Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad Claudina Romero Mayorga University of Reading https://dx.doi.org/10.5209/est.008.04 1. Hécate según las fuentes antiguas La gran mayoría de las fuentes literarias antiguas aluden a Hécate como la diosa de la magia, la noche, los fantasmas y la muerte; sin embargo, el testimonio de Hesíodo1 constituye una excepción: el autor le dedica alre- dedor de 40 líneas a la diosa de amplios poderes que media entre la huma- nidad y la naturaleza, otorgando la riqueza de los frutos del mar y la tierra a aquellos que lo merecen y propician sacrificios en su nombre. Este papel preponderantemente benefactor en la sociedad del s. viii a. C. se ha entendi- do como una asociación de la figura de Hécate a la Gran Diosa, ligada a la personificación de la tierra y relacionada con conceptos como la fertilidad y la regeneración. Según Apolodoro y Apolonio, Hécate era la única hija de los titanes Perses y Asteria, de los cuales recibió el poder del cielo, la tierra y el mar, y es por ello que, en ocasiones, también es llamada Perseis2. Otras fuentes sostienen que era la hija de Zeus y Deméter o de Zeus y Ferea o Hera3. Ferea es el so- brenombre de Hécate, pero dio origen a la leyenda de la hija de Eolo que se unió a Zeus, dando como fruto a Hécate. Esta fue expuesta al nacer en una en- crucijada y recogida por un pastor de Feras, a quien se atribuye su cuidado y crianza. Asimismo, se la identifica como hija de Leto y Tártaro4. Fue la única 1 Hesíodo, Teogonía, 410-452. 2 Apolodoro de Atenas, Biblioteca I. 2. 4.; Apolonio de Rodas, Argonáuticas III, 478. 3 Escolios a Teócrito II, 12; Juan Tzetzes, Escolios sobre Licofrón, 1826. 1175; Escolios a Teó- crito II. 36. 4 Argonáuticas órficas, 975. 32 De rerum natura entre los titanes que retuvo su poder durante el reinado de Zeus: la extensión de sus privilegios se atribuye a la ayuda que prestó a los dioses olímpicos en su lucha contra los gigantes, matando a Clytius con sus dos antorchas5. Otros autores sostienen que quizá haya mantenido su poder en las esferas terrestres y celestiales por ser hija única (Kourê mounogenês), o como reconocimiento de ser una deidad más antigua que el propio Zeus6. Aunque tradicionalmente se la considera una diosa virgen (por eso se la suele representar con peplos corto), Apolonio de Rodas también la asocia a Forbante o Forcis, dando como fruto a Escila, mientras que Diodoro Sículo la considera casada con Eetes y con tres hijos: Circe, Medea y Aigieleus, la familia de brujos de Cólquide7. Tradiciones tardías le dan por hija a Circe, o bien Circe es tía de Medea, e incluso, su madre. El hecho de que Hécate no tuviera hermanos, o ascendencia ni descendencia establecida, parece apuntar a una genealogía diferente, no griega; quizá una tradición religiosa anterior explique la soberanía de la diosa en la esfera celestial, terrenal y ultraterrenal, en los asuntos divinos y humanos, solapándose al gobierno de los Olímpicos8. Además, el carácter benevolente de la diosa va siempre ligado a su propio deseo, es decir: Hécate provee y Hécate quita, algo que Hesíodo repite en numerosas ocasiones como si de un recurso litúrgico se tratara9. La importan- cia de la voluntad de Hécate prevalece en esta suerte de himno, subrayando su jerarquía y su condición divina10. En cualquier caso, si bien es Zeus quien otorga numerosas competencias a la diosa11, Hesíodo asegura que cuando los hombres desean la intercesión divina, nombran a Hécate para propiciarla12. Algunos estudios aseguran que el origen de Hécate se hallaría en Caria, ya que el registro arqueológico arrojó un gran número de nombres teofóricos, es decir, que contienen la raíz Hekat en su composición13. El papel político y civilizador asignado por Hesíodo se verifica también en esta región, puesto 5 Hesíodo, Teogonía, 411-452; Apolodoro, Biblioteca I. 6. 2. 6 Martin L. West, «Hesiod’s Titans», JHS (1985):175. 7 Apolonio de Rodas, Argonautica 3, 840; 4, 827; Diodoro Sículo Biblioteca 4,45, 1. 8 Patricia Marquardt, «A portrait of Hecate», The American Journal of Philology 102, 3 (1981): 247. 9 Peter Walcot, «Hesiod’s Hymns to the Muses, Aphrodite, Styx and Hecate», Simbolae Os- loenses 34, 1 (1958): 11-12. 10 Marquardt, «A portrait of Hecate», 247-248. 11 Friedrich Pfister, «Die Hekate-Episode in Hesiods Theogonie», Philologus 84 (1929): 1-2. 12 Hesíodo, Teogonía, 429-452. 13 William Berg, «Hecate: Greek or Anatolian», Numen 2: (1974): 128-129; Theodor Kraus, He- kate: Studien zu Wesen und Bild der Gottin in Kleinasien und Griechland (Heidelberg: C, Winter, 1960), 26-28; Ernst Sittig, De Graecorum Nominibus Theophoris (Karras: Halix Sa- xonum, 1912), 62-67. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 33 que recibió culto junto a Zeus Panamaros y Gaia como protectora de Strato- nicea14. En el s. vi a. C. aparece la primera inscripción que incluye el nombre de la diosa en un altar situado en el templo de Apolo Delphinius, en Miletos, como diosa protectora de las puertas y zonas de tránsito. Asimismo, otros autores aseguran que Hécate se identificaba con Ártemis Porpylaea en Eleusis, donde compartía un santuario junto a Posidón en la entrada del recinto sagrado de época arcaica15. En Ática y Beocia, Hécate gozaría de gran popularidad en su faceta de Gran Diosa posiblemente desde época micénica, aunque la eviden- cia arqueológica procede de los pequeños iconos o hekateia de los s. v-viii a. C., especialmente en contexto doméstico16, los cuales analizaremos en las próximas páginas. 