UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS TESIS DOCTORAL MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Gonzalo Barrios Ferrer Madrid, 2015 © Gonzalo Barrios Ferrer, 1984 Venezuela : cambio social y modernización política Departamento de Ciencia Política Gonzalo Barrios Ferrer llllllllllll* 5 3 0 9 8 6 5 7 3 0 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE VENEZUELA; CAMBIO SOCIAL Y MODEIWIZACION POLITICA Departamento de Ciencia Politica Seccién de Ciencias Polîtlcas Facultad de Ciencias Politicas y Sociologia Universidad Complutense de Madrid 1.981 - Colecci.6n Tesla Doctorales. N@ 44/84 ^ Gonznlo Barrios Ferrer Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Reprografia Noviciado, 3 Madrid-8 Madrid, 1984 Xerox 9200 XB 480 Dep6sito Legal: M-404I-I984 T E S I S D O C T O R A L : - VENEZUELA; CAMBIO SOCIAL Y MODERITIZACION POLITICA. ESTUDIO HISTORICO Y COMPARATIVO GONZALO BARRIOS FERRER Facultad de Ciencias Politicas y Sociologia - Universidad Complutense de Madrid P R E S E N T A C I O N Y A G R A D E C I M I E N T O - la teals doctoral que hoy presentamos, sobre cambio social y moder- nizacidn politics en Venezuela, es el resultado de una investigacldn que comenzd en realidad en el otono-invierno de 1975-76 y que concluyd en la primavera de 1978. Iniciamos su redaccldn en abril de éste ultimo afio, pa ra terminarla sustancialmente en enero de 1979. En un principle, aprove- chamos nuestra estadia en el Centro de Estudios Latinoamericanos de St. Anthony’s College (Oxford) para dar los primeras pasos en la consul­ ta de los fondes bibliogrAficos existentes en dlcha Institucidn. Una vez en Madrid, proseguimos nuestro trabajo en la Biblioteca Hispdnica del Centro Iberoamericano de Cooperacién (antiguo Institute de Cultura Hispd- nica), en la Biblioteca de la Embajada de Venezuela en la capital espafio- la y en la Seccidn de Hlspanoamérica de la Biblioteca Nacional de Madrid. Aslmismo, tuvimos la oportunidad, durante el verano de 1977, de estar cuatro 6 cineo semanas en Caracas, Venezuela, donde pudimos obtener in- formacidn, la màs reclente por aquella fecha. Al mismo tiempo, durante la redaccidn, procurâmes, mediante la prehsa periddica venezolana, estar al tante en le posible de los acontecimientos politicos mas significati­ ves, en especial para le que concernia a la redaccidn del ultimo capitu­ le sobre el sistema politico actual. En el aspecto puramente formai, hemos optado por la divisidn del trabajo en clnco capitules, un apéndice, una introduccidn y un apartado destinado a la informacidn bibliografica y documentai. Al final de cada capitule situâmes las citas correspondientes, al igual que las notas que amplian o complementan de alguna manera el texte principal. Un indice general recoge el contenido esencial de la estructura de la tesis. Queremos ante todo expresar nuestro agradecimiento al profesor Mi­ guel Martinez Cuadrado, de la Facultad de Ciencias Politicas y Sociolo­ gia (Departamento de Derecho Politico) de la Universidad Complutense de Madrid, por sus orientaciones como director de esta tesis y de quien hemos Intentado recoger, a travée de sus expllcaclones de clase y publl- caciones de las cuales es autor, diverses perspectives metodoldgicas de utilldad para nuestro trabajo. En el mismo sentido, teneraos especial deuda con el profesor doctor Domingo Millanl, del Centro de Estudios Latinoamericanos *Rdmulô Galle­ gos" de Caracas, por su inestimable apoyo institucional en la realiza- cién del Doctorado. Tampoco podemos olvidar a la profeôora Magaly Arail- guibel Egui, de la Oficina de Estimulo al Trabajador Cultural del Conse- jo Nacional de la Cultura (CONAC) de Venezuela, quien preatd toda su co- laboracién en la concesién de una beca para hacer viable el pfesente tra­ bajo. De igual manera, al Centro de Estudios Constitucionaîes de Madrid, al cual solicltamos y nos fue concedida, previa seleccidn de aspirantes# una ayuda a la investigacién a fin de conclulr la tesis que hoy somete- mos a la consideracién del distinguido Tribunal examlnadot. Gonzalo Barrios Ferrer I N D I C E G E N E R A L INTRODUCCION, 1 Cambio social y modernizacién polltica en Venezuela, 2 CAPITULO PRIMERO; Sociedad y Politica en la Venezuela colonial, 7 1) Dinâmlca general del proceso colonial, 8 2) Organizacidn econdmica y social de Venezuela colonial, 16 3) El nivel institucional, 29 4) Dialéctica de la sociedad colonial venezolana, 39 - Notas al capitule primero, 49 CAPITULO SEGUNDO; Ruptura politisa del nexo colonial y formacidn del Estado republicano. 64 1) Disolucidn del pacto colonial, 65 2) Los grupos sociales y la guerra, 69 3) La politisa de Bolivar, 78 4) La organizacidn del nuevo Estado, 87 5) Hacia una Repüblica oligarquica, 94 - Notas al capitulo segundo, 105 CAPITULO TERCERO; El régimen politico del Caudillo, 121 l) Caracterizacidn del Caudillismo, 122 (I), 122 (II), 125 (III), 130 2) Las bases sociales de la dominacidn caudillista, 133 (I), 133 (II), 138 (III), 144 3) La polltica do los caudillos en Venezuela, 155 (I), 155 (II), 160 (III), 163 (IV), 168 (V), 174 - Notas al capitulo tercero, 183 CAPITULO QUARTO; Petrdleo, Sociedad y Cambio politico, 202 1) Venezuela agraria y Venezuela petrolera, 203 (I), 203 (II), 206 (III), 210 (IV), 214 (V), 217 ?) Petrdleo y estructura social, 223 (I), 223 (II), 228 (III), 237 (IV), 244 3) La dinamica del proceso politico: transicidn, ruptura e involucidn (1928-1958), 253 (I), 253 (II), 257 (III), 262 (IV), 268 (V), 274 (VI), 279 (VII), 292 - Notas al capitulo cuarto, 300 CAPITULO QUINTO; Sobre el sistema politico actual. 319 1) Estabilidad del sistema politico venezolano, 320 (I), 320 (II). 321 (III). 323 2) Los partidos politicos, 330 (I), 330 (II). 332 3) Los grupos de presidn, 345 (I). 345 (II). 348 (III), 351 (IV). 353 4) Autonomie relative del sistema politico, 357 (I). 357 (II). 359 5) Estructura polltico-constitucional del Estado, 361 (I). 361 (II). 363 (III), 364 6) El sistema electoral, 368 (I), 368 (II). 371 7) El sistema de polltica exterior, 374 (I). 374 (II), 376 8) Tenslones en el sistema politico: desigualdad social y roargina- lidad. Tecnologla y sistema politico. Perspectivas futures del sistema politico venezolano. 390 (I), 390 (II). 394 (III), 397 - Notas al capitulo quinto, 400 APENDICE: La tesis del "gendarme necesarlo"» o la .lustlflcacldn Ideoldglca del .régimen caudllllsta, 413 I.-, 414 II.-, 417 III.-, 422 - Notas, 429 3IBLI0GRAFIA. 433 1) libros, 434 2) Articulas. Ensayos. Publicaciones perlddicas. Documentos# 451 I N T R O D U C C I O N - i ' I N T R O D U C C I O N - Cambio social y modernlzacldn polftlca en Venezuela - Desde hace algdn tiempo, Venezuela viene siendo objeto de una ore- 0lente atencidn por parte de los observadores y analIstas del desarrollo politico en America Latina. En una regldn caracterlzada la Imposicldn autoritarla y las agudas luchas politicas* Venezuela ha mantenido deeds 1938 hasta nuestros dlas -con el anterior* breve* pSro Importants lntsrre|; no de 1943-1948- un tlpo de desarrollo politico vlnculado con las formas conocidas de la democracla representativa y el pluralisme politico* carac- terlzado por la existencla del libre juego de partidos u organizaciones politicas con representacldn a travds del voto en suceslvos procesoa élec torales y la consiguiente exclusidn de alternatlvas no democr&tlcaS (l4a- se Insurreccldn armada o golpe milltar) como medlos para llegar al poder* todo ello en el flexible marco establecido por la Constltucidn vigents de 1961. Es bien sabido que en el curso de la historié polltica latinoamerl- cana, la relacidn entre sistema politico y cambio socioeconémicO ha pre- sentado una serle de tensxone^ , discontinuidades y desajusteS, que po- drlan ser esquematizados como una convulsionada lucha por encontrar ̂ haa salIda hacia el desarrollo, dificultada y a menudo impedida por una am- plia gama de obstâeulos internes y externes del sistema en su conjunto. En realidad, han side muy pocos los cases en que el sistema politico ha mo8trade, por périodes largos, una aptitud apropiada para canalizar o dar solucidn a las necesidades y tensiones surgidas de los fendmenos de cambio social, sin afectar al cabo de poco tiempo la propia estabilidad del sistema politico (4 )• Si la modemizacidn polltica es la adquisicidn progresiva, "conscien temente perseguida y cualitativamente nueva y reforzada, de una capacidad polltica*; si *La modernizacidn de un sistema politico se mide por el ' ~ "é.. a los veclnos y naturalss de Amérlca, porque sélo ellos cônocen desde que nacen, o por el transcurso de muchos aRos de trato en ella, la Inmensa distancla que sépara a los blancos y pardos, la ventaja y superiori­ dad de aquellos y la bajeza y subordinaclén de estos..." Estallarian, seRalaba el documente, "disensiones y turbaeiones en las respectivas clases de la repûblica por la dispensa de calidad que se les con­ céda a esas gentès bajas que componen la mayor parte de las poblaciones, y son por su natural soberbla, ambicio- sas de los honores y de igualarse con los blancos, a pe­ sar de aquella clase inferior en que les colocé el autor de la naturaleza" 0(5). La oligarquia territorial pretendla, pues, mantenerse equidis- tante, tanlo de las masas populares como de las autoridades metropo- litanas. En esté punto, sU estrategia se nos présenta con bastante cia ridad. Los indicadores que refiejaban un resquebrajamiento del nexo co­ lonial habian hècho aeto de presencia en la segunda parte del siglo fVlli. La complejidad del proceso no impide observar el hecho de que se distingan con èvidenciâ las posiciones frente al monopolio, como cbntradiccion, dirfamos esencia^ de dicho proceso. Distanciados de la mass popular, los propietarios territoriales se esfuerzan por crear perfiles propios en lo econémico frente a la politica metropolitana. Las razones de este progresivo avance tenian indudablemente bases muy reales en la estructura social y econémica, como dueRos de las tierras, las cosechas y los esclavos; participando de una parte de los bénéfi­ ciés de la economia colonial, poseian recursos suficientes como para ejercer presién sobre los mécanismes monopolistas. En otras palabras, pese a su rigidez y aparente inmodificabilidad, la dominacién colonial habia engendrado las fuerzas de su propia erosién, "... la metrépoli fomentaba la coKnla pero para su propio enriquecimiento; a su vez, no obstante, la colonia fue desarrollando sus propios intereses y sensi- bilidades ..." (Hù) La evidencia de un conflicto entre nobleza terri­ torial y comerciantes peninsulares iba a tener consecuencias en el nivel politico. En palabras de Carlos Irazébal, "La colisién de inte­ reses econémicos trascendié naturalmente a la esfera politica, iQuién manténia el régimen legal que favorecia a los comerciantes con mengua de los hacendados criollos? Espana. Por tanto, la lucha entre corner- '1* L 4 8 i -ciantes espaRoles y agrlcultores natives habia de plinteàrsé tômbila, como en efecto de planted, entre metrépoli y colonias" (f(̂ . - N O T A S A L C A P I T U L O P R I H E R O - [ 1 1 (1) Ramon Escovar Salom* Evolucién politica de Venezuela, (Caracas: Ed. Monte Avila, 1975)» p. 5? (2) Marcos Kaplan» PormsÆién del Estado nacional en America Latina, (Buenos Airesx Ed. Àmorrortù, 1976), (3) Marcoâ Kaplan, ob.cit.» pp. 59 y ss. Cf., Pierre Vilar, Historia de Espafla (Paris: Librairie Espagnole, 1975), pp. 33 y ss. éobre la revolucién comunera) José Antonio Maravall, Las comunidades de Castilla» Una primera revolucién moderna (Madrid: Ediciones de la Revista de Occldénte, 1965)* (4) Dé alguna Éanera y en los sectores clave (minero, p.ej.), las for mas capitaliStas -segdn M. Kaplan- terminarian por prevalecer so­ bre las feudales: la empresa colonial espaRola vendria a ser parte de la expansién capitalista mundial. Kaplan, ob.cit., pp. 65 y ss. (5) Stanley J. y Barbara H. Stein, La herencia colonial de America Lati^ (México: Ed. Siglo XXI, l9?5. 8a. ediciôn, trad, de A, Li- conaj. (6) S.J. y B.Hè Stein, ob.cit*, pp. 13-22 (7) Seguimos a Tulio Halperin Donghi, Historia Contemporénea de Ame­ rica Latinà (Madrid: Alianza Editorial, 1970. èa. ediclén;, capi­ tule iniclal referente al legado colonial. (8) Ignacio Sotelo, Sociologla de America Latina. Estructuras y pro- blemas, (Madrid: Editorial fecnos,'1972), pp. 51-56 (9) Halperin Donghi» ob. cit., p. 71 (10) Stein, La herencia colonial de America Latina, p. 30 (11) Durante la Reconquista, los moros sometidos habian constituido una vallosa fuerza de trabajo; aSiminmo, los esclavos indios i- ban a proporcionar una fuerza de trabajo barata que resarciera los sacrificios financierom de las expediciones. La politica in­ digene de la monarquia espaRola refiejaré un constante vaivén en el problems de la esclavitud indigena, muestra de las tremendas presiones de diverse tipo sobre el poder politico. Diverses polé- micas tuvieron lugar, entre teélogoa y juristas, alrededor de la cuestién. La polemics sobre la juridicidad de la guerra y escla- vizacién de los indios dié origen a una solucién de compromiso: el Requerlmiento; se trataba de un escrito leido a los indios por un intérprete al comienzo de une empresa de conqulsta, que conte- nia explicaciones sobre la creacién del mundo, proclamaba la do- nacién del Papa de todas las islas y tierra firme de mar océano e ' a los Reyes espaRoles y exhortaba a los aborigènes ai aométl- miento del nuevo seRor y de la religién erlstiaha, y si no ha­ bia sometimiento, se les amenazaba con la guërra y la esclavi- zaciétt. Las Casas taché los requerimientos dè injustoÉ y àbsur- dos. En un intento de llmitar los abusos» Carlos V» eh 1530j prohibié esclavizar a los indios, aün cuando hubieses sido to­ rnados prisionsros en una guerra justa. No obstante, conoulsta- dores y colonizadores, viendose perjudlcados en lo economico, iniciaron una serie de protestas que culminaron en la decisién de la Corona, en 1534, que revocé la interdiccién de la escla­ vitud* Pero el movimiento antiesclavista volvia a manifestasse cuando en 1541 se prohibié a los espaRoles en Àmérica la com- pra de esclavos indios, con lo cual, desde el punto de vista legal, la trata quedé muy limitada. Ihia ley dictada en 1542 pro clamé que nadie podia esclavizar a los indios ni adquirirlos ** por compra. Lem "Nuevas Leyes" (1542) recoglefon esta dispoei- cién. 8in embargo, "la esclavitud de los indios no desaparecié en Hispanoamérica sino paulatinamente, por la manumisién de es­ clavos 0 su muerte". A ello hay que agregar la admisién de êx- cepciones a la prohibicién general: esclavitud de indios antro- pofagos (pijaos y caribes), o demasiado bellcosos (los arauca- nos). Para el siglo XVIII, la esclavitud indigena habia cesado, mientras que la de los negros siguié siendo bna institucién le­ galmente reconocida, Hay que destacar - en el contexte de la economia minera- una forma tristemente célébré de explotacién de la mano de obra india: la Mita. La mita la tomaron los èS- paRoles de las grandes culturas indfgênas, donde consistia en la adjudicacién coactiva de fuerzas laborales al inca, siendo conocida ya en el période preincaico. Tras la conquista> sè ti- tilizé la institucién para proporcionar al encomendero las he- cesarias prestaciones indigenes. Pero donde la mita alcanzé im­ per tancia fue en la explotacién de las ricae minas de piata del Alto Peru. Esta movilizacién labûral forzosa généré una gran o- posicién, hasta el punto de que el virrey Conde dè Lemos esttt- dié la posibilidad de abolir la mita y sustituirla por un siste. ma de trabajo asalsriado libre. El proceso culminé en la deci-“ sién de Felipe V (1719), que abolia la mita en las minaè de Po- tosi. Pero el decreto permanecié en los archivos, sin despachàr No fueron sino las Cortes de Câdiz las que dispusieron la abo licién definitiva de la mita, aunque para éste momento de hgê cho habia ya desapyecido. Para estas precisiones, seguimos a Richard Konetzke jAMérica Latina, II: La época colonial, (Ma drid: Ed. Siglo XXI, l97l. Historia Univers^, Vol. 22j, pp.“ 153-160 y pp. 184-189. (12) Stein, ob.cit., p. 43. Cabe afirmar que el ingenio constituia de hecho una especie de subsector de la economia europea, en parti­ cular, de la economia holandesa, ya que los portugueses eran me- ros intermediaries: los holandeses reexportaban el azécar brasi- leRo, que con frecuencia era embarcado en buques holandeses, pro cesada en refinerias holandesas y distribuida en diverses zonas"” de Europa por comerciantes holandeses: Stein, ob.cit., pp. 44- 45. (13) Stein, ob.cit., pp. 57-58 (14) Ibid., p. 59 - 1H- [5J, (15) Alberto J. Pla, La burguesfa haclonal en America Latina, (Bue­ nos Aires: Centro Editor de América Latina, 19'/$)* (16) Sobre èl modo de produccién asiético: Maurice Godelier, Esquema dé évolueién de las sociedades (Madrid: Miguel Castellote Ed., 1974* 3a. ediei64)» pp. 19 y es. (17) Alberto J. Pla, ob.cit.* pp. 11-19. (18) Ignacio Sotelo, Sociologia de América Latina ..., edicién citada. (19) Sotelo, ob. cit.» ppi 39-40. (20) José Gil Portoul» Historia Cohstitucional de Venezuela, (Caracas, I942)» vol. I, p. 3* bltado por Juan Proposa, 4 siglÔi de histo­ ria Venezolana. Desde elDescubrimlento hasta la kevolucién de Oc- tubre, (Caracas; Ed. fcentauro, 1973. 2a. ediciénj, p. 9̂. (21) Federico Brito Figuetoa» Historia econémica y social de Venezuela. (Caracas$ Ediciones de la Eiblioteca-Ùniversldad Central de Vene- zuela» 1975)1 vol. I» p. 37. (22) Segén Brito Figueroa* las comunidades indigenes venezolanas "se encontraban en estàdios de desarrollo social, en les cuales la direcclén del grupo es èjercida por la representacién supervisa- da de la COlectividad» que elige a los jefes de paz o guerra y seRaia à individuoS, especializados para dlrigir las operaciones de orden econémico" (I* p. 47). Rituales y actividades mâgico- religiosas constituiah una base efectiva para el cjercicio de la representacién colectiva de la comunidad, aunoue estes individuos- -représentantes no formaban una categorfa politica como tal de go biernb y de aparato de coercién estâtal. Para M. Brlcefio Irago- rry, "Nuestros indios, o los indios que vivian en el actual terri toriO nacional» podriamos catalogarlos como pertenecientes a las tribés més atrasadas de América. Los restos arqueolégicos balla­ des en huacas y sepulcros que indican un verdadero desarrollo cul tural, no corresponden a la poblacién hallada por los conquista­ dores; unos pertenecen a pueblos por entonces desaparecidos, o- tros a tribus ya en estado de decadencia; y los mâs sélo sirven para demostrar el radio de las migraciones culturales que, par- tiendo de las regiones realmente avanzadas, se expandieron por territorio americano" i Mario Briceîio Iragorri, Tapices de His­ toria Patria, (Caracas: Tipografia Garrido, 1942), p. 19; Ôitado por darlos 5*Ascoli, Esquema h is téri oo-e conémlco de Venezuela. Del Mito del Dorado a la Economia del Café, (Caracas: Banco Cen­ tral de Venezuela, 1970), p. 35, nota 13. Acerca de la pobla­ cién precolombina en Venezuela, puede verse: Carlos Siso, La for- macién del pueblo venezolano. Estudios soclolégicos (Madrid: Edi­ torial Garcia Enciso, 1951. 2 volùmenes), vol.l, pp. 35 y ss. (23) Carlos D’Ascoli, Esquema hlstérico-econémico de Venezuela ..., pp. 15 y 38. Cf., C.H. Haring: El comercio y la navegacién entre Espafla y las Indlas Occidentales ÇParis-Brujas: Ed. de Desclée de Brouwer, 1939). (24) D'Ascoli, ob.cit., p. 43. Si las primeras incursiones obedecieron al deseo de encontrar oro, los expedicionarios fallaron en su bûs - 16 - m -queda ya que Venezuela tenla pocas minas en las pârtes acceslbles para aquél momento. El surgimiento del mlto del "Dorado* y de la misterlosa ciudad de "Manoa" es posiblemente una InVehcién de los indios con el fir. de aiejar a los conquistadores) D'Ascoli, et. cit., p. 45. (25) Brito Figueroa, ob.cit., vol.l, p. 66. (26) Ibid., p. 70, La produceién anual de ganado, por ejemplo# eh 1720 se estima ascendia a 56,900 unidades; para 1800-1810* la riqheza ganadera estaba representada por 1.200.000 vacunos, 180.000 caba- llos, 90.000 mulos y multitud de earneros y ovejasS Btito Figue­ roa, vol.l, pp. 72, 74 y 75 (càlculos aproximados)* (27) Manuel Gonzalez Abteu, Dependencia colonial venezolana (Caracast Publicaciones de la Facûltad de Cienclas Econémicas y Sociales- Universidad Central de Venezuela, 1974)# p. 52. (28) Juan de Castellanos, Elogio de las Indlas Orientales; citadù pbir M. Gonzélez Abreu, obT cit., p. 53. El decaimiento de la piata potosina, por el lento agotamiento de las vetas# iba a parmitih una modifieacién del cuadro general de la economia colonial y de la propia divx sién intemacional del trabajo. El brb y la plàtâ metélicas del polo de crecimiento de México y là actual Bolivia* en buena medida se los sustituye por productos también primaries, pero agrlcolas, obtenidos mediants el empleo de maho de obra ès^ clava. Las fuerzas bunianas se desplazarw hacia actividades de tipo agropecuario: la decadencia de los polos de crecimiento mi­ nero da lugar al desarrollo de economlas de plantéeién en otraé éreas geogréficas del Imperio, concretamente* la jurisdicciéh de Hueva Granada y la capitania general de Venezuela. Al finalizâr el siglo XVIII, han quedado ya conformados los Certtros econémicos coloniales de Buenos Aires, México, Nueva Granada (Colombia y Ve­ nezuela) y el Alto Perd (Bolivia); los que precisamente van a te­ ner mayor significacién histérica en la lucha por la autonomia po Iftica. (29) Carlos D'Ascoli, Esquema hlstérico-econémico de Venezuela ..., edicién citada, pp. 112-113. (30) Carlos Siso, La formacién del nueblo venezolano. Estudios socio- léglcos (Madrid: Ëd. darda Enciso, 195l. 2 voldmenes), en espe­ cial, vol.l, pp. 472 y 88. (sobre el elemento étnico negro). C. D'Ascoli (ob.cit., pp. 115-116) destaca que, en realidad, los ne- gros provenfan, en su gran mayoria, de la costa occidental del continente africano, con el golfo de Guinea como centro y prolon- gaciones hanla el Sudén al norte y el Congo y Angola hacia el sur, esto es, una regién comprendida aproximadamente entre los 20 gra- dos de latltud norte y les 20 grados de latitud sur. Se trataba de énormes zonas africanas pobladas por naciones y subrazas del gran tronco negro, con niveles de cultura superlores a los pue­ blos aborigènes de America exceptuando los imperios azteca e in­ ca. Presentaban complejos grados de organizacién politica, cultu­ ral, econémica y rellgiosa; pequeRas monarqulas de "gobiemo des- pético" en las que se definla un sistema religioso de tendencias monotelstas frecuentes y una cultura pléstica y musical de gran influencia posterior en el medio americano. - 1 b - 3 J • I (31) Gonzalez Abreu, ob. cit., pp. 77-78. El comercio de esclavos con j venfa a unos y a otros y para fines del siglo XVI era ya induda­ ble SU carâcter lucratives "Los tratantes entendlan que las ganan clas considerables derivadas de aquel intercambio permltlan incr£ mentar sus capitales mediante reinversiones sucesivas en las eco- noroias dé sus respectives centres. Para EspaHa, por otra parte, las operaciones de compra-venta de negros resultaban convenlentes por dos razones fundamentales : de un lado, la provision de mano de obra en sus posesiones de Ultramar aunentaba el indice de ren- tabilidad territorial como consecuencia de la renovacidn de la fuerza de trabajo, y del otro, la obtencidn de ingresos extraor- dinarios estaba asegurada a través de los gravâmenes fijados a las introduceiones y por medio de una politica de participacién -especie de regalia- por ser la Corona la que otorgaba los llama- dos ’asientos' o derecho a colocar negros en sus dependencies": Gonzâlez Abreü, ob.cit., p. 65. (32) Brito Figueroa, ob.cit., vol.l, p. 97. (33) La polémica por el llamado justo titulo provino de la critica de los teélogos de Salamanca, oasados en las tesis de la escftlâstica medieval Tsanto Tomâs de Aquino): la formacién de Estados"surgia de la razon natural» siendo legitimo el poder eslatal de los prin cipes paganos; como el dorecho natural era vâlido para todos los pueblos, los exploradores europeos no debian desposeer a los in­ dios de su autoridad y de sus posesiones. Mientras Francisco de VI torla impugnaba el argumento segun el cual el primer descubrimien- to concedia un derecho de propiedad sobre paises habitados, Juan Ginés de Sepûlveda justificaba la guerra contra los indios, esto es, la necesidad del sometimiento de éstos por la fuerza de las armas como via para la predicacion del Evangelic. La escolâstica salmantina iba a propugnar, frente a sus ccntrarios, la idea de un lus gentium, o derecho vâlido para todas las naciones: el orbe enèero era una res püblica y todos los pueblos estaban en relacién reciproca, ya que una comunidad mundial abarcaba al género humano en su totalidad, sin distlnciones o menoscabo de unos otros. Un tratamiento mâs amplio de éste problems en Richard Konêlzke: America Latina, II. La época colonial (Madrid, Ed. Siglo XXI, 1971) pp. 20-33. Puede verse, muy especialmente. Antonio Truyol y Serra, Les Principes du Droit Public chez Francisco de Vitoria, (Madrid : Ediciones Cultura Hispânica, 1946). No hay que olvidar tampoco la figura y la obra de Bartolomé de Las Casas. Diremos, muy brevemente, que Las Casas expuso en dos memo­ riales las causas del anlquilamiento de los aborigènes y los medios para proteçerlos, demandando la abolicién de los repartimientos y la fundaclon de colonias Integradas por indios libres que trabaja- ran para si mismos. Propuso también la fundacién de asentamientos campesinos mixtes de espaRoles e indios, mediante la emigracién de famllias pobres de la poblacién rural, al mismo tiempo que creia se produclrian numérosos casamientos mixtes, con lo que el proble­ ms de los aborigènes se resolveria por via de la fusién racial y la mezcla de poblaciones. Cf., Konetzke, ob. cit., pp. 165-168. Hector Malavé Mata, en Formacién histérica del antidesarrollo de Venezuela (La Habana; Ediciones Casa de las Americas-Institute Cu- bano del Libro, 1974), habia de las ideas de Las Casas y de los teélogos de SaJamemca como "la crisis de la conciencia inicial" del colonialisme hlspano (p. 31). - If' (34) D'Ascoli, ob.cit., pp. 60-61. Puede verse también Konetzke, ob. cit., pp. 163-165 y pp. 170-181.(sobre los repartimientos y la evolucion de la encomienda). (35) Para Silvio Zavala, en su obra ya cléslca La Encomienda Indiana (Madrid : Imprenta Helénica, 1935. Publicaclén de la Junta para Ampliacién de Estudios e Investlgaciones CienStlficas* Céhtro dé Estudios Histéricos, Seccién HispanoaraericanaT -hay edicién pos terlor-), no hay una relacién mecénica y dlrectâ entre encomien­ da y hacienda en América colonial. La encomienda* que es fundameh talmente un reparto de indios, debe ser completaaà -para ser ha ” cienda- con la roerced de tierras. Es en ése momento cuando buxge mâs nitidamente lo que llamarlamos el "hacendismo"* que deviens en sinénimo de latifundio, de latifundismo. Para el caso venezolano, la obra fundamental sigüe Siendo la dè Eduardo Arcila Parias, El régimen de la encomienda_en Venezuela. (Caracas: Institute de Investlgaciones de la Pacultad de Ècono- mia-Universidad Central de Venezuela, 1966. 2a. edicién. La la. edicién publicada en Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamerica- nos-Consejo Superior de Investlgaciones Cientificàs» 1957). En és ta obra, para los aspectos jurldicos de la encomienda# pp. 133 y” ss.; el trabajo indigena, pp. 223 y ss.; y la relacién entre ôn- comienda y propiedad territorial, pp. 283 y ss. (36) Con la composicién estâmes en presencia de una figura jüridica que desempené importante papel en la formacién de la propiedad territorial agraria: "Partiendo de una merced de tierra, gene- ralmente de limites imprécises, e de la simple ocupacién y ein documente legal alguno, los poseedores procedian à extender sus propiedades a costa de las tierras reservadas a las comunidades indigenas, de los terrenes rcalengos o de los ejidos y baldlos*} los amos de la tierra, a través del seborno y la intimidacién, presionaban para que "escribanos y componedores de tierras les otergaran los titulos de propiedad o procedieran a la ampTiacién de los originales mediante el pago de los derechos de composi­ cién" : Brito Figueroa, ob.cit., vol.l, p. 87. (37) Recordemos que las leyes de Burgos (1512) y de Valladolid (1513) dotan a 3a encomienda de su fisonomia juridica, cuando adquiere su carâcter de institucién aparentemente destinada a protéger, cristianizar y civilizar al indio a cambio de que éste pague al encomendero un tributo en dinero, que al princlpio fue legalmen­ te sustituible por servicios personales y que luego continué sién dolo en la prâctica a pesar de expresas y reiteradas prohibicio-” nés. Cf., Konetzke, pp. 170-181 (supra, nota 34). (38) "Cualquiera que se de jase guiar por el deslumbrante espectâculo de la Legislacién de Indlas, en lo referente a los derechos y a la proteccién que el indio le merecia al Legislador, cuando cam­ bio radicalmente el concepto religioso y juridico en que al prin- cipio se le ténia, tendrâ que concluir que pocos seres habrâ ha- bido sobre la tierra tah libres y protegldos como aquél. Pero lo cierto era muy otro, como ya se noté, y entre la condicién del negro esclavo y la del indio, habia apenas diferencias muy tenues. El régimen de las eucomlendas, aun cuando en su espiritu y en su letra tendia a la mâs absoluta proteccién y defensa de los indige­ nas, en la prâctica fue inhumana y brutal explotacién, que con- - ()** (56) Ibid.* p. 141. (57) Brito Figueroa, I, p. 150, (58) Ibid.* pp. 154-155. (para las anteriores cifras) (59) Ibid.» estimaciones en p. 156. Sin temor a adelantarnos, interesa destacar que la evolucion politico-territorial esté ligada al pro­ ceso de poblanlento a través de una serie de e tapas definidas: Pro vinela de Margarita (1525» depends de la Audiencia de Santo Domin­ go) » Provincia de Caracas o Venezuela (1528, idem). Provinela de Nueva Andalucia (1568, id.), Provincia de Guayana (1762), por ci- tar sélo las demarcaciones més significativas. Una evolucién que culminaré en la Real cédula de 8 de septiembre de 1777 por la que se créa la Capitania General de Venezuela y que coloca bajo una misma direcclén politica, civil y militar a las Provincias de Ca­ racas, Cumanà, Guayana, Maracaibo e Islas de Margarita y Trinidad." (60) Segun estimaciones de Brito Figueroa, ob.cit., I, p. 160. (61) Ibid., p. 164. (62) Francisco Depons, Viaje a la Parte Oriental de Tierra Firme. Cara­ cas» 1950; cltado por Brito Figuroa, p. 17Ù. "Los descendientes de los primeros pobladores ÿ conquistadores heredaron el privilé­ gie de la tierra; se opéré el fenémeno de la concentracién de la propiedad en pocas manos y el de su continuidad hereditaria" (...) "La nobleza colonial» cuyas grandes propiedades producian con la valorizacién de la tierra pingfles rentas, podia vlvir ociosamentp, en Caracas y en las principales ciudades, y a veces en Europa, 6*^ sus titulos nobiliarios en medio de la general admlraclén de ùna sociedad que puso todo su colorido vital en cxtrafias cues- tiones de procedimiento y ceremonial, en sospechosas preocupacio- nes de jerarquia, y en lentos, pero elaborados célculos politicos": Ramén Escovar Salom, Evolucién politica de Venezuela (Caracas: Ed." Monte Avila, 1975. 3a. éd.), pp. 51-92. (63) Brito Figueroa, ob.cit., I, p. 171. (64) Escovar Salom, ob.cit., pp. 29 y ss. (ver nota 59 de este capitule] En el nivel juridico, por ejemplo, "La Legislacién de Indlas fue la fuente inmediata del derecho colonial y la Repébllca conservé su estructura hasta 1870, aproximadamente, momento en que casi to­ dos los paises de América comenzaron la codificacién, siguiendo las tendencias centralIsadoras de la época. La recopilacîén de 1680, el derecho castellano y las Partidas fueron supletorias" : Escovar Salom, ob.cit., p. 38. (65) Tulio Halperin Donghi, Historia Contemporanea de ^érica Latina, (Madrid : Alianza Editorial, 1970. 2à.ed.), capitule inicial re- feriép al legado colonial. (66) S.J. y B.H. Stein, La herencia colonial de America Latina, edicién citada, pp. 69 y ss. (67) Brito Figueroa, I, p. 111. (68) Ibid., p. 114. "Aun antes de que los misioneros se hicieran - A I - cargo de la ocupacion espanola en el Interior, el brazo secular de la Iglesia habia construido yn gran poder y prestlgfo en laa Areas ya ocupadas en la montafla y laa costa. No solames^e domina- ba en materia ecleslAstica, sino que monèpolizaba la edhcaclén. Y, a medida que la Iglesia cornenzaba a acumular tierras, ejereîa también un considerable poder econémico, Ademas, su Influencla pe- litlca se acentuaba por la frecuente prâctica real de dêsignar clérlgos para altos cargos de goblerno”: Edwln Lleuwen, Venezuela (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1964. Trad, de R. Jiménez77 p. 36. (69) Gonzalez Abreu, ob.cit., p. 106. (70) Stein, ob.cit., p. 84. (71) Ibid.. p. 85. (72) Sobre el irapacto de esta politica en Espafla: Jean Sarrailh, La Es­ paHa ilustrada en la segunda mitad del siglo XVIII (México ; Fondo de Cultura Econôralca, 1957. Trad, de A. Alatorre); y Richard Herr, Espana y la Revolucién del siglo XVIII (Madrid: Editorial Agullar, I973. Trad, del ing]és por E. Fernandez M.). (73) Escovar Salom, ob.cit., p. 43. (74) Ibid., p. 44. (75) Gonzâlez Abreu, ob.cit., p. 138. (76) Joaquin Gabaldén Mârquez, El Municlnlo, Rafz de la Repâbllca (Ca­ racas: Institute Panamerlcano de Geografla e Historia, 196l), p.34. (77) Pedro M. Arcaya U., El Cabildo de Caracas (Caracas: Ediciones del Cuatrlcentenario-Edltorlal Arte, 1965), pp. 20r“22. (78) Arcaya, ob.cit., p. 31. A falta de disposiciones légales que pre- clsen con exactltud las atribuciones de los cabildos coloniales. Pedro K. Arcaya U. enumera las de admlnlstraclén de ejldos y ble- nes propios; pollcia de la ciudad; trazado y limpieza de calles y plazas; ornato publico; pesas y medidas; acueductos, contrlbuclo- nes, etc.,; desde 1548 se les otorgé el derecho a emltlr ordenan­ zas sobre asuntos locales; actuaban co"!0 trlbunales de apelaciôn de las sentencias dlctadas por las justicias ordlnarias de prime­ ra Instancla. En sus primeros tiempos, los cabildos tenian la fa- cultad de eleglr los oficios concejlles -alguaclles, escrlbanos, mayordomos y fleles ejecutores- pero luego algunos de éstos se con vlrtleron en cargos vénales. Por Real Cédula de 1 de novlcmbre de 1591 se hlcieron vendibles para la Provincia de Venezuela la mayo­ ria de los oficios concejiles; lo que si conservaron los cabildos americano3 fue la facultad de elegir a sus alcaldes ordinaries. Es obvlo que la venalldad de algunos cargos municipales, ademâs de constituir un medio de abasteclmiento del fisco real, abria tam­ bién la posibilidad de accéder a ellos, por compra, de personas e- conomicamente Influyentes en sus respectivas localidadcs. Cf., Ar­ caya U., ob.cit., pp. 32-33. (79) Cf., Federico Brito Figueroa, Estructura Econémica de Venezuela colonial (Caracas: Universlclad Central do Venezuela, 1963), en es- - u - -pedal el capltulo correspondiente a los orlgenes de la propiedad ; agraria en los Valles de Caracas. i (80) El mismo gobernador jüan de Pimentel, en un informe de 1578 al ' Rey, sefialaba que de los sesenta veclnos que Itabfa en Caracas, cuarenta eran encomenderos. Cf., Arcaya U., El Cabildo de Caracas, edicién citada, p* 61, (81) Caracciolo Parra-Pérez, Historia de la Primera Repûblica de Vene­ zuela (Caracas: Tipografia Americana, 1939. 2 volùmenes), vol.l, p. IX. Del mismo autor, puede verse El régimen espaHol en Vene­ zuela. Estudlo histérico (Madrid: Ediciones Cultura Bispânlca, 196 2a.eé.), en especial sobre los aspectos institucionales, principal mente Cap. XII: "tos poderes pdblicos de la Colonia", pp. 505 y ss y Cap. XIII: "ta adminlstracion colonial", pp. 323 y ss.; igualmen te, de ésta obra résulta intercsante el apartado "Indicaciones so­ bre el estado del Imperio espanol de America a fines del siglo XVI que es, en realidad, una conferencia lelda por el Dr. Parra-Pérez en el Institute de Altos Estudios para America Latina de la Univer sidad de Paris, en el segundo trimestre de 1954.(pp. 81 y ss.) (82) Arcaya U., ob.cit., pp. 121-122. (83) Manuel Hunes Dfas, El Real Consulado de Caracas (1793-1810) (Cara­ cas: Academia Nacional dë la Historia, l97l. âefie "Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela", volumen 106. Trad, del portu- gués por J. tello), p. XXIV de la Introducclén. El autor analIza la cuestién del réformisme modernizador de los Rorbones y examina la situacién espaHola en el siglo XVIII en pp. 93 y ss. De igual manera, sobre la estructura del Consulado de Caracas, pp. 197 y se (84) Eduardo Arcila Farias (Int. y Comp. ), El Real Const^ado de Caracas (Caracas : Institute de Estudios Hispanoamericanos-Facultad de Mumc nidades y Educacién- Universldad Central de Venezuela, 1957), p.2î (85) Arcila Parias, ob.cit., pp. 10 y ss. (86) Cronoiégicamente, el Consulado de Caracas (1793) fue el tercero en America colonial -después de los de México y Lima (l603 y 1614, respectivamente) pensados segûn el modelo tradieional sevlllano-; inmediatamente le siguieron el de Buenos Aires (l794), con juris- diccion sobre todo el virreinato de la Plata; el de Cartagena de Indlas (1795), con jurisdicclén a todo el virreinato de Nueva Gra­ nada (a excepcién de las provincias de Quito y Popayân); el de Ve­ racruz (1795) y el de Santiago de Chile ése mismo aHo; siguieron los de Guatemala, La Habana, Guadalajara y Manila. Al termlnar el siglo XVIII, habia en América once Consulados: Arcila Farias, ob cit., pp. 12-13. Cf., J. M. Gts Capdequi, El Estado EspaHol en Las Indlas (México: Fondo de Cultura Econémica, 1946). (87) Arcila Farias, ob.cit., p. 31. (88) Ibid., pp. 32-33 y 46. (89) Manuel Vicente Magallanes, Luchas e insurrecciones en la Venezue- -la colonial (Caracas: Editorial Tiempo Nuevo, 1972), p. 7. (90) Magallanes, ob.cit., pp. 11-155. (91) Miguel Acosta Saignes, Vida de los esclavos negros en Venezuela (Caracas: Ediciones Hespérides, 1967. Prol. de Roger Bastide). (92) Acosta Saignes, ob.cit., p. 297. Para la procedencia del componen- ! te africano en Venezuela, pp. 121 y ss., y el régimen esclavista, I pp. 297 y sa. I (93) Sergio Bagd, Estiuctura social de la Colonia. Ensayo de historia < comparada de América Latina (Buenos Aires: Éditorial "El Ateneo", T9527T------------------- I (94) Rodolfo Puiggros, De la Colonia a la Revolucién (Buenos Aires: Edi-i torial Carlos Pérez, 1969. Coleccién "' uevo Rasado". varias edicio-; nés, citaraos la quinta edicién ampliada), | (95) Acosta Saignes, ob.cit., p. 335. i (96) Ibid., pp. 335-336. > (97) Pedro Manuel Arcaya, Insurreccién de los negros de la serrania de | Coro (Caracas: Institute lanamericano de Geografla e Historia, 1 1949. Pub. Mo. 7), pp. 34-38. En realidad, se trata del discurso de recepcién del Dr. Pedro M. Arcaya en la Academia venezolana de la Historia, el 11 de diciembre de 1910; publicado también en el libro, del mismo autor, Estudios de sociologia venezolana (Madrid: Editorial América, s.f., Biblioteca de Oiencias Politicas y Socia­ les, volumen X), pp. 159 y ss. (98) Francisco Morales Padron, Rebelién contra la Companla de Caracas (Sovilla: Publicaciones de la Escuela de Estudios Uispanoamerica- nos, 1955). (99) Para los acontecimientos, gestacién, desarrollo y final de la re­ belién, Morales Padrén, ob.cit., principalmente pp. 35-60 y 77-142, una relacién de fuentes utilizadas, algunas de ellas Inéditas, en pp. 143-144. (100) Carlos E. Munoz Oraa, Los co'ityeros de Venezuela. Una rebelién popular de pre-independencia (tiérida; Facultad de Humanidades y Educaoién-üniversidad de los Andes, 1971). (101) Cf., Francisco Posada: El movimiento revoluclonario de los comu­ neros (México : Editorial”Siglo XXl, 1971. Coleccién "Minima**, 4I) y Daniel Valcérccl: La rebelién de Tupac Amarù (Lima: Editorial Universe, 1970. 3a.ed.). (102) Munoz Oraa, ob.cit., pp. 157-158. En las conclusiones de su tra­ bajo, MuHoz Oraa seHala que "Un observador tan agudo de la socie­ dad venezolana del siglo XVIII, como lo fue el Intendente José de Abalos, dejé escrito su oonvencimiento, probado por los hechos très décédas mas tarde, que aquellos sucesos de la Provincia de f.aracaibo y su repercusién en la Capitania General, unidos a los del Peru y Nueva Granada, evidonclaban la existencia de condicio- - - IjèI -nés procllves a la independencia. Sefiald que sélo faltaban lideres y algunos otros elementos para conseguir los hispano- americanos cuanto por aquel entonces estaban a punto de lograr los cblonos de la America del Norte": MuHoz Oraa, p. 190, (103) Ramén de Basterra, en Los Naylos de la Ilustracién, ha querido a- verlguar la razén por la cual los origenes de la libertad de Amé­ rica no se producen, como séria légico esparar, en las cabezas cul turales de los grandes virreinatos -especialmente México y Perû-, sino en la Capitania General de Venezuela, de rango adrainistrati- vo secundario. La tesis de Basterra es la de que la CompaHia Gui­ puzcoana vendria a actuar como transmisora de las ideas enciclo- pedistas, a través de grandes familias de origen vascongado que arraigan en Venezuela hacia 1760. Parte de la hipétesis de que el l-oA' esenciacde aquélla consistlé en el papel difusor de las nue- vàs ideas en el asentamiento venezolano: "Adherldo a sus alas vê­ leras, va un polen espiritual, el Enciclopedismo"; més aun, "A es­ ta visita periédica de las naves pirenaicas, a esta abeja mercantc que trae los preludios del liberalismo, concedemos virtud de fe cundar espiritus en Venezuela" (Basterra, ob.cit., p. 42). Més a- delante, "Si el negocio maritimo que titula estas Bojas no ve la luz del sol, la revolucién americana hubiera acontecido fiel a si misma en sus grandes trazos, pero hubiera estado falta de un ele­ mento esencial: no hubiera tenido, segén tiene, ur.a direcclén ve­ nezolana" (p. 93). Y agrega: "En el siglo XVIII traza Venezuela la linea del proceso mental que le apartaré de la rannia EspaHa. Dilétase el proceso racionalista, que origina la progresién del cortejo americano, hacia sendas novelos, en tanto que la antigua cabecera imperial, Espafla, pertnanece en la senda de los usos tra- dicionales* (p. 273). Por otra parte, C. Parra-Pérez (Historia de lâ Priroera Re­ publics de Venezuela! Caracas, Tipografia Americana, 1939. 2 volé- inenes) que, de hècho, la Inquisicién no tuvo la importancia que el tépico le atribuye en relacién con las nuevas ideas: "A medida qur el pais progresaba raaterialmente y multiplicaba sus contactos con el extranjero, formébase un grupo intelectual, no sélo instruido en disciplinas de humanisme y de filosofia mode ma, que prcpagaba Intensamente la Universldad de Caracas, sino también conocedor de los problemas cientificos y politicos de la época. Era tal grupo lector évido de los libres que la Inquisicién harto négligente de- jaba pasar entre sus mallas con idéntica facilidad a la que para burlar .la aduana tenian las mercaderias de contrabando, pues ape­ nas fue, en Venezuela, inofensivo espantajo el Samto Oficlo. La cultura politica y llteraria de los •intelectuales’ caraqueHos, fuesen clérlgos o laicos, impresionaba favorçblemente a los extrai jeros que visitaban la ciudad, Humboldt, Ségur o Daune. Por sus teélogos, filésofos y abogados, la Universldad daré formas a la Revolucién y el movimiento de la oligarquia contra Espafla tomaré carâcter juridico y semblante nacional" : Parra-Pérez, ob.cit., vol.l, p. XIV de la Introducclén. (104) Pedro Grases, La conspiracién de Cual y Espana y el ideario de la Independencia (Caracas: Institute Banamericano de Geografla e historia, l949. Publ. No. 6), p. 11. (105) Résulta util Mario Rodriguez, La revolucién américia de 1776 y el mundo hispânico. Ensayos y Documentos (Madrid: Editorial s s - [ u Tecnos, 1976), Cf., el ya clâsico libre de Harold Laski, El Li­ béralisme Europeo (Mexico : Fende de Cultura Econémica, 1955. frad. castellana, 2a. ed. Coleccién "Breviaries"); igualmente, André Vachet, La ideelogla liberal (Madrid: Editoriale Fundamen- tes, 1972. 2 volùmenes). (106) Para el contexte espanol: Antonio Elorza, La ideolopia liberal en la Ilustracién Espanola (Madrid; Editorial Tecnos, 1970), bel mis­ mo autor (recpp. y present.), Pan y Tores y otros papeles sediclo- sos de fines del siglo XVIII (Madrid: Editorial Àyuso, l971). (107) Cf., Casto Fulgencio Lépez, Juan Bautista Plcornell y la conspi­ racién de Gual y Espafla. Narracién documentada de la re-révolue i é de Independencia venezolana (Caracas: Editorial Nueva z, (108) Pedro Grases, La conspiracién de Gual y Espafla y el Ideario de la Independencia, edicién citada. (109) Malavé Mata, Formacién histérica del antidesarrollo de Venezuela, ediciéh citada, pp. 84 y ss., del Cap.IV: *Crisis y ruptura de la dependencia colonial" (pp. 77 y es.). (110) Grases, ob.cit., p. 80. Los textos de 1797 serian el punto de par- tida bâsico de la legislacién doctrinal de derecho publiée en Tie­ rra Firme. Para Grases, la conspiracién de Gual y EspaHa es el in­ tente de liheracién mâs serio en Hispanoamérica antes de las expe- diciones de Miranda en 1806. Salvador de Madariaga ha escrito que "Esta conspiracién es .el primer intento verdaderamente radical e igualitario con que nos encontraroos en Hispano-América; y existen fuertes razones para penser que al menos en parte se debié esta no vedad a la influencia de los espaRoles republicanos que habian traido al continente las ideas revolucionarias y democrâticas de i Francia por via de la francmasoneria espaHola": Salvador de Mada-, riaga, Cuadro Histérico de las Indlas, Buenos Aires, 1945, p. 843; cltado por Grases, ob.cit., p. 2?, nota 2. (111) Federico Brito Figueroa, Ensayos de historia social venezol^a (Caracas: Publicaciones de la Direcclén de Cultura de la Üniversi-, dad Central de Venezuela, I960), p. 199; cltado por Malavé Mata, ob.cit., pp. 79-30. (112) Carlos Irazâbal, Hacia la Democracla. Contrlbucién al estudid de la historia econémico-polltico-social de Venezuela (Caracas: José Àgustin Càtalâ, Editor-Ed. Centaure, 1974. 3a. ed. Primera edicién en México, 1939), p. 28. (113) Irazâbal, ob.cit., p. 38. (114) Intendecia de Ejército y Real Hacienda, Tomo VIII: Archive Nacio­ nal, Caracas; citado por Irazâbal, pp. 40-42 de(capitule sobre "Las Inches econémicas de la nobleza territorial venezolana", pp. 25 y ss. (115) Recogemos las frases textuales del documente de las citadas por Juan Oropesa, 4 siglos de historia venezolana. Desde el Descubri- miento hasta la Revolucién de Octubre (Caracas; Ed. Centaure, 197: pp. 52-55, c f . , Carlos Irazâbal, ob.cit., capitule sobre "Las lu- -sa- -c h a s p o l i t i c a s de l a n o b le z a t e r r i t o r i a l v e n e z o la n a " , p p . 55 y S 3 . , en e s p e c ia l , p p . 58-62. | (116) Eugene Genovese, Esclavitud y Capitallsmo (Barcelona: Editorial j Ariel# 1971. Trad. Ôast.), p. 43; Cltadopor Gonzâlez Abreu, De- ! pendencia colonial venezolana# ed.cit., p. 137. | (117) Carlos Irazâbal, en su libro Venezuela esclava y feudal. ̂ I s o - dios de la historia de_Venezuela (Ensayos de intérpretaciéndia- i léctica) (Caracas: José Agustin Üakalâ. éd.. 1974» 2a. ed. Ed.Cen| tauro), p. 28. C A P I T U L O S E G U N D O " RUPTURA POLITICA DEL NEXO COLONIAL Y FORMACION DEL ESTADO REPUBLICANO " - i - [ 6 S J l) Dlsolucldn. del pacto colonial.- El proceso que conduce a la autonomla polltlca no puede ser visio, hace ya tiempo que d e d e serlo, bajo la dptlca de una sucesidn de hechos militares y de acciones épicas de unos determinados heroes. Tai vlcldn, basada en un patriotisme mal entendido, ha dado lugar a sé­ rias deformaciones de la accidn'émaneipadora* ademSs de que ha impedido ver la realidad subyacente en lo social de tal proceso. Es iiinecesario insistir que el examen de la Independencia de les pafses hispanoamerica- nos como una cuestidn simplemente b^lica, se cae por su propio peso. Conviens empezar plahteândonos el problema de les limites cro- noldgicos de la época emancipadora, ya que les afios de guerra, consids- rados como période estricto, no nos permiten comprobar les combles ocu- rridos y las consecuencias de esos cambios en el proceso politico-social que configura el siglo XIX y sus caracterlsticas estructuras politicas. En este sentido» es cierto que si ampliaroos el alcance de nuestra visidn histérica con la inclusidn de les ados postreros del reinado de Carlos IV y les tiempos inmediatos a la batalla de Ayacucho (1825)» se nos hard mucho rads évidente la diferencia entre el principio y el fin del perlo- do. Desde este punto de vista» las guerras de independencia, junto con las otras guerras de consolidacidn republicans posteriores, podrlan con- siderarse, como seîîala Charles C. Griffin, como aspectos militares de u- na transformacidn de Hispanoamérica en la que, de una civillzacidn colo­ nial hispdnica, modificada naturalmente por influencias autdctonas, se pasa a una civilizacidn hispanoamericana autdnoma, criolla, en la que los moldes originales ibéricos ceden en diuchos casos a las nue vas in­ fluencias de la Europa occidental y, en algunos aspectos, de los Estados ünidos (4). Si examinamos la cuestidn desde la idea de que el proceso de ruptura del nexo colonial empieza mucho antes y termina mucho. después de los hechos propiamente bélicos, podemos ver cdmo todo el edificio co­ lonial entraba ya en rdpida disolucidn a finales del siglo XVIII y prln- cipios del XIX, Las reformas politico-administrativas de los Borbones no habian resuelto en realidad los problemas fundamentales de la America es- paflola: los sintomas de malestar continuaron y en algunos casos se hicie- ron mâs agudos, sobre todo a partir de 1790, como hemos puesto de mani- ■i - -flesto al final del capitule anterior. Si bien es cierto que las nove- dades de la Francia revolucionaria empezaban a interesar en America co­ lonial y eran fermentes ideoldgicos évidentes, la crisis de la indepen­ dencia va a ser el desenlace de una degradacidn del poder espafiol y de un alejamiento de los vinculos entre metrdpoli y colonias. En rigor, la crisis, gestada ya con anterioridad, va a tener su détonante, su punto de partida, en la propia peninsula: la invasion napolednica y el subsi- guiente cambio de dinastia signified un serio golpe al marco institucio- nal de la Monarquia espaflola, Ldgicamente, en medio de dste naufragio, se encontraban unos puntos reales de disidencia que ni la veneracidn por el rey cautivo, ni la fe en u4 nuevo orden espanol surgido de las Cortes constituyentes de Cddiz, eran hechos capaces de aglutinar unas volunta- des en constante tensidn, Mds aun, el posterior derrumbe de la Espafla an- tinapolednica lb a a proporcionar a la Amlrica espafLola una nueva oportu- nidad para de finir se ante la crisis del poder metropolitano, (-4) Existid sin duda una interaccidn entre los acontecimientos que se produoian en Espana y los cambios observados en las colonias america- nas. La administracion borbdnica habia querido reformular el pacto colo­ nial aplicando ima versidn selectiva y conservadora del Ilurainismo, sin- tetizdndola en un plan de reformas empiricas dentro del orden existente, en el contexte de un absolutisme ilustrade de mayor contenido secular, Pero lo cierto es que para muchos intereses establecidos de la colonia, estas innovacionec liberalizantec resultaban insatisfactories ; asi» por ejemplo, le esencial del monopolio subsistia, con lo que las aspiraciones de los acaudalados criollos se sensibilizaban progresivamente, Habia tam- bién las influencias externas provenientes del proceso general "euroatldn tido" del siglo XVIII, especialmente en lo referente a paises como Cran Bretafia, Francia y los Estados Unidos, en sus distintos modèles de demo- cracias aristocrdticas-e-parlamentarias y de liberalismo econdmico (1), En el ultime case, era indudable que la révolueidn norteamericana de 1776 proporcionaba un ejemplo de experiencia histdrica ciertaraente.exitosa; por lo demas, la influencia de Francia en el piano de las ideas se hacia évidente e impactaba en profundidad a los elementos ilustrados de la %- lite criolla de las ciudades. Si la invasion napolodnica de la metrdpoli actuo como motor des- enoadenante del movimiento émaneipador, el intente posterior de Fernando VII, repuesto en el trono, de aplastar incondicionalmente el movimiento americano, generd un fendmcno de radicalizacidn progresiva en dste: se - 3 - îFj produce unà consolldacldn del colectlvo autonomlsta hacia la direccldn ipdvjpendentista. Pero lo mds importante es que el proceso emancipador es un movimiento m&s elitista que popular. Promovido fundamentalmente por la dlite criolla urhana, constituye mds una révolueidn polftica que un cambio en las estructuras socioecohdmicas heredadas de la Colonia. El conflicto adquiere caracterlsticas de guerra civil, en el cual se pasa de una vaga lealtad a la monarquia hispdnica, a la voluntad explicita de la independen cia politics total (4). La revolucidn tiene por centre al Cablldo, que es el Centro estrategico de la supremacla de las elites crlollas (3). Y es que, en efecto, la emancipacidn consiste primordialmente y en ultima ins- tancia, en "una rebelidn de élites y grupos colonizadores de origen espa- flol Contra el gobierno y las clases dominantes y monopolistes de la me­ trdpoli" (6). La élite criolla hard prornesas a las masas de mestizos e indlos, quienes en posteriores etapas del movimiento serdn sus aliados en la lucha^ pero las promesas hechas no serdn cumplidas en su totalidad. De ahl que las estructuras socioecondmicas pasen casi intactes a los nue- vos Estados nacionales. De otro lado, la independencia formai va a ir a- coropaflada de la desintegracidn de la América espahola en su con junto: di- versas fuerzas centrifuges que habian estado latentes, se desarrollardn y dardn origen a una fragmentéeidn del territorio en pequeRas soberanias, muchas veces constltuidas artiflcialmente. Nuevos Estados, la mayoria de dudosa articUlacidn interna, adoptardn la ficcidn del fédéralisme, al mis- mo tiempo que potencies como Gran Bretaha y Estados Unidos, contribuiran, por Intereses muy concretos, a consolider el fraccionamiento politico (7). La cbntradiccidn principal que enfrente a espafioles peninsulares con espafioles americanos (criollos) se habia fraguado en la época colonial. Para los criollos venezolanos# el sistema colonial se configuraba, a pe­ ser de los intentes liberalizadores del comercio llevados a cabo por Car­ los III, como una intrincada red de restricciones al tréfico mercantil entre las colonias y los paises extranjeroo y al desarrollo de una eco- nomia vernécula que hiciera competencia a la de la metrdpoli. Las palabras de Simon Bolivar en su Carta de Jamaica pueden ser ilustrativas de la dp- tica criolla ante la situacldn: ' "Los americanos, en el sistema espafiol que esta en vigor, y qui- zâ con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la socie- dad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando mas, cl V L a } de simple consumidores; y aun esta parte coartada con res­ tricciones chocantes: taies son las prohibiciones del cul­ tive de irut08 de Europa, el estanco de las producciones que el Rey monopoliza, el impediment© de las fâbrlcas que la misma Peninsula no posee, los privilégiés excluidos del comercio hasta los objetos de primera necesided, las trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se tra- ten, no se entiendan, no negocien; en fin, iquiere Ud. saber cuâl es nuettro destine? Los campos para cultivar el afill, la grana, el café, la cana, el cacao y el algodén, las llanuras solitarias para criar ganado, los desiertos para cazar las bestias feroces, las entranas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar esa nacién avarienta ... Pretender que un pais tan felizmente constituido, extenso, rico y po- puloso sea meramente pasivo, i^o es un ultraje y ima viola- cion de los derechos de la humanidad?" (8). Elle situado en un contexte internacional en el que Inglaterra, con su révolueién Industrial, comienza a estar urgida de nuevos y raés amplios mercados, y en el que la libertad de comercio era ya un dogma de las re- laciones econémicas. Por otro lado, los criollos estaban excluidos de las altas funciones politicas, judiclales* militares y eclesiésticas del sis­ tema colonial: "En consecuenoia, existia en nuestra América una contra- diccién que era precise resolver: la nobleza territorial, estamento domi­ nante dentro de la economia, era una clase politicamente ô XTitida por la metrépo]i. La solucién de ese antagonisme fue uno de los méviles més im­ portantes que empujaron a esa clase al movimiento de Independencia" (5). Es un movimiento dirigidc por la aristocracia ctiolla, la cual postula una soberania de la voluntad general que desvia el curso de los hechos hacia el campo de sus intereses de clase; su objetivo es la posesién del poder politico, conservando a la vez la maxima jerarqula social en el or­ den eraergente. Al tratarse de un cambio en el nivel politico, de un rele- vo de los agentes del poder politico, las relaciones sociales coloniales, insistimos, no quedan eliminadas sine més bien reactualizadas en la nue­ va situacion Oc). Ahora bien, si el sentido de conjunto conduce a ver la in­ dependencia americana como un proceso bajo la direceion de la élite crio­ lla, ello no implica una homogeneidad total: existieron diferencias entre unas y otras regiones y diversas velocidades en dicho proceso. Nos pare- ce interesante e ilustrativo, en este sentido, recoger la tipologia de las revoluciones de independencia ofrecida por Charles G. Griffin, quien habia de, a) una revolucion mexicana que empieza como revolucién social -Morelos e Hidalgo- y que luego evoluciona hacia una traneaccién con la té)J clase criolla terrateniente y conservadora en el conocido plan de Igua- la, en el cual se consigue solamente una aceptacidn nominal de sus pri- migenios objetivos socialesî b) una revolucidn del norte de Sudamérlca qUe empieza como movimiento de la clase alta criolla en favor de la auto­ nomie y seguidamente en pro de la independencia politics -caso de Venezue la-, y en la que, a causa de la hostilidad de los pardos. Bolivar va a o- rientar sü accidn hacia medidas de contenido social, politics que tendré éxito y atraerd a las masas a la causa patriots, aunque en los anos fina­ les de la Gran Colombia se registre una reaccidn que vuelve a subordinar las masasJ y c) una revolucién del sur de Sudamérlca, que desde el Rio de la Plata hasta el Perd no contempla contenido social de importancla, sien- do llevada a cabo por la clase alta, que logra hacerse segulr por las ma­ sas sin necesidad de grandes concesionesî solamente a partir de 1820 ve- riamos el comlenzo de una lucha social en las guerras de "montoneras", que al final se funden con las guerras civiles argentinas de la época de Rosas (il)» Nota coindn es la significativa simultaneidad con que estalla el movimiento latinoamericano de la emancipacidn en las principales ciu­ dades: el 19 de abril de 1810 en Caracas» el 25 de mayo en Buenos Aires, el 20 de julio en Bogoté, en México el 16 de septiembre y el 18 del mis- mo mes en Santiago de Chile, con una proclamacidn casi uniforme de los mismos Drincipios politicos e ideolégicos (H). Se trata de un sincronis- mo y de una identidad doctrinaria que refiejan la similitud del proceso histérico iberoamericano desde el propio arranque en la formacidn de los nuevos Estados. 2) Los grupos sociales y la guerra.- 1-a ̂ pertura del proceso independentista por parte de la élite criolla tuvo como respuesta una reaccién del campo fiel a la monarquia metropolitana que produjo el hundimiento de los priraeros intentes y la subsiguiente caida de los gobiemos autonomes de 1810 y 1811. Esté hecho avisera ya que la guerra va a ser larga y enormemente destructiva: su duracion, de quince afios aproximadamente, nos habia de lo ferez del con­ flicto. La fuerte reaccién del lado realista y la improvisacién de los patriotes hacen que en 1815 sélo cueden en revolucién la mitad méridio­ nal del virreinato del Rio de la Plata, Venezuela y algunas regiones - É - marginales, donde se habia aslstido a una movilisacion eapaz, en prinel- pio» de desbordar el marco institueional préexistante. Se planted enton- ces la necesidad de formar ejércitos mâs numerosos y preparados y, tanto, transformer la revolucion en un proceso que intereèara de alguna manera a los grupos sociales consuetudinariamente marglnados del escena- rio politico. Tal vez sea Bolivar quien comprende mejor la necesidad dè esta incorporacién que reclamaba la coyuntura, si se querïa llegar real- mente al objetivo final. Se planteaba* pues, una guerra an régla» què là restauracidn del absolutisme en Espafia (1823)» después del corto trienio liberal, va a contribuir adn més a dilueidar las alternativas en cUes- tién. La neutralidad britânica, por un lado, se inclinaba a favorecer la revolucién, y los Estados ünidos emitian la doctrina Monroe (1823)»0&) la cual declaraba la hostilidad norteamericana a cualquier empresa de re- conquista de la América espaflola por la Europa de la restauracién. Para éste memento, en el que los patriotes iniciaban, con éxliôÿ una ofensiva a escala continental, la guerra de independencia habia àvanzado conside­ rable mente. San Martin y Bolivar realizaban dos campafias militares de di­ mensions s y repercusiones globales. El primero» con el apoyo del sector chileno -0’Higgins- comenzaba un plan de ataque a la fortaleza realistâ peruana, en el cual la reconquista de Chile debla ser el primer paso del avance hacia Lima. Nuevos auxilios venian del norte con Bolivar, quien habia ido forjando una imagen original de la revolucién hispanoamericana» tal vez el proyecto politico con mayor perspectiva histérica de los tan­ tes que se habian forjado en el transcurso de los acontecimientos. La en­ trevis ta entre Bolivar y San Martin en Guayaquil trajo como consecUencia visible la retirada del segundo del campo de operaciones, con lo que el mando de Bolivar quedé ampliado en forma considerable; con la constitu- cién de Peru y Bolivia como Estados independientes puede decirse que la guerra, a escala continental, habia finalizado (1825-1826).(14) En la brevisima sintesis histérica anterior se deja-traslucir dos fases o etapas de la guerra que requieren un anélisis més detallado. Si miramos con dètensmiento, podemos observar que, en realidad, el pério­ de que va de 1810 a 1830 traduce la culminacion de la crisis de la socie- dad colonial y por ello es comprensible que en él se manifestaran todas las tensiones sociales generadas durante el lapso de gestacion de la mis­ ma. En este sentido, no hay que olvidar que las tensiones entre pardos, esclaves y criollos sélo permit1eron una conjugacién de esfuerzos cuando, por una parte, los criollos dieron muestra de un aminoramiento de sus pro- -f. Lfq -p661to8 esclavistae y discrlminatorios y, por la otra, cuando las masas fee conveneleron de que los reallstas sélo querfan el regreso al viejo or­ den, Entre 1815 y 1821 es cuando tal conjugacién se produce y es el re- sultado» por un lado, del alejamiento de las tropas populares del bando espafiol debido a la politics represiva de Morille, y por otro, de la a- tenuacién de la postura esclavista por parte de los criollos y la inicia- tiva de permitir à los pardos su incorporacién a los cuadros de mando del ejército bolivariano. No obstante, como pone de relieve J.A. Silva Miche- lena, tal conjugacién de clases y grupos sociales tan disimiles, iba a probar ser tan duradera como la misma necesidad de mantener un ejército en armas: una vez terminada la contienda armada,las tierras prometidas a lOs soldados no se distribuyeron y los criollos, junto al generalato surgido de la guerra y prestigiado por el valor demostrado en la misma, -como es el caso de José Antonio Péez-, terminaron por acaparar las posi- ciones de poder econémico y politico.(45) Tenemos, pues» que en el contexte de la independencia surgen deSde el principio las contradicciones derivadas de la sociedad colonial y del contenido socio-econémicO mismo del movimiento emancipador. Para juan hropesa, "La verdad es que la alta clase criolla sobreestima su po- sicidn, ya qüe si bien es cierto que ocupa la cûspide de la pirémide so­ cial, lo hace sin vertebraeion alguna con las grandes masas, acostumbra- das siempre a mirar con rencor no disimulado, a aquella exigua minoria que todo lo monopolisa: riqueza, instruccion, honores y dignidades. Esca- so trabajo ha de costar a la propaganda espaflola, lograr atraerse en los primeras afios de la lucha, a casi todos los pardos, atizando hâbilmente el odio que bulle en el aima popular, contra la cerrada y exclusivista clase mantuana" (te). Los patricios de 1811, habituados a su situacion de preeminencia como minor!tario sector dominante, iban a encontrar la teti cencia y el recelo de las masas populares, y aqui esté precisamente la raiz de un proceso que va a condicAonar» a partir de 1830,'el estableci- miento de una Republics oligérquica y conservadora. Un conservador como Juan Vicente Gonzâles, en su Biografia de José Félix Ribas, describié con acierto cl problema: "Aun ténia otras razones (-el pueblo-) que debemos considerar: la revolucion debié parecer en otras ocasiones una secta de au­ daces pensadores: la Servian las Inteligencias més distinguidas, las personas mas notables. Y luego formaban su base y la dirigi- an los que bajo el nombre de mantuanos, representaban la jerar- - -qula, la propiedad y la oplnldn" "Duefios de grandes propiedades en la extension de la repu­ blics, su autoridad pesaba a lo lejos, la de los més célébré§[ ' sobre todo, como la de Bolivar y Ribas, respetadoa y tèmld6& en sus poeesiones y a au alrededor. El mando politico dé l.os que eran sus sefiores naturales no era sino una argollâ més a- fiadida a la cadena. la opresion parecia entonces la Indepen­ dencia y constituyé una bandera de libertad negatiVa que se u- nié a las banderas realistas. Se les habia convidado a liber- tar, mas con temores y recelos, Cuando Miranda publicé la Ley Marcial en 1812 y llamé los esclaves a las armas* los pocos que se alistaron se desertàron y se enrolaron eh campo enemi- go. Y no es que no amasen su libertad, sino que la creian Unà red ofrecida por los que habian sido sus sefiores" (17)* Tulio Chiossone, en Los problemas sociales en la formacion del Estado vénézolane (18), ha considerado los aspectos sociales de là gue­ rra de independencia desde el punto de vista de una guerra civil de eé- cesién; en el sentido de que el conflicto entre realistas y patrietas, la lucha entre la monarquia y la repdblica, entre la intégridàd del îm- perio y su desmembracién, y entre la sujecién a la peninsélà y la inde­ pendencia de las provincias americanas, se duplicaria, en Venezuela es­ pecialmente, con un conflicto social que permitiria, como decimos* call- ficar al proceso emancipador como una guerra civil (19)* Segdtt ChiossOne, la sociedad vénézolans de la emancipacidn presentaba las siguientes ca- racteristicas: a) una constitucién social heterogénea, integrada por gru­ pos sociales disimiles: indios, negros esclaves, blancos europeos, blan- cos criollos y pardos, éstos éltimos mayorltarios numéricamenie; b) una situacién de inferioridad del indio; c) institucién de la esclavitud; d) luchas sociales motivadas por la reactivacién de complejos de infe­ rioridad, iniciadas por el realiata Boves y otros caudilloe; e) empobre- cimiento de la poblacién; y f) ignorancia por falta de instruccién. En- trelazado con estas explosives caracterlsticas, existia también en forma latente el problema agrario (20). ' Es évidents que todo ello es cierto, aunque la enuraeracién es sin duda muy esquemética. Ha sido el historiador Germén Carrera Damas (21), auténtico renovador de los estudios histéricos en Venezuela, quien cree- moS ha visto con gran luoidez la problematica implicita de la relacién entre los grupos sociales y la guerra de emancipacion. Trataremos de se- guir en la forma més fiel posible, sus interesantes planteamientos. Para Carrera Damas, durante la emancipacién en su sentido més amplio (1800- - - -1830), se darlan dos grandes lineas de acclén: la lucha por la liber­ tad y la lucha por la Igualdad, que expresarfan ambas los intereses de clase implicites en el movimiento independentista, ponlendo de relieve las proyecclones socio-econémicas dentro de la complejldad del proceso politico e ideolégico (44). Ello tiene una importancia fundamental, ya què en dicho période se observan contradicciones que se van a extender a los conflictos que pueblan la posterior etapa republicans del XIX vé­ nézolane (t3). La parte que corresponde a las ideologies es un fenémeno com- plejo y contradictorio, ya que la repercusién de la ideologia revolucio­ naria francesa va a implicar una totalizacién muchas veces arbitraria y generalizadora, cuya traduccién en la prâctica sociopolitica pone en jue- go numerosos procesos de adaptaclén en razén a intereses de clase y rela­ cién entre fuerzas sociales. Puede afirmarse que el poetulado libertarlo e igualitario de la Revolucién francesa encuentra eco en los esclavos y pardos, pero en razén de circunstancias histéricas induce a éstos a mili­ ter mayoritariamente contra la emancipacién, hasta que se opéra un cierto cambio ideolégico en los criollos. Los criollos, por su parte, reaccionan contra la ideologia revolucionaria francesa en cuanto se le atribuia de ateo y antirreligioso, tras lo cual se oculta evidentemente una reaccién esclavista y antiigualitaria que los lieva a pensar en la emancipacién como medio de evitar el contagio (Lif). Por otro lado, el periodo emanci­ pador podria considerarse como punto de partida de un proceso de integra- cién de la conciencia nacional y punto critico en la evolucion de la con- ciencia de si en las clases sociales més desarrolladas. El camino hacia una conciencia nacional se producirfa al cabo de una prolongeda y difi- cultosa trayectoria, cuyas etapas estarian constltuidas por la concien­ cia americana, la conciencia colombiana y la conciencia nacional venezo- lana propiamente dicha; con un primer rasgo de definicion negative o con­ ciencia americana basada en la diferenciacién respecte de lo europeo y peninsular, que pasaria transicionalmente por la conciencia colombiana, para ir hacia una diferenciacién positiva luego de la desmembracién del Estado grancolombiano, en el sentido de una aflrmacion propia de lo véné­ zolane. (-W) La primera fase de la lucha (1810-1315) revelaria la complejldad ideolégica del cuadro emancipador. Formas de lucha tradicionales y un ejérclto de oficialidad aristocrética presiden una justlficacién ideolé- gica de la emancipacién apoyada en la afirmacion de la americanidad (&̂ ), - ̂ 0 « cuyo eje es la "conciencia criolla"; fase que pronto va a deserfbocar en la lucha armada, como afirmacién del derecho de autodetermlnaci%n j el deslinde de lo americano y lo espafiol: el Deereto de Guerra a nuerfe te 1813» Esta primera fase, en la que las diverses clases ÿ grupos sociales se esfuerzan por alcanzar objetivos particulares -no nécésarlamente Vin culados con el concepto de independencia-, es progr e s ivaimen te reemplasà- da, a partir de 1815, por otra en la cual la presencia dé Un ejérciid èu- ropeo de ocupacién opera el deslinde y prépara el terretto para la conver- gencia de los intereses particulares de las clases en funcién de la eman­ cipacién. La lucha adquiriré entonces un sentido popular por su forma» no por su proyeccién (47), La acentuacién del fenémeno de la politizacién en el campo de los promotores es un hecho. El pyoblema de la «lUcha por la libertad, en este sentido, habrfa que entenderlo como la aspiracién de romper los marcos Institucionales que regulan las relaciones entré dos clases cuyo antagonisme caracteriza la sociedad colonial* Esta lucha eh- frentarfa a los esclavos con los criollos y opondrla también a criollos y peninsulares. La lucha por la igualdad habrla que entenderla como aspi­ racién a rompér el esquema de castas, enfrentando a pardos y criollos, ■ con implicacién a los esclaves, y oponiendo también a criollos y penin­ sulares (tî). La lucha de los esclavos por su libertad se apôyaria en las iU- contables y hasta hace poco escasamente conocidas rebeliones de esclavos ocurridas en el periodo colonial (#5). Es una lucha que enfrenta los es­ clavos a los. esclavistas, criollos y peninsulares, pero predominantemente criollos. Las formas de lucha son les fugas de esclavos, conspiraciones» rebeliones, cumbes, rochelas, "holgazaneria", etc* Se trataria de conflic­ tos entendidos a nivel de indivlduo o cuando més del grttpo: no paxece tra­ tarse de una lucha contra la esclavitud como institucién, aunque afecta de hecho una de las bases fondamentales de la sociedad colonial. Cuostién importante es que el conflicto présenta implicaciones raciales de marcada virulencia, proclive a los mayores excesos; exterminio de poblacién blan- ca, destruccién de propiedades, etc., estando en la casi totalidad de los casos desprovisto de planteamientos teéricos o doctrinarios. De otra par­ te, la lucha de los criollos por la libertad reuniria un complejo de rei- vindicaciones expresado en la necesidad de remover los obstéculos -el ne xo colonial- al ejercicio de derechos y garantlas esenciales para el crJo- 11ismo: libertad de comercio e industrie, représentatividad politica, etc. Es decir, contra una reglamentacién del comercio supeditada a la politica - AA- europea de Espafia, definlda con absoluta abstracclén de los intereses propios de la Colonia; y por una representatividad politica résultante de la tradicién municipal de Ibs.criollos y la necesidad de instaurar un régimeri que contemplase los intereses especlficos de la Colonia, cuando la crisis del poder metropolitano auspicia su replanteamiento. No es po­ sible subestimar el carécter acentuadamente clasista de este movimiento; âsi, por ejemplo, no hallan contradiccidn insalvable entre la reivindica- ci6n abstracta de la libertad y el mantenimiento de la esclavitud. (30) y es que "En el arsenal -dice Carrera Damas en otro trabajo- de argumentos empleados por los criollos para justificar su emancipacién de la Corona espaflola, la Invocaclén de la libertad ocupa lugar preferente y adopta modalidàdes diversas segén el orden en que se inscribe el alegato: econé­ mico, social 0 politico. De manera general puede resumirse esta Invoca­ clén de esta libertad no sélo en el disfrute de la autodeterminacién po­ litick y de la libertad dè comercio, sino también y principalmente en la instauréeién de Un Estado de Derecho que proscribiese de manera terminan­ te dos de los més irritantes atributos del poder colonial: el despotisme ÿ la arbitrarièdad** 00. No obstante, séria un error creer que la relvln- dicacién de la libertad por la oligarquia criolla conservaba en la préc- ticà la pureza del principio doctrinario: "La vlsién escolàr y patriéti- ca de la historié ha hecho que se olvide lo siguiente: rairada desde el presents, la emancipacién parece un valor en si misma, al cual debia sa- crificarse todo otro interés. Considerada al ras de los tiempos, estuvo lejos de ser tal cosa, al mènes durante gran parte de su desarrollo: te­ nia un contenido concrete y éste variaba segén los intereses de las cla­ ses de la sociedad colonial" (W). En el caso de la lucha por la igualdad, queda claro que se trata de una fuerza que procédé de la sociedad colonial, gestada como fue en el seno de una estructura social dedicada a fomentar y preservar la diferen­ ciacién entre grupos sociales y castas, fuerza que broté con considerable energia en el momento en que la empresa emancipadora adquirié su perfil més nitidamente bélico. Cabria distinguir entre la accién igualitaria de ]o8 pardos y de los esclavos, y la igualacién rcclamada por los criollos respecto a los peninsulares. La lucha de los pardos por la igualdad no tendria una conciencia tan clara como la existent© en la de los criollos. Los pardos -hombres libres y prestos a utilizer c anales de ascenso social como la actividad econémica y la instruccion- se oponen sobre todo a los criollos y sus privilégies de casta. Los pardos constituyen el sec- - A4» - -tor social més numéroso y dinémico, al formar casi la mitad de lH pobla- 6ién y aumentar répidamente, en contraste con el estancamiento de la po­ blacién esclava y el lento incremento demogréfico de los criollos * riamos en presencia de un grupo social en pleno desarrollo, que se ve constrefiido ante la negacién de acceso a las oportunidades resenràdas a la poblacién blanca. Desde un punto de vista econémico, el acaparaniiento de las tierras més rentables por criollos y peninsulares les Impedl* lle­ gar a ser propietarios en las zonas més pobladas, al mismo tiempo qUè laS limitéeiones derivadas de la ausencia de libertad de industrie, estorba- ban el desarrollo de los oficios, reservados a los pardos en irazén de là llamada "actitud prejuiciada de los criollos y peninsulares ante el tra­ bajo manual" (53). Si los signos visibles de desigualdad, conceatrados en la marafia de prejuicios sociales y precedencies que fundamentaban la estructura social, se correspondia cnn la generada en él orden econémi­ co, es posible pensai que la correccién de estos factores podfa plantear- se y realizarse sin necesidad de alterar considerablemente la estructura econémica de la sociedad. En efecto, factores de indole cultural favore- cian el planteamiento de la cuestién de la igualdad social como un simple asunto de reorgaaizacién mediante principles libérales, los cuales, lejos de dafiar los fundamentos reales de la desigualdad social, los disimulabaU bajo la capa de una aparente igualdad (54). El cambio que 8è va a produeir, sélo en el nivel formai de la categoria cultural, iba à permitir "dar sa- lida a presiones sociales que habian llegado a ser incontenibles y preser var las bases reales de la desigualdad. A la condicién genérica dé vasa- llos del Rey, suerte de rasero teorico de la sociedad colonial, la va a suceder la de ciudadano, una categoria liberal cuyo signlficado verdade- ro seré el reducir la desigualdad a su fundamento real: la propiedad, y como tal se expresaré en la consagracién del principio igualitario en el orden constitucional republicano" (JS) ; este es, la élite criolla, al abo­ lir los privilegios nominales y dar con ello cauce principalmente a la lucha de los pardos, lograba conservar la direccién del movimiento. En relacién a la lucha de los criollos por la igualdad. ya se ha sefialado que enfrentaba a éstos con los peninsulares, expresando la aspi­ racién a una participacién en la direccién y control de la sociedad que fuese correlative con su fuerza econémica y social. La necesidad de su- perar el simple control municipal chocaba con el monopolio peninsular de las altas dignidades de la administracién colonial. A la vez, los crio­ llos se veian presionados por la fuerza ascensional de los pardos, un - r>- [ H j cierto ndmero de los cuales, enriquecidos relativamente, aspiraba a po- sicioUes hàsta entonces exclusivas de los prlmeros. Asi, bloqueados en la cima y preslbnados en la base, los criollos van a la emancipacidn con la volûntad de abrir nuevas poslbilidades de desarrollo, pero defendiendo sus privilégiés y reaccionando contra todo lo que pudlese afectarlos. Es obvie que los criollos, como sector social dominante, dirigen el proceso emancipador y no pueden adelantar su accidn sin ofrecer algo a sus oposi- tore s dialécticos (36). De allf la medida de prohibicidn del tréfico de esclavos, que no de la esclavitud, que impedfa al menos tedricamente la formacidn de huevos esclavos. De ello se desprende que esta actitud no es fiel resultado de una concepcidn doctrinaria, sino que obedece més bien a la circunstancia de la lucha emancipadora. En relacién a los par­ dos, estaba claro que su bésica condicién de hombres libres formalmente, preparaba ël terreno para la implantacién de formas Igualadoras, de algu­ na manera compatibles con la Ideologia liberal propuesta para sustituir a la tradicional del ancien regime. El reconocimiento de una igualdad le­ gal habré de cimentarse con la incorporacién creciente de los pardos a la lucha, sobre todo entre 10s afios 1814..y 1317, cuando se les abre la posibilidad de acceso a los mandes militares medios. En consecuenoia, la estructura originariamente aristocrética del Ejército republicano se transformaba con la disminucién de la distancia social entre tropas y cuadros, si bien en la cuspide de la formacién militar los criollos se- guirén conservando la primacia de la direccién politica y militar de la lucha. Los ofrecimientos mismos de libertad hechos por Bolivar a los es­ clavos a partir de 1816, traen como consecuenoia, no tanto eu incorpora­ cién definltiva a la lucha, como al mènes su neutralIzacién, al qnedar desvanecidos temporalmente los temores de un recrudeclmiento del réglmen esclavista. El proceso de atraccién de los pardos a la causa republicans, y la neutralizacién de los negros esclavos como potenciales o actives o- posltores, es favorecido a la vez por el hecho de que el Ejército realis­ ts pierde, a partir de 1815, el carécter masivamente popular que habia adquirldo con Boves, el caudillo asturiano, para volver a asumir un per­ fil dlscriminatorio y colonialista con Mori11o, una vez restablecido el absolutisme en Espafia (37). Evidentemente, ello no va a imnedir que a finales de la década de 1820, cuando la ruptura con Espana ya es definitiva, se produzca una reac- cion esclavista del lado del criollismo republicano, los emigrantes y al­ gunos realistas arrepentidos, afanàdos por recuperar sus blenes y "AM- poner en marcha nuevamente sus actlvidades econémicas. la conséoiAettélà es que la lucha de los esclavos por su libertad proseguiré hasta culmi- nar en 1854 con la Ley de Aboileién de la esclavitud, promulgada ante u- na reslstencia ya mener en razon de la acelerada crisis estructural de la institucién hacia medlados del siglo XIX. De igual manera, a partir de la década de 1830 proseguirân los conflictos entre los antlguos par­ dos y los criollos aliora dirigeâtes del Estado republicano, acentuados como resultado de la desaparicién de la guerra como factor de movUldâd social vertical. En este contexte, la formacién del Partldo Liberal en 1840 expresarla, aunque muchas veces en forma contradlctorla, las aspi­ raciones sociales renovadas de sectores de la poblacién en situacién de inferioridad. Paralelamente, a partir de 1848, bajo la dlnastla de los Monagas, con el reactuallzado y poderoso desarrollo del latlfundlsmo -favorecido por la polftlca de enajenaclén de baldlos-, comenzarén a fra- guarse las condieiones para que la lucha por la tierra se haga presents en todo su vigor como estimulo de la inquietud social que desemboca en la Guerra Federal de 1858-1863 (3̂ . Y es que la realidad social no cam- bié en profundidad con la revolucién de independencia: después de ésta» la estructura social siguié siendo la misma y el latlfundlo se consolidé como unidad productiva de la economia. Si bien es cierto que el cambio so­ cial més importante se tradujo en un aumento de la movilldad social como consecuenoia de que pardos y mulatos pudieron ascender y desempefiar fu4- ciones en el aparato institueIonal que antes les estaban vedadas -en el seno de la aristocracia colonial se girodujo una "apertura* que dlé paso a elementos nuevos que habian triunfado por la via de las armas-; la rea­ lidad era que la emancipacién tuvo un carécter limltado t consistié fun- daraentalmente en un cambio de la estructura politica y los demés niveles continuaron siendo los mismos que los de la época colonial, los de una sociedad tradicional, de economia agraria y estructura latifundia ta (.35), 3) La politica de Bolivar.- Estâmes lejos de militar en el "culte a Bolivar" y mucho menos somos aspirantes a formar parte de la legion de "sacerdotes del culto bolivariano", fenéraenos analizados por el ’ cltado historiador Germén Carrera Damas en uno de sus més interesantes - i »>“ iiij trabajos (44 « Y es que "El peso de los sentiraientos patriéticos y de los prejuicios morales en la reciente historiografia venezolana sobre la independencia se manifiesta, entre otras formas, en el ocultamiento ln~ t^clbnal de los aspectos moralmente chocantes, o que de alguna manera puedan rebajar la condicién ética artificiosamente concedida a la par que exigida a los libertadores* Esta raojigateria llega al extreme de que bien pUede decirse que sélo se cita alguno de esos rasgos indeseables pa­ ra mostrar cuén pronta y ejemplarmente sc le puso remedio, y de preferen- cia para hacer resaltar là enérgica rectitud del héroe en contraste con los desafueros de algün negro o mulato cuyos ojos aiîn no se habian abier- to à là luz irradiada por ese mismo héroe" (M)• En este sentido, "Nada de angelical tuvo la guerra de emancipacién, y de ese pequefio infiemo que se èscenificé en Venezuela no fueron los opositores de la independencia los dnicos responsables" (H4. la lectura de algunas descripciones basta- ria para comprender la intensidad y naturaleza de las fuerzas en conflic­ to (il). Carrera Damas ha llamado la atencion sobre la urgencia de "poner al descubierto lineas interpretativas que devuelvan a la lucha de eraan- cipaeién su carécter real de complejo enmarafiamlento de situaciones y tendencias, dejando asi de ser la plana confrontacién del bien y el mal en que la ha convertido la historia oficial" (44). Tal vez unà de los aspectos més slgnificativos en este orden de ideas, baya sido la cuestién referente a la practice del saqueo durante la guerra, cuyo examen nos arroja luz sobre la problemética del conflic­ to IBÉ • Carrera Damas pone de relieve cémo el saqueo constituyé una préc- tica comun a ambos bandos, tanto a los que defendieron la causa del Rey como a los que lucharon por la Repdblica; incluyendo en el saqueo a las férmulas disimuladas de éste -las exacciones- y bajo très formas princi­ pales: a) los secuestros y confiecaCiones de blenes pertenecientes a ene- migos 0 emlgrados sospechosos; b) el acopio de provisiones y recursos pa­ ra la guerra, mediante embargo, despojo o co^pra con pago diferldo y alea- torio; y c) los empréstltos forzosos, impuestos y ccntrlbuciones especia- les, multas, donatives, etc. (4$) Hay la evidencla de que la extrema nece­ sidad de los combatlentes, unido a las derivaciones de orden social y racial, determinaron la proliferacién del saqueo y del pillaje hasta al­ canzar niveles de absolute descontrol, configurando hacia 1813-1814 el cuadro de la llamada * guerra a muerte'. La préctica del saqueo, como prin cipal factor de supervivencia de los ejércitos en lucha, tiene una estre- cha relacién con las condieiones objetivas que en el orden econémico en- U 6- -cuadraron el momento histérico, y que el historiador venezolanb a- grupado de la siguiente forma : a) penuria fiscal y desquiciaiAieato de la vida econémica; h) rarificacién del numerario y dificultades de abaateçi- miento; y c) empobrecimiento del territorio y bandoleriômo (46) ; todo ello como consecuenoia de un cùmulo de factores taies como la desvastaoién caü- sada por la propia guerra, el cese casi total del comercio exterior, la paralizacién de la vida econémica y aôontecimientos naturales como el te- rremoto de 1812, el exiguo rendimiento de las rentes en los territorios sucesivamente ocupadcs por ambos bandos, etc. La crisis précticamente per­ manente del Erario püblico se manifestaba en la escasez de moneda agudiza- da a partir de 1810, cuando grandes caudales se extrajeron del pals o fue­ ron ocultados, lo cual llevé al pago de contribuciones en especie y a la reduce ién del comercio al nivel del trueque, aiîn en el caso dé transaccio- nes internacionales. La guerra en realidad iba a devorrar casi t'odos los recursos existantes, circunstancia que traducla los signos correspondien- tes a la estructura misma de la economia colonialt el escaso rendimiento de la mano de obra esclava y la preferente dedicacién de lâs Inejoree tie­ rras, sobre todo del centre del pals, al cultive de frutos cornerciables de exportacién, so conjugaban para que aun en regiones emlnèntemente a- grlcolas se agotasen pronto los alimentos, haciendo imposible el estacio- namiento prolongado de tropas en un determinado punto del territorio; por tanto, una admlsible conclusién es que a fines de 1814 l^egléri central del pals habia agotado su poteucial econémico, y cabe pensar que si la guerra pudo contlnuar, fue fundamentalmente por el traslado del teatro de operaciones, en los afios siguientes, a regiones que, como el Oriente, los Llanos y Guayana, conservaban todavla mucho de su potencial (4f). Es légi- co pensar que a tal desquiciamiento de la estructura econémica le acompa- fiase un fenémeno paralelo en el érabito de la organizacién politica y ad- ministrativa. Es en este sentido en el que la préctica del saqueo, enten- dido en sentido amplio como apropiacién violenta o arbitraria de recursos de todo orden con fines principalmente militares, constituyé uno de los rasgo8 més constantes y reveladores de la guerra emancipadora. Los secues­ tros, exacciones y multas eran, asi, la énica forma de financier la gue­ rra, dadas las condieiones de desorganizacién hacendaria, empobrecimiento del territorio e imposibllidad de otros recursos; los saqueos y embargos aparecen como la forma inmediata y directa de racionar y mantener las tro­ pas, en situacién de escasez de numerario y penuria fiscal. Se trataba de précticas normales en tiempo de guerra y, insistimos, comunes a ambos if- [8(J bandos en contienda. Es importante sefialar que estas condieiones générales de la lucha armada en Venezuela durante la independencia van a perdurar a todo lo largo del siglo XIX (4t). La guerra emancipadora era, pues, en muchos sentidos, la manifes- tacién més profunda de la crisis del orden colonial. El enfrentamiento entre el mantuana je y los peninsulares traducla el intente del primero, de agregar a su dominio econémico el amplio margen de autonomla y movili- dad que dâ la posesién de los mecanismos y resortes del poder politico. Este hecho explica que en los primeros momentos de la revolucién venezo­ lana, los criollos que toman el poder protejan sus intereses particulares y no se ocupeh de la problemética social; més aun, éste éltimo punto no entraba en el proyecto originalde ahl la primacia de los planteamientos politicos sobre otro tipo de consideraciones. Ello explica de igual mane­ ra el hecho de que los pardos de las ciudades y los llaneros secundaran a José Tomés Boves, el caudillo realista de origen asturiano, quien qué duda cabe interpretaba sagazmente decenios de resentimientos y rencores sociales de las masas populares contra los riôos propietarios. El mismo Simén Bolivar, en 1810, no se planteaba esta problemémtica: lo mismo que para sus congénères de la revolucién, la cuestién para él era puramente politica, aunque éste tema lo considerara con una mayor carga de radiea- lidad, desde las tribunas de là Sociedad Patriética. especie de club al estilo jacobine en el que se situaba el ala més avanzada del colectivo revolucionario, frente al sector més raoderado o conservador de esencial formacién jurldlca y que argumentaba y justificaba una autonomla, y even- tualmente, la independencia de la Capitanla General, pero en forma tal que la transie ién se cumpliera por vlas estrictamente légales. (4)) Contra esta tesis que podrlamos Maïuar,reformista, se erigla la de la ruptura, que postulaba la necesidad de borrer lo estatuldo por un régimen que no habia contado nunca con el asentimiento de los gobernados. Como miembro destacado de la Sociedad, Bolivar afirmaba en unas palabras ya muy cono­ cidas lo fundamental del pensamiento de la organizacién: "Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. Y iqué dicen? Que debemos comenzar por una Confederacion como si todos no estuviéramoB confederados contra la tiranla extranjera. Que debemos atender a los resultados de la politica de Espafia. iQué nos importa que Espafia venda sus esclavos a Bonaparte o que los conserve, si estamos decidldos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. Que los grandes proyec- tos deben prepararse en calma! Trecientos afios de calma, ;.no bas- -.11“ ] -tan? La Junta Patriética respeta como debe al Congreso éè la Nacién; pero el Congreso debe oir a la Junta Patrlotlca, cen­ tre de luces y de todos los intereses revolucionaribs. Ponga- mos sin temor la pledra fundamental de la libertad Sur-Amefl- cana: vacilar es perde m o s. Que una comisién del seno de este cuerpo lleve al Soberano Congreso estos sentimientos" (5(0* Cuando Bolivar asuma la direccién militar del movimiento, va a to- mar conciencia de la necesidad, en principle, de la formulaclén de unà polltlca social mediante la cual se pueda ganar las masas populares pa­ ra la causa emancipadora. La ampliaclén del proyecto politico haclà medi­ das de tlpo social no formaban parte de planes prevlos de transformacién de la sociedad; ademés, las reformas van a ser duramente combatidas 0 desnaturallzadas, si cabe, por los sectores sociales prlvlleglados, 06- rrados como estaban ante la posibilidad de que aquello sobrepasara impré­ visible mente limites no dcseados. Unas medidas de politick social destl- nadas a prohlblr las lacras més vêrgonzantes del antlgtto réglmen -hay qtie reconocer que la gran mayoria de tales cambios no fuerob planeados 6 pré vis to s (&()- Iban surglendo de acuerdo a la coyuntura béllcà y stts conse­ cuencias, més que una liberaclén de la situacién de Indioè y ësclavos, Se orientaban hacia la converslén de éstos, de trabajadores serviles a tra- bajadores asalariados, en los ejemplos bastante# escasos en que esta con­ verslén se produjo. Un recorrido por dlchas medidas nos conduce al 10 de octubre de 1817, cuando Bolivar dicté la Ley sobre repartlcién de loS blenes nacio­ nales entre los militares de las fuerzas patrlotas de Venezuela^Ædopta- da en Angostura y después confirmada por el Congreso de Colombia. La eo- noclda propuesta bollvariana, para dotar de tierras a los soldados y ofl- ciales del ejército colomblano, se traducla en una normative legal que fljaba la cantldad de tierra pdblica que se cederla a cada soldado, cabo, sargento y a los oficiales en sus diverses grades (53). No cabe en reali­ dad presentar esta Ley como una reforma agraria (5f) ; para Ch, C. Griffin, "No hay duda de que el cumplimiento de esta ley hubiera traldo una mayor distribucién de la tierra en esa Republics. Sin embargo, el numéro de per sonas que podrlan solicitar tierra de acuerdo con esta ley no puede haber pasado de quince o veinte mil en una poblacién rural a lo menos diez ve­ ces mayor. Bolivar dijo a veces que su ejérclto era el pueblo en armas, y eso puede haber sido cierto en el sentido de que lo mejor de Colombia estuvc en sus filas. Foro todos los colombianos no estuvieron en la ml- - 4 1 [Hi -llcla. Por eso parece un poco exagerado denominar a un sistema de bo- nificaciones para los soldados, una ’ley agraria’" A ello habria que agregar que, pese a la voluntad contraria de Bolivar, el Congreso Colombiano autorizé la permuta y venta de los certiflcados y con otras disposiclones dificulté el cumplimiento del fin originalmente persegul- do por el texte. De un modo u otro, en la realidad, fueron solamente los oficiales de range superior los que llegaron a aprovccharse de los béné­ ficiés creados por dicha ley. lo que si puede afirmarse es que, més que reformas agrarias efactivas, de lo que se trataba con ésta y otras medi­ das, era de montar unos proyectos de colonizacidn de tierras orientados, no a una trans formacién del régimen latifundista, sino a una politica de poblamiento de grandes extensiones de tierra sin ducfîo. Con similares perspectives es abordado el problema indlgena en Cundinamarca, el 20 de mayo de 1820, cuando Bolivar dicta un decreto en el cual se ordena se devuelvan "a los naturales, como propietarios legi- timos, todas las tierras que formaban los resguardos segün sus titulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores"; èstableciéndose que los jueces politicos instruirlan del contenido del decreto a los indios "insténdolos a que representen sus derechos aunque sea contra los mismos jueces y a que reclamen cualquiera infraccién", pro poniéndose a la vez en el texte que las tierras sobrantes se arrendarian y su renta de aplicaria a un programa de instruccién para los naturales. prévis to con minuciosldad (56)* lo mismo en el Cuzco (1825), donde decre- tâba que "ningdn individuo del Estado exija directa o indirectamente el servieio personal de los peruanos indigenes sin que précéda un contrats libre del precio de su trabajo", declaréndose que "los jornales de los trabajadores en minas, obrajes y haciendas, deberén satisfacerse segdn el precio que contrataren en dinero contante, sin obllgarlos a reciblr espe- cies contra su voluntad, y a precios que no sean corrientes de plaza" (5|). Més tarde, el 15 de octubre de 1828 promulgaba el decreto que liberaba a los indios de pagar "derechos parroquiales y de toda otra contribucién nacional de cualquiera clase que sea" (...) "no se les llevarén derechos algunos por los tribunaies y juzgados seculares y eclesiâsticos" (...) "no podrén ser destinados los indigenes a servicio alguno por ninguna clase de personas sin pagarles el correspondiente salarie segdn la cos- tumbre del pais"; los fiscales de las Cortes de Justicia se encergarian de promover "por cuantos medios estén a su alcance, cl estableclmiento de escuelas para la educacién de los hijos de los indigenas"; los Curas — y t>rotectores estimularfan a los indigenas ‘•por los medios més sukves a trabajar en comdn una porcién suficiente de tierra del sobrante/'de los resguardos para invertir sus productos precisamente en beneficio de los mismos indigenes" (58), El problema de los esclavos intentaba resolverlo en su Discurso de Angostura (1817), proponiendo la abolicidn de la esclavitud* yo implore la confirmacidn de la libertad absoluta de los Esclaves, como Im- ploraria mi vida, y la vida de la Repdblica". lo mismo se hacia en las instrucciones para los Plenipotenciarios de Colombia ante el Congreso dè Panamé: "El interés que ha manifestado el mundo civilizado por la aboli- clén y supresién del tréfico de esclavos de Africa, exige también qüè ift Asamblea de los Estados Americanos se ocupe de ella. Esta materia présen­ ta a nuestras Repûbllcas una bella oportunidad de dar Un ejemplo esplén- dido de la liberalidad y fllantropia de sus principios*; là misiért de los delegadcs habria de ser la de "lograr la abolicién del tréfico de loS es­ clavos de Africa y declarar a los perpetradores de tan horrible comercio incui’sos en el crimen de pirateria convene ional" (5))» Y es precisamente el Congreso de Panamé el proyecto auténticameü- te original de la politica bollvariana en el contexte dé la lUcha Indepen­ dentista y lo que le confiere verdadera perspectiva hasta nuestros dias* Conviens senalar que el movimiento politico iniciado en 1810 présenta doS aspectos, uno interno y otro extemo. El primero hace referenda a la or­ ganizacién interna de los nuevos Estados; el segundo, la necesidad subsi­ guiente de buscar un lazo de cooperacién interamericana, El aspectd exter­ ne adquirié entonces y en forma progresiva una importancia cada vez mayor, ai ponerse de manifiesto, por lo menos para las cabezas més lücidas de la élite politica de la emancipacién* la urgencia de una comunidad Interame- ricano basada en la unién, la paz, la cooperacién y la defense comén fren­ te a posibles enemigos exteriores. Si el movimiento politico de 1810 te­ nia como principal objetivo el asegurar la independencia de las colonias espaiïolas, para hacer astable ese status politico de autodeterminacién "era indispensable que todas las mencionadas colonias, convertidas en pal ses libres gracias a la Revolucién, presentasen un frente unico ante cual quier Intervencién politica y militar de Europa" (to), Por otra parte, era obvio, para la clase dirigente, que los Estados nacientes por obra de la emancipacién, no iban a constituirse por el sélo hecho de proclamar su na- cimiento ellos mismos, sino que necesitaban ser reconocidos como taies por Estados extrafios a la contienda: "Asi como los Estados Unidos habian ’•A I - l«5-J sido reconocidos por Francia y Espafia, a pesar de las protestas de Ingla­ terra, los nuevos Estados Americanos querfan serlo también por los EEUU mismos y las mçncionadas potencies" (64). En esta linea de actuacidn, sur- gi6 cl despacho de dos misiones diploraâticas, a los pocos dfas de produ- cirsc la declaracidn autonémica de Venezuela, con destine a Londres y Washington, corapuesta la primera por Simén Bolivar, Luis Lépez Méndez y Andrés Bello; y la segunda por Juan Vicente Bolivar, Telésforo de Oroa y José Rafael Revenga. Una y otra misién tenian por objeto conseguir el a- poyo de aquéllas potencias para la causa independentista aunque dis- frazada, ya se mostraba évidente. Bolivar observé con claridad estes imperativos de orden interna- cional del contexte emancipador; lo que podriamos llamar el "frente exte­ rior" se présenté en él como un factor prioritario. Su idea esencial va a consistir en la unificacién de América hispana en un sélo bloque polf- tico-econémico para la defensa de sus propios intereses: un proyecto de unidad americana que tendria como bases sustantivas una serie de identi- dades: comunidad de origen, lengua, costumbres y religién, cimenténdose sobre taies bases la integracién propiamente politica ( W . Asi, por ejem­ plo, en 1318, desde Venezuela reiteraba esta idea en carta a Juan Martin Pueyrredén, Director Supremo dè las Provincias Unidas del Rio de la Plata, cuando expresaba que "una séla debe ser la patria de todos los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfects unidad"; para agregar que "cuan­ do el triunfo de las armas de Venezuela complete la obra de su Independen cia, o que circunstancias més favorables nos permitan comunicaciones nés frecuentes, y relaciones més estrechas, nosotros nos apresuraremos, con el més vivo Interés, a entablar, por nuestra parte, el pacto americano, que, formando de todas nuestras repéblicas un cuerpo politico, presents la America al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América asi unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podré llamarse la reina de las naciones, y la madré de las republic as" (63). El Congreso de Panamé (1826) vendria a ser la institucién cen­ tral de la unificacién americana. (64) Sus funciones supreraas se centrarian, por un lado, en la homogeneizacién de la conducta americana respecto al exterior -centro de coordinacién de la defensa comun-, y por otro, en ser érgano de conciliacién y entendimiento entre las distintas nacionali- dades latinoamericanas. A juicio de Bçlivar, el Congreso de Panamé debia ser el érbitro de las posibles &iferencias y la més calificada instancia - ijÂi — f 9vJ en cuanto al dictamen del sentido justo de los tratados péblicos ameri­ canos , para ser, en sintesis, el organo por excelencia de la p%z y de la armonia en el continente. Con éste fin, pretendia que el Congreso tuviera un carécter permanente, celebrara reuniones periodlcas, y estuvlera dota- do de ejércitos y flotas confédérales propias, ademés de érganos institu­ cionales de alcance supranacional (65). El movimiento hispanoamericanista, que de esta forma daba sus pri­ meros pasos, surgia con un profundo sentido politico : cuando nacè él Hispanoamericanismo nace con las armas en la mano y es ese motive el cual hace que el Congreso de Panamé haya sido una alianza political donde se propiclé la creacién de un sistema internacional destinado a la defensa de las libertades conquistadas en las cruentas guerras de independencia, como también para el afianzamiento de la paz entre naciones americanas"(66), Y es que desde el punto de vista de las relaciones politicas .internacip- nales, no hay que olvidar que el Congreso de Psuiamé rcpÜtabâ a las doc­ trines absolutistes enunciadas por la Santa Alianza*,La finalidad princi­ pal del Congreso de Viena (1815) -que celebrado por las potenoias vencë- doras de Mapoleén significaba un retomo a la situacion pr erre voluc ioUa- ria anterior a 1789, es decir, la vuelta hacia una teorla dinéstica y al antiguo sistema de equilibrio de poder- habia sido la de fijkr el esta tuto territorial de los Estados europeos, raodificado por la politica im­ perial napoleénica, es decir, un retorno a los limites anteriorcs a la revolucién francesa. Con el objeto de garantizar este orden reimpuesto nacio la Santa Alianza, cuyo pacto de creacién fue firmado el 26 de sep­ tiembre de 1815 en Paris por los soberanos de Prusia, Austria y Rusia. Los monarcas declaraban la perpetuidad de la alianza, cuyos objetivos prin cipales eran el mantenimiento irrevocable de las particiones territoria­ les hechas por el Congreso de Viena; el fortalecimiento de los lazos de cooperacién entre las monarquias europeas a fin de oponerse colectivamen te a todos los esfuerzos. destinados a cambiar las instituciones politi­ cas; aplicar el pjrtneiplo de intervencién en los asuntos internes de los Estados con el objeto de impedir posibles insurrecciones populares con­ tra los gobiernos establecidos y garantizarse mutuamente el mantenimien­ to del régimen roonérquico. Invocando estos principios se iban a justi­ ficar una serie de intervenetones que se prolongarén a lo largo de casi un siglo.y cuyo émbito pretendié extenderse hasta las costas americanas. En este sentido, recuérdese que el principio de intervencién y las doctri nas reacci^anarias enunciadas por la Santa Alianza, fueron confirmadas en los Congresos de Aquisgrân (1818), de Troppau (18?0), de lalbach (1821) y de Verona (1322)* y^en los mismos se gestaron las Intervenciones antl- liberales en Népoles, en Grecla y en Espafia, respectivaraente. En el Con­ greso de Verona, por ejemplo, las cuestiones espafiola y americana habian ocupado casi toda la conferencia (6f). Por el contrario, contra el régi­ men monérquico y la doctrina del inconmovible derecho divino, reaccionaba el Congreso de Panamé con la enunciacién de u- nos primeros conceptos del derecho publico americano, que A. Silva Ote­ ro ha resumido en "la independencia de las naciones americanas y de sus instituciones republicanas contra toda agresién extranjera, el princi­ pio de la no-intervencién como doctrina del Derecho Internacional, el respeto por la integridad territorial de todas las naciones, la condena- cién de la conquista y la renuncia a la guerra como instrumente de poli­ tica in te mac ional, organizacién de la cooperacién internacional y orien tacién pacifists apoyada en la codificacién del Derecho Internacional y en los procedimientos de arbitra je, conciliacién, etc." (68). 4) La organizacién del nuevo Estado.- Un examen superficial de la historia constitucional de Venezuela conduciria, al menos, al anélisis de veinticuatro constJtuciones y un Eŝ tatuto provisional, desde la primera de 1811 hasta la ultima, vigente, de 1961. Tan numerosos cambios constitucionales, un auténtico fenémeno de "inflacién constitucional" (65), no han signlficado ni mucho menos u- na modificacién sustancial de la dinamica politica del pais, siendo més bien, en la casi totalidad de los casos, una serie de textes promulgados bajo la presion de circunstancias de coyuntura y de intereses politicos muy concretos. Se da el hecho de que muy pocos han refiejado una busque- da original de un proyecto politico capaz de funclonar con mediana efica cia; al contrario, se han caracterizado las constltuciones venezolanas por un;! r i, rta uniformidad repetitiva y. muchas entre ellas se han limita do a completar o modificar aspectos parciales e, incluse, anecdétlcos, del ordenaraiento constitucional vigente en cada momento. En lineas géné­ rales, y tomando la cuestién bajo una amplia perspectiva histérica, hày que admitir el gran fracaso de numérosas férmulas de dichas leyes funda- mentales, aunque no se puede descartar, en medio de todos los vaivenes. -44- m una terca perslstencia por consolidar una organizacién jurldlco-politl ca fundamental duradcra: puede ello parecer contradictorio, pero éfea ha sido la caracterfstica dualidad del proceso polltlco-constltuclonal vciie zolano y latinoamericano en general (fo), El periodo de la indejjendencia, conflictivo como pocos en la évo­ lue ién politica 1atinoamericana, vié nacer los distintos Estados Xatinp£ mericanos que en su casi totalidad hoy conforman el conjunto regional. La concepcién politica que los guié a todos en su momento germinal fue précticamente la misma; el espitiru del constitucionaliamo liberal* en sus distintas vertientes. El esencial argumente politico-juridico estuvo basado en la ruptura de los lazos con la Corona espafiola por la incapaci dad en que se hallaba ésta para mantenerlos, lo cual bastaba para justi­ ficar el estableclmiento de Estados independientes y soberanos en Améri­ ca (7/). Para el caso de Venezuela, el profesor P. Grases, en Traduccio- nes de interés politico-cultural en la énoca de la independencia dé Ve­ nezuela (jA), se ha ocupado del anélisis de diversos textes que cireula- ron, traducidos al castellano, en la época de la independencia; "Por la privilegiada situacién geogréfica de Venezuela, colocada a la cabeza del continente meridional, en el cruce de los grandes caminos de comunicacién entre Europa y América, y entre la parte septentrional americana y el Sur del continente, fue la via de penetracién de las nuevas ideas renovàdoras que a fines del siglo XVIII iban a cuajar en el pensamiento que condüjo a la Independencia" (M). Qué duda cabe que en los prlmeros textos Consti­ tucionales vénézolanes va a quedar refiejada la transformacién qUe desde las ditimas décadas del XVIII se produciÿ en el émbito de las ideas poli­ ticas. Exponents de aquel cambio venia dado por el grupo de obras tradu- cidas de otros idiornas que leian cnn interés los sectores ilustrados de la sociedad colonial venezolana y en las que aprendlaui los principios filoséflco-politicos y culturales que sacudian el momento histérico: tex­ tos taies como los Derechos del Hombre y del ciudadano (La Guaira» 1797); La Independencia de la Costa Firme justifIcada por Thomas Paine treinta afios ha (Filadelfia, 1812); el Contrato Social de Rousseau (Caracas, 1811); el Ensayo sobre el entendimiento humano, de Locke (Caracas, antes de 1310); el Arte de escribir, del Abate Condillac (Caracas, 1809-1810); las Cartas Americanas, de G.Car11 (San Thomas, 1317); la Historia de Amé­ rica, de W.Robertson (San Thomas, 1317); el Ensayo sobre la Historia de la Sociedad Civil, de A.Ferguson (San Thomas, 1317); y la obra El Federa- llsta, de Hamilton, Jay y Kadison (Caracas, 1026) (ff). la primera constitucién venezolana, la dé 1811, era la culminacién del proceso autonémico iniciado en abril de 1810 cuando, constituida la Junta Supreraa de Caracas, que asume las funciones de poder ejecutivo, se convoca un Congreso constltuyente que redacta la declaracién de Independen cia y le da forma al primer texto constitucional, que es un documente de trascendencia ideolégica en la formacion del Estado venezolano, a pesar de su escasa vigencia 0-5)« En este orden de ideas, la creacién de la Ca- pitania General de Venezuela (1777), incorporando en una sola entidad po­ litica y administrativa las provincias hasta entonces separadas; la ante­ rior creacién del cargo de Intendente de Venezuela (1776) con jurisdiccién ya en todas las Provincias que compondrfan la nueva Capitanfa General; la instalaclén de una Real Audiencia (1786); constituyen sin duda très ins­ trumentes que deben tenerse en cuenta, histérica y juridlcaraente, como fundamento territorial del Estado venezolano, representando, segdn C, Pa­ rta Pérez, lo que pudiera llamarse la herencia constitucional de la monar- Quia ^) î "Las entldades politicas fundadas durante el régimen colonial tttvieron por preocupacién primordial la de conservar su unidad, y de allf el nacimiento de tantos nacionalismos locales, precursores de las dispu­ tas y a veces de guerras entre algunos de los nuevos Estados por cuestio­ nes de mal definida frontera. La administracién espanola, al crear virrei- natoe, capitanias y presidencias, habia, por decir asi, plasmado esos Es­ tados que ahora proclamaban su soberania y que debian forzosamente vivir y evolucionar dentro de cuadros territoriales que cada uno de ellos qulso por lo menos inmutables. Todos los patriotes americanos estaban de acuer­ do para repudiar, con el dominio espafiol, las Instituciones que lo simbo- llzaban, excepto la territorial. El uti possidetis existente al comenzar la Revolucién, no sufriré alteraciones sino las veces en que algunas de las regiones sujetas en lo politico a una formacién més extensa, pero que gozaban en ésta de cierta autonomie administrative, reclamaron a su vez rango de Estados Independientes" (7/). Influencias nortamericanas y francesas guiaron a los constituyentes en la redaccién de la primera carta constitucional de Venezuela; nortaame- ricanas sobre todo, ya que en rigor las francesas se sefialan sélo por el vocabulario, férmulas retéricas y sonoros postulados humanitarios ^î). En realidad, el proceso independentista norteamericano habia producido en ma­ teria constitucional très textos capitales: los Articules de Confederacién y de Unién Perpétua, suscritos por los delegados de las provincias Insur­ geâtes en julio de 1778; la Constitucién dlctada por la Conveneién en sep- - trfi • -tlembre de 1787; y las Enn.iendas o Adlciones a la Const!ttfctdb, d* îâs que dies componen el bill of rights y que fueron ratificadas de 1789 a 1791. Todos estes instrumentes, no sdle el bill, tenfan su origen en las leyes y prâcticas politicas inglesas o eran el resuitado de las oontro- versias con la propia Corona a lo largo del proceso histdrico, Por otra parte, antes de la promulgacidn de la Constitucidn federal, los EstadOs habian adopt ado las suyas particulares, cuya influencia file importante en la formacidn de aquélla. Los legisladores vénézolanes Iban a fundlr én li­ no solo los très docuinentos citados, dândoles una nue va disposicidn y es- tructura (f̂ ). Tarabién es verdad que el sistema federal reconocido y acep- tado por la naciente Repdblica venezolana ténia mucho que ver con Una si- tuacion existante hacia ya décadas, y la Constitucidn de 1911 no hacia sl-̂ no confirmar el principio y organizar su aplicacidn: la conformacîdn del Estado como un Estado federal tenia su base en el caldc de cultivo de las pretensiones autondmicas locales de Cabildos y Ayimtamientos de las Pto- vincias que luego configurerian la entidad estatal venezolanà; *A partie de ese momento, el fantasma de la idea federal va a acompafiar toda nués- tra historia politica y condicionar nuestras instltuciones desde sU ralb- mo nacimiento” 00). En efecto, de acuerdo al texto dé 1811* las provin- cias de Margarita, Cumand, BarInas, Barcelona, Mérida, Trujillo y Càracaè formulaban un pacto federative, en base al supuesto de que cada provincia era soberana, por lo que toda autoridad no delegada a la autnridad central, quedaba coriservada por aqulllas. î’ds a un, cl temor de los reprosentantes de las diversas provlncias de Venezuela en relacidn a una hegemonia por parte de Caracas, provocd que la capital 0 ciudad federal se ubicase, se- gdn la Constitucidn, en la ciudad de Valencia (8\), Y es que el modelo frances de republics una e indivisible no Interesaba, dadas estas circuns tancias, a los autonomistas venezolanos; de alII nur re bablara incluso de una Confederacidn, y no de una simple Pederacidn,(|d) Ho podfan acoger- se ni ütilizar la fdrmuia bonapartiste de la révolueIdn francesa; vale decir, las constituciones consulares e impériales no les ofrecian dooumen tacion aprovechable. Solicitaron entonces *las fuentes del derecho demo- crAtico, aplicable a una sociedad de horabres libres y las hallaron prime- ro en Norte-America y luego on los principios y doctrlnao de 1789, estru- jados por la rauela de la Convene ion" (Jî). Las discusiones del primer Congreso venezolano, reunido en marzo de 1811, se habian centrado en problemas taies como la estruct’jra fede­ ral o central is ta del niievo Estado -resuelto a favor de la primera opcidn-, -41- les derechos de los pardos y èl fuero eclesiâstlco; a li.s pardos se les eqaipard legalmente con los blancos, pero el tema de la esclav.ltud no se toc<5* suprlmiendose a la vez los fueros espéciales, en concrete el ecle- clAstico. El texto, ademâs de comenzar con una rotunda afirmacidn federa- listà -el titulo prelimlnar declaraba competencia de las provincias toda autoridad no delegada al poder federal (#)-, establecia también una rotun­ da manifestacidn de fe catdlica -que no volverA a aparecer posteriormente; •*La religidn catdlica* apostdlica, romana, es también la del Estado y la dnlca y exclusive de los habitantes de Venezuela. Su proteccién, conser- vacién, pureza e inviolabilidaci seré uno de los primeros deberes de la Representacién Nacional, que no permitiré jamas en todo el territorio de la Confederâcién ningun otro culto publico, ni privado, ni doctrine con­ traria a la de Jesucristo" (15)* El poder législative es bicameral: una cànara de Représentantes -miembros elegidos por cuatro ahos y renovable por raitad cada dos aRos- y un Senado -por seis aRos y renovable por ter ceras partes cada dos afios-. Las elecciones para las Cémaras cran de se- gündo grado y el derecho al sufragio correspondla a todos los hombres li­ bres si reunfan deterniinadas condiciones econémicas (%). El poder ejecu- tivO residfa en un Triunvirato elegido por cuatro anos y el poder judicial, en una Corte Suprema de Justicia (%}). En el marco de la llamada "época he roica del constitucionalismo"* la primera constitucién venezolana conte- nfa enumeraciones dogméticas y de principios morales: "Dcspués de consti- tuidos los hombres en sociedad han renunciado a aquella libertad ilimita- da y licenciosa a que fécilmente los conduclan sus pasiones propias del estado salvaje. El establecimiento de la sociedad presupone la renuncia de estos derechos funestos, la adquisicién de otros més dulces y paclfi- cos y la sujecion a ciertos deberes rautuos"; mas eûn, "îîingxmo es hombre de bien, ni buen ciudadano, si no observa las leyes fiel y religiosaroen- te; si no es buen hijo, buen hermano, buen amigo, buen esposo y buen pa­ dre de familia" (M). La Constltucién de 1811 résulté practicamente inaplicable; la Pr_l mera Repüblica se derrumbé como consecuencia del entronizamiento de la guerra y la retoma del poder por las tropas peniosulares. Va a ocurrir en tonces un repianteamianto de la organizacién constitucional del naciente Estado venezolano: son las Constituciones de 1819 y de 1821, llamadas "Constituciones Bolivarianas" sin tnucha .propiedad ya que parte de su ar- ticulado se sépara en cierta medida de las ideas politisas del Libertador. Las constituciones bolivarianas interesarian "como catélogos ideolégicos - de lo que podrlan ser formas politlcas para Venezuela" (8Î). La segunda constitucidn venezolana es promu!gada en plena 'guerra de Independencia; aprobada en Angostura, en agosto de 1819* co^anzaba doptar una postura neutral ante la religldn catdllca* que .