Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 Función de Ovidio en la construcción del Quijote1 Ovid’s Role in the Construction of Don Quixote Antonio Barnés Vázquez Universidad Complutense barnesius@gmail.com Resumen ■ Ovidio es el autor de la Antigüedad clásica más presente en el Quijote tras Virgilio. El autor de las Metamorfosis aparece de tres modos en la obra maestra cervantina: explí� citamente como autor; en la literalidad de alguno de sus textos; y como fuente de ideas y argumentos. Este artí� culo pretende arrojar luz sobre la fun- ción de la intertextualidad ovidiana en el Quijote mediante un análisis sincrónico que trata de responder a la pregunta sobre el papel de las referencias ovidianas en la construcción de los personajes y la trama de la novela. Así� por ejemplo, la evocación que el primo de Basilio hace de las metamorfosis ovidianas lo caracterizan como un humanista pedante. Por contraste, la asimilación de don Quijote a Sileno contribuye a forjar su carácter complejo, y alguna cita ovidiana plantea la dicotomí� a naturale- za / arte en la creación poética. En conclusión, las referencias grecolatinas del Quijote, y en lugar destacado las de Ovidio, no son mero ornato o demostración de erudición, sino material relevante en la construcción del edificio narrativo. Palabras clave ■ Ovidio; Quijote; Cervantes; tradición clásica Abstract ■ Ovid is the Classical author most present after Virgil in Don Quixote. The author of Metamorphoses appears in three ways all along the Cervantine masterpiece: explicitly as an author, literally in some texts, and as a source of ideas and plots. This paper tries to shed light upon the function of Ovidian intertextuality in Don Quixote by means of a synchronic analysis, which tries to explain the function of Ovidian references in the construction of some characters and the novel’s plot. For example, Basil’s cousin’s evocation of the Ovidian metamorphoses embodies him as a preten- tious humanist. As a contrast, Don Quixote’s assimilation to Silenus contributes to construct his complex character, and some Ovidian quotation offers some nature / art dichotomy at the poetic creativity. As a conclusion, Greek and Latin references of Don Quixote, mainly the Ovid’s ones, are not mere ornamentation or erudite showing-off, but some relevant material in the construction of the narrative edifice. Keywords ■ Ovid; Don Quixote; Cervantes; Classical tradition 1 Este artí� culo se inscribe en el marco del proyecto «Estudios sobre transmisión y recepción de Palefato y la exégesis racionalista de los mitos» del Ministerio de Eco- nomí� a y Competitividad de España, en su convocatoria de 2014, y cuya referencia es FFI2014-52203-P. 178 F unción de Ovidio en la construcción del Quijote Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 Un análisis sincrónico de la Tradición clásica en el Quijote arroja 58 referencias explí� citas o implí� citas2 a Ovidio, número que lo sitúa en segunda posición entre los autores grecolatinos presentes en la novela, tras Virgilio (94 referencias); y antes de Homero (47); Aristóteles (46); Horacio (45); Platón (32); Cicerón (31); Plinio el Viejo (30); Séneca (19); y Plutarco (12)3. Estos intertextos muestran que el Quijote4 es, ante todo, una novela, una ficción literaria, en sentido estricto, esto es, libresca. Su autor es lector: recibe infinidad de motivos e ideas que recrea en su obra, muy destacadamente de poetas: el épico, bucólico y didáctico Virgilio; el poeta-mitógrafo y elegí� aco Ovidio; el épico Homero; el lí� rico, preceptista y satí� rico Horacio… El Quijote rinde homenaje al papel de la Tradición clásica en la novela europea medieval y moderna: el ideal heroico, la psicologí� a amorosa o la mitologí� a (de la que Ovidio es gran compilador) ofrecen un caudal inagotable de tramas y personajes para la narrativa occidental, tanto en un sentido recto como oblicuo, satí� rico. La doble acepción de mito —relato de hecho extraordinario y personaje estereotipado5— confluye igualmente en el género novelí� stico. Mito, pues, pero también logos, porque autores como Aristóteles, Platón y Cicerón testifican que la novela en general, y el