2. Hécate: mediadora entre las fuerzas naturales y la actividad humana Aunque Homero no la nombra, el largo pasaje que le dedica Hesíodo a Hé- cate –considerado por algunos investigadores como un verdadero himno– ha sido objeto de revisión en las últimas décadas17. A los que trabajan el mar intransitable y elevan sus súplicas a Hécate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre diosa les concede abundante pesca y fácilmente se la quita cuando parece segura si así lo desea en su corazón. Es capaz de aumentar el ganado en los establos junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños de cabras y las maja- das de lanudas ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los peque- ños y disminuye los numerosos18. 14 Alfred Laumonier, Cultes indigenes en Carie. Bibliotheque des ecoles francaises d’Athenes et de Rome (Paris: E. de Boccard, 1958), 423-424. 15 Nicholas J. Richardson, The Homeric Hymn to Demeter (Oxford: Oxford University Press, 1974), 155 y 328-329. 16 Marquardt, «A portrait of Hecate», 253. 17 Marquardt, «A portrait of Hecate», 244-250; Nicola Serafini, «L’Inno a Ecate di Esiodo (Theog. 411-452): una falsa definizione», Aevum Antiquum N.S.11 (2011): 191-195. 18 Hesíodo, Teogonía, 440-449, traducción Aurelio Pérez Jiménez y Alonso Martínez Díez (Madrid: Gredos, 1978), 90. 34 De rerum natura La diosa se erige como mediadora entre la humanidad y la naturaleza: a aquellos que faenan en el mar concede abundante pesca, al igual que Posidón, y en el monte aumenta el número de bueyes, cabras y ovejas, evocando las potencias de Hermes y Ártemis. Merece especial interés el hecho de que la diosa no se presenta como jerarca del orden natural como tal, sino de aquellas actividades en las que el hombre ya ha intervenido, es decir, en la domestica- ción de los animales. El poder de Hécate parece extenderse especialmente en la cría de ganado; se presenta en Hesíodo no como divinidad de los anima- les salvajes, sino como ayudante los campesinos. Curiosamente, aunque se la asocia a Gaia, Deméter y Perséfone, Hécate nunca aparece como divinidad relacionada con la agricultura o las cosechas; su área de influencia reside en el reino animal, por lo que varios investigadores observan un solapamiento con la deidad conocida genéricamente bajo el nombre de Potnia Theron, o Señora de los Animales19. Esta asimilación a divinidades relacionadas con la fertilidad se aprecia en una de las metopas del templo «C» de Selinunte (c. 580 a. C.), en donde las figuras de Deméter, Perséfone y Hécate son casi in- distinguibles, vistiendo largos peplos y un polos tocando sus testas. De igual forma, sus atributos parecen antorchas o espigas de trigo, resultando difícil su identificación dado el nivel de erosión de la piedra. Los himnos órficos exaltan también las facetas positivas de la diosa: la llaman Hécate Einodia, apelativo que comparte con Ártemis, Selene y Persé- fone20. El himno la describe como amable dama, de ámbito terrenal, acuático, celestial y sepulcral, cubierta por un velo de color azafrán, complacida con los oscuros fantasmas que vagan por la sombra, la que lleva la llave del mun- do, que nunca falla, amante de los ciervos, cazadora, nocturna y llevada por toros, inconquistable, líder, ninfa, cuidadora, que vaga por las montañas y que favorece a los pastores, solapándose una vez más con Ártemis y Potnia The- ron21. El carácter nutricio de Hécate se potencia en su faceta de cuidadora de niños y jóvenes, recibiendo culto como kourotrophos22. Por ello se la conoce como diosa nutricia de la juventud, emulando a Ártemis y Apolo23, a quienes 19 Marquardt, «A portrait of Hecate», 258. 20 Marquardt, «A portrait of Hecate», n. 13. 21 Himno órfico 1 a Hécate; Marquardt, «A portrait of Hecate», 254. 22 Escolios griegos a Aristófanes, 153. 23 Ana Valtierra Lacalle, «Que ha de resistir el apremio: sobre lo simbólico de la palmera en el mundo griego», Emblemata 11(2005): 31-33. Ana Valtierra Lacalle, «Envidia de género: el intento de apropiación del parto por parte de los hombres en la antigua Grecia», Arenal 30:1 (2023):135-156. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 35 los mitógrafos la emparentan en numerosas ocasiones24. Asimismo, se equipa- ra Hécate a las Musas, quienes asisten a los favorecidos en su nacimiento, y a Gaia, quien crió a Zeus en la isla de Creta25. No obstante, la diosa extendió su protección a diversos momentos de la vida los mortales, especialmente a las mujeres, en tres momentos claves: el nacimiento, el matrimonio y la muerte26. Su relevancia en la esfera femenina se pone de manifiesto en los mitos en los que interviene, especialmente en las narraciones alusivas a Aracné y el rapto de Perséfone, siempre asistiendo a deidades femeninas. Un vaso beocio (Museo Nacional de Atenas, n. 5898) representaría a Hécate como kourotro- phos: la diosa aparece de forma frontal, con los brazos en alto, flanqueada por dos leones