombre 1366. Pero, el hecho principal al cual Pedro Fernández de Lorca debe su destacada referencia en el Libro de armería no está entre los aspectos políticos, ni los cargos que desempeñó, sino a una acción piadosa que a Mendoza debió de afectarle de modo personal. Se trata de la fundación del Hospital de Santa Catalina de los Donados, famosa institución de caridad de Madrid que fue pionera en el asilo a menesterosos1367, anticipándose incluso a otra fundación similar realizada por Beatriz Galindo en 1498. El hospital tuvo una larga vida pues se sostuvo hasta el siglo XIX. En este caso el Libro de armería puede servir de valiosa fuente para la investigación del funcionamiento de las entidades de beneficencia. Del Hospital de Santa Catalina se describe la actividad de la institución y la vida de sus asilados, lo que nos hace suponer que el autor tuvo con él una especial relación, incluso es posible que el propio Diego Hernández de Mendoza fuera una de las personas que se benefició de la caridad de la fundación. Esta hipótesis que acerca la figura del autor a la entidad benéfica se refuerza si se compara la fidelidad de lo descrito en 1365 AHN, Sec. Clero, leg 3956. 1366 Ponz, Antonio, Op. cit., p.31. 1367 Pocos años antes, en 1455, Pedro Fernández de Velasco, primer conde de Haro y camarero mayor del rey, fundó una institución muy similar que posiblemente sirvió de modelo a Fernández de Lorca, se trata del Hospital de la Vera Cruz de Medina de Pomar, destinado también a acoger a doce hidalgos. 589 el Libro de armería con lo que hemos podido averiguar sobre el asilo a través de fuentes documentales. Sobre la fundación del asilo, dice Hernández de Mendoza: E al tiempo de su fyn dexó una casa en la qual hizo una cosa la qual hasta ssu tienpo se hizo en ninguna parte, que dexó rrenta para los hijosdalgo que viviesen en estrema neçesydad se acogiesen allý. Lo qual se haze desta manera, el cargo de la casa dexó al monesteryo de Sant Gerónimo del Paso de Madrid. Y ay en la cassa çeldas asaz, y cada onbre dan una çelda con su cama muy buena, y a comer dos vezes al día, todos en un rrefitor donde son byen servydos limpiamente. Danles de vestir y de calçar y quien les lave las camisas y las sávanas y almohadas y son vysytados muchos días de los padres del monesteryo. Tienen un muy buen capellán que les dize mysa de continuo y los confiesa y bendize la mesa al comer y al levantar della. Ay una muy buena capilla de Santa Catalina, do tienen muchos devoçión, que ay muchos perdones, esta consagrada allá y la claustra donde se sepultan los allý mueren.1368 La documentación conservada sobre la fundación y funcionamiento del hospital es de variado carácter. En primer lugar, está el traslado del testamento original del fundador, realizado a doce días de junio de 1467. El original lo presentó Diego de Lorca sobrino del tesorero y uno de sus testamentarios, junto a Fernán Martínez del Castillo. El contenido del testamento es el siguiente en lo tocante a la fundación del hospital: En la villa de Madrid a doce días de Junio anno del nacimiento de nuestro sennor Jesucristo de mill e quatrocientos e sesenta e siete annos ante el onrrado Rodrigo Alfonso de Oviedo maestre sala del rey nuestro sennor e su alcalde en la 1368 Libro de armería, f. 119 r. 590 dicha villa de Madrid estando en su audiezia acostumbrada en presencia de mí el escribano e de testigos, yusoescritos paresció Diego de Lorca sobrino de Pedro Fernández de Lorca que Dios aya, thesorero contador del dicho señor rey, e presentó al dicho alcalde, e veer fiço por mi, el dicho escrivano, e signada de escrivanos e notarios públicos según que por ella pareçía su tenor de la qual es este que se sigue: En el nombre de Dios padre fijo e Espíritu santo tres personas e un solo dios berdadero que vive y regna por siempre jamás e de la Vienaventurada Virgen Gloriosa Santa María madre a quien yo tengo por sennora e por abogada en todos mis fechos la onrra e lo orden todos los santos de la corte celestial porque según Dios se debe sobre buena rrazón todo honbre es obligado a façer conocimiento a Dios su criado senaladamente por tres cosas que d’él rrecibió e espera a ver la primera porque el lo crió e fiço nascer e quiso acer a su santa ymagen e semejança, la segunda que le dio seso e entendimiento e sentido e libre albedrío e distinción natural para le conocer e amar e temer e para entender el bien o el mal e tomar lo mejor, lo tercero porque obrando vien espera aver la salvaçión de su anima para siempre. E quiero e mando que las casas principales mías en que yo moro en esta villa de Madrid que son a la collación de San Nicolás que sean para ospital en donde sean acogidos los pobres de Nuestro Señor, fasta número de viente pobres, e que puedan ser las diez mugeres, si las oviere, e los otros omes, para lo qual quiero que sean compradas de mis vienes, veinte camas e puestas en el dicho ospital e que sean de madera, altas e con un banco delante de cada una dellas, e que en cada una cama aya una almadía en un colchón e dos pares de sábanas e dos mantas para ensomo de cada una un rrepostero de mis armas e mando que no se eche paja ninguna en las dichas camas, por quitar el peligro de fuego. 591 E es mi voluntad e mando que los dichos veinte homes e mugeres pobres sean de pobres en bergonçantes, antes que a otros, e si non se fallaren de tales o a conplimiento dellos que a fallescimiento de los tales, sean buscados e tomados de otros que sean viehos o flacos que no puedan andar a demandar limosnas. Porque las dichas casas que yo así mando que sean ospital e así mismo las otras casas e eredades e viñas de suso contenidas en lo alto anejo, sean mehor sotenidas e reparadas e mejor regidas e el sevicio de Dios, mejor guardado e los dichos pobres mejor mantenidos e visitados mando que dicho prior e frailes del dicho monasterio que sean patrones de todo lo suso dicho e tengan cargo de regir e administrar por manera que para siempre permanezca. Otrosí mando que si alguno o algunos de mi linaje o parientes viniesen a pobreça fasta en número de seis que lo tales sean rreçevidos e acogidos en el dicho ospital antes que otros 1369. Otro testimonio documental, que complementa y amplía al anterior, es el informe redactado a comienzos del siglo XVIII que se titula: Sobre la fundación y hazienda deste hospital de Santa Catalina de los donados, que se sacó en el año 1709 de los libros antiguos y escrituras originales que están en el archivo del monasterio de San Jerónimo de Madrid, dentro del cual se incluyen documentación original, copias y resúmenes sobre la fundación y funcionamiento del hospital1370. Incluida en este informe figura otra copia del testamento de Pedro Fernández de Lorca otorgado en la villa de Madrid el 23 de Marzo de 1460, 1369 AHN, Sec. Clero, Leg. 3956. 1370 AHN, Sec. Clero, Libro 8155. 592 ante Ruí Díaz, escribano público1371. A la copia del testamento acompaña el codicilo citado anteriormente. El redactor del informe resume así el contenido del documento: El dicho Pedro Fernández de Lorca otorgó su codicilo en 28 de Agosto de 1465 ante escribano Alfonso de Tordesillas, notario apostólico en el lugar de Tordesillas, donde murió en 3 de Septiembre de dicho ano de 1465 y en el dicho codicilo no dize nada desta fundación del dicho hospital, ni de la acienda que dejaba para su sustentación en el testamento antezedente sino que se cumpla todo lo contenido en dicho testamento y todas las cosas en el contenidas si ubiere de que por quanto al tiempo que se otorgó después a la nuebamente se an ofrecido otras cosas en que sea disminuido su acienda de como estaba antes que dicho estamento se otorgase, nombra por testamentarios del dicho testamento y codicilio, juntamente con los nombrados en el testamento a Pedro de Alarcón su primo y a Juan López del Castillo y que dichos testamentarios primeros y segundos disminuían las cosas que se manden en dicho testamento, al respeto de lo que an de aber, y si los primeros no quisieren acatar, con estos segundos nombrados en este codicilo, pide por merced a los dichos Pedro de Alarcón y Juan López del Castillo que estos lo acesten, y lo cumplan y agan 1371 En el contenido, similar al del traslado, vemos también cómo se regulan los siguientes aspectos, Que se hospedasen diez hombres pobres y diez mujeres y para el sustento de ellos y para la fábrica y demás gastos se agregaron los bienes y hacienda que tenía en la dicha villa de Madrid y otros lugares; pagados las deudas mandas y legados, y nombra por patronos al prior y convento de san Jerónimo de la dicha villa de Madrid. Contempla que para que dicho hospital sea bien regido y gobernado. Les encarga a los frailes que por cuanto el rey don Enrique IV le quitó la escribanía mayor de los privilegios que el tenía por suso de heredad sin causa alguna, y se la dio a Diego de Arias su contador mayor, que el general de san Jerónimo y el dicho prior rueguen al rey y de su parte que para satisfacción de dicho cargo le plegue a su merced de 200 maravedís de juro de heredad para dicho hospital y si el dicho Señor rey los concediese, manda que con dichos maravedís se acrecienten estos diez pobres (AHN, Sec. Clero, Leg. 3956). 593 cumplir como lo deja mandado así con los otros como sin ello, a los quales deja su poder1372 . El resumen continúa más allá de lo contenido en el codicilo, comentando hechos posteriores, tales como la manera en la que se realizó la inversión de los fondos destinados por el tesorero para el hospital: Las casas principales y otras mas accesorias a ellas que dejó el dicho Pedro Fernández de Lorca en la parroquia de San Nicolás donde bivía y donde mandó se yciese el hospital, las compró el Sr. rey don Enrrique quarto para darlas al conde de Chinchón y en recompensa dio al hospital un juro de 30 ms. de renta cada anno sobre la del servicio y montazgo por su privilegio de 3 de septiembre de 1468. Las eredades que dejó el dicho Pedro Fernández y casa en los lugares de Leganés, Obera, Bustaraque, Villaberde y otros lugares las compró el dicho Sr. Rey don Enrique y dic en recompensa dicho ospital las tercias de Cienpozuelos San Martín de la Bega y el Cassar por su 1372 El resumen del codicilo realizado por el escribano es una síntesis bastante fiel de su contenido. No obstante, al encontrarse en el legajo una copia del mismo, reproducimos textualmente los aspectos que pueden resultar de interés: En la dicha villa de Madrid a doce dias del mes de junio del año del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de mil quatrocientos e sesenta y siete años, ante el horrado Rodrigo Alfonso de Oviedo maestre sala del rey nuestro señor e su alcalde en la dicha villa de Madrid estando en su audiezia acostumbrada en presencia de mí el escribano e de testigos, yusoescritos paresció Diego de Lorca sobrino de Pedro Fernández de Lorca que Dios aya, thesorero contador del dicho señor rey, e presentó al dicho alcalde, e veer fiço por mi, el dicho escrivano, unas carta de codeçilo del dicho Pedro Fernández escrito en papel e firmada de ziertos nonbres según que por ella parescia su tenor de la qual es este que se sigue: Por quanto todo buen cristiano se deve de conformar con nuestro senor Jesucristo e porqué yo del rey nuestro senor tengo hordenado e hecho mi testamento previendo e annadiendo emendado en el […] Otrosí mando que mis hermanas y mis sobrinos Diego de Lorca y Juan de Lorca non se entremetan ni fablen en cossa alguna de lo que por mí es ordenado o mandado, e si ellos o qualquier dellos se entremetiesen en contradezir cossa alguna dello que por ese mesmo caso ayan perdido e pierdan qualquier herençia que a ellos o a qualquier dellos perteneçiese, e yo les mando en qualquier manera salvo que esten por lo que los testamentos que yo así pongo, ficieren e mandaren facer por la manera que yo declaro en los dichos testamentos e codiçillos e postrimera voluntad [Deja al rey Enrique como patrón testimonial del hospital al obedecer a un deseo de su padre]. Con el deseo que yo savía que él tenía de facer un ospital e sacar cativos de tierra de moros e que su alteza sea patrón e defendedor contra aquellos que el contrario de lo que yo mando por el dicho mi testamento e cobdicilo quisieren façer […] (AHN, Sec. Clero, leg. 3956). 594 privilegio de 2 de Febrero de 1479, en estas tercias ubo diferentes mudanzas y por último se consignó su valor en las tercias de Torres y Loeches como se dirá en su lugar. Las demás azienda que dejó el dicho Pedro Fernández se asentó disminuida y enmaranada como se infiere del codicilo y las quentas de los años antiguos y algunas escritura y que hizo que se siguieron en el año de 1539 y los gastos de la fávrica del ospital y iglesia ornamentos de ella y demás cosas necesarias serían precisamente quantiosos y por este motivo se detubo mucho y no ai notizia cierta de quando se finalizó alguna que ai en los libros de quenta de quando s’escribieron los donados se dirá delante y por la actividad cuidado y trabajos del conbento se aumentaron algunas rentas y limosnas que sin ellas no se ubiera porficionado la fundación. Dentro de esta misma documentación se refieren otros datos que son de interés para conocer la historia del hospital. El sitio se compró en los años de 1466 y 1470, según se dice que figuraba en las escrituras, que el redactor de este informe no llegó a reproducir1373. Afirma el escrito que no hay noticia cierta de cuando se comenzaron a recibir donados en este hospital, dado que, sólo se conservan noticias de los allí hospedados en 1508 (aunque lamentablemente no cita los nombres). El primer asilado identificado data de 1522 cuando cita la donación de una huerta que colindaba con el hospital, realizada por uno de los donados, de nombre Francisco de Bobadilla. Del texto de esta donación se infiere que el hospital aun estaba en obras. Hasta el año 1590 hubo doce asilados por mandado del consejo y desde el año 1591 hasta el 1593 hubo trece y desde el año 1594 hasta el 1603 hubo catorce.1374 1373 AHN, Sec. Clero, libro 8155, f. 11. 1374 Ibidem, f. 12. 595 Sin embargo, existen discordancias entre las fuentes (entre lo dispuesto por el fundador en sus mandados y lo que relata Diego Hernández de Mendoza) en ciertas cuestiones que son: el número de los donados que se alojarían en el centro; que Diego Hernández sólo menciona hombres entre los asilados, mientras que el fundador en sus disposiciones previó también la presencia de mujeres; y la posibilidad, que relata el autor, de que los donados pudiesen recibir la eucaristía en la capilla, cosa que tampoco se menciona en las mandas de Pedro Fernández de Lorca. Para la aclaración de estas disparidades resultan de gran interés los resúmenes de otras disposiciones relativas al hospital que se incluyen en el informe de 1709 bajo el epígrafe Bullas1375. La primera aclara la cuestión de la posibilidad de recibir la eucaristía en la capilla del hospital (que ya se menciona en el Libro de armería): - Sacose un bulla del vicario franco comisario apostólico con potestas del legado alatere en todos los reinos de España, por la qual de su motu propio da licencia para que se edifique el hospital y se digan misas y demás oficios divinos y se oygan confesiones y reciban el sacramento de la Eucharistía los donados del dicho hospital y sus ministros y sirvientes en tienpo de entredicho con tal que ellos no ayan sido cassa d’él, y que los donados y sirvientes se puedan enterrar en tiempo de entredicho, algunas indulgencias para los que visiten la iglesia de Santa Catalina. Dada en Madrid 24 de Marzo de 1477 en sexto ano de pontificado de Sixto Cuarto Las siguientes disposiciones son reveladoras en los asuntos de la presencia de varones solamente entre los asilados y de la celebración de la eucaristía en el propio hospital: 1375 Ibidem, f. 14. 596 - Bula de Inocencio Octavo por la qual dispensa que las diez mujeres pobres se conmuten en honbres, y concede algunas limosnas, data en Roma a 30 de Mayo de 1489, quinto año de su pontificado - Bula de Alexandro Sexto, concede las mismas limosnas que la anterior y dispensa en algunas cosas que su fundador dejó ordenadas en razón de las alajas que havían de tener los donados en sus aposentos y el adorno de su capilla y las tres misas que se habían de decir en su capilla del monasterio se puedan decir en cualquiera, concede indulgencia plenaria a los que muriesen en el dicho hospital, y declara que el mayordomo y los sirvientes entran en el numero de los donados que a se aber en el . Roma 26 de septiembre de 1495 el año quarto de su pontificado - Sentencia del Luis Méndez prior del monasterio de San Martín para que se ejecute lo dispuesto en las bulas anteriores dada el 12 de septiembre de 1496. Además de las anteriores en este apartado se reproducen los contenidos resumidos de otras disposiciones eclesiásticas que afectan al funcionamiento del centro: Bula de Adriano Sexto para que se concede en la yglesia del hospital se pueda tener sacramentos y olio para los enfermos y que los pueda administrar el capellán. 9 de junio de 1522, primer año1376. El resto de la documentación incluida en el informe es de temática económica, sobre las diversas donaciones que sirven para el sostenimiento del asilo. La más antigua de ellas es la carta de reconocimiento de censo de Diego de Bilbao donde se da la ubicación del hospital en la parroquia de San Ginés: 1376 Ibidem, f. 15. 597 En la parroquia de San Ginés a las espaldas del dicho hospital de Santa Catalina que alinda con casas mías que hice y labré en otros suelo de los que heran del dicho hospital y de la otra parte alindan con el corral del dicho ospital los quales dichos dos suelos hacen esquina frontero de la calle de la Yleras Dada a 26 de agosto de 1588 en Madrid1377. El hospital de Santa Catalina siguió funcionando durante más de tres siglos. Si bien, la documentación que de él se conserva es escasa. En el Archivo Regional de Madrid se custodian documentos, fundamentalmente de tipo económico, sobre la entidad. Éstos son apuntes relativos a la contabilidad del hospital, dados por Bartholomé Zaragoza, su administrador y mayordomo, al padre Joseph de Santa María, prior de San Jerónimo, a comienzos del siglo XVIII. En ellos se tratan asuntos de índole financiero, lo tocante a los ingresos: - Cartas de pago de Miguel de Vilaceballos apoderado del marqués de Velazán, padre del poseedor del Mayorazgo de Gil de Castejón (Martín Nicolás de Castejón) de los réditos de un censo del Mayorazgo, pagados por el Convento de Santa Catalina de los Donados1378 - Cartas de pago, certificaciones, libramientos y recibos de los gastos de la casa. cochera, de aposento, propiedad del convento de Santa Catalina de los Donados, en la C/ del Arenal (1710-1722)1379. - Cuenta general de ingresos y gastos del Colegio y Hospital de Santa Catalina de los Donados desde enero a diciembre de 1713 (1714- 1715)1380. Otros documentos son: - La escritura de fianza y aceptación del cargo del Mayordomo del Colegio Hospital de Santa Catalina de los Donados cuyo patrono es el 1377 AHN, Sec. Clero, Leg. 3956. 1378 ARCM, Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C. 14197 - 107/2. 1379 ARCM, Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.197 - 121. A/16. 1380 ARCM, Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 127/1. 598 monasterio. Ante el prior, fray Francisco de la Concepción y los demás monjes, nombran a Pedro López de Huesca, (1715)1381. - Certificaciones con anotación del recibo al dorso, de las cantidades a pagar a la Junta de Aposento por la casa-cochera de la calle del Arenal propiedad del Colegio-hospital de Santa Catalina de los Donados (1722- 1724)1382. A lo largo del siglo XVIII el hospital continuó funcionando, Álvarez y Baena lo describe en su Compendio La piedad de Pedro Fernández de Lorca, secretario y tesorero de los Reyes don Juan el II y don Enrique IV, fundó esta casa año de 1460, para doce hombres honrados, a quien la demasiada edad quitó las fuerzas1383. En 1821 se planteó la liquidación del hospital, para lo que el administrador de entonces, Joaquín Sala, redactó una breve memoria dirigida al secretario del ayuntamiento de Madrid, en la que describe de forma resumida la fundación y cometidos del centro benéfico, el memorial se titula: Razón de la fundación del colegio de Santa Catalina de los Donados y comienza así: Se fundó por don Pedro Fernández de Lorca en el año 1466 para pobres impedidos de poder trabajar, que se hallan en una avanzada edad habiendo dejado rentas suficientes para la manutención de dichos pobres hasta el número de 21, habiendo sido gobernados tanto los hermanos pobres como el establecimiento por la extinguida comunidad de San Gerónimo de esta corte hasta en el día, como única patrona nombrada por su fundador en su último testamento de 12 de Junio de 1467. 1384 1381 ARCM, Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 138/1. 1382 ARCM, Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 140/3. 1383 Álvarez y Baena, Joseph Antonio, Op.cit., p.183. 1384 AVM, Coregimiento, Sec. 1, Leg 17, n 47. 599 El personal, en esa fecha, estaba compuesto por un rector, un médico, un mayordomo y dos criados. Sin embargo, esta institución siguió funcionando, ya que aun está recogida como tal en la descripción de hospicios de Madoz realizada veinte años después: Es un hospicio llamado hospital de Santa Catalina de los Donados, para dar acogida a doce pobres honrados, a quienes la avanzada edad prohíba ganar el sustento con su trabajo, habiéndose fundado el año de 1440 [sic] por don Pedro Fernández de Lorca1385 La conclusión más relevante de este apartado es que queda demostrado que el Libro de armería puede servir de fuente no sólo en materias tales como la biografía o la heráldica, sino también en historia social, a través del relato del comienzo y funcionamiento de una institución de caridad. También sirve como acercamiento a la historia de las mentalidades encarnada en la idea de perdurabilidad por las buenas obras, tan vigente en esta época y tan asociada a lo que se puede entender como uno de las ideas del siglo, la importancia de la fama. A través de lo expuesto en las investigaciones familiares que conforman este capítulo se ha puesto de relieve las posibilidades del Libro de armería como fuente histórica para el conocimiento de la villa de Madrid en el siglo XV. No sólo en lo tocante a datos concretos históricos o emblemáticos, sino en la visión que de ciertos personajes, todos influyentes miembros de linajes conversos, pretendía difundir el autor al relatar sus méritos en tres facetas muy apreciadas en la época: fidelidad a la corona, que al final es quien premia; religiosidad, representada por su preocupación por los pobres y por la vida eterna; e identificación con la nobleza de sangre a través de algunos de sus rasgos básicos (la idea de linaje y la adopción de emblemas heráldicos). Dentro de esta línea argumental existe otro capítulo de parecidas características, éste es el dedicado a otra familia de origen converso, el linaje de 1385 Madoz, Pacual, Madrid: Audiencia, provincia, intendencia, Madrid, 1848, p.373. 600 los Arias de Ávila. En él se destacan las mismas virtudes que en los anteriores, su fidelidad a la corona, su ennoblecimiento y sus hechos relevantes. Curiosamente, figura una anotación de otra mano que pretende remontar el origen de la familia a la época de los godos en Cantabria. Esta glosa posterior forma parte, sin duda, de los intentos de identificación de esta nueva nobleza con la nobleza antigua que se realizan a partir de la segunda mitad del XVI, a raíz del auge de la cuestión de la limpieza de sangre. 601 VII.5.3. Historia genealógica y familiar La segunda investigación que se ha llevado a cabo en ese capítulo es de carácter genealógico-familiar, y está enfocada a contrastar los datos de este tipo contenidos en el tratado, preferentemente en los periodos cercanos a su redacción. Mediante este trabajo se intentan calibrar las posibilidades que tiene el texto como fuente historiográfica en estos campos de investigación. Para su realización hemos procedido a seleccionar ciertos linajes en los que se han considerado las siguientes circunstancias: - Que el autor aportara un número significativo de datos. - Que se trate de familias e individuos representativos de los diversos grupos de los que componían la nobleza castellana de la época: la vieja nobleza, la nobleza trastamarista1386 y los linajes ascendidos por sus servicios a los Reyes Católicos. Sobre estos personajes se ha realizado una investigación comparativa de lo relatado por el autor, con los datos que aportan otras fuentes. Algunos de éstos son de sobra conocidos gracias a la historiografía, tanto a la de tipo genealógico tradicional, como la llamada actualmente historia familiar. No existe en este estudio la pretensión de realizar una investigación en profundidad sobre este segundo campo, dado que la intención básica es la verificación de la autenticidad de lo contenido en el tratado. Pero en algunos casos este estudio sí ha permitido que salgan a la luz determinados datos que pueden ser de interés para otros investigadores. De lo aportado por el autor hemos intentado hacer un mayor hincapié en algunas cuestiones en particular: 1386 Hemos tomado prestado este término al profesor Ladero, quien designa así a la nobleza que define como: Los linajes cuyo encumbramiento aunque no su origen se había producido frecuentemente a partir de 1369 mediante las oleadas de promoción nobiliaria que conoció la época trastámara y que en el nivel de la alta nobleza se tradujeron en un enorme crecimiento de los señoríos jurisdiccionales y del uso de títulos de conde, marqués y duque (Los señores de Andalucía, Cádiz, 1998, p.10). 602 - Los personajes descritos que fueron contemporáneos a la época de creación del texto, segunda mitad del XV y comienzos del XVI. - Los hechos y circunstancias que pudieran influir en la imagen que pretende dar el autor sobre estos personajes y familias. - Su diferente papel y evolución sociopolítica durante la época. Los linajes elegidos en función de las premisas anteriormente expuestas son: los Cisneros, los Padilla, los Coronel, los Cárdenas y los Manrique. Los Cisneros Hernández de Mendoza recurre en este caso al relato del linaje en función de un personaje en concreto. La intención es clara, el autor presenta al cardenal Cisneros, un “hombre hecho a sí mismo”, un ejemplo a seguir, no sólo por su vida de santidad, sino por lo que significa el encumbramiento de un miembro de la baja nobleza a las más altas cotas del poder. Todo ello en función de tres ideas que se repiten a lo largo de toda la obra, como reflejo del pensamiento del autor, y que son las que Fernández de Mendoza pretende realzar en este capítulo: el valor del linaje, el mérito personal y la lealtad a los reyes. El autor incide en significar la importancia de la antigüedad del linaje, hecho en el que no influye su riqueza: El qual procede de un antiguo linaje de Tierra de Campos, que antiguamente dezían Bardulya, en cuya generaçión syenpre ha avydo buenos cavalleros [...] ca syendo hijo de padre sabyo, no poderoso en tenporales byenes, pero rrico en tenplado y honesto bevir1387. 1387 Véase (f.128v). 603 Efectivamente, el heraldista demuestra su conocimiento en cuanto a la antigüedad de la familia de la baja nobleza castellana. El linaje Cisneros tenía su origen en Tierra de Campos, se fijó su apellido con el topónimo de Cisneros, de donde procedía la familia. El alfoz de Cisneros está en Villafila, en cuya ermita hay un sepulcro de los Cisneros1388. García Carrafa, basándose en Salazar y otros genealogistas, remonta el origen del linaje a Pelayo Fruela1389. Sus antepasados conocidos comienzan de forma documentada con Gonzalo Cisneros, caballero de la Banda en tiempo de Alfonso XI. Posteriormente tenemos noticias de Juan de Cisneros, preboste de la compañía de Santiago. Tobirio de Cisneros, caballero muerto en la batalla de Olmedo en 1445. Hijos del anterior fueron García Jiménez, que heredó el mayorazgo y Alfonso Jiménez, quien marchó a Torrelaguna, posiblemente debido a su casamiento con Marina de la Torre, vecina y propietaria en esta villa. Allí ejerció su oficio de perito en leyes y se benefició de los negocios de la familia de su esposa: viñedos, hospedería, además de participar en la administración del municipio. Después de ubicado el linaje, el Libro de armería relata de manera pormenorizada la carrera del prelado, como corresponde a un modelo a seguir. Hernández de Mendoza realiza una exposición de los avatares de Francisco Jiménez de Cisneros con bastante exactitud, desde Sigüenza a la diócesis Toledana, pasando por su entrada en la orden franciscana. Hacia 1436 nació en Torrelaguna Gonzalo Jiménez de Cisneros. Estudió en Roa y luego en Cuellar, pasando posteriormente a Salamanca. En 1456 ya era bachiller en decretos y fue testigo de la irrupción de la observancia franciscana en Castilla. Gonzalo recibió la ordenación presbiteral y consiguió el arciprestazgo de Uceda, tercer término más rico del arzobispado de Toledo y sede de donde dependía su pueblo. Esta cuestión le costó entrar en conflictos personales que le llevaron a tener problemas con el arzobispo e incluso a la cárcel en 1471. 1388 García Oro, José, El cardenal Cisneros: vida y empresas, Madrid, 1992, p. 3 . 1389 García Carrafa, Alberto y Arturo, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles, 1953 - , p.195. 604 Una vez rehabilitado y dada su relación con la familia de los Mendoza, fue nombrado capellán mayor de Sigüenza por el obispo Pedro González de Mendoza a fines de 1476. En 1484 ingresó en la orden franciscana, en un oratorio de la custodia de Toledo, abandonando sus títulos y cargos1390. Es entonces cuando tomó el nombre de Francisco. Según Gómez de Castro esta llegada al franciscanismo aconteció en San Juan de los Reyes. Según Vallejo este hecho aconteció en la Salceda, ya que San Juan no fue terminado hasta 1496. La importancia del lugar donde Francisco dio un nuevo rumbo a su vida radica en el hecho de que la Salceda fuera uno de los centros espirituales de los Mendoza con lo que su relación con la importante familia se ve así consolidada. Ya rodeado de prestigio y bien relacionado con el cardenal Mendoza, Cisneros saldría de la vida monástica el 2 de Junio de 1492 para ser confesor de la reina. Su ascenso dentro de la orden franciscana continuaba, siendo elegido provincial de Castilla en mayo de 1494. La culminación de su carrera eclesiástica llegó al ser elegido para suceder al cardenal Mendoza. Recibió la noticia estando en Madrid en el mes de marzo, cuando se disponía a partir hacia Ocaña1391. Ya desde primavera de 1494 la vida del cardenal Mendoza estaba en peligro. La sede quedó vacante en enero de 1495. Según Suárez Fernández la cuestión de la sucesión ya estaba prevista, pues el breve papal de nombramiento llevaba fecha de 21 de febrero1392. El cabildo toledano planteó graves problemas para aceptar a Cisneros, iniciándose una larga negociación plagada de incidentes entre los reyes, el propio Cisneros y el cabildo, que se desarrolló en dos ciudades: Madrid y Toledo. Por fin, fue consagrado en septiembre de 1495, pero no entró en la ciudad hasta septiembre de 1497, lo que denota la complejidad de la situación. En lo acontecido en estas fechas acaba el relato de Hernández de Mendoza sobre Cisneros y su familia. Vemos como el autor sigue la trayectoria del cardenal con fidelidad a los hechos. Este tratamiento nos permite reforzar dos ideas con respecto al propio manuscrito: primero, la realización o finalización del 1390 García Oro, José, Op. cit., p.40. 1391 Gómez de Castro, Alvar, Op. cit., f.10v. 1392 Suárez Fernández, Luis. La España de los Reyes Católicos, Madrid, 1969, p. 272. 605 tratado en el año que cita de 1496, en el que Cisneros ha sido nombrado oficialmente, pero no ha tomado ninguna medida importante en su cargo. Segundo, la relación del autor en ese momento con la zona de Madrid y Toledo, donde se desarrollaban los acontecimientos inmediatamente posteriores a la muerte del cardenal Mendoza. La cuestión que presenta mayores dudas en lo afirmado por el autor es la vinculación que se atribuye al linaje de Cisneros con el de los Mendoza1393 . Hállase ser como dixe un lynaje antigo que dizen de Çisneros. Del qual lynaje el un quartel de la generaçión del loable y muy sabyo marqués don Ýnigo Lopes de Mendoça, era de aquel1394. Esta relación, hasta el momento no comprobada, ha servido a algunos biógrafos del cardenal, como son los casos de Gómez de Castro y Quintanilla, a tomar esta cita como fuente. Si bien, está probada la buena consonancia de Cisneros con los Mendoza desde los inicios de su carrera, no hay ninguna evidencia de parentesco. Sin embargo, esta declaración se puede leer dentro de la relación del grupo familiar, en el sentido lato, que se daba en los grandes linajes de la Castilla medieval. Es posible que la familia Cisneros tuviera algún grado de parentesco lejano con los Mendoza, no en lo relativo a su origen, pues los primeros lo tienen en Tierra de Campos y los segundos en tierras Vascongadas, pero su traslado a la zona próxima a Guadalajara, terreno de dominio de los Mendoza y el ascenso de Cisneros tutelado por el cardenal Mendoza dejan entrever este posible vínculo. Fuera o no cierta esta relación familiar, la visión que presenta Hernández de Mendoza es significativa de lo notoria que era la unión entre ambas familias ante la sociedad de la Castilla bajomedieval. 1393 Véase (f.129r). 1394 Libro de armería, f.129. 606 Gonzalo Cisneros (tiempos de Alfonso XI) Juan Cisneros (preboste de la Compañía de Santiago) Toribio Cisneros (m. 1445) Juan Jiménez de Cisneros García Jiménez de Cisneros Alfonso Jiménez de Cisneros & Marina de la Torre Gonzalo Jiménez de Cisneros (Francisco Jiménez de Cisneros, Arzobispo de Toledo) (1436-1517) Juan Bernardina CISNEROS (1300-1500 aprox.) 607 608 Los Cárdenas Esta familia es presentada en la obra como ejemplo de fidelidad a la corona. Pero el autor no deja de recalcar la novedad de la relevancia del linaje, en contraposición con los de la vieja nobleza: los Manrique o los Mendoza, entre otros. En este lynaje no de grand tienpo acá ha avydo maravillosos onbres1395. La crítica velada hacia algunos linajes pertenecientes a la nueva nobleza se puede ver también en otras partes del tratado, caso del comienzo del capítulo dedicado a los Velasco: Son por agora los de Velasco grandes sennores por aquel rrey don Enrrique, padre del rrey don Johan el segundo dyo a Pero Hernández de Velasco gran patrymonio1396 El origen del linaje de los Cárdenas no está muy claro, para algunos autores que los relacionan con Lope Díaz de Haro, noveno señor de Vizcaya, se podría hallar en esta tierra. Sin embargo, lo que sí parece comprobado es su ligazón con el lugar de Cárdenas en La Rioja. El primer miembro de la familia del que se tiene constancia es Sancho López de Cárdenas, señor de la villa de Cárdenas en Logroño1397. La relevancia de la familia, como dice el autor, no era muy antigua, se alargaba en el tiempo hasta don Garcilópez comendador mayor de León de la orden de Santiago y comendador de Caravaca, señor de Cervera y Casablanca. Éste contrajo matrimonio con María García Osorio, hija de Garci Álvarez de 1395 Ibidem., f. 203. 1396 Ibidem., f. 91. 1397 García Carrafa, Alberto y Arturo, Op. cit., t. XXIII, p.108. 609 Osorio1398. Su figura era recordada con admiración hasta mucho después de su muerte, Fernández de Oviedo realizó un comentario elogioso de él en sus Batallas y Quincuagenas dice que: Governó como prudente e gentil cavallero todo el tiempo que estuvo a su cargo1399. Muerto don Garcilópez, fue su hijo Alonso quien adquirió relevancia, desempeñando un papel vital en la política de su tiempo y siendo el último maestre de la orden Militar de Santiago. Don Alonso heredó el cargo de su padre en la orden y lo desempeñó durante veinte años, se casó con Leonor de Luna, prima de don Álvaro1400. Fue capitán general de Córdoba y Sevilla. Durante la época de los dos maestres ocupó el Maestrazgo de Abajo, mientras que don Rodrigo Manrique hacía lo propio con el del Norte. Según cuenta Rades: Los Reyes Católicos después de haber impedido su nombramiento en 1474 le premian con el maestrazgo renunciando a la administración de la orden en 14771401. Don Alonso tuvo un papel destacado en la guerra de Granada y figuró como confirmante en la rendición de la ciudad. Se le concedió el título de señor de Gérgal y Bacares en 1492. Según cuentan Bernáldez1402 y Fernández de Oviedo, el maestre murió en Llerena en 1493 en julio, a la edad de setenta años, este último dice: En el año siguiente a que se acabó la conquista de aquel rreyno (Granada) muryó este glorioso maestre año de 1493 1398 Ibidem., p.121. 1399 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas y Quincuagenas, Salamanca: Diputación, 1989, p. 21 1400 Martínez San Pedro, María de los Desamparados y García Pardo, Manuela “La familia Cárdenas y la orden de Santiago”, en Las órdenes militares en la Península Ibérica Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, p.740. 1401 Rades y Andrada, Francisco de, Fray, Crónica de la orden de Calatrava, Toledo, 1572, p. 69 1402 Bernáldez, Andrés, cura de los Palacios, Memorias del reinado de los Reyes Católicos, Madrid, 1963, p. 83. 610 Tuvo el maestre dos hijas, la una legítima, e la otra bastarda. La ligítima llamada doña Cárdenas que fue muger de don Pedro Portocarrero, señor de Moguer. E la otra se llamó Leonor de Cárdenas, que casó con don Juan Urraco Guzmán, hijo del duque de Medina Sidonia1403. Curiosamente, su figura, aunque de gran importancia en la política de su tiempo, el maestre no merece sino unas pocas líneas en el Libro de armería: E subçedió en la encomienda mayor don Alonso, su hijo, que después fue maestre de Santiago El miembro de la familia que es protagonista de una semblanza de contenido más amplio es Gutierre de Cárdenas, primo del anterior. Gutierre fue hijo de Rodrigo de Cárdenas, así reza en la inscripción de su sepultura en la iglesia de san Pedro de Ocaña: Aquí yace el muy magnífico señor don Rodrigo de Cárdenas comendador de Alpagés, padre del muy ilustre señor don Gutierre de Cárdenas comendador mayor de León, falleció año 1450 1404. Gutierre fue el séptimo señor de la casa de Cárdenas, señor de Maqueda y Torrijos, comendador mayor de León, alcalde mayor de Toledo, maestresala de la Infanta, y luego reina doña Isabel, en cuyo casamiento fue uno de los negociadores. Posteriormente fue ascendiendo y obteniendo cargos, la reina le nombró su contador mayor de Castilla, mayordomo mayor de los príncipes Felipe y Juana y del consejo de los reyes. Tuvo también unos importantes dominios territoriales dentro de los dominios regios con la alcaldía de las fortalezas de la Mota, Carmona, Chinchilla, Sax y los Alcázares de Almería 1405. Su fidelidad a la 1403 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas …, p.18. 1404 Inscripciones sepulcrales, RAH 9/329, f. 182 v. 1405 García Carrafa, Arturo y Alberto, Op. cit., T XXIII, p.108. 611 corona se demostró también en su participación en las guerras de Portugal y de Granada, donde conquistó la plaza de Baza. Don Gutierre se casó con Teresa Enríquez, hija natural de Alonso Enríquez y doña María de Alvarado y Villagrán, con quien fundó el 8 de febrero de 1503 el mayorazgo de Maqueda, Torrijos, San Silvestre y otros lugares, con la condición de que su titular llevase en la derecha las armas de los Cárdenas1406. El 13 de mayo de 1498 redactó su testamento en Alcalá de Henares y murió en 15051407 . Hernández de Mendoza habla de Gutierre de manera amplia en dos capítulos, en el del propio linaje Cárdenas y en el de los Chacón. De él refiere elogiosamente sus cargos, su casamiento y destaca su privanza con los reyes: (Juan Chacón) E este tovo una hermana que casó con Rodygo de Cárdenas, que ovo un hijo que se llamó Gutierre de Cárdenas que privo mucho con los ya dichos rrey y rreyna e fue contador mayor y comendador mayor de León, y casó con hija del almirante don Alonso Enrriques1408 E un su primo que llama Gutierre de Cárdenas por su valor privó tanto con los rreyes nuestros sennores, don Hernando y dona Ysabel, que es uno de los mayores sennores del rreyno. Y es comendador mayor de León e contador mayor del rrey, casó con hija bastarda el almirante don Alonso Enrriques1409. Del capítulo dedicado a los Cárdenas, además de la fidelidad de los datos, se pueden extraer dos ideas: la primera, la declaración de que este linaje no pertenece a la nobleza antigua de Castilla y que su ascenso es relativamente 1406 Salazar y Castro, Luis de Declaración hecha sobre la compatibilidad y unión de mayorazgos, armas y apellidos en estos Reynos de España, Madrid, 1955, p.4. 1407 Martínez San Pedro, María de los Desamparados y García Pardo, Manuela, Op. cit., p. 750. 1408 Libro de armería, f. 155v 1409 Ibidem, f. 203 612 reciente, por lo que carece del prestigio de otros (los Mendoza, los Guzmán, los Manrique o los Guevara). La segunda es la inclinación del autor por una figura en especial dentro de los miembros de esta familia, la de don Gutierre de Cárdenas, frente a su primo don Alonso. Esta preferencia fue probablemente debida a lo que el autor considera la otra forma de prestigio, se trata de la cercanía de don Gutierre a la corona, y la estima que merecen todos los nobles que siguen con fidelidad la causa de los reyes. Según vamos viendo el Libro de armería se puede interpretar como un instrumento de la propaganda regia, el favor de los reyes legitima a las personas y a los linajes, aunque éstos no tengan la notoriedad que significa el rancio abolengo1410. 1410 Esta fidelidad recompensada tiene demostración en el campo de la heráldica, pues la rama de los duques de Maqueda, acrecienta las armas de linaje con una bordura de gules con ocho veneras de oro y ocho eses del mismo metal alternadas, que fue concedida como merced por los Reyes Católicos a Gutierre de Cárdenas. 613 614 CÁRDENAS (1400-1500 aprox.) Sancho López de Cárdenas Rodrigo de Cárdenas & Dña. Chacón (comendador de Alpagés) Garcilópez de Cárdenas & María García Osorio (comendador de León) Garcí Alvarez Osorio Alonso de Cárdenas & Leonor de Luna (maestre de Santiago) Dña. Cárdenas & Pedro Portocarrero Juan Urraco Guzmán & Leonor de Cárdenas Teresa Enríquez & Gutierre de Cárdenas (señor de Maqueda) Alonso Enríquez - María Alvarado (almirante de Castilla) 615 616 Los Señor o Coronel La visión que el autor tiene de esta familia es también elogiosa e, igualmente, utiliza su semblanza para resaltar otra vez la figura de los reyes. Los Coronel son una muestra de la magnanimidad de los monarcas que ennoblecen a quien por méritos lo merece, que en este caso fueron el buen hacer a la corona y la conversión a la verdadera fe. Por tanto, debido a la religión y a la grandeza de los reyes estos dos judíos se hacen dignos de continuar el antiguo linaje de los Coronel El hecho que relata Hernández de Mendoza en este capítulo tuvo sin duda una gran repercusión en toda Castilla. La conversión de Abraham Senior que pasó a llamarse Fernando Pérez Coronel y de su yerno Rabí Mayr Melamed que pasó a ser Fernando Núñez Coronel. Los dos personajes eran destacados miembros de la comunidad hebrea en Castilla, como demuestra que Abraham Senior fuera repuesto una vez en su jurisdicción de rabino mayor de las aljamas de Burgos a petición de los propios judíos1411. Ambos tenían además un papel relevante en la recaudación de impuestos. El primero era arrendador de la hacienda real en Olmedo, Toledo, Jerez y señoríos del arzobispado de Toledo en 1481 y del Maestrazgo de Calatrava en 1491. El segundo desempeñaba esta tarea en Segovia, Zamora, Toro y Tordesillas, teniendo arrendado en 1491, entre otros, el servicio y montazgo de Toledo, además de ostentar el cargo de regidor de Segovia1412. Abraham se inició al servicio a la corona con Enrique IV, luego pasó al bando del infante Alfonso y posteriormente al de su hermana. En 1487 era tesorero de la Santa Hermandad, ayudado por su yerno, también era arrendador de impuestos y rabino mayor de las aljamas de Castilla. Según Suárez Fernández 1411 Luis Suárez Fernández, Op. cit., p.241. 1412 Ladero Quesada, Miguel Angel. El siglo XV en Castilla: fuentes de renta y política fiscal, p. 89. 617 cuando se presentó la cuestión de la expulsión de los no conversos Abraham intentó por todos los medios a su alcance evitar la salida a la luz del edicto1413. Cuando la promulgación del decreto de expulsión fue un hecho inevitable, el 31 de mayo de 1492, se produjeron sonadas conversiones de miembros de la comunidad hebrea, especialmente los ligados a la corona, hecho que ésta impulsó para potenciar con el ejemplo la conversión de los demás judíos. El cardenal Mendoza apadrinó el bautismo de su médico Rabí Abraham y los propios reyes apadrinaron al rabino mayor Abraham Senior, a su yerno y otros parientes, en una ceremonia celebrada con gran pompa en Guadalupe, el 15 de junio1414, recibiendo el apellido de Coronel1415. Las conversiones fueron debidamente recompensadas por los monarcas, ya que poco después de bautizarse Abraham era nombrado contador mayor del príncipe Juan y del consejo de los reyes. Estos personajes fueron ejemplo de bautismo de última hora. Abraham debió de entrar en el catolicismo muy mayor, cerca de los ochenta años y su yerno tendría veinticinco o treinta menos. Todavía vivía en noviembre de 1492, pero ya había fallecido en marzo de 14931416. Los reyes, además, propiciaron el encumbramiento de la familia dentro de las elites locales en el ayuntamiento de Segovia. Una vez dentro de la fe católica y ennoblecida, la familia prosigue con su política de afianzamiento en la aristocracia castellana creando una genealogía supuesta que la enlaza con el famoso Alfonso Fernández Coronel de la época de Alfonso XI1417. Sin embargo, su gloria fue efímera debido al apoyo dado por el hijo de Meyr, Íñigo López Coronel a su yerno Juan Bravo, durante la guerra de las Comunidades. Aun así siguieron siendo parte de los grupos dirigentes segovianos e, incluso, Luis y Antonio Núñez Coronel sirvieron al emperador1418. 1413 Documentos acerca de la expulsión de los judíos, Valladolid, 1964, cit. por Domínguez Ortíz, Antonio, Los judeoconversos en España y América, Madrid, 1971, p. 49. 1414 Este acontecimiento aparece relatado en el Cronicón de Valladolid, p. 195, cit. por Luis Suárez Fernández, Op. cit., p. 254. 1415 Domínguez Ortíz, Antonio, Op. cit., p. 40. 1416 Rabade Obradó, María del Pilar, Los judeoconversos en la corte y en la época de los Reyes Católicos, Madrid, 1990, p. 591. 1417 Ibidem, p. 532. 1418 Ibidem, p. 530. 618 Como afirmábamos anteriormente, lo que el autor destaca de estos personajes no son tanto el origen y las relaciones de parentesco de la familia como el hecho de la conversión: Ay agora otros Coroneles nuevamente, lo qual fue desta manera. Los rreyes nuestros sennores don Hernando y dona Ysabel, en el anno del Sennor de IUCCCCXCIII annos, mandaron sallyr de todos sus rreynos todos los judíos, y avýa en Segovya dos judios muy famosos y muy rriquísymos. Al uno dezían don Abrahan Sennyor y al otro Raby Mayr, los quales a rruego de los sennores rreyes, se tornaron christianos y el rrey les dixo que por quanto este lynaje de los Coroneles hera y perdido, que lo tomasen y asý se hizo1419 En el contenido del capítulo dedicado a estas personas no importan los datos de relaciones de parentesco o hechos históricos, sino la apreciación de otros matices de la obra que puedan ser útiles al investigador. Véase en el texto del tratado la incidencia pública de estas conversiones y la opinión que personas como Hernández de Mendoza tienen de ella, donde la fidelidad a los reyes prima sobre la opinión que tenía sobre los judíos. También es interesante apreciar cómo Mendoza niega toda relación de parentesco entre los dos conversos y el antiguo linaje de los Coronel, que luego sí se lleva a cabo en nobiliarios posteriores, como el de Gómez de Haro. Esta omisión puede tener dos causas. Una es la cercanía en el tiempo de los hechos relatados con respecto a la redacción del texto, lo que hacía imposible enmascarar la realidad familiar. Otra razón puede ser un prejuicio aristocrático del escritor que, aunque ve con buenos ojos el hecho de la conversión, se resistía a identificar a conversos con la nobleza de sangre castellana. 1419 Libro de armería, f. 226 v. 619 Los Padilla Hernández de Mendoza ofrece en el capítulo dedicado a esta familia una de las reseñas con más variedad de nombres, fechas y otros datos, de entre los que se incluyen en su tratado. Lo significativo de este capítulo es la especial atención que el autor dedica a la relación de este linaje con la Orden de Calatrava, que comienza con la afirmación: “An de mucho tiempo acá, tenydo grand parte en la casa de Calatrava”. A esta aseveración sigue la relación de nombres de miembros de la familia con sus cargos en la orden. Por lo tanto, la obra puede ser una buena ayuda para el estudio de este linaje y su relación con la Orden de Calatrava. Desde ese enfoque, realizaremos un breve acercamiento a la familia en este apartado1420. El solar de este linaje estuvo, según Argote de Molina, en la villa de Padiella de Yuso, en la merindad de Castrojeriz1421. Según García de Salazar los Padilla tuvieron su origen en otra localidad llamada Padilla, situada cerca de Melgar de Campo1422. Sin embargo, otros genealogistas más actuales, caso de los hermanos García Carrafa, consideran más fiable Padiella como el lugar de procedencia de la familia1423. Argote aporta las primeras noticias sobre ellos y las sitúa en 1033, año en el que un tal Diego Núñez de Padilla aparece como confirmante en un privilegio de Sancho el Mayor a la iglesia de Oña1424. Cita a Nuño de Padilla como donante y fundador del monasterio de San Miguel, en Villa Mayor, en 1166. Según cuenta García de Salazar el primer momento de notoriedad de este linaje se dió con Juan Ferrández de Padilla, padre de María de Padilla, en el tiempo del rey don Pedro, cuyos hijos ocuparon los maestrazgos de Calatrava y de Santiago respectivamente1425. 1420 Para ampliar más véase Valverde Ogallar, Pedro, “Los manuscritos de armerías como fuente para el estudio de las órdenes militares”, en Las órdenes militares en la península Ibérica, Cuenca, 2000, pp. 1339-1356. 1421 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., p. 333. 1422 García de Salazar, Lope, Las bienandanzas y fortunas, Bilbao, 1967, libro XX, f. 21. 1423 García Carrafa, Alberto y Arturo, Op. cit., p.71. 1424 Argote de Molina, Op. cit., p. 334. 1425 Garcia de Salazar, Lope, Op. cit., libro XX, f. 21. 620 A partir de entonces, la casa de Padilla estuvo estrechamente ligada a Calatrava, llegando a desempeñar durante los siglos XV y XVI un papel fundamental en todos los acontecimientos relacionados con esta institución. Desde los cargos que ocuparon tuvieron importantes actuaciones en el discurrir de la orden, cuyo punto culminante representaron las negociaciones para la asunción de su administración por parte de la corona. Por tanto, se puede seguir la trayectoria de la propia orden a través de las actuaciones de los componentes de este linaje. El capítulo dedicado a este linaje por Hernández de Mendoza, así como, los Girón, los Guzmán o el duque de Villahermosa, ofrece unas amplias posibilidades para los investigadores que se dediquen a la historia de las órdenes militares. Presenta el autor a diferentes miembros de la familia: Juan de Padilla, su hijo Pero López de Padilla, Hernando de Padilla, maestre de Calatrava y Gutierre de Padilla, clavero. Aunque éstos no son los únicos miembros de la familia que tuvieron cargos y títulos importantes en su época. Los Padilla ostentaron en más de una ocasión el maestrazgo de Calatrava. El maestre es la máxima autoridad de la orden en lo temporal y en lo espiritual1426. Corchado, en su relación de los treinta maestres, que va desde 1169 a 1487, presenta el primer maestre de la familia en 1315, Garcilópez de Padilla, que desempeñó el cargo de clavero desde 1296 y de maestre desde 1315, siendo el número diecisiete de los de la orden1427. El segundo maestre de la familia fue Diego García de Padilla, citado anteriormente. Este interesante personaje fue hermano de María de Padilla, favorita de Pedro I; contó con una fuerte oposición interna, debido a que su nombramiento fue promovido por el rey en un intento de dominar la orden. Su maestrazgo duró de 1355 a 1365, siendo muerto por orden real cuando se pasó al bando de los Trastámara1428. 1426 Rades y Andrada, Francisco de, Op. cit., c.VIII. 1427 Corchado Soriano, Manuel, Estudio histórico-económico-jurídico del Campo de Calatrava, Ciudad Real, 1984,p.34. 1428 Solano, Emma. La orden de Calatrava en el siglo XV, Sevilla, 1978, p.60, 621 Don Fernando de Padilla era hijo del señor de Calatañazor, Pedro López de Padilla y de Leonor Sarmiento. Fue el maestre vigésimo sexto, y antes había desempeñado el cargo de clavero. Su nombramiento entró en conflicto con la política del rey Juan II 1429, que propugnaba la elección de Alonso de Aragón, bastardo de Juan II de Aragón 1430. Esta situación también aparece relatada en el Libro de armería, en el capítulo dedicado al de Villahermosa. A poco de comenzar las hostilidades por el maestrazgo un desgraciado accidente acabó con la vida de don Fernando en 1443. Rades relata así este acontecimiento: El electo andava visitando sus estancias y un criado suyo, tirando un mandrón al real, dio a su señor en la cabeza y le hirió de tal manera que dentro de quatro días murió, a 22 de Junio del año de 1443, aviendo tres meses que él avía sido electo1431. El último maestre antes de su incorporación a la corona es otro miembro de la familia, Garci López de Padilla, segundo de este nombre, hermano de Fernando de Padilla. Fue antes clavero y ocupó el maestrazgo en 1482 a raíz de muerte en Loja del maestre Rodrigo Téllez Girón1432, acontecimiento que también recoge Hernández de Mendoza1433. Negoció con los Reyes Católicos la renuncia de la orden a elegir sus maestres, tras su muerte acaecida en 1487 pasó a ser administrada por los reyes1434. Además del maestrazgo, los Padilla ostentaron otros cargos de importancia dentro de la orden, la Encomienda Mayor y la Encomienda de la Clavería. La Encomienda Mayor es la segunda dignidad de la orden y se proveía por votación en el capítulo general presidido por el maestre1435. El primer 1429 Gutton, Francis, La orden de Calatrava, Madrid, 1954, p. 124, 1430 Véanse (f. 72r a f. 74v). 1431 Rades y Andrada, Francisco de, Op. cit., c. 71. 1432 Gutton, Francis, Op. cit., p.83. 1433 Véase (f.175). 1434 Corchado Soriano, Manuel, Op. cit., p. 35. 1435 Solano, Emma, Op. cit., p.140. 622 comendador mayor de la familia Padilla fue Pedro García de Padilla, bajo el maestrazgo de Garci López de Padilla. De 1497 a 1515 fue comendador mayor el anteriormente citado Gutierre de Padilla, elegido en el capítulo de Alcalá. Galíndez de Carvajal habla de este capítulo del que dice: “Dieron la encomienda mayor de Calatrava a don Gutierre de Padilla que era clavero y la clavería a don Alonso de Silva hermano del conde de Çifuentes”1436. A su muerte dejó en su testamento un generoso legado para hospitales, con el que se construyó el Convento de Religiosas Calatravas de la Asunción de Almagro1437. Durante el siglo XVI ocupan este cargo otros miembros de la familia que ya no aparecen en el texto. De 1523 a 1542 lo fue García de Padilla, sobrino de Gutierre de Padilla, terminándose con su legado el Convento de Almagro. El siguiente cargo en importancia era la Encomienda de la Clavería. Aparte de otros cometidos, el clavero era el encargado de la guardia y custodia del castillo de Calatrava y, en ausencia del comendador mayor, debía asumir sus funciones1438. Este cargo también fue ocupado por miembros de la familia Padilla, Fernando de Padilla, ya citado, fue clavero hasta 1443 bajo el maestrazgo de Luis González de Guzmán, al que ayudó en su lucha contra el comendador mayor Juan Ramírez de Guzmán, a quien prendió en 1442 en el transcurso del famoso encuentro de Barajas 1439. Garci López de Padilla fue también clavero con el maestre Rodrigo Téllez Girón, de 1466 a 1482, iniciando en esta época la fidelidad de la familia a la reina Isabel, que continuó durante su maestrazgo1440. Gutierre de Padilla fue clavero hasta 1497, año en que fue elegido comendador mayor1441, antes fue comendador de Malagón. Al ser elegido comendador mayor la Clavería pasó a Alonso de Silva. Otro puesto que estuvo a cargo de miembros de la familia fue la encomienda de Valdepeñas, muy importante dentro de la Orden. Bajo el 1436 Galíndez de Carvajal, Lorenzo, Memorial o Registro breve de los Reyes Católicos, Segovia, 1992, año XCVII. 1437 Corchado Soriano, Manuel, Op. cit., p. 63. 1438 Solano, Emma, Op. cit., p. 140. 1439 Rades y Andrada, Francisco de, Op. cit., c. 69. 1440 Gutton, Francis, Op. cit., p. 81. 1441 Rades y Andrada, Francisco de, Op. cit., c.83. 623 maestrazgo de Pedro Girón, la ocupó Diego López de Padilla. En 1556 su titular era Jerónimo de Padilla y en 1563, Antonio de Padilla1442. Los personajes y acontecimientos citados por Diego Hernández de Mendoza en el capítulo de la familia de los Padilla se corresponden en gran medida con la realidad histórica de un linaje poco estudiado. El hecho de mencionar a Gutierre de Padilla ocupando aun la encomienda de la Clavería, reafirma la teoría de que la obra fue escrita antes de 1497, año en que abandona esta encomienda en manos de Alonso de Silva para asumir la encomienda Mayor. El único error que comete el autor es el de asignar a Gutierre de Padilla un parentesco de manera equívoca, pues por un lado le nombra como sobrino de Fernando de Padilla, lo cual es cierto, mientras que por otro le asigna el grado de hijo de Gutierre de Padilla, quien en realidad fue tío suyo, en tanto que él era hijo de Sancho de Padilla. El tratamiento que el autor da a la familia está siempre relatado en un tono elogioso. Hernández de Mendoza presenta un esquema de contenidos que luego será clásico en los nobiliarios: relata el origen del linaje, cita a sus ancestros más famosos, cuenta el comportamiento loable y la notoriedad de sus miembros dentro de la Orden de Calatrava y cita a sus contemporáneos. En este apartado además de realizar la comprobación de la veracidad de lo enunciado por Diego Hernández de Mendoza con respecto a la familia, hemos querido mostrar de que manera la literatura heráldico-genealógica puede servir en otros campos de la investigación histórica como es la investigación sobre órdenes militares, no sólo en lo tocante a hechos, sino también en lo que respecta a desvelar la imagen que los miembros de ellas tenían dentro de la sociedad de su época. 1442 Corchado Soriano, Manuel, Op. cit., p. 409 624 PADILLA (1300-1500 aprox.) Garci López de Padilla (maestre en 1315) Diego García de Padilla (maestre de 1355 a 1366) Pero Ruiz Sarmiento Pedro López de Padilla & Leonor Sarmiento (señor de Calatañazor y Coruña) Garcilópez de Padilla (maestre 1482-1489) Diego López de Padilla Gutierre López de Padilla Sancho de Padilla & Blanca Coello (m. 1463) Juan de Padilla & Mencía Manrique de Lara (señor de Calatañazor y delantado de Castilla) Dña. Padilla & Juan Guzmán el Viejo María de Padilla Pero López de Padilla (mariscal) Diego López de Padilla (comendador de Valdepeñas) Gutierre de Padilla (comendador mayor) (m. 1515) Pero López de Padilla (señor de Rioverna) Vasco de Guzmán 625 626 Los Manrique En el capítulo de los Manrique el Libro de armería aborda uno de los más famosos linajes de la historia de la Castilla bajomedieval. Esta familia tuvo su origen en una rama colateral de la casa de Lara, también citada en el tratado1443. El linaje experimentó un significativo ascenso con la subida al poder de Enrique II, siendo uno de los grupos familiares más influyentes de la época1444. Su fama ha llegado a ser universal gracias a Jorge Manrique, autor de las Coplas a la muerte de su padre, el maestre Rodrigo Manrique, donde aparte de su calidad literaria, realiza un verdadero análisis sociopolítico de su época. El capítulo dedicado a los Manrique es revelador desde sus inicios. Comienza con una disculpa del autor por no haber hablado antes de ellos: Y aun quiero suplicar a los sennores deste linaje y a los otros grandes que se dirán, que no me culpen diziendo tocar en synpleza por aver dicho de los otros lynajes muy menores que los suyos ante que dellos. Lo qual lo hize no avyendo rrespectos a sus mereçimientos salvo por no rrodear my camyno1445. Esta justificación de la ubicación del capítulo dentro del tratado ofrece una idea de la importancia de los Manrique en la Castilla de fines del XV, y del agravio que podía suponer para una familia el que su linaje fuera pospuesto a otros de menor abolengo y fama dentro de un armorial. El texto prosigue con el esquema habitual de contenidos de esta obra. Habla de un origen remoto en las montañas de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, luego su afán por remontar los comienzos de los linajes importantes le hace caer en las exageraciones típicas de los cronicones y genealogías que se dan en los siglos XVI 1443 Véase (f.82r). 1444 Sobre el papel social de los miembros de los grupos familiares de la nobleza véase Beceiro Pita, Isabel, Parentesco, poder y mentalidad, Madrid, 1990. 1445 Libro de armería, f. 95v. 627 y XVII, al contar dos historias fantásticas sobre el nacimiento de la familia1446. La de origen que podríamos llamar etimológico, enlaza Manrique con man rich u hombre rico, tiene visos de lógica y, la segunda, relativa al espíritu sobrenatural que se encarna en una mujer es muy interesante desde el punto de vista antropológico. Dado que referir el origen de la familia a partir de un ser sobrenatural es una cuestión presente en el folklore europeo a través de leyendas (la del origen de los señores de Vizcaya, la del hada Melusina o la también referida en el Libro de armería sobre los Mariños). Aparte los relatos legendarios, el origen histórico que da el autor a esta familia comienza con el conde don Manrique, quien tuvo a su custodia al infante don Alonso, y que sirve para justificar su relación con el linaje de Lara. Es interesante la referencia a la bifurcación del linaje y su incidencia en las distintas armas de los de Castañeda y los Aguilar, representados por el adelantado Pedro Manrique y sus hijos don Rodrigo, don Gómez y sus hermanos; citando posteriormente a sus nietos, el conde don Pedro de Paredes, el conde de Treviño, y don Jorge. Se aprecia aquí la relación establecida en la mentalidad de la época entre linaje, casa y armas. El autor utiliza las armas como el medio de significar el comienzo de una nueva rama de este linaje, la cual será titular de otra casa nobiliaria por lo que adopta otras armerías diferentes de las primitivas del tronco familiar. En cuanto a la verificación histórica de la vida y hechos de estos personajes, sin duda alguna la primera fuente es Salazar y Castro, en su Genealogía de la Casa de Lara. En ella aparece el primer Manrique de Lara a principios del XII, relacionado con los míticos infantes de Lara. En realidad, como afirma Rosa María Montero, el linaje se inició en la segunda mitad del siglo XII con Rodrigo Pérez Manrique, nieto del conde. Éste era hijo de Pedro Manrique vizconde de Narbona y señor de Molina, con él se inicia el ascenso de esta rama familiar de los Lara. Sobre ese origen dice Salazar: 1446 Véanse (f. 96v a f.98r). 628 La casa de Lara conservó en cada línea suya el mismo poder y la misma autoridad que tuvo en la primera1447. La casa de Lara procedía de los condes soberanos de Castilla y por ellos de la Casa Real de los godos, que es quanto origen pudiera apetecer la ambición de sus mismos individuos, y pasaremos a observar por excelencia suya, que no sólo los señores de la casa conservan sucesivo el grado de ricos hombres de sangre, pero aun le dilataron a sus segundos, de forma que aquella clase de rica hombría que oy debe corresponder a la primera de la grandeza, se halla a un tiempo no sólo en los hijos de los señores antiguos de Lara y Molina y luego en los de Lara separados, sino así también en los Manriques1448. Durante el siglo XIII y la mayor parte del XIV la importancia del linaje creció poco a poco y se mantuvo en su línea principal representada por los señores de Amusco1449. La separación definitiva del tronco viene con Garci Fernández Manrique en 1382, comenzando de hecho como linaje independiente. De esta rama principal se desgaja la rama de los señores de Isar fundada por Garci Fernández cuyo hijo homónimo será conde de Castañeda, los que después serán condes de Aguilar1450. En los señores de Amusco seguirá la rama principal cuyo personaje más notable fue Pedro Manrique adelantado de León. Luego ésta seguirá en los condes de Treviño y duques de Nájera e irá dando lugar a otras, caso de la de los condes de Paredes, los señores de Ezcaray y Villazopeque y los señores de Amayuelas1451. Hijos de Garci Fernández fueron Rodrigo Manrique, Diego Gómez Manrique, adelantado de Castilla y Pedro Manrique, adelantado de León. En esta 1447 Salazar y Castro, Luis, Historia genealógica de la casa de Lara, Madrid, 1697, v.II, p.3. 1448 Ibidem., v.II, p.356. 1449 Montero Tejada, Rosa María, Nobleza y sociedad en Castilla: el linaje Manrique (S. XIV- XVI), Madrid, 1996, p. 23. 1450 Genealogía de los condes de Paredes, RAH, D-25, f.35. 1451 Montero Tejada, Rosa María, Op. cit., p. 24. 629 época la familia comienza a beneficiarse de las mercedes reales con el otorgamiento de las villas de Treviño, Villoslada, Lumbreras y Ortigosa. Diego Gómez, que ocupó el cargo de repostero con Juan I, tuvo dos hijos, doña Manrique y don Pedro. Don Pedro prosigue la línea principal de la familia, nació en 1381, fue adelantado de Castilla, casó con doña Leonor de Castilla de la que tuvo quince hijos1452. Fue protagonista de la turbulenta política de la época, llamando la atención por su original fuga de la fortaleza de Fuentidueña el 20 de agosto de 1438, de la que salió con su mujer y dos hijas por una ventana con ayuda de sogas1453. El mayor de sus hijos fue don Diego, conde de Treviño y adelantado de León, nacido alrededor de 1409 y muerto en 1458. Su hijo Diego fue también conde de Treviño, adelantado de León y, posteriormente, duque de Nájera, vivió hasta 1515. Se trata del mencionado en el Libro de armería como conde de Treviño. Otro de los hijos de don Pedro fue don Gómez. Éste singular personaje encarnó el espíritu turbulento de su tiempo, como de él se dijo fue: “denodado banderizo y célebre poeta”1454 . Pero, sin duda, el más famoso fue don Rodrigo Manrique, primer conde de Paredes, condestable de Castilla y maestre de Santiago, nacido en 1406 y muerto en 1476. Según cuenta Galíndez de Carvajal: Falleció este año día de San Martín en Ocanna a once de Noviembre don Rodrigo Manrique, conde de Paredes, maestre de Santiago. Está sepultado en el convento de Uclés1455. De su azarosa vida hay sobradas noticias, pero baste con la mención que hace Salazar y Castro referida en su epitafio, el cual rezaba: “Aquí yace muerto un hombre que vivo dejó su nombre “1456. 1452 Entrambasaguas, Joaquín de, Los Manriques, Zaragoza, 1952, p.6. 1453 Carrillo de Huete, Pedro, Crónica del halconero de Juan II, Madrid, 1946, p. 254. 1454 Manrique, Jorge, Cancionero, Madrid, 1971, p. 10. 1455 Galíndez de Carvajal, Lorenzo, Op. cit., año LXXVI. 630 Esta definición es sobradamente explicativa de la importancia dada por el propio personaje a la idea de la fama, según también queda patente en las coplas de su hijo Jorge. El maestre casó dos veces, una con Mencía de Figueroa y otra con Elvira de Castañeda. Tuvo nueve hijos, de los que destacaron el famoso poeta y su primogénito Pedro, segundo conde de Paredes, que murió en 1481. Le sucedió su hijo Rodrigo, tercer conde de Paredes, quien es ya nombrado como conde en 1482 en un privilegio de la reina Isabel, librado en Medina del Campo1457. Murió en 1536. El autor menciona a estos personajes aunque sin excesivo detenimiento y finaliza de forma elogiosa la enumeración de los famosos componentes de la familia, para no incurrir en otro posible agravio a los Manrique: Será muy largo de contar sy me ovyese de detener en esplicar por menudo la notable gente deste lynaje1458 Tampoco en este trabajo hace al caso realizar un relato de los acontecimientos históricos de los que fueron protagonistas los Manrique, lo cual sería demasiado extenso y no es nuestro objetivo. Las cuestiones que nos interesan son las siguientes. En primer lugar, la comparación de los datos ofrecidos en este capítulo con la realidad, siendo aquellos bastante fiables aunque enumerados de manera un tanto errática. En segundo lugar, la perspectiva con la que Diego Hernández de Mendoza enfoca el capítulo, que es muy significativa de la situación de la familia en esos momentos. Tras haber pasado tiempos difíciles durante el reinado de Juan II, con los Reyes Católicos los Manrique llegan a ser uno de los más firmes puntales de la corona, sobre todo en el norte de Castilla. El capítulo es una sucesión de alabanzas, empezando por los comienzos legendarios, siguiendo por la antigüedad de su solar, la valentía de sus ancestros (el conde don Manrique, a quien solamente fue posible matar a traición), hasta el dechado de adjetivos 1456 Salazar y Castro, Luis, Genealogía …, v. II, p. 316. 1457 Ibidem, v. II, p. 356. 1458 Libro de armería, f. 99. 631 elogiosos (valiente, noble, famoso) con los que finaliza el capítulo. Los Manrique fueron una de las familias de la gran nobleza que se situaron en primera fila con los Reyes Católicos y su tratamiento en la obra es un reflejo de su status en ese momento de la historia. En cuanto a la descripción de sus blasones coincide, como posteriormente veremos, con los usados por los miembros de la familia. Como conclusión de lo expuesto en este apartado, se pueden realizar algunas afirmaciones. La primera, que el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza no puede ser englobado por entero entre los fantásticos cronicones de la época. Pues, en lo referente a personajes y acontecimientos de su tiempo, tiene un alto índice de rigor histórico, sobre todo, en las filiaciones familiares. Aunque en algunos casos remonte el origen de los linajes a tiempos de fábula, su testimonio puede ser una fuente de estudio importante. La segunda es su importancia como reflejo de la imagen social de familias y personas. Hemos visto que en el texto no se trata igual a unos linajes que a otros, de algunos se destaca su antigüedad y de otros su relevancia actual, en el relato de otros se deja traslucir una velada crítica a su ascenso. En este caso la obra es una buena fuente sobre la visión que la sociedad castellana de fines del XV tenía de sí misma. La panorámica que el autor ofreció de cada familia en el Libro de armería debió de tener su importancia y su grado de influencia social, ya que éste fue un texto de gran difusión desde fines del XV hasta siglo XVII, y seguramente de consulta obligada para resolver cuestiones de índole nobiliario y protocolario1459. De no haber sido así, los interesados no se habrían molestado en encargar sus propios nobiliarios y genealogías familiares con el propósito de aclarar las dudas sobre su antigüedad y abolengo. 1459 Un ejemplar de la obra ya está presente en el inventario post-mortem del conde de Mélito realizado en 1536, siendo junto con el Nobiliario Vero de Mexía los dos únicos textos de temática heráldica localizados por Dadson en su estudio sobre catorce bibliotecas del siglo de oro (Dadson, Trevor J., Libros, lectores … pp. 329-392 ). 632 633 MANRIQUE (1300-1500 aprox.) Manrique de Lara Pedro Manrique Rodrigo Pérez Manrique Pedro Manrique & Teresa de Sotomayor (señor de Amusco) Dña. Manrique Pedro Manrique & Leonor de Castilla (señor de Amusco y Treviño, adelantado de León) Diego Manrique & María de Sandoval (conde de Treviño, m. 1458) Rodrigo Manrique & 1º Mencía de Figueroa 2º Elvira de Castañeda (conde de Paredes, condestable de Castilla, maestre de Santiago, m. 1476) Pedro Manrique & Guiomar de Castro Leonor Diego (duque de Nájera) Juan Beatriz Pedro Gómez Iñigo Juan Fadrique García Beatriz Juana Leonor Inés María Isabel Aldonza Pedro Manrique & Leonor de Acuña (conde de Paredes, m. 1481) Diego Rodrigo Jorge Leonor Enrique Alonso Rodrigo Manrique & Isabel Fajardo (conde de Paredes, m. 1536) Diego Inés Magdalena Aldonza Catalina María Garci Fernández Manrique & Teresa Vázquez de Toledo (señor de Isar) Diego Gómez Manrique (adelantado de Castilla, señor de Amusco) Pedro Manrique (adelantado de León) Rodrigo Manrique Garci Fernández Manrique (conde de Castañeda) 634 635 VII.5.4. Emblemática heráldica La tercera parte de este trabajo de comprobación se ha enfocado hacia la posible utilidad de la obra como fuente para el estudio de la emblemática heráldica de la España de fines de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna. Para conseguir este objetivo se ha procedido a comparar los emblemas de cada linaje presentes en la obra con los representados o blasonados en otras fuentes cercanas en el tiempo. Los testimonios utilizados son eminentemente relaciones de armerías, si bien, se han incluido obras de carácter literario y algunas otras no escritas que hemos considerado podían acrecentar el interés de los resultados. Dependiendo de esta verificación se puede constatar la utilidad del tratado como fuente para la datación y localización de documentos, libros y otros objetos de la época en los que figuren armerías, además de otras cuestiones como las relaciones de filiación y enalces entre linajes representadas en los emblemas heráldicos. La metodología utilizada se corresponde con las técnicas de verificación en uso para el estudio de los armoriales, consistentes en confrontar los contenidos del texto a estudiar con los representados en otras fuentes coetáneas. En este caso hemos optado por no realizar una investigación selectiva como en los dos apartados anteriores, sino que hemos procedido a efectuar un trabajo de comparación de la totalidad de emblemas de linajes incluidos en el Libro de armería con la mayor cantidad posible de fuentes de la época, tanto las propiamente heráldicas como literarias. Para intentar ofrecer un amplio abanico de éstas hemos procedido a incluir fuentes tanto editadas como manuscritas. Algunas de ellas, al ser relaciones de armerías incluyen un amplio número de emblemas; en cambio otras, al ser tratados del blasón u otros tipos de obras, ofrecen un número más reducido de escudos con los que poder realizar las comparaciones. Asimismo, se ha trabajado con un número indicativo de testimonios de tipo monumental, sigilográfico o 636 decorativo, que también pueden resultar de utilidad en la tarea de estudiar los emblemas de la época. Las fuentes utilizadas para la comparación son las siguientes: - El llamado Armorial de Salamanca de Steve Tamborino1460. - El Blasón de armas de García Alonso de Torres1461. - Las Bienandanzas y Fortunas de Lope García Salazar1462. - Las Batallas y Quincuagenas de la nobleza de España de Gonzalo Fernández de Oviedo1463. - El Blasón y recogimiento de armas de García Alonso de Torres1464. - El Espejo de nobleza de García Alonso de Torres1465. - El Libro de armería del Reino de Navarra.1466. - La Nobleza del Universo de Pedro de Gracia Dei1467. - El Nobiliario Vero de Ferrán Mexía1468. - El Armorial de Aragón 1469. Las otras fuentes no literarias se describen en la propia relación de blasonamientos que figura en el apéndice. Somos conscientes de que este trabajo de comparación pueda presentar algunas lagunas, pues cabe la posibilidad de que se dieran diferencias entre los emblemas que no fueran tales en el momento de realización de la obra. Esta disparidad se suele deber a los errores propios de los autores al redactar, al igual 1460 En la edición de Martín de Riquer, Barcelona, 1996. 1461 En la relación de emblemas de esta obra en el libro de Martín de Riquer Heráldica castellana de la época de los Reyes Católicos Barcelona, 1983. 1462 Edición de Ángel Rodríguez Herrero, Bilbao, 1967. 1463 Edición de Juan Bautista Avalle Arce, Salamanca, 1989 y de Juan Pérez de Tudela, Madrid, 1987-2001. 1464 Para los emblemas extraídos de esta obra hemos recurrido además de a la relación que ofrece Riquer en su Heráldica castellana, a los siguientes ejemplares manuscritos del siglo XVI: RAH 9/274 y BN. Ms. 3.258. 1465 Para los emblemas descritos en esta obra, aun inédita, hemos consultado los blasonamientos presentes en los tres ejemplares que hemos podido localizar: AHN, Sec. Códices, 1491, BN. Ms. 11.424, BN. Ms. 3257. 1466 Edición de Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Bilbao, 1974. 1467 (Coria, 1489) Esta es la única obra de Gracia Dei en la cual se han incluido descripciones de emblemas o blasonamientos de los escudos representados en su incunable, dado que el resto de su obra atribuida se conserva en manuscritos muy posteriores, de los cuales se carece de momento de estudios en profundidad que constaten la originalidad de sus contenidos. 1468 Ed. facs. de la de Sevilla, 1492. 1469 Ed. de Antonio Herrera Castado. 637 que los de los sucesivos copistas. Por ejemplo, en algunas copias de recogimientos de Torres los amanuenses confundieron las cinco estacas del emblema de Quiroga con cinco escaques, cambiando totalmente el contenido del blasonamiento; también es muy normal que en los blasones con piezas múltiples (ondados, barrados, etc.) se cambie el número de éstas según la obra. Otras diferencias entre ellos son las derivadas de las sucesivas modificaciones acaecidas a lo largo de la historia, las cuales eran a menudo recogidas en las posteriores copias de cada obra. Además de las peculiaridades de los diversos tipos de fuentes existen otros factores externos a la realización material de los armoriales que pueden crear confusión. Por ejemplo, a fines de la Edad Media, no son raros los linajes cuyas diversas ramas llevan distinto emblema. También se da la circunstancia de haberse realizado ampliaciones o modificaciones de armas por causa de hechos personales, favores reales u otros avatares. No obstante, consideramos que el estudio puede ser de mucha utilidad al estar realizado con la mayor minuciosidad posible sobre un alto número de emblemas (casi doscientos), y contando con una cantidad significativa de fuentes; cuestión que hace disminuir en gran medida el margen de error fruto de las desviaciones que hemos enunciado anteriormente. Comenzando la comparación con el Armorial de Salamanca, obra de Steve Tamborino, el número de semejanzas en los blasonamientos es muy elevado, pues de los 68 linajes en los que coincide con el Libro de armería, 53 son prácticamente idénticos y 11 son muy similares, diferenciándose en elementos como las orlas (caso de los Enríquez en los que se recogen las armas del almirante orladas de anclas), algún esmalte o en la disposición de los cuarteles. Solamente cuatro: los Herrera, Saldaña, Tobar y Cisneros ofrecen significativas diferencias, las cuales se pueden atribuir al origen catalán del armorial, cuyo autor pudo haber tomado los blasones de las ramas de estos linajes conocidas en la corona de Aragón. La segunda obra a comparar son las Batallas y Quincuagenas de Gonzalo Fernández de Oviedo, la cual, aunque sacada a la luz más de treinta años después que el Libro de armería, describe las armas de numerosos personajes y linajes de 638 la España de los Reyes Católicos, de los que Fernández de Oviedo tuvo conocimiento directo, por lo que en lo tocante a los emblemas representados puede resultar una fuente casi coetánea de la obra de Hernández de Mendoza. Los dos tratados coinciden en la descripción de 40 emblemas, de los que 32 son iguales, y 7 representan algunas diferencia aunque no significativas. Éstas se deben principalmente a que Oviedo describió habitualmente armas personales, las cuales pueden tener algún matiz distintivo de las armas de linaje; solamente el blasón de los Gaytán es diferente del descrito por Hernández de Mendoza. En la comparación con las obras de García Alonso de Torres, los resultados son, como cabía esperar, muy similares en los tres casos. Con el Blasón de armas hemos podido constatar la coincidencia en 168 emblemas de linajes, de los que 158 son similares y 10 presentan alguna diferencia, no existiendo ninguno totalmente distinto. Alonso de Torres se extiende en los linajes de Torre y Torres, en los que ofrece otros blasonamientos, además de los descritos por Hernández de Mendoza. En el Blasón y recogimiento de armas la coincidencia es de 165 linajes, de los que 158 son similares y 7 contienen alguna disparidad, pero tampoco existen emblemas totalmente diferentes. En esta obra Alonso de Torres ofrece también en 6 linajes, otros tantos emblemas además de los coincidentes con el Libro de armería. Éstos son los citados Torre y Torres, además de: Isla, Quevedo, Loaysa e Hinestrosa. Sin embargo, no recoge uno de los dos emblemas que Mendoza describe de los Romos. En el Espejo de nobleza, sin duda la obra más completa de Torres, la coincidencia se da en 177 linajes, en los que la similitud de las descripciones es total en 166 emblemas y con alguna diferencia en 10. En este caso existe una familia cuyo blasón es representado de manera totalmente diferente del que figura en la obra de García Alonso de Torres y en la de Mendoza. Es el caso de los Romo. Además, Torres amplía el número de armerías en los linajes de: Torre, Torres, Hinestrosa, Reinoso, Prado, Quevedo, Isla y Loaysa. Algunas veces, Alonso de Torres difiere en las representaciones de una a otra de sus propias obras. Estos son los siguientes casos: los Flores, donde se cambian los esmaltes del campo, en el de los Cevallos que en el Blasón de armas 639 aparece con una orla jaquelada, mientras que en el Espejo de nobleza es de castillos; y en los Escobar, donde cambia el número de escobas de cinco a tres. Probablemente estos casos se deban a que el autor actualizara sus fuentes, como se puede apreciar también en el emblema de los de la Cerda o en el de los Girones. Las coincidencias en las descripciones de armerías entre la obra de Hernández de Mendoza y las tres obras estudiadas de García Alonso de Torres (Blasón de armas, Blasón y recogimiento de armas y Espejo de nobleza1470) son tantas que hacen evidente lo afirmado con anterioridad en este trabajo sobre la relación entre éstas. De ello se desprende que la obra del primero fue una de las fuentes principales para la redacción de las descripciones de armas de Alonso de Torres. No obstante, decidimos incluir en el estudio las descripciones de las tres principales obras del leonés por las siguientes razones: porque en ellas se representan algunos blasonamientos diferentes del Libro de armería; por realizar alguna descripción suplementaria de las tomadas de Hernández de Mendoza; porque la profesionalidad de Alonso de Torres es una indicación de veracidad de los emblemas descritos y por la mayor perfección técnica a la hora de blasonar, ya que los blasonamientos del rey de armas fueron realizados con un lenguaje técnico más depurado. Asimismo, en el Libro de armería encontramos emblemas que no aparecen reflejados en ninguna de las tres obras de Alonso de Torres, lo cual se puede deber a la pérdida de estos capítulos en las sucesivas copias o a que el propio Torres no considerara oportuno incluirlos en sus obras. La siguiente obra con la que se realiza el estudio comparativo es el Libro de armería del reino de Navarra. El ejemplar de este texto sobre el que se ha realizado el trabajo data del reinado de Felipe II, pero su contenido tiene una gran similitud con el de la copia perdida del primer tercio del XVI. Además se trata de una obra que tenía el refrendo de las cortes navarras y de los propios interesados. 1470 Hemos optado por incluir en este estudio tres obras de Garcia Alonso de Torres por varios motivos: la importancia de este autor dentro del panorama heráldico español, las diferencias tanto de forma como de contenido de algunos de los blasonamientos que se dan entre los diferentes textos y el interés que tiene la variedad del lenguaje heráldico utilizado por este autor. 640 En este caso, dado el ámbito territorial de este armorial, las coincidencias son solamente de 19 emblemas, de los cuales la igualdad de representaciones se da en 15 y en 3 con alguna disparidad, caso de los de Arellano, que en este armorial tienen sus armas cuarteladas con las de los Luna. Solamente se da una diferencia relevante en lo descrito para el emblema de Viana, evidentemente por tratarse de dos casos que no están relacionados en absoluto. En los Guevara el armorial navarro describe otras armas además de las coincidentes con el texto de Hernández de Mendoza. El Armorial de Aragón tiene cincuenta blasones de linajes castellanos que también se encuentran en el Libro de armería. De esos cincuenta, treinta y uno son plenamente coincidentes; de los restantes, quince presentan semejanzas en los elementos principales de los emblemas, se ven modificados generalmente con la incorporación de elementos como borduras (Pimentel, Quirós, Velasco, Cueva, Carrillo, Cárdenas), banderas (Álvarez de Toledo y Córdoba) y nuevas particiones. Estas disparidades se pueden deber a varios motivos, de los cuales nos inclinamos por tres casos: que fueran representaciones de armas personales, que se tratase de armas de alguna rama del linaje (en esta obra aparecen las familias con los principales títulos que ostentaban sus componentes) o que fueran el resultado de posteriores incorporaciones (caso de las banderas citadas y de las armas reales de los Velasco, Córdoba y flores de lis de los Arellano). En los Manrique, aunque los agrupa con sus principales títulos, solamente se representa el emblema del duque de Nájera. Solamente hay cuatro emblemas que no tienen ninguna semejanza con los representados en el Libro de armería para esos linajes, de los cuatro en los Sandoval la diferencia se debe a un error que trastoca los esmaltes del blasón. Así pues, este número es poco significativo teniendo en cuenta que se trata de un armorial realizado en el reino de Aragón. Las obras que no son propiamente armoriales ofrecen un campo de comparación más escaso, debido al menor número de armerías que recogen. En las Bienandanzas y fortunas de Lope García de Salazar se describen los emblemas de 7 linajes de los cuales 5 son similares a los descritos por Mendoza: Lara, Salazar, 641 Vizcaya, Lasarte y Mendoza. En los Salcedo difiere el número de sauces del blasón: Salazar describe dos y Mendoza solamente uno. El único desacuerdo total se da en el emblema de Valdés. En el Nobiliario Vero de Ferrán Mexía y en la Nobleza del Universo de Pedro Gracia Dei el número de los linajes cuyas armas se describen se reduce a 4 (los Sotomayor, los Luna, los Sandoval y los Toledo), en los cuales la coincidencia es total. Respecto a los diecisiete emblemas tomados de otros tipos de fuentes (Ulloa, Padilla, Bivero, Zúñiga, Salazar, Sayavedra, Luna, Ribadeneyra, Cárdenas, Manuel, Salazar, Chacones, Guzmanes, Mendozas y Vargas), quince son iguales a los descritos en el Libro de armería y, solamente en dos de las representaciones hay diferencias. Éstas son en uno de los Padilla, el del sepulcro de María de Padilla, donde aparece un león, el cual no se encuentra en la obra de Hernández de Mendoza, ni en ninguna otra fuente. Del mismo modo, en el emblema de los Cárdenas de la Iglesia Colegial del alcázar de Jaén no aparece el escudo orlado, tal y como lo describe Hernández de Mendoza. Tras el trabajo de comparación realizado sobre los emblemas descritos en el Libro de armería con otras fuentes coetáneas se aprecia que el índice total de coincidencia es muy elevado, llegando casi al noventa por ciento. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que esta obra se puede considerar como una de las principales fuentes de contenidos heráldicos que se conservan en nuestro país, y puede ser un instrumento de trabajo muy útil para los investigadores en la identificación de armerías y relaciones familiares. Esta exactitud de los contenidos emblemáticos del armorial es en gran medida extrapolable a la exactitud de los datos históricos que se aportan en la obra en lo relativo a acontecimientos y filiaciones, próximos a la realización del trabajo. Además de lo expuesto a lo largo de este capítulo, el resultado de la metodología comparativa aplicada puede resultar también de utilidad al investigador que lleve otras líneas de trabajo. Por ejemplo, resulta posible realizar 642 un estudio del lenguaje heráldico, al comprobar de que forma eran descritas las armerías de los linajes en los diferentes armoriales y otros textos de la época (puede apreciarse cómo se dan sensibles variaciones en el blasonamiento de un mismo emblema descrito por diferentes autores). Al haber realizado para los fines de la presente tesis una relación pormenorizada de los blasonamientos de más de doscientos emblemas de linajes, ha resultado un armorial en el cual se recogen las descripciones de emblemas heráldicos de familias castellanas tal y como se representaban en los siglos XV y XVI. Esta relación, recogida en anexo, suponemos que será por sí misma un eficaz instrumento de trabajo para determinados investigadores. En primer lugar, para los que necesiten en sus diversos campos de estudio poder comprobar los emblemas heráldicos de las principales familias de la corona de Castilla, y de manera accesoria, para poder identificar textos heráldicos y formas de blasonar de la época. Además, con este trabajo se ha podido sacar a la luz gran parte de una obra hasta ahora desconocida y de indudable interés para los estudiosos de la heráldica española: el Espejo de nobleza de Alonso de Torres. Pensando en su utilidad se han incluido también a modo de apéndice en esta relación las descripciones de un reducido número de linajes que no están presentes en la obra original de Mendoza y sí en otras versiones de comienzos del XVI, así como los blasonamientos de los emblemas de algunas familias no recogidas en ninguna versión del Libro de armería pero sí en otros armoriales consultados. 643 VII.6. FUENTES Y ORIGINALIDAD DE LA OBRA La investigación sobre las fuentes utilizadas por un autor para la realización de su obra es una cuestión básica a la hora de realizar un estudio sobre un texto. Pero además, el resultado de este análisis constituye un medio para conocer la metodología de otros tratadistas que escribían sus obras en la misma época. En este tipo de textos llegar a conocer la totalidad de las fuentes utilizadas es, en la mayoría de los casos, una tarea casi imposible para el investigador. En primer lugar, porque puede no conservarse ninguna copia completa de los escritos que sirvieron de base para su realización. En segundo lugar, porque en la confección de la literatura heráldico-genealógica tenían un papel destacado los testimonios de transmisión oral, de los cuales es complicado rastrear el origen, ya que éste se pierde en el folklore de cada pueblo. Y, en último lugar, por la dificultad que presenta para el investigador el tener que discernir entre las fuentes que se usaron de primera mano y las utilizadas a partir de citas anteriores. En el caso del Libro de armería se dan todos estos inconvenientes, ya que no se conservan la mayoría de las genealogías familiares que utilizaría Hernández de Mendoza para redactar los capítulos de linajes. El recurso a las fuentes orales está presente a lo largo de la obra en el uso de refranes1471. El propio autor se excusa por haber usado escasos textos y explica cómo muchas de las cosas que relata las averiguó de modo personal: Y yo por evitar estos errores quise tomar el tal afán, el qual no pequenno se me aya hecho, lo uno por my poca sabydurýa y lo otro por aver no leydo tanto conmo rrequiere a 1471 Los desta nación castellana somos conmo ovejas que por do salta una, todo el rebaño salte (Libro de armería, f.141). 644 la tal materya. Y más porque en las semejantes cosas en pocas corónicas y de pocas personas se escryven. Y más rrequiere sotil ynquisyçión que demasýado estudyo1472. Por último, en muchas ocasiones Diego Hernández de Mendoza utiliza citas de diversa procedencia. En lo tocante al uso de éstas, hemos intentado discernir, siempre con las debidas precauciones y con un lógico margen de duda, las referencias que son tomadas por Hernández de Mendoza a partir de citas y no de textos completos, de las que suponemos que son fruto de la consulta directa de la obra referida. VII.6.1. Fuentes secundarias En este capítulo hemos procedido en primer lugar a intentar aclarar el origen de estas referencias que podríamos llamar citas secundarias o indirectas, para adentrarnos posteriormente en el estudio de las fuentes que fueron consultadas directamente por el autor Los elementos a los que hemos recurrido para identificar el origen de estas referencias secundarias son tres: consulta de autores cuyas citas aparecen comúnmente en obras de la época; verificación de las que habían sido ya incluidas en obras que el autor consultó directamente, y detección de los defectos que se desprenden de la propia cita: la incorrección de ésta o la ausencia de mención al título de la obra citada. Las citas indirectas utilizadas en el texto se pueden agrupar según el origen de las referencias. Primero, las que tienen su origen en los clásicos y las autoridades de la Iglesia, dado que estos escritores significaban una fuente indiscutible y su mención era un prestigio adicional para el autor. La recurrencia a 1472 Libro de armería, f. 8. 645 estas obras era frecuente en esta época1473. Aun así no descartamos que algunas de ellas pudieron ser consultadas de manera directa por el autor ya que en los inventarios de bibliotecas de la época suelen aparecer con bastante frecuencia. No es raro que Hernández de Mendoza recurriera a segundas citas de las obras a las que se refieren los principales escritores de la Castilla de su tiempo, este es el caso de Diego de Valera, quien es una de sus principales fuentes primarias que se utilizan en las obras de este autor. Las citas indirectas localizadas en el Libro de armería tienen sus orígenes en las siguientes obras: - La genealogía de los dioses de Boccaccio citada al hablar del origen de Nápoles1474 - La Segunda década de Tito Livio al hablar de los galos en el origen de Francia1475 . - La Metamorfosis de Ovidio al relatar de la historia de Júpiter y Agenor1476. - La Guerra de Yugurta de Salustio en el comentario de la figura de Mario1477. - La Farsalia de Lucano al hablar de César1478 . - La Epístolas de Séneca, en concreto la número treinta y tres, al hablar de los césares1479. - De consolatione philosophae de Boecio en el origen de la nobleza1480. - El Flos sanctorum es utilizado al referirse a los espíritus malignos que toman forma corpórea de mujer1481. - Vida de los padres de la Iglesia de San Jerónimo es utilizada en varias citas sobre vidas de santos1482. - Las Quaestiones mercuriales super regulis iuris de Juan de Andrea. - De imitantione Christi y las Homilías de Juan Crisóstomo1483. 1473 Como las obras de Salustio, Cicerón, Séneca o Lucano entre otros que poseían prohombres como el marqués de Santillana o el conde de Benavente en sus bibliotecas. 1474 Libro de armería, f. 43. 1475 Ibidem., f. 47. 1476 Ibidem., f. 49. 1477 Ibidem., f. 121. 1478 Ibidem., f.121. 1479 Ibidem., f. 121. 1480 Ibidem., f. 126. 1481 Ibidem., f. 97. 1482 Ibidem., ff. 49, 97 y 137. 646 Según vemos, la utilización de testimnios de forma indecta se da tanto para autores clásicos como en obras medievales. En ambos casos, es probable que procedan de la consulta de obras de Diego de Valera. Esta cuestión es más patente en dos asuntos en particular. El primero es la mención a Tito Livio, para referir asuntos concretos del mundo clásico, dado que Valera utiliza las Décadas para su Origen de Troya y Roma en lo tocante a Roma y la Suma de historias troyanas de Leomarte para Grecia. El segundo caso se da en la relación de los primeros reyes franceses, donde se cita la Chronique de la France del obispo Martin1484. Probablemente, la cita fue extraída de Valera, traductor de la obra con el título de Genealogía de los reyes de Francia1485. Además, este fragmento se encuentra también en la Valeriana, luego es muy posible que Hernández de Mendoza no llegara a consultar la traducción de Valera. De todos modos, esta obra fue utilizada también por otros autores castellanos, aunque en diferentes fragmentos, por ejemplo, Alonso de Cartagena recurre a ella en su Proposición contra los ingleses1486. Otras referencias que suponemos también fueron tomadas en préstamo pero de las que no hemos podido determinar la localización exacta son las extraídas de obras desan Gregorio1487 y Juan Andrés1488. 1483 Ibidem., f.138. 1484 Ibidem., f.139. 1485 Extraída de la Crónica francesa de Fray Martin. Ejemplares de esta obra se conservan en la BN, Ms. 1.341 y en Osterreiche National de Viena , sig. 5.612. 1486 Prosistas castellanos del siglo XV, Madrid, 1959, p. 215. 1487 Ibidem, f. 97. 1488 Ibidem, f.139. 647 VII.6.2. Fuentes primarias No debemos pensar únicamente en Diego Hernández de Mendoza como un autor no documentado, pues tenemos constancia de que conoció directamente un buen número de fuentes y las utilizó para la realización de sus obras, tanto en el Libro de armería como en el Novenario Estorial. Algunas de ellas son fuentes básicas en sus obras y su utilización fue muy amplia, otras tienen una menor importancia y su origen resulta dudoso. A esto se añade el hecho de desconocer la procedencia de numerosos relatos que probablemente se deban a tradiciones orales o a vivencias personales del autor. Crónicas generales Para la realización de amplias partes de su Libro de armería Diego Hernández de Mendoza hubo de recurrir a la consulta de una o varias de las Historias de España realizadas hasta la fecha. Resulta difícil conocer la fuente exacta que utilizó Diego Hernández de Mendoza al tratar temas generales de carácter histórico dada la abundancia de obras con contenidos parecidos. De ellas se pueden citar, entre otras las crónicas ya clásicas en su época (el Tudense, la de Jiménez de Rada, las de Alfonso X, la Crónica de 1344, la Crónica de 1404 y la Suma de Crónicas de España). A éstas vienen a sumarse las más próximas en el tiempo a la redacción de sus obras, y que fueron muy difundidas en Castilla: la Cuarta Crónica General, que se termina en 1455; la Historia Hispánica de Rodrigo Sánchez de Arévalo, que llega hasta 1469; el Repertorio de príncipes de Escavias y la Valeriana. Además, hay que tener presentes otras posibles fuentes, como las crónicas parciales o de reinados. Es complicado también saber si utilizó una sola o recurrió a varias de ellas, ya que desde las obras de Jiménez de Rada y el Tudense, la mayoría de la cronística castellana va recurriendo a los textos anteriores. Lo cual hace que las 648 fuentes históricas de la época contengan una multitud de rasgos comunes, como los descritos por el profesor Ladero: La concepción de la historia española deriva claramente de los grandes autores del siglo XIII, en especial Jiménez de Rada y Alfonso el Sabio. Se compone de alguna alusión a las excelencias de la tierra, de un relato, más o menos completo, sobre los primeros pobladores, remotos reyes y dominaciones hasta desembocar en la época goda y de resúmenes sobre los reinos cristianos peninsulares desde la “pérdida” o “destrucción” de España por causa de la invasión árabe o “mora”1489. Así, en la historiografía de la época se encuentran temas clásicos tocados por casi todos los autores del género. Este es el caso de la estancia de Hércules en España que ya se relata en la Crónica General de Alfonso X quien le hace fundador de Sevilla1490, y que en el siglo XV es un motivo de moda que se encuentra ampliado en Los trabajos de Hércules de Enrique de Villena o en el Hércules de Ocaña de Vélez de Guevara. Temas comunes son también los mitos de Tubal y los cetúbales, así como la relación de los herederos de Hércules con Ispán a la cabeza, que se encuentran en casi toda la historiografía medieval, desde Jiménez de Rada quien es el creador del personaje1491, hasta obras de las postrimerías de la Edad Media (la Crónica de los Reyes de Navarra de Carlos de Viana o de la Valeriana). Otro rasgo común es la división de la historia en seis edades de Eusebio de Cesarea1492. El Tudense habla ya de las edades pero sin referencias a España. Éstas 1489 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El pasado histórico-fabuloso de España en los nobiliarios castellanos de comienzos del siglo XVI”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, n. 9 (1993), p. 56. 1490 Caps. IV-VIII. 1491 Tate, Robert B.,“Mitología en la historiografía española de la Edad Media y del Renacimiento”, En Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV, Madrid, 1970, p. 17. 1492 La primera edad abarcaba desde la creación del mundo hasta Moisés (incluyendo Egipto y Asiria); la segunda desde Josué hasta David (con referencias a Troya, Tebas, Hércules); la tercera desde los Salmos hasta Ezequiel (aquí Alfonso X incluye el origen de los reyes de Bretaña tomado de Geoffrey); la cuarta de Daniel al eclesiástico y los imperios babilónico, persa, egipcio, griego y romano; la quinta hasta el nacimiento de Jesús; y la sexta hasta el día del Juicio. 649 son tomadas sucesivamente por autores posteriores: Alfonso X en su General Estoria, Cartagena en su Proposición contra los ingleses1493 o Pedro de Escavias1494. En el caso del Libro de armería, a nuestro entender, las principales crónicas generales consultadas fueron: la Crónica de 1344 o alguna de sus versiones derivadas, y la Valeriana (que en lo tocante a temática histórica constituye la referncia principal del texto). De la Crónica de 1344 se extraen pasajes como Los viajes de Hércules, que no aparecen en obras anteriores, caso de las de Alfonso el Sabio. También proceden de ésta otros temas: los pobladores griegos, el señorío de los almonices (cuenta cómo los almonices conquistaron España y fueron destruidos por gentes venidas de islas de Alemania), la generación del Cid, y lo ocurrido a varios linajes desde Enrique I a Fernando IV, pues que según Cirot, la Crónica de 1344 añade a la Estoria de España los reinados de Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI hasta la toma de Tarifa. Otros pasajes pudieron ser tomados también de diversas fuentes, caso de la Primera Crónica General de Alfonso X. Incluso algunos que ya estaban presentes en autores anteriores: Jiménez de Rada para la historia de Príamo y Antenor y en San Isidoro en la historia de Tubal y los cetúbales1495. En los relatos de las vidas de los reyes godos también aparecen fragmentos presentes en la Primera Crónica General1496 que, a su vez, tuvieron su origen en las obras de Lucas de Tuy y de Jiménez de Rada. Si bien la presencia de algunos en la Valeriana nos hace inclinarnos a que fueron tomados de ésta, incluso la cita que habla de los jueces de Castilla definiéndolos como no de los más poderosos sino de los más ecuánimes se encuentra textualmente en Rada y en Alfonso X. Otros fragmentos que fueron tomados probablemente de la obra del rey Sabio son: la historia de Garciperes de Vargas1497, el acuerdo entre los vándalos y los naturales de España, la cita textual que dice: En tierras de Bardulia es aquella 1493 Cartagena, Alonso de, Op. cit., p. 212. 1494 Escavias, Pedro de Repertorio de príncipes y Obra poética. Ed. de Michel García. Jaén: Instituto de Estudios Jienenses, 1972. 1495 Alfonso X, rey de Castilla, Primera crónica general de España, Madrid, 1956, cap. 35, p.493. 1496 Ibidem., cap. 407, p. 230. 1497 Ibidem., cap. 1043, p. 762. 650 a la que agora llaman Castilla la vieja usada por Hernández de Mendoza en los capítulos de los Cisneros y los Meneses1498 y la leyenda de la reina ultrajada 1499. Diego de Valera A nuestro juicio, las obras de Diego de Valera fueron la fuente principal que utilizó Diego Hernández de Mendoza en sus textos. Valera tenía ya un reconocimiento notable en el campo de la heráldica en la Castilla de su época. Otros autores también incluyen capítulos originales de Valera en sus tratados. Tal es el caso de Alonso de Torres en sus Blasones de armas donde cita del Tratado de las armas casi de forma textual lo tocante a Las armas necesarias en España y Francia y La historia de los reyes de armas. Ya vimos la influencia de la Valeriana en el Novenario Estorial, la otra gran obra de Diego Hernández de Mendoza. En el caso del Libro de armería la utilización de Valera no se ciñe sólo a la crónica, sino que toma elementos de otras de sus obras. Hernández de Mendoza se sirve del Espejo de verdadera nobleza en su visión de la caballería, de donde observamos que incluye citas clásicas y relatos como el de los templos de la virtud y la nobleza1500. Sin embargo, en lo referente a los principios teóricos de heráldica, la visión de Diego Hernández de Mendoza difiere en múltiples aspectos de los reflejados en las obras de Valera que, sin embargo, conoce. Esta cuestión se puede apreciar en el tratado heráldico que representan la introducción y los cuatro preámbulos del Libro de armería, donde las coincidencias que se dan entre las obras de ambos se ciñen a temas ya aceptados de forma general por los tratadistas de la época. En cambio, se encuentran múltiples diferencias en otros asuntos (los casos del relato sobre el origen de las armas, el simbolismo de los esmaltes y las particiones). 1498 Libro de armería, ff. 128 y 172. 1499 Ibidem., cap. 628, p.474. 1500 Valera, Diego de, “Espejo de verdadera nobleza”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Madrid, 1959, p.114. 651 En el origen de las armas, ambos citan la leyenda de Júpiter, deidad considerada como la primera que usó armas1501. Valera lo hace a través de una versión del relato del rapto de Ganímedes que dice haber tomado de la Historia Theotónica; mientras que Hernández de Mendoza se extiende en una recreación de la disputa entre Júpiter y su padre Saturno1502. Entre ambas versiones sólo coinciden en la personalidad del protagonista y en el águila que se posa en la batalla, siendo adoptada por Jupiter como emblema. Hernández de Mendoza conocía el relato de Valera, pero deliberadamente sólo incluyó en su obra una breve síntesis de lo dicho en el Tratado de las armas, tomando esta vez como fuente principal la Suma de historias troyanas de Leomarte: Conmo quiera que este caso de Júpiter mosén Diego de Valera lo escrybe de otra manera en un tratado que hizo al rrey don Alonso de Portogal. Diziendo que Júpiter sabyendo de la hermosura y gentileza de Ganímedes, hijo de Trous rrey de Troya que gelo enbyó a demanar, el qual negando su demanda, vyno en hueste contra él do acaeçió el ágila asentarse sobre la ssenna que levava. Leomarte y otros autores lo cuentan de otra manera, e yo por evytar contienda pensé de escrevyr lo uno y lo otro. Y puesto ve cada uno lo noto de su forma, lo uno y lo otro satifaze al propósyto el qual se escryve asý por Leomarte 1503. Al tratar de las propiedades de los esmaltes, las divergencias entre los dos autores son las siguientes: - En la enumeración de los colores, Valera en su Tratado de las armas y en su Espejo de verdadera nobleza, cita los siete esmaltes, pero a la hora de atribuirles propiedades difieren sensiblemente. Además otorga una más amplia variedad de propiedades a cada uno, dado que todos tienen su elemento, su virtud, su cosa elementada y su piedra1504, 1501 Valera, Diego de, “Tratado de las armas”, en Prosistas castellanos del siglo XV, Madrid, 1959, p. 130. 1502 Libro de armería, f. 13. 1503 Libro de armería, f. 15. 1504 Valera, Diego de, Tratado …, p. 127. 652 coincidiendo con Hernández de Mendoza solamente en la atribución de un elemento de pedrería para cada esmalte, y en alguna de las virtudes que ambos les atribuyen (y no en todas, pues mientras que el primero otorga al color de gules la magnanimidad, el segundo le da ardideza; si Valera da al oro la temperanza, Mendoza lo asemeja con la riqueza; si al blanco Valera otorga magnanimidad, Mendoza lo identifica con viveza, etc.). - En cuanto a las particiones, Valera en sus obras expone de manera más amplia los tipos de piezas y particiones. Enumera y describe diecisiete de ellas tanto de manera gráfica como textual1505, mientras que Diego Hernández de Mendoza sólo ofrece en su preámbulo quince, no coincidiendo en algunas de ellas con las enumeradas por el autor de Cuenca (el escaqueado y el gironado). Además, Mendoza refiere entre las piezas el creciente, cuestión en la que es muy original. Aunque en otros aspectos coinciden, ya que ambos beben de Bartolo en diversas cuestiones, caso del uso de armas y la representación de animales en su manera más noble. Es fácil pensar que estas similitudes en teoría heráldica se derivan de que los dos siguen los usos de la época. De la comparación entre ambos se puede desprender que los conocimientos sobre teoría heráldica de Hernández de Mendoza son más superficiales que los de otros autores y, como él mismo dice, se reduce a lo que ha aprendido de manera práctica, mientras que Valera se mueve en la misma órbita cortesana que lo hará luego Alonso Torres, ya que sus lecturas y sus contactos con heraldistas franceses les otorgan una base teórica superior. En lo referente a asuntos históricos, la Crónica de España o como quiso llamarla su autor, la Valeriana1506 es, a nuestro juicio, la fuente principal de la que se vale Diego Hernández de Mendoza. Los préstamos tomados de esta obra se pueden apreciar en diferentes capítulos: 1505 Valera, Diego de, Espejo …, p. 110. 1506 BN. Ms. 1341, ff. 148 a 326. 653 a) Los que tratan de relatos de la historia universal - La descripción de Ibernia, donde Valera dice: Es en Ibernia una pequeña ysla en la qual los onbres no pueden morir e quando son viejos sácanlos a otra isla para que mueran 1507. - La descripción de Chipre: Tierra muy fértil de panes y vinos y frutas y tiene muy fermosas fuentes y ríos 1508. No se puede afirmar que la Valeriana sea la fuente exclusiva del Libro de armería en los capítulos donde relata temas de otros países, pues también se dan divergencias entre ambas obras. En la descripción de Suenia, Valera la sitúa al sur de Alemania 1509, mientras que Hernández de Mendoza no la ubica con precisión. En la historia de Inglaterra ambos parecen consultar la misma fuente, la citada Proposición de Cartagena. Es posible que Hernández de Mendoza copiara la cita. En nuestra opinión, hubo de tener otra fuente o recurrir directamente al propio Cartagena, pues amplía lo dicho por Valera en la referencia a Bruto y los primeros reyes británicos. Esto se puede apreciar una vez se comparan los textos de los tres autores. El original de Cartagena es el siguiente: Tres comienços o nascimientos se pueden considerar en la silla real de Inglaterra. El primero comienço fue de un duque de Clocestre, en esta manera. Choel, duque de clocestre, echó de Inglaterra a un tirano que llamavan Asclepiodoto e intitulose rey de Inglaterra. E los romanos enviaron contra él al senador Constancio, e Choel concordose con él que quedase el regno con él e pagase a los romanos cierto tributo. E Constancio fue padre de Constantino, el grande e óvole de Elena, la qual disen que fue fija deste Choel, rey de Inglaterra [...] El tercero nascimiento e comienço es aviendo respecto a aquellos reyes donde descienden los reyes que agora en este tienpo han regnado e regnan en Inglaterra. Ca es de saber que después de lo susodicho, otra ves 1507 Ibidem, f. 180. La historia de Ibernia en el Libro de armería, f. 41. 1508 (BN Ms.1341 f.175), Hernández de Mendoza dice sobre lo mismo: Chipre es una ysla de las fértiles y viçiosas del mundo (f. 27). 1509 Libro de armería, f.179. 654 cesó la línea de los reyes de Inglaterra, e començó el regno de un duque de Normandía, en esta manera. Rollo el primero duque de los normandos que fue baptisado e llamado Roberto en el año del Señor de nuevecientos e dose ovo un fiho que llamaron Guillermo; e aquel Guillermo ovo otro fijo Ricardo. E este Ricardo ovo otro fiho que llamaron tamvién Ricardo. E Ricardo, el segundo, ovo un fiho que dixieron Roberto; e Roberto otro fijo que llamaron Guillermo Noto. E este Guillermo Noto duque de los normandos, que fue sexto duque contando de Rollo, el primero, echó de Inglaterra la rey Heraldo e levantose e intitulose por rey1510. Sobre lo mismo dice Valera: Pasada la destruyción de Troya grande gente salió con su capitán llamado Bruto en ella descindieron. La qual entonces poseýan gigantes. Los quales después de muchas batallas fueron vencidos por los troyanos y echados de la isla. Así Bruto y sus gentes quedaron en ella señores. El rreverendo doctor don Alfonso de Cartagena obispo de Burgos en el Tratado que fizo de las sesiones en Basilea en el año treynta y cinco contra los ingleses faze el comienço del reyno de Ynglaterra de Cloo duque de Glocestre el qual dice que echó del reyno a un tirano que lo posseýa llamado Esclepio Noto y se titulo primero rey en Inglaterra en el año del señor de trezientos años 1511. 1510 Cartagena, Alonso de, Op. cit., p. 213. 1511 Libro de armería, f. 181. 655 Valera no continúa el relato y como vemos Hernández de Mendoza prosigue más allá: Pensé de poner aquí do ovyeron comienço los reyes de Inglaterra, segund es notado por el muy rreverendo padre don Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, en una habla que hizo en el muy alto conçilyo de Basylea, el qual asý prosygue su habla so estas palabras. Segund que yo pude rrecolegir de las estoryas que hazen mençión del rrey de Ynglaterra tres comienços y naçimientos se pueden consyderar en la sylla real de Ynglaterra. El primero comienço fue un duque de Cloçestre en esta manera, echo el duque de Closestre, echó de Ynglaterra a un tirano que llamava Asclapio Doto, yntitulose rrey de Ynglaterra. Costantino vino allý sobrél por mandado de los rromanos y hizieron su partido que diese çierto tributo a Roma, e dyole a su hija Elena que fue madre de Costantino el Grande. Y asý quedo [e]cho el primero rrey de Ynglaterra, el qual comienço fue çerca del anno del Sennor de treszientos annos. E después çerca del anno del Sennor de seysçientos e vey[n]te e çinco annos vynieron en Ynglaterra unas gentes que deçían los sayones los quales ocuparon toda la tierra y çesaron los reyes primeros. Poco después vyno uno dicho Rollo el primero, duque de los Romanos, que fue bautizado que era duque de Normandýa, y llamáronle Roberto 1512. En este caso, y sin menoscabo de la importancia de la Valeriana como fuente, lo más probable es que ambos tomaran la información directamente de la obra de Cartagena Discurso sobre la precedencia del rey católico sobre el de Inglaterra en el concilio de Basilea. 1512 Libro de armería, f 40. 656 b) Historia de España En lo referente al poblamiento de España y su historia las coincidencias entre la Valeriana y el Libro de armería son más notables. Sin embargo, es también posible que ambos consultaran la misma crónica general, la de 1344 o alguna de las crónicas derivadas de ésta. Los relatos coincidentes son: - La llegada de Tubal la primera población en los Montes de Oca, por este héroe y los llamados cetúbales (por ser compañeros de Tubal)1513 - La historia de Hércules que no poblaría Sevilla 1514 - La derrota del rey Caco, quien es vencido por Hércules1515 - La llegada de los almonices1516 - La leyenda del retiro de Rocas a una cueva y su hallazgo por el rey de Ávila1517. - Otras coincidencias parciales se dan en los capítulos que tratan sobre los hechos de los reyes godos, la conquista de Toledo, la gran sequía y episodios de la juventud de Alfonso VIII. En el periodo de la Reconquista ambos autores coinciden en algunos temas, aunque posiblemente, estas similitudes se deban a la utilización de fuentes similares que eran sobradamente conocidas: las leyendas del nacimiento de Sancho Abarca, la de la reina ultrajada1518, la historia del pastor benefactor de los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa o la de la muerte de Fernando IV el emplazado. Sin embargo, las coincidencias cesan cuando se llega al reinado de don Rodrigo y se narra la invasión de España por los musulmanes. Valera atribuye 1513 BN. Ms. 10664, f.12. 1514 Libro de armería, f.13. 1515 Ibidem., f.14. 1516 Ibidem., f. 190. 1517 Ibidem., f.188. Valera no fija en este hecho la fundación de Toledo como lo hace Hernández de Mendoza. 1518 Ambas eran historias populares que seguían presentes además de en la cronística en la literatura popular, pues se conservan también en forma de romances en el Aragón del siglo XVI (Beltrán, Antonio, Leyendas aragonesas, León, 1990). 657 la pérdida de España a la leyenda de la Cava1519, no relatando el origen de Pelayo, del que sólo dice que fue hijo del duque Favila de Cantabria1520. Además de la Valeriana Diego Hernández de Mendoza también pudo inspirarse en otras obras históricas de Valera caso del Memorial de diversas hazañas, con el que tiene similitudes en algunos capítulos. Por ejemplo, al hablar del origen de los infantes de la Cerda, dice así: El infante don Fernando de la Cerda primogénito del rey don Alfonso el dezeno, fue casado con doña Blanca fija del rey sant Luis de Françia, como dicho es, e ovo en ella a los infantes don Alonso e don Fernando de la Cerda. E don Alonso que eredaría el reyno, casó en Françia con una sennora llamada donna Mafalda e ovo en ella a los infantes don Luis de la Cerda, que murió moço e a don Carlos que se llamó de Espanna que fue condestable de Françia 1521. El Libro de armería dice: Y este ynfante primogénito, don Hernando de la Çerda casó con dona Blanca hija del rrey Sant Luýs de Françia, y ovo en ella dos hijos a don Alonso y a don Hernando de La Çerda, e muryó en vyda de su padre, dexando estos dos hijos. Y al tienpo que este ynfante don Fernando casó con esta hija del rrey de Françia, fue con condiçión que sy muryese en vida del padre, el primogénito suyo, del ynfante, heredase el rreyno. Lo qual no pasó asý, antes ovo el rreyno don Sancho, el segundo hijo del rrey don Alonso. Este don Alonso, hijo mayor del ynfante don Hernando, casó en Françia con una duena que dezían dona 1519 Ibidem., f.211. 1520 Ibidem., f.213. 1521 Valera, Diego de, Memorial …, p. 301. 658 Mofalta, y ovo della a don Luýs de La Çerda y a don Carlos d'Espanna, que fue condestable de Françia1522. También aparece un mismo relato contado en las dos obras de la misma forma. Este es el caso de los casamientos de las nueve hijas del almirante don Alonso Enríquez1523 A nuestro parecer, la obra de Diego de Valera y en especial su Crónica de España o Valeriana constituye la fuente principal del Libro de armería en lo referente a temática histórica, pero lo sacado de obras de Valera no es tan relevante en los relatos de carácter genealógico. Tampoco creemos que este autor fuera su fuente para la descripción de ningún emblema. Pedro del Corral En los contenidos históricos del Libro de armería encontramos otra fuente relevante. Se trata de la Crónica del rey don Rodrigo o de la destrucción de España de Pedro del Corral, también utilizada por el autor en el Novenario Estorial. Esta crónica, cuyo valor histórico es escaso, tuvo una gran difusión en la Castilla de fines del XV1524. Para su redacción Pedro del Corral usó principalmente la llamada Crónica del moro Rasis1525, a la que añadió lo tomado de otros textos como la historia de Jiménez de Rada y la Crónica Troyana1526 . Como es sabido, Pedro del Corral afirmaba en su texto que la crónica era transcripción de lo escrito por dos supuestos cronistas del rey Rodrigo, llamados 1522 Libro de armería, f. 68. 1523 Valera, Diego de, Memorial …, p. 303. 1524 Fue muy utilizada en la época. Sirvió a Rodríguez de la Almela en su Valerio de las Historias, y al arcipreste de Talavera en su Atalaya de crónicas. Aun será utilizada por otros autores posteriores, sobre todo románticos, pues en sus relatos están inspiradas obras como la Florinda del duque de Rivas y El puñal del godo de Zorrilla. 1525 El Toledano la había usado antes la Crónica de Ahmed Ibn Muhammed Ibn Musa al-Razi entre sus fuentes En el siglo XIV se da una revitalización del texto con su traducción al portugués. La crónica tiene cuatro partes: descripciones de Al-Andalus, Historia Preislámica, Historia de la conquista e Historia de los emires. 1526Álvarez Hesse, Gloria, La crónica sarracina. Estudio de los elementos novelescos y caballerescos. New Brunswick (New York), 1988, p. 23. 659 Eleastras y Alanzuri. Esta ficción tuvo éxito entre los lectores de la época, pues el propio Diego Hernández de Mendoza nunca menciona a Pedro del Corral y cita en su obra al tal Eleastras como cronista godo. De la obra de Del Corral, Diego Hernández de Mendoza extrae diversos contenidos, que tal y como hace con Valera, incluye tanto en los capítulos donde relata el devenir histórico de algún territorio (en este caso principalmente la España visigoda), como en lo concerniente a algunos linajes, particularmente, los de Vizcaya. Los pasajes tomados de la Crónica del rey Rodrigo están presentes en los capítulos donde se trata de la fundación de Toledo, la leyenda de Esteban Illán, la historia de Rocas y sus hijos, la existencia de duques de Vizcaya y su participación en la batalla de Guadalete y el nacimiento de Pelayo1527. Sin embargo, la utilización por parte de Diego Hernández de Mendoza de la obra de Del Corral no es tan significativa en el Libro de armería como en el Novenario Estorial. Crónicas de reinados Hernández de Mendoza también se valió para la redacción del Libro de armería de algunas crónicas de reinados, caso de la Crónica de Alfonso XI, la cual cita a menudo, cuando relata la batalla del Salado1528 y cuestión de la sucesión de Francia (donde dice que al final de cada año se relatan acontecimientos importantes del extranjero)1529 También están presentes en la obra, según el propio autor afirma, pasajes de las crónicas reales del canciller Ayala. Cita la crónica de Pedro I1530 al hablar de diversos asuntos y personajes: el maestre Parada1531, el auge y caída de Alonso Fernández Coronel1532, la muerte del maestre don Fadrique y la intervención de Juan Ramírez de Arellano para evitar la celada a Enrique de Trastámara1533. El 1527 Corral, Pedro del, Crónica del rey Rodrigo con la destruyción de España y como los moros la ganaron. Alcalá de Henares, 1587, v. II, ff. 163 y 164. 1528 Libro de armería, f.165 r. 1529 Crónica de Alfonso XI, Capítulo CCCXXVII y capítulo CCCXXX. 1530 López de Ayala, Pedro, Crónicas, Barcelona, 1991, año 17, cap. XII. 1531 Libro de armería, f.153. 1532 Ibidem,año 1 cap. VI i año 2 caps. I y II. 1533 Ibidem, año 12, cap. IX. 660 propio Diego Hernández de Mendoza afirma que en la redacción del Libro de armería tomó como fuentes otras crónicas: la Crónica de Fernando III cuando habla del Cid; la Crónica del Cid Ruy Díaz para el capítulo de los Alarcón; y otras para relatar acontecimientos concretos, caso de las de Alfonso X, Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI1534. Otras fuentes Un caso particular es el referente a las numerosas citas existentes en el texto de la obra de Leomarte Summa de historias troyanas 1535las cuales pudieron ser fruto de una consulta directa o bien tener su origen en la citada obra de Valera, el Origen de Troya y Roma, tratado donde toma como una de sus fuentes la de Leomarte. En nuestra opinión, Hernández de Mendoza conoció la obra de Leomarte, pues, en primer lugar incluye algunas citas que no hemos localizado en ninguna obra de Valera. Asimismo, relata algunas historias de manera más extensa (las de Membrot y Antenor). Por otra parte, hemos visto anteriormente cómo Mendoza se apartaba del criterio de Valera en la leyenda de Júpiter para seguir a Leomarte. En el Libro de armería se dan también similitudes con los contenidos de otras obras que no son crónicas generales ni reales y que, posiblemente, son debidas a la coincidencia de las fuentes utilizadas por los autores de la época. Este es el caso de las Bienandanzas y fortunas de Lope García de Salazar, de redacción muy próxima en el tiempo al Libro de armería1536. Estas semejanzas se encuentran en los relatos de orígenes de linajes y territorios vascos: la historia de la llegada 1534 Cirot, Georges Les histories générales d’Espagne: entre Alphonse X et Philippe II (1284- 1556). Bourdeaux : Paris, 1905, p. 5. 1535 La génesis del texto de Leomarte, según Viña Liste, es la siguiente: desde la tradición clásica se elaboran el Libro de Alexandre y el Roman de Troie de Benoit de Saint Maure. En ellos se basan la Estoria de España, la General Estoria y la Historia destructionis Troiae o Historia Troyana de Guido de Colonna, que, a su vez, sirven como base a Leomarte. La obra de Leomarte sirve a la Crónica troyana de 1490 de Juan de Burgos. Leomarte (a veces se llama Leonardo) es un compilador, resulta todavía un personaje enigmático que, tal vez, esté usando un pseudónomo, pudo nacer antes de 1300 y fallecer después de 1350, y ser castellano. Aunque de cuando en cuando se deslicen galicismos, sin duda, procedentes de alguna de sus fuentes (Textos medievales de caballerías. Edición de José María Viña Liste, Madrid, 1993, pp. 290-295). 1536 Según Angel Rodríguez Herrero se escribieron entre 1471 y 1475 (Bienandanzas y fortunas. Ed. de Ángel Rodriguez Herrero. Bilbao, 1967, p. XXIII). 661 de Bruto a Vizcaya1537, la afirmación de que la población de Britania a la llegada de Bruto era de gigantes, el relato de la mítica batalla de Arrigorriaga. Probablemente estas similitudes se deban a que ambas obras toman como fuente a la citada Crónica de 1344 y el Libro de linhagens del conde de Barcelos. Otro caso parecido son las coincidencias con Pedro de Escavias, quien en su Repertorio de príncipes también cuenta de forma similar a Mendoza episodios como la gran sequía que duró veintisiete años1538 y la llegada de los almonices a la Coruña1539. Es probable que Hernández de Mendoza utilizase alguna de las versiones que circulaban por Castilla del clásico Libro de linhagens del conde don Pedro, pues vemos cómo se basa en él a la hora de relatar el origen de algunos linajes (los Mariños, los Meneses o los de Vizcaya)1540. Siendo esta la única obra estrictamente genealógica que hemos podido localizar como fuente del tratado de Mendoza. En tocante a los contenidos de carácter heráldico es donde la obra de Diego Hernández de Mendoza tiene una mayor originalidad. En la parte de la tratadística heráldica ya hemos mencionado la existencia de ligeras coincidencias con Valera. Además, presenta similitudes con otras obras coetáneas caso del Nobiliario vero de Mexía, en el que se refiere, de modo muy parecido a Mendoza, la historia del primero que usó armas. También Mexía cita como fuente a Leomarte y expone el relato de manera más escueta que Mendoza, por lo que probablemente ambos leyeran al citado autor1541. En el resto de los relatos sobre historia heráldica no coinciden, dado que Mexía prosigue con las armas de Israel, las armas de Cesar, etc., temas éstos, que no aparecen en el Libro de armería. Otro parecido se da en que Mexía también blasona por pedrería y da propiedades a los 1537 El primer relato de la leyenda de Bruto del que se tienen noticias es el escrito por Geoffrey de Montmouth en su crónica fabulosa Historia Regum Britanniae (Geoffrey de Monmouth, Historia de los reyes de Britania, Madrid, 1984, pp. 29 a 33). También Lope García de Salazar lo cuenta en el libro XI de sus Bienandanzas y fortunas. 1538 Escavias, Pedro de, Op. cit., p.30. 1539 Ibidem., p.31. 1540 Barcelos, don Pedro, conde de, Nobiliario del conde de Barcelos don Pedro traducido por Manuel de Faria y Sousa, Madrid, 1646. 1541 Mexía, Ferrán, Nobiliario Vero, Sevilla, 1492, lib III cap. III. 662 esmaltes iguales a las de Hernández de Mendoza 1542. Sin embargo, en nuestra opinión estas similitudes solamente se deben a la coincidencia de fuentes entre ambos autores. Con Gracia Dei en su Blasón de armas el Libro de armería coincide en algunos relatos. Por ejemplo, en la leyenda de Jupiter1543 y en la historia de Nino y Semiramis1544. Si bien, Diego Hernández de Mendoza se extiende bastante más, mientras que Dei sólo las cita de manera superficial. También hay leves similitudes en la descripción del ritual para nombrar caballeros 1545 y en presentar a Rómulo como el primero que nombra caballeros 1546. En cuanto a teoría heráldica, ambas obras no se parecen en casi nada. Lo expuesto en la Nobleza del universo está basado principalmente en la visión astrológica y la interpretación simbólica que Gracia Dei tenía de los emblemas. El parecido se limita a la cuestión de la restricción del uso de las armas reales1547. Sobre las descripciones de emblemas nos inclinamos a pensar que Diego Hernández de Mendoza, como él mismo dice en la introducción de la obra, se valió de su sutil inquisición más que del uso de otros armoriales anteriores. Sin embargo en las descripciones de emblemas de monarcas extranjeros bien pudo haber tomado información de algún cartulario donde aparecieran los emblemas de los monarcas europeos o una obra como el Libro del conosçimiento, ya que sin poder afirmar que este texto del siglo XIV fuera su fuente, si que son notables las coincidencias entre ambos en los emblemas de los reyes de Frisia, Panonia, León, Svenia, Goçia, Inglaterra, Ibernia y Sicilia. Aunque en otros reinos: en Alemania y Oxilia, no son pocas las diferencias,. 1542 Aqui coinciden las cualidades atribuidas a cada esmalte: azul caridad, verde esperanza negro firmeza o honstidad, rojo ardideza o alegria, el oro nobleza, la plata riqueza) lib 3 caps. XVI, XVII y XVIII. Las propiedades figuran en los caps. 21 y 22. 1543 Gracia Dei, Pedro de, Op. cit., f. IX. 1544 Gracia Dei, Pedro de, Blasón General y Nobleza del Universo, Coria 1489, f.VI Libro de armería, f.16r. 1545 Ibidem., f. XIIII y Libro de armería, f. 220. 1546 Ibidem., f. XI y Libro de armería, f. 135. 1547 Ibidem., f.VIII. 663 VII.6.3. Las leyendas en el Libro de armería En el capítulo que tratamos sobre los armoriales y los nobiliarios ya hemos mencionado la utilización de leyendas como relatos legitimadores del mejor valer de los linajes. Pero el recurso al relato legendario no era sólo una característica de la literatura heráldico-genealógica sino que era común en toda la historiografía medieval1548 Sin ser nuestro objetivo el realizar un estudio en profundidad sobre las características de este subgénero, sí que consideramos preciso reseñar la importancia de este tipo de testimonios a la hora de explicar el origen de muchos linajes y emblemas donde están presentes algunos de los temas clásicos de las leyendas europeas. Algunos de éstos, tales como encontrar las raíces de la familia en algún personaje del mundo clásico, bien fuera real o mitológico1549, o el otorgar la fundación del linaje a la intervención de algún ser sobrenatural, son comunes a toda la literatura genealógica occidental En nuestra literatura existen también rasgos particulares en la temática de las leyendas sobre el origen de algunos linajes, entre los cuales se pueden citar: - La figura del caballero extranjero que viene a colaborar en la lucha contra el infiel y luego se casa con la heredera de un linaje o territorio (caso de los linajes de Somonte, Almansa y Guzmán) - Los tres hermanos que buscan fortuna (generalmente son tres, como en los linajes de Heredia y Mendoza de Sevilla). - La intervención divina a favor del personaje elegido, el cual es ayudado en las batallas contra los moros (linajes de Bolaños, Somonte y Reinoso) 1548 Recordemos como Alfonso X utiliza en sus crónicas leyendas como la condesa traidora, la reina ultrajada, la de los siete infantes de Lara, o como casi toda la cronística navarra y castellana recurren a la leyenda de la lanzada para relatar el origen del Íñigo Arista. 1549 Las conversiones de los dioses paganos en personajes como reyes era un rasgo común en la historiografía cristiana, como vemos en la General Estoria donde aparece Júpiter como rey, Juno y Venus como dueñas, etc. 664 - El inicio del linaje en algún personaje de la época de los godos (linajes de Osorio, Godines y Godoy). En el Libro de armería encontramos multitud de leyendas, tanto en los contenidos de carácter histórico como de manera más abundante en el relato de los orígenes de linajes. Hernández de Mendoza evidentemente no fue el autor de las historias y anécdotas que refiere, sino que se inspiró en otras fuentes tanto de la literatura clásica como de la medieval. Diego Hernández de Mendoza relata más de una treintena de historias legendarias para explicar el origen o los hechos de diversos linajes. Este número no es excesivo si se tiene en cuenta que en la obra se describen las armas de cerca de doscientos linajes. Pero recordemos que el empeño del autor se centró, según él mismo dijo, en la averiguación de los blasones. Por tanto, su interés por explicar los orígenes familiares de modo fantástico, no está presente a lo largo de toda la obra, ni es tan exagerado que en los genealogistas del XVI. Incluso, en lo relativo a estos orígenes, se aprecia cómo en muchos linajes el autor intenta realizar una averiguación histórica lo más rigurosa posible, son los casos de: Velasco, Padilla, Cisneros, La Cerda, Enríquez, Orozco, Castilla, Arellano, Aragón, Portugal, Herrera, Contreras, Cartagena, Núñez de Toledo, Lorca, Chacón, Bivero, Osorio, Cadena y Silva. Diego Hernández de Mendoza utiliza las leyendas, no sólo en lo referente al origen de los linajes, sino también al relatar la historia de los países y como refuerzo de sus opiniones sobre la nobleza e hidalguía. En la primera parte de la obra se encuentran relatos legendarios para explicar el nacimiento o algún episodio de la historia de ciertos países. Entre ellos hay auténticos cuentos en el sentido literario del término: la narración romántica sobre las aventuras y desventuras del rey de Frisia o los dos relatos sobre el personaje mítico del Preste Juan. Otras historias tienen su base en un hecho histórico (la Leyenda del Conde Blanco o la explicación de las Vísperas sicilianas) Pero, es dentro de los capítulos dedicados a explicar las armas de los diferentes linajes, donde encontramos un mayor número de relatos legendarios. Incluso se dan numerosos paralelismos entre las leyendas qe explican el origen de 665 ciertos linajes nobiliarios. Tal es el caso de los Guzmanes y de los propios Ponce, como acertadamente ha señalado Carriazo Rubio en sus estudio sobre estos últimos1550. Así, teniendo en cuenta las diferentes características de temática podríamos clasificar las leyendas explicativas de los orígenes genealógicos de la siguiente manera: a) Leyendas basadas en el mundo clásico Encontramos muchos capítulos en la obra donde se encuentran este tipo de contenidos. Algunos de ellos dentro de las partes históricas tienen su base en obras clásicas, que ya hemos citado: las dos leyendas de Júpiter, la historia del rey de Nápoles, tomada de la Genealogía de los dioses de Boccaccio, la leyenda de Numa Pompilio, etc.1551. Otras se refieren al origen de los propios linajes castellanos: la descendencia herculina de los Sotomayor o el relato de la epopeya de Bruto para explicar el origen de los Vizcaya y los Guevara1552. El pacto legendario entre los vizcaínos y el señor extranjero viene ya reflejado en el Libro de Linhagens y en las Bienandanzas y fortunas. En el primero el señor es inglés y el conde malvado se llama Munio. En el segundo, el héroe es escocés y el intruso invasor es astur-leonés y se llama Ordoño, siendo derrotado en la batalla de Arrigorriaga1553. En aquellas dos obras estos episodios 1550 En ambos casos el solar primigenio es ultrapirenaico, el personaje original está adornado de todo tipo de virtudes guerreras, la llegada de ambos personajes a la Península actúa como elemento igulador, ambos combaten a los musulmanes y alcanzan por ello la privanza del rey (Carriazo Rubio, Juan Luis, La memoria del linaje: Los Ponce de León y sus antepasados a fines de la Edad Media, Sevilla, 2002, p. 127). 1551 La leyenda clásica cuenta cómo en el año 48 de la fundación de Roma la peste extendida por la ciudad no cesó hasta que se vió caer del cielo un escudo de cobre. Numa Pompilio consultó a la ninfa Ejeria y le dio por contestación que este escudo sería la Ejida de Roma. No sólo contra el furor de sus enemigos, sino también contra la peste y cualquier otro suceso desgraciado que pudiere sobrevenir, y que de su conservación dependía la suerte de la ciudad. El príncipe mandó fabricar once escudos iguales, con el afán de que no fuese reconocido si alguno intentase sustraerlo, y estos doce escudos fueron confiados a un cortejo de sacerdotes de Marte tomados de la orden de los patricios. 1552 Su origen está en la historia de la llegada de Bruto a Inglaterra relatada, como hemos dicho, en la Historia Regum Britannaie de Geoffrey de Montmouth. 1553 Juaristi Linacero, Jon, El linaje de Aitor, Madrid, 1998, p. 49. 666 se acompañan de la leyenda de Jaun Zuría1554, cuestión que no trata Diego Hernández de Mendoza b) Leyendas basadas en la intervención de seres sobrenaturales Dentro de estas características encontramos las historias sobre el origen de tres linajes: los Manrique, los Mariños y los Miranda. Las tres son historias que hacen emparentar a un antiguo miembro de la familia con una dama de características sobrenaturales, ya sea sirena, hada o demonio. Leyendas similares se encuentran en muchos lugares de la Edad Media europea. La más famosa, sin duda, es la del hada que dio origen al linaje de los Lusignan que, como afirma Juaristi, enlazan con la tradición latina pues Melusina tiene su origen en Mère Lucine o la diosa diana romana de la fecundidad1555. El relato del origen de los Marinos está basado en una adaptación gallega del relato melusiniano. Luis Krus atribuye su autoría a Payo Gómez Cherino, trovador gallego descendiente de los Marino que fue famoso en las cortes de Alfonso X y Sancho IV quien dio forma a la leyenda 1556. Este relato aparece en el Livro de Linhagens del conde don Pedro1557. La versión de Barcelos se extiende en muchos aspectos de la historia, incluso da nombre al caballero, don Froiam, y a la mujer que está durmiendo en la ribera la bautiza como Mariña por su origen, y su hijo será el llamado Juan Foiaz. Para Diego Hernández de Mendoza el caballero no tiene nombre, la mujer tampoco y tienen un hijo llamado Hernán. De origen desconocido es la leyenda sobre el origen de los Manrique, aunque se puede enmarcar en la tradición folklórica del hada y el mortal frecuente en el folklore vasco-navarro, estudiada por Ramona Violant Ribera1558. 1554 Juaristi Linacero, Jon, La leyenda de Jaun Zuría. Bilbao, 1980, p. 16. 1555 Juaristi Linacero, Jon, El bosque originario Madrid, 2000, p. 279. 1556 Citado por Paredes, Juan, Las narraciones de los livros de linhagens, Granada, 1995, p. 74. 1557 En el libro XXIII. 1558 El matrimonio entre hada y mortal en el folklore de la zona pirenaica, Barcelona, 1972. 667 c) Leyendas basadas en hechos de la Castilla medieval Muchas de estos relatos, incluidos en los capítulos sobre las armas de los reinos peninsulares ya formaban parte del acervo cultural de la España medieval y aparecen en crónicas anteriores, caso de la leyenda de la reina difamada, la del rey Abarca de Aragón1559, la de la muerte del infante don García1560, citada para explicar la subida al trono del monarca Fernando I de Castilla o la lanzada que hiere a la mujer del rey García Iñiguez para narrar el nacimiento póstumo del rey de Navarra1561. En los capítulos dedicados al origen de los linajes es donde encontramos una mayor variedad de leyendas de la Edad Media castellana: - La historia del origen de los de la Torre. Esta leyenda pervive aun hoy bajo el relato de la participación de una hueste segoviana en la primera reconquista de Madrid y está representada en la Sala Blanca del Ayuntamiento de Segovia, donde un mural reproduce los hechos protagonizados por los caudillos Díaz Sanz y Fernán García. - El conocido relato sobre el pastor que indica el camino a las huestes cristianas en la batalla de las Navas de Tolosa y que da lugar al linaje de los Cabeza de Vaca. - Las leyendas de encuentros con motivo de cacerías protagonizadas por reyes cristianos son frecuentes en la literatura castellana. La relatada por Rada, protagonizada por el rey Sancho el Mayor, que encuentra una ciudad antigua cuando persigue un jabalí, en ella una cripta en forma de iglesia y un altar que aun se mantenía en pie en honor a san Antonio. Tal es la fundación de Palencia1562. De muy similar contenido es la del origen de los Barrientos localizado en la ciudad de Astorga. - El cuento de la tortilla o del nacimiento de los Meneses, que identifica las armas con el origen del linaje. Esta es una mezcla de leyenda amorosa y 1559 Que ya se encuentra citada por Rada y Alfonso X. 1560 Rada une a la de la Condesa traidora. 1561 La historia aparece ya en la crónica del Toledano y en los textos alfonsíes, tanto en la versión vulgar como en la regia de la Estoria de España (p.129) de manera ampliada sucesivamente. 1562 Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España, Madrid, 1989, VI-6, p.227. 668 leyenda de caza, donde otra vez una actitud noble y generosa se ve recompensada por la corona. - Leyendas que tienen su protagonista en el héroe extranjero que participa en la Reconquista. De este tipo se recogen varios ejemplos en el Libro de armería. El relato sobre el origen de la casa de Guzmán, basada en el noble bretón que se gana el apelativo de good man, de donde deriva el nombre del linaje. Esta historia aparece ya en la Crónica de Alfonso Pérez de Guzmán1563, y también en las Generaciones y semblanzas, en el capítulo que habla de Gonzalo Núñez de Guzmán, donde dice: Otros dizen en esta ora manera, que cuando los reyes de Castilla y León cobravan la tierra de poder de los moros, muchos estrangeros de diversas naçiones, por serviçio de Dios e por nobleça de cavallería, venían a la conquista, e muchos dellos quedavan en la tierra e dizen que, entre otros, vino un hermano del duque de Bretaña que llamavan Godeman, que en aquella lengua quiere dezir buen onbre1564. - La historia del león y la sierpe en la que se refiere el origen de los Guzmán de Sevilla y que encuentra un relato paralelo en el capítulo de los Coronado. En el caso de los Guzmán se da un barniz fabuloso a hechos reales. Este podría ser un relato novelado por el autor del inicio de la casa de Niebla cuando su fundador, Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, casado con María Alonso Coronel, va a guerrear a África como mercenario del sultán benimerín de Fez y consigue su fortuna1565. Las historia del auxilio al león no es original. Encontramos su primera referencia en el Caballero del león de Chretién de Troyes. También aparece una historia similar en la Crónica de Alfonso X, atribuida a Fernán Sánchez de Valladolid en el siglo XIV, la anécdota de los leones en Túnez se relaciona en este caso con las armas del infante Enrique, 1563 Miguel Ángel, Una biografía caballeresca del siglo XV: “La Coronica del yllustre y muy magnifico cauallero don Alonso Perez de Guzman el Bueno” En la España Medieval, n. 22 (1999), p. 268. 1564 Pérez de Guzmán, Fernán, Generaciones y semblanzas, Madrid, p. 102. 1565 Sobre esta casa y linaje véase el capítulo dedicado a ella de Miguel Ángel Ladero Quesada en su obra Andalucía en el siglo XV: estudios de historia política, Madrid, 1973. 669 hijo de Fernando III1566. La leyenda, como dice el profesor Ladero, identifica el bien y el mal en los dos animales: Los dos animales la sierpe y el león, se prestan a consideraciones simbólicas que implican valoraciones del orden social. La sierpe dragón es el símbolo del mal moral y social en todos sus aspectos pero el león es de “real ánimo”, es el rey entre los animales 1567. Por tanto, el protagonista que ayuda al león se pone del bando de la bondad. Además, Hernández de Mendoza añade la similitud de las armas reales con la figura de león, con lo que el autor aprovecha para volver a uno de sus argumentos de fondo en la obra, ya referido en otros apartados de este trabajo, la identificación del bien con el apoyo a la corona. - Otra leyenda relacionada con las anteriores, aunque de contenido más romántico, es la relatada en el capítulo dedicado a los Ponce de León para explicar la unión de este linaje con los Guzmán. Se trata de la leyenda del casamiento de Fernán Ponce con la hija de Alonso Pérez de Guzmán en el puerto de Sanlucar. El autor hace aquí una pintoresca figuración de las bodas de las dos hijas de Alonso Pérez de Guzmán, fundador de la casa de Niebla. Ambas bodas fueron reales aunque menos novelescas. Luis de la Cerda se casó con doña Leonor en 1306, siendo la dote de ésta parte del Puerto de Santa Cruz, y la otra hija fue esposa de Fernán Pérez Ponce, recibiendo, a su vez, las villas de Rota y Chipiona, la mitad de Ayamonte y un juro sobre rentas de Marchena, que luego éste compraría al rey Alfonso XI (quien le concedería el título de señor de Marchena), siendo el origen de la casa de Arcos1568. Según Carriazo Rubio este relato cobra tal notoriedad que es seguido por diferentes genealogistas posteriores: Garcia Alonso de Torres o Téllez de Meneses. Pero no por un contemporáneo, Lorenzo Padilla, 1566 “De la famosa aventura heráldica de unos leones africanos y otras historias”, Hidalguía, n. 179-180 (1983), p. 305. 1567Ladero Quesada, Miguel Ángel, Una biografía …, p. 252. 1568 Ladero Quesada, Miguel Ángel, Andalucía…, p. 19. 670 arcediano de Ronda, quien elude cualquier comentario sobre este encuentro en su Crónica de la illustrísima casa de los Ponce e León1569. Se relatan en el texto otras leyendas que pueden agruparse según su temática de la siguiente forma: - Leyendas heroicas, que narran las gestas realizadas por castellanos en otros reinos, las cuales sirven normalmente para relacionar algún elemento foráneo dentro de las armas con un hecho memorable de un miembro del linaje. Entre ellas están la que narra el origen de la flor de lis de los Maldonado o la barra de Aragón de los Byedma. - Relatos que enlazan el origen del linaje con algún personaje famoso real o imaginario de la propia Edad Media: los Ponce con Roldán, los Mendoza con el Cid, los Lara con los siete infantes o los Toledo con Esteban Illán . - Narraciones enmarcadas en episodios bélicos de la Reconquista: el enfrentamiento del ancestro de los Fajardo con cinco musulmanes; los dos caballeros de Ávila que apuestan matar tantos enemigos como frisuelos comen en presencia del rey; el duelo singular que da origen al Ave María de los de la Vega; el auxilio al rey a costa de su libertad que lleva a cabo el primero de los Girones, y la reconquista de grandes territorios apostada con el monarca por los Ayala. - El repertorio de historias que narran el origen de un linaje o de un blasón prosigue con gran variedad temática dentro de la obra. Así, se pueden reseñar las siguientes: la que relata el origen de las armas de los Manueles, extraída como vimos del relato del propio don Juan Manuel; la del origen luctuoso de la banda negra de los Zúñiga; el auxilio caballeresco a unas damas por parte del primero de los Albornoz o la intervención de un franciscano en el origen de las armas de los Montoya. 1569 Carriazo Rubio, Juan Luis, La memoria del linaje: Los Ponce de León y sus antepasados a fines de la Edad Media, Sevilla, 2002, p. 125 . 671 Aunque hemos intentado adentrarnos en la cuestión del uso de fuentes legendarias por parte de los autores heráldicos y genealógicos de la Baja Edad Media castellana, resulta un hecho casi imposible llegar a descubrir el origen exacto de las historias relatadas, debido al desconocimiento del origen real de muchas de ellas que, normalmente, se pierde en los albores del propio folklore europeo1570. Otras veces hemos podido localizar la fuente cuando ésta es fruto de la inspiración de un escritor, pero ni aun, en estos casos, es posible determinar con rotundidad si el relato que este autor realiza tiene a su vez otros orígenes que actualmente ignoramos. Sin embargo, averiguar en la medida de nuestras posibilidades la cuna de las ideas que inspiraron a nuestros antepasados es una tarea ineludible para el investigador histórico, por tanto nos permitimos hacer nuestras las palabras que en este sentido escribe el profesor Ladero: Sería posible rastrear el origen de todas aquellas noticias en autores europeos anteriores, a partir de la segunda mitad del siglo XIII, pero lo que importa señalar es el valor de estos textos como difusores de un bagaje de ideas, conocimientos y ensoñaciones con el que se embarcaron muchos hombres para buscar y explorar las Indias por aquellos decenios1571. 1570 Sobre esta cuestión de los mitos comunes véase el citado trabajo del profesor Jon Juaristi El bosque originario donde se aborda el origen de los diferentes mitos comunes en los países del occidente europeo desde su ascendencia céltica, grecolatina y germánica. 1571 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El Preste Juan de las Indias y los reyes de armas castellanos del siglo XVI”, en Medievo hispano: Estudios in memorian del profesor Derek W. Lomax, Madrid: Sociedad Española de Estudios Medievales, 1995, p. 228. 672 VII.6.4. El nobiliario atribuido a Diego de Cervellón La supuesta obra de Diego de Cervellón es el único caso en donde se encuentra una referencia en donde se afirma directamente que un libro de armerías sirvió de base para la elaboración del Libro de armería. Este es el motivo principal que nos ha movido a realizar un estudio de la citada obra e incluirlo en el presente capítulo, a fin de aportar alguna luz sobre la veracidad de esta cuestión. Poco sabemos de Diego de Cervellón, salvo lo que de él se dice en las copias que se conservan de este texto. Parece ser que fue criado de Juan II de Aragón y perteneciente a un noble linaje del reino de Valencia. Nada más hemos podido averiguar sobre este personaje, cuestión extraña teniendo en cuenta la presencia de varias obras de carácter genealógico referentes a esta familia, en las cuales realiza una exhaustiva relación de sus componentes desde sus orígenes. Entre estas obras se encuentra la Genealogía de la Casa de Cervellón, donde se remonta de manera mítica el origen de la familia hasta el año 690 en la figura de Kerhart, conde de Astolberg y de su mujer Clotilda1572. En el siglo XV existen datos abundantes de personajes de la familia ya históricos: Berenguer Arnao de Cervelló, Guillem Arnao de Cervelló (que vive en 1496) y Berenguer Arnaldo de Cervelló, hijo del primer barón de Oropesa (que testa en 1501)1573. Similares noticias sobre esta familia están presentes también en el Nobiliario de España de Téllez de Meneses1574, donde se vuelve a relatar el origen mítico de los Cervellón en tiempos de los francos, pero sin mencionar a Diego de Cervellón. También se cita en la crónica de Pedro I del canciller Ayala a un Ramón Alemán de Cervellón, embajador y camarero mayor de Pedro el Ceremonioso1575. 1572 Cervellón, Gerardo de, Breve ilustración y sucinta prueva de los que cifran los Cuadros de la Genealogía de su Casa, Valencia, 1663 (RAH 9/174), f.1. 1573 Ibidem., f. 3. 1574 Téllez de Meneses, Alonso,Nobiliario de España,RAH 9/236, f.102. 1575 López de Ayala, Pedro, Op. cit., cap IV, 169. 673 De la obra en cuestión hemos podido localizar dos ejemplares, ambos del siglo XVII, uno en la Biblioteca Nacional de Madrid y otro en la Bibliothèque Nationale de París. El interés del texto como posible fuente radica en que, según se afirma en anotación marginal del primero de los ejemplares, éste fue el modelo que Diego Hernández de Mendoza utilizó para elaborar su Libro de armería. Las razones que nos hacen dudar de esta aseveración son las siguientes: a) El sentido del propio Libro de armería, donde se refiere en repetidas ocasiones al carácter castellano del autor y de la obra, la cual pretende ser una recopilación castellana que tendría poco sentido en un noble de familia valenciana. b) En la supuesta obra de Cervellón, tanto en el ejemplar de Madrid como en el de Paris, se relatan acontecimientos que ocurrieron después del reinado de Juan II (la creación del marquesado de Falces (1513) y la aparición del águila bicéfala en las armas reales de España). Además de estos motivos de carácter general, se puede llegar a la misma conclusión tras un análisis comparativo entre los contenidos del Libro de armería y los de los dos ejemplares conservados de la obra de Cervellón. El armorial de Cervellón conservado en París ha sido estudiado por P. Adam a partir de un manuscrito de J. Chifflet, en cuya introducción a modo de homenaje póstumo hacia Adam, Faustino Menéndez Pidal realiza un breve estudio del ejemplar conservado en Madrid1576. Después de analizar lo publicado por Adam se puede llegar a las siguientes conclusiones: - De los 442 emblemas del armorial publicado por Adam sólo 37 linajes coinciden con el Libro de armería. - Hay significativas discordancias entre éste y la obra de Diego Hernández de Mendoza: la ausencia de personajes individuales (ya de por sí originales en Mendoza), y de linajes muy relevantes (los Mendoza, los Manrique, los Lara, los Padilla, los Zúñiga, Dávalos, Velasco, Coronel, Lasso de la Vega). 1576 “Le recueil de la noblesse d’Espagne”, Hidalguía, n. 67 (1975), pp. 832-855 674 En muchos de los linajes coincidentes los blasonamientos no presentan los mismos emblemas. Las diferencias son significativas en las siguientes armas: Los Acuña: Mendoza da como parte de sus armas las reales de Portugal, y Cervellón-Adam describen un cuartelado en el que las de Portugal son bordura. Los Avellaneda: Hernández de Mendoza no refiere el número de aspas en la bordura, mientras que, Cervellón-Adam blasonan dieciséis. Los Angulo: no se parecen en nada ambas descripciones, Mendoza habla de cinco roeles y Cervellón-Adam describen una torre y un yelmo. Los Ávila: Cervellón-Adam cuentan 13 roeles, en vez de los 6 y 13 del Libro de armería. Los Cañizares: Cervellón-Adam describen un águila de oro en campo de gules con orla de plata cargada de 3 aspas de gules y Mendoza blasona un escudo de gulas con aspas amarillas. Los Cervato: Cervellón-Adam hablan de un jaquelado de plata y gulas, Hernández de Mendoza dos ciervos de oro en campo azul. Los Flores: Hernández de Mendoza refiere un castillo de oro en campo de azur con orla de armiños, y Cervellón-Adam un cuartelado de azur con flores de lis de oro en sautor y 2/3 de plata, con león de púrpura. Los Delgadillo: Cervellón-Adam enumeran ocho estrellas y Mendoza 7; Cervellón-Adam sólo blasonan las armas de los Guzmán de León, de Toral y las de los de Sevilla, en Libro de armería se describen las de los tres. Los Gaytán: Hernández de Mendoza blasona 13 veneras de oro y un águila sobre ellas, mientras que Cervellón-Adam describen como cuartelado 1/4 cruz potenzada y 2/3 de Castilla. Los Osorio: Hernández de Mendoza no pone orla, y Cervellón- Adam dan una bordura de coquillas. 675 Los Palomeque: Mendoza pone una orla con aspas de oro y Cervellón-Adam no. Los Isla: Cervellón-Adam sólo describen las armas antiguas y Mendoza blasona las antiguas y las nuevas. b) En el ejemplar de la obra de Cervellón conservado en Madrid es donde se contempla a éste como criado de Juan II de Aragón y se refiere en una anotación la posible copia por parte de Hernández de Mendoza. La obra, cuyo título facticio es Libro de blasones y escudos de armas de algunos linajes de España1577, consta de dos volúmenes y según figura en ella fue realizada por Fernando de Herrera. En su comienzo se encuentra la siguiente anotación: Libro de blasones y escudos de armas de algunos linajes de Hespaña, recopilado por Diego de Çervellón, criado del serenísimo rey don Juan de Navarra y Aragón. Padre del Católico rey de España don Fernando quinto deste nombre de gloriosa memoria1578 . En el libro manuscrito que tiene por título libro de linajes de España fecho por Diego de Cerbellón criado de serenísimo rrey don Juan de Navarra, se continúan muchos linajes nobles destos rreynos de España y aviendo visto otro libro de linajes que escrivió Diego Fernández de Mendoça, natural de la villa de Madrid, que fue en tiempo de los Católicos Reyes de España don Fernando y doña Ysabel paresce claramente que al pie de la letra dize lo mismo el uno quel otro y solamente en el de Diego Fernández de Mendoza está número de onze linajes que no catan en el dicho libro que se yntitula de Diego de Cervellón en pero en el de Diego de Cervellón ay muchos que no parescen que están en el de Diego Fernández de Mendoza. Los quales se escrivieron en este libro que nombré del 1577 BN Ms. 3253. 1578 Ibidem., f.1. 676 dicho Çervellón pues los demás paresce que fuera superfluoçidad duplicarlos estando como están en el dicho libro de Mendoça al qual se puede dezir que prosigue este o que es adición del otro, si bien por aver sido el Çervellón cosa de quarenta años más antiguo se podía colegir que Diego Fernández de Mendoza sacó de su libro lo que escrivió, pero esta dificultad ace poco al uso para lo que toca a la actenticidad del libro1579. Faustino Menéndez Pidal se basa en la verosimilitud del contenido de esta anotación y afirma lo siguiente: Il y a une note, vraisiblement du même Herrera, signalant que l’ouvrage de Cervellón a été copié mot à mot dans le Nobiliarie de Diego Hernández de Mendoza, serviteur des Rois Catholiques. Cést pour cela qu’Herrera avait seulement transcrit les armoires ne se trouvant plus dans l’ouvrage de Mendoza1580. Es imposible comprobar la aseveración de Herrera en el sentido de que en el Libro de armería solamente figuraron once emblemas que no estaban presentes en el de Cervellón, ya que el propio Herrera dice eliminar las coincidencias entre los dos textos. Pero, tras una comprobación de los contenidos de ambos tratados, se puede apreciar que los linajes que se enumeran en el texto de Cervellón figuran en gran número en la obra de Mendoza (treinta linajes coincidentes). Luego no es posible que Herrera omitiera los que ya describía Hernández de Mendoza. Entre estos linajes coincidentes están: Ulloa, Chacones, Bivero, Maldonado, Ysorna, Orantes, Ribadeneyra, Quiroga, Ponte, Parada, Asturias, Fajardo, Figueroa, Mariños, Chirino, Cañizares, Hurtado de Mendoza y Pardo. 1579 Ibidem., f.2. 1580 “Le recueil de la noblesse d’Espagne”, Hidalguía, n. 67 (1975), p. 834. 677 Incluso hay linajes o personajes coincidentes cuyo emblema no es ni parecido. Tal sucede en los Ulloa o en los monarcas extranjeros1581. En el marco de estos linajes coincidentes hay textos que son de la época de los Reyes Católicos, por lo tanto, tampoco pudieron ser obra de Cervellón (en los Chacón se habla de Gutierre de Cárdenas como contador mayor y comendador de León)1582. c) Después de comparar entre sí las dos copias conservadas de la supuesta obra de Cervellón, hemos comprobado que entre la copia de Chifflet y la de Herrera existen también notables diferencias: - En el manuscrito de Herrera aparecen un gran número de linajes que no figuran en el de Chifflet: Mariño, Andrada, Fajardo, Chacón Bivero, Moscoso, Gallinato, Isorna, Dorantes, Ponte, Lira, Parada, Chirinos, Locana, Almança, Anaya, Aragón, Abrego, Agustín, Bastoncillo, Bustillo, Bravo de Laguna, Carvajal, Castrillo, Cifuentes, Cerezo, Camora, Castelbó, Corbarán, Graxeda, Hurtados de Mendoza, Val, Verdugo, Villagómez, Ribadeneyra, Pineda, Pereyra, Paredes, Román y Raya - Incluso entre los linajes que aparecen en ambos, existen diferencias en los Maldonado, Godoy, Sotelos, Moxica, Baçán, Arias, Cañizares Zuritas Carrillos Estrada, Fuentes y Robles. Tras el análisis de contenidos de los dos manuscritos atribuidos a Diego de Cervellón y su comparación con el Libro de armería, podemos llegar a las siguientes conclusiones: - Las coincidencias del texto conservado en París con la obra de Hernández de Mendoza no son ni mucho menos concluyentes. Se circunscriben a treinta y siete linajes, de los cuales once no son similares en sus contenidos. Dado que la copia fue realizada por Chifflet en el siglo XVII, cuando la obra de Mendoza ya era una fuente común en la literatura heráldica española, lo más 1581 Se inventa el emblema del emperador de Oriente, el de Occidente y de Francia describe el Valois antiguo. 1582 BN. Ms. 3253, f.7. 678 probable es que las similitudes se deban a que el texto de donde copió el francés tuviera elementos extraídos de la obra de Mendoza. - De la comparación entre el tratado de Herrera y el de Hernández de Mendoza se desprenden estas conclusiones: a) Aunque en la citada anotación se afirma que se han eliminado las coincidencias, esto no responde a la realidad, pues ambos se ajustan en un gran número de linajes. b) Entre estos blasonamientos coincidentes, en el texto de Herrera aparecen contenidos de la época de los Reyes Católicos y aun posteriores c) El número y la extensión de los capítulos dedicados a linajes castellanos es muy superior a los de otros reinos de España, cuestión extraña en un libro realizado por un valenciano al servicio del rey de Aragón. Sobre los dos manuscritos atribuidos a Cervellón se puede afirmar que no tienen entre sí un grado de coincidencia que pueda resultar significativo, en consecuencia no es cierto que sean dos ejemplares del mismo tratado, ni siquiera dos versiones de la obra. Aunque Hernández de Mendoza utilizase para la redacción de su tratado fuentes que aun no hubiéramos identificado, y entre ellas pudiera haber algún armorial aragonés, la incidencia de lo que pudiera haber tomado de una supuesta obra de Cervellón (desde luego, no de las dos que conocemos) no justificaría la veracidad de la hipótesis, sólo avalada por una anotación marginal casi dos siglos posterior, de que el Libro de armería era una copia de la obra citada. A falta de más datos podemos afirmar que es posible que Diego de Cervellón existiera e, incluso, que a su pluma puedan deberse alguna obra de carácter heráldico. Pero, tenemos más que serias dudas de que fuera la fuente de la cual Hernández de Mendoza tomase elementos para su Libro de armería. 679 VII.7. EL LIBRO DE ARMERÍA COMO FUENTE PARA OTROS ESCRITOS El Libro de armería es el manuscrito heráldico español del que se conservan más copias, de lo cual se puede desprender que tuvo una notable difusión desde poco tiempo después de su salida a la luz a fines del siglo XV hasta entrado el siglo XVII1583. Esta notoriedad trajo como consecuencia inmediata hacer de esta obra una fuente de consulta no sólo para los lectores interesados, sino también para los autores que elaboraban obras sobre genealogía, heráldica y, en menor medida, para los que escribían sobre historia general. Este aprovechamiento de la obra de Hernández de Mendoza se llevó a cabo de diferentes maneras : a) En primer lugar, se da el caso de la refundición de la obra realizada por Juan Pérez de Vargas, la cual no fue tanto la utilización como fuente para llevar a cabo un texto con entidad propia, caso de la realización de una versión ampliada del texto de Mendoza, a la que nos referiremos debidamente en el capítulo dedicado a la evolución textual del Libro de armería. b) En segundo lugar, están las obras en las que se reproducen directamente amplios fragmentos del tratado, pero que tienen una estructura de contenido original. Para éstas, el Libro de armería es lo que podemos llamar una fuente básica. Entre ellas se cuentan las obras escritas por García Alonso de Torres, Lope de Baíllo, el autor del Armorial Le Blanc y algunos otros libros de armas anónimos. c) El tercer grupo está integrado por las obras que utilizan a Diego Hernández de Mendoza como fuente concreta para describir algunos emblemas en particular o relatar la historia de ciertos linajes. Este es el caso de los siguientes autores: Jerónimo de Aponte, Gonzalo Argote de Molina, Jerónimo de Quintana, Blas de Salazar y, en particular, de Gonzalo Fernández de Oviedo 1583 En el inventario post-mortem del conde de Mélito de 1536 ya aparece un ejemplar del Libro de armería (Dadson, Trevor J., Op. cit.,p. 329). 680 VII.7.1. Obras para las que el Libro de armería es fuente básica García Alonso de Torres A comienzos del siglo XVI, muy poco tiempo después de desaparecer Diego Hernández de Mendoza, ya vemos cómo su obra es utilizada por el principal autor de literatura heráldica de la época, García Alonso de Torres, rey de armas de Fernando el Católico y del emperador Carlos, llamado Aragón. Esta relación entre las obras de ambos ya ha sido explicada en otros apartados de este trabajo y a ellos nos remitimos1584; como también al análisis comparativo de descripciones de blasones del capítulo anterior y a la relación que se incluye en anexo a este trabajo, en los que se puede apreciar la más que casual similitud entre los blasonamientos presentes en los Blasones de armas y el Espejo de nobleza de Alonso de Torres, y los de los mismos linajes incluidos en el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. Sin menospreciar la importancia de la obra de García Alonso de Torres, las similitudes son tan evidentes que no creemos que exista ninguna duda sobre la utilización de la obra de Hernández de Mendoza por parte de este autor, en sus recogimientos de armas. El Armorial Le Blanc El famoso Armorial Le Blanc, es otra de las obras cuyo autor, directa o indirectamente, se inspiró en el tratado de Hernández de Mendoza. El armorial en cuestión está ordenado por reinos y según Popoff fue realizado hacia 15601585. El mismo investigador afirma que en lo referente a nuestro país toma fuentes españolas que data en el siglo XV. El manuscrito de esta obra (Ms. 572 f de la Bibliothèque Nationale de Paris) estudiado por Popoff es un armorial universal blasonado y pintado a razón de seis escudos por página. En muchos aspectos es similar al Libro de armería, ya 1584 De manera principal en el capítulo dedicado a Alonso de Torres en su apartado de fuentes. 1585 Popoff, Michel L´héraldique espagnole et catalane a la fin du Moyen Âge, París, 1989, p.100. 681 que aun tiene una perspectiva más heráldica que genealógica y está ordenado por linajes, no por personas ni títulos. En los emblemas referentes a la corona de Castilla su estructura es también similar a la del Libro de armería: - El rey de Castilla. - Linajes cercanos a la casa real (Manuel, La Cerda, Enríquez); - Emblemas del resto de los linajes de la corona de Castilla: Vizcaya y Castilla la Vieja: Haro, Lara, Guevara, Mendoza, Ayala, Mendano, La Sarte, Hoves (sic), Salazar, Pelastre (sic) Canallos (sic), Solorcana (sic), Garna (sic), Ugurte (sic), Çárate, Londono, Mancriques, Sarmientos, Cunniga, Arellano, Crozco (sic), Royas (sic), Padilla, Tonar (sic) Herrera, lasos de la Vega, Castanneda, Busto, D’Isla, Cosantos (sic), Salcedo, Céspedes, Contreras, Venero, Valeio (sic), Cartagena, Vargas, Machuca y Heredia 1586. - Linajes de personajes madrileños: Pedro Núñez, hijo de Alonso Álvarez de Toledo, Beltrán de la Cueva Leonor de Osorio y Cisneros. - Galicia y León: el rey de Galicia, Castro, Sotto maior (sic), Marino, Chacoin (sic), el rey de Leon, Cabo de Vaca (sic). - Toledo: los tres linajes de este nombre, Calatajud, Ainfrin (sic), Cardenas en Ocaña, Jarava en Cuenca, Cuellos. - Córdoba: Aguilar, Angulo, Lisones, Mesa. - Jaén: Torres, Solier. - Sevilla: Le roy de Seville, Tenorio, Coronelo, Berars Negra (sic), Sandoval, Caranca, Rapado, Cervatas, Pania (sic), Heresquelos (sic), Saldana, Narbaes, Berrio, Leyna (sic), Venande (sic), Porto Carrero, Quadros. No sólo la estructura en la que se organizan los contenidos está tomada de la obra de Hernández de Mendoza, sino que también se producen notables coincidencias en otros aspectos: - Identidad de los linajes recopilados 1586 Estos último en el mismo capítulo al igual que se representan en el Libro de armería. 682 - Reproducción de citas textuales1587. - Inclusión de capítulos referentes tanto a familias como a personajes individuales que son característicos del Libro de armería. Las múltiples faltas de concordancia en la grafía de algunos linajes y territorios se deben, de manera ostensible, a errores motivados por una mala transcripción o ignorancia del amanuense, caso de los Cercenella (Cerezuela), Luzia (Lucio) Jarana (Jarava) Cordona (Cordova) Coronelo (Coronel) Saldena (saldanna) Cereznella (Cerezuela), Larana (Jarava) Pacecos (Pacheco) Ainfrin (Ajofrin) Coronelo (Coronel) Venandes (Benavides) y otros. Se dan además deslices que denotan el desconocimiento del autor sobre los reinos de España. Así, por ejemplo, trata a Jaén como un linaje, cita al condestable Iranzo como perteneciente al linaje de los Lucas o describe los emblemas de territorios como si fueran personales de los reyes. Una pista sobre la fuente que sirvió al amanuense nos la proporciona el contenido de la relación de linajes del armorial, que finaliza con las mismas familias que el índice del manuscrito C-IV de la Biblioteca de El Escorial, no incluyendo los que se añaden en posteriores versiones1588, por lo que a nuestro juicio la información fue probablemente extraída de la versión definitiva que de su obra hizo Diego Hernández de Mendoza. Para el autor del Armorial Le Blanc, el Libro de armería es la fuente básica, si no la única, en lo referente a la corona de Castilla. En el mismo armorial los emblemas de la corona de Aragón1589 no son de linajes sino personales y de títulos de nobleza, (rey de Aragón, conde de Luna, conde de Urgel, Marques de Villena, conde de Purias, conde de Pallars, conde de Prades, Hugo de San Pau, 1587Aparecen citas textuales del Libro de armería: Cuellos descendent d’unne fille du roy de Portugal; aunque con errores: hijo de un gentilhombre de Weda (en vez de Úbeda), también es igual el comienzo del capítulo de otros linajes: los Cisneros (Viennent de Tierra de Campos anchiennement appelleé Bardulia), Calatajud (viennent de Valence en Castille), los Coroneles (descendent de don Habran Senor, juif baptisé l’an mil iiiic xiii) Cuellos descendent d’unne fille du roy de Portugal. 