évita cludadosa­ me nte mencionar, aunque la separacidn con la Iglesia no fUera total* los obispos pasaban a ser miembros honorarios del Senado, a la vez que se re- conocfa el fuero eclesiâstico 00), La Constitucion de 1819 era centralIs- ta; la Repüblica de Venezuela es "una e indivisible" 04)* organizada en diez provincias, cada una con un gobernador sin funciones militares y de- pendiente del presidents de la Republica* La parte dogmAtica se conserva y las declaraciones morales se repiten; se enumeran los derechos del hom­ bre -libertad, seguridad, prosperidad e igualdad-; no se déclara la aboli cién de la esclavitud -que Bolivar habia pedido ante el Congreso de Ango^ tura-, y se régula la instltucidn del habeas corpus* î,os ci'idadanos son divididos en actives y pasivos; pasivos aquellos que no tienen parte en la formacldn de la ley, no ejercen la soberanla nacional* ni gozaii del derecho de sufragio; actives aquellos en posesidn de propiedad ralz, cleh- cla o arte liberal-mecAnica, grado militar o empleo con renta de 300 pesos por aSo (3î>); y aunque las elecciones para presidents de la Repdblica y re­ présentantes deblan ser directes, la propia Constitucidn establecfa por espacio de diez ahos la eleccidn de segundo grado 03). El Congreso era bi­ cameral; la Cémara de Représentantes, elegida para cuatro aflos por las A- sambleas électorales; el Senado, con Igual numéro de miembros que eran e- legidos la primera vez por la asamblea constituyente entre ciudadanos no­ tables, siendo vitalicios en sus funciones. La eleccién del presidents de la Republica, para un periodo de cuatro ahos, se verificaba por las Asam- bleas électorales, siendo reelegible sdlo una vez; se establecla un vice- presidente, y los ministres, designados por el presidents, podlan ser in- terpelados en las Cémaras. El Poder Moral, propugnado por Bolivar, queda­ ba regulado en el apéndice, con vocabulario y estructura llencs de remi- niscencias grecolatinas. El Poder Floral residia en el Areépago, el cual constata de dos câmaras -veinte miembros-, la de Moral y la de Educacién. que elegia el Congreso por primera vez, siendo sus miembros vitalicios. Los miembros se titulaban "Padres de la Patria" y eran sagrados y merece- dores de un respeto filial. La Câmara de Moral se ocuparia de castigar los vicios y premiar las virtudcs pübllcas, mediants la confeccién de u- nas listas de viciosos y virtuosos, quedando los primeros excluidos de los pue8t08 pdblicos; por otra parts, la Camara de Educacién tendrla co- -mo mlsién la de educar flsica y moralmente a los nlHos hasta los doce afios cumplidos (94). Por ûltlmo, la Constltucién de Angostura adquirla un carécter provisional de acuerdo a la frase final del texto: "Nos, los di- putados de las provincias libres de Venezuela, en représentasién de toda la Repdblica, a cuya sancién se sujetarâ" 05). En realidad, los imperati­ ves de la guerra la hicieron también inaplicable. Si por la Ley fundamental de la Republica de Colombia (18Î9), las Repdblicas de Venezuela y de la Kueva Granada quedarian reunidas en una sola bajo el tltulo de Repdblica de Colombia, el Congreso de Cdcuta iba a aprobar la Constitucién de la Repdblica de Colombia el 31 de agosto de 1821: nacia asl, bajo la inspiracién dç Bolivar, el Estado Grancolombia- no. En el Congreso de Cdcuta se volvia a reproducir el enfrentamiento, es­ ta Vez para legislar sobre un marco territorial mayor, entre les partida- rios del federalismo, que propugnaban una amplia autonomie de Kueva Grana­ da y Venezuela dentro de la nacion colombiana, y los del centralisme, apo- yados por Bolivar èsencialmente, que acabaron por imponerse. En este or- deh de ideas, la Constitucién de Cdcuta tiens un cardcter menos dogmdtico e intenta establecer un gobierno central fuerte. La nueva entidad se divi- diiia en denartamentos. gobemados por un intendente nombrado por el pre­ sidents de la Repdblica. Las elecciones eran de dos grados y se exiglan condiciones econémicas para ser elector 0t). Los electores de primer gra­ do -para juntas parroquiales- deblan saber leer y escrlbir y tener propie­ dad por valor de més de 100 pesos, oficio, profesién o comercio; los de segundo grado -para juntas provinciales-, tener propiedad por valor de 500 pesos, empleo con sueldo de més de 300 pesos al aRo o un grado cientifico. Las juntas provinciales designarian al présidente de la Repdblica, vice- presldente, senadores y diputados (9>). Se reconocen la libertad de expre- sidn y el habeas corpus y se hace una divisién de poderes de factura cld- 8ica. El Législative se integra por dos câmaras, Senado y Câmara. de Repré­ sentantes -senadores, cuatro por provincia, y représentantes, uno por ca­ da 30.000 habitantes-. Los secretaries de despacho, de libre designacién por el Ejecutivo, podfan ser sometidos a interpelacién por el Congreso, Se establecfa, ademâs, con carâcter consultivo, un Consejo de Gobiemo formado por los secretaries de despacho, un raagistrado de la Alta Corte de Justicia y el vicepresidcnte de la Repdblica, siendo los poderes del présidente, en el texto, algo mao limitados que los otorgados en la Cons­ titucion de Angostura. Por lo deinâs, la Constitucién grancolombiana no contiens referencias en relacién con el tema relirioso. - JO - m El problema real de la Constitucion de 1821 era mucho inâs complejo que lo que la simple normativa jurfdico-polltica nos pudiera presenter. Diclendolo de alguna manera, por ahora provisional, la cuestldn esenclal, como manifestaclon exterior de una realidad mas profunda* residfa en el localismo; los funcionarios locales actuaban de hecho con independencia del poder central. Al estar los gobiernos locales en manos de militares, éstos tendieron a convertirse en "ductores omnfmodos dentro de su juris- diccidn" 0f). El caudillo local lkac.% acto de presencia contra el texto constitucional al concluir la guerra emancipadora; el movimiento de la Coslata en Venezuela (1826), por ejemplo, en el que las municipalidades de Caracas y Valencia desconocieron la autoridad de Bogotâ y otorgaron amplios poderes al general José Antonio Pâez, era ya una manifestacidn, nd sdlo de la ruptura de la unidn grancolombiana, sino de las auténticas relaciones de poder que surgfan en el contexte venezolano, en su dinâmica social, una vez conclufda la actividad bélica: el ejercito como dnica fuen te de autoridad, lo que Bolfvar habfa llamado el paso al "ejercicio dé la tiranfa domlstica". Y es que el propio Simdn Bolfvar habfa tornado concien- cia de que la Gran Colombia no podfa subsistir. En una carta desde Guaya­ quil al general 0*Leary, en 3829, afirmaba que, "El actual gobierno de Colombia no es suficiente para ordenar y administrar sus extensas provincias. 21 centro se halla muy dis­ tante de sus extreroidades. En el tr^sito se débilita la fuerzà y la adininistracién central carece de roedios proporclonados a la lumensidad de sus atehciones remotas. Ÿo observe esto à cada ins­ tante. Ho bay prefeeto, no hay gobernador que deje de revestirse de la autoridad suprema y, las mds de las veces, por necesidades urgentes. Se poürfa decir que cada departamento es un gobiemo diferente al nacional, modificado por las localldades y las cfr- cunst^cias particulares del pafs, o del cardcter personal. Todo esto depende de que el todo no es conpacto ... Sufrimos, sin po derlo remediar, tal desconcierto, que sin una nueva organizacion el mal hard progresos poligrosos" (1|)). 5) Hacia una Repüblica Oligdrnuica.- La prcgunta sobre la formula del poder en Venezuela republicema aparece fntimamente ligada a la problenatica de la evolucidn socioeconé- mica durante el perfodo de las guerras de emancipacldn; "El estudio de esta transformacidn es esencial para comprender los fendinenos politicos - - y sociales de la Venezuela que empezard ahora a vivir su destine ... den­ tro del marco mucho mds modeste de su tierra, marco en que hacen de pri­ mera figura heroes segundones, para quienes la gloria nunca signified gran cosa* pero si el acomodo personal y el poder como medio de enrique- ciraiento" (^). iSustitucién de los grandes cacaos de la época colonial por el namonalismo de los militares republicanos? Sin duda que, para el estudio del sistema politico tradicional en Venezuela, podria contestar- se afimiativamente a esta pregunta, pero sélo provlsionalmente y desde el simple punto de vista de las manifestaciones epidérmicas del proceso politico en el siglo XIX venezolano. No dejan de ser ciertas en este sen- tido las ya tan citadas palabras de Laureano Vallenilla Lanz en su Cesa­ ri smo Democrâtico, en el sentido de que "Pâez y algunos préceres, secun- dados por una porcién de especuladores, comenzaron a comprar los haberes militares, sobre todo los de los llaneros de Apure, por precios irriso- rios; de tal manera que el latifundio colonial pas6 sin modificacién al­ guna a las manos de Péez, Monagas y otros, quienes habiendo entrado en la guerra sin bienes algunos de fortuna, eran, a poco de constituida Ve­ nezuela, los més ricos propietarios del pais" (F«Oî ya que, en efecto, la sociedad republicana iba a edificar el poder politico sobre la base del dominio de la propiedad territorial en un renovado proceso de concentra- cién; el pago de los haberes militares se convertiria en elemento impor­ tante de movilidad social al favorecer una dinémica de traslacién y rea-" comodacién de la propiedad de la tierra a favor de un grupo militar que habia jugado papel crucial en la contienda bélica emancipadora 0*4• La cuestién agraria, pues, constituiria el eje en torno al cual se es truc tura la vida econéniica y social venezolana en el periodo 1800- 1830. (Fo) De igual manera, el peso del problema agrario en el desarrollo de la historia republicana del pais ha sido un aspecto suficientemente admitido por diverses historiadomres y sociélogos, para quienes la lucha contra el latifundismo ha proporcionado una util guia en la comprensién de la larga serie de conflictos civiles armados que oonmovieron la Vene­ zuela del siglo XIX . Para la época de la indepenJencia, parece fuera de duda la existencia de un avanzado grado de concentracién de la propie­ dad de la tierra en regiones agricoles cercanas a Caracas, sobre todo en los Valles de Aragua, aunque .también podria ser notable el contraste en-̂ ' tre esta situacion y la que prevalecia en los Tlanos, donde la poblacJén era escasa y se hallaba dispersa en Inmensas extensiones con mininios de actividad agricola . La existencia, en las regiones llaneras, de tie- -rras libres en abundancia serfa un Indicador de que no se habfô alcan- zado por entonces un grado de concentracién de la propiedad y de ocupa- cl6n de la tierra comparable al existante en regiones cercanas a Caracas, Ko quiere ello decir que no existiese apropiacidn prlvada de la tierra en los Lianes, ni que esa apropiacién dejase ya por entonces de crear difi- cultades. En este sentido, résulta muy significativa la elaboracldn^ por la primera Repüblica venezolana, de unas "Ordenanzas de Llanos”, estudia- das anal i ticamente por G. Carrera Damas (fFlQ. Las "Ordenanzas de Llanos" se dieron con el propdsito de consolldar y protéger esa propiedad (Fcj)» aprovechando la existencia de un considerable ganado clmarrén, res comün en las llanuras; vale decir, se reivindicaba do modo exclusIvo una pro­ piedad por los "criadores de ganado", que no podfa sino chocar con usos arralgados en una poblacidn, los llaneros, acostumbrados à conslderar a- quél abondante ganado como algo sin dueflo y aprovechable para sus necesi­ dades mâs inmediatas (FW). la ereccion del ganado como sfmbolo social de la riqueza es un fe- néraeno que se ventila agudaraente en aquellos anos. De ahf que, en reali- dad, el objetivo de la accién de los llaneros en orden a la propiedad y la riqueza, sin descartar la parte que pudiese corresponder a la tierra, era principal y precisamente la posesidn de ése ganado* La reaccién 11a- nera contra la Repüblica de hacendados y criadores traducfa el recelo y la desconfianza con que estas masas velan a la nueva organizacién esta­ tal. El hecho concreto era que "dueilos del poder politico, los hacendados y 'criadores* intentan organizar su apropiaclén de las vastas llanuras y de los rebaftos que las pueblan" a través de las Ordenanzas de los Llanos, cuyas disposiciones se orientabàn hacia la afirmacién de su exclusive de­ recho do propiedad sobre los ganados libres o salvajes, disponiendo unos procediraientos destlnados a conslderar actos delictivos aquellos realiza- dos por la poblacién llanera para el dlsfrute de un bien visto por ésta trad ici onalmen te como comün 0*9)* Con las "Ordenanzas de Llanos" estâbamos es presencia de una norm*ativa auténticamente tirdnica de la poblacién lia nera, que concentraba en manos de los criadores y sus représentantes lé­ gales una considerable suma de poder, verificada en un réglmen de trabajo forzado que colocaba al peén libre de la llanura a merced del propieta- rio, vinculdndolo con el hato y haciéndolo depender de la voluntad del patrén. Légicamente, se hizo évidente que la imnlantacién de este ordena- mientq iba a quedar en suspense durante la guerra, por el hecho mismo del desencadenamiento de fu^rzas llaneras que luchaban por la continuidad de in) de la prâctlca del fisfrute de un bien casi libre como era el ganado, re- ducldo a propiedad privada por la normativa de las "Ordenanzas"de 1811. Luçba que de todas formas se resolvio a favor de la privatizaciôn de la propiedad en los Llanos, cuando José Antonio Pâez dicté en agosto de 1828, en su carécter de Jefe Superior, Civil y Militar de Venezuela, el nuevo "Reglamento para Hacendados y criadores del Llano", el cual exigia el res­ peto de la propiedad territorial aün carente de llnderos o cercas, en tér- minos semejantes a los de las "Ordenanzas", prohibiendo el trânsito por ellas sin previo "permise expreso del dueRo o mayordomo", y prosiguiendo el esfuerzo por vincular §sa propiedad con la del ganado criado en liber­ tad ('•F'), Aparece con claridad la circunstancia de que, en la Venezuela de las primeras décadas del siglo XIX, la burguesfa no existe como clase e- volucionada, ni siquiera grupos que puedan acercarse a tal categoria, tie­ nen consistencia en el seno de la sociedad venezolana. Al contrario, la clase cto7jo%i»ttmti«tLmadura esté integrada, principalmen^e, por terratcnien- tes esclavistas y explotadores de una poblacién rural sometida a condicio­ nes de servidumbre OM), quienes necesitan del poder politico para imponer­ se definitivamente como clase social dominante, escanando asl a las res- tricciones juridicas, econémicas y comerciales Impuestas por el régimen colonial. La guerra de independencia y las guerras civiles posteriores iban a introducir cambios en la propiedad territorial agraria, en el sentido de fenémenos de transferencia de la misma, aunque sin transformer la es- tructura latifundista propianiente dlcha. Easta recordar, a eilo hemos alu- dido, que la politica de secuestros de las propiedades de los adversaries de la emancipacion, fue aplicada por los jefes militares republicanos de modo permanente a partir de 1813 y en la medida en que liberaban el terri­ torio. Diverses medidas legislatives cstuvieron dcstinadas a justlficar juridicamente esta politica de secuestros de bienes de emigrados, adver­ saries de la independencia y propiedades del gobierno realista , lo cual se tradujo, como decinos, en un elemento rie cambio en materia de pro­ piedad territorial agraria, en especial en lo que se refiere al origen social de los nuevos amos de la tierra, ya que desde entonces un mayor nû- mero de personas participé en la posesién exclusiva de la misma. Es un he-r. cho que a partir de 1821 adquirio intensidad la entrega de tierras a los caudillos militares mas destacados en la guerra -Péez, îonagas, l'ariRo, etc.,-; pero por el contrario, para los oficiales de mediana graduacién. - clases y soldados, rigio la férmula de los vale a , a travée de la cual se reconocla a los interesados el derecho a reciblr* oportunamente lo que el Estado les adeudaba en concepts de haberes mililtarea (M3), Dlchos vales en su g ran mayorfa nunca fueron hechos efectivos y,, en cambio, fueron compra- dos por los altos jefes militares, quienes, luego, haciendo valer su indu- dable influencia en la organizacién del nuevo aparato estatal, los trans- formaron en propiedades. De esta manera, una parte muy estimable de la ri­ queza social pasé a manos de los mas significado)S caudillos militares, con lo que "El latifundio permanecié intacts como imstitucién, y hubo, si, transferehcia de propiedad latifundista, de manos do un sector de la no- bleza colonial a manos de los jefes militares de: origen popular" ; en stras palabras, el latifundio iba a integrar un elemento fundamental de la estructura socioeconomica de la Repüblica veniezolana* el sector de pro­ pietarios expérimenta cambios en su composicién,, pero el sistema de pro­ piedad de la tierra no varia en lo esencial. (|IS) Por otra parte, si fijamos nuestra atencién en la actividad eco- némica, observaremos sin duda el carâcter enormeîmente dentructor de las guerras de independencia (G6). En el caso de Venezuela, la contienda béli­ ca contribuyé decisivamente a la desarticulaciéni de la produccién agro- pecuaria. En efecto, las necesidades bélicas Impilicaron un enorme consu­ me y la ganaderia, por ejemplo, se redujo considlerablemente en el perio­ do 1012-1323; los valles de Aragua, Tuy y Caracas, Barlovento y tierras bajas del lags de Valencia, tradiclonalmente activas en la época colonial, se vieron imposibilitadas de satisfacer las necesidades del mereads inte­ rior. El descenso de las exportaciones coincidia con la calda de los pre­ cios de los productos exportables; el cacao se eotizaba, en 1810, entre 45 y 50 pesos/fanega; en 1312, 35 pesos; en 1314, 30 pesos; en 1816 a 25 y en 1318 a 20 y 13 pesos (H7). En renglones como» el tabacs, se da la cal­ da vertical de la produccién: en la provincia de Darinas, p.ej., la pro­ duce ion anual de tabacs descendié de 28.000 a 3.000 quintaies (fil). De tro lado, con la emancipacién se produce la apertura del terri­ torio venezolano al trafics comercial internacio>nal, lo cual va a reper- cutir muy sensiblsmente en la vida econémica del naciente Estado, ya que por los condicionamicntos estructurales del pafs -nuls desarrollo indu£ trial, limitaciones del mercado Interno, monoproduccién-, los altibajos de ése trafico intemacional condtcionarén su desarrollo. Por lo demas, se trata de un proceso generalizado al aifibito latinoamericano: la vida politica indppendiente postcolonial verâ surgir nuevas modalidades de la dependencia externa. El arranque de la revolucién industrial en Gran Bre- -tafia cambia el carâctcer de la produccién y créa una compleja divisién tel trabajo. Con el defsarrollo técnico y el progreRO material, este pals se coloca en un siglo ;a la cabeza de un nuevo sistema econémico interna- cional que incorporaré., en condiciones de subordinacién, a diversos palses de la periferia del siîsteraa median te vfnculos cada vez mas estrechos (RJ). America Latina pasa a :ser parte importante de esta periferia como produc- tora de raaterias primats esenciales para el mundo que comienza la industrie lizacién. El interés biritdnico por el continente hlspanoamerlcano se arti­ cula en una estrategia destinada a la captacién en condiciones de intercam bio desigual. El proceîso de penetracion do Gran Pretafia en America Latina asumiré un carâcter principalmente indlrecto, utilizando una amplia gama de mécanismes e instruimentos, que van desde las exploraciones y el comer­ cio hasta los préstamo's y las invcrsioncs. La finalidad primordial es la de lograr privilégies comerciales y financières, reconociendo a la vez la soberanla de los palse:s objeto de trato. Légicamente, la llamada balcani- zacién de Latinoaméricta no sera por.ible sin el apoyo y la estrecha alian- za con los grtpos dominantes locales y los sectores de terratenientes. En realidad, Gran Bretafiai impone la incorporacién de los palses iberoaraerica­ nes a una economla intiernacional controlada por ella misma, dentro de im esquema de divisién y especialIzacién intemacional del trabajo. En este contexte, dichos palse;s son convertidos en productores de materias primas agropecuarias y minerais a bajo prccio para el abasteclraiento de las nuevas metrépolls, en mercadoi para las industrias de las nacioncs desarrolladas y en zona de inversioni para los capitales del mi smo origen. En otros tér- minos, la aplicacién die un modelo de creclmiento hacia afuera se hace me- diante estlmulos primordialmente externes, en superficie y sin profundas modlflcaclones estruct.urales. Se trata de un creclmiento esponténeo y no planificado, condiciomado por las e tapas de auge o de crisis de los cen­ tres econémicos mundiailes. El papel de las inversiones foraneas se gene­ ralize, dlrigiéndose s:obre todo a los sectores claves de las distintas e- conomlas -agricultura, ferrocarriles, minerla, etc.,-. Este creclmiento impulsado desde el ext;erior va a traer como consecuencia, en la generali- dad de los palses, un desarrollo désignai segün regiones y sectores en que repercuta, sin grandes; cambios en los elementos estructurales de las eco­ nomies pcriféricas: de- ahl la fuerte concentracién del ingreso nacional y el surgimiento de encl aves privilcgiados, desenui? ibrando aün mas los des- niveles régionales pre»existentes . De acuerdo a lots altibajos del cor.ercio intemacional, una vez con- - 66 - [ 4 -solldada la emancipacion politica en Venezuela, se fexpetimenta a partir de 1830 una situacién econémica favorable que bénéficia a lo$ productos agropecuarios venezolanos en precios y mercados. En los renglones prod|tc tivos, el café pasa a ocupar el primer lugar, dejando en segundo puesto al cacao, después el aîlil, la ganaderia y los cueros, talentras que Gran Bretafia se afirma como principal mercado de los productos venezolanos y abastecedor de mercanclas, situacién que se prolongaré a lo largo de tod el siglo XIX y parte del XX. La supeditacién del cacao por el café como principal, produc to de la economla venezolana postindependencla, va a ten una honda influencia sobre el posterior desarrollo econémicoj social y politico. El nervio de la produccién agricola se va a trasladar pj*ogresl vamente de las tierras bajas, hasta entonces cultivadas por la mano de 6 esclave, hacia tierras templadas o semicélidas de altitud media, donde 1 tierra es trabajada por indios y mestizos libres, tierra que pertenëcla menudo a un sector social de propietarios distinto al dè la tradicional aristocracia agraria. Hacia la segunda mitad del siglb XIX, el relnado d café iba a dar singular importancia a las entidades locales de la Cordi­ llera andina, hasta entonces una regién de lugar secundariq en el cuadro econémico nacional (̂ 40. Sin embargo, los fenémenos de estâhilizacién de la economla venezolana a partir de 1830, sélo tendrlan tin carâcter rela­ tive; para F. Erito Pigueroa, esta estabilizacién "no refiejaba cambios estructurales ocurridos en el régimen econémico heredado de la Colonia, sino la ampliacién del mercado exterior de los producto$ exportables re- presentado por la capacidad de consumo de los palses industrialIzados o en vlas de industrializacién, de donde, por otra parte, se importaban la mercanclas para satisfacer las necesidades del mercado interno y hasta e numerario que circulaba en el pals. Esta doble conexién identified la pr duccién agropecuarla venezolana con los problemas fundamentales confron- tadüs por la economla capitalista mundial, especialmente los relacionado con las crisis de sobre produccién" (F sélo la autoridad de Bolivar seré eapaz de suje- tar las actividades y pretensiones de les caudillos militares rcgl£ nales, y asi se comprends que, a su muerte, la realidad del caudi- llaje emer^a con fuerza en el sistema politico. (8 2 ) Parra-Pérez, est. prelim., la Constitucién Federal ..., ed.cit., pp. 24-26. (8 3 ) Ibid*,. p. 43. Segûn Carlos Irazâbal, para los constituyentes de 1811, la cucstion fundamental es una cuectlon de caractcr politico, la de organizar Estados republicanos eligiendo entre dos tendencias, la contralista 0 la federal. La escogencia federalista era el pro­ ducts de imposaciones de la realidad social, en abiérta pugna contr* un sentldo de unldad nacional: "ilo se podia con la promulgacién de una simple ley constitucional cuperar la realidad ambiente sedimen- tada durante centurias coloniales, en cuyo periods no se logré si- qu i era aflanzar la unidad geogréfica y vial. Por doquiera los nücleo. urbanos, las pequefias oligarquias municipales ... se aprestaron a constituirse por separado* movidos por ansias autonomistas, en cuer­ po s que, por estar en muchas partes constituidos per indlviduoc 11- gados por vinculos de sangre y afinidad, fueron llamados con entera propiedad como Juntas de Familia ... Disgregado el poder central por la crisis politIca habian de surgir poderes locales que aspiraban en las respectives localldades reempîazar la autoridad central en crisis o inexlstente": C. Irazébal, Venezuela esclava y feudal. E- )lsodios de la historla de Venesuela. Ensayos do InterprêTâciéa dia- LÉctica jCaracas: José Agustin Catala Kd.. 1974. 2a.ed.J, pp. 66-67. (84) Cf., las Constituclones de Venezuela (Pecopilacién y estudio prell- minar de Luis l.ariilas Otero. Madrid: Ediciones Culture Ilispânica, 1 9 6 5 . Prol. de I*. Fraga Iribarne), pp. 8 y ss. (85) Art. 1 de la Const, de 1811. (86) Ibid., art. 26. (87) Larinas Otero, est. prelim., p. 9. fi - - [ m (88) Arts. 141 y 195 de la Constitucién de 1811; Karlflèô Oie'tè, et.cit. » pp. 9-10. (89) Escovar Salem, ob.clt., p. 87* IIo acaba de lorrarse una unldad en la Interpretacldn del pensamlento constitueional bolivariano, por menos en los autores que henos consultado. As£, por ejemplo, para Escovar Salom (ob.clt., p. 59), "Las constituclones de Bolivar con tltuyen un Intente organlco por encontrar soluclon araericana a la organlzacldii constltucional sln que eso nos haga ôlvldar qUe el II bertador per su form&clon y por su temperamento# tenfa la tendencl a encontrar soluclones polfticas en las cuales més se contemplaba veces la antlgüedad cldslca que- la materla prima de las realidades ainerlcanas"; en caniblo, para T. Ohlossone (ob.clt,, p* 35)» el pro- yecto constltucional de Bolivar pretenderfa sobre todo la creacldn de Republican^ autônomas regldas por goblernos fuertes» en los que mezclarfan los prlnçiplos la soberanla popular con ideas polltl constltucionales derlvaias de la obscrvacion del medlo venezolano, prlnçiplos Igualmente constituclonales depuradoS de las Influencla de la Idcologfa liberal-roméntlca, que cnnslderarla Inadaptables a pueblos de constltuclon étnlco-soclal ercepclonal y dlferenclada. E n erte marco conceptual y sobre la Constitucldil de Bolivia, puede verse Rafael Sureda Delgado, Idesrlo de Bolivar en materla constl­ tucional (Caracas: Editorial Àrte, 1966), (90) Karlnas Otero, ob.clt., pp. 16 y ss. Cf., Jalme Surlé, Iglesia y Estado (1810-1821) (Caracas: Edlclones del CuatricentenaiTo, 1967. Prol. de 1*. 5 rases). (91) Tit. II, sec. I, art. 1 de la Constitucién de 1819* (92) Tit. III, sec. I, arts. 1, ? y 4 de la Constltucldn de 1819. ^ (93) Tit. IV, sec. II, art. 8 de la Constltucldn de 1819* (94) Karinas Otero, ob.clt., np. 16--19. (95) Ibid., p. 20. (96) Art. 10 de la Constitucion do 1821. (97) Segun el art. 83, el preside ite, vice nie sid ente, senadores y dlpu- tados scrlan nor'brados la primera vez por el Congreso; en realidad, nunco se verificaron elccciones para dlchoo cargos durante el plazo de vigor de la Constitucldn. (Kariîîes Otero, ob.clt., p. 22). (98) Karif5as Otero, ob.clt., p. 26. (99) Citado nor C. Irazdbal, Venezuela esclava y feudal ...» ed.cit., pp. 125-126. (100) Juan Oropeca, 4 siglos ...» ed.cit., p. 175. (101) Citado por Oropesa, p. 176. Cf., laureano Vallenllla lanz, Cesarls .o Democrâtico (estudio sobre las bases socioldglcas de la consti­ tue iénefec livaT dê^lfenezücia (Caracas: tipograflâ Universal, 1929. 2a.ed.). rnra Oropesa, a partir d' 1?30 estaremos en presencla de una aliaiizu mantuano-mili tar que Paez niir:;o estirmlé de diverses 53- [ i i f j raanerasî "La férmula, nor lo demés, se levelard invariable a bra­ vés de casi eien aflos dn revolucionos y contrarrevoluciones. En Venezuela, al revos dr lo que paso en otros palses hispanoamerica- nos, la oiigarquia civilista no pudo val erse por si misma, organi- zando a su sabor una de esas democracias formaiss, cono aquellas que en Colombia y Chile han perpetuado el prestigio de unos cuan- tos apellidos y junto cnn elîo el reverencial acato por la organi- zacién juridica de la üaclén. Bien que invariable en su composi- cién, la férnmla venezolana del poder admite vai'iantes, segûn se rompa o se mantenga el equilibrio entre le clase burguesa -muy d^ bil siempre- que suministra los letrados, y el caudiîlo con su es- tamento de subjefes, que le rst.én ligados mediante vfnculo de obe- diencia puramente feudal": ob.clt., pp. 177-178. (102) H. Malavé Mata, Bornacioa histérica ...» ed.cit., pp. 115 y ss. (103) Cf., Kateriales para el estudio de la ci^stion egraria en Venezuel- (Caracas; Consejo de Besarrollo Cientïflco y Pumanistfco-Universl dad Central de Venezuela, 1964. Volumen I, correspondiente al oe- rfodo 1800-1830.). (104) 0. Carrera Damas, Boyes. Aspectos socioecondmicos de la guerra de independencla, ed.cit., p. 189. Cf.. figuel Acosta Saignes, Latl- fundio (iiéxico; Ed. Popular, 1938); C. Irazabal, Facia la Democra- cia (Kéxico; Ed. Korelos, 1939. la.ed.); Juan Uslar Pietri, Poyës. historla de la Guerra do Independencla de Venezuela (Caracas; Cro- motip C.Â., I95O ) ; Luis Troconis Guerrero, La Cuesiion Arrarla en la îîistoria Nacional (Caracas: Eiblloteca de Autores Tachirenses,TwnTôT̂ gry: (1 0 5 ) Seguimos, una vez mds, a Carrera Damas, loves ..., ed.cit., pp. 195 y ss. (106) Cf., Kateriales, 1800-1830, 1811: "Ordenanzas de lAanos, de la Pr- vincla de Caracas, bêchas de orden y por comisién de su seccién Ir gisiativa del Congreso, nor los diputados firmados a su final", cumento ” 0 . 28, pp. 65 y ss. (107) Ibid., pp. 83-84. (108) Carrera Damas, ob.clt., pp. 196-197. Sabre los llancros, ver nota 48 de este capitule. (1 0 9 ) Carrera Damas, p. 201. (110) Ibid., p. 207. (1 1 1 ) Federico Brito Figueroa, Fistorla Econdmica y Social de Venezuelr. (Caracas: Idicinnes de la l'iblioteca-Universldad Central de Vene zuc’la, 1 9 7 5), vol. I, p. 1 9 0 . Cf., también, Domingo Alberto Ran­ gel , La Venezuela a^raria (C'.racrs: Institute de Invertigacioncr ’'ccnd icas y Sociales-ll.iv'-rcic'.r.d Central de Venezuela, 1969. Vol. I, de la serie "Capital y Désarroi]0"), pp. 48 y ss. (1 1 ?) I terirlr c, 1800-1830, ed.cit.,; en line-'s générales, sobre adju- dic'Ciori d" grandes propicdades a al ta 3 of icial'^'S del ejérclto nr trio ta, es util la do eu:: ' ntaclda de ") os '~os 1"21, 1822 y 1825; I 2"1 y as., 319 ” ss., y tl7 J ss., respretiva: '',;te. -SH- [U (1 1 3 ) Brito Figueroa, ob.cit., I, p. 219. (114) Ibid., p. 220. (1 1 5 ) Cf., Carlos D ’Ascoli, Esquema hlstdrico-econdmlco de Venezuela . ed.cit., pp. 2 33 y ss. (1 1 6 ) Ch.C. Griffin (ob.cit., pp. 15yl9) bace notar, ? escnla latinoam ricana, el cfecto destructor dc las guerras luego de una época d prosperi^ad, seguu el, al final del perXodo colonial, que trajo r.o conoecuencia la ruina dc la economia de varias regiones : fen M xicc, Colombia y Venezuela, Alto Perd y sur de Chile, el carécte de guerra civil del conflicto refiejaba su alta ferocidad en las praoticas conunes a aii.bos b endos, la interrupcidn de las ru tas n Dales de comercio y dc conupicacidn, y las dificultades para con spguir un balance equilibrado entre las exportaciones y las impo taciones, trajeron una serie de crdnicas crisis financieras que vieron a su vez una influencla depresiva sobre la estabilidad po tica. (1 1 7 ) Segûn célouLos de Brito Figueroa, ob.cit., I, p. 222. (113) Ibid., p. 2.23. (1 1 9 ) Para estes nuntos, M. Kanlan, Foroacidn del Estado nacional en America Latina, ed.cit., pp. 141-149. Desde un punto de vista inetodolûgico, es de g ran interés la aportacidn de Samir Amfn, El desarrollo desi ual. Ensa 0 sobre las forraaclories sociales de capi a -ismo per er co 3arce ona: . on ane ..a, . a.e . Trad, de 1). Vidal). (1 2 0 ) "El interés briténico por la regién data de lôs dias coloniales, pero aumenté con la obtcncién dc la Independencla. Ho sélo quisi ron los briténicos protéger a Latinoamérica, con su omnipotencia naval y su vasto poder econémico, de los designlos de otras pote cias europeas, sino que muchos sûbditos de Gran BretaHa luebaron en las filas de las fuerzas patriéticas durante las guerras de I dependencia. El comercio briténico con la regién auraenté répidam te una vez que las naciones latinoaraericanas se emanciparon. Est aunento fue acomnaflado por el desarrollo de las inversiones brit nicas, que en 1830 sup’aban casi 200 millones de délares. Por lo ce refiere 0 acuntos comerciales y a conexiones culturales, ning otro pais ocupo una situncion més privilegiada en Latinoamérica rante el siglo XIX, preeminencia que sélo le fue disputada a Gr ?re tafia cua.ido los Estados Unidos surgis ron como potencia induct y milltar". Tos ingleses iban a ser los pioneros de la construcc de los ferrocarriles 1 atinoamericanos; la mayor parte de los pré tamos er.tr an jeros se obtenian en Londres. Del con junto de paises Argentina asuniio mas de la tercera parte del capital britânico e el continente, destinado en a q u é H a nacién a grandes inversiones en ferrocarriles, envasado de carnes, cria de ganado, bancos corn claies, erpreses navieras e instalaclones portuarias. Ademés, Ar gentina se cnnvirtlé en el mejor cliente de los productoc manufa turados ingleses, y Gran ''retafia, a su vez, se abastecié en la A gentina de casi toda su demanda de carne : Cf., Federico G. Gil, Iatinoa:;:rrtca y Estados Unidos ..., ed.cit., p. 49. . M (121) Cf., C. D ’Ascoli, Rsquomg ..., ed.cit., pp. 252 y ss. (122) Brito Figueroa, ob.cit., vol. I, p. 233. (123) Ibid., pp. 247-249. (124) Segûn la caracterizacién de Brito Figueroa, p. 253. En este senti- do, el equilibrio logrado anar ente mente nor la P.epûblica oligérqui ca, va a ser siempre inettsble: "para poder aubsistir, se debate en tre la permanente insurgencia de la masa rural y las conspiracione de elementos dc la misma estirne social, nue en razén de su espurin enriquecimiento ban devenido en eficaz fuerza represiva del Ectadc oligarquico-terrateniente. îîo pocas veces los mil itérés desconten- tos y ambiciosos incorporan bajo su bandera a la famélica masa bu­ rn ana que végéta en los latifundios o déambula "aguerrillada" por los llanos y serranfas": Ibid., n. 277. (125) Ibid., p. 257. (126) Ibid., pp. 259 y ss. (127) Ibid., pp, 262-264. (128) Ibid., pp. 265-267. (célculos y estimaciones; bay que tomar en eue. ta la carencia de estadisticas o su relative fiabilidad cuando exi ton), (129) ibid., p. 272. (1 3 0 ) "... Venezuela continué regida por un sistema social donde coexis- tian el régimen ooclavista y fornes équivalentes al régimen de ser vidumbre. Sobre esta realidad histérica concreta, los ideologes, los aitios dc la rioueza social y los caudillos milit/ires edificaro.i el orden juridico y politico": Irito Figueroa, ob.cit., vol.I, p. 271. (1 3 1 ) C. Irazébal, Facia la D« ocracia p. 134. (1 3 2 ) José Antonio Pécz, Autoblo: rafia, 1869-1870, ilev/ York, vol. II, pp. 31-32. Citado por Irazâbal, p. 135. (1 3 3 ) 1. Marinas Otero, estudio prelininar do log Constituclones dc Venc zuela, ed.cit., p. 33 y es. (1 3 4 ) Art. 5 de la Constitucifin dc 1830. (1 3 5 ) Ibid., art. 6. (1 3 6 ) Art. 10. (1 3 7 ) Erlto Figueroa, ob.cit., I, pp. 273-274, afirina con acierto que se tratabs de una Constitucinn "destinada a éliminer la intervencién poli tica de las masas poniilarcr y a otorgar los drrechos de ciuda- dnnia exclucivamente a Inr teiustenientes y rentistas, a los des - cendlentes de las "oli gaiquias municipales" y a los caudillos mil 5 t w c s enr 1 ou ce id os con las tierras der.tinadas a los sold ado s que 1 biaii real ica do la emanr ipacion" . " 5 6 (138) Ibid., pp. 274-275. (139) Escovar Salom, E v o l u e nolitlca de Venezuela, ed.cit,, p. 63. "El ideario demo-liberal, burgués, de la revplucién latlnoameric carecfa de la base economica adecuada y sus abanderados y dirige tes no fueron burgueses sino propietarlos territoriales* feudale semifeudales, esclavistas, quienes, por interéses de clase, no p dian rebasar los lindeios de un mero cambio politico -la Indepen cia, la tiranla doméstlca- porque echar abajo los pilaros de la nom!a, peana de su poderlo social, hubiera equlvalido a una auto truccién, Y por eso, los principios, los programas politicos, lo denies de igualdad proclamados por esos dirigentes fueron, en la préctica, simple retérica": C. Irazâbal, Eacla la Democracia ... ed.cit., p. 128. (140) Escovar Salom, ob.cit., p. 90. (141) Art. 186 de la Constitucidn de 1830. (142) liarinas Otero, trabajo citado, p. 36. Para una hlstoria politic y militer de ia Repûblica durante los primeros aflos de su existe cia, puede consultarse a Caracciolo Parra-Përez, Karifîo las u rras civiles (Madrid: Ediciones Cultura Hispânica, - , lùmenes). C A P I T Ü L O T E R C E R O » EL REGIMEN POLITICO DEL CAUDILLO " 1) Caracterizacién del Caudllllsmo»- (I) La necesldad de interpretar los fendmenos politicos latlhoanericanos deode una dptica distinta a la tradlcional y simplement# formal de la é- volucidn jurldica, ha llevado al prof» R. Escovar Salom ft tomar en cuenta dos conceptos dlferentes, el de la constitucidn jurldlca y el de la cons- titucidn polltica, tomando como base la conocida distincidn de Herman He­ ller (1), para quien la constitucidn jurldicâ vendrla ft fler sdlo una re- gulacidn parcial de la conducta social integrada en el Éstado, y la cons­ titucidn politisa un.complemento de la regulacidn prevista {)or lo jurldi- Coj Desde el punto de vista de la tradlcional hermenéutlca# el orden cons­ tltucional es concebido como un clrculo cerrado de hormae» ajeno al coh- texto social o a hipdteols de conducta colectiva distintae à lo pautado en las normas eocritas de las constituclones y de las Icyee. La constitu­ cidn liberal ilustrd a la perfeccidn el anterior crlterlo dé que, pàrale- la a ella, pudiera desarrollarse un estilo de accidn no previsto por la norma» Y ocurrid precisamente en America Latina, donde fuerzas pollticas y sociales de diverse signo desviaron muchas veces y de modo persistente, el naciente esqucma constltucional creado segûn los modèles dé Europa y de los Estados Unidos. En el caso de Venezuela, en efecto, la Constitucidn contempld un conjunto de normas para el quehacer colectivo, pero en forma slmultânea se dieron impulsos propios, extraçonstitueionales, que no sdlo rozaron el ordenamiento establecido, sino que a menudo lo infringieron y lo arro- llaron con violencia, como expresidn del hecho clerto de que la norma constltucional no llegd a ser, ni mucho menos, la ûnica regulacidn Impe- rante del sistema politico desde sus propios orlgenes. De ahX la Impor- tancia del estudio de una constitucidn no escrita, ya que "... debemos reeonocer la existencia de un derecho politico eecrito y de una constitu­ cidn no escrita, no normada, pero que algunas veces fue mds fuerte que la creacidn pura de los constituyentes y de los legisladores" (2). Segûn ello, el derecho constltucional latinoamericano y venezolano presentaria con agudeza el conflicto entre normalidad, entendida como realidad, y nor matividad, concebida como norma, de manera que "Los accidentes del Estado de Derecho en la Améi'ica Latina no siempre son dificultades que pueda re­ solver el Derecho Politico, por muchas que sean sus combinaciones para imaginer el funcionamiento de los poderes. Una constitucidn -como expresd [.ut] Lasalie- résulta de las relaclones reales de poder de la socicdad, es siempre necesarlamente una relacidn de poder. De ahf que cuando esta re- lacidrt cambia, y el orden constltucional no es capaz de combinar dentro de sÉ otras formas que sustltuyah las anteriores, la Constitucidn se rompe^ (3). El proceso politico venezolano del siglo XIX se Iba a desen­ vol ver on el marco de esta dialéctica muchas veces violenta, de disconti­ nu idad crdnica del orden constltucional: una normative inapirada en los modeioB fordneos chocaria irremediablemente con la realidad socloecondmi- ca del pals y con su expresidn politics definitiva: el poder del caudi- llo. Àludlmos, con los tdrminos caudillo y caudjllismo, a un poder real contrapuesto à la constitucidn juridica propiamente dicha; caudillo y 'éKüdillismo configuran un sistema de poder que se coloca fuera de aquélla, la Cohdiclonà o la infringe, la créa o la impone. Es claro que el caurfi- ilô| latinoamericano o venezolano, -cuya autoridad no émana de juntas, directorios o constituclones-* es la résultante de una determinada socie- dad. Si bien es cierto que con frecuencia se impone por sugestidn, perso­ nal idad o carisma, la realidad es que el caudillo americano es, sobre to­ do, la sintesis de un conjunto dc relaciones efectivas de poder, derivadar ellas mismas de circunstancias sociales, econémicas y hasta naturales, donde la idea de Estado y de régimen constltucional son conceptos dema- eiado abatractos y con escasa capacidad para normar relaclones sociales distintas a las recogldas en la organizacidn formai (4). Max Weber, en Econoroia y Socicdad (5), caracterizé con su habituai profundidad el problema que nos ocupa desde el punto de vietà de la teo- ria socioldgica, y no podemos sino recordar las categories conceptuales del brillante pensador y socidlogo alemân. En la distincidn de los très tipén idéales de dominacidn, Max V/eber estudla la de cardcter carirmdti- co» que doncansaria en la entrega extracotidiana a la santldad, hnrofpmo 0 ejemplarldad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas: la autoridad carismdtica. En este caso, se obcdece "al ca u d H T < cariornâticamente callficado por razones de confianza personal en la reve- lacidn, heroicidad o ejemplarldad, dentro del circulo en que la fe en su carisma tiene validez" (6). Para Weber, habria que entender por cari sna "la cualidad, que pasa por extraordInaria (condicionada mâgicanente en su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros, Arbitres, je- fes de caceria o caudillos militares), de una personalidad, por cuya vir- tud se la considéra en posesidn de fuerzas sobrenaturales o sobrchumanas - 0 por lo - 3 ( l h ] taenos especfficanente extracotldlanas y no asequibles à cnalqufer otro-, 6 como envlados del dios, o como ejemplar y, en consccuencia, como caudillo, gufa o llder" (7). Segun Weber, la validez del cftrisma vendrio dada por el reconoclmiento por parte de log dominadoaj paicoldgicnmente, ce tratarfa de una entrega personal surgida del entudiasmo, dc la indlgen- cia o de la esperanza. Si la jefatura carismâticà no apotta hingdn bien- Cotar a los dominados, se présenta la probabilidad de qüe su autoridad ca- rismâtica se disipe. La dominacidn carismâtica supone, ademâs, un proceso de comunizncidn de carâcter emotivo, en el que el cuadro administrative no eo nlnguna burocracia, ni mènes profesional; se trataria rods bien de un "eéqulto", de los "hombres de confianza". No bay "jerarquia", ni "ju- rlsdiceldn", ni "competencias", sino sdlo limltacldn espacial o a deter- minadoà objetos del carisma y la "misîdn". Ho existe una **maglstratura'* firmornente establecida, sino misioneros comisionados carisraâticamente ton una misidn; no ex is ten reglainentos o preceptos juridicos àbstractos, ni a- plicacidn racional del derecho, sino que formalmente lo decisivo son las creaciones de normas de caso en caso, como en una especle de creacidn de nuevos mandamientos (S). Por otra parte, el héroe militar o el jefe carismâtlco busdan me­ dics materiales para su poder y afianzamlento de su preatlglo de raando. En el] 08 existe un dccddn por la actividad econdmlca racional o tfadlcio- nal "de cada.dfa", es dccir, se darfa un rochazo al logro de Ingresos re- gulaxes en virtud de una actividad econdmica dirigida a ello de un modo continuado. En efecto, las formas tipicas de la cobertura de necesidades de carâctcr carismâtico serian las mecenisticas -donacioneo,*sobornos, grandes propinas-, las mendicantea y el botln o la extorsidn violenta o -formalmente- pacifica («j). Si atendcmos a la relacidn entre burocracia y dominacidn carismétIca, afIrma Weber que "En oponlcidn a toda cspecie de organlzacidn ofJcial burocrAtlca, la eatructura cariomâtica no présen­ ta ningûn procedimiento ordonado para cl tiombramiento o sustitucidn; no se conoce ninguna "carrera", nlngûn "ascenso", ningûn "Sueldo", ninguaa formacidn profesional del portador del carisma o de sus ayudantes, nlngu- na autoridad a la cual se pueda anelar. Tampoco pueden asignérsele juris- dlcciones locales o competcncias exclusivas. Y, finalmente, no exlsten Insiituciones independientea de las personas y del estado de su carisma puramente personal en la forma de las "cagistraturas"burocrâtlcas" (I®), Pero lo mâs interesante para nuestro estudio es que la situacién de la lutoridad carismâtica es, por su misma naturaleza, especifIcamente Inès- - 4 - / . • -table. Bi portador puede pcrder el carlsma, quedar prlvado de su aureo- là de preetlgio frente a sus adeptosî "Su mlsién queda entoncos extlngul- da, y la esperanza busca un nuevo portador carlsmâtico" (M). Y es que, en rénîldad, el carisma puro no reconoce otra legltimldad que la derlvada do la propla fuerza que sln césar se justifies! "El horoe carlsmdtlco no dé­ riva su autoridad, como ocurre en las "compctencias" oflcialcs, dc normas y reglas o* como en el poder patrimonial, de la tradicidn o de la promesa de fddelidad feudal. Sdlo la alcànza y la mantiene por la prueba de sus propias energias en la vida. Si quicre ser un profeta, debe hacer mila- grosj si quiere ser un caudillo guerrero, debe realizar acciones heroi- caë" ((ù). Ahora bien* anota Weber que el deotlno espcci.fico del carisma va qucdando poepueato a medida que se desarrollan las organizacloner. inn- ' tîlüclônalès permanentes. En otras palabras, el camino hacia la raoionaD.J- tacldrt de la vida politics y social, este es, la presencla progresiva de üna burocracia, de un ejército profesionalizado, de una raoionalizacidn dc la actividad econémica, implican la disminucidn del radio de accidn de la estructura carismâtica. Como dice el socidlogo alemân, "Con la racional!- " zacidn de la satisfaccidn de las necesidades politicas y econdmlcas tiene lugar inevitablemente, en cuanto fendmeno universal, la dlvulgacîén de la disciplina. Y esto reduce con frecuencia la irportancia del carisma y del obrar individualnente diferenciado* 0*). fi] Eo un hccho que en América Latina, cl Estado postcolonial del si­ glo XIX SB estructura en cnndlclones dc generalIzado descqulllbrio. El ou? gimlcnto 0 la profundiz.ocldn de los conflictos socioecondnlcos entre inte- recco rogionalcc y orct'irialcc, entre la capital y el Interior, entre 11- brecainblntns y protcccionlntao; los conflictoc politlco-idooldgicos entre conRfrrvadoTOR y libérales, nrlstocrntlzantes y dcmûcratas, unltarioc y fé­ déra] os, civiles y militares, ne reçue]vcn muchas veces por via de san- grientas guerras civiles que abonan el campo para la emergencia de caudi­ llos -locales, régionales y nacionales-, cuyo vinculo con las masas se re­ sume Cil lazos de lealtad personal directe: "El caudillo puede utillzar es­ ta funcidn dlrlgente y medladora que se le conflere, ya sea para replegar- se hacia el poder regional y local, ya para pretender el logro y el ejc-r- cicio del poder nacional" ((']). Es évidente que en este contexte, el modt- lo Iniportado de soluciones pollticas, europeas y norteamerlcanas, no va a ser la expresidn real de un proceso interne: la Inexistencla de una bur- - .ç- -gucola capltalista, la debilidad y dependencia do IbS estratos medics, e atrano y la marginalidad de laa mayorfas populares, condiciona*i el hecho de que el sistema polftico-institucional sea sobreimpuesto de manera «rk traria y forzosa sobre estructuras bâsicamente tradiclonales. Se produce un choque, prâctlcamente constante, entre el modèle ideoldgico y sus for­ mas institucionales, y las estructurâs y prâctlcas reales, que confluys de hecho y paradojaimente en la conformacidn de un Estado netamente oll- gârquico bajo la ficcién tedrica liberal. En este marco, "El domlnio polf' tico de la oligarqufa se ve favorecido por la inexistencia de partidos do tados do progroraas principistas, amplla organizacidn formaiizada y ancha brine. Too existentes, oflclallstas u. oponitores, non partidos de notables conglomcrados de grupos personalistas y de clanes, que buscan asegurar el inânèjo de la maquinaria polf tica, tanto en el piano nacional como local* El aparato de gobièrno es, de hecho, el dnlco partido viable y formai’̂ (15 De allf que -como afirman S.J. y 3,H, Stein-, caudillo, cacique o coronel "funcionaban como el gobierno verdadero, legitimado por el sistema poli­ tico, respetado por los gobiernos nacionales y sus représentantes locales en la burocracia judicial, adrainistrativa y militar" (h). Nota comûn de dicho sistema politico es la tender.cia a provale- cer una concepcién abnoluticta y centralista del poder ejecutivoî se va d la dictadura unificadora a la "apertura" liberal-democrâtica de particip cién nuy rcntringida, o tien se combinan en él elementos de arabos tipos, bajo la hogcMonfa oligdrqulca. Lan Instltuclones funcionan como garantis de la connolidacldn y expansion del sector agroexportador. La divisidn d podoreo o cl réglmcn parlamcntarlo non Incxistentes y, én su lugar, un p sidenciallomo roacroccfdllco constituyc la prâctica real de la mecdnica g bcrn.-tiiiontal. Cuando algunos paires adoptcn el sistema federal -tîéxico, 1824-1836 y desde 1857; Argentina desde 1853; Colombia, 1363-1886; Vene­ zuela, como consccuencia de la guerra federal de 1359-1863; Brasil desde 1889- se va a tratar de un federalismo puramente formai que evoluciona- râ, de hecho, hacia la centralizacidn y el unitarisme. Los derechoa indi viduales son dcclarados solcmnctnente en los textes constituclonales, per ignorados o subeotimados en la prâctica; cl sufragio es altamente restri tivo y los dcrcchco sociales y ccondmicos no aparrcerân hasta bien entra' do el siglo XX. En el fondo subyace una conccpciôn autoritaria del ejercicio dc poder en la que el caudillo es su maxima pcrsondficacidn. Como bien dice n, Malavé Mata, en el sistema caudil]ista "El derecho reconocia como û- 6' -nieo ri$#l a la fuerza porque las ordenanzas de la espada Invadlan contl- xmamsnte lea fueros de la ley, Morir en combate contra el gobiemo era su- cumbiir con fruetraclones y agravlos. Veneer al gobiemo slgniflcaba asal- tar las gangaa del poder. La repûblica era tierra de rebeldca en acecho que no reconoclan la vlgente organizaciûn jurfdlca y polftica porque ape- f nas cnncebjtan autoridad y justlcla de acuerdo a los valores de su propio cddigo rural"(4̂ )* Se trataria» entonces, de describir un particular tipo ' de aùtoritarlsno, cuyo grado varia a través de los diferentes monentos del Î L sigio Jl X iaiinoamericano y venezolano. '• V Én este sentido y bajo una pcrspectiva de amplitud, caudillismo en j. America Latina ha venido a significar alguna alta personalidad o régimen cuasl-mllitar cuyos mecanismos de partido, procedimientos administratives ÿ ibj&oidnes legislatives, son sujeto del intimo e inroediato control de un lider càrismâtico y dé su cuadro mâs prdximo de ayudantes; aunque fuerd de ) América Latina, este amplio uso del termine haya hecho lentamcnto del mis- mo ün sinénimo de sistema politico controlado por personal mill tar, lo [ cual, en rigor, no se corresponde con el fendmeno caudilllsta en sentldo èstrieto» como tendremos oportunidad de ver. Y es que, histûrlcamente, si ‘ Seguimos a K.H. Sllvert (42), el caudillo fue un lider autoproclamado; u- Sualmente, un oficial milltar -aunque a menudo algunos fueron civiles-, apoyàdo, y esto ès cl factor difcrencial principal con el régimen milltar cotttémpordneo, por Un cjército irreru] ar no profor.lonal» reclutado funda- mentalmento en las Areas rurales y utillzado como catapulta en la exten- Sldn do au influencia hacia la capital nacional. Los origenoG del caudllllcmo podrian encontrarse en l’os ûltlmoc aflos del période colonial, e Incluso antes: se ha dicho, con mayor o me­ ner suerte, que desde un punto de vista de puras relaciones de mentali- ■ dad, las amblclones personales de muchos conquistadores podian parecer le- gitimadas por el sistema ibérico de valores, acuflado en siete siglos de guerra contra los moros. Pero lo cierto es que, si nos ponemos a buscar antecedentes, durante la época colonial, las unidades militares que esta- ban bajo el comando exclusive de los espafloles peninsulares iban a experi- mcntar la reforma de Carlos III (1760) que incluia el estnbleclraiento de una milicia colonial y el nombramiento regularizado de criollos como ofl- ciales militares de la Corona espaflola. Estos oflcialcs criollos, reclu­ tado s en un sector del grupo social dominante, concentraron los privile- gios y las ventajas del fuero militar y conqulstaron un status importan­ te de carActer intermedia entre su origen colonial y los grupos militares [M l] êuperiores. Mucjios de dlchos oflclales se convertlrlan étt îîderes slgni- flcatlvos del movimlento Independentista de 1810-1823/25» pero llegado . êste nomento se vid que el numéro de oflclales era Insuflcientè para la prolongada contlenda» por lo que se planted la Apertura de loa ranges mi­ litares a un contingente determlnado de personas procédantes de los sec- tores populares. La "popularlzacldn* de los cuerpos de oflclales creaba . sln duda el canal a travds del cual los aspirantes a una poslclda social mds alta obtenian el acceso a una parte del poder» en disputa con otros potenclales rivales de Iguales amblclones.(y) Cuando en 1823# la desapa- ricidn del roi espafiol es ya un hecho» excepto en Cuba y Puerto Rico» la estructura de lus nuevos goblernos ve perfllar progreslvamente una espe­ cle de coallcldn de Intereses entre los caudillos prestlglados en la gue- * rfa y ios terratenlentes y conservadores de provlneia* eoalicldn que da- rla forma a la polltlca de la mayor parte de los palses latlhoamerlconos hasta I860. Algunos caudillos gobernarlan por largos perlodos y muchos dé . ellos dejaron una honda Impronta en las respectivas historiés nacionaleé. Pueron los casos de Juan Manuel Rosas en Argentina (1829-1852) y de Rafael Carrera en Guatemala (1839-1865)» por cltar los mds conôcldos. En Venezue­ la» por el contrario, el rdglmen politico del caudlllajé se èxtendld mu­ cho mds alld en el tlempo, a lo largo de todo el siglo XÎX y bien comenza- do cl XX, Dotermlnadas circunstancias de orden Interne y extemo contri- buyeron -tendremos oportunidad de anallzarlas- â esta pemanencla tan pro­ longada. (t®) En este sentido, J.J. Johnson, en The Military and Society In Lntln America ((f), ha soflalado que la conformidad social y econémica y la ortodox&a polltlca de los caudllloo» hicieron de elles los Instrumentos de aquellos hacendados dedlcados a la supcrvlvencla dc las viejas Ideas y de las antiguas formulas. Adcmds, debido a que el poder estuvo en este perldo basado en el magnétisme personal, en el carisma, pocos caudillos estaban capacitados para consolldar suficlentemente su control y entregar- lo a un sucesor elegido, de modo que se planteaba perlédlcamente la nece- sidad de rccstructurar -a través de un nucvo personaje- la allanza entre caudllllcmo y oligarqulas terratenlentes. Ahora bien, hacia la segunda mi- tad del siglo XIX latinoamericano, la inestabilidad inherente al caudillin mo se hacia insostenlble. Las ciudades latinoæacricanas creclan, los sls- tenas eduoaclonales comenzaban a expandirse, los libérales en algunos sl- tlos ganaban y controlaban el poder, al mismo tiempo que se inlclaba tlmi- damente una cierta profeslonalizacidn de la armada: podla verse enfonces w q*e él tradlcional caudillismo no encontraba sus bases materiales de sus- tentftCiiSn y entraba en declive.(îJ) Los estudlosos del tema ban polemizado mucho acerca de los aspec- tes posltlvos o negativos del fenémeno caudilllsta. Algunos han justlfica- do el caudillaje argunentando sobre su funclén nacional-integradora; otros, los partidarlos del civlilsmo, han opuesto al roi militar los procedimien­ to# dèmocrâtlcos. El creciente interés por la problemética de las relacio- héS élitre civiles y militares a partir de la Segunda guerra mundial, ha on tiquéoido IndUdablemente là literature en torno a la cuestién. Para un sc£ tor# èi caudillismo cléslco serla equiparable con la continuada politics de intervencién dé los elementos militares en América Latina W). El pun­ to dé vista opuesto, y a nuestra manera de ver el esencialmente correoto, '̂̂ 'édhiAidéràrfa que los caudillos de fuerzas armadas Irregulaxes fue ion fru- tOdei terapràno période nacional de las repûbllcas latinoanericanas, por ■ lô qüé# én Un sentldo estrlcto. el caudillismo no existirla desde haco tiompd y no podrla ser confundldo, en consecuencla, con el roi politico dé alftunas fuerzas militares profesionallzadas de los aflos més recientes. Ael» el caudillismo, en térmlnos hlstéricos estrictos, habria sido positlé por la desaparlclén de là autoridad central -o su debilitamiento-, lo CUàl Iba à permltlr el sûrgimlento de contingentes armados de carâcter prlvado y otras fuerzas rurales semirregulares, con el objetivo de tender à là captura de la organizacién politics de la nacién en coalicién con lor diverses sectores de terratenientes. En efecto, si la creacidn de los Es­ tado s nacionales latinoamericanos a partir de 1830 modified la estructura polltlca formai anterior, la oligarqufa crlolla amparése en ella y encon- tré su realizacién como clase detentadora del poder politico. En este mar­ co, es évidents que, como afirma Isaac Sandoval R., "Las condiciones para la segmentacién politics son prévisibles. Rotos los vinculos de unién con Espafla, debllitados los polos de crecimiento econémico, reaparecen las ma- nifestaciones de la crisis colonial. El caudillismo politico es la méxima expreslén de esta realidad" (45") » La f ragmen tac ién es un fenémeno que se da Igunlmente a nivez de los caudillos locales: "El ejército particular, localista, es perenne durante la criais del caudillismo. En la alternabilidad, cambia solo el comandante y por lo tanto, se mantiene la misma interrelacién de fuerzas so­ ciales. Rotos los vinculos politicos de unidad nacional, ausente de vertebracién geogréfica por el policéntrismo, todo tiende a la dlcpersién, al atomismo disolvente. Lejos se vive de la cpoca de los ejércitos conteraporéneos, con organizacién regular, salidos ' 5 - de lao acaderaias para servir a un orden Impuesta par 1» oilgar- quia liberal, Los caudillos conducen huestes que iranéa alcanzan la dlmensidn dc un ejérclto regular y permanente, y est^ influi- dos por intereses de dominacidn ex te m a (guerra# fronteTlzas e de domlnio) o por la disputa hegeménica en un mlemù pals” (k). C ffiJ Situados en este punto de nuestra exposlcién, conviens hacer al­ gunas preclslônes, aunque sean de forma provisional# sobre la probleikA- tlca del caudillismo y su funclén en la realidad latlnoamericana del si­ glo III, tratando de poner de relieve tanto los aspectos que podrlamos llamar euperestructurales o de manlfestacldn externa, como los que alu- den a las relaciones que tal fenémeno hlstérlco-polltleb presents Con la estructura general de carâcter social y econémico. üna primera preclslén vendrla dada por la posible Conexlén entre caclquismo y caudillismo, y en este aspecto es Importante sefialâr tanto las similitudes y dlferenclas como los limites entre uno y otrc fenéme­ no. En prlnclplo, cabe hacer la observaclén de que la palabra "caudillo” se ha usado tanto en dimenslones nacionales o de clase Social entera, co mo en dimenslones régionales o locales. Asl, se ha hablado de caudillos provinciales en palses de gran extenslén -casos de México o Brasll-, aun que también ha habldo la tendencla a denominar a dlchos caudillos de dl- menslén local con el nombre de "caudlllejos", con una évidente connota- clén peyoratlva. En México se ha mantenldo sln embargo la palabra caci­ que para deslgnar al "caudlllejo". (tf) En llneas générales# se supone qu caudillo y cacique poseen c1ertas cualidades personales que expllcarlan su autoridad carismâtlca y en éste aspecto, la autoridad del caudillo es tarfa ligada a su papel en hechos de armas o a la poseslén de detcrmlna- das virtudes. De otro lado, es bien sabido que el cacinulomo ha sido una rea­ lidad bâslca y dominante en la vida polltlca latlnoamerlcana durante el siglo III y en muchos palses extendlda hasta nuestros dlas. Es fundamen­ tal hacer notar que el caclquismo se ha encontrado en estrecha relacién con el alslanlento y la supervivencia del latlfundlo, es dccir, con los parâmetros de la socledad rural. En este tipo de socledad, la virtud por excelencla ha sido la lealtad o fidelldad hacia el jefe; en otras pala­ bras, un tipo de relaciones cuyas consecuencias fueron el debilitamiento de la autoridad del Estado y el parcelamlento de su soberanla. Ko obstan te, puede haber un momento en que la autoridad del cacique rebasa el sim pie âmblto local, para proyectarse, en su acclén personalista, hacia el • . . 4 6 - ̂// ) âBd)tto ]»àrovincial-reglonal o hacia el Estado en su conjunto: es cuando el cacique se convlrtlrla én caudillo. De esta forma, el caudillismo vendrla a ser -en palabras de Jacques Lambert- la "dictadura o simple predominio dé un hofflbre que se apoya en una clientela personal" (CS). A veces, el : caüdillb éta un militar, pero no necesarlamente ténia que ser asi: inde- pendlcntemente de su origen, el caudillo debia ser capaz de conducir sus fieies al combats, obtenlendo después el titulo de general, titulo con- qüiétado en plena revoluclént En una ampllaclén mds acertada de la deflnicldn, Carlos H, Rama noé habla del caudillismo como aquel "sistema politico, social y hasta cultural que supone Un agrupamicnto de una socledad o una fraccidn impor­ tante de ella alrededor de là persona del caudillo" Gi). El caudillismo 'ÏBÎpîlcàriâ un complejo de relaclones personales, de parentesco o de com- ' padrazgo, que deviens en eétilo y forma de conocimiento politico, y en el qùé dlchas relaclones personales del caudillo con sus fleles serian difi- ôilmente transferibles en càsb de desaparlclén del protagonists del caudi­ llaje, tal como ha sUcedldo en numerosos ejemplos hlstéricos. Por otra r parte, el caudillismo puede impllcar una relacién de tipo militar: "El caudillo comienza por ser un jefe militar, un lider de un grupo armado, 0 se convlerte en tal para llevar a la prâctica las aspiraciones de poder de su grupo" (ŷ ). De îgual manera, como hemos visto, la existencia de u- na admiraclén fanâtica o cuasl-raistica del caudillo por parte de sus par- tidarios hay que Insertarla en un conjunto de relaciones sociales, valora- tivao y culturales tipicas de las eocicdadcs rurales o de pnquoflas comu- nidados. En segundo târmino, cabe estableeer una comparaclén entre caudi- llinmo y prcsidencialismo. Se observa que el origen del poder del caudl- llo es ilegal; de alli que recurra casi constantcmente a la violencia pa­ ra perpetuarse en el poder, a la utilizacién de testaferros y agentes y al apoyo de la arbitrariedad de una policia omniprésente. Si algunos cau­ dllloo pretendieron ser ilustrados o progreslstas (por lo menos asl se autotitulaban), u otros fueron déspotas y ssngulnarlos, la caractcr1sticn comûn do la mayoria fue el cntablecir.icnto de una o varias formas de ce- saricmo necesarlamente dcmagégicas (il). En fin, el caudillismo supondrla una forma de hacer polit ica en sentido tradlcional, tipica por lo demâs del subdesarrollo politico. De ahi que para muchos se considéré superada en la actualidad en la mayor parte de los paises 1atinoamericanos. Diver- 808 factores parecen haber contribuido a tal superacién: un mayor desa- -rrollo de la organizacién estatal, la difusién de las coraunleâelones y de los transportes, la creacion de unos ejércitos profesionali^ados de âmbito nacional, el retroceso del analfabetismo, etc. En consecuencla, el caudillo habria sido sustituido por el Présidente, figura que tiende hacia una autoridad funclonal e impersonal. Asi, para Arnaldo Cérdoba, micntras que el caudillismo es forma propia de sociedades tradiclonales, el presidencialismo se situa en el context© de los movlmientos sociales do occidental izacién moderniz adora (î ). Do otro lado, en materla do relacién entre caudillismo y consti- tucionalismo, vemos que la idea personalista de la soberania que sin duda aquél trae conalgo, explica en buena medida, ademés del considerable nûrae- ro de constituclones en la hlstoria politics latlnoamerlcana, el hecho de que hayan sido las relaciones de tipo personal, y no las relaciones insti tucionales, las verdadoras bases de los mécanismes de gobierno y del ejer­ cicio del poder, Asimismo, tal contextura personalista daria razén de la excesiva debilidad de las formas politico-constitucionales de carâcter fe­ deral o parlamentario ensayadas con tan poco o nulo éxito en Latinoamérica En el primer caso, por ejemplo, el fédéralisme latinoamericano no sélo no se ha correspondldo con la teoria federal propiamente dicha, sino que tam­ bién y muchas veces ha llegado a identlficarse con el propio caudillismo, lo cual evidentemente equivalia a su negacién: el fédéralisme no se esta- blecia con el fin de concatenar en el seno del Estado presumibles diferen- ciaciones de carécter étnico-cultural, sino més bien con el objeto de efec tuar cl reparto del poder entre los distintos caudillos y caciques en sus diverses feudos régionales. En el segundo caso, se puede constatar que el réginien parlamentario ha raostrado reiteradamente su sumisién al caudilla­ je, convirtiéndose en simple "registre de dccretos" o revistiendo de for­ ma legal a la voluntad del "jefe". De hecho, al margen de lo establecido en los textes constituclonales, en la préctica el c entra lisno ha sido al­ go peculiar e incluso privative de la politics latlnoamerlcana y es cier­ to que el fenémeno caudilllsta del pasado ha colaborado ostensiblcmento a este ras go tan genornlizado en la actual id ad (\3). Se ha insistido con frecuencia en la existencia do una tcndencia general en el fenémeno del caudillaje latinoamericano, cual séria la fun- cién necesaria que el caudillo habria cumplido en cuanto al proceso de u- nificacién de tierras, esto es, el hecho "forzoso" de un poder arbitrario para decidir la formacién de las naciones americanas. Para J, Lambert, por ejemplo, el caudillismo centralizador, una vez que ocupa el poder, vendria -u- i #&Aeter à las particularldades'locales medlante un gobierno fuerte, des- tinado prScisamente a conservar èse poder ocupado llegalmente. Asi, los diiferenteë caudillos -Rosas en Argentina, Santander en Colombia, Péez en Ispézuela, Santa Ana en México- recogerian "los fi'agmentos disperses del lirtlg'Ja Imperlo espaflol, para convertirlos en vastos Estados y obligan a las fuerzas politicas divergentes a estruoturarse en contextes naciona- ias" (34). beads luego que, en términos histdricos, los caudillos, cada cual Id su Afflbito» contribuyeron a la formacién de los Estados nacionales la- iiiioamèficanoa# més aûn, a la formacién de las nacional idad es en cuanto fâetbrés de diferenciacién de los distintos sentimientos de pertenencia cOMünitariàé Pero no podemos olvidar que la compartimentai izacién de la hadiéa iatinoamericanà fue instrumentalizada por los intereses oligér- qüiooé# qüe vieron en la parcelacién del inmenso territorio la via para èonoOlidar süS privilégies» su poder econémico y politico. Y el caudi- Vi lié fue en realidad un personaje idéneo para edificar unos Estados que à là postre resultaron débiles para hacer Trente a las pretensiones he- ÿ g e m é n i c a s de las grandes potencias, ■ Mt 2) Las bases sociales de la dominacién caudilllsta.- ||/V - ■ ̂ ■ % : . Pretendemos ahora dar cuenta del conjunto socioeconéœico*y eultu- ' ral qUe hace viable la dominacién caudilllsta on el nlvel de las estruc­ turas politicas del siglo XIX en Venezuela, y en relacién con la evolu- cién de América Latlna, de la cual participa y se relaclona en varlados ;!'.K aspectos. Hemos reiterado la conslderaclén de que, deapués de la emancipacién, surge en Latinoamérica una socledad de tipo oligérquico, término éste que pensamos debe tener, y efectivamente tiene, unos perfiles concretoo para la realidad que intentâmes analizar. La socledad oligdrquica de, y a partir de,'1830, descansa y se estructura alrededor de la tierra como ndcleo fundamental de la vida econémica, social y politics. Es pues, una socledad de estructura agraria, entendiendo por estructura agraria, con palabras de I. Sotelo, "el conjunto de relaciones e instituciones econé- - 43 - -mico-sociales que regulan la u.tllizacl6n de la tierra como factor de producclén" (1> . Y deutro de esa estructura agraria, de la concentra- clén de la propiedad y el uso de la tierra emerge el latlfundlo como la forma tipica de aquella socledad organizada en torno a la explotacién de la misma. Se trata, entonces, de una organizacién social que se mueve so­ bre la base de la agricultura, de la actividad econémica de carécter agri­ cole, oricntada esencialmente a la exportacién de los productos obtenidos para el mercado exterior. A este contexte liabré que referir todo un modo de vida de los hombres y doda una serie de comportamientos politicos de los mismo8 y todo un conjunto de relaciones sociales, personales y cultu­ rales que llamamos socledad tradlcional. En America Latina, la estructura de la propiedad rural y la po- blacién camposina son los aspectos déterminantes de la realidad que arrau- ca en el siglo XIX. Aparece con claridad la inexistencia de una sociedad urbana propiamente dicha y no hay actividad industrial en el sentido es- trieto del término: "Si la revolucién consigne su primer objetivo -la in dependencia- fracasa rotundamente en la meta final: consolldar una socie­ dad liberal y progresista, segûn el modèle europeo o norteamericano. La Independencia, con el fraccionaroiento politico y el desplazamiento del po der de la ciudad al campo, en vez de impulsar los elementos burgueses y capitalistas, incipientes pero reales, deja libre expansién a las fuerzas latifundistas y* semifeudales. Como en la Peninsula, la revolucién provo- ca el triunfo de la contrarrevolucién" (•#). El fraccionamiento politico désarticula los mercados interTregionales y créa unidades aûn més peque- fJas, no tanto por la extensién, sino més bien por los recursos humanos disponibles, incapaces de impulsar un desarrollo industrial. A este frac­ cionamiento se corresponde la fragilidad constitutivà de los nuevos Estad en el sentido de que la debilidad del aparato estatal va a implicar un de terioro de la administracién y de las finanzas y la situacién critica y periédicn de la hacienda pûblica, dependicnte de los ingresos aduaneroo, oecilantes segûn sean las variaclones que experimenten los productos ex­ portables en el mercado exterior. El crédito extranjero no va a hacer sin agravar las dificultades, al aumentar vertiginosamente el endcudamiento pûblieo. Sln médios y sin recursos, el Estado no puede afrontar las obrâc infraestructuraie s més eleroentales, y los mercados se reducen al minirao, junto a lâ Estabilidad monetaria y la carencia de instituciones bancariac y creditlcias. Se comprends asi que en la postindependencia, la apertura al comercio intemacional como reaccién al monopolio cornercial espafiol. - 4<| - J -esto es, ia Instauraclén més o’raanos generalIzada de una polltlca ec£ sAmlca de libre cambio-, traiga como consccuencia la ccngelaclAn de las aai^acturas Cxistentes en el nivel artesanal (3). Al contrario de planes y deseos, la existencia de una propiedad ; \ ' iruràl en pocas manbS produce el lati fund Ismo como signo concreto de la V tencacin de la tierra, y su c ontrapart ida, la multiplicacién de minifun- dios tributaries del sistema latifundista o hacendista, segûn sea la re- '(.V Una oligarqufa agraria se constituye como parte de ése nistema y la ftierga de trabajo es bésicamehtè el peén esquilmado por la tienda de ra- .1: ÿà 0 él campesino pongo de relacién servil. Para Alberto J. Pla, las con- rv sèousnciaô -eh el orden econdmico, social y politico- de tal sistema pue- den ser las sigüiehtesî -i ; a) él mantenimientô y la pervivehcia de la estructura agraria predominan­ ce contra cuàlquler intente que pretcnda modiflcarla; b) nulidad en el desarrollo de manufacturas e industrias, las cuales en realidad quedan desplàzadàs por la relacién entre la ollgarquia agra­ ria, los sectores mercantiles y el comercio exterior; c) él raquitismo de los sectores sociales medics, integrados por reduci- dos grupos de pequeflos comerciantes y propietarios; ■ • d) en el nivel politico, el roi principal corresponde a los caudillos. en : tepresentacién de intereses localistas, a veces y en algunos casos con ' ’ tintes de sentimientos justicieros» pero en su generalidad propiciando V él atraso y las relaciones paternalistas de tipo tradicional; é) la inexistencia de obreros como clase social y, en su lugar, més bien :* ! artesanos y aprendices en talleres y oficios correlatives; *y f) el roi marginal, primero, y después, ascenso de una burguesia comercial, fundamentalmente intermediaria entre la produceién agricole y su comer- , eializacién hacia el mercado exterior (H)» Aoi, pues, la propiedad latifundista de la tierra constituye la forma primordial de organizacién y los grupos terratenlentes, el nûcleo decisivo de la economla, la socledad, la politica y la cultura; "La gran propiedad latifundista se constituye y procédé como unldad estructuran^e, con una amplla gama de funciones econémicas, sociales, politicas y militares. Los poderes y privilcgios que de ella derivan • BUS dueflos se ejercon sobre los nûcleos de poblaclon existentes y so­ bre todas làs actividades desplegadas en el âmbito del domlnio, y se proyectan ademés sobre el reste de la sociedad nacional. Los Datifun- distas concentran la propiedad y el uso de la tierra, las aguas, los capitales acumulables y los crédites nocesarios para la produecién en gran escala. Contrelan también la oferta y la demanda de mano de obra IS- (>(34} barata, explotada de mûltiples raaneras: baja renameracidn* trabajo gratuite, participacién en el producto de tierras arrcnda^^ u otor- gadas en uso, venta de bienes de consumo, compra de las producciones, usura. La concentracidn de la propiedad, la abundancia de tierras y mfino de obra, la demanda de los mercados urbanos y de exportacién, el crecimiento econémico uprovechado sin haberlo promovidom el poder po­ litico, posibllitan a los terratenientes el logro y concentracién de elevados ingresos" (5). Pero la oligarqufa agraria se configura como una clase cuasiparasitaria que no promueve el desarrollo econémico: "Los terratenientes exhiben en general, salvo raras excepciones, un visible de8interés por el progreso, las funciones y tareas de tipo Gocio-econémico, y por las innovaciones técnicas. la estructura eco­ némica que proroueven e intcgran, la insèreién en el sistema de dopen doucin externa, la ostratificacién social que conforman y usufructûân la tradicién religiosa a que so asimilan, las pautas culturales y 0- ducativao, la tabla de valores de clase dominante, los prcdisponen a fundar su poder y su ingreso en la propiedad de tierras, un numéro 11 mltado dc actividades ir.ercantil-financlcras, los cargos politicos y militares, las prcfesiones libérales clésicas. Es correlativamente es caso su interés por la posesién y direccién de complicadas empresas financieras. Industriales y de transporte: carecen de nropensién em- presarial y modemizante. Su actitud es bésicamcnte estdtica y ruti- naria, renuente a la promocién deliberada y enérgica de oportunidades favorables y a la orientacién de cambios progresivos en el agro y en la sociedad global (...) El sector latifundista hace de este modo un uso inoficiente de la tierra y de la fuerza de trabajo (monocultivo, explotaclén extensiva, subutilizacién de suelos y mano de obra). Ga­ re ce de incentivds para la inversién y la mcjora tecnolégica, y des­ tina a taies fines una parte relativamente reducida de su acumula- cién" (6). En este contexte, el latifundio, cualquiera que sea su denomina- cién (hacienda de Mexico, estancia aregentina o uruguaya, fazenda de Bra­ sil, finca de Guatemala, etc.), y su contrapartida en el minifundio, van a conformar una estructura que tiende sisteméticamente a la conoervacién del orden tradlcional; en otras palabras, tal estructura es la culniinacié de una situacién que va a ofrecer una gran resistencia al cambio social y politico, (̂ ) Desde eljmnto de vista histérico, el fenémeno del latifun dio nacié con el propio arranque de la colonizacién. Las capitulaciones, los repartimientos, las mercedes de tierra, la composicién, constituyeron en la Colonia las viaa originarias de la formacién de la gran propiedad territorial. Pero la situacién posterior evolucioné hacia una concentra­ cién aun mayor de la propiedad de la tierra. Después de la independencia, grandes superficies de tierra en manos de indigenes o del Estado van a pa sar a antiguos 0 nuevos terratenientes. Hacia la segunda mitad del siglo 46- in}} f t t ya es realidad un fuerte proceso de latifundlzacldn que se perpetûa incluso hasta nuestros dias. Un proceso en el cual el alto valor de la tierra, on unas econo- nias esencialmente agricolas y exportadoras, llega a sU culminacldn cuan­ do los poises latinoamericanos se integren plenemonte en las coordenadas de la economia mundial en calidad de exportadores de materias primas, en­ tre i860 y 1910, aproximadamente, insercién que implicarA en la mayoria de los casos la subordinacién a la economia inglesa por entonces la domi­ nante. Los grandes prOpletarios de la tierra pasan a convertirse asi en detentadores de un poder politico considerable y los mismos goblernos se apoÿarén en los latifundistas o crearén otros, ex novo» medlante prcmios en tierras a cambio de su colaboraoidn. La tierra, pues, va a devenir en un instrumente de dominacién politica y social dc primer orden y el pro­ ceso de concentracién de la propiedad de aquélla se va a extender més a- llé de sus origenes coloniales, en una linea evolutiva que conserva gran parte de sus tipicos rasgos en la actualidad (8). El latifundio, por supüesto, puede contemplarse bajo distintas fotmas que tienen por lo menos en comûn el monopollzar la tierra, despo- jando de ella a la mayoria de la poblacién rhral (1). Sin duda que el latifundio. es un complejo sistema de relaciones sociales, econémicas y I»oliticas, que no cabe aprehender desde una perspective puramente econé­ mica. La comprensién‘del latifundio latinoamericano como una intrincada malla de relaciones socioeconémlcas, politicas y culturales, aconseja dis- tlnguir dos formas fundamentales, cuales son la hacienda y la plantacién. a las que habria que aîîadir la estancia pianadera, que en ciertb modo cons­ tituye un subtipo del latifundio, a medio camino entre las dos primeras, aunquo en realidad las diferencias entre estos tipos no deben hacer olvi­ dar sus similitudes estructurales y el hecho de que, en la préctica, sus limites eo confundan o aproxiroen (4o). En este orden de ideas, la hacienda tradlcional aparece como la modalidad del latifundio més generalizada en la regién latlnoamerlcana, y aunque tiene su origen en el pasado colonial, su florecimiento como ins- titucién dominante ocurre durante la época republicana. La hacienda es un todo social: "la hacienda -dice Frank Tannenbaum- no es simplemente una propiedad agricole que posee un individuo. La hacienda es una sociedad, bajo auspicios privados. Es un sistema colonial complète que goblerna la vida de aquellos a ella vinculados de la cuna a la sepuD tura" (il). Sobre este complejo sistema se asientan unas peculiares relaciones sociopollti- - a - { « -casi "La poblacién scrvll ha nacldo por lo general en la hoclenéâ y e« , por complete depend lente de ella, Alrededor de la casa grande#, a menudo en ruinas# se levante la capllla# la escuela (donde la hay)# Ibm aljnMbc#- nés, los scrviclos. Toda la vida social glra alrededor de la peraena dfel patrén# autoridad indiscutiblo y mitica, cuya voz se hace oir por sus re­ présentantes, El administrador se ocupa de los problemas particulares y a él acuden con sus dificultades. Un paternal ismo eflcleîxte robustecè ser vidumbre y explotaclén. Estrechas relaciones de amistad o de parentesco entre los hacendados de la regién, cierran la malla à niVel local, centra lizando todos los poderes locales en una delgadisima capa social, que nom bra las autoridades locales y ejerce una presién decisivà sobre lau nacio nales, en lo que respecta a los problemas dc la locolidad* El poder poli­ tico, social y econémico forman asl una unidad indinoluble” (W). En sintesis, siguiendo a Aldo Solari en su Sociologia rural lati- noamerlcana, con la hacienda estarlamos en presencla de un sistema social complète y autosuficiente, en el que se dan todas las funciones sociales mayore8, cumpliendo ademés funciones pollticas en el sentido de que hay una autoridad que decide las caracterlsticas del todo social y cuyos miem bros o intégrantes lucharén frecuentemente al lado de ella èn los conflic** tos civiles. Dicha autoridad reside en el propietario y eS ejercida mediar te un marcado paternalisme: su poder précticamente no reconoce limites. Los nucleos familiares ê individuales encuentran en la hacienda un traba­ jo y una proteccién y su vida social es inconcebible füera de este marco. En medio de unas claras relaciones de explotaclén# loS tôles se transmite de padres a hijos casi sin posibilidades de movilidad, éir decir, la estra tificadién es rlgida y la jerarqula inconmovible. El sistema existente de valores obedece a una ciudada manipulacién, la cual lieva a aceptar la do minacién del patrén como légitima: el patrén aparece como una espccie de padre dispensedor de todos los bienes'y cuya figura hay que respetar ade­ més de agradecér. Como contrapartida, el buen campesino es aquel que asu- me su situacién de sùjecién: sumisién, trabajo, lealtad politica y social son formas de tetribuclén del campesino al propietario, por las posibili­ dades que éste le otorga (13). [E] Es obvio que, salvo diferencias de matiz, Venezuela no escapa a esta e s tru et urac ién global de la sociedad latlnoamerlcana del XIZ, por lo menos hasta los primeros efectos de la explotaclén petrolera en la segun­ da década del présenté siglo. Se configura sin ligar a dudas el marco e- -iS -teveial 4 é tina aôcledad agraria con una economla de tipo agro-artcsanal, exportadora de frutoe tropicales y dependiente en particular, para su pro£ pçxddad 0 deeaimiento, de los precios del café, convertido ahora en el principal produoto de exportacién en sustitucién del cacao colonial ( ). Ün Oüadro qüè Va a perdurar, con una perslstencia estruetural quo parece casi éternai hasta el primer cuarto del siglo XI, cuando la aparicién y èxpanëién dé la explotaclén del petréleo lo modifiquen en el sentido de lihà économià de tipo minero. En la economla agro-artesanal, la agricultu­ re no va Ser sélo la actividad econémica a que se dedlca la abrutnadora ma- yotla dé la poblacién del pals# sino que, ademés, va a derlvarse de ella la parte méS suotancial de la rente nacional en su conjunto. En cote con- tèxto# la actividad industrial seré précticamente nuls y en ou lugar pro- dominarén de modo absolute, como actividad econémica que sigue de lejos eh importancia à la agricultura, la labor artesanal en ciudades y villas llevada à cabC por trabajadores independientes duefios de un pequeflo ta­ ller, Tal vez una de las principales caracterlsticao de esta configura-. cién sea precisamente el estahcaraicnto de la vida social y econdmlca, en- toncamiénto Sntendido en sentldo estruetural, que no excluyo ui mucho mono: là prèsencia dé profundas contradlcciones, confllctos y antagonismes en el seno de la sociedad, como consecuencla fundamental de la miscrla creclen­ ts de las masas campesinaS en contraste con la°pulencia de poderosos gru­ pos de terratenientes, comerciantes y altos jefes militares. Ho se trata dé una situacién estética, al contrario, laten y afloran a la superficie, en el seno de aquélla estructura social, con inusitada frecuencia, signi­ ficatives enfrentami ento s muchas veces cruentos entre los grupos sociales de podeedores y desposefdos, sintetizados en una larga sucesién de gue­ rras civiles a todo lo largo de la etapa histérica dc la Venezuela agra­ ria (44)» Pero més fuertes iban aser los inamovibles obstéculos de estan- camiento y retrocesoî la propiedad latifundista, los rudlmentarios proce­ dimientos de cultive; la falta de vias de comunicacién entre las zonas a- gricolas del interior y los puertos de la costa; el crédito caro y esca- 80 ; el domlnio absoluto de las transacciones del comercio exterior por u- nas cuantas casas exportadoras de origen extranjero; el mohopolio persis­ tente de la cultura por una escasa minoria; y la baja productividad y nu- la capacidad técnica del sistema econémico general. Se comprende que en estas condiciones vaya a ser.muy diffcil la consolidacién del nuevo apa­ rato estatal, particularmente después de las destructoras consecuencias -41- I de la guerra emanclpadora. Tal precarledad puede eltuarse en la base de las grandes convulslones pollticas que van a tener lugar y que culmlna- rdh en la Guerra Federal de 1858-1863 00* En Venezuela» corno en otros pafses latlnoamerlcarios» el rdglnod latlfundlsta de propledad agraria va a ser factor primordial en el-atra- so industrial» y alrededor del mismo gira la problemdtica del limitado nercado interno y la baja capacidad adquisitiva de là poblacidn vexiego- lana. El latifundio condicionarà una escasa poblacidn* él pauperismo y el bajo nival intelectual de las masas laboriosas del càmpo; y es que el latifundio» para compensar les defectos inhérentes à itna tdonica agricol rudimentaria» neceaita imponer Jornadas exhaustives de trabajo ("de Soi a sol") y salarios de hambre ; la consecucncia es el empeoramiento sin cSr sar de la situacidn del campesinado. En el nivel politico» loa dueflos de la propiedad son los detentadores fondamentales del poder y en este sen- tido tiene validez la afirmacidn de que el latifundismo es là base econd- mico-soclal del despotisme : latifundismo y despotisme vienen a ser» as!» términos correlativos. La masa rural ha side a menudo el contingente hu­ mane de los victoriosos caudlllos» quienes en la mayorla de los cases uti lizaron a aqudlla corne trampolfn hacia el poder en las guerres civiles* En Venezuela» "Las revoluciones» conmoclones internas é insurgencies» ha transferido la propledad de la tierra de unos hombres a otros. Los jefes victoriosos» sin fortune &1 comenzar la carrera polltica» al correr de los aflos se tornaron poderosos latlfundistas* For encima de todos» el md fuerte de todos» el mdximo caudillo nacional a la cabeza del gobiemo ce tral. Ese ha sldo» entre otros» el caso de Fdez» Monagas» Guzradn» Castro y tambldn el caso de Juan Vicente Gdmez. Mientras tanto» en el interlot» en lue diferentes dlvlsiones administrativas -Provincias o Eatados- cl p der controlado o detentado directaniente per los caudlllos régionales pro pictarlos tambidn de las me.1ores tlerras de la regién cada éntidad provincial era un feudo de una o muy pocas fanilias dueRas de la riqueza agraria y usufructuarias del poder pdblico El caudillo mdximo se apo yaba en los çaclques régionales para sostenerse en el poder" (46). Es en este contexte en el que puede aflrmarse que la cuestldn a- graria y eu évolueIdn hiotdrica» sea tal vez la gula mds reveladora como punto de orlentacidn del eoquema interpretative y de los fendmenos estru turales de una sociedad como la del siglo XIX venezolano; entendiendo po cuestidn agraria -tal como afirma G. Carrera Damas-» "la expresidn sinté tica del modo dé vida histdrico de una sociedad en la cual todas las ma- [ m ] , -nlfestaclonco sociales se ballon, de alguna manera» vlnculadas con el trabàjo de la tlérra y con el rdglmon de apropiacldn de la miema ..." Of), Heinoe convenldo en que durante las guerras émaneIpadoras, la politi­ co de réparto de bienes obtenidos en campafla, mds que una intencidn trons- formadora del rdgimen de propiedad territorial, era un recurso porà sub- véttit al ëostenimeiento de las tropas, de ambos bandos, en condiciones de càsi âbsoluta carencia de otros medios para pagarlas, sin que exista docu- mèniaeidn cierta y vdlida la cual demuestre que taies medIdas refiejasen iâ âspirâcidn de campesinos y lloneros a la ponesidn de la tierra. En dl-' versos trabajos» el historiador 6. Carrera Damas ha puesto igualmcnte de relieve SI limitado alcance de la, segdn dl, mal llamada polit Ica agraria • boiivariana en Venezuela, bajo el criterio de que, cuando Bolivar dicta décrètes dé reparte de bienes al Sjdrcito, se advierte mds bien que el em pléo de la propiedad territorial del enemlgo como medio de suplir la ca­ rène là del Érario para pagar las tropas, se correspondis con las prdcti- caS impsrentes èn materia de botin de guerra y no otro sentido ténia; ya què» por lo demds, la distribucidn de tlerras como medio de indemnizar a . Ion inilitères tampoco constltulria una novedad en una situacidn como la deSctita (4J), Mejor adn, habrîa que Ihsistlr en los resultados obtenidos don la aplicacidn pràctica de dichas medidas, y en date sentido lo cierto era que los soldados, provlstos de vales que sufrian una deprcciacidn de hasta el 95 por ciento en el àcto mismo de la entroga, los vendian al me-* jor pOstor en bdsqueda de algun beneficio concreto adecuado a sus apremian tés necesidades: "Testlmonios de la dpooa nos hablan del triste espectdcu- lo de eetos ex-combatientes voceando de casa en casa la venta de sus valeo, para terminer dstos en nanos de comerclantes, usureros y Jefes milltaros que fueron, a la postre, los dnicos favorecldos. Pose a que muchas voces se alzaron reolamando el cumplimiento del compromiso contraido por el L's- tado con los ex-combatientes, muy pocos logiraron alguna adjudlcacidn de bienes, y estos fueron, generalœente, altos Jefes milltares o funcionarlos civiles, que pasaron de esta manera a la condicidn de terratenientea, ve- nidos a reforzar una clase que reconstituia sus intereses, valiéndose de artimaflas, légales o no, con el regreso de los emigrados, quienes rcclsma- ban y conseguian la devolucidn de sus bienes" Ci). A partit del establecimiento de la Repdblica de 1050, un prolonga- do proceso de reasentamiento de la sociedad va a ser roto por la segunda gran crisis de la Venezuela del XIX, cual es la Guerra Federal (1858-1865), en la que aparece la cuestidn agraria sobre todo por la via del caudillo* " i k - Èzequlel Zamora, qulen formula un' prop6alto rcformlsta de la sltoacldn dé la tierra, mds o menos asimllable al concepto de reforma agraria, con , cohslderacloneà si bien es cierto que algo vagas, no por alio leJaoa$ do ; una aspiraciones ya urgentes y espontdneas en el seno de las mas&s campe- sinas que le acompafiaron en su interesantc accidn, intertumpida sdbitamen- te por la muerte en San Carlos. En cualquier caso, con la desaparicidn del General del Pueblo Soberano, el movimiento federal dériva hacia Una ëolu- ■ cidn conciliatoria que permitlria mantener sin demasiados cambios la es- truetura econdraica y social contra la cual habfan insurgido las masas cara- peslnas agrupadas bajo los cuadroa del Ejdrcito zamorista (CO)* I es que en realidad, durante el siglo XIX venezolano logrd sobrepbnerse, en el planteamiento del problema de la tierra, una tendencia progrèsIva al so­ me timien to de la tierra a apropiacidn privada individual, en detrimento de la propiedad comunal, baldia o nacionali la legislacidn republicans responderd fielmente a dicha tendencia (64). En el volumen conespondlente al période 1829-1860 de los Mnteria- lea para el entudio de la cuRtldn ngrarla en Venezuela, la profesora Car­ men Gdmez R. ÇU») hace unas interesantes puntualizaciones sobre la materia que conviens examinar como corroboracidn a lo ya seflaladâ por distlnguidos învestlgadores vénézolanes. En cfecto, los estudlosos de la cuestidn agra­ ria en Venezuela han considerado las tiorras baldias como una de les bases constltutlvaa de la gran propiedad territorial durante el siglo XIX* En ' concreto, la consolidacidn del rdgimen latifundista en el pais a lo largo del periodo 1830-1858 se explicaria por la concentracidn de las tlerras nacionales en manos de los jefes milltares, proceso que tuvo lugar duran­ te el gobiemo de la llamada Oligarquia conservadora (1830-1848), y por la adjudicacidn desmesurada de dichas tierras realizada bajo el gobiemo personalista de los Monagas o de la denominada Oligarquia liberal (1848- 1858), en beneficio sustancial de la familia gobernante y de todo cl sé- quito Vinculado al régimen (O). Carmen Gdmez R, llega a la conclusidn de que entre 1030 y 1858, el Estado considerd el rame de tierras baldias co­ mo una importante f'uente de recursos fiscales, aprediacidn que sin embar­ go no se corrcspondid con los exiguos ingrer.os obtenidos por concepto de arrendamiento ÿ venta de las tierras nacionales; resultado que por otra parte de explicaria en parte por la poca demanda que tuvieron las citadas tierras en los sectores mayoritarios de la poblacidn del pais. No obstan­ te, desde el puhto de vista fiscal, la importancia del ramo de baldios se manifestd durante el periodo de la oligarquia conservadora en contribuir ' J Ü - a dergravar el Erarlo de una porcidn considerable de là deuda per habcreo j milltares. Durante la dlnastla de los Monagas, la adjudicacidn de baldios j eentribuyd igualmente a amortizar diverses renglones de la deuda publlca. | En relacidn a los baldios como factor constitutive de la propiedad priva- , da do la tierra, dicha autora en su documentado estudio ha observado que para el periodo de la Oligarquia conservadora "la adjudicacidu de baldios a los ncreedores milltares deterraind la formacidn de nucvos latlfundistas entre los milltares de alta graduacidn y el resurgimicnto de propiedndes que habfan deealdo como consecuencia de la Guerra de Independencia" La adjudicacidn en page de haberes milltares favorecid tambidn a varies civiles, en virtud de las negociaciones realizadas con los vales. Mds a un, durante el periodo de gobierno de la Oligarquia liberal, la apropiacidn privada de la tierra contd con un Instrumente legal expreso, la Ley de 10 de abrii de 1848, que tenia como uno de sus objetivos el facilitar a los partlculares porciones de baldios para estableciraientos de ogrlcultura y erf at "La aplicacidn de esta ley favorecid el acaparamiento de las tierras nacionales por un reducido ndmero de personas entre las que se contaron aigunos arrendatarios y usufructuaries de las mismas, miembros de la fami­ lia gobernante y personas vinculadas con el regimen" (Ci). Ni siquiera la guerra larga o de los clnco afios de 1858-1863 logra implicar una modificacidn de la estructura latifundista; al contrario, a pèsar de la misma, el latifundio se incrementard poderosamerte en la segun­ da mitad del siglo XlX, ampliando su radio de accidn por via de secucstros y oxproplaciones y a expenses de las tierras nacionales y baldias. Un mlo- ino représentante# del gobiemo de la oligarquia liberal no ocult'd las con- secuencias sociales y pollticas del proceso de consolidacidn del latifun­ dio. Se irla ... "... acumulando on pocas manos una riqUeza territorial inmensa, destruyendo la proporcidn en que pudieran conservarse las fortu- nas, preparando para el future otras calamidades como la escla- vitud y la miseria, con un crecido ntSrocro do colonos humildes c inf'ilices, a cambio de un ndmero demao lad o pcqueilo dc opulontos y sobcrbios propietarios; esa desigualdad d obi era prcvenii'se, a tiempo, pues habrd de influir on la ruina de las instituclones pollticas y en el atraso material e intelectual de la sociedad" (Ci), i La Guerra Federal, que implied, ademds del proyecto politico, un enfrentamiento entre la poblacidn rural y los duefios de la riqueza terri­ torial, no destruyd sin embargo la estructura latifundista, sino mds bien - *trut»b to=o consecuencia fendmenoé de transfercncia de propledad de Atmos de terratenientea, caudlllos milltares, godos o conserradores^ oligarcas; a manos de terratenlentes-caudillos milltares conocidos como libérales» tlollgarcas o federales. En realidad, los principales beneficiadoa iban a ser los caudlllos federales que fueron premiados con grandes asignaciones en bienes ralces y en tierras baldias, en page de h^beres milltares» A pe sur do las obvias dificultades que se derivan de la inexlstencia de esta- dlotlcas al respecte, P. Drito Pigueroa nos proporciona unas cifras ya dc por al suficlentemente elocuentes. Para 1873, la tierra do propiedad pri­ vada se podrla estimar en 13*890 léguas cuadradas, distrlbuidas entre 29.202 agricultores y ganaderos, de los que 980 propietarios controlaban unas 8.400 léguas cuadradas. La progreoidn es ascendents y se caratfteriza por su persistencla: en 1881 tendrlamos unas 16.970 léguas cuadradas cen- sadas y 20.176 propietarios, de los que 1.022 controlaban 9.725 léguas; y para 1091, 19.104 léguas cuadradas, 21.035 propietarios rurales, entré los cuales unos 1.164 controlaban cerca de 14.184 léguas cuadradas, es de cir, un setenta por ciento aproxlmadamente de la tierrà de propiedad pri­ vada censada (&?). f m ) Si en America Latina cl proceso que se iniciâ a mediados del si­ glo XIX es el de la fijacidn dc un nucvo pacto colonial, que transforma a la rcgidn en prcductora de raaterias primas para los centros de la nuev economla Industrial y en consumidora de la produccidn manufacturera de a- qudllas dreas, en el orden interno la consolidacidn de dicho proceso se ve facilitada mediante la adopcidn de pollticas llbrecamblstasî el libre cambio pasa a ser la ideologia comun de dirigeâtes gubernamentales y sec tores locales altos beneficiados directamente por tal adopcidn. En mucho palses, los confllctos, a menudo violentos, no afectarda la vigencia de esta coincldencia fundamental, en el marco de las mds variadas alternat! vno do prosper!dad y depresidn. Por lo demds, las vlctimas de este nuevo orden se eituardn escncialmonte en cl amplio sector de la poblacidn rura En palses de marcàda configuracidn indlgena, el resultado de la expropia cidn de las comunidadss es el mantenimicnto de los indios en tierras que ahora son de grandes propietarios individuals s, para cultives de subsis- tencia, a cambio de una prestacidn laboral cuyo fruto corresponde al pro pietario. La expansidn se produce, si, pero como conjunto de booms produc- tivost cobre y trigo en Chile, lana en el Rio de la Plata, guano on el Peri, café en Brasil, lîueva Granada y Venezuela; azûcar en las Antlllas, nor citar odlo los casos més conocidos. Expansién adenés vinculada con la Incialaclén de redes ferroviarias y telegréflcas, gcneralmente uniendo contres productores del interior con puertos de exportacidn ultranarina, bnjo el dictado hegemdnico de la Gran Bretofla, pais que retiene un prcdo- minio no disputado de los mecanisraos bancarios y financier os. (£3) La te­ rm fania avanza paraielamente a la expansldn de cultives para cl mercado mundial. La cornercializaoidn y el transporte interqccénicos quedan en su casi totalIdad en manos extranjeras, mientras que los intereses locales dominantes se reservan las actividades primerlas. Para 1B80, el avance en casi toda Hispanoamérica de una economla primarla y exportadora significa là sustitucién, finalmente consumada, del pacto colonial de las metrdpolie ibéricao, por uno nuevo, en el que el creciraiento esté acompaflado de cri­ sis cxplosivas y periédicas, turbulcnclas debldas a la vinculacién crc- ciento con las nuevas potenclas dominantes igualmente sacudldas por 1ns coyunturas econénicas (23) • En este sentido, Venezuela se constituye como parte pcriférica de Un sistema econdmico mundial, el del capitalismo de la libre competon- cia. Se trataré, en el caso venezolano, de un crecimiento concentrado ca­ si èxclusivamenté en el rengldn exported or y dcntro de este, en el café como rubro més importante. En Venezuela, el comercio extranjero va a ser la dnica variable Importante del crecimiento econdmico. La relacldn entre augo econémico y nlveles ccnsentîdos por el mercado internacloUal, es dl-" recta. Las fuerzas internas, por otra parte, der.ostrarén carecer de impul­ ses proploa para promover cl dcsarrollo; en définitlva, estaremoe en pre- scncla de un crecimiento simple 0°). La accidn exterior sobre la perife- ria 80 traduclré con désignai Intensidad; la configuracidn de un desarro- llo do signal se plasma con acierto en las palabras de Domingo Alberto Ran­ gel* "El capltnliamo imparte impulse diferenciador a las sociedades. Kôvi- do por la anarqufa de la produccldn, que es proveniente del cardcter in­ dividual de la apiToplacldn del products, ese sistema signe una liuea cie- ga, Irracional de desenvolvimiento en la cual resultan favorecidas unas actividades en doltrimento de otras. Là tasa de beneficio, en sus oscila- cioncs alrededor del promedio, constituye la aguja de esas sinuosidades econémicas que se resuelven en un comportamiento caprlchoso. El desarro- llo résulta si, bajo el capitalisme, un claroscuro permanente. En unas zonas econémlcas Ihabré apoplejla, en otras anemia" (34), Los conitrastes serén renies en el érabito geogréfico e interre- • . -Jfonal. la importancia del fâttoir tecnoldgico contribtilrà a là tribu- '4 cldn de las orlentaciones del desarrollo désignai, ya eeâ en Vos paiscs •,'4, de estructura capitalista avanzada o en el caso de los Enclaves teenoldgi 4 eancrite sofisticados de los paises at ras ado s. (1(0 En el caso vénézolane, ' la demanda exterior va a favorecer fundamentalmente al caf4, con sus co- V rrcspondientes consecuencias en la correlacidn de las îuërzas régionalest la regidn andina, antes marginada y ahora principal foco del cültivo cafe ' toro, va a adquirir ptogresivamente una significacidn real en el contex- to socioecondmico y politico. Una guerra tan larga y desvastadora como la de la independencia, tenia que traer graves consecuencias sobre el normal desarrollo de la ac- tividad econdmica en Venezuela. Sin duda que acontecimientos tales como la destruccidn de haciendas, pdrdida de cosechas y plantacioncs, exterml- nio de la ganaderia, descenso de la poblacidn por muerte y thigracioneo, fueron algunas de las distorsioaea cuyo estudio en profUndidad ayudario a coroprender la evolucidn econdmica y social del pais durante el siglo XIX, El hecho mds notable que surge como resultado de la observacidn del pano­ rama agricola venezolano, pasado ya el periodo bdlico y el inmediatamen- te posterior de reconstruccidn, es que, en efecto, el cacao ha perdido de finitivamente su primscla entre los renglones de exportacidn, para colo- carse el cafd en primer lugar de los mismos. Ldgicamente, se trataba de un cambio estimulado ya desdc "finales del siglo XVIII, En àquél momento, en una dpoca de continuas guerras que dificultaban sensible mente el trdfi CO marltimo, ae planted la necesidad de cultivar un fruto menos corrupt! ble que pudiera ser conservado en espera de majores oportunidades; por o- tra parte, el incremento de las relaciones comerciales, legales 0 no, con colonias extranjeras vecinas, contribulan al alza del interés de un pro- ducto como el café, de mayor demanda que el cacao en los mercados euro- peos y cotizado a me jores precios. . Bh . estc-erden-de ideaST para Miguel Izard (y), la causa détermi­ nante tuvo carécter endégeno: el cultive del café surgié de la necesidad de superar un "cuello de botella" a que habla llegado la agriculture co­ lonial venezole^, El cultivo del cacao exigia laboriosos sistemas de re- gadlo y drenaje' y sélo podla sembrarse en reducidas tierras lianas cerca- nas a los rlos;'> la inexlstencia de cam Inos sélo lo harla rentable en las zonas costeras y en los valles préximos a las corrientes navegables. Di­ chas circunstancias limitarlan extraordinariamente el èrea que podla de- dicarse al cultivo del èacao y es prévisible que aquélla llegara a un te- - IM I -ctio a fines del siglo XVIII* Para amortiguar \ina fase de estancamiento, la economia venezolana debia orientarse hacia otro tipo de cul tiros; el café, cultivo que no exige el regadfo y que se aconoda en las laderas - con io que su drenaje se efectda en forma natural-, vino a darle solucldn à este problema (Vf), El mismo Invesilgador, en otro trabajo (3$), anota -entre otros fa^ tores que contrlbuyeron al cambio,-, el hecho de la considerable supcrio- ridad del rcndimiento por hectérea del café con respecte al cacao y al al- godén (%), La expansién del café fue tan notable y se colocé a tal dia- tahcia de los demés productos exportables, que Venezuela so convirtié pré£ ticâmente en pais monoproductor ()?)* El proceso de sustitucién es poeible observarlo mediante la evolucién de la relacién café cacao y a travéo dc sus porcentajes sobre el valor total de las exportaclones; Afios café/( cacao96 Afios café9$ cacao?î 1830 38 28 1880 43 6 1840 39 21 1890 75 9 1050 42 20 1900 38 16 1859 44 13 1910 52 16 1869 56 6 . 