rampantes y abrazada por dos pequeñas figuras interpretadas como jóvenes que reciben su protección. Esta iconografía ha sido identificada como el precedente del motivo de la triple Hécate o hekateion (en griego) / hecateum (en latín)27. La expansión de los cultos trinitarios beocios por territorio helénico pro- movió la triple representación de Hécate28, cuyo motivo iconográfico denomi- nado hekateion (en griego) o hecateum (en latín) se fija en el s. v a. C. gracias a la escultura de Alkamenes en la Acrópolis de Atenas, figura que los atenien- ses llamaban Epipurgidia (sobre la torre), situada al lado del templo de Niké29. Esta representación se caracteriza por disponer a tres figuras femeni- nas que representan a la diosa adosadas a una columna o pilar robusto por la espalda (Fig. 1). Modelos posteriores muestran a Hécate acompañada por las Charites o tres Gracias, potenciando su faceta de diosa nutricia y relacionada con las fuerzas de la naturaleza, especialmente aquellas bondadosas con la humanidad (Fig. 2). Esta iconografía contará con gran éxito en época helenís- tica, ya que ofrece un fuerte contraste entre el dinamismo de la danza de las Charites y el hieratismo de la Hécate triforme. La triplicidad de la diosa se convierte en un atributo clave de la divinidad: numerosas fuentes literarias aluden a Hécate como triforme, trivia, trioditis o tricéfala30, perpetuando su 24 Hesíodo, Teogonía, 406; Argonáuticas órficas, 975. 25 Hesíodo, Teogonía, 81-82; 479-480. 26 Himno órfico a Hécate, 1.8.; Elena Mazzola, «Ecate: solo dea delle donne? La dea nelle testimonianze letterarie dalle origini al III secolo a. C.», ACME – Anali della Facolta di Lette- re e filosofía dell’Universita degli Studi di Milano LIX (2006): 317-8. 27 Marquardt, «A portrait of Hecate», 256-257. 28 Albert Schachter. «Some underlying Cult Patterns in Boeotia», en First International Con- ference on Boeotian Antiquities, s/ed., 17-30 (Montreal: McGill, 1972), 17-26. 29 Pausanias, Descripción de Grecia 2.30.2 30 Pausanias, Descripción de Grecia 2.30.2; Ovidio, Metamorfosis 7.162; Valerio Flaco, Argo- náuticas 1.730; Himnos órficos 1 a Hécate. 36 De rerum natura iconografía tanto en la historiografía como en la cultura visual, posiblemente aludiendo a sus múltiples poderes. Con el correr de los siglos, su culto sufrió diversos procesos sincréticos que la acercaron a otras divinidades desde el punto de vista iconográfico. Hécate adquirió una gran variedad de atributos, entre los que destacan las antorchas (al igual que Ártemis), los phialai (al igual que Afrodita y Atenea), las llaves (como diosa infernal, relacionada con Hades), los puñales (por su faceta mágica y contaminación con las Furias), serpientes (como divinidad ctónica), etc.31 Figura 1. Hekateion, s. ii d. C. Fuente: Metropolitan Museum of New York, MET 2012.477.12. https://www.metmuseum.org/art/collection/search/256523 31 Claudina Romero Mayorga, «Aproximación a la iconografía de Hécate: magia, supersti- ción y muerte en la sociedad romana», en Homenaje a la profesora Pilar González Serrano, ed. por Pilar Fernández Uriel e Isabel Rodríguez, 289-298 (Madrid: Signifer Libros, 2011), 290-292. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 37 Figura 2. Hekateion con Charites, s. i-ii d. C. Fuente: Metropolitan Museum of New York, MET 1987.11.2. https://www.metmuseum.org/art/collection/ search/255881 Pero Hécate también desarrolla su función protectora sobre el mundo de los hombres, es decir, el del gobierno y la función pública. Para Hesíodo, Hé- cate cumple un papel primordialmente civilizador y político Al que ella quiere, grandemente le asiste y ayuda; en el juicio se sienta junto a los venerables reyes, y en el ágora hace destacar entre la gente al que ella quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la guerra destructora de hombres, allí la diosa asiste a los que quiere conce- derles la victoria y encumbrarles de gloria. Es capaz de asistir a los nobles que quiere y con igual capacidad, junto a los jóvenes compiten en juegos, allí los asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácil- mente y contento se lleva un magnífico premio y proporciona gloria a sus padres32. 32 Hesíodo, Teogonía, 429-440, traducción Aurelio Pérez Jiménez y Alonso Martínez Díez (Madrid: Gredos, 1978), 89-90. 38 De rerum natura Según su parecer, otorga la victoria y la gloria a aquellos que marchan a la guerra y compiten en los juegos, compartiendo funciones con Ares y Ate- nea, respectivamente. Es posible que su advocación como divinidad garante de la victoria se deba a su intervención contra los gigantes, posicionándose del lado de los Olímpicos. Hécate Soteira (salvadora) aparece en el registro epigráfico en el ámbito helénico, citada junto a la Buena Fortuna e invocada como «la luminosa o brillante», asimilándola a Ártemis/Diana33. Su imagen también aparece relacionada con la iconografía imperial: Hécate se convierte en la garante de una política que propicia la riqueza y el bienestar, especial- mente en las provincias orientales. Septimio Severo y Caracalla refuerzan su figura acuñando monedas que en el reverso muestran a una Hécate soberana, antropomorfa, haciendo gala de todo su poder. En este caso, se retoma el po- los como símbolo inequívoco de la riqueza, siendo un elemento sumamente utilizado en las divinidades relacionadas con la fertilidad, al igual que ocurre con el kalathos. A pesar del aspecto monstruoso que adquirió Hécate en los siglos xv- xvi, su faceta de diosa benefactora permaneció intacta. Posiblemente recu- perando las descripciones anteriores34, Hécate se transformó en un perso- naje teriomórfico. Así aparece en Le Imagini con la sposizione dei dei de gli antichi, publicado por Vincenzo Cartari, mitógrafo del Renacimiento, por primera vez en 1556 y enriquecido con grabado en ediciones posterio- res. Hécate se presenta como una divinidad femenina, vestida con un bello peplos y con grácil gesto, pero con una cabeza de perro, jabalí y caballo. El autor explica que el perro la emparenta a Perséfone y Cerbero; el ja- balí a Ártemis/Diana por la caza; y el caballo que le permitirá coger gran velocidad (Fig. 3). Esta iconografía tendrá gran éxito entre las obras que rescatan los saberes de la Antigüedad, especialmente en los grabados que los ilustran, apreciándose un gran parecido en la Hécate de Delle Allusio- ni, Imprese, et Emblemi del sig. Principio fabricii da teramo sopra la vita, opere, et attioni di Gregorio XIII de Natale Bonifacio e impreso en Roma por Bartolomeo Grassi en 1588. Unos años más tarde, la estampa de Wen- zel Hollar (1620-1670) incluye a Hécate en el cortejo de Artemis/Diana, siguiendo este mismo prototipo, claramente emparentándola con otra diosa benefactora de los montes y el ganado. 33 Marquardt, «A portrait of Hecate», 247 (traducción de la autora). 34 Argonáuticas órficas, 975; Comentarios a Homero de Eustacio, 1467-1714. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 39 Figura 3. Vincenzo Cartari, «Hécate» en Le Imagini con la sposizione dei dei de gli antichi, 1556-1560. Fuente: https://mateo.uni-mannheim.de/camenaref/ cartari/cartari1/jpg/s079.html Los pequeños hekateia y esculturas de la diosa tuvieron gran acogida en las colecciones de los primeros anticuarios y viajeros del Grand Tour. La re- presentación del prototipo de Hécate creado por Alkamene se halla en un re- trato de Pedro Pablo Rubens y su hijo Alberto, posiblemente realizado no por el afamado pintor, sino por su escuela (Hermitage, c. 1650). Se trata de un retrato de aparato en el que el artista posa de tres cuartos de perfil sedente, con su hijo pequeño cogiéndole la mano en un claro gesto de admiración. En el fondo, Hécate triforme vela por la seguridad del pequeño y garantiza las riquezas que posee el propio Rubens, no solo aquellas materiales, sino de su nutrida descendencia, haciendo honor a la devoción de kourotrophos que ya nombraba Hesíodo (Fig. 4). 40 De rerum natura Figura 4. Pedro Pablo Rubens (escuela), Retrato del pintor y su hijo, óleo sobre lienzo, c. 1650. Fuente: Universidad de Gottingen, https://sammlungen.uni- goettingen.de/objekt/record_kuniweb_675356/3/ Un reciente estudio realizado desde la perspectiva ecofeminista ha puesto en relación el hekateion con una serie de performances realizadas por artis- tas femeninas en la década del 70 del pasado siglo, incursiones que se han inscrito dentro las tradiciones del body art encarnando la figura de la «mu- jer-árbol»35. Para algunos autores, la triplicidad de Hécate está fuertemente 35 Diana Angoso de Guzmán. «Las huellas de Hécate. Del hekateion al mitema del árbol de la vida en la cultura visual contemporánea», en Ecofeminismos y aspectos mitológicos en Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 41 vinculada con otro motivo iconográfico asociado a la Gran Diosa como fuerza generadora: el árbol de la vida. El poste al que aparecen adosadas las tres re- presentaciones de Hécate evocaría el tronco del árbol sagrado que delimitaba santuarios y encrucijadas, y que sufriría un proceso de antropomorfización alrededor del 2100-1700 a.C., erigiéndose como divinidad de la naturaleza, los animales y los muertos36. 3. Hécate: mediadora entre el mundo de los vivos y el de los muertos Donde realmente cobra importancia Hécate es en el relato del rapto de Persé- fone por parte de Hades. Según el Himno homérico a Deméter, aunque Helios fue testigo del rapto, Hécate fue la única divinidad que corrió a consolar y ayudar a la gran diosa: con una antorcha en su mano iluminó el camino hacia el inframundo para recuperar a su hija37. Cuando la hallaron, Hécate permane- ció como ayudante y dama de compañía de Perséfone. De esta forma, Hécate se convierte en una deidad clave del mundo subterráneo, noción que se poten- ciará en las grandes tragedias griegas, siendo un tema común en los autores tardíos38. En la pintura vascular de temática eleusina, Hécate no aparece en su triple forma, sino como una bella doncella, a menudo con túnica corta y botas de caza, iconografía que generalmente se atribuye a Ártemis. Su atri- buto habitual es la antorcha, muchas veces en forma de cruz subrayando su advocación como protectora de las encrucijadas. Al ser una diosa que transita el mundo de los vivos y los muertos, Hécate se presenta como una divinidad liminal, acompañando a Hermes psychopompos en numerosas representacio- nes (Fig. 5). las brujas modernas, ed. por Xiana Sotelo, 123-147 (Madrid: Sial, 2023), 124-125. 