Es posible que a partir de ahora, en primavera, cuando admiremos un precioso campo rojo de amapolas, volvamos a leer este blog donde se nos cuenta los curiosos efectos que produce esta inocente flor tanto en hombres como mujeres. Macarena Calderón Sánchez (Universidad Complutense de Madrid) colabora esta semana en nuestro blog con un interesante ensayo sobre este curioso tema donde farmacopea y literatura se unen para hacernos, en definitiva, un poco más sabios y felices.
La amapola y sus efectos, según los antiguos autores latinos
Por Macarena Calderón Sánchez (UCM)
La palabra “psicotrópico” proviene de los términos griegos ψυχή (mente) y τρέπω (tornar, volver, cambiar). De esta forma, y de acuerdo con su etimología, una sustancia psicotrópica será aquella que actúe sobre el sistema nervioso provocando cambios en la percepción, el ánimo, la conciencia y el comportamiento.
En la Antigüedad todo lo que ofrecía la naturaleza se destinaba para la alimentación y la subsistencia, para la curación y adoración a los dioses dentro de contextos ritualísticos. El principio activo de algunas de estas especies vegetales actúa en el organismo como un ente curador y posee efectos enteogénicos (“tener a Dios dentro”), generando visualizaciones e, incluso, experiencias místicas.
Por su alto contenido en alcaloides, los efectos de la común amapola o también llamada adormidera eran conocidos desde época muy temprana: son ya citados en tablillas sumerias y textos asirios. Desde la Antigüedad, la amapola gozó, por tanto, de cierta popularidad debido a estos efectos y a su facilidad de florecimiento en cualquier parte.
Los poetas latinos Virgilio y Ovidio dan cuenta del peligro que esta planta suponía para la agricultura. Además, el primero la relaciona en varias ocasiones con las aguas de Leteo, río del Infierno, que hace olvidar a quienes la beben su anterior vida en la tierra. La adormidera disuelta en líquido también posee virtudes soporíferas:
Verg. Geórgicas I, 78: […] El lino, en cambio, quema la tierra, y lo mismo la avena y la adormidera henchida de sueño leteo. [Trad: TA Recio y A Soler].
Ou. Tristes V, 2, 23-24: Cuántas conchas hay en las playas y cuántas flores decoran los jardines, cuántos granos tiene la adormidera soporífera, […]. [Trad: autora].
No es extraño pensar que la adormidera estuviera consagrada a Ceres, como manifiesta Virgilio. No en vano, parece aludir a la figura femenina de uno de los relieves más significativos del Ara Pacis, donde la diosa aparece coronada de espigas y amapolas.
Dicha planta mitigó el dolor a la diosa madre cuando su hija Prosérpina fue raptada.
Geórgicas I, 212-214: […] Es el tiempo también de cubrir con tierra la semilla del lino y la adormidera consagrada a Ceres […]. [Trad: TA Recio y A Soler].
Virgilio alude también a la significación de la adormidera en contextos mágicos y rituales:
Eneida IV, 484-486: […] me han hablado de una sacerdotisa del pueblo masilo, […], que rociaba húmedas mieles y somnolientas adormideras. Ella asegura liberar con sus encantos cuantos corazones desea, infundir por el contrario en otros graves obsesiones, detener el agua de los ríos y hacer retroceder a los astros, […]. [Trad: autora].
Ovidio, acaso más mundano, la menciona en un contexto muy interesante: parecía garantizar el éxito a las mujeres en las primeras citas. En el pasaje se pone de manifiesto el poder de la adormidera para drogar no sólo a hombres, sino también a dioses. No olvidemos que Venus no estaba enamorada del que iba a ser su marido, Vulcano, y consume esta sustancia para que la primera noche de bodas le sea más llevadera; posteriormente, le sería infiel con Marte.
Fastos IV, 151-154: Que no avergüence tomar adormidera triturada con leche blanca […]. La primera vez que Venus fue conducida ante su deseoso marido bebió esto. [Trad: autora].