1588 Como la ampliación de esta versión que se encuentra en el ejemplar II-86 de la Real Bblioteca, y ni mucho menos en la versión de Juan Pérez de Vargas. 1589 Popoff, Michel, Op. cit., p. 112. 683 Hugo de Anglesona, Petro Hoil, Pietro Jordán Duries, el castellano de Amposta y Raymond de Vilanova). Es evidente que el autor debió de tener una fuente distinta que la utilizada para describir los de Castilla. Lope de Baíllo y Pedro Gracia Dei En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan manuscritos atribuidos a Lope de Baíllo y a Pedro Gracia Dei en cuyos contenidos se encuentra parcialmente el texto del Libro de armería. En el manuscrito atribuido a Lope de Baillo1590, existe una anotación, situada en los preliminares, que otorga a este escritor la autoría del texto, encontramos elementos en los que se aprecia claramente que gran parte del manuscrito está formado por el contenido del Libro de armería y, más en concreto, de la versión realizada por Juan Pérez de Vargas1591. El resto del texto lo componen una historia de las órdenes militares y un nobiliario de títulos españoles del siglo XVI . El manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid Ms. 10.654 contiene en un principio las famosas redondillas de Gracia Dei, pero prosigue con una relación de armas que está tomada de la obra de Hernández de Mendoza, aunque comenzando no por el Preste Juan, sino por las armas de Jerusalen1592. En el 1590 BN. Ms. 6596. 1591 La coincidencia se encuentra en la propia ordenación de la relación o recogimiento de linajes que se incluye en el texto y en la descripción de éstos, comenzando por la historia del Preste Juan, y otras armas como las del rey de Chipre, Golandria (sic), y Guxilla (sic), Ungría, Nuruega, Panonia, Lion o Luberse (sic), la historia del rey de Frisia, Inglaterra, para continuar con la relación de armas de linajes castellanos. 1592 Sigue con la relación idéntica a la del Libro de armería: las armas de Granada (que son ya la Granada , con otras armas de creación propia: las Indias, Dalmacia, Celandia, etc. Continúa con los linajes próximos a la casa real: Manueles, Cerda (el armorial es sólo blasonado, pero eso no quita para que se copien frases que indiquen que de donde se sacó estaba ilustrado como en el folio 30 que dice así: así como aquí están pintadas), Enriquez, Alonso de Aragón, Castilla, Portugal. Sigue con Vizcaya, y los apellidos de estos, en los Mendozas incluye información propia, en los Manrique no cuenta la historia del origen, en los Padillas, dice que Sancho de Padilla fué clavero y después comendador de Calatrava y este tuvo mucho tiempo la villa de Alama) , en los Herrera, habla del que vive que es Pedro de Herrera, señor de Ampudia y mariscal, en los Barahonas pone todo de su cosecha incluso unas rimas (f.46), sigue la estrucutura de Mendoza hasta Galicia, pero luego comienza a incluir muchos linajes propios. 684 mismo caso están los manuscritos de signatura Ms. 11.686 y Ms. 3.3221593 los cuales contienen también obras atribuidas a Gracia Dei mezcladas con fragmentos del Libro de armería Estos ejemplares, atribuidos a Lope de Baillo y a Pedro Gracia Dei, son recopilaciones de contenido misceláneo en las que se incluye el texto del Libro de armería casi al completo, por lo que la autoría de éstos es una cuestión que plantea serias dudas. Es posible que algunos fragmentos u otras obras incluidas también sean suyos y esto ha inducido a adjudicarles la titularidad de manera general. En todo caso, fueran estos textos redactados por los autores a los que se les atribuye o fueran fruto de la recopilación de un tercero, el Libro de armería fue una fuente básica para su redacción Obras anónimas cuya fuente es el Libro de armería El texto del Libro de armería también fue utilizado por los autores de numerosos nobiliarios anónimos. Este es el caso del manuscrito titulado Blasones de las casas de España y del titulado Recogimiento de nobleza atribuido a Castilla. Blasones de las casas de España 1593 Gracia Dey Ynterprete de las Españas en le qual se declaran las armas y blasones de los linajes de España. Trasladado del libro grande que fue de Antonio de Sotomayor rei de armas de Felipe II, el qual pasó a Juan de Ortega su yerno y de su mujer Magdalena de Sotomayor. Atribuido a Pedro Gracia Dei [en el f.2 v hay un retrato de buena factura que podía ser del propio Gracia Dei o más probablemente de Antornio de Sotomayor]. Hay partes que estan tomadas de Mendoza, como el de Preste Juan y emperador de Grecia y algunos linajes como los Coroneles. A partir de ahí se da una relación desordenada de apellidos con breve descripción del linaje y blasonamiento, sin representación gráfica. Tambien tiene otras fuentes como las Generaciones y Semblanzas. Las coplas de Gracia Dei sobre 39 apellidos ciudades y personajes del f. 58 asl 62. Del f. 205 al 242 es la obra de gracia Dei con la misma tónica que las descripciones de linajes anteriores.Del f 243 al final f.345 reproduce los Cien linajes de Carlo famoso de don Luis Zapata en rima octava. 685 En este ejemplar, atribuido erróneamente a García Alonso de Torres1594, se puede apreciar una clara influencia de Diego Hernández de Mendoza en diversos aspectos. La obra tiene una estructura distinta del Libro de armería. De hecho, es una miscelánea que comienza con una Historia de España hasta Felipe II, prosigue con una Historia de la fundación de Venecia. Seguidamente, pasa a ser un armorial con una larga explicación de las armas de los de Cubas y los Velasco. A partir de entonces cambia la letra y entre los blasones y linajes descritos encontramos algunos tomados del Libro de armería. Entre estos últimos están la historia del origen de las armas de los de Meneses. En algunos casos la copia es literal (los Girón, los Avellaneda, los Niño, los Pimentel, los Cabeza de Vaca, los Escobar, el origen de Toledo y la diferencia de sus armas, los Carrillos, los Ávalos, los Barrosos, los Gaytán, los Palomeque, los Gudiel, los Cervatos, los Silva y los Calderón. Se da el caso de que a partir de los Meneses se sigue el mismo orden de linajes que en el Libro de armería. Recogimiento de nobleza Otro texto donde aparecen claramente capítulos de linajes extraídos de la obra de Mendoza es el llamado Recogimiento de nobleza, atribuido a Castilla, rey de armas1595 , manuscrito ya estudiado en este trabajo en lo referente a su posible relación con Garci Alonso de Torres. En esta obra se dan coincidencias en una gran cantidad de linajes, entre otros: Ponce, Cerda, Girón, Portugal, Marino, Bocanegra, Ysorna, Rybadeneyra, Cartagena, Acuña, Loaysa, Coronel y Cevallos. No hay que descartar la posibilidad de que el autor de este tratado pudiera haber tomado estos capítulos de algún ejemplar de la obra de Mendoza, y que éste fuera el nexo común entre Torres y Castilla, tal y como apuntábamos anteriormente. También, hay que tener en cuenta la posibilidad de que su fuente directa fuera uno de los recogimientos de armas de Alonso de Torres, lo cual no desvirtúa el hecho de que Mendoza fuera consultado, sólo que en este caso sería de manera indirecta. Se conservan otros manuscritos en los cuales el texto de Hernández de Mendoza aparece ampliado con fragmentos u opúsculos de otros autores. Esto 1594 BN. Ms. 11678, Índice de manuscritos de la Biblioteca Nacional. 1595 RAH 9/271. 686 ocurre en los siguientes: BN. Ms. 8283, donde se encuentra junto a textos de Rades y Andrada, Barahona, Gracia Dei, Argote de Molina, Zurita y Mexía; BN. Ms. 6576, donde le acompañan textos de Mayoldo, Garibay, Gracia Dei, Moreno de Vargas y Zurita; BN Ms. 11772, con textos de Aponte y Huarte de San Juan y RAH 9/270, con ampliaciones de Juan de España. Sin embargo, en estos tratados no creemos que el Libro de armería haya servido como fuente para la redacción de otra obra diferente, ni siquiera se pueden considerar versiones del texto, sino que fueron producto de ampliaciones realizadas por los sucesivos copistas con el objetivo de enriquecer su contenido, o bien se deben a la inclusión de la obra en un ejemplar misceláneo. VII.7.2. Obras en las que el Libro de armería es una fuente parcial Avanzado el siglo XVI y durante todo el XVII encontramos autores que utilizan la obra de Hernández de Mendoza como texto de consulta en materia heráldica, sirviendo de referencia para la elaboración de nobiliarios y otros géneros de literatura genealógica. El Libro de armería es una fuente, a veces citada y otras sin citar, en lo tocante al origen y armas de uno o varios linajes. La obra es utilizada directamente por Gómez de Castro en su biografía del cardenal Cisneros1596 al relatar la ascendencia del cardenal y su posible relación con el linaje de los Mendoza. Argote de Molina lo cita en su Nobleza de Andalucía en los capítulos de algunos linajes (Cabeza de Vaca y Toledo, entre otros). También es una fuente para Ambrosio de Morales, en el capítulo sobre el origen del linaje de los Guzmán, en su obra Vida de Santo Domingo. Jerónimo de Quintana se vale de Hernández de Mendoza en su Historia de Madrid para aportar datos sobre ciertos linajes y lugares madrileños: los Núñez de Toledo, los Arias de Ávila, los de Torre, los Ayala y el asilo de Santa Catalina1597. Encontramos otros autores que también extraen contenidos de Hernández de Mendoza sin una referencia explícita. Éstos son: Jerónimo de Aponte en su Lucero de Nobleza en los capítulos de Mariño y Manrique; Blas de Salazar en los 1596 Gómez de Castro, Álvar, Op. cit., f.2. 1597 Quintana, Jeronimo de, A la muy antigua …, pp. 422, 427, 612, 615, 622 y 1011. 687 orígenes y armas de los Toledo y, más concretamente, los Núñez, en su Genealogía de los condes de Cedillo. Pero entre estos tratadistas que extrajeron datos y referencias del Libro de armería, hay uno que destaca, por su relevancia y por su proximidad a la época del autor. Se trata de Gonzalo Fernández de Oviedo. Gonzalo Fernández de Oviedo La confusión existente entre las versiones del Libro de armería ha llevado a algunos investigadores a establecer una posible relación personal entre Diego Hernández de Mendoza y algún otro autor, concretamente Gonzalo Fernández de Oviedo1598. Este conocimiento personal puede que fuera real. A su favor se haya su coincidente madrileñismo. Pero el argumento principal en el que se apoya es unir a ambos personajes en la órbita del duque de Villahermosa, dado que se supone que Diego Hernández de Mendoza fue criado del bastardo de Juan II de Aragón. Sin embargo, de esta relación no hay ninguna evidencia salvo lo atestiguado en los ejemplares del Libro de armería pertenecientes a la versión del texto realizada por Juan Pérez de Vargas, y no en la original de Diego Hernández de Mendoza. Luego suponemos que si hubo algún tipo de conocimiento personal, éste tuvo lugar no entre Hernández de Mendoza y Fernández de Oviedo, sino entre este último y Juan Pérez de Vargas. Dejando a un lado este hipotética relación, se puede probar cómo Fernández de Oviedo se sirvió del Libro de armería para determinados capítulos de sus Batallas y Quincuagenas. Aunque no lo cita por su nombre, habla de un libro de armas que él tiene de una antigüedad de casi cincuenta años, con lo que se aproxima, con bastante certeza, a la fecha de realización del Libro de armería. Además, despeja con bastante claridad cualquier posibilidad de duda en la relación personal entre ambos, al omitir cualquier mención a su autor: 1598 Juan Pérez de Tudela establece una posible relación entre el autor y Fernández de Oviedo (Batallas …, pp.XXX y XXXI), a este investigador han venido a sumarse otros como Pérez Baltasar 688 Porque como esos libros de blasones son escriptos por muchos auctores que no conosçemos, ni ellos dizen sus nombres, son de diversas informaciones, pero no del todo en algunas cosas desuiados de rrazón y verdad. Yo tengo un libro destos de armas, y digo, en mi ánima, que ha mas de cinquenta años, y hase andado conmigo por mar y por tierra todo este tiempo que os digo. Y yo he acresçendado hartas cosas en él de mas armas quél no tenía quando vino a mi poder1599. La copia por parte de Fernández de Oviedo de capítulos casi completos del Libro de armería para sus Batallas y Quincuagenas se puede constatar fácilmente mediante la siguiente comparación de algunos textos de ambas obras. Sobre los Albornoz Fernández de Oviedo en sus Batallas y Quncuagenas dice: Aquí lo trasladaré a la letra pues que no soy el auctor dello. Y demás deso os diré lo que me paresce. E lo que contiene en este caso aquel libro es aqueste antiguo e noble linaje el de los Albornoz. Su solar e prinçipio es en la Mancha que dizen de Aragón, en el marquesado de Villena. E en el tiempo del infante don Manuel, el qual infante fue marqués de Villena. Y en aquel marquesado auía una dueña muy noble e rrica mucho, la qual era maltractada de algunos de aquella tierra. E como ello no podía tomar la lana, hazíanle mala vezindad los cavalleros de la comarca. Essa dueña tenía una hija doncella e virtuosa, e su madre supplicó al infante que le diese cavallero de su casa, noble, que la amparase e volviese por ella. E en cassa del infante avía un cavallero mançebo que se llamava Álvaro de Moya, valiente hombre e muy dichoso en armas, el qual en todo lo que emprendía salía vençedor. E a éste mandó el infante que fuese defensor de aquella dueña e de su casa. E este cavallero hizo hizo tales cosas en defensa de 1599 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas y Quincuagenas. Ed. Avalle Arce, p. 326. 689 aquella señora e de su tierra e onor que ella le dio su hija en casamiento, otros dizen que se casó con la madre, pero como quiera que ello fuese él quedó por señor de la cassa, ora sea marido o yerno. E d’allí adelante se llamó Albornoz. Esto ovo un hijo que se llamó don Aluar García el moço e al cardenal don Gil e a miçer Gómez, que fue senador de Roma e Copero Mayor del rey de Castilla. Dize la corónica del rrey don Alonso XI que en la batalla del Salado se halló con él el dicho don Gil de Albornoz, que fue su capellán mayor e arçobispo de Toledo. El qual el día de la sangrienta batalla del Salado, dixo la misa aquella mañana e bendixo las armas del Rey questauan puestas en el canto del altar, e le prometió el Rrey de dexar la mançeba doña Leonor de Guzmán, en quien el Rrey tenía muchos hijos. E aquel día se ovo como valeroso cavallero este perlado, e nunca dexó al Rrey ni se quitó de su lado, e le estoruaua que no pelease quando conuenía e en su tienpo le dexaua pelear. E passado aquel vençimiento siempre el acordaua el rrey la promesa que dexasse a la dicha doña Leonor, e el Rrey enojado desto, o por otra causa, se fue a Rroma donde ovo el capelo de cardenal. E estando la Marca de Ancona e las tierras de la Yglesia tiranizadas, este Cardenal las rreduzió a la obediençia de la Yglesia, donde fue por mandado del Papa el dicho Cardenal. E a la buelta boluió con la victoria a Rroma, truxo las llaues de obidiençia al Sumo Pontífiçe de todas aquellas tierras. Este Cardenal dio consejo al rrey don Enrrique 2º, que rrobase los cambios de Avinión, lo qual fue mucha causa de ser rrey de Castilla. E después el mismo Cardenal dio orden cómo el dicho Rrey lo satisfiziese. Está enterrado en Toledo en la capilla de Sanct Alifonso. El miçer Gómez ovo hijos a don Johan de Albornoz e a Garçia Áluarez, bastardo que casó con doña Constança de Villena, hija de Sancho Manuel, e otra hija que se llamó doña Urraca Gómez, muger de Gómez Carrillo. E este Gómez Carrillo ovo desta señora al Cardenal de Sancto Estacio, 690 e a doña Terresa, que casó con Lope Váquez De Acuña, señor de Buendía. E ovo otra hija el dicho miçer Gómez que casó con don Johan Duque, señor de Pedraza, e ovo otra hija que casó con Alonso de la Çerda, en la qual ovo a Luis de la Çerda, el qual tuvo a Escalona, el qual murió e dexó sola una hija que casó con don Diego de Stúñiga, hijo segundo del Duque de Aréualo. Este hijo de miçer Gómez ovo otra hija que casó con don Juan Rramírez de Luna e ovo della un hijo que se dixo don Johan de Luna, Señor de Cañete, que la eredó por su madre. E don Johan de Albornoz, de quien de suso se dixo que fue hijo de miçer Gómez, casó con doña Costança, hija del Conde don Tello. E este don Johan de Albornoz fue Señor del Infantadgo e de Torralua e Beteta e otros lugares, e tuuo una hija que se dixo doña María de Albornoz, muger que fue de don Enrrique de Villena, e a doña Beatriz, muger que fue de Diego Hurtado de Mendoça, Señor de Cañete, que fue padre de Juan Hurtado que fue padre de Onorato, padre de Diego Hurtado, primero marqués de Cañete, que fue padre de don Hurtado el Boquituerto, segundo Marqués del Cañete. E tuuo más el dicho Diego Hurtado el Viejo otro hijo que dixeron Luys Hurtado de Albornoz, que fue desposado con doña Teresa de Toledo, muger que fue de Gómez Carrillo de Albornoz. Aunque este Gómez Carrillo tomó el apellido e las armas de doña María de Albornoz, e ovo a Torralua e a Beteta que les venían de derecho por muerte de doña María de Albornoz, que era su tía. E aun todo el Infantadgo le pertenesçía por parte de su abuela, la dicha hija de miçer Gómez. Doña María de Albornoz prohijó al Maestre de Sanctiago don Aluaro de Luna, e como era poderosa quedósse con ello por causa de aquella erençia el hijo mayor de Gómez Carrillo, llamado Pero Carrillo de Albornoz, casó con doña Mencía de Mendoça, hija de don Ýnigo de Mendoça, Conde de Tendilla. Quien leyere las corónicas del rrey don Pedro e del rrey don Enrrique Segundo hallará notables 691 caualleros deste linaje de Albornoz. El qual tiene por armas un escudo de oro con una vanda de sinople o verde. Veys aquí lo que contiene aquel capítulo o rrelación que hallé en aquel libro de armas que os he dicho1600. Sobre la misma cuestión en el Libro de armería se refiere lo siguiente: La casa o solar d’Albornoz es en la Mancha, en el marquesado de Villenna , y dízese que en tienpo del ynfante don Manuel era sennora de aquel lugar una muy noble duenna y asaz rrica. Y esta era maltratada de las vezindades, que conmo ella fuese muger y no podiese traer la lança en la mano, los cavalleros sus vezinos por la poner en neçesydad hazíanle asaz agravios, la qual tenía una hija donzella. Y conmo el ynfante don Manuel fue sennor de aquella tierra, ella le suplicó que le diese un cavallero de su casa para que la defendiese de aquellos que procuravan su perdiçión. E en aquel tienpo el ynfante tenía en su casa un cavallero que se llamava Álvaro de Moya, el qual era tan vyenaventurado en armas que jamás entro en cosa dellas que no fuese vençedor. Y aqueste le dió el ynfante por su cavallero y defensor de su honrra y casa y hazienda, el qual lo hizo tan noblemente que ella por sus virtudes d’él le dyó su hija por muger, otros dizen que se casó con ella. Basta conmo quiera que sea el sennor de la casa que quedó, fue yerno o marydo, y de allý adelante llamose d’Albornoz. Este ovo un hijo que dixeron don Alvar Garçía el viejo e al comendador don Fernán Gómez. Y este don Alvar Garçía ovo Alvar Garçía el moço e al cardenal don Gil e a miçer Gómez que fue senador de Roma y copero mayor del rrey de Castilla. Este cardenal don Gil quien pasare la corónica del rrey don Alonso que ganó las Algeziras hallará que fue capellán mayor suyo, y después arçediano de Calatrava, y después arçobispo de Toledo. Y dize la corónica quel día de la batalla del Salado, él dixo 1600 Ibidem, p.326. 692 aquella mananna la mysa en la tienda del rrey y le bendixo las armas que estavan en el canto del altar. Y más, se dize que por el rrey tenía por amyga a dona Leonor de Guzmán, en quien tenía hijos, quel rrey le prometýo de la dexar. Dize la corónica que todo aquel día en la batalla nunca se partyó del rrey y que le \no/ dexava pelear salvo quando era tiempo. Vençida la batalla y sosegado el rrey en su rreyno, no quiso dexar a dona Leonor y por esta causa, o por quél afrontava al rrey lo que le avaya prometydo, o porquel rrey lo amenazó ssobrello, él se fue a Roma y tanto syrvyó la Santa Madre Yglesia que fue cardenal. Durante aquel tienpo la marca d’Anconna que es una gran tierra de la Yglesia y todo el otro patrimonio della que era enajenado en poder de los tiranos, a la rrestituçión, de la qual él fue enbiado, y tanto hizo por su valentía que cobró todo aquello que estava perdido. Y dízese que traxo a Roma un carro cargado de llaves de las çibdades, villas y fortalezas que tornó al patrymonio de la Yglesia Romana. Este vyrtuoso cardenal don Gil d’Albornoz dyó consejo y forma conmo el rrey don Enrrique el noble rrobó los canbios d’Avinon por do fue rrey de Castilla. Este hizo un muy manífico colegyo en Bolonna e yaze sepultado en la yglesia de Santa Marya la Mayor de Toledo, en la capilla de Sant Ilyfonso. Connmo quiera que no podrýa acabar de dezir deste santo cardenal, pero quiero tornar a su hermano miçer Gómez. Este ovo hijos a don Juan d’Albornoz e a Garçiálvares, que fue bastardo. El qual casó con dona Costança de Villena hija de don Sancho Manuel. E otra hija que se llamó dona Urraca Gómez, muger de Gómez Carrillo e este Gómez Carrillo ovo della al cardenal de Santestaçio e a Álvaro Carrillo e a dona Teresa, que casó con Lope Vasques de Cuna, sennor de Buendía. E ovo otra hija myçer Gomes, que casó con don Johan Duque sennor de Pedraza, e ovo otra hija que casó con don Alonso de la Çerda. Y desta ovo a Luýs de la Çerda, que mataron en Requena y este fue padre de Luýs de la Çerda que tovo a Escalona, que en nuestro tienpo muryó. E ovo otra hija que dixeron dona Elvyra Garçía, que 693 casó con don Johan Martines de Luna e ovo un hijo della que dixeron don Johan de Luna, sennor de Canete. E don Johan d’Albornoz, que desuso dixe que fue hijo de myçer Gómez, este fue casado con dona Costança, hija del conde don Tello. E este don Johan d’Albornoz fue sennor del Ynfantadgo e de todos los lugares que tyene Juan Hurtado de Mendoça salvo Cannete e el Olmeda e era suya Torralva y Veteta, e ovo una hija, que dixeron dona Marýa d’Albornoz, muger de don Enrrique de Villena, e a dona Beatryz, muger de Diego Hurtado de Mendoça, sennor de Canete e desta ovo un hijo que dixeron Luýs Hurtado d’Albornoz, que fue desposado con dona Teresa de Toledo, que fue después muger de Gómez Carrillo, que dixeron el feo. Por quanto el Luýs Hurtado muryó mançebo syn hijos, çesó la lyna de los varones deste lynaje. Aunqueste Gómez Carrillo ovo a Torralva y a Veteta que le venía por derecho por muerte de dona María d’Albornoz que era su týa, y aun todo el ynfantadgo le perteneçía por parte de su abuela, hija de myçer Gomes. Salvo que la ya dicha dona Marýa d’Albornoz porhichó [sic] al maestre de Santiago don Álvaro de Luna, y conmo era poderoso quedose con él. Pero por causa de aquella herençia el hijo mayor de Gómez Carrillo llamose Pero Carrillo d’Albornoz y por esta causa trae las armas d’Albornoz, que es un escudo amaryllo con una vanda verde. Sobre los de Moya se dice en las Batallas y Quincuagenas: Alcaide: Deziros he otro capítulo de los de Moya del mismo libro de armas alegado que dize así: Los de Moya traen por armas un escudo partido en pal de lo alto abaxo por la mitad y en la parte dereca el primero troço de una escala con sus cuentos clavados o fixos, la escala de oro e el canpo de goles y en la otra mitad del escudo lleno de veros de plata o cándidos e azules, como han de ser perfectos veros. Es la causa desta escala que el prinçipal o primero deste linaje que tomó el apellido de Moya fue el primero de la escala que subió a escala vista quando la villa de Moya se 694 ganó a los moros. Este linaje fue el Obispo de Osma don Rruberto de Moya gran varón. E las armas que primero trahían estos cavalleros llamados de Moya, antes que tal apellido tomasen, fueron los veros que traen en la parte siniestra e mitad del escudo1601. Y en el Libro de armería: Los de Moya traen por armas un escudo partido en pal a la parte derecha el primero troço de una escala con sus cuentos en canpo colorado y el escudo es amaryllo y a la parte esquierda unos veros blancos en canpo azul. Y traen el escala por quanto uno deste lynaje, do tomaron aquel apellydo, fue el primero que subyó por el escala quando se ganó Moya de los moros. Deste lynaje ovo un obispo no ha mucho tienpo, de Hosma, llamado don Rubero de Moya. Según hemos apreciado en estos ejemplos, los textos se repiten de una a otra obra, sin dejar lugar a dudas sobre la relación entre ambas. VII.7.3. El libro de armería como fuente en otras obras Como dato curioso, hemos observado que el Libro de armería aparece como referencia en las obras de algunos autores actuales, y no nos referimos a investigadores que lo hayan utilizado como fuente historiográfica, sino a obras del más variado carácter. Este es el caso del libro titulado Hadas de Jesús Callejo, el cual en su estudio sobre los linajes que cuentan con mujeres fabulosas entre sus antepasados utiliza a Hernández de Mendoza al hablar de los Mariño y los Mendoza (también el autor se vale de los textos del conde don Pedro y de García de Salazar). Otros casos donde localizamos relatos presentes en el Libro de armería son los siguientes: sobre el origen de los Mariño, las obras de Gonzalo Torrente Ballester 1601 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas …, p. 238. 695 quien utiliza el relato para su obra El cuento de la sirena1602; Emilia Pardo Bazán en su cuento La serpe y Álvaro Cunqueiro en sus Fábulas y leyendas de la mar, donde se encuentra un poco modificada la misma historia1603. A modo de breve conclusión de este capítulo, podemos decir que aun en el caso de que parte de la obra de Hernández de Mendoza no sea un texto de gran importancia en algunos de sus aspectos (la teoría heráldica o el relato histórico), resulta una fuente valiosa en otros que hemos intentado destacar a lo largo del capítulo y que resumimos a continuación: a) La obra es un ejemplo a partir del cual se puede estudiar la organización de las materias dentro de un tratado de temática heráldicogenealógica: - El tratamiento de la teoría heráldica o tratado del blasón. - La organización de la información puramente heráldico-genealógica. Ordenado internamente siguiendo unos principios geográficos: de lejanía temporal y espacial (desde los reyes míticos y monarcas extranjeros a España), y unos principios jerárquicos (de los monarcas españoles a los linajes castellanos, pasando por los linajes próximos a la casa real) - La aportación de material sobre la idea de nobleza y caballería en el tránsito a la modernidad. b) La inclusión dentro de la obra de una serie de semblanzas personales de personajes notables de Castilla (Lucas de Iranzo, Beltrán de la Cueva, Alonso de Aragón, el cardenal Cisneros) y de Madrid, en particular (Pedro Fernández de Lorca, Pedro Núñez de Toledo, Juan Núñez, Leonor de Osorio) que pueden estar en la línea de las obras de retratos contemporáneas de Pérez Guzmán y Pulgar; y que nos ofrecen una interesante panorámica de la imagen social de ciertos colectivos, familias y personajes de esta época. 1602 Barcelona, 1992. 1603 Barcelona, 1993. 696 c) La transmisión de conocimientos en materia de identificación y localización de emblemas heráldicos y, además, en otros campos de investigación como la historia de la mentalidades, la historia familiar o la historia local. 697 VIII. EDICIÓN DEL TEXTO 698 699 VIII.1. EVOLUCIÓN TEXTUAL DEL LIBRO DE ARMERÍA Para realizar un análisis científicamente correcto de una fuente literaria el investigador debe localizar un ejemplar que sea próximo al original y, sobre todo, correcto desde el punto de vista de la tradición textual. El trabajo que permita llegar a tal fin ha de basarse en el estudio de los ejemplares conservados tanto en sus aspectos de forma como de contenido Hasta hace unos años no se había dado por parte de los historiadores una excesiva importancia a la aproximación hacia los aspectos materiales del libro, así lo afirma Chartier: Durante demasiado tiempo los historiadores franceses han considerado el estudio material del libro como una erudición descriptiva, respetable desde luego, buena para los bibliógrafos, pero sin gran utilidad para una sociología cultural retrospectiva 1604. Sin embargo, la línea de investigación que combina el acercamiento a la obra a través de sus contenidos y de sus aspectos externos está siendo utilizada por los estudiosos de hoy en día de manera generalizada, por lo que los estudios históricos prestan cada vez más atención al hecho material del libro. De ahí que disciplinas hasta hace poco tiempo escasamente utilizadas en estos menesteres, caso de la bibliología y la codicología, se presenten como auxiliares básicos para que el historiador pueda realizar una correcta interpretación de las fuentes. El objetivo de este trabajo es el acercamiento al Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza desde estos presupuestos, contemplando además las cuestiones específicas del estudio de las fuentes heráldicas, tal y como expusimos en el capítulo dedicado al análisis de los armoriales, que en el caso de este tratado son 1604 Chartier, Roger, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid, 1993, p.20. 700 básicamente dos: la multiplicidad de manuscritos y la diversidad de contenidos de los distintos ejemplares. Los problemas debidos a la multiplicidad de testimonios han sido numerosos, pues al terminar la tarea de búsqueda de fuentes se ha llegado a la localización de cincuenta y cuatro posibles ejemplares manuscritos, además de fragmentos de la obra en otros tres. Después de un estudio individualizado de todos ellos, y desechadas las falsas atribuciones, se redujo su número a cuarenta y tres, lo cual presentaba aun un amplio abanico a la hora de intentar localizar un ejemplar que garantizase una interpretación correcta de la obra. En relación con la anterior se da una segunda cuestión. Ésta es la diversidad de contenidos dentro de los distintos manuscritos. Algunos ejemplares del Libro de armería constan solamente de un tratado genealógico sin descripción de emblemas; otros son sólo armoriales sin otro tipo de contenidos y algunos obvian la introducción teórica sobre el blasón. Además, dentro de todos ellos se da una gran variedad entre los linajes incluidos y también diversas variaciones dentro de los mismos capítulos. Cuando se trata de este tipo de fuentes esta característica no resulta muy extraña, Pastoureau ha demostrado a través de sus estudios sobre armoriales medievales que si se exceptúan los de tipo ocasional e institucional, los cuales se puede suponer que han sido compilados a partir de informaciones de primera mano, excluyendo toda posibilidad de errores, más que los cometidos en la redacción material, las obras recogidas se copian hasta el infinito, reproduciendo los errores y lagunas de sus fuentes y añadiendo nuevas inexactitudes1605. Otro aspecto es la posible existencia de originales múltiples. Dado que en el tratado, el propio autor abría la posibilidad de modificar los contenidos de la obra si a él llegaran nuevas noticias, con lo que se plantea la cuestión de la existencia de más de un texto original, cuando afirma: Ca sy he çesado d’escrevyr mas de Viscaya es porque más de los ya dichos lynajes no han venido a my notiçias. Pero confýo por Nuestro Sennor, que me dará lugar que haziendo my ynquisyçión algunos vernán a my sabydurýa1606. 1605 Sobre esta cuestión véase Pastoureau, Michel, Traité d´héraldique, París, 1979, pp.41-45. 1606 Biblioteca de El Escorial, C-IV-9, f.96. 701 Debido al número de ejemplares conservados y la diversidad de los diferentes manuscritos, es una tarea ardua desarrollar un stemma que permita definir un arquetipo para la edición de la obra. Pero, con el objetivo de reconstruir la transmisión del texto hemos llevado a cabo un estudio formal y de contenido de los ejemplares conservados, el cual hemos realizado en las siguientes etapas: 1ª Descripción individualizada de todos los aspectos a tener en cuenta de cada manuscrito: - Datación - Estudio de los caracteres externos - Fortuna del documento - Determinación de la estructura de contenidos - Detección de la incorporación de datos posteriores a la fecha de composición de la obra - Comprobación de la presencia de representaciones de emblemas y su concordancia con el texto1607 2ª Comparación de la información obtenida de cada ejemplar con el fin de elaborar un esquema de la transmisión del texto. Fruto de esta aproximación, hemos llegado a la conclusión de la existencia de tres estadios de desarrollo o redacciones diferenciadas que sirvieron como base a todos los ejemplares de la obra. 3ª Localización de un ejemplar de la versión principal cuyas características le hagan más cercano al original y, al mismo tiempo, más fiable. 4ª Estudio pormenorizado y edición del ejemplar elegido como arquetipo. 1607 El desarrollo y los resultados abreviados de esta fase se presentan de manera a modo de cuestionario en el capítulo siguiente para facilitar su interpretación. 702 FASES COMPOSITIVAS O REDACCIONES DEL TEXTO Las recopilaciones heráldicas y genealógicas eran, por la temática que abordaban, unos textos en continua evolución. En primer lugar, dado el propio desarrollo de las armerías de las familias o personajes tratados en ellas, lo que daba lugar variaciones en las descripciones de los emblemas. En segundo lugar, por la evolución natural de los linajes a lo largo de los años, a través de fallecimientos, enlaces, nacimientos, hechos famosos protagonizados por sus miembros, etc. Por último, por la posibilidad de localización de nuevos datos por parte del autor, tanto en los asuntos heráldicos como en la temática genealógica. El Libro de armería no fue ajeno a estas características. Así, hemos podido localizar en su texto unos cambios fruto del aporte de nuevos datos y de la pérdida de interés de otros por parte de su autor. Éstos propiciaron al menos tres redacciones o versiones del tratado con importantes diferencias entre ellas. Dos de ellas fueron realizadas por el autor original y una tercera por Juan Pérez de Vargas a partir de la segunda o de otra redacción de la que hasta el momento no hemos podido localizar testimonio alguno. VIII.1.1. Primera redacción Diego Hernández de Mendoza realizó una primera versión de su Libro de armería que responde a las siguientes características: Organización de los contenidos En esta versión el contenido de la obra está estructurado en dos partes diferenciadas: a) Un tratado del blasón formado por una introducción y cuatro preámbulos. b) Un armorial ordenado según una combinación de criterios estamentales y geográficos (de la misma manera que en la redacción definitiva del texto). 703 La primera organización del armorial es de tipo geográfico, disponiendo la descripción de emblemas desde la lejanía hacia un centro que es considerado Castilla, y presentando primero las armas de reyes míticos y extranjeros. En palabras del profesor Ladero: El autor ha querido presentar una especie de geografía hidalga de Castilla hacia 15001608. El texto sigue con unos capítulos en los que se resume la historia de España, los cuales sirven de introducción a los que relatan el origen de las armas de los reinos peninsulares: Navarra, Aragón, Portugal, Granada y Castilla como punto final. Este esquema organizativo de la obra es completado con otro de estructura jerárquica. El autor comienza describiendo los emblemas de monarcas, sigue con los grandes linajes cercanos a la casa real de Castilla y finaliza con el resto de las familias nobles castellanas. Entre éstas últimas la relación vuelve a estar articulada con un criterio geográfico de norte a sur, desde Vizcaya hasta Sevilla, discurriendo por Castilla, Asturias, Galicia, León, Toledo, Jaén y Córdoba. En total, el armorial incluye doscientos tres emblemas de personas, territorios y linajes. En los contenidos de esta versión se encuentran algunas características que ya no se repetirán en las otras y que confieren una personalidad diferenciada al texto: - El autor realiza una breve introducción a la hora de pasar los puertos desde Castilla la Vieja al reino de Toledo. - El capítulo de León se titula de Asturias. - El capítulo del linaje de Guzmán se encuentra dividido en dos, uno correspondiente a la rama leonesa, donde se relata el nacimiento de la familia, y otro referente a la casa de Niebla, donde se cuenta el nacimiento y encumbramiento de la rama andaluza del linaje. - El capítulo De los de la Cueva figura con este título, mientras que en las versiones posteriores, pasa a titularse De las armas del duque don Beltrán. - La inclusión de capítulos de algunos linajes (Quiñones, Riaño, Villagracia y Heredia) que luego desaparecen en la siguiente redacción. - La carencia de partes de la obra presentes en la siguiente versión, tales como, los capítulos de linajes madrileños y el tratado sobre la nobleza. 1608 Ladero Quesada, Miguel Ángel, No curemos de linaje ni hazañas viejas ...”, Boletín de la Real Academia de la Historia, , t. CXCVII, n.2 (2001), p. 214. 704 Datación Esta versión fue realizada por el propio Diego Hernández de Mendoza con anterioridad a 1491, pues en ella los últimos acontecimientos reseñados son anteriores a esta fecha: reinan Isabel y Fernando, viven aun la primera mujer de Juan Arias Dávila y Pero López de Padilla, se recoge la muerte de Lope de Barrientos1609, don Pedro Manrique ya es conde de Paredes1610, el duque don Beltrán de la Cueva se ha casado con su segunda esposa doña Mencía Enríquez1611, don Diego Hurtado de Mendoza es duque del Infantado1612, don Luis de la Cerda ya ostenta el título de duque de Medinacelli1613, el duque de Arévalo es don Álvaro de Estúñiga y Plasencia aun pertenece a esta familia1614, vive el almirante don Alonso Enríquez1615 y se cita aun a Granada como un reino musulmán1616. Sin embargo, aun no figuran en el texto acontecimientos posteriores a esta fecha que se incluyen en la versión posterior: la toma de Granada, la expulsión de los judíos, la muerte de Alonso de Aragón y la tenencia de Alhama por Gutierre de Padilla. Tampoco se hace mención de personajes que tuvieron relevancia con posterioridad a esta fecha, caso del cardenal Cisneros y Gonzalo Fernández de Córdoba. Según los acontecimientos y personajes referidos en el texto, ésta debió de ser una primera redacción del Libro de armería, realizada por el propio Diego Hernández de Mendoza entre 1488 y 1491, antes de residir o de regresar a la villa de Madrid. 1609 (BN. Ms. 18019, f. 79), este personaje falleció en 1469. 1610 (Ibidem, f. 93), don Pedro hereda el condado en 1476. 1611 La segunda boda del duque tuvo lugar en 1476 y el fallecimiento del duque ocurrió en 1492 (Rodríguez Villa, Antonio, Bosquejo histórico biográfico de don Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque, Madrid, 1881, pp. 126-131). 1612 (BN. Ms. 18019, f. 78). Según la documentación consultada por Diego Gutiérrez Coronel en su Historia Genealógica de la Casa de Mendoza (f. 141), el ducado se creó en 1476. 1613 (BN. Ms. 18019, f. 37). El condado se transformó en ducado en 1479. 1614 (Ibidem., f. 54). El paso a titularidad real se produce en 1488. 1615 (Ibidem., f. 38). Don Alonso falleció en 1492 1616 Los reyes de Granada traen por armas un escudo colorado con unas letras amarillas arábigas. Y esto por quanto Mahomad aquel que ellos tienen por su profeta las traýa asý en sus sennas (Ibidem., f.33).Tampoco habla de la conquista de Granada al referirse al rey católico en el capítulo de los Enriquez (f. 38). 705 Ejemplares conservados Respondiendo a las características de contenido de esta versión, a la que denominaremos A, se han localizado cuatro ejemplares cuya localización es la siguiente: BN Ms.18.019, BN Ms.11.882, RAH 9/752 y BNF Ms. Esp.504. De entre ellos el más representativo y el que puede resultar más próximo al arquetipo dentro de esta versión es el de signatura BN Ms. 18.019, que llamaremos en adelante A1. Este ejemplar se puede datar a fines del siglo XV por sus características paleográficas, codicológicas y por su contenido. Los otros ejemplares son ya de entrado el siglo XVI y tienen algunas interpolaciones en los linajes y emblemas que desvirtúan su originalidad. El ejemplar A1 tiene un interés especial, dado que es muy posible que se trate de una primera redacción del texto definitivo por parte del propio Hernández de Mendoza, ya que posee unas características formales coincidentes con otros manuscritos que en el siguiente apartado pasaremos a analizar. VIII.1.2. La versión de 1496 La segunda redacción del texto, que en adelante llamaremos B, es la más completa de todas. Sus características principales son las siguientes: Organización de los contenidos Tras el análisis de su contenido se puede llegar a la conclusión de que este texto es una evolución de la versión anterior, dado que ambas se disponen con un planteamiento similar, que en el presente se actualiza y enriquece. En nuestra opinión, esta versión fue realizada también por el propio autor y constituye la redacción definitiva que Diego Hernández quiso darle a su Libro de armería. Vemos cómo se 706 recogen en el cuerpo del texto capítulos o ampliaciones de éstos que aparecían en anotaciones marginales en el ejemplar A11617. Su estructura de contenidos sigue los mismos criterios, jerárquico y geográfico, que la de la versión A: jerárquico, desde reyes míticos, extranjeros e ibéricos, hasta familias nobles en general; geográfico, de lejanía a cercanía de Castilla y, dentro de ella, de Norte a Sur. El contenido del texto aparece ahora articulado por parte del autor en dos libros: Libro 1 1. Tabla o sumario de la obra (a veces figura al final del texto y en algunos ejemplares se complementa con un índice onomástico) 2. Tratado del blasón, dispuesto también a modo de introducción y preámbulos de la obra. Su contenido es muy similar a cualquiera de los libros de teoría heráldica que circulaban en la época, con normativa sobre particiones, esmaltes, composición y una breve recensión sobre el origen de las armerías: - Introducción: que explica la motivación que llevó al autor a acometer la obra y finaliza con las causas que le han retenido de escribir antes el tratado. - Presentación de los preliminares o preámbulos de la obra - Preámbulo primero: los colores y metales, las formas de partimientos, elementos heráldicos y la exposición de la ley básica del blasón. - Preámbulo segundo: leyenda de Júpiter como el primero que llevó armas - Preámbulo tercero: formas de adquirir armas (sigue la doctrina de Bartolo en su De insigniis et armis (ganadas, otorgadas o tomadas) si bien se aparta de la teoría en lo tocante a la universalidad de las armas al defender que lo justo sería que sólo los nobles las pudiesen llevar. 1617 Estos son: la segunda leyenda sobre el origen del Preste Juan, el capítulo que relata la leyenda del rey Abarca de Aragón, la leyenda de Bruto extraída de la obra de Leomarte, la cita de Alonso de Cartagena sobre el origen de los reyes de Inglaterra. 707 - Preámbulo cuarto y final: explicación del porqué de la inclusión de armerías de personajes extranjeros en un tratado sobre Castilla. 3. Armorial de carácter general, es decir, en el cual se incluyen desde personajes míticos hasta blasones de linajes y personas de un determinado territorio1618. Dentro de este apartado se distinguen las siguientes partes: - Blasones extranjeros y míticos. - Blasones de los reinos peninsulares y breve historia de España. - Blasones de los linajes de los territorios y reinos que conforman la corona de Castilla, con un sentido geográfico norte-sur, comenzando en Vizcaya hasta el corazón de Castilla la Vieja. - Capítulos dedicados a personajes de la época, la mayoría relacionados con la villa de Madrid. - Epílogo a la primera parte o primer libro, en el que realiza una breve exposición que podría constituir un pequeño tratado de nobilitate. En este apartado cita los casos de algunos personajes que ha mencionado en la primera parte: Garci Pérez de Vargas o el conde Manrique de Lara como ejemplos sus opiniones sobre la nobleza y la caballería. Internamente se articula así: 1. Quien señoreó primero 2. De donde viene el nombre de hidalgo, su diferencia con los escuderos 3. Quien fue el primero que hizo caballeros 4. Sobre la nobleza Libro 2 1. Descripción de los linajes en sentido geográfico dentro de la corona de Castilla. Comienza con una vuelta al norte refiriéndose al reino de Galicia. Hay que tener en cuenta que el hecho de que el autor reflejase antes Castilla la Vieja se pudo deber a varias razones: la 1618 Pastoureau, Michel, Les armoiries, 1976, p. 40. 708 importancia de sus linajes, la consecución lógica de los solares vizcaínos que pasan al norte de Castilla (los de Lara a los Manrique), o la propia disposición del texto como el relato de un viaje. En esta segunda parte presenta una breve introducción de cada uno de los territorios y reinos de los linajes que enumera (Galicia, León, Toledo, Jaén, Córdoba y Sevilla), planteamiento que sólo realiza con Vizcaya en el libro primero. Sin embargo, únicamente hace una semblanza personal, la del condestable Miguel Lucas de Iranzo. Los contenidos del libro segundo son los siguientes: - Linajes de Galicia - Linajes de León y Asturias - Linajes del reino Toledo, con apartados especiales para Madrid y Cuenca - Linajes de Córdoba - Linajes de Jaén - Linajes de Sevilla Datación A partir de los acontecimientos y personajes que se citan en el texto su redacción se puede datar con bastante aproximación entre los años 1496 y 1497. La investigación para determinar la fecha de realización de esta versión se corresponde con lo realizado en el capítulo anterior en el apartado de datación del tratado, así pues consideramos innecesario repetir lo allí expuesto. Ejemplares conservados Los ejemplares que hemos localizado de esta versión corresponden a las siguientes signaturas: Biblioteca de El Escorial C-IV-9, Real Biblioteca, II/2404, II/86, II/71, BN Ms. 6576, Ms.1305, Ms. 8283, Ms 18.039, Ms 11772, Ms. 9330, Ms. 3259, Ms. 10665, Ms. 1189, Ms. 11437, Ms. 11422, Ms. 11439 y RAH 9/270. De entre los ejemplares los conservados pertenecientes a esta versión el testimonio más cercano al original es el manuscrio C-IV-9, que denominaremos B1, 709 que será objeto de un análisis individualizado al ser el escogido para su estudio y edición. El resto de las fuentes tiene una estructura de contenidos similar a éste y serán objeto también de una descripción pormenorizada en el capítulo correspondiente al análisis de copias conservadas. No obstante, algunos de estos ejemplares presentan rasgos particulares que les hacen destacables, tales como: la ampliación de contenidos, la relación del texto con otras obras de parecida temática y la utilización del Libro de armería como obra de manejo frecuente por los profesionales de la heráldica. Estas cuestiones aparecen en los siguientes ejemplares: El RAH 9/270, pertenciente a Juan de España, rey de armas de Felipe II de quien fue libro de consulta según afirma en una anotación. En ella este heraldo elimina algunos personajes desfasados y enriquece los contenidos referentes a la época final del emperador Carlos. El BN Ms. 6576 y el BN Ms. 8283, ejemplares ya del siglo XVII que presentan sus contenidos ampliados con textos extraídos de obras de otros autores (Argote de Molina, Gracia Dei y Zurita). El BN Ms. 11772 que se puede datar en la misma época que los anteriores y que funde sus contenidos con aportaciones del Lucero de Nobleza de Jerónimo de Aponte. El BN Ms 3259 que se amplía hasta ser un verdadero armorial general de su época representando más de mil linajes. La copia más interesante de esta versión es la recogida en el ejemplar II/86 de la Real Biblioteca. El volumen presenta particularidades significativas. Este ejemplar, realizado en la primera mitad del siglo XVI, está dedicado a Pedro Núñez de Toledo, no al contador de los Reyes Católicos sino a su nieto del mismo nombre, según nuestra opinión 1619. Presenta las características principales de la versión B, pero incluyendo las siguientes extensiones en su contenido: introduce al comienzo un breve prólogo con la dedicatoria a Pedro Núñez, amplía los capítulos de linajes presentes en B1 incorporándose al cuerpo del texto párrafos que figuraban como anotaciones 1619 Aunque en el preámbulo correspondiente el copista no elimina la explicación de Hernández de Mendoza donde refiere el porqué no dedica su obra a nadie. 710 marginales en dicho ejemplar1620, y añade otros linajes nuevos donde ya se recogen hechos de la época del emperador (lo que refuerza la teoría de la dedicatoria al segundo Pedro Núñez, nieto del contador)1621. Se dan elementos que hacen pensar que su copista se basó directamente en el B1 pues presenta las mismas ausencias de texto en los capítulos de Sevilla y Toledo, las cuales incluye posteriormente, pero traspuestas, como si hubieran sido copiadas con posterioridad al percibirse de la mutilación de contenidos que tenía el original. Su realización se debe al menos a dos manos diferentes. Sin llegar a ser una versión distinta del texto de la obra, esta copia probablemente sirvió a su vez como modelo a otros dos ejemplares, los conservados en BN Ms. 9330 y BN Ms. 11422 y, probablemente, también a la versión de Pérez de Vargas. VIII.1.3. La tercera versión: el texto de Juan Pérez de Vargas El tercer estadio en la tradición textual del Libro de armería es la versión que de ella hizo Juan Pérez de Vargas. No es en sí misma una obra independiente, pero consideramos que tiene una entidad suficiente para prestarle atención individualizada no sólo en el análisis de sus ejemplares, cuestión que se abordará en el capítulo correspondiente, sino en sus contenidos y su posible origen. Estructura y contenidos La originalidad de la versión de Pérez de Vargas se debe a las diferencias respecto a las anteriores, tanto de estructura como de los propios contenidos de los capítulos. 1620 Caso de las de los hechos de Pedrarias de Ávila o del Gran Capitán. 1621 Veanse algunos capítulos que denotan una factura posterior a la versión inicial: el dedicado al linaje de los Sánchez, donde aparecen personajes del reinado del emperador Carlos, de los cuales se cita descendencia; el de los Villa donde se cita ya al rey Felipe II; otros capítulos relatan diversos acontecimientos del siglo XVI como la expedición a Orán de 1508, la de Tremecén en 1509, y el combate del Peñón de Vélez de la Gomera 1508. 711 1. Modificaciones en la estructura: - Se elimina la primera parte del contenido original, es decir, el tratado del blasón que abarcaba la introducción y los cuatro preámbulos. - Están ausentes la mayor parte de los capítulos dedicados a la historia de España, dejándose ésta reducida a un breve capítulo de menos de una página titulado Sobre los que primero poblaron España. - Desaparecen los capítulos dedicados a los personajes madrileños - No figura el tratado sobre la nobleza e hidalguía con el que finalizaba el libro primero de la versión B. - Se amplía al final del texto el número de linajes y emblemas descritos pero ya sin respetar la estructura territorial del tratado. 2. Originalidad de los contenidos Además de la ampliación del número de capítulos, se producen otras modificaciones en el texto de la obra que tienen especial incidencia en su significado: - Dentro del capítulo dedicado al duque don Alonso Aragón se incluye una dedicatoria en recuerdo de este personaje. Este hecho hace cambiar el sentido de las versiones anteriores, donde en los preámbulos se incidía sobre que la obra no estaba ofrecida a persona alguna. Además, en esta dedicatoria el autor se presenta como antiguo criado del duque y, como dato adicional, ya no da como viva a la hija el duque1622. - Se modifica totalmente el capítulo dedicado a las armas del reino de Granada, incluyéndose la descripción del emblema de la granada dentro de las armas reales1623. - Se revisan los capítulos de algunos linajes en los que sus protagonistas cambian de status, es el caso del capítulo de los Padilla, donde se citan nuevos personajes, y Gutierre de Padilla ya figura como comendador mayor de la orden de Calatrava 1622 Es común estado de muchos en algunas cosas reprovar algunas dellas y para esto si alguno quisiere saver qual sea la causa que yo aya insistido tanto en relatar tanto algunas de las hazañas deste señor, yo respondo que lo causaron algunas de las razones siguientes. Lo primero porque es justo que las loables cosas que deven resplandezer no sean encubiertas con la nube del silencio. Lo segundo porque su señoría me crió desde que ube quatroce años hasta que hube veinticinco años yo fui testigo de las más destas cosas pues no pude en su vida cumplir mi deseo, determiné después de su fin ser su pregonero, las armas deste señor son las de arriba (Real biblioteca, II/2405, f. 34). 1623 Pues a plazido a nuestro redentor por su piedad de traer el reino de Granada a su sancta fe y le no será neçesario fazer memoria del. Y así por quanto los aventurados rey y reyna nuestros sennores don Hernando y dona Ysabel que con gran afán y peligro lo conquistaron an puesto en sus escudo de armas una granada por ser sennores y rreynar en aquel reyno (Ibidem., f.8). 712 - En el capítulo dedicado a los Cisneros se introduce un pequeño preámbulo, exponiendo las dos razones por las cuales se escribe éste. También se omite la mención de la fecha de 14961624. - Se amplía el capítulo de los Vargas de manera significativa, pues en él se indica la identidad familiar del autor cuando dice: Otras cosas se escriven y dizen en pormenioridades deste buen cavallero, las quales porque no parezca que las pongo por hazer gran plato a los de su linaje por la parte que me cabe dello ceso por agora1625. Además se amplían los contenidos de este capítulo con otro relato protagonizado por Garcipérez y la historia de Hernán Sánchez de Vargas. - Se eliminan algunos contenidos importantes dentro de ciertos capítulos, como la historia de las conversiones de los Senior. Datación y autor Poco sabemos del autor de esta versión, salvo unos pocos datos, de los cuales ninguno es de primera mano. Para comenzar, su nombre, Juan Pérez de Vargas, no se encuentra en ninguna parte del tratado, como en los casos de Alonso de Torres o con el propio Hernández de Mendoza, sino en anotaciones posteriores en los ejemplares y menciones de otros tratadistas. Es en el mismo texto donde se pueden localizar algunas referencias a su persona. En primer lugar, la aclaración citada supra en la que desvela su pertenencia a los Vargas; en segundo lugar, la cita en la que declara haber sido criado por don Alonso de Aragón desde los catorce años a los veinticinco, cuando su protector murió en Adamuz, cerca de Linares, en 1485. Por medio de esta cita es posible calcular que este autor nació hacia 1460. Rafael Floranes amplía datos en el comentario que hace de él, basándose en la consulta del manuscrito BN 3256, donde se dice lo siguiente: Después el año 1510 fue en la comitiva del Rey Católico a Monzón cuando pasó a celebrar cortes a los aragoneses en aquella villa. Estando allí, con la noticia que tuvo de que a seis leguas de aquel puevlo, en el monasterio de S. Vitoriano, se conservaban 1624 Este linaje con sus armas se pone en este lugar a dos rrespetos, lo uno pues que notamos los prelados de Toledo es rrazón no dexar describir del que posee agora la silla de sant Elifonso. Y lo otro porque enel lianje de Csineros a abido en tierra de campos buenos caballeros (Ibidem, f. 79). 1625 Ibidem, f. 120. 713 unas viejas Crónicas de los Reyes de Aragón, se dirigió a verlas. Se las manifestaron las reconoció, vio que eran muy antiguas e informa del estado que entonces tenían. Sobrevivió a la batalla decisiva de Villalar contra los comuneros en 1521 de que hace mención. Escribió también o a lo menos ideaba dar a luz otra obra con el título de Excelencia de las mugeres, de la cual informa sobre el Linaje de Bazán, hablando de la ilustre señora doña María de Bazán, mujer del conde de Miranda, que podía, dice, ser ejemplo de la excelencia del sexo femineo. Todo lo referido es de su nobiliario en varios lugares: tomo en 4º de 107 hojas en el manuscrito que yo poseo, de letra bien económica, sin los escudos, que el copista advierte había en el original y él omitió1626. Lo expuesto por Floranes, no puede ser tomado como una prueba irrefutable, dado que los textos que cita sólo se encuentran en tres ejemplares de los conservados de la versión de Vargas. Estos son: el ya citado y otros dos (Real Biblioteca II/2405 y BN Ms11611). En consecuencia, estos datos no se pueden contemplar como partes indiscutibles del contenido de esta versión y, por tanto, de la vida de Vargas. Es posible afirmar con seguridad que Vargas vivió el reinado del emperador Carlos I, pues, además de las referencias anteriores, en la mayoría de los textos conservados de esta versión se hace mención a esta época1627. Pascual de Gayangos también opina sobre la época en que vivió el autor (en una anotación autógrafa en el ejemplar BN Ms. 18.468), afirmando que éste pudo vivir en tiempos del emperador, pues narra su coronación en 1529 1628. Como información añadida podemos aportar la que figura en el texto de un manuscrito cuyos contenidos responden a la versión de Pérez de Vargas y que se puede datar en la primera mitad del siglo XVI, que dice lo siguiente: “Laus Deo, acabose la víspera de San Bernabé del año 1541”1629. 1626Colección de documentos inéditos para la historia de España, Madrid, 1851, Tomo XIX, p. 215 1627 Véanse los capítulos presentes en todos los textos: de los Sánchez, los Cisneros, los Bazán y los Enríquez. 1628 (f. 43). 1629 BN Ms. 18356, f. 89. 714 También hemos recabado información sobre este personaje a partir de otros testimonios. Su nombre está presente en algunos textos o bien se cita su obra en las siguientes recopilaciones y bibliografías. Aparece entre las fuentes que cita Argote para la realización de su Nobleza de Andalucía con el título de Linajes de España de Iuan Pérez de Vargas1630. Jerónimo Gudiel en su Compendio de los Girones menciona la obra al hacer relato de sus fuentes: Procuré aver algunos libros que tratase de los linajes nobles de nuestra España y vínome a las manos uno de Iván Pérez de Vargas criado del duque de Villahermosa don Alonso de Aragón, que contiene muchas casas y solares de Castilla y de León, Asturias, Aragón, Navarra y Galicia1631. En sus Noticias Esteban de Garibay dice sobre él: Juan Pérez de Vargas, criado de don Alonso de Aragón, duque de Villahermosa escribió otro Tratado de Linajes que anda de mano1632. Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova le menciona, así como a su obra, aunque dice poco : Nescio quis, reliquit Ms. Linajes de España, su libro está en la biblioteca del Conde Duque de Olivares1633. Franckenau se refiere a él como aragonés: Aragonensis, ni fallor, ortu & don Alphonsi de Aragón Villahermosae olim ducis, qui circa initium saeculi XVI, claruit, domesticus minister1634. 1630 Argote de Molina, Gonzalo, Op. cit., p. 10. 1631 Gudiel, Jerónimo, Compendio de historias, Alcalá de Henares, 1573, f.8. 1632 Garibay y Zamalloa, Esteban de, “Noticias de escritores genealógicos de España”, en Obras no impresas de Esteban de Garibay, RAH 9/1061, f. 24. 1633 Antonio, Nicolás, bibliotheca hispana nova, Madrid, 1788, v.I, p. 758. 1634 Aragonés si no me equivoco, criado de don Alonso de Aragón, llamado duque de Villahermosa, que cerca del inicio del siglo XVI brilló, (Franckenau, Gerhardi Ernesti de, Bibliotheca hispánica: histórico genealógico heráldica. Lipsiae, 1724 , p 381). 715 Otra fuente para el acercamiento a Vargas son las anotaciones encontradas en los ejemplares conservados de su versión, de las que se infiere también que se trata de un texto de la obra de Hernández de Mendoza: El qual hizo Juan Pérez de Vargas vezino de Madrid y sacole a la letra del tratado de Diego Hernández de Mendoza, aunque el autor no puso aquí su nombre parece por el libro aver sacado lo casi a la letra del tratado de Diego Hernández de Mendoça1635. Blasón de armas de los cavalleros y hijosdalgo de Castilla el qual hizo Juan Pérez de Vargas, vezino de Madrid, y sacole a la letra del tratado de Diego Hernández de Mendoza. Aunque el author no puso aquí su nombre paresce por el libro haver sacádole casi a la letra del tratado de Diego Hernández de Mendoza. Yten paresce haver sido criado este author del duque don Alonso de Aragón duque de Villahermosa y Villaviciosa como paresce en el prinçipio. Y se escrivió este libro en tienpo de los Reyes Cathólicos don Fernando y doña Ysabel como paresce por muchas partes del y del Emperador como parece1636. En otras copias del texto de Vargas existen también anotaciones lo que atribuyen a Diego Hernández de Mendoza, de las que se puede deducir que la obra era ya conocida y habitualmente atribuida a éste último. Poco más podemos decir sobre este personaje, pues tampoco hemos podido localizar ninguna otra debida a su pluma, pues aunque existan textos de autores homónimos de la época, no creemos que se traten de la misma persona1637. De los linajes de España, citado por Jerónimo Gudiel (Compendio, p. 7; Argote, prólogo; Nic Ant Bib. Hisp Nov, t I p 381). 1635 BN. Ms. 11.682, f.1. 1636 Real Biblioteca, II/2405, f.5. 1637 Manual de avisos morales compuesto por Iván Pérez de Vargas dirigido al heredero del marquesado del Valle, don Fernando Cortés en 1577, (Real Biblioteca, II/640), es autógrafo. Este personaje fue lugarteniente de gente de armas de Carlos y Felipe. Memorial de las cosas que conviene que su magestad mande remediar en sus guardas de gente de armas; escrito por Juan Pérez de Vargas lugarteniente del conde de Buendía, gentilombre de cámara de su magestad. (Real Biblioteca, II/1024), s. XVI, dedicatoria del autor a Felipe II. 716 Sobre las fechas en las que vivió, no se ha podido encontrar documentación que permita fijarlas con exactitud. Pero, por lo que él mismo dice en el capítulo del duque don Alonso de Aragón Pérez de Vargas debió de nacer hacia 1460, mientras que Mendoza nacía más de una década antes. La fecha de su muerte debió de ser pasado el año 1520 (si atendemos a la anotación que figura en el ejemplar BN Ms. 18356, esta fecha se puede aplazar hasta 1541), cuando reinaba el emperador Carlos, mientras que Hernández de Mendoza probablemente falleció antes de 1504, de lo que se deduce que es imposible que ambos autores fueran la misma persona. Así pues, Pérez de Vargas debió de realizar su versión del Libro de armería a partir de la versión de 1496 ya en tiempos del emperador1638. Ejemplares conservados Esta versión del tratado tuvo una gran difusión ya que se conservan numerosos ejemplares de ella, datables desde el siglo XVI al XVIII, también es la que presenta más variaciones en lo tocante a los emblemas y linajes en ella incluidos. Los ejemplares conservados de esta versión son los nombrados con las siguientes signaturas : BN Ms. 3094, Ms 3256, Ms. 3518, Ms 3061, Ms 10736, Ms. 11661, Ms. 18.244-45 Ms. 11604, Ms. 11311 Ms. 11682, Ms. 18356, Ms. 18468, Ms. 11429, RAH 9/267, 9/5541, Real Biblioteca de Madrid II/3076, II/2407, II/ 311, II/1690 y Biblioteca de El Escorial &-II-17. Entre las copias de la versión de Vargas se dan también sus propias variaciones internas. En el ejemplar BN Ms 11.682 se incluyen contenidos sobre la historia de las órdenes militares españolas; en el BN Ms. 11429 se añaden versos de Gracia Dei sobre blasones y linajes; en el 9/5541 se dedica un extenso capítulo al linaje de Ayala; en el II/3076 se recoge una relación de los caballeros de la Banda. En Libro de ordenandazas de Juan Pérez de Vargas. Vezino de Medina del Campo, lugarteniente de gente de armas de las sacras magestades del emperador don Carlos y del rey don Phelippe sus hijos. (Real Biblioteca, II/2.409), manuscrito autógrafo de 1577, dedicado a Hernán Cortés. 1638 Esta datación en el siglo XVI ha inducido a algunos estudiosos a afirmar que la obra original de Hernández de Mendoza se hizo en esta época. Sin embargo, actualmente en algunas publicaciones se la sigue ubicando en tiempos del emperador. Éste es el caso del comentario y la reseña bibliográfica editados recientemente por la RAH (TESOROS de la Academia de la Historia (Madrid. Palacio Real, Abril-Julio, 2001), Madrid: Real Academia de la Historia, 2001. 717 la mayoría se amplía el número de emblemas de personas y linajes de forma muy significativa (en los casos de BN Ms. 18.244-45 y BN Ms. 11604). Existen algunos ejemplares del Libro de armería cuyo redactor debió beber en más de una fuente, mediante la consulta de diferentes versiones, pues conservan características de la segunda y de la tercera versión. Estos son los depositados en la Real Biblioteca, con signaturas II/1821 y II/2403. Asimismo, hemos localizado otros manuscritos que por sus ausencias de contenido hacen muy arriesgado determinar a que estadio evolutivo de la obra pertenecen. Se trata de los siguientes: El BN Ms. 18573, que solamente contiene cuatro linajes, si bien lo más posible es que se extrajera de la versión de Pérez de Vargas o de la ampliación de la versión B del ejemplar II/86 de la Real Biblioteca, ya que son las únicas que contienen el linaje de Íjar. Los manuscritos de la Biblioteca de Cataluña, con signatura Ms.529 y Ms. 167, donde aparecen los blasonamientos iniciales del Libro de armería (el Preste Juan, Jerusalén, Chipre y los Reinos Peninsulares); el primero fue realizado en el siglo XVI y el en el siglo XVIII1639. Por último, hay que reseñar que en casi todas las copias se producen dos fenómenos, uno de eliminación y otro de adición de emblemas. Este último va creciendo conforme los ejemplares son más modernos. Las modificaciones eran fruto de diversas causas. La eliminación se puede achacar a la pérdida de interés, por tratarse de personajes que ya carecían de notoriedad o de linajes que habían pasado a una posición social inferior. Por su parte, la adición se debería a fenómenos inversos a los anteriores, a los que se puede unir el interés particular de copistas y poseedores de ver incluidos sus propios linajes entre los presentes en la obra. 1639 Estos fragmentos han sido atribuidos a Pérez de Vargas por Martín de Riquer (Caballeros medievales y sus armas, Madrid, 1999, pp. 302 y 303), pero para asignar esta autoría solamente se basa en la consulta de L. de la Torre, quien a su vez sólo conoció un manuscrito del texto de Hernández de Mendoza, el cual pertenecía a la versión de Vargas (“Mosén Diego de Valera: su vida y sus obras”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXIV, 1914, p. 163). 718 Stemma del texto del Libro de armería versión A versión B versión de J.P.Vargas 1480 BN 18019 1496 ESC C-IV-9 1500 RAH 9/270 RB II-1821 BN 18039 1520 RAH 9/752 RB II-86 RAH 9/267 BN 11882 BN 2403 RB II/2403 BNF Esp 504 BN18573 RAH 9/5541 BN 1821 BN 11661 BN11311 BN 11682 ESC &-II-17 RB II-1690 BN 18468 1550 RB II-71 BN 3094 BN 1305 BN 3256 BN 1189 BN 3518 BN 10665 BN 10736 BN 18579 BN 2405 BN 9330 RB II-2407 BN 11772 RB II-311 BN 18244-45 BN 3061 1600 BN 3259 RB II-3076 BN 11437 BN 11604 BN 6576 BN 8283 1700 RB II/2404 BN 11439 BN 11422 Fragmentos: Bcat. 529 (s. XVI) Bcat. 167 (s. XVIII) BN: Biblioteca Nacional de España RB: Real Biblioteca (Madrid) RAH: Biblioteca de la Academia de la Historia ESC: Biblioteca de El Escorial BNF: Biblioteca Nacional de Francia Bcat: Biblioteca de Cataluña 719 720 VIII.2. FUENTES CONSERVADAS Este apartado está dedicado a realizar una descripción codicológica y de contenido de los ejemplares conservados en la actualidad del Libro de armería, salvo el manuscrito elegido para su edición, el cual será objeto de un estudio detallado con posterioridad. A través de esta descripción, se pueden observar en su forma y en sus contenidos los cambios efectuados en las distintas épocas y las diferentes adaptaciones del texto. En lo tocante a la forma, se aprecian dentro de la condición que tenía la obra de libro de uso, por tanto no excesivamente lujoso, las diferencias entre algunos ejemplares que son simples listas de linajes sin decoración (ni siquiera dibujos de los blasones), hasta otros manuscritos que presentan tablas alfabéticas, cuidadas caligrafías, iluminaciones, ornamentos (letras capitulares, rúbricas, remates influencia de la imprenta) e incluso estampaciones de los blasones de los distintos linajes. Sobre los contenidos resulta interesante apreciar que según los ejemplares van siendo más modernos se da un incremento ingente del número de linajes incluidos. Este incremento obedece a dos motivos básicos que ya enunciamos al tratar de los armoriales y nobiliarios: a) El intento por parte del copista de alagar la vanidad de los poseedores del libro, de esta forma se recoge el linaje del poseedor y sus allegados junto a los originales de la obra, siendo una manera remontar sus raíces hasta tiempos más antiguos. b) Las ventajas sociales a las que podía llevar la inclusión del propio linaje en un nobiliario de prestigio. Mediante este medio se podía aducir la condición de noble ante las instancias oportunas como una prueba añadida para su 721 ingreso en alguna cofradía u otra asociación1640 o, simplemente, por prestigio social del linaje entre su entorno al figurar junto a los de mayor abolengo del reino. El modelo de descripción realizado en cada ejemplar es, en sus aspectos principales, el mismo que aplicaremos en el capítulo siguiente para analizar el manuscrito escogido para su publicación. Para disponer la información hemos optado por un formato de cuestionario, a fin de facilitar la comparación de cualquier dato o aspecto particular entre los ejemplares relacionados o con textos recogidos en otras obras (bibliografías, catálogos, etc.). Cada asiento está organizado en dos partes, una de descripción y otra de análisis de contenido. Dentro de cada una la información está dispuesta en áreas. Descripción: 1º- Datos signaléticos: enumeración de los aspectos básicos representados en el manuscrito, con sus características físicas. 2º- Análisis: estudio formal del ejemplar 3º- Organización la página 4º- Ornamentación: descripción de los elementos decorativos presentes. 5º- Fortuna del documento: datos tocantes a la vida del ejemplar en cuestión. El análisis de contenido : 1º- Descripción formal del contenido: transcripción de la rúbrica, el inicio (incipit) y el fin (explicit) del texto conservado. 2ª- Estructura o disposición de los contenidos del ejemplar: en este apartado se exponen, las posibles carencias y las aportaciones nuevas en el texto de éste. 1640 Recordemos que en Castilla no se utilizó la llamada prueba armera en los procesos de acreditación de nobleza ante los tribunales. 722 2ª- Observaciones o notas de interés, en las que se pretende llamar la atención sobre los elementos aspectos concretos del manuscrito Los asientos se han ordenado según su pertenencia a cada una de las tres versiones del texto: la A, la B y la de Pérez de Vargas 723 724 VIII.2.1. Testimonios pertenecientes a la versión A SIGNATURA: BN. Ms. 18.019 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Fernández de Mendoza TÍTULO: Blasón de armas y divisas [de otra mano] DATACIÓN: 1480- 1491 Nº FOLIOS: 132 Iniciales: 0 Cuerpo: 132 Finales: 0 DIMENSIONES: 308 x 222 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida (cortesana y humanística) ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos compendiados (en el, Cristo, caballero y otros) y nombres propios. MANOS: una SOPORTE: papel RECLAMOS: verticales FOLIACIÓN: original arábiga ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 295 x 212 mm. CAJA: 180 x 132 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN 2 COLUMNAS 725 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CAPITALES: en casi todos los inicios de capítulo CALDERONES LETRAS DE AVISO OTROS: blasones en blanco y negro. Filigranas decorativas. FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: - Don Bartolomé de Villalobos, caballero de Alcántara 1582 - Manuel de Lastra y Baena, cavallero de Alcántara 1703 - Gayangos ( Ex Libris) EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecha por Diego Fernández de Mendoza al tratado que fizo do blasona INCIPIT: Incitado o despertado con verdadero deseo de hacer algún fruto... EXPLICIT: ... y por la puerta unas llamas de huego con una horla blanca con herminos. ESTRUCTURA - Tabla de la obra - Introducción - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Comienza con el Preste Juan, ciudades y reyes extranjeros 726 - Historia de España (primeros pobladores, los que vinieron después, alanos, suevos y selingos, los reyes godos) - Reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real - Reúne 203 linajes y blasones de familias, lugares y personajes OBSERVACIONES - Este ejemplar es de la misma mano que el manuscrito objeto de la transcripción. Está menos elaborado en cuanto a estructura, pero es muy interesante porque en algunos capítulos se conserva más completo (contiene la parte del comienzo de Toledo, el fragmento que falta de la historia de Sevilla y los linajes sevillanos que perdió el otro) - Escribe las iniciales con h en vez de con f, por eso escribe en su nombre Fernández por Hernández - Las formas de los blasones son cuadrados con punta en el pie, a partir del f 60 van haciéndose cada vez de peor factura y comienzan a faltar los emblemas, quedando en muchos sólo el contorno - Tras los Delgadillos (último linaje de León) hace un breve preámbulo en el que dice que va a seguir bajando hacia el Sur: Preánbolo. Como quiera que en canpo quedan infinitos fijosdalgo por nonbrar por no ser por agora enformado de sus apellidos y armas. Quiero me venir açercando al Reyno de Toledo allegándome a las faldas de la Syerra de Ávyla y Segovia. Contado eso con presipuesto sy algunos de los linajes que quedan se me ofreciere de los notar con estos otros. Y en este vyaje pasaré por estas dos çibdades suso dichas y salido de aquéllas por el más llano camino entrañe en Toledo y de allí dare mençión dende Guadarrama fasta la syerra Morena y todo el obispado de Cuenca. Primero escriviendo en Segovia lo que della deprendý que fue su fundador Yspán el qual mando fazer aquella puente que en ella es y tomó este nonbre de una pena que allí era que se llamava Govya (f. 85v) - Figuran en anotaciones marginales: la segunda leyenda de los reyes de Aragón y la leyenda de Bruto en la que cita a Leomarte para Vizcaya (en la que Bruto mata a su padre), las cuales aparecen en B1 incluidas en el cuerpo del texto 727 SIGNATURA: RAH 9/752 (antigua L-17) DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Apuntamientos del principio de algunos reynos y linajes [de mano posterior] DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 128 Iniciales: 1 Cuerpo: 126 Finales: 1 DIMENSIONES: 215 x 155 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana ABREVIATURAS: términos compendiados (pmo, q, pre, qual) MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: 2, una moderna arábiga que llega irregularmente hasta el f. 109 y otra antigua latina hasta el f. VII ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 220 x 150 mm. CAJA: 200 x 140 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: figuran representaciones de emblemas hasta el del rey de Nápoles, estas son de tamaño muy pequeño (de 20 a 30 mm.) y sólo en negro 728 FORTUNA PROCEDENCIA: es el tomo XVII de las Misceláneas del marqués de Montealegre de la Colección Salazar y Castro ESTADO ACTUAL: muy deteriorado, faltan fragmentos de papel, la encuadernación esta suelta en algunos cuadernos y la tinta traspasa CONTENIDO DESCRIPCIÓN INCIPIT: Por lo negro de aquellos ... EXPLICIT: ... [los de Espada] segundo de oro con una estrella de azul ESTRUCTURA - Preámbulos (incluye fragmentos del preámbulo primero, segundo y tercero, falta el cuarto) - Armas de monarcas extranjeros - Armas de monarcas peninsulares - Linajes vizcaínos - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes castellanos - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía - 172 emblemas en total 729 OBSERVACIONES - Es un ejemplar que reproduce a la primera redacción, no cita otros linajes con relevancia posterior, caso los Cisneros y los Coronel, tampoco incluye el tratado de la nobleza y caballería ni los de personajes madrileños. - Altera el orden de los contenidos, pasando tras las armas de Castilla a los linajes vizcaínos, y luego a los próximos a la casa real, para seguir con los blasones castellanos, aunque pone en orden los linajes gallegos y luego los leoneses - Presenta al final la tabla de la obra. 730 SIGNATURA: BNF, Ms. Espagnol 504 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Tratado do blasonan gran parte de las armas de los nobles de los reynos de Castilla DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 131 Iniciales: 1 Cuerpo: 128 Finales: 2 DIMENSIONES: 261 x 198 mm.. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: términos compendiados (empor, nro, q,) y omisión de nasales MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: 1 (arábiga ) ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 255 x 185 mm. CAJA: 135 x 125 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS 731 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ESTADO ACTUAL: bueno, no tiene representaciones de emblemas CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción fecha por Diego Fernández de Mendoza al tratado que fizo do blasonan gran parte de las amras de los nobles e fijosdalgos de los Reynos de Castilla INCIPIT: Incitado o despertado con verdadero desseo de hazer algún fructo ... EXPLICIT: ... un escudo azul con un castillo amarillo y salen por las ventanas y por la puerta unas llamas de fuego con una horla blanca con herminos ESTRUCTURA - Preámbulos - Armas de monarcas extranjeros - Armas de monarcas peninsulares - Linajes vizcaínos - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes castellanos - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía - 219 emblemas en total 732 OBSERVACIONES - Es un ejemplar también de la primera redacción, ligeramente ampliada. No cita cuestiones de la segunda redacción, caso de los Cisneros y los Coronel, tampoco personajes madrileños. Describe las armas antiguas de Granada, las de Niebla, las de Asturias y las de la Cueva. - Altera el levemente el orden de los contenidos de la versión, al posponer los Flores al último lugar - Incluye la tabla al final BIBLIOGRAFÍA: Morel Fatio, p. 651 733 SIGNATURA: BN. Ms. 11.882 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Tratado de blasonar [de otra mano] DATACIÓN: 1500-1600 Nº FOLIOS: 90 Iniciales: 1 Cuerpo: 147 Finales: 3 DIMENSIONES: 296 x 216 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: no MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original, caracteres arábigos que comienza en el 127 lo que induce a pensar que formaba parte de un manuscrito con varias obras. Hay otra segunda foliación que corrige a la anterior. ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 295 x 210 mm. CAJA: 150 x 140 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 734 ORNAMENTACIÓN TÍTULOS REMATES: cul de lampe OTROS: no se representan los emblemas FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: papel deteriorado. El texto se conserva bien CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza al tratado que hizo INCIPIT: Incitado o despertado con verdadero deseo de hazer algún fruto... EXPLICIT: ... y por la puerta unas llamas de fuego con una horla blanca con herminos. ESTRUCTURA - Introducción - Preámbulos - Reyes míticos y extranjeros: desde el Preste Juan de las Indias, hasta el rey de Francia - Historia de España (primeros pobladores, los que después la poblaron, suevos, vándalos, alanos y selingos, reyes godos) - Reyes de la Península - 144 blasones y linajes de familias y ciudades. No incluye los personajes del capítulo que se inicia con Pedro Fernández de Lorca. - Tabla de la obra 735 OBSERVACIONES - Es muy similar en sus contenidos al BN Ms. 18.019, cuestión que se aprecia en el preámbulo de Ávila, y en los capítulos de los Arias y de los Coronel. 736 VIII.2.2. Ejemplares pertenecientes a la versión B SIGNATURA: RAH 9/270 (antigua C-47) DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza (anotado por Juan de España) TÍTULO: Nobiliario DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 444 (Iniciales: 6 Cuerpo: 426 Finales: 12) DIMENSIONES: 285 x 212 mm. FORMA MATERIAL: recoge dos obras en un volumen CONTENIDO: homogéneo (el texto consta de dos obras de la misma materia el Libro de armería y el Blasón y recogimiento de armas) ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: en nombres propios (Aº por Alonso, Mª por María) MANOS: 1 SOPORTE: papel SIGNATURAS FOLIACIÓN: arábiga ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 275 x 205 mm. CAJA: 230 x110 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 737 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: emblemas dibujados a tinta, muchos incompletos y de factura muy rudimentaria FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: - Nobiliario de Diego Hernández de Mendoza comentado y añadido originalmente por Juan de España rey de armas de Pheliphe segundo - Nota autógrafa de Salazar y Castro: Nobiliario más copioso de Diego Hernández de Mendoza comentado y añadido originalmente por Juan de España y de su misma letra, y desde el f. 151 hasta el final todo de su letra, y era sabio en cosas de armerías, como aseguran otras obras suyas que tengo - Otra del propio Juan de España: Juan de España rey de armas intitulado Flandes EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Nobiliario más copioso de Diego Hernández de Mendoza comentado y añadido originalmente por Ivan de España rey de armas de Felipe II. INCIPIT: Es natural ynclinación a todos los de buen entendimiento ... EXPLICIT: … que me ha costado mi trabajo en trasladarle y ponerle limpio. Juan de España rey de armas intitulado Flandes ESTRUCTURA - Preámbulos e Introducción completos - Armas de monarcas extranjeros 738 - Armas de monarcas peninsulares - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes vizcaínos - Linajes castellanos - Personajes madrileños - Tratado de nobleza - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía OBSERVACIONES - Lleva el tratado de caballería y la estructura original completa, con los capítulos de personajes, aunque cambia en el jurado Juan Núñez. A partir del f.131 el texto continúa con una copia del Recogimiento de armas de Alonso de Torres o de Alonso de Castilla - Juan de España traslada con fidelidad los contenidos originales, pero elimina lo que cree desfasado: el apelativo al rey Católico de la buena fortuna, la relación personal con Sancho de Londoño, y actualiza algunos contenidos como en el capítulo los Dávila. 739 SIGNATURA: Real Biblioteca II/2.404 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza [et al.] TÍTULO: Libro de los linajes DATACIÓN: S. XVII - XVIII Nº FOLIOS: [407] 138 el tratado (Iniciales: 2 Cuerpo: 405) DIMENSIONES: 312 x 220 mm. FORMA MATERIAL: facticio CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española ABREVIATURAS: no MANOS: tres SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga moderna ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 304/314 x 200/210 mm. CAJA: 290 x 130/170 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS: en cada capítulo NO LLEVA REPRESENTACIONES DE EMBLEMAS 740 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Libro de los linajes. Cap. de las casas y linajes de los Enriques de Castilla descendientes de la casa real de estos reynos INCIPIT: El primer almirante de los Enrríquez se llamava don Alonso Enríquez… EXPLICIT: … en Córdoba a los 23 días de Agosto de 1735 ESTRUCURA - Nobiliario: sobre los Enríquez (ff.1-11), los Girón (ff.11-17), los Cisneros (ff.17-21), los Cabrera (ff.21-23), linajes aragoneses, y los Pacheco (ff. 27- 29) - Libro de armería (sus contenidos están dispuestos de forma desordenada): - Reyes extranjeros - Reyes peninsulares - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes vizcaínos - Linajes castellanos - Castilla la Nueva - Galicia - León - Andalucía - Introduce linajes nuevos: Navarrete, Ximenes, Gil, Ortiz, Villacorta, Becerra, Cavanas, Mata, Aceves. - Incluye emblemas de otros territorios de Castilla 741 - Tratado titulado Origen de las dignidades seglares (se trata de otro nobiliario): Belmonte Ribagorza Nobleza de Córdoba Cabrera Otras casas nobles OBSERVACIONES - En anotaciones marginales el copista va poniendo las fuentes del texto y las de las propias notas: Hernando del Pulgar, crónicas del rey don Pedro, de Alfonso XI, y de Enrique II, entre otras. 742 SIGNATURA: Real Biblioteca II-86 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: [en el folio 1 figura de otra mano] Linajes de España DATACIÓN: 1520-1550 (en la dedicatoria del texto figura 1464) Nº FOLIOS: 266 Iniciales: 1 Cuerpo: 257 Finales: 8 DIMENSIONES: 240 x 175 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo y algunos términos compendiados (que, Cristo). MANOS: tres; primera: el texto, segunda: la tabla y los ff. 248r a 253r. y tercera: las anotaciones marginales SOPORTE: papel FOLIACIÓN: caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 243 x 165 mm. CAJA: 195 x 130 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRALDA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS en tinta roja CAPITALES: en roja, de factura muy sencilla (flores, animales y motivos alegóricos) 743 OTROS: blasones pintados al agua FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Bruna ANOTACIONES: - En el f.1: Diego Fernández de Mendoza. Linajes de España - En el f.3: Diego Hernández de Mendoza auctor de este libro fue natural de Madrid - Marginales a lo largo de todo el texto EST. ACTUAL: bueno, salvo algunas ilustraciones con el color deteriorado (caso de los azules que han pasado a morados) y traspaso del papel por el ácido de la tinta CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA INICAL: Preánbulo endereçado al sennor Pero Núnez de Toledo INCIPIT: Es natural inclinación a todos los de buen entendimiento ... EXPLICIT: ... traen por armas tres sapos pardos en campo colorado ESTRUCTURA - Escudo de los Núñez de Toledo (con la divisa de la Jarra) - Preámbulo endereçado al señor Pedro Núñez de Toledo - Prólogo primero - Prólogo segundo - Prólogo tercero - Prólogo cuarto - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España - De los que después poblaron España - De los alanos suevos y selingos - De los reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real 744 - Linajes y blasones de familias, lugares y personas (incluido el capítulo que inicia Pedro Fernández de Lorca y el de caballería e hidalguía) hasta un total de 268 - Tabla de apellidos OBSERVACIONES - Es el ejemplar más completo que se conserva. Mantiene la estructura del original, aunque con el añadido de la dedicatoria a Pedro Núñez de Toledo y de muchos más linajes. - En el f. 1 figura el emblema de los Núñez de Toledo: Sobre campo de azur una jarra con cinco lirios, todo de plata, bordura de plata con cuatro estrellas (el color está muy deteriorado). - Nuevos linajes: Amueyro, Albán, Barbas, Puerto Carrero, Çerezo, Anaya, Bravos de Laguna, Munizes, Godoy, Peña, otros Peña, Barahona, Çurita de los Canes, Ribas, Tamayo, Soelmonte, Morán, Zomoza, Badillo, Ýjar, Castro de Aragón, Castillo, Suarez, Pardo, Llama, Aux, Cornel de Aragón, Sánchez de Aragón, la ciudad de Guadalajara, Ybarra, Lira, Almansa, Castillo, Villagómez, Soto, Basconcillo, Murcia, Saldaña, Cifuentes, las armas de Asturias y de otras cosas de aquella provincia, Lozana y Estrada. - Se puede apreciar también como es posterior B1 porque en casos como en los Aryas, las anotaciones marginales de este tanto de la misma como de otra mano figuran en el texto e incluso son ampliadas como se puede ver en los capítulos de los de la Cerda, Arias de Ávila, Mendoza. - Falta de su lugar el capítulo dedicado a la fundación de Toledo y a las armas de los primeros Toledo, como pasa en B1, pero casi al final aparecen estos capítulos. Los folios de la fundación de Sevilla que faltan en B1 aquí figuran pero la letra está trazada de otra forma. El resto de la estructura es idéntico salvo que los apellidos continúan abordándose otros territorios como Guadalajara Asturias y Murcia, e incluyendo muchos linajes aragoneses. - A partir de estas observaciones se puede deducir lo siguiente: a) Que alguna persona al servicio de Pedro Núñez de Toledo ampliara la obra y realizara la dedicatoria 745 b) Que el texto fue copiado directamente de B1 y completado posteriormente con los folios que le faltaban a partir de otra copia c) Que fue realizado con posterioridad a la muerte del primer Pedro Núñez de Toledo, pues relata hechos como la expedición a Orán de 1508, la de Tremecén en 1509, el combate del Peñón de Vélez de la Gomera 1508 y la figura del contador Santángel y sus descendientes los Sánchez en tiempos del emperador. 746 SIGNATURA: Real Biblioteca II - 71 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Mendocino de armas DATACIÓN: S. XVII Nº FOLIOS: 202 Iniciales: 0 Cuerpo: 202 Finales: 0 DIMENSIONES: 280 x 210 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española ABREVIATURAS: no MANOS: más de tres SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original y moderna que se continúan. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 196 mm. CAJA: 230 x 142 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS: a tinta roja REMATES: cul de lampe OTROS : no hay blasones, solo el dibujo a tinta roja de las formas de partimiento de blasones. 747 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Razonamiento que hace el autor antepuesto a los títulos INCIPIT: Siguiendo el decreto que Nuestro Hacedor puso ... EXPLICIT: don Gutierre de Sotomayor comendador mayor de la contra, sobrino del maestre anno de 1432, libro 14 cap 6 ESTRUCTURA - Razonamiento del autor: en el que expone que esta obra es para gloria y nobleza de los que en ella trata que pueden echarle una mano, además (f.1) dice la Tabla del Mendozino de las armas cuyo nonbre este tratado se puede llamar - Tabla de apellidos ( por error de encuadernación está en el f,. 48) - Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza - Preámbulo primero - Preámbulo segundo, está ampliado con textos de Pablo de Cartagena - Preámbulo tercero - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas (incluido el capítulo que inicia Pedro Fernández de Lorca , el de caballería e hidalguía) - Armas de ordenes militares, ciudades y territorios junto a su historia f. 144 - Tabla de equivalencias de topónimos clásicos con españoles ( f. 160) - Blasón de armas abreviado de García Alonso de Torres (f. 161) - Relación de los almirantes de Castilla (f. 174) - Linajes de España (f.180) 748 OBSERVACIONES - Es en su contenido el Libro de armería ampliado y al que se le han añadido algunos opúsculos de materias relacionadas con la temática del tratado - Realiza una disertación sobre las armas de las tribus de Israel en el preámbulo II - Faltan la mayoría de las rubricas y las representaciones de los escudos - Existe una errata en el capítulo de los Enríquez donde da la toma de Granada en 1482 - Amplía los contenidos en el capítulo de Pedro Fernández de Lorca con el siguiente texto: Los padres del monasterio por saver como lo hazen con ellos los mayordomos, danles el mejor capellán que pueden aver que les diga quatro días de la semana misa y les de los sacramentos y les vendiga la mesa cada día, tienen una gentil yglesia de santa Catalina do tienen muchas personas devoción ay muchos perdones y mas ganaron los padres del monesterio bula del sancto padre que qualquiera que allí muriese le absuelva plenariamente eso mesmo es privilegio que no puede la justicia seglar sacar de alli ninguno por delito que aga ni por deuda que deva es consagrada la Iglesia y el claustro en tiempo de entredicho a los comensales de la casa, si no fuere puesto por el Papa, pueden decir horas. Está sepultado este señor en una muy buena capilla en el dicho monasterio muy honrradamente como es su merescimiento, no se sabe en cristianos casa de tal calidad que aquéllos que los reyes señores por induzimiento de los malos consejeros [... continúa con lo relatado en el B1]. 749 SIGNATURA: BN. Ms. 6.576 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Descripción de escudos DATACIÓN: 1600-1650 Nº FOLIOS: 394 Iniciales: 1 (tabla) 29 desde la tabla al texto Cuerpo: 349 Finales: 11 DIMENSIONES: 313 x 215 mm. FORMA MATERIA: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española ABREVIATURAS: sólo en nombres propios MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 202 mm. CAJA: 275 x 140 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no hay blasones 750 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Comienzan los escudos pintados de las armas y blasones de los más que ha podido juntar mi cuidad INCIPIT: De Josué capitán y caudillo del pueblo de Israel. Hame parecido comenzar a escribir la descripción de las escudos de armas ... EXPLICIT: ... estos traen sobre plata un chevirón de oro. ESTRUCTURA - Tabla alfabética - Las armas de los 9 caballeros de la fama: Josué, Judas, David, Héctor, Alejandro, César, Carlomagno, Arturo y Godofredo de Bullón, - Ataulfo y don Pelayo, Fernán González, el Cid, los reyes de Aragón, los de Navarra, Granada, la historia de Rocas. - Armas de ciudades, reinos y territorios extranjeros y españoles - Armas de linajes próximos a la casa real de Castilla - Armas de linajes nobles, incluyendo muchos nuevos - Total 1073 emblemas OBSERVACIONES - Coincide en estructura y características físicas con el Ms. 8.283 - Influencias externas como los nueve caballeros de la fama - El texto sigue a Diego Hernández de Mendoza en muchos aspectos, aunque no su orden de contenidos en el comienzo, al llegar a los linajes conserva la misma estructura. Al final se incluyen muchos linajes nuevos o se amplían los de Mendoza. A éste no le cita nunca por su nombre sino como el autor 751 del libro antiguo, por lo que es de suponer que se basó en un ejemplar en el que no figuraba su nombre, pues no tiene reparo en citar otras fuentes - Incluye otras fuentes como textos de Argote de Molina como los Mendoza de Baeza y los Enríquez. Otros contenidos son de otros autores que se citan: Jacobo Maynoldo, Esteban de Garibay, Bernabé Moreno de Vargas (en los Vargas) y Jerónimo Zurita (Coroneles), redondillas que están tomadas de las obras atribuidas a Gracia Dei (Noruega, Escocia, Francia Dinamarca, ciudades castellanas y numerosos linajes) - Incluye muchas armas territoriales: Cádiz, Sobrarbe, Dinamarca, Cerdeña, Córcega, Dinamarca, Mallorca, Borgoña, territorios flamencos, Burgos, Valladolid, Salamanca, Zamora, Astorga, Ciudad Rodrigo, Medina, Plasencia, Carrión, Bilbao, Béjar, Ubeda y Baeza. 752 SIGNATURA: BN Ms. 1.305 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza [et al.] TÍTULO: Origen de la nobleza y hidalguía del principio de las divisas ynsignias y armas DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 382 Iniciales: 0 Cuerpo: 381 Finales: 0 DIMENSIONES: 335 x 226 mm. FORMA MATERIAL: recoge varias obras en un volumen CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga de la época ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 300 x 221mm. CAJA: 280 x 180 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN OTROS: no se representan los emblemas 753 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: - los bordes de las hojas muy deteriorados - la tinta ha traspasado el papel CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: De las edades del mundo INCIPIT: Muchos son los autores que las edades del mundo compararon … EXPLICIT: ... y baste ya para el origen de la nobleza ESTRUCTURA DE CONTENIDO Tratado muy singular sobre la nobleza y hidalguía atribuido al obispo de Burgos de la casa de Mendoza (pudiera ser el nobiliario del cardenal Mendoza) Tratado que hizo Diego Hernández de Mendoza sobre que cosa es hijodalgo y noble y de do vinieron - Quien fue el que primero tuvo sennroio sobre las gentes - Que cosa quiere decir fijodalgo y de donde vino este nonbre - Que cosa es nobleza y cuantas maneras ay de nobleza - Como ovo principio la cavallería y quien fue el primero que hizo cavallero - De muchas cosas que usa oy el común en perjuicio de la nobleza - Adición: Del tiempo en que los hijos de los reyes de Espanna començaron a llamarse ynfantes y prínçipes Tratado de las divisas y armas y variedad de sus ynsignias y escudos - Por que causas se inventaron los escudos de armas y devisas y quienes fueron los primeros que las ynventaron - Muestra las armas que diversos príncipes y naciones tuvieron - Por quantas cosas fueron ynotadas las ynsignias y divisas - De los metales y colores de las armas y de las reglas que ay en el armería 754 - De los títulos de los príncipes eclesiásticos y seglares - De otros títulos que tuvieron los reyes de España y otros reyes del mundo - De la diferencia de las coronas y pendones de los príncipes Nobiliario que incluye un armorial universal blasonado - Del origen y principio de los pontífices romanos - Del Inperyo y enperadores romanos - De la nación y gente de Alemana - De los reyes y reynos de Ynglaterra - De los reyes de Francia - Historias y armas de reinos, nobles y personajes españoles y extranjeros, reales o míticos que finaliza con un relato sobre los conquistadores y en especial sobre los hechos de Pizarro y Almagro en la conquista del Perú. OBSERVACIONES - Se trata de un manuscrito de contenido heráldico y genealógico muy interesante. En su primera parte se reproducen tres tratados independientes: el primero atribuido al cardenal Mendoza; el segundo es lo que Diego Hernández de Mendoza escribe en el Libro de armería sobre la nobleza; y el tercero es un tratado del blasón cuyos contenidos solo coinciden en parte con los expuestos por Hernández de Mendoza sobre este tema. Esto puede hacer pensar que estas partes fueran concebidas como obras independientes y posteriormente su contenido pasara al Libro de armería en su redacción definitiva o bien que circularan como tales obras separadas del armorial. La segunda parte es un nobiliario cuyos contenidos no pueden ser atribuidos directamente a Diego Hernández de Mendoza. 755 SIGNATURA: BN. Ms. 8.283 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, Gonzalo Argote de Molina, Antonio Barahona, Pedro Gracia Dei, Alfonso X, Ferrán Mexía, Jerónimo Zurita, Rades y Andrada. TÍTULO: Nobiliario [facticio] DATACIÓN: 1600-1700 Nº FOLIOS: 739 Iniciales: 0 Cuerpo: 739 Finales: 0 DIMENSIONES: 245 x 205 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española MANOS: una (salvo la tabla) SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos. ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 230 x 205 mm. CAJA: 205 x 185 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS EN TINTA ROJA OTROS: blasones coloreados al agua y otros en negro. 756 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: Joseph Antonio Solórzano y Velasco Nota de encuadernación en el f. 740 de 30 de Junio de 1746 EST. ACTUAL: regular: falta el comienzo, algunos cuadernos mal conservados, la tinta se desprende CONTENIDO DESCRIPCIÓN INCIPIT: Nobles y generosos los hombres solo ... EXPLICIT: ... estos sobre plata un león de orapel. ESTRUCTURA - Tabla - Introducción - Tratado de heráldica - Comienza con Josué y a continuación los nueve caballeros de la fama - Ataulfo, don Pelayo, el Cid y otros héroes castellanos - Armorial con 1070 blasones de personajes bíblicos, medievales, mitológicos, ciudades y linajes. OBESRVACIONES - El Libro de armería es la fuente principal de este texto pero no en lo tocante a la introducción ni a los comienzos hasta el rey de Aragón. Desde el contenido sí es suyo, aunque un poco reformado y ampliado, no así en Granada. El texto vuelve a ser fiel a la obra de Hernández de Mendoza en los capítulos de Toledo, Galicia, Sevilla. A partir de entonces coincide, aunque desordenado, con la obra de éste, citando todos los reyes extranjeros y al Preste Juan, ampliándolos con algunos nuevos. Luego vuelve a los linajes próximos a la casa real ampliando sus contenidos. 757 - Cita a Bernarbé Moreno de Vargas, regidor de Mérida que escribió un Tratado de la nobleza española. También amplia contenidos dedicando capítulos a los de Bearne, don Tello conde de Aguilar y Sancho de Alburquerque. 758 SIGNATURA: BN. Ms. 18.039 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Blasones de armas de reyes y señores DATACIÓN: 1500-1550 Nº FOLIOS: 216 Iniciales: 7 Cuerpo:199 (en blanco 18 y 19, 110 a 117, 121, 152, 162 a 164) Finales: 6 DIMENSIONES: 300 x 215 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original con caracteres arábigos. Comienza a numerar desde el f.7, sin lagunas textuales. ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIÖN: 298 x 250 mm. CAJA: 240 x 140 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN TÍTULOS O RÚBRICAS OTROS: carece de blasones 759 FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: - Doctor Martín Vázquez Siruela (Ex Libris manuscrito) - Doctor Don Joseph Ruiz y Roman ( Ex Libris impreso) - J. C. D. Dec. de Zamora ( Ex Libris impreso) - Pascual de Gayangos ( Ex libris impreso) EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Blasones de armas de reyes y señores por Diego Hernández de Mendoza INCIPIT: La natural inclinación a todos los de buen entendimiento ... EXPLICIT: ... son alguna no las puede llevar metal sobre metal porque serían falsas. ESTRUCTURA - Introducción - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades míticos y extranjeros - Primeros pobladores de España - Los que después poblaron España - Alanos, suevos y selingos - Reyes godos - Reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias y ciudades completo - Explicación de metales y colores en heráldica 760 OBSERVACIONES - Este ejemplar respeta la estructura original. Posiblemente se basó en el manuscrito B1 u otro muy cercano. Finaliza con una exposición sobre metales y colores en heráldica, siguiendo a Bartolo y a Valera. - Hay una anotación en el f. 8 que dice: Libro de linajes que escrivió el honrrado cavallero Diego Fernández de Mendoza en tiempo de los Reyes don Fernando y Doña Isabel, era este cavallero natural de la muy noble e insigne villa de Madrid, y este su libro es tenido por muy auténtico y verdadero. 761 SIGNATURA: BN. Ms. 11.772 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Pedro Gerónimo de Aponte, Diego Henández de Mendoza, Juan Huarte de San Juan [et al.] TÍTULO: Nobiliario DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 437 Iniciales: 0 Cuerpo: 418 Finales: 19 DIMENSIONES: 315 x 215 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: no MANOS: no SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original, caracteres arábigos. ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 300 x 200 mm. CAJA: 255 x 145 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no hay decoración 762 FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Juan Alfonso Guerra ANOTACIONES: De la librería de Juan Alfonso Guerra Z-44, Z-129, Z-143 (signaturas antiguas) EST. ACTUAL: bueno, salvo la tinta que ha traspasado en algunos folios CONTENIDO DESCRIPCIÓN DEL CONTENIDO RÚBRICA: Nobiliario de Pedro Gerónimo de Aponte, de Diego Hernandez de Mendoza y de Juan Huarte de San Juan Capítulo primero. De la nobleza como siempre la ha habido INCIPIT: Fundan los antiguos haber tres maneras de nobleza, teologal, natural y positiva ... EXPLICIT: ... en Guadalajara ay deste linaje y buenos caballeros. ESTRUCTURA - Tablas de la obra: alfabética y sumaria - Tratado de Aponte ( f.1 a f.30) - Capítulo de la nobleza e hidalguía de Diego Hernández de Mendoza ( f. 30 a f. 36) - Tratado de Juan Huarte sobre la nobleza ( f. 37 a f.39) sacado de un libro que compuso De los ingenios de las Sçiençias - Armas de 307 linajes, buena parte de ellos del Diego Hernández de Mendoza (f. 40 a 307). - Comienza con De los sennores y condes que huvo en Vizcaya de la casa de Haro y su linaje hasta el f 59 basado en el Libro del conde don Pedro, y la Chrónica General - Nobiliario anónimo de f.307 al final 763 OBSERVACIONES - El contenido de este ejemplar atribuible a Diego Hernández de Mendoza se circunscribe al capitulo de la hidalguía y algunos linajes. 764 SIGNATURA: BN. Ms. 9.330 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Nobiliario [en la encuadernación] DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 315 Iniciales: 2 Cuerpo: 307 (en blanco de la 105 a la 107) Finales: 6 DIMENSIONES: 215 x 155 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: no MANOS: tres. Pero sólo una realiza el texto. Hay anotaciones de otra mano posterior, que además intenta completar las páginas ilegibles por deterioro. Una tercera mano también realiza correcciones SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 210 x 145 mm. CAJA: 180 x 110 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 765 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: blasones a color y en blanco y negro. Figuras a tinta muy rudimentarias FORTUNA PROCEDENCIA: El manuscrito fue propiedad de Serafín Estébanez Calderón y pasó a la BN. en 1873 ANOTACIONES: La segunda letra que interviene anota que vio una nave de Ibernia en 1570 EST. ACTUAL: Con humedades. El f. 73 está encuadernado el primero. Hay partes que la mancha de tinta ha traspasado la página. Y faltan fragmentos de papel CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza al tratado que hizo ... INCIPIT: Proemio. Incitado o despertado con verdadero deseo de saber ... EXPLICIT: ... con su escarcel dorado enganar en lo salado la celeste Ave María. ESTRUCTURA - Tabla alfabética - Proemio - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final 766 - Libro primero que trata de las armas de los ymperios y reynos (del Preste Juan al rey de Francia) - Los primeros pobladores de España - Reyes de la Península - 634 blasones de familias, territorios y personajes. No incluye el capítulo referente a la nobleza e hidalguía. Incluye otros como el de los Ayala en extenso. - Tabla alfabética - Segunda relación de linajes donde se relata el emblema de manera breve de lugares, ordenes y apellidos, ordenados al final alfabéticamente (ya no es autoría de Diego Hernández de Mendoza) - Lista de prelados, grandes y oficios de la corte con sus rentas. - Versos sobre algunos linajes y reinos - Otros linajes: Vela, Gavilán, Vélez OBSERVACIONES - Toda la primera parte guarda la estructura original de la versión B, a partir de León empieza a introducir linajes nuevos a la vez que intervienen más manos - Parece que está sacado del ejemplar II-86 de la Real Biblioteca porque prosigue con los linajes de la misma forma que éste y, sobre todo, en los de Sevilla y los de Asturias - A partir del f. 200 aparecen linajes nuevos y afirma ser un traslado del Libro Becerro que está en el Archivo de Simancas - Bibliografía: Andrés, Gregorio de. “La colección de manuscritos del literato Serafín Estébanez Calderón en la Biblioteca Nacional”, Separata de Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica. Madrid, 1991. 767 SIGNATURA: BN. Ms. 3.259 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Blasones de varios linajes de España DATACIÓN: 1600-1700 Nº FOLIOS: 535 Iniciales: 1 Cuerpo: 531 Finales: 3 DIMENSIONES: 315 x 220 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española ABREVIATURAS: se reducen a que y nombres propios. MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 195 mm. CAJA: 245 x 120 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: escudos pintados al agua, de buena factura 768 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: en cada capítulo existen glosas sobre los contenidos y y remite a bibliografía como los Anales de Aragón, la Crónica de Rada y la General Estoria EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN DEL CONTENIDO INCIPIT: Es natural inclinación a todos los de buen entendimiento ... EXPLICIT: ... veinticuatro de Jaén, los que hacen libros están en el alcázar de Segovia. ESTRUCTURA - Tabla alfabética - Dedicatoria: Es natural inclinación ... - Introducción - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - Los primeros pobladores de España - Reyes de la Península (excepto Granada) - Linajes próximos a la Casa Real - 309 linajes y blasones. Elimina los personajes del capítulo de Pedro Fernández de Lorca e introduce nuevos (marqués de Villareal, marqués de Mondejar, conde de Salinas, conde de Monterrey, conde de Medellín). - Incluye el traslado de una carta de Jerónimo de Aponte a Jerónimo Zurita. - Carta con la genealogía de los reyes de Navarra - Genealogía de los de Haro 769 OBSERVACIONES - Introduce numerosos capítulos no dedicados a linajes, sino a títulos: condes (Miranda, Monteagudo, Cabra, Oropesa, Alcaudete, Fuensalida, y otros), duques (Alcalá, Infantado, Francavila, Medina y otros), marqueses (Villareal, Mondéjar, Cenete, Montalbán, Cerralbo, Ardales, Algaba y otros) - Hay un error en el índice donde cita a Alonso de Aragón como conde. - Altera el orden desde los linajes próximos a la casa real - Se puede decir que sólo en parte es la obra de Diego Hernández de Mendoza, cuyo texto se toma para los introducción y preámbulos, los capítulos iniciales de reyes extranjeros, y los capítulos o fragmentos de ellos de modo puntual. El resto esta sensiblemente modificado en estructura y contenidos. A partir del f. 415 vuelve a ser fiel al texto del Libro de armería 770 SIGNATURA: BN. Ms. 10.665 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Tratado de blasones [de otra mano] DATACIÓN: 1580-1598 Nº FOLIOS: 207 Iniciales: 7 Cuerpo: 493 Finales: 14 DIMENSIONES: 295 x 210 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: no MANOS: una (salvo la tabla que es de mano posterior). SOPORTE: papel RUBRICAS FOLIACIÓN: original, caracteres arábigos, salvo en las tablas que son latinos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 200 mm. CAJA: 270 x 145 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN OTROS: contornos de los blasones 771 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: Manuel Antonio de Brochera, incluye la primera tabla EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza... INCIPIT: Incitado o despertado con verdadero deseo de hacer algún provecho ... EXPLICIT: ... y la última de los prelados y sacerdotes. ESTRUCTURA - Tabla de la obra - Tabla alfabética - Proemio: Yncitado o despertado[…] - Dícese la forma que se ha de tener en seguir la obra - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España - De los reyes de la Península (incluye además de León, de Galicia y de Asturias) - Blasones de ciudades - Órdenes militares - Linajes cercanos a la Casa Real - Tribunales, Oficios, Rentas, Obispados, Grandes y otros títulos. 772 OBSERVACIONES - Respetando básicamente el tratado de Hernández de Mendoza, este ejemplar realiza la ampliación más importante del texto original. Recoge 1077 linajes, lugares y personajes, aparte de relaciones de oficios de los grandes de España y Portugal, sedes eclesiásticas, títulos, tribunales de España, etc - Introduce anotaciones que actualizan los contenidos originales (la que se refiere a los posesores del ducado de Milán) - Algunos emblemas se acompañan de las rimas atribuidas a Gracia Dei: Portugal, Castilla, Manuel, Manrique - El ejemplar data del reinado de Felipe II, en los Enriques dice: Dª Juana reyna de Castilla que caso con don Phelipe de Austria, madre del emperador don Carlos y abuela del esclarecido rey, y monarca de los cristianos, Philipe, que ahora vive, i reina en nuestros tiempos (f. 102) - Parece sacado del ejemplar II/86 de la Real Biblioteca, por las coincidencias y linajes que trata (Coroneles de Aragón, Ijar) - Repite numerosos linajes en una breve relación sólo de blasonamientos, que incluye al final 773 SIGNATURA: BN. Ms. 11.437 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Nobiliario genealógico [de mano posterior] DATACIÓN: 1600-1700 Nº FOLIOS: 196 Iniciales: 6 Cuerpo: 183 Finales: 7 DIMENSIONES: 320 x 210 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 360 x 210 mm. CAJA: 245 x 155 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN OTROS: blasones coloreados al agua factura tosca 774 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: El coronista Diego Hernández de Mendoza fue de la magestad de los Señores Reyes Cathólicos D. Fernando y Dª Isabel (de otra mano) EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecho por Diego Fernández de Mendoza al tratado que hizo do blasona... INCIPIT: La natural inclinación a todos los de buen entendimiento desear más ... EXPLICIT: ... no puede llevar metal sobre metal porque serían falsas. ESTRUCTURA - Proemio (Es natural inclinación a todos ...) - Introducción - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España - De los que después poblaron España - De los alanos suevos y selingos, de los godos - De los reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real el escudo de los Manueles esta equivocado - Blasones y linajes de familias. personajes y lugares - Donde hubo fundamento la caballería, el primero que tomo señorío, de donde vino el nombre de hijodalgo, donde hubo principio la caballería, que cosa es nobleza. 775 - Reino de Galicia, León, Castilla la Nueva, Andalucía - Tratado sobre los metales y colores OBSERVACIONES - Amplía los contenidos de B1 pero conservando su estructura original - La ampliación de contenidos se da en puntos muy concretos: una glosa en laque habla de los orígenes judíos de los Enríquez, donde se da la fecha de 1504 (yo oý el ano de 1504 contar en Toro allí el rey don Fernando a el marqués de Villena); un capítulo sobre la ciudad de Burgos; una explicación del conflicto entre las casas de Oñate y Gamboa y un pequeño tratado final sobre los esmaltes. 776 SIGNATURA: BN. Ms. 11.422 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Tratado de blasón DATACIÓN: 1700-1800 Nº FOLIOS: 252 Iniciales: 7 Cuerpo: 243 Finales: 2 DIMENSIONES: 305 x 207 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 300 x 200 mm. CAJA: 240 x 150 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: carece de blasones FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: bueno 777 CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Introducción hecha por Diego Hernández de Mendoza al tratado que hizo de blasón a gran parte del as armas de los Nobles y hijosdalgo de los reinos de Castilla y de otros Reies y Príncipes que ai por el mundo INCIPIT: Incitado o despertado con verdadero deseo de hacer algún buen fruto ... EXPLICIT: ... con dos perros manchados, el uno de traía, negros y blancos. ESTRUCTURA - Tabla Alfabética - Introducción - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades míticos y extranjeros (Del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España - De los que después poblaron España - De los alanos suevos y selingos - De los reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas (incluido el capítulo que inicia Pedro Fernández de Lorca , salvo Beltrán de la Cueva, que le sitúa justo después de los Núñez de Toledo, el tratado de caballería e hidalguía se incluye antes justo de Galicia, - Añade algunos linajes: Gutiérrez, Solana, Moguer, Morales, Vázquez, Rojas, Muño, Terán, Sainz, Tena, Ruete, Villegas y Llantada - Total, 261 emblemas 778 OBSERVACIONES - El contenido es similar al B1 en estructura, incluyendo el tratado de la nobleza - Falta el comienzo del capítulo de Toledo como en el ejemplar B1 y en II-86, luego es posible que uno de estos dos sea su fuente. - El linaje de Wit está anotado de otra mano 779 SIGNATURA: BN. MS. 11.439 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Lope de Baillo, Pedro Gracia Dei, Diego Hernández de Mendoza y Francisco Zazo y Rosillo TÍTULO: Libro de los blasones y Certificación de armas de los Grave DATACIÓN: 1753 Nº FOLIOS: 293 (+ 2 f. pleg.) Iniciales: 10 Cuerpo: 282 Finales: 1 DIMENSIONES: 310 x 212 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: bastardilla española ABREVIATURAS: algunos términos compendiados, y los tratamientos de personas (señor, majestad) MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga, de mano posterior ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 300 x 200 mm. CAJA: 260-280 x 140 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: - No lleva escudos - Incluye un árbol genealógico y un blasón inacabado de buena factura, sin color 780 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Libro de los blasones que recopilo Lope de Baíllo INCIPIT: Serenísimo príncipe alto y más poderoso cesáreo ... EXPLICIT: … traen por armas un escudo así como están aquí ESTRUCTURA Contiene los siguientes textos: - El blasón general de todas las insignias del universo atribuida a Lope de Baillo pero cuya autoría es de Pedro Gracia Dei (Este libro de blasones copio Lope de Vaillo lo más verdaderamente que las crónicas y códices antiguos con toda diligencia hallo que toos los caballeros hidalgos que d’él se quieran aprovechar lo vean en mi casa y no fuera, f.1). - Armas de reyes extranjeros del Libro de armería en desorden. - Armas de reinos peninsulares ampliadas con otros territorios: Yndias Celandia, Brabante, Nahamur, Oesterrique, Brabante, Tirol, Mallorca y otros. - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes del Libro de armería - A partir del f. 80 comienzan nuevos linajes: Ibarra, Suasaeta, Lequeitio, Olid, Pizarro, Orellana y Celis - Tratado sobre las diferencias de los hidalgos 781 OBSERVACIONES - En lo tocante al armorial tiene una disposición muy desordenada, incluye muchas cosas nuevas: las armas de Numancia, y apellidos posteriores, mientras que elimina otros. 782 VIII.2.3. EJEMPLARES PERTENECIENTES A LA VERSIÓN DE JUAN PÉREZ DE VARGAS SIGNATURA: RAH 9/267 (antigua C-44) DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Libro de los linajes más principales de España DATACIÓN: 1520-1550 Nº FOLIOS: 97 Iniciales: 1 Cuerpo: 95 Finales: 1 DIMENSIONES: 310 x 210 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida (cortesana y humanística) ABREVIATURAS: algunos términos compendiados MANOS: el texto fue realizado por 2 manos: la primera del f. 1 al 86 y la segunda del 87 al final (capítulos de los Velasco, los Haro, Castro, Osorio, Cerda, Nuruenna, sin emblemas), una tercera mano redactó el índice de onomástico (f. 94 y 95) SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga original ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 305 x 205 mm. CAJA: 255 x 175 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 783 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: emblemas realizados al agua de buena factura (pequeños, de 50 mm.) el modelo de blasón no es de forma clásica española sino de targa italianizante FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: Diego Hernández de Mendoza (de letra posterior junto al título) EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Libro de los linajes más prinçipales de Hespaña INCIPIT: Del Preste Juan de las Yndias. Según las historias antiguas nos enseñan en las Yndias ... EXPLICIT: ... y dio a la casa de Nuruenna que este don Alonso poseía a la Yglesia de Oviedo ESTRUCUTURA DE CONTENIDO - No lleva preámbulos - Reyes extranjeros - Reyes peninsulares (ya se ha producido la anexión de Navarra) - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes vizcaínos - Linajes castellanos - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía y Murcia - Incluye emblemas sobre otros territorios: Murcia, y Asturias 784 - Contiene 231 emblemas en su primera parte y siete en una addenda, entre los que figuran los de Lira, Aponte, Almansa, Ruco, Castillo, Villagómez y Bastoncillo OBSERVACIONES - Lleva una curiosa historia sobre las barras de Aragón, donde dice tuvieron su origen en el tiempo en que los godos marcharon a conquistar Asia y al volver reprendieron a los esclavos alzados con los palos. Otra versión original que también narra es que las barras eran los palos de la batalla del Puerto del Muradal porque el rey de Aragón rompió las empalizadas de los moros - Los emblemas figuran al comienzo de cada capítulo en vez de al final como indican los propios textos - En los reinos extranjeros figuran muchos errores de transcripción: Grecia en vez de Goçia, en el duque de Milán que lleva lo mismo en los cuarteles 1 y 3, y 2 y 4, en vez de 1 y 4 y 2 y 3, Danubia por Nubia, Goli por Godoli - El escudo de Portugal va ya sin cruces de Avis, pero lo describe con ellas - Cita la Historia de Fernando el Católico de Nebrija BIBLIOGRAFÍA TESOROS de la Academia de la Historia (Madrid. Palacio Real, Abril-Julio, 2001). Madrid: Real Academia de la Historia, 2001, p.331 ÍNDICES de la colección Salazar y Castro. Catalogada por Antonio de Vargas Zúñiga, marqués de siete Iglesias y Baltasar Cuartero. Madrid: RAH, 1949-1979 785 SIGNATURA: RAH 9/5.541 (antigua C-120) DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Libro de armas y nobleza de España [de mano posterior] DATACIÓN: 1520-1550 Nº FOLIOS: 249 + un cuadernillo de cinco folios suelto al inicio Iniciales:1 Cuerpo: 245 Finales: 3 DIMENSIONES: 320 x 220 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana ABREVIATURAS: en nombres propios (Juan, Alonso) y omisión de las nasales mediante signo MANOS: tres: una el texto, otra del cuadernillo de los folios iniciales y otra el último capítulo (de los Gallos) SOPORTE: papel SIGNATURAS: (a9,b8, c2, d8) FOLIACIÓN: moderna arábiga (del siglo XVII) ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 305 x 205 mm. CAJA: 200 x 180 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN 2 COLUMNAS 786 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CAPITALES OTROS: emblemas al agua de buena ejecución aunque de tamaño desigual FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: Ex libris ADR y RDH EST. ACTUAL: - Recortado en su parte inferior - Falta un folio - La tinta y el agua de los emblemas han traspasado el papel CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de las Yndias INCIPIT: Segund las historias antiguamente ensenan, en las Yndias… EXPLICIT: ...e dexó al tiempo de su fin bivos un fijo e seys fijas de los quales dexó nasçidos nietos quarenta e seys e ocho visnietos. ESTRUCTURA - No lleva preámbulos - Reyes extranjeros - Reyes peninsulares - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes vizcaínos - Linajes castellanos - Galicia 787 - León - Castilla la Nueva - Andalucía - Incluye emblemas sobre otros territorios: Murcia, y Asturias - 192 emblemas OBSERVACIONES - El cuadernillo de cinco folios es el inicio de una copia del propio texto realizada el 10 de Octubre de 1651 que comienza reproduciendo el f.1 con explicación de Rodrigo Méndez Silva cronista de SM, luego viene el índice onomástico y el primer folio del capítulo del Preste Juan. La explicación dice: Libro de armas i nobleza de España que escrivió diego Hernandez de Mendoza, vezino de Madrid en tiempo de los reies católicos según dice Ambrosio de Morales a la postre de su 3º tomo en el linaje de Santo Domingo fol. 334 i dize vió el original que io Rodrigo Méndez Silva cronista de S.M. tengo en mi poder i está conferido con él i por verdad lo firmé de mi nombre en Madrid a 10 de Octubre de 1651, i lo presentó este al S. Juan del Corral aguazil de la universidad de Zaragoza: Rodrigo Méndez Silva - El ejemplar es muy similar al RAH 9/752 - En el capítulo de Lasarte lleva el texto de Ugarte y, antes del texto, el escudo de Lasarte y después el de Ugarte en lo que parece un error del copista. Otros errores en copia son confundir Cornados con Armados - Al final antes del capitulo de los Gallos, incluye la genealogía de los de Ayala - Falta un folio tras el capítulo de los de Lara 788 SIGNATURA: BN Ms. 1.189 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Un fulano [en el preámbulo] [Diego Hernández de Mendoza, Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Nobiliario antiguo [de mano posterior] DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 372 Iniciales: 7 Cuerpo: 358 Finales: 7 DIMENSIONES: 425 x 305 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: no MANOS: una SOPORTE.: papel FOLIACIÓN: original, caracteres arábigos (hay un error que la hace pasar del f. 358 al 389 sin ausencia de texto). ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 410 x 285 mm. CAJA: 350 x 208 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 789 ORNAMENTACIÓN OTROS: 21 estampaciones xilográficas similares (cimera, corona, ornamentos y siluetas para enmarcar escudo). FORTUNA PROCEDENCIA: desconocidas las anteriores a la BN ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN INCIPIT: Es natural inclinación a todos los de buen entedimiento ... EXPLICIT: ... a la vuelta de esta oja dos escudos para diferenciar las armas de los Gómez ESTRUCTURA - Tabla de la obra por orden alfabético - Prólogo - El autor al curioso lector (Deseoso de hacer algún fruto para entretener a los descuidados...). - Preámbulo primero - Preámbulo segundo - Preámbulo tercero - Preámbulo cuarto y final - Reyes y ciudades míticos y extranjeros - Primeros pobladores de España - Reyes de la Península - Linajes ceranos a la Casa Real - Vizcaya - Castilla 790 - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía - 453 linajes y personajes OBSERVACIONES - Comienza como el tratado de Diego Hernández de Mendoza pero luego, tras los de Vizcaya, se va convirtiendo en un nobiliario por títulos y con relaciones de sucesores. A partir del f. 203 retoma el texto de Hernández de Mendoza con capítulos de linajes BIBLIOGRAFÍA - Santiago Rodríguez, m. p. 263 - Índice de manuscritos de la BN, p.73. 791 SIGNATURA: BN Ms. 11.661 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Fernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Nobiliario General [posterior] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 213 Iniciales: 0 Cuerpo: 212 Finales: 1 DIMENSIONES: 308 x 230 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: uniforme ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida humanística-cortesana (texto), itálica (anotaciones marginales) ABREVIATURAS: algunos términos compendiados (nego negocio, que) MANOS: dos SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original, con numeración arábiga. ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 200 mm. CAJA: 242 x 160 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CALDERONES OTROS: blasones en blanco y negro de factura tosca 792 FORTUNA PROCEDENCIA: la primera posesión conocida es la de Juan Salcedo ANOTACIONES: es de Juan Salcedo, vecino de León, 17 de Diciembre de 1591 EST. ACTUAL: bueno (la marca de la tinta ha traspasado algunas hojas) CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de las Yndias INCIPIT: Según las ystorias antiguas nos enseñan en las Yndia abía un rey... EXPLICIT: ... este Juan de Baquedano fue Llamazares. ESTRUCTURA - Preste Juan de las Indias y reyes extranjeros. - Los primeros pobladores de España - Los reyes de la Península - Linajes cercanos a la Casa Real - Territorios y linajes de la Corona de Castilla (incluidos Murcia, Guadalajara y Asturias) - Genealogía de los Ayala - 350 linajes y blasones. OBSERVACIONES - A través del contenido de este ejemplar se puede pensar que Vargas tomó como fuente el texto conservado en el manuscrito II/86 de la Real Biblioteca, pues se asemejan de manera muy notable, sobre todo en los linajes añadidos, en el orden de éstos y en la cita de los Sánchez, sólo se diferencian en que en este ejemplar se eliminan preámbulos, personajes madrileños y tratado de caballería 793 BIBLIOGRAFÍA - Prieto Lasa, pp.134 y 334 794 SIGNATURA: BN. Ms. 11.311 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza , [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Historia de linajes [en cubierta] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 310 Iniciales: 1 Cuerpo: 303 Finales: 6 DIMENSIONES: 295 x 205 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida (humanística y cortesana) ABREVIATURAS: algunos términos compendiados (testamento, que) MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: numeración arábiga original hasta el f. 295. Numeración arábiga moderna desde el f.296 al 308 ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 287 x 200 mm. CAJA: 220 x 125 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no hay blasones, ni otros tipos de decoración. 795 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: (f.1) este libro es de el do [...] Arga [...] (f.1) a 18 de Junio de 1650 de Juan Antonio Bonifaz EST. ACTUAL: mala conservación en los primeros folios, los cuales están muy deteriorados. CONTENIDO - Preste Juan de las Indias - Reyes y ciudades extranjeros - Primeros pobladores de España (abreviado) - Reyes peninsulares - Linajes cercanos a la Casa Real - Emblemas de linajes y territorios - Genealogías nobiliarias - Tabla alfabética - Tabla de nombres de lugares extranjeros con su equivalencia en español. - 250 emblemas del Preste Juan a los de Burneria. No incluye personajes individuales del original, salvo el condestable Iranzo y el cardenal Cisneros OBSERVACIONES - Añade la tabla de lugares extranjeros. - Al final completa con la genealogía de los Ayala, de los de la Cueva donde relata la derrota y prisión de Juan de Padilla en guerra de las comunidades - La ordenación de contenidos es como la del ejemplar II/86 de la Real Biblioteca, los mismos apellidos en el mismo orden y en los Sánchez habla ya del Carlos I 796 SIGNATURA: BN. Ms. 11.682 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: [Diego Hernández de Mendoza], Juan Pérez de Vargas [de otra mano] TÍTULO: Blasón de armas de caballeros e hijosdalgo de Castilla [de otra mano] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 160 Iniciales: 0 Cuerpo: 160 Finales: 0 DIMENSIONES: 350 x 235 mm. FORMA DEL MANUSCRITO: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana e itálica ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos compendiados (que, Cristo, Jherusalem) MANOS: tres SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original, caracteres arábigos, 6 folios sin paginar, entre el f.86 y f.87, en blanco del f. 87 a 93 ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 345 x 220 mm. CAJA: 295 x 208 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 797 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CALDERONES OTROS: siluetas de algunos blasones. El blasón de García de Mejorada, cerca de Talavera, completo, en hoja añadida. FORTUNA PROCEDENCIA: De la librería de don Juan Alfonso Guerra ANOTACIONES: Ex libris de Andrés Hurtado EST. ACTUAL: Deterioros graves en las primeras páginas CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Donde ovo origen y principio traer escudo de armas los hijosdalgo INCIPIT: Ay duda donde tuvo origen el blasón de las armas ... EXPLICIT: ... se hallaron los de esta familia en la batalla de las Navas el año de mil doscientos y doce. ESTRUCTURA - Tabla de la obra, llamada repertorio, en orden alfabético - Donde ovo principio traer escudo de armas los hijosdalgo - Principio de la orden de caballería de Santiago - Principio de la orden de caballería de Calatrava - Principio de la orden de caballería de Alcántara - Ciudades y reinos (Galicia, Jaén, Segovia, Zamora, Ávila, Sigüenza, Medina, Pamplona, Sepúlveda, Oviedo, etc.) - Nombres antiguos de lugares - Preste Juan - Reyes y ciudades extranjeros - Los que primeros poblaron España - Casas reales de la Península 798 - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de 317 familias y lugares. OBSERVACIONES - Se trata de un ejemplar de la versión realizada por Juan Pérez de Vargas, el tratado respeta Básicamente el orden original. - Anotación en el f.1: Blasón de armas de los cavalleros y hijosdalgo de Castilla/ el qual hizo Juan Pérez de Vargas vezino de Madrid / y sacole a la letra del tratado de Diego Hernández de Men- / doça, / aunque el autor no puso aquí su nombre pareze por el livro aver sacÁdole casi a la letra del tratado de Diego Hernández de Mendoza / Ytem pareçe aver sido este autor criado del duque don alonso de Aragón, duque de Villahermosa y Villaviciosa como pareçe por fol. 35 / Ytem pareçe que era de los Vargas fol. 104 / Ytem escribió este libro en tiempo de los Reyes Católicos don Hernando y donna Ysabel \y del emperador/ como pareçe por muchas partes d’él (tachado: y del emperador Carlos como pareçe en fol. 128 )/ Pareçe aver hecho / Andrés Hurtado. - Tiene muchas correcciones posteriores de otra mano que subsanan errores de la primera redacción. Esa segunda mano es la que anotó el texto del f.1, luego es posible que tuviera para corregir otro ejemplar a la vista (en los Manrique el original decía certero hartero y corrige con artero artero; luego dice en este siglo o edad que doraremos y corrige por corremos; en los Arellano dice diéronle conde de Aguilar y corrige por diéronle por titulo conde de Aguilar, en Orozco dice Luis López y corrige por Ýnigo). - Hay una cuartilla añadida con un emblema que dice que es de los García de Toledo de Mejorada 799 SIGNATURA: BN. Ms. 11.604 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Pero López de Ayala [Diego Hernández de Mendoza, Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Libro de los linajes de España [posterior] DATACIÓN: 1520- 1550 Nº FOLIOS: 104 Iniciales: 2 Cuerpo:1 00 Finales: 2 DIMENSIONES: 350 x 215 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: de transición a humanística ABREVIATURAS: compendiados en algunas palabras (merced, cristianos, majestad) MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga original ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 310 x 210 mm. CAJA: 245 x 145 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 800 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: escudos al agua y con panes de oro, de buena factura FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: de mano posterior: Pedro Fernández de la Cerda de una tercera mano: Libro de linajes de España por don Pedro López de Ayala EST. ACTUAL: - Conservación general buena, aunque le faltan folios al comienzo y la tinta ha traspasado algunas hojas - El pan de oro se conserva bien CONTENIDO DESCRIPCIÓN INCIPIT: De quatro agüelos que tovo el obispo de Ávila… EXPLICIT: … y una orla colorada con ocho aspas amarillas como están aquí ESTRUCTURA - Emblemas de siete personas blasonados - Tratado sobre la genealogía de los Guzmán que incluye el traslado de una carta a Juan II - Emblemas de reyes míticos y extranjeros - Los que primero poblaron España en breve - Armas de reyes peninsulares - Armas de linajes próximos a la casa real de Castilla - Armas de linajes del Libro de armería desordenados, y algunos capítulos abreviados (la fundación de Toledo) OBSERVACIONES - Se trata de un ejemplar de la versión de Pérez de Vargas, pero desorganizado y con muchas ausencias 801 802 SIGNATURA: BN Ms. 18.244 – 45 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Fernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Becerro General DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 2 v., 692 f. Nº FOLIOS: v.1: 329 Iniciales: 0 Cuerpo: 329 Finales: 0 Nº FOLIOS: v.2: 363 Iniciales: 0 Cuerpo: 327 Finales: 36 DIMENSIONES: 251 x 195 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo y términos compendiados MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 245 x 185 mm. CAJA: 187 x 130 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 803 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CAPITALES: en algunos capítulos contiene capitales esmaltadas OTROS: dibujos de blasones al agua de buena factura.. La caja esta definida por pautado de doble línea FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: - Pascual de Gayangos ( a mano y Ex Libris impreso) - (De una segunda mano). El autor fue Diego Fernández de Mendoza que se hallo en la guerra de Granada, fue cronista de los Reyes Católicos, escribió esta Genealogía por los años de 1492 - (De tercera mano) Diego Fernández de Mendoza, caballero que se halló en la guerra, cronista de los Reyes Católicos en 1495, al ser el primer año de su arzobispado de Toledo (la anotación está en el capítulo de Cisneros, f. 511) es de fray Pedro de Quintanilla, 1671 - (De cuarta mano, al final del texto) Álvar Gómez de Castro en su vida del Santo Cardenal hace notar lo que aquí se pone - (De quinta mano, f. 330) Refiere el mismo texto de las primera, enumera la cita de Quintanilla y comprueba que Gómez de Castro conoció la obra EST. ACTUAL: bueno 804 CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: El Becerro General INCIPIT: Aquí comienza el libro en que se relata el blasón de las armas que traen ... EXPLICIT: ... como paresce por el escudo y esto vara por el blasón dellas. ESTRUCTURA - El Preste Juan, añade el emblema del rey de Abexines, hasta el rey de Francia. - Reyes de la Penísula, excepto Granada - Linajes cercanos a la Casa Real, añade la familia Oliveras - Linajes y blasones de familias, personajes (omite la parte que se inicia con Fernández de Lorca) - Tabla alfabética - Tabla de reyes - Total 273 emblemas OBSERVACIONES - En este ejemplar se da al autor un origen sevillano, si bien, el texto corresponde a la versión de Juan Pérez de Vargas. - Sirvió de base al padre Quintanilla, aunque nada demuestra que fuera el consultado por Gómez de Castro - El emblema de rey de los Abrexines es el otro del Preste Juan - Intercala linajes nuevos: Moxica, Baçan (sólo pone lugar, cabeza de la casa en don Pedro, y escudo) Limia, Parraguele, Lela, Lobera, Soneira, Bermúdez, Taboada, Noboa, Feixó, Reymóndez y otros. - Al final a las armas de Joan de la Guerra del solar de Ybio y luego sin colorear dibuja las armas imperiales con algún error (la granada la sitúa en punta del escudo, no del primer cortado 805 BIBLIOGRAFÍA - Prieto Lasa ( pp.134 y 335) 806 SIGNATURA: Real Biblioteca II 2.407 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Armas de linajes, ciudades y provincias de España [de otra mano] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 232 Iniciales: 1 Cuerpo: 230 Finales: 1 DIMENSIONES: 326 x 236 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: no MANOS: dos (una en la tabla, otra en el texto). los f. 123 r y 124 v están impresos. SOPORTE: papel FOLIACIÓN: una original y otra posterior. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 320 x 210 mm. CAJA: 250 x 190 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN DOS COLUMNAS ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS REMATES: en el impreso aparece un remate en cul de lampe OTROS: blasones coloreados al agua, de mucha calidad 807 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: marginales referentes al texto de manos posteriores EST. ACTUAL: bueno. Existe un error en la encuadernación CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de la Yndias INCIPIT: Según las historias antiguas nos enseñan en las Yndias ... EXPLICIT: ... que se llamó doña Mayor Carrillo. Gratiarum actio Deo, per infinito seuda amén ESTRUCTURA - Tabla de apellidos - Condestable Iranzo y Solier - Sevilla y linajes sevillanos - Extensos capítulos de los Azevedo-Ayala y los Carrillos - En blanco de f 22 a f29 - Prosigue con linajes toledanos y sevillanos - Córdoba, Jaén y Murcia - Linajes de León y de Asturias - Toledo, Vizcaya, Castilla la vieja y Galicia (reino) - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - Primeros pobladores de España (breve) - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas - Total 226 emblemas OBSERVACIONES - Comienza por el condestable Iranzo debido a un error en la encuadernación que en primer lugar. 808 - El escudo del duque de Villahermosa está errado pues lleva dos bastones cruzados en sautor y solo dos barras de Aragón. 809 SIGNATURA: BN Ms. 18356 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Blasones de Castilla [de otra mano] DATACIÓN: 1541 Nº FOLIOS: 94 Iniciales: 1 Cuerpo: 88 Finales: 5 DIMENSIONES: 205 x 150 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana ABREVIATURAS: MANOS: dos (una en la tabla, otra en el texto) SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original. Caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 200 x 137 mm. CAJA: 180 x 125 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN DOS COLUMNAS ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: blasones coloreados al agua, de mucha calidad 810 FORTUNA PROCEDENCIA: biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: Gayangos y otra a nombre de Pedro Luis EST. ACTUAL: humedades y folios mutilados CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Este es el libro intitulado Blasones de armas o armería ... INCIPIT: Cap. primero que trata de las armas del Preste Juan y de cómo ovo este nombre. Según las historias antiguas nos enseñan en las Indias ... EXPLICIT: ... estos son de Úbeda, muy grandes caballeros, entre los quales favorece la fortuna un cavallero ESTRUCTURA - Tabla de apellidos - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - Reyes de España - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas - Total 193 emblemas OBSERVACIONES - En el último folio del texto da como fecha de finalización el año de 1541 811 SIGNATURA: Real Biblioteca II-3.076 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: [Diego Hernández de Mendoza, Juan Pérez de Vargas], Lorenzo García de Carvajal [de otra mano] TÍTULO: Libro de los linajes de España DATACIÓN: S. XVII Nº FOLIOS: 195 Iniciales: 1 Cuerpo: 153 Finales: 41 DIMENSIONES: 295 x 205 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: no MANOS: tres: una, del texto principal; dos, últimos linajes; tres, lista de caballeros de la banda) SOPORTE: papel FOLIACIÓN: caracteres arábigos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 295 x 220 mm. CAJA: 255 x 160 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN DOS COLUMNAS ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: blasones coloreados al agua 812 FORTUNA PROCEDENCIA: biblioteca de Bruna ex libris real de Carlos IV EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Libro de los linajes de España INCIPIT: Primeramente se pone declaración de los nombres de las colores de que se usa en la pintura de las armas ... EXPLICIT: ... D. Pedro de Azcarraga rey de armas de la Cathólica Magestad don Phelipe II en Navarra en el libro de Armería de aquel reino nº 121 y Juan del Corral 84 según va yluminado. ESTRUCTURA - Inicio: Libro de los linajes de España hecho con gran cuidado y averiguación por un insigne doctor del consejo de sus altezas y de su cámara Lorenzo García (i.e.Galíndez) de Carvajal - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España, breve y reyes de España(omite Granada), no habla nada de los godos ni primeros pobladores - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias -Total 564 - Lista de los caballeros de la Banda - Tabla alfabética (con la numeración diferente) 813 OBSERVACIONES - El texto corresponde al de Diego Hernández de Mendoza en su tercera versión. Si bien, el referido Lorenzo García de Carvajal (que en realidad sería Galíndez de Carvajal) pudo realizar las modificaciones. - Se van añadiendo linajes hasta el siglo XVII - Desde los de Mieres (f. 91) hasta el palacio de Gainza son de otra mano f.105, del siglo XVII, los de esta mano son: Mieres, Sirivente, Escavias Población, Cabeza de Vaca, Cámara de Castilla y de Portugal, Zambrana, Calancha, Córdoba de Guipúzcoa, Nicuesa, Herrera, Amescua, Porcel, Miramonte, San Martin, Volante, Monsalve, Valenzuela, Cerón, Berrio, Salido, Fuentecha, Cobos, Peñuela, Trapera, Aranda, Díez, Lechuga, Zatico, Bahamonde, Párraga, Periche, Ungría, Acciaroli, Marteli, y otro añadido con Salce, Valcárcel, Tormaleón, Bequellina, Belleta, Laciana, Y Palacio de Gainza, finaliza con una lista de repartimientos (f.106) - Cita com fuente a Esteban de Garibay (f. 93) 814 SIGNATURA: Real Biblioteca II – 311 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Nobiliario de familias DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 126 Iniciales: 2 Cuerpo: 120 Finales: 4 DIMENSIONES: 310 x 216 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos y nombres propios abreviados (Cristo, Alonso) MANOS: una SOPORTE: papel SIGNATURAS: si FOLIACIÓN: original. Caracteres latinos ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 305 x 210 mm. CAJA: 275 x 185 mm. DOS COLUMNAS ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no hay blasones 815 FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca del conde de Gondomar ANOTACIONES: Rodrigo de la Peña Ex Libris de Carlos IV y Fernando VII EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: [Inicial] Del Preste Juan de las Indias INCIPIT: Según las historias antiguas enseñan ... EXPLICIT: ... de los Baldunas. ESTRUCUTURA - Reyes míticos y extranjeros (del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España, muy breve - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas. - Al final incluye las armas de los Varcillas y de los Godines - Total 362 emblemas - Tabla original alfabética, faltando hasta la letra L OBSERVACIONES - Se trata de la versión de Juan Pérez de Vargas - Existen errores en la encuadernación f. 3 y f. 12 - Describe las armas de Esteban Illán aparte 816 SIGNATURA: & - II - 17 Biblioteca de El Escorial DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Libro de los linajes hecho en tiempo de los Reyes Católicos DATACIÓN: 1520-1550 Nº FOLIOS:168 Iniciales: 13 Cuerpo:121 Finales: 17 DIMENSIONES: 294 x 214 mm. FORMA MATERIA: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, términos y nombres propios compendiados MANOS: una SOPORTE: papel TIT. CORRIENTES FOLIACIÓN: dos, una de caracteres latinos ( f. 1 a f. 17) a la que sigue otra en arábigos (f. 18 a 138) ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 288 x 204 mm. CAJA: 235 x 155 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 817 ORNAMENTACIÓN CAPITALES: con decoración. Faltan en algunos capítulos OTROS: no lleva blasones dibujados FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca del prior de Roncesvalles ANOTACIONES: Diego González, prior de Roncesvalles EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de las Indias INCIPIT: Según las ystorias antiguas nos enseñan en las Yndias ... EXPLICIT: ... que se llamo por nombre doña Maria Carrillo. Laus Deo ESTRUCTURA - Tabla alfabética [de otra mano posterior] - Dos tablas de la misma mano que el resto del texto - Reyes míticos y extranjeros ( del Preste Juan al rey de Francia) - De los primeros pobladores de España, (escríbese de quien fueron los primeros que poblaron a España) y reinos de España - Linajes cercanos a la Casa Real - Linajes y blasones de familias, lugares y personas: Vizcaya y Castilla - Tratado sobre las diferencias entre los hidalgos - Linajes de Galicia León, Asturias, Toledo, Córdoba, Jaén y Sevilla - Termina con el linaje de Hernán Pérez de Ayala. - Total 217 emblemas 818 OBSERVACIONES - Se trata de la versión de Juan Pérez de Vargas BIBLOGRAFÍA MIGUÉLEZ, P. Catálogo de códices españoles de la Biblioteca del Escorial Madrid: Voluntad (imp.), 1919-1925, p. LXXXVII PRIETO LASA, José Ramón. Las leyendas de los señores de Vizcaya y la tradición melusiniana. Madrid: Universidad Complutense, 1992, p.134 SANTIAGO RODRIGUEZ, Miguel Documentos y manuscritos genealógicos. Madrid: Ministerio de Educación Nacional, 1954, p.292 ZARCO CUEVAS, Julián Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial. Madrid: Imprentas Helénicas, 1924, p.275 CASTAÑEDA Y ALCOVER, Vicente, Índice sumario de los manuscritos heráldicos, genealógicos y de órdenes que se custodian en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial. Madrid: Vicente Castañeda y Alcover, 1917, p. 51 819 SIGNATURA: Real Biblioteca II-1.690 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: [Diego Hernández de Mendoza Juan Pérez de Vargas] [de mano posterior] Castilla rey de armas TÍTULO: Libro llamado del armería DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 93 DIMENSIONES: 290 x 212 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: términos compendiados (que q, tiempo tpo) MANOS: una SOPORTE: papel SIGNATURAS FOLIACIÓN: restos de foliación romana original y arábiga moderna ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x 190mm. CAJA: 260 x 180 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN DOS COLUMNAS (f. 1-60 y 77-87), Y EN LINEA TIRADA (f.61-76) ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: escudos a tinta (8) y dos contornos 820 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Este es el libro llamado del harmería INCIPIT: Del Preste Juan. Segund las estorias antiguas nos enseñan, en las Yndias... EXPLICIT: ... aquel ynfante de León y son las harmas tales como están aquí. ESTRUCTURA - El Preste Juan, reyes extranjeros y reyes peninsulares - Los que primero poblaron España (breve) - Linajes cercanos a la casa real - Emblemas de linajes de: Vizcaya, Murcia, León, Asturias, Toledo, Córdoba, Jaén, Sevilla - Tabla alfabética OBSERVACIONES - Aunque con un leve desorden en la estructura de contenidos, se trata de la versión de Juan Pérez de Vargas 821 SIGNATURA: BN. Ms. 18.468 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, Juan Pérez de Vargas TÍTULO: De los linajes de España [posterior] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 119 Iniciales:1 Cuerpo:117 Finales:1 DIMENSIONES: 240 x 170 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística MANOS: una SOPORTE: papel SIGNATURAS FOLIACIÓN: arábiga original ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 230 x 165 mm. CAJA: 200 x 100 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no lleva escudos 822 FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: - Una original de Gayangos, que indica la autoría y la relación de Vargas con Alonso de Aragón, cita lo que de éste dicen Franckenau, Molina y Gudiel. Indica que pudo vivir en tiempo de Cisneros, por lo que dice de él, o en el del emperador, pues narra su coronación en 1529 (f. 43) y desecha la atribución hecha en otra anotación a Valera. - Otra de una mano del siglo XVI: hízose este libro en tiempo del rey Enrique el quarto como se be (f. 4) - Otra del libro de Gracia Dei que se cita en éste algunas veces, lo cita también Ximena en sus Anales de Jaén, f. 115 y se intitula Vergel de Nobles, también lo cita Argote - Otra Hace memoria de Carlos V ( f. 43) - Otra Mosén Diego de Valera, natural de cuenca en tiempo de Juan II - Ex libris de Gayangos - Bernard Sarres H. de Corduba - Es de Joseph Antonio Moreno (el cual añade el capítulo de su linaje en último lugar) EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de las Yndias INCIPIT: Según las historias antiguas nos ensennan en las Yndias ... EXPLICIT: ... alguazil mayor del Santo Offcio de la Inquisición en Córdoba, primo hermano de mi madre. 823 ESTRUCTURA - Emblemas de reyes desde el Preste Juan - Reyes Peninsulares - Linajes cercanos a la casa real - Linajes de Vizcaya, Castilla, Galicia, León, Castilla la Nueva, Córdoba Jaén, Sevilla - Tabla alfabética incompleta de mano posterior OBSERVACIONES - En el linaje de Vera dice que lo saca del traslado que hizo Gracia Dei sobre los blasones armas y linajes de España por Antonio de Barahona sobrino del dicho Gracia Dei, en verso 824 SIGNATURA: BN. Ms. 3.094 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Blasón de armas de todos los reyes, emperadores cavalleros hijosdalgo d’España DATACIÓN: 1520-1550 Nº FOLIOS: 171 Iniciales: 13 Cuerpo: 154 Finales:4 DIMENSIONES: 294 x 209 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica MANOS: una SOPORTE: papel RECLAMOS: si FOLIACIÓN: paginación moderna arábiga ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 284 x 204 mm. CAJA: 230 x 160 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 825 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: escudos al agua, al comienzo de cada capítulo y de cada rúbrica hay unas v a modo de visés FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida, lleva ex-libris de Fernando José de Velasco, fiscal del consejo de Castilla, con su emblema heráldico EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del Preste Juan de las Yndias INCIPIT: Según las ystorias antiguas nos ensenan ... EXPLICIT: ... en poder de una abadesa su tía hermana de don Alonso Carrillo que se llama doña Mayor Carrillo ESTRUCTURA - Del Preste Juan y monarcas extranjeros - Quienes fueron los que poblaron España de manera abreviada(12 líneas en el f. 27) - De los reyes de Navarra, de Aragón, Portugal, Granada (escudo con la Granada), como ovieron comienço los reyes de Castilla - Linajes cercanos a la casa real - Linajes y emblemas de Castilla 826 - De las diferencias que ay en algunos vocablos de los hijosdalgo en se llamar OBSERVACIONES - Sitúa los blasones tanto delante de los capítulos como detrás - En el capítulo de La Cerda dice: Por no dilatar y por ser su coronista familiar requiero descir más sbre este casso (f.37) - En el capítulo de Avalos se cuenta la larga historia del condestable Ruy López Dávalos y su caída en desgracia y tres actos honrrosos suyos - 84 linajes más todos anotados - Finaliza con el capítulo de los Azevedo (f. 253) que es en realidad una genealogía de los Ayala 827 SIGNATURA: BN. Ms. 3.256 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Blasones y armas de diferentes casas de España DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 189 Iniciales: 1 Cuerpo: 153 Finales: 44 DIMENSIONES: 316x218 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica MANOS: tres SOPORTE: papel FOLIACIÓN: dos, arábigas, una antigua en negro y otra moderna en tinta azul ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 350 x 210 mm. CAJA: 280 x 150 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 828 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: emblemas coloreados al agua FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: San Pablo I. corint, 15 dize INCIPIT: Adam fue formado de un pedaço de tierra ... EXPLICIT: ...diziendo que estava dando en arras a su madre que fue su primera mujer ESTRUCTURA - Del convento de San Francisco (f.1) - Sucessión muy verdadera de los reyes de España (f.2-f.19) - Relación de como vienieron los godos (f.20-f.22) - Blasón y Linaje de Cubas (f.23-f. 27) - Libro de armería (f.42-f.154) 829 SIGNATURA: BN Ms. 3.518 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Linajes (facticio) DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 138 DIMENSIONES: 195 x 145mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana con elementos humanísticos ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos compendiados (per, pro, que) MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original arábiga ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 185 x 135 mm. CAJA: 165 x 115 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 830 ORNAMENTACIÓN Sin ornamentación ninguna, salvo las cruces al inicio de cada capítulo y las rúbricas de cada capitulo FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: al inicio: “fue autor de este libro Castilla rey de armas de los Reyes Católicos, es el original que escribió. Diego de Urbina” EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO ESTRUCTURA - Preste Juan y otros reyes - Breve capítulo de los primeros que poblaron España: pues ya nos ymos acercando a nuestra patria que reyno castellano es rrazón que se cumpla lo proferido en loas primeras razones, y por que no pareçe que sean esta razon aver de dar fundamento y quenta quales fueron aquéllos que primero eligieron a España para su morada sin duda gente fue de gran saber en el conocimiento de tal que tan noble tan fertil y de tan gentil asiento y por tanto dixe de aquéllos que según he hallado por escripto de tales autores que no se puede reprochar los quales son san Isidoro y sant Jerónimo y otros muchos, lo qual se hallará más largamente escripto en el libro de la población de España lo qual dexe de poner aqui por la prolixidad - Armas de linajes de la corona de Castilla - De las diferencias que ay que los hidalgos se llamaron caballeros, y posteriormente pasa a los Ayala. 831 SIGNATURA: BN. Ms. 3.061 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Nobiliario [posterior] DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 232 Iniciales: 1 Cuerpo: 228 Finales: 3 DIMENSIONES: 315 x 226 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística ABREVIATURAS: sólo omisión de las nasales mediante signo MANOS: una SOPORTE: papel SIGNATURAS FOLIACIÓN: dos arábigas, una original tachada y otra posterior ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 305 x 218 mm. CAJA: 270 x 180 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN 2 COLUMNAS 832 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CAPITALES MUY SENCILLAS OTROS: escudos al agua, de buena factura FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Armas del Preste Juan de las Yndias INCIPIT: Según las ystorias antiguas nos enseñan ... EXPLICIT: ... (Gómez) y avida de lado frente del árbol una estrella de oro ESTRUCTURA - Tabla - Del Preste Juan y monarcas extranjeros - Quienes fueron los que poblaron España (12 líneas, f. 27) - De los reyes de Navarra, de Aragón, Portugal, Granada (escudo con la Granada), como ovieron comienço los reyes de Castilla - Linajes cercanos a la casa real - Linajes y emblemas de la corona de Castilla - 480 linajes 833 OBSERVACIONES - Junto al autor y al título figura de la misma mano lo siguiente: Este fue criado de don Alonso de Aragón duque de Villahermosa como él mismo lo escrive en este libro en la hoja 24 - Introduce nuevos emblemas de linajes: Rolasso, Dracone, Olaso, Ybarra, Yrraeta, Lequitio, Loyola, Bergara, Unceta, Bastaneje, Baçones, Borja, Barrionuevo, Calvillo, Castrejón, Carrijosa, Egas, Xerez, Varilla, Trigueros, Serrano, Noboa, Pugas y Orejón . 834 SIGNATURA: BN. Ms. 10.736 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, Juan Pérez de Vargas TÍTULO: Libro de armería o libro de armas DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 117 Iniciales: 8 Cuerpo: 101 Finales: 8 DIMENSIONES: 210 x 155 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana con elementos procesales ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos y nombres propios compendiados MANOS: una, salvo una tabla que es de mano posterior SOPORTE: papel FOLIACIÓN: original a tinta y otra posterior a lápiz que concuerda para solventar el deterioro de la orginal ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 210 x 145mm. CAJA: 185 x 120 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 835 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS CALDERONES OTROS: no lleva dibujos de emblemas FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: nota de mano posterior al comienzo: Nobiliario que escrivió Juan Pérez de Vargas en tiempo del rey Juan el segundo. Cítale en su nobiliario Argote Molina. Es el original. EST. ACTUAL: la tinta ha traspasado el papel y ha producido perforaciones en los últimos folios, también hay manchas de humedad CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Libro de armería o libro de armas de todos o los más linajes an si de reies como de aquéllos que dellos proceceden y de todas la cibdades de españa y de todas las cibdades de Espanna cotando como se ganaron y su fundación principalmente de la cibdad de Baeça que con justo título y raçon se puede deçir solar y casa de hijos dalgo. Lo qual se tratará en doce capítulo INCIPIT: Al lector. Como el philósopho muy illustre lectos el principio de sus obras … EXPLICIT: … (Yvánez) su solar es en la montanna 836 ESTRUCTURA - Reyes míticos y extranjeros - Linajes de la corona de Castilla - Del reino de Galicia - Del reino de León - De Murcia - De Asturias - De Toledo - De Sevilla - De Ocaña y Madrid - De Córdoba - De Jaén - De Baeza - Tabla de la obra - Genealogía de los grandes de Castilla - 212 linajes OBSERVACIONES - Es una copia realizada avanzado el siglo XVI, abrevia casi todos los capítulos y trastoca el orden original. - Los pocos escudos que representa gráficamente son en forma de targa, que no aparece en España hasta Carlos I 837 SIGNATURA BN. Ms. 2.405 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Blasón de armas de los caballeros y fijosdalgo de Castilla DATACIÓN: 1520-1600 Nº FOLIOS: 172 Iniciales:1 Cuerpo:171 DIMENSIONES: 299 x 231 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: humanística cursiva MANOS: dos SOPORTE: papel FOLIACIÓN: arábiga de la época ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 290 x220 mm. CAJA: 214/230 x 145/199 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN Carece de ornamentación 838 FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: Bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Donde vino origen y principio de traer escudo de armas los hijosdalgo INCIPIT: Ay dubda donde hubo origen el blasón de las armas... EXPLICIT: ... fue buen caballero de toda silla bravero buen justados trovaba y danzaba bien ESTRUCTURA - Índice alfabético - Donde vino origen y principio de traer escudos de armas los hijosdalgo - Principio de la cavallería de la orden de Santiago, Calatrava y Alcántara - Armas y reseñas de ciudades castellanas: Segovia, Zamora, Ávila, Medina, Sepúlveda, Ciudad Rodrigo, Portugal, Peñafiel - Nombres antiguos de los lugares de España - Libro de armería: - Preste Juan y armas de reinos extranjeros - De los que primero poblaron España (breve) - Reinos peninsulares - Linajes cercanos a la casa real - Armas de linajes - Copia de una carta del rey haciendo saber de la muerte de Álvaro de Luna, y otra de Fernando el Católico a Fernando Moix en 1506 839 OBSERVACIONES - En el f.133v habla de linaje Granada, en el que relata el casamiento de los hijos de Boabdil y sus emparentamientos con los Sandoval 840 EJEMPLARES DE DUDOSA ASIGNACIÓN A UNA VERSIÓN SIGNATURA: Real Biblioteca II-1.821 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Tratado do blasona grand parte de las armas de los nobles hijosdalgo del reino de Castilla [el volumen: Tratados de genealogía y heráldica] DATACIÓN: S. XVI Nº FOLIOS: 202 DIMENSIONES: 302 x 210 mm. FORMA MATERIAL: unitario CONTENIDO: homogéneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida de humanística y cortesana MANOS: más de diez SOPORTE: papel SIGNATURAS FOLIACIÓN: restos de foliación romana original y moderna arábiga a lápiz ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 320 x 210 mm. CAJA: 240/280 x 140/180 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA 841 ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: no hay emblemas FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Este es el árbol de genealogía de los reyes de España después que los godos fueron sennores della INCIPIT: Atanarico primero comenzo a reinar entre los godos ... RÚBRICA DEL LIBRO DE ARMERÍA: Tratado do blasona gran parte de las armas de los nobles hijosdalgo del reino de Castilla INCIPIT LIBRO DE ARMERÍA: Siguiendo el decreto que nuestro Hazedor puso al primero padre el día que lo desterró EXPLICIT LIBRO DE ARMERÍA: [Los de Berrio] ... en la parte de arriba de ña banda un águila negra. EXPLICIT: …otra bulla del papa Ynocencio quarto que contiene cod nullus ESTRUCTURA - Genealogía de los Reyes de España - Batallas campales que han acaecido en España - Carta del emperador al rey de Inglaterra - Mendozino de armas - Genealogía de los almirantes de Castilla - f.147 Linajes de Castilla 842 OBSERVACIONES - Se trata de un ejemplar bastante original, la letra es de comienzos del siglo XVI, al comienzo habla de los Reyes Católicos, luego de la misma letra hay una carta del emperador. - Incluye el más completo de los ejemplares de la obra con la versión de Pérez de Vargas pero también los preámbulos y los personajes madrileños. 843 SIGNATURA: Real Biblioteca II/2.403 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza, [Juan Pérez de Vargas] TÍTULO: Armas y blasones DATACIÓN:1520-1600 Nº FOLIOS: 205 Iniciales: 1 Cuerpo: 204 (168 son del tratado) DIMENSIONES: 343 x 228 mm. FORMA : unitario CONTENIDO: misceláneo ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: cortesana con influencia de humanística corriente, la segunda mano es humanística corriente ABREVIATURAS: omisión de las nasales mediante signo, algunos términos compendiados (vra, trra) MANOS: dos SOPORTE: papel RECLAMOS FOLIACIÓN: dos, una antigua romana y otra moderna arábiga ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 340 x 222 mm. CAJA: variable de 205/271 x 140/170 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS 844 OTROS: escudos pintados al agua (escudo imperial en el f.95r) FORTUNA PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: hay de otra mano no muy posterior a la del texto, son ampliaciones sobre las coplas atribuidas a Gracia Dei sobre los reyes y linajes que se presentan en el cuerpo del texto. En realidad la obra de Gracia Dei está incluida en estas notas. Hay otro grupo de anotaciones en verso que se encabezan con la abreviatura de duque seguida de un número EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO DESCRIPCIÓN RÚBRICA: Del preste Juan de las Indias INCIPIT: Según las antiguas historias nos enseñan… EXPLICIT: …aver el primero dado leyes a los godos ESTRUCTURA - Tabla alfabética - Reyes extranjeros - Reyes peninsulares - Linajes próximos a la casa real de Castilla - Linajes vizcaínos - Linajes castellanos - Galicia - León - Castilla la Nueva - Andalucía 845 - Incluye emblemas sobre otros territorios: Murcia y Asturias Declaración de lo que el santo oficio mandó hazer con los herejes en Valladolid y en Sevilla Blasones, versos y anotaciones varias Breve tratado de heráldica tomado del Blasón general de Gracia Dei OBSERVACIONES - Las coplas obra de la segunda mano sobre los emblemas de ciudades y linajes van acompañadas de algún blasón representado gráficamente 846 SIGNATURA: BN. Ms. 18.579/ 13 DESCRIPCIÓN DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza y Zúñiga (de otra mano) TÍTULO: Copia de algunas familias sacada del libro manuscrito que escrivió Diego Hernández de Mendoza y Zúñiga DATACIÓN: 1550-1600 Nº FOLIOS: 13 Iniciales: 0 Cuerpo:13 Finales: 0 DIMENSIONES: 230 x 170 mm. FORMA MATERIAL: cuadernillo extraído de un volumen de contenido desconocido ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: itálica ABREVIATURAS: no MANOS: una SOPORTE: papel FOLIACIÓN: no ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 230 x 170 mm. CAJA: 160 x 105 mm. DISPOSICIÓN DEL TEXTO EN LINEA TIRADA ORNAMENTACIÓN RÚBRICAS OTROS: Dibujos de blasones en tinta negra 847 FORTUNA PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos ANOTACIONES: no EST. ACTUAL: bueno CONTENIDO Contiene los linajes de: Sarmiento, Estúñiga, Arellano, Villandrado e Íjar OBSERVACIONES - Los linajes que abarca el cuaderno coinciden con los textos de Hernández de Mendoza, al incluir a los de Íjar, es posible que fuera tomado del manuscrito II- 86 de la Real Biblioteca VIII.2.4. Identificaciones erróneas Existen otras reseñas y citas que figuran en las diferentes bibliografías y catálogos utilizados a la hora de realizar la búsqueda de ejemplares del nobiliario, las cuales conducen a manuscritos que no son de la obra de Hernández de Mendoza. En este apartado se exponen, no con interés de sacar a la luz errores, sino para evitar a quien desee investigar sobre la cuestión pérdidas de tiempo y confusiones que se puedan derivar de una mala identificación. SIGNATURA: BN. Ms. 11.420 TÍTULO: Certificación de armas de los Ramírez de Arellano. AUTOR: Pascual de la Rua Ruiz de Naveda DATACIÓN: 1771 FUENTE: Santiago Rodríguez, Miguel, Documentos y manuscritos genealógicos, Madrid, 1954 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 848 SIGNATURA: BN. Ms. 1194 AUTOR: no figura (posiblemente Jerónimo de Aponte) TÍTULO: Nobiliario antiguo (posterior) DATACIÓN: finales del XVI CONTENIDO: Tabla de la obra Linajes Carta de Aponte Reyes de Navarra Linajes Mariscales de Navarra Linajes (hasta un total de 37) FUENTE: Índice de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - SIGNATURA: III - 25 Biblioteca de El Escorial AUTOR: Pedro Fernández TÍTULO: El infante don Fernando da licencia a su hijo primogénito para que pueda usar la orden de la Jarra DATACIÓN: Primera mitad del S. XV CONTIENE: Documento en el que se relata la instauración de la orden, primeros componentes, reglamentos y cesión de don Fernando a su hijo FUENTE: Santiago Rodríguez, Miguel. Op. cit. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - SIGNATURA: BN. Ms. 22580 AUTOR: atribuido a Diego de Valera TÍTULO: Armas de muchos reies y reynos (de la obra) DATACIÓN: S. XVII 849 ANOTACIONES: Es autor deste nobiliario y de lo demás deste libro Mosén Diego de Valera (f.1) CONTENIDO - Genealogía y hechos del linaje de los de Lara (no procede del Libro de armería) - Genealogía de los Herrera - Linajes en los que incluye los títulos que poseen los miembros de cada linaje FUENTE: Índice de Manuscritos la Biblioteca Nacional - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - SIGNATURA: Biblioteca de El Escorial h-II-21. Prieto Lasa lo cita como perteneciente a Mendoza (p.136) pero es copiado de Torres TÍTULO: Linajes de Castilla AUTOR: [García Alonso de Torres, et al.] CONTENIDO: 1. Libro de linajes de España 2. Principio de la orden de Calatrava 3. División y maneras de los cristianos 4. Pregunta del conde de Altamira a fray Luis de Escobar 5. Coplas de Gracia Dei de los reyes de Castilla 6. Coplas de las reinas de Castilla 7. Coplas de los reyes de Aragón 8. Historia de la orden de Santiago 9. La orden de la Merced 10. De la orden del Corpus Christi 11. Ampliación de la ciudad de Granada 12. De los reyes de Navarra 13. De los obispados de Cataluña 14. Linajes de Aragón 15. Blasón o recogimiento de armas: quienes fueron los primeros que usaron armas, quien las dio, los timbres, los oficiales de armas, los otros que traen armas en el pecho, tratos de retos según las leyes de Francia, Inglaterra, ordenaciones de Carlomagno, como las mujeres nobles pueden y deben traer sus armas, lista de reyes de Europa, orden de asiento de los reyes cristianos en Europa, dictados y títulos del emperador Carlos V. 16. Tratado de un caballero valenciano 17. Geneaolgía de Catalina de Medicis 18. Memorial de sucesos 850 19 Libro de linages del conde don Pedro (f.228 a 377) 20 De los escudos de armas 21 De las fábulas de la fundación de Toledo 22 De los reinos que se intitula el rey de España 23. Memoria de muchas cosas señaladas 24. Las fábulas que se cuentan de la fundación de Sevilla - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - SIGNATURA: BN. Ms. 17.986 AUTOR: Diego Hernández de Mendoza (de mano posterior) [El manuscrito se basa en el libro del conde don Pedro de Barcelos, la crónica de Jiménez de Rada, la Crónica del rey don Pedro, la de Alfonso XI, de Sancho IV, hasta la de los Reyes Católicos, también en algunos privilegios reales] TÍTULO: Lucero de la nobleza dirigido a Felipe II DATACIÓN: 1550-1600 CONTENIDO: - Introducción - Genealogías reales de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra - 161 linajes de casas nobles PROCEDENCIA: Biblioteca de Pascual de Gayangos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - SIGNATURA: BN Ms. 17.986 TÍTULO: Primera parte del libro llamado Luzero de Nobleza dirigido al C.D. Philippe rey de España AUTOR: [Jerónimo de Aponte, et al.] DATACIÓN: Segunda mitad del S. XVI FUENTE: hoja de guarda donde se lee Autor Diego Hernández de Mendoza, CONTENIDO: - Genealogía de los reyes de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra [de Aponte] 851 - Genealogía de linajes nobles 852 VIII.3. LA FUENTE ESTUDIADA Después del análisis de las diversas versiones del Libro de armería podemos llegar a la conclusión de que la obra ofrece tres redacciones, las dos primeras debidas directamente a Diego Hernández de Mendoza y la tercera con las aportaciones de Juan Pérez de Vargas. Las distintas versiones de un texto realizadas por los propios autores era una práctica relativamente corriente en la época (tenemos ejemplos de estas características en el género histórico-literarioautores como Juan de Mena o el marqués de Santillana). En el campo de la literatura heráldica conocemos las diferentes redacciones de un mismo texto como es el caso los Blasones de armas de Alonso de Torres.Ante esta cuestión, hemos optado por llevar a cabo lo que aconseja la tratadística vigente sobre edición de textos, que es editar la versión más completa realizada directamente por el autor1641. Una vez resuelto en el apartado anterior que la versión B es la última y más completa de las que se conservan compuestas directamente por Diego Hernández de Mendoza, el siguiente paso para el estudio y edición de la obra es determinar qué ejemplar de la versión B es el que más se aproxima a la originalidad. Éste es el conservado en la Biblioteca de El Escorial con signatura C-IV-9. La elección ha sido fruto de un proceso de análisis de los diversos ejemplares conservados de dicha versión. Los elementos tenidos en cuenta en este análisis han sido: a) La proximidad al arquetipo b) Los datos derivados del estudio codicológico y paleográfico del ejemplar c) El grado de fidelidad a la estructura de contenidos de la versión B d) La información obtenida de fuentes externas 1641 Esto es lo que aconseja, entre otros, Pérez Priego para los de doble redacción o variantes de autor quien dice: cuando nos hallemos ante casos palmarios de dobles redacciones y variantes de autor, el editor debe ofrecer como texto crítico la última redacción aceptada por el autor y al mismo tiempo dar cuenta de la historia genérica de la obra y de sus sucesivos estados (Pérez Priego, Miguel Ángel, La edición de textos, Madrid, 1997, p. 34). 853 e) La representación de emblemas a) Originalidad del ejemplar Para determinar esta cuestión se ha procedido al análisis cronológico del manuscrito, el cual se puede datar dentro de las fechas de posible realización del tratado, es decir, a fines del siglo XV. b) Estudio codicológico y paleográfico Se ha realizado la selección basándonos en las siguientes características paleográficas y codicológicas: - El tipo de letra, híbrido de cortesana y humanística, corriente en la época. - La factura y decoración de las iniciales. - El empleo de tinta roja en las rúbricas y marrón en el texto. - Los motivos decorativos . - El diseño de los propios emblemas1642. - La factura del papel que presenta dos marcas de agua muy difundidas en esta época: una mano con una flor y una columna con un blasón en el cual se inscribe una cruz llana1643. Otro elemento dentro de este apartado es la similitud, ya mencionada, de este ejemplar con otros de otras versiones y textos de Diego Hernández de Mendoza. Estos son el A1 (BN Ms.18019) que contiene la versión primera del Libro de armería y el único ejemplar conservado del Novenario Estorial. Entre los tres ejemplares las semejanzas son claras en los caracteres externos: tipo de letra, abreviaturas, reclamos verticales similares, decoración de las iniciales, abreviaturas (según se puede apreciar en el 1642 Estos son de típico diseño español sin las influencias italianas que aparecen a partir de la segunda década del siglo XVI por influencia de la corte de Carlos I. 1643 Sobre las características de los manuscritos castellanos de la segunda mitad del siglo XV puede consultarse el trabajo de Manuel Sánchez Mariana, “La ejecución de códices en Castilla en la segunda mitad del siglo XV”, en El libro antiguo español. II, Salamanca, 1995. En este caso se ha procedido a la consulta de la obra de Charles Moïse Briquet (Les filigranes: dictionnaire historique des marques du papier, 1907) no encontrándose una coincidencia exacta con ninguna de las recogidas en esta obra (las más similares databan de entre los años 1464 y 1507) 854 cuadro adjunto, en el que se muestran testimonios comparativos de los tres manuscritos). También los tres ejemplares son similares en las características peculiares de su vocabulario, el uso de giros lingüísticos originales: las eras, el principal de la casa (para designar al cabeza del linaje) o preámbolos. c) Estructura de contenidos El códice B1 respeta literalmente la estructura determinada para la versión B. En él se encuentra, de la misma mano que el resto de la obra, la tabla o sumario de ésta, caso que se da en contados ejemplares. d) Fuentes externas El ejemplar B1 ha servido de referencia principal en las bibliografías y textos que citan la obra de Diego Hernández de Mendoza. Ya consta en el inventario de El Escorial de 15761644. Otras menciones posteriores al manuscrito son las siguientes: Nicolás Antonio, en el siglo XVII, lo localizó también en la Biblioteca Real de El Escorial con su signatura: Didacus Hernández de Mendoza, cuius in Bibliothecae Escurialensis codice saeculo XV, iam inclinante scripto Lit. C. Plut. IV n 9 (I. 316) habetur tractatus hispanicus: De gentilitiis armorum insignibus, vulgo Del Blasón1645. Parece ser que Franckenau también lo vio y cita su procedencia: Blasones de las armas de muchos Reies, príncipes y grandes sennores del mundo y de muchas casas de Castilla in Catalogo Manuscriptorum Bibliothecae Regiae Escorialensis (Plateo N serie 4 num 27) 1646. 1644 De hecho, Zarco Cuevas lo cita en su obra como de posible pertenencia de la reina Isabel la Católica (Zarco Cuevas, Julián, Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial, Madrid, 1924, p. 535). 1645 Antonio, Nicolás, Bibliotheca Hispana vetus, Madrid, 1788, T.II, 4. 1646 Franckenau, Gerhardi Ernesti de, Op. cit., p.86. 855 Asimismo, hemos localizado diversas referencias a un ejemplar de la obra conservado en la Biblioteca de El Escorial, que posiblemente se trate de B1, fueron las realizadas por Gerónimo Gudiel1647 y José Pellicer1648. e) El último aspecto en el que nos hemos basado para esta elección es en la representación de los emblemas, ya que las ilustraciones (coloreadas y de buena calidad) se corresponden siempre con las descripciones del texto. Sin embargo, muchas copias del tratado carecen de ellas, incluso hay textos que se refieren a ilustraciones que no existen. 1647 Junté la magestad del rey de Phelipe segundo nuestro señor entre los muy exquistos libros impressos y de mano de todas las facultades en San Lorenço el Real, monasterio de frayles Gerónimos en el Escorial, luego puede que viera el de H de M en el Escorial (Gudiel, Jerónimo, Op. cit., f. 8). 1648Memorial del conde de Miranda, fol. 10 v. 856 857 TABLA COMPARATIVA DE LETRAS Y ABREVIATURAS REALIZADA SOBRE LOS MANUSCRITOS A1, B1 (LIBRO DE ARMERÍA) Y RB II. 213/214 (NOVENARIO ESTORIAL) A1 B1 NOVENARIO COMO CAPÍTULO QUAL REY 858 859 MANERA CON GRANDES AQUEL CIUDAD 860 861 CABALLEROS QUE TIEMPO AQUELLA DIJO 862 863 PRIMERO LEÓN AÑOS ARMAS 864 865 VIII.4. ANÁLISIS DEL EJEMPLAR En el modelo descriptivo adoptado para el análisis del ejemplar hemos pretendido abordar todos los factores de interés, tanto formales como de contenido, que permitan realizar un acercamiento al texto como unidad codicológica y como fuente histórica1649. A la hora de describir el resto de los ejemplares conservados del tratado utilizamos un modelo menos amplio que el presente, pero que conserva las mismas áreas y apartados. Esta uniformidad de criterios permitirá realizar comparaciones en la investigación de la propia obra y en la evolución de los manuscritos de linajes como tales, desde el siglo XV hasta el XVIII. 1649 Para profundizar en la temática de catalogación de manuscritos véase la obra de Elisa Ruiz, Manual de Codicología, (Madrid, 1988, pp.307-351), en cuyos aspectos generales y bajo la orientación de la autora nos hemos basado para afrontar esta cuestión. 866 VIII. 4.1. Descripción SIGNATURA: C-IV-9, Biblioteca de El Escorial SIGNATURA ANTIGUA: IV-B-25 DATOS SIGNALÉTICOS AUTOR: Diego Hernández de Mendoza TÍTULO: Blasones de las armas de muchos reyes y grandes señores del mundo y de muchas casas de Castilla [de otra mano] DATACIÓN: segunda mitad del S. XV Nº FOLIOS: 232 Iniciales: 1 Cuerpo: 231 Finales: 0 DIMENSIONES: 205 x 145 mm. MANUSCRITO: unitario (forma material) y homogéneo (contenido) ANÁLISIS Y ORGANIZACIÓN CLASE DE ESCRITURA: híbrida de cortesana y humanística ABREVIATURAS: escasas; las más habituales son: la omisión de nasales indicadas mediante un signo, y la expresión de algunos términos abreviados: hermano (hno), nombres propios (Aº- Alonso, Mª- María, Dº- Diego), etc. SEPARACIÓN DE LAS PALABRAS: regular MANOS: una en el texto y dos en las glosas (Tachados, correcciones y anotaciones marginales de la misma mano que el texto principal, y anotaciones posteriores de una segunda) SOPORTE: papel TIPOS DE FASCÍCULOS: irregular (cuaterniones, quiniones, seniones, etc.) FILIGRANA: mano con estrella y un escudo con una cruz y corona sobre una columna 867 SIGNATURAS: no RECLAMOS: verticales TIT. CORRIENTES: no FOLIACIÓN: doble ORIGINAL: caracteres latinos MODERNA: caracteres arábigos (a partir del f. 3) ORGANIZACIÓN DE LA PÁGINA DIMENSIONES: 195 x 140 mm. CAJA: 135 x 102 mm. LÍNEA TIRADA (27 líneas horizontales) ORNAMENTACIÓN EPÍGRAFES: a tinta roja CAPITALES: en los primeros epígrafes con ornamentación en ff.7 y 9 CALDERONES REMATES LETRAS DE AVISO OTROS: blasones coloreados de buena factura y dibujos marginales ENCUADERNACIÓN Propia de la biblioteca (pasta española con cortes dorados) FORTUNA DEL MANUSCRITO PROCEDENCIA: desconocida ANOTACIONES: De la librería de San Lorenzo el Real EST. ACTUAL: - Buena conservación - Faltan folios (1 tras el f. 162, 1 tras el 220 y 3 tras 230) - Error en la encuadernación (f.163 a f.168) DESCRIPCIÓN DEL CONTENIDO 868 TABLA: (f. 1r.) Sýgese la tabla del presente libro RÚBRICA: (f. 6v.)Introduçión hecha por Diego Hernández de Mendoça al tratado que hizo do blasona grand parte de las armas de los nobles y hijosdalgo de los reinos de Castilla y de otros reyes y prinçipes que ay por el mundo INCIPIT: (f. 7r.)Inçitado o despertado con verdadero deseo de hazer algund fruto ... EXPLICIT: (f. 230 v.)... don Álvaro de Luna syguyó la opinión del rrey. ANÁLISIS DEL CONTENIDO - Blasones de las armas de muchos reyes y grandes señores del mundo -TABLA DE LA OBRA -INTRODUCCIÓN: Introduçión hecha por Diego Hernández de Mendoza al tratado do blasona grand parte de las armas de los nobles y hijosdalgo [...] los escudos commo son partidos y commo se llaman los partimientos dellos - Dize la forma que quiere seguir en su obra -PREÁMBULO PRIMERO: Son los metales que sirven en las armas [...] o buélvenlas con las de las madres -PREÁMBULO SEGUNDO: Pues que avemos notado la manera suso escrita, es bien que sepamos qual la haya seydo el primero que haya traído armas [...] pero como quiera que sea Júpiter el primero que aquellas armas tomó ora sea el caso de una forma o de otra -PREÁMBULO TERCERO: Tornando a mi tema para aver de rrecontar de las armas que los nobles e hijosdalgo de Castilla traen [...] asý que los que a my sabydurýa son venidos trataré -PREÁMBULO QUARTO Y FINAL: Eso mesmo he acordado de escrebyr las armas de algunos reyes cristianos [...] dexando de tratar de los ynfieles prinçipes (Armas de reyes y ciudades míticos o extranjeros) - Preste Juan de Las Indias - Jerusalén - Emperador de Grecia - Rey de Chipre - Maestre de Rodas - Emperador de Alemania - Rey de Hungría - Rey de Frisia 869 - Rey de Bohemia - Rey de Panonia y rey de León - Reyes de Suenia y Goçia - Reyes de Golandia y Uxila - Rey de Noruega - Rey de Escocia - Rey de Inglaterra - Rey de Ibernia - Ciudad de Roma - Rey de Nápoles - Duque de Milán - Rey de Sicilia - Rey de Francia (Historia de España) - Escrívese quienes fueron los primeros pobladores de España - De los que después poblaron a España - Como vino España en poder de alanos y suevos y selingos y otras gentes - De los reyes godos - Reyes de Navarra - Reyes de Aragón - Reyes de Portugal - Reyes de Granada - Reyes de Castilla (Linajes cercanos a la Casa Real) - Manuel - De La Cerda - Enrriques - Duque don Alonso de Aragón - Castilla - Portugal (Vizcaya) - Vizcaya - Haro - Lara - Guevara - Mendoza - Mendoza de Sevilla - Hurtado de Mendoza - Ayala - Onez - Salazar - Velasco - Cavallos - Solórzano - Gauna - Mendano - Lasarte - Ugarte - Zarate - Londono (Castilla) - Manrique - Sarmiento - Estuñiga - Arellano 870 - Orozco - Rojas - Padilla - Tovar - Herrera - Lasso de la Vega - Castañeda - Busto - Isla - Tosantos - Salcedo - Gordoncillo - Céspedes - Contreras - Busto - Castaneda (otras armas) - Quevedo - Venero - Obregón - Vallejo - Benavides (sin texto ni emblema) - Carvajal (sin texto ni emblema) - Leivas (sin texto ni emblema) - Juiles (sic) (sin texto ni emblema) - Cartagena - Vargas (Personajes de la época) - Pedro Fernández de Lorca -Alonso Álvarez de Toledo y Pedro Núñez de Toledo - El jurado Juan Núñez y Leonor de Osorio - Duque don Beltrán de la Cueva - Cisneros - Heredia (Tratado de Nobleza y Caballería) - Dó ovo comienzo la caballería, nobleza e hidalguía - El primero que tomó señorío sobre otras gentes (Membrot) - Dónde vino el nombre de Hidalgo - Cómo ovo principio la caballería y quien fue el primero en armar caballeros - Qué cosa es nobleza LIBRO SEGUNDO (Galicia) - Castro - Sotomayor - Ribera - Sayavedra - Marinos - Mejías - Isorna - Maldonado - Cherino - Fajardo - Figueroa - Moscoso 871 - Pardo - Parada - Ponte - Rivadeneyra - Quiroga - Andrade - Ulloa - Chacones - Bivero - Cornados - Cordido - Campana - Párraga (León y Asturias) - León - Guzmán - Flores - Ponce de León - Osorio - Villalobos - Quiñones - Miranda - Barrientos - Valdés - Porras - Cadena - Villandrado - Illán - Reinoso - Meneses - Prado - Girón - Avellaneda - Niños - Pementel (sic) - Cabeza de Vaca - Vega - Escobar - Delgadillo - Ávila - Bracamonte - Valderrábano - Peñalosa (Toledo) - Toledo - (Otros) Toledo - (Terceros) Toledo - Carrillo - Dávalos - Barroso - Gaitán - Palomeque - Gudiel - Cervato - Silva - Calderón - Pantoja - Ruela - Ajofrín - Sosa 872 - Hoces (Madrid) - Clavijo - Luján - Zapata - Luzón - Viana (Cuenca) - Albornoz - Cuna - Pacheco - Cuello -Alarcón - Jarava - Montoya - Aza - Romo - Torre - Moya - Lucio - Calatayud - Peralta - Cañizares - Loaysa - Cárdenas - Luna - Morales - Verdejo - Fonseca - Cerezuela - Torquemada - Hinestrosa (Córdoba) - Córdoba - Aguilar de la Frontera - Angulo - Aguayo - Vanegas - Lisones - Mesa - Perea (Jaén) - Torres - (otros) Torres - Biedma - Miguel Lucas de Iranzo - Arias - Solier (Sevilla) - Tenorio - Coronel - Bocanegra - Sandoval - Carranza - Rapados - Cervantes - Pavía - HerreRuelos -Saldaña 873 874 Bibliografía ZARCO CUEVAS, Julián. Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial. Madrid, 1924, p. 110 1650 CASTAÑEDA Y ALCOVER, Vicente. Índice sumario de los manuscritos heráldicos, genealógicos y de órdenes que se custodian en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial. Madrid, 1917, pp.35- 36 1651, MIGUÉLEZ, P. Catálogo de códices españoles de la Biblioteca del Escorial Madrid, 1919-1925, p. 341652 COLECCIÓN de documentos inéditos para la historia de España. Madrid, 18511653 SANTIAGO RODRIGUEZ, Miguel. Documentos y manuscritos genealógicos. Madrid, p.292 PRIETO LASA, José Ramón. Las leyendas de los señores de Vizcaya y la tradición melusiniana. Madrid, 1992, p.134 1650 Zarco cita elementos interesantes como las signaturas anteriores del ejemplar : N. iv.27 y b. 25 V 1651 En la relación de contenido de su descripción, este autor se debió de fijar solamente en la tabla, pues da como incluidos en el texto del ejemplar, algunos linajes que están en hojas desaparecidas ya que éste finaliza en los Saldaña, pero en la tabla indica que llegaba a los Cedrón pasando por Barba, Berrio, Leyva Benavides Rangel (él pone Herreruelo, Benavias, Barrio y Cedrón). También pudiera ser que él las viera en realidad y la mutilación fuera posterior, pero esto es difícil, pues en su relación de contenido tampoco señala las lagunas textuales ni los errores de encuadernación. Además la transcripción contiene muchos defectos (Campaña por Campana, Maneles por Manueles, Gumiel por Gauna, Besarte por Lasarte, Marín por Marinos, Doña Leonor de Cisneros por Cisneros y Leonor de Osorio) y otras omisiones (Londoño, Isorna),. Por lo que parece que sólo se sirvió de la tabla y no mucho más. 1652Blasones de las armas de muchos Reyes y grandes señores del mundo y de muchas casas de Castilla. Por Diego Hernández de Mendoza (título posterior) 1653 Dice Floranes: Del de Mendoza sólo sé que se conserva en la librería del Escorial 875 876 877 VIII.4.2. Criterios de transcripción y presentación NORMAS DE TRANSCRIPCIÓN Las siguientes normas de transcripción tienen como objeto principal hacer legible el texto de la obra al lector, pero manteniendo al mismo tiempo, en la medida de lo posible, aquellos elementos gráficos y lingüísticos que puedan ser objeto de estudio desde distintas perspectivas científicas. Los criterios aplicados son los siguientes: - Las palabras abreviadas se desarrollarán siempre sin proporcionar indicación de las letras que han sido añadidas. - Se respetará íntegramente el texto, transcribiendo los errores evidentes que contenga sin introducir ninguna corrección. En los casos que parezca necesario se añadirá continuación un (sic) como señal de advertencia. Si el error requiere aclaración especial, ésta se incluirá en nota a pie de página. - Las palabras y secuencias interlineadas o marginales que responden a omisiones se introducirán en el texto en el lugar apropiado. Tales adiciones irán insertas entre barras oblicuas (\ /). - Las supresiones del editor irán insertas entre paréntesis angulares (< >). - La interrupción de palabra al final de línea se señala con guión corto (-) - Las omisiones evidentes de palabras se añadirán entre corchetes ([ ]). Tales signos ortográficos indicarán siempre intervenciones del editor. - Igualmente figurarán entre corchetes aquellas partes restituidas por pérdida del soporte escriptorio o por diversos daños. Cuando el texto no se puede restituir hipotéticamente se indicara así: ([...]) - Se actualizarán las grafías en los siguientes casos: 1. Uso de mayúsculas y minúsculas 2. Separaciones de palabras. 3. Acentuación. 4. Puntuación. 878 - En los casos de crasis se indicará la pérdida de la vocal con un apóstrofo. - El final de línea se marca con barra oblicua (/). - Los grafemas i/j, u/v serán representados mediante su valor fonético. - Por su valor filológico se respetará el uso de s líquida y de consonantes dobles. - La rr inicial en nombres propios pasa a R. - El uso de la ç es oscilante en el manuscrito. A veces la cedilla apenas se distingue. En consecuencia, se utilizará esa grafía siempre que se juzgue oportuno lingüísticamente. - Se ha respetado el uso de la n antes de p y b. - El signo & se ha interpretado como e. - Se han respetado algunas formas lingüísticas por su valor filológico: 1. Doble l en lugar de li: salló por salió. 2. Geminación oscilante de la n: senal / señal. 3. Confusión entre los grafemas f / h: huego por fuego. 4. En algunos sintagmas que empiezan por la preposición en, ésta aparece apocopada y fusionada con la palabra siguiente: neste por en este. 5. Uso oscilante de los grupos ge / gue. 6. Se ha conservado la y cuando tiene valor vocálico. CRITERIOS DE PRESENTACIÓN - Se han señalado en versalita las rúbricas de cada capítulo. - El paso de folio se indicará en forma de superíndice numérico. Irá acompañado de r o v para señalar la cara de la hoja. - Las citas en latín irán en cursiva y el resto entre comillas. - Las anotaciones marginales se han destacado con un módulo de letra menor que el cuerpo del texto. Dichos apuntamientos van precedidos de (Anotación marginal). 879 - Los folios no conservan su ordenación original por error originado durante el proceso de encuadernación. En consecuencia, se ha rehecho su numeración con el objeto de dar al texto su orden correcto. - Se indican las lagunas textuales y los saltos de página. - Las partes en blanco se indicarán con la expresión (en blanco). - Los calderones se han reproducido. - La palabra (EMBLEMA) situada al final de capítulo indica la representación gráfica de un blasón NOTAS A PIE DE PÁGINA Además de incluir en las notas a pie de página los contenidos habituales que se sitúan en ellas, tales como referencias bibliográficas, ampliaciones de la información descrita en el texto, etc., se ha procedido además a presentar en este formato el texto de los fragmentos ausentes por deterioro del texto original del ejemplar, los cuales se han extraído de los ejemplares BN 18.019 y Real Biblioteca II/86. A fin de que su lectura pueda realizarse de manera continuada sin recurrir a anexos. También se han incluido textos procedentes de la primera versión de la obra, recogida en el citado ejemplar BN. Ms. 18.019 que consideramos que pueden ser de interés o complementar el contenido del texto de la versión transcrita. 880 VIII.4.3 TRANSCRIPCIÓN DEL TEXTO (Hoja de guarda, v.) B (Signatura tachada) De la librería de San Lorenzo el Real Blasones de las armas de muchos Reyes / y grandes sennores del mundo y de muchas / casas de Castilla por Diego Hernández / de Mendoza - no está cunplido IV. B. 25 (tachado) IV Ç 9 C Est-16-5 C-IV-9 881 (f.1r) [Tabla de capítulos] Sýgese la tabla del presente li- / bro, do son notados los blasones / de las armas de rreyes y grandes / sennores: ¶ En la hoya primer[a], la entro- / diçión del libro. ¶ En la hoja III se escrive la for- / sicma que quiere tener en su obra. ¶ En esta mesma escrive las co- / lores y metales que son en el blasón / de las armas e el rrepartimiento de / los escudos. ¶ En las V cómmo se an de pintar / las armas. ¶ En la hoja VI quien fue el primero / que traxo sena y tomó armas en / ella e en escudo. ¶ En las X por causas o cómmo se traen las armas. ¶ En las XIII se dize cómmo quiere / escrevyr algunas armas de los rreyes christianos. ¶ En las XIIII las armas del Preste / (f. 1v) Juan de las Yndias ¶ En la hoja XIX las armas de Iherusalem. ¶ En la XXI las armas del enpe- / rador de Costantinobla. ¶ En esta mesma las armas del rrey / de Chipre. ¶ En las XXII las armas del maes- / tre de Rodas. ¶ En la mesma hoja las armas del en- / perador d’Alimanna. ¶ En la XXIIII las armas del rrey d'Un- / grýa. ¶ En la mysma comiença a contar de las / harmas de Frisa. 882 ¶ En la hoja XXX las armas de los rreyes / de Bohemia e del rrey de Panonia e del / rrey de León. ¶ En la XXXI de las armas de los otros / rreyes de Svenia y Goçia, y de otro rrey- / no. ¶ En esta las armas del rrey de Noruega. ¶ En las XXXIII las armas del rrey / d'Escoçia, e las del rrey de Inglaterra. ¶ En las XXXV las armas del rrey de (f. 2r) Ybernia. En las XXXVI las armas de la çibd- / ad de Roma, y en ella las del rrey de / Napol. En las XXXVIII las armas del duque / de Milán. ¶ En la hoja XXXIX las armas del rrey / de Çeçilia. ¶ En las XL las armas del rrey de Françia. En la hoja XLIII se escrive quien fuer- / on los primeros pobladores d'Espanna. ¶ En la XLV de los que después poblaron / a Espanna. ¶ En la XLVI vyno Espanna en po- / der de los alanos e suevos e selingos y o- / tras gentes. ¶ En la XLVII de los rreyes godos. ¶ En la hoja L de los rreyes de Nava- / rra y de las armas que traen e por qué. ¶ En la LII de los rreyes y armas d'A- / ragón. ¶ En la LIII de las armas del rrey de / Portogal. ¶ En la hoja LVI do ovyeron comien- / ço los rreyes de Castilla después de la des- (f. 2v) 883 truiçión d’Espanna y cómmo tomaron las / armas que traen. ¶ En la hoja LIX donde prinçipiaron los / Manueles de sus harmas. ¶ En la LX de los de La Çerda. ¶ En la LXIII las armas de los Enríquez. ¶ En la LXV de las armas del duque don Alonso d'Aragón. ¶ En la LXVIII del linaje de los de Castilla. ¶ En la LXIX de los de Portugal. ¶ En la hoja LXX se cuenta de quál generaçi- / ón se pobló Viscaya y dó cobró ese nonbre. ¶ En la LXXII el linaje y armas de los de Viscaya. ¶ En la LXXIIII de los Haro. ¶ En la LXXV de las harmas y linaje / de Lara, e en ésta de las de Gevara. ¶ En la Hoja LXXVI del linaje e los de Mendoça y de la diferençia que ay en / sus harmas. ¶ En la XXIX de los Mendoças de Se- / villa. ¶ En la LXXXI donde ovyeron los Hurtados. (f. 3r) este nonbre. ¶ En la LXXXII del fundamento del ape- / llido de Ayala e do cobró este nonbre. ¶ En la LXXXIII de los d’Onez y en / ésta las armas de los de Salazar. ¶ En la hoja LXXXIIII las armas de / Velasco, en ella mesma harmas de los / de Çavallos. ¶ En la LXXXV las armas de Solórza- / no ¶ En la LXXVI las armas de Gauna, en ella / las armas de los de Mendano. ¶ En la LXXXVII de las armas de los / de Lasarte, en ella las armas de los / de Hugarte e tanbyén los de Çárate. 884 ¶ En la LXXXVIII las de los de Londono, / en esta hoja do proçedieron los Manrriques / y de sus harmas. ¶ En la hoja XÇIIII de los Sarmientos / en ésta las armas d’Estúniga. ¶ En la XCVI de las armas de los de / Horosco. ¶ En la XCVII las armas de Rojas, en / ésta las de Padilla. ¶ En la XCVIII las armas de los de / Tovar. (f. 3v) En esta hoja las armas de los de He- / rrera, en ésta los Lasos de la Vega. ¶ En la noventa IX las armas de Castaneda. ¶ En las C las armas de Busto. ¶ En esta las armas de los d'Isla. ¶ En la ÇI las armas de los de Tosantos. ¶ En las hoja ÇII las armas de Çaçe- / do, y las de Gordonçillo. ¶ En la ÇIII las armas de los de Çés- / pedes, e de los de Contreras, y de los de Busto. ¶ En la hoja ÇIIII otras harmas de / Castaneda, e las de Quebedo. ¶ En la CV las armas de los de Venero, / e las d'Obregón. ¶ En la hoja CVI de los de Vallejo. ¶ En la CXV las armas de los de Car- / tajena. ¶ En la hoja CXVI de los de Vargas. ¶ En la CXVIII las armas de Pero / Fernández de Lorca. ¶ En la CXXI las armas de Pero Nu- / nes de Toledo. ¶ En la CXXVI del duque don Belt- / (f. 4r) rán. 885 ¶ En la hoja CXXVII de las armas de / dos personas loables el Jurado y ssu / mujer don (sic) Leonor de Çisneros1654 y Eredia. ¶ En la CXXXI dó ovo comienço la cava- / llería y nobleza. ¶ En la hoja CXXXII quál fue el primero / que tomó senorýo sobre otras gentes. ¶ En ésta donde vyno este nonbre de hi- / dalgo. ¶ En la hoja CXXXV cómmo ovo prinçipio / la cavallería e quién primero hizo cavalleros. ¶ En la C\X/XX\VIII/ qué cosa es nobleza. ¶ Aquí feneçe la primera parte d’este libro / y comiença la segunda do prinçipia el cuen- / to de las hojas. ¶ En la oja primera se sigen y diçen al- / gunos linajes del rreyno de Galizia y dón- / de ovo comienço. ¶ En la III de los de Castro. ¶ En la IIII de los de Sotomayor e Ry- / bera y Sayavedra. ¶ En las VI de los Marynos. ¶ En ésta de los (Texto tachado: de Parada) Mesýas. (f. 4v) ¶ En la hoja VIII de los Maldonados / e Chirynos. ¶ En ella de los Fajardo. ¶ En la X las armas de Fegeroa. ¶ En ella las de Moscoso. ¶ En la XI de los Pardos. ¶ En ella de los de Parada y en ella los de / Ponte ¶ En la hoja XII Rybadenera y en ella / los de Quiroga e Andrade. ¶ En la XIII de los Ulloa y de los Chacones. ¶ En la XIIII de los de Bivero. 1654 i.e. Osorio 886 ¶ En las XV de los Cornados. ¶ En las XVI de los de Cordido y de la Cam- / panna. ¶ En las hojas XVII habla del rreyno de León. ¶ En la XVIII de los Guzmanes. ¶ En las XX los Flores. ¶ En las XXI de los Ponçes de León. ¶ En la XXII Osoryo y Villalobos. ¶ En ella los Quinones. En la XXV de los de Barrientos. En la XXVI de los de d'Illanes. (f. 5r) ¶ En ella los de Reynoso. ¶ En la joha (sic) XXVII de los de Menes[es]. ¶ En la XXVIII de los de Prado. ¶ En ella donde ovyeron comienço los Gy- / rones y de sus armas. ¶ En la joha (sic) XXX de los d'Avellaneda. ¶ En ésta de los Ninos. XXXI En ella de los Pementeles, e de los de Cabeca de Baca. ¶ En las XXXIII de los de Vega. ¶ En ésta de los d'Escobar. ¶ En la hoja XXXIIII de los Delgadillos. ¶ En ésta de los d'Ávyla. ¶ En las XXXV Bracamonte. ¶ En ésta los de Valderrávano, en ella / Penalosa. ¶ En la hoja XXXVI de la fondaçión de To- / ledo ¶ En la XLI de los que se llaman Toledo. ¶ En la XLII de los otros de Toledo. 887 ¶ En esta mesma de los terçeros de Tole- / do, e de los Carrillos, e de los de d'Ávalos. ¶ En la hoja XLV de los Barrosos, en ella de los Gaytanes. (f. 5v) ¶ En la hoja XLVI Palomeques, y la de / Gudieles e de los Çervatos. ¶ En la XLVII de las armas de los de / Sylva e de los Calderones. ¶ En la XLVIII de los Pantojas e Ruelas / e de los d'Ajofrýn. ¶ En la XLIX de los de Rosa e Hoçes y Cla- / vyjo. ¶ En la L de los Luxanes y Çapatas / y Luzón. ¶ En la LII de los Albornozes. ¶ En la hoja LV de los de Cunna e de los / Pachecos. ¶ En la LVII de los Cuellos e de los d'A- / larcón. ¶ En la LVIII de los de Jarava. ¶ En la LIX de los d'Aça e de los de / Montoya. ¶ En ésta las armas de los de Montoya e / de los de Traveyra. ¶ En la hoja LX de los Romos. ¶ En la LXI los de la Torre, en ésta los de / Moya. ¶ En la LXII de los de Luzio y en ésta (f. 6r) los Calatajud. ¶ En la LXIII de los de Peralta e en / ella los de Canizares, e en ella los / de Loaysa y eso mesmo los de Cárdenas. ¶ En la jo\ga/ (sic) LXV de los de Luna. ¶ En la LVI de los de Morales, y en ella / los de Verde (sic) Verdejo. ¶ En la hoja LXVII las armas de Fonse- / ca y en lla los de Çerezuela. En ésta / los de Torquemada. 888 ¶ En la hoja LXVIII las armas de Hi- / nestrosa. ¶ En esta hoja la entroduçión de la çib- / dad de Córdova, e de las harmas de los / d’aquel lynaje. ¶ En la hoja LXX de los de la casa d'Agilar de la Frontera. ¶ En la LXXI las armas de los d'Angulo, / y ella los de Aguayo, y de los Vanegas. ¶ En la LXXII de los Lysones, y en ella los / de Mesa y de los de Perea. ¶ En la LXXIII diçe de la çibdad de Jahén, / e de sus armas, y en ella las armas / de los de Torres de la dicha çibdad. (f. 6v) En la hoja LXXIIII del otro lynaje e / harmas de los de Torres, y en ésta de los / de Byedma. ¶ En la hoja LXXIX de condestable don / Miguel Lucas y en ésta de los Aryas. ¶ En la LXXX de las armas de los de Soly- / er. ¶ En la hoja LXXXI escrive el autor de Sevy- / lla e de los lynajes que ay en ella, y en su rrey- / no, de alguno pero que no de todos. ¶ En la hoja LXXXVII de los Tenoryos, / en ella de los Coroneles. ¶ En la XÇI de los Bocanegras. ¶ En la XÇII de los de Sandoval, en ésta / de los de Carrança. ¶En la CXIII del lynaje de los Rapa- / dos. En ésta los de Çerbantes. ¶En la XÇIIII de los de Pavýa e en ella / de los Herrezuelos y en ella de los de Saldana. ¶ En la XCVI de los Barbas. ¶ En la XCVII de los de Naváhez e de los / de Berryo, y en ella los de Leyva. ¶ En la XCVIII de los de Benavydes,/ y ella de los Rangeles, y eso mesmo de los / de Cuadros. 889 (f. 7r) Introduçión hecha por Diego / Hernández de Mendoça al tra- / tado que hizo, do blasonna grand / parte de las armas de los no- / bles y hijosdalgo de los rrey- / nos de Castilla, y de otros rreyes / y prínçipes que ay por el mundo. Inçitado o desperta- / do con verdadero deseo / de hazer algund fru- / to, más que jactançia / o de vanaglorya / tocado, ¶ en my imaginaçión / fue conçebydo de ocupar algund / tienpo en escrevyr los blasones de / las armas que los nobles y hijos- / dalgo de Castilla traen en sus es- / cudos por sus antepasados ga- / nadas ¶ A lo qual fuy movydo por- / que los qu’el presente proçeso vyeren / o vyesen por aquéllas, myradas sus / pinturas, \ayan/ conoçimiento de sus sennores. / ¶ Y aun porque asaz ay que, puesto (f. 7v) que traen aquéllas, no sabrýan dar rra- / zón cómmo o porqué. ¶ Y lo que es / más grave, muchos o por [ca]ssamientos o por herençias o por / otras opiniones o casos trocan / sus propias armas o las mes- / clan con otras, ¶ por výa que los / deçendientes, trayendo el ape- / llydo no traen las armas de aquél. / ¶ Y sy fuesen preguntados, dudo / sy sopiesen dar rrazón d’ello. ¶ Y / más, ay algunos que sy son preguntados quáles son sus armas, no lo / saben por nigligençia suya de lo no / aver enquerydo, y asý mesmo de sus / padres en lo no aver d’ello avy- / sado. ¶ Y yo por evitar estos / errores, quise tomar el tal afán, el / qual no pequenno se me aya hecho, / lo uno por my poca sabiduría, / y lo otro, por aver no leýdo tan- / to commo rrequiere a la tal materya / ¶ Y más porque en las semejantes (f. 8r) 890 cosas en pocas corónicas y de po- / cas personas se escryven ¶ Y / más rrequiere sotil ynquisyçión que demasy- / ado estudyo, ¶ lo qual traer en efe- / cto he çesado por algunas rrazo- / nes hasta agora, las quales son éstas: ¶ Primero, temiendo que quiçá la en- / formaçión por my avyda de las ta- / les cosas no sea en perfeçión vera / y otros que más d’ello sopiesen, tachán- / dolo rredarguyrýan. ¶ Y commo ésta sea la cosa más prinçipal tocante a la / honra de la nobleza, seraya (sic) a mý / dado grand cargo en no aver escry- / to lo çierto. ¶ La otra rrazón porque / se ha detenido asý, es por esto ser o- / fiçio más perteneçiente a los rreyes / d’armas, harautes y persevantes, / que no a los que somos no elegidos nin / ysperymentados para la tal determy- / naçión, y temyendo ser rreprochado / de los tales y de mayores he encog- / ydo (f. 8v) la mano. ¶ La última y final / causa o respecto de my tardança / ha causado el pensar a quién diry- / gyese el semejante proçeso por- / que por autorydad de aquél oviese / mayor cabyda entre la noble gen- / te. ¶ Y commo ya por nuestros pecados / la vyrtud sea tan encoguyda que / casy commo el caracol o commo el ery- / zo se mete debaxo de su defensa quan- / do algund agravyo de fuera syen- / te, ¶ así aquélla commo sea poco pla- / ticada, sy alguno se esfuerça a la / usar, vysto el agravyo del poco / favor o menospreçio que de aquélla / se haze, hase encogido debaxo del sylençio, el qual bueno y malo pa- / sa de una forma. ¶ Y, por tanto, yo, / temeroso de no ser my deseo favo- / ryzado segund el motivo o movi- / miento que a lo tal me llamó, dexo de / atrybuyr a ninguno la presente (f. 9r) obra, ¶ salvo que asý commo peli- / gryna pase su výa. El que d’ella quisy- / ere tomar alguna parte, ella be- / ninamente ge la dará. ¶ Y sy por el contraryo, déxela en su ser. 891 Di- / ze la forma que quiere seguyr en su obra Porqu’el presente / tratado mejor que se pueda / entender y aun haga más / digno fruto, pensé de le antepo- / ner quatro preánbolos. ¶ En los / quales serán las cosas pertençi- / entes y neçesaryas para que los leto- / res enteramente ayan conoçimiento / quál fue la causa movedora de la / mano mýa a tal exerçiçio. ¶ Y en prin- / çipio de todo suplico aquellos que les / tocare alguna parte que aquí les / paresca yr errada y más çierta / sabydurýa de aquélla alcançan, / lo quieran emendar. ¶ E para esto / he pensado de primero escrevyr / los blasones de las armas y cómmo / los rreyes d’armas los divisan (f. 9v) y quáles son las colores y metales / que son en el armerýa y cómmo han / nonbre los colores, y asý mesmo / los escudos cómmo son partidos / y cómmo se llaman los partimientos / d’ellos. Prehánbulo primero Son los metales que syrven / en las armas ¶ oro y / plata y las colores son és- / tas, llamadas por tales nonbres, / azur por azul, por lo colorado / golas, por lo verde synoble, y / por lo negro sabla. ¶ Ay otra co- / lor que se pone estrema o apartada / d’estos quatro, lo qual cabe en pocos lu- / gares porque es de más exçelençia / y alteza que ninguna de las otras, / ¶ y a ésta dizen púrpura, que es / morado. ¶ Son eso mesmo es- / tos dos metales conparados a / dos virtudes o sonle aquéllas atry- / buydas y, asý mesmo, las colores / cada uno tyene la suya. ¶ Ca por / el oro dizen nobleza y por la (f. 10r) 892 plata riqueza. ¶ Y por lo azul, / lealtad, por lo colorado, ardide- / za, por lo verde, esperança, por lo / negro, onestud, otros dizen fyr- / meza. ¶ Estos nonbres asý dy- / versos o que pareçen agenos de / nuestra lengua, que son susodichos / son claros y çiertos en todas / las naçiones en el blasón de las / armas. Asý que, mentado las co- / lores con qualquiera naçión o lengoa- / je con personas que de lo tal saben / por aquellos nonbres son conoçidas, / porque aquél es su propio nonbre. / ¶ Suélense las armas y es com- / ún rregla de blasonar por ped- / rerýa y d’estos dos metales y / çinco colores son estas las piedras: / por el oro, la topaçia; por la / plata, el aljófar o perla; por el / azul, el çafiro; por las golas, que / es lo colorado, el rrubý; por el sy- / noble, que es lo verde, esmeralda; (f. 10v) ¶ por la sabla que es lo negro, dia- / mante; por lo púrpuro, que es lo / morado ponne una piedra que se lla- / ma amatista. ¶ E aun suelen los / rreyes d’armas y aquéllos qu’en esta çi- / ençia o harte se entremeten blaso- / nar las armas por los elementos, / ¶ tomando el azul por el ayre, / y las gulas por el huego, y el sy- / noble por el agua, y por la sabla / la tierra ¶ Los metales no los a- /propian a los elementos pero, sy / apropiar ovyesen, apropiarý- / an el oro al huego por el ençendi- / miento que tyene; ¶ y la plata al agua por la clarydad suya, y lo mora- / do apropiarlo al natural suyo, / que es el huego. ¶ Y las piedras / que syrven en el armerýa son aquellas / que son de ylustror que haçen admira- / çión e rreçiben oja o tinta. ¶ Y las / que la hoja rreçiben son estas çinco, es / a saber: rrubý o çafir y la esmer- / alda e amatista y la topaçio, qu’el / (f. 11r) diamante reçibe tynta. ¶ La per- / la y el aljofar de sý mesmo rre- / çibe ylustror. ¶ Commo dicho es, / vengo al departimiento de los escu- / dos; porque será neçesaryo en él / escrevyr de las armas de los ly- / najes aver de devysar en qué 893 forma / son partidos los escudos ¶ Y por- / que los que vyeren aquellas mudanças / de los escudos sepan cómmo son par- / tidos y porque mejor puedan co- / noçer pensé de los poner aquí según / verés: Quartel Quartel partido en pal Partido en vanda Partido en pal Partido en pal Partido en faysa el primer quartel Cabeça en faysa Mantel Fange 894 (f. 11v) (Tachado: tres) en pal y en + En menguante luna (tachado: dos en faysa) (tachado: creciente) Antequiere dezir enxerido Tres en pal y dos en faysa Savtor, aspe Luna en creçiente 895 Otras muchas maneras / ay d’escudos, de partidos / en diversas formas, los / quales dexo agora por quanto lo sena- / lado asaz cumple. ¶ D’eso mysmo / me pareçe ser cosa sobrada, por quan / to en el proçeder de my escrytura (f. 12r) diré en cada blasón de armas en / la manera que se pintan ¶ porque, aquél que / quiera, por allý lo podrá conoçer ma- / yormente, que serýa inútil afán, pues / que las armas que presumo d’escrevyr / todo los más de los que lo presente / vyeren las conocerán, por no ser age- / nas de nuestro rreyno y casy a todos / son familiares y no ynotas. ¶ Pe- / ro quiero dezir cómmo en el blasonar / qualquiera cosa redonda, sy fuerede /metal, se llama besanno, que quiere de- / zir moneda.¶ Y sy fuere de color / son rroeles, y más, toda vanda ha / d’estar de rrevés la punta esquerda / y vaya la otra contra la parte dere- / cha, ¶ que sy otramente estuviese / o serýa por bastardýa o porque la / aya tomado por cryança o por y- / erro del pintor. ¶ E eso mesmo, / las armas que son bivas han d’estar / lo más feroçe que puedan, asý commo / el león rranpante, y el lobo andan- / te y la boca abyerta, y el çiervo la / cabeça levantada, y las aves las / (f. 12v) alas abyertas y los cuellos altos. / ¶ Es una rregla en el blasón de las / armas que dize que color sobre color no / se deve poner, ni metal sobre metal, / ni aun las tales no se deven llamar / armas mas senales, aunque en algu- / nos lugares esta rregla no es gu- / ardada. ¶ Es de notar que en Alema- / na y en Françia se guarda mucho todas las çirymonias de las armas ¶ ca do ay sennorýo de dinidad / o de mayoradgo, ninguno de los hi- / jos del sennor trae las armas derechas, / salvo el que hereda el sennorío o ma- / yoradgo ¶ que los otros her- / manos puesto que tomen las armas, / ponen en ellas algunas diferençias / o buélvenlas con las de las madres 896 Preánbolo segundo Pues que avemos notado la / manera susoescrita, es byen / que sepamos quál haya seydo el / primero que aya traýdo armas en es / cudo o vandera, o por qué výa / fue hallada la tal invención. ¶ La (f. 13r) causa, segund escryven algun- / os autores fue asý: ¶ Que Satur- / no, rrey de Creta, casó con Apes hija / del rrey Varyano. El qual Saturno / por su mágica ovo sabidurýa / que avýa de moryr o ser desterrado / por un hijo suyo. ¶ Pensando / de asegurar su vyda, syendo la / rreyna çerca del primero parto, / él fyngyó desygual tristeza, de / cuyo dolor la muger apa- / syonada le preguntaba la fyn de / su congoxa. ¶ A cuyas preçes casy / mostrándose forçado, dixo: “¶ Sa- / brás que los dioses me han çertify- / cado que yo aya de ser el más pode- / roso rrey de los byvyentes y ave- / remos un hijo, el qual senoreará / las quatro partes del mundo. ¶ Pe- / ro quieren los dioses que los primeros / quatro partos tuyos sean sacrify- / cados: ¶ El primero al fuego y / el segundo al ayre y el terçero al / agua y el quarto a la tierra. ¶ E de a- / llý adelante asaz de hijos avremos (f. 13v) por do ynfinitas gentes se- / rán gozosos. ¶ E yo, pungido / de parternal sentimiento, vyendo / no poder contradeçir los divi- / nos mandamientos soy asý afligy- / do”. ¶ La rreyna, commo quiera con- / mo madre creyendo la encubyer- / ta maldad, le dixo que no se dolye- / se, que ella era contenta de la deýfi- / ca voluntad. ¶ Y, en efecto, el prime- / ro sacrificó al ayre, despenándo- / lo de una altura y éste dize ser / Heolo, dios de los ayres. ¶ Y viniendo el segundo naçido, anego- / lo en la mar, que es el segundo elem- / ento, y éste díçese ser Neutuno, di- / os de las aguas. ¶ Syendo el ter- / çero venido al mundo, fue ofreçido / a 897 muerte al terçero elemento, sepul- / tándolo byvo so la tierra. ¶ El qual di- / çen que sea Pluto, dios de los ynfier- / nos. ¶ Y venido el quarto parto de la rreyna, ella fue muy dolorosa, / dolyéndose de tan grand mal de (f. 14r) aber de perder sus hijos. ¶ Y acordó secretamente de mandar / hazer una ymagen de cryatura / de alabrastro y avyendo escondi- / da habla con la partera y con su fyel / escudero que al tienpo del parto toma- / sen lo que paryçiese y hurtiblemente / el escudero lo levase donde cryar- / se pudiese. ¶ Y la ymagen de pie- / dra fuese puesta en lugar d’aquél, / lo qual amaestradamente fue he- / cho ¶ Commo el rrey syenpre en / aquellos tienpos era çerca de allý, lue- / go vyno en demanda de lo que era / naçido, al qual mostraron la ymagen / d’alabastro toda tinta en sangre, / ¶ en cuyo mostramiento la rreyna, / fingyendo grand llanto, dezía que / por el pecado de la muerte de los / otros hijos, los dioses le causaron / paryr aquella fygura insensible. / ¶ Lo qual, commo fuesen gentes de po- / ca fe, él no dudó d’ello. ¶ E el ynfante, (f. 14v) criado escondidamente y sygiendo / el curso de su planeta, que era sennore- / ar grandes provincias, y sabyendo / de quáles padres proçedía y cón- / mo sus hermanos syendo yncul- / pables tan cruelmente muryeran, / allegó a sý grand suma de gentes. / ¶ El padre Saturno commo lo sso- / piese, conoçiendo el enganno, mandó / a la madre de aquél, que Jove se llama- / va, que fuese a él y lo traxere a su ca- / sa. ¶ Y aquélla yendo no sólo le rro- / gó que fuese, mas le amonestó que / se guardase del ayrado padre, çer- / tifincándole su muerte ser çerca- / na en su vysta. ¶ Él, temerosso / de la tal nueva, allegó más gente / y 898 sabydo por el padre su rrebelyón, / pensando conplir su voluntad [y] cre- / yendo aquello ser su salud y fuele / al contra y púsose en hueste con / mucha gente do el hijo, por con- / siguiente, vyene a la batalla (f. 15r) y al tienpo que las huestes fueron çer- / ca unas d’otras. ¶ Jove, que Júpiter después se llamó, dixo qu’él no yva con- / tra el rrey, su padre, salvo en vengan- / ça de la sangre de sus hermanos. / ¶ En sennal de lo qual hizo sacrifiçio / de un carnero, en cuya sangre ba- / nnó una tela blanca de lyno y, pues- / ta en una asta, hizo que toda su hu- / este syguiese aquélla. ¶ Donde cami- / nando en somo de la lança y tela se / asentó un ágyla, lo qual toda la hues- / te ovo por senal de vitoria. ¶ Vy- / niendo a la batalla en rronpimien- / to Júpiter fue vençedor y Saturno / su padre vençido. ¶ Donde de a- / llý adelante Júpiter traxo por ar- / mas una ágila negra en canpo / de oro. ¶ Y asý mesmo el rroma- / no ynperyo traýa las tales ar- / mas y dónde allý todos los rreyes / y los sennores tomaron armas sse- / gund les plugó. ¶ Aunque otros dizen (f. 15v) qu’el grand Alixandre fue el primero /que a los nobles de su hueste dyo a ca- / da uno armas que traxesen por do / fuesen conocidos, ¶ commo quiera / que este caso de Júpiter mosén Diego / de Valera1655 lo escrybe de otra manera / en un tratado que hizo al rrey don Alon- / so de Portogal, ¶ diziendo que Jú- / piter sabyendo de la hermosura / y gentileza de Ganímedes, hijo de / Trous rrey de Troya, que ge lo enbyó / a demandar. El qual negando su deman- / da vyno en hueste contra él, do 1655 Mosén Diego de Valera, Tratado que hizo al rey Alonso el quarto de Portugal, conocido también como Tratado de rieptos y desafíos o Tratado de las armas, obra de la cual ya se ha tratado en su vertiente heráldica en este trabajo, la cita hace referencia a la tercera y última parte de ésta donde indica las formas de traer armas, las diferencias entre banderas y las divisiones de los escudos, y dentro de esta parte, el objeto de la cita del autor, el epígrafe dedicado al primero que portó armas. 899 aca- / eçió el ágila asentarse sobre la sse- / nna que levava. ¶ Leomarte1656 y otros / autores lo cuentan de otra manera, e / yo por evytar contienda, pensé de / escrevyr lo uno y lo otro. ¶ Y pues- / to que cada uno lo notó de su forma, lo uno / y lo otro sastifaze (sic) al propósy- / to, el qual se escryve asý por Leomarte: / Menbrot aquél que hize (sic) la torre en / Bavylonia ovo un hijo que dixeron (f. 16r) Bello, que casó con Seméramis, y éste / ovo d’ella un hijo que dixeron Nino, / ¶ el qual, después de la muerte de / su padre Bello, se casó con su madre / Seméramys ¶ E éste fue el prim- / ero que hizo ýdolo y lo hizo ado- / rar a todos sus súditos ¶ E éste / conquistó a Creta, e en ella moró, el / qual ovo en su madre un hijo e una / hija. ¶ Al hijo dixeron Cosue y a la / hija Juno. ¶ E este Bello se enamo- / ró de una donçella y la rreyna / y madre y muger aun al hijo / desterró del rreyno de Creta. ¶ Y, / commo el rrey fuese desamado de los / suyos, el hijo ayuntó muchas gen- / tes y peleó con su padre, y el rrey / fue vençido y huyó en Ytalya, / e Jove tomó toda la casa de su pa- / dre y casó con su hermana Juno / y a éste dixeron después Júpiter, / el qual fue el primero que hizo armas / para pelear. Asý que ya es vysto de quantas formas se escryve este casso. (f. 16v) Pero, commo quiera que sea, Júpi- / ter fue el primero que aquellas armas / tomó, ora sea el caso de una for- / ma o de otra. Preánbolo terçero Tornando al my tema, / para aver de rrecontar de / las armas que los nobles y / hijos dalgo de Castilla traen, ¶ se- / rá neçesaryo que aya algún funda- / miento 1656 Leomarte, Sumas de la historia troyana. 900 la obra y, por tanto, serán es- / crytas algunas cosas hazanno- / sas que algunos hizieron al tienpo que / alcançaron aquellas armas. ¶ Por- / que los que no saben, sepan cómmo fuer- / on ganadas. ¶ Commo quiera que las / armas vyenen por tres maneras: o / por las ganar, o que le sean dadas / por los prínçipes o sennores de aqué- / llas, o tomadas por sý, pero no las / agennas hurtando, ¶ commo poni- / endo las que no son suyas en su es- / cudo syn ge las dar el sennor de aqué- / llas, ¶ mas hazer commo algunos / hazen así commo los de Herrera (f. 17r) [de] Madryd que traen por armas hu- /nas herraduras y otros que se lla- / man De La Puerta, una puerta, / ¶ y los Cotas de Toledo un cota, y los / Quixadas de Huepte una quixada de / bestia, y los de la Mula una mue- / la de molyno, commo quiera que sson / las armas de la villa de Molyna. / ¶ Y asý éstos toman las armas / según los rrenonbres, lo qual en algu- / na manera pareçe que aya buen cono- / çimiento aquéstos ¶ aunque otros no lo / hazen asý, salvo tomar apellidos / y armas no les aquello perteneçien- / do. ¶ Y esto causa que ya la nobleza / y virtud es tanto corronpida que aquél / que tyene puede y haze lo que le plaze. / ¶ Y los que deven rreutarlo, semejan- / te no ay caudal para lo poder rre- / prehender o, sy tienen, no se curan. / ¶ El muy noble rrey don Johan el / Segundo, de loable memorya, en es- / to mucho mirava. ¶ Ca en Burgos / ay un lynaje de mercaderes dichos / los Ricos, y commo uno de aquéllos (f. 17v) hizo una capilla en Sant Fran- / çisco d’aquella çibdad, donde puso / dos bultos de piedra muy altos, / ¶ y en la pared a su cabeçera hizo / pintar una senna con sus armas, y / el asta de la qual un león tenía. ¶ Y co- / nmo el sennor aquello byese mandolo / faher, diziendo que semejantes on- / bres no podían tener senna de tela / ni pintada, ni le plaçía qu’el león, / que es tan noble cosa y syendo sus / armas 901 semejante onbre lo hizie- / se su alférez.1657 ¶ Oy en día se pare- / çe allý la sennal do era la sena y león / pintado. ¶ E yo dirýa que aquéllos / de suso escrytos que consyguen sus arm- / as con los nonbres que las tales no de- / ven ser llamadas armas salvo se- / nales. ¶ Que antiguamente ningu- / no podýa traer armas en escudo / sy no hera hijodalgo. ¶ Y de aquí / toman los escuderos este nonbre, que a- / quél era llamado escudero que podía / traer armas en escudo, que era commo / perrogatyva y senal que venía de (f. 18r) noble sangre ¶ Aun tanbyén lla- / mavan antiguamente escudero / aquél que traýa el escudo de su sennor / quando caminava armado, commo a- / gora los pajes traen el elmete y / la lança, ¶ lo qual se prueba por la corónica del magno rrey don / Hernando allý do se habla de don Ga- / çi Pezes (sic) de Vargas en el çerco de / Sevilla. 1658¶ Y aun en aquel tienpo, aun / que fuese grand sennor, sy no era arma- / do cava[ller]o se llamava escudero. Y / agora el que algund poco alcança ha / por grand mengua que le llamen es- / cudero y no caballero, no lo syendo / ni avyendo rreçebydo la tal horden. / ¶ Nin menos sy el rrey no la rre- / çibyó no la puede dar ordenes, ca un le- / go no puede dar hórdenes a un clé- / rygo, ni tanpoco ninguno aquello que / no ha. ¶ Ca los antiguos rreyes y gran- / des sennores buscavan los nobles / prínçipes que les diesen horden de cava- / llerýa. ¶ Qu’el rrey don Alonso de / Castilla que vençió la de Las Navas (f. 18v) 1657 El uso de soportes y tenantes es una de las características novedosas de la emblemática heráldica castellana del siglo XV, como ha destacado Alfonso de Ceballos en su trabajo “Novedades y cambios en la heráldica castellana (1480-1550)”, en Las armerías en Europa ..., p. 79-89. Entre los tenantes no era raro encontrar figuras que podían entrar dentro de los elementos característicos de la emblemática real como en este caso. No obstante, tenemos noticias del uso de leones por el linaje de los López Polanco en la misma ciudad de Burgos en la iglesia de San Nicolás hacia el 1500. 1658 La anécdota está también en la General Estoria de Alfonso X y en la mayoría de las crónicas derivadas de ésta. 902 y ganó la çibdad de Cuenca vyni- / eron a él a que les armase cavalleros / muchos altos ommes, entre los quales / vynieron éstos: el hijo del enperador / Enrique de Roma, ¶ y Baldoyga, / enperador de Costantinopla, y Re- / món Folcada, conde de Tolosa, ¶ y eso / mysmo Luys, conde de Tarquis, y el rrey / don Alonso de Portogal. ¶ Asý que de- / xado esto vengo al fyn por quanto / es de saber que los nobles de Casti- / lla y hijosdalgo al tienpo de la destr- / uyçión d'Espanna aquéllos que de la tr- / yste batalla del rrey don Rodrigo / escaparon, se hueron a las montanas / donde edificaron casas fuertes para / su defendimiento. ¶ Y los que de aquéllos / desçendieron tomaron el apellido de / aquellas casas y solares segund ago- / ra se llaman solares conocidos. ¶ Y / commo la tierra fuese cobrándose y los / enemigos perdiéndola, d’ellos/ abitaron acá en lo llano, pero aquellos / solares syenpre los de aquellos lyna- / jes los poseyeron ¶ Algunos d’ellos (f. 19r) destruyó el antigüedad, pero to- / davía queda el rrenonbre de sus ape- / llidos. ¶ Y cada apellido de aquéllos / tiene sus armas conoçidas, de las / quales entiendo aquí escrevyr. ¶ Y, a- / sý mesmo, commo este rreyno aya / sydo casy todo tornado a ganar / por espada muchos nobles va- / rones estrangeros, asý griegos / commo alemanes, françeses, yngle- / ses y de otras naçiones vynieron / a la conquista. ¶ E muchos de aquéllos / por la manifiçençia de los nuestros / rreyes y por la fertinidad de la tierra / quedaron en ella, ¶ asý que de los que a my / sabydurýa son venidos trataré. Preánbolo quarto y fynal Eso mesmo he acordado de / escrebyr ¶ las armas de al- / gunos rreyes christianos por- / que algunos traen en Castilla parte / de las armas de aquéllos, ¶ lo qual / pareçe que por sus mereçimientos y vir- / tudes o por deudo que con ellos 903 (f. 19v) ayan las traxesen. ¶ Y por quanto / el motivo principal, causador / de mi escrvir, sy fuese segund / de suso es dicho en el preán- / bulo e yntroduçión, de rrecontar / de los lynajes d’este rreyno de / Castilla, no era mucho neçesaryo / alongarme tanto de sus faldas. / ¶ Pero estendiendo la mano, / quise escrevyr de los rreynos chris- / tianos los quales no son agenos de / nuestra memorya, ¶ porque no serýa / maravylla sy algunas de las ar- / mas de aquéllos conçierten con algu- / nas de las de acá, lo qual o sería (tachado: por) / por consaginidad y deudo na- / tural ¶ o porque de muy largo / tienpo acostunbraron los altos sennores / venir a las conquistas que los rreyes de / Castilla han tenido con los infieles, / ¶ y muchos d’ellos quedaron acá, se- / gund de suso es dicho. ¶ E por quan- / to en Castilla es de quien se a de / tratar, la qual sea casy al fyn del po- / niente, verná dende los comien- (f. 20r) ços del Oriente prinçipiando / en los yndios donde el Preste / Johan, patryarca de Nubya senno- / rea y de allý por los enperado- / res y rreyes christianos ¶ dexan- / do de tratar de los ynfieles / prínçipes. Del Preste Juan de las Yndias Segund las esto- / ryas antiguas nos en- / sennan, en la Yndias a- / výa un grand prínçipe que sennorea- / va todas aquellas partidas ¶ y, / al tienpo de su fyn sola una hija te- / nía muy chica; el qual hizo llamar / todos los grandes de su ynperyo / y rreçibyó d’ellos pleytos y omena- / je y juramento que lealmente le guar- / dasen a la ynfanta sennorýo. ¶ Y viniendo en la perfecta hedad / que a su plaze y voluntad se casase, / y que aquél rreçibyesen por sennor / ¶ y que en su mano fuese tomar / marydo de qual ley, estado y condi- / çión quisiere. ¶ Lo qual asý venido 904 (f. 20v) en efecto, aquélla en hedad del / matrymonio fuele por los / grandes rrequerydo que tomasse / marido, mostrándole el testa- / mento de su padre. ¶ La sennora, / de aquéllo çertificada, por todas / las partes del mundo lo haçe sa- / ber, dizendo que todos los sennores / de las tres leyes [y], asý mesmo de / las otras gentes vyniesen a / tienpo çierto y que de aquél que más se con- / tentase serýa suya con todos sus / rreynos y sennorýos. ¶ A cuya voz / aquéllos que de la ley de Moysén eran / vyno grand numero y segund / sus trajes muy guarnidos. ¶ Y / los rabís con las toras andavan / por los çerros haçiendo sus ple- / garyas al Cryador que les diesse / graçia que d’ellos aquella prinçesa esco- / gise para su casamiento. ¶ Los de la / seta de Mahoma grand abun- / dançia de aquéllos fueron allý / con rricos jaheses y preçios[os] a- / tavýos y maravyllosos caballos, (f. 21r) continuamente escaramuçando, / jugando canas y lançando / lanças. ¶ De los christianos fueron allý rreyes y príncipes, du- / ques y condes y marqueses y otros / nobles varones, ¶ los quales / llevavan sus harmas muy luçidas / y cavallos de la bryda cubi- / ertos de ponposos paramentos, / haziendo liças, justas y torneos, / trançes y otros grandes hechos / d’armas a cavallo y a pie, de que la / ynfante estaba muy pagada. / ¶ Ésta estava en grand turbaçión, / quál d’estas tres leyes le estarýa me- / jor, por quanto ella era gentil y a- / dorava los ýdolos; y estan- / do en esta duda dilatava la e- / leçión. ¶ Las horas en Roma / era un cardenal y patriarca, / dicho don Juan, muy manífico / varón y grand letrado, mançebo / de muy lynda presençia y de re- / al sangre. Éste hizo saber / al Santo Padre este hecho diçién- (f. 21v) 905 dole que [si] a Su Santidad plazía / que querýa yr allý por provar / sy pudiese hazer algún fruto. / ¶ El Papa le da liçençia y sse / pone mucho a punto, llevando / consygo arçobispos y obispos y / perlados muy honrrados y fa- / mosos letrados. ¶ Y esto por- / que aquellas gentes conoçiesen que asý / en lo divino commo en lo uma- / no, la Christiandad tenía sobre las /otras creençias gran ventaja. / ¶ Él, llegado aquella çibdad do / era la rreyna y todas aquellas / gentes, todos ovyeron grand plaz- / er con su venida, y más los cristianos. ¶ Y mucho a la sennora / plugó, a la qual él fue a hazer re- / verençia, y le pregunta de su ha- / zienda, y ella por ystenso (sic) je lo re- /cuenta, y él le demanda de quál ge- / neraçión y ley era más contenta. ¶ Ella le declara a su volun- / tad, commo de todas era plazen- (f. 22r) tera y más de los christianos, / pero que los moros eran más / sus vezinos y aquéllos era muy / enclinada. ¶ El patryarca le / da muchas rrazones por do de- / výa tomar marydo christiano, y / en fyn le dize: “Señora, sy las otr- / as dos leyes dan la ventaja a / esta, vos sennora la devéys querer /antes”. ¶ Dixo ella: “Sý, por çier- / to - Pues sennora atended un / poco”. ¶ Él hizo venir delante / d’ella judíos y díxoles: “De- / zid amigos sy neçesydad / ovyésedes de dexar vuestra ley, qual / tomarýades antes, la de Maho- / ma o la de Christo”. ¶ Ellos dixeron: / “La de los christianos, syn duda, ante / sygirýamos”. ¶ Eso mysmo hi- / zo venir los moros y por sse- / mejante les pregunto lo mys- / mo que a los judíos. ¶ Los quales / dizen que antes rreçibyrían muerte / que ser judíos y que la ley y vyda y gen- / te de los christianos era muy (f. 22v) mejor que otra syn la suya la/ qual sy de neçesydad ovyesen de / negar, que la de Ihesuchristo syguy- / rýan. ¶ Oyendo la grande se- / nnora la rrazón tan provada, di- / xo que ella acordava de tomar ma- / rydo christiano y aun que querýa / que 906 fuese él. ¶ Él dize qu’él era pres- / te de misa y que no podía casar, / pero que se detovyese un poco e qu’él / envyarýa a Roma. ¶ Lo qual a- / sý hecho, él escryvyó por menudo / al Santo Padre todo lo que era pasa- / do, y en lo que estava. Y él con todo el / consystoryo hallaron que era mejor / qu’él casase con aquélla y se cobrase es- / te sennorýo a la christiandad, que era / mas méryto que no perdella. ¶ Y / despensó que casasen en uno, lo qual / asý hecho, ella y todos sus vasa- / llos se convertieron a la ley de Ieshu- / christo. ¶ Y por quanto son tres bau- / tismos, los quales todos tres pa- / saron por nuestro Redentor; los qua- / les son: el primero de agua, da- (f. 23r) do por sant Johan Bautista; / el segundo de huego, ca fue / asado de ardor de huego de pa- / syón, el terçero fue de sangre que, / commo dize el evangelista de / la planta del pie hasta la cabe- / ça no quedo d’él cosa sanna. ¶ Y mu- / chos que fueron martirizados / puesto que no rreçibyeron bautis- / mo de agua de su sangre lo rreçi- / byeron commo inocentes. ¶ A- / sý qu’el Preste Juan mandó fuesen / bautizados de huego con hierro / calyente en la cara. ¶ Y esto por- / que no pudiesen negar no ser chris- / tianos nin encobryr su ley commo / nosotros podemos hazer. ¶ A- / gora es neçesaryo de rrecontar / esta estorya de otra forma y di- / go asý: ¶ Las opiniones d’aque- / llos que notan los grandes hechos / de los altos prínçipes hazen des- / pués a los vynientes hallarse / confusos segund la variedad de / sus opiniones ¶ asý que segund / pude deprender, el comienço (f. 23v) del sennorýo del Preste Johan / asý avýa venido commo es es- / crito. ¶ Pero porque después / hallé otra rregla y rrelaçión a / my pareçer más perentoria, / y quísela aquí anotar ¶ porque los / letores se aprovechen de las / dos, y la más rrazonable ala- / ben y se aprovechen d’ella. ¶ Es- / crívese en la Sacra Escritura 907 que / ay tres Yndias, en la primera / fue el rreyno de Nubia en el / qual al tienpo del naçimiento de Jesucristo, / rreynava Melchior aquél que le o- / freçió el oro y llamavase rrey de Arabya e de Nubya. ¶ El segundo / rrey, que se llamaba Baltasar, rrey- / (tachado: de) nava en la segunda parte / de India, llamándose rrey de Go- / dolis e Saba y éste fue el que ofre- / çió el ençienço. ¶ El terçero rrey / de aquéstos se llamó Aspar, el qual rrey- / nava en la terçera parte de las / Yndias, y entitulávase rrey de / Tarsys e de Ynsua y Grisola. (f. 24r) ¶ Y allý es oy el cuerpo byen / aventurado apóstol santo Tomás, / y éste ofreçió la myrra. ¶ Estos / byenaventurados rreyes fueron / después d’esto obispos y fueron con- / sagrados por la mano del após- / tol byenaventurado santo Tomas. / ¶ Reçebydo martyrio el apóstol / con él juntos estos gloryosos rreyes, / todos juntos, los perlados y gran- / des onbres de las Yndias acor- / daron d’eleguyr un notable varón / en memorya del apóstol a quien lla- / masen el patryarca Tomás, e que y los ensenase en lo spiritual e los go- / vernase. ¶ A quien commo a Santo / Padre en todo obedeciesen, e uno / muerto ovo perpetuamente otro / que eligiesen commo agora hazen a los / santos padres. ¶ E por quanto los / rreyes gloryosos no tenían hermanos nin / jamás los ovyeron, ¶ antes es o- / pinión que muryesen vírgenes, ¶ de consentimiento de todos eligye- / ron otro muy noble y virtuosos va- / rón que en lo tenporal los rrigiese (f. 24v) y governase y fuese soberano / de todos. ¶ E no ovyese nonbre / de rrey ni de enperador mas que / se llamase Preste Juan, sennor de / las Yndias, commo oy se llama, / ¶ a quien syenpre el hijo mayor / subçediese commo pareçe por / lybro de la vyda de los gloryo- / sos Reyes Magos. ¶ Y estas Yn- / dias fueron asý llamadas por / un grand rrýo que corre por ellas / que se llama Yndo. ¶ Trae agora / este 908 Preste Johan dos escudos de / armas, que el uno es todo blanco / de argén con una cruz prieta y / dos blagos o báculos de oro / el uno del un cabo de la cruz y / el otro del otro. ¶ Y esto por tan- / to porque en tierra de Nubya ay un / enperador y otro en Etyopía y / son vasallos del Preste Johan. ¶ Y / el uno es enperador de Graçia- / nna y el otro es enperador de / Madagasor. ¶ Y trae otro escu- / do blanco con una cruz prieta (f. 25r) con tres braços uno sobre otro, / el primero más largo y el otro se- / gundo menos y el terçero más / chico. ¶ Y el escudo es blanco. [EMBLEMA] [EMBLEMA] De la armas de Iherusalema (f.i.) Escrívese en la Bryvya que / Sen, hijo de mayor de Nohé, / y su generaçión que pobla- / ron Ahasya y hicheron (sic) fasta el / mar Océano. ¶ Y que estonçes po- / bló Sem una çibdad en Asya y pú- / sole nonbre Salem y esta es la que nos / agora dezimos Iherusalem, cuyas / armas son un escudo colorado / con una cruz de oro larga quanto / es el escudo y los braços del (f. 25v) través cortos con quatro cruzetas / pe[que]nas las dos en lo alto y otras / a lo baxo. ¶ Y la cruz es llana / con cabeças asý mesmo llanas / syn bueltas, ¶ las quales armas / traen los rreyes de Napol y se yn- / tulan (sic) rrey de Jerusam (sic) y d’Ungrýa. [EMBLEMA] 909 De las armas del enperador Este ynperyo de Greçia / syenpre fue grand cosa. / Commo quiera que al tienpo / que los griegos ovyeron la cruel / guerra con el rrey Príamo de Troya / no era en Greçia ningún enpera- / dor, ¶ salvo rreyes duques y otr- / os grandes sennores, ¶ pero / después todos fueron subjectos (f. 26r) a Roma. ¶ Y en tienpo de Costan- / tyno Magno, que fue enperador / de Roma, fue ynperio sobre / sý d’esta manera. ¶ Este Costanti- / no fue hijo del enperador Costan- / tinno el qual paso en Espanna y con- / quistó toda la tierra y tomó por a- / myga una ynfanta, hija del rrey / de Bretana que llamaron Elena. / ¶ E ovo d’ella un hijo que dixe- / ron Constantino Magno. E los ro- / manos estando ausente Costan- / tino eligieron por enperador / a Xençio, el qual fue destruydo por / Costantinno. ¶ Y después de ssu / muerte ynperó su hijo el Mag- / no, el qual tuvo tanto de lepra / que padeçía muy triste y abory- / ble vyda. ¶ Y fue bautizado / por el papa Sylvestre y rreçeby- / do el bautismo fue mudado / de la lepra. ¶ E el buen enperador, / visto el milagro que Dios por él a- / výa hecho, dexó el ynperyo (f. 26v) de Roma e Ytalia a la Iglesia Ro- / manna, y el su palaçio, que deçían / Latreanno, para que fuese iglesia, la qual / agora se llama Sant Johan de Letrán, / que es una de las tres yglesias cate- / drales de Roma. ¶ Y él fuese en / Greçia y hizo una çibdad que esta- / va de antigo destruyda y púsole / nonbre Costantinopla. ¶ Y deshi- / zo todos los rreynos de Greçia / y atribuyolos a la corona ynpe- / ryal, ¶ el qual ynperyo duró has- / ta nuestros días, que lo destruyó el gran / turco por la maldad que los geno- / veses hizieron ¶ que pasaron / los turcos en carracas y / dieron forma cómmo se ganase la / çibdad de Costantinopla, do estava / el enperador. ¶ Y estos enpera- / dores de Costantinopla traen / por armas un escudo 910 a quarteles, / los dos blancos y los otros dos / colorados, y en los colorados / ay dos cruçes de oro con dos (f. 27r) sortijas amaryllas, la una de- / baxo del un braço y la otra suso / d’aquél Y en los otros dos quarte- / les blancos otras dos cruzes /coloradas. [EMBLEMA] Las armas del rrey de Chipre (f.i.) Chipre es una ysla de / las fértiles y viçiosas / del mundo, ¶ pero el / rrey d’ella es pobre, porque da muy / grandes paryas al soldán, y / los genoveses le tienen ganada / la mejor çibdad de las quatro que ha / en su rrreyno. ¶ Y éste tiene por / armas un escudo partido en pal / a la parte derecha el canpo blanco (f. 27v) con una cruz colorada con otras / quatro cruzetas pequenas eso mes- / mo coloradas. ¶ Y a la parte syni- / estra el canpo azul con flores de / lys sin cuento de oro, ¶ por quanto / los rreyes de Chipre vienen de / la casa de Françia.1659 [EMBLEMA] Las armas del maestre de Rodes (sic) (f.i.) El maestre de Ro- / das es uno de los gran- / des prínçipes del mundo, / porque su horden es por todo el mun- / do en la Cristiandad. ¶ Y es grand / 1659 El último rey de Chipre fue Jacques III (1473-1474), tras su muerte, su viuda Catherine Cornaro es nominalmente reina bajo el protectorado veneciano, estado a quien ella cede definitivamente la titularidad del reino en 1489. 911 defensor de nuestra santa fe y llama / se maestre del Ospital por quanto / esta horden fue estableçida para (f. 28r) que en aquella ysla ovyese un ospytal / para los pelegrynos que pasavan al / Santo Sepulcro, para que en aquel ospital / fuesen acogidos. ¶ Y la ysla sse / llama Rodas, pero la çibdad el / su propio nonbre es Cocta. ¶ Anti- / guamente dizen que los freyles y / el maestre se vestían de colorado / y que después que perdieron la çibdad / de Sant Juan d'Acre sy vysten de ne- / gro. ¶ Y esta ysla es de la gene- / raçión griega. ¶ Trae el maes- / tre por armas un escudo colora- / do con una cruz blanca commo aque- / lla que traen por ábyto [ESCUDO DETERIORADO POR ESTAR RECORTADO EN EL VERSO OTRO EMBLEMA] (f. 28v) De las armas del enperador d'Alemanna (f.i.) El ynperio d'Ale- / manna es una grand cosa y / tiene rreyes por vasallos / que confynan con él, de los quales tra- / taré. ¶ Ya de suso es dicho qu’el / ynperio rromano traýa por ar- / mas antiguamente un ágila ne- / gra, quando envýavan algún cón- / sul a las conquistas, dávanle el pendón / del ágila, y después los enperado- / res aquél mysmo traýan. ¶ Y por quan- / to el enperador de d'Alymanna se lla- / ma enperador de Roma o rrey / de los rromanos y tiene dos cabe- / ças de sennorýo trae por armas un escudo de oro con una ágila negra / con dos cabeças. (ESCUDO RECORTADO) 912 (f. 29r) Las armas del rey d'Ungrýa El rrey d'Ungrýa confina / con el enperador y es un / grand príncipe. ¶ Estos rreyes / no subçeden por erencia, pero son / elegydos por bozes con el enpera- / dor. ¶ El que agora en nuestra hedad / rreyna es muy valiente cavallero / que al grand turco, que en este tienpo se ha / levantado, el qual ganó a Costanty- / nopla y ha Negroponte, este rrey / le ha vençido tres o quatro vezes / en canpo.1660 ¶ Y le ha muerto más / de dozientas mill onbres y según / he seýdo çertificado éste es por / naçión castellano y aun de Sevy- / lla. ¶ De la qual çibdad salló un man- / çebo asaz pobremente el qual se lla- / maba Juan y arribó en aquel rreyno, / y commo se ovyese alçado contra el / rrey una grand çibdad dicha Buda, / ¶ e este mançebo allegó a sý una / grand conpanna de ynfantes a pie / y con otras gentes qu’el rrey enviaba. (f. 29v) En aquella guerra aquél commo capitán / ganó aquella çibdad, donde cobró / muy loable fama y fue allý / adelante llamado Johan Boyda. ¶ Y más ha- / ziendo loables cosas fue por / el rey hecho conde, el qual se llama / va el Conde blanco. ¶ Éste ovo un / hijo y casó con una sola hija qu’el rey / avýa y, muerto el rrey, por sus gr- / andes mérytos fue alçado por rrey / cuyas grandes obras son por el mun- / do loadas. ¶ Y las armas d’este / reyno son un escudo partido en pal, / a la parte derecha tres barras co- / loradas en canpo blanco, ¶ y a la / otra parte dos cruzes blancas / commo las de san Johan en canpo az- / ul y da espaçio debaxo para otra. ¶ Y / la causa d’estas cruzes es ésta, que ya dos vezes han los de aquel rreyno / dexado la fe christiana y, por tanto, / quando se rreconçilyavan cada vez, / ponían una cruz. ¶ Y dizen que, sy / otra vez han de negar la fe, que para 1660 Habla probablemente de Hunyadi Janos o Juan de Seaber, n. ca. de 1407, fue el llamado conde Blanco, nunca llegó a ser rey, aunque si regente bajo Ladislao V. Su hijo será el famoso monarca Matías Corvino. 913 (f. 30r) quando se tornaren a ella, dexan / aquel espaçio para poner otra cruz. [EMBLEMA] De las armas de Frissa Antiguamente fue un rrey / en este rreyno muy noble / e muy buen cavallero en ar- / mas, ¶ el qual fue desposado con / una hija del rey de Ungrýa, y co- / mmo los úngaros antiguamente / tengan guerra con los tártaros, estan- / do el rrey de Frysa con su esposa / ovo su suegro de dar batalla a / sus enemigos, ¶ donde su yer- / no, commo prínçipe de grand cora- / çón, mostró su grand valentía, ¶ ca peleando con sus enemigos le cor- / taron un dedo de la mano y con el (f. 30v) ardor de la yra no lo sintió. Lue- / go, pero discurriendo por la ba- / talla, conoçió averlo perdido / ¶ y rrecordándose dó pensó que le / fuera cortado, metiéndose por / las mayores priesas vino en a- / quel lugar en busca d’él y vyéndolo / en tierra a grande afán suyo lo cobró. / ¶ Venida la noche tornándo- / se vençedores los rreyes do eran / las rreynas commo el rey de Frysa / amase a su esposa sobre todas las / cosas d’este mundo, díxole: ¶ “Senno- / ra, este dedo de my manno he per- / dido en serviçio vuestro, yo vos mucho / rruego que lo guardéys de manera que / persona no lo aya syno yo quando / os lo demandare, ¶ ca syn duda / sy otra persona lo vee o lo ha cre- / ere que le amáys y preçiáis muy / más que a mý”. Y dende a poco se tor- / na en su rreyno. ¶ La nueva / rreyna con el grand amor que le avýa / ovo ynfinito sentimiento de tal pér- / dyda y lo pone con diligençia en (f. 31r) 914 grand custodia tanto en secreto / que ninguna persona era sabydora / dó lo tovyese. ¶ Commo el rrey o- / vyese ynfinito contentamiento de ssu / esposa, asý por su grand beldad co- / nmo por las muy rreales costunbr- / es suyas, ¶ y commo acaeçe que las / cosas que mucho amamos es nos / grand deleyte traerlas a la me- / morya y platicar de aquéllas con- / tynuo, este rrey la loava de muy / grand bondad y nobleza que en e- / lla conocía. ¶ El rrey, su padre, / avýa desterrado de su rreyno un / cavallero por dilitos que ovyese co- / metydo, al qual este nuevo rrey per- / donó y lo traýa consigo, ¶ y commo / dize el rrefrán: “Pies que son duchos / d’andar no pueden quedos estar”. / ¶ Commo éste vyese qu’el rrey su se- / nnor tanto estimava la grand bon- / dad de su esposa le dixo: “Sennor / no serýa grand maravilla que an- / tes de mucho os hiziese onbre / dezir lo contraryo”. ¶ Dixo él (f. 31v) rey: “Cómmo”. ¶ Replicó el cavallero: “Sy / me dáys espaçio de un anno yo le / haré que haga todo lo que yo quisye- / re y os trayga d’ella tales se- / nnas que conoscáys ser verdad”. ¶ El / rrey le dize: “Sy tu hazes eso / que dizes, de aquí te dexo todo / my rreyno y juro y prometo / de me yr en Turquía a tornar mo- / ro, y sy no, que yo haga de ti justi- / çia”. ¶ La cosa pasó en efecto, / y juras y firmeças y fianças / fueron tales que ninguno se podía / tyrar ahuera. ¶ El cavallero hizo / vender todo su patrimonio y to- / mó grand suma de oro y se va en ¶ Un- / grýa a la corte del rrey, el qual rrey / commo supiese qu’era vasallo de / su yerno, le hizo grand acogimiento / y la rreyna no menos, y mucho / la desposada reyna, por amor / de su esposo. ¶ A la qual él mucho / procuró de servyr y la hazía con- / tenta y asý mesmo aquéllas que / le eran mas çercanas todavía (f. 32r) 915 trabajando por saber algun- / as sennas que en lo más secreto / de su cuerpo tuvyese para por / allý fundar su maldad. ¶ Mas / la honestad de la prinçesa era tan- / ta que persona lo tal podía saber. / ¶ Vyéndose el cavallero casy o / del todo confuso procuró de a- / ver amistad y trato con / una duenna que era muy secreta- / rya y camarera d’esta señora, / ¶ a la qual todo su hecho por me- / nudo después de la aver muy ga- / nada, descubryó y demandándo- / la rremedio para alcançar lo que / procurava de aver. ¶ Y ella, / deseando hazer por él, no sabýa / qué hiziese, él le dize: “Sy por ven- / tura el dedo del rrey que la rreyna / tenía yo pudiese aver y tú me / lo hazes cobrar, yo te llevaré / en Frysa y te daré la mayor çib- / dad d’ella después que me entre- / gen el rreyno”. ¶ Movyda con (f. 32v) codiçia, la malvada camarera, / aguardó una noche que la rreyna / entró en el banno y llamó aquél a / un retrete do la rreyna tenía / un grand cofre y dentro otro pequenno / ¶ y, hurtadas las llaves, abryé- / ronlos y hallaron el ya dicho de- / do cortado envuelto con odorý- / feras espeçias y tomáronlo. ¶ Y / cavalgando en sus hacaneas / toda la noche caminan, y llega- / dos en Frysa mostrando el dedo / al rrey, se despojó de todo su rrey- / no dándolo aquél. ¶ Lo uno por / las juras y promesas susody- / chas y lo otro con la grand deses- / peraçión de la mucha confyan- / ça que en su esposa tenía, creyen- / do aquélla aver caydo en error. / ¶ Y aquel rrey se va en Turquía y re- / niega el bautismo y fe y se tor- / na de la errada seta de aquellos / turcos. ¶ El qual, syendo conoçi- / do, grandásyma (sic) ho[no]r y fiesta (f. 33r) y acatamiento le era hecho. ¶ Al- / go aquí dexando de lo que su muy / leal esposa hizo, es de notar que, / salyendo del banno muy tarde, / que no lexos era de su aposenta- / miento, venido en aquél, ¶ vysto / el secreto rretrete suyo abyer- / to y 916 eso mesmo los cofres, sospe- / chosa del mal venido, buscando / el dedo no lo halló ¶ y, casy me- /dio muerta con la turbaçión se ba / do dormían las gentes del pa- / laçio y los primeros vestidos que / se le ofreçieron de onbre se vyste / dexando los suyos; sola del alcá- / çar y çibdad salle ¶ El primero / camino que vydo syguro el qual con- / tinuando llega en el ynperyo / d'Alemanna y entra en la grand çib- / dad de Colonna ¶ Vase la my- / serable rreyna en aquel ábito tan / dispar o desacorde del su estado / al palaçio arçobispal y fortuna / la llevó do era la coçina del (f. 33v) grand señor do venido el mes- / tro mayor de aquella, le demandó / qué buscava y quién era. ¶ Éste di- / çe ser un pobre mançebo que ve- / nía en busca de tal persona que le / rreçibyese en su serviçio, final- / mente el coçinero lo tomó para ser- / viçio de su ofiçio. ¶ El sennor / era muy enfermo días avýa / el qual era persona de grand auto- / rydad y rreverençia y notable / perlado y era tan poderoso que / veynte mill de cavallo sostenía. ¶ Y / commo fuese tan enfermo, diver- / sas cosas cada día le aparejavan / en la coçina, asý para su comer y / eso mesmo para su dolençia curar. / ¶ La encubierta rreyna dize al / coçinero: “Sennor, que enfermedad / es la qu’el sennor posee, que tantas / diversas cosas de contino aquí / preparáis. ¶ Responde: “Hijo, el / sennor ha más de un anno que está en ca- / ma de una apostemaçión que se le / hizo, a la qual más deçían médicos (f. 34r) muy esperymentados no saben / dar rremedyo”. ¶ Replicando / aquélla dixo: “Sy yo tal ábyto qual con- / venía para pareçer antel sennor / tuviese y aquella pasyón suya / yo myrase, confýo en Nuestro Sennor / que la salud suya le serýa çerca- / na”. ¶ Commo el maestro de la co- / çina desease la salud de su se- / nnor no lo puso en el olvido, antes / al arçobispo por menudo lo rre- / cuenta, y él respondió: 917 Vé al ma- / yordomo y vístale de qual manera / él quisyere y qual panno demandare. / ¶ Y venga ante mÝ”. Lo qual el co- / çinero no tardó de poner por / obra y llevarlo al arçobispo. ¶ Mi- / rolo aquélla y con sus muy delica- / das manos tentó su persona / y conoçió la pasyón dó proçed- / ýa, que la maliçia de los físycos en- / tendyó. ¶ “Señor - dixo - manda / despedir de aquestos médicos que / yo mediante el Redentor (f. 34v) te haré ser guarydo”. ¶ Lo qual / por acortar asý fue que en quantía / de dos meses salyó andante, por lo qual aquélla / fue muy estimada y acatada / y hecha merced. ¶ Duran- / te este tienpo entre el papa y el en- / perador ovo grand discordya so- / bre una dignidad, de manera que a- / yuntaron grandes gentes. ¶ Y / commo el enperador toviese gran- / des ayudas y el hecho del Papa / fuese cuesta ayuso, él llama a los / turcos, los quales le envýan grand ssu- / ma de gentes con tres capitanes, / el prinçipal de los quales era el des- / eredado rrey de Frysa. ¶ Saby- / endo la disymulada rreyna / d’esta guerra dize: “Sy el sennor arço- / bispo me diese tal gente yo har- / ýa mucho en su honrra”. ¶ Lo / qual venido a notiçia del sennor cre- / yendo que aquél fuese venido en su ca- / sa por mano de Dios y mando- / le dar çinco mill de caballo. ¶ Y- / do en la guerra con aquéllos donde / era el enperador y el rrey d'Un- (f. 35r) gray (sic), su padre, cosas ynsynes / y muy famosas acabó, y acom- / etiendo actos muy peligrosos / con gran yndustrya, y manera le dio / buen fyn, por donde de todos a- / quellos sennores era muy preçiada. / ¶ Sennalaron las dos huestes / dýa de batalla canpal, ¶ de la / qual por yndustrya y esfuerço / del capitán del arçobispo los con- / traryos fueron vençidos y en la / batalla, el nuevo moro rrey de Fr- / ysa y su esposa ovyeron rrecuent- / ro, ¶ donde ella lo atendyó / muy 918 varonilmente y allý por e- / lla fue preso. ¶ El buen arçobispo / de Colonia se pone en tratos de / manera que juntó en Roma al papa / y al enperador y los rreyes y los / conçertó. ¶ Un dýa, estando en / la sala todos estos sennores y el / rey preso, el rrey de Ungrýa lla- / mó a una ventana do estava po- / sado el capitán del arçobispo y le di- / ze semejables palabras: ¶ “Capitán, (f. 35v) yo soy tanto enamorado de / vuestras gentiles costunbres y tan- / to contento de vuestra mucha distre- / za que os deseo mucho tener en / my rreyno, ¶ al qual, sy vos queréys / yr yo vos daré tanto de lo mýo / que vos seáys contento, y os daré / el más alto casamiento que n’aquél aya”. / ¶ Él, fyngyendo, hincó las rrodi- / llas por tierra y ge lo tiene en mer- / çed y dize: “Sennor, sy yo de casar ten- / go no ha de ser syno con aquel preso / senalando al rrey de Frysa”. El qual / no conoçido era de aquél por / la mudança del ábito y aun de / la habla, y allý era traýdo por / el conçierto de los sennores con el Papa. / ¶ Dize el rrey de Ungrýa a la no / conoçida hija: “Y cómmo, ¿vos no soys / onbre?”. Dixo: “No, salvo vuestra hija y soy / esposa de aquél que es rrey de Fry- / sa”. ¶ Las oras la tomó de la / mano y se va al enperador, entra- / ron el papa y les rrecuenta el caso (f. 36r) el uno y el otro de manera que todos / se conoçieron y se proferyó el en- / perador y el rrey d’Ungrýa que le / bolver el rreyno de Frysa qu’el o- / tro enganador le tenía. ¶ El Santo / Padre eso mysmo y lo rreconçi- / lyó a la ffe y por quanto la rrene- / gó dyole por pena que él nin los / que rreynasen en aquel rreyno sse / pudiesen llamar rreyes syno en / Frysa. ¶ Y todos juntos el en- / perador y los reyes, fueron al ya / dicho reyno y lo ganaron por fuer- / ça, y el engannador y la malvada / camarera fueron quemados. ¶ Y de / allý traen por armas tres leones / negros tendidos en canpo de oro. 919 [EMBLEMA] (f. 36v) Las harmas del rey de Bohemia Bohemia es un rreyno no / muy grande segund he le- / ýdo pero ay en el syete / çibdades muy buenas. ¶ Y el / rrey de aquélla trae por armas / un escudo blanco con un león colo- / rado. [EMBLEMA] De las armas de los reyes de / Pavonia y del rrey de León Ay otros dos reyes y rey- / nos que confynan con el Yn- / peryo que son éstos ¶ Pa- / vonia y León. ¶ Aunque los alema- / nes a este de León le diçen Lubert / ¶ Y estos dos rreynos traen (f. 37r) unas armas que son una cruz co- / lorada en canpo blanco a manera de / la de sant Johan con un pie commo lu- / na, las puntas arriba a la buel- / ta de lo baxo del escudo. [EMBLEMA] De las armas de otros dos rreyes / de Svenia y Goçia (f.i.) Ay otros dos rreynos de / christianos que confynan con / Alemania, y al uno dizen / Suenia y al otro Goçia. ¶ Y éstos / conquistaron a Espanna y fueron / grand tienpo sennores d’ella. ¶ Y los / rreyes d’estos dos rreynos traen / unas 920 armas mismas, que es un escudo amaryllo con dos leones / colorados enhiestos uno contra el otro. (f. 37v) Las armas de otros dos rreynos Ay asý mesmo / otro rreyno en torno / del ynperio, en que ay / dos yslas y una se dize Go- / landia y la otra Vxila. ¶ Y el / rrey de aquéllas trae por arm- / as quatro vandas cárdenas en / canpo amaryllo. [EMBLEMA] De las armas del rey de Nuruega Este rreyno, puesto que / es muy arredrado de la / conversaçión d’Espanna pen- / sé de escrevyr d’él, por quanto lo ave- / mos mucho en plática. Lo uno / por el estraneza de la tierra commo / por las aves de rrapinna que en (f. 38r) ella se crían. ¶ Y mayormente / por una hija del rrey de Nurue- / ga, que vyno en este rreyno en es- / ta manera: ¶ El rey don Alonso, / hijo del rey don Hernando que ga- / nó a Sevilla, que oyó dezyr qu’el / rrey de Nuruega tenía una hija / que dezían dona Christina, la más / hermosa del mundo, ¶ y envy- / ógela a demandar para se casar / con ella. Su padre, sabyda la gran / fama de los reyes de Castilla, ó- / vo \lo/ a buena ventura y envyóge- / la. ¶ Y tanto es la distançia o / alongamiento de aquella tierra, qu’el rey / se ovo de casar por la mucha / tardança de los mensajeros con / una duenna dicha dona Johanna, / condesa de Pontis y sennora de otr- / as villas en Picardýa. ¶ Y quando / el rrey vydo la otra ynfanta o- / vo tan grand enpacho que fue / maravylla y casola con su her- / mano, el ynfante don Felype, 921 (f. 38v) que estava eleto por arçobispo / de Sevilla, y diole a tierra de Galy- / zia, y allý hizen (sic) sepultados en / Allariz en un monesteryo que hi- / zieron de Santa Clara. ¶ De esta ynfan- / te hizo un encomienda de la horden, / d’esta misma de Iherusalem, que es el maes- / tradgo de Prusya, que es una gran / cosa çerca del ynperyo de Alema- / na y han guerra con los tártaros, / traen por ábito el maestre y los / comendadores un manto blanco / con una cruz negra. ¶ En este / rreyno de Noruega, segund he / leýdo, ay grandes montannas / en las quales crýan muchas aves / de rrapina en espeçial açores / y alcones gyrifaltes. ¶ Y otras / grandes maneras de animalias fi- / eras. Y mas es çierto que de Nurue- / ga adelante contra la trasmon- / tanna es tierra desabitable, ¶ ca to- / do un día es un anno, y un dýa / haze seys meses y otros seys / en la noche. ¶ Trae por armas (f. 39r) escudo amaryllo con un león / prieto. [EMBLEMA] Las armas del rrey d'Escoçia Trae este rrey d'Escoçia / por armas tres leones / amaryllos tendidos o / puestos a la larga, no rranpantes, / uno en somo, el otro en canpo co- / lorado. [EMBLEMA] (f. 39v) De las armas del rey de Ynglaterra 922 (f.i.) Los rreyes de Ynglate- / rra traen eso mesmo las ar- / mas de Françia bueltas / con las suyas. ¶ Y la causa porque / quien leyere la corónica del rrey don / Alonso que ganó las Algeçiras y / vençió la batalla del Salado, por / allý lo sabrá largamente,1661 ¶ por quanto los coronistas acostunbran / escrevyr en fyn del anno de que tra- / tan alguna cosa famosa sy aca- / heçe en aquel anno por el mundo / ¶ Y lo que d’ello me quedó en la me- / morya sy es que un rrey de Fra- / nçia ovo tres hijos y dos hijas / y la mayor hija casó con el rey de / Inglaterra. ¶ Muerto el rrey de / Françia rreynó su hijo el mayor / y aquél muryó syn hijos y rreynó / el segundo, y éste muryó y no de- / xó hijos y rreynó el terçero syn / aver hijo ni hija. ¶ Commo el rey (f. 40r) de Ynglaterra esto supo, llamose / rrey de Françia y pidió el reyno, / pero los françeses alçaron por / rreyna a una hija del segundo hijo / del rrey de Françia, que era casada en / el rreyno. ¶ Y por esta causa los / rreyes de Ynglaterra se llaman rreyes / de Francia. ¶ Y por quanto en al- / gunos lugares d’este lybro se di- / rá el comienço do proçedieron / los sennores de las armas que di- / visare, ¶ pensé de poner aquí dó / ovyeron comienço los reyes de In- / glaterra, segund es notado por / el muy rreverendo padre don A- / lonso de Cartagena, obispo de Burgos,1662 / en una habla que hizo en el muy al- / to conçilyo de Basylea, el qual asý pro- / sygue su habla so estas palabras. / ¶ Segund que yo pude rrecolegir / de las estoryas que 1661 Crónica de Alfonso XI, cap. CXCVIII: Como el rrey Felipe de Françia andava a caça e cayó el cavallo con él; y cap. CXCLX: Que cuenta la ystoria las otras cosas que acaesçieron en el rreyno de Françia e en el rreyno de Ynglaterra. 1662 Alonso de Cartagena o Alonso de Santa María, hijo del converso Pablo de Santa María, es una de las figuras claves del pensamiento bajomedieval en España. Nacido en Burgos en 1384 y muerto en Villasandino en 1456, fue obispo de Cartagena y Burgos, consejero de Juan II, deán de Santiago y Segovia y cronista de Castilla. 923 hazen mençión / del rrey de Ynglaterra tres comien- / ços y naçimientos se pueden con- / syderar en la sylla real de Yngla- / terra. 1663 ¶ El primero comienço fue (f. 40v) un duque de Cloçestre en esta manera, / Choel, duque de Closestre, echó de Yn- / glaterra a un tirano que llamavan / Asclapio Doto e yntitulose rrey / de Inglaterra. ¶ Costantino vino / allý sobr’él por mandado de los / rromanos y hizieron su partido, / que diese çierto tributo a Roma, / e dyole a su hija Elena que fue ma- / dre de Costantino el Grande. ¶ Y / asý quedo Choel primero rrey de Yn- / glaterra, el qual comienço fue çerca / del anno del Sennor de treszientos / annos. ¶ E después çerca del anno / del Sennor de seysçientos e vey[n]te e / çinco annos vynieron en Ynglaterra / unas gentes que deçían “los sayones”, / los quales ocuparon toda la tierra y / çesaron los reyes primeros. ¶ Po- / co después vyno uno dicho Ro- / llo el primero, duque de los Roma- / nos, que fue bautizado que era du- / que de Normandýa, y llamáronle / Roberto, ¶ lo qual fue en el anno / del Sennor de nueveçientos e doze. (f. 41r) E éste ovo un hijo que dixeron / Guyllermo, y aquéste ovo hijo que lla- / maron Ricardo, y Ricardo el sse- / gundo ovo un hijo que dixeron / Ruberto. ¶ Ovo otro que llama- / ron Guillermo Noto, e éste que era du- / que de los normandos, que fue el ses- / to duque desde Rollo, e echó de Yn- / glaterra al rrey Eraldo e yntitulo- / se por rrey y hizo nuevas leyes. / ¶ Y d’éste deçienden los reyes que a- / gora son de Inglaterra. Y este Gy- / llermo, çerca del anno del Sennor / del mil e setenta y dos annos, de- / suso es dicho la causa por que los / reyes de Ynglaterra 1663 Alonso de Cartagena. Proposición contra los ingleses o Preeminencia de los reyes de España sobre los de Inglaterra o Tratado sobre la preferencia de la silla de Castilla a la de Inglaterra Cartagena fue al concilio de Basilea en sustitución de Alonso Carrillo obispo de Sigüenza, muerto allí, su discurso sobre la cuestión de la primacía entre España e Inglaterra fue tan famoso que Eneas Silvio Picolómini lo llamó Deliciae hispaniarum. 924 tomaron týtu- / lo de Françia, los quales traen por / armas un escudo partido en quarte- / les en los dos, en cada uno tres / honças pardas tendidas una / sobre otra en canpo colorado / y en los otros dos quarteles en ca- / da uno tres flores de lys ama- / ryllas en canpo azul. (f. 41v) [EMBLEMA] De las armas del rrey de Ybernia (f.i.) Commo quiera por ser este rrey- / no de Ybernia más arre- / drado de nosotros, prime- / ro se devyera contar o escrevyr sus / cosas y armas. ¶ Pero salydo de / aquél, venirme he açercando a la patrya. / ¶ Esta tierra es la ysla de mar y dizen / que está de fuera de los syete climas / y que la gente d’ella es de muy lar- / ga vyda, que algunos d’ellos by- / ven dozientos annos. Aquéllos que / naçen allý y se crýan que nunca pueden / moryr de mientra allý están. / ¶ Y quando son muy flacos de ve- / jez, sácanlos de allý y luego mu- / eren. ¶ Y en esta ysla no ay pan, (f. 42r) pero son muy abondados de / ganados. Son gente synple y / muy hermosas. ¶ A los jubileos / de Santiago vyenen muchos de- / llos. ¶ El rrey trae por armas / un escudo amaryllo con un león / negro. [EMBLEMA] Las armas de la çibdad de Roma De la poblaçión de / Roma ya todo el mundo / es enformado, cómmo Ró- / mulo y Remo, anbos hermanos, / la poblaron. ¶ Las armas de los / enperadores ya 925 son escrytas, / pero las de la çibdad propias son / un escudo colorado con una ban- / da de letras amaryllas y en co- / mienço de[l]las una cruz commo la (f. 42v) de sant Johan ¶ Y la primera le- /tra es una .S. y segunda una / .P. y la terçera una .Q. y la quar- / ta una .R. ¶ Está puesta cada / letra por parte, commo se haze / en algunas escryturas en el la- / týn, ¶ asý que quiere decir: Senatus / Populo (sic) Que Romanus. [EMBLEMA] Las armas del rrey de Napol (f.i.) Napol, segund quiere Leom- / arte, pobló Eneas troyano / después de la destruyçión / de Troya. ¶ Ca, poseyendo a Car- / tago con su persona no se contentan- / do, vyno en Ytalya y pobló aque- / lla çibdad y yntitulose rrey. ¶ Co- / mo quiera que Juan Bocaçio1664 dize (f. 43r) que una muger dicha Partono- / pe la edificase y aquel nonbre él / la llama. ¶ Ésta syenpre fue / reyno, es feudatarya de la ro- / mana Yglesia. ¶ D’ella todos los / d’esta tela o hedad saben commo / el muy poderoso y byenaven- / turado rrey don Alonso d’Ara- / gon la ganó por fuerça de armas / con todo su rrealme. ¶ Y la cau- / sa para la conquista que ovo fue és- / ta.:¶ Un rrey muy noble allý / rreynó dicho el rrey Lançala- / go, el qual teniendo çercada / a Florençia y en grande estrecho, / commo él fuese grand amigo / de las mugeres, una muy her- / mosa donçella que aquella par- / te do el contino dava las escara- / muças se 1664 Della genealogia degli dei o Genealogía de los dioses paganos, Libro VII, cap. 20 926 mostrava. Y commo de- / lla fuese muy pagado y la re- / quiriese de amor por terçera per- / sona. Sabydo por la çibdad, (f. 43v) al pobre padre dieron grand / suma porque él consyntiese que po- / niéndose aquella ponçona en la na- / tura, al rrey se ofreciese. ¶ Lo / qual asý hecho el rrey legando / a ella muryó. ¶ E éste dexó / una hija madona Johana, / la qual muy enamorada del rey / don Alonso de Aragón porhijo- / lo (sic) y hízolo y costituyolo por / su heredero después de sus días. / ¶ Y aquello pasado ovo / conoçimiento o amystad con el du- / que Reynel de Prohençia y lo / mysmo le ofreció. ¶ Muerta / aquélla, el duque poseyendo fue con- / quistado por el rrey y tomado to- / do el reyno. ¶ Y aqueste todas las / armas de sus ditados en un es- / cudo traýa, ¶ ca ponía las d'A- / ragón y de Çeçilya y de Nápo- / les y de Iherusalem e d'Ungrýa. ¶ Las / quales asý pienso qu’el que agora reyna, (f. 44r) por ser su hijo, las trayga co- /m mo quiera que pues los rreynos / ovo en ellos subçesor, él no to- / mara las armas de lo que no po- / see, ¶ ca las armas do ay títu- / lo no son de la persona, mas del / sennorýo. ¶ Es verdad que a quien / pretende derecho del título pe- / ro que no lo posea por derecha au- / torydad y [por] no se desposeer de aquél / toma el týtulo y las armas. ¶ Pe- / ro las propias armas y anty- / guas del rrealme de Napol es / un escudo azul con flores de / lis syn cuento amaryllas con / un rrastryllo colorado, que dizen / los ytalyanos el rrastel, que dexa / en lo alto tres flores. [EMBLEMA] (f. 44v) 927 La armas del duque de Mylán Mylán es una muy / noble çibdad y grand / sennorýo en la Lonbar- / dýa. El sennor es muy rrico. ¶ Y / éste no haze sennorýo a ningund / rrey, salvo çierto conoçimiento al / enperador, el qual haze mone- / da de oro y plata y vellón vale / por do alcança la de oro y plata, / y la de vellón en su sennorýo. ¶ Trae / por armas un escudo a quarteles, / en los dos dos ágilas en canpo / amaryllo, ¶ y en los otros dos / quarteles en cada uno una bixa co- / mo culebra de alto abaxo ver- / de ondeada con una cryatura / en la boca sorvida fasta la my- / tad colorada, los braços abyer- / tos. ¶ Y yntitúlase duque de My- / lán y conde de Pavýa, y está / la byxa en canpo blanco. (f. 45r) [EMBLEMA] De las armas del rrey de Çiçilya Çeçilya es una ysla de / mar y es rreyno sobre / sý, muy fértil y abondo- / so de todas cosas. ¶ Dize que sse / pobló de Castilla que, quando los / godos prosperavan, a los mal- / hechores desterravan a aquella ys- / la; y en algunnas cosas de sus con- / diçiones pareçe a la naçión caste- / llanna. ¶ Ésta fue guerreada / largo tiempo de los afrycanos / que Amúlcar, enperador de Carta- / go, y los anteçesores la po- (f. 45v) syeron grand tienpo, y los romanos / gela ganaron. ¶ Otro grand tienpo / la poseyeron los françeses, los / quales tenían tan apremiados a los / de la ysla que ninguno podía ha- / blar a otro en secreto. ¶ Y para es- / to un muy espeçial onbre çiçily- / ano, hízose que era loco y la en- / vençión suya era llegarse a ca- / da uno 928 a la oreja y dezýale un / desvarýo, ¶ ora fuese da qual- / quiera nación. Y usolo tanto tienpo / que ya jamás curavan d’él. ¶ De / que vydo la cosa asý a los françe- / ses deçía una burleta, ¶ y a los / çiçilianos deçía para tal noche / estar prestos con vuestras armas / y al que tenía huésped que lo dego- / llase. D’esta forma mataron / muchos y envyaron por el rey / don Pedro d'Aragón, hijo del rrey / don Jaymes, y diéronle el rrey- / no y de allý adelante lo posey- / eron. ¶ Las propias armas (f. 46r) de Çeçilia son ágilas negras / en canpo de oro. ¶ Por quanto / el segundo, que se yntituló de / nonbre real en aquella ysla era / hijo de Hércoles el grande, hijo / de Júpiter. ¶ Y las armas, sse- / gún do de suso dicho, eran / de su padre y ahuelo. ¶ Y des- / pués que este rreyno se juntó / con Aragón. Traen las unas y las / otras d’esta manera: un escudo / partido en vandas cruzadas, / los bastones en lo más alto y / en lo más baxo, y las ágylas, / a las otras dos partes, los bas- / tones colorados en canpo amaryllo / y las ágilas negras en ese mis- / mo. [EMBLEMA] (Anotación marginal): Dize Leomarte que esta ysla se llamava Mesa, a la que los griegos enviaron allá a Achiles e a Telaforte, que digo era hijo de Heracles, por provysyón donde por estonçes reynava un rrey dicho Tentran, el qual se puso en defendydo y fue herydo muy mal y al de su muerte dexó el rreyno a Telafo, por ser hijo de Hércoles, porquel dicho Hércoles le avýa atençión y echó cobrar aquel rreyno que tenía perdido (f. 46v) Armas del rrey de Françia Comunmente acaeçe que las / estoryas se escriven de / diversas maneras según / las opiniones de los autores de- / llas. ¶ Y por tanto he presumi- / do de 929 escrevyr todo lo que a my me- / morya ha venido. ¶ Y por tan- / to quiero dezir lo que las estoryas / troyanas y sus autores quieren / dezir del comienço d’este rreyno, / lo qual Leomarte asý lo pone: ¶ Qu’el conde Antenor a ystançia / o procurando Eneas con inbydia / o enemiga, tuvo manera con los / griegos que lo desterrasen de Troya / perpetuamente. ¶ El qual se partió / con sus naves y gentes y, avydas / muchas fortunas, aportó en / una provinçia que se llamava Jer- / bendia, do rreynava un rrey lla- / mado Redyo y allý pobló una / çibdad que le puso nonbre Torabyn- / te Menalor. ¶ Y venía en su com- / panía un muy valiente cava- / llero, sobryno del rrey Príamo, (f. 47r) hijo de su hermana Mancobo. / ¶ Y commo Antenor se vydo muy / rrico partió de allý a conquistar o- / tras tierras y aquel cavallero que sse / llamava Príamo commo el rrey su / týo. ¶ Y estos dos llevavan tres / mill ommes d’armas y, navegan- / do, llegaron a do agora es Vene- / çia y edificáronla dentro en la / mar. ¶ Y de allý fueron a la mar- / ca de Trimenna, no muy lexos / de allý, y hizieron la çibdad de Pa- / dua, y allý finó Antenor y allý / está su sepulcro. ¶ E allý sse / partió Príamo con sus gentes y hi- / zieron otra çibdad que es cabo aque- / lla tierra. ¶ Y después pasaron a Ger- / mannia y por eso fueron llama- / dos germanes. ¶ Y allý hizieron / rrey y sennor de sý a Príamo el man- / çebo, y fue muerto después en / una batalla y dexó un hijo que o- / vo nonbre Comedes. ¶ Y de Come- / des naçió Çerramonte que fue rrey / de los germanes y después rrey- / nó Emites, su hijo, y los que después (f. 47v) d’él procedieron. ¶ Y tanto co- / mençó a creçer y ensalçar que he- / charon fuera a los rromanos, / que moravan entonçes çerca del rrío / que dize ser Ryno. ¶ E quando el rrey / Mytes muryó, fue rrey Gildefer, / y ovo en la rei[na] Sen a 930 Golydone, / que fue rrey de Françia, que fue christia- / no bautizado por sant Ramy- / ro. ¶ Y éste mysmo sometió a / su sennorýo a los alemanes y ven- / çió a los gascones. ¶ Y en aquel tienpo / fue Arnoya, obispo primero de My- / tes, y después rreynó Antimus, / su hijo, y ovo sobrenonbre / Emoses. ¶ Y después d’él rreynó / Pepino, que fue padre de Carlos / Magno, que fue rrey de Françia y / enperador de Roma. Otras / estoryas dizen que Françia se lla- / mava la Galia Gótica y los po- / bladores d’ella los gaulos, / y asý los llama Titu Livio en toda / la Segunda Década1665. ¶ Las esto- / ryas de los godos dizen qu’el de- (f. 48r) zeno rey que entre sý ellos ovye- / ron [ de nom]bre Brovista, y que éste tomó la / tierra de los germanes, la que tyenen / agora los francos, que es Francia. / ¶ Ca el rrey de Françia en latýn / se yntitula rrey de los francos. / ¶ Y dizen estas mismas estory- / as de los godos qu’el anno de quatro / çientos y [se]senta annos rreynó un / rey godo llamado Valya, el qual hy- / zo paz con los romanos. ¶ Y / aquéste alçó el primero rey de Fran- / çia, el qual avýa nonbre Faramundo, / y las oras se llamava Galya / Gótica. ¶ Llamose después Fr- / ançia, por quanto avýa grand divi- / syón entre dos prínçipes, a quien / perteneçía el sennorýo de toda la / Galya, en la qual entrava Alema- / nna y por los quitar de guerra, par- / tieron las tierras y quedó Alemanna / con el título d’enperador de Roma / y el otro con rrey ¶ Y por quanto en / latýn dizen frangere por partyr / llamose Francia. ¶ Quien leyere (f. 48v) la General estorya allý lo halla- / rá1666. ¶ Estos rreyes de Françia fu- / eron gente muy obediente a la santa / madre eglesia, y por esto an dos / prerrogativas 1665 La segunda década deTito Livio recoge los 120 primeros años de la República, del 509 a 390 a.C., llega hasta el libro V. 1666 Cita no localizada 931 espeçiales. ¶ La / una qu’el Santo Padre en sus letras / lo llama muy cristianísimo. ¶ Y / la segunda, que todas las dignida- / des de su rreyno, él las da, sal- / vo que da al papa la medya na- / ta. ¶ Estos rreyes traýan por / armas çinco sapos pero Nuestro Se- / nnor, porque era d’ellos muy ser- / vydo, en espeçial de Carlos Mag- / no enbyole con el ángel un escu- / do azul con tres flores de lys de / oro. [EMBLEMA] (f. 49r) Escrívese quién fueron los prim- / eros pobladores d'Espanna (f.i.) Pues ya nos vamos açer- / cando a nuestra patrya y rey- / no castellano, rrazón es / que se cunpla lo proferydo en las / primeras razones. ¶ Y porque / me pareçe que sea justa rrazón a- / ver de dar fundamento y cuen- / ta quáles fueron aquéllos que primero / eligieron a Espanna por su mora- / da, ¶ ca syn duda gente fue / de grand saber, en el conoçimiento / de tal tierra, tan noble, tan fértil / y de gentyl asiento. ¶ Y por / tanto dyré de aquéllos, segund / lo he hallado por escryto de tales / autores que no se puede rrepro- / char: Sant Ysydro y sant / Gerónimo, cuentan que Tubal fue / el quinto hijo de Jafet del qual vy- / nieron los espanoles, lo qual fue / d’esta guisa: ¶ Los hijos de / Tubal andando muchas tierras (f. 49v) buscando lugares buenos de (sic) / poblasen, vynieron a las postry- / meras tierras y partidas de Oçi- / dente y poblaron en los montes / Piryneos, que llaman agora d’Aspa. / ¶ Y llamávanse estas gentes de / primero çetuletos, que querýa de- / çir conpanas (sic) de Tubal. Desp- / pués d’esto pararon mientes en / una estrella de Oçidente que pare- / çe después que se pone el sol. ¶ Por- / que esta estrella ha nonbre Espero, / llamaron ellos a esta tierra Espera, / y este nonbre duró hasta que vyno / el rrey Yspán y púsole nonbre Espa- / nna. ¶ Y esta tierra yaçe en fin de / 932 Europa contra Oçidente, que es la / terçia parte el mundo. ¶ Y / ganó este nonbre de Europa por / una hija de un rey de la ysla de / Creta que la truxo Júpiter en aque- / lla parte, y porque se llamaba / asý, por su amor llamó a la tierra / Europa. ¶ Y cuéntalo Ovydio1667 / en esta manera que dize qu’el rrey Age- (f. 50r) nor tenía una hija muy hermo- / sa dicha Europa, la qual mucho / deseava Júpiter aver ¶ Y commo / no ovyese oportunidad para la / alcançar por la grand castidad / y guardas que tenía, Júpiter / se transformó en un toro blan- / co, cosa muy bella, y se puso en- / tre las greys de las vacas del / rey Agenor. ¶ Oýdo por la in- / fante la nuevas de aquel toro / ella lo va ver y él, mostrándo- / se muy duedo, se allegava a e- / lla tanto que hechado en el suelo a- / quella sube en sus espaldas. ¶ E qual / presto se levantando, se va con ella, / y se va por las hondas marynas / y nadando la mar haçia el / Poniente. ¶ Dizen los despo- / nedores que Júpiter enamorado de aquella sennora / vyno en una nao la qual se llama- / va el Toro y commo fuese nueva, / las velas y xarçia todo blanco, /que era el toro muy bello y que en aque- / lla por la mar llevó a Europa (f. 50v) y por el su amor aquella terçia / parte del mundo llamó Europa. / ¶ Otrosý éstos del linaje de Tu- / bal, desque se hueron haziendo gr- / andes pueblos, desçendieron / de los montes en los llanos de / las rriberas de los rrýos. ¶ Y / Ebero, que ago[ra] dezimos Ebro, allý / poblaron y mudáronse ellos el / nonbre y llamáronse çeliberos, / que quiere tanto dezir commo conpa- / nas moradores en 1667 El relato forma parte de la obra La metamorfosis de Publio Ovidio Nasón (Libro II versos 833 al 875). Durante la Baja Edad Media fue una obra muy conocida y su difusión aumentó gracias a la imprenta. Haebler habla de un ejemplar de la edición de Salamanca de 1490 del que se desconoce el impresor; también se conservan ejemplares de las ediciones de: Burgos: Juán de Note, 1490; Barcelona: Pedro Michel, 1494. Palau habla de una edición en 1501 de la que no tenemos más noticias. 933 Ebro. ¶ Y aque- / lla tierra de la rribera de Ebro fue / llamada Çilchibria por esta ra- / zón, y después le dixeron Carpen- / pentania. ¶ Que querýa tanto de- / zir como quatro, porque començaron / ellos a poblar en quatro lugares. / ¶ Y agora ay buenas vyllas, la / una es Badya que después dixe- / ron San Suenna y dízenle agora / Pamplona. ¶ Y la otra el Cala- / horra y la otra es Enrepa, que a- / gora ha nonbre Çaragoça, y la o- / tra Tortosa. ¶ Y Çaragoça ovo / aquel nonbre por Çésar Augusto, ca (Anotación marginal): Panplona, Calahorra, Çaragoça, Tortosa (f. 51r) esta tierra que es dicha Carpetania, / ençiérrala de la una parte el / Oçéano, que es la grand mar, y de la / otra el Mar Terreno; ¶ y de la / terçia parte el Ebro, desde donde / naçe asý commo va hasta que entra / en la Mar Terreno en Tortosa, de / la quarta parte la ençierra los mon- / tes Pirineos. ¶ D’estos lynajes / que dezimos de Tubal se esparzie- / ron a poblar las otras partes / d’Espanna y pusieron nonbre a los / lugares, cada uno a la que poblava. De los que después poblaron a Espanna (f. i.) Estas gentes ssu- / so dichas, por sennorear la / tierra cada uno para sý, ovy- / eron ynfinitas guerras, hasta tanto / que después de grand tienpo vyno Gy- / ryón, el qual forçosamente los sennoreó, / hasta que vyno el grand Hércoles / a pelear con él y lo vençió. ¶ E an- / tes mill y quatroçientos annos que este / tyrano Gyrión vyniese en Espanna (f. 51v) fue la tierra rrepartida ygual- / mente, por quitar debates, por uno / llamado Palechon. ¶ Desbarató / y vençió Hércoles a Gyryón çerca / Méryda, y mató a otro que senno- / reava la provynçia de Çelti- / berya, porque no quiso venir a su 934 lla- / mado lo descabeçó. ¶ Y a Caco, gi- / gante que abitava en la syerra de / Moncayo, desterró de la tierra y des- / pués lo mató en el monte Aventy- / no, çerca de Roma. ¶ Dexó Heracles / por sennor y rrey d'Espanna a su primo / Yspán, el qual toda la poseyó en / grand sosiego. ¶ Feneçido Yspán / rreynó Pirro, su yerno, otros / dizen que era su hermanno. ¶ Y / en su tienpo d’este Pirro fue una / tan grand seca en Espanna que no / llovyó veynte y syete annos. ¶ En / pos d’esto vyno el sennorýo d'Espanna en poder de los gryegos / hasta en tanto que vynieron los / almoniçes, de los quales diré en / su lugar. ¶ Y éstos sennorearon / a Espanna (tachado: peco) poco tienpo que luego (f. 52r) vyno Çipión y Aníbal a la conquis- / tar y después Ponpeo, las gen- / tes de Ponpeo fueron desbara- / tadas por Julyo Çésar. ¶ Y eran / capitanes por Ponpeo en Espa- / nna Petreo y Atranes. ¶ Asý que / Espanna pasó por diversos sse- / nnorýos hasta que vynieron los (tachado: rr) / rromanos y la poseyeron por / fuerça, ¶ ca ovyeron una grand / batalla con los espannoles çerca de / Léryda poco antes del avenimiento de / Ihesuchristo. Commo vyno Espanna / en poder de los alanos y suevos / y selingos y otras gentes (f.i.) Segund cuentan las esto- / ryas, que los suevos y los / vándalos eran naturales / de tierra d’Estançia y todos eran / llamados vándalos, y después / partiéronse en huestes. ¶ Y los / godos eso mysmo, sallieron d’aquella / mysma tierra d’Estançia y vinieron / a tierra de Saçia y hecharon dende / a los vándalos y a los selingos / y fueron éstos a buscar otra tierra (f. 52v) 935 donde eran los alanos. ¶ E és- / tos eran gentes más bravas y más / fuertes, y defendiéronseles grand / tienpo, pero al fyn vençiéronse y / dexaron la tierra a los godos, que es- / tos eran los que guerreaban, (tachado: e). / Los alanos juntáronse con los / vándalos, que todos eran una gente. / ¶ Y commo se vyeron muchos, enten- / dieron que podrían con los godos / y fuéronles a conquistar, y tan fuer- / te fueron los godos y, mager / no eran tantos, que los desbaratar- / on muy ayna y mataron d’ellos / muchos además. ¶ Asý que no o- / saron estar en aquella tierra y pidi- / eron al enperador de los rromanos / que les diese las Françias en que mo- / rasen, y él diógelas. ¶ E porque / los françeses no obedeçían a Ro- / ma commo devýan, estos alanos / vándalos fuéronse a las Françias / y mataron y rrobaron quanto halla- / ron. ¶ Y entraron en Françia / en el anno de quatriçientos e çin- (f. 53r) coenta anos. ¶ Y los godos / dos annos antes [d]estruyeron a Ro- / ma con su rrey Ytermo. ¶ Los / françés (sic), commo se vyeron tan aque- / xados, ayuntáronse y van a / dar batalla a los alanos e / suevos y cada un tenía su rrey / conoçido, pero todos tenían / a uno que llamavan Resplandy- / al. ¶ En esta batalla fue ven- / çido Trasto, rrey de los vándalos / y prendiéronlo los franceses. ¶ Y / allý muryeron de los vándalos / ynfinitos, y aquéllos que fyncaron / hazían mucho mal a los de la / tierra. ¶ Y commo asý andavan es- / parzidos, pensaron de se ayuntar / y pasar en Espanna por los puer- / tos d'Aspa, en la era de quatro- / çientos y çincoenta y tres. ¶ Entra- / ron los suevo[s] y selingos / e los alanos y los vandalos en Es- / panna. ¶ E los bárbaros esta- / van en ella destruyéndola fye- / ramente ¶ Y eran las oras muy (f. 53v) apasyonada Espanna de quatro / pasyones. ¶ La una de hanbre, / y la otra los enemigos, que no / podían sembrar, y la quarta la / pestilençia y sobre todo bes- / 936 tias fieras de que rreçebýan mu- / cho danno. ¶ Y quando los ala- / nos entraron en Espanna vyeron / que sy no ovyesen paz con los de / la tierra, que no podían bevir by- / en y hizieron con ellos paz, sal- / vo que les conoçiesen sennorýo y les / diesen sus pechos. ¶ Desque / fueron sosegados los alanos / en la tierra, alçaron contra los rro- / manos y tomáronles lo que ellos / tenían en las rriberas de Ebro / y syguyeron a los rromanos por / los echar del sennorýo d’Espa- / nna. De los rreyes godos (f.i.) Serýa largo proçeso aver / de rrecontar los grandes / hechos que los godos hizi- / eran por el mundo después que (f. 54r) vençieron a los alanos y sue- / vos y selingos hasta que vynnie- / ron en Espanna. ¶ Y, por tanto, / quiero començar en aquel rrey que rrey- / nó al tienpo que vynieron en Espa- / nna y de allý syguieré hasta el / postrero rrey don Rodry- / go. ¶ Los godos, no queryendo / ser más en ayuda o amystad / de los rromanos, en la qual avýan / estado catorze annos. ¶ Y el en- / perador Teodosyo con los gran- / des byenes que les hazía los / tuvo mucho a su manno. ¶ Pe- / ro commo los hijos de aquél no los / mirasen asý, despidiéronse d’ellos / y acordaron de hazer entre / sý rrey. ¶ Y en la heleçión no / se avenían, en tal manera que se hi- / zieron todos dos partes tan- / to que se ovyeran de perder. ¶ Pe- / ro plugó a Dios que eligeron por / rrey a uno que dixeron Alarygo, / dándole por consejero a Ra- (f. 54v) dagayso, el qual fue saltehado / de Çelicón, patriçio rromano, / en los Alpes d'Alemanna y mur- / yó Regada y grand número de / los godos. ¶ Alarigo, avydo / grand sentimiento de aquello, fue con- / tra Roma y hízole tal guerra que / de todo punto la despobló. ¶ Y / este Alarygo fue el primero / rrey de los godos que en 937 Espanna / rreynó, y començó a rreynar en / el anno de quatroçientos e çincoen- / ta annos después de nuestro Sennor / Ihesu Christo naçió. ¶ Muerto éste, / rreynó Ataulfo, que era su herma- / no, el qual después que ovo conquista- / do a Françia, yendo para Espanna / muryó en Barcelona. ¶ Y en pos / d’este rreynó Asygeryco y, por ser / muy perverso, los suyos lo ma- / taron. ¶ Luego alçaron por / rrey a Valia y éste hechó d'Es- / panna los bárbaros, que son los / vándalos, y éstos tenían la pro- / vynçia del Andaluzía. ¶ Y lan- / çó a los alanos y a los suevos, / y conquiryó a Gascuena y muryó (Anotación marginal): Alarigo primero rey godo. Son los vándalos llamados bárbaros (f. 55r) este rrey en Toledo. ¶ Muerto / éste alçaron por rrey a Tenderedo, / el qual vençió un grand capitán de / los rromanos llamado Aly- / toryo. ¶ Y muryó éste rrey en los / Canpos Catalanes peleando con / el Atyla, y este rrey Tenderedo / vençió a los húngaros. ¶ En pos / d’él rreynó su hijo Turysmundo / y éste duró poco, que su herma- / no Teodorigo encubyertamen- / te lo hizo matar ¶ Este Turys- / mundo vençió al grand Atyla, / rrey de los ugos (sic), y rreynó aquél / su hermano Teodorigo. ¶ Al qual / (tachado: qual) otro su hermano menor hy- / zo matar, que se dezía Heudory- / go y éste fue el primero que en Es- / panna hizo leyes por escryto y / vençió al rrey Rotinio. ¶ Éste / muerto rreynó su hijo Alarygo, / el qual ovo batalla con el rrey Flu- / gidio de Françia y muryó en / ella, en Piteas. ¶ Después de / su muerte rreynó su hijo Ma- / lyco y éste vençió a los rreyes de (Anotación marginal): Tenderedo . Turismundo . Theodorygo. Quien dyó leyes en Espanna. Malico (f. 55v) 938 Françia que le entravan por la / tierra. ¶ Por la muerte d’este rrey- / nó Teodero, a éste mató una teja, / ffynado éste, rreynó Teodesdo / y los suyos lo mataron. ¶ E rrey- / nó en pos d’él Agila. ¶ Muerto / éste, rreynó Atanagildo. ¶ Rey- / nó Luynba después d’éste. Mu- / erto Luynba rreynó su herma- / no Leonogildo. ¶ En pos d’éste / rreynó el buen rrey Recaredo en / la hera de quinientos y quarenta / y dos, y éste hechó de la tierra la he- / regýa de Arryo. ¶ Muerto él, rrey- / nó su hijo Luynba. ¶ Después d’él / rreynó Vytorico. ¶ Gaudema- / ro rreynó en pos d’éste, y éste / fue sobre Gascuenna y destruyo- / la toda. ¶ Después d’éste fue rrey / Sysebuto. ¶ Y Recaredo su hijo / rreynó después d’él. ¶ Y muer- / to Recaredo rreynó Synchila. / ¶ Y después Sysebundo, en cuyo / tienpo fue Sant Isidro. ¶ Después / d’él rreyno Çitila. ¶ Después / d’él Talgas y Sysesundo mas (Anotaciones marginales): Theodero . Teodesdo . Agila . Atanagildo . Luyba . Leonogildo . Recaredo . Luynba . Vytorico . Gaudemaro . Sysebuto . otro Recaredo . Synchila . Sysebando . Çitila . Talgas (f. 56r) por fuerça, ¶ muertos rreynó / Resesundo, en cuyo tienpo dyo Nuestra / Sennora la casulla a sant Elifonso. / ¶ En pos d’éste rreynó el maný- / fico rrey Banba, éste dyo las leyes / por do se govyerna Espanna; és- / te çercó de muros a Toledo y no / halló que rrey hasta él pusyse har- / mas, y éste puso en algunas par- / tes de Toledo unas hogaças por / armas. ¶ Éste senaló en toda Es- / panna los términos a los obispa- / dos, al qual dyo yervas Hervy- / gio con que muryó en Panplie- / ga. ¶ Muerto el rrey Banba, rrey- / nó Hervigio y, muerto éste, / rreynó Égica, su yernno, y éste hi- / zo sacar los ojos a su padre e / hizo deshazer todas las ar- / mas del rreyno y derribar todos los muros de las villas e çibda- / des. ¶ Éste hizo rrey de Galiza / a su hijo Rodoyllo, después de / su muerte rreynó éste Rodoy- / llo y en pos d’él Betiza. ¶ Y (Anotación marginal): Resesundo . Banba . Hervigio . Egica . Rodoyllo. (tachado: Acosta). Vitiza 939 (f. 56v) muerto él rreynó el rrey Acosta. / ¶ Y éste dexó dos hijos, al ynfan- / te Alier y al ynfante don Sancho. / ¶ E don Rodrigo, que era su týo, / tomó los ynfantes y alçose por / rrey y fue por su causa perdida / toda Espanna. ¶ Y agora, pues / son escritos los rreyes godos, / por cuya conclusyón o fyn / çesó este nonbre en los rreynos / d’Espanna, contaré de los que en pos / d’ellos vynieron, segund pareçe / rá por subçesyones. ¶ Commo quie- / ra que Espanna en tienpo de los godos / era todo un rreyna\do/, por causa / de su destruçión óvose de divy- / dir en çinco rreynos, ¶ pero / Castilla se hizo el mayor rreyno / y quedó con el nonbre de rrey / d’Espanna, y en los rreynos estran- / geros no llaman a ninguno de los / naturales de los otros rreynos / espannoles syno a los castellanos.1668 De los rreyes de Navarra y de las / armas que traen y porqué 1668 Vemos aquí reflejado un tema común en la historiografía castellana de la Baja Edad Media, la idea de la preponderancia de Castilla en la historiografía bajomedieval dentro de una España unida o la Reintegratio Hispaniae. Aparece en el siglo XIV y toma fuerza cuando Alonso de Cartagena, afirma en su Proposición que el rey de Castilla es el único que en justicia puede considerarse como rey de España, esta idea continúa en otros autores como Pedro de Escavias, Sánchez de Arévalo o Diego de Valera. Sobre ella se han realizado diversos estudios: los de Deyermond (La ideología del estado moderno en la literatura española. Valladolid, 1988, p.177), Mitre. (Op. cit., p.431) y Ladero (“El pasado histórico-fabuloso de España en los nobiliarios castellanos de comienzos del siglo XVI”, Estudios de Historia y Arqueología Medievales, n. 9 (1993), pp. 55-80). Sin embargo, consideramos muy interesante la exposición de este concepto realizada por Ramón Menéndez Pidal en el estudio introductorio a la obra de Sánchez de Arévalo, Historia Hispánica el cual dice lo siguiente: El historiador dedica todo un capítulo a mostrar como en el reino que hoy se llama Castilla y León reside el título y nombre de los reyes de España. El nombre de Hispania por la realidad de las cosas y por común sentir de todas las naciones, se da a aquella parte de España que hoy obedece al rey de Castilla; y la razón principal es porque sus antecesores tuvieron largo tiempo la monarquía de las Españas; además Castilla ocupa la porción más extensa de esas Españas, y el derecho dispone que el dueño de la mayor parte pueda llamarse dueño del total. Por eso, los pueblos extraños, aunque saben bien que hay cinco reinos dentro de la nación española sólo a los súbditos del rey de Castilla llaman españoles, y sólo al rey de Castilla llaman rey de España, y a los demás llaman rey de Aragón, de Navarra o de Portugal, porque estos son reyes por título particular, y sólo el rey de León y Castilla sucede por título universal a los godos monarcas de toda España ( Suárez Fernández, Luis y Carriazo Arroquía, Juan de Mata, La España de los Reyes Católicos, en Historia de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal (v. XVII), Madrid, 1969) 940 (Anotación marginal): Acosta (f. 57r ) (f.i.) Cosa es muy conoçida Es- / panna ser estos çinco rrey- / nos, Castilla, Aragón y Na- / varra, Portogal y Gran[a]da, de / la qual Espanna syenpre Castilla / fue cabeça y allý fue syenpre / la dignidad, ¶ por quanto de pri- / mero era en Cartagena toda / la dignidad que después fue en / Toledo, ¶ pero Gauderico, rrey / de los godos, fue sobre ella, que la te- / nían los alanos y destruyola / toda y allý adelante la sylla / ynperyal fue en Toledo. ¶ Pe- / ro porque en esta Castilla ha de / ser el rreposo de my escrevyr, / acordé de primero tratar de los / otros quatro rreynos, ¶ de los qua- / les, ya por graçia de Dios, los dos / son juntos con él / Y diré de los / rreyes d’ellos y de sus armas, / por quanto dexé en Françia, quan- / do hable d'Espanna haziendo / my viaje por los puertos de Ro- / çasvalles halleme en Navarra (Anotación marginal): Commo Cartajena fue hecho pequeno pueblo (f. 57v) de la qual escriviré do ovo comien- / ço su rreyno. ¶ El primero rrey que / hue (sic) en Navarra vyno del conda- / do de Bigorra, ca de allý salló un / valyente cavallero llamado Ýni- / go Arysta y ganó mucha tierra de / los moros en Navarra y en la / montanas y en lo llanno, y vençió / muchas batallas de moros y és- / te fue el primero que tomó título de / rrey d’aquel rreyno. ¶ Muerto éste / rreynó su hijo don Garçía Ýni- / guez y matáronlo los moros / a él y a su muger que estava prena- / da en los nueve meses, y por / una abertura que le hizieron en / el costado salyó un nino el qual fue / cryado en las montanas y lla- / mose el rrey don Sancho Abarca. / ¶ Éste ganó a Cantabrya y dende / Montesdoça hasta Tudela y ga- / nó toda la tierra de Panplona, con gr- / and partida de las montanas. / ¶ Y conquiryó Aragón e hizo mu- / chos castillos. ¶ Éste muryendo 941 (f. 58r) rreynó su hijo, que se llamó eso / mesmo, don Sancho, al qual dixeron / el Tenblador, porque antes que pelea / se tenblava o sy avýa grand ma- / lenconía. ¶ Este rrey muerto, rrey- / nó su hijo don Tibaldo y éste ovo / una hija que fue casada con el rrey / de Françia, y por este casamiento tor- / nó el rreyno de Navarra a Francia. ¶ Estos rreyes de Navarra / traen por armas un escudo par- / tido en pal, a la parte derecha / flores de lys syn cuento en canpo / azul por quanto son de la casa rreal / de Francia, ¶ y la otra parte / del escudo es colorado con unas / cadenas amaryllas hechas co- / mo a manera d’alquerque, con un esm- / alte verde en medyo. ¶ Y esto por / tanto porqu’el rrey don Sancho de Na- / varra, que dixeron el Magno, fue con / el rrey don Alonso de Castilla en la / batalla de las Navas de Tolossa, / do el Myramamolyn1669 estava (tachado: en ) / en un canpo çercado de aquéllas (f. 58v) cadennas muy fuertes, las quales / tenían a los cuellos treynta mill mo- / ros negros soterrados en la tierra / hasta las çintas, y sendas lanças / largas en las manos. ¶ Y por / la una parte vyno aquel rrey de Na- / varra y quebrantó las cadenas y / de allý adelante las tomó por ar- / mas [EMBLEMA] De los rreyes y armas d’Aragón 1669 Este nombre para identificar a los caudillos musulmanes se encuentra a menudo en las crónicas cristianas, deriva del latín Amiramomerrinus, del árabe el-mu minin príncipe de los creyentes, título ostentado por los califas; Jiménez de Rada se lo da al propio califa de Damasco Al-Walid I, bajo cuyo reinado se conquistó España, y posteriormente se identifica con el caudillo de los almorávides. En la Crónica General también recibe este sobrenombre que perdurará hasta nuestros días en la historiografía española. 942 (f.i.) De dos maneras se escryven / el comienço de los rreyes d’es- / te rreyno, por quanto de / una forma lo dizen las corónicas / de Castilla y de otra las de Ara- / gón; ¶ las dos escryvyré (f. 59r) y los letores tomen lo más cre- / yble. ¶ Dizen nuestras estoryas que / primero rrey que fue en Aragón, que se / dezía don Remiro, el qual era hijo / del rrey don Sancho de Navarra, / que dixeron el Bravo, y era de ganan- / çia. ¶ Y este rreyno d’Aragón eran a- / rras de la rreyna su madrastra / y la rreyna ge lo dyo por un / serviçio que le hizo, el qual fue éste: / ¶ En aquel tienpo los rreyes tenían en / grand estima los cavallos de sus / personnas, tanto (tachado: quel) que en el mysmo / palaçio que durmían estavan aquéllos. / ¶ Y ninguno en aquéllos subýan / syno la persona propia del rrey. / Este rrey tenía uno que se creýa ser / uno de los mejores del (tachado: rrey) mun- / do, el qual tanto estimava commo a / un hijo. ¶ Y partiéndose de allý, / do era la rreyna, le dixo: “Sennora, / my cavallo os encomiendo sob- / re todas cosas que ninguna persona / en él cavalge, ca sy lo consentýs / en el mundo de cosa rreçibyré mayor (f. 59v) enojo”. ¶ El rrey tenía dos hijos / de la rreyna y el mayor era ya buen / cavallero, el qual vyno grand deseo de / cavalgar en aquel cavallo y pidio- / lo a la rreyna muy ahincada- / mente. ¶ Ella escusándose con la / verdad no le valía tanto que casy / la tenía ya vençida, lo puso en vis- / ta y aun ge lo mandó. ¶ Lo qual sa- / bydo por un muy buen cavallero / de su casa, le dixo que se guardase / de hazer tan grand herrada, en / la qual enojarýa más al rrey que en / cosa que pudiese ser. ¶ Venido / el ynfante por el cavallo, la rrey- / na no ge lo quiso dar, él yndigna- / do contra el cavallero y más contra / la rreyna. ¶ Venido el rrey, él se con- / formó con el otro ynfante, su hermano / y él dize a su padre que la rreyna / hazía maldad 943 con aquel caballero. ¶ El / rre[y] lo dixo a la rreyna y le da pla- / zo a que dé cavallero que la defendise / por armas y lydiase con el yn- (f. 60r) fante, sy no que se aparejase a ser / quemada. ¶ La rreyna no halla- / va tal cavallero para que entrase en / tal demanda, el plazo se açer- / cava y la rreyna estava en gran / confusión. ¶ El alnado don Re- / myro, conoçiendo que era maldad, / tomando jura a la rreyna, se opo- / ne a la defensa de aquélla y entró / en canpo con el ynfante don Gar- / çía, su hermano, y lo vençió, por / lo qual la rreyna le dyo tierra d’A- / ragón y hizo que se llamase rrey1670. / ¶ Y asý dize la ystorya que éste / fue el primero rrey de aquel rrey- / no. Y él muerto rreynó su hijo / don Sancho, el qual muryó de una / saetada que le dieron quando çercó a H- / uesca. ¶ Y por huyr prolyxidad / y no contar lo que no haze mengua, / dexo de dezir de otros rreyes d’es- / te rreyno ¶ y verné a dezir cómmo / la estoryas d’Aragón lo ponen. ¶ Ca / dizen que doze cavalleros de aquella tierra se allegaron, los quales se acordaron (f. 60v) en uno de conquistar aquella tierra que / oy es dicha Aragón. ¶ Y éstos / ovyeron muchas batallas con los / moros y ganaron mucha tierra / d’ellos. ¶ Commo creçiesen en se- / nnorýo, asý en cada uno creçió el / deseo de ser solo sennor de la tierra, / de manera que avýa entrellos dyvy- / syones, para lo qual acordaron de ha- / zer entre sý rrey. ¶ Y commo cada / uno quisyese para sý el sennorýo, no / se avenían en la eleçión, tanto / que las discordias creçían. ¶ Y (tachado: en) / en fyn 1670 Los personajes idealizados son el rey Sancho el mayor de Navarra, la reina doña Elvira, hija del conde de Castilla, el infante mayor es García de Navarra y el menor Fernando I de Castilla, siendo el valedor Ramiro I de Aragón, el cual será así fundador de este reino. La leyenda de la reina mancillada aparece ya en la crónica de Jiménez de Rada, y en la Crónica General y sus derivadas, es uno de los temas clásicos de la literatura juglaresca castellana. La versión de Rada, basada a su vez en una leyenda popular, según Menéndez Pidal, se vale de la figura de un monje del monasterio de Nájera que explica la verdad a cambio del perdón real para los infantes. 944 acordaron que subyesen en las / montanas y el onbre que hallasen / que comiese sobre cuero aquél lo toma- / sen por rrey. ¶ Lo qual puesto / en obra, hallaron dentro en la mon- / tanna un varón de plazible pre- / sençia, el qual estava comiendo y te- / nía el manjar sobre una abar- / ca de cuero, que estava adobando / la calçadera, que se le avýa quebrado. / ¶ Y tomáronlo y llévandolo a Ça- (f. 61r) ragoça, que a las eras (sic) era asaz / pequenna y poca cosa y hiziéron- / le jurar todas las cosas que les / convenía. ¶ Y por tanto los a- / ragoneses es su sennorýo más / lyeve que los de los otros rreynos. / ¶ Aquellos cavalleros rrepartye- / ron entre sý la tierra y sola Çaragoça dieron al rrey, con çiertos / tributos y derechos que le diesen / para sostener su estado. ¶ Y éste / fue muy buen rrey, el qual di- / zen que se llamó el rrey Abarca, y di- / zen que ovo un hijo, el qual ganó / a Valençia y tratáronle casamiento / con la hija del conde don Remón / de Barcelona. ¶ Y fue a condiçión / que los rreyes que d’él desçendiesen / traxesen las armas de Barçelo- / na que son los bastones, que de / antes traýan tres cabeças de / moros negros con unas tovale- / tas atadas blancas en ellas, / en (tachado; can) canpo colorado1671. ¶ Tra- / en agora un escudo amaryllo (f. 61v) con quatro bastones colorados. / ¶ Y piensan algunos que los bas- / tones son amaryllos, ca es / de saber que quando en un escudo / son dos colores, asý de basto- / nes commo de hondas o barras, / syquiera jaqueles, lo mas es el can- / po y lo menos las armas. ¶ E- / so mesmo el bastón que fue da- / do al cavallero de Byedma por / el seviçio que hizo al rrey d’A- / ragon, según adelante se dirá, / colorado es. [EMBLEMA] 1671 Estas primitivas armas de Aragón son descritas por Jerónimo Zurita en sus Anales de la Corona de Aragón (libro I, cap. 32) situando su origen en tiempos de Pedro I. 945 De las armas del rrey de Portogal (f.i.) El rrey don Alonso de Cas- / tilla, el que ganó a Toledo (f. 62r) ovo una hija que dixeron dona / Teresa, que ovo en una donzella / que tuvo por barraganna, a que de- / zían Ximena Núnez. ¶ Casola / con don Enrrique, que era hermano / del enperador de Greçia1672, hon- / bre muy honrrado y de alta san- / gre. ¶ E dyole en casamiento con / ella tierra de Portogal y dende / llamose por mandado del rrey, con- / de de Portogal. ¶ Y este don En- / rrique ovo d’esta su muger un hijo, / que dixeron don Alonso, el qual sse / llamó duque y después se llamó / rrey1673. ¶ Y éste fue el primero rrey / que ovo en Portogal y tomó por / armas un escudo blanco con çinco / escudos pequenos azules y en / cada uno çinco puntos blancos / puestos en cruz. ¶ Y todas las / cabeças de los escudetes están / en pal los dos y tres en faysa, / o tres en pal y dos en faysa y los / que están en pal los tres tyenen las (f. 62v) cabeças hazia suso y las pun- / tas abaxo y los que están en / faysa las cabeças contra dent- / ro y las puntas hazia fuera. / ¶ Y por quanto la muger del ya / dicho conde don Enrrique hera hi- / ja del rrey de Castilla, tomó una / horla colorada con Castillos de o- / ro1674. ¶ Asý mesmo traen en la hor- / la unas cabeças de cruz verdes, / la una cabeça en lo alto y la o- / tra a yuso, y las otras dos a los / 1672 El autor incurre aquí en un error común en muchos de los cronistas desde Rada, pues el personaje en cuestión es Enrique de Beçancon o Borgoña, hermano de Raimon de Borgoña 1673 Con Alfonso Enriques (1138-1185) comienza de hecho la monarquía portuguesa 1674 Faustino Menéndez Pidal explica de manera muy clarificadora el origen de estas armas bajo Alfonso III, aparece la bordura de castillos en las armas reales de Portugal, desechando las teorías que defendían ser estas las armas del reino conquistado del Algarve, revelando el origen de esta bordura en las armas maternas del rey, conservadas al subir al trono (Heráldica medieval Española I, Madrid, 1983, p. 72) 946 costados. ¶ Y esto porque el rrey don / Johan, que ganó la d’Aljubarrota / era maestre d’Avís que es de la / horden d'Alcántara. ¶ El noble / prínçipe don Enrrique, primero conde / de Portogal, dizen los antigos / que tomó estas armas a devoçi- / ón de los treynta dineros por que / Nuestro Salvador Ihesuchristo fue ven- / dido, tomando el numero d’ellas, / ca los puntos, son veynte y çinco y / los escudetes çinco, que son trey[n]ta.1675 (f. 63r) [EMBLEMA] Las harmas del rrey de Granada (f.i.) Los rreyes de Gra- / nada traýan por armas / un escudo colorado con / unas letras amaryllas arávy- / gas. ¶ Y esto por quanto Mahomad, / [a quien ellos]1676 dizen que es su profe- / ta, las traýa asý en sus senas. [SILUETA DE ESCUDO] (f. 63v) De cómmo ovyeron comienço / los rreyes de Castilla después de las destruyçión d'Espanna y cómmo to / maron las armas que traen Porque se sepa quanto tienpo / ha que los moros d’allen- / de vynieron a [Es]panna es / de saber qu’el postrimero rrey go- / do, don Rodrigo, ¶ reynó / en el 1675 Las atribuciones simbólicas a las armas son habituales, más cuando estas son armas reales o de linajes próximos a las casas reales, cual es el caso del infante don Manuel. El simbolismo religioso de las armas reales portuguesas aparece por primera vez en 1380 cuando Martin, obispo de Lisboa y embajador ante el rey de Francia realiza la primera interpretación de los cinco escusones en cruz, la cual se extiende incluso hasta una intervención divina favorecedora del rey Alfonso I durante una batalla contra los sarracenos en los campos de Ourique en la cual el rey recibió cinco heridas dispuestas en forma de cruz como signo de victoria. Sobre este tema véanse los trabajos de Hervé Baron Pinoteau “Un difficile probleme, celui de l’origine des armas de portugal”, en XV Congreso internacional de las Ciencias Genealógicas y Heráldicas (15º. 1982. Madrid) Madrid, 1983, p. 377-406 y de Joel Serrao, Historia de Portugal, Lisboa, 1965 1676 Se lee: a quellos qu’ellos 947 anno del naçimiento de Nuestro Re- / demidor Ihesuchristo de seysçientos / y sesenta y dos annos, el qual rrey- / nó syete annos y medyo. ¶ Asý que, / perdido el rrey don Rodrygo / en la batalla, el anno de seysçientos / y setenta y nueve, ¶ vençida / aquella batalla çerca de Xerez, Mu- / ça y Taryf y el conde don Julián / y el obispo don Opas fueron por / toda la tierra, y commo los más fue- / sen muertos en la batalla, to- / dos los otros desanpararon / los lugares y se fueron a las / montanas de Asturyas y de Vys- (f. 64r) caya. ¶ Y ellos ganaron toda la / tierra no con poco trabajo, ca ovy- / eron aquellos pocos que quedaron de / los christianos en Lebryxa y en Se- / vylla y en Córdova y Méryda mu- / chas batallas y hizieron grandes / hechos y mataron muchos de los / moros. ¶ E ya pasados dos / annos de la pérdida del rrey don / Rodrigo, vyno don Pelayo, hijo / de don Favyla, duque de Cantabr- / ya y de Luz, ¶ el qual era varón / virgen y por mandado de Nuestro Sennor / avýa ydo a vysytar el Santo Sepul- / cro. ¶ Y venido en Cantabrya ha- / lló que sus padres eran muertos / y halló una su hermana, la qual to- / mó y se fue en Asturias. ¶ Y alle- / gó a sý aquellos pocos de christianos / que halló derramados peleando, / él y, Dios ayudándole, mató ynfi- / nitos de los enemigos de la / fe, y prendió al obispo don Opas / y metyolo en una cárçel y allý (f. 64v) murió. Y éste gannó a Ovyedo / y muchas otras tierras y luga- / res, y alçáronlo por rrey de León. / ¶ Y de aquél por derecha subçesy- / ón vynieron muchos rreyes, los / quales fueron cobrando la tierra. ¶ E / commo dicho es, los moros nun- / ca pudieron ganar nin aun pa- / sar a Castilla Vyeja, que es allá de / Burgo hazia las montanas, ¶ ca las gentes de aquellas tierras sy- / enpre se defendieron d’ellos. ¶ Y rreynando en León un rrey dicho / don Fruela los castellanos ely- / 948 gieron dos juezes de los más cu- / erdos y más entendidos onbres / que aý avýa, ¶ ca dize la estorya, / no de los más poderosos, mas de / los más virtuosos. ¶ Y éstos para / que judgasen la tierra y los debates / y contiendas apaziguasen por- / que cada uno byvyese por derecho / juizio de aquéllos. ¶ Y el uno / d’ellos ovo nonbre Nuno Núnez Ra- (f. 65r) suera, y el otro Laýn Calvo. Y éste / muerto dexó un hijo que dixeron / Gonçalo Núnez. ¶ Y éste fue pa- / dre del conde Hernán Gonçales, el qual / muerto dexó un hijo, dicho el / conde Garçi Hernández. Y dende de / mayor en mayor vyno el conda- / do al conde don Sancho. ¶ El qual / ovo un hijo que dixeron don Gar- / çía, que fue desposado con hija del rrey / don Bermudo de León y estando / allá muryó, o lo mataron. ¶ Es- / te ynfante tenía un[a] hermana, / que dixeron dona Elvyra, e l[a] qual ca- / só con don Sancho, rrey de Navarra, / que dixeron el Bravo y ovo d’ella / al ynfante don Garçía, que fue rrey / de Navarra. ¶ Éste fue el que acu- / só a la rreyna por el cavallo, y / otro hijo que dixeron el ynfante don / Hernando, que fue el primero rrey que o- / vo en la casa de Castilla, que lo he- / redó por su madre dona Elvy- / ra y porque casó con hermana del (f. 65v) rrey don Bermudo de León. / E peleó con él entre Symancas / y Valladolid y ayudole su hermano / don Garçía, rrey de Navarra, y / muryó en la batalla don Ber- / mudo, y eredó el dicho don Her- / nando, rrey de Castilla, el rreyno / de León. ¶ Y esto se cuenta en otra / manera que se dize asý: que muerto el / ynfante don Garçía, que mataron / en León, hijo del conde don Sancho, / que los castellanos desque se vyeron / syn sennor, que tomaron al ynfante / don Fernando hijo del rrey de / León, y que lo llevaron a Castilla, que lo / alçaron luego rrey de Castilla y / que no quisieron por rrey al rrey don / Sancho de Navarra, ¶ que era / 949 casado con dona Elvira, hija del / conde don Sancho y hermana del / ynfante don Garçía. ¶ Y muer- / to el rrey don Bermudo, su pad- / re, que heredó a León. ¶ E que fue con- / tienda entre los de Castilla y de / León, dónde se llamarýa prime- / ro rrey, y qué armas traerýa, león (f. 66r) [o] castillo. ¶ Y acordáronse los al- / tos ommes de Castilla y de León, por- / que rreynó primero en Castilla que se / llamase primero rrey de Castilla / y después de León. ¶ Y traxese / las armas a castillos y a leones / y éste fue muy buen rrey, el qual rrey- / nó en el anno de la Encarnaçión / de mill y catorze annos. ¶ Asý que las / armas de los rreyes de Castilla / es un castillo (sic) (de otra mano: escudo) partido en quarteles / en los dos, dos castillos de oro / en canpo colorado y en los otros / dos, dos leones morados en can- / po blanco, ¶ los castillos las ven- / tanas y puertas azules. [EMBLEMA] [DIBUJO] (f. 66v) Donde prinçipiaron los Manu-e / les y de sus armas Por quanto la nobleza mayor- / mente proçede de la clare- / za y pureza de la rreal / sangre, ¶ y los rreyes y prínçipes / sean aquella biva fuente do la tal / proceda, ¶ commo ellos puedan dar / tal título aquellos que d’él son arredra- / dos, byen pareçe que aquél que es dador / más posee qu’el que lo recibe. ¶ Pues / aquéllos más çercanos se hallan / de la casa rreal más es en él el rres- / plandor de la nobleza. ¶ Entre la / nobleza y la hidalguýa ay una di- / ferençia, ca la nobleza quanto es más / çerca de su prinçipio tanto es más / noble. ¶ Y los hijosdalgo quanto / más lexos, más 950 es su pureza. Ca / es asý commo el oro o commo el espa- / da quanto son más ançianos más / es su fineza. ¶ Y por tanto pen- / sé de escrevyr luego en pos de los / rreyes aquellos que de su lynaje deçi- / enden prinçipiando en los antigos (f. 67r) y de aquellos que ligítymanente / del tronco rreal proçeden, y de gra- / do en grado vernemos a los más / alongados, ¶ y de allý vernem- / os a los altos onbres, condes y se- / nnores y rricos onbres que de largo / tienpo fueron grandes en este rreyno. / ¶ Y porque se syga lo proferydo, / vernemos a lo rreal, y primero / diré cómmo el rrey don Hernán- / do el Magno, que ganó la Fronte- / ra, ovo estos hijos de la rreyna / dona Beatriz, hija del enperador / de Grecia. ¶ A don Alonso, que eredó / el rreyno, al qual dixeron el Sabyo, / y a don Fadrique y a don Enrrique / y a don Felipe y a don Manuel e / a don Johan, que fue arçobispo de To- / ledo. ¶ Éste don Manuel fue pa- / dre de dos (sic) Johan Manuel, sennor de / Villena, el qual casó con dona Blanca, / hija de don Fernando de la Çerda, / hijo segundo del yn\fante don/ Fernando de / la Çerda. ¶ E ovo d’ella a don Her- / nando de Villena y a dona Johanna, (f. 67v) que casó con el rrey don Enrrique, syen- / do conde de Trastámara1677. ¶ Estos Ma- / nueles traen por armas un escu- / do partido en quartel y en los dos / quarteles, en cada uno un león morado / en canpo blanco, que son las armas / rreales. ¶ Y en los otros dos quar- / teles, en cada una, una ala de oro y / sale del codillo del ala una mano blan- / ca que tiene un espada, y el canpo / es colorado. ¶ 1677 Sobre este linaje véase la obra de Rodrigo Luz Lamarca, El marquesado de Villena o el mito de los Manuel (Cuenca, 1998), donde se hace referencia a sus componentes desde el infante don Manuel hasta la Edad Moderna y en especial su influencia en el territorio conquense. 951 Esta ala con esta espada / dizen que dyo el ángel al ynfante / don Manuel y estos Manueles se / llaman del honça del ala1678. [EMBLEMA] De los de La Çerda (f.i.) El linaje de La Çerda es de la / casa rreal muy cercano. Y por- (f. 68r ) que mejor se sepa la verdad d’él. / ¶ Sabréys qu’el rrey don Hernan- / do, que de suso es dicho, muerto él / eredó los rreynos su hijo primo- / jénito don Alonso el Sabyo, el qual / casó con dona Vyolante, hija del / rrey don Jaymes d’Aragón. ¶ Y ovo / a el ynfante don Fernando / de La Çerda y fue asý llamado por / quanto naçió con una çerda de cabe- / llos. ¶ Ovo este rrey al ynfante / don Sancho, que fue después rrey / y al ynfante don Johan, que fue sennor / de Viscaya, que muryó en la fronte- / ra, do dizen el Çerro de los Ynfan- / tes. ¶ Y este ynfante primogéni- / to, don Hernando de la Çerda / casó con dona Blanca hija del rrey / Sant Luys de Françia, y ovo en ella / dos hijos a don Alonso y a don / Hernando de La Çerda, e muryó en / vyda de su padre, dexando estos / dos hijos. ¶ Y al tienpo que este ynfan- / te don Fernando casó con esta hi- / ja del rrey de Françia, fue con condiçión (f. 68v) 1678 El origen real de estas armas se basa en la combinación de armerías paternas y maternas que adoptan los hijos de Fernando III, así en este emblema se conservan los esmaltes de los cuarteles 1 y 4 que son los cambiados respecto al propio blasón real, del que se sustituyen los muebles, trocando el castillo por el brazo alado; esta sustitución se realiza sobre los cuarteles de los castillos porque su hermano mayor, don Enrique, había cambiado a su vez los cuarteles de leones, dándose lo que Faustino Menéndez Pidal llama armas subordinadas (Heráldica medieval española ... p. 98) 952 que sy muryese en vida del padre, / el primogénito suyo, del ynfante, he- / redase el rreyno. ¶ Lo qual no pasó / asý, antes ovo el rreyno don Sancho, / el segundo hijo del rrey don Alonso. / ¶ Este don Alonso, hijo mayor del / ynfante don Hernando, casó en Fran- / çia con una duena que dezían dona / Mofalta, y ovo d’ella a don Luys de / La Çerda y a don Carlos d'Espanna, que fue / condestable de Francia. ¶ Este don Lu- / ys de La Çerda, hijo d’este don Alon- / so, casó en Castilla con dona Leonor / de Guzmán, hija de don Alonso Pé- / rez de Guzmán, que dixeron el Bueno. / ¶ Y ovo d’ella a don Luys de la Çer- / da, que fue en Françia conde Talamon1679 / y allý byvió syenpre, e dexó dos / hijos, a don Johan de la Çerda y a do- / na Ysabel , e don Johan (tachado: casó) cassó / con dona María Coronel, hija de don / Alonso Fernandes Coronel y no de- / xó hijos. ¶ Y dona Ysabel de la / Çerda, su hermana casó con don (Anotación marginal ): Diole don Alonso de Guzmán en casamiento Huelva e al Puerto de Santa María (f. 69r) Rodrigo d'Asturyas y no ovo / hijos d’él. ¶ Y casó después con / don Beral de Bearnne, hermano / del conde de Fox1680, que entró en Casty- / lla con el rrey don Enrrique el Noble, / y por muchos serviçios que le hi- / zo diole a Medinaçely y hízo- / lo conde d’ella. ¶ E ovo d’ella un / hijo, que llamaron don Gastón de la / Çerda, el qual tomó el apellido y / las armas de los de / la Çerda, y de- / xó el apellydo y las armas de los de / Bearne, que es una vaca bermeja / ençençerrada. ¶ Las quales arm- / as de la Çerda son, un escudo par- / tydo en pal y a la parte derecha, / un castillo y un león, el león deba- / xo del castillo y esto por parte del / ynfante don Hernando de la Çerda. / ¶ En la parte esquierda, flores / de lis syn cuento por parte de la yn- / fante dona Blanca, hija del ya di- / cho rrey de Francia. ¶ Y estas / harmas están con sus colores, que / las de Castilla están commo las 1679 Talmont 1680 Foix. 953 (f. 69v) rreales y las de Françia eso mes- / mo1681. ¶ Este conde don Gastón de la Çer- / da casó con dona Mençía de Mendo- / ça, hija de Pero Gonçales de Men- / doça y ovo un hijo que llamaron / don Luys, conde de Medyna. ¶ Y don / Luys ovo a don Gastón, y don / Gastón ovo otro que dixeron don / Luys, y este don Luys, que agora / vyve, casó dos vezes, la primera / con una hija de don Pero Laso, se- / nnor de Mondéjar, hijo del mar- / qués de Santillana, don Ýnigo Ló- / pez de Mendoça y quitáronse de en / uno porque eran primos, hijos d’er- / manos y ovo un hijo de[l]la y mu- / ryó nino. ¶ Casó otra vez con / dona María, hija del prínçipe de Na- / varra, don Carlos, y ovo una hija / d’ella que es byva y él tomo týtu- / lo de duque de Medynaçely1682. ¶ Dize el coronista que este infante don / Hernando de La Çerda, que estando con / el rrey don Alonso, su padre, en Burgos, / que fue allý venida sy esposa dona Blanca, / hija del rrey Sant Luys de Françia (Anotación marginal): Quien vinieron con ella el infante don Felipe que después fue rrey de Françia, que fue padre de don Felipe el Vel. E otrosý perlados e condes e rricos onbres del rreyno de Françia. Y eran las oras con el rrey don Alfonso. Aduarte su sobrino hijo eredó del rrey de Inglaterra, hijo de[l] hermano del rrey don Alonso e el infante [don Pedro, hermano de la reina]. (f. 70r) [EMBLEMA] Las armas de los Enrriques 1681 Estas armas son ya atribuidas al propio don Alfonso, según Bethancourth, si bien sus descendientes usarán el partido del primer cuartel de modo inverso. También figuran estas armas en la portada de la iglesia mayor de Sanlucar de Barrameda de 1360, pertenecientes a don Luis de la Cerda. Ya en 1501 don Luis de La Cerda lleva en su sello las armas modernas del linaje, con cuartelado 1 y 4 cortado de Castilla y León y 2 y 3 de Francia antigua. 1682 El ducado quedó instituido como tal en 1479 con su elevación desde condado por los Reyes Católicos. 954 (f.i.) Ay otro lynaje que vyene / muy çercano a la casa rreal, / que dizen Enrriques, y son rrea- / les d’esta manera. ¶ El (tachado: don ) rrey don / Alonso que ganó las Algeziras o- / vo de dona Leonor de Guzmán, su / amiga, estos hijos. ¶ A don Enrri- / que, que después fue rrey de Castilla, / y a don Fadrique, que fue maestre de / Santiago, ¶ y a don Tello, conde d'A- / gylar, y a don Sancho, conde de Al- / burquerque, y otros que muryeron ninos. / ¶ Y commo naçían luego les da- / va tierra de que fuesen sennores y dá- / vale un cavallero noble que fuesse (Anotación marginal): dona Vyolante que fue después rrey (sic) d`Aragón. E otrosý los infantes don Fadrique e don Manuel e don Felipe sus hermanos del rrey. E los infantes don Fernando, e don Sancho, e don Pedro, e don Juan, e don Jaymes, sus hijos, e don Sancho arçobispo de Toledo. E commo el infante don Fernando cavalleros a sus hermanos los infantes don Juan, e don Pedro, e don Sancho fuese del palaçio porque no lo armase cavallero su hermano. E esto fue en anno del Senor IUCCLXVIII [años. E luego el año del señor de IUCLXX1683]. El rrey don Alonso estando en Toledo partió para el [in]perio d’Alemana do estava [e]legido por enperador, a las oras [eran aý] estos [yn]fantes y m[ás] onmes: el [infan]te don Sancho hijo del rrey [d’Ar]agón que era [ar]çobispo de To[ledo], e el infante don Felipe, su hermano el infan[te] don Sancho el in[fante] don Juan, el infan[te] don Pe[dro], e el infante don Jay[mes] sus hijos, don Nuno e don Lope Díaz e don Fernán Ruys Castro e don Tello, e el maestre [de Uclés , e el de Ca]latrava, e el prior de San Juan, e (f. 70v) su mayordomo y tovyese cargo / de su vyda y rrentas y estado, y dá- / vales a cada uno armas. ¶ Don En- / rrique commo fue rrey, no diré qué ar- / mas ovo, pero a don Fadrique dyo / las que a postre diré, porque hazen / al caso, a don Tello dyo un escudo / a quarteles, en los dos en cada uno / un castillo de oro en canpo colora- / do y en los otros dos en cada uno / un ágila negra en canpo blanco, / por el sennorýo d'Agylar1684. ¶ Y don / Sancho dyo un escudo con un casti- / llo en medyo commo los rreales, y qua- / tro leones, los dos de suso del cas- / tillo y los 1683 Lectio tomada del ms. II/86 de la RB, f. 48 v 1684 Esta fuente puede aportar otro testimonio a la cuestión planteada por Faustino Menéndez Pidal (Heráldica medieval española ..., p. 153) sobre las armas de don Tello y su relación territorial en los cuartelados 2 y 3 con el señorío de Aguilar. Las armas del señor de Aguilar que presenta el armorial Sicile-Urfé (posterior a 1370) son similares. 955 dos en somo cada uno / por sý. ¶ Y estas armas traýa / el ynfante don Enrrique, maestre / de Santiago, por dos cosas, la una / porque era nieto del conde don Sancho / y la otra porque eredó Alburquerque1685. / Agora tornando a propósyto, aquel / maestre don Fadrique, pasando un / día por el Erena, que era de la hor- / den, posó en casa de un su mayor- / domo, ¶ el qual mayordomo tenía (Anotación marginal): don Estevan Ferrnades, e don Juan Núnez, [e N]uno Gonçales, hijos de Nuno e Diego Lopes de Haro, hermano de don [Lop]e Díaz e Fernan Pérez de Ponçe, e Perávares d’Asturyas, e don Gil sennor de Roa, e [do]n Diego Sanches, e don [Die]go Lopes Saldana, e [don] Gil de Vy[lla]lobos, e don [Ro]drigo de Saldanna, e todos otros rri[cos]onmes e in[fan]çones e [cav]alleros de los rreynos [de] Castilla [e] León. Esta escrito por hazer memoryas de los grandes [sen]nores que eran por entonçes. E hizo el rrey a todos esos que jurasen que si algo le acaiçiese en el camino que tomasen por rey al infante don Fernando su hijo. E partido el rrey los moros començaron la guerra e el infante don Fernando yendo al Andaluzía estando en Villa Real adoleçió e luego muryó (f. 71r) una muger muy hermosa y / él no era las oras en el lugar, / y el maestre pagose mucho de- / lla e tuvo manera commo la ovo e- / sa noche y ella enprenose y des- / pués paryó un hijo, el qual estuvo / ençerrado hasta qu’el rrey don Enrr- / yque, su týo, rreynó. ¶ Y las oras / sepu (sic) que era hijo de su hermano, / el maestre don Fadrique, el qual se / llamó don Alonso, commo su abuelo / el rrey y después fue almirante / mayor de Castilla. ¶ Y este maes- / tre don Fadrique vyniendo de tor- / nar el rreyno de Mur- / çia, a servy- / çio del rrey don Pedro, su herma- / no, que se le avýa rrevelado, entran- / do en Sevilla, en la camara del rrey, / él mandó a los ballesteros de ma- / ça que lo matasen, ¶ lo qual asý fue / hecho, y esto mas fue por usar de / crueldad que no por él ge lo aver / merecido. ¶ Asý que, tornando al al- / myrante don Alonso, su hijo, el qual / dexó hijos a don Fadrique, que / fue almirante, y a don Enrrique 1685 Las armas de don Sancho (1340-1374) aparecen en su sepulcro en la catedral de Burgos, en el biselado de la tapa del mismo. 956 (Anotación marginal:) Casó este almirante Enrrique con dona Johana de Mendoça hija de Pero Gonzalez de Mendoça, fue primero casada con el adelantado Diego Gómez Manrrique (f. 71v) que fue conde de Alva de Liste, e o- / tro que dixeron don Pedro, e muryó / moço e ovo nueve hijas: ¶ la / primera fue casada con Pedro Puer- / to Carrero, sennor de Moger, y la / segunda con don Rodrigo Alon- / so Pementel, conde de Benavente, / ¶ terçera con Perálvares d’Osso- / ryo, sennor de Cabrera y Ribera, / ¶ y la quarta con Juan Ramires d'A- / rellano, sennor de los Cameros, / ¶ la quinta con Mendoça, sennor d’Al- / maçán, ¶ la sesta con Pero Mar- / tines de Herrera, sennor de Pedra- / sa, ¶ la sétima con Juan de Tovar, se- / nnor de Berlanga y d’Astudyllo, ¶ e / la otava con Juan de Rojas, sennor / de Monçón, ¶ la novena con don / Johan Manrrique, conde de Castaneda. / ¶ Y este almirante don Alonso fue / casado con dona Johanna de Mendo- / ça, que fue primero casada con el ade- / lantado Diego Gómez Manrri- / que. ¶ El almirante don Fadri- / que ovo hijos a don Alonso, que o- / vo el almirantadgo, y a don Pe- (f. 72r) dro, adelantado de la Frontera, / que ovo el mayoradgo del adelan- / tado Per Afán de Ribera, su sue- / gro1686, y otro hijo que dixeron don En- / rrique. ¶ Mas ovo una hija que ca- / só con el rrey don Johan de Navarra, / que después fue rrey d’Aragón, de / la qual el rrey ovo un hijo que oy es / rrey de Castilla y d’Aragón y de Gra- / nada, que la ganó a ella y a su rrey- / no por fuerça d’armas, y acabo- / la de ganar el anno del Sennor de / IUCCCCXCII annos, este se lla- / ma don 1686 Este adelantamiento formó parte de la herencia de Per Afán, tercer adelantado de los Ribera, del mismo nombre que su abuelo muerto en 1423. La cuestión sucesoria de este adelantado con respecto a Pedro Enríquez y Catalina Ribera ha sido estudiada por el profesor Ladero en su trabajo Los señores de Andalucía: Investigaciones sobre nobles y señoríos en los siglos XIII a XV (Cádiz, 1998, pp. 298 y 315). 957 Hernando, a quien yo digo / de la buena ventura. ¶ Y ovo / una hija que casó con el rrey don Her- / nando, rrey de Napol, su primo. ¶ Es- / tos Enrriques traen las armas qu’el / rrey don Alonso dyo a su hijo el / maestre don Fadrique, su vysahu- / elo, que es un escudo partido en / mantel ¶ En las dos partes / de suso, dos leones morados / en canpo blanco y en lo baxo / un castillo de oro en canpo colorado1687. (f. 72v) [EMBLEMA] De las armas del duque don / Alonso d’Aragón (f.i.) El rrey don Johan d’Aragón / y de Navarra, estando / en Castilla, donde era / su naturaleza, do tenía grand / patrimonio, ¶ estando en la / su villa d’Olmedo, en la qual avýa / un escudero, hijodalgo de los / d’Escobar1688, ¶ el qual tenía una hija / hermosa y muy más vyrtuosa, / d’ella el rrey muy contento y de / hecho, trabajando, la ovo, la qual / paryó un hijo que se llamó don / Alonso. ¶ A éste hizo el rrey (f. 73r) don Johan de Castilla \ca/vallero, y le / dio el maestradgo de Calatrava / y al tienpo que le dyo los pendones, / le dyo armas y apellydo, llam- / ándole don Alonso d’Aragón y las armas son éstas: ¶ Un escudo / partido en quarteles, en los dos / el uno contra el otro, en el de / ma[no] derecha, un castillo de oro / en canpo colorado y en otro un / león morado en canpo blanco. ¶ Y / en los otros dos quarteles, los bastones d’Aragón con sus colores /. ¶ Por quanto no era lígitimo, en cada un quartel por ençima de las armas de cada quartel, una vanda de las 1687 Estas armas de los Enriquez son las llevadas por los nietos del maestre, el segundo almirante y el conde de Alba de Liste. 1688 El nombre auténtico de su madre era Leonor de Escobar (Navarro Latorre, José, Don Alonso de Aragón: la “espada” o “lanza” de Juan II, Zaragoza, 1983, p. 51) 958 colores de la librea / de su padre, que son azul, blanco y colorado1689 ¶ Y porque dixe / que era maestre de Calatrava, por las guerras que ovo entre los dos / rreyes de Castilla y de Navarra, / vençida la batalla d’Olmedo, / do fue vençido el de Navarra, (f. 73v) ¶ en la qual batalla este maes- / tre, commo varón no syendo de / veynte annos, peleó. ¶ Y sally- / dos de Castilla, el prínçipe don / Enrrique dyo el ya dicho mes- / tradgo a un su privado que sse / llamava Pero Guyrón1690 ¶ Y du- / rante el destierro de aquel rrey y sus secaçes, este hijo le hi- / zo ynfinitos serviçios pele- / ando muchas vezes con los / castellanos y navarros y fran- / çeses. ¶ Tanto que mediante su / esfuerço fue causa su padre / ovyese los rreyes y sennores d’A- / ragón, ¶ ca se halla aver ven- / çido mas de diez batallas / en canpo syn otros rrecuentros, / conbates, escaramuças y pele- / as y cosas de grand afrenta ./ ¶ Basta que syn fengyr, commo / sy hijo de Mares, dios de las / batallas huera, no menos en / ellas era dichoso y consygiendo (f. 74r) grand esfuerço y destreza / y rrodeando la fortuna vino / a rreynar en Castilla su herma- / no, el rrey don Hernando, / ¶ el qual rrey, teniendo çerca- / da la grand fuerça de Bur- / gos, escrivyó por él y, venido / le dexó el cargo del sytio do / se dyo tal rrecaudo, que en po- / co tienpo fue dada la fortale- / za al rrey su 1689 Las brisuras de los hijos ilegítimos de Fernando el Católico no son de cuartelados sino de partidos, según Faustino Menéndez Pidal esto pudo deberse a una imposición paterna (Heráldica medieval española ..., p. 89). 1690 En 1442 una orden del rey obliga a los calatravos a hacerle maestre. Pero Fernando de Padilla, clavero, se resiste, muriendo poco después cuando es sitiada Calatrava la Nueva. Pedro Girón le discute el maestrazgo con el apoyo de los comendadores, al de Aragón sólo le sigue la Villa de Torrijos. Enrique IV y su padre firman el tratado de concordia en 1453 y fruto de éste Alfonso renundia al maestrazgo. 959 hermano1691. ¶ Éste / ganó a Castro Nunnoz y a Utre- / ra. ¶ Pero amor, que rroba / las lybertades de aquéllos que / a él se someten, le hizo a este gran / señor, que fuerte era a lo rrezio, / que fuese vençido de lo flaco. A- / sý que éste, amando a una da- / ma de la rreyna nuestra sennora / llamada dona Leonor de So- / to1692, rrenunçiando todo el dere- / cho que avýa al maestradgo / de Calatrava se casó con aquélla (f. 74v) y el rrey lo hizo duque de Villa- / hermosa y antes era conde de / Ribagorda y de Cortes en Navarra. ¶ Tuvo este sennor hijos an- / tes que casase, que tyene en Aragón / grandes patrymonios y una / hija que oy es monja en Sant Cle- / mente, en Toledo, de su muger ovo un hijo. ¶ Pasando del Anda- / luzía para Castilla muryó en A- / damuz. / ¶ No era onbre de / grand cuerpo pero rrezio grand / braçero, esforçado, franco en / demasýa, muy umano, muy ami- / go de los suyos1693. [EMBLEMA] (f. 75r) 1691 En el 22 de noviembre de 1475 el duque de Villahermosa llega a Burgos para socorrer el ejeército de los Reyes Católicos, cuyo cerco duró ocho o nueve meses, Villahermosa fue un experto general y habil sitiador, siendo uno de los precursores de la artillería moderna, el 2 de Febrero se rindió el castillo de la ciudad (Porras Arboledas, Pedro Andrés, Francisco Ramírez de Madrid: Primer madrileño al servicio de los Reyes Católicos, Madrid, 1996 , p. 39) 1692 Su esposa legítima fue Leonor de Soto o Leonor de Sotomayor y Portugal, con la que contrajo matrimonio en 1477 (Navarro Latorre, José, Op. cit., p. 51) 1693 Alfonso de Palencia relata así la muerte del duque y elogia su personalidad: Murió el esforzado don Alfonso de Aragón en el camino desde Andalucía a Alcalá de Henares cuando el rey don Fernando se dirigía a la misma ciudad. Fue don Alonso afortunado en los combates con los enemigos; salvó a su padre y a su hermano de trances muy difíciles y supo triunfar de muchos peligros. Fue temido guerrero esforzado. La abatió mucho la desenvoltura y la loca fatuidad de su mujer. Ejemplo elocuente para que los ilustres capitanes cuiden de conservar su buena fama hasta el último día de su vida, porque sus hechos han de andar en boca de todos. (Crónica de Enrique IV, Madrid, 1975, p. 156) 960 Del linaje de los de Castilla (f.i.) Por me yr despidiendo / de la casa rreal de Cas- / tilla, quiero dezir de un / lynaje rreal que trae este apelli- / do. ¶ El rrey don Pedro dexó / dos hijos de ganançia, el uno / dixeron don Diego y al otro don / Pedro. ¶ Y el rrey don Enrrique / el Noble, prendiolos syendo muy / ninnos y usó con ellos de más my- / serycordia que no su padre con sus / hermanos. ¶ Ca él los mandó / poner en prisyón, a don Diego en / el castillo de Curyel y a don Pe- / dro en el castillo de Berlanga. / ¶ Y puesto que tenían adobes a los / pies, muy fuertes y tan pequen- / os eran, que ya quando el rrey don Juan / el segundo los mandó soltar eran / ya vyejos que casy ya no sabýan / andar sueltos. ¶ Y allý do es- / tavan presos les davan mugeres / con que ovyesen solaz y don Die- / go dexó dos hijos e una hija. (f. 75v) Los hijos fueron don Pedro y / don Diego, los quales cryó la rrey- / na dona María, muger del rrey / don Johan y por esto les (tachado: de ) de- / zían , don Pedro y don Diego / de la rreyna1694. ¶ Éstos casaron / en Toro e aý abytan. Ovyeron / dos hermanas aunque dizen una, / y la mayor casó con el conde don / Gonçalo de Guzmán y la otra / con Gómez Carrillo d’Acuna. / ¶ De don Pedro hueron hijos / don Pedro, obispo de Palençia y / la priora de Santo Domingo del / Real de Toledo, y la priora de Santo Domingo de Madrid. ¶ Y ésta / hizo traer los huesos del rrey / don Pedro, allý a su moneste- / ryo, do le hizo un manífico en- / terramiento. ¶ Éstos d’este linaje tr- / aen por armas un escudo con una / vanda verde y de la parte de / suso, un castillo amaryllo en can- / po colorado y en la parte de a- (f. 76r) iuso un león morado en canpo / blanco. 1694 Según el canciller Ayala sus nombres eran Sancho y Diego, nacieron tras la muerte de María de Padilla (Crónicas, Barcelona, 1991, cap. VII año 20º, p. 1369) 961 [EMBLEMA] De los de Portogal (f.i.) En tienpo del rrey don Johan / el primero vynieron / dos ynfantes de Portogal, / al uno dezían don Johan y al otro don Donis. ¶ Casaron éstos en / Castilla y ovyeron hijos, ca don / Johan ovo una hija que casó con el / conde don Pero Nino y otra que ca- / só con Lope Vasques de Cunna. ¶ Don / Donis, después de la batalla d’Al- / jubarrota llamose rrey de Por- / togal, porque era hermano lygí- / timo del rrey don Hernando de / Portogal. ¶ Y diole el rrey a (f. 76v) Fuentes y a Escalona y seysçien- / tas mill de juro. ¶ Dexó este rrey / un hijo, que dixeron don Pedro, / y porque byvýa y era suyo un lu- / gar çerca d’Escalona, que dezían / el Colmenarejo, dezíanle don / Pedro del Colmenarejo. ¶ Y tu- / vo otra hermana, muy noble se- / nnora, que dezían la sennora dona / Beatriz, ¶ la qual nunca casó y / bivía en Tordesyllas. Ovo otro / hijo que dixeron don Hernando de / Portogal que fue comendador d’O- / reja. ¶ Y éste casó dos vezes, la / primera con dona María de Torres de / Jahen y ovo hijos d’ella, ¶ la / segunda muger se llamó dona [A]l- / dara de Guzmán. Traen las armas / rreales de Portogal syn las cabeças / de la cruz, que de suso dixe qu’el / rrey don Johan tomó por ser ma- / estre d’Avys. (f. 77r) [EMBLEMA] Capitulo do se cuenta de qual / generaçión se pobló Viscaya / y do cobró este nonbre 962 (f.i.) Agora pues que somos / despedidos de la casa / rreal, es neçesaryo rre- / contar de otros grandes senno- / res, rricos onbres y muy noble / gente de grandes casas y sola- / res que proçedieron y abitaron en / Vizcaya y Álava y Gepuz- / cua y asý mesmo en Ryoja y / Castilla Vieja. ¶ Y pues con- / fyna Vyscaya con Navarra, por / do venimos de los rreynos / estrangeros, contaré del prinçipio (f. 77v) do ovo este tal nonbre y qual / generaçión allý arribó ¶ Y ver- / né de muy lexos a concluyr lo a / que me proferí. ¶ Heneas, hijo / d’Anchises y de diosa Venus, / casó con una hija de ganançia del / rrey Príamo, de la qual ovo un hijo / que dixeron Escanio. ¶ Destruy- / da Troya, él aportó con sus na- / ves en Cartago, çibdad nueva- / mente hecha \por / Elisa Dido, ¶ la / qual, pagada de Heneas, se casaron / en uno, de la qual ovo uno hijo di- / cho Julyo. ¶ Y después de avy- / do, por algunas causas él se par- / týo de allý y se llevó consygo los hi- / jos. ¶ E arribando en Ytalya a- / donde pobló a Napol, sojudgó / grand tierra, do se llamó rrey. ¶ Y / Julio, su hijo, casó y ovo un hi- / jo que llamaron Bruto. Y muerto / Eneas, Escanio, syendo rrey de / una parte del sennorýo de su pa- / dre y Julyo de la otra parte (f. 78r) eso mesmo. ¶ Según lo dize / Leomarte, que un dýa andando a / monte Bruto y su padre, syendo / de hedad de veynte annos Bruto, / y estando anbos en una arm- / ada, vino el venado y va Julio, / por lo heryr, lançó Bruto, su hi- / jo, una saeta con un arco por he- / ryr el venado y travesando / su padre, le dyo la saeta por el / cuerpo, de que murió. ¶ Pero / antes que muryese mandó que no / le fuese demandada aquella mu- / erte nin le fuese retraído. ¶ Mas / los del rreyno no lo quisieron por / rrey, diziendo que era patreçida, / antes lo hecharon de la tierra y 963 to- / maron a Estanio por su rrey. ¶ El / qual Escanio le dyo gentes y naves / y todo lo que ovo neçesaryo, el qual / se yva la výa de Troya y apor- / tó en el rreyno de Macedonia, / ¶ el qual Bruto era muy buen cava- / llero, asý de armas como de otras (f. 78v) loables costumbres. ¶ En Maçe- / donia por estoçes rreynava un / rrey dicho Pandraso, el qual avía / seydo en la conquista de Troya y te- / nía allý grand gente cativa de los / troyanos, segund a ello testi- / monió Leomarte, ¶ entre los / quales era el obispo Eleno, hijo del / rrey Príamo. ¶ Bruto vyendo a que- / lla gente de su generaçión en tan- / ta myserya, allegolos a sý y to- / mando un castillo hizo cruel / guerra contra aquel rrey, de manera que / le costrinnó a dexar los cativos / y le dio una hija suya por mug- / er, ¶ a condiçión que se fuese de / su tierra. Y éste trató de paz den- / tre’llos hizo y trato un muy bu- / en cavallero d’aquel rreyno que avýa / nonbre Asacaro y él consejó a Bru- / to que por la paz fuese fyrme, que le / demandase su hija por muger, la / qual se llamava Yogenis. ¶ Y he- / cho el casamiento, el rey le dio más / naves y bastimento y grandes jo- / yas y le dyo todos los troyanos (f. 79r) que tenía presos. ¶ Recogidos / todos los troyanos y su capitán / Bruto con ellos, queryendo yr la výa / de Troya, jamás los vientos les / dieron favor para seguir aquella vía. / Y viendo aquello bolvieron la / vía de Ynglaterra o digamos la / výa del Oçeano, porqu’el ayre del / levante les era contraryo. ¶ Arri- / baron en aquella ysla, la qual era / poblada de gigantes, y guerre- / ándoles por fuerça les echa- / ron fuera y allý poblaron. ¶ Y / tomando la tierra el nonbre del capi- / tán, llamose Brutanna y los mo- / radores brutonnes, de Bruto, aquel / nieto de Heneas. ¶ Este Bruto / d’aquélla su muger ovo dos hijos, / los quales con su madre hordena- / van 964 de matar al rrey. ¶ Fue él / d’ello avysado y por no herrar / ya tanto que avyendo muerto a su / padre, a los hijos suyos y muger / lo tal hiziese. ¶ Acordado de los des- / terrar de su rreyno y dioles fustas (f. 79v) y gente y bastimento y mandoles / que syguiesen la výa que su fortuna / les ofreciese. ¶ Y que no asentas- / en tierra syno do hallasen la / más hermosa y linpia agua. E- / llos navegando apartaron en las / mares d’Espanna entre las gran- / des montanas de Viscaya, la qual las oras no era byen pobla- / da ¶ Deçendió de la nave el uno / de aquellos ynfantes y açerca del / puerto halló una muy bella / fuente, y quando la vydo hizo ve- / nir allý la madre y al otro her / manno y commo fuese latyno dixo: / “O que mundaca”, que quiere decir: “O que / lynpia agua”, y allý hizieron / su asyento y poblaron un lugar / que oy se llama Mundaca. ¶ La gen- / te de aquella tierra abitava en cuevas / y entre pennas y concavydades de / aquéllas, que no avýan yndustrya de / hazer casas. ¶ Y eran guerrea- / dos y maltratados de un conde / sennor de Esturyas. ¶ Commo estos / ynfantes fuesen gente de guerra (f. 80r) y del exerçiçio de aquélla sopies- / en, allegaron asý aquellas feroçes / gentes 〈gentes〉 y fueron contra a- / qu’el conde y vençiéndolo, hizie- / ron muy grand matança en sus / gentes1695. ¶ Y tan crudamente hazí- / an su guerra que les dezían: vis caya / y vis en latyn quiere dezir dos. / Asý que querýan que fuesen dos ve- / zes caya o más crueles dos / vezes, que Caýn. ¶ Y corronpiéndo- / se el bocablo, dízenles viscaynos, / y a la tierra Vizcaya. ¶ Algunos / quieren dezir que esta tierra fue pobla- / da d’aquellas barcas que Tytus y Vas- / pasyano hecharon de Iherusalem, y aun / dizen que los hizo deslenguar / y que por tanto hablan 1695 La mítica batalla de Arrigorriaga (piedras rojas) forma parte de la mitología vasca y es citada también por Lope García de Salazar en sus Bienandanzas y fortunas. 