1920 38 15 Segdn eotas cifras y proporciones, a partir de I030 el cacao pierde im­ portancia y el café se erige en el principal producto de exportacién. Los altlbajos y las variaciones en la relacién café-cacao son consideradas co­ mo normales de unos productos agrlcolas que dependfan del resultado de las cosechas, por una parte, y de las alteraciones de los precios Inter- nacionales, por otra, ligados a las fluctuaciones econémicas de las soclo- dadeo en vfas de industrializacién acelerada (5ÿ), De otro lado, M. Izard pone de relieve cémo, a partir de 1070, se registré una notable expansién de la produccién cafetera, que no sélo tu­ vo lugar por un aumento productive en las zonas tradicJonales, sino sobre todo por una considerable expansién geogréfica del cultivo: en la década de los afios setenta del siglo XIX, las laderas de los Andes vénézolanes iban a ser invàdidas por el cafeto (>!)). Existe también una conoxién en­ tre el auge del café durante dicha década y el alza de precios que tuvo lugar en los mismos afios. Eue la década del "despegue" del café andino, Hacia 1880, el Estado. Téchira ocupaba ya el segundo lugar entre los esta- - -t 'f - fM -dos vénézolanes productores de café con una aportaclén mâa de 4.600 toneladas. Para fines de siglo, en 1894» el Estado de los Ahde^ (Mérida, Téchira y Trujillo) producia un 26 por ciento del totûl nacional* Tedevfa èn 1924, le regién andina aportaba el 45#45 por ciento del café veneaela- no (fit), Ciertamente, cuando el cultivo del café llega à convertirse en la principal actividad econémica de Venezuela en el XIX» bUéna parte de la dinémica de ésta va a estar intinamente vinculada a las fluctuaciones del precio y la demanda, Cuya variéeidn no sé realizaba de acuerdo a intere- ees y necesidades vénézolanes, sino segdn la coyuntura y vicieitudes de los mercados europeo y norteajoericano. Pero» segdn el investigador hispa- no» se did la paradoja de que, si bien la dependencia de Venezuela resncc- to del café aumentd en forma progrèsiva, el lento avance del cultivo y el deecenso de los rendimientos, hicieron que el papel de Venezuela dentro de la produceidn mundial fuera menor cada vez, sobre todo si lo eortpara- mos con el considerable auge de la misma en aigunos palses del entorno» taies como Brasil o Colombia. Esta cireunstanoia situé a Venezuela en una posicidn peculiar en el campo del comercio y la economfa inundiales* Cada vez més, a lo largo del ciclo cafctero, buena parte de su actividad eco­ ndmica y de su comercio exterior iban a depender de las fluctuaciones de precios -origlnadas fuera de su territorio- de un producto que, si ocupa­ ba un lugar primordial dentro de la economia del pals, tio bastaba sin em­ bargo para asignar a Venezuela un papel importante en el concierto de pal ses productores de café. Silo hacia que la dependencia del pals fuera més considerable que la de otros, ya que estaba muy supeditada a la demanda, y pocas presiones podla realizar en el émbito de la ofèrta (40. Todo un ctimulo de factors s obstaculizaban el desarrollo ocondmico y profundizaban igualmente los niveles de dependencia de Venezuela. Si bien un clevado porccntaje de la poblacidn venezolana, a lo largo del si­ glo, slguid habitendo cerca de la costa, zona en la que también tenla lu­ gar buena parte de la actividad econdmica, la carencia de redes viales de penetracidn hacia el interior del pals, nos indicarla que no se pudo co­ lonizer el reste del territorio venezolano y estructurar asl un mercado nacional. Incluso, rutas necesarias para esta actividad localizada cerca de la Costa, pcrmanecieron durante largo tiempo en un estado que dificul- taba el desenvolvimiento normal de los transportes. El rcsto de las vins de coraunicacidn era casi intransit able y el comienzo dc una rod forrovln- ria, cuya construccidn de inicid hacia 1873 bajo el gobiemo de Antonio - -es ' ' ' Wzmén Blanco -el Iluatre Arcrlcono-, no se planiflcd con la Intencidn de comunlcar entre si las distintas regiones del pais, sino con la de faci­ litar la s al Ida de los productos agricolas de la zona litoral y los pro- ductoa de las zonas mineras, o enlazar una especie de "cuadrilétero de la proeperidad", cuyos éngulos cran La Guaira, Caracas, Valencia y Puerto Ca , bello. Para 1912, el total de kildmetros de la red ferroviaria en funcio- nSffllento puedf. calcularse en algo més de 822, cifra irrieoria para un paie ' / de las dintensiones de Venezuela (4(), 4 Mientras en otras zonas del mundo se producfan transformaciones so- cioecondmicas y politicos de gran alcance, Venezuela pcrmanecia anclada en una agricultura no evolucionada, con une poblacidn estancada y unos ni- • veles de vida casi primitivos. Precisamente, la escasa poblacidn -si la , ponemos en relàcidd con lo extenso del territorio- generaba una penuria de mano de obra, segdn testimonies de la época (44). Dc otro lado, una li- initacidn al comercio Interior era la escasez de numerario en oirculacidn, ‘! lo que obllgaba al trueque y a la oirculacidn de modedas de otros paisco. _' Bran también notorias las deficiencias del servieio de correos y telégra- V fos, y en este sentido, hacia 1912, Leonard V. Dalton hablaba de que "En realidad, es precisamente la faits de medios adecuados de comunicacién en­ tré las diferentes regiones de la Republics lo que constituye el principal obstéculo, antes que cualquier otra causa determinada, para el progress y el desarrollo nacional" (Vf). Se han seflalado ademés factores como las e- pidcmlas y pestes, la escasez de capitales, los obstéculoô de mentalidad y la corrüpcién administrativa como frenos de la evolucidn; en fin, uno de los Impedimentos més considerables para el desarrollo vcndria dado por la interminable serie de guerras civiles que asolaron el pais a lo largo del XIX, tti viajero que observé agudamente las destruccioaes ocasionadas ; por dlchog confllctos, fue el alemén Friedrich Gertsacker, quien las se- *. flalaba como culpables de la incertidumbrc que para3.izaba a los comerclan- tes, del robo y la deprcdacidn de los ejércitos en lucha, de las migracio- nes internas y de la paraiIzaclén de obras de Infraestructura: "iQulén va i,' , a emprender algo aqui e invertir dinero en un expérimente si, adn en el caso privilegiado de tener éxito, no le reportarla ningûn beneficio? Cual- quiera nue va révolucidn echa todo por tierra y los habitantes de un Jîais en esta situacién prefieren a fin de cuentas dejar que‘todo se plerda an­ tes de verse siempre de nuevo despojados dé los frutos de su trabajo" Cfî). De ahi que con razén aflrme Antonio Arellano Koreno el poderoso caldo de cultivo de una situacién como la descrita, para el ascenso del caudillis- “ <34 • •Al I -mo; en efecto, las dificultades'econdmicas "eran uno de los grandes al (tSeites para que los caudlllos salieran en busca de la TierVa Prometlda :/ seguldos de una romeria de campesinos que anhelaban eaeudir él régime» miseria en que vivfan. El gran vaeio que dejaba la càfda del mâxlmo Oàu llo que ocupaba el* Poder o la muerte del mismo favorecion estas incursio ■jV nos y de los escombros que dejaba la contienda armada se iban alimentan muevos caudlllos. Estes eran subproductos del detcrioro econémico; del i fradeso.rrollo del pals; de las condiciones histéricas que permitian la liferacién de los mismos" (flO. Por lo demés, los indicadores estimados de là evolucién del pro duoto refiejan la presencia de un crecimiento simple de la economla ven zolana, el cual no tuvo carécter acumulativo* Las estimàciones de Domin Alberto Rangel, para el periodo 1830-1873» dan una tasa media annal del 35̂ de crecimiento del producto por habitante, aproxirnadamente, Si ampli mos el période, desde 1830 hasta 1913» tendrlamos un i#crcmento del 4,6 annal La evolucién del producto territorial bruto presentarla très fases alternativas, en conexion con la demanda exterior y en ascenso o descenso segén sea el caso. De 1830 a 1891» el producto ascenderla con meza; particularmente entre 1830 y 1850» lo cual indicarla una demanda i temacional creciente. En el periodo 1830-1840 se darfa un crecimiento dio anual del 15,796, llnea ascendente que se interrumpe hacia mitad del siglo XIX por las repercusiones negatives sobre la economla venezolana la crisis europea de 1848. En Venezuela» una época de quiebras y de mal tar entre los campesinos tiene lugar y va a influir poderosamçnte en la Guerra Federal. Sigu.endo al économiste venezolano, entre I860 y 1873, las nuevas condiciones exteriores condicionarén un crecimiento del 7»496 anual en la tasa del producto bruto'. A partir de alll se combinarén pé­ riodes de alza -1881-1891- y perlodos de retroceso -hasta 1910-, En el marco de una economla de crecimiento hacia afuera» el desenvolvimiento producto seguirla todas las fluctuaciones experimentadas por las alzas bajas del mercado internacional (Ht). Mientras tanto, el ahorro existante, proventente de la agricul­ tura, es captado por el comercio: los bénéficies comerciales constituye un gran porcentaje del ahorro global de la colectividad -un 45/6 en 1910, un 50& en 1914» y un 7056 eu 1920 Son beneficios comerciales que pro vienen de la plusvalla agricola que el comerciante exportedor arranca a los agricultores mediante la adquisicién de sus productos destinados al mercado inte mac ional. Todo ello va a confluir en una série do déforma- -30- [JS4] -clones estructurales qUe el Cenfeo econémico de 1912 iba a poner a la i vista: para E^uélla fecha, la agricultura y la cria poselan un capital de 315 millones de bollvares; el comercio unos 301 millones, el transpor­ té se cituaba en unos 170 millones y la llamada "industria" (incluyeuclo cl àrtcoanado), alcanzaba unos 73 millones (̂ ). La desproporcionada mag- nitud del capital mercantil traducia una estructura contradictorla en la que el comercio retenia la mayor parte del ahorro nacional, dodicando a- quél casi toda su actividad a la importacién de bienes de lujo, destinados al consume suntuoso de los grupos privilegiado s. La otra cara de la mone- la se rësumfa en el estancamieuto relative de los entructuras agrarias, ou Jetas, desde ya mucho tiempo» a un régimen latifundista; en otras palabrac el ëxcëdente econémico, escaso ya de por si» no era reinvertido en activi- dades roprdductivas. (*»0 La distribucién y comercializacién de la produccién agrfcola es realizada por casas mercantiles de alemanes, Ingleses y franccses, las cuales se aslentan ël los principales puertos y controlan el comercio del café y del cacao. Dichas càsas mercantiles se constituyen asi en podero­ sos intermediaries entre los agricultores y el comercio internacional de productos agricolas primarios. El comercio experior aparece, por tanto, monopolizadO por manos extranjeras en el cuadro general de una depcndencir. econémica. En este case, el comerciante foréneo realiza una acur.ulacién que no revierte al pais, sino al contrario, va a engrosar cl desarrollo dé los capitales en las 'naciones industrializadas. Si en Venezuela el co­ mercio generaba un 20)6, aproxirnadamente, del producto bruto dçl pais, la acumulacién era realizada por elementos del exterior que sê aproplaban de una parte Importante del excedente interno (Si). El comercio monopoli- zador fijaba con facilidad, en este' contexte, las condiciones del Inter- cambio y se verlficaba una transfercncia de plusvalla desde el campo ha­ cia las casas comerciales, y de alli al exterior. Quedaba claro que las casas comerciales, filiales o agentes de casas alemanas o francccas, van a controlar las exportaclones venezol.anas de café. La casa Erever Moll or, por ejemplo, tuvo una partlcipacién en las exportaclones de café del or­ den del 25 por ciento y hubo afios en que las colocé en las cercanias del" 35 por ciento.'Por el Puerto de la Guaira, las casas extranjeras llcga- ron a absorber,més del 70 por ciento de todo el trafico dc exportacién, en el que destaca El ohm and Co., con porcentajes que oscilaron alrededor del 30; el misnio caso ce daba en Puerto Cabello, donde la casa Bolster ocupaba una poslclén pre eminent e (ül). Paralelos fenémenos de control se daban en los primeras inver- - A4 -slones extranjeras en el inicio: dc los ferrocarrlles venezolano* a fine del ciglo XIX, proceso directamente ligado a la concentraclé» y centrali- zacién dsl capital en aquellos palses desarrollados, cl los ébales ^a ac Dulacién habla alcanzado grandes proporciones, orlginéndose una masà rel tlva de canitgl sobronto que va a comenzar a invcrtirôe en Areas pcriféri cas de la economla central. Para la construccidn de las vlas férreao, es en el dltlmo tercio del XIX cuando se estableceu los primeros ferrocerrl les en Venezuela, don capital inglés y alemén. (Sf) ldgicamente, existe un produccién de café y cacao que necesita un medio de transporte, el cual la conecte més directs y féelimente, con el mercado mundial. Un indicado' de la importancia de las inversiones ferroviarias vienè represontado por el hecho de que, en 1891, casi el 40 por ciento del producto territorial bruto esté constituldo por aquéllas (M)* Pero las llneas férreas constru des no tienen otro destino que la racionalizaclén del tféfico de exporta cién. Su tendido se hizo eeencialmènte desde las zonas productores hasta los puertos de embarque, teniendo como Ultimo objet!vô el coneotar el ca fé y el cacao con el mercado exterior: prédominé, pues, el interés de lô grupos de exportadores sobre cualquier anélisis de desarrollo integrador y va a ser precisamente la subordinacién de la construccidn de los ferro carrilos a las necesidades del mercado internacional, lo que determinaré su pos terior’ fracaso, (>fc) Si fijamos nueotra mirada sobre la estructura social y demogréfica vcmos que, a pesar de las conmoclones sociales ocurridas, siguen persis- tiendo a todo lo largo del XIX las caracterfsticas de una sociedad pre- ind us trial, precapitalista y rural-latifundista . fiacia la segunda mi tad de siglo, los cambios sociales se van a sintetizar, sin modificar el conjunto, en la desaparicidn de la’mano de obra esclava, las insurreccio nés dc la masa rural y capas pobres contra loë amos de la tierra, y el d sarrollo de llmitados ndcleos de asalariados en los centros mineros y en la construccidn de las vlas férreas. Para 1873, 1881 y 1891, menos del 1 por ciento de la poblacidn sigue concentrando la riqueza territorial a graria, a la vez que la. poblacidn econémicamente activa se distribula en la produccién.agropecùaria en forma abrumadora. Se destacaban también, a amparo del comercio exportador, nUcleos de burguesla comercial-usuraria, cuyo progresiyo poder, a fines del XIX, la convierte en importante prest mista de la administraoién publies. Por lo demés, la estructura social p manecié impermeable a los cambios de las instituciones pollticas a parti de la reinstauraclén del federalismo. - 54- La agricultura de plantacién -café y cacao, esencialmente-, se vl6 increinentada por el sistema de medianerias , que permitîé a los prople- tarioe aumentar la extenslén de sus tlerras y el nUmero de plantas culti- vadas a un costo minime. La fuerza productive eometlda y explotada en el medio agrario va a versa Incrementada, despuds de la Ley abollcionleta do 1854 (53), por grupos de exesclavos asimllados a categories rurales como peonies, jornaleros, arrendatarios, etc., esto es, un campesinado empobre- eido que practica una agricultura estacional y de subsistencla y que per- manece atado a la tierra por inacabables compromises con sus propietarios -los llamados por F. Brito Figueroa, "lazos de enfeudaniionto** .La in- ménsa mayorfa de la poblacidn econémicamente activa se dcdlca a las laborer agricolas y en este sentido los datos son elocuentes: para 1873, dol total dé dicha poblacidn, unos 394.128 personas, esto es, el 7996, estaba dcdica- da a actividades agropecuarias (Jornaleros, arrendatarios, peones y sir- vientes); unas 29.202, menos del 1 por ciento, eran propietarios, y 100.931, el 19,396, eran capas laboralés de centros urbanos . Igualmen­ te» los distintos censos nacionales acusaban un predomlnlo précticamente abrumador de lo rural sobre lo urbano: el 1873, sélo cuatro centros de po­ blacidn tenian més de 20.000 habitantes; en 1881, su némero habia ascendi- do à cineô, y eU 1891, eran otra vez cuatro: Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto , . Desdc el punto de vista de la concentracién y distri­ bucién regional de la poblacidn, para el période 1873-1891 se acusaban las mismas caracterfstlcas que se habfan cohfigurado en los ados colonia­ les, con escasas modificaciones. Asf, la regién de Guayana, cop 413.750 kmf (45,396 de la superficie total), concentraba una poblacidn équivalente a un 4 por ciento como méximo; los Llanos, con 320.500 km? (35,1596 del total), concentraba un promedio del 32 por ciento de la poblacidn nacio­ nal; la regién costero-montaflooa, con 177.590 km? (19,1396 del total), un promedio del 64 por ciento de la poblacidn del pafo '. Por otra parte," la poblacidn crecfa a un ritrao relativamente lento, a lo que contribufa una elevada tasa de mortalidad derivada de las déficientes condiciones hi- giénicas y sanitarias y al estado fasl permanente de guerra civil con su secuela de muertes. Asf, datos dc 1873 arrojan una poblacidn de 1.784.194 habitantes; para 1331, 2.075.245 (+ 291.051 en ocho a«os); en 1891, 2.323.527 habitantes (+ 248.282 en diez afios); en términoc de crecimiento vegetative (o/od), 20,2 - 10,4 - y 10,2 - respectivamente.(60) Es évidente que, en buena medida, acontecimientos como la libera- cién de los esclaves y la Guerra federal de 1853-1863, aceleraron fenéme- - 33- r -nos de movilIdad social en sentido vertical de là poblacidn venezolanâ; en especial porque contrlbuyeron de alguna manera a resqUebrajar preten- dldas fundamentaclones de superiorldad étnlca, que subslstfan todavla en aigunos clrculos en calIdad dc reminiscencias de la ôdciedad colonial. Se produjeron también, en el periodo 1050-1900, fenémenos dé movilidad socia en sentido horizontal, taies como emigracién a las Antlllas de poblacién blanca -propietarios conservadores y familiares- durante los aflos de la guerra largaî Inmlgracién de poblacién negra llberada en las Antlllas In- glesao hacia la Guayana venezolana; migraclones Internas de pequefla csca- la hacia centros artesanales de Caracas y Valencia o migraclones Internas de campesinos oln tierra h scia las montaflas. El marcado estancamiento de la economla, las rlgldas estructuras agrarias sin Incentives especlales, la Inestâbilldad polltica y otros factores, contrlbuyen a que el proceso Inmlgratorlo sea muy lento entre 1850 y 1900. Se ha estlmado, por ejemplo que entre 1874 y 1888 entraron en Venezuela odas 26.090 personas en call- dad de inmlgrantes, clfra muy baja si la comparâmes Con la Inmlgracién ; a slmllada por otros palses americanos durante el mismo periodoi los Estado Unidos reclbleron un total de 5.881.000 de inmlgrantes entre 1874 y 1888, con un promedio anual de 392.066; Argentina, 1.036.000 y 69.047, respocti vamente; Canadé, 729.000 y 66,250 de promedio anual; Brasll, 530,000, co 55.335 inmlgrantes anuales-promedio; Venezuela, los escasos 26.000 éstim dos, con un promedio de 1.733 inmlgrantes por afto (W). En sfntesis, el largo tiempo histérlco que va desde 1830 hasta las primeras décadas del siglo XX en Venezuela, etapa durante la quai asient su vigencia el régimen politico del caudillo, produce un tlpo de eocied que se estratlflca progresivamente, aunque en forma muy lenta y eiempre dentro de los moldes de una realidad agraria y tradlcional. Tiplflcncion econémicao, sociales, educacionales y poiltlco-mllitares, condlcionan, c mo es obvlo, la ublcaclén de los Individuss a lo largo del periodo. Si h cia 1830, el sector dlrlgente esté integrade esencialmente por los gran­ des propietarios y la tierra es el slmbolo fundamental de la riqueza, a partir de aquélla fecha se va a adherlr al mismo el Inclpiente nécleo me cantll que sirye de enlace en las relaciones comerciales con el exterior El sector dirigente va almacenendo con el tiempo y sucesivamente rcstoa de camarillas hurocréticas de distinta procedencla; los nécleos de caréc ter mercantil ÿ. exportador se transforman en importantes agentes de capi tal foraneo y el resultado esenclal es la carencia de una burguesla nacl nal fuerte y capaz de instituclonalizar un Estado demo-liberal en Venezu cl' s f -34- -1»; al contrario, èl régimen politico se configura en un sentido olara- «cnte autocrético y personalista, y en sus momentos nés criticos, es sim- plesente una dietadura arbitraria y despétlca. Los pardos de la colonia devicnen muchos de ellos en grupos inter- medios, integrados por artesanos, funcionarios, pequeflos propietarios ru­ rales, comerciantes minoristas, intelectuâles y profesionales. Se trata de Un sector o sectores escasos y débiles, que pas an a ser més bien victimes del orden autocrético del caudillo de tumo, entre la espada y la pared del dominio del latifundismo rural y los prestamiotas usureros de las po­ cas ciudades. En la base, una poblacién rural de hecho esclavizada, el cam- pesinodot los siervos y peones de las haciendas, disperses a lo largo de la goografia venezolana, sujètos a la recluta militar y a la explotacién de los latlfundistas. los ndcleos de obrcros brill an por su ausencia y lo mismo sucede con las organlzaclones sindicalesî la sociedad venezolana es üna Sociedad fundamentalmente agraria y preindustrial, Uabria que esperar hasta 1896 para ver la reallzacién de un Primer Congreso de Obreros insta- lado en Caracas, esfuerzo organizativo que va a naufragar posteriormente a pesar de significativas delibëraciones (^. ■ 3) la polltica de les caudillos en Venezuela.- C i] Robert 1. Gilmore, en Caudilllom and Militarism in Venezuela. 1810-1910. (i), sitda al caudillismo como el rosgo prceminente del sis be­ rna politico venezolano desde 1814 hasta 1935 (t) y lo define como la unléi. del personalIsmo y la violencia para la conquista del poder; en tras pala­ bras, una forma de seleccién y establecimiento del liderato politico en ausencia de una estructura social y de unos grupos politicos adecuados al funcionamiento del gobierno representativo (a ). En el Estado caudillesco, la violencia politica se constituye en factor de movilidad social; de ahi que la situacién politica de Venezuela entre 1830 y fines del XIX pueda rc- sumirse en la célébré frase de uno de sus caudillos-presidente, Antohlo GViZmén Blanco % i "El pais es como un cuero seco, usted io pisa por un lado y se levanta por el otro". las 39 revoluciones de importancia y los 127 alzamientos menpres, que sumados tienen una duracién de 8.847 dias, ilus- tran bien esta situacién de conflicto permanente y de crénica inestabi- lidad politica de la Venezuela del caudillo (*f). -3.y- T ea que el desarrollo de una autorldad nacional jr dc una mayor Intcgracidn social Iba a ser el resultado de una contradictorla ccnturia en que los perlodos de anarqula y de Imposiclén autocrética se-^turnapon casi cfclicamente. SI la polltica venezolana entre 183Ô y 1935 estuvo ca- racterizada por el roi del caudillo, para quien la ouestidn polltica es algo mâa un asunto personal que un asunto pdbllco, la actividad desempe- flada por aquél no modified sensiblemente las bases estructurales de poder en lo social y econémico, al contrario» contrlbuyé a consolIdarlàs eU a- ras de ou propio proveche. Desde el momento en que los elementos de actua- clén manejados por el caudillo consisten en la formaclén dc allanzas per­ sonals s cimentadas sobre la base de una comunldad de Intereses primaries» la fuerza de la personalIdad y los lazos de amlstad, parentesco y familia, es Indudable que la movllizaclén politica résultante de este "estllo* re- trasarâ la instltucionallzacién de unà autorldad nacional y» por endè, el llamado Estado-naclép no podrâ operar efectlvamente como Arbitre secular do la vida nacional, en el sentido de una regulaclén y dlrecclén mlnimas de carécter econémico y social (i). Queda claro que etl Venezuela» como en otros palses latlnoamerlcanos, la conservaclén del orden social oll- gérqülco se va a asegurar a travéo de caudlllos prestlglosos: el libéra­ lisme constltuclonallsta, asunldo como ideologia polltica» no iba a encon- trar un nucleo burgucs s»flelentemente fuerte y capaz de prestarie apoyo para la reallzacién préctica de tal proyecto ideoléglcO^ Se explica asl, por ejemplo, 3a preponderancla polltica» en Vene­ zuela, del caudlll(^lanero José Antonio Paez» quien eneontré sélldos fun- damcntoa "cuando ne transformé en el més fuerte propictario territorial del pals y por ende en la cabeza visible dc la elnse conservadora y te- rrateniente que ya asentaba sus reales en toda Amérlca* (A), a partir de 1830 con el arranque del Estado republlcano. En este sentido, el caudillo aparece como el nuevo dirigente de la situacién postbéllca y como la sin- tesis del poder econémico y social, apoyéndose en una serie de elementos carisméticos, que en el caso de Féez pueden resumirse en el prestigio ga- nado como jefe de los llaneros en la guerra de Independencia, En la cir- cunstancia venezolana, el intente de elaborar un "modelo" dol tipo caudi­ llo encuentra obvias dificultades, aunque también es cierto que pueden seflalarse elementos y llneas de continuidad de ut il Idad para el anélisis. En primèr lugar, la figura del caudillo en Venezuela constituye muchas veces un complejo contradictorlo de afirmaciones y negaclones. De una parte, estâmes en presencia de una insatisfecha rapacidad y una in- if»- -ellnaclén irresistible al aütocëatismo arbitrario y corruptor, A la vez, hay promesas sociales, pero posteriores olvidos de las mismas una vez al­ canzado el poder, y en éste, el fomento por todos los medios de la adlie- slén. de carécter personalista: las formas institucionales nacen ya deblll- y subordinadas por esta voluntad personal. De otra parte, en.el cau­ dillo, la carencia de noclones académicas no excluye una intuicidii politi­ cs y un don innato para el manejo y manipulacién dc los hombres e, Inclu­ so, do ciortos intelectuâles que, a cambio del favor personal que cl jefe les otorga, pretenden claborar concepclones doctrinnrias que juntifiquen teérlcanicntc de alguna manera la presunta inevitabilidad del "gendarme uo- cesario" y del llamado régimen del "cesarisrao democrético" (?). Si el baudlllo venezolano afianza su poder sobre la base de la tierra, el lati­ fundio y la explotacién tradicional de las masas rurales desposeldas, ello no exc/oye la observaclén de un nivel de autonomia en el campo de su ac- ôién polltica, por lo qüe es suceptible de variantes, de distintos "esti- los" o modoB de actuaclén, segén sea la coyuntura y los condicionamlontos més inmedlatos» Èn Venezuela, José Antonio Béez se erigla ya en el érbitro del jue- go politico desde 1826 ÿ a partir de 1850, el general lanero seré el ga­ rante dél orden constltuclonal ollgérqulco. Jefe de gobierno de la llama­ da Oligarquia conservadora (1850-1848), el Benemérito General, Ciudadano ■ fesclarecldo» Sostenedor del Boder Civil, etc., -para nombrar sélo algimos de los epltetos del caudillo-» fue también el primer présidente de la Re- pébllca (1851-1855) y fue reelegldo para un segundo periodo de_ cuatro a- flos en 1839: "En los afios en que no ocupé personalmente el Cargo prcsiden- cial -dice E. Lieuwen-, sigulé slendo, hasta 1848, el poder entre bambali- nas. Solaniente los hombres que le respondlan podlan ser administradoreo, y sqlamente la polltica aprobada por él podla aplicarse" (1). El mismo Ccntlnela de la Patria condensaba en 1825 lo que podrla scr el "programs comén" de las autocracies caudillistas: "Este pals necesita otra coca dis­ tinta de la presents, que establezca el orden, le dé la deblda consldera- cién a los que la merecen e imponga silencio a los tramoyietaa" (^). En­ tre los ingredientes de la supremacla paecista -desmedido personalismo, enriquecimlento en el poder, inmoralidad, vlolacién de la legalldad cons­ titue ional y pcrpetuacién en el mando-, se destaca significativamentc el citado en segundo término; en efecto. Béez fue un tlpico ejemplo de enri- queclmiento conàeguido al amparo del poder: ya en 1822 escribla a Santan­ der que "Kl cabeza esté llena del deseo de destruir a mis enemigos: si - 3> - ntafîana fuescn expulsados del territorio, mi sola ambieldn seria goberrtar y tTceatar las propie dades que la patria me ha dado (...) la patria me ha llenado de honores; ha recompcnsado suoerahundantemente los eafueraos qua hice por mi prop la defenaa y por la Independencia" (lo). En el marco dc un Eatado plutoerdtico* el régimen de la oligarquia conservadora pierde al cabo de una década su original honogeneidad y co- micnzan a pparecer las primeras flsuras en la aparentémente monolltica es­ tructura politica que habia creado. La inquietud de aigunos elementos ci­ viles es patente ante el creciente poder de la camarilla militar; esto es, dentro del propio bloque dominante surgieron tensiones entre la fraccién terrateniente hegeménica y los sectores comerciales y profesionales, aun­ que probablemente "el factor més importante de todos fue el creciente an­ tagonisme popular ante los évidentes propésitos de parte de la Oligarquia conservadora de reconstruir el sistema colonial, con un general venezola­ no en lugar del rcy espafiol, nbogadoe qriollos en lugar de mlnlstroo pe- ninoulares, y conservando iutactas la sociedad y la economia coloniales" (II). En realidad, la férmula politica de la oligarquia conservadora se iba a révélai* incapaz de asegurar la pacifica evolucién del pais Con la que habian sofiado sus majores ideélogos (<0. Son las botivaciones que con­ trlbuyen al sürgimlento de Partidp Liberal, formalmente de oposlciéh, en la segunda década del XIX. La escisién del bloque politico entre Oon- servadores y Libérales es por lo demés el modèle partidista de muchos pai­ sse labinoomcricanos en la misma época y refleja fundamentalmente las dic- crepanclas^§il^é8&?rian en el seno de los proplos sectores dominantes de la sociedad oligérquica. No eran tampoco partidos en el sentido moderno y estricto del término, sino més bien organlzaclones de notables bajo el 11- derazgo de caudlllos carisméticos. El Partldo Conservador o Godo (D) es el principal apoyo politico del régimen paecista bajo las banderas de la Constitucién, la paz y el mantenimiento del orden. Un partido ministerial que emerge desde el poder y BO integra por altos funcionarios, gobernadores de provincia, prefecton de distrito y alcaldes municipales: "Sus organismos de dlrecclén bc corrt_ ponden con los érgancs del Estado. Tal como Pécz en sus campaflas mill ta­ re 8 movllizabé con sus instrucciones a sus oficiales en todo el pais, asi ahora pone en laccién a los empleados civiles de la administraoién para sus campaîîas pollticas. El concepto es el de partido en el poder que uti­ lisa todos los recursos que proporciona el mando" 0̂ )* El partido conser­ vador -o godo, constltuclonal, legallsta, civilIsta, ministerial, oligér - 3 3 - . , * tales eran sus varlados éallflcatlvos-, se constituye como defen è' #6ÿ a ultranza del status quo Inaugurado en 1330 y de las principales ins- tiiuciones politicas configuredas por las Constitucién de aquél afio. Su e~ \ pèùclàl nécleo socloeconémlco estaré constituldo por un sector mercanti- iioiâ •"canastilleros"- y restos del mantuanismo aristocrético con aspirn- ■,v èieftés dc cargos péblicos y admlsnlstrativos (iï). \ , De otro lado, se ha dicho que el Partido Liberal tiene un antccedcn- té remoto en la Sociedad Patriética: "Como antes parte del mantuanaje feu- éâl» SCftores de là tierra, viene inicialmente a Intograrse en el nuevo y*.. ■ partido. Ya no se trata de qui tarse el tutelaje extranjero, sino de ousti- jC . tttir ai grupo oligarca que dctenta el poder. Este seré el verdadero obje- tivd^ (16). En 1840» un grupd dé notables de la capital, pr i ne i palme nte cl- , riléà» resolvian ftuidàr una asociacién con el énimo de participar en el ;. debate politico. Tomés Lander era quien concibia la idea de la orgcnlza- V.. èidti» su Iniciativa y su prOgràma» fomentando la rcunién conotltutiva y la colecta paru fundar un periédico. Si en un princinlo se plenoa en un ! ÿattldo de carécter local y se le llama Sociedad Liberal de Caracas, des- jpüds Se denorainaré simplcmente Partido Liberal, extend!endo su accién a ! ;• , todô ël pais. Entre sus fundadores, ademés de los publicistas Tomés Lan- ‘ èéÿ y Antoiiio Leoeadiô Guzmén, tendrcmos représentantes de la arlstocra- ,t ' ' • élâ erlolla taies como les ex-marqueses Francisco Rodriguez del Toro y Mahbël Felipe Tovar, y el ex-conde Juan Bautista Mijares O'f)» El progra- ftà de la anneiacién liberal Condensaba lincamientos Trente al régimen ëônstrvadorî èl principle do alte rnabilid ad en los cargos péblicos; cl u- 60 del poder electoral; èl examen libre de los int«rcces de la conunldad; el rechazo de la fuerza en la résolueién dc las cueotiones polftlcas; el imperio de la ley; la independencia de la Iglesia, del poder judicial, u- niversidades y colegios; guerra al monopolio y al privileglo y organiza- ciéh de la milicia nacional (II). Con cl objctivo de poner en marcha el prigrama, los libérales acordaron la creaclén de un periédico de circu- lacién semanal, con el nombre de El Venezolano. dirigido por Antonio Leo- cadio Guzmén. El primer némero, de agosto de 1340, enunciaba el objetivo de "combatir cor. el lenguaje de la razén los principios de la oligarquia politica que afllgia a Venezuela; los errores de la administraoién y los extravios de làs legislaturas pasadas; sostener y consolidar la oplnién de los que forntan el partido de los ferdaderos principios constituciona- les; y favorecer y sostener la marcha franca y liberal de la Republics" • (49). En el primer editorial, Guzmén aflrraaba el grito de hombres nu^voo,_ - - prlnclplo alternatlvo, como autAiitico lelt motlv del mcvlmlentô, au con­ signa central; en palabras del historiador J. Gil Fortoul, "À.las voces de hombres nuevos y alternabilidad democrética acudieroa a ampàraxse-iwtjo la bandera liberal cuantos por razones varias vivfan descontentos del go­ bierno o se veian apartados de los puestos péblicos» o aspiraban a una gra dual tranaformacldn en la estructura misma de la Rcpéblica" (to), El lema se iba a repetlr por todas partes en forma sistemétlcà; de ahf que en cier ta medida haya venido a confundirse el naclmiento del partido liberal con la fundacidn de El Venezolano. tomando Antonio leocadio Guzmén una flgura- ci6n de primer piano como jefe supremo del libéralisme» como caudillo ci­ vil del partido liberal, (*1) Si lS^0ÏfSAÿ|Q£â®con3orvadora estuvo signadô por là eupremacfa de rdez, la llamada Oligarquia liberal (1848-1858) va a estar sujeta al cau- dillismo de los orientales, a la dinastia de los Monagas» y con Asta se profundiza considerablemente, como hemos visto en el apartado anterior, 1 concentracién de la propiedad territorial agraria. Con el gobierno de los Monagas (José Tadeo Monagas, por ejemplo» el Sol de Oriente), el reparto de la tierra va unido a un nepotîsmo cerrado, excluyente y corrupts. Son gobierno8 de estilo autoritario y personalista, en los que la posesién de poder politico es instrumentalizada para la apropiacién de loa mejores au los por parte de la familia gobernante.(W) Sin duda que la manera como los Monagas van a entender la liberalizacién del poder, no pudo ser més peregrina, "Liberalizacién" 11aman a una actitud complaciente para con la Iglesia catélica, a través de dos consignas bien dispares* por un lado, 1 reconstitucién do la Gran Colombia, y por otro, el reconocimiento de la ligién catélica como religién oficial del Estado venezolano» punto que 1 grarén imponer en la Constitucién de 1857» la cual, en realidad, era con oceucncia de lus proplas aspiraciones del general José Tadeo Monagas en cuantc a facilitar su perpetuacién en el mando. Bajo el manto del "libéralisme", la préctica dictatorial muchas v ces, no impediré que en el texto de 1857 regrese a afirmaciones de caréc ter religioso,{taies como que "El Estado protegeré la religién catélica, apostélica y rqmana y el Gobiemo sostendré siempre el cul to y sus minis tros conforme a la ley" (43), légicaraonte, el liberal ismo contradictorlo ténia también sus compensaciones en cuanto a que en dicho texto se reite raba la supresién de la pena capital por delitos politicos y la aboliclé de la esclavitud, medidas ambas del gobierno del hermano y predecesorde Tadeo, José Gregorio Honagaè. La ciudadania pasaba a adqulrlrse aien- do venezolano mayor de 18 afioe o casado, se suprimian los requisites eco- y se aplazaba hasta 1980 el de saber leer y escribir; sin embargo, pàW Bcr elector de segundo grado se conservaban los condlcionamientos de iipb econémico ((/*). El cambio de dcnominacidn de Représentantes por el de i)ipot?-do6 y la crecidn de un Roder Municipal, limitado a una relatlva au- todènia de los ayuntanleatos, èstuvicron tciidos al aurento del periodo con^ titwëional a seis aflos -que éra en realidad el principal motivo, junto a la |>rohibicldn dé reeleccidtt, de la reforma const!tucional de los Monagas. Si el libéralisme era sélo ima excusa, queda claro que en la cueo- tidü. de la esclavitud, ni conservadores ni. libérales, polltica y econémi- ôaéente» tenian mayor interés en su conscrvacidn, El sistema esclavicta, cotad régimen socioecondmico, èntraba en decadcncia paulatina con el nugo dei talé, cultivo de tierra templada, y el debilitamicnto relativo del ca- Càô y de la cafla- de azécar. La esclavitud perdla asl su Interés econémico pàia ambos grupos politicos y ai contrario se prcsentaba ya como una cos- toèà carga para los terratenientes; la Ley de aboliciéa de la esclavitud, dé 1854, fuê més la consecueacia de las necesidades de éstoo que de los poétuladoB de la filosofla liberal, aunque la medida estuviera rodeada de considerables elementos propagandlsticos y de una rctérica para impresio- nftr* El libéralisme en Venezuela, que ocupa altos cargos en la administra- cién monaguista, fue més la préctica del oportunicmo que otra cosa, el a- giutinante del descontento *de "todos los que no ootaban en cl Poder y to­ dos los que lo ambicionaban" (24), Si el liberalicmo logro identificarse con el movimiento federal, lo fue sin organizacién ni programa alterna­ tive, El objetivo parecla ser simplemente la destruccion del Partido Con­ servador, que no implicaba una alternative concrete de poder. La Guerra federal de 1053-1863 iba a poner de relieve las profundas fracturas de u- na sociedad que no se habla modificado sustancialmeute desde loo dltimoo aflos coloniales, la ultima oportunidad de los sectores de la Inteligencia libcral- conservadora era precisamente la Constitucién de 1858, cuando, tras el de- rrocamiento de los Monagas, un Congreso Constituyentc se reûne en la ciu- dad de Valencia' con el objeto de discutir un future texto fundamental que en opinion de muchos significa una transformaclén del proceso constitucio- nal venezolano. En su parte dogmética dlstingula por primera vez en Vene­ zuela entre derechos, garantlas y dcclaraciones. La enumeracion de los de- rechos Individualcs no era limitativa; se reiteraba la supresién de la pe- - 4 1 - ( / ( * • ) -na de muerte por delitos politicos, y en lo relative â los delitos comu- nes, se declaraba que "el Cédigo Penal limltaré en cuanto sea posible la imposicidn de la pcna capital" { l } ) » la omisidn a declSraeldn alguna sobre la religién implicaba la vuelta al regimen de libertad de cultos consagra- do cn la ley de 1834. La parte orgdnica, por o tra parte, ponla de manl- fiesto la primacla de las tcsis descentralizadoras, sin llegar a una es­ tructura federal del Estado venezolano. El poder se dividia en Nacional -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- y Municipal, que reSidla en las provin cias y cantones. La autonomfa local era amplia; en cada provincia habria una legislatora -3 diputados por cantén-, electa por dos afios en sufraglo dirocto y secreto* Las Legislaturas podian clegir a loa ministros de la Corte Supreraa de Justicia y a los Senadores nacionales* y les correspon­ dis el fomento de la înstruccién püblica, de la emigracién ÿ todas las ma- terias no reservadas al poder nacional. Los Gobernadores provinciales e- ran agentes del podèr nacional, elegidos por cuatro afios* por sufragio de los ciudadanos de la provincia, no slendo reelegibles paré cl periodo In- mediato (29). El Legislativo seguia siendo bicameral, con diputadbs^elegi dos por cuatro afios, a razén de uno por cada 25.000 habitantes* los sbna­ do re s por igual periodo y dos por provincia* La Constitucién de 1858 esta blecié una ampliacién del sufragio, extendiéndolo a todos los varonea ca- sados y los colteros mayores de 20 afios; siéndo directaa todas las elccci nés, a excepcién de la de senadores. Se conservaba la exigencla de medios econémico8 tan sélo para sër ccnador: renta anual de 1.200 pesos, profe- 8ién de 1.500 o eœpleo de 2.000 (4). El substrate de la fraccidn zamorista va a estar integrado fimdn- montalmcnte por esclaves y nanumlsos, soldados de la guerra de indépendc cia o sus dcscendientes, masas eampesinas fundamentalmente llaneras, y go zarâ del apoyo do muchos pequeflos y medianos propletarlos agobiados por e agio y la usura ()%). Hacia 1859, cuando Zamora organisa el primer Estado Federal en Coro, lo hace con un programa de gobierno qüe contempla a) la abollcidn de la pena de muerte; b) la libertad de prensa, trdnsito y aso- ciacidn, inviolabilidad de la correspondencia, libertad de cul.tos y ellni nacidn de la prisidn por deudac; c) la igualdad ante la ley sin dietinci de clasee sociales; d) inviolabilidad de la propiedad e impucsto a la ri« queza; c) independencia del poder electoral, eleceidn universal, directa y secreta del présidente de la Republica, legisladores, magistrados civi les, gobernadores de Estados y jueces; f) gratuidad de la adiainistrncidn de justicia; gratuidad y derecho a la asistencia de la salud pùblica par todocl pueblo venezolano; y g) prohibicidn de la prision sin julclo y ed cacidn obligamtoria gratuite. Mds adn* en los postulados do Zamora es po àcptible un dcseo de incorporaciôn de las clases denposeidas a la produc cidn nacional; un enfrentamiento con la concentracidn de la propiedad de la tierra bajo la consigna de la distribucidn de la misma; una participa cidn activa del pueblo en las decisiones nacionales y una autonomia del gobierno provincial emanado de asambleas populares y democrdticas.(3̂) Pe ro la muerte de Zamora trae como consecuencia la restriccidn del moviraie to hacia un simple problema politico; como dice J,A. Armas Chitty, "Zamora es el hombre de la guerra. En las provinelas que dccrotd Ectados Federales -Coro, Yaracuy y Parinas-, did mayor partieipa- cidn al pucblo en la administracidn y dejd scntado que los gober- nantes serian los que el pueblo diese. Diferia esta forma de admi­ nistrer de la que habian puesto en prictica, tradicionalmente, to- dos los que gobernaron ..." Ezequiel Zamora "... hablaba de Fedrracidn con mistica y arrojo, y en nombre de pse princinio, con nudacia, que le sobraba; ardido contra el grupo oli- gdrquico dC T é te z , contra el de Tovar, su accidn habrla impulsado re­ formas que unos, por cansancio, y otros, por variados intereses, cs- taban incapacitados y hasta dcscalificados de promover. Palcdn y su grupo estaban demds en aquella marcha hacia el centre, en todo aque- -4<*- -llo que represcntaba, con errores y dcfectos, con pasidn y vio- lencla, fe y allento, lo cue desaparece ante la bala andnima en la mafiana de San Carloa" (̂ (). Su éliminaci^n dëavfa el curso mlsmo de uno de los aspectos mds Interc- aantes de là Guerra federal: '•La muerte del general Esequiel Zamora puc- de agreeiarse como la quiebra de la revolucldn. lo que realisan despues pdez y Palcdn es un didlogo de cansancio, y el entendImlento de Coche entre Pedro Josd Rojas y Antonio Guzman Blanco, no es en nombre de prln- ci|)io8, sino en el del tanto por c lento" (HI). Si existid un contraste en­ tré muchos dirigeâtes federales y las masas que los segufan en lo conccr- niento al contenido del movimiento, el final de la guerra va a mostrar preclsamertte la primacîa de los intereses caudillescos y de los sectores pjrivileglados sobre las aspiraciones populares. El pel igro que la revolü- cidn federal entreflaba para los grupos dominantes. Conduce a una reaccidn què da sus frutos en el llamàdo Tratado de Coche (1863), pacto que pone fin a una gUerra de cirico aHos que conmovid social y polfticomente en ni­ veles sin precedentes Inmcdiatos a la prdctica totalidad del pais. El con- venio de Coche vino a legalizar el compromlso entre la jefatura federal y los rod08 frente al imprévisible empuje de las masas populares. La "conce- gracidn legal de la tralcidn" viene a significar en définitiva la recompo- siéldn del cfreulo dirigenté y el olvido de las formulaetones sociales y econdmicas anunciadas; quedarfan, sin embargo, la herida de muerte del conservatisme y la democratizacidn de ciertas relaciones personales o in- terpersonales en la sociedad vénézolans, en cl sentido de una «mayor con- clcncla de scntimientos igualitarios en los sectores populares, las bases materiales de dominecidn ouedan prdcticanente incdlunea, pero se comprends pronto la necesidad de reformular el esquema politico, quo debe ahora dar entrada a todos aquellos que reclaman su correspond!en te cuota de poder. En este sentido, luego del acucrdo de Coche, de marso de 1863, la convocatoria de una Asarablea constituyonte darA a Venezuela una cstructura federal que se ha mantenido, al menos formalmente, duran­ te mds de un siglo. En efecto, la Constitucidn de 1864, inspirada en 3a Constitucidn de los Estados Unidos de Colombia (aprobada por la Convencld. de Rio Regro en 1862), pasa las trece provincias de Venc’zuela a vointo, que "se declaran Estados indcpendlentes y se unen para formar una nacidn libre y soberaiia con el nombre de Estddos Unidos de Venezuela" (art.1) ; los Estados "reconocen reciprocamente sus autonomies, se declaran iguales en entidad politica y conservan en toda su plenitud la soberanla no dele- - • i t - j / u } -gada expresamente en esta Constitucidh" (art.12); ademds, "todo lo que no catd atrlbuldo a la Adminlstracldn General de la Nacldn en esta Cona- tltucldn OS de la competencla de log Estadoa" (art.^p)* En lee Eatadog el Gobierno central no podfa tenor otros funclonarloo que los de Hacienda y lao fuerzas militarcs, y datas carecen de autoridad fuera de los cuarte- les y fortalezas (art,99). Se presentaba como poslble que todo acto del Congre80 o del Ejecvtivo nacional que violase los derechos garantisados constitucionalmente a los Estados, pumdiera scr declarado nulo por la Al­ ta Corte de Justicia (art.92). la reforma do la conatitucidn era posible tambidn, si lo sollcitaban las legislaturas de los Estados (art.122), los cuales determinarfan Igualmente la forma de nombramlento de los senadores y diputados que los representaran. Los tribunales estatales adquirfan ado- mds cardcter de independientes (art.9l). Pero se ha resaltado que la gran autonomie do los Estados quedaba neutralizada por otra serie de disposiciti nes del tcxto de 1364, que eonvertia a Venezuela, no tanto en una federa­ cidn absoluta como en una de tipo mixto b̂), Asf, por ejemplo, los Estado no podlan separarse de la federacidn (art.l3-102) y estarfan regidos por una mioma legislacidn sustantiva en lo civil y criminal (àrt*l3-22-), Por otro lado, la Constitucidn enumeraba ampliamehto los derechos individuals8;reccnocia la igualdad civil y politica de los ciudadanos, 1 libertad de prensa; declaraba abolida la prisidn por deudas y la pena de muerte para toda clase de delitos; por primera vez en Venezuela, eatable- cia la ensefianza gratuita para la educacidn primaria y de artes y oficios proclamaba la tolerancla religlosa y declaraba que solaoénte la religidn catdlica podria realizar actos de culto publico fuera de los temples (art 14-13-). El poder legislativo federal era bicameral; dos Senadores por c da Estado y un diputado por cada 23.000 habitantes. Ins Cdmaras tenion v to mutuo y se intentaba garmtizar su independencia. El présidente de lo Estados Unidos de Venezuela era elegido por votacion directa y secreta; cada Estado tenia un voto que era el de la mayoria de sus electorss (art. 63), correspondiendo a las CAmaras el escrutinio. Por lo demAs, el mAxim Argano del poder Judicial era la Alta Corte Federal, autentico guardiAn del sistema federal (Ĥ ). , Si la Constitucidn de 1864 estuvo diez^ahos en vigor, el acceso de Antonio GuzmAn Blanco al poder en 1870 va a dejar a la federacidn ve- nezolana suspendida en la prActica (Hf)» En realidad, el federalism© en - 4 1 - Venezuela va a servir a objetivos muy distintos a los establecidos por la propia teoria politica y constitucional. No hay que olvidar que sobre la oategoria aoeioecondmica del latifundio y sus expreslonce sociales y noli- iiçâÀÿ fUndd el caudillo su aütoridad como soberano local, fendmeno que eoi^ radical importaneia despuds de la guerra federal. En la prActica, 16 6he ée perflld en Venezuela entonces con mayor fclaridad fue im sistema politico en el que los caudillos locales van a pugnar entre si y con el gohiëtho centralÿ basados en fuerzas brganizadas y adlctas mediante vin- ëuibs de lealtad y lazos personales; y tan es asi, que se ha hablado de *lâ inexistencia prActica del gobierno central, dingrcgado en manoo do los caudillos régionales* CiS)i lo que para otros oeria el predominio ab­ aci uto del "feudalismo politico provincial* (Ht). Se trataba de un vaclo dè poder puesto en evidencia antes y decpuAs de la guerra y que s6lo serA super ado aîîos mÀs tarde bajo la fÂrrea voluntad de Guzman Elanco Of>), Antonio GuzmÀn Blaneoÿ hijo del caudillo liberal Antonio loocadio feuzmAnj ôcup el poder a los treinta y cuatro afios de edad y, sin contar périodes de Interinato, gobernd directanente catorce. aîios: durante 1070- 1877, 1879-1884 y 1886-1888, Para GermAn Carrera Damas, la consecuencia mAs importante de la Guerra federal hay que buscarla precisamente en el Guzmanato (l67Ô-l688)\ durante el cual se producen las primeras medidas modemlzantes del Estado vénézolane ÇU). Es asi como, segûn Arturo TJslar Pietrij Antonio GuzmAn Blanco configuraria un tipo humano en quien una variedad de los rasgos del fenÀmeno del caudillo, aparecerian combinados con una especie de "moderacidn reflexiva": un civil que deviene en mili- tar; un hombre aficionado a la cultura y enamorado de algunas'ideas libé­ rales, cuya accidn politica refiejaria un deseo de contribuir al progre- 80 nacional; ou dureza, calculada, y su crueldad, mAs ostentosa que efoc- tiva, harian del anAlisis de su personalidad algo ciertamente coraplejo y dificil 05). Un estudioso como George S, Wise, en Caudillo, A portrait of An­ tonio GuzmAn Blanco, al examiner el contexte histdrico-politico del Ilustre Amcficano' Regenerador de Venezuela, pone de relieve como los ré­ currentes conflictos de la sociedad vénézolans convirtieron a la solida- ridad social ^ el acuerdo ideoldgico en verdaderas utopias del proceso histdrico; y el camino que encontrd el orden politico nacional para ocr reotablecido fue precisamente a travds de un liderato fuertemente perso- • nalizado. GuzmAn Blanco aparecia como el vehieulo iddneo para responder a esta necesidad politica (S ^), En un marco ambivalente, GuzmAn Blanco ha- - 4 1 - [ w ] ce frente a dos clases de necesitiades; por un lado, Juega un papel impor­ tante en la reconotruccidn del pals, consolldando la estructura politica e Intentando Integrarla mediante el desarrollo de las comunidaeiooé» y los transportes y la establllzaciAn de las actividades agrfcolâs y ceméf claies, a la vez que impulsando la edücacidn y elimlnatido los aspeetos mAs pronunciados del control social de la Iglesias Pero simultAneamente, observA tumblAn sus intereses personales, haciAndose rico é Instrumenta- rizando a lao personas a su alrededor y violando, incluse, las propias normes constltucionaleo que habfn creado (54). Son estbo dltimos aspcctoo los que llevan a dccir a E. Lieuwen que "Aunquo se proclamaba vocero del Partido Liberal y defensor de sus principles, GuzmAn Blanco no ténia 1- deologia politica ni responsabilldad partidaria. Sus despiadados ataques a los conservadores nacian de la venganza personal, no de principios par.» tldarios. Hizo mofa del liberalIsmo politico al fraguat elecciones, amor dazar a la prensa, y aterrorlzar a toda la oposicidn. El federalismo por el que habia luchado tanto tiempo el partido quedA peWertido en un cen­ tralisme autocrAtico dentro del cual el mismo GuzmAn Elanco asumlA el pa pci de un CAsar vanidoso* (^). Con el Guzmanato, la autocracia caudillista adqulere cierto matlz europeista. GuzmAn Blanco habia vivido en Europa y los Estados Unidos y, entre sus congénères, era el ûnlco con estudios univeràitaxlos. Reformas tan significativas como el decreto de InstrucciAn primaria, gratuits y o bligatoria; la implantaciAn del matrimonio civil y del registre civil; 1 ox'gaaizaciAn de la adminlstraclAn pdblica y la construcciAn dê diverses bras pdblicas (teatros, acueductos, tranvias, etc.,), sintetizaban el n vo perfil del régimen. De otro ladO, la reordenaciAn de las firahzas na cionales con la proraulgaclAn de un CAdlgo de Hacienda a fin de centrait zar las cuentas del Estado, estuvo acompafiada del c stable cimiento de un régimen monetario uniforme. El caudillismo 11ustrado se reflejaba tambi en la creaciAn de servicios postales y telegrAfieos extendidos a las pr cl pales cludades y en la construcciAn de los primerbs ferrocarriles. la disminuclAn del poder de dos importantes instituciones extragubernament.. les como la Iglesia catAllca y el caudillismo regional, ne vcriflcaba, primer easo, médiante el reconocimiento del matrimonio civil, la inicia ci An del registre civil (nacimicntos, matrimoniqs y def undone s) y la a pertura de los cementerioB a los no catAlicos. Conventos y monasterios fueron abolidos en medio de un laieismo rabioso e Independlente y algun tierras de la Iglesia conflscadaa: la cuestiAn llegA al punto de amenas -50« Blanco a la Santa sede con un clsma que sustrarrfa a Venezuela de la eatollcldad romana (53). Al mlsmo tlcmpo, eu el aegundo caso, en un in- teni(0 por cor tar las fuentes flnancleras de los caudillos locales, se va a éstabiècer el control y explotacidn nacional de los recursos naturalss, y es Igualmente fijada una asignaclAn anual a los gobiernos locales, el 11a- itado Situado Constitueional, que vlene a reemplazar fuentes prévins de fi- Éanciacidn local, con lo que los caudillos a este nivel van a convcrtirse progreslvamente en una especie de pensionistas del gobierno nacional (S‘|). Guzman Blanco tambiAn se cuidA de conectar con los almbolos nacionales, èxaitando la memoria de SiroAn Eolfvar con motivo dé la tralda de sus res­ tés para depositaries en el PanteAn Nacional de Caracas, al mismo tiempo que dësarrollaba un programa de obras püblicas en la capital -edificios pAblicos y de orname nt ac iAn- de acentuado afrancesamiento arquitectAni- co (55). Paraielamente, la actividad cientifica y universitaria registraba feieirto florecimiento y las primeras Influencias del positivisme filosAfi- co sé manifcstâban en Venezuela. Pero todo ello no exclufa la presencia del personalismo en la prActica gube marnent al. GuzmAn Blanco hizo n ombrer a su padre. Antonio Êeocàdiô, Kinistro del Interior y Justicia, luogo Caneiller y Miembro de Ndmero de la Academia, y el propio Congreso, en 1873, le daba el titulo de "Ilustre PrAcer de la Independencia Sudamericana". De otro lado, Guz­ mAn Blanco, ademAs de présidente de la Repüblica, se hizo designar prési­ dente de siete Estados del pais, de la Alta Corte, Director de la Acade­ mia de la Lengua, Rector de la Üniversidad y, por si fuera pocq, Kinistro rienipotonciario en nada menos que siete paines europeos iS Ô . Ello no le impidiA tampoco formar uno de los mayores patrimonies privadoe hasta en­ tonces conocidos y poseidos por un venezolano, al amparo del poder y me­ diante fraudulentas negociaciones. Se trata de la "otra cara" del Guzmana­ to que entra de lieno en la parte intrfnseca del regimen caudillista, en lo que ticne de irresponsabilidad ideolAgica, uso impronio y sin réservas do la fuerza, argueia financiera y desmedido personalIsmo. Son caracteric- ticas que se proyectan decisivamente hacia n i interior del sistema de go­ bierno guzmancista y son en buena medida responsables de su espiritu y formas de actuaciAn. En este punto aparece con claridad que la politica de GuzmAn Elanco no estA directamente adherida a principios o convicciones predeterminadas, Sfectivamente, si profesa adherencia a la causa liberal en muchas ocasiônes, la historla y los hechos de su gobierno indican una constante oscilaciAn de objetivos, un frecuente remover de ideas y progra- [a u ] -mas y una total falta de responéabilldad hacia esa polftica, les princi­ ples y las allanzas. En este sentido, el oprtunlsoo de GuzmAn Blanco lo es en un alto grado. Asimlsmo, en las condiciones p;reyalcclentés eç Vene­ zuela durante su perlodo de gobierno, mientras hubo una cônstltuclAn for­ mai que consagraba las libertades civiles, exiôtia dé hecho a todo.lo lar go y ancho del pais una continua serie de raovimientos revolucionarios, si tuacidn que alternaba ademAs con un estado de guerra actual o potencial. Bajo estas condiciones, GuzmAn Blanco estuvo predlepuesto a ver los sig­ nes do deoafecto y discrepancla como algo que habia qüe reprlrair duramen- te; en otras palabras, cualquier voz de diaentimiento èrà considerada, no sdlo como una ofensa personal al caudillo, sino también como un acto con­ trario al propio sistema de gobierno y preludio, por tanto, a la Insurrec clAn. Do igual manera, la carrera politica del caudillo de la Federacidn mueotra una preocupacidn por amasar una gran fortuna personal, tanto que eo dificil distingulr o dlbujar una llnea entre Ine tfonsaCciones flnan- ciorao que GuzmAn Blanco hizo en bencficio del pais, y 1ns que hizo en oÜ propio provecho. Su nombre y los nombres de su circule familiar mAs inme- diato, estuvieron asoclados a cas! cualquier empresa ëcondmica en Yenezu ' la durante su adminlstraclAn, En fin, si fue caracterfstlco su personàli mo en la gestiAu gubernamental, es un hecho prActlcamente intrinseco el que el "cAncer de la vana gloria" haya acompaflado slempre su carrera de caudillo (ff); muchas de sus mAs espectaculures medidas expresàron mAs bien podorosôs deseos do endiosamiento y magnificencia, lAgicamonte, la bAsqueda de un estilo mAs actual por parte do la adihinistraciAn guzmancista, plasmado en medidas como la creaciAn del mi- nieterio de InstrucciAn PAblica, la regularizaclAn de la moneda en eentl do imiformizador, la redacciAn de los CAdigos civil, criminal, mercantil y militar, el fomente de la inrnigraciAn y el lévantaraiento de los prime- ros censos vénézolanes de poblaciAn con criterios mAs técnicos que los antcriores, contribuyen sin duda a darle al Guzmanato un sentido moderni znnte que pasadas autocracias caudillistas no tuvieron. En cote ocntido, el "camino" hacia una autoridad nacional como punto de referenda de la fuerzas politicas y sociales, es un proceso verificable y real bajo ou mandat©. No por eso el caudillo deja de propulsar reformas constitucio les para satisfacer deseos personales y de egolatria consumada. Ilustr bien estos afanes las ligeras modificaciones de detalle -verificadas a instancias de GuzmAn Blanco- Introducidas en la ConstituclAn de 1874, q por lo demAs es copia casi literal de la de 1864. En efecto, con el fin 4 -5T-4- de haiagar al primer maglstrado* oe va a cambiar el nombre de algunoe Es­ tados de la Federacidn venezolana y asi, por cjemplo, el Estado de Caracas pasd à llamarse, para no Insistir, Estado GuzmAn Blanco Con parecidas Intenciones, la ConstituclAn de 1881, reproduciendo bâoi llteralmentc el texte de 1374, contemplaba diverses reformas de sa- boîf êüfopeo oügerldas por el caudillo, quien era admirador y visitante a- sidUd del viejo continente, las principales novedades eran, en 1831, la' tèdüecijln del hdmero de Estados^ la creaciAn de un Consejo Federal; el nu- idontô à cüatro afloS del perlodo de diputados, senadores y miembro s de la Alta Corte Federal, y la introduceiAn del rccurso de casaclAn, tornado sin duda de la legislaciAn f rance sa (yj), ta creaciAn del Consejo Federal, con procédencia formai del derecho helvÂtlco, diA lugar a que la Carta de 1881 fuese ilnmada la "ConstituciAn Suiza", dentinada, claro eotA, dirlan algu- hod no sin ironia, para los helados territories de la Venezuela tropical, fcro d pcoar del àcicrto o no de las importacioneo constitucicnales, El CoiiséjO Federal aparecia inspirado directamente por la ConstituclAn helvA- ticâ de 1374 ÿ se Componla de Un senador y de un diputado por Cada entidad politica y un diputado mAs por el Distrito Federal, que serian elegidos por el Congreso cada dos ados dé entre las représentasiones de lo's Estados y del Distrito Federal. A su vèz, el Consejo Federal estnria encargado de la eicCciAn* entre sus miembros, del presidents de los Estados Unidos de Venezuela ÿ de la persona que habria de reemplazarla en casos- de falta tem­ poral o absolüta (C®)* For'lo dèmAs, eotablecia también el texte de 1081, una Corte de CasaciAn independ!ente de la Alta Corte Federal, con funcio- nes que comprendlan, ademAs delà resolucion del rccurso de casaclAn, el juicio por responsabilldad de los altos funcionnrios, la dilucidaciAn de Competencias entre los funcionarlos de los Estados y la informaciAn sobre las dificultades que se presentasen en la apllcaclAn de las leycs (él) ; en roalidad, la Corte de CasaclAn vino a cumplir la funciAn de Argano dlrimcn- te de la competencia en materia judicial entre los Estados y la FederaciAn (W. - 5 1 - [m] Cîj RamAn J. VelAsquez, er. un excelente llbro, la caida del MtcrplIfAo amarlllo» Tiempo y drama de Antonio Paredes (v3), hace una Interepapta $%- poclciAn del cuadro politico de la Venezuela Inmcdlatamerttè anterior a la hegemonia del caudillismo andlno y pone de relieve cdno, hasta el goblor- no del general Ignacio Andrade (1Ô9Q-1899)» la politica Venezolana va a ■ estar dlrlglda por los actores principales o de segundo erden del movlnien to social y militar de la PederaclAn. Federalletas, guzmancistas, relvln- dicadorès, rehabilltadores o legalIstas, bajo la denomlnaclAn ccniln de li­ bérales amarlllos, constltuyen el grupo dominante y excluyente del poder: "Partiendo desde Caracas que es el vértice, la organizacidn cubre toda la Repûbllca. Cada uno de los Estados de la alinnza federal es en realidad un gran feudo, subdlvldido o repartIdo en vcrvaderas encomiendas politicas entre los tenlentes o allados de los grandes sefloreo provinciales quienés de esta manera garantisan al que estA en Caracas la seguridad de la p a s o l o à contingentes humano s necesarloa para hacor la guerra. Asi,en encala descendente que no deja fuera de sus redes ni a la mAs remota aldea" (C4). Al régimen politico censltarlo y esclavlsta de las bligarqulas con- servadora y liberal, habia sucedido, como consecuencia de la Guerra lar­ ge de 1053-1863» el régimen llamado federal. En la Venezuela federal, el poder de un GuzmAn Elanco o de un Joaquin Crespo -el Time Cresoo- descan saba csencialménte en el .funcionainlento mAs o menos eficaz de un pacto qu llgaba a terratenientes y guerreros dlseminados por las vastas y aisladas provincias del pais, Pero precisamente, el advenimiento de la hegemonia andina, primero con Ciprlano Castro y luego con Juan Vicente Gémez, va a significar la liquidacién de muchas cosas y entre ellas la de dicho sis­ tema de pactes entre los caudillos federales que durante casi cuarenta a- fîoB ejercieron un dominio absolute sobre Venezuela. Y es que junto a Ci­ prlano Castro Iban a hacer acto de presencia un conjunto de nucvao masas hujnanas -las masas and 1 nas-, que hasta ese instante habian permanecido al margen de la conflict!va politica nacional. La dominacién andina, como nuevo y prActlcemente ultimo clclo del caudillismo, es de sumo interés pa ra el proceso politico venezolano, no tanto porque se nroduzca en un con­ texte especiflço de la historia vénézolans, sino mAs bien por las conse- cuencias que va a engendrar en el sentido de una dlrecclAn politica que harA Inviable el propio régimen caudillista. por lo demAs, los condicio- nomicntos estructurales de la sociedad vénézolans pertnanecerAn incélumes por lo menos hasta la primera dicada del siglo XX (̂ s). 4 - M J ! ' I Si seguimos a Domingo Alberto Rangel (Ĉ ), vemos, en efecto, que el [ cuadro politico instaurado por la révolueidn federal era ya un régimen In- ! açpu^to para el momento del advenimiento de los caudillos andlnos. El ré- | glmeh roposaba, desde la década de 1860, en cl equilibrio incstable do un j caudillo nacional cuyo prestigio y autoridad configuranban los lazos de u- I ni An ontre las desperdigadas regioncs venezolanao aJiora convertidao en feü- j dos -Estados de la FederaciAn-, El sistema federal y postfederal descanaa- I ba ën una especie de pacto de vasallaje, en el mlsmo sentido en que a un j rey lë rodean los seffores de cada feUdo, sostenidos a su vez por un caudal de personajes menores y en las masas campesinas agobiadas por la servidum- bre*' El dominio del rey séria simplemente nominal porque la soberania e- fectiva vendria a rècaer en sus feudatarios que tenian en sus manos las armàé y ol poder econAmlco. la Venezuela creada por los caudillos de la FèdéraeiAn séria Una copia de este mecanlcmo politico: "El rrcsidentc de la ÉeptSblica aciuarA como un * primus inter parcs* de la numéro sa famllin dè caudillos que së apropian de las distintas régioneo del pais, la prime­ ra capacidad que ha de ostehtar el jefe del Estado es la de ganarse a los discolos amos de la reiaccada geografia nacional. El orden irapera cuando loô, fendos régionales no tienèn aspirantes -y un solo caudillo* los expl£ ta- o sobre viene una tregua en la disputa por el bot in. Pero es el caso èxcëpcional porque mucho mis frecuente résulta el espectdculo de las ri- AaS lUgareKas de las cuales tiene que servir de Arbitre el Présidente de la Aepdblica" (Cf). En el contexte federalista, mientras vivieron un Antonio GuzmAn Elanco o un Joaquin Crespo, el sistema pudo funcionar, aunque penosamen- te y con el alto costo de las luchas y los conflictos casi permanentes. Sin duda que con la muerte de Crespo la FederaciAn se dcsplonA y el cami- | no qucdA abierto para el caudlllaje andino, cumpliéndose asi el Altino ci-i cio de control politico nacional por parte de elrmi»ntos régionales: "Los | Llanos habian producido al general PAez como primer gnbernaote notable do j la Ropdblica, luego subieron sucesivamente al po»'.er el general I-Tonagas de i la hAmeda costa nordeste, seguido por el mariseal PalcAn de la Arida coota noroeste. La Altima parte del siglo fue dominada por GuzmAn Blanco, de Ca-j racas, Con la llegada al poder de los andinos, al termlnar el siglo, habia' cuinplido un circule complète el patrAn del control politico de la naciAn por caudillos régionales" (tî). Pero la llegada del andinismo a la politica venezolana también par­ ticipa de una causalidad compleja y multiple. Es cierto que consignas como -55 [.iw. orden administratIvo, fiscal y policial eran cucstioneo que en la Tenez la de fines del siglo XIX, brotaban insis tente mente de unos grupos domin tes do la oligarquia, cansada ya de soportar a los candUlo# federales q arbitrariedad improductiva. De otra parte, las masas estaban podeidas de una sensacidn de cansancio histdrico, quemados sus Animos én las fruatr tes guerras civiles que unaa tras otras formaban una espiral de nunca ac bar, Eran factores que confluian y formaban parte de üna crisis ya crdni ca que abonaba el terreno a la hegemonia andina, (L9) Fero lo que es mAs teresante, durante casi se tenta aflos de vida republicana, los Andes cono tltuion una régiAn que habia permanecido al margen dèl poder politico* E monopolio de Aste se habia circunscrito csencialmente à las ticrras baja y cAlidas del pais -llanos occidentales, centre y oriente de la repùblic hasta el punto de que los Andes vivieron .aislados y configurando un ento no geopolltico mAs abierto hacia Colombia que a la propia naciAn venezol na. Precisamente por su aislamiento, la reglAn andina pudô sustraerse al cataclismo que, en lo econAmico y social, supuso la Guerra federal e, in cluso, beneficiaree de él y del desequilibrio subsiguiente al mismoî no vidcmos que a los Andes eraigraron acaudaladas families que huian del en­ frentamiento y vastos sectores de poblaciAn llanera. Cornenzaba también è tonces un acrecentamiento del cultivo del café que en diverses etapas i a convertir a la regiAn en la mAs prAspera del pais, proceso que induda- blemente rcpercutirA en el nivel politico, en el sentido de que los Ande se sentirAn con fuerza suficiente para aspirar al gobierno de la Repdbll ca. G. Carrera Damas hace una sintesis acertada de la cuestiAn cuando a- firma que "El vacio de poder que se produce en el centre del pais por el agootamionto do los partidos tradicionales, el debilitamiento del gobie no central por la ineptitud y la anarquia caudillista, la relativa bon- cconAmlca de la regiAn andina, en gran parte a salve de tras to mes prof dos y depredaciones prolongadas padecidas por el reste del pais, todas s circunstancias que concurren en el advenimiento de la época andina de la historia de Venezuela" (f<|* lîo es coincideneia por consigulente que euando se produce la Revo lueiAn Restauradora (1899), acaudillada por el tachirense Cipriano Cast un afîo antes cl movimiento total del comcrcio exterior de Venezuela alca zara a Bs. 74.489.003; de los cuales. Es. 61.847.542 eran producidos por la exportaciAn .de café (70. En este sentido, podia afirmarse que Castro sumia los impefatlvos de una economia -monoproducciAn cafetera- que reel maba el mando y se sentia madura para ello.(f2) Cipriano Castro, quien -A't- [ I f l J habia entrado con sesenta hombrea por ol occldcnte andlno deode Colombia en mayo de 1899, ocupaba a Caracas en octubre de eso mlsmo ado* rodcado de innumerable 8 trpopas y sin necesidad de dis par ar un solo tiro, El Siem- pre Vcncrdor, JamAs Vcncido segun unos, o el Ililciadrs Americano segdn o- tros, entraba proclnraando la necesidad de "nuevos hombrcs y nuevos proce- diffiientoŝ e Iba a gobemar hasta 1900, "nuevo aflos de autoritariamo des- tocado, corrompido y corruptor" (B)# durante los cuales en realidad no hu­ bo flblueioncs a los graves problemas que aquejaban al ïîals: "Castro no res'ibaura nada, sino que prolongs la habitual manera de conducirse frente al problema del poder en Venezuela, los CAsares de tumo" ( f \ ) . T'As adn, una pcrnohalidad mental alterada hace que el Castro quo ce conrolida en el poder sea "un personaje quo bien pudiera flgurmr en la galeria do Cé- sàrës pintados por Suetonio. MegalAmano, poseido de satlriasis; cruel y diqipador, su gobierno pasa como un viento de orgia, sobre la esquilmada tierra venezolana" (...) "la adulacidn y el servlllsmo le c’ercan por to- das parted, MAs que ministres, lo que tiene son cortesanos que se pliegan a todos sus caprichos, le desVanecen con toda clase de elogios haclAndole pensar que éë estratega genial, elocuente orador. Arbitre de elegancia en los salone8 y, todo cuanto pUede idear el ingenio do los Aullcos a fin de halagar là Vanldad de los poderosos" 0 ^ )» El perfodo gubernamental de Cipriano Castro (1899-1908) serA recor- dado^ entre otras cosas, por el ataque y bloqueo naval impuesto a Venezue­ la de parte de varies pafses europeos, unidos en el objetivo comun de for- zar al pago de las deudas con elles contrafdas por el Estado. la Interven- cidn por lo demAs no era algo excepclonal en la historia latlncamericana, El siglo XIX encontraba a los Estados hiapanoamericanos debllitados desde el punto de vista militar y la conclencla de esta debllldad les mantuvo en constante alarma ante la poslbilldad de srr reconqulstados por Eopaùa, 0 bien agrcdldos u ocupados por otras potencias europeaj. El temor a la interveneidn extranjera no carecia de fundamento vlstas las dlstintag o- casloncs en que, por dlversos motives, ciertas potencias occidentales hi- cleron tentativas de apoderarse de distintas partes de latinoamérica. Re- cordenios, por é jemplo, la intervencldn de EspaSa. en Mexico (1829) ; las de Prancia e InglAterra en Argentina y Uruguay entre 1838 y 1850; la guerra entre México y Estados Unidos en 1846-1848; la IntcrvenclAn de Francia, Espafla y Gran Bretafia en Mexico de 1862-1867; y la de Espafla en Perd en 1865. El bloqueo naval de Venezuela de 1902-1903 por parte de Alemanla, Gran Bre tafia e Italia pue de cuadrar muy bien con aquello de que "la his- - 5 7 - V. ■ I 'I ; -torlû do la diplomacla latlnoamerlcana en el siglo XIX è# en gran parte ;S ilda lista de reclamaciones extranj eras" (W* En efecto, la reaistencla d ' Venezuela a pagar dafios a los ciudadanos europeos iba q â là. ià tervcnciAn de dichas potencias que,, decididas ya a actuar por la iuer&a, y;. éstàblecieron el bloqueo de los puertos vénézolanes dè Füerto Cabello y ’ de Maracaibo. Pero lo mÀs importante de este episodlo no iba a ser tanto el resultado final del arbitraje al que se llegd, sino las violentas rsa ; ' clones que se produjeron en todo el Continente con motivo del intente de ' cobro de deudao mediante la fuerza (TD* El nacionalismo ciertamente retdrico de Castre cuando con motivo dèl bloqueo acufla la conocida frase de que "La planta insolente del ex­ tran jero ha osado profanar el sagrado suelo de la pat ri a" (fS), no refie j ni mucho menos la cuestiAn esencial del problema que ên la mente del eau dillo andino aparece simplemente de emocionalidad patridtica* Lo mAs im­ portante va a ser sin duda las consecuencias del bloqueo en el plàno del derecho publico omericano, en dccir, la formulacidn de la llamadu Doctri na Drago. Ante los acontecimientos de Venezuela, el canciller y juriste argentine Luis M. Drago elaboraba una larga nota que situaba el problema en sus reales termines. Eseribfa que "El capitalista que suministra dine ro a un Estado extranj ero tiene siempre en cuanta cuAles son los recurso del pals en que va a actuar y la mayor o mener probabilidad de que los c promises contrafdos se cumplan sin tropiezo". "El acreeder sabe que cent ta cep una entidad soberana y es condicidn inherente a todà soberanla q no puedan iniciarse ni cumpllrse procedimientos ejecutives contra olla, que ese modo de cobro comprometerla su existencia misma, haciendo desap recer la independencia y la accidn del respective gobierno". "Todos los Estados, cualquiera que sea la fuerza de que se disponga, son entidades de derecho, perfectaraente iguales entre si y reciprocamente acreedoras por elle a las raismas considcraciones y rospeto". De ahl que "El cobro impuloivo c inmcdiato, on un momento dado, por medio de la fuerza, no t rla otra cosa que la ruina de las nacionee mAs débiles y la abcorcidn de un gobierno con todas las facultadec que le son inhcrentes por los fuer- tos de la tierra" De esta manera, el canciller argentine dejaba cc da la dudosa legalidad de la accidn de bloqueo y sus afirmaciones se ib pronto a convertir en normes de derecho internacional americano. La doet na Drago podla àonsidcrarse entonces como una notable declaracién de sol daridad americana (9®). Con Castro en la Restauradora habia venido un colaborador direc -53- -tb, cu compndre Juan Vlconte Gémez. Antlguo campeclno y cultlvador cle cafd, coraorclante y contrabandlcta cn los Andos colorabo-venesolanos, Juan Vicente oAraez va a Ingresar en la politico por la via del compadrazgo, prl hero, y do la traiclAn, despuAs, a Cipriano Castro. A fines de 1908, Cas­ tro viajaba a Europa por motives de salud y el 19 de diciembre de aquAl a- ■. fid I cl vicepreoidente -encargado de la primera maglstratura- general cAmez daba Un sibilino golpe de Estado para hacerse cargo del poder, ratificAu- dolo asi la ConstituclAn de 1909: ante la necesidad de legalizar el golpe, cAmez procediA a inspirer una nueva reforma constltucional, al igual quo Castro lo habia hecho antes* en 1901 y 1904, con el fin de continuar on 1; preSidencia. El Donemdrito general GAmoz, rdroe de la Paz y del Trabajo, mane jar A a Venezuela como un feudo personal durante veintisiete aflos (1908- 19^5) y sAlo de jar À el poder por muerte natural, en el marco de uno de los rcgimenes mAs despAticos que haya conocido la historia latinoamericana. Si en un principio se pensA que GAmoz serla un fenAmeno pasajero, SU larga autocracia sin embargo iba a romper con la medida que habian al- canzado todos sus antecesores en el mando. Tan dilatado y omnlmodo poder puede encontrar su explicaciAn en los propios antécédentes de la evoluclAn social y politica de Venezuela* aunque mAs importantes son sin duda.los factAres coètAneos que contribuyeron al sostenimiento del régimen goraecis- ‘ ta» Eli este dltimo sentido* el inicio de la explotaciAn petrolera en Vene­ zuela vino a .inyectar al régimen unas formidables energies : la coyuntura internacional y el apoyo norteamericano lo preservaron desde su comlenzo y lo consolidaron posteriormente. Sin perjuicio de una ampliaclAn ulterior eh prAximos apartados de este trabajo, si conviens ahora dlstlnguir tres 0tapas dc los veintisiete afloo de goraecismo en el nlvel econAmico. Entre 1900 y 1917, la agricultura en Venezuela es la actividad prédominante y el café continda slendo el principal products de exportacion, seguido del ca­ cao y la ganaderla. A partir de 1917, hasta 1926, el arranque de la produc- cién petrolera se combina con la actividad agricola que en 1925 aAn présen­ ta un importante volumen de exportaclAn. Los primeros signes de una pros­ per id ad monctorla derlvada del ingreso petrolero no impiden que cl café tachirense pronorcione Igualmente un importante volumen de Ingresos. Pero ya entre 1926 ÿ 1935, la exnlotaclAn de hidrocarburos termina por superar a la tradicional exportaclAn agropecuaria: es cl momento en que la Venezue la agraria deviene en la Venezuela petrolera. (31) El paso de la Venezuela agraria a la Venezuela del petrAleo supone como resultado un cambio en la tradicional economia venezolana, que tiene - 5 9 ' biAs dc deformacidn. que de transfdrmcidn real hacla nivcles cupërioreo, Sn todo csso, tuia serie de desejustes h.ardn su rnarlridn nl aî paro de 3as operaciones en gran escala de las poderosas connaHfas petroleras traaena- cionales, "cuyo resultado en un pais de tan raquitlco dcccnvolvi«lento e- condir.ico, no podia ser otro que el de hacer sal tar en afîieos eu Oldsica e structura" (it)» T son, precisamente, las compafllas petroloras lat quo actdan como principal soporte exterior e interior del régimen gomecista, a carahio de las tristemente célébrés jugosas concesiones para la extrac- cién del oro negro. La dioolucién, muy répida si ce teman en cuenta las coordenadas histéricas y sociales, del orden agrario y su base material hace desde luego inviable el caudillismo; més aun, el petréleo le va a dar a este sistema un golpe mortal por la serie de consecuencias que en­ gendra en la estructura socioecondmica del pais» Anota con propiedad R» . Gallegos Ortiz la significaoidn de la relacidn entre petrdleo y câudillis- mot , "La fdrmula del caudillismo se Impuso en Venezuela -en mayor o menor grado- hasta la llegada del petrdleo, Paulatinamente se fue desvaneciendo. Juan Crisdstomo Palcdn le asienta el primer golpe, cuando deroga aquella prActica de que las tropas deben procurarse por si misnias la manutencidn. Prohibe el alojamlen- to y mantènimiento de oficiales por deudores moroooS. Kermaria la 'boisa' de los ejércitos particulares. cipriano Castro fue adn mAs decisvo en su doterminacidn. Dc aqui el odlo nue le*dis pensaron* muchos caudillos lugaredos. En la Constitucidn de ~ 1904, expropia a los Estados -y por ende a los gamonales- de su poder militar, al establecer que * todos los clementos de guerra pertenecen al gobierno nacional*. Pero es el petrdleo quien da el golpe decislvo. Gdmcz no terminé con los caudillos; lo hizo la economia petrolera. Una economia que centralisa los ingresos, fortifica un ejcrclto nacional que le garanties sus bienes, abre vias de comunicacidn, estrangula là produceidn ca­ fetera y empobrece a los hacendados" (SO* y algo muy importante, cuestidn que analizaremos mAs tarte con mayor de- tonimicnto: cl cierre del clclo campcsino de la historia venezolana, para dar paso al llamado "ciclo urbano", ImpTicarA un cambio en las motivacio- nes y la dinAmica del proceso politico y social; como observa D.A. Rangel "El factor expire s ivo de la politica venezolana no ser A ya, de ahora en a- delante, la incpnformidad campeslna que se agotd en las,estériles guerras del caudillismo. En su lugar aparecerA la efervescencia de las clases mé­ dias -y décades.mAs tarde la protesta del proietariado- que impartirA a nuestro proceso un sello to talmente distinto" (8*f). T es que, en efecto, ya en los aîios finales del gome c ismo (1928-1935), la presencia contesta- -tadrla de los priraeros ndclèos dé las futures fuerzas polfticas y socia­ les de la Venezuela contemporÀnea, y el aplastacilento por el Ejérclto go- néelsta de los conatos de subievacldn de los viejos caudillos, mostraba ya que la ctapa de las revolüciones fraguadas en tanto que empresas ex- ciüsivamente militares, estaba cancelada en Venezuela, o por lo menos ya no ienla suflcientes sustanclas para nutrixse. De todas formas, aunque Gdmez fuese el dltlmo caudillo, no por e- llo iba a sor menos autdcrata que los demAs que le precedieron en el mon- doi Y la palabra autAcrata se queda corta anto la voluntad oimilmoda y des- pdtîca de ùn personaje casi de novela (8J). El sdlo dato de la croaeidn, en 1922* de dos viceprcsidcncias para su hermano e hijo; la utilizacidn de tres hombres en la presidencia, conservando siempre la jefatura mili­ tari y las siete modificaciones a la Constitucidn, llustran bien el pcr- oonullsmo gomecista, sin hablar de una policia omniprésente y do imas cAr­ celor rcpletas de opositorcs y disidentes politicos. Las modificaciones constllüclonales (1909, 1914, 1922, 1925, 1923, 1929 y 1931) so bacon slm- piemente para acomodar los cargos de présidente y jefe del ejdrcito a los dèsignios personales del autdcrata, segtSn sea el momento o la coyuntura, y por supuesto» para reforzar al mAximo los poderes del ejecutlvo y jus- tlficar asi, con la ley fundamental cn la mano, los repetldos abusos. La hipocrecia constitücional eo instltucionaliza y en la prActica un régimen buasldinAstico se pone en funcionamlento. Quedaba claro el Angulc pcroo- nalista del derecho politico venezolano, que Odmez elevaba a la mAxima exprèsidn; en palabras de A. Arellano Koreno: •Monagas lo utilisa una vez, GuzmAn Blanco dos, Castro otras dns y siete Juan Vicentc Gdmos. Eo en los tiempos pnstoriles y rond- tonos de Acte dltliro euando el recurso hubo dc al canzar la mayor de los utilisacloneo. Otroo dictndores, venclcndj obotAcblos, ha­ bian hecho cuantas reformas cnnstitucionales habian querido, pe­ ro Gdmez los rupera. Ko necccita consultar gencraies, caudillos 0 grupos oligArqulcos. Tampoco necrcita dar drdcnes, sufrir con- . trariedadco o buscar el apoyo de la mayoria pai’lamentaria, por­ que sus cortesanos adivinan sus intenciones, denclfrsn sus parA- bolas, red ac tan los capitulos y alzan la mano en serial de apro- bacidn" (...) "Es esa•tendencia universal de acomodar la Ley a la voluntad del dictador, lo que obliga a juristas y politicos gomeclstas a rea­ lizar las siete enmlcndas a la Constitucidn ITacional que tienen lugar durante los veintisiete anos de vida dictatorial. Es el a- fAn do dioponer de un instrumente legal que sirva de base para que el Jefe asiente sus botas sin peligro de que se le enrostre su arbitrariedad o su irrespeto a la ley. Se efectuarAn los cam- bios légales y todo se harA de conformidad con disposiciones - 61 * c'-.r.c ti tuclonales. En esa forma oe podrA grltar hacia todos los horizontes quo el gobierno cs constitücional y se podrA, hacer alarde de legalismo, se podrAn redactar comunicados y circulares en los que se dir A oue la soberanla reside en el puehlo" Y V » los Eotados eon autonomos. Qüe el Congreso cs autonomo* lo histoO quo la judicature. Ko importa que en los cementerioB, en las ôAr . celes o en el exilio se oncuenfrcn los opositores, lo que impor~ tu es que la voluntad del jefe o del subaltemo se hayan conver- % tido en ley nacional" (86) * - 6 4 - N O T A S A L C A P I T U L O T E R C E R 0 - i) Caracterizacldn del Caudillismo.- (l) Cf.* Retman Relier, Teoria del Estado (ed. en esp. por el Fonde de Cultura Econdmlca, México). (ÿ) Ramdn Escovar Salom, Evolucidn politica de Venezuela, ed.cit., p.14 ( t ) ëscovart 6p.cit.* p. 16. (4) "El caudillismo en Venezuela -segdn Escovar Salom- se deearrolla por dos razones fundamentaies : relaciones primltivas de vida social y e- conémica y la debilidad del Estado. Üna vez que el Estado se desarro- 11a y el poder se centralisa orgAnicamente, los prestigios caudllles- fcos se desvànecea" i op.cit., p. 78. (5) kax V/obet, Economia y Sociedad, Tpsbozo de soclologis cor.nronsiva (México: Pondo de Cultura Ëcondmica, I964. 2a.ed, en espônol, de la Cuàrta ed alemAn -1956-, 2 voldmenes. Trad, de J. Medina Echeverria, J. Rouro Pàrella, E. Garcia Maynez, E. Inaz y J, Ferrater Kora.) (ë) Mè Weber* op.cit., vol I, cap. III: "Los tipos de domlnacién", pp.172-173. (7) Para Veber, el modo objetivo de valoracién de dicha cualidad, sea desde un punto de vista ético, estético y otro cualquiera, séria co- sa indiferente al concepto de carisma, ya que lo Importante es saber cémo se valora "por los domlnados" carismAticos, por los "adeptos". El concepto en pag. 193, vol. I, cap.cit. (8) Ibid., pp. 194-195. En este sentido, la domJnacién carismAtica se o- pone, en cuanto fuera de lo comtîn y extracotidlana, tanto a la clomi- nucién racional (burocrÂtica), como a la tradicional (patriarcal y patrimoniol-cstamcntal, cspecialmente). Dice Weber, di rcrciiclando los tres tipos: "La dominacién burocratlca es espocificamcnte racio- nal en el sentido de su vlnculacién a réglas dlscurnivamente anali- zables; la carismAtica es especificamcnte irracional en el sentido de su extraleza a toda régla. La dominacion tradicional estA llgada a los precedentes del pasado y en cuanto tal igualmente orlentada por normes;; la carismAtica subvie rte el pasado (dentro de su esfera) y cc en este sentido especificamcnte revôlucionaria": p. 195. (9) SI consldcramos la doinino.clén carismAtica dcsde la perspective dc u- na economia racional, veriamos que aquella cs una fuerza tioica de la "antieconomicidad", ya que rcchaza toda trabazén con la actividad econémica cotidiaha y regular. For otro lado. Weber llama la atencién sobre el hecho de que el carisma vlene a ser la gran fuerza revolu- cionaria en las épocas vinculadas a la tradicién; el carisma puede ■* d i - ser una renovacién desde dentro que cigniflque una reorlentaclén de las actltudea anteriores: "En las cpocas prerraclcnâlIstas tra­ dicién y carisma se divides entre si la totalidad de las^i^lreccio- nes de orientacién de la conducta": para estos punto s y dits., pp. 196-197. (10) Weber, op.cit., vol. II, cap. IX; "Sociologia de là dotninacién", p. 843. (11) Ibid., p. 850. (12) Ibid., p. 850. (13) Ibid., p. 889. (ver nota 4 de este apartado). . (14) Del caudillismo y contra 61 surgen dictadufas personales que tlcnden a imponer un orden nacional unificado": M. Kaplan, Eorna- clén del Ertado nacional en América Tntlna, ed.cit., p. 201. (15) Koplan; op.cit., p. 207. "... la empresa hlspanoamcricana no fue imiovadora, Independlente en su orientacién o centrnda en la solu- cién de problemas, sino depondiente y orlentada hacia Espafia a tra­ vée de estructuras verticales. Los hispanoamericanos se relaciona- ban entre si en terminas de grupos dc estatus fijo* cuyos miembros lo eran en virtud dc una superestructura formai. Ta soluolén de pr£ 'blemas consistia principalraente en dirimîr conflictos de jurisdic-”” cién o de distribuclén de privilégies. La preocupaclén general se centraba en aprovechar las ventajas que podfan proporcionar quienes estaban cbhstituldos en autoridad" (...) "Kunca se pusleron los ci- miontos de una comunidad societal, y cuando las circunstancias his­ téricas dieron lugar a la creacién formai de naciones, no habia ba­ ses normativas sélidas para la construccién de las mismas. Las exi- gencias funcionales de una sociedad -intcgracién, dlvisién del pode socializacién de los valores comunes y dlvisién racional del traba jo- fueron atcudidas en los territories nuevamcnte delimitados b€~ dlante estructuras que célo sabian reprcsentar el panel de comple- mcnto de un sistema social nés amnlio" : IvAn A. Vallier y Vivian Vallicr, La sociedad en Iberoncérica; América del Sur (voz en Enci- cloncdia Ihtcrnaclonal de lan Ciencias Socialps. David. L. Sills, editor; Kàdrld; ed.esp. de Editorial Aguilar, 1975. Vol, 5, p. 570) (16) S.J. y E.n. Stein# La hercncia colonial de América Latina, ed. cit. p. 160, 1 (17) H. Malavé Mata, Formacién histérica del antidesarrollo do Venezuela ed.cit., p. 192, I (18) Cf., K.H. Silvert, voz Caudillism, en International Encyclopedia of Social Sciences (ed. en ingl. ; The Mac Milan Cny. and The Free Press. David.I», SU] s, éd.), vol. 2, pp. 347-350 (1968). (19) K.H. Silvért, articnlo citado, pp. 347-348. ' \ (20) Insintimos sobre 6ste particular tipo dc autoritnricmo y confirmamo la idea do que es nccesarlo nd confundir cl componeute militar on e caudillismo, con otras clases de gobiernos militares en las Areas subdesarrolladas. -‘8- (îlf cf., J.j» Johnson, The Mllltnry nnd Society In Latin America (stanfordî Cal 1 fomia Ünlversltÿ Pr'ebc, l9o4i. i i Z X Ç? évidente, por supucr.to, que en el uoo comdn -decdc I03 perlédi côaj Ror ejemplo- el rAtUlo de "caudillo" oe ha opllcado impropiâ- mento a cuitlquier Ifdcr cariemAtico -Porén cn Argentina, Letancourt on Venezuela, Pidel Ceotro en Cuba, etc.-, También, y a nonndo, el tcrraino ha cldo aplicedo a los jcfes politicos localca. îîo obstante, queda claro que, en rlror, "caudillicmo" y "caudillo" tienen un olg- nificfido hintdrlco-politico concrete y nélo genera confuoién la uti- lizaclén de dicha torminologla como modèles o prototipos para la ca- racterisacién de movinilentos politico-sociales contcmporaneos o de figuras politicas de otrac régionss del llamado tercer mundo. (23) En este sentido; E. Lieuwcn, Arms and Politics in,La tin America (JIew York; Praeger Publishers, I960), (24) j.j. Johnson, op.cit. (25) isaàc Sandoval Rodriguez, Las crisis politicas latinoomerlconas y cl militar ismo (Kéxicoi Siglo )txl 3ds., l§7è), p. 61. . * . . , ’(26) i. Sandoval R.; op.cit., p. 68. (27) Soguimoo a Carlos M. Roma, voz Cauf'illo (caudillir.oo. caudillaje). en Dlcclonario de Ciencias Sociales» liadrid; ihstitulo de Estudios Politicos, 1975. Vol.“T,'pâgs.' 353-355. Jacques Lambert, América Latina. Estructuras sociales e Institucio- nes politicas (Barcelona; Editorial Ariel, 1975. 3a.éd., Prol, rev. y adiclones de A. Lago Càrballo), p. 282. (29) Carlos M. Rama, articule citado, p. 354. (36) Rama, art.cit., p. 354* (31) J. Lambert; op.cit., pag* 291. (3é) Cf., A mal do Cdrdoba, La formacién del poder nolitico en México (México; Ediciones ERA, 1972]. (33) Los criterios para définir lo que ha sido el caudillo centralizador no han sido suficientemente establecidos: la gran profusion y varie- dad de caudillos, caracteristica de la historia latinoamericana, ha hecho dificil esta labor en el campo de la Inveotlgaclén politico y codai. Para J.A. S11 va Michelena (Cainbio politico en Venezuela: Crlrlo do la Drmoc rac la » Caracas: Centro de Rctudioc del Desarrollo -ÙEi'LEO-, üniversidad Central de Venezuela, 1970. pp. 37 y ss.), tal vez cl critcrio rtés ofectivo para distingulr ol caudillo ccntralizadnr del poder, 03 ,el grade en que ha logrr.do organisar y cnuipar un ejérci- to a escala nacional. Este matiz séria el indicadof probable dc que el pais en cuestién. estaria experimentando una ciertâ prosperidad e- conémica, b al menos que tendrïa los ingresos fiscales suflcientes como para Èantener un ejército que abarcara de manera efectlva todo el territorio nacional, Pero el contexte histéricc-pôlltico y social en que el caudillo de tipo centralizador realiza este esfuerzo -di£ __tadorGS amblclococ, Implacable n, personal la tao, Opoyado» a su vos en cubcaudilloE régionales-, permito comnrcnder ot hecho que en América Latina, la concentraciéÿ del poder nacional no'iiaya impul­ sado paraiclîuriente un proceso de racionalisacién de la el cstableciraiento de normes cspeclficas de funcionamleixto# ëïle»- tadas hacia cl logro de objetivos nacionales explicites, habrla en contrado séries obstAculos en las inclinaciones personalistas, eau dillistas y nepéticas heredadas del pasado. (34) J. Lambert; op.cit., p. 294. 2) Lao bases sociales de la dominacién caudillista.-— (1) Ignacio Sotelo, Sociolorrla de América Latina, ed.cit., p. 64. (2) Sotclo: op.cit., p. 108. (3) Ibid., pp. 110-111. (4) Alberto J. Pla, la burrucsla nacional en América ïatlna, ed.cit., p. 42. Aldo Golari (Soclglorln rural Intinor nicrlnana, Buenos Aires î Ed.. Fai dés, 1968. 2a.ed.): un onalisis de sintesis nos revelarla que la so­ ciedad rural se caracterlza "por la presencia de Un entrato social do muy pocas personas y familias pero dotndo de gran poder y de és- tratos interlores dc gran numéro y de escaso o nulo pôder social" (p. 78). El mimero de intégrantes de las clases bajos rurales cs mu alto y cu nivel de vida, bajisimo. Derdë el punto de vista de la al mcntocién. A, Solari hn distlr.guido dos grondes grupos (p. 89) : a) sector de subalimontacion Intonca, cunntltotiva y cualito.tiva (Vene zuela. Colombia, Ferii, Ecuador, Bolivia, Chile, noroeste y extreme our dc la Aigentina, perte occidental del Paraguay y mitad norte de •Erasil); y b) un sector dc relativa suficiencia, pero donde oe care cc total o porcialmcnte de cicrtos elemcntos nutritives (centre, oe te y sur de Drasil, nordeste argentine y Uruguay). (5) K. Knplan, Pormacxén del Entodo nacional en America Latina, ed.cit. p. 175. (6) Kaplan; op.cit., p. 176. (7) Cierto que el llustrado cspafîol Gaspar Kelchor de Jovellanos, cn su Informe sobre la Ley Agraria, esbozaba postulados que dcsgracindame te tienen todavia inuclio valor en buena parte de Ion pafses latlnoom rlcanoG. Re.firiéndose a lo problemética del latifundio en el Inpcri Romano, afi.rmaba: "Pero en la inmensa acumulacién de la propiedad t rrltorlal, y on el cstableciialento de las grandes laLores, el ornple de esclaves en su direccién y cultivo, y su consiguientc abandono, la ignorançia y el vilipendio de la profosién inseparable de estos principiosy no pudieron dexar de sujetarla a los vicies, y al desa- liento, que en el sentir de los Geopénicos antiguos, y do los Econo mistas nodernos, son inseparables de seraejante estado. Ya se lament ba amargamente de estos maies Columela, que fue uoco anterior de Au gusto; y ya en tiempo de Vespasiano se quejaba Plinio cl Viejo, de m 46 - que la gran cultura, dcapuéo de liaber arrnlnado la agricultura en Itaila, Iba acabonde con la dc lao regioncR cujotas al Imperlo: latifundia, decfa, pordidcro ItoMaa. jam vero et provincias" (ci- tado por ”fc. Irazdbal, Vnnoaucla ccclâva y feudal, ed.cit., p. 144). Cf.* Gadpar Kelchor de Jovellanoa* Informe sobre la ley Agraria (Madridî Instituto de Èotudloo Politicbc, 1955. Prol. de v, Andrés Alvarez). (8) Â, Selariî op*cit.* pp. 46-52* (Cf.* .*.) (9) Cf*# Sotclo t op.cit*, p. 67. For otra parte, hny que diotlnguir en­ tre latifundio -gran concentracién de la tierra con muy baja produc- tividad- y plantaeién en régimen de emprosa capital iota con medio y alto rendimlento. (IC) En el caeo de Venezuela, puede afirmarse que han coexlstldo los tres tipos: hacienda, plantaeién de café o cacao, y estancia ganadera (el "hato"). (11) Frai^ Tannenbaum* Ten Keys to Latin America (Nueva York, 1964. p. . 80) : citado por Sotclo, p. 70. (12) Sotelo: op.cit., p. 7Î. âolàrit op.cit*, pp. 61-69. ! (14) Fara esté apartado résulta muy ûtÜ, de Domingo Alberto Rangel, La Venezuela Agraria (Caracas; Instituto de Invertlgaciones Econé- micas y Sociales, 1969* Tomo I de Capital v Desarrollo), . (13) Sobre èl estancaraiento econémico en el XIX; C. D'Ascoll, Esoucna hlfjtériCo-cconénico de Vrnesurla: del Kite del Dorado e la ccono- inla del café* ed.cit., pp. 391-394. i (lé) C. Irazébal; Racla la Democracia* ed.cit., pp. 203-204. (17) Germén Carrera Damas, "Algunas considéraclones sobre la cuestién agraria en Venezuela", en Temas de historia social y de las ideas (Caracas: Ediciones de la Biblioteca-üniversidad Central de Ven£ zuela, 1969. pp. 117-137) La cita es de p. 118. (18) Ibid., p. 134. (19) Carrera Damas : op.cit., p. 135. (20) Cf., Federico Brito Figueroa, Ticmno de Ezcgulcl nnmora (Caracas: José Aguntin Catalé Ed.,-Ediciônos Ccntauro, 1975. èa.ed,), pp. 452 y 08. (21) Carrera Damas, op.cit., pp. 136-137. (22) Cf., Kate'rinles para el catudio de le curation arraria en Vcnezue- la (Caracas; Consejo de Desarrollo Cientifico y Ilunanlstlco-üniver sTdad Central de Venezuela, 1971). Volumen correspond iente al pe­ rlodo 1829-1860: "Enajenacién y arrendamiento de tlerrao baldlas", con un. estudio preliminar de Carmen Gémez R. ; "Folltica de enajena­ cién y arrendamiento de tlerras baldlas (1830-1859)", pp. VII-LXXII, " L f • [Mf} (23) La nênclén rnéc compléta cobro la politica do baldloo së^utda yror la Oligarquia liberal (1848-1^50) la proporciona Luis waconlo Guerrero en La cuestién arraria cn la historia ^lacionazXCaracao ; iîiblioteca de Autores ïacnirensés, l?6è. pp. Q^lén tàcè t e feroncia a la extension de baldlos adjudicada en cada proyincia do de 1843 hasta 1857 y al bcneficio obtenldo por la familia Monagas y sus partidarioa: C. Gémcz R., est, prel*, p* XL* (24) C. Gémez R.: estudio citado, p. LXVIII. (25) Ibid., p. LXVIII. Cf., 1943 (10 de abril); "Ley de 10 de abril do 1G40, sobre avorigunclôn de ticrras baldlas, su doclinde, menoura, justiprecio y enaeonaclén que deroga las disposiciones precedentes de Colombia", en Materiales ..., Docurnento Ko. 158» pp. 377 y ss* (26) Keinoria del ministre de Hacienda, Jacinto Gutiérrez, en 1355-1856; citado por P. Brito Figueroa, ïïiatorla econémica y social de Vcno^ zucla, ed.cit., vol. I, p. 294. (27) Brito Figuoroa: TTlstnria .**, I, p. 295. (28) Cobro la hegemonia britdnica y el surgimiento del orden noocolonia en America Latin;», véaoe T. ITalperin Donghi, Historia Contrmnoréne de America latlna, ed.cit., pp. 134-207 y pp. (29) Ibid., pp. 207 y 88. (30) Sobre el crecimiento simple, véase A. Cérdoba y H. Silva l'ichelen Aspectos teéricos del subdesarrollo (Caracas: Instituto de Invest gaciones Econémicas-Ünivcrsidad Central de Venezuela, 1967). (31) Domingo Alberto Rangel, La Venezuela Agraria, ed.cit*, p. 74. (32) Résulta dtil para cl cnélisis de las situaciones fundarontolcs do perlodo de expansién "hacia afuera" y la problemética de los end el llbro de Fernando Enrique Cardoso y Enso Faietto. Do cndcncla Donairollo en America Latlna (México: Siglo XXI Eds., - - a.en l66 pags.) (33) Miguel Izard, El café en la econonla venezolana del XIX. Estado d la cuestién (Va enc a -^spana-: Es u s, » oc u ro e , pp. 205-275). Kn este trabajo, el autor se hace eco, como muchos otro sobre cl XIX venezolano, de las considerables dificultades para 1 obtcnciénde informacién y dater fidedignos y seriados en relacién al tema; las fuentes son sumamcntc fragmentarias. (34) Izard: El café en la ...» pp. 207-203, (35) Miguel Izard, La Venezuela del café vista por I00 viajeros del clglo XIX (Caracas; Separata del Eoletin ITistérlco de la Fundacié J'onn Loultori, No. 20, mayo de 1969) (36) Superioridad que coropensaba su clcvado costo de produccién. Otros factores colaborarfan en cl fenéineno de sustitucién; la évolueién de la rclâcién entre los prcclos de los distintos productos; el r pimicnto de las relaciones coraerciales con Espana, al parccer cl yor consuraidor de cacao y sus derivados hasta principios del XIX; - 6 5 - • [/U'jj el hecho general de que» a In hora de realizar nuevas cienbras, ! tras las sisteméticas destruccciones de la guerra enjencinadora, j se tuvo en cuenta cudl era el tipo de cultivo con mayores benefi- i clos y mercados mds ompllos. Para estos puntos, Izard; La Venezue- j la del café pp. 29-30. ~ I (37) For lo demds* K. Isard se ha ocupndo del exnmcn de las obscrvacio- j ncc que dlversos vlajoros europeos rrcopilaron sobrc ol cultivo ca- ! fetcro. Entre otros» loo casoa dc Edward E. Enstwlck, Vcnrsucln o npijnten sobrc la vjdn do una rrpdblira sudamprlc'ina corT In btf j-.oria ! del cmi»rrr:tlto do 1364 ( Careen si Rnnco Central dr Venezuela, 1959. | Yr.'d. del ing. de A, R. Villnsana. Londres, 1P68); Fiicdrich Gertc- | acker, Vlajc por Venezuela on cl a Ho 31368 (Caracas; Üniversidad Con j tral do Venezuela, 1963. Trad. del ale» do A.Ka, Gathmann. Jena, I 1869-69); K.K. Lisboa, Rclncldn do vlr.jo o Venezuela, "Tucvn Gra- 1 nnda y Houador (Caracas; Edicloncs do In rresidcncln de la Reiv5blT- j '/ ea, 1954. Rrùcelas» 1866) ; Pal Rosti, Kemorlas And- | rlca (Caracas: Üniversidad Central de Venezuela, 1968. Trad, del j hung, por J* Sarosi, Pest* 1361); Izard, Ln Venezuela del cnf6 : pp. 47-48. iznrd: op.cit,, cuadro en p. 34, con ayuda de clfias de R. Veloz, Economia y Finanzas de Venezuela; para las distintas observacionos, > pp. 34-35. ios datas, sëgiln los autores, varlan y habria que tomar- los en términos de tondcncias. (39) Izard: El café en la ...» p. 211. (40) ïbid. i pp. 213-214.. El ciclo de prosperidad ligado al café se prolon ga aproxiroadamente hasta la década de los 20 de este siglo, Algo {ui~ tes habia comenzado a producirse incluso un descenco en la invcrsién de capitales» unido a una notable baja en los precios de los merca­ dos raundlales. (41) En este nspecto, los dates son significatives : en 1390, Venezuela , producia un 6,50 por clento de la produccién total raundial de café y ocupaba el puesto numéro 3 en la escala de produotores; para 1925, con un 3»70 por ciento del total, el puesto ndraero 4; en 1933, un 1,40 por ciento y el octavo puesto; y para 1939, un 1,55 por ciento y el déclmo lugar; Izard» pp. 261-262. (42) Izard; La Venezuela del café ..., pp. 39 y 40-41. (43) Cf., J.A. Barrai, Parvenir de las grandes exn]otrcioncn a.grfcolag en ta bloc Idas *̂0 log cost *0 do Venezuela (Caracas: Kdicioneo Jnt Cua- Iriccntenarlo, I966. Trad, del fran. dC II.A. Vila. Paris, 1801); a- ludia a la mano de obra y a la instalacldn de haciend an de tipo ca- pitaliota, afirmando la necesidad de contrataeidn de obreros cubanoc ' e importasIdn de fuerza de trabajo de la India, Cf narias e Italia (Izard: op.cit., p. 42). (44) Cf., Leonard V. Dalton, Venezuela (Caracas; Banco Central dc Vene­ zuela, 1966. -Londres, 19Î-2-. Trad, del ingl. por A.R. Villacana), p. 252 (citadn por Izard, La Venezuela del café vista por los via- jnros del siglo XIX. p. 437% ' ^ (45) F. Gertsacker, Via jo nor Venezuela en el r.fio 1363, ed.cit. ; (Izard; - Ci ” ÎA (46) Antonio Arellano Moreno, îllradnr de ^^Intoria Polltlca d$ Vencr.uela (Caracas: Oficina Central de Informaclôn-Impre^ta • p. 109. (47) D.A. Haneel, La Venezuela Afirarla. ed,clt,,.pp. 151-152. (40) Ibid., pp. 159-160. (49) Rangel: op.cit., p. 179. (50) Ibid., p. 179. (51) Por el contrario, era nanifiesta, en las primeras décadas del siglo pror.cnte, una tendencia de la inversidn hacla el séctor de la cons- truccidn, preferentcmente de car.-Scter coyuntnral y liçada a las ac- tividades cornerelaies. Asi, por ejemplo, en 1910, la Inversion real en la industria ée colocaba en ?,7 millones de bolivarcs, mientras que en la construccidn era de 13,7; en 1920, 12,9 y 05,9 millones bolfvarea, rcsuectivamonte (Rangel: op.cit., p. 106). (52) C.4lculo de Rangel: op.cit., p. 266. (53) Ibid,, pp. 267-260, 271 y 273. Las condlcdones estructurales de la îtgricultura de exportacidn en la Venezuela del ZIZ van a détermina una? modalIdades peculiores: son las casas de comercio las que asu mi ran las f undone s que normalnente caracterizarfan a un sistema b carlo. Las casas cornerelaies reciben el excédente agrlcola de expo tacion, lo retienen en forma de mercanelas extranjeras y lo coloca por via de outicipos en cxionta corrirntc hacia divnrrno comarcus. tipo de iatcrds paru los crî ditos es fijado por arufllas, prfncina inatitucioncs crediticias por la privilegioda sitûaddn de que goz Conio es obvio, este peculiar e structura retrasd on Venezuela cl su ginîcnto de un sistema de bancos, como hubicra sido proplo de pais de capitalismo autdnomo: la bcnca, en este contexte, se presentaba como inné ce 8 aria. La deformacidn Introdudda llegd al extreme de q lac casas cornerelaies no sdlo cunplierca funciones de banca de deo sito, cino también las de un bemco central, al encontrar la pocibi lidad de controlar el voltunen de circulante. Por otrn parte, el câ 'ital b-ncario propi^imcnte dlcho, reglctrd en Venezuela un lento proceso de acurrulccion hasta el advcninicnto de pctrdleo. Si hacia 1099 funclonaban ya el T n n c o de Venezuela, el R co Caracas y ri Banco de Maracaibo, los capitales bancarios alcana ban a 19,2 millones de bolivares, y en 192Ô se cifraban en 19,6 mi 11 ones : cl estancamiento era évidente (Rangel: op.cit., pp. 242-24 y 250). (54) En concrete, obtuvinron concrrionrs las compaîlias The Central Rail way of Venezuela Ltd., Quobradn Irnd lailwny and Mining Goinnpr.y, Souib Western of Venez uola Como any y {/rorse Venezuela - ircT^hn ? o:î llr ft, esta ultima cor, capitales do ".ircr.n or ose. .c'r.i , c . o lin, y del ITordcstsche Rahîc, de Kamburgo (3rito Figuèroa: I^lstorla econdinica y social de Venezuela. I, p. 306). (55) Rangel: op.cit., p. 225. — f o » i m ($6) la construccion de las vias ferreos Implied la absorcidn de una de- terminada dantldad de mono de obra: una poblacidn canpesina quo. Sin trabajd, acudid a las regiones donde se trazaban las nuovas vfas, atraida iiV'dudablemente por las auevac expectutivas. Pero la construe- cidn de las lineas durd pocos afloc (entre 1003 y 1398) y se lin,ltd a reotringidao zonas. La mano de obrs empleada, una vez teruiinado el iendido, quedd desocupada y se proletarizd, no rctomando en su ma­ yor parte a los lugares de origen, sino yendo a formar parte de los primero8 ndcleoà del proletariado urbano. (5?) Erito Pigueroa: op.cit., p. 317. (5Ô) mcdlanerla "es un Contrato por mcdio del cual el propietario de là tierra entrcga al cainpesino un lotc de ella, gcneralmente en las partes montaHosas o en los lindcros del fundo, para que lo cienbre, a cortdicldn de que le cntregüe la mitad de las plantas al llegar al èëtado de produceidn y le vcnda la otra mitad al primer requerimlen- to; para cultiver estas tierras vfrgcnes, èl mcdianero reclbe anti- çipos del propietario, ponlondo en garantis los plantas de su proyc£ tada modiancria, quedando gcneralmente incorporadas a 1ns grandes plantacioneo en pago de deudas por concepto de anticipos'*: Erito Pi- gueroas op.cit., p. 296. ($9) Cf., John V. Lombardi, The Decline and Abolition of Tegro Slnyory Ih Vonezuclaé 1320-1354 (V/estnort -Connecticut-; Creenv/ood Publish 1 ng Corporation, 1971. A Hcgrô Universities Press Publication; Contribu­ tion in Afro-American and African Studies, ITo. 7). 21 autor hace un andlisls de las diversas 0tanas y nomcntos seguidcs en el proceso do déclive y abolicidn de la esclavitud en Venezuela; desde 1320 cuan- do cl Congre30 de Angostura anrueba la primera leg -clacidn sobrc el asunto. Pone de relieve cdmo la década de 1320 es un perfodo de tran- sicldn econdmica que marca el comicneo drl cf nbio c’e la producej An d.' cacao a la produccidn de c a f é , canbio que tuvo un efecto significati- vo sobre la naturaleza de la esclavitud y su abnlicidn (p. IX del pr̂ facio). Parte del supuesto de que la esclavitud en Venezuela no fue . . un factor dominante en là economia y en la sociedad; a pesar de que fue importante durante el siglo XVIII, no fue elemento prépondérante de la estructura socioecondmica y, en este sr.ntido, jugd un papel diatinto al que tuvo en las cxperiencias de Brésil, Cuba o los Esta- doa Unidos (pp. 6-7 de la introduccldn). Un tratamlento dctenido en Cap. 5: "The Economy and Slavery", pp. 95 y ss, Como un libro anecddtico y lltcralmente inundado por la retdrica, cl de J0C.4 Manuel NdHos Ponte, Knsavo hlntorico acorca de Ia coclnvitud y do ru abolicidn en Venezuela tfcoracast Empresa "El Cojo**, 1954. 3a. éd.). ; (60) Erito Pigueroa, op.cit., pp. 292, 310, 311-312, 316. (61) Ibid., p.̂ 315. (62) En 1889, el publicista Luis Ldpez Kéndez seflalaba como "El eufragio universal' ha sido haeta ahora en Venezuela una hemiosa utopia con- cignada cp las Icycs, pero jamds realizada en las contxwnbrec. En ter ria nucstros gobiemos ha a de nacer de la voluntad popular librement te manifcstada, y en la practica vemos que el poder ha hecho nlempre las elecciones, confeccionedo a su sebor la rcpreccntr.cldn naclonal e irr.puesto al pais los magistrados que lo han presidido: esto, cuan- - H- -do las revolucionen amadas no ce han encar.rado (cor.o ha çido lo m.4s frecuonte) de elevar a rua caudilloc trJunfantes y de perpetu los en la silla dictatorial con mengua de las instituciones y en nombre de los servlcios nrcstados a una causa o a un partldo que,‘ por grande que cea, mmca dobe confundirse con la nacidn ni menos cupeditarla": Luis Ldpez I-;6ndez, Tns nartidos nolftlÇos 1337-13. (Caracas: Publicacioncs do la Presiccnc a ce a epu ca, ̂ * Icccidn "JîuoGtro siglo XIX", "El sufragio universal", articule pu blicado en junio de 1889)» pp. 31-32. 3) La nolitica de los caudillos en Venezuela.- (1) Robert 1, Gilmore, Caudillism and Militarism in Venezuela 1310-191 (Athens -Ohio-: Ohio nivers y ess, . pags. (2) A partir de 6sta ultima focha, Venezuela, entre los camblos sociale ocurridos, obscrvarfa la Pormacidn do los cnractcrinticos grupos de prcoldn de una sociedad on vins de modcrnizocidn* Uno do esos grupo con efectiva organlzacidn% Jba a verse envuelto inevitable mente en el râpido proceso de cambio social: el militarismo aparecla entonce como un fendmeno reciente y ligado a la conflictivldad del propio p COSO en curso (Gilmore: op,cit., pp. 3 y ss.). (3) Gilmore: op.cit., p. 47 (Cap, 3: **0n Caudillism", pp. 46 y ss.) (4) Cf., Juan Liccano, "Acpectos dc la Vida Social y Polftica de Venezu la", en 150 4?jos de Vida icana (Caracas: Ed 1 clones do la Pres dcncla do la RcpublTca, 1965) icltado por J.A. Silva Michclena* Cam bio polftico on Venezuela. Crislc de la Democracia, éd.bit,, p. 84) R.L. Gilmore utillza la exprcsidn "Estado caudillesco**, para dlfere ciarlo del "Estado Pretoriano" (op.cit., pp. 7 y ss.)» Sobre la vio lencia como fastor de movilidad social: Cap.4: "On the occasions of violence", pp. 69 y ss. Enlazando con afirmaciones anterlores, y a riesgo de reltcrarlas en excesivo, recogemos las considcraclones del socidlogo I, Sotelo, se . gdn las cuales el hecho de que la mayorfa de los caudillos vistan u niforme y hayan alcanzado el tftulo de general, no autorisa a conf dir este fendmcno con el militarismo posterior, Lo que queda do los cjdrcltos surgidos en la coyuntura do las guerras indcpcndentistoc, no son cuerpos org^nicos y dicciplinrdoo, sino mds bien un conjunto dc bandas y griyioo armados, vinculadon personalmrntc a su jefc. A nudo, las distintas fnccionos militares van a encnrnar interones so dales antagdnlcos. En general, cstoc con juntos militares se caract rizan por el enorme grodo de desorcidn do la tropa, falta de disci na, de preparacidn y de annamento; el raando estâ casi olempre corro pido y s6lo interesado en conseguir prebendas del poder constituido al que pone en jaque permancntemente. fel algunos paises, el sistema caudillista de poder se eelipsa desde la segunda mitad del XIX -en Argentina con la caida de Rosas y cn México con la de Santa Anna-, mientras que en America Central y Venezuela, el caudllllsmo so pro­ long a hasta bien entrado el siglo XX: Ubico cae cn 1944 7 Juan Vice te Odmez muere en 1935. En tcrminos hirtdricos, se trata de un fend meno socinpolitico ya dcsaparecido, y que sdlo dc manera residual y en vinculacidn con formas modernris de militarismo, sc pcrcibe adn h cn dfa: 21 militarismo, como fendocno especifico del siglo XX lati arooricano, Iba a exigir, cn cambio, la existencla de un ejército pr -fcfl-lonallzado, quo Intervcndrd, como tal instituclén, en la vida politIcâ (Sotelo: Soclologla de Amérlca latlna, cd.cit,, pp.. 195- 196). (5) Cf** David Eugene Blanic, P o l i t in Venezuela (Boston: little. Brown and Company, 1973. Coleccldn "The little, Brown Series in Comparative Politics"), pp. 8-9. . "Para qub la democracia hubiora podido cn realidad funcionar, re ha- brla neceoitado un cambio cn la cstructura ccondmica de la nacidn, cambio que no advino, nl como resultedo do la guerre de la Indepcn- denela, ni como consecuoncla tampoco de la guerra federal cuya des- bordada furla, no encontrd el cauce en que su violencia ... hubicse podldo poner en novimicnto ë un pais donde la hictoria ce ha visto coridenada a reproduclr a ends nucva voltereta de la situecidn poli- tioa, ol nisfflo espectdculo del caudillo omnipotente, rodeado del gru- pillo do los que hacen agosto dé aquélla por un leidb, y nor el otro, la mtisa cxpollada": Juan Oropesa, 4 sirlos do hirtoria vonozolana .., ed.cit., pp* 197-198. (6) Citamos a Ariel Peralta Pizarro, El Cosarlnmo en America T.atina (Santiago de Chile : Editorial Orbe, 1966.), p. 1Ô9. (7) Sobre la justificacidn ideoldgica de la domlnscidn caudillista: laureano Vallenilla Ians, Ceorrlsmo Democratico. Egtndlo robre las buses socioldgicas de la constitucidn cfcciiva d'r' V-cnccuclg (Caracas; tipografia Universal, 1929. 2a.cd.) Iver apcndlcc ie este trabajo). (s) Edwin Lieuwen, Venezuela (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1964. Trad, cast, de M . Jimdnez), pp. 48-49. (9) Citado por José Luis Salcedo-Bastarde, Bistoria fundor.cntel de Yrno- zuola (Caracas: Institute de Prévisidn Social de las Fuerzas Armadas. T9757 3a.ed.)* p. 444. (10) Citado por José Luis Salcedo Bastardo, en Bolivar: un continente y . un destine (Caracas: Univeraidad Central de Venezuela, l972), p. j02. (11) Lieuwen: op.cit., p. 50. (12) "La ollgarquia, ahora califlcada de connorvadora, pcrmanceia corda, pornue modlficar la Constltucidn fera nonor en peligro el mundo po­ litico que tenian en sus manos y el destino de sus proplos Interc- 008. Kuy Inteligente, muy honorable, pero n.uy insensible ante los reclames de la opinidn pdblica. ITo pcrmltid que en su doblda opor- tunidad se estabîeciora cl voto directe para la elcccidn de los go- bernantes en vez del voto indirecto y de segundo grade, ni que se a boliera la pena de muerte por dclitos politicos, ni la esclavitud, ; ni que se introdùjeran otras innovaciones que pedia el mome.ito bls- térico. Cuando la bligarquia conservadora quiso hacerlo, cuando asi£ te a la Oonvencién de Valencia en 1057, era demasiado tarde. Alli confecciona una Carta de tinte progresista, pero las multitudes no creycron en la buena fe de sus actores, ni en los principles consa- grados. El creciente maiestar do las masao camncsinas y urbanas no daba ticmpo para analizar las bcnevnlencias de las nuevas doCtrlnos conctitucionales" : A. Arellano Horcno, Mirador de Kistoria Polftic. de Venezuela, ed.cit., pp. 6-7. - 7.3- (13) "El cognomonto godo fue un témlno atrlbuldo, deude la cpoca de la Indcpcndencla, a los espaBoles monérquicoc, a los ser-victores del go bierno peninsular, a los partidarios del regimen coloni^^y, mds tarde -ya dentro de la Bepùblica-, a los ex-re al Is tas. Godos be lia mé a los europeos e Islenos canarlos que se subievaron contra la Ju ta Cuprema y godos fucron para los caraquenoo los qttfe en el Congres do 1311 00 inostraron opuestos a la dcclaracidn de indcpcndonbla. Go doo,también, los adversarioo do la Sociodad Patrldtlca, cuypo mtom- brou proelamaban ].a emancipaoidn abooluta por antotiotmslb, godo posé a nombraroe todo uuicn fuera contrario a la libertad de Vene­ zuela y al progroso del pais": K.V, Kagallones, Loo_^»nrtidos poli- ticon CO la evolucion histérica venozolana (Caracas-Kadridi lEd, ke- dltdrranoo, 1973), p. 75. (14) Kagallancs: op,cit., pp. 77-78, (15) Ibid., p. 78. (16) Kagallancs: op.cit., p. 79. ' (17) Ibid., p. 79. (18) Idem., pp. 80-81» (19) Cf., Libérales y Conoorvrdorea, Textes Doctrinalés, 2 tomos» Colec- cién Penoamicnto folttico Vénézolane (Caracos: Edlciones de la Pre- sidcncia dc la Ropûblica, 1961), vol. 11, tomo 11, p. 158.. (Citado por Kagallanes: op.cit.) (20) Cf., José Gil Fortoul, rirtoria Constituclonol de Vcnrsucla (Cara­ cas: Ed. Las rovcdadeo, 1942. 3 volunnneo), vol. il, pp. 252-233. (Citedo por f!r.gnllnncr: op.cit.). Antnnio T.eocadio Gur.mén, "cl pri­ mer gran dcmagogo urbano nue pone en una prosa galicada lo tcoria 11 borol y crsi socializante que recopié en loo gazetas curopers" -r.£ gén el escritor ilariano Picén Salas (Oropesa: op.cit., p, 193). (21) J.A, de Armas Chitty, en Vida nolitica de Crrocao on ci siglo XIX (Caracas: Editorial América Libre, 1975), scfiala cémo ^Aunque con anterior id ad algunos pcriodicos habiaii tratado de encauzar la opo- siciôn //al régimen conservador//, es El ypnczolnno el que inicia a fonde, con definida actltud doctrlnarla, la dlscuslén democrdtica. En olgunos circules se considéré como audacla y hasta irrcopeto el lioclio do connurnr a Pées o a Eoublette, tal vez por venir en too bom- broo de la gucrrn dc Indopcndoucia. Cnur.aba también nsombro aquclla censura agria y dura contra la admlnïrtrncién publica". El Vouoaola- rio apnrecia, cn 1040, como slmbolo del movimiento liberal y bajo cl Tlëma de "liés quiero una libertad peligrosa, que una esclavitud tran- quila" (pp. 31-32). (22) Sobre la pligarqula liberal o el i.ibf ralirmo contradlctorio : Oro­ pesa, op.cit., pp. 198 y 38.; Escovar Salom, op.cit., pp. Ï23 y ss.; Irazdbal, op.cit., pp. 223 y ss.; la "patria de los Monagas": Kala- vé Mata, op.cit., pp. 152-155. • (23) Art, 4 de la Constltucldn de 1857, (24) Arts. 98-y 99 (1857). (25) Gf.j Luis Karlîîae Otero, estudlo preliroinar en Lns Constitueloncn do Venezuela» ed.cit., p. 39. (26) SegtSn R. EscoVar Salom, Èvolucién politlca de Venezuela, ed.cit., . P» 123» (27) Art» 151 de la Constitucién de 1858. . • (20) Karinas Otero, op.cit., pp. 41-42, , (29) Ibid., p. 42. (30) j. Oropesa, op.cit., p. 233. (31) José Santiago Rodriguez, Contribucldn al estudlo dr la Guerra fcdc- ral en Venezuela (Caracas: Editorial "Elite"-Tip. y Lit. Vargas, 1933. 2 volumene8), vol. I, pp. 17-18. (los subrayados son nuestros) (32) Ci., iîalavé Kata, Formacldn Mstorica pp. 165-170. "Por su ̂envergadura tanto comb nor su duracidn y por las consecuencias que . > de ella se han dcsprendido, la guerra llemada de cinco anos repré­ senta la convulsidn més decisiva de la historla venezolana. La pro- pia guerra de indepéndencia no rrsqUcbrajé, en la mcdida cn nue lo hieicra la federal, las cstruçturas eocirles, ni puso en libertad tàl cuntidad de elementos de instlntiva reberldfa, de igualltaris- mo social, de cadtica aspiracién révolueionaria": Oropesa, op.cit., pp. 227-228. (33) Cifras de C. Irazdbal, Racla la Eemocracia ...., p. 173. (34) José Nueete Ssrdi, "El manurcrito de un coronel federal", prélogo a Emilio Navarro, La Révolueién Fed<=rnl, 1859 a l'̂63 (Curacas: Im- > prenta lîacional-Edlciones Conmemorativas del Primer Centenario de la Rcvolucién Federal, 1963)» p. X. (35) Docia Fermin Toro que "Los partidarios de la evcuela de Soy, de Enntlinm, y de algunos otros cscritores modcrnos, or 1 ncipalmente 0- cono .ilntnn, mlran la libertad corno objoto, como nrJncipio cl mis sagi'ado; y apllcéndoln a la industria, le subordinm, o mdn bien le sacrificari la igualdad que si puede llamarr-e fin y objeto de la sociedad"..."La ley de 10 de abrii fue hecha unic~::îcnte en favor del acrecdor bajo el doble punto de vista de IlVrrtad ên la cstipu- lacion de los intcreses y de rrrurldad en el cbbro de su préstaco. El doudor fue necesariamcnte sacrificado bajo ambos aspectos: la u- sura Icgalizada le quita todo apoyo legal, aûn en los contratos oés monstruosos, y el remate de sus blcnes nln juetiprecio, ni condi- cién olguna ci su favor, le none sin anmaro de nlr.guna c specie en Dionos dc feu acrccdor. Este es ri carécter pro ml non te de cota ley"; F. Toro, R«;fl».-?:1 onos sobre la l̂ -Y df 10 de abrll de 1̂.'