UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA TESIS DOCTORAL Las Conversaciones de Salses y la Tregua de Niza (1537-1538): el fracaso de la paz permanente en las complejas relaciones internacionales de la primera mitad del siglo XVI MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR José Manuel García-Serrano Gil Director José Cepeda Gómez Madrid ©José Manuel García-Serrano Gil, 2023 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA TESIS DOCTORAL Las Conversaciones de Salses y la Tregua de Niza (1537-1538). El fracaso de la paz permanente en las complejas relaciones internacionales de la primera mitad del siglo XVI. MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR José Manuel García-Serrano Gil DIRECTOR José Cepeda Gómez MADRID 2023 2 4 5 AGRADECIMIENTOS Durante el tiempo en que me he estado formando en la UCM, tanto durante el máster de Historia de la Monarquía Hispánica como en la Escuela de Doctorado en sus múltiples actividades, son muchas las personas a las que debo agradecer la dedicación que me han mostrado en este período. En primer lugar a los profesores que me han transmitido sus conocimientos: Carmen Sanz Ayán, Bernardo García García, Fernando Bouza Álvarez, Enrique Martínez Ruiz, Federico Palomo del Barrio, David Alonso García y, especialmente, al que ha sido profesor en el máster y mi tutor y director de tesis: José Cepeda Gómez, de quién es muy difícil no encariñarse por su bondad, humanidad y paciencia pero, sobre todo, respetar su profundo conocimiento de la Historia que ha hecho que cada una de sus tutorías hayan sido auténticas clases magistrales de las que, como buen alumno, he aprendido todo lo que mis capacidades me han permitido. Le quedo eternamente reconocido y agradecido, y espero seguir disfrutando en el futuro de sus enseñanzas porque sin duda ha surgido entre los dos una sincera amistad que me gustaría seguir cultivando. Tengo también que agradecer al profesor Juan Manuel Carretero Zamora, que pese a no tener ninguna obligación conmigo, pues nunca he sido alumno suyo, me ha ayudado mucho en la preparación de mi estancia en París con su enorme conocimiento de los archivos franceses, prestándome también libros en francés sobre el tema de mi tesis, muy difíciles de encontrar en España. De mis compañeros de máster y doctorado he aprendido muchísimo. En general gente más joven que yo que me ha transmitido su vitalidad y su afán de conocimiento. No puedo nombrarlos aquí porque sería muy larga la lista, pero sirvan estas líneas para recordarles y agradecerles a todos. Agradezco la enorme profesionalidad de todos y cada uno de los archiveros y personal auxiliar del Archivo de Simancas. En ninguno otro he encontrado tanta simpatía, dedicación y ganas de ayudarte por parte de la gente encargada de atender al investigador. En estos años de sucesivas estancias, han ocurrido cambios de personal por traslados o jubilaciones, por lo que me es imposible nombrar a todos y cada uno de ellos, pero si he de hacer especial mención a Ana, Mila y Mayte por su inestimable ayuda en la sala de investigadores, además de hacer un elogio colectivo a una institución que trabaja muy bien engrasada en lo profesional y muy atenta en lo humano. 6 He de agradecer también la ayuda que me prestó José Manuel Calderón Ortega, director del archivo de la Casa de Alba, dedicándome mucho de su tiempo, en una entrevista en sus dependencias del palacio de Liria. Por último, agradecer a mi mujer que me haya permitido robarle tanto tiempo de convivencia por los largos periodos de dedicación a esta tesis. 7 ÍNDICE Carátula. Declaración de autoría y originalidad. Agradecimientos. ÍNDICE…………………………………………………………………………………………………….7 RESUMEN………………………………………………………………………………………………..11 ABSTRACT………………………………………………………………………………………………13 INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………...15 CAPÍTULO 1. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO DE LA CUESTIÓN………………25 • Evolución de la bibliografía sobre Carlos V…………………………………………………….25 • Algunos datos sobre la documentación empleada: el fondo simanquino de Estado-K………….29 CAPÍTULO 2. SIGNIFICADO DE LA “JORNADA DE TÚNEZ” EN LA POLÍTICA MEDITERRÁNEA DE CARLOS V Y SU LLEGADA A ITALIA. LOS ELEMENTOS DE LA NUEVA CRISIS CON FRANCIA VAN TOMANDO FORMA…………………………………………………………………..33 • Significado de la Jornada de Túnez (1535)………………………………………………………33 • Las tres Italias de Jover…………………………………………………………………………..36 • Los motivos del viaje de Carlos V a Italia: la crisis va tomando fuerza………………………….37 CAPÍTULO 3. CAMPAÑA DE PROVENZA (1536)…………………………………………………….41 • Muerte del duque de Milán, El conflicto inevitable……………………………………………..41 • Ocupación francesa del ducado de Saboya………………………………………………………45 • Entrada de Carlos V en Roma. El discurso ante el papa y sus consecuencias…………………...50 • Itinerario de Carlos V desde su acercamiento a Roma hasta el final de la campaña militar……..55 • Preparación de la campaña. Consejo de guerra en Asti………………………………………….57 • Desarrollo de las operaciones militares…………………………………………………………..62 • Derrota y repliegue del ejército imperial…………………………………………………………65 8 • Balance de la Campaña de Provenza. Logros y fracasos de cada uno de los ejércitos………….69 CAPÍTULO 4. CAMPAÑA EN EL NORTE DURANTE 1537………………………………………….73 • La campaña en el norte durante 1537……………………………………………………………73 • La Tregua de Bomy………………………………………………………………………………75 • La Tregua de Monzón……………………………………………………………………………77 CAPÍTULO 5. LAS CONVERSACIONES DE SALSES (1537-1538). EL PRIMER INTENTO SERIO DE LLEGAR A LA PAZ GENERAL…………………………………………………………………………81 • Motivos de la elección de este lugar para las negociaciones…………………………………….81 • Orígenes de Salses. Una fortaleza en la frontera…………………………………………………81 • Los personajes principales que intervinieron por parte de ambas legaciones……………………90 o Francisco de los Cobos…………………………………………………………………91 o Nicolás Perrenot de Granvela…………………………………………………………..98 o Anne de Montmorency………………………………………………………………..102 o Juan de Lorraine, cardenal de Lorena…………………………………………………103 • La documentación de Simancas sobre las conversaciones de Salses…………………………...105 o Las conversaciones de Salses como modelo de negociación diplomática…………….108 o Carlos de Lannoy, uno de los hombres de confianza de Carlos V……………………124 o El Tratado de Paz de Madrid (1526)………………………………………………….137 o La Paz de Cambrai (1529)…………………………………………………………….143 o Semejanzas y diferencias entre el tratado de Madrid y el de Cambrai………………..157 o Comienza el tercer día de negociación………………………………………………..176 o La negociación continúa el 27-12-1537………………………………………………180 o El día 28-12-1537, a pesar de no haber negociaciones, sigue la diplomacia…………185 o Recapitulación hecha en la segunda carta del día 31-12-1537………………………..186 o Sumario de los puntos principales que pretende conseguir el emperador…………… 193 o Tercera carta de 31-12-1537…………………………………………………………..194 o Carta del día de año nuevo 01-01-1538……………………………………………….196 o Carta del 06-01-1538………………………………………………………………….198 9 o Primera carta de 11-01-1538………………………………………….………………204 o Segunda carta de 11-01-1538…………………………………………………………208 o Primera carta de 13-01-1538…………………………………………………………..210 o Carta de XIII de enero [2-01-1538], 2ª………………………………………………..212 o Copia de la carta que escriben Cobos y Granvela a Cornelio Scepero………………..215 o Copia de la “patente de treguas” que llevó Cornelio Scepero…………………………216 • Valor de las conversaciones de Salses como ejemplo de los métodos de negociación diplomática entre Carlos V y Francisco I…………………………………………………………………….217 CAPÍTULO 6. LA PAZ QUE QUEDÓ EN TREGUA. NIZA 1538…………………………………….219 • Niza, los antecedentes de una negociación……………………………………………………..219 • El controvertido papel de Paulo III en las negociaciones………………………………………228 • Análisis de algunas diferencias entre los distintos textos de la Tregua de Niza………………..230 • Aigues Mortes, la gran reconciliación………………………………………………………….236 CAPÍTULO 7. LA TREGUA DE NIZA EN EL ARTE…………………………………………………239 • La representación pictórica de Vasari y Salviati sobre la Tregua de Niza……………………..239 • La representación pictórica de Taddeo Zúccaro, la más conocida sobre la Tregua de Niza…...242 o La Villa Farnese, su importancia histórica y artística…………………………………244 o La mediación del papa Paulo III propició la tregua definitiva de Niza……………….247 o Las pinturas del Palacio Caprarola como la apoteosis del buen hacer político de la familia Farnesse……………………………………………………………………………….249 CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………….255 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………...261 ANEXOS • ANEXO I. Esquema de hechos históricos relacionados con Carlos V (1530-1539)……………………………………………………..……………………329 • ANEXO II. Itinerario de Carlos V (1535-1539)……………………………………………….363 • ANEXO III (1º). Negociaciones de Salses. 1ª carta 31-12-1537………………………………383 • ANEXO III (2º). Negociaciones de Salses. 