965 aquel lengo- / haje tan apartado. ¶ Lo qual niega / la estorya de la conquista de Iherusalem quan- / do fue destruýda, ca no dize que le / cortaron las lenguas, nin menos / ninguna d’aquellas barcas que apor- / tase allý, ¶ salvo que la una arry- / bó a Burdeo y la otra a Ynglaterra / y la otra a Narbona. Y por esto (f. 80v) pareçe ser incierto. ¶ Y sy querrán / dezir que fuese antes la destruyçi- / ón de Iherusalem que la de Troya, no es a- / sý por quanto Troya fue destruyda / en fyn de la quarta hedad, syendo / juez de Isrrael Abdam. ¶ Y fu- / eron los muros de Iherusalem derro- / cados en la sesta hedad, en fyn de / aquélla. ¶ Y duró la quinta, que fue / entre medias d’estas dos, CCCC / LXI annos y más la sesta adelan- / te, que duró CCCCXX annos. ¶ Assý / que tornando al caso, rrecontarse ha / luego de los lynajes y armas / de los que de aquella montanna salle- / ron y asý mesmo habitaron. ¶ Y pri- / mero se dirá de los mas antigos / lynajes. Del linaje y armas / de los de Byscaya (f.i.) Escrývese en la coronia (sic) del / rrey don Rodrygo1696. ¶ Que / en aquel tienpo avýa un duque de / Viscaya, el qual avýa nonbre Arduy- / ça y tenía un hermano que se lla- / mava Chanchuxe y un primo que se / llamava Retuxe. ¶ Y éstos fuer- / on con el rrey don Rodrygo a la (f. 81r) batalla do él se perdyó y allý / muryeron estos tres sennores. ¶ Pe- / ro dexada esta antigüedad, ver- / né a lo que después que la perdiçión d’Es- / panna vyno, commo fue rreforma- / da la cavallería de Castilla y los hi- / josdalgo d’ella. ¶ Es saber que / Nuno Rasuera el muy buen ca- / vallero, el hijo mayor que ovo, le di- / xeron Frayn Laýnez, y éste pobló / a Haro. ¶ D’este desçendyó un ly- / naje de 1696 Pedro del Corral, Crónica de Crónica del rey Rodrigo con la destruyción de España y como los moros la ganaron, Sevilla, 1499 y Alcalá de Henares, 158l 966 muy buenos cavalleros y / gente de grand valor, los quales se llamaron por apellydo los de / Vyscaya. ¶ Y el mayor de la casa / era sennor de Viscaya, del qual ly- / naje ya no ay memorya, nin cava- / llero, nin hijodalgo que se llame d’a- / quel apellydo. ¶ Y esto creo causar / qu’el sennorýo d’aquella tierra vyno en / el lynaje de Haro. ¶ Las armas / d’este lynaje de Viscaya son éstas: un escudo blanco con un rrobre / verde y un lobo prieto al pie o / tronco del árbol arrimado. (f. 81v) [EMBLEMA] De los de Haro (f.i.) Después, commo dixe, vyno / el sennorýo de Viscaya en / don Diego de Haro, que fue / conde de D’ella, el qual se quemó en los ba- / nos y dexó hijo a don Lope de / Haro, al qual mató el rrey don Sancho. / ¶ Dexó una hija que dixeron dona / Marýa, que casó con el ynfante don Johan, hermano del rrey don San- / cho ¶ Aquí çesó el sennorýo de Vys- / caya de ser de los de Haro, los / quales traen por armas don (sic) lobos / negros con sendos corderos blancos / en las bocas, que dizen çevados / y el escudo es blanco y la horla. (f. 82r) colorada con aspas amaryllas / syn cuento. [EMBLEMA] De las armas del linaje de Lara (f.i.) Antiguo y grand lina- / je fue el de Lara, y llam- / áronse primero los ynfan- / tes que fueron aquellos syete herma- / nos hijos de Nuno Gustius, ¶ los / quales los moros mataron en el can- / po d’Aravyanna, que los vendió su týo / don 967 Rodrigo. ¶ Después ovo otr- / os hermanos los quales fueron / éstos: el conde don Pedro, y el conde / (tachado: lla) don Álvaro, y el conde don Her- / nando, y el conde don Gonçalo. ¶ És- / tos traen por armas calderas prie- / tas en canpo blanco. ¶ Pasó el se- / nnoryo de Viscaya en este lynaje. (f. 82v) ¶ Por quanto don Johan Nunes de / Lara casó con dona Marýa, hija de don Johan el Tuerto, que hera / hijo del ynfante don Johan, que mur- / yó en la Vega, que era sennor de Vys- / caya y su hijo don Juan heredó el / sennorýo y (tachado: no) dexó (tachado:sy) aque- / lla hija que era mayor por sennora / y este don Johan el Tuerto mató el / rrey don Alonso en Toro. (ESCUDO ) De los Gevara (f.i.) Gevara es una casa de las / más nobles de Viscaya / y muy antigua, ¶ ca se- / gund quieren algunos, venir aquéllos / derechamente del linaje de aquellos / ynfantes que arribaron a Mundaca, (f. 83r) que eran de la casa rreal de Troya. / ¶ Los quales traen por armas / un escudo partido en quartel y en / los quarteles tr[a]en herminos neg- / ros sobre blanco, puesto en van- / da y el canpo es amarillo y son / tres vandas en las que están los / herminos, ¶ y en los otros dos / quarteles ay en cada uno çinco pane- / las blancas en canpo colorado puestas en cruz. [EMBLEMA] 968 Del linaje de los de Mendoça y / de la difirençia que ay en sus armas (f.i.) Del linaje del buen / Çid Ruy Dias vyenen los de / Mendoça, lo qual segund es- / cryve el coronista del rrey don (f. 83v) Hernando, que juntó los rreynos / de Castilla y León1697, que fue d’esta ma- / nera. ¶ Laín Calvo, que fue uno / de los dos juezes de Castilla que / los castellanos hizieron entre sý. / ¶ Casó con dona Elvyra Núnez, hija de Nuno Rasuera, que era / el otro juez, do deçendieron los / condes de Castilla ¶ Ovo d’ella / quatro hijos: al mayor dixeron Fra- / ýn Laýnez, el que desuso es dicho; / ¶ al segundo dixeron Laýn La- / ynes, y d’este desçendieron los de / Mendoça; ¶ y al terçero dixeron / Ruy Laýnez; y al quarto dixeron / Nuno Laýnez. ¶ Éste ovo un / hijo que dixeron Diego Laýnez / que fue padre del Çid Ruy Dias. / ¶ Por quanto algunos quieren de- / zir qu’el Çid fuese hijo de una la- / bradora y aun molinera, lo qual / no es asý, salvo d’esta forma. / ¶ Este Diego Laýnez, syendo / mançebo por casar, cavalgando / un día de Santiago en el mes de (f. 84r) julio encontró en el camino una / aldeanna que llevava de comer / a su marydo al rrestrojo, y echose / con ella por fuerça y enprenose / luego de un hijo. ¶ Ella yda a / su marydo contójelo todo lo que le / conteçiera y él, por dar a conoçer / que creýa que no fue por su grado / eso mesmo, echose con ella y en / prenola de otro hijo. ¶ Ella ovo / a paryr y al hijo de Diego Laý- / nez pusyéronle nonbre Hernando / Díaz, y por esto dizen algunos / que fue el Çid Ruy Díaz, e yérran- / lo, ¶ ca este Hernando Díaz ca- / só con hija d’Antón Antolínez de / Burgos y ovo 1697 Crónica del rey Fernando III. No obstante, ni en los manuscritos consultados (BN Ms. 642, Ms. 10.273 y Ms. 9.233) .ni en las ediciones posteriores del texto figura esta cita, la cual fue posiblemente extraída de De Rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez de Rada, Libro V cap. 1. También se puede localizar en obras posteriores caso de la Crónica General de España de Alfonso X el Sabio 969 d’ella quatro hijos, / a Martín Antolínez e a Melen / Fernandes, y a Herand Alonso e Or- / dono, que fue el menor, y éstos fue- / ron los sobrynos del Çid. ¶ Y des- / pués que Diego Laýnez ovo aque- / llo con la labradora, casó con do- / na Teresa Núnez, hija del conde / don Nunálvarez de Amaya (f. 84v) e ovo d’ella este Rodrigo de By- / var, que dixeron el Çid Ruy Díaz / ¶ Y porque sale ya del propósyto / dexo de más dezir y torno al / lynaje de Mendoça, que ya avéys vis- / to commo viene de aquel Laýn Laýn- / ez ¶ Éstos de Mendoça traen tr- / es maneras de armas tan dife- / rentes las unas de las otras / que en nada no se pareçen, de las / quales escriviré lo que d’ello pude de- / prender. ¶ Sy por ventura / no llevare la výa derecha, aquél / que d’ello más sabe tome la pluma / en la mano y tieste o emiende / lo que fuese errado. ¶ Los Men- / doças que agora poseen la casa / de Mendoça, que es en la monta- / nna, en tierra de Álava, traen las / derechas armas del Çid, que es una vanda co- / lorada con unos bordes de oro / enderredor de la vanda. ¶ Lo qual se toma d’esta manera, qu’el Çid de- / rramava la sangre de los moros (f. 85r) bermeja en el canpo que era ver- / de. ¶ La qual casa es por derecha / subçesyón en poder del duque del / Ynfantadgo y marqués de Santy- / llanna y conde del Real. ¶ Y éstos / aun traen a bueltas las armas de / la Vega, porqu’el marqués don Ýni- / go López heredó la casa de la Ve- / ga, por muerte se su hermano / Gonçalo Ruýz de la Vega, que mu- / ryó syn hijo varón ¶ Ruy Díaz / de Mendoça, hijo de Juan Hurtado / el Viejo, y Diego Hurtado, sennor / de Canete y sus subçesores y aun / otros Mendoças. ¶ Traen por / armas un escudo colorado con / diez panelas blancas hechas / commo coraçones. ¶ Las quales ar- / mas dizen aver ganado los d’es- / te linaje en una batalla que ovye- / ron con los de Guevara, que dizen / que 970 eran quinze y los tomaron las / diez y dexaron las çinco. ¶ Otros / dizen quen aquel lugar do fue a- / quella batalla que avýa muchas (f. 85v) d’aquellas panelas que son hojas / de yerva casy hechas commo cora- / çonnes y porque ellas estavan blancas / de polvo y el can- / po tinto de san- / gre, fueran ellas blancas y el can- / po colorado. ¶ Asý mesmo los / antigos d’este linaje de Mendo- / ça \dizen/ que es cargo de conçiençia traer las / panelas porque son de otro linaje / y muchos ya las dexan y toman / la vanda, y algunos las ponen / por horla de la vanda. ¶ Y pues / d’estas dos maneras de armas he dicho lo que sabýa, diré agora de / las terçeras armas que traen los / d’este lynaje. [EMBLEMA] [EMBLEMA] (Anotación marginal): Otros dizen estando en canpo los de Gevara contra los de Mendoça, y menos jente, que [las] mujeres d’ellos vinieron en hurgoneços y palos en favor de sus maridos y visto por los de Mendoça que huyeron e perdieron su vandera donde venían las armas de manera que eran quinze panelas e que fue letigio sobre que ovo vençido el enganno e no son ninguno y no por valentía. (f. 86r) De los Mendoças de Sevilla (f.i.) Ay en Sevilla, o podemos / dezir avýa, otros Men- / doças que traen otras ar- / mas muy apartadas d’estas o- / tras, y la causa es ésta. ¶ Al tienpo / qu’el rrey don Hernando el Magno / tenía çercada Sevilla vinieron / en su serviçio dos hermanos, / hijos del sennor de la casa de Men- / doça y ninguno d’ellos era el pri- / mogénito. ¶ El mayor se llama- / va Juan Hernández de Mendoça / y el otro Hernán Divánez de Men- / doça. ¶ Y por sus virtudes / y hechos nobles al tienpo que fue / ganada la çibdad, fueles da- / do por el rrey en la 971 çibdad un ba- / rryo, que es dende Santa Catalyna / hasta Santiago el Viejo. ¶ Y dio / a Johan Hernandes el alcaldýa / mayor, ca se dize en el rreparty- / miento, quando en Sevilla el rrey la / rrepartyó a los nobles de su rrey- / no1698. ¶ Copo a Johan Hernandes (f. 86v) de Mendoça la Casa de los Çipre- / ses. ¶ Muerto el rrey don Hern- / nado subçedyó don Alonso, su hijo, y después su nieto don Sancho, / en tienpo del qual vyno en Castilla / un grand varón llamado don Juan / Mate de Lunna. ¶ Y éste fue almir- / rante de Castilla y camarero ma- / yor del rrey don Sancho, ¶ se- / gund dizen las letras que están / enderredor de su sepulcro. ¶ Éste / casó con dona Estevanía de Çava- / llos, que era una grand sennora, y o- / vo d’ella un hijo, que dixeron don / Fernán Mate. ¶ Y muerto el almy- / rante, la muger casó segunda vez / con don Alonso Marrrique, a que dezí- / an don Alonso el Moço, donde vy- / enen los condes de Castaneda. ¶ Y / ella por el segundo marydo ol- / vydó el hijo del primero, de ma- / nera qu’el patrymonio de aquél e- / najenó y enrrequiçió a los hi- / jos del segundo, ¶ ca era de aquél / Almódovar del Rýo y el vado / de las Estacas y otras muchas (f. 87r) heredades y d’esta forma aquél / quedo deseredado. ¶ Pero conos- / çiendo su nobleza, aquel Johan Ferrandes / de Mendoça, ya antes dicho, una / sola hija que tenía le dyo por mu- / ger, ¶ mas ovo tales condiçio- / nes: que los hijos que en uno ovy- / sen tomasen el apellydo de la / madre, qu’era de Mendoça y tra- / xesen las armas del padre, que / eran las de Luna, y por tomar / el apellido dexaran el 1698 Estos dos Mendozas sevillanos Juan Fernández y Fernando Ibáñez de Mendoza han sido estudiados en la obra de Sánchez Saus, Linajes sevillanos medievales, Sevilla, 1991. Según este investigador, que se basa principalmente en los testimonios de Salazar y Castro, los datos mencionados por Hernández de Mendoza sobre la participación de estos personajes en el repartimiento de Sevilla son correctos en lo tocante a la colación de Santa Catalina (p. 190) 972 don1699. ¶ Y / aun se dize qu’el paje que dyo con / el tejo en la teja que mató al prime- / ro rrey don Enrrique en Palençia, / que era del linaje de Mendoça, ca y por / esta causa los del linaje per- / dieron el don1700. ¶ Estos Mendo- / ças fueron los primeros que salle- / ron d’aquella casa a demostrar / su valor y a procurar la honor / y fama. Al padre d’aquellos / dos hermanos dezían don Die- / go el Chico, cuero syn yjada, el / qual era sennor d’aquella casa de (f. 87v) Mendoça. ¶ Las armas que los hi- / jos d’este don Fernán Mate toma- / ron de su padre y abuelo son / un escudo blanco con una luna / estacada de oro y negro, ¶ las / quales lunas traýa el conde de Luna / de Aragón y oy día las traen los / sennores de Villaheliche. ¶ Y / más, traýa el almirante don / Johan Mate una horla azul con / unos rroeles, hecho de dent- / ro commo veros amaryllos / y colorados. ¶ Y esto por tanto / commo él fuese de la casa d’Ara- / gón, no quiso poner los baston- / es en la horla, mas púsoles de / aquella manera con sus propias / colores y estas armas traen es- / tos Mendoças de Sevilla. ¶ Ten- / go en este tratado una manera / d’escrevyr algunas personas / syngulares de grand autory- / dad sy las ay en algund lyna- / je, fue vysnieto d’este almiran- / te un notable perlado que ovo (f. 88r) neste rreyno el qual fue don Lope / de Mendoça, arçobispo de Santya- / go de Galyzia, el qual los galle- / gos tyenen que es santo.1701 1699 Aquí el autor incurre en un error al identificar este primer Juan Fernández con su nieto del mismo, que en efecto fue el suegro de Fernán Matheos, hijo del almirante, el cual renunció a su apellido en las capitulaciones matrimoniales y es origen de los Mendoza sevillanos (Saus, Op. cit., p. 190). 1700 Argote de Molina cita también esta misma historia en su Nobleza de Andalucía, p. 119. 1701 1363-1445, fue hijo de Juan Fernández de Mendoza y de Leonor Saavedra, hermano del famoso Diego Fernández; obispo de Mondoñedo y luego de Santiago en 1400. 973 [EMBLEMA] Donde ovyeron los Hurtados este nonbre (f.i.) Por quanto ningún / linaje en Castilla no ti- / ene por rrenonbre Hurta- / do, syno éste de Mendoça, pensé de poner aquí su prinçipio, ¶ ca / segund hallé en las corónicas / d’este rreyno, el rrey don Alonso / que ganó a Toledo ovo una hija / lygítyma, que se llamó dona (tachado: v) / Urraca, ¶ la qual casó con el con- / de don Remón de Tolosa y éste (f. 88v) ovo d’ella un hijo que llamaron / don Alonso Jordán y cobró este / rrenonbre porque quando el conde pasó / en ultramar con los otros prínçipes / llevó a su muger y allá paryó aquel / hijo, y fue bautizado en el rrýo / Jordán. Fue este don Alonso en- / perador d’Espanna. ¶ Muerto / el conde en vyda de su suegro e- / lla casó con el rrey don Alonso / d’Aragón, los quales después / se partyeron de en uno. ¶ Y la / rreyna a hurto hechose con el con- / de don Gómez d’Espinna e ovo / en ella un hijo que dixeron don / Hernando Hurtado, porque fue / avydo a furto. ¶ Y este conde / don Gómez fue muerto en la / batalla que ovyeron los castella- / nos con aquel rrey d’Aragón en d’Espinna, çerca de (tachado: f) Sepúlveda / y matolo uno que dezían el con- / de don Manrrique por envidya / que le avýa de la rreyna. Y d’es- / te don Hernando Hurtado no / dize mas la corónica salvo de (f. 89r) cómmo naçió y seceyó ¶ Pien- / so que se allegó al linaje de Mendo- / ça y sus hijos tomaron el Hurta- / do por sobrenonbre y el Mendo- / ça por apellydo. Del funda / miento del apellido de Ayala / y do cobró este nonbre 974 (f.i.) Este linaje o apellido / segund dizen, no se ha / de dezir Ayala, mas / Aya La. ¶ Y este solar o casa / es en Álava y es una grand / cosa segund aquella tierra. ¶ Este vocablo que dize el nonbre d’este / linaje no se ha de dezir junto, / mas házele dos sýlabas di- / ziendo: “Aya La”. ¶ Y la causa / por do proçedyó este tal nonbre / es esta: ¶ En aquel valle avýa / dos cavalleros, padre e hijo, / muy maravillosos onbres / y de grand mereçimiento y valor, / ¶ al padre dezían por nonbre / Vellaco y al hijo Velaques. 〈los〉 (f. 89v) Commo los moros todavýa gue- / rreasen a Espanna, después de la / batalla y aquella tierra fuese mu- / cho maltratada con la guerra de los / enemigos, ¶ ellos se opusyer- / on a la defensa y a ganar de lo / perdido, y commo el caudal no bas- / tase a las despensas de la guerra, / ¶ el padre pidió por merçed / al rrey que le hiziese merçed de las / tierras y lugares que defendiese y / ganase y que los moradores d’ellas / fuesen esentos de todo tributo / rrealengo. ¶ Y el rrey dixo a / las oras: “Aya la”, y de allý toma- / ron aquel nonbre Ayala. ¶ E estos cavalleros yazen oy dýa sepul- / tados en sendos luzillos en un / monesteryo de duenas que se lla- / ma Santa María de Respaldiçia, a / media legua de la casa d’Aya- / la. ¶ Y tan enteros están commo / cuando los pusyeron , hallase por / verdad que, quando en aquella tierra / se detienen las aguas, que abren / aquellos sepulcros y dizen allý / rresponsos y dende a terçer dýa (f. 90r) llueve. ¶ Éstos de Ayala tye- / nen por armas dos lobos ne- / gros en canpo blanco, las len- / guas bermejas sacadas con una / horla colorada con aspas amary- / llas syn cuento. [EMBLEMA] 975 De los d’Onez (f.i.) En Vycaya \ay/ muchos van- / dos, pero los prinçipales / son de dos rrenonbres. / Asý commo dezimos que todo el mun- / do es dos opiniones, que dizen gel- / fos y gebylines, ¶ d’esta forma / son en aquellas montannas Honez y Gunboa. ¶ Este lynaje de Honez / trae por armas tres flores (f. 90v) de lis blancas en canpo colora- / do. [EMBLEMA] Armas de los de Çalaçar (f.i.) Los Salazares son de gran / sangre y muy antigos / y son grandes onbres en / las montannas. ¶ Y éstos traen / por armas syete estrellas colo- / radas en canpo amaryllo, y [otros] de- / llos traen treze, ¶ ca dizen que uno / de aquel linaje ganó de otro del / mysmo solar las seys y por esto / los que vyenen de aquél que las ganó tr- / aen las treze, pero todos son de / un solar. (f. 91r) [EMBLEMA] [EMBLEMA] Las armas de Velasco (f.i.) Son por agora los de Velas- / co grandes sennores por aquel / rrey don Enrrique, padre del rrey don Johan el segundo. ¶ Dyo / a Pero Hernández de Velasco gran / patrimonio. Después [d]él este rrey / don Johan dyo a su hijo a Haro y / Çereso y Bylhorado, que eran del rrey / don Johan de Navarra que fue 976 rrey / d’Aragón, y lo hizo conde de Haro. / Traen por armas çinco puntos / de veros en cruz azules en can- / po blanco1702. (f. 91v) [EMBLEMA] Armas de los de Çavallos (f.i.) Este apellido y solar es / en las montanas entre / Trasmiera y Asturyas de Ovyedo, en un valle que dizen / Val de Cayón. ¶ Ovo en este reyno grandes onbres d’este linaje, / en espeçial no ha mucho que en To- / ledo moraba un cavallero cuyo / nombre por agora no se me ofrece, / ¶ el qual era adelantado de Murçia / y era muy heredado en aquella / çibdad y su casa era çerca la yglesia / moçárabe que dizen Todos Santos, la / qual casa es agora monesteryo de / duennas que llaman de la Madre (f. 92r) de Dios, el qual monesteryo prinçi- / pió uno sennor fijo de don Alonso / de Sylva, conde de Çihuentes, ¶ y a- / quel adelantado era sennor de la Huer- / ta del rey de Toledo. ¶ E por des- ¶ servyçio que hizo al rey don Enrrique / el tercero, lo mató y hizo merce- / des a otros de lo suyo. ¶ En espe- / çial dyo la Huerta del rrey a don / Álvar Pérez de Guzmán, alguazil / mayor de Sevilla, padre don / Alonso de Guzmán. ¶ Traen por / armas las de Cavallos tres barras / negras en campo blanco con una hor- / la jaquelada de colorado y amaryllo. 1702 Los Velasco son un caso de nobleza de segunda fila encumbrada en la Baja Edad Media, sus orígenes están en los valles de la montaña burgalesa, en el norte de los actuales partidos de Sedano y Villarango. Su primera cabeza conocida es Sancho de Velasco (ca. 1214), pero quien eleva el rango del linaje es su bisnieto Sancho Sánchez de Velasco quien con Fernando IV adquiere los oficios de portero mayor de Castilla y adelantado mayor (González Crespo, Esther, Elevación de un linaje nobiliario castellano en la Baja Edad Media: los Velasco, Madrid, 1981). 977 [EMBLEMA] (f. 92v) De las armas de Solórzano (f.i.) Cerca Santander es el valle / de Solórzano, do es un so- / lar antiguo de buenos / cavalleros y el sennor de aquél es pary- / ente mayor de más de dos mill / onbres, ¶ los quales, avyéndoles / menester, en terçer dýa y antes / los allega. ¶ Son las armas d’es- / te solar un escudo partido en qu- / artel, en los dos quarteles de ca- / da uno dos flores de lis de oro / en canpo azul. ¶ Y en los otros / dos quarteles en cada uno dos hoçes / de segar de plata en canpo verde. / ¶ Y si no fuere oro o plata la co- / lor amarylla y blanca suple en / su lugar. [EMBLEMA] (f. 93r) Las armas de los de Gauna (f.i.) La casa e solar de los de / Gauna es en Álava a dos / leguas de Vitorya y tiéne- / la el mayor del linaje. ¶ Esto se dize porque acaçe que muchos so- / lares están en poder de otros / sennores que no son de aquel linaje. ¶ Ay / d’este linaje buenos cavalleros y / aun en la cibdad de Huepte ovo / un muy buen cavallero que se llama- / va Pero Ruiz de Gauna, que va- / lyó mucho en aquella tierra, ¶ de cuyo / tronco ay oy nietos y vysnietos / en aquella çibdad y comarca. És- / tos traen por armas un escudo / azul con dos calderas amaryll- / as y los cabos de las asas que sa- / llen de la caldera tiene dos ca- / beças de sierpes, dada un nu- / do una con otra, y tiene el escu- / do una horla colorada. ¶ Es- / tas armas ovo ganado el ar- / çidyano don Fernán Ruyz (f. 93v) 978 de Gaonna en una batalla que ovo / con otro su contraryo y lo vençió. Que de antes cabeças de syerpes / trayan y, quiçá, son aquéllas que están / dadas nudos en el asa de la / caldera. [EMBLEMA] De las armas de los Mendano (f.i.) Los de Mendano / en Vizcaya son unos de / los que más en ella valen. / Es grand casa y es su solar en / Urquiçio. ¶ Su prinçipio fue / commo de los otros solares, que por / defender la tierra hizieron casas / fuertes, asý para se defender commo / para guerrear. ¶ Traen por ar- / mas un escudo azul y en él una / camisa morysca blanca con tres (f. 94r) saetas hincadas en ella, las / astas todas sangrientas. [EMBLEMA] Armas de los de Lasarte (f.i.) Es la casa d’éstos en Açuya / y traen por armas un escudo partido en pal, a la / mano derecha tres lobos blan- / cos en canpo verde y a la otra par- / te çespedes verdes en canpo ama- / ryllo. [EMBLEMA] (f. 94v) Del linaje de Ugarte 979 (f.i.) El solar d’este lynaje es en / Ayala cerça de la casa de / Nuçibay. ¶ Ay en este ly- / naje muy bueno hijosdal- / go. ¶ Sus armas es un escudo / blanco con un rrallo negro. [EMBLEMA] De las armas de Çarate (f.i.) El solar y casa d’este linaje / es cerça de la casa de La- / sarte. ¶ Y traen los d’es- / te linaje por armas nueve pa- / nelas blancas en canpo colo- / rado. (f. 95r) [EMBLEMA] Armas de los de Londono (f.i.) Londono es çerca de Urdu- / nna y ay d’este linaje bue- / nos caballeros. ¶ E yo co- / noçí en casa del rrey don Johan, que / fue rrey d’Aragón, un su maryscal que se / dezía Sancho de Londono. ¶ Traen / por armas un escudo d’argén con / nueve oros amaryllos como / naypes. [EMBLEMA] (f. 95v) Donde proçedieron las Man- / rriques y de sus armas (f.i.) Agora pues he escrito / de los solares de las mon- / tanas de Viscaya es rra- / zón de baxar a lo llano. ¶ Y aun quiero suplicar a los sennores d’es- / te linaje y a los otros grandes / que se dirán, que no me culpen dizien- / do tocar en synpleza por aver di- / cho de los otros lynajes muy me- / nores que los suyos ante que d’ellos, / ¶ lo qual lo hize no avyendo / rrespectos a sus mereçimientos sal- / vo por no 980 rrodear my camyno, / ¶ que commo la montanna es frago- / sa, se ovyera una vez de sallyr / d’ella forçosamente a tornar ovye- / ra, fuera afán enojoso y aun / trabajoso. ¶ Y por tanto diré lo / que he deprendido de los lynajes / muy nobles de que entyendo de tra- / tar ¶ Commo quiera que en las monta- (f. 96r) nnas de Viscaya quedan diversos / solares linajes y rrenonbres y ar- / mas por escrevyr, quiero rrecontar / de otros que son dignos de men- / brança que abytan desde la mar / hasta Burgos y Ryoja y otras / serranías y montanas que por a- / llý confinan. ¶ Ca sy he çesado d’es- / crevyr mas de Viscaya 〈sy〉 es por- / que más de los ya dichos lynajes / no han venido a my noticias. ¶ Pe- / ro confýo por Nuestro Sennor que me da- / rá lugar que haziendo my ynqui- / syçión algunos vernán a my sa- / bydurýa, lo qual es puesto que ven- / gan a postre no será grand ye- / rro. ¶ Y por quanto los Manrri- / ques, que son tan nobles y tan gran- / des sennores y abytan y son e- / redados en aquellas faldas de / las montannas de Viscaya y Á- / lava y Gepusca, acordé de / començar en aquéllos. ¶ Ay dos (f. 96v) opiniones en el comienço d’es- / te apellido, los quales entranbos / diré y lo que pareçera más per- / fecto o creyble, aquello se rreçiba / por perentorio. ¶ Dizen que / uno, en quien ovo prinçipio este ly- / naje y rrenonbre de Manrrique fue / por se solazar un dýa a caça y / que aquél el canpo era nevado ¶ y / la caça que mató, desparzida la san- / gre sobre la nieve, dio de sý grand / hermosura, el qual muy pagado / de tal beldad fue ençendido en / deseo sy de tal belleza muger / alcançar pudiese, no es cosa que / por la tal no pusyese en obra. / ¶ El nuestro adversaryo, que de contynuo nos sygue, luego presu- / myó de le enganar y commo el ca- / vallero continuase el yr a caçar, otro / día, seyendo al çevar de las / aves, el diablo le apareçió en / forma más bella que podýa ser 981 (f. 97r) que la rresplandor de la sangre / y nieve procedýa no era tan- / ta, la qual se mostró con asaz arreo / femynil. ¶ Ençitado del calor / de Venus, el mançebo caçador / la rrequiere de amor, al qual ella / dize que, sy le plogiese que de líçito / amor a ella plazía de ser en su / poder, tomándola por muger, / ffyngiendo ser de alta sangre, / por cuyo amor ella la casa de ssu / padre desanparó. ¶ En fyn el ge / lo otorgó y venido el caso en e- / fecto, ovo en ella dos hijos. Ya / eran aquellos bonillos ynfantes, / quando al sennor fue dicho que la se- / nnora en la mysa, al tiempo de alçar, / los ojos se tapava. ¶ Él, por / saber aquel mysteryo, mandó secreta- / mente a dos escuderos, que aquel tiempo / çerca d’ella estando, que le toyesen / las manos con que los ojos se solía / cobryr. ¶ Y al tienpo que lo asý hizie- / ron los hijos eran çerca d’ella y / tomando al uno con la una ma- / no y al otro con la otra dando (Anotación marginal): Que los spiritus malinos tomen semejantes formas en muchas partes de Sacra Escritura da testimonio d’ello. Ca Sant Gerónimo en la vyda de los padres escrive diversos enxenplos d’esto y Sant Gregoryo en el Diálogo eso mesmo la corónica del Flos Sanctorum largamente de muchos / santos que luego fueron tentados por esta manera sescryve en espeçial en la estorya de Sant [Andr]és de un obispo commo fue tentado de dyablo tomando forma de muger (f. 97v) un grand estallido salle por una / ventanna de la iglesia. ¶ Y, al tiempo, / del sallyr cayósele el un hijo, / que era el mayor, y ella de una gran / voz diziendo: “El más rrico me / duele”. Y por aquella palabra la (sic) / pusyeron nonbre Manrrique1703. ¶ Y 1703 Las leyendas que relatan los matrimonios entre seres fantásticos y mortales no son raras en la literatura medieval, es famosa la historia de Melusina y Remondin. En nuestra geografía esta temática tuvo una profunda raigambre en especial en el folklore vasco y navarro donde encontramos la leyenda del origen de don Diego López de Haro. Dentro de esta tradición se puede situar esta historia sobre el origen de los Manrique sigue el ciclo general de: 1º Encuentro y compromiso matrimonial, 2º Condición por parte del ser sobrenatural, 3º Unión matrimonial, 4º Quebrantamiento de la unión y sus consecuencias. Para abordar de una manera más amplia esta 982 di- / zen más que, al caérsele, endyó la / una del pulgar del pie derecho. / Y quieren algunos o que fue de la ca- / ýda o por ser de la naturaleza / del diablo. ¶ Y aun dizen que todos / los de aquel linaje la tyenen asý hen- / dida. ¶ Esto no es cosa aténty- / ca, los spíritus como sean yncor- / póreos no pueden usar de aquell- / os actos corporales commo noso- / tros, ¶ ca aquel cuerpo que muestra / quando alguna vez se ofrecen, rre- / çiben elo del ayre y commo sean cosa de / vapor, no es capaz nin cosa sus- / tancial para rretener cosa en sý. ¶ Y, / por tanto, es ynposyble poder / aquella forma concebyr, mas es / fiçión como la que dize Ovydio de / los çentauros que fueron conçeby- (f. 98r) dos de una forma que Juno hi- / zo en el ayre1704. ¶ Pero esta segun- / da rrazón que agora diré es la más verdadera ¶ Ca dizen que un man- / çebo muy arristado y muy rriquí- / symo mercadante, vyno en este / rreyno, el qual con la mucha rriqueza / que tenía conpró muy grand patry- / monio y casa muy altamente y és- / te era natural de Flande ¶ tan- / to que los flamencos y gentes de su / tierra, vyniéndolo a ver, dizían en / su lengua: “O manrrique, o Manrique”. / Querýan dezir en aquella lengua / flamenca: “O varón rrico”. ¶ Éste sse / dyo tanto al serviçio de los rreyes / que alcançaron sus hijos y los que d’él / desçendieron ser condes y muy gran- / des sennores, ¶ los quales por cau- / sa de aquel bocablo tomaron o quedo- / les aquel apellido Manrrique ¶ D’este / linaje desçendió aquel valyente con- / de don Manrrique, el qual tomó por / fuerça la guarda o tenençia del rey / don Alonso, hijo del rrey don Sancho (f. 98v) cuestión veanse los trabajos ya citados de Ramona Violant Ribera, El matrimonio entre hada y mortal en el folklore de la zona pirenaica y de Jon Juaristi, La leyenda de Jaun Zuría. 1704 Los “Hijos de la nube”, nacidos de Ixión y de Nefele. Según Ovidio, Ixión se había atrevido a desear a la propia Juno, por lo que Júpiter le envió una nube (Nefele) simulando la figura de Juno, y de esa unión nacieron los centauros (Metamorfosis, Libro XII, 6). 983 el Deseado, que lo tenía don Fernán / Ruyz de Castro y tenía las forta- / lezas del rrey1705. ¶ Commo el conde ovi- / ese al rrey, don Fernán Ruyz hue- / se a Huepte y el conde llevó al / rrey y çercó a Çoryta y dexó al / rrey en el sytio, y él fuese la výa / de Huepte. ¶ Y salló don Fernán / Ruyz al camino allý do dizen el / Berrocal, y pelearon. ¶ Y porque no / osó don Fernán Ruiz atender el encuentro del conde, tomó otras / armas y dio las suyas a otro. Y / al que las tomó mató de su encuentro / el conde. ¶ Y don Fernán Ruyz en- / contró al conde de travyese y ma- / tolo y dixo el conde a don Fernán / Ruyz: “Artero, artero, pero no buen / caballero”1706. ¶ Pues en este syglo o / hedad que corremos no es fuera / de nuestras memoryas, el conde prime- / ro de Castaneda de Segura, Ferrandes / Manrrique, que fue uno de los más es- / forçados cavalleros de su tienpo, cuyos / hijos son los condes de Castaneda / y d’Osorno. ¶ Eso mesmo el adelan- (f. 99r) tado Pero Manrrique, muy esfor- / çado cavallero se halló. ¶ Y sus / muy nobles hijos, el maestre / de Santiago, don Rodrigo Manrri- / que y Gómez Manrrique y sus her- / manos1707. ¶ No son d’olvidar sus / nietos, el conde de Trevyno y el / conde don Pedro de Paredes y / don Jorge Manrique. ¶ Será muy / largo de contar sy me ovyese de / detener en esplicar por menu- / do la notable gente d’este lyna- / je. ¶ Pero baste que las propias / armas d’este apellido son dos cal- / deras escacadas de amaryllo y / negro en canpo blanco. ¶ Commo qui- / era que estos condes de Castaneda y / de Osorio traen eso mesmo las / armas del conde don Tello, que fue / 1705 El conde don Manrique de Lara fue regente y tutor del rey, por lo tanto la persona más poderosa de Castilla en su tiempo. La discordia entre los Lara y los Castro, encarnados en el conde Manrique de Lara y don Gutierre Fernández de Castro respectivamente, se relata ampliamente en la crónica de Jiménez de Rada en el capítulo sobre las discordias entre los nobles de Castilla acerca de la custodia del rey y sobre la fuga de éste a Atienza. 1706 Este episodio es relatado ya en la General Historia, libro 4 cap. 8. 1707 Las armas de Rodrigo Manrique como están descritas se pueden encontrar en otras fuentes tales como: el sello del propio maestre reproducido por Salazar y Castro en las Pruebas de la Casa de Lara (RAH 9/234, f.77) y descripciones del mismo Salazar en el mismo manuscrito (ff. 79 y 142). 984 padre de su abuela, que son un es- / cudo a quarteles, ¶ en los dos dos / castillos rreales y en los otros dos / en cada uno un ágila negra en / canpo blanco. (f. 99v) [EMBLEMA] [EMBLEMA] De las armas de los Sarmientos (f.i.) Los d’este linaje son de / alta sangre y grandes / sennores ay entr’ellos, / ¶ ca ay dos casas de mayoradgo / que tienen condados y aquél do estos / deçienden casó con una ynfante / de Castilla y fuele dada la rre- / posterýa mayor del rrey, de juro. / ¶ El conde de Salinas es él un con- / de, el qual condado prinçipió en Pero / Sarmiento el que tovo a Toledo y d’és- / te es la rreposterýa mayor. ¶ El / otro condado es de Santa Marta en / Galizia y era suyo el adelanta- / miento de Galyzia que de largo tiempo a- / cá era de aquel linaje. ¶ Pero por (f. 100r) muerte del conde don Juan Sarmi- / ento dividiose el condado en dos / partes y dyo el rrey don Enrrique el / adelantamiento a un su privado que llama- / van Pareja. ¶ Traen por armas / un escudo colorado con treze rroe- / les de oro. ¶ El conde de Santa Mar- / ta de d’Ortigeyra, por quanto aquella vy- / lla es solar conoçido, tiene las ar- / mas del condado en esta manera: ¶ Un escudo partydo en pal, a la / mano derecha los rroeles y a la / syniestra las ortigas, que adelan- / te se dirán en su lugar. [EMBLEMA] [DIBUJO] Armas d'Estúniga (f.i.) Este linaje engrandeçió el / terçero rey don Enrique, y / después los otros rreyes 985 (f. 100v) don Johan y don Enrrique engran- / deçiéronles qu’el rey don Johan hizo / conde de Plazençia a don Pedro d’Es- / túniga y el rrey don Enrrique hizo / a don Álvaro, su hijo, duque d’Aréva- / lo (tachado: aun)1708. ¶ Arévalo, porque era de / la rreyna, madre de la rreyna nuestra / sennora dona Ysabel, quitárogela y / después perdieron sus hijos a Pla- / zençia, por debate que ovo entre- / llos, y tomáronla los rreyes, que de de- / recho era suya, de la corona rreal1709. / ¶ Traen éstos por armas una van- / da negra en campo blanco y de- / lante del escudo una cadena al- / derredor amarylla los eslavon- / es como cadena de prisión. ¶ Dy- / zen que éste fue que un rrey estava / preso y que sus vasallos lo fueron / a delibrar por fuerça, ¶ y un / cavallero de los d’Estúniga fue el / que más hizo en su deliberaçión y / y que muryó allý. ¶ Y su hijo / por la muerte del padre tomó la / vanda negra y por la delibera- (f. 101r) çion del rey la cadena de oro Y esto / pudo ser en Navarra por quanto estos na- / turalmente son navarros y aun de la cassa / real de Navarra. [EMBLEMA] (Anotación marginal): Esta vanda esta errada por falta del pintor. 1708 Efectivamente, el origen de los Estúñiga está en el reino de Navarra, lugar de donde parece ser que vinieron a Castilla en la segunda mitad del siglo XIII a causa de las guerras civiles. En la crónica de Pedro I aparece Íñigo Ortiz de Stúñiga como alcaide de Medina Sidonia que se niega a dar muerte a Blanca de Borbón. El encumbramiento de la familia se da, como refiere el autor, en los reinados de Juan I y Enrique III. Este tema ha sido abordado en profundidad por Miguel Ángel Ladero en El siglo XV en Castilla, p. 168-189, y por Mª Luisa Villalobos en “Los Estúñiga: La penetración en castilla de un linaje de la nueva nobleza”, en Cuadernos de Historia, n. VI (1975), pp. 327-355. 1709 El paso de Plasencia a la jurisdicción real se produce como explica el profesor Ladero por el aprovechamiento de los monarcas de la crisis sucesoria de este linaje ocurrida tras el fallecimiento del duque don Álvaro (El siglo ..., p. 173). 986 De los d'Arellano (f.i.) El solar d'Arellano es en Navarra, / mas por sus méritos de los d’este ly- / naje alcançaron en Castilla grandes / estados, qu’el principal del linaje es sennor / de los Cameros y de Nanguas y agora es / conde d’Agilar. El que subçedió en el sennorýo / [el] qual se llama don Alonso d’Arellano, él / commo muy buen cavallero syrbyó a los Reyes / [que] oy rreynan en el çerco de Burgos, / digo muy maravillosamente. Y a bueltas d’otras merçedes que le hizeron, diéronle (Anotación marginal): La casa rreal de Navarra d’esta manera. Don Ýnigo Arista primero rrey de Navarra ovo un hijo [bastardo / que] fue llamado Ýnigo d’Estúniga [que fue muy buen caballero y en vidade su padre hizo gran guerra a os moros desde la casa de Stúñiga, que su padre le dio y por señor de esa casa. Fue llamado don Iñigo d’Stúniga1710] del qual lynaje deçendió Diego Lopes d’Estúniga del conde de Plazençia don Pedro d’Estúniga, ahuego del duque d’Arévalo, don Álvaro (f. 101v) título de conde d'Agilar, frontera de / Navarra que es çerca d’otra villa suya / que se dize Çervera. Quien leyera la / crónica del rrey don Pedro de Casti- / lla hablará que quando este rrey don Ped- / ro hazía guerra al rrey d’Aragón, que tra- / tó qu’el rrey d'Aragón matase a don Enrry- / que, que estonçes era conde y estava en / su ayuda. E qu’el rey don Pedro torna- / rýa al rrey d’Aragón las vyllas y castill- / os que le tenía tomadas ,que passan de vein- / te. Y más que darýa al rrey de / Navarra, que era en estos tratos, / la villa de Logrono. E acorda- / ron el rrey d’Aragón, el rrey de Na- / varra de lo hazer, y para esto hor- / denaron de sse allegar en un castillo / del rreyno d’Aragón frontero de Nava- / rra que se llama Crevillén. Y el con- / de don Enrrique, que después fue rrey / de Castilla, rreçelándose que ovyese / engano no quiso yr salvo que diesen el / castillo a persona de quien se fyase, e / fue entregado el dicho castillo a / don Johan Ramýrez d’Arellano, (f. 102r) 1710 Lectio tomada del ms. II/86 de la RB, f. 73 v. 987 que era navarro y camarero del / rey d’Aragón y grand amigo del rrey / don Enrique. ¶ E él puso gentes en / el castillo y entraron los rreyes y / el conde don Enrrique y don Bernal / de Cabrera. ¶ Y los rreyes no vye- / ron grand partydo de don Johan Ra- / mires que consyntiese en la muer- / te del rrey don Enrique. ¶ Pero él / por la confyança que d’él hizo el rrey / don Enrique, no quiso y asý escapó / de la muerte por la lealtad del buen / caballero. ¶ Éstos traen por armas un escudo partido en pal, el me- / dyo de la mano diestra colorado y el / medio de la syniestra blanco. [EMBLEMA] (f. 102v) De las armas de los Horosco (f.i.) Lynaje muy antigo y de / nobles cavalleros es el de / Horosco en este rreyno. ¶ En / tienpo del rrey don Alonso, que ganó / las Algeziras, fue un cavallero lla- / mado Ýnigo López de Orozco. / ¶ Y quando este rrey vençió Albo- / haçen, rrey de Marruecos y de Tre- / mecen, en el Salado, el quinto / de lo que allý ganó envyó al Papa que era en Avynón, en que avýa muchos / cavallos y moros y muchos ja- / heses y cavalleros y joyas de gr- / and valor. Y este Ýnigo López de Horosco era sennor de Sant Ola- / lla y llevó este presente y tra- / xo del Papa que hazía graçia al rrey de / las terçias de Castilla. ¶ Las ar- / mas d’este linaje es un escudo blan- / co y en medyo una cruz colora- / da, de todo trançe, que haze el escudo / quatro quarteles y en cada quartel un lo- / bo negro con una horla colorada / y la cruz y la horla es todo lleno (f. 103r) de aspas amaryllas. 988 [EMBLEMA] De las armas de Rojas (f.i.) Los de Rojas a havydo / en este rreyno grandes on- / bres, ¶ ca en Toledo ovo un arçobispo que se dezía don Sancho / de Rojas, el qual casó una herma- / na con don Diego de Sandoval, con- / de de Castro y de Denia, que fue uno de / los notables cavalleros de su tienpo, a- / sý en esfuerço como en nobleza / ¶ Diole este arçobispo muchas vi- / llas y lugares con ella a condiçión qu’el / hijo mayor que eredava la cassa / se llamase de Rojas, lo qual pa- / só, qu’el mayor hijo d’ellos se dixo (f. 103v) don Hernando de Rojas, que fue / un muy valiente cavallero de cuer- / po y fuerça y esfuerço y gr- / and justador de rreal. ¶ Éstos tie- / nen por armas çinco estrellas / azules en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los de Padilla (f.i.) Por quanto el prinçipal d’es- / te linaje tiene tierra y ca- / sa en Castilla Vieja, cuen- / to este apellido con estos otros. / ¶ Puesto que por todo el rreyno / muchos d’ellos son habitantes. / Y este prinçipal que digo, que ago- / ra byve, se dize Pero López de / Padilla1711, hijo de Juan de Padilla, / adelantado mayor de Castilla / sennor de Ryoverna que es la (f. 104r) 1711 Este personaje aparece citado por Valera en el Memorial de diversas hazañas como uno de los representantes del rey Enrique IV en la reunión que este tuvo en Guisando con su hermana la infanta Isabel (Madrid, 1941, p. 142). 989 tierra donde era el Çid Ruy Díaz / ¶ An de mucho tiempo aca, teny- / do grand parte en la casa de Ca- / latrava, ca ovo uno que se llamó / Hernando de Padilla, que fue ele- / to de maestre, e otro su herma- / no, que muryó el anno de noventa / y uno muryó maestre de Calatra- / va y oy byve un su sobryno, hi- / jo de Gutyerre de Padilla, que es / clavero de Calatrava, que ha días / que tiene a Alhama. ¶ Traen / por armas éstos, tres sartenes / blancas en canpo azul y sobre / cada sartén una luna y otras tan- / tas a los costados y abaxo al cabo / de la sartén, (tachado: p) blancas, aunque es- / te maestre en una capilla que hi- / zo en la Sysla de Toledo pintaron / las sartenes de oro. [EMBLEMA] [DIBUJO] (f. 104v) De las armas de los de Tovar (f.i.) Este linaje antiguamen- / te ha avydo onbres / muy sennalados y cava- / lleros de grand valor. ¶ Y en nuestra / edad ha avydo dos mayorad- / gos en él. ¶ El uno era Johan de / Tovar sennor d’Astudillo y de Ber- / langa y de Gelves çerca de Sevilla / y de Huenteduena cabe Ayllón. / Fue yerno del almirante vie- / jo segund de suso es escrito, y por / seguyr la opinion del rrey de Na- / varra, que después fue rrey d’Ara- / gón, lo perdyó todo salvo Berlan- / ga, qu’el arçobispo de Toledo don Alonso / Carrillo usando de grand nobleza / ge la dyo, qu’el rrey le avýa hecho / merçed d’ella. ¶ El otro mayo- / radgo que dixe es la casa de Çeby- /co y Caraçena y el sennor d’estas / vyllas eso mesmo se llamava / Johan de Tovar, pero por su mal vi- / vyr y porque syguyó la opinión (f. 105r) 990 del rrey de Portugal pasose a- / llá y perdió quanto acá tenía. Sson / sus armas un escudo azul con una vanda de oro con dos cabeças / de leones, que tien las bocas me- / tidas por los cabos d’ella. [EMBLEMA] Las armas de los de Herrera (f.i.) Es de largos tiempos en Cas- / tilla Vyeja este lynaje / y en Tierra de Campos, de / grandes onbres ¶ La casa s\u/ya / es ma[y]oradgo, de la qual fue sennor / un muy buen cavallero llamado / el maryscal Pero Garçía de He- / rrera, hermano del ya dicho con- / de de Castro, don Diego de Sando- / val. El hijo mayor d’este here- / dó la casa d’Ayala y es sennor de (f. 105v) Hanpudias. ¶ Traen por ar- / mas un escudo colorado con dos calderas de oro y do se junta el / hasa con la caldera en cada par- / te ay tres bocas de syerpes, las / dos contra huera y la una aden- / tro. ¶ Y eso mysmo una horla / colorada con doze calderas de / oro de la mysma forma que las de / dentro del escudo. [EMBLEMA] De los Lasos de la Vega (f.i.) Sus armas d’aquestos es / un escudo amaryllo con / unas letras por de dentro alderredor de aquella azul, e / que dizen el “Ave Marýa”, quanto d’ella / cabe. Y estas harmas se gana- (f. 106r) 991 ron en esta manera: ¶ Como de lar- / go tiempo el rreyno de Castilla aya / tenido guerra con moros, estando el / rrey en la frontera entrando a / les hazer guerra, ¶ un moro muy valyente en menospreçio de / Nuestra Sennora traýa atada a la co- / la de su cavallo una tela amary- / lla con letras azules, que dezían el / “Ave María”. ¶ Sobre la qual demanda / avýa muerto algunos christianos, / y uno de los Lasos, vyendo aquello, / se combatyó con el moro y lo venció / y le cortó la cabeça y le tomó del / cavallo con la tela y de allý adelan- / te traen aquellas armas. ¶ Asý mes- / mo se dize en la corónica del rey don Alonso, padre del rrey don Pedro, / que Garcilaço, hijo de Gonçalo Ruyz / de la Vega que mataron en Sorya, que / era mayordomo mayor de don / Enrique, que después fue rrey de Cas- / tilla, qu’el día de la batalla del Sala- / do que todos rrehusavan de pasar (f. 106v) aquella agua por la grand morys- / ma que del otro cabo era, y él, con la / batalla que llevava de su sennor, pone / las espuelas a su cavallo y cubyer- / to de su escudo pasó de la otra par- / te y mató por su mano dos o tres / moros y todos syguiéndole fue / causa ser los christianos vençedo- / res. ¶ Y dize el coronista que lleva- / ba unas sobre senales amaryll- / as con unas letras azules que de- / zían el “Ave María”. ¶ Por gualardón / de tan grand hecho el rrey don / Pedro lo hizo matar en Burgos. [EMBLEMA] De las armas de Castaneda (f.i.) Traen los hijosdalgo / del linaje de Castane- (Anotación marginal): El que el rrey don Pedro hizo matar asý se llamava Gonzalo Ruyz y era hijo del que paso el Salado. (f. 107r) 992 da que es muy buen lina- / je y de grandes onbres y / traen en un escudo colorado con / tres vandas blancas y en ellos / herminos negros. [EMBLEMA] De los de Busto (f.i.) Es en Rioja este solar / y es villa asaz fuer- / te, ¶ ca se escrive en la / corónica del rrey don Alonso, / que ganó las Algeziras, que este / lugar era de don Johan Núnez / de Lara, el qual el rrey mandó çer- / car, quando él tenía çercado a es- / te don Johan en Lerma. ¶ Y es / solar de hijosdalgo del qual (f. 107v) linaje ay onbres de byen en este / rreyno, en espeçial en Ocaña. ¶ Y / traen por armas un escudo par- / tido en pal, el medio amaryllo / y el medio azul. ¶ Y en él un / ágila la media amarylla en el / canpo azul y la media azul en / el canpo amarillo puesta d’es- / paldas, que toma todo el escudo. [EMBLEMA] De las armas de los d’Isla (f.i.) En la montanna es la cas- / a o solar d’este linaje, la qual / casa estando vezina de la mar, que las ondas d’ella dan / en los muros. ¶ Y aquéstos anty- / guamente traýan una hondas / de mar turbias en canpo blan- / co y las hondas son commo por aquélla. (Anotación marginal): Ya estas armas son puestas en otra parte (f. 108r) 993 ¶ Después, por tienpo el sennor / de la casa byviendo en Françia / en la casa del rrey, sobre la entra- / da de la cámara ovo debate ent- / rél y un privado del rrey, por výa / que vynieron en rrepto, ¶ cuyas / condiciones del trançe fueron qu’el / vençedor tomase las armas / al vençido y las traxese commo / más le plugiese. ¶ E este cava- / llero, privado del rrey avýa alcan- / çado tanto con él que le avýa dado / las armas rreales de Françia / con alguna diferencia, commo es cos- / tumbre, ¶ la qual diferençia era en / la color del escudo. ¶ Y syendo ven- / çido el françés, el rrey rrogó muy / mucho al de Ysla que tomase otro / don, qual quisyese, dexase las armas / por ser suyas, y jamás lo quisso / hazer, ¶ En fyn el rrey le rrogó / que las pusyse en parte que no rre- / çibyesen baldón y, por no dexar / de hazer su ruego, púsolas por (f. 108v) esquina en esta manera: ¶ El escu- / do partido en pal a la parte / derecha las hondas y, a la otra, / tres flores de lis de oro en canpo / verde puestas en vanda, y el / escudo o canpo azul. [EMBLEMA] De las armas de Tosantos (f.i.) Ay en Rioja, çerca Vilhora- / do, un solar que se dize To- / santos, el qual tiene por / armas un escudo partido en / quatro quarteles los dos colorados / los dos blancos. [EMBLEMA] (f. 109 r) De las armas de Sazedo 994 (f.i.) En esto que ya venía çerca / de Burgos contando los / lynajes de algunos de los / de Rioja, pero tornar quiero atr- / ás ha dezir de algunos otros / de Álava, ¶ En la qual ay un solar / de los de Salcedo, de muy noble gen- / te, que son muy çercanos al linaje / de Mendoça tanto que pueden, sy que- / rrán tomar de sus armas. ¶ Pe- / ro las del solar son estas un saz / verde en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los de Gordonçillo (f. i.) Çerca d’este solar de Salze- / do es un solar que se dize / Gordonçillo y traen este / nombre de los godos por quanto (f. 109v) se dize qu’al conde don Vela, que era hijo / del rrey d’Aragón, casó con una duenna que se llamava dona Goda, porque e- / ra del linaje de los godos. ¶ Ca / puesto que los cavalleros los más y los prinçipales muryeron en las / batallas del rrey don Rodrigo, / muchos d’ellos escaparon y se fue- / ron a las montanas. ¶ Y asý pare- / çe que esta duena era de aquéllos que a- / sý a la montanna se acogieron. ¶ Y los / hijos d’ésta tomaron el apellido y las / armas d’ésta, que es un cruz colora- / da vana con bueltas, commo la de Ca- / latrava y en lo hueco de la cruz / traen çinco panelas blancas en es- / ta manera: la[s] quatro de çerca la[s] cabe- / ças de la cruz y la quinta en medio / de la cruz. ¶ Y todas çinco las cabeças unas contra otras y traen- / las estos d’este linaje porque son / muy paryentes antiguamente de / los de la casa de Mendoça. (f. 110r) [EMBLEMA] 995 De los de Çéspedes (f.i.) La casa de Çéspedes es çer- / ca Espinosa y son los hijos- / dalgo d’ellos de grand suelo, / ¶ ca del largo tienpo son alcaydes y tenedores de dos torres fuertes / que son en aquellos lugares d’Espino- / sa. ¶ Son sus armas un escudo / de oro con seys çespedes verdes, / con sus açandonadas commo se sue- / len sacar en el prado, ¶ los / quales parte un hilo delgado de / colorado. Son por este rreyno aby- / tantes d’ellos en diversos lugares / pero todos tyenen honrra. (f. 110v) [EMBLEMA] De los Contreras (f.i.) Los de Contreras son de la / Hoz del Arasón ynfanço- / nes. ¶ Ay por Castilla dos / buenos cavalleros y hijosdal- / go. Traen por armas tres / bastones azules en canpo blan- / co. [EMBLEMA] De los de Busto (f.i.) Busto es una fortaleza en / Rioja. Y dízese en la coró- / nica del muy buen rrey don / Alonso, que ganó las Algeziras, que es- / te lugar era de don Juan Núnez / de Lara de Viscaya1712. ¶ Es so- (f. 111r) 1712 En la citada crónica se menciona de manera abundante a don Juan Núñez de Lara en los libros I, IV y V. No obstante, la única mención que se hace del lugar de Busto es en el Libro V, cap. CXCVII, pero sólo en el sentido de su pertenencia al de Lara, sin afirmar nada de su origen. 996 lar de hijosdalgo. Y tienen por arm- / as un escudo partido en pal medyo a- / maryllo y medyo azul y en él una ági- / la, la media es azul y está en lo amaryllo / del escudo, la otra media es amarylla y está en lo azul. [EMBLEMA] De otras armas de Castaneda (f.i.) Tornar quiero a la montana porque / se me ofreçen otros linajes d’ella, / dignos de notar ¶ Escrito es a- / quí adelante de las armas de Castaneda / de la manera que las he vysto en diversas par- / tes, pero he avydo una enformaçión de / otros que más antiguamente quieren dezir / d’este linaje y otras harmas d’este solar, / que son en algo diferentes de las que adelan- / te parecerán. ¶ Y quíselas todas poner, / porque se sepa lo uno y lo otro y, sse (f. 111v) quisyere el d’este lynaje aprovechar / de todo o de su parte, asquerer o esco- / gençia sea. Asý que dizen que antigua- / mente traen los d’este linaje un escudo / partydo por medio al través. Y lo de / baxo es el canpo amaryllo con çinco / calderas negras. Las quales harmas / dizen aver ganado en un trançe, arreva- / to o syquier batalla que ovo el sennor d’esta / casa con un conde de d’Armenaque. Y el medio / escudo de partes de suso el canpo es blan- / co con seis barras verdes con una hor- / la blanca con treze herminos negros. [EMBLEMA] De los Quebedo (f.i.) Los d’este linaje de Quebedo tienen por / armas un escudo partido en pal, / e pártelo un estandarte que es la te- / la medio blanca y la otra media colo- 997 (f. 112r) rada; y a la mano derecha el me- / dyo escudo es azul con tres flores de / lis amarillas. Y el otro medio escudo / es blanco con un calderón negro. [EMBLEMA] Las armas de los de Venero (f.i.) Los de Venero su solar es en Tras- / miera e son sus armas un cas- / tillo blanco en canpo colorado puesto sobre una rroca blanca y un / pino a la puerta y dos lebreles ata- / dos al pino, blancos. El misteryo / d’estos lebreles la antiguedad no dexa / saber lo çierto d’ello. [EMBLEMA] (f. 112v) De las armas y linaje d’Obregón (f.i.) La casa de Obregón es en la vega / de Cayón. ¶ Y éstos tienen dos es- / cudos de armas, el uno es co- / lorado con una cruz amarylla vana / con cabeças bolcadas, y éstas creo ser las / más propias suyas, por quanto estas o- / tras que diré el caso que se dice pareçe que / les da parte en ellas. ¶ El otro es- / cudo verde con una rrueda de carro / amarilla, los sennores o el mayor de la / casa de Obregón tiene sobre el abadía de / Rueda çiertas yantares, las qual yanta- / res son apreçiadas cada una en mill y / seysçientos maravedíes y sy rrehusan de ge / las de pagar pueden tomar el cáliz de la / iglesia. ¶ Es de saber que esta abadía es un / sennorýo que es mayoradgo y el que se dize / abad de Rueda es cavallero y casado. / ¶ E acaeçió largo tienpo ha que un abad / de allý rehusó de pagar las dichas / yantares sobre lo qual ovo çierta pelea / entre el sennor de la casa d’Obregón con [el] / abad de Rueda y fue vencido el abad 998 (f. 113r) y cortada la una mano. ¶ Y commo / aquella Rueda sean las armas del a- / vadía, por este vençimiento qu’el sennor de las / yantares hizo al abad y por el senno- / rýo que tiene sobre aquél, trae aquella rru- / eda con la mano cortada blanca con la / sangre destellando de la cortadura. [SILUETA DE ESCUDO] De las armas de los de Vallejo (f.i.) La casa de Vallejo es en tierra / de Menna de puertos aden- / tro. Es casa de mayoradgo. / ¶ Sus armas es un escudo amar- / yllo con çinco vandas azules e una / horla blanca con herminos negros. / Y en la horla en lo alto, sobre el her- / mino de medio está una aspa de san- / t Andrés amarylla. [SILUETA DE ESCUDO] (f. 113v) (Tachado: de los Castros esta [...] las ni ) De los Venavides (Tachado: pone do los están [...]) (f. 114r) De los Caravajales 999 De los Leivas (Tachado:[...] questa [...]) (f. 114v) De los Juiles De los de Cartajena Ovo en Burgos un notable va- / rón y muy sabio, el qual de su / muger ovo tres hijos e los / dos fueron obispos y el otro cavallero. / Éste se llamava don Pablo de Carta- / jena, por quanto syendo físyco del Santo Pa- / dre que era a las oras, por su méryto / lo hizo obispo de Cartajena y des- / pués de Burgos. El hijo mayor su- / yo fue don Alonso de Cartajena, uno / de los sabios perlados de su tiempo, el / qual subçedió en el dicho obispato de / Burgos. Éste traduxo muchos famo- / sos lybros de lantín (sic) e rromançe1713 y fue al Conçilyo de Basílea por mandado / del rrey don Johan, nuestro señor, con Juan de Sylva, con[de] (f. 115r) de Çiguentes. ¶ E propuso un rra- / zonamiento sobrel debate que avýa en- / tre los asentamientos de los reyes de / Castilla e de Inglaterra. ¶ Y dio rra- / zones perentorya a tener los rreyes / de Castilla la preminençia de más / dinidad de asentamientos que los rreyes de / Inglaterra. ¶ El otro segundo hijo / fue obispo de Plazançia, el tercero / fue muy buen cavallero que se llamó Pe- / dro de Cartajena, el qual ovo dos hijos / muy buenos cavalleros, al mayor di- / xeron Alonso de 1713 Traducciones famosas de Alonso de Cartagena fueron: la Rethórica de Cicerón, a instancias del príncipe Duarte de Portugal; también De Senectute de Cicerón, los Cinco Libros de Séneca y escribió entre otros: el Memorial de virtudes, Prefacción de San Juán Crisóstomo, el Doctrinal de caballeros, las crónicas de Alfonso el Sabio, Sancho el Bravo y Fernando el Emplazado. 1000 Cartajena1714, que mu- / ryó en la batalla que ovyeron el conde / de Haro y el conde de Trybyno. Traen / por armas un escudo verde con una / flor de lys blanca1715. [EMBLEMA] (f. 115v) De las armas de los de Vargas (f.i.) En este linaje ay buenos cava- / lleros. ¶ Como quiera que antygua- / mente ovo dos muy loables ca- / valleros, que al uno dixeron que era el ma- / yor, don Garçiperes de Vargas y al / otro dixeron don Diego Pérez Ma- / chuca. ¶ Y primero diré del mayor, del / qual dize el coronista del rrey don Hernan- / do el Magno, que ganó la frontera, que / estando este noble rrey sobre Sevylla, / que allý se esmeraron tres caballeros: el / primero era el maestre don Pelay Co- / rrea, y el segundo don Lorenço Su- / árez Gallinato y el terçero, don Gar- / çiperes de Vargas1716. ¶ Dize más este / coronista, que el uno d’éstos dezía y / se loava de lo que hazía; el otro dezía / más que hazía; el terçero hazía más / que dezía y éste era don Garçiperes / Mas se dize d’él que un día yendo él / y otro cavallero a la 1714 El hijo de este Alonso de Cartagena aparece en la relación de cofrades del Libro de la Cofradía de Santiago (ed. de Faustino Menéndez Pidal, f. 68) como regidor de la ciudad. En su emblema lleva en el centro de su escudo un escusón con el blasón de los Cartagena, lis de plata en campo verde, acompañado por una orla de ocho escudetes, los del flanco diestro verados de plata y eso sobre ondas, los del flanco siniestro jaquelado de oro y gules, los que ocupan el centro del jefe y de la punta, partidos de ambas armerías. La bordura son las armas maternas de María Hurtado de Mendoza. 1715 La flor de lis blanca de los Cartagena puede tener varias explicaciones según Faustino Menéndez Pidal: - Que fueran tomadas de Alonso García, abad de Covarrubias, que bautizó al converso Pablo de Cartagena. - Al ser el lirio las armas de la Virgen María fuera tomada la flor de lis como una forma de acogerse a la devoción mariana, como lo fue la elección de Santa María a título de apellido cristiano. - Al estar la familia en la zona de influencia de la antigua orden del lirio, cuyo centro fue el monasterio de Nájera, escogiera esta flor como lo hicieron otros linajes burgaleses y riojanos (Op. cit., p. 41). 1716 Sobre esta cita nos remitimos a lo expuesto en la nota 89 de éste capítulo. 1001 guarda de los que y- / van por yerva, que en el camino esta- / van ocho moros y él como los vy- / do, tomó sus armas que le llevava el (f. 116r) escudero y el poner del arma de ca- / beça, una cofia de lienco que traýa cayó- / sele, que no la vyeron, y las oras el compane- / ro fuésele, y él solo pasó por los mo- / ros que no le osaron acometer. ¶ Y pa- / sado tornó a dar las armas al escu- / dero, halló la cofya menos y, commo / fuese muy calvo, no osó llevar / la cabeça descubierta. ¶ Y tornó / a tomar sus armas y volvió por do /eran los moros a do se avýa harma- / do y halló su cofya y, tomada, tor- / nó a pasar por donde antes, y to- / do esto era myrado del rreal. ¶ Y ja- / más pudieron saber del quál era aquel / cavallero que yva con él1717. ¶ E las armas / d’éstos de Vargas y Machucas son hon- / das azules en canpo blanco, las / quales harmas eso mismo traen los Ma- / rynos de Galizia segund (tachado: de suso es ) / se dirá adelante ¶ E acaeçió que es- / tando el santo y byenaventurado rrey / don Fernando en este çerco de Sevylla, / vyno gente de Galyzia entre los quales / vyno un infançón de aquel lynaje de (f. 116v) 〈de〉 los Marinos, el qual vydo aquel / cavallero antigo traer el escudo de las on- / das dixo en algunas partes que aquellas / eran sus harmas e ge las harýa dex- / ar. ¶ El qual fue aconsejado que no lo pro- / vase, syno que se verýa en peligro. D’es- / to fue 1717 Garci Pérez de Vargas constituye el paradigma de héroe caballeresco para los autores del género histórico y nobiliario desde Valera hasta López de Haro, pasando por Garibay o Argote de Molina. Todos ellos relatan sus aventuras basándose como fuente principal en lo escrito en la Crónica General alfonsí, la cual es la primera en relatar en extenso las vicisitudes de este héroe y de su hermano Diego Pérez Machuca. Don Garci Pérez sigue el ideal caballeresco, proviene de claro linaje, es armado caballero (este hecho se relata en el capítulo titulado Como don Álvaro fizo caballero ese día a Garçi Pérez de Vargas), es de natural modesto (según se relata en el capítulo De como Garçi Pérez tornó por la cofia a quel lugar o se le cayera) y es celoso guardián de las armas de su linaje (según se relata en el capítulo De commo dixo el infançón que mandaría tomar las armas a Garçi Pérez de Vargas porque las traýa de sus sennales). 1002 don Garçiperes avysado, y / este tiempo vyno el conbate del castillo de / Tryana, en el qual don Garçiperes rre- / çibyó mucho afán, tanto que todo el es- / cudo fue despintado de las muchas / pedradas y saetadas y lançadas, / tanto que por su esfuerço mediante su / ayuda el castillo se ganó. ¶ Vinien- / do el buen cavallero al rreal halló al in- / fançón paseando y llegose a él y dí- / zele: “Infançón asý se traen las ar- / mas de las hondas”. ¶ Aquél con mucha vir- / güença le dize: “Ellas son por vos, se- / nnor, más honrradas que por otro nin- / guno yo me tengo por muy honrra- / do por vos las traer”. / ¶ Este sennor / vyvía en un aldea de Toledo que dizen / Mazajanboz e avydo en aquella çib- / dad buenos hijosdalgo d’aquí. Aun (f. 117r) de allí, de Toledo, fue un arçobispo de Sevy- / lla que se llamó don Pedro de Vargas. En / Madrid ha avydo buenos cavalleros d’e- / llos, en espeçial ovo no ha mucho tienpo un / muy buen cavallero llamado Juan de Vargas, / posentador del rrey don Juan el segundo / d’este nonbre. ¶ Éstos se llaman de Vargas / de Olea que es allende Burgos. [EMBLEMA] Preanbulo antepuesto a lar arm- / as de Pedro Ferrandes de Lorca (f.i.) De la feliçidad o bienaventur- / ança fueron diversas opini- / ones entre los gentiles e, co- / nmo no fuesen fieles ni toviesen ley, / no creýan la inmortalidad de ánima, / ¶ salvo que la bienaventurança era / en estas cosas o en cada una d’ellas. (f. 117v) Unos dezían que era poseer muchas / rriquezas, otros aver muchos hijos y / grand familia, ¶ y algunos que estava / en el comer dulçes y preçiosos manja- / res, y 1003 muchos en dexar larga y loable / fama y que sus nonbres fuesen inmor- / tales. ¶ Y éstos s’esforçavan a hazer / loables y grandes hechos e matarse / o dexarse matar por perpetuar sus / nombres. ¶ Y si alguna grand hazana / por el pueblo algún rromano hazía, / sólo que le hiziesen ymagen de aranbre / o de piedra demandava, porque para sy- / enpre fuese recordado. ¶ Y con esta / opinión los famosos varones man- / davan hazer grandes sepulcros de a- / labastro o de metal. ¶ E de allí que- / dó que los rreyes, prínçipes y grandes on- / bres les paran grandes y rricos lu- /zillos y sotiles maestros contra- / hazen sus figuras, porque sean más / propios conoçidos por los gestos, / ¶ lo qual es digna memorya para los / nobles, pero es ya tan corronpida / esta usança que aquéllos que con ofiçios (f. 118r) serviles y de poco honor alcança / rriquezas y bienes fortuytos eso mes- / mo ocupan las iglesias con altos luzy- / llos d’alabastro y aun de metal, commo / sy fuesen un Julio Çésar que un grand / monarca, o commo un Nuçio Çebula / que se quemó el braco porque erró el golpe / por donde çercó a Roma, ¶ e aquel ca- / vallero, Manilo, que armado y a cavallo / se lançó en la syma porque Roma por / allý no se hundiese. ¶ E commo aquel pas- / tor que, de aranbre hecho, está sobre una / yegua, con la qual delibró a Roma del sy- / tyo que sobre ella era en tienpo de ser per- / dida, ¶ la qual ymagen esta delante / la puerta de Sant Juan de Letrán en la di- / cha çibdad, ¶ o sy fuese alguno de- / llos un conde Hernán Gonçales, de cuya / generaçión es el estirpe rreal de Castilla, / o un Ruy Díaz que quitó el tributo que / el enperador Enrrique demandava / al rrey de Castilla, ¶ poniendo aques- / tos sobre sus sepulcros armas rrea- / les unos, castillos; y otros, leones, y o- (f. 118v) 1004 tros, flores de lis de Francia; y algunos, / honças de Inglaterra, vandas, lunas, / calderas, lobos, ¶ y otras semejan- / tes cosas; haziendo ladrones a los / ángeles poniéndoles en sus manos / las armas que han hurtado. ¶ E a- / quello que an por grand alabança les (tachado: tr) / trae desonrra, sabiendo quién son vy- /enen en menospreçio de las rremy- / rantes. ¶ Ponen sus sepulcros leo- / nes sobre que están y lebreles a sus pi- / es, pajes con armas las quales nunca / usaron salvo escrivanías, papeles / de rrentas, libros de cuentas, lo qual es / en menospreçio de la nobleza. ¶ Aquéllos que son loables es rrazón / que lo semejante se les haga, commo / a un muy virtuoso varón, el llamado / Pero Ferrandes de Lorca natural del rrey- / no de Murçia, el qual hizo su asyento / en la villa de Madrid syendo tesso- / rero del rrey don Johan el Segundo. / E al tiempo de su fyn dexó una casa en / la qual hizo una cosa la qual hasta ssu / tienpo se hizo en ninguna parte, que de- / xó rrenta para los hijosdalgo que (f. 119r) 〈que〉 viviesen en estrema neçesydad / se acogiesen allý. ¶ Lo qual se haze d’es- / ta manera, el cargo de la casa dexó al / monesteryo de Sant Gerónimo del Paso de Madrid, ¶ y ay en la cassa çeldas asaz, y cada onbre dan una / çelda con su cama muy buena, y a co- / mer dos vezes al día, todos en un / rrefitor donde son byen servydos / limpiamente. ¶ Danles de vestir y de calçar y quien les lave las camisas / y las sávanas y almohadas y son / vysytados muchos días de los pa- / dres del monesteryo. ¶ Tienen / un muy buen capellán que les dize my- / sa de continuo y los confiesa y ben- / dize la mesa al comer y al levan- / tar d’ella. ¶ Ay una muy buena ca- / pilla de Santa Catalina, do tienen mu- / chos devoçión, que ay muchos perdo- / nes. Está consagrada ella y la caustra / donde se sepultan los que allý mue- / ren. ¶ Está sepultado este sennor / en una capilla que hizo en el mones- / teryo muy honrradamente commo (f. 119v) 1005 es su merecimiento. ¶ No se sabe en el / mundo cosa de tal calidad, que aquello que / los rreyes y sennores, por judizimiento de / los malos consejeros, querrían que per- / diesen sus libertades, ¶ este buen / cavallero mandó sostener en sus hon- / rras a su costa d’él mesmo e de sus by- / enes. ¶ Este tal es justo tener luzi- / llo, no sobre leones mas sobre bue- / nas personas, aunque fuesen bivas. / ¶ Este loable varón trae unas armas / las quales el blasón d’ellas fue, o es sse- / gún sus costumbres. ¶ Ca es un ele- / fante blanco en canpo colora- / do. ¶ El blasón es que asý commo el ele- / fante es uno de los más fuertes a- / nimales que ay y es llevado en las ba- / tallas por los grandes rreyes y con- / quistadores, asý este sennor se esmeró / con fortaleza de ánimo a socorrer / aquéllos que no se pueden valer ¶ El cas- / tillo, que es defensa de los que pelean, a- / sý él fue defensa de aquéllos que gasta- / ron su tienpo en pelear e vynieron en / neçesydad estrema e los anpara (f. 120r) commo castillo. ¶ Ésta es más digna / memorya, que no el buelto muy dorado / y la fama sepultada so la tierra y el alma / en el infierno. [EMBLEMA] De las armas de Pero Nunes de Tole- / do, hijo d’Alonsálvares de Toledo, contadores mayores del rrey Enrrique De suso es dicho que my propósy- / to fue de notar en este tratado / de los linajes e harmas de los / nobles e hijosdalgo d’estos rreynos. / ¶ Y eso mesmo escrebyr algunos prinçi- / pios de algunos, notando cómmo alcança- / ron los rrenonbres y ovyeron dinidades / e alcançaron a traer armas. ¶ Y por quan- / to quiero no poner en olvido una gente digna de alabança y gloria mundana 1006 (f. 120v) tomo por fundamento que todas las cos- / as d’este syglo han prinçipios, los qua- / les prinçipios syenpre son pequenos, / ¶ y después van multiplicando, lo qual / conoçemos por esperiençia en dos / prinçipales cosas una natural y la / otra umanal. ¶ Vemos en dos ele- / mentos que son el uno el huego y el otro / el agua, que tomando una piedra chi- / ca e muy frýa y dura y un hierro, / eso mesmo frýo, entrevyniendo una / poca cosa seca açiende tan grand hue- / go que quemarýa un mundo. ¶ Pues el elemento del agua, los grandes / rríos proçeden de unas muy pequenas / huentes y, allegándose los unos a los / otros, házense commo una mar, ¶ tan- / to que las grandes fustas navegan por / ellos, commo pareçe por el Tiber que / suben hasta Roma los navíos, ¶ y / Ebro en Tortosa y Guadalquivyr en / Sevilla. ¶ Pues en la umana na- / çión podemos ver Saúl, hijo de un / onbre común del pueblo ebreo, yendo (f. 121r) a buscar unas asúas de su padre / e aportó a la casa del profeta Ssa- / muel y fue allí ungido por rrey sobre / Ysrael. ¶ Pues su yerno David syen- / do en las greys de su padre Jessé, / casy no avydo por su hijo fue por / él mismo profeta elegido por rrey / de Iherusalema y de Judea. ¶ Y fue tan glo- / ryoso qu’el Hijo de Dios salvó de ser, / quanto a la umanidad, su hijo. ¶ Assý mesmo en Roma aquel Gayo Maryo, / senador segund dize Salustryo1718, que / hijo fue de onbre prebeo y de baxo / ofiçio, por sus virtudes fue elegy- / do cónsul. Lo qual yva contra la ley / del Senado, que ninguno lo podía ser / sy no fuese noble, ¶ y éste por rraz- / ones naturales demostró ser más / digno del ofiçio por sus loables he- / chos que los nobles por sus mayores. / ¶ Julio Çésar, quiere Lucano, ser hijo de / una hornera y que avyendo un gran / rruydo dentro en Roma, la madre / muerta de una herida y estando ya / çerca del parto, abriéndola, sacando 1718 Salustio relata el origen y ascenso de este personaje en su obra La guerra de Yugurta . 1007 (f. 121v) de su seno el infante, syn patry- / monio ninguno seceyó1719. ¶ El qual despu- / és fue sennor del Romano Inperyo, / por cuya heçelençia de su nonbre to- / maron todos los enperadores in / titulándose “çésares”. ¶ Y por tanto / dize byen Séneca en la epístola treyn- / ta y tres1720, que dixo Socrates que no ay en el / mundo rrey que no venga \ del linaje/ de syervos, / nin syervo que no venga de rreyes. Pues / nuestra Castilla los reyes que en ella an / sydo y oy rreynan, de quién proçedi- / eron, syno del pobre Pelayo que na- / çió a hurto y fue hechado en un rýo, / cryado casy por Dios. ¶ Y después / que conoçido por los padres, el duque / don Favila y Luz, pasado en Iherusalem / por mandado de Dios, quando vyno só- / lo con un paje, halló la casa de su padre / en Cantabrya, çerca Logronno, toda des- / truyda y sola, una hermanna sola allý / vydo. ¶ Y yéndose él y Alastrad solos / en Asturias, ayudándoles Dios y él / con su esfuerço, fue rrey de León, el prime- / ro que en Espanna christiano rreynase. A- (f. 122r) sý que viendo al hefecto en este rrey- / no fue un varón muy virtuoso lla- / mado Alonsálvares de Toledo, contador / mayor de los rreyes nuestros sennores, don / Juan el segundo e don Henrrique quarto su / hijo. ¶ Éste fue tan amigo de los no- / bles e hijosdalgo y de todos los bu- / enos que jamás ninguno d’él partió des- / contento. ¶ Él fue asý ygualmente / rrico de byenes commo de virtudes, / e gran hedificador que tuvo en toda / Castilla muchas casas de morada, gr- / andes y pequenas. ¶ A éste hizo el rrey / don Johan, ya dicho, noble, por donde / los hijos que d’él proçedieron lo fue- / ron y son. ¶ Dexó este sennor tres hijos / y dos hijas, hizo dos mayoradgos / el uno al hijo mayor llamado \Juan Álvares/ sennor / de 1719 Marco Anneo Lucano habla del talante y orígenes de César en La Farsalia, pero no refiere en ningún momento esta cuestión. 1720 Cita no localizada. 1008 Çervera, y otros muchos heredami- / entos que le dio en Cuenca y su tierra. ¶ Ca- / só la una hija con Sandoval, hijo de / Gutierre de Sandoval, sennor de la Ven- / tusa.¶ Y la otra con Pero Ruiz d’Alar- / cón, sennor de Boneche. ¶ Dexó otro hijo / obispo d’Astorga, el segundo mayoradgo. (f. 122v) A Pero Nunes, el terçero hijo, que es / del consejo de los reyes nuestros sennores, / que oy rreynan don Hernando y dona Y- / sabel ¶ E este Pero Nunes de To- / ledo, varón de mucha vyrtud y valor, / sennor de Cubas y Grynnón y de Villafr- / anca, çerca de Guadarrama. ¶ Éste ca- / só con una sennora, hija del mariscal Ý- / nigo d’Estúniga, y éste mariscal cassó / dos veces, la primera con hija de ganan- / çia del rey don Carlos de Navarra y / la segunda con una nieta del rrey don / Pedro [de] Castilla. ¶ Qu’el ya dicho Pero / Nunes d’esta ubo una hija que casó con don Johan de Mendoça, hijo de don Diego Hur- / tado de Mendoça, duque del Infantad- / go y marqués de Santillana y con- / [de] del Real. ¶ Y por quanto éste es de gr- / an linaje e serán sus armas bueltas / las unas con las otras, es rrazón de las / escrevyr, asý por esto como por los / méritos d’aquéllos cuyas son. ¶ Y asý es- / te Pero Nunes, sennor de la casa, trae / por armas un escudo azul con una ja- / rra blanca con unas açuçenas dentro, / eso mesmo blancas. ¶ Las quales ar- (f. 123r) mas el alteza del ya dicho sennor / rey don Johan dio al padre d’estos se- / nnores al tienpo que lo ennobleçió. ¶ Las / quales son la divisa de Nuestra Sennora la Ma- / dre de Dios, commo hizo el muy alto / prínçipe y rrey don Hernando d’Aragón / que ganó Antequera, ¶ que traýa una / vandera toda llena de aquella devysa / de las dichas jarras, como dicho es. / ¶ Y no sólo esto, pero dava a los cava- / lleros y duenas de lynaje su devisa, / que era una faxa blanca con una jarra / de oro o de plata puesta en la faxa, la qual / devysa traýan en los sábados. ¶ Yo la / vy traer al 1009 dicho rrey don Johan, nuestro / sennor, y los rreyes d’Aragón y de Nava- / rra y otros altos onbres de Castilla / y d’Aragón aun de toda la christiandad. / ¶ E tornando el noble onbre Alonsál- / vares, él hizo para su enterramiento / el monasteryo de Sant Bernaldo cer- / ca Toledo, de oservançia, que es cabeça de to- / dos los monesteryos de Castilla d’aquella / horden. ¶ Y lo hizo del fundamento y lo / dotó muy complidamente, y la sennora, (f. 123v) su muger, hizo otro monesteryo de / Santa Clara, d’oservançia çerca de su ca- / sa en Madrid, do ay muy virtuosas / y nobles duenas y donzellas de gran- / des linajes y de santa vyda, donde es- / tá sepultado su cuerpo. ¶ E dexaron / por patro[no]s d’estas casas a su hijo / Pero Nunes y a sus desçendientes según / la horden del mayoradgo. ¶ Asý que / son las propias harmas suyas un escudo / azul con la ya dicha jarra y un horla / amarylla con quatro estrellas azules. [EMBLEMA] (f. 124r) Del duque don Beltrán (f.i.) Razonable cosa es de hazer / memorya en las escrituras / d’aquéllos que Nuestro Sennor Dios quiso / hazer esmerados entre sus yguales / y aun de mayores que ellos. ¶ Y por quan- / to hallo en este rreyno un syngular se- / nnor en el qual la ventura quiso mostrar / su grand poder ¶ y, aun segund su fa- / ma pregona, más es su mereçer que ella, / en él pudo obrar aunque mucho se nos / figura y es. ¶ Éste es el duque don Bel- / trán de la Cueva, ¶ E syendo aquél don- / zel del rrey don Enrrique, quarto d’este non- / bre en Castilla, el qual çierto es 1010 hijodal- / go, cuyo padre fue cavallero y honb- / re noble en Úbeda1721. ¶ Por sus méry- / tos este donzel fue tanto amado / del ya dicho rrey que, syendo de hedad (f. 124v) conplida, lo hizo su mayordono / y después conde Ledesma y le dio / a Roa y a Cuellar ¶ Y aun lo hizo / maestre de Santiago y le dio los / pendones en Segovia. ¶ Pero / don Juan Pacheco, que después fue maestre, / tuvo tales formas que lo rrenuçió / en él y dieron a don Beltrán Albur- / querque y lo hizieron duque d’él ¶ Casó / con hija de don Diego Hurtado de / Mendoça, duque del Infantadgo. / ¶ Trae este duque un escudo de ar- / mas muy ponposo, la rrazón por / qué, no lo sé, pero diré el blasón d’él, que / es un escudo a mantel, en la parte / de suso, en la derecha, flores de lys / de oro en canpo azul, e en la otra / parte los bastones d’Aragón con sus / propias colores, ¶ y en lo baxo es / una cueva donde sale un drago el / medyo cuerpo verde y el canpo / es blanco1722. 1721 El origen de la familia de La Cueva según Alonso de Palencia estuvo en un caballero extranjero llamado don Yugo (Hugo) que vino a Castilla a servir a Alfonso XI, otras versiones de esta historia afirman que don Hugo vino con un hermano suyo llamado don Beltrán, y fue abanderado del rey castellano en el Salado, asentándose luego en Úbeda (Rodriguez Villa, Antonio, Op. cit., p.3) 1722 Reproducimos a continuación el contenido del ejemplar BN Ms. 18019 donde estas armas aparecen encuadradas en un capítulo de contenidos muy similares pero titulado por el nombre del linaje: (f. 128 r) De los de La Cueva En el Andaluzía ha quedado por escrevir un lynaje a bueltas de otros muchos. El qual es agora muy favoreçido, y uno d’él un muy grand sennor neste reyno. En Úbeda aun un linaje que se llama de La Cueva, y son los de aquel linaje personas senaladas, y ovo un cavallero honrrado el qual después fue vysconde de Huelma, el qual tuvo un hijo llamado Beltrán (f. 128 v) de La Cueva, el qual privó mucho con el rrey don Enrrique el quarto, e lo hizo su mayordomo mayor y después conde de Ledesma; y aun lo hizo en Segovia maestre de Santyago, syendo ya comendador de Huclés. Pero el maestrazgo no quedó con él, que ovo una grand confusyón, de manera que fue maestre don Juan Pacheco, marqués de Vyllena; y más, le avýa dado a Gybraltar y yntitulábase rrey en Gybraltar, mas tanpoco le quedó el sennorío della. Y al fyn hízolo el rey duque de Arburquerque. Salló muy buen cavallero y franco y osado y grand servydor de los reyes don Fernando y dona Ysabel, nuestros sennores. Casó la primera vez con hija de don Diego Hurtado de Mendoça, marqués de Santillana y conde del Real. Y muerta ésta casó con hija de don Hernand Álvarez de Toledo, conde d’Alva de Tormes. Trahen por armas un escudo partido en mantel, en las dos partes de suso a la parte derecha tres flores de lys en canpo azul y en la syniestra 1011 (f. 125r) [EMBLEMA] Sýgense unas armas de dos per- / sonas loables (f.i.) No es nueva cosa entre los mor- / tales aver diferençia en las / vydas e actos de los omnes en- / tre unos y otros. Ca no sólo en los / que son agenos en parentescos y party- / dos de provinçias y tierra y lugares, / enpero entre los padres y hijos y her- / manos, con ser el padre muy virtuosso / acaeçe franco y discreto y el hijo todo por / el contraryo. Y asý mesmo los que son na- / çidos de unos padres. Y este descon- / çierto, a my ver, sea causa segund la / costelaçión de su naçimiento y el fado segund (f. 125v) dezía el Çésar, que quando començó a senno- / rear a Roma, que aquello qu’el hazía no lo ha- / zía por se, pero que los fados ge lo ha- / zían hazer. Dando a entender que su / naçimiento fue tan alto que de fuerça avýa / de sennorear a los otros todos del mun- / do. Podemos mas católicamente to- / mar esto que es segund la voluntad de Di- / os, que commo sepa lo yntrínsyco y a nos- / otros escondido, algund rrespecto de / bien a unos haze mas rricos que a otr- / os o más discretos o da algunas gracias / corporales más que a otros. Y aun mu- / cho causa eso mesmo la dotrina y cry- / ança de las personas y aun sus agudos / yngenios. Todo esto he dicho por / aver d’escrevyr de una persona loable que / hallé en villa de Madrid. Y por quanto / la esperiençia es madre de las cosas, a- / quélla me forçé a mantener lo que diré. Éste / que digo, commo por herençia patrimo- / nial los rrespechos de nobleza no seya- / se por esta výa, ca \ el visa / abuelo suyo fue / los bastones d’Aragón, y en lo baxo una syerpe que está la medya della fuera de una cueva, y ella es verde en canpo blanco. 1012 dotor maestre Juan, morador en la çibdat / de Toledo, el qual hizo tres libros del Tes- / tamento Nuevo muy provechosos para la (f. 126r) religión christiana, donde declaró / todas las profeçías que hablavan del a- / venimiento del Hijo de Dios y otras cosas / mucho neçesaryas a la creençia de la santa fe católica. Los quales libros / distribuyó en esta manera, qu’el uno dio al monesteryo del Sant Françisco de / Toledo y el otro a la yglesia mayor de Toledo. Este no- / table onbre dexó un hijo que dixeron el / jurado Françisco Nunes, el qual fue sse- / cretaryo del rey don Johan el segun- / do, nuestro sennor, y de la muy loable rrey- / na dona Marýa, su muger. A éste / dyo el ya dicho sennor rrey don Juan / armas, las quales en fyn se dirán. De- / xó un hijo que se dize el jurado Juan / Nunes, que dende bien pequenno fue crya- / do en la casa de la muy esclareçida / rreyna nuestra soberana, sennora dona Ysa- / bel, dende que era infanta y prinçesa de Cas- / tilla, y por su abilidad fue echo / [en] tienpo lugarteniente de mayordomo ma- / yor y eso mesmo de contador mayor / y otros ofiçios por sý que ovo en la casa rreal. (f. 126v) Éste es estudioso en aquellas artes /que a los loables rromanos hizieron cla- / ros, asý en el saber de la pulítica, harte / de governar, commo en notar cosas / neçesaryas al bevir honesto. Es un / tenplo de notable tenplança de la / vida autiva y contenplativa. Dios / que muestra su poder a nosotros en dos / cosas más que en otras, que son en las / batallas e en los casamientos. Acaso / syn pensamiento de los dos, ovo de casar / con una notable persona, dicha dona / Leonor de Osoryo. Y porque las cosas / muy sennaladas que son hechas por el mundo no fueran puestas en escry- / to, luego fueran cubyertas con el nu- / blo de la olvidança. Y, por tanto, los / rromanos, varones notables, acost- / unbravan pedir por sus mérytos que / les 1013 fueran hechas ymágenes de aran- / bre o de piedra. Y aun quiso Nuestro Dios / que porque sus hechos quedase dotryna, / que sus quatro coronistas lo notasen por- / que fuese manifiesto a toda naçión. Asý / mesmo me pareçe que aquellos que entre / la gente noble y notable son avydos (f. 127r) por tales y son en su conpanía esty- / mados que la rrazón me conbida a que sus / armas sean puestos entre las de los / tales. Y pues que estos careçen de ge- / neraçión que d’ellos proçeda, quiero dezir de hijos, que no carescan de lo que se / puede con rrazón dexar en memorya. Puesto que la sennora susodicha sea tan / noble y sus armas de tan altos rrenon- / bres y tan antiguas, porque los varones / preçeden y van delante de las duenas, / porné primero las d’él y después diré / de la nobleza de las otras. El ya di- / cho glorioso rey don Johan dyo al ya di- / cho padre d’este jurado un escudo co- / lorado con la debysa rreal, que es una van- / da la qual le dyo blanca. Y más, le dyo / un león haziendo diferencia, que fuesse / amaryllo, y por su devoçión en la par- / te baxa de la vanda un tau de sant An- / tón con unos bordes alderredor d’él / blancos. La sennora hallarés1723 (sic) que con el / rrey don Enrrique el Noble, hijo del rey don Alon- / so, vynieron de Françia y d’Aragón muchos / grandes sennores quando entró en Castilla, / entre los quales vyno un grand sennor de la (f. 127v) casa rreal de Françia, llamado don Re- / món de Rocafuy, el qual casó en Aragón / con una hija de don Johan de Luna. E [el ] nieto d’éste casó en (tachado: ha) Jahen con una / sennora que dezían dona Leonor de Oso- / ryo, de la casa de Villalobos, do proçe- / den los condes de Trastámara y de Lemos, / la qual eso 1723 I.e. hallé 1014 mesmo era del linaje de los de / Torres y de Solyer y de Berryo y de Benevy- / des. Ca sy ovyésemos de contar quatro a- / buelos y cada uno de aquéllos que ha otros / quatro, nunca acabarýamos. Asý que esta / sennora trae por armas un escudo par- / tydo en pal, a la mano derecha las ar- / mas de Rocafuy, que es el canpo colora- / do e un castillo amaryllo con una lu- / na blanca en somo del castillo y al〈de〉 - / rrededor del castilo syete veneras am- / arillas, las tres de la una parte y las / otras tres de la otra e la una debaxo del / castillo. Y el otro medio escudo las ar- / mas d’Osoryo, que son dos lobos colorados / en canpo amaryllo. É[s]tos dos hizieron / dos moradas byen hordenadas y de a- / saz valor, la una corporal e la otra / spiritual. E commo quiera que la tenporal sea / más hancha su valor y grandeza, lo que más (f. 128r) pareçe manifiesto, lleva la otra en / lo divinal (tachado: del) la ventaja en los sacrefi- / çios que se hazen y han in perpetuo de haz- / zer por el dote de que la dotaron. La que / se hizo en la villa de Madrid es en lo / mejor d’ella, y la que proverá descanso / al alma es en el devoto monesteryo / de Sant Gerónimo el Real, que dizen del Paso. Noto en esta noble duena / una notable virtud que, puesto que, asaz ri- / ca de byenes tenporales y de noble y / grand linaje, es tanta su umanidad / y llaneza que a todos conbyda ha desear- / la honrrar y servyr a cada uno según su / estado. [ESCUDO] (f. 128v) De las armas de Çisneros y de un nuevo / gran sennor de aquel lynaje 1015 (f.i.) Razonable cosa es que los \que/ por mysterio / sean tenidos en más alto preçio que a- / quellas que naturalmente son. Pué- / dese esto aver por çierto en lo que es acaeçi- / do estos días d’este anno de MCCCCXCVI / en una persona notable que agora posee la / sylla de Sant Ylyfonso. El qual proçede / de un antiguo lynaje de Tierra de Canpos, / que antiguamente dezían Bardulya, en / cuya generaçión syenpre ha avydo buen- / os cavalleros. Es a saber que nuevamente / es elegido en aquella Santa Iglesia de Toledo un / arçobispo que por perfeçión de vyda alcançó la / primaçía de las Espannas. Ca syendo hijo / de padre sabyo, no poderoso en tenpora- / les byenes, pero rrico en tenplado y hones- / to bevir. A este su hijo dotrynó en el temor / de Dios, ca escryto es el comienço de sabydurýa / es temor a Dios y en otra parte, quien teme a / Dios haze byen. Eso mesmo que fuese conten- / to con lo rrazonable, lo qual él oservando por su / abilydad alcançó dignidad en la Santa / Iglesia Mayor de Çiguença. Donde el manífi- / co cardenal lo puso en su lugar por pro- / vysor. Y avydo conocimiento de la poca cu- / ra de la vyda miserable y los lazos d’es- / te bevyr, todo aquéllo desando, çinose del / cordón del pobre Françisco. Y porque lo / que de suso hordenado el saver umano (f. 129r) huir no sabe ni menos puede, cono- / çido su bevir modesto los nuestros manífi- / cos rreyes y sabyendo la estrecheza de / su conçiençia tomáronlo para físyco de / sus almas, consyderadas las moderadas / výas de su sanna carydad lo hizieron ar- / çobispo de Toledo. Asý que venido al efe- / cto de lo propuesto de my proçeder, / hállase ser, como dixe, un lynaje anti- / go que dizen de Çisneros. Del qual lyna- / je el un quartel de la generaçión del loa- / ble y muy sabyo marqués don Ýnigo Lopes de Mendoça, era de aquél. Y no es / de dudar qu’el muy grand sennor carden- / al d’Espanna, avydo aquel rrespecto a buel- / tas de los otros por la consanginidad, le / diese tanta parte de sý y de su hazien- / da y salvaçión de su alma. Asý que las armas de Çisneros son quinze jaqueles / colorados en (tachado: canpo) amaryllos. 1016 [EMBLEMA] (f. 129v) Armas de los d’Eredia (f.i.) Los de Eredia viven en este rrey- / no por diversas partes, en espe- / çial en Segovia. Buenos cavalleros / d’este lynaje, en el Infantadgo obo un- / os tres hermanos, onbres de mucha / honra y muy heredados en aquella tierra / y comarca. Partiéndose la hazien- / da en muchas partes disminuyen so- / los [los] estados y asý ha acaeçido a éstos. / En rreyno (tachado: rre) d’Aragón ay grandes / onbres d’este apellydo, en especial / ovo un noble llamado don frey Fortu- / no d’Eredia castellán d’Anposta, que es / la mayor dignidad d’espués del maes- / tre en la horden de Sant Juan. Traen / por armas siete castillos de oro en / canpo colorado. [EMBLEMA] (f. 130 r) Sígese una relaçión e comien- / ço para dezir do obo comienço y / funtamiento (sic) la cavallería, nobleza y hi- / dalgía (f.i.) Assý commo es grand hierro en- / sistir mucho en las cosas in- / útiles y dannosas o a donde se / syge denuesto, ¶ asý, a my ver, es / muy bien las que son virtuosas y bue- / nas, es saludable provecho con / grand diligencia procurarlo. ¶ Y para / seguir lo tal es aparejado / el d’eseo que la obra, qu’el d’eseo me con- / bida a notar y la obra me niega ssu- / sabor, ¶ rrepreensyón me detiene / su temor, razón me inçita o d’espi- / erta, el favor me amenaza, la jus- / ta causa me pone espuelas. ¶ Es / el efecto d’estos movymientos el de- / sear en este tratado, pues ya lo / ynventé, de acreçentar en él todo / lo que justo me 1017 pareçera con la poca / cantidad de my saber. ¶ Y porque hasta aquí he venido por las altas / casas de los enperadores, rreyes (f. 130v) prínçipes, duques y grandes sennores / y por las asperezas de las nuestras mon- / tanas que partiçipan con los rreynos es- / trangeros, ¶ qui[si]ese antes que entra- / se en las otras montannas y tierras de la nuestra Galia1724, agora que me hallé / en la planura o llaneza de la pro- / pia Castilla, dezir alguna cosa d’es- / ta invención. ¶ Y por quanto los es- / cudos de las armas, las discordias / y guerras, trançes y batallas fueron / causa de su origen o comienço, ¶ pa- / reçiome ser justo dezir algo de lo que / he leýdo de la notable cavallería / e hidalgía, donde fue su prinçipio / ¶ Commo quiera que sé que lo que escriviré / sea muy vulgar a la gente leýda, / pero otros que serán commo yo, po- / co dotrinados, por aventura ave- / rán plazer de lo saber. ¶ Y los que de- / llo çertificados no les pesará por / lo rreduzir a sus memorias y ca / sy que sea yo como testigo que lo que co- / noçen o syenten conforma con my de (f. 131r) zir. ¶ Y prinçipiando diré dó proçe- / dió el nombre de hidalgo y dó ovo co- / mienço el arte de la cavallería, la qual fue / el escuela para deprender cómmo y / de qué manera se ganan los rrenonbres / y armas que los hijosdalgo traen. Qual fue el primero que tomo senno- / rýo sobre las otras gentes (f.i.) No es fuera de nuestras memor- / yas que todos los que han seydo / y son en este siglo, o más çier- / to dezir mundo, preçedieron y venimos / de aquellas ocho personas que myla- / grosamente por el divino poder a- / portaron en aquella primera nave, que la / más fue en las alturas o puerto / d’Armenia, ¶ 1724 Como se podrá apreciar posteriormente el autor se refiere al reino de Galicia, territorio con el que comienza el segundo libro de la obra. 1018 que fueron Nohé con / su muger y tres hijos y tres nueras / puesto que después el santo varón ovo / otro hijo dicho Iónico. ¶ Éstos que tan- / to multiplicaron, que toda la rredonde- / za del mundo su generaçión ocupó, fue- / ron de una materya engendra- / dos, de una sustançia conçebidos, / de un mantenimiento governados, / pues quien los hizo distintos y apar- / tados (f. 131v) en el ser, honor y perrogativas / unos de otros no otra cosa salvo las / calidades [e] ingenios d’aquéllos que con / mayor osadía se esforçaron a sobrar / los otros. ¶ De los quales el primero fue / Menbrot, vysnieto de Noé, del linaje / de Cam, hijo de Noé, y por enxenplo / d’aquél, después de la confusyón de las / lenguas o habla los en quien mora- / va mas vyrtud y osadía fueron a- / vydos por mayores, sojudgán- / dose los otros no tales a ellos. Donde vyno el nonbre de dezir / hijodalgo (f.i.) El muy loable enperador don / Alfonso el Sabio en la setena partida dize que este nonbre / “hijodalgo” se diriva d’esta manera. ¶ En / nuestra lengua castellana dezimos por / qualquiera que es rrico y tiene mucho que / ha mucho algo y este algo quiere / [de]zir byen. ¶ Que asý lo dezimos pre- / guntando por algún rrico: ¿Cómmo le (f. 132r) va a fulano?, rresponde: “Tiene mucho / byen”. ¶ Asý que el que es hijodalgo quiere de- / zir que es hijo del byen, rrazón fuerça / al que posee el nonbre que syga el ofiçio / de aquél segund (tachado: segund) es manifies- / to en los actos del moderno uso. ¶ Y que éste sea virtuoso, franco y any- / moso, cortés y piadoso y rreguro- / so en la (tachado: jus) justicia. ¶ Otro sesso / dan algunos a este nonbre de hidal- / go, diziendo que commo los que byven / en el ofiçio o estado de 1019 la defensyón / son les dados dones, rrentas y suel- / dos, que otros nonbres que se llaman las / tales pagas. ¶ Y commo aquello que les / dan es ageno y son mantenidos con / ello commo haze el padre al hijo, que es / justo nonbre ser hijo del algo ajeno. / ¶ Pues en (tachado: estos) otros rreynos llaman / a los tales gentiles onbres y este rre- / nonbre no careçe de la verdad, por- / que los gentiles fue una generaçión / do se ençerraba toda gentileza y for- / taleza de ánimo y bondad tanto (f. 132v) que no dudavan peligro ni muerte / a lo qual se obligavan. ¶ Y con aquel tribu- / to quedaron aquéllos que del tal ábito se / vysten de la hidalgía o gentileza. ¶ Y esta hidalgýa usan más de ssu / nonbre los que no son en grandes esta- / dos que los que intitulados de grados, / dignidades y perrogativas. Suplí- / coles que me perdonen sus manifiçen- / cias, ¶ ca los grandes a los tales menores / (tachado: os los res) los despreçian por su gran- / deza, pero quieren ser servydos de los / pobres escuderos que se hallan alcançar / solares por generaçión, aunque no los / poseen porque sus mayores los gozaron. / ¶ Y este nonbre escudero ya de suso es / dicho d’él, pero quiero dezir cómmo es / ya muy menospreciado, ¶ ca un / grand sennor d’este rreyno y de la casa / rreal dize que no ay tan vil gente ni que / tan mal le parescan commo los escu- / deros y aun que ha asco d’ellos. ¶ Y no / lo quiero nonbrar porque sy, por ventu- / ra, verá este escryto, conoçera su error (f. 133r) y quiero \escrebyr/ algunas lealtades que los que / son d’este nonbre, que asý es poco teni- / do, han hecho y aun algunos males / y fealdades que los que fueron en gran- / des estados han acometido. ¶ Y digo / asý que ya es sabydo qu’el rrey Príamo por / el sueno que la rreyna Ecuba sonnó, / mandó a un escudero que llevase a su hijo / Alixandre que después se llamó Parys, / a matar, ¶ el qual, 1020 usando de laltad (sic) y / no menos clemençia, no quiso hesecut- / ar el cruel mandamiento paternal, antes / tal lugar él dio do pudiese ser hallado y / se cryase. ¶ Quán lean (sic) fue aquel escude- / ro que a los prinçipiadores de la grand çib- / dad rromanna rreservó de la muerte / qu’el tirano týo le mandó que les diese al tienpo / del su naçimiento d’aquéllos, do ovo lugar la / pastora Luparia de los cryar, los quales / Rómulo y Renmo fueron sus nombres. ¶ Çi- / erto usó de mayor bondad éste por ser te- / nido por servydor, que usó para ser prínçipe / y de alta sangre el uno d’éstos que fue Rómu- / lo, que por un chico encolemiento al hermano Remo (f. 133v) 〈Remo〉 condenó a muerte con pura ava- / riçia. ¶ Aquel escudero de la rreyna Yseo / a quien fue dada la donzella Brangel para / que pasando por una floresta la mata- / se y por de su muerte la rreyna no fue- / se dudosa, su coraçón sacándole fuese / testigo. ¶ El piado[so] hijodalgo no queryen- / do ser carniçero de la ynoçente sangre, / le dio lugar de salvaçión y para dar / el testimonio a la sennora un leber que a- / sý llevava en su conpanía matando, / con su coraçón hizo pago. ¶ No çierto asý / hizo Therco, rrey de Traçia, a su cu- / nnada Filomena rrobó forçosamen- / te su vyrginidad y ensomo le cor- / tó la lengua por no ser su yerro por / ella publicado. ¶ El bueno y es- / forçado escudero de don Garçi- / peres de Vargas, más leal fue a su sennor aconpanándolo en el pelygro / de los moros que no fue el cavallero, que / yendo en su conpanna se tornó al rreal. ¶ Veamos estos grandes que (f. 134 r) 〈que〉 tanto alaban su rrealeza de sangre, / David tan notable varón, porque hizo matar a Urýas, su caballero, por gozar / de su muyer Bersabé, ¶ y su hijo Amón / porque forçó a su hermana Atamar; su her- / mano Absalón que vyno en batalla 1021 con- / tra su padre por le privar del cebtro / rreal. ¶ Otros grandes en nuestros tienpos, / ssyendo tutores de sus muy cercan- / as paryentas las desfloran (tachado: s) y hazen / otras fealdades. ¶ Pues aquel vyl uso / que en mentallo corronpe los ayres, ¿ dón- / de mora syno en los altos y ponposos / palaçios?. ¶ Eso mesmo en las batallas, / puesto que los caudillos la fama se les da, / quien rreçibe los encuentros las herydas syno / los loables criados que los aconpannan, es la / ventura del capitán los golpes de los su- / yos. ¶ Valla, do sea apeado el sennor en / la batalla, a grand peligro el escudero da- / lle su cavallo y él perder la vyda. ¶ Aquel es- / cudero del lynaje de Açebes que las armas / tomó de don Fernán Ruiz de Castro y (f. 134v) y atendió el mortal encuentro del conde don / Manrrique, del qual fue muerto, ¶ prometién- / dole el sennor por syenpre traer el escudo / de sus armas y después demandallo por / poner sobre su sepultura, lo qual el sennor / no cunplió, ¿ quál d’estos deve ser más loa- / do? ¶ Dirá aquí el cavallero que por ser yo / un pobre escudero quise ensalçar lo ba- / xo y denostar o afear lo noble. ¶ Ci- / erto lo que digo, pruebo, aunque más parte me cabe de la nobleza que me / cupo de los grandes honores de mis / pasados, ca yo sólo fuy el vellón y / ellos el oro de dorar de abiniçio1725. ¶ Mas fuy movydo a esto por de- / zir que de los linpios hijosdalgo pro- / çeden los cavalleros y qualquiera grande, / antes que rreçiba la horden de cavallería, / escudero se deve llamar. Cómmo ovo / prinçipio la cavallería e quién pri- / mero hizo cavalleros (f.i.) Escrito es en este libro cómmo el pri- / mero que armó cavallero fue Hér- / coles, que en Cádiz armó a su primo 1725 Vocablo basado en la voz latina ab initio usado con el significado “desde el principio”. Esta expresión se encuentra frecuentemente en obras del siglo XV como el Laberinto de Juan de Mena, el Cancionero de Gómez Manrique o la Valeriana de Diego de Valera 1022 (f. 135r) Yspán que después fue rrey d’Espanna, p- / ero dize el ya dicho muy alto enpe- / rador don Alfonso en el Lybro de la cava- / llería1726, que Rómulo fue el primero que hi- / zo caballeros, ¶ e que escogió de todo el / pueblo mill o mill uno, y por (tachado: que) eso / dizen en el latín (tachado: ca) el cavallero my- / lis, porque vyene de cuento de mill y por / la cavallería milliçia. ¶ Dice más por / autorydad que en los cuentos el más noble / es el mill porque de allý adelante no su- / be el cuento, y que asý commo entre los un- / os es más noble el diez, que asý entre / los diezes lo es el çiento y entre los / çientos el millar. ¶ Asý este nonbre, mi- / liçia, es el más notable de todos. ¶ Mas / dize que la forma que se tovo d’este escoger / cavalleros fue d’esta manera: que consyder- / ando cómmo el ofiçio de la cavallería qui- / era que los ministros d’ella sean onb- / res duros y duchos, de gran afán y / buscaron o traxeron de los onbres que con- / tyno andavan en el canpo caçando (f. 135v) las salvajes bestias sufryendo mucha / lazerýa de hanbre sol y cansaçio y pe- / lygro y desvelamiento. ¶ Y traýdos és- / tos, commo no fuesen onbres de cryan- / ça no fueron nada. ¶ Pensaron que serýan / buenos para en las peleas los onbr- / es rrezios de miembros, trabajadores / con los braços usados de heryr con aqué- / llos, y para esto tomaron los herreros / y carpinteros y pedreros y semejan- / tes, que todo el dýa se fatigan golpeando. / ¶ Commo los tales no avýan industrya, / salvo para usar del ofiçio de dar golpes / en cosas insensybles, lo otro, commo a- / llavan rresistençia no era para ellos / y diéronles de mano. ¶ Acordaron de / tomar los carniçeros, que son onbres rru- / dos syn piedad en matar las cosas by- / vas y banar sus manos en sangres, y / que éstos no avrýan piedad de matar a sus / 1726 El autor se refiere bajo esa denominación a la Segunda Partida, cuyo Título XXI está dedicado a los asuntos de la caballería. En concreto, la cita está recogida de la ley 1, titulada: Por qué razón la caballería y los caballeros hubieron así nombre 1023 enemigos. ¶ Y commo fuesen gente sy[n] / nobleza, syn amor natural, luego se dex- / avan vençer, asý que acordaron de bu[s]car / onbres en quien ovyese verguença y (f. 136r) bondad y fortaleza de ánimo y éstos / hallaron que se davan a las virtudes y rres- / ystían los vycios. Sygesé que cosa / es nobleza (f.i.) Pues estos susodichos asý esco- / gidos, usando el ofiçio de la ca- / vallerýa, los que más se esforçaban / a creçer sus nonbres con loables hechos / llamávalos nobles e hijosdalgo. ¶ Ca / usavan del byen asý commo por posysión, / y los enperadores y los rreyes dávan- / les títulos de cosas perteneçientes a noble- / za. ¶ Quiere dezir que hidalgía y noble- / za es antiguada rriqueza con buenas / costumbres. ¶ Çierto la pobreza quanto a / Dios es muy loada, pero quanto al mun- / do poco byen puede hazer. ¶ Buena / sentençia me pareçe dezir que rriqueza con / buenas costunbres que, quando la avary- / çia no corronpe el varón byen se puede / dezir noble, porque teniendo riqueza, / sy d’ella usa franca y moderadamen- / te, es cosa de grand bondad ¶ Y por (f. 136v) que es razón que autorize my presopu- / esto diré las autorydades que d’esta / materya he podydo alcançar. Un / gran dotor que rromançó el lybro del / Boeçio, De Consolaçión1727, en las partes / que vydo que era necesario, puso glo- / sas muy elegantes y muy autoryza- / das y de mucho fruto. Y en una / parte que dize de la nobleza, escrybyr / lo que se sygue: Devéys saber que la no- / bleza es en muchas maneras, entre las / quales ay dos maneras de nobleza. Ay una / nobleza 1727 Habla de una versión romanceada de De consolatione philosopiae no localizada. 1024 que es del cuerpo y otra que es del / ánima, quanto a la nobleza del cuerpo / devéys saber que esta es la qual pusyeron / los onmes en alteza de sangre e ésta / ovo fundamento en poderýo, por quanto / los onmes unos quisyeron ser sennores de o- / tros segund leemos Génesys, déçimo / (tachado: deçinco) capitulo. Que el primero / gigante el qual sojudgó asý gentes por / fuerça e los que d’este deçendieron llam- / áronse nobles e asý de otros semejan- / tes los quales cobraron nobleza por de (f. 137r) çender de sennorýo ¶ Asý commo agora / son los hijos de enperadores e los hijos de los rreyes e de los grandes prín- / çipes que sólo por la sangre donde deçien- / dyeron son llamados nobles. ¶ Otr- / os fueron nobles por ser fuertes en / batallas, segund que en el tienpo antiguo / fueron escogidos para ello, segund leem- / os de Judas Macabeo e de otros much- /os que fueron escogidos para batalla por / aver grand esfuerço e ser fuertes en ba- / talla. ¶ Otros alcançaron nobleza por / alteza de sangre e por fortaleza de ba- / talla e de los cuerpos, según leemos / de Alixandre e de Héctor e de otros que fue- / ron nobles en generaçión e fueron en ba- / talla e de otros muchos. ¶ E d’esta no- / bleza d’estos nobles que eran fuertes en / batalla e de alta sangre levava consigo / Teodorico. Tales commo estos son e deven / ser byenquistos e byen rreçebydos de los / grandes sennores, ca por ellos son hon- / rrados e conquistan muchas tierras e han / muchos señoríos. ¶ Quanto a la noble- (f. 137v) za del alma deves saber que ésta es / la mejor que la del cuerpo, segund di- / ze el dotor Sant Gerónimo en una / epístola1728 ¶ que dize non uvo otra co- / sa ninguna 1728 No se ha podido localizar esta cita en los epistolarios que se conservan de San Jerónimo. No obstante, en la Epístola a Marcelino y Anapsiquia el santo desarrolla unos argumentos sobre la naturaleza del alma y del cuerpo que contienen la materia desarrollada por Hernández de 1025 que los onmes codiçien en la / nobleza, syno que son costrenidos que no / salgan de la generaçión que vyene por las / costunbres. ¶ E por tanto pareçe / que al noble no le ennobleçe la propia / condiçión, mas el curso que trae de la ge- / neraçión, e por tanto la nobleza / de la carne no es de alabar, segund / dize este dotor, que por aventura tal no- / bleza de la carne engendra vileza / del alma. E por tanto dize el dot- / or sant Bernaldo en una su hepísto- / la (tachado: si) no seyó por el noble virtuoso e / vil virtuoso uno plaze más en vyr- / tudes que otro. Que sy el noble es vir- / tuoso, la generaçión lo costrinne que sea / virtuoso, porque no salga de la genera- / çión. ¶ Mas sy el vyl es vyrtuoso, é- / se es más de alabar por quanto por su / lybertad se allegó a las virtudes. E / por tanto dize este dotor que más es de / alabar la virud que vyene de ly- (f. 138r) bertad, que no la que viene de \ne/çeçidad/. ¶ Y por tanto dize San Gesóstimo ha- / blando sobre el evangelista san Mateo1729. / Aquél es claro aquél es noble e de alta gene- / raçión e aquél piense que tiene entera to- / da su nobleza sy desdennare de servyr / a los pecados e no ser sobrepujado / d’ellos. ¶ Ca ¿qué aprovechan a aquella al- / ta generaçión al qual hazen torpe las / malas costumbres?. ¶ E que enpece aquel- / la vil generaçión a [la] que l’apuestan las vir- / tudes e buenas costunbres ¶ Ca, ¿qué / aprovechó a Cam que fue hijo de Noé?, / ¿por aventura no fue apartado de medio de sus hermanos e donde e- / ra hermano carnal fue hecho syervo / e familiar?. ¶ E, ¿qué enpeeçió a David por / ser pastor?, ¿por aventura no fue to- / mado por rrey de Ysrael por las bue- / nas costunbres del ánima?. ¶ E por / tanto dize Tulio, más santa cosa es a / mý floreçer por los mys hechos que / no usar de opinión de los mayores, / que yo e en tal manera bevyr porque sea / a los Mendoza. San Jerónimo también habla sobre la naturaleza del alma y su virtud en otras cartas, caso de las dirigidas a Rufino, a Agustín y a Marcela. 1729 San Juan Crisóstomo relata el origen humilde del evangelista en la primera de sus noventa homilías sobre San Mateo, a quien comienza refiriéndose como Mateo “el alcabalero” por su profesión. 1026 después de mý prinçipio de no- / bleza e enxenplo de virtud. ¶ Ca se- / gún dize san Crisóstomo, ¿que enpeçió (f. 138v) a Çimoteo ser hijo de gentil e que en- / peçió Abrahan ser hijo de Tare, el / qual adorava los ýdolos?. ¶ ¿Por aven- / tura no fue apartado de su genera- / çión e puesto en cabeça de todos los / fieles, porque no fuese llamado hijo / de los pecados, mas padre de los / santos?. ¶ E por tanto dezía este do- / tor mesmo el estanno sale de la plata, / enpero no es plata; enpero la pla- / ta colada es guardada e el estanno, / es alançado de fuera. ¶ E asý me- / jor es de vyl generaçión ser noble, que / de alta generaçión e ser vil, que aquel que / es noble e de alta generaçión la bon- / dad de la su nobleza no es d’él sólo, / mas es de común que es d’él e de toda su generación. ¶ Enpero aquel que de / vyl generaçión sale noble, \con/ toda la no- / bleza es d’él sólo, aquel que de vil genera- / çión sale vyl la vileza no es d’él sólo / que es de toda su generación. ¶ Enpe- / ro, aquel que de noble generaçión sale vyl, to- / da la vileza es d’él solo, ¶ e por tanto, / mejor que los parientes tuyos sean no / bles por ty que no tu por los paryen- (f. 139r) tes, e por tanto Juan Andrés ponía / estos versos: ¶ “Nobleza del coraçón / sola es la que está en buenas costumbres”1730. / ¶ E por tanto el dotor de la Martinia- / na1731 en fyn pone estos versos: ¶ Nobleza del onme es aquel que está en tri- / bulaçión a correrle ¶ Nobleza del onme es amansar la sanna / en su voluntad 1730 Cita no localizada 1731 Se trata de la crónica de Frey Martín, se conserva un ejemplar, en español, en la Biblioteca del Arsenal (París). Fue la obra en la que Diego de Valera basó su Genealogía de los reyes de Francia. 1027 ¶ Nobleza del onme es a las cosas vy- / les e torpes no las temer ¶ Nobleza del onme es la su voluntad / ponerla con la voluntad de Dios ¶ Nobleza del onme es esclaresçer por / muchas virtudes ¶ E por tanto dezía el dotor Sant Ge- / rónimo sola nobleza açerca de Dios / non servyr a los pecados. ¶ Muy alta / nobleza açerca de Dios es esclareçer / por virtudes, por lo qual por estas rra- / zones e dichos de dotores, pareçe / que no ha otra nobleza que sea verdade / ra syno la del ánima. ¶ E por tanto / devéys saber que por de alta genera- / çión que onme sea, sy es vil en las costun- / bres, no es noble nin el alma ni en el cuerpo. (f. 139v) (f.i.) Commo quiera que pareçe vana y he- / rada (sic) presunçión donde tanta / gente y dotada de tanta gran / çiençia yo aver de oponerme a des- / cobrir my inabilidad en el escrevyr, pe- / ro por sastifazer a mí mesmo quiero / dezir my pareçer protestando que ssy / por mengua de sufiçiençia my propó- / syto no sastifiere (sic) el caso o materia de / lo que aquí se trata, sea piadosamente my / dezir disymulado y my ynoçençia / me gane perdón. ¶ Aquí me pare que sobre / este caso de la nobleza este dotor pone / dos conclusyones. La una, que es más de / loar el que es de baxo linaje sy sus costun- / bres \son/ nobles y él por sý ser virtuoso que no / aquél que es de generaçión noble que use vir- / tuosa y maníficamente. ¶ Es la segunda / conclusyón que más es de menorpreçiar / el noble por generación, sy usa de vileza, / que no al vyl que syge su natural ¶ E esta conclu- / syón consyento y digo que deve ser asý, que la / mancha del haziente (sic) en la grana muy / peor esta que en el buryel. ¶ Pero en lo prim- / ero no conçedo y esto por tanto que el que no / sabe un ofiçio, puesto que lo prueve, sy no (f. 140r) 1028 açierta en lo que quiere hazer, no le será in- / putada culpa por no era de su husança, pe- / ro el que es maestro en su lavor y yerra / la obra, mucho deve ser culpado. ¶ Por consiguiente, sy éste que era maestro lo que le / encomendado hizo perfectamente loor / (tachado: se sever) le deve ser dado, que sy commo se / obligó al denuesto por el herror, assý / deve ser más estimado por la perfe- / çión de su obra, ¶ ca non serýa justo que sea / rreprendi \do/ por errar y no ser loado / por açertar. ¶ A los que son de baxa suer- / te, pues, por no hazer nobleza no son / rredargudos, no es justo por la hazer / vayan del \ante/ por no la usar, sera denos- / tado. ¶ Bien es rrazón de darle loor / y preçiallo por ello y ponerlo en quanta (sic) / de los buenos por sus mereçimientos, pe- / ro sabido es que en los trançes suelen ser des- / hechados los que careçen de perfeçión de / linaje. ¶ Y sy yo fuera del barrero y no / sólo da en el blan\co/, mas aun no llego al / puesto, pido perdón quien poco tyene / no puede mucho dar. (f.i.) Porque asaz autores y discretos on- / bres muy altamente han tratado (Anotación marginal): Aquí va yerro en el escrevir en esta razón ca quiere dezir que pues el vyl por hazer vyleza no es denostado, no ser justo que por hazer algun byen vayan delante los nobles (f. 140v) d’esta materya de nobleza, es a mý / cosa demasyada poner la pluma en / más escrevyr. Pero no dexaré de de- / zir aquello que no lleva la výa derecha. Es / çierta cosa que los ábitos de las rrelygi- / ones dan a conoçer de qu’al rregla sea / aquél que lo vyste. Aun antiguamente / se guardava mucho entre los segla- / res que cada qual segund se estado o ma- / nera asý se vestía o arreava. Mas / al tienpo presente todo va una výa. Ver- / dad es que se ennobleçe el rreyno en ser / las gentes en arreos de valor, sy / no fuese en menospreçio de la noble- / za, que qualquiera ofiçial de qualquiera mecá- / nico ofiçio no menos trae la seda que un / conde y la muger suya commo la duquesa. / Y otras personas de baxos estados, 1029 que sus / padres y paryentes muy çercanos son / condenados al huego, y syn enpacho / aun no se preçian traer la seda vestyda / más en las guarniçiones de las bestias. Antiguamente ninguno que no fuese ca- / vallero traýa cadena de oro y sy la / traýa, por la merecer, las puntas de / delante estavan metydas [en] las rropas (f. 141r) o mantos, o el un eslavón de la cade- / na de oro y el otro blanco. No ago- / ra asý, salvo los muy ajennos de la no- / bleza o hidalgía cadenas y otras co- / sas de oro y sus mugeres manillas de / oro, y no dos ni tres, mas una doze- / na d’ellas en los braços. Las guar- / niçiones doradas de las mulas, que los / condes y rricos onbres y perlados / solýan solos ellos por grand eçelen- / çia traer, aquellos que sus padres y abue- / los, no quiero dezir más, no lo mereçie- / ron, aquellos las poseen. Ultrajando / aquellos que sus mayores derramaron su / sangre en cobrar la tierra de los ene- / migos de la fe. Conoçiendo aquéllos / que los rreyes y prínçipes y grandes sennores / les dan favor para ello porque les syrven, / no commo los que muryeron en los conbates / de las antyguas çercas, pero de otra / forma. Bien sé que algunos les saberá / ázido, pero lo que es çierto no ay prue- / va al contraryo. Y más que las armas / guar\n/eçidas de oro sólo a los muy loa- / dos onbres que por sus mérytos fue da- / do el ábito y horden de cavallería les eran (f. 141 v) asynadas, en espeçial que al tienpo d’aque- / lla çirymonia del armar cavalleros, las / espuelas y espada dorada les ponían / y aquéllas trayendo fuere conoçida su / dynidad. Agora syn ningún enpa- / cho, el padre esté nel poyo escrivyen- / do libelos o haziendo otro ofiçio y / quiçá vendiendo espeçias, el hijo pasa / cavalgando o a pie, con el espada al / cuello dorada con grand guarniçión y / çintas de seda en gran menospreçio / de la loable cavallería. Mas quiero de- / zir 1030 que pues el fundamento de my obra / fue escrevyr de las armas, que veo ago- / ra una grand novedad en ellas y no / me maravillo, porque los d’esta naçión / castellana somos commo las ovejas que / por do salta una, todo el rrebano sal- / ta. Y commo algunos sennores, asý nu- / evamente creçidos en sennorýo, commo / otros, vysto que los byenaventurados / rreyes, nuestros soberanos sennores, pon- / gan en los escudos de sus armas aque- / llos que traen los títulos de sus rrey- / nos, y no todos syno los principales, (f. 142r) asý aquéllos que digo hazen ensalada en / los escudos de sus reposteros, metyen- / do en ellos todos sus quatro costados, aun / otros lynajes con quien alcançan deudo / de manera que los que los ven, conoçiendo las / personas ynoran los apellydos. Bien / es que en los edifiçios y casas, porque la me- / morya no peresca, sean puestos los / escudos cada uno en su lugar de sus avaloryos, pero en los rreposteros / es cosa sobrada. Ca es digna cosa / qualquiera dar el premio del loar ape- / llydo o linaje, do se llama prinçipal- / mente, y lo otro dexallo para la pláty- / ca. (f. 142v) (DIBUJOS QUE REPRESENTAN CABEZAS DE ANIMALES) (f. 143r) Recuéntanse algunos de los ly- / najes y harmas del rreyno de Ga- / lizia y primero se dirá d’ella dó / ovo comienço. Pues que he tratado de algun- / os solares de la montana / de Vyscaya y Lepuzcua y Á- / lava y de aquellas partidas porque era / nuestro camino por allý hasta llegar / a Burgos, que es cabeça de nuestra Casti- / lla, ¶ es agora rrazón que 1031 no se dé / olvido otra montanna que es en este / rreyno que no es de menos valor, ni / tanpoco no careçe de nobles va- / rones y onbres de alta sangre y / valor ¶ Y porque se sepa su primero / poblador, Jafet, hijo terçero y me- / nor de los de Noé, ovo syete hijos y el / mayor fue aquél que primero pobló en Ga- / lizia ¶ Y porque avýa poco tienpo que era / pasado el diluvyo, poblaron en lo / más alto, diziendo que las aguas deçen- / diendo a lo baxo podrýan las gen- / tes ser libradas del peligro ¶ Y des- / pués vynieron otras gentes a poblar (f. 143v) en lo baxo por do ovo este nonbre Ga- / lizia, lo qual fue d’esta manera ¶ Sabréys / que Françia y Alemanna era todo un se- / nnorýo, la qual se llamava la Galya Góty- / ca, y por çierta divisyón que ovo entre / dos enperadores óvose de partyr / ¶ Y porque frangere en latýn quiere / dezir “partyr” llamose Francia. D’esta / Galya Gótica vyno grand gente, la qual / pobló la tierra la qual estava mal pobla- / da y pusyéronle nonbre la Galya Menor. / ¶ Y corronpiéndose el bocablo llamá- / ronla Galizia y a los pobladores galle- / gos. Y está poblada a modo de Françia, que / las aldeas son pequenas y muy çerca un- / as de otras. ¶ Y el modo de la byvienda / casy commo aquéllos. ¶ Éste es una de las mejores montannas del mundo y muy / basteçida de muchas cosas asý de la / mar como de la tierra. ¶ Ay en ella çinco / çibdades que las quatro son cabeça d’obispados / y aunque es arçobispado la qual es Conpos- / tela que llamamos Santiago, ¶ en cuya / yglesia catedral ay ocho cardenales, / los qual dizen mysa en el altar mayor / y otro ninguno no syno el arçobispo. (f. 144r) Traen estos cardenales en las proçe- / syones mytras en las cabeças. ¶ Los / otros quatro arçobispados son Horenes (sic), Tu- / yo (sic), Mondonedo y Lugo. ¶ Ay condados, / que es el uno Trastámara, Lemos, Santa / Marta, Ribadeo y 1032 Monterrey. ¶ Porque dixe primero el condado de Trastáma- / ra quiero notar o hablar d’él. ¶ Este con- / dado es más antiguo que ninguno de los / otros, qu’el rey don Enrrique el Noble, hijo / del rrey don Alonso que ganó las Algeziras, / era dallý conde antes que fuese rrey / y tiene tal previllego qu’el conde d’él pu- / ede dar canpo a qualquiera que rrentare a / otro. ¶ Y llamose Trastámara por- / que seys leguas de Santiago pasa un rrýo / que se llama Tamare asaz caudal, y / de allý fasta la mar es aquel sennorýo / y porque está detrás de aquel Tamare / llámanle Trastamare, aun los castella- / nos la llamanos Trastámara ¶ Y [en] esta / tierra ay villas y castillos y puertos / de mar asaz y allý es un cabo del / mundo o de la tierra y allý ay un puerto (f. 144v) de mar, do esta una muy devota yglesia / en la villa que se llama Santa María de Fynibs- / tierra. ¶ El que agora se llama conde de Tras- / támara, que es el segundo marqués que ha / avydo en Astorga, no tyene nada en / aquel condado salvo el título y las pre- / mynençias. ¶ E de allý era conde el con- / de don Pedro, padre de don Fadry- / que, duque d’Arjonna el qual subçedió en el / sennorýo e él dyo çiertos lugares a / Ruy Sanches de Moscoso en casamiento con / una su sobryna que se dezía dona Joha- / na de Castro. ¶ La gente d’este rreyno / de Galizia es muy gerrera e an en- / tre sý grandes peleas. ¶ Esa provyn- / çia de largo tienpo fue rreyno, asý en tienpo / de los gentiles commo de los christianos, / segund pareçe por la estorya de Sant- / tyago quando aporto allý su santo cuer- / po, cuyos deçípulos fueron a la rreyna / Loba a demandar liçençia para lo sepult- / ar. ¶ E después de christianos ovo rreyes / de christianos cuyas armas y del rreyno / es una custodia de oro en canpo colo- / rado las quales armas son de grande (f. 145r) 1033 çelençia, que después de la cruz de / Iherusalem éstas son las más santas, que asý / como la cruz sostuvo el cuerpo de / Ihesuchristo Nuestro Señor, ¶ asý la custodia / todos días guarda y tiene en sý la / costia (sic) consagrada que es cuerpo de / Nuestro Redentor ¶ Y agora que es dicho / lo suso escrito d’este rreyno, escryvy- / ré de algunos lynajes de aquél, los más / que podré alcançar, primero pintan / do aquí las ya dichas armas del rreyno. [EMBLEMA] De los de Castro (f.i.) Los de Castro han seydo y aun / son de alta sangre y son nobles / que en Castilla y en Aragón y en / Portogal ay grandes sennores de- / llos y aun mayores casa ay d’ellos (f. 145v) en Aragón y en Portogal que en Castilla. / ¶ E esto es porqu’el rrey don Johan el se- / gundo hizo matar al duque d’Arjona / y, por tanto, los de su linaje quedaron / pobres. ¶ El primero do se començó / este linaje fue Nuno Laýnez, hijo de / Nuno Rasuera, y este Nuno Laýnez / pobló a Peñafiel. ¶ Y fueron tan gr- / andes onbres que don Gutier Ferrandes de / Castro fue ayo del rrey don Alonsso, / hijo del rrey don Sancho y nieto del en- / perador, ¶ el qual tenía un hermano que llama- / ron don Ruy Ferrandes de Castro, el qual ovo / quatro hijos y el mayor se llamó don Fer- / nán Ruýz de Castro, el qual tomó la cry- / ança y tuturýa del ya dicho rrey, y sso- / bre esto mató al conde don Manrrique / en el berrocal de Huepte. ¶ E después / éstos d’este linaje poblaron en Galyz- / ya. ¶ Y el rrey don Enrrique el Noble syen- / do conde casó una su hermana, hija de / dona Leonor de Guzmán y del rrey don Alonso, / su padre, que se dezía dona Juana, con don / Fernando de Castro el qual fue padre del / conde don Pedro y abuelo del duque d’Ar- / jona. ¶ Y esto[s] de Castro traen por armas /seys rrueles azules en canpo blanco. 1034 (f. 146r) [EMBLEMA] De los de Sotomayor e de Ribera / y Sayavedra (f.i.) Por quanto los de Sotomayor y los / de Ribera traen unas harmas / y, asý mesmo, los de Sayabedra / commo quiera que ay alguna difirençia en / ellas, entre los Sayabedras y los otros. / ¶ Pero la difirençia es tan poca que to- / do pareçe casy uno y la causa d’esto sse / escribyrá segund lo más çierto que d’ello / pude aprender, que los Riberas y Soto- / mayor todos son de un tronco y deçienden del solar y casa de Sotomayor ¶ Commo quie- / ra que ay en Galizia una tierra que se llama / Ribera qu’el (sic) del sennorýo del conde de Lemos. / ¶ Mas commo acaeçe muchas vezes, que por / heredar dos mayoradgos toma un her- / mano un apellido y otro, otro, y puesto / que troca el apellido no las armas. ¶ El / solar de Sotomayor es en este rreyno (f. 146v) de Galicia, el qual es uno de los prinçipa- / les d’ella asý por nobleza y tenor co- / nmo por antigüedad ¶ La qual antigü- / edad es tanta que no se sabe quien fue / su fundador, salvo que se dize que quan- / do el grand Hércoles vyno en Espanna, / que hizo tanto nobles hedefiçios, en- / tre los quales hizo aquella casa y dexó a- / llý uno de sus paryentes por sennor / d’ella y de aquella tierra. ¶ Las armas / son éstas: tres barras negras e de la / parte de baxo d’estas barras y de suso / escaques colorados y amaryllos y el / escudo es blanco. ¶ Y la causa porque / estas barras negras traen es por esta, / el sennor de la casa que de antes se llam- / ava de Sayavedra fue ayo de un hijo / primogénito del rrey de Galicia, al qual / estando con el ynfante avyendo pla- / zer en un muy hermoso soto tiran- / do de lança y commo el ayo la tirasse / acaso de fortuna, el ynfante atrave- / só jugando commo 1035 nino con otros, el qual / fue herydo d’ella a muerte. ¶ Y commo el / buen cavallero vydo el ynfante muerto, / fue al rrey y contole el desastrado hecho, / pidiéndole por merçed lo mandase (f. 147r) matar. ¶ La gran manifiçençia de / la rreal dignidad conoçiendo ser hecho más de desaventura que de cru- / el acuerdo y la lealtad que provado / abýa del cavallero y su mucha noble- / za ser tal que no dava lugar a la sos- / pecha, veninamente lo perdonó, el qual / porque fuese a él dolor mientra by- / vyese y los que d’él vyniesen tomasen / sentimiento, aquellas barras que eran colo- / radas de primero hizo que fuesen ne- / gras y tomó el nonbre del soto llamán- / dose Sotomayor quiriendo dezir soto / de mayor dolor. ¶ Y las primeras ar- / mas traen los de Sayavedra, el qual non- / bre segund la lengua gallega quiere / dezir saya vieja qu’el gallego por la co- / sa vyeja llama “vedra”. ¶ En este lyna- / je de Sotomayor en Galizia ay dos mayoradgos, el uno es el que tiene la / casa de Sotomayor que por agora sse / llama Peralvares de Sotomayor y es / conde de Casaina. ¶ El otro mayorad- / go es la casa de Cantano, que está en el / valle de Salnes, que es todo suyo, del sennor / de la casa. Fue sennor d’ella un muy buen (f. 147v) cavallero que se llamava Payo Gómez de So- / tomayor, el qual fue enbyado por el rrey don / Enrrique el terçero por enbaxador al grand / Tamurbeque que era uno de los mayores se- / nnores del mundo. ¶ Y al tienpo que llegó a él querýa dar una grand batalla al grand / tártaro en la qual él suplicó al Mamur- / veque que lo armase cavallero y allý peleó / e vençió el Tamurbeque. ¶ Envyole con él / tres donzellas de grand lynaje del rrey- / no d’Ungrýa que tenía activas, e de la una, / que se llamava Angelyna, ay muy buen / os hidalgos en Arévalo, qu’el rrey las ca- / só muy honrradamente. ¶ Agora las armas d’estos dos lynajes serán aquí pin- / 1036 tadas segun verés, aunque a todos soy (sic) / muy familiares, por ser los que las traen / gra[ndes] onbres nestos [rre]ynos de Castilla. [EMBLEMA] [EMBLEMA] (f. 148r) De los Marynos (f.i.) Ay otro lynaje en este rreyno que se lla- / man los Marynos que quiera de- / zias (sic) marynos o onbres de la / mar, y d’estos onbres de manera en aquella / tierra. ¶ Y traen este apellydo por esta / causa, uno que era sennor de la casa o prinçi- / pal, do se començó este apellido, yendo / por su tierra rribera de la mar vydo estar / unos onbres y mugeres al sol çerca de / una penna despojados cubyertos casy de / un cuero escamoso. ¶ Y arremetyendo / de súbyto con el cavallo, se lançaron en la / mar y pudo atajar una henbra la qual to- / mó, que a grand pena la pudo tener, e la le- / vó a su casa y hizo curar d’ella de man- / era que aquellas escamas o cuero duro e / malo todo se mudó y se hizo tan hermo- / sa que fue una grand maravylla y depren- / dyó la habla, de forma qu’el cavallero paga- / do d’ella, la tomó para sý, de la qual ovo un hi- / jo. ¶ Por esta causa se llaman Marynos / lo qual no lo han por mal, antes lo rreçiben / por honrra y d’este lynaje era aquel ynfan- / çón que cuenta la corónica del rrey don Her- / nando el Magno que ganó a Sevylla, que estan- / do en aquel çerco vydo a don Garçi Peres de (f. 148v) Vargas que traýa un escudo en que eran sus / mysmas o semejantes de sus armas, y lo qui- / syera afrontar sobr’ello, y le fue conseja- / do que lo no hiziese porque era muy buen cava- / llero don (tachado: gong) Garci Peres. Las armas / son estas ondas azules en canpo blanco. 1037 [EMBLEMA] De los Mexías (f.i.) La casa de Mexía es en [este] mesmo / rreyno la qual es byen antigua y tye- / en vasallos. ¶ Ésta días ha que no / es en los del linaje d’ella y la causa es es- / ta. ¶ El postrymero sennor d’ella, que era del / su lynaje se llamava Garçi Díaz (tachado: Mexía) Me- / sýa que asý se llaman propiamente Mesýas, / el qual fue un valyente cavallero y dizen que / era muy hermoso, tanto que le llamavan la / donzella de Mesýa. ¶ Este casó con una so- / bryna de don Lope de Mendoça harço- / bispo de Santiago, hija de su hermano Pedro / Fernandes de Mendoça que dixeron el Vyejo. ¶ E (f. 149r) ovo d’ella una hija y muryó mançebo, y / la hija heredó la casa y el arçobispo la des- / posó con con Johan de Castro, sennor de Castro- / verde, y antes que se casasen muryó la don- / zella e dexó por heredero al arçobispo / su týo y él dyo la casa y los vasallos otro / su sobryno, nieto de otro hermano que se / llamava Alonso de Mendoça, pertigero mayor / de Santiago. ¶ Y éste dexó un hijo que di- / xeron Lopo Pérez de Mendoça y heredó / la casa y no ovo hijos y muerto quedó 〈a〉 / la casa a los paryentes de su madre. / ¶ Asý que agora ni es en poder de los Mexías ni de los Mendoça. ¶ Las ar- / mas de Mexía son tres barras o fay- / sas azules en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los d’Isorna 1038 (f.i.) Los d’Isorna es su solar eso mesmo / en esta tierra y es casa de mayorad- / go y tiene dos fortalezas y vasa- / llos buenos. ¶ Commo quiera que por venir (f. 149v) la casa del mayoradgo al arçobispo don / Alvaro d’Isorna, el qual antes fue grand tienpo / obispo de Cuenca. ¶ El qual syendo obispo / fue enbiado por el rrey don Johan el / segundo al conçilyo de Basylea por su / procurador, en conpanía de alférez / don Johan de Sylva, que después fue conde de / Çifuentes, ¶ y allý hizo un notable hecho, / qu’el procurador del rrey de Inglaterra se a- / sentó en la sylla que perteneçia al rrey de / Castilla y el obispo le hechó mano de los ca- / bellos y de los cabeçones y lo puso por / tierra muy abiltadamente. ¶ Y después / d’esto fue arçobispo de Santiago, commo quiera / que era vyejo y duró muy poco en él. / ¶ Y mandó el mayoradgo a un sobryno / suyo de los de Párraga a condiçión que dos / fortalezas que eran del mayoradgo con / hasta seyçientos vasallos que sy él no ovye- / se hijos que quedasen al deán y cabildo de / la yglesia de Santiago y asý fue. ¶ Que a- / quél muryó syn hijos e quedó la tierra y for- / talezas a la Iglesia, ¶ aunque después / el arçobispo don Rodrigo de Luna dyo la una / que se dize la Ýnsola a Suer Gómez de S[o]to- / mayor en casamiento con una su prima. ¶ Y las / armas propias d’estos d’Isorna son (f. 150r) çinco çintas coloradas con chatones / y cabos y hevillas (tachado: en canpo) de oro en / canpo blanco ¶ Pero este arçobispo quar- / teolas por tomar las armas eso mesmo / de la madre e hizo dos quarteles de las / çintas poniendo en cada quartel çinco ¶ E en los otros dos en cada uno çinco flo- / res de lis (tachado: azules) amaryllas en canpo / azul que son de los Cherynos o Maldonados. 1039 [EMBLEMA] De los Maldonados y Cherynos (f.i.) Los Maldonados y Cherynos / traen unas harmas y son de un / solar que se llama la casa de Lamas, / que quiere dezir en castellano “de lodos”. ¶ E el / sennor de la casa rreçibyó en su tierra un / grand baldón y por esta causa se pasó / en Françia y tomó por apellido Baldo- / ado y corronpiéndose el bocablo lla- / maronlos Maldonados. ¶ Y commo la vir- / tud y esfuerço de los buenos do quiera (f. 150v) se muestra, éste fue tal en las guerras fran- / çesas y alçó tanto por sus mérytos qu’el / rrey de Françia le dio sus armas. ¶ Y co- / nmo dicho tengo que las armas rreales no / se pueden dar, nin menos ninguno las / traer propias syn grand dyfirençia / o más o menos de cuento, ¶ diole a és- / te el rrey de Françia çinco flores de lys / de oro en canpo azul. ¶ Los Chirinos / dizen que ellos las ganaron. Y todo pue- / de ser que aquél por ventura quando rreçibió / el baldón se llamava Chiryno y desp- / ués, commo dixe, mudó el apellido. ¶ Estos / Chirynos, commo quier que aya ya pocos d’ellos, / son de alta sangre, que ovo un almirante de Cas- / tilla que se llamo don Pay Chirino. ¶ Y tra- / hen por armas aquellas çinco flores de / lys ya dichas y eso mesmo los Maldona- / dos1732. 1732 La historia del comienzo del apellido y blasón se encuentra ya en el Nobiliario de don Pedro de Barcelos, donde se relata el supuesto desafío entre don Nuño de Aldana, iniciador del linaje y el duque de Normandía fruto de un roce en una peregrinación que algunos autores suponen en Santiago y otros como el duque de Rivas en Monserrat, Maldonado Maldonado y Cocat relata así el supuesto duelo: a botes de lanza y certeros golpes de espada arrancó cinco lises del escudo del duque de Normandía, una vez logradas de esta forma las cinco flroes de lis, se entabló un terrible duelo a muerte entre ambos, logrando al fin Aldana herir y tirar de su caballo al francés, que quedó tendido en tierra a merced del vencedor. Las leyes en uso daban el dercho al ganador de cortar la cabeza de su enemigo. La tradición cuenta que, en aquel instante, el Rey lanzó entre los dos su cetro pidiendo la vida del duque y empeñando su real palabra de dar satisfacción a Aldana de su querella. Aldana pidió aquello que sería divisa y blasón de sus nietos; pidió las cinco flores de lis que arrancó del escudo del duque de Normandía en el campo de honor de San Dionis. Tras larga discusión le fueron concedidas, devolviendo Aldana el cetro al Rey rodilla en tierra. Ese fué el momento en que el de Normandía, lleno de furor por aquella derrota, que sería casi eterna en el recuerdo, gritó: “C’est mal doné” (“Origen y armas del apellido Maldonado”, Hidalguía, n.3 1040 [EMBLEMA] De los Fajardos (f. 151r) El solar y çimiento de los Fajardos / es en este rreyno de Galizia, no / por\que/ haya casa ninguna que se llame / Fajardo, pero son de un lugar que se lla- / ma Santa Marta d’Ortigeyra, ¶ del qual se / será neçesario hablar en otras dos / partes, porque las armas de aquel solar / traen otros dos lynajes en este rreyno, / el uno por ser sennor de la casa y el otro / porque dize venir de aquel solar. ¶ Y esto / puede ser commo los d’Espinosa, que commo / quiera que son de diversos linajes por / ser de aquel lugar se llaman d’Espinosa. ¶ E / el comienço cómmo este linaje vyno en / Castilla fue d’esta manera. ¶ Un mançebo / que se llamava Pero Gallego vyno en la / cibdad de Murçia, el qual era asaz pobre / de los byenes de fortuna, aunque rrico de / los dones naturales, en espeçial era / muy esforçado y de grand valentía y / dexó loable fama, y dexó un hijo el qual / sygió el canpo haziendo guerra a los mor- / os. ¶ Éste un dýa entrando a tierra de / moros solo, estando beviendo en una fuen- / te, çinco moros dieron sobr’él y él se les des- / cabulló y con piedras y con otras cosas él / los constrynó que le diese una ballesta que le (1953), pp.469-480). Existen otras versiones como la de Gil de Ocampo en su Manuscrito de la Casa de Monroy (BN Ms. 1656) del siglo XVII que dice que un gallego del lugar llamado Aldana ganó al rey de Francia dos banderas una con tres flores de lis y otra con dos por estar rota. El emperador Carlos V, por Real cédula fechada en Valladolid el 18 de Septiembre de 1538, concedió a Francisco Maldonado, que se distinguió en las luchas con los indios de Nueva España: Un escudo hecho en tres partes en esta menrea, que en el medio de estass tres partes esté un escudo con las armas de vuestro linaje de Maldonado, que son cinco flores de lis blancas o plata, en campo colorado, y una orla de oro, y en la primera parte detodo el dicho escudo, un águila negra rampante, en campo de oro, y en la otra segunda parte, a lamano izquierda, un león de oro en campo azul, y en la otra tercera parte baxa, tres mogores de sierra, que el de enmedio de los tres sea el más alto y mayor que los de los lados, y una puente de soga desde el primero mogore hastea la cerca primera del mogote principal en campo celeste y una orla con una cadena de oro y unas hevillas redondas de hierro o plata, en campo colorado, y por timble, un yelmo cerrado. 1041 (f. 151v) avyán tomado los quales dexaron la / ballesta pero cortada la cuerda. ¶ Y commo él traxese otra en el aljava, e la / pone y los sygue, de forma que mató / los tres e prendió los dos, por lo qual / fue tenido en grand rreputaçión y muy / myrado por todos. ¶ Durante este tienpo / el ynfante don Manuel era sennor de lo / más del rreyno de Murçia, y un dýa / todo el poder de Granada vyno a co- / rrer la tierra do sallendo el infante. ¶ Las / batallas paradas, un moro negro muy valyente arremetyó con los christia- / nos e mató unos tres o quatro, de lo qual / el ynfante avýa muy grand pesar y rro- / gó aquel Gallego o Fajardo que fuese a él / y que sy lo matase que le harýa mercedes. / ¶ Éste va al moro y, en conculsyón, le cor- / tó la cabeça, por la qual valentía el yn- / fante le dyo la vylla de Mula. ¶ Y de / allý adelante los que d’él deçendieron / tanto syrvieron a los rreyes el sennorýo / que agora tyenen. ¶ Éstos traen por ar- / mas tres matas d’ortigas verdes en- / tre unas rrocas o penas agudas / contra suso y están puestas sobre una (f. 152r) mar y las rrocas son commo pardillas / y el escudo es blanco. [EMBLEMA] De las armas de Fygeroa (f.i.) Commo quiera que en Galizia ay otr- / os linajes y solares más prinçi- / pales que los de Fygeroa, los qual- / es querrán ser primero escrytos, no lo a- / yan por agravyo, ¶ lo uno porque / en poner primero nin apostre nin se ha- / ze por adelantar honor nin amenguar / aquél, y lo otro porque asaz grandes sse- / nnores del rreyno de Castilla son de aquel / linaje. ¶ Solar nin casa d’este apellydo / no lo ay en Galyzia, pero ay muchos / buenos hijosdalgo d’ellos y los más / d’ellos son 1042 çerca de una vylla que se lla- / [ma] Pontevedra. ¶ En este rreyno de Cas- / tylla fue un maestre de Santiago / muy manífico que se llamo don Lorenço (f. 152v) Suares de Figueroa, el qual acreçentó mu- / cho en aquel lynaje porque fue un muy no- / ble cavallero y hizo grandes cosas y hede- / fiçios en la Horden de Santiago. ¶ E hi- / zo mucho en sus parientes. Éstos tra- / en por armas çinco hojas de higera / verdes en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los Moscoso (f.i.) Los de Moscoso han seydo buen- / os cavalleros en aquel rreyno y gran- / des sennores en él y tienen grand / parte en él. ¶ Los quales traen por ar- / mas tres cabeças de lobos morados / en canpo blanco1733. (f. 153r) De los Pardos (f.i.) Los Pardos llámanse de las Ma- / rynas no porque sea lynaje, / más por qu’el mayor es sennor de / una tierra que se llama las Marynas. / Traen por armas una vanda (tachado: negra / en canpo blanco) colorada en can / po amaryllo. [EMBLEMA] De las armas de los Parada 1733 Esta peculiaridad de armas se debe según Faustino Menéndez Pidal a la evolución de las figuras de leones, único animal representado como cabeza en el reino leonés, derivándose de las armas reales, como se puede apreciar en la capilla del Sancti Spíritus de la catedral de Santiago y en los sepulcros de la iglesia de Santo Domingo de la misma ciudad, esta ya del siglo XV (Heráldica medieval ..., p.33) 1043 (f.i.) Ovo un maestre de Santiago / que se llamó don Men Vasques / de Parada, ¶ y por esta cau- / sa en Ocanna ay buenos hijosdalgo / de aquel linaje. ¶ Y léese en la corónica / del rrey don Pedro1734 que quando fue huyen- / do a Ynglaterra, que fue a Santiago de / Galizia, que allý salló a lo rreçebyr don / Fernando de Castro y Suer Yanes de / Parada que eran gran sennor las oras. / ¶ Traen por armas un escudo a- / maryllo con tres barras azules y al- (f. 153v) derredor del escudo dos culebras / verdes, dado un nudo ençima la una / cabeça con la otra y las colas se juntan abaxo en la punta del escudo. [EMBLEMA] Del linaje de los de Ponte (f.i.) El solar o çimiento de los de Pon- / te es en Galizia, en un lugar / que dizen la Ponte de Lymya. / ¶ E d’este linaje ovo buenos cavalleros / y su abitaçión fue en Toledo y lo más / en Ocana, ca allý es su enterramiento. / ¶ Y el su mayoradgo era el castillo / de Monrreal, que agora es de la horden / de Santiago. ¶ Perdyose este mayo- / radgo en poder de un cavallero que se lla- / mava Pero Mexía de Ponte, el qual hera / hijo de aquel cavallero en cuyo poder se sol- / tó el duque de Benavente. ¶ Y este Pero Me- / xía dexó un hijo que se dezía Juan de Pon- / te, el qual muryó syn hijos, e asý se con- (f. 154r) sumyeron todos estos. ¶ Éstos traen / por armas un escudo blanco con un cas- / tillo azul sobre una puente del mys- / mo color. 1734 Crónica del rey Pedro I del canciller Pero López de Ayala, año 17, cap. XII 1044 [EMBLEMA] Rybadeneyra (f.i.) Rybadeneyra es en esta mys- / ma tierra , y son onbres de mucha / virtud, puesto que en Castilla por / muchas partes ay d’ellos moradores, ¶ ca / los virtuosos hijosdalgo no les aplaze be- / vyr en sus tierras y van buscando honor / en las otras. ¶ Traen por armas una / cruz colorada con cabeças bolteadas, con / çinco veneras amaryllas puestas en los / cabos y en medyo de la cruz. ¶ Y el canpo / del escudo es verde, e baxo de la cruz está / una rribera dentre nel escudo en que ay / tres truchas e unas matas d’espada- / nas. (f. 154v) [EMBLEMA] De los de Quiroga (f.i.) Los de Quiroga son hijosdal- / go y ovo d’este linaje un prior de / San Juan en este rreyno, que fue un / notable cavallero que se llamado (sic) don Gonça- / lo de Quiroga. ¶ Tienen por armas çinco es- / tacas blancas en canpo verde. [EMBLEMA] Andrade (f.i.) Los d’este lynaje tienen por sobre / nonbre Freyles, que dizen Nuno Frey- / le o Juan Freyle d’Andrade, pero / el apellido es Andrade, aunque en [Cas]tilla algu- / nos de que son de aquel linaje hazen el boca- / blo feminino y dizen las Andrada. ¶ En / Medinaçely ay d’ellos buenos caballeros. (f. 155r) 1045 Traen por armas. (Anotación de otra mano): una vanda con dos cabeças de perro [...] (CONTORNO DE ESCUDO) De los d’Hulloa (f.i.) Ay otra casa asaz prinçipal / en este rreyno de Galizia, que / se dize de Hulloa, los quales / traen por armas un escudo jaquela- / do de jaqueles colorados en canpo bl- / anco. ¶ Y los medios d’ellos barre- / ados de colorado. [EMBLEMA] [EMBLEMA] Cachones (sic) (f. 155v) (f.i.) La casa y solar de [los] Chacones / es en Galicia. Son hijosdalgo / en aquella tierra aunque no muy / rricos. ¶ Y en Ocana ovo un hidal- / go que se llama Juan Chacón, el qual man- / tovo syenpre honrra y gente. / ¶ Era cryado del maestre de San- / tyago don Álvaro de Luna y teny- / do en asaz estima. ¶ Ésto (sic) ovo un / hijo que dixeron Gonçalo (tachado: sa ) Chacón, el / qual maestre quiso mucho e fyo / d’él grandes cosas, e dyole en- / comienda de Montiel, e casole con / dona Clara Alvarnáez, herma- / na de leche de la rreyna, muger / segunda del rrey don Johan ¶ Y des- / pués por serviçios que hizo a la rrey- / na dona Ysabel, muger del rrey (tachado: d) / don Fernando y al dicho rrey, él (tachado: b) / le dyo a Casarruvyos del Monte, / que era de la rreyna d’Aragón, madre / del ya dicho rrey. ¶ E éste tovo / una hermana que casó con Rody- / go de Cárdenas, que ovo un hijo que se / llamó Gutierre de Cárdenas que (tachado: p) (f. 156r) 1046 privó mucho con los ya dichos / rrey y rreyna e fue contador may- / or y comendador mayor de León, / y casó con hija del almirante don / Alonso Enrriques. ¶ Este Gonçalo / Chacón ovo en su muger [un hijo], el qual el rrey / hizo noble, que llamaron don Johan / Chacón y casó con hija del adelanta- / do de Murçia y heredó todo el ma- / yoradgo. ¶ Traen por armas es- / tos Chacones un escudo partydo / en quartel en los dos, en cada uno un lo- / bo prieto en canpo blanco y en los / otros dos, en cada uno una flor de / lys blanca en canpo azul.1735 [EMBLEMA] (f. 156v) Del lynaje de los de Bivero (f.i.) En tienpo del rrey don Johan el segun- / do vyno un mançebo natural / de Galizia de la vylla de Bive- / ro, llamado Alonso Peres. ¶ Y éste por / ser grand escrivano ovo tanta cabyda / con el rrey y con el maestre de Santiago, don / Álvaro de Luna, que llegó a ser contador / mayor del rrey. ¶ Y alcançó a ser sennor / de la villa de Bivero y otros lugares e / heredamientos grandes en este rreyno. / ¶ E casó con una hija de Gil Gonçales d’Á- / vyla, nyeta del maestre de Calatrava, / don Luys de Guzmán. ¶ Dexó éste / hijos, en espeçial el mayor, que se llamó Juan / de Bivero, un muy gentil caballero. Éste / casó con hija de don Pedro de Cuna, conde / de Buendýa. Y éste fue vysconde d’Alto- / myra, çerca Cabeçón. ¶ Muerto su pa- / dre, Alonso Peres, su madre casó con don / Perálvares d’Osoryo, conde de Trastáma- / ra, ¶ y, muerto el conde, ella se llamó / duquesa de Vyllalva, çerca Valladolyd, que / era suya. ¶ Las propias harmas / d’estos de Bivero son las que traen los 1735 El mismo escudo es el que está representado en la capilla de los Vélez de la catedral de Murcia, el cual data de 1507, en la misma se pueden apreciar otros escudos en los que se cuartela el emblema de los Chacón en los cuarteles 1 y 4, con las ortigas de los Fajardo en los 2 y 3. 1047 (f. 157r) Fajardos que son las de Santa Marta d’Or- / tigeyra, ¶ porque aquel Alonso Pérez de / Bivero era hijo de un hijodalgo d’aquel / solar ¶ E el vysconde de Altomyra que se / llamava don Johan de Bivero, tomó las / armas de los Guzmanes por parte / de su madre y las de Bivero, y partyó / el escudo en dos vandas cruzadas, / y en los dos quartos de los costados, las / calderas con su horla d’ermynos y en / los otros dos a yuso e en lo alto las or- / tygas. [EMBLEMA] Cornados (f.i.) Los de Cornado son eso mesmo de / fundamiento de Galizia, ca es en / ella una tierra que se llama asý, y aun / es açidianadgo. ¶ Ay d’ellos en 〈e〉 los / rreynos de Castilla buenos cavalleros, (f. 157v) notables onbres, entre los quales ovo un / manífico perlado que se dezía don Johan / Diazas de Cornado, que fue grand tienpo prior / de Huclés, santo varón. ¶ Éstos de prinçi- / pio traýan flores de lis blancas en can- / po azul. ¶ Y dizen que un cavallero d’este / lynaje fue envyado por el rrey de Casti- / lla por enbaxador al rrey de Fez y a la / venida commo naquella tierra ay muchos / leones, acaeçiole commo don Alfonso Fer- / nandes de Guzmán, que hallo el león lydian- / do con la sierpe. ¶ Y el cavallero ayudó / al león que estava mal llagado, e vençier- / on a la sierpe, y el león le sygyó e conpa- / nó. ¶ E dizen los antigos, que conoçie- / ron [on]bres que davan fe que vyeron aquel león con / él. ¶ Y tomaron por armas un león am- / aryllo llagado y las llagas son a ma- / nera de canterýa, coloradas y el canpo / colorado con una horla azul con flores / lys blancas. 1048 (f. 158r) De los de Cordido y de la Canpana (f.i.) Ay dos lynajes otros en Galiz- / ya que son muy paryentes, el uno / se dize de Cordido y éstos traen / por armas dos corderos blancos en can- / po verde. ¶ El otro lynaje o apellydo / es de la Canpanna y trae por armas una / canpana azul en canpo amaryllo. [EMBLEMA] [EMBLEMA] Los de Párraga (f. 158v) (f.i.) Párraga es una tierra en Galyzia / en que [hay] asaz hijosdalgo. Los prinçi- / pales d’ellos traen aquel apelly- / do, que commo paryentes mayores y vy- / enen todos los otros al llamamiento del / mayor. D’este lynaje ovo en Mad- / ryd un buen cavallero llamado Alon- / so de Párraga, que casó con una don- / zella del (sic) muy noble rreyna dona / Catalyna nuestra sennora, que se llama- / va Catalyna de Mendoça. De quien / ovo hijos, espeçiales onbres por / las manos. Traen por armas un / escudo partydo en pal en el medyo, / de la mano derecha quinze jaqueles / colorados y blancos. La otra my- / tad del escudo es en quatro quarteles, en / los en cada uno un lobo negro / en canpo blanco y en los otros dos, en / cada uno, tres barras coloradas en / canpo amarillo, con una horla azul con / aspas amarillas. (f. 159r) Habla del Reyno de León Commo quiera que en Galizia quedan / otros muchos lynajes y solares / conoçidos por escrevyr, quiérome / pasar al rreyno de León y al prinçipado d’- / 1049 Asturyas, aunque el prinçipado d’aquel rreyno / es. ¶ Y fue de largo tienpo acá, porque / asý viniendo mejor se pueda concluyr / el presente tratado. ¶ Y después d’es- / crytos algunos d’este rreyno de León y / eso mesmo de Castilla Vyeja, se escryvyrán / todos los otros que hallare, asý de unos / rreynos commo de otros. ¶ Y pensé eso / mesmo pues que tengo de tratar de algu- / nos lynajes de aquel rreyno de León de es- / crevyr su comienço. ¶ Lo qual hallaréys / que antiguamente se llamava aquella çibdad / Flores y çierto byen era digna de tal non- / bre porque es de las florydas y nobles çib- / dades d’Espanna. ¶ E es de saber que por / que es. Espanna se rrevelava muchas vezes / contra el Ynperyo Romano. El enperador / Trajano vyno en Espanna y derribó todas / las fuercas y çercas de las çibdades y vyllas / d’ella. ¶ Y aquella vez derribó los muros / de Toledo y derribó aquella Flores que estava (f. 159v) poblada en lo alto. ¶ E el rrey Leonogildo / de los godos asentó aquella çibdad donde / agora es y le puso por él su nonbre, León. / Y después de la destruyçión d’Espanna, / pasados dos annos, llamose rrey de León / primeramente el ynfante don Pelayo, hi- / jo del duque de Cantabrya, don Favyla y / de la noble Luz, ¶ el qual començó a rrey- / nar en la era de Çésar de D (tachado: X) C (tachado: X) CV a- / nnos, e de allý adelante se llamó rrey de León. ¶ Y puesto que los rreyes que d’él de- / çendieron ganaron 〈ganaron〉 muchas / tierras de los moros, jamás dexaron de sse / llamar rreyes de León hasta qu’el rrey don / Fernando, que desuso dixe, que fue hijo del / rrey don Sancho de Navarra, que juntó / los rreynos y se llamaron de allý adelan- / te rreyes de Castilla y de León, ¶ hasta / qu’el rrey don Alfonso, que fue nieto del rrey / don Alonso que ganó a Toledo, que dixeron por d’en / perador en su vyda, partyó los rreyn- / os a dos hijos que tenía, y dexó a don / Sancho, que dixeron el Deseado porque fue / bueno y byvyó poco, a Castilla, e don Fer- / nando a León. ¶ Y mirad que casó dos ve- / zes, estos rreynos se partyeron e en en- 1050 (Anotación marginal): DCXCV (f. 160r) tranbas los rreyes de Castilla fueron / Sanchos y en los que se ayuntaron, Her- / nandos. ¶ Y agora por consiguiente, / se ayuntarán en Hernando los rrey- / nos de Castilla y Aragón. ¶ E con aquel don / Fernando ovo en León quatro rreyes, fas- / ta aquel don Alonso, que fue casado con la / rreyna dona Berengella, hija del rrey / don Alfonso de Castilla y hermana del / primero rrey don Enrrique, que mató la te- / ja en Palencia. ¶ E ella heredó el rrey- / no y su hijo don Hernando, que ganó a / Sevilla. ¶ Conmençó este rrey don Fer- / nando a rreynar en Castilla en la hera / de MCCLV annos. ¶ Las harmas d’es- / te rreyno de León ya de suso son escritas / y por tanto çeso de las más rrepitir. De los Guzmanes (f.i.) Los Guzmanes, segund por yn- / quysiçión he podido alcançar, / son de la casa de los de Bretanna / ¶ E segund se dize, un cavallero do pri- / nçipió este apellido en estos rreynos, / vyno en el rreyno de León en tienpo de un / rrey llamado don Remiro, el qual fue tan- / to noble que lo hizo ayo del primogénito. (f. 160v) ¶ E este rrey don Remiro ovo una / batalla con los moros çerca de Aranda / de Duero, en el lugar que agora se llama / Guzmán, que las oras era un castillo. ¶ E / este cavallero estrangero fue allý tan bu- / eno, que por su causa se vençieron los / moros, el qual en la batalla peleando de- / zía: “¡Gudumán gudumán!”, que querýa dezir / en su lengua, “nobleza nobleza". ¶ Y des- / pués de vençida la fazienda pusyeron / huego al castillo y el rrey le dyo aquella / tierra y lugar y púsole nonbre Gudumán / por memorya de su nobleza, y corronpi- / éndose el bocablo, llámase 1051 Guzmán. ¶ E el rrey le casó con una paryenta su- / ya muy çercana, y otros dizen que fue hi- / ja suya, y byen pudo ser, que de aquel rrey Ra- / myro tomaron el Ramires y muchos / d’ellos se llaman Ramiros e de allý ade- / lante se llamaron Guzmanes1736. ¶ D’és- / te, por subçesyón, vyno uno que fue sennor / de la casa, grand sennor segund los de aquel / tienpo, el qual tenía un hermano bastardo / llamado don Alfonso Peres y era va- / lyente onbre y de gran coraçón. ¶ Tanto / que era mas myrado por sus virtudes (f. 161r) que no el sennor de la casa. ¶ Y un día, / estando anbos ant’el rrey, preguntó / al mayor sy aquel Alonso Peres, sy era su / hijo, y el rrespondyó que sý, mas de gan- / ançia. ¶ Él, commo tovyese grand coraçón / rrespondyó: “Yo soy de ganançia e vos / de mala pérdida, que Dios vos dará”. / ¶ El mayor hermano syntiose de aquella pala- / bra amenazado, y commo fuese po- / deroso él, don Alonso no osó estar en la / tierra y acordó de pasar allen mar, en el / rreyno de Fez. ¶ Y commo la virtud y noble- / za do quiera que está rresplandeçe , no me- / nos hizo en éste, que tanto mereçió por / su valor que el rrey de Fez se governava / por él, de manera que la ynbydia procu- / radora de males , hija de Luçifer, hiryó / en los poderosos y grandes del rreyno. / ¶ Y commo él no fuese de su ley, no les mo- / vyó conçiençia nin piedad a no procurar / su danno. ¶ Los qual ynfinitas vezes rre- / qui[ri]eron al rrey que lo matase, sy no que ellos en / su presençia le darýan la 1736 Este relato y otras cuestiones sobre el origen mítico y real de los Guzmanes han sido estudiado por el profesor Ladero quien dice: Los Guzmanes, según cronistas de los siglos XV y XVI, descenderían de don Boyl de Afroys, hermano de un duque de Bretaña, que acudió a España en tiempos de Ramiro de León, al que ayudó en sus combates contra los musulmanes, en especial en una batalla cerca de la futura Aranda de Duero donde conquistó un castillo que le fue dado por el rey y que llevaría el nombre de su linaje, Guzmán. Aquel antepasado habría sido incluso ayo del infante Ordoño, heredero de Ramiro, y marido de una hija natural de éste, llamada Leonor Ramírez o, según otros autores, Hemisenda, una vez elevado a la categoría de rico hombre. Esta procedencia bretona fue muy mencionada por los duques de Medina Sidonia en el siglo XV, en relación con el comercio entre Sanlucar de Barrameda y los puertos de Bretaña, y acaso en torno a este fenómeno mercantil se haya desarrollado la leyenda de sus orígenes, pues no parece mencionarse en tiempos anteriores. La realidad es que la constancia histórica del linaje no surge hasta el siglo XII, en época de Alfonso VII. (Los señores de Andalucía: Investigaciones sobre nobles y señoríos en los siglos XIII a XV, Cádiz, 1998, p. 89). 1052 muerte. ¶ El / rrey costrenido de necesidad, lo llama y le / rrevela la ynimistad que aquellos grandes / moros le avýan y con grand pena le rrogó (f. 161v) se tornase a su tierra. Y avyendo una / nave de cristianos en que pasase y dán- / dole el rrey muy grand suma de oro y / joyas, quanto él quiso tomar, ¶ y envyan- / do su gente al puerto de la mar, todos fue- / ron rrecogidos en la nave y él escondi- / damente solo, yendo a la maryna / por una montanna, halló un león pele- / ando con una fyera serpiente. ¶ Y avy- / endo consyderaçión rrazonable, fue / en ayuda de las harmas de su rrey, / que es el león, do grand parte le cabýa y / de hecho los dos mataron la syerpe. E / venido en la rribera de la mar, el león lo / aconpannava, por výa que los maryner- / os del navýo, que tenía afletado, temi- / eron de aquél y jamás lo quisysieron acoger. / ¶ El buen cavallero temeroso de sus con- / traryos ovo de entrar en la fusta y el / león se lançó en pos d’él en la mar na- / dando, y allý se ahogó. ¶ Esto escry- / vo a fuerça más que agrado mýo, porqu’el / caso lo rrequiere, por ser ya tanto con- / mún y pienso no ser ninguno que lo no / sepa. ¶ E otrosý porque en otro trata (f. 162r) do mýo va mençionado en el capítu- / lo que habla del amor que han las cryatu- / ras inrraçionales. ¶ Pero tornando / al caso, el buen cavallero vyno en el Anda- / luzía y con la grand suma de oro que traýa / conpró lo más del patrymonio de la / casa de Niebla1737. ¶ E commo las armas / de Guzmán sean dos calderas jaquela- / das de oro y blanco y colorado y el can- / po azul y la orla blanca con hermynos / prietos, ¶ tomó él por la horladu- / ra quatro leones colorados, a denotar / la 1737 El autor presenta un relato novelado del inicio de la casa de Niebla. Su fundador Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, casado con María Alonso Coronel, fue a guerrear a África como mercenario del sultán benimerí de Fez y consiguió allí su fortuna. Sobre esta casa y linaje véase el capítulo dedicado a ella de Miguel Ángel Ladero Quesada, Andalucía en el siglo XV: estudios de historia política, Madrid, 1973. 1053 vytorya que ovo en ayuda del león / ya dicho. ¶ Y allý do se ayunta el asa / con la caldera, quatro bocas de syerpes, / a demostra[r]se cómmo cortó la cabeça a la syerpe, y están las dos bocas hazia / huera de la caldera y las otras dos aden- / tro y son verdes. ¶ Y esta diferençia / ay entre los Guzmanes de Sevylla / y los de León. Y otra mayor es agora, / qu’el rrey don Juan el segundo, porquel con- / de de Niebla, don Johan, se puso a la de- / fensa de la çibdad de Sevilla contra el / ynfante don Enrrique y no fue costrenido (f. 162v) de fuerças nin corronpido por dones, / fuele dado en rremuneraçión, que le / dio título de duque de Medinaçido- / nia y le dio los castillos de sus arm- / as por horla, y púsolos con sus leones. / ¶ Otra diferençia hazen otros de / Guzmán, que se dizen los sennores de la / casa de Toral, lo qual no se devýa hazer, / porque las memoryas loables son de / rrecordar, pero las no tales son de pon- / er en olvydo. ¶ Y pues sy es algún tan- / to adormida no la quiero despertar, e és- / tos d’esta casa de Toral traen un castillo / ahumado, o no byen negro en canpo (tachado: bl / anco) \azul/ y los hermynos por horla.1738 1738 En la versión conservada en el Ms. 18.019 de la BN de Madrid se da una singular diferencia en lo tocante a este linaje, la cual radica en la dedicación de dos capítulos diferentes a los Guzmán leoneses y a los de la casa de Niebla. Por su interés reproducimos este último capítulo del citado códice, en el que además se puede apreciar la gran similitud de las dos versiones: (f. 122 r. col. 1) Del linaje y armas de la casa de Niebla (f.i.) Syenpre de antiguedad los condes de Niebla fueron los prinçipales d’aquella çibdad, los quales son (f. 122 r. col 2) del linaje de Guzmán, del qual ya desuso es dicho. Pero porque ay alguna diferençia en las armas, será neçesaryo detenerme en recontar la causa que lo causó. Ca estos no traen los herminos que los sennores de la casa de Guzmán ponen en sus armas. Acaeçió quel sennor desta casa tenía un hermano bastardo llamado don Alonso Pérez, y hera valiente onbre y de grand coraçon, tanto que era más mirado quel ligítimo y sennor de la casa. E un día estando anbos antel rey, preguntó al mayor sy aquel Alfonso Pérez sy era su hermano y el respondyó, que sý, mas de ganançia. Él, commo tuviese grand coraçón rrespondyó con enojo: “Yo soy de ganançia y vos de mala (f. 122 v. col. 1) pérdida, que Dios os dará”. El mayor hermano syntiose d’aquella palabra, y amenazolo malamente y, commo fuese poderoso el don Alfonso no osó estar en la tierra y passó allende la mar en el reyno de Fez. Y commo la vyrtud y la nobleza do quiera que están resplandeçe, que 1054 [EMBLEMA] (Anotación marginal): Estos dos escudos d’estos castillos van errados porqu’el escudo a de ser azul y la horla blanca. Ningún hermino no puede estar syno sobre blanco De los Flores (f.i.) Ovo en este lynaje de Juzmán un / cavallero que se llamó Ramyr Flor- / es de Guzmán del qual proçeden bu- (f. 163r) tiene la condiçión del huego, asý acaeçió en este que tanto mereçió por su valer, qu’el rey de Fez se governava por él. De manera que la ynbida, procuradora de males, hija de Luçifer, hiryó en los poderosos y grandes del reyno y commo fuesen contraryos en la ley, no los detovo la conçiençia nin piedat a no procurar su danno. Los quales ynfinitas vezes requirieron al rey que lo matase, y sy no que ellos en su presençia le darýan la muerte. El rey costrenido de neçesydad, lo llama y le revela la intriga que aquellos gran- (f. 122 v. col. 2) des de su rreyno le avýan, al qual a grand penna suya le rogó se tornase en su tierra y le dyo tan grand suma de oro y joyas quanto quiso tomar. Él, envyando su gente a un puerto de mar, ovo una fusta en que se fuese él escondidamente solo, y yendo a la maryna, por una montanna, halló un león lidiando con una syerpe, do avyendo consyderaçión razonable fue en ayuda de las armas de su rey, que es el león, donde grand parte le cabýa, y de hecho los dos mataron a la syerpe. Venido en la ribera de la mar, el león le aconpannaba por vía que los maryneros de la nave que tenía afletada, temiendo de aquel, jamás je lo dexaron poner dentro. El buen cavallero, temeroso de sus contraryos, ovo de entrar en la fusta y el león se lança en pos d’él en la mar, do nadando se ahogó. Esto escrivo más a fuerça que de grado por (f. 123 r. col 1) quel caso lo requiere, por ser ya tanto común, y pienso no aver alguno que lo no sepa. El buen cavallero vyno al Puerto de Sant Lucar y con la grand suma de oro que traýa compró lo más del patrymonio de la casa de Niebla. Y commo las armas de Guzmán sean aquellas dos calderas con los herminos en la horla, puso él en lugar de los herminos, quatro leones colorados. A denotar la vytorya que ovo en la ayuda que hizo al león y puso más, allý do se ayunta el asa con la caldera quatro cabeças de syerpes, las lenguas sacadas y las dos están a la parte huera y a las otras a la de dentro a demostrar commo cortó la cabeça a la syerpe. Y estas mysmas armas traen los alguaziles mayores de Sevylla. Y esta diferençia ay entre los Guzmanes de Sevy[ll]a y los de León. Mas otra mayor ay agora, qu’el rey don Johan el segundo, porqu’el conde de Niebla don Alfonso se puso a la defensa de la çibdad de Sevilla contra el ynfante don Enrrique, maestre de Santyago. Y no fué costrenido de fuerças, nin quebrantado por dones, fuele dado en remuneraçión que le dyo título de duque de Medinaçidonia y le dio el rey los castillos de sus armas que traxese por orla con los leones que él se tenía, que luzen maravyllosamente. Otra diferençia ay en estos de Guzmán, que los Guzmanes de la casa de Toral traen un castillo ahumado en canpo blanco con la horla de los herminos. La causa porque se haze no lo quiero dezir. 1055 enos cavalleros e hijosdalgo que tra- / en aquel apellydo de Flores. ¶ Y tienen / por armas un castillo amaryllo y sa- / llen por las ventanas y puerta y por el / çimiento unas llamas de huego. ¶ Y el / canpo es azul e la horla blanca con her- / mynos por tanto traen los herminos y / aun el castillo por aquel castillo que fue pu- / esto huego do es la casa de Guzmán. [EMBLEMA] De los Ponçes de León (f.i.) Los Ponçes son de la casa rreal de / los rreyes de León, los quales son muy / antiguos. ¶ Los quales ovyeron / comienço en este rreyno en esta forma. / ¶ En tienpo que los rreyes de León a grand afán / sostinían la fe de Ihesuchristo, en ayuda e / servyçio de uno de aquéllos vyno en ssu / rreyno un cavallero de las partes de Gascuena (f. 163v) llamado el conde don Ponçe de My- / nerva, el qual derechamente deçendía / de la casa o lynaje de Roldán, cuyo a- / syento es en aquella provinçia, y sus / propias armas, que las oras traýa, eran / ágilas y bozinas. ¶ Y commo hizie- / se al ya dicho rrey muy grand socorro en / la neçesydad que era con los moros, a- / quel rrey le casó con una hija suya. ¶ Y el / hijo que d’ellos subçedió dexó las ar- / mas del padre y tomó las de la yn- / fanta, que es un león morado en canpo / blanco. ¶ E viniendo por derecha / lynia de subçesión fasta aquel buen cava- / llero de don Fernán Pérez Ponçe, el qual ca- / só con la hija de don Alonso Peres de / Guzmán, que dixeron el Bueno, del qual / ya es dicho. ¶ Lo qual se dize que fue / d’esta manera, que este don Fernán Peres / Ponçe e don Luys de la Çerda, hijo de / don Alonso de la Çerda y nieto del yn- / fante don Hernando, syendo mancebos, / ¶ y valyentes llenos de virtudes y / no tanto en poder prósperos quanto / sus rreales costunbres merecían, ¶ a- 1056 (f. 164r) cordaron de pasar allende en el rrey- / no de Fez, confyando en su valer y / nobleza que allá podrían conseguyr / grandes estados. ¶ E commo vyniesen / en Sanlucar de Barrameda al puer- / to de la mar, para buscar pasaje para a- / quel rreyno, paseando un dýa por la / maryna, ¶ don Alonso Peres, que sennor / era de aquella vylla, estando a una ven- / tana los vydo y mirando su apar- / ençia, la qual manifestava su grand〈d〉e- / za, los hizo llamar. ¶ Y demandán- / doles de su hazienda supo quien eran, / y a dó procuravan de yr, e savido, / los rretruxo del propósyto que avýan, / dándoles fe qu’el tienpo que deseavan o so- / lýa ser dispuesto para aquel vyaje ya e- / ra pasado, commo él lo avyese pro- / vado. ¶ De hecho los casó con dos / hijas suyas, que a las oras tenía, do dio / aquellos lugares que agora posen los con- / des de Medinaceli en el Andaluzía, / al de la Çerda1739, ¶ e don Fernán Peres / dio otros dos. ¶ Y dexando esto vengo / a lo que al caso atane. Casado este sennor (Anotación marginal): son los lugares que este sennor dio a don Luys, Huelva y el Puerto de Santa María (f. 164v) con aquella hija de don Alonso Peres ovo dos / hijos de aquélla, el mayor ovo nonbre / don Pedro Ponçe, que fue maestre d’Alcántara. Don / Pero Ponçe casó con hija de don Johan de / Xerica, hijo d’ermano lygítimo del rrey / d’Aragón ¶ E los hijos de aquéste toma- / ron por armas los bastones d’Aragón / por la madre e 1739 El autor hace una bonita figuración de las bodas de las dos hijas de Alonso Pérez de Guzmán, fundador de la casa de Niebla. Ambas bodas fueron reales aunque menos novelescas. Luis de la Cerda casó con doña Leonor en 1306, siendo la dote de ésta parte de el Puerto de Santa Cruz, y la otra hija casó con Fernán Pérez Ponce, recibiendo a su vez las villas de Rota y Chipiona y la mitad de Ayamonte y un juro sobre rentas de Marchena que luego éste compraría al rey Alfonso XI, quien le concedería el título de señor de Marchena, siendo el origen de la casa de Arcos (Ladero Quesada, Miguel Ángel, Andalucía en el siglo XV: estudios de historia política, Madrid, 1973, p. 19). 1057 el león por el padre, e / unos escudicos en la horla por el sse- / nnorýo de Xerica ¶ Las quales armas se / divisan en esta manera. ¶ Un escudo / partido en pal a la parte derecha de / un león morado en canpo blanco, ¶ e a la / parte esquierda unos bastones colora- / dos en canpo amarillo e una horla / blanca con unos escudillos pequennos a- / marillos con unas barras o faysas a- / zules. [EMBLEMA] (f. 165r) Osoryo y Villalobos Ovyeron comienço los de Oso- / ryo, segund dize la corónica / del rrey don Alonso que ganó / a Toledo, del conde don Osoryo de Canpos / e éste era sennor de la casa de Villalo- / bos. ¶ E deçiende de aquestos dos lyna- / jes, los de Osoryo e los de Vilalobos, / cuyas armas adelante en fyn del ca- / pítulo se dirán. ¶ Mas hallo en la / corónica del rrey don Alonso que ganó las / Algeziras y vençió la batalla del Sala- / do, que un cavallero que ovo nonbre Álvar / Nunes de Osoryo privó tanto con / aquel rrey, que le hizo conde de Trastámara / e de Lemos de Sarriá y sennor de Ca- / brera e Rybera1740. ¶ Y de las oras dyole / el rrey por harmas dos cabras prie- / tas en canpo blanco y por horla unas / travas y segund dize la corónica las / cabras fueron por el sennorýo de Cabre- / ra y las travas que travavan los conda- / dos, ¶ las quales armas perteneçen / a los sennores de Cabrera o a los que bye- / nen d’aquel solar, que algunos d’ellos ay en / el rreyno de Castilla. ¶ Y este sennorýo (f. 165v) posee el que es conde de Lemos. ¶ Y [en] es- / te lynaje ay dos casas principales, la / una del marqués d’Estorga y la otra la / de Lemos. ¶ Y dize el coronista del ya / 1740 En la Crónica de Alfonso XI (Libro I, cap. LXII) se citan las posesiones de este personaje, pero no hemos localizado ninguna mención a sus armas. 1058 dicho rrey don Alonso que, al tienpo qu’el / rrey hizo conde don Álvar Nunes que / avýa mucho tienpo que no avýa cómmo / se hazían, ¶ pero que tomaron una / copa con vyno y que hecharon tres ço- / pas de pan dentro y dezía el rrey: “Co- / med conde”. Y dezía el conde: “Comed rrey”. / Y asý fue hecho conde. ¶ Después / el rrey lo hizo matar a este conde se- / gund lo cuenta la corónica. ¶ Traen / por armas estos dos orcados lobos / deshollados o bermejos en canpo blan- / co. [EMBLEMA] De los de Quinones (f.i.) Son los de Quinones grandes sennor- / es en el rreyno de León y muy no- / bles cavalleros ¶ Y uno y mayor (Anotación marginal): En tienpo del rrey don Fernando, padre del rrey don Alonso que ganó las Algeziras, era maestre de Santyago un cavallero llamado don Luçio Osoryo. (Anotación marginal): Los que agora se llaman Quinones antes era su apellido de Vegil por quanto don Pero Suárez de Quinones, adelantado mayor del rreyno de León (tachado: ca) casó una hermana con un cavallero que se llamava de Vegil, a condiçión que sus hijos tomasen su apellido, de aquellos dos fue hijo Diego Ferrandes Quinones el qual eredó la (f. 166r) 〈de la〉 casa es conde de Luna, y de an / tes se llamavan de Urgel. Son sus har- / mas un escudo blanco todo lleno de / veros azules. [EMBLEMA] De los de Miranda (f.i.) El solar de Miranda es en Estu- / ryas d’Ovyedo, el qual es antig- /uo solar e de nobles cavalleros / y buenos. ¶ Y traen por armas éstos, un escudo colorado con çinco caras de / donzellas blancas e cuerpos hasta la /çinta y debaxo 1059 de cada una donzella / una venera y la donzella fyrmadas / las manos sobr’ella. ¶ E las veneras / han de ser amaryllas y estas çinco don- / zellas traen por esto. Qu’el mayor d’esta ca- / sa ovo rrequesta con otro cavallero d’aquella / tierra, que se llamava Melen Peres de Valdés, / sobre çinco cotos de vasallos, por el qual caso / vynieron a rrebto delant’el rrey y dado (Anotación marginal): casa con el apellydo. Y este Diego Ferrandes ovo dos hijos e hijas, el mayor fue Pedro de Quinones y el otro Suero de Quinones las hijas una casó con el almirante don Fadrique y la otra conde don Alonso Pimentel, conde de Benavente. Y la otra con don Ýnigo de Mendoça, conde de Tendylla, y la quarta con el vysconde de Valduena. Y Pero de Quinones el hijo mayor suyo es conde de Luna. Suero de Quinones tuvo el paso de la puente d’Órvygo que fue la más senalada cosa de hecho d’armas que se hizo en Espanna çient anos ha, do ganó no só[lo] él mucha onrra mas todo el rreyno de Castilla. (f. 166v) el canpo, el de Miranda vençió al otro / e diole el rrey los cotos y por memorya / de aquello diole aquellas çinco donzellas / por armas. ¶ Mas traen dos syerpes / verdes con alas, y estas syerpes no han d’es- / tar en el escudo, pero an de tener el escu- / do entre medias. ¶ Y an de tener a la par- / te de suso del escudo dado un nudo a los / cuellos, la una con la otra, y asý mesmo, a / la parte de baxo otras dos cabeças dan- / do aquel nudo y las más y los pies fyr- / mados en el escudo, commo que lo tyenen. ¶ E / la rrazón d’estas syerpes es esta: un ca- / vallero d’este lynaje alcançó de aver una / muger encantada, la qual hera muy her- / mosa. ¶ Y çiertos días del anno tornáva- / se syerpe, en la qual ovo un hijo e una hija, / e a cabo de tienpo ovo él de saber cómmo se tor- / nava syerpe e aguardola. E ella en aquella / fygura tomó los hijos so los braços e / pasávase un rrýo, e acaeçió que se le cayó la / hija, la qual después casó con aquél do vyen- / en los de aqueste lynaje de los de Myranda, / y por aquello traýan una syerpe verde / por armas en canpo amaryllo. ¶ E por / la vytorya susodicha quisyeron que ellas (Anotación marginal de otra mano): De aquí van la plana de la hoja siguiente 1060 (f. 168r)(Se ha solventado el error de encuadernación modificando el orden de la secuencia en beneficio del texto) tovyesen el escudo susodicho. [EMBLEMA] De las armas de Valdés (f.i.) Este lynaje y solar es asý mesmo en / Esturyas de Ovyedo. Avydo en es- / te rreyno buenos cavalleros d’este ly- / naje. Y no ha mucho qu’el que era sennor de Vela- / na muryó syn hijo varón y quedó una hija, / dicha dona María de Valdés, que casó con don Bel- / trán de Gevara. Y por ser muger, pe- / ro Meléndez de Valdés, que era su týo, herma- / no su padre, se apoderó de la vylla y tuvo / manera con el marqués don Ýnigo Lopes de / Mendoça commo aquél la vetó y ella quedó des- / pojada d’ella. Traen por armas los d’es- / te lynaje un escudo blanco con tres ba- / rras o faysas azules. (f. 168v) [EMBLEMA] De los de Porras (f.i.) Este bocablo, rrenonbre o lynaje co- / munmente llaman Porras, pero / se a de dezir syno Porres. Son de ly- / naje y buenos cavalleros en el rreyno de León. / Traen por armas un escudo blanco con çin- / co flores de lys azules esmaltadas. [EMBLEMA] De los de la Cadena y de Villandrando 1061 (f. 169r) (f.i.) Allé en Ocanna un lynaje, el qual por / virtud de un onbre floreció. ¶ Es a / saber que en tienpo del franco rrey don / Enrrique ovo en su corte y consejo general / o privado un notable varón que dezían An- / drés de la Cadena. ¶ Fue muy amado / del ya dicho rrey, y muy byenquisto en la / corte. Hizo su asyento en la villa d’Ocanna / donde conpró asaz patrymonio y edeficó / una muy buena casa para su byvienda y / otra para el aposentamiento de sus huesos, / ¶ que fue una capilla en la iglesia de San / Martýn de aquella villa, no tan grande commo / pudiera, mas tanto commo lo rrequerýa su / ser, tomando lo medio y conformándose con / la rrazón. ¶ Y dotola muy byen y hizo un / enterramiento asaz honesto y costoso. Sus / armas son un escudo verde con una to- / rre blanca y una cadena en la torre pues- / ta en vanda1741. [EMBLEMA] (f. 169v) De la Cadena (f.i.) Este liçençiado sobredicho ovo hijos, / de los quales dexo de dezir salvo de una / hija que casó con uno llamado Savastián / de Villandrando. ¶ Y çierto porque quieren / los sabyos que preçeda la virtud o nobleza / que es ganada a la que es alcançada por los / pasados, quise dezir lo que veréys. ¶ Un varón / dicho Rodrigo de Villandrando pasó en / Françia al tienpo que su rrey ardía en fuego de / mortal guerra con el rrey de Inglaterra y con el / duque de Borgona. Y 1741 Según cuenta Alfonso de Palencia Sebastián de Villandrado era yerno del licenciado de la Cadena. El rey don Juan le llamó de Francia y le dio el título de conde de Ribadeo, su emblema es dos lunas escacadas de oro y negro en canpo blanco, y tres bandas azules en canpo de oro, con orla de castillos de oro en campo azul. De su casamiento con la hija del licenciado De La Cadena nace una hija casada con Álvar Gómez de Sotomayor, nieto de Payo Gómez, embajador ante Tamerlán. (Crónica de Enrique IV, Madrid, 1975). 