|̂4 (Carncos; Cooperatiya de Artcs Graficas, l94l), pp. ?7 y l02 (Citrdo por J.A. de Armas Chitty, Vida politics de Crrscos en el siglo XIX, pp. 23- Kt 24. Puede consultarse, sobre cl teaa, de José Angel Ciliberto, Fermin Toro y las doctrinas econémicas del si/̂ lo XIX (Caracas; Editera San José» 1974). (36) Kucete-Sardl; prélogo cltodo, pp. XVIII-XIX. Un clasle4.cstudio de la guerra federal es el do Lisandro Alvarado, rjr.toria 4e 1@ Meyo- lucién federal en Venezucl a (Caracas; Tip. Ta ilacién» l9?5. *ubll- cacionea cJcl fünictcrio de Educacién, Volumen V, 662 pags,, (1956)) (37) C. Irozébal, Venezuela esclava y feudal, ed.cit*, pp. 249-250. Sobr la difusién de las ideas del socialisEJO utépico entre los colabora- dorcs de Ezequiel Zamora, Véase ?. Erito Pigueroa, Tlemoo de Szenui Znjiora, ed.cit., pp. 473 y ss. (38) Cf., José Leén Topia, For aqui aasé Zamora (Caracas: Edlciones Cen- tauro, 1976): "Toda esta gente que acompaüo a Boves, quicnes les ofrecié reivindicaciones y los bicnes de los blancos, lucbando en nombre de un Rey a quicn no conocïan, oolamentc por haccrlé en con­ tra de sua antiguos amos nue luiclaron la indopendencia, (...), abo ra doseaperanzados y sin caudillo, buccaban una luz en la oscuridad de la opresién a que cran sometidos dc nuevo nor las antiguas clase dominantes que habian vuelto por sus fueros, Éncontraroa ellos en Ezequiel Zamora la Iluoién de una Patria mejor y la motlyacién par recomenzar la lucha" (p. 29). (39) leén Tapia: op.cit., pp. 35 y ss. ■ *(40) Armas Chitty: op.cit., p. 112. (41) Ibid., p. 115. El texto del Tratado de Coche y sü modificahi($n, en pp. 181-183 (Documente Ro. 7). (42) KariRas Otcro: op.cit., p. 45. (43) Ibid., pp. 45-47. (44) "Durante un siglo Venezuela ha sido una Republica Federal con el nombre de Estado3 Unidos de Venezuela, de acuerdo cnn la Constitu- cié'i CSC cita. P(;ro en la practica ha funcionado como un centralis- iio, osto es, un Estado en que el Gobiemo nolftico esta concentru- dü en r.anos del Présidente de la Repéblica": Guillermo î'orén, VJ r. tnria de Venezuela (Caracas, 1961), p. 399 (Citado por Kariflas, ».TDI (45) Irazébal, Venezuela ..., p. 256, f (46) Lieuwen, Venezuela, p. 54. (47) Irazébal, siguiendo al hiotoriodor Level de Goda (Vistoria Contenu réneo de Venezuela), habla dc aquella crisis, entre _ y ., , c la que "cada Estado vino a ser regido por una personalidad federal con cl nombre dc Présidente; y lo era cesi siempre el General nén l)rcstlgioqo de cada locelidad ... Derde los nrincros mcses del tri fo federal' cor.cnzo cl dcrordcn cn la ad:=j straclén general y en 1 llarnados Estrdos soberanos; cn éstos seguian sus gobernantes cl e j plo del caudillo federal; y como se dospcrté entre muchos dc los v ccdores unà gran avides de dincro, asi como el jefe de la ÎTacion a nentaba las contribueiones gciierales y concnzaba a dîsponer a su a tojo de las rentqs péblicas, los jefes de los Estados procedian de - fi « [ m ] igrlnl nodo con las contriburloneR y rentes de sus respectlvas loca- lidadcs, de las quo, e n aj.gimas de éotas, furron las pcajcs las prln ctpalco ... hubo cesos, hasta en las cercanfas de la capital, cn que vuio de tantes générales de la federacién, pin ser gobernante y estar aûtoxlzado, ëstablecicse un peaje cerca dc donde habit&ba, y era for zoso pagarle para pasar* (Citado en Venezuela es-elava y feudal, p. *" 261)» (48) Cf., "Vlsién histérica de Venezuela", en Tentas de historia social y do las ideas (Caracas: Ediclones de la tiblioteca-Ünlversidad Contrai de Venezuela, 1969* pp. 23-40), esp., pp. 34 y ss. (49) A* Uslar Piotri, en el Prefacio al libro de George S. Vise, Cnudillo. A portrait of Antonio Gur.aén Planco (Westport -Contocticut-:"Uiccn- Wood Press, Publishers, 1970* la.cd. en Nucva York: Columbia Univer­ sity Press, 1951); pp. V-VI. (5Ô) 6*S. Vise: op.cit., pp.' 62-63.También, cap. III: "Background of The Federal War and The Rise og Guzmén Blanco", pp. 33y ss. Para Wise, el caudillicmo es una forma de gobierno dictatorial que puede ser claramente diferenciada de otros tipos de dictadAza: p. X del predm- buld. i I Visé: op.cit., cap. IV: *‘The Broken Road to Power", pp. 64-65. (32) Lieuwen: op.cit., p. 57» (53) Cf., J.L. Salcedo Bastardo, ITistoria fundg^fntal dc Venezuela, cd. bit», pp. 450 y ss. (54) Véase Santiago 0. Suérez, Evolucién historlca del Situado Constitu- cional (Caracas: Editorial Arte, 1965). (53) D.E. Blenk, Politics in Venezuela, ed.cit., pp. 13-14. En 1872, Guzmén Blanco décrété la conctruccién del Capitolio, sede del Par- lamento dcsde eon fecha: Manuel Alfredo Rodriguez, El Capitollo dc Caracas. Un siglo de historla de Venezuela (Caracas: Edlciones del Coiigreso de la Repdbllca, 1974), cap.ll: "El palacio legislative", pp. 19 y 88. (56) Salcedo-Bastardo: op.cit., p. 451 (nota 36) y p. 452. (57) Wise: op.cit., pp. 111-112, 134, 145, 161 y 173. ‘ (58) KariPias Otero: op.cit., p. 49. (Constitucién dc 1874). (59) Ibid., p. 50. • (60) Idem., p. 51 (Arts. 61 y 62 de la Constitucién de 1881). (61) Art. 05 (1081). (62) Marifias Otero: op.cit., p. 52. » (63) Ramon J. Velésouez, La caida del libcrglirma anarillo. Tieapo y dra­ ma de Antonio Paredes (Caracas: Talleres Cromotip, 1973. 2a.éd., cou una carta de J.R. Pocaterra y una Explicaclén del autor). (64) R.J. Veléonuoz: op.cit., p. VII de la Explicaclén. (65) "linota la primera década del siglo XX, cl cundro Social, èconémlcb y politico del pais eo de una simpiicidad elocuente: de un lado laa masas campesinao, desorganlsadas y analfabetag, y del otro, los d- mos dc la tierra, convertidos en caudilloe naturalés de aqUéllao roa- sas. Ajricultura rudimentaria y ganaderia casi silvestre, losducRos dc fundos y dehcsas son naturalracnte los seMores de la paz y de la guerra" ... "Puera de esta clase de los propietarios rurales, apenas si puede dejar oir su voz el gremio de los grandes comerclantCs* En un pnis de tan inclpiente organizacién econémica, éllos ejcrcen un conJunto dc funciones que los hace cada dia més précpcrôs y podcro- nos. Como précticamente no existe la banca, son les banqueros do los agri cul tores, de los pequcRoa corne rciantes y del mismo goblemo. A- domés fijan les prccios do las cosechns y se aprovochan de manora c% cluoiva de las grandes gananoian eue por los frutos dé la tierra lo- gran èn los negoclos de exportaclon. Actéan en Caracas y en très o cuatro puertos de la Republica y son los unices èxportadores do café cacao, cucroG, sarrapia, balaté y plumas de garza y los importadores dc todo géncro de mercadcrias ...": Velésquez: op.cit., pp. VIÏ y ss de la Explicacién. (66) Cf., Domingo Alberto Rcmgol, Los rndinos en el uodrr. Relance de un.'i hrgcmonia, 1899-1945 (Caracas: Talleres Gréïicos Üniversitarios, 1964)i (67) Rangel: op.cit., pp. 71-72. (68) Citamos a É. Lieuwen, Venezuela, p. 59. "La muerte de Joaquin Cres­ po y el entronizamicnto de Ôipriano Castro dcsatan sobre Venezuela un huracézi de violencia y anarqnia. La quietra del libéralisme ama- rillo y el consigulente rcl.evo genereciônal, se sunan a la inctaura- cién do la hogcnonia del Téchira y producen un estallido de furrzas disolvente8 que hacen del quinquenio 1898-1905 una especie de breve Medioevo vénézolane. El precio de la transicién seré el copioso tri buto que pagaréa con sangre y con bienes los actores y espectadores de la clausura del viejo période y el advenimicnto del nuevo ciclo" M.A. Rodriguez, El Capitolio dc Caracas ..., ed.cit., p. 456. (69) D.A. Rangel ha pueoto de relieve las dos 0tapas que corresponde n a neceaidades sucesivâe del régimcn caudillista. Una primera que 11a- maria de "la montonera en armas", en que el caudillo traza un inca­ se. Je para dar conciëucia siquiera elemental a su clientela rural; e la etapa ascendente donde los caudillos son luchadores rodeados de masao rurales cuya accién se orienta hacia el confllcto armado. Una segunda etapa en la cual el mcdio social Impone su ley. La carencia de uno. burguesia dosarrollada n de un proletariado oonci'nte lie va que las luchas caudillescas scan memo epinodios dc raniRa. Las gue rras civiles no conducen al cstablccimiento de un nuevo orden cn el campo ni à reformas profundas en el aparato crtatal o on los mecani BIOS esenciales de la sociedad. Las menas rurales que acorapnfJcn a la empresa caudillesca pronto sicnton la frustracion y el dcsenccnto. Si la empresa se ha coronado con cl cxito, cl caudillo, convertido Jefe regional o nacional, levants un aparato de terror a fin de evi tar que otros, siguiendo su ejemplo, conquisten a las nasas rurales • Y como la guerra deviens cn via de enriquecimicnto, el gobierno de caudillo tiene que recurrir al robo y al saque0 administrative, so- 1>11J • -bre la base dc que s6lo cl terror Impucsto le gjrantlzaré el co- bro de sus haberes de vencedor, la aproplacion d*»l botia que plea- sa haberse atrlbuldo. Asi, de esta manera, surgian dos fenémeuos que alternaban, persistentes, en la historia venezolana del siglo XII: guerra civil y dietadura como rovimientos pendulares, como ù- naespecie de modus vivendi en politlca, que se turnan invariable- . mehte a lo largo del proceso histérico de aquella sociedad agraria y tradiclonal: op.cit»# pp. 55-56. (70) Carrera Damas, "Visién histérica de Venezuela", estudio recogldo en Temas de historia social y dc las ideas, ed.cit., p. 56. (71) Cifras de Rafaël GallegOs Crtiz, 51 Cachorro Jucn Ticcate Gfcez (Caracas: Editorial Puentes, 1977. 2a.éd.), p. 65. (72) ^Cuando se produce là independencia, aparece cn plenitud cl côudi- 11 o local. América del Sur'-con sus 7.200 Irilémstros do longi+ud y 4.300 de ânchura- estcba aislada de si r.isna, Y tarjbién estaban ais- lad&s lâe cludades pro vine ianas y la sldea. ITo habia car.inos. los. contactes escaseaban* las montaflas. eran muy quebradas y sltas o cl tnar muy largo y peligroëo, Aquel aislar.iento for taie ce el r-glonalis- mo. El orgullo local. Se limita la comprensidn politica y social. Y Idgicanertte la haciendà ... con sus pcones, eu cisteca que gobicrna la vida de todos, la choze, los animales de trabajo, las "fiches", viène a determiner el destino latincamcricano duronte cl siglo XIX. Las families més poderosas -cuyas heciendas crecen a expenses de las comunldades- van adquirlendo el lidrrezro de la regién. Jus peones Son los soldadosi Lo deteraina la fidelîdad y el pâ 'rinaje. 51 leja- no y cdhplice gobiemo central^ poco podia hacer ante cl poder del . cacique local. 5ra una época mes de bru^os que de n.cdicos, 5és defamonales que dé gobernantes. la economia eotsncada tendfa al? au- osuficiencia regional. Asf se fue encadenacdo el rrel del caudlllis- mo, lo impulsé el régimen de la hacienda. 5n Venezuela, prir.'cro go- bsmâron los caudillos enrsizados en la produccién del" cacao. Lue go los ganaderos. Y por dltimo la gente del osfé. Fnr esta rszén, cbr feervcnos que sucesivamente xarJB’an los "caudillos" cari que los -los grandes cacaos- con sus semiradfos en los va-lles del Tuy y de Aragun. Inircd.iatar.Ente d.ccpués los del llano, r. lo Téez y Craopo con eus ca- bézas dc ganado. Y posteriormente les andinos con Cipriano Castroj el verdaderp "lenerâl Café". 51 caudillist-o nos résulte asi, no una consecuencia étnica o geogr£flca, sir.o econémica": Gallegos Ortiz, op.cit., p. 19. (73) Salcedo-Eaetardo: ristoria fundarentai ..., p. 454. (74) Oropesa: op.cit., p. 290. (75) Ibid., p. 296. (76) 5n p;lebras de Federico G. Gil, 7'-1'.: arn-rlca y Fstrdos Fni 'os. Do- ;.:iaio. cooocr.acicn y confllcto (l.cdriv : lîditorial Ttcnos, 1975), ' pT 42. • (77) :2n la bibliografia anglosajona sc encucrtrnn relstos dctallsdos de esta cuestién en J. Fred Rippy, Fistorical Evolution of liroaaic A- merica (Eueva York: Appleton -Century- Crofts, IS45. pp. 435-58); ' y eh Chester Lloyd Jones, Thr Corlblcm. Jince 1900 (Englewood Cliff - / 9 * . i If. J. : TrentIce-Fall, 19^6. pp. 219-49). Üû trabojo - nas rcclcnte es el de Miriair; Hood, G-unboct Dloloîüncy. 13^5-1905. ; Great power pressure In Venezuela (Ibndon: George All^ & Uhwln " ltd., 1975T, Fp: 153 ÿ è s . ----- (?8) "Un penacho de humo en el horizonte marine, Unos iogonazos y el ea trépito de los obur.es sonando contra las viejas fortalezas colonia les. Se erosionaron las torres veteadas de oucio y •antiguodad y al auolo cayeron unos pufJados de polvo y algunas vidas Vénézolanes. P VO do las arcaicas fortiflcaciones espaftolas y sangre de nuentrô p blo recngié la historia del pais en aquél episodio. Era él bloque© naval, hecho a caffonosos, por las potcncias* europecs, Inrlaterra, Icni.'mia e Italia se colocaron a la cabesa de una coallcion avontur ra y criminal que pretendié cobrarnos, en tributo de humillacién, las deudas que el pals habia contraido con sus banqueros ÿ comerci tes. Hasta entonces, no registré la Araéricà latlna un despliegue descarado de fuerra y de rapiRa contra la sobcrartia de uno de sus paises": Rangel, los andinos ..., p* 135. (79) Cf., Mariano Picén Sales, J o e dias de Ciprieno Cestro (Lima: "Edi ra Latinoamcricana", 1953. Primer Festival del lltro Popular Venez lano-Eiblioteca bésica de Cultura Venezolana, PHtnera Serie* ÎTo.5 p. 149. Dc esta clésica obra ea interesante, para una descrlpcién pormcnorizada de los acontecimirntos y ncgociaeionês relatives al bloqueo, el capitule XI; "La planta insolentepp. l40 y ss* (80) Cf., Enrique Bernardo îléRez, El hombre de la levita ris. Los p.Ro dc la restauracién liberal (Caracas-la r : j, c ones me, y j pp.-:ii5-n4".— ------ (81) Salcedo-Bastardo: op.cit., pp. 480 y ss* • ^ (82) Oropesa; op.cit., p. 303. (83) R. Gallegos Ortiz, El Cr-chorro Juan Vicente Gémez, ed.cit., pp. 1 20. , (84) *R.'ingel: op.cit., p. 127. (85) La literature venezolana ha abundcdo suficicntemcnte cn la person lidad de Juan Vicente Gémcz. Sin pretender ser erhaustivos, seRa mos r.élo una de las novelac m.és r^cientes sobre cl période: Franc co ITcrrcra Luque, En la casa del pnz rue ercunc el a rua (Caracas : ditorial Puentes, 1976. 2a.éd.), en especial lo nafrado en pp. 28 y on. (86) A. Arellano î'orcno. Mirador de Historia Poli tier, de Venezuela» e cit., pp. 9 y 10-11. "El caudillo, toi como lo padccimos cn Venezuela, fue una superv cia de los tlempoo primitives. En Iss socicdades rudimcntaxias 1 vinculos politicos se establecen a traves de una persona, las cl sociales no tienen concicncia clara de sus intereses y actuan co clcrta tardanza frente a los acontecimlcntos. En una sociedad av zada, las clases tienen una concicncia lucida que las lieva a ac prontamente. Cada unô de sus miembros intuye el sentido de los h • chos sociales y reacciona activanente. Los novimientos de las cl se hacen por uno como consenso naulatino en que la n m w a m é n à ide - S o - -dad del obje’tlvo se logra a mcdida que ontfnulo exterior lo ré­ clama. Las sociedadcs atraradas crrccen dc acmejaiites mccanlsrcos, ÎÎ0 hay ea su scno osas clasco nerfectamentc formed as que captcn y depuren cue convenlenciao. El caudillo nustituyo, cn ol proceso de la luèha, là accién iménimc del grupo social. Las sociedadcs avonsa- das tienen Ifdercs que consultan y se inspirsn en la.evidenta volun­ tad dc sus compaRerôs de clase* Las sociedadcs atrosadas poseen cau­ dillos que golpean la concicncia de los grupos hasta darles cl to­ que de dcopcrtar que los lleve a la accién. El caudillo se traça u- na misién simple, transformar la inercia en empuje y la cnnfusién çn Orden. La mcdida de su éxito estaré sierapre cn la capacidad que demucstre para senbrar un mensaje. Ser coroprendido por sus compa­ triotes siçnificnré el mejnr aclcrto de un aspirante a caudillo. Corn j prénder a les suyos entraflàré, por el contrario, para el lider, su , més cumplida faena histérica"* "El caudillo fue en todo momonto là sintcsis humana de lac cla- oes 0 çrupos que buscé interprctar. Su cultura octuvo en razdn dl- recta del grado do atroso o odrlanto que privaba entre nuicncc for- marlan su clientela. Los caudillos bérbaroa dc nueotra América -al gunns de cuyas crlaturas més cspcctaculorcs nacleron en Venezuela- ! traian en su rostro el barro de nucstros campos. Tenian que proce- » der solvajemcnte porque era la énica mènera de cquipararse con sus \ gentés. Habia brotado de los cascrios y su vida se forjé entre la j Ignorahcia y la miseria que jamés dejé de bnrdear la vida de nues- j tras comunidades campesinas. Su mision consistlé cn trazar un cami- ! no elemental a las masas para sacarias, cnn ese impulse eléctrico, de su pasividad ancestral. La pcrsonalidad dc lan maso? lograba li- bcrarse de las inhibictonos y su concicncia intuia, nor lo menog, los objetivoa més inmodiatos. La ferocidad d?l caudillo era, en cl i fonde, cl énico medio do mnntener la cohcsién de nxs partidarios. , Sin cl despojo y la opresién, la primitiva concicncia de las masas | rurales habrîa perdido el motivo que las lanzaba al combate. Un e- jército caudillesco de réiz campesina que no depradara y matara fal i taba a la necesidad téctica de guardar su compactacién. La barbarie ! de nuestros caudillos no fue otra coca que el instinto defensive de | clases sociales que por carecer de desarrollo encontraban en la sim- j pie venganza la mancra de conscrvar su impulso guerrero". : (Rangol: Los andlnod en el noder ..,.* pn. 53-5.4, del cap. IV ; "Los caudillos semiletrados", pp. 93 y ss,). M z C A P I T U L O C U A R T O » PETROIEO, SOCIEDAD Y CAMBIO POLITICO " i) Venezuela agraria y Venezuela petrolera. S (I) A la vista de las clrcunstancias, queda claro que, en nuestro tlem- pô, el pèiréleo ha vënido a ecUpar un lugar preferente en la politica exterior y en la estrategla econémica de las grandes potencias industria- lèë« T en côntrapàrtida, es igùalmente importante la presenoia de esta fundamental materia prima en los paises que la producen, gcneralmente, economias subdesarrolladas y dèpendientes, que venden un producto esen- clàl para la vida y el desenvolvimiento de las naciones avanzadas del mUndo accidental. Asi, se ha puesto de manifiesto que, en el contexte mondial, los paises que poseen petrélëo no escapan a todo un complejo sistema, el llamado gamé bf nations* corrëlàcién o juego entre naciones en base a una èèoestrategia muy definida, que converge, en nuestros dias, alrede- dôr dé la obténcién y aprovisionamiento de aquél recurso bésico para èl desàrrollot el petréleo. Aspecto que por lo demés ha resumldo Jeàn-JacqUes Serre by, el conocido experto francés, con meridiana cla- ridad i "Là economia mondial del petréleo esté regida por una geopoll- tica particular: con dos notables excepeiones, que son la U.R.S.S, y los Estados Unidos, -salvo algunos casos menores aislados- la gran masa del petréleo mundial se produce en algunos paises sub- desarroilados y se consume a millares de kilémetros en algunos paises industrlalizados ... el 95% lo sumlnistra una docena de paises y lo compra y consume, principalmente, otra docena. Su explotacién, transporte y comercio es la obra de un puflado de compaflias internacionales de las que alrededor de una quincena contrôla el 90% de los intercamblos" Més aén, el mismo autor ha seRalado las considerables derivaciones de tal situacién en el nivel politico interno de los Estados: "La energia en general, y el petréleo en particular, se han con­ vertido en objet!vos estratégicos, econémicos y sociales de tal importancia, que se adscriben a las més alias instancias del Es­ tado, con igual titulo que la defensa, las finanzas o los negocios extranjcros, a los quo sc hrlTr.n dircctanicnte vinculr.doj. R)r esc, se ve cada voz més a f»:euudo que los asuntoo petrolsroo y otros problemas energéticos so trntan en los més altos liivelec do un pafs. En Francia el general Do Gaulle so habia rosonwdo loo ar.untos del petréleo nl ifismo ticmpo quo la dcfenon y In' politica cxtranjcia. En Brasil no hay quo oxtroRnrr.e do que ol prooidontc dc la Brtrobras, sociedad petrolera estotal, cl gene ral Ernesto GeioeTJ se couvlerta en el présidente, do la RepublT ca. De tal manera van hoy loo asuntos petroleros, que yn no se~ puedcn do jar entre las manos nl de compaîlias privadas ni de ser vicies subalternes" (O* ' ~ Y precioamente, alrededor de este marco econémico-politico, y en di- rocta intcraccién con él, ha venido glrondo un proceso do anuncion, en. térmlnoo de riacionalizaclén, de la riqueza petrolera por parte de los pair.es productores, Arabes y no Arabes; al mismo ticmpo que una actuali- zacién del valor de dicha riqueza cn termines de prccios, que ha origina- do sin duda una de las probleméticas mds arduas y dificiles de las rela- cipnes internacionales en nuestros dias (^). ITacionalisacion o "dcscolo- nizccion del petréleo", fenémeno al que asistimos principalmente a partir de 1970, como un momento dc la segunda fase de la dcscolonizacién, ésta vez econémica, que slguié a la fase inicial de dcscolonizacién politica propiamonte dicha, caracteristica del periodo de postguerra, con el sur- gimicnto de una multiplicldnd de Estados Arabes* africanos y asiAticos, Tnl vez, los primeros signes anunciadores del proceso dé descoloni- zacién del petréleo ostaban,,precisamente, en la posicién venezolana de 1948, cuando se establecia a las compaflfas conccsionarias el reparto fifty-fifty de los bénéficiés petrolerosî una politica petrolera de nue­ vo cuMô*de amplias repercusiones en el exterior, se iniciaba en aqUellos afSos bajo la insplracién del exporto vcnozolrno Juan Boblo Ferez Alfonso, quien ticmpo dcspués -y no por cnsunlidnd-, iba n nrr cl grcm prupuloor de la Orgnnizocién de Paises Exportadores de Peti'éloo (OBEP); sin olvidar un antccedente aün mAs remoto como el de la nacionalizacién, cn 1933, de los bienes de la compaRia Shell, en México, durante el mandate del prési­ dente lAzaro CArdenas (i). lia sido uÀa realidad, por tanto, la dc que, en materia petrolera -nacional e intérnacional-, los factores polfticos. cstrate.ricos y socio- légicos han sidd, tanto o mucho més importantes que los dates puramonte técnicos y econémicoo (m ). Para cl caso de Venezuela lo expresaria con gran acierto, ya en 1943, Leonardo Ruiz Pineda, uno de sus mAs brillan­ tes y promctedorcs lideres politicos : L-“»J ■El petréleo ha side para la historia de los dltimos velntl- cineo àfioa venezolanoe manzana.de discordia, factor declsl- vd y fundamental. El petréleo nos ha orientado hacla todos los rumbos, Nos convirtié en tema puntual para las charias doradas de Wall Street* Nos incluyé en las chequeras de De- terdingÿ Mellon, Morgan y Rockfeller. Luego nos ha traido à esta cOndlclén de làcayos del capital inverslonlsta. Nos hâ hecho célébrés y expertos en maquinaciones palaciegas, en combihaciones diplométicas, en gestos urbanizados de politiquCros* Hacia todos los rumbos nos ha aventado el P£ tréleo con su soplo majestuOso. No hay renglén en esta hl? torlfl venezolana de los dtimos veinticinco aflos sobre el eiiàl no haya cafdo là go ta de petréleo para bautlzar una intriga* (5). . Ncë tocâé por consiguiehté* examinar los camblos y las nuevas rélacibnès qUë là explotacién petrolera introdujo en el seno de la èociedàé venezolana* ÿ en qué tbedida y sobre qué condiclonamientos àé iba à prOdUcir un nUevo tipo de actitudes y de comportamlento po- iitiédi* de fuerààë ëociàlèd ÿ culturalee hasta aquél momento desco- hCéidàd* ÿ là liqüidacién graduai# en là prâctica, de la vieja politi- ëà AÜtof Itàrid. . . . / ( I I ) - it . ( I I ) La Venezuela agraria ee nos presents como nn pais estanoadot "Cuando se clerra el clclo agrario* el pais estard casi eC las mlsmas condlclonea de 1830. Han tfanscurrldo casi cien afios dé historia venezolana. Y en ese lapso apenas ha apàrecido, con vigor, una nueva riqueza, el café ahora moribundo. En 1925, un venezolano de otros tlempos que hublese resucltado, habrla vis- to el mismo pais de principles del siglo XIX, Si se éxceptuaba a los Andes, transformados por el cafe# el resto de Venezuela era la misma nacldn enclenque, pobre y estancada de los dias de la Independencia. Quizds éramos més atrasados en 1925 que en 1830. Porque habian desaparecldo el aftll y cl tabaco, el a^ godén y el ganado sin que los hubiésemos reemplazado con otras rlquezas. Los llanos del Guérico, de Apure y de Earinas ienfan menos ganado hacla 1930 que en las épocas gloriosas del *cati- re" Péez. Esa era Venezuela. El café no logrd modificât sU des­ tine, porque fue incapaz de crear# desde èl campé# Un orden ca- pitaiista suceptible de abarcar el grUeso de nue s tira èstrüctu- ra. El FOder slguié siendo# por ese fracaso del Café, el cote de las clases mas atrasadas e inütilés de nuestra sociedad. Co­ rne rciantes extranjeros, oilgareas caraqueRos y tëtraténlentès zafios formaban la esplna dorsal del Estado venezolano. T una poblacién sin derechos sufria los efectos del énbrutecimlento y de la degradacién que todo ello aparejaba como Consecuencia histérica" -Segdn la expresiva prosa de D.A. Rangel, "El petréleo iba a clausurar, violentamente, el siglo XIX aén es- .tàncado en un pais podrldo de dlctaduras y fermentado en los o- dres de un feudalisms que no se resignaba a morir, Seguramente# la reaccién de los vénézolanes de ésa época debié ser de estupor. Un poco a la manera de los africanos asombrados frente al des- pllegue de los europeos que los conqulstaron, nuestros compatrlo tas de 1917 debleron rairar el desfile de aparatos y de hombres " traidos por el petréleo con una mezcla de incredulldad y de anguo- tla. Su mentalIdad de hombres acostumbrados a la modestia del feu­ dal ismo, a la pequeMez econémica y al atraso politico de un pais acartonado, ténia que sorprenderse junto a las diabéllcas energias y a las tremendas perspectives del petréleo. Esa parâllsis de la sorpresa qpe produce en los pueblos débiles la llegada de las téc- nlcas superiores del capitalisme ha sido slempre una de laa venta- jas no porlmornenténeas menos eflcaces de los conquistadores. Vene­ zuela aterrada por Juan Vicente Gémez, embrutecida por una explo- I -taclén secular y cortada dc las corrlcntos internacionales del pensnlnlonto por lac nodalidadoo de su evolucién social, iba a sér prosa cegura por algén ticmpo en tnanos del Impé­ rialisme petrolcro" (6). Rargo enpccifico de la penetraclén petrolera es que énta sobrcvlene, écsdc eue Irilclos» mediants glgantcacas oleadas de Invernlonoc de ca­ pital* Baste seflalar que en Venezuela, durante los aRos de la décoda de 1920, la colocaelén de capitales petroleros supera el valor del pro­ ducts nacional bruto en uno nucJ.nuit.ra de dichnr nRor.- T r.r rue las pticacionea técnlcas del petréleo inpiden recnlectar conlosas g'inanclao si no es al precio de Inversiones colosales* El linpacto de detao volu- minOnao inversiones on Venezuela va a ser de tal magnltid, que a partir do 1920 cl paio va a rccorror un trscho més largo que eh Ion niglos trnnscurridos dcsde la conqulsta cnpaRolaî es ya un lugar comén el n- firàar que ël capita]lono petrolero va a Impartir a Venezuela una dlné- nicà Socio-cconéioicâ complctamente inodlta. El rltmo de creclmlonto, Coh todo su complejo de defotmaclones que tendrenos oportunidad de ana- lizat, seré üno de loè més répidos de América latlna, Ahora si que el m.bdd de producelén capitalista va a ponetrar en la estructura econémlco- Bociai Vcnôzoianà, aunque con designal Intensldad y a dlversa velocldad segdn sean los sectores estudiados. En la estirnaclén del profcsor Ran- gël| éote es el gran cambio qüé ha suscltado el petréleo en cl scno de la sociedad venezolana (?). En un nivel analftlco muy similar al anterior, el profecor Ramén Losada Aldanâ, on Dlaloctlca del Subdcsarrollo, pone dc relieve cémo, con la actlvidad petrolera en Venezuela, van a coexlrtlr dés érdcnes eotructurales distlntos y oe va a concolidnr Inducldnmcntc una tcrcera organizacién cstructural. Tenemos, por un lado, al capltallcmo monnno- lista; por otro, ol latifundlo feudal pre c ap i t al iota, y, por éltimo, un conjunto de relaclones canltallatas naclonalco. Estarlnroc cn pre- soncla de una ectructurà plurlnartlcular, "con sus très Intracstructu­ ras rcspectlvas y unos mdrgenes estructurales de clcrta flotcbllldad social": sobre ;e3te conjunto de relaclones productives piûrle r truc tura- les se levantarlan todas las relaclones socltles que carc.cterlzan la Venezuela contemporénea y su actual fornaclén cocio-econémica: "Bc dcclr, Venezuela, como roclcdad global concreta, Indlviducllzada actualmente en la esfera del mundo, traza nus contornos blctérlcoo - é - I ,,, en In rcallclnd Innrcsn por In çrplo-tacîén petrolefa. Bccoa estructurales, nroycccloncs suporestructuralerv, cn- nnleo dc j.n t ci comun le n clé n rcclnroca, In+.rlncad^ curtiĤ uf̂ cia de nexos y contradlcfclones, corplêjdn dechjustes y c lentes Irxmlcos confllctlvos, todo este éor.jxmtô Centra en el petréleo ou nroblcrnatlca mén honda* Eco ou el hecho fundamental: De él co dériva todo lo dcmâc. Sih cntender- lo, la Venezuela actual se nos torna inaslhle" (f)* En efecto, la economia petrolera cambiaba radiealMente una his­ toric tradiclonal earacterlzada por ol domlnlo declcivo del latifundlo ' en la vida venezolana, y un nuevo tipo do explotacién -hasta entonces extroRn a la organizacién social del pais- Iba a ocupnr un lugar proémi­ nente, La crlclo dc la agrlcultura latlfundista do oxportocién se ponin en cvldoncia en el tcstlmoulo de una publlcacién del Dopartemcnto de Comercio do los Estados Unidos, dande se nflrtnaba que "Durante 1926 la demanda de trabajo se desplazé de la agricultura hacla los campos pe­ troleros, obras pébllcas y otros sectores, causando congéstléil en las cludades y uÿ notable incremento del costo do la vida* La demanda de trabajo Incremonté los salaries hasta un nivel sin précédentes, espe- clnlmojite en los campos petroleros. La par tld a de trabaj adores de las haciendas ha side tan éxtenslva que ha conicnzado la Cgltaclén por par­ te de los propletaries de la tierra para lograr que el gobiorno deten- ga los pro gramas do constrxicclén. de c arrêteras y devuelva los trabaj ado­ res a las labores agricolas" El petréleo haria césar lo que habia sido una espécie de ley hls- térlca^por espaclo de un sigloî cl estancamiento. Se Introducio una dl- némlca do creclmlcnto, totalmente inséllta, ni, pero de pcrfilos oxtro- madn'r.onto contradlctorloo. Es asi como, en ol proceso de inotauraclén del crpltallamo petrolero on Venezuela, vo, o ténor lugor xma espocie de "eutnnasla econémica", , conslstentc en lo. suoronlén dc r ornas pro­ ductives y estimulo de otras sin slgnlflcaclén anterior. Productos como el cacao y el café entran en decadoncla, a la vez que sectores enteros de la economia son empujados a un creclmlonto vertlglnoso para los pa- rémetros de la - época. El surglrnleato de un ablcrao -gcogréflco, demogré flco y cconéinlqo- entre aquellas zonas o r orna s que asclenden y las que permanecen eotancadas o en retroceso, no excluiré una tendrncia general hacla el creclcîlento econémlco, , A lo largo del periodo petrolero, el producto venezolano se va a increr.entar a tocas excepcionoles. Entre 1936 y 1950, la taoa media de creclmlonto annal del producto bruto * füc fiel 0 ,6 % , E n el periodo 1950-58, el rltio del Incremento fue del 8,37̂ » Vlrtualmcntc, entre 1936 y I960, la economia venezolana no cono- elé, decdo cl punto de vlota dc laa macromagnitudes, crlolo o dcsfallo- eimieiitos Importantes 0®)* si dicha ëvolucidn la compararnoo con la del rento de América La­ tina, verenos cémd, en el periodo 1945-60, el producto bruto venezolano ëe expandld à una tasa media anual del 10,59(; la mlcma nsgnltud para loc otiros pàieea làtinoamcricands se oituaba cn apenas cl 4,5?(. Es évidente fjuè ol rcferidd ascenso global de la economia venezolana es la résultan­ te fio Un.iuertd proceso de acuniulaclén de capital, La procencla dc volu- minonùd capitales petroleros echd j>or tierra los obatécuJos que Imnofîlan tal acumulacién, MAs adn, la actmiulacién de capital, concsutroda ijrlma- riar-iêntè en el sector pètrolero, va a dlfundlrse progreslvamcnte al res- •to de ta economia, hasta el pur*to de eue 3-1. Rangel podia 'zfirirar, en èl trabajo citado publlcadO en 1963, que el nivel medlo de capltolîza- èiéii do la economia venezolana era ya bastante superior al que predoml- haha ën otros paises subdesarroliados de parce Idas magultuden (4|), . Loë efectos de este cambio, on el ombito de las elacro sociales Vénozolàhdp, èràti igUalmehte decinivos, tanto en euo arpectoo curntlta- tiVoô bofflo en los propiamenté cualitatlvos, A riesgo de adelontar anAll- slo pomteriOres, podomos aflrmar, junto a R, Losada Aldana, la vcrlfica- cidn (îé una alianza entre la claso de los latlfundlstas o propletarloa de la tierra y los sectores capltallstas extemos: pacado cl "primer suoto", résulta évidente una convergencla entre los sonores del latifun- dio y los ceRores del petréleo, quleneo vlcnon a colncldlr por cl hecho do que muchos tcrratcnlcntcs mucntran Intorés cn la venta de sus ticirno, euyo vclor comenzaba a dcoaer, TJuldo a ello, re observa un clrrto procc- co dc mutacién capltalicta cn el scno de olgunos latifundlos. Por otra parte, una burguesia Internediarla o sector mereont11 -dedlcado antes al flnanciamiento y exportaclén dé la producclén agrlcola- cambia olgnlflca tivanente gracies al petréleo, pasando a convertlrse en un egente de In­ ner tac lén de la producclén capitalista extrcnjera. A las poslbllldadcs de capltallzacién que trae conslgo la actlvlilad petrolera, se va a co- rrcspondcr Igùalmente la aperlclén dc una burguesia Industrial, sobre todo dcspués dé la segunda guerra mondial, la cual, en termInos généra­ les, va a intenter una Industrializacién Independlente o sustltutlva. De otra parte, tendriamos el desarrollo del proletariado venezolano, y de manera particular,, de los obrcros petroleros cono nüclco privilégia- - » - • , ' -do dc aquél*(W) El Estado, tradiclonal drgano politico de loo grandes oCftores te- rratenlentcs y de sus caudillos militares, con una organlsacléi^ ccnorial de ingrcsoc y egresoo exlguos y una tasa de Inverslén colèctlvd sunrfirfnen-. to prccarla,- sufre en la Venezuela petrolera una rnutacidn considerable, ; no oAlo por lao fucrtco prosiones oxternas e Internas que erperlmcnta, olno por la noscsldn dc volumlnoaos rocurson fiscales que lo ponnltlrdn ODumlr la InstfJ.acldn y el dcoarrollo de laô Induotrias bdslcas. Y eu el nivel dc la dlnAmlca politlca, quedard claro que con el advenirnleuto del petréleo, el campo doja dc ser en Venezuela el ejc dc la vlda nacional. la desaparlclén de las arénlcas guerras civiles y de los movlmientos a- grarlon dirlgldos por jefos o caudillos, da paso a la lucha pol'tlca en lao cludaddes y van a ser éstas el escenarlo dc la ovolücién politlca niéo roc lente. El desplazanilento de la actlvidad politlca del campO hacla la cludad Impllcaré. también ntrao téctlcao nacldao de Instrumentes de a- néllolü dlotlntoa a los que Imnereron tradlcloualnonto, la crisis de la sociedad tradiclonal venezolana revirrte en trano- formoclones Importantes y el proceso de acumulnclén do capital se cons- tltuye en base material que ponlblllta dlchas trans fn rma c i o n e s. Én pala­ bras de Scrglo Aranda, "ta Inserclén dc Venezuela en el sistema capita­ lista mundial a través de exportnclones potrolorns cUya explotacién ec- tuvo hasta nyer cocl exclusivamentc en mnnoo de gigantosean ompresao tranrnaclonnlcs cxtrnnjeras produjô modlflcaclonen cualltativas cn la sociedad tradiclonal del pais, al poslbllltar sucesivos camblos en el patrén de acunulacién" (Jj). 00 Entre loo comlnnzos del présenté siglo y la crisis de 1929 oc producen lniTjortantoo camblos en el sistema econémlco Intérnacional, con repercusiones concomitantes en la America Latlna. El capitalismo cntraba ya en Una segunda revoluclén industrial de caréctcr més clen- iiflco y tecnoljjglco. Las fuentes de energia, luz y calor, se cmulla- ban progrèsIvamentc con el petréleo y la clectricldad; se producia la Invcncién del motor a explosion y del motor eléctrico, y la sldero-me talurgla reclbia un nuevo Impulse, al Igual que la Industrie meconlca - y - . I qttfthica. La segunda rcvolucién industrial vcnla a nignlflcrr ol paso ol capitalismo liberal clénlco al capitalismo monopéllco e Jmpnrlallsta, c jreoba una sociedad do tipo urbcno-lndustrlal en laa mctrépolla del slaiéûa, que era proyeotada bncia el resto del mundo perlférico bajo cl signé general de un nuevo statua dc dependencia. Se daba un poderoso a- vance a la centrallzaclén y concontraclén de capitales y cnprccos con ënormca Inversiones de capital fljo en sectores fundamentalos o béslcos do In oconoinia. El carécter monopéllco so plasmaba en convcnios de prc- ciüo, pools, cértcles, trnr.ts, holdings y dlstIntas forman do consorclos einprçsarlales* Las consecuencias de tal evoluclén Iban a ser dcclslvnr. : "e1 inonopollo produce efectos de domlncclén Irréversibles en lo econémlco, en lo social y en lo politico. Las grandes empresac fljan credos niXnlnos, impbnibles por unâ coacclén de hccho; dlscrlroinan los preclos por catego- rlas dc eonsumldores; recurren oxitosamente al dumping; ejcrcen contrôles de exclusivldad. Rogulon la apllcaclén dol progreso técnico (patentes) y el fporcado do trabajo, el volumen de la ocupaclén y el nivel de las renu- né rao iones# tnfluyen dccislvamente sobre la vida politics, el Estado, la cultura y la Ideologla" (̂ 4)* El honopollo acelera la aparlclén de exccdentes de capitales ca , lés palseè desarrollados y tlende a buscar urgeatemente su invcrsiéa en paises nonos desarrollados, donde la abuadancla de mano de obra barata se va à traduelr én gananclas superiores a las obtenldas en eus lugares de origen. La industria y cl capital europeos, coda vez mén lieccsitados de matcrlac primas, se va a lanzar, pues, hacia los rcgioncs perlférlcas cn busca de rilqucl, nltratos, cobrc, nlomo, ccn’cbo, petréleo y otros e- lenientos esenciales para la clvlllzaclén Industrial nucva que noce, El capital monopolista, mcdlante una ngrcslva expans lén i*i;pcrlalista, va a operar como movinlcnto mundial que Intenta abarcar a todos Ion paises In­ dustriales y ejcrcer su Influencla sobre todo el olcncta. Se llegaba asi a una Intorconcxlén econémica y financiora de érr.blto universal, en nue la divlcién del trabajo y la idtemacionallznclén do la producclén se cuni- pliuri n oficala g?.obal, Los cérteleo Intcrnocionnleo ne ovtoudfrian por dlvernao ramas y reglones, por naciones enteras en las que Intentarén do- mlnar sus estructuras socio-econétilcas. En este Sentido, la Industria petrolera se va a presenter como ra­ ma clave del capitalisme monopolista, como sector plcnacente representa- tlvo de su estructura (45). lia qucdcdo cloro que, en la etapa reciente d la evrtluclén dol mundo contemporéneo, los hldrocnrburos son el nrinclpai - d o - . combustible para la actlvidad econémica y bélica; qUc cJniwAltttJron una ma­ teria prima de crcclrntc importancia para la Industrie qufn.lca; que ha si do una de lao morcanclas mAs Importantes en ol comercio intordfeclonal,; qy es una actlvidad dcclslva on materla de exportaclén de capitales; que es la actlvidad petrolera la de mayor lutograclén vertical a escalâ Interna- cional; que la explotacién de los hidrocarburos es la de tnés alto grado dc concentraclén, tanto en la propiedad del capital como en su control a nivel Intcrnnclonal; nue cl petréleo ha sido uno do los nocncloo més lu- cratlvos del mundo modorno; que cl petréleo es la actlvidad o n mayor don sldad dc capital, mayor productlvldad del trabajo y mayor lucratlvidad por trabajador; que se ha constltufdo en la primera rama industrial del mundo capitalista con la conslgulcntc mayor Influencla politica en el se­ no del mismo, sobre todo desde un punto de vista estratéglco (40• En forma paralela a la aparlclén del capitalismo monopolista ne produce un cambio de potenclrn hegeménlcas en el sinterna. En cfecto, du­ rante el siglo XIX, Cran Eretaïïa’ se habia erigldo como potencia dominan­ te del mundo capitaliste. Pero ya dcsde 1875 se habia percibido un retro­ ceso relative de dicha naclén con relacloii a paises ubicsdos dentro y fue ra de Europà -Alemanla, Japén y Estados Unidos-, que iniclaban tui ascenso omenazador para el predomlnlo brlténlco* Cran Eretaîfa va a experlmentar progrèsIvamente un doccenso en la competencla econémica Intérnacional, a mismo ticmpo que su aparato productive y tecnolégico va.a crrcor con més lentltud que en afîos anterlores. La segunda rcvolucién industrial lo bar perdor parte de su preponderancia casi monopéllca en la produccién, Y es un hecho Importante a tener en cuenta en el proceso venezolano, el de qu el desplazanilento del carbén por el ne tréleo la va a pcrjudlcar vlslble- mente coh rèlaclén a los Estados Unidos, poseedor en cambio de vastas re servas del oro nogro. En realldad, se trats. do un proceso més general de eroslén del predominlé europeo, esto es, una evoluclén en vlrtud do la. cual van sur- glendo fuora de Europa nuevos centrés de poblacién y de poder. En esto sentido, Estados Unidos concluia yn por aquéllas fechas -finales del XIX la ocupaclén de su énblto Interior y reallzaba un proceso de acumulacién de capitales y de desarrollo Industrial que. lo llevaria répidamente a la etapa de expansAén externa. Su pnsicIon como oroductor y exportador se consolida a prlhclplos del siglo XX, y hacia 1914 comledza ya a Invertir en Canadé, América Central y el Crrlbe. Astutaniente, a la vez que su ex­ pans lén se proyecta hpcla el Eacifico, elude las compllcaciones de la -Al- ■ * politica europea, porc tnanlpulAndolas a fin dc pronovor nuo interoses. La guerra de 1914-1913 -primera gran guerra mundial y rcflejo de los çonfllctoë de carécter Interlmpcrlallsta- rofiterza la tendencia al dcbiliiamlcnio de Europa, cuyoo paises, venccdores o voucldos, tienen que vérselas cnn grandeo pérdldas liumanas y materlales. Mén aun, la Re­ voluclén bolchevique de 1917 en Run la y la deaaparlcion dol Iiipcrlo Oto- maxto iMplicarén Igùalmente la pérdlda de poderosos lazoe econémicos y politicos por parte de los capltallstas europeos. Resultado visible era el ée que los Estados Unidos emcrgian dêl confllcto como el nés poderoso paie industrial deî mundo, dominante en el mercado intérnacional, acrec­ dor ÿ principal exportador de capitales y suceoor de Europa en cl goce de la hogcmonia dentro del sistema capitalista, Mientras tanto, Gran ”rc- taRa perdia cn la guerra unos 740.000 hombres - el lOîS de ou poblacién niM£ culina activa-, a la voz que dcbfn utlllzar una parte imnortantc de rus inVfersioncs éxteriores para finonclar las operaclonrs millt^rcs. Su pro- duccidd dcGcendia un 16;( entré 1914 y 1918, y no llcgsba a recunerar dcs- puds de la guerra el nivel logrado cn 1913* Como consecuencia, la exnan- èidn colonial britdniéà iba à experlmentar una detenclén de velocldad y sè debilitariajl sus èxportâcibnes de capital y su comercio exterior. Su participacién en el Intercamblo oomcrclal mundial bajnria del 13,11̂ 5 en 1915 ul 9,87)( en 1929. AdcmÀs.de la debilltaclén de su potcnclnl dcrnogré- ficd# Grart RrotnRa iba a conocer cl dncemplco crénlco, aoi como una pri­ mera gran hüelga general de envergadura en 1926 (#). Como es évidente, las modificaciodes del contexte Intérnacional in- ciden cn América Latlna y se proycctan, en mayor o mener medIda y con ca- ractcristicas dlferenciadas psra cada pais., sobre la crtratlficzclén so­ cial, la cultura y la Ideologfa, el sistema de poder y el 31 d'-s— plnzamlcnto de la hogemonia briténlca a la norteomcrlcana tiene conso- cucncius cignlficatlvr.s. Gran RrctaRa ha sido llbrecnmblsta; rnpeclolIv.o- da en la producclén Industrial; cor.prndora de materlno primas y al i ment os y gran inversera. Estados Unidos cn cambio ea un pals tradlclonalmente protecclonista, sobreequlpcdo y gran productor dc materlas primas agro- pecuarlas y de âllmentos, en dlrocta competencla con los productos lati- noamerlcanos. Ai su accién comcrclel y flnnnclera se ngrcga una crcciente tendencia a las «Inversiones direct." s, en forma dc enclave, y ca los sec- tores Industriales. A difcrenela de Gran "rctaHa, encerrada cn cl csqucma de la rclaclén colonial cléslca, Ertcdos Unidos va a Introducir un tipo de domlnacién més dlvQrslficada y corpTeja sobre 1rs rrtructuras coclo- -èconnnicac Icitlnorar.oricc.nas, con ncgnitudec y clêmentrts cunlltatiVoa dietintas a las anterlores. Cll La Venezuela del petréleo no occaré g, los enomes eondlcionr.ntes extcmos ouc dicha materia prima le Imponin desde multitud de Angulos; condlclonontcs que vlnleron a sunoner auténticas scrvidumbres, verdadera hipotccns, en su evoluclén politlca y social* La dlferencia era que el petréleo train conslgo una pccolior dinémica dcrlvada de la naturalesa nilsina del producto. De gran popel en los procecos de ncumulacién de capital, el pe­ tréleo se encontraba en una posicién prlvlleglada -para la éptica de los intcreses dominantes- cn rclaclén a fenémenos taies como ol crecjL miento dc la Industria pecada y de arnamontosj la sustltucién del car- ' bén por petréleo en la Industria naval; la Invencion de lor motores de ; combustlén Intèrna; ol motor de oxoloclén cn 1ns automéviles y avloncs; la calefacclén y los slstemas dc rire acondicionado; la crcciente utl- llznclén dc combustibles liquidoo (dlonoi) en las méqulnas dc ferroca- rrlles; lao Innumcrâblés apllcacionca do loa Hqt >vadoo dol petréleo en multitud de facetas de la actlvidad econémica moderna y una considera­ ble gaina de utlllzaclones de todos conocldas cn la vida cotldiana, Por ̂ éee Ipdo parecia quedar gcrantizada una demanda constante y ampllada del oro negro. Junto a ello, hay que dcstacar la relative Inelasticldad del pc tréleo, cn cl sentido de que or. una mcrcancia que crecc rootonldamcnto on ion periodos de auge del nlstoma capitallnta y rcnlstc mcjor las nd vcrsldodco de la deprcclén: el petréleo co mucrtra r cl o.tl vaillent e reolo •tente a las coyunturan dcprcslvas, lo cual conflere una cxcopclonal Irn portancla c stratégies a los paires productores del mismo y cxp’’Ica on buena medlda la relatlva ventaja dc cstoo cn pcrfodoo de crisis, Por otra parte, la peculiar distrlbucién mundial del petréleo ha creado las Condlcionee para un monopoTlo gcogréflco, por lo menos a lo largo de un periodo considerable dc ticmpo. Asi, para ]950, ol de las réservas mimdlales se locallzaban en Mcdio Oriente y Vcnczue]a, es dqclr, en éreaa subdesarrolladas (Jî). Al contrario, la auscncla dc - - petr<̂ lc6 en Europa llevtf frecuenterrionte a potenciaa como la Ornn Eretafla, a la biloqucda del mlsmo cn la periferla (irAn* IncUaa holandcr.as, Vene­ zuela^ etc.)» laa tciislones provocndaa nor el encuentro entre Estados U- nldoâ e inciaterra en esta materia van a dc-oembocar cn vm acuordo para Irepartlroo el monopolio petrolero* 3urgfa aol el Cartel Pctroloro Inior- nacional* como coalicldn do carjtcter monopoliota que â r̂nnarsÇ a lao prin- clpaien ompreéas del ramo. El Carter Petrolerp Internaclonal tuvo su ori- eên eft el aeueirdo eri el acuerdo firmado en 1920 en el cast ill o de Achna- carrÿ (norie de Escocla)* entré là Standard Oil of !few Jersey, la Royal Duicfe Shell y la Anrlo Iranian (dcspu^s denomlnada Iritlrh Trtrolrum). j f J f 0 f v . T . i ? . 5 . ' f . o r . 3 1 . V J 9 u ' J r . r e c'*. 3 r j n e - i ? . t o Iss Ce.m's . g r a r d r r r n r . r r f f f intctnaeicnales con sede en los Estados Unldos. tao Compafllas integranteo del cartel son conocldas conn lao "oicte grondeé* y éiSri dcntro de eltas 06 rovola una conccntrncldn todavfa m^s àùueada de poder écondmico, poiarlzada en tomo a dos grupoc: a) cl gru- po Standat 611 como parte del conjunto integrado por las cmnrcsas descen- dientéë de la primitiva Standard Oil company# fundada y dirlglda por John D. Rockefeller; b) el grupo predominantemente britî nico, forma do por la Royal Dutch Shell y la Rritish Petroleum, cn el que lor. intoreses eétataiès y privadoe do Gran Bretafla ban colocado a los participantes ho- lendeees en un cegundo piano. Estes dos grandes grupoo ban poceido m^s de lés très cüàrtas partes del Cartel internaclonal. En clfras, la rcall- dad de este control résulta abrumndora: el nucleo central del Cartel pe­ trol ero ha controlndo desde hacc a?5os mds de la r.ltad del petroleo pro- ducido en todo el mundo y unoè très quintos de la produccidn en cl drea no rocialista, Desde cl punto de vlsta del coir.crcin intcrnacional, de los 3» $00 mill one s de barriler. de crudo y dcrivados cxportadoo por loa pnfocs do la Organizacidn de Pafscr. Exnortadorcc de Pctrdlco (OITP) rn 1962 -équivalente» al 00% de la crportacidn nota del i'rcn capital iota-, cas! 3.100 fueron vendido» nor las empresse del Cartel, ccto es, el **.̂,4 por cicnto. En c ianto a la refinaci^n, beste ccHalar que, para el afio de 1961, el 65 por cicnto de la capacidad nundial ostaba en manoo de lac grandes compafifas intomacionales, contra el 21 por cicnto de erpiecrc ll.am.idac "independientes* y un 14 por cicnto cn manos de errorcsas esta- toleo M). ' En Venezuela, los cnndicionamlcntoo politicos inperantcr en lao primeras ddcadas del siglo XX fueron un factor crenel al derdc cl punto de viota intcrno, par^ la distribucidn del rubsuclo entre los nonopollos pctroloros Internacionalco, la ponotracidn del capitol pctroloro intemn- ciohal cncontrd cn lao concrrion» o cl medio juridlco y contracj^ual iddnoo para ou cxpaaeidn on tcrritorio venczolano. La corrupcidn cn I'fl pQlXilca de conccsiones durante la dictadura de Gdmez ae Iba a Inponer impulrada por loo conoorcioo angloholandcses utilisando a intermcdiarloa vcnezola- nos, a trav^E de mctodos autenticomonte fraudulcntos. Ho ca.be dud a de qu el capital norteoraoricano y el capital angloholandds pugnaron nor el con trol del petrdleo vénézolane, medlante el soborno y la corrupcidn de fun cionarlos y prestanombres do la dictadura gomcciota: "La liota de loo concoslonarioo priinitivoo doinvvtcira clorai.ionto que Gdinez otorgaba lac concrftinnrn a rue favoritoo, y qnn ol so­ licitante que rcGultd mdo favorcc.ldo fue nu yrrao Julio Kdn- doz, a quicn so cfniccdicron diecloletc arrendamlentos dc 15.000 bccbdrcas (cada unn de cotoe arrendamleutoo). La mayoriu do las concecloneo de 1919 fueron conipradas por la f'njocp.lbo Oil E:;plo- rrtioa Comnany, empresa espcculadora nôrteo,inericcna* cuyo obje- tivo era mas oien negnciar en terrenes- petrolfforos cue producir. En 1920 se adjudicaron 176 concenioncs, todac a favor1toa venezo- lanoc, y nucvamente fueron vendIdas a compaHfaa nortermericrnas (...) las oroprosao petrol eras averiguaron pronto quicn podia y fiuldn no podia conceguir concosionen; los ofortunadoa intorme- nlarioo cc convirtieron, on realidad, on agentes de lao conipa- niao. Un reprcoontante dc una de entre ce ponia en contncto con uno de los favoritoo de Gdmes y le Informaba acerca de la conce- 8ion dfseada, el yenezolano la obtenia y la vendia a la compa- fîia» (eo). De hecho, cuando on 1922, el pozo dc los Darrosos, en el campo de La Roi;a del lago de Maracaibo, saltd con vlolcncia inusltada en un in- mcnso chorro dc aceite negro, tal vez nadie o n la Venezuela dc oquol memento cc did cuenta de la signl.ficael<5n quo tal snccso iba a tenor en la vida ccondmica, social y pel it ica de la nncinn. Estdbair.os. contcm- plnndo un pais cuya poblacidn sobrcpasaba erco.ramcnte los 2.900.000 ha bitantes; una sola cludad, Caracas, la capital, tenia nids de 10.0.000 habitantes; en la prâctica, no exlstia comunicp.cion entre las distlnta rcgiones y el presupuesto nacional era o6lo de 72 nillones de bolivare (t4). Por el coAtrario, como afirino P.E. î'ejfa Alarcdn, "T.oa doGcubriiûicntoG dc ricos yacl'\1 entos -orpccinlnirntc loo del Zulla- notician al inundn la riqucza petrolcra dc Venezue­ la. Compafîias cori motec en ingl6s o cn castellano con nombres yankis o vénézolanes ce en «(videmento sobre el tcrritorio del pais. Gdmez tiene para todos una importante porci(in de botin lucrative, las emprcsac pctrolcrae, legal o llegolmente, en bacc a tr/!flco do Influcnclas, cl roborno y las goytloiies del pronlo Gdmez se enecRoronn en Venezuela y (b rdc enton- cco coriilenzan a decldlr sobre nuestro destine" (tt) uan Tic ente Gdrnez favorece a faniliares y amigoc con juge sac conconio- cs pctroleras, y todo este acontece durante un période "en que las des- ruccionén ocasionadae por la Primera Guerra Mundlal, auncntrron inten- amonto loo requerimientos do pctrdleo. Y para abactoccr coe cxpanrlvo crcado loo recursos petrolcros vénézolanes fueron prose en dlaputa de 00 conciorcios Intornacionuleo yankis y britdnicos. Venezuela fue crco- lario do 1a fiera conpetcncia dc ontonceo# Los brlt/inicos defcndicndo 1 àântaniàiento de sus posicioncs -prâcticamcnte hcgcn̂ înicao- cn el crrltorlo vcnezolano y loo nortcamcricanos -bdoicanontc dc la Standard la Gulf- tratando de lograr concrclones en las drcas m^s pror.isoriac dc la rccidn deccubierta pro vine la petrolera. Emplcr-doc yon3:ls hacicn- dosc posar por britdnicos y agentes brltdnlcoc hccicndose paoar por yen klo son actnrer. dc la contlcnda. L?n roprcscntaclonco diplomdtiras do Ion Ertadoo Unidoo y do Inglaterro. octivan sus gectior.cs ontc cl dicta- dér Gdméz trntàndo de lograr bcncficioo para las cmpreonc dc rus recpcc- tivos paiséè* rieitos entre las empresas, demandas y eontradenrndao, 1u^ clos de la nacidn contra las empresas y de las emprcono contra la nacinn. ilüevas leyes pctroleras y consecutivas derogaciones signan cl période", (t-3) En el esquema de la economia vcnezolnna durante las primeras dc- cadas de la explotacidn petrolcra, ce introduce una drdstica Icy de de- carrollo désignai. SI petrdleo va a crecer con impetu y de mariera unila­ teral, sin que ello ocasione moviniientos dc la miona magnitud en otrrs ramas de la economia nacional. Los coeficienten de inversidn van a ele- varsc notablcmchte por encima de los nivelés que prcvalecicron en el ci- clo ngrario, pcro ello es esoncialmcnte una inversidn petrolera do capi­ tal extranjero,*sin que en las restantes ramas de la economia haya un crecimlento invorsor de tanta esnectacularidad: -/(C- Coofinlr.r,tcs dc .tnvornldu dc 1; r don cn fera r. fundamoutrlts do lb ccoruiinla vchczolnna - sector petroloro sector no petrolero 1925 63,0 IT,7 1926 62,6 22,2 1927 76,4 28.9 1929 32,9 15,2 1929 37,1 23,3 1930 19,3 14,4 1931 9,5 10,31932 0,6 6,1 1933 10,6 8,3 1934 3,4 5,3 1935 4,5 1,9 1936 6,6 5,3 En log rîfîoD do eu aparlcldn y conoolldacldn, el petrdleo suscita Inver- oiones quo llcgan a los 1.808,9 millonos de ‘bolfvaroej durante el misno periodo, todos los sectores ajenos al petrdleo rogistraron una Inversidn global équivalente à 1*634,2 millones de bolivares (2o). î*or otra parte, el èlevado. nivel tdcnico de la industria petrolera, de Una àlta necani- zacidn, le confiere igualnente una nlta productividad junto a unâ supe- ' rior componicidn orgdniza del capital, dclegando como elemcnto cccunda- rio al factor mono do obra, las croclcntes dlsperidades estructurales en esta materia hacen surgir una diferenciacidn entre una economia au- tdctona dc- tdcnica rudimentaria y una economia petrolera de considera­ ble nlvcl tecnoldgico. 3e ha afirmado que Venezuela es uno.de los casos de crecimlento "hacin afuera" mds espcctaculares de la historla del comercio nundial a partir de la cxplotacidn petrolifera. El vigor mostrado iba a cor tan Importante, que yn en 1940, el comercio cxtopior venczolano era trco vocô r mdn alto quo en 1920: Indices coii'OaiTtivos dol concrcio nundial y del comercio rxterlor vcnezolano courrcio rundial concrcio venezoTano 1990 lOO'i 1920 ■ 100 1895 110, 1925 97 : 1900 123 1930 246 1905 151 • 1933 174 1910 181 1935 213 1913 223 1940 284 “ i ■> J ] SI bien GB cicrto quo on los paiocn subdesarrolT.ndoo dondo hay liivcrslo- noD oxtranjerns, dr.tas ocaclonnii proceoos do crccinJento clnplc, lao vc- rificadas ch petrdleo constltuyen un olngulor Impulro hacla un tlpo do eirocimlonto abler to que se concreta cn el mcrcodo internaclonal mediants lao exportacioncs. En este oentido, Venezuela pcrtcnecld al escaco grupo dc pafsee cn que las exportsclones supcran al ingrero nacional» la expli- caoidn dcviene sencllla: el petrdleo ha side capaz de obtcner morcados BCgütos y expansives; y ello explica tamblcn la transformacidn dm los paîberi prodnctores do petrdleo on potenciaa flnoncicras, aunquc las cnun- tiobas rcservas de oro y divisas no sean producto dn un desorrollo nacio­ nal divorcificado* la consccucncia en la extrema depondcncia del pais con Jrespccto al petrdleo y las subsiguiontec graves deformacioncs que Una relacidn de este tlpo introduce en cl interior do la estructura c- eondmica y social* lîds adn, esa dependcncia tiene, en cl caso vénézolane, un nlgno concrete y eopecifico. A partir de la primera guerra mur dial, cl capital nortcamericanb va a sustltuir rdpidamcnte al capital dc procrdoncla on- glo-holandesa* la explotacidn petrolera genera una pugna entre aquellos, tohflidn que èo resuelta a favot dc los monopollos nortcamcricanos dcs- püds de loB acucrdoo petroleros que dan origcn al Cartel internaclonal. las invcroiones norteame.ricanas pasan de 3 millones de ddlares on 1912, a 247.238*000 en 1938, mientras que Iss de capital anglo-holanddc., en cl mismo ncrîodo, van de 41.350.000 a 125.000.000, aproximadancnte (mill.do dol.) ta para 1956* el conjunto de la produccidn petrolcra aperceia con- trolado on un 68J< por 1ns cmprccns nortrnmcrlconas y en un ???< por 1ns cmprccr.a angloh ol and osas, là dintribucidn territorial dc Inc conceal o- ncs pctroleras presentaba cl hecho de que cobrc un total de 6.292.696 hectdrcas, correspcndian a los monopolios nortcamericanos 4.957.700 ha., cl 309̂ , y 1.334*996, el 205̂ , a las empresas dc capital angloholandds * Progrccivainente, se constata una tendcncia del mere ado exterior venczo­ lano, cuol es la de Su limitacidn al dren de los Estados Unidos y luego eu cas! absoluta dcpendencia del mcrcado de ese pais. Uno 8 datos pucdcn ser ilur.trntivos. En con junto', para 1950, la exportacidn a los Estados Unidos por concepto de petrdleo reprcrentaba el 44,1?̂ del valor total; la corrcspondiente a café cl 86,0?*, la de ca­ cao el 74 , 55* y là de hierro el 99,75*. En el mismo scntido, en dicho afio las ifiiportaciones proveniehtes de U3A equivalian al 57,25* del total (2J). Unaa rclaciones de depcndencia que sc han visto fortalecidas por los tra- € 20 -tados cooerciales de recinrocidad -fcl Istneiite dr.nunciados eft tlnmpee ir (ti-jatce- firmadoa entre Estados Tlnidos y Venezuela y que hsil a ecta la obligacldn dc importar los cxcedentcs do todo cuanto pijoduco a- qudl.Ĉ J) La évoluel(5n dc la componicidn dc Ian cxportacinnco vcnozolciias acuoa cl fcndmcno de todos conocido: el nano de una ccohomia agropocua- rla a una economia minero-extractiva. En 1913, el cafd y el cacao repre- seritaban cl 73,29* del valor de las exnortaciones; el balat^, sarrapia y ganado vacuno totalIzaban el 119*. En 1921, ol cafd y el cacao prédomina- ; ban con un 779*, y el petrdleo comenzaba a participar con un 3,49*. En 1925 el cafd habfa dcscendido al 489*, y el petrdleo habfa numcntndo nl 429*. En 1935, cold y cacao llogaban al 11,19*, y las cxportacioneo peirolcrao ro- proscritaba/x el 01,39*. En 1938, lao exportacioncs cafd-cacao anenao equi- valian al 5,29*, en tanto que las del petrdleo total izaban el 07,79*. En 1945, la relacidn era de 4,39* y 929*, rospectivamente; y en 1951, de 2,29* y 96,49*, respectivamente (v>), Grdficamente, la evolucidn mostraba una gran rapides: en sdlo diez afios el cambio tuvo lugarî Evolucidn de la cor.oocicidn de 1ns exnnrtarloncs venezolanas - (il) Froductor: de cxoortacidn (?*) Ddcadas cafJ-cocao octrdleo y dor. hierro otroa 1910 78 22 1920 92 2 6 1930 15 - 83 2 1940 4 94 2 1950 3 96 1 I960 2 90 6 2 Dcnde un punto de vista cualitativo, la inversidn radical de estas rulc- ciones no modificaba uno de Ion raogos cstructuraies del comercio exte­ rior venczolano: eu dependencia de un solo producto de exportéeidn. A c 110 hay que agrcgar que, a difercncia de los productos agricoles, la pr duccidn petrolera y de minerai de hierro présenta riesgop de agotamicnt en cl scntido de que la duracidn de la capacidad de exportacidn estâ en directa relacidn con la tasa de produccîdn, de tal manera que la aceler' cidn de 6sta iSltlraa impulsa la llquidacidn del potcncial exportable. Po otra parte, la produccidn agricola era cjercid^por elementos nacionale la petrolera ha estado aprovechada sitstancialmente por elemrntos extrnn cionnles: buena parte del valor exportado ha quedado sin regrcsar nlpa lîi situaeldn de dependcncia eetructural, Intcma y externa, del afiJ Con respecte a la actlvldad petrolera eo pucr.ta de maniflccto por 1 profonor P* Mlcreo con cifroo rcprer.entatlvaa dol qtilnquenlo 1958-1963» ürnntc cate pcrfodo (con variantes wcnoros, loa datos ban sldo clmllarco ata otroa lapaos de tioihpo): l) La produccidn de petrdleo cubrfa mdn do Ino cuatro quintas partes dc la produceIdn dc blenes materiales obtenldoa por cirprcana ëxtranjcras en Venezuela. El petrdleo abrorbfa una propor- ci^n adn mayor de todos las inversiones fordnnos en ol pais; 2) El sector capitalicta extranjero se presentaba como el sector fundamental de la er.- trUctura econdmica venezolana, produciendo casl dos tercioo do los bier.cs fîniro.M crcadoo cn el pais, os dcclr, el doblc quo todos los ccctorco na- cionrlcs juntos, crccndo a la vez cast el 40?* del producto territorial trutoj 3) El producto petrolero por ci solo roprcseatr-ba cl 559* del pro­ ducto territorial material y nds del 909* de las exporte clones; no obstan­ te» la contribueida del petrdleo al ingreco nacional era bar.tante mcnor, eitWndocé en to m o a toi 20?*; êl capital existente en esta rama era el 159* del capital territorial en el nais; la relacidn producto-cspital era la mayor -superior a 1- y equivalfa a dos veers y media la rclccidn cn loo dectores nacionales} cl petrdleo ocupeba, por cl contrario, sdlo un 1,39* de la poblacidn econdnicaraonte activa del pais, de aquf que ou dcn- oidad dc capital era 10 voces superior al promcdio do los sectores nacio- nales^ La discrepancia llegaba al mdximo en materia de productividad del trabajo: la del petrdleo equivalid a 28 veces la productividad por bombre en los sectores nacionales (14). En realidad, la Venezuela petrolera sufrird de una desintegracidn visible cn sus relacioncs con el exterior: las cxportncloncs 00 divorcia- rdn abruntnmento dol ingrooo intrrnaci onal. Lao companion intf rnacionolr:: del petrdleo von a realizar todo el ciclo productive y cllas miniiiao acu- mirdn, rn virtue! de su integracidn vertical, la colocacldn y distribucidn del producto en el mercado exterior, de manera que uns porcidn àustancial de la plusvalia petrolera pcrmanccc fuera y sdlo queda en el pais la que toma ol Estado mediante los impuestos asignados a la exp]okacidn de los hidrocnrburos (%S). El café dejaba de scr el rrgulador de la balansa de pogos; al contrario, loo fondes liquides para la inversidn y el connuiao proccdcrdn escnclalmente de la rioucza petrolera. De igual mcncra, lao importéeione8 crCcerén râpidamcnto y parte importante de los recursos pe­ troleros serdn destinados a financiarlas, transfiriendo aqucllos capita­ les por mercancias de uso corrlente. Fuede aflrniarse que hanta 1927, la industria pcttolerâ fumiwifttrd al nais mds valores que los que rlla ninma nuntrniu por tkidi'e ttô lût: uti- lidfides y amortizaciones. Pero a partir do dicho afio, las propo.rcioncs r.o inviorten ostensihlcmente: los bcnoficins notos y la nmortisacldh Vaâ à exceder ampliamente a las reinvcrsiones. En otros tdrminoa» la ihductrla petrolera se autofinancia sobradamente desde 1927* la tasa de ganancia jamds bajaria del 109* y con frecuencia fluctuarla entré él 3<3 y el 40 por cicnto, Ello nos pnede d&r una idea do lo lucrative de! ncgoclo pctrolo** ro. A ello habria que agrogar la actitud sunisa del Estado vcnezolano» que pcrticipd en forma irrisoria on los nlvolcs dc bencficio y que, por lo MOnos hanta la década de 1 on 40, no formula una oolftica petrolera do oentido nacional y cpnscrvacionicta. En materia de benoficios, D.Â, Ran­ gel ho cctimado que, entre 1925 y 1940, las compaîîiao cstabiccidas en Ve­ nezuela pcrcibieron utilidades por 4,832 millones de bolfvàres, mientras que loo impuestos y salaries pagados por ellas a3.cansaron la cuma de 2.195 millones de bolivares» es decir, menos dc la mitad de las utilida- doe porcibidan. (Vt) Mds adn, cifras publicadas en 1963 settalaban rendl- jr.icntoo considerables: ' . - - Tziversioneo e~/tra;Tjcros en Venezuela y sus rcndlr.icntos - (î>Ç) ! ' (niillohes de bollvarcs; Sector Inversidn nota UtilJdad_______ Rcndtmicnto ?* Petrdleo G.285 3.129 38 Tnductria 496 91 18 rinerici . 654 79 12 Comercio 518 55 11 Paneno 130 5 4 Scguros 66 4 6 Scrvlcios 73 3 4 Conatruccidn 100 7 7 2^ P-rtrép-ct) y E:.tructurg Social.- (I) En un llbro de entrcvlstas y renortajen sobre le. reelidad venozola- na Kidü rcciente, el pcriodisto juon fonucl Polo rosunla uno de loa tun- tos euoos do quiebra del orden agrario con el advenimionto del petrdleo en Venezuela. îlefiriéndoce al Estado Trujillo, anotaba, "SI algoddn fuo lo prir.ero que no cosocbd en *la pro vine la de los cuicas*. Y de ahl vînioron loa tejidoc y telarer. cn nu cpora ini- cial. Despuds ne vivîd del cacao y tenta debid dc ser su calidad y do importantes sus conochon, que la riqueza y cl presti.rio que adfjuirid la ciudad do Trujillo fue acicate para que cl pirata Cra- tiiont se atrcviera a eaqucarla. Tras el cacao vino cl café. Y mds rlqucza. lîasta que cl deterioro de la agricultura -producian varie dad de otrbô productoa do bue ne calidad para el cannumo y la e>:por tacién- llcgd con el potrélro. Los canpeainon ce trnnladaron para ' omnlohr nua brazoc. Y hubo puoblos nue cas! se morion, no produ- ciôndo ni para cubsistir'* (4). En este centido» sè ha dicho con ncierto que "Los contrr.diccioncs entre aquel punto focal que representaba ol petrdleo y la periferla nacional tenirn que resolver ce en una dicgregacidn lenta do los r.odos precnplta- lletoo de la Venezuela anterior a la llrgada de las compoRias" (-4). Dis- grcgacldn que, cn ol coco vonozolono, co iba a troducir cn urni dccndcn- cia agricola, en un proceso que se extlcnde entre 1930 y 1955. La narti- cipaci'în de la agri culture en el producto disininuird o s tens ibl ornent e : Pr>> core .ion de la p.rricultura cn ol Producto territorial - (3 ) 9* 19?0 35,0 1925 . 24,6 1930 i 21,5 1935 19,9 1950 ; 7,9 En buena medida, se trataba de un fenomeno de descapitalisociéa, en el scntido de que los capitales invcrtidos en la actividad agricola van a crecer a un ritmo muche jnenor que cl cxperimentado en las dre as urbanas, y ëÜJ quo ademdo aquélXa tranofierc buena parte de èüë éxcè̂ èiitéc hnelà i k k cludadoa, donde los costos de onortimldad sé preoentan (Uiôrà mis A- tfactlvos que en el campo. En otros térmlnoo» la tasâ dé gnnanclàs de là égricultura oe colocard, por ol iiapacto petrolero, pof debajo de là tàâa media de la économie cn su conjunto* El resultado aeffà él âbândo- nÔ de muchas dreas agricolas, abandono ya definitive en müchàë partes pése a recuporacioncs relatives en aMos poeterlores. Todavia mdn, cifras del occtor agrario para el afio de 1959 reflc- jaban una diacronia ya estructural. En efoctO» la Mcmoria del Éanco Cen­ tral de Venezuela correcpnndlente à é s t . afio sefîalaba un Producto terri­ torial bruto (PTD) de 26.066 millonos de bolfvares, dentré del cual el sector agricole representaba ancnas cl 6,4?* (1.640 millonéS de bolivares). Con tan precaria relacidn, cl sector agricola acogfa el 36?* do la pobla- cidn activa total, correspondiéndo a esa poblncidn sdlô el 6*6?5 de la rc-, raunhracidn total del trabajo, debiondo aclararse ademds dce 8*6S eà- taba Rustancialinente formado por remuneracidrt del trabajo ért él sector . Agricola capitalists que se habfa venido desarrollândo ëft lâi zônaé cen­ trales del pais (y) . En este scntido, Salvador de la Plaza, al hablor de lao repcrcu- oiénes del petrdleo sobre la estructura socio-ccondmicà tradiclonal, a- firmaba que "... la pervivencia de la apropiacidn latifundlsta de la tierra y del sistema de grandes plantaclones al condenar a la mayoria de la poblacidn a vivir en condicioncs precarias de existencia y hacer dependor los ingresos nacionales de los prccion en el nicrcado mundlal do loc productos de exportacidn, obstaculizoron la acuinulacidn de capi­ tal nrcionnl y la adccuacidn dc condicioncs indirponsableë para que fuc- ran creâdas industries y en general ae inlciara e incrementara el desa- rrollo de una economia capitalista". » Una situacidn que va a ser modi- ficada con el Inicio*de la explotacidn petrolera a nartlr de 1917: para de la Plaza, desde entonces va a conenz:-r a darse en Venezuela un fend- mcno de coexistencia entre una otrasoda cstructura semifeudal y una ca­ pital Iota, oltamonto tocnlficada, cmitroluda por capital extranjero y dcevinculcda dé la economia nacional (5). Se habria producido, pues, una importante incidencia en el n:edlo tradicional, y elle porque las compafîias pctroleras -para sus operacio- nes de exploracldn y perforacidn de pozos, construccidn de instalaci£ nés, etc,- van a contratar mano de obra que es suplida principelnente por el caripo venezolano. A pesar de ser bajos los salarlos nue dichas • I compirfJiuft p&̂ abtrni, ee comprend© que -on ol contexte de une soclcc'ad de Ina cnrocterfstfcas que se han descrlto- para aquellos campoclnos las pagoà paredesen énormes y las expectatlvas creadas aumentaaen dfa a dfa. Ello d i s origen a que famtllas enteras enilgrasen hacia los campos petrolcros, surglendo pueblos e inclueo ciudades al anparo de la activi­ dad «le circulacidn de salaries» cn nivelés derconocidos ha s ta entorices. La ctnirracidn de la mono dc obra, y eu absorcidn en perte nor In indus­ tria petrolera y sectoroc conexos -mano de obra quo era la fncntc de la rcrita de los latifundiotas-, produjo un doterloro de la produccidn ngro- pccuaria: "A mcdida que los grander, piopietarios dc tierra, al no dispo- ncr de mano de obra esclavisada, fueron abondonando las haciendas y con- vlrtidndoce en comerciantes importadores, contratlstas dc obras publiées, banqueros» copcculadoros al amparo de la distribueion rue entre elles y la alta buroerncia a través del Presupuesto Wncional, ce realizaba dc 1ns ingresos provenientes del petrdleo, y que el dxorio cair.pesino en g end raba èn las ciudndco una poblacidn depauperada e improdactiva eue encontraba -j ooupacidn en las obras pdbllcao, cn esa misma mcdida los cîimpos queda- bari deenpblados y las tierras ociosas" (6). En forma paralela à esta crisis del medio agrario, les fendmenos de concentracidn dja la propiedad de la tierra subsisten e incluse, en ajL gunoG coeos, se incrementan, A este respecto, sefiala Brito Plgu roa que "El dcoarrollo de las expintacioner petroleras no liquida sino que for- taloce cl latifundio o propicdar territorial agraria on la misma situa­ cidn que existe en las dltiinas décodas del siglo XIX. Lan cmnrco.̂ c potr<> leras» al dominer como personas jurfdicac sobre extensas dreas territo­ riales, devienen de hecho cl primer latifundista del pais,-y aunque el concepto no es totalmente exacte, lo cicrto es que en realidad las com- paMias coatrolan grandes extensiones de las mojorcs tierras de cultive y produccidn agricola, transforiuadcr. de rdc entonces en sonas dc explota­ cidn y réservas pctroliferas", . Al proccso de dominacidn petrolera tgm poco oocapari an las tierras cotnunalcs Indigcnaa que tod.ovia subsist (an, ni tam oco las tierras dc dominio publico (terrenos nacionales, n-ualcipu- Ics y baldios en, general), obtenidas por intormodiarios y luego ccdidac a las coiapadias mediante jugooas coi.dsione.o, hanta el punto que "Este proceso de despojo del ager oublieus superd con creces -no es posible establocer una comparacidn- la usurpacidd y ooupacidn, legalizada nor via de co.inorlcidn, que se comprueba en Venezuela colonial en las ûlti- .mas décodas dol siglo XVIII" (f). V, I ‘ . En cfecto, loa Connos Ar.roorcuorlos reallzados eh Venezuela ft par­ tir de 1937 han moatrado la realidad de la conoolldacldn del latifundio éèspudo dc la irrupcidn del petrdleo en la vlda nacional* Asf» por ejçq- plo» el Cenco dc 1937 senalaba que el 755* de las tierras èptàs para la égricultura, vnloradas en Es. 111.882.606, no cntaba cultlvado, y sdlo un 255*, unaa 729.974.000 hcctdreaa, con un valor de Es* 473*491.394, se oncontrabn. cn nituacidn do cultive, cn condicioncs rudiwentnrlno do tdc- üioa prlmitlva y sln invorciôn dc capital. En Ion Estados Miranda, Âra- güà, Carabobo, Trujillo, Tdchira y Distrito Federal» 2.341*902 hectdrcao éran.de propiedad particular, de laa cuales 1*829*628 pcrtèneciaa soln- ihcnte a 1.320 propietarios de nds de 150 heotdreas, *es decir, qüe el de la tierra eotnba controlada en la relacidn de propietario de àAs de 150 heetdrafts por cada 1.000 habitantes, tes 512.274 bectdreas testantes cotaban controladas nor 34.570 modlnnos y pcqUeMon propieta- tios. Para el afio de 1941, ai cxclulmos lan tierras propiedad do la Ùa- cidn, 59.014 propietarios poseian 3.437.646 bectdreas, cort lé siguiftnté distribucidn; 2.568 latifuadistas, el 4,45* del total de propietarios, fconcontraban 2*705.308 bectdreas, el 78,0^ de las tierras incorporadas él dominio privado; 56.446 médianes y pequeflos propietarios, èl 95,45* del total, poseian apenas 731.795 bectdreas, el 21,35* Ae IftS tibrras ocupadas (8). Pcro slmultdneemente comcnzaba un proceso de Inversidn de capita­ les en alguncs sectores de la produccidn agropccuaria y en espccfficas zonas del pais. Es clerto que en la generalidad de los palscs cubdeoa- , rrollados, la penetracidn del capitalismo internacional suele quedar eircunsèrito a âiabltos muy reduc id os, limitado sdlo a aquellos sectores ' clavco de atraccidn de la inversion extranjera; csto os, no eucle haber una irradiacidn hacia la periferla del pais dondo llega, en la que las formas precapltalîctas contIndan oubaicticndo, r.dlo' cn cicrto crutldo desartleuladas del resto de la economia. Sln embargo, en êl caso Voncro- Inno y, rn general, cn paiseo productoree dc petrdleo, puede ocurrlr, y dc hecho ha ocurrldo, que clertns variables puodan roodificar esta ten- . dencia antes oe'balada y difundlr con gran vigor el modo de produccidn capitalista. Ouéndo las inversiones son ton cuentiosas, como en el caso del petrdleo, sb va haciendo prorrerivgmcnte dificil la persictencia de formas arcaicasi los canbios que so generan on el sistcna ccondnico son ten radicales, que poco a poco se va haciendo problemdtica la existencia de las realidades tradleionales y crbe la posibilidsd de que dctaa lie- -fitfth, ft crrnctltuirac cn excepcîonnlldad. En Venezuela so va a rnanlfer.tar una geotacidn capitalista interns capas do nroyectarso hacia el cacpo, hrcia cl redio ngi’ario. En un nrin- ftiÿio, la agricultura vcnezolnna sufrid loo embatco desartlculadores de la induntrla petrolera, pero deopués, ante loo nuevao condiciones crea- dao por clla miuina, ce verified un rc nlnntonin.1 onto de la oituccidn sobro todo ft partir do la dccada de loo ail os 40, Son loa afios cn quo npareceu loo primeroa ndcleoo capitalistas do la ganadoria on tierrao del Zulia y de Carora, paralclos al establccimiento do granjas avicolas y horti- colfts, rogidas con criterios modcrnoa do produccidn y org.'mizacidn. Du­ rante la ddcada do 1950 so registrar^ un reflujo de capital Jtacia el a- gro, reflu jo que, aunque menor quo el reglstrr-do on comercio y conrtruc- cidn, roprcnentard sumao conridcrables y hanta entonces descoimcidac. Oordn inversiones propiciadar. esencialmente por el Estado raodirntc crdditoQ y roseate de tierras, politicà sanitaria do orradicacion do en- fermodadcs como el paludismo, construccidn de una red vial, establecimion­ to de silos para el almacenamiento de granos, sistemas dc riogo de tie­ rras» etc. Ta para 1950 hay que registrar una prospéra ganadcria en el Estado Zulia, y una agricultura floroclente en el Estado Portuguesa. 2- llo no ot)sta para decir que se trata de un desarrollo de s igual, tanto en regiones como en productos cultivados. Aigunos Estados vcn declinar su importoncia agricola (Sucre), mientras en otros no llrga el eafuerzo in- veroor (Palcdn, Konagao, etc.). En caubio, en lac rcgiones donde arraiga el estilo capitalista, las viejas formas de la agriculture de nubsistcn- cla, como cl cnnuco, tienden a cîesaparecer. Pcro Incluso, aun en aquellas regiones que mds progrèsan va a subolstir una periferla (subregional) en rdgimen precapitalista. Por otra parte, el surgiminnto do un capitalismo agrario no modlTi- cord suatoncialraonto la estructura dc la propiedad d." la tierra, Kés ai'n, sa dardn much os casos en que los tiequcfios y Mertlatioa productorcs aerén en gran medida sacrificados a favor de los grandes productorcs, sobre to­ do en cultlvos como ol algoddn y el tebaco (̂ ). Asl, se va en vfas de con figurer un marco de gran propiedad en les exnlotaciones de agricultura capitalista, cuyo denomlnador comun es un apreciahle nivel de mecanlza- cidn, lo cual inpllca pocas posibilidadcs de rbsorcidn de mano de obra ru­ ral, De aiîl que la emigracldn de las zonas rurales hacia las ciudades no 80 vcn interrumpida y continue incluso en nuertron dfas, contrlbuyendo a engronar los cinturones de mlseria de las ^reas urbanas y confornando ainplias capas de poblacidn mrrrlnr.l. Pue dé confirrharse éti ècte eentSde là aflrmacidn del profcsor Orlando Araujo* •*.,* la incrustracidn'del pë- itdleo dentro del esquema do una economia atracada provoca el surgimiento dé nuevas rclaciones econdmicas y altéra el desenvolvlmîenio eritlco de aquel atraoo. Mas lo importante es que no resuelve la crisis sino 4ue la roargina y la poopone".(40) (II) Ignacio Sotclo ba puosto do relieve cdrao outre 117Ô ÿ 1930 ce con­ figura la fisonoroia de Amdrica I.atina en sua racgos mis fund? mentale a, como coosccucncia de su iutcgracidn cn el sistema dol capitalismo indus­ trial. En aqudl lapso quedaba claro que Latinoaiadriea roünia las mejoreo condiciones para tal integracidn* su posicidn gcogrdfica -no lejos del Atldntico îTorte, autdntico mare nostrum del mundo industrial-; sU tenpra- ha europeizacidn con la conquista ibdrica -factor cultural que lé daba ciertû venta j a en relacidn a Asia % Africa-; sua recursos naturales -pos_i tllidadec para producir en abundancia los alimontos, minérales y combust^ tics prccinadoo por loo pafses industrinlos-; en ointcsiô, Se trotnba de la Incorporaoidn a un eictema internaclonal dc divlsldn del trabajo que ya apnrocfa como una de los coracterfstican CGenclalcS de la economia mundial (il), Pero al mismo tlempo, cl final de aqüél lapso -la crisis econdm_i ca de 1929- iba a sigaificar clertamcnte un momento clave en la historié social y politica contempordnoa de la rcridn* al tradreirse en un duro golpe que do repente experlmcntabn cl olctcna internaclonal de dlvinldn del trrtbojo. Proeicnmcnto, la crlcie de 1ns a nos tréinta nor.traba tm ns- pceto clgnificativo : au contenido dld.hVlé comparte con el rosto do la regidn elcrentos coinuncs y porecldda iaf*8ctericticas. Ta sabemos que la explotacidn del petrdleo, cofiio moresn- :là de al ta slgnlficaeldn en el comercio internacional» généra Unos ele- védos ingresos para los paiscc poseedores de yacimientos* Èl capital In- versionicta no deje de llevarso la parte del lédn» pero el càldo dé là oxtraccida de los hidrocarburos aupera loc niveles conocldoA por los pal- sêa Bubdccarrollados en cucstioncs dc Ingreso. Dé àhf qUe laé pocibllida- dcé industriales sean mucho nds altas que en el reste de las haéionea 6- tfaoadus. En Venezuela, el desarrollo dc un capitalismo iudiiétriàl fué lènto en Inc prjncraa ddcadao del siglo XX, Para 1912» cl eriguo Capital in­ dustrial existente estnba invcrtido cn centres iodé artenonaléo que otta coca: manufacturas liperac, fdbricao de cigarrlllos# telarés» été. DerO las inversiones de capital extranjero (petrdleo) van à nôdlfiéàf este ^rtecaoeli i.-itrô uciendo progrecirarente Iss rélèéieteè prepias del capitalismo. Entre 1920 y 1936 comienza ya a percibirse Uni incipiente evolucidn de los centros artesanales hscia formas de peqUéAa y mediana indüctria, ndcleos incipientes localiaados en Caracas, Valencia, Maracnÿ y Marneaibo. Va a ser a partir de la ddcada de Ib^ 46 cuando» nj. célor de las in'.didus do proteccidn nrancelaria» ce Verdn favorecidos importan­ tes reiiglones de la industria llgera* ecpeclalrocnte én ol ÔéCtor textil y raanufacturcro. En este scntido, el papel jugado por el EstadO venezola­ no pucdc calificarse de fxmdan;ental, como factor dinomizador en la trano- formacidn del taller artesanal manufacturero en fdbrica Capitalista. lao preocupaciones sobre ol desarrollo industrial van naralclas a le apnrturo dol proccso politico. Tndudabloriente que hay un impulse pro- vcnicnte de un hecho ojeno a la dindmica interna de Venezuela; la neguiida guerra miuidlal, hosta el punto de poder aflm.arso que "cl desarrollo de nue8tra industria manufacturera como cambio de un sistema artesanal con base en el trabajo familiar fUiid ament aiment o, a un sistema capitalista urbano, es un fendmeno de postguerra" (4M). En ofccto» las dificultadea y trastornos ddl comercio en tiempo de guerra -que impcdian el abasteci- mirnto normal c\e productos import ad os- va a influir en el surglmicnto y desorrollo de iwia conciencia induetrialiota puesta de caniflesto en la forcacidn de una burguosla industrial do poder creCiente» nue, a pesar de su inicial debdlidad, coraenzd a constitnir una fuerza social de intc- reses propios y diferenciados y que reclamd con el tlempo una mayor - - [-^3 Jj Veligernneia ea los asuntos polftioos (45). Ea cG'taa alrcunstancias, sc va a intentar llcvar e cabo im proceco ijp wçjcimJrento "hacia dontro", contando para ello con rl eocnclal impul- , OS f lw a n c lc r o del Estado mediante la Junta para el Poincnto de la Pro duc­ cidn Nacional» de 1944* y la Cornoracidn Venezolana de Fomcnto rn 1946, Si iMAUrrinos a las cifras* ee ha calculado que en el periodo 1925-1950, el Ingreso urbano -aquel que se origina en actividadcs distintas a la a gricùl.tura- crecld, de 475 millones de bolivares (1925), 8G2 niillonoc (1931)» .1.418 millones (1935)» a 6.331 millonos de bolivares on 1950. (46) Ello tcotimonia oin duda un avance do los niveles industriales, Pcro las tcndnncias a la industrializacldn se inanlfiontcn on sectoren ir.uy concrc— tos y determinadoo: sectores de la construccidn y manufccturero. A partir de 1950, dos factores estiinulnn cl creciniento de dste ultimo: el aumento suetancial de los ingresos petroleros (mayor volumen de gasto nilblico y mayor dicponibilidad de divisas) y la roapertura dol comercio internacio- hal en tdrninos de la normalidad de postguerra (41). los Indices de creci- miëtito lo derauestran cort una gran velocidad: Èxpfinsidn de la actividad inryû -trial : indice n nnufactûrero do 1959 - Ease ano 1950 - 100 (48) Aiimontos 261 tebiduo 271 = Tabaco 221 Textiles 444 Vostip enta 566 Artioulos de cuero 227 Productos do papel 1403 Qhfmica 228 ÎTc'UjnAtlcoo 567 Mientras tanto, entre 1953 y 1959, cl producto industrial bruto se movfa con variaciones estimadao entre un 10 y un 15 por cicnto en su tasa in­ to ranual media, superior al nivel alcansado por otros paises dc economia similar a la venozolana y sdlo comparable al nivel nue ha preoentado cl Erasil (4‘)). ! Gin embargo, tal evolucidn no oued aba libre de dcforinaciones, drs- igualdades y marco dos contrastes. Entre dstos hay eue destacar el desr.e- surado creciniento del sector comercial y dc servlcios, que han llcgado a participar en el producto territorial bruto con proporcioncs insdlitas y À".- ->o- , G w i j déF.njCRüradaâ, eupertoror, incluso a Tao dnl sector induc trial* ÎTa sldo y 4ê Un cfiDO claro de deixochc del çycedcntè (2®)* nue confirma la aprecla- didri do que, en lao socicdcdcs oubdcoarrolTodao* •cucuito fiidô fticrte ftéa éi amcenoo de los ingresos dcrivados dc la crportacinra el n- ho de 1950, por 3.422 terratenlcntcs, que en total poeelan 17.403.120 hectdreas, estoj es, el équivalente del 799& de la tierra cultivable y el 199( del territorio nacional (53). Pero el desarrollo de un canitalismo ru­ ral facilitarla'sin duda, como hcmoc seRalado, la tranoformacidn de nû- cleos de latlfundistas on categorias pronias de la burguesla egrarla: te­ rrât eni ente s que, en los dltimos anos y sobre la base dc créditos cstata- les y b.-uicarios, pudicron modificar en contido capital is ta suc expie ta- cioncé o deoarrollaron. nucvos sectores productivos agronecuarlos. -Hi- L^HÂj : I 246 , I Be otro lado, cl cnmpcclnado'venezolano estd all!, hoy, aunoue cu ! aignific-aeion social haya variado, cuestidii que se compronde con lo ya oi)ccrvado refofente a la progrcsiva disminucion de la poblaclon rural en cl conjunto total. Dicho descenso ha eotado on intima conexion con la es- tructura de la poblacidn ccondmicamonte activa: en 1926, cl 51% de la po- hincién activa correepondia a laborea ngroprcunrlaa; para 19-11 habfa dc::- condidè al 51?̂ » y al 35»3?̂ en el aHo 1961 (SI), La poblacién rural, rccibia } el Impacto petrolero y sin duda fue sobre ella donde los efcctos se oin- tieron con més intonsidad. La fulminante puosta en marcha de connidora- hlée contingentes migratorios trafa como rccultadc la disminucién de la importancla cuantitativa de là poblaclon rural y, parai elanie at e, la for- macién de los primeros grupos del prolotarlado vcnezolano en las actjvi- doded octroieras y on los oectoron notantes ligadoo a los primeros nû- cleôë do Induotrializacién. Tomando en cuenta esta evolucién, es pooiblc afirnnr que la catcgo- . ■ ria soclo-econémica inés numerosa del campocinado existente ha sido el se- ' miproietariado rural -peones* Jornalcros, conuqueros- que ha emigrado de modo permanente hacia los centres urbanos* Por otra parte, las transfor- mao io hcc del medio agrario, vcrificadas con la incorporocién de la rique- zà territorial agrâria a la influoncia de la dinémica capitalista, hicle- ron surgir un proietariado rural localizodo prliiciT)almente alrededor de les centrales azucareros y similares. En iguol centido, hobria que régis-' trar un campesinado medio, categorfn formada nor productorcs rurales do pcquefîas y mcdianas parcelas de tierra, que tcndfa a incrementarse sobre todo en las zonas ligadas a los planes de colonizacién agraria, influidas algunas de estas por contingentes de migracién euronea. La categorfa de cempesinos medios, que no han expérimentado tcndrncias a la emigrucion, cru culculeda.para 1937 on unos 10.392 productorcc; en 1950, unos 19.900 y en 1956, unos 29.172 productorcs ugropecuarios. Los cumpeninos mcdioo hnn podido cer definidos como una nueva pcquefia burguesla rural en pro- ceso dc desarrollo (53). ! D) El llamado ii^raproletariado urbano puede scr caracterizado desde la | éptica del area'de los ranchos en Caracas y cludades importantes. Dates fiables scRalabàn que en los ranchos edificudos a partir de 1956, el 49?? de le poblacién ccbnéniicamcnte activa no trabajaba ni un dla a la scmana; el 38/ü lo hoclu durante très dlas sf menai es y solar ente cl 189< estaba cn I situacién do ocunacién permanente. En conjunto, célo el ?0% do esta tnat-a | ! I ' Qbè habit aba en cl érea de ranchos cctaba incorporada a actlvidadeo fjn- •hrilce (5̂ . En todo caso, los dcnomlnados arctores marginales sC conoti- tilÿeron eomo una poblrxldn cn. nltuacidn do niscria pcrnnncnte y^de dcao- èupociéa constante, marginados prdcticamcnte dc la vida social, ecoadcviCa y culturel. Puede deeirae que el prolo+ni’lndo venèsolnUo én hi jo éel sigld tX, : QUnque 0U3 origenes oe remontcn a laa \tl.tir.ao décédas del siglo XIX» *re- .iaeinnedos con la concentréeIdn de asalariados et là coâôtfuecidrt de i f - iieàs ferroviarias y en las minas erplotaéas por capitaîistàs éxtrehjèiros, y, tanbién, en ircnor grado en los talleres tnanufoctureroô -sobre tndo tcx tilce y cigorrillos- establccldos dcsde la octave décadi de! siglo XIX"Ô7)' Poro bay que obsorvar que el prolctarindo venczolano éè desarrolln* en sus cofiiienzoB, como una claso social nacional sin conexlohea bon una burguo- sia nacional de tlpo industrial, y ni ligado a unas explôtabioncs petro- ieràl coneotadas con el capital financière Internaciôhdî. Ën Un briheipio* edlo nücleos muy pequefSos de loano de obra àsalariadû éb éUbôhtrardii ën los centros uxbanos en funoidn de una iguàlnentë inciÿièUte industtià IjL géra. Si durante los primeros aîîos las compafllâë petroleraè nécositaroil . hiono do obra, especlalmcnte no califlcada» para là conètrUbcldn dé los ; complcjoc infraeRtructurnles, pronto oc va à Oboorvar qUê laS èolidlcio- nes intrlnsecas de la inductria petrolera -mecanlsccldrt àvnncàda y auto macidn- traerd como resultado la progresivâ declinaci^U de ou capaCidad de absorcidn de r.ano de obra, y la consecuencia serd èl paro ̂ orzoôd en loB campos petrolcros como rerlidad permanente. T precisamenté el volu- men de paro estard integrado eeoucialmcnte con mano dë obra no califibà-* . dn, una vcz nuperado el prrfodo dc cxplotecidn crtcnalvo y de planes In- frnootructuralcs. Algunns cifrac iluatran eote anpectô. En 1948, èl nd- moro de trabnjadores petrolcros incendia a 55.170, nero a partir de eoo. ’fccha ee rcgistraba una disminucidn de loc aoalariados incorporadoa a eae sector; 36.898 en 1961 y 27.257 en 1962 (Sl). la dlsmlnucidi del pro- letcriado petrolero era simultdnea al predorainio en el sector de los coneiderados como empleadoa y elen.entos técnicos. Por le demds, la acu- eada combatividad sindical de los trabajadores petroleros confluye en la eonsecucidn de austancialen reivindicaciones y ya en 1946 disfruta- rdn de un contrjito colectivo. ITay que constatar eue eu Ingreso crece rdpldomentc y nor cncimi de las nlsis del costo do la vida, lo nue les pormlte pasar a un consumo que cstd muy por rnciraa de la generalidad -H5- de los asalarlodos del pals. En esto scntldo, I o p trabajadores del petrA ico devicnon gradualmcnte una ospccle de arlotocrncla do la close obrera vonezolajfia; "Ilay una dlsparldad cn la mono de obra que convlerte a los obferos d d potrdloo on autdtiticos arlstdcrntas dcntro dc su dace" 0>*))« Bn conjunto, ha sldo vicible cl creclniento cuantltativo y cue11- tatlvo del prole tariado vcnezolano: c&lculos dc 1965 permlten afirr.ar que representaba ya el 20 por ciento de la poblaclAn econdmiccnente activa. Dlcha categorfa abarcarfa desde lor. obreros y cmpler.dos de la indur.tria petrolera, del hierro y manufacturera; del tranrnorte y la construccion; ensaoiblaje, electrieidad, gas, servicios cn general; obroros do centra­ les dzucareros y centres agropccuarioc modernes. îlistéric.Twonto hul'lan- do, ora a partir de 1921 cuando les antiguoo "gremios" cni.oncaron a trati£ fofmarse on ihotituciones do tine sindical y ya cn el ncrfodo 1526-1939 participarlan en las primeras luchas dc carActer cconéîi'.ico y re 1 vindica­ tive. El proceso politico posterior a 1936 poslbilitarfa In erganizaclon sindical del proletariado venezolano: las huelgas de 1937 y 1938, c spe­ cial mente las de la industrie petrolera, indican ya una toma de cor.cien- cia politica en el marco de la consecucién de un Estado demncrético que garahtizarà el ierecho de asoeiacion sindical, cucstién que aparccfa por primera voz en la Conotitucién de 1936 y cn la Ley del Trabrjo do 1938. En Ifncas gcncralcs, cl sindlcallsen on Venezuela hacfa ncto do presencia impulsedo polfticemente por concepciones derivedas en porto del radicalisme Gocial-democrético, dirlgidom por cùadros Intelectuales de los sectores medios urbanoS (Co). El desarrollo do la explotacidn del mineral dc hlorro ora otro ele- mento que iba a contribuir a incrcmenter el proletariado venezolano, aun quo cl ntîcmro de trabaj adores incorporadoe a cso actividnd hcya rJdo ro- lativamcntc cscaso: 2.673 on 1954, 4.144 cn 1958 y 4.022 p;:rn 1961. , Se trataba aquf cn todo caco dc asalariados ya proletorlz-ados por cl dc- sarrollo capitalista y de una mano dc obra crJificada con c-.cepcidn dc las laborcs previao y compl.emcntnrias. Por otra parte, el proceso do i.n- dustriclizncidn de inportantec cectores dc la nroduccidn nacional impul- saba tfimbien la ! prole tarizaoidn de la mas a labor el venezolana, en sec to­ res industriale4 dc ensarr.bluje dc vehfculos àutomotores, enlntador. de e- limontoG, gascolaB, textiles, etc. Ln evnlucién do la rolaclén artesana do-obrcro rriariufacturero queddba rcflcjeda on las siguientep clfras: pa­ ra 1936, loc artèsanos y trabojadores a domiclllo renrercntaban el 79?> de la mono de obra de la Industrie manufacturera y los obreroc rtvietu -46. - L ^ » j I ■ * cèhsü cl P.l%i en 1944, la proporclén era de 695̂ y 32%, reéneÔtlvamente; eft 1952* 52% y 485i, reopectlvamontc; nn 1959, lee artesnnbe y trr.bajmdo- r&e ft domicilie descendfan al 31%* micntrao que loc obreros fabrllcs bu- iftAhiaban al 63%i para I960, la proporclén era de 36?< ÿ 64?f* irbèheetlvb- mfefatë. En 1963» de 315.000 trabnjadores ligadoe a las actividadôB manufa^ tUrerae» el 7298 correspondfa a la ranno de obrà fabril y el a Ion 11a- màdos artèsanos y trabajadores Independ lentes. T . o f trabaj ado te s de la In­ dustrie manufacturera reprcscntaban a su vcz el 10?4 de la poblacidn eco- ndmicomcnto activa y el 16î8 del proletariado nacional. Por otro lado, I o d trbbajadoreo de la construccién pasarfcn a formar una ée laô categorfns mén nunierosao del proletariado venezolano; provenlentes tiieyorltorlameatè, del Infrnprolotnrlado urbano, ban cido trabajadores nô cuTificadoà Incnr- pOrndoo eocncialmente a obraa publican realizadae por el Éstndo. Èl cre- clmlento de conjunto de esta categorfa era évidente* de 91.104 trcbajado­ re n en 1950, a 116.160 cn 1955, y a 186.770 en 1959. farohicn ftumentoban élgnlficativaraente Ion trabajadores dcpendlontes de eiapfcoàô de electri­ eidad y agua; e Igual sucedfa con los trabâjadorcn del tranpoito automd- ior* de 52.239 en 1950, a 75.159 en 1955* y a 85*607 en 1§59* Èero el feeb tor de comcrclo y servicios era cl que abnorbfa la innyor cantidad de per­ sonas ; para 1950, el sector comcrclo rcgistraba 149.678 y les servicios 341.829 trabajadores; en 1959, 249.350 y 521.814, respectlVanentSi ta hi- pcrtrofla de esta actlvldad. era maniflesta (64). C) En la Venezuela del siglo XIX y primeros aRos del presents pudo cons- tatarse la exlstencia de unas categorfas Intermedias entre los poseodo- tca de la riqueza territorial y comnrcial y la mana de poblacidn campcsi- naj eron Ion Intoloctualcs e idcélogos -Ion "hombreo de nlumn y dlccuraor.y y de "vcrbo cmpalagono"-, inodcr.toc. funcionarloc civiles, nlTltaren y o- clesidr.tlcos, comerclautes de tall ic tan, etc. Se trataba de elcmentoo de encaso peso cuantltativo en la estructura social de la Venezuela agraria. El desarrollo de la economia petrolera iba a facilitar, a la vez que la decoparicion de algunas de entas categorfas, el surglmiento y deserrollo de otrao en condioiones de gran emplitud, en la medida on que se desarro llaban nucvos acctoren de la produccidn que ampliaban el ncrcado de tra- bajo manual e Intelectuai, llmitado hasta entouces a los' émbitos de la burocracie y do la nolftica. En efecto, la economia petrolera desencadcud por de pronto un alza de los ingresos de la poblacién urbana. los gastos pdblicos se orienta- - ‘I f - [4 4 9 ] -ron en gran oiCdlda hacia las ciudndco, cuya demanda do bicnes y ccrvi- cioa comenzoba* a crecer en forma urccndente. En una primera aproximn- elr4o» Ips mîcîeos de cntratoa mod loo recibfan un Impulse con el creol- mlënhô ccd a ves nrvj'or de la burocr: cl g-.ibcrnr rental, la. cud par..'.I a dc I3.5OO a 56.100 personas cn el perfodo 1920-1936 (6̂ , En otras palabras, el Bstado debla utillzar méo tecnlcos y profeslonales y cl gacto fiscal pMporclonaba asl nuevas oportunidades a los reclcn cgressdos dc las u- nivernidades. Toe primeros mScleos Industriales y les actlvldad es cotner- cialeo prlncipalmente, eran otros campos para la accidn ercendento de loo cotrator. medios, cuyo nrogrcoo social ee inotrumentaba ncdicnte la cottotltucién de enten gremiales y nrofcnionalco : colcgioc profenionalcr. y orgrmizacioncc dc cir.pleodos que surgirdn sobre todo dcspuéo dc la mucr- te del general Gomez cn 1935* Dentro del Imbito de los estratoo r.cdios urbanos. Is peouc-~.a lur- guesia intclcctual era sin duda la que prrrentabr, una mayor hor.or'cncld;;d grupal, con un nivcl de concicncinclén cuficîentc como para identlflerr- cë mdc plcnomente con las nuevas nsplracioncn de reform;-- social y poli- tica on Venezuela, hroiéndosé véhicule difusor de lac nurvns conrepcio- nés ideolégicas Que propugn.iban un czmbio en la cituaclon. En este rentl- do, cl movimicnto estudlantll de 1928 vicne a participer congruentenentc de esta nue va dinémlca social. Los estratoc medios podian de esta mancr.-v conmtituirsë en elementns directives de la lucha contra eJ derpotlsmo gi- meclcta, abrlcndose caralno entre unas c?.oscs t.radiclonalcs comurometidao con cl régimen y un proletariado todavia Incininnte. Los cstratos mcdioo, en définitiva, tlcr.dcn progrèsIvamcnte n scntor las bases de un nuovo r-r- tllo politico en el pais, Inspiréndorc cn motiva cl one s î.h'oldg.tcaii uéis u- vanzadas que las tradiclonalca doctrines conccrvndora y liberal. Era in dud able que cl desarrollo dc los ccctores mcdJos, en su aïo- plia gcma de especializaciones soclo-profesionalcs, se multiplicsba en la misma medida en que sr producia la transferencia de poder de los ele- mentos tradicionales dominantes -terratenlentes latlfundistas y burgu£ sia comercial agraria- a los més modernos en scntido caoitalleta, erto es, la burguesip flnnnciera, comercial-lmportodora e Industrial natio­ nal y cl capital foréneo. Célculnr y êstimacionos pcrmlten oflrraar que, para la cuarta décoda del siglo XX, la poblaclén ccoaéricaiaonte activa ascendia a 1.240.629 personas, de las cuales podrian conrlderarse como scccores medios unas 183.297 personas; en otras palabras, el 14,798 del total (63)-. -My- d) Se ha repctide con incictencia que America Latina ve aparecer, du- iànte èl clglo XI, una burguesfa autoctona -el case de Argentina es al à é s citado- que ya es algo rads que un grupo mèrcnntil* Èero à éiferencia dé los pafses decarrollados, el surgimiento dc la burguesla làtinoamerl- èânà sc renliza corno cpicontro de lo que acontcce en cl pfoCeSd do la Ûconouila iiiuiidinl (Idncc ci Isio de 1928)* Esta situucldn driginoria Con- iUcionftrd la notnria debilid&d del eatomento burgudô en là regidn, carac- teriçtica que la lleva a cer, cn muchoo caoos, una espccie dô socio mener del capital extranjero (6*f)* En Venezuela el origen iba a scr un tanto distinto, y eunqUè la hur- guesla prcsentard caracteristicas muy similores à las de otràs naciones latinoamerlcauas, hay que hacer constar que la dindmica pdlftica y social del pais le imprlmird una configuracidn peculiar. En réalldad, là cxplo- tacldn petrolera, como en otros nivelés, contribuyd podcrosainènte a acé- Icrar el proccso de formacidn dc la burguesla vcnczolsna; née aurij 6d sus brigcncs mcdicnto la forma mds vcloz de acumulaoidn de capitoli cl pocu- iadô. Ce hanpuesto asi de- relieve los très puntales bdsicoS del dceârro- llo del estamonto burgués en sur. comicnzor. t là connivendu boa el Capi­ tal extranjero, el dlsfrute de prerrogativas omporadas por èl Estado go- oocicta y cl abierto saqueo al Tesoro publico. En palabras de G. Carrera Damas, "Se creabon dé esta manera lan condicîones bdsicas para él draa- rrollo de la actividad econdmlca de la burguesla nacional. En contraste con lo Icnta acumulaoidn de capital nue periritia la ôxnlntncidn comcr- ciel del campesino, el peculado en grande escala favorecido por el ingre- co dcrivado de las concesiones peti’oleras y las negociaciones a que és-, tac dieron lugar, fungirén de acumulecidn primitive de capital que per- mitiré extender y consolidar el poderio econdmico de la nueva clase. De esta suerte, el peculado.se convertir^ en fuorza econdmica de primorisi- mo ordcn, y nadn exagerado rerultaria conridmrlo factor dbcir.ivo cn el proccso de midurecidn dc la burguesla nacional" (&$). Ef’te cfiriqüecimiento en termines ori "i n.- ri os daba lugar a una bur- gueoia burocrAtica y peçuledora, cuyo capital era invertldo principulroeh- te en biencs inihuebles o deposits do en instituciones bnnc.irias, tanto no- cionales como. ex,traujeras. Pero el surglmiento de grupos pre-o-industri^ les en algunos ceatros urbanos implicaba tambirn ndcleos de burguesla productora’ de bienea de consumo o burguesla industrial necinnal, sobre Il- todo a t n i z de los necesldadeo dc î.utoabaotecimicnto imnuostas nor la ccgunda rucrfa mundlal. la burgucrfa Induatrinl Iba a tomar parte cn la utlll/.ocion de loo mecaaicnios del nodcr politico y de la rcnta petrolera para orirntar una polftlca de reformas cconér-lcas y sociales rclaclona- daa con una mayor particlpacion del Estado venezolano cn la rlqucza pe­ trolera, la modificaclén dc la cstructura agraria eu un scntido capita- lieta* la protoccida del desarrollo industrial y la intcrvcncidn del Er- trdo cn la vida eèondnica en general. En este scntido, la frase "ncr.brar cl pctrdleo" venia a rcflejar o slntetlzar el programa idrolorlco del proceso de modcmizacldn de las eotructurar. econdmicnn del pais. En forma suceclva, cr verifJcaba la conrtiturién i^urlmcntc de grupos finnncicroa natives cn tért'inos monopolirtan y lirados, por d.ifp- rcntes via», al capital extranjero: "La imagon del viejo ururcro-brnouero del siglo XIX ha sido sustituida por la imagen del inversionista moderne que contrôla la banc a, las compaflfso de seguros y reaseguros, domina so­ bre la industria Inportadora de productos semielaborados, contrôla la produccién agropecuaria tnecanizada y se lucra con los préstamos otorgodoy por cl Estado, prcsiona ante las instituciones financieras del Eotado pa­ ra qüè eus empreSâs obtengan préstamos, que luego invierte en actividadcs no reproductivas, o ô là vez* aumcntando el intcrés, facilita a la media- na industria, que tarnbién aspira a contrôler y a la que aefixia cn el juego do la competencin regida por los monopolies" -diiq P, Erito Pigue- roa con rospocto al panel jugado por la burguesla financiera en cl pro­ ceso cconémico del pais. (66) e ) La configuracién de una nueva estructura social mostraba a su vez unas rodiciilon injusticlas. En témiinor. dc distribucion do ia. riquoza, cifras de I960, por ejemplo, aflrmaban que inenos de la terccra parte de le. no- blacion era porceptora de ingresos, lo cual querfa dccir que el 75 por ciento de los vénézolanes dcpendfan del ingreso del 25 por clcnto res­ tante* Las disparidades se presontaban profundas. El 45 por ciento de loc ncrceptorea recibfa el 9 por ciento del ingreso, micntros que cl 49 por ciento del '.ingreso se concentraba en el 12 por ciento de los percep- torcB, Al lado de estas denigunldades en lo distribucién personal de la riqucza, halldbamoc amplinn contrastes en la distribucion regional entre dreas rurales yurbonas. Se obsrrvnba por ejemplo que eu Caracas, donde se sltuaba el 17 por ciento de los pcrccptores, se percibia el 40 por ciento del ingreso, mientras que el otro 60 por ciento dcbia atomizarse - 5 o - ^ ;utfb él 83 por ciento mtacte. Èn 1rs Areas y ùohlàcioheé rüfûlfea Infe- riérco a los 500 habitantes, en las que se Incétizaba el f è f t à t ciento À# loi pcrceptoreo, sélo tcniun acceso al 9 por clrnto del ingrcéo En términos de desarrollo cultural, odruirfà perfll définidc^a re- laclAn entre el hombre venezolano y el petroleô. Para H* Qûlnterô, ià ro- lébldn hmmbre-petréleo en Venezuela, dcsde el pünto de vlèta de Una cén- nidernclén global, revolrria "la exlstencia de Una culture* conjUnto dè . ciiodrlidades, cfectoo onciales y psicoldgicos definidos, Èxprèèada en nc- tividadoa, Invencloncs, inotrumcntoo y fnctores rio itiotêrifeléa Como Ich- gün, nr+.c, clcncia. î-.'ucho mds que en dcocripcioaea do sucèiôs y cuadroo cstndfRticoB, manejados'Sin césar por espncialiètas criollos y èxtranje- roa"(tS). El odvenimicnto dc la cultura del pètrdleô, cultura de cinouictn r.ogdn cl c studio antropoldgico del outor citado, generaba un cembio ên el sintcmn de valores prcvaJ.cclente hncta ese momenta y prcpcrnbà las condi- cloncn para cl surglmiento de un estr.do de aiicnacidn cultural, en espe­ cial por la via de los mr.dios dc comunicacidn social -prensn, cinc, radié y television- que alabàrlan y estiir.ularlan el éeguimiento dé modelos de vida proplos de. la nacidn norteamericana: "r'riédicos de Caracas, tornados al azar, contienen dos o trcs pa­ ginas de noticloS sobre asuutos financieros, politicos internacio nales, succsos cotidlr.oos y déportés on cu total id ad claboradas "" con I: utirial informativo avlrdo dcsde Turva York} no me no s de dort orAiilcos soVrc lo ruccdidn rn el ertranjcrq, daborodap por Hut'»rcs'. nr.rteamoricanoo; un.y n.Agina dc tiras comicas, prortucidao y dirtrlbuldas por cgrntcs puî?. Iritcrinc dr Estados Ünldns} olrô- deûor de tren pAginas dc anuncîos do juguetor nortcci;cricanoe; nu'irn fai tan anuiiciantes de ego icir s dc c.odcnas nortrmi’cricanas ertablccidas en cl pals que abarcan tnda clase de articules} mds dc très pAginas dc a.nunclos dc Ifncns adrc.'io ndrtramcricanns y ' * pr«)duetos rie la mis?.? procedcacia.; cigrrrillos, plumes, l&pice- ros, .autoffiévilcs, mccuiias dc cecriblr, pertes para los dientes; una. p.fglna de qnuncios de productos nr.ciontlçs elaboradoa por mAquinas y r.erûi pi occsoc (que se h ace a coartrr) nnrtefr lerîcanos, o f: brlcadns con mr tcriries plAsticos, r.ctAlicor o dc otrs suo- ter.cla del misi.iO origen; notes y conentrrine cortos cscritos por pcriodistas a *la manera* de loo cola nistas norteamcricanoa" ’ M ) SX - (*̂ 53] 3.-( ) La djLuamlca del proceso politico; Tranelclon, rupture e Involuclon (1928-1958).- (I) Para America Latina, la crisis econémica de 1928-1930 arrastré con- sigo a més de una de las situaciones pollticas imperantes. Y es que la depresion revelaba la fragilidad del orden mundial al que Latinoamérica habla querido incorporarse. En efecto, la crisis creaba a la economia la- tinoamericana una serie de problèmes que no podian resolverse con los instrumentos por entonces vigentes. Y aunque la segunda guerra mundial iba à corregir en parte las consecuencias negatives de la crisis, Ameri­ ca Latine vera el comienzo de un costoso esfuerzo de adaptacion: la ente­ ra econOmIa, y con ella el equilibrio social y politico, évolueinnardn en una direccién distinta y que va a varier segün sean las condiciones y las dimensiones de cada pais. Mâs aun, las consecuencias de la crisis economica eran diferentes segun los sectores a considerar. El elemento comûn era la caida de los precios de los productos del sector primario, hecho paraielo al crecien­ te deterioro de los términos de intercambio. Los efectos que cabia espe- rar estaban todos interrelacionados: una disminucion bruscau del poder de compra derivado de las exportaciones; la sustitucion de importaciones ad- quiria ahora una mâxima relevancia; el Estado se veia forzado a gobernar de alguna manera el ritmo de la produccién y de la exportacion; el protec cionismo industrial y la diversificacion productiva oasaban al primer pla no de la politlea economica. Sin duda que todas estas innovaciones significaban la ruina del li­ beralisms econdmico, sin que por supuesto se abandonaran las huellas de la etapa anterior y de todas sus servidumbres. En el mismo sentldo, la guerra de 1939-1945 estimulaba los nûcleos de nueva organizacidn indus­ trial, pero permanecian los rasgos estructurales de una econonias subde- sarrolladas; insuficiencias de infraestructura, dependencia tecnoldgica, desigual distribucion del ingreso, analfabetisrao, penetracidn del capi- -54»- extranjero en los sectores olaves, etc* El sector priftâtio pensanè- ôîà muÿ poco tocado en sus bases économico-sociales t la ëcotiottià àgraria, iâl dirigida y mal incorporada al mereado nacional, gènerabê la aparicidn dé un sobrante humano que se volcaba a las ciudades en Un ndineté mucho ëayor de lo que las nuevas estructuras industriales podlaU absorber. L4 éreciente concentracidn urbana adquirià aàf las deformacibttèS dé todoé cbnocidas, planteando una nueva problemdtlca, al parecèr slii soluôldn*̂ Podria afirmarse que las fallas estructural&ë acUmuladas desdé èl pâsâ- dô eran de tal calibre que iban a producir él agotaniento dô làs posibi- lidades del proceso industrializador: las cosas Sé complicabàn étt ves dô àrreglarse.(4) Ldgicamente, la crisis del llamado orden neocolonial iba a teiier consecuencias pollticas de primera magnitud. A pesâr de todo, si algo (|uedaba claro era que la politic a tradicional sèrvia para fcuÿ poco ÿ èran necesarios unos nuevo s plan te am le nto s. En este èentidô* tieilé fè- zdn James D. Cochrane cuando afirma que "La caracteristicâ dominante du­ rante el siglo XX en Iberoamérica ha sido la presidh constanté hacia üft Cambio fundamental en lo social, en lo econoraico y ert lo pblftlcO^ (4')* La insisteucia en el cambio por parte de los movimientoS pblitico-sociâ les del siglo XX, marcaria un contraste con el pensamieUtO politico dé la etapa anterior. Y es que aquél pensamiento, de origen predominantémeh te europeo, fue el monopolio de una pequeha élite qUe dlsftuté del pOdét politico y econdmico y de un statua social privilegiado deôdë los miémos dias de la Independencia. Dicho pensamiento defendia la situàcidn o pro- pugnaba cambios de escasa importancla en el piano politico, econdmico o social. El positivismo comtiano venia a constituir lo mds homogéneo de âquellas ideas, a la vez que lo més avanzado, al proponer Uüà sociedad secular en el marco del progreso econdmico lineal, pero àid Cambiar sus fundamentos estructurales y las relaciones de poder establecidas. En los nuevo8 movimlentos del siglo XX latinoamericano existen se­ me janzas considerables. Propugnaban el desarrollo y diverses reformas e- condmicas; la interveneion estatal; reformas sociales -lucha contra el Analfabetismo, mâs educacidn, aslstencia social-. Invocaban el apoyo de las masas y la modificacidn del sistema tradicional, al mismo tiempo que Una participacidd mâs amplia del pueblo en la vida politics nacional. En èl aspecto econdmico, se mostraban nacionalistas -con un mayor o mener grado de antiimpérialisme- y hacfan llamados a la solidaridad e integra- éidn de los pueblos latinoamericanos. No obstante, existen también [ ^ s s ] nvMierosas diferenclas entre estoa movimlentos politico-sociales. Mien­ tras que unos posefan una base tedrica o filosdfica bien desarrollada, otros Se mostraban fundamentaimente pragmâticos. Se distingufan, de otra #ègun el hincapié pue s to en la consecucion de deterrainadas metas, ÿ Ôü los medios de conseguir los cambios ambiclonados y en las caracte- rXsticas de la sociedad futura. Las diferencias habfa que situarlas en el marco de diverses factores, taies como el nivel de desarrollo social, econdmico y politico alcanzado por el pais que se trate; la variedad de actitudes, inclinaciones y valoraciones de los individus s que proporcio- nan el liderazgo intelectual y practice de los distintos movimlentos, as­ pecto éste ultimo de enorme significaciôn en el contexto de los paises. latinoamericanos. En llneas générales, los nuevos movimlentos reaccionarân contra las condiciones econdmicas imperantes, contra las condiciones sociales y las circunstancias politicas, propugnando, con diversos matices, un raodelo de cambio politico y social. Las influencias intelectuales eran muy hété­ rogène as y procedian de diversos frentes : el socialismo europeo y el mar­ xisme (las repercusiones de la revOlucidn rusa de 1917)» el pensamiento liberal-radical de Francia, Gran Bretafla y los Estados ünidos, el refor- mismo de Franklin D. Roosevelt -el New Deal-, la accidn del laborismo britânico; todo ello combinado por primera vez con anâlisis proplos de la realidad latinoamericana. Asl, entre las dos guerras mundiales aparecia en Perd un partido de ideologia muy peculiar, la Alianza Popular Révolueionaria Americana (APRA). El aprismo, los apristas, liderizados por la figura ya legenda- ria de Victor Raûl Baya de la Torre, formulaba un programa centrado en la necesidad de integrar al indio en la sociedad. Los apristas sostenian el imperative de la unificacion de América Latina como unico medio de frenar al imperialismo y fortalecer la posicion de aquélla. El desarro­ llo econdmico era la meta, lo mismo que la democracia en el proceso po­ litico, En forma simultànea, aparecian otros partidos de ideologia afin al aprismo, aunque en muchos de ellos predominaria una peculiar concep- cidn nacional: en Cuba, el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico); en Venezuela, Accion Democrâtica; en Costa Rica, Liberacién Nacional; en Pa raguay, el Partido Febrerista; en Haiti, Mouvement Ouvrier et Paysan, y en Puerto Rico, el Partido Popular Democrâtico (3). El modelo naclonal-reformistà (V) conto desde el principio con el apoyo de grandes masas populares, y esto fue una realidad en el caso de - ' N - L̂ *̂J las derlvaclones popullstas de Argentina -el peronlsmb-* ÿ Èraéll -èl gè tulismo- en las décadas de 1950, 1940 y 1950, Los idealès del refonnla- Âb nacionalista se centraon en el desarrollo mediantè la aplicaôldn de una pol/tica "hacia dentro", en sustitucion del llamadb crscimlento *ha- cia afuera". El postulado de una planificacidn écondmicâ A bôrto y largo plazo era acompaflado de la pretension de modificar la diStribucldn del ingreso nacional a fin de incrementar los ingresos de las càpas medlaS Urbanas, los sectores populares -trabajadores y campesinoS-* El proyectô politico impi icaba el debilitamiento de las oligarqUias tradicionalsé mediante la democratizacidn de las instituciones, y la conàiguients cons- titucidn de un Estado nacional independiente con verdadeto poder de- déci­ sion nacional (5). En muchos casos, el liderazgo de esté âmpllo frenté de clases -que incluia al llamado empresariado progresiëtâ- éStaba osteh- tado por las clases médias de las âreas Urbanas*(6) No hay que olvidar que el siglo empieza con la revolUcidn Ëexicàhà de 1910; segun Carlos M. Rama, "seguramente el movimieUto prôlétarib ftAs importante de América Latina en la primera mit ad del sl^lb (7)* Défidé esta perspectiva, a partir de la primera guerra mundial y dë la revolUblén rusa de 1917, serân perceptibles las sucesivas modificacionèë dêl cllmà cultural e ideolégico. El Estado oligârquico pasa a sër CUestionadd por el ascenso de las capas médias y de los trabajadores de làS ciudades* En el piano puremente politico, el ascenso de las primeras &e traduce èU Una creciente exigencia de participacién en el sistema de p d â è t ÿ en el ESta- do, mediante el ejercicio efectivo de la soberania populat* y la univèr- 8alidad, libertad y purezâ del sufragio. La presién de làS capas médias se constata en forma caracteristica por el despliegue de tâeticas refor­ mist as y modificaciones parciales del sistémai la consecuencia mâs inmedia ta es la debilitacidn de los mecanismos de dominacidn tradicional, con 10 que ldgicamente la bipolarizacidn entre libérales y bonservadores entra en crisis. La aparicidn de la problemâtica de los derechbs sociales se correeponderi con el fortalecimiento del Èstado, que intenta canalizar de alguna manera las aspiraciones de los sectores medios, ampliando por ejemplo là oferta educacional y reafirmando su caracter laico en el mar­ co de una politica de secularizacidn de las relaciones sociales en gene­ ral. Y es importante sefialar que en este nuevo clima ideoldgico, se le asigna un nûevo papel a las fuerzas armadas, aunque con muy regular éxi- to: su profesionallzacldn y modernizacidn técnica, en base a una politi­ ca que pretende la subordinacidn de los cuerpos militares al poder civil. ' 59 " [iSf] MAalmente, pvKpde decirse que, ante el agrietamiento del sistema de do- ttlnacldn oligabquica, se abre paso la cuestidn de la democracia formal CQ^o fundamento de legitimidad del poder y de las decisiones publicas. Ahora bien, si la oligarquia se r e obligada a modificar sus comportamien tod* no queda excluida la posibilidad de que, en muchos casos -asi lo demuestra la historia latinoamericana-, el conflloto eu realidad sea ne- goclado, en el sentldo de que las capas médias efectuen las reformas sin destruir totalmente la estructura existente, reacomodandola con aspectos modernizantes, De alii surgird un hibrido, caracteristico de mucfaas es- tructuras politicaa de la regidn: un peculiar sistema de reconciliacidn politica (8). (II) Cipriano Castro consideraba a su compadre Juan Vicente Gomez como el mas fiel y valioso de sus comandantes en campafia y lo habia recompen- sado con la gobernacién del Distrito Federal cuando los andinos tomaron Caracas en 1899. Mâs tarde, como premio a sus victorias militares sobre los adversaries de Castro, Gdmez ocupd la vicepresidencia de la Repübii- ca en 1904. Pero cuando Castro viajo a Europa en 1908 por motivos de sa- lud, Gdmez, mediante un sutil y oportunista golpe de Estado, se hizo ele- gir presidents. Se iniciaba asi una larga dictadura que iba a durar unos interminables 27 ados. En efecto, la autocracia gomecista, de diciembre de 1908 a diciem- bre de 1935, "constituye el mâs dilatado periodo de poder concentrado en mano8 de un hombre a traves de toda nuestra historia politica" (^). Con presidentes-titeres que ocuparon el sillân presidencial, Gdmez ejercid una autoridad suprema desde su cargo altemo de comand ante del Ejercito; la oposicion fue eliminada mediante el espionaje, el arrestro arbitrario, el encarcelamiento, la tortura y el asesinato, mientras que una apologia propagandistica intentaba deccrar verbalmente las presuntas bondades de la dictadura leroz.(lo) En realidad, las bases del poder de Gdmez eran, en esencia, las mismas de sus predecesores; el ejercito, el latifundio y ciertas cuali- dades personales de caudillo ambicioso y astuto. El hecho de que haya podido lograr una concentraciân tan efectiva de todo el poder en sus -56- liifLÔi por iân largo tiempo, ellminando a su Vêz à Ibé càtldliibê liéléà» nos introduce necèsariamente en la bdsqueda dë una rëë̂ iUëefW ##- iiâfactoria, aunque de carâcter contingente. Puede afirmahée que èllb o- étifrlA dëbldo a su babil idad para incremental ÿ hacer màl êflèièiibèà éUë basés tradicionales de poder, para lo cual utilizd preciâaflenté la ébÿtm- tura brindada por la explotacidn del petrdleo. EU efécto* là éombinacidn dé una dictadura cuya base de poder era agraria* con Unà dé l&A ihdustriâè éxtranjeras, tecnoldgica y organizativamenté una de las ids avanzàdaê dêl' ibundo, déterminé no sdlo su estabilidad y los fendmenos récurrentes de cbncentracidn, sino también los condicionamientos dè carlctèi histdricb y econdmico del tlpo de desarrollo que poateriormente Venezuela iba a e3qp)é- rimentar (Ai). Segün este lado de la euestion, desde principibs del régiméA gofoéciS- ta, el capital extranjero va a jugar un papel capital* ÿ él Capital espé- cificamente petrolero va a estar particul armente comprometidb. tînà dè làô primeras tare as de Gdmez va a ser precisaraenté la inodificacidn dé làs lé- yes mineras existantes para atraer a Venezuela él capital fbèAnéo* Cbèio es obvjo, los Estados Unidos, ansiosos de una * estabilidad* interna én él pais, dan su cooperacidn inmediata al plan, garantie dé jugosbâ diVidéA- dos. La alianza entre Gdmez y los intereses petrblérbé éxtraAjerbS niaréâ àquel periodo de manera decisiva. El otorgamieAtb de ampliàà ébncesibnes a precios ridiculamente bajos y laa dispbsiciones legiélatlvas qué cbnte- nian exenciones de derechos aduanales para eqUipo y maqUiAarla importédoS por las compailias petroleras, significaban de hécho los signés de **buena voluntad" de la politica de entrega de la riqueza nacional, y él Consi- guiente menoscabo de la soberania del pais. El capital extranjero* î>or otra parte, iba a permitir al régimen gomecista la eliminacidn de la déU- da éxterna, hecho del cual el régimen hacia uno de sus tnéè importantes U- sos propagandisticos. En una concepcidn bastante peculiar qUé helaciona- ba la "independencia" econdmica de la nacidn con la eliminacidn de la deu- da* la utilizacidn de los ingresos petroleros por Gdmez va a ser esencial para financiarla; en otras palabras, cualquier medio parecia ütil, no im- portàba la entrega de] pais ni las consecuencias futuras de tal accidn, con tal de que ello sirviese para decir que no se debia nada (!4). Poro desde el punto de vista interno, el Ejército era la colum- ha vertebral de àquél régimen autoritario impuesto por el general Gdmez, hasta el punto de que puede afirmarse que el Estado vénézolane serâ una résultante de un Ejército centralizado, poderosamente armado y firmemen- - X? - -te coïwtituldo por primera vez en la historia del pais 03), Las clfras de gasiftê iailitares pueden ilustrar la nueva situàcidn, y su comparacidn con el resto del gasto publico résulta significativa. Para 1920, los gas- t@a é e dsfensa absorbfan 18 millone s de bolivares, los de educacidn 3,8 millornes, y los se sanidad, 2,8. En 1935* las aignaciones de defensa 11e- gabam a 29,6 millones de bolivares, educacidn y sanidad, 8,4 y 5,5, res- peetivamente. En 1940, defensa recibid el 10 por ciento del gasto fiscal^ miéAtras que educacidn y sanidad captaban el 6 y 5 por ciento. Para 1955, durante la dictadura de Pérez Jiménez, las proporciones eran parecidas m i Evolucidn de los gastos militares respecte de los gastos globales) 1910 1915 1920 1925 1930 1936 1940 1945 1950 1955 12*1 16,0 17,0 8,2 12,3 14,3 10,0 8,2 9,3 9,4 Todavia més, el Ejército era el primer ramo de la organizacidn estatal que recibia en Venezuela los primeros elementos de un proceso de tecni- ficacidh, mediante compra de material, misiones extranjeras de entrena- miento, envio de oficialés para cursar dstudios en academias foraneas, asesoramiento militar y estratégies norteamerieano, etcéterai En reali- dad, la formacidn de un Ejército regular culminaba institucionalmente en el establecimiento de un Estado Mayor Central ligado a comandos régiona­ les permanentes, lo cual permitia sin duda al dictador el control militar del pais en un grado desconocido hasta entonces. El proceso de centrali- zacidn del Ejército bajo un mando ünico en todo el territorio nacional arrimaba définitivamente al pasado las intentonas caudillistas, y la leal- tad de los oficialés quedaba asegurada mediante buenas pagas y prlvile- gios sociales (45). Los levantamientos carismaticos de irregul ares armado s fracasarian en su totalidad. En este sentido, la dlaléctica de la dinémica social dm la Venezuela petrolera pronto iba a poner de manifiesto la paradoja rigurosamente his- térica de que, si bien es cierto que las nuevas fuentes de ingreso petro­ lero proveyeron al dictador de los fondes necesarios para consolidar su poder a corto y medio plazo, también es una realidad la de que, al mismo tiempo, los nuevos recursos fomentaban la creacion de nuevas condiciones para afectar las bases tradicionales del poder en Venezuela y las rela- -58- -clones entre làs distintas clases, grupos y Sectores sàèiétléÉ* &m pw*. $ià literature testimonial del periodo muestrà palpablemeht# qUeT ya eà iuchas conciencias surge el imperative y la necesidad del Cambio^ El tes- timonio principal y ya clâsico provino de la pluma poderosà del escritor ioôé Rafael Pocaterra con su libro tant as veces citado, Metnàriâa de un tenezolano de la decadencia (lé), "la mâs compléta radiogràflà de una âpo- ca y el pliego de cargos mâs quemante contra una tiranià" (If-)* Sift ollrl*- dar tampoco a Cecilia Pimentel, Bajo la tirania. 1919-1935# "iina dé làé mâs descarnadas radiografias de aquella mineraiizadà erâ Juànvicentistà* de treinta aHoa de âspera y brutal parâlisis" Pero nos parece de enorme interés détenernos mâs ampllamentS en un texto que révéla con ira y desesperacidn los imperatives del morneAtù, Sé trata de Jorge Luciani y su libro la dictadura perpétua dé OdmeZ y süfl adversarios, publicado en 1930 ( ). luciani expie s aba qué* "La actual dictadura de Venezuela se caractérisa por él use jf é l à - buso de la farsa. Gdmez vive y vivirâ sobre el tinglàdo. Es un pa- lurdo con sus ribetes de actor, en veces cdmico* en ocasiones trâ- gico. Siempre. o casi siempre, el gran püblico dëscUbre èl hild dë sus tramas, peso a la habilidad de autores ÿ directoreS èscénicos. Mas, iqud importaI El prosigue imperturbable sU carrerà de comediëA te, la noche del crimen en el almà, la sonrisa hipdcrità eh los la- bios. La historia de su autocraciâ constltuÿe una sUcësidn dë pàtra fias grotescas, tejidas con el exclusive objeto de burl ai âl pUeblo” -;el pobre pueblo que paga la representacion con sU sangie inoceft te!- y de engahar a la opinion extran j era, tan ddcil àl ëmpefio cïïan do median intereses pecuniarios" Mâs adelante, "{Exterminar, exterminer, exterminer! He ahî él lemà dè ëSte Bâr- baro; he ahl su sabia politica. Cuantos se sUbleven contra la ar­ bitrer ie dad hecha norme, cuantos alcen la voz contra la opresidn, cuantos piensen siquiera en libertades püblicas, soft UnOS "malhe- chores y fascinerosos" que "deben ser exterminados radicalmente", o, en otras palabras, "malos hijos de la patrie", "mala plaga que debe destruirse de raiz". Y a fe que Gdmez procédé al tehor de sus palabras. Una fiera semejante, que reclama a gritos la jaula, no aicanza a comprender que haya patriotas inconformes con su 1- nfcuo modo de gobemar ; que alien ten ciudadanos refractarios a la adulacidn, al peculado y al crimen; que existan militares de pun- donor cuyas espadas no sean sostén de tirania e instrumente de e^ clavitud; que vivan todavia, después de mâs de veinte afios de raa~ tanza sisteraâtica, venezolanos dignos y conscientes ansiosos de darle fin a su dictadura vitelleia" Ânotaba, "Un tirano caduco rodeado de âulicos y esbirros, sostenido y con- decorado por los gobiernos de las naciones que se dicen civiliza- -53- -das, bendecido solemneœente 'por el Papa; el pueblo en un estado de analfabetismo absolute; mucho oro en el Erario y mucha pobreza en los partlculares; legiones de plllos que lueran con los altos ei^leos, (%n las concesiones de hidrocarburos, con el contrabando, justiclaÿ con los monopolios, con las obras pübllcas, con el sobomo, con el espionaje, con el régionalisme, con los hospi- tales, con la adulaclon, con los cuarteles, con las cdrceles, con los vlcios; el paludisme y la anquilostomiasls reinando como se- hores en media repûblica; ciudades importantes -BarInas, San Car los, GUanare, Calabozo, etc.,- antafio floreclentes y populosas, convertldas en escombros; Maracaibo, con mâs de cien mil habitan­ tes* exportando cantidades fabulesas de petrdleo y sin acueducto; el terror siempre a la orden del dla; oficialés franceses al ser- ▼icio de la dictadura en la avlacion; el pais Inerme gracias a u- na ley de porte de armas que concede ânicamente a j.os gomecistas el derecho de herlr y de matax; los cornerciantes e:tranjeros in- miscuyéndose en nuestros asuntos internes y firmando fellcitacio- nes; los varones eminentes por su virtud, por su patriotisme y por su ciencla, enclaustrados en sus hogares o asesinados en "La Rotunda" y los Castillos de Puerto Cahello y San Carlos; el pre- snpuesto de guerra y marina infinitamente superior al de instruc- clân; la juventud aherrojada en las prisiones, trabajando en las cerreteras* perseguida, desterrada; los excelentislmos ministros dlplomâtlcos acreditados en Caracas, salvo rarislma excepclân, de rodlilas ante el Buey Apis; el crimen todopoderoso y opulente; la probldad andrajosa, Ignorada y escarnecida; dos o très "bâblles" soflando con la "evolucidn" a base del doctor Juan Bautista Pérez, présidente nominal y primer lacayo efectivo; los proconsulss ar- mândose subrepticlamente en sus provincias y haciendo "politica" para cuando el Amo desaparezca volar sobre el centre al asalto del Capitolio Federal; todo el mundo, en fin, pendiente de la vida de Un hombre que se derrumba lentamente ... Tal es la situàcidn dentro" En el exterior, "... Cuatro, clnco, seis "caudillos", abrumados por los afios, el descrédito y las responsabilidades -les*caudillos*: antiguos se- fiores feudales que no consumaron ninguna obra ütil ni honorable en el poder ni han evolucionado en el destierro ... detrâs de los "caudillos" varies grupitos que se odian entre si y se injurian y se embisten ..." s la juventud la que tiene en sus manos la solucidn del problema vene- olanoI "... en su cerebro, en su voluntad y en su corazdn se viene incu- bando la renovacidn espiritual, moral y material de Venezuela ... una generacidn tan sufrida y tan gallarda como no existid otra nunca, cuenta entre sus obligaciones la de plasmar la democracia auténtica en nuestra patria ... Encabezando con energia, no una revuèlta mâs, sin trascendencia y sin princlpioa, que remate sus- tituyendo a un Gdmez por un Garcia, ni una "evolucidn" falaz y co­ rrupt ora a la sombra de una const!tucionalidad irrita, sino una verdadera revolucidn, la revolucidn por antonomasia. Un movimiento que destruya para siempre el sistema, y sacuda hasta las mâs pro- -60- -fundàs flbraa del alma venezolana, y deeplerte laà IttlclailVaui bludadanas que duermen, y resuelva equltatlvamenté l&s tblâclé- nes del capital y del trabajo, Una revolucidn qUe camblé total­ mente los conceptos, las costumbres* el gobierno* los estudios* los medios, los fines, los seres y las cosas; que exterminé tan tas impostures y prejuiolos tantos; que transforme pdt fuéra y" por dentro, en los individuos y en los hechos, esa "guàbhafito- cracla" que ha sldo nuestra exlstencia en el curso de ciën afios de adulteraêiones, de mentiras y de fraudes. Una reyaloriéacida de personajes, de famas, de ideologlas. El resurgimiëùto à la vida de millares de campesinos y de obreros a qUienëî la codl^ cia de unos cuantos y la incuria de los mâs han relégado à là triste condicidn de bestias de labor. Una igualacidn qUé nd sea desorden ni anarqula sino idânticos derechos para lâs nobles âs- piraclones. Una conmociân social, politica y econdmiCa» en fin* que sche al suelo todo el andamiaje de una burguesia pârâSita y mediocre y que levante por la educacidn y la justicla a las cla­ ses cxplotadas". (III) G. Carrera Damas ha puesto de relieve la necesidad dé àdmitir que la exlstencia histdrica de Venezuela expreséria una t r a b a joSâ ihOorpora- cidn a la llamada "historia universal" en la pretensidn dé réduoir Un desfase (décalage) constantemente arrastrado* El Guzmanaté (1870-1889) quedaria solo como un intento prematuro de compenser él alUdido desfasé histdrico, restablecido por lo demâs en las siguientés ddcadae. Los nué- vos intentes se realizarian a partir de 1936, fundamentaimente, con una fase aguda o de fractura entre 1945 y 1948. En este sentido* lo que lla- mamos Venezuela contemporânea véndria a nacer en conjuncidn con la së- gunda guerra mundial: a partir de esta es cuando se advierte la presen­ cia de una nueva problemâtica en la sociedad venezolana* una fractura entre el orden tradicional y la emergencia de los nuevos grupos socia­ les. Semejante cambio presupondrâ la exlstencia de un periodo de tran- sicidn durante el cual madura la nueva problemâtica y que se extenderia desde 1928-1930 hasta 1945 (4o). El lapso 1928-1945, como periodo de transiciân hacia la contempora- neidad, se enfrenta con una situàcidn caracterizada por el estancamien- to y la tradicion, a pesar de los esfuerzos modemizadores de los gobier­ nos del general Antonio Guzmân Blanco, de los que algunos elementos pre- carios de e struc turac ion nacional del poder iban a ser aprovechados con bosterioridad. En esto marco se situaba el surglmiento del factor dinâ- - {J - -ralco que impulsé el desarrollo clependiente de la sociedad venezolana: la explotacidn del petrdleo. Entre 1928 y 1936 comenzaron de alguna ma­ nera a tomar cUerpo los elementos de cambio en el seno de la sociedad tradieional veneaolaiia,, entendlendo por tal aquella que subsistla a fi­ nales del siglo XIX y principios del XX. Era la actlvldad extranj era la que» actuando segun una dinâmica propla y respondiendo a necesidades del mercado Internaclonal, proyectaba sobre el Estado y la sociedad mültiples influencias. La consolidacldn de un enclave petrolero actuaba como tras- tornador de la estructura tradicional, prlncipalmente mediante la dlstri- bucldn del cada vez mayor gasto publico. La explotacidn del petrdleo "signified un impacto de alta intensidad en la sociedad venezolana: favo- recid la concentracldn nacional del poder ... trastomd el orden rural tradicional, reestlmulando el proceso de urbanlzacidn y desencadenando mlgraclones Internas que son la bese demogrdflca de la clase obrera; constituyd factor déterminante del crecimiento y desarrollo de la burgue sla"; pero en contrapartlda, "produjo la abolicldn real de la soberania nacional, la vinculacidn absoluta del pais con les intereses y dictados de las Compafiias petroleras norteamerlcanas e Inglesas, y sus respecti­ ves gobiernos, y causd profundos traumatismos en la sociedad cuyos efec- tos* . . * afloraron a partir de 1936" (84). En efecto, diversos factores y estimulos entraron en contradiccidn con el tono hasta entonces vigente en lo social y politico: claros signos de inquletud culminaron en la rebeldia estudiantil de 1928, que condujo a la cdrcel a buen numéro de universitarios, entre quienes figuraban la mayoria de los que habrian de régir la vida politica venezolana después de 1945* Igual toma de conciencia politica ocurria al bacerse patente el abandons de los tradicionales cénones del caudillismo por la reivindlca- cidn de los modelos de organizacidn partidista, extlnguidos a fines del XIX, pero con la novedad de que ahora no se trataria de revivtr los ar- caicos cuadros de notables, sino de crear organiz aci one s politicas moder­ nes y de masas. (it) Sin duda que en Venezuela, en las condiciones de la dictadura de Gdmez, el centre receptor de todo lo que estaba sucediendo en el mundo vino a quedar localizado en la üniversidad, la cual, a faita de partidos y sindicatos, en cierta manera los sustituyd para desempehar un roi de primera importancia (Ü). No es posible olvidar que se habia produ- cido el movimiento • de reforma universitaria de Cdrdoba (Ar­ gentina) en 1918, de poderosa repercusidn en muchaa universidades lati- -hoainericaxias j en los estamentos mâs brillantes de la lâteiëetûàlldaé èbntinental La Üniversidad era igualmente el ambi enté normal de ù- Àos estrates medios que comenzaban a configurarse, donde se lee iéarxis- tto* literature rusa pre y postrevolucionaria y se reaccioha contra una ènseftanza escolâstica, vacfa y retdrina. Pero hay tambiân una accidn mâs profunda dirigida contra la dictadura y que pretends de alguna mane- fa la modificacidn de las estructuras de poder por Gdmez rëprésentadas* Ÿ aunque el movimiento estudiantil venezolano de 1928 sé préSente como algo todavia confuso desde el punto de vista ideoldgico, eë antecedents Indudable de futures procesos de la historia contemporânea dë Venezuela. Ên este sentido, la generacidn venezolana de 1928 ha jugado Un papël dë- clsivo en la modernizacidn politica del pals durante los ültimos cincuen- ta ahos.Rdmulo Betancourt ha escrito con fazdn que, "En la época gomecista, los no incorporadbs a la prospéra tribu al- zada con el poder, simple y llanamente* se arruinaban; ÿ sùfrlan él rigor de un régimen que para el desmân no së ponla a si mismo fron- tera alguna. No existlan partidos politicos, ni sindicatos* ni opi- nidn pdblica visible* Esporâdicos alardes de febeldla estallâban* eh forma de montoneras de viejo estilo* qüe erart abatidaè por los fusi- les de repeticidn que junto con los dolares y las libfas ëStéflihaà hablan llegado de los Estados Unidos e Inglaterra* El pUeblo tfaba- jador* indefenso, anaifabeto, humillado, con su paludisme y su slfi- lis, era ciervo de la gleba en las haciendas gomefàë* artèsanos ex- plotândose a sl mismos, esclàvo asalariado en los campementos mihé- ros. Y mientras tanto, la ünica prensa que en el palé podla leerSé -la regimentada por la dictadura- reproducia los elogioë paneglricoS prodlgados a Gdmez y a su administracidn por estadistâs y escritofes* en periddicos de todas las naciones y todas las lengual» Los hombres que por su ctltura e inteligencia debieron descubrir y encauzar la soterrada marea colectiva de resistencia al despotisme* no podian ha cerlo porque estaban a su servicio (,*.) Esa conjuncidn dë factores nacionales e internacionales en favor de la tirania, crëaron en Ve­ nezuela un enrarecido ambiante de opresidn y angustias colectivas. Pue bajo este signo y dentro de este clima que actud la generacidn del 28 (...). De la efltraRa misma del binomio GdmeZ-petzolèo* resul tado de la alianza del caudillismo militar con el imperialismo col? nizante, como su consecuencia y negacidn dialécticas* surgi d el e-'~ quipo de hombres que iba a dotar al pueblo venezolano de la herra- mienta politica y del répertorie de ideas capaces de conducir al re^ cate paulatino de nuestro patriraonio minero, y de la soberania na- ” cional con ella, de manos del capital monopolists; y de redimir al pals del atraso institucional y del despot!smo crdnico" V a mundo politico exterior en ebullieddn acusaba su influencia: "Nos llegaban por los intersticios de la especie de mur alla china tendida en torno del pals, râfagas de los vientos de fronda que sa cudlan al mundo, refiejos del conmocional episodic histdrico que -63- [^ésj ftte la revolttcldn rusa de 1917 y de les cambloe sociales que hubo el occidente europeo al concluir la primera guerra mundial. Las liaiiclas ÿobre la Révolue ion mejioana, para aquellos aflos en su e- tapa de mayor resonahcia americana* llegaban hasta nosotros como vu^estimulo poderoao. En algunas revis tas lelamos, brillândonos los ojos juveniles con la emocién de quien se asoma a un mundo i- nldltof las noticias de las luchas universitarias de Odrdoha, de las manifestaciones callejeras de Lima, de los enérgicos inicios de la batalla que librarla Cuba contra el 'Kachadato*. Y fue ba- jo el refiejo de esa inquietud insurgente que conmovia a las ju- ventudes americanas como resolvimos organiser la Semana del Estu- dlante" ÇU>). En efecto» la iniciativa de una Semana del Estudiante, propuesta por la Eederacidn de Estudiantes de Venezuela (FEV) para principios de 1928» Iba a revelar pronto los priroeros elementos de agJ.tacidn public a bajo la dictadura gomecista, como consecuencia inmediata de los diseur* SOS pronunciados por Jdvito Villalba, Pio Tamayo, Joaquin Gabalddn Mar­ quez y Rdmulo Betancourt. La reaccidn gubemamental ante aquellos textos que aludian a las libertades ÿ el impérialisme fue el encarcelamiento de los principales dirigeâtes de la Semana, lo cual a su vez provocd espon- t6ieas reacciones de solidaridad en Caracas y otras ciudades del pals, taies como huelgas, manifestaciones y produceion de panfletos clandesti­ nes de crltica abierta de la situacidn. ((,}) À ralz de las separaciones provocadas por los exilios y las prisio- nes, los distintod grupos estudiantiles van a recibir influencias que per- miten comprender la pluralidad de actitudes que a partir de 1936 caracte- riz ar 4 a esta generacidn. Tentativamente, puede constatarse una divisidn entre ^izquierdistas" y "conservadores": los primeros pasarân a la orga- nizacidn de nûcleos clandestines de cdlulas comunistas que -van a dar ori- gen al Partido Comunista venezolano, Otro grupo se interesarâ por las ac- tividades de tipo literario (conciertos, tertulias) discutiendo lo que publicaba por entonces la Revista de Occidents y la Oaceta Literaria. Pê­ ro no es el arte por el arte; al contrario, se trata de ir hacia un cier- to compromise con la realidad nacional: la actividad artistica devenia u- na forma de ser antigomecista: anotaba el escritor Guillermo Meneses que "Todo lo que fuera arte verdadero -lo que se apartaba de la anécdota grandielocuente en pintura, lo que en la literature era extrano a la oratoria parecia ser en aquellos mementos un ataque al rdgimen, una separacidn del core de los aduladores y de los incondicionales"; mas âun, la influencia del raomento espafiol en este grupo era singular: "Nos ayudaba a todos -y en alto grado- EspaHa, Eran justamente los mo -64- -inentos que preparaban la Repiibllca. Bn la dictadura dè Ftido dé hâilâbamos -erradâmente, porque el general eepaMol era muy dtferéste al QUe gobemaba nuestro pais- un refie jo tambaleante de OômeZi Nos qacudian dnàmuno y Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, MaraRon* Vallé tticiéh* àe:d a ­ dos con los més jovenes, con los que noà mostraban làs posibllidàdes del ëspaRol contemporéneo , . . " . Otro Importante sector en qüë de fiaéclo- né el estudiantado del 28 estuvo constltuido por todos aqüèlloë que ftte- ron al exlllo, especlalmente a Francia y a Ëspafia. En ËSpafià ôran senti­ ment aiment e republicanos y admiraban a don ManUël Azaffài Iste y SU grUpo politico, Accién Republicans, tenian un especial atractivo para muohoS. èe da el caso de que pertenecieron ert éspafia a varias agrUpaciôneS estu­ diantiles latinoamericanas: la Unién Latinoamericana de EstudianteS (liLAE) y la Federacién Universltaria Latinoamericana (FOÜ){ e intentâ- ron desarrollar propaganda antlgoraeciéta. Para esta làbor la posicién ës- tratégica espaflola parecia la més adecuada: Isaac Pardo escribla a Radl Leoni que "Alli (en Paris) la labor de propaganda es muy dificii (***) En EspaRa, por el contrario, hemos sido objéto de Una càlidisima àcbgidà por parte de los estudiantes (...) Alli (en SI Ateneo Barcèlonés) ataca- mos cnérgicamente la dictadura de Gémez y procurâmes hacér ambiente para una ulterior propaganda, sobre todo periodistica"(%4)» De otro lado, un grupo en el exilio estUvo dispersé poi là cuencâ del Caribe y parte de América del Sur, donde se centraron en el eStudié del marxisme y en la preocupacién por la accién politics fdtuTa. Con reS - pecto al grupo del Caribe, dccia uno de sus miembros, Rémulo Éetanoourt: "Fue operandose en nuestras conciencias un proceso dé èsclarecimlento ideologicu. Comenzamos a damos cuenta de como Gémez era àlgo més que un déspota nacional: era el instrumenta y el véhiculé para el control foréneo de la economia venezolana, aliado y siervo de poderosos inte- reses extranjeros. Comenzé a hacer crisis en nosotros.la fé en los mé todos de lucha contra la dictadura que no respondieran a un programa” politico-social definido, a objetivos ideolégicos précisas, a una or- ganizacion y disciplina diferentes de la primitiva y precaria adhesién de nombres a nombres, factor déterminante del proselitismo caudillis- ta" "Nos entrcgamos a la apasionada indagacién de las raices doctrinarias de las diverses tesis politicas. Devoramos, mas que leimos, libres de historia, de economia, de ciencias sociales. Se opéré en la mayôria de los estudiantes exlliados este fenémeno comdn a las juventudes ame ricanas de los aRos treinta: con fervor de neofitos sorbimos cuanto "" escribieron los cléslcos del socialismo. For un momento, inclusive, creimos que en Rusia se estaba forjando un tipo de organizacién social de vigencia ecuménica. Llegamos a soflar con una revolucién de la bol­ chevique, con nuestro zar de Maracay fusil ado al amanecer" (i®). Ici grupo del Caribe, residenciado en Barranquilla (Colombia), se auto- coMStltafà en la Agrupacion Revoiucionaria de Izquierdas (ARDI) y daba a la luz pûbfica el llamado Plan de Barranquilla (1931), en un programa retinia un con junto de aspiraciones, taies como la lucha contra el et^Billlsmo militarista; libre expresién y derechos individuales; confis- cacién de los bienes de Gémez y famllla; creacion de un Tribunal de Salud Péblica para investigar los delitos del despotisme; medldas de protecclon de la clase trabajadora; campaflas de alfabetizacién de roasas obreras y campesinas; revisién de los contratos y concemiones entre la nacién y el capitalismo nacional y extranjero; control por el Estado y municipios de las indUstrias de servicios püblicos; convocatoria de una asamblea cons- tituyente, gobierno provisional y reforma de la Constltucion (3(). Pero ya casi desde el comienzo, la Agrupacion Revolucionaria de Iz­ quierdas -grupo politico promovido por Betancourt, y que ténia entre sus principales dirigentes al llder estudiantil Raûl Leoni (future presidents de la Repdblica entre 1964 y 1969)- intentaba deslindar su estrategia y téctica de la de los comunistas, progresivamente mas ortodoxos debido al auge del estaiinismo y su dependencia de las directrices de la Tercera Internacional. En realidad, como ha pueato de relieve R# Escovar Salom, la tactica de ARDI coincidia mejor con los postulados politicos que Vic­ tor Radl Raya de la Torre habia propuesto con la Alianza Popular Revolu­ cionaria Americana: sin duda, habia similitudes de interpretacion con el partido aprista peruano y otros de Latinoamerica, en el sentido de una flexlbilizacién del marxismo como instrumento de anélisis de los proce- sos histéricos que ofrecian las naciones latinoamericanas (%). En forma " sucesiva se fue imponiendo una diferenciacion cada vez mas clara en el seno del naciente movimiento progresista âa Venezuela, diferenciacién que en el future iba a convertirse en un abierto antagonisme. En este sen­ tido, Betancourt ha aclarado que, "Hinguno de los que después fundariamos Accién Democratica llegé a militar durante su primer exilio en grupos politicos subordinados a la III Internacional. No obstante ser bastante jovenes, porque la mayorla acababa de trasponer la veintena, resistimos la tenta- cién de enejenar nuestra voluntad politica a la rectoria soviéti- ca, entonces tan atrayente para la juventud universal. Es que al acercamos a las toldas comunistas recibié nerios impactos el rai- gal sentimiento venezolano y americano del grupo. Nos topamos con una agrupacion extranjerizante, sorda y ciega ante las vitales ne- cesidades de nuestros pueblos, suerte de beateria genuflexa ante las imperiosas consignas de los burôs del Comintern. El pequefio grupo de compatriotes ya organizado entonces en embrion de lo que despues séria "Partido Comunista de Venezuela"» éè ëncargi di «boa dar la zanja abierta entre nuestro grupo y ellos» d#sat«néo centra nosotros una ofensiva de dénués to s a la cual se ttailtlonen' éjUbet afe- rrados con extraordinaria tenacidad (...) Pero no nos crubamoe de brazQs al rechazar las formulas y étiquetas de importéelontpara a- frontar la reâlidad venezolana y la de Hispanoamlrlcà en geberal» con énimo de contribuir a modificarlas y rehacerlas* Por lo contra­ rio, comenzamos a articular un slstema de ideas y de planes; para aportérselos a Venezuela como caminos para la solucién de sus pip- blemas bésicos. Nos definimoe y proclamamos defensores del naeionà- lismo economico, de la democracia agraria y de la justicia social . ..." (J5). (IV) Despué8 del fallecimiento de Juan Vicèntè Gémez (dioiembrë de 1935)♦ Venezuela entra en una etapa de conmociones y manifeStacibnêS popülanes por la restitucién de las libertades publions, y que sintètizan IbS sücé-.' 80S de febrero de 1936, en los que amplibs sec tores ï̂ bpulàned sé ÉbVili- zaron masivamente trente a los poderes pûblicos. Talëâ àbbnteclmiéntbS hicieron évidente la imposibilidad de mantenèr a la Socledad veHézblana bajo los moldes vigentes de la etapa dictatorial precedents* En èiecto, el sucesor de Gémez, general Eleazar Lépez Contreras -prbclâmadb prèsi dente constitucional en abril de 1936-, intenté en priiicipio tin ê tilll- brio entre las formas tradicionales y las de reciente Spàricién. Las exigencias populares de restauracién de las libertades oivileë llevaron desde luego a las primeras medidàs gubemamentalëS de liberacié de presos politicos y permisividad enicuanto al regreso de los exiliados que luego iban a encabezar el movimiento hacia el desmantelamientb de la dictadura y el cambio politico. Pero, una vez superado el momento criti- co, la politica de equilibrio de Lépez Contreras se rompié a favor de lo sectores mas reaccionarios y por presién de éstos al mismo tiempo se in­ tenté volver hacia atrés, haciendo caso omiso de las nuevas aspiracione El gobiemo de Lépez Contreras -una ëspecie de gomecismo sin Gémez fnacié y se desenvolvié -en palabras de G. Carrera Damas- bajo la inspi racién del més manido de los principios de sociologie politica que form el arsenal de las clases sociales dominantes: 'el pueblo venezolano no esté maduro para el ejercicio de la democracia'"(34). Con una politica bigüa y de grandes vacilaciones posiblemente calculadas, pretendié apia ter el movimiento democratieo con la eterna acusacién de "comunista", e -'of- -yecie d# "eambealto que no se vacilaba un instante en colgar al pecho de todo àqorel que most rase espiritu de independencia, o de crltica, asi es- tuviese ésta concebida desde el mas ortodoxo punto de vista demo-liberal" üji a;;eali.dad, la reaçqién no se hace esperar y su principal preocupa- èién va a ser la de impedir el "contagio" de las ideas democraticas avan- zadas que tralan del exilio los jôvenes de 1928, no vacilando en el em- pleo de la represién como, cuando en 1937, fueron puestos fuera de la ley las nacientcs agrupaciones politicas y exiliados varias decenas de diri- gentés de las mlsmas -Rémulo Betancourt, Raul Leoni, Jovito Villalba, en otros-. De esa manera, Lépez Contreras parecia encarainarse hacia una vir­ tual dictadura y la oposicién no tuvo otra alternative que la clandesti- nidadé Ofe) Por aRadidura, se orquestaba un culto bolivariano como ideologla o- ficial, segûn el cual los no participes del mismo eran los "antipatrio- tas". Surglan asi las Agrupaciones Clvicas Bolivarianas como partido ofi- cial» demostrativo de la incapacidad para aceptar una oposicion o promo- ver Un aUténtico proceso de democratizacién politica: "En verdad, la li­ beral izacién que tuvo lugar en Venezuela en la era inmediata a Gémez era el mlnimo requerido para acallar presiones populares. El Congreso de 1936, todavla en manos de los diputados y senadores nombrados a dedo por Gémez, se negé a toda reforma fundamental de la Constitueion. No se dispuso me- dida alguna para ampliar la base electoral -tan solo un dieciseisavo de la poblacién tenla derecho al voto- y la ciudadanla segula excluida de toda participacién directa en la eleccion de présidente y de congresales. Estos éltimoe segulan siendo escogidos por las legislatures de los esta- dos y los concejos municipales, mientras el presidents era elegido por el Congreso" (39). En efecto, la Constitucién de 1936 limité el snfragio a la poblacién masculins y alfabeta, estableciendo que "La Nacién garantiza a los venc- zolanos: el derecho de sufragio, y, en consecuencia, los vénézolanes va- rones, mayores de veifttiûn aRos, que sepan leer y escribir y que no es- tén sujetos a interdiccién ni a condena pénal que envuelva la inhabilita- cién politica, son aptos para elegir y ser elegidos ..."(35). A la vez, se reconocian los derechos politicos pero ratificando la prohibicién del lla­ mado "comunismo", ampliéndola para incluir también al anarquismo: "Se con- sideran contrarias a la independencia, a la forma politica y a la paz so­ cial de la nacién las doctrines comunistas y anarquistas; y los que las proclamen, propaguen o practiquen serân considerados como traidores a la Patrie y castlgados conforme a las leyes" (il). V. j Eero 1936 era también el afio, en què be iniciàbâ el AovlÀi#%tb siftéi- cal venezolano, como culminacién mas inmediata de un proeèso gestadb por variados y frecuentes conflldtos sociales bajo el régiroen de Juan Vicente Gémez. Ya en los aRos que siguieron à la primera guerrd mundial sé habian producido huelgas de zapateros, tranviarios y panaderôè» qüë fueron tru- talfflente reprimidas. Las nuevas inquietudes tendrian cierios teflejos lé­ gales, products més que todo de una preocu^acién tfpibaftente paternalIs- ta (H®)* La misma puesta en vigencia de una Ley del Trabajo en 1928 fue un hecho provocado ante todo por la necesidad de cumplit los compromlsos in- ternacionales contrafdos por el gobierno gOmécista sbbré majores condicio nés de trabajo, y para neutralizar a la opinién pdblicâ» fàvotable enton­ ces a las acciones combatives de los estudiantes y dé grupos de tratajé- dores. En 1936, el Congreso aprobaba otra Ley del Trabajd» que concèdié à los trabajadores el derecho a organizerse en sindieatbS y à àfiliârsë à centrales obreras intemacionales, pero la cbbertura teal de la lèy éh- contré serion obstéculos! las corapaRlas pétroleràs së bpUâiëron ël reco- nocimlento de las organizaciones sindibalës dë empleàdoS y ObrerbS â SU servieio. En diciembre de ése mismo aRo, ante la inttansigencià dë los empreoarios frente a distintas reivindicaciones formUladaë; se prodücë una huelga de veinte mil obreros de là industria pettoléra que va a tene importantes repercusiones en la vida social y politiCà del pais: como â- firma Rodolfo Quintero, "Marca el momento de la hietOrià haclonal éU quë los trabajadores organlzados en sindicàtos, actuan como fàotor dè cambio de la suciedad venezolana, y aumentan las poeibilidades dë transforméeio nés estructurales, todavia insuficientes pata superar làs contraposibili dades. Inicia un proceso donde diverses problemas se plantëan a la socie dad, en la medida que ésta se aieja de formas de vidà ànteriores, tradi- cionales, y de organisa conforme a un nuevo patrén"; porquë, "La desapa- ricién progresiva de las diferentes formas de corporaciones de oficios, y la formacion y predominio del sindicate como organizacién de los trab jadores que cuentan en su seno con una clase obrera incipiente, se asoci a marcadas alteraciones en los mecanismoe tradicionales de control soci de la familia patriarcal y de las précticas religiosas parroquiales, en dinémica de los grupos artesanales, en la vida de los poblados y hasta la conducta individual" (MA), Si seguimos al profesor Quintero, vemos cémo, al mismo tiempo -en los ultimoB dias de 1936-, se reunia en Caracas un Congteso de Trabaja­ dores de Venezuela con el fin de estudiar la sltuacién socio-econémica “ (r J ■ ée log asaÀlados; mejorar la condicldn orgénica de los sindlcatos exls- teR%àst planlficar la creacion de organismes de defense en las industrias y coordinar la gestion del movimiento laboral en toda 3 a nacién. En sus i yeuniogee se aprobaron resoluciones sobre salarlo mlnimo, seguro social, jernada de trabajo de mujeres y niRos, vivienda obrera, etc., y se reco- mendé que, una vez credas las federactones de trabajadores de las distin- tas regionss del pals, se unieran en una central nacional denominada Con- federaeién de Trabajadores de Venezuela, Pero la celebracién del Congreso i fue coïncidente con la gran huelga petrolera, que duré 47 dlas y fue se- j guidà de una feroz represién, que llevé otra vez a la cércel y al exilio a los principales dirigentes del movimiento politico y sindical. Ellé pa- • ralizé temporalmente el proceso de creacién de las federaciones sindicales régionales» e impidié el nacimiento de la proyedtada central sindical na­ cional (4̂) * No es necesario insistir en que 1936 fue un aRo de intensa actividad sindical directamente vinculada a la inquitud politica de entonces. Numé­ ro saS organizaciones politicas y sindicales participaron en huelgas y ac­ ciones de protesta a fin de conseguir mejoras de salaries, reduccién de la jomada laboral y otras reivindicaciones socio-economicas similares. La mismà huelga general nacional que tuvo lugar en junio de 1936 fue diri- gida, significativamente, por un comité compuesto por représentantes de organizaciones laborales, partidos politicos democratieos y sectores es­ tudiantiles. La represién subsiguiente condicionaré el hecho de qüe 1937, en cambio, sea un aRo de descenso vertical de la actividad sindical, Sélo un némero pequeRo de organizaciones va a funcionar con efectivus igualmen- te reducidos en proporcion apreciable. A comienzos de 1938 se va a inten- tar reconstruir el movimiento y hacia este fin se dirigen grupos de diri­ geâtes obreros, quienes, habiendo logrado burlar la persecucion policial, decidieron convocar una conferencia sindical nacional. Entre los acuerdos tornados por esta reunién, en la clandestinidad, destacan el de adopter la fecha del Primero de Mayo como dla del movimiento obrero venezolano, y el de elegir un comité ejecutivo de la Confederacién de Trabajadores de Vene­ zuela; acuerdos que sin embargo fue imposible llevar a la préctica debido a 1«B condiciones politicas restrictivas imperantes en aquél raomento C'J)» De la misma manera, en 1936, los miembros de la generacién estudian­ til de 1928 apareceran al frente de distintas organizaciones politicas -las primeras de la Venezuela contemporanea- que refiejaban ya los distin- tos natices ideolégicos de aquélla. En este sentido, Unién Nacional L ' Rèpübllcatia, si bien es cierto qpe inclüia pocoë repfèssniâiiieé Bel grim­ ps del 28, integraba sobre todo à destacados caraqueRbs que habien tiécho Oposicién a Gémez. Pretendlan dar "soluciones inodernas a los problemas sociales y econémicos de Venezuela", "favorécer la convetsién àè Vpnazue- iâ en un Estado Moderns mediante la aplicacién de procedimientos de un socialismo constructivo proclamaba el derecho fundamental de los In- dividuos a la libre expresion de sus opiniones y la obllgacién de sométer- se a la opinion de la mayorla expresada en él voto y el ôufragio Univeri 8al. Segén M.V. Magallanes, Unién Nacional Repüblicaca (ÜNr) desempeRariâ el papel de una burguesfa liberal que reflëjàbà làs més ilUstradaâ opiniô- nes de les caraqueRos de clase ait a (44)* El Partido Rèbuîillcàno Progresis­ ta (PRP) se constitula como el primer ésfuerzo organlzatlvo legal dë loS comunistas vénézolanes, debido esencialmente a la impoëibilidàd de estoë de aparecer con su denominacién auténticà por caUsà de la èeRàladâ prohi­ bicién constitucional. El Manifiesto del PRP inclula uhaë medidas demo- crétlcas (derechos politicos, sufragio universal» mandaté rëvocablë» rë- presentacién proporcional) y unas medidas econéâicàs (confiscacién dé loè bienes de Gémez y familia, revisién de las concëëioneë pëtroléras, iépues- tos progresivos sobre el capital, parcelacién dé los grandes làtifundios) acompanadas de unas medidas de proteccién al trabajadot y de eëtimulo à la cultura (45)i Por su parte, Organizacién Venezolana (ORVE)» cuyo àntëce dente més directe era la Agrupacién Revolucloharia de izqüierdaS (AtU)l), era fundada cou el propésito inicial de unir a todoS lôs sëctores àntidic tatoriales en un solo frente. Sus organizadores publican Un documente en el cual, después de afirmar que "el problems de Venezuela es un vâstô pro bleraa nacional que afecta a todos los érdenes de la naCién en materias tan fundamentales como la economia, la higiene, la educacién y ël traba­ jo", que "la causa mayor de este vasto problema nacional es la pasada die tadura gomecista", pro daman que la solucién al problem à radica en una se rie de reformas realizadas en una sociedad integrada socialmente: "moder- nizacién de la agriculture", "adaptacién de las leyes intemacionales del trabajo a las condiciones de Venezuela", "el implantamiento de un régimen de efectiva justicia que sustituya a la explotacién y a la opresién del absolutisme gomecista", "crear una economia nacional moderns que sustitu­ ya al feudalismo econémico de la dictadura" y "desarrollar nuevas carrête ras y nuevas empresas" (46). Como una continuacién de la politica de pro- fundizacién de las aspiraciones democràticas, UNR, el PRP y ORVE van a u- nirse para formas el llamado Bloque de Abril (1936), a fin de orientar y movilizar la opinién publics hacia la consecucién de formulas concretas -H- [iihj- que fueran somètidas a la conslderacldn del Congreso Nacional, para su incorporacion a la legislacién venezolana. La plataforma de accién del Bloque de Abril aparecla, si se quiere, con un sentido sumamente modera- dp e n çyanto a la via escogida, aunque las reformas pedidas sin duda e- ran una revolucién politica en el contexte venezolano de aquellos aRos: enmienda a la Constitucién que permitierâ la convocatoria de unas elec- ciones générales» ley de sufragio y ley de censo electoral, elecciones municipales (4t)* En ésta dinémica, todavla plena de oscilaciones, vaivenes e, incluso, ingenuldades» el dltimo intente de actuacién uniforme y, si cabe, con- junta» pôr parte de las tendencias politicas existentes va a ser la crea­ cién del Partido Democratieo Nacional (PDN). El PDN representaba una coa- liciort de diverses grupos politicos y la pretension de aglutinar a los sectores que militaban en diverses partidos para formar un solo frente, especie de "partido énico de izquierda", capaz de combatIr exitosamente a las fuerzas tradicionales y antidemocraticas: "El PDN seré la organizacién politics que unificarâ a los vénézola­ nes interesados en la implantacién de un régimen auténticamente de- mocràtico que garantice la independencia y la libertad de nuestro pueblo (...) Luchamos por la restitucién a nuestro pueblo de su so- beranla mediante la eleccién de sus représentantes por cl sufragio universal y, como fase también inmediata, la liquidacién efectiva del gomecismo mediante el enjuiciamiento de sus cémplices més sena- ladamente responsables y la persecucién sin contemplaciones de los vicies y taras politicas que nos legara: peculado, abuso de autori- dad, favoritisme, nepotismo. Considérâmes que la libertad no puede fundamentarse sin una enérgica politica democratica de respeto a los derechos y libertades ciudadanas expresamente garantizadas por la Constitucién Nacional" (4%). El programa del Partido Democrético Nacional, representative de una eta­ pa més avanzada en el proceso de modernizacién de las fuerzas politicas, se estructuraba en cuatro categories esenciales: Transformacién del Es­ tado autocrético gomecista en Estado democrético constitucional; Recons- truccién econémica de Venezuela: reforma agraria, defense de las rique- zas naturales, mejoramiento de la clase obrera; educacién, sanidad y re­ formas legislatives; e incorporacién de los indigenes a la vida de la nacién. Dirigido por dos llderes de creciente prestigio, Rémulo Betan­ court y Jévito Villalba, el PDN en la clandestinidad -como consecuencia de la negative a su legalizacion por el gobierno de Lopez Contscras- propugnara una estrategia de desarrollo nacional auténomo desligada de patrones extranjeros y esencialmente inspireda en lac circunstancias na- - -uàclonales. A)) Pero las diversad tendeiiciad que sé inovfâti eh el sens del partido originaron diverses pugnas y tensions8 internas (los militantes comunistas terminerén por salir de la organizacién) que confluirlàn, des- pués de diversas oscjsiones, con la redaccién en 1939 de la "tesis Poli­ tica y Programa del PDN", contentivo de Un andlisis més përfilado de la situacién del pais y un conjunto de objetivos por lograr: Una reforma socio-econémica en el marco de un Estado democrético.(5̂) Èn realidad, él PDN sufriré progresivamente un proceso de decantamiento» tanto ideolégico como de liderato, quedando reducido a destacados miembros de la genera­ cién del 28, quienes, junto a la generacién de 1936 y otraS personalidà- des del mundo Intelectuai -el poeta Andrés Eloy Blanco» el nèvelista Ré mulo Gallegos-, fundarian més tarde, en 1941, el partido Accién Democré- tica (AD). En este sentido, la "Tesis Politica" del PDN pasaré a ser el antecedents més directe de la doctrine y el programa dé Accién Democrd- tica. Püedé àfirmarse que numerosos cuadros del PDN consiituyeron ël nd- cleo de lo que luego hubo de convertirse en Accién Democrdtica. (V) En abril de 1941, el Congreso eligié presidents de la Repdblica en la persona del General Isalas Medina Angarita, sucesor designado por Lé­ pez Contreras. Medina Angarita, enfrentado a la candidatura de Rémulo Gallegos -candidatura mas bien simbélica de la oposicién democrética pues la eleccién del primero era algo ya previsto dado el mecanismo em pleado-, habia sido la "raano derecha" de Lépez Contreras entre 1931 y 1935, y de 1935 a 1941, su ministre de Guerra. La cuestién sucesoria ha­ bia sido, pues, solucionada a la manera tradicional y ël continuismo pa­ recia consolidarse. No obstante, las tendencias de la sociedad venezolana a la innova- cién habian hecho acto de presencia: las aspiraciones a un cambio politi­ co iban en aumento y presionaban sobre el sistema en su conjunto. En rea- lidad, tras algunas vacilaciones, a Medina no le quedé otro remedio que "tomar el tren" del proceso de modernizacién e, incluso, estimularlo con algnnas modiflcaciones parciales. No deja de ser cierto que ... - f A - . 1 .« W J "La fuente primera -en la modemizacion politica- es el mismo liderato trsdiclonal designado forzosamente, cuyos miembros pueden %legar a la conviccién o a la necesidad de decidir que el sistëma que han heredado del pasado esté anticuado y que un .camT̂ jq dréatico, una modernizacién politica" (59). £s cierto que à partir de 1941 se va a iniciar en Venezuela una especia de "fractura del desenvolvimiento histérico decimonénico" G»), y en tal sentido bay que tomar en cuenta tanto los condicionantes ex­ ternes como la propia dinémica Interior. Por de pronto, entre los prime­ ros, hay que destacar el impacto de la segunda guerra mundial en el orden venezolano y el hecho de que los factorss exégenos de cambio comienzen a operar con acento cada vez mayor. La apertura interior en el éroblto de derechos ciudadanos e individuales y en la legalizacién de los parti- dos Accién Democrética y Comunista de Venezuela, esté sin duda en rela- ciétt dirècta coh la coyuntura bélica, la cual imponla ciertamente un sin- céinËlento en el Campo dé la democracia, a fin de fortalecerlo en su en- frentamiento con el fascisme, aunque la apertura del medinismo tuviera sus conocidos limites: la liberalizacién de la vida politica no incluiria los Àecanismos de formacién del poder politico, ya que siguieron opéran­ de los tradicionales procedimientos para la designacién del sucesor a la presidencia. Esto seré un punto clave en los acontecimiontos posteriores. Dè otra parte, la guerra ponia de relieve la intensidad de 3a relacién de dependencia que vinculaba ya a Venezuela con los Estados Unidos. La con dicién de pais productor y exportador de petréleo 3o situaba en el marco del conflicto desde sus inicios, hecho ostensible a partir de diciembre de 1941 como resultado del ataque japonés a Pearl Harbor. Y de igual ma­ nera, hacia el interior la guerra era la coyuntura para una toma de oon- ciencia, por parte de los propios venezolanos, acerca de su debilidad co­ mo pais, al ponerse en evidencia la carencia de una estructura econémica capaz de hacer frente a las consecuencias de una restricclon del comer- cio por motivos bélicos a pesar de ser- un pais tenido por rico (55). A nuestro juicio, Medina Angarita ocupa un punto intermedio en la di­ némica de modernizacién politica, una especie de punto equidistante entre el orden tradicional que ya caduca y el orden democrético que ya emerge. En este sentido, es claro que Medina intenta la creacién de un tipo de coalicién politica no necesariamente basada en la camarilla militar, aun­ que él mismo sea un general del Ejército; su apoyo social hay que buscar- lo sobre todo en la burocracia gubemamental y en elementos significados de la clase alta y media de Caracas. Hay sectores de la clase dominante I - 74 - que aceptan una flexlbllizacién del sistema pollticbi crièdéà el gomecismo, se dan cuenta que la muerte del dictador certé una etapa j Un modo despético de gobiemo imposible de continüar faltando la cabeza que lo 808tuvo y le <|iio vida. Pero al mismo tiempo, là liberallààoién que apoyan no deberé tocar la esencia de la estructura politica; se ira- taré de permltir una actividad opositora, una libertad dé ëxpreàiéù -con limites-, una organizacién de sindicàtos, etc.» que no iHq>lique là tiiodi- ficacién sustancial de los mecanismos para la toma dé dècisiones politi­ cas; en otras palabras, se estaré en preseUciâ de unâ flexibilisàcîén dentro del sistema politico que se viene arrastrando, pero que no llega a transformarse en otro completamente abierto y permisivo, que intégré a todos los agentes e instaure el libre juego en elecciones competitivas I .Médina intenta, en principio, orientar su accién politica con at is bos de nacionalismo y progresividad. Asi, pretende aumentar la participa Cién del gobierno en los beneficios del petréleo y dé hecho la reforma p trolera de 1943 ténia este como uno de sus objetivos, junto a un mayor control por parte del Estado de la industria petrolera* Sé proponé dar impulso a las obras pûblicas de infràestructura en Carréteras y puertos se esfuerza por un mayor control de las importaciones mediante una tarif protectora. La creacién, en 1944, de la Junta de Desarrollo de la Droduc cién Nacional represents en este sentido el comienzo de Un ésfuerzo por ̂ coordinar un proceso industrializador nacional. También se intenta una legislacién agraria que culmina con un texto en septiembre de 1945 y so­ bre el que se ha dicho que era "un esfuerzo Ipico entre las majores in- tenciones por una parte y la mas decidida resistenciâ por otra" (5*p. La ley agraria en efecto no daba derecho al agricultor a participar en la direccién de la reforma y el procedimiento expropiatorio estaba lleno d numerosos obstéculos (Ç>). En el érea educativa, un ligero aumento se produce en el presupue to de la misma, que es ya del 7,3)6. Los programas a realizar Inclufan c tros escolaros y la iniciacién de la Ciudad Universitaria de Caracas, j to a raodificaciones en algunas escuelas superiores, a la vez que se dab comienzo a un programa de alfabetizacién con un proyecto piloto para 5. personas que se extenderia a otras 15.000, a todas luces insuficiente p ra el grado de analfabetismo existente, calculado en més de un setenta por riento de la poblacién. Mas aun, se daba el caso de que, aunque el presupuesto educacional llegé a ser el siete por ciento del total, sélo un très por ciento estaba destinado a las éreas rurales, donde preciea- mente vivia la gran raayoria de la poblacién venezolana. En materia de -75- [ w ] salud y vivienda, el gobierno medinista inicio programas de construccidn de eluacas y acueductos y proyectos de drenaje en regiones infectadae; campaflas especlficas sobre malaria, anquilostomiasis, tuberculosis y le- fiiraV la t^sa de mort alidad bajd levemente, de 16,4 en 1941 a 19#3 eft 1945 y la mortalidad infantil registré un descenso de un 22)6, aun­ que pemanecla siendo alta (S^)» Red Idas todas que, en con junto, indican ya el atisbo germinal de la participacién del Estado en la vida econémi­ ca y social. Eero el problema clave, en el nivel politico, se sitda en la cues­ tién de la reforma electoral y la tendencia de Medina en este aspects fue sin duda la preservacién de la élite tradicional a costa de conce- siones "razonables" a los sectores emergentes. La tlmida liberalizacién •éspttèèta de relieve con la Reforma constitucional de 1945. La modifica- cién del texto fundamental de mayo de ése adlo sigue muy de cerca el mode- io de la Constitucién de 1936: si bien traduce el Impacto producido en el sistema politico venezolamo por las nuevas condiciones econémico-sociailes y las demandas politicas de la poblacién, estas pretenden ser satisfecbas mediants significativas limltaciones. Aparece un cierto grado de control y planificacién de la economia del pals, aumenténdose las facultades del poder federal en cuanto a leyes de trabajo y previsién social, legisla- cion agraria, expropiacién por causa de utilidad pûblica y social y admi- nistracion de justicia. Se establece que el poder federal "puede dictar en circunstancias extraordinarias las medidas econémicas que fueren nece- sarias para raclonalizar y regular la produccién, circulacion y consume de rlqueza" (5t). A la eliminacién de la anterior prohibicién de las ac- tividades comunistas y anarquistas, hay que agregar la introduccién del sufragio femenino, pero limitado éste exclusivamente a las elecciones municipales; el derecho de sufragio general sigue atribuido a los véné­ zolanes varones, mayores de veintiun aRos y que sepan leer y escribir, conservéndose la forma de eleccién del Présidente de la Repdblica: dentro de los primeros quince dias de cada période constitucional, las Camaras reUnidas en Congreso, elegirân presidents de los Estados Unidos de Vene­ zuela (51). Con razén afirma H.S. Howard que "la intencion de Medina al exten­ der el poder no era el de realizar una compléta reforma electoral, sino mas bien la de poner el poder en manos de su partido, el Partido Democré­ tico Venezolano. Su legislacién y alianza con los comunistas fue realiza- da probablemente para crear una muralla contra la amenaza mas inmediata de Accién Democrética, mas que para mejorar efectivamente la posicién - 7 6 ' de la clase trabaj adora" (54)* En efecto, el preéldeuté Medlnfe fimdaba un partido desde arriba, artificioso y progubernamental» èl Partido Democré tico Venezolano (PDV), de cardoter eminentemente coyüntural y formado ce el fin de contrelar :j.a maquinaria electoral y comiciàl y darle asi una apariencia més democratica al sistema. Dé otro lado, là convergência en­ tre el medinismo y los comunistas vénézolanes llegaba incluso a una àli za para las elecciones municipales que pronto devine, més que un acuerdd local, en una colaboracién jnterpartidista entre el PDV y el PCV. En es­ te sentido, dice R. Escovar Salom que "Un anélisis politico de esta époc révéla con facilidad que esa experiencia le hlzo daHo a 1ns dos: al go­ bierno de Medina, porque lo débilité con las fuerzas armadas y los grupo que tradicionalmente apoyaban el status quo en Venezuela; y al Eartido r̂,;;>t<-(joitfunista, porque esa téctica no era asimilada con fàcilidad por las ma- sas dé entonces, fund amen t aiment é antigubernamentaleè" ( i f i ) , Perù no sold porque las masas fuesen simplemente antigubernamentales, sino porqüê, co hemos insistido, la politica libéralisante del medinismo déjaba las deffl das politicas de la época -sufragio universal, democtaclâ represéntatlv transformacién social y econémica- completamente insatlsfechas. Al PCV le falté sin duda amplia perspectiva histérica y no ôomprèndié que la di némica generada en el seno de la sociedad venezolana iba a desbordaX* ré-» pidamente los esquemas en juego, ello sin olvidar las directrices sovié cas de la coyuntura: los comunistas vénézolanes -bajo el lema de "con M dina contra la reaccién"- seguian la politica del Komintérn, sintetizad en impulser a todos los partidos de Latinoamerica a Unà alianza con rég menes parcialmente democréticos para formar un frenté antifascista en v ta del contexte bélico. Ocurrio aqui algo que ha sucedido con frecuenci a los partidos comunistas latinoamericanos: la prlmacia de los dictémen del centro de poder exterior soviético sobre el anélisis de las respect vas realidades nacionales. Mientras tanto, en estas circunstancias la oposicién al régimen q daba protagonizada casi en solitario por el partido Accién Dem crética, que iniciaba un Intento de vertebracién y articulaclén a escal nacional, ganando progresivamente adeptes en la opinién pûblica, y que llevarfa a erigirse en el primer partido politico moderno y de masas de la historia politica venezolana contemporénea. Al mismo tiempo, la opo cién accionderaocratista esencialmente atacaba la contradictoria politl medinista y sus ambiguës resultados. Después de todo, tal vez por exce de una prudencia bien calculada, Medina no pasé de ser un reformador d liderazgo tradicional. Citando a C.E. Black, cabe reconocer que ... M "... este tipo de reformador esté pocas veces preparado para realizar plenaaente su labor, porque més temprano o mas tarde viene a darse cuen­ ta que se esté reforraando a si mismo, a su familia y a sus amigos, qui- téndoles la posicién;que han tenido tradicionalmente, y poniendo en mar­ cha tin proceso que esté destinado a minar la base de csa posicién. Esas reformas, aunque con frecuencia tienen efectos perdurables, suelen ser de un carécter limitado, protector, defensivo, patricio" (64). Resultaria clàro muy pronto que el roi de la reforma politica y social iba a ser de- sempeHado por el partido opositor, Accién Democrética. Pero para ello iba a aer necesario romper abruptamente con el pasado. (VI) ' / El llamado "Trienio Adeco" (1945-1948) se présenta definitivamentc como el momento de ruptura con el viejo orden politico tradicional. La crisia de Iste es un hecho cierto y constatable, hasta el punto de que la énica manera que hallarén los elementos tradicionales para oponerse al cambio politico y social seré el expediente usado frecuentemente en esta parte del mundo: el golpe militar. En efecto, "bajo el impacto de la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo a partir de 1943-1944, comenzé a cristalizar en el pais una situa- cion caracterizada por la aparicién de nuevas formas de accién politica y social ..., y por la adopcién y los conatos de implantacién de medidas* de orden socio-econémico y politico que respondian al cuadro universal de lucha contra el fascisme, Aunque predorainaban los factores exégenos de cambio, (...), resultaban estimulados considerablemente los incipien- tes factores internos de cambio, y debilitados los apoyos del status quo ..."(62/). El movimiento civlco-militar de 18 de octubre de 1945, resul­ tado de un acuerdo entre la oficialidad joven media del Ejército y el partido Accién Democrética dirigido por Rémulo Betancourt, iba a tener un profundo eco en todos los érobitos de la sociedad. Su inesperada irrupcién venia a poner término a la polémica existente sobre el modo de desenvol­ vimiento de la vida politica del pais, entre la continuidad evolutiva o el cambio acelerado. Las expectativas vinieron a justiflcarse por la e- xistencia, en el seno de la sociedad venezolana, de un poderoso factor de cambio en estado potencial, cual era el del excedente de poder adqui- -H- l*t* -sitivo aciunolado como consecuencia del incremenio de la produccién pe­ trolera exigido por la guerra, del casi total cese del comerbio interna­ cional y de la escasez reinante en el pais durante uno s cuatro aRos (63). Aparté de factojres més ininediatos, lo cierto es que entre 1945 y 1948, la sociedad venezolana se va a enfrascar de lleno en la préctica de la democracia representative por primera vez en el siglo XX: la pro­ funda politizacidn del pais no dejaré fuera sector ni instltucién algu­ na. La Junta Revolucionaria de Gobiemo (1945), bajo la presidencia de R. Betancourt, iba a conducir a la eleccién de una Asamblea Nacional Constituyente (1946) que redactaria una nueva Constitucién de hondo sen­ tido democrético y social en 1947. Los comicios celebrados en Ise mismo afio para elegir presidents de la Republics y Cémaras legislativas de a- GuerdO a las nuevas normas, darian como resultado el triunfo de Accién Democrética y de su candidate el escritbr Rémulo Gallegos* Durante aque llos très àfios, la politica, popularizada hasta limites no conocidos, parecia quedar definitivamente sustraida al juègo excluôivista de res- tringidas camarillas y convertida en una actividad de masaS* En este sentido, el trienio 1945-1948 manifeetaria un enfoque cualitativamentè distinto en materia de democracia, reforma y desarrollo» asi como tambi en casi todas las cuestlones capitales. Para 1945, en opinién de muchos se fue haciendo évidente que las timidas reformas de la administracién de Medina funcionaban a un ritmo que parecia deliberadamente lento. Los âcontecimientos que dieron lugar ala convergencia civico-militar de octubre de ése afio indicaron que la liberalizacién medinista habia llegado a sus propios limites, insuficie te ya para contener un proceso geStado hacia varios afios, cuando en 193 aparecieron nuevos sectores sociales y politicos emergentes. La alianza entre la oficiaJ.idad joven del Ejército y el partido Accién Democrética mostraba que, ademés del descontento militar por la situacién, al menos en aquél momento y con distintas raotivaciones, la balanza se inclinaba, en el seno de los sectores medios.de la instltucién militar, a favor d cambio. Y en efecto, la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Betancourt integraba -ademés de significados miembros de AD- a dos mil tares, uno de los cuales era el coronél Mario Vargas, de reconocida fi- liacion democrética. La Junta se orienta a un cambio radical en lo politico y a una p fundizacién de la reforma en lo social. La nosicién politica de Betanc a p̂rincipios de los afios treinta, manîfestaba gradualmente la repercu de las ideas marxistas, tanto en lo referente a la propledad como a la Indudablemente, sus experlenclas en Venezuela y Costa Rica le Mseflaron la necesidad de edificar una base politico-social con qui combatir el.orden existente. Pero desde el comienzo podlan detectarse p v U itù a en los que Betancourt disentia de los marxistas vénézolanes exi­ liados o residenciadoB principalmente en Mexico, rechazando lo que consl- deraba tdcticas de "ultraizquierda" de un partido exclusivamente proleta- rlo que estimaba inadecuadas para Venezuela. la téctica de frente unido (obreros manuales, maestros de escuela, estudiantes, pequeRos burgueses, intelectuales divorciados de su clase, artesanos, campesinos), parecia, a su juicio, ser més capaz de conseguir adeptos. Las disensiones con los marxistas "puros" existian también en materia programétlca: més que sub- rayar sélo un programa soclalista, preferia Betancourt la adopcién de un MSnfoqiië dual: Un programa méximo o a largo plazo y un programa minimo o à corto plazo, destinado a satisfacer los anhelos de libertad de las ma- Saë en favor de reformas électorales democréticas y mejoramientos inmedia- tos de B U S condiciones de trabajo, es decir, un programa réformiste. En este orden de ideas, afirmaba el trabajo politico como un duro proceso de educacién de las masas, cuyas técticas y lenguaje debian adaptarse a la Circunstancia y realidad de Venezuela. El proletarlado de los campos de petréleo era sélo una pequefia proporcién de la fuerza laboral total; de ahi que los esquemas de la revolucién proletaria le parecieran imposibles aun en termines puramente marxistas. Previo a la transformacién nacional, era necesario "un movimiento dirigido contra la entumecida conciencla politica ..."(64); en otras palabras, despertar nrlmero a las masas y lue­ go procéder a impulsar sus condiciones de vida. (65) Lo cierto es que para 1936, Betancourt habia escogido la reforma como solucién permanente y se Lallaba ya envuelto en lo que iba a ser u- na constante rivalidad con los comunistas. Una vez rechazado el concepto de partido de una sola clase, Betancourt, con la creacién de Organizacién Venezolana (ORVE), prefiguraba ya lo que a partir de 1941, con la funda- cién de Accién Democrética (AD) iba a ser el tan traldo y llevado poli- clasismo, como un intento de abarcar virtualmente a todos los estratos de la sociedad, excepto los mil!tares tradicionales, los latifundistas y la burguesia proimperialista, si bien es cierto que poniendo el énfasis policlasista en los sectores populares: la naciente clase obrera y cl campesinado. El partido, "no tan timido como los libérales cléslcos, no tan radical como los comunistas"(66), subrayarla un carécter civil, social y democrético. Tendriamos, en sintesis, una organizacién politica homolo- gable con los esquemas del radicalisme social-deraécrata (6>), -h- i4Mj Èl reformlsmo nacionalista iba a éxpresarse en multliud de medidas, todas ellaa de gran alcance social, econémico y politico» Asî, la Junta nèvolucionaria ! _ 2 justificaba la determina- clén toraada el 18 dej octubre. En un mensaje a la nacién» Betancourt afif- maba que, "El respaldo fervoroso dado por el pueblo a la revolucién, la légi­ tima. El desmoronamiento del régimen en el curso de escasas horas» révéla cémo estaban minadas sus based y cémo careclà de asideros en la opinién. Pero oportuno es el momento para decir qüe là valerosa y fervorosa Unién Patrlétlca Militar y la diredcién dél Partido del Pueblo, Accién Democrética, acordadas e identlficadas en sus final^ dades révolueionarias desde hacia varios meses, prefirieron siempr¥ la férmula evolutiva. El pais sabe cuéntas fueron lad broposicioUès conciliatorias què se formularon al gobiemo de Medina Angarita, de- ' puesto por Ejército y Pueblo unidos el 18 de octubre» para que se realizara una consulta electoral idénea a la ciudadanla. El régimën» Imbuido de orgullo deraoniaco y resuelto a mantenèr a todo trance u- na situacién que le permitia a sus més destacados persbnéros enrl- quecerse ilicitamente y traflcar con el patrimonlo colectlvo, desb- yé ese llamado de la opinion democrética. Y el pals sè vlé al borde de la guerra civil, prolongeda y cruenta» entre las dos facciones personalistas, animadas por idénticos objetivos antinacionales, y jefaturadas, respectivamente, por los générales Medina Angarita y Lépez Contreras. La respuesta del pueblo soberano, la réplica aira- da de Venezuela a quienes persistian considerarla feudo suyo » ». » fue la eliminacién definitive de ese régimen, de là vida politica de la Nacién. El procedimiento extremo a què se apelâra, fue provo­ cado por quienes se negaron obstinadamente a abrir los càUceS del sufragio libre, para que por ellos discurriera el vehemente anhelo de los venezolanos de ejercitar su soberanla eligiendo directamente a sus gobernantes" feS). Y desde el primer momento la Junta procedié, entre varias medidas, a exigir contribuciones a los monopolies petroleros con el fin de inten­ ter asegurar para el Estado el cincuenta por ciento (50)é) de los bénéfi­ ciés del petréleo, a la vez que apoyaba a los sindicàtos petroleros, re- conociéndolos y aprobando aumentos sustanciales para sus trabajadores en salaries y otros bénéficiés a expenses de las compafilae. Se reducla el precio del gas y del petréleo para use interne y se aumentaban gradual­ mente las refineries del oro negro en territorio venezolano, acordéndose la politica de no mas concesiones. Por lo mismo, se produjo un enorme au­ mento de los ingresos guberiiamentales, que llegaron en 1948 a ser el do- ble de todo el ingreso percibido por el gobierno durante los ultimos a- fios de Medina. Al mismo tiempo se iban toraando decisiones referentes al desarrollo industrial. Se insistla en la industrie pesada como érea vita]., asi como -S(- [•aeij eft 1ft necesidad de una planificacién de la economia. En el sector de la industria pesada, se crefa que ésta contribuirIa vitalmente a aumentar la tasa de creclmiento en el future ya que, por lo demés, Venezuela se halla- ba en posesién de ingentes recursos de hierro y minas a cielo abierto. La Junta comenzé en este sentido un proyecto conjunto -no realizado ya que no habfan terminado los estudios cuando se produjo el derrocamiento del gobierno constitucional de Rémulo Gallegos- sobre las cataratas del Rio Caronl, en Guayana, que debla incluir una planta ellctrica para una capa- cidad final de 200.000 kilovatios, una fdbrica nacional de acero y una fâ- brica de aluminio. Pero el criterio central, tanto de la Junta como de la posterior y muy corta administracién de Rémulo Gallegos, iba a ser la utilizacién del ingreso petrolero como palanca para el desarrollo cconé- ttiCO'dél pals. Para el gobierno, aparecié como de primera importancia la formulacién de un amplio programa infraestructural, especie de plan racio- Àal y cômpfehsivo mediante dos esquemas que fueron el Plan de Vialidad do 1947 y el Plan de electrificacién. Bajo Gallegos se extendié el esquema hacia un vasto plan de comunicaciones que inclula un complete sistema de telefonos, radioteléfones y telégrafos. En materia agricole, la Junta insistié en mejoras técfticas y de las condiciones de trabajo, pero no en una modlficacién sustancial del siste­ ma de propiedad latifundista. Sin embargo, la postergacién de la reforma agraria no excluyé un importante programa para organizar comunidades agrl- colas» segûn el cual la Corporacion Venezolana de Fomente colaborarla con el Institute de Inmigracién y Colonizacién en la fundacién de comunidades mixtas agrarias entre venezolanos e inmigrantes recién llegados. Para no- viembre de 1948, habia catorce (14) comunidades de este tipo, sobre una superficie de 33.000 hectareas en once (11) estados. Ademés, se estudiaba la posibilidad de crear cooperativas agricoles en zonas indlgenas, junto a centres educacionales a fin de introducir en la vida nacional a una po­ blacién cifrada en unas 111.000 personas. Hay que senalar que dichas comu­ nidades, en régimen de trabajo semicolectivo, presentaron un aumento de la produccién que en algunos casos fué significative, con repercusiones en materia de cambio social de la mentalidad rural (0 ) ) . También, el pe­ quefio campesino comenzé a recibir crédites del Banco Agrlcola y Pecuario. El incremento de los pequefios agricultores que participaron en esos cré­ dites fue notable si tomamos en cuenta tan corto période de tiempo. En 1945, uno8 1.146 reciblan 33,8 millones de bollvares; para 1948, se cons- tataban uno s 81.093 con un total de crédites por valor de 96,4 mill.Bs. En materia de salud, con la Junta revolucionaria el enorme incremêft- td cuantitativo en gastos sanitarios traducla también ürt ôalto cualitatl- VOi No sélo se triplicaba el presupuesto sanitario -calculàdo en un 26 por dlento del total, si,sumamos sanidad, beneficeàoia y obfàé péblicàs en hos pitales- sino que las mayores disponibilidades permitieroii àl gobiemo àcciondemocratista concentrarse en las necesidades sanltàrlas del pafë à Una escala sin précédantes y asi, se registraron notables mejoras respecte à la malaria, asistencia médica a las zonas rurales, educacién sanitérià y control de enfermedades infecciosas. En igual sentido. Si prësupüésto educacional era otro ejemplo de cambio cualitativo mediante considerables inversiones de los ingresos provenientes del petréleo* El programs de al- iabetizacion de adultes signified, por ejemplo, un palpable progreso res­ pecte al pasado: si en 1944 el gobiemo medinista hàbla de S t inado 56,000 bolivares _a un proyecto piloto que berteficiaba a 600 personas; ed 1945-45 se gastàron 260,000 bolivares y 250 maestros ènsefiaron dè hecho â 15*000 personas. La campafia més intensa comenzé en 1947, cùandd Se âlfabetizd à més de 41.000 personas; en 1948, con un presUpuésto de 5,17*/*810 bolivares, era probable una alfabetizacién entre 3l y 37 mil persohas, ÀutdnticâS "legiones alfabetizadoras" eran utilizedas èn los programas y campafiaé y la falta de maestros se obviaba con estudiantes y jévenès. Existia un pr^ cedente cercano en la campafîa alfabetizadora mexicana de 194E, bajo el po pular lema de "cada uno ensefia a otro"(lO* Sin embargo, la contrataeién de maestros de escuela ascendia de 1.200 en 1945 a 4*500 eh 1948. Las es­ cuelas secundarias registraban un avance de 29 a 47 liceoS, y de 11.500 a 22.000 estudiantes; los estudiantes tmiversitarios pasaban dè 2.940 a 61.000 Qt), Por otra parte, la politica laboral se orienté en un dôble frentej dar estimulos a la formacion de una burguesia industrial que ya habia co- menzado su proceso de desarrollo, y apoyar las mejoras de salaries, bene­ ficios y condiciones de vida de los trabajadores. El incremento del poder de compra de los trabajadores estaria en relacién directa con el avance del proceso industrial : dentro del esquema reformista se trataba de dar al factor trabajo el lugar que se le habia negado en el Estado èligérqui- co. El apoyo al movimiento sindical fue practicamente automético, cuestién que iba a reconocer la Constitucién de 1947 mediante garantlas especlfi­ cas, taies como la huelga, pensiones, vacaciones pagadas, seguros de en- fermedad, inderanizaciones por despido y participacién en los beneficios. A su vez, la multlplicacién de los sindicàtos se reflejaba en el hecho de que en noviembre de 1948 habia registrados 1.014 en el nuevo Ministerio - 8 5 - ; • de Trabajo. La contrataeién colectiva pasaba a ser la férmula del trie­ nio î 227 en 1946; 483 en 1948 (T*). Que daba claro que octubre de 1945 iba a ser la fecha a partir de la cual se iniciaré el auge y encuadramiento âlnâical del movimiejlto obrero en Venezuela. Después de las luchas por la hegeiBonla en el movimiento obrero, entre el Partido Comunista y Accién - Democrética, la cuestién iba a resolverse a favor del segundo: la connti- tucién, en 1947$ de la Confederacién de Trabajadores de Venezuela (CTV) con un Cbmité ejecutivo integrado por siete miembros, todos ellos afilia- dos a AD (H)* Desdé el pimto de vista del proceso constituyente, la Junta lo ini- cié formalmente en marzo de 1946 con la promulgacion de un Estatuto para la eleccién de représentantes a una Asamblea Nacional Constituyente, acom- paRade de un decreto sobre garantlas ciudadanas. El Estatuto instauraba ël sufragio femenino en igualdad de condiciones que el masculino, al mis­ mo tiempo que este derecho se ampliabaa los analfabetos. Las elecciones para la Asamblea, verificadas el 27 de octubre de 1946, dieron como re­ sultado un triunfo aplastante del partido Accién Democratica. Participa­ ron distintas formaciones politicas: el Partido Comunista (ya publico con 8ü correépondiente denominacién), Unién Republicans Democrética (URD), ba­ jo el liderazgo dé Jévito Villalba y el partido COPEI (social-cristiano) encabezado por Rafael Caldera y otros dirigentes egresados de los institu­ tes catélicos privados, ademés de otros grupos de pequena importancia. De un total de 160 diputados, AD obtuvo 137î Copei, 19; URD, 2, y el PCV, 2 diputados. La votacién popular se distribuyé en un 78,439̂ para AD; 13,2296 para Copei; 4,26)6 para URD y 3,62)6 para el PCV (7s). En julio de 1947 se aprobaba el nuevo texto constitucional, uno de los més complètes de la historia constitucional venezolana y que al mismo tiempo significaba una ruptura con todo el pasado constitucional més re­ ciente, por sus Claras innovaciones y la incorporacién de las demandas politicas tan discutidas en los anos posteriores a la muerte de Gémez. Aspiraciones de justicia social y gobierno democrético eran enunciadas en su Declaracién preliminar: "La Nacién venezolana proclama como razén primordial de su existencia la libertad espiritual, politica y econémica del hombre, asentada en la dignidad humana, la justicia social y la equi- tativa participacién de todo el pueblo en el disfrute de la riqueza nacio nal (...) La sustentacién de la democracia como ûnio e irrenunciable sis tema de gobierno ... y la colaboracién pacifica en el designio de auspi- ciar ese mismo sistema en el gobierno y relaciones de todos los pueblos de la tierra. La nacién venezolana répudia la guerra, la conquista y -84- ël àbuso del poderio econémico como inetrumentos de poliiicà internécio- Ôàl El texto, de 253 articulos y 19 diaposiciones traneitorias, es sin du­ da mas logico, técni^o y moderno que el de ànteriores precedenceë. La èntt- meracién de los derechos individuales es la tradicional dé. otras cohstitü- ciones, aunque agregandose el derecho de asilo por motivbs politicos (art. 33)» En los articulos 38, 39 y 40 se establece enféticamehtè là separa- cién de la Iglesia y el Estado y se prevee la posibilidad dé ün Ooncbrda- to entre ambas entidades. El Estado se propone la proteccién de la fami­ lia, la matemidad y el nifio; establece el patrimonio familiar inèmbàrgà- ble y pretende eliminar las causas sociales de la prostituciéû (arts* 47» 49, 48 y 50). El Estado también establecerd progresivamente ürt sisteia de seguridad social y fomentarâ la construcclén de viviendaé baratas (art, 52), La educacién "seré orientada a lograr el dèsarrolld éTmonioso de la personalidad humana, a formar ciudadanos aptos para la Vidà y parà él é- jercicio de la democracia, a fomentar la cUltUra de la naêldn y à desarro­ llar el espiritu de solidaridad humana" (art.54), La iriiciatiVa privada en materia educacional recibira el estimuld del Estado sièmpre que ést^ de acuerdo con los principios constitucionales y se deélatà la riqueza histérico-artistica del pals bajo control y salvaguardiâ del Estado (arts. 56 y 59). Los derechos del trabajador son ampliados en relacion à ànteriores lè- gislacionest jornada de 8 horas, salarie minimo y regulacién del trabajo de mujeres y menores, vacaciones anuales remuneradas, indeninizacién y preaviso en caso de despido, derecho de huelga» participacién en los bé­ néficiés de la empresa, etcetera (art.63). Se reconoce el derecho de pro­ piedad, con las limltaciones de la utilidad pûblica o el interés general (art. 65). Se asienta el principle del reparto progresivo y proporcional de los Impuestos de acuerdo a la capacidad econémica de les contribuyèn- tes (art.232). Se réitéra el carécter universal -masculine y femenino- del sufragio para los mayores de 19 afios, sepan o no leer y escribir. El poder pûblico es Municipal, de los Estados y Nacional, y éste ûltimo se divide en Legislative, Ejecutivo y Judicial. El texto régula también lo referente a funcionarios pûblicos, partidos politicos -con proteccién a los partidos minoritarios- y Fuerzas Armadas. El Munieipio es auténomo y su érgano superior, el Concejo Municipal, es elegido por sufragio uni­ versal, directe y secreto. La denominacién "Estados Unidos de Venezuela" sufre un vaciamiento de contenldo: las Asambleas Legislativas estatales son elegIdas por sufragio universal, directe y secreto, pero la corapeten- - i s - l-esf] -cia dé los Estados se reduce drésticamente. Los Estados no tienen adrai- nistracidn de justicia independiente de la nacional y su gobernador, re­ présentante del poder ejecutivo estatal, "es el agente del Poder nacional en el respective Estpdo" (art.134), siendo de libre eleccion y remocidn por el presidents de la Republica. A su vez, el poder nacional puede te­ ner èn los Estados los funcionarios civiles y militaros que requiera; el 25 por ciento de los ingresos por rentas del Pisco nacional serân entre- gados como situado a los Estados, Distrito Federal y Territories Fédéra­ les» y de ellos, el 20 por ciento serâ cedido a su vez a los municipios. Queda claro que en la Constitucién de 1947 el poder nacional se convier- te en la fuente bâsica de los ingresos de los Estados y Municipios, orien- tando y controlando sus fendos, sujetos a la supervisién de la Contralo- rt>wria General de la Nacién (arts. 123, 238 y 247). En consecuencia, hay un paralëlismo évidente entre el crecimiento del Estado como principal agente econémico y el papel asignado a éste en el texto constltucJonal. Finalmenté, ei Législative nacional se organisa en Câmara de Diputa­ dos y Cdmara de Senadores, cuya eleccién para ambos es directa, previéndo- se la representacién de las minorfas en ambas câmaras; los primeros en ra- één de uho por cada 40.000 habitantes, y los segundos en dos por cada Es­ tado y Distrito Federal, que por primera vez esté representado en la Câ­ mara alta. Una Comisién Permanente del Congreso Nacional funcionarâ mien­ tras éste no se encuentre reunido, elegida anualmente y formada por el , présidante y vicepresidente del Congreso, y 21 miembros del mismo elegi­ dos por éste en representacién de las minorfas. El présidante de la Repu­ blics es elegido por cinco afios mediante sufragio universal, directe y se­ creto y no reelegible para el période constitucional inmediato (arts.192 y 193). El poder judicial reside en la Corte Suprema de Justicia y sus ma- gistrados son elegidos por el Congreso nacional, encomendândosele, entre otras funciones, la del control de la constitucionalidad de las leyes. Por ültimo, la fiscalizacién de los ingresos y gastos publicos es compe- teucia del Contralor General de la Nacién, cargo elegido también por el Congreso (art. 244) (7f). La importancia de la Constitucién del 47 era puesta de relieve en el discurso pronunciado por Rémulo Betancourt en el acto de su promul- gacién: "Esta Constitucién que hoy se promulga consagra avanzados principios del moderno Derecho Publico. Devuelve al pueblo, definitivamente, su inalienable derecho a elegir por voto directo, universal y secreto. al Présidente die la Repdblica y a todos los organlsinbe deliberarttê# del Estado, desde les Concejos Municipales hastà él Congreso dé la Republlca. Pija pautas que haràn ya imposible el ilfcito trâfiOo con el erario pûblico y erradica ya para siempre del organismo es- tatal la secular lacra del peculado, Nacionaliza la Justicia y a- bre la posibilidad cierta de moralizacion de la judicature* (...) Inserta una carta del trabajo, moderno decâlogo dé los dereOhos de la clase més revolucionaria y coherente qüe le ha hacido à la socie­ dad, explicita aceptacién del hecho sociolégico de qüe la Venezuela de hoy y de maJRana trajinaré rut as de progresiva superacién en la medida en que se haga justicia social a sus forjadores més califl- cados! los obreros del pensamiento y del mûsculo. Ratificando el respeto a la propiedad privada, relacién de derecho sobre la cUal sè afirma la estructura econémica nacional, limita y condiciona sü ejercicio, de acuerdo con el pensamiento que informa la legislacién contemporanea, hija légitima del clima revolucionario qüe satura nuestro tiempo (...) Précisa y define la alta, indelegable funcién de las Fuerzas Armadas, organismes técnicoè, apoliticos y no deli- . berantes, centinëlas alertas en las fronteras de la Patria, insti- tucién al servicio de la paz y del orden pûblico, substraida ya pa­ ra siempre al juego de las combinaciohes politicas y al imperio de- primentë de jefes autocréticos.(...) Provldencias dè éstlmulo â la produccién y de defense nacionalIsta de nuestra economia; normas nuevas en educacién; derechos del nifio; incorporacién définitiva dè la mujer a la vida politica de la Nacién. Y junto con ésos y otrès principios de altisimo contenldo democrético» preclsaméntè para ha­ cer posible su vigencia, la Constitucién que hôy se promulga esti- pula férmulas para la defensa del Estado nuevo que ha de surgir cuando élla régulé la vida politica, econémica y social del pais"(f»). No obstante, el- proceso reformists se manîfestaba altamente con- flictivo. Lo demostraba el carécter de la campafia presidenclal de 1947» en la que los poderes conservadores tradicionales reaccionaban con fuerza an­ te la amplia serie de reformas de la Junta revolucionaria. Esta habia pro­ movido una serie de juicios por peculado y corrupcién contra sus predece- sores, lo cual movilizé a los sectores tradicionales, que, en xepresalia, intentaron pasar a la conspiracién y el golpe. La campafia de Rémulo Galle­ gos, postulado por Accién Democrética, tal vez en previsién de lo que pu- diera ocurrir con el proceso democrético, se orienté -sin divorciarse de la Junta y de la necesidad de reformas- hacia ideas de concordla, respon- sabilidad civica y paz social. Ello no excluia la oposicién fanética de algunos grupos catélicos que apoyaban a Rafael Caldera, lider del partido social-cristiano Copei. Para estos grupos, el votar por Gallegos era nada menos que un pecado y Accién Democrética aparecia como el enemigo de la Iglesia junto a los socialistes y a los ateos (î̂). A las elecciones para Presidents de la Repûblica (periodo 1948-1953), celebradas el 14 de diciembre de 1947, concurrleron très partidos politi­ cos: AD (con Gallegos), Copei (con la candidatura de Rafael Caldera) y el Partido Comunista (PCV) con Gustavo Machado. Pe un total de votos de 1.172.543 (emitidos), Gallegos obtuvo 871.752; Caldera, 262.204, y Macha­ do, 38,587 votos. Asimisino, en term inos aproximados, AD obtenia 38 sena deres y 83 diputados| Copei, 8 sSnadores y 20 diputados; Unidn Republica- na Democrética (que no presentaba candidat© a la presidencia), 2 y 8, res­ pectivamente; y el PCV, 2 y 6, respectivamente. (9®) la victoria de Gallegos y de AD èn las urnas era, pues, considerablemente holgada y el proceso e- lecioral se habia signifieado como el més democrético del pals tal vez en toda su historia. El triunfo de Gallegos podla ser considerado, de otra parte, como la identificacién de las mayorlas populares -hasta entonces marginadas de toda participacién politics- con el proceso reformista en curso. V -Porb el desarrollo del proceso reformista iba generando progresiva­ mente la oposicion de los elementos més récalcitrantes e intransigentes de la élite tradicional, y precisamente la reforma educativa se convirtié en uno de los aspectos de més alta conflictlvldad. Si el proceso general era ya cuestionado desde el momento en que se inicio, la nueva legislacién en materia educacional concentré los més enconados debates de aquél pério­ de; el sélo intento de reformer el sistema tradicional de ensefianza chocé frontalmente con la oposicién de los sectores eclesiésticos, cuya influen­ cia sobre la escuela era notable. La Junta de Gobierno, con el fainoso de­ creto 321 (mayo de 1946), habia querido regular lo relativo a calificacio- nes, promociones y exémenes en todas las escuelas, incluyendo las privadas o de la Iglesia u érdenes religiosas en su mayoria. La reaccién del parti­ do social-cristiano Copei, de orientacién confesional-catélica, se mani­ festé plenamente en los roovidos debates de la Asamblea Constituyente por boca de uno de sus représentantes, el diputado Barrios Mora: "Desde el punto de vista catolico debo declarer aqui que el Decreto 321 tiene una fundamentacion que no puede de ninguna manera encajar en la doctrlna ca- télica ... es una concepcion soclalista, extremadamente socialists o co­ rn unista, que nosotros no podemos admitir. La doctrine catélica nunca ha podido reconocer, porque no es justo, el derecho que se pretende ariogar el Estado de orientar la educacién de un pais, porque eso séria ir contra el derecho natural de los padres de familia, e ir también contra el dere­ cho sobrenatural de la Iglesia y contra el derecho de todas aquellas so- ciedades que quieran ejercer su libertad y su derecho a la educacién en su Patria" 01). De otro lado, en la nueva ley de educacién toda la ensefianza queda- ba sujeta a la inspeccién estatal, bajo la autoridad del minlstro de [ m i Édücaci«5n, con la facultad de crear y administrar los estâWêclftleiifoâ educaclonaleg oficiales, fl jar la validez legal de los estudios*̂ y vigi- lar la formacidn de la ensenanza nacional; se estipulaba también que la enseflanza en los estpbleclmientos oficiales» como en los privàdos qtte aspiraban a tener una validez legal, deberia estar regida per planés y programas dictados por el drgano ministerial. En ninguna escuela se per- mitirian doctrines antidemocrdticas ni antagonismes religiososj sé li­ mit aba a la Iglesia, en concrete a los jesuitas (la mayor parte de elles extranjeros), en la disposicion que afirmaba la ensenanza de la geogra- fla, historia, educacldn civica y otras materias directamenie relaciona- das con el medlo vénézolans, como asignaturas a ser impârtidas por véné­ zolanes de nacimiento. En fin, la enseflanza religlosa (idase religidn •eatdllca) se administraria a los niflos cuyos padres asi lo exigièsen» y no al contrario. Luis Beltrân Prieto» ministre de Educacldn del gobierno de Gallegos, afirmaba en este sentido la necesidad» en materia edücativa^ de Un 'humanisme democrdtico' en base al cual la educacidn inasivâ llegà- rla a "formar hombres en nuestro pals que tengan los pies èn èl süeio ÿ que se dediquen en forma entusiasta y fervorosa àl culiivo de là democra- cia, a la formacidn de hdb.ltos y aptitudes para vivir en Una nacidn demd- crdtica; pero al mismo tiempo, queremos con elle expresar que incorporâ­ mes al vicjo concepto del humanisme el nuevo concepto de là tecnlficacidn, del hombre para la explotacidn de las riquezas^ de manera que dstas se pongan al servicio de todos, y no al servicio de una casta o de un grUpo de privilegiados selecclonados en una forma que algün socidlogo llama la seleccldn Invertida, que no es siempre seleccidn de los mejores sine de los mis vives" (9̂). Por lo demds, la politica agraria del trienio se iba a plasmar me- diante la formulaeion de una ley agraria (1948) con la administracidn de Gallegos, después de que medidas de este tipo fueran pospuestas por la Junta révolueionaria. Pero de la normativa agraria podia deducirse una politica de coexistencia entre la pequeMa propiedad, la intermedia, las cooperatiwas y empresas comunales, y las grandes y mecanizadas explota- ciones de tipo capitalista. Estâbamos en presencia de una reforma agra­ ria que, mds que abolir radical mente la gran propiedad latifundista, pre- tendia una redistribucidn de la propiedad dando poder a la masas rurales organizadas en sindicatos camposinos, la mayor parte de ellos Anfluidos por Accidn Democrâtica, y agrupados en la Federacion Campesina de Vene­ zuela. No obstante, el compromise évidente que dejaba traslucir aquella normativa, los acontecimientos politicos iban a frustrar su aplicacion: -99- i W j #1 ttilltàr de novlembre de 1948 dejarla en suspense la leglslaclon réfetmlata eri materla^grarla y como es obvlo el proceso mismo de reforma ÊOlitica y social para dar paso a la involuci6n, Y es qüe el camb^o politico y social que se estaba opérande en Vene­ zuela no podia por menos de plantear graves interrngantes a los sectores que légicamente se veian perjudicados por las reformas realizadas o en vîas de réàlizaci($n. La oposicién al régimen reformists fue radicalizdn- dose progresivamente y pronto vid que por la via electoral iba a ser im- posiblé lo-grar sus objetivos. En realidad» ya se habian producido inten­ tes de tipo conspirativo y reacciones violentas, en otras palabras, in­ tentes de desestabilizacidn que de alguna u otra manera indlcaban que el orden tradicional se negaba a morir. Pero la solucldn no iba a ser la Vuëltd àl baudillismo -habian desaparecido las condiciones socio-politicas que lo habian hecho posible-* sino que la opeidn tomard el camino del mi­ litari smp puro y simple, es decir, la dictadura militar t.al y cual como se conoce en la época contemporânea. Y lo que es mâs importante, se tra- tarâ de aprovechar las discrepancias en el seno del Ejército, proponJen- do à su fraccidn mâs conservadora la toroa de la direccion de la institucidn militar* Pactores circunstanciales como la traicidn del mi­ nistre de befensa del gobierno de Gallegos no pueden hacer olvidar -pen samos- esta cuestidn, que no ha sido por lo demis suficientemente anali- zada eh la literature sociologica en Latlnoamérica: el Ejército no es una institucidn homogénea; mis bien en su seno de mueven distintas tendenclas, fracciones, sectores, que responden a orientaciones divergentes. Lo que hay que estudiar es cual de ellas priva sobre ]as otras y qui condiciona- mientos permiten que, en un momento dado, un ejército que se déclara apo- litico y profesional, abandone sûbitamente dicho papel y pase a interve­ nir en la vida politica (W)« En este sentido, puede afirmarse que el golpe militar del 24 de no- vie mbre de 1948 registra la confluencia, por un lado, del predominio de la fracciin o fracciones reaccionarias del Ejército, con los sectores o- ligarqulcos que no vieron otra forma de acabar con las reformas del trieni' sino a traves de la intervencion militar. En cfecto, la Junta Militar conr tituida despué8 del golpe reacciono violentamente contra las medidas ré­ formistes, volviendo en cierta manera a la situaclén anterior a 1945. Y si en unà primera etapa (1948-1952) se registra una indecision respecte de la direccion a seguir, désignés no quedaran dudas acerca del predominio total de los sectores militares més dures, que llevaran a cabo incluse u- na depuracion de los elementos militares democratas o disidentes. -1»- (VII) Sin duda que una de las causas del golpe residia eh el problems de la institucionalizacidn de las Fuerzas Armadas, institucionallzacién que habfa avanzado desigualmente. Si bien es c1erto que el Ejército se habfa tecnificado e introducldo un sistema de escalafones que definia los cri- teri.08 de seleccion y promo cion de la oficialldad* todavla parte de la alta oficialldad se conslderaba a si misma como una especie de érbitro supremo del destine nacional. De otra parte, la alianza entré AD y la o- Hbiaiidad joven se habia realizado en forma circunstaneial ÿ posteribr- mente no se consolido orgénica, programética ni ideolégieamehte, cuesiién que aproveché el militarisme histérico para reclamar un papel en la si- tuacion, aduclendo la consabida tesis de que el pais estaba sumldo en el "desorden" y el "caos", Desde el punto de vista del cambio y la modernizaciéii politics^ el golpe militar que derriba al gobierno constitucional del escritor Rémulo Gallegos puede resuinirse como la reaccién de las fuerzâs cohservadoras de la sociedad vénézolans ante el intento de ruptura del orden social tra­ dicional, rechazando la vigorosa apertura democrâtica y la politica refor- mista del trienio en lo econémico y social. La década 1948-1958 se inlcia bajo el signo de la represion politica, encamlnada esencialmente a desa- rralgar partidos y sindicatos y el movlmiento democratico se ve seriamen- te afectado por el asesinato politico y los condicionantes del exilio al que se ven obligados gran cantidad de dirigentes de aquéllos. En realidad, el triunvlrato militar -integrado por los coroneles Carlos Delgado Chal- baud, Marcos Pérez Jiménez y Luis F. Llovera Paez- dirige toda su fuerza persecutoria principalmente contra el partido Accién Democrâtica y las organizaciones sindicales y agrarias generalmente Influencladas por dicha organlzacién. AD serâ declarada fuera de la ley, mientras que URD, Copei y un sector del PCV continuarân opérande pûblicamente. De hecho, miembros de URD y Copei acepbaron cargos pâbllcos en la adminlstracién militar reclén estrenada, fundamentalmente en sectores medios y locales. Las tensiones y pugnas por el poder en cl seno de la cüspide mili­ tar no tardarân en hacerse présentes. Después del asesinato del president Oarlos Delgado Chaibaud, en noviembre de 1950, Marcos Pérez Jiménez emer- '91 ' [Mi] -gl5 como el "hombre fuerte" del gobierno, ayudado por el boom petrolero » ràlz del conflicto de Corea y la forzada despolitizacién, El inten­ to de legitif«ar el gobierno militar mediante la convocatoria electors], de que URD gané c^n la vital ayuda de los votos dela disuelta Accidn DeaocrAtlca, terminé en la anulacién del resultado electoral adverso, en el exilio de muchos llderes ' urredistas y en la ascension de Pérez Ji­ ménez A la jefatura del Estado. Serâ en este momento cuando Copei y URD pasen a la oposicién a la dictadura. En efecto, los resultados de estas"elecciones" confirmaron de alguna mansra la fortaleza popular de la oposicién clandestins y de resistencia civil propugnadas principalmente por Accién Democrâtica. La formacién de un Frenie Electoral Independiente (PEI), pro-gubernamentai, no pudo con- tenet"lOs 1.198.000 votos a favor de URD, El partido dictatorial obtuvo 403.000 y el Copei, 3O6.OOO -aproximadamente. Como decimos, el resultado fus desconôcido y^Pérez Jiménez se auteproclamé présidente de la Republi- cà en una célébré sesién de un Congreso espdreo reunido en abril de 1953. (à̂ ). En taies condiciones se promulgé una nue va Constitucion que derogaba expresamente a la de 1947 y seguia rauy de cerca el modelo de la Constitu­ cion de 1936, refoimada en 1945 bajo el medininmo, El texto de 1953 era mâs breve, centralists y socialmente conservador. Acogla la teoria de la plataforma continental al définir el territorio nacional (art.2) y el fé­ déralisme era reducido a su mâs minima expresion, abândonândose el nombre de "Bstados Unidos de Venezuela" por el de "Republics de Venezuela". Las competencias del poder nacional se ampliaban en forma extraordinaria, a- aumiendo funciones que antes correspondian a los Estados, y a "toda mate­ ria que la presents Constitucion no atribuya a otros podares" (art.60-29-). En la parte dogmatics se volvla a la estructura tradicional, omitiéndose incluse la enumeracién de algunos derechos sociales aparecidos en la cons titucién de 1947. Por otra parte, si los diputados eran elegidos por su- fragio universal, directe y secreto (cuestién que nunca se aplicé), los senadores vuelven a ser elegidos por las asambleas legislatives estatales, y los correspondientes al Distrito Federal por el Concejo Municipal. Pero lo que refiejaba en forma mâs cruda la situacion dictatorial era una dis- posicién transitoria que autorizaba al présidente para tomar medidas a fin de preservar en toda forma la seguridad de la nacion, la conservacion de la paz social y el mantenimlento del orden pûblico (15). La ideologia del regimen perezjimenista -si tal cabe-, bajo la ru­ brics del llamado "Ideal Nacional", exaltaba con connotaciones fascistoi«- des los elementos patriéticos de un nacionalismo regresivo y conservador. f qüe estaba müy le joe de la filosoffa latlnosunericanistà de là etapa In- ëêdlatamente anterior, Mâs bien, las proclamas y celebraciones pàtrléti- das del gobierno actuaban como cortlnas de humo de una realidad slgnada por la vlolacion constante de los derechos humancs mâs element aies. (%k) Como un ejemplo de tàntos baste recordar la politica autânticamènte antl- ôbrera segulda por la dictadura y destlnada a liquldar à las numérosas or­ ganizaciones sindicales surgldas entre 1945 y 1948. La Oonfederaclén de Trabajadores de Venezuela (CTV) desaparecla como central Obrera y sus pritt clpales dirigentes eran encarcelados a ralz del golpe militar o se velah obligados a exlllarce. Los intentos de hacer Trente al régimen termlnaron en el fracaso y el gobierno militar décrété la disolucién de los dlstlntos organisms3 afillados a la CTV. No obstante, en afios suceslvos el movimlen- to sindical logré Iniciar acclones de lucha contra la dictadura en la clan destlnldad, en combinacién con J os partidos Accién Democrâtica ÿ Comunis- ta* de Incuestionable Importancla en los sucesos que confiuyeron én el derrocamlento del régimen, en enero de 1958 (J>)* El régimen militar de 1948-1958 sevlé favorecldo ÿ âpoÿado en là èx- pansién petrolera que, sin embargo, no éliminé sino profundlzo mâs bien una serle de desajustes estructuralea que se venlan arrastrahdo desde ha- cfa tiempo. La dictadura perezjimenista en este sentido entregarla al ré- glmen democratico posterior una compileada herencla de problemas sociales y econémicos que nos atrevemos a decir perduran hoy todavla bajo formas agudizadas y en relacion directs con el proplo modelo de desarrollo segui- do hasta ahora. En la etapa dictatorial, a pesar de qüe el producto terri- toriai. bruto crecié a una tasa anual del 8 por ciento, las deslgualdades en materia de irigreso, empleo y produccion se ampliaron y agudizaron con gran fuerza. Si el Estado continuabâ su proceso de creclmlento e interven­ cion en la vida economica, la Inexistencia sin embargo de una raclonall- dad adminlstrativa y el perfeccionamiento de los viclos de peculado, nepo- tlsmo y corapadrazgo const!tulan una realidad cotidiana que deformata cons- tantemente el aparato politico direccional. La proposicién y reallzacién de una politica de construccién y de obras publicas, la mayor parte de ca- râcter suntuario, se hizo a costa de una reduccion considerable de la in­ version en materia educative y sanitaria, con lo que el rezago en la sa- tisfaccldn de las nccesiriades sociales del pais fue un hecho permanente. En este orden de ideas, résulta ya un lugar comun el sefialamlento del despilfarro de recursos que origino, sin cambio alguno en la estruc- tura eccnémlca del pais, la politica inversionista del gobierno de Pérez Jiménez. En un estudio de la CEPAL (Comisién Economica para América •8 5 - [-MSj Latina) ee demostraba como la concentracldn de la Inversion en viviendas y carretetas llev6 al olvido la de educacidn y salubrldad. Basta serialar c6mo la inversidn en atracciones turistlcas fuc dos veces mayor que la borrespendiente a edycaclén, la cual, por otra parte, s6lo absorbié poco mâs del 1 por ciento del total de gastos de capital. La politica inversio­ nista de la dictadura estuvo mas orientada al mantenimiento de una estruc­ tura dependiente que a favorecer un desarrollo autdnomo de la economla na­ cional: las supercarreteras, los hoteles de turlsmo de lujo traducfan el carâcter suntuario de la inversidn publics en este période, e incluse con un predominio de lo*ornamental*por sobre crlterios de rentabllldad, como se deraostrarla con el carâcter fuertemente deficitarlo de muchas de estas faràdnicas construcciones. La consecuencla fue un auge Inusitado -por des proporclonâdo y anormal- de la industria de la construccidn y la canaliza- cldn de la inversidn prlvada hacia esos sectores, en desraedro de la indus­ tria de blénés y de la agricultura (îf). Cabe decir que uno de los rasgos mâs importantes de este perlodo lo constituye el fortalecimlento del poder econdmico de la burguesla venezo- lana, que apoyd sin duda al regimen hasta el momento en que se produjo la crisis adminlstrativa y hacendlstica. En efecto, la etapa perezjimenis­ ta es para la burguesla criolla un lapso de fortalecimlento y consolida- cidn, del cual sale con plena conciencia de sus intereses de clase, tal como se iba a poner de manifiesto a partir de 1959, En efecto, la crisis economica de 1956-57 jugd un notable papel en la calda de Pérez Jiménez. El orlgen de esta crisis hay que buscarlo en la disminucion de la tasa de crecimiento de las exportaciones petroleras; la f..nalizacién de la re- construccion europea, la conclusion en los Estados Unidos del proceso pa­ ra generalizar el uso del diesel y la resolucicn de las crisis de Corea y del canal de Suez, hlcleron establllzar la demanda mundlal de petroleo, que repercutio directamente en los ingresos fiscales vénézolanes, El go­ bierno militar, con el fin de cubrir compronlsos con la deuda interna, re- currio al expedients de otorgar nuevas concosiones petroleras en 1956, que si bien trajeron un ingreso adicional al Estado, manifestaba el en- treguismo de una dictadura que nada tenfa que hacer con la soberanla na­ cional. Las concesiones, nor un total de 821.000 hectareas, significaroif Ingresos por 2.188 millones de bolivares que sin embargo no fueron sufi- cientes (üf)), Fue haciéndose évidente que la paz impuesta eri lo politico y sln- dlcal, el desenfrenado enriqueciminnto de grupos oligârquicos y la entre- ga de los recursos mineros a las compaflias internactonales, no bastaban - w - para garantlzar la permanencia del régimen. La farea del plebiscito de diciembre de 1957 iba a traer como consecuencla el alslamiènto del dic- tador en el seno de las proplas fuerzas armadas. 0b) La verdad es que la rèalizaclon de un pljeblsclto increlblemente manlpulado y fraudulento, des- tInado a prolongar el poder de Pérez Jiménez, dlo estlmulOs à movialentos de dlsldencla militât" que culmlnarlan en una Insurrecclén civlco-mllltar que Iba a cerrar la etapa dictatorial el 23 de enero de 1958., K Por lo demas, la intensifIcacion de la oposicién a la dictadura tomaba cuerpo entre grupos urbanos de clase media, entre los estudlantes ünlvèrsitarlos y el movlmiento obrero, asi como también por parte de la Iglesla: la car­ ta pastoral del arzobispo Rafael Arias Blanco (mayo de 1957), que crltica- ba la politica social de la dictadura, signified el paso del catollclsmo 'jerérqulco y oflclal a la oposicién. La apertura de comunlcaclones entre AD, URD y uopel, llevé a una reunlén en Nueva York entre sus méxlmos li- derea, Rémulo Betancourt, Jévito Vlllalba y Rafael Caldera, respectivamen- te; la formacién de una Junta Patrlética (AD, URD, Copei y PCV) ett el In­ terior, eran muestras maniflestas de una convèrgencla de las fuetzas poli- tlcas exlstentes para buscar una sallda a là Situaclén. Flnalrtente, Se produjeron fenémenos de redefinlclén y recomposicién de fuerzas en el se­ no de la instituciéd militar que iban a permltlr la evicclén del dlctador- Ho hay que olvidar tampoco la actitud progresivamcnte critica de sectores Importantes de la burguesla vénézolans; el establishment econémico habia hecho publlca una Declaraclén en relacién a la situaclén politica del pair el 10 de enero de 1958, en la que hacia un llamado al retorno a la auste- ridad, honestldad y libertades civiles. Destacados empresarios figurarian eh el gobierno provisional que slguié a la caida de Pérez Jiménez (*)<). Tal vez el mas grave pliego de acusaclones formulado contra la dic­ tadura de 1948-1958 sea prscisamente la Exposlclén de répiica presentada por Antonio José Lozada, Fiscal General de la Repübllca, el 10 de enero de 1968 ante la Corte Suprema de Justlcia, en el julclo seguldo contra el ex-dlctador por perpetracién del delito de peculado contlnuado y agra- vado (‘)i;) ; "El 24 de noviembre de 1948, el acusado, como jefe de una rebellén militar, derrocé el gobierno presidido por el ilustre vénézolane Don Rémulo Gallegos. Don este acto de fuerza atenté contra la sobe- rania del pueblo, depuso un régimen de derecho e instauré en su lu­ gar una de las mas terribles dictaduras que ha padecido el pais. Sus intégrantes cometieron toda clase de delitos contra las personas y sus bienes, por lo cual fueron procesados después del 23 de enero de 1958 como fue demostrado en el sumario por el Procurador quere- - I f - -liante. Las detenclones llegales eran la regia. No se respetaba edad, sexo ni condicion social. El general (r) Marcos Pérez Jimé- nez impartla las érdenes précisas para que el Director de la 3egu- ridad Nacional y los funcionarios subalternes de la llamada 'Sec- pié# Pçiitico-Social’ llevaran a efecto todos esos hechos contra la lt%ePtad y la integridad fisica de las personas" (...) "De esta persecuclon politica, de todos conocida, no eecaparon ni siqulera los miembros de las Fuerzas Armadas, los piopios companeros del procesado, los cuales fueron sometidos a estrccha vigilancla y mu­ chos fueron encarcelados o extrafiados del pais" •Pu# pdblico y notorio que el gobierno usuipador del general (r)̂ Marcos Pérez Jiménez desconocio y atento contra los derechos poli­ ticos y los Indlvlduales referentes a la inviolabilidad de la vida y la llbertad personal y violé todas las garantias que la Constl- tuciân consagra a los vénézolanes:" a) "Las personas, incluso los delincuentes comunes, eran detenidas, en la generalIdad de los casos, sin la orden de la autoridad ju­ dicial. A los calabozos de la Seguridad Nacional y de sus depen- dencias fueron a parar millares de personas que discrepaban del régimen, Los campamentos de ’Guasina' y 'Sacupana* y las carceles de Ciudad Bolivar, Caracas y otras ciudades del pais, resultaron Insttflcientes para albergarlas" (..») "Esos recintcs fueron tes- tlgos de torturas sufridas por los detenidos para obligarlos a reconocer culpabilidad en expedientes elaborados por la Secciôn Politico-Social de la Seguridad Nacional. Como consecuencla de ese trato inhumane, muchos perdieron la vida o sufrieron. lésio­ ns s corporaies y danos morales" (...) b) "El hogar doméstico y la correspondencia en todas sus formas fue­ ron constantemente violados durante el gobierno despotico del a- cusado. Cuanto al primero, los allanamientos ocurrian sorpresiva- mente a àltas horas de la noche. Estos y la ocupaclén de cartas, telegramas y demas papeles privados, se ejecutaban cin intervencion de ninguna autoridad judicial. Igualmente fue desco- nocldo el derecho de transitar libremente por el territorio nacio nal, cambiar de domicllio o de residencia, ausentarse del pais y volver a él. En cumpllmiento a érdenes del procesado fueron extra fladas millares de personas a las cuales se les negé el derecho dF regresar a Venezuela mediante instrucclones Inpartldas a los Cén- sules para negar las visas requeridas en esa época, aûn para ciu- dadanos vénézolanes" (...) c) "El derecho a expresar el pensamiento por cualquier medio de di- fuslén, sin censura prevla, fue cercenado por el gobierno presi­ dido por el acusado. La prensa estuvo estrictamente censurada, al punto de que la simple informacién sobre la comisién de déli­ tés comunes se controlaba o sunrimia. Hasta la obra literarla o cientifica era intervenida por el lapiz rojo del examinador para no permltlr la mâs leve referenda a cualquier tema que pudiera conslderarse lesivo al régimen imperante. Las partes y sus aboga- dos estuvieron también restringidos en el derecho de exponer en estrades lo gue considerasen necesario paria la defensa de sus in­ tereses economicos y de la llbertad personal" (...) d) "En la mayor parte del tiempo del gobierno presidido por el acu­ sado fueron suprimidos los derechos de reunion publlca o privada y el de asociacién con fines licites; especialmente el de los vé­ nézolanes aptos para el ejerclcio del veto de integrarse en par- ' t ; politicos para participar en la orientacién de la politica nacional. El acusado inipidié, sistemâticamente y violeniaanente, cualquier tipo de manifestacion publlca; y los partidos politi­ cos que existian para el 24 de noviembre de 1948, los dlsolvié por decretos ilegales, pronunciados, unos, a ralz delyderroca- miento del gobierno de Don Rémulo Gallegos; y les otrOs, des­ pués del 3o de noviembre de 1952, en represalia por los resul­ tados adversos de la consulta electoral realizada en esa opor- tunldad" (...) e) "Durante el gobierno despético del acusado fue restringido el derecho a la educacién. Los programas de alfabetizacién esta- blecidos en el periodo 1945-48 desaparecieron, Fue desatendida la formacién de personal docente y la construccién de locales adecuados para escuelas y liceos. La educacién especial, que el régimen tendia a evitar su gratuidad, estuvo reservada a las personas pudientes. Al derrocamlento de la dictadura, ape- nas alcanzaban a trescientos mil los niRos asistentes a las es cuelas primarias" (...) f) "El gobierno dictatorial arremetié siempre contra èl derecho de trabajadore8 y de patronos a asociarse en sindicatos para la ma­ jor realizacién de sus funciones y la garantie de los derechos de sus miembros. Durante su imperio fueron disUeltos todos los sindicatos que existian para el 24 de noviembre de 1948, por lo cual se restringié a los trabajadores en su derecho al pago de un salarlo justo por la labor realizada. Sélo se permitlé la sub slstenoia de los formados bajo la dirigencia de personas afectas a la dictadura, interesadas en la perpetuacién del régimen para su bénéficie personal, y no en la proteccién de los intereses de los escasos grupos cuya representacién se atribuian" (...) En cuanto a la accién adminlstrativa del perezjiraenismo, la labor de éste "se limité a la ejecucién de obras suntuarias en la capital de. la Re- püblica y en algunos Estados centrales, con el mayor olvido de la pro- vincia. Los problemas de esta quedaron sin resolver y afloraron a raiz del derrocamlento del régimen dictatorial. Asi lo demuestra la migra- cion masiva hacia las principales ciudades, lo cual agravé el proble­ ms del desempleo ..." (...) "La accién adminlstrativa se dirigié tam- biéii, en la mayoria de los casos, hacia los amigos y protegidos del dictador con cl fin de que se enriquecieran econémlcamente en detri- mcnto de la buena marcha de los servie!os publicos" (...) De igual manera fue notoria la actitud sumisa del régimen militar hacia las compailias explotadoras de petréleo; "(...) Es del conocimiento publico que en el ado 1957, como paliativo del déficit fiscal y de la profunda crisis econémica que padecla el pais como consecuencla de la adminlstracién del régimen despético, la Nacion sUfrio la mayor afectaclén en sus intereses por el otorgamien- to de concesiones a las Companias que abarcaron gran extensién de su territorio. El considerable valor pagado por el otorgamiento de las concesiones aludidas permitié la subsictencia de la dictadura por més de un aflo, hasta que la referida crisis econémica y fiscal hi ■ sién y unificé a todas las corrientes de la opinion nacional y en la economia. A tal punto que en los dias 21 y 22 de enero de 1958 se pro dujo el estallido de una huelga general contra el gobierno del acusa­ do, la cual no pudo abortar con todos los medios de represién que uillizé contra ella. Tal estado de cosas obligé a la oficialidad democrâtica de nuestras Fuerzas Armadas a sumarse al movlmiento popular, hasta concluir con el derrocamlento del tirano, el 23 de qnero del mismo ... aho" (...) (13)• •• j a - N O T A S A L C A P I T U L O Q U A R T O - 1 1.- Venezuela agraria y Venezuela petrolera.- (1) Jean-Jacques Berreby, El petroleo en la estrategia mundlal,.(Ma­ drid: Ed. Guadarrama, l9?4. Trad, de P.Valera lacasà), pp. 40 y 144. (2) Sobre este tema, sin pretender ser exhaustivos, puede consultarse Peter R. Odell, Petréleo y poder mundlal. Una Interpretacién ggo-frâfica (Caracas: Editorial Tiempo Nuevo, 197l. fracté de à.I. San- amaria); Pierre Péan, Petréleo: la tercera guerra mundlal (Cara­ cas: Monte Avila Editores, 1975. Trad. Ugo lÆive, prélogo de J.-P* Vigier); Denis Bauchard, Le pétrole; présent et avenir# en Revue Tiers Monde, t.XVII, No.66, abril-junio de 1976, pp. 401-417 (nu­ méro colectivo sobre Les produits de base et la politique interna­ tionale); Michael T. Kiare, "La stratégie américaine dans le doife Arabo-persique", articule recogido en Le Monde Diplomatique, némero 264, raarzo de 1976, pp. 6-7; flnalmente, Mahmoud Hussein, Sobre el papel active de la neriferla: el eiemplo arabe, ensayo recogido en La cr^is del Impérialismo, colectivo de é. Amin, A. Faire, M* Hussê in y G. Hassiah (Barcelona: Ed. Pontanella, 1975. Trad. ?. Carnell, pp. 159-179). (3) Berreby: op.cit., pp. 79, 161 y ss y 166. De juan Pablo Pérez Alfon so, Politica Petrolera (Caracas: Imprenta Nacional, 1962; también,” Juan Pablo Pérez Alïoriso (ponente). La dinémica del petroleo en el progreso de Venezuela (Caracas: Direccion de Culture de là Univer- sidad Oentrâl de"Venezuela, 1965. Coleccion Poros y Semiaarios). (4) Berreby, p. 172. (5) Leonardo Ruiz Pineda, Ventanas al Kundo. Autobiografia, Accién par- laroentaria. Articulos dé rirensa (Caracas: Ed. Arte, 1961. Bibliote- ca de autores y teraàs tàchirenses, Edicién Cuatricentenario), p.144. (6) Domingo Alber to Rangel, El proceso del capital ismo contenporâneo en Venezuela (Caracas: Publlcaciones de la Direccién de CJultura de la Universidad Central de Venezuela, 1968), Cap.VI; "La borrasca petrolera", pp. 111-112 y 113-114. (7) Rangel: op.cit., p. 129. (8) Ramén Losada Aldana, Dialcctica del Subdesarrollo (Caracas: Ediclo- nes de la Biblioteca-ünlversidad Central de Venezuela, 1976. 