2ª carta 31-12-1537……………………………….420 10 • ANEXO III (3º). Negociaciones de Salses. Sumario de los puntos principales de la negociación………………………………………………………....430 • ANEXO III (4º). Negociaciones de Salses. 3ª carta 31-12-1537………………………………433 • ANEXO III (5º). Negociaciones de Salses. carta 01-01-1538…………………………………438 • ANEXO III (6º). Negociaciones de Salses. carta 06-01-1538…………………………………442 • ANEXO III (7º). Negociaciones de Salses. 1ª carta 11-01-1538………………………………452 • ANEXO III (8º). Negociaciones de Salses. 2ª carta 11-01-1538………………………………464 • ANEXO III (9º). Respuesta de Carlos V a las cartas de fecha 11-01-1538……………………469 • ANEXO III (10ª). Negociaciones de Salses. 1ª carta 13-01-1538……………………………..472 • ANEXO III (11º). Negociaciones de Salses, 2ª carta 13-01-1538……………………………..473 • ANEXO III (12º). Negociaciones de Salses. Carta de Cobos y Granvela a Scepero………………………………………………………………………………..479 • ANEXO III (13º). Negociaciones de Salses. Copia de la Tregua que llevó Cornelio Scepero 13-01-1538…………………………………………………………481 • ANEXO IV. Diferentes textos de la Tregua de Niza……………………………………………485 • ANEXO V. Todos los documentos utilizados en esta investigación……………..……………495 • ANEXO VI. Índice de Ilustraciones……………………………………………………………529 11 RESUMEN La presente tesis doctoral, que lleva por título Las Conversaciones de Salses y La Tregua de Niza (1537-1538). El fracaso de la paz permanente en las complejas relaciones internacionales de la primera mitad del siglo XVI, pretende llenar un vacío historiográfico sobre las negociaciones que la legación francesa formada por Anne de Montmorency y el cardenal de Lorena, y la imperial formada por Francisco de los Cobos y el señor de Granvela, mantuvieron entre la localidad francesa de Leucate y la española de Salses en un pequeño lugar de la frontera del Rosellón conocido como Cabannes de Fitou, entre diciembre de 1537 y enero de 1538. Esta negociación buscaba la paz definitiva a las campañas y escaramuzas que durante 1536 y 1537 habían enfrentado a Francisco I y Carlos V por el dominio de Milán y la devolución de territorio ocupado al duque de Saboya. La hipótesis que presento aquí es que la citada negociación encarna un tipo paradigmático bajo cuyo modelo se resolvieron en general los intentos de paz que se habían producido durante la Campaña de Provenza de 1536 y, sobre todo, presenta un esquema semejante al que se desarrolló en Niza durante las negociaciones que dieron lugar a la Tregua de 1538. La gran diferencia es que de las conversaciones de Salses tenemos una documentación poco estudiada que se encuentra en el Archivo de Simancas que detalla el día a día de las negociaciones, mientras que de las que se desarrollaron en Niza meses más tarde, no tenemos rastro documental alguno. El objetivo general de esta investigación es describir la Campaña de Provenza de 1536 y los intentos negociadores que, a partir del que se desarrolló en Bomi a principios de 1537 para el frente de Picardía, desembocaron en las negociaciones de Salses y más tarde en la Tregua de Niza de 1538. El estudio pormenorizado de la documentación en la que Cobos y Granvela fueron informando a Carlos V minuciosamente desde las Cabannes de Fitou, casi minuto a minuto, de cada detalle de la negociación, es el objetivo específico. Consideramos que, pese a que las negociaciones diplomáticas han tenido siempre un carácter secreto que ha hecho que se supiese muy poco de lo verdaderamente tratado en la sala donde se llevaron a cabo, pueden existir en los archivos rastros documentales, como el que analizamos aquí, que nos permitan comprender cómo se hicieron, cuáles eran los postulados de partida que se defendieron, cómo fueron variando estos durante la negociación, cuál era el estado de ánimo de los negociadores y cuáles eran sus posturas personales sobre los temas que defendían, a veces un tanto alejados de los que les imponía su rey. 12 Todo ello nos puede ayudar a entender mejor las relaciones de política exterior europea del siglo XVI, siguiendo las tendencias de la Nueva Historia Diplomática. 