1062 no fue solo en aquella / conquista, mas otros muchos nobles d’este rrey- / no se hallaron en ella, pero los que más se es- / meraron sý fue él y otro que dixeron Salazar. / ¶ Que se dize d’este Salazar que en la corónica / del rrey de Françia que está su nonbre escryto / con letras de oro. ¶ Este Villandrando era / escudero de una lança y de tal manera se / supo aver que allego a sý de su naçion y de otr- / as gentes, y hizo tales cosas y tan senala- / [das] y peligrosas, ¶ que en Françia fue muy ama- / do de los amigos y más temido de los contra- / ryos, tanto que alcançó grand estado y mucho ho- / nor y fama. ¶ Asý que estando allá el rrey nuestro / sennor lo hizo conde de Ribadeo. ¶ Y allá ovo en / una grand sennora de Bergona una hija, la qual / el aca casó (tachado: d ) con el conde de Cruna, don Lorençio, (f. 170r) cuyo hijo [es] el que subçedió en el conda- / do. ¶ El sennor rrey don Johan el segun- / do por las guerras que tenía en su rrey- / no enbyolo a llamar, el qual traxo CIII lan- / ças d’estrangeros. ¶ Casó en Valladolid / con una hija del maryscal Ýnigo d’Estúni- / ga, hermano de don Pedro, conde Pla- / zençia, de quien es hijo éste que agora es / conde de Ribadeo. ¶ Este conde don / Rodrigo de Villandrando, este (sic) rrey nuestro / sennor sobre Toledo que se alçó con ella Pe- / ro Sarmiento, que después fue conde de Sa- / lynas. ¶ Una noche los más de los / prinçipales del rreal se fueron y quedó / la rreal persona casy sola y con gran / temor. ¶ El conde con su gente se arma / y toda la noche rrondando y velan- / do la rreal tienda syn jamás descan- / sar. ¶ A quien el manífico rrey, en la ma- / nanna, rreconoçiendo el tan senalado / servyçio le rrequiere que demande quál / merçed le pluguiere. ¶ Y commo syenpre / su volun[ta]d del buen cavallero fue esti- / mar más la honor que ynterese, deman- / dó que su alteza le hiziese merçed que / d’él subçediesen en el condado para (f. 170v) 1063 syenpre, se asentasen a su mesa a co- / mer y les diese la rropa que aquel día / vystiese. Lo qual todo lo confyrmó / y oy día se haze. En una batalla / que ovo con un grand sennor en las guerras / de Françia y lo vençió y le tomó la / vandera (tachado: d). Sus armas, que es un escu- / do partido en quarteles, en los dos, / en cada uno una luna estacada de / negro y amaryllo en canpo blanco. Y en los otros dos en cada uno / tres barras azules en canpo ama- / ryllo e una horla azul con unos cas- / tillos de oro. Y por quanto dixe que un / hijo d’este conde de ganançia, que se lla- / mava Savastián de Villandrando / casó con una hija del lyçençiado de la / Cadena, asý paso y ovo d’ella una / sola hija, la qual casó con un gentil ca- / vallero que se dize Álvar Páez de Soto- / mayor y dona Marýa Mexía. Y nieto de Payo Gómez el que fue por / enbaxador al Taborlán, que ya desu- / so es dicho (f. 167r) (tachado: tovyesen el escudo susodicho) [EMBLEMA] De los Barryentos (f.i.) El comineço o prinçipio de los de / Barrientos fue en el rreyno de / León. ¶ E acaeçió que uno de aquel / lynaje era grand montero, el qual yendo / con el rrey a monte salló un grand puerco / montés y sygiolo el rrey, y ninguno lo a- / conpanó de los suyos, salvo aquél de Barryen- / tos. ¶ Y tanto lo sygieron qu’el puerco se / lançó en una grand espesura de una ye- / dra, donde entrados dentro en pos / d’él lo mataron. ¶ Y hallaron que allý a- / výa un hedifiçio y çerca muy fuerte, / que avýa seydo çibdad antiguamente, / y tan grand plazer ovo el rrey de aver mu- / erto el puerco que dixo al conpanero que / le pidiese merçed, el qual no demandó o- / tra cosa salvo que le diese aquel lugar (f. 167v) 1064 do avýa muerto aquel puerco, el qual él / rredificó y pobló lo más que pudo, el qual es / agora la çibdad d’Astorga ¶ De aqueste pro- / çedieron después tres cavalleros hermanos, / los quales por grandes vandos que sostuvye- / ron en el rreyno de León el rrey los ayró de / su rreyno y aportaron a Ledesma, donde las / oras era un cavallero muy poderoso y rry- / co de hazienda, que se llamava Gonzalo Ro- / driges de Ledesma ¶ Y conoçiendo quién / aquéllos eran, los casó con tres hijas que tenía. / Ay en aquella tierra muchos d’aquel lynaje, ay / casa de mayoradgo que es sennor de un lugar / que se llama Serranillos ¶ Ovo un per- / lado neste rreyno que fue obispo de Cuen- / ca, que se llamava don Lope Barryentos, / que fue maestro del rrey don Enrrique quarto, / syendo prínçipe ¶ Traen por armas / un escudo (tachado: azul) amaryllo con un barra / o faysa en lo alto, dentro d’él escudo a- / zul con una horla blanca con tres cruzes / d’Alcántara verdes ¶ Por quanto el prim- / er maestre que ovo en Alcántara fue d’es- / te lynaje y están estas cruzes las dos / cada una en un esquyna de lo alto del (Anotación marginal de otra mano): Desde aquí se buelben tres hojas por estar errado por algo del enquadernador (f. 171r) (Se ha solventado el error de encuadernación modificando el orden de la secuencia de paginación en beneficio del texto) escudo e la terçera a suso en la punta / e por toda la otra horla aspas ama- / ryllas. ¶ Y por de fuera del escudo todo / alderredor yedra verde, esto por aquel / lugar do mató el puerco que estava cu- / byerto de hiedra. [EMBLEMA] De los d’Illanes (f.i.) El solar d’Illanes es en este prinçi- / pado d’Asturyas. ¶ Y de allý vyni- / eron tres hermanos, por çierto / caso que les allá acaeçió e poblaron por des- / 1065 varyadas partes de Castilla. ¶ Traen por / armas un león morado en canpo amary- / llo. [EMBLEMA] (f. 171v) De los de Reynoso (f.i.) Los de Reynoso son abitan- / tes en el rrey[no] y provinçia de / León, e eran sus armas jaqueles / colorados y blancos. ¶ E acaeçió qu’el / dýa qu’el rrey don Alonso de Castilla esta- / va para dar la batalla al Myramamo- / lyn, en las Navas de Tolosa, ¶ un / cavallero prinçipal d’este lynaje fue el / primero que vydo la cruz que se mostró en / el ayre y la ensenó al rrey, la qual cruz / era colorada, e al rrey plugó que de / allý adelante semejante cruz fue- / sen armas d’aquel cavallero, y aun dizen / qu’él llevava el pendón rreal, que era al- / férez del rrey .¶ E las armas es un / escudo blanco con una cruz colorada / y los jaqueles por horla. [EMBLEMA] (f. 172r) De los de Meneses (f.i.) Sygiendo nuestro camino para pa- / sar los puerto y alpes de las / syerras de Buitrago, ¶ es / neçesaryo de pasar por los llan- / os de Bardulya, que es Tierra de Canpos, / donde los rreyes de León gran parte d’ella su rreyno ocupava. ¶ Y diré / por su antigüedad de los de Mene- / ses. ¶ Acaeçió que un rrey de León te- / nía una hija, lo qual commo no es nuevo, / se enamoró de un moço de cavallos / o syquiera d’espuelas, de su padre. ¶ Y és- / ta por le conplazer, o por aver más / lugar de conplir sus amores, le rrequiryó / que la sacase del rreal palaçio. ¶ Pues- / to en obra la llevó y metydos en un / monte, después de la aver 1066 escarneçi- / do, la dexó sola tomándole todo lo me- / jor que levava de joyas y rropas, y casy / dexándola desnuda. ¶ E la fortuna / la aportó aquel lugar de Palaçios de / Meneses y llegando a casa de un rrico / labrador, do casy por Dios la acogye- / ron. Y commo virtud y rresplandor de / nobleza en todo ábyto se muestra, ésta (f. 172v) commo quiera que ageno de su cryança syr- / vyó tan byen aquel baxo onbre, que se agra- / dó de su dilygençia y loables costun- / bres. ¶ Y falleçida su muger, se cassó / con ella, do abydos ya hijos en uno. / El rrey, acaso perdido de sus monte- / ros o caçadores, aportó en aquella casa, / al qual la no d’él conoçida hija syrve / agradablemente. ¶ Y aparejándo- / le el manjar en una tortilla de huevos, / una sortija de oro que tenía echó, la / qual muy conoçida del rrey hera, y hera / çertificado que sola su hija la tenía. Do / el padre comiendo hallando la sor- / tyja la conoció. ¶ Y discretamente / contenplando en la façiones y actos d’ella ovo conoçimiento ser aquella su hija, / la que por muerta o perdida tenía, la / qual echada a los pies del poderoso y / temido rrey demanda con muchas lá- / grymas perdón de su yerro. ¶ Y commo / piadoso padre herydo de paternal a- / mor, perdonándola, se alegra con aquélla / y haze al marydo sennor del nonbrado / lugar, con otros mayores dones y mer- / çedes, ¶ dando los hijos el apellydo del / lugar tomándoles llamavan los yn- (f. 173r) fantes de Meneses, ¶ Y porque en aquel / tienpo y aun agora en algunas par- / tes a la tortilla de los huevos llaman / malasada, asý el escudo de sus armas / llaman malasada por lo ya dicho, ¶ que / es un escudo todo amaryllo. Y la rrey- / na muy loable dona Marýa, que casó / con el rrey don Sancho el Bravo, que fue ma- / dre del rrey don Fernando, que muryó en / Jahen, abuela del rrey don Alfonso que ga- 1067 / nó las Algeziras, hera hija del ynfan- / te don Alonso de Molyna e de dona Ma- / rýa Alfonso de Meneses. Asý que ha sy- / do syenpre gran lynaje. [EMBLEMA] De los de Prado (f.i.) Los de Prado vyenen de los rreyes / de León por quanto un rrey de aquel / rreyno se hechó con una donzella / en un prado e ovo un hijo d’ella . Aquél / tomó de apellydo del Prado y diole el rrey (f. 173v) por armas un león rranpante ne- / gro grytado de oro en canpo blan- / co ¶ E grandes onbres ha avydo d’es- / te lynaje, que en tienpo del rrey don Pe- / dro ovo un maestre de Calatrava lla- / mado don Johan Nunes de Prado. [EMBLEMA] Donde ovo comienço el apellydo de los Gyrones y de sus armas (f.i.) Commo quiera que en un tratado / que hize del amor, largamen- / te traté de su comienço. ¶ Pe- / ro porque es neçesaryo en este depar- / timiento o habla del armerýa o blasón / de armas de dezir su comienço, diré lo / que d’este lynaje deprendý ¶ en la coró- / nica del rrey don Alonso que ganó a Toledo. / Dize que avýa un conde que se dezía don / Rodrigo, que pobló a Valladolid, e dize / que de aquél vyenen los Girones, lo qual (f. 174r) dize que fue d’esta manera. ¶ Syendo / mançebo este conde acaeçiose con el rrey / en una batalla de moros y, commo los / moros fuesen muchos más que los chris- / 1068 tianos, ¶ el rrey, casy sobrado d’ellos, / fue en poder de aquéllos apeado del / cavallo, donde ocurriendo por allý / aqueste cavallero hizo tanto por su per- / sona y arredró los enemigos d’él y / deçendyó de su cavallo y puso al rrey / en él. ¶ Y al tienpo del cavalgar, con su es- / pada cortó de las sobre senales o cota / d’armas del rrey, un girón, el qual girón / tinó con la sangre paganna de que su espa- / da estava muy tinta, el qual girón pu- / so en su senno. ¶ E por el mesmo caso / fue en poder de los moros cativo y el / rrey vençedor o, al menos, no vençido. / Sallydo el rrey de la pryesa o ba- / talla, venido al rreal preguntó por / aquél que le avýa delibrado, al qual no co- / noçió, y commo no pareçiese, un priva- / do d’él (tachado: rrey ) dixo qu’él avýa seydo el dely- / brador de su rreal persona. ¶ Y el (f. 174v) rrey dyole el premio y gualardón / del ageno méryto. ¶ Delibrado el bu- / en cavallero de la prisión, vyno al rrey a / le pedir merçed por el tan senalado / serviçio, do le fue rrespondido ser él / contraryo. ¶ En fyn, delante la grand / corte demostró el guirón que le avýa cor- / tado de las sobresenales, las quales tra- / ýdas allý pareçió ser verdad. ¶ Y el / rrey le rrequiryó le demandase merçed / qual quisyese, que aquélla le serýa otorgada, el / qual no quiso salvo que le diesen por armas / aquel girón. ¶ E fuéronle dados tres gi- / rones colorados en canpo amaryllo. / El rrey le dyo tierras y vasallos y lo hizo / conde, y los que d’él deçendieron tomaron / por apellido Girón e fueron grandes / onbres segund pareçe por las estoryas / de Castilla. ¶ Después el rrey don Enrri- / que el quarto tovo un privado que dixeron / Pero Girón, el qual fue uno de los mayores / sennores d’este rreyno e fue maestre de Ca- / latrava. ¶ E por grande amor que le ovo / le dyo de las armas rreales, cuyo blasón / es éste. ¶ El escudo partido en mantel / en las dos partes de arriba, en la unna (f. 175r) 1069 un castillo, a la parte derecha y, en la / otra ,un león con sus colores rreales y / en la parte de abaxo los tres girones / con sus colores. ¶ Éste ovo tres hijos / y al mayor hizo conde de Huruena y / éste muryó de poca hedad, e otro su her- / mano ovo el condado e a Penafyel / e a Morón en la Frontera y casó con hija / del conde de Haro y condestable de Casti- / lla que se llamava don Pedro de Velasco, / el terçero hijo fue maeste de Calatra- / va que se dezía don Rodrigo Girón, el / qual mataron los moros estando el rrey / don Fernando sobre Loxa. [EMBLEMA] De los d’Avellaneda (f.i.) Los d’Avellaneda son de gran linaje. / Ay buenos cavalleros, uno que se llama- / va Diego d’Avellaneda tenía a Esca- / lona quando el rrey don Juan segundo la (f. 175v) la tomó a la condesa de Motalván, mu- / ger del maestre don Álvaro de Luna. Éste / era sennor de Rejas y Langa e Horadero, / entre (tachado: rroa) Aranda y Santestevan de / Gormaz. ¶ Traen por armas dos lo- / bos negros en canpo amarillo con una / horla colorada con aspas syn cuento am- / aryllas. [EMBLEMA] De los Ninos (f.i.) Del linaje de los Ninos ovo un vuen / cavallero que se llamó el conde de Buelna / en Rioja y su asyento era en Valladolid. / ¶ Y era sennor de Agales y de otros luga- / res en Tierra de Canpos. ¶ Éste casó con hija / de don Juan, ynfante de Portogal, herma- / no del rrey don Fernando de Portogal, de / la qual ovo un hijo que dixeron don Johan / de Portogal, uno de los valyentes y dyes- 1070 (f. 176r) tros cavalleros d’este rreyno, que muryó man- / çebo. ¶ Éstos traen por armas un escudo de / oro con çinco flores de lis azules. [EMBLEMA] Del lynaje de los Pementeles (f.i.) Después qu’el rrey don Johan el primero / d’este nonbre perdyó la batalla que di- / zen d’Aljubarrota en Portogal, vy- / nieron en Castilla algunos de los cavalleros / d’aquel rreyno que tenían la boz y partido del rrey / de Castilla, y de los prinçipales fue uno llama- / do don Rodrigo Alonso Pementel, al qual el / rrey dyo a Benavente e hí[zo]lo conde d’ella, ¶ y / dyole a Mayorga y otros heredamientos en / Tierra de Canpos. Y éste casó con hija del almi- / rante don Alonso Enrriques, hijo del maeste de / Santiago don Fadrique, hijo del rrey don Alonso. / ¶ Estos Pementeles traen un escudo par- / tido en quarte[l] en los dos en cada uno çinco ve- / neras blancas en (tachado: can ) ca[n]po verde e en los (f. 176v) otros dos quarteles en cada uno tres ba- / rras coloradas en canpo blanco. [EMBLEMA] De los de Cabeça de Vaca (f.i.) Muchos llaman a los d’este lyna- / je Vacas y su propio nonbre es / Cabeça de Vaca. ¶ Y la rrazón / por qué adelante se dirá. Pero por dar / fundamiento a ello, diré algo de la estorya / por donde ovo lugar y prinçipio este rre- / nonbre y linaje. ¶ Hallaréys segund las / corónicas de Castilla qu’el rrey don 1071 Alonso que / ganó a Toledo, que ovo un nieto, hijo de ssu / hija dona Hurraca, que heredó el rreyno. / ¶ Y éste fue enperador d’Espanna, que fue pa- / dre del rrey don Sancho el Deseado y / don Sancho dexó a don Alonso, su hijo, / muy chico ¶ El qual don Alonso començó / a rreynar en el anno del Sennor de MCLXI (f. 177r) anos y de la hera de Çésar MCXCIX a- / nos. ¶ Y después que fue onbre fue muy / buen rrey y muy esforçado, el qual estuvo / en Toledo enbarraganado con una judía / syete annos. ¶ Y por este pecado fue / vençido del Myramamolyn de Marruecos / en Alarcos, çerca Vylla Real. ¶ E el ar- / çobispo don Rodrigo, que era (tachado: ca) arçobispo / de Toledo, ovo cruzada del Papa y pre- / dicola diez y syete annos. ¶ Y vynien / tantas gentes que fue syn cuento, y la con- / fusyón de las lenguas era tanta que [no] se enten- / dýan unos a otros. ¶ E por esta causa / el arçobispo asolvyó a todos e los despi- / dyó, salvo a los rreyes d’Espanna que queda- / ron para la guerra, los quales fueron, el rrey / don Pedro d’Aragón y el rey don Car- / los de Navarra y el rrey don Fernando / de León. ¶ Y fue la batalla miércoles, / diez y syete días de julio a diez y sye- / te annos de la otra batalla, día por dýa. / ¶ Yendo el rrey al puerto Mulada, do / estavan los moros, ganó el castillo de / Herral que está en el puerto, y los moros / estavan do agora dizen les Palaçios, / los quales era tantos que todo aquel mundo (f. 177v) estava cubyerto d’ellos. ¶ E para aver / de pasar a ellos por el camino era ynpo- / syble syn grandísymo danno de los christia- / nos, el rrey estava en grand congoxa y / con pena asaz porque las provysyones / falleçían en el rreal. ¶ Las oras vyno / un tal onbre en ábito de vaquero y le / dixo: “Sennor yo entiendo con ayuda de Dios / de os llevar por un lugar llano por do / pasarán las batallas syn trabajo y / pelygro sy açertan puedo do antano / los lobos me comieron una vaca”. ¶ Dy- / 1072 zen algunos que éste se llamava (tachado: mur ) / Martýn Alhaja1742. ¶ El rrey le prome- / tyó, sy lo hiziese, de le hazer uno de los / grandes de su rreyno. ¶ Asý que ponién- / dose en la guýa de la hueste lo syguyó / y vyno en aquel lugar do la vaca le a- / výan muerto y halló la cabeça d’ella do / dando con la lança dixo: “Sennor esta es / la cabeça de vaca que me comieron / los lobos”. ¶ Y por aquella sennal los / puso en el llano do estava el Myrama- / molýn, el qual fue vençido. ¶ Y avyda / la vytorya el rrey lo armó cavallero y (f. 178r) lo hizo noble y le puso por apellido / Cabeça de Vaca, y le dyo por armas / un escudo jaquelado de horo y colora- / do, el oro por la nueva nobleza y / lo colorado por la sangre que allý se de- / rramó. ¶ D’este lynaje ay por Castilla / algunos, pero el asyento d’ellos fue / en Çamora y allý es su mayoradgo / y el prinçipal de la casa trae dos escu / dos de armas, el uno de los jaqueles / y en el otro una cabeça de vaca llana / sobre amaryllo y asý que se an de pint- / ar dos escudos. [EMBLEMA] [EMBLEMA] [EMBLEMA] De los de Vega (f.i.) Los de Vega abitan en Tierra de Can- / pos. ¶ Y éstos son sennores de una / villa que se llama Grajal, çerca de / Medina de Ruyseco. ¶ Y ésta dyo el rrey / don Fernando d’Aragón hermano del (f. 178v) 1742 La leyenda de Martín Alhaja aparece en numerosos textos de la época al referir la historia de la batalla de las Navas de Tolosa, de manera muy parecida a esta es relatada por Gonzalo Fernández de Oviedo en el Catálogo Real y por Gonzalo Argote de Molina en su Nobleza del Andalucía. 1073 rey don Enrrique de Castilla e un ca- / vallero suyo que dezían mosén Fernan- / do de Vega, natural d’aquella tierra ¶ Y és- / te dexó un hijo que dixeron mosén Lo- / pe de Vega, muy buen cavallero que fue a- / yo de don Alonso d’Aragón maestre / de Calatrava, hijo del rrey don Johan d’A- / ragón ¶ Traen por armas una to- / rre de oro en canpo verde. [EMBLEMA] De los d’Escobar (f.i.) Son los d’Escobar en Tierra de Can- / pos, muy buenos hidalgos y / traen por armas çinco escobas / azules en canpo blanco atadas por / medio con una atadura colorada. [EMBLEMA] (f. 179r) De los Delgadillos (f.i.) En Valladolid ay d’este lynaje bu- / enos hijosdalgo y onbres de / cuenta. Éstos traen por ar- / mas syete estrellas blancas en canpo / azul y una horla colorada con unas / calderas negras con las asas de oro, / y do se ayunta el amsa (sic) con la caldera, / unas bocas de syerpes que lançan hu- /ego. ¶ Estas calderas ganó uno d’es- / te lynaje d’esta manera: ¶ Quando / el duque d’Alencastre entró en Casty- / lla, un cavallero de los Delgadillos era / capitán de una villa d’este rreyno, e / otro capitán del duque vyno a conva- / tyr aquella villa y salló el castellano / y peleó con el ynglés y vençiolo e to- / mole su senna, en que avýa estas armas / de las calderas, y púsolas por horla / de las suyas.1743 1743 Llegado el texto a este punto en el ejemplar Ms. 18.019 de la B.N. de Madrid el autor incluye un breve preámbulo que se omite en el ejemplar transcrito, pero que consideramos interesante reproducir: Preánbolo 1074 [EMBLEMA] (f. 179v) De los d’Ávila (f.i.) Vámosnos allegando a la syerra / y antes que pasemos los puertos, / digamos de las cavalleros que se lla- / man de Ávila. ¶ Quieren dezir al- / gunos que las armas que traen éstos que se lla- / man de Ávila, que ovyeron este prinçipio. / ¶ Que un rrey de Castilla teniendo / aplazada batalla un día para otro / con los moros, esa noche los moros, / commo lo han muchas vezes por costun- / bre, envyaron al rrey un grand presen- / te de fruta de sartén, ¶ en la qual avýa / muchos frysuelos o almojávanas, / ca aquel tienpo en la rreal tienda estava / grand cavallería con el rrey, a los quales / mandó dar de la fruta. ¶ Y él y ellos / comiendo d’aquélla dixo el rrey: “Ahora / cavalleros myrad commo coméys que quantos / frysuelas cada uno comiere, tantos / moros ha de matar mananna en la ba- / talla”. ¶ E eran allý a las oras dos ca- / valleros de Ávyla, y dixo el uno: “No quiero / más comer, que harto me basta matar / treze moros por treze frysuelos (f. 180r) que he comido”. ¶ E el otro pareçe que era / mal comedor d’aquella fruta e no comió / más de seys, y fue cosa çierta qu’el otro / día el de los treze mató tantos moros / y el otro los seys. ¶ Y asý traen los / unos seys y los otros treze rrueles / Como quiera que en Canpos quedan infinitos fijosdalgo por nonbrar, por no ser por agora enformado de sus apellidos y armas, quiérome venir açercando al reyno de Toledo, allegándome a las faldas de la syerra de Ávila y Segovia. Con todo eso con presupuesto sy algunos de los linajes que quedan se me ofreçieren de los notar e estos otros. Y en este vyaje pasaré por estas dos çibdades susodichas, y salido de aquellas, por el más llano camino, entraré en Toledo y de allí faré mençión dende Guadarrama fasta la Syerra Morena, y todo el obispado de Cuenca. Primero escriviendo en Segovia lo que della deprendý que fue su fundador Yspán, el qual mandó faser aquella puente que en ella es y tomó este nonbre de una pena que allí era que se llamava Govya. 1075 azules y el escudo es amaryllo por / qu’el plato en que estava la fruta era de / oro o dorado. [EMBLEMA] [EMBLEMA] Bracamonte (f.i.) Éstos de Bracamonte son del yn- / peryo d’Alemanna y son de alta / sangre. E vyno en Castilla un bu- / en cavallero que se llamó el almirante mos- / sén Robyn de Bracamonte, el qual asentó / en Ávyla y en Medina del Canpo. Éste / dexó casa de mayoradgo, y traen por / armas un escudo negro con un cabryo / blanco hecho commo conpás y a la par- / te de suso un maço negro commo que quiere (f. 180v) dar en el costado del cabryo. [EMBLEMA] Valderrábano (f.i.) Traen los de Valderrávano tres / barras negras en canpo blanco / con una horla blanca, en ella un- / as rruedas de carro pryetas. [EMBLEMA] Pennalosa (f.i.) Éstos de Penalosa son gentiles / hijosdalgo y traen por armas / tres penas o plumas commo d’a- / vystruz azules en canpo amaryllo / y la de medyo está derecha y las dos de / los costados las cabeças de çima commo 1076 (f. 181r) (Hau una laguna textual. Faltan 6 folios cuyo contenido es el final del capítulo de los Penalosa y los titulados: La fundación de Toledo y de los que se llaman Toledo)1744 1744 Se ha subsanado la laguna mediante el ejemplar II-86 de la Real Biblioteca (ff. 234 r. a 240 v.) revisado con el Ms. 18.019 de la BN. El texto es el siguiente: de avestruz, las plumas, la de medio derecha y las dos de los costados las cabeças de enzima como un poco caídas hazia fuera. De la fundación de Toledo según se escrive. Pues que en los reinos de Castilla se sigue esta escritura, razonable cosa es que se escriba de los linajes de los de Toledo. Ansí mismo de los que d’él son y habitan y la manera que sus solares o linajes proçedan de otras tierras, ansí en estos reinos como fuera dellos, y primero diré aquello que pude alcançar de la fundaçión más antigua de aquella gran çibdad. En las Yndias escriben los ystoriadores que ovo un rey muy gran sabio y astrólogo, tanto que ayudado por la gracia de Arriba, regiéndose por los planetas y cuerpos celestiales, sabía muchas cosas del porvenir, tanto que todas las jentes como deseasen saver lo que no puede alcançar sus juizios y las cosas que son por venir. Era este rey tan fatigado de las jentes de aquellas tierras, que casi puesto en desesperaçión, las desamparó y sólo siguiendo su biaje en aquel lugar donde es agora Roma vino, y por su gran çiençia supo que allí había de ser la çibdad que fuese cabeça de todo el mundo e hizo por su arte cuatro columnas de alambre y puso en cada una una letra. En la primera puso una R, en la segunda una O, en la tercera una M y en la quarta y final una A y juntas dezían Roma y ansí por esto, como porque Rómulo y Remo conçertava su nombre, pusiéronle nombre Roma, aquella puebla que hizieron. Y de allí vino aquel rey que se llamava Rocas. Donde es agora Toledo, y andando por una montanna que allí era muy fiera, alló una oscura y esquiba [cueva] en él adonde reposo en la qual cueba era morada un muy fuerte y bravo oso; el qual, viniendo a ella, lo halló y como todas las cosas vivientes temen la ymagen humana del hombre; el oso espantado y él maravillado, pero supo tanto aquel rey que lo halagó de manera que hizo su compannía por algún tiempo y de lo qu’el oso caçava por la montanna los dos se mantenían. Y durante la avitación, las vestiduras de aquel podrecieron tanto que lo que la natura nos cubre de cavellos fue vestido en gran disformidad. Y en aquel tiempo reinaba en Ávila un rey llamado Tarcos, que aquella tierra sennoreaba, y savida la grandeza de aquel animal compannero de Rocas vino en su busca y conçertado el monte y puestas las armas buscava por la montanna donde los ommes monteros dan en él y los caçadores corren allá donde sintieron el oso. El rey, viendo el salvaje animal, va a él donde el oso con la quexa de todos se iba a gureçer a su posada. Rocas, viendo su compannero en tal neçesidad, sale a la puerta de la cueba en cuya vista Tarcos fue maravillado, pero el gran saver del desautorizado rey procuró tanto con el otro, que muy pagado de su ciençia y mucha graçia le ruega que se fuese con él, porque de su saver entendía ser ayudado, y tomando su fe d’él que en su conpannía de allí adelante no sería hecho ningún mal al compannero. Complió el ruego del rey e fueron su bía para Ávila, donde avido notiçia del gran saver y çiençia y valor, el rey una sola hija que tenía se la dio por muger, de la qual ovo dos hijos, al uno dixeron Tolo y al otro Ledo, los quales siendo muy rezios varones delibraron de poblar allí donde su padre tanto tiempo estuvo en compannía del animal, y de hecho hicieron dos torres en las dos partes de lo más alto del monte, la una donde agora es el Alcáçar de Toledo y la otra donde agora es San Román, y por el nombre de éstos fue yntitulado Toledo. Y después a gran tiempo de esta poblaçión fue destruyda cuando pasó aquella gran seca en 1077 Espanna, que no llovió en veynte y siete annos, en tiempo del rey Yspán, su suegro, y toda aquella poblaçión se hizo una gran montanna y espesura muy poblada de diversos animales. Quiero agora dezir una cosa que allo en la Corónica del rey don Rodrigo, que dize que en Toledo avía una gran casa que Ércoles avía hecho la cual ningun osava abrir hasta que aquel rey la abrió y en danno dello se siguió, y esto me pareçe más fabuloso que çierto y la causa es esta. Este Hércoles, el grande, vino en Espanna y venció a Jerio, la primera vez allí donde agora es Mérida y la pobló, e hizo grandes cosas y juegos de alegría por la vitoria que ovo y puso nombre aquel río que por allí corre, Amuza, el agua en nombre morisco, que por todo río dizen agua; así que se dize agora Guadiana y llamolo Amuza por que Ana en griego quiere decir topo y como el topo ba por sotierra y sale adelante, ansí lo hace aquel río y ansí se llama rio Topo. Y de allí fue tras Jerión que se fue huyendo a las montannas de Galizia y de allí se tornó a vencerlo del todo y le cortó la cabeça, sobre la cual fundó una gran torre, de la cual oy día [queda] asaz parte y allí pobló, la Corúnica, y púsole aquel nombre porque la primera piedra que se puso en el çimiento la asentó una muger llamada Cornelia. Eso fue gran tiempo antes que Toledo fuese poblada la segunda vez, porque según dizen las ystorias de Ércoles, porque las montannas eran allí en la Corúnica muy altas e no pueden ver la mar a lexos. Hizo aquella torre y en ella un espejo que de muy lexo no podían salir nave que no se pareciese en él y porque de noche las fustas no herrasen el puerto, puso enzima un sarçión de aceite, que jamás se acabava, ni se matava la lumbre; dizen que este aceite era de caballos y de hombres, esto es dicho porque se sepa cómo fue esto antes que se poblase Toledo. Si por ventura aquella casa ya dicha no remaneció o quedó sin se perder cuando la gran seca que dixe, que fue después de ydo Ércoles a Grecia, do no llegó allá, que en Ytalia murió. Dizen las ystorias antiguas que el rey Nabuedenesor destruyó una tierra que llamaban Almuynides, los cuales vinieron en Espanna por mar, y éstos queriendo entrar por Galizia y para aver derribar en aquel puerto de La Coruña, supieron de aquel espejo y por eso çercaron las naves de árboles, que no pareció sino una gran montanna, y estaban de día quedos y de noche navegaban, y con aquel enganno entraron en el puerto y quebraron el espejo y mataron el fayçión o candil. De allí entraron por la tierra y echaron della a los griegos que sennoreaban a Espanna. Y estos sennorearon a Toledo y a Córdova, e hizieron un lugar de su nombre que se llama Oyalmanzir, çerca de Toledo, y duraron poco en el sennorío, qu’el ynperyo romano poseyó, y porque no lo podía sojuzgar a su voluntad, el emperador Nero vino en Espanna y derribó todas las fortalezas della y entonces derribó los adarves de Toledo, los quales después tornó hazer el deziochoavo rey de los godos que fue Banba. Esta çibdad jamás fue ganada por fuerça, ca quando los moros la ouieron fue por trayçión que los judíos hizieron, que metieron a los moros por la judería, víspera de Ramos. Y otro día, salida toda la gente a Santa Leocadia, a la vendición de los ramos e al sermón, todos sin armas los moros hizieron nellos una gran matança, que no perdonaban a ninguno salvo unos pocos que se metieron en la yglesia, los quales Tarife, viendo tanta sangre derramada, movido un poco a piedad, los mandó dexar y enviolos a Medinacelli que estaba despoblada, la qual estonces se llamava Mesa, porque allí estava una mesa, toda de una esmeralda qu’el rey Salamón, por su gran çiençia avía hecho. Quien leiere La destruyçión d’Espanna (el autor e refiere a la crónica de Pedro del Corral, repetidamente citada en este trabajo) allí más largamente lo allará. Y ansí mesmo escaparon en Toledo una jente de mucho valor, que hizieron huyr en un cavo de la çibdad e se defendieron e sacaron grandes partidos, los quales llaman moçárabes, y dizen queste nombre les vino del príncipe que les ampara, y el partido fue este, que quedaron con sus casas y bienes y justiçias sobre sí, y seys iglesias donde agora dizen misa, que dizen mozárabes. Dizen los coronistas del rey don Rodrigo que pasaron de treynta mill ánimas las que allý pereçieron y que escaparon hasta diez mill. La razón que dixe que Toledo jamás se tomó por fuerça de armas, mas escríbese que quando el noble rey don Alonso la ganó, fue con partido de los moros que toviesen la mezquita mayor e mezquita sobre sí, e justiçia. E qu’el rey hiziese una fortaleza la qual es agora el Alcáçar, de la qual fue el primero alcayde el Çid Ruy Díaz y después poco a poco óvose de poblar toda la çibdad de christianos. Y porque ya he dicho de otras, por aber de dezir desta çibdad doy fin y vengo a contar de los linajes que en ella ay, no tan complidamente como debía, mas de aquellos que sabré, y ansí mismo daré buelta por todo el reyno y la probinçia, e algunos sennores e cavalleros, personas de mereçimiento, que 1078 De los otros de Toledo (f.i.) Ay otros que se llaman de Toledo / y no traen las armas de los / jaqueles. ¶ Y éstos tyenen por so- / brenonbre Suares, que los otros se lla- / man Álvares. ¶ E d’estos Suares era / alcalde mayor de Toledo uno que dezían / Pero Suares de Toledo, el qual muryó / en la batalla de Troncoso, en Portogal / ¶ El qual yaze sepoltado en Toledo en / una yglesia que se llamava Sant Anto- / lýn, que agora es monesteryo de mon- / jas y llámase Santa Isabel, el qual / hizo una señora, hija de Pero Suares / de Toledo, sennor de Pinto. ¶ Éstos tra- / en por armas un castillo d’azero co- / nmo casy azul en canpo de oro. ay por algunos lugares çerca della. Y aun aredrado y primero se dirá de los que allí es su apellidos que deben ser naturales y de un de los prinçipales de Castilla. Linaje y armas de los de Toledo. Los de Toledo traen tres maneras de armas, que unas no pareçen a las otras. Que alla diferençia; no he procurado por negligençia de lo saber, pero el que más dellos sabrá tome el apluma y escriba, que yo aquello que deprendí podré dezir. Dizen que según pareçe por verdad, que en aquella çibdad asentó un cavallero, don Esteban Yllán, y este casó muy altamente, e siendo aý muy antiguo, acaeçió que el rey de Castilla ya citado, por algunos como acaeçe que le procuran yntereses, no mirando a su serviçio, le aconsejaron que hiziese pechar a los moradores en Toledo, y que no gozasen de libertad y franqueza que sus anteçesores le avían conçedido e jurado. Los moradores de Toledo, rehusando lo tal y el rey siguiendo su propósito, deliberó de yr en persona y ponerlo por obra. Abiendo los del lugar su consejo con los nobles della, como quier que aquellos no le ocurría neçesidad, pero como varones que çelaban el bien público, fueron todos ynclinados, e aquel loable varón don Esteban Yllán dio tal consejo que todos los moradores, varones, çiudadanos y cavalleros honrados, hasta en medio de dos mill personas o más, que todas saliesen con don Esteban Yllán desta manera, antes qu’el rey entrase en Toledo. Tomó este sennor y todos estos con él y pusieron los privilegios y libertades de los reyes antiguos en una lança, como bandera, y suben por el castillo de San Çerbantes fuera de la puerta de Alcántara. Y el rey cuando entró en la çibdad y supo cómo toda la gente noble de Toledo yba de aquella manera, pesole mucho, y envyó tras ellos un honrado cavallero de su casa, a que les dixese que era contento de jurar y firmar a Toledo sus prebilegios y libertades y buenas costumbres. En conclusión que ellos ovyeron gran plazer e vinieron, y el rey cumplió lo que les envyó a dezir, y todos ellos besaron al rey las manos por la merçed que les hizo, y requerido por el pueblo, el buen cavallero en la satisfaçión que quería y pedía por tan noble hecho, él no quiso otra cosa salvo que se pintase en lo alto de la bóveda de la Yglesia Mayor; y allí está oy día, en derecho de la capilla de Sant Elifonso, que es del cardenal don Gil de Albornoz. Deste linaje ovo tres hermanos buenos cavalleros y el terçero arçobispo de Toledo, y el uno maestre de Santiago que dixeron don Garçia Álvares de Toledo. Quando el rey don Pedro pasó en Ynglaterra, el rey don Enrique cobró a Toledo, por quanto don Gonzalo Mexía llamábase el maestre de Santiago, mataron, con el dicho Garçía Álvares que desease el maestrazgo de don Gonçalo y a él le dieron Valdecorneja y Oropesa y çinquenta mill de juro. Dixe que se llamava don Esteban Yllán, está así pintado por memoria, el qual está a cavallo y tiene unos paramentos colorados con cortapisa de jaqueles azules y blancos y éstos son sus armas como aquí se muestran. 1079 [EMBLEMA] (f. 181v) De las terçeras armas de los de Toledo (f.i.) Ay otros de Toledo que tyenen / por sobrenonbre Garçía y son su / mayoradgo los montes de Ma- / gán y una vylla que dizen Mejorada / çerca de Talavera. ¶ Y traen por ar- / mas seys palomas azules en canpo / blanco con los picos y pies colorados. [EMBLEMA] De los Carrillos (f.i.) Los Carrillos son asaz antigos, / los quales deçienden del lynaje de / los enperadores d’Alymana. / ¶ Y aun dizen aquéllos d’este lynaje que de / antes, traýan por armas un ágila, y aun / dizen que oy la devýan traer. ¶ Y a esto / digo, salvante su nobleza, que ninguno / puede traer las armas rreales derecha- / mente, salvo aquel que subçede en el rreyno / y mucho menos las ynperyales por[que] (f. 182r) aquéllas no son de la persona más de la / dignidad ¶ Que los enperadores / son hechos por eleçión y no por subçesy- / ón, asý que nin su hijo, nin su hermano, / no puede traer aquellas armas, ¶ sal- / vo las del lynaje do proçede, ca acae- / çe elegyr por enperador, un rrey o / duque o otro sennor del Ynperyo, y / sus subçesores toman las armas del / primero sennorýo. ¶ Y aun dízese que vi- / nieron en este rreyno por esta manera: / que éstos eran dos nobles cavalleros, los / quales avýan tan estrecha amystad y / conpanía que les llamavan los caryllos, / segund en muchas partes acostun- / bran llamar a los hermanos. ¶ Los / quales por çierta quistyón que ovyeron en la / corte del enperador con un privado suyo, / lo 1080 mataron. ¶ Y porque en el Ynperyo / es muy rregurosa la justicia, no osa- / ron quedar en él y vynieron en este rrey- / no. ¶ Éstos por sus mérytos dioles / el rrey de las armas rreales de Casty- / lla y al más antiguo dyo un castillo / de oro en canpo colorado, y éste cassó / con una ynfanta de Molyna y por (f. 182v) tanto syenpre sus deçedientes / byvieron hazia aquella parte y tie- / nen en Cuenca y en su obispado lugares / y vasallos y otros asaz heredamien- / tos. ¶ Y el otro casó en Toledo y sus hijos / abytaron en aquel rreyno y traen por / armas un castillo rreal en canpo azul. / ¶ Y aun dizen algunos d’este lynaje que / aquéllos dos sennores que eran hermanos / carnales, lo qual pareçe al contraryo, / que sy asý fuera no ovyera diferençia / en los escudos. [EMBLEMA] De los Dávalos (f.i.) La casa o solar de Dávalos es / en Navarra. ¶ De la qual casa vy- / no en Castilla aquel muy buen / cavallero don Ruy López de Dávalos, / el qual por sus mérytos fue muy query- (f. 183r) do del rrey don Enrrique el terçero / y del rrey don Fernando d’Aragón, e / fue conde de Ribad[e]o e condestable / de Castilla. ¶ Y por quanto hizo su aby- / taçión en esta çibdad y yaze sepulta- / do en ella en el monesteryo de Sant A- / gustín, y [por] eso sus subçesores allý queda- / ron, escryvylo aquí. ¶ Éstos traen por / armas un castillo azul en canpo do- / rado con una horla a troços o a pedaços / uno blanco y otro colorado. 1081 [EMBLEMA] De los Barrosos (f.i.) Estos Barrosos commo, quiere que de / antigüedad (tachado: soy) son muy he- / redados en esta çibdad y su rrey- / no, son por natura de Portogal ¶ Y / son tan antigos en esta çibdad que los (f. 183v) previllejos de sus heredamientos anti- / guos están en arávigo y son mucho hi- / josdalgo. Ovo un cardenal de su lyna- / je que hizo un colejo en Bolona. ¶ Es casa / de mayoradgo, que es suya Calabaças / cerca Toledo e Parla, que es entre Ylles- / cas y Madrid. ¶ Traen por armas / çinco leones blancos en canpo colorado, / cada uno con tres barras jaqueladas de / colorado y amaryllo, commo las de Soto- / mayor. [DIBUJO] [EMBLEMA] De los Gaytanes (f.i.) Los d’este lynaje son naturalmen- / te del rrealme da (sic) Nápoles, del con- / de de Sesa. ¶ Sus armas propias / son treze veneras de oro en canpo ver- / de e una ágila negra posada sobr’el / escudo y alas commo caýdas, de ma- / nera que los cuchillos llegan a las prime- (f. 184r) ras veneras. ¶ Ay en Toledo d’ellos casa / de mayoradgo y en Talavera otra. [EMBLEMA] 1082 Palomeques (f.i.) En este rreyno ovo una ynfanta / que llamaron la Palomera, y no / dudo que éstos vengan de aquélla. / ¶ Y éstos son muy naturales de Toledo / y traen por armas un escudo azul con / dos palomas blancas con picos y pies / colorados y una horla colorada con as- / pas amaryllas. [EMBLEMA] Gudieles (f.i.) Los Guydieles son del lynajes de los / godos. ¶ Ca puesto que dizen que todos (f. 184v) los godos fueron muertos en la grand / batalla do fue perdido el rrey don Ro- / drigo, y que sea verdad, que los que eran para pe- / lear, ¶ pero quedaron vyejos y mugeres / y ninos y d’éstos d’ellos se fueron a las mon- / tanas, ¶ y otros quando ganaron los moros / a Toledo, escaparon en la yglesia muchos / ninos, los quales Tarif envyó a la çibdad / de Mesa a poblar, que estava desyerta, que es / Medinaceli. ¶ Y por tanto es de creer / que estos Guydieles sean verdaderos go- / dos, y ay d’ellos buenos cavalleros en esta / çibdad de Toledo y su rreyno. ¶ Traen / por armas tres barras blancas con her- / minos negros en canpo colorado. [EMBLEMA] De los de Çervatos (f.i.) Ay otro lynaje en esta çibdad, co- / nmo quiera que ya ay pocos d’ellos que / sygiendo la opinión del ynfante (f. 185r) 1083 don Enrrique se perdieron los prinçipales, pe- / ro ay memorya d’ellos en una capilla que / tyenen en Sant Francisco. ¶ Sus armas / son dos çiervos de oro en canpo azul, / las cabeças levantadas y grandes ancas / y una horla colorada con ocho aspas a- / maryllas. [EMBLEMA] Del linaje de los de Sylva (f.i.) Commo quiera que los prinçipales d’este / lynaje moran en esta çibdad, no / porque sean de prinçipio naturales / d’ella. ¶ Ca quando el rrey don Johan el prime- / ro ovo guerra con Portogal los más prinçipa- / les cavalleros d’aquel rreyno tenían su opy- / nión, los quales, después de perdida la bata- / lla, se vynieron a Castilla, entre los quales vynie- / ron dos hermanos, que al uno llamavan / Alonso Gomes de Sylva y al otro Hernán / Gomes de Sylva. ¶ Y d’éstos proçedieron / todos aquellos quen este rreyno tienen este a- (f. 185v) pellido. ¶ A seydo en este rreyno un / muy noble cavallero llamado don Johan de / Sylva, alferes mayor del rrey, que después d’él su hijo / don Alonso y de allý sus deçendientes. ¶ És- / te fue por el rrey don Johan el segundo / envyado al conçilyo de Basylea y, commo era / manífico caballero, hizo tales cosas por / do dio mucha honrra a la corona de Casti- / lla. ¶ Sus armas son un león colora- / do en canpo blanco. ¶ Está sepultado / en el monesteryo de Sant Pedro Martyl / en Toledo. [EMBLEMA] Calderones 1084 (f.i.) Los Calderones son ya byen pocos, / y commo el mayoradgo suyo se dys- / minuyó de manera que es casy ya / olvidado este lynaje, que feneçió en muger / y monja. Commo quiera que eran grandes / onbres en este rreyno de Toledo do no / ay cabeça, los mienbros poco valen. (f. 186r) ¶ Traen éstos por armas dos caldero- / nes negros en canpo amaryllo e no son / hechos commo [c]alderas, más anchos de / parte de ayuso y en medio çenidos / y anchos contra suso, el uno sobr’el o- / tro. [EMBLEMA] Pantojas (f.i.) Traen por armas los Pantojas / una cruz vana jaquelada de o- / ro y colorado en canpo azul con / cabeças commo la de Calatrava. [EMBLEMA] [EMBLEMA] Ruelas (f.i.) Los de las Ruelas y los de Fuen- / salyda traen unas armas que es un / escudo colorado con seys rrueles blan- (f. 186v) cos y prietos. ¶ Éstos de las Ruelas son / buenos cavalleros, en este rreyno de Tole- / do, commo quiera que en Sevylla ay algunos de- / llos. ¶ Los de Fuensalyda ovo en su / lynaje un obispo d’Ávila que se llamava don / Diego de Fonsalyda, y era suya la mey- / tad de la villa de Fuensalyda y aun / hijo de una su hermanna avýa hecho su / heredero, el qual se llamava mosén Die- / go de 1085 Fuensalyda, el qual se ahogó en las / barcas d’Alconetar, él y otros cavalleros / que las pasavan. ¶ Y la otra meytad de / Fuensayda hera de Pero López d’Ay[a]la, / alcalde mayor de (tachado: Sevilla) Toledo, el qual / la conpró de un su nieto de la hermana / del dicho obispo, e las oras entitulo- / se conde de Fuensalyda. [EMBLEMA] De los de Ajufrýn (f. 187r) Los de Ajufrýn son unos hi- / josdalgo en Toledo. ¶ Los / quales traen por armas un es- / cudo azul con una cruz blanca va- / na con vueltas commo la de Calatrava. [EMBLEMA] Los de Sosa (f.i.) Los d’este linaje es su funda- / miento de Portogal y dizen / les Sousa. ¶ Y son en aquel rrey- / no grandes onbres, traen por armas / tres barras coloradas en canpo a- / maryllo. [EMBLEMA] (f. 187v) De los de Hoçes (f.i.) Son las armas de los de Hoçes / çinco hoçes de podar cor- / vas blancas en canpo colorado. 1086 [DIBUJO] [EMBLEMA] Clavyjo (f. i.) Cosa es çierta que neste rrey- / no de Toledo ay asaz luga- / res nobles do ay asaz hi- / josdalgo y cavalleros nobles. ¶ Y an- / tes que d’él me despida quiero dezir / de aquéllos que en Madryd de largo / tienpo han hecho asiento. ¶ Y quiero / començar por los más antiguos. / Que ovo un cavallero allý el qual el rrey / don Enrrique el Justo, que fue terçero / d’este nonbre, el qual lo envyó por en- / baxador al Taborlán después que (f. 188r) de allá vyno Payo Gomes de So- / tomayor. ¶ Y éste se llamava Ruy / Gonçales de Clavijo; y los d’este ly- / naje traen por armas un escudo / partido en quartel, en los dos ay en / cada uno una luna blanca en can- / po colorado y en los otros dos en ca- / da uno tres barras coloradas en / canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los Luxanes (f.i) Los de Luxán son del rreyno / d’Aragón, y no ha mucho tienpo / que un muy buen caballero, dicho / Migel Ximenes de Luxán, vyno con / la rreyna dona Leonor hija del rrey / d’Aragón y muger del rrey don Johan (f. 188v) primero d’este nonbre, rrey de Castilla, / y aun vyno con ella por paryente. Y / éste casó en Yllescas con una muy hon- / rrada duena, de la qual ovo tres hijos / muy espeçiales caballeros. ¶ Al ma- / yor dixeron Juan de Luxán, que fue un / notable cavallero y fue maestresala / del rrey y tovo muchos corregy- / mientos y 1087 fue muy justiciero; ¶ el se- / gundo dixeron Pedro de Luxán, cama- / rero del rrey don Johan; ¶ al terçero / dixeron Diego de Luxán, éste muryó / mançebo y ovo una hija, que dixeron / Catalina Ximenes que ovo muy es- / peçiales hijos, entre los quales ovo uno / que dixeron don Hernando de Luxán, que fue / obispo de Çiguença. ¶ Éstos traen por / armas un escudo partydo en quar- / tel, en los dos quarteles traen en cada / uno un pedaço de muro o adarve / azul en canpo amaryllo, con sus al- / menas. Y en los otros dos quarte- / les en cada uno una barra colora- / da en canpo amarillo. ¶ Y esta (f. 189r) barra son las propias armas su- / yas, la quales [son] de las armas rreales / d’Aragón, por quanto ellos vyenen / de la casa rreal ¶ Que los muros / que traen son de un lynaje d’Aragón / que dizen de Mur. [EMBLEMA] Çapatas (f.i.) Los Çapatas asý mesmo son / aragoneses y ay los más de- / llos en Calatayud. ¶ El pri- / mero que vyno neste rreyno se lla- / mó Ruy Sanches Çapata, el qual asen- / tó en Madrid. ¶ Éstos traen por ar- / mas çinco çapatas de muger jaque- / ladas de oro y negro en canpo blan- / co, con una horla blanco con unos / escudicos pequenos amaryllos en (f. 189v) cada uno una vanda negra. [EMBLEMA] 1088 Luzón (f.i.) Traen éstos de Luzón por ar- / mas una torre jaquelada colo- / rada y blanca con una estrella / azul en la puerta en canpo amary- / llo. [EMBLEMA] Los de Viana (f.i.) Ay otro lynaje en Madryd que / se dizen de Vyanna y traen por / armas una ágila negra / en canpo amaryllo. (f. 190r) Albornozes (f.i.) Una de las provinçias d’este / rreyno de Toledo es la de Cuen- / ca. ¶ Y por quanto el más anty- / go lynaje de aquélla sy es el d’Albornoz / es neçesaryo de contar su fundamento. / ¶ La casa o solar d’Albornoz es / en la Mancha, en el marquesado de Vi- / llenna , y dízese que en tienpo del ynfan- / te don Manuel era sennora de aquel / lugar una muy noble duenna y a- / saz rrica. ¶ Y esta era maltrata- / da de las vezindades que, commo ella / fuese muger y no podiese traer / la lança en la mano, los cavalleros / sus vezinos por la poner en ne- / çesydad hazíanle asaz agravios, / la qual tenía una hija doncella. ¶ Y co- / nmo el ynfante don Manuel fue / sennor de aquella tierra, ella le suplicó / que le diese un cavallero de su casa para / que la defendiese de aquéllos que pro- / curavan su perdiçión. ¶ E en aquel (Anotación marginal de otra mano): Anno del nascimiento de Nuestro Senor Yesoncristo (sic) [...] (f. 190v) tienpo el ynfante tenía en su casa un / cavallero que se llamava Álvaro de Mo- / ya, el qual era tan vyenaventurado / en armas que jamás entró en cosa de- / llas 1089 que no fuese vençedor. ¶ Y aques- / te le dio el ynfante por su cavallero / y defensor de su honrra y casa y ha- / zienda, el qual lo hizo tan noble- / mente que ella por sus virtudes d’él le / dyo su hija por muger, otros dizen / que se casó con ella. ¶ Basta commo quie- / ra que sea, el sennor de la casa que quedó / fue yerno o marydo y, de allý adelan- / te, llamose d’Albornoz. ¶ Éste o- / vo un hijo que dixeron don Álvar Gar- / çía el Viejo e al comendador don / Fernán Gómez. ¶ Y este don Álvar / Garçía (tachado: el moço) ovo Álvar Garçía / el Moço e al cardenal don Gil e a / miçer Gómez que fue senador de Ro- / ma y copero mayor del rrey de Cas- / tilla. ¶ Este cardenal don Gil quien / pasare la corónica del rrey don Alon- / so que ganó las Algeziras1745, halla- (f. 191r) rá que fue capellán mayor suyo / y, después, arçediano de Calatrava / y, después, arçobispo de Toledo. ¶ Y / dize la corónica qu’el día de la ba- / talla del Salado, él dixo aquella ma- / nanna la mysa en la tienda del / rrey y le bendixo las armas que es- / tavan en el canto del altar. ¶ Y / más, se dize que por el rrey tenía por / amyga a dona Leonor de Guzmán, / en quien tenía hijos, qu’el rrey le prome- / tyó de la dexar. ¶ Dize la corónica / que todo aquel día en la batalla nunca / se partyó del rrey y que le \no/ dexava pe- / lear salvo quando era tiempo. ¶ Vençi- / da la batalla y sosegado el rrey en / su rreyno, no quiso dexar a dona Leo- / nor y por esta causa, o porqu’él afron- / tava al rrey lo que le avýa promety- / do, o porquel rrey lo amenazó sso- / brello, él se fue a Roma y tanto syr- / vyó la Santa Madre Yglesia que fue car- / denal. ¶ Durante aquel tienpo la mar- / ca d’Anconna que es una gran tierra de la (f. 191v) 1745 Crónica de Alfonso XI. Capítulo CCCXXVII y capítulo CCCXXX, narran la batalla del Salado y la intervención de Gil de Albornoz. 1090 Yglesia y todo el otro patrimonio / d’ella que era enajenado en poder de / los tiranos, a la rrestituçión de la / qual él fue enbiado, y tanto hizo por / su valentía que cobró todo aquello que es- / tava perdido. ¶ Y dízese que traxo / a Roma un carro cargado de llaves / de las çibdades, villas y fortalezas / que tornó al patrymonio de la Yglesia / Romana. ¶ Este vyrtuoso carde- / nal don Gil d’Albornoz dyo consejo / y forma cómmo el rrey don Enrrique el / Noble rrobó los canbios d’Avinon por / do fue rrey de Castilla. ¶ Éste hizo / un muy manífico colegyo en Bolo- / nna e yaze sepultado en la yglesia / de Santa Marýa la Mayor de Toledo, / en la capilla de Sant Ilyfonso. ¶ Con- / nmo quiera que no podrýa acabar / de dezir d’este santo cardenal, pero / quiero tornar a su hermano miçer Gómez. / ¶ Éste ovo hijos a don Juan d’Albor- / noz e a Garçiálvares, que fue bas- / tardo. ¶ El qual casó con dona Cos- / tança de Villena, hija de don Sancho (f. 192r) Manuel. ¶ E otra hija que se llamó do- / na Urraca Gómez, muger de Gómez / Carrillo. E éste Gómez Carrillo ovo / d’ella al cardenal de Santestaçio e a / Álvaro Carrillo e a dona Teresa, que / casó con Lope Vasques de Cuna, sennor / de Buendía. ¶ E ovo otra hija my- / çer Gomes, que casó con don Johan Du- / que sennor de Pedraza, e ovo o- / tra hija que casó con don Alonso de la / Çerda. ¶ Y d’ésta ovo a Luys de la Çer- / da, que mataron en Requena, y éste fue / padre de Luys de la Çerda, que tovo / a Escalona, que en nuestro tienpo murió. ¶ E ovo otra hija que dixeron dona Elvy- / ra Garçía, que casó con don Johan Mar- / tines de Luna e ovo un hijo d’ella / que dixeron don Johan de Luna, sennor de / Canete, ¶ e don Johan d’Albornoz, / que desuso dixe que fue hijo de myçer / Gómez. Éste fue casado con dona / Costança, hija del conde don Tello. / ¶ E éste don Johan d’Albornoz fue / sennor del Ynfantadgo e de todos / los lugares que tyene Juan Hurtado (f. 192v) 1091 de Mendoça salvo Cannete e el Olme- / da, e era suya Torralva y Veteta, e / ovo una hija, que dixeron dona Mar- / ýa d’Albornoz, muger de don En- / rrique de Villena, e a dona Beatryz, / muger de Diego Hurtado de Men- / doça, sennor de Canete, e d’esta ovo / un hijo que dixeron Luys Hurtado / d’Albornoz, que fue desposado con / dona Teresa de Toledo, que fue des- / pués muger de Gómez Carrillo, que di- / xeron el Feo. ¶ Por quanto el Luys Hur- / tado muryó mançebo syn hijos, çesó / la lyna de los varones d’este lyna- / je. ¶ Aunqueste Gómez Carrillo ovo / a Torralva y a Veteta que le venía por / derecho, por muerte de dona María / d’Albornoz, que era (tachado: her ) su týa, y a- / ún todo el ynfantadgo le perte- / neçía por parte de su abuela, hija de / myçer Gomes, ¶ salvo que la ya di- / cha dona Marýa d’Albornoz por- / hichó (sic) al maestre de Santiago don Ál- / varo de Luna, y commo era poderoso / quedose con él. ¶ Pero por causa de a- / quella herençia el hijo mayor de Gómez (f. 193r) Carrillo llamose Pero Carrillo d’Al- / bornoz y por esta causa trae las / armas d’Albornoz, que es un escudo / amaryllo con una vanda verde. [EMBLEMA] De los de Cuna (f.i.) Por quanto uno de tres herma- / nos que vinieron en este rreyno / pobló en esta çibdad de Cuenca, / por tanto quiero aquí poner los de Cu- / nna, lo qual fue asý. ¶ Por çierta des- / avenençia qu’el rrey de Portogal ovo con / çiertos grandes de su rreyno, viniér- / onse a Castilla1746, ¶ entre los quales vy- / nieron 1746 Los Acuña vienen a Castilla tras el extrañamiento de Martín Vázquez de Acuña, pasando a Castilla en 1397. Su vasallaje a Enrique III le reportará los territorios de Castrojeriz y Valencia de Campos. Su hijo Alfonso Téllez casa con María Pacheco, y sus hijos tomarán, el mayor, el apellido Pacheco (marqueses de Villena) y el menor el apellido Girón. 1092 tres hermanos: al mayor / dixeron Martýn Vasques, este cassó / con la ynfanta sennora de Valençia de / don Juan y fue de allý yntitulado (f. 193v) conde y los que d’él vinieron; ¶ al se- / gundo dixeron Gil Vasques, a éste dio / el rrey a Rueda y a Mansylla, pero / él se tornó a Portogal y dexó las vy- / llas al rrey; ¶ el terçero fue Lo- / pe Vasques y diole el rrey a Buendía / e Hazanón, e éste asentó en Cuenca / e casó con dona Teresa Carrillo, hermana / del cardenal Santestaçio, que desuso he / dicho. ¶ Y d’estos dos hermanos / vyenen todos aquellos que oy en Castilla / se llaman de Cuna. ¶ Este Lopes Vas- / ques de Cuna fue muy noble e muy / cuerdo cavallero, e ovo en aquella do- / na Teresa quatro hijos, el mayor / fue don Pedro de Cunna, conde de Buendía y sennor de Dueñas. ¶ Al se- / gundo dixeron Gómez Carrillo de / Cuna, camarero del rrey don Johan / el segundo (tachado: el quarto lo). ¶ El terçe- / ro fue don Alonso Carrillo, arçobispo / de Toledo, el más notable perlado que / ovo en su tiempo. ¶ El quarto, Lope Vasques / de Cuna, que tuvo grand tienpo la çibdad / de Huepte e tovo la más gentil casa / de gente que ovo en la meytad del rreyno (f. 194r) Éstos traen por armas un escudo / partido en quartel, y en los dos quarteles / en cada uno nueve cunas azules en / canpo blanco, y en los otros dos en / cada uno una cruz vana amarilla / en canpo colorado con cabeças bolca- / das, ¶ y una horla blanca con las ar- / mas rreales de Portogal. ¶ Las cruzes / traen de parte de los Pereyras que, commo / he dicho en otras partes, los cavalleros / afiçiónanse a las vezes a los lynajes / de las madres y buelven las ha[r]mas / de aquéllas con las de los padres. ¶ Y des- / pués los que vyenen de aquéllos, no saby- / endo las causa d’ello, dizen que aquéllas / son sus armas derechas d’aquel lyna- / je do se llaman ¶ Y dizen verdad, que son / suyas, pero no del apellydo que tienen. / ¶ Agora 1093 de[xemos] esto y tornemos / a la horla d’estas harmas, que son las / rreales de Portogal, la qual traen por / esta causa. ¶ Acaeçió que los moros te- / ní[a]n çercada la çibdad de Lysbona y / ganada grand parte d’ella, los de a- / queste lynaje de Cunna pelearon tanto / con aquéllos que por fuerça d’armas los (f. 194v) hecharon fuera de la çibdad. ¶ E por / aquella causa de todo el rreyno e por / esto el rrey les dio en sastifaçión (sic) de a- / quello1747, ¶ que pues ellos avýan guar / dado su estado y honrra de la coro- / na rreal, que sus armas guardasen las / de aquéllos. [EMBLEMA] Pachecos (f.i.) Vyno entr’estos cavalleros de Cu- / na otro cavallero llamado Juan / Ferrandes Pacheco, al qual le dyo el / rrey a Belmonte e otros heredamientos. / ¶ Él casado en Castilla no ovo syno / una hija, la qual casó con un hijo del conde / Martýn Vasques de Cuna, llamado A- / lonso Tellez Guyrón, ¶ a condiçión qu’el / hijo mayor que ovyesen tomase el ape- / llydo y armas de los Pachecos e ovo (f. 195r) dos hijos a don Johan Pacheco, que fue / marqués de Villena y después maestre de / Santyago, ¶ y don Pero Gyrón, maes- / tre de Calatrava. Y las propias ar- / mas de los Pachecos son dos calderas / jaqueladas. 1747 Las cuñas de los Acuña fueron dadas, según la leyenda, por Alonso I de Portugal a don Payo Gutiérrez tras el sitio de Lisboa, en el que este caballero cerró con cuñas las entradas de la ciudad, por esta acción cuenta la tradición que se le otorgaron armas y apellido. El linaje es el de los condes de Buendía. Según Valera en su Memorial de diversas hazañas, el adelantado Lope Vasques de Acuña ganó a los granadinos catorce banderas, las cuales añadió a su escudo en 1468. 1094 [EMBLEMA] De los Cuellos (f.i.) En este tienpo vyno otro cavallero de / Portogal en este rreyno, el qual / se dezía Hegas Cuello ¶ E dyo / le el rrey la villa de Montalvo y él / heredose mucho hen Huepte ¶ Y es- / te apellyido en portogés se dize cone- / jo y asý lo llaman allá, Cohello. Aquel (f. 195v) 〈quel〉 rrenonbre cobraron d’esta manera, una / ynfante, hija del rrey de Portogal, syen- / do chica tenía un conejo con que jugava, / ¶ y tanto lo querýa que jamás lo partýa / de sý, y aquella causa le dizían la co- / hella, y los hijos que ovo tomaron aquel a- / pellydo Coello. ¶ Éstos traen por ar- / mas un león morado con unas barras / por ensomo d’él jaqueladas azules, y las / barras son azules y los jaqueles están / alderredor colorados y amaryllos, y / el escudo es blanco. ¶ Con una horla (tachado: a) / azul, y en ella unas cruzes amaryllas / con bueltas [EMBLEMA] De los d’Alarcón (f.i.) Los d’este lynaje vyenen de los de / Caballos, ¶ por quanto uno que se de- / zía Fernán Martynes de Çavallos / fue el que ganó Alarcón de los moros. ¶ Y, / por tanto, el sennorýo de la villa era (f. 196r) del rrey y las rrentas de aquél. ¶ Éste de- / xó el apellido de Çavallos y llamose d’A- / larcón, porque fue grand cosa ganar tan / estrana fortaleza un caballero, ¶ syen- / do su nieto el tenedor de Alarcón, rrey- / nando el rrey don Fernando, el 1095 terçero / d’este nonbre, hijo del rrey don Sancho, que / dixeron el Bravo. ¶ Syendo el rrey / nino y syendo tutrys la rreyna do- / na Marýa, su madre, el rrey d’Aragón / hazíales guerra y ganó todo el rreyno de / Murçia, ¶ entre lo qual tomó a Mula, que era / de don Juan Manuel, y la rreyna rrogó al / dicho don Juan que fuese a la guerra contra el / rrey d’Aragón, y no quiso hasta que en pa- / go de Mula le dyo Alarcón. ¶ Don Johan, / apoderado de la villa, tomole 〈tomole〉 / al cavallero el previllejo y merçed que te- / nía de los rreyes pasados y quemójelo y / tomole las rentas. ¶ Estos de Cava- / llos, ya desuso he dicho de sus harmas, / pero aquel que ganó Alarcón ovo un hijo / que se llamó Martýn Ruýz d’Alarcón y / asý commo trocó el apellydo asý hizo las / armas, ¶ ca traen agora un escudo co- / lorado con una cruz vana de oro con (f. 196v) cabeças boltadas con una horla a- / zul con aspas amaryllas ¶ Y en la / corónica del Çid Ruy Dias1748 dize que uno / de los priçipales cavalleros de su casa era / uno que se dezía Diego Rodriguez d’A- / larcón. [EMBLEMA] De los de Jarava (f.i.) Los de Jarava es su asyento en / esta çibdad de Cuenca y son de li- / naje y buenos cavalleros ¶ Los / quales traen por armas un escudo party- / do en quartel, a la parte derecha en el prim- / er quartel una vanda negra en canpo a- / maryllo y esta en los dos quarteles y en los / otros dos jaqueles negros en canpo amaryllo. [EMBLEMA] 1748 Posiblemente se refiera a la Crónica del Cid Ruy Díaz que ya circulara por entonces. 1096 (f. 197r) [De los] d’Aça (f.i.) [P]or quanto en este obispado de Cuen- / ca, en la çibdad de Huepte ovo / un padre y un hijo que eran d’es- / te lynaje por tanto lo escrevý aquí. ¶ Y / el padre se llamava Juan d’Aça, el qual to- / vo grand tienpo la tenençia del castillo de / Huepte, y ese mesmo nonbre ovo el hijo. / Y por rrespeto del hijo llamavan / al padre Juan d’Aça el Vyejo, y el Moço / dexó hijos y aý ay nietos suyos. ¶ El so- / lar o casa de Aça es una pequena villa / y grand fortaleza que es çerca d’Aranda / de Duero, la qual es del conde de Miran- / da ¶. Éstos traen por armas una cr- / uz desvenada o vana colorada con / bueltas en canpo amaryllo, y tienen / dos horlas, una sobre otra, ¶ ca va una / rraya negra alderredor que haze el ta- / lle del escudo y queda una horla de la mis- / ma color d’él y en aquella ay diez calde- / rones negros. ¶ Y luego sobre aquella vye- / ne otra rraya negra y haze otra hor- / la y ésta es blanca y en ella otras diez / aspas amarillas, cada una en derecho / del calderón. [SILUETA DE ESCUDO] (Anotación marginal): [Alge]ziras se dize y haze cuenta por noble un cavallero llama[do] Gonçalo Núnez d’Aça (f. 197v) [EMBLEMA] De los de Montoya (f.i.) El solar o casa de Montoya es / en Álava. ¶ Por quanto en el rrey- / no de Toledo en muchas par- / tes d’él ay muy buenos hijosdalgo / d’aqueste lynaje, acordé de lo poner aquí / porque ay en esta provinçia de Cuen- / ca algunos d’ellos, acordé de los es- / crevy[r] aquí. ¶ Los quales traen por armas / diez 1097 panelas blancas en canpo a- / zul y alderredor del escudo un cordón / de Sant Francisco. ¶ Y esto dizen que en- / tró en un trançe un cavallero d’este ly- / naje con otro y, estando la batalla en / peso, un frayle de Sant Françisco vy- / no por los convenir y hechó (tachado: v) el cor- / dón entre ellos y çesaron de su ba- / talla y diéronse por buenos ¶ Y de (f. 198r) allý tomaron sus deçedientes [que] tra- / en asý aquel cordón. ¶ Asý mismo dizen / qu’el otro hijodalgo con quien se conbatýa, que / era de un lynaje que dizen Taveyra, que / en aquella tierra dizen Tavira, ¶ los qua- / les son naturalmente portugeses y és- / tos traen por armas seys rroeles / colorados en canpo amarylo (sic), y el ya / dicho cordón alderredor del escudo. / ¶ Y por esta conformidad del cordón po- / ner sean aquí anbos escudos con sus cor- / dones. (ESCUDO ) [EMBLEMA] De los Romos (f.i.) Ay un linaje de hijos en esta / tierra que dizen los Romos. Y / éste no se puede llamar ape- / llydo salvo Alcunna. ¶ Y éstos traen / dos escudos de armas, el uno es por / el alcuna que diremos, que aquél que ganó este (f. 198v) rrenonbre traýa estas armas, ¶ que / es un escudo colorado con una cruz / verde commo la d’Alcántara, con çinco / veneras amarillas en cada braço / la suya y en medio la quinta, y todas / cuelgan ayuso. ¶ E el otro escudo / de armas que traen es del solar de Le- / queitio de qual dependen, que es en la mon- / tanna de Vizcaya. ¶ Y el escudo es colo- / rado y en él una ágila amarilla gri- / tada de 1098 colorado con una horla blan- / ca, con tres aspas de oro. ¶ Dízese en la corónica del rrey don Alonso, qu’el día / de la batalla del Salado que don Juan Ma- / nuel que demandó la delantera de la ba- / talla y que subydo en un çerro estuvo que- / do. ¶ Y qu’el rrey enbyó a él un donzel su- / yo, llamado Garçijufre Tenoryo que mo- / vyese, y qu’él no querýa y el alférez mo- / vyó para yr a pelear y don Juan le dyo / con una porra de hierro que traýa que lo o- / vyere de derribar del cavallo ¶ E es- / te alférez era d’este lynaje de los Ro- / mos. Asý mesmo fue muerto en la / batalla d’Aljubarota uno llamado / Françisco el Romo. (f. 199r) [EMBLEMA] Los de Torre (f.i.) Los d’este lynaje son muy an- / tigos en Segovya y syenpre / fueron buenos caballeros. ¶ Y / aun se dize que teniendo el rrey don / Remiro çercada a Madryd, quando sse / ganó de moros, ¶ que vyno un pren- / çipal d’este lynaje al rrey con su gente / y parientes. Envyó a pedir al rrey / que le mandase dar en el rreal lugar do / se aposentase. ¶ Y commo el tovyese / enojo d’él porque era muy osado, rrespon- / dyó el rrey que era tan bravo cava- / llero que su posada fuese la villa. ¶ Lo / qual teniéndolo al rrey por merçed fue / a la puerta que se dize de Alvega, y / por allý conbatyó tan fuertemente (f. 199v) por allý y, avyendo socorro del rreal / que en po[co] espaçio se ganó la villa. ¶ Era / su mayoradgo un lugar y fortaleza / que se llama Castilnovo. ¶ Traen éstos / por armas una torre blanca con una / girnalda con çinco almenas, la puerta / y ventanas, y está la una puerta abyer / ta y la otra çerrada, y es la puerta ne- / gra y 1099 asý las ventanas. ¶ Y tiene es- / ta torre tres gradas en el pie y están / dos leones amaryllos enhiestos que / se hazen a la torre a manera que quieren su- / byr y puesto el postrimero pie en la / primera grada y el canpo es azul. [EMBLEMA] Del linaje de los de Moya (f.i.) Los de Moya traen por armas / un escudo partido en pal, a la / parte derecha el primero tro- / ço de una escala con sus cuentos en canpo (f. 200r) colorado y el escudo es amaryllo, y / a la parte esquierda unos veros blan- / cos en canpo azul. ¶ Y traen el esca- / la por quanto uno d’este lynaje, do to- / maron aquel apellydo, fue el primero que / subyó por el escala quando se ganó / Moya de los moros. ¶ D’este lyna- / je ovo un obispo, no ha mucho tienpo, de / Hosma, llamado don Ruberto de Moya. [EMBLEMA] De los de Luzio (f.i.) En este lynaje ay cavalleros y on- / bres principales, y traen por / armas un estrella grande / de oro que tyene los rrayos muy esten- / didos, de manera que toma todo el escudo, / y los rrayos son delgados, ca es commo / luzero, y el escudo es azul. (f. 200v) [EMBLEMA] 1100 De las armas de los de Calatayud (f.i.) Este lynaje vyno de Valençia y / son nobles. ¶ El primero que vy- / no neste rreyno se llamava don / Luys de Calatayud y vyno con el duque de / Gandía que fue marqués de Vyllena, ca / era su pariente. ¶ Dyole aquella tierra / a do agora es poblado el Provençio / y él mesmo hizo aquella poblaçión .¶ Y / traen por armas una çapata jaquela- / da de prieto y amaryllo en canpo blan- / co y una horla blanca con unos escudicos / amaryllos en cada uno una vanda / pryeta. [EMBLEMA] (f. 201r) Peralta (f.i.) El solar o casa prinçipal d’este ly- / naje es en Navarra. ¶ Y de allý / vinieron tres hermanos por çier- / to caso que les acaeçió, y cada uno pobló / do le plazó, ¶ pero el prinçipal que de- / llos deçendyó fue sennor de la Puebla / d’Almenara y, muerto Pedro de Peral- / ta, que era el sennor d’ella, quedo aun su yer- / no y él la vendyó al cardenal d’Espi- / na, don Pero Gonçales de Mendoça / ¶ Traen por armas un escudo colo- / rado con una barra o fraysa blanca / en lo alto del escudo. [EMBLEMA] Canizares (f.i.) Éstos son hijosdalgo aun\que/ algu- / nos que traen este rrenonbre no / lo son ¶ Y el comienço de su ve- / nida en la provinçia de Cuenca fue (f. 201v) 1101 uno que vyno con el rrey don Alonso que ganó / Cuenca e dyole el rrey por heredad a- / quel lugar que agora se dize Canizares, / porque por él se llamó el lugar asý. ¶ En / el castillo de Garçi Munoz avýa un / muy buen cavallero que se llamava Álvaro / de Canizares, que era guarda mayor de / la rreyna dona Marýa, muger del rrey / don Johan el segundo. ¶ Traen por / armas un escudo colorado con aspas / amaryllas alderredor de dentro / del escudo. [EMBLEMA] De los Loaysa (f.i.) Commo quiera que d’este lynaje ay / asaz en otros lugares d’este / rreyno, ¶ pero porquel primero / que en él vyno asentó en tierra de Huep- / te, pensé de lo escrevyr aquí. ¶ Este lyna- / je de Loaysa es de Françia y por esta (f. 202r) causa se llaman muchos d’ellos por / sobrenonbre Jufre. ¶ E el que salló de Fr- / ançia vyno en el rreyno de Valençia / y allý conpró una villa que se llam[a] Petrel / y por este sennorýo se llamavan de Pe- / trel. ¶ E hijo o nieto d’éste fue Álvar / Garçía de Petrel, el qual en tienpo del rrey / don Alonso, padre del rrey don Ped- / ro, commo ovyese guerra con don Johan / Manuel y este don Juan metyese de / los rreynos d’Aragón muchos cava- / lleros en su ayuda, en espeçial quando / çercó a Huepte. ¶ Las oras, aquel Ál- / var Garçía vyno allý y pobló en Buen- / dýa, que las oras era de tierra de Huep- / te y allý hizo una fortaleza y ca- / só con una duena muy rrica de los / de Ayala. ¶ Y commo aquella fortaleza / hiziese mucho danno a la vezin- / dades y muchas cruezas, el rrey / le mandó derribar la fortaleza e / mataron a él y aun dizen que lo coçi- / eron en una caldera d’azeyte. ¶ Éste / dexó un hijo (tachado: s) e una hija, el hijo / casó en Huepte al tienpo que don Pero / Buyl era sennor d’ella, con una donzella 1102 (f. 202v) de los Carrillos y de aqueste por de- / recha lyna vyno Álvar Nunes de Loay- / sa, buen cavallero, aunque puso tan mal rre- / caudo a su hazienda, que dexó a sus hi- / jos pobres, el qual fue casado con la conde- / sa de Carrión. ¶ De la hija no sabré de- / zir salvo que creo que d’ella dependier- / on los Loaysas de Talavera y de Vy- / lla Real. ¶ Traen éstos por armas / çinco rrosas coloradas en canpo / blanco, no puestas en cruz salvo / a la larga del escudo, las dos de un / cabo y las otras dos del otro y aba- / xo la una. [EMBLEMA] De los de Cárdenas (f.i.) En este lynaje no de grand tienpo / acá ha avydo maravillosos / onbres. ¶ En espeçial don Gar- / çilopes de Cárdenas que, syendo com- / endador de Caravaca, peleó con toda (f. 203r) la casa de Granada y los vençió y, / después fue grand tienpo comendador / mayor de León e subçedió en la enco- / mienda mayor don Alonso, su hijo, que des- / pués fue maestre de Santiago. ¶ E un / su primo que se llama Gutierre de Cárde- / nas por su valor privó tanto con los / rreyes nuestros sennores, don Hernando y do- / na Ysabel, que es uno de los mayores / sennores del rreyno ¶ Y es comendador / mayor de León e contador mayor del rrey. / Casó con hija bastarda del almirante / don Alonso Enrriques. ¶ Sus armas son dos / lobos azules en canpo amaryllo. [EMBLEMA] 1103 De los de Luna (f.i.) Estos dos (tachado: bynajes) lynajes, los de / Luna y los de Cárdenas de rrazón / con los lynajes de Toledo \se avýan/, por- / qu’el maestre don Álvaro es allý sepul- / tado y los de Cárdenas en Ocana es su (f. 203v) población, ¶ Asý que vyniendo al caso, los / de Luna son nobles y muy grandes se- / nnores en el rreyno d’Aragón, de los quales / ay dos casas, asý mesmo diferençia en / las armas, commo quiera que todos traen lu- / nas, ¶ Pero los sennores de Villahiliche / traen la luna estacada de prieto y am- / aryllo en canpo blanco, segund ya es / dicho en otro lugar do hable de los Men- /doças de Sevilla. ¶ y los otros de Luna / son sennores de Yllueca, los quales traen / por armas una luna blanca en can- / po colorado hasta la buelta del escudo, / y de allý hasta la punta blanco. ¶ Y d’es- / ta casa ovo un Santo Padre de Roma y de- / lla vino en Castilla don Álvaro de Luna, / hijo de don Johan de Luna y nieto de don / Juan Martines de Luna e de dona Elvyra / Garçía d’Albornoz1749, ¶ el qual privó tanto / con el rrey don Johan, que fue condestable de / Castilla y conde de Santestevan y maes- / tre de Santiago y otras grandes cosas / que tuvo en este rreyno. ¶ Y porque ninguno / no fýe en este mundo nin en amor de rrey / nin deseos, muryó después degollado / por justiçia en Valladolid, pagando (f. 204r) en Castilla çinco mill rocines. ¶ Dexó un / hijo y una hija, el hijo, que dixeron don Johan que / fue conde de Satestevan, y este muryó y dexó / una hija que casó con el marqués de Villena, hijo / del maestre don Johan Pacheco, y heredó / el 1749 El autor realiza una fiel relación del linaje de los Luna desde el cismático Benedicto XIII, salvo en el yerro del nombre de la abuela del condestable, que era el de Teresa, como aclara Enrique Fernández Prieto en su trabajo “Genealogía y descendencia de don Álvaro de Luna”, en Hidalguía, n. 256, pp.467-480. 1104 condado ¶ la hija casó con el conde de / Saldanna, que después fue duque del Ynfan- / tadgo, nieto del marqués de Santillana don / Ýnigo Lopes de Mendoça. [EMBLEMA] Morales (f.i) Los de Morales traen por armas / un escudo partido en (tachado: pal) quar- / tel en los dos, ay en cada uno un / moral verde en canpo amaryllo, ¶ y en los / otros dos en cada uno tres barras ne- / gras en canpo blanco. ¶ Estas tres ba- / rras traen tanbyén por armas los de Ve- / ra, de los quales ovo un cavallero que se lla- / mó Rodrigo de Vera, que fue aposenta- / dor del rrey don Juan el segundo. ¶ Este (f. 204v) maestre susodicho, quando fue preso, un / paje suyo jamás lo dexó, el qual se llamava / Pedro de Morales y estuvo con él hasta que / fue sepultado y le dio diez mill de juro / y la mula y otras cosas. [EMBLEMA] De los de Verdejo (f.i.) Estos de Verdejo traen por arm- / as un escudo blanco con una / vanda azul con dos cabeças / de syerpes verdes con (tachado: dos) tres estrellas / amaryllas de la parte de suso de la / vanda, la una e, a suso, las dos. ¶ Y / una horla colorada con aspas amary- / llas. [EMBLEMA] (f. 205r) 1105 Las armas de los de Fonseca (f.i.) En este lynaje ay notables per- / lados y buenos cavalleros, en es- / peçial ovo un arçobispo de Sevilla, / que se llamó don Johan de Fonseca, ¶ y hi- / zo un gran mayoradgo de más de un / cuento de rrenta, el qual dexó a un su sobr- / yno y dexole la villa de Coca y Abala- / hejos. ¶ E otro perlado que fue obispo de / Cuenca, que se llamó don Alonso de Fuenseca. Son / sus armas çinco estrellas coloradas / en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los de Çerezuela (f.i.) Son éstos d’este linaje hijosdalgo / y hallaréys qu’el maestre de San- / tyago don Álvaro de Luna fue, / commo suso es dicho, hijo de don Johan (f. 205v) de Luna, sennor de Canete, el qual ovo / en una duena que se llamo dona María / de Canete, ¶ la qual después casó con / un escudero d’este lynaje de Çerezue- / la e ovo d’ella un hijo que fue arçobispo / de Toledo, que se llamó don Johan de Çere- / zuela. ¶ Traen por armas quatro rroe- / les negros en canpo amaryllo. [EMBLEMA] De los de Torquemada (f.i.) Los d’este lynaje son muy an- / tigos porque se dize ser desd’el / tienpo de los godos. ¶ Y commo / quiera que en Castilla la Vieja ay una villa / que se llama Torquemada no traen ellos / su apellido de aý, ¶ salvo que en la / conquista o guerra que se hizo un tienpo en la / ysla de Çerdenna, el que primero ovo este / apellydo conbatyó una fuerte torre / de los enemigos y la quemó y de allý 1106 (f. 206r) ovo aquel apellido ¶ Y tomó por ar- / mas un escudo verde con una torre bl- / anca con una encanadura, en la my- / tad unos huegos que sallen del pie de / la torre hasta en la encunadura y el / petryl y las almenas son amaryllas. / Su poblaçión d’éstos fue en Toledo. [EMBLEMA] Las armas de Hinestrosa (f.i.) Éstos traen por armas un escudo / partido en quartel, que lo parte una / cruz hancha colorada con aspas / amarillas ¶ y, asý mesmo, en la ho[r]la / las dichas aspas y en los dos quarteles / ay en cada uno un lobo negro en can- / po amaryllo y, en los otros dos, dos ági- / las negras en canpo amaryllo. Y el / un lobo está en el primer quartel de mano derecha, (f. 206v) el otro lobo debaxo al contraryo, y / asý las ágilas en los otros dos quar- / teles. ¶ D’este lynaje ay ya pocos, / pero fue un muy buen cavallero en tienpo / del rrey don Pedro que se dixo Juan Ferrandes / de Hinestrosa, týo de dona Marýa / de Padilla que fue onbre de muy buen / seso y de vyrtud. [EMBLEMA] De la çibdad de Córdova (f.i.) Agora quiero pasar a Córdova / porque contemos de algunos / lynajes de Luçitania. ¶ Y por / observar la rregla començada, que es / contar los prinçipios de las çibdades / y rreynos que aquí se escriben, dezir se ha / d’esta çibdad alguna 1107 cosa. ¶ Ya desu- / so es dicho commo los almoniçes / fundaron de prinçipio a Córdova, / y ésta o por su asyento o por el pla- (f. 207r) neta que en ella enfluye sus fuerças / syenpre en ella ay onbres sabyos, / ¶ ca de allý era Séneca y Abenrru- / yz y Aviçena y Lucano y en nuestro tienpo / el famoso poeta Juan de Mena. ¶ En / tienpo del \rrey don Rodrygo/, quando le dieron la governaçión / d’Espanna, pidió que le diesen los ynfan- / tes, hijos del rrey Acosta, que al mayor de- / zían don Sancho y al segundo Alyer. / ¶ E segund escriven Alastras y Alan- / çaz, estos ynfantes estavan en Córdo- / va en poder de dos muy grandes sennores / que al una llamavan Narna y al otro Dio- / chisyano. ¶ Don Rodrigo avyendo / a coraçon de ser rrey, enbyó por los ynfan- / tes y no ge los quisieron dar, sobre la qual de- / manda ovo asaz batallas e murye- / ron grandes onbres de fuera y de den- / tro, do fue provada la cavallería de / Sacarus, que era en el rreal con la virtud / de Almeri que estava en la villa Mera hijo / de la muger de Narna. ¶ Y halló que quan- / do aquella guerra se començó, que avýa en Cór- / dova XVI U cavalleros y LX U peones y / muryeron en aquellas batallas los más, / que no quedaron de los cavalleros más de DC / e de los penos (sic) XXX U y más de dos mill (f. 207v) donzellas juraron de nunca jamás / amar a onbre del mundo. ¶ Y allý mur- / yeron Narna e Diochisyano ¶ Pues / vençida la grand batalla de Sangonera, / çerca Xeres, do fue perdido el rrey / Rodrigo, allý se rrecogieron algu- / nos christianos, donde grandes fechos / d’armas pasaron ¶ Ca los de Córdo- / va hizieron rrey a uno dicho Pelistras, / que tenía hasta quatroçientos cavalleros, / y Maged, que era moro tornadizo, que ovo / la conquista de Córdova, vino de noche / y un pastor que avýa cativado le mos- / tró por do entraron que no fueron senti- / dos hasta que fueron 1108 dentro. ¶ E el rrey / Pelistras con los suyos se rrecogyó a / una yglesia que dezían Sant Jorge y de / allý hizo muchos gr[and]es hechos. ¶ Pe- / ro él salló armado sobre su cavallo / para yr a Toledo por gente y vídolo Ma- / gued e sygiolo y ovyeron su batalla / y fue preso Pelystras y luego los de / la iglesia se dieron y, asý se perdió d’e- / sa vez Córdova ¶ Los moros, a- / vyda aquélla allý hizieron grande asyen- (f. 208r) to do aquel rrey Almançor se hizo muy / poderoso más que otro rrey de moros, / tanto que hasta Santiago de Galizia / llegó llevando las puertas y canpa- / nas de la iglesia, ¶ pues andando / las guerras entre los rreyes de Castilla / y los moros, tres adalides christianos / ovyeron lugar d’escalar aquélla, y con / ellos algunos otros christianos que los / socorrieron e ganaron el Axerquía y / la tovyeron hasta qu’el muy noble rrey / don Hernando el Magno, que esas oras / era en Benavente socorryó e se ga- / nó del todo la çibdad. ¶ Estos tres / adalydes avýan por nonbre el uno / Álvaro Colodro, y el segundo Domin- / go Munoz y el terçero Benito de Ba- / nos. ¶ Y d’estos tres adalydes vyenen / todos los prinçipales onbres y lina- / jes de Córdova, ¶ porque el rrey los en- / nobleçió e dio grande parte en la çib- / dad y en su tierra, ¶ que d’ellos vyen- / en los condes de Cabra y los sennores d’A- / guilar1750 y el alcayde de los Donzeles1751. (f. 208v) ¶ Y estos que se llaman de Córdova tra- / en por armas unas barras coloradas / en canpo de oro. ¶ Pero, porque algu- / nos d’ellos o todos se an mesclado con / otros 1750 El primer señor de Aguilar de este linaje es Gonzalo Fernández de Córdoba en tiempo de Enrique II. 1751 Son las armas de los Fernández de Córdoba, quienes según el abad de Rute descienden del adalid Diego Muñoz. El primer miembro importante de este linaje es Alfonso Fernández de Córdoba, alguacil mayor, adelantado de la Frontera y señor de Cañete (Ladero Quesada, Miguel Ángel, Andalucía en el siglo XV…, Madrid, 1973, p. 44). 1109 lynajes, toman de lo uno y de lo / otro commo quiera que sus propias ar- / mas aquéllas son. [EMBLEMA] De los de la casa d’Agilar de la Frontera (f.i.) Los que son sennores de la villa d’A- / gilar no se llaman d’Agilar por / lynaje, mas por el sennorýo, ¶ el / qual sennorýo tiene por armas una ági- / la yndia en canpo blanco, segund / que adelante se dirá en el capítulo de / los Coroneles, ¶ que las propias / armas del lynaje d’Agilar es una / ágila negra gritada de oro en can- / po amaryllo, con los quales tyenen (Anotación marginal tachada): Estas armas fueron dadas por esta manera, avyendo el rrey Alonso d’estos adalydes apeado el caballo tenía un escudo en el braço todo dorado y fue dada una heryda en la mano derecha y las oras llego el uno d’estos varones y dixo: “Señor, después de quantas merçedes vuestra senoría me ha hecho una sola queda, y ésta es que me de armas”. El rrey le dizen grand rrazón es y se mostrar su sola mano [sangrienta sobre el escudo de oro, y con los quatro dedos fizo aquellas quatro faysas coloradas]1752 (f. 209r) grand deudo los Barrosos de Toledo, / ¶ por quanto casó don Garçiferrandes / Barroso con dona Giomar d’Agilar, / la qual dezían (tachado: que tenía) venir derecha- / mente del lynaje de los enperadores / y hera natural de Navarra. ¶ Y aun / es de creer que otra villa que es fronte- / ra de Navarra, que se llama Agilar qu’el / sennor d’ella fuese padre d’aquella senno- / ra. ¶ E este casamiento hizo el cardennal / Barroso por ennobleçer más su ly- / naje. [EMBLEMA] 1752 Lectio tomada del ms. II/86 de la RB, f. 176 r. 1110 Las armas de los d’Angulo (f.i.) Angulo quiere dezir en latýn / “rincón”. En dos linajes [es] conte- / nido, y el solar d’estos es en / las montannas. Commo quiera que en Cór- / dova ovo espeçiales onbres e bue- / nos caballeros, en espeçial ovo uno que / se dixo mosén Lope d’Angulo ma- (Anotación marginal): De las armas y apellydo de los sennores d’Agilar de la Frontera los quales, commo es dicho, son propiamente los que dizen de [la çepa de Córdova] y sólo [el] sennor de la casa, goza del titulo[de] don [y no los otros hermanos]. Oy el mayor se llama don [alonso] y su hermano Gonçalo Hernandes de Córdova, el qual [el día o] tienpo de agora ha ganado muy mucha honrra ha rredonado el rreyno de Nápoles al [rey] del que lo avýa perdido (f. 209v) ryscal del rrey d’Aragón y el primero / conde de Cabra fue casado con una su her- / manna. ¶ Éstos traen por armas çinco / rroeles blancos y verdes a meytades / en canpo amaryllo. [EMBLEMA] Los de Aguayo (f.i.) Los de Aguayo traen por arm- / as tres hondas gruesas commo / aguas azules en canpo blan- / co con unos calderos prietos en la hor- / la. [EMBLEMA] Los Vanegas (f.i.) En estas çibdad ay priçipales on- / bres d’este lynaje y asý mesmo [DIBUJO] 1111 (f. 210r) en la horden de Calatrava. ¶ Y tien- / nen por armas tres barras azules / en canpo blanco. [EMBLEMA] Lysones (f.i.) Estos d’este linaje asentaron en / esta tierra y son françeses por / generaçión, y por eso se llaman / algunos Grufes. ¶ Tyenen casa de / mayoradgo y traen unas armas / las quales son defendidas, que ninguno / puede traer armas rreales derecha- / mente, syno el primogénito o algún / rrey, sy tovyere conquista o título de / otro rreyno, o rrey con quien la ha. ¶ A- / sý que éstos traen las armas rreales / de Françia, que son tres flores de lys / de oro en canpo azul y dizen que vyen- / en derecho de la casa rreal. (f. 210v) [EMBLEMA] Los de Mesa (f.i.) Éstos son estrangeros y tanto / tienpo ha pasado que no se sabe de / qué parte. ¶ Pero ellos traen / un escudo blanco y en él dos mesas / leonadas sobre sus pies y en los ca- / bos de las mesas unos synos de Sa- / lamón. ¶ E aun se dize qu’en aquel rreyno / donde son, estando qualquiera d’ellos en / corte se a de asentar a la mesa del rrey, / por espeçial perrogativa. [EMBLEMA] De los de Perea 1112 (f. 211r) (f.i.) Los de Perea son [o] han seydo / grandes onbres, ¶ ca ovo un / adelantado que se llamava Rodry- / go de Pera (sic), muy noble cavallero, el qual / mataron los moros. ¶ Éstos traen por / armas çinco panelas verdes en can- / po amaryllo. [EMBLEMA] Dizese de Jahen (f.i.) El rrey don Alonso de Castilla / hijo del rrey don Sancho el De- / seado, ¶ tanto tenía sojudga- / do al rrey de Granada que, qualquiera co- / sa que le demandava, no ge la osava ne- / gar. ¶ El qual rrey de Castilla le demandó / aquel çerro do es agora el castillo de Ja- / hén, para hazer una casa para andar a / monte, e hizo allý el alcáçar vyejo y / después la çibdad, ¶ la qual se ganó de / moros e la tornó a cobrar su nieto, / el rrey don Fernando, que ganó a Sevilla (f. 211v) y le dyo por armas un escudo hecho / quatro quarteles, los dos dorados y los otros / dos colorados con una horla de castillos / y leones. [EMBLEMA] De los de Torres (f.i.) En esta çibdad de Jahén es prinçipal / lynaje que ay en ella (tachado: co) la casa de / Torres, en que havydo buenos ca- / valleros. Es casa de mayoradgo, la qual ti- / ene seysçientas mill de rrenta de las pu- / ertas adentro de la çibdad, con el algu- / azilado mayor y un lugar y fortaleza / que se llama el 1113 Vyllar de don Pardo. ¶ Y / traen por armas çinco torres ama- / ryllas en canpo colorado. [EMBLEMA] (f. 212r) De otro lynaje y armas de Torres (f.i.) Por quanto es rrazón de dar cuen- / ta qualquiera de aquel[l]o que toma en car- / go y porque senalé por prinçipal / lynaje de Torres a los de Jahén, ¶ qui- / ero no poner otro lynaje en olvido, / d’aquel mesmo apellydo, do no ay men- / os cavalleros virtuosos y nobles que los / otros. ¶ En Sorya abitan y en su provin- / çia otros cavalleros que se llaman de Torr- / es, los quales syenpre han mantenido es- / tado y casas de loables onbres. ¶ Y los / rreyes antepasados syenpre han he- / cho grand cuenta d’ellos, y agora un buen / cavallero principal, sennor de la casa, que sse / llama Juan de Torres, le fue dada por / los rreyes la tenençia de Ronda. Traen por / armas çinco (tachado: trr) torres blancas en canpo / azul. [EMBLEMA] De los de Biedma (f. 212v) (f.i.) En el lynaje de Byedma ovo / un cavallero llamado don Ro- / drigo Ýnigez de Byedma, ¶ el / qual estando en Aragón en casa del rrey / en su serviçio, el rrey en aquel tienpo avía / estrecha guerra con los moros. ¶ Acaeçió / un día que la rreyna d’Aragón camy- / nando de un lugar a otro fue sal- / teada de los moros y presa d’ellos / con todas sus duennas y doncellas. / ¶ E del rrebate o nueva vyno al lu- / gar donde don Rodrigo Ýniguez / era a las oras, aquél con poca conpa- / nna 1114 salyó en socorro de la pressa / rreyna, ¶ y asý se ovo varonilmen- / te que fue delibrada de poder de los mo- / ros con todas las otras duenas / y donzellas y gentes de su conpanna, / ¶ donde puestas en salvo halló que / una sola falleçía y aquélla era su es- / posa. ¶ Y bolviendo a ellos la de-/ lybró de su poder, en cuya delibera- / çión perdió el un ojo. ¶ Esto veni- / do en sabidurýa del manífico rrey / y de los altos onbres de su sennorýo (f. 213r) y casa rreal asý mesmo de los de / su consejo fue acordado por cortes / que fuese gualardonado el hazedor / de tan manífico hecho ¶ y rreçi- / byese premio por el tan grand ser- / viçio que a la rreal casa d’Aragón, / aquel día por su esfuerço fiziera. / ¶ E, en efecto, fuele dicho por el rrey / que demandase aquella merçed que a él plo- / guyese, qu’él le dava su fe rreal de ge / la otorgar y de le dar qualquier don / que honesto fuese de dar. ¶ El buen / cavallero no movido a codiçia de mun- / danos byenes, pero deseoso de per- / petual rrenonbre, teniendo al rrey / en merçed, la proferta le rrequiere / que le diese fyrmeza que conplirýa / su rreal palabra y que otorgarýa la / merçed que le demandase ¶ Y rreçe- / byda grand fyrmeza d’ello, le pide / un bastón de las sus rreales ar- / mas el qual dallý adelante faleçie- / se en ellas ¶ Y el don, commo quiera / que [pareciere] al rrey hecho grave y a todos / los grandes del rreyno, le rrequieren (f. 213v) que tome otra qualquier cosa del sennorýo / suyo y no demandase tan grave co- / sa. ¶ Éste jamás movido del virtuoso / propósyto ál no le plugó salvo aque- / llo que ynmortal rrenonbre poseýa, y / a grand afán del rrey le fue otorgada / su petición. ¶ Y durante allý aquel buen / cavallero por algund tienpo el pendón / rreal del rrey, un día salyó al canpo / el qual mirado aquél vydo las armas con- / plidas commo de primero. ¶ Y estan- / do el rrey en su palaçio delante ssus / altos onmes le dixo que la 1115 merçed por / su sennorýa a él hecha le rrendýa / o tornava. ¶ El rrey maravillado / le pregunta la causa, este le rreplica / diziendo qu’el bastón a él dado no / falleçía en las sus rreales armas / y pues que asý era que más querýa justa / querella que no cautelosa paga. ¶ Ma- / yormente qu’él no fuese demandador de / ninguna merçed nin de ninguna otra / cosa salvo a rrequesta de su merced. / ¶ E de cabo el rrey y toda su corte le / tornaron a rrogar que tomando otra / cosa de mucha rrenta y grand valor (f. 214r) dexase aquella demanda que no tanto / sosternía su estado, por manera que / fuese byen satifecho en (tachado: tal) tan se- / nalado serviçio. ¶ Y pues que no abun- / dara en rriquezas que mas le convenía / byenes mundanos y grandes here- / damientos que cosa a él no rrentable. / ¶ E éste, que por sola honor procura- / va, rrespondió que aquél era su deseo / y voluntad, que por perpetual rrenon- / bre biviese su memorya y en aquello / ensystía. ¶ El rrey, con asaz pasyón / no, lo podiendo contrastar, mandó tra- / er el pendón rreal e con su propia ma- / no con unas tijeras sacó él un bastón / y ge lo dyo. ¶ Quien creyese qu’el buen / cavallero no lo tuvo guardado hasta / su fyn y aun no dudó dexallo a su / hijo por grand mayoradgo, segund / la antigua nobleza estas cosas de / honor estimavan y guardavan. El / qual bastón oy día traen los de Byed- / ma en medyo de un escudo de oro. ¶Y / porque de antes traýan calderas ne- / gras por armas agora las ponen de (f. 214v) dentro del escudo pero alderredor / del bastón ocho calderas, asý commo he / dicho negras. ¶ Y este don Rodrigo / Ýniguez era de la casa de Langurel / que es de la derecha lýnea de los rreyes / de Navarra, ¶ el qual después de aquel / acto pasado se vyno en Castilla y / pobló o abitó en la çibdad de Jaén / e está sepultado 1116 delante el altar ma- / yor do son sus armas en lo mas al- / to pintadas segund su mereçimiento. [EMBLEMA] Preánbulo del autor (Tachado: Commo sea cosa notorya que todos / deçendemos de aquel primero / padre Adán. ¶ Y después / del deshazemiento del mundo por peca- / dos de las gentes Nuestro Sennor quiso so- / verter en tienpo de Noé todo el mun- / do y de ocho personas que en el ar- (f. 215r) cón su lado y dyo rrazón por do lo me- / reçía, puesto que no fuese noble por ly- / naje. ¶ Y, por tanto, quiero aquí dezir / de dos cryados del rrey don Enrrique / el quarto, que hizo grandes onbres syen- / do de pobre lynaje y de [bajo] estado.) Del condestable don Migel Lucas (f.i.) El rrey don Enrrique, suso nonbra- / do, ovo en su casa por paje / un moço de Belmonte, hijo / de un pobre onbre, y llamávasse / el donzel Migel Lucas. ¶ Y éste le a- / gradó tanto y syrvyó que de poco / en poco subyendo, le casó en Jahen / con una grand sennora, hija de Carlos / de Torres y de dona Gyomar Mex- / ýa, a la qual perteneçía el mayorad- / go de la casa de Torres, que de suso es / dicho. ¶ Y su týo Juan de Torres / tenía el mayoradgo diziendo que / aquél no lo heredava syno varón y / el rrey, al tienpo que lo casó, diole el ma- / yoradgo y hízolo su mayordo- / mo y después condestable de Casti- / lla e diole escudo de armas, las quales / son estas: ¶ un escudo partido (f. 215v) 1117 con una vanda verde y en la par- / te d’arriba un castillo amaryllo so- / bre colorado y en la de abaxo un león / morado en canpo blanco. ¶ Este / condestable no osava estar en corte / porque los dos hermanos maest- / res de Santiago y Calatrava le querý- / an mal y diole el rrey el mando / y governaçión y tenençia de la çib- / dad y alcáçares de Jahén1753. ¶ El qual / apremiava asaz a los naturales / d’ella tanto que un día se levantaron / contra él, y dentro en la yglesia may- / or un vellaco le dio (tachado: v) con una balles- / ta d’azero en la cabeça y lo mató, y / este dexó un hijo pequenno que dixe- / ron don Lucas. [EMBLEMA] De los Aryas (f.i.) Por quanto desuso dixe que dirýa / de dos cryados que hizo grandes / este rrey don Enrrique.,¶ ya es (Anotación marginal de otra mano): Este linaje es muy antiguo ca en la corónica del rey don Alonso d’estos se haze mençión del conde don Arias godos, an sido en diversos tienpos y en diversos lugares como en Camora en tienpo del rei don Hernando el Magno que la defendió Arias Gonçalo y sus hijos en tienpo del santo rey que ganó a Sevilla. (f. 216r) dicho el uno vengamos al otro. Co- / nmo quiera que mi estançia no es en el An- / daluzía, antes quedan sus subçesores / en el rreyno de Toledo. ¶ Y éste que digo / syrvió al rrey de su ofiçio muy lealmen- / te, el qual de muy pequeno onbre que era / fue contador mayor del rrey con tanta a- / bundançia de rriqueza que sus heredamientos / fueron infinitos; y éste se dezía Diegaryas / de Ávyla1754. ¶ Y 1753 La aversión de los hermanos Pacheco hacia el condestable, así como el episodio de su muerte y la historia de éste se relatan de una manera muy similar en el Memorial de Valera. 1754 Diego Arias de Ávila nació en una familia judía y se convirtió siendo niño. La familia acudió a una supuesta ascendencia cántabra para crearse un pasado cristiano viejo. Recurrió también a un “montaje genealógico” parecido al de los condes de Cedillo con los Álvarez de Toledo, Alonso de Palencia refleja la raigambre judía de Diego. 1118 porque segund la grande- / za de su patrimonio, no dudo que los de- / çendientes d’él no suban en altas digni- / dades y sus armas sean puestas en al- / tos lugares, acordé de las escrevyr por- / que sea después de luengo tienpo sabido ssu / fundamiento. ¶ Commo digo de suso, el rrey / don Enrrique, nuestro sennor, le dio armas y / lo hizo cavallero que son un escudo party- / do en pal en la parte derecha desuso una / cruz colorada en canpo blanco con ca- / beças y a la otra parte una ágila ne- / gra en canpo blanco, ¶ y en lo baxo un / castillo blanco en canpo colorado. ¶ Éste / dexó un hijo muy buen cavallero llam- / ad〈r〉o Pedraryas, que fue sennor de To- / rregón de Velasco porqu’el rrey don En- / rrique je la dyo porque la tuvo sytiada (Anotación marginal de otra mano): A Semilla d’este linaje Juan Árias Mexía y don Rodrigo Arias, arçobispo de Santiago y por este oy algunos en Galiçia d’este apellido después se an derramado y unos están en Salamanca y otros en Segovia, otros en Sevilla que es conde de Castellar y éstos que son conde de Ponorostro. Hijo de Gonçalo de Diego Arias quien en la [batalla de] Aljubarro[ta] [...]naturales de León su casa era en la puebla de Gordón, vino Diogo Arias a Castilla porque mató a uno de los de vandera [...] y otro fue obispo de Segovia y presidente[...] de Valladolid, que se llamó Juan Aryas, tan santo prelado que le rebeló Nuestra Señora donde estavan los cuerpos de san Frutos y santa Engraçia que son sus abogados [...] (f. 216v) y la ganó, y eso mesmo era sennor / de Punnoenrrostro, una muy linda ca- / sa fuerte. ¶ Y este sennor dexó un hijo, / que dixeron Juan Aryas, que casó con una / hija (tachado) de don Diego Hurtado / de Mendoça, duque del Infantadgo, que / se llamava dona Marýa de Mendoça / e muryó ésta y después casó con hi- / ja del conde de Medellín, nieta de don / Juan Pacheco, maestre de Santiago, / que se llama dona María Girón. [EMBLEMA] De las armas de los de Solier 1119 (f.i.) Quiero tornar a Jahén porque no / es de olvidar otro lynaje muy / noble de allý. ¶ Que sabréys qu’el / padre de Carlos de Torres casó con una / sennora que se llamava de Solier, herma- / na de la condesa de Haro, muger de don / Pedro de Velasco, el que primero ovo este / týtulo. ¶ Y éstos son françeses del ly- / naje del sennor de la Tramolla y traen por armas (Anotación marginal de otra mano): Esta orla ganó Pedrarias en Buxía y en Orán y son los castillos y escalas dorados en canpo colorado y asta de la vandera es dorada y la media vandera blanca y la media azul y la partida tiene una media luna blanca y la parte azul una luna morisca d’esta manera1755. (f. 217r) una cruz devenada azul con cabeças / voltadas en canpo blanco. [EMBLEMA] Escrive el autor de Sevilla y de los / lynajes que ay en ella y en su rreyno, / de alguno pero no de todos. (f.i.) Commo quiera que paresca prolixi- / dad y aun ni hazer al casso / de las armas, he propuesto / de contar las fundaçiones de las / çibdades o rreynos ¶ Quíselo ha- / zer porque algunos que no han mucho / leýdo por aquí sepan los comienços de / aquellos edificios, ¶ que commo he pro- / curado de buscar algunos comienços / de lynajes y nonbres de aquéllos, asý quise / aquí enxeryr los prinçipios de las funda- / çiones de sus tierras donde aquéllos avy- / tan. ¶ Y porque es Sevilla de quien agora (f. 217v) 1755 Nieto de Diego Arias Dávila contador de Enrique IV, hermano del primer conde de Puñenrostro, nacido en Segovia a mediados del siglo XV y muerto en León de Nicaragua en 1531, se crió en la corte donde fué apodado el “galán” y el “gran justador”, tomó parte en la guerra de Granada, y en la toma de Orán (1509) y en la defensa de Bujía. 1120 quiero tratar la qual ovo tres nonbres / y los dos agora posee. Quiero dezir / que causas ovo para ello y para que más / cosas sobr’esto sepan aquellos que no lo han / leýdo, quiero venir de muy lexos, ¶ lo qual no venga en enojo de aquéllos que quien / más çiertos son d’ello que yo. ¶ Pero / por que sepan que va lo pre[sen]te por hor- / den quise tomar afán de tanto escrevyr. / ¶ Y para esto las estoryas antiguas / dizen que Hércoles el fuerte vyno en / Espanna e hizo çiertos hedefiçios, / segund en otras partes d’este trata- / do son escritas. ¶ Pero porque se sse- / pa la causa de su venida, pensé de co- / mençar en su nacimiento, ¶ lo qual halla- / reýs que Júpiter fue dicho por los gen- / tyles dios del çielo y de la tierra, y esto / porque hera grand desteólogo y ny- / gromántico, con las quales dos hartes / ayudado de los espíritus malinos, hazía / cosas perteneçientes a Dios ¶ Asý co- / nmo hazer pareçer a las gentes, syen- / do el día claro, ser noche y de noche / día, y trasformarse en diversas (f. 218r) ymágenes y figuras. ¶ Dezíanle / dios de la tierra porque era muy pode- / roso y tenía muchos rreynos. Este ca- / só con su hermana Juno, que dixeron dio- / sa de las bodas, muy grand mágica. / ¶ Júpiter se enamoró muy mucho / de una rreyna dicha Almenna, la qual / era tanto buena que jamás consyntió / en su mal deseo ¶ Él, desesperado de / la aver, por aquella výa tomó for- / ma de Anfetryón, su marydo, que era / ydo a las escuelas de Atenas a dep- / render, que en aquel tienpo todos rreyes de- / prendían ciencia. ¶ Y por Anfetry- / ón llevó consygo un escudero, tomó Jú- / piter otro suyo, y trasformolo en fy- / gura de aquél y, de hecho, en casa de Al- / menna fueron, la qual los rreçibyó co- / nmo a marydo suyo y él hizo con ella / lo que quiso. ¶ Y porque la preçiava mu- / cho guardó el más alto planeta del / çielo, y quando todos los cuerpos çeles- / tiales fuesen en concordia de manera / que lo que naçiese de aquel ajuntamiento todas / las cosas del mundo sojudgase y, de he- / cho, ella s’enprenó d’él. ¶ Venido el 1121 (f. 218v) día se va y el marydo d’ella vye- / ne, de manera que Almena conoçió el en- / gano de Júpiter. ¶ Y su marydo alle- / gó a ella y enprenola de otro hijo, / y venido el tienpo del parto, commo las / cosas que pasan no se pueden ençelar, / Juno, hermana y muger de Júpiter, / supo que Almena estava de parto vy- / no allý ¶ en figura d’una vegez- / uela pobre y sentada las manos / enclavyjadas abraçadas sus rrodi- / llas de frente de la puerta de Alme- / na se pone, y hechos sus lygamien- / tos de manera que antes rrebientase Al- / mena que pudiese paryr. ¶ Almena / tenía una sirvienta que mucho la ama- / va, la qual commo vydo a su sennora en tan / grand priesa, yva y venía a menudo / a los tenplos a rrogar a los dioses / que la alumbrasen. ¶ Y tantas vezes / entrava y salýa que le pusyeron nonbre / Mustellilla, que quiere dezir en griego co- / madreja. ¶ Ella, en su soliçitud, andan- / do vydo aquella vegezilla ahý estar y ovo / conoçimiento que fuese hechizera, y sale por / la puerta y dize a grandes vozes: “¡Los (f. 219r) dioses que han alunbrado a my señora!”. / ¶ Juno, oyendo aquéllo, soltó las manos / de las rrodillas y maldixo su çiençia / y luego los lygamientos fueron des- / atados y Almenna paryó dos hijos. / ¶ Y pasados algunos días, estavan / los ynfantes cada en su cuna y / para ver qual era hijo de Júpiter, (tachado:d) traxe- / ron dos culebras y hecháronlas en la / cuna del hijo de Anfetryón, el qual ovo my- / edo y lloró. ¶ E pusyéronlas en la otra / cuna, y el nino rreyendo sacó las man- / os e tomo cada una con la suya por ca- / bo la cabeça y hahogolas, y por esto le / pusyeron nonbre Hércoles, que quiere dezir / vytorya de batalla. ¶ Muryó Júpiter, / Juno, mostrándose muy piadosa, envyó / a Hércoles a casa de un rrey mucho su pa- / ryente, con quien avýa estrecha amystad. / ¶ Y quantas cosas pelygrosas sabýa lue- / go enbyava aquel rrey que fuese allá Hér- / coles, fyngiendo que la 1122 hazía por acre- / çentar en su fama, y la verdad era por / lo matar. ¶ Asý qu’él mató el puerco de / Allydón, que era encantado por la diosa / Dianna. Y mató tres leones a manos (f. 219v) descarrillándolos uno en la selva / Mornea y dos en la selva Yda. Sa- / có el can Çervero que guardava las yn- / fernales puertas. ¶ Mató a Buse- / rys de Egipto, matador de sus hués- / pedes. ¶ Dio a Diómedes, rrey de / Traçia, a comer a sus cavalleros commo él / hazía a los que pasavan por su tierra. / ¶ Mató la syerpe de la laguna de / Lerne. ¶ Corryó las arpías del rrey / Fyneo. ¶ Todas estas cosas y otras / muchas hizo procurandolo Juno / le dar muerte, de lo qual avydo conoçi- / miento y temiendo que era umano y que con / tal cosa toparýa por do perdiese la / vyda, acordó de se desterrar de aquella / tierra y seguyr la výa del poniente. ¶ Y / para lo ponerse en obra, hallose solo de / gente y pobre de moneda, y fuese a / una ysla do era rrey un hermano de / su madre, dicho Laudato, ¶ con cuya / vysta el rrey ovo grand plazer, lo uno / por el deudo, lo otro porque ya sabýa / de su fama, y deseándolo conoçer. Y / demandole la causa de su venida, el qual / no le encubryó cosa y díxole (tachado: h) que querýa / hazer la výa del poniente, salvo que le (f. 220r) faleçían tres cosas: fustas, gente / y dinero. ¶ A lo qual el týo franca- / mente proveyó, que le dyo nue[ve] fustas / o barcas cargadas de gente y provy- / syón, dyole otrosý grand suma de oro / y dyole a un hijo, que dizían Ispahán. / ¶ Výstose asý Hércoles, proveydo / de las cosas neçesaryas, entró en sus / naves y, porque avýa muy poco tienpo / que usavan el navegar e la výa era lar- / ga, llevó consygo un grand estrólogo, / el qual hiva en la delantera y por el cur- / so de las estrellas guyava la flota de / noche y de día por el curso del sol. ¶ Y / porque 1123 avýan de pasar por la mar de / las serenas, llevava en la proa un / grand músyco cantando porque las se- / renas asý se aduermen con el canto del / onbre, commo él con el suyo. ¶ Navegan- / do llegaron allý do es agora Barçelo- / na y porque de las barcas que traýa dexó / allý la novena y pobló aquel lugar, e que- / dávanle ocho asý que aquélla era la nove- / na, llamáronle Barcanona y, corru- / to el vocablo, dízenle Barçelona ¶ E / de allý sugyó su výa a la más honda (f. 220v) mar y aportó a la ysla de Cáliz y pú- / sole nonbre Cádiz, y de las gentes que / traýa pobló allý aquella çibdad. ¶ E / allý hizo el primero cavallero que jamás / fue armado o dada horden de cavalle- / rýa, el qual fue Ispahán. ¶ Y este Yspás (sic) / después por yndustrya de su hija / çercó aquella çibdad de muros y traxo el / agua dulçe de la tierra fyrme y enpe- / dró toda la çibdad, porque avýa muchos / lodos. ¶ E de la forma que lo armó ca- / vallero, manda ley que la cavallerýa / que deve armar, lo qual fue d’esta manera. / ¶ En la tarde cavalgó Hércoles y aquél / Yspán, y llevava el escudo suyo un / cavallero y otro la senna de sus armas / ¶ Y fueron al tenplo y allý veló essa / noche, y otro día armose y su espa- / da çiniógela el más honrrado d’ellos, / y otros dos le calçaron las espuelas / y Hércoles sacó el espada y diole con e- / lla en el onbro, y cavangal[do] yva por / la çibdad con grand alegrýa. ¶ E por- / que Hércoles d’aquellos tres leones que ma- / tó traýa un piel, las armas y sello / de Caliz es un onbre con una pyel (f. 221r) (Laguna textual)1756 1756 Con el objeto de subsanar la laguna textual del ejemplar, reproducimos la parte correspondiente con el ms. II/86 de la RB, ff. 191 r. a 192 v.: descarrillando un león. E allý pasó Hércoles a la tierra fyrme y vyno en aquel lugar do oy es Sevilla, y vista la desposyçión de aquel, acordó de poblar allý una çibdad, do allý una hancha honda laguna y un grand estrólogo que consygo traýa le dixo: No te trabajes de lo hedificar, que otro más poderoso que tú la poblará. Las oras mandó hazer una grand ymagen de piedra y puesta 1124 que syrvían andava aquél su hijo, el qual / era tan lyndo que ovo a demandar al / cavallero sy era su hijo, y dixo que ssý. / ¶ Y preguntole que tienpo avýa, dixo que / diez anos, el enperador mirándo- / lo dyo un grand sospiro y en pos d’él / vynieron las lágrymas y dixo: “Otro / tanto ovyse my hijo sy los dioses qui- / syeran”. ¶ El cavallero rreplicó dizien- / do: “Sennor ovyérades plazer que fuera / byvo”. – “Sy çierto -dixo él- pero sy lo que / deseo por memorya se cunple, más / quiero fama perpetua que no gozar / con aquél commo quiera mucho preçi- / ara que fuera byvo”. ¶ El leal cava- / llero dixo: “Sennor, pues éste es tu hijo / que no pudo consentyr las merçedes que de / ty he rreçybydo, y el amor que eché espar- / zir tu clara sangre y en lugar d’es- / te, uno que tenía, sacryfiqué”. ¶ El en- / perador tomando el ynfante en çier- / ta senal qu’él sabýa, conoçió ser aquél y / muy alegre con él dixo: “Esta será / la más rreal poblaçión d’Espanna pe- / ro del suelo suyo no saldrán onbres (f. 221v) de alta sangre. ¶ E pues no po- / diste ser çibdad, sé villa”. Asý le llam- / aron Sevylla, e todo esto fue asý, / que jamás se halló esta çibdad rrevelar- / se a ningún sobre una grand losa de marmol la qual tenía en la mano diestra contra ayuso y en la syniestra tenía escryto que dezía: Aquí será la grand çibdad de Palos. Esto hecho y otras cosas grandes que hizo por Espanna, pasose a Ytalia do muryó. Dexó en Espanna a su partida a Yspán y después de la grand seca que vyno en Espanna, los romanos sennorearon a Espanna. Y vino Julio Çésar en Castilla y llegado en aquel lugar do Hércoles dexó aquella ymagen, y vyendo el sytio ser maravilloso, acordó de hazer aquella puebla, lo qual venido en hefeto hizo secar aquella laguna con mucha madera, y sobre aquella acordó de hedificar y púsole nombre Julia, de su nombre. Ydo él d’Espanna llamaron la çibdad Palos y en latýn asy llaman Iensis. Después que Julio Çesar vençió a Ponpeo en los Campos Tesalianos, vyno en Espanna contra Petren y Afrenis que le tenían por Roma y eran de la opinión de Ponpeo. Aquellos por él tomados y destruydos çerca de Léryda, entró en Castilla y vyno a la çibdad, la qual puesto que la avía poblado careçía de adarves y pensó de los hazer. Y por quanto él asyento della era muy maravilloso, quiso que fuese poblada de muy noble gente. Para esto un solo hijo que tenía, chico de fasta çinco annos llamó a un su privado de a que mucho se fiava, onbre de grand virtud y temor, dixole: Toma este nino y do están abiertos los simientos, degollarlo as y sobre su sangre pornás la primera piedra. El buen criado leal, avyendo del ynoçente y reconoçiendo los benefiçios del padre a él hechos no quiso herir la ynperial sangre, más un hijo suyo que de la hedad de aquel tenía tomolo e hizo el sacrifiçio que le era mandado, y el otro rretovo para sý, el qual commo a hijo cryó, y él al cavallero por padre acatava. E pasado no mucho tienpo el enperador fue un día conbidado a comer con aquel su privado y entre los otros donçeles ... 1125 rrey. ¶ Se pareçe por el / rrey don Alonso el Sabyo qu’ella sola lo aco- / jó por el [rey] don Johan el segundo ¶ Y a- / sý mesmo del su suelo, commo quiera que / ay onbres muy rricos, no muy hijos- / dalgo y hesos grandes que en ella ay no / son del suelo suyo, salvo de otros sola- / res, segund desuso ya es dicho ¶ Asý / que agora tiene dos nonbres, que en latýn / se llama Yspalensys y en rromançe Se- / villa. ¶ Fue ganada de los moros / por el rrey don Fernando, día de san Cle- / meyte, en el anno del naçimiento de UCCXL / IX annos, e diole el rrey por armas / un rrey asentado en una sylla, un espa- / da en la mano, con una horla de castillos / y leones. ¶ Razón es de dar fyn a tan- / tas rrazones commo sobr’este caso se an / multiplicado, porque los largos rrazo- / namientos más son enojosos que prove- / chosos. ¶ Agora vengamos a contar / de algunos lynajes y de las armas (f. 222r) de aquellos que en esta çibdad y su rreyno / abytan, los quales no tienen solares cono- / çidos. [EMBLEMA] De los Tenoryos (f.i.) Porque en esta çibdad b[i]vyó un muy / noble cavallero de los Tenoryos, / acordé de lo poner este linaje / en este rreyno. ¶ Y éste fue don Alonso / Jufre Tenoryo, que era almirante mayor / de Castilla en tienpo del rrey don Alonso / que ganó las Algeziras ¶ E porqu’él guar- / dava el estrecho con el armada, que no pa- / sase el rrey Bohaçen y no lo pudo rre- / gestir, envyó a dezir su muger qu’el rrey / tenía sospecha d’él que diera lugar a la / pasada con sus galeas, fue do estava / la flota de los moros, que era muy gran- / de, y fue allý muerto y perdida to- / da la flota. ¶ Y dize la corónica (f. 222v) 1126 que era muy buen cavallero y que cortada / la una pierna, abraçado con el pendón / de las armas rreales peleó hasta que lo / mataron. ¶ Eso mesmo ovo d’este lyna- / je un arçobispo de Toledo, que se llamó don / Pero Tenoryo, que fue tutor del rrey / don Enrrique el terçero, éste fue un muy / manífico perlado. ¶ Éstos traen por / armas un león colorado con tres barr- / as estacadas de blanco y azul en can- / po blanco. [EMBLEMA] De los Coroneles (f.i.) Por quanto muchos d’este linaje an / avydo su asyento en esta çibdad / quíselos aquí escrevyr. ¶ Dizen al- / gunos que éstos vynien de los enperado- / res de Roma y por exçelençia de ser / de la corona ynperyal se llamaron / coroneles. ¶ Pero segund he po- / (f. 223r) dido alcançar por diligente inqui- / syçión, fue d’esta manera: ¶ que una / duena en estos rreynos d’Espanna, la / qual en hermosura sobrava a las de / su tienpo, tanto qu’el rrey muy aquexado de sus / amores la guerreava continuo. / ¶ Asý que ella no se podiendo valer, / le dixo que mientras su marydo allý / estubiese ella no osarýa conplir ssu / demanda. ¶ Por lo qu’el rrey lo envyó / lexos d’allý y, tornado a su rrequesta, / no le valýan a la duena sus muchas / escusaçiones, tanto que ella muy aquexa- / da le senala dýa y ora a que vyniese / a su casa, donde ella cunplirýa su vo- / luntad. ¶ E luego ella tomo azey- / te hervydo y con un ysopillo echolo / por sus braços y pechos, tanto que / aquellas gotas quemantes alçaron an- / pollas y a su tienpo aquellas quebradas / quedaron grandes llagas. ¶ El rrey / vyno al plazo muy alegre porque lo / que tanto tienpo avýa deseado pensa- / va acavar y, de hecho, entrado do / la sennora estava. Ella comienca su 1127 (f. 223v) habla en aquesta manera: ¶ “Sennor, / syn duda a mý no hera chica byen / aventurança que tan grand prínçipe, / un tan poderoso rrey, syendo my / soberano sennor, quisyese servirse / de my persona, ¶ y esto conoçien- / do, no menos me hallava dicho- / sa que vos de mý contento. ¶ Pero no / lo he rrehusado por mengua de lo / desear, salvo por enpedimento / de una grave dolençia, la qual creo que / a vos sennor causará grande aborre- / çimiento, e yo seré descubyerta de lo que / tanto he ençelado. ¶ Y esto es, sse- / nnor, que soy de Sant Lazaro”, y dizién- / dolo y descubriendo sus pechos y / braços, ¶ la qual estava tan difor- / me que no era de myrar, que las llagas / todas vertýan sangre y viscossy- / dad, ¶ de tal manera qu’el rrey bolvió / el rrostro escupiendo, sale del pa- / laçio con grand asco. ¶ Commo los rreyes / semejantes cosas no pueden hazer / syn ynterçesores, algunos de quien se / fiava supieron el trato y el conçier- / to, pero no el fyn d’ello, antes 〈crey〉 (f. 224r) creyeron que pasó lo al, y d’esto fue / la rreyna sabydora, pero no de la / verdad, manera qu’en aquel tienpo no e- / ra naquel lugar. ¶ E commo dende al- / gunos días la rreyna viniese naque- / lla çibdad, un día de fiesta senta- / da en su rreal estrado con corona / de oro en la cabeça, ¶ a quien todas / las sennoras u duenas d’estado de la / çibdad fueron a hazer rreverençia, / entre las quales yva aquella señora. / ¶ E a todas la rreyna hizo alegre / acogymiento y dio la mano, y buelta / con grand yra aquella, le dixo: “¡O, due- / na synn verguença, no ovystes temor / de venir delante mý!”. ¶ A la qual habla / rrespondió syn rreçelo, commo aquella / que más la avýa servydo que hecho en- / jurya: ¶ “Yo, señora, nunca hize por / do no devyese pareçer ante vuestra / alteza”. A la qual rreplicando la rrey- / na dixe no ser verdad, que ella le a- / výa hecho enemiga con el rrey ¶ És- / ta, descubryendo su hermosos pecho e / braços de alabastro manzillados 1128 (f. 224v) de las senales de huego y por hor -/ den rrecuenta lo que suso es dicho. Las / oras la noble rreyna toma la corona / de su cabeça poniendola aquella sse- / nnora diziendo: “Vos mereçéys co- / rona y ser llamada coronada”. ¶ Y / de allý se llamó coronel, ella y sus de- / çendientes. ¶ Ovo en este rreyno un / muy notable cavallero que se cryó de pe- / queno con el rrey don Alonso, padre del / rrey don Pedro, llamado don Alon- / so Ferrandes Coronel. ¶ Y puesto que me de- / tenga, quiero contar algo de su prospe- / rydad y asý mysmo su caída. ¶ Es- / te don Alonso Fernandes Coronel commo / dicho tengo, fue muy querydo del rrey don / Alonso, el qual le dyo a Capilla, que es un castillo / muy fuerte. ¶ Y luego el primer anno / qu’el rrey don Pedro rreynó, privava / mucho con el rrey don Juan Alonso (tachado: co / ronel) d’Alburquerque, el qual tenía al / rrey y el rreyno en su gobernación. / ¶ Y habló con él don Alonso Ferrandes, que / tovyese manera con el rrey que le hizie- / se rrico onme y pendón y caldera, ca (f. 225r) estonçes era cavallero, mas no le ten- / nían por rriconbre, e que le darýa una / villa y castillo muy hermoso que dezí- / an Burgillos, qu’el rrey don Alonso le diera, / que era de la horden del Tenple. ¶ E el / dicho don Johan Alonso lo hizo con el / rrey, y hizo más, que le hizo d’Aragó- / n ¶ E al tienpo qu’el rey lo hizo rric- / onbre, segund la costunbre de Castilla / dyole pendón y caldera y velolo en la / yglesia de Santa Marýa la mayor de Se- / villa e fuele entregada la villa d’A- / gilar. ¶ E traýa de antes don Alonso / Ferrandes Coronel por armas çinco ágy- / las blancas en canpo colorado. ¶ E / de aquel día en adelante traýa una / ágila yndia en canpo blanco e és- / tas eran las armas d’Agilar. ¶ E de / que tuvo todo esto no quiso conplir lo / que prometyó a don Juan Alonso d’Alburquer- / que, e él bolvyolo con el rrey el qual lo çer- / có en la villa d’Agilar, e fue preso don / 1129 Alonso Ferrandes y entregado a la justiçia y allý lo / mataron1757. ¶ Y mataron a un su sobry- / no que se llamava Pero Coronel e otros (f. 225v) asaz cavalleros. ¶ Este don Alonso Ferrandes Co- / ronel tuvo una hija, que se dedía (sic) dona / Marýa Coronel, la qual él casó con don Juan / de la Çerda, hijo de don Luys de la Çer- / da, y el don Juan era nieto del ynfante / don Fernando de la Çerda, mas vysni- / eto. ¶ Y estando este don Juan de la / Çerda por frontero contra Aragón / por mandado del rrey don Pedro (tachado: su), / ¶ la duena commo fuese en hedad / de gozar de los dones de natura- / leza, aquexada del carnal apetito, es- / cryvió al marydo la penna en que era / suplicándole vyniese a ella, el cava- / llero más amador de honrra que de / viçio, le rresponde que sufryese su pe- / na commo él conportava la suya, qu’él en / nin caso podía nin osarýa dexar lo que / le era por el rrey encomendado. ¶ Y / que do no sofryr se pudiese, que toma- / se un paryente del uno o de otro y / que con aquél sastifiziese a natura. ¶ La / noble señora, por dar de sý loable fa- / ma y buena cuenta, tomo un hierro / calyente y se lo pone por allý do quema- / da de doblado ardor, vençió el fuego / materyal al apetito carnal1758. ¶ Ay 〈a〉 (f. 226r) agora otros Coroneles nuevamen- / te, lo qual fue d’esta manera. ¶ Los rreyes / nuestros sennores don Hernando y dona / Ysabel, en el anno del Sennor de IUCCCCXC / III annos, mandaron sallyr de todos / sus rreynos todos los judíos, y avýa / en Segovya dos judios muy famosos / y muy riquísimos, ¶ al uno dezían / don Abrahan Sennyor y al otro Raby / Mayr, los quales a rruego de los sennores / 1757 El relato del auge y caida de don Alonso Fernández Coronel aparece de manera muy similar a esta en la Crónica de Pedro I del canciller Ayala (capítulos VI y sucesivos, año I y capítulos I a III, año II) de manera particular lo relativo al pendón y el ascenso al estado de rico hombre. 1758 Esta leyenda aparece en otras fuentes protagonizada por la esposa de Alfonso Pérez de Guzmán. 1130 rreyes, se tornaron christianos y el / rrey les dixo que por quanto este lynaje / de los Coroneles hera ý perdido, que lo / tomasen y asý se hizo. ¶ En el rrey- / no de Valençia vy un muy loable cava- / llero y muy noble que se llamava don / Luys Coronel, hijo de don Pero Maças. / ¶ Son las propias armas de los / Coroneles çinco ágilas blancas en can- / po colorado. [EMBLEMA] De los Bocanegras (f. 226v) (f.i.) Este linaje de los Bocanegras / vino este rreyno en esta manera. / ¶ El rrey don Alonso después / que vençio la del Salado, acordó de yr / a çercar las Algeziras y halló que para / guardar la mar que tenía poca flota, / y para esto envyó a Genova al duge / a le rrogar que le envyase algunas / galeas y que le darýa cada mes çier- / ta quantía de florynes de sueldo, y / al capitán d’ellas que lo harýa su almi- / rante. ¶ E el duge de Génova le / envyó diez galeas y por capitán / a un su hermano llamado myçer / Gillo Bocanegra, y el rrey hí[zo]lo al- / mirante de la mar. ¶ Y este miçer / Gillo traxo consygo otro hermano / suyo, que se llamava miçer Çalabruz / Bocanegra, y casaron en Sevilla. / ¶ Y este almirante ovo a Palma, que a- / gora se dize Palma de Myçer Gillo. / ¶ Éstos traen por armas un escudo / partido en dos vandas en cruz y / las dos partes son coloradas y las / otras dos blancas con una cruz de / san Jorge sobr’el escudo. (f. 227r) [EMBLEMA] 1131 Sandoval (f.i.) En esta çibdad de largo tienpo / ha avydo muy buenos ca- / valleros d’este linaje. ¶ En es- / peçial salló d’ella aquel muy noble ca- / vallero don Diego de Sandoval, con- / de Castro, de quien ya escrevý en el ca- / pítulo de los de Rojas. ¶ Éste fue / cryado del rrey d’Aragón don Hernan- / do dende pequeno y fue tan bueno / por sý que alcançó tener en Castilla / diez y seys villas çercadas y ser ade- / lantado mayor de Castilla ¶ Este cer- / çó con seys mill onbres a diez y seys / mill valençianos çerca Monvyedro, / do dizen el Almargal, porque aquel rrey- / no de Valençia no querýa rreçebyr / por rrey al rrey don Fernando y este / noble conde por su lança los forçó (f. 227v) a le rreçebyr y diole el rrey don Henrando / el condado de Denia çerca Valençia. A- / sý que fue conde de Castro y de Denia y ade- / lantado mayor de Castilla. ¶ Éste fue / con el rrey de Navarra y con el ynfante / don Enrrique que fueron vençidos en la ba- / talla de Olmedo. ¶ Y dixo aquellas oras: / “Oy pago la deuda que devo a los hijos / del rrey don Hernando”. ¶ E fue en Ara- / gón con ellos y perdió quanto tenía en Cas- / tilla. Yaze sepultado en Borja en un / monesteryo de Sant Françisco ¶ Traen / por armas un escudo amaryllo / con una vanda negra1759. [EMBLEMA] De los de Carrança (f.i.) El valle de Carrança es en Rio- / ja y de aquí salleron dos por çier- / to debate que tenían en sus vandos (f. 228r) 1759 Muchas de las armas que incluyen una banda con o sin tragantes son evolución de la representación de la divisa de la orden de la Banda instaurada por Alfonso XI. 1132 y al uno dixeron Juan Sanches de Carran- / ça y al otro Sancho Sanches. ¶ Y Juan / Sanches casó con dona Leonor de Men- / doça, hija de Juan Hernandes de Mendo- / ça, alcalde mayor de Sevilla y herma- / na de don Lope de Mendoça, arçobispo / de Santiago. ¶ El otro casó eso mesmo / muy byen y fue rrico caballero. ¶ Éstos / traen por armas un escudo partydo / en quartel, en los dos quarteles en cada / uno un lobo negro en canpo blanco, / ¶ y en los otros dos en cada uno una / torre blanca e canpo verde. ¶ Otros / asaz Carranças ay en este rreyno que, / commo aquél sea un valle, todos los que da- / llý sallen se llaman de Carrança. [EMBLEMA] Del linaje de los Rapados (f. i.) [Ha] avido en esta çibdad antegua- / mente un lynaje el qual agora ya (f. 228v) no ay ninguno en ella que trayga tal / nonbre, d’este era un obispo d’Orense / que se dezía don Diego Rapado, el qual / traxo grand tienpo a la rreyna dona Ma- / rýa, muger del rrey don Johan el segun- / do, y en su poder muryó y fue avy- / do por onbre de santa vyda ¶ Éstos / traen por armas un león morado / en canpo blanco con una horla colora- / da con quatro aspas amaryllas. [EMBLEMA] De los de Çervantes (f.i.) D’estos de Çervantes ha [a]vydo hon- / rrados onbres, en espeçial ovo / un cardenal que fue arçobispo de / Sevilla, que se llamó don Johan da Cervantes. / ¶ Esta sepultado en la yglesia mayor / de Sevilla. ¶ Éstos traen por armas / dos 1133 çiervos amaryllos en canpo / verde, la de ayuso la cabeça baxa / commo que paçe y la de suso la cabeça (f. 229r) alta commo que se espanta. [EMBLEMA] De las armas de los de Pavýa (f.i.) Los d’este lynaje son en el rreyno / de Sevilla, y ha avydo d’ellos / onbres de honrra en Héçija, / y traen por armas quize jaqueles blan- / cos y prietos. [EMBLEMA] Herrezu[e]los (f.i.) Todos los más que traen calderas / o calderones por armas traen / allý en lo del asa que sale del çerco / unas bocas de syerpes, lo qual más creo / que se haze o hizo de prinçipio por hermosura (f. 229v) dichas calderas que no porque sea por / ningund misteryo, nin menos ningunos / de aquéllos que las traen saben dar rrazón / d’ello. ¶ Y aun más aquel don Alonsso / Peres el Bueno, que desuso es dicho, que ma- / tó la syerpe, los que de aquél vyenen dere- / chos que traygan aquellas cabeças. Mas / tanbyén las traen los otros Guzman- / es. Asý que pareçe que más se haze por / costunbre que porque trayga mysteryo / consygo. Asý que tornando al caso, es- / tos Herrezuelos traen 1134 por armas çinco / calderones negros en canpo amaryllo / con aquellas cabeças de syerpes con las leng- / uas coloradas de huera. [DIBUJO] [EMBLEMA] Saldana (f.i.) Saldana es una villa, pero no es / sola de hijosdalgo, aunque conda- / do fue hecho antiguamente y aun / en nuestro tienpo ¶ E yo quise aquí poner este (f. 230r) linaje y armas por dos cosas, lo uno / por amor del que las ganó que fue muy buen / caballero, y lo otro porque en otras par- / tes tengo dicho que los prinçipios o (tachado: comi) / comienços de los rrenonbres o armas / se començaron los más de baxo prinçipio / y después fueron subiendo. ¶ Commo quie- / ra que estas armas de aquestos de Saldana / que aquí pongo fueron mejor prinçipia- / das que ovo el fyn el que las ganó. ¶ En / Sevilla ovo un onbre llamado Nuno / Lopes de Saldanna, el qual de grand baxeza / d’estado allegó a tener asaz honor / e tuvo las ataraçanas de Sevilla. La / qual tenençia es en asaz rreputaçión y hon- / rra y provecho. ¶ Éste ovo un hijo / que dixeron Hernán Lopes de Saldanna, el / qual fue contador mayor del rrey don Juan / el segundo. ¶ E él casó dos vezes, y de / la primera muger ovo un hijo a[l] qu’él dio / grand patrymonio qu’él tenía en Salamanca. / ¶ La segunda vez casó con una sennora / hija de don Beltrán de Gevara, sennor de / la casa de Gevara, de la qual ovo un hijo / que dixeron don Beltrán, este creo que commo (f. 230v) tomó el apellido tomarýa las / armas. ¶ Tornando al dicho Her- / nán López, éste fue un muy buen cava- / llero y muy graçioso, asý por costun- / bres commo por 1135 obra o exerçiçio myly- / tar, y cavallero osado fue (tachado) de buen / consejo. ¶ Fue tan amygo de los hi- / josdalgo que no querýa tener en su casa / por escudero syno que fuese hijodalgo / o que no tovyese otra rraça. ¶ Éste te- / nía trezientos onbres d’armas, que en / aquel tienpo a duro los tenían los condes / y rricos onbres del rreyno. ¶ Quando / el rrey don Johan fue sobre Granada, / éste con su gente conbatyó una torre do / estavan çiertos moros, la qual ganó y / ençima d’ella hallaron un moro con una / ballesta armada el qual nunca se quiso dar / a pleitesía. ¶ Y por esto demandó al / rrey estas armas y diole una torre bal- / ca (sic) en canpo verde con una ballesta en- / çima armada de contra suso con una sae- / ta. ¶ Este por çiertas ynjuryas y / dannnos que rreçibyó del maestre don Álva- / ro de Luna, syguyó la opinión del rrey (Laguna textual) 1760 1760 Esta laguna textual que incluye además del final de este capítulo, todo lo recogido en la tabla de la obra se ha subsanado tomando el texto del citado ejemplar II/86 de la Real Bibloteca (ff. 200 v. a 204 r), además de llevar a cabo comprobaciones con los Ms. 18.019 y Ms. 11437 de la BN como fuentes auxiliares: Don Johan de Navarra y del ynfante don Enrrique. Y fue con ellos en aquella batalla de Olmedo do fueron vençidos. E ydo en Aragón conpró un lugar que se dezía Bucueta, y perdyó todo lo que tenía en Castilla, y allý muryó y está sepultado çerca del conde de Castro que dyxe desuso. De los Barvas Como quiere que deste linaje ay buenos cavalleros de Canpos pero porque en Sevilla ubo uno que se llamó Pero Barva rrey de Canaria, porque ganó çiertas yslas de Canaria, por tanto lo puse aquí. E según yo pude saber este apellido obieronlo deste linaje desta manera. Un cavallero deste reyno era honbre de gran esfuerço, tanto que en toda Espanna no abía onbre de más fuerça, de aquel tiempo. Oyendo el moro la fama del cristiano bino en Castilla por se provar con aquél, y de ser venidos ant’él rey dixo del moro que quería provarse con aquél por saber quál tenia más fuerça, en fin el cristiano dixo a el moro que dixese como queria que fuese, el moro dixo que se diesen sendas punnadas, y el cristiano dixo que le plaçía, y diole ventaja que quiso que la diese primero y que quedase para otro día, con tanto que no se diesen en la caveça ni en la cara. El cristiano pensó dónde le daría el otro y creyó que sería en el estómago, y por eso esa noche cenó y púsose una plancha de plomo delgada en el estómago y fue la postura delante del rey. El moro le tomo por la mano diestra con su siniestra y con la otra le dio tan gran punnada en el estómago que dio con él en el suelo medio muerto, y tornando en sí el cristiano dixo que quedase para otro día el dar de su punnada, porque entonçes no estaba dispuesto. Así que otro día benidos a el plaço, como el moro traxese la barva muy larga, el otro le tomó aquella y rebolbiéndola a la mano siniestra, dio con el punno cerrado ençima de su mano tan gran golpe que le arrancó las quixadas con la barva; y por esta causa le dixeron el de la barva, o el que arrancó la barva y de allí adelante se llamaron a sus desçendientes Barvas. Éstos traen por armas un escudo partido en quartel. 1136 (Final) De los de Narváhez Los de Narváhez son naturales desta çibdad de Jahén e biven dellos por aquella parte del Andaluçía que antiguamente se llama Luçitania, aquella tierra por do corre Guadalquivir. Ha avido dellos vuenos cavalleros que han hechos sennaladas cosas en la guerra de los moros. En espeçial han tenido de largo tienpo la villa de Antequera y, syendo tenedor de aquélla uno dicho Rodrigo de Naváez fue un muy maravilloso osado y esforçado cavallero, tanto o más que otro de su tienpo. Traen por armas un escudo colorado con çinco flores de lis blancas. De los de Verrio Los deste linaje abitan en la misma tierra del Andalucía. Traen por armas un escudo blanco con una vanda negra y en la parte de arriba una águila negra. Los de Leyva En este rreyno de Sevilla ay en espeçial en Jaen cavalleros deste linaje los quales traen por armas un escudo açul y en él un castillo jaquelado de jaqueles colorados y amarillos. Los deste linaje su prinçipal azienda es en Rioja y es suya Leyba, de donde tienen el apellido, tienen otros lugares en aquella tierra. En tienpo del rrey don Alonso el onzeno fue Juan Núnez de Leyba, buen cavallero y privado del rrey, que era sennor de Corunna, tuvo muchas hijas que casaron con grandes sennores, el fue cavallero de la Vanda; el que agora es sennor de la casa se llama Sancho Mines, trae enrredor del castillo treçe estrellas de oro. Benavides Los deste apellydo y linaje sson cavalleros muy buenos en esta tierra del Andaluzía,. Ay casa de mayoradgo. Deste lynaje fue el capitán que defendió a Tarifa del rrey Albohazir de Marruecos en el castillo que dantes la tenía, rehusó de la defender. Aquél de Benavides pidió por merçed al rrey don Alonso que ganó la batalla del Salado que allí fue, que le diese aquel cargo de la defender. Traen por armas estos (tachado: un escudo azul) las propias armas de los Tenoryos, que es un león colorado barrado con tres barras jaqueladas de azul e blancas. Rangeles Traen los Rangeles por armas un escudo de oro con çinco flores de lys escacadas de blanco e colorado. Quadros Ay en esta cibdad de Sevylla un lynaje que se llama de Quadros. Y ay dellos que son cavalleros y onbres de mucha honrra y veynte quatros algunos. E / traen por armas quatro jaqueles azules en canpo blanco. 1137 CONCLUSIONES 1138 1139 Este apartado no pretende ser una descripción exhaustiva de todo lo realizado en el trabajo, pues cada capítulo intenta dar respuesta a los problemas abordados en él. Se trata, pues, de una recapitulación general sobre los resultados del estudio. El objetivo principal de esta tesis era reivindicar el papel de la literatura heráldico-genealógica como fuente histórica. Esta cuestión sólo podía llevarse a cabo proponiendo un tratamiento científico de estos escritos, dejando a un lado la imagen tradicional que a los ojos de la mayoría de los historiadores tenía hasta ahora, la cual estaba basada en su escaso rigor como testimonio de orígenes familiares y en su concepto de blasón como un elemento identificativo artificial de éstos. Así pues, el menosprecio de estas fuentes por parte de la historiografía era generalizado hasta hace poco, tal y como señala el profesor Ladero: Empeñados en desentrañar la historia de lo que ocurrió realmente, los historiadores de la nobleza han menospreciado a menudo el valor de estos libros heráldico-genealógicos porque expresan una enorme capacidad de fabulación. Pero hoy, en pleno auge de la historia de lo “imaginario”, de la investigación en torno a las creencias, valores y pautas de conducta a través de las fuentes más diversas, de la reconstrucción de los elementos de autoconciencia e identidad tal como se tuvieron en otras épocas, el análisis de estos textos adquiere un interés que antaño no se percibía, sobre todo si se logra precisar la tradición de la que provienen, la fuente u origen de sus noticias y la difusión y aceptación efectivas que éstas tuvieron a través de ellos1761. 1761 Ladero Quesada, Miguel Ángel, “El Preste Juan de las Indias y los reyes de armas castellanos del siglo XVI”, en Medievo hispano : Estudios in memorian del profesor Derek W. Lomas, Madrid, 1995, p. 224. 1140 Para alcanzar nuestro fin era necesario afrontar dos trabajos básicos no realizados hasta la fecha en nuestro país: el primero, la clasificación de textos de materia heráldica dentro de una tipología documental precisa, haciendo un especial hincapié en los escritos realizados durante las épocas de mayor relevancia del sistema heráldico, la Edad Media y la Alta Edad Moderna; el segundo, era confeccionar un modelo que permitiese un acercamiento científico a este tipo de obras, a la vez que posibilitase su utilización como fuentes historiográficas no solamente en cuestiones de datación e identificación. La consecución de estos objetivos se llevó a cabo por medio de los siguientes pasos: 1º Exponer un panorama general sobre el estado actual de la investigación en este campo 2º Ofrecer unos conceptos básicos sobre el sistema emblemático heráldico y su evolución histórica desde el punto de vista de la historiografía actual, tanto en nuestro país como en el resto de Europa. 4º Establecer una tipología documental válida para esta literatura, exponiendo lo realizado en otros países y trabajando sobre una clasificación propia para el nuestro. 5º Confeccionar unas pautas para el estudio de los principales tipos de obras, armoriales y nobiliarios, basándonos en los criterios imperantes en la investigación actual y adaptándolos a las peculiaridades de nuestra literatura. 6º Realizar un acercamiento a la literatura heráldica española desde su nacimiento hasta la Edad Moderna, profundizando en el estudio de autores y obras relevantes, poco estudiados hasta la fecha 7º Poner en práctica vías de investigación histórica en las que la emblemática heráldica puede jugar un papel relevante. La primera, en el campo de la llamada historia social, a través de la cual analizamos la relación de la literatura heráldica con la evolución de la mentalidad nobiliaria durante el tránsito a la modernidad. La 1141 segunda, íntimamente relacionada con la anterior, en el campo de la historia de la lectura, donde nos propusimos estudiar la difusión de estas obras en la sociedad de la época y su grado de influencia en ésta. 8º Elaborar un estudio particular sobre una obra significativa de esta materia, en el cual se aplicaran los criterios establecidos anteriormente y del que se puedan extraer sus posibilidades como fuente histórica no solamente en los campos tradicionales de identificación de armerías, localización de personajes o establecimiento de parentescos, sino en otros nuevos que tocan más a la historia social y de las mentalidades: el concepto de nobleza a través del blasón, la relación entre emblemas heráldicos, nobleza y caballería, la heráldica y la genealogía como fórmulas de probanza, las estrategias de ascenso social de determinadas familias y las fuentes de la literatura heráldico-genealógica. 9º Confeccionar instrumentos auxiliares que permitan a otros investigadores utilizar estos textos y, en particular, el Libro de armería para sus propios campos de trabajo. Asimismo, queremos señalar la multidisciplinaridad de este trabajo, ya que para su realización hubo que conjugar diferentes ramas del saber, entre las que se encuentran: la emblemática, la codicología, la genealogía, la paleografía, la historia familiar, la crítica textual y la historia del libro El primer paso del estudio estuvo destinado a realizar una exposición general sobre el mundo de la emblemática heráldica y la genealogía, comenzando por establecer el estado de la cuestión en las materias que íbamos a tratar: el estudio de la heráldica como auxiliar de la historia y el panorama actual de las ediciones críticas de textos heráldico-genealógicos. 1142 Una vez fijada esta cuestión, se ha intentado ofrecer una aproximación a los conceptos básicos de la emblemática heráldica: - Terminología: diferenciando el origen de los términos del lenguaje del blasón y su uso correcto. - Factores que conformaron e influyeron en la emblemática heráldica: torneos, esmaltes, blasonamientos, oficiales de armas y elementos paraheráldicos. - Exposición de las teorías que se han ocupado de explicar el nacimiento de este sistema emblemático, deteniéndonos de modo más amplio en las vigentes actualmente, que atribuyen el origen del fenómeno a un cúmulo de factores sociales (los distintivos militares, las marcas territoriales y los signos personales) que eclosionaron en el marco del mundo bélico medieval a través del escudo caballeresco. - Evolución histórica de la heráldica, desde su nacimiento en el siglo XII hasta el siglo XVIII, periodo en el cual este sistema desarrolló un proceso de transformación de sus cometidos, desde los usos militares hasta su utilización exclusiva como distintivo de la nobleza. A partir de este proceso diferenciamos las siguientes etapas: etapa protoheráldica (siglo XI); etapa de formación (siglos XII y XIII); etapa de expansión de los usos heráldicos (siglos XIV y XV); etapa de aristocratización, (desde fines del siglo XIV hasta comienzos del XVI); y la llamada heráldica moderna (desde el siglo XVI al XVIII). Una vez realizada la aproximación general a la emblemática heráldica, el paso siguiente era comenzar el estudio sobre el objetivo central de nuestro trabajo, la literatura heráldico-genealógica. Así, realizamos su análisis abordando la cuestión desde dos vertientes: una primera de carácter metodológico, mediante la cual nos adentramos en el desarrollo de las técnicas para su estudio y su clasificación tipológica; otra segunda parte de tipo recopilatorio, donde 1143 estudiamos las principales etapas, autores y obras, con una especial dedicación a las escritas en nuestro país. Comenzamos la parte dedicada a la metodología analizando los intentos, la mayoría parciales, de establecer una tipología que permitiese la clasificación de estos textos, para lo cual confeccionamos una ordenación general que los recoge en las siguientes grandes categorías, cada una de ellas con sus características propias: a) Obras literarias con contenidos heráldico-genealógicos. b) Documentos públicos. c) Literatura genealógica. d) Literatura de carácter puramente heráldico. La siguiente cuestión abordada fue analizar la evolución de la literatura propiamente heráldica en el marco europeo, haciendo un especial hincapié en los dos tipos de texto representantes por excelencia de esta literatura: los armoriales y los tratados del blasón. Sobre los armoriales, hemos realizado un análisis de las diferentes clasificaciones existentes en la tratadística actual, tanto las basadas en criterios formales, como las que tienen su origen en los contenidos de estas obras. A continuación, hemos llevado a cabo un trabajo de carácter eminentemente metodológico consistente en establecer unas orientaciones para el estudio y edición de las principales fuentes: los armoriales y los nobiliarios. La edición de fuentes lo más cercanas al original es algo tan vital en la investigación heráldica como en la histórica o filológica; una buena edición de éstas es básica para un estudio científico, dado que gracias a ella se conoce el lenguaje heráldico de cada época, se asegura la fiabilidad de los contenidos, se descubren las manipulaciones heráldicas, genealógicas o históricas y se posibilita el uso del texto como fuente en un sentido amplio. Sobre la garantía de los armoriales como fuentes afirma Adam Even: 1144 Les érudits qui ont abordé l’étude de l’héraldique dans une sprit vraiment scientifique ont été unanimes à reconnaître la documentation hors de pair que fournissent les armoriaux anciens. Source primordiale de l’héraldique, oeuvres, la plupart du temps, de professionels revêtus d’un caractère oficiel, ils offrent toute garantie d’authenticité comme les sceaux, mais toutefois supérieurs à ceux-ci en ce qu’ils figurent les couleurs et de menus détails que la petitesse du sceau ne permet pas, souvent, de discerner1762. Aunque en nuestro país algunos tratadistas han realizado buenos estudios sobre textos en los que se ofrecen pinceladas metodológicas, hasta la fecha se había trabajado con adaptaciones particulares de estudios extranjeros1763, solamente aplicables a dichos textos, y no se había confeccionado una metodología que tuviese en cuenta las peculiaridades de nuestra literatura heráldica; lo que daba lugar a que, a menudo, se recurriera para el estudio de las armerías a utilizar fuentes poco fiables o ediciones sin las debidas garantías. La consulta y edición de estos textos por algunos estudiosos aun se realiza de manera aleatoria entre las copias conservadas, sin tener en cuenta su grado de originalidad ni la exactitud de sus contenidos, movidos gran en parte por su facilidad de transcripción. Creemos que José María Martiniena sintetiza a la perfección esta cuestión cuando afirma: Sería deseable que se fuera separando el mirar un armorial en actitud un tanto primaria, del que se limita a ver si entre sus páginas encuentra el escudo propio o el de algún familiar o amigo; escudo que la inmensa mayoría de las veces no les corresponde. De la misma forma que se hace con cualquier otro libro o documento, hay que irse acostumbrando a 1762 Adam Even, Paul, “Les armoiries étrangères dans les armoiraux français du Moyen Age”, Hidalguía, n. 3 (1959), p.12. 1763 Caso de las metodologías expuestas por Vaivre y Popoff. 1145 consultarlo como una fuente histórica más, más útil y cualificada en ocasiones de lo que a primera vista pueda parecer. La heráldica a partir de su entidad propia, que la tiene, y cuenta con prestigiosos especialistas, puede desempeñar un interesante papel como ciencia auxiliar de la historia, la arqueología y de la historia del arte en sus distintas ramas1764. Con el objetivo de solventar esta problemática hemos desarrollado una metodología de trabajo para el estudio y edición de nuestras fuentes heráldico- genealógicas, la cual se estructura, a grandes rasgos, en los siguientes pasos: 1. Acercamiento a la figura del autor, encuadrándolo no sólo dentro de su marco geográfico y temporal, sino también dentro de sus perspectivas sociológicas y culturales, las cuales tienen una importancia decisiva en las opiniones vertidas en las obras (la relevancia de cada linaje, la grandeza o bajeza de sus orígenes, la prevalencia de las armas otorgadas o de las armas heredadas, etc.) 2. Filiación del texto o análisis de contenidos heráldicos y genealógicos. En este apartado no solamente se pone en evidencia la fidelidad de los datos de la obra estudiada, sino que es una buena plataforma para realizar investigaciones sobre aspectos concretos contemplados a partir de lo expuesto en el texto. 3. Estudio del origen y difusión de la obra, reflejados en dos aspectos de suma importancia: las fuentes utilizadas por el autor y la transmisión de los contenidos del texto a través de obras posteriores 4. Edición del manuscrito, la cual se inicia con el trabajo de critica textual que permite vislumbrar su desarrollo y elegir para su publicación el ejemplar que en mayor medida se acerque al original. Sobre este ejemplar se debe realizar un estudio codicológico al que seguiría la transcripción del texto, llevada a cabo con arreglo a las pautas establecidas para esta materia. 1764 Libro de armería del Reino de Navarra. Introducción, estudio y notas de Juan José Martinena Ruiz. Pamplona, 1982, p. 11. 1146 5. El último paso de este trabajo debe ser la confección de elementos auxiliares los cuales son básicos para la edición de este tipo de textos: tablas heráldicas, cuadros de linajes e índices. La metodología propuesta permite no solamente realizar ediciones fieles para que estas obras puedan ser referentes de identificación de personajes y emblemas, sino que ha de posibilitar que puedan ser tomadas como fuentes para otros modelos de orientaciones historiográficas, teniendo en cuenta los valores añadidos de estos textos. Una vez realizada la clasificación y confeccionadas las pautas para el estudio de este tipo de fuentes, hemos realizado una aproximación a la evolución histórica de esta literatura en el ámbito europeo a partir de las primeras fuentes protoheráldicas y heráldicas, por medio de una exposición general de la evolución de esta literatura desde sus orígenes, a través de las principales obras conservadas: los textos de Mateo Paris, los primeros armoriales, los armoriales dentro de obras literarias, los rolls of arms, los famosos armoriales bajomedievales, para finalizar con los más importantes tratados heráldicos, entre los que se encuentran el Arbre des batailles de Honoré de Bouvet y el De insigniis et armis de Bartolo de Sassoferrato. Sobre los contenidos de este texto y su difusión en España hemos creído oportuno realizar un trabajo más exhaustivo, que aporte luz sobre la polémica que se viene desarrollando desde hace unos años sobre la cuestión del origen y la autoría de sus versiones castellanas. Una vez definida la metodología del trabajo y realizada la aproximación histórica a la literatura heráldica europea, hemos entrado en el ámbito de la de nuestro país, exponiendo sus características propias: aparición tardía, unión de armoriales y tratados del blasón, y progresivo acercamiento a la literatura de linaje hasta confluir con ella en la Edad Moderna. Debido a estas peculiaridades, y a fin 1147 de facilitar su estudio, hemos realizado una clasificación propia de la literatura heráldico-genealógica en la Edad Media castellana, ampliando la de carácter general, agrupando las obras de esta temática bajo los siguientes epígrafes: a) Tratados de reglamentación heráldica o tratados del blasón, redactados de forma independiente o incluidos en textos sobre la nobleza y la caballería. b) Libros de armerías o armoriales, que representan blasones, con o sin comentarios complementarios sobre el linaje titular del emblema o algunos de sus componentes. c) Crónicas u otros relatos de carácter histórico y biográfico, tales como los llamados retratos, en los que se encuentran contenidos genealógico-nobiliarios y a veces heráldicos. d) Genealogías de tipo general, familiar o local, en las que se relata invariablemente el origen y evolución de uno o varios linajes nobles. e) Documentos de carácter legal o pseudolegal: ejecutorias de hidalguía expedidas por las chancillerías (donde en el ejemplar del interesado se incluían habitualmente sus armas), reales cédulas de concesión de armerías, certificaciones de armas redactadas por heraldos, pruebas de ingreso en órdenes, cofradías o cuerpos militares y documentación legal de carácter general en la que se alude al uso de armas o elementos emblemáticos (documentos de cortes, disposiciones reales, etc.) f) Obras de creación literaria: novelas de caballería con temas heráldicos, obras de carácter crítico como tizones de la nobleza, y ensayos políticos o morales (caso de los doctrinales de príncipes y caballeros o de los vergeles de nobles y damas). Esta clasificación se ha completado con una cronología que sintetiza las diferentes fases de su desarrollo, tanto de tratados como de armoriales, desde su nacimiento hasta la plena Edad Moderna. 1148 Del mismo modo que hicimos con la literatura heráldica europea, una vez establecidos los criterios de cronología y clasificación, hemos realizado un trabajo de síntesis, llevando a cabo un estudio de los principales tratados heráldicos y libros de armerías españoles, muchos de los cuales no habían sido publicados, ni siquiera habían sido objeto de investigación. El apartado comienza por las primeras obras de temática heráldica que se conservan en nuestro país y que datan del siglo XIV: el Libro del conocimiento, el Tratado de las armas de don Juan Manuel y el Libro de la Cofradía de Santiago, sobre los que hemos expuesto lo conocido hasta el momento, aportando nuevos datos en descripción y análisis de las fuentes. A continuación, nos acercamos a la época de esplendor de la literatura heráldica española, que va desde mediados del siglo XV hasta la primera mitad del XVI. La heráldica desde la Baja Edad Media y Alta Edad Moderna, no deja de ser interesante para el historiador como elemento de identificación y de datación. Pero, además, adquiere otro valor historiográfico, al ser el reflejo de una mentalidad y de unos mecanismos de afirmación, justificación y autodefensa social, ofreciendo una visión de la historia con arreglo a estos mecanismos, basada en el linaje (genealogía) y en su simbología (heráldica), elementos que a partir de entonces seguirán un proceso de fusión. Sin embargo, antes de que esa fusión se materialice se da en el panorama castellano una época de grandeza que significa la afirmación de una verdadera tratadística heráldica, representada por autores de sólida base teórica, cuyas obras tienen unas características comunes: - En los armoriales la relación de armas y linajes está habitualmente precedida de una exposición teórica del blasón - Tanto en las obras teóricas como en las relaciones de armas, se empieza a apreciar una tendencia al simbolismo en la interpretación de las armerías - La heráldica es aun independiente de la genealogía, aunque comienzan a incluirse en las relaciones de armas aspectos genealógicos que 1149 preconizan la evolución hacia un género donde confluyen ambos tipos de contenidos: los nobiliarios - Irrumpe, por influencia francesa, la interpretación de las armas como un don de origen divino. Sobre esta etapa hemos llevado a cabo un estudio exhaustivo, pretendiendo sacar a la luz aspectos de las obras de los autores de la época no tratados tradicionalmente, analizando sus opiniones sobre las cuestiones de debate que se dan en la heráldica y la nobleza de la época, desde la asunción de armas hasta su capacidad técnica en la descripción de los blasones. Los principales autores estudiados han sido los siguientes: Mosén Diego de Valera, Juan Rodríguez de la Cámara, Ferrán Mexía, Pedro Gracia Dei, Juan de Lucena, Antonio de Barahona, Lope de Baíllo, Gonzalo Fernández de Oviedo y Garci Alonso de Torres. En concreto, sobre este último hemos realizado nuevas aportaciones en lo tocante a los datos sobre su vida (que llega hasta pleno reinado del emperador Carlos) y su obra, de la que hemos localizado la existencia de nuevos manuscritos de textos conocidos, los cuales abren las puertas a una revisión de su estudio. Además, hallamos los siguientes textos de este tratadista, hasta ahora anónimos: el Relato de las exequias del emperador Maximiliano, la Relación de emperadores desde Roma hasta Carlos V, la Relación de Sumos Pontífices, la Relación del capítulo de la orden del Toisón de Oro en Barcelona, el Protocolo del Torneo de Valladolid y su obra más relevante, el Espejo de la nobleza. El estudio se completa con la aproximación a la otra vertiente de la literatura heráldico-genealógica española, la llamada literatura de linaje: biografías individuales, genealogías o libros de linajes, retratos y nobiliarios. Dentro de toda esta variedad tipológica, realizamos un estudio individualizado de las obras más relevantes: el Libro de linajes del conde don Pedro, las Bienandanzas y fortunas de Lope García de Salazar, los retratos representados por las Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán y los Claros Varones de Castilla de 1150 Hernando del Pulgar y el Tizón de la nobleza española del cardenal Mendoza, entre otros. Dentro de la literatura de linaje destaca en nuestro país el subgénero de los nobiliarios, que significa el fin de las trayectorias de confluencia de la literatura heráldica y de la literatura genealógica. Algunos de estos textos son meros cronicones laudatorios, mientras que otros son eruditas obras de gran altura historiográfica. Los nobiliarios sirvieron además como un instrumento indispensable de justificación para el prestigio de las casas nobles, tanto antiguas como de reciente elevación (sobre todo de estas últimas), las cuales no podían argumentar sus raíces a través de antiguas fundaciones, solares ancestrales o protagonismo en acciones heroicas relatado a través de las crónicas. Pero, sí que lo podían hacer a través de las historias y leyendas que se reflejaban en este tipo de literatura, donde se ensalza al linaje mediante un origen mitificado. En ese mismo capítulo hemos realizado una exposición de los rasgos particulares que caracterizan a los nobiliarios: - En dichas obras se concede más importancia a lo genealógico, es decir, al origen y hechos heroicos del linaje que a lo heráldico. - La disposición de los contenidos de cada uno de sus capítulos suele responder al siguiente esquema: localización genérica del solar, orígenes primeros del linaje (que habitualmente están plagados de componentes míticos que los retrotraen a la antigüedad clásica, a la época visigoda o a la venida de un héroe extranjero), genealogía sumaria de este linaje, relación de hechos destacados, personajes importantes de la familia que tienen cabida en la memoria reciente (los cuales pertenecen a un pasado próximo o a los propios momentos de redacción de la obra), y el blasón del linaje, representado o descrito. - Estos textos suelen carecer de los tratados teóricos del blasón que eran frecuentes en las recopilaciones de emblemas bajomedievales. 1151 - Al tratar solamente temática de carácter aristocrático, es frecuente su ordenación interna por títulos nobiliarios, en vez de por linajes como sucedía en los armoriales. Entre los nobiliarios se da una variada tipología: los de carácter general (el Lucero de la Nobleza de Jerónimo de Aponte o el Nobiliario Genealógico de los Reyes y Títulos de España de Alfonso López de Haro), los de tipo local (la Nobleza de Andalucía de Gonzalo Argote de Molina), y los que son prácticamente genealogías familiares (el Compendio de los Girones, el Origen de la casa de Mendoza o la Genealogía de los Osorio). Una vez estudiada en su conjunto la literatura heráldico-genealógica, y resaltadas sus posibilidades como fuente historiográfica, nos propusimos realizar una investigación sobre un aspecto particular de la historia social: la incidencia de la heráldica y, por ende, de la literatura emblemática en la evolución de la sociedad medieval y moderna. Con vistas a este objetivo, elaboramos un capítulo con personalidad propia en el que se abordara esta cuestión. Las aportaciones realizadas en este apartado vienen a demostrar la relación entre la evolución de la sociedad y los usos emblemáticos heráldicos. La heráldica, que comienza como una solución a un problema práctico de identificación en el campo de batalla y, como tal, adoptada por los guerreros a su albedrío, termina recalando en un sentido de utilidad social, actuando como elemento de prestigio, diferenciador entre grupos estamentales y con la única posibilidad de ser otorgado por el monarca. A nuestro juicio, esta evolución se ve reflejada a lo largo de la Edad Media y los comienzos de la Moderna en los cambios de concepto en tres cuestiones básicas: a) La llamada cuestión de la asunción de armas: qué personas estaban facultadas para poder tomar emblemas heráldicos. b) Las diferentes formas en que se podían asumir o tomar estas armas: propia iniciativa, herencia, ganadas en combate y otorgadas por el príncipe 1152 c) El valor de los emblemas: qué armas debían de ser consideradas como de más prestigio, según fuera su propietario y la forma en la que éste las hubiera adquirido. A partir de estas cuestiones se pueden diferenciar las siguientes etapas en los usos sociales de los emblemas heráldicos: 1ª) La heráldica actúa como solución práctica a un problema de reconocimiento, concepción que se da durante los siglos XII y comienzos del XIII. En esta época el debate social no existe, pues el uso de emblemas está restringido a la actividad bélica y es patrimonio, de hecho, de los caballeros que toman los emblemas a su albedrío. 2ª) La popularización de los usos heráldicos. Los emblemas siguen siendo adoptados libremente, pero ya los utilizan todos los estamentos sociales. Durante el siglo XIV las marcas de familia y de fábrica se heraldizan. el uso de blasones comienza a servir a sectores provenientes del tercer estado, en primer lugar como elemento de identificación, para pasar después a ser un instrumento utilizado para asemejarse a la nobleza. 3ª) La reacción nobiliaria. Ya en la Baja Edad Media los sectores no nobles usan la heráldica como parte de una estrategia de ascenso a la nobleza. La heráldica es un medio de progresión social junto con otros comportamientos de corte nobiliario (fundaciones, desempeño de cargos, uso de nombres de familia, edificación de panteones, etc.). Pero, por el contrario, este sistema emblemático va a ser usado, a la vez que otros medios, por la propia nobleza para frenar ese ascenso. A partir de entonces se produce un fenómeno de reacción nobiliaria que tiene tres facetas: a) Unos agentes sociales: la nueva y la vieja nobleza unidas para evitar el ascenso de los “hombres nuevos”. b) Un marco cultural: el resurgir del ideal caballeresco, que está reflejado en la identificación de los emblemas como patrimonio de los caballeros 1153 c) Un argumento ideológico: La idea de linaje. Las armas, así como el nombre, se convierten en los principales rasgos que definen a los linajes, pues en ellas se ven retratadas las glorias de los antepasados, algo que nunca podrán alcanzar los no nobles. Se da un auge de la literatura de linaje en la que se relatan las excelencias de los antepasados asociadas a las explicaciones históricas y simbólicas de los emblemas heráldicos. La situación creada en esta etapa da lugar en Castilla a un debate que subyace en la sociedad, pero que tiene su exponente más claro en la tratadística de la época. En ella se dan dos posturas diferenciadas en las cuestiones sobre el uso de armas, que no son más que el reflejo de los intereses de diferentes grupos. Los elementos surgidos del tercer estado se valen de los usos emblemáticos para respaldar su ascenso social, utilizando para ello los argumentos sobre la asunción y el uso de armas expuestos por Bartolo de Sassoferrato. Éstos están representados en Castilla por los defensores de la concesión por méritos, personificados en tratadistas como Valera y Gracia Dei. Frente a ellos están los criterios de la nobleza, que utiliza sus argumentos de exclusividad a través de otros tratadistas, son los defensores de las armas como testimonio de nobleza, entre los que cabe mencionar a Rodríguez de la Cámara y Ferrán Mexía. 4ª) La heráldica moderna, en la cual se admite de manera general el origen y exclusividad de las armas para la nobleza, así como la prerrogativa real de la concesión de éstas, que es delegada en los heraldos. Se suprime la libre asunción de armas y comienza la edad de las ejecutorias y probanzas de nobleza, asociadas a los emblemas heráldicos. Un aspecto singular dentro de los usos sociales de la emblemática heráldica es la asociación de la utilización de las armas reales por particulares con el favor del príncipe, significando un testimonio de grandeza. Esta utilización de la simbología heráldica regia crece de modo desmesurado durante los últimos años 1154 de la Edad Media, debido a las concesiones reales de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos, quienes premian así a sus fieles. Pero, también descubrimos los casos de personajes que aducen por su cuenta antiguos parentescos y prerrogativas, en gran parte inventados, para añadir a sus armas elementos del emblema de la corona. La situación en el siglo XVI llega a tal punto que los monarcas deben prohibir legalmente el uso total o parcial de la heráldica y otras simbologías regias, arrogándose con carácter definitivo la concesión de armas, que ostentarán en solitario a partir de entonces, y que sólo es delegada en los reyes de armas. La siguiente cuestión tratada entra en el campo de la historia de las mentalidades, dando lugar a otro capítulo con personalidad propia. Tras estudiar las ideas expuestas por los tratadistas y la evolución social de los usos heráldicos, creímos pertinente comprobar qué grado de influencia real tuvieron estos escritos en las transformaciones que se produjeron en los usos heráldicos de la sociedad moderna. Para ofrecer luz sobre esta cuestión era necesario conocer la difusión de este tipo de obras y saber el índice de contenidos nobiliarios que se daba entre las lecturas de la época. Conocer quiénes leían estos tratados nos permite averiguar la difusión real de las ideas contenidas en ellos, para constatar en qué medida este tipo de lecturas respondían a los fines de cada grupo social1765. En primer lugar, nos planteamos una cuestión de método, exponer de manera ordenada las principales materias de lectura en las que se expresaba el pensamiento nobiliario de la época: - El relato histórico como reflejo del conocimiento del pasado y, por tanto, de los hechos gloriosos de los ancestros. - La historia de personas y linajes notables, reflejada en biografías, nobiliarios y genealogías. - La literatura propiamente nobiliaria, incluida en tratados de nobleza, de heráldica y de milicia 1765 Lo que Chartier define como uno de los rasgos de las disposiciones específicas de las comunidades de lectores. 1155 - Las novelas y obras de ficción a través de las cuales se recoge el ideal de vida caballeresco. Seguidamente, pasamos a dividir la sociedad lectora de la época en dos grandes grupos: los que se suponían destinatarios habituales de este tipo de escritos: oficiales de armas y nobles; y otros grupos sociales con inquietudes lectoras que quedaban fuera del modo de vida nobiliario, de los que se conservan suficientes testimonios para poder evaluar sus aficiones: religiosos, funcionarios y letrados, a los que creímos interesante añadir otro segmento de la sociedad con personalidad propia: las mujeres. Las fuentes sobre las que hemos trabajado fueron las habituales en la historia de la lectura: las incluidas en los propios libros (anotaciones en los textos, dedicatorias y ex-libris) y otras de carácter externo (principalmente relaciones post-mortem e inventarios de libreros). En el grupo de los oficiales de armas las conclusiones fueron las esperadas, matizadas por la escasez de fuentes en el sector. En este caso, la posesión de obras de su propio campo de trabajo indica la existencia de unas bibliotecas profesionales bien definidas, que posiblemente tuvieran pocos ejemplares, dada la condición económica de los oficiales de armas, y dado también que para ampliar sus fuentes utilizarían las bibliotecas de sus patronos. El grupo de los nobles permitió un análisis más amplio, pues a las fuentes internas de los manuscritos e impresos, se pudieron añadir los datos proporcionados por una treintena de inventarios de los siglos XV y XVI. Tras el estudio del contenido de estas bibliotecas, pudimos apreciar cómo existía por parte de la nobleza un notable interés por el conocimiento de su pasado, tanto general, reflejado en las crónicas y los relatos históricos, como particular en las genealogías y biografías, pues la presencia de este tipo de obras en las bibliotecas nobiliarias es muy elevada, en número y en variedad de títulos. También era alto el interés de los miembros de este estamento por las cuestiones ligadas al mundo 1156 de la caballería y nobleza, entre ellas la heráldica, de las que encontramos también gran número y diversidad de obras. La siguiente cuestión era conocer las aficiones lectoras de los miembros de la sociedad cuya forma de vida podríamos definir como no nobiliaria (recordemos que algunos funcionarios y religiosos sí gozaban del estatuto de nobleza, pero no pueden ser catalogados como nobles en multitud de aspectos, entre ellos sus gustos lectores). Del estudio de los inventarios post-mortem y las otras fuentes utilizadas, se puede deducir que la presencia de temas caballerescos y nobiliarios fuera de las bibliotecas nobiliarias no era muy relevante y, aun menor, la de materia heráldica. Aunque estas conclusiones no pueden ser consideradas de manera tan firme como en el caso anterior, debido a varios factores: el menor número de fuentes disponibles en comparación con las de bibliotecas nobiliarias, que reduce los elementos de valoración y por tanto la firmeza de las conclusiones; que muchas de las bibliotecas estudiadas a partir de la documentación notarial eran bibliotecas profesionales, en las que la cabida de los gustos lectores del poseedor resultaba menor que en las bibliotecas particulares; esta posibilidad sería que las obras de temática nobiliaria o heráldica sí fueran consultadas, pero a través de bibliotecas ajenas, o desde otros puntos de vista (hemos constatado la presencia en bibliotecas de letrados de obras generales de tratadistas que escribieron sobre temas nobiliarios y heráldicos, entre ellos Bartolo de Sassoferrato y Honoré de Bouvet). En cuanto a las preferencias lectoras de las mujeres, nobles en su mayoría, relativas a este tipo de materias, los resultados del estudio demuestran un escaso interés por los temas nobiliarios, las obras biográficas están casi en su totalidad, circunscritas a la materia religiosa. Sin embargo, entre las lectoras se aprecia un gusto elevado por el mundo caballeresco, demostrado a través de la narrativa de ficción en boga entonces. En el último apartado de este capítulo dirigimos nuestra investigación hacia la relación entre la literatura heráldico-nobiliaria y la imprenta. En lo que se refiere a esta cuestión hemos podido apreciar cómo, contrariamente a la opinión 1157 que desligaba a la heráldica de la innovación que representaba la imprenta, se produjo una pronta difusión de los tratados heráldicos por este medio, testimonios representativos son los incunables de la Nobleza del Universo de Gracia Dei y del Nobiliario Vero de Ferrán Mexía, que atestiguan la pronta relación entre blasón e imprenta, la cual continúa con la difusión generalizada de tratados de materia emblemática, caso de los famosos Emblemas de Alciato. No ocurrió lo mismo con los armoriales, los cuales tuvieron una escasa difusión impresa y pervivieron predominantemente en formato de libro manuscrito. Atribuimos este hecho a las siguientes razones: el carácter que se quiso dar a estas obras como textos de uso personalizado, es decir, de utilidad cotidiana para quienes desearan conocer la generación y blasones de otras familias; y las continuas variaciones de contenido e ilustraciones de las que eran objeto los armoriales y nobiliarios (debidas a la propia evolución de los linajes y blasones, o al interés de los propios afectados), que hacían perder vigencia a las ediciones. No obstante, se dieron excepciones de nobiliarios que fueron impresos total o parcialmente, caso de la Nobleza de Andalucía de Argote de Molina o el Nobiliario Genealógico de López de Haro. Estudiada la evolución de la literatura heráldica en su conjunto y, especialmente, en nuestro país, establecida una metodología para el estudio de este tipo de obras y realizadas investigaciones sobre distintos aspectos de esta literatura en la sociedad de los siglos XV y XVI pasamos a la segunda parte del trabajo, la cual ha consistido en poner en práctica lo anteriormente expuesto, realizando el estudio y edición de una obra clave dentro de este tipo de escritos, el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, el cual ya fue objeto de una primera aproximación en mi tesis de grado, con el objetivo de sacar a la luz sus posibilidades como fuente histórica en los más variados aspectos. 