Propercio ofrece otra referencia más acerca de los efectos psicotrópicos de esta planta que, por lo que se ve, era bien conocida. En este caso, al contrario que el tratamiento que hará Plinio el Viejo acerca de las plantas medicinales, en Propercio encontramos un fin estético, es decir, no sólo utiliza las amapolas para producir efectos alucinógenos en el protagonista, sino que se sirve de ellas para trasladarnos a un contexto idílico: montes, ninfas, árboles, frutas, rocío, prado, lirios y amapolas.
Elegías I, 20, 33-42: Aquí estaba Pege sobre la cumbre del monte Arganto, húmeda morada, agradable a las ninfas Tiníades. […] y, alrededor, surgían en un regado prado lirios blancos mezclados con purpúreas adormideras. Ya arrancándolas de modo infantil con tiernas uñas, ha preferido las flores a la tarea que se le había requerido, y ya inclinándose sobre las hermosas olas, ignorante, retarda el error con dulces imágenes. [Trad: autora].
Plinio el Viejo, como buen naturalista y botánico, busca un objetivo claro en su Historia Natural: exponer todo lo que resulte de interés y sea útil para la vida del hombre. Transmite una valiosa información y curiosidades del mundo biológico, así como conclusiones a las que llega a través de la mera observación, pero siempre con cierto cientificismo. Sorprende su estudio tan exhaustivo sobre cualquier especie vegetal y su fin ya no es puramente estético: busca dejar un testimonio fidedigno y claro acerca de los efectos de las plantas que menciona. Sobre la adormidera cuenta, por ejemplo, que posee un profundo efecto soporífero, lo que supuso un remedio para combatir el insomnio en la Antigüedad, pero que en dosis elevadas, defiende, podía incluso provocar la muerte, como en el siguiente caso que menciona:
Historia Natural 20, 76-80: De esto que estamos hablando, murió en Bavilum, Hispania, el padre de Publio Licinio Cecina, un hombre de rango pretoriano, cuando una enfermedad tediosa le hizo la vida horrible, y también a otros. Por esta razón surgió una gran controversia: Diágoras y Erasístrato la habían calificado completamente (a la adormidera) de droga fatal, prohibiendo su uso además en medicinas para el campo, [...]. [Trad: autora].
Es curioso que ya en época romana se cuestionara el fuerte efecto psicotrópico de algunas especies vegetales e, incluso, que algunas provocaran debate sobre sus consecuencias tanto en personas como en cosechas.
Petronio también se suma a esta lista de autores latinos para hablarnos sobre los efectos de la adormidera en sus escritos. En su caso, comienza su obra criticando la poca utilidad de lo que a veces se enseña en las escuelas, más cercano a mundos paralelos que a la propia realidad. En ese momento, en Roma, estaban comenzando a tener éxito como método de aprendizaje las declamationes, lo que muchos autores criticaron por su escaso carácter práctico; es por este motivo que Petronio relaciona esta nueva corriente con el mundo análogo en el que uno se interna cuando consume sustancias alucinógenas:
Satiricón 1, 3: Y por esta razón considero yo que los jovenzuelos se hacen tan idiotas en las escuelas, porque no oyen ni ven ninguna de las cosas prácticas que necesitamos, sino piratas encadenados a pie firme en la costa, o tiranos redactando edictos en los que cederían a los hijos que corten la cabeza a sus padres, o respuestas de oráculos para hacer frente a una epidemia, […] dichos y hechos de toda especie, salpicados, como si dijéramos, de adormidera y de sésamo. [Trad: B Segura].
Este paseo literario por los efectos de la amapola en la literatura latina nos muestra una cara desconocida para muchos hoy día de esta flor que sigue brotando espontáneamente en los campos como lo ha hecho durante siglos. MACARENA CALDERÓN SÁNCHEZ
Gracias por toda esta información 🙂
Interesante
no me sirvio