36 Jacob Rabinowitz, The Rotting Goddess. The Origin of the Witch in Classical Antiquity’s Demonization of Fertility Religion (New York: Autonomedia,1998), 15; Edwin Oliver James, The Tree of Life. Studies in the History of Religions (Leiden: Brill, 1966), 164. 37 Himno homérico 2 a Demeter, 19-22; 436-438. 38 Sarah I. Johnston, Restless dead: Encontuers between the living and the dead in Ancient Greece (Oakland: University of California, 1999), 203-248; Escolios a Teócrito, i.c; Apolonio de Rodas, Argonáuticas III, 1211; Juan Tzetzes, Escolios sobre Licofron, 1175. 42 De rerum natura Figura 5. Crátera de figuras rojas, s. iv a. C. Fuente: British Museum 1885, 0314.1 https://www.britishmuseum.org/collection/object/G_1885-0314-1 La función de Hécate como protectora de caminos se solapó a la de Her- mes, no solo en el aspecto cultual sino también en su iconografía: las hermai. Dicho prototipo, creado también por Alkámenes en e l s. v a. C., estaba situado en los propíleos de la Acrópolis ateniense, con una clara función apotropaica39 aunque también práctica: la de limitar el terreno, cuestión de suma importan- cia en el s. vi a. C. con la expansión hacia otros territorios y el nacimiento de la poleis. Asimismo, asociándose a Hermes Propyleo, Hécate se erigió como protectora de las entradas: en Grecia y Roma se han hallado pequeños heca- tea en las puertas de los hogares y santuarios siguiendo esta tradición (Fig. 6). 39 Pausanias, Descripción de Grecia I, 22, 8. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 43 Figura 6. Hekateion, 100-200 d. C. Fuente: Musée du Louvre MND 541; Ma 3232. https://collections.louvre.fr/en/ark:/53355/cl010276951 Hécate y Hermes, al ser divinidades protectoras de las zonas liminales y de los ritos de paso –el nacimiento, los umbrales de las viviendas, la muerte, la entrada al Más allá– se asociaron a diversos cultos mistéricos. En Egina y Samotracia, los seguidores de Hécate ofrecían perros, apuntando a la devo- ción tardía que tendría la diosa en época romana. Como diosa subterránea, su capacidad y poder es extraordinario, gobernando sobre las almas de los falle- cidos40. Es la diosa de las purificaciones y las expiaciones y suele estar acom- pañada por perros del Éstige. Gracias al ciclo eleusino, Hécate comienza a ser considerada como intermediaria entre el mundo de los vivos y los muertos. En Roma, su iconografía se asimila a la de Isis, Fortuna, Selene, etc., a la vez que se la considera una suerte de canal que permite la transmigración de las almas. Por ello, Hécate se transforma en la diosa de la necromancia y aparece como parte del repertorio iconográfico de varios cultos mistéricos, entre los 40 Kraus, Hekate: Studien zu Wesen und Bild, 66-70; Marquardt, «A portrait of Hecate», 251. 44 De rerum natura que destacan el de Serapis y Mitra41. No obstante, la diosa posee sus propios misterios y funciones oraculares. La gran escultura recuperada en la antigua provincia Dacia (s. iv a.C.), representa en su triple forma a la diosa; en una de sus imágenes, Hécate ofrece una serie de registros relivarios en su peplos que parecen ilustrar di- versos rituales relativos a sus prácticas mistéricas (Fig. 7 y Fig. 8). La diosa recibe culto de madres e hijos, a los que una doncella unge. Hermes, Fortu- na, Ártemis y un hekateion se identifican fácilmente. Varios personajes sos- tienen antorchas, cuchillos y animales, posiblemente víctimas propiciato- rias. En el último registro, se aprecian a las tres Gracias danzando junto a un cuarto personaje (¿una iniciada en el culto?; ¿Hécate?). Exceptuando a Hermes, todas las figuras que intervienen en esta compleja composición son femeninas, subrayando la importancia de Hécate como diosa protectora de la mujer. Figura 7 y figura 8. Hekateion, s. iv d. C. Fuente: The Altemberger House, Brukenthal National Museum, Sibiu. Fotografía de la autora. 41 Claudina Romero Mayorga, «Iconografía mitraica en Hispania» (Tesis doctoral. Universi- dad Complutense de Madrid, 2016), 87; 99; 106-107. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 45 Gran parte de la historiografía dedicada a Hécate se ha ocupado de su papel en los llamados Oráculos caldeos42. Según los estudiosos, la diosa se erigió como la sublimación del «Alma cósmica del mundo», creencia fuer- temente influida por las corrientes neoplatónicas y gnósticas en época hele- nística tardía43. Así, Hécate se convierte en intermediara entre las esferas su- periores (la armonía del cosmos) y las inferiores (la realidad física, el plano humano), expresando sus mensajes a través de estatuas parlantes. Entre sus rituales se incluía la manipulación de hierbas, plantas, aceites, incienso, gemas, etc., con el fin de obtener un beneficio, ya que creían que esta serie de gestos cuidadosamente realizados en un orden específico vincu- laría al practicante a la divinidad. Estos materiales eran escogidos basándose en las doctrinas de la correspondencia, a la vez que aseguraban que la natu- raleza reflejaba planos de existencia superiores: es decir, cuando se aplicaba correctamente este saber, se contactaba con los más altos poderes sagrados. Entre estos objetos naturales y fabricados que propiciaban la intervención di- vina, destacaba uno en forma de peonza que recibía el nombre de hecatic, aludiendo a la diosa44. 