1158 El estudio de la obra se ha realizado de acuerdo con la metodología expuesta anteriormente, comenzando por el acercamiento a la figura de su autor. Esta cuestión resultaba complicada dada la escasez de datos conservados sobre el personaje. Tras estudios basados en fuentes internas y externas a la obra (principalmente anotaciones, citas de otros autores y datos incluidos en el texto) llegamos a la conclusión de situar con certeza las coordenadas históricas en las que vivió Diego Hernández de Mendoza, entre los últimos años del reinado de Juan II y los finales del reinado en común de los Reyes Católicos, es decir, aproximadamente de 1440 a 1504. En lo tocante a su lugar de nacimiento, no se puede afirmar nada con rotundidad, aunque consideramos poco probable que tuviera lugar en Sevilla o Guadalajara, como afirmaron algunos autores. Nos inclinamos por Madrid, posibilidad que apuntamos con cierta cautela. Es seguro que estuvo muy ligado a dicha villa, donde habitó al menos parte de su vida. También hemos podido concluir que se trataba de un miembro de la baja nobleza y no un oficial de armas, como también se ha escrito sobre él. Por último, planteamos la hipótesis, que se deja ver en sus textos, de que tuviera relación con una institución de caridad madrileña poco estudiada hasta la actualidad, el asilo de Santa Catalina de los Donados. En cuanto a su obra literaria, sabemos que escribió más tratados aparte del Libro de armería. De ellos, el que conocemos con mayor profundidad gracias a que se conserva un ejemplar, aunque incompleto, es el Novenario Estorial, un intento de crónica universal que también hemos estudiado en este apartado. El siguiente paso del estudio ha sido entrar ya en el contenido de la propia obra, comenzando por la cuestión de su denominación. Al carecer el texto original de titulo dado por su autor, tras un estudio terminológico razonado, hemos optado por la denominación de Libro de armería frente a otras menos apropiadas (nobiliario, libro de linajes, armorial, etc.), aportando para esto razones de contenido, tradición histórica, intención del propio autor, denominaciones anteriores y similitud con otros textos. 1159 El tercer paso ha sido la datación de la obra, aspecto de capital importancia en un texto que va a ser utilizado como fuente historiográfica. Sobre esta cuestión hemos podido fijar con seguridad la finalización de su redacción definitiva entre los años 1496 y 1497, basándonos en fuentes externas (menciones al tratado y a su autor en escritores de los siglos XVI y XVII, presencia de ejemplares en bibliotecas desde el siglo XVI) y en fuentes internas (caracteres codicológicos de los manuscritos conservados, estudio de los emblemas heráldicos descritos y datación de los acontecimientos y personajes citados en la obra). El siguiente apartado se ha dedicado a la verificación de contenidos, el cual ha tenido una doble vertiente: en primer lugar ha servido para verificar el grado de utilidad de la obra como fuente, cuestión para la que hemos utilizado una metodología original combinando el estudio de aspectos históricos, genealógicos y heráldicos; en segundo lugar, a partir de este trabajo de verificación, hemos realizado investigaciones sobre cuestiones particulares de la historia social y de las mentalidades de fines del siglo XV, donde la obra constituye una fuente de gran valor. El primer aspecto estudiado es de tipo genealógico e histórico, centrándonos en los capítulos dedicados a linajes y personajes relacionados con el Madrid de la segunda mitad del siglo XV. Hemos constatado el importante papel que tiene la obra como fuente para la historia local, dado el alto grado de conocimiento personal del autor sobre personajes e instituciones del Madrid de la época: los Núñez de Toledo, el jurado Juan Núñez, Leonor de Osorio, Pedro Fernández de Lorca, el monasterio de los Jerónimos y el Hospital de Santa Catalina. A partir de los datos ofrecidos en el Libro de armería sobre estos personajes hemos orientado nuestra investigación hacia materias que entran en el campo de la historia social y de las mentalidades. a) El papel prominente de los miembros de la comunidad conversa en la vida de Madrid, que se refleja en la estrategia de ascenso familiar relatada por Hernández de Mendoza en los Álvarez de Toledo y en los Núñez de 1160 Toledo. A través de la obra, se aprecian diferentes aspectos de esta cuestión: - La carrera hacia el ennoblecimiento que se da en la época de Juan II en las personas de Juan Núñez de Toledo y Alonso Álvarez de Toledo, quienes son armados caballeros por el rey, y a los cuales se les otorga un emblema heráldico y la posibilidad de establecer mayorazgos (como enunciábamos en el capítulo anterior, aquí se pone de manifiesto la utilización de la emblemática heráldica por algunos sociales como medio de promoción social). - La política matrimonial de estas familias, que evoluciona desde unos comienzos de enlaces endogámicos para que, una vez bien situado social y políticamente el linaje, emparentar con miembros de la nobleza de sangre. - El fortalecimiento del poder de las familias en la villa, a través de su actuación en la guerra de sucesión a favor de Isabel la Católica, su asunción de cargos municipales, la fundación de instituciones de beneficencia, religiosas, etc. b) El funcionamiento interno de una fundación benéfica: el Hospital de Santa Catalina de los Donados, del que se hace una extenso y detallado relato en el capítulo dedicado a Pedro Fernández de Lorca, cuyos contenidos hemos podido verificar y ampliar gracias a la documentación original que se conserva en diferentes archivos1766. c) El papel de los propios armoriales y nobiliarios como elemento de valoración de los conceptos que tenía la sociedad de la época en la que fueron redactados sobre determinados personajes, y como posteriormente estas obras pasan a ser instrumentos de propaganda de las familias ennoblecidas, que las utilizan en los aspectos que son de su interés, eliminando los hechos que no les resultan “beneficiosos”, caso de su origen converso, (esta cuestión se aprecia en la comparación que 1766 AHN, AVM y AHCM. 1161 realizamos entre el texto estudiado y la Genealogía de los Toledo de Blas de Salazar). El segundo campo de verificación y estudio ha sido de carácter genealógico, a partir de los datos referentes a cinco linajes castellanos tratados en el libro: los Cisneros, los Padilla, los Coronel, los Cárdenas y los Manrique. Cada uno de ellos ha sido tomado como representante de un sector de la nobleza de la época. De ellos se ha realizado la comprobación de contenidos, dicho examen ha constatado el valor del texto como fuente para el estudio de las relaciones de parentesco en estos grupos. Además, nos hemos adentrado en la utilización de la obra como fuente para la historia social al interpretar en diferentes sentidos en los que es tratado cada linaje en el texto, con lo que se puede estimar la imagen social de cada uno de ellos: la nobleza sin grandeza de los Cisneros, que crece por la virtud de un hombre; el rancio abolengo en los Manrique, que produce un respeto reverencial; la novedad en la grandeza de los Cárdenas o la magnanimidad regia hacia los que abrazan la verdadera fe, en los Coronel. Además hemos planteado y desarrollado otras posibilidades que ofrecen estos capítulos en diversos campos de investigación tales como las órdenes militares o la comunidad conversa. El tercer campo de verificación ha sido la comprobación de los contenidos heráldicos, estudio realizado mediante un exhaustivo trabajo de comparación de los emblemas de linajes con los testimonios conservados en otras fuentes de la época: Textuales, gráficas y monumentales. En este terreno se ha podido constatar el alto grado de rigor del texto en materia heráldica, dado que las descripciones y representaciones que aparecen en el Libro de armería tienen un nivel de coincidencia general con los otros documentos superior al ochenta por ciento. Como elemento añadido a esta fase del trabajo, se ha confeccionado una relación de armas de linajes con sus descripciones incluidas en estos testimonios, la cual puede ser de gran utilidad para los investigadores que pretendan utilizar los 1162 blasones con fines arqueológicos o para el estudio de las relaciones familiares a través de la emblemática. Así pues, en este apartado no sólo hemos podido verificar el alto grado de valor de la obra como testimonio histórico para la comprobación de datos genealógicos y heráldicos, sino su papel como fuente en el estudio de otros campos de la historia. Siguiendo el esquema de análisis confeccionado en la primera parte de nuestro trabajo, el cuarto apartado lo hemos dedicado a la investigación de los escritos en los que se basó el autor para realizar el Libro de armería. En este aspecto podemos destacar algunos aspectos. En lo tocante a la descripción de emblemas el mejor instrumento, como el mismo autor afirmó, fue su “sutil inquisición”, es decir, los conocimientos adquiridos a través de sus experiencias. Respecto a los contenidos históricos, hemos comprobado que sus referencias se tomaron principalmente de la Valeriana y de la Crónica del rey Rodrigo de Pedro del Corral; a éstas hay que añadir un extenso número de crónicas y relatos de las que el autor recogió algunos datos (Crónica del rey don Pedro, Crónica de Alfonso XI, Crónica de Fernando III, Suma de historias troyanas de Leomarte y Tratado de las armas de Valera, entre otras). En la última parte de este apartado hemos estudiado la importancia de las fuentes de carácter legendario en la literatura heráldica y genealógica, especialmente las que fueron utilizadas por Hernández de Mendoza, intentando clasificarlas y desentrañar su origen. La parte final del capítulo dedicado al estudio de la obra ha tenido como objetivo analizar la difusión y la influencia que tuvo ésta en autores posteriores, desvelando que el texto del Libro de armería fue tomado “en préstamo”1767, total o parcialmente, por multitud de escritores, algunos casi contemporáneos, caso de Garci Alonso de Torres (que copia literalmente un gran número de blasonamientos 1767 Praxis habitual en este género literario. 1163 en sus principales obras, cuestión que juzgamos que ha quedado demostrada de manera fehaciente) y Gonzalo Fernández de Oviedo; y otros más lejanos a su época: Argote de Molina, Blas de Salazar y Jerónimo de Aponte, entre otros. Una vez estudiados los caracteres generales y el contenido de la obra, el paso siguiente ha sido continuar con el acercamiento a su tradición documental, a fin de poder realizar una edición científica del texto. Para este fin hemos procedido a llevar a cabo un trabajo de investigación de los caracteres externos e internos de los ejemplares localizados, para lo cual hemos recurrido a distintas disciplinas: codicología, paleografía, emblemática y crítica textual. A partir de este estudio hemos creído conveniente llevar a cabo una descripción de las fuentes manuscritas que se han podido localizar hasta el momento. Dicha descripción tiene por objeto, aparte de realizar un estudio de los ejemplares en sí, aportar datos que puedan ser de interés para los historiadores del libro y de la lectura, a través de una visión de los cambios formales, las modificaciones de contenido y la sucesión de poseedores de los distintos ejemplares. Fruto de este trabajo ha sido el desarrollo del stemma de la obra, llegando a la conclusión de la existencia de tres versiones diferentes del texto: las dos primeras redactadas por el propio autor, una en la década de los ochenta del siglo XV, otra segunda y definitiva, finalizada en 1496, y una tercera realizada por Juan Pérez de Vargas, posterior a 1520 y anterior a 1550. Una vez descrita la transmisión textual se ha procedido a la localización del ejemplar más cercano al original y, al mismo tiempo, más fiable en sus contenidos, para lo que se ha recurrido al estudio de fuentes internas y externas al manuscrito a fin de determinar su grado de originalidad y respeto a la estructura de contenidos de la versión definitiva de la obra, así como a su estudio comparativo con otras fuentes conservadas y otros textos del autor. Seguidamente, se ha procedido a la descripción pormenorizada y a la edición del ejemplar elegido como arquetipo. La transcripción se ha realizado desde una óptica científica 1164 aplicando los criterios paleográficos exigidos por la naturaleza de la obra, pero procurando, asimismo, mantener un grado de legibilidad para personas no familiarizadas con este tipo de trabajos. Por último, hemos creído oportuno dotar al estudio de una serie de elementos auxiliares que puedan resultar útiles para el historiador y que, a nuestro juicio, deben tenerse presentes en todas las ediciones de este tipo de textos: - Glosarios de términos heráldicos: medieval (a cada uno se ha añadido la autoridad que lo utilizó) y moderno. - Relación de descripciones de armerías de más de doscientos linajes tal y como constan en diferentes fuentes escritas y arqueológicas de la época. Aparte del Libro de armería, destaca la inclusión de lo relatado en la, hasta ahora desconocida, obra Espejo de Nobleza de Garci Alonso de Torres. - Tablas heráldicas del Libro de armería, a través de las cuales se puede localizar el emblema de un linaje o personaje con la identificación de cualquiera de sus figuras o particiones - Índice onomástico del Libro de armería. - Mapa explicativo de la localización de los emblemas de linajes. - Nómina de participantes en el torneo de Valladolid de 1527, descrito por Garci Alonso de Torres. Otros elementos complementarios han sido los apéndices documentales de obras hasta ahora inéditas: los capítulos de linajes no recogidos en la versión transcrita del Libro de armería, el texto del Protocolo del Torneo de Valladolid, de la Certificación de armas de Olivera de Garci Alonso de Torres y las transcripciones de las dos versiones renacentistas castellanas del De insigniis et armis. 1165 Queremos finalizar expresando nuestro deseo de que este trabajo haya servido para cumplir sus fines principales: la reivindicación de un tipo de fuentes historiográficas despreciadas hasta la actualidad, mediante su clasificación y la elaboración de una metodología científica para su estudio; y también el haber sacado del olvido una obra de gran valor historiográfico, el Libro de Armería de Diego Hernández de Mendoza, demostrando sus posibilidades como testimonio del pasado, hecho que ya apreciaron con claridad algunos de nuestros cronistas más insignes. En este sentido, valgan como colofón las palabras de dos cualificados tratadistas Gonzalo Fernández de Oviedo y Jerónimo Gudiel. El primero afirma: Aunque algunos burlan de los libros de armas, no son del todo malos. Con los libros nos avemos de aver como con las vuenas fructas, así como las camuesas, o melocotones e las peras, que las cortezas desechamos por tierra e comemos lo vueno de tales frutas. Del libro, qualquier que sea, hase desechar lo que no es digno de encomendar a la memoria, e lo que es provechoso acojerlo e gustarlo e açeptarlo para nuestro enseñamiento e doctrina. Y así de los libros de armas, lo que fuere vano conózcase por tal, e pasemos adelante, e en lo que fuere de sustançia e verdad no se desdeñen. Porque como esos libros de blasones son escriptos por muchos auctores que no conosçemos, ni ellos dizen sus nombres, son de diversas informaciones, pero no del todo en algunas cosas desuiados de rrazón y verdad. Yo tengo un libro d’estos de armas, y digo, en mi ánima, que ha más de cinquenta años, y hase andado conmigo por mar y por tierra todo este tiempo que os digo. Y yo he acresçendado hartas cosas en él de más armas qu’él no tenía quando vino a mi poder1768. El segundo dice: 1768 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas y Quincuagenas. Ed. Avalle Arce, p. 326. 1166 Dos caminos ay los mas claros y descubiertos, aunque poco seguidos, para inquirir los principios antiguos y nobleza envejecida de los españoles. El primero es leer con particular cuidado las corónicas de los reyes de toda España, el segundo camino, y no menos cierto, es buscar y escudriñar los antiguos privilegios, allende d’estos dos caminos se hallan algunos libros escritos a mano, que algunos curiosos aficionados a su nación han hecho de la nobleza española1769. Confiamos en haber contribuido a valorar tales escritos en su justa medida. 1769 Gudiel, Jerónimo, Compendio de historias. Alcalá de Henares, 1573, f. 3 1167 ANEXOS 1168 1169 ANEXO I: BLASONAMIENTOS DE LINAJES CASTELLANOS EN FUENTES DE LOS SIGLOS XV Y XVI 1170 1171 Siglas para identificar las fuentes utilizadas1770 - AA: Armorial de Aragón - AS : Armorial de Salamanca de Steve Tamborino - BA : Blasón de armas de García Alonso de Torres - BF : Bienandanzas y Fortunas de Lope García Salazar - BQ : Batallas y Quincuagenas de la nobleza de España de Gonzalo Fernández de Oviedo - BRA : Blasón y recogimiento de armas de García Alonso de Torres - EN : Espejo de nobleza de García Alonso de Torres. - LA : Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. - LAN : Libro de armería del Reino de Navarra. - NU : Nobleza del Universo de Pedro de Gracia Dei - NV : Nobiliario Vero de Ferrán Mexía - O : Otras fuentes (se citan individualmente) AÇA V. DAÇA ACUÑA AA: Conde de Valencia: De sable, banda de oro con cuñas y cruz floreteada, bordura de plata con cinco 1770 En las fuentes tomadas de obras editadas se han respetado los criterios de transcripción de éstas. 1172 escudos de azur con cinco besantes de plata cada uno. Conde de Buendía: De oro, nueve cuñas de azur, bordura de plata con cinco escudos de azur con cinco besantes de plata cada uno. AS: D’argent e XI cunyes d’azur, e una bordura del primer e sus ella VIII scuts d’azur e en cascun V besants del primer en çeutor. BA: Traen escuartelado, el prymero de platta con nueve cuñas azules; y el segundo de gulas con una cruz de oro floreteada y vydada; y orlado el escudo de platta con çiertos escudittos de las armas de Portugal. BQ: Son nueve cuñas azules en campo de oro, con una orla blanca vel argéntea e çinco escudos azules con cada çinco dineros, que son las quinas o armas reales de Portugal. BRA: Trahen por armas un escudo escuartelado: el primero de plata con nueve cuñas açules; el segundo de gulas con una cruz de oro floretada y vidada; y orlado el escudo de plata con çiertos escuditos de Portogal. EN: Traen escuartelado, el primero de plata con nueve cunnas de azul y el segundo de gulas con una cruz de oro floretada y bydada, orlada el escudo de plata con ciertos escuditos de Portugal. LA: Estos traen por armas un escudo partido en quartel y en los dos quarteles en cada uno nueve cunas azules en canpo blanco y en los otros dos en cada uno una cruz vana amarilla en canpo colorado con cabeças bolcadas. Y una horla blanca con las armas reales de Portogal. 1173 AGUAYO BA: Traen de plata con tres ondas de azul en fasa y orlado el escudo de plata con tres calderones de sable. BQ: Traen por armas tres rríos de ondas azules en campo de plata e por orla ocho calderos de sable en campo de oro. BRA: Trahen por armas en un escudo tres ondas de açul y orlado el escudo de plata y sembrado de calderones de sable. EN: Traen un escudo de plata con tres ondas azules y una orla de plata con calderones de sable. LA: Traen por armas tres hondas gruesas commo aguas azules en canpo blanco con unos calderos prietos en la horla. AGUILAR BA: Es un escudo de oro con un águila de sable hermoseada de oro. BQ: (marqués de) Un ágila de sable en campo cándido, vel argénteo, por el señorío de Aguilar. (Otros: de Córdoba) Tres fajas sanguinas en campo de oro. BRA: Un águila de sable fermoseada de oro en un escudo de sable. EN: Traen de plata con un águila de sable hermoseada de oro, otros dicen quel campo a de ser de oro y otros que se dizen de Aguilar de la Frontera y estos propiamente son los que se dizen de la çepa de Córdova traen por armas un escudo de oro con tres varras de gulas y otros traen cuatro, devate, pero son don Alonso de Aguilar y su hermano el Gran Capitán. 1174 LA: Las propias armas del lynaje d’Agilar es una ágila negra gritada de oro en canpo amaryllo. LAN: De oro, águila de sable. AJOFRÍN BRA: Trahen por armas un escudo açul con una cruz de plata floretada y buidada. EN: Traen un escudo azul con una cruz de plata floretada y buydada. LA: Traen por armas un escudo azul con una cruz blanca vana con vueltas commo la de Calatrava. ALARCÓN AA: De oro, cruz floreteada de gulas. AS: De gules, e una crois d’or floreada e sobre ella una del primer; e una bordura d’azur e sobre ella VIII çeutors d’argent. BRA: Trahen de gulas con una cruz de oro floretada y buidada; y una orla açul con santores de oro. EN: De gulas con una cruz de oro floretada y buydada y una orla de azul con sautores de oro. BA: Traen de gulas con una cruz de oro wydada, y paréçeme que está floretada y una orla de azul con sautors de oro. LA: Traen agora un escudo colorado con una cruz vana de oro con cabeças boltadas con una horla azul con aspas amaryllas. ALBORNOZ AA: De oro, banda de sinopla. 1175 AS: D’or e una banda de sinoble. BA: Traen de oro con una banda de synopla. BQ: Vanda de sinople o verde en campo de oro. BRA: Es un escudo de oro con una banda de sinopla. EN: Traen un escudo de oro con una vanda de sinopla. LA: Es un escudo amaryllo con una vanda verde. ANDRADE BQ: Escudo de sinople con una vanda de oro con cabeças de dragones que la tragan en los estremos de goles vel sanguina color e una orla cándida ver argéntea con ocho letras en lo alto e cabeça de la orla que dizen AVE MARÍA. BRA: Traen de sinopla con una vanda de oro y sus tragantes de plata, y una orla de plata con el Avemaría de sable. EN: Traen de sinopla con una de oro y sus tragantes de plata y una horla de plata con el Avemaría de sable. LA: Una banda con dos cabezas ANGULO BA: Los de Angulo traen de azul con cynco besantes la meytad de platta y la meytad de synobla. BRA: Estos traen por armas un escudo de oro con çinco besantes de sinopla. EN: Traen devate en sus armas porque los unos traen un escudo de oro con cinco torteos de sinople y un medio besante de plata y estos son los que avitan en el Andaluçía pero el doctor de Angulo que fue presidente de la Chancillería o del consejo y después murió obispo de 1176 Córdova traýa un escudo esquartelado, el primero con las armas que se dizen de los de Angulo contrarias de las suso dichas porque son escudo de oro con çinco de sinopla puestos en sautor y el segundo las armas de los suso dichos que se dizen de la çepa de Córdova. LA: Estos traen por armas çinco rroeles blancos y verdes a meytades en canpo amaryllo. ARELLANO AA: Conde de Aguilar: Partido, de gulas y plata, sobre todo tres flores de lis de azur. BA: Trae partido en palo de gulas y de plata. BRA: Trahen por armas un escudo partido en palo, el primero de gulas y el segundo de plata. AS: Partit en pal d’argent e de gules. EN: Traen un escudo partido en palo el primero de gulas y el segundo de plata. LA: Estos traen por armas un escudo partido en pal, el medyo de la mano diestra colorado y el medio de la syniestra blanco. LAN: Cuartelado, 1 y 4 partido de plata y gules, bordura de azul con ocho bezantes de plata; 2 y 3 creciente volteado (Luna). ARIAS BA: Traen de synopla con un castyllo de platta y dos enmanteladuras. BRA: Un escudo de sinopla con un castillo de plata y dos enmanteladuras de plata, en la primera una cruz de gulas 1177 floretada y buydada y en la segunda una águila de sable desplegada y membrada de oro. EN: Traen un escudo de sinopla con un castillo de plata y dos enmanteladuras de plata, en la primera una cruz de plata floretada y bivyada y en la segunda un ágila de sable desplegada y menbrada. LA: son un escudo partydo en pal en la parte derecha desuso una cruz colorada en canpo blanco con cabeças y a la otra parte una ágila negra en canpo blanco. Y en lo baxo un castillo blanco en canpo colorado. ÁVALOS V. DÁVALOS AVELLANEDA AA: 2 lobos de sable cebados, bordura de gulas con ocho sautores de oro. BA: Traen de oro con dos lobos de sable y una orla de gulas senbrada de sautors de oro. BQ: Dos lobos de sable en pal, uno más alto quel otro de seguida e cevados con sendos corderos blancos en la boca tomados por mitad de los lomos e con algunas gotas de sangre que sale de aquella parte por donde el lobo tiene al cordero, e el campo es de oro. E una orla de goles con ocho aspas de oro en ella. BRA: Dos lovos negros en canpo amarillo, con una orla colorada con haspas sin cuento. EN: Traen de oro con dos lobos de sable y una orla de gulas con sautores de oro. LA: Traen por armas dos lobos negros en canpo amarillo con una horla colorada con aspas syn cuento amaryllas. 1178 ÁVILA AA: Marqués de las Navas: De oro trece roeles de azur. BA: Son dos lynajes, los unos traen tres (sic) rroeles de sable en campo de oro; y los otros no traen más de seis rroeles. BQ: Treze roeles azules en campo de oro EN: Ay dos linajes que dicen de Ávila y los unos traen de oro con treze torteos de azules y los otros traen de oro con seis torteos no más. LA: Los unos seys y los otros treze rrueles azules y el escudo es amarillo. AYALA AA: Conde de Salvatierra: De plata dos lobos de sable en pal, borudura de gules con sautores de oro. AS: D’argent e un lop de sable; e una bordura d’azur e sus ella VIII çeutors d’or. BQ: Dos lobos de sable, las lenguas sacadas, puestos en pal uno más alto quel otro, e van mirando al la parte derecha del escudo e el campo es blanco vel argentéreo, con la orla sanguina e ocho aspas de oro en ella. BRA: Estos de Ayala traen por armas un escudo de plata con dos lobos de sable membrada (sic) con horla de santores de oro. Otros dicen que han de ser ocho santores no más. Los santores son aspas de san Andrés. EN: Los de Ayala traen un escudo de plata con dos lobos de sable. 1179 LA: Tyenen por armas dos lobos negros en canpo blanco, las lenguas bermejas sacadas con una horla colorada con aspas amaryllas syn cuento. BARAHONA AS: D’or e IIII bandes de gules e sus cascuna tres steles del primer. BA: Son un escudo de oro cuatro vandas de gulas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con una banda de gulas de quatro pieças. EN: Escudo de oro con quatro bandeletas de gulas. LA (II/86): Un escudo de oro con cinco bandas de gulas y una horla de lo mesmo que es colorado con ocho espejos guarnezidos de oro. BARRIENTOS BA: Traen de oro con una cabeça d’azul, orlado de platta con tres cruzes de Calatrava de synopla, a cada cantón una , y lo otro sautor de oro. BRA: Estos traen por armas un escudo de oro con una cabeça de açul y orlado de plata con tres cruçes de Alcántara de sinopla puestas en triángulo, y lo otro santores de oro. EN: De oro con una orla de plata con tres cruzes d’Alcantara de sinopla asentadas en triángulo y lo otro santores de oro. LA: Traen por armas un escudo amaryllo con un barra o faysa en lo alto, dentro del escudo azul con una horla blanca con tres cruzes d’Alcantara verdes escudo e la terçera a suso en la punta e por toda la otra horla aspas 1180 amaryllas. Y por de fuera del escudo todo alderredor yedra verde. BARROSO BA: Traen por armas de gulas con çinco leones de platta barrados con las barras de Sotomayor e Rybera. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con çinco leones de plata con tres barras escaquetadas de oro y de gulas, como las de Sotomayor y Ribera. EN: Escudo de gulas con cinco leones de plata con cada tres barras estaquetadas de oro y de gulas como las de Sotomayor. LA: Traen por armas çinco leones blancos en canpo colorado, cada uno con tres barras jaqueladas de colorado y amaryllo. BAZTÁN LA (II/86): De tabla de axedrez LAN: Los de Baztán llevan jaquelado de plata y sable. BEAUMONT AS: (Condestable de Navarra) Squartelé, lo primer de gules e un carboncle d’or fermé e pomelé, persé de un poynt de sinoble; lo segon loangé d’or e d’azur. BENAVIDES BQ: Traen por armas un león de goles en campo blanco con tres barras jaqueladas de escaques azules y de oro. BRA: Son en un escudo de plata y un león de gulas bandado de unas vandas escaquetadas de plata y de açul. 1181 EN: Un escudo de plata con un león de gulas bandado de unas vandas estaquetadas de plata y de azul. LA: Traen por armas éstos las propias armas de los Tenoryos, que es un león colorado barrado con tres barras jaqueladas de azul e blancas. BERRIO BA: Traen de plata con una vanda de sable y en la parte de arriba de la vanda un ágila de sable. BRA: Traen por armas un escudo de plata con una vanda de sable, y a la onor una águila de sable. EN: Berrio escudo de plata con una banda de sable y un ágila de sable. LA (BN 18.019): Traen por armas un escudo blanco con una vanda negra, y a la parte de arriba de la vanda, un ágila negra. BIEDMA AA: De Aragón, bordura de plata con ocho calderas de sable BA: Son de oro con un palo de gulas y alrededor del escudo ocho calderas de sable, que paresce ser sus armas antes quel bastón. BRA: Este bastón traen oy en medio de un escudo de oro, y antes d’estas traían por armas unas calderas negras y agora algunos las ponen dentro del escudo por orla. EN: Traen un escudo de oro con un pal de gulas. LA: Bastón de gulas en escudo de oro y ocho calderas negras alderredor del bastón 1182 BIVERO BQ: Las propias armas que tienen los Fajardos, que también son gallegos, pero alguna diferencia. Su origen de unas e de las otras es Sancta Marta de Ortigueira. E Alonso Pérez de Bivero era hijo de un hidalgo de este solar, y el vizconde su hijo tomó también las armas de los Guzmanes, por parte de su madre, e las de Bivero por el padre. E partió el escudo en pal, e a la mano derecha puso tres escollos o rroquedos ásperos, blancos vel argénteos, sobre aguas de la mar, e dos hortigas verdes entre los dichos escollos. E el campo es blanco. En el quarto siniestro las calderas de los Guzmanes, en campo azul, con cabeças de dragones en las asas, e una orla blanca con ocho armiños de sable. BRA: Y el vizconde de Altamira que se llamaba Juan de Vivero, tomó las armas por parte de su madre de los Guzmán y las de Vivero, y partió el escudo en dos, como quien dize: el primeo con las armas que traen los Faxardos, y dos flans con las armas de los Guzmanes y su orla de armiños. Otros dizen que las armas de los de Vivero son de plata con una mata de ortigas, y no más, y la mata asentada entre dos oteros o rocas y las rocas asentadas en unas ondas. EN: Las propias armas son como dicho está las de Santa Marta de Ortigueira que son las de los Fajardo porque don Alonso Pérez de Vivero hera hijo de un hidalgo de aquel solar y el vizconde de Altamira que se llamava Juan de Vivero tomó armas por parte de su madre de los de Guzmán y bien de Bibero y partió el escudo en dos como quien dize el primero las armas de Ortigueira y dos flans 1183 con las armas de los Guzmanes con su horla de arminos y otros dizen que las armas de Bibero son de plata con una mata de hortigas y no más y la mata asentada entre dos oteros y los oteros asentados sobre hondas de mar. LA: Las propias armas de estos son las que traen los Fajardos (E el vysconde de Altomyra que se llamava don Johan de Bivero tomó las armas de los Guzmanes por parte de su madre y las de Bivero y partyó el escudo en dos vandas cruzadas y en los dos quartos de los costados las calderas con su horla d’ermynos y en los otros dos ayuso e en lo alto las ortygas). Traen de plata con una matta de ortygas entre dos rrocas asentadas en un río. O: (Alonso Pérez de Vivero en el castillo de Fuensalida, mediados del siglo XV) Dos ortigas sobre dos islas, y éstas asentadas sobre ondas. BOCANEGRA BA: Traen de gulas con dos flans de platta y en la cabeça del escudo la cruz de San Jorge. BQ: Un chieph o cabeça del escudo con una cruz de goles vel sanguina, en cándido en campo vel argénteo. BRA: Estos traen por armas un escudo de plata con dos flans de gulas y en la cabeça una cruz de San Gorge. EN: Traen de plata con dos flans de gulas y en la caveça una cruz de san Jorge, aunque quieren algunos dezir que el escudo es de gulas y los dos flans de plata. LA: Estos traen por armas un escudo partido en dos vandas en cruz y las dos partes son coloradas y las otras dos blancas con una cruz de san Jorge sobrel escudo. 1184 BRACAMONT BA: Traen de plata con un chievrón de sable y en el primer cantón un maço de sable. BRA: Trahen por armas un escudo de sable con un chievrón de plata y asentado al honor del escudo un maço que da sobre el chievrón. EN: Traen un escudo de sable con un chievrón de plata. LA: Traen por armas un escudo negro con un cabryo blanco hecho commo conpás y a la parte de suso un maço negro commo que quiere dar en el costado del cabryo. BUITRÓN BRA: Traen por armas un escudo de oro con una roca y en ella asentado un alcón; y una orla açul con tres flores de lis de oro, una en la cabeça y en cada costado del escudo la suya. EN: escudo de oro con una torre y en ella asentado un gavilán o alcon y una orla azul cont tres flores de lis de oro. BUSTO BA: Traen por armas un escudo partido en palo de azul y de oro con un ágila de azul en el oro y en el azul de oro. BRA: Estos traen por armas un escudo partido en palo de oro y de açul con un águila de contracolores. EN: Escudo partido en palo de oro y de azul con un ágila de contracolores. LA: Traen por armas un escudo partido en pal, el medio amaryllo y el medio azul. Y en él un ágila la media amarylla en el canpo azul y la media azul en el canpo 1185 amarillo, puesta d’espaldas que toma todo el escudo. (Otros): Y tienen por armas un escudo partido en pal medyo amaryllo y medyo azul y en el una ágila la media es azul y esta en lo amaryllo del escudo la otra media es amarylla y este en lo azul. CABEZA DE VACA AA: Jaquelado de oro y gulas. BA: Traen escaquetado de oro y de gulas. BRA: Un escudo escaquetado de oro y de gulas, y el principal de la casa trae dos escudos, el uno es de los xaqueles, y el otro de una caveça de vaca colorada sobre amarillo. EN: Un escudo estaquetado de oro y de gulas. LA: (dos escudos) Un escudo jaquelado de oro y colorado y en el otro una cabeça de vaca llana sobre amaryllo. CADENA. BA: Traen de synopla con una cadena que traviesa sobre una torres de platta. BRA: Sus armas son un escudo de sinopla con una torre de plata y una cadena en la torre puesta en vanda. EN: Traen por armas un escudo de sinopla con una torre de plata y una cadena en la torre puesta en vanda. LA: Sus armas son un escudo verde con una torre blanca y una cadena en la torre puesta en vanda. CALATAYUD 1186 BA: Traen de plata con una çapata escaquetada de oro y de sable, con una orla de plata con unos escuditos de oro y en cada uno una vanda de sable. BRA: Traen por armas un escudo de plata con una çapata escaquetada de oro y de sable y una orla de plata con unos escuditos de oro y en cada uno una vanda de sable. EN: Traen por armas un escudo de plata con una çapata escaquetada de oro y de sable y una orla de plata con unos escuditos de oro y en cada uno una fasa de sable. LA: Traen por armas una çapata jaquelada de prieto y amaryllo en canpo blanco y una horla blanca con unos escudicos amaryllos en cada uno una vanda pryeta. CALDERÓN AS: D’or e dos calderes de sable. BA: Traen de oro con dos cadenas jaqueladas. BRA: Traen estos por armas un escudo de oro con dos calderones de sable, y no son fechos como calderas. EN: Un escudo de oro con dos calderones de sable y no son hechos como calderas más anchos de la parte de ayuso y en medio cennidos y anchos arriba. LA: Traen estos por armas dos calderones negros en canpo amaryllo e no son hechos commo calderas, más anchos de parte de ayuso y en medio çenidos y anchos contra suso, el uno sobrel otro. CAMPANA. BA: Trae de oro con una campana azul. 1187 BRA: Traen por armas un escudo de oro con una campana açul. EN: Traen por armas un escudo de sinopla con una campana azul. LA: Una canpana azul en canpo amaryllo. CAÑIZARES. BA: Traen de gulas con doze sautors de oro puestos en la orla del escudo. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con una orla de santores de oro. EN: Escudo de gulas con una orla de sautores de oro. LA: Traen por armas un escudo colorado con aspas amaryllas alderredor de dentro del escudo. ÇÁRATE BRA: Traen por armas un escudo gulas con nuebe panelas de plata. EN: Traen por armas un escudo de gulas con nueve panelas de plata. LA: Y traen los d’este linaje por armas nueve panelas blancas en canpo colorado. CÁRDENAS. AA: De oro, dos lobos de sable en pal, bordura de gulas con sautores de oro. AS: D’argent e dos lops d’azur lengés e armés de gules, e una bordura de gules e sus ella VIII pachines d’or. 1188 BA: (Gutierre de Cárdenas, el primer cuartel) es de oro con dos lobos de azul, lenguas de gulas, con ciertas coquyllas de oro. BQ: Dos lobos azules en campo de oro, e una orla sanguina e en ella ocho veneras de oro. EN: Traen de oro con dos lobos azules y agora algunos traen las armas de los Enrriquez por sucesión maternal. LA: Sus armas son dos lobos azules en canpo amaryllo O (Labra de la Iglesia Colegial del Alcázar de Baeza): Dos lobos en pal. CARRANZA BA: Traen esquartelado, el prymero de plata con un lobo de sable, y el segundo de synopla con una torre de plata. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero de plata con un lobo de sable, y el segundo de sinopla con un a torre de plata. EN: Traen por armas un escudo esquartelado el primero de plata con un lobo de sable y el segundo de sinopla con unas torres de plata. LA: Estos traen por armas un escudo partydo en quartel, en los dos quarteles en cada uno un lobo negro en canpo blanco. Y en los otros dos en cada uno un torre blanca e canpo verde. CARRILLO AA: De Castilla, bordura de cinco escudetes de azur con cinco besantes de plata cada uno. AS: D’atzur e un castell d’or porté, fenestré e massoné de sable. 1189 BA: (Cuenca) Un escudo de gulas con un castillo de oro. (Toledo) Azul con un castillo de oro. BRA: Azul con un castillo de oro. BQ: Un castillo de oro con las puertas e ventanas azules en campo de goles vel sanguineo. EN: Los que avitaron en Toledo traen un escudo azul con un castillo de oro. LA: (Cuenca) Castillo de oro en canpo colorado. (Toledo) Castillo real en campo azul. LAN: De gules, castillo de oro. CARTAGENA. AS: De sinoble e una flor de lyr d’argent. BA: Los de Cartajena traen de synopla con una flores de lis de platta. BQ: Sus armas son una flor de lis en campo de sinople o verde. BRA: Estos traen por armas en un escudo de synopla una flor de lis de plata. EN: Traen de sinopla con una flor de lis de plata. LA: Traen por armas un escudo verde con una flor de lys blanca. CARVAJAL. AA: De oro, banda de sable. BQ: Sus armas son un escudo de oro con una vanda de sable BRA: Trae por armas un escudo de oro con una banda de sable. 1190 EN: Escudo de oro con una banda de sable aunque por tiempo solían ser de gulas. LA (II/86): Un escudo de oro con una banda negra que tiene en las puntas dos cabeças de sierpes verdes y sale sobre el escudo media honça parda. O (Palacio de San Carlos de Trujillo): En campo de oro una banda de sable. CASTAÑEDA BA: Traen de gulas con tres bandas d’armynos. (Otros): Partido en fasa y en la punta es de oro con cynco claderas de sable [...] y en el medio de parte del escudo d’enbaxo es de plata con seis barras de synopla, con una orla de armiños. BRA: Traen por armas un escudo de plata con tres bandas de armiños [...] (Otros): Partido en banda, en la punta es de oro con çinco calderas de sable [...] y el segundo es de plata con seis barras de sinopla, y orlado todo el escudo de una orla de armiños. De armiños, tres bandas sin color. EN: Traen por armas un escudo de gulas con tres vandas d’armiños. LA: Traen en un escudo colorado con tres vandas blancas y en ellos herminos negros. (Otros): un escudo partydo por medio al través. Y lo de baxo es el canpo amaryllo con çinco calderas negras. Y el medio escudo de partes de suso el canpo es blanco con seis barras verdes con una horla blanca con treze herminos negros. 1191 CASTILLA AA: Partido en banda: 1 de Castilla, 2 de León; sobre todo banda verde AS: Squartelé: lo primer gules e un castell d’or porté, fen[estré] d’azur e massoné de sable; lo segon del primer e una banda del segon als caps de la banda dos caps de serp tragant aquella. BA: Es un escudo partydo, el prymero es de Castilla, y en la punta es de León, y sobre el todo una vanda de synopla con dos tragantes de oro a lenguas de gulas. EN: partido en vanda en la caveça de Castilla y en punta de León y sobre el todo una vanda de sinopla con dos tragantes de oro y sus lenguas de gulas y la vanda no tocando al castillo ni al leon. LA: Estos d’este linaje traen por armas un escudo con una vanda verde y de la parte de suso, un castillo amaryllo en canpo colorado y en la parte de asuso un león morado en canpo blanco. CASTRO BA: Traen de platta con seis rroeles azules. EN: Traen por sus armas un escudo de plata con seis rrueles azules. LA: Traen por armas seys rrueles azules en canpo blanco. ÇAVALLOS BA: Traen de plata con tres fasas de sable, e una orla escaquetada de oro y de gulas. 1192 BRA: Traen por armas un escudo de plata tres barras de sable y orlado el escudo de una orla escaquetada de oro y de gulas, y algunos de ellos traen por orla castillos de Castilla. EN: Traen por armas un escudo de plata con tres veneras de sable y orlado el escudo de una orla estaquetada de oro y de gulas y algunos d’ellos traen por orla castillos de Castilla. LA: Traen por armas las de Cavallos tres barras negras en campo blanco con una horla jaquelada de colorado y amaryllo. LAN: De plata, tres fajas de sable, bordura de plata. CERDA AA: Duque de Medinacelli: Cuartelado, 1 y 4 partido de Castilla y León, 2 y 3 de Francia moderno. BRA: Son un escudo partido en palo, el primero de Castilla y de León partido en faxa, y el segundo de açul sembrado de flores de lis. EN: Partido en palo el primero partido en fasa de Castilla y de León, y el segundo de azul senbrado de flores de lis de oro; pero agora el duque de Medinaceli trae estas armas esquarteladas el primero partido en palo de Castilla y de León y el segund de azul con tres flores de lis de oro. LA: Las quales armas de la Çerda son un escudo partydo en pal y a la parte derecha, un castillo y un león, el león debaxo del castillo y esto por parte del ynfante don Hernando de la Çerda. En la parte esquierda, flores de lis syn cuento por parte de la ynfante dona Blanca, hija del 1193 rrey de Françia. Y estas harmas están con sus colores, que las de Castilla están commo las reales y las de Françia eso mesmo. LAN: Terciado en pal: 1 y 2 contra cortados: a y d un león de púrpura en campo de plata; b y c de gules, castillo de oro; tres lises de oro en campo de azur. CEREZUELA AS: D’or .iv. torteus de sable en croys. BA: Traen de oro con cuatro rroeles de sable. BRA: Traen por armas un escudo de oro con quatro roeles de sable. LA: Traen por armas quatro rroeles negros en canpo amaryllo. CERVANTES. BA: Traen de synopla dos cyervas de oro y la de baxo paçiendo. BRA: Estos traen por armas un escudo de sinopla con dos çierbas de oro, y la de embaxo la cabeça como baxa como que pace y la de ençima la cabeça alta, como que vela o está escuchante. EN: traen de sinopla con dos ciervos de oro y la de baxo la caveça alta. LA (II/86): Estos traen por armas dos ciervas amarillas en campo verde la de ayuso la cabeça baxa como que pace y la desuso la cabeça alta como que se espanta. 1194 CERVATO AS: De sinoble e dos servos d’or paxendo. BA: Traen de açul con dos cyervos de oro las cabeças altas. BRA: En un escudo açul dos çierbos de oro, o de su ser, y tienen las cabeças escuchantes o lebantadas y las ancas grandes desproporcionadas, y más está horlado el escudo de una orla de gulas con ocho sautores de oro. EN: Escudo azul con dos ciervos de oro. LA: Sus armas son dos çiervos de oro en canpo azul las cabeças levantadas y grandes ancas y una horla colorada con ocho aspas amaryllas. CHACÓN AA: Cuartelado: 1 y 4 de plata, flor lis de azur, 2 y 3, de oro, lobo de sable. AS: Squartelé, lo primer d’argent e un lop de sable, lo segon d’azur e una flor de lyr d’argent. BA: Traen un escudo esquartelado, el primero de plata con un lobo de sable, y el segundo de açul con una flor de lis de plata. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero de plata con un lobo de sable, y el segundo de açul con una flor de lis de plata. EN: Chacones escudo esquartelado el primero de plata con un lobo de sable y el segundo de azul con una flor de lis de palta LA: Un escudo partydo en quartel en los dos, en cada uno un lobo prieto en canpo blanco y en los otros dos, en cada uno una flor de lys blanca en canpo azul. 1195 O (capilla de los Vélez, catedral de Murcia, sepulcro del primer marqués, 1507): Cuartelado 1 y 4: flor de lis, 2 y 3: lobos. O (Torreón de Arroyomolinos, ha. 1480): Cuartelado 1 y 4 flor de lis, 2 y 3 lobos. CHERINO AS: D’azur e .v.flos de lyrs d’or en çeutor. BA: Traen de açul con çinco flores de lis de oro. BQ: Estas son çinco flores de lis blancas vel argénteas en canpo colorado vel sanguineo BRA: Çinco flores de lis de oro en campo açul. EN: Traen por armas un escudo azul con cinco flores de lis de oro. LA: Çinco flores de lys de oro en canpo azul. CISNEROS AA: Nueve jaqueles de oro y gulas. AS: D’argent e .v. flos de lyrs de sable en ceutor. BA: Traen por armas un escudo escaquetado de oro y de gulas con tres çysnes. BRA: Son siete escaques colorados en campo de oro. LA: Que las armas de Çisneros son quinze jaqueles colorados e amaryllos. O (Misal Rico de Cisneros): Jaquelado de gulas quince jaqueles. 1196 CLAVIJO BA: Traen esquartelado, el prynero de gulas con un croesán de platta, y el segundo de oro con una vanda de tres pieças de gulas. BRA. Traen por armas un escudo esquartelado: el primero de gulas con un croesán de plata, y el segundo de oro con tres barras de gulas, otros diçen la fasa de tres pieças. EN: Escudo esquatelado el primero de gulas con un croesant de plata y el segundo de oro con tres varras de gulas. LA: Los d’este lynaje traen por armas un escudo partido en quartel en los dos ay en cada uno una luna blanca en canpo colorado y en los otros dos en cada uno tres barras coloradas en canpo amaryllo. CONTRERAS BA: Traen de platta con tres palos de azul. BRA: Estos traen por armas en un escudo de plata tres palos açules. EN: Traen por armas un escudo de plata con tres palos azules. LA: Traen por armas tres bastones azules en canpo blanco. CORDIDO BA: Trae por armas un escudo de synopla con dos corderos de platta. BRA: Trahen por armas un escudo de sinopla con dos corderos de plata. 1197 EN: Traen por armas un escudo de sinopla con dos corderos de plata. LA: Dos corderos blancos en canpo verde. CÓRDOVA AA: Duque de Sesa, marqués de Priego, marqués de Comares: Cortado: 1 cuartelado, 1 y 4 de Castilla, 2 y 3 de oro, tres fajas de gulas, 2 de plata, rey encadenado de su ser, rodeado de 22 banderas. AS: D’or e IIII faxes de gules. BA: Traen una fasa de quatro piezas de gulas y el canpo de oro. BQ: Tres faxas de goles en campo de oro. BRA: Traen por armas un escudo de oro con quatro barras de gulas. LA: Traen por armas unas barras coloradas en canpo de oro. CORNADO BA: Traen de gulas con un león de oro y tiene el león unas rrayas de gulas. BRA: Un escudo de gulas con un león de oro llagado, y las llagas son a manera de cantería de gulas, y orlado el escudo de açul con flores de lis de plata. EN: Traýan un escudo azul con flores de lis de plata, pero agora que por azaña que fizo un de aqueste linaje en la Bervería ayudando a un león que peleava con una sierpe como fizo Alonso Fernández de Guzmán [...] traen escudo de gulas con un león de oro llagado y las llagas 1198 son a manera de cantería de gulas y orlado el escudo de azul con flores de lis de plata. LA: Un león amaryllo llagado y las llagas son a manera de canterýa, coloradas y el canpo colorado con una horla azul con flores lys blancas. CORONEL BA: Traen de gulas con çynco ágilas de platta. BRA: De gulas con cinco águilas de plata. EN: Escudo de gulas con cinco aguiletas de plata. LA: Son las propias armas de los Coroneles çinco ágilas blancas en canpo colorado. CUELLO BA: Traen de plata con un león de púrpura fasado y escaquetado, las fasas son azules y entre medias unos escaques de oro y de gulas, y orlado el escudo de azul con ciertas cruzetas de oro floretadas. BRA: Trahen por armas un escudo de plata con un león de púrpura faxado y escaquetado, las faxas son açules y entre medias unos escaques de oro y de gulas; y orlado el escudo de açul con çiertas cruçetas de oro. EN: Traen por arma un escudo de plata con un león de púrpura fasado y estaquetado y las fasas son azules y entre medias unos estaques de oro y de gulas y orlado el escudo de oro y de azul con ciertas cruzetas de oro. LA: Estos traen por armas un león morado con unas barras por en somo d’él jaqueladas azules, y las barras son azules y los jaqueles están alderredor colorados y 1199 amaryllos, y el escudo es blanco. Con una horla azul y en ella unas cruzes amaryllas con bueltas. CUEVA AA: Duque de Alburquerque: De sinople, un dragón de su ser, mantelado de Aragón, bordura de gulas con ocho sautores de oro. BA: Traen por armas de platta con una cueva, saliendo un medio dragón de synopla, con dos enmanteladuras; la prymera de Françia y la segunda de Aragón. EN: (Además de las del duque de Alburquerque) traen otra manera de arma y es un escudo con sus enmanteladuras la primera de Francia que es la primera de azul on tres foires de lis de oro y en la segunda las armas de Aragón y el pie del escudo de plata con una boca de una cueva y d’ella saiendo un dragón muy fiero echando fuego por la boca. LA: Es un escudo a mantel, en la parte de suso en la dercha, flores de lys de oro en campo azul, e en la otra parte los bastones d’Aragón con sus propias colores. Y en lo baxo es una cueba donde sale un drago el medyo cuerpo verde y el campo es blanco. DAÇA BA: Traen de oro con una cruz de gulas floretada y wydada, con dos orlas en el escudo, la prymera es de platta con diez sautors de oro, y la segunda que es de oro con diez calderas de sable. BRA: Traen por armas un escudo de oro con una cruz de gulas floretada y buidada, con dos orlas; la primera de 1200 oro con diez calderones de sable, y la segunda de plata con diez santores (debate) y en cada santor en derecho de cada calderón de la otra orla. EN: Traen por armas un escudo de oro con una cruz de gulas floretada y vydada, con dos orlas la primera de sable y la segunda de plata con diez sautores de oro, falso. LA: Estos traen por armas una cruz desvenada o vana colorada con bueltas en canpo amaryllo, y tienen dos horlas, una sobre otra. Ca va una raya negra alderredor que haze el talle del escudo y queda una horla de la misma color d’él y en aquella ay diez calderones negros. Y luego sobre aquella vyene otra rraya negra y haze otra horla y esta es blanca y en ella otras diez aspas amarillas, cada una en derecho del calderón. DÁVALOS AA: De azur, castillo de oro, bordura coponada de gulas y plata. AS: D’or e un castell de atzur porté, fenestré e massoné del primer, e una bordura coponea d’argent e de gules. BA: Traen de oro con un castillo azul; y una orla coponada de platta y de gulas. BRA: Trahen por armas un escudo de oro con un castillo açul, y una orla coponada de plata y de gulas. EN: Traen de oro con un castillo azul y una orla coponada de plata y de gulas. LA: Estos traen por armas un castillo azul en canpo dorado con una horla a troços o a pedaços uno blanco y otro colorado. 1201 DELGADILLO BRA: Traen por armas un escudo açul con siete estrellas de plata, y una orla de gulas con unas calderas de sable y las asas de oro y donde se ajunta la asa con la caldera están unas bocas de sierpe. EN: Traen un escudo azul con siete estrellas de plata y una orla de gules con unas calderas de sable y las asas de oro y donde se juntan las asas con las calderas están unas vocas de sierpes. BA: Traen de platta siete estrellas en canpo azul, e una orla colorada con las asas de oro con unas calderas de sable y donde se ayunta el asa con la caldera unas bocas de sierpe que lança fuego. LA: Estos traen por armas syete estrellas blancas en canpo azul y una horla colorada con unas calderas negras con las asas de oro. DORANTES BA: Traen de synopla con una torre de platta, y una orla de gulas con cyertas coquyllas de oro. BRA: Traen por armas un escudo de sinopla con una torre de plata, y una orla de gulas con çiertas coquillas de oro. EN: Dorantes traen un escudo de sinopla con una torre de plata y una orla de gulas con coquillas de oro. LA (II/86): Son una torre blanca en canpo verde con una horla colorada con beneras amarillas ENRÍQUEZ 1202 AA: De León, mantelado de Castilla. (De Salamanca) Cuartelado: 1 y 4 de Castilla, 2 y 3 de plata cruz floreada de sable. AS: (Almirante de Castilla) D’argent e un leó de gules coroné, lengüé del mesme, armé de sable; e mantelé de gules, e sus les mantells un castell d’or portea d’azur, massonea de sable; e una bordura del primer e sus ella VIII, àncores de sable. BQ: Escudo partido en mantel, con un león de púrpura en la parte inferior en blanco vel argénteo, coronado e rrampante. E en las dos partes superiores dos castillos de oro con las puertas e ventanas azules en campo de goles el sanguino. BRA: Los Henrríquez trahen por armas de León con dos enmanteladuras de Castilla. EN: Traen como el almirante de Castilla, pero no traen orla como el almirante. LA: Un escudo partido en mantel. En las dos partes de suso, dos leones morados, en canpo blanco y en lo baxo un castillo de oro en canpo colorado. LAN: De plata, león de oro; mantelado de gules, dos castillos de oro. O (fachada de la Iglesia del Monasterio del Parral de Segovia): De León mantelado de Castilla (armas de Juana Enríquez, marquesa de Villena y cuarto cuartel de las armas del marqués Diego López Pacheco). ESCOBAR BA: Traen de platta con cynco escobas de azul. 1203 BRA: Traen por armas en un escudo de plata çinco escobas de açul. Otros diçen que no han de ser más de tres escobas y aun que han de ser de sinopla y atadas de gulas; de manera que las que yo he visto en sepulturas antiguas no son sino tres escobas de sinopla en campo de oro, y también las he visto en campo de plata. EN: Traen un escudo de plata con cinco escobas de azul y otros traen tres no más. LA: Traen por armas çinco escobas azules en canpo blanco atadas por medio con una atadura colorada. FAJARDO AA: De oro, tres matas de ortigas sobre tres rocas de sinople. BA: Traen de platta tres matas de hortygas entre dos rrocas agudas azia arriba y están asentadas sobre unas ondas de mar. EN: Traen un escudo de plata con tres rocas asentadas sobre el mar y en cada una una mata de ortigas. LA: Estos traen por armas tres matas d’ortigas verdes entre unas rocas o penas agudas contra suso y están puestas sobre una mar y las rocas son commo pardillas y el escudo es blanco. FIGUEROA AA: Conde de Feria: De oro, cinco hojas de sinople en sautor. AS: D’or e .v. fulles de sinoble en ceutor enbellides del primer. 1204 BRA: Sus armas son un escudo amarillo con zinco ojas de yguera verdes. LA: Traen por armas çinco hojas de higera verdes en canpo amaryllo. FLORES AS: D’azur e un castell d’or porté, fenestré e massoné de gules; e una bordura armínea. BA: Traen de azul con un castillo de oro salyendo fuego por la puerta y ventanas unas llamas de fuego. BRA: Traen por armas un escudo açul con un castillo de oro y salen por la puerta y ventanas y çimientos unas llamas de fuego, y traen escudo orlado de armiños porque proçeden de los Guzmanes. EN: Traen por armas un escudo de plata con cinco arminnos en sautor con una orla de gulas y sus santores de oro. LA: Tienen por armas un castillo amaryllo y sallen por las ventanas y puerta y por el çimiento unas llamas de huego. Y el canpo es azul e la horla blanca con hermynos. FONSECA AA: De oro, cinco estrellas de ocho puntas de gulas en sautor. AS: D’or e V steles de gules en çeutor. BA: (Antonio de) trae de oro con çynco estrellas de gulas de cada ocho puntas. BQ: Cinco estrellas de gulas en campo de oro (grabado). 1205 BRA: Traen por armas un escudo de oro con conco estrellas de gulas de cada ocho puntas. EN: Traen do oro con cinco estrellas de gulas de cada ocho puntas. LA: Son sus armas çinco estrellas coloradas en canpo amaryllo. LAN: De oro, cinco estrellas de azul. GAUNA BA: Traen de azul con dos calderas de oro y en los cabos de las asas tienen dos cabeças de serpientes wyidadas, y orlado el escudo de gulas. BRA: Estos traen por armas un escudo açul con dos calderas de oro en palo puestas la una sobre la otra, y los cabos de las asas que salen de las calderas tienen dos cabeças de sierpes dando un nudo la una con la otra, una orla de gulas. EN: Traen por armas un escudo azul con dos calderas de oro en palo puestas y en los cabos de las asas sus vocas de sierpes y dos caveças anudadas la una contra la otra y son las sierpes y una orla de gulas. LA: Estos traen por armas un escudo azul con dos calderas amaryllas y los cabos de las asas que sallen de la caldera tiene dos cabeças de syerpes dada un nudo una con otra y tiene el escudo una horla colorada. GAYTÁN AS: De sinoble e XIII pachines d’or embellies de sable en pal. 1206 BA: Traen de synopla con treze coquyllas de oro a un ágila de sable asentada en el escudo con las alas abyertas y caýdas las puntas como por defuera del escudo. BQ: (Primeras) Un león de pies, quiero dezir enhiesto. (Posteriores): Una cruz vana de flores de lis blanca vel argéntea en campo de goles vel sanguina color. BRA: Sus armas propias son un escudo de sinopla con treçe coquillas o veneras de oro y una águila de sable asentada sobre el escud con las alas abiertas y caídas las puntas como por deguera del escudo. EN: de sinopla con trece coquillas de oro y un ágila de sable asentada sobre el escudo con las alas abiertas. LA: Sus armas propias son treze veneras de oro en canpo verde e una ágila negra posada sobrel escudo y alas commo caydas, de manera que los cuchillos llegan a las primeras veneras. GIRÓN AA: Conde de Ureña: Cortado: 1 partido: 1 de Castilla y 2 de León; 2 de gules tres girones de oro en faja. AS: D’or e tres girons de gules. BA: Traen de oro con tres gyrones de gulas como en fasa pryncipiando. BQ: Los tres girones en campo de oro son del linaje antiguo e illustre d’estos señores (las armas del duque Pedro Girón son las rreales e las de los girones). EN: Traen por armas tres girones de gulas en campo de oro pero algunos traen por armas las susodichas con dos enmaletaduras la primera de Castilla y la segunda de León. 1207 LA: El escudo partido en mantel en las dos partes de arriba en la una un castillo a la parte derecha y en la otra un león con sus colores reales y en la parte de abaxo los tres girones con sus colores. GORDONCILLO BA: Traen de platta con una cruz de gulas floretadas y wydada, y en una bordadura çynco panelas de mysmo, la buydadura es de platta, las tres del medio las cabeças azia arriba y las de los costados las cabeças azia fuera. BRA: Un escudo de plata con una cruz de gulas floretada y buidada, y en la buidadura çinco panelas de la misma buidadura, y las tres de medio las cabeças façia arriba y las dos de los costados las beças façia fuera. EN: Escudo de plata con una cruz de gulas floretada y buydada y en la buydadura çinco panelas de la misma buydadura y las tres del medio las cabeças facia arriba y las dos de los costados las cavecas facia afuera. LA: Es un cruz colorada vana con bueltas, commo la de Calatrava y en lo hueco de la cruz traen çinco panelas blancas en esta manera, la quatro de çerca la cabeças de la cruz y la quinta en medio de la cruz. Y todas çinco las cabeças unas contra otras. GUDIEL BRA: Traen por armas un escudo de gulas con tres barras de armiños. EN: Traen por armas un escudo de gulas con tres varras d’armiños. 1208 LA: Traen por armas tres barras blancas con herminos negros en canpo colorado. GUEVARA AA: Conde de Oñate: Cuartelado: 1 y 4 de oro, tres bandas de armiños; 2 y 3 de gules, cincon panelas de plata en sautor. AS: Squartelé: lo primer d’or e dos bandes ermineas; lo segon de gules e V paneles d’argent en çeutor. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado: el primero es de oro con tres bandas de armiños; y el segundo de gulas con çinco panelas de plata en santor puestas. EN: Escudo esquartelado el primero de oro con tres vandas d’armiños y el segundo de gulas con cinco panelas de plata en sautor puestas. LA: Los quales traen por armas un escudo partido en quartel y en los quarteles traen herminos negros sobre blanco, puesto en vanda y el canpo es amarillo y son tres vandas en las que están los herminos Y en los otros dos quarteles ay en cada uno çinco panelas blancas en canpo colorado puestas en cruz. LAN: De gules, cinco panelas de plata. (Otro blasonamiento): Cuartelado: 1 y4 de azul, tres bandas de armiños; 2 y 3 de gules, cinco panelas de plata. GUZMÁN AA: Duque de Medina Sidonia, conde de Orgaz, conde de Olivares, conde de Teba: De azur, dos calderas 1209 jaqueladas de oro y gulas, bordura de plata con ocho armiños. BA: Traen de azul con dos calderas de platta fasadas y escaquetadas de platta e de gulas, con las cabeças de serpientes en los cabos de las asas tortobyjadas dos por defuera y dos por dedentro; y orlado de armyños. BQ: Traen calderas en pal en campo azul, e por orla los ocho armiños de sable en campo blanco. (Otros): Guzmanes traen un castillo de sinople verde en campo blanco e ardiendo, que salen llamas por puestas o ventanas, e por orla los armiños, en memoria del castillo de Guzmán. EN: Traen tres maneras de armas, traen dos calderas de su principio y una estaquetada de oro y de plata e de gulas y el campo es azul con su orla de plata, otras con orla de quatro leones de león y las calderas cada una quatro bocas se sierpes dos faica fuera y dos facia dentro; el principal d’esta casa del de Medinaçidonia añadió más en su orla quatro castillos. LA: Sean dos calderas jaqueladas de oro y blanco y colorado, y el canpo azul y la orla blanca con hermynos prietos. O (Castillo de Batres, 1430-1440): Dos calderas jaqueladas y bordura de armiños. HARO BA: Son de platta con dos lobos de sable çevados de sendos corderos, y una orla de gulas senbrada de sautores de oro. 1210 BRA: Traen por armas un escudo de plata con dos lobos çebados con sendos corderos, y una orla de gulas sembrada de santores de oro. EN: Traen por sus armas un escudo de plata con dos lobos de sable çebados de sendos corderos y una orla de gulas sembrada de santores de oro. LA: Traen por armas dos lobos negros con sendos corderos blancos en las bocas, que dizen çevados y el escudo es blanco y la horla colorada con aspas amaryllas syn cuento. HEREDIA BA: Traen de gulas con siete castillos de oro. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con siete castilos de oro. EN: Traen por armas un escudo de gulas con siete castillos de gulas (sic). LA: Traen por armas siete castillos de oro en canpo colorado. HERRERA AA: De gulas, dos calderas de oro, bordura de gulas, ocho calderas de oro AS: De gules e dos calderes d’argent e sus ellas tres bandes d’azur. BA: Traen de gulas con dos calderas de oro y en cabo de las asas tres cabeças de sierpes, las dos fazia fuera myrando y la una azia dentro; y el escudo orlado de gulas con ciertas mysmas calderas de las armas. 1211 EN: Traen un escudo de gulas con dos calderas de oro con sus caueças de sierpes tres en cada cabo de las asas una façia dentro y dos haçia afuera y una orla de gulas con treze calderas como las de las armas. LA: Traen por armas un escudo colorado con dos calderas de oro y do se junta el hasa con la caldera en cada parte ay tres bocas de syerpes, las dos contra huera y la una adentro. Y eso mysmo una horla colorada con doze calderas de oro de la mysma forma que las de dentro del escudo. LAN: Dos calderas, borduras con ocho calderas. HERREZUELO BA. Traen de oro con cynco calderones de sable e sus cabeças de serpyentes con las lenguas de gulas. BRA: Traen çinco calderones de sable en campo de oro con unas cabeças de sierpes con las lenguas de gulas. EN: Traen por armas un escudo de oro y en él çinco calderones de sable con sus cabeças de sierpes y sus lenguas de sable. LA: Traen por armas çinco calderones negros en canpo amaryllo con aquellas cabeças de syerpes con las lenguas coloradas de huera. HINESTROSA BA: Traen escuartelado, el prymero de oro con un ágila de sable, y el segundo de platta con un lobo de sable, y sobre el todo una cruz de gulas con sautors de oro, y orlado el escudo de mysmo. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero es de oro con una águila de sable y sobre el todo 1212 una cruz de gulas con santores de oro, y orlado el escudo de oro. (Otros): Otros Ynistrosa en Tierra de Campos traen un escudo partido en palo, el primero partido en faxa, el primero de açul con çinco estrellas de oro, y el segundo de oro con una águila de sable, el segundo quartel es de oro con dos lobos de sable, y una orla de gulas. EN: Traen un escudo esquartelado el primero de oro con un águila de sable y sobre el todo una cruz de gulas con santores de oro y orlado y el escudo de lo mismos, devate, en la escuarteladura. (Otros): En Campos hay algunos que se llaman d’este apellido y traen por armas un escudo partido en palo y el primero partido en fasa el primero de azul con çinco estrellas de oro y el segundo de oro on una gula de sable y el segundo quartel es de oro con dos lobos de sable y una orla de gulas, también devate. LA: Estos traen por armas un escudo partido en quartel, que lo parte una cruz hancha colorada con aspas amarillas. Y asý mesmo en la horla las dichas aspas y en los dos quarteles ay en cada uno un lobo negro en canpo amaryllo y en los otros dos dos ágilas negras en canpo amaryllo. Y el un lobo esta en el primer quartel de mano derecha el otro lobo debaxo al contraryo y asý las ágilas en los otros dos quarteles. HOZ BA: Traen de gulas con cynco oçes de podar de platta y tienen dos cortes, el uno llano y el otro corbo. 1213 BRA: Traen por armas en un escudo de gulas çinco hoçes de podar de plata y han de tener un corte corbo y el otro llano. LA: Son las armas de los de Hoçes çinco hoçes de podar corvas blancas en canpo colorado. HONEZ AS: De gules e tres flors de lyrs d’or en faxa. BA: Traen de gulas con tres flores de lis de plata asentadas en triángulo. BRA: Traen por armas un escudo gulas con tres flores de lis de gulas en triángulo. EN: Traen por armas un escudo de gulas con tres flores de lis de plata asentadas en treangulo. LA: Traen por armas tres flores de lis blancas en canpo colorado. HOROZCO AS: D’argent e una croys de gules entre IIII lops. BA: Son de platta con cuatro lobos de sable myrando el uno al otro, con una cruz en el escudo de gulas, sembrada de sautors de oro. BRA: Las armas d’este linaje son un castillo de plata con una cruz de gulas, sobre el todo, y en dada quarto un lovo de sable, y la cruz y orla está sembrada de santores de oro. EN: El linaje de los Horozco es muy antiguo y traen por armas un escudo de plata con una cruz de gulas y en cada cabo del escudo un lobo de sable y una orla de gulas y la cruz y orla sembradas de santores de oro. 1214 LA: Las armas d’este linaje es un escudo blanco y en medyo una cruz colorada, de todo trançe, que haze el escudo quatro quarteles y en cada quartel un lobo negro con una horla colorada y la cruz y la horla es todo lleno de aspas amaryllas. ILLÁN V. YLLÁN ISLA BA: Traen partydo en palo, el prymero de synopla con tres flors de lis de oro en vanda puestas; y el segundo es ondado de platta y de sable. BRA: El escudo partido en palo, el primero de plata con las ya dichas ondas; y el segundo de açul con una banda traspasada de sinopla y ençima tres flores de lis de oro. (Otros): Otros las traen de otra mexor manera, que traen las armas en palo, el primero de sinopla con tres flores de lis de oro asentadas en vanda, y en segundo las ondas susodichas. EN: Solían traer antiguamente unas ondas de mar turbias en campo de plata y después por otra razón traen por armas un escudo partido en palo el primero de plata con las ya dichas ondas y el segundo de azul con una banda trasposera y ençima tres flores de lis de oro y la vanda como obrea, otros traen el primer quartel por segundo. LA: Antyguamente traýan una hondas de mar turbias en canpo blanco. El escudo partido en pal a la parte derecha las hondas y a la otra tres flores de lis de oro en canpo verde puestas en vanda y el escudo o canpo azul. 1215 ISORNA BA: Sus propias armas son de platta con cinco cyntas de gulas puestas en vanda con cabos y tachornes, yvillas de oro. BRA: Las armas propias de estos son çinco çintas de gulas con tachones, cabos y hevillas de oro en campo de plata. EN: Traen de plata con çinco çintas de gulas puestas en banda con clavos y tachones y hevillas de horo, mas ovo uno d’este linaje (arzobispo de Santiago) que las quarteló con las armas de su madre que son de azul con çinco flores de lis de oro (Cherinos y Maldonados). LA: las armas propias d’estos d’Isorna son çinco çintas coloradas con chatones y cabos y hevillas de oro en canpo blanco. JARAVA BA: Traen escuartelado: el prymero de oro con una vanda de sable; y el segundo de oro y de sable escaquetado; con debate, porque en el cuartel prymero avía .v. escaques de sable y quatro de oro, y en el otro avía al contrario, que son cyndo de oro y quatro de sable. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero de oro con una vanda de sable, y el segundo escaquetado de oro y de sable, aunque quieren deçir algunos que han de ser çinco escaques de oro y quatro de sable. EN: Traen por armas un escudo partydo en quartel, a la parte derecha en el primer quartel una vanda negra en 1216 canpo amaryllo y esta en los dos quarteles y en los otros dos jaqueles negros en canpo amaryllo. JOFRE EN: Traen un escudo partido en palo en lo primero çinco flores de lis de oro en santor en canpo azul lo segundo una torre de plata en campo de sinopla y orlado el escudo de gulas con santores de oro. LA: Traen por armas dos lobos negros en canpo amarillo con una horla colorada con aspas syn cuento amaryllas. LARA AS: D’argent e dos calderes de sable. BA: De plata con dos calderones de sable. BF: Avían por armas dos calderas BRA: Traen por armas un escudo de plata con dos calderones de sable en palo asentados. EN: Trae por armas un escudo de plata con dos claderones o calderas de savle y está la una sobre la otra o puestas en pal. LA: Traen por armas calderas prietas en canpo blanco. LASARTE BA: Traen partydo en palo: el prymero de synopla con dos lobos blancos; y el segundo de oro con tres çéspedes de synopla. BRA: Sus armas es un escudo partido en palo, el primero es de sinople con dos lobos de plata puestos en palo, y el 1217 segundo es de oro con tres çespedes de sinopla asentados también en palo. EN: Traen por armas un escudo partido en palo el primero de sinopla con dos lobos de plata puestos en pal y el segundo es de oro con tres çéspedes de sinopla asentado también en palo. LA: Traen por armas un escudo partido en pal, a la mano derecha dos lobos blancos en canpo verde y a la otra parte çespedes verdes en canpo amaryllo. LAN: Partido, 1 verde, dos lobos de plata; 2 de punta, tres coronas antiguas de 3 puntas verdes. LEYVA AA: Cuartelado: 1 y 4 de Castilla, bordura de gules ocho estrellas de oro, 2 y 3 de gulas, tres leones de oro en pal. AS: De sinoble e un castell d’or squaqué d’azur porté e fenestré d’argent. BQ: Castillo todo jaquelado de escaques de oro e de goles en campo azul. BRA: Son un escudo de sinopla con un castillo varado de oro y de gulas; y orlado de las armas de los Salaçares (De gulas con XIII estrellas de oro de cada ocho puntas). EN: Traen por armas un escudo de sinopla con un castillo varado de oro y de gulas y orlado. LA (BN 18.019): Estos traen por armas un escudo azul con un castillo jaquelado de jaqueles colorados y amarillos. LISÓN AA: De gulas, león de oro. 1218 BA: Traen de oro con tres flores de lis de oro, lo que es mal traýdo. LA: Traen las armas rreales de Françia, que son tres flores de lys de oro en canpo azul y dizen que vyenen derecho de la casa. LOAYSA BA: Traen de platta con çynco rrosas coloradas; y una orla azul con ocho medias flores de lis de oro. BRA: Traen por armas un escudo de plata con çinco rosas de gulas puestas en palo, del un costado las dos y las otras dos del otro costado y la quarta puesta en la punta del escudo. (Otros): Y otros de este linaje traen en el escudo una orla de açul con ocho medias flores de lis de oro. EN: Traen por armas un escudo de plata con çinco rosas de gulas puestas en palo del un costado las dos y las otra dos el otro y la quinta puesta en la punta, y otros d’este linaje traen en el escudo una orla de azul con ocho medias flores de lis de oro. LA: Traen estos por armas çinco rrosas coloradas en canpo blanco, no puestas en cruz salvo a la larga del escudo, las dos de un cabo y las otras dos del otro y abaxo la una. LONDOÑO BA: Traen por armas un escudo azul con nueve oros de naypes. BRA: Traen por armas un escudo açul con nuebe oros como de naypes. 1219 EN: Traen por armas un escudo azul con nueve oros como de naipes. LA: Traen por armas un escudo con nueve oros amaryllos como naypes. LORCA BA: Son de gulas con un alyfante y su castillo de platta. BRA: Un escudo de gulas con un elefante y su castillo de plata. EN: Traen por armas un escudo de gulas con un elefante y su castillo de plata. LA: Un elefante blanco en canpo colorado. LUNA BQ: Estos caballeros traen por armas del linaje de Luna trae los cuernos o punta para oçidente e es menguante. BRA: Hay dos casas y ansimesmo diferencia de las armas, como quiera que todos traen lunas, pero los de Villaheliche traen la luna escaquetada de oro y de sable en canpo de plata. (Otros): Y los otros señores de Luna son señores de Yens [Yllueca (anotación de Riquer)], los quales traen por armas una luna de plata en campo de gulas. EN: Fallo dos casas y dos maneras d’armas porque los sennores de Villa Heliche traen las lunas estaquetadas de oro y de sable en campo de platta. (Otros): los otros de Luna que son sennores de Ylluença traen por armas una luna de plata en campo de gulas y la punta del escudo cortado en croesant como en la del campo. 1220 LA: Ay dos casas, asý mesmo diferençia en las armas, commo quiera que todos traen lunas. Pero los sennores de Villahiliche traen la luna estacada de prieto y amaryllo en canpo blanco. (Otros): Y los otros de Luna son sennores de Yllueca, los quales traen por armas una luna blanca en canpo colorado hasta la buelta del escudo y de allý hasta la punta. NU: Traen una luna blanca con un pie blanco en campo de sangre. O (Privilegio de Juan II, cit. en El documento pintado, p. 118): Luna de plata en campo de gulas cortado en punta del mismo esmalte que la luna. LUXÁN AA: Cuartelado: 1 y 4 de plata, faja de gulas; 2 y 3 de azur, castillo de plata AS: Squartelé: lo primer d’or e un pany de muralla d’azur massoné del primer; lo segon del primer e una faxa de gules. BA: Traen escuartelado: el prymero de oro con una fasa de gulas; y el segundo de oro con un pedaço de muralla con sus almenas, y estas son de un linaje de Aragón que se llaman los Mur. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero de oro con una pedaço de muro y sus almenas açules y el pedaço también, y el segundo cuartel es de oro con una faxa o barra de gulas. BQ: Un muro azul con sus almenas en campo de oro, que son las armas del noble linaje de Mur. 1221 EN: Traen por armas un escudo esquartelado el primero de oro con un pedaço de muro y sus almenas azules y el segundo es de oro tanbién con una barra o fasa de gulas y esta varra o fasa son sus armas y el pedaço de mur traen porque vienen de los Mur. LA: Estos traen por armas un escudo partydo en quartel, en los dos quarteles traen en cada uno un pedaço de muro o adarve azul en canpo amaryllo, con sus almenas. Y en los otros dos quarteles en cada uno una barra colorada en canpo amarillo. LUZIO BA: Traen de azul con una cometta de oro, los rayos tomando todo el escudo. EN: Traen por armas un escudo azul con una cometa de oro los rrayos tomando todo el escudo. LA: Traen por armas un estrella grande de oro que tyene los rrayos muy estendidos de manera que toma todo el escudo, y los rrayos son delgados ca es commo luzero y el escudo es azul. LUZÓN BA: Traen por armas un escudo de oro con una torre escaquetada de platta y de gulas y la puerta abierta y en medio una estrella de oro con ocho puntas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con una torre esquaquetada de plata y de gulas y la puerta abierta y en medio una estrella de oro que tenía ocho puntas 1222 LA: Traen estos de Luzón por armas una torre jaquelada colorada y blanca con una estrella azul en la puerta en canpo amaryllo. MACHUCA BA: Los Vargas y Machucas traen hondado de platta y de azul. BQ: En campo blanco tendidas ondas azules y largas, siete o cinco son avidas por las armas conoçidas de Machucas. BRA: Las armas d’estos Bargas y Machuca son ondas açules en campo blanco, las quales armas eso mismo las traen los Marinos. EN: Traen por armas las de los Vargas y tambien las de los Marinos. LA: Las armas d’estos de Vargas y Machucas son hondas azules en canpo blanco, las quales harmas eso mismo traen los Marynos de Galizia. MALDONADO AA: De oro, cinco lises de plata AS: D’azur e .v. flors de lyrs d’or en çeutor. BA: Los Maldonados traen de azul con cynco flores de lis de oro. BQ: Cinco flores de lis blancas vel argénteas en canpo colorado vel sanguino. BRA: Los Cherinos y Maldonados tienen unas mesmas armas, çinco flores de lis de orl en campo açul. EN: Como los Chirinos. 1223 LA: Çinco flores de lis amaryllas en canpo azul que son de los Cherynos o Maldonados. MANRIQUE AA: Duque de Nájera, marqués de Aguilar, conde de Osorno, conde de P:aredes: Cuartelado: 1 y 4 de gules, calderas de oro; 2 y 3, jaquelado, nueve jaqueles cinco de Castilla y cuatro de León. BA: Las armas de los unos son de platta con dos calderas escaquetadas de oro y de sable. Otras armas traen escuarteladas: el prymero de Castilla; y el segundo de plata con un ágila de sable. Las terçeras armas que traen son un escudo escaquetado de cynco escaques de León y quatro de Castilla. BQ: (II duque de Nájera)Mantelado de Castilla y León. BRA: Las propias armas de este apellido son dos calderas escaquetadas de oro y de sable en un campo de plata. (Otros): Las armas del conde don Tello son un escudo esquartelado: el primero de Castilla; y el segundo de plata con un águila de sable. Otros traen çinco escaques de León y quatro de Castilla. EN: Son un escudo de plata y algunos le traen de oro con dos calderas estaquetadas de oro y de sable (Otros): mas traen algunos más que esto, esquartelado el primero de Castilla y el segundo de plata con un ágila de sable, pero el duque de Nájera trae esquartelado el primero las calderas susodichas y el segundo çinco escaques de León y quatro de Castilla. LA: Pero baste que las propias armas d’este apellido son dos calderas escacadas de amaryllo y negro en canpo 1224 blanco. (Otros): Commo quiera que estos condes de Castaneda y de Osorno traen eso mesmo las armas del conde don Tello, que fue padre de su abuela, que son un escudo a quarteles, en los dos dos castillos rreales y en los otros dos en cada uno un ágila negra en canpo blanco. LAN: Dos calderas jaqueladas de plata y sable. MANUEL AA: Cuartelado: 1 y 4, de León, 2 y 3, de gulas, mano alada de oro que empuña una espada AS: Squartelé: lo primer d’argent e un leó de gules lengué del mesme, armé de sable; lo segon de gules e una ala d’or e una mà tenent una spasa d’argent, pom e creu de sable. BA: Los Manueles traen por armas un escudo escuartelado: el prymer cuartel es de León; y el segundo es de gulas con una ala de oro saliendo del codo una mano tenyendo una espada. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado: el primero de León; y el segundo de gulas con una ala de oro y sale del codillo de la ala una mano que tiene una espada. EN: Traen por armas un escudo quartelado el primero de León y el segundo de gulas con un ala de oro y de sable saliendo del codillo una mano que tiene una espada desnuda. LA: Traen por armas un escudo partido en quartel y en los dos quarteles, en cada uno un león morado en canpo blanco, que son las armas rreales. Y en los otros dos quarteles, en cada una, una ala de oro y sale del codillo 1225 del ala una mano blanca que tiene un espada, y el canpo es colorado. O: (Sobre las armas de los Manueles en el siglo XIII véase las ya descritas de Juan Manuel. Libro de las armas. En Prosistas castellanos del siglo XIV, Madrid, 1952). MARIÑO BA: Traen un escudo hondado de platta y de azul. BRA: Las armas son éstas, un escudo ondado de plata y de açul. EN: Traen por armas un escudo ondado de plata y de azul. LA: Las armas son ondas azules en canpo blanco. MEDRANO AA: De plata, bande de sable, bordura de gulas con 8 sautores de oro EN: Traen por armas un escudo de gulas con una cruz de plata y bivyda del campo y floretada. MEJÍA AS: D’or e .iii. faixes d’azur. BA: Traen de oro con tres faxas azules. BQ: Tres fajas azules en campo verde BRA: Son un escudo de oro con tres faxas de açul. EN: Traen por armas un escudo de oro en tres fasas o barras de azul y puédese blasonar diziendo una faxa en tres pieças. LA: Las armas de Mexía son tres barras o faysas azules en canpo amaryllo. 1226 MENDANO LA: Traen por armas un escudo azul y en él una camisa morysca blanca con tres saetas hincadas en ella las astas todas sangrientas. MENDAÑA EN: un escudo de oro con seis torteos de gulas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con seis torteos de gulas. MENDOZA AA: Conde de Montagudo, conde de Castro: Cuartelado en sautor: 1 y 4 de sinople, banda de gulas ribeteada de oro, 2 y 3 de gulas, 10 panelas de plata. Duque del Infantado: Partido en sautor: 1 y 4 de sinople, una banda de gulas ribeteada de oro, 2 y 3 de oro, con Ave M y Graci [sic]. AS: (Infantado) Gironé de IIII pesses: lo primer de sible e una banda d’or e sus ella una de gules; lo segon d’or e unes letres d’azur qui dient Ave María Graçia Plena. BA: Traen de synopla con una vanda de oro y vazía de gulas. (Otros): Otros ay d’este linaje que traen de gulas con diez panelas de plata. (Otros): Otros Mendoças ay en Sevilla que traen por armas un escudo de platta con un croesan escaquetado de oro y sable. BF: Los de Mendoça avían por armas una vanda atravesada negra. (Otros): [Diego Hurtado] dio a su segundo hijo las armas de su mujer por mandado de su suegro señor de Martuada que era diez panelas blancas. 1227 BRA: Traen tres maneras de armas mui diferentes las unas de las otras. (Otros): Los Mendoças que agora poseen la casa de Mendoça, que es en la montaña en tierra de Álaba, traen derechas armas del Çid, que es un escudo de synopla con una banda de oro buydada de gulas [...] aquella casa es por derecha subçesión del duque del Infantado. (Otros): Y aun éstos traen con ellas las armas de la Vega . (Otros): Y aun otros Mendoças traen por armas un escudo de gulas con diez panelas de plata. EN: hallo tres maneras de amras en estos de Mendoza y todas diferenciadas las unas de las otras, los Mendoças que agora poseen la casa de Mendoça que es en tierra de Álava traen las derechas armas de las de Rruy Díaz que son un escudo de sinopla con una vanda de oro plena de gulas y algunos traen con estas las de la casa de la Vega como façe el duque del Ynfantadgo, (Otros): Otros Mendoças traen un escudo de gulas con diez panelas de plata las quales armas dizen aver ganado los de aqueste linaje. (Otros): En Sevilla solía aver otros Mendoças que traýan un escudo de plata con una luna ecaquetada de oro y de sable y una orla zaul con unos vesantes varados de oro y de gulas. LA: Los Mendoças que agora poseen la casa de Mendoça, que es en la montanna, en tierra de Alava, traen las derechas armas del Çid, que es una vanda colorada con unos bordes de oro enderredor de la vanda . (Otros): Y estos aun traen a bueltas las armas de la Vega, porquel marqués don Ýnigo López heredó la casa de la Vega. (Otros): Traen por armas un escudo colorado con diez 1228 panelas blancas hechas commo coraçones. Asý mesmo los antigos d’este linaje de Mendoça dizen que es cargo de conçiençia traer las panelas porque son de otro linaje y muchos ya las dexan y toman la vanda, y algunos las ponen por horla de la vanda. LAN: De gules, diez panelas de plata 3,3,1,2,1. (Otros): Verde, banda de gules bordeada de oro. O (Castillo de Batres, 1430-1440): Cuartelado en sautor: 1y4 banda, 2 y3 AVE MARÍA MENESES BRA: Las quales armas son un escudo de oro y no más. EN: Sus armas son un escudo de oro y no más. LA: Es un escudo todo amaryllo. MESA BA: Traen de platta con dos mesas de púrpura sobre sus pies y en los cabos de las mesas unos synos de Salomón. BRA: Traen por armas un escudo de plata con dos mesas de púrpura sobre sus pies y en los cabos de las mesas unos signos de Salomón uno en cada lado. EN: Traen un escudo de plata con dos mesas de púrpura asentadas sobre sus pies y a los cabos de cada una unos sinos de Salamón. LA: Traen un escudo blanco y en él dos mesas leonadas sobre sus pies y en los cabos de las mesas unos synos de Salamón. 1229 MIRANDA BA: Traen de gulas con cynco cabeças de damas de los pechos arriba y dos serpientes rretortovyjadas de las cabeças y colas con alas y todas de synopla. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con çinco cabeças de damas de los pechos arriba. Otros quieren deçir que debaxo de cada dama está una venera de oro, y fuera en derredor del escudo dos serpientes retortijadas la una con la otra de las cabeças y colas, y sus alas, colas y manos tienen el escudo y son de sinopla. También diçen que estas donçellas han de tener las manos plegadas. EN: Escudo de gulas con cinco caveças de damas de los pechos arriba. LA: Traen por armas estos, un escudo colorado con çinco caras de donzellas blancas e cuerpos hasta la çinta y debaxo de cada una donzella una venera y la donzella fyrmadas las manos sobrella, las veneras han de ser amaryllas. MONTOYA BA: Traen de azul con diez panelas de platta; y alrrededor del escudo un cordón de San Françisco. BRA: Traen por armas un escudo açul con diez panelas de plata y alrededor del escudo un cordón de San Françisco. EN: Traen por armas un escudo azul con diez panelas de plata y alderredor del escudo un cordón de san Françisco. LA: Traen por armas diez panelas blancas en canpo azul y alderredor del escudo un cordón de Sant Françisco. 1230 MORALES BA: Traen escuartelado de plata con una fasa de sable de tres pieças; y el segundo es de oro con un moral de synopla. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado, el primer quartel de oro con un moral, y el segundo de plata con tres barras de sable. EN: Traen por armas un escudo esquartelado, el primero de oro con un moral y el segundo es de plata con tres barras de sable y este mesmo quartel traen los que se dizen de Vera. LA: Traen por armas un escudo partido en quartel en los dos, ay en cada uno un moral verde en canpo amaryllo. Y en los otros dos en cada uno tres barras negras en canpo blanco. MOSCOSO AA: Conde de Altamira: De oro, cabeza de lobo de gulas BA: Traen de platta con tres cabeças de lobos de púrpura. BRA: Traen por armas un escudo de plata con tres cabeças de lobos de sus ser, o púrpura, puestas en triángulo. EN: escudo de plata con tres cabeças de lobo de su ser puestas en treángulo. LA: Traen por armas tres cabeças de lobos morados en canpo blanco. 1231 MOYA BA: Traen partido en palo: el prymero de gulas con un pedaço d’escala de oro con sus estryvaderos de yerro; y el segundo devaros en fasa. BQ: Los de Moya traen por armas un escudo partido en pal de lo alto abaxo por la mitad y en la parte dereca el primero troço de una escala con sus cuentos clavados o fixos, la escala de oro e el canpo de goles y en la otra mitad del escudo lleno de veros de plata o cándidos e azules, como han de ser perfectos veros. E las armas que primero trahían estos cavalleros llamados de Moya, antes que tal apellido tomasen, fueron los veros que traen en la parte siniestra e mitad del escudo. BRA: Traen por armas un escudo partido en palo, el primero de gulas con el primero troço de escala de oro en su estribadero de fierro, y el segundo varado en fasa. EN: Traen por armas un escudo partido en palo el primero de gulas con un primer trozo de ecsala de oro y su estribadero de fierro y el segundo barrado. LA: Traen por armas un escudo partido en pal a la parte derecha el primero troço de una escala con sus cuentos en canpo colorado y el escudo es amaryllo y a la parte esquierda unos veros blancos en canpo azul. NARVÁEZ AS: De gules e .v. flors de lyrs d’argent en çeutor. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con çinco flores de lis de plata. EN: Traen por armas un escudo de gulas con çinco flores de lis de plata en santor. 1232 LA: Traen por armas un escudo colorado con çinco flores de lis blancas. NIÑO BA: Son de oro con cynco flores de lis de azul. BRA: Traen por armas un escudo de oro con çinco flores de lis açules. LA: Traen por armas un escudo de oro con çinco flores de lis azules. OBREGÓN BA: Traen por armas dos maneras de armas, las prymeras son de gulas con una cruz de oro florettada. (Otros): Y las otras armas son de synopla con una rrueda de oro vazía de platta, y en la punta del escudo una mano cortada rrastillando sangre. BRA: Estos traen dos escudos de armas, el uno es de gulas con unacruz de oro floretada y diçen que buidada. (Otros): El otro escudo es de sinopla con una rueda de carro de oro. EN: Traen dos escudos uno es de gulas con una cruz de oro floretada y dizen que buydada, estas creo ser las más propias suyas. (Otros): Un escudo de synopla con una rrueda de carro de oro. LA: Estos tienen dos escudos de armas, el uno es colorado con una cruz amarylla vana con cabeças bolcadas. (Otros): El otro escudo verde con una rrueda de carro amarilla. 1233 OLIVERA EN ( BN Ms. 3257.): Los de Olivera traen un escudo de oro con un ramo de oliva, dizen que el principio d’este linaje bino de Alimania allende las armas susodichas traen mas proque las ganaron un león y una mano de honbre con media espada. EN ( BN Ms. 11.423): Los de Olivera traen un escudo de oro con un rramo de Oiva dizen que el priençipio d’este linaje vino de Alemanna y allende de las armas suso dichas traen mas porque las ganaron un león y una mano de onbre con media espada. O (Certificación de armas de Olivera, Biblioteca Fundación Lázaro Galdeano): Linaje de los de Olivera, que teniendo solamente el ramo de oliva, el rey en sennal de perpetua memoria de tan esforçado hecho, les dió por armas allende el ramo de Oliva, el león y la mano con la media espada para denotar la noble victoria con ella avida contra los leones (Otra descripción): Los de Olivera traen por armas un escudo de oro y en él un león de su propio ser y en el mismo escudo una mano con su media espada empunada y todo de su propio ser y en la cabeça del escudo un campo de plata con un rramo de oliva en él. ONEZ V. HONEZ OROZCO V. OROZCO OSORIO AS: (Maqués de Astorga) D’or e dos lops de gules. BA: Los de Osorio traen de oro con dos lobos desollados. 1234 BQ: Traen dos lobos desollados en pal, el uno más alto que el otro, de seguida en campo de oro.. BRA: Traen por armas un escudo de plata con dos lobos de gulas. Otros diçen que el escudo ha de ser de oro. EN: Truxeron un tiempo por armas dos cabras de sable en campo de plata y por orla unas cabras , las travas traýan a las oras por el travamiento de los condados que tenían y las cabras trayan por el señorío de cabrera pero después tomaron otras armas que son un escudo de plata con dos lobos de gulas. LA: Traen por armas estos dos orcados lobos deshollados o bermejos en canpo blanco. LAN: De plata, dos lobos de sable PACHECO AA: De gulas, dos calderas de oro jaqueladas. BA: Traen dos calderas jaqueladas. BRA: Son un escudo con dos calderas escaquetadas. EN: Traen por armas un escudo de plata con dos calderas estaquetadas, digo, gironadas y quatro ligaduras de platas y las calderas de oro con sus bocas de sierpes. LA: Las propias armas de los Pachecos son dos calderas jaqueladas. O (fachada de la Iglesia del Monasterio del Parral): Dos calderas jaqueladas (Primer cuartel del escudo del maqués de Villena). PADILLA BA: Traen por armas un escudo azul con tres sartenes. 1235 BRA: Traen por armas de açul con tres sartenes de plata y sobre cada sartén una luna y otras tantas a los costados y abajo el cabo de las sartenes, y son blancas. Y aunque este maestre ffiço una capilla en Toledo y puso las sartenes deoro, y otros traen de açul con las tres sartenes, y son blancas. EN: Traen por armas un escudo azul con tres sartenes de plata y sobre cada una una luna y otras tantas a los lados o costados y avaso de las sartenes y son tanbién de plata y algunos ponen las sartenes de oro y otros traen de azul con las sartenes de plata. LA: Traen por armas estos, tres sartenes blancas en canpo azul y sobre cada sartén una luna y otras tantas a los costados y abaxo al cabo de la sartén blancas, aunque este maestre en una capilla que hizo en Toledo pintaron las sartenes de oro. O (Descripción del convento y castillo de Calatrava la Nueva, capilla de los Padilla, escudo de Gutierre de Padilla. RAH B/82) Alterna dos escudos, uno el de las tres padillas y otro cuartelado, en el 1 tres padillas de plata en campo de azur, 2 vanda de sable en campo de oro, 3 trece roeles de oro en campo de gulas, 4 león de gulas en campo de plata con orla azur con cruces de oro. (Sepulcro de Garci López de Padilla): Tres padillas de plata en campo de azur. O (Menéndez Pidal de Navascués, Heráldica medieval española, p. 164. Armas de María de Padilla que están en el monasterio de Santa Clara de Astudillo): De plata, un león de purpura vestido de oro con una padilla de púrpura en cantón. 1236 O (Descripción de diversos emblemas (ms. siglo XVI, RAH 9/572 , f. 55): Tres padillas son de oro y las lunas y el campo de sable, las de padillas plata las da con el sobrenombre de López. PALOMEQUE BA: Traen de azul con dos palomas de platta, pies y pico de gulas; y orlado de gulas con sautors de oro. BRA: Traen por armas un escudo açul con dos palomas de plata, o de su ser, y el pico y pies de gulas, con ocho santores de oro. LA: Traen por armas un escudo azul con dos palomas blancas con picos y pies colorados y una horla colorada con aspas amaryllas. PANTOJA BA. Traen de azul una cruz escaquetada y florettada y wydada y los escaques de oro y de gulas. BQ: Es una cruz + vana de flores de lis perforada de escaques duplicados de oro e de goles e la cruz + es en campo azul. BRA: Traen por armas un escudo açul con una cruz sobre el todo de gulas y es buidada y floretada. LA: Traen por armas una cruz vana jaquelada de oro y colorado en canpo azul con cabeças commo la de Calatrava. PARADA BA: Traen de oro con tres vandas de azul, y por orla dos culebras de sinopla las cabeças azia arriba, bocas 1237 abiertas y lenguas sacadas y juntas las colas en la punta del escudo. BRA: Traen por armas un escudo de oro con una vanda de tres pieças de açul, y por orla dos culebras de sinopla las cabeças façia arriba y retortijadas con sus bocas abiertas y lenguas sacadas y juntas las colas en la punta del escudo y tortovijadas. EN: Traen de oro con una banda de tres pieças de azul e por orla dos culebras de sinopla las caveças fazia arriba y tortovijadas y sus vocas aviertas y lenguas sacadas. LA: Traen por armas un escudo amaryllo con tres barras azules y alderredor del escudo dos culebras verdes, dado un nudo ençima la una cabeça con la otra y las colas se juntan abaxo en la punta del escudo. PARDO BA: Traen de oro con una vanda de gulas. LA: Traen por armas una vanda colorada en canpo amaryllo. PÁRRAGA BA: Traen partido en palo: el prymero escaquetado de quynze escaques de plata y de gulas; y el segundo es escuartelado: el prymero es de platta con un lobo de sable; y el segundo es de oro con tres fasas de gulas; orlado de azul lo escuartelado con sautors de oro. BRA: Traen por armas un escudo partido en palo, el primero es de ocho escaques de plata y siete de gulas, y el segundo esquartelado: el primero de plata con un lobo de sable, y el segundo es de oro con una faja de gulas de tres 1238 pieças, o tres barras de gulas, porque todo es uno, y este cuartel esquartelado es orlado de açul con ocho santores de oro. EN: Escudo partido en palo el primero de plata con siete escaques de gulas y el segundo escuartelado el primer od plata con un lobo de sable y el segundo de oro con una fasa de tres piezas de gulas y este quartel es orlado de azul con ocho santores de oro. LA: Traen por armas un escudo partydo en pal en el medyo, de la mano derecha quinze jaqueles colorados y blancos. La otra mytad del escudo es en quatro quarteles en los en cada uno un lobo negro en canpo blanco y en los otros dos , en cada uno tres barras coloradas en canpo amarillo, con una horla azul con aspas amarillas. PAVÍA BA: Traen ocho escaques de platta y syete de sable. BRA: Traen por armas un escudo de plata con siete escaques de sable. LA (II/86) : Traen por armas quinze jaqueles blancos y prietos. PENALOSA BA: Traen de oro con tres plumas azules d’autryza y la de medio derecha y las de los costados las cabeças un poco baxas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con tres plumas de avestruz açules y la de medio estáderecha y las de los costados un poco caídas, façia fuera las puntas. 1239 EN: Un escudo de oro con tres plumas de avestruz y la del medio está derecha y las de los costados un poco caydas façia afuera. LA: Traen por armas tres penas o plumas commo d’avystruz, azules en canpo amaryllo y la de medyo esta derecha y las dos de los costados las cabeças de çima. PERALTA BA: Traen de gulas un cabeça d’escudo de platta. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con una cabeça de plata. EN: Traen por armas un escudo de gulas con una caveça de plata. LA: Traen por armas un escudo colorado con una barra o faysa blanca en lo alto del escudo. PEREA BA: Traen de oro con cynco panelas de synopla, y creo que an de ser peras. BRA: Traen por armas un escudo de oro con çinco panelas de sinopla. EN: Traen por armas un escudo de oro con cinco panelas de sinopla en santor puestas. LA: Estos traen por armas çinco panelas verdes en canpo amaryllo. PIMENTEL AA: Conde de Benavente: Cuartelado: 1 y 4 de oro, fajado de gulas; 2 y 3 de sinople, cinco veneras de plata en sautor, bordura coponada de León y Castilla. 1240 AS: (Conde de Benavente) Squartelé: lo primer d’or e tres faxes de gules; lo segon de sinoble e V pachines de argent en ceutor. BRA: Traen por armas un escudo esquartelado: el primero de sinopla con cinco conchillas o veneras de plata en santor; y el segundo es de oro con un faja de tres pieças de gulas. EN: Un escudo escuartelado el primero de sinopla con çinco coquillas de plata asentadas en sautor y el segundo de plata con una fasa de tres piezas o tres varras de gulas. LA: Traen un escudo partido en quartel en los dos en cada uno çinco veneras blancas en campo verde e en los otros dos quarteles en cada uno tres barras coloradas en canpo blanco. LAN: Cuartelado: 1 y 4 de azul, cinco veneras de plata, 2 y 3 de plata, tres fajas de gules. PONCE DE LEÓN AA: Partido: 1 de León, 2 de Aragón, bordura de plata con escudetes de oro con una faja de sable cada uno. AS: Los de León: Partit en pal: lo primer de argent e un leó de gules coroné d’or, lengué del mesme, armé de sable ; lo seon d’or e IIII pals de gules; e una bordura del primer e sus ella VIII scuts d’azur e en cascun una faxa d’or. BRA: Un escudo partido en palo: el primero de León y el segundo de Aragón, con una orla de plateda y en ella çiertos escuditos de oro y en cada uno una faxa de açul. LA: Un escudo partido en pal, a la parte derecha de un león morado en canpo blanco, e a la parte esquierda unos 1241 bastones colorados en canpo amarillo e una horla blanca con unos escudillos pequennos a marillos con unas barras o faysas azules. LAN: Partido 1 de plata, león de sable linguado de gules, 2 de oro, cuatro palos de gules. PONTE BA: Traen de platta un castillo azul posado sobre un puente que está sobre un rrío. EN: Traen por armas un escudo de plata con un castillo asentado en una puente con sus aguas abajo. LA: Estos traen por armas un escudo blanco con un castillo azul sobre una puente del mysmo color. PORRAS AS: D’argent e .v. flors de lyrs d’qzur en croys, e .viii. roses de gules en orle. BA: Traen de platta con çynco flors de lis de azul ermosadas de oro. BRA: Traen por armas un escudo de plata con çinco flores de lis açules y fermoseadas de oro. EN: Traen por armas de plata con cinco flores de lis azules y fermosadas de oro. (Otros): Otros Porras que se dizen ser de Espinosa y por agora no sabría dezir sus armas. LA: Traen por armas un escudo blanco con çinco flores de lys azules esmaltadas. PORTOCARRERO AA: Jaquelado de oro y azur 1242 BA: Traen escaquetado de oro y de azul. BQ: De la casa de Moguer: Siete escaques azules en campo de oro. De la casa de Palma: Siete escaques azules en campo de oro. BRA: Traen por armas un escudo escaquetado de oro y de gulas; y he fallado que es de oro con siete escaques açules. O (fachada de la Iglesia del Monasterio del Parral): Escaqueado PORTUGAL EN: Traen las armas reales portoguesas salvo que no traen las caveças de las cruzes. LA: Traen las armas reales de Portogal syn las cabeças de la cruz. PRADO AS: D’argent e un leó de sable lengué e armé de gules. BA: Traen de oro con un león de sable. BRA: Son las armas de León y el león fermoseado de oro. EN: Traen por armas un escudo de plata con un león de sable fermosado de oro. (Otros): Otros de los marinas traen por armas un escudo de oro con una banda de gulas. (Otros): Otros de Ortega traen por otras armas, las armas de la mesma cibdad (de Alhama) con unas escalas por orla, y las armas son de esta manera un escudo de gulas con un castillo de oro y encima del castillo una granada y del segundo petril de lalto del castillo salen dos braços con sus manos que cada una tiene una llave las quales llegan a çerca de la granada y 1243 por orla del dicho escudo están siete pedaços de escala de oro en canpo azul. LA: Un león ranpante negro grytado de oro en canpo blanco. QUADROS BA: Traen de platta con cuatro biletas azules. BRA: Traen por armas un escudo de plata con quatro escaques açules. EN. Traen de plata con cuatro escaques de azul. LA: Traen por armas quatro jaqueles azules en canpo blanco. QUEVEDO BRA: Traen por armas un escudo partido en palo y pártelo un estandarte que es la tela medio blanca y el otro medio gulas, y la mano derecha del escudo, o el primer quartel es de açul con tres flores de lis de oro, y el otro medio escudo es de plata con una caldera de sable. (Otros): Otros traen el escudo partido en palo, el primero partido en faja, en la cabeça de açul con tres flores de lis de oro, y el cuartel es de plata con un estandarte el medio de gulas y el otro de plata enpuesto de su asta. EN: Traen por armas un escudo partido en palo y pártelo un escandarte (sic) que es medio blanco y medio colorado y a la mano derecha so en el primero quartes es de azul con tres flores de lis de oro y el otro medio escudo es de plata con una caldera de sable. (Otros): Otros traen el escudo partido en palo el primero partido en daxa en la 1244 cavesça de azul con las tres flores de lis de oro y el segundo en punta es de plata con una cladera de sable y el segundo quartel es de plata con un estandarte en su asta con un fierro y espandarte es de sinopla y los otros de gulas. LA: tienen por armas un escudo partido en pal e pártelo un estandarte que es la tela medio blanca y la otra media colorada. Y a la mano derecha el medyo escudo es azul con tres flores de lis amarillas. Y el otro medio escudo es blanco con un calderón negro. QUIÑONES AA: Condes de Luna: Jaquelado gulas y veros, bordura de Portugal, Castilla y León. AS: Squaqué d’or e de vays. BA: Traen escaquetado de platta y de var. BRA: Son sus armas un escudo escaquetado de plata y de veros. EN: Traen por armas un escudo escaquetado de plata y de veros. LA: Son sus harmas un escudo blanco todo lleno de veros azules. QUIROGA BA: Tienen por armas un escudo de sinopla con çinco escaques de plata. BA: Traen de synopla con cynco escaques de platta. EN: Traen por armas un escudo de sinopla con çinco escaques de plata. 1245 LA: Tienen por armas çinco estacas blancas en canpo verde. QUIXADA BRA: Traen por armas un escudo de plata [con] quatro escaques açules. BRA: Traen por armas un escudo de plata con quatro escaques açules. EN: Traen por armas un escudo de plata con quatro escaques azules. LAN: Jaquelado (de plata y sable). RANGEL BA: Traen de oro con cynco flores de lis escaquetadas de platta y de gulas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con çinco flores de lis escaquetadas de plata y de gulas. EN: Escudo de oro con çinco flores de lis escaquetadas de plata y de gulas. LA: Un escudo de oro con çinco flores de lys estacadas de blanco. RAPADO BA: Traen de platta con un león de gulas; orlado el escudo de gulas con cuatro sautors de oro. BRA: Traen por armas un escudo de plata con un león de púrpura, otros diçen que es de gulas, y una orla de gulas con quatro santores de oro. EN: Escudo de plata un león púrpura y otros dizen que a de ser de gulas. 1246 LA: Estos traen por armas un león morado en canpo blanco con una horla colorada con quatro aspas amaryllas. REINOSO BA: Traen de platta con una cruz de gulas floretada y wydada de platta, con una orla escaquetada de platta y de gulas. BRA: Eran sus armas escaquetadas de plata y de gulas ... [pero desde las Navas] son un escudo de plata con una cruz de gulas, y los escaques por orlas. Otros diçen que estas armas son un escudo de plata con una cruz de gulas floretada y buydada, con una orla escaquetada de plata y de gulas. EN: Escudo de plata con una cruz de gulas y los escaques por orla. Otros dizen que son un escudo de plata con una cruz de gulas floretada y buydada y una horla escaquetada de plata e de gulas. LA: Las armas es un escudo blanco con una cruz colorada y los jaqueles por horla. RIBADENEIRA BA: Traen de synopla con una cruz floretada de gulas con cynco coquyllas de oro, las cuatro en los cabos y la quynta en el medio, y cortado el escudo de un rrío en la punta y mostrándose dos truchas entre unas espadañas BRA: Traen por armas un escudo de sinopla con una cruz de gulas floretada y sobre ella çinco coquillas de oro, en cada cabo la suya y la quinta en el medio, y cortado el 1247 escudo en la punta de un rrío y en él mostrándo tres truchas en unas espadañas. EN: Traen por armas una cruz de gulas floretada y sobrella çinco veneras de oro, en los cabos y la quinta en el medio, y cortado el escudo en punta de un rrío y en él tres truchas en unas espannas. LA: Traen por armas una cruz colorada con cabeças bolteadas, con çinco veneras amaryllas puestas en los cabos y en medyo de las cruz. Y el canpo del escudo es verde, e baxo de la cruz está una rribera dentre el escudo en que ay tres truchas e unas matas d’espadanas. O (RAH 9/329, f. 47): Sepulcro del bachiller Arias de Ribadeneyra, tiene por armas la cruz y veneras de los Ribadeneyras con sus ondas sin orla y otro escudo de flores de lis pintadas. RIBERA BQ: Son tres faxass de sinople verdes en canpo de oro. BRA: Un escudo barrado de treçe barras de esta manera, la primera, que está en la cabeça, es de plata y la segunda es escaquetada de oro y de gulas y la terçera es de sable y la quarta es escaquetada como la de arriba y la quinta es de plata, y yréis por esta quenta asta treçe. LA: Las armas son estas, tres barras negras e de la parte de baxo d’estas barras y de suso escaques colorados y amaryllos y el escudo es blanco. ROELA V. RUELA 1248 ROJAS AA: Marqués de Denia : De gulas, cinco estrellas de ocho puntas de oro en sautor. BA: De oro con cynco estrellas de azul de cada ocho puntas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con çinco estrellas açules de cada ocho puntas. LA: Çinco estrellas azules en canpo amaryllo. ROMO AS: D’argent e una croys de sinoble florea. BRA: Traen dos escudos de armas. El uno de gulas con una cruz de sinopla, falso, como la de Alcántara, con çinco veneras de oro, en cada braço la suya, y en medio de la cruz la quinta y todas cuelgan aiuso. EN: Escudo de gulas con una cruz de sinopla como la de Alcántara con çinco avaneras de oro en cada brazo la suya y en el medio de la cruz la quinta. LA: Es un escudo colorado con una cruz verde commo la d’Alcantara, con çinco veneras amarillas en cada braço la suya y en medio la quinta y todas cuelgan a yuso. (Otros): E el otro escudo de armas que traen es del solar de Lequetio de qual dependen, que es en la montanna de Viscaya. Y el escudo es colorado y en él una ágila amarilla gritada de colorado con una horla blanca, con tres aspas de oro. RUELA AS: D’argent e treze torteus de gules en pal. 1249 BA: Son de gulas con seis besante de platta orlados y fasados de cada dos fasas de sable. BRA: Un escudo de gulas con seis besantes de plata orlados y fajados decada dos fajas de sable. EN: Escudo de gulas con seys besantes de plata orlados y fasados de cada dos faxas de sable. LA: Traen unas armas que es un escudo colorado con seys rrueles blancos y prietos. SALAZAR AS: De gules e .xiii. steles d’or en pal. BA: Traen de oro con treze estrellas de gulas. BF : (Armas de Lope García de Salazar I) Un escudo colorado en los pechos con XIII estrellas doradas mirando el campo, e dexó las armas de Salazar que eran una torre almenada con su cotijo e las armas de la Çerca que eran quatro almenas con su pitel blanqueado. BRA: Traen siete estrellas de gulas en campo de oro, y otros d’este linaje traen treçe estrellas. EN: Traen un escudo de gulas con treçe estrellas de oro y otros Salaçares ay que no traen mas de siete. LA: Estos traen por armas syete estrellas coloradas en canpo amaryllo, y otros d’ellos traen treze. O (Sepulcros de la familia Salazar en la iglesia de Santa María de Aranda de Duero, primer tercio del XVI): Trece estrellas en diferentes disposiciones SALCEDO AS: D’argent e una banda de sable. BA: Traen de oro con un sals de sinopla. 1250 BF: Dos salçes verdes en campo amarillo. BRA: Traen por armas un escudo de oro con un salçe de sinopla. EN: Traen un escudo de oro con una banda de sable. LA: Son estas un saz verde en canpo amaryllo. SALDAÑA AS: D’argent e una croys d’azur florea. BA: Trae de synopla con una torre de platta y ençyma de la torre está una vallesta armada açia arriba. BRA: Una torre de plata con campo de sinopla con una vallesta armada ençima la torre con su saeta façia el çielo. EN: Traen de sinopla con una torre de plata y ençima d’esta un vallesta con su tiro como que tira facia el cielo. LA: Una torre blanca en canpo verde con una ballesta ençima armada de contra suso con una saeta. SANDOVAL AA: De sinopla, banda de plata. AS: D’or e una banda de sable. BA: Traen de oro con banda de sable. BRA: Traen por armas un escudo de oro con una vanda de sable. EN: Escudo de oro con una vanda de savle. LA: Traen por armas un escudo amaryllo con una vanda negra. NU: Los de Sandoval la banda negra por la synrazón que reçibieron. 1251 SARMIENTO AA: Conde de Salinas: De gulas, trece besantes de oro. AS: De gules e .xiii. besants d’or en pal. BA: De gulas con treze besantes. BRA: Traen por armas un escudo de gulas con treçe besantes. EN: Traen un escudo de gulas con treze besantes. LA: Traen por armas un escudo colorado con treze rroeles de oro. SAYAVEDRA BA: Traen un escudo de treze fasas, la prymera de plata y la segunda escaquetada de oro y de gulas y la otra negra, y la otra escaquetada de oro y de gulas y la otra de platta y las otras a la venante o como encyma. BRA: Los que se diçen de Ribera y los de Sahavedra y los de Sotomaior traen unas mesmas armas, y son de esta manera: un escudo barrado de treçe barras de esta manera: la primera, que está en la cabeça es de plata y la segunda es escaquetada de oro y de gulas y la terçera es de sable y la quarta es escaquetada como la de arriba y laquinta es de plata, y yreis por esta cuenta hasta treçe. LA: Las armas son estas, tres barras coloradas (o negras) e de la parte de baxo d’estas barras y de suso escaques colorados y amaryllos y el escudo es blanco. O (Labras y relieves funerarios de Santo Domingo de Pontevedra, fines del XV y comienzos del XVI, Eduardo Pardo de Guevara. La fusión de las armerías en Galicia): Jaquelado sobre fajas. 1252 SILVA AS: D’argent e un leó de gules lengué del mesme, armé de sable. BRA: Sus armas son un escudo de plata con un león de gulas. LA: Sus armas son un león colorado en canpo blanco. SOLIER BA: Traen por armas un escudo de platta con una cruz florettada y wydada de azul, digo que la cruz es de azul wydada de mysmo el escudo. BRA: Traen por armas de plata con una cruz açul buidada y floretada. EN: escudo de plata con una cruz azul buydada y floretada. LA: Traen por armas una cruz devenada azul con cabeças voltadas en canpo blanco. SOLÓRZANO BA: Son escuarteladas: el primero de azul con dos flores de lis de oro; y el segundo de synoplacon dos oçes de platta segaderas puestas punta con punta. BRA: Son las armas d’este solar un escudo esquartelado, el primero es de sinopla con dos oçes de plata de segar asentadas punta con punta, y el segundo es de açul con dos flores de lis asentadas en faja. Otros diçen que en el primer cuartel han de estar las flores de lis. EN: Escudo escuartelado el primero de sinopla y el segundo de azul con dos flores de lis de oro asentadas en fasa. 1253 LA: Son las armas d’este solar un escudo partido en quartel, en los dos quarteles de cada uno dos flores de lis de oro en campo azul. Y en los otros dos quarteles en cada uno dos hoçes de segar de plata en canpo verde. LAN: Cuartelado: 1 y 4 de azul, dos lises de plata en faja; 2 y 3 de verde, dos hoces de plata una junto a otra afrontadas. SOSA BA: Traen vandado de oro y de gulas; mas unas armas que yo vi d’ellos son de oro con una vanda de quatro pieças de gulas. BRA: Traen por armas un escudo de oro con tres barras de gulas, y otros diçen que son quatro, y otros diçen que es vandado el escudo de ocho pieças de oro y de gulas. EN: Traen por armas un escudo de oro con çinco barcas de gulas otros dizen que es bandado de ocho piezas de lo suso. LA: Traen por armas tres barras coloradas en canpo amaryllo. SOTOMAYOR AA: Conde de Benalcázar: De plata, tres fajas jaqueladas de oro y gulas con una faja de azur cada una. BA: Traen un escudo de treze fasas, la prymera de plata y la segunda escaquetada deoro y de gulas y la otra negra, y la otra escaquetada de oro y de gulas y la otra de platta y las otras a la venante o como encyma. BRA: Un escudo barrado de treçe barras de esta manera: la primera, que está en la cabeça es de plata y la segunda 1254 es escaquetada de oro y de gulas y la terçera es de sable y la quarta es escaquetada como la de arriba y laquinta es de plata, y yréis por esta cuenta hasta treçe. LA: Tres barras negras e de la parte de baxo d’estas barras y de suso escaques colorados y amaryllos y el escudo es blanco. NU: En campo de plata tres fajas, 1 y 3 jaqueladas y 2 de sable (descripción actualizada de lo representado gráficamente en la obra). TENORIO AS: D’argent e un leó de gules lengué del mesme, armé de sable, fermé de tres faxes d’or squaqueas d’azur. BA: Traen de platta con un león de gulas con tres vandas escaquetadas de platta y de azul. BRA: Estos traen por armas un escudo de plata con un león de gulas y el león escaquetado o en tres barras escaquetadas de plata y de açul. LA: Estos traen por armas un león colorado con tres barras estacadas de blanco y azul en canpo blanco. TOBAR AS: Squartelé d’argent e de gules. BA: Traen de azul con una vanda de oro con dos tragantes del mysmo. BRA: Son las armas de éstos en un escudo açul una vanda de oro y dos tragantes de lo mismo, los tragantes con cabeças de sierpes. 1255 LA: Son sus armas un escudo azul con una vanda de oro con dos cabeças de leones que tienen las bocas metidas por los cabos d’ella. TOLEDO AA: Jaquelado de plata y azur, rodeado de nueve banderas. AS: Squaqué d’argent e d’azur.. BA: Unos traen como el duque de Alva (trae de plata con doze escaques de azul) que es deçendido d’ellos. (Otros): Los otros traen de oro con un castyllo azul. (Otros): Y los terçeros d’este lynaje traen de plata con seis palomas azules, picos y pies de gulas.. BQ: Sus armas que son siete escaques avul en campo de plata vel argénteo, con las victoriosas vanderas orlado. EN: De plata con doze esquaques de azul. (Otros): Otros escudo de oro con un castilo azul. (Otros): Otros escudo de plata con cinco palomas azules y menbradas de gulas. LA: (Tres Toledo) De jaqueles azules y blancos . (Otros): Traen por armas un castillo d’azero commo casy azul en canpo de oro. (Otros): Traen por armas seys palomas azules en canpo blanco con los picos y pies colorados. NV: Jaqueles blancos y azules. O (SALAZAR, Blas de. Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo. RAH 9/120): Armas de Esteban Illán: Fajado de oro y gules con bordura coponada de plata y azur. (Otros): Armas de los duques de Alba: escaqueado de plata y azur. 1256 TORQUEMADA BA: Traen un escudo de synopla con una torre de platta y unas llamas que salen desdel pie de la torre fasta una encanadura como fasa en la torre y el pretyl de las almenas de oro. BRA: Un escudo de sinopla con una torre de plata y unas llamas que salen desde el primer pie de la torre fasta una encanadura como faja en la torre y el petril y almenas de oro. EN: Traen de sinopla con una torre de plata y unas llamas que salen del primer petril de la torre fasta una encannadura como fasa en la torre y el petril y almenas de oro. LA: Un escudo verde con una torre blanca con una encanadura en la mytad unos huegos que sallen del pie de la torre hasta en la encunadura y el petryl y las almenas son amaryllas. TORRE BA: [de Segovia] traen de azul con una torre de oro [...] rampantes a la torre, uno a diestra y el otro a synyestra, y la torre con una girlanda de cynco almenas. (Otros): Otro solar de Torre que traen un escudo de synopla con una torre de platta y un ágila de sable que tiene abraçada la torre, armada de oro; con una orla de platta y ocho sautor de gulas. BRA: [Segovia] traen por armas un escudo açul con una torre de plata y una guirnalda de çinco almenas y puertas y ventanas de sable y la una puerta está çerrada y la otra abierta, y tiene la torre tres gradas al pie y dos leones de 1257 oro enfiestos e rapantes a la torre ocontra latorre y como que quieren subir, puesto el postrero pie en la primera grada. (Otros): Traen por armas un escudo de sinopla con una torre de plata y una águila de sable membrada de oro que tien abraçada la torre, y una orla de plata con ocho santores de gulas. EN: Escudo azul con una torre de plata y una girlanda de çinco almenas y la puerta y ventanas de sable y la una puerta esta cerrada y la otra avierta. LA: Traen estos por armas una torre blanca con una girnalda con çinco almenas, la puerta y ventanas y esta la una puerta abyerta y la otra çerrada y es la puerta negra y asý las ventanas. Y tiene esta torre tres gradas en el pie y están dos leones amaryllos enhiestos que se hazen a la torre a manera que quieren subyr y puesto en postrimero pie en la primera grada y el canpo es azul. TORRES AA: De azur, cinco torres de plata. BA: De Cuevadonga, traen de gulas con una torre de oro parsada de azul. Mi bisagulo e my agulo y todo mi lynaje traýan más una orla de platta con ocho leones de púrpura. BQ: Escudo de sinople o verde, con una torre blanca vel argéntea, la cual la tiene abraçada una águila de sable o negra, real, e las alas abiertas; e paréçensele los dedos e uñas con que tiene la torre en peso. Por ençima de la torre muestra el águila de la mitad del cuerpo para suso, e mira a la parte derecha del escudo. 1258 BRA: Cuyas armas son un escudo de gulas con una torre de oro parsada de açul, y una orla de plata con ocho leones de León contramirándose. EN: Tres linajes, los Torres de Jaen traen por armas un escudo de gulas con cinco torres de oro. (Otros): Otros traen por armas un escudo azul con çinco torres de plata y tambien en santor. (Otros): Los otros Torres son lo son de Cuevadonga los quales traen por armas un escudo de gulas con una torre de oro por supuesto que algunos traen de plata y mastronada de sable. LA: Traen por armas çinco torres amaryllas en canpo colorado. (Otros): [Torres de Soria] Traen por armas çinco torres blancas en canpo azul. UGARTE BA. Traen por armas un escudo de platta con un rrallo de sable. BRA: Traen por armas un escudo de plata con un rallo de sable. EN: Traen por armas un escudo de plata un rayo de su ser. LA: Sus armas es un escudo blanco con un rrallo negro. ULLOA AA: Jaquelado de oro y gulas, sobre los jaqueles de gulas dos fajas de oro. AS: Squaqué d’argent e de gules. BA: Traen escaquetado de platta y de gulas, y los de platta vandados de tres vandas de gulas. 1259 BQ: Siete escaques de oro con cadados faxas de goles e el campo es asimismo de oro. BRA: Traen por armas un escudo de plata con çiertos escaques de gulas y los medios de ellos barreados de gulas. Pero otros hacen las armas d’esta manera, un escudo con siete escaques açules y en cada uno dos vandas del campo. EN: Traen por armas los unos un escudo de plata con ciertos escaques de gulas y los medios d’ellos varrados de gulas pero otras ay que traen las armas de otra manera que en un escudo de oro traen site escaques azules y en cada uno dos vandas del canpo, devate. LA: Traen por armas un escudo jaquelado de jaqueles colorados en canpo blanco. Y los medios d’ellos barreados de colorado. LAN: Jaquelado de oro y gules de tres tiras, las piezas de gules cargadas de dos fajas de plata. O (Labras funerarias de Sobrado, Ayuntamiento de Carballo, Santo Domingo de Pontevedra y Santo Domingo de Bonaval, fines del XV y comienzos del XVI, Eduardo Pardo de Guevara, La fusión de las armerías en Galicia): Fajas superpuestas alternadamente sobre jaquelado. VALDERRÁBANO BA: Traen de platta con una fasa de tres pieças de sable, e una orla de platta con ciertas ruedas de carro de sable. BRA: Traen un escudo con tres barras de sable y una orla de plata con unas rruedas de carro de sable. 1260 LA: Tres barras negras en canpo blanco con una horla blanca en ella unas rruedas de carro pryetas. VALDÉS AS: D’argent e tres faxes d’azur. BA: Traen de platta con una fasa de tres pieças de gulas. BF: La cruz de San Jorge. BQ: Cuyas armas son tres faxas azules en campo blanco vel argénte, con una orla interior de diez rroeles de escaques de goles vel sanguinos en campo de oro, así que son nueue escaques en cada rroel, quatro de goles e çinco de oro. BRA: Traen por armas un escudo de plata con una faja de tres pieças o tres barras açules. EN: Traen por armas un escudo de plata con una dasa de tres pieças azules, otros Valdés traen esquartelado el primero de gulas con una cruz de oro floretada e buidada y el segundo de plata con siete escaques de gulas. LA: Traen por armas los d’este lynaje un escudo blanco con tres barras o faysas azules. VALLEJO AS: D’argent e.v. banderes d’azur e en cascuna una banda d’or, las astas de gules. BRA: Sus armas son un escudo de oro con çinco vandeletas açules y una orla de arminos, en lo alto de la orla está un sautor de oro. LA: Sus armas es un escudo amaryllo con çinco vandas azules e una horla blanca con herminos negros. Y en la 1261 horla en lo alto sobre el hermino de medio está una aspa de sant Andres amarylla. VARGAS AS: Undé d’argent e d’atzur de .viii. pesses; e una bordura ermínea. BA: Traen hondado de platta y azul. BF: Ondas cárdenas e blancas. BRA: Las armas de estos Bargas y Machucas son ondas açules en campo blanco. EN: Escudo ondado como el de los Marinos. O (capilla de los Vargas en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo): De plata ondado de azur. LA: Las armas d’estos de Vargas y Machucas son hondas azules en canpo blanco. VEGA AS: Faxé d’argent e d’alzur de IIII pesses, sus lo primer tres croys del segon e sus lo segon tres del primer. BA: Traen de oro con el Avemaría de azul. BQ: Sus armas son el Ave María de letras azules en campo de oro. BRA: Traen por armas un escudo de oro con unas letras açules que diçen el avemaría o lo que puede caber de ella. EN: Traen un escudo de oro con unas letras açules que diçen Avemaría LA: Sus armas d’aquestos es un escudo amaryllo con unas letras por de dentro alderredor de aquella azul. E que dizen el Aue Marýa, quanto d’ella cabe. 1262 LAN: De oro llano: bordura de plata con AVE MARÍA GRATIA PLENA DOMINUS TECUM. VELASCO AA: Cond’estable de Castilla, conde de Nieba, conde de Siruela, conde de Alcaudete: Jaquelado: 5 de oro y 4 de veros, bordura coponada de León y Castilla. AS: (Duque de Frías) D’or e VII scachs de vays. BQ: Siete escaques de veros en campo de oro. BRA: Traen por armas un escudo de oro con siete escaques de veros. EN: Traen por armas un escudo de oro con siete escaques de veros y el condestable de castilla trae mas una horla coponada de Castilla y de León. LA: Traen por armas çinco puntos de veros en cruz azules en canpo blanco. VENERO BA: Son de gulas con un castillo de platta asentado en una rroca y un pino a la puerta y dos lebreles atados al pie del castillo. BRA: Son sus armas en un escudo de gulas un castillo de plata asentado en una roca y un pino a la puerta y dos lebreles atados al pie del castillo. EN: Escudo de gulas con un castillo de plata asentado en una rroca y un pino a la puerta. LA: Son sus armas un castillo blanco en canpo colorado puesto sobre una rroca blanca y un pino a la puerta y dos lebreles atados al pino blancos. 1263 VERDEJO EN: Traen de plata con una vanda azul y tragantes de sinopla y tres estrellas de oro ençima de la banda y dos devaxo de la banda y una horla de gulas con hocho santores. LA: Traen por armas un escudo blanco con una vanda azul con dos cabeças de syerpes verdes con tres estrellas amrayllas de la parte de suso de la vanda, la una e a suso las dos. Y una horla colorada con aspas amaryllas. VIANA BRA: Traen por armas un escudo de oro con una águila de sable. LA: Traen por armas una agila negra en canpo amaryllo. LAN: (de Olite) Cuartelado: 1 y 4 de gules, dos lobos de plata; 2 y 3 de plata, rastrillo de azul. VIVERO V. BIVERO VILLALOBOS BRA: Están puestas como las de los Osorio. EN: Están asentadas do fabla de los Osorio. LA: Traen por armas estos dos orcados lobos deshollados o bermejos en canpo blanco. VILLANDRADO BA: Traen escaquetado de oro y de sable; y el segundo de oro con tres fasas d’azul; y una orla azul con castillos de oro todo el escudo. 1264 BQ: Un escudo partido en quatro quartos, e en el alto e superior e en la mano derecha, e en los otros dos quartos sendas lunas menguantes llenas de escaques, e el campo de las lunas. (al conde de Ribadeo). E el rrey don Johan el segundo dió por orla e mejoramiento de sus armas ocho castillos rreales de oro en campo de goles vel sanguineo. BRA: Esquartelado, el primero es de plata y ençima un croesán escaqueado de oro y de sable, y el segundo es de oro con tres barras açules, y una orla açul con castillos de oro. EN: Traen por armas un escudo esquartelado el primero de de plata con un croesan escaquetado de oro y de sable y el segundo es de oro con tres barras azules y una orla azul con castillos de oro. LA: Sus armas son un escudo verde con una torre blanca y una cadena en la torre puesta en vanda. VIZCAYA BA: Son de platta con un rroble y un lobo de sable al pie. BF: Dos lobos encarniçados que los topó saliendo de una batalla, llevando sendos corderos asados (asidos) por las bocas. LA: Las armas d’este lynaje de Viscaya son estas, un escudo blanco con un rrobre verde y un lobo prieto al pie o tronco del árbol arrimado. YLLÁN AA: Bandado, de sable y plata, bordura coponada de lo mismo. 1265 BRA: Traen por armas un escudo de oro con un león de púrpura. EN: Traen por armas un escudo de oro con un león de púrpura. LA: Traen por armas un león morado en canpo amaryllo. ZAPATA BA: Traen de gulas con cynco çapatas de muger escaquetadas de oro y de sable y una orla de gulas con unos escuditos de oro y en cada uno una vanda de sable. BQ: Son çinco çapatas de punta de escaques blanco e negros en campo de goles puestos en sautor o aspa, e las puntas de las çapatas jazia la parte derecha del escudo e los cuellos d’ellas hendidos, e el campo del escudo de goles con una orla de lo mismo vel sanguina, con ocho escudos de oro cada ino d’ellos con una vanda de sable. BRA: Traen por armas un escudo de plata con çinco zapatas de muger escaquetadas de oro y de sable y una orla de plata con unos escuditos de oro y en cada uno una banda de sable. EN: Traen por armas un escudo de plata con cinco capatas de mujer estaquetadas de oro y de sable. LA: Estos traen por armas çinco çapatas de muger jaqueladas de oro y negro en canpo blanco, con una horla blanco con unos escudicos pequenos amaryllos en cada uno una vanda negra. LAN: Tres zapatos de mujer de sable, bordura de plata con ocho escudetes. ZÁRATE v. ÇÁRATE 1266 ZÚÑIGA AA: De plata, banda de sable, cadena de oro por orla. AS: (Duque de Béjar) D’argent e una banda de sable e una cadena d’or en orle. BQ: Son la vanda de sable en campo de plata con una cadena de oro en torno por parte de dentro del escudo çerca del perfil o borde. BRA: Estos traen por armas un escudo de plata con una vanda de sable, y orlado el escudo de cadena y eslabones de oro y es como cadena de prisión. EN: de plata con una vanda de sable orlado el escudo de una cadena de prisión. LA: Traen estos por armas una vanda negra en campo blanco y delante del escudo una cadena alderredor amarylla, los eslavones como cadena de prisyón. NU: Los de Stúñiga la banda negra por el rey don Pedro. O (Iglesia de Santa Ana de Candelario): En campo de plata banda de sable y una cadena a modo de orla. 1267 ANEXO II: TABLAS HERÁLDICAS DEL LIBRO DE ARMERÍA 1268 1269 Uno de los fines de este trabajo es el apoyo que los resultados de nuestra investigación puedan prestar a otros estudiosos a la hora de identificar y ubicar emblemas heráldicos. Para esta cuestión un auxiliar clave es la redacción de la tabla heráldica del armorial editado, cuya utilidad principal es la de posibilitar la localización de un emblema a partir de los elementos representados en él. Utilización de la tabla En la tabla se hallan ordenados alfabéticamente todos los muebles, particiones y forros de los emblemas representados en el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza. Tras cada elemento figuran: su esmalte; el número en el que puedan estar repetidos dentro del blasón; el número de la partición si el escudo consta de varios cuarteles; el esmalte del campo donde se ubica y la indicación de cada linaje que lo posee dentro de su emblema. Ante un documento u otro testimonio que mencione alguna de las características básicas de un emblema es sencillo poder localizar el linaje poseedor. Una vez localizado el linaje se puede consultar la descripción completa en la propia edición del texto o en la relación que figura en anexo anterior si se desea comparar con otras. Hemos optado por no entrar en debate sobre la identidad de determinadas piezas, muebles o particiones, asignándoles los nombres más comunes que les otorga la terminología heráldica actual. 1270 Abreviaturas Esmaltes: Az: azur G: gules O: oro PL: plata PU: púrpura SA: sable SI: sinople Otras abreviaturas: AR: armiñado JAQ: jaquelado SM: sembrado SN: sin número SS: su ser (color natural del mueble) En la columna de campo/partición, se describen las particiones de la siguiente forma: comienza por el tipo (cuartelado, mantelado, etc.), continúa con el número de orden de los cuarteles que contienen el objeto descrito según las reglas del blasonamiento, y finaliza con el esmalte del campo de estos cuarteles. Cuando en la columna de número figura una segunda cifra entre paréntesis ésta indica el número total de objetos iguales en todo el escudo, 1271 mientras que el primero indica el número por partición (Ej.: 3(6) indica que existen dos cuarteles con tres muebles iguales en cada uno). Esmalte Número Campo o partición Linaje Águila O 1 Campo de G Romo O/AZ 1 Pal, AZ/O Busto PL 5 Campo de G Coronel SA 1 Campo de O Aguilar SA 1 Campo de PL Berrio SA 1 Campo de PL Viana SA 1 Campo de SI Gaytán SA 1 Mantelado, 2 PL Arias SA 1(2) Cuartelado 2 y 3 PL Manrique SA 1(2) Cuartelado 2 y 3 O Hinestrosa Árbol (moral) SI 1(2) Campo de PL Morales (pino) SI 1 Campo de G Venero (roble) SI 1 Campo de PL Vizcaya (sauce) SI 1 Campo de O Salcedo Armiños SA 8 Bordura PL Guzmán SA 7 Bordura PL Vallejo SA 3 Banda PL Castañeda 1272 SA 3(6) Cuartelado 1 y 4, Banda PL Guevara SA SN Faja PL, Campo de G Gudiel Ave (paloma) AZ 6 Campo de PL Toledo(3º) PL 2 Campo de AZ Palomeque Ballesta PL 1 Campo de SI Saldaña Banda ARM 3 Campo de G Castañeda AZ 1 Campo de PL Verdejo G 1 Campo de O Pardo G 1 Campo de SI Mendoza G 1(2) Cuartelado en soutier 1y 4SI Mendoza G 5 Campo de Oro Barahona O 1 Campo de AZ Tobar O 1 Campo de SI Andrade SA 1 Campo de O Carvajal SA 1 Campo de O Sandoval SA 1 Campo de PL Berrio SA 1 Campo de PL Zúñiga SI 1 Campo de G/PL Castilla SI 1 Campo de O Albornoz ARM 3(6) Cuartel 1 y 4 PL Guevara Besante O 13 Campo de G Sarmientos O 9 Campo de AZ Londoño Busto (de dama) PL 5 Campo de G Miranda Cabeza (lobo) 1273 SS 3 Campo de PL Moscoso (vaca) G 1 Campo de O Cabeza de Vaca Cadena O 1 Campo de PL Zúñiga PL 1 Campo de SI Cadena Caldera Jaq O/G 2 Campo de AZ Guzmán Jaq O/SA 1 Campo de PL Pacheco Jaq O/SA 2 Campo de PL Manrique O 13 Bordura G Herrera O 2 Campo de AZ Gaona O 2 Campo de G Herrera SA 1 Partido en pal, 2 PL Quevedo SA 2 Campo de O Calderón SA 2 Campo de PL Lara SA 5 Campo de O Herreruelos SA 7 Bordura G Delgadillos SA 8 Campo de O Biedma SI 8 Bordura PL Aguayo Camisa PL 1 Campo de AZ Mendano Campana AZ 1 Campo de O Campana Castillo AZ 1 Campo de O Dávalos AZ 1 Campo de O Toledo(2ª) AZ 1 Campo de PL Ponte O 1 Campo de AZ Carrillo O 1 Campo de AZ Flores O 1 Campo de G Carrillo O 1 Campo de G Castilla O 1 Campo de G Enríquez 1274 O 1 Mantelado, 1 G Girón O 1 Medio cortado y partido, 1G Cerda O 1(2) Cuartelado, 1 y 4 G Manrique O 7 Bordura G Portugal O 7 Campo de G Heredia O/G 1 Campo de SI Leyva PL 1 Campo de G Venero PL 1 Mantelado, 3 G Arias PL 1 Campo de G Lorca Césped SI 3 Partido en pal, 2 O Lasarte Ciervo O 2 Campo de AZ Cervato O 2 Campo de SI Cervantes Cinturón G 5 Campo de PL Isorna Cometa O 1 Campo de AZ Luzio Compás PL 1 Campo de SA Bracamont Cordero PL 2 Campo de SI Cordido Cordón PL 1 Orla Montoya Cruz G 1 Campo de PL Horozco 1275 G 1 Campo de PL Reinoso O 1(2) Cuartelado, 2 y 3 Acuña SA 1 Cuartelado sautor, 1 G/PL Bocanegra floronada AZ 1 Campo de PL Solier G 1 Campo de PL Gordoncillo O 1 Campo de G Obregón G 1 Campo de SI Ribadeneyra G 1 Campo de O Daza O 4 Bordura AZ Cuello O/G 1 Campo de AZ Pantoja G 1 Mantelado, 1 PL Arias O 1 Campo de G Alarcón Pl 1 Campo de AZ Ajofrín SI 3 Bordura PL Barrientos SI 1 Campo de G Romo Culebra SI 2 Orla Parada Cuña AZ 9(18) Cuartelado, 1y 4 O Acuña Dragón SI 1 Mantelado 3 PL Cueva Elefante PL 1 Campo de G Lorca Escalera SS 1 Campo de G Moya Escoba AZ 5 Campo de PL Escobar Escudetes AZ 5 Bordura PL Acuña 1276 AZ 5 Campo de PL Portugal O/AZ 8 Bordura Ponce de León Espejo O 8 Bordura G Barahona Estaca PL 5 Campo de SI Quiroga Estrella AZ 1 Campo de O Luzón AZ 4 Bordura de O Álvarez de Toledo G 5 Campo de O Fonseca G 5 Campo de O Rojas G 7 ó 13 Campo de O Salazar O 5 Campo de PL Verdejo PL 7 Campo de AZ Delgadillos Faja ARM 3 Campo de G Gudiel AZ 3 Campo de O Mejía AZ 3 Campo de O Parada AZ 3 Campo de PL Valdés AZ 5 Campo de O Vallejo G 1(2) Cuartelado 1 y 4 O Luján G 3 (6) Cuartelado 2 y 3 O Clavijo G 3(6) Cuartelado 2 y 3 G Pimentel G 3 Campo de O Córdova G 3 Campo de O Sosa G 3(6) Partido 2, cuartelado 2 y 3 O Párraga G 3 Campo de PL Ullóa G o SA 3 Campo de PL Sayavedra SA 3 Campo de PL Ceballos SA 3 Campo de PL Ribera SA 3 Campo de PL Valderrábano SA 3(6) Campo de PL Morales SA/G/O 5 Campo de PL Sotomayor Flor (Rosa) 1277 G 5 Campo de PL Loaysa (Lirio) PL 3 Campo de AZ Álvarez de Toledo Flor de lis AZ 5 Campo de O Niños AZ 5 Campo de PL Porras O 1(2) Cuartelado 2 y 3 AZ Chacón O 2(4) Cuartelado 1y 4 AZ Solórzano O 3 Campo de AZ Lisón O 3 Partido, 1 AZ Quevedo O 3 Partido, 2 SI Isla O 5 Campo de AZ Cherino O 5 Campo de AZ Maldonado O SN Mantelado, 1 AZ Cueva O SN Medio cort y partido, 3 AZ Cerda PL 1 Campo de SI Cartagena PL 3 Campo de G Honez PL 3 Campo de G Onez PL 5 Campo de G Narváez PL/G 5 Campo de O Rangeles Girón G 3 Mantelado, 3 O Girón Hebilla O 5 Campo de PL Isorna Hoja (de higuera) SI 5 Campo de PL Figueroa Hoz PL 2(4) Cuartelado 2 y 3 SI Solórzano PL 5 Campo de G Hoces Jaqueles AZ 4 Campo de Plata Quadros 1278 AZ 7 Campo de PL Toledo AZ SN Campo de Plata Quijada G 7 Partido,1 PL Párraga G 9 Campo de O Cabeza de Vaca G 9 Campo de PL Ulloa G 7 Campo de O Cisneros PL 7 Campo de SA Pavía PL/G SN Bordura Reinoso Jarra PL 1 Campo de AZ Álvarez de Toledo Jefe AZ 1 Campo de O Barrientos Pl 1 Campo de G Peralta Lema (Ave María) AZ 1 Campo de O Vega AZ 1 Cuartelado en soutier, 2 O Mendoza (Gratia Plena) AZ 1 Cuartelado en soutier, 3 O Mendoza León G 1 Campo de PL Benavides G 1 Campo de PL Silva G 1 Campo de PL Tenorio O 1 Campo de G Cornado O 2 Campo de G o AZ Torre PL 5 Campo de G Barrosos PU 1 Campo de O Yllán PU 1 Campo de PL Castilla PU 1 Campo de PL Cuello PU 1 Campo de PL Rapado PU 1 Mantelado, 2 PL Girón PU 1 Medio cort. y partido, 2 PL Cerda PU 1 Partido, 1 PL Ponce de León PU 1(2) Cuartelado, 1 y 4 PL Manuel PU 1(2) Mantel, 1y 2 PL Enríquez SA 1 Campo de PL Prado 1279 Lobo AZ 2 Campo de O Cárdenas G 2 Campo de SI Villalobos G 2 Campo de PL Osorio PL 2 Partido, 1 SI Lasarte SA 1 Campo de PL Vizcaya SA 1(2) Cuartelado, 1 y 4 PL Chacón SA 1(2) Cuartelado, 1 y 4 PL Carranza SA 1(2) Cuartelado, 1 y 4 O Hinestrosa SA 1(2) Partido 2, cuartelado 1 y 4 PL Párraga SA 2 Campo de O Avellaneda SA 2 Campo de O Jofre SA 2 Campo de PL Ayala SA 2 Campo de PL Haro SA 4 Campo de PL Horozco Luna JAQ O/SA 1 Campo de PL Luna PL 1 Campo de G Luna PL 1(2) Cuartelado, 1 y 4 G Clavijo PL 3 Campo de AZ Padilla Mano alada O/PL 1(2) Cuartelado, 2 y 3 G Manuel Mata O 1 Campo de SI Ribadeneyra Mazo PL 1 Campo de SA Bracamont Mesa PU 2 Campo de PL Mesa Muro AZ 1(2) Cuartelado, 1 y 4 O Luján Onda AZ 3 Campo de Plata Aguayo 1280 AZ 4 Campo de PL Machuca AZ 4 Campo de PL Marino AZ 4 Campo de PL Vargas AZ 5 Partido, 1 PL Isla Ortiga SI 1 Campo de PL Bivero SI 3 Campo de PL Fajardo Palo AZ 3 Campo de PL Contreras G 1 Campo de O Biedma G 4 Mantelado, 2 O Cueva G 4 Partido, 2 O Ponce de León Panela PL 10 Campo de AZ Montoya PL 10 Campo de G Mendoza PL 5 Campo de PL Gordoncillo PL 9 Campo de G Zárate PL 5(10) Cuartelado, 2 y 3 G Guevara SI 5 Campo de O Perea Perro PL 2 Campo de G Venero Pez (trucha) O 3 Campo de SI Ribadeneyra Pleno G 1 Pal, 2 Arellano O - - Meneses PL 1 Pal, 1 Arellano Pluma AZ 3 Campo de O Peñalosa 1281 Puente AZ 1 Campo de PL Ponte Quinas SA 5 escud Bordura O Acuña Rayo SA 1 Campo de PL Ugarte Río AZ 1 Campo de PL Bivero Roca PL 1 Campo de G Venero SS 3 Campo de PL Fajardo Roeles SI/PL 5 Campo de O Angulo AZ 6 Campo de PL Castro AZ 6 ó 13 Campo de O Ávila P/SA 6 Campo de G Ruelas SA 8 Bordura PL Valderrábano SA 4 Campo de PL Cerezuela Rueda O 1 Campo de SI Obregón Sartén PL 3 Campo de AZ Padilla Sautor G 8 Bordura PL Barrientos O 5 Bordura G Jofre O 8 Partido en pal 2, bordura AZ Párraga O 1 Bordura PL Vallejo 1282 O 3 Bordura Romo(otros) O 4 Bordura G Rapado O 8 Bordura G Hinestrosa O 8 Bordura G Avellaneda O 8 Bordura G Ayala O 8 Bordura G Palomeque O 8 Bordura G Verdejo O 8 Bordura O Haro O 8 Campo de G Cañizares O 8 Orla AZ Alarcón Torre JAQ G/O 1 Campo deO Luzón O 5 Campo de O Torres PL 1 Campo de AZ Torquemada PL 1 Campo de AZ Torre PL 1 Campo de SI Cadena PL 1 Campo de SI Dorantes PL 1 Campo de SI Saldaña PL 1 Campo de SI Villandrado PL 1(2) Cuartelado, 2 y 3 SI Carranza PL 5 Campo de AZ Torres (otros) Venera O 1 Campo de G Romo O 13 Campo de SI Gaytán O 5 Campo de SI Ribadeneyra O 8 Bordura G Dorantes PL 5 Campo de G Miranda PL 5 Cuartelado 1 y 4 SI Pimentel Veros AZ SN Campo de PL Quiñones AZ 5 Campo de PL Velasco Zapato JAQ O/SA 5 Campo de PL Zapata SA/O 1 Campo de PL Calatayud 1283 1284 1285 ANEXO III: NÓMINA DE PARTICIPANTES EN EL TORNEO DE VALLADOLID DE 1527 1286 1287 En este anexo figura la relación alfabética de los participantes en el torneo que iba a celebrarse en Valladolid para festejar el nacimiento del príncipe de Asturias, futuro Felipe II, en 1527, tal y como lo refleja Garci Alonso de Torres en un texto inédito que reproducimos en el correspondiente apéndice documental. El nombre de cada caballero va acompañado de sus armas y de algunos datos biográficos (en nota). Acuña, Pedro de: Don Pedro d'Acuña trae esquartelado, el primero de Castilla y el segundo de León, y el terçero de synopla con la vanda coponada de girones de oro y de azul con de plata, y en ello una cruz de Calatrava, y orlado el escudo de plata con ocho escuditos de azul y el quarto de Portogal, que es de plata con çinco escuditos de gulas con ca da çinco puntos del campo1771. Acuña, Pedro de: Don Pedro d'Acuña, el comendador, trae esquartelado, el primero de Castilla y el segundo de León y el terçero d'Acuña con la orla de Portogal y el quarto de Portogal. Acuña, Pedro de: Pedro d'Acuña trae como Basco d'Acuña susodicho. 1771 Pedro de Acuña participa a las órdenes del duque de Alba en la guerra de Navarra en 1512. 1288 Acuña, Vasco de: Vasco d'Acuña trae esquartelado, el primero es esquarelado, el primero d'Acuña que es fasado de oro y de azul en cuñas y su orla de plata con çinco escuditos y en cada uno çinco puntos de plata y ellas de azul y el segundo de gulas con una cruz de oro floretada y bidada del canpo y el segundo de Portugal coponado de doze coponaduras de Castilla y de León y el terçero de Mendoça con las panelas en flans y el quarto de plata con tres palos azules y su orla de gulas con ocho santores de oro. Aguilar, conde de: El conde de Aguilar trae partido en palo de plata y de gulas, y sobre el todo tres flores de lis de oro y su coronel de conde1772. Agustín, Jerónimo de: Gerónimo de Agustín trae esquartelado, el primero de azul con una estrella de syete puntas de oro y el segundo de oro con una águila azul. Álamo, Antonio del: Don Antonio del Álamo, señor de Lastras, trae un escudo esquartelado, el primero partido en faxa, lo primero es de azul con un castillo de oro puerta y ventanas de gulas y está entre diez santores del castillo y la punta del escudo de gulas y en el medio una flor de lis de oro, y el segundo quartel es de oro con una vanda azul y orlado de gulas con ocho santores de oro y 1772 Don Alonso de Arellano. 1289 el segundo quartel es de plata con çinco flores de lis varadas de azul y oro. Alarcón, Juan de: Don Juan de Alarcón trae esquartelado, el primero de oro con una cruz como de Calatrava salvo que es llena del canpo y el segundo de plata con dos lobos lanpasados de gulas y calado el escudo de gulas con ocho santores de oro1773. Alburquerque, duque de: El duque d'Alburquerque trae en manera de enmanteladura de oro, con dos palos de gulas y en la punta del escudo de synopla con una syerpe que sale de una cueva, feroçísyma en su salir, y orlado este escudo de gulas con una coponadura de diez y seys pieças, la primera un santor de oro y la otra con un escudito de las armas de Mendoça y de la Vega y el escudo coronado de un coronel de duque. Alcántara, clavero de la orden de: El clavero de Alcántara trae como el marqués susodicho (de Villafranca). Almeyda, Juan de: Don Juan d'Almeyda trae de gulas con una orla y cruz de dos aspas de oro y entre los braços de la cruz seys besantes. Alva de Liste, conde de: El conde d'Alva de Liste trae esquartelado, el primero de los Guzmanes con su orla 1773 Era hijo de Elvira de Mendoza, camarera de la reina de Francia, aparece en el séquito que va a la boda del emperador. 1290 coponada de Castilla y León, y el segundo de los Enrriques1774. Ançiso, marqués de: El marqués D'Ançiso trae de azul con diez estrellas de cada ocho puntas, de oro y la cabesça del escudo de oro, con el águila de sable desplegada1775 Arellano, Bernardo de: Don Bernaldos de Arellano trae de Arellano salvo que la flor de lis que a d’estar en cabesça la pone en punta. Arellano, Juan de: Don Juan d'Arellano, sus armas no se an dado, pero son las de Arellano. Ávila, Luis de: Don Luys d'Ávila trae partido en palo, el primero d'Ávila que es de oro con treze rroeles de azul y el segundo de Çúñiga que es de plata con la vandaleta de sable, y orlado de una cadena de oro1776. Ávila, Pedro de: Don Pedro d'Ávila trae esquartelado, el primero d'Ávila con los tres coroneles en canpo de oro y 1774 El título se instaura 1459. Oviedo habla del tercer conde don Diego Enríquez de Guzmán, hijo de Enrique Enríquez de Guzmán y Teresa Enríquez, heredó de su abuelo pues su padre murió en vida de éste, casó con doña Aldonza Leonor de Toledo. También habla de la pretensión de los condes al ducado de Medina Sidonia por sus vínculos con los Guzmanes (Batallas, ed. Pérez de Tudela, p. 266). 1775 Puede ser el marqués de Arschot o Encise. Gentilhombre de la casa de Borgoña. Está presente en el tratado de 1520 entre Carlos y Enrique VIII. En la visita a Inglaterra, el marqués de Arschot sería el único acompañante del emperador al terreno acotado para el abrazo de los monarcas (Wolsey lo sería del rey inglés). 1776 Se trata sin duda de un joven (parece ser que nació en 1509 ó 1510) Luis de Ávila y Zúñiga, muerto en 1573, compañero incansable del emperador y autor del Comentario del illustre señor don Luis de Ávila y Çúñiga. Comendador mayor de Alcántara: de la guerra de Alemaña hecha de Carlos V (Venecia 1548). En 1530 ya era caballero de Santiago, en 1543 cambia de hábito por el de Alcántara, del que será Comendador Mayor en 1546. 1291 el segundo de los Enrriquez y el terçero de los de Çúñiga y el quarto de los de Córdova. Ayala, Juan de: Don Juan d'Ayala trae de Ayala, con su orla y santores1777. Baztán, Pero de: Don Pero de Bastán trae de plata con syete escaques de sable1778 y orlado el escudo de diez y seis coponaduras, la primera de Velasco y la segunda de Castilla y la terçera de gulas con un santor de oro y ansý seyendo fasta diez e seys1779. Benavente, conde de: El conde de Benavente trae por sus armas un escudo esquartelado, el primero de oro con quatro faxas de gulas y el segundo de synopla con cinco coquillas de plata y una orla coponada de Castilla y de León1780. 1777 Es don Juan de Ayala, el mozo, aposentador mayor y señor de Cebolla, murió sin hijos varones y le sucedió su sobrina doña Beatriz, su emblema es exacto al descrito por Oviedo: dos lobos de sable, las lenguas sacadas, puestos en pal uno más alto quel otro, e van mirando al la parte derecha del escudo e el campo es blanco vel argentéreo, con la orla sanguina e ocho aspas de oro en ella (Batallas. Ed. Lavalle, p. 271) . 1778 Don Pedro Bazán, decimoquinto señor de la casa de Bazán tercer vizconde de los Palacios de Valduerna, casó con María Zapata, a su muerte le heredó su hija, doña María Bazán, condesa de Miranda. Los de Baztán llevan en el Libro de Armería de Navarra escaqueado de plata y sable. Luchó contra los comuneros. 1779 En el grabado del blasón de María Eugenia de Bazán (BN 28996) figura este escudo, salvo que son ocho escaques de sable en la bordura que sólo está compuesta por 8 sautores. En el grabado de la portada de la Carolea: inchiridion que trata de la vida y hechos del Emperador don Carlos, obra de Juan de Ochoa de la Salde (s.l., 1585) aparece el escudo de Álvaro de Bazán donde figura éste con ocho esquaques de sable y la bordura es la de los ocho sautores, el escudo está rodeado de 34 banderas sarracenas. 1780Esta orla o mejoramiento de armas fue merçed fecha a don Rodrigo Alonso Pimentel. El quinto conde, don Alonso, recibió al emperador en Valladolid en 1527; según el cronista Mexía aun acompañó a Carlos a Monzón en 1528, aunque ya sería muy mayor. El sexto, Antonio participó en una famosa justa celebrada en Madrid en 1535, donde el emperador formó con la cuadrilla del conde contra el príncipe de Saboya (el emperador y el conde formaron en la cuadrilla blanca y el joven príncipe de Saboya en la roja). 1292 Beomont, Francés de: Don Françés de Beomont trae de gulas con un escarbunclo de oro pomelado de mismo y parsado de azul con una orla de Beomont que es losanjado de oro y de azul1781. Beomont, Juan de: Don Juan de Beamont trae partido en palo, el primero partido en palo, el primero partido en faxa el primero de Navarra y el segundo de Beomont y lo segundo partido en palo el primero de Aragón y lo segundo de Çeçilia, y lo segundo partido en palo, lo primero partido en faxa las calderas de los Manrriques y lo segundo la esquarteladura de los castillos y leones con el escudito de los dichos Manrriques, y la segunda de plata con los dichos torteos, seys de azul. Boemont, Luis de: Don Luys de Beomont trae partido en palo el primero esquartelado, el primero de Navarra y el segundo de Beomont y el terçero partido en palo, el primero canpo y calderas susodichas de los Manrriques, y el segundo en esquarteladura de Castilla y León con el escudito en medio del mismo duque, y el segundo partido en fasa y el primero partido en palo, el primero de Aragón y el segundo de Çeçilia y el segundo de plata con seys torteos de azul. Bol, Vizconde de: El vizconde de Bol trae partido en palo, el primero esquartelado de Aragón y de plata con una estrella de gulas y la otra en punta con una cola de 1781 El blasón del linaje que lleva el condestable de Navarra como cabeza de él y que aparece en el Libro de armería del reino, salvo que el losanjeado no es en gulas sino en los cuarteles dos y tres 1293 cometa y el segundo partido en palo de oro con tres piñas de sinopla y el segundo de oro con la vanda de gulas1782. Buytrón, Cristobal de: Don Cristoval de Buytrón trae partido en palo, el primero entre una cruz de plata que tiene çinco lobos quatro buytrones y el canpo es de plata, y el segundo de oro con una vanda de gulas y sus tragantes de oro armados de plata y lanpasados de gulas y dos escuditos de plata con cada tres fasas de sable, uno en la punta del escudo y el otro en la cabesça1783. Cabrero, Sancho: Sancho Cabrero trae esquartelado, el primero de synopla con una cabra de plata y el segundo de oro con uno como çiprés de synopla y orlado de azul con unos paternos, tres de oro, y el terçero de gulas con una vanda de oro y en ella un sautor de gules y orlado el escudo de synopla con unos escuditos partidos en fasa y oro y de plata, debate, y el quarto de oro con un árbol como rroble de synopla, mostrando sus rrayzes1784. Cárdenas, Gutierre de: Don Gutierre de Cárdenas trae esquartelado, el primero de Cárdenas que es de oro con 1782 Tamborino habla del vizconde de Bas pero da este emblema: D’or e tres xevrons de gules e sus cascú V besants d’argent. 1783 En el Memorial Genealógico de las Casas de Orozco (s.l., 1738) aparece el primer cuartel como escudo de los de Butrón, linaje procedente de Vizcaya. 1784 Sancho Cabrero caballero de Calatrava era el cuarto hijo de Gonzalo Cabrero, hermano de Juan Cabrero, camarero de Fernando el Católico y comendador de Santiago de Aledo; sirvió en la guerra de Navarra. Torres en su Blasón de armas habla del camarero Juan Cabrero y sus armas: Trae partido en palo: el primer cuartel es escuartelado: el prymero es de synopla con una cabra de oro; y el segundo de gulas con dos lyryos de oro; y el tercero es de platta con una cabeça (de escudo) de gulas, orlado de synopla con diez escuditos del terçero, que es de plata con la cabeça de gulas; y el otro cuartel es de oro con tres coraçones de gulas, y creo que estas son de su mujer 1294 dos lobos azules y orlado de gulas con ocho estrellas de oro y el segundo las calderas de los Guzmanes y el terçero de los Enrríquez el quarto de Velasco con una orla coponada de Castilla y León de ocho pieças1785. Carlos I : El enperador traýa por armas un escudo de oro con el águila de sable de dos cabecas diademadas, y en los pechos, un escudo partido en fasa el primero partido en palo y en lo primero esquartelado de Castilla y de León, de Castilla de gulas con un Castillo de oro levantado puertas y ventanas de azul, y en el segundo de plata con un león de púrpura, y el segundo partido en palo de Aragón y de Çiçilia, de Aragón de oro con quatro palos de gulas y de Çiçilia de Aragón susodicho con dos flans de Çiçilia, que son de plata con el águila de sable menbrada y coronada de oro, y entre León y Aragón, en punta, las armas de Granada que son de plata con una granada de su propio ser, y de segundo quartel, esquartelado de Austria y de Françia y de Borgoña y de Brabante, y sobre todo un escudito partido en palo de Flandes e de Tirol, de Austria es de gulas con la fasa de plata, de Françia es de azul senbrado de flores de lis de oro con orla coponada de plata y gulas, de Borgoña es vandado de seys pieças de oro y de azul y con una orla de gulas, y de Brabante es de sable con un león de oro, y 1785 Don Gutierre de Cárdenas era hijo segundo de don Diego de Cárdenas, adelantado mayor de Granada y duque de Maqueda en 1530, nieto de Gutierre comendador mayor de León, y hermano de Bernardino, duque de Maqueda, su madre era Mencía Pacheco de Velasco. Fue caballero, alférez mayor de Santiago y comendador de Oreja, casó con Mencía Carrillo de Albornoz. En la Historia del rebelión y castigo de los moriscos, de Luis de Mármol Carvajal, dirigida a don Juan de Cárdenas en Málaga, aparece el escudo escuartelado en el que los cuarteles segundo y cuarto, son los primero y tercero de don Gutierre, lo que indica la adopción de nuevos emblemas y el cruce de éstos, que es cada vez más intrincado. 1295 sobre todo d’estos quatro quarteles, el escudo partido en palo, el primero Flandes, que es de oro con un león de sable armado de gulas y enforrado de plata y el segundo Lanbruet, que es de plata con el águila de gulas, y el escudo coronado con corona ynperial, y adornado el escudo con su tausón d'oro. Cartagena, Juan de: Juan de Cartagena trae de synopla con una flor de lis de plata, y esto entre quatro como enmanteladuras, la primera de gulas con dos lobos de oro, y la segunda las armas de los de Leyva, que es un escudo azul con el rastrillo varado de oro y de gulas, y en la orla del escudo, treze estrellas de oro y la terçera de oro con syete escaques de gulas y la quarta partido en palo, lo primero de Mendoça y lo segundo las panelas de los susodichos. Carvajal, Diego de: Diego de Carvajal trae partido en palo, el primero de oro con el águila de sable de dos cabeças coronadas de oro y en los pechos un escudito de Carvajal orlado de plata con unos lazos dentro y son de sable, y el segundo de oro con treze torteos azules1786. Castilla, Alonso de: Don Alonso de Castilla trae esquartelado de los de Castilla y Portugal e Çúñiga e Navarra, de Castilla partido en vanda que la cabesça de Castilla y en punta de León y una van da de synopla con 1786 Puede ser el hijo de Diego Galíndez de Carvajal, de nombre Diego, pero probable que se tratase del señor de Jodar, que estaba emparentado con los de la Cueva, pues su blasón no coincide con el que Oviedo da a Diego de Carvajal, hijo del maestresala del rey Fernando. El tercer señor de Jodar y quinto de Tobaluera, fue capitán general de San Sebastián y Fuenterrabía. 1296 sus tragantes de oro lanpasados de gulas, de Portugal de plata con los çinco escuditos azules con cada çinco puntos de plata, y el terçero de Çúñiga susodicho, y el quarto Navarra. Córdoba, Álvaro de: Don Álvaro de Córdova trae esquartelado en una manera de manteladura de Córdova y el segundo de gulas con un restrillo de oro y en punta del escudo en canpo de plata un rrey coronado de los pechos arriba y vestido un rropón colorado la meytad y amarillo la otra y una cadena al cuello que sale del quartel de Córdova, y adornado el escudo de muchas vanderas moras casy son XXII. Córdoba, Francisco Hernández de: Don Françisco Hernández de Córdova trae no nada. Cueva, Alonso de: Don Alonso de la Cueva trae partido en palo, lo primero de la Cueva y lo segundo las calderas de Lara1787. Cueva, Beltrán de: Don Beltrán de la Cueva el sordo trae de la Cueva. Cueva, Beltrán de: Don Beltrán de la Cueva, hijo de don Ýñigo trae tanbién de la Cueva1788. 1787 Se trata de don Alonso de la Cueva y Benavides, hijo de Luis de la Cueva, segundo señor de Solera y doña María Manrique de Benavides, fue primer señor de la villa de Bedmar, murió en 1561, peleó contra los comuneros en Villalar donde prendió a Juan de Padilla. 1788 Este don Beltrán fue no hijo, sino sobrino, de don Íñigo ya que éste no tuvo hijos varones, sería hijo de don Juan de la Cueva, ilegítimo del primer duque don Beltrán y 1297 Cueva, Beltrán de: Don Beltrán de la Cueva el de Hubiedo trahe como el de arriba, que es un escudo partido en palo, el primero de la Cueva y el segundo de Lara. Cueva, Diego de: Don Diego de la Cueva trae de la Cueva con la orla de santor1789. Cueva, Íñigo de: Don Ýnigo de la Cueva trae partido en palo, el primero de la Cueva con la bordadura de gulas con ocho sautores de oro, y el segundo de Lara1790. Cueva, Pedro de la: Don Pedro de la Cueva1791 trae partido en palo de la Cueva y de Velasco, la Cueva con sus santores de oro en orla de gulas y Velasco con su coponadura de Castillos y Leones. Currieras, monsieur de1792: Moseor de Currieras trae de oro con diez e seis aguiletas syn pies de azul y una cruz Beatriz de Santiago. Don Juan se casó con Juan de Villavicencio. La suposición de que sea el sobrino es bastante verosímil ya que don Íñigo arropó a su hermano bastardo en diversas ocasiones, así como el duque su otro hermano, tal es el caso de la propia boda por poderes de Juan en la que testifica don Íñigo. Beltrán fue caballero y comendador de Santiago, gentilhombre de casa del emperador y no se casó. 1789 Puede tratarse del cuarto hijo del segundo duque de Alburquerque, fue mayordomo del emperador y comendador de la Puebla de Sancho Pérez de la Orden de Santiago. Pero más posible es que sea don Diego de la Cueva, hermano del duque de Alburquerque, que pelea en Navarra bajo el duque de Alba . 1790 Era hijo ilegítimo del primer duque don Beltrán, hermano de don Juan de la Cueva. Fue veedor de gente de armas del emperador . 1791 Pedro de la Cueva, hermano del II duque de Alburquerque, después fue comendador mayor de Alcántara, participó a las órdenes del duque de Alba en la guerra de Navarra (1512). Lleva el partido de Velasco al ser hijo del tercer matrimonio del duque don Beltrán con doña María de Velasco, duquesa de Escalona. Será posteriormente señor de la villa de Torre Galindo, consejero del emperador y capitán general de su artillería . 1792 Es Jean de Montmorency, señor de Corrieres, copero y mayordomo del emperador. 1298 de gulas, y en el medio una estrella de plata de seys puntas, o podéys dezir: trae de oro con una cruz de gulas, y la dicha es trella entre diez e seys aguiletas susodichas. Dueña, Diego de la: Diego de la Dueña tanpoco no dio sus armas. Enríquez, Alonso: Alonso Enrríquez trae no nada pues no dio sus armas ni devisa. Enríquez, Alonso: Don Alonso Enrríquez de Bolaños trae partido en palo, el primero de los Enrríquez y el segundo de los Guzmanes. Enríquez, Juan: Don Juan Enrríquez trae partido en palo, el primero de los Enrríquez y el segundo d'armiños con una orla de gulas con ocho santores de oro. Enríquez, Pedro: Don Pedro Enrríquez trae de los Enrríquez. Fonseca, Antonio de: Don Antonio de Fonseca trae de los Fonsecas. Girón, Pedro: Don Pedro Girón trae partido en faxa, el primero en palo de Castilla y el segundo de León y en punta de gulas con los tres girones de oro1793. 1793 Pedro Girón fue tercer conde de Ureña y señor de Osuna, hijo del conde de Ureña, era llamado el duque por sus pretensiones por parte de su mujer al ducado de Medina Sidonia, participó en la revuelta de las Comunidades, fue perdonado en 1524 según Ortiz de Zúñiga 1299 Guevara, Íñigo de: Don Ýnigo de Guivara trae como el dicho conde d'Oñate1794. Guzmán, Hernando de: Don Hernando de Guzmán trae las de los Guzmanes, con una orla de armiños y el canpo de plata, debate1795. Guzmán, Lope de: Lope de Guzmán trae partido en palo, el primero de Guzmán con la orla de armiños y el segundo de Çúñiga. Guzmán, Pedro de: Don Pedro de Guzmán tiene de Guzmán con dos orlas, la de dentro del escudo es de armiños y la de fuera coponada de diez coponaduras de Castilla y de León1796. Haro, conde de: El conde de Haro trae como el condestable, su padre, y por eso no le pongo más1797. (Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de Andalucía, Madrid, 1796, T. III, p. 176). Sus armas coinciden exactamente con las descritas por Oviedo en sus Batallas: E sus armas son las que aquí veís patentes, que las reales e las de Girones, las rreales fueron (melioratio armorum) de mejoramiento de armas dadas por el rrey don Enrique Quarto, cuyos donzels y muy priuados fueron Joan Pacheco e Pedro Girón, su hermano [...] los tres girones de goles en campo de oro son del linaje antiguo e illustres destos señores. Según Jerónimo Gudiel fue compañero del emperador en torneos y justas: estimolo por hombre de pecho y ánimo digno de su priuança, admitiéndolo en todas las cosas, a donde quería gozar de sus particulares priuados: mayormente en los exercicios y entretenimientos militares, como en juegos de cañas, justas , torneos y caças (Compendio de historias, f. 113). Murió el 25 de Abril de 1531 en Sevilla 1794 Era primo del conde de Oñate, don Pedro Vélez de Guevara, señor de Salinillas y caballero de Santiago, natural de Valladolid . 1795 La orla de armiños nos hace pensar en la rama de los marqueses de Toral y de Algaba . 1796 Se trata de Pedro de Guzmán, conde de Olivares en 1535 y alcaide de los Alcázares de Sevilla, hijo del conde de Niebla. 1797 El condado de Haro fue instituido para Pedro Fernández Velasco en 1430. Este era don Pedro Fernández de Velasco, hijo del condestable Íñigo, duque de Frías, que fallece en 1300 Herrera, Juan de: Juan de Herrera trae las armas de los de Herrera. Laso de Castilla, Luis: Don Luys Laso de Castilla trae partido en palo, el primero de Mendoça con los flans de la Vega y el segundo de los de Castilla. Ledesma, Gonzalo de: Don Gonçalo de Ledesma tiene un escudo azul y entre quatro flores de lis de oro un santor de mismo, y orlado el escudo del campo con ocho croesans de plata1798. Lemos, conde de: El conde de Lemos trae de oro con dos lobos de gulas, y su coronel de conde1799. Luna, Álvaro de: Don Álvaro de Luna trae esquartelado, el primero de Luna, y el segundo de los Manueles y el quarto de Ayala, que es de plata con dos lobos de sable con una orla de gulas con sus santores de oro y el terçero 1528. Será caballero del Toisón en el capítulo de Tournay en 1531. Riquer en la relación de armas de los Grandes de Castilla obra de Torres, al mencionar las armas del condestable, Duque de Frías y conde de Haro, que era don Íñigo Fernández de Velasco, dice: son un escudo de oro con siete escaques de vars; e una bordadura coponada de Castilla y León. Y el condestable, que es señor de la casa, trae orlado el escudo de una coponadura de Castilla y de León. Casó con Juliana Ángeles de Velasco y murió en 1554, casó con Juliana Ángeles de Velasco. 1798 Gonzalo de Ledesma y Ávila, caballero de la orden de Santiago en la que ingresa en 1528. 1799 El conde de Lemos es don Álvaro Osorio, segundo esposo de la condesa Beatriz, heredera del título y viuda de don Dionis de Portugal, don Álvaro, caballero de Santiago y conde consorte, muere en 12 de diciembre de 1541 en Monforte, su mujer le sobrevive casi treinta años. 1301 que se avía de derecho primero, el de los Herrera y el segundo quartel maternal es de los Bobadillas1800. Luna, Álvaro de: Don Álvaro de Luna, sobrino del susodicho. trae esquartelado, el primero de Luna y el segundo esquartelado, el primero, ala de los Manueles y el segundo de León1801. Luna, Juan de: Don Juan de Luna trae esquartelado, el primero de Luna y el segundo de Bobadilla y el terçero Manueles, esquartelado con León y el quarto de Ayala y orlado el escudo de ocho coponaduras de Castilla y de León. Lara, Manrique de: Don Manrrique de Lara trae esquartelado como el mismo duque (duque de Nájera), debate1802. Manrique, Gómez: Don Gómez Manrrique trae de Manrrique, con la coponadura de Castilla y de León de diez e seys pieças1803. 1800 Torres en su Blasón de armas menciona a un Álvaro de Luna con los mismos cuarteles, pero trastocados de esta manera: Don Álvaro de Luna trae esquartelado. el prymer cuartel es de los Luna, que es de gulas con una luna de platta, y el pie del escudo cortado de platta; el segundo quartel es de los Ferreras, que es de gulas con dos calderas de oro y en cada cabo de las asas dos cabeças de sierpe y las calderas con filetes de sable; orlado de gulas con dos calderas de oro como las armas; el tercer cuartel es de los Manueles, que es escuartelado: el prymero de gulas con una ala salyendo una mano con una espada, y el segundo es de León; y el quarto es de los Ayala. 1801 Fue caballero de Santiago y capitán de los cien continos del emperador, casó con Catalina de Valori y Fonseca, de Valladolid. 1802 Según lo aportado por Luis de Salazar y Castro el personaje es Manrique de Lara y Cardona, primogénito y heredero del duque de Nájera, por lo que lleva las armas derechas del linaje. Por aquel entonces ya había luchado junto a su padre en la guerra de Navarra en 1520. Fue caballero del Toisón (Historia genealógica de la Casa de Lara, 1696). 1302 Manrique de Rojas, Enrique: Don Enrrique Manrrique de Rojas trae de los Enrriquez no se como se llama Manrrique. Manrique, Alonso: Don Alonso Manrrique trae partido en palo, el primero de gulas con dos calderas fasadas de oro y de plata con sus cabesças se syerpes d’ellas hazia dentro y d’ellas hazia fuera, y el segundo en cablesça [sic] Castilla, que es de gulas con el castillo de oro levantado y puerta y ventana de azul, y en punta de Aguilar, que es de plata con una águila de sable menbrada y coronada de oro, y el escudo orlado de armiños. O tros dizen que las calderas son escaquetadas de oro y de sable, y el canpo unos dizen que a de ser de oro y otros que a de ser de plata, debate y grande escudo. Manrique, Francisco: Don Françisco Manrrique trae esquartelado de Lara y de los Manríquez. Manrique, Gaspar: Don Gaspar Manrrique, partido en faxa, el primero partido en tres palos y el primero de Lara y el segundo Manrrique el terçero de los de Castilla y el segundo en otros tres palos, el primero de Mendoça con dos flans de la Vega, el segundo de Lara y el terçero Manrique. 1803 Se conserva abundantes ejemplos del emblema familiar, en particular el del obispo Alonso Manrique: Constituciones y estatutos (Badajoz, 1501), Copilación de las Instruciones del Offcio de la Sancta Inquisición de Thomas de Torquemada (Sevilla, 1537), Las morales de Sant Gregorio (Sevilla, 1527), Constituciones del obispado de Córdoba (Sevilla, 1522). 1303 Manrique, Juan de: Don Juan Manrrique, hermano del duque de Nájera, trae el esquartelado de Lara1804 y Manrique. Manrique, Juan: Don Juan Manrrique, hijo del marqués d'Aguilar trae partido en palo, el primero de Lara y el segundo en cabesça de Castilla y en punta d'Aguilar y dos flans de León, y el escudo orlado d'armiños1805. Manrique, Juan: Don Manrrique de Lara trae esquartelado, el primero partido en palo, el primero las calderas susodichas de Lara y lo segundo los susodichos castillos y leones y escudo de los mesmos de Lara, y lo segundo partido tres palos, el primero de Aragón con dos flans, el primero de gulas, y el segundo de azul senbrado de flores de lis de oro, lo segundo de Aragón con dos flans escaquetados de oro y de sable, y el terçero el de los Enrriquez1806. Manrique, Luis de: Don Luys Manrrique, hermano del duque de Nájera, trae dos escudos esquartelados el primero de Lara y Manrrique y sobre todo un escudito de Sandoval, y el otro esquartelado de Navarra y de Françia 1804 Juan Manrique de Lara, llamado el Boquinete, era hijo de Pedro Manrique, duque de Nájera, acompañó al emperador a la campaña de Túnez. Las armas del linaje de Lara son de plata con dos calderones de sable. 1805 Juan Manrique de Lara, hijo de Luis Fernández Manrique, será poco después marqués de Aguilar de Campoo, chanciller mayor de Castila y cazador del emperador . 1806 Juan Manrique de Lara, segundo hijo del duque de Nájera, señor de San Leonardo, clavero de Calatrava, contador mayor de Castilla y mayordomo del emperador, era hijo de Juana de Cardona, de donde le vienen los cuarteles de Aragón y de Enríquez . 1304 con un bastón de legítimo de sable, y sobrel todo un escudito de León1807. Manrrique, Pedro: Don Pedro Manrrique trae en tres palos, el primero partido en fasa de Castilla y de Aguilar y el segundo de León y el terçero de Lara y el escudo orlado d'armiños. Manuel, Lorenzo: Don Lorenço Manuel trae esquartelado el primero de los Manueles1808, y el segundo de León con coronas de oro. Medellín, conde de: El conde de Medelín trae de oro con syete es caques azules y su coronel de conde1809. Mella, Gonzalo Hernández de: Gonçalo Hernández de Mella trae de synopla y entre dos como cañas hojadas una torre de plata con su petril almenado y en la torre que está sobre el petril, un escudito esquartelado, el primero de plata con çinco rrosas de oro fechas de cada quatro croassans, falso, y el segundo de azul con çinco flores de lis de oro y la torre asentada sobre mar y orlado el escudo de gulas con ocho cruzes varadas. 1807 Luis Manrique de Lara señor de Alesanco, comendador de las Casas de Córdoba de Calatrava 1808 Las armas ancestrales de los Manueles las vemos desde el Tratado de don Juan Manuel. Este fue hijo de don Juan Manuel, señor de Belmonte, tuvo por el emperador la tenencia del castillo de Milán. Al enviudar el emperador le dio la Encomienda Mayor de Alcántara. El rey don Felipe le hizo caballero del toisón posteriormente, por eso no lleva esta divisa en sus armas en el torneo. El escudo que cita Oviedo es el propio que cita Torres, es decir el de los Manueles, salvo que aquí yerra Torres otra vez porque el primero de los Manueles, para Oviedo, es el de León y el segundo el del brazo del ángel. 