Quijote en particular, no sirve solo para delectare, sino también para prodesse, al traslucir en relatos y discursos ideas sobre lo divino, lo humano y el mundo. La intertextualidad de Plinio el Viejo, Séneca y Plutarco confirman igualmente la geografí� a quijotesca de la sabidurí� a: ciencias de la naturaleza, filosofí� a e historia apuntalan una narración de alto voltaje antropológico; no en vano el Quijote es libro sobre la lectura y sus efectos. La inserción del Quijote en la Tradición clásica no se asienta solo en la estructura profunda de la novela, sino que aflora a menudo a la superficie. De los autores griegos y romanos, 23 son citados explí� cita- mente, ocupando Ovidio la sexta posición, ya que es nombrado en seis ocasiones tras Homero (9), Cicerón (8), Virgilio (7), Julio César (6) y 2 Según hipótesis más o menos plausibles de los investigadores. 3 Se cita su nombre, un texto suyo o un hecho de su vida. Son los diez primeros de una lista de 62 autores que puede consultarse en Barnés Vázquez 2009b: 29–32. 4 Simplificamos con «el Quijote» lo que realmente son dos novelas publicadas con diez años de diferencia. 5 Según la versión electrónica 23.1 del Diccionario del la Real Academia Española, mito es «narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por perso- najes de carácter divino o heroico», o «historia ficticia o personaje literario o artí� stico que encarna algún aspecto universal de la condición humana. El mito de don Juan». Antonio Barnés Vázquez 179 Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 Horacio (6). Autores que suelen hacerse presentes de tres modos: por su nombre explí� cito, como acabamos de explicar; a través de sus tex- tos (en latí� n o en traducción); y del modo más frecuente y universal: mediante una intertextualidad por la que historias, personajes o ideas desembocan en una obra (ad quem) desde otra (a quo). Finalmente, los textos grecolatinos citados de modo literal en el Quijote proceden de Julio César (en traducción); Cicerón (dos veces en traducción); Esopo (en latí� n, atribuido erróneamente a Horacio); Horacio (tres veces, dos en latí� n y otra en traducción); Ovidio (dos veces en latí� n, pero una atribuida erróneamente a Catón); Plauto (una en latí� n); Tirteo (una en traducción asignada a Terencio); y Virgilio (una en latí� n). No es una novedad constatar la presencia de Ovidio en el Quijote. Este artí� culo pretende arrojar luz sobre el para qué, sobre la función de esa presencia ovidiana en la obra maestra cervantina. 1. Cinco versiones del humanismo El humanismo es el movimiento intelectual que marca el paso de la Edad Media al Renacimiento. Supone una relectura de la literatura grecolatina e influye decisivamente en la escritura literaria de finales del medievo en adelante. Precisamente desde posiciones humanistas se criticaban las novelas de caballerí� as, un género que surge con fuerza en la España del Renacimiento pero que engarza de lleno con el este- reotipo literario del caballero medieval. Sin el humanismo no puede entenderse el Quijote, pues la novela escenifica la confrontación entre los libros de caballerí� as y la literatura renacentista. El Quijote convier- te en ficción diatribas de crí� tica literaria inspiradas en autores como Aristóteles u Horacio. El humanismo no es un movimiento uniforme, y el Quijote se per- mite reflejar algunas de sus variantes. Cinco versiones del humanismo, a nuestro juicio, pueden encontrarse en la novela: la exaltada de don Lorenzo de Miranda, antí� tesis de la burguesa de su padre: don Diego de Miranda, llamado caballero del Verde Gabán; la pedante, criticada por Cervantes en el prólogo y encarnada por el primo de Basilio en la novela; versión pedante que contrasta con la razonable de los clérigos, portavoces en la novela de una crí� tica literaria de corte humanista. Y final y paradójicamente encontramos la versión más equilibrada del humanismo en labios del loco don Quijote en el marco del elogio de la poesí� a que realiza en casa del caballero del Verde Gabán. Las palabras del caballero son auténtica virtus situada entre los dos extremos ya 180 F unción de Ovidio en la construcción del Quijote Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 mencionados: el exaltado y el aburguesado, respectivamente, del hijo y del padre6. Ciertamente, el único que se califica de humanista en la novela es el primo de Basilio; pero el apasionado amor de don Lorenzo de Miranda por los autores latinos; el repudio de su padre por los libros de caballerí� as; los juicios aristotélicos y horacianos de los clérigos y el elogio de la poesí� a de don Quijote son impensables sin el paradigma humaní� stico. Pues bien, el papel de Ovidio en la caracterización de estas cinco versiones del humanismo es relevante. 