4. Hécate: mediadora entre las mujeres y las fuerzas telúricas Aunque Hécate aparecía ya ligada a la magia gracias a la Medea de Eurípides en el s. v a. C., es en la literatura posterior cuando se exalta su función como diosa mediadora entre las fuerzas telúricas y las mujeres45. Esta faceta se ob- serva en la inclusión de un nuevo atributo, el puñal o cuchillo, posiblemente para cortar las hierbas de sus pócimas mágicas o realizar sacrificios; incluso 42 Megan P. McGinnis, «Maidens, matrons, and magicians: women and personal ritual power in late antique Egypt» (Tesis doctoral. University of Louisville, 2009), 72-73; Sabino Perea Yébenes,«Un capítulo de la teúrgia antigua: los oráculos de Hécate y la cuestión de las estatuas parlantes», MHNH Revista Internacional de Investigación sobre Magia y Astrolo- gías Antiguas 5 (2005): 194-206; Sarah Illes Johnston, Hekate Soteira: a study of Hekate’s role in the Chaldean Oracles and related literature (Berkeley: University of California Press, 1990), 20-35; José Luis Calvo, «La diosa Hécate: un paradigma de sincretismo religioso del helenismo tardío», Florentia Iliberritana 3 (1992): 71-82. 43 Eusebio de Cesarea, Praeparación evangélica IV, 4, 23,7. 44 Johnston, Hekate Soteira 49-70. 45 Ovidio, Metamorfosis 6.139; Apolonio de Rodas, Argonáutica 4.143; Estacio, Tebaida 4.410; PGM IV, 2786-2870. 46 De rerum natura se le atribuye el poder de esconder la luna para así realizar sus encantos y he- chizos, asimilando sus potencias a las de Selene46. La diosa se presenta como intercesora entre Medea y Hades, cuando su amado Jasón le pide que le quite a él años de juventud para dárselos a su pa- dre, Esón. Medea reconoce que no puede realizar tal proeza, pero sí recuperar la vida de años anteriores. Ella siempre impone a Hécate como su intermedia- ria, su ayudante y su propiciadora; la llama «triforme» y realiza un altar he- cho de turba, cubierto por hojas, para sacrificar una oveja negra. El texto de Ovidio ofrece un relato completo de todas las hierbas y sustancias que utiliza Medea, y en él es posible ver cómo Hécate enseña a su hija/sacerdotisa a ma- nipular y gestionar los recursos de la naturaleza con el fin de influir en el de- venir de su destino47. Figura 9. Medea y Jasón, plato cerámico esmaltado, c. 1570-1600, Fuente: Musée du Louvre, R 273. https://collections.louvre.fr/en/ark:/53355/cl010101960 Hécate como garante de la felicidad de Medea fue un motivo muy popular a partir del s. xvii, cuando los grandes ciclos mitológicos –en este caso, el de 46 Apolonio, Argonáuticas 4.55. 47 Ovidio, Metamorfosis 7.162. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 47 Jasón y los Argonautas– decoraban infinidad de obras de arte en distintos so- portes, especialmente aquellos que permitían una fácil portabilidad, como las artes decorativas, ya que eran muy preciadas por los viajeros que se hallaban realizado en Grand Tour. El plato cerámico con esmaltes de Limoges (c. 1570-1600) muestra a Jasón vestido como un general romano recibiendo las pócimas prometidas por Medea, mientras con la otra mano representan la dextrarum iunctio –las manos entrelazadas– simbolizando el matrimonio (Fig. 9). Al fondo, el templo de Hécate sacraliza la unión, de la que son testi- go tres jóvenes situadas en un segundo plano, posible representación de la diosa triforme. Figura 10. Jean-Francois de Troy, Jasón jurando amor eterno a Medea, óleo sobre lienzo, 1743-6. Fuente: National Gallery, NG6330, Londres. https://www. nationalgallery.org.uk/paintings/jean-francois-de-troy-jason-swearing-eternal- affection-to-medea 48 De rerum natura El tema de Jasón jurando amor eterno a Medea pervive en la escuela fran- cesa de pintura rococó: el cartón elaborado por Jean-François de Troy (1743- 1746) formaba parte de un ciclo de siete ilustraciones sobre el mito de Jasón, que luego serían transformados en tapices en la fábrica de Gobelins (National Gallery, Londres). Jasón coge del brazo a Medea implorando su ayuda y pro- mete amor eterno a cambio. La estatua de Hécate, bajo la cual Medea estaba realizando una ofrenda de guirnaldas, presenta a la diosa como una bella fi- gura estante, cubierta por grandes paños, sosteniendo una antorcha en cada mano. A diferencia de las imágenes clásicas, no aparece tocada con un polos o kalathos, sino que su testa está tocada con un creciente lunar, atributo habi- tual de Ártemis y Selene (Fig. 10). Los textos que aluden a Medea son una fuente inagotable de información sobre las enseñanzas de Hécate a la que consideraban su sacerdotisa. Así, Ar- gos, sobrino de Medea, cuando se dirige a los Argonautas da noticias de Hé- cate como una diosa que ha enseñado con extraordinaria habilidad a Medea cómo manejar las hierbas mágicas que crecen en tierra y en ríos, con las que puede extinguir un gran incendio, detener los cauces de ríos, coger una es- trella y controlar el movimiento de la luna48. Otros mitógrafos, aseguran que Hécate es la creadora de la pócima que utiliza Atenea para castigar a Aracné y convertirla en araña49. La diosa está presente cuando Medea realiza las póci- mas mágicas con