1809 Título instituido en 1456. Se trata de Juan Portocarrero, tercer conde de Medellín cuyo padre Rodrigo no llegó a ser conde pues murió en vida de su abuelo Juan. Su escudo es el de los Portocarrero de la casa de Moguer: siete escaques azules en campo de oro. 1305 Memoransy: Memoransy trae esquartelado, el primero de oro con una cruz de gulas que está entre diezeseys aguiletas de azul syn pies y el segundo esquartelado, el primero de Ornos que es de oro con tres couretes de gulas guarneçidos de oro y el segundo esquartelado el primero de sable con una águila de plata y el segundo de sable con una fasa de plata1810. Mendoza Sarmiento, Diego de: Don Diego de Mendoça Sarmiento1811 trae esquartelado, el primero de los Sarmientos y el segundo de Mendoça1812 con una orla coponada de diez e seys coponaduras de los Guzmanes y de armiños y en cada coponadura una caldera. Mendoza, Álvaro de: Don Álvaro de Mendoça trae de Mendoça, con las panelas en los flans. 1810 Pudiera ser un representante de la rama flamenca de los Montmorency, creemos que Josef de Montmorency, aunque puede tratarse de su hermano Roberto. No así de sus hijos, ya que casó en 1523. Sus hijos fueron los tristemente famosos Florys de Montmorency, señor de Hubermont y más tarde barón de Montigny, que acompañó al emperador hasta 1557 y Felipe de Montmorency, conde de Horn, el cual era por aquellas fechas gentilhombre de la casa del emperador. El primer cuartel de este es igual que el escudo de Currieras. De sable con fasa de plata es de Borselé, de los caballeros del Toisón; lo lleva Henry de Borselé señor de Vera y conde de Granpé. 1811 Diego de Mendoza Sarmiento, o viceversa, conde de Rivadavia y adelantado de Galicia, hijo de Beatriz Sarmiento y Juan de Mendoza, hijo tercero del señor de Morón, Ruy Díaz de Mendoza. Fue cuñado de Fernando Osorio, conde de Lemos, al estar casado con su hermana. 1812 En este acontecimiento vemos la variedad de las armas de los Mendoza en toda su extensión, tal y como se describen en el Anexo I. 1306 Mendoza, Hurtado de: Don Hurtado de Mendoça trae de Mendoça, con la cadena de oro por orla y sus flans de las diez panelas1813. Mendoza, Hurtado de: Don Hurtado de Mendoça, trae de Mendoça con dos flans de las panelas. Mendoza, Juan de: Don Juan de Mendoça, el bermejo, trae de Mendoça con las diez panelas en la cabesça e una cadena de oro por orla1814. Mendoza, Juan de: Don Juan de Mendoça, hijo de don Pedro de Mendoça, trae como arriba, de Mendoça con dos panelas en la cabesça y la cadena por orla, debate. Mendoza, Luis de: Don Luys de Mendoça trae esquartelado, el primero de Mendoça con la panelas en flans y el segundo de Rojas. Mendoza, Pedro de: Don Pedro de Mendoça trae de Mendoça con las cadenas de oro y los flans de la Vega. Mendoza, Pedro de: Don Pedro de Mendoça trae esquartelado todo Mendoça, en el primero la vanda y el segundo las panelas1815. 1813 Coinciden en el torneo varios Hurtados de Mendoza, cada uno con su nombre de pila, entre ellos están el heredero del conde de Monteagudo, llamado Juan Hurtado de Mendoza. 1814Señor de Beleña, hijo del duque del primer duque del Infantado, Don Juan de Mendoza, casado con Beatriz Núñez de Toledo, hija de Pedro Núnez. Si bien es extraño que use sólo las panelas sin nada de su padre. 1815 Se trata del hijo Lope de Mendoza, que queda en la casa de la Ribera y Álava, su escudo coincide, al alternar su rama la banda y las panelas, a veces en partido, a veces en cuartelado. 1307 Mendoza, Pedro Hernández de: Pedro Hernández de Mendoça trae de Mendoça como arriba. Monteagudo, conde de: El conde de Montagudo trae esquartelado, el primero de Mendoça, que es de synopla con la vanda de oro rrenplida de gulas y el segundo de gulas con diez panelas de plata y el terçero de oro con dos lobos çevados y calado de sable con ocho santores de oro y el quarto de Çúñiga, que es de plata con la bandeleta de sable y en orla la cadena de oro y su escudo con coronel de conde1816. Moya, marqués de: El marqués de Moya trae partido en palo el primero de plata con dos calderas con su cabeças de syerpes y ellas de oro y plata y una fasa con cuñas de gulas, y el segundo de los Enrriques y su coronel de marqués1817. 1816 Oviedo habla más del primer conde don Pedro de Mendoza, casado con una Avellaneda: sus armas son partido en pal y a la mano derecha la vanda verde perfilada de oro en campo de goles vel sanguineo; y la otra mitad del escudo de la mesma color y de goles, con diez panelas blancas vel argentéreo; y una cadena de oro por orla interior. Éste es su heredero don Antonio de Mendoza, su segundo hijo, apodado el galán porque casó tres veces. Apreciamos un caso claro del uso de las armas de la rama principal de los Mendoza, de forma combinada con las propias que se va haciendo cada vez más corriente desde fines del siglo XV, y tiene este exponente en la rama de los señores de Almazán y Monteagudo que incorpora la banda a las panelas que venían trayendo, tal y como destaca Menéndez Pidal de Navascués, Faustino (Las armerías de los Mendoza: Un ejemplo de los usos de fines de la Edad Media En Las Armerías en Europa al comenzar la Edad Moderna y su proyección al Nuevo Mundo: Actas del VII Coloquio Internacional de Heráldica, Madrid, 1993, p. 285). 1817 El primer marqués fue Andrés Cabrera, hecho marqués por los Reyes Católicos, que le dieron las armas del marquesado en privilegio que dice que vio Oviedo, en el cual figuraba el privilegio de usar como orladura los castillos y leones y una corona, en Valladolid 4 de noviembre de 1475. Su hijo Juan Cabrera heredó el marquesado, casado con Ana de Mendoça y su hija y heredera fue Luisa de Cabrera que casó con Diego López Pacheco. Posiblemente el blasón es fruto del matrimonio de su padre, marqués de Villena, Diego López Pacheco I (Acuña) y Juana Enríquez, hija del tercer almirante. Diego López II se casó con Luisa de Cabrera y Bobadilla, tercera marquesa de Moya, siendo así antes marqués de moya antes que de Villena, dado que su padre, aunque anciano aun vivía. Aquí el marqués no usa sus armas completas, pues se restringe a las calderas de los Pacheco y 1308 Nájera, duque de: El duque trae esquartelado, el primero de morado o gulas con las dos calderas susodichas en don Alonso Manrrique, y lo segundo esquartelado, el primero de Castilla y el segundo de León y sobre el todo un escudito de los de León y el escudo coronado de coronel de duque1818. Oñate, conde de: El conde d'Oñate trae esquartelado, las armas de los de Guivara que es el primero de oro con tres vandas de armiños y lo segundo de gulas con çinco panelas de plata1819. las maternas de los Enriques, excluyendo las de su mujer que serían de los Cabrera y los Mendoza y las del marquesado que heredará de Villena con las de Acuña, tal y como las representa Oviedo. 1818 El título fue instituido en 1482 en Pedro Manrique de Lara el Fuerte. Este personaje es Antonio Manrique de Lara, segundo duque, que hereda a la muerte de don Pedro, su padre en 1515, muere en 1535 y le sucede su hijo Felipe. Fue virrey de Navarra y hecho caballero del Toisón por Felipe, siendo príncipe en 1547. Torres describe así las armas de su padre en su Blasón de armas: El duque de Nájara trae escuartelado el prymer cuartel es de gulas con dos calderas de oro fasadas de cuatro fassas de plata; y el segundo cuartel es escaquuetado de çinco escaques de León y cuatro de Castilla. En el Blasón y recogimiento de armas aparece la cosa más clara pues dice al hablar del origen de estas armas en el conde don Tello, hijo de Alfonso XI, que era conde de Aguilar de Campoo y trae escudo lleno de castillos y leones hechos de manera que en el medio tiene un león. No trae el escudete de León, pude ser que se deba a alguna de estas causas: 1º El escudo de aquí sea el correcto y Torres copie a Tamborino como opina Riquer y refleje el mismo error que luego subsane al ver el escudo en su titular; 2º que el error se deba a una mala visión del escudo. En el ejemplar 9/271 titulado Recogimiento de nobles, atribuido a Alonso de Castilla (sobre el debate de la autoría de esta obra véase el capítulo dedicado a la obra de Garci Alonso de Torres) aparece el emblema del duque de Nájera igual que el descrito para el torneo. 1819Instituido en 1469, en Íñigo Vélez de Guevara; el segundo conde es Pedro Vélez de Guevara nieto del primero; casó con María de Velasco . 1309 Osorio y de Toledo, Fadrique: Don Fadrique Osorio y de Toledo trae partido en palo, el primero Osorio1820 y lo segundo Toledo, con sus vanderas. Osorio, Diego: Diego Osorio, hijo d'Alvar Pérez Osorio, trae de Osorio1821. Osorio, Diego: Don Diego Osorio trae también de Osorio1822. Osorio, Francisco: Don Françisco Osorio trae de Osorio. Osorio, Luis: Don Luys Osorio trae también no más sino Osorio. Osorio, Pedro: Don Pedro Osorio trae esquartelado, el primero de Osorio y el segundo de los Guzmanes, que es un escudo azul con las dos calderas escaquetadas de plata y de gulas y ellas de oro, con sus bocas de syerpes las unas afuera y las otras hazia dentro, y este quartel con su orla d'armiños. Osorio: Diego: Don Diego Osorio, hijo de don Alonso, trae Osorio no más y llámase el caballero. 1820 Fadrique de Osorio Toledo heredó el mayorazgo de su madre, doña María Osorio que era la marquesa de Villafranca, y su padre don Pedro de Toledo, marqués, por eso antecede apellido y armas maternos de los Osorio a los Toledo paternos. 1821 Hijo segundo de Álvar Pérez de Osorio, señor de Villacis y tierras de Cervantes, fue caballero de Santiago en 1531. 1822López de Haro habla de Diego Osorio hermano del tercer marqués de Astorga, don Álvaro, como señor de Losada. Puede ser también Diego Osorio hermano del comunero obispo Antonio Acuña e hijo también, bastardo, del obispo Luis de Acuña . 1310 Ponce de León, Luis: Don Luys Ponçe de León trae esquartelado, el primero de gulas con dos enmanteladuras de azul y cada una una + de ( tachado: azul) oro floretada y sunidada y en la cabeça de las gulas, de plata con la + de gulas, y el segundo de los Ponçe de León, que es partido en palo el primero de León y el segundo de Aragón con una orla de plata y en ella ocho escuditos de gulas, y en cada no una faxa azul falso 1823 y el terçero de León y el quarto de Luna que es de gulas con la luna de plata y el pie cortado de la misma. Portocarrero, Luis: Don Luys Puetrocarrero, no le pongo armas1824. Portocarrero, Pedro: Don Pedro Puertocarrero trae partido en palo, el primero de oro con syete escaques azules y el segundo de los Enrríquez1825. Portocarrero, Rodrigo: Don Rrodrigo Puertocarrero trae como el conde (de Medellín) sin coronel. 1823 Luis Ponce de León, señor de Villagarcía, casado con María, hija legalizada del marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce y de doña Inés de la Fuente. Fue padre de Rodrigo Ponce de León, heredero del marqués. Ortiz de Zúñiga le cita con vida en 1521, ayudando a su hijo el joven duque de Arcos (op. cit. p. 322). Agradecemos al profesor Juan Luis Carriazo su amabilidad al facilitarnos la identificación de este personaje, así como de otros importantes datos sobre este linaje. 1824 Luis Portocarrero Manrique, conde de Palma del Río. 1825 Puede ser Pedro el sordo, señor de Moguer, casado con la hija del almirante Alonso Enríquez, o por razones cronológicas se trataría de un hijo suyo, lo que explica el partido de los Enríquez. 1311 Portugal, Jorge de: Don Jorge de Portogal trae de plata con santor de gulas y en él çinco escuditos de Portogal orlado de cada ocho castillos de Castilla1826. Portugal, Jorge de: Don Jorge de Portogal trae esquartelado, el primero de Castilla y el segundo de León y el terçero de Portogal y el quarto d'Acuña, con la orla de Portogal. Quiñones, Diego de: Diego de Quiñones trae de Quiñones, que es de gulas con seys escaques de veros1827. Quixada, Gutierre: Gutierre Quixada trae diez y siete escaques de plata y diez y ocho de azul con una orla de oro y en las quatro partes en cada una dos lobos de gulas1828. Robles, Beltrán de: Don Beltrán de Rrobles trae de Robles con la orla de armiños1829. Robles, Hernando de: Don Hernado de Robles trae de Robles1830. 1826 Torres en los Blasones de caballeros del Toisón habla de Juan de Portugal y describe su escudo: De Portugal que es de plata con cynco escuditos de azul en cruz y encima de cada escudito cynco puntos de plata; con la bordadura de Castilla. Este don Jorge puede tratarse del que luego será conde de Guelves, nombrado por el emperador, que también fué tesorero de la casa de la moneda de Sevilla y participó en la guerra de Navarra. 1827 Puede ser hijo de su homónimo muerto en las guerras de Italia a comienzos de siglo, el emblema de este es igual. Si bien, también es posible que sea el nieto del conde de Luna, también llamado Diego, que fue caballero de Alcántara . 1828Gutierre de Quixada, señor de Villa García de Campos, era el corregidor de Medina del Campo y luchó contra los comuneros. 1829 Comendador de Villamayor, de Santiago, hijo del señor de Valdetrigueros. 1312 Robles, Luis de: Don Luys de Robles trae de oro con un rroble de sus ser y una orla de armiños. Rojas Osorio, Pedro de: Pedro de Rojas Osorio trae partido en palo de Rojas y Osorio. Rojas, Luis de: Don Luys de Rojas trae partido en palo, el primero partido en faxa, primer partido en palo de Rrojas y de Sandoval1831 mejor es dicho, trae esquartelado, el primero como suso es dicho de Rrojas y de Sandoval partido en palo, y el segundo Enrríquez y el terçero Mendoça con los flans de la Vega y el quarto de los de Luna. Rojas, Sancho de: Don Sancho de Rrojas trae partido en palo de Rojas y de los Sarmientos1832. Rojas: Antonio de: Don Antonio de Rrojas no se le ponen las armas. Salinas, conde de: El conde de Salinas trae de los Sarmientos, que es un escudo de gulas con tres besantes puestos en tres palos y en el de medio con oro con su coronel de conde1833. 1830 Hernando de Robles Enríquez, sobrino del anterior e hijo de su hermano Gutierre, será señor de Valdetrigueros, casó con Beatriz de Mendoza. 1831 El marqués de Denia lo lleva al revés, es decir de Sandoval y de Rojas en palo. Según Hernández de Mendoza el de Denia, don Hernando de Rojas, tomó el apellido materno así como el blasón de Rojas partido con prioridad al de su padre Diego de Sandoval. 1832 Sancho de rojas Sarmiento, hijo del marqués de Pozas, Juan de Rohas y de doña Marina Sarmiento, no heredó a su padre, pues murió en vida de este, se casó con Francisca Enríquez. 1833 Es Diego Sarmiento, conde de Salinas, título instituido en 1470. 1313 San Juan, prior de: El prior trae de plata con syete escaques azules y en cabesça del escudo de gulas con una cruz de plata1834. Sarmiento, Antonio: Don Antonio Sarmiento trae como arriba de los Sarmientos. Sarmiento, Diego: Don Diego Sarmiento como arriba. Sarmiento, Diego: Don Diego Sarmiento trae como arriba, de los Sarmientos. Sarmiento, Francisco: Don Françisco Sarmiento trae como arriba. Sarmiento, Juan: Don Juan Sarmiento como arriba1835. Sarmiento, Luis: Luys Sarmiento trae de los Sarmientos Sayavedra, Hernando Álvarez de: Hernando Álvarez de Sayavedra trae esquartelado el primero de Sayavedra, y el segundo de los Guzmanes con su orla de armiños y el terçero partido en palo, el primero de León y el segundo de Aragón con una orla de plata y en ella ocho escuditos de oro con cada sendas faxas de azul y el quarto de Figueroa. 1834 Se trata de don Diego de Toledo, hijo del II duque de Alba, que participó en 1512 a sus órdenes en la conquista de Navarra. 1835 Hijo tercero del conde de Salinas que fue protagonista de una tormentosa ruptura de matrimonio con Constanza hija de Pedro Núñez de Toledo. 1314 Sesilly, Glan de1836: Glan de Sesylly trae esquartelado, el primero de gulas con la faxa de plata y el segundo de plata con el león de gulas coronado y lampasado de oro con su bastón. Silva, Manrique de. Don Manrrique de Silva trae partido en palo, el primero de León y el segundo partido en faxa en cabesça Lara y en punta Manrrique. Tello, Gómez: Gómez Tello, comendador de Alcántara trae de oro con dos palos de tres en tres rrosas fecha cada una de quatro croessans y son de azul. Tobar, Hernando de: Don Hernando de Tobar trae de Tobar, que es un escudo azul con una vanda de oro y sus tragantes de mismo, armados de plata y lanpasados de gulas. Toledo, Bernaldo Álvarez de: Bernald Álvarez de Toledo, señor de Higales, trae como don Bernardino de Toledo suso dicho, salvo que no tiene vanderas. Toledo, Bernasdo de: Don Bernasdo de Toledo trae de Toledo adorna do el escudo de nueve vanderas1837. Toledo, Enrique de: Don Enrrique de Toledo trae de Toledo, que es de plata con syete escaques azules. 1836 Puede tratarse del mariscal Claude de Sylli. 1837 Se trata del hermano pequeño de Fernando Álvarez, III duque de Alba, comendador de San Juan, que murió joven a la vuelta de la conquista de Túnez. 1315 Toledo, García de: Don Garçía de Toledo trae de Toledo con su vanderas, por de çaga del escudo asoman los cabos de la cruz de Calatrava1838. Toledo, Hernando de: Don Hernando de Toledo trae de Toledo, que es de plata con syete escaques azules1839. Toledo, Pedro de: Don Pedro de Toledo trae de Todoledo [sic] como arriba. Vega, Garcialonso de la: Garcíalonso de la Vega trae partido en palo, el primero de la Vega1840 con los flans de Mendoça y el segundo de los Guzmanes con la orla de armiños. Vega, Juan de la: Juan de la Vega trae de synopla con una torre de oro parsada de sable y la puerta azul1841. Velasco, Sancho de: Don Sancho de Velasco trae de Velasco con la orla coponada de Castilla y de León de ocho pieças. 1838 Pudiera ser don García de Toledo hijo y heredero del marqués de Villafranca, aunque sería muy joven ya que nació en 1514. 1839 Será el famoso tercer duque de Alba (1507-1582), huérfano a los tres años, no fue duque hasta 1531 a la muerte de su abuelo Fadrique. 1840 Es posible que se sufra un error de transcripción y se trate de Garcilaso de La Vega, el poeta, ya que no consta ningún Alonso de la Vega hasta el siglo XIX, además el emblema en sus cuarteles principales es de los Vega o Lasso de la Vega, las otras ramas de la familia, de Valladolid, Aragón, Sevilla, etc., no llevan estos blasones. 1841 Es Juan de la Vega Enríquez, nacido en 1504, sexto señor de Grajal, embajador en Roma del emperador, casado en 10 de septiembre de 1524 con Leonor de Osorio Sarmiento, hija mayor del tercer marqués de Astorga. En 1524 es herido en el sitio de Fuenterrabía y en 1532 pelea con el emperador contra el turco en Centroeuropa. su linaje es de los Vega de tierra de Campos, según su emblema. 1316 Velasco, Bernardino de: Don Bernardino de Velasco trae de Velasco con su orla coponada de castillos y leones. Velasco, Luis de: Don Luys de Velasco tampoco no se le ponen armas1842. Velasco, Miguel de: Don Miguel de Velasco trae de vetones de Velasco, y porque no dio sus armas. Vélez de Guevara, Pero: Don Pero Vélez de Guivara trae esquartelado como el conde d Oñate1843. Vere, monsieur de: Moseor de Vere traýa de gulas entre una banda seys coquillas de oro1844. Villafranca, marqués de: El marqués de Villafranca1845 trae de Toledo con las vanderas1846. Zapata, Juan: Juan Çapata trae esquartelado, el primero de los Çapatas, que es de gulas con çinco çapatas 1842 Luis de Velasco, señor de Salinas del Rió Pisuerga que nació a principios de siglo. Perteneció a la segunda rama de los Velasco. En 1550 es nombrado gobernador de México, testó en 1564 en la capital del virreynato. 1843 Se trata de otro hijo del conde de Oñate, casado con Mencía Núñez de Toledo. 1844 Oviedo habla de Monsieur de Beorre, seguramente el padre de éste, Filiberto de Vere, que fue embajador de Felipe I ante Fernando el católico en 1505 y mayordomo de la casa del rey en 1518, pero el autor madrileño desconoce las armas de Vere. 1845 El marqués de Villafranca trae sus armas como su padre que es el conde de Benavente. 1846 El marqués es don Pedro de Toledo, nació en Alba de Tormes (1484-1553), segundo hijo del duque de Alba, don Fadrique y de Isabel de Zúñiga, hija del duque de Béjar. Tuvo el marquesado por su mujer doña María Osorio Pimentel, nieta del conde de Benavente y marquesa de Villafranca, quien llevó como dote el título. Don Pedro de Toledo será el famoso virrey de Nápoles nombrado por el emperador en 1532. Por su matrimonio cambia el emblema del marqués de los Benavente que dicen Torres y Tamborino a los Toledo. 1317 escaquetadas de plata y de sable, asentado en santor1847 y con una orla del canpo y ocho escuditos en ella de las armas de los Carvajales, que es de oro con la vanda de sable y también son estas de los Sandoval, debate, y el segundo es de oro con dos lobos azules. Zapata, Juan: Juan Çapata, comendador d'Esparragal, trae esquartelado del primero de veros y el segundo de los Fajardos y el terçero de gulas con una castillo de plata puerta y ventanas de sable y una orla de synopla con ocho santores de plata y el quarto de los Çapatas con una orla de gulas y en ella ocho escuditos de Carvajal o de Sandoval. Zúñiga y Arellano, Alvaro de: Don Álvaro de Çúñiga y Arellano trae un escudo partido en palo, el primero de Are llano y el segundo de Çúñiga. Zúñiga, Diego López de: Don Diego López de Çúñiga y Velasco trae partido en palo, el primero de Velasco y el segundo de Çúñiga. Zúñiga, Francisco de: Don Françisco de Çúñiga trae esquartelado de Çúñiga, y el segundo de oro con dos lobos çevados y su orla de gulas con ocho santores de oro. 1847 Puede ser Juan de Zapata el Dentudo, como le llama Oviedo, comunero que fue perdonado por el emperador, pero es más posible que se trata de su hijo, del mismo nombre, casado con María de Cisneros. Oviedo les da ese mismo blasón que Torres, y dice no saber porqué es la orla de los de Sandoval, lo achaca a algún casamiento lejano, pues los Zapata de Aragón no lo llevan. 1318 Zúñiga, Juan de: Don Juan de Çúñiga trae de Çúñiga y de Velasco1848. Zúñiga, Pedro de: Don Pedro de Çúñiga trae de Çúñiga1849. 1848 Puede que sea el comendador mayor de Castilla y ayo de Felipe II y su mayordomo mayor 1849 Hijo del duque de Béjar . 1319 1320 APÉNDICES DOCUMENTALES 1321 1322 APÉNDICE I: BLASONAMIENTOS DE LINAJES Y TERRITORIOS DEL LIBRO DE ARMERÍA LOCALIZADOS EN LOS TEXTOS DE: BN MS 18.019 Y RB II/86, Y QUE NO ESTÁN INCLUIDOS EN EL MANUSCRITO EDITADO 1323 1324 Linajes tomados del ejemplar B1 (BN Ms. 18.019) (f. 75 v) De los de Quinnones Son los Quinon- / es grandes / sennores en As- / turias, qu’el conde de Lu- / na que agora es de aquel / linaje. E traen por / armas un escudo blan- / co todo lleno de veros / azules. [EMBLEMA] (f. 77 r) De los de Rianno Este solar de Rianno es çer- / ca León, cuyas / armas son un escu- / do verde con un cas- / tillo blanco, sobre / una rroca negra y / debaxo una agua, / e en ello una syer- / pe verde. [EMBLEMA] (f. 79 r) De los de Villagracia El solar de Vi- / llagracia es çer- / ca de Astorga, / el qual bien podemos de- / zir que sea en el reyno / de León. Y éstos traen / por armas una luna / colorada en canpo a- / marillo. [EMBLEMA] (f. 88 v) 1325 De los de Heredia De los d’este lina- / je d’Eredia ay / en Aragón gran / onbres e muy rricos / y en Castilla ha avydo / y aun ay buenos hid- / algo d’ellos. E traen / por armas syete cas- / tillos amaryllos en / canpo colorado. [EMBLEMA] Byllegas Traen éstos por / armas una cruz / vana con ca- / beças en canpo blanco / con una horla colorada / y en ella ocho castillos / amaryllos. [EMBLEMA] (f. 95 r) De los de Sylva Como quiera que / en esta çibdad / ay otros lina- / jes más antigos y / más naturales que los / de Sylva, por ser el ma- / yor de la casa grand sse- / nnor y abitar allý, quise / anteponello a los otr- / os. Estos vinieron / de Portugal, ca Sylva / en Portugal quiere de- / zir çarça. Y don / Juan de Sylva que era / el mayor, fue un nota- / ble cavallero y syendo al- / férez mayor del rrey / fue por su mandado / al consylo de Basylea, / do fizo muy insynes / y virtuosas cosas. Es- / te casó con una fija de / Lope Vasques el Vyejo, / hermana del arçobispo / de Toledo, y fuele dada (f. 95 v) en casamiento a Çifuentes, / do se llamó después / conde, y ovo d’esta due- / na un fijo que llamaron / don Alfonso / de Sylva, que / subçedió en el condado / y fue alférez. Y ca- / só segunda vez con una / muy noble duena de / los de Ribera y ovo de- / lla dos fijos y una fi- / ja. Al mayor dixeron / don Johan de Ribera / porque eredó el mayo- / radgo de la madre, e / al otro 1326 dixeron don Pe- / dro, estava para clérigo / y murió ninno y eredo- / le su hermano don Johan. La / hija dixeron dona Fran- / çisca, casó con Honorato / de Mendoça, fijo de Juan / Hurtado, sennor de Avie- / te. Estos de Sylva tr- / aen por armas un le- / ón colorado en canpo blanco. [EMBLEMA] (f. 107 v) Canizares Éstos son hijos- / dalgo, aunque / alguno que sse / llaman ansý no lo son, / d’estos el prime- / ro que tomó este apelli- / do fue un cavallero del / rey don / Alfonso que ganó / a Cuenca de moros e hí- / zole merced del lugar / de Canizares y por tra- / to tomó aquel apellido, / y traen por armas / un escudo clorado / con aspas amarillas / alderredor de oro (f. 108 r) del escudo. E d’estos / ovo uno que se llamó Ál- / varo de Canizares que / bivía en el castillo de / Garçimunoz e era / buen cavallero, e era gu- / arda mayor de la rrey- / na nuestra sennora, mug- / er del rrey don Juan, do- / na Marýa, madre / del rrey don Enrri- / que e era grand troba- / dor en aquel tienpo. [EMBLEMA] (f. 109 v) Los de Vera Los de Vera son / naturales de / Sorya y aun en / Aragón ay buenos (f. 110 r) 1327 cavalleros d’este lina- / je, y en tienpo del rrey don / Juan era su aposenta- / dor uno que se dezýa Ro- / drigo de Vera, buen ca- / vallero y rrico. Traen / por armas tres ba- / rras negras en canpo / blanco. 1328 Blasones de linajes tomados del ejemplar II/86 del Libro de armería que no aparecen ni en A1 ni en B1 (f. 199 v) Los de Amueyro Estos de Amueyro traen por armas / un escudo azul con dos corderos / blancos y detrás de cada cordero u- / na rueda de plata. [EMBLEMA] Albán Los de Albán traen por armas çinco ca- / becas de sierpes negras con lenguas / sacadas coloradas puestas en cruz d’es- / quina a esquina en canpo amarillo. [EMBLEMA] (f. 202 v) De los de Puertocarrero Éstos vienen de Portogal antiguamente, / son de clara sangre y los más sennores / de vasallos, son moradores en este rey- / no en dibersas partes, pero porque el prinçi- / pal abitó en este reyno de Sevilla se escrive, y / éste fue Pedro Puerto Carrero, sennor de Moguer, / el qual casó con hermana del almirante don / Fadrique, hijo del almirante don Alonso En- / riques cuya 1329 hija fue la marquesa de Ville- / na, mujer del maestre don Juan Pacheco, son sus / armas un escudo jaquelado de jaqueles amari / llos y azules. [EMBLEMA] De los de Çerezo Uvo antiguamente en la çiudad de Sevilla / un linaje de unos cavalleros que lla- / mavan Zerezedos, traen por armas un / escudo amarillo con un çereço verde y (f. 203 r) con una horla blanca con quatro leones mo- / rados, y la causa d’estos leones fue que un / prinçipal d’este linaje sobre cierto debate entró / en trançe con un ynfante de León y fue vençido / el ynfante y tomole el cavallero escudo de / sus armas que es un león, y puso por horla sus / armas. [EMBLEMA] De los de Anaya Los prinçipales d’este linaje abitan en / Salamanca, por quanto en Sevilla fue / un notable perlado llamado don Diego / de Anaya, y este fue mucho tiempo obispo / de Quenca, y después arçobispo de Sevilla / y allí murió en Sevilla. Y las armas / d’este linaje son çinco bandas azules en can- / po blanco. 1330 (f. 203 v) [EMBLEMA] Prinçipio y armas de los Bravos de Lagunas Los que son y se nonbran Bravos de Lagu- / nas dizen ser venidos de Inglaterra / y las armas d’estos Bravos son un es- / cudo azul con una torre de plata en una / pradería entre tres lagunas, con baluar- / te alderedor y la puerta de oro y sale por / ella un león pardo que tiene en medio cuerpo de / fuera atado con una cadena asida de una / argolla puesta en la portada y en el medio de / la torre una bentana rejada mostrándose / una dama de la çinta arriba atabiada d’o / ro y a los estremos de la torre dos águílas / asentadas bueltas las espaldas para fue / ra mostrando los picos la una a la otra y (f. 204 r) en lo alto fuera del escudo una flor de lis de oro. [EMBLEMA] De los Munnizes Los Munnizes traen por armas un escu- / do con una horla blanca y el can- / po de dentro azul con cinco estrellas / de oro. [EMBLEMA] 1331 (f. 204 v) Linaje y armas de Godoy El solar de los de Godoi es en el rey- / no de Galizia a quatro leguas de San- / tiago; ay en Córdoba d’este linaje y çer- / canos son a los Munnizes, llamánse de Godoy / por la rrazón siguiente un rey de Espanna, te- / niendo guerra con moros, aviendo de dar / batalla a ellos, uno d’este linaje dixo antel / rey a todos los cavalleros que presentes es- / tavan: “Ea sennores, beamos quien será godo y / quien terná coraçón como los godos”. Y de allí / le quedó el nonbre de godo y juntando las síla- / bas. Y en Córdoba está enterrado Pero Núnnez / de Godoy, maestre de Calatrava e don Rodrigo, / su hijo, de quien bienen Éstos. Y traen por ar- / mas un escudo azul con siete escaques de / oro e por orla un cordón de san Françisco / tunbado de çetro real. [EMBLEMA] (f. 205 r) Linaje y armas de los de Penna Estos de Penna dizen que bienen de origen de / tres hermanos naturales de la Yndia / donde fue rey uno de los tres Reys Magos / que vinieron adorar a Jesucristo Nuestro Redentor / en Belén, los quales tres hermanos eran de noble / sangre, y traýan por armas en canpo de gu- / las tres estrellas de oro. Los quales con zelo de / servir a Dios acordaron de yr como fueron en / pelegrinaje al Santo Sepulcro de Jerusalem / y después de lo aver visitado y andado to- / dos los Santos Lugares se fueron al monte / Siney a bisitar el cuerpo de Santa Catali- / na y de allí se fueron a bisitar los tres / Reys Magos que a la sazón estaban en Costan- / tinopla, los quales tres cuerpos 1332 avía allí / traýdo santa Elena de Jerusalén, los qua- / les ovo de los yndianos a ruego del apóstol / santo Tomás. Y de Costantinopla se fueron / a Roma a visitar la santa Verónica y / los cuerpos de san Pedro y de san Pablo. Y des- / pués de aver andado las estaciones, se par- / tieron para Santiago de Galizia y en Espanna; / en los montes Perineos supieren como los mo- (f. 205 v) ros avían ganado a toda Espanna fasta las / montannas e oyeron dezir del ynfante don / Pelayo que baronilmente peleava contra / los moros, los quales acordaron de yr a / servirle, y se ençerraron con el dicho yn- / fante en la Cuebagonga (sic), donde esperaron / todo el poder de los moros por los quales / mostró Dios gran milagro, y estos tres her / manos pelearon baronilmente e el ynfan- / te annadió de sus armas debaxo de las tres / estrellas susodichas un pedaço de çerca / de oro e uno d’estos tres cavalleros que- / dó en las Asturias de Oviedo, en tierra de / Jijón y en Ledesma a donde ay de sus de- / çendientes. Algunos d’ellos después de la muer- / te del ynfante siguieron al rey don A- / lonso a su reino, el qual rey ganó a Le- / desma, donde asentaron, algunos d’es- / te linaje que allí se sennalaron y oy día / son en la dicha villa prinçipales honbres / y los llaman ynfançones, pero éstos / an acreçentado más armas y el otro her mano / fue en las montannas de Castilla la Vieja y fue / sennor de una villa entre otras que se dezía / la Çerca, que es cave Medina de Pumar y (f. 206 r) d’este linaje salió un cavallero que fue / sennor de toda esta hazienda que ovo nonbre / Martín Ruýz de la Cerca, que fue abuelo de / Gonçalo García 1333 de Salazar el qual ganó las / estrellas que traen los Salazares por armas / de la qual casa de Cerca es senor don Bernar- / dino de Belasco, condestable de Castilla. De / manera que en este linaje de Penna ay al pre- / sente en Castilla Vieja y en Baldibieso y / en Montoya y en Espinosa y en el barrio de / Quintanilla. Y en este barrio de Quintanilla ay / un solar que se dize la Penna, porque un sennor / de la villa de Çerca casó en Espinosa con / uno que se dezía Juan Garcí Maranón una hi- / ja que tenía y el sennor se dezía Luys de la Penna / y sus hijos y deçendientes an seydo sennores / e aquel solar antiguo de la Penna d’Espinosa / y las armas de este linaje son las susodichas. [EMBLEMA] (f. 206 r) Otro linaje de Penna En el valle de Mena ay otro solar que / se dize de Penna, el qual es muy anti- / guo y el condestable es aguazil ma- / yor de Mena, el qual valle dizen de los Ca- / balleros Velascos. Este solar de Openna es- / tá derrocado como oy día pareçe y estos / traen por armas un escudo partido en / banda a la parte de arriba de la banda u- / na pena verde en canpo blanco y de la / parte de abaxo una estrella de oro con / ocho puntas en canpo azul. En Salas / en el balle de Caderechas ay otro solar d’es- / te linaje de Pennas, como oy día pareçe / derribado. Ay d’estos en Burgos. Traen por / armas otra estrella como la que arriba digo. [EMBLEMA] 1334 (f. 207 r) Principio y armas de los de Barahona Uvo un ynfante de Aragón que se / llamó don Bela, el qual salió en des- / grado o ayrado de su padre el rey / por çierto delito, e vino a portar a Guipuz- / cua y los de Guipuzcua no lo quisieron re- / civir por sennor ni menos por capitán. De- / cibiéronlo por pariente mayor y todos / le obedeçían como si fuera el mesmo sennor / y contribuýan para lo socorrer en sus neçe- / sidades y lo llebavan por capitán en las / batallas que hazían en aquel tienpo y / entre los parientes menores de aquella / provinçia algunas vezes así por la as- / pereza de la tierra como por los fríos y / niebes e otras cosas avía diferençías / entre ellos si yrían a pie o a caballo a / las batallas, el qual vino en pundonor que / los unos fuesen a pie y los otros a caba- / llo y el mismo ynfante muchas vezes los / pueso en paz y desde entonçes quedó en aque- / lla enemistad de bando entre Omezinos y / Ganboinos, honbres a caballo, lo qual reçi- (f. 207 v) ta una corónica que está en el monasterio de / Onna, la qual entre otras cosas habla lar- / gamente d’este ynfante don Bela e dize la / corónica que este ynfante don Bela con al- / gunos parientes y amigos fue a sevir / al rey don Alonso que ganó a Toledo, el qual / lo reçibió muy bien y prometió de le / heredar en su reyno y pasados algunos / tienpos este rey don Alonso vino entre / Tolosa y púsole encima de una pena al- / ta y desde allí bido muchas sierras y / valles despoblados, y preguntó el rey / de quien era aquella tierra, y dixéronle que / suya y algunos deudos y parientes del yn- / fante don Bela le dixeron que la pidiese al / rey para sí y él pidiósela y díxole: “Señor, bien / save vuestra merçed que me prometistes de me here- / dar en vuestro reyno 1335 porque os pido por merçed / que me d’és estos montes, que yo los poblaré”. Y / todos aquellos cavalleros que allí estaban / dixeron al rey: “Sennor, ayla”. Y el rey otor- / gósela y dixo que le plazía y que de allí / adelante que la tierra obiese nonbre A- / yala y hízole conde d’ella y llamose con- (f. 208 r) de de Ayala. Y después qu’el rey susodicho / esta manera hizo, el ynfante don Vela casó / con una hija de una senora de las prinçipa- / les de Castilla, la vista la qual era sennora de / Villanonna e de Carnavio e de otros muchos / lugares, ansí en Castilla la Vieja, como en / las montannas, la qual senora no tenía sino / esta hija, [con] la qual este conde don Bela enjen- / dró dos hijos, al uno llamaron don Galín Be- / lásquez y al otro Juan Belásquez, y este / Galin Belásquez suçedió en el condado de A- / yala después de muerto el conde su padre, / y casó con una hija del sennor del Salçedo con / la condiçión qu’el hijo primero que oviesen / tomasen las armas y apellido de Salcedo / y eso se hizo, porque Ésta era la herede- / ra del sennorío, de los quales suçedieron mu- / chos linajes, como lo reçitan las corónicas / de Vizcaya. Y tornando a nuestro propósito, / después de muerto el conde don Bela de A- / yala, quedó su mujer sennora de Ayala y / de Navia y de toda la tierra de la sennora su / madre e viendo sus parientes en mucha / nobleza la obedeçían y acataban como (f. 208 v) si el conde su señor fuera bivo, y den- / de a tienpo entró una gran hueste de mo- / ros en la frontera de Palençia y de Canpos, / estragándolas hasta Pancorbo. Y llega- / da la nueva a la condesa de Ayala, la / qual ayuntó 1336 todos sus parientes y ve- / zinos y sus basallos de ella armados, con / algunas duennas que ella tenía a las qua- / les hizo armar, fue para los moros y / les dio batalla en la qual plugó a Dios de / le dar la vitoria, en que fueron ynfinitos / moros muertos, y siguió la condesa has- / ta donde agora es Duennas, la qual villa / los moros avían ganado, y esta sennora / la tornó a ganar d’ellos. Y estando en / aquella villa vino allí el rey donde / con su poder y todos juntos fueron en el / alcançe hasta Valladolid, donde hizieron / batalla con el rey Olid que era sennor de / todo aquel vall (sic), y fue vencido y muer- / to el rey Olid, quando el rey se juntó con / esta sennora condesa ovo ynformaci- / ón de sus baroniles hechos y cómo (f. 209 r) avía tornado los moros atrás e cómo avía pe- / leado con ellos y los avía vençido y como / avía cobrado aquella villa que los moros a- / vían ganado y por memoria d’esta sennora / e de las que con ella avían venido, man- / dó que aquella villa dende adelante se lla- / mase Duenna, e hízole merçed d’ella con otras / muchas cosas que le dio. Y biendo el rey las / balerosas cosas d’ella y más las que le de- / zían, llamáronla Varahona y todos sus / deçendientes tornaron este apellido de Bara- / hona, el qual bocablo es corronpido de baro / nar en Barahona. En basquençe “hasta” quiere de- / zir lança y “ona” quiere dezir buena, de mane- / ra que así como en aquella tiera son basconga- / dos llaman los Barahona que quiere dezir / “lança buen”. Diole el rey a esta sennora por ar- / mas un escudo de oro con cinco bandas de gu- / las y una horla de lo mesmo que es colorado / con ocho espejos guarnezidos de oro, a notar que las armas ya las afanó esta sennora / y diole la horla por memoria de sus hazan- / nosos hechos, esta deçendençia saqué de un / notado que uno d’este linaje tenía, el qual 1337 (f. 209 v) aví [a] sacado de una[s] corónicas que están e- / n el monesterio de Onna. [EMBLEMA] Linaje y armas de los Çuritas que dizen de los Canes Los quales dizen que su prinçipio fue / d’esta manera, que siendo la mayor / parte d’Espanna de moros y siendo / el castillo de Çurita de cristianos y en las fron- / tera de los moros, acaceçió que ovo una mor- / tandad en el dicho castillo en que se fueron / la mayor parte de la gente que en él estava / y los que quedaron murieron todos; en a- / quel tienpo avía muchos perros dentro del / castillo de Çurita para guarda del can- / po en que dizen que de noche los soltavan por / el canpo y que como hallasen algún cris- (f. 210 r) ano que avía es[ca]pado de los moros lo guia- / ban al castillo, e si era moro trabajaban / de lo matar, como diezen (sic) que hazen los perros / que oy son en el castillo de San Pedro de los cava- / lleros de Rodas. Y como estos perros se bie- / sen solos dentro del castillo, que por la han- / bre o por la soledad daban muchos alaridos, / en que aca[e]çió pasar por allí un escudero / y como vido que nadie le respondía acordó / de escalar la murall,a y entró dentro, y quan- / do los perros lo vieron dentro arremetie- / ron para él de hanbre o porque no le conoçi- / esen, el qual se defendió muy bien, que ma- / tó algunos d’ellos y se retuxo a la puerta / de una sala y al[l]í se ençerró y se puso a u- / na ventana y dió bozes a unos labra- / dores que pasavan çerca de allí, y benidos / que vinieron, díxoles lo que le avía aca[e]çi- / do y 1338 entraron dentro por la misma ventana / que él entró y lo socorrieron, y después de / aver puesto buen recaudo a la fortaleza / se fue para el rey y le dixo todo lo acae- (f. 210 v) çido y el rey lo armó cavallero y le hizo / merçedes y le dió en tenençia el dicho casti- / llo de Çurita y en memoria d’esta haza- / na le dió por armas un escudo ver- / de con dos perros de oro abraçados mor- / diéndose y sacándose sangre de los honbros. [EMBLEMA] Linaje y armas de Ribas en el valle de Orozco En el solar de las Ribas es en valle de / Orozco y traen por armas un escu- / do de oro siete flores de lis azu- / les, las quales dizen que ganó el primero / fundador d’este linaje y solar en un trannçe / de batalla, que ovo con un cavallero fran- / çés. Después un senor d’esta casa, ovo non- / bre Sancho Fernandez de las Ribas y en- / jendró sola una hija y no hijo ninguno, (f. 211 r) la qual ovo nonbre donna Mencía de las Ribas, / que fue una heredera suya en el tienpo d’es- / te Sancho Fernández de las Ribas. Fue don Hor- / donno de Çamudio, hijo del conde Norenna, / e nieto del rey de Nabarra, el qual don Hor- / donno fue el primero de los Çamudios o / de los Camudianos, el qual enjendró dos / hijos, el mayor ovo nonbre don Hordonno / como su 1339 padre y casó con la susodicha do- / nna Mençía de las Ribas, con tales condiçio- / nes, quel hijo primero que oviesen toma- / se el apellido y armas de los Ribas, las qua- / les traen d’esta manera, un escudo partido / en pal el primero de las Ribas susodichas y / el segudo partido en faysa, el primero / de los Camudios, que es de oro con tres faysas / hondeadas de colorado, y el otro de Salzedo con / cinco panelas verdes en canpo amarillo. / Don Hordonno de Çamudio engendró con donna Men- / çía de las Ribas, un hijo e ovo nonbre Hernán / Sánchez de las Ribas, y este enjendró en / donna Mayor de Salçedo un hijo que ovo non- / bre Lope García de las Ribas. Este Lope Garçía / de las Ribas se vino avezindar en Or- / dunna y fue muy rico y enjendró muchas (f. 211 v) hijas donde vienen en Orduña. Los de las Ri- / bas son los que se nonbran de Orbierol, / Marín Núnnez de Vozquiano y sus hermanos, / hermanas y los que bienen de Ruy Sán- / chez de Ochagoyan y los Orimen López / de Ochandiano y los de Ochoa Hortiz de / Reipa el Viejo, e Teresa Sánchez de Camuble, / su mujer. Y esta Teresa Sánchez fue nieta / del dicho Lope García, y otrosí deçienden / d’este Lope García de las Ribas, Hernán Sán- / chez de Çafra el de Granada, y la mujer de / Pero López de Guinaguel, de la casa de San / Juan de Ordunna, y el bachiller Gómez de Val- / bas, y todos los que dependen del orijen de / Juan Hernández de Arbieto, su ermano e Juan / Fernández e Pero Fernández de Arbieto, el / que casó en Xerez e don Hernando de Ar- / bieto, el que murió en Galicia. Este Lope / Gareta susodicho edificó en Ordunna la ca- / pilla de san Salbador, que es junto a la yglesia / mayor donde los susodichos tienen parte / y enterramiento en la dicha, otrosí los / que deçienden d’este linaje de las Ribas pue / den traer los suso dichos quatro quarte 1340 (f. 212 r) les de armas que son de las Ribas y Zamu- / dio y Salçedo y Salazar. [EMBLEMA] De los de Tamayo El solar d’este linaje está cerca del mones / terio de Onna, en la ribera de Ebro. Traen por armas en canpo azul / una estrella de oro de ocho puntas de / (tachado: diamantes) entre dos hierros de lança, pun- / tas de diamante en punta, otros tres de lo / mismo e una horla de gulas con quatro / arminos bivos tunbando de un hielmo / de guerra con un bordelete a coro y a- / zul con dos herminos enpinados cara a / cara, teniendo en la mano una estrella co- / mo la de las armas. [EMBLEMA] (f. 212 v) Linaje y armas de Soelmonte Después de la dolorosa batalla perdida / por el rey Rodrigo y los moros / apoderados en las Espannas y los / cristianos alçaron por rey al ynfante don / Pelayo, como consta por el arçobispo don Ro- / drigo, el qual dize que en el segundo anno de / su reynado que fue en el anno de la Encarna- / çión de Cristo Nuestro Redentor de seteçientos / e veynte e un annos, supo cómo los moros / venían sobre él con gran hueste, el qual se re- / cogió a una cueba que estava y está al ca- / vo del monte çerca del qual corre un río que 1341 (f. 213 r) se dize Alacua y el monte tiene el non- / bre del dicho río y la cueba está atajada y / en penna biva çerrada toda en derredor de / la misma penna, de tal manera que la hizo / Díos para la restauraçión d’Espanna. Como / quier que es lugar pequenno que apenas / pueden caber mill honbres dentro, con los / quales el rey don Pelayo se ençerró dentro. / Todos los otros hizo sobir arriba en la montanna y les dixo que hiziesen como mo- / délicos cristianos y que Dios les ayudaría. / Como él tenía la esperança en él y es de no- / tar que en este tienpo vino al rey don Pelayo / un cavallero estrangero con zelo de ser- / vir a Dios y a él, el qual dize que nunca to- / mó armas sino contra moros o por defen- / sa de su honrra o patria, así vino eston- / çes contra los enemigos de la fee de Cristo, / el qual cupo estar en el monte con ellos y / los moros conbatieron la cueba donde el / rey don Pelayo estava; Dios milagrosamen- / te peleó con él y con los que con él estaban / que las piedras, saetas y otras armas / que los moros tiraban contra los cristianos (f. 213 v) tornaban contra ellos mismos y los ma- / taban. Y viendo los moros este milagro / perdieron todo coraçón y esfuerço y die- / ron a huyr al monte susodicho donde / los cristianos estaban, los quales los re- / çibieron de tal manera que no perdonaban / a ningunos. E quando el rey don Pelayo / los vió así huyr salió tras ellos con los que / con él estaban, e dieron en pos d’ellos e mató / al caudillo de los moros que se dezía Ábrale. / Y los moros no allando otra guarida, se su- / bieron a otro monte que se dezía Alinoria, / que es en la ribera del río, y el cavallero / estranjero con algunos otros cristianos su- / bieron en pos d’ellos, donde Nuestro Sennor Dios / mostró otro milagro que se dexó caer el / monte abaxo con los moros en lo hon- / do 1342 del río, donde se haogaron todos los mo- / ros que con el monte cayeron, en la qual / batalla murieron más sieteynta mill / moros. Y tornando al caballero estranjero / que arriba diximos, el qual con codiçia y / zelo de servir a Dios y ganar honrra, se / dexó caer con el monte, a lo qual quiso Dios (f. 214 r) guardar y peleó allá abaxo con los moros / a visto todos los cristianos tan esfor- / cadamente que murieron muchos a sus ma- / nos y después de avida la bitoria se fue- / ron los otros ant’el rey don Pelayo asaz / la buena pro de la vitoria, como los otros / cavalleros viesen el cavallero estranje- / ro, dixeron al rey: “Este es el cavallero de so / el monte”, como quien dize: Este es el cavallero / que peleava tan esforçadamente debaxo del / monte con los moros e hizo tan hazanno- / sas cosas contra ellos“. Al qual abraçó el / rey el rogó que quedase en su servicio, el / qual lo hizo ansí con él se lo rogó y lo / eredó en aquellas montannas y el sobre- / nombre de Soelmonte nunca se le quitó / a él ni a los que d’él an deçendido, y le / annadió sus armas que él traýa en canpo / azul, que eran çinco hierros de lança en / cruz las puntas sangrientas y el rey le dió / en memoria de sus hazannas que hizo en esta / batalla en canpo de gulas seys rosas e / plata puestas en dos palos que son de cada qua- / tro croysanes puestas punta con pun- / ta trincado de un yelmo rajado de media (f. 214 v) vista con un bordelete, salido un braço des- / nudo dentre dos alas de las colores de las / armas, teniendo con la mano siete vande- / ras de diversos colores, y en cada una un / croysan de plata, las quales vanderas / el dicho cavallero avía ganado de / los moros en la dicha batalla. Y esto es lo que / 1343 he podido alcançar del linaje de Soel- / monte, como quier que agora los llaman / Somonte, abrebiando el bocablo, este ca- / vallero casó en aquellas partes e mon- / tannas de Asturias de Oviedo y ovo hijos / e hijas e uno d’estos hijos enjendró so- / la una hija, la qual casó con uno hijo de Ber- / naldo del Carpio, hijo del conde don Juan / Díaz con condiçión qu’el hijo o hija que en ella oviese tomasen voz y renonbre / de los abuelos paternal y maternal, / como quien dize fulano Bernaldo de Somon- / tes, como los ay al presente en aquellas montannas y algunos en Castilla. E / el escudo de sus armas ya es dicho es / como está aquí. (f. 215 r) [EMBLEMA] Linaje y armas de los Moranes Es de notar que de la progenia d’este dicho / linaje de Somonte vienen los Mo- / ranes y son d’esta manera. Un hi- / jo d’este Somontes casó con una hija de un / rey moro y la tornó cristiana, y los hijos / que d’ella proçedieron tomaron el sobrenon- / bre Morán por ser deçendidos de aquella ynfan- / ta mora y traen las mismas armas y tin- / bre, ni más ni menos que los de Somonte. [EMBLEMA] (f. 215 v) Linaje y armas de Zomoza Dizen que salieron çiertos conpanneros / del prinçipado de Asturias de Obie- / do a servir a Castilla, que acaso te- / nía guerra con moros, y salieron 1344 con voluntad de no estar debaxo de ningún capi- / tán y acordaron de hechar suertes entre / ellos con tres dados y que él que más pun- / tos hechase que aquel fuese capitán de los / otros conpanneros. Y hechó el uno diez / y ocho puntos, al qual hizieron su capitán / como lo tenían acordado, y él hizo tan / azannosas cosas con sus conpanneros qu’el / rey, muy pagado d’él, le hizo merçedes, y / entre las más, pidió al rey que le diese por / armas en canpo de gulas tres dados de manera / como están aquí. [EMBLEMA] (f. 216 r) Linaje y armas de Badillos en Sasamón Tierra de Canpos Traen los hijosdalgo d’este linaje de / Badillo un escudo esquartelado, el / primero de azul con una torre de / plata, saliendo por la puerta y ventanas / llamas de fuego ençima de lo alto de la puerta / una bandera de oro con una cruz de gulas / y a los lados de la torre siete banderas pendi- / entes de plata con ciertas lunas de gulas, el / segundo quartel de sinopla con una fuen- / te artifiçial de plata, y enderredor d’ella / siete cabecas moriscas del mismo corta- / das y una horla del primero con çiertas / armaduras moriscas. Y el primero quar- / tel fue ganado d’esta manera. Que Alonso de / Vadillo, vecino de Sasamon, estando por capitán / de las galeras de Granada por el rey don / Hernando y la reyna dona Ysavel, es / caló y ganó la torre que dizen de Guadal- / medina, que está dentro de la çiudad de Má- / la ga, estando dentro los moros, y después de / ganada, los moros le pusieron fuego e que / maron dos sos sobrados de la dicha torre y él (f. 216 v) 1345 se defendió en el sobrado más alto, que era / de bóveda, y después de ganada, puso en lo / alto d’ella una bandera enyesta de oro / con una cruz de gulas, y de allí ganó otra / torre çerca del alcáçar de la dicha ciudad / donde agora es el canpanario de la ygle- / sia de la Madre de Dios, y la misma noche / que la ganó le tiraron de otra torre con una / escopeta y le mataron a él y a un su / hijo José, el segundo quartel se ganó d’es / ta manera, que Françisco de Vadillo se / halló en el çerco de Chafalonia y estan- / do en serviçio de los dichos reyes lo hierie- / ron dun flechazo. Otrosí, estando sobre / Alcalá de Benarajay en África con los / de su conpanía, hirieron y mataron mu- / hos turcos y les ganaron una fuente de / agua, de la qual se probeýan los turcos, y / la cegaron, que fue causa que la çiudad se entregó al rey, / y estas son las armas. [EMBLEMA] (f. 217 r) Linaje y armas delos de Ýjar en Aragón, juntamente con los de Castro en dichos reynos El prinçipio de Ýjar en Aragón d’es- / ta casa y de los de Castro fue d’esta / manera: que el rey don Jayme de Ara- / gón, primero d’este nonbre enejendró de / ganançia dos hijos, al uno llamaron don Pedro / Fernández de Aragón, y al otro don Hernando / Sánchez de Castro. Dizen estos de Ýjar qu’el rey / don Jayme que se encantó de una ynfan- / ta de Nabarra y que le prometió de se casar / con ella y que hecho secretamente le dió fee / y después dormió con ella y que enjendró / estos dos hijos, y que dexó dicha ynfanta y / se casó con Andrea, hija del rey de Ungría. / E quando la ynfanta vió que el rey se avía / casado çitó al rey para Roma, la qual se fue / allá, y andando en el pleito ella murió a- / [l]lá en Roma y el rey se conçertó con su 1346 / hijo don Pero Fernández de Aragón, al qual el / rey dió el sennorío de Ýjar con otros luga- / res diferenciados de los otros de Aragón, co- / mo pareçe oy día que el poseedor de la ca- / sa de Ýjar llaman sennor de Ýjar, el qual dita- (f. 217 v) tado no tiene ningún cavallero de Aragón, / sino sennor, que se dize de tal lugar, quan- / do el rey le escribe. Y acordaron más, que / no se sobrenonbrase de Aragón sino de Ý- / jar como oy día se llama, el conde de Beli- / che que es sennor de la casa, el qual se yntitu- / laçión de Beliche sennor de Ýjar. Traen por / armas un escudo de Aragón y de Naba- / rra. Don Hernando Sánchez de Castro, hijo / del rey don Jayme y hermano de don Pedro / Fernández de Aragón susonombrado, le dio / el rey su padre a Dantillo con otros mu- / chos lugares y fue el que tomó el apelli- / do de Castro en el reyno de Aragón y traen / por armas un escudo esquartelado, / el primero y postrero de Aragón y el se- / gundo y terçero de plata con una estre- / lla de oro con ocho puntas, y algunos di- / zen que es de seys [EMBLEMA] [EMBLEMA] (f. 218 r) De los de Muro en Aragón Dizen qu’el rey de Aragón don Alfonso el / segundo d’este nonbre o primero / d’este nonbre y primero rey de A- / ragón y conde de Barbana, ovo de su mu- / jer donna Sancha, hija del rey de Castilla tres / hijos: don Pedro, que suçedió en el reyno [otro que] o- / vo nonbre don Alfonso, y el 1347 terçero ovo / nonbre don Hernando. A este don Hernan- / do dió el rey don Alfonso su padre el condado de / Pallás, y este conde de Pallás enejendró / tres hijos, el mienor (sic) de los tres ovo nonbre / don Hernando como su padre.Éste tomó / la conquista de la villa de Muro que era de / moros él çercé e derribó un pedaço del / muro por do entraron la dicha villa y la ganó. / Y desde allí tomó muchos lugares es- / tando en la montannas, al qual puso nonbre Muro / y dejó el sobrenonbre que tenía y tomó el de Mu- / ro por dos raçones, la una por la conquistar / la villa de Muro, la otra por el pedaço del muro que / derribó por donde entraron a la villa. Traen por / armas un escudo colorado con un pedaço (f. 218 v) de muro con çinco almenas de oro como a / apareçen por este escudo. [EMBLEMA] Linaje y armas de Castillo El solar del castillo del Pedroso a ca- / sa de la Vega a diez leguas o a ocho / de Santander. Uno d’este linaje que / ovo nonbre Bartolmé del Castillo, que fue / muy valeroso capitán y asquerió mucha / hazienda con la qual hedificó el cas- / tillo de Trasmyera. Yse despobló el cas- / tillo del Pedroso que no ay al presente / sino las paredes de encima de unas pe- / nnas. Ay en este linaje buenos hidal- / gos e andan por dibersas partes. Traen (f. 219 r) por armas en canpo azul un casti- / llo de plata sentado en unas pennas. 1348 [EMBLEMA] Los Suárez Pardos de la Casta Estos Pardos de la Casta son en las / montannas de Aragón, e ay un / castillo de la Casta del qual es sennor don Lu- / ys Carroz, que es cavallero balenciano. Dizen / que uno d’este linaje que se llamaba Azuar / Pardo de la Casta, el qual vino con el rey / de Aragón, el qual rey fue huyendo y / los moros ýbanle en el alcançe y este A- / zuar Pardo le alló casi a media noche / y le apartó del camino que llevava y le (f. 219 v) llevó en canpo a través como honbre que / sabía bien la tierra y dende lexos vieron / un fuego que ardía y fueron para allá, / y este Pardo tomó de aquellos tizones, e / acaudillava toda la gente y tornaron a / dar la batalla, e quiso Dios dar la vitoria a los / cristianos en que murieron muchos moros. / E por esta hazanna el rey le hizo merçedes, / y le dió por armas en canpo de oro tres / tiçones ardiendo y el den medio más / largo, y puestos en pallo. [EMBLEMA] Linaje de los de la Llama En principio d’este lianaje dizen que fue / en la batalla d’Aljubarrota, como el / rey don Juan de Castilla Joan, primero (f. 220 r) 1349 d’este nonbre fue desbaratado en la dicha ba- / talla y en peligro de muerte o preso uno d’es- / te linaje le dixo: “Sennor sígame v. m. que yo / le porné en salvo”. Como lo pueso por obra, / porque era honbre que sabía bien la tierra, y / por este serviçio le hizo el rey merced de los / ynfantazgos de Babia, y son sus armas / d’este linaje de los de la Llama un escudo de / oro con unas llamas como están aquí [EMBLEMA] Los Díaz de Aux en Aragón D’este linaje se llama Díaz de Aux / de los quales es el sennor de Alfoncar. / Éstos dizen ser venidos en Aragón / de Gascunna, de una çiudad que se llama A- / ux que es quatro leguas de Armena. Uno / d’este linaje vino a sevir al rey don (f. 220 v) Sancho, que mataron en el çerco de Huescar, pa- / dre del rey don Pedro. Éstos Díaz de Aux / hizieron un trançe de batalla en un canpo / çercado de todo trançe, de diez cristianos y diez / moros. Y en los dos primeros encuentros / los moros mataron quatro cristianos, y / los seis que quedaron se esforçaron tanto / que mataron los diez moros. Y por esta / vitoria pidieron al rey le diese por ar- / mas un escudo de plata con una cometa / de gulas con seys rrayos, por / los diez moros que mataron como aquí está [EMBLEMA] 1350 Los Corneles en Aragón (f. 221 r) Los Corneles de Aragón dizen ser \su/ prin- / çipio de quando vino Julio César en Es- / panna por la conquistar. Y quando / ovo ganado a Çaragoça, que dexó en el gobier- / no de la çiudad un cónsul romano que avía / nonbre un tal Cornelius, y de tanto tienpo / acá se corronpido el bocablo de mane- / ra que los llaman Corneles. Y traen por ar- / mas un escudo de plata con cinco cornejas de / sable puestas en cruz y son unas abes que / tienen aquel nonbre como están en este es- / cudo. [EMBLEMA] De los Sánchez en Aragón D’este linaje ovo seys hermanos los / quales asentaron con el rey don Fer- / nando de Aragón y Castilla, el mayor ovo nonbre Gabriel Sánchez (f. 221 v) que fué su tesorero y el otro Juan Sánchez, ri- / co mercadante que fue a bivir a Veneçia / y el otro fue [...] Sánchez, que fue bayle ge- / neral de Aragón, el otro Guillen Sánchez, que / fue copero, e después maestre sala del / rey, el otro Françisco Sánchez, que fue des- / pensero mayor del rey, y el otro Alon- / so Sánchez, hermano mayor, en- / ejndró en donna Ana de Santanjel otros / dos hijos e dos hijas, y el hijo mayor ovo / nonbre Luys Sánchez, que fue tesorero / del rey Católico, e muerto el rey pasó en / Flandes, e lo reçibió el rey don Carlos en el / mismo cargo de tesorero y enjendró en do- / nna María de Toledo, hija del duque d’Alba, hi- / jos e 1351 hijas, el hijo segundo de Gabriel Sán- / chez ovo nonbre Gabriel Sánchez, la hija / mayor ovo nonbre [...] Sánchez, que / fue casada con don Miguel de Guerrea, / la otra casó con Ýnigo de Mendoça, sennor / de Figueruelas y de Acuer. Traen por / armas un escudo. (f. 222 r) (CONTORNO DE ESCUDO) De la ciudad de Guadalajara Dizen que antiguamente se llamaba / Guadalfajar. trae por armas en can- / po de oro un cavallero armado sin es- / puela, y el cavallo sobre que estaba el ca- / vallero encubertado de malla, y una bandera en la mano, llama el alférez. Trae es- / ta çiudad estas \ar/ mas por representaçión / del que la ganó a los moros y pareçe ser / por cosa muy çierta que a causa de un / muy esforçado cavallero su alférez fue / ganada esta ciudad y por la tal memoria / traen puesto este cavallero con la dicha ban- / dera en la mano y sin espuelas según dicho / es e como aquí está pintado. (f. 222 v) (CONTORNO DE ESCUDO) Armas de Ybarras Este linaje es en la probinçia de Rio- / ja y es asaz antigüo y muy hi- / jos dalgo. Son sus armas un es- / cudo esquartelado, el primero y postrero / de oro con quatro cruzetas de gulas unidas / con dos cabeças de cuellos de sierpes de / sinopla puestas en faysa mirándo la / una a la otra, el segundo y terçero de si- / nopla senbrado de abrojos de plata / sobrel todo un escudo de 1352 gulas con una / banda de plata con dos tragantes de o- / ro conpasado de gulas, que son tales / como aquí se muestra. [EMBLEMA] (f. 223 r) De los de Lira Los de Lira son muy vuenos hijosdalgo. / Ay en el reyno de Galizia honbres / harto de honrra d’este linaje y aun / en Castilla ay d’ellos. E aquí ovo en este rey- / no un cavallero de Calatrava Lope de Lira, comen- / dador de Huerta de Bal de Carabanos, son sus / armas una honça amarilla en canpo a- / zul. [EMBLEMA] (f. 223 v) Linaje y armas de Almansa El solar d’este linaje tienen las propi- / as armas de Balderrábano en el me- / dio escudo y en el otro medio las de Çifu- / entes, en esta manera, un escudo partido a la lar- / ga y en la parte derecha tres barras negras / en canpo blanco con la orla blanca con / unas ruedas de carro negras, y a la otra par- / te çinco herminnos negros en canpo blanco / con una horla colorada con aspas ama- / rillas. Y esto porque el mayor de la casa de / Almansa casó con una duenna que era se- / nnora de Çifuentes, a quatro leguas de León, / que era del linaje del caballero que vino / de Bretanna y eso mismo dizen los de Guz- / mán, pero solía dezirse “lança” por “lança- / la de Luys de Almansa” y éste es el segundo. [EMBLEMA] 1353 (f. 224 r) Linaje y armas de Castrillos Traen los d’este linaje e solar de Casti- / llo [sic] por armas un escudo blanco con / un castillo colorado con una ban- / da negra sobre el castillo y una horla co- / lorada con ocho roeles amarillos en la hor- / la. [EMBLEMA] De los de Villagómez Traen los hijosdalgo d’este solar por / armas un escudo blanco con una / cruz colorada como la de Calatrava / con quatro calderos negros, los dos ençima / de los braços de la cruz y los dos debaxo d’ellos. [EMBLEMA] De los de Carbajal Traen los hijosdalgo d’este linaje de / Carabajal por armas un escudo de / oro con una banda negra que tiene en las puntas dos cabeças de sierpes ver- / des y sale sobre el escudo media honça / parda. [EMBLEMA] Linaje y armas de Soto Ay armas de manera que no se pueden / dezir ni escrebir de palabra y por quan- / to ay unas armas y linaje en Cas- / tilla que se dizen de Soto de las quales es la / duquesa de Billahermosa, donna Leonor de So- / to, que fue 1354 mujer del duque don Alonso, hijo / del rey de Aragón. Traen por armas es- / tos de Soto un escudo azul con una á- / guila amarilla y colorada a pedaços (f. 225) a la larga con una horla amarilla y e- / n ellos unos calnados de barjuleta negros / abiertos. [EMBLEMA] De los Dorantes El solar d’este linaje es en el reyno de / Galicia. Son buenos hidalgos cuyas / armas son una torre blanca en can- / po verde con una horla colorada con be- / neras amarillas, los más d’este linaje abi- / tan en Verlanga. [EMBLEMA] (f. 225 v) Linaje y armas de Basconzillos En este linaje a avido cavalleros de / mucho valor en la horden de San- / tiago y de Calatrava, y ay oy a- / saz nobles varones d’ellos. Su abitaçión / es en la villa de Carrión de los Condes y tie- / nen mayorazgo, el qual es un lugar / çerca de allí que se llama Vasconzillo. Son / sus armas un escudo amarillo con tres / barras coloradas con una horla verde / con ruedas de Santa Catalina blancas. [EMBLEMA] 1355 Linaje y armas de la çiudad de Murçia La çiudad de Murçia es yntitulada de / reyno con su comarca. Su fundador / o el que en prinçipio la fundase no lo / e leýdo, pero presumo fuesen los africa- (f. 226 r) nos y la razón es esta: la reyna Dido partió / huyéndo de su hermano Primileón / que hizo matar a su marido Azeiba por le / tomar sus tesoros, aportó esta sennora en Á- / frica en aquella parte donde es agora Tañes. / Hizo una gran puebla a la qual puso nonbre / Cartago y con las grandes despensas que / allí hizo demandó a los ciudadanos que le / diesen cada uno algún reconoçimiento de se- / nnorío, los quales teniéndose por libres dene- / garon su demanda, y ella dixo: “Yo dexaré / lo que he labrado y me yré a otra tierra / a poblar”. Y de hecho enbió un criado en Es- / panna que buscase un tal asiento que po- / blase una çiudad, y el venido donde está / Cartajena, conoçía ser cosa qu’el su sennorío / quería, y mientras él se detubo los de Carta- / go se convinieron con su sennora y hecha / relaçión de la disposiçión del lugar ella / le mandó bolver a le poblar y que le pusie- / se nonbre Cartajena. Murió la reyna Dido / y quedó por sennor sus sobrino Pago y por / subçesión vino hasta Anibal y ansí / que sienpre poseyeron a Cartajena hasta (f. 226 v) que vino Ispán y la ganó. Y sienpre Mur- / çia y Cartajena fueron un sennorío has- / ta la destruyçión d’Espanna, que la perdió / un nonbre dicho Barbate, y la cobraron / los moros hasta el tienpo del rey don Her- / nando el Magno, que la ganó el rey don / Alfonso el Sabio, siendo él ynfante, d’esta / manera, el rey don Hernando estaba / en Burgos y enbió al ynfante don 1356 Alonso, / su hijo, a la frontera, y llegando a Toledo / llegaron allí mensajeros de Abenbudi / rey de Murçia, que yban al rey don Her- / nando con pleitesía de Murçia, con todas / las otras villas y lugares y castillos / de su reyno que se querían dar al rey / don Hernando y ponerse en su poder. Y / el ynfante don Alonso otorgó la plei- / tesía por el rey su padre y por él fue- / se con los mensajeros para el reyno de / Murçia. E yva con él el maestre de San- / tiago don Pelay Correa y entregaron- / le alcáçar de Murçia y que llebase las ren- / as del sennorío salvo çiertas cosas que / diese a Abenbusi, y fue el ynfante apo- (f. 227 r) derado de todos los lugares, e puso en Mur- / çia cavalleros e hijosdalgo en guarda de- / lla y del reyno, los quales son escritos e- / n el libro de ayuntamiento de la çiudad, / e muchos d’ellos son linajes escritos en es- / te libro y por tanto no son aquí repi- / tidos y el ynfante puso en el título / real de su padre aquel reyno, y diole / armas, las quales son un escudo colo- / rado con seys coronas de oro. [EMBLEMA] (f. 228 r) De los de Çifontes Porque en este reyno de León ay un / linaje el qual proçede del tronco mismo / de aquel cavallero que vino de Breta- / 1357 (f. 228 v) nna y es de pensar aquéllas ser sus propias / armas y aun que el renonbre que se / dize de Çifontes traen por armas un escudo / blanco con çinco herminos negros e una / horla colorada con aspas amarillas, otros / dizen que eran quatro herminos. Y ay solar / d’este linaje el qual es a seis leguas de / León [EMBLEMA] Linaje y armas de Asturias y de otras cosas de aquella probincia Son dos Asturias, la una de Santilla / y la otra de Oviedo. Y comarca la / una con la otra, pero Asturias de / Oviedo es mayor provinçia e de más / villas y lugares e puertos de mar e de / muchos cavalleros e hijosdalgo. Y esta (f. 229 r) probinçia y tierra es digna de gran renon- / bre, que naçió de allí el gran renonbre, que na- / çió de allí el gran prinçipio de todo el bien / de España, dígole principado porque uvo al / tienpo qu’el rey don Juan primero d’este / nonbre se avino e conçertó con el duque d’A- / lencaste, hermano del rey de Ynglaterra, / que se llamaba rey de Castilla y León, con / otros títulos reales por parte de su mujer, / que era hija del rey don Pedro y de dona María / de Padilla, y el concierto trató qu’el yn- / fante don Enrique, primogénito de Castilla / casase con la ynfanta donna Catalina, hija / de aquellos sennores duques y duquesa / d’Alencastre, y una de las cosas qu’el duque pi- / dió era qu’el ynfante se llamase prínçipe / e que le diesen tierra de que fuese sennor, a- / sí como es costumbre en los otros reynos. / Así como en el Ynperio 1358 d’Alemanna el / primogénito dezirse archiduque, y en / Françia dalfín, que es sennor del Dalfina,- / do y en Ynglaterra prínçipe de Gales / y en Nabarra prínçipe de Viana y ansí / en otros reynos está esta costunbre a- / ver este ditado con sennoría de aquellos pri- (f. 229 v) mogénitos, así quiso el duque que le dixese / al ynfante su yerno título de prínçipe / con senorío propio suyo, y fuele dado el se / norío de Asturias de Obiedo. E bien mira- / do, así como esta probinçia fue prinçipio / del vien d’Espanna, ansí fue prinçipio y / bien de aquel que avía de sennorearla to- / da por derecho título de rey. Y agora es / razón de dezir cómo esta probinçia fue co- / mienço del bien y de la reparaçión de la / fe y del sennorío d’Espanna que / puesto que los otros quatro reynos d’ella / pero si llamándose reyno / así la prinçipal parte y la cabeca de- / lla es Castilla, porque de prinçipio en ella / era el cetro real y silla ynperial d‘Es- / panna, la qual silla se ha en Toledo en tienpo de / los reys godos. No ha mucho tienpo que / los quatro reynos sus vezinos de Cas- / tilla a los reys d’ella conocían sennorío y / venían a sus cortes, la qual premynen- /çia fue dada en merced d’esta manera. Un / rey don Alonso, que ganó a Quenca, al / tienpo que la tubo situada (sic) vino a ser- (f. 230 r) vir al rey de Castilla. En aquella conquies- / ta el rey d’Aragón y por el serviçio que le / hizo, mandó fazer libre de su servidumbre. / El enperador don Alonso el Savio a suplica- / çión de su nieto, el ynfante don Donis, primo- /jénito de Portugal le hizo merced de la subjeción / a que eran obligados los reys de Portugal. / Ansí mismo a los reys de Nabarra por serviçios hizieron a la casa de Castilla / les libertaron, y se save que Granada 1359 sienpre / pagó su tributo a los reyes de Castilla. Dese ya / reposo a lo que es notorio por venir / al efeto de mi propósito. El primero que / después de la destruyçión o vencimiento de / los godos fue en Espanna d’esta manera se / escribe, ya muy savido es qu’el duque don / Favila de Cantabria ovo de su esposa do- / na Luz, del mayor linaje de los godos un / hijo que dixeron don Pelayo, el qual fue / así como la salamandria que naçe y vive / en el fuego sin se quemar, la qual se ha- / lla en los hornos de vidrio y es un uni- / mal (sic) como el lagarto, muy pintada, así este / prínçipe don Pelayo pasó por el fuego / sin se quemar, en las grandes fortunas que (f. 230 v) sucedió así. Al prinçipo de su naçimiento, si- / endo a hurto fue hechado dende Tole- / do en el río de Tajo en una caxa de madera. / Dio testimonio la donzella que le hechó que / bió yr ençima del una gran claridad como de / fuego al qual el curso del agua lo arribó / en Alcántara, y sacado del agua por un / gran cavallero antiguo llamado Grafe- / ses, tío de dona Luz sin lo saver fue criado / hasta los siete annos y el caballero lo llevó / a sus padres a Cantabria, y salió muy buen cavallero en armas y esfuerço y de / muy nobles condiciones. Por mandado de / Nuestro Sennor un santo hermitanno le / dixo que pasase en Jerusalén. Y mientras / allá pasó fue la perdición del rey don Rodrigo y toda Espanna fue en poder de los yn- / fieles. Y venido en Castilla, llegando en Can- / tabria donde hera en su casa, la halló disi- / erta y los padres muertos, sola una hermana / suya halló llamada Vicencia, la qual to- / mó y se fue la bía de las montannas d’Estu- / rias (sic) y allí como barón esforçado, esos pocos / cristianos que andaban como obejas sin / pastor, esparzidos por los canpos y alle- (f. 231 r) 1360 gando aquéllos y esforçándolo dioles do- / trina no sólo de defensión mas de conquis- / tar y ganar lo perdido, e tanto que pudo / escoger de aquellos asta mill honbres, no / muy armados de armas más de fee y es- / fuerço por donde començó su resistençia contra / los enemigos, a cuya voz los moros vi- / nieron sobre él, de los quales eran dos capi- / tanes, Alçamaz, un gran cavallero moro, / y don Opas mal obispo, los quales çer- / caron al ynfante en una cueva de pennas / muy fuerte, y allí fue muerto Alçamaz / y don Opas mal preso y toda la otra mo- / risma que sobre él vinieron, / muerta y de / allí el ynfante don Pelayo fue yntitula / do rey de Espanna, y todos los que d’él pro / çedieron y luego el rey don Pelayo tomó / la çibdad de Jijón y dende a Oviedo y des- / pués a León. Agora pues que he dicho cómo / esta provinçia fue el reparo donde / prinçipió el rey de Espanna, diré así de sus / armas, las quales son suelas de çapa / to como curtidas, negras en canpo amari- / llo, cuyo blasón es como aquellas jen- (f. 231 v) tes andubiesen por aquella montannas so- / lo de suelas para los pies se probeýan y de / aquí halló que d’este apellido y d’estas ar- / mas ovo nobles cavalleros en este reyno, los / quales fueron senores de la çiudad de [...] / es una fuerte cosa en tienpo del enperador / don Alonso el Sabio fue un rico ome llama- / do Pero Álvarez de Asturias y en tienpo del / rey don Sancho ovo otro que tanbién lla- / maban Pero Álvarez de Asturias, que fue / muy noble cavallero, ansí mismo se dize en la corónica del rey don Alonso el honzeno, / que ganó las Algeziras, que era otro rico / ome sennor de Jijón, que se llamaba don Rodrigo / de Asturias, el qual fue casado con nieta del / ynfante don Hernando de la Çerda, el qual / no aviendo hijos, y porque el rey don Alonso / le avían naçido dos hijos juntos, demandó / el uno para lo aver por hijo, el qual le / dió a don Enrique, el qual después fue rey / de Castilla y eredó su patrimonio y esta se- / nnora casola el rey don Enrique 1361 con Bernal / do de Bearne, según de suso ya es dicho a- / llí donde se escrive del linaje de La Çerda (f. 232 r) y estos ricos omes d’este linaje de Asturias / traen estas armas de las suelas [EMBLEMA] Linaje y armas de los Lozanas Es cosa sabida y muy verdadera que / al tienpo qu’el rey don Pelayo comen- / çó la conquista con los moros solo te- / nía diez cavalleros asta mill peones con / los quales puso sitio a Jijón. Así por ser po- / ca gente como por ser la çiudad muy fuer- / te por estonces, no la pudo tomar, pero fue por / la tierra y destruyó muchos lygares y mató / muchos moros, lo qual savido en Córdova por / el Tarife, envió dos capitanes ya dichos para lo prender e matar y él se retra[j]o en aque- / lla cueba con aquellos que escogió por mejo- (f.232 v) res para tal negoçio. Y entre aquellos diez ca- / valleros era uno muy prinçipal en todo. / Visto tan grande hecho y tan gran ma- / rabilla de tanta vitoria yendo en pos de / los moros matando y prendiendo de pilona / adelante dixo: “A, que Loçana cosa”. Y de a- / llí cobró aquel nonbre e Loçana y a- / llí en aquel lugar hizo una casa fuer- / te que allí es oy el solar donde an salido del / linaje de aquél buenos cavalleros, y por / suçesión fueron dos hermanos e siendo / ninos en la escula (sic) quebró el menor al / otro el ojo e de miedo del padre fuese del / reyno y paró asta Roma, y tanto / se dió a virtud y deprendió de çiençias / que fue tenido en gran reputaçión 1362 en la cor- / te romana. Y quando el muy santo y loa- / ble rey don Hernando de Castilla ganó a / Sevilla, suplicó al Papa que en la Ygle- / sia catedral de la dicha çiudad oviese ar- / çobispo como en tienpo de los godos; qu’el / santo padre enbió aquel loable barón / así por ser de gran linaje como por ser / sciente y natural de Castilla el qual se lla- (f. 233 r) maba don Remón Loçano. Y Éste fue el prime- / ro arçobispo que ovo en Sevilla después de / la perdiçión d’Espanna, mudando la dignidad / que era en Consuegra, donde era el obispo, el / malvado don Opas. En Sevilla y por memo- / ria de la maldad d’éste, hazen en la y- / glesia mayor de Sevilla dos cosas, la una / que no traen cruz mayor de oro ni de plata / pero traen vevelo o manga muy rico / bordado de oro y piedras y piedras y perlas de gran / balor y el otro abto es que al tienpo que alçan / el caliz de la misa mayor notan en canpa- / nillas a memoria que aquel malo vendió / la sangre de los cristianos. Y el hermano d’es- / te arçobispo don Reomón de Loçana fue muy / buen caballero, el qual se llamó Yban / Pérez de Loçana, y traen los d’este linaje de / Loçana por armas un escudo blanco con / quatro barras o faysas azules con u- / na horla blanca con siete herminos ne- / gros, dizen y crese ser ansí que un cava- / llero muy esforçado d’este linaje de Loçana / los ganó en Francia, en cuyo reyno es el /ducado de Bretaña cuyos son estos ermi- / nos. (f. 233 v) [EMBLEMA] Linaje y armas d’Estrada 1363 La casa d’Estrada es en las dos Asturi- / as de Obiedo e Santillana y éstos traen / dos escudos con dos apellidos Estra- / das y Duques, en el uno traen una águi- / la negra en canpo amarillo y éstos es del / apellido de los Duques, el otro escudo es azul / con tres baras de oro y en la barra primera / tres herminos negros. y en la segunda / dos, y en la terçera otros dos, que son siete / los herminos. Llámanse por apellido los / Duques d’Estrada. (f. 240 r) Linaje y armas de los Roeles Los Roeles y los de Fuensalida traen / unas armas que es un escudo colo- / rado con seys roeles blancos y prie- / tos, y estos de los roeles son buenos cavalle- / ros en este reyno de Toledo. Como quier que en (f. 240 v) Sevilla ay muchos d’ellos. Los de Fuensalida / ovo en el linaje un obispo de Ávila que se / dixo don Diego de Fuensalida, y era suya / la mitad de aquella villa e havía hecho / heredero a un hijo de su hermana que / se dezía don Diego de Fuensalida, éste y otros / cavalleros se ahogaron pasando las / barcas de Alconeta; y la otra mitad / de Fuensalida era de Pero López de Aya- / la, alcalde mayor de Toledo, y la mitad / que era del obispo conpró de un nieto / de su hermano y entonçes yntitulose conde de Fuensalida, y las armas son / estas [EMBLEMA] De los Grajedas 1364 De gran tienpo es este linaje y solar / de los de Grajeda. An gran debdo con / los de Bargas, avido d’ellos muy bue- (f. 241 r) nos cavalleros hijosdalgo. Traen por ar- / mas un escudo blanco con seys grajas / puestas las tres de una parte y las tres de / la otra y todas las cabecas para dentro. [EMBLEMA] De los Baçanes Son cavalleros muy antiguos. Dí- /zese d’ello tanto que bienen de lina- /je de los godos y así pareçe por el preánbulo que se ha visto de sus ar- / mas personas y linajes. a avido d’ellos / reyes godos y perlados que an hecho / muchos y grandes hedifiçios y señala- / dos servicios a los reyes que en su tien- / po an reynado ayudándoles y sirvién- / dolos como buenos y leales vasallos / y les a durado y dura hasta el tienpo (f. 241 v) en que estamos y aun se lee por las co- / rónicas por su balor y valentía aber / defendido el reyno de Nabarra de los fran- / çeses y aver tenido gracia y avilidad para atraer y conbocar al serviçio / de sus reyes jentes. An deuda do se / han tomado deudo y aun casado con vis- / nieta del ynfante don Juan, hijo del / rey don Pedro, de suerte que sienpre an / llevado adelante casar los Baçanes / honbres y mugeres con personas de ca- / lidad que por escusar prolixidad, no se po- / ne al pye de la letra como ha suçedido; / y aun más, que sienpre procuraron / juntarse con personas linpias y de vuena / sangre, y el rey don Sancho Abarca dio / a Alonso Gonçales de Baçán, por amador / 1365 del juego del asidrez, y por especi- / al prebilejio que se pusiesen las armas / del dicho Alonso Gonçalez de Baçán en / la tabla redonda. Fueron muchos ilustres, / llevaron adelante seguir la virtud / y la nobleza an estado en el reyno de Na- / barra y en el reyno de León y en estos (f. 242 r) reynos de Castilla y los reyes que / an sido les an rremunerado los ser- / viçios que les han hecho [EMBLEMA] De los Bolaños Este solar de Bolaños y Ribadeneyras / es todo uno, es el reyno de Galizia y las / armas de los Bolaños es un escudo de / plata / con una cruz de gulas y sobre ella cin- / co beneras de oro y un león de lo mesmo en can- / po de gulas, y más un cordero de plata con / un besante en canpo de sinopla, y todo éste / escudo a de estar esquartelado d’esta manera: / en el primer quartel de plata con la cruz de gulas con las cinco beneras de oro, el segundo de si- / nopla con un (tachado: cordero de plata y en cabeca) (f. 242 v) bellón de oro, el terçero de sinopla con un cor- / dero de plata, y en la cabeca un besante, el qu- / arto como el primero. Dizen que uno d’es- / te linaje, estando çercado hubo tanta ne- / çesidad que no tenía bastimentos de nin- / guna condiçión y mandó de hazer en- / gordar un cordero, de la po- / ca arina que tenía hizo unos grandes / bollos y por encima de la muralla / echó el cordero y panes en el real / y quando los enemigos vieron estos bas- / timentos acordaron [...] el real, y / los de la fortaleza quando los vieron a- / cordaron de salir en pos d’ellos; yendo / en el alcance dizen que les apareció 1366 San- / tiago y les puso aquella cruz, de ma- / nera que ayudándoles Dios e sennor San- / tiago, hizieron grande matança en los / enemigos, los quales eran moros, dizen / que fue cave un río que se dize Neira / en el reyno de Galizia, y los d’este lina- / je guardaban en paso de aquel río que / los moros no pasasen y defendiendo / llegó el rey de León y quando supo que a- / quel caballero avía hecho contra los (f. 243 r) moros cosas tan sennaladas, le dixo que pi- / diese merçed, y le dixo querer ser a ma- / yor por su serviçio en defensa de la fee / de Jesucrhisto, que a su merced le pluguiese de le / dar las aguas susodichas; y el rey, / biendo su justa petición, se las dió y más, man- /dó a los de aquella tierra que en tal día co- / mo aquel y en memoria de aquella vi- / toria le diesen un cordero a él y a los que / después del biniesen, lo qual dizen que / oy día se guarda, y aun más dizen que / cada uno d’estos vasallos son obligados / dar cada día de Anno Nuebo un cordero / muy gordo y un gran bollo. Y más dizen / que este dicho cavallero era gentil salvo qu’el / milagro ya dicho que vió de Santiago, le / cobertió e hizo crhistiano, e tanto por es- / to como por lo qu’el avía hecho en defen- / sa de su rey y hechos en ar- / mas, le conçedió lo que le avía suplicado / de las armas y d’este hecho el dicho rey / de L[e]ón hazía mucha quenta d’este cavallero; / e así mismo los reys que después d’él vi- / nieron, hazían gran honrra a los que su- / cedieron d’este ya cavallero crhistiano y (f. 243 v) por diversas partes de Castilla d’este li- / naje ay buenos cavalleros y las ya / dichas armas son de la manera que a- / quí se muestran pintadas. [EMBLEMA] 1367 Prinçipio de los de Arellano Después de aver escrito el linaje de / Arellano allé do ovo prinçipio este a- / pellido. Y dizen que quando fue la / batalla de Nájara entre el rey don Pedro y el / conde de Trastámara, su hijo1850, en la tal ba- / talla el conde fue desbaratado y vençido / e yéndose para Aragón bio un labra- / dor que estava arando y el conde fuese / para él a le rrogar que le mostrase el ca- / mino, y después de le aber dicho el conde / quién era, le pidió el labrador que si Dios (f. 244 r) le tornaba a prosperar que más le haría y / el conde le dixo que le pidiese que él era conten- / to, entonçes el labrador le pidió todo aquello / que estava arando y término alderredor, / y el conde se le otorgó, y el labrador le pi- / dió un conoçimiento, el conde le dixo que no traýa, / el labrador le dixo que lo escribie- / se en el arena, y el conde lo hizo que con el / dedo lo escribió, lo que el labrador dezía y / pidió. Quando el conde vino a reinar, / después de muerto el rey don Pedro, su herma- / no, el labrador vino a él, el qual avía / cojido el arena qu’el conde avía escrito / con el dedo, vino antel rey que le con- / firmase aquel conocimiento, lo qual el / rey cunplió de buena gana, al qual el / rey armó cavallero haziéndole otras muchas merçedes, y entonçes es- / te nuebo cavallero por quanto el rey / lo halló arando, dixo: “Yo aré llano”. Linaje de los Guiles 1850 El autor comete un evidente error, ya que Enrique, conde de Trastámara, luego Enrique II, fue hijo natural del rey Alfonso XI y, por tanto, hermanastro del hijo legítimo de éste, el rey Pedro I. En esta confusión no se cae en el ejemplar B1 en los capítulos donde se cita la guerra civil de Castilla. 1368 Guiles, su prinçipio fue de Flandes, de la / villa de Sanonie. Traen por armas un es- (f. 244 v) cudo (tachado: en) partido en quatro quarteles, el prime- / ro de Guilez, que es una casa y torre almena- / da en canpo verde con cinco gradas de la / puerta con tres ventanas rejadas en la ca- / sa, e una en la torre medio çer[r]ada, y me- / dio abierta, el segundo quartel trae de co- / lorado con una banda de oro y una / horla de plata con ocho aspas azules / y sale un braço arrimado teniendo en la / mano una aspa como las de las armas. [EMBLEMA] Linaje y armas de los Guerreros Guerreros traen por armas en un escu- / do partido a la larga que se dize en / pal, en el primero una banda de oro (f. 245 r) en canpo colorado y sobre el todo una espa- / da desnuda, la punta hazia baxo, la otra / mitad del escudo partido en faysa en lo al- / to un león en canpo amarillo, en lo baxo / un castillo de oro tinbrado en canpo colo- / rado con tres espadas como la de las ar- / mas. [EMBLEMA] Alhama 1369 En el reyno de Granada ay en tierra / que se dize Alhama, que trae por divisa / un castillo de oro sobre una grana- / da, y del medio castillo arriba salen dos / manos con sus braços con sendas llabes que / llegan cerca de la granada, y alderedor (f. 245 v) del escudo una horla azul con seys / escalas de oro. [EMBLEMA] Los Guernicas Son vyzcaýnos, aunque algunos / d’ellos andan repartidos. Traen un escudo ver- / de con un rroble saliendo de una agua / dos lobos enpinados a los lados y una horla / blanca con cruzes coloradas. [EMBLEMA] (f. 246 r) Los Conchas Concha es en Asturias de Santillana / en el valle de Carriedo. Traen por ar- / mas un escudo partido en pal y la / mitad del partido en faysa, en el prime- / ro una concha de plata en canpo azul y / el segundo y tercero un roble con su foja y, / al pie del segundo, un lobo y al pie del ter- / çero, atrabesado un puerco. [EMBLEMA] 1370 Mercados Los Mercados son de Medina del Canpo. / Traen un escudo hecho quarteles, en el / primero traen un halcón de plata ar- / mado de oro en canpo colorado y el / otro una torre de plata ahumada saliendo / llamas de fuego por las puertas y ven- (f. 246 v) tanas y por lo alto d’ella, el segundo con / una cruz de plata, el terçero de lo mismo con / dos vezerros colorados, el quarto como el primero. [EMBLEMA] Linaje de los de Villa Los d’este linaje son buenos hijos de / algo, avido en él personas prinçipa- / les y rricos, ansí seglares como ecle- / siásticos. An havido muchos d’ellos en la / villa de Valladolid, y el prinçipal y cabeça / d’ellos fue Alonso Goncález de Villa, que fue / padre del licençiado Luis González de Villa, / que casó principalmente con muyjer hyja de / algo. Tuvo preminentes oficios en la casa / rreal y uno d’ellos fue para testimonio (f. 247 r) de la impresa de sangre, alcalde de los hijosdalgo. / Este licenciado no tuvo más de un hijo en / quien deja su casa, memoria y hazienda, por / que dejó dos mil ducados de mayorazgo. Casó / prinçipalmente y el rrey don Felipe 1371 nuestro / sennor, que Dios prospere con largo aumento / de vida le hiço tesorero de la rreyna mi senno- / ra, acatando los méritos de su persona. Tra- / en por armas un escudo hecho quarteles, en / el primero, una estrella y en lo alto una flor de lis, en los dos contrarios dos castillos con una orla con ocho aspas amarillas. [EMBLEMA] (f. 247 v) Los Farfanes Los d’este linaje de los Farfanes son muy an- / tiguos hidalgos. Vienen de los godos, vinieron / a poblar a Sevilla, an sido muy buenos caballeros / rricos, an sido moradores en Sevilla y en otras partes. / Traen por armas tres sapos pardos en campo de oro. [EMBLEMA] 1372 APÉNDICE II PROTOCOLO DEL TORNEO DE VALLADOLID DE 1527 BIBLIOTECA NACIONAL, Ms. 11423, ff. 250v-277r. 1373 1374 1527, junio / julio. Valladolid. Fiestas caballerescas organizadas en Valladolid con motivo del nacimiento del príncipe don Felipe, hijo del emperador don Carlos y de doña Isabel de Portugal. ¶ Nonbres, armas y devisas de los cavalleros que se escrivieron para el torneo y aventuras que se hizieron de la fiesta del nasçimiento del príncipe don Felipe. ¶ Los nonbres y armas y devisas de los cavalleros que están escritos para el torneo e aventuras que se harán en la villa de Valladolid, los quales se començarán el domingo, syete del mes de julio del año de mill e quinientos e veynte e siete, por la alegría del nasçimiento de don Felipe, prínçipe d'España, etc., e hijo unigénito de don Carlos, enperador de Roma e rrey d'España, etc., e de la serenýsyma , su conpañera , doña Ysabel, enperatriz, hija de don Manuel, rrey de Portogal. ¶ Primeramente es de saber que para las susodichas fiestas están escritas XXI quadrilla[s], cada una de syete cavalleros, y la declaraçión de cómo an de tornear y hazer las aventuras, los carteles que adelante están escritos lo dirán, y para comienço de lo susoescrito, darse a comienço en la quadrilla del enperador que comiença ansý: 1375 La quadrilla de lo amarillo y naranjado ¶ El enperador y el marqués d'Ançiso y moseor de Curriera y don Françés de Beomont y moseor de Vere y don Alonso Manrrique y don Luys d'Ávila. ¶ El enperador traýa por armas un escudo de oro con el águila de sable de dos cabeças diademadas, y en los pechos, un escudo partido en fasa: el primero partido en palo, y en lo primero es quartelado de Castilla y de León; de Castilla de gulas con un castillo de oro levantado, puertas y ventanas de azul; y en el segun\do/ de plata con un león de púrpura. Y el segundo partido en palo de Aragón y de Çiçilia, de Aragón de oro con quatro palos de gulas y de Çiçilia de Aragón susodicho con dos flans de Çiçilia, que son de plata con el águila de sable menbrada y coronada de oro, y entre León y Aragón, en punta, las armas de Granada que son de plata con una granada de su propio ser. Y el segundo (f. 251r) quartel es esquartelado de Autrisa y de Françia y de Borgoña y de Brabante, y sobre el todo un escudito partido en palo de Flandes e de Tirol; de Autrisa es de gulas con la fasa de plata; de Françia es de azul senbrado de flores de lis de oro con orla coponada de plata y gulas; de Borgoña es vandado de seys pieças de oro y de azul y con una orla de gulas; y de Brabante es de sable con un león de oro, y sobr’el todo d’estos quatro cuarteles, el escudo partido en palo, el primero Flandes, que es de oro con un león de sable armado de gulas y enforrado de plata y el segundo Lanburc, que es de plata con el águila de gulas. Y el escudo coronado con corona ynperial, y adornado el escudo con su Tausón d'oro. Y la devisa suya es llamarse el Cavallero del rristre, el qual está en un escudo de plata un rristre de sable y la cabeça del escudo de oro. ¶ El marqués D'Ançiso trae de azul con diez estrellas de cada ocho puntas de oro, y la cabesça del escudo de oro con el águila de sable desplegada, y llámase el Cavallero de la Fortuna, y trae por devisa en un 1376 escudo una nao con el mástel y velas rronpidas y un onbre abrasçado al mastel con un escrito en la mano que dize: Feran quen qui derur1851. ¶ Moseor de Currieras trae de oro con diez e seis aguiletas syn pies de azul y una cruz de gulas, y en el medio una estrella de plata de seys puntas, o podéys dezir: trae de oro con una cruz de gulas, y la dicha estrella entre diez e seys aguiletas susodichas. Llámase el Cavallero del madroño, que lo trae en un escudo de plata, un madroño de su propio ser, con un mote ençima que dezía: No lo es pero ni lo quiero. (f. 251 v) ¶ Don Françés de Beomont trae de gulas con un escarblunco de oro pomelado de [lo] mismo y parsado de azul con una orla de Beomont que es losanjado de oro y de azul. Y llámase el Cavallero del salvaje, el qual lo trae en un escudo de sable un salvaje. ¶ Moseor de Vere traýa de gulas entre una banda seys coquillas de oro. Y llámase el Cavallero de la serena, que es en un escudo de synopla una serena. ¶ Don Alonso Manrrique trae partido en palo: el primero de gulas con dos calderas fasadas de oro y de plata con sus cabesças de syerpes, d’ellas hazia dentro y d’ellas hazia fuera; y el segundo en cablesça (sic) Castilla, que es de gulas con el castillo de oro levantado y puerta y ventana de azul, y en punta de Aguilar, que es de plata con una águila de sable menbrada y coronada de oro, y el escudo orlado de armiños. Otros dizen que las calderas son escaquetadas de oro y de sable; y el canpo unos dizen que a de ser de oro, y otros que a de ser de plata (debate) y grande es[crito]. Llámase el Cavallero del yndio, el qual trae en un escudo dos: el primero como yndio tirando con un arco y el otro armado de oro con su plumarte sobre la cabesça y en las manos una pica rronpida. ¶ Don Luys d'Ávila trae partido en palo: el primero d'Ávila, que es de oro con treze rroelesde azul, y el segundo de Çúñiga, que es de plata con la vandeleta de sable, y orlado de una cadera (sic) eslavonada de oro. Y 1851 Los textos de los lemas o motes de los caballeros aparecen corrompidos, quizá por la dificultad intrínseca de leerlos que tuvo el relator de los acontecimientos. 1377 llámase el Cavallero de los dos leones conbatientes, y tráelos en un escudo azul, dos leones de oro que se conbaten y entre sus cabeças una corona de oro. (f.252 r) La quadrilla de lo colorado ¶ El duque de Nájara y don Luys de Beomont, don Juan de Beomont y don Hernando de Beomont y don Pedro d'Acuña y don Juan Manrrique y don Manrrique de Lara, y Pedro de Beomont en lugar del duque, sy él no pudiere tornear. ¶ El duque trae esquartelado: el primero, de morado o gulas con las dos calderas susodichas, en don Alonso Manrrique, y lo segundo esquartelado, el primero de Castilla y el segundo de León, y sobre el todo un escudito de los de León (debate), y el escudo coronado de coronel de duque. Y llámase el Cavallero del yelmo con el león teniendo una espada en la mano, el qual es un escudo de plata con un hielmo rrajado y sobre él un león con la espada en la mano y muestra sus pies y cola por detrás del helmo. ¶ Don Luys de Beomont trae partido en palo: el primero esquartelado, el primero de Navarra y el segundo de Beomont y el terçero partido en palo; el primero canpo y calderas susodichas de los Manrriques, y el segundo el esquarteladura de Castilla y León con el escudito en medio del mesmo duque, y el segundo partido en fasa y el primero partido en palo; el primero de Aragón y el segundo de Çeçilia; y el segundo de plata con seys torteos de azul. Y llámase el Cavallero del águila negra, la qual está en un escudo de oro un águila de sable coronada de oro. ¶ Don Juan de Beamont trae partido en palo: el primero partido en palo, el primero partido en faxa, el primero de Navarra y lo segundo de Beomont y lo segundo partido en palo, el primero de Aragón y lo segundo de Cecilia; y lo segundo partido en palo, lo primero partido en faxa, lo 1378 primero las calderas de los Manrriques y lo segundo la esquarteladura (f. 252v) de los castillos y leones con el escudito de los dichos Manrriques, y lo segundo de plata con los dichos torteos, seys de azul. Llámase el Cavallero de la muerte que trepa, la qual trae en un escudo de sable una muerte que trepa sobre la cuerda teniendo con las manos el palo que suelen traer los trepadores, y muerte y todo de oro. (Anotación marginal: don Hernando de Beomont de la alameda o boscaje1852). ¶ Don Pedro d'Acuña trae esquartelado: el primero de Castilla y el segundo de León y el terçero de synopla con la vanda coponada de girones de oro y de azul con de (sic) plata, y en ello una cruz de Calatrava, y orlado el escudo de plata con ocho escuditos de azul y el quarto de Portogal, que es de plata con çinco escuditos azules con cada çinco puntos del canpo. Llámase el Cavallero del pensamiento, el qual está en un escudo de oro un onbre ançiano vestido de púrpura y sentado en una silla de caderas y tocado de una guirlanda o rrodeo de púrpura e synopla y un mote ençima en que está escrito: Pensamiento.. ¶ Don Manrrique de Lara trae esquartelado: el primero partido en palo, el primero las calderas susodichas de Lara y lo segundo los susodichos castillos y leones y escudo de los mesmos de Lara, y lo segundo partido en tres palos, el primero de Aragón con dos flans, el primero de gulas, y el segundo de azul senbrado de flores de lis de oro, y lo segundo de Aragón con dos flans escaquetados de oro y de sable, y el terçero el de los Enrríquez. Llámase Cavallero de la dama que se va, y tráela d’esta suerte: en un escudo de oro una dama vestida de azul vuelta las espaldas, y orlado el escudo de muchos ojos. ¶ Don Manrrique de Lara trae esquartelado (f. 253r) como el mismo duque (debate). Llámase el Cavallero de la vandera azu,l y está en un escudo de oro una vandera azul en su asta, y en la vandera tres coronas de oro. 1852 Se supone que esta adición se refiere al nombre ficticio adoptado por el caballero en cuestión, ya que falta el resto de la descripción heráldica. 1379 La quadrilla del pardo y amarillo ¶ El conde de Benavente trae por sus armas un escudo esquartelado: el primero de oro con quatro faxas de gulas y el segundo de synopla con cinco coquillas de plata y una orla coponada de Castilla y de León. Y prosupuesto (sic) que es ésta su quadrilla, no a dado sus armas ny devisa, pero en su lugar a dado otro que es el postrero que aquí se porná, y los de su quadrilla son los siguientes: el conde d'Oñate y don Pedro Puertocarrero y don Gutierre de Cárdenes (sic) y don Pedro Vélez de Guivara y don Íñigo de Guivara y don Pedro de Bastán y Sancho Cabrero, de manera que se pone por cabesça en esta quadrilla el dicho conde d'Oñate. (Anotación marginal parcialmente visible: [ ...]ca del buy [ ...] trebolado. ¶ El conde d'Oñate trae esquartelado: las armas de los de Guivara, que es el primero, de oro con tres vandas de armiños, y lo segundo de gulas con çinco panelas de plata. Llámase el Cavallero de la nao, que está en un escudo una nao a la vela en su mar. ¶ Don Pedro Puertocarrero trae partido en palo: el primero de oro con syete escaques azules, y el segundo de los Enrríquez. Llámase el Cavallero de la mala fortuna, y tráela en un escudo de sable la rrueda de la Fortuna de oro y en lo más alto una rreyna vestida de synopla con el çetro en la mano y en lo más baxo un rrey vestido de morado. ¶ Don Gutierre de Cárdenes (sic) trae esquartelado: el primero de Cárdenes (sic), que es de oro con dos lobos azules y orlado de gulas con ocho coquillas de oro, y el segundo las calderas de los Guzmanes, y el terçero de los Enrríquez, el quarto de Velasco con una orla coponada (f. 253v) de Castilla y León de ocho pieças. Llámase el Cavallero del mundo al rrevés, que está en un escudo morado un mundo de sable puesto al rrevés y un mote en el escudo que dize: Como me tratas, te trato. 1380 ¶ Don Pero Vélez de Guivara trae esquartelado como el conde d’ Oñate (debate). Llámase el Cavallero del armiño, que está en un escudo que está hecho floresta y en él una rrosa con un agujero algo negro y un armiño como que viene a meterse en él. ¶ Don Pero de Bastán trae de plata con syete escaques de sable y orlado el escudo de diez e seys coponaduras, la primera de Velasco y la segunda de Castilla y la terçera de gulas con un sautor de oro y ansý syendo fasta diez e seys. Y llámase el Cavallero de los vieldos, que está en un escudo morado dos vieldos de oro y el escudo orlado de mismo. ¶ Don Ýñigo de Guivara trae como el dicho conde d'Oñate (debate). Llámase el Cavallero de la guirlanda, que está en un escudo de sable una guirlanda de muchas maneras de verduras de diversas colores. ¶ Sancho Cabrero trae esquartelado: el primero de synopla con una cabra de plata y el segundo de oro con uno como çiprés de synopla, y orlado de azul con unos paternostres de oro, y el terçero de gulas con una vanda de oro y en ella un sautor de gulas, y orlado el escudo de synopla con unos escuditos partidos en fasa y oro y de plata (debate), y el quarto de oro con un árbol como rroble de synopla, mostrando sus rraýzes. Llámase el Cavallero del mármol, que está en un escudo de oro un mármol quebrado atada en cada pedaço un cordón de synopla. (f. 254r). La quadrilla del azul y naranjado ¶ El duque d'Alburquerque, don Ýñigo de la Cueva, y don Diego de la Cueva, y don Alonso de la Cueva, y don Beltrán de la Cueva, el Doliente, y don Beltrán de la Cueva, el Sordo, y don Beltrán de la Cueva, hijo de don Ýñigo. ¶ El duque d'Alburquerque trae en manera de enmanteladura de oro con dos palos de gulas y en la punta del escudo de synopla con una syerpe que sale de una cueva, feroçísyma en su salir, y orlado este escudo de gulas 1381 con una coponadura de diez y seys pieças, la primera un sautor de oro y la otra con un escudito de las armas de Mendoça y de la Vega, y el escudo coronado de un coronel de duque. Llámase el Cavallero de la syerpe, que está en un escudo de synopla con una syerpe de oro. ¶ Don Ýñigo de la Cueva trae partido en palo: el primero de la Cueva con la bordadura de gulas con ocho sautores de oro, y lo segundo de Lara. Llámase el Cavallero de la cueva encantada, la qual está en un escudo de synopla una cueva en una rroca y de la rroca saliendo unas espadañas de oro. ¶ Don Diego de la Cueva trae de la Cueva con la orla de sautores de oro. Y llámase el Cavallero de la espera de oro, la qual está en un escudo azul una espera de oro con dos estrellas de gulas, y una en lo más alto y la otra más baxo. ¶ Don Alonso de la Cueva trae partido en palo: lo primero de la Cueva y lo segundo las calderas de Lara. Llámase el Cavallero del león que conbate la syerpe, la qual está en un escudo de oro un león conbatiendo una syerpe. ¶ Don Beltrán de la Cueva, el de Huviedo, trahe como el de arriba, que es un escudo partido (f. 254v) en palo: el primero de la Cueva y el segundo de Lara, llámase el Cavallero de la espera negra, la qual está en un escudo de oro una espera negra de sable y en ella un mástel de (tachado: sable) nao con su gavia y con su vela latina, y todo de sable, y en el escudo de una parte y otra de la espera una estrella de ocho puntas, y tanbién de sable y ençima de la gavia un sol de oro y un mote en la cabeça del escudo que dezía: Tu porte, y otro letrero en la punta del escudo que dezía: De semana hurynt. ¶ Don Beltrán de la Cueva, el Sordo, trae de la Cueva no más. Y llámase el Cavallero del águila de oro, la qual está en un escudo azul un águila de oro. 1382 ¶ Don Beltrán de la Cueva, hijo de don Ýñigo, trae tanbién sólo de la Cueva. Llámase el Cavallero de la flor de lis verde, la qual está en un escudo de oro una flor de lis verde, a la qual atraviesan en sautor dos como porras, y sobre la flor una corona de oro, y orlado el escudo de morado con sautores de oro. La quadrilla del naranjado y verde ¶ El conde de Lemos, y don Françisco Osorio, y don Diego Osorio, y don Luys Osorio y don Pedro Osorio, y don Pedro Osorio, hijo de don Álvaro, y Juan de Herrera. ¶ El conde de Lemos trae de oro con dos lobos de gulas y su coronel de conde. Llámase el Cavallero del sagitario, que está en un escudo partido en fasa, en la cabeça de oro y en punta como un prado, y sobre el todo un sagitario coronado, la meytad onbre y la mytad cavallo, tirando con un arco. ¶ Don Françisco Osorio trae de Osorio, y llámase el Cavallero de la esperança, la qual (f.255r) figura está en un escudo de plata una como o de oro y d’ella salen unos como lazos en sautor, adornando el escudo, y todo de oro, y dentro de la o una como syerpe [que se quema], y más quatro esperas de sinopla a las quatro partes del escudo. ¶ Don Diego Osorio trae también de Osorio, y llámase el Cavallero del arco encantado, que está en un escudo blanco un arco de oro como hedefiçio, asentado en un prado, y a la una parte el arco, una dama, y a la otra un gentilonbre, la dama teniendo una flor en la mano y el escudero la espada punta abaxo y con la otra mano haziendo señal y mostrando solo un dedo. ¶ Don Luys Osorio trae también no más sino Osorio. Llámase el Cavallero de la linda musa, la qual está en un escudo partido en palo, el primero de oro y en él una dama sobre un prado, y lo segundo del escudo, 1383 una puerta de presyón donde está apresyonado un onbre armado, y la dama como que habla con él. ¶ Don Pedro Osorio trae esquartelado: el primero de Osorio y el segundo de los Guzmanes, que es un escudo azul con las dos calderas escaquetadas de plata y de gulas, y ellas de oro con sus bocas de syerpes, las unas afuera y las otras hazia dentro, y este quartel con su orla d'armiños. Llámase el Cavallero del grifo, que está en un escudo azul un grifo de oro teniendo baxo de sý un cavallero armado que tiene la una mano al pescueço del (tachado: armado) grifo y con la otra una espada que se la pone por el cuerpo al grifo. ¶ Don Diego Osorio, hijo de don Alonso, trae Osorio no más, y llámase el Cavallero (f. 255v) de la onça, que está en un escudo como prado y como un león se mete en una cueva y una onza le abre por los lomos. ¶ Juan de Herrera trae las armas de los de Herrera y su devisa es un braço con su mano puesto en un fuego quemándose y la letra dezía: No más constante que yo firme. La quadrilla de lo encarnado y verde ¶ El conde de Haro, don Hernando de Castro, don Luys Puertocarrero, don Juan de Çuñiga, don Bernardino de Velasco, don Antonio de Rojas, don Luys de Velasco. ¶ El conde de Haro trae como el condestable, su padre, y son las armas de Velasco con su orla con su coronel de conde. Llámase el Cavallero de la planeta, la qual está en un escudo azul una planeta de oro que es como un sol o como una cometa y por los rrayos d’en baxo está una mano que ase de los rrayos. Hernando de Castro no dio sus armas por eso no le pongo armas ni devisa. 1384 ¶ Don Luys Puertocarrero, no le pongo armas ni devisa porque no las dio. ¶ Don Juan de Çúñiga trae de Çúñiga y de Velasco, y llámase el Cavallero de los rroques, que están en un escudo azul tres rroques de oro, y la letra dezía (en blanco). ¶ Don Bernaldino de Velasco trae de Velasco con su orla coponada de castillos y leones, y llámase el Cavallero que defiende el paso, que está en un escudo mostrando cielos y tierra como pradería, y en ella una tienda donde están tres damas baxo de un pavellón de oro y un cavallero a cavallo armado, lança en cuxa defendiendo (f. 256r) una puente que está en un rrío, y detrás d’él un pino con dos lanças arrimadas. ¶ Don Antonio de Rojas no se le ponen las armas ni devisa porque no las dio. ¶ Don Luys de Velasco tanpoco no se le ponen armas ni devisa porque no las dio. La quadrilla de lo verde ¶ El conde de Salinas y don Diego Sarmiento y Luys Sarmiento y Françisco Sarmiento y Juan Sarmiento y don Antonio Sarmiento y Diego Sarmiento, el Doliente. ¶ El conde de Salinas trae de los Sarmientos, que es un escudo de gulas con treze besantes puestos en tres palos y en el de medio çinco. Llámase el Cavallero de la soberbia, que está en un escudo de sable un rrey y entre dos grifones asentado en su silla de oro, y los grifones por tomarle la carne que está en unas varas artifiçialmente le suben en alto, esto es lo que se lee que Alexandre fizo. Tiene el escudo de las armas con su coronel de conde. ¶ Don Diego Sarmiento trae, como arriba, de los Sarmientos, y llámase el Cavallero de los arcos, que están en un escudo de sable dos arcos 1385 de oro, y en el uno está un cavallero armado de todas pieças, y en el otro una dama, y orlado el escudo de una cadena de plata. ¶ Luys Sarmiento trae de los Sarmientos (debate), y llámase el Cavallero del trabajo, que está en un escudo de oro un niño desnudo que en cada mano trae una culebra. ¶ Don Françisco Sarmiento trae como arriba (debate). Llámase el Cavallero pasante el pino, que está en un escudo azul unos árboles (f. 256v) con su fruto y pasando en sus cavallos un cavallero armado y una dama. ¶ Don Juan Sarmiento, como arriba (debate), y llámase el Cavallero del águila naranjada, que está en un escudo de oro un águila naranjada, y orlado el escudo de un letrero que dize: Aunque la muerte padezco soy contento por ser la causa d’ella. ¶ Don Antonio Sarmiento trae como arriba de los Sarmientos (debate). Llámase el Cavallero de la fuente, que está en un escudo de oro una fuente de gulas con el pilar de medio de oro y su poma de la fuente, y con un letrero que no se pudo bien leer. ¶ Don Diego Sarmiento, como arriba (debate). Llámase el Cavallero del sol ençima de la espera, que está en un escudo de synopla una espera de plata con el pie de oro y sobre ella un sol coronado, y el medio del sol de synopla con una a de plata, y a los dos lados de la espera, en el primero una rrueda de la Fortuna que tiene tres rreyes, el uno en lo alto, y el otro que cae, y el otro caýdo, y de la otra parte de la espera otra rrueda quebrada. La quadrilla de lo naranjado y negro 1386 ¶ El conde de Montagudo y don Jorge de Portogal y Juan Çapata y don Alonso Enrríquez de Bolaños y don Hernando de Tovar y don Gonçalo de Ledesma y don Pedro de Mendoça. ¶ El conde de Montagudo trae esquartelado: el primero de Mendoça, que es de synopla con la vanda de oro rrenplido de gulas, y el segundo de gulas con diez panelas de plata, y el terçero de oro con dos lobos çevados, y orlado de sable con ocho sautores de oro, y el quarto de Çúñiga, que es de plata con la vandeleta de sable y en orla la cadena de oro y su escudo con coronel (f. 257r) de conde. Llámase el Cavallero de los fuegos, que está en un escudo de oro una abutarda mirando hazia arriba con el pico abierto a un corasçón hechando fuego o en medio çentellas de fuego. ¶ Don Jorge de Portogal trae esquartelado: el primero de Castilla, y el segundo de León, y el terçero de Portogal, y el quarto d'Acuña, con la orla de Portogal. Llámase el Cavallero de la Ocasyón, que es en un escudo de oro una muger descabellada los pies en dos mundos, y en cada mundo una ala azul y ella, sus alas, con un manto mal puesto con un letrero que dezía: Ocasyón. ¶ Juan Çapata trae esquartelado: el primero de los Çapatas, que es de gulas con çinco çapatas escaquetadas de plata y de sable, asentado en sautor y con una orla del canpo y ocho escuditos en ella de las armas de los Carvajales, que es de oro con la vanda de sable, y tanbién son éstas de los Sandoval (debate), y el segundo es de oro con dos lobos azules. Y llámase el Cavallero de las cadenas, que están en un escudo azul dos pilares de plata con los cabos de oro, en la cabesça de cada uno una sortija, y de la una sale una cadena que entrelasa los dos pilares, y orlado el escudo de una cadena de oro como la de los pilares. ¶ Don Alonso Enrríquez de Bolaños trae partido en palo: el primero de los Enrríquez y el segundo de los Guzmanes. Llámase el Cavallero de la torre de Babilonia, llena den (sic) muchos diablos con su mote que dize: Mientras más moros más ganançia. 1387 ¶ Don Hernando de Tovar trae de Tovar, que es un escudo azul con una vanda de oro, (f. 257v) y sus tragantes de mismo, armados de plata y lanpasados de gulas. Llámase el Cavallero de la cruz, que está en un escudo de sable una cruz de oro cruzetada. ¶ Don Gonçalo de Ledesma tiene un escudo azul, y entre quatro flores de lis de oro un sautor de mismo, y orlado el escudo del canpo con ocho croesans de plata. Llámase el Cavallero del cancro, que es [en] un escudo de oro un cancro o escaravista de gulas. ¶ Don Pedro de Mendoça trae esquartelado todo Mendoça: en el primero la vanda y en el segundo las panelas. Llámase el Cavallero del lagarto, que está en un escudo de plata un lagarto puesto en vanda y de synopla, con un dedo de mano en la boca. La quadrilla del morado y amarillo ¶ El conde de Aguilar y don Alonso de Castilla y Hernando Álvarez de Sayavedra y don Pedro d'Acuña, el Comendador, y don Juan de Arellano y don Bernaldino de Arellano y don Álvaro de Çúñiga. ¶ El conde de Aguilar trae partido en palo de plata y de gulas, y sobre el todo tres flores de lis de oro, y su coronel de conde. Llámase el Cavallero del çisne. ¶ Don Alonso de Castilla trae esquartelado: de los de Castilla y Portugal e Çúñiga e Navarra. De Castilla partido en vanda, en la cabesça de Castilla y en punta de León, y una vanda de synopla con sus tragantes de oro lanpasados de gulas; de Portugal de plata con los çinco escuditos azules con cada çinco puntas de plata, y el terçero de Çúñiga susodicho, y el quarto Navarra. Llámase el Cavallero del fenis, (f. 258r) el qual está en un escudo de oro un fenis quemándose. ¶ Hernando Álvarez de Sayavedra trae esquartelado: el primero de Sayavedra, y el segundo de los Guzmanes con su orla de armiños, y el 1388 terçero partido en palo, el primero de León, y el segundo d’Aragón con una orla de plata y en ella ocho escuditos de oro con cada sendas faxas de azul, y el quarto de Figueroa. Llámase el Cavallero del tygle rranpante, el qual está en un escudo (tachado: plata) synopla. ¶ Don Álvaro de Çúñiga y Arellano trae un escudo partido en palo: el primero de Arellano y el segundo de Çúñiga. Llámase el Cavallero del pasagante, que está en un escudo azul una vanda del canpo escrito en ella con letras de oro: Pasagante. ¶ Don Pedro d'Acuña, el Comendador, trae esquartelado: el primero de Castilla, y el segundo de León, y el terçero d'Acuña con la orla de Portogal, y el quarto de Portogal. Llámase el Cavallero del can Çervero, el qual [está] en un escudo de synopla un diablo que traga a un onbre d'armas que tiene una hacha en la mano y otro onbre d'armas le pone una espada por la cabesça. ¶ Don Juan d'Arellano. Llámase el Cavallero de los diablos. Sus armas no se an dado, pero son las de Arellano, y trae tres diablos, los dos que apalean al otro en un canpo de (en blanco). ¶ Don Bernaldino de Arellano trae de Arellano, salvo que la flor de lis que a d’estar en cabesça la pone en punta. Llámase el Cavallero de las nuves, que está en un escudo azul con muchas nuves destellando rrayos de oro. La quadrilla del amarillo El prior de San Juan y el conde d'Alba de Liste y don Pedro Manrrique y don Juan Hurtado de Mendoça y don Juan d'Almeyda y don Enrrique de Toledo y don Manrrique de Silva. ¶ El prior trae de plata con syete escaques azules, y en cabesça del escudo de gulas con una cruz de plata. Llámase el Cavallero del olmo, que está en un escudo de oro un olmo de su ser. 1389 ¶ El conde d'Alva de Liste trae esquartelado: el primero de los Guzmanes con su orla coponada de Castilla y León, y el segundo de los Enrríquez. Llámase el Cavallero del parque, el qual está en un escudo de plata un parque muy bien hecho con muchas animalias dentro. ¶ Don Pedro Manrrique trae en tres palos: el primero partido en fasa de Castilla y de Aguilar, y el segundo de León, y el terçero de Lara, y el escudo orlado d'armiños. Llámase el Cavallero del ynfierno, que está en un escudo de sable un infierno. ¶ Don Hurtado de Mendoça trae de Mendoça con dos flans de las panelas. Llámase el Cavallero de la yerba, la qual está en un escudo todo mar una ysla muy verde de muchas verduras. ¶ Don Juan d'Almeyda trae de gulas: con una orla y cruz de dos aspas de oro, y entre los braços de la cruz seys besantes. Llámase el Cavallero del escudo colorado, y ansý está el escudo. ¶ Don Enrrique de Toledo trae de Toledo, que es de plata con syete escaques azules. Llámase el Cavallero del yelmo, que está en un escudo de synopla teniéndole dos manos con medios braços, vestido de gulas y con una orla de oro (f. 259r) . ¶ Don Manrrique de Silva trae partido en palo: el primero de León, y el segundo partido en faxa, en cabesça Lara y en punta Manrrique. Llámase el Cavallero del pino, el qual está en un escudo de plata un pino de su ser. ¶ La quadrilla del naranjado ¶ Don Pedro Girón y Gutierre Quixada y don Beltrán de Robles y don Luys de Robles y don Gaspar Manrrique y don Diego de Mendoça Sarmiento y don Pedro de la Cueva. (Anotación marginal: Don Pedro Girón). 1390 ¶ Don Pedro Girón trae partido en faxa: el primero en palo de Castilla, y el segundo de León, y en punta de gulas con los tres girones de oro. Llámase el Cavallero de las tres coronas de oro, que están en un escudo de sable tres coronas de oro en triángulo y en la punta, baxo d’ellas, una eme de lo mismo y un letrero de oro que dezía : Quien quisiere más de dos, no las traerá syn vos. ¶ Gutierre Quixada trae diez e siete escaques de plata y diez e ocho de azul, con una orla de oro, y en las quatro partes, en cada una dos lobos de gulas. Llámase el Cavallero del marro, que es de oro en canpo azul. (Anotación marginal: Gutierre Quixada). ¶ Don Luys de Robles trae de oro con un rroble de su ser y una orla de armiños. Llámase el Cavallero del estrella, la qual está en un escudo azul una estrella de oro de ocho puntas. ¶ Don Beltrán de Robles trahe de Robles con la orla de armiños. Llámase el Cavallero de la hurraca, está en un escudo de gulas. (f. 259v). ¶ Don Gaspar Manrrique, partido en faxa: el primero partido en tres palos, y el primero de Lara, y el segundo Manrrique, y el terçero de los de Castilla; y el segundo en otros tres palos, el primero de Mendoça con dos flans de la Vega, el segundo de Lara, y el terçero Manrrique. Llámase el Cavallero de la espera quebrada entre dos leones, que está en un escudo de oro una espera quebrada entre dos leones, y la espera asentada en un pie azul y un letrero que no se puede leer. ¶ Don Diego de Mendoça Sarmiento trae esquartelado: el primero de los Sarmientos, y el segundo de Mendoça con una orla coponada de diez e seys coponaduras de los Guzmanes y de armiños, y en cada coponadura una caldera sola. Llámase el Cavallero del lago, que está en un escudo de sinopla un lago y a los dos lados dos culebras. ¶ Don Pedro de la Cueva trae partido en palo: de la Cueva y de Velasco. La Cueva con sus sautores de oro en orla de gulas, y Velasco con su coponadura de castillos y leones. Llámase el Cavallero de los escudos, el 1391 qual trae doze escudos de sable, y partido tanto de los unos como de los otros, entrexeridos en un escudo de oro. ¶ La quadrilla del amarillo y blanco ¶ Don Juan Manrrique, hijo del marqués d'Aguilar y Diego Osorio, hijo d'Alvar Pérez Osorio y Diego de Quiñones, don Juan de Mendoça, hijo de Pedro de Mendoça y don Juan Manrrique, hijo del duque de Nájara y don Luys Manrrique, hermano del dicho duque. (f. 260r). ¶ Don Juan Manrrique, hijo del marqués d'Aguilar, trae partido en palo: el primero de Lara, y el segundo en cabesça de Castilla y en punta d'Aguilar, y dos flans de León, y el escudo orlado d'armiños. Llámase el Cavallero de las lágrimas, que es un escudo lleno de lágrimas en canpo azul con una orla de oro. ¶ Diego Osorio, hijo d'Alvar Pérez Osorio, trae de Osorio (debate). Llámase el Cavallero del avestruz, la qual está en un escudo azul teniendo en el pico una cosa ardiendo. ¶ Diego de Quiñones trae de Quiñones, que es de gulas con seys escaques de veros. Llámase el Cavallero del çisne negro, el qual está en un escudo de sable. ¶ Don Juan de Mendoça, el Bermejo, trae de Mendoça con las diez panelas en la cabesça e una cadena de oro por orla. Llámase el Cavallero de las dos damas, que están en un escudo de synopla y en medio d’ellas una guirlanda, y ellas vestidas de oro. ¶ Don Juan de Mendoça, hijo de don Pedro de Mendoça, trae como arriba, de Mendoça con dos panelas en la cabesça y la cadena por orla (debate). Llámase el Cavallero de la dama teniendo la muerte, que está en un escudo de synopla una dama vestida de oro teniendo en su mano una muerte. 1392 ¶ Don Juan Manrrique, hermano del duque de Nájara, trae el esquartelado de Lara y Manrrique. Llámase el Cavallero de la rueda negra, la qual está en un escudo de oro. ¶ Don Luys Manrrique, hermano del duque de Nájara, trae dos escudos esquartelados ( f. 260v): el primero de Lara y Manrrique, y sobre todo un escudito de Sandoval, y el otro esquartelado de Navarra y de Françia, con un bastón de legítimo de sable, y sobr’el todo un escudito de León. Llámase el Cavallero del águila que le saca el corasçón, el qual está en un escudo como prado un cavallero hechado vestido d'amarillo y un águila que le saca el corasçón. La quadrilla de lo verde y blanco ¶ Don Hernando de Toledo y don Fadrique Osorio y de Toledo y don Jorge de Portugal y el vizconde de Vol y don Pedro de Toledo y Garçía Alonso de la Vega y don Hernando de Guzmán. ¶ Don Hernando de Toledo trae de Toledo, que es de plata con syete escaques azules. Llámase el Cavallero de los dos escudos, que son un escudo de oro orlado de synopla. ¶ Don Fadrique Osorio y de Toledo trae partido en palo: el primero Osorio y lo segundo Toledo, con sus vanderas. Llámase el Cavallero de la rrosa blanca, que está en un escudo de oro. ¶ Don Jorge de Portogal trae de plata con un sautor de gulas, y en él çinco escuditos de Portogal orlado de cada ocho castillos de Castilla. Llámase el Cavallero de la atalaya, la qual está en un escudo de plata una torre en una peña y un onbre armado ençima que no muestra syno la cabesça. ¶ El vizconde de Bol trae partido en palo: el primero esquartelado de Aragón y de plata con una estrella de gulas y la otava punta con una cola de cometa, y el segundo partido en palo de oro con tres piñas de sinopla. 1393 (f.261r); y el segundo de oro con la vanda de gulas. Llámase el Cavallero del amor de los estremos, que es un escudo la cabeça de oro y entre dos praderías una mar. ¶ Don Pedro de Toledo trae de Todoledo (sic), como arriba. Llámase el Cavallero del arco, el qual está en un escudo de plata con un letrero que no se pudo leer. ¶ Garcíalonso de la Vega trae partido en palo: el primero de la Vega con los flans de Mendoça y el segundo de los Guzmanes con la orla de armiños. Llámase el Cavallero del quimer, que está en un escudo de sable uno como cavallo teniendo alas de syerpe y cola como león. ¶ Don Hernando de Guzmán trae las de los Guzmanes con su orla de armiños y el canpo de plata (debate). Llámase el Cavallero de la leona parida, que está en un escudo de oro una leona parida rresuçitando lo que parió. ¶ La quadrilla del blanco y negro ¶ Don Hurtado de Mendoça, Pedro González de Mendoça, y don Juan de Alarcón y \don/ Christoval de Buytrón y don Françisco Manrrique y don Luys Laso de Castilla y don Pedro de Mendoça. ¶ Don Hurtado de Mendoça trae de Mendoça, con la cadena de oro por orla y sus flans de las diez panelas. Llámase el Cavallero del tiro, el qual está en un escudo encarnado un tiro de artillería y un onbre que le pone fuego, y un letrerico que dize: Cavallero del tyro. ¶ Pedro González de Mendoça trae de Mendoça, como arriba, y llámase el Cavallero del leopardo cortado, el qual está en un escudo de oro un leopardo cortado por el medio cuerpo. ¶ Don Juan de Alarcón trae esquartelado: el primero de oro con una cruz como de Calatrava salvo que es llena del canpo, y el segundo de plata con dos lobos lanpasados de gulas y orlado. (f. 261v) el escudo de gulas con 1394 ocho sautores de oro. Llámase el Cavallero de la y griega, la qual está en un escudo un onbre en la popa de una nao que está a la cola y en la cabesça del escudo la y griega. ¶ Don Christoval de Buytrón trae partido en palo: el primero entre una cruz de plata que tiene çinco lobos, quatro buytrones y el canpo es de plata (debate); y el segundo de oro con una vanda de gulas y sus tragantes de oro armados de plata y lanpasados de gulas, y dos escuditos de plata con cada tres fasas de sable, uno en la punta del escudo y el otro en la cabesça. Llámase el Cavallero del lobo, que está en un escudo de oro con un letrero que dize: El cavallero del lobo. ¶ Don Françisco Manrrique trae esquartelado de Lara y de los Manrriques. Llámase el Cavallero de los pilares quebrados, que están en un escudo de oro dos pilares quebrados y entre los dos está una avanera1853 de gulas. ¶ Don Luys Laso de Castilla trae partido en palo: el primero de Mendoça con los flans de la Vega, y el segundo las de los de Castilla. Y llámase el Cavallero de los lazos, los quales están en un escudo zeniçiento unos lazos con un letrero que dezía: Estos lazos que aquí van, en las entrañas están. ¶ Don Pedro de Mendoça trae de Mendoça con las cadenas de oro y los flans de la Vega. Y llámase el Cavallero de las mariposas, que está en un escudo azul alderredor de un fuego muchas mariposas y un letrero que dize: El prinçipio d’este nonbre, en el fin puede acabar, no abrá más que desear. ¶ La quadrilla de lo pardo 1853 Se trataría de una venera o mueble heráldico que representa una concha estriada actualmente llamado venera. 1395 ¶ Don Pedro de Guzmán, don Antonio de Fonseca, don Íñigo de Rojas, don Françisco de Çúñiga, don Juan Enrríquez y don Pedro Enrríquez y don Pedro de Çúñiga. (f. 262r). ¶ Don Pedro de Guzmán tiene de Guzmán con dos orlas, la de dentro del escudo es de armiños y la de fuera coponada de diez coponaduras de Castilla y de León. Llámase el Cavallero de la cometa, la qual está en un escudo çeniçiento una cometa de oro destellando çentellas de mismo. ¶ Don Antonio de Fonseca trae de los Fonsecas, y llámase el Cavallero de la rrosa de tres colores, que son pardo y naranjado y blanco en un escudo de oro. ¶ Don Sancho de Rojas trae partido en palo: de Rojas y de los Sarmientos. Llámase el Cavallero de la penitençia, la qual está en un escudo de oro un poço y cabo él un cavallero armado syn armadura de cabeça, las manos juntas y puesto de rrodillas con un badal en la boca y de la otra parte está una dama vestida de púrpura y el cabello con unas llaves en la mano como que las quiere dar al cavallero y ésta un letrero que dezía: Más lo syento lo que callo que el tormento. ¶ Don Françisco de Çúñiga trae esquartelado de Çúñiga, y el segundo de oro con dos lobos çevados, y su orla de gulas con ocho sautores de oro. Llámase el Cavallero del dalfín, el qual está en un escudo de gulas un cavallero armado y en la mano derecha teniendo alto una guirlanda verde y en la otra mano teniendo un dalfín. ¶ Don Juan Enrríquez trae partido en palo: el primero de los Enrríquez y el segundo d'armiños con una orla de gulas con ocho sautores de oro. Llámase el Cavallero del norte con seys estrellas, el qual está en un escudo azul en punta un norte de oro con syete estrellas de mismo, y la una mortezina, y un letrero que dezía: Çielos y estrellas se mudan y éste no, porque es firme como yo (f. 262v). 1396 ¶ Don Pedro Enrríquez trae de los Enrríquez, y llámase el Cavallero de la torre blanca; y ençima de la torre una dama y al pie de la torre, hechado, un cavallero como mortezido y un canto al pie del escudo. ¶ Don Pedro de Çúñiga trae de Çúñiga, y llámase el Cavallero de la ydra, que está en un escudo de oro la syerpe del Apocalise teniendo syete cabesças con sendas coronas al pescueço, y son de oro, y las syerpes los pies como grifón de púrpura y las uñas de plata, el cuerpo como verde. La quadrilla de lo blanco ¶ Don Álvaro de Luna y don Luys de Rojas y don Enrrique Manrrique de Rojas y don Álvaro de Mendoça y don Gómez Manrrique y don Álvaro de Luna, sobrino del susodicho, y don Álvaro de Córdova. ¶ Don Álvaro de Luna trae esquartelado: el primero de Luna, y el segundo de los Manueles, y el quarto de Ayala, que es de plata con dos lobos de sable con una orla de gulas con sus sautores de oro, y el terçero que se avía de dar primero, el de los Herrera, y el segundo quartel maternal es de los Bobadillas. Llámase el Cavallero del can atado, el qual está en un escudo de synopla un lebrel de plata atado de una soga de oro. ¶ Don Luys de Rojas trae partido en palo: el primero partido en faxa, primer partido en palo de Rojas y de Sandoval, mejor es dicho, trae esquartelado, el primero como suso es dicho, de Rojas y de Sandoval partido en palo, y el segundo Enrríquez y el terçero Mendoça con los flans de la Vega, y el quarto de los de Luna. Llámase el Cavallero de la muerte, que está en un escudo morado una calavera de muerto. ¶ Don Enrrique Manrrique de Rojas trae de los Enrríquez. No sé cómo se llama Manrrique, (f. 263r). Llámase el Cavallero del çisne pardo, el qual está en un escudo de oro un çisne pardo. ¶ Don Álvaro de Mendoça trae de Mendoça, con las panelas en los flans. Llámase el Cavallero del escudo negro, y ansí lo trae el escudo. 1397 ¶ Don Gómez Manrrique trae de Manrrique, con la coponadura de Castilla y de León de diez e seys pieças. Llámase el Cavallero de la montaña, la qual está en un escudo de oro una montaña aconpañada de muchos árboles y verduras. ¶ Don Álvaro de Luna, sobrino del susodicho, trae esquartelado: el primero de Luna y el segundo esquartelado, el primero, l’ala de los Manueles, y el segundo de León. Llámase el Cavallero del henano, el qual está en un escudo de muchas verduras un enano teniendo en la mano derecha el escudo de los Mendoes (sic) con su Ave María de la Vega y con espada y broquel. ¶ Don Álvaro de Córdova trae esquartelado en una manera de manteladura de Córdova, y el segundo de gulas con un castillo de oro y en punta del escudo, en canpo de plata, un rrey coronado de los pechos arriba y vestido un rropón colorado la meytad, y amarillo la otra, y una cadena al cuello que sale del quartel de Córdova, y adornado el escudo de muchas vanderas moriscas y son XXII. Y llámase el Cavallero del escudo de oro, y ansý lo trae. La quadrilla de lo blanco y pardo ¶ Don Diego López de Çúñiga y de Velasco, y don Sancho de Velasco y don Juan de Cartagena y don Hernando de Robles, Gerónimo Agustín, y don Miguel de Velasco, y don Luys Ponçe de León. (f. 263v). ¶ Don Diego López de Çúñiga y de Velasco trae partido en palo: el primero de Velasco y el segundo de Çúñiga. Llámase el Cavallero del tormento, que está en un escudo de sable una escalera de oro y en ella arrebujada una toca de su ser. ¶ Don Sancho de Velasco trae de Velasco con la orla coponada de Castilla y de León de ocho pieças. Llámase el Cavallero del candelero de 1398 las tinieblas, que está en un escudo azul un candelero de oro como el de las tinieblas. ¶ Juan de Cartagena trae de synopla con una flor de lis de plata, y esto entre quatro como enmanteladuras, la primera de gulas con dos lobos de oro, y la segunda las armas de los de Leyva, que es un escudo azul con el castillo varado de oro y de gulas, y [en] la orla del escudo, treze estrellas de oro, y la terçera de oro con syete escaques de gulas, y la quarta partido en palo, lo primero de Mendoça, y lo segundo las panelas de los susodichos. Llámase el Cavallero del olicornio, el qual está en un escudo çercado de çielos destellando fuego y en el medio echado un elicornio en medio del fuego. ¶ Don Hernado de Robles trae de Robles, y llámase el Cavallero de la dama del león, el qual está en un escudo de oro una dama a cavallo en un león y ella vestida de verde con medias mangas de colorado acochilladas. ¶ Gerónimo de Agustín trae esquartelado: el primero de azul con una estrella de syete puntas de oro, y el segundo de oro con una águila azul. Llámase el Cavallero del granado el qual está en un escudo de plata un granado de su ser mostrando sus rraýzes. (f. 264r). ¶ Don Miguel de Velasco trahe o debe traer de Velasco, y porque no dio sus armas menos se pone su devisa. ¶ Don Luys Ponçe de León trae esquartelado, el primero de gulas con dos enmantel[ad]uras de azul y cada una una + de ( tachado: azul y) oro floretada y buidada en la cabeça de las gulas, de plata con la + de gulas, y el segundo de los Ponçe de León, que es partido en palo el primero de León, y el segundo de Aragón con una orla de plata y en ella ocho escuditos de gulas, y en cada uno una faxa azul (falso), y el terçero de León, y el quarto de Luna, que es de gulas con la luna de plata y el pie cortado de mismo. Llámase el Cavallero de los rremos, que está en un escudo echo mar unos rremos quebrados y son de oro. 1399 La quadrilla del encarnado y pardo ¶ El conde de Medellín y don Bernaldino de Toledo y don Rodrigo Puertocarrero y Bernal d’Álvarez de Toledo, señor de Higales, y don Antonio del Álamo, señor de las Lastras, y don Juan de Luna y don Juan Çapata, comendador d’Esparragal. ¶ El conde de Medellín trae de oro con syete escaques azules y su coronel de conde. Llámase el Cavallero de la rrueda de la Fortuna, la qual está en un escudo en el qual ay çielo y mar y tierra y sobre el todo una rrueda de oro, y en lo más alto d’ella está el Papa como que se cae, y más baxo un rrey coronado, y después un duque cabizbaxo y después un obispo, y el otro un conde o marqués, y un letrero que dezía: Omnyn vinci[t] setudo (sic). ¶ Don Bernaldino de Toledo trae de Toledo adornado el escudo de nueve vanderas. Llámase el Caballero del ciprés, el cual está en un escudo de oro un çiprés puesto en un prado (f. 264v) y senbrado el escudo de muchas letras griegas, syn poder saber lo que dizen porque no conçiertan unas con otras, y son de sable. ¶ Don Rodrigo Puertocarrero trae como el conde sin coronel, y llámase el Cavallero del buytre, el qual está en un escudo, ni bien azul ni bien verde, un buytre que tiene una corona de oro al pescueço. ¶ Bernal d’Álvarez de Toledo, señor de Higales, trae como don Bernaldino de Toledo susodicho, salvo que no tiene vanderas. Llámase el Cavallero de los pilares debaxo de la peña, el qual es un escudo azul y en él dos pilares que están debaxo de una peña, ellos de plata y sus prençipio y cabo de oro. ¶ Don Antonio del Álamo, señor de Lastras, trae un escudo esquartelado: el primero partido en faxa, lo primero es de azul con un castillo de oro, puerta y ventanas de gulas y está entre diez sautores del 1400 castillo, y la punta del escudo de gulas y en el medio una flor de lis de oro, y el segundo quartel es de oro con una vanda azul, y orlado de gulas con ocho sautores de oro, y el segundo quartel es de plata con çinco flores de lis varadas de azul y oro. Llámase el Cavallero de la fusta, la qual está en un escudo fecho mar una fusta de oro con el mastel y rremos quebrados, y todo de oro. ¶ Don Juan de Luna trae esquartelado: el primero de Luna, y el segundo de Bobadilla, y el terçero Manueles es quartelado con León, y el quarto de Ayala, y orlado el escudo de ocho coponaduras de Castilla y de León. Llámase el Cavallero de la espada encantada, la qual está en un escudo de synopla en una rroca metida una espada fasta la meytad. ¶ Juan Çapata, comendador d'Esparragal, trae esquartelado del primero de veros, y el segundo (f. 265r) de los Fajardos, y el terçero de gulas con un castillo de plata, puerta y ventanas de sable, y una orla de synopla con ocho sautores de plata, y el quarto de los Çapatas con una orla de gulas, y en ella ocho escuditos de Carvajal o de Sandoval (debate). Llámase el Cavallero de los abrojos, el qual está en un escudo de gulas senbrado de abrojos, los quales salen del medio del escudo de unas hojas, adornando el escudo unas rramas con los dichos abrojos, y todo es de oro. La quadrilla del azul y blanco ¶ Gómez Tello, comendador de Alcántara, y Diego de Carvajal, Gonçalo Hernández de Mella, y don Françisco Hernández de Córdova y Alonso Enrríquez, y Pedro de Rojas Osorio y Diego de Ludueña. ¶ Gómez Tello, comendador de Alcántara, trae de oro con dos palos de tres en tres rrosas, fecha cada una de quatro croessans, y son de azul, y llámase el Cavallero de la mar, el qual es un escudo hecho mar. ¶ Diego de Carvajal trae partido en palo: el primero de oro con el águila de sable de dos cabeças coronadas de oro, y en los pechos un escudito 1401 de Carvajal orlado de plata con unos lazos dentro, y son de sable, y el segundo de oro con treze torteos azules. Llámase el Cavallero del braçal, que está en un escudo de oro en medio de una guirlanda de synopla. ¶ Gonçalo Hernández de Mella trae de synopla y entre dos como cañas hojadas una torre de plata con su petril almenado, y en la torre, que está sobre el petril, un escudito esquartelado, el primero de plata con çinco rrosas de oro, fechas de cada quatro croesans, (falso), y el segundo de azul con çinco flores (f. 265v) de lis de oro, y la torre asentada sobre mar, y orlado el escudo de gulas con ocho cru- zes varadas. Llámase el Cavallero de la vela, que está en un escudo azul. ¶ Don Françisco Hernández de Córdova trae nonada pues no dio sus armas ni devisa. ¶ Alonso Enrríquez trae nonada pues no dio sus armas ni devisa. ¶ Pedro de Rojas Osorio trae partido en palo de Rojas y Osorio. Llámase el Cavallero de la palma, que está en un escudo de oro asentada en una pradería y ella con su fruto. ¶ Diego de Ludueña tanpoco no dio sus armas ni devisa. Diola, pero no me acuerdo de las armas, salvo que se llama el Cavallero de los canes, y son tres atados con su cadena en un escudo, no me acuerdo la color. ¶ La quadrilla del blanco y colorado (Anotación marginal: ¶ Juan de Vega) ¶ Juan de Vega, y Memoransy, y don García de Toledo, y don Luys de Mendoça, y el marqués de Villafranca, y el clavero de Alcántara, y Lope de Guzmán. (Anotación marginal: ¶ Juan de Vega). ¶ Juan de Vega trae de synopla con una torre de oro parsada de sable y la puerta azul. Llámase el Cavallero que da las higas a lo verde, y es 1402 un escudo partido en palo de sable y verde, y en el sable una mano que haze dos pujeres y un escrito que dize: Para lo verde. ¶ Memoransy trae esquartelado: el primero de oro con una cruz de gulas que está entre diez e seys aguiletas de azul syn pies; y el segundo esquartelado, el primero de Ornos que es de oro con tres contetes de gulas guarneçidos de oro, y el segundo esquartelado, el primero de sable con una águila de plata, y el segundo de sable con una fasa de plata, y llámase el Cavallero del escudo blanco, y ansí lo trae. (f. 266r). ¶ Don Garçía de Toledo trae de Toledo con su vanderas, por de çaga del escudo asoman los cabos de la cruz de Calatrava. Llámase el Cavallero del juncar con la guirlanda, que está en un escudo de oro saliendo de una pradería un gran juncar, y sobre el todo una guirlanda de muchas rrosas de diversas colores ¶ Don Luys de Mendoça trae esquartelado: el primero de Mendoça con la panelas en flans, y el segundo de Rojas. Llámase el Cavallero del ýdolo, que está en un escudo un ýdolo de oro sobre una colunna de mismo baxo de un edefiçio antiguo, que está asentado en una pradería y la otra parte del escudo es a manera de çielo. ¶ El marqués de Villafranca trae de Toledo con las vanderas. Llámase el Cavallero de los osos, que están en un escudo de plata un roble que sale de un prado y dos osos puestos de pies, uno al un cabo y el otro al otro. ¶ El clavero de Alcántara trae como el marqués susodicho, y llámase el Cavallero de la puente medrosa, que está en un escudo azul una puente con su torre asentado en agua y un onbre en su barco y çerca d’él una rroca, y del escudo de las armas salen los cabos de la cruz de Alcántara. ¶ Lope de Guzmán trae partido en palo: el primero de Guzmán con la orla de armiños, y el segundo de Çúñiga. Llámase el Cavallero de la puente de plata, que está en un escudo la cabesça de oro y una puente 1403 almenada por las dos partes de la de plata y agujerada de sable y asentado sobre agua. (f. 266v). La quadrilla de lo negro ¶ El marqués de Moya y don Lorenço Manuel y Vasco d 'Acuña y don Juan de Ayala y Pedro d'Acuña, don Pedro d'Ávila y Glaude de Sylli. ¶ El marqués de Moya trae partido en palo: el primero de plata con dos calderas con su cabeças de syerpes, y ellas de oro y plata, y una fasa con cuñas de gulas; y el segundo de los Enrríquez, y su coronel de marqués. Llámase el Cavallero de la Fama, que está en un escudo de oro una muger desnuda con alas de gulas y a los pies tanbién, y una toca entre las piernas, y sus pies puestos en una como nuve. ¶ Don Lorenço Manuel trae esquartelado: el primero de los Manueles, y el segundo de León con coronas de oro. Llámase el Cavallero del escudo negro con la orla de oro, y ansí lo trae en el escudo. ¶ Vasco d'Acuña trae esquartelado: el primero es esquartelado, el primero d'Acuña que es fasado de oro y de azul en cuñas, y su orla de plata con çinco escuditos, y en cada uno çinco puntos de plata y ellos de azul; y el segundo de gulas con una cruz de oro floretada y buidada del canpo, y el segundo de Portogal coponado de doze coponaduras de Castilla y de León; y el terçero de Mendoça con las panelas en flans; y el quarto de plata con tres palos azules, y su orla de gulas con ocho sautores de oro. Y llámase el Cavallero de los candados, que están en un escudo de oro seys candados de plata, de tres en tres, puestos en palo. ¶ Don Juan d'Ayala trae de Ayala, con su orla y sautores, y llámase el Cavallero de la rrosa colorada, que está en un escudo hecho mar lo más d’él, y dentro una nao de oro hecha pedaços y algunos senbrados por la mar, y al cantón izquierdo una rroca (f. 267r) con gran verdura y en ella un rrosa colorada algo grandezilla. 1404 ¶ Pedro d'Acuña trae como Basco d'Acuña susodicho (debate). Llámase el Cavallero de la arpía, que es en un escudo azul una arpía de oro, que es como abe salvo que tiene cara de donçella. ¶ Don Pedro d'Ávila trae esquartelado: el primero d'Ávila con los tres coroneles en canpo de oro, y el segundo de los Enrríquez, y el terçero de los de Çúñiga, y el quarto de los de Córdova. Llámase el Cavallero del tienpo, que está en un escudo de synopla un viejo pensativo, la cabeça desnuda y los pies descalços, vestido de púrpura y con alas de oro. ¶ Glande de Sylli trae esquartelado: el primero de gulas con la faxa de plata, y el segundo de plata con el león de gulas coronado y lanpasado, de oro con su bastón. Llámase el Cavallero del oso, que está en un escudo de oro una pena (sic) y d’ella sale la meytad de un oso chupando su mano y tiene un letrero que dize: Aspeto el tenpo. [Fechas de los juramentos de las cuadrillas] ¶ La quadrilla del enperador, nuestro señor juró, viernes, syete del mes de junio de mill e quinientos e veynte e syete, presentes el condestable y el duque de Béjar y el marqués del Çenete, juezes para lo susodicho y de los reys d'armas de Su Magestad. ¶ La quadrilla del duque de Nájara juró martes, diez e ocho del dicho mes, presente el dicho marqués de Çenete y de los rreys d'armas. ¶ La quadrilla del conde de Benavente juró martes, diez ocho del mes, presente el dicho marqués y los rreys d'armas. ¶ La quadrilla del duque d'Alburquerque (f. 267v) juró miércoles, diez e nueve del dicho mes, presente el dicho marqués y del duque de Véjar y los rreys d'armas. ¶ La quadrilla del conde de Lemos juró jueves, XXVII del dicho mes, presente el marqués y los rreys d’armas. 1405 ¶ La quadrilla del conde de Salinas juró el domingo, nueve del dicho mes, presente el dicho duque de Véjar y los rreys d'armas y el marqués de Çenete. ¶ La quadrilla del conde d'Aguilar juró el sábado, XV del dicho mes presente el dicho marqués y los rreys d'armas. ¶ La quadrilla del prior de San Juan juró sábado, VIII del dicho mes, presente duque de Véjar y el dicho marqués y rreys d'armas . ¶ La quadrilla de don Pedro Girón juró martes, XVIII del dicho mes, presente el duque de Véjar y marqués y los rreys d'armas. ¶ La quadrilla de Juan Manrrique juró martes, XVIII del dicho mes, presente dicho marqués y los rreys d'armas. ¶ La quadrilla de don Hernando de Toledo juró martes, XXV del dicho mes, presentes el marqués y rreys d'armas. ¶ La quadrilla de don Hurtado de Mendoça juró miércoles, XII del dicho mes, presente el dicho marqués y rreys d'armas. ¶ La quadrilla de don Pedro de Guzmán juró domingo, IX del dicho mes, presente el marqués y rreys d'armas. ¶ La quadrilla de don Álvaro de Luna juró a XXV de junio, presentes el dicho marqués y rreys d'armas. ¶ La quadrilla de don Diego Lópes de Çúñiga juró a dos del dicho mes de junio, presente el duque de Véjar y marqués de Zenete y rreys d'armas. (f. 268r). ¶ La quadrilla del conde de Medellín juró sábado, XXII del dicho mes, presente el dicho marqués y rreys d'armas. ¶ La quadrilla de Gómez Tello, comendador de Alcántara, juró miércoles, XIX del dicho mes, presente el duque de Véjar y de los rreys d'armas. ¶ La quadrilla de Juan de Vega juró a XXV del dicho mes, presente el duque de Véjar y marqués y de los rreys d'armas. 1406 ¶ La quadrilla del marqués de Moya juró a III de julio del dicho año, presente el marqués del Zenete y rreys d'armas. ¶ Quedan de jurar el conde \de/ Haro y el conde de Montagudo. ¶ Y algunos pocos de las dichas quadrillas. El cartel del torneo ¶ Sepan que se hará un torneo en la plaça mayor d’esta villa, a ocho días después que la enperatriz abrá salido a misa, que con ayuda de Dios se espera que sea domingo, syete de julio. Hallarse an en la dicha plaça dos esquadrones de cavalleros, tantos de la una parte como de la otra, armados con arneses de guerra de pieças bolantes dobles, syn ser cranponados en syllas de guerra, syn contera ni atadura ninguna, y el escudo colgado al cuello; y cada uno hará pintar en él lo que quisiere para que por él le nonbren. Luego que serán juntos, la una parte a las puertas del Oriente y la otra parte a las puertas del Osçidente. Abrirse an las dichas puertas y entrarán en la orden que serán puestos por el condestable y duque de Véjar y marqués del Zenete. Y fecho esto, se tornarán a salir por donde y en la orden que entraron. (f. 268v). Y luego entrarán por las dichas puertas siete de la una parte, vestidos de una color, y syete de la otra, vestidos de la otra, la lança en cuxa, aconpañados solamente de dos onbres de pie cada uno, y correrán juntos los unos con los otros, y pasada la carrera, conbatirán con las espadas fasta que las tronpetas suenen a la rretreta, y entonçes se rretirarán cada uno por donde entró. Y éstos salidos, entrarán otros syete de cada parte y harán lo que se a dicho, y ansý de syete en syete, vestidos cada quadrilla de color diferente, y harán lo mesmo. ¶ Y acabado esto, entrarán todas las quadrillas syn lanças y se pornán en la orden que les será ordenado, syn desmandarse hasta que la tronpeta suene, y al primer toque començarán paso, sacando las espadas los 1407 unos contra los otros, y todavía en orden syn desmandarse; y al segundo toque de la tronpeta moverán al trote o a más largo paso syn que se desmanden; y al terçero toque arremeterán cada uno a los contrarios y harán lo mejor que pudieren para paresçer bien a su dama fasta que la tronpeta suene a la rretreta. ¶ En la noche al serao se darán los preçios a los que lo abrán fecho mejor según el paresçer de las damas. ¶ Lo que se a de publicar tocante a las aventuras ¶ Y por que esta fiesta sea más onrradamente çelebrada y las damas mejor servidas, los ocho días antes del dicho torneo començarán desde domingo a las tres oras después de medio día y durarán todos los ocho días, podrán los que an de ser d’él, cada uno por sí o como quisiere, andar buscando las aventuras por las calles d’esta villa, como cavalleros andantes, armados y a cavallo, y el escudo al cuello, según dicho es. El qual escudo traherán descubierto el primero día (f.269r) que ellos andarán o el primer día que harán armas y el postrero, que será el día del torneo, porque sea conosçido, y los otros días que querrán andar a sus aventuras podránlo cobrir como quisieren, syn mudarlo. Para que no se entren otros que no sean del torneo, será obligado cada uno que quiera yr desconosçido de no negar su nonbre y de mostrar su escudo a los rreys d'armas, y cada cavallero podrá llevar consigo un escudero a cavallo y dos onbres de pie. ¶ Sy en este tienpo alguno o algunos quysieren guardar pasos o otras maneras de armas, a pie o a cavallo, lo notificarán a los dichos condestable y duque de Véjar e marqués del Çenete, que son ordenados por el enperador para consentirles las que hallaren rrazonables y darles lugar y tienpo para ello. ¶ E ansý mesmo rresçebirán el juramento que an de hazer los cavalleros, conçertarán las colores de las quadrillas y los escudos a los 1408 cavalleros. Y para esto y para saber lo que cada uno a de jurar o hazer, se presentarán por quadrillas delante d’ellos y darán sus nonbres por escrito y el blasón de sus armas y de la devisa para su escudo. ¶ Este cartel se publicó por los rreys d'armas del enperador, nuestro señor, miércoles, çinco del mes de junio del año de mill e quinientos e veynte e syete, delante del enperador y de su hermana, la rreyna de Françia, y de las damas y de los cavalleros que ende estavan en el serao o fiesta que a las oras se hizo. Las ordenanças que an de jurar y guardar los cavalleros en manos del condestable y del duque de Véjar e marqués del Zenete son las siguientes: (f. 269v) ¶ Porque se habla de muchas maneras de aventuras de cavalleros andantes y si no se hiçiese alguna declaraçión podría ser que cada uno querría como le paresçiese, y en ansý abría confusyón y tal desorden que en lugar de plazer se susçediesen algunas quistiones y enojos de que Su Magestad sería desservido, pues lo manda de hazer por la fiesta d’este nasçimiento y dar plazer a la enperatriz y rreyna, y a las damas, y a toda la gente, y aun porque los cavallleros con tan buen exerçiçio se exerçiten en las armas y huelguen, an ordenado que los dichos condestable e duque de Véjar e marqués del Zenete, en presençia de los rreys d'armas que les paresçieren, tomen a los cavalleros que an de ser del torneo el juramento syguiente. Juramento ¶ Que los dichos cavalleros jurarán por su fee de cavallero y sobre su onrra, de tener y guardar y conplir los capítulos que se siguen: ¶ Primeramente, que durante esta[s] fiestas e torneo, ni en las aventuras ni en armas que en estas fiestas se hiçieren, no moverán ninguna quistión, ni querella, ni rrenzilla, viejas ni nuevas en ninguna manera que sea que aya tenido uno contra otro. 1409 ¶ Lo segundo, que harán lo que por los dichos condestable duque e marqués (sic) será ordenado. ¶ Y lo terçero, que no harán ninguna falsedad en la lança y espada ni en otras armas, ni llevarán otras de las que están ordenadas que los dichos condestable e marqués e duque consentirán, antes serán obligados de tomar para el torneo y para las aventuras las lanças y espadas que para ello les serán dadas. (f. 270r) ¶ Lo quarto, que si acaesçiese que alguno fuese desarmado, haziendo qualesquier armas, que el otro no dé en lo desarmado, antes él guarde de los que no lo abrán visto y él avise para que se rretire. ¶ Y lo quinto, que sy alguno guardare algún paso o hiçiere algunas armas, consentidas como dicho es, y algún cavallero se quisiere hallar en ellas, sea obligado a guardar las condiçiones del dicho paso. ¶ Lo sesto, que sy andando por la villa alguno de los dichos cavalleros y topare por ventura con otro, que el uno o el otro querrán defender el paso, sy no quisiere bolber atrás sea obligado a conbatirse con él. ¶ El conbate será una carrera de lança y onze golpes d’espada y no más. ¶ Lo séptimo, que en ninguna d’estas armas se abraçarán, ni asirán de las manos, ni del pescueço, ni de otra parte, ni darán estocadas, ni tomarán las espadas, ni desenfrenarán cavallos, ni usarán de otras maneras de conbates de guerra, las quales no se tienen por onestas entre amigos y en cosas de plazer. ¶ La otava, que por cosa de lo que en estas armas pasaran, no rreñirán jamás sobr’ello, ni se vengarán, ni les quedará ningund rrencor ni henojo, antes lo dexarán; para sy alguno hiçiere lo que no debe, Su Magestad lo mande proveer. 1410 Otras cosas que se an de hazer ¶ Su Magestad mandará dar a cada uno un escudo y las lanças y espadas que oviere menester para las aventuras y torneo. ¶ Los dichos condestable, marqués y duque no dexarán traer a dos cavalleros una manera d'escudo, o a dos quadrillas una color, y las rrepartirán como les paresçiere y a quien primero viniere. ¶ Ansý mesmo ordenarán y consentirán las armas y manera d’ellas y el día y lugar (f. 270v) como les paresçiere y, en todo lo demás que ocurriere, ordenarán como vieren que sea mejor. ¶ En el dicho torneo e aventuras serán todos obligados a guardar la premática y no sacar chapería de oro ni de plata. El cartel de la primera aventura ¶ Sabido avemos syete cavalleros qu’esta escrevimos cómo muchos cavalleros, por serviçio de sus damas o por mostrar sus destrezas en armas, an determinado de buscar aventuras; por la misma causa y por ser menor nuestra fama y nuestro deseo mayor de engrandeçerla, nos avemos ençerrado en un castillo nonbrado de Las dos guardas, que está en el más fraquentado y prençipal paso de todas las partidas de la comarca, para guardar el primero día de las aventuras, desde la ora que se an de començar hasta la noche, que ninguno de los cavalleros nonbrados para el torneo e aventuras entren ni pasen por sus barreras syn conplir las condiçiones syguientes: ¶ Que todos los cavalleros que vernán a la barrera de la parte de levante o a la del poniente serán rresçebidos e conbatidos de nosotros de uno en uno y por la orden que vinieren con las armas que aquí se declaran. 1411 ¶ Hallarnos hemos a cavallo, armados en arneses de guerra de dobles pieças bolantes y en syllas de guerra y el escudo al cuello syn conteras ni atadura ninguna, para correr dentro de nuestras barreras, en la parte que el cavallero aventurero quisiere, una carrera de lança y nueve golpes d'espada y çinco golpes de lançón, lo que el cavallero aventurero más quisiere, y quien perdiere el lançón pue- de poner mano a su espada. Y si el cavallero (f. 271r) aventurero quisyere conbatir a pie, estaremos armados con arneses de pie para conbatirles en la parte que ellos quisieren dentro de nuestras barreras, por enzima de una barrera con tres golpes de pica y nueve de espada de una mano, con lança gineta arroxadiza y siete golpes d’espada de a dos manos, qual el cavallero aventurero más quisiere. ¶ De todas estas armas ofensivas, sean de cavallo o de pie, daremos rrecabdo y se presentarán a los cavalleros aventureros dos y escojerán la una y dexarán la otra al cavallero de nosotros que le oviere de conbatir. ¶ El cavallero aventurero que en algunas d’estas armas lo hiçiere mejor, al paresçer de las damas que allí estovieren, podrá pasar el paso. Y sy en todas les llevaren ventaja uno de nosotros, abrase de tornar syn pasar. Ninguno podrá venir más de una vez al dicho paso. ¶ Todo esto se entiende con las condiçiones que están puestas para el torneo. ¶ Este cartel se publicó jueves, seys de dicho mes de junio del año susodicho en este otro cartel delante del enperador, nuestro señor, y la rreyna, su hermana, y de las damas y de muchos cavalleros al serao, después del juego de cañas por los rreys d'armas de Su Magestad. ¶ El cartel de la segunda aventura que dize ansý: ¶ Alto e muy poderoso, a ti, el enperador d'Alemaña e rrey d'España, 1412 ynvençible prínçipe a quien Dios, Nuestro Señor, prospere su rreal estado y alta cavallería, quatro cavalleros naturales de la Ýnsola syn ventura, hermanos en voluntad y en armas, (f. 271v) besamos tus rreales manos y hazemos saber a tu Magestad que nosotros a mucho tiempo que salimos de nuestras tierras buscando las aventuras, pasando muchos peligros y trabajos por tierras estrañas, agora la ventura nos a traýdo a un puerto d’estos tus rreynos d'España, el qual se llama de Vyndilisora, do supimos que muy pocos días a te avía nasçido un hijo, que Dios guarde, como por ty e por tus súbditos es deseado. Y queriendo ver tu presençia, \de/ quien tanta fama por el mundo suena, ansí de tu gran poderío como de tu alta cavallería, y con tanta onrra en estos tus rreynos hazes sostener, y tanbién por ver y provar las aventuras tan estrañas que en ellos diz que se hallan, por ser tú el prínçipe que mejor y más altamente y con más onrra las as sostenido y sostienes, ansý con tu persona, poniéndola muchas vezes en aventura de muerte, como con las de tus cavalleros, de quien tanto avemos oýdo dezir, teniéndolos por los mejores del mundo, deseándolos ver y provarnos con ellos, de manera que en ello se te haga más serviçio que enojo, ansý por las fiestas en que agora estás, como por hazer algunas a las damas que están en tu corte, a quien nosotros deseamos ver y hazer algún serviçio, por aver oýdo desir ser las más hermosas y más valerosas que en ninguna parte de las que ayamos andado aver visto, pedimos a tu rreal Magestad liçençia para salir en estos tus rreynos e venir a esta tu corte. E sy tú esta tal liçençia nos das, como de ti esperamos, dezimos los dichos quatro cavalleros que el segundo día de las aventuras, puestos en un castillo que se llama el Castillo Deleytoso, que estará delante de tus palaçios rreales, a la una parte (f. 272r) del camino, guardaremos todo el día, desde las nueve de la mañana fasta las siete de la tarde, que ningún cavallero andante de la tu mesnada que con nosotros se quisiere provar pase por allí syn primero correr dos carreras de lança syn liça, con arneses de guerra a ley de cavalleros andantes y darse seys golpes de espada, veniendo uno a uno. Y esto haremos por serviçio de las damas d’esta tu corte, y después con tu liçençia andaremos 1413 buscando las aventuras d’estas tus tierras fasta que tus fiestas sean acabadas. ¶ La terçera aventura ¶ Oýdas por el Cavallero del sol las nuevas y grandes hechos en armas de los cavalleros d’esta corte que andan en busca de las aventuras, por más valer con las damas, e yo tan desfaboresçido de una dama, cuyo soy, como de menor nonbradía en hecho de armas, vengo en hallarme en el torneo con sola esperança por seguir la costunbre de cavallería que en estas tierras se husa. Al terçero día qu’estava[n] plaçadas las aventuras, me hallarán en una tienda, que mejor alverg[u]e no acostunbro, tener guardado el paso de la Fuente de la Fortuna desde aquella ora que está aseñalada fasta el postrero término del día. ¶ Estaré a cavallo en silla de guerra, armado de aquellas armas defensyvas e ofensyvas que están declaradas para el torneo, con mi escudo al cuello: con qualquiera cavallero de los señalados para las aventuras que por este paso quisiere pasar, correré una lança y me daré çinco golpes de espada a guisa de caballero. Conpliendo esto podrán pasar, que la prençipal obligaçión con que rresçebí la orden de (f. 272v) cavallería fue no estorvar a ningún cavallero andante el paso de su demanda, se (sic) justa fuese. ¶ Sy la Fortuna quisiere ser tan contraria a que avenga aventura que no me dexe dar çima a esta demanda, como suele acaesçer en exerçiçio d'armas, el cavallero que fuere la causa será obligado a mantener este paso con las mismas condiçiones. Las damas que se hallaren presentes juzgarán quáles cavalleros conbaten mejor. ¶ Ningún cavallero podrá venir a este paso más de una vez con las condiçiones que están ordenadas para el torneo. ¶ La quarta aventura 1414 ¶ El Cavallero del çisne y el Cavallero del tigle y el Cavallero del can Çervero y el Cavallero del fenis y el Cavallero de las nuves y Besagante y el Cavallero de los diablos, a vos, ynvençible e muy alto enperador, saludes ynbiamos. La gran fama que de vos por el mundo suena a nuestros oýdos, que los grandes hechos en armas andamos buscando, a llegado; y acabadas algunas aventuras que entre Duero e Miño tenemos començadas, determinamos de yr a besar vuestras manos, y para que mejor seamos conosçidos y vuestras damas servidas, con vuestra liçençia defenderemos el quarto día de las aventuras, desde las tres oras después de medio día fasta la noche, que nadie vea el gran secreto fasta oy por ningún cavallero andante visto, que es en la Fuente de los dos pinos, do nos hallarán a cavallo e a pie, y el que en su esfuerço se atreviere provar esta aventura a de correr una carrera de lança, y más adelante se a de dar seys golpes de espada a cavallo, y çerca de la fuente diez golpes (f. 273r) d'espada a pie. Y al que d’estas tres maneras oviere conbatido, llevarle an dos damas a do está un cavallero encantado, el qual les abrirá la puerta del gran secreto y an de dar su fee de no dezirlo jamás, porque no sea causa que se pierdan muchos cavalleros en esta demanda. ¶ La quinta aventura ¶ A tí serenísimo Çésar, invençible enperador, los Cavalleros de la Fama, perpetua feliçidad y gloriosos triunfos deseamos. Los alongados fines de la ynnota Yndia, donde primero nonbre que el d'España llegó a nuestra notiçia, supimos cómo en tu corte algunos años fue justiçiado el Dios de Amor, persona más dina de ser acatada que perseguida, y nosotros determinados de servir, muerto aquél de quien rreçebimos fabor, paresçiónos justa cosa hazer prençipio de su vengança en quien fué comienço de su ynjuria y desastrada muerte, y syguiendo la Fama por guía, hallamos a la falsa Diana, acusadora aquel día del mal defendido señor, en 1415 la yntyva1854 montaña donde exerçitando su montería, vengada de su henemigo, fue presa de sus contrarios. Y traémosla a castigar a tu corte, donde ya ella triunfante se vido y vençedora. Cada uno de nosotros la a presionado con una cadena, sy el cavallero aventurero que a faborescerla verná en una carrera de lança y onze golpes d'espada contra otro de los mantenedores lo hiciere mejor, podrá quitar una (tachada: p) cadena a la presyonera; y sy el tal mantenedor llevare lo mejor, serela añadida otra; sy ygualmente conbatieren syn conosçerse ventaja, que el cavallero aventurero aya paçiençia y pase de largo, pues no bastó su pujança a desapresyonarla. E sy antes de la ora fuese desapresyonada por los aventureros, los mantenedores manternán fasta la ora con todos (f. 273v) los que vinieren, y el preçio sea la vitoria de aver visto desapresyonado a la presionera. Y hallarnos an en el quinto día de la primera aventura en la corredera delante del palaçio desde las quatro de la tarde fasta las ocho, armados con arneses de seguir y cavallos encobertados. Y suplicamos a las señoras doña Ysabel Freyle y doña María de Silva que sean juezes y tomen por aconpañado[r] a monseor de Laxao, quien pedimos por merçed que se junte con sus merçedes para sy vinieren dos o tres o más cavalleros juntos; justarán primero quien los juezes mandaran. ¶ La sesta aventura ¶ Poderoso enperador, invençible cavallero, quatro cavalleros estraños que de sus tierras salieron con deseo prençipalmente de servir a aquellas señoras, cuyos son, y provarse a[n] en las aventuras que en esta tierra se hallan, a la qual llegados, an sabido cómo en tu corte se mantiene la cavallería más altamente que en ninguna otra parte de ningún prínçipe christiano ni moro, y como de ti oyesen dezir ser esto ansý, venimos con deseo de conosçerte y servirte como a príncipe que tales nuevas d’él por el mundo 1854 (i.e. altiva.) 1416 suenan, ansý mesmo por conosçer y servir las damas de tu corte que la misma fama de hermosas tienen. Hemos sabido que tienes basteçido un torneo, para después de pasadas las aventuras, y querríamos sy d’ello fueses contento, hallarnos en él por provarnos con tus cavalleros. Y porque en tanto que llega el torneo querríamos, sy fueses servido, servir en algo a las damas de tu corte, te suplicamos nos des liçençia para que el sesto día de las aventuras defendamos la Fuente de los tres olmos, que es en el valle do dizen de San Pablo, la qual hasta oy de ningún a sido vista, (f. 274r) y aquel día la hará paresçer que todos la vean la infanta Garçela, la más sabia muger en las artes que en el mundo se puede hallar, que en nuestra conpañía traemos, y será d’esta manera: que ningún cavallero por allí pasará syn que corra una lança con uno de los que allí estuviéremos guardando, y se dé ocho golpes d’espada. Y porque no venimos más de a servir damas y provar nuestras personas, no queremos que aya juezes, para quien mejor ni peor lo hiçiere, syno que acabada nuestra batalla, les mostraremos a cada uno d’ellos la ynfanta Garçella, que allí estará escondida çerca de la fuente, en otro vallejuelo que está junto al valle de San Pablo, que se llama de la Presyón, la qual no verá nadie sy no fuere el cavallero que se conbatiere. Y vista, se (sic) quisiere, se puede ynformar d’ella de la aventura que a de aver él o la dama que syrviere o todo lo más que quisiere. ¶ La carta que vino çerrada al enperador y rrey, nuestro señor. ¶ Esta carta vino çerrada en triángulo a la morisca y fue dada al enperador delante la enperatriz y de la rreyna de Françia, y de las damas y cavalleros que allí a la sazón estavan en el serao, después del juego de cañas. Y tráxola una dama morisca aconpañada de los que la carta dirá y el sobreescrito dezía de aquesta manera: 1417 ¶ Al poderoso, al señalado, al esforçado y perfeto cavallero don Carlos, enperador de los christianos, amador de justiçia usador de clemençia, Dios le ensalçe. ¶ Çoltana, señora d'Arabia y sobrina del Gran Turco, haze saber al gran don Carlos, enperador de todos los christianos, cómo andando estos días, como ha de costunbre, en las sus montañas de Almomaçan, matando tygles (f. 274v) y caçando avestruces, llegaron nuevas cómo el Turco, su tío, era muerto, y por ser más çertificada d’ello acordé de ynbiar a Halima, mi parienta y criada, aconpañada de algunos cavalleros de los prençipales de mi exequia, que en toda parte son señores de sus braços, aunque acá dexan a las señoras de sus coraçones, y porque e sabido que en el camino por donde an de pasar está un castillo que llaman de Las dos guardas, de tales cavalleros guardado y con tales condiçiones defendido que, según dizen, ningún cavallero puede pasar syn mostrar el ánimo que tiene para las armas y la destreza que tiene para usar d’ellas, ni aunque ella tiene tal confiança d’estos sus cavalleros, que en este hecho se mostrarán como se an mostrado en todos los que se an hallado, suplícote que los que ansý lo hiçieren, los mandes libremente pasar, y si alguno d’ellos acaesçiese lo que algunas vezes en hecho de armas suele a algunos cavalleros acaesçer, que es hallarse más engañados los que de sý van más confiados, y ser diferente lo que les suçede de lo que ellos de sý presumen y piensan, por donde sy algunos d’estos cavalleros les susçediese no poder pasar adelante y les fuese forçado de quedar detenidos en tu corte, mucho te suplico dos cosas: la una, que luego los mandes avisar de los cavalleros a quien esto acaesçiere, para que acá escojamos otros servidores para sus damas; y lo otro, que te suplico es que a las damas de tu corte mandes que traten bien y favorescan a los que allá quedaren, porque ellos lo sabrán allá servir como acá lo sabían meresçer, y no miren mejor a otros de los de allá, aunque aya más que las syrvan, porque acá no miramos al tienpo del serviçio, syno a los méritos del servidor e ansý tenemos unos que se presçian de servirnos (f. 275r) y a otros 1418 de quien nos preçiamos de ser servidas. Encomiéndote a Halima con toda su quadrilla y Dios ensalze tu poder y prospere tu grandeça con la alta eçelençia de conpañía que nos dizen que Dios te a dado. Escrita en Buçifar, a los treynta días de la luna de junio. ¶ Después que esta fué leýda por los rreys d'armas, la dicha Halima sacó otra carta que dezía lo syguiente: ¶ Halima dize que, porque oy te a visto en el uso de su tierra, que es la gineta, tan señalado como le dizen que lo heres en la otra manera de cavallería que acá costunbran, que te ofreze esta joya que traýa en su cavallo en señal que tú y el tuyo avéys oy ganado el preçio, y que se va a curar de sus cavalleros porque vienen fatigados del camino. ¶ La joya fué una musyllera de cavallo bien rrica. Muisyllera es la que trae de arreo el cavallo en la cabesça, en espeçial en juego de cañas y al rruar por las calles. El cartel que puso La Trullera e Selli dezía de aquesta manera: ¶ Jueves, seys del mes de junio, se hallarán dos cavalleros de nonbre e d’armas en la tela delante del palaçio, armados en arneses de guerra, cranponados. Manternán contra todos los que vinieren desde las tres oras después de medio día fasta las syete, correrán con cada aventurero una carrera, y si alguno demandare otra por amor de su dama, ellos la correrán con él. ¶ Sy el aventurero desarmare o hiriere al mantenedor, de manera que no pueda más correr, es obligado a mantener en su lugar. ¶ Quien mejor lo hiçiere en las primeras carreras (f. 275v) abrá un diamante; y quien en la fola1855 lo hiçiere mejor, abrá un rrubín. 1855 Esta palabra, cuya grafía más frecuente es “folla”, designa el combate entre dos grupos, los cuales se hieren entre sí sin orden ni concierto. 1419 ¶ No se puede correr en la fola dos contra uno, syno uno por uno, porque el que corriere tras el otro no podrá ganar presçio por lo que hiçiere. ¶ Los que querrán onrrar a los mantenedores y venir a su enpresa ánse d’escrevir en’este cartel, el qual terná el rey d'armas Aragón, en [e]l correr ternán la misma orden que tuvieren en escrevirse. ¶ Los mantenedores pueden tanbién ganar presçio, más sy el aventurero lo hiçiere ygualmente será en algo aventajado. ¶ Ansý que ninguno pueda correr lanças syno con aquellas que los juezes darán de partes de los mantenedores. ¶ Suplican los mantenedores al enperador y a las damas que les ordenen juezes para que a cada uno guarden su derecho. ¶ Los que firmaron este cartel fueron XVIII, los quales fueron: Hanin, bastardo de Malingan, y don Pedro de Guzmán , y don Manrrique de Lara, y don Juan Manrrique, y el conde d'Aguilar, y don Luys d'Ávila, y el conde de Salinas, y Jaques, marqués d'Ansisa, y don Juan de Salazar, y don Alonso Manrrique, y don Françisco de Çúñiga, hijo del conde de Miranda, y don Luys Osorio, y don Françisco Manrrique, y don Françisco de Çúñiga, y don Ýñigo de Guivara, y don Diego de Rojas, y don Françés de Beomont, y don Pedro de Guzmán. ¶ Ganó todos los preçios el dicho Ýñigo de Guivara, y demás d’esto la rreyna de Françia le mandó dar una tabla de diamante, los quales tres preçios dieron los (f. 276r) rreys d'armas por mandado de los juezes a tres damas, y el dicho don Ýñigo a cada una dio el suyo. Otro cartel para el día del Corpus Christi del año susodicho el qual dize ansý: ¶ El conde de Montagudo y don Ýñigo de Guivara y don Jorge de Portogal dizen que el día de Corpus Christi manternán en la corredera con 1420 arneses de guerra desde entre las tres y la quatro, que saldrán a la tela, hasta las syete, a todos los cavalleros que allí salieren con las condiçiones syguientes: ¶ Los mantenedores pornán un aparador de plata y cosas de oro diferençiadas, y el aventurero que viniere a deescoger (sic) entre todas ellas la que más quisiere correrá tres carreras con el mantenedor. A de traer contentamiento para el platero de la pieça que él cogerá. El qual presçio, si los mantenedores le ganaren, se lo an de ynbiar los johezes con un rrey d'armas; y sy el aventurero le ganare, ansý mesmo se lo darán luego a él o a su padrino veniendo por él a los joezes. ¶ Y al que más gentil onbre saliere a la tela le darán por preçio un penacho de oro. ¶ El que matare cavallo a lo de pagar allí luego con el suyo, aunque sea mejor o peor, y pueda el mantenedor o aventurero acabar sus carreras. ¶ El que hiriere cavallo o encontrare en la tela o perdiere la lança que tenga perdido el preçio y no acabe sus carreras. ¶ Sy los mantenedores o algunos d’ellos no puediere correr por causa legítima, escogerán un cavallero que les ayude (f. 276v). ¶ Darán lanças a los aventureros que vinieren syn arandelas. ¶ Suplicamos a los señores moseor de Laxao, comendador mayor de Alcántara, y a don Álvaro de Luna y don Ýñigo de la Cueva, que sean joezes d’este cartel. ¶ Los que ganaron o perdieron en estas justas son los siguientes: ¶ Don Hernando de Toledo ganó contra don Jorge de Portogal un vernegal de quinze ducados. ¶ Don Pedro de la Cueva, que se nonbró Veltenebros, ganó una almarraxa con perlas, de quarenta ducados, contra don Jorge de Portogal. ¶ El conde de Montagudo ganó contra don Diego Osorio un joel de oro de quinze ducados. 