3a.ed. Prol. de D.F. Masa Zavala), p. 214 del Apéndice "Fetichismo del Pe­ tréleo" (pp. 213 y ss). -95 - [ôoi] (9) Ver Axrmando Cérdoba y Hector Sllva Kichelena, Aspectos Teérlcos del Subdesarrollo (Caracas; Universidad Central de Venezuela, 196?), p. 1^7. Citado por Losada Aldana, p. 217. (10) Para èstas estimaciones, Rangel: op.cit., p. 134. El mismo autor seAala la particularidad de esta évolueién economica: "En ese la£ so -(I936-I96O)- ocurrieron una guerra mundlal y très recesiones * en las économies occidentales. En Venezuela nlnguno de taies fené­ menos se tradujo en debilitaraiento del ritmo de crecimiento. Pocar naoiones pequeHas han logrado salir inmunes frente a las peripecias del clclo capitalista internacional de nuestros tiempos. Siempre se dlo el caso, como lo comprueban los estudios de las Kaciones ü- nidas, de un guebrantamiento de la cadencia del producto bruto cuando sobrevinieron, en los pianos de las relaciones internacio- nales, las crisis en que se manlfiesta el modo de produccion capi­ talista. A corto plazo, las perturbaciones exteriores han impreso en les palses de América Latina una atonia pronunciada a la tasa de incremento del producto bruto. Existe una correlacién, matema- ticamente precisada por las investigaciones de la CEPAL, entre las dlficultades econémicas intemacionales y el pulso del producto bruto en casi todas las naciones de nuestro continente. Venezuela resistié victoriosamente, aén a corto plazo, el influjc descoyun-_ tador que proviens de las recesiones del capitalisme. El debilita- miento del auge de su producto bruto, en esas contingcncias, jemés duré mâs de un afio en todo el ciclo que va de 1936 a I960, (...) Venezuela dénota una tendencia vigorosa al crecimiento en un mundo caracterizado por las oscilaciones mâs penosas" (pp. 134-135). (11) Rangel: op.cit., pp. 135 y 138. (12) Losada Aldana: op.cit., pp. 225-231. (13) Serglo Aranda, La Economfa Venezolana. Una Interpretaciou de su modo de funcionamlento (Bocotâ: Èiglo XX1 Èditores de Colombia. T w n r T r w . ------- (14) Citamos a Marcos Kaplan, Formacién del Estado nacional en América Latina (ed.cit.), p. 268. (15) "El capitalisme monopolista es la fase mâs désarroi] ada del siste­ ma capitalista, aquella en que, como consecuencla del proceso de concentracién de la propiedad y de la produccién, el conjunto de relaciones economico-sociales ha venido a quedar dominado por un redueido numéro de grandes empresas, con poder déterminante en el control de la oferta tanto de bienes de concumo como de medios de produccién, incluso de dinero. Asi, lo que era tipico y esencial en el mecanismo funcional del capitalisme de los siglos XVIII y XIX, la competencla atomistica o * libre competencia', queda susti- tuida por lo que es caracterlstico en el funcionamlento del capi­ tal ismo contemporâneo en los paises mâs avanzad.̂ s y, por tanto, en el ârea capitalista mundial como un todo; la competencia monopolis- tica": Francisco Mieres, El petréleo y la brôblemâtlca estfüctural venezolana (Caracas: Institute de Investigaciones de la Facultad de Cioncias Econémicas y Sociales-Universidad. Central de Venezuela, 1969. Coleccién Esquema), p. 9. (los subrayados son del autor) (16) Mieres; op.cit., especialmente Cap.II: "La industria petrolera en el ârea capitalista del mundo", pp. 27 y ss. - À O C - L 3 « * > (17) Para estos datos, Kaplan, op.cit., p. 284. (18) Cf., Domingo Alberto Rangel, SI Rey Petroleo (Tomo II de "Capital y Desarrollo. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1970), p. 85. (19) Sobre estas precisiones y cifras, Mieres; op.cit., pp. 63 y 68-71. Es util en este sentido Karvey O'Connor, El imperio del petréleo (Mexico: Ed. Humanisme, 1956). (20) Edwln Lieuwen, Petroleum in Venezuela^ A History (Berkeley and Los Angeles: University of California Press. 1954. University of Cali­ fornia Publications in History, Volume 47); edicién en castellano: Caracas, 1964, pp. 29-30. Citado por Federico Brito Figueroa, Vene­ zuela Slglo XX (La Habana: Ediclones Casa de las Americas, 1967), p. 35. En la edicién en ingles, Lieuwen estudia el perlodo inicial de la actividad netrolera en Venezuela en Cap.Ill : "Gestation Pe­ riod" (I913-I922), pp. 18 y ss, y la primera expansién en Cap.IV: "Boom Era" (1922-1929), pp. 33 y ss. (21) Ver Arturo Uslar Pietri, "Discurso de incorporacién a la Academia de Cienclas Pollticas y Sociales de Versalles", recogido por Pibr Martinez Natera en Geografla Econémica de Venezuela (Caracas: Edi- ciones CO-BO, 1972. 5a.ed, coorr, y ampl.), pp. 193-211. (22) Pedro Esteban Mejla Alarcon, La industria del petréleo en Venezuela (Caracas; Instituto de Investigaciones Economicas y Sociales, fra- cultad de Bconomla-Universidad Central de Venezuela, 1972)» pp. 101- 102. (23) Mejia Alarcén: op.cit., p. 102. Sobre la corrupcién en la politica de concesiones del gomecismo, Lieuwen: op.cit., (edicién en inglés) pp.* 34 y ss. (24) Rangel; El Rey Petréleo. ed.cit., p. 160, (25) Idem., pp. 164-165. (26) Rangel: op.cit., p. 118. (27) Estimaciones de Brito Figueroa, Venezuela Slglo XX, ed.cit., pp. 120 y 132. (28) Brito Figueroa, op.cit., p. 179. (29) Sobre la dependen.cia econémica de Venezuela respecte de USA y el deterioro de la relacién de intercambio, ver D.F. Maza Zavala, Venezuela, una economla dependiente (Caracas: Universidad Central üe Venezuela, l964), pp. 3ll y ss y 319 y ss. (30) Brito Figueroa: op.cit., p. 166. (31) Tomamos el cuadro de Brito Figueroa, p. 168. (32) F. Mieres, El petréleo y la problemâtica estructural venezolana. ed.cit., pp. 177-178. (33) Han existido dos categorias de Impuestos: los regularss y los oca- -4H- j3o3j -slonales» Los impuestos reguiares han sido los pagos ligados a las actividades corrientes de produccién, taies como las regalias y el impuesto sobre la renta, mientras que los impuestos ocasiona- les se, han conectado al otorgamiento de nuevas concesiones y a las operaciones derivadas de estas (impuestos iniciales de exploracién y explotacion). Los Impuestos regulares se erigieron en décisives para la nacion venezolana. Asi, la regalia o pago de las empresas al gobierno se realizaba como contrapartida del disfrute de los ya cimientos que les era concedido por el Estado, propietario de los” mismos (equivaldria a un royalty). Durante mâs de très decadas, la regalia fue el principal impuesto regular -casi el unico-; luego fue alcanzado y superado por el impuesto sobre la renta, pasando a ocupar el segundo lugar en importancia (Mieres: op.cit., pp. 185- -185)* (34) Rangel, op.cit., p. 201. (35) Mieres: op.cit., p. 58. La fuente del autor es la Kemoria del Ban­ co Central de Venezuela (Caracas: 1963), p. 189. 2.- Petréleo y Estructura social.- (1) Juan Manuel Polo, Venezuela Insélita (Caracas: Ed. Centaure, 1976), p. 165. (2) Rangel, El Rey Petroleo, ed.cit., p. 225. (3) Ibid,, p. 228. Câlculos del autor y Banco Central de Venezuela. (4) Orlando Araujo* Venezuela violenta (Caracas: Tipografia Adriâtico, 1968), p. 46. (5) Salvador de la Plaza, La economia minera y petrolera de Venezuela (Caracas: Publicaciones de la Facultad de clencias Ëconômicas y So ciales-Universidad Central de Venezuela, 1973. Prol. de H. Malavé” Mata), pp. 23-24. (6) De la Plaza: op.cit., p. 29. (7) Brito Figueroa, Venezuela Siglo XX, ed.cit., pp. 40-41 y 43. Un caso notable e inséllto era el de Juan Vicente Gémez. En 1936, los bienes del dictador fueron estimados en 800 millones de bolivares. Las me- jores tierras de los valles centrales, llanos, cordillera andina, pertenecian a Gémez y familiares. El autécrata ocupé literalmonte las fincas mâs representativas de la riqueza agropecuaria venezola- *na. Latlfundios con auténtica historia. El de Chuao, por ejemplo, formado en la Venezuela colonial por mercedes de tierras otorgadas a Cristébal Mexias de Abila, pertenecié luego a la Iglesia a titulo de Obra Pia; en 1826, Bolivar lo incorporé al patrlmonic de la Uni­ versidad de Caracas, hasta 1883, cuando A. Guzmân Blanco se apropia de sus bienes; en 1917, Gémez terminé haciéndose con la hacienda Chuao. De la misma manera, las haciendas Tapatapa y La Trinidad, en la Colonia propiedad del maroués de Casa Leén, pertenecieron durante la Republica a José Antonio Pâez y fueron adquiridas posteriormente por J.V. Gémez (Brito, pp. 50-51). ( e ) Ibid.* pp. 208-209. , (g) Cf.* Rangel, op.cit., pp. 331 y ss. (10) 0. Araujo: op.cit., p. 39. (11) I. Sotelo, Soclologia de America Latina* ed.cit., pp. 112-113. (12) Ibid, pp.117,118. (13) Sotelo, pp. 118-125. En este sentido* Vania Barobirra ha propuesto una tipologfa de la dependencia (tipos especfficos de capitalismes dependientes), distinguiendo un tipo A: paises Con comienzo de in­ dustrial izacién antigua (Brasil, Mexico); un tipo Bî industrializa- cidn producto de la integracidn monopélica (Perd, Venezuela); ÿ ün tipo 0: paises con estructura agrario-exportadora sin dlversifioa- cién industrial (Paraguay, Haiti): Vania Bambirra* El capitalismo dependiente latinoamericano (México: Siglo XXI Editores* 1974). (14) Araujo, op.cit., p. 66. (15) Cf., C. Irazabal, Hacia la Democracla* ed.cit.* pp. 261-263. (16) Estimaciones de Rangel, pp. 308. (17) Ibid., pp. 314 y 317 y ss. (18) Ver E. Lieuwen, Venezuela, ed.cit., p. 159. La fuente del autor es la Kemoria del Banco Central de Venezuela (Caracas* 1959)* PP. 131- -uïï: " (19) Brito Figueroa, p. 237., y Rangel, p. 314* (20) Recordemos que Paul Baran ha distinguido très variantes del concep­ to de excedente econémico: (a) el excedente econémico real o "dife- rencla entre la produccién real generada por la sociedad y su con­ sume efectivo corriente"; siendo idéntico al ahorro corriente o a- cumulacién, tomando cuerpo en los actives de diversés clases que se agregan a la riqueza de la sociedad durante el periodo de que se tra te; en otras palabras, séria la parte de la plusvalia que esté sien­ do acumulada; el excedente econémico real habria sido generado en todas las formaciones socloeconémicas y, aunque su tamaho y estruc­ tura han diferido notoriamente de una fase dé desarrollo a otra, su existencia ha caracterizado a casi toda la historia; (b) el exceden­ te econémico potenclal o "diferencia entre la produccién que podria obtenerse en un ambiante técnico y natural dado con la ayuda oe los recursos productives utilizables, y lo que pudiera considerarse co­ mo consumo esencial"; ello presupone una reorganizaclén més mo menos drastica de la produccion y distribucién del producto social, irapli- cando cambios de gran alcance en la estructura de la sociedad: este tipo de excédents aparece bajo cuatro aspectos dlstlntos: b.l) el consumo excesivo de la sociedad, b.2) el producto que pierde la so­ ciedad por la existencia de trabajadores improductives, b.3) el pro­ ducto perdido a causa de la organlzacién dirpendiosa e irraclonal del aparato productive, y b.4) el producto no materlalizado a causa de la existencia del desempleo; (c) finalmente, el excedente econé­ mico planlflcado, 0 "diferencia entre el producto *éptimo* que puede obtener la sociedad en un ambiante natural y técnico histéricamente -103 - dado y en condiciones de wna utilizacion planeada ’dptiraa' de todos Ips recursos productives disponibles, y el volumen ’dptimo* de con­ sumo que se ellge"; los "dptlmos" involucrados serlan distintos a los manejado8 en la economla burguesa y no reflejarlan lac conside- raclones de ganancla de las empresas individuales de un orden capi­ talists; al contrario, la utilizacién de los recursos impilearia -en el contexte de una economla socialists- una racionalizaclon de gran alcance del aparato productlvo de la sociedad, la eliminacién de las diferencias entre los "productos redondantes", la abolicidn del trabajo improductive y una politica cientlfica de conservacién de los recursos humanes y naturales. "Lo que importa es que el vo­ lumen de produccion no estaré determinado por el resultado fortui­ te de un némero de decisiones no coordinadas de los empresarios in­ dividuales y de las grandes empresas, sino por un plan racional que expresaré lo que la sociedad quiera producir, consumir, ahorrar e invertir en un tiempo dado"; en otros términos, el excedente real generado no estaré determinado por el mecanismo de la elevacién al méximo de las gananclas, sino por un plan racional "que refiejaré las preferencias de la sociedad respecte al consumo corriente fren- te al consumo futuro", tal séria el destine dado al excedente eco­ némico en el socialismo: Paul Earan, La economla politica del cre­ cimiento (Mexico: Fondo de Cultura Econémica, 1961. 2a.ed. en espa- fiol. Trad, de N. Warman. Ed. original: The Political Economy of Growth, New York* Monthly Review Press, 1957), pp. :'9-40, 40-41 y 60-61, del Cap.II: "El concepto de excedente econémico", pp. 39 y ss (21) Citamos, una vez més* a Rangel, p. 342. (22) Ibid., p. 350. (23) Araujo: op.cit., p. 71. (24) "Este robustecimiento -dice Rangel- del capital fijo y de su técnica evidencia una de las leyes en que los paises petroleras defogan un poco las constantes del subdesarrollo": op.cit., pp. 317-318. (25) Ver Antonio Arellano Moreno, "El desempleo: un fenémeno estructural", en Mirador de Historia politica de Venezuela (Caracas: Imprenta Na- cional, 1967), pp. 63-64. (26) Arellano Moreno, op.cit., p. 64. (27) Ibid., p. 65. (28) Arellano, pp. 67-68. (29) "Los monopolios son los propietarios de los medios de masas, contro- lan las agendas de publicidad, son los anunciantes de mayor peso e- conémico y forman culturalmente a los profesionales de la informa- cion, los publisher men surgidos en los ultimos tiempos": Brito Fi­ gueroa, op.cit., p. 251. Sobre este tema ver Antonio Pascuali, Comu- nlcacion y cultura de masas (Caracas: Monte Avila Editores, 1976. 3a. ed.). Sobre los grupos economicos en Venezuela desde e] punto de - vista financière, cnmercial e industrial, Domingo Alberto Rangel, La oligaroula del dinero (Caracas: Editorial Fuentes, 1971. Tercer volumen dé "Capital y Désarroi]o). (30) Rangel, pp. 293-294. Desde esta perspectiva, el caso venozolano séria un ejemplo concretoide la tendencia universal del Estadp de nuestro tiempo. Sobre esté problemâtica* ver el Itttetésanxe libro de Manuel Garcia-Pelayo, Las transformaciones del Estadotcontempo­ râneo (Madrid: Alianza Editorial* 1977. Coleccién Àlianzil Ühiver- sldad). ‘ « " (31) La historia de la banca nacional puede ser tomadâ como ejemplo del proceso de institucionalizaclén del poder. Adn cuando ett 1830 se dicto una ley para la creaciân de un Banco Nacional* éste tùttica se 11ego a constituir. Entre esa fecha y 1890 se constituyeron ttO mettos de siete bancos* todos de carâcter privado* de los cuales solamente uno pudo subsistir. Se constata que no es sino hasta 1939 Cüandd se créa el Banco Central, con la responsabilidad de la emisidn dnlca de billetes de curso 1égalt hasta ese entonces cada banco emltla sus propios billetes. Ver Eduardo Arcila Parlas, "Evolueién de la Econo­ mla en Venezuela", en Venezuela Independiente (Caracas: Fundacién Mendoza, 1962), p. 397. (32) Brito Figueroa; op.cit.* pp. 264-265* (33) Ibid., pp. 270 y 272. (34) Idem., pp. 277-279. (35) Tornado de P. Martinez Matera* Geografla Economica dè Venezuela, ed.cit., p. 34. Sobre la filiaciôn caribe de Venezuela* Rubén Car- pio Castillo, "Venezuela: pals caribe de la América méridional"* ensayo recogido en el libro, del mismo autor, México* Cuba V Vene­ zuela. Trlângulo geopolltico del Caribe* Caracas* 1961* pp. 157-226. (36) Martinez Natera: op.cit.* p. 35. (37) I. Sotelo: op.cit., p. 89. (38) Ibid., p. 102. (39) Cf., Jacques Dorselaer* "Les facteurs de 1*urbanisation et la crise tertiare en Amérique Latine", en Cinq Aspects de Société Latino-Ame rlcaines. Cahiers de l’Institut des Hautes Etudes de l’Amérique La­ tine, Paris, 1965. (40) Arellano Moreno: op.cit., p. 70. (41) Ibid., p. 71. (42) Brito Figueroa, p. 306. (43) Rodolfo Quintero, to cultura del petréleo (Ensayo sobre estllos de vida de grupos sociales de Venezuela] (Caracas; Ediclones de la Fa­ cultad de Clencias Econémicas y éociales-Universidad Central de Ve nezuela, 1968), en especial. Cap.III: "La ’Ciudad Petréleo*", pp. 59 y ss. (44) Bernard Marchand, Vénézuéla, Travailleurs et villes du pétrole (Paris: Institut des Hautes Etudes de 1’Amérique latine, 1971. Uni­ versité de Paris: Travaux & Mémoires de l’Institut des Hautes Etudes de 1’Amérique Latine, No. 26). - ^O'T - (45) Carpio Castillo, op,cit., p. 197. "Loa zulianos ... son los prime­ ras que en ttuestra geografla caen bajo las novlsimas alienaciones de un capitalisme ya faustiano para usar la palabra de Oswald Spen- gler. 'Quaker', los ' Pan cakes', el 'Banana Split*, el 'Pay Roll', los ' Corn Flakes' y, suprema deIdad, la Coca Cola, ingresan a Vene­ zuela por el portillo del Zulia": D.A. Rangel, "Evolueion econémica de Maracaibo" (artlculo), on revista Semana, Nc. 34?, noviembre 28/ 4 diciembre de 1974, p. 25. (46) B. Marchand, op.cit., pp. 33 y ss. (47) R. Quintero, op.cit.» p* 63. (48) Ibid., p. 65. (49) Idem., p. 66. (Ibid., datos censales) (50) Para este y el siguiente cuadro, Quintero, op.cit., pp. 67-68. (51) En este apartado seguimos fundamentalmente a Brito Figueroa, op.cit., pp. 324 y 88. Hay que constater una notable carencia de estudios de estratificacién social para el periodo de transicion y cambio de la Venezuela contemporanea. (52) Brito, p* 324. "La riqueza petrolera sorprendié al pais con una eli­ te dirigente que conslderaba a la tierra el objeto social mas valo- rado y cuyo nacionalismo no iba mâs alla de la ritual veneracién de los libertadores": José A. Sllva Michelena, Cambio politico en Vene­ zuela: Crisis de la Democracia (Caracas; Centro do Estudiôs del ï)e- sarrollo Universidad Central de Venezuela, 1970), p. 74. (53) Estimaclon de Brito Figueroa, p. 329. (54) Ibid., p. 331. (55) Idem., p. 343. (56) Ibid., p. 348. (57) Idem., p. 353. (58) Brito, p. 358. (59) Citâmes a Rangel, El Rey Petréleo, p, 252. Para diciembre de 1962, la Creole, filial de la Standard Oil Co. (New Jersey), la Shell de Venezuela, del grupo Royal Dutch-Shell, la Mene Grande, filial de - la compafiia norteamericana Gulf üil Co., y la Mobil de Venezuela, del grupo amcricano Socony Mobil Cil Üo., concentraban el]as solas el 90,3% de la mano de obra total de là industria petrolera (B, Mar­ chand : op.cit., p. 7). Marchand, al estudiai la.formacién de la mano de obra petrolera, alude a lo que llama la "originalidad del traba- jador del petréleo"; se trataria esencialmente de un ser humane des- arraigado, nacido de ordinario a centenares de kilomètres de su lu­ gar de trabajo, hablendo dejado un medio rural pobre y atrasado para entrar en la industria mas poderosa y soflsticada de Venezuela; para- lelamente, séria un trabajador rico, o privilegido en todo caso debl- do a los altos salaries percibidos; su calificacion profesional es por termine medio superior a la de los otros trabajadores de la ■/lOfc [ Î M ) nacion, formando la "categoria piloto" que entxèha » lé® qtroB èn los movimientos de reivindicacién econémico-salarial, moviïSlèntos que conducen a contratos colectivos cuyas clâusulas le garantizan una estabilidad en el empleo como las que no tiene el reste de la poblacién trabajadora; estarlamos en presencia de unà condielén di£ nada por las contradicciones: un campesino mal urbanizado qUe de- viene conservador integrado en las clases médias; un ser desarrai- gado en vîas de crearse una nueva patria, un sindicallsta original- mente revolucionario y batallador que comienza a entenderse con los trusts petroleros; un obrero privilegiado que todavia no se habitdà a las ventajac de los buenos salarios; campesino faseinado por la vida urbana, que busca sin saber aceptar todo lo que élla implica; en fin, dice Marchand, "curioso tipo humano que tiene a la vez algo de campesino de los Andes y de obrero americano" (Op.cit., pp. 88- -89 y 208). (60) Vld., Rodolfo Quintero, Sindlcaliamo y c^bio social eri Venezuela (Caracas: Universidad Central de Venezuela -Edicién especial del Boletin Bibllogrâfico de la Facultad de Economia-, 1966. Boletin No. 8). En esta obra el autor comienza por senalar la carencia en Venezuela de una 11teratura soclolégica intégral sobre el desarro­ llo del movlmiento obrero y su proyeccién en la dinâmica socio-po litlca del pais (p. 11). ” (61) Brito Figueroa, pp. 362, 364, 366, 368, 369 y 370. (62) Rangel: op.cit., pp. 247-248. (63) Brito, pp. 398-399. Vid., Walter Dupouy, la clase media en Venezuela (Caracas, mayo de 1949. Edicién facsimil, sin pie editorial). (64) Cf., Alberto J. Fia, La buiguesia nacional en América Latina, eà.cit. en especial. Cap.IV: "Là burguesia en el siglo XX", p. 57. (65) German Carrera Damas, Très Temas de Historia, ed.cit.* en "Proceso a la formacién de la burguesia venezolana" (pp. 13-87), cita pp. 54- -55. (66) Brito, pp. 419-420. (67) 0. Araujo, Venezuela violenta, ed.cit., p. 104. Fuente: Informe so­ bre el Sistema Fiscal Venezolano, Ministerio de Hacienda, Caracas, I960. (68) Rodolfo Quintero, El petréleo y nuestra sociedad (Caracas: Ediclones de la Biblloteca de là Universidad Central de Venezuela-Imprenta Uni versitarla, 1970), p. 5. Del mismo autor, Antropologïa del petréleo” (México: Siglo XXI Editores, 1972. la.éd.), en especial, pp. 103 y 8 8 . , y 207 y 88. Es indudable que la era del petréleo en Venezuela ha sido un factor determinants en las transformaciones de las formas tradicionales de pensar, sentir y actuar de los vénézolanes, y ha si­ do igualmente un peiiodo de modi ficaclon de los estllos de vida y sistemas de valores de la sociedad nacional. En concrete y en un ni- vel de ovolucién moral, la ruina del cuadro familiar tradicional pu­ do ser la primera de las consecuencias del cambio social inducido por la explotacién petrolera. La familia deiaba de ser una célula productiva y en ella cada ; tniembro devenîa en trabajador asala- riado; el desarrollo de la vida urbana y la importancia creciente -jj de la Instruceion van a conducir, sino a la quiebra, por lo menos a la decadencia del sistema de valores sociales y morales de la familia clâsica de la Venezuela agraria (Marchand: op.cit., p. 212.) (69) Quintero: El petréleo y nuestra sociedad, ed.cit., pp. 71-72. 3.- la dinâmica del proceso politico: Transicion, ruptura e invo- lucién (1928-1959).- (1) T. Halperin Donghi, Historia contemporânea de América Latina, ed. cit., pp. 356 y ss. (2) James D. Cochrane, "Movimientos politicos en Iberoaraérica", en Encl- clopedia Internacional de las Ciencias Sociales (David L, Sills Ed., ediciôn espanola de Editorial Aguilar, Madrid, 1975), Volumen 5, pp. 576-533, cita p. 576. (3) J.D. Cochrane: art.cit., p. 579. Sobre el aprismo, Harry Kantor, The Ideology and Progr^ of the Peruvian Aprista Movement (Berkeley: University of California Press, 1953. Universidad de Califoj’nia, Pu- blicaclones de Ciencia Politica, vol.4, No.l). (4) El término de modelo nacional-reformista ha obtenido consenso: Vid., Isaac Sandoval Rodriguez, Las crisis politisas latinoamcricanas y el milltarismo (México: Siglo' xXl Editores, 1976), en la literature mas reciente. (5) I. Sandoval R.: op,cit., 142-143. En Venezuela, como reflejo de estas proposlciones tipicas de los anos treinta, rtecia C. Irazabal: ";,Cémo oponerse a esta acclon del capital financière? Es precise realizar un conjunto de medidas econémicas, nacionalistas, que propicien el desa­ rrollo de nuestra propia economla, tales como la proteccién del go­ bierno a la Industria nacional, tarifas arancelarias protecclonistas, caropafia pro-consumo de los productos de elaboracion nacional y mayor participacién del Estado venezolano en la explotacién-del petréleo": Hacia la Democracia, ed.cit., (la.ed. en 1939), p. 253. (6) Como es obvlo segdn ha demostrado la experiencia histories, las deri- vaclones populistas del réformisme nacionalista -casos mâs notorios del peronismo argentine y el getulismo brasilero- han resultado un fracaso. La crisis del populisme esta en estrecha conexlén con la pro­ blemâtica de la institucion militar en los paises donde ha tenido lu­ gar. Puede decirse provisionalmente que la intervencion militar se va a producir cuando las luchas sociales -y las propias incohorenclas y deraagogias de los partidos pèpulistas- por el control del poder dan lugar a una inestabilidad que de inmediato es el pretexto para el ad- venimicnto del militarisme. El llamado régimen "colonial-faseista" en cabezado por los générales buscarâ entonces el control total del apa­ rato del Estado en una integracién del poder politico y del poder mi­ litar. El nivel politico (civil) y el nive] militar, fusionados como si se tratase de rememorar en otras circunstancias la antigua alianza entre Iglesia y Estado, intentarân un modelo de desarrollo econémico sin democracia y sin participacién politica y, por supuesto, sin mo- dificaclén del orden social existente. La innovacién tecnocrâtlca y (7) - tecnologlca de los Ejercltos va a permltlr una diStribtlcMft Xacion de objetivos estrategicos cara a este proyecto, cuyo ejertplo mis si nlficatlvo ha sido el Brasil de los ültimos aflos (Sandoval: op.cit. pp. 147-165). Sobre este tema, L.A. Costa Pinto, NacionaTYsmo y Pli- litarlsmo (México: Siglo XXI Editores, 1972); y elT esclarecedor li­ bro de Sergio Vllar, Fascisme y Milltarismo (Barcelona: Ediclones Grijalbo, 1978. Coleccion Nuevo Norte, 22). Carlos M. Rama, Kistoria del movlmiento obrero y soci^ latinoameri­ cano contemporâneo (Barcelona: Editorial Lala, 1976. 3a.ed. Frol, àe A. Melis), p. 53. (8) Para una discusién en el piano teérico sobre las caracteristlcas del sistema de recouclliacién politica, David E. Apter, The Politics of Modernization (Chicago: The University of Chicago Press, l96^;. (9) Citamos a Maria de Lourdes Acedo de Sucre y Carmen Margarita Nones La generaclén venezolana de 1928. Estudlo de una Elite Politica (c cas-Rarcelona: Editorial Ariel, 1967. ïni» de F, Rubio Llorente)* p. 43. (10) "Es dificll de imaginar en estos tiempos. Veintlslete afios de là hi toria de una nacidn entera, completamente sin escrlbit, o peor^ esc ta falsamente para la glorificacidn de un tirano engrêîdô y poderos la entera expresion artistica de un pueblo detenlda en su naclmlent los poetas condenados a cantar alabanzas falsa y dolientenente o pe manecer mudos, los pintores a ennoblecer los gestos del déspota y d toda su familia y de todas sus ocupaciones, o escapar del pals": Th mas Rourke, Gémez. Tyrant of the Andes (Nev/ York: Greenwood Press, bllshers, 1969. t’irsi Greenwood Reprinting, PublicadO orlginalmente en 1936), p. XIII del prefacio. "Unién, Paz y Trabajo" era el lema del gomecismo, al que jocosamente muchos caraquefios contestaban con el de "Unién en las cérceles, Paz en los cementerios y Trabajo en las carreteras" (Rourke: op.cit., pp. 225 y ss). (11) Segulmos a J.A. Sllva Michelena, Cambio olitico en Venezuela. Cri sis de la Democracia, ed.cit., p. (12) Ver Harrison Sabin Howard, Rémulo Galle os la révoluelén bur ue en Venezuela (Caracas: Monte v a E ores, . ra . e .Sa grera). Cap. III: "El gomecismo", pp. 41 y ss, en especial, pp. 6 -64. (13) Rangel: El Rey Petréleo, ed.cit., p. 288. (14) Ibid., p, 289. El cuadro: Rangel, p. 288. Las fuentes del autor s el "Resumen demostrativo de la Estadistica Fiscal en el lapso 19 1933" (Caracas, Tip. Americana, 1933), y "La Economia Venezolana los ûltimos veinticinco anos" (Banco Central de Venezuela, Caraca 1965). Otras cifras aluden a porcentajes parecidos aunquie con una clasificacién distinta: entre I9II y 1920, mientras se destinaba 26,5/î del presupuesto para Relaciones Interiores, un 26,4% para H cienda,̂ un 19,5^ para Guerra (ministerio de la) y un 12,495 para 0 bras Pûblicas, solo habia un 6,495 para Fomento y un 5,2^ para Ins trucclén Pdblica. Entre 1921 y 1931j el porcentaie educacional ba a 4,395, oscilando entre 3,395 (1925-1926) y 6,39» (1933-1934). Como contrapartida, el analfabetismo en la poblacién adulta alcanzaba tlsimas cotas: en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Educacién ~ "=0- [ 3 u j presentada en 1936 se hacia constar que para 1935-36 sélo el 10 por ciento de los vénézolanes sabla leer y escribir (Acedo y Nones: op. cit., p. 77). 15) Vid., E. Lieuwen, Venezuela, ed.cit., pp. 62-63. 16) José Rafael Pocaterra, Kemorlas de un venezolano de la decadencia (Caracas: Editorial Elite, 1937. 5a.ed. venezolana. dos volumenes.) Hay edicién en frances : La tyrannie au Vénézuéla. Gémez, la honte d^ l'toérique. Fragments des "Mémoires d*ùn VénézuelTin ne ta déca- derieg" (Parla: André Delpeuch. Foitiersi lmp. "Moderne", 1926). 17) En palabras de D.A. Rangel, Los Andinos en el Poder (Caracas, ed. de 1974), p. 206 (Citado por Howard, pp. 196 y 219). 18) Cecilia Pimentel, Bajo la tlrania. 1919-1935 (Caracas; litografia y Tipografia "La Bodoniana", 19/0); citamos a L. Vlllalba Villalba, quien prologa el libro ("El nacimiento de un libro"). 19) Jorge Luciani, La dictadura perpétua de Gémez y sus adyersarios (New York: De Laisne & ftossborô Inc., j.930). El ejemplar consultado en la Bibioteca Hispanica de Madrid (Centro Iberoamericano de Coope- racion) lieva la siguiente dedicatoria manuscrita: "A don Rufino Blanco Fombona, el gran proscrite, Con la franca admiracion de Jor­ ge Luciani. 1733 Amsterdam Ave. New York City". Los cinco parrafos citados provienen de pp. 46, 65 y 187-190. 20) Segulmos a German Carrera Damas, Historia contempor^iea de Venezue­ la. Bases metodolégicas (Caracas: Ediclones de la Bibllbteca-Univer 8idad Central de Venezuela, 1977), pp. 155-154 y 157-158. Cf., del mismo autor. La dimension historica en el prescrite de América lati- na y Venezuela (Caracas: fescuela de Historia-Universidad Central de Venezuela, 1972). 21) Carrera Damas: op.cit., p. 163. 22) Fenémeno concomitante con la liquidacién de los partidos histéricos venezolanos. Las dictaduras del XIX y primez os 35 anos del XX liqul- darfan en Venezuela a los Partidos Liberal y Conservador y a todas las derivaciones de este tronco bipolar. Si libérales y conservado- res se difumlnaron para dar paso a grupos politicos dirigidos por onurfilTos nacionales o régionales (grupos sin programas coîicrentes ni ^structuras partldistas estables, sino mas bien unidos por lazos de solidaridad personal), durante el periodo gomeiista estos mismos grupos iban a quedar reducidos a minimas expresiones a medida que 80 desarrollaba el aparato estatal: "El hecho politico y econémico mâs importante de Venezuela en el siglo XX es cl de la explotacion petrolera. La dictadura de Gémez se fortalece y asegura su continui- dad en el mando, porque por primera vez el Estado venezolano cuenta con recursos seguros, dejando de ser aquel Estado indigente, sin rentas ni fisco astable, que era en el siglo XIX. El poder dériva ahora ingresos permanentes y el Estado, desde el punto de vista fis cal, se convierte en un fenémeno continuo y no en un hecho acciden­ tai, precario y circunstancial, como era en el siglo pasado": R. Es- covar Salem, Evolucion politica de Venezuela, ed.cit., p. 126. 3) lîOG refcrimos a la intelligentzia, "el grupo de intelectuales, rara- mente creadores de ideas, educados en Universidades extranjeras o. k - -V-J en todo caso, en ideas extpanjeras, dcscmpefia en la polîtica 4# todo pais subdesarrollado un papel fundamental" (.*•) "Dada 1# pasividad e invalidez de las masas, son ellos los Verdodéf## ma­ tures del progreso histérico" (F. Rubio Llorente, de la introduccién a Acedo y Nones, La generacion venezolana de 1928 . . ̂ ed.-cit.» p, XXVIII. "El término * intelligentzia' fue erapleado por priiççpa vez en Rus la en el siglo XIX; se referîa a los îndividubs qité kb- blendo pasado por la Universidad, habian recibido una cultura de origen esencialmente occidental. Estos indlviduos const!tulan un grupo poco nuraeroso y exterior a los cuadros tradicionales. Esta- ban formados, principalmente, por los 'segundones* de las families aris tocrâti cas, los hijos de la pequeha burguesia ê incluso por los hljos de campesinos acomodados. Aislados de la antigua socie­ dad, se sentian unidos por los conocimientos adguiridoa y por la actitud adoptada frente al orden establecido": Acedo y Nonest op. cit., p. 27. * (24) Asi, por ejemplo, en José Carlos Kariétegui, Sîete ensayos de Inter- pretacion de la realidad peruana (Barcelona: Editorial Critiea-Gr^ 3albo, 1976. la.ed. éspahola. ed.orig.: Lima, Biblioteca Amauta, 1928), sobre la reforma universitaria de Cérdoba, programa y reper- cusiones, pp. 100-124. (25) Escovar Salom: op.cit., pp. 127-128. Vid., John D. Martz, "Venezue­ la's Generation of '28: The Genesis of Political Democracy" (Reprint from Journal of Inter-American Studies, Vol. VI, No* 1, enero de 1964)(posteriormente Incluido en su trabajo sobre el partido Accién Democrâtica). * (26) Rémulo Betancourt, Venezuela: Politica y Petréleo (México: Fondo de Cultura Econémica, 1956), pp. 66-67. (cltado por Acedo y Nones, pp. 83-84 y 100). (27) Se ha observado que los estudiantes del 28 provenian de los sectores sociales con mayores posibilidades economicas del interior del pais y, esencialmente, de las clases alta y media de Caracas y en menor medida de los sectores populares de trabajadores urbanos y campesi­ nos. Existe un acuerdo generalIzado acerca del carâcter de clase me­ dia del movlmiento estudiantil, aunque es necesario hacer algunas precisiones. Si bien es cierto que estariamos en presencia de secto­ res medics con cierta capacidad econémica -que no derivaba précisa mente del ejerclcio del poder politico-* hay que tomar en cuenta ^ue en Venezuela, un pais carente de industrlalizacién para 1928, los sectores medios no representaban todavia un porcentaje signifIcativ de la poblacién total. En realidad, en esta primera fase de presion hacia el cambio politico en un sentido moderno, se trataria de estu dlentes con posibilidades econémicas inferiores respecte a la cùspi de del poder oligârquico, pero también superiores en cierto sentido a las de los estratos medios y bajos, sin exclulr a elementos indi- viduallzados de connotadas famllias gomecistas que desaparecieron de la escena con posterioridad (Acedo y Nones: op.cit., pp. 101-102 (28) Guillermo Meneoes, "El némero aniversario de 'Elite' en 1930", revi ta Elite, Caracas, 18-IX-65, citado por Acedo y Nones, p. 110. (29) Carta de Isaac Pardo a Roui leoni (18-XII-30), citada por Acedo y Nones, p. 110. [31’,] (JO) R. Betancourt; op.cit., p. 69. (Acedo y Nones, p. 112). (31) Ibid., pp. 112-113. (32) Escovar Salom: op.cit., pp. 123-129. (33) Betancourt, Venezuela ; Politica y Petroleo, p. 69. (Acedo y Nones, p. 115). (34) Carrera Damas, Historia contemporânea de Venezuela, ed.cit., p.165. (35) Como anota Juan Oropesa, Cuatro siglos de historia venezolana, ed, cit., p. 320, (36) Ver Luis Enrique Osorio, Democracia en Venezuela (Bogota: Editorial Litografia Colombia-Ediciones de "là Idea", 1545). 6e trata de un libro de reportajes sobre los anos de Lépez Contreras y los comien- zoB de Medina Angarita; el autor, colombiano, aclara quo no se trata de un tratado, sino de una "viviseccion" de aquella coyuntura poli— tica de la "Venezuela nueva". (37) Citamos a Lieuwen, Venezuela, p. 70. (38) Art. 32-14- de la Constitucion de 1936.(Cf., L. Marinas Otero, Las Constituciones de Venezuela, ed.cit., pp. 83 y ss.). ” 39) Art. 32-62 de la Const, de 1936. 40) En 1910 se promulgaba una ley de sociedades cooperativas, reformada en 1917 e incluida dos anos después en cl Codigo de Comercio, En 1917 se aprobaba también una ley de talleres y establecImientos pu­ blicos, nue contenia disposiciones acerca de higiene y seguridad la- boraies, horario de trabajo y descanso dominical; "Esta ley, en su articulado refieja la preocupacion del Estado dictatorial por el des- contento que manïflestan grupos de trabajadores y el posible efecto de las noticias que llegan al pais sobre las luchas obreras desenca- denadas en Europa. Sin embargo, la debilidad numérica y la desorga- nizaclon de los grupos de trabajadores, permite que las clases domi­ nantes legislen sobre la materia sin hacer concesiones sociales de importancia" (R. Quintero, Sindlcallsmo y Cambio Social en Venezue­ la, ed.cit., p. 25). ' 41) Quintero: op.cit., pp. 28-29. 42) Quintero, op.cit., especialmente Cap.III: "Nacimiento y Desarrollo del Movlmiento Sindical Venezolano", pp. 59 y ss. En principio, que­ da claro que los trabajadores de la industria petrolera son los pri­ me ros que adoptan la organlzacién de tipo sindical; otros sectores de trabajadores se organizan igualmente en sindicatos "impresionados sus dirigentes por el nombre nianejado con ante ri or idad en los cursi- llos y las reuniones semiclandestinas donde partieipaban anarcosin- dica]istas espaholes, venldos al pais para trabajar por contrato en la construccién de edificios y vlas de comunicacion principalmente!* ' (pp. 59-60. El subrayado es nuestro). Quintero estima que el Congre­ so de trabajadores de diciembre de 1936 se constituyé con 219 delega dos, représentantes de cerca de 200.000 trabajadores organizados en sindicatos (p. 60). (43) "I*a paslén bolivarlana del Présidente de la Repdblicâ ÿ la Rresldn de las fuerzas reaccionariaà del pals, ee manifiestan en ùnà resolu- cion oficial donde se eatablece que el Dfa del Obrero es el 24 de julio, fecha aniversaria del nacimiento de Simon Bolivar. #1 desco- nociraiento de lo dispuesto por el gobierno y la proclamacldn del Prl raero de Mayo por 3 a confcrencia sindical* acentda la repreipidn, Mâs dirigentes y militantes de sindicatos son encarcelados; T riuevamemte se queda en proyecto el plan de estructurer y fàcer funclortâr una central nacional de trabajadores" (Ibid., pp. 62-63). (44) M.V. Magailanes, Partidos Politicos Venezolanos (Caracas: Tipografia Vargas, 1959), p. ëO. (45) Cf., Presidencia de la Repûblica* Bocuinentos que hicieron Historiaî Siglo y medio de vida republlcana. Ièl0-19bl (Caracas: Edicién con- memoratlva del Sequiscentenario de la Independencla* 1962* 2 voldme- nes). Citado por Acedo y Nones, p, 122. (46) Mémorandum del Movlmiento de Organizaclén Venezolana (ORVE)^sobre la situaclén politica, periôdico El Heraldo, l9 de marzo de 1936 (Acedo ÿWnes', P."I57).” --------- (47) Acedo y Nones, pp. 126-127. (48) Ibid., del programa del PDN, pp, 127-128. El programà aparecid pot primera vez én tel Popular, No.29, 31 de octubre de 1936* En sü orga- nizacidn inicial, el PÏ)ÏÏ inclula los nombres de Kigüèl Otero Sllva (escritor), Jévito Vlllalba (Secretario General), Rémulo Betancourt (Secretario de Organlzacién), Juan Oropesa (Secretarlo de Prensa), Raul Leoni y otros. En el seno del PDN se movian la Federacién de Estudlantes de Venezuela (rama politica), ORVÉ, PRP* Frénte Obrero, Frente Nacional de Trabajadores y Bloque Nacional Bomocrâtico de Ma­ racaibo. (49) Escovar Salom, op.cit., p. 132. Entre 1937 y 1941, el PDN experimen- tarâ la separacion de sus dos lideres mâs Importantes, Betancourt y VJllalba, este ultimo fundador de Unién Republlcana Democrâtica (URD en 1946. (50) Ver Accién Democrâtica, Doctrlna y Programa; "Tesis Folitica y Pro­ grama del PDN" (Caracas: Publicaciones oe la Secretaria Nacional de Prensa y Propaganda, 1962). Sobre este tema, Rubén Carpio Castillo, Accién Democrâtica, 1941-1971. Bosoue.io histérico de Un partido (Caracas: Èdiciones Republica, 1971), pp. 41 y ss. (51) C.E. Black, The Dynamics qf Modernization (New YorK: Harper & Row, 1966), p. 64. Citado por H.ë. Howard, Rémulo Gallegos y la revolu- cion burguesa en Venezuela, ed.cit., p. 156. (52) Carrera Damas, op.cit., p. 166. (53) Ibid., pp. 167-168. (54) Howard, p. 167. (55) Ibid., pp. 165-169. (56) Ibid., pp. 172-174. (5V) Art* 32-92 de la Constitucldn de 1945 (Cf., MarIdas Otero: op.cit., pp. 89 y ss). Tamblen arts. 15-4- y 15-78. (58) Karifias, pp. 89-90; Escovar Salon, pp. 100-101, Howard* p. 176. (60) Escovar* p. 157. (61) e*E. Black* op.cit., p. 64. (Howard* p. 171). (62) £n palabras del tanta veces citado Carrera Damas, p. 169 de su His- toria contemporânea de Venezuela, (ed.cit.) (63) ibid., p. 171. (64) JD. Martz* "Venezuela’s Generation of ’28", publ.cit., pp. 22 y ss. (Howard* pp. 210 y 222). (65) Ibid., pp. 207-209. (66) Howard, p. 213. (67) Sobre el programa de Accidn Deraocrâtica tenemos noticia de Robert Mattews, Accidn Democrâtica: The Story of Social Democracy in Vene­ zuela, I928-I948 (trabajo de maestria no publicado, Departamento de kistoria* Universidad de Nueva York) (referenda de Howard, p. 217, nota 3). (68) Rdmulo Betancourt, Trayectoria democrâtica de una revolucidn (Dis- cursos y conferencias jpronunciados en Venezuela y en el exterior du­ rante el ejercicio de la presidencia de la Junta Revolucionaria de Gobiem o de los Estados Unidos de Venezuela) (Caracas: Imprenta Na- cional, 1948), p. 5 (Alocucidn). (69) Segun Hov/ard, este experimento, aunque "por su escala no amenazaba a los latifundios, encarnaba potencialmente e] embridn tanto de un modo de produccidn como de una mentalidad que era la antltesis de los raismos. Las colonias eran revolucionarias en un sentido utdpico socialista, es decir, eran coinunidades nodelo que debian actuar co­ mo gufa para el cambio social" (p. 244.) (70) Ibid., p. 244. (de R. Betancourt, Venezuela: Folitica y fetrdleo, p. 327). (71) Howard, cifras pp. 251-252. (72) Ibid., p. 255. 73) "Los hombres de négociés, acostumbrados a su propia inefIciencia tradicional, a la maquinaria envejecida y con frecueticia a tratar con trabajadores ineptos (...), expcrimentaban presiones para au- mentar los salaries y otros bénéficies de los trabajadores. Sentian que la carga principal pesaba sobre sus hombros, dcbido a la ali an- za entre cl Ministerio del Trabajo y Accidn Democrâtica" (Howard, op.cit., p. 267). 74) Unos veinte dirigeâtes de la CTV fueron a las Câmaras legislativas en las listas électorales de AD y muchos de ellos fotinaréii de las direcciones de organismes publiées o estatales (Qui Sindicalismo y cambio social en Venezuela, ed.clt., pp. 65- (75) Ver Consejo Supremo Electoral, Escrutlnios de las Elecclones. Desde 1946 basta 1968 (Caracas; Publicaciôn de la Oflcina de Relàcionee Publicas del Consejo Supremo Electoral* s.f.), pp. 5-6. (en ténninos aproximados). Aunque en dicha publicacidn oficial no aparecen sufi- cientes dates sobre participacion electoral, es posible suponer que esta fue superior al ochenta por clento. (76) Declaracidn Preliminar de la Constitucién de 1947; Marifîas Otero* pp. 91 y ss., y p. 837. (77) Seguimos a Marirîas, op.cit.* pp. 96-99. (78) R. Betancourt, Trayectoria democràtica de Una revolucldn* ed.cit.* pp. 288-289 (Discurso). (79) Diario Catdlico, citado en el periddico El Pais (progübernsunental)* 3 de diclembre de 1947. Si bien es c1erte que Caldera nunca utilizd este tipo de expresiones, tampoco se disocid de los que las soste- nian (Vid., Howard, p. 292). (80) Consejo Supremo Electoral, publicaciôn citada, "Votaciones de 1947"* pp. 9-11. No existen datos acerca de posibles niveles de abetëncidn o de participacidn electoral aunque* como en el caso anterior* cabe suponer por deduccldn una participacidn abrumadora. (81) Diario de Debates de la Asamblea Nacional Constituyenté* citado por Howard, p. 297. (82) Diario El Pals, 4 de noviembre de 1948, (Howard* p. 299)* (83) Vid., el libro ya citado de Sergio Vilar, Fasclsmo y Militarismo. ed.clt., especialmente su andlisis sobre los origenes de la dicta- dura en Italia, Alemania, Espsûîa* Argentina y Brasil. (84) Consejo Supremo Electoral, publicaciôn citada* "Votaciones de 1952"* p. 15. El crecido numéro de votos a favor de URD se explica debldo a que el electorado accidndenocratista, siguiendo las consignas fi­ nales del partido en la clandestlnidad, participd activamente y vo- td por las listas urredistas (Carpio Castillo, Accidn Democrâtica..* ed.cit,, p. 90). (85) Marinas Otero, p. 102. la disposicion transitoria tercera derogaba en la prdctica la escualida parte dogmâtica de la Constitucldn: "En tre tanto -decia el texto- se compléta la legislacldn determinada e el Capitule sobre Garanties Indivlduales de esta Constitucldn, se mantienen en vigor las disposiciones corresnondlentes del Goblerno Provisorio y se autorisa al Presidents do la Repdblica para que torn las medidas que juzgue convenientes a la preservacidn en toda forma de la scguridad de la nacion, la conservacidn de la paz social y el mantenimlento del orden pûblico" (Escovar Salom, pp. 103-104). (36) "El regimen del 'Ideal Nacional' 0 del 'Bien Nacional' es uno de \n . mas grotescos ençendros entre las dictaduras latinoamericanar: r, la era contemporanea. Considcrario en rigor es el ultimo esfuerzo im del gomeclsmo, pero tamblen incluye elementos aportados por las Lo- gia'e Mllltares del Sur e ingredlentes de procedencia netamente fas­ cist» al estilo de la llamada ’Semana de la Patrla*. Del gomecisrao asijnila una cabal reivindicacion de sus métodos y motlvaciones pe­ ro, a diferencla del Rebabilltador, el pretenso caudillo fabrlcado por Vallenilla Xanz (hljo) esquiva asumir personalmente la plenitud de sus responsabilidades y aun constitucionalizado prefiere escudar­ se tras un supuesto mandate de las Fuerzas Armadas. De las Logias Militares del Sur extrae la retdrica, la ornamentacidn y el menos- precio por todo cuanto no procéda directaraente de la fuerza y de la sttbordinacidn incondicional. Del fasclsmo recoge un predominio de la policia polltica que progrès!vamente se sobrcpone al Ejérclto y no se detlene en el camino de acosar y humillar a las jerarqulas castrenses. Esta circunstancla da como resultado la insdilta nove- dad de que el jefe de la Seguridad Nacional se convierta de hecho en el segundo personaje del Estado y logre una catégorie similar a la que tuvo Himmler en la Alemania nazi. El propio Ninistro del In­ terior ... se ve superado o cuando me no s igualado por la prepoteii- cia efectiya del pollcia doblado en dirigente politico. Lo dem4s es la imitaclon de la politica de obras pûblicas de Guzmân Elanco, la negociacidn antipatridtica de las réservas petroleras, los asesina- tos* el levantamiento de campos de concentracldn, el sometimiento de las Universidades a un régimen de cuartel, la agresidn a todos los valores histdricos y culturales del proceso democrâtico y el saqueo inmisericorde de los dlneros publlcos": Manuel Alfredo Ro­ driguez , El Capitolio de Caracas._Un siglo de historia de Venezue­ la {Caracas: fcd. del Ôongreso de là Rêpublica, 1974), p. 5l6. 87) R. Quintero pone de relieve como con el gobierno militar establecido en 1948 aparece en la actividad petrolera un nuevo personaje: el gangster sindical, instrumentalizado por el dictador a fin de formar su propio "movimiento obrero". En combinacidn con la policia politi­ ca, este elemento se dedica aï desplazamiento violente de los diri­ geâtes democrdticos de los sindlcatos petroleros: "El surgimiento del gangster sindical marca en nuestro pais el comienzo de una época dificil y sangrienta del movimiento obrero. Dias en los cuales mue- ren muchos obreros y los sindlcatos ’sesionan* con la prescncia en el local de la temible ’Seguridad Nacional* y de fnncionarios del Mlniaterio del Trabajo. El gangstérisme provoca camblos cuantitati- vos y cualitativos del grupo social de los petroleros: sus efectivos rads antiguos son eliminados y sus puestos ocupados por recién llega- dos a los campos, cuidadosamente escogidos por la policia privada de las empresas. Veteranos trabajadores del petréleo tienen que pasar a formar parte de otros destacamentos de la clasm obrera nacional; se convierten en choferes de plaza, pequenos comerclantes, trabajadores de la construccidn o desaparecen en la dimension indefinida de los desclasados". Los trabajadores petroleros padecen la embestida dicta­ torial, convirtiéndose en aquellos afîos en un grupo débilmente Inte- grado, con poca iniciativa, que évita los conflictos y terne al gangs­ térisme y a la vigilancia policial; tiende a producirse un fencmeno de despolitizacidn, de resignacion y de dcrrotismo; Ta baja de la tasa de sindicallzacldn es un hecho bajo la presidn del Estado dic­ tatorial (en La cultura del netrdleo, ed.cit., pp. 47-48). 8) Silva Michelena, op.cit., pp. 109-111; vid., "El desarrollo de la economic venezolana en el ultimo decenio", Boletin Econdmico de Ame­ rica Latina, vol.V, Ko.l, Santiago de Chile, marzo de I960 (citado por F. I-.ieres, El petrdleo y la problemâtica estructural venezolana, ed.cit., pp. 374-376.) - (89) Silva Michelena, pp. 111-113,; \'e jia Alarcdn, La industria del oairé- leo en Venezuela, ed.cit., p. 118 (cifras sobre concesiolfted̂ . (90) Los resultados de tal consulta sintetlzaban unos 2.342.000 votos fa­ vorables al SI y unos 658.000 favorables al NO. Sin las mlnimas ga­ ranties y con un final preparado de antemano mediante las mAs disimi- les artiraanas, concurrieron Vénézolanes y Extranieroà con deredlio q opinar por medio de dos tarjetas; cada concurrente presontaba la cé- dula de identidad y recibia un sobre con una tarjeta azul y una roja: con la azul afirmaba y con la roja negaba. Vîd., Consejo Supremo glee toral, publicacidn citada, "Plebiscito verificado el 15 de diclembre”’ de 1957 con base para el continuismo (1953-1963)"* p. 15. (91) D.E. Blank, Politics in Venezuela (Boston: Little* Brown and Compa­ ny, 1973), p. 27. Sobre estos sucesos* Domingo Alberto Rangel* La re- yolucidn de las fantasias (Caracas: Ed. Ofidu* 1966) y Philip B. Tay­ lor (jrj. The Venezuel^~Oolpe de Estado of 19%: The Fall of Marcos Pérez Jiménez (Washington P.O.: institute for the Ùomparative Study of Political Systems, 1968); finalmente, Testimonios de la Revolucidn cn Venezuela (Caracas: Tlpografia Vargas, 1958). (92) Ver Antonio José Lozada, Proceso a la dictadura (Caracas: Oficina Central de Inforraacion, 1968. Colecclon "kapeles Pdblicos"* No.29), parrafos citados en pp. 7-8, 9, 11, 12, 12-13, 14, 15* 17 y 22-23. (93) SefSalaba el Fiscal, en su Exposicién de répllca en relacion con la corrupcion y el peculado bajo la dictadura* que fUe el propio Pérez Jiménez "el mayor incurso en la comision de delitos dé concesién, co­ rrupcion y lucro de funcionarios, perpetrados como medios de ejecu- cion del de peculado continuado y agravado que se le imputa en la que relia y en los escritos de cargos del Représentante del Klnisterio Publico y la acusacion. Igualmente perraitié, como también aparece probado, en el cxpodiente, el que altos* medios e inferiorea funcio­ narios pdblicos de su régimen se enriquecieran ilicitamente o Incu- rrieran en la comision de delitos contra la cosa ptSblica. Al efecto, las decisiones de la Comisién Investigadora contra el Enriquecimien- to Ilicito de Funcionarios o Empleadoa Péblicos y los procesos cur- sados ante los tribunalss ordinaries, prueban que el Contralbs Orne­ rai de la îiacion, los Ministres del Despacho Ejecutivo, Gobernadorcs de Estado y Administradores de Institutes Auténonos y otros funciona rios, salve contadas excepciones, incurrieron en los referidos hechos punibles; y que, mediante esos procedimientos, como aparece del Infor me presentado por la nombrada Comision al Congreso Nacional, agregado a los autos en copia certificada, la Nacién pudo recuperar una suma superior a los doscientos millones de bollvares (Bs. 200.000.000,oo), la cual se encontraba en poder y habfa acrecentado ilicitamente el pa trimonio de los funcionarios corruptos" (pp. 25-26). M C A P I T Ü L O Q U I N T O ■ SOBRE EL SISTEMA POLITICO ACTUAL " -4- l) EstaMlldad del slstema politico venegolano,- (I) Fodemos comenzar con una constatacidn evidente: cl elstcma politi­ co vénézolane ha logrado, en sus ultimos veinte afîos de existeheià* un liivel apreciahle de funclonamiento estahle, à pesar de las marcadas des- igualdades en la distribucidn de la riqueza nacional* Hay hechos que pue den llustrar tal aseveracldn: la realizacidnde varioS proceeos eleetora les segun loo lapses constituclonalmente establecidos* con alto indice de participacidn y con el turno en el poder de oposicidn-goblerno; la acomo- dacidn y actuacidn de partidos anti-sistema dentre del marco de la lega- lldad e instituoionalIdad democrAtlcas; la existencla de tin movimiento o- broro organlzado; la existencla de una politica de consulta y participa­ cidn instltuclonallzada de los sectores etiipresarlales privados en las es- tructuras del Estado; unas fuerzas armadas que ban aceptado el papel que el nuevo slstema democrdtlco les aslgnd a partir de 1958; ÿ la aceptacldn, en fin, de los pardmetros bdslcos del sistema por parte de la jerarquia de la Iglesla catdllca (4), Se ha obscrvado que el actueil sistema politico vénézolane discurre en la linea de desarrollo de una democracia reformists, la cual, sin re­ quérir camblos estructurales cualitativos totales o de raiz* si es lo su- ficientemente flexible como para aceptar reformas, mds o menos superflcia les, mds o menos profondas, en cl conjunto de la cstructura socio-econdmi ca de la nacidn. Elle no Implica que, en el contexte del desarrollo poli­ tico latinoamericano, el caso venezolano aparezca como excepcional, dado que, para la ddcada de los afîos 70, Venezuela ha constituido prdcticamentc la dnica nacidn. latinoamericana con un proceso politico democrâtico de per files que lo distinguen del reste de la evolucidn regional. En efecto, desde 1958 los cambios de gobierno se han efectuado en Ve­ nezuela mediante elecciones libres y competitivas, siendo el actual presi­ dents de la Rêpublica, Luis Herrera Campins (partido social-cristiano Co- pei), no sdlo el quinte présidente electo (diciembre de 1978) en sucesidn. bIao la tercera vez, en cuatro oportunldades, que el gobierno cambia de manoB, date es, que el gobierno en el poder pierde las elecciones. la primera vez ocurrid cuando Raul Leoni (Accidn Democrdtica. 1964-1969) cn- tteg& el gobierno al lider de la oposicidn Rafael Caldera (partido social- cristiano Copei. 1969-1974), trlunfador de las elecciones de diciembre de 1968* Asimismo, Caldera entregarla el poder al candidate victorioso de la oposicidn, Carlos Andrés Fdrez (Accidn Democrdtica, 1974-1979), en las d- ; leceiones de diciembre de 1973» Ahora bien, si es dificil prodccir hasta cudndo durard este mecanlsmo do rotacidn gubernamental por via electoral i en Venezuela, no es menos cierto que en la actualidad el sistema aparece 1 astable y sdlido, nientras que en el resto de America Latina la direccidn } prédominants va por la via de un autoritarisme militar que tuvo, tal vez, su aopecto mds dramdtico en el golpe militar chileno que derribd al gobiez i no constitucional de Salvador ^%lende, en septiembre de 1973. Drasil, Paiv ; guay, Argentina, Uruguay, son qtros casos de esta tendencla, con el caoo peculiar de Cuba en el Caribe ÿ algunos tradicionales regimenes autorita- rioB de América Central, Quedafian México, con su sistema de partido he-%. gemdnlco, y Colombia, con un tqrno bipartidista liberal-conservador que pàrècé haber entrado en crisis* ademds del pequefio Estado de Costa Rica, en el que sobrevive Un paclficq y, por varios conceptos, ejemplar sistema j liberal. En sintesis, en el caso de Venezuela cstariamos en presencia de Unà opcidn politica que va a dejar a un lado tanto la salida revoluciona­ ria como el camino autoritariot valè decir, un intento de combiner la de- fflocracia politica con reformas eocib-econdmicas bajo diverses coyunturas y OBcilaciones y que présenta una continuidad desde el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez (1958) hasta nuestros dias (1979). (<̂) (II) Es indudable que hay una estrecha conexidn entre el actual sistema politico venezolano y el surgimiento del sistema de partidos politicos a partir del afîo de 1936. Hemos visto cémo aquéllas primeras organizaciones dirigieron su actividad esencialmante a la formaclén de los priraeros nù- cleos sindicalés, la liberalizacién politica, las reformas sociales y e- conémicas, la institueionalizaoién de la vida partidista y el estableci- miento del sufragio universal, directe y secreto. El movimiento civico- militar de octubre de.1945 abrié, en este sentido, las puertas para una -.4- hue va e inédlta dlnâmlca politica' en el pais con el coniènzo del èistema de partidos en Venezuela* en efecto, como dice #ey, %astfl 1945 el sistema politico venezolano se caracterizaba, por un lado, por el becho de que las vias de acceso de la sociedad hacia la politicd se encon- traban bloqueadas a través de instituciones taies como el sufragio restri gido y la eloccldn indirects de los représentantes, y, por otro lado, fUn- Ciones como el reclutamiento y la participacidn politica se realizaban a travéo de camarillas personales, grupo s familiares y, èn general* media'nté procedimientos caractcrlzados por el uso de criterlos adscriptivos o par- ticularistas. A partir de esa fecha, con la excepcidn de los diez anos de intervalo dictatorial, los partidos politicos se convierten en el princi­ pal -y en la prActica, a veces, en el exclusive- mcdio de acceso de la so ciedad a la politica" (3). Aai, el nuevo orden impiantado en el llamado "trienio adeco" (1945- 1948), "impllcaba el establecimiento de un nuevo estilo politico en Vene­ zuela, caracterizado por la organizacidn y movilizacidn dê grandes masas y significaba un cambio sustancial en las ’reglas de juego’ hastà enton- ces Imperantcs, mediante la fijacidn de nuevos actores y la exclusidn, en la prdctica, de las élites politicas tradicionales. Los nuevos actores de proceso politico, los partidos, se convierten en principales véhiculas o banales de la accién"; sin embargo, no dejaban de producirse tonoiones do Importancia, yà que "una parte considerable de los sectores tradicionales que se ven desplazadoa de la actividad politica, viendo pellgrar la con- oervacién y reproduccién de sus privilégies e intereses debido a la orien tacién progresista del nuevo gobierno, rechezan pura y slmpleroente la le- gitimidad de unas reglas que implicaban, en la prActica, convertirlos en perpetuos perdedores y pasan directamente a la consplracién"; de la misma manera, diverses sectores de la cconomia privada veian 4»gunenazado su sta­ tus a causa de la tcsio del estado docente, los nuevos derechos sociales - do los trabajadores, la creacién y legitimacién de una fuerza sindical or ganizada y el deterioro del poder politico y social tradicional de los te rratcniontoB en el campo mediante la reforma agraria y la organizacidn de los campcsinos" (4). Si una parte considerable de los sectores tradicionales escogia la via conopirativa_sin ocultar las apariencias, otros dccidian mas bien un aceptacién formai de la situaclén y su utllizaclén para modificar las re glas adverses; ahora bien, incapacitados para lograr una organizacidn po litica propia, prefirieron utilizar aquella de las existentes que por su *4- Ë^traétérfstlcas pudiera darles mks fAcll â f̂ l/la. Tal partido iba a ser, fimdamentalmente, el Comité de Organizacidn* -^-électoral Indepondiente I, que por su inspiracién catdllca y por hallarse en aquél momento en ol cxtremo derecho del eepcctro partidista, se convlrtid en cl centro de atraccidn de muchos grupos conservadores (5). De otro lado, el propio hecho do la aplaotante superioridad de Accidn Democrética en las eleccio- neo do 1946 y 1947 contribula a hacer més tensa la situacidn, ya que êx- perimentaba la tendcncia a interpretar los resultados électorales como una autorizacién para imponer su voluntad sin tener en cuenta a las otras fuer gas politicas: para muchos portavoces de AD, la bandera de la transforma- cidn de la sociedad y la polftiqa venezolanas era de la exclusiva propie- dad de! partido, de modo que desde esta percpectiva, las critlcas y opooi- ciohOS a eu geetién gubernamental eran consideradas como expresiones con- trarrevolucionarias que era necesario eliminar. la pugna, pues, entre partidos asumid la forma de un conflicto exis­ te ne ial entre antagonistes irréconciliables: la tensidn reinante se tra- dujo èn un conflicto generalizado que Accidn Democrâtica no iba a poder ' contrôler, las relaciones entre AD y otros grupos politicos, especialmen­ te Copei, partido que se habia qbnvertido en représentante de los intere- seé amenazados por el proceso reformists en curso, se transformarnn cn relaciones de lucha frontal; y oomo no hubo o no se produjo la acoptacidn de unas reglas coraunes que todos hubicran estado interesados en defender, sdlo Ad y sus organizaciones sindicalés, profesionalea y oampesinas van a tratar de defender el gobierno legitimamente constituido del présidente Rdmulo Galleges cuando adviene el golpe militar de noviembre de 1948 (é). (III) No cabe duda que "Los diez aFlos de dictadura someticron a los parti- dos politicos vénézolanes a un aprendizaje forzado sobre la necesidad de lograr un minime de entendimiento si se queria asegurar el mantenimlento del sistema que, nuevamente estaba oonfiguréndose" (?). La crisis de la dictadura perezjimenista abria la posibilidad de un acuerdo para sentar las bases de un sistema democrâtico. Desde esta perspective, era percep­ tible, tanto en AD como en Copei, el surgimiento de un planteamicnto que llmara los antagonlsmos y llevara a una tolerancia reciproca. En Copei, -Ç- [ii, prlnclpalmente, se va a produclr una evolucidn depuradora dë al mëntos ultraconservadores, al mlsmo tiempo que comienzan à hacorèe sent sobre los sectores juveniles del partido las corrlentes progreo^ftas de nuevo pensamicnto demdcrata-cristlano. Por su parte, Accidn Dcmocrdtica volvia a la vida püblica despuds de los duros afîos de la clandestlnidad con una modcracldn del lenguaje y unas formulaciones mds transaecionale sobre el destine politico y social del pais* En este sentido, el llamado facto de Punto Fijo (1958) vlno a sup ner la forroallzacidn de unas normes compartidas por los partidos Accidn Democrâtica, social-cristiano Copei y Unidn Republicana Democrâtica (qu dd fuora el Partido Comunista de Venezuela), sintetlzadas en la no util zacldn do procedimientos que pudieran llevar a la vlolcncia Interpartld ta; ol reconoclmlento de un programa comdn ÿ minime de gobierno; la con niencia de evltar una oposicidn sistemâtica; y el compromiso de los par dos para -con independencia del reoultado electoral- particlpar en un biemo unitario. En line as générales, el propdslto fundamental deî acu se centraba en la necesidad de eonsolidar la estructura democrâtica del Estado venezolano (g). En sintesis, si AD, Copei y URD pasabon a conve Se en los canales principales de la accidn politica, la Iglesla catdll firmaba un roodus-vivendi con el Estado, a las fuerzas armadas se les a naba un papel institucional y los intereses de la ompresa privada eran conocidos como légitimos en el nuevo orden democrâtico.(Y) Pero jvuito al pacto tripartite, habia que constater la exlstenc de intereses menos visibles que Intervienen decisivamente en la delimi cidn de las lineas bâsicas del nuevo sistema en formacidn* De un lado, lo que se refiere a la formulacidn de una posible politica econdmica, presencia, en la Junta provisional de Gobierno encargada de preparar 1 elecciones de 1958, de importantes représentantes de la ompresa prlvad De otro, el Irapacto causado por la Revolucidn cubana, que va a provoca graves contradicciones en el sono de Accidn Deroocrâtica, las cuales es llarian en I960 con una esclsidn que da lugar al Movimiento de Izquie Revolucionaria (MIR), integrado esencialmente por los cuadroé juvenile universitarios mâs radicalizados de AD, quienes van a unirse posterior te al Partido Comunista venezolano en la guerra de guerrillas. No hay que la lucha güerrillera iba a crear graves tensiones en el sistema, p en contrapartida el intento de traspasar el modelo de toma del poder la Cuba revolucionaria no tuvo éxlto por diversas razones de tipo coy ral y estructural. — (ÿ - Entre los factores que contrlbuyeron a la radlcalizacidn Ideoldglca principlos de la década de I960 habria que seftalar, entre otros, la èpla moderaoldn de la organizacidn accidndemocratlsta -con las subsi entes tensiones Internas-; la dcprcsidn econdmica del pais que durd ta 1961-62 y que se tradujo en un aumento del desempleo a la cifra de 14 por ciento; el contexte internaclonal de la guerra fria y las enor- cxpectativas que generd la audaz accidn del ejdrcito fidellsta cuba- * Perd junto a la actividad güerrillera de los sectores de la extrema uierda, el precario equillbrio consensual fue puesto en pellgro tam- n por los Intentos de involucidn politica protagonizados por la derecha récalcitrants# Lo agudo de la confllctivldad produjo dlvislones y rup- às* no sdlo en los partidos politicos, slno tambldn en diverses organl- clonoB gremlales y sindicalés, universi tard as y educacionales cn dlstin- 8 lugares del pais; el conflicto ideoldglco penetrd igualmente, y en ofundldad, en casi todos los grupos de carâcter politico-cultural y avîn algunos grupos econdmicos, aunque en mener intensidad (Vu). Finalmente, spuds de un doloroso proceso de vlolencia, represidn y autocritica, bue- parte de la extrema izquierda Inicid• su reincorporacidn al marco legal funclonamiento del slstema politico, partlclpando con candidates pro­ be cn lap elecciones de 1973, bajo una estrategia ya Iniciada en 1968, Quedaba claro* sin embargo, que la combat1vidad de aqudllos aflos es- a en estrecha relacidn con la pesada y problemâtica herencia que habia jado el colapso^f^costoso^desordenado proceso de cambio de las esti'uctu- tradlcionales, sobre todo bajo el periodo 1948-1958» Si bien es cierto maduraba la nocldn de cambio -entendlda como reforma de los aspectos at1V O S de la organizacidn social-, tenian que afrontarse tambidn abru- oros planteamientos y nuevos requerimientos de una sociedad que cambia- cadtica y dcsordcnadamente. En efecto, enfrentarse con el crecimiento mcsurado de las urgentes necesidades impllcaba la formulacidn de una rategia de desarrollo y escala de prioridades en el campo dc la accidn itica y gubernamental. Y a ello obedecid precisamente la creacidn de Oficina de Coordinacidn y Planificacidn de la Macion (CORDIHjAN) como e canalizador de la politica oficial del réformisme democrâtico y el ienzo de la exaltacidn de la planificacidn en Venezuela como instrumnn- iddneo para conducir al pais hacia el desarrollo, entendido dste como a liberadora de la problemâtica del subdesarrollo, csto es, de la mar- alidad social, del desempleo, de la Injusta distribucidn del ingreso y otra serie de cuestiones correlativas. -f- A pesar de que los resuitAdos de tal polftlca fueron ÿ han aide bien escuAlldos -a lo que habrla que agregar el agravamionte dé mùchos problèmes y el surgimiento de qtrjbs completamcnte inédites-, ello no ex clufa ni excluye el consenso sobre la adopcién do la via reformista pa combatir el subdesarrollo dentrp de los lineamientos y én el marco de 1 pautado por el Estado liberal-democritico, al te mat i va que se pretendi se pretende superadora, tanto de la èxperiencia autoritarta como de la revolucidn social pura y simple, Bacionalizacidn de la vida econémicâ* • politica de industrializaoidn y aumento de là participacidn del Estado ol producto potrolero eran, en sintesis, los objetivos a conseguir en forma mée inracdiata,(U) La superacidn de una primera de provisionalidad (Junta de Gobier de enero de 1958, presidida por el contralmirante Wolfang Larrazébal y sucesivas remodelaciones por Imperativos de coyuntura) condujo a los c micios que dieron el triunfo a ^coi^B Democrâtica y a su candidate pre sidencial -méximo lidér- Rdmulo Betancourt para el quirtquenio 1959-196 Tal vez ha sido Betancourt el politico venezolano que hà encarnado con mayor fidelidad en Venezuela la tooria y la praxis del réformisme y el mejor de sus Intérpretes en cada situacidn, Betancourt puede eer calif cado como el constituyente del kctual sistema politico* oomo su princi pal constructor y factor clave de oonsolidacidn del mismo en su etapa més dificil. En coalicidn con Copei y URD (esté dltimo partido la aban naria posteriormente), el gobiemo de Betancourt, enfrèrttado a una ten accidn insurreccional y güerrillera, va a promulgar una discutlda ley de Reforma Agraria, a apiicar fundamentaimente sobre las tierras de pr picdad estatal o pdblica, eotablcciéndose nocmas para asistencia técni créditos agricoles, organizacidn comeréial y otros servicios. La ley r _ flejaba bien el sentido de la estrategia politica en cursoi sin transf mar la estructura latlfundista, se optaba por la revalorizacidn de las tierras ociosas con disposiciones en favor de los campesinos en materi téchica y de ayuda econdmica. Estébamos en presencia de una reforma a cola» de un proceso de colonizaeidn que admitia secundarlamente alguno aspectos de reforma agraria (43). De otra parte, el gobierno se consti en promoter entuslasta de la Organizacidn de Paises Exportadores de P trdleo (OPEP), al mismo tiempo que creaba la Corporacidn Venezolana d Petrdleo (CVP)rpimera empresa venezolana frente al monopollo extran ro. Finalmente, en 1961 se promulgaba una nueva Constitucldn, hasta h vigente, que ampliaba el contenido democrâtico de la de 1947 y recogi - 4 - alguna manera las Inquietudes del nuevo periodo histdrico en matei'la ondmica y social, . El triunfo de Accidn Democrdbica y de su canJidato presidencial, el • Radi Leoni, en las elecciones de diciembre de 1963 para el quinquonJo 64-1969, mostraria en cierta mqnera la continuidad dc la estrategia ini- iali Bajo cl gobierno de Leoni pi desarrollo hidrocnergdtico iba a recl- Ir un gran impulso, al mlsrao tiompo que se aeguian ampliondo los progra- 8 de là administracidn anterior en educacldn, oanided, vlvienda, etc. ro slmultdneamente la politica de sustitucidn de importaciones p?ra la_ hdustrializacidn desembocaba en au primera crisis, mlentras que el gobicr b dedlcaba energies al objetivo prioritario do mantencr la cotabllldad 61 sistema democrâtico; como contrapartida, ciertoo problèmes estructu- ales de la sociedad venezolana proseguian su camino critlco. Ello lleva G, Carrera Dumas a hablar, durante esta etapa, del surgimiento de una Specie de "empantanamiento" del proceso de cambio plan kendo y esbozado n la etapa anterior: no se iban a fortalecer con vlgtr los factores que abian dé impulsarlo, reconstituydndose los que lo cortraian y entrando n crisis los que lo exigian con premura; en esta etapa, la cuestJdn fun- mcntal no seria ya "la implantacidA de la nocidn de cambio, sino la for- a que dste habria de tomar, la profundidad que habria de aleanzar y loo edios de realizarlo" (43), Por de pronto, la experlcncia de la fase ante- ior -con su dialâctica de represidn polieial-mllItar vs, accidn guerrl̂ lera y terrorlstâ- trajo como resultado mâs inmediato el obllgar a las laces dominantes a tomar conciepcia de lo ineludible que era pvomover iertos camblos y reformas urgentes si se queria provenir la posibilidad S una salida revolucionaria, Mlentras tanto, en el escenario partidista tenian lugar modificacio- 00 y conflictos que iban a influir decisivamente en las cleccioneo de icicmbre de 1968, La posibilidad de una esclsidn en Accidn Dcinocrâtica, specie de mal endâmico de la importante organizacidn politica venezola- a, se abrld paso por tercera vez con motive de las discrepanclas surgi- as por la postulacidn presidencial, cuestidn que indudablemente fue fac- or clave en el triunfo electoral, por escasisimo nargen, del partido ocial-cristiaho Copei y de su candidate el Dr. Rafael Caldera. La orga- izaciân social^cristiana habia venido progrcsando en su caudal de votos n las anteriores jornadas comioiales y poco a poco c e estructuraba a es- ala nacional como partido con aspiraclones de poder. Caldera, quien ya abia mostrado su perseverancia como candidato en 1947, 1959 y 1963, pre- -éentaba un programa de gobierno!que anunciaba para la sociedad venszola- hâ nuevos rumbos, pero el reducido margen de triunfo obtènido y la situa­ cidn de minoria de su partido en el Parlamento implied el blvido de buena parte del programa, Una polltica de plurallomo ideoldgico en lo intcrna- cional y una polltica de pacifioacidn en lo interno -abricndo con ello una perspectiva de liquidacidn de los movimientos guorrilleroo- caracterizaron su mandate, al mismo tiempo que el establecimiento de una polltica de "d- reas de coincidencia" entre AD (primera mayorla minoritariâ èn el Congre­ so) y Copei, contribuyd a garantizar en cierta medida el funclonamiento del sistema democrâtico y la propia gestidn administrative y gubernamen­ tal que se referla a los intereses nacionalcs prioritarlos* Por otra parte, a fines del periodo constitucional y on Clara oonjun- cidn con la campafia electoral, se iban a producir una sérié dc importantes decisiones que abrirân un proceso de redefinicidn de los térmiuos de la relaciân de la sociedad venezolana con el sistema capiialistà mundial: la nacionalizacién del gas natural, la denuncia del Tratado comercial con Es tados Unidos, la fijaciân por cl Estado venezolano de los preclos de! pe­ trdleo, la legislacldn sobre reversidn de la industria peirolëra* là na- cionallzacldn de algunas ramas industriales, etc, ta coyuntura propicia oreada por la crisis energdtica mUndial avecinaba el debate sobre el pro­ blems do la nacionalizacidn del petrdleo, Sin dejor de agudizarse los pro blemas tradicionales de la sociedad venezolana (baja produccldn, crisis agricola, desempleo, ineficacia administrativa), el siîbito auge fiscal y hacendario derivado del alza de los preclos del petrdleo plantearia unas poslbilidades, para muchos Insospechadas, en la meta del desarrollo eco- ndmico nacional. En este contexto, el proceso eleccionario adquiria una importancia inusitadn, que Accidn Democrâtlca Iba a aprovechar a plenitud, Pordidas las elecciones de 1968, la veterana organizacidn habia inlclado un proco- 80 de reestructuracidn del aparato partidista, de positives resültados por cuanto serlalaba la clcatrlzacidn de las escislones anteriores y la toma de la ofensiva politica en la vida publica como pxincipal partido de la oposicidn. Bajo el llderazgo de su secretario general Carlos An­ dréa Pérez, colàborador directe e intlmo de Rdmulo Betancourt en el pa- sado, el objetivo central residia en la "reconquista del poder", y asi sucedid en efecto, aprovechando las eontr̂ Altùoxcjy los flancos débiles del gobierno y del partido social-cristianos, cuando AD y su candidato obtu- vleron un résonante triunfo en los comiclos, resultado que de paso mos- *" * tfaba con nltldez la conficuracl«5n de un bipartldisrao en la correlacidn de lao fuerzas politicas venezolanas: AD y Copei obtenian, juntos, mâs 1% por ciento de los votos emltldos, El quinquenio 1974-1979 roarca, a nuestro juiclo, un periodo clave de la historia politica venezolana de los Ultimo s veinte afîos. Arranca con üna de las viejas aspiraclones de los vénézolanes: la nacionalizacidn del petrdleo; posteriormente se naclonallza la Industria del hierro y van à formnlarse costosisimos planes de desarrollo de la industria peoada en general, al amparo de les cuantiosos ingrcsos fiscales proveniontcs dc la subida del valor de la riqueza fundamental del pais. No hay duda que Pé- hez imprime una dlnâmica de gran vcloeldad al conjunto dc la nacidn y non enormek las expectativas en tomo al desarrollo de la gestlân gubernamen­ tal. la politica internacional del gobierno va a tronscurrir bajo el es- qucma de la defensa de los derechos humanos en el continente: la actua­ cidn del gobiemo frente a los casos de Nicaragua y Santo Domingo es mani- festacidn concluyente de las renovadas aspiraclones en el 'imbito de la defensa de las libertades pUbllcas en la regidn. la insercidn, que parece dcfinitlva, del partido gubernamental en el ceno de la Internacional so- bialiota le conflere unos canales de comunicacidn con el exterior de los uaiés en buena medida habfa carecldo. Mâs aân, en el seno de la organiza- Idn internacional de los partidos soclalistas y social-deindcratas del undo parece surgir la idea de la validez del "modelo venezolano" como squema "exportable" hacia otros lugares de Amdrlca Latina, vista la a- ertada combinacidn, segân muchos observadores, entre reforma socio-eco dmica y democracia politica. Sin embargo, para muchos era evidente que "la proccsidn iba por den- ro", en el sentido de que la problemâtica aplicncidn del programa gubor- arncntal creaba frustraclones y deocncantos derlvados uin duda de una ma- uinaria administrativa obooleta e incapaz de llevar a bucn término las deas propuestas. De otro lado, la avalanche de petroddlarcs ponia en pri­ er lugar del debate pûblico la cuestidn de 3a corruncidn en ol sono del parato administrative del Estado, con lo que la credibilidad de la ges- . idn gubernamental experimentaba un visible deterioro. Y al igual que en 73, Copei como ppincipal partido de la oposicidn aprovechaba con astucia dos los punto8 flacos, que da frutos con su victoria en las elecciones diciembre de 1978, por un margen no muy amplio de vctos y sin visible yoria parlamentaria en las câmaras legislativas. lîasla tal punto el re- rrlcmo ha calado hondo en la conciencia politica de los venezolanos. qü6 el programa electoral del nuevo présidente social-cristiâno, iitruis Ke- rlrera Cotnpins, contempla precisamente dichas coordcnadasS lucha contra la oOfrupcidn, contra la marginalidad social, reforma cducativa* programa de viviendas, etc, A la vez, su triunfo para la nomlnacidn presidencial del Socialcristianismo Indiea de momento una modiflcacldn de la correlacidn de fuerzas internas en Copei, en el sentido del predominio hasta el momento de su ala mâs progresistaî el cristianismo avanzado que trata de alèjar- ëe dc las viejas posiciones tradicionalmente conservadorasi T al igual que en 1968, la derrota electoral de AD va a plahtear scguramento nuevad reeotructuracioneo y redifinlciones en el seno de una organizacidn que a- parece deagastada y burocratizada, pero que sin duda estâ destinada à.se- gulr jugando un papel esencial en el future politico de VeneAüélai 2,- Los partidos politicos.- C) Para Maurice Duverger, la analogia de las palabras ùtillzadas comün- mente no debe conducir a errores: "So llama Igualmente 'partidos* a las faccionos que dlvldian a lao repûblicao antlguas, a los clanes que ce sgrupaban alrede- dor de un condotlcro en la Italia del Renaclmlcnto, a los clu- bcs donde se reunion los diputados de las asambleas revolucio­ narias, a los comités que proparaban lao elecciones censatarias de las monarquias conotitucionales, asi como a las vastas orga­ nizaciones populares que enmarcan a la opinidn pûblica en las democracias modernas. Esta identidad nominal se justlflca por una parte, ya que traduce cierto parcntosco profundo : inc des- empchan todae esas instituciones un mismo papel, que es con- quistar el pnder politico y ejercerlo? Pero vemon, a pesar de todo, que no se trata de la misma cosa. De hecho, los verdade- ros partidos datan de hace apenas un siglo. En 1150. ningûn pais del mundo (con excepcidn de los Estados Unidos) conocia partidos'politicos en el sentido moderno dc la palabra: habia tendenciàs de oplniones, clubes populares, asoclacioncs de pen samiento* grupos parlamnntnrios, pero no partidos propiamente” dichos. En 1950, éstos funcionan en la mayoria de las naciones civillzadas, esforzândose las demâs por Imitarlas" (4). [ 3 M ' J ■ a partidos actuales constituyeA en realidad una com midad con una eo- tjuctura particular. Los partidos modernoa se van a caractcrlzar antes ue nada por su anatomia: "a los protozoarios de las epocas anteriores, seftala Duverger-, ha sucedido el partido con organismo complejo y dl- , ferenciado del siglo XX* ; evoluoidn que por otra parte se traduce en el i enguajes los norteamericanos hablan de la "maquinaria" para désignai- al- unas formas que a veces revistoii sus partidos; los comunistas 11 aman aparato" a la estructura jcrdrquioa del suyo y lo deslgnan generalmento on cl tdrmino de *£rganizacidn”, con una 0 maydscula muy sintomdtica e lo qUe se quiere aludir (̂ ), . El siglo XIX latinoamericano, en sus lineamientos mâs générales, ob- ervd -al igual que el caso de Venezuela- una divisidn de los. partidos oliticos ciertamente sencllla y a la manera cldsica: conservadores y li- erales; partidos de cadres para utilizar la termlnologfa del profesor y onstitucionallsta franc As (.3)* Los conservadores, principalmente terra- enicntes y miembros del alto clero, alta oficialldad del ejdrcito, parti- arios aclrrlmos del principio de autoridad, del derecho de propiedad, del rden jerdrquico, de las libertades controladas y del sui'regio selective, os libérales, integrados por profenionales, intelectuales, comerciantos, queFlos haCendados, funcionarios, se proclamaban individual is tas, dem6- ratas, adhérentes a la idea del progress, defersores de una ampliacion el sufragio.. y'.dê la libertad de pensamiento, Se trataba de un e squema ue perdurd a lo largo del XIX, para luego dar paso progresivamente a un istema partidista mds dlversifioado, en virtud del ascensu de nuevas ca­ ns sociales, del crecimiento domogrâfico y de aspiracioncs nuevas de par- icipacidn politica. Iba a ser en los paises recoptores de'la emlgraclân uropea donde las masas de ininigrantes y sus descendientes constituirân a clientela de los nuevos partidos, y un ejemplo expresivo es precisamen e el Partido Radical de la Argentina. Asi, pues, frente a los partidos radiclonales o de notables, harân acto de presencia los primeros parti­ es de masas, fendmeno que corre paralelo, insistimos, a la entrada en la cena politics de las clases médias y populares, alentadas por la incl­ iente industrial izacién, el aumento del comcrcio exterior y ol crecinilen de las responsabilidades del Estado -en un contexto histdrico imbuido r las resonancias de la revolucidn mexicana de 1910 y la rusa de 1917, ascensidn del. socialisme en Buropa y el nacionalismo ideoldgico -en s diverses matlces antiimperialistas y de recuperacidn de lo autdctono- e alentarân distintos sectores sociales y de la inteligencia (V). ( I I ) II.a) Organizacidn y miembros.- •X. En Venezuela, Accidn Democrâtlca fue la primera organizacidn polfti ca del palo que logrd abarcar todo el territorlo nacional aiguiondC el modelo do un moderno partido de masas. Su modelo de organizacidn (.̂ ) al­ gue esencialmente el de los partidos socialistâs europëbé* aunque adapta do a la realidad nacional: una estructura piramldal qüë conflUye en los ■ organismos directives naclonales; los distintos escalones slgueh la divi sidn administrativa del pais (nacional, estadal* distrital y municipal), mientras que là base es integrada por organismos localeë de barrios y ca series. En cada nivel se da una divisidn funeional entre asamblea délibe ratlva, drgano ejecutivo y drgano judicial (disclplinariô)* Existen, en­ tre los niveles, comunicaciones verticales, ascendentès y descendantes y càda nivel goza de cierta autonomie de accidn. Junto a esta estructura piramldal, existe una horizontal o funcional constituida por las llàmad •fracciones" gremlales, profesionales y del partido (obreros» campeaino universitarios, juventud, etc) (6). Puede decirse que el esquema organizativo de AD ha sido imitado, c diverses raatizaciones, por la mayoria de los partidos venezolanos, aunq con désignai dxito en su realizacidn prâctica. Sin duda, el partido soc cristiano Copei es el partido que ha realizado mâs cabalmente en la prâ tica ei esquema formai de organizacidn, al lograr cubrir la totalidad d territorio nacional y presentar a AD una trlunfal competencia en este o den. El Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), resultado de la tercera mâs grave esclsidn de Accidn Democrâtlca, si bien se hallaba inicialmen en vias de constituir un aparato semejante, en dpoca relativamente reci te fue objeto de una labor de reconqulsta de su mllitancia y dirigentes medios por AD, que afectd decisivamente su organizacidn hasta convertir en uno mâs de los "minipartides" existentes en la actualidad. De otro 1 do, el Partido Comunista de Venezuela (PCV), de marcada tendencla pro-e llnista, ha asuinldo tradicionalmente el llamado centralisme democrâtico y aunque no ha sido hlstdrlcamente una organizacidn de amplio alcance e toral, su deterioro se ha increraentado por sucesivas escislones, como 1 •Vanguardla Comunista" y el Movimiento al Soclallsmo (MAS). Este ûltimo eocioldn antl-estallnlsta del PCV, esté en cierta manera Influenelado por las ideas de la new left en contra del burocratlsmo y los aparatos par- tidistas, si\dejar obviamente de aceptar la necesidad de unas estructu- raa jerârquicaa, si bien flexibles, Otras organizaciones como Unidn Republicana Democrâtlca (URD), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, primera esclsidn de Accidn Democrâtlca)» Fuerza Democrâtlca Popular (PDP), por cltur las mâs jignifi- cativas, no son slno mlcropartidos en el sentido literal del tdrmlno. En realidad los resultados électorales de los dltimos dos comlcios (1973 y 1978) han venido refiejando con clarldad el fendmeno de polarizacidn en­ tre los dos grandes partidos del sistema, Copei y Accidn Democrâtica; el resto de las organizaciones en liaa no ha ohtenido mâs del 15 por ciento de los votos (sumândolas todas) y su representacidn parlamentaria ha sido ininima, aunque pueda eer importante como grupo en el resultado de votaci(0 nés legislativas en el prdxlmo quinquenio de 1979-1984: ni AD ni Copei tendrân la mayoria absoluta por lo que las rainifracciones parlamentarias serân declslvas si no hay acuerdo entre las dos grandes formaciones del pais. De otro lado, el desarrollo mismo de las campafîas électorales ha refie jado la formacidn en el seno de AD y Copei -y en meuor medida en el Movimiento al Socialisme- de una e specie de r.ubanarato prof es ional y tec- nocrâtico que pudiera originar tensiones con la parte tradicional de las renpcctivas organizaciones: tal es el caso de las llamadas "unidadeo de anâlidis politico", las cuales tienden a asumir un papel de primera mag- nitud durante los procesos eleccionarios y a aparecor como los primeros elementos de consulta por las direcciones nacionalcs de los partidos en 08 momentos de captacldn y anâlisis de las tendenciàs del electorado (?•). En la hora actual, y a falta de estudios cuantltativcs y datos flde- IgnoB que lo veriflquen, puede afirmarse que el grado do participacidn artidista de la poblaciân venezolana es relotivajnente elevado, si lo coit- nramos por lo menos con otros paises democrâticos e, incluso, de democra- ia avanzada. Los altos porcentajes de participacidn electoral, en los dis- intos procesos -un 85 por ciento y mâs, por ténnino medio doode 1958- ueden ser indicadores significatives del grado de interés con que los enezolanos asûmen la vida politica, Sin temor a exagerar, y de. acuerdo datos por nuèstra parte valorados muy por lo bajo, los militantes do y Copei rebsLsan cdraodamente los 2 millones de personas, de un electo- ado de 6 millones en cifras globales. En este sentido, si las elecciones e diciembre de 1973 revelaron respecto de Acclân Democrâtica el cuadro éë un partido restablecldo de su debllldad en los centrés urbanoo» lo ifilsmo que una proporclén alta del vote juvenll a su favot, Sopoé también, â pesar de la derrota electoral de aquél afio, aparecié como un ĵ artido con arralgo en todas las capas de la poblaclén ÿ nacional dssde iui. punte do viota geogrâflco, Més aûn, y a falta de anéllsio més rlgurooos en pro- ceonmicnto, los comiclos de diciembre de 1978 mostraron un fehémeho que llamarlamos de invaaién del espacio electoral de AD pôr parte de Copei, y es aol como creemos que hay que Interpretar la Victoria electoral del partido demécrata-cristiano venezolano: no sélo por su èrecimiertto orga- nizacional hasta igualar e incluso superar el aparato acciài democratls- ta en algunas zonas del pals, sipo también por su habllldad ën là capta­ cién dè capas populares tradiclopalmente adictas a su contendor histéri- co, sobre todo en aquéllas que abcedlan por primera vez àl cenoo electo­ ral. De todas formas, conviens aplarar que se trata de un proceso hiuy fluldo y de unas tendencies que pueden revertlr con facllldad dadà la ex- traordinaria movilidad horizontal y vertical del electorado Vehezoiâho Independlente y no ligado por lapos especlficos a las orgailzâcioneè par- tldistas, sector que ha demostrado constituir el elementb (tecisorio éh los actes comioiales més recientss, ' ' . . ■ - ■ ■ \ ■■ ' . ■ ' : , I : II.b) Doctrina y programa.- En su gran mayoria, los partidos venezolanos se autodenominan poU- clasintas, esto es, partidos naoionales de clases, aunquè los matlces de tan traldo y llevado pollclaslsmo scan diverses segén sea la organlzaclé que lo sustente. Ko quedan elimlnadas por ello las dlfloul:ades y contra dlcciones en el seno de los partidos en el sentido de la conclliaclén de intereses obvlamente tan varlndos. Al mismo tiempo, todss invocan el principle de democracia interna, aunque la realidad més patente es la de una mayor centralizacién en las decisiones* En este sentld», corresponde a la Direccién Nacional o Comité Nacional de cada partido el seRalamicnt de la estrategia y téctlca a segulr, y si bien es dette qae perlédlcame te suelen hacerse convenciones o congresos, éstos casi sienpre suelen ra tlflcar, con pocas modificaciones, lo que las direcciones lacionales les proponen. El fe'némeno de la centrallzacién, que por lo denés no es exclu sivamente venezolano, ha coadyuvado a que los partidos politicos tengan y asuman un carécter nacional que hace dificil la aparlclén de partidos régionales (9) 41/ - En el aspecto puramente doctrinarlo, el partido Accidn Democrâtica, ue usa como lema diotintivo el de Partido del Pueblo, es una agrupacidn ue ticne por objeto -segdn el art«l de sus Estatutos- "actuar en el cam- politico nacional para organizar, educar y conducir el pueblo de Vene- uela a la plena realizacidn de una estructura social y econdmica bàcadn n In libertad y la justlcla"; deflnlendose como una aooclacidn democrdti- a y revolucionaria Integrada por organismos de base y de direccidn, que e rige por el rdglmen de asambleas y resuelve por decisldn mayorltaria; doptando para sus miembros, como gentlllclo politico proveniente de su ombre, el califIcatlvo "accldndemocratlsta" y, como derivado de sus sl- las -AD-, el tdrmlno "adolsta", Se présenta como tradicional en AD el rato dé "comparero" entre su mllitancia, tenlendo como consigna central obllgatorla en todos sus documentos oflclales, la frase de corte nacio- alista "Por una Venezuela libre y de loo venezolanos" (9). Accidn Demo- rdtica es un partido que responderla a los postulados tedrleos de la de- ocracla social, y dentro de dste concepts, el partido se compromete a uchar por la efectivldad de las libertades, la mcdiflcacldn profunda y a democratlzacldn de la estructura ecohdmlca nacional, el establecimiento e un régimen de gobierno que permits el libre juego de las fuerzas socia- es, quebrante las relaciones feudales de propiedad en el campo, interven- a bn la produccidn Industrial, desarrollo el comercio y protoga a los sc£ ores de menos recursos, Se ha definldo como una organizacidn de iznulovda évolueionarla, basada en conceptos de républicanisme democrâtico y que onclbe la revolucidn -segân se expresa en su Tesls Sindical- como tma rcha evolutiva hacia el soclallsmo (lo). Se afirma coco un partido nacio- 1 3 a, entendlendo por nacionalismo "la ampllacldn y defensa de la in- stria nacional, la participacidn justa de la nacidn venezolana en la ex- otacldn racional de sus rlquezas naturales, el fomento y la dlfuoldn de“ cultura propia, la elevacidn a niveles de civilizacidn y progrooo dc 0 clases populares del pals, la defensa del territorio patrlo y dc sus ntes sin chauvinismos, dentro de una actltud fraternal de allanza con 0 pueblos de todas las naciones, especialmente con los pueblos de Amé- ca". Se considéra un partido antiimnerlalista comprometido a luchar con- a toda dependehcia extranjera y contra toda forma de penetracidn coloni- dora. Se estructura socialmente como partido policlasista, ya que todos s militantes (èstudlantes, obreros,empleados, profesionales unlversita- 03 y técnlcos, comerclantes, industriales, artistas y escritores) cons- tuirlan -se afirma- "un pacto que los une en el propdslto de edificar * ' J tinâ patrla emancipada de fuerzas bojuzgadoràs» de creOr üilà eoOmeW# pr@- ÿlà, de realizar la transformacidn del medio social venëzôl&ho, dé poner êh Marcha todas las capacidades productivas de la nacidn, dé superar la éituacldn de atraso cultural, de Tnéjof&r el nivel dc vida do las olasos populares y do rescatar de la miserla a los sectoreS marglhados"* dsfi- hiroc como partido popular, vlnculado a las reivindlcacloneo Soclnleo do las clases desposefdao, Accidn Democrâtlca mantlene, en materia r«llgioaa| Üna absoluta libertad de conciencia, en ël marco de un rêspëto a làë Idéâ y sentimlentos rellglosos de los ciudadanos venezolanos y de cualquier o- tra nacionalidad. Se autodefine como partido venezolano, en el sentido dé "defensor de las instituciones, del hombre, de las tradiclônès y de la na- turalczà venezolanos, pero receptive à las Inquietudes y perspèctivâs unl- vcroalen, dispuesto siempre a incorporer las experlcnclaé sociales dtileà que 80 realicen satlsfactorlamente cn cualquier latitud" (N). Leonardo Ruiz Pineda -secretario general de AD en la clandestlnidad* asesinadè por agentes de la policia polltica de la dictadura perezjlmenistà- sintetlzabâ àsl la doctrina de Accidn Democrâtica: "Somos un partidd policlasista, dé izquierda revolucionaria, deslastrado de demagogia eruptlvà, llamado a cü pllr la revolucidn democrâtlca y antllmperlal1sta con él concürsô de todaé las fuerzas politicas, econdmicas y sociales interesadas en la transforma cldn del pals, Dentro de esta empresa tienen sU punto dé accidn todos los Venezolanos onhelosos de honestldad administrativa, paz econdmica y soda nacionalismo econdmico, democracia agraria, progress industrial, ejércici de libertades publlcas y soberanla popular" (K). El Comité de Organizacidn Polltica Electoral Independlente (COPEI) e -oègân el art.l de sus Estatutos- "un partido politico démOerâtico al ser viclo del pueblo de Venezuela* con las responsabilidades y atribuciones que cn tal carâcter le atribuyen la Constitucién y las leyesfî de acuerdo a ou programa, estâ "inspirado por una Intima convlecldn de oervlcio a In patrla venezolana, pcnetrado por la necesidad de una honda reforma social basado on la justicia y alentado por los valores légitimés de la tradicid nacional", por lo que "lucha democrâticaroente por realizar los majores an helos de la nacidn y por satisfacer las necesidades de sus clases popula­ res" (4S), Si bieh la denominacldn iniclal -Copei- ha devenldo en la mâs popular, es actüalmente el unico partido en cl pals con pluralIdad de nom bres, ya que de acuerdo con sus Estatutos, tambidn se Identiflca con los nombres de ’Partido Social Cristiano*, * Partido Dcmdcrata Cristiano* y * Democracia Crlstiana*, los cuales se han venido usando de manera Indls- /Iô- -tiatà a lo largo del tiempo* Se trata de una organizacidn nacional que reepemde y ae homologa con los intereses mondiales de la Democracia Crls- tlana, atendlendo a una estrategia tambldn Internacional de credo y pro- , eéîltismo, aunque de alguna manera adccuada a las clrcunstanclao vcnozo- . lanas, siendo ou consigna central la de "For la Justicia Social en una Venezuela mojor" (4*4). Ahora bleh, en el dmblto latinoamericano no cabe dudar que uno de los principales lazos que han curgldo entre los valores con base catdll­ ca y ou desarrollo politico, ha sido precisamente la democracia crlstla- ha, Los partidos dcmdcrata-crlstlanos han tenldo importancia nacional principalmcnto en Chile y Venezuela, y slgnlflcatlvas roprescntacioncs cn Argentina, Perd y El Salvador, sin deocortar grupos menoreo y pcqucflas a- soclaclones de Igual Inoplracldn en otros paises. No es menos cierto tara- pocO que, en su orlgen, nacleron como organizaciones ultraconservadores, ligadas en muchos aspectos a lao doctrlnas del falanglsmo espafiol y al pensamiento mâs tradicional de la Iglesla catdllca. Con posterlorldad se produjo una evolucidn -acorde tambldn con la que experimentaba parte del • pensamiento catdllco- hacia un sentido menos confeslonal y mâs secular, hasta llegar a la elaboracldh de una llnea de dlfcrenclacldn y desarrollo politicos on Iiatlnoamdrlca, debldo a su potenclalldad para alinear cam­ bio social e Ideas crlstlanas en los dltimos cuarcnta afîos, oln olvldar tampoco las deflvaclones mâs radicales dq esta evolucidn, como son los casos de la llamada ’.Izquierda crlstiana* o de 'cristianos para el socla-_ lismo*, aunque hay que decir que dstos dltimos cscogieron en la mayoria e los casos la ruptura con sus organizaciones originales, formando gru­ es dlfcrenclados o Ingresando en los partidos de la izquierda revoluclo- aria (46). En todo caso, ol la democrocln crlotlona surge como una renccldn anto contra el * libéralisme ateo* como contra el *soclallsmo do Estado*, o eo menos cierto que los partidos demdcrata-crictlanos Intcntan aunar a doctrina social y polltica que aspire a la pureza del valor democrâti- o con una mayor intensidad del cristianismo en su accidn temporal. Si- uiendo las recoraendaciones de Luigi Sturzo, fundador del Partite Ponolare e Italia, no dpben nunca proclamarse catdlicos ni pretender raonopolizar as virtudes del cristianismo autodeclarândose dcpositarios ortodoxos de a fd catdllca,:sino defender los principlos e idéales de la civilizacidn ristiana para buscar el progress de la sociedad; ce aflrman como un movl- lento social, politico, econdmico y cultural de carâcter universal, que pttede concretarse o no en organlbacldn polltica; tienen como fundameàto dè su Ideologla las cnscRanzas del Evangelio y la doctrina social de la Iglesla, ya que presumiblemente es data la quo interpréta con mds fldcli- dad Cl monoaje de Crloto yaelara la apllcacldn de la ley natural que rlgo ol desarrollo de la sociedad humana. En sintesis, la doinocrocia erlôtlana se ha deflnido como "un rdgimcn que establece la alinnza de la polltica con la moral, la cooperacldn mutua entre la Iglesla y el Estado* la armo- nla entre los diferentes sectores sociales, la coexistencla del bien co- mdn y la libre iniciativa privada, la conciliacidn de la autoridad esta­ tal con los derechos de la persona humana, la compatlbllldad del patrio­ tisme con la fraternidad universal y la sintesis de la justicia social con las libertades politicas" (4b), ' En atencldn a estos postulados, el partido social-cristiano Copei de Venezuela ha elaborado un conjunte de principles que forman su acervo doctrinarlo y que H.V. Magallanes resume en los sigulentési a) Copei es Un partido nacional que considéra a Venezuela como Unà hàeidn con flsono- mia propia; b) es un partido socializante que aspira a la justicia social basada en la idea cristiana de la dignidad del trabajo, afirmando la ne­ cesidad do la Intervencidn del Estado en la vida econdmica on la medida en que el interd social lo exija -respetando justos derechos de partieij iareo- y dcfcndiendo el derecho a la propiedad privada, aunque réclamando el cumplimiento de su funcidn social; c) es un partido noliclrsirta que propicia la solidaridad y armonia entre las clases y grupos sociales en Cl sentido de una colaboracldn pacifica entre las mismas; d) es un parti­ do democrâtico que considéra a la democracia como el mejor sistema de go­ bierno, ontendlândola no sâlo como soberanla popular, nino también como garontla do los derechos de là persona humana, rcpudlando cl totolltarin- mo y la autocracia; c) eo un partido cri stiano porque sustenta el ideal drletiano como elemento integrador de la nacionalidad, de la justicia so­ cial, de la acclân humana y del servicio pâbllco; f) es un partido pro- gresinta porque réclama una labor de progreso material y moral; g) es un partido unitario porque proclama la unldad de Venezuela por enclma de las divisiones sociales o étnicas y, aunque reconoce el sentimiento regional como estlmulo de responsabllidad clvica, condena toda tendencla regiona- lista de sentido ncgatlvo o que dcsconozca los intereses naoionales; h) es un partido pacifista que condcna la vlolencia y la coacciân; y 1) es un partido anticomunista que combate al comunlsmo como sistema con­ trario a la democracia y la civilizacidn cristiana ( do sus destines (independientemcnte de su adscripclén Ideolégica): Argentina (general Levingstone), Bolivia (general Torres), Brasil (general Garrastazu Medici), Guatemala (coronel Arana), Honduras (general Lépez Arellano), Nicaragua (general Somoza), Paraguay (general i - Stroesoner), Perd (general Velasco Alvarado), El Salvador (general SAn- ̂ chez Hernéndez) (3), A ello agréguense los casos mds recientes de Chile, Uruguay, Ecuador, Panamâ y la intentons en Santo Domingo, y se tendrd uft panorama fiel de hasta qué punto América Latina ha vivido una de las eta pas mdo aciagas de su evolucién contempordnea, Por contraste, si en Venezuela el grado de intervencién de los mlli tares on la polftica fue enorme, en el proccao politico reciente -con la excepcién de la larga dictadura perezjimenista (1948-1958)- tal interven cién ha consistido (1945 y 1958) en el desplazamicnto del gobierno exls- tente para sustituirlo por un gobierno civil que, en ambos casos, supuso una mayor intervencidn de los partidos en la vida politics y una devolu- cién a la sociedad civil de su soboranfa esencial en los asuntos pdbli- ' COS. La intervencidn a partir do 1958 se càracterlzard por su mantenlmic to dontro de los limites de la • influencia* y la *presidn*, sin oxcluir menoscabar cl papel de los partidos politicos y la subslstencia del Esta democrdtico (y). Es un hecho que, desde 1959, se va a llegar a un a^uerd para el funcionamionto neutral de las fuerzas armadas en el contexte pq- lltico, sin dejar de constituir una institucidn virtualmente autdnoma en cuanto ataRe a asuntos milltares Institucionalesî el propio ministre de Defensa os un militar que actda como représentante del Ejdrcito en el Ga bincte, garantizando el dmbito de dicha autonomla. En un comienzo (1959- 1963), pudicron distinguirso varias direcclones on cl sono de las fuersv armadas venczolanas: a) un grupo de oficiales participes del tradicion papel dominante de los milltares en la politica y de reslotencia a toda evolucidn democratizadora; b) un grupo que quicre el ejercicio de la po lltica en manos de civiles: grupo apolltico y profcsional que entiende como lo mejor el no Inmiscuirse; y c) un tcrccr grupo que vino a identi ficarse con el programs rcformicta de la administracldn de Rdmulo Betan court, ointidndooe guardIdn de la misma e Integrado por muchos oficialo •aroigos* del période 1945-48.