las que envenena el manto de Creúsa y adormece al dragón de la Cólquide50, animal fantástico que pervivirá en la pintura de los siglos xviii-xix. La recepción de las creencias mágicas vinculadas a Hécate en época Mo- derna se observa en la inclusión de la diosa Hécate en dos grandes autores: en 1604-1616 Christopher Marlowe presenta su Doctor Fausto, mientras que en 1634, John Milton publica su mascarada Comus51. Ambos describen a Hécate sobre un carro tirado por dragones cuando se manifiesta ante las plegarias de Medea, posiblemente por la gran influencia que ejercieron los relatos de Ovi- dio. Es habitual observar que, tanto en las obras literarias como artísticas, las figuras de Medea y Hécate se funden en una sola, dificultando la identifica- ción de uno u otro personaje, especialmente cuando el carro de dragones se 48 Apolonio de Rodas, Argonáutica 3.529. 49 Ovidio, Metamorfosis 6.139. 50 Apolonio de Rodas, Argonáutica 4.143; Ovidio, Metamorfosis 7, 162. 51 Milton, Comus, 535; Marlowe, Doctor Faustus, 1.273; Paul H. Kocher, «The Witchcraft Basis in Marlowe’s «Faustus», Modern Philology 38 (1940): 9-11; William Schullenberg, «Into the Woods: The Lady’s Soliloquy in Comus», Milton Quaterly 35,1 (2001): 38; 42. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 49 convierte en un atributo común en ambas. Este aparece llevando a Medea –quien sostiene una antorcha– luego de matar a su progenie en un lienzo atri- buido a la escuela de Charles-André Van Loo (1700-1800) (Fig. 11). Figura 11. Escuela de Charles-André Van Loo, Medea y Jasón, 1700/1800. Fuente: Musée du Louvre, MI 1416; 872 5 18. https://collections.louvre.fr/en/ark:/53355/ cl010055021 Sin embargo, es la referencia de Hécate que incluye William Shakespeare (c. 1606) en Macbeth52 la que tendrá larga tradición en el arte contemporáneo. La diosa se presenta ante las tres brujas y demanda participar en las reuniones junto al valiente general que da nombre a la obra, a quien vaticina un destino oscuro. La triplicidad de Hécate y su faceta infernal, hizo que se la asimilara a Nix, las Moiras y las Furias, dinastías primordialmente femeninas en las que el elemento masculino está ausente, ya que la mayoría de estas divinidades 52 Shakespeare, Macbeth III, 5. Carol Atherton, «Character analysis: The Witches in Mac- beth», Magic, Illusion and the supernatural, Tragedies. Consultado el 31-03-2023. https:// www.bl.uk/shakespeare/articles/character-analysis-the-witches-in-macbeth. 50 De rerum natura han nacido por partenogénesis. Las fuentes aluden a estas con claras conno- taciones negativas, ya que diseminan males, fatiga y enfermedades entre los mortales, asociación que no escapó a la figura de Hécate53. El pasaje de Macbeth inspiró a un sinfín de artistas que retomaron la idea de Hécate como máxima jerarca de las artes oscuras. En 1863, Dante Gabriel Rossetti, pintor y poeta inglés, identificó como Hécate al personaje de la obra de William Blake (1795) conservado en la Tate Gallery (N 05056 / B316)54. La educación clásica de este autor es indudable: la asociación con la divini- dad griega puede provenir de los tres cuerpos amalgamados que se hallan en la obra. La figura frontal, femenina, deja su torso desnudo y envuelve sus piernas cruzadas en un largo paño oscuro. Con la mano izquierda hojea un libro y gira su rostro en dirección contraria, hacia donde se encuentran los animales. El rostro es severo, serio. Otras dos figuras flanquean su cuerpo y esconden sus rostros detrás de la central: se trata de un hombre y una mujer arrodillados. Si bien la lechuza ha estado siempre vinculada a Atenea, a partir de la Edad Media se convierte en un animal misterioso, nocturno y tenebroso, al igual que los sapos, que son asociados con las serpientes y los insectos. Algo similar ocurre con los murciélagos, animales nocturnos y relacionados con los peligros de la noche (Fig. 12). La relación inherente entre la mujer y las fuerzas naturales –incluso ra- yando las sobrenaturales– pervivió en la ciencia moderna: el propio Charles Darwin (1874) sostiene que: se admite en la mujer los poderes de la intuición, la percepción y quizá la imitación, que son más relevantes que en el hombre, pero algunas de estas facultades son características de las razas inferiores y, por tanto, de un es- tado de civilización pasado y menos desarrollado55. 53 Kimberly Stratton, Daughters of Hecate: Women and Magic in the Ancient World (Oxford: Oxford University Press, 2014); 1-20; Iván Pérez Miranda y Juan Ramón Carbó García, «Hi- jas de la Noche (I): Mito, género y nocturnidad en la Grecia Antigua», Arys 8 (2009-2010): 129-140; Athanassia Zografou. «L’énigme de la triple Hécate», en Zwischen Krise und All- taga. Conflit et normalité, Universitat, ed. por Christophe Batsch, Ulrike Egelhaaf-Gaiser y Ruth Stepper, 57-79 (Potsdam: Franz Steiner Verlag Stuttgart, 1999), 65; Wendy Griffin, «The embodied Goddess: Feminist Witchcraft and female divinity», Sociology of Religion 56, 1 (1995): 36-40. 54 Alexander Gilchrist, Dante Gabriel Rossetti and William Michael Rossetti’s Life of William Blake: With Selections from his Poems and Other Writings (Cambridge: Cambridge Univer- sity Press, 2010), 125. 