2. Humanismo pedante La primera intertextualidad ovidiana en el Quijote se ubica en el prólogo de la primera parte7, y procede de Tristia 1.9.5–6: Si de la instabilidad de los amigos, ahí� está Catón, que os dará su dí� stico: Donec eris felix, multos numerabis amicos,  tempora si fuerint nubila, solus eris. El autor del prólogo se duele de su falta de erudición y comunica su congoja a un amigo, yo desdoblado de Cervantes. El amigo ofrece una serie de citas, entre las que se inserta la ovidiana. El error de atribuir a Catón un texto de (Ovidio) Nasón puede ser un error de imprenta, un lapsus o, lo que creemos más plausible, una ironí� a sobre los gazapos que se cuelan en la pluma de los pedantes. El Ovidio que aflora aquí� es precisamente el sentencioso que se lamenta del desengaño sufrido tras su destierro por Augusto. Ese tipo de humanista pedante ridiculizado en el prólogo toma cuer- po8 en un personaje de la segunda parte del Quijote: el primo de Basilio, tras el episodio de las bodas de Camacho, acompaña a don Quijote y a Sancho a la cueva de Montesinos mientras les explica su oficio: En el camino preguntó don Quijote al primo de qué género y calidad eran sus ejercicios, su profesión y estudios; a lo que él respondió que su profe- sión era ser humanista; sus ejercicios y estudios, componer libros para dar a la estampa, todos de gran provecho y no menos entretenimiento para la 6 Ver Barnés Vázquez 2009b: §IV. 7 Cito los textos cervantinos por la edición de Sevilla Arroyo & Rey Hazas 1993–1995/1997. En las citas del Quijote el número romano (I o II) corresponde a la primera y segunda parte de la novela y el arábigo al capí� tulo. 8 Así� lo reconoce Montero Reguera 1994: 787: «El párrafo se inserta en un texto que cri- tica la erudición vací� a, pedantesca, sin sentido ni provecho, empleada en búsquedas absurdas. Se vuelve de nuevo —me parece— al ambiente de crí� tica cervantina que se puede encontrar también en los sonetos burlescos y prólogo del Quijote de 1605». Antonio Barnés Vázquez 181 Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 república. (…) Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfóseos, o Ovidio español, de invención nueva y rara; porque en él, imitando a Ovidio a lo burlesco, pinto quién fue la Giralda de Sevilla y el Á� ngel de la Madalena, quién el Caño de Vecinguerra, de Córdoba, quiénes los Toros de Guisando, la Sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés, en Madrid, no olvi- dándome de la del Piojo, de la del Caño Dorado y de la Priora; y esto, con sus alegorí� as, metáforas y translaciones, de modo que alegran, suspenden y en- señan a un mismo punto. Otro libro tengo, que le llamo Suplemento a Virgilio Polidoro, que trata de la invención de las cosas, que es de grande erudición y estudio, a causa que las cosas que se dejó de decir Polidoro de gran sustancia, las averiguo yo, y las declaro por gentil estilo. (II 22) Este curioso personaje expresa su deseo de hallar en la propia aven- tura de don Quijote material para su propia obra:  —Suplico a vuesa merced, señor don Quijote, que mire bien y especule con cien ojos lo que hay allá dentro: quizá habrá cosas que las ponga yo en el libro de mis Transformaciones. (II 22) de modo que sus chanzas mitológicas sirven de pórtico al episodio de la cueva. Pero a don Quijote y a Sancho no les agradan, cosa que expresan en uno de sus habituales diálogos: para preguntar necedades y responder disparates no he menester yo andar buscando ayuda de vecinos. (II 22) dice Sancho, mostrando la creciente discreción que va alcanzando en la segunda parte de la novela, a lo que apostilla don Quijote:  —Más has dicho, Sancho, de lo que sabes —dijo don Quijote—, que hay algunos que se cansan en saber y averiguar cosas que después de sabidas y averiguadas no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria. (II 22) El caballero y el escudero, hijos del entendimiento de Cervantes, comparten con él su opinión, expresada en el prólogo, sobre este tipo de humanistas. Dos capí� tulos después el primo continúa con su sarcasmo ovidiano, y sigue sin despertar entusiasmo en sus interlocutores, más conformes con la ironí� a inteligente de un Sansón Carrasco: La segunda, haber sabido lo que se encierra en esta cueva de Montesinos, con las mutaciones de Guadiana y de las lagunas de Ruidera, que me servirán para el Ovidio español que traigo entre manos. (II 24) Ovidio ha sido ocasión para ridiculizar la pedanterí� a, pero al mismo tiempo el autor latino recibe un homenaje al hacerse explí� cita la versa- tilidad de sus metamorfosis como obra y como técnica literaria. No en vano el Quijote es la historia de la transformación de Alonso Quijano en don Quijote (y vuelta) por efecto de la lectura compulsiva de los libros 182 F unción de Ovidio en la construcción del Quijote Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 de caballerí� as; metamorfosis que arrastra otras muchas: Aldonza en Dulcinea, rameras en damas, ventas en castillos, molinos en gigantes, rebaños en ejércitos, etc.9 Bernat (2001: 677) ve también a este personaje como contrapunto para definir el humanismo cervantino: En definitiva, vemos al Primo escribiendo para dar a la imprenta un suple- mento a Polidoro Virgilio y un Ovidio español moralizado, y a Cervantes dando a la imprenta no otra cosa que un suplemento al Quijote de 1605 y ampliando y enriqueciendo mucho, en este de 1615, la lección moral del primero. Quizá, con este personaje Cervantes quisiera poner por delante un señuelo satiriza- do que, en su explicitación cómica del problema, le ayudarí� a a prevenirse de estas crí� ticas; y creo que muchas de las referencias a la imprenta que llenan esta segunda parte, así� como la figura del Primo humanista y sus quehaceres, nos ayudan a valorar desde dentro mismo de la novela las preocupaciones de Cervantes como autor de libros formado en un humanismo todaví� a ascendente pero que ha tenido que asistir después a tantas claudicaciones. 3. Humanismo preceptivo El prólogo y los versos preliminares descubren de un modo más cla- ro el rostro del autor, Cervantes. Aunque estas piezas sean literarias, permiten, en cierto sentido contemplar el tapiz del lado del dibujo (la metáfora es cervantina). En uno de estos poemas preliminares, bur- lesco, Cervantes se denomina a sí� mismo «español Ovidio». ¿Por qué elige a Ovidio y no a Virgilio u Horacio, Marcial o Juvenal? Quizás por la capacidad narrativa del sulmonense, su inventiva, su versatilidad, su ironí� a: todas caracterí� sticas atribuibles a sí� mismo. Y ya hemos se- ñalado el papel de la metamorfosis en la propia novela10. 9 El papel de la metamorfosis en el personaje de don Quijote lo hemos estudiado en Barnés Vázquez 2009a y 2011. 10 Poseemos al menos un testimonio contemporáneo de lo que podí� a entenderse entonces cuando a un autor moderno se le premiaba con el apelativo de «Ovidio». Se trata del británico Stevens, quien califica a Quevedo de «Ovidio español» y escribe «Sus obras son demasiado numerosas para mencionarlas aquí� , pero no quiero omitir el hecho de que era el Ovidio español, pues de él fluí� a naturalmente el ingenio, y le era tan fácil escribir en verso como en prosa. Además sabí� a hablar latí� n, griego, hebreo e italiano». Cito este texto y su traducción por Arbesú 2005: 325. Hartzenbusch (1874: 10) cree que la comparación con Ovidio casa mejor a Lope de Vega: «Por las cualidades preciosas de fecundidad y dulzura, conviene, mucho mejor que á Cervántes, á Lope de Vega el titulo poético de Ovidio español; y áun parece que el mismo Lope dió á entender se le aplicaba el nombre de Ovidio, cuando al fin de su Jerusalen conquistada (impresa en 1609) escribió la octava siguiente: ‘Yo, siempre de la envidia perseguido, / Extranjero en mi patria y desterrado ; / A Ovidio solo en esto parecido, / Aunque por las extrañas siempre honrado; / De sola mi verdad favorecido, / Y del mortal poder desengañado, / Dejo estas lí� neas bárbaras y viles / A los pinceles que vendrán, sutiles.’ Parece, en fin, Antonio Barnés Vázquez 183 Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 La metamorfosis como recurso literario es particularmente explí� cita en la aventura de la cueva, donde el propio Montesinos, según el relato de don Quijote (II 23): inventa a un escudero de Durandarte, Guadiana, a la dueña Ruidera y a sus siete hijas y dos sobrinas para dar a la visión un matiz de fábula mitológica al estilo de Ovidio y Boccaccio. Pero todo ello, claro está, con un constante humorismo y con una clara intención de parodiar episodios semejantes, que abundan en los libros de caballerí� as. (Riquer 1989: 122). La literatura cervantina, como lo fue la ovidiana y en términos ge- nerales la griega alejandrina y la romana, son librescas, conscientes de la creación literaria, exultantes del acto creativo. Don Quijote encarna esa literatura hecha vida, y se goza en mirar literariamente todo lo que le rodea. Por eso los accidentes geográficos de La Mancha se explican como producto de metamorfosis, en una suerte de animismo literario. Otra cuestión metaliteraria es la de la traducción. La Tradición clásica se inicia cuando Roma traduce, en sentido amplio, a Grecia, cuando asimila la cultura griega sin abdicar de la latina. La literatura cervantina, como la ovidiana no se entienden sin las traducciones11. Y en el escrutinio que hace el cura de la biblioteca de don Quijote aflora el aprecio por Ovidio y sus traductores: Cansóse el cura de ver más libros; y así� , a carga cerrada, quiso que todos los demás se quemasen; pero ya tení� a abierto uno el barbero, que se llamaba Las lágrimas de Angélica.  —Lloráralas yo —dijo el cura en oyendo el nombre— si tal libro hubiera man- dado quemar; porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no solo de España, y fue felicí� simo en la tradución de algunas fábulas de Ovidio. (I 6) Lo relevante a nuestro propósito es advertir la función preceptiva, crí� tica, del escrutador. Esa fundamental dimensión del humanismo va a corresponder a los clérigos de la novela, desde el cura Pedro Pérez a Sansón Carrasco, pasando por el canónigo de Toledo. Son los interlo- cutores de don Quijote en estas lides, hasta el punto de que el laico don Diego de Miranda callará ante el amplio discurso del caballero en su elogio de la poesí� a. En dicha loa, por cierto, aparece otra cita textual ovidiana que confirma el talento nativo de los poetas. Don Quijote no nombra a Ovidio, sino que señala «al que dijo»: que el Sancho Panza de este soneto hubo de ser un amigo de Lope, á quien él guardaba mucha consideracion, á quien hacia respetuosa y humilde reverencia». 11 Sobre el binomio traducción / tradición clásica en relación al Quijote véase Barnés Vázquez 2010. 184 F unción de Ovidio en la construcción del Quijote Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 est Deus in nobis…, etcétera. También digo que el natural poeta que se ayu- dare del arte será mucho mejor y se aventajará al poeta que sólo por saber el arte quisiere serlo; la razón es porque el arte no se aventaja a la naturaleza, sino perficiónala; así� que, mezcladas la naturaleza y el arte, y el arte con la naturaleza, sacarán un perfetí� simo poeta. (II 16) El texto procede de dos pasajes ovidianos: el libro 6 de los Fasti y en el 3 del Ars amandi. Ovidio poeta desterrado, sentencioso, filósofo y preceptista. La imprudencia o error ovidiano que le costó el destierro no anula su autoridad a la hora de definir el numen poético. 4. Humanismo exaltado Después del discurso de don Quijote y del suceso de los leones acontece el encuentro con el hijo del Caballero del Verde Gabán, don Lorenzo, que recita, a petición del hidalgo, un soneto que recrea la fábula ovi- diana de Pí� ramo y Tisbe12: Decidme, señor, si sois servido, algunos versos mayores, que quiero tomar de todo en todo el pulso a vuestro admirable ingenio. (…) Esta verdad acreditó don Lorenzo, pues condescendió con la demanda y deseo de don Quijote, diciéndole este soneto a la fábula o historia de Pí� ramo y Tisbe: S ONETO  El muro rompe la doncella hermosa que de Pí� ramo abrió el gallardo pecho; parte el Amor de Chipre y va derecho a ver la quiebra estrecha y prodigiosa. 