(5’) En llneas générales, estos dos dltimoo grupos van a predominar en la evolucidn mds reciente, unificados bajo pcrfil profesional en cl mantoniemionto del orden institucional. Por lo demds, ninguna de las dltimas admlnistracionos ha descuidado la creacid de canales de cbmunicacidn con las nuevas promociones bajo similares o- rlentaciones de respeto a la legalidad. A pesar de la escaslsima informacidn exlstente al respecte,' result évidente que en cl establecimiento de taies canales de comunicacidn jue y cristaliza una politica de tipo nrebendario. en el sentido de conceal - -CS - M . de prlvlleglos lo suflclentement'e amplios como para mantener las atribu- clones constituelonales* También es cierto, y ello no contradice radical- mcnte lo anterior so pena de caer en el utopismo, que el Ejcrcito venezo- ono orienta au accidn actual baclà la prcservacldn del sistema politico exlstente, al mismo tiempo que intenta tecnificar y modcrnlzar sus équi­ pés. Su compoaicldn social viene a ser tipicamcnte popular a nivel de t r o ^ pa* aunque la oflclalidad ascicnde en nuchos casos a los estratos altos de la estructura social, sin que el origen social de algunos de elles co­ rresponde con los estrataos bajos o medios de la poblacidn. Son escasos, por no decir minimos, los sujetos provenientcs de la al ta burguesia -en contraste con Ejdrcitos como el argentine, cuya alta oficialldad eo t_i picamcnte oligdrquica-, quienca mdc bien se dirigen a activldades orapre- éarialcs y dc négociés antes que a la carrera militar (6). Por lo demds, el sistema politico venezolano parece haber logrado bon dxitd hasta el momento la contencidn del roi politico de las fuerzas armadas mediants el establecimiento de barreras institucionales a la po- sibilidad de un golpe de Estado: asi, por ejemplo, conversidn del Estado ayor en cuerpo consultive y asesor con gran autonomla de direccidn por arte de las distintas armas; desconcentracién de bases milltares; vigi- Lancià sobre persohalidades do la jerarqula militar que hubieran manifen- bado aetîtudoo inquiétantes (el Scnado aprueba los asccnoos a générales eleccionados ya por cl présidente de la Repdblica on base a una lista resentada por los distintos cucrpos); rotacién poriddica de los jefcs e grandes unidades; y, en. fin, gran ceceptividad del sistema respect© e las demandas del personal armado. De otro lado, no parece existir, omo en el pasado, el predominio de una determinada regidn dentro de las uerzas armadas. En este sentido, el Ejdrcito venezolano aparece como un jdrcito nacional y constituye factor primordial de intcgracidn del pals. Ids importantes en la actualidad parecen otran formaciones grupales, como a division entre altas jerarqulas y oficialidad inferior a nivel de coro- el. De igual manera, ha ido dibujdndose una difcrenciacldn orlginada en 1 factor de estudios profesionales no milltares, siendo extraordinaria- ente diflcil el constatar cudl grupo es el prédominante debido a la ca- encia de estudios cicntlficos sobre el tema, Interesa destacur, finalraen- e, la labor dèl Institut© de Altos Estudios para la Defensa Nacional IAEDEN) como yaliosa oportunidad de encucntro entre milltares y civiles n el andlisis y estudio de problèmes econdmicos y sociales V f ) * - -C') - (II) - La Iglesla - Durant© la época colonial dc Amdrica latlna, la Iglcsia catdlica desarrolld una serie de unidades eclesidsticas fuortemonte entrelazadas con la aupcrcotructura de la empresa colonial, eetablecidndose una co- nexidn decisiva y durâdera entre el poder politico aecular y la inr.iltu- cidn religiosa central. Como es notorio sin embargo, y dadas las condi- ciohes del medio americano, en el transcurso de los siglos XVII y XVIII va a producirse una escisidn entre la Iglesia oficial y la religidn tal como la practicaba el pueblo, en el sentido de que el catoliclsmo* en mixture con las formas religiosas precolombinas, va a apoyarso en con­ textes extrasacramcntales como la familia, las cofradlas, los cultes co- munales, las fiestas populares religiosas y demds directrices informaies de la vida cotidlana de los pueblos americanos. Ello implicard que los Intereses religiosos de las clases populares se centren y satisfagan a través de prdcticas ad hoc, dovociones privadas y partlcipacidn en feste jos de ambiente catdlico, mlentras que la autoridad sacramental propiame te dicha se convierte progresivamente on un elcmonto perifdrico de la vl da religiosa de gran ndmcro de personas, Y es on este sentido que ha pod do ofirmaroe que la influoncia y el control social de la Iglesla catdlic en Latlnoamdrica ha sldo fruto, no tanto de su funcldn eotrictamente pas toral, sino mds bien del apoyo que sus altas jerarqulas han concedido a los poderes seculares, a cambio de multiples actividades en materia de educacidn, caridad y administracldn de biones. En este contexte, la Igle sia del siglo XIX latinoaraericano se identified sustnnclal y firihemento con las facclones conscrvadoras, y su principal ontratcgia fue la allana con dlchos grupos ep cuanto a status legal y ayuda flnnnciera,(8) Pero el cambio social y la evolucidn polftlca posterior, junto a 1 transformacionet de mentalidad de todos conocldao, fucron llevnndo pro­ gresivamente e las élites religiosas a la rcconsideracidn de sus postur Si por un lado se comienza a apoyar las reformas sociales en un intente por reacomodarse ante la nueva oituacidn de unas sociedades en emergen- cia, no hay que olvidar la presencia y el râpido crecimiento de posiblo competldores como el Pentecestallsmo protestante y otros movimientos co grcgacionales que vienen a romper en cierto sentido la monolitica tradl - M . [islj -clén catélioa an uaterla de orléntaclén de los valoreo, partlclpacldn polftlca y foiinas le afiliacidn (4), Ko obstante* lesde el punto de vista de la polftica actual, pensâmes que hay que distirçuir cuidadosamente entre la jerarqula de la Iglesia y loa llomadoa •gtipoa de base* o "comunidades crlntîanns do base* on el enjuiciainiento de 3U papel como podoroso grupo de presidn. En igual scn- tido, éi roi de la Iglesla va a ser distinto de aoucrdo a la comunldad nacional de que eetrate. En Ifnoas générales, oi la Igleoia ha abandona- do, salvo excepcloies, su tradicional actitud conservadora, tampoco se ha deflnido por Um actitud resueltamente révolueionarla, aquf tamblln balvo excepclonee 'los "curas guerrilleros", la "teologfa de la libéra- cldn", otc). La jerorqufa al menés parece adoptnr une. actitud intermedia: la jorarqufa como :al no autorisa el progrès!smo revolucionario, como tnm- poco la ooluclén aitoritarla, y buena prueba de éoto dl timo non lao ten- sionoo cxlstentes mtre la Iglesla y las dictaduras mllitares en pafses como Chile, Argent.na, Nicaragua y Brasll. Pero en otras circunstancias y en otros pafses le esté le jos de ofrecer una actitud unitaria, y en es­ te aspecto la esciiién més importante se produce por el lado izqulcrdo, Bsto es, todos aqudlos grupos de catélicos progresistas que apoyan un cambio social tadical, Identlficando o compaginaado los prlncinios cris- tianos y la revoludén social, Estudiosos de loc pensadorcs méo avanzados io la flloooffa ca^dlica «Jacques Marltain o Emmanuel Houn1er- y do loo fUndadoreo dèl sbcJallomo cicntffico, piensan en la compatibilidad entre ristiariismo y mardsmo, aunque discrepan en muchos casos acerca de prio- Idades, procedimlmtos y relacioncs con la izquierda lalca. En Venezuela, el roi y la influencla de la jerarqufa-de la Iglesla atdlica en la evolucidn contempordnea oerfa llustrativo de la habilidad e las instltucloncB y valoreo tradlcionaleo para adnptarse a las deman- no do modcrnizaôldi on una sociedad cada vez mds compleja. Para D.E, lank, dicha InflUeicla de la Igleoia en el pafs ec parcialmento el re- ■ ultndo dc au tradicional papel como guardidn de los valoreo eopirituales morales, y parcidLmente tamblén el result ado de su to ma dc concicncia cerco de las nuevas rcoponsabilidades de tipo secular en las dreas so- iales y de blénes'ter ( M , aunque la exprcsidn de esta influencla no de je e tener cierta» amttgUedad: irfa desde la sécréta organizacidn del Onus oi hasta las fbrmeciones cristlanas revolucionariao de izquierda, Histdricamênte, el papel de la Iglesia ha vnrlado en Venezuela, Des- e el comienzo, el ierecho de patronato a correspondldo al Estado y aunque ia religién catdllca pocas veces fue hecha religidn de Èsiàdo, hàata me- diados del siglo XIX el alto clero estuvo Intimamente asociado con la o- ligarquia conservadora, descmpcfiando un papel dominante y cxcluslvo en el sistema cducacional, El liberalismo anticlerical de la segUnda nitad del XIX, en copecinl durante el Guamanato. vino a significar una modificacidrt en los podcrca tradicionaleo de la Iglesia a travds de una Icgislacidn laica que inclufa ] ibertad de cultes, rogistro civil, màtrinionio civil, problblcidn de eonvcntos y monasteries, etc., que ha persistido a ou es­ tablecimiento. Bajo cl trienio 1945-48 la Iglesia jugd un combativo pape en la vida politica, en el marco de una rlgida defensa de sus prerrogati vas institucionales contra los renovados intentos de secularizacidn y mo dernizacidn emprendidos en aquella etapa principalmente en el terreho e- ducativo, y cjerciendo su influencla a tal efecto mcdionto prominentes miembros laicos del partido social-cristiano Copei* En lo sucesivo, su distanclamiento de la corrompida dictadura de Bd rez Jimcnez y su importante actuacidn en el fin de la misma por parte de la méxima jerarqula eclesiéstica, llevarén a la Iglesia venezolàna a asu mir un papel mds moderno y neutral desde el punto de vista de oU posicid politica. Como contrapartida* a partir de 1958 los gobiernos de AD procü rardn evitar antagonismos mediante una politica de teconocimionto de la influencla social de la organizacidn eclesial en la poblacidn, todo ello dontro del marco de una amplia libertad religiosa, de una soparacidn do Iglesia y Estado que define las distintas esferas de actuacidn y do una legislacidn civil de carâcter laico y secular en lo refcrente a los acto de la vida privada de los ciudadanos. Asi, las modalidades de presidn van a cristalizar, sin menospreciar la ayuda écondmica que el Estado lè concede a la Iglesia a los fines de mantenimiento del culto, en el terre no educativo y social mediante asociaclones como "Fé y Alegria", "ûérita aeociacioncs propagandistas del catollciomo, etc. Se trata do un peso in tituclonal que utiliza esencialmente los mccanismos de poder socio-econ^ mico, que puede muy bien no nececnriamente correnponder con une adheren- cia efcctiva desde un punto de vista subjetivo: basta seRalar que mientr més del 90 por.ciento de la poblacidn se adhicre nominalmente al catoli- cismo, sdlo una pequeRa minoria del 25 por ciento aproximadaraente, puede mer considerada como practicantes activas (̂1). Lo cierto es que el peso histdrico e institucional de la Iglesia en Venezuela se ha visto equili- brado con la acéptacidn por la roisma de un progresivo proceso de secula rizacidn de la vida legal, social y politica de la nacidn. ( 3 3 - 0 ( I I I ) Loo grupos asoclaclonales Eft la medida en que la dinémlca politica del pals ha ido avanzando en loè dltlmos tree o cuatro lustros, una conotelucldn de influyentes y bien organlzados grupos y asociaclones ha comenzado a partlcipar activa- mente en los asuntos politicos de Venezuela. Es imposlble negar que podo­ roso s grupos familiares y flnancieros ejercen una ampj ia influencla en la vida pdblica venezolana y juegan, asimlomo, un importante papel en los a- suntos organlzativoB del sector prlvado de la economla, Teneraoo que muy pocao cntldades flnanclorao dominan caol todo el mercado en muchoo oocto- roo drives; es perceptible un fue rte raogo antlcompctitivo en la activi- dad écondmica privada; préctlcamente no han exlstldo Icyes efcctlvas antl- monopollo y loa precios son a menudo fljados por acuerdos prlvados; se han constatado tenslones entre los distintos sectores (agrlcultores frente a industriales* exportadores frente a importadores, etc.,) y un cierto regionalismo econdmico que dériva en poolbles rivalidados inter-zonales, A la cabezà dé este denao sistema de grupoo n intereses esté la Fc- dcracidn vonzolana de Cémaras de Comercio y Produccidn (FFDECAM/iRAS), au- tdntico portavoz de la economla privada. Creada en 1944, Fcdecémaras tic- ne unas 200 asociaciones-miembros repartidas en casi todas ]as éreas de la economla y représentantes de las més influyentes familiao han mantcnido importantes posiciones en sus drganos directives. Desde 1950, y particu- armente a partir de 1965» la organizacidn empresarial ha-tornado un ere- iente papel en los debates sobre politica écondmica gubernamontal, en ec- ccial en lo que concernido al sector privado corao un todo, incluycndo ol ecioivo capitule de la politica petrolera. En este sentido, una autdnti- a exprcsidn de los grupos privados de presidn han sldo lao Acambleas a- uales de Fcdecémaras, aunque tambidn hay que senalar una gran relevancia ara toda la serie de comités inscrtos en el aparato estatal en sus dls- Intas ramas econdmicas. La imbricacidn viene dada igualmente a través de 03 consejos cohsultivos (Consejo de Economla Nacional), la representa- idn de sectoreo privados en institutos autdnomos, las comisioncs aneso- as en la elaboi'acidn de proyectos de leyes, las ccmlsiones consultivao ara aopectos coÿunturales (crédito y gasto pûblico, ingreso de Venezuela n el pacte andino, etc.) y otros canales similares. - Si- 1*08 medios de comunicacidn do masas, cobre todo loo Oanales pbiva- lo# do la telcvioidn venezolana, han conotituido ciertamente un instru- ichto comdnmente utilizado por loo sectores privados de la ecohomia fren- e a mcdidno gubcrnameutales prcsuntamcnte atentatorias de la libertad do >mprcoa. No cabe olvidar que los puntoo bdsicos de la ideologfa do pode- '0800 ooctores de la burguesia venezolana -principalmente los ligados al jomercio de importacidn y su entorno- se refieren a là no intervencidn lei Eotado en la econooia y a la defense de la libertad de iniolàtlva ém- îresarial* lo que expl'ica "la oponicidn cerrada frente al control pdblico le lào Industries bésicas, las prosiones ejorcldas sobre los poderes pd- ' )licos para evitar reformas impositivas, rcgulaciones de alquileres^ de • irecloo, de inversiones cxtranjeras, de importéeiones* •*»* las prosiones 3jercidas para que el gobierno consulte con los organismoà dé là bürgüc- lia cualquier proyecto de ley o reforma écondmica antes dé ponerla en vi- ;encla" (#). No es posible tampoco menospreciar las fricciones qüè han éxistido y ixioten en el seno de los diversos grupos empreèariales. Prccisamehte, Fe- decémaras, como ente institucional, ha sido la mejor exprcsidn de là con- vivencia muchas voces conflictiva de las diveroas capao de la burguesia venezolana. En efecto, el drgano por excelnncia del capital ho ha eôtado exénto de contradicciones manifiestas o latentes on el marco de uh eqüi- llbrio inectable sdlo mantenido por lapsos de apacigtlamiento* Asi» püode afirmarse que hasta 1958, Fcdecémaras èstuvo dirigida por horabres del gran comercio y de la banca, en un intente de armonia entre loo intereses del mundo dc los négociés y los de la dictadura perczjimenlsta. Con el cambio politico sin embargo, la organizacidn empresarial se vid obligada a modiflcaciones tdcticas que llcvoron a rcpresentantoo de la burguesia productora o industrial a la direccidn de la institucidn, imprimidndolc una orientacidn nacionalista, Lao viejao fuerzas de la bonca, la construe- cldn y el comercio iniciaron dcopuds diverses ofensivas para recuperax po­ siciones, aunque el nacionalismo industrial manténdria su influencla en la conduccidn de la politica empresarial, y asi parece ser en los dltlmos afioo, en los que ha sido perceptible en Fcdecdniaras un predominio de loo sectores afectoo al proceso de industrializacidn. El otro lado de la cuestidn rndica, corao contrapeoo a la podcrosa in- fluencia de los grupos empresarialcs, en cl hecho de que gran parte del sector privado dépende del Estado venezolano en un grado mayor que en cual quier otro paio de Latinoamdrica, El sector pdblico viene tcniendo y,ad- -34- (353j «qàirléndo tal slgnlficacidn en la economla general, que muchas de sus dcololoncB eomievan Imprcvistas consecuencias para cl mundo de los nc- gocloo. So ha-dicho, Incluso, que el Estado venezolano, debldo a sus In- gSeoos petroleros* ha podido lograr una indcpcndcncla rolatlva de la eco­ nomla privada, pudicndo inostrar capacldad para mantencroo, cn algunos ca- 806» por encima de las presioncs que afectan a las instituclones publi- cas de muchos paises con sistema de economla de mercado. Asi, por cjem­ plo» la independencia fiscal del Eotado habrla facilitado, no sdlo la rdpida expansion de una hurocracla relativamente autdnoma, slno tambidn el Sosicnimicnto dé costosos programas gubemamcntales de desarrollo en Areas b4slcas para la economla del pals. La real id ad no obstante es dla- Idctica y lo cierto es que la politico écondmica ha estado caracterizoda por una eerie do tenslones y sucesivos acuerdos entre las elites econd­ micas ÿ el gobierno. El esquema résultante ha dado lugar a un flujo y refinjo entre Pedecdmaras y el gobierno de turno, convenicntemente ins- titucionalizado a travds de las comisioncs y comités scRalados anterior- inenie. Ett este contexts jugaron un papel Importante las compoRlas petro- leras existantes antes de la nacionalizacidn dc la in< ustrla cxtractiva del 3TO norro. Con anterioridad a 1975, las compaRlas petrolcras hiclc- ron cuanto pudièron a fin de obtener ventajas de las rclacionea y posi- blbs tenslones entre el gobierno y el sector privado y, de hecho, en dl- versas coyunturas, la convergencia de consorcios petroleros con grupos empresariales nacionales supuso una estrategia defensive clave de los rimeros. (/)) (IV) - El movimiento sindical - Trente a los intereses empresarialcs, el movimiento sindical venezo- ano se organlza principalmente en torno a la Confederacidn de Trabajado- es de Venezuela (CTV), La CTV y organizaciones conexas constltuyen tam- ien un grupo de presidn importante y a tomar en cuenta, aunque hay que ccir que su in'fluencia ha sido y os objeto de una competcncia deslgual or parte de los organismes empresarlales y del capital privado. En 11- eas générales, el movimiento sindical vénézolane se encuentra Intimamen- e concctado con los partidos politicos y, en consecuencia, ce da una nibdiàtizacidn por éotos dltimos. Log partidos Incorporai & dirlgbiitoB de lès èlndlcatos a sua organlcmos nacionales do direccidn» ô vicevfroa. Loa partidos, sobre todo gi estdn en el gobierno, oe erlgen en canales do ela- boracidn y decisidn de medldao concernientes à los InteréseS de lôs tra- bàjadores. No cabe duda que, bistèricamente y hasta el momento présente» el ver- dàdero poder dentro de la CTV lo constituye el partido Accldh DemoorÀtica» ès igualmente destacable la importoncla del Bürd slndlcàl de AD eh la vi­ da interna de la organizacidn accidn-democratistaî como botdn de niüestra hày que recorder el peso que tuvo la seccidh oindical de! partido èn el momento de la postulacidn del Dr. Radl Leôni como candidate de AD à loo èomicios de 1963. En eoncroto, entre AD y la CTV ha podido perclbirse uha concxidn que cristaliza, por ejemplo, en el intercambiè de los cuadros sindicales de arobas organizaciones en los niveleS localës» èstadàleS y hacionales. Asi, no es raro encontrar que el Ifder o présidente dé là central sindical venezolana ocupe una de las vicepresldénciâs de la for- macidn politica adeca. Todos los intentos por crear centrales sindicales paraielàs à la CTV hnn tcnido escasisimo éxito y las existantes en la hctualidad tieneii un dmbito de accidn muy raducido, por no decir mlnimo. Dé otro lado» èl movimiento sindical venezolano ha experimentado una cvolücidn no eXenta de conflictos y contradicciones derivadâs de la propia ntoxis poÜtlca del pais. Cuando en 1958, a raiz del derrocamionto de 16 dictadura, el movimiento sindican cale de la clandestinidad, lo hace con la creacidn de un Comité Sindical Unificado Nacional que octda como direccidn de una contrai obrera e integrado por representantes de grupoo y partidos poli­ ticos con preocncia efcctiva en el sindicalicmo venezolano. Se trata en principio do un organismo de cardeter provisional y con funcidn agluti- nadora de opinioneo. Su gestldn principal va a ser la convocatorla de acamblea sindical nacional -bajo el nombre de U Congreso de Trabajadore de Venezuela. Mientras tanto, el CSUN participa actlvamente en el procès politico mediante huelgas générales politicao declaradas con cl fin de hacer frente a las diverses intentonas milltares y civiles que amenazab lao naclentes llbertades pûblicao y obstacullzaban ol camino hacia la conutruccidn de una sociedad democrdtica. Al lado de estas grandes dcmo traciones, y bàjo el patrocinio del CSUN, oe célébra, on agosto de 1958, una Convenclén Nacional de Trabaj ad ores Petroleros en la que se créa la Federacién de Trabajadores Petroleros de Venezuela, cuya primera junta ( . i i i j reetiva os prcsldlda per un dlflgontc sindical acciéndcmocrntista o in- grada con représentantes de AD, PCV, ÜRD y Copei. En noviembre de 1959 se reiine fin aiment e el III Congre oo de Trabaja- res de Venezuela con més de rail delegados del movimiento obrcro naclo- 1. La presidencia del Congreso corresponde a AD y la junta dJrcctiva integraré aderaés por représentantes de todos los partidos del cspectro* litico e indepcndientes. Se acuerda una Declaracién sobre loo Principles 1 Movimiento Sindical en Venezuela, en la que oe establccla: *lo) lîoafirmar los principioo générales que constltuyen lao normes do acclén del proletariado dontro de la nociedad capitolInta, ha- clondo énfaois en el hecho de que las organizaciones nlndlcaleo no puoden olvidar que deben estar a tono con el tiempo hintérlco en que actéan, no oolamente en lo que respecta a una politica de cala rios y de costo de vida, slno tâmbién en todo lo que atone al desa rrollo politico, econéraico, social y cultural del pais y, aderaés, en funcidn de scrviclo a la colectlvldad; 2o) Renfirmar que el cln- dicato es un organismo amplio de clase, en cl cual militân todos Ion trabajadores sin distingos de raza, naclonalldodcn, credos re­ ligiosos e ideas politicas; 3o) Reafirmar que el movimiento cindl- cai tiene su propia politica,“"que es la de la clase obrcra; por lo cual rechazamon la tesln del apolitlclsmo sindical a ultrnnza, co­ mo algo pernicioco y contrario a los intereses de Ion trabajadores; 4o) Rcafiniiar nuestro concepto de que el s indicate tiene que ser organismo independlente del Estado, de Ion patronos, dc loo parti­ dos politicos, credos flloséflcôs y de toda fuerza cxtraTia ai r.ovi miento sindical; 5o) El respeto a las normas de la democracia olnHl cal y de la libertad sindical, es el medio raéo eflcaz para garanti- zàr la unidad del movimiento obrero y para que ésto sea cl lnst.ru- mcnto cfectlvo de defensa de los intereses mediates e inmrdintos de loo trabajadores (...); 8o) El movimiento sindical venezolano lucha- ré, en unién de todos les occtoroo patrlétlcoo de la naclén, para lograr la plena independencia nacional dc la tutela dc Ion grandes conoorcioo internaeionales que mcdiatizan nuortra oconotnia, o quo atentcn contra nuestra soberanin y nucstra libertad; 14o) Los trabajadores, que conntituimos la mayoria de la sociedad, y que, en caso de una guerra, Iriamos a poblar los campes de batalla c o n nuostros cadéveres, ratificamos nuestros viejos principios de quo la paz y el entendimiento entre los horabres deben privar por encima de las acciones bélicas y de los odioo entre los ceres hu­ mane s (...)" cuanto a la lucha por la liberacién nacional de los pueblos, se acor- ba: î "l) Reafirmar los sentimicntos de solldaridad de la clase obrera y campesina para con todos los pueblos optlmidos del mundo que luchan por ou soberania, presténdoles todo el apoyo para cl éxito de sus nobles aspiraciones; 2) Luchar contra la ponetracién Imperiallsta . W- ÿ por la independencia econéraica de los paiseo coloniôieâ} )) tu- ohar contra toda forma de colonial ismo en América Latina" En la lÜtima reunién plenaria del Congreso se cohotitüyé yà défini- tivamente la Confederacidn de Trabajadores de Venezuela (CT7)* euÿos li- heamientos programdticos se trazaron sustancialmcntc en loo acUerdos a- doptados a lo largo do las distintas ocslones do trabajo* El primer Co- : mité EjoCutivo Nacional de la CTV quedd proaidido por un dirigente bih- dical de Accidn Democrdtica, partido que obtenia siete de los catorce cargos principales; très puestos para el Partido Comunistà, dos para el partido social-cristiano Copei y dos para Unldn RepUblicana Democrd­ tica. Pero con posterioridad, las divisiones en el seno de AD» por un lado, y el crociente radicalismo del proceso politico en loo primeros a- flos de los 60, iban a dar lugar al surgimiento de dos direcclones del movimiento sindical en Venezuela: las llamadas "CTV oficialista" y la "CTV no oficialista". Esta dltima va a provocar una escisidn en là or­ ganizacidn sindical de los trabajadores, pasando a constituir la Cehtral Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV)» bajo el patrociniô y la influencla del Partido Comunistà y organizaciones politicad de la extre­ ma izquierda. Sin embargo, y a pecar de aquellos aRos de feonflictividad» là CTV va a emerger como la central abrumndoramente mayoritaria del con­ texte sindical venezolano. Su indice de afiliacidn y sü extendida orga-| nizacldn en todo el territorio nacional la convortird en un importante grupo dc presidn del sistema politico actual frente à las Organizaciones patronales. La preoidn ejercida por la central sindical mayoritaria del pals se orientard progresivamente por loc caminoô tfpicos del reforraiomo sin excluir, al igual que los partidos politicos, la presencia de llama- tivos sintomas de burocratizacidn de los cuadros dirigeâtes medios y su- periores do los sindicatos bajo su control. Ko podemos dejar de seRalar sin embargo que la evolucidn futura del movimiento sindical venezolano va a estar en directa relacidn con la tambidn futura conformacidn de la clase obrera del pais: la clase obrera venezolana no es algo dado ya, n mucho menos; al contrario, en ella viene siendo perceptible en loc ülti mes aRos un constante proceso de crecimiento que presumiblemente va a continuar tal vez por varias décades, si atendemos sobre todo a las per pectivas del capitalismo nacional para los prdxinos decenios. Ello sin duda planteard nuevos problcmas a la organizacidn sindical existante en la actualidad. [mj-n- * # 4) Autonomla relatlva del filntcma polftico.- (I) En Venezuela, el siotema econdmico y oocial oe ha vir.to progreolva- cnio oomotido al Influjo del niotema politico debldo fundancntnlmentc à loo cnormeo reeuroos que el Eotado ha derivado de la explotacidn pe­ trolera* Tan es asi que las tenslones sociales tlpicas del nubdeoarrollo o ilcgah a hacer crisis ante la actuacidn del Estado como factor de dis­ tribue i6n -muchas veces distorsionada e insuficiente- de cctos cuantiosos recursos. Los intentos de sacudimiento radical del sistema socioccondmico sxistente encuentran en esta realidad un muro insuperable; de ahl que mu- bhos de ellos hayan tcrminado hasta ahora en el fracaoo. Si el sector fordneo (ejecutivos del capital extranjero, directorea de la industria petrolera antes de la nacionalizacidn, miembros de la mi- sidn diploffidtica y militar norteamericana, por citar odlo algunos ojcm- plos) ha intehtado ejercer influencia sobre la politica nacional, ella ha tehido y tienë lugar, pero limitada en cierto sentido por la orientacidn politics do un Estado todopoderoso* La propia clase empresarial vonczola- a VC limitada SU prcsidn por su progrcsiva dcpendencia de loo mccanismos rcditlcioo del Estado, ligaioen que ha venldo a aumentar con los recursos xtraordinarios dcrivados de los rccientes aumentoo de los precios del etrdleo y la suboiguiento creacidn de fondes crediticioo eopociales en anos del gobierno. Se ha sugerido, incluso, que esta evolucidn de las elaciones entre el Estado y la economla podrla estimular la formacidn e un capitalismo fucrtemente articulado con la estructura estatal, de odo quo, ante cl atractivo de los énormes recursos puestos a ou dispo- icidn, esté dispueoto a correr el rieogo de un enfrentamiento con los ntcroooo ccondmicos norteamericanos (/). Eu el drabito do la estructura social, la accidn politica gubernaiiicn- al vicne actuando significativamcnte a favor de la atcnuacidn de las I ensiones y de los conflictos. Asi, se actda para detener el desempleo n las capas pi'ofesionales; se ayuda con mcnor o mayor gcneroeidad al equeno empresario con financiamiento especial; los sectores intelectua- es radicalizados encuentran para mal o para bien posibilidades de aco- odo mediante la realizacidn estatal de planes dc fomento cultural; se i 35Sj t̂iace polftlca" con los sectores marginales, capitallzando rfi elgtiha ma- hera el descontento all! exiotente; se invierten cantldades aotnondmlcas èn el medio rural a fin de paliar al menos la problemdtlca de un sector desatendido desde que aparecld el petrdleo. Ahora hicn, ci là expansion del poder del Estado cristaliza muchas veces cn vicios admlnlstratlvos^V y paternalismos sofocantes, ello no excluye quo en Venezuela» d diferen- ■ cia de otros paiseo latlnoamerlcanos, haya podido Iroe conformando una élite polftlca espccializada en el control de los recurdos politicos como doctor rclativnmcnte àutdnomo frente a las élites empreoarialoë» tcnden- cia que crece a medida que se fortalece el poder financlëro del Eotado, La intervencidn estatal en la economfa y la sociedad vénézolanes reoponde, no sdlo a las demandas y exigencias obvias de nuéotros dfas, sino tambidn, y radicalmente, al modelo de relacioncs entre Eotado» So­ ciedad y Petrdleo implantado por la oxplotacidn del fundamental recuroo* Scgdn este modolo, el Estado venezolana actUarfa como Una espocle de co-= rrea do transmisidn, o de pucnte» entre la économie petrolera y la socié dad. A ello respondld esencialmente la frâce de "sembrar Cl petrdlèo^ c6 el objeto de fomentar el desarrollo y» al miomo tiempo* rédUciV la depert denelà del pais de tal fuente de rlqueza e ingresoS, de un rcCUroo ho re hovable que algdn dfa podrfa acabarsé» tal conslderaciért ha impliêado do de lucgo el surgimiento de fuerteo expectativas en amplios sectored de 1 poblacidn acerca de las funcioncs del Estado y ou directa ronponsabilida en la solucidn de los problcmas dc Venezuela. La propiâ normative ècta- blecida por la Constitucidn dc 1961 respondld a dicho modelo y» de hecho a partir de 1958 los gobiernos han sido conslderados como los responoab de la induotrializacidn y la diversificacidn de la economfa del pais, y sea mediante la intervencidn directa del Estado o por medio de medidas indirectas: buena parte del debate pdblico se ha desarrollado en torno a enta elemental pero decisiva cuestidn. Loo recursos provenientes del petrdleo han hecho del Estado venezo lano r.o sdlo un Estado tutor o protector de la actividad écondmica» sin tambidn un Estado empresario que actda por si mismo o mediante oraprcoao mixtas con el capital privado nacional e internacional. En este context el Estado no sdlo ejerce su dominio en las dos fuentes principales de r queza, el petrdleo y el hierro; es importante igualmente como empleador de fuerza de trabajo; regulador de precios y salarios; érbitro definiti vo de conflictos obrero-patronales; financiero de actividades agropecu rias e industriales; promoter de invcstigaciones cientfficas y tecnold - 4u- as; propuleor del sistema educativo elemental, medio y superior (escue- as, llceos y universldades); encargado de la expansidn de la snnldad piS- Ica y la aslstoncla hospitalaria; difusor principal do loo planes de rocnto cultural, y un sinndmcro do funclones conexas que lo llevan a os­ ar présenté en casi todas las actividades dc la nacidn. La coordinacidn e todas estas funcioncs cristaliza en un sistema de planlficacidn nurgi- o a travdn de la creacidn de la Oficina de Coordinacidn y Flanifioacidn la Nacidn (CORDIPMH), oficina adscrita a la presidencia de la Rcpd- lica y que ha reveotido en tlcropos recientes la conoldcracldn de una eo- ecie de superministerio con facultades de coordinacidn y planifioacidn 0 lac crecientes actividades del aparato estatal. En el marco del Estado emocrético, la planifioacidn ha sido concebida con directrices vlnoulan- es para el sector pdblico y con orientacioncs Indicativas para el sector rlvado de la economla, y si bien es cicrto que ol fcndmeno de la planl- icacidn en Venezuela se encuentra todavla caractcrizado por la inmadûrez la falta de mécanismes iddneos de realizacidn prdutica, la Jerarqula al- ànzada por los entes planificadores es un indiclo cierto de su potencial ignificacidn para el future del pals* Résulta évidente, por tanto, que gracias a los recursos petroleros a capacidad del sistema politico venezolano es una de las mds altas quo odemos encontrar entre los palncs del Tcrccr Mundo. Ello cxplicarla cn icrto sentido èl llamado "milagro politico venezolano": convione que nos etengamos un poco en el andlisis de tal "mAlagro". (II) La legislacidn petrolera de los afios 1943, 1947 y 1958, la reforma la ley del impuesto sobre la renta de 1966, la fijacidn unilateral los precios del petrdleo, la accidn conjunta con loo derads miembros la Organizacidn de Taises Exportadores de Petrdleo (OPEP), la nacio- lizacidn de la industria petrolera, son todas medidas tomadas por dts- ntos gobiernos que han contribuido, directa e indlrectamente, al aumen- del grado de, capacidad o capacidades del sistema politico venezolano. mo es obvio, dada las caracterlsticas del recurso fundamental, tal gra­ de capacidad podrd tener garnntlas de subslstencia a medio plazo; a rgo plazo y con perspectives de araplltud, la capacidad del sistema po- ‘m -iitico va a depender mucho més, por no decir casi exclüsivanrentte, dé là - dlverolficacién de la economla y del éxito gubernamental en materia de rëcaudacién de impuestos en los sectores no petroleros. Se trata de una Inquiotud dc la que buena parte de la clase politica tiene cohciéncla, aunque lao medidas a tomar para llegar a tal. objetivo oôa distintos ocgén la coyuntura exiotonte y la correlacién de fuorzas polltioaO en un momen­ to dado. La idea esencial puede cxpresarse son sencillez * Venezuela ÿ ■ OU sistema democrético sdlo podrén ouboistir ol se crean otras rlquesas aparté dc la del petrdleo; el future del sistema politico esté en direc­ ta relacidn con cl surgimiento de nuevas posibilidades econdmicas» una me jor diotribucidn de la riqueza y un mayor blenestar social; en deflnitiva» eoo que 11amamos^oalIr del subdesarrollot A pesar de que una serie de clcmentos evocan la Imagèh do Una accidn gubernamontal muchas veces déficiente en la rcgulacidn dè sus proplas ino tituciones, no es posible olvidar tampoco là conformacidn de un estilo politico cxcepcional ert la Venezuela de los dltimos veinté afloo. Segdn P. Tugwcll, ha existido una interdependencià crociente entré él proceso politico nacional, la politica petrolera y los cambios sociales influi- dps por el petrdleo (A). Las élites pollticas en general han podido res­ ponder a lao demandas y expectativas creadas por la situacidn petrolera hanta hoy, aunque cnn docigual éxito en lo que se reficro a la geatidri interna de loo recursos. Recordemos que "Una de lao dolorocao ironlas de Latlnoamdrica es que, a pesar de un fuerte compromise con loo,idcnles democréticos, los gobiernos civiles rara vez han sido capaceé de consoli­ der nuficicnte poder y recursos con que légitimer firmementé las institu- cîoneo democréticas. En cambio, los paloes dé la regidn hàn mostrado una crecicnte afinidad por gobiernos totalitarioo de alguna clase para ali- viar lao tensiones, conflictos y aparente incompotencla de la controver- oia politica"(3). En ol caoo de Venezuela, la considerable expnnnidn del Ingrooo fis- cal potrolero ha sido un factor clave, directa e indirectamcnto, para facilltar la institucionalizacidn de fdrmulas conciliadoras (democréti- ' cas) en la reeolucldn de los conflictos renies o aparentes (V). Y como toda fdrmula de'conciliacidn, de pacto, de compromise, el desarrollo po­ litico venezolano ha cri stalizado sobre la base del eotlmulo al acrecen- tamicnto de la influencia politica de las clases médias y populares, sin amenazar directamcnte los intereses de los grupos econdmicos poderosos. Eà en la acéptacidn y asuncidn de tal compromise donde reside une de los H z - [ } 6 4 ] cretoa" del "milagro" de la eatabllidad democrétlca desde 1950. La otra para de la moncda resalta con evldoncla: cl ingreso fiscal , trolerp eo sucoptible tambidn de hacer muy vulnerable a la sociedad nezolana cn caoo dc periodoo de eocasez; en tal situacidn, la ostrato- la de desarrollo a largo plazo do "sembrar cl petrdleo" podrla verse so- iamento afcctadà y, con ella, la viabilidad misma de la democracia re- ormlstà. Sè trata, sin caer en el pesimismo, de una hlpdtcsis a tener oriamente en cuenta sobre todo oi pensamos que el petrdleo sigue siendo a coluAna vertebral de la economla venezolana; en otras palabras, la de- endencia de dstà reepccto a aqudl sigue siendo demasiado grande: la ac- ividad écondmica no petrolera es todavla insuficiente y no termina de a- i'âncai en una direccidn autdnoma y de crecimiento autosostcnido. Se caro- é de bases sdlidas en lo agricola e industrial capaces de un desarrollo^ condmico y social divërsificàdo e indëpendicnte del petrdleo. Fcrsisten, ueSÿ viejos problemaé» muchos de elles agravados. 5) Éatructura polltico-constitucional del Estado.- (i) Desde un punto de vista formai, el principio de la separàcidn de oderes ha sido plenamente incorporado al constitueionalismo latlnoame- icano: la gran mayoria de los textes constituelonales reflojan dc ai- una manors este principio cldoico del dcrecho publico. No obstanto, pcrar de ostoo roconocimicntos jurldicos, la roalidad hintdrica y el récente de los pueblos 1atinoamerieanos muestra con claridad que el ou- uesto de oquilibrio y sëparacidn armdnica entre los poderes del Estado 0 se ha conseguido y que, en cambio, el poder ejccutivo ha ejercido y Jerce un claro predominio sobre los restantes; de ahl que J. Lambert enoinirie a lo® ireglmenes latlnoamerlcanos como de prrpondornncia presl- encial (4), Adn asi, dicha pre ponderanc ia presidenclal no ce da con el ismo grado en todos los palses: en algunos aparece reforzada, como en 1 caso dc México, por la existencia de un partido hegeménico y predomi- ante cn las Cémaras; en otras naciones, se han dado textes constitucio- les que, aunque fielës a la fdrmula preoidencialista de régimcn. hàn contcmplado preccptos que recbnocen la facultad parlamentaria de for- mular votos de censura o desconflanza respecte de loo ministres. üna de las principales razones explicativas de esta reaîidad prçai-. déncialista habrla que buacarla indudablemonte en la influencla de loa Estados Unidos sobre la organizacidn constitueional 1 atinoamerioaoa, préc- ticamente cfectiva desde el timbrai mismo de los Estados republiéanos. Dé i otro lado tcnemos que tomar en cuanta factores de tipo histdrico# como és el peso de la tradicidn del ya analizado fcndmeno deï caudillismé# en; el que nubyace la necesidad de personalizar el poder# necesidad propia do pucblon que han cntado sujetos al paternalisme del seflor o del jefc# Con la oubsiguiente cocasa cducacidn polftica. Otras razones àpüntarîan a Una mayor actualidad# como la ya tdpica dcflciencia cualitativo do la réprcsontacidn parlamentaria# o la neoesidad de dispoUer de un ejecutlvoi fuerte suficientemente eapaz de llevar adolanté los progtartad previemcnte éotablccidos de desarrollo econdmioo y social. En fin# no hay que dospré- ciar, como factor coadyuvante del fuerte presldencialismô# la debilidad propia mootrada por el parlamento 1atinoamericono a lo largo de la hlsto- ria y cn la actualidad. Si nos remontâmes al perfodo colonial podremos constatar la auncncia de drganos délibérantes de la dpoca (si exéeptuamos a Ion cablldos# que poco a poco se hicleron cerrados y èxcluslvos de la oligarqufa eriolla), que hubieoen contribuido a la creacidn de hdbitos dé reprenentatividad y de discuoidnj mds avin# la falta de una aütdntica tra­ dicidn parlamentaria fue una de los seRaladar. caracterfsticaé del période independlente, enormeoente agitado# en conflictos y pronunclamientos éomo para pcrmitir un poder legislative estable. Ldgicamente# èl caudillismo personnlista eonopiraba por of mismo oontra la existencia de partidos con contenido idooldgico; lo mismo que el militarisme dé nuestros dfas conspira contra cl rdgimen parlarocntario de discuoidn libre. Mds original y curioso reoultarfa el caso ya aludido de Kdxico# donde# a. pesar de la existencia de un poder legislative en funcionamionto continuado desde ha­ ce varias décodas, la preponderancia casi total de un partido en el gobie, no tambidn desde hace decenios, ha quitado interds no sdlo a la existenci 6 viabilidad de una oposicidn parlamentaria con facultades dc dinamizacid de la oituacidn,' sino tambidn a la posible colaboracidn perfectiva o co- rrectora del leglslador (&). (.U3j (II) En Venezuela, dcodc un punto do victa constltuclonal, cl orden libe­ ral ha conotituido un objetivo central pro puce to por divcreoo grupcjc a la eociedad venezolana deode la propia cricis do la sociedad colonial quo iba a desembocar en la guerra de emancipacicSn. A partir de entonces asio- tlmos a un fendmeno soclopolftico que G. Carrera Damas ougiere denominar como el eonejismo liberal, consistente en un incesantc forcejeo entre la formulaeidn doctrinaria liberal y la prdctica nociopolftica, El marco cons tituclonal liberal séria desde entonces una cspocic de hecho tedrico ad- quirido# un marco formai que se realizaba en forma muy parclal y aleato- rla scgdn lo permitleran las circunstancias. Pero "La segunda guerra mundial determlnd un momento crltico y de toma de conciencia en la carrera traa *el espejismo liberal'. Fue ocaoi<5n pro picia para que la sociedad venezolana advirtiese tanto ou arcaismo so ciopolitico como su debilidad cstructural; una sociedad carcnte de eïï • tructurocldn como no fuese la elemental propia del dcnpotisrao y la sub ordinacidn: ejtfrcito, clero y clase dominante, bajo la dglda del impé­ rialisme, énscfloreados de una mao a amorfa carcntc dc partlqipacidn real en loo mccanismos de formacidn del poder. En la booe, una econo- mia precaria, vulnerable hasta lo indeciblo. Y frente a todo esto un retot la ineludible obligacidn de responder a un contexte intcrnacio­ nal de modcrnidud, que imponia requcrimlentoo minimes talus como la democratizacldn de la vida politica y oindical, y que comprometia la accidn reformadora en niveles superiores a los que podian rcspaldar las ruerzae modernizadoras generadas en el seno de la sociedad vene- zolana" (3). La evolucidn de la problemdtica de loc estructuras sociales y cco- ndmicuu planted loo tdrrninos del debate future: realizacidn del orden li­ beral (objetivo sociopolitico) y oatisfaccidn de las nuevas o ingcntcs necesidades (objetivo socioecondmico). Cristalizaba de esta manera de pronto cn una coyuntura la necesidad de un orden politico autcîicamente liberal y la necesidad de reformas econdmicas y sociales. Por un lado, la estructura constituclonal oe consolida y cl orden politico se amplia, poro la presencia de una problemética expresada en cl subdcsarrollo (mar­ ginal idud, deoeraplco, deficiencias cducativas y sanitarlas, dcpcndencia, etc., ) iciplica’ tambidn el arbitrio dc fdrmulas que armonicen do alguna manera dos reàlidades cuyos choques suponian puntos de gran confllctivi- dad. En resumen, habia conciencia del irnperativo de un sistema demo-libe_ ral apoyado en reformas sociales, ya que estas a su vez contribuirian a cohsolldarlo# a darle un eontcnido sin cl cual aqudl ècrJta tin oimple formallerao. Bn la eofera conatltuclonal, cl contrante acf ectablecido entre el orden sociopolitico liberal y la reforma soeioecondmica va a msnifestar­ se en trcn drees fundamentales: A) la corrclacidn entre la eafofa libé­ ral individual y los derechos sociales y econdmicos, tal como ec pone do relieve en las constituciones de 1936, 1947 y 1961, sin qUe tal tch- dencia tonga neceseriamente que ser tomada como expresidn fexacta do là prdctlea social real; B) la planifioacidn, conoidorada Como el Inotru- mento iddnoo para orientar y normar la accidn del Eatadd cn materia eco- ndmica y oocial, de modo que puedan ser oatiofechas las ftoceaidadca cre- cicntca (un antecedents ostaria cn el denominado *Plan Prellminasp de Via- lidad de 1947; la creacidn, en 1958, de CORDÎPLAN iniciard la formaCidn de un sistema nacional de planifioacidn y la elaboracidn dé los llamados planes de la nacidn); C) la poldmica subsiguiente en torno a la planifi- cacidn como expresidn sintdtica de la confrontncidn entre èl Eatadd li- ‘ beral -tardiamente institucionalizado- y la nroyeccidn èocidôcohdmica de la accidn de ese mismo Estado, dadd el contexte y lad circunstancias én que surge. Por un lado, los criticos# y por otro# los defénsorcst par- tidarios de una suerte de neoliberalismo y partidarios dé üna interven­ cidn octatal a travds de una planifioacidn convenientemente déparada, | constltuyen una poldmica que por lo damés no ha sido ajenà y èxclttsiva , i al caso de Venezuela, sino que parece.ser una constante én càsi todos , los palses de economla mixta o de moreado (V). ' (III) La Constitucidn venezolana de 1961, actualmcnte en vigor, vino a plasmar en gran medida las preocupaciones suscitadas en la dpoca més reciente y a proponer solucionos para un posible future. Dcode un pun­ to de viota eotrictamente formai, el texto vlgonte de 1961 toma corao modelo al anterior de 1947, promu]gado en cl Tricnio accidndemocratista, aunque con modificacionco e innovacioncs cn materia cxposltiva y de con­ tenido. Se obscrvan tambidn diveroas influencias del derecho constitucio- nal de otros palses: asi, el art,5, cuando define los slmboloo patries, esté inspirado en el correlative do la constitucidn francesa de 1946; tambidn lo esté en la italiana de 1947, la designncidn como senadores -46- [365] vtiftllclog de loo cx-preoidentes de la Ropûbllca (art.148 y Oa dlcp, trano«)i y en* la norteamericana el eotableccr que lao enmleiidao conotl- tucienales "se publlcarân de sccuida de la Ccnstltuci^n, sln alterar cl texte de 6ota" (art.245-6o) (f). La forma federal se manticne por razones de orden hlst(5rlco (6). Y es que a pesar de que el texto hable de un Estado federal, la realidad es que de la prâotica polftico-constitucional se desprcnde mds bien la conflguracidtn de un Estado Unitario con un ciorto grade de deooentrall- zacl<$n* a lo que pucdc agregarse la promocl6n posterior de diversao for­ mas de regionalizacidn concebidas en funci«5n de la creaci^n de polos do dnaarrollo o inopiradao esencialmente en dlcho principio de deseentrall- zaci($n administrativa,(f) De otro lado, el texto de 1961 refie;)a la. protei sldn de cstructurar un Estado deraocrdtico y social de dcreeho: junto al sufragio universal, la eleccidn de los cargos pdblicos, la dlotincidn do podereS( la legalIdad de los actos de gobierno y adminiatracidn, el con­ trol constituclonal de las leyes por la Corte Supreme de Juotieia, la Con: titucidn asienta tambidn cl principio de justicia social y fija al Entado misiones destinadas a llevarlo a la prdctica, taies corao la educacidn go- heral y gratuits, la proteccidn de la familia y de la maternidad, el fo­ mente de la salud pdblica, el derecho al trabajo, la seguridad social y otros propdsitos conexos.O) La parte dogmdtica sistematiza mucho mds el modelo de 1947. Los de- rcchos se dividen en individuales, sociales, econdmiccs y politicos. En conjunto, se va desde la prohibicidn de la discrirainaci5n por motives de raza, sexe, credo o condicldh social; los derechos uanltarioo; la c.on- sorvacidn de los recursos naturales; la reforma agraria;~las baoco cobrc una legislacidn de industries promovidas y dirigidas por cl Estado; cl favorecer la integracidn econdmica latinoamcricana; el reconocimlcnto del derecho de propicdad con limitaciones derivadas de la utilidad pdblica o el Interds social; hasta el voto obllgatorio para todos los vtnczolanos mayorcs de 18 afîos (con poslbilidnd de extenderlo a los cxtranjeros para las elecciones municipales); el derecho de los vcnesolanoc a agruparnc en partidoo politicos y la reprcocntacldn do dstoa en los organicmos c- Icctorales coh cardeter igualitario. En lo relativo al Poder pûblico so destaca el principio de la sobcrania popular y, de acuerdo con modernas tendcncias del constitucionalismo, se prcscinde de una separacidn abeolu- ta de poderes: "Cada una de las ramas del Poder Pdbllco tiene sus funclo- nes propias; pero los drganos a los que incumbe su ejorcicio colaborardn ëntré ùf on la reallzacldn do l o h fines dèl Estadd* (attillS) El prcoidente de la Repdbllca, "jefe del Kntado ÿ del Eieeiftivo Ha- dional" (art.181), se elige por sufragio universal y directe ÿ ia>r rtayo- tfa relativa de votos; permanece durante eineo (5) aKoo êtt aüô futièlànès . ÿ no puede ser reelegido hasta diez (10) aflos deopuds de hàbcr côhéltiidq̂ BU mandato. Los poderes del presidents son amplids, en el ttorco de la a- ludida pi’eponderancla preeldeneial, con los matlcèa que tchdrémdé oportu- nldad de ccflalar. Por de pronto, el présidente de là Repdblléû* fedirio ca- bcza del poder ejecutivo, vlenc a aer el principal ccntro de deôioibnes politicas en el pais. La hegomonia en cü Consejo de Minlatroa ha venldo ' pértenecicndo al partido politico victorloeo en las élècelonfes* perd êllo no ha excluido el que, junto a los miembros de date* puodan encontraroe otros de partidoo minoritarios (el caso de las diverses coaliciones prac- ticndas entre 3 950 y 1968) o bien personalidados relevantes de la vida prSbllca y econdraica, sin filiacidn politics (independicntès) qUe hàn me­ re cido o mcrocen la confianza del presidents y del partido nayoritariO* De otra parte* el Parlamento se organisa mcdiante un Sistoma bicame­ ral (Senado y Cdmara de Diputados) y una divisidn espccîiioà do'las fun- ciones de ambas cdmaras con marcada influcncia del constitucionalismo nor teamericano. El Senado eons ta de dos (2) senadores por coda Estâdo y dos por el Distrito Federal, asi como de senadores adicionàlés que tésûlten de la aplicacidn del principio de la representacidn dé las rtinorias* En el mismo scntido, son senadores vitalicios los que hayart desempefiado la prcsldcncla de la Repûblica por eleccidn popular o la hayan ejorcido por mdo de la niitad de un perlodo constitueional, Los senadoreo oon electoo por votacién universal y directe. La Cdmara de Diputados se ôllge tambidtt por sufragio universal, directo y scoreto, en relacidn a la poblacldn y con represcntacidn proporcional de las minorias, Una Coraisidn Delegada desempeha las funciones del Législative durante cl perlodo en que las Cdmaras no sesionan. En la prdctica, el Congreso Nacional se ha organi- zado tradlclonalmente en funcldn de lao fraccionos politicas roprecenta- das en su scno, cuyos organismos de direccidn estableccxi la llnea a ce- guir y cuyoo miembros votan en bloque, no pcna de sanoionco; y en funeid de las dintintàs Comisiones permanentes o espocialcs cuyo nüinero y mate­ ria se correspqnde con los diferentcs sectores de la actividad del Eotad y de la accidn gubernamental y cuya composicidn es, en lineas générales, isorodrfica con la importancia de las respectivas fraccionee parlamcnta- rias. 43- Tcdrlcuaentè* «1 Congreso vénézolane dispone const!tuclonalncnte de a ccrle de mecanlsmoo de control sobre el Gobierno. Ello llcva al pro- esôr A.Ré BrewerTÇarias a califlcar al rdglmcn constituclonal vénézolane 0ao un sletoma prèsidcncial con sujecidn parlnrentaria Ô ), Es claro que 1 el prcsidente de la Reptlblica ni sus Minis troc proccdcn, en su titula- idad, del Congreso; son independlentes, tnnto en nu dor.ignnciân como en us funciones, de la cdmaras legislativas; en ôtras pnlabi'as, no rcquieren è la confianza dél Parlamento para el dosempcno de sus cargo o. Pero en ambio, la Câmara de Diputados tiene atribuida la posibl'l idad do dar voto e censura a los Klnlstros, que on su caso Implica su rrmocidn por cl pre- idente, Por otra parte, los Ministres estAn obllgados a concurrir a las dmaras y sua Comisiones en cases de interpelacidn o peticloncs de infor- acidn; ectdn obligados igualmentc, junte con el présidente, a prcoentar nualmonte al Congreso una Kcmoria sobre ou gcstidn anterior y pianos pos­ er lores* El Congreso puede rochazar proyectos de leyes prcsentados poi* 1 Ejecutivo, Algunos nombramientos de altos funcionarios del Estado rea- izadoQ por el Présidente (Procurador, jefeo de misiones dii>lomaticas) ienen que ser autorizados prcviamente por cl Cenado o, en su caso, la omlsidn Delegada. Otros actos del Ejecutivo rcquieren tnnibi6n la inter- encidn del Congreso para su validez: celebracidn de contratoo do interéo acional, décrètes sobre créditos adicionales al Prcnupuosto, onajenacidn biencs inmucbles del dominio privado do la Mucidn, otorgamirnto do con- esioncs de hidrôcàrburos, eto,(((). Sin embargo, en el piano prActico ne régistran toda una scrie de cir- nstancias que trabajan en contra de un oficaz control parlaincntario de accidn de gobierno en Venezuela. Asi, el trabajo en Comlrioneo ha pro- ntado carencias derivadas de la falta de un nintema de acosoramionto cnicoj incluse, en la carcnoia de un staff do tfcnlcos y espccialistas servicio de la actividad parlomcntaria puede encontraroe una de lac incipales xrazones de la ddbil cnpacidad de control de In gestidn gubor- wiontal. A ello hny que ogrogar quo la Conntltucidn ad mi te ademAs la po- bllidad do habilitar facultadeo logiolntivas al Ejecutivo en matcrias e- ndnicas y flnancieras, de la cual ce ha hccho uco frecuonte en tiempo ciente. ConsidArese tambidn en Venezuela el acuse del fcnomcno prActi- ! mente universal de la ampliacidn del poder reglnnenta;*io del Ejecutivo se tendrd una idea general de la cituacidn: en la practica, el ersayo mocrAtico inaugùrado on 1958 no ha cignificodo nocesariamcnto un con- ol politico real y efectivo del Congreso sobre cl Ejecutivo. lîo hay que -45- olvldar tanipoco el cuadro o las oorrelaclones dadas dc las fücrrtd» tlcas represcntadas en el Parlamento y los dlntlntos acui-rdoo o* paotos que ue hayan podldo celebrar para el sostonlnilento del gobiernq dp turnp o lao llamadas Areas de colnoldnicla (pactos legislatives) entre led dos partidoo may ori tar loo, colncidenclae que rouchas veceo van On dotrihiento , do la dinAiflica proplamcntc parlamcntarla, de la f unci An do Ids sihèx'iao bn la mloma y do la légitima compotitividad en el ocno dol Congroao* Ello no quiore declr quo el Parlamento do la Venezuela dcmoclAtlca sea Intcgralmento un organisme gris u opaco, simple acAlitô de là âcti- vidad gubernamental. Puede anotarse a eu favor la retonclAh de la condi- ciAn de fore politico mAs Importantes del pais, donde la oposiclAn ha po- dido y puede libremente denunciar ©ventuales vlolacionos de los dorochos y garantiao constitucionales de los vénézolanes, lo rniomo qüe la dlscu- siAn y debate polAmico de urgentes temao de la politicà hacional* (̂*4 6) El oistema doctoral.- a) Como es oabido, la base toArica do la dcmocrncla reproocntativa con siste en la agiegaciAn y demostraclAn del soporte de lao maoao a travAs de las elecciones. En la realidad, los intcreoco abstractos do la ciuda- dania son articuladcs esencialmente mediante el sietema de partidoo poli ticoo y elecciones libres y competitlvas, de acuerdo a la fArmula do "un h ombre, un voto". Tal ee la casuistica normal en lan deniocraclas oocidcn taloc. Otra cooa en ol caso de AmArlca Latina, donde lao elecciones no han oJdo ni son procisamente el Anico mccanimno utilizndo para obtcnor el poder; ha habido y hay otros factores o vias extra-elccclnnnrias. fun damentalmente no-democi'Aticas, para la conoccuciAn de tal fin. Sia olvi- dar tampoco que las elecciones celt* bradas on much os paiseo h an estado ro dëadas de taies vicios y defectos, que ha sido prActicainento imposible e cederles la mAs. minima credibilidad. Y en otros, si bien lao elecciones han servido para legitimar de alguna manera ol uso y cjnrclclo del podor 5o - [36<)J a particlpaciAn clududana ha nldo tan baja -y por conolgulonto la aboten lAn ha aubido a clfras tal altao-, que ou oignlficaclAn se reduce enor- emente, abriendo un pollgroso ablsmo entre el pals real y ol pals poll- leo. En Venezuela, ol fendmeno do lao oleccloncn y de ou prActlcn Oo rc- latlvruaonte rcclcnte, y muy tardlo ol lo comparâmes con la expericncla ' a acumUlada por diversas nacionea democrâtlcas de la Europa occidental del mUhdo anglbsajdn, pero tambicn evidonteroento exccpcional en el con- texio de LatinoamArica. En Venezuela, oi los partldos polftiooo han cons- tituldo el principal agente de oocializaciAn politlea doraocrdtica.a partir de 1936, no menos Importante fue el establecimiento del sufragio univer­ sal en 1945. AAn mAs, habria quo dcstacar como cucstiAn clave la acopta- ciAn, por el oistcma politico, de una "leal oposiciAn", osto os, la poni- bilidad ciorta y manlfiecta que van a tenor los clomcntoo y grupoo opooi- toreo al goblorno, de organizarso y particlpar llbremcnte en elecciones àdn a pesar de que ello oignifique el fracaso, como efcotivamonte iba a BUceder, de la posiciAn gubernamental. Y no se tratarA do procosos elec- ' torales distantes de los ciudadanos; al contrario, la partieipaciAn elec­ toral consistentemcnto alta en los comicios alimontarA sin duda lo que Bè ha llamado "paslAn del voto" de los vcnczolanos, p;slAn que tiens mu­ cho de apoyo al sistema democrAtico y manifieota un drseo de wantcnerlo fronts a omcnazas do uno u otro signo. Lan eifras dinponlblçn en cote oon- tido oon ya de por oi suficicntomente elocuenteo: en lan clocolones de 1958, 1963, 1968 y 1973, la abstenciAn se ectimA en 7,85, 9,15, 5,49 y ,26 por ciento, respectivamente. las cstimacioneo para loo comicios pa- ados de diciembre de 1978 se sitAan en tomo a un 12 por-cicnto de abs- encioncs (A). No obstante, eotos datoS y anAlioio excesivamento gcneralizadoreo o puoden hacemos olvidar que cstamoo ante un toma complejo que requiers n anAlioio mAs detenido. Por lo demAs, la participaciAn politisa tiene ambiAn otrao vertientes que han adquirido gran significaciAn por eneima debajo de los actos comieiales en sentido estricto. En este sentido hay ue distinguir dos categoriesî los meros y simples votantes (eloctores) y 00 militantes de partidoo (que son electores a partir do loo 18 anos). 08 votantes independientes (no militantes de partidoo politicos), sin fi- iaciAn politicà formai, constituyen una amplia mayoria del clectorado y u participaciAn politisa se reduce al aeto de votaciAn, ApAbicos, votan»- 08 por bbligaciAn, votantes de interAs relative por la politico, votan- -too Intereoados J)or la politic» gin mllitancla partldlsta* forton tm . fcrupo decisive en la determinaciAn del triunfo dc una u otra opciAn béro quo queda excluido de los procesos decisorios efectivos por virtud i; del siotema electoral, limitAndose a registrar ou aprobaciAn o rcchozo de Un partido u otro, do unas listas parlancntarias Intogradds por per- . sonas cuya inclusiAn en lao mismas muchas veces sc debe à factures dis- , tintos de la afinidad doctrinaria. Para loo militantes dê los pâftidos. ; püede haber en cambio cierta canalizaciAn de una partlcipaciAh mÂs 6c- • tiva y costenida en el proceso politico. Dlcha participaciAn puéde darse , desde las tareas manuales y flnancieras hasta la cristallzaeiAn de équl- pOD potoncialeo de relcvo gubernamental o la selccciAn del candidate pro- sidcncial en lao convcncionos o congresos. No cabe duda que cl impieto do la actividad dc los militantes sobre lo forniulaclAn e ingtrumentolizn- ciAn dc las decisioneo politicas va a estor en funciAn do la cotràtifica- clAn interna dc los diferentcs partidos, llo 08 posible excluir en este contexte la pervivencia de una parti­ cipaciAn do tipo tradicional. basada en vînculos de àmistao y rclàcibhes clicntclarcs, que convive con la politicà électoral* perd crccmbS que eh : una rclaciAn de dopcndoncia con esta Altima À caoi todod loo cfbctos: el , debarrollo del. aparato partidista va absorbicndo progrcnivnncnté loo rèô- too do compadrazgo y vinoulaciAn personal* MAs importante én el oistema politico vcnozolano es la modalidnd mAs rccicnte de participaciAn a tra- vAs do la consulta inrtilucionalizada*.modalidad vinculada a la extensiVU IntcrveneiAn del Estado on la cconomia y a loo intcntos de itnplcmontar , Un oistcma de planificaciAn. La consulta instituclonalizadâ vienc a Sèr i esencialmente la bdsqueda, por los sectores privndoo y movimiento oindi- cal, dc canal es alternntivos o parai clos al slotcina oloctorol, a fin de , eotableccr rclacionco ospociolco con las autoridadeo politico-adminiotra tivas. De tal évolueiAn se dcoprcndo tambiAn cl comionzo dc loo primeros raogos do participaciAn tecnocrAtica, como en cl caso de los tAcnicos de tro do loo partidos politicos y la cooptnciAn directs de los mismos por gobierno para cl deoempefto de las funciones y organismos especializados ■ del Estado. Oc trata todavia de un fenAmcno rccicnte que seguramcnte va • à ténor on cl future mAs prAximo una crcciente importancia para el examo y la cxplicaciArt de la toma dc decisiones politicas. Ahora bien^ icuAl es cl papel de la nuijcr en la politicà vénézolans El papel dc la mujer en cl dcsarrollo politico del pais estA en relaciAn con el roi y el status de la nisms en cl conjunto de la sociedad, por lo -/>4- que eu aprcciable una funclAn mcramente Instrumental, on tanto on cuanto fie çonoldcra ou participaciAn oAlo en la iprdlda en que lao mujcres son ; parte del cuospo electoral y votan en las elecciones, Por lo demAs, loo i , diferentefi candldatoo a la prooidencia, oalvo exccpciones, bon sido pro- clives a copier la modalidad norteamericana de nsumir la imagen pAblica de la paréja en complota armonia, y en la que el papel de la mujer oo vi­ sualize como elomcnto de ternura, comprenoiAn y apoyo, cualldadeo que ee‘ fiuponè bacon de la mujer cl oer pcrfecto, 31 bien es clcrto que tanto en lan olecclonea de 1973 como en lao de 1978 la mujer vcnezolann tuvo una partielpacidn mayor que en campanas y comicioo unterloroo, olla no dejA sin embargo de oer objets de un roi instrumental en loo llomamlontoo e- lectoralefi que se hicleron a la poblaclAn femcnina por loo candldatoo y comitAs de mujeres de cada partido. Si les partidos politicos y sus.Il- _ derés celcbraron reunîones por oeparado con las mujeres para tratar temao como la cdueaciAn, la familia y el costo de la vida, .fueron pocos los ca- fiofi en que dichaô reuniones eurgîan por iniciativa propia de las mujeres: en realidad, los meeaniemos politieo-electoral-partidintas tienden a re- producir patrones de condUcta social mediantc loo cualeo una connotaciAn machiotà es perceptible. En llneas générales, en la familia vcnezolana el proceoo, de toma de decisiones ba pertcnecido esencialmente ni hombre, con la cxcepciAn -tal vez croeiente- de ciertos sectoron de la clase me­ dia donde por una oerie de razones la familia cominnza a seguir patrones de convivcncia de Una sociedad modcrha. En oste contexte, ne deja de ser contradiotoria la dualidad exiotente entre una IcgislaciAn tipicamcnte civil para el Ambito matrimonial y la adminiotraciAn de bicncs en la oo- iedad conyugal, por un lado, y los patrones de conducta social, valorea orales y real idad cotidiana de las relaciones entre hombre y mujer en cnczuela. (II) Desde un punto de vlota formai, el oistema electoral venezolano ha uncionado de apuerdo a la Ley Organica del Sufragio, sancionada en 1972, on posteriores'reformas, en el marco del mécanisme politico que rige al ais desde 1959 y dentro de lo pautado por la ConstituciAn vigcnte de 961, El sistema electoral se estructura por medio del sufragio univer- -sal* dlreoto y cecreto, con escrutlnlo minorltarlo y oxigcnclà de mayo- rfa relativa para eleglr prooldente do la Repdblica, y la apllcncidn del principle dc ropresentacidn proporclonal de lao mlnorlaa para la eleoei dé loo mlcmbroo de lao CAmarao legiolatlvao, Asambleao loglalatlvàB de ̂ los Eotados y Concejoo Municipales, modiante llstas cerradas y blo'quea- dàs, en 23 circunscripciones électorales* équivalentes a 20 Estado6# 2 territorios federales y el Distrito Federal, El organisme central que ré­ gula lbs procesos électorales es cl Conoejo Supremo Electoral (CSE), ol cual, 3cgdn la Ley Orgdnica del Sufragio* njcroe la supremo dlrecciAn» or gonlzaclAn y vigiloncia dc dichon procccoo* compafJao, y dol tlogiotro É3oo toral Permanente. El Conoejo Supremo Electoral tiene sU oodc on Caracas y estd compuesto por nueve (9) miembros elegidoo cada cinco (5) afloo por ei Congreso de la RepAblica, Cinco (5) miembros* eon sus rcSpoctivos ou- plentes, son nombrados por los partidos que hayan obicnido mayor ndmero de votos,en las Altimas elecciones nacionales para CAmaras Icgistalivas. los otros cuatro (4) miembros deberdn ser personae sin filidcion politi­ cs (indopciidientes), aunquo la realidad es estas personae eon de brdina- rio nombradae entre simpatizantcs do loo partidos quo en ol Congresb po- Boan la mayoria para hacerlo. El Consojo nombra de sU scno un prcoidente y don vicepresidcnten, y un Scoretario dc fucra del organ!smo. Lao luntaS, électorales son nombradao por el supremo organ!smo electoral para cada Ectado y para cl Distrito Federal, asi como pnra loo distintos munie!-► pios. Lao eloccionoa générales tlonen lugar cl primer o ncgUndo domingo dol inec de dlcicmbrc del ultimo oRo de gobierno, ncgdn un periodo cons- titucional de cinco (5) afioo. El ncto do votacidii, aoi como cl dol cocru- tinio, olguon ol patrAn conocldo do cualquicr procero oloctoral (voto oo- ercto y cncrutinio pdbllco), El voto es obllgatorio y oxioton soncionos en caso do incumpllmlento del drber do votur. En general, loo procesos o lectorales ban excluido el fraude electoral directo y, a pesar de divers problcmas curgidoo por deficioncias en la elaboraciAn del censo y falta de conoclniicnto de la tecnica de votaciAn por algunos miembros de lao me sas, puede decirse sin lugar a dudas quo existe un aprcciable control so bre cl acto dc . votaciAn y el cubr.lguicnte cocrutlnio que bloques la pool bilidad dc manipulacioncs fraudulcntas, Finalmonte, para orr elector oe, requière nor venozolano(a) mayor de 18 aRon do edad; eotcgr Inscrite en el registre electoral permanente y poreer la correspondlente cAdula o carnct electoral (4 ) ) , En Venezuela se creyA que el sistema de representaciAn proporcional îûa mlTtoriao egravarfa la fragroantaclAn del clectorado y cl multlpar- dlcmo, lo cual ercarla Ineotabllldad c linpedlrla una oficaz acclAn gu- .mamental (3), No obstante, la real Idad ha side que, a pccar del sls- ma, ion succslvos procesos électorales van a mootrar una crcciente po- rizaeiAn entre AD y Copel como fuorzao mayoritariao, cn el scntido de configuraciAn de un bipartidismo y del turno cn cl poder de Ion dos andcs partidos* la tendcncia crictalizd con nitldcz en lao elecciones S 1973» las cuales dieron una mayoria ountancial a Carlos AndrAs PArcz AD), ocgUidO do lorenzo Pcrndndcz (Copci), rccogicndo loo doo Candidatoo do del 80 por ciento de los votes precidrncialcs, y ombor. partidoo caoi 1 minmo pordentaje en votos pequenoo o leginlativos, con mayoria parla- cntarla abooluta del primero en ambas CAmaras, El clectorado venezolano lone inclindndose, pues, per cl turno én el poder de dos grandes alter- atlvas, y la èxlstoncia de gobiemos de minorias en la d A cada de los a- os 60 parece haber tenido relaciAn, mAs que con el sistema electoral, oh la dinArnica interna de los partidoo politicos, lao encisiones de AD, a confllctividad gcnerada por la guerrilla urbana y ou Impacto en la es- ena politicà y las simples aepiracioneo preoidcnciales y pcrnonalictas é dlrigohtes de fraccionee esclndidao y rivales. LAgicamentc, el siste- a électoral proporcional segulrA favorccicndo de alguna mancra el our- imichto del fenAmeno multlpartidista, pero ello cerA en contra de la na- ifiesta tendencia del electorado a simplificar cl panorama y lao alter- ativas propuestas* La inotauraciAn del bipartidismo en Venezuela ha hccho, por otra arte» abandonar la perspcctiva de los gobiornos dc conliciAn que tuvic- on lugar entre 1958 y 1968, gobirrnos de "amplia base" motivados prin- ipalraento por la carencia dc mayoria ouficlcnte dc AD y la noccoidad e consolidar el oistema democrAtico frentc a lor extremos. Ya cn I960, uando se produce el triunfo dc Rafael Caldera, nuion gobiorna con Co- pei c independientes, la carcnoia de una lunyoria parlomcntaria es cus- tituida por acucrdos en las CAmaras. Durante 1974-1979, ol gobierno de arlos Andrés Pérez gobernarA con comodidad y oln problornas parlamcnta- rioo al obtener AD la mayoria absolute, Lao ultimas elecciones (1970) Bcflalaron otra vez una polar izaci An del electorado a An mayor que la rc- gistrada en 1973» y aunque Copei no cuenta con mayoria absolute (AD va a contar con cuàtro o cinco diputados mAs que el grupo pariamentario so­ cial cristiano, mientras que en el Senado hay un empâte antolAgicc eolo resuelto por los senadores vitalicios: Caldera, Betancourt y Pérez), es -55- ujf probable que vuelva a reedltoroe la dlnAmlca de 1969-19741 laa lla- adàd "Areas de colncidencla parlaraentaria’* entre loo dos grandee pai- idoB* Eo dlffoll hacer conjcturas cobre cuAnte durarA ol blpartidlooo VS- e&olano, sobre todo si conslderatnos quo el eepaclo quo media entre cada. lecolAn -cinco sdios- eo lo suflcientemente funpllo como para ooguir una iiica de prondotlco vAlida. Si puede aflrmaroe, ain embargo * qUo dada lU llndmica polltica del pais lo prcvlclblc eo la contlnuidad do este oio- hema por lo menos a medio plazo. So trata de doo orgnnlzaciOnco politicas loy igualadas con sorprendente exactitud cn fucrza elootorai bAnlca y iparato partidista, El proceso politico oe encuentra lo feuficicntcmdhte riacionalIzado y ha devenido muy bomogeneo como para pensar quo la pola- rizaciAn pueda dlfuminarse o fraccionarse hacia el multipartidismo* En el bipartidismo, los fuertes trabajan precioamente para contiauar slendb fuertcs y porque, corao es obvio* tienen el poder para hacerlo*(4) 7) El sistema de Politicà Exterior,- (T) Pcdemos considerar al slr.tema de politico exterior como una oopecio de oubaistema del sistema politico naclonal y Coino un nivel cuya crecion- te importancia plantea un anAlioio autAnonio, ya de ode el punto de vid- ta de una eotructura formal institueionalizoda y en expansiAn permanente, como por la conformaciAn histArica, la actualIdad y lao perspeetlvas fu- turno. Aoi, en Venezuela, cl miniotorlo do Relaciones Extorioroa conserva la primacin formal on la coordinaolAn de loo intoreooo y la fnrmulaolAn ejecutiva de la politico exterior. Sin embargo, on virtud de la coinple- jidad tcwAtica y cstructural do Ins rclaolonoo intcrnacionalos actualeo, y do la iniporthncia que el petrAlco y el desarrollo cconAmico tienen en­ tre las prioridades del pais, otros organismos cspccializadoo han adqui­ rido progreolvaraente una gran autonomia frente a la Cancilicria, circuns- - 5 c - rlblendo en ciorta manera a esta a lan tareas do la dlploniacla tradi- onal (representaciAn, ncgociaciAn, protoqolo, servielos consularoa), s çualçs de paso parccen representar una proporciAn cada voz mener lao relaciones internacionales contemporaneas. Do otra parte, cegdn normativa constitucional, el présidents de la Ropdblica vicne a oer rc'-pons.ible do la direcciAn de las relaciones extcrioren de Vcnezue- , nunqUc oe oobrcentiendc que, debido a sus mill tipi os obllgaclonon, us ponlbilidadcs realcs de IntervenciAn directa pueden ser nuccptiblcs. e obvias limitaciones; en realidad, "la participaciAn personal de loo reoidentes venezolanos en la direcciAn de la politicà exterior ha varia- en alcance, intensidad y estilo de acuerdo con las exigencian de la olftica Interna y la cstabilldad institucional y con las inclinaeiones ndividuales de loo primeros mandatarios, tanto como con las demandas de cclAn provenientes del medio ambiante intcmoclonal" (V). El ministre de Relaciones Exterlores or el "Argano directe del Pre- idènte* y su rainistcrio es el responsable de "la actuncîAn internacio- al de la RepAblioa como naclAn soberana (y) la conducciAn de las rela- ionco con los Estados y Organismes Internacionales"; ello Involuera la negociaclAn, firma, ratlficaciAn, adhcslAn, réservas, prArrogas, e- ecuclAn y dcnuncia de tratadoo, convcncionos, acucrdos y convenioo in- ernaclonales", y "la direcciAn de la politicà econAmica exterior de la cpAblica" (Æf)* En este Al time sentido, cl Institute de Corne rclo Exte- ior es un orgnniomo adocrito a la Cancilleria que goza de eonniderablo utonumia en materia de intograciAn, acucrdos cnmcrcla] os y foinonto do as exportaciones no tradicional\a proyoctado 'diroctamente acia el exterior a travAs de su divloiAn de cooporaciAn tAcalca. Pero a sido el Kinisterio de Minas e Kidrocarburoo (hoy de Encrgla) el que a intervcnido decisivamente en materia dc comcrcio exterior, Jugando n importante papel histArico en la crcaclAn do la OrganizaclAn de Pai­ es Exportudoros do PotrAleo (OPEP) y al lencr n nu cargo la nogociaclAn e los acucrdos dc tipo petrolero, las relaciones con los palscs miem- ros de la OPEP y loo paiseo compradoroo de potrAleo, Por otro lado, la ngcrencia del Parlamento de la Repûblica on la materia se dériva de su tribueiAn espboifica de aprobar los convcnios o tratadoo iuternaciona- es mediante ley especial, "salvo que mediantc elles oe trate de ejecu- ar o perfeccionar obligacioncs preexiatenteo de la Repûblica, de apli- ar principioo expresoraentc rcconocidoo por ella, de ejecutar actes otdinarioB de las relaciones internacionales o de cjcrcer fàcùltadeè que la ley atribuya expresaraente al Ejecutivo Naclonal" (art, 120 d© la ConstituciAn), Otros actores jucgan tamblAn cignificativo papel fen la politic© oxt£ rior venez ol ana* son los casoo dc la ComislAn Aseoora do RclacloiieS Extc- riorco y ol oiniotro de Entado para Aeuntoo EconAmieos înterhaclonâlbë*'|l Esta Altlma cs figura de creaciAn reciente y viene a feonstituir una ma- nifcotaciAn mAs de la especializaciou temAtica en lao rolnclonco ihter- I- • nacionales vcnezolanas. Hay que destacar la pai'ticipaclAn del mlnlstro de Estado para Asuntos EconAmieos Internacionales, Dr* Manuel Ferez Due-; rrero, en las conforcnclas y reuniones sobre el llamado dlAlogo lîortè- • ; Sur y en las que Venezuela ha intentado llevar e Impulsât proposiciones que pormltan una mejora en el intercambio econAmico entré las naciones industrializadas y los palses oubdosarrollados* (II) : Il.a) 1959-1969.- A partir de 1958, la principal preocupaclAn de Ion gobiornos de Ac- clÂn DcraocrAtlca no fue tanto la politisa internaclonal como cl problcma do la rotabllldad institucional interna. En realIdad, la formulaelAn do la llmnada Doctrinn Betancourt, do no recoiioclmlcnto de loo gobiornos conotltuidoo mcdiante el dcrrocaraicnto de regimenes democrAticos cn Ame­ rica T.ntlna, no sAîo evocaba on ciorta manera la "politisa de bue nas corn panlao" oostcnida por ol poota AndrAc Eloy Blanco durante ol trlenio 1945-48, nino tamblAn rcflojaba a la vez la concopclAn tActloa dè RAmulo Betancourt cn cuanto a la noccoidad dc una consideraciAn do lao rclaclo- noo iritoramcricanno dcado o3 punto dc vlota do loo intcreoco dc la conno liduclAn dol naclonte sistema democrAtico cn Venezuela. (.4 ) Un claro antccedento dol pcnsamlonto dc Betancourt en ectn matoria lo podcMos encpntrar en un discurso pronunciado en PanamA, el 28 de ju- lio de 1946; "Eg una nucvit mentalldad, un nucvo crltcrlo quo octA perfllAndose en­ tre loo hombre8 que tienon rcoponoabllldadoo de gobierno cn los puc- bloo dc nuor.tra America. IIo tenernoo arrognncias ni dosplantcs ni créa mon que podtnmos darnos ol lujo do jugar a grandes potonclus, pero e£ qucremos dar nuestra propia nota en el concicrto internaclonal, pues en la hora en que grandes potenclac deinocrAtlcas vacilan, pc- qucnoo pueblos de Amérlca latina Tian dieho que es incompatible con cl triunfo résonante de las armas alladas contra las Potencies del E je, la perr.lctcncia en Europa de un régi mon que como el dc Ecpana, ' es la exerecencla del fasclsmo, Por eso, puehlon pcquenoa como Mé- xico, PanamA, Venezuela y Guatemala, no mantienen relacioneo con ni régimon de Espafia, Varie s son tomblAn lor penuonoa puobi on amo- rleanoü -Venezuela entre cllor y en oitlo de vanguardla- nur ectAn nmpcnados en hocer trlunfar la t.nslr de ouf en torno de lo: gobi^r- non anti-drmoerAtlcos del Contfni nto m ortablorcn un r.lgurnro ror- ddn ; rnfliantico. rimtrar bryn on Am/̂ rina ua rolo GoV.i» rno nue no g.-iranT|ee ni l^brc .jurgn dn lor: h.irtidnr' nolTtinns^ gur no .''/m...uTT- ce 3 a 1 jLei tad de prcjuia, la i xarcsion ov?i1 y t serito de i.oilas l i-S corT'lenie:: jdcolôgiczis, iVlniiraa linya un go1ji<~rnq ouc no rnraaticü la.-i cUil.ro llbçrladcs roosvcltlanaG. e star A ■•üiienàsrida la I.'.bortad de todo cl continent?* (y). n quellos aRoo, como tamblAn en loc posteriores a 1950, la quiebra de a d'^mocracia en EspaRa fue sin duda un importonte elc.nento de referen- ia en la gcstaclAn de la futura doctrina, Por lo demAs, el romnimiento e relaciones diplomAticas con el régimcn franquista hay que ponerlo ne- eearlamente en el marco del escenario politico internaclonal surgido al inal de la ocgunda guerra mundial, cuando el régimcn autorltario cspa- ol es excluido del nuevo contexte y alslado de la naciente iustituciona- idad dctiiocrdtica del mundo occidental, Como botAn de muostra, el prcsi- onte do la Junta revoluclonaria dirigia una carta a loo republicanoo eo- îiRolca con motive de la cclebracion, en Caracas, de un acto publico ro-Espafia libre, el 13 de abril de 1946: " a travéo dc estas lineao desco cnviarlos la reiterada adhesién sln réservas de la Junta Revoluclonaria de Gobierno y-la mia en par tlcular, a la unica causa légitima de la Espafia democrAtica: la eau ca de la Repûblica. Actuainos cou lealtad al sf.ntl.r vcnozolano cuan­ do docln.oo esta ronovada palabra de fc en la prAxliiia reconquista do la llbcrtad cnpanola, Por in.As tiempo no podrA prolongnrse cl eontra- sentldo dc que una guerra ganada contra cl fasclsmo dcje en pie, in­ tac ta, una de lac mon tipicaa cxcrecenelas de eso légimen dc oproblo. Franco y la democracia con incompatibles y si las potenclac dc mayor peso especiflco en la politlea inundlal no teniinun dc comprcndcrlo, lAglco es quo los pcqueFfoc pueblos margJnados de las comblnaciones c iutrlgac de los llamado s împcrlor-, a rirmeiiios con énfaclo aquella verdad, Venezuela y su gobierno de cxtracclAn popular y de filia- clAn dcmocrAtlca, aproveeharan toda coyuntura para Instar a pueblos y a güblrrnps amcrlcanos a la ruptura de relaciones dlplomatieas con el réglt|ien totalitario y policiaco oprecor de nues tra EspaRa que tambien es entrafiablemcnte nuestra" (5). Asi, pues» en el caiopo Interamoricano, a partir de 1958 la apliea- cién incondicional dc la Doctrina Betancourt va a suponer la rupturii di­ plomat ica con muchoQ de Ion tnntoo gobiernoo militarco surgidoo en coo periodo: Brasil, Argentina, Bolivia, Ecùador* Ountemala* Pantund* etc# Aoiminmo, la ruptura con Cuba y Santo Domingo, con ol eastrinmo y el trujlllismo, significard dc mancra especial y slntomdtlca el rorapimirn- to con rogimencs dc antagdnico signo ideoldglco, pero convergcntéa,eh una agrcsldn real do dichos Estadoo contra Venezuela* Por un lado» los intentes del dietador Rafael Leonidas Trujillo para acabar con la vida del présidente venezolano; por otro» los intcntos de "oxportacido" de . la guerrilla fidoliata a Venezuela, cristalIzados en ayudâ ccondmica» ' armamento y entrenamiento, Betancourt lo habia dcclarado c^togdricamcn-, te en el primer mensaje que como présidente de Vcnezuolà pfccontÀ al Congreso naeional cl 13 de fcbrero de 1959: "Regimenes que no reopeten los derechos humanes, que conculquen las libertades de los ciudadanos y los tiranicen con respaldo de policias politicas totalitarias, deben ' ser sometidos a riguroso corddn profildctico y erradicados mediante ac- . cién pacifica colectiva de la comunidad juridica interamericana" (C). ; Preocupacldn fundamental fuc desde el primer moment© ol tema del ;., petrdleo. En esta materia el refonnismo ccntraba sus aopiraciones en una nueva mod alidad en las relaciones dol Estado oon las corapaîlias pétrole-, * ras cxtranjeras, bajo una direcciAn que provcycra a Venezuela de un con­ trol mayor sobre ou inductria petrolera quo cl posibilitado por el tra- , diclonal, dcsaotroso y corrupt© oistema do conccnioncs. La idea bdsica reoidfa en la consideraciAn del petrAleo como motor del desarrollo vonc- zolano y ello implicaba una acciAn exterior coordinada para defender de alguna manera en cl compo internaclonal la indispensable y fundamental ; matoria prima. Figura clavo del periodo en ente sentido va a ser el Dr. Juan Pablo PAroz Alfonso, el "filAsofo petroloro de AD", como el mds im portante idedlogo y promoter de las bases doctrinarian y de las alterna tivas pnsibleo de la politico petrolera vcnezolana. El tan traido y lie vado Icma de "onmbrar el petrAleo", acuHado por el eocritor y novolista Arturo Uclar Flétri en 1936, fuc tornado por PArez Alfonso afiadlAndole nuevos concoptos conservacionistas de su propia cosecha y transformado ' en una doctrina prdctica para la formulaeiAn dc alternativas concretas en matoria petrolera. FArcz Alfonso habia comonzado su carrera como portavoz del partido AcciAn Democrdtica en temas petroloros durante la década que eiguiA a - C o - [3mJ mucrte dc Juan Vlccntc Géraez cri 1935; en 1945 pasé a cncargaroe de loo untoo pctroloros del nucvo gobierno y, pootcriormentc, denpuAo dc va- 00 a F! 00 de cxillo cn IlAxico durante la dlctadura de Pércz JiniAncz, oo nvirtlé cn ministre de Minas e Ilidrocarburoo del gobierno do Betancourt partir de 1959. Desde el principio, Pérez Alfonso opiho' que cl pu- Alco -ttnia un valor intrlnseco, no ne cc orr lamente rcflejado on loo pre- loo del mereado, ya que es criticamente importante para la civilIzncién ductrial modcrna y debido a que las réservas potroleras del pianota son Iquczna no renovables y estAn siendo rdpidamentc agotadaa. La unica for- a dc aocgurar un precio satisfactorio serfa mcdiante la colccaciAn dc la riduatria petrolera bajo control gubernamental, no s6lc naclonulracnte si-. 0 intcrnacionalmonte. La teoria del "valor intrlnseco" tuvo ou foriqula- ién vigorooa cn 1959 y I960, cuando Pérez Alfonso afirmé rcpetidamcntc uo loo prccios debfan subir y predijo que elle ovcntualincnte ocurrirla mcdida que sc hicicra patente la importancia del petrAleo, junto a de- ididuo accioneo oficiales que scrlan nececarias a fin solidificar eoe econocimicnto intrlnseco. Eu cl piano internaclonal, Pcrez Alfonso pcnsA sobre el funclona- icnto dc un tipo dc imperialioino "suave", no tanto como rcsultado de oyco hiotéricao dcterminadas, sino como consccuencia de lao decpropor- ionadao dcclgualdadaea politicas y cconAmicas, postulando para haccrle rente una polltica de redistribueion on lac relaciones econAmicas in- ̂ crnacloimlco. La mAdula de cota doctrina, cuyo origen estA cn los tra- njoo do Radl Prcbicch y do la ComlsiAn EconAmico para America Latina CEPAL), parte do la exiotoncia de una tcndmcia general ciel lutcrcam­ ie internaclonal contra loo paiseo mono o dccarrollados y subdecarrolla- 00, forzAndoloc a pagar mAo por sus irnport.acioncc, a la voz que rocibr.n nnoo por la venta dc cuo productoo a los palscs niAs desarrolladoo ("corn rar barato y vendor caro"). Junte a elle, PAroz Alfonoo ovioaba sobre 1 rloogo de una "indigcotlArt cconAmica" como resultado de la rata dc cx- lotaclAn petrolera para Venezuela, sootenicndo que la producciAn petro- cra dobla ser controlada dc manera que cl incrcmcnto de los ingresos se rodujora a un ritmo compatible con la canacldad del pals para manipular- oo de manera productiva, insistirndo en que cl incrcmento de dichos in- rcoos dcbe produclise a causa de alzas cn los prccios y no dc incremcn- 03 cn la produceiAn, cstrategia conscrvacionista que va a ocguir el obierno do Carlos AndrAs PArez (1974-1979) (7). La idea de PArez Alfonso para ponor cn prActica a nivel internacio- -nai rntao conolderaclonea, reoidfa cn el lanzamlcnio de dna tunbiclooa ©fen ci va diplomat Ica connistento en Intenter conatrnlr una rod Interntx- eional dc control intcrgubernamontai dcotlnado a cubordlnat* el cartel privado del petrAleo a un cartel oflclal conotltuldo por loo gobietnoa dc loo pafseo productores, buscando doo objetlvoo eoncrctoo y eapoelfl- 6 o b ! a) una organlzaclAn de pafseo oxportadores capaz dd contrôler ÿ pro- irrntear la oferta de petrAleo dlriglda al mercado intcrnaCional* f t) un acuerdo amplio con los Estados Unldos y CanadA para regular y eotablli- zar ol comcrelo pctrolero en cl hcroicferiô» eoto ca, la conoocuclAn dé un tr.itn bcminfArico para ol petrAleo venezolano. La violenta cnida do loo procloo cn agooto de I960 proveyÀ el catallzador nocecarlo. Loo go- bicrnos del Medio oriente habfan nufrldo pArdidas de nuehos millonéo de dAlnreo. En ceptlembre de eoe mlamo ailo, Irak, IrAn, Kuwait* Arabia Snu- dito y Venezuela, que juntos produclan mAs del 80 por ciento del petrAleo tnovillzado por el comercio mundial, se reunieron cn Bagdad y éetablecie- ron la OrganizaciAn de Pafsee Exportadores de PotrAleo (oPEP) y él 6om- promloo de cooperar en la rentauroclAn de loo prcclon a nus nlveled ante- rlorcC y préparer la formulaclAn de un oistema para acégUrar la éctabili- dad de los mlemos mcdiante lo. regulaclAn dé la producclAn* entre otrao mrdidan. Lac geotionen de PArez Alfonso bnbfan dodo reoultado y el acuer­ do logrado (al que evontualmcntc ce unirfan Quator* Libia, tndoneoift* Abu Dhabi, Argclla, Nigeria, Ecuador y ÔabAn) iba oln dUda a abrir un nucvo canino, muchàe voces conflictivo, en las relacioilec econAmicas In- tcrnacionalca, on las cualcs la acciAn de loo pafseo oubdesnrrollados y en vfan do debarrollo oe configuraba corao un tcroa afirmatlvo central do la politica internaclonal.(?) Por lo deiiiAo, la polftica exterior do cote doccnio oo orienté hacia lao acpiracionou de IntcgraclAn latinoamcricana y subregional, comparti- das por Venezuela con su adliosiAn a la AsociaciAn Latinoamcricana de Li­ bre Comcrcio (ALAIXî) en 1967, ar.ociaciAn que sin embargo no iba a dar loo frutos eoporatloo por sus croadoros. Parai ol amont o, la idea de un laor cndo andino oc fbrfa paso con el victo bueno de la Cancilleria venezola- na, aunque con la vitual oposiciAn de poderooos grupos ccoiiAinicos. En ma terin do frontérao, Venezuela reemprendfa una hintArica rcclamaciAn pl- diendo la rcapcrtura de las convoroncionen con Cran Erctafia accrca dc la Guayana Esequiba (territorio hoy parte del Ectado independicnte de Guya­ na), negociaciohes que poateriormcnte qucdarfan congeladas por un proto colo (9). t > < 0 ' [33IJ II.b) 1960-1974.- Pfira 1968 las circunstanclas Internas y oxtcrnar. dc Venezuela hablan camblado : en lo Intcrno, la cstabilldad institucional era ya un hcelio (como lo demostraba el acceso al poder del partido socialcristiano Copel y la victoria del Dr. Rafael Caldera en las elcccionno sobre el partido Cubcmaracntal) ; en lo externo, peso a la IntervenciAn norteamericana en Canto Domingo, la polltica de bloques experlmontaba un roiaJ:unionto en América latina. MAs a\3n, el florocimionto del trrcermiind 1 r.ino, puosto do manificcto cn lao Conferoncias de las Kacioncs Unidaa para ol Comcrcio y el Desarrollo (United Nations Conferences for Trade and Development: UNCTAD), rcvelaba la concepciAn dc un mundo dividido no ya entre "pal- oes socialistas" y "mundo libre", sino entre palscs industriulizados y ricos y palscs subde oarrol1ado s y pobres, El nucvo gobierno social-cristlano surgido de las elecclonco dc di- ciombre de 1968 formulaba la doctrina de la Justicia .joeial Tntertiacio­ nal, y oustitula la Doctrina Betancourt por la do la Col id.»ri'’-ad riiira- lista, a manera do al t ornât i va frente a "nac ional i smo s liipcr liof iadoc" y "hostilidades idoolAgicas" que entorpoclan la consrcuclAn dol llamado "Bien Coiûun Universal" (jo). La justicia social Internaclonal en la concep­ ciAn domo-cristiana aparecla como la necosidad de un intercambio cor.ici’- cial internaclonal en condiciones de equldad, a fin de roducir la "bro­ cha" que Goparaba al mundo dcsarrollado dol Area empobreclda de la huma- nidad. En la regiAn ello implicaba la proyecciAn integral de un naciona- lioruo latinoamcricono, que cn palabras del prrsidcnto Caldera no dobla "... tomar ol sentido de la ncgnclAn acaloradn, poro Jntrascendcnte, de la rivnlidad pequcïïa y mczquina, del de: co de duHar a detcrrnina- doo objctlvos o convertir en blanco do pirotecnias verbales a dotor- mlnados palses. Debemos oricntar esc nacionalismo hacia la defensa y afirmaciAn de lo nuestro. Robucteccr nuestra indcpendcncia sin pro_ vocar antagonismos necesarlos y contraproducentcc, fortalociendo nuestra figura como pueblos que ya tienen suflcientc cxperioncia pa­ ra saber lo que quicren, para defender lo oun 1er, perteneco y para usegürarcc do lo que nccesitan cn piano do lionrosa dlgnidad," (Ü). Do ahl lu insistencia en la tesis de la solidaridad pluralista como al­ ternat i va; L̂ MJ "QulsiéramoB que iodos los palscs dé là Amérlcà tàtihà tütlàÿàâ una unidad fundamental en su manera de gobernarse y qUe lad àU- toridades constituidas hubieran sido todas escogidaà libremente por sus pueblos en el contexte de las instituciones démocrAtAças, Pero» si data no es la real id ad» no debemos en modo alguno càair . en la negacidn reclproca, en la controvèrsia Infecunda» en eî̂ feid tivc de aquello que pueda separarnos, oon oengua de lo que con urgencla nos debe unlficar" (12)» Taies lineamientoB Iban a significar de hecho el principio de rêco- hooimiento automdtico de los gobiemos y unà disminucidn important# dé la beligerancia diplomdtica de los aflos anterioréS. Se verificabà tam- bidn Un paulatino relajamiento de tensiones en las relaèionès èntte Ve­ nezuela y Cuba» que abria paso a la posibilidad de Una futuTà rèanuda- eidn de vinculos diplométicos* De otra parte» él gobiemô vènesolâno de- nunciaba el tratado comercial con los Estados Ùnldos ÿ éâtabléei là fi- jaoidn unilatéral de los preclos del petrdléo, la integracidn éfidina pâ- saba a ser una de las principales metas de la Administracidn Caldèrâ» hâ^ ta culminar en el Acuerdo de Cartagena (1969)» que créaLà ei mercado sub­ regional y al cual Venezuela se adhirid a principios dé l97j» ï âünqûe se logrd la delimltacidu de la frontsra venezoiano-brasiléfîa» là cbntro- Versia por el territorio de la Guayana Esequiba se congeld por un plazo de do ce aRos mediante el protocole de Puerto Espatla. M&é problemdticd iba a reéultar el diferendo entre Colombia y Venezuela én torno a là dé- limitacidn dé laS Areas marinas y submarinaS» para el CUal no Sé hà lle- gado adn a una solucidn eatisfactoria (13)* Pero cuestiones internacionales y polftica interior sé mezclaron a- gudanente al final del perlodo constitucional socialcristiaho» ante la proximidad de la campaRa electoral. Los asuntos de Cuba y Chile tuvieron indudablemente una influencla en la orientacidn dél electorado venezola­ no que iba a concurrir a las urnas en diciembre de 1973» a fin de elegir nuevo presidents y nuevos drganos législatives. La posibilidad de resta­ blée imiento de relaciones diplomdticas con Cuba parecfa una meta cohere te con la polftica exterior del gobierno de Caldera» segdn la tesis del pluralisme latinoamericane que euotitula a la doctrina Betancourt. Sin embargo» ee trataba a su vez de una cuestidn sumamente delicada» ya que habfa sido precisamente Venezuela el pafs iniciador de las gestiones qu culminaron con la separacidn de Cuba del sistema interamericano» a pria cipios de la década de los 60. Como contrapropuesta a los deseos de Cal dera» portavoces de la oposicidn» principalmente accidndemocratistas, mantenfaa que habiendo eldo Venezuela & ‘i. cl palo ngrcdldo por la contlncntallzaclAn dc la lucha armada nor parte do Castro, corrcspondfa a Cuba la Iniciativa del rectablccimicnto de rc- lacioncB, interrumpldao ya por m.lc dc una década. Pero eotos propAsitoo oe quedaron on la Ictra a ralz dc los acontc- clmientos da Chile, cn septicinbre do 1973: la posibilidad do quo el- go­ bierno do la democracia criotiana venozolana ostablccicse relacioneo con Cuba antes do lao elcccioncs de diciembre, quedaron clausuradas Trente a la tcnoa oituaciAn on que oe viA onvuclto para ol momcnto del derroca- mionto del preoldento Salvador Allcnde, ya quo lo ocurrldo cn Chile se dobs en concomitancia con el ambigUo panel do la democracia criotiana del pals eurcRo. Si los aconteciinientoo chilcnos repercutioron cn lac elecciones venezolanas, es muy diflcil cuantificar electoralincnte dicha rcpcrcuoiAn, aunquo puede decirse que fue en scntido positivo para AD y nogativo para el partido social crictiano venezolano y para loo sec- tores de la izquierda radical, principalmente cl Movimiento al Socialis- mo (MAS). Eo probable que cl electorado venez',olano vieoo ol dcrroc ami on­ to do Allcnde como ol fracaoo del socialirmo por la via electoral y la connivcncla de la democracia criotiana chilena como factor coadyuvante del sangricnto golpe militar. T es posible suponcr que ol candidate y cl partido mAs favorccido on Venezuela por ] a sltuaclon en cl palo aus­ tral, iba a ocr el que ofrccla una tendencia "media", menos socialicta y mAs rcformictai la plataforma dc Carlos Andréa Déroz y dc Aceion Do- mocrAtlca ofrccla, en cfccto. Inc ventajac dc la democracia sin loo amc- nazao de un oocifiliomo radical o dc 1 as anbigHcdadcn dc una dciiiocracia crlstiana; cote es, la posibilidad dc cvitar una situaciAn como la acac- cida en Chile, de cnfrcntamlcnto social y violcncia autoritaria (iv). La teoio del plurallomo latinoamericane ahora sc volvfa contra sua autorcs, y cl rcconocimlcnto diplomatico que cl gobierno dc Guidera tuvo que hacer a la Junta militar del general Pinochet no contrihuyA en nada a la imagen electoral del candidate socia]cristiano, Dr. Lorenzo Fernandez. Los in- tcntoc do la democracia crlstiana venozolana do salvar a ou homAnlma cn cuanto a ciertai; rcoponnabilidadcn en el dcrrocamicnto del présidente A- llcnde, no dicron recultados positives. Era el momentc para la eocialderno- cracia acciAndomocratista. il.t) 1974-1979.- El gobierno de Carlos Andrés Pérez, surgido de lan elecciones de diciembre de 1973, ni bien continuaria àlgunnn directrices de la poÜ- i tiCQ de su antccesor, darla un nuevo y dinémico impulno a la preochcia | venezolana cn el medio internaclonal, favorccido Indudablemente por la i; rituacién credda con motlvo del alza de loo procloo del petrélèo» À la ! vinta de ello, la prèsidcncla de Pérez Intentarla orientar ou politicà ; exterior en cl sentido de un renovado nacionalismo de factura tcrccrmun- dista y latinonmcricanista, utilizando el petrdleo como instrumento de : ' preoidn frente a loo paises desarrollados mcdiante los canalos diplômé- - ticoo y ante la opinidn mundial. Un hccho traooendentai iba a produclrse al comenzâr la adndniotra- cién dc Pérez, cual fuc una vieja aopiracién de loo vcnczoTanon; la na- : cionnlizacién del petrdleo. La realidad es que la situacién internacio- nal Dorprcndié en cierta mcdida al anterior gobierno demo-cristiano* preocupado por el auincnto de Ion ingresos y no tanto por la ôportttnidad de ampliax ou control sobre la induotria petrolera. Rccorderaos que* en 1970, Glria habia bloqucado el oleoducto tranoarébico à fin de obtener ' mayoreo pugoa por derechos de trénsito, y Libia* bajo las directrices , del gobierno del coroncl Kodafi, habia rcducldo la produceidn para pre- oioimr a las compaRiao potroleras a pagar Irapuestos mén altos* a lo cunl Accmiiei'on. Sc dcuoncadenriba un proceso cn ni sentido do una c spiral do oxignnclas por inuyorco impuontos que cambiarian entcrajncnto ol carécter dol me rendu petrolero muiidial cn pocos nflos, y tracria corao consccuencia la llamada crisis petrolera y cnorgética de 1973. En principio, los cu- ccnos internacionales que Se estaban geotando repercutioron sobre la po- siclén vcnezolana cn cl sentido de adherlrse a la tendencia general por lograr inAa altos prccios e impucstos, y la necenidad cstratrrica de ini- cior unn accién Icglolotiva para hacor frente a la nueva situncién y que culminé ou la aprobac.ién, por el Congreso venezolano, de un proyccto do reforma y control unilateral dc loc prccios de rcforcncla del petrélco. Dc igual mancra, ndqulrié crcciente importancia la prcocupacién por saber lo que ocurrirla cunndo las conccsiones petrol eras vigcntcs expi- rascn cn su validez legal-temporal, en declr, lo que séria revcrtido y cn qué condiclônes, ourgiondo un acuerdo general sobre la idea dc que las prevloiones légales cxistcntes rosultaban tnuy vngas para resolver ol problcma dc la propiedad final de lan instalacionos. Fue nsi como (yO - Livvaj DC pacA a la propucsta dc una loy do roverslAn dc loo hldrocarburoc, la cual proponia que todaa las conccsiones y propicdades do las corapafîias petrolcras pasarian a propiedad del Estado cuando expiraran lao conce- siones a pilnciplos de la década do 1980, El proyccto dc Icy do revor- olén 00 convirtié en Ley do la Rcpubllca cn julio do 1971. En la minina ifnoa, 00 aprobé on agooto do esc mismo nfio uu proyccto do Icy quo os- : tablccia la propiedad del Estado oobrc todo cl gas, tanto cl ar.ociado a la produccién de pctréleo como ol no asociado; cAlo se podria cxpor- tar cl gas asociado a la produccién petrolera y se rtsorvaba para uso naeional cl vasto cainpo del gas no asociado de la regién oriental del pais; no habria aportes de capital privado, venezolano o extranjero, cn la nueva industria del gas, que se convcrtia asi en un raononolio es- tatal abooluto, Pero los acontcciinlentos adquirian mayor volocldad que lao prcvi- sioncri logales: incluso la ley de Revoroién petrolera quedarla suporada ante nucvoo planteamientos. La campana electoral de 1973 pntiia de monl- fiesto, por boca dc loo principales cn compoticién -Fernandes de Copei y Pérez de AD-, si bien en términos moderados y algo vagoo, que el pro- cdoo dc rcvcrsién podria ccr nccl^,rado bajo cl supueoto de que Venezuela no podia cspcrar hasta 1983, ano dc vcncimicnto dc las conccsiones, Dcs- puéo dc la aplaotante victoria electoral dc Pérez, la actitud vcnezolana crpcrlmcntaréi un nbandono dc la discrcclén, cn un rcflojo del optimisino por las mcjoriao del mercado petrolero nundial y cl consigulente flujo de ingresos fiscales. Caldera cn su ultimo mensaje ante cl Congreso, ur- gia a su succnor a nacionalizar répidnmcntc la industria petrolera, y el propio Pérez comcntaba, dcspués de las elecciones, que era "Imposible cs­ pcrar hasta 1983, para que cl Estado asuma el nancjo complote de la in- durtrla petrolera, Ecria prudente como oltcrnativa, que pi’ocrdamos cn el futuro Innrdi.'ito a nsclonnlizcr]o, lo nue ascgursria nuestra sobcrania nobro la Industria, y nue llcgU( r.oo a rux- '̂ ns fé?7 ulas par..; la ;iaT t1 ci- p.'(rlé:i de 1 ar rom r ail fan c?: trou j cran en nnurl 1 ns sroas rn nue scnn noccna- rios sus rccurms t^enlcos, ru fi near j eiu lento o su en pce I dsd do mcrca- doo" (15). Subruyninos lo anterior por ru alto significacién cn cuanto al carAc- ter de la futura nacionalizacién d»'! petrélco venezolano : cstoremos en prerencin de unn nacionalizacién paetada, pro vio indcmnir.f'.c Jén de lao companiao potroleras y con la posibilidad dc que el Estado lïueda cclo- brnr convcnios con entes privadoo (lénoe eonipaîîias) cn casoo o matcrias “ éf - L - m j ospocialoo* En efecto, el prooldente Pérez oanclonaba, el 29 de agesto de 1975 -doopuée de polémicao dellberoclonco en el Parlamento-, la Icy orgAnlca quo roeorva al Ectado la Induotrla y el Comcrcio de loc llidrô- corburoc* publlcada cl mismo dia on ediclén cxtraordinaria do la Oaocta o n ci al dc la Repûblica do Venezuela. El articule l£ de dlcha Ley era su- XicioMtnmontc explicite 0 integral al eensldcrar que "3o roocrva al Ècta- do, por razones de convenloncla naeional, todo lo relative a lu explora- cién dol territorio naclonal en busca de petrdleo, asfalto y demds hldre- carburos; a la explotacién de yacimlentos dc loo mlsraes, a la manufactura o refinaoién, transportes por viaa especlales y almacenamiento; al comer­ cio interior y exterior de lao sustancias explotadas y rofinadas, y a lao obrno que su munejo requlera, en los términos seilalados por cota ley» Co­ mo consccuencia do lo dinpuesto on ente urticulo, quedarén cxtinguiduo lao conceijionoB otorgadaa por cl Ejecutivo Naclonal Y ol tan diocuti do artfculo 5o sefialaba que "El Estado ejorccrd las actividndes scfîaladas en el articule lo de la presents ley directamente por cl Ejecutivo kacio- nàl 0 por inodlo de entes de su propiedad, pud lend o celebrar loo convenioo operatlvoQ nccenarlos para la mejor rcalizaclén de sUa funciones, sin qUo éh nlngdn caso estas gestiones afecten la esencla mlcraa de las actlvidadeo atribulduo" (...) "En cnfioo c;-.pecialco y cunndo soi codvenga al interéo pébllco, el Ejecutivo Naeional 0 Ion rcferldon entes podrén, cn cl cjor-' clclo de cualqulera de las scîîaladao actividadcs, celebrar convenioo de | af.QcJ' oléii cfis fntc.'i privadoo. con una participaciAn tal que garnntlce , el coiitrol T'or nartc del Ectodo y con una duracién detf rminada. Para la cclobruclén do talcs convcnios oc rcquoriré la previn autorizacién do lao CAimrns rti scnién conjunta, dentro de laa cnnllclonrs que fijrn. Una voz que lioytin sido dcbldumcnte Inforruadaa por ol Ejecutivo Naclonal de todao lan cJrcu.'ir'.tnnclas pcrtlncnteo" (/&). Aoi, pucn, cl petrélco y todo ou cntorno qucdaba naclonalizado on forma Integral, y para casoo eopncialeo o cxccpclonaleo (eucstloncs quo requlrlcran una elevada tecnologia o determlnadoo aopectoo que ol Eotad0 venezolano no hublora prevloto) se daba viabllidad a convcnios de asocia- ci6n con lao cmprcnao 011 condiclonco er.peclficas y nuficientcs al monos cn teoria para lnij»cdlr una rccaptura do la riqucza por lus trannnaciona- leo: a) control ontatal, b) durnclén dctorininada (tctnporalldad), c) viot bucno provio del Parlamento (control politico-parlainentnrio) con faculta para fljar condiclonco. Léglonmcnto, cn cl Icglclador privé en cote punt una eoncopclén realiota del problcma: el cvitar un "salto en el vacio" - f - j 8 “ dc Imprévisibles consccuoncias. Al mismo ticmpo so dlotnba cl Dccrcto crcndor dol boldIng PetrAleon do Venezuela (PETROVEN), organlrmo cncar- dc la cjccucién de la politicà del Ectado cn matoria do plnnifica- elén, coordlnacién, nuperviclén y control dc las actividodcn do lao ompr£ sas opcradorao dc la industria petrolera naclonal, A. partir de esta oituacién, el présidente Pérez ponia de relieve, cn B U discurso con motivo de firmar cl "cdmplase" de la Ley d e naciona­ lizacién, la importancia crediente dol petréleo en la politicà exterior venozolana do cara al mundo subdenorrollado: "El petrélco es hoy un problcma oconémlco y po](tien mundial que involuera a Venezuela en una politics exterior cada ver. mas o;:i- gcnte. Es cl instrumento en manor, de Ion paires del Terrer î'undo, los mlnmbros de la OPEP, p.era llevar a las naciones industria] izadas al dialogo y a la comprcsién que bags posible le eveacién dr un nuevo ordcn econémico mundial. Venezuela en actore y .rclicU.Tia ple­ na do esta controvèrsia por la Justicia intern.'icional, Ademér de a- tendcr a sur particularos y obliganter. compronisos de coluboracién C'>n las naciones h crm anas de la America Latina" (...) "El orden peonémico nue hizo posible la cxplotacion de lor recursos natural es de loc paires nobrer llega a ru térrino. T oc pueblos del Terrer Mundo ya no ect.An di rpuertor a permitlr nue se 1er p.-gurn preclos viles por sur matcrias primas. Se ba prorlam.ado un nucvo ordcn econémico Internaclonal. Los paires industriales, entre tan­ to, viven una crisis dc mal oc entetidldos nue no les pcrmitc acep- taX que los p.aiccfî explotadoo .'trnini.in la defenr:a activa dc eue pro- jjIos intc-rcoea y toincn sur pro nias dccirJoncc" (...) "El petrélco venezolano lia de cer in.atrumento de intcgracién lati- noamf:rJcana, factor do ocguridad mundial, dc progrcco humnno, dc Justicia internaclonal y de equilibrada intcrdepcndencia econémi- ca" (i>). La accléri exterior del gobierno dc Pérez se orient aria, por conri- gulcntü, a baser valf-r cn cl ambito intcrnacional al petrélco como inc- truinsnto de nreuién frciite al mundo industrializado, a fin de nivolar cl intercambio comercial existante y luciiar por un nuevo ordcn econémico intcrnacional mén Justo y solid.ario. En este sentido, Venezuela no esta- riu c.atisfccha con liinitar la discusién al precio del combustible, sino a insistIr cn que cl arrcglo so cxtendicra a todo cl corijunto do matcrias primas que los paiseo oubdosnrrolladoo sumlnistran a loo paises industria- lizadoo a prccios arbitrarion o incstablcs y dcsproporcionados cn vela- clén con lor, do, Ion bicncs m.'mufacturudoo que rcclbcn cn cl intercambio. IIo sc trataba do colicitar la dcstruccién dc los inipcrios ccononiicos, ai- no nu modcracién mediantc rcformas al sistema econémico intcrnacional (reestrueturacién del mcrcado mundial de matcrias primas, acceco a la in- ««y - -duotrlaliznclén, transfercncla tncnolAglca, aolstcncla fihaheiocâ* re­ forma inonotarla, etc., ) como base para una progreolva ëquiparaclAn do loo cxplotndoB (4%). Pc otra parte» ol gobierno venezolano utllizarfa loo recurooo Oxtru- ordlnarlof» derlvadoe de los nue vos preclos del petréleo para cotifiiul'ar ol dcnarrollo del pals y el de la reglén: se concedicron préstamos al Banco Interamericano de Desarrollo (DID) para proyectos de desarrollo en Àmérica latina, y se ofreclcron otros al Fondo Monctarlo Internacio- nal (FMI) con cl fin de oubsanar los deficits do las bulanzas de pages do los palccs pobreo ufcctadoo por los nucvo s preclos del oro ncgi’o. Si- uulténcnrocnto oe creba el Fondo dc Invcrnionco de Venezuela (FIV) para financier proyectos tanto nn el pals como en el exterior* Un "nucvo cliraa" surgla cn las relaciones entre Vonezuela y llbpaHa» palo con cl cual, a ralz de la declinacién del régimcn franqUleta y cl rcntablcciinlcnto ouccsivo de lao instituciones dcinocrétlcao, so Iniciaron inportantco acucrdos de carécter econémico, tccnico y cultural, junto a un apoyo politico decidido al proceso de democratizacién* Cabc recordar quo, pnra Venezuela, y sobre todo bajo Ion gobiornos de AD, la exlotch­ ela del régimcn franquista supuso un sorio Incnnvonicntc po1îIico para ùna mayor plonitud do relaciones. Venezuela, nunqiio mnntciila relacioneo diplômé ticao con BcpoRa (rotas cn 1946, fucron rcntablocldaa dur (into la dlctadura dc Ferez Jiménez y erf contlnuaron dcspués dc la enIda do éo- ta)» rianif' sté durante lao adminiotracloncn acciéndcmocrutintas ùna atnls- tad y adniiraclén para con cl gobierno de In Rrpébllca en el cxlllo (iîé- xlco) y con dirlgentco dc la oposlclén dcmocrétlca cnpaôola, eucctlén que r.upuoo cn nlgdn inorr.ento rnér; dc un dlngusto entre lart roopcctivafl ri.prcocn tacloncf! dlplométicao. Una voz corn<'nsado cl dùmbio politico en EspaHa, ol accrcrimlonto entre loo don paloco ha rldo Intcnoo y ha dndo visibles frutos durante la adr.ininf racién dc l'ércz» cl cndo préctlcumcnto muy prc- vifiiblc la continu idad dc enta coluboracién bajo la admlnlctraclén del préximo gobierno oocialcrlstlrno del Dr. luis ITerrcra Campins (1979-1984) Por éltimo, cn cl contcxto latinoamcricono, Venezuela, cn la llnca ; de admlnlstracJoncn antcrlorcn, propugnaré Innictcntcmonte una polftica dc intfîgr.'icién y dc solidaridad continentales, cn la que la croaclén - con cl apoyo ihcondlcional del gobierno venezolano y nu ayuda flnnncicra- del Sistema Econémico Latinoamericane (SETA.) scré uno de los principales logroo. En cl compo dc los derechos humanos, el gobierno de adheriré a la polftica de la adminictracién Carter de rccpcto y salvaguardla de los /o- mîomoo, y dlvcrnao pernonalldadcr. «loi partido gubornnmrntal dermnclarAn In vlolnclén dc dJchoa derochoo principalmente en palron dol cono onr, A la vez, rc daba acogida a numcrosos contingonten dc cxillndos y emi- gradoo argcntlnoa, chilenoo, urnguayos, etc,, en el marco do una amplia interprotacién del derecho de ar.ilo cctablccldo en la Constltucién, Era dertacablc tambien la prcocupacién del gobierno de Pérez en la conrecu- cién de una oalida al problcma del canal de PanamA, y el Inlclo, tal vez por primera vez on Venezuela, do una polftica de ectrechamlcnto de vfn- culoo cnn Ion Estadog del mar Caribe, Trinidad-Tobago, Parbadoo y Jamai­ ca principalmente. Poro la accién exterior so manifesté con inAu cnntun- dcncia en la problcmética nucituda cn la Repûblica Dominicana, cunndo lau elcccionca de mcdiados dc 1978 dicron el triunfo a la oposlclén dominica­ na, cn la persona de Antonio Guzmén, candidato prèsidcncial dol Partido Révolueionario Domlnicano (PRD), frente a la continuldad del Dr, Pala- guor y del Partido Rcformista, En aquélla ocasién, occtorcs roacciona- rioo dol Ejército Intcntaron cl no reconociniicnto delà victoria comicial del perrcdiomo mediantc diversao artimaïïas y manipulucionco fmudulcntas que crigtalizaron en la suspenoién dol csorutinlo cuando l*»s result ado o coiijcnzaron a scr desfavorabloG ni gobierno. El gobierno vcnci-.oTano prc- sioné por distintoQ canales, en convorgcncla con el présidente Carter y la Intcrnacional socialicta, a fin dc que no ce intcrrumpicra cl rccucnto électoral y sc rcspetara el result ado, como acf succdlu. Do otro lado, ante la crisis dc Nicaragua, el gobierno venezolano toinaba la iniciativa de cstudlar el caso en el scno do la Organizncién de Estados Amci'icanoo (OEA) y proponcr una solucién dcmocratica al conflicto que cnfrcntaba y onfrcnta al puoblo del pafs ccritroamoricano con el régime?n dictatorial de Anaotaoio Somoza. Gin embargo, nuedaba claro que la solucién ultima cotaba on cianoo de los Estados Unidos y sus intcroons estratégicos en tan importante zona.^l^) I I . d) 1 9 7 9 .- E1 cambio de gobierno en Venezuela, como consccuencia del triunfo électoral dc Luis Ilcrrcra Campins, candidate prèsidcncial dol partido socialcristlaïio Copel, plantcoré sin duda modi fie acioncn de perspcctiva en los lineamicntos dc la polftica exterior del pafs, aunque crecicos que sc mantendrén algunas Ifncas ya osbozadas y consolidadas oR^perlo- do anterior, principalmente en matcrla dc polftica petrolera exterior. fi ■ cônolflorudn do Interna naclonal prlorltarlo y pnra la cual ce ha provlcto on muoljao ocaslonco un prcvlo conuonao entre lao fucruno politloaà mnyo- rltarlno del pais. En poaible aflrmar que so contlnuord con les eafucraos de Intogracldn latlnoamericcma, con especial cnfacin en cl l’acte Andlno I y la rcvitalizacidn de otros meceniamos de solldarldad latlnocuacflcanlc- ta. Otros aspcctos estdn todavia ou la incdcnlta y las declaraciones del. présidente elocto oon aun lauy générales como para avlzorar ponlclonoo concrotào nobro problomas eopcciflcoa de una realldad Intcrnacional que# por lo dcindo, eo altaincnte dindralca y do coïifllctivldad crcclentc. Sub­ siste oln cmbnrco la inedgnita sobre la actitud concrcta do la proxima adinihlntracidn domocrlctiana en Venezuela (1979-1904) con rolàcldn a la situacldn en Chile. Es pooible en este scntldo# que ne trato de buscar una vuclta de la democracia crintinna chilona al poder como nalidà acep- tablc para Kstados ünidcs de la dictadura militar* Éo probable tambldn una diuniinucidn del fnfasis en la défonça de los dcrcchos buinanoo y las libortados dcmocrâticac en Latinoamérica, sobre todo si pcnsumoo en lao numcrooao crltlcaa de dlotintoo voccroo ooclalcristianoo a la H8BÎ^R^3c Pdros en esta metoria durante su pcrfodo eonntitucionol. Por cl contrario< valc la pona hablar de un o.-.tvcchamlento de rclacîoneo con Ion gobicrnoo democrictitxnoE» prlnclpalriontc de b'uropa (Ttalia, B^lgtea^ ccetoros de la UGD en Eopaua). 0 verosfwllTH«nte entrèios en una ctapa do prcdominio de los problcmac do politica Interna sobre las cuostloncs de polîtlca extorior:. parecen habcr cido los prîmcroo* y no Ion nogundoo* los que influyoron docisivamonte en cl cnmblo de comportamionto dol olcctorndo venezolano on loo comieloo do 1978.(•*<>} 8) Tcnsinncn rn cl sfntcna po] ftico: de: irualdad .Moctnl y marrinall- dad» Tcccolo.rl t y »•,triton nolftion. rernpoctlv.in fut.urar. del sis- tcma uoKtico vcnesolano.- (I) bon cambiotj sociales ocurrldos en Vonesuola entre 1940 y 1970 conte plaron la acelcracidn de un proeeso generalIsado de movlllsacidn social, que en rcalidad dista todavia de haber terminado; dada la din/înica del pals, os muy probable que los prdximoc diez afîoc sean escenario de rdpi- -T3- ) dfto trcvnnfortnacloneo cn el medio nodal, quo a su vez en muy poslblo ue orlglnen nuevoe problcmas y nuevas neccsldadea. Tor de pronto, la ovlllzacldn social quo tuvo lugar en el periodo sefialado, y que en rigor comenzd a operar lentarnente en la década de 1920 impulsada por la explota- idrt potrolera, al transformas la fisonomia de la cociodad venezolana, mo­ difie^ cl volumen y el carde ter de los liisuinoo del oistema politico. La urbonizacidn, la mlgrncidn Interna, la acuinulacidn do grandes capitales on la cconomia* las primeras inductrias, etc., fucron fen/imenoo dooconocidos que demanduron una rospuesta do las cstructuras polltlcas, criatallzadac fundumontalmonte en una roodificacidn dol aparato cntatal en un scntido 11- bcral-dciiiocrâtlco paraielamento# en su utillzncI6n como instrumcnto pla nlficador o corrector de una nueva realldad social muchac voces cadtica ÿ problematical Asi» ol Estado asumo progresivamentc cl planoninicnto de una infra- 6structura para el pais* el clstema oducativo, la sanidad, ol dnsnrrollo agrarlo* él ^despegue" industrial, ol desarrollo regional, etc., en un a- fdrt por canalizar de alguna manera los recursoo petrolcros liacia el cro- cimiento y la cxpansidn a fin do alcanzar la tan ansiada meta: el dosarro- 110 autOGostenido y dlvcrsiflcado. En cunlquior caso, cl plantonraicnto reformiota, consintcnte no tanto on una modificacldn cualitatlva dol sis- tcma como en la cllninacidn o correccldn do sus aspcctos m5r. lacérantes, tlonc ^xito on la medida en quo logra ampliar efoctivaiicnte cl sistoma e- ducativo, .incjorar lao condiclonoo nanitariao de la poblacldn, numcntar ou nivel cultural* promovor nuovao induotriao nacionalco, pallur el pro- bloma hubltacional, dur al Eotcdo ol control de la principal rJquoza, or­ ganizer el moviinicnto sindical y garantizar sus dcrcchos mcdiante una le- goolacidn laboral cado vez mds amplia, y, en fin, hacer fronto do algdn modo u las nuovao expoctativas genoradao por una cociodad cada vcz mda di- vcrsa y compleja. Pcro taiiibidn eo évidente que, con ol tranocurso dol tieinpo, vamos vicxulo viojos problomas que pcrvivcn, cuoctiones que parecen no toner co- lucidn a ponar do loo cuantiocos rccuroos invertidoo. Asi, cada aflo la de­ manda educative, de la poblacidn oc superior a la oferta; las condicionco sanitariaa en el mcdio rural y on lao grandes ciudadco son on gran medida inâuficionteo; hl nivel cultural mcdio de la poblacidn signe ciondo baje; las nucvac inductrias son incapaccs de satisfaccr la demanda interna y ol pais rccurre constantcmente a ii.iportacioncs voluminoâsas; el deficit habl- tacional y cl encarecimionto de la vivicnda os agudo y grave; los derccboo -fs- dd loc trabajadoroa nuchas vcceo caminaii a un ritmo mda lohto quo ol po­ der coiiaoguido por lao organizacloncs patrohales; cn définitIva* oe cono- tata quo la dictribucidn do la riquoza aigue siendo profundcuoonte injuata y que lao desigualdados socialoo, al contrario do dlomlnuir* numcntan con Inucitada fuorza, Una realldad prlmaria resume las restantes: la marginalIdad. la mar­ ginal idad oe doflniria corno "un oubproducto dlnfuiiclonal dol 'cistoma* El hocho do quo el ^sistoma* prodnzca nna "masa marginal" quo no puedo intcgrar cstd cn relacidn directs con où cardctor "depcndicnte"* Co tra- tarla rntohces do poner do relieve la relacidn Intrlnseca cntro dependen- cia y marginalidad. En este sentido, el conecpto de marginalldad Impllea- rd una especiflcidad del capltalicmo latlnoaracrlcano: su incapacidad para saltar por cncima de sus propias contradlcciones y propiciar un desarro­ llo continue y autdnomo. En la rcnlldad vcnezolana* cl capitallomo potlro- lero nostraria hasta hoy su inopcrancia para cllminar la marglnalldad; al contrario, la mlcna evolucldn do la cconomfa pctrolera, ou cardeter esencial, expllcarla cl curglmlcnto dc tan sonaladas diotorolones.(4) Con razdn se ha dlcho que "El probloma global mAs llamatlvo on él caco de Ve­ nezuela, y quo no le es propio o cxclunivo en el contexto latlnoamerica- no, CO ol dc las maans rurales 'urbanizadas* a una vclocldad clevada, *Oo- nuqucroo* cn nu gran mayorfa, pobres, sin cducacldn, sin rntrcnamiento tdcnlco minlttio para nor absorbidos por la civillzacldn urbana y frento a una cstnictura econdmica hanta ahora incapaz do promovcr una oforta oubn- tancial de emplco, estas masas do migrantes, no oncontrando loo canalon ndccuadoo para ou Intcgracidn a la oociedad urbana y portando elles mis- moB loo elcmcntos culturalen propioa al mcdio rural prlmitlvo, eonatitu- yen Inc habltantoo do lo nue on Venezuela sc denomlna •cinturcnes de ni- oeria’ por su especial ublcacidn gcogrdfJca alrcdedor de loo grandes cen- tron urbanon, aunquo ezistcn enclaves mdc n monos denooo rn divcrnas par- ten del caeco urbane. Lea habitantes do dlclian zonao padccen to da la pro- blcin.'itica social implicada por ou mcdio: doscraplco, fnlta do uyistcncia social, no occcso a la cducacidn, etc., ...» cn resumcn, una ‘calidad do vida' pôbre" (&»)# La problcffidtlca social ha llevado a la conoidcracidn do Venezuela como un caso do "crocimicnto sin desarrollo" (:.\), on cl que, si bien es cierto quo las macroniagiiitudco do la economla cxporimcntan un veloz au- , mento, la rcporcusidn de cotos avances oobro el desarrollo social son e- normomonte dispares. Asf, la pcrsiotcncia do drsigualdadco sociales so [3i5] evela en el anAllsis dc la composicldn del Ingreoo naclonal : la remuno- acldn del capital, del empreeario y dol trabajador no acalariado alcan- a fcl micntras quo la romuncracldn a empleadoc y obreroo lloga ao- amcnta a un 43*8Ĵ » la reniuncracidn porccntual del trabajo, adcm^a, ha- briu dieminuido : mientras que entre 1950 y 1966 oncild entre ol 55 y el 61 por cicnto* en el quinquenio 1968-1972 no mantuvo entre un 46,09< y un 48*59é (4 )» K5o aun, ai el autdntieo progreso rocial connlnto cn la difuai^n del bienestar colectivo mediante una equitativa distvibucidn de loo ingresoo y fortunas, hay que decir que en este punto sc catd muy Ic- joo de una situacidn relativamente aceptable. Decgraciadaaicute, loo da- toa dieponibles vienen siendo eacacos. La "Primera Encueota Ilocional dc Ingrcoos y (rootoo Fniniliarea en Venezuela" (1962) arrojd luz oobro el docproporclonado tcparto de la renta naclonal, y calvo modificacionos de mener entidad* todo permlto afirmar que en ya una cucatidn entruotural que subsiste en la actualidad* acentuada* si cabo eon mis fucrza. Para aqiiél aflO, él dé las clases populares no pcrcibfa sino el 31/S de los ingresos familiares; con un 449S de elles que, al disposer de ingrcsos mensuales menoircs de 500 bolivar es por fainilla, vivian en un nivel de pu- ta sübsistcncla y no acumulaban sino el 11,596 de la resta naoional. Y si bien 08 cierto que se constataba una emcrgente elase incdla (un 239» de fa- mlllao que lograban atraer el 38,296 dol ingrcso), los sec tores midi eut on. conotituycndo tan ndlo ol 3*796 de las famllias, percibian lioota ol 3?,??6 dc los iugrosoo totales (5)* De otra parte, habria que aludir al problcma de las invcrsioneo ex- tranjcrao* Venezuela ha carecido hanta época muy rccicnte rte una politica de control sobre las Inveroionen forAneas, La pormisidn de lui alto por- centajo de rcpatriacldn do capitales y las rcmesas de ut11 idados autori- zadao, hnn roflojado una politica do la mds abooluta libertad. La estra­ tégie de suntitucidn de iinportacioiics reguida por ol Estado venozolano a partir de 1950* nbrid por diverros inccnnir.moo nue von cnmpon do inter-** vencidn drî capital extranjcro, fundamcntalmonte nortonmcrlcano, en la induotria nacioaal (manufacturera, encneialmente) y en loo mds varladoo oectoren dc la cconomia del pais (banca, scguros, cornerelo y scrvieios en general). Por lo demdo, una rcntnbilirtnd del capital muy superior a la cxlntente v h cl rcsto do Amdrlca Latina, ce ha convcrtirto en un seïïue- lo para cl ingreso de nuevas invcrniones,(6) la falta de rigides y cl tro- dicional libre albcdrio en esta materia puert/n no o6lo suponnr una. hipo- teca del future industrial del pais, nino tambiôn dar orlgcn a un clemen- fudttomento condielonador del proceso politico* Ko hay que olvidar tampoco la "captura* dc Ion medioa tic comuniea- fiî n oociai por el capital privado, con la exccpcldn dc unao poc^w émi- Borao dc radio y doo canales do telcvioidn an nanoo del Ëotodo# anbos do inferior audiencia cn relacidn a sua coinpctidorcà privadoot Pa jo Untt dio- toroicnada iptcrprctacidn de lo ouc eS la libertad de èxpfeoidn* loo ttC- diod dc contunicacidn social on manos del capital privadO bon devcbido loo . prinoipalCo mccanisxnos do tranomisidn de la idoologla do èdhatimo é ii ï ü boCiedad vcnezolana, asf como los gencradores del ouadro de OxpCetativaO de tipo oicoldgico de los ciudadanos* Ocupando en éspncioà tèlevialvoo ÿ de rodiodifusidn una prôporeidn exhorbltantë de publiéldadi radé aÜd de la pcrmitida legalmente* ae da origen a Una idcologia qué ifttënta trannmitlr loe volorco coneumiatas prop ion do la eoeiédad holrteamerièàna* De abl que inuehos piensen que la eultura naoional Vcnézèlara oe ha oticn- tâdo cada vèz mds a una tipica culture de consume, buona parte dél cüal es de eardctcr conspicuo; esto es* una eultura de consume de prOdtiêtoô que, on au gran mayorfa, no son elaborados eh ol paië. Ên Os te Olrdeii dè ■ ideas, el desarrollo cultural vénézolan© Oe orienta a cOnàUmlr lo produ- cido en él exterior cn loo pianos tecnoldgico y bunahfatieà* graciâà |»rd- elnomcnto a la publinidàd masiva de lo fordneo* Poro como lo aUtdotoho 00 rcüiute a pcrdcr nu eoencial copacio ÿ dc hecho hay una reoietCncia j a la colonizacidn cultural sin mds, ol rcsultado cristalizâ ch Una sérié: • dc disfuncionalidades y de desajustes visibles* formando Cl llàmado ccltlng-pot cultural, por lo que se podrfa decir que el vencBol^o(a) actual os una cspecie de "combinacidn de una sorie de blèmentoà cultura- Ico que sc superponen; es decir* sufre un proeeso de hetcrogeneidad cul­ tural" .(f). ! (II) I ! Loa oxtrncrdinarios avances de la cîcncia y de la tocnologfa en j la dpoca contrinpordnea hen pcnrltldo hablnr del tdrmino ya conocido de rcvo3 ucidn cir.iitlflco-tnciilca. hccho que ha vcnido a transformsœ las ba­ ses de la cociedad industrial dc los pafsco ovanzados» El clon.ento esen­ cial de csa rcvolucidn cientffica y tccnoldgica ha sido el proeeso de automation y el. surgirnionto dc un sistoma mundial on el cual cl concept tradicion.'il do nacionalidad tiondc a diom.1 riulr en iinportancia para dar lugar a conformacioncs hintdricas, sociales, politicas y cultuiaies de , - f6 “ [31\] perfll niultinaclonal ($), Fcro in circunntancla do quo ol proceso cicutl- fico-tdcnico afectc o61o y prcpondcraiitcnicnto a loo pafnco iiido Induotrla- lizados que mantlencn una pooicidn hogcmdnlca on ol oJotcma inundlal, plan­ ton ya ooi'ios y graveo dilcmas cn ol con junto dr loo pnXocn dol Turccr Mundo y* por lo quo a nucstro tcma oe rcl'lcrc, al dcotlno dol Area Intl- noamcricana cn general, y al caoo de Venezuela cn particular, quo como otros sc holla Intimamente vinculado a ootn proccoo quo tal vcz oca cl nAs importante de loo ocurridos cn lo que va dc niglo XX, Si la cicncia y la tecnologla oon la base eccncial dc la aocicdad in- duotrial y postindustrial* y oi lao cocicdadeo cn procooo dc Inductriali- zaciAn juzgan pertinente cstirnular un dounrrollo cicntlfico y tccnologico como baoo do un probable desarrollo cconAmlco y nocinl nutduoino quo ounon- ga la oupnraclAu del atraco y la dcpendencia, vcmoo quo cn crta materia ■ hay Indudablomente un trasfondo politico, dcndc ol moiurnto cn quo la dc­ pendencia no eo sAlo una categoria sociocconAmlca, sino tamblAn tccnolA- gica. En otras palabras, unos palses privilegiados poccen cl cabcr cJcnti- fico y tecnolAgioo, el know how, y otros* atranadoo, cnrccen do ose indis­ pensable recurso para ol desarrollo. La sociedad venez ol ana so hallaria, en onto scntido, cn una ctapa • 4precicntifica", En materia dc organizaciAn social y poiitica de la cicn­ cia* a pocar do relatives y aislados avances rccientos, no sc nasa do uni- dad eh de iihportac i6n ajenas al si sterna social nacional do trannfcrencla y las tnstituclonen encargadas de transmitir este tipo de saber opcran to­ davia con un bajo nivel de viabllidad. So impondria tni.ibicn cn cor.occucrt- cia* como caracteristiea vencsolana, la do oor una sociedad "pre-tccnolA^ gica"* con una variante importante: Ion nistcinas do tccnologia oon mas fA- cilmcnto tranofcriblcs quo los modclos clcntificoo, y Autos a su vos mAo fAcilnicntc transfcribleo que loo prococoo orgîuiizoclon.;lof. Inhcrontcs para producir dichos modcloo y oiotemas. En otroo tArrlnoc, Venezuela ha podido adquirir tccnologia relativamente avanzada, nin que en dicha adquisiciAn lo cuolitativo oe oobreponga a lo cuantitativo. La tccnologia moderna se mezcla anArqulc.imcnte con la tradlcional, pudlAndo aflrmar ce que el pois se halla en la centradicteria etapa dc adaptacion dc loo modes tradlclona- leo de conductu a los modes tccnolAgicoo modernes de use; es decir, en un proeeso de "tocnologizacidn* entondida como ouperaciAn dc la tccnologia tradlcional (4). A nivel latinoamcricano, casi toda la litcratura sobre Intercamblo intcrnacional en esta matcria ((o) coincide en ocnalar el atraoo de la ro- On clcncln y tecnologia y cAmo los procer.bs do tràhéfchèhcla tfcùno- lAgioa aunentan cn tal cnntldad quo la dppondcneia tlonde a tiàcëilr&ë èàda Vëz mayor; Ac ahf la conoldcrnolAn da quo I.atinonmArloa h* ftafiar. dé nlimontar un proceoo autdnomo y nutosontenido do ércftlitticntô Âè (W èicncia y una tccnologia prop las nue rooporida a nus nocOsidédcs* UÀ hocho qüc el slstema ciontiflco-tecnoldgicO latinoamerléano hd pdfiioipa hl dc le jos en los nivcleo de Invoraldn ë innovacldn del r lntoma Wüiadlal* Los elemontoa clcntificoc y tecnbldglcos empleadoo en ol Area soh* ëA sti gran tnnyoria, Inventados y luego tmncfnridoo dosde otrns Arenà (dorarro- llndao: Entadoo Unldoo y Europa Occidental, onpoclalmnnto el prliàe4*b)î né trata de Inoumon adqulrldos, no geiiorados. Una bnja capacidad do Ihvootl- gacidn y una infraestructura acadAmica Inuuflclento explicaria* ëdëmdn* ol fcndrncno de la "fuga de talentos", es docir, la cmlgrncldh a IbÔ Oëntrbo dooarrollados de personal especiallaado que no encübntra. eh la région las condiciones adecuadas para su labor. En Un pais como Venezuela, la sltuaclAn no nscapa de las iendenclas anteriormente scfialadas, a peoar de dortas peculiaridados dcrlvàdas de la singularidad de unos recursoo fiscales voluminosos. Los nagbs de Vèno- , aübla por r.'izdn do la utillzacidn do tccnologia fordnca (royni tics) cn la induotria nacional son aotrondinicoo. Gogdn cAlculon conservtidoren* loo pagoo por concopto dc comcrcializacidn dc tccnologia sobrepnnaron loo 30.000 lüilloncG do bolivaros (7.000 niilloncs dc ddlares-tJGA) eti loo docb afIoB antcrloreo a 1975. Tdngase cn cuenta que ello es casi cl cquivalcntè a la clfra total del producto territorial brutb (PTB) de 1964 (M)* De o- tro lado, la tccnologia fordnca inoorporada al mcdio vonezolano* nin te­ nor eu cuenta las roalidades ccoiiAnico-oocinlcs dol pais, hc repercutido en la dluiiinucidn dc la capacidad do cinploo de la induotria y ha fomcnta- do su alto nivel do oolosldad, cstiraado cn un dÔ por c lento. Sf' ha dioho que cl ingreso dc Venezuela en el Pacto Andlno y la subciguiento adope1An do su politica de invcrsiones y tranofcrcncia de tccnologia, abriria pb- sibilidadcs do modificacidn dc esta situaciAn, pcro lo cierto eo que dado lo inclplente dc tal proceoo y 1ns diflcultados por las que ha ntraveoado la intfgraciAii: andina, oe hace dlficil adolantar conclusioneo en tal ocn- tido («). ' Ello no oxHiore decir, o5n embargo, que hayn una deaprcoc«pnciAn to­ tal por cl problcma. La dcpcndcucin tecnolAgica dol pais hn prcocupado en forma creciente a la clase politica, y ol propin nistcma ha ixxtcntado la implemcntaciAn dc xina politica clrntifica y tecnolAgica cn los dltimoc -M- [iofj quince aHoa* Sc ha tratado do dar un Impulse a lao actlvldadco cicntifico- tccnolAglcao cn Venezuela, rcflcjado no c6lo on la diversifIcaclAn de la rduceelAn superior, olno tainblAn por la crcaclAn do orgnniomon ootatalco dodicadoo al foinento de dlchao actlvldadco (43). En realldad, la proocupa- clAn del Ectado y de la sociedad por la invostjgacidn cientffica aparoco cn forma paralela a la etapa de los primeroo intcntos de EiorloinlzaciAn de la vida venezolana a partir do 1945. En 1950 tenia lugar yn in fundacion de la AoociaciAn Venezolana para el Avance de la Cicncia (ASOVAC), y dcc- de cntonccs hacta la creaclAn dol Oonciejo îlacional dc Invortigacioncc Cion tiflcan y Tncnoldgicaa (COtTICIT) y cl Minirtorio do la Juvontud,] la Cicn­ cia y la Culture, iban a aparccor una sorJc do organicmos dedicados a es­ tas matcrias, tales como el Institute Vénézolane do Investigacloneo Cicn- tlficao (IVIC) y los Consejos de Desarrollo Cicntlfico y ITumaniotlco do lao Universidades nacionalos* De igual manor a se incremr.ntaba en los dl ti­ mes afioo la inversidn en ciância, aunque resultara minima en comparacidn eon loe considerables capitales que invierten los palsos dnsarrollados en dicha actividad (44). (Ill) Dcslgualdad social, marginalidad, dIvorsificoclAn do la ccononia y dcpendencia tecnolAgica son, a nucstro Juicio, Ion principales "rctos" qUo ol sistoma politico venezolano tlcnc fronto a si dc cara a la dAcada do los CO, Pcnnamoo quo tal vcz en la superaciAn dc ontc-oonjunto do pro- bltmao cotA la clave dol future desarrollo po]ftico vcncsolano. Una cucotiAn oe deojircndo con nitldcz del anAlioio dol rlstcma poli­ tico actual, quo no ha cido ni pucde scr ncgada per los obr.