13 ABSTRACT The present doctoral thesis, which is entitled title The Conversation of Salses and the Truce of Nice (1537-1538). The failure of permanent peace in the complex international relations of the first half of the 16th century, intends to fill a historiographical void regarding the negotiations between the French legation composed of Anne de Montmorency and the Cardinal of Lorraine, and the imperial legation composed of Francisco de los Cobos and the lord of Granvelle, held in a small place on the border of Roussillon known as Cabannes de Fitou, located between the French town of Leucate and the Spanish town of Salses, between December 1537 and January 1538. This negotiation sought definitive peace to the campaigns and skirmishes that had confronted Francis I and Charles V for the domain of Milan and the return of occupied territory to the Duke of Savoy in 1536 and 1537. The hypothesis that I present here is that the aforementioned negotiation embodies a paradigmatic type under whose model the attempts at peace that had occurred during the Campaign of Provence in 1536 were generally resolved and, above all, it presents a scheme similar to the one developed in Nice during the negotiations that led to the Truce in 1538. The big difference is that we have little-studied documentation about the Salses conversations, which can be found in the Archive of Simancas and details the daily negotiations, whereas we have no documentary trace of the conversations that took place in Nice several months later. The general aim of this research is to describe the Provence Campaign of 1536 and the negotiation attempts that, from the one that took place in Bomi at the beginning of 1537 for the Picardy front, led to the Salses negotiations and later to the Truce of Nice in 1538. The detailed study of the documentation in which Cobos and Granvelle, from the Cabannes de Fitou, informed Charles V of every detail of the negotiation, almost minute by minute, is the specific objective. We consider that, despite the fact that diplomatic negotiations have always had a secret nature which means that very little has been known about what was really discussed in the room where they were carried out, documentary traces, such as the one analyzed here, may exist in the archives and allow us to understand how they were developed, what were the starting postulates that were defended, how they varied during the negotiation, what was the negotiators’ mood and their personal opinions on the issues they defended, sometimes a bit far from those imposed by their king. All this can help us better understand the European foreing policy relations of the 16th century, following the trends of the New Diplomatic History. 14 15 INTRODUCCIÓN Siempre estuve atraído por lo que supuso para la Península Ibérica el reinado de los Reyes Católicos y, sobre todo, la última parte del mismo y su engarce con el reinado de su nieto Carlos que, al alcanzar la dignidad imperial, unió para lo bueno y para lo malo los designios de las tierra hispanas con los del imperio, dando lugar a un ente político, la Monarquía Compuesta, y que fue de una enorme amplitud territorial para la época, generando importantes tensiones geopolíticas en los territorios europeos. Dentro del agitado panorama de la política europea de finales del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI, llama la atención el hecho de que fuera en el territorio italiano donde se desarrollaron muchas de las guerras. Podríamos decir que Italia fue el escenario bélico principal, pero no el único, puesto que observamos cómo otros conflictos periféricos, que tuvieron una indudable conexión con el escenario principal italiano, se dieron también en lugares aparentemente marginales, pero cuyo origen, desarrollo y justificación está ligado al escenario principal. Y es que a partir de 1494 y hasta 1559, primero en Nápoles y luego en Milán, la hegemonía europea se disputa entre Francia y España en el territorio italiano en una serie encadenada de sucesos que conocemos como Guerras Italianas, que abarcaron sesenta y cinco intensos años de historia europea, afectaron a un gran número de sus reinos y territorios, cuyos actores principales fueron Francia y España, pero donde no hay que olvidar el importante papel que tuvieron el Imperio Otomano, el Sacro Imperio Romano Germánico, Inglaterra, los estados Pontificios, la República de Venecia y la mayoría de las ciudades-estado italianas. Por ello, estos enfrentamientos me interesaron desde hace ya tiempo y pensé que merecían un estudio de conjunto, en el que no debería olvidar todos aquellos pequeños o grandes conflictos que se iniciaron, bien como guerras de distracción de los escenarios bélicos principales, bien con intereses específicos, pero moviéndose siempre en el plano de la hegemonía global del ámbito europeo. Son