55 Charles Darwin, The descent of man and selection in relation to sex (London: John Murray, 1874). Consultado el 03-04-2023. http://darwin-online.org.uk/converted/published/1874_ Descent_F944/1874_Descent_F944.html Traducción de la autora. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 51 Figura 12. William Blake, The Night of Enitharmon’s Joy (Hécate), c. 1795. Fuente: Tate Gallery, N 05056. https://www.tate.org.uk/art/artworks/blake-the-night-of- enitharmons-joy-formerly-called-hecate-n05056 La figura de Hécate como diosa panthea, señora de la luz y de la oscu- ridad, ha sido recuperada recientemente por movimientos neopaganos y la Wicca, caracterizados por el sincretismo de diversas creencias no occidenta- les56. Asimismo, las corrientes ecofeministas surgidas a partir de la obra fun- dacional de Carolyn Merchant (1980), las cuales equiparan la dominación de la naturaleza a la de la mujer, han puesto de relevancia el interés por esta divinidad, a la que las fuentes literarias antiguas definen como la diosa de la magia, los fantasmas y la muerte, pero también la relacionan con la naturale- za domesticada57. 56 Angoso de Guzmán. «Las huellas…», 124; Carole Cusak. «The Return of the Goddess: Mythology, Witchcraft and Feminist Spirituality», en Handbook of Contemporary Paganism, ed. por Murphy Pizza y James Lewis, 335-362 (Leiden: Brill, 2009), 337-340; Vivianne Crowley. «Wicca as Nature Religion», en Nature, Religion Today: Paganism in the Modern World, ed. por Joanna Pearson, Richard H. Roberts y Geoffrey Samuel, 170-179 (Edinburg: Edinburg University Press, 1998), 172-174. 57 Carolyn Merchant, The Death of Nature: Women, Ecology and the Scientific Revolution (San Francisco: Harper and Row Publishers, 1980). 52 De rerum natura 5. Conclusiones Más allá de la cuestión del origen de la diosa, Hécate se presenta asociada a las fuerzas primigenias de la fertilidad y la regeneración. Su figura es difí- cil de definir de forma lineal, ya que sus potencias abarcan amplias facetas de la esfera divina y humana que se solapan entre sí. Hécate es mediadora entre los dioses y la humanidad a través de la naturaleza domesticada: ella brinda abundante pesca y aumenta la cría de ganado, aunque está en su poder reducir sus dones si así lo dispone. De esta forma se asocia a Hermes como vigilante de los rebaños, mientras que adquiere la función de kourotrophos al igual que Ártemis. Hécate como diosa nodriza protege también a los jóvenes, especialmente a las mujeres, a quienes acompañará en los momentos de gran importancia: el nacimiento, el matrimonio y el parto. Así, adquiere una clara función apotropaica. El poder benefactor de Hécate la convierte en «soteira» (salvadora) y garante del orden político, asegurando la correcta administra- ción de recursos naturales y protección de los gobernantes. Aunque es relacionada en múltiples testimonios con Gaia, Deméter y Ár- temis, no protege las cosechas, pero sí adquiere características ctónicas que le permiten mediar entre el mundo de los vivos y los muertos, así como también entre las fuerzas telúricas y aquellos que practican la magia, especialmente a las mujeres. Una vez más, su faceta liminal la relaciona con Hermes psy- chopompos, adquiriendo características infernales que las fuentes aprovecha- rán para asimilarla a otras divinidades trimórficas. Hécate como diosa de la magia no hace más que administrar y gestionar los recursos naturales pero con una nueva función, la de influir en la vida de los mortales a través de sus sacerdotisas, como lo era Medea. Asimismo, gracias a las corrientes filosófi- cas de época helenística tardía, Hécate se convierte en una divinidad oracular y mistérica, mediadora entre el mundo material y el espiritual, encarnándose en el alma cósmica. La triplicidad de Hécate sumado al devenir trágico de sus hechiceras per- vivió en su desarrollo iconográfico hasta el día de hoy. Las alusiones a la diosa en grandes obras literarias del 1600 influyeron de forma categórica en la recepción de su figura en siglos posteriores. No obstante, resulta de interés destacar cómo se estigmatizó la interrelación entre mujeres y naturaleza, así como el profundo conocimiento en la manipulación de sus recursos. Quizá esto se deba a que la invocación a Hécate no solo se realizaba con el fin de obtener el beneficio de la divinidad, sino como forma de influir y determinar el propio destino de las mujeres. Hécate, divinidad mediadora entre la naturaleza y la humanidad 53 Referencias bibliográficas Fuentes primarias Hesíodo. Teogonía. Traducción Aurelio Pérez Jiménez y Alonso Martínez Díez. Madrid: Editorial Gredos, 1978. Fuentes secundarias Angoso de Guzman, Diana. «Las huellas de Hécate. Del hekateion al mitema del árbol de la vida en la cultura visual contemporánea». En Ecofeminismos y aspectos mitológicos en las brujas modernas, ed. por Xiana Sotelo, 123-147. Madrid: Sial Pigmalion, 2023. Atherton, Carol. «Character analysis: The Witches in Macbeth». Magic, Illusion and the supernatural, Tragedies. Consultado el 31-03-2023. https://www.bl.uk/ shakespeare/articles/character-analysis-the-witches-in-macbeth Berg, William. «Hecate: Greek or Anatolian». Numen 2: (1974): 128-140. 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