1421 ¶ El conde de Montagudo ganó un vernegal contra don Juan de Requesens que valía diez ducados. ¶ Don Ýñigo de Guivara ganó un jarro contra don Luys de Rojas de diez e seys ducados. ¶ Don Ýñigo de Guivara ganó contra don Pedro Manrrique una botijuela de dos mill e seysçientos maravedíes. ¶ Don Jorge de Portogal ganó una botijuela de ocho ducados contra don Diego de Rojas. ¶ Don Jorge de Portogal ganó una joya de tres ducados contra don Diego de Rojas. ¶ El conde de Montagudo ganó una joya de perlas de quatro ducados contra don Françisco Manrrique. ¶ Don Pedro d'Acuña ganó un barquillo de dos mill e seysçientos y setenta maravedíes contra el conde de Montagudo. ¶ El conde d'Aguilar ganó contra don Ýñigo (f. 277r) de Guivara una jarra sobredorada de diez e seys ducados y seys rreales. ¶ Don Ýñigo de Guivara ganó una joya de dos mill e seysçientos e sesenta e siete maravedíes contra don Alonso de la Cueva, que se nonbró el Cavallero novel. ¶ Don Jorge de Portogal ganó una pieça de quatro ducados contra don Juan Sarmiento. ¶ Don Jorge de Portogal ganó una taça de quatro mill e quarenta e dos maravedíes contra don Françisco de Çúñiga que se llamó Deonís. Finis. 1422 APÉNDICE III CERTIFICACIÓN DE ARMAS DE OLIVERA BIBLIOTECA FUNDACIÓN LÁZARO GALDEANO (Ms. 279. Inventario 14.987) 1423 1424 Este manuscrito, conservado en la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdeano, ha sido objeto de estudio por el doctor Juan Antonio Yeves en su Catálogo de manuscritos de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdeano1856. Asimismo ha sido publicada recientemente otra transcripción del mismo texto realizada por don Alfonso Ceballos Escalera1857. (f. 3 r) Aqueste dechado de vuestra nobleza, / de vuestro linaje y genealogía, de vuestras virtudes y vuestra osadía, de vuestras hazannas y grand fortaleza, dexad por principio de vuestra riqueza, a los que descienden de vos engendrados, porque se hagan más ricos y honrrados, que con los thesoros de vuestra franqueza. Los quales si quieren seguir las pisadas de vuestros mayores buscando su gloria, podrán heredar tan clara memoria, que luza por fama de muchas passadas, terná con grand honrra sus vidas bordadas dadas sus armas con lustre de eterno brocado, no menos luzido en el siglo passado, que están al presente sus obras provadas. 1856 Madrid, 1999. 1857 Véase el capítulo IV de este trabajo. 1425 Ni teman que puede ser demolida su casa fundada con tales cimientos, aunque la cerquen las aguas y vientos de los invidiosos con su torpe vida por que propuesto que muy combatida la tenga del todo contino cercada, está en vuestro abono tan firme fundada, que nunca al olvido será sometida. (f. 3 v) Y sy de una sola se haze mención, de aquellas proezas por vos acabadas, y no son escriptas ni menos contadas, en este tratado de vuestro blasón, sy aquesta se juzga con gran discreción, por esta las otras se pueden saber pues fueron la cabsa de vos escoger, como escogieron a Quinto Fabión. O como a Cipión llamado Africano, que vino a estas tierras de nuestra nación, con mucha osadía y grand coraçón, haziendo servicios al pueblo romano, trayendo la espada desnuda en la mano mostrando sus fuerças y claro linaje, vendiendo a los fuertes muy bien su ropaje, y siendo a los bravos más bravo león1858. 1858 Hasta aquí el texto está versificado en octavas. 1426 Según las insinias de vuestras armas de quatro colores, po- / déis sennor y usar en las libreas que a vuestros súbditos diéredes, / blanco, verde y amarillo y leonado. Blanco por el / canpo de plata, verde por el ramo de oliva, amarillo / por el canpo de oro, leonado por el león. E si por cuitar / tanta diversidad, si las dos o más os agradaren, sean se- / nnor mezcladas como van los ataderos, aquesto es: blanco y / verde o amarillo y leonado. Las dos que más os agradaren / pues no menos generosas son las en Portugal ganadas / que antiguas las que la clara y linpia vida de vuestros anteçe- / ssores por milagros adquirieron. (f. 4 r) No sin sobra de gran ánimo os procede Noble y muy virtuoso señor: el de- / seo de querer ynquirir y saber el / origen de las armas e insinia de nobleza de vuestros / antecessores, lo qual aunque en libros apócrifos de / muchos leemos que lo mesmo hizieron, porque re- / conosçiendo en sí la natural inclinación que a bon- / dad y virtud les combidava y el grand esfuerço / e orgulloso coraçón que en las arduas y peligrosas / batallas y los hechos que otros casi por impossibles / de acabar dexavan, ellos tan de voluntad enpren- / dían, querían y desseavan saber si aquello que en / sí sentían avían heredado e les venía de sus ante- / cessores o si d’ellos nuevamente procedía. No he- / ra vano, por cierto, su trabajo, mas a ellos e a nos- / otros segund la intençión que a ello le movía muy / provechoso digno de seguir. / tal era su deseo que si de nobles esforçados ba- / rones venían hazer tales obras de virtud y caba- / llería que dignamente de su apellido tomarle se pudie- / ssen. E si al contrario hallasen [...] prender tantas e tan grandes hazañas y hechos tan maravillo- / sos que por ellos tal renonbre cobrassen que fuessen / a sus descendientes origen de mucho linaje. Con (f. 4 v) 1427 la primera intención reprehender se pueden aquellos que, / debaxo de las verdes y espaciosas hojas del virtuoso / árbol que sus antecessores enl huerto de la fama e / memoria plantaron, se hechan a dormir; aquesto es que / esforcándose y vanagloriándose en las obras virtuo- / sas y muy esforçadas hazannas dignas por su / grandeza de perpetua fama y memoria, no procu- / ran ni se esfuerçan a las obras hazanosas y de no- / bleza pensando ser virtuosos en las virtudes de sus / passados. Ignoran los que tal hazen ny procuran / aquella esclamación del Omero, el qual aviendo contado / la adversa navegación de Ulises con la qual a la isla de / los feacos aportó y la honra que la reyna y gente de / aquella ysla aunque destroçado le veýan le hizieron / teniéndole más embidia de la mucha nobleza e vir- / tud que enl resplandesçía que manzilla de su adversidad, / exortando e combidando a todos a la virtud dize: / “O razonables honbres tened sienpre cuydado de la vir- / tud, la qual con / tal sale el marinero afrontado de la tenpes- / tad sale a pescar e ninguno de los mortales en sus [...idades] jamás desampara”. / No bastó a Paris para que su honrra y fama perpetua / o ensalçada viesse ser hijo del muy noble Príamo de / los troyanos rey ni tener por hermano aquel valien- / te Héctor quanto en la aplazada batalla que entre los / griegos e troyanos avía al juntar de las hazes huyó / la cara al rey de Menalao, no osando esperar el encu[en]- (f. 5 r) tro de su lança, por la qual covardía meresció de su mes- / mo hermano ser duramente reprehendido diziendo: / “O Dizparis e no Paris”, que quiso dezir. O más di- / gno de ser llamado Disparis conviene saber de s’igu- / al de todo tu linaje y hermanos y dessemejable a / los sus hechos y bondad ánimosa que no Paris, a- / questo es igual y conforme a los tuyos no oviste ver- / güença en el acatamiento de tanta cavallería y noble estir- / pe cometer tan grand covardía. Pluguiera a Dios / que no fueras nascido o enl principio de tu hedad fene- / cieras. ¿Qué aprovechó la sangre real y el magní- / fico 1428 cetro del reyno de los assierios aquel efeminado / Sardanápalo? Pues que la nobleza de su linaje ni el / grand estado de su dividad no pudieron hazerle de / covarde animoso. Escríve (tachado:se) d’él Justino que co- / nosciendo los comarcanos su covardía e condición / afeminada aparejada más para andar entre mu- / geres que para defender su tierra y persona por armas, / le acometieron y vencieron con poca gente. E dizen / más d’él, que como se viesse vencido y no teniendo ánimo / para se defender de sus enemigos se metió en su cá- / mara real e mandó hazer en ella una hoguera y con / toda la riqueza que tenía se echó en ella y se quemó en lo / qual sólo paresció varón. Bien sabía aquel Solón fi- / lósopho uno de los siete que Grecia loava por sabios, / no consistir para sí el honbre virtuoso venir de alto / linaje ni tener muchas riquezas quando dixo hablan- (f. 5 v.) do con los ricos: / “No trocaré yo por cierto con vosotros / por vuestras riquezas la virtud porque esta es eterna. Ca los /que la siguen hase que sienpre bivan. E vuestras riquezas quando / más y más ciertas pensáis que las tenéis vos desampa- / ran”. Con la segunda no menos pueden ser reprehendidos / aquellos que por ser de baxo estado dexan de seguir la virtud / y se dan a los vicios creyendo no tener obligación a ser / buenos. Si esto considerara Esforca nunca alcan- / çara a ser duque de los milaneses. Del qual se escrive que se- / yendo pobre labrador de açada se fue con un cavallero / dexada la açada en la tierrra do cavava e por su mucha o- / sadía y fortaleza de ánimo después de vencidos mu- / chos contrarios enemigos fue de los de Milán por du- / que tomado. Quincio Cincinato tanbién dexados los / bueyes y arado con que arava su tierra, vestida la vestidura / militar la república le envió por rey de armas. Hizo / famosos hechos descercando los capitanes romanos que / de los pueblos volseos estavan cercados. Aldario ca- / pitán de los romanos contra Jugurta, rey de África, segund / escrive Salustio, aunque de baxo quilate hera, no por esso / dexó de 1429 mostrar su grand ánimo quando en la habla que / hizo a los cavalleros que a él se allegaron les dixo que aun- / que su antigüedad de noble linaje le faltasse no le falta- / ría ánimo y voluntad para morir con ellos y remune- / rar sus trabajos y merescimientos. E porque lo dicho / no vos paresca sennor en frusta narrado, digo que vuestra / merced podéis enl número de los primeros ser dignamente (f. 9 r) contado. E con los segundos tener ygualdad, aunque en / la antigüedad del linaje excedáis pues podéis, / sin ninguna reprehensión, seguir el apellido de vuestros an- / tecessores y dar a vuestros subcessores principio de nuevo / renonbre. E acrescentar en vuestra insignia o escudo más / armas como lo hizo aquel caballero de vuestro apellido, / quando en el reyno de Portugal con la media espada en la / mano con los leones peleó. Aquesto me haze de- / zir no por cierto seguiendo la opinión de los lisonjeros / ni aficionado por el tan conjunto debdo que entre nosotros / ay, mas constreñido con los preceptos de la verdad e ju- / sticia, que quiere que a cada uno se le dé lo que meresce, por- / que de otro menera la honrra y la gloria son de tal calidat / que ninguno la quiera dar a otro. Tanbién me da, / para lo decir, osadía la real abtoridad de los priville- / gios que he visto dados en favor de algunos cavalleros / o a lo menos esforçados varones, a los quales por hazer / inmortales las hazañas que con varonil coraçón a- / vían hecho, los reyes de España, de gloriosa memoria, les / señalavan armas e insiginias de su nobleza. E ansí lo / usó el cathólico rey de felice recordación don Fernando, / como paresce en algunos escudos de armas moder- / nos y en el de un llamado Jorge Díaz Cabral cavalle- / ro de la horden de Cristo natural del reyno de Portugal que / en nuestros tienpos le fue dado por el dicho rey don Fernando, / proporcionado e blasonado por Garcialonso de Torres, / su rey de armas, por el officio llamado Aragón que este 1430 (f. 9 v) vuestro medió por la osadía e grand esfuerço que mostró / en la batalla e campo cerrado que vuestra merçed y otros diez / cavalleros españoles con el dicho Jorge Díaz Cabral he- / zisteis con otros onze cavalleros franceses, estando en / la guerra de la Italia en la villa de Trana que, a la sazón, por / los venecianos estava. E puesto que, aunque vos, / señor, con otros algunos de aquellos cavalleros como / más principales, en los hechos de armas de aquella ba- / talla os señalastes, no pedistes insignia de vuestro venci- / miento, no por esso es de reprehender este cavallero en / las pedir, porque su intención pudo ser o por despertar / los ánimos de algunos perezosos cavalleros a seguir / la cavallería o por ser de sus descendientes principio. De / lo qual vos memoria ni caso hazer quesistes, o porque esta / victoria tocada en el toque de las otras muchas por vos / señor adquiridas, de poco valor fue reputada, o por- / que a la perfeción de la insignia de vuestro linaje ninguna co- / sa faltava que añadirse pudiesse. E todo lo que en loor / de vuestra virtud y nobleza dezirse podía, aparte dexado / por ser la prolixidad a todos y a vos enojosa, juntan- / do el principio con el fin de nuestro propósito, desseando / e correspondiendo a lo que a vuestro juicio me obliga e vuestro / mandado, poniendo por obra supliqué al dicho Garcialon- / so rey de armas por su oficio llamado Aragón, que del / libro de armas que de los cavalleros e antiguos li- / najes en su poder tenía, vuestras armas e blasón me sa- / casse. E como él fuesse mucho mi señor y grande (f. 7 r) amigo y en su officio muy experto y no perezoso, / lo que se sigue con la figura del escudo me embió. Muy reverendo padre: Hablar lo que conviene al origen y prin- / cipio de la insignia de nobleza sería co- / sa más prolixa que al presente necessaria. / En especial que, con la ayuda de Dios, / muy presto será impresso un libro que de aquesta ma- / 1431 teria hablará algo largamente. E los que mucho desseo / tienen de saber lo que a qualquier noble hombre conviene / para saber / blasonar sus propias armas e aun las de / su príncipe, allí hallarán algo largamente lo ya dicho. / Pero porque en alguna manera mi escrevir no vaya / sin dezir algo d’ella, se ha de presoponer que todas las / maneras de armas o insignias de nobleza se han de pin- / tar de metal y color o de color y metal. E toda mane- / ra de armas fechas metal sobre metal o color sobre col- / or son falsas, excepto las armas de Jerusalém. / E para más clarificación d’esto, se ha de notar que en / armería ay dos metales y quatro colores naturales / e una mextión. De las quales siete colores, si colores se / pueden llamar, se pinta toda manera de armas. / Los metales son oro y plata o amarillo y blanco. E / los quatro colores naturales son colorado y azul y / negro y verde. E la mistión es púrpura. Llámase / mixtión tanbién como púrpura, porque es conpuesta (f. 7 v) de las otras seis colores. Aunque sobre esto ay opinio- / nes las quales por huir prolixidad, e aun porque al / presente no haze mucho al caso se dexan de dezir. / En estos reynos, aun en otros algunos, armas ay / pintadas fuera d’estas siete colores, e si las tales son / armas de nobleza o no, no cale aquí relatarlo pues / no haze mucho al caso. Verdad es que son más pro- / piamente llamadas armas o insignia de nobleza las / que son pintadas de las suso dichas siete colores que / no otras. Porque aquestas siete colores tienen más no- / bles significados que no las otras porque sinignifican las / siete virtudes e a las siete planetas e a los siete días de / la semana e a los quatro elementos e a lo elementado / d’ellos, como adelante algo se dirá. E aun otros si- / nificados tienen que dan grande obligación al que los / trae por su insignia. E si a estas obligaciones que / los metales y colores obligan a los que las trahen por ar- / mas mirassen, muchos se escusarán de traer tanta en- / salada de armas en sus escudos como traen, pensando / que por traer muchas armas o quarteles d’ellas se en- / noblescen. No parando mientes 1432 cómo las armas no / ennoblescen tanto al que las trae como él a ellas, seyen- / do doctado de las virtudes que a los nobles hombres per- / tenesce. E si las virtudes por demás se llama noble / hombre, pues villanía tiene por compannera, por lo/ qual los antiguos no tovieron por bien que nadie tra- / xiesse por su insignia armas sino las paternales. E (f. 6 r) no como agora se traen mesclando las armas de sus / mugeres. E aun las denegadas, las de otras personas / que no les atanne nada. Verdad es que antiguamente / fue costumbre que las armas ganadas varonilmente / con la espada en la mano por mostrar su hazanna y por- / que otros se esforçassen a lo tal hazer, los príncipes te- / nían por costumbre de les confirmar las tales armas / allende de las paternales, como paresce que hizo en / este linaje de los de Olivera que, teniendo solamente el / ramo de oliva, el rey en sennal de perpetua memoria de / tan esforçado hecho les dió por armas allende el ra- / mo de oliva, el león y la mano con la media espada / para denotar la noble victoria con ella avida contra / los leones. E aun acaescía que algunos dexavan las / paternales por traer solamente las que ellos avían ga- / nado, atribuyendo más honrra a las que ellos gana- / van que no a las que otros avían ganado. E aun el / día de oy la tal costumbre en algunas partes es guar- / dada, como podríamos aquí nonbrar muchas, sy no / fuesse prolixidad. E pues no haze a casso, passo a / delante para dezir lo que yo he hallado en escriptura, / a mi ver auténtica, del linaje de Olivera por clarificaci- / ón del qual lo arriba escripto y lo que se escrivirá se haze. Digo, muy reverendo / sennor: Que lo que yo he alcançado del linaje / o apellido de los de Olivera es que son des- (f. 6 v) 1433 cendidos de Alemanna y d’esto no se deve hazer du- / da pues es lo cierto que en ningund reyno de cristia- / nos han ocurrido tan\tos/ hijosdalgo de diversos reynos / e provincias a las guerras como en Espanna, a cabsa / de las grandes guerras que continuamente han tenido / los reyes d’ellas con los moros. De manera que por un mi- / lagro que Dios mostró en una batalla con un ramo de / oliva a uno d’este linaje tovo por bien de tomar el / apellido y las armas que agora los que d’él descienden tra- / en. De suerte qu’el apellido fue Olivera y la armas / un ramo de oliva. Pero un cavallero descendien- / te d’este linaje passó en Portugal e fue muy quisto del / rey y de todos los cavalleros del reyno. E por una /quistión que ovo con el fijo del rey fue mandado echar / a un león e a una leona que rey tenía. E este cavalle- / ro veyéndosse encerrado fizo suplicar al rey que le fi- / ziesse merced de le fazer dar un ramo de olivar porque / heran sus armas, e alguna espada porque como cava- / llero de los leones se podiesse defender. El rey, movi- / do al cavallero e a suplicación de todos los cavalle- / ros que allí estavan, le fue mandado dar el ramo de oli- / va e una media espada, con la qual se defendió del / león de tal manera que le cortó medio pescueço y en / fin le venció. E a la ora soltaron la leona e lo mesmo / le fizo a la qual cortó una cadera. E por esto que hizo / este cavallero tan varonilmente mandó el rey que / le diessen por libre e quitó. E que allende el ramo de (f. 11r) oliva traxesse por armas el león con una mano / en ella tenga enpuñada un media espada, por do / claramente se muestre su varonil victoria. E que / los príncipes lo tal puedan fazer manifiestamente / lo muestra la anciana y moderna costumbre. E aun / la razón lo quiere que lo tal se haga, porque la fama / del victorioso para siempre biva y sea dechado lo / tal. Es de notar que la insignia de nobleza se trae / o se toma por una de tres cosas. La primera es por / ser heredadas de sus predecessores paternalmente. / Lo segundo por la dar el príncipe. Lo tercero por las / ganar con la espada en la mano. E aun éstas 1434 no se / pierden buenamente traen sin expressa abtoridad / del príncipe. E quando esta abtoridad es dada, son / las armas más nobles y tienen más fuerça. Por- / que quando dos fijosdalgo traen unas mesmas ar- / mas, aquéllas tienen vigor y fuerça que el prín- / cipe tiene aprovadas, y el otro no las puede tra- / er sin diferencia. De manera que los dichos O- / liveras pueden traer estas dos maneras de armas / de las tres susodichas. Porque propuesto que el ra- / mo de oliva se traýa como principales y prime- / ras armas. Tanbién es razón que se traýa el león, / pues no fue menos noble su principio que el de / las primeras, mayormente seyen\do da/das por el rey vo- / luntariosamente movido por lo susodicho. E / la manera para que se traýan estas armas en escu- (f. 11v) do sin que nadie reprehenderlas pueda, como lo pue- / den hazer a muchos d’estos reynos. Es que el campo / del escudo es de oro, y sobre el oro un león de su propio / ser, entiéndesse en color y en su ferocidad. E en este me- / smo campo encima del león ha de estar una mano / humana, la qual ha de tener una media espada empu- / nnada. E tanbién mano y espada de su propio ser. / E d’esto ha de estar una cabeça de escudo que / tenga el campo de plata y sobre él un ramo de oliva / y tanbién de su propio ser. E la clarificación del / blasón de lo susodicho es que el escudo es de oro an- / tes que de otro metal por mostrar la claridad del fe- / cho. Que el oro significa y la cabeça del escudo ser de / plata a significación y mostrando la limpieza que / devía tener e tovo en su ánima el que por milagro a- / caescido le fue dado por su ynsignia el ramo de oli- / va. Y estas armas o insignia se pone en la cabe- / ça del escudo por ser principio e paternales, \pro/ puesto / que los que agoras las taen (sic) todas juntas algunos / no las traen que esta menera. Pero yo García- / lonso de Torres y por mi officio llamado Aragón, rey / de armas del muy cathólico rey don Carlos nuestro / señor, digo que mi parescer es que aquesta es la me- / jor manera, proponiendo que lo ganado con la espa- / da en la mano no es menos noble que lo paternal, / e 1435 qualquiera se deve antes honrrar de su propia / hazaña que de la agena. Porque cierta cosa es que (f. 10 r) el que ganó el ramo de oliva, más honrra se le deve a- / tribuir que no al que lo trae por herencia. E d’esta manera al principiante del león se le deve atribu- / ir lo mismo. Pero propongamos que el que las / trae todas juntas, la fortuna le favoresciesse a ha- / zer otra cosa hazañosa como el señor Andrés de O- / livera, vuestro primo, lo hizo en la batalla que los on- / ze cavalleros españoles en el número de los quales él fue uno de los más señalados que ovieron con los / onze franceses en la villa de Trana, que de los vene- / cianos a la sazón hera. Sy podría tanbién enxerir / con aquestas otras. A esto responde que sobre / lo tal ay muchas opiniones, los unos diziendo / que nadie de razón deve traer en su escudo salvo un / quartel de armas, y no mucha ensalada como al / tiempo presente se acostumbra. Otros dizen que pu- / esto que el quartel paternal nadie lo pueda qui- / tar sy no ocurre, lo que Dios no quiera, al que le per- / tenece trayéndole con su diferencia. E assí mesmo / si al tal fortuna le es favorable como al susodi- / cho, que el tal, dándoselas el príncipe las puede / traer. En especial si el caso se ofreciyesse aver occu- / rrido grand pro al rey o reyno de lo tal. Opinón / ay que no menos las puede ayuntar con las pater- / nales el que las ganó defendiendo su vida. / Pero, dexadas estas opiniones se ha de presopo- / ner que mientra más metales y colores y colores el cava- (f. 10 v) llero en su insignia trae más obligaciones tiene so- / bre sý. A lo qual muy pocos paran mientes. E / de aquí viene que la mayor parte que se llaman fijosdal- / fo tienen ofuscada o no sé cómo lo diga su honrra, / no mirando el que trae oro en sus armas como es obli- / gado a ser más liberal y a fazer más limosnas. E / a ser más virtuosos, y a tener más luzientes en vir- / tudes 1436 sus operaciones que otro que no lo trae. / E si oviesse hombre de poner los significados que / en las otras cosas significa, como en lo elementa- / do del fuego que es la luz, y en los planetas al sol, / y en los metales al mesmo oro, y en las piedras / al estopacio, y en los árboles al ciprés, y en las flo- / res al la madreselva, y en las aves al régulo, y en las / virtudes a la caridad. De manera que cada una d’estas cosas tiene sus propiedades aplicadas a este / noble metal. Por do qualquier discreto puede mirar / que todos estos significados son espejo en que se avían / de mirar los nobles hombres, a fin de no caer en / casos de menos valer. Pues si el que tiene la / plata en su insignia mirasse como le obliga a más / castidad y limpieza, assí del ánima como del cu- / erpo que a otro. E como en los elementos signifi- / ca al agua la qual alimpia los desseos que son con- / trarios a la limpieza, y en los planetas a la luna ,/ la qual es fría segund su costelación y es casta de / natura, y en los metales a la misma plata, y en (f. 8 r) las piedras a la perla, y en los árboles a la palma, / la qual se pone por excelencia en las manos de las / vírgenes. E en las flores a la açucena o lirio, y en / los animales al armiño, el qual por no se ensusi- / ar se dexa antes tomar de los caçadores. E aun por / no ver lo (tachado: quitar) poquito negro de la cola jamás / vuelve la cara atrás. Los quales significados son / prescisos si bien se quieren mirar, y en las virtudes / a la castidad. E en su obligación del que lo trae por / armas es de bolver e fazer por las vírgines, de / manera que aquestos dos metales en pocas palabras / nos obligan a caridad e limpieza. E si oviésse- / mos assí en suma de hablar de las otras colores, / tanbién sería prolixo mi escrevir. E aun esto no / me penaría tanto como es no hazer mucho a nuestro / propósito. Pero no dexaré de dezir algo de los / significados que las dos colores en estas armas de / los de Olivera están. E primero digo que la púrpu- / ra que el león significa, obliga al tr\a/edor d’ella, que / de todo su poder ha de fazer e favorescer a todas ma- / 1437 neras de gentes eclesiásticas, si le viesse hazerles / alguna sinjusticia. E tanbién el significado d’es- / ta púrpura en los elementos significa a lo ele- / mentado d’ellos, que es el arco del cielo o que en el / cielo se muestra en senal de paz. Este arco se mu- / estra las más vezes en tiempo de calor y frío o / tiempo templado, a demostrar que el que lo trae en (f. 8 v) sus armas antes que otro ha de ser templado, assý en el / comer e bever como en el hablar, y en todas las o- / tras sus operaciones. Iten en los planetas sig- / nifica a Venus, y en los metales al azogu\e/ y en las / flores al lirio, y en los animales al león, y en las / virtudes a la templanza. En fin que todos los signi- / ficados de aqueste color o mixtión nos combida a / templança, como está dicho en el comer e bever y / hablar y hazer. E la significación de la color verde / que a lo bivo significa es que ha de hazer y procu- / rar por los huérphanos, y su significado en los e- / lementos es a otras flores del agua del mar, las / quales se muestran a las vezes donde está la mayor / fondura. Todo hombre sabe que la mar es grande / y temerosa, y también provechosa, aunque con peli- / gro, mas la esperança faze perder el miedo de los / que por ella navegan. Porque del peligro está col- / gada la honrra1859: y del trabajo el provecho. E en los / planetas significa este color a Mercurio, al qual / tovieron los antiguos gentiles por dios de la espe- / rança. E en los metales significa al estaño e azo- / gue, y en los árbores al laurel, el qual sienpre está / verde. E en las piedras a la esmeralda, y en las / yervas a la siemprebiva, y en las abes al papa- / gayo, y en las virtudes a la esperança. Y, en efe- / cto, mostrando lo principal que aquestos dos meta- (f. 12 r) les y dos colores que los dichos Oliveras / en sus armas traen, baxo de brevedad digo: / que el oro les muestra segund regla de armería ser / 1859 Divisa del duque don Beltrán en la batalla de Olmedo. 1438 caritativos; e la plata a la limpieza de toda ma- / nera de manzilla o mácula que aya de ensuzi- / ar a fijodalgo; e la púrpura a templança en / todos sus aferes; e lo verde tener esperança que / biviendo bien e virtuosamente es merecedor / de toda alabança. E para breviar digo que / el escudo d’estas armas susodichas ha de ser / el campo de oro, y sobre el oro un león como ar- / riba está dicho. E en el oro encima del león una / mano, la qual tenga empuñada una media es- / pada y todo como arriba es dicho que ha de ser / de propio ser. E encima de todo una cabeça de escudo de plata, e sobre la plata un ramo de o- / liva. E yo Garcia Alonso de Torres por mi offcio llamado Aragón, rrey d’armas, que fue / del muy católico rrey don Fernando de gloriossa memoria, y al presente / soy de la imperial e sacra magestad del rrey don Carlos, nuestro señor, certifico y / doy fe como las sobredichas armas del dicho lynaje de los de Olyvera las saqué de my lybro que yo tengo, adonde están sobre de armas de los grandes / y solares de Hespaña, ansy ançianas como modernas, y porqu’es verdad / lo fyrmé aquý de my nombre, e fyrma acostumbrada e por más ahutorizamiento / deso rrogué a Juan Ezquerro, escrybano de número de aquesta villa de San Fagún / donde soy vezyno, el qual vido sacar del dicho mi lybro original donde / ansí están asentadas dichas armas e blasone,s que las que diesse fe d’ellas / testymonyo de la manera y forma que en el dicho my lybro están asenta- / das, según que ante él e ante testigos yusso escriptos fue sacado del dicho / my lybro de armas orygynal e yo lo saqué d’él en la manera susodicha. García Alonso de Torres (Rubricado) Rey de armas 1439 E yo Johan Ezquerra escribano / de sus magestades e su notario público en la su cor- / te y en todos sus rreynos e sennoríos del número / d’esta dicha villa de Sahagún, doy e fago fee e verdadero (f. 12 v) testimonio a tales señores que la presente vieren cómo en / la dicha villa, a primero día del mes de junio ano del nascimiento / de nuestro salvador Jhesu Christo de mill e quinientos e veynte e un / annos, el dicho García Alonso de Torres, que por su ofiçio es llamado Aragón / rrey d’armas, fue rrey d’armas del muy alto y católico / rrey don Fernando, de gloriosa memoria nuestro señor, e agora / lo es de la ymperial magestad el rrey don Carlos nuestro señor y / le vi en sus cortes muchas vezes servir y exerçitar el dicho / su ofiçio, con venia sacó las dichas armas de los del linaje de / Olivera, ynsinias y colores d’ellas según que aquí van / puestas en mi presençia del dicho su libro original de / armas donde estaban puestas y asentadas así como / estaban otras muchas de otros linajes antiguos e / modernos de España, los quales estaban pues en / la forma e manera siguiente: los de Olivera traen por / armas un escudo de oro y en él un león de su propio ser y en el / mismo escudo una mano con su media espada empunada y / todo de su propio ser y en la cabeça del escudo un campo de pla- / ta con un rramo de oliva en él, las quales armas están asen- / tadas en el dicho libro de armas de trezientas y nueve hojas / d’él. Testigos que fueron presentes a ver sacar las dichas ar- / mas del dicho libro los quales vieron que estaban asi escritas / como aquí van, Pedro Hernández de Biero e Gonzalo Hernández / e Marcos de San Miguel e Alonso García vezino de Villa- / grán estantes en el monesterio de Sahagún. En testimonio / de lo qual fize yo el dicho escrivano aquí mi sino a tal / en testimonio de verdad. (Signo notarial) 1440 Johan Ez- querra (Rubricado) 1441 1442 APÉNDICE IV: VERSIONES CASTELLANAS DEL TRATADO DE INSIGNIIS ET ARMIS 1443 1444 TRADUCCIÓN DE JUAN ÁLVAREZ DE TOLEDO (BN MS. 7099) (f. 1r) Comiença el Tratado de las senales (tachado: de los) \y/ vanderas y estandartes y pendones / y de las armas que cada uno trae en sus escudos o pone en sus casas, fecho / por el muy eçelente doctor Bártulo de (tachado: xa) Saxo Ferrato. / Dos maneras de sennas y armas qualquiera puede traer en estandartes / y escudos. Miremos, primero, veamos sy aquesto se deve faser; segundo, / dado que se pueda faser, veamos en qué manera las dichas sennales y armas se / han de pintar o traer. Çerca lo primero, digo que algunas son sennas de dignidad / o ofiçio, las quales puede traer todo aquel que toviere tal dignidad o ofiçio, / commo son sennales (tachado: de) de aquellos que son puestos por los cónsules o legados, / asý commo derecho vemos oy las sennas de los obispos, commo es la / mitra, la qual puede traer todo aquel que toviere la tal dignidad. A otro nin- / guno non conviene traella y el que la truxese cayría en caso de falsario, / commo se lee en la ley eos, en el párrafo […], en el título De los Falsarios, / en el libro yntytulado Digesto (tachado: s). Por lo qual, yo pienso que todo aquel que troxese / la sennal de doctor no syéndolo, caerýa en aquella pena. Otras son sennales de / una particular dignidad, commo vemos que qualquier Rey o qualquier prínçipe o qual- / quier grand sennor trae armas, sennas propias suyas, las quales nin- / guno otro puede traer syn su liçençia o pintar en sus cosas, commo se lee en / el libro del Código, / [en] la ley primera, en el týtulo De aquellos que 1445 toman nonbre de los más poderosos, que no / ellos; y tanbién se lee en el párrafo Codnon en la Avténtica, en el título De los mandados / de los prínçipes. Y esto es verdad, que ninguno las puede traer prinçipalmente commo / suyas, mas en sennal de súbdito o servidor bien puede traer las dichas armas / o sennas ençima de las suyas propias, commo vemos que muchos traen oy / las armas reales o de otros duques o condes ençima de las suyas o por suyas. / Otras son sennales y armas de hidalgos o nobles o onbres populares y d’éstos / algunos se hallan que tyenen las armas o sennales que traen por donaçión del enpe- / rador o de otro sennor que las pueda dar. Commo yo vy ser dadas a muchos / por el serenísimo prínçipe Carlo déçimo, enperador de los Romanos y / por el Rey de Bohemia, el qual a mí, que entonçes era consejero suyo, entre / las otras cosas que me dyo, me dio que yo y todos los de mi linaje pudiese- / mos traer un león colorado con dos colas en un canpo dorado. Y asý que es líçito / de traer las tales armas a aquellos que les fueron o serán dadas por los tales / prínçipes, y dubdar que los tales prínçipes no (tachado:p) tengan poder de dar las tales armas / o sennas es caer en caso de sacrilegio, commo se lee en la ley segunda, / en el týtulo Del crimen de los sacrilegios, en el libro del Código, y tanbién se lee en / lo colorado y en lo negro d’este týtulo, que a ninguno conuiene (tachado:tomar sennal de otro) syn / autoridad de juez, luego con su abtoridad bien se puede tomar, y esta ley tan- / bién está en el dicho código. Otros de su propia abtoridad se toman sennas o armas / y esto sý se puede haser, veamos, y pienso que se puede haser, los nonbres / de los onmes fueron puestos o hallados por los quales se conoçiesen los onbres / unos de otros, commo se lee en el título de los libres y dexados en su libertad \en la ley a rrecon/ [ogcendos] en el libro / del Código, y en esta manera fueron halladas las sennas y las armas, commo se / lee en la ley sántima, en el týtulo De las cosas dubdosas, en el libro que se / llama del Esforçado, y asý que tales nonbres líçitos son de poner commo cada / uno quiere, commo se dixo arriba en la ley A rreconosçer, y commo tanbién se / 1446 lee en la ley falso, en el týtulo De los falsarios, en el libro del Digesto. Asý / en esta manera puede quien quiera en lo suyo y no en lo ageno traer o pintar / sennas o armas commo él quisiere, commo se lee en la ley segunda y en / su glosa en el týtulo que no es líçito a ninguno sin abtoridad de jues, en el / libro del Código y tanbién se prueva en el capítulo […] y (tachado: p) en su / glosa en el týtulo commo se han de dar las calongías, antes que va quien en la iglesia, / en el libro de las Decretales. Mas yo demando esta quistión, uno trae çiertas / armas o sennas, sy otro las puede traer sy quiere, o sy (tachado: lo) el primer duenno puede / haçer que non las trayga. Y primero a mi me paresçe que las puede traer por esta rra- / són: cada uno puede tener nonbre de otro o tomalle, como se lee en la ley / en el título Al senado consulto trebeliano, en el libro del Esforçado, en el párrafo Sy / verdadero nonbre, y en la ley segunda del mismo título y en la ley commo el / (f. 1v) Digesto, en el párrafo pueden ser muchos de un mismo nonbre, y tanbién se lee / en la ley dos son triçios, y en la ley segunda, y en la ley Si algund / corlano, en el párrafo Si alguno entre dos, en el týtulo de los tutores da / dos en testamento, en el libro del Digesto. Pues en esta manera puede qual- / quiera tomar armas de otros, y traer sus ensennas y enprimillas y / pintallas en sus cosas, commo lo uno y lo otro justamente se haya, commo / se prueva por la dicha ley a Reconoçer, nin es contraria la ley aquello que / nuestro es, en el týtulo de (tachado: regu) las reglas de la justiçia en el libro del Digesto. / La qual ley dise, que si yo primero tengo una senna o arma, sy yo no doy / cabsa d’ello ninguno me la puede quitar, porque aquella ley habla en las armas / y sennales que cada uno por sý solo no puede usar o traer. En otra manera, por / aquella ley se prueva el contrario, en el verbo plaser quieren, y en la ley sean / en el párrafo sy a dos las carreta, en el título de enprestar, en el libro del Digesto. / Después d’esto la sennal que uno trae y 1447 la sennal que otro trae no son a más unas, / antes son diversas, mas tyenen una mesma semejança, mas por estas / cosas dichas yo digo que sy uno traya primero una sennal o arma puede faser / que no la trayga, o demandar al juez que mande que aquel non la trayga y esto sy / él d’ello se ynjuria, porque ca puede ser que la dicha sennal o arma trayga / con vituperio o muy vellacamente, commo se prueva en la ley judíos, en el / título de los judíos, en el libro del Código, y en la ley Ninguno, en el título De la / avdiençia de los obispos, en el dicho libro del Código y en el capítulo […], / en el týtulo del dar de las calongías, antes que en la yglesia va quien, en el libro de los / Decretales. (tachado: terçero) Segundo, se puede demandar si qualquiera otro terçero / puede haser o demandar que aquél no trayga las dichas sennas o armas, / si d’ello le viene a él algún danno, dí que sý y esto se prueva en la ley prime / ra, en el título De aquellos (tachado: que las) los quales las penas del nonbre, en el libro del Có- / digo, y tanbién se prueva en el párrafo primero, en el týtulo De los man / damientos de los prínçipes, en el libro Del avténtica. Terçero, sy el jues de su propia / voluntad pueda (tachado:q) vedar que aquel no trayga la tal sennal o arma sy / d’ello viene perjuizio o escándalo a los vasallos. Argumento de la ley primera / en el párrafo primero mas sy en verdad, ni aun aquellos los quales con capelos van / delante, en el týtulo De quitar la latyna libertad, en el libro del Código y tanbién / se prueva en el capítulo final en el týtulo De los judíos en las Decretales. Y estas / tres quistiones propone . Veamos la verdad d’ellas. Primero, alguna vez uno / toma las armas que otra traxo y trae de gran tienpo, y eéstas (tachado:no conviene a / ninguno tomallas) bien las puede quien quiera tomar, en esta manera se entyende / esto. Un françés, en tienpo de la indulgençia de Roma, vino en Ytalia, y halló / que un ytaliano traýa las sennas y armas de su linaje, ése quería faser quel / ytaliano no las truxese, y no puede, porque tanta es apartada la tierra del / uno del otro, que no se presume que aunquel ytaliano las trayga le puede al otro / venir danno o perjuzio d’ello. Alguna vez bien lo puede haser sy las toma / onbre malo o 1448 que ha fecho muchas ruyndades, al qual muchos querrían matar, / que entonçes sy aquel tal toma armas de un onbre paçífico y bueno, / aquel tal onbre bueno puede demandar y faser que aquel tal no trayga las dichas / sus armas, y esto es porque los que mal quieren al otro no piensen que es él, pues / trae semejantes armas, y asý commo puede faser que no trayga alguno sus / armas en vituperio, asý puede haser esto, commo yo dixe arriba, y tanbién / puede faser que no las trayga sy de su traer est[e] otro se averguença o le viene mal, / commo dixe en la ley nonbre. Y que uno no trayga las armas de otro al ofi- / çio del jues pertenesçe, commo se prueva en la ley segunda en el týtulo Del o- / fiçio de los vicarios en el libro del Digesto, mas puede acaeçer que a muchos / del pueblo viene utilidad que uno no tryga senna de otro. Enxenplo ponga- / mos en otras sennales que no en aquellas que se traen por armas. Es a saber, un / ferrero muy eçelente en las espadas que hase y en las otras sus obras, pone / çierta sennal por la qual su obra se conosçe y más se vende en los merca- / dos; entonçes yo pienso que si otro hisiese tal sennal que él podría proybir y / mandar que no la hisyese, porqu’el pueblo se engannaría conprando la obra de / aquel que tenýa aquella sennal del otro maestro bueno, por argumento se prueva esto / en la dicha ley en el título (tachado: de lan) de quitar la latyna libertad, y tanbién se prueva / (f. 2 r) en el capítulo (tachado: aquel) en algunos, en el týtulo De los / judíos en el libro de las Decretales, y por esta rasón mi senna, digo en las se- / nnales que usan los notarios, commo se prueva en la ley Ninguno, en el týtulo De los / legados que estan con los juezes, en el libro del Código, y en el párrafo que los ys- / trumentos, y en el párrafo conviene, donde se nota que sy un notario o / escrivano público tomase una 1449 sennal de otro, se (tachado: le) podría aquel tal, por el ofiçio / del juez, haser que no le truxese, ni usase, y esto tanbién digo que tyene lugar / en las firmas de reyes, o prínçipes o otros qualesquier; y tanbién digo que / se entiende esto en las sennales que fasen los que fasen el papel, y commo / dicho es arriba, todo se ha de faser por el ofiçio del juez. Mas por es esto / yo demando que aprovecha traer las armas o tenellas por donaçión de los / prínçipes. Respondo que mucho aprovecha. Lo primero porque son de mayor noble- / za las armas que se dan por los prínçipes, que aquellas que los onbres se toman / por sý mismos, commo deximos en los testamentos, que valen más quando / son fechos delante los prinçipes, commo se prueva en la ley De todos, en el / týtulo De los testamentos, en el libro del Código. Aprovechan tanbién, / que ningund juez o otro non le puede mandar que no trayga las dichas / armas, commo se prueva en la ley segunda, en el týtulo De la justiçia de las / sortijas de oro, en el libro del Código y en la ley menor, en el týtulo De los / menores, en el libro del Digesto, y en el auténtican marido, en el prinçipio del / párrafo primero. Terçeramente, aprovechan esto, que si dos traen las / semejantes armas o sennales, y no se pueden conosçer qual d’ellos las / trae primero, para faser quel otro no las trayga, es mejor aquel que presumese por / aquel que las trae del prínçipe, commo se prueva en la ley si dos, en el týtulo / de la escusaçión de los traidores, en el libro del Código. Quatro, aprovecha que si fuese / en rreal o otro lugar donde oviesen de yr muchas armas y pendones hor / denadamente, aquellas van delante que son dadas por los prínçipes. Argumento, / de la ley sobredicha, si dos, y de la ley final en el týtulo De escrevir en blanco, / en el libro del Digesto, y en el capítulo por las tuyas, en el týtulo De la gran- / deza y obediençia, en el libro de las Decretales. Mas esto todo que en estas quatro / razones dichos es, se entiende quando son yguales en dinidad los / que contienden en el traer de las dichas armas, porque sy otro de mayor di- / gnidad, es bien quel otro tenga las armas dadas a él por el prínçipe, ven- / çerá a aquel de las mayor dignidad, commo 1450 un duque a un marqués y un marqués / a un conde, y asý deçendiendo por todos los sennoríos fasta el cabo, co- / nmo se prueva por argumento en la ley primera de dicho týtulo D’escrevir en / blanco, en el libro del Digesto, commo se prueva tanbién en la ley primera / en el týtulo De los cónsules, en el libro onze del Código. Mas yo pregunto: / ¿Estas armas o sennas, commo pueden pasar a sus deçedinetes, ago / ra sean herederos del padre, agora sean del ahuelo, o de su generación? Esto / se puede provar en la ley Servidores, en el týtulo De las rreligiosas espensas / fechas en los enterramientos, en el libro del Digesto y en la ley otra que / se sigue después de aquella, tanbién se prueva. Y digo que todos los de / aquel linaje (tachado: lo p) las pueden traer, y aunque se (tachado:d) se parta entrellos la hasienda, / no se puede partir las armas y las sennas, nin pueden faser que las trayga / uno de aquel linaje y otro no, y esto se prueva por argumento de la / ley Justiçia de los servidores, en el týtulo De las rreligiosas espensas, en el libro / del Código. Mas por esto se pueden demandar sy los bastardos pueden / usar las armas y sennales de su linaje, y a mí me pareçe que no, porque no son / de los servidores o de la parentela de su linaje, y esto (tachado:es) se prueva en la / ley Declaraçión (tachado:del) en el týtulo De la synificaçión de los bervos. Mas / el contrario d’esto que digo se guarda (tachado:de) por todo el mundo, y esto se deve / guardar (tachado:bien que) que es que los bastardos pueden traer las dichas armas de su / padre, madre o ahuelo. Alguna vez son tantos los de un linaje que / traen las dichas armas, que es ya por común uso, que porque los unos parien / tes se conoscan de los otros annaden qualquier cosa a las armas naturales / conmno al nonbre propio se annade el sobrenonbre. Otras son sennales de alguna / conmpanía, commo de mercaderes, en este caso demando, sy se desfaze la conpanía / a quién le quedará la sennal de la conpannía, porque no es justo que todos los mercaderes, / quando son partidos de la tal conpanía, usen la tal sennal. Digo que sy 1451 (f. 2v) alguno era en la conpanía mayor o como prinçipal, o de mayor honrra / entre todos los otros que açerca d’este tal ha de quedar la senna de la conpa / nnía, commo se prueva en la ley si verdad, en el título de los ystrumentos en el / libro del Digesto. Mas sy todos eran yguales, quedará açerca de aquel que / mayor contía de dinero ponía en la conpannía, commo se prueva por argu- / mento de la ley Seguridades, en el týtulo De la partiçión de la hasienda, en el / libro del Digesto, mas sy todos ponían los dineros por ygual, enton- / çes echar suertes, commo se prueva por la dicha ley Sy las seguridades. Mas / sy desfecha la conpannía uno quiere usar el trato de mercader y los otros / no, digo que açerca de aquel ha de quedar la sennal, porque a los otros no hase perjui- / zio ninguno, pues no son mercaderes, y esto porque bien que sea desfecha la con- / pannía, la negoçiaçión de la mercadería queda açerca de aquel, luego sería rruyn / dad que aquel que es senna de la dicha negoçiaçión de mercadería, que se quitase, a- / partada la conpanía, commo se prueva por argumento de la ley terçera / en el týtulo Del comun juizio del uno del otro en el libro del Código. Otras / son sennales de algund ofiçio, la obra del qual o la mercadería, es prin- / çipalmente más estimada por la calidad del lugar donde se ha / fecho o del ofiçial que la hiso, commo dixe arriba. Exenplo, en la / marca de Ancona es un notable castillo el qual se llama Fabriano, / donde el ofiçio de hazer papel prinçipal y mucho se usa; allí son ede- / fiçios y casas muchas para el dicho ofiçio, de las quales mejor papel / sale, y se hase que en toda Ytalia, bien que alla tanbién aya diferençia en / los maestros. digo que entonçes sienpre la sennal quedará a aquel que queda la / casa o edefiçio, agora la conpre, agora la alquile, o en qualquier manera / la tenga; y por todo el tienpo que la dicha casa o edefiçio toviere, no le / podrán haser que no use la sennal de la dicha casa, commo (tachado: es en 1452 otros) se / prueva por argumento y semejança en la ley segunda, en el títu- / lo Sy la servitud se gane, en el libro del Digesto. Otras son senna- / les de ofiçio, en el qual la bondad del maestro se paresçe, commo veemos / en las sennales que ponen en las espadas e en los cuchillos, e en las otras / obras de metales. En este caso, digo que todos los ofiçiales que estovieren en una / casa donde estas cosas se hazen podrán usar una mesma sennal, por quanto / todo se presume que son maestros yguales en aquella casa, o que los maestros /prinçipales apruevan, no contradisiendo, que las obras de todos los que están / en aquella casa de aquel ofiçio son yguales, commo se prueva por argumento / del párrafo nosotros en verdad, en la glosa final en el avténtica de las co- / laçiones. Mas sy se apartan de en uno, la sennal deue quedar açerca de / aquel que era prinçipal en la casa, commo se prueva por argumento en la ley / si en el título de la fé de los ystrumentos, en el libro del Digesto, más sy / todos eran yguales, parésçeme que todos deven echar suertes, commo dixe a- / arriba en los mercaderes. Vengamos agora al segundo prinçipal / presupuesto nuestro, que es de ver en que manera estas armas se han de / pintar o traer. Para lo qual saber primero devemos de saber que algunas / vezes se pintan en vanderas o en pendones o en vestidos de onbres / o en escudos o en cubiertas de camas o otros reposteros o en otras se- / mejantes cosas; algunas vezes se pintan en paredes o en lugares / estantes. Çerca de qualquier d’estas cosas sobredichas veamos algo, y primero es / de ver que estas sennales alguna vez se toman de alguna cosa estable, / mas son sennas sinples, que es una diversidad de çiertas colores por me- / dio, o por quarteles, o por listas derechas, (tachado: de) o del través, o de esquina, alguna / vez mezcladas estas sennales en colores. Asý que estas cosas puestas, / primero veamos commo se an de traer en los pendones las dichas sennales, / que synifica a alguna cosa estable, a la qual cosa digo qu’el arte (tachado: y) sigue / a la natura de las cosas en quanto puede, por lo qual se deven de hazer / las sennas según la 1453 natura de la cosa que figura y no en otra manera, ar- / gumento de la ley (tachado: final) si padre en fin, con la ley que después se sygue, en / el título De las adoçiones, en el libro del Digesto y en la ley No son hijos, / en el título Del estado de los onbres, en el libro del Digesto. Asý que de natura / de los estandartes o pendones o vanderas o guiones quando se traen en las lanças, / según aquel uso al qual el estandarte es endereçado, entonçes el asta / va delante y el pendón o estandarte detrás. Donde quando algund animal / (f. 3r) se oviere de pintar en el pendón la cara d’él deve mirar el asta, commo de na- / tura de la cara sea syenpre guardar, y esto ha lugar en toda cosa figura / da y que tyene partes nonbradas delantera y trasera, porque sienpre la parte de / delante del (tachado: a) dicho animal o cosa deue de estar sienpre çerca al / asta, porque en otra manera paresçería una cosa mostruosa, mas si / alguno no truxese syno la parte de delante por armas, commo muchos / traen una cara de un carnero o una cara de un buey por arma, entonçes / tanbién las dichas caras han de mirar el asta de lado. Mas dúdase en / que manera los animales se han de pintar, es a saber, si se han de pintar / derechos o echados, en tierra o que andan poco a poco, o en otra manera. / Digo que los dichos animales se han de pintar en el más noble acto / que ellos tyenen, y donde más su fuerça amuestran, commo se prueva / por argumento en la ley quando, en el týtulo Del estado de los onbres / en el libro del Digesto, y esto vemos antyguamente usado, que quando los / prínçipes se pintan, se pintan en su majestad, que es con su corona y çetro / en la mano; y quando el Papa con su atiara y vestido con sus vesti- / dos pontyficales. Asý que al propósito, digo que algunos animales de / natura d’ellos es ser feroçes, commo se prueva en la ley primera, párrafo / Bestias, en el týtulo De 1454 demandar, en el libro del Digesto, estos tales a / nimales se han de pintar en el acto más feroz y espantable quellos / tienen, commo el león y el oso se an de figurar derechos, abriendo la / boca para morder y los pies dispuestos para haser mal con las unnas, porque / en este acto, más su fuerça y feroçidad muestren los tales ani- / males; y esto se deve de guardar en los semejantes animales a / éstos. Otros son animales que no son feroçes o espantables o bravos, / y en esto tanbién se ha de mirar el acto más noble que tienen, commo sy uno / truxese un cavallo por armas no le deve pintar derecho, porque esto sería / viçioso, mas antes a le de pintar commo que va saltando y relinchando, / porque en este caso muestra más su fortaleza y ánymo. Mas sy / uno truxese por sus armas un cordero, ha le de pintar commo que iba / andando, porque no apoyado por tierra, porque en aquel acto amuestra más la / nobleza y fuerça de su ánimo; y semejablemente es de dar de los otros / animales. Mas çerca de los pies de los dichos animales veamos qual / d’ellos ha de yr adelante o el derecho o el ysquierdo. Digo qu’el derecho, porqu’el / prinçipio del movimiento comiença a la derecha parte, en otra manera sería / viçiosa la tal figura, y commo se prueva en la ley Quien a otro, en el týtulo / De edeliçio edito, en el libro del Digesto. Mas aquí me ocurre de otro, que / sy en el pendón de la una parte ay letras derechas y en la otra parte sean / (tachado: como ) derechas y commo se escrive en papel, digo que se han de pintar commo / quando el onbre escrive en los libros, porque aquella parte que mira el escritor es la / parte delantera y asy que las letras se han de escrevir que miren fasya / aquel que trae el asta, porque sy en otra manera se pintan no son naturalmente / sino açidentalmente y por voluntad pintadas, commo sy el onbre mi- / rase en un espejo, lo que en sy le pareçe derecho en el espejo pareçerá ysquierdo. / Y esto todo tiene lugar en los pendones que se llevan pendientes en las astas, / mas sy hablamos en los pendonçillos que se traen en las tronpetas, / los quales pendonçillos no van derechos syno debaxo de las tronpetas, / quando suenan; entonçes la cara de los dichos animales no deven de mirar / hasta la 1455 tronpeta commo fasta el asta miraría, porque la tronpeta no es / la parte de delante, syno la de arriba y entonçes digo que la cara mi- / rará fasa la parte de delante, que es la parte mas baxa del pendonçillo. Y to- / do lo que he dicho es verdad generalmente, mas algunas vezes de propie- / dad de algunas armas es que no se guarden estas rreglas, commo sy / uno traxese dos leones y quysyese qu’el uno mirase al otro, porque en este caso / él quiso que se pintasen asý; mas nosotros hablamos quando es dubda / cómmo se han de pintar cada animal segund su natura, porque en las co- / sas çiertas no deuemos andar por adevinanças, commo se prueva en la / ley Continuo en el párrafo Commo aquestas, en el título De la obligaçión de las (f. 3 v) palabras en el libro del Digesto. Çerca del caso segundo veamos cómmo / se han de pintar las armas simples variadas por çiertas colores; / digo que entonçes la más noble color deue estar delante y en más noble / lugar, commo se prueva en la ley primera, en el título Del ofiçio de los corregi / dores de las çibdades en el libro del Código y por esto digo quel lugar / primero y el lugar de arriba es más noble quel postrero y el de abaxo, co / nmo se prueva en la ley primera en el título d`escrevir en blanco, en el libro / del Digesto. Y propuesto esto, digo agora que las armas alguna vez / están partidas por medio, que es alguno que trae alguna vandera de dos / colores, y entonçes o estas colores están partidas por alto y baxo, o / por postrero y delantero. En estos casos, sy dubdamos, digo que la color / más noble ha d’estar fasya el çielo o en aquella parte que está más çerca del / asta del pendón, mas sy es pintada la vandera por quarteles, digo / qu’el más noble color ha de estar en el quartel de arriba, que mira al çielo o en el / quartel que está más çerca del asta. Mas sy se pinta por listas o vandas / derechas, de diversas colores, digo que la más noble color de lista ha d’estar 1456 / cabo el asta. Mas sy se pintan por listas traversadas, entonçes la más / noble color ha d’estar haz[i]a el çielo. Mas sy son listas o vandas que cuelgan, / digo que entonçe[s], la color más noble ha de estar alçada çerca del asta. / Mas sy se dubda quál es la mejor y más noble color de las otras, una / color es más noble de la otra segund aquello que rrepresenta, commo si alguna / quisiese figurar o pintar los rayos del sol, que es cuerpo mucho escla- / reçido; aquesto no lo podría haser mejor que pintándolos dorados, porque no / ay color más noble y más clara que aquella, commo se prueva en la ley Entre / las claras, en el título De la gran trinidad e fé católica, en el libro del Códi- / go. Asý que en esta escritura, por cosa de mayor eçelençia, se tomará la / color del sol, commo se prueva en el capítulo XVII de Sant Mateo: Resplan- / deçerán los justos, asý commo el sol, y porque esta noble natura de / color no conviene a ninguno traer, syno al solo prínçipe ropas de / color de oro, como se prueva en la ley primera y segunda, en el týtulo De / las (tachado: ropas de) vestimentas de oro, en el libro del Código. Después d’este color, / el más noble color es el colorado, porque sinifica el fuego, el qual es sobre / todos los otros elementos el más noble elemento y cuerpo después del sol / más luminoso, y por la nobleza suya a ninguno conviene traer vest[imentas] / de aquel color, sino fuere prínçipe, commo se prueva en la ley segunda, / terçera y cuarta, en el týtulo De los vestimentos de oro, en el libro del Código. / Después d’estos colores el más noble color es el del oro (sic)[aire], el qual es cuerpo res- / plandeçiente, y trasparente y rreçebidor de luz y es el siguiente ele- / mento después del fuego más noble que los otros. Asý que las sobredichas / colores son más nobles que las otras, por aquello que rrepresentan. Mas / commo las colores sean más nobles que las otras segund su ser, diré / y digo que, asý commo la luz es más noble de su contrario, que es la oscuri- / dad, asý digo que en las colores (tachado: es) aquella es más noble que más se açerca / a la luz y más baxa y de menor estima es la color negra, por quanto / más se allega a las tiniebras e oscuridad. Las colores otras media- / nas son más 1457 nobles o menos nobles, segund más o menos tyenen de lo / blanco o del negro, ya qu’esto que dicho es, se prueva por el libro que hizo / Aristóteles, Del seso y del sesudo. Algunas vezes, commo dixe, se traen / estas armas sobre los vestimentos de los onbres. Digo que aquella color que es más / noble ha d’estar faz[i]a la cabeça, y la otra que no es tan noble fasa los pies. / Y se ha de pintar detrás o delante, aquella que es más noble se ha de pintar / [h]aza (tachado: él) los pechos y la otra a las espaldas. Y sy se ha de pintar sola en / los pechos, la más noble estará al lado derecho y la otra al lado ys- / quierdo, porque en el derecho es el prinçipio de todos los movimientos. Y de aquello / que dixe que sy se pintan a la parte detrás, se puede dubdar; mas para la / declaraçión d’ello pongo una quistión que fué entre los judíos y mí, quando / abrayco aprendía. Desían los judíos que el modo de nuestro escrevir no era / (f. 4r) según rasón, porque en començávamos de la parte ysquierda e ývamos / a acabar en la parte derecha. Asý que aquello que avía de ser el prinçipio del / movimiento, era el fin de tal prinçipio, mas (tachado: demando sy) la manera de su / escrevir dezía que era más segund razón, porque començava a la parte (tachado: ys / quierda) derecha y acauaba a la parte ysquierda; por la qual cosa para quitar / este ynconviniente, desýa que alguna cosa es más razonable que la otra / respeto del fin a que se hordena, y en esta manera es la escriptura de los christia- / nos. Y asý que de todas las cosas, el fín es primero en el entendimiento del ha / zedor, y esto se prueva por la ley, mas sy el entendimiento del obran- / te es (tachado: fin) el fin razonable, y bien que no se siga el fin, dízele raso- / nablemente el onbre aver obrado, en el týtulo De los negoçios fechos, / en el libro del Digesto, ver en la ley An ultro, en el párrafo primero. Mas la / escriptura se hase para que se lea, el 1458 leer se haze con los ojos propiamente, / commo se prueva en la ley primera, en el párrafo primero, en el título de aquellos / que son quitados del testamento, en el libro del Digesto. El leer se haze con la / vista, el ver es padesçer, commo disen los filósofos; la escriptura represen- / tada en nuestros ojos faze en ellos el ojo padeçer, dizen, commo se prueva quando / del leer les viene algund danno. Asý que por esta razón, quel que la / escriptura haze en nuestros ojos, (tachado: dele tal) deue esta tal açión començar del / lado derecho de su escriptura; porque aquel lado es el prinçipio del movimiento / o de la acçión que se hase, y el lado derecho del escriptura que nos guarda es res- / peto del lado yzquierdo nuestro. Asý commo si un onbre buelva la cara suya / contra mí, el derecho lado suyo, (tachado: es) en respecto del mío, es ysquierdo; y / asý paresçe que nosotros escrevimos más rasonablemente, porque miramos / el fin y la obra que se haze, porque en comiença a obrar (tachado: de nosotros) de la vista / y de aquello que le da la pasión, y entonçes será el lado derecho; más segund / el modo de los judíos, comiençase la escriptura al lado (tachado: ysquierdo por la) / derecho, por la razón sobredicha. Y esta quistión de mí y de los judíos, asý / declarada, vengo a la questión que puse, cómmo las armas se han de pintar / en las espaldas. Y digo que aquel arma o color que es más noble, deve d’estar / en el lado ysquierdo del onbre que la trae, porque aquello se haze porque otro la / vea quando viene por detrás; la cara asý que de aquel arma es en la parte / trasera, mas fíngese un onbre que la tenga una cara en las espaldas, y / que guarde al que le guarda, por detrás, en esta manera, porque alguno / que era escrevir latýn en las espaldas de alguno, este tal començará a la / parte ysquierda, porque aquella respeto de las letras será la derecha, commo arri- / ba ya es dicho. Y por esto se prueva que las letras y armas que se po- / nen en los sellos, se deven escrevir y poner por el contrario porque se hase / al fin, y (tachado: np) de inprimir en çera o en otra materia; y aquello que es en el / sello ysquierdo es en la çera derecho. Y esto todo es porque devemos mirar / el para que se fase, y no la cosa que se 1459 haze. Mas si se hisiese o pintase / el sello para no sellar con él, entonçe estaríe pintado o escripto derecho./ Algunas vezes estas armas se pintan en los escudos, y entonçes aquella parte / del escudo que guarda quando se trae el lado derecho del onbre, aquella es más / noble. Algunas vezes se pintan en [resposteros de camas] cubiertas de / cavallos, digo que el armas o color más noble ha de mirar la cabeça del / cavallo, agora esté a la mano derecha o a la mano ysquierda la dicha arma, / por que sería mostruoso que la una arma mirase la cabeça y la otra la cola. / Mas sy se pintan las armas en la frente del cavallo, o en la ancas, / la más noble color fa d’estar a la mano derecha, segund aquello que dicho es arriba. / Algunas vezes se pintan en la cubiertas de los lechos, y entonçes tan / bién se deve mirar que estén las armas en su propio ser, porque en los cobertores / de los lechos, (tachado: ni) algunas partes ay que cuelgan en torno de la cama, otras / (f. 4 v) partes ay llanas, que están sobre el lecho; en la parte llana de sobre la cama / las armas se han de pintar commo quando el onbre está echado en el lecho, / y la parte más noble será aquella que está a mano derecha, en la parte que cuelga / en torno del lecho, píntese commo onbre que está enhiesto y la más noble será / aquella que está a la parte derecha. Otras vezes se pintan en paredes o en otros / lugares durables. Entonçes sy el lugar es pared, donde se pinta, o / otra cosa estable, considerado que la pared buelva la cara contra nosotros, / asý el lado derecho de la pared, o de su cara, será la más noble parte y allí / estará la más noble color o la más noble arma. Y todo esto que he / dicho es verdad, sy non se pintasen en otra manera por alguna cabsa que / medirá. Sy en medio de una pared se pinta una estatua o ar- / mas de un prínçipe o rrey o otro gran sennor, commo las flores de lises del / rey de Françia en canpo azul; entonçes aquellas armas o estatua / de la una e de la 1460 otra parte figuradas serán respecto de nosotros y de la / parte que miráremos, a la derecha o a la ysquierda y en la manera que se bolvie- / ren las tales armas y nosotros las miráremos, serán a la mano derecha o a / la mano ysquierda. Mas sy el lugar donde se pintan es commo en çielo de / camas o cámaras o salas entonçe anse de pintar commo un onbre que está / echado y la cara hasia nosotros que buelva, y allí tanbién considera la / ysquierda o derecha parte, que en la derecha estará la más noble color o arma. / Mas sy el lugar donde se pintan las dichas armas o estatua es suelo, / entonçes considera la cabeça y los pies, y figura el onbre echado d’espal- / das y que la cara buelve hazia nosotros, y aý tanbién considera la ysquierda / y la derecha parte, para poner en la derecha la más noble. Mas considera que tus / armas bien las puedes pintar en el suelo, mas armas de tu sennor / o de otro mayor que tú, no. Commo se prueva en el týtulo No convenga ninguno / esculpir o pintar en piedra o en tierra, en el libro del Código. Y asý a- /caba el tratado del Bártulo felismente dando a Dios graçias, y ro- / gando que la (tachado: vista) vida y estado del noble e virtuoso cavallero, el / sennor Pedro Núnes de Toledo acresçiente por muchos annos. El qual dicho / sennor hiso a un sobrino suyo, llamado Juan Álvares de Toledo, bachi- / ller, yntrodujere que de latýn en rromançe le tornase. El qual dicho Juan Álvares / ruega a todos los letores que la dicha obra leerán que sy algo en la tradu- / çión vieren, que no sea asý al pié de la letra commo en latýn está, no le cul- / pen, porque aquella tal obra no se quiere de palabra en palabra sacar, sy- / no tomar las sauienças y voluntad del Bártulo y ponerla commo mejor / los que la leyeren la entiendan. Y aquello cabsa la materia que muy sotil / y para entend’ella quiere otros prinçipios que no saber latýn. Y, por tanto, / el que esta my escusaçión tomare no se marauillará que, leyéndo- / la del latýn y la del romançe, no conçierten las palabras, y el que no la qui- / syere tomar faga él otro traslado mejor que sirva, vea que faser sy no pone / algo de su casa. 1461 TRADUCCIÓN ATRIBUIDA A LUIS BACHILLER BN Ms. Res. 125 (f. 1r) Esté otro día deleytándose vuestra merçed en / aquello que a todo virtuoso conviene, es a saber, / fazer libros e los leer; seyendo de çiençia / o arte buena et aprovada, porque por lo tal, los / non sabios se fazen çientes e los çientes / se fasen más doctos e avisados, e la çien- / çia, por la semejante continuaçión floresçe, e / interçisa, non continuada, paresçe (sic), como dize / el sabio. E teniendo vuestra senoría en las manos / un libro, parte de la Brivia, vI en la primera pla- / na de aquÉl, pintadas sus armas de vuestra mer- / çed, las quales eran e son, una jarra blanca / en canpo azul, de la boca de la qual sallían / flores e frondas, propiamente diuisa de vuestra / senoría, de quien primero origen e prinçipio ovo. / Et aquella vista ove memoria del tratado qu’el /muy exçelente doctor Bártolo, en latín, con / puso sobre las deuisas e armas. Et porque / a los servidores conviene que sus pensamientos / todo sienpre sean de ynquirir en que conplazer po- / drían a sus senores, e por tanto yo commo pe- / queno servidor de vuestra merçed, acordé e pensé / de declarar el dicho tratado e lo tornar (f. 1v) 1462 e mudar de lengua latina en el nuestro vul- / gar, para serviçio de vuestra merçed. E esto por / vuestra merçed non se auer dado a la lengua la- / tina, con ocupaçión de otros arduos negoçios / que desde su tierna edat syenpre touo. La fin / del qual dicho tractado es porque vuestra merçed / sepa quiÉn puede traer armas, e si sea permiso / a cada uno de las traer, e en el caso que sea / permiso cómo se traerán o pintarán en los / pendones e sennas, e en las ropas, e cómo en / las camas, e escudos, e cómo en las paredes / de las casas e techos d’ellas, e otras que\sti/ones / ynçidentes e [e]mergentes de aquesta. Lo qual / non syn causa vos perteneçe saber, pues que / entiende vuestra merçed en el estado militar, / e pues que en el edificar de casas e edefiçios / en este reyno le \hizo/ Dios (tachado:fazer) segundo Ércoles / (tachado: fizo). Por ende humillemente suplico lo / resçiba e mantenga Dios a vuestra senoría (f.i.) Aquí comiença el tratado de Bárthulo / sobre las insignias e escudos de armas. / Para aver notiçia e conosçimiento en las / senales e armas que alguno trae en pendones / o en escudos, ante todas cosas es de examinar / conviene a saber, si sea líçito traer las seme- / (f. 2r) jantes sennales e armas. Et puesto que en alguna / manera sea líçito e permiso, es de saber en que manera / se deven pintar e traer. Et quanto atanne a lo primero, / digo que algunas senales son sennales de digni- / dat e de ofiçio, las quales puede traer cada / uno qualquier que touiere aquella dinidat o ofiçio. / Asý como las sennales de la perconsularia o de los / enbaxadores, como se nota en la ley primera Del / ofiçio proconsulis, en el 1463 Digesto, título De la divi- / sión de las cosas, la ley que comiença: sallir. Asý como / vemos oy en las sennales que traen los obispos. E a / questas sennales tales puede traer cada uno que / aquella dignidad tiene, por las leyes sobredichas. / E a otros algunos non les conviene traer, aquel que / las trae no seyendo aquella dignidad encurre en / crimen de falso, como se lee en el Digesto, en el título / De los falsos, la ley que comiença: eos, el párrafo final. / E por ende pienso que aquel que trae sennales de doctor, / si no lo es, sea tenido a esta pena. Otras son sennales / de una singular dignidat, como vemos oy, cada / prínçipe e cada uno de los cavalleros e otros onmes po / derosos tienen sus armas e sus sennales. E a / questas non convienen a otro alguno traerlas, nin / pintarlas en sus cosas contra voluntad de aquel / (f. 2v) por cuyas son avidas, como se nota en el Có- / digo, título De aquellos que (tachado: poderosos) nonbres / de poderosos, la ley primera, e en el Auténtico, / De los mandamientos de los prinçipes, en el / párrafo penúltimo. Lo qual se entiende ser verdat, / seyendo puestas prinçipalmente, pero açeso- / riamente non es defendido, asý como sy en / sennal de susjectión yo pusiese mis armas, e / ençima d’ellas pusiese las sennales del rey / o de conde o de otro sennor. Otras son sennales / de armas de otros onmes privados e popula- / res, e de aquestos unos son fallados que tienen / senales las quales traen por conçesión del / enperador o del rey, como yo ví \darlas/ a muchos por / el muy esclaresçido Charlo (tachado:e) quarto e prínçipe / enperador de los Romanos, e rey de Bohe- / mia. Et que entonçes me conçedió, entre otros, / seyendo su consiliario, e de su consejo, que yo e / todos los otros de mi linaje truxiésemos / león bermejo con dos colas en campo dorado. / E a las tales personas non es dubda que pueden / traer las 1464 tales senales, como disputar de / la actoridad e poderío del prínçipe e Rey sea / sacrilejo, como se nota en el Código, en el título / De los sacrilejos, la ley segunda, e faze asý mismo / (f. 3r) a ello la rúbrica que dize en el Código, que a nin- / guno non convenga vengarse syn abtoridat / de juez, e por todo el título, los quales / derechos defienden que sin abtoridat de / juez non se trayan, por lo qual se sigue / de nesçesario que con actoridat o permiso / del prínçipe o juez se pueden traer. Otros /son armas o sennales que alguno tomó por su / propia actoridat, e esto es de ver sy se puede / fazer, et pienso que si, ca bien asý como los / nonbres fueron fueron fallados para conosçer los onmes, / como se lee en el Código, en el título De los siervos / que son fechos libres, la ley que comiença: Ad re- / cognoscendos, e asý mismo estas senales / para lo qual fueron falladas, como se nota / en la ley factum sobredicha, del título De la / división de las cosas. E tales senales a cada / uno pertenesçe ponerlas a su plaser, por la ley / sobre dicha, que comienca: Ad recognosçendos, e / en el Digesto viejo, título De los falsos, la ley / que comiença: Falsy in prinçipio, bien asý las tales / sennales pertenesçe a cada uno traerlas e / pintarlas en lo suyo, pero non en lo ageno, como /se nota en el Código, en el título Que a ninguno non / convenga vengarse por su propia actoridad, la / ley segunda, e ende lo nota la glosa, a lo qual con- / cuerda (f. 3v) 1465 en los Decretales, título De la conçesión del / benefiçio el capitulo Dilecta e lo que ende nota la / glosa. Pero pregunto, uno trae çiertas / sennales otro quiere traer aquellas mismas, / si las podrá traer o si le podrá seer defen- / dido. E paresçe por lo sobredicho que las /puede traer, como cada uno pueda tomar / el nonbre de otro, como se nota en el Dige- / sto, en el título Ad trebelianum, la ley facta, / en el párrafo Si bero; et pueden seer muchos que / ayan un mismo nonbre, como se lee en el Di- / gesto, título De los testamentos de los tu- / tores, la ley Duo sunt trivi, pues sígnese / que qualquier puede tomar las armas del / otro. E que cada uno puede traer las mismas / sennales o ponerlas en sus cosas, pero en contra- / rio paresçe en el Digesto la ley Id quem nostrus , en el / título De las Reglas del derecho. Ca sy / las primeras senales son nuestras, syn nuestros / fechos o meresçimientos non nos pueden ser / quitadas, e este argumento non faze bien en / contrario, ca aquella ley fabla en aquellas co- / sas las quales muchos cada uno por sy / non las pueden usar, pero otra cosa es en nuestro / caso, bien asý como en el uso de la plaça e (f. 4r) e del palaçio e de otras cosas semejantes, como / se lee en el Digesto, en el título De los enpréstidos, / la ley Sy si duobus. Confírmase lo suso dicho, / ca las sennales que uno trae e las sennales que otro / trae non son una sennal nin para una cosa, pero tienen / total semejança. Pero para ver las cosas / sobredichas, primeramente premito que aquel / cuya es la sennal sy se injuriare porque otro / la trae, puede defenderlo o pedir que sea de / fendido al traedor d’ella que la non traya; / ca por ventura aquel que la asý trae o trata con / vituperio, como es argumento d’esto, la ley / Minime que es en el Código, título De la audien- / çia obispal, e expreso en las Decretales, de / 1466 la conçesión del benefiçio, el capítulo dilecta. E premi- / to secundariamente, que cada uno de solo lo / sobredicho se puede quexar; e aun otro terce- / ro, que por aquello pueda seer dagnificado , e / que puede ser defendido aquel que las trae, como / se nota en el Código, en el título De aquellos que nonbres / de poderosos ponen a sus cosas, la ley segunda / terçero. Premito quel juez de su ofiçio, sy del / fuere visto que podrá seer escándalo o enganno / de sus subjetos, que lo puede defender como / se nota en la ley primera De la latina libertad / (f. 4v) quitadera, en el Código, la qual ley faze / contra aquellos siervos que anteçeden a su / sennor con sonbreros, ca en tal caso el sennor / non es conosçido, o queda obfuscado, como es / espreso en las Decretales, título De los / judíos, el capítulo que comiença: Yn non nullis. / E premisas aquestas cosas, en la quistión / susodicha, distingo en esta manera, que algu / nas vezes alguno toma para sý las armas / que alguno troxo de antiguo tienpo, e en ello / non le va ynterese, nin es de creer que en / aquello sea danificado. En xenplo, uno / de Sevilla en el tienpo de la yndulgençia / fue a Roma e falló ende un ytaliano, el / qual trya las armas e sennales de sus / antiguos, de lo qual el sevillano se quería / quexar. Çiertamente non puede, ca / tanta es la distançia entre la morada / del uno e del otro , que por lo sobredicho / non puede seer dapnificado aquel que primera- / mente traya las armas o sennales. E en a / questas cosas en las quales es una facultad / pública de ocupar, e aquel que por la sobre / dicha facultad ocupe las dichas sennales / o armas non puede quexarse, si non con grande / 1467 (f. 5r) causa como en el Digesto, título Que ninguno / en el río público, la ley primera en el párrafo que putat. Algunas vezes puede acaesçer que alguno / va mucho ynterese, asý como sy dixesemos / que un onbre lleno de odios, e de malquerençias / la vida del qual de muchos es açechada e / amenazada, aqueste a tal tomase armas o / senales de onme paçífico e quieto. Çiertamente / de aqueste tales grande[s] yntereses, e puede / fazer quel que las tales armas o sennales trae / sea defendido que las non traya. E bien como / puede seer defendido, pedido por causa / que por la unidat de las armas, uno por otro / non sea muerto o açechado. Eso mismo / sería sy por el segundo traer las armas que / otro traýa, el primero en alguna manera fuese / dapnificado, e faze en argumento la dicha / ley Minime, e la ley Judeos, lo qual el juez / puede fazer de su ofiçio, al qual espera e / perteneçe la folgança del pueblo, como se lee / en el Digesto, título Del ofiçio del perfecto / de la çibdad, la ley Y. Algunas vezes puede / acaesçer que lo suso dicho toca e intierese / de muchos del pueblo. Pongamos en / xenplo en otras sennales, e pongamos / (f. 5v) que un ferrero muy ensennado que en los cu- / chillos e en las otras obras suyas / faze çiertas senales, por las quales / las obras de aquel maestro se conosçen, / e por ello las mercaderías tales, e / obras semejantes se venden mejor / e más caro que otras de otros maestros. / Pienso que sy otro ferrero fizíese tal se- / nnal, que le podría ser defendido, porque de lo / tal muchos son dapnificados, ca tóman / se ya la obra del uno por la obra del otro, / como se nota , la dicha ley primera, De latina / libertate tollenda. Esto mismo por esta / misma razón digo que los signos e sennales / que usan los 1468 notarios, como se nota en el Códi- / go, título De los asesores, la ley párrafo / Calidadus, onde si alguno tomase el signo / o sennal del otro, podríale seer defendido, / porque de aquello el pueblo \sería/ dapnificado. E / aquesto mismo es en las sennales que usan los / fazedores de las cartas de papel e otras / cosas semejantes, e esto por semejante / vía sería expedido por ofiçio de juez, / segud de suso dixe. E segund esto pregun / to, que rrelieua a onme tener estas armas / (f. 6r) por conçesión o mandamiento del prínçipe. / Respondo \que/ mucho. Lo primero, porque es / cosa de mayor nobleza, asý como de / zimos en el tastamento que es fecho delan / te del prínçipe, como se lee en el Código / título de los testamentos, la ley omninun. / Lo segundo, que aquel que las trae por conçesión / del prínçipe non podría ser por otro / defendido que las non troxiese, e faze / en argumento, en el Código, título Del derecho / de los anillos de oro, la ley segunda, de los / menores, la ley IV en el Digesto. E lo ter- / çero, porque sy do tomasen unas mismas / armas e unas mismas sennales, e non / pudiese virificarse la paridat o posterio- / ridat d’ellas, sería preferido aquel que las / ovo del prínçipe, como se nota en la ley si / duas, título De la excusaçión de los tu- / tores. Lo quarto, porque si fuesen en la ba- / talla o en otro lugar e fuese questión quien / devía preçeder o yr adelante, preçeder / deven aquellas armas que fueron dadas o con / çesas por el prínçipe, como se nota en el Di- / gesto, título De como se a de escrevir lo / del vientre,e la ley primera, en el Código, / título De los consejeros, la ley I, en el li[bro] XII. (f. 6v) 1469 Pero pregunto, en que manera estas armas o sennales / pasen a los suçesores. Respondo, unas armas / son de una casa o de un linaje, e aquestas pasan / a todos los que deçienden de aquel linaje, / agora sean erederos del padre o del avuelo / agora non, e faze en artículo la ley Farliarum, ti- / tulo De las cosas religiosas e gastos de / sepulcros, e la ley Sepultus do dize que non pueden / ser asiguradas a uno por partiçión. Esto / a los parientes trasversales o cunnados, / non pertenesçe, argumento de la dicha ley / de lo qual reynçide e salle otra quistión; sy / los bastardos o espuryos, podrían traer las / tales armas; e paresçe que non, porque non / son de familia nuestra de derecho, son avidos por / parientes ut in liber pronuntatio , en el Digesto, / título Del signación de las palabras. Pero de costun- / bre en justiçia, se guarda lo contrario, a la / qual costunbre conviene que estemos. Pero algu- / nas vezes acaesçe que algunos traen las / mismas armas que otros, pero acostunbran / poner alguna cosa más, allende porque sean / diçernidas e apartadas de las otras. Lo / qual se puede bien fazer, asý como al non- / bre se pone sobrenonbre porque un onme / sea conosçido de otro. Son otras sennales/ (f. 7r) de alguna conpanía de negoçiadores, e en tal / caso, como de derecho, la conpanía non pasa / a los herederos, non es de tractar del / eredero; mas açerca de quien quedará aquella / sennal, non es cosa ygual nin coviniente, / segund de uso es dicho. Respondo, sy por / ventura en la tal conpannía era uno que era /cabeça o capitán o mayor de la conpannía, / asý como en semejante se dize en el Digesto / de legere segunda, la ley Peculiun, s[i] en tal caso, la / tal sennal deve quedar çerca de aquel, porque él / era entre los otros mayor en onrra, segund / que es argumento en la ley final, título De la 1470 fe de / los instrumentos, en el Digesto pero sy esto non / era asý, quedará la sennal çerca de aquel que era con / pannero, en mayor contra, como se nota en el Di- / gesto, título Familliere, la ley Si qui sud cauto- / res. Pero si todos fueren en la conpannía ygua- / les, deuen echar suertes, segund se nota / en la dicha ley. Pero pienso que sy desfechan / la conpannía, uno de los conpanneros quedase / en aquella misma negoçiaçión, e los otros / non, que açerca de aquel deve quedar la sennal; / e aquesto porque a los otros en ello non les va / ynterese; e porque non enbargan que sea des- / (f. 7v) fecha la conpannía, pero aun queda la ne- / goçiaçión açerca de aquel, pues mal / sería que la sennal que era açerca de la / negoçiaçión fuese apartada d’él, como / fazen en artículo en el Código título Coraam utrius/ que iudicis, la ley primera. Son otras se- / nales de los artífices de la misma ar- / te o sçiençia; e en esto es de mirar porque / algunas senales son del artefiçio / en el qual prinçipalmente obra la calidad / del logar e maestro. En Maerchea es un / noble castillo, el nonbre del qual es Faviano, / en el qual los artifiçios de fazer cartas de / papel, mucho e prinçipalmente se esfuerçan, / e ende son muchos artifiçios para esto, / e de unos mejores cartas se fazen, que de otros. / Como quier que mucho obre la bondad del / obrero, e segund vemos en cada foja de la / carta esta su sennal, por la qual está se- / nnalada la tal carta, de cuyo edefiçio es. Pues / digo que en este caso la tal sennal quedar a a- / çerca de aquel que queda el mismo edefiçio en que / se faze, agora le quede por suya propia a- / gora alquilada, o por otro tienpo qualquiera, agora / la tenga con mala fe; todo el tienpo que la 1471 (f. 8r) toviere, non puede ser defendido que non / use de aquella sennal, argumento de la ley via, / en el Digesto, título De las servidunbres con /otras leyes, e eso mismo digo sy los / tales edefiçios fueren alquilados, por / argumento de la ley sed ades párrafo illud / en el Digesto título locari. Otras son se- / nnales de artefiçio, en el qual principal- / mente obra la bondad del maestro, asý / como vemos en las sennales que son / puestas en las espadas o en los cu- / chillos e otras obras de metales, e / en este caso todos los que son de una conpa- / nnía pueden usar de aquella sennal, asý / como quiere que el maestro aprueva aquellas / obras, segund es argumento en el Auténtico De los / escrivanos en el párrafo non auten ende la / glosa. Pero sy fueren apartados, enton- / çes la sennal deve quedar aquel que prinçipal / era en aquel fecho, segund que de suso / dixemos. Lo segundo e prinçipal, dévese / mirar en que manera las sennales o armas / se an de pintar o enxerir o traer; para lo / qual es de saber que algunas veces las / (f. 8v) armas se traen en los pendones e pen- / donçillos, algunas vezes sobre las / vestiduras de onme, algunas vezes / en los escudos, otras vezes en las cu- / biertas de los cavallos, otras vezes en / las cubiertas de las camas, e algunas / vezes en las paredes, o en otros lugares / estables, o en semejantes cosas. E çerca / de cada unos de los dichos casos conve / nible es que veamos, çerca de lo qual es / de saber que las sennales algunas vezes / son tomadas de alguna cosa prexistente, / asý como algunos toman algund animal, / o 1472 castillo, o alguna flor, o otra cosa / semejante. Algunas vezes estas / sennales non se toman de cosa prexistente, / antes son sennales sýnplicas, conviene / a saber variedad de algunos colores, / o a meytales, o a quartos, o algunas listas / derechas o tranversas, o pendones, o para / otra semejante manera, e algunas ve- / zes mixtas o mescladas de uno e de / otro. E eso por supuesto, es de ver en que / manera se traerán en los pendones, de aquellas (f. 9r) senales, que significan algunas cosas pre- / xistentes. Lo qual digo, que toda arte / quiere semejar o paresçer a la natura / leza en quanto puede, onde digo que / estas sennales deven ser fechas segund / el ser e natura de la cosa que es figura / da, e non en otra manera, como se nota / en el Digesto, título De las adopte, la / ley Si parter. Así de nata del pendón, es / que lo traen en el asta, e segund a qual uso / para quel pendón es ordenado, el asta ha / de preçeder, ca el pendón yr después, / subsecutiuo. Onde algunas vezes el / animal ha de ser pintado en el pendón / a su natura, deve mirar al asta del pen- / dón, como de la naturalesa e la cara / sea anteçeder, e aquesto mismo es / en toda cosa figurada, que tiene partes / delante e por pos, ca entonçe syenpre / la parte anterior deue ser buelta fazia / el asta, en esta manera paresçería aver / asý como mostruos e contranatura. / Pero sy la parte anterior a de algunna cosa / (f. 9v) 1473 fuese solamente trayda, asý como son / algunos que por sennal o armas traen / cara de león o buey, entonçes la parte ante- / rior non puede catar al asta, ante / al lado. Pero dúbdase en que manera los tales / animales deuen ser pintados, sy serán / pyntados que esten derechos, o asý como / sy andoviesen llanos por tierra, e en que / manera. Respondo, los sobredichos / animales deven ser pyntados en el más / noble acto d’ellos, e en el acto en que más / estienden sus fuerças e vigores, como / en semejante se nota en el Digesto, títu- / lo Del estado de los onmes, la ley quaentur. / Asý como antiguamente vemos este / uso, quel prínçipe en su magestad, los / pontífiçes en sus pontificales, son / pintados e sennalados, pues agora / al propósito digo que algunos animales / son la natura de los quales es fiera, / segund se nota en el Digesto, título De / postulando, la ley primera, párrafo bestias, e estos ani- / males tales deuen ser pintados en acto / fiero asý como sy fuese león o osso / (f. 10 r) o semejante animal, pues figurarse / ya el león derecho o alçado moridente, / con la boca e fendiente con los pies. / E asý mismo los otros semejantes / animales. Ca en este acto muestran / más su fuerça e vigor , algunos / animales son non fieros, e en estos / asý mismo deue ser acatado el más / noble acto d’ellos, pero en diversas ma- / nnas. Ca sy alguno truxiese por sus / armas un cavallo, non lo deue sennales / nin pintar derecho elevado, ca este / viçio sería en el cavallo, mas a lo de / sennalar, en la parte delantera algund / poco levantado.Ca sy cauallo que corre e / que salle para correr, ca en el tal acto es más / mostrada su fuerça e vigor. Pero sy / alguno troxiese en sus armas cordero, / entonçes dévelo sennalar asý como sy / llanamente andovíese, por tierra. Ca en / este acto mayormente muestra su / vigor, e 1474 açerca de los pies aun es de / mirar que syenpre el pie que va delante / o levantado sea el pie derecho, porque / (f. 10v) el pie derecho es prinçipio de movimiento, / en otra manera significaría la tal figu / ra ser coxa, lo qual en el animal es / viçio. Pero aquí ocurre una dubda, ca sy / en el pendón es figurado, en la una parte / asý como pie derecho preçede, en la / otra parte paresçería pie syniestro, e / esta incogruidad, aun más visible- / mente paresçe en aquellos que en sus ar- / mas traen alguna letra o letras, ca / de la una parte las letras son derecha / e de la otra parte comunmente / aun non traen forma de letras; lo qual / paresçe, sy alguno quisiere ver toda la / escriptura del -abc- al reués, pero es de / desir en esta manera en las letras que a / quella parte deue ser acatada, que acata / al que las trae o al escrivano, e non a la otra, / que lo que es de la otra parte non acaesçe del / propósito prinçipal, mas principiadente bien, / asý como sy alguno se mirase en el / espejo, ca lo que en sy viere diestro en el es / pejo paresçerá syniestro. E todo lo sobre / dicho es verdad en los pendones e pendonçillos / (f. 11r) que son traydos en asta, la natura de / los quales es que sean traydos derechos e / altos, como se nota en el título De / las servidunbres de los judíos rústi- / cos, la ley çela. Pero sy fablamos / de los pendones e pendonçillos que se / traen en las tronpetas, la naturale- / za de los quales es que puestos a la / boca de los tronpetas, asý como sy /por tierra llanos fuesen traydos, / estonçes la cara de la cosa pintada, / o la parte anterioria 1475 d’ella, non deue mi- / rar a la tronpeta, como asta, ca la / tronpeta non es parte anterioria, mas / es superior, e por end[e] deve aca / tar la parte más alta de aquel pendón, / de la tronpeta estante llana e del que la / trae. E todo lo sobredicho es verdad, / en caso dubdoso, pero algunas vezes / de propiedad es de las armas que la / cosa pintada acate alguna cosa, así / como sy traen dos animales ca se han / de mirar uno a otro, otro a otro, estonçes / non ha lugar la sobredicha investigaçión / (f. 11v) porque en las cosas inçiertas, non en las / çiertas, han lugar las conjecturas, / segund se nota en la ley Continus / párrafo cuita, en el Digesto, título De las obli gaçiones.Vo[y] a lo segundo, quando las / armas son algunas sennales sýn- / pliçes, asý como barras de algunos / colores, estonçes conviene demostrar en que / manera se an de traer e pinto (sic), que las / cosas más nobles deuen proferir, e / ser puestas en más noble lugar, / segund se nota en el Código, De ofiçio / prefectivrban, la ley Potiores, y sienpre /miro quel primer lugar e el superior / es más noble quel posterior, e más ba- / xo por las leys sobredichas esto / permitido. Digo que algunas vezes / las armas, por algund medio, desvarían, / lo qual acaesçe quando alguno trae por / armas vandera de dos colores, en este / caso paresçe por medio ante e después, / e entendida la más noble color deve / seer ençima, es a saber en aquella / (f. 12r) 1476 misma parte que acata al çielo, o antes es / a saber que aquella parte que acata el asta, pero / sy desbaría e non son condordes los / colores, por quartos, estonçes la más noble / color deve seer en el quarto de ençima / e anterior, es a saber, açerca del asta. / Pero sy la variedad de los colores por / listas derechas, estonçes la primera lista / deve ser del más noble color, e açerca / del asta, pero sy son diuersas las colo- / res por listas trasversales, estonçes la / lista, del más noble color, deue seer la / primera contra la parte del çielo. Sy por ven- / tura son listas o ondas pendientes, / estonçes como el asta sea auida en la / vandera, asý como parte primera, por ende, / la parte más alçada deve acatar al asta, / E todas estas cosas se pruevan de los / presupuestos susodichos. Pero sy / se dubdase qual color es más noble, / estonçes es diligentemente de acatar / ca el color en una de dos maneras es dicho / más noble que otro, la una repecto de / aquello que representa, la otra respecto / (f. 12v) de sý mismo, la primera manera, el color do- / rado es más noble, ca por él se re / presenta la luz, ca si alguno quisi / ese figurar rayos de sol, que es el cuer- / po más lunbroso, çierto es que non podría / más congruentamente fazerlo, que por / rayos dorados, \así/ consta que non ay cosa más / noble que la luz, como se nota en el Códi- / go, título De la Santa Trenidat, la / epístola Inter claras ibin nihil est quod luçen, / e por ende en la Santa Escriptura es figurado, e / por la nobleza d’ello a ninguno non con / viene traer vestiduras doradas, synon / sólo al prinçipe o rey, segund se nota / en el Código, título De las vestiduras / de grana o doradas, la ley II en el onzeno / libro. La siguiente color es más noble / conviene a saber purpúreo o 1477 colorado / grana, el qual sygnifica la lunbre o fue- / go, el qual es sobre los otros elemen- / tos, e después del sol, es cuerpo más / lunbroso, e por la nobleza del[l] a ninguno / non conviene traer vestiduras del dicho / (f. 13r) color syno solamente al prínçipe, como / se nota en el Código, título de las vestidu- / ras de grana coloradas, la ley II / III, V,en el honzeno libro, e en la di- / cha ley expresamente se dize, este / color ser más noble que los otros, onde / los colores sobredichos, por aquello que / representan. El siguiente color des- / pués de los suyo dichos, más noble, / es azul, e es avido por el noble ayre, / el qual es cuerpo diafano, e resçebidor / de la luz, e syguiente elemento des- / pués de fuego, e más noble que los otros. / Onde los colores sobredichos por aque- / llo que representan, son dichos nobles. / Pero en que manera los colores son dichos / más nobles respecto de sy mismos. / Digo que como la luz es muy noble, e / su contrario la tyniebra es dicha / muy vil, e asý el color blanco es más / noble porque es más alegado a la luz, el / color negro es muy más baxo porque / es más açercano a las tyniebras, los / colores medios son nobles segund / (f. 13v) más e segund menos, segund que / se alegan a la blancura e a la negre- / gura, esta es abtoridat de Aris- / tóteles en el libro De sensu e sensato. / E algunas vezes estas armas / se traen sobre las vestiduras de / onme; e estonçe aquello que en las ar- / mas se ha como parte de ençima deve / seer contra la cabeça del onme, e aquello que / sea como posterior deve seer contra / los 1478 pies. Otrosý, en aquello que se pinta en / la parte delantera del onme, así como en el / el pecho, la parte más noble de las armas, / deve acatar al lado diestro, como aquella / sea la parte más noble e prinçipio del / movimiento, segund dicho es, pero de aquellas / cosas que se pintan en la parte posterior / o detrás del onme, en las espaldas, es / dubda, para declaraçión de lo qual premi- / to una questión que fué entre unos judí- / os e mí mientra aprendía la lengua / abrayca. Los judíos dezían que la manera / del escrevir nuestra non era razonable, / ca en començamos a escrevir del lado sy- / niestro e continuamos la letra contra el / (f. 14r) lado derecho, e así aquello que deve ser / prinçipio del movimiento es término, e / aquello que devira seer término es prin- / çipio, e que el modo del escrevir d’ellos es / razonable, porque enpieça del lado / diestro e va contra el syniestro / Para el qual argumento quitar, yo dizía / que para alguna cosa ser fecha razo / nablemente, deve seer acatado el / fin para que es ordenado, e por ende se / dize el primer entendimiento del operante, / e aquesto naturalmente es verdat, e / proevase por ley, ca sy el entendimiento / del operante en fin es razonable, / aunque después asý nin se faga, e / aun se dize razonablemente ser / obrado, como se nota en el Digesto, título / De negote geste, la ley set […] / Pues que la escriptura es fecha para que se / lea, e el leer non es al synon mirar / con los ojos, e asý sea leydo e asý ser / por la vista es pasión, segund dizen / los filósofos e ca la escriptura represen- / tada en nuestros ojos son dichos pade- / (f. 14v) 1479 çer, lo qual se muestra porque de a- / quello los ojos son dapnificados; / pues como la escriptura faga en los / ojos, deve esta acçión ser enpeçada / del lado derecho de la escriptura, porque / aquel lado que es prinçipio del movimiento, sea / prinçipio de la acçión. Conviene a saber el / costado derecho de la escriptura, que los / chistianos es respecto de nos el costa- / do ysquierdo, como en otra manera sería / sy un onme buelve su cara contra / la nuestra derechamente, ca su costado / derecho respecto de nos es sin- / estro, e así paresçe que escriviendo nos / obramos más razonablemente, ca / acatamos el fin. Conviene a saber / que la escriptura conpieçe a ser obrada e / leýda del su lado derecho, e segund / el modo de los judíos conpieça del lado / ysquierdo. Pues vengas a la questión / propuesta, conviene a saber en que manera / las armas deven seer pintadas raço- / nablemente, de la parte posterior, sobre / (f. 15r) las vestiduras de onme. Digo que aque- / lla parte de las armas que es primera / o más noble parte, deue seer contra el / lado syniestro del que las trae, e / finje un tal caso un onme tener pin- / tada una cara a la parte posterior, / otra será syn ninguna dubda el costa- / do que antes era syniestro en la parte / delantera, e agora en la parte / posterior será diestra; o por alguno / querer escrevyr en las espaldas de otro, / syn dubda enpeçará a escrevyr de la / parte syniestra, e por otro respeto, / myrando será aquella parte diestra / segund suso es mostrado. De las / quales cosas paresçe que las letras e las / armas deven ser enxeridas en senna- / les, por contrario, porque asý al fin, in- / primiéndolas en cera o en otra manera, / aquello que es en el sello al revés en la / çera queda derechamente. E así debe- / mos acatar el fin 1480 para que es fecho e / non lo que es fecho, pero sy por ventura / ynçidentemente en alguna cosa non / (f. 15v) para sellar, mas así como sy fuese en / sentir alguna cosa se pintase. Entonçes / deuesé fazer derechamente, algunas / vezes las armas se pintan en escu- / dos, e estonçe en semejante manera, / la parte del escudo que segund la manera de / se traer acata el costado derecho de / onme, aquella que se deue tomar por primero. / Segund paresçe por las cosas que suso / dixe. Algunas vezes las armas son / pintadas e traydas en cubiertas de ca- / vallos, e estonçes agora a la parte diestra / otro a la parte syniestra, la parte más / noble deve acatar a la cabeça del ca- / vallo, bien asý como sy nuchos fue- / sen a serviçio de un de cavallo o del / cavallero, ca mostruoso o contra natura / sería quel uno catase la cabeça, e / el otro la cola. Pero en caso que non fuese / más alegado a un lado que a otro, así / como si la pintura ouiese de estar en / la frente o en el espinazo, la tal fi- / gura deve acatar al costado derecho, / segund las cosas que desuso son / (f. 16r) dichas. Algunas vezes a las tales / armas son pintadas en cubiertas / de camas o en semejantes cosas, e / en tal caso deue seer acatado que la tal / cosa pintada esté en aquel ser que deve / estar, sy estouiese en su propia esençia, / ca son en las coberturas de las camas, / unas partes que cuelgan alderredor de la / cama, e son otras partes que están lla- / nas ençima de la cama, e en las partes / estantes ençima, la forma del onme / que está echado 1481 ençima de la cama, e en las / otras partes que dependen o cuelgan / alderredor de la cama, la forma del / pintar se deve aver segund la forma / de un onme que derechamente estouiese / en pie. Algunas vezes, las armas / se figuran o pintan en las paredes o / en otros lugares estables, e estonçes / si aquel lugar do se pintan es o sea así / como pared, estonçes deve seer conside- / rado así como sy la pared bolviese / (f. 16v) su cara contra nos, e así el costado de la pared, conoce- / rás e por consiguiente la faz o la parte / más noble de las armas, (tachado: pa) será pin / tada e buelta contra la parte diestra. / Todo lo sobredicho es verdat, saluo con / causa que ser como sy en med[i]o de la / parte fuese pintada una estatua o / figura de rey o prínçipe, o las armas / de aquellos, en tal caso, aquellas armas que / de la una parte e de la otra son pintadas, / deven mirar (tachado: de ) o catar aquella statua o / aquellas armas, non acatando que buelua / a la parte diestra o syniestra, a semejan- / ça de los onmes que están enderredor, ca / todos, los unos e los otros buelven la / cara contra él. Pero sy el lugar donde es / pintado sea así como çielo de cama, / o de palaçio, o de iglesia, en tal caso de las / cosas que son susodichas, se deve mirar / en que lugar se diga la cabeça, e en que lugar / a los piés, e después finje un onme estan- / te en tal lugar, ca que buelva la cara contra / nos, e de aquesta fictión consyderan las / (f. 17r) 1482 partes diestra e syniestra; e así / conosçerás la manera del pintar, se ga- / ne de lo sobredicho claro paresçe, pero / sy el lugar donde se pintase, ya / así como suelo o cera, estonçes así / con esa misma manera, considerada la / cabeça e los pies, e fingirás un onme / estante e biviente la cara contra nos, / e conosçerás las partes diestra e / syniestra, de lo qual luego fallarás / la manera e modo razonable de pintar. / Pero una cosa deveys saber, que aunque / cada uno pueda pintar entera sus / sennales e armas, pero las armas de / su sennor non las puede esculpir / nin pintar en suelo, como se nota en el / Código, título ne liçeat segnure sal- / vare, en la rúbrica e en las leyes d’ella. / E así visto e bien acatado lo susodicho, / se diçidirán e determinarán las questiones / que en la materia de las armas pueden a- / caesçer. De vuestra (tachado: sennoría) merçed / humill servidor / Ludov[icus] Bacha[lareus] 1483 APÉNDICE DOCUMENTAL GRÁFICO 1484 1485 Grabado que representa a Bartolo de Sassoferrato en su cátedra (Concilia, quaestiones et tractatus, Lugduni, Sebastiannus Gryphos, 1527) 1486 1487 De insigniis et armis. Traducción al castellano realizada por Juan Álvarez de Toledo (BN. Ms. 7099 1488 1489 1490 1491 1492 1493 F. 4r y 12 v de la Certificación de armas de Olivera, de Carci Alonso de Torres (Biblioteca Fundación Lázaro Galdeano ms. 279). 1494 1495 Protocolo del Torneo de Valladolid de Garci Alonso de Torres (BN. Ms. 11.423, ff 250 v. y 268 r.) 1496 1497 Novenario Estorial De Diego Hernández de Mendoza (Ms. II/213-14 de la R.B.) 1498 1499 Libro de armería. Ejemplar A1 (BN. Ms. 18.019, f. 40) Particiones y piezas, Libro de armería. Ejemplar A1 (BN. Ms. 18.019, f.4 ) 1500 1501 Particiones y piezas según el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza (B. Esc.C-IV-9, ff. 11r-11v). 1502 1503 Emblema de los Álvarez y Núñez de Toledo (Ms. II/86 R.B.) Armas de los Tosantos y los Salcedo (Ms. II/86 de la R.B.) 1504 1505 1506 Detalle de la emblemática del sepulcro del infante don Alfonso en la Cartuja de Miraflores (Burgos) 1507 1508 L abra y T apiz con las arm as de N icolás de D iesbach, en las que figura la divisa de la O rden de la Jarra (autorizado por la ed. M c. G raw H ill). 1509 1510 GLOSARIO DE TÉRMINOS DE HERÁLDICA MEDIEVAL CASTELLANA 1511 1512 - No se han incluido en este glosario las variantes de los términos cuya grafía en el lenguaje actual es muy similar a la antigua y no presentan dificultades para su comprensión, caso de gulas por gules, sabla por sable, etc. - Tras la definición de cada término figura entre paréntesis el nombre del autor o autores que la utilizaron. A A la larga: v. partido a la larga (Hernández de Mendoza) Afrange: partido en frange o frange (Ferrán Mexía) Aguileta: águila pequeña explayada (Garci Alonso de Torres) Amantado: partido en mantel (Diego de Valera) Argent: plata (Fernández de Oviedo, Ferrán Mexía) Argénteo: plata o argent (Fernández de Oviedo) Aspe: aspa o sautor (Hernández de Mendoza) Avande: banda (Ferrán Mexía) Avanera: venera o concha estriada (Garci Alonso de Torres) B Banda real: banda verde fileteada de oro con dos cabezas de sierpes o tragantes en sus extremos. Emblema de la divisa real de la Banda (Gracia Dei) Banda acostada: faja (Gracia Dei) Banda cruzada: partido en aspa (Hernández de Mendoza) Barra: faja reducida (Hernández de Mendoza) 1513 Bastón: 1) vara; 2) palo o barra en el caso de las armas de Aragón (Hernández de Mendoza, Gracia Dei) Bastoné: palado (Ferrán Mexía) Baute: mantelado (Ferrán Mexía) Belín: banda reversea para brisar las armas de los bastardos (Diego de Valera) Bermeio: de gules o rojo (Hernández de Mendoza) Besanno: besante (Hernández de Mendoza) Binda: banda para brisar las armas de los bastardos (Diego de Valera) Blago: báculo (Hernández de Mendoza) Blao: de azur o azul (Garci Alonso de Torres) Brulé: fajado (Garci Alonso de Torres) Buel: hebilla (Hernández de Mendoza) C Cabeza: jefe (Diego de Valera) Cabeça en faysa: jefe (Hernández de Mendoza) Cabryo: cabrio o pieza semejante a un compás (Hernández de Mendoza) Calderón: caldera (Garci Alonso de Torres) Cándido: de plata o blanco (Fernández de Oviedo) Çapata: zapato de mujer (Hernández de Mendoza) Cárdeno: de púrpura o morado (Hernández de Mendoza) Cartear: partir el campo desde su ángulo superior derecho al inferior izquierdo (Gracia Dei) Cebado: animal, habitualmente lobos, con corderos en las bocas (Hernández de Mendoza) Ceñido: en frange (Diego de Valera) Chevró: cabrio (Alonso de Torres) Chivrón: cabrio (Alonso de Torres) Compás: cabrio (Hernández de Mendoza) 1514 Coponada: pieza, generalmente orla o bordura, dividida en cuadrados iguales de colores alternos (Hernández de Mendoza, Alonso de Torres) Coquilla: concha estriada o venera (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) Cosa no viva no estante: armas que sólo constan de partidos o piezas ( Rodríguez de la Cámara) Croesán: luna en creciente (Garci Alonso de Torres) Cruçetas: cruces pequeñas floretadas (Garci Alonso de Torres) Cruz buidada: cruz vana o cuyo interior es del esmalte del campo (Garci Alonso de Torres) Cruz con vueltas: cruz flordelisada, como la de Calatrava (Hernández de Mendoza) Cruz de San Jorge: v. cruz llana Cruz desvenada: cruz vana, cruz cuyo interior es del esmalte del campo del escudo (Mendoza) Cruz escaquetada: cruz cuyo interior está formado por escaques o jaqueles Cruz floretada: cruz flordelisada (Garci Alonso de Torres) Cruz llana: cruz con relleno del mismo esmalte que su contorno (Hernández de Mendoza) Cruz vana: cruz cuyo interior es del esmalte del campo del escudo (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) Cruzetas: cruces pequeñas (Hernández de Mendoza) Cuerpo minero: mueble que representa un objeto inanimado o también una pieza, es una de las tres formas de armas (Gracia Dei) Cuerpo planta: mueble que representa total o parcialmente la figura de un vegetal, es una de las tres formas de muebles (Gracia Dei) Cuerpo no vivo no sensible: mueble que representa a un objeto, edificios o cuerpo celeste (Ferrán Mexía) 1515 Cuerpo vivo: mueble que representa la figura de un animal, una persona o alguna de sus partes, es una de las tres formas de muebles (Gracia Dei) Cuerpo vivo no sensible: mueble que representa a un vegetal (Ferrán Mexía) Cuerpo vivo sensible: mueble que representa a un animal o persona (Ferrán Mexía) Cuna: cuña o triángulo (Hernández de Mendoza) D Deshollado: gules en animales (Hernández de Mendoza) Devate: armas que no son conformes a la ley del blasón o que aparecen de manera diferente a la habitual (Garci Alonso de Torres) E Emantelé: mantelado o partido en mantel (Ferrán Mexía) Enhiesto: rampante (Hernández de Mendoza) Enxerido: triángulo que ocupa la cabeza y baja hasta medio escudo, como mantel, sin llegar a la punta. Para algunos autores, mantelado en jefe (Hernández de Mendoza) Escaquetado: en escaques o jaqueles (Garci Alonso de Torres) Escarbunclo: carbunclo (Garci Alonso de Torres) Escudico: escudete Esquartelado: dividido en cuarteles o partido y cortado (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) F Fange: frange (Ferrán Mexía) Faraute: heraldo (Garci Alonso de Torres) Fasa: faja (Garci Alonso de Torres) 1516 Fermoseado: v. hermoseado Flan: cuartel resultante del partido en soutier o en aspa (Garci Alonso de Torres) Flordelisado: floronado o que sus extremos terminan en flores de lis (Alonso de Torres) Flor de lys: mueble heráldico que representa al lirio, característico de la heráldica real francesa (Garci Alonso de Torres) Frange: cuartelado en aspa G Girón: jirón, pieza heráldica en forma de triángulo rectángulo dirigido hacia el centro del campo (Diego de Valera) Gofrón: estampado (Garci Alonso de Torres) Gritado: v. hermoseado (Hernández de Mendoza) H Haraute: heraldo (Diego de Valera) Hermino: armiño (Garci Alonso de Torres) Hermoseado: mueble en cuyo interior se inscriben añadidos de otro esmalte. En animales, cuando se colorea el cuerpo a trazos con un esmalte diferente al resto para representar plumaje o pelaje (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) Honça: leona o leopardo, en actitud pasante (Hernández de Mendoza) Honça parda: v. honça (Garci Alonso de Torres) Horla: bordura (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza, Ferrán Mexía) J Jaquelado: en jaqueles o escaques (Garci Alonso de Torres, Ferrán Mexía) Jaquelado de punta: losangeado (Ferrán Mexía) 1517 L Lambeo: lambel o rastel, pieza que imita el rastrillo de un castillo (Gracia Dei) Larga o a la larga : animal andante (Hernández de Mendoza) Losado: en losange (Valera) M Mantelé: partido en mantel (Diego de Valera) Martallé: mueble que representa una manga estilizada (Garci Alonso de Torres) Membrada: ave con un esmalte diferente en sus patas que en el resto del cuerpo (Garci Alonso de Torres) O Ochavado: de ocho lados (Gracia Dei) Onça: v. honça (Gracia Dei, Garci Alonso de Torres) Oro: besante, pieza redonda de metal (Hernández de Mendoza) Orla: bordura (Ferrán Mexía) P Pal: palo (Hernández de Mendoza) Panela: mueble con forma de corazón que representa al nenúfar (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) Paquise: lambrequín (Gracia Dei) Parsado: que en alguna parte es de distinto esmalte al resto del mueble o pieza (Garci Alonso de Torres) Parte de cuerpo vivo y no vivo: mueble que representa parcialmente una figura (Ferrán Mexía) Partido a la larga: partido en pal (Hernández de Mendoza) 1518 Partido en fasa: cortado (Garci Alonso de Torres) Partido en mantel: mantelado (Hernández de Mendoza) Partido en quartel: cuartelado en cruz (Hernández de Mendoza) Partido en quatro quartos: cuartelado en cruz (Fernández de Oviedo) Paso, de: animal pasante (Fernández de Oviedo) Penna: mueble que representa una pluma (Hernández de Mendoza) Peña: forro (Fernández de Oviedo) Perfil: línea que delimita el borde de la orla (Fernández de Oviedo) Pomesado: pomelado, que termina en pomo, al referirse a un escarbunclo significa que en los radios de éste aparecen nudos (Garci Alonso de Torres) Prieto: negro o de sable (Ferrán Mexía, Hernández de Mendoza) Prosevante: persevante o último grado en el escalfón de los oficiales de armas (Diego de Valera) Q Quartelado: cuartelado o partido y cortado (Garci Alonso de Torres) R Raqueté: escaqueado (Diego de Valera) Rastel: lambel, pieza que imita el rastrillo de un castillo (Hernández de Mendoza) Rastryllo: lambel, pieza que imita el rastrillo de un castillo (Hernández de Mendoza) Rueda de Santa Catalina: cruz inscrita en un círculo (Hernández de Mendoza) Ruel: roel, pieza redonda de color (Hernández de Mendoza, Garci Alonso de Torres) 1519 S Sangre: de gules o rojo (Gracia Dei) Sanguíneo: de gules o rojo (Fernández de Oviedo) Santor: soutier o aspa (Alonso deTorres) Sautur: soutier o aspa (Ferrán Mexía) Sierpe: mueble que representa a una serpiente (Hernández de Mendoza) Sinobla: sinople ( Garci Alonso de Torres) T Tabla de axedrez: ajedrezado (Hernández de Mendoza) Tarja: targa, escudo mordido utilizado habitualmente en parada (Fernández de Oviedo, b) Tendido: animal echado en reposo (Hernández de Mendoza) Terciar: partir en mantel (Gracia Dei) Timbre: cimera (Gracia Dei) Torteo: roel, pieza redonda de color (Garci Alonso de Torres) Tragante: cabeza de animal que con sostiene con su boca cada uno de los extremos de una pieza, generalmente banda o barra (Garci Alonso de Torres, Hernández de Mendoza) Través, partido al: cortado (Hernández de Mendoza) Trina: terciado en pal (Ferrán Mexía) Troxos, a: coponada (Hernández de Mendoza) Vandas cruzadas, partido en: cuartelado en aspa (Hernández de Mendoza) Vandeleta: pieza que representa a una banda disminuida (Garci Alonso de Torres) Var: vero (Garci Alonso de Torres) Vidada: v. cruz bidada 1520 Vidé: vacío o hueco, mueble cuyo interior es del color del campo en el que se inscribe (Alonso de Torres) X Xaquete esqueado (Valera) Xaurón: chevrón (Valera) Y Yndio : de azur, azul (Hernández de Mendoza) 1521 1522 GLOSARIO BÁSICO DE TÉRMINOS HERÁLDICOS MODERNOS 1523 1524 A Acompañado: pieza o mueble que lleva a su lado otra u otras de menor tamaño Ajedrezada: jaquelado o partición de la que resultan más de cuatro escaques Armado: animal cuyas garras son de diferente esmalte que el resto de su cuerpo Armiñado: con forro de armiños de otros colores Armiño: forro que imita la piel del animal, se representa mediante un triángulo isósceles con tres puntos en su base y uno en su punta, es de sable sobre plata Azur: azul B Banda: pieza que atraviesa el campo desde su ángulo superior derecho al inferior izquierdo, ocupa un tercio del escudo Bandeleta: banda disminuida que ocupa un quinto del escudo Barra: pieza que atraviesa el campo desde su ángulo superior izquierdo al inferior derecho, ocupa un tercio del escudo Besante: pieza circular de metal Bordura: pieza que rodea al campo su ancho es un sexto del escudo Brisura: distinción que se coloca en el escudo de un linaje, puede ser una pieza diferente o una alteración de las existentes C Cabrio: pieza en forma de compás abierto hacia abajo cuyo eje se sitúa en el centro del jefe Calzado: partición que divide el escudo en tres partes mediante dos líneas que parten de la punta y van hacia los extremos del jefe 1525 Campo: interior del escudo Cantón: 1) pieza que representa un cuadrado que ocupa el vértice superior derecho o izquierdo del escudo; 2) parte del escudo que se sitúa en el ángulo superior derecho o izquierdo Carbunclo: adorno o piedra preciosa que se coloca en el centro del escudo Cargada: pieza colocada encima de otra Castillo: mueble que representa una fortaleza con tres torres Cimera: figura que se coloca en la parte superior del yelmo, suele estar relacionada con el emblema o divisa de su portador Color: cualquiera de los esmaltes que no representan metales (azul, morado, negro, rojo y verde) Coponada: pieza, comunmente bordura u orla, formada por segmentos iguales de esmaltes alternos Cortado: escudo dividido en partes iguales por una línea horizontal Cotiza: pieza disminuida que ocupa la mitad de la banda Cuartelado: partición del escudo en cuatro partes iguales mediante dos líneas transversales D Divisa: distintivo personal que podía constar de una figura o de una figura y un lema E Engolada: pieza, generalmente banda o barra, cuyos extremos terminan en la boca de un animal Esmalte: cualquiera de los colores usados en heráldica (amarillo, azul, blanco, morado, negro, rojo y verde) Escudete: escudo pequeño que se sitúa dentro del campo o de alguna pieza del blasón Escusón: escudo pequeño que se sitúa en el centro del campo 1526 Esmalte: cualquiera de los colores o metales del escudo Exployada: águila bicéfala F Faja: pieza horizontal que ocupa un tercio del campo Fajado: partición producto de cortar el escudo tres veces o más Falsas: armas falsas las que incumplen la ley del blasón G Gules: rojo Jefe: pieza que ocupa el tercio superior del escudo y, por extensión, parte superior del escudo Jirón: pieza heráldica en forma de triángulo rectángulo dirigido hacia el centro del campo L Lambel: pieza horizontal que tiene tres rectángulos colgantes que se sitúa en la parte superior del escudo. Tiene su origen en el rastrillo de las puertas de las fortalezas Lambeado: escudo con lambel Lambrequín: ornamento generalmente en forma de hojas de acanto que forman parte del timbre y que representan las telas o adornos colocados en los yelmos de los caballeros Lampasado: animal cuya lengua es de distinto esmalte al resto Losange: figura de rombo M Mantelado: partición que divide el escudo en tres partes mediante dos líneas que parten del centro del jefe y acaban en los lados de la punta 1527 Masonado: Castillo u otro edificio con los contornos de sus sillares de otro esmalte Merleta: mueble que representa un ave sin patas ni alas Metal: cualquiera de los esmaltes que no representan colores (blanco y dorado) Mote: frase que es la parte textual de la divisa y que recoge el espíritu de ésta Mueble: objeto, ser vivo o parte de alguno de éstos representado en el escudo con arreglo a las normas del blasón O Ondas, en: cualquier pieza representada de forma ondulada Orla: pieza que es una bordura disminuida Oro: amarillo P Pal: palo, pieza vertical que ocupa la tercera parte del campo. Partido en pal: partido de arriba abajo Partido: resultado de dividir el escudo desde arriba a abajo en dos mitades Pasante: animal cuadrúpedo en actitud de andar Pieza: figura recogida por la normativa heráldica que no representa ningún ser vivo y objeto. Según algunos tratadistas las piezas tuvieron su origen en los refuerzos colocados en los escudos Plata: blanco Punta: parte inferior del escudo Púrpura: morado 1528 Q Quina: cada uno de los cinco puntos del dado, por extensión se designa así al escudete característico de las armas de Portugal R Rampante: animal cuadrúpedo elevado sobre sus patas traseras Roel: pieza redonda de color S Sable: negro Sautor: pieza en forma de aspa Sinople: verde Sobre todo: pieza colocada en el centro de un cuartelado Soporte: elemento paraheráldico, figura de animal que sostiene un escudo T Tajado: partición que divide el escudo mediante una recta que va desde su ángulo superior izquierdo al inferior derecho Tenante: figura humana que sostiene un escudo Terciado: partición que divide el escudo en tres partes iguales mediante dos rectas Timbre: conjunto de ornamentos externos al blasón Torre: mueble que representa una fortaleza que consta solamente de una torre Trechor: pieza disminuida que equivale a la mitad de la orla Tronchado: partición que divide el escudo mediante una recta que va desde su ángulo superior derecho al inferior izquierdo V Venera: mueble que representa a una concha estriada 1529 Verado: forro de veros de otros colores Vero: forro en forma de campana de esmaltes azul sobre blanco 1530 ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPOGRÁFICO DEL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA 1531 1532 En este índice se recogen las menciones a personajes individuales, linajes y lugares blasonados incluidos en el Libro de armería de Diego Hernández de Mendoza, tanto en el ejemplar transcrito como en los apéndices documentales. - En los casos de homónimos se ha procurado facilitar la identificación ampliando las referencias con ordinales, títulos o cargos que individualicen a los personajes. - Las referencias remiten al folio de la transcripción del manuscrito o del apéndice documental. - Los asteriscos * identifican los linajes y personajes de los cuales esta representado su blasón. - Las referencias utilizadas para el manejo del índice son las habituales v. (véase) para referencias obligatorias y v.a. (véase además) para referencias cruzadas. - Solamente se han incluido las ciudades y lugares cuyo blasón figura descrito. 1533 1534 - Abarca, rey de Aragón - f. 61 r - Abarca, Sancho, rey de Navarra - f. 57 v - Abenruyz - f. 207 r - Abraham - f. 138 v - Absalón - f. 134 r - Aça* - f. 197 v - Aça, Juan de - f. 197 v - Açebes - f. 134 r - Acosta - f. 56 v - Acosta, rey - f. 207 r - Afán de Rivera, Per - f. 72 r - Afrensis - f. 221 r - Agenor - f. 49 v - Agenor - f. 50 r - Agila - f. 55 v - Agilar de la Frontera* - f. 208 v - Aguallo* - f. 209 v - Ajofrín v. Ajufryn - Ajufryýn* - f. 186 v - Alarcón* - f. 195 v - Alarigo - f. 54 r - Alastrad - f. 121 v - Albán - Apéndice doc. f. 199v. - Albohacén, rey de Marruecos - f. 102 v - Albornoz* - f. 190 r - Albornoz, Gil de, cardenal - f. 190 r - Albornoz, Gómez - f. 190 r - Albornoz, Juan de - f. 191 r - Albornoz, María de - f. 192 v - Alburquerque, Juan Alonso - f. 224 v - Alejandro v. Alixandre - Alemania, emperador de* - f. 28 v - Alfonso v. a. Alonso - Alfonso VI, rey de Castilla - f. 61 v, - f. 88 r, - f. 181 r - Alfonso VII, rey de Castilla - f. 88 v - Alfonso VIII, rey de Castilla - f. 171 v, - f. 176 v, - f. 18 r - Alfonso X, rey de Castilla - f. 38 r, - f. 68 r, f. 86 v, - f. 131 v, - f. 221 v - Alfonso XI, rey de Castilla - f. 70 r, -f. 102 v - Alfonso, rey de Aragón - f. 88 v - Alhama - Apéndice doc. f. 245 r - Alier - f. 56 v - Alixandre - f. 15 v, - f. 133 r, f. 137 r - Almansa - Apéndice doc. f. 223 v - Almanzor - f. 208 r - Almenna - f. 218 r - Alonso Pementel, Rodrigo - f. 71 v - Alonso v.a. Alfonso - Alonso, almirante de Castilla - f. 71 r - Alonso, Erand - f. 84 r - Alonso, rey de Aragón - f. 43 r - Alonso, rey de Castilla - f. 67 r - Alonso, rey de Portugal - f. 18 v, - f. 62 r - Álvarez Albornoz, Garçi - f. 191 r - Álvarez de Ossoryo, Pedro - f. 71 v - Álvarez de Sotomayor, Pedro - f. 147 r - Álvarez de Toledo, Alonso * - f. 120 r - Álvarez de Toledo, Garçia - f. 181 r - Álvarez, Juan - f. 122 r - Alvarnáez, Clara - f. 155 v - Álvaro, conde - f. 82 r - Amon - f. 134 r - Amueyro - Apéndice doc. f. 199v. - Amulcar, emperador de Cartago - f. 45 r - Anajas - f. 142 v 1535 - Anaya - Apéndice doc. f. 203 r - Anchises - f. 77 v - Andrade* - f. 154 v - Anfertyon - f. 218 r - Angelyna - f. 147 v - Angulo* - f. 209 r - Anibal - f. 52 r - Antenor - f. 46 v - Antimus - f. 47 v - Antolinez de Burgos, Anton - f. 84 r - Antolinez, Martín - f. 84 r - Apes - f.13 r - Aquiles - f. 46 r - Aragón, Alonso de* - f. 72 v - Aragón, rey de* - f. 58 v - Arduyça, duque de Byscaya - f. 80 v - Arellano - Apéndice doc. f. 243 v - Arellano * - f. 101 r - Arellano, Alonso de - f. 101 r - Arias * - f. 215 r - Arias de Ávila, Diego - f. 216 r - Arias, Juan - f. 216 r - Arista, Íñigo, rey de Navarra - f. 101 r - Aritorio - f. 55 r - Arnoya - f. 47 v - Arrio - f. 55 v - Arysta, Inigo, rey de Navarra - f. 57 v - Ascaro - f. 78 v - Asclapio Doto - f. 40 v - Asigerico - f. 54 v - Aspar - f. 23 v - Asturias - Apéndice doc. f. 228 v - Asturias, conde de - f. 79 v - Asturias, Rodrigo de - f. 69 r - Atamar - f. 134 r - Atanagildo - f. 55 v - Atanes - f. 52 r - Ataulfo - f. 54 v - Atila - f. 55 r - Avellaneda* - f. 175 r - Avicena - f. 207 r - Ávila* - f. 179 v - Ayala * - f. 89 r - Bacanegra * - f. 226 r - Badillos - Apéndice doc. f. 216 r - Baldoyga, emperador - f. 18 v - Balia- f. 48 r - Baltasar - f. 23 v - Bamba - f. 56 r - Barahona- Apéndice doc. f. 207 r - Barbas - Apéndice doc. f. 230 v - Barrientos* - f. 166 v - Barrientos, Lope de - f. 167 v - Barroso - f. 209 r - Barroso* - f. 183 r - Basconzillos - Apéndice doc. f. 225v - Bazanes - Apéndice doc. f. 241 r - Bearne, Beral de - f. 69 r - Beatriz, infanta de Portugal - f. 76 v - Beatriz, reina de Castilla - f. 67 r - Bello - f. 16 r - Benavente, duque de - f. 153 v - Benavides - Apéndice doc. 118v. - Benavides- Apéndice doc. f. 230 v - Berengella, reina de León - f. 160 r - Bermudo, rey de León - f. 65 r - Bernaldo, santo - f. 137 v - Berrio- Apéndice doc. f. 230 v - Betiza - f. 56 r 1536 - Biedma * - f. 212 r - Bivero* - f. 156 v - Bivero, Juan de - f. 156 v - Blanca - f. 67 r - Blanca, infanta de Francia - f. 68 r, - f. 69 r - Bocaçio, Juan - f. 42 v - Bocanegra, Calabruz - f. 226 v - Bocanegra, Gillo - f. 226 v - Boecio - f. 136 v - Bohemia, rey de* - f. 36 v - Bolaños - Apéndice doc. f. 242 r - Boyda, Juan - f. 29 v - Bracamonte* - f. 180 r - Bracamonte, Robyn de - f. 180 r - Brangel - f. 133 v - Bravos de Laguna - Apéndice doc. f. 203 v - Brovista - f. 48 r - Bruto - f. 77 v - Busto* - f. 107 r - Busto* (otro) - f. 110 v - Byllegas - Apéndice doc. 88v. - Byscaya* - f. 80v - Çaballos - f. 195 v - Cabeça de Vaca* - f. 176 v - Cabrera, Bernal de - f. 102 r - Caco - f. 51 v - Cadena* - f. 168 v - Cadena, Andrés de la - f. 169 r - Çalaçar * - f. 90 v - Calatayud* - f. 200 v - Calatayud, Luis de - f. 200 v - Calderón* - f. 185 v - Calvo, Layn - f. 65 r, - f. 83 v - Cam - f. 138 r - Campana* - f. 158 r - Canizares, Alvaro de - f. 201 v - Cannizares - Apéndice doc. 107v. - Çapata* - f. 189 r - Çarate * - f. 94 v - Carvajal- Apéndice doc. f. 224 r - Cárdenas* - f. 202 v - Cárdenas, Gutierre de - f. 155 v, - f. 203 r - Cárdenas, Rodrigo de - f. 155 v - Carlomagno - f.47 v, - f. 48 v - Carlos, príncipe de Navarra - f. 69 v - Carlos, rey de Navarra - f. 177 r - Carrança * - f. 227 v - Carrillo de Acuna, Gómez - f. 75 v, - f. 193v - Carrillo de Albornoz, Pedro - f. 193 r - Carrillo* - f. 181 v - Carrillo, Alonso - f. 104 v, - f. 193 v - Carrillo, Alvaro - f. 192 r - Carrillo, Gómez - f. 192 r - Carrillo, Teresa - f. 192 r, - f. 193 v - Cartagena* - f. 114 v - Cartagena, Alonso de - f. 40 r, - f. 114 v, - f. 115 r - Cartagena, Pablo de - f. 114 v - Cartagena, Pedro de - f. 115 r - Cartajena v. Cartagena - Carvajal - f. 114 r - Castaneda* - f. 106 v - Castaneda* (otro) - f. 111 r - Castilla* - f. 75 r - Castilla, rey de* - f. 63 v - Castillo - Apéndice doc. f. 218 v - Castrillo - Apéndice doc. f. 224 r - Castro* - f. 145 r 1537 - Castro, Fernando de - f. 153 r - Castro, Gutier Ferrandes de - f. 145 v - Castro, Johana de - f. 144 v - Castro, Juan de - f. 149 r - Cavallo * - f. 91 v - Cavallos, Estevania de - f. 86 v - Çelicon - f. 54 v - Çerda, Alonso de la - f. 68 r, - f. 192 r - Çerda, Fernando de la - f. 67 r, - f. 68 r, - Çerda, Gastón de la - f. 69 r, f. 69 r - Çerda, Isabel de la - f. 68 v - Çerda, Juan de la - f. 68 v - Çerda, La* - f. 67 v - Çerda, Luís de la - f. 163 v, f. 192 r - Çerda, Luís de la,conde de Talamón - f. 68 v - Cerezo - Apéndice doc. f. 202v - Cerezuela* - f. 205 r - Cerezuela, Juan de - f. 205 v - Cerramonte - f. 47 r - Cervantes* - f. 228 v - Cervantes, Juan de - f. 228 v - Cervatos* –184 v - César, Julio v. Julio César - Çéspedes* - f. 110 r - Cicerón v. Tulio - Çiçilya v. Sicilia - Cifontes - Apéndice doc. f. 227 v - Çimoteo - f. 138 v - Çisneros * - f. 128v - Çitila - f. 55 v - Clavyjo* - f. 187 v - Cloçestre, Duque de - f. 40 v - Colmenarejo, Pedro de - f. 76 v - Colodro, Alvaro - f. 208 r - Comedes - f. 47 r - Conçalo, conde - f. 82 r - Concha - Apéndice doc. f. 246 r - Constantino - f. 26 r, - f. 40 v - Contreras* - f. 110 v - Cordido* - f. 158 r - Córdova* - f. 206 v - Cornado* - f. 157 r - Corneles - Apéndice doc. f. 220 v - Cornelia - f. 181 r - Coronel * - f. 222 v - Coronel, Alonso Fernández - f. 224 v - Coronel, Lvis - f. 225 v - Coronel, María - f. 68 v, - f. 225 v - Cosue - f. 16 r - Cota - f. 17 r - Creta, rey de - f. 49 v - Croacia v. Goçia - Cuadros - Apéndice doc. f. 230 v - Cuello* - f. 195 r - Cueva, Beltrán de la * - f. 124 r - Cueva, de la - Apéndice doc. 128r. - Cuna* - f. 193 r - Cuna, Pedro de - f. 193 v - Cuna, Pedro de, conde Buendía - f. 156 v - Çuritas de los Canes - Apéndice doc. f. 209 v - Chacón* - f. 155 v - Chacón, Gonçalo - f. 155 v - Chacón, Juan - f. 155 v, - f. 156 r - Chanchuxe - f. 80 v - Cheryno* - f. 150 r - Chipre, rey de* - f. 27 r - Chirino v. Cheryno - Chirino, Pay - f. 150 r 1538 - Christina - f. 38 r - Daça v. Aça - Dávalos* - f. 182 v - David - f. 134 r, - f. 138 r - Daza v. Daça - Delgadillo* - f. 179 r - Díaz de Aux - Apéndice doc. f. 219 v - Díaz de Mendoza, Ruy v. Mendoza, Ruy Díaz de - Díaz Mexia, Garçi v. Mexía, Garçi Díaz - Diaz, Ruý - f. 83 r, - f. 181 r - Díaz, Hernando - f. 84 r - Diaz, Ruý - f. 84 v, - f. 118 r - Diazas de Cornado, Juan - f. 157 v - Dido - f. 77 v - Diego, infante de Castilla - f. 75 r - Diochisyano - f. 207 r - Divanez de Mendoza, Hernan - f. 86 r - Donis, infante de Portugal - f. 76 r - Egica - f. 56 r - Elena - f. 26 r - Eleno - f. 78 v - Elifonso v. Ildefonso - Elvyra, infanta de Castilla - f. 65 r - Emites - f. 47 r - Emoses - f. 47 v - Eneas - f. 42 v, - f. 46 v, - f. 77 v - Enrique - f. 67 r - Enrique , emperador - f. 18 v - Enrique I, rey de Castilla - f. 87 r - Enrique II, rey de Castilla - f. 101 v - Enrique II, rey de Castilla - f. 67 v, - f. 70 r - Enrique III, rey de Castilla - f. 92 r, - f. 183 r - Enrique IV, rey de Castilla - f. 73 v, - f. 100 r, f. 120 r, - f. 122 r, - f. 124 r - Enrique, conde de Alba - f. 71 r - Enrique, conde de Portugal - f. 62 r - Enriques* - f. 70 r - Enriques, Alonso - f. 156 r, - f. 176 r - Enriques, Fadrique - f. 71 v - Eordono - f. 84 r - Eraldo, rey - f. 41 r - Eredia * - f. 129 r - Eredia, Fortuno de - f. 129 v - Escipion - f. 52 r - Escobar* - f. 178 v - Escocia, rey de* - f. 39 r - Eslovenia v. Suenia - Espanna, Carlos de - f. 68 v - Espina, Gómez de - f. 88 v - Estanio - f. 77 v - Estrada - Apéndice doc. f. 233 v - Estúniga - f. 100 r - Estúniga, Alvaro de - f. 100 v - Estúniga, Ínigo de - f. 101 r - Estúniga, Juan de - f. 100 v - Estúniga, Pedro de - f. 100 v - Europa - f. 50 r - Fabyla, duque de Cantabria - f. 64 r - Fadrique - f. 67 r - Fadrique, duque de Arjona - f. 144 v - Fadrique, maestre de Santiago - f. 70 r - Fajardo* - f. 150 v - Faramundo - f. 48 r - Farfán.- Apéndice doc. f. 247 v - Favila, duque de Cantabria - f. 121 vFelipe - f. 67 r - Felipe, infante de Castilla - f. 38 r 1539 - Fernándes de Guzmán, Alfonso v. Guzmán, Alfonso Fernandes - Fernández Quinones, Diego v. Quinones, Diego Fernandes de - Fernández Coronel, Alonso v. Coronel, Alfonso Fernández - Fernández de Lorca v. Lorca - Fernandez, Melem - f. 84 r - Fernando I, rey de Aragón - f. 72 r, - f. 74 r, - f. 122 v, - f. 226 r - Fernando I, rey de Castilla - f. 159 r - Fernando III, rey de Castilla - f. 18 r, - f. 67 r, f. 68 r, - f. 86 r, - f. 86 v, - f. 208 r, - f. 221 v - Fernando IV, rey de Aragón - f. 123 r, - f. 183 r - Fernando v.a. Hernando - Fernando, rey de Portugal - f. 175 v - Ferrandes de Castro, Gutier v. Castro, Gutier Ferrandes de - Ferrandes de Hinestrosa, Juan - Ferrandes de Lorca, Pedro v. Lorca - Ferrandes de Mendoza, Juan v. Mendoza, Juan Ferrandes de - Ferrandes Pacheco, Juan v. Pacheco, Juan Ferrandes - Ferrandes v. a. Fernandes - Ferrandes v.a. Ferrandes - Filomena - f. 133 v - Flor, Ramyr - f. 162 v - Flores* - f. 162 v - Flugidio - f. 55 r - Folcada, Remon, conde de Tolosa - f. 18v - Fonseca* - f. 205 r - Fonseca, Juan de - f. 205 r - Francia, rey de - f. 40 r - Francia, rey de* - f. 46 v - Freyle de Andrade, Juan - f. 154 v - Freyle de Andrade, Nuno - f. 154 v - Frissia, rey de* - f. 30 r - Fruela, rey de León - f. 64 v - Fuensalida* - f. 186 r - Fuensalida, Diego de - f. 186 v - Fygeroa* - f. 152 r - Gallego, Pedro - f. 151 r - Ganímedes - f. 15 v - Garçía - f. 60 r - Garçía de Herrera, Pedro - f. 105 r - Garçia de Herrera, Pedrov. Herrera, Pedro Garçía de - Garçía de Petrel, Alvar v. Petrel, Alvar García de - Garçía, Alvar - f. 190 v - Garçía, conde de Castilla - f. 65 r - Garçía, Elvira - f. 192 r - Garçía, rey de Navarra - f. 65 r - Gastón, hijo del conde de Medina - f. 69 v - Gaudemaro - f. 55 v - Gauderico - f. 57 r - Gauna * - f. 93 r - Gayo Mario - f. 121 v - Gaytán* - f. 183 v - Gerion - f. 51 r, - f. 51 v, - f. 181 r - Gerónimo - f. 139 r - Gerónimo, santo - f. 97 r, - f. 137 v - Gevara * - f. 82 v - Gevara, Beltrán de - f. 168 r - Gildefer - f. 47 r - Girón v. a. Gyrón - Girón* - f. 173 v 1540 - Girón, María - f. 216 v - Girón, Pedro - f. 73 v, - f. 174 v - Glocester v. Gloçestre - Goçia, rey de* - f. 37 r - Golandia* - f. 37 v - Golydone - f. 47 r - Gomes de Sotomayor, Payo - f. 147 v, - f. 170r, - f. 188 r - Gomes de Sylva, Alonso - f. 185 r - Gomes de Sylva, Hernán - f. 185 r - Gómez de Sotomayor, Suer - f. 149 v - Gómez Manrique, Diego - f. 71 r, - f. 71 v - Gómez, Urraca - f. 192 r - Gonçales d’Ávila, Gil - f. 156 v - Gonçales de Clavyjo, Ruy - f. 188 r - Gonçales de Mendoza, Pedro - f. 69 v, - f. 71 r - Gonçales, Hernán - f. 65 r, - f. 118 r - González, Fernán v. Gonçales, Hernán - Gordonçillo* - f. 109 r - Grajedas - Apéndice doc. f. 240 v - Granada, rey de* - f. 63 r - Grecia, emperador de* - f. 25 v - Gregorio, santo - f. 97 r - Grufe - f. 210 r - Guadalajara - Apéndice doc. f. 222 r - Gudiel* - f. 184 r - Guernicas - Apéndice doc. f. 245 v - Guerrero - Apéndice doc. f. 244 v - Guiles - Apéndice doc. f. 244 v - Guillermo - f. 41 r - Gustius, Nuno - f. 82 r - Guzmán* - f. 160 r - Guzmán, Aldara - f. 76 v - Guzmán, Alfonso Fernandes de - f. 157 v - Guzmán, Alonso de - f. 92 r - Guzmán, Gonçalo de - f. 75 v - Guzmán, Leonor de - f. 68 v, - f. 70 r, - f. 145v, - f. 191 r - Guzmán, Luis de - f. 156 v - Gyrón v. a. Girón - Gyrón, Pedro - f. 195 r - Gyryon v. Gerion - Haro * - f.81 v - Haro, Diego de - f. 81 v - Haro, Lope de - f. 81 v - Héctor - f. 137 r - Heolo - f. 14 v - Heracles v. Hércules - Hércules - f. 46 r, - f. 51 r, - f. 51 v, - f. 134 v, f. 146 v, - f. 181 r, - f. 217 v - Heredia - Apéndice doc. 88v. - Hernándes, Garçi - f. 65 r - Hernandes, Juan - f. 86 r - Hernández de Mendoza, Diego - f. 7 r - Hernández de Mendoza, Juan - f. 86 r - Hernández de Velasco, Pedro - f. 91 r - Hernando v. a. Fernando - Hernando, conde - f. 82 r - Hernando, rey de Castilla - f. 65 r - Hernando, rey de Nápol - f. 72 r - Hernando, rey de Portugal - f. 76 r - Herrera - f. 16 v - Herrera * - f. 105 r - Herrezuelos * - f. 229 r - Hersabé - f. 134 r - Hervigio - f. 56 r - Heudorigo - f. 55 r - Hinestrosa* - f. 206 r - Hinestrosa, Juan Ferrandes de 1541 - Hinestrosa, Juan Ferrandes de - f. 206 v - Hoçes* - f. 187 v - Horosco * - f. 102 v - Hullóa* - f. 155 r - Hungría, rey de - f. 30 r - Hungría, rey de* - f. 29 r - Hurtado de Mendoza - f. 88 r - Hurtado de Mendoza, Diego - f. 124 v, - f. 192v - Hurtado de Mendoza, Juan - f. 192 r - Hurtado, Diego, señor de Canete - f. 85 r - Hurtado, Hernando - f. 88 v - Hurtado, Juan- f. 85 r - Ibarra - Apéndice doc. f. 222 v - Iherusalema v. Jerusalem - Ihesu Christo v. Jesucristo - Illán* - f. 171 r - Illán, Esteban - f. 181 r - Infantadgo, duque del - f. 85 r - Inglaterra, rey de* - f. 40 r - Inigez de Biedma, Rodrigo - f. 212 v - Ioue - f. 14 v, - f. 16 r - Iranzo, Miguel Lucas de * - f. 215 r - Isabel I, reina de Castilla - f. 100 v, - f. 122 v, - f. 126 r, - f. 226 r - Isidoro, santo - f. 49 r, - f. 55 v - Isla * - f. 107 v - Isorna* - f. 149 r - Isorna, Alvaro de - f. 149 v - Jaén (ciudad) * - f. 211 r - Jafet - f. 143 r - Jaime I, rey de Aragón - f. 45 v, - f. 68 r - Jarava* - f. 196 r - Jerónimo, santo - f. 49 r - Jerusalem* - f. 25 r - Jesucrito - f. 22 r, - f. 22 v, - f. 23 v, - f. 52 r, f. 54 v, - f. 145 r - Jiménez de Cisneros, Francisco - f. 128 v - Johana - f. 43 v - Johanna, condesa de Pontis - f. 38 r - Juan Andrés - f. 139 r - Juan Bautista, santo - f. 23 r - Juan Crisóstomo, santo - f. 138 r - Juan el tuerto - f. 82 v - Juan I, rey de Castilla - f. 76 r - Juan II, rey de Aragón - f. 91 r, - f. 123 r - Juan II, rey de Castilla - f. 17 r, - f. 72 r, - f. 73 r, - f. 75 r, - f. 91 r, - f. 100 v, - f. 122 r, - f. 123 r, - f. 126 r, - f. 127 r, - f. 145 v, - f. 156v, - f. 162 r, - f. 170 r, - f. 230 r - Juan Manuel, señor de Villena - f. 67 r - Juan, rey de Portugal - f. 62 v - Juan, arzobispo de Toledo - f. 67 r - Juan, infante de Portugal - f. 76 r - Juan, señor de Vizcaya - f. 68 r - Juan, señor de Vizcaya - f. 82 v - Juana, hija de Leonor de Guzmán - f. 145 v - Judas Macabeo - f. 137 r - Jufre - f. 202 r - Jufre Tenoryo, Alonso - f. 222 r - Juiles - f. 114 v - Julián - f. 63 v - Julio César - f. 50 v, - f. 52 r, - f. 121 r, - f. 125 v, - f. 221 r - Julyo - f. 77 v - Juno - f. 16 r, - f. 218 v - Júpiter - f. 16, - f. 46 r, - f. 49 v, - 50 r, - f. 218r - La Sarte * - f. 94 r - Lançalago - f. 43 r 1542 - Lara* - f. 82 r - Lara, Manrique de v. Manrique, conde - Laso de la Vega* - f. 105 v - Laso de la Vega, Garçi - f. 106 r - Laso, Pedro, señor de Mondéjar - f. 69 v - Laudato - f. 219 v - Laynez, Diego - f. 83 v - Laynez, Frayn - f. 81 r, - f. 83 v - Laynez, Layn - f. 83 v, - f. 84 v - Laynez, Nuno - f. 145 v - ldefonso, santo - f. 56 r - Ledo - f. 181 r - Leomarte - f. 15 v, - 42 v, - f. 46 r, - f. 78 r - León, rey de* - f. 36 v - Leonogildo - f. 55 v - Leiva - f. 114 r - Leyva*.- Apéndice doc. f. 230 v - Lira - Apéndice doc. f. 223 r - Loaisa* - f. 201 v - Loba, reina - f. 144 v - Londono * - f. 95 r - Londono, Sancho de - f. 95 r - Lopes de Cárdenas, Garçí - f. 202 v - Lópes de Estúniga, Diego - f. 101 r - Lópes de Horosco, Ybigo - 102 v - López de Ayala, Pedro - f. 186 v - López de Dávalos, Ruy - f. 182 v - López de Mendoza, Inigo - f. 69 v, - 85 r, - f. 129 r, - f. 168 r - López de Padilla, Pedro - f. 103 v - López de Saldana, Hernán - f. 230 r - López de Saldana, Nuno - f. 230 r - Lorca, Pedro Ferrandes de * - f. 117 r - Lorençio, conde de Cruna - f. 169 v - Lozana - Apéndice doc. f. 232 r - Luárez, Nuna - f. 84 r - Lucano - f. 207 r - Luinva - f. 55 v - Luis, nieto del conde de Medina - f. 69 v - Luis, rey de Francia - f. 69 v - Luján v. Luxán - Luna* - f. 203 r - Luna, Alvaro de - f. 155 v, - f. 156 v, - 175 v, - f. 192 v, - 203 r, f. 205 r - Luna, Juan de - f. 127 v, - f. 192 r, - f. 203 v - Luxán* - f. 188 r - Luxán, Diego de - f. 188 v - Luxán, Hernando de - f. 188 v - Luxán, Juan de - f. 188 v - Luyva - f. 55 v - Luz - f. 121 v - Luzio* - f. 200 r - Luzón* - f. 189 v - Lysón* - f. 210 r - Llama - Apéndice doc. f. 219 v - Llanes de Parada, Suer - f. 153 r - Maças, Pedro - f. 226 r - Machuca - f. 116 r - Mahoma - f. 20 v, - f. 22 r, - f. 63 r - Maldonado* - f. 150 r - Malico - f. 55 r - Mancobo - f. 47 r - Manrique * - f. 95 v - Manrique, Alonso - f. 86 v - Manrique, conde - f. 88 v, - f. 98 r, - f. 134 v - Manrique, Ferrandes - f. 98 v - Manrique, Gómez - f. 99r - Manrique, Jorge - f. 99 r 1543 - Manrique, Juan, conde de Castañeda - f. 71v - Manrique, Pedro, conde de Paredes - f. 99r - Manrique, Pedro, señor de Amusco - f. 99r - Manrique, Rodrigo - f. 99 r - Manuel, infante de Castilla- f. 67 r, - f. 67 v , f. 151 v - Manueles* - f. 66 v - María de Molina, reina de Castilla - f. 173 r - María, reina de Castilla - f. 75 v - Marinas, de las - f. 153 r - Martines de Çaballos, Fernán - f. 195 v - Martines de Luna, Juan - f. 192 r - Martínez de Herrera, Pedro - f. 71 v - Martinia - f. 139 r - Maryno - f. 116 r - Maryno* - f. 148 r - Mate de Luna, Juan - f. 86 v - Mate, Fernan - f. 86 v - Mate, Juan - f. 87 v - Mateo, santo - f. 138 r - Mayr, Raby - f. 226 r - Melchior - f. 23 v - Melendes de Valdés, Pedro - f. 168 r - Mena, Juan de - f. 207 r - Menbrot - f. 15 v, - f. 131 v - Mendano * - f. 93 v - Mendoza * - f. 83 r - Mendoza de Sevilla * - f. 86 r - Mendoza, Alonso de - f. 149 r - Mendoza, Catalyna de - f. 158 v - Mendoza, Ínigo de - f. 166 r - Mendoza, Johana de - f. 71 r - Mendoza, Juan de - f. 122 v - Mendoza, Juan Ferrandes de - f. 87 r - Mendoza, Leonor - f. 228 r - Mendoza, Lope de - f. 87 r, - f. 148 v - Mendoza, María de - f. 216 v - Mendoza, Ruy Díaz de - f. 85 r - Mendoza, señor de Almaçan - f. 71 v - Meneses - f. 172 r - Mercado - Apéndice doc. f. 246 r - Mesa* - f. 210 v - Mexía de Ponte, Pedro - f. 153 v - Mexía* - f. 148 v - Mexía, Garçi Díaz - f. 148 v - Mexía, Gonzalo - f. 181 r - Mexía, María - f. 170 r - Milán, duque de* - f. 44 v - Miramamolin v. Myramamolyn - Miranda* - f. 166 r - Mofalta - f. 68 v - Montoya* - f. 197 r - Morales* - f. 204 r - Morales, Pedro de - f. 204 v - Moranes - Apéndice doc. f. 215 r - Moscoso* - f. 152 v - Moya* - f. 199 v - Moya, Álvaro de - f. 190 v - Moysen - f. 20 v - Muça - f. 63 v - Munnizes - Apéndice doc. f. 204 r - Munoz, Domingo - f. 208 r - Murcia - Apéndice doc. f. 225 v - Muro - Apéndice doc. f. 218 r - Mustellilla - f. 218 v - Mynerva, Ponçe de - f. 163 v - Myramamolyn - f. 58 r, - f. 171 v, - f. 177 r - Nabucodonosor - f. 181 r - Nápoles, rey de* - f. 42 v 1544 - Narna - f. 207 r - Narváez - Apéndice doc. f. 230 v - Navarra, rey de* - f. 56 v - Neutuno - f. 13 v - Nino - f. 16 r - Nino* - f. 175 v - Nino, Pedro, conde de Buelna - f. 76 r, - f. 175v - Nohé - f. 25 r, - f. 131 r - Noruega, rey de* - f. 37 v - Nunçio Celula - f. 118 r - Nunes de Lara, Juan - f. 82 v - Nunes de Loaisa, Alvar - f. 202 v - Núnes de Osoryo, Alvar - f. 165 r - Núnez de Aça, Gonçalo - f. 197 v - Núnez de Lara, Juan - f. 107 r, - f. 110 v - Núnez de Toledo, Pedro * - f. 120 r - Núnez Rasuera, Nuno - f. 64 v - Núnez, Elvira - f. 83 v - Núnez, Francisco - f. 126 r - Núnez, Gonzalo - f. 65 r - Núnez, Juan * - f. 126 r - Núnez, Teresa - f. 84 r - Núnez, Ximena - f. 62 r - Obregón* - f. 112 v - Onez * - 90 r - Opas - f. 63 v - Orozco v. Horosco - Osoryo* - f. 165 r - Osoryo, Leonor de * - f. 126 v - Osoryo, Luçio - f. 165 v - Osoryo, Peraluares de - f. 156 v - Ovidio - f. 49 v, - f. 97 r - Pacheco - f. 194 v - Pacheco, Juan - f. 124 v, - f. 195 r - Pacheco, Juan Ferrandes- f. 194 v - Padilla * f. 103 v - Padilla, Gutierre de - f. 104 r - Padilla, Hernando de - f. 104 r - Padilla, Juan de - f. 103 v - Padilla, María de - f. 206 v - Paez de Sotomayor, Alvar - f. 170 r - Palechon - f. 51 v - Palomeque* - f. 184 r - Pandraso - f. 78 v - Panonia, rey de* - f. 36 v - Pantoja* - f. 186 r - Parada* - f. 153 r - Parada, Menvasques de - f. 153 r - Pardo* - f. 153 r - Pardos de la Casta v. Súarez Pardos de la Casta - Pareja - f. 100 r - Pares - f. 142 v - Paris - f. 133 r - Párraga* - f. 158 v - Párraga, Alonso de - 158 v - Partonope - f. 43 r - Pavýa * - f. 229 r - Pedro I, rey de Castilla - f. 71 r, - f. 75 r, - f. 181 r, - f. 206 v - Pedro, conde - f. 82 r - Pedro, infante de Aragón - f. 45 v - Pedro, infante de Castilla - f. 75 r - Pedro, obispo de Palencia - f. 75 v - Pedro, rey de Aragón - f. 177 r - Pelayo, rey - f. 64 r, - f. 121 v, - f. 159 r - Pelistras - f. 207 v - Pementel* - f. 176 r - Pementel, Rodrigo Alonso - f. 176 r 1545 - Penna - Apéndice doc. f. 205 r - Penna (otros) - Apéndice doc. f. 206 r - Pennalosa* - f. 180 v - Pepino - f. 47 v - Peralta* - f. 201 r - Peralta, Pedro de - f. 201 r - Peréa* - f. 210 v - Peres de Guzmán, Alonso - f. 163 v - Peres de Valdés, Melem - f. 166 r - Peres de Vargas, Garçi - f. 18 r, - f. 115 v, - f. 133 v, - f. 148 r - Péres, Alonso - f. 156 v - Pereyra - f. 194 r - Pérez de Guzmán, Alvar - f. 92 r - Pérez de Mendoza, Lope - f. 149 r - Pérez Machuca, Diego - f. 115 v - Pérez Ponçe, Fernán - f. 163 v - Petrel, Alvar García de- f. 202 r - Petren - f. 221 r - Petreo - f. 52 r - Pimentel v. Pementel - Pimentel, Alonso de - f. 166 r - Pirro - f. 51 v - Pluto - f. 13 v - Pompeo - f. 52 r - Ponçe de León - f. 163 r - Ponçe, Pedro - f. 164 v - Ponpeo - f. 221 r - Ponte* - f. 153 v - Ponte, Juan de - f. 153 v - Porras* - f. 168 v - Portugal* - f. 76 r - Portugal, Hernando de - f. 76 v - Portugal, Juan de - f. 175 v - Portugal, rey de* - f. 61 v - Prado* - f. 173 r - Preste Juan de las Yndias* - f. 20 r - Príamo - f. 25 v, - 47 r, - f. 77 v, - f. 133 r - Puerto Carrero, Pedro - f. 71 v - Puertocarrero - Apéndice doc. f. 202v - Quevedo* - f. 111 v - Quinnones – Apéndice doc. 75v. - Quinones* - f. 165 v - Quinones, Diego Fernandes de - f. 165 v - Quinones, Suero de - f. 166 r - Quiroga* - f. 154 v - Quiroga, Gonçalo de - f. 154 v - Quixada - f. 17 r - Ragaiso - f. 54 r - Ramirez de Arellano, Juan - f. 71 v, - f. 101 v - Ramiro, santo - f. 47 v - Rangeles - Apéndice doc. f. 230 v - Rapado, Diego - f. 228 v - Rasuera, Nuno - f. 81 r, - f. 83 v - Rea, Pelayo - f. 115 v - Recaredo - f. 55 v - Redio - f. 46 v - Regada v. Ragaiso - Remiro - f. 59 r - Remiro, rey de León - f. 160 v - Remo - f. 42 v, - f. 133 r - Remon, conde de Barcelona - f. 61 r - Remon, conde de Tolosa - f. 88 r - Resesudo - f. 56 r - Resplandyal - f. 53 r - Retuxe - f. 80 v - Reyes Magos - f. 24 v 1546 - Reynel, duque de Provencia - f. 34 v - Reynoso* - f. 171 v - Rianno- Apéndice doc. 77r. - Ribas - Apéndice doc. f. 211 r - Ribera* - f. 146 r - Ricardo - f. 41 r - Roberto, duque de Normandía - f. 40 v - Rocafuy, Ramón de - f. 127 v - Rodes, maestre de * - f. 27 v - Rodoyllo - f. 56 r - Rodrigo, conde - f. 173 v - Rodrigo, rey - f. 18 v, - f. 54 r, - f. 56 v, - f. 63 v, - f. 64 r, - f. 80 v, , - f. 181 r, - f. 184, f. - Rodrigues de Ledesma, Gonçalo - f. 167 v - Rodríguez de Alarcón, Diego - f. 196 r - Roeles - Apéndice doc. f. 237 r - Rojas * - f. 103 r - Rojas, Hernando de - f. 103 v - Rojas, Juan de - f. 71 v - Rollo - f. 41 r - Roma, ciudad* - f. 42 v - Romo* - f. 198 r - Romo, Francisco - f. 198 v - Rómulo - f. 42 v, - f. 133 r, - f. 135 r - Rotinio - f. 55 r - Ruberto - f. 41 r - Ruela* - f. 186 r - Ruiz de Alarcón, Pedro - f. 122 r - Ruiz de Castro, Fernán - f. 134 r - Ruiz de Gauna, Fernan - f. 93 r - Ruiz de Gauna, Pedro - f. 93 r - Ruiz de la Vega, Gonçalo - f. 85 r, - f. 106r - Ruyz de Alarcón, Martín - f. 195 v - Ruyz de Castro, Fernán - f. 98 v, - f. 145 v - Ryvadeneyra* - f. 154 r - Sacarus - f. 207 r - Saldana * - f. 229 v - Salomón - f. 181 r - Salustio - f. 121 v - Salzedo v. Sazedo - Samuel - f. 121 v - Sanches Çapata, Ruy - f. 189 r - Sánchez - Apéndice doc. f. 221 r - Sánchez Carrança, Juan - f. 228 r - Sánchez de Moscoso, Ruy - f. 144v - Sancho - f. 56 v - Sancho IV, rey de Castilla - f. 68 v, - f. 86v - Sancho, conde de Alburquerque - f. 70 r - Sancho, conde de Castilla - f. 65 r - Sancho, rey - f. 81 v - Sancho, rey de Aragón - f. 60 r - Sancho, rey de Navarra - f. 58 r, - f. 59 r, - f. 65 r, - f. 159 r - Sandoval - f. 122 r - Sandoval * - f. 227 r - Sandoval, Diego de - f. 103 r, - f. 105 r, - f. 227 r - Santestaçio, cardenal de - f. 192 r - Sarmiento * - f. 99 v - Sarmiento, Juan - f. 100 r - Sarmiento, Pedro - f. 99 v - Saturno - f. 13 r, - f. 13 v - Sayabedra* - f. 146 r - Sazedo* - f. 109 r - Semeramis - f. 16 r - Sen - f. 25 r - Séneca - f. 121 v, - f. 207 r - Sennyor, Abrahan - f. 226 r - Sevilla, ciudad * - f. 217 r 1547 - Sicilia, rey de* - f. 45 r - Silva v.a. Sylva - Silva, Alonso de, conde de Çihuentes- f. 92r - Sinchila - f. 55 v - Sisebundo - f. 55 v - Sisebuto - f. 55 v - Sócrates - f. 121 v - Soelmonte - Apéndice doc. f. 212 v - Solier * - f. 216 v - Solorzano * - f. 92 v - Somontes v. Soelmonte - Somoza v. Zomoza - Sosa* - f. 187 r - Soto - Apéndice doc. f. 224 v - Soto, Leonor de - f. 74 r - Sotomayor* - f. 146 r - Suares de Fygeroa, Lorenço - f. 152 r - Suárez de Quinones, Pedro - f. 165 v - Suárez de Toledo, Pedro - f. 181 r - Suárez Gallinato, Lorenço - f. 115 v - Suárez Pardos de la Casta - Apéndice doc. f. 219 r - Suenia, rey de* - f. 37 r - Sylva- Apéndice doc. 95r. - Sylva, Juan de - f. 149 v - Sylva, Juan de - f. 185 v - Sylvestre, Papa - f. 26 r - Syva* - f. 185 r - Talgas - f. 55 v - Tamayo - Apéndice doc. f. 212 r - Tamerlán v. Tamurbeque - Tamurbeque - f. 147 v - Tarif - 63 v, - f. 181 r, - f. 184 v - Taryt - f. 63 v - Taveyra * - f. 198 r - Telaforte - f. 46 r - Tellez Gyrón, Alonso - f. 194 v - Tello, conde de Agylar - f. 70 r - Tenderedo - f. 55 v - Tenoryo * - f. 222 r - Tenoryo, Garçijufre - f. 198 v - Tenoryo, Pedro - f. 222 v - Tentran - f. 46 r - Teodero - f. 55 v - Teodesdo - f. 55 v - Teodorigo - f. 55 r, - f. 137 r - Teodosio - f. 54 r - Teresa - f. 62 r - Therco - f. 133 v - Tibaldo, rey de Navarra - f. 58 r - Tito Livio - f. 47 v - Toledo* - f. 181 r - Toledo* (otros) - f. 181 v - Tolo - 181 r - Tomás, santo - f. 24 r - Toral - f. 162 v - Torquemada* - f. 205 v - Torre* - f. 199 r - Torres * - f. 211 v - Torres de Jahen, María - f. 76 v - Torres, Juan - f. 212 r - Tosantos* - f. 108 v - Tovar * - f. 104 v - Tovar, Juan de - f. 71 v, - f. 104 v - Trasto - f. 53 r - Trous, rey de Troya - f. 15 v - Tubal - f. 50 v, - f. 51 r - Tulio - f. 138 r - Turismundo - f. 55 r 1548 - Tytus - f. 80 r - Ugarte * - f. 94 v - Ullóa v. Hullóa - Urraca, Infanta de Castilla - f. 88 r - Uxila* - f. 37 v - Valderrábano* - f. 180 v - Valdés* - f. 168 r - Valdés, María de - f. 168 r - Valera, Diego de - f. 15 v - Valia - f. 54 v - Vallejo* - f. 113 r - Vanegas* - f. 209 v - Vargas* - f. 115 v - Vargas, Garçi Pérez v. Pérez de Vargas, Garci - Vargas, Juan de - f. 117 r - Vargas, Pedro de - f. 117 r - Vargas de Olea - f. 117 r - Vaspasiano - f. 80 r - Vasques de Cuna, Lope - Vasques de Cuna, Lope - f. 76 r, f. 193 v. - Vasques de Cuna, Martín - f. 194 v - Vasques, Gil - f. 193 v - Vasques, Lope - f. 193 v - Vasques, Martín - f. 193 r - Vega* - f. 178 r - Vega, Lope de - f. 178 v - Velaques - f. 89 r - Velasco * - f. 91 r - Velasco, Pedro de - f. 175 r, - f. 216 v - Vellaco - f. 89 v - Venavides - f. 113 va. Benavides - Venero* - f. 112 r - Venis - f. 77 v - Vera - Apéndice doc. 109v. - Verdejo* - f. 204 v - Viana* - f. 189 v - Villa.- Apéndice doc. f. 246 v - Villagómez - Apéndice doc. f. 224 r - Villagracia - Apéndice doc. 79r. - Villaheliche, señores de - f. 87 v - Villalobos* - f. 165 r - Villandrando* - f. 168 v - Villandrando, Rodrigo de - f. 169 v - Villandrando, Sevastián de - f. 169 v - Villena, Costança de - f. 191 r - Villena, Enrique de - f. 192 v - Villena, Hernando de - f. 67 r - Violante - f. 68 r - Vitorico - f. 55 v - Vizcaya v. Byscaya - Xençio - f. 26 r - Xerica, Juan de - f. 164 v - Ximenes de Luxán, Migel - f. 188 r - Ximenes, Catalina de - f. 188 v - Ybernia, rey de* - f. 41 v - Ýjar - Apéndice doc. f. 217 r - Ynglaterra v. Inglaterra - Yniguez, Garçi, rey de Navarra - f. 57 v - Yogenis - f. 78 v - Yonico - f. 131 r - Yseo - f. 133 v - Ysidro v. Isidoro - Yspán - f. 49 v, - f. 51 v, - f. 135 r, - f. 181 r, f. 220 r - Ytermo - f. 53 r - Zapata v. Çapata - Zomoza - Apéndice doc. f. 215 v, f. 207 v 1549 1550 BIBLIOGRAFíA Y FUENTES 1551 1552 1. FUENTES MANUSCRITAS De esta relación están excluidos los ejemplares de Libro de armería que se describen de manera singularizada en el capítulo dedicado a las fuentes conservadas. 1.1. DOCUMENTACIÓN ARCHIVÍSTICA ARCHIVO DE VILLA (MADRID) Secretaría General. Libros de acuerdos (1446/1505) ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS CASA Y SITIOS REALES Legs. 8 y 9: Documentación sobre los Álvarez de Toledo ESCRIBANÍA MAYOR DE RENTAS Casa Real, Asientos de 1497, f.333 ARCHIVO HISTÓRICO DE PROTOCOLOS DE MADRID Protocolo 14 (s. XVI) Testamentarías de los Núñez de Toledo ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL CLERO REGULAR Y SECULAR. MADRID. JERÓNIMOS Leg. 4081 Fundaciones de capellanías (S. XV) Leg. 4079 Arriendos y títulos de propiedad (S. XVI) Leg. 4082 Testamentos y fundaciones (S. XV) Leg. 4083 y 4084 Censos (S. XVI) CLERO REGULAR Y SECULAR MADRID. HOSPITAL SANTA CATALINA DE LOS DONADOS 1553 Leg. 3956 Testamento del fundador (Copia de 1640) Libro 8155 Hospital de Santa Catalina de los Donados. Razón de la fundación y hacienda de este Hospital NOBLEZA (Toledo) Osuna, cond. de Priego, C.31, Testamento de Diego Fernández Frías, caja 110, num 8, Pleitos y posesiones de los Álvarez de Toledo Frías, caja. 42, num 3 Frías, caja 7, num 8 bis ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE GUADALAJARA Protocolos (1505/1527) ARCHIVO REGIONAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C. 14197 - 107/2 Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.197 - 121. A/16 Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 127/1 Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 138/1 Jerónimos. Santa Catalina de los Donados, C.14.198 - 140/3 1.2. FUENTES LITERARIAS ÁLVAREZ DE OSORIO, Rodrigo. Origen y genealogía de los Osorio, RAH B-82 - Descendencia de la casa de los Osorios, BN. Ms. 3449 APONTE, Gerónimo de. Corrección a la genealogía de los reyes de Navarra, RAH 9/112 1554 BAILLO, Lope de. Blasón general de todas las insignias del Universo, BN Ms. 11.349 - Blasón general de todas las insignias del Universo, BN Ms. 6596 BAÍLLO, Lope de. Blasón general de todas las insignias del Universo, BN Ms. 10.654 BONET, Honoré de. Arbre des batailles, BN. 10.203 BARAHONA, Antonio de. Vergel de la nobleza, BN Ms. 11.450 - Vergel de la nobleza, BN Ms. 11.423 BÁRTOLO DE SASSOFERRATO. De insigniis et armis, BN. Ms. Res. 125 - De insigniis et armis, BN. Ms. 7099 CASTILLA, Alonso de. Recogimiento de nobles, RAH 9/271 CERVELLÓN, Diego de. Libro de blasones y escudos de armas, BN. Ms. 3253 FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, Gonzalo. Libro de cámara del príncipe don Juan, BN. Ms. 8394 - Libro de cámara del príncipe don Juan, BN Ms. 1.027 - Libro de ilustres varones, RAH 9/238 - Libro del blasón, RAH 9/4023 - Oficios de la casa real de Castilla, BN Ms. 8394 - Libro de linajes y armas, RAH 9/247 FERNÁNDEZ DE VELASCO, Pedro. Descendencia de la casa y linaje de Velasco, BN. Ms. 2.018 GARIBAY Y ZAMALLOA, Esteban de. Obras no impresas de Esteban de Garibay, RAH 9/1061 1555 GENEALOGÍA de los condes de Paredes, RAH D-25 GRACIA DEI, Pedro. Elogios del Gran Capitán, BN Ms. 10.343 - Blasones de linajes, BN Ms. 3.231 - Blasones de linajes, BN Ms. 3.449 - Linajes y blasones, BN Ms 11.686 - Vergel de la nobleza, BN. Ms. 3.449 - Genealogía y blasón de los reyes de Castilla començando de los reyes godos, BN Ms. 3222 - Genealogía y blasón de los reyes de Castilla començando de los reyes godos, BN Ms. 3449 - Genealogía y blasón de los reyes de Castilla començando de los reyes godos, BN Ms. 3.486 GUTIÉRREZ CORONEL, Diego. Historia genealógica de la Casa de Mendoza, BN Ms. 20514 INSCRIPCIONES SEPULCRALES , RAH 9/329 LIBRO del conocimiento, BN Ms. 1997 LÓPEZ DE HARO, Diego. Nobiliario Genealógico, BN Ms 11.584 LUCENA, Juan de. Tratado de los gualardones, BN Ms. Res. 125 MORALES, Ambrosio de. Nobiliario de España, BN Ms. 11.583 NOBILIARIO genealógico de algunos linajes y casas de España, RAH 9/233 NOBILIARIO (atribuido a Diego de Valera), BN. Ms. 22.580 PELLICER Y TOVAR, José de. Linaje de los de Toledo, RAH 9/146 bis REGLAS y divisa de la Orden Militar de la Jarra, B Esc., cod. vit. d-III- 25 1556 RELACIONES de cosas sucedidas, B. Esc., Ms. V-II-4 ROIZ DE SAA, Joan. Coplas de los nobles apellidos de Portugal, BN. Ms. 3449 SALA, Joaquín. Razón de la fundación del Colegio de Santa Catalina de los Donados, Archivo de Villa (Madrid) - Corregimiento Sección 1, leg. 17, n. 47 SALAZAR, Blas de. Genealogía de los condes de Cedillo y la diferencia de armas que usan los que tienen por el apellido Toledo, RAH 9/120 SALAZAR Y CASTRO, Luis. Biblioteca Genealógica española, Ms. 18.121 - Biblioteca Genealógica española, BN Ms. 18.636- n.15 TELLEZ DE MENESES, Alonso. Nobiliario de España, RAH 9/236 TORRES, Garci Alonso de. Blasón y recogimiento de armas, RAH 9/268 - Blasón y recogimiento de armas, BN Ms. 3.258 - Blasón de armas abreviado, RB II/71 - Espejo de nobleza, BN Ms. 11.424 - Espejo de nobleza, BN Ms. 3.257 - Espejo de nobleza, Blasón de armas abreviado y otros, AHN CÓDICES. 1491 B - Casas solariegas, BN Ms. 3.144 - Certificación de armas de Olivera, Biblioteca Fundación Lázaro Galdeano, inv. 14. 987 TUMBO menor de Castilla, AHN, Códices, 1046 B VALERA, Diego de. La valeriana, BN Ms. 1341, f. 148-326 - Sobre las preheminencias de los reyes de armas, BN Ms. 7.099 1557 - Crónica de España, BN Ms. 10.664 - Crónica de España, RB I/ 41 2. FUENTES IMPRESAS 2.1. ANTERIORES A 1800 AGUSTÍN, Antonio. Diálogos de las armas, y linajes de la nobleza de España, Madrid: Juán de Zúñiga, 1734 BARTOLO DE SASSOFERRATO. “Tractatus de insigniis et armis”, en Institutiones et Authentica commentaria, Basilea: Ex Officina Frobeniana, 1562 - “Tractatus de insigniis et armis”, en Consilia, quaestiones et tractatus, [s.l.]: Augustae Taurin, 1589 - “Tractatus de insigniis et armis”, en Consilia, quaestiones et tractatus, Lugduni: Sebastianus Gryphes, 1527 ARGOTE DE MOLINA, Gonzalo. Nobleza del Andaluzía, Sevilla: por Fernando Díaz, 1588 BERNI Y CATALÁ, Joseph. Creación, antigüedad y privilegios de los títulos de Castilla, Valencia: en la imprenta del autor, 1769 BARCELOS, don Pedro, conde de. Nobiliario del conde de Barcelos don Pedro. traducido por Manuel de Faria y Sousa, Madrid: por Alonso Paredes, 1646 - Nobiliario de don Pedro de Bracelos, hijo del rey don Dionis de Portugal. Ed. de Joao Baptista Lavanha, Roma: por Estevan Padinio, 1640 1558 BREVE compendio de la heráldica o arte del blasón, Valencia: Benito Monfort, 1764 CERVELLÓN, Gerardo de. Breve ilustración y sucinta prueva de los que cifran los Cuadros de la Genealogía de su Casa, Valencia: Casa de la viuda de Bernardo Nogués, 1663 CORRAL, Pedro del. Crónica del rey Rodrigo con la destruyción de España y como los moros la ganaron, Alcalá de Henares: Juan Gutierrez Ursino , 1587 GÓMEZ DE CASTRO, Álvaro. De rebus gestis a Francisco Ximenio Cisnerio, archiepiscopo toletano, Complutum: apud Andrea de Angulo, 1569 GUDIEL, Jerónimo. Compendio de historias, Alcalá de Henares: en casa de Iván Íñiguez de Lequerica, 1573 GUERRA Y VILLEGAS, Joseph Alfonso de. Discursos histórico político sobre el origen y preheminencias de el oficio de heraldos, reyes de armas, feciales y caduceadores, Madrid: Mateo de Llanos y Guzmán, 1693 LÓPEZ DE HARO, Diego. Nobiliario Genealógico, Madrid: Luis Sánchez, 1622 MENESTRIER, Claude François. Le méthode du blason, París: Estienne Michallet, 1688 MEXÍA, Ferrán. Nobiliario vero, Sevilla: Pedro Brun y Juan Gentil, 1492 MORALES, Ambrosio de. Crónica general de España, Alcalá de Henares: en casa de Iuán Íñiguez de Lequería, 1574 - Discurso de la verdadera descendencia del glorioso Doctor Santo Domingo, y como tuvo su origen la ilustrísima casa de Guzmán, Córdoba: en casa de Gabriel Ramos Bejarano, 1586 QUINTANA, Jerónimo de. A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Madrid: Imprenta del Reino, 1629 1559 QUINTANILLA Y MENDOZA, Pedro. Archetypo de virtudes, espexo de prelados: el venerable padre y siervo de Dios fray Francisco Ximénez de Cisneros, Palermo: Nicolas Bua, 1653 RADES Y ANDRADA, Francisco de, Fray Crónica de la Orden de Calatrava, Toledo, 1572 SALAZAR Y CASTRO, Luis. Historia genealógica de la casa de Lara, Madrid: Imprenta Real, 1699 - Árboles de costado de gran parte de las primeras casas de estos reynos, Madrid: en la imprenta de Antonio Cruzado, 1795 2.2. POSTERIORES A 1800 ADAM EVEN, Paul. “Le recueil de la noblesse d’Espagne”, Hidalguía, n. 67 (1975), pp. 832-855 ALCIATO, Andrea Emblemas. Ed. de Santiago Sebastián, Madrid: Akal, 1993 ALFONSO X, rey de Castilla. Primera crónica general de España: que mandó componer Alfonso el Sabio y continuada bajo Sancho IV en 1289, Madrid: Gredos, 1956 - Partida Segunda, Madrid: Publicaciones españolas, 1961 - Prosa histórica. Ed. de Benito Brancaforte, Madrid: Cátedra, 1990 BERNÁLDEZ, Andrés. Memorias del reinado de los Reyes Católicos. Ed. de Manuel Gómez Moreno y Juan de Mata Carriazo, Madrid: CSIC, 1962 CARRILLO DE HUETE, Pedro. Crónica del halconero de Juan II. Ed. de Juan de Mata Carriazo, Madrid: Espasa-Calpe, 1946 1560 CARTAGENA, Alonso de. Genealogía de los reyes de España. Ed. de Bonifacio Palacios, Valencia: Scriptorium, 1995 COLECCIÓN de documentos inéditos para la historia de España, Madrid: Viuda de Calero, 1851 COSTA Y TURELL, Modesto. Tratado completo de la ciencia del blasón o sea código heráldico-histórico, Madrid: Librería Española, 1858 CRÓNICA troyana. Estudio por Pilar García Morencos, Madrid: Patrimonio Nacional, 1976 CRÓNICAS de los Reyes de Castilla, en Biblioteca de Autores Españoles (v.LXVII, LXVIII, LXX,. Madrid: Ribadeneyra, 1953 DÍEZ DE GAMES, Gutierre. El Victorial, Madrid: Taurus, 1994 ENRIQUEZ DEL CASTILLO, Diego. Crónica de Enrique IV de Diego Enriquez del Castillo, Valladolid: Universidad, 1994 ESCAVIAS, Pedro de. Repertorio de príncipes y Obra poética. Ed. de Michel García, Jaén : Instituto de Estudios Jienenses, 1972 FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, Gonzalo. Batallas y quincuagenas Ed de Juan Bautista Avalle-Arce, Salamanca: Diputación, 1989 - Batallas y quincuagenas. Ed de Juan Pérez de Tudela y Bueso, Madrid: Real Academia de la Historia, 1983-2001 - Catálogo Real de Castilla. Ed. de Evelina Ana Romano Thuessen, Ann Arbor, Michigan: UMI, 1994 - Libro de la Cámara Real del Príncipe Don Juan, e officios de su casa e servicio ordinario, Madrid: [s.n.], 1870 - “Libro del blasón”. Ed de Mª Dolores Pérez Baltasar, en Congreso de Historia del Descubrimiento. T.IV, Madrid: Real Academia de la Historia, 1992, pp. 309-340 - Las Quincuagenas de la nobleza española. Ed. de V. de la Fuente, Madrid: Real Academia de la Historia, 1880 1561 FROISSART, Jean. Crónicas, Madrid: Siruela, 1998 GALÍNDEZ DE CARVAJAL, Lorenzo. Memorial o Registro breve de los Reyes Católicos. Ed. de Juan Carretero Zamora, Segovia: Patronato del Alcázar, 1992 GARCÍA DE SALAZAR, Lope. Bienandanzas y fortunas. Ed. de Ángel Rodríguez Herrero, Bilbao : Diputación, 1967 GEOFFREY DE MONMOUTH. Historia de los reyes de Britania. Ed. de Luis Alberto de Cuenca, Madrid: Editora Nacional, 1984 GRAN crónica de Alfonso XI, Madrid: Gredos, 1977 JIMÉNEZ DE RADA, Rodrigo. Historia de los hechos de España, Madrid: Alianza, 1989 LEÓN PINELO, Antonio de. Anales de Madrid. Ed. de Pedro Fernández Marín, Madrid: CSIC, 1971 LIBROS españoles de viajes medievales. Ed. de Joaquín Rubio Tovar, Madrid: Taurus, 1986 LÓPEZ DE AYALA, Pedro. Crónicas, Barcelona: Planeta, 1991 MENDOZA Y BOBADILLA, Francisco de. Arzobispo de Valencia. El Tizón de la nobleza española, Barcelona: La Selecta, [19 --] - El Tizón de la nobleza. Ed. de Armando Mauricio Escolar Olmedo, México: Frente de Afirmación Hispanista, 1999 MENÉNDEZ PIDAL, Juan. Catálogo de sellos españoles, Madrid : Tipografía de la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, 1921 PALENCIA, Alfonso de. “Crónica de Enrique IV”, en Biblioteca de Autores Españoles, Madrid: Atlas, 1975 PÉREZ DE GUMÁN, Fernán. Generaciones y semblanzas. Ed. de J. A. Barrio Sánchez, Madrid: Cátedra, 1998 - Generaciones y semblanzas. Ed. de J. Domínguez Bordona, Madrid: Espasa-Calpe, 1979 1562 PROSISTAS castellanos del siglo XV. Edición y estudio preliminar de Mario Penna, en Biblioteca de Autores Españoles, Madrid: Atlas, 1959 PULGAR, Fernando del. Claros varones de Castilla. Ed. de J. Domínguez Bordona, Madrid: Espasa-Calpe, 1969 - Crónica de los Reyes Católicos por su secretario Fernando del Pulgar. Ed. de Juan de Mata Carriazo, Madrid: Espasa-Calpe, 1943 RODRÍGUEZ DE LA CÁMARA, Juan. Obras. Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1884 RODRÍGUEZ DE LENA, Pero. Libro del passo honroso defendido por el excelente cavallero Suero de Quiñónez, Madrid : Espasa-Calpe, 1970 SALAZAR Y CASTRO, Luis. Declaración hecha sobre la compatibilidad y unión de mayorazgos, armas y apellidos en estos Reynos de España Ed. de Vicente Castañeda y Alcover, Madrid: Hidalguía, 1955 - Biblioteca genealógica. Ed. de Enrique Soria Mesa, Córdoba : Universidad, 1997 - Los comendadores de la Orden de Santiago, Madrid: Biblioteca Nacional, 1949 SANDOVAL, Prudencio de. Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, Madrid: Atlas, 1955 SANTILLANA, Íñigo López de Mendoza, marqués de. Obras completas. Ed. de Ángel Gómez Moreno, Madrid: Planeta, 1988 TEXTOS medievales de caballerías. Edición de José María Viña Liste, Madrid: Cátedra, 1993 VALERA, Diego de. Memorial de diversas hazañas. Ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid : Espasa-Calpe, 1941 ZÚÑIGA, Francesillo de. Crónica burlesca del emperador Carlos V. Ed. de José Antonio Sánchez Paso, Salamanca: Universidad, 1989 ZURITA, Jerónimo. Anales de la corona de Aragón, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1998 1563 2.3. FACSÍMILES ALDAZÁBAL Y MURGUÍA, Joseph de. Compendio heráldico: Arte de escudos de armas según el méthodo más arreglado del blasón, y autores españoles, Valencia: París-Valencia, 1992. Ed. facs. de la de: Pamplona: viuda de Martín Joseph de Rada, 1775 ARGOTE DE MOLINA, Gonzalo. Nobleza de Andaluzia. Ed. de José Antonio Bonilla Mir, Jaen: Instituto de Estudios Jienenses, 1957 - Nobleza de Andaluzia. Ed. de Enrique Toral Peñaranda, Jaen: Riquelme y Vargas, 1991 AVILÉS, José de. Ciencia heroica reducida a las leyes heráldicas del blasón, San Fernando de Henares [Madrid], 1992. Ed. Facs de la de Madrid: Ibarra, 1780 ARMORIAL de Aragón. Ed. de Antonio Herrera Castado, Zaragoza: Gobierno de Aragón, 1997 GARIBAY ZAMALLOA, Esteban de. Los letreros e insignias reales de Garibay (1593): proyecto para la reforma de una serie icónica, Segovia: Patronato del Alcazar de Segovia, 1993. Ed. facs de la de: Madrid: en casa de Luys Sánchez, 1593 GARMA Y DURÁN, Francisco Xavier de. Arte Heráldica: Adarga catalana. Ed. de Xavier Calicó, Barcelona: Euroliber, 1967 GRACIA DEI, Pedro de. Blasón General y Nobleza del Universo. 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Transcripción estudio e índices por Mª Jesús Lacarra, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1999 MEXÍA, Ferrán. Nobiliario vero. Ed. de Manuel Sánchez Mariana, Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1974 TAMBORINO, Steve. Armorial. Ed. de Martín de Riquer, Barcelona : Scriptorium, 1996 TROBES que escrigé Mosen Jaume Febrer Caualler dels linages dels Nobles de la Ciutat y Reyne de Valencia, Valencia: Vicent García, 1990. Reprod facs. del ms. 885 conservado en la Biblioteca de la Universidad de Valencia 3. BIBLIOGRAFÍA 3.1. OBRAS DE REFERENCIA ANTONIO, Nicolás. Bibliotheca hispana nova, Madrid: Ibarra, 1788 - Bibliotheca hispana vetus, Madrid: Ibarra, 1788 BALLESTEROS ROBLES, Luis. Diccionario biográfico matritense, Madrid: Ayuntamiento, 1912 1565 BIBLIOGRAPHY Of Olds Spanish Texts, Wisconsin: University of Madison, 1984 BIBLIOTECA NACIONAL (España). Bibliografía heráldico- genealógico-nobiliaria de la Biblioteca Nacional: (Manuscritos). Por Luis García Cubero, Madrid: Ministerio de Cultura, 1992 BIBLIOTECA NACIONAL (España). .Bibliografía heráldico, genealógico, nobiliaria de la Biblioteca Nacional de Madrid: (Impresos). Por Benito Municio Cristóbal, Madrid: Hidalguía, 1958 BIBLIOTECA NACIONAL (España). Bibliografía heráldico, genealógico, nobiliaria de la Biblioteca Nacional de Madrid.(Impresos). Por Luis García Cubero, Madrid: Ministerio de Cultura, 1995 CADENAS Y VICENT, Vicente. Diccionario heráldico, Madrid: Hidalguía, 1989 CASTAÑEDA Y ALCOVER, Vicente. Índice sumario de los manuscritos heráldicos, genealógicos y de órdenes que se custodian en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Madrid: Vicente Castañeda y Alcover, 1917 CATÁLOGO Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, Madrid: Ministerio de Cultura, 1995- CATÁLOGO de sellos de l Sección de Sigilografía del Archivo Histórico Nacional, Madrid : Dirección General de Patrimonio Artístico y Cultural, 1974 CATALINA GARCÍA, Juan. 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OBRAS DE REFERENCIA I.5 LA GENEALOGÍA II. EL SISTEMA HERÁLDICO: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN II.1. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE EMBLEMÁTICA HERÁLDICA II.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA HERÁLDICA II.3. LOS ELEMENTOS PARAHERÁLDICOS II.4. ELEMENTOS HERÁLDICOS III. LA LITERATURA HERÁLDICA: CARACTERÍSTICAS GENERALES Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN EL OCCIDENTE EUROPEO III.1. LA LITERATURA DE TEMÁTICA HERÁLDICA Y GENEALÓGICA EN EL MARCO DE LA LITERATURA MEDIEVAL III.2. LOS ORÍGENES DE LA LITERATURA HERÁLDICA III.3. OBRAS DE TIPOLOGÍA EXCLUSIVAMENTE HERÁLDICA IV. LA LITERATURA HERÁLDICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL IV.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES IV.2. LA EVOLUCIÓN DE LA LITERATURA HERÁLDICA EN CASTILLA IV.3. CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA DE LA LITERATURA HERÁLDICO-GENEALÓGICA EN LA EDAD MEDIA CASTELLANA IV.4. PRINCIPALES TRATADOS HERÁLDICOS Y LIBROS DE ARMERÍAS ESPAÑOLES IV.5. LA LITERATURA DE LINAJE IV.6. EL SIGLO XVII V. SOBRE NOBLEZA, LINAJE Y ARMAS: HERÁLDICA Y SOCIEDAD EN LA EDAD MEDIA V.1. EVOLUCIÓN SOCIAL Y USOS EMBLEMÁTICOS HERÁLDICOS V.2. El USO DE ARMAS: EL REFLEJO DE LA CUESTION EN LA LITERATURA HERÁLDICA CASTELLANA. V.3. LA LIMITACIÓN DE LOS USOS HERÁLDICOS: SU INCIDENCIA EN LA SOCIEDAD V.4. EL CONCEPTO DEL USO DE ARMAS EN LA EDAD MODERNA V.5. El USO DE LAS ARMAS REALES: EVOLUCIÓN Y SIGNIFICACIÓN SOCIAL VI. LECTURA Y HERÁLDICA VI.1. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA CUESTIÓN VI.2. FACTORES DE INFLUENCIA Y GRUPOS DE LECTORES VI. 3. LOS OFICIALES DE ARMAS VI.4. LA NOBLEZA VI.5. ESTAMENTOS NO NOBILIARIOS VI.6. LAS MUJERES VI.7. LA IMPRENTA Y LA HERÁLDICA VII. EL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA VII.1. CONSIDERACIONES GENERALES VII.2. EL AUTOR VI. 3. DENOMINACIÓN DE LA OBRA VII.4. DATACIÓN DEL TEXTO VII.5. VERIFICACIÓN DE CONTENIDOS VII.6. FUENTES Y ORIGINALIDAD DE LA OBRA VII.7. EL LIBRO DE ARMERÍA COMO FUENTE PARA OTROS ESCRITOS VIII. EDICIÓN DEL TEXTO VIII.1. EVOLUCIÓN TEXTUAL DEL LIBRO DE ARMERÍA VIII.2. FUENTES CONSERVADAS VIII.3. LA FUENTE ESTUDIADA VIII.4. ANÁLISIS DEL EJEMPLAR CONCLUSIONES ANEXOS APÉNDICES DOCUMENTALES ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPOGRÁFICO DEL LIBRO DE ARMERÍA DE DIEGO HERNÁNDEZ DE MENDOZA BIBLIOGRAFíA Y FUENTES