^rvadoroc im- parciales del proceno politico: el ciotcma politico vcnczolrno ha alcan- zado una solidcz inobjetable. El sistoma politico fuiciona, no sAlo on la tooria, sino tambicn cn la prActica; en otras palabras, estâmes en pre- ocncia do unao octructuras politicas acoptadas por la inmcnsa mayorfa do la poblaclAn como clcmcnto dc rcfcrencia bAsico dc la vida politico del pais. Dicha3 c*trcuturas, por otra parte, son lo suficlontomentc amplias como para Jntcgrar lac mAs divorças altcmatlvas, altornativas cue ec pori ble prcrcntar cn elecoiones libres y periAdicas y que ban suedado progrc- sivamcnto reducidas a doe: la soluclAn neoconservadora quo encarna la dèinàèraola ftrlotiann del part id o hopel, y In. nolunldh nôéiâi-dnméorata qbb reprccenta cl partldo Accldn Drmocrdtica. Lac dom prlrteipnlCB alter- nhtivaa se ban turnado en el goblnmo de ado 1968, en una oàrilacidn qüe pAdemem caracterlzar como de centro-derccha - centre-Izqdïèrdà, éxmaué eft diverson momcntoa de la coyuntura polftlca el èsquoraa sé invieftap^ ëfegûn sean loo intcresos en jucgo. IiO cxlatc cn Venezuela una extrema dcrccha como tal* nl slqulera mlnimaincnto organizada, aunque hay a Individual id adeo que en algdn rnQHtcn- to nuotentfiran dicha poo id An, con un cad nulo rccpaldo electoral* Loo . intontüo do organizaciAn electoral del porozjirneninmo ban qucdudo pro*. . gronivoincnte dioueltoa o diluidoo cn ecpectroo iiiAo aiaplioei y si bien • tuvicron alguna importancia cn cl pasado, nunca llcgaron a représentât Una amenaza eeria para la cstabilidad del oistema. De otro lado* la ex­ trema izquicrda* dcopuAo de un dolorooo proeeso de autocritica do los à- hos de la guerrilla, oe ha intcgrndo caoi plonamcnte a là luchà politicà a travAo do lao viao pacfficao entablccidas por la Conotitucldn* Loo i)Odorooos grupoo oconAmicoo dc la alta burguecfa venezolana pore con habcr nccptado, igual monte* cl dstema domocrdtico como foi'ifia do gobicrno, y cl nistcma politico loo ha incorporado dd alguna mancra à loo procoooo dccioorioo. La accptaclAn do cntoo grupoo OotA eft telftp. ci An di recta al planteandcnto rcforiniota cn la vida politica* y cc posi- blc conjcturar su rechazo on caso do dcnbordamiento♦ Do otro lado, él movimicnto nindical organizado ha cncontrado tajnbiAn ou lugat eft el marco dol oiotoma, y ha contribuido a fijnr en buona mcdida loo dercchoo y lao libertadeu eindiooloo dc loo trabajadorco. En onto caso* ol limite viofte a ocr cl wismo, aunque dondc dictinta perspnctivas qucda dcocartado cual- quicr plantenmicuto de tipo rcvoluclonario y oAlo oon aceptadas las porsi- cionea rcformiotas (salaries, rnejorea condiciones on là cmpresa, libertad eft la negociacidn de convenios, autonomfa oindical, dcrcchos sociales, etc.). La Iglesia, por su parte, a cambio do cu no intromisiAn directa en loao asuntoo poùiticos, oncuontra un aitio dcntro del oistcma social, quo no roconocido rncdiantc diotintos niocaniurnoo y ayudao fiunnclcx’ao, oistc­ ma educatlvo pi’ivado y posibilidad dc culto publico junto a otras ooiifc- sionco rcligioSas. Sucedcn fniiAmenoo oiuilares con lao Fucrzuo Armadas, a lao cuales so les enconriicnda un papel cstrlctomontc inotitucional, a- polftico y profesional, lejor de toda injcrencia politica, aunque en con- trapartida su peso espccifioo sea reconocldo cn la logislaclAn y en la *” ,'SÜ - (,3bJ prActlca gubornoiaontal, modlantc 3 a correspond lente dotaclon de nicdioo tccnlco3 y cl capitule cada vez luAo importante rcfcrlclp a la asistencia çQçiqil (canitaria, recreativa, oducacional) dol personal mil i tar, La i- dentiricacidn de las Puer2as Arinadaa con el slstema politico vlgento es Clara, aunque desconoceiaos la diotribucion oxacta dc los plentcamicntos idooldglcos de los dlctintos nivelés de la oficialidad. Un dononilnador comun 00 lia abicrto paso en los dltimos ticmpoo: la instJ tucion militar dobo particlpor cn lao tareas de la ooclodad dostlnadao a la conoecuciAn dol desarrollo econdmico y social, oiempre bajo la direecidn del cstamen- to civil. Ahora bien, al menos a mcdio plazo, cl oistema politico venezolano, una vos alcansado un nivel aprociable de cstabilidad, présenta factoreo ouceptiblco do originar tenoionos agudao que podrlan ouponer cu rcoque- brajnmiento. lîos rcferimoo a loo problomas oe cal ad oc al prlnc.ipio do ec- to apartodo y que por lo demAo h an aparceido a lo largo de uuoctra expo- siciAn, Sc trata de roalidades que pueden dar lugar a confllctoo socialoo irnprcvloiblco, que cl sisterna ixolltico deberA abordar dc alguna manera. ITaota ahora ha podido con Axlto enfrcntarcc a dicyuntlvas no.da fAcilos rosDocto a la evbluciAn general del pals en loo ûltlrnoo velnte anos, y ello jucga a ou favor ro spec to al parvenir. Lo que paca ec que la evolu- ciAn codai y cconAmlca futura ocrA muy prohohlcmonte mucho mAc comple- ja y diflcil qUc la habida haota hoy. Crcemos que el slntema politico vénézolane va o oomctcrse a duras prucbao cn loo prAxlmos afios. G. B. F . - * 0 $ A 6 A l O A r l T t r i o o ir ï # # 6 * 1) Entibllldad dol olntcma politico venccolano*- i (l) ÎÎOO ha cido dc ir.uchn util idad pern ectc cnpltulo cl trabajo de t'uÉ- bnrto Ujalm, Ricardo Combellcc, Eva Jocko do GxierAn ÿ AndrAs Stem- • boull, El ciotcma politico vrnpv.olnno (Caracas: Instltiito dé Estu- dlos Politicoo-tTriIvcrridr.d Central do Venezuela* 1975)* To cltarèmoè con arlduidad como Sint.Pol»Vcn.*. | i t ) Cf.* Orlando Albornoz* Drrarrollo politico rn Vpncchcla ((iaraeaof tf- nivcrcidad Central do Vrhe;;ucla-Conccjo do Dcrairollo Cicntlfico ÿ liuinrinretico* 1974), p. 10* Eii la bib! lograflrv anglosajbna* nl libro . m.Jü rcciontc vlcno a ocr cl do John D. Marta y David J# Myers (Eds*)* , Venezuela. Thr Democratic Experience (llow York-Iiondorit Pracger Pu- tiHhliciy, 1977. Pracgc'r Special Studies in International Politics and Government). (3) Juan Cnrlon Roy, "El niotcma dc pnrtldoa vcnczolano** reViota Poli­ te ia* îTü.l, (Caracas: Institute dc Ertudios Polltlcbs-Univeraldad biriitral do Venezuela, 1972. pp.175-230)* pp*202-203* (4) El r.iatcii.a .golliico vouezol t no, ed.cit., pp.11-12* (5) Vid., J.E. Rivera Oviedo, ri;;torla c Tdçolo/̂ la de Ipa DcmAcrataa Crlatlafios Venczol auoo* Caracas, lObW, (c It ado por Roy* p.21l)« (6) "/.qui ha ocurrldo un acto mAo do la traced ia quo on nucctra AmArlca vicnc y.'i padcciondo la democracia. ôQuion mane ja cota mAquina do o- prosidn?" -dijo el gran cscritor on dicicmbro dc 1948: Jcodo Sanoja liorn.'lndcz, "24 dc novieihbro de 1940. Otra vcz la Diotaduia"* Caracas* diurio El îlacional. 24 do novicmbrc do 1978, cucrpo D* p,9* Dice con razAii Canoja ücrnAndcz que "Puede Icvantaroe el alcgato quo ce quieru contra la dcmocr.ccla cxiotente cn 1948. To nuc si no oe justifies, ni oiqiiiera cn Ian dcbilldadoa cxtromao do aquclla, es una uourpacidn quo iiiipuso, lucgo de caoi cicnto trelnta alioa dc fraoasos, otra dic­ tadura dcr.tinudtt a otro fracaso y otro penoso recomlcnzo"; no habla raaoncc pollticua que justificaran una dAcada do inconstitucionalidad y do terrorisme dc Eotado.(art.cit.) \ (7) Gist.Pol.Vcn.. p.13 (8) Sobre las interlorldados del pacto: Jcsds Snnoja IlernAndcs, "A 20 a- fSos del Pacto de Punto Fijo", dinrio El ITacional, Caracas, 31 do 00- tubre de 1978, Cucrpo D, p.15. (9) El pacto de Punto Pijo constituirla "uno dc los inAa notables ejemploo quo CObe oneontrar en oistcma politico alguno, de formalIsacion e IftstitucionalizaclAn dc unas coinunco 'rcglao de jurgo*, al propio tlnmpo quo niucatra la lucldoz de la Alite do los partidos politicos venczolaaoo"; ecrla, ante todo, "un intonto do formalizar nl mAxiino lao *region del jucgo* politico y de crear un nietcma dc partidon baoado en relacioncs nixtao (coopcracidn-conflicto) quo asogurc la _dcfonca fronte a los eneralgoo cxistonciales o antagonicos (las fuer- ' ac.o antldcniocrdtioaa) y la socialIzaoldn do los actoroo y su pDcna acopiacidn do tales réglas* nbrinndo la posibilidad de que, on cl future pucdan niantcncroc entre olios relacionoo dc cnnf] icto agonal (no antngdnicas) dcntro del mutuo reopeto y tolerancJa" (J.C, Roy, trabajo oitado* pp.214-215.) (10) Oobre los poclblcs factorcs do la radlcallzacidn idcologloa a prin- clplos dc la dAcada de 1960, Jorge Aliurnada, "I’ipdtcsis para cl dlag- ndstico do una situaoldn do cambio social, El caso dc Venezuela", on P. Bonilla y J.A. Silva Kicbclcna (Eds), CamMo |.o3 ftico on 'Vene­ zuela: Sxploracloncs on anallr-.is y on sintosis (Caracas; fccntro do )?i:tudios dol bocarrollo-Uiilvcrslflad (Jratral do Venezuela, 1967. pp.33-58), p.48. En cl mJoino scntido, J.A, S13va Elehclena, C. mblo j»o3ft|co f-n VrnrsUcln; Qr tsds dr 1^ Écmncracia (Ear;teas : Centro de Ef rtudins dol Pr:::,rrollo-bn4 vcr sidad Co ; it r.'l "3^ Venezuela, 1^78), , pp.115-116 del capitulo ITT : "El niglo %%". De cierta utilidad, Ro­ dolfo JonA CArdenas, La ins.ur’cccidn noniilsr on Vrcesucla (Caracas: Ed lei ones Catatumbo* s.f*.). for ultimo, Rlch.ard Cott, Bnral Sherri­ ll on L[*tin America (Penguin Bopkr: TTic Pelican Latin America Li­ brary, 1073), cobrc la guerrilla venezolana, segunda parte: "Revo- " lutinnary Failure In Venezuela", pp.151 y ns, (11) Vid., CermAn Carrera Daman, P|stnr1a eontrmrorAnca dc Vanev.uc3a. â - Qcn n^todnlAgican (Caraenn: i>Mcion«'s de In pjbiJotoca.-Univeraidad Ucntr 1 fie Venezuela, 1977), pp. 179 y rn. (12) fiolncidlrr.os con Orlando Araujo, Vcnosuela violenta (Caracas: Ed ic lo­ ne n Es.pAr.1dcr, 1968), pp.49-51. èobre el gobicrno dc Detnneourt, Rolw rt.J. Alexander, Tbo Vrncznclan D«u!iocrat.ic Revolution: A Profile of tie Rf .i'lmc of Rdmulo Letaucuurt (i(ow !Di*uî v/ick, K.J.; kutgcrs University Press, l964)* (13) Carrera Damas : op.cit. , pp. 180-181, 2) Los partldou noliticoo.- (1) Enurlcc Duverger, T.Of. nuTtidos p«>l.(tieos (HAxico; Pondo do Cultura EconAmica, 1974. Quinta rolMprcslon. Trad. do J, Campos y E. Gonza­ lez Pcdroro. Titulo original y primera cdloidn cn francAs : les par­ tis .noli tin lies. Paris, Librarie Armand Colin, 1951), p. 15. (2) Duverger: dp.cit., pp. 11-12. (3) Seguii Duveiger, en la dictinclAn entre partidos "de ouadroè" y par- tidos de "masaa", la difcrencia viene dada por una cucotidn de ec- trictura y no do dimension o dc taiaaHo. Gi tomamos al Partldo Socia- licta francAc, por ojemplo, vemos cdmo cl rcclutai:iicnto de eus mi om­ bre 0 es fundamental; oe trata do roalizar la educacidn politica dc , ' . / la claoo obrera y sacar de olla una elite capaz dc goternar y adcil- nistrar cl pafo; loc iniei«bron del par lido son cu oubstanclaj Ids ctw tac dc los mlciuos prcporclonan loc fondos necesarloo para su activi­ dad cotidiana y electoral, Los partidos dc maoac, cn lugai' de rccu- rrlr a donacioner. privadan (bnnoucroo, industriales, etc.), I’epartcn la carga flnancicra oobro la mayor cantidad pooiblc do micmbroc; apc- lan al pdblico, procurando qur cue onmpaRao olcotoraleo oacupeii a lao ocrvldumbrcs capitalictac. Loo partidoo dc cuadroo rocpoadcn a una nocidn diferente. 3c trata do rounir notablea influynntcc, con prec- tigio, tAcnlcoc, notables flnancicros* nue aportan el ncrvio do la captacidn politico-electoral: "Lo quo loc partidoc do uiacao obticncrt por cl ndiiicro, loc partidos de cuadroo 3 6 obticnen por la oelcccidn"* la adhocldn, cn Antes, es totalmonte personal, dotermlnnda por cuali- dadco indivldualec, estricta y cerrada (op.cit** pp. 93-94)* Do otra parte* la diotincidn dcscansa tainbiAn cn una infrncdtructuia socio- politlca, Coincidid* cn un comlcnzo y on grandeo lincao* con la èuo- tltuclAn del nufraglo limitndo nor cl sufragio universal* Bn los ro- gimcnoo olcctorales cenoitorioo, loc partidoc tnmaron la forma de par tides dc cuodros; oh ora bien,.do hccho* cl odvonimionto del nufraglo"" univernal no trajo do un golpe a Ion vordadoroo partldon do raaoas* Los partidoc dn cuadroo trataron nli;q)lcmcntc do flexitilicar nu bo- tructura, clmul.ando una apcrtura a lac macac! ae trataba inAo bien de util Iziir a lao macas como trarnnolin politico y fihnncloro» Los pbrti­ des r.ocjalistas son loo que van a franquear la etapa definitlvai ya en vicpcrac do la guerra do 1914, loo partidoo cocialistao europcos forriaban grandes comunidadcs humanaa* muy diforentco a loo anteriorés . partidoo de cuadros. Aci, por ejcraplo* cl Partido Social-Domdcrata a- 3cman cn especial, eon mâo dr un mlllon de mlembroo* con un propUpUcc to anual de caci 2 mlllonno de marcoo* conctitula Un vèrdadcro Êctado dcntro dc la nacidn. Ectc encUadramiento pcmiitra a ou vcz liborar a Il clacc oLrcra do la tutcla de loc partidoo dcnomlnadoa "burguooco"i odlo un partido do maoac hacfa pocible In preocntacidn dc candidates obrcros en lào cleccionoo y una prcnca politica obrora* 3o explica à- ai que la dintincidn de partidos dc cuadros y partidoë dc macao* se corrcrponda mdc o mcnoa Igunlmentc a la de dcrcchac e Ir.ouiordao* por tidoo "burguenec" y partidoo "proletarion"* Orlglnarlnnente* la dcre- cha burgucsa concidoraba suflclonte la cxictencia de cnn notables y do su:; clltca y, cn rcalidad* hocta cl fnscicmo, lao tentativas de crcacidn de partidoo de maoac connrrvndorcs fracacaron gcncralmcntc. "La rcimgnnneia Inctlntiva dc la burgucsia por ol rncundramicnto y 1 accidn colftctiva jugoba tambiAn en este cempo, igunlmcnto qun la xen- doncin inversa de la cla::e obrera favorccid el cardctcr macivo de lo partidoo soelallstas" (op.cit., pp. 95-97). (4) Cor o cjomplos de la nparlcidn de estoc nucvon movinirnton politicos* dotadoc dc mayor contcnido Idcoldgiro nuc Ion ya tradlcJonalcs parti dos hictdrlooG, cucle eenalarco a el APRA (Alionza Popular Révolueio naria Americana), fundado en fVxlco con nmbiclonen continentalietas, aunoue nrraigcdo en la rcalidad del Perd, por Victor Radl ^aya de la Torre; cl cl PRI (Partido Revoluclonario Inotitucional)* promovido p cl présidente mcxicano Plutarco Elias Calleo, cn la tcrcora ddcada d ciglo XX, De otro lado, tcndriamoc a los moviraicntos nnaulletas o de "ccoarismo■populicta", cn loc que la canalizacidn de las aspiracione de loc nucvon ooctores oocJalos parcco ccr realicada por un lidor ca ricinAtico; con 3oc cacoc do C. Vargas en Praoll y J.D. Pcrdn en Argc tina. En mcdio dc una ideologic algo Jncohnrentc y de una demcgogia muchac veces pintorcsca, cstos movir.iicntoc acumen la prctcncidn de - 8 4 - crcar "un nuevo Ectado" do rlbrtcn autoritarios, quo coo. a la vcz a- birrto y popular, quo tlonda a Incorporer Inc cn[';;.;j soc.laloo aparccl- dno cn lou inioioo del proccco do indurtrlalizacJ.«'n y ol nugc ccoau- Bilco que oupuoo la ocgurida gunrra ctundlal para Ion palace noutraloo. Vid., Antonio Lago Carballo, "T^s Itoginicnca poll i ieoo ibcruamorica- nun", on Maurice Duverger: Inntltuclonr.s Pol 1 hi can y Dcroclio Conctitu- olonal (Barcelona: Editorial Ariel, 1970, pp. 577-609. 5a. rdiclon o;i- pauolii, totalincntc refund Ida, dlriglda por J. Sole-Tura, con prologo dc P. Lucas Verdd), pp. 596-599. (5) Exlcten dificultadec, convieno aclararlo, on el conocimionto real de la orgnnizacidn do loo partidos on general; de acucrdo con M. Duver­ ger, "I rxpre::.i An "afleco", cuyo orlgen trndrfa una curlosa y doblc vert.lento; serdn M.igillancn sur- gl6 por una parte dol cmpcfio do loo sector/'s aH4loi- dr] extrcmlrmo - Izqulcrdiota quo quisicron ublcar a AD dcntro del otatuo, anlioAndole a sus clglao n cianera dc cufijo el 00 dc Copei ; por otra, la drrccha ultraconservadora do otros tiempos Tial̂ ria Jntcatado prcsmtarlo como una colectlvidad do cspfritu radical, sncidlcndole .? sun slglos el co de eon.unlata (p. 11). Gobre los orfpenes y la cvol.ucldn histdrlca ÏÏê* AD, a la cusl homos cludldo on varias ocasiones a lo-larpo de este trabajo, qs dtll ol llhro do Ruhon Oarplo Castillo, AoelAn Demo or A.- tlea 19^1-1971. Poanû 'lo hlr-.tô alro dn nn partido (Caracas : Ed, Rcpu- bllca, 1971), prineiaairiante cn lo one no rcTfere a la gcstacldn y fundacidn del partido, pp. 30-50. (10) Vid., Accldn DomocrAtlca, Doctrlng y TVoqr.ra (Caracas: Sooretarfa Naclonal dc Propaganda, 1962), citsdo por Magal]ones, p. 12. “ i. )- I (11) Magallanco# op.cit., pp. 13-14. (12) Leonardo Riilz PJncda on ol nrdlogo a Vonoznola hajg ol r.î nq dol të- rror, El L.fhrn W'-’gro do lo Dtctgdtira (Santlogo de 6’hllc : Publicacio- noc Valiiioro Rodj fguoz, Tallorca GrAflcou Aotudlllo, 1953. p. 25)* Cl- todo por Kagallnnon, p. 14. (13) Vid,, Partido Social Crictiano Copei, Drogratna, Caracas* 1961 (3a* éd.); y Entntutos (folleto publieado por el partido)* Magallanes* opcit.» p. 65. (14) Ibid., pp. 65-66. (15) Sobre lo:i partidoc donidcrata-crir.tiaiioo cn America Lntina* vor IvArt A. VrJlior y Vivian Allier, "la cociodad on Iberoain6rica: Acidrlca del Sur", on Enc icio ne d i u Internac1o nul de las Cirnclac Socinleai David L. 3111c (Ed.), (odlcion ospaüola de 53dltorl.il Aguilar* tJU- drld, 1975. Volumen 5, pp. 565-575), p. 567* (16) Vid.* Jos6 M. Lovera, Soclolngfa Crlstiana* Dnrcelofta* Ed. Luis Gill* 1954; y Eolctfn de la Junta Dromotora del Partido Dcinocrcta Cristla- no Alemdn (1955), citado por Ambroslo Roniero Carranza* Qu4-ea la _Do- monracia Criotiana, Buenos Aires* Ed* Dcmocrist* 1958* p* Ô5* Infor- niacldn que cuministra Ilagallanos* pp. 66-67 y 94-95* (17) Op.cit., pp. 67-69. Vid.* Declaracidn do Principioo* predmbulb dol progrîiiita del partido Copei, 3a.od*oit.* pp. 4-8* En ol cnoo de Co­ pei, por otra parte, bay que dr atacar una. gran proocupaeidn por la formacidn ideolAgica de sua militantes y dJrigentoo* raodiantc orga- nlsiiior talon como cl Inctituto de Pormacidn y Educacidn Doinocrdticu Crlstlana (IFEDEC), dodicado al entrenanilento de lideroo domocrls- tianoo, con code cn Caracas; en ol iiilsmo scntido, cl Inotltuto Na­ clonal de Ectudios Sindlcalcs (INES), para la capacitacldn de Ifdo- rcs clndiculoü, tainbién con scdo en Caracas: o* Incluso* institucio- nen de carde ter socio-rcligior.o, de urin u otra forma dcpendientes o subnidiadoo por la Iglosia (Sir.t.Fol«Vcn.* p* 21). (18) M.V. r’ngallanoo, TiOs partidos polftlcoo rn la ovnlucldn Listdrlca yori'sninna (Caracao-ilndrld; Ed. McdltcrrAnoo, 1973)» pp. 555-557* Sobre lo.'-. partidos cn general, dcbcmon decir quo la Ley do Partidos (1964) rcunid la «ormativa en cuanto n legalizacidn* ndmlnlstracldn y flscalizMcldn dc 1er mir.mos on Venezuela, a la vez que bunc6 sal- vaguardar nu naturalcza democrdtica. En rcalidad* dicha loy vino a rrr una roglamontacidii del dcrccho de asociacldn provinto en la Cons- titucidn. Para el tcxto de la loy, Leycu Polfticas de Venezuela (Ca­ racas : Univeroldad Central de Venezuela, 196n, Sec. y notas lot. de J.J, Rachadcll). Es Util, dc A.R. Ercwcr-Carfas, cl trabajo "Algunas notas sobre ol regimen juridico-adrainintrativo de los portidos poli­ ticos cn cl dcrccho venezolano" (Madrid: Centro do Estudios Juridi- co.'j Illnpanoniuorlcanon, 1965. Separata dc la Rcvista dc Derocho Espa- fiol y Am« rioano. Ko, 8, abril-jùnlo), (19) Sist.rol.Vcn.. p. 23. (20) Ibid., pp. 25-26. (21) R.J. Cdrdenas, El Comboto Politico, Caracas, Ed. Dofîa Barbara, 1966, pp. 22-23. (22) HoflrlAndoho ol comcutar.lnta Fuusto Mrs A a los rosultados oloctora- Icr. do 1978, a no ta que "Los crftlcoo atondlcron a Ins foriiiao mAr, nuc al contonldo. ITo rc fljaron hacla qulfn no dlrlgla la c;unp.vôîa y ol- vJduron que Lulc Ferrera ce entaba pononionando do Ion grandeo teman do onta olcccldn: la vivicnda, el conto do la vida, la Innoguridad, etc. El partldo do Gobicrno tampoco advirtid quo este moiirajo oe di- rlgia a su clectorado tradlcional, a Inn ncctores coclalcn quo en cl pacado lo babfan dado la victoria,•(.)"Accidn Democratica era mayo­ rfa cn cl pafn cuando repreocntaba mdc que nadie la voluntad de ha- ecr rcformac nocinlea. Dor eco ha cldo cl partido trodioinnalmonte • atractivo para loc campccinoc. Ion trabajadorco y noctorcc do la cla no media, Pcro on ectao cleccioncn AD procontd la Jmagon do un pafn natinfocho, no convlrtid en un partldo cnnoervador, ;:1 inenon on nu bforta j)olltlca; bizo una campaRa atrsctiva nohrc todo para la clrine media. Mientmo Luln Herrera ce Iddntiflcaba con ion marq.1 nadnc, cu principal rival cc prcncntaba al pafo con lac vlrtudcc y cuallriadcc -capacidad y flrmeza- de un bucn adminictrador. Copei aoarocld por eno como cl partido de Ian reformas y AD el del otatua quo": Fausto hac«5, "El Trlunfo del Reformismo", dlario El Onivcrsal, Caracas, 10 de diciembre de 1978. (23) 0. Albornoz, Desarrollo oolftico on Venezuela, ed.cit., p. 37. 3) Loc r.rujioo do prcoidn.- (1) Vid., Luinbcrto Mjaira, "Marco conceptual (Avancée dc una investlgacidn cobrc grupoc dc intereses en Venezuela*^ on Dulitcla, Ko.2, Caracas, Unlvcralc’ad Central dc Venezuela, 1973» pp. 263-289. (2) El cj6rclto latlnonmericano, "cl co évidente que ha modlficado cu ea- tructura interna cn cuanto a loo roglamontoc accndicionadoros dc su conducta, nupcrando el caudllllcmo loc a lis ta vigcntc cn cl siglo j/a- cado para convortirce cn cucrpo regular profosionaTlzado, no co monoa cicrto qu(; ha mrintcnido latente nu copfritu do violncsucla, Tcgig y d peu rien to s fund r m entai es, ed.cit., pp. 265-384. La cita es de pp. 274 y 283. (18) Sobre enton planteamlentos, la brillante pon''ncia del Dr. Gonsalo Barrios sobre el teraa 'America Latina cn cl mundo', recogida en cl -y I 1440, volutncn América Latina: concioncla y noclén .>,* fed.éitii pp. 45-52. (1 9 ) Calvo oocilacionoa coyuxituralen* 00 ha obacrvndo que Un rccucnto do loo cvcntoa méo Algidcs de ] os ültlmoo clncucnta nTico poriuito rucar una coiiclusién, caoi una lcy ::c pndrio decir, nue a |iC'!’/u' di.' nu ccL' muy oxpllcotiva, tlcne un triste valor predictlvu: cicmprCiqUc un pafn latlnoEunoricario ha confrontado una rjitunclon crftica interna* on la quo loo Intereces cconomicor; o polftlcoo dc loo Eotadoo Unldoo pudicron ocr o han oldo afoctadoo, la politica de los Eotados Unldoo ha.oido la de intervenir dirccta o indircctumonte a favor do la frac- clon iik'if; conservadora (Cf., Iryce V/ood, The Makina of the Good ITeirh- 1:0 r Fol icy, New York, Columbia Univeroitÿ ÏŸcdu, ±962* Citado por J.A. cilva Hichclona, CnmLin nolftico en Vnnnouela. Crioio de la De­ mo cin cia, ed.cit,, p. 39). ■ (2 0) "Al votante no ooloctivo (co decir* al 99)( dol total) ho lo importa mucho cl Terccr Mundo, ni cl Sha do Irdn, ni la ida de Ion mu.”.ldcr. petrolcros, ni la participacién en la ALALC 0 on la CEFAL o en la UNCTAD, llada do eso le intcrcon al votante, y el réglmcn lo olVldd* For CGO le revocaron el coutrato y liay que volve r a cmpozar* Ho ha parado nada anémalo. Funciond la democracia que Usted créé con su tremonda lucha dc muchac décodas, con su talla de gran conductor .*, Funcioné a las mil maravillas la méquina que Usted inotalé para éx- terminar todo vestigio de dictadura en Venezuela": "Carta dc Rafael Viloria a Rénul0 Betancourt sobre las causas de la pérdida do las cloccioncû", remitido publico, diario El Ilacional* Caracas, 7 de di­ ciembre do 1978. 8) Tensiones en el sisterna polftico; dcnigualdod social y niarginnli- (ifi.d. frcnolo.qfn y sirtm.ia politico. Derapectlvao futur as Hol oio- tüiiig golf tie o vcnczo] ano.- (1 ) Sobre el concopto de marginalidad. Ignacio Sotclo, Sociologia de Amé­ rica Latina (Madrid: Ed. Tecnos, 1972), pp. 136-137 y l39. (2 ) Siot.Pol.Ven., p. 5 9 . En general, cl porcontaje de poblàcién que vive en zonas d o ranchos y cinturonos dc mireria ha sido estimado en un 40 por ciento para Corneas, 49 por ciento para Haracay, 63 por ciento on Maracaibo, 62 por ciento on Puerto La Gruz y Barcelona, 5'1 por cio to en Ciudad Eolfvar, sogtSn dates do la Oficina Metropolitans do Pla- neamicnto Urbano, citados en Slst.Pol.Vcn., p. 60. (3) La bibliograffa sobre la perslsteneia dol subdcrarrollo en Venezuela os ya importante. Podemos scnalar a Vrnexurla, rrollo (colectivo) (lîéxico: Ed. ITuostro Tiompo, 1974}; J.R. Ndüoa Te iiorio, Venrxi.ola, modclo ncocolonial (Caracas: Univcrcidad Central d Venezuela, 1969); Rcxroén Tovar, Vrnn:~uelai pafs rnbdor^]^ollodo (Cara cas: Universi'lad Central de Venezuela, 1968, 2a.éd. ) ; Federico Frlto PJgueroa, "Venezuela contomporénoa ^Fcifo colonial?", volumen III do ou T11 rt.oria Econéniicg y Goclnl de Venezuela. Una estrurtura para ou estudio (Caracas: Ediclones dc la Bibliotcca-Ualvcj sidau Central de Venezuela, 1975). Acerca de similar trmética en sus t ani.fcctacîones scctoriales, podemos citar a Orlando Araujo, Gituoclon irductrial de Venezuela (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1969}, dtil pu ra dates pcrfodo 1950-1968; M.A. Falcén Urbano,- Desarrollo e indus- ,v -trj.rllzacioh do yçrsqzuela (Caracas: Universidad Central de Venezuela* 1 ^ 9 ), on especial; el prôlogo de D.P. Meza Zavala; Guillermo f'Irqx’.ez, la eccunmia rcr-ezolana. er. Ir. decada de Zee 70 (Caracas: Monte Ax'ila Edit0r e c T 9 7 ? ) ; k .P. t.aza Savala., /.e;i"ctoa l^el desarrollo econdicico de Venezuela. (Ccracas: Escuela de r«r5s-~isrô'-tJniVsrsidcd Central de Vcnezbcla* lÇ6?) ; îî.P. Fassan, Crcclrjç-.tc rconorico y urohlemac de ernulco en Ver eau pla (Caracas: Panco Central dc Venezuela, lST/3). Toi* lo denâs, renïïTTmos, para estos teras, a la billiografia citada a lo largo de este trabajo. cconomfa iv.e Jlco- (4) Slst.Pol.Ven., p. 55. Fuente: Banco Central de Venezuela, la venezolana en los ultimos 25 anos (Caracas, 1966), y el In?o nôaico de 1972. Para macroar.anitudes econénicas. Banco Interamericano de Desarrollo, Pro,«^reso econcnlco y social de América Iatina» laforcc anual 1973 (Banco Interamericano de Desarrollo, Washing bon, U.C., s. f.y, sobre Venezuela, pp. 359 y ss (por citar sélo uno de los conocidos informes); y el mds reciente publieado en Bspana: Venezuela. Informe econômico (Barcelona; Publicacioncs del Banco de Expansion" Industri al , Servicio de Estudios, 1976). (5) Vid., Manuel Pernaut (S.J.), Dicz anos de desarrollo ocaridiilco y so­ cial de Venezuela (Caracas: Edicionos c-.el Cuati'icentexiario, l96bj, ci- fras sobre dintribucién de ingresoc en Venezuela (1962;, pp. 93-103’, del Capftulo IV: "Desarrollo social", pp. 95 y ss, (6) Cf.» J.A. Hayobre, las Inversiones extrrnjcraz en Venezuela (Caracas; Ed. Monte Avila, 1970* hay edicionos porteriores). (7) 6; Albornoz, T a sociedad venezolana, ed.cit., p. 21. Ma sido un aspec- to estudiàdo por Antonio Paccuali, Cor..-.nicrcion y eultura de mgras . (Caracas: Ed, Monte Avila, 1976. 3a.ed. ), y kl augrato ri., c.r~TÜ'c.ra- cas: Universidad Central de Venezuela, 1967). las impiicacionos tcori- cas y practices del problème : Ilugo Cal elle, Icsolcgf y neocolonialis- mo (Caracas: Universidad Contrai de Venezuela, 1969). (8) Sobre la revolucl6n cientff ico-tçcr.ica y sus icpl 1er clones : Rrdovan Pviclita, T.?. clvilizacién er. Ir. er.crucijeàa (Mexico: Ed. Siglo 7X1, 1971 ) ; Me 1er i.crl.av, lc:'ex:c'':..càe -ec.-cllzlc:;, aononolio y croclmiento (Santiago de Ci.ilc: Ba. Per if cria, 1972)7 E. Elosé y S. Rose, Cicncia y sociedad (Caracas: Bd. Tiempo ITuevo, 1972). (9) Albornoz, op.cit., pp. 59-64. • (10) Vid., Manuel Mora y Araujo, "Cicncia y tecnologfc: indicadores socia­ les", trabajo precer.tr.do er. cl Seminario sobre ind le adore s sociales convocado por el Couse jo T. a t i.zo ar r. i ica no s de Cionciac Sociales (CIACSO) y el ’International Social Sciences Council*, en Rio do Janeiro, .mayo de 1972; ilrilcar C. Ferrera, Cicncia y "olfticr en Anév icc. Irtina (México: Bd. Siglo ::7I, IÇ^i); i:q] jp Arguai-ibe. Sien- " tccnol'.'^fa r..n cl cor:tc::'*'O fccio-nolftico de Ar/rica Matinâ ((fucui'ân, «rg., Universidad J'acicr._l ic Tucu.nân, 1971;. (11) Siet.Bol.Von.. p. 82. (12) Vid., R. Combollas, "Venezuela, la trcnsfercncia de tccnologia y el Pacto Andlno", rovista Politcia 3, Caracas, Tnst.Est.?ol.-Universidad Central de Venezuela, 1974. : (15) vid.* luln Manuel Pcnolvcr, la cicncia y la tocnologia eft Vçnczù (Caracas: Conr.ojo Naclonal dc Invectlcaclonea Cientiflcao y Tecno , gicae -C01IICIT-, 1973) (14) Acf» por ejcmplo, mientras que para finales de loc afioo 60 Norteâmé- rlca Invertfa mdo dc clen dolares per capita eh Invectigacidn clcn- tfflca* Venezuela dedlcaba apcnas cerck do dos délaresî Albdmoz, la sociedad venezolana, ed.cit., p. SI. A P E N D I C E • LA TESIS DEL ♦GENDARME HECESARIO», 0 LA JUSTIFICACION ÏDEOLOGICA DEL REGIMEN CAUDH.LISTÀ » Lwj A P E W D I O E - La teais del "gendarme necèsarlo** o la jttstlflcaclén Ideoléglca del rigiaèn oandllliftiA - t.~ La fllosofia positiva en América Lailftà.- En Latinoamérica» la preocupacién pot los probleAaà kiâtériodé f âèclalea ha tenido sln duda una preeminencitt éâpèclâli hdiiâ él püni<> dé habèr germinado en àuelô latineamericàno nn interéê éipèelfibô por là filosofia social. Durante el siglo XIX* én coftcrétO* féndnèhOâ eoÉO là inestahilidad politica y el atraso soeloécondmicô ëÈpnjàtoh à ttùchoà ih- ielêctualès y pensadores a los estudios socialès jr socioidgiéôi COmd àë- dlos de explicar taies fendmenos dè la socièdad lâtlhOàËéPloàhà dè là po s t inde pendenc ia y afios posteriores* Para muchoe dè aquellos hombres preocupàdoè por là ifiâlidàd proklè- màtica de sus paises, Auguste Comté, cOn Sti fè éh él ùidétt f èh él prOgt& 80, hubo de convertirse en mentor èspiriitial dè un àtindo t̂xè* èàiutàdo dè continuas guerras civiles y hastiado dé profuhdoé conilictoi polfticOÉ# aèpiraba a un repose astable. El positivisme comtiàno* sttè distintàA éè- ouélas y derivaciones, mezcla de ciéntificismo* ésplrittt réligiOÊo f pro- gtéso social* iba a echar raices en Amdrica Làtinà* tàl téà como én nihgti- nà otra parte del mundo. Tan eS asi, que se ha hablado* incluso, d# tanà eèpecié de "positivisme ambiental" existent# én la realldad làtinoameri- cana antes de que llegara importado de Europa. En efecto* no bay que ol- vidar en aqudl memento al intelectual latinoamericano* propênso y mecèsi- tado de un sistèma tOtalizador en la explicacidn de los hèehos dé la vida social, y no es dlficil imaginar una corriente ideoldgica mds consustan- cial con taies aspiraciones que el positivisme. Su influencia es diversa sègdn el pais# de que se trata % hay una impregnacidn "naoional* del posl- tiviamo en paises como Hdxico y Brasil, en les que fructuficd con especial IntMasidad en el marco» como sucedid en otroa ambltos nacionalea» de un ponderado eclectlclsmo que pasa Insensiblemente del mecanicismo comtla- ~ no al organiciemo spencerlano. I en Argentina» y ello es de suma Impor- tmacia para la teorla socioldgica latinoamerlcana» el positlvlsmo llega A eompatibilisar con el marxismo -son los casos de Juan B. Jus to y Joed ïngenieros- para dar naoimiento a un partido socialista calcado en cier- tà manera de sus homdlogos europeos (4)* £s sabido que» a pesar de la inestabilidad y de los conflictos» 3a rigides de la estructura social y la carencia de modificaciones sustan- ciales en la misma, ha sido una de las caracteristicas principales de la historia social latinoamericana del siglo XIX. En una sociedad donde po- cas familias dominan» mediante una red patriarcal de posesidn de la ri- queza» el poder y el prestigio» la educacidn es obviamente un privilégie restringido» una medida de limitacidn y una barrera altamente selectlva eh lo social. En ese contexte# la civlizacidn europea y la norteamerica- na van à ejercer una fascinaoi^n casi hipndtica en los grupos altos y me­ dics rèlAtivaménte cultivados de Latinoam^rica. Surge all! un culto al proftreso# cuyo dnfasie es colocado principalmente en sus aspectos mate- riales. Se trata de progresar» pero en orden: existe una jerarouia so­ cial imposible de modificar; mis aün» existe una jerarquia de razas, en là que los blancos constituyen el estrato dominante» y los amerindioe y africanos» en sus distintas mezclas# el esttato subordinado. En muchos idedlogos latinoamericanos surge un pesimismo racial» entroncado con la influencia de pensadoreS como Gobineau» le Bon» Spencer; se trataba de un positivisme mezclado con el darwinisme social» que lleva a buena par­ te de la dlite latinoamericana de fines del XIX a pensar en una *'democra- cià aristocràtica* de direccidn autoritaria; la democracia es concebida como gobierno de los majores; la participaoidn politica de las masas po- pulares implica la ànarqula y, por consiguiente, debe ser eliminada o fuertemente restringida. La combinaeidn del prejuicio clasista y el pre- juicio racial supondrà la proclamacidn de la superioridad de la sangre hispana o sajona de piel blanca, sobre los grupos de mestizos» indlgenas y negros. Y en este marco ideoldgico» la primera deduocidn pràctica sert la consideracidn de la inmigracidn de elementos europeos como operacidn regenerativa de la poblacién nacional autdctona (4/). José Luis Romero » historiador de las ideas y del pensamiento en Amé- rica Latina» hablarla de esta filosofla social como un conjunto de res- puestas negatives ante la acentuacidn de la demanda de los sectores mar- - ^ l ù A i é S p 6 r U n â c c è é o a l a v i d a p è l i t i c A t t o m a n d o c o m o b à i é é l a d a i à W '" g i â f t o d é S p e n c e r y C o m t e » 6 l p a p e l p r i m o r d i a l e s ù t o r g a d ù à l à # â r i i t s - c i À e i à S y a l o s g o b i e r n o s f u e r t e s , m à s a d n # l a a é e é i i d a d à é l i t o l e e m è l ô l d n i c o s c a p a c è s d e a s e g u r a r è l o r d e n y é l p r o g r e s o ; e n è t r o s t é r m i - n ô i # l à è o n f i g u r a c i d à d e l a d i c t a d n r a p r o g r é s i s t à » A é l a à t t t ô e r à c l à à l r v l l i z à d o r à (3). E n e s t e s e n t i d o » s e f l a l a E d u a r d o N i c à l q ù é è l p o s i t i t i # - m d t s i b i e n è j é r e i d . u n a g r a n i h f l u e n e l à p r à c t i c A è n A m é r l é à f é u p u s d t t à p à è o f i r m e h à c i a l a u n i v e r s a l i d a d y e l d o m i n i o d é l à è f b r i à l è i s t è m à i i - c à z d e l p e n s a m i e n t o » f u e d e h e c h o t a m b i l n a d o p t a d o b o É o U h à I d è o l o g l à d é c a r d e t e r m a r c a d a m e n t é c o n s e r v a d o r ( 4 ) . H o p o d é m o s o l v i d a f , c o à b r é * c U é r d a L e o p o l d o Z é a » q u e » s i b i e n e l p o s i t i v i s m e o f r é è i d V à r i à d o s i à é * t r u m e n t o s m e n t a l e s p a r a c r e a r e l n n e v o o r d e n b o n è l q ü é s ê à f t p i r à b à # d e - t i t u i r à l c o l o n i à l » d e l m i s m o m o d o s i r v i d p a r à j u s t i f i é à i # é h v a r i e s l ü * g à r ë s » d e t e r m i n a d a s f o r m a s d e o r d e n a l s e r v i c i o d é p l i g à r q ù f à # 0 d i e t à - d u r à s ( 5 ) . 8in duda que la bdsqueda de una identidàd propià pof loé pàféèè tS Hispânoamériea» es algo que sê produce casi désdé loi primèroi àoÉé&tbi dé su ezisteneia; cuestidn que por lo demàè hà Sido eëtûdiàdi pOi SOS autores (6). En este orden dé ideas, él posiÜviMO éâ lo# pàiiéi bispanoamericanos vino a ser -Como hà pue s to dé rèliéirè déid tiüli itéllàd- là ideologfa de ruptura con el pasado; incluio# algO âàs qÜé thià d o è trî- nà filosdficat *... constituyd Un modo dé instalàcidn dé làs nüévàs ÉOëié- dades, que se rebelaban contra la escolàstieà y là meèàfiiiéà» ès àéélri todo aquello que representaba el mundo antiguo# désdé él püàio dé viâéâ ihtelectual y filosdfico. Con elle» prétendîàn los hispanoésiéricààoà ad­ venir a la modemidad» situarse en la vanguardia de là Oivillààcidà# 0 por lo menos, al mismo nivel que las nacionés qui maroaban là pàutâ én el mundo» es decir» Francia» Inglaterra» Estàdos Onidos^ (?■)< Si tomàmog a la concepcidn positivista desde el piano de Una actiiud y postura anté la vida» podemos resumir sus tesis en euatro puntos fundaméntalés (O) A) El rechazo de una cosmovisidn en la cuàl èl concepto de DioS éra el centre» esto es» el rechazo de la escoldsticà catdlica» en el sentido de que el concepto de Dios va a ser sustituldo por el de naturaleza» con lo que las leyes del universe» incluse las morales» se consideran como le- yes fisicas (sustitucidn de la filosofla escoldstica de cuho colonial por là filosofla positiva» moderna y cientlfica); B) Si el sistema comtiano habla tornado una actitud critica contra el régimen libéral» date aspecto va a tener dos vertientes* a') una primera en la que se rechaza dicha I ' «rftieà» vinculaudo el posltivlsmo: con el llberallsmo» como sucede en los ba#o# de fàleniln Leteller (Chile)» Enrique José Varona (Cuba) y Manuel Gonzdlez Prada (Perd) » y b* ) una segunda vèrtiente en la que no se recha- zâ la critica liberal del positivisme» doctrina que va a servir» en este caso» dé ropa.1e de algunas dictaduras establecidas» como ocurrid por ejem- plo en el caso mds signifie at ivo de la autocracia de Porfirio Diaz, el Por- firiato» en México» sostenida ideolégicamente por el positivismo de un Ga- bino Barreda y de un Juste Sierra» en su primera época; C) El intente de fundar una moral de base cientlfica» identificada con el naturalisme y que rehuyé a la vez los intentos metaflsioos del catolicismo o los andr- quicos del libéralisme (para àlgunos» la inclinacién hacia un darwinisme social es évidente : el principio de la relacién natural ocupa un lugar preferente» para llegar incluse en algunas ocasiones al racisme); D) La exhaltàcién del industrialisme» por adminacidn a les palses mds avanzados* én este terrene» é incluse hacia todas las formas de vida del sajonismo» por considerar precisamente a los palses anglosajones como el modelo del desarrollo industrial» asl como de las pautas» actitudes y organizaciones que tal desarrollo lleva consigo. Estes euatro puntos serlan en definiti- va les elementos conceptuales eomunês de las grandes figuras del movimien­ te positivista hispanoamericano. Por citar sélo unes nombres: Gabino Ba­ rreda y Juste Sierra (México); Toblâs Barreto (Brasil); Carlos Octavio Bunge» Juan Bautista Alberdi y José Ïngenieros (Argentina); Alcides Ar- guedas (Bolivia); Manuel Gonzdlez Prada (Perd); Juan Montalvo (Ecuador); José Yictorino Lastarria y Francisco Bilbao (Chile); aflos mds tarde» En­ rique José Yarona (Cuba) y Eugenio Maria de Eostos (Puerto Rico).(9) II.- Ideas sociales del positivismo venezolano,- En un nivel socio-polltico» Yenezuela no escapa de uno de los facto­ res que motivaron la aparicién y el auge del positivismo en Latinoaméri- ca: el de la decepcién por el régimen liberal. En los diflciles aflos de la po 8 tindepende ne ia » una vez roto el vlnculo colonial con Espafla» los nue vos palses se enfrentaron con el problema de la nueva organizacién po­ litics que hablan de darse. La tarea de edificar la vida polltica bajo instituciones libérales no sélo fue ardua y penosa» sino también muchas veces éstas instituciones» tan admirables en la teorla» fracasaron en la prdctica. Todavla mds, la propagacién de las guerras civiles a lo largo dé cAsl todé el siglo XIX généralisé tin deealiéntô y üna ééAhùhfiàns# hflclà lâi instituciones y hacia los individuos C pàrtiéoS qÜè Idè èugt#»* tàhah. En muchas ocasiones, el desaliento, ÿor un ladd» y lès êonéliciès civiles» por otro, serdn para muchos là expresidn de una crisis iàtegÜjL dé là sociedad iberoamericana. Y es alli precisàmehiè cüanéè distihtéi ihtelêctuales cultivados piensan sobre la necésidàd dé que tel erisiê sd- 16 podrd superarse mediante un procéso dé rénovacidn idéoldgicà f èultUr- rai. En otras palabras» ante la criais» el primer planteaàiéhtè éi él dé sustituir el romanticisme liberal por el métodè ciéntificô» pbr là fé $ là Confianza én la ciencla y en sus métodos dé invéstigaciézi. t à èllè sè lànzaron en Venezuela los primeros positivista# en la iécién fundadà 86* ciédad de Amigos del Saber (1882). Por primera vez, sé tràtà dé hàcèV pr^ valecér la certeza de un necesario andlislé social é histéricô# eu el lèU tido de bdsqUeda de fundamentos que inteuteU picfuùdiéav dé aigüUd ftéhéid mds hondamente en los factures que explioàU él procèéo dé là evCluoidd histdrica (40). Y en este sentido» là obrà dé Spencéi^ adqUiété impoVtàilciâ fundamental» porque como bien dice Alicia Hufio» *si pèSitiVisÊè làtihéâ*^ mericano responde al de signio inicial comtiano, éé décir# A là CoUstriiC- cién de un instrumente cientlfico para la interpretàcidn édëial* lo èuàî sé logrard trasladando los criterios de laé cienciàs UatUfàiéé à Icâ ié- ndmenos histérioo-social y jurfdico. A partir dé este plàUtéàÉléUtd èiëU- tifico» ya no es el pensamiento de Comté el principal VéhiCÜlc de péhètrà cién del positivismo en el continente, sino èl dé SpeUcét» qué désarrèlla este mismo esquema en su teoria evolucionista*^ (44), Desde un punto de vista doctrinal» el positivismo venezolàno surgié como un intento prometedor, y no es casUalidad» precièamenté» que sU àpà- ricidn coincide con el période de gobierno dé Ouzmén Elancé, con èl OuÉmà- nato. Se ha dicho, y nd es ocioso recordarlo, qué là RevolUcién fédéral dividid la historia venezolana del siglo XIX èn unâ simetUlà dé posicio- nés* El enfrentamiento liberal-conservaddr dejàba définitivamènte de te­ ner sentido -si alguna vez lo habia tenido- ; dé igual manerà, én él campe intelectual» la historia politica y militer declinaba, para ser sustituida por un anàlisis cientifico-social en la direccidn de una historià social e institucional» que echara a un lado la pregunta abstracta de *qué somos* » para ir a contester la màs concrete de * cdmo actuamos* y ddnde estàn las ralces socioldgicas de la realidad venezolana. Era» en realidad» el pri­ mer esbozo de un pensamiento cientlfico moderno en Venezuela Qi), En relaeidn al momento de aparicién de las ideas positivistes en - b Venezuela» dice 0* Picdn Febres que "El general Guzmàn Blanco» que era libre peAsador, utilizd en la Univereidad Central la profunda sabidurla del gennano dpctor Adolfo Ernst, noobràndolo profesor de Ciencias Natura- El déctor Ernst, asl mismo libre pensador, did a las enseHanzas de las referidas ciencias toda la seriedad y necesaria expresidn que recla- maban» proclamando el darwinismo» con el Objeto de estimular a sus alum- nos al estudio de la filosofla» basada en las ciencias ezperimentales"; del mismo modo» se expresa Picdn Febres» "Al tiempo que el doctor Ernst énsefiâbà el Curso de Ciencias Naturales en la Universidad» el doctor ve­ nez olano Rafael Yillavicencio» igualmente libre pensador» hombre de'grân- .talanto y de profunda y numéro sa ilustracidn, daba en el mismo institute el curso de Historia Universal» aplicando a su filosofla las doctrina# positivista# dè Auguste Comte» La influencia de Ernst y de Tillavicencio fuè notable y decisiva en la mayor parte de sus aprovecbados disclpulos» taies como José Oil Fortoul» Lisandre Alvarado» Luis Razetti» David Lobe y en muchos jdvenez que no segulan los referidos cursos en la Universi- dad» Sino que haclan süs estudios en privado» taies como César Zumeta» Gabriel Muftoz» Victor Manuel Mage» Romero Garcia» Manuel Revenga» Alejan­ dro Urbaneja y Ldpez Méndez. De aquella influencia nacid el esplritu am- plio y general dé la curiosidad cientlfica» y se empezaron a estudiar cnn entusiasmo la biologla» la antropologla y la sociologla» el Origen de las especies» de Darwin; Los primeros principles. de Spencer; El origen de las naciones» de Bagebot; La filosofla. de Andrés Lefebre; La polltica experimental, de Leén Donat; Los orlgenes de la civilLzacién, de Leén Dubbock; y muchas obras màs» relativas a la filosofla» al derecho consti- tucional, a la economla polltica» al concepto del universo» a la evolu- ciàn humana y a la criminologla moderna» enlazadas todas ellas por la a- finidad cientlfica y también por el criterio que se basa en la observa- cién y estudio de los fenomenos sociales» psicolégicos y naturales» para la direccién de la polltica» para la formacién de las leyes» para el en- tendimiento de los delitos y de su penalidad» para la aplicacién cabal de la justicia» para la definicién de la moral» para la explicacién del mun­ do y su evolucién y para el conocimiento de la historia" (43). El Dr. Adolfo Ernst (1832-1899)» viajero alemàn que llegé a Venezue­ la en 1861» fundarla la Sociedad de Ciencias Fisicas y Naturales (1867) y divulgarà las ideas de Darwin» tanto en sus lecciones universitarias como en las pàginas de El Federalista y» posteriormente, en la revista Varga-_ aia» érgano de dicha Sociedad (1868). Emst» junto a Rafael Villavicen- t - -6iô (1837-1920), contrlbulrlan a sen tar las base# étt ŸëAe#ü#l% àé una ftuéVa doctrina basada en los text os de Comte, Littré f Speàéèir«'£l mismo fillavicencio» en 1866» pronunciaba un discureo en el que àfirmabàt éutre los modernos una numérosa falange que en diveréos escritos postie- âën el mismo pensamiento, Rousseau» Benjamin Constant» Montloeiev» Imiart» Marohangi» el barén de Chateaubriand y varies btroS* Onâ faleà hOciàn de là propiedad territorial ha sido causa de que mUchôé ecùnàmistaè bréyeséh hécesarià là injustioia. La ley de Ricardb sobrè là renta bonducirià A la désigualdàd progresiva de los hombres; la de MalthUs* sObrë là pbblâéiAd, los lievaria inevitablemente a la miseria; là de îocquevillé Sobré là hè- iencia produclrla la ésterilizacién de las tièrras» y làs Ouatro ëmpujà- rian de consuno a la humanidad al triste éàmino dël màl# MAI irremédiàbiê à que se veria condenada la especie humana* (**.) *ProtèÉtO# èèRoréS» 6oà todas mis fuerzas» contra tan ruidosa teorià, ÿ lo hàgo eh homhts dé là imponente autoridad de la razdn y de los hecho S; f no dèjàrlh dè OOhcurrijè à sostenerme en mi protesta los hombres dè Verdadéha ciéhclà» BUnôyèr, Cob den» Bastiat» AugUsto Comte» Littré, etc.* (44)* La figura del doctor Rafael Villavicèncio estd èh bélàoidh ooA Ift fundacién, en Caracas, del primer Institute VenèzolahO dë Ôiêhciàâ âôéià- les (1877), 8in duda un acontecimiento de relevante importànolà pàTà 1& historia de la sociologia venezolana y el conocimiento dll pOéitiVisÉO éh la segunda mitad del siglo XIX» Villavicèncio, presidentë de là duhtà dl- rectiva del Institute» decia en la sesidn inaugural dël iismo, èh julio * de 1877* que "la creacién de un Institute de Ciencla# Sociâlès èS un hè- cho de importancia en el estado actual de là civiliSàoidn» cUahdO la oons- titucidn definitiva de la Biologia como ciencià indepèndiènte petmite à las especUlaciones sobre la manera de ser de las sociedadés y sobre sit desenvolvlmiento de conjunto el tomar un cardeter verdadëramenté raeio- nal"; el objeto de estudio de la sociologia séria "el estudio de la socie­ dad» de SUS actividades inherentes y de làs leyes que determinan el Orden èsponténeo y el progreso natural de las asooiaciones humanas* (fi)* En otro trabajo leido aquél aRo» titulado La Ciencia Social, Villavicèncio asènta- ba el criterio de la sociedad como un hecho natural incontrovertible» con- siderdndola como un todo» como un organisme provisto de érganos variadoS que ejercen funciones mdltiples; érganos y funciones sometidos al unus Sociolégico» de manera anéloga al organisme individual» compuesto de apa- ratoB y que esté bajo la influencia del consensus unus fisiolégico» Si u- has leyes fijas regulan la vida social» se desprende por tanto el hecho [‘<̂0 4ê qme la ciencla social es una ciencia natural. Para Villavicèncio» la tarea del aoeiélogo séria la investigacién de estas leyes naturales in­ variables que regulan la constitucién y el desenvolvlmiento de la socie­ dad; el sociélogo vendrla a ser una suerte de cientlfico natural » al 1- gual que el astrdnomo» el flsico» el qulmico y el biélogo. En slntesis» para el positivista venezolàno» la sociologia séria "la ciencia que tiene por objeto el estudio de las leyes naturales que determinan la estructura y la evolucién de las sociedades humanas" (46). Otro miembro destacado del Institute de Ciencias.Sociales fue el puer- tcz^iqueflo Eugenio Maria de Hostos» ya citado en line as anteriores» quien vivié en Venezuela durante la década de 1870» dedicado a la ensefianza de materias humanlsticas en diverses instituciones. En su trabajo Las Leyes de la Sociedadt leldo en el Institute en junio de 1877» Hostos se hacia eco del organicismo social: "La sociedad no es otra cosa que la agrega- cién de individuss de una misma especie de seres racionales» conscientes» responsables y libres. T como no bay organisme sin funciones» ni funcio­ nes 8in necesidades» ni necesidades sin érganos para satisfacerlas» y en todo individuo de la especie corresponden los érganos a las necesidades y las necesidades a las funciones» la sociedad es un organisme con érga- nos adecuados a las funciones de la vida colectiva de los hombres": la ley fundamental de todos los fenémenos vitales os la ley de la evolucién; la sociedad esté sometida a leyes inmutables» al igual que el orden cés- mico y el orden biolégico (if). Ernst y Villavicèncio formarian» en definitiva» un gran nümero de disclpulos» no sélo alrededor del aula universitaria» sino también con la creacién de instituciones cientlficas a partir de 1862.. La Sociedad de Ciencias Fisicas y Naturales (1867)» el Instituto Venezolàno de Ciencias Sociales (1877) y la Sociedad de Amigos del Saber (1882)» fueron vlas pa­ ra la difusién del pensamiento evolucionista y positivista. Con el tiempo surge una escuela de pensamiento en la que destac an personalidades taies como Luis Razetti (1862-1932); José Oil Fortoul (1361-1943); Lisandro Al­ varado (1858-1931); César Zumeta (1860-1955); con posterior promocién en Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936); Pedro Manuel Arcaya (1874-1959); An gel césar Rivas (1870-1930); Julio César Salas (1870-1933) y Samuel Dario Maldonado (1870-1925)» entre otros. El positivismo en Venezuela» en su vertiente intelectual» iba a su- poner una época de renovacién» no es posible negarlo» de las ciencias» de investigaciones etnolégicas y sociolégicas» y un mayor Interés por las 1- ^f&ndës cbrrlenteë del pezieaniento unlvereàl. Iidglcafnenié, asl ë è # me eàlÉtlé en Francia o en Inglaterra un pèneanléhtd poeitlvisiâ "pttVe"» la ooiâina dlveraldad se reflejé en los positivistes venezolàno S, Mediante va- riàdas mezolas de positivismo comtiano» évoluelonlsmô» monlSMo» dej^ermi- nisÉo» etc. El escritor Àrturo Uslar Pletri hà resumido aSl su àpérte é ifl èvolticidn de làs ideas en Venezuela 4 "Considerado en eonjuhtd» el po­ sitivismo se présenta como una de las més Importantes y ieèttndàé épooii dè la historia del pensamiento venezolàno. No cbnsîstlé éoliMeAtè éh uhà sérié de conceptos aprendidos èn lihros èuropeos, sino qhè dèlpérid Ift ctirlosldad por el estudio direoto de nuèStros fenémenos Social## é hllid- rlcos y provocd asl un mejor conocimiento dèl pals y dè iui rèalidades*. "Dè la historia concebida como narracién de loS grandéè hèohè# 6 cOAd pré dlca de altos ejemplos» se pasd définitivamente à la conOèpeiéà dë là hl£ toria como ciencla. El conocimiento de Venezuela eh su hlstorlà* èn ëd gèografla» en su etnografla» en su lenguajè* eh Su pslcolOgià Oolèotlva, en su estructura social, vino a convertira# ën la preOot^àdldh fundaàèh» tai de eue intelectuales. Al orador y al poetà de dpocas ètttëfloréS vlh# a sustitulrle el socldlogo. Ta no se escriblan dlsertaclOhêi; slho qu# |ê pretendla reallzar èstudios”."Con todos sué èxcesos, coh tôdtS SUS Ihà#- nUldades» el positivismo fue un despertar de la conciencià véhêèolàhA hà- cia lo nacional y le cientlfico, y èn él tlehèh sU OrlgeU nUéètrâ Socio­ logia y nuestra novela ..." 0g). III.- Laureano Vallenilla Lanz y el "gerdarme necesarlO*,- Pero donde el positivismo va a adquirlr fuertèS connotaclones IdeO- Idglcas es precisamente en su interpretacldh de la evolucién polltica venezolana y latinoamericana. Hay un aspecto esencial en èl que èl posi­ tivisme venezolàno centra su anâliaist nos referimos al fenémeno del oau- dlllaje. En el andlisis del oaudillismo, las consideraclones van consècuen tèmente por el terreno de lo psicosocial y lo ético para llegar a lo ra­ cial. Es en ése fenémeno sobre el que» en definitiva, eonflUyen todas las Investigaciones causales y la clave de casi todas las explicaciones. Ta Sè trate del caudillo tradieional o del otro tipo de caudillo» autécrata péro culto» capaz de llevar a cabo una transformacién "civilista"» en o- posicién al antiguo oaudillismo de "montonera". En uno y otro caso» el caudillo va a servir para intentar una eoàuelén a los maies nacionales » ( D - I'm] en forma de patemallamo» o para èxpllcar el origen y la evolucién de la historia de la Repûblica en la supervivencia de otras estructuras socia­ les mds arcaicas; de manera que» como dice Alicia de Nufio» "de este modo se apllcaban a la historia los conceptos évolueionistas y se encontraba una justificacién histdrica al fenémeno del oaudillismo* (49) • Intelectuales e historiadores como Oil Fortoul, P.M. Arcaya y Valle­ nilla Lanz van a defender la explicacién que justifica al caudillo como fenémeno histérico» mds aén» como fenémeno histérico necesario, si bien es cierto que serd Vallenilla Lanz quien mejor perfile dicha explicacién y sus implicaciones prdcticas. En cualquier caso, donde surges las dife- rencias no es en la aceptacién de esta realidad histérica, sino primor- dialmente en la determinacién e investigacién de las causas que lo pro- dujeron; "Para unos» el maiestar arranca de la naturaleza fisica misma de estas naciones ^las latinoamericanas^• En taies casos, el caudillo es el products del deierminismo geogrdfico. Para otros, la clave reside en nues­ tra condicién racial mestiza. Es la tesis del déterminisme étnico. Y so- ciélogos hay que ven el origen de taies calamidades en la misera condi­ cién cultural de estes paises. Mientras que otros asocian varies de estes factores (medio fisico y raza, raza y cultura, etc.) para explicar el ger men de nuestra vida azarosa y oaudillesca, y no pocos hacen énfasis en las costumbres que heredamos de nuestrès mayores, o en razones de indole econémica ...* (#($. Résulta obvie que, en el marco de unas bases comunes de explicacién, habria diferencias de matiz entre Ai'caya, Gil Fortoul y Vallenilla Lanz. Si para los dos primeros el oaudillismo habria sido una consecuencia inevitable de un déterminisme histérico -que se remontaria incluse al contexto de las tribus precolombinas-, para Vallenilla Lanz se trataria de una necesidad histérica, surgida de complejas causas que van a desembocar en una lucha de pasiones incontroladas, en medio de las cuales el caudillo aparece como une fuerza de conservacién social, como una autoridad necesaria que pone fin a la anarquia reinante. Como hemos dicho, al observer la persistencia del despotisme en La- tinoamérica, muchos llegaron a la conclusién de que la autocracia politi­ ca era la énica forma viable de gobierno para los paises de la regién. El régimen autoritarie era la résultante necesaria de la incultura, la des- poblacién, la oomposicién étnica, el medio, etc. La democracia, en cam- bio, vendria a ser algo exético y antagénico, incompatible con las socie­ dades latinoamericanas, en las cuales por el contrario sélo séria posible la existencia de gobiemos fuertes y personalistas, dirigidos por caudi- -14- *1168 vigoroéo# capacea de asegùrar el ordéh e impulear èl progreso. Ba ëiràe palabras» la establlldad politica sélo podria lograréé bàjo si im- perlo del "gendarme necesario". Como bien dicé R. Gallegos Orttzf "Para Lucas Ayarragaray» el caudillismo fue èiëmpré nuésira osns'titu- cién positiva. El argentins Carlos Octavio Bungs» sostiené qttS #1 personalismo cesarista» es el resultado fatal de là mésolâ psieolé- gica de los espaRoles, los negros y los indios (.;.) Pata los pbsl- tivis'tas vénézolanes a lo Vallenilla ... là heréncia étnlcà b cultu­ ral del pais involucraba la necesidad de una autoridad *̂ llumiiiada*. Vino el apologlsmo del Gendarme Necesario. La natural êUbordinasiéà al màs fuerte. Pai*a Vallenilla, Pedro Manuel Arcaya, Gil Fortoul» César Zumeta, la autocracia no es sélo una determinacién àiho un deseol" (W). Se ha haeoho notar que là tesis dël "gëhdârmé hëcisario* del Vénëàô- lano Laureano Vallenilla Lanz, tiens ün antecèdéhid èh là tëbriâ déi *i>ic- tador necesario* del peruano Francisco Garcia Caldsréh OàVbiA Galdé* rén habia propuesto : "Aumentar la duracién del poder pfëaidenbiài, à fih de evitar las luchas demasiado frecuentsa dè Ibs pàrtidôâ} simplificar là maquinaria politica que transforma los parlamëntos sismpre Éds humérèébà en simples organizaciones burocràticàs; prolonger el Éàhd&tb dé Ibi aéhà- dores y diputados para impedir que laé frécüehtes élecciohéé àô türbéh là existencia de los pueblos; renunciar èn suma» à Ibà dbgààâ ingeàübê dè lôs estatute8 politicos en nombre de reformas concretes; tâl paréoè àer él i* deal que detendria en la América tropical» èh MdxiCb» èh Fèrd» èh Aolivià» la accién disolvente de las revoluciones •*. Si un prééidëhié itttêlàr éë necesario, no lo es menos oponer a su autocracià un poder Aodèrador qttè recordaria, por su constitucién» al Senado vitalicio dè Bolîvàr. ëè puedé concebir asimismo un Senado que représentera loé vèrdadèroè intersiès na­ cionales: cuerpo estable, reunién de todas las fuèrzas dè Conservacién social» asamblea serena, extrafia a toda veleidad demoerdticâ» dentro dè la cual el clero, la universidad, el comercio, las industrias, el ejérci- to, la marina, el poder judicial, podriatt defender contra lôs asaltos de la demagogia, contra los reformadores demasiado audaces» la constitucién» la tradicién, la ley" (t3). Laureano Vallenilla Lanz formulé y documenté su pensamiento en Césa­ risme Democràtico CW)» texte donde encontramos de manera primordial sus conocidas arguroentaciones en tomo al tema. Es necesario de tener se con détails en el proceso argumentai, ya que Vallenilla parte de unos supues- tos analiticos précisés y de un amplio conocimiento de la realidad que 4^- qulere explicar* Fero es convenlente observer que hay un momento de su discureo en el cual se produce una especie de ruptura, para comenzar to­ da una argumentacidn destinada a justificar en buena medida el surgimien- to del inevitable "hombre fuerte" y, en el marco del contexto politico que le toc6 vivir, hacer referenda a la personlficacidn propiamente di­ cha de esa "autoridad iluminada". Vallenilla Lanz comienza seRalando que la guerra es "une de los fac­ tores màs poderosos en la evolucién progresiva do la humanidad" (%) ; y de acuerdo con ello, considéra que la gUerra de independencia bispanoameri- cana fue una guerra civil: "Hasta 1815, la inmensa mayoria del pueblo de Venezuela fue realista o goda, es decir, enemiga de los patriotes" (4L), por lo que era légico que la actividad bélica generase un conjunto de o- dios y de anarquia de gran impacts en la evolucién politica y social pos­ terior. De otra parte, intenta ir hasta el fonds de la sociedad pre-inde pendentista, poniendo de relieve las diferencias sociales y de castas existantes en ella, y las preocupaciones nobiliarias de la alta clase criolla, que iban a entrar en contradiccién con los idéales democrâticos e igualitarios sostenidos en los aRos siguientes. La generacién que pro­ clamé la guerra y la independencia estaba educada en pràcticas nobilia­ rias y diferenciadoras, y la apelacién a unos principios libérales entra- ban en conflicts con sus exclusivismos y prejuicios de casta. Se trataba en cualquier caso, de una sociedad cuyas distinciones sociales se funda- ron en el color de la piel: diferencia de castas significaba originalmen- te diferencias de color y la jerarquizacién de clases no fue otra cosa que la consagracién social de la escala etnogràfica. El movimiento revtT- lucionario, por su propia dinàmica, vendria a romper el .inmovilismo que resultaba de la jerarquia social: en realidad, las altas clases criollas que lo dirigian, no pensaron que con ello estaban destruyendo las bases y ràzones de su preponderancia. Con la revolucién, la màs espantosa anar­ quia se desencadena, y de su sens surge la clase de los dominadores: los caudillos, los caciques y los jefes de partido. De entre ellos, José To- màs Eovcs vino a presenterse como el primero de los caudillos populares en Venezuela, como idolo de la gente de color que aspiraba ver eliminada la casta dominante. Pero al morir el caudillo realista, serà José Antonio Pàez, Ilanero partidario de la emancipacién, quieT heredero del prestigio del primero, to mar à la direccién de los mestizos del Llano (tf). Los caudillos patriotas eran analfabetos, y aunque algunos llegaron a adquirir cierta cultura, otros apenas aprendieron a escribir su nombre. L W- 43 - Bolivar nismo *Conocedor del eeplrltu de Vèngànza ÿ dêF^eéàÊléh que mabà a loe liane roe- "previé la impoeibilldad dé e stable oer en una pas séllda, a menos de contenez por la fuerzà a Ibâ dieelphloe de Bo- Ves, lo cual, era sln embargo, eumamente pellgroeo* Para eVltar él pillaje de los llaneros. Bolivar recurrld àl zeparto dé pZopleAaÂeé éomo compensacién de sus serviclos a la causa independent!sitt» PeZo Files ÿ o- troB préceres se hlcleron con dlchas propiedàdeS» de modo qUe él latifun- dlo colonial pasd sln modificaciones a làs manoé de àqulllèi lldàZfà, bon la violacién de la ley bolivariana de repèrtos» suoedl^ lo que hablà j;>zë* visto su autozs "... los llaneros se diezon dé nnevo àl Zobd y àl pillajè como lo venlan practicando desde los tiempoS eoloniàléé, 066 là diferen- cia de que ahora podlan disfrazar sus bàzbaros impUlsOë pr66lamand& pzih- cipiôs politicos y 'reformas* constituciOnaléS. Ya AuèsttôS héiàdaâ na#.! entrado en la Historia* (&J). Al continuar la explicacién del procesô SociOpolftico VéneéOlànd» Và llenilla Lanz dériva hacia la teorla del gëndariÉe hecéëàzidi ànté là âhàz quia provocada por las clases popularés* se imponîà là hèOéâidàd dë là "mano dura", inspiradora del temor y sUstehto dë là pal f dë là coâiéz* vacién social. Pero previamente, hay que déjàr èlàZé qUé; pàZà Vallènillà las Constituciones, mis que obras artificialeS o abstzàOtàà» Son pzôdUcto del instinto politico de cada pueblo; es decir, sobrè èl tèàio éscZito hay un derecho consuetudinario superior que se imponet Ibè idëélogèi fà- bricantes de constituciones estén condenados por là ciéftcià poàiiivà. Lôâ "sofistas" de la teorla clàsica del hombre abstracto hau càZecido dè Sen­ tido pràctico e histérico* "Con un decreto de Hamiltoh nô Sé lë paPâ là pechada al potro del llanero. Con una frase de Siéyës Uo Sé deSestancà là sangre cuajada de la raza india" -afirma Yallenillà parafraséendo una ex- preeién de José Marti. (30) La consecuencia inevitable del proceso ès la apariCién neceSaria dèl caudillo, cuya virtud, carécter y don de mando fundan la paà y el oZden, impulsan el progreso y dèsarrollan la riqueza. Las hacionalidadeS èn foZ- macién pasan a reclamar imperativamente un poder central; énico y Zeepe- tado, encamado en un hombre superior, de prestigio indiscutible e indis- cutido. La desintegracién nacional que significaba la anarquia, "hacia cada vez mis necesaria la preponderancia del poder personal, la existen- hià del Gendarme necesario" (>|). El constitueionalismo liberal es factor disgregador del cuerpo social: "Sélo la accién del Caudillo, del Gendarm Mecèsario, podla ser eficaz, para mantener el orden"; en otras palabras. J4- "un p#der personal que no era eino la expreslén concreta de los Instlntos politicos de nuestro pueblo" (w). De otra parte, Vallenilla Lanz nos anuncia una ley de las sociedades: el paso de la solidaridad mecdnica a la solidaridad orgdnica. Asl, por e- jenplo, la autoridad de Pdez, como la de la mayoria de los caudillos, "se ftmdaba sobre la sugestidn inconsciente de la mayoria" 03). El pueblo ve- neSolano, grupo social inestable, se hallaria colocado en el perlodo de transicidn de la solidaridad mecdnica a la solidaridad orgdnica, entendien do solidaridad orgdnica como aquel estado en que se encontrarlan las socle dades "légitimas y astables". Esto es, agrupado instintivamente alrededor del mds fuerte, valiente y sagaz. Pero entonces (durante el siglo XIX ve­ nez olano), cuando mds se necesitaba de una mano de hierro capaz de elimi- har la anarquia, hombres anSiosos de popularidad predicaban doctrinas abs- tractas de la polltica, invocando la teorla del. laisser faire, laisser pa­ sser en lo econdmico y en lo politico, sin romprender la consecuencia de SUS argumentes: sancionar là anarquia popular. La pretensidn de sustituir el prestigio personal del Caudillo, dnica institucidn posible en la dpoca y dnico sostdn del orden social, por el prestigio impersonal de la ley o dë las leyéS y de disposiciones inadaptables al estado social, "fue el col- mo de la imprevisidn y del empirisme"; tanto que "México, después de la càlda de Porfirio Diaz, es el ejemplo mds reciente y mds elocuente de es­ ta verdad" (3V) -agrega Vallenilla sin comprender mucho de la revolucién mexicana. T es que, segdn la concepcién vallenilliana de origen organicis- ta y positivista, las naciones, como seres colectivos, slgucn un movimien­ to andlogo al de los seres individuales. Los érganos del cuerpo social son, en un comienzo, elementos esbozados rudimentarlamente, pero mediante una accién reciproea van poco a poco definiéndose, hasta que surge el prin ciplo vital de la sociedad: el principio de la coordinacion comun. Asl, "la biologla abraza también la historia de las sociedades" (35). Pero, iQuién encamaba en su tiempo el hombre providencial? Nada me­ nos que el general Juan Vicente Gémez. Asl lo afirmaba, en 1920, a doce aRos del establecimiento del régimen autoritario: "Modificando el medio social por el desarrollo econémlco, por la multi- plicacién de las carrêteras y de las vlas férreas, por el saneamiento, por la inroigracién de gente europea, es decir, haciendo lo que se esta haciendo en Venezuela desde hace doce aRos al amparo de un gobierno fuerte, dirigido por un hombre de Estado, por un patriote consciente de sus deberes, quien como otros grandes caudillos de América represen­ ts la encamacién misma del poder y man tiene la paz, el orden, la regu- 41- -larldad adminlstrativa, el crédite interior y exterior, estamos preparando al pais ..." (36) Laureano Vallenilla Lanz, orgulloso de servir à Gémez "éoii làpiu- ma en la mano", se convirtié en el principal expositor de ün penéâhiehto que justificaba la autocracia en Venezuela y una de éüs màUifèbtéOiohes més despéticas, la del régimen gomecista. Como director del érganô pë* riodfstico gubernamental, El Nuevo Diario* èus alabànzas â Gémët pârëei- an no tener limites, Gémez era necesario, " ••• era el hombre a quien el destino, en làs naturalë# èvolucidâëè de nuestra constitucién democrética (practicada, nd eâdrità) ténia preparado para la obra de las grandes ratificaciones, Y don el tad- to exquisito de los hombres de Estado verdaderaméhté émiheutës# quë casi nuncâ surgen de las aulas universitariàs, ni eëtudlàn dtros 11 bros que los de la experiencia, ni hecesitan otra guia quë la dé su propia intuicién, comienza su obra political éllftinandd, cdü lâ êx- tincién de los viejos partidos «••, 106 eieméntoâ ànarquicdâ ddè Vi vlan a la sombra de las intransigencias banderibéat créa Un ëjérdi- to que hace honor a nuestra gran historia milltar, para guardidü dé la paz ..." (37) Asl, pues, bajo la dictadura de Gomez» la oficialidacién dêl pOéi* tivismo era un curioso pero significativo fenémenoi süs Ühéximdd expohën- tes teéricos prestaban apoyo y auxilio ideolégico à aqüéllà, al iniémè tiempo que ocupaban altos cargos en la administracién* Dé esta formé, el positivismo pasaba a ser, como àfirma exprèsivàmenté el profesor Do­ mingo Kiliani, una especie de "Filosofla en el Poder"} en la autocracia de Gémez, "Los filésofos del orden y el progreso eomtlanoS, serén lOs ministres de gabinete, los directores de la prensa oficial" (38). Y6 ' - N O T A S - (1) Vid*. I. Sotelo, Sociologia de .toérlca Latina (Madrid: Ed. Tecnos, 1972;, pp. 17-18. Sobre el poeitivlemo y el papel de la ciencla en la sociedad burguesa y en el desarrollo del capitalismo de la eegnn- da mitad del siglo XIX europeo: Eric Hobsbawn, La era del capitalls- mo (Madrid: Ediclones Guadarrama, 1977. 2 Toldmenes. frad. de A. Gar cTa FLuixd. Titulo original: The Age of Capital. 1848-1975» LondresT 0. Veidenfeld and Nicoleon), volumen 11, pp. 122 y ss. Sobre la es- cttela positivista en la Argentina: Juan Francisco Marsal, La socio­ logia en la Argentina (Buenos Aires: CompaRia General Fabrll Edite­ ra, S.A., 15637, pp. 72 y 88. Para un andlisis del pensamiento de Augusto Comte, Irving Zeitlin, Ideologia y teoria Bocioldgica (Bue­ nos Aires* Amorrortu Editores, Ï 9 i à , Trad, de Ndstor A. Mxguez. Ti­ tulo original: Ideology and the Development of Sociological Theory. New Jersey, Prentice Hall, Inc., I960), principalmente la parte 11, "El pensamiento posrevoluclonarlo", pp. 85 y ss. Buenas exposicio- nes de las ideas de Comte y de Spencer, en Luis Gonzdlez Seara, La sociologia, aventura dlaléctlca (Madrid: Editorial Tecnos, 1971), pp. 19-49 y 51 y 88. ; Salvador Giner, Historia del pensamiento so­ cial (Barcelona: Editorial Ariel, 1975. èa.ed. amp. y rcv.), pp. 953-534 y 535 ss. Por Ultimo, entre muchos otros. Franco Ferrarotti,fl pens^lehto sociolégico de Aguste Comte a M ^ Horkheimer (Barce- ona: Ediciones Penlnsûlâ,' 19?57 Prefacio, tràduccldn, notas y bi- bliografia castellana del Dr. Carlos M. Rama. Edicién original ita- llana: Il penslero sociologico da Auguste Comte a Max Horkheimer, MilAn, Àfnoldo Mondadori Eaitore, 1074;, pp. 31-4Ÿ y 5^ ss. (2) Seguimos a M. Kaplan, Formacién del Estado nacional en América La­ tina (Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1^76), pp. 194-195; y Stanley J. y Èarbara H. Stein, La herencia colonial de América Latina (México: E d . S i g l o XXI, 1975. 6 a . e d . T r à d . d e A . L i c o n a ) , p p . ' 1 7 2 - 1 7 3 y s s . El libro cléslco sobre el progreso parece seguir siendo el de John B. Bury, La idea del progreso (Madrid: Alianza Editorial, 1971. Trad, de Elias Diaz ÿ J. Rodriguez Aramberri. Titulo original : The idea of nroteress. An Inquiry into its origins and growth, Londres, Mac Milland and Company, Ltd.; ; entre muchos otros y sin pretender ser exhausti­ ves, Charles Vereker, El desarrollo de la teoria polltica (Buenos Ai­ res: EUDEBA Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1975. 3a.ed. Trad, de N. Miguez. Titulo original: The Development of Political Theory. Londres, Hutchinson University library, 195V), capitulo V: "È1 progreso", pp. 224 y ss. (3) José Luis Romero, Latlnoamérica: situaclones e ideologies (Buenos Ai­ res: Ed. del Candil, 1967). PP. 57 ss. Del mismo autor, eT desarrollo de las ideas en la sociedad argentine del siglo XX (México: Pondo de Cultura Economica, 1965). (4) Eduardo Nicol, El problema de la filosofia hlspénica (Madrid: Edito­ rial Tecnos, 1961), pp. 45-46. -47- (5) Leopoldo Zea, El pensamiento latlnoamerlcano (Barcelona-Mexlco: Edi­ torial Ariel, 19H), p. 13. (6) Asi, por ejemplo, Martin S. Stabb, America Latina en bueca de una I- dentidad. Modèles del ensayo ideoldgico hispanoamericano. lègO-i^SO (baracas: Monte Avila Editores, 1969. Version castellana de Marie Giacchino). (7) José Luis Abellén, La idea de America: origen y evolucién (Madrid: Ediciones Istmo, 1972), p. 87. (8) Segdn J.L. Abelian, op.cit., pp. 87-88. (9) Ahora bien, si el positivismo fue un punto ideolégico de aglutinacién, en el sentido de una toma de conciencià de ser algo peculiar y espé­ cifiée frente al période colonial, como expresién de ruptura con ese pasado, para montar las bases de una concepcién que inspirera el fu­ ture hispanoamericano, sd cabo del tiempo otros iban a observer que esa ideologia no daba expresién a la verdadera idiosincrasia o autén- tica particularidad de lo hispanoamericano. Si el positivismo habia servido como elemento de ruptura y de lucha frente a la concepcién escoléstica, metafisica y catélica heredada de la monarquia espaflola, pronto se vié que la ideologia positiva no constituia sino una copia y una imitaeién de la filosofia anglosajona, opuesta al verdadero es- piritu de la filosofia y cultura americanes, cuyo fonde esencial se buscaba con impaciencia. Ante la conciencià de este hecho se inicié una reaccién contra el positivismo, que buscaba une expresién de lo especifico hispanoamericano. La reaccién antipoeitivista va a inten­ tar expresarse como nacionalismo, en el sentido de una vuelta sobre la realidad latinoamericana para potenciarla. Se trataré de un nacio­ nal ismo continentalista que intenta reivindicar la idea bolivariana: la formacién de una comunidad de naciones fuertes que fuese capaz, en el contexto internacional, de impedir la marcha del impérialisme au- glosajén. En este sentido, se asumfa la herencia hispwica como base de la latinidad y de la cultura que habria de elaborarse; es decir, potenciacién de lo propio, nacionalizacién de los elementos cultura- les'comunes y unidad de los intereses latinoamericanos frente a los poderes hegeménicos del exterior y, principalmente, frente al nacien- te impérialisme estadounidense (j.L. Abellén, op.cit., capitulo 6, "La reaccién antipositivista", pp. 91 y sa.; Leopoldo Zea, Dialéctlca de la Conciencià Americana. Mexico : Alianza Editorial Mexicana, 1976,’ pp. 113-145). be8tacados représentantes de este nuevo planteamiento, que todavla aun hoy tiene vigencia, fueron el uruguayo José Enrique Rodé, los mexicanos José Vasconcelos. Antonio Caso y Alfonso Reyes; ademae de Alejandro 0. Deustûa (Perd) y el mismo Manuel Gonzdlez Pra­ da; Carlos Yaz Ferreira, Alejandro Korn y Manuel Ugarte en la regién rloplatense; el cubano José Marti, y muchos otros. (10) Vid., Marisa Kohn de Beker, Tendencies positivistas en Venezuela (Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1970), para un estudio filoséfico amplio acerca de la relacién entre las doctrinas positivistas y las ideas cientlficas en el medio vénézolane: en especial, parte III, "Situacién cient^ fico-cultural de Venezuela a fines del siglo XIX", pp. 51 y ss. ~ 4% ~ (11) Alicia de NuRo, Ideas sociales del positivismo en Venezuela (Cara­ cas: Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Vene­ zuela, 1969), p. 22. (12) Vid., Domingo Miliani, Vida intelectual de Venezuela. Dos esquemas (Caracas: Fublicaciones del Ministerio de Èducaciôh, 1971. Coleccién Cuadernos de Prosa, 8), p. 75. (13) Gonzalo Picdn Febres, La literature venezolana en el siglb XIX, Ca­ racas, 1906, p. 65* Citado por Alicia de Kufio, Ideas sociales .«., pp. 53-55. (14) R. Villavicèncio, "Diseurso pronunciado ante la Ilustre Universidad en el acto de la reparticidn de premies, el 8 de diciembre de 1866", texto public ado en El Federalista (Caracas, 11 y 12 de diciembre de 1866) y reproducido ën Fensamiénto Politico Venezolàno del Siglo XIX. Textos para su estudio, Ôaracas. Ediciones de la Presldencla ae la Re pûblica, 1^60-1962, vol. 13, pp. 46-47. Citado por D. Miliani, Vida intelectual ...» p. 77. (15) Citado por Orlando Albomoz en La Sociologia en Venezuela (Caracas: Monte Avlla Editores, 1970. 2a.ed. corr. y aum. la,èd. por la Univer­ sidad Central de Venezuela, 1962), p. 31. Ver, Luis Villalba Villalba, El frimer Institute Vénézolane de Ciencias Sociales (Caracas: Publi- caciones de la Asociacién Venezolana de Sociologia, 1961). (16) Consideraciones y cita, én 0. Albomoz, op.cit., pp. 31-32. (17) Ibid., p. 34. (18) Arturo Uslar Pietri, Letras y Hombres de Venezuela, Caracas, 1958, p. 244. Citado por A. de Nuflo, Ideas sociales ..77 pp. 59-60. (19) A. de NuRo, op.cit., p. 45. (20) Virgilio Testa, El caudillismo segdn once autores vénézolanes. Cara­ cas, 1954, p. 12. Cita de A. de NuRo, p. 46. (21) Rafael Gallegos Ortiz, El Cacborro Juan Vicente Gémez"(Caracas: Edi­ torial Puentes, 1977. 2a.éd.), p. 1$. (22) Vid., Carlos Irazâbal, Hacia la Democracia (contribueién al estudio de la historia econémicô-polltieo-social de VenezuelaTTCaracas: Jo­ sé Agustin Oatald, Éd.,-Ediciones Centaure, 1074. )a.ed. la.éd., Mé­ xico, 1939), 159 y ss. Segdn Irazébal, tanto Vallenilla Lanz como Garcia Calderén, al recurrir al pensamiento bolivariano para respal- dar sus postulados, cornetieron una "burda mixtificacion histérica", como era simple y llanamente invocar el ideal de Bolivar para racio- nalizar las tiranias latinoamericanas (op.cit., p. 162). (23) Francisco Garcia Calderén, Les Démocraties Latines de 1'Amérique, Paris, 1914, p. 377. Citado por Irazabal, p. 160. (24) Cesarismo Democrâtico (estudio sobre las bases sociolégicas de la constitucién efectivâ de Venezuela) (Caracas: fipografia Universal. 1959. 2a.éd.). La primera edicién es de 1919 (hay edicién en fraucés). Vallenilla Lanz réitéré sus conocidas tesis en Disgregacién e inte- - M - -graclén. EMayos aobre la fdrmaclén de la naclon^ldad venezol#ma (Caracas: ïipôgrafla Garrldo, l95). 2a,ed.) (publicado orlglnaimen- te en 1929). (25) Cesarismo Democrâtico. ed.cit., p. 2. (26) Vallenilla, Cesarismo ..., p. 9 (27) Ibid., pp. 77 ss., 116 ss., y 142. (28) Ibid., p. 152. (29) Cesarismo ..., p. 159. (30) Ibid., p. 218. (31) Ibid., p. 249. (32) pp. 281-282. (33) Ibid., p. 282. (34) pp. 285-286, nota 1. (35) p. 308. (36) en "Cesarismo democrâtico y cesarismo teocrâtico" (4 de novièmbre de 1920), artlculo recogido en Cesarismo Democrâtico» ed.cit., pp. 317-324. (37) II. Vallenilla Lanz, La Rehabilitacidn de Venezuela. Campafias politi- cas de El Nuevo Diario (1915 a 1926), Caracas, tipografia Vargas, 1926, II, p. 105. Citado por H.S. Howard, Rgmulo Gallegos v la re- volucion burguesa en Venezuela (Caracas: Monte Avila Editores, 1976. Trad, de H. Sagrera), p. 7Ô del capitulo IV: "Vallenilla Lanz, el intelectual de la tirania", pp. 75-91. (38) D. Miliani, Vida intelectual de Venezuela ...» ed.cit., pp. 80 y 83. Sélo resta decir que la generacién de 1928 iniciarâ la reaccién con­ tra el positivismo oficializado: "No surgirâ un Mariâtegui, capaz de interpreter la realidad venezolana con nuevos métodos y concepcio- nes, para oponerla como mentis a la tesis oficializada del gendarmç necesario. Pero mal que bien, nacié de aquella gesta de estudiantes y agitadores encarcelados, el nuevo ensayo y los nuevos lideres po­ liticos que Iran a disputerse las candidaturas presidenciales, o la lucha por el poder hasta hoy" (Miliani, pp. 83-84). A partir de 1936, la revisién del esquema positivista serâ un hecho que va indudable- mente paraielo al proceso politico, proceso que adquiere una dinâmi- ca mucho mâs veloz, si se quiere, que la propia reflexién conceptual critlca de la ideologia dominante; el actiVismo politico privarâ so­ bre la elaboracién de textos analiticos sobre la cueatién. [ 4 î i ) B I B L I O O R A F I A [if 34} - B I B I I O G R A P I A - Hemos agrupado la Blbllografla en dos apartados fundamentales: L) Llbrosi Z) Articuloa. Enaayos. Publicaclones perlédlcas. Documentoa. 3e seRala la de utlllzacion directa para el trabajo; asinlamo, las fnen- tea indirectes y de temâtica general. En cualquier caso, nos limitamos casi totalmente a la bibliografla citada al final de cada capitulo. 1) LIBROS.- ABELLAN, José Luis - La idea de América: origen y evolucién (Madrid: Ediciones Istmo, 1972. Coleccién Fundamentos, 23). ACEDO de Sucre, Maria de Lourdes, y NONES M., Car­ men Margarita, - La generacién venezolana de 1928 (Estu­ dio de una Elite Politics) (Caracas-Bar celona, 1967. Int. de P. Rubio Llorente), (Editorial Ariel). ACOSTA SAIGNES, Miguel - Vida de los esclaves negros en Venezuela (Ca­ racas: Ediciones Hespérides, 1967. Prol. de Roger Bastide). ALBORNOZ, Orlando - Desarrollo politico en Venezuela (Caracas: Consejo de Desarrollo Cientlfico y Humanlstico-Universidad Central de Venezuela, 1974). - La sociedad venezolana (Caracas : Ediciones de la Di- reccion de Cultura de la Universidad de Carabobo- Editorial Arte, 1976). - La Sociologia en Venezuela (Caracas: Monte Avila E- ditores, 1970. 2a.ed. corregida y aumentada. Colec­ cién "Temas Venezolanos"). - - [^3S] ARAN, Semir - El desarrdllo deslgual. Ensayo sobre laa formaclones so­ ciales del capitalismo perlférlco (Barcelona; Ed, Ponta- nella, 1975. Trad, de N. Vidal). ARANDA, Sergio - La Economla Venezolana. Una interpretacidn de su modo de funcionamiento (Bogotà: Siglo XXI Editores de Co­ lombia, 1977). ARAUJO, Orlando - Venezuela Violenta (Caracas: Tipografia Adriâtico, 1968). " " - Situacién industrial de Venezuela (Caracas: Universi­ dad Central de Venezuela, 1969). ARCÀYA, Pedro M., - Estudios de sociologia venezolana (Madrid: Editorial América, Biblioteca de Ciencias Politicas y Sociales, volumen X, s.f.). ARCAYA U., Pedro M., - El Cablldo de Caracas (Caracas: Ediciones del Cua- tricehtenario-Editorial Arte, 1965). ARCILA PARIAS, Eduardo - El régimen de la encomlenda en Venezuela (Cara­ cas: Instituto de Investigaciones, Pacultad de Economie, Universidad Central de Venezuela, 1966. 2a.ed.). ARELLANO MORENO, Antonio - Mirador de Historia Politica de Venezuela (Caracas: Oficina Central de Informacién-Im prenta Nacional, 1967). " " Orlgenes de la Economia Venezolana (México: Imprenta Nuevo Mundo, 1947). ARMAS CHITTY, J.A. de - Vida politica de Caracas en el siglo XIX (Cara­ cas; Editorial América Libre, 1976. Coleccién América Republicans). BALESTRINI C., César - La industrie petrolera en América Latina (Cara­ cas: Ediciones de la Biblioteca- Universidad Cen­ tral de Venezuela, 1971. Prol.de D.F. Maza Zavala). (43i} AMBIRRÀ, Vania — - El capitalismo dependiente latinoaaericano (México: Siglo XXI Editores, 1974). ARAN, Paul - La economia politica del crecimiento (México: Fondp de Cultura Econémica, 1961. Trad, de N. Warman). 'A8TERRA, Ramén de - Los Navios de la Ilustracién (una empresa del si­ glo XVIII) (Madrid: Ediciones Cultura Hispénica, 1970. Prol. de Guillermo Diaz Plaja). ’ERREBÏ, Jean-Jacques - El petréleo en la estrategia mundial (Madrid: Ed. Guadarrama, 1974. Trad, de P. Valera Lacasa). ’STANCOURT, Rémulo - Hacia América Latina democrètica e integrada (Ma­ drid: Taurus Ediciones, 1969. 3a.ed. Prol. de Ma­ riano Picén Salas). iLANK, David Eugene - Politics in Venezuela (Boston: little. Brown and Company, 1973. Coleccién "The Little, Brown Series in Comparative Politics"). 3REWER-CARIAS, Allan-Randolph - Cambio politico y reforma del Estado en Venezuela (Contribucién al estudio del Estado Democrâtico y Social de Derecho) (Madrid: E- ditorial Tecnos, 1974). BRITO FIGUEROA, Federico - Tiempo de Ezequiel Zamora (Caracas: José A- gustin Catalâ Ed.,-Ediciones Centauro, 1975, 2a.ed.). " " Historia econémica y social de Venezuela (Ca­ racas: Ediciones de la Biblioteca-Universidad Central de Venezuela, 1975. Voldmenes I y III). " " Venezuela Siglo XX (La Habana: Editorial Ca­ sa de las Américas, 1967). CALDERA, Rafael - Especificidad de la democracia cristiana (Barcelona: Ed, Nova Terra, 1973. 2a.ed.). " " Ideario. La Democracia cristiana en America Latina (Barcelona: Ed. Ariel, 1970). - M ' CALBLLOy Hugo, - Ideologia y neàcolonlallsmo (Caracas: Universidad Cen­ tral de Venezuela, 1969). CARDENAS, Rodolfo José - La insurreccién popular en Venezuela (Caracas: Ediciones Catatumbo, s.f.). CARDOSO, Fernando Enrique, y FALETTO, Enzo CARRERA DAMAS, Oermàn - - Dependencia y desarrollo en América Lati- na (México: Editorial Siglo XII, 1369). Très temas de historia (Caracas: Facultad de Hu- manidades y Educacién-Universidad Central de Ve­ nezuela, 1961). " " Temas de historia social y de las ideas (Cara­ cas: Ediciones de la Biblioteca-Universidad Cen­ tral de Venezuela, 1969). * * - El culto a Bolivar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas en Venezuela (Caracas: Instituto de Antropologla e Historia-Universidad Central de Venezuela, 1969). " " Boves. Aspectos socioeconémicos de la guerra de independencia (Caracas: Ediciones de la Biblio­ teca-Universidad Central de Venezuela, 1972, 3a.éd.). " " Historiografla marxista venezolana y otros temas (Caracas: Direccién de Cultura-Universidad Cen­ tral de Venezuela, 1967). " " Historia contemporânea de Venezuela. Bases Me- todolégicas (Caracas : Ediciones de la Biblioteca -Universidad Central de Venezuela, 1977). CARP10 CASTILLO, Rubén - Accién Democratica 1941^1971. Bosquejo histéri­ co de un partido (Caracas: Ed. Repdblica, 1971). " " Mexico, Cuba y Venezuela. Triéngulo geopolitico del Caribe (Caracas, 1961. s.p.éd.). [ 4 j 3] CHIOSSOHE, Tullo - Los problemas sociales en la formacién del Estado venezolàno (Caracas; Grâfica Americana, 1964). CILIBERTO, José Angel - Fermin Toro y las doctrinas econémicas del si­ glo XIX (Caracas; Éditera San José, 1974)* D'ASCOLI, Carlos A. - Esquema histérico-econémico de Venezuela (Del Mi- to del Dorado a la Economia del Café) (Caracas: Banco Central de Venezuela-Imprenta Italgréfica, 1970. Prol. de J.A. Mayobre). DIAZ, Elias - Estado de Derecho y Sociedad democrètica (Madrid: Edito­ rial Cuadernos para el Diélogo, 1975. 6a.ed. Coleccién divulgacién universitaria, temas politicos. No. 5). DUVERGER, Maurice - Los partidos politicos (Mexico: Fondo de Cultura Econémica, 1974. Quinta reimpresién. Trad, de J. Cam pos y E. Gonzalez Pedrero). ELORZA, Antonio - La ideologia liberal en la Ilustracién Espafiola (Ma­ drid: Editorial Tecnos, 1970). ESTORNES LASA, José - La Real CompaRia Guipuzcoana de Navegacién de Ca­ racas (Buenos Aires: Editorial Vasca »Ekin*, 1948. Biblioteca de Cultura Vasca, No. 32). ESCOVAR SALOM, Ramén - Evolucién politica de Venezuela (Caracas: Edito­ rial Monte Avila, 1975. 3a.éd.). FALCON URBANO, M.A. - Desarrollo e industrializacién de Venezuela (Cara­ cas: Universidad Central de Venezuela, 1969. Prol. de D.F. Maza Zavala). FERRAROTTI, Franco - El pensamiento sociolégico de Auguste Comte a Max Horkheimer (Barcelona: Ediciones Peninsula, 1975. Pref., trad., not., y bibl. cast, de Carlos M. Ra­ ma. Coleccién "Homo Sociologicus", 6). GALLEGOS ORTIZ, Rafael - El Cachorro Juan Vicente Gémez (Caracas: Ed. Fuentes, 1977. 2a,éd.). -é- QjBlCIA-PlLAYO, Manuel - Las transformaclonee del Estado contemporâneo (Madrid: Alianza Editorial, 1977). GIL, Federico G. - Latinoamérica y Estados Unidos. Dominio, cooperacién y conflicto (Madrid: Editorial Tecnos, 1975. Trad, de D. Alvarez Monteagudo. Presentacion de R. Lépez Pin- tor. Coleccién de Ciencias Sociales, serie de rela- ciones internacionales). GILMORE, Robert L. - CaudillIsm and Militarism in Venezuela, 1810-1910 (Athens, Ohio: Ohio University Press, 1964). GlMER* Salvador - Historia del pensamiento social (Barcelona: Editorial Ariel, 1975. 2a.ed. ampl. y rev. Coleccién "Demos", Biblioteca de Sociologia). GONZALEZ ABREU, Manuel - Dependencia colonial venezolana (Caracas: Pu- blicaciones de la Facultad de Ciencias Econé­ micas y Sociales-Universidad Central de Vene­ zuela, 1974). GONZALEZ SEÀRA, Luls - La Sociologia. aventura dialéctlca (Madrid: Edi­ torial Tecnos, 1971. Coleccién de Ciencias Socia­ les, Serie de Sociologia). GOTT, Richard - Rural Guerrillas in Latin America (Penguin Books: The Pelican Latin America Library, 1973). GRACIARENA, Jorge - Poder y clases sociales en el desarrollo de America Latina (Buenos Aires: Editorial Paidos, 1972). GRIFFIN, Charles C. - Los temas sociales y econéroicos en la época de la independencia (Caracas: Publlcacién de las Fun- daciones John Boulton y Eugenio Mendoza, 1962). GUERRA INiGUEZ, Daniel - El pensamiento internacional de Bolivar (Cara­ cas: Editorial "Ragén", 1955). HALPERIN DONGHI, Tulio - Historia contemporânea de América Latina (Ma­ drid: Alianza Editorial, 1970. 2a,ed.). - f- * HASSAN, M.F. - Creclmiento econdmlco y problemas de empleo en Venezuela (Caracas: Banco Central de Venezuela, 1973). HERR, Richard - Espafla y la Revoluci<5n del slglo XVIII (Madrid: Edito­ rial Aguilar, 1973. Trad, de E. Pernlndez M.). HOBSBAWN, Eric - La era del capitalisme (Madrid : Ediciones Guadarrama, 1977. Dos volümenes. Trad, de A. Garcia ?luix£). HOOD, Miriam - Gunboat Diplomacy. 1895-1905. Great power pressure in Venezuela (London: George Allen & Unwin Ltd., 1975). HOWARD, Harrison Sabin - Rdmulo Gallegos y la revolucidn burguesa en Venezuela (Caracas: Monte Avila Edltores* 1976. Trad, de M Sagrerà). HUSSEY, Ronald D, - La Compafiia de Caracas. 1728-1784 (Caracas: Banco Central de Venezuela, 1962. Coleccidn histdrico-eco ndmica vénézolans, volumen VIII. Trad, de L. Landae- ta. Prol. de A. Espinosa. Est. Bibl. de P. Grases). IRAZABAL, Carlos - Hacia la Democracia (contribucidn al estudio de la historia econdmico-politico-social de Venezuela) (Caracas: José Agustin Catalé Editor,-Ediciones Cen­ taur o, 1974. 3a.ed.). " " Venezuela esclava y feudal. Episodios de la historia de Venezuela (Ensayos de interpretacion dialéctica) (Caracas: José Agustin Catalé Editor, 1974. 2a.ed.). KAPLAN, Marcos - Formacién del Estado nacional en América Latina (Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1976). KOHN de Beker, Marisa - Tendencias positivistes en Venezuela (Caracas: Ediciones de la Biblioteca-Universidad Central de Venezuela, 1970, Coleccién Avance, 25). KONETZKE, Richard - América Latina. II: La epoca colonial (Madrid: Edi­ torial Siglo XXI, 1971. Historia Universal, volumen 22). -g- [440 LAMBERT, Jacques - América Latlna; estructuras sociales e Instltuclones politlcas (Barcelona* Editorial Ariel, 1970. 2a.ed. Coleccién Demos, Biblioteca de Ciencia Polltica, 14). lABRALDE, Alicla - Lo gué quiero recordar desde Teresa de la Parra, Mar­ cos Pérèz Jiméneg hasta el cambio (Caracas : Edicio­ nes Garrldo, 1969). LEON TAPIA# José - Por aquf pasé Zamora (Caracas: Ediciones Centaure, 1976). LIEOWEN, Edwin - Venezuela (Buenos Aires: Ed. Suramericana, 1964. Trad, de R. Jiménez). * •» - Petroleum in Venezuela. A History (Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 1954. Univer­ sity of California Publications in History, Volume 47). LOMBARDI, John V. - The Decline and Abolition of Negro Slavery in Vene­ zuela. 1820-1854 (Vesport, Connecticut: Greenwood Publishing Corporation, 1971. A Negro Universities Press Publication; Contribution in Afro-American and African Studies, No. 7). LOPEZ, Casto Pulgeneio - Juan Bautista Picornell y la conspiracién de Gual y Espafla. Narracion documentada de la pre-revolucién de Independencia vénézolans (Caracas: Editorial Nueva cAdiz., 1955). LOSADA ALDANA, Ramén - Dialéctica del Subdesarrollo (Caracas: Ediciones de la Biblioteca-Universidad Central de Venezuela, 1976. 3a.ed. Prol. de D.F. Maza Zavala). LUCIANI, Jorge - La dictaduré perpétua de Gémez y sus adversarios (New York: De Laisne & Rossboro, Inc., 1930). MAESTRE ALFONSO, Juan - Sociedad y desarrollo en America Latina (Madrid: Miguel Castellote, editor, 1974. Coleccién Bàsi- ca 15, seccién Economia). Ï 4 4 4 ] MAGAILANES, Manuel Vicente - Luchas e ineurrecciones en la Venezuela colonial (Caracas: Editorial Tiempo VO, 1972). " " Los partidos politicos en la evolucién his- tdrica venezolana (Caracas-Madrld* Ed. Me- diterrAneo, 1973). " " Cuatro Partidos Nacionales. Accién DemocrA- tica, Copei, Partido Comunista de Venezuela. Unién Republicana PemocrAtica (Madrid: Dia­ na Artes GrAficas, 1973). MALAVE MATA, Hector - Pormacidn histdrica del antidesarrollo de Vene­ zuela (La Habana: Ediciones Casa de las Américas- Instituto Cubano del Libro, 1974). MARAVALL, José Antonio - Las comunidades de Castilla. Una primera révo­ lue idn moderna (Madrid : Revista de Occidente, 1963). MARCHAND, Bernard - Vénézuéla. Travailleurs et villes du pétrole (Paris: Institut des Hautes Etudes de 1*Amérique Latine, 1971. Université de Paris: Travaux & Mémoires de l'Institut des Hautes Etudes de 1*Amérique Latine, No. 26). MARIATEGUI, José Carlos - Siete ensayos de interpretacidn de la reali- dad peruana (Barcelona: Editorial Critica-Gri jalbo, 1976. la.edi Lima, 1928). MARQUEZ, Guillermo - La economia venezolana en la década del 70 (Cara­ cas: Monte Avila Editores, 1976). MARSAL, Juan Francisco - La sociologia en la Argentina (Buenos Aires: Compaflla General Fabril Editera, S.A., 1963). MARTINîZ-CÜADRADO, Miguel - Cambio social y modernizacidn polltica. A- nuario Politico EspaHol 1969 (Madrid: Edi­ torial Cuadernos para el DiAlogo, 1970). [ 4 4 3 ] MARTIKEZ HATERA, Plar - Geografla Econdmlca de Venezuela (Caracas: Ediciones CO-BO, 1972. 5a.ed., corr. y ampl.) MARTZ, J.D. - Accidn DemoctAtica. Evolution of a Modern Political par­ ty in Venezuela (Princeton University Press, 1966). MARTZ# John D., y MTBRS, David J., (Eds.) - Venezuela. The Democratic Experience (New Tork-London: Praeger Publishers, 1977. Praeger Special Studies in International Politics and Government). MAZ ZAVALA, D.P. - Aspectos del desarrollo econdmico de Venezuela (Ca­ racas: Escuela de Periodismo-Universidad Central de Venezuela, 1962). " " Venezuela: una economia dependiente (Caracas: Uni- versidad Central de Venezuela, 1964). " * Los mecanismos de la dependencia (Caracas: Pondo Editorial Salvador de la Plaza, 1973). MEJIA ALARCON, Pedro Esteban - La industria del petrdleo en Venezuela (Caracas: Institute de Investigaciones Econdmicas y Sociales, Facultad de Eco­ nomia de la Universidad Central de Vene­ zuela, 1972). MENDOZA, Daniel - El llanero (estudio de sociologia venezolana) (Madrid: Editorial America, s.f. Biblioteca de Ciencias Politi- cas y Sociales. Publicado originalmente en 1846). MERCIER VEGA, L., CUELLAR, 0., y BOURRICAUD, F., - Fuerzas Armadas, poder y cambio (Caracas: Editorial Tiempo Nuevo, 1971). MIERES, Francisco - El petrdleo y la problematica estructural venezolana (Caracas: Institute de Investigaciones de la Facxiltad de Ciencias Econdmicas y Sociales-Universidad Central de Venezuela, 1969. Coleccidn Esquema). -41 - [ M MILIANI, Domingo - Vida intelectual de Venezuela. Dos esquemas (Cara­ cas: Fublicaciones del Ministerio de Educacidn, 1971. Coleccidn Cuadernos de Prosa, 8). MORALES PADRON, Francisco - Rebelidn contra la Compaflia de Caracas (Se­ villa: Fublicaciones de la Escuela de Estu­ dio s Hispanoamericanos, 1955). MUfJOZ ORAA, Carlos E. - Los comuneros de Venezuela. Una rebelidn popu­ lar de pre-independencia (Mirida, Ven.,: Uni­ versidad de Los Andes-Facultad de Humanidades y Educacidn, 1971). NAVARRO, Emilio - La Revolucidn Federal, 1859 a 1863 (Caracas: Impren- ta Nacional-Ediciones Conmemorativas del Primer Cente- nario de la Revolucidn Federal, 1963. Prdl. de J. Nu- cete-Sardi). NICOL, Eduardo - El problema de la filosofia hispdnica (Madrid : Edito­ rial Tecnos, 1961). NJAIM, Humberto, COMBELLAS, Ricardo, JOSKO de Guerdn, Eva, y STAMBOULI, Andris - El sistema politico vénézolane (Cara­ cas: Institute de Estudios Politicos, Uni­ versidad Central de Venezuela, 1975). NUNES DIAS, Manuel - El Real Consulado de Caracas (1793-1810) (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1971. Serie "Fuen tes para la Historia Colonial de Venezuela", volu­ men 106. Trad, de J. Tello). NUSeZ, Enrique Bernardo - El hombre de la levita gris (los afios de la restauracidn liberal) (Caracas-Madrid: Edi­ ciones Edime, 1953). NUReZ TENORIO, J.R. - Venezuela, modelo neocolonial (Caracas: Universi­ dad Central de Venezuela, 1969). NUfiO, Alicia de - Ideas sociales del positivisme en Venezuela (Caracas: Ediciones de la Biblioteca-Univ. Central de Venezuela, 1969. Coleccidn Avance, No. 22). ( 445] OOBIA, Peter R. - Petrdleo y poder mundlal. Una Interpretacidn geogrA- flca (Caracas: Editorial Tiempo Nuevo, 1971. Trad, de Simdn I. Santamarfa. Coleccidn Fuegos Cruzados). OROPESA, Juan - 4 siglos de historia venezolana (Desde el Descubrimien- to hasta la Revolucidn de Octubre) (Caracas: Ediciones Centauro, 1973. 2a.ed.). OSORIO, Luis Enrique - Democracia en Venezuela (Bogotd: Editorial lito- grafla Colombia-Edioiones de "la Idea", 1943). OTS CAPDEQUI* J.M. - El Estado Espaftol en las Indias (México: Fondo de Cultura Econdmica, 1946). 0VALLES, Victor Manuel - El llanero: Estudio sobre su vida, sus costum- bres* su caràcter y su poesia (Caracas: Tipo- grafla Herrera Irigoyen, 1905). PARRA-PEREZ, Caracciolo - El régimen espafiol en Venezuela. Estudio his- tdrico (Madrid: Ediciones Cultura Hispdnica, 1964. 2a.éd.). " " Marifio y las guerras civiles (Madrid: Edicio­ nes Cultura Hispénica, 1958-3960. 3 voldmenes). " " Historia de la Primera Republics de Venezuela (Caracas: Tipografia Americana, 1939. 2 vols.) PASCÜALI, Antonio - Comunicacidn y cultura de masas (CaPacas: Editorial Monte Avila, 1976. 3a.éd.). PEAN, Pierre - Petrdleo; la tercera guerra mundial (Caracas: Monte Avi­ la Editores, 1975. Trad, de U. Olive; prol. de J.-P. Vi- gier. Coleccidn Perspective Actual). PERALTA PIZARRO, Ariel - El Cesarismo en América Latina (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1966). PEREZ ALFONSO, Juan Pablo - Polftica Petrolera (Caracas: Imprenta Nacio­ nal, 1962. Fublicaciones de la Secretarla General de la Presidencia de la Repûblica). o - 1446] PEREZ ALFONSO, Juan Pablo (ponente) - La dlnémlca del petrdleo en el progre80 de Venezuela (Caracas: Direc- cldn de cultura de la Universidad Central de Ve­ nezuela, 1965. Coleccidn Foros y Seminarios, se­ rie Foros, 1). PERNAUT, Manuel (S.J.) - Diez aflos de desarrollo econdmico y social de Venezuela (Caracas: Ediciones del Cuatrieente- nario, 1966). PICON SALAS, Mariano - Los dias de Cipriano Castro (Lima: "Editera La- tinoamericana", 1958. Primer Festival del Libro Popular Venezolano-Biblioteca bâsica de Cultura Venezolana, Primera serie. No. 5). PIMENTEL, Cecilia - Ba.1o la tirania. 1919-1935 (Caracas: Litografla y Tipografia "La Bodoniana", 1970. Prol. de L, Villal­ ba Villalba). PLA, Alberto J. - La burguesla nacional en America Latina (Buenos Ai­ res: Centro Editor de América Latina, 1975). PLAZA, Salvador de la - La economia minera y petrolera de Venezuela (Caracas: Divisidn de Publicaciones de la Facul­ tad de Ciencias Econdmicas y Sociales-Univeirsi- dad Central de Venezuela, 1973. Prol. de H. Ma­ la vé Mata. Coleccidn "Salvador de la Plaza"). POCATERRA, José Rafael - Memoriae de un venezolano de la decadencia (Caracas: Editorial Elite, 1937. Tercera edi- cidn venezolana. Dos voldmenes). POIX), Juan Manuel - Venezuela insdlita (Caracas: Ediciones Centauro, 1976). POSADA, Francisco - El movimiento revolucionario de los comuneros (Mé­ xico: Editorial Slglo XXI, 1971. Coleccidn "Minima", 40). QUINTERO, Rodolfo - Antropologla del petrdleo (Mexico: Siglo XXI Edito­ res, 1972. la.ed.) -4 QUINTERO, Rodolfo - RAMA, Carlos M. El petrdleo y nuestra sociedad (Caracas: Ediciones de la Biblioteca-Universidad Central de Venezuela- Imprenta Universitaria, 1970. Coleccidn Nuevos PlaiF* teamientos, 8). Sindicallsmo y cambio social en. Venezuela (Caracas: Universidad Central de Venezuela, Edicidn especial del Boletin Bibliogràfico de la facultad de Economia, 1966. Boletin No. 8). La cultura del petrdleo (Ensayo sobre estilos de vi­ da de grupos sociales de Venezuela) (Caracas: Edi­ ciones de la Facultad de Ciencias Econdmicas y So­ ciales-Universidad Central de Venezuela, 1968). - Historia del movimiento obrero y social latinoameri- cano contemporineo (Barcelona: Editorial Laia, 1976, 3a.ed. Prol. de Antonio Melis). RANGEL, Domingo Alberto - Los andinos en el poder. Balance de una hege- monia, 1899-1945 (Caracas: Talleres Grâficos Universitarios, 1964). La Venezuela agraria (Caracas: Instituts de Investigaciones Econdmicas y Sociales, 1969. Volumen I de la serie "Capital y Desarrollo"). El Rey Petrdleo (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1970. Volumen II de la serie "Capital y Desarrollo"). La oligarouia del dinero (Caracas: Editorial Fuentes, 1971. Volumen III de la serie "Capi­ tal y Desarrollo"). El proceso del capitalismo contemporâneo en Venezuela (Caracas; Publicaciones de la Di- reccidn de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, 1968. Coleccidn Humanisme y Ciencia, 6). RANGEL, Domingo Alberto - Elecciones 1973: El gran negoci) (Yaleewia, Ven., Vadell Hermanos Publ., 19F4). RODRIGUEZ, José Santiago - Contribucidn al estudio de la îuerra federal' en Venezuela (Caracas: Editoilal %lite"- Lit. y Tip. Vargas, 1933. Dos /oldmenea). RODRIGUEZ, Manuel Alfredo - El Capitolio de Caracas. Un dglo blsto ria de Venezuela (Caracas: Bieiones del Congreso de la Republics, 1934). ROMERO, José Luis - Latinoamérica; situaciones e ideologJks (Buenos Aires: Ediciones del Candil, 1967). ROSAS MARCANO, Jesds - La prensa nacional y las eleccionc générales de 1958 (Caracas: Publicaciones œl Institute Venezolano de Investigaciones de Irensa-Univers dad Central de Venezuela, 1961). ROURKE, Thomas - Gdmez. Tyrant of the Andes (New York: breenwood Pres Publishers, 1969. First Greenwood Repriiting. Edicion original en 1936). RUDOLPH, Doiuia Key se, y RUDOLPH, G.A., - Historical Dictionary of Venezuela (Metuche (N.J.): The Scarecrow Press, Lc., 1971. Lat American Historical Dictionaris, No. 5). RUIZ PINEDA, Leonardo - Ventanas al mundo. Autobiografia Accldn parla mentaria. Articules de prensa Caracas : Edito rial Arte, 1961. Con una semblana del autor p Ramdn J. Velâsquez. Biblioteca d autorea y te mas tachirenses, Edicién Cuatrientenario). SALCEDO-BASTARDO, José Luis - Bolivar: un continente y ri flêBtlno (C racas: Universidad Central de Venezuela, 1972). " " Historia fundamental de Vciezuela (Car cas: Institute de Previsién Sciai de las zas Armadas, 1972. 3a.éd.). - '16 ~ [̂HS] SANDOVAL RODRIGUEZ, Isaac - Las crisis politlcas latlnoamericanas y el militarisme (México: Editorial Siglo XXI, 1976). SARRAILH, Jean - La Espafla ilustrada de la segunda mi tad del siglo XVIII (México: Fondo de Cultura Econdmica, 1957. Trad, de A. Alatorre). SILVA HICHELENA, José A. - Cambio politico en Venezuela: Crisis de la Democracia (Caracas: Centro de Estudios del Desarrollo, CENDES, Universidad Central, de Venezuela, 1970). SISO, Carlos - La formacién del pueblo venezolano. Estudios socioldgicos (Madrid: Editorial Garcia Enciso, 1951. Dos volumenes). SOLARI, Aldo E. - Sociologia rural latinoamericana (Buenos Aires: Edi­ torial Paidés, 1968. 2a.éd.). SOTELO* Ignacio - Sociologia de América Latina. Estructuras y problemas (Madrid: Editorial Tecnos, 1972. Coleccién de Ciencias Sociales, serie de.Sociologia). STABB, Martin S. - América Latina en busca de una identidad. Modèles del ensayo ideolégico hispanoamericano. 1890-1960 (Caracas: Monte Avila Editores, 1969. Trad, de Ma­ rio Giaccino. Coleccién Prisma). STEIN, Stanley J. y Barbara H., - La herencia colonial de América Latina (México: Editorial Siglo XXI, 1975. 8a.ed. Trad, de A.Licona). SUCRE REYES, José - La Capitania General de Venezuela (Barcelona: Edi­ torial R.M., 1969). TOVAR, Ramén - Venezuela, pais subdesarrollado (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1968. 2a.ed.). TUGWELL, Franklin - La politica del petréleo en Venezuela (Caracas: Monte Avila Editores, 1977. Trad, de R. Rodriguez). VALCARCEL, Daniel - La rebelidn de Tupac Amarû (Lima: Editorial fhki- verso, 1970. 3a.ed,). VALLEMILLA LAMZ, Laureano - Cesarismo DemocrAtico (estudio so]bre las ba ses sociolo icas de la constitucidn efectiv de Venezuela) (Caracas: Tipografia Univer­ sal, 1929. 2a.ed.). VELASQUEZ, Ramén J. - La caida del libéralisme amarillo. Tiempo y drama de Antonio Paredes (Caracas: Talleres Cromotip, 1973. 2a.ed. Con una carta de J.R. Pocaterra y Explicacién del autor). VELIZ, Claudio (compilacién e introduceién) - ObstAculos para la transformacién de America Latina (México: Fondo de Cultu ra Econémica, 1969). - Venezuela, crecimiento sin desarrollo (colectivo) (Mexico: Editorial Nuestro Tiempo* 1974). VILAR, Pierre - Historia de Espafia (Paris: Librarie Espagnole, 1975. Trad, de M. TuHén de Lara). VILAR, Sergio - Fascismo y Militarismo (Barcelona: Edicipnes Grijal bo, 1978. Coleccién Nuevo Norte, 22). WEBER, Max - Economia y Sociedad. Esbozo de sociologia comprerisiva (Mexico : Fondo de Cultura Econémica, 1964. 2a.ed. en es pariol, de la cuarta en aleraAn (1956). Ed. prep, por J. Winckelmann, con nota prel. de J, Medina Echevarria. T de J. Medina Echevarria, J. Roura Parella, E. Garcia M nez, E. Imaz y J. Ferrater Mora). WISE, George S. - Caudillo. A portrait of Antonio Guzman Blanco (West port, Connecticut: Greenwood Press, Publishers, 1970, First Greenwood Repinting. Prefacio de A? Uslar Piet ZEA, Leopoldo - Dialéctica de la Conciencia Americana (México: Alianz Editorial Mexicana, 1976. la.ed. Biblioteca Iberoameri cana, 1). -n- [451] ZSà* leopoldo - El pensamlento latlnoamerlcano (Barcelona-Méxlco: E- dltorial Ariel, 1976), ZÊ1TLIN, Irving - Ideologia v teoria socioldgica (Buenos Aires: Amorror­ tu Editores, 1970, Trad, de Nestor A. Miguez). 2) ARTICUIOS. ENSAYOS. PUBLICACIONES PERIODICAS. D0CUMENT08.- - AHUMADA, Jorge - "Hipdtesis para el diagndstico de una situacidn de cambio social. El caso de Venezuela", en F. Bonilla y J.A. Silva Michelena (Eds), Cambio politico en Ve­ nezuela; Exploraciones en analisis y en sfntesis. Caracas* Centro de EiîoJîôS del Desarrollo (CENDES), Universidad Central de Venezuela, 1967. pp. 33-58. - América Latina; conciencia y nacidn. Un nuevo enfoque sobre su tiempo y perspectiva (Caracas: Equinoccio, Editorial de la Universidad Simdn Bolivar, 1977. Seminario internacional celebrado en mayo de 1976, en el Institute de Altos Estudios de América La­ tina, de la Universidad Simdn Bolivar de Caracas). - AMEZAGA ARESTI, Vicente de - El elemento vasco ec el siglo XVIII ve­ nezolano (Caracas: Ediciones del Cuatri- centenario, 1966, Impreso en Tipografia Vargas). - ARCAYA, Pedro Manuel - Insurreccidn de los negros de la serrania de Coro (Caracas: Institute Panamericano de Geo- grafia e Historia, 1949. Publicacidn No. 7. Im preso en Buenos Aires, Imprenta Lopez, julio de 1949. Se trata del discurso de recepcidn del Dr. P.M. Arcaya en la Academia venezolana de la Historia, el 11 de diciembre de 1910). 4- ARCILA PARIAS, Eduardo (Int. y Comp.) - El Real Consulado de (Caracas: Institute de Estudios Hispanosserica- nos, Facultad de Humanidades y Educacidn, Uni­ versidad Central de Venezuela, 1957). Banco Interamericano de Desarrollo - Progreso econdmico y social en America Latina. Informe Anual 1973 (Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, D.C., s.f.). - BETANCOURT, Rdmulo - - BUNINDY PARRA, Boris Trayectoria democrdtica de una revolucidn (Dis cursos y conferencias pronunciados en Venezuel y en el exterior durante el ejercicio dè la pr sidencia de la Junta Revolucionaria de Qobiern de los Estados Unidos de Venezuela) (Caracas: Imprenta Nacional, 1948). - "El comportamiento electoral del venezolano", Caracas, Publicacidn del Centro Venezolano de accidn intelectual, mayo de 1968. - COLEMAN, James S. "Modernizacidn, aspectos politicos", en Enciclo- pedla Internacional de las Ciencias Sociales. Da vid L. Sills, Ed.; edicidn espafiola de Ed. Agui­ lar, Madrid, 1975. Volumen 7, pp. 176-182. - CONSEJO SUPREMO ELECTORAL - Escrutinios de las Elecciones. Desde 194 hasta 1968 (Caracas: Publicacidn del De partamento de Relaciones Publions del Cons jo Supremo Electoral, s.f.). " - Escrutinio Elecciones 1973 (Referencia* Consejo Supremo Electoral, Resuitados Electo­ rales 1973. Caracas, Ed. Color, nOY^tBbre de 1974. Très voldmenes). - CHAUNU, Pierre - "Interpretacidn de la independencia de América La­ tina", en La independencia de America Latina, Buen Aires, Editorial Nueva Vision; 1973. pp. 11-41. • ^ 0 [ 4 î 3] - DCHŒ, Ronald P. - "Modernizacidn; la burguesla en las sociedades en proceso de modernizacidn", en Enciclopedia Inter­ nacional de las Ciencias Sociales, David L. Sills, Ed.; ed, espaHola de Editorial Aguilar, Madrid, 1975. Volumen 7, pp. 182-188. - Elecciones 1978 - "Composicidn del Congreso", Caracas, diario El Nacional. 8 de diciembre de 1978. - " - "Resultados provisionales", Caracas, diario El Na­ cional, 15 de diciembre de 1978. - EIX)RZA, Antonio (Rec. y près.) - Pan y Toros y otros papeles sedicio- sos de fines del siglo XVIII (Madrid; Editorial Ayuso, 1971). - GRASES, Pedro - "Traducciones de interés politico-cultural en la época de la independencia de Venezuela", Caracas- Madrld, Ediciones Guadarrama, 1961. Estudio publi­ cado en el tomo II de la serie sobre "El movimiento emancipador de Hispanoaraérica", preparada y editeda por la "Mesa redonda de la comisién de Historia del Institute Panamericano de Geografla e Historia", Ca racas, 1961. - " - La conspiracién de Gual y Espafia y el ideario de la Independencia (Caracas: Institute Panamericano de Geografla e Historia, 1949. Publicacidn No. 6. Impreso en Buenos Aires, Imprenta Ldpez, julio de 1949). IZARD, Miguel - "El café en la economia venezolana del XIX. Estado .de la cuestlén", Valencia, Esp.,: Estudis, 1, octubre de 1973. pp. 205-273. - " - "La Venezuela del café vista por los viajeros del si­ glo XIX", Caracas, separata del Boletin Histérico de la Fundacién John Boulton, No. 20, mayo de 1969. [454 - La ConstltucJLdn Federal de Venezuela de 1811 y Documentor Aflnei (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1959» Public ado en Fladrl Ediciones Guadarrama. Estudio preliminar de Caracciolo Parra-Pdrez), - La Constitucidn de 1961 y la Evolucidn Constitucional de VeAfzuala (Caracas: Ediciones del Congreso de la Repdblica, 1972. Estudio pre­ liminar de Jesus Marla Casal). - LAGO CARBALLO, Antonio - "Los Reglmenes politicos iberoamericanos" en Maurice Duverger: Instituciones Pollti y Derecho Constitucional, Barcelona, Edito Ariel, 1970. pp. 577-609. 5a.ed. espafiola, rigida por J. Sold-Tura, prol. de P. Lucas Verdû. Coleccidn Demos, Biblioteca de Cien Polltica, 6). - LERNER, Daniel - "Modernizacidn, aspectos sociales", en Enciclo e Internacional de las Ciencias Sociales, David L. Sills Ed., ; edicidn espafiola de Ed. Aguilar, Mad 1975. Volumen 7, pp. 169-176. - Leyes pollticas de Venezuela (Caracas: Universidad Central de Venez la, 1968. Recop. y notas introductori de J.J. Rachadell). - liüPEZ MENDEZ, Luis - Los partidos politicos (1887-1891) (Caracas Publicaciones de la Presidencia de la Repübl 1963. Coleccidn "Nuestro Siglo XIX").ca, - LOZADA, Antonio José - Proceso a la dictadura (Caracas: Oficina tral de Informéeidn, CCI, 1968. Coleccidn peles Publicos", No, 29). Las Constituciones de Venezuela (Madrid : E clones Cultura Hispanica, 1965. Recop. y e dio preliminar de L. Mariflas Otero. Prdlogo Manuel Fraga Iribarne). - MARIRAS otero. Luis - - MASO, Fausto - "El triunfo del réformisme", Caracas, diario El Ü Ver.;al, lO de diciembre de 1978. 4S5 - MATMJALES para el estudio de là cuestldn agraria en Venezuela (Cara­ cas* Consejo de Desarrollo Cientffico y Humanlstlco-Unlversidad Central de Venezuela, 1964. Volumen I, correspondiente al perlodo 1800-1830. 1 Con un estudio preliminar de GermAn Carrera Damas: "Sobre el signiflca- ! do soclo-econdmico de la accidn histdrica de Boves", pp. VII-CLXIV). - HATERIAUBS para el estudio de la cuestidn agraria en Venezuela (Cara­ cas; Consejo de Desarrollo Cientffico y Humanlstico-Universidad Central ; de Venezuela, 1971. Volumen I correspondiente al perfodo 1829-1860. Con ̂ un estudio preliminar de Carmen Gdmez R.: "Polftica de enajenacidn y a- | rrendamiento de tierras baldfas (1830-1853)", pp. ’̂ II-LXXII). | - MUARES, Augusto - Ideologfa de la revolucidn emancipadora (Cara- ■ cas: Institute de Filosoffa, Facultad de Humani­ dades y Educacidn, Universidad Central de Vene­ zuela, s.f.). I - Macionallzacldn del petrdleo en Venezuela. Tesis y documentes fundamen- I tales (Caracas: Ediciones Centauro, 1977. 2a.ed.). - NUl}£Z PONTE, José Manuel - Ensayo histdrico acerca de la esclavitud ' y de su abolicidn en Venezuela (Caracas: j Empresa "El Cojo", 1954. 3a.ed.). i I - PERAZZO, Nicolds - La inmigracldn en Venezuela. 1830-1850 (Caracas: : Archive General de la Nacidn, 1973. Biblioteca Ve- < nezolana de Historia, 17. Estudio del autor y com- pilacidn de documentes). ~ i RAMA, Carlos M. - "Caudillo (caudilllsmo, caudillaje)", en el Diccio- narlo de Ciencias Sociales, Madrid, Institute de Estudios Politicos, 1975. Volumen I, pp. 353-355. - RANGEL, Domingo Alberto - "Evolucidn econdmica de Maracaibo", Caracas, revista Semana. No. 342, noviembre 28/4 de diciembre de 1974. pp. 24-26. REY, Juan Carlos - "El sistema de partidos venezolano", Caracas, re­ vista Politeia, No. 1, pp. 175-230, Institute de Estudios Politicos, Universidad Central de Vene­ zuela, 1972. - REY, Juan Carlos - - RODRIGUEZ, Mario - "Modelos tedricos para el estudio del subd«Mtx»- llo politico latlnoamericano", Caracas, Cuadèimos del Institute de Estudios Politicos-Universidad Central de Venezuela, 1971, La revolucidn americana de 1776 y el mundo hispd- nico (Ensayos y Documentes) (Madrid: Editorial Tecnos, 1976). - SANOJA HERNANDEZ, Jesds - "24 de noviembre de 1948. Otra vez la j)ic- tadura", Caracas, diario El Nacional4 24 de noviembre de 1978, Cuerpo D, p. 9« " " "A 20 aHos del Pacte de Punto fijo", Cara­ cas, diario El Nacional, 3l de octubre de 1978, Cuerpo D, p. 15, - SILVA MICHELENA, Josd Antonio - "Nacionalismo en VenéSUéla^, en Bo­ nilla y J.A. Silva Micheléttà (Eds.*)* Cambio politico en Venezuela; ExploraciOnés ètt and- liais y en sfntesis. Caracas* Centro dé Bfe- tudios del Desarrollo, Universidad Central de Venezuela, 1967. pp. 95-137* - SILVA OTERO, Aristides - - SILVERT, K.H. - - SUHKEL, Oswalds - El Congreso de Panamd (Caracas: Instiittto de Investigaciones Econdmicas y Socialea-Uni versidad Central de Venezuela* 1969. Cuader- nos del Instituto, Serie Docencia, No. 3). "Caudillism", en International Encyclopedia of Social Sciences. The Mac Millan Cny, and The Free Press, vol. 2, pp. 347-350. Davis L. Sills Ed., 1968. "El trasfondo estructural de los problemas del de­ sarrollo latinoamericano", en Trimestre Econdmico. México, No. 3, enero-marzo, 1967, pp. 11-58. - SUREDA DELGADO, Rafael - Ideario de Bolivar en materia constitucio­ nal (Caracas: Ed. Arte, 1966). 1̂ 5 h} f - SURIA, Jaime - VAILIER, IvAn A.» ÿ YAU.IER, VivlAn Iglesla y Estado (1810-1321) (RecopllaclAn de docü- mentos. Caracas: Ediciones del Cuatricentenarlo, 1967. Prdlogo de Pedro Grases). "La Sociedad en Iberoamdrica: America del Sur",j en Enciclopedia Internacional de las Ciencias : Sociales. David I. Sills Ed.,; edicidn espaflo- i la de Ed. Aguilar, Madrid, 1975. Volumen 5* ' pp. 565-575. i - Venezuela. Informe econdmico (Barcelona: Publicaciones del Banco de Expansion Industrial, EXBAKK, Servicio de Estudios, 1976). - VILLAR, Pierre - - VILLORIA, Rafael - "La participacidn de las clases pcpulares en los movimientos de independencia de América Latina", '■ en La independencia de América Latina (Buenos { Aires: Editorial Nueva Vieidn, 1973. pp. 45-63). | "Carta de Rafael Villoria a Rdmulo Betancourt, | sobre las causas de la pérdida de las elecciones" | Caracas, diario El Nacional. 7 de diciembre de 1978. Madrid, abril de 1978/enero de 1979.- G.B.F. 1 y 1 . C-t mmmM BIBLIOTECA