5  Habla el silencio allí� , porque no osa la voz entrar por tan estrecho estrecho; las almas sí� , que amor suele de hecho facilitar la más difí� cil cosa.  Salió el deseo de compás, y el paso 10 de la imprudente virgen solicita por su gusto su muerte. Ved qué historia:  que a entrambos en un punto, ¡oh estraño caso!, los mata, los encubre y resucita una espada, un sepulcro, una memoria. (II 18) 12 Pí� ramo y Tisbe: es una de las fábulas mitológicas más celebradas en los textos de los Siglos de Oro (bastará con recordar el romance burlesco de Góngora: «De Tisbe y Pí� ramo quiero», Carreño, LV, 308–310), partiendo de la trágica historia amorosa que refiere Ovidio en Las Metamorfosis 4.96ss., donde puede leerse: «Una pared, acaso por decreto / del dios de amor, y su dichosa suerte, / común a entrambas casas, les convida / a verse por do estaba un poco hendida» (vv. 117–120, Alcina, 121). Además, según Sevilla Arroyo & Rey Hazas 1997: 702, el soneto anticipa los amores de Basilio y Quiteria (en el capí� tulo siguiente), que no dejarán de relacionarse con tal historia: «de donde tomó ocasión el amor de renovar al mundo los ya olvidados amores de Pí� ramo y Tisbe». Antonio Barnés Vázquez 185 Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 La fábula es un claro motivo ovidiano (Metamorfosis 4.55–166): la historia de un amor imposible que acaba en tragedia. Sin saberlo, el furor poético de don Lorenzo, tan lejano aparentemente de la vida, transmite una imagen que simboliza el amor imposible de don Quijo- te con Dulcinea. El mito clásico arroja luz sobre el mito caballeresco. 5. Humanismo aburguesado Dejemos al caballero del Verde Gabán que nos muestre la versión juvenil de su hijo al tiempo que trasluce su propia actitud burguesa:  —Yo, señor don Quijote —respondió el hidalgo—, tengo un hijo, que, a no tenerle, quizá me juzgara por más dichoso de lo que soy, y no porque él sea malo, sino porque no es tan bueno como yo quisiera. Será de edad de diez y ocho años; los seis ha estado en Salamanca, aprendiendo las lenguas latina y griega, y cuando quise que pasase a estudiar otras ciencias, halléle tan em- bebido en la de la poesí� a (si es que se puede llamar ciencia), que no es posible hacerle arrostrar la de las leyes, que yo quisiera que estudiara, ni de la reina de todas, la teologí� a. Quisiera yo que fuera corona de su linaje, pues vivimos en siglo donde nuestros reyes premian altamente las virtuosas y buenas letras, porque letras sin virtud son perlas en el muladar. Todo el dí� a se le pasa en averiguar si dijo bien o mal Homero en tal verso de la Ilí� ada; si Marcial anduvo deshonesto o no en tal epigrama; si se han de entender de una manera o otra tales y tales versos de Virgilio. En fin, todas sus conversaciones son con los libros de los referidos poetas, y con los de Horacio, Persio, Juvenal y Tibulo, que de los modernos romancistas no hace mucha cuenta; y con todo el mal cariño que muestra tener a la poesí� a de romance, le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos que le han enviado de Salamanca, y pienso que son de justa literaria. (II 16) Don Diego, que según un condescendiente Maravall (1976: 178), «representa una paradigmática figura del hidalgo del humanismo», habí� a descrito previamente su biblioteca: Tengo hasta seis docenas de libros, cuáles de romance y cuáles de latí� n, de historia algunos y de devoción otros; los de caballerí� as aún no han entrado por los umbrales de mis puertas. Hojeo más los que son profanos que los de- votos, como sean de honesto entretenimiento, que deleiten con el lenguaje y admiren y suspendan con la invención, puesto que destos hay muy pocos en España. (II 16) El Caballero del Verde Gabán parece no advertir que sus hábitos han influido en los derroteros de su hijo, y a pesar de su formación huma- ní� stica, no ve con buenos ojos que don Lorenzo se dedique a la poesí� a y a la especulación filológica. 186 F unción de Ovidio en la construcción del Quijote Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 6. Humanismo equilibrado El texto de un humanismo más equilibrado es el elogio de la poesí� a de don Quijote en casa de don Diego de Miranda como respuesta a las que- jas del padre sobre las veleidades filológicas del hijo, don Lorenzo. La respuesta de don Quijote (II 16) que podrí� a calificarse de «Carta magna del humanismo del Quijote»13 trae a Ovidio como persona: Riña vuesa merced a su hijo si hiciere sátiras que perjudiquen las honras ajenas, y castí� guele, y rómpaselas, pero si hiciere sermones al modo de Ho- racio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, albele: porque lí� cito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así� de los otros vicios, con que no señale per- sona alguna; pero hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto14. (II 16) El discurso abunda en autores griegos y romanos. No podia ser de otro modo si es humanista. Estos autores han aumentado el mundo, lo han hecho más bello e infunden sabidurí� a en quienes lo cultivan. Son ejemplo, también de lo que no debe hacerse, como en el caso de Ovidio, que «a trueco de decir una malicia» fue desterrado de Roma al Mar Negro. La perorata de don Quijote, que valora las lenguas modernas, lo caracteriza como humanista equilibrado, frente a los humanismos que se ventilan en esa casa: exaltado en el hijo y burgués en el padre, y también frente al humanismo pedante del primo de Basilio del que tendremos ocasion de hablar, y cercano al humanismo que podrí� amos calificar de preceptivo, propio de las diatribas sobre crí� tica literaria de los eclesiásticos que pululan por la novela15. Y llegamos al final. Creemos que este trabajo abunda en la convic- ción de que el Quijote se inserta en la Tradición clásica no solo por la inventio, por el repertorio de intertextos de la literatura grecolatina, sino también por la dispositio, por la construcción no tanto de una tra- ma y de unos personajes vivos, como también de una posición teórica que abre la puerta a la modernidad literaria. Ovidio no solo está en el Quijote, sino que contribuye a aspectos importantes de su configura- ción como este del humanismo y las diversas actitudes que engendra. Las referencias al poeta de Sulmona no constituyen solo material de 13 Barnés Vázquez 2009: 72. 14 Sevilla Arroyo & Rey Hazas 1997: «destierren… Ponto: alude al destierro de Ovidio en Tomis, junto al Ponto Euxino (en el Mar Negro), también recordado en Viaje del Parnaso: ‘lo que no dijo el desterrado al Ponto’ (4, v. 6, Gaos, 102).» 15 Para los tipos de humanismo véase Barnés Vázquez 2009: §IV. Antonio Barnés Vázquez 187 Ovidio 2000 años después · Estudios Clásicos ▪ Anejo 4 ▪ 2018 ▪ 177-190 ■ issn 0014-1453 construcción, periférico, decorativo. Al menos apuntala dos rasgos importantes de la novela: el carácter polimórfico de don Quijote, fruto de sus lecturas —puede aparecer como héroe homérico, como Catón, como un filósofo socrático, como Cicerón el orador… y como Sileno—, que hemos abordado en otros lugares, y las propias metamorfosis del humanismo. En el Quijote, escribe Vidal (2008: 187): Cervantes se esfuerza por construir su identidad como «escritor o literato» en oposición al humanista libresco y decadente, sirviéndose para ello de cua- tro elementos: la exaltación de las lenguas vernáculas frente a las clásicas, la prescindencia de ornamentos eruditos (sonetos, anotaciones, citas y comen- tarios), la crí� tica a la proliferación abusiva de misceláneas y la presentación de los estudiantes (el bachiller Carrasco, Lorenzo Miranda, el mismo Primo) como pedantes sensibles a la adulación. Referencias bibliográficas von Albrecht, M. (2014) Ovidio: una introducción, Murcia, Universidad. Arbesú, D. (2006) «La manipulación ideológica de las obras de Quevedo en la Ingla- terra del siglo xvii», La Perinola. Revista de Investigación Quevediana 10, 317–338. Artola, M. G. N. (2003) «Ilusión y realidad en la cueva de Montesinos del Quijote», Espéculo: Revista de Estudios Literarios 24, 39. Baquero Goyanes, M. 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