varios los hechos que llevaron a esta situación: • De una parte, un cambio en el ciclo económico que supuso el paso de una economía de ámbito reducido como era la feudal; agraria, aldeana, con escasa circulación de moneda y con unas especiales relaciones de dependencia señor-vasallo en todos los niveles de la escala social; a otra de intercambio y de manufactura que supuso el desarrollo de las ciudades hanseáticas, o de las de Italia o Flandes. Esta causa está en la línea de esa corriente histórica, tan 16 pujante durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta de siglo XX enraizada en el materialismo histórico marxista, que pretendía justificar todos los cambios históricos según los cambios de modelos económicos y que durante años dio numerosos estudios que hablaban del paso del feudalismo al capitalismo y que buscaban exactamente cuándo y de qué manera se produjo este cambio en cada territorio europeo. Naturalmente no pretendemos con este trabajo caer en la ingenuidad de volver a modelos de estudio ya desfasados, pero es indudable que el cambio de ciclo económico provocó grandes tensiones entre los territorios que mantenían unas estructuras de producción y aquellos que desarrollaron otras nuevas. Estas tensiones, a la postre, se transformaron en conflictos y en guerras. • El nacimiento de las grandes monarquías territoriales, que serían el germen de los futuros estados nacionales, es otro de los hechos que se produce en esta época y es, sin duda, uno de los motivos más importantes del aumento de las tensiones por el dominio del territorio. La Francia salida de la Guerra de los Cien Años es un gran estado unido bajo un solo monarca, de una enorme extensión y con una gran población. A finales del siglo XV, tratará de mantener a Inglaterra fuera de su esfera de influencia y de ir sometiendo, ocupando o manejando la política de los territorios circundantes, (Borgoña, Flandes, Saboya, Navarra) Será Francia, con sus pretensiones sobre Nápoles y su dominio sobre Milán, la que destape las apetencias sobre Italia, un territorio rico y fragmentado políticamente. Por otro lado, la unión de los territorios de Castilla y Aragón, unida a la conquista del reino de Granada y la posterior ocupación del de Navarra hacen de la España del final del reinado de los Reyes Católicos, el otro gran estado nacional de este momento. Seguramente menos cohesionado políticamente que Francia, pero con el enorme poder económico (en ciernes) que le da el descubrimiento y ocupación del territorio americano. • La pujanza de Francia y España choca con los intereses del resto de estados y territorios. El Sacro Imperio Romano Germánico, El Papado, Inglaterra, tienen sus políticas y sus ambiciones territoriales por no hablar del período de expansión del que disfruta en estos momentos el Imperio Otomano. La Europa del siglo XVI arranca como un polvorín de intereses geopolíticos e Italia parece el eslabón más débil de la cadena. Llegados a este punto, al hablar de nuevo de 17 geopolítica soy consciente de haber tocado una visión que la historiografía actual considera un tanto desfasada. Por definición, la geopolítica1 justifica muchos de los acontecimientos políticos en el dominio del territorio por parte de las entidades sociales o los estados. También plantea proyecciones de conflictos futuros en base a las aspiraciones territoriales de las diferentes entidades políticas unidas por la vecindad o por la proximidad de sus fronteras. No entraré ahora en la aparición del término hacia el 1900 en varias obras del geógrafo sueco Rudolf Kjellén (1864- 1922) o en la definición y desarrollo de este por parte del geógrafo alemán Friedrich Ratzel o de la justificación que encontraron los historiadores ingleses en sus términos para su dominio imperial. Pero sí conviene detenerse en el hecho de que la geopolítica tuvo gran interés en la Alemania de principios del siglo XX y alcanzó una gran difusión durante el nazismo. El alemán Karl Haushofer modernizó la geografía política, utilizándola como instrumento que justificaba la expansión territorial de Alemania durante el Tercer Reich y desarrolló las teorías de Ratzel del espacio vital que necesitaba cada pueblo (Lebensraum), porque de aquí parte el descrédito actual del que goza el término y la ciencia a la que define. Hoy la geopolítica tiene otros nombres tales como análisis de inteligencia, estudios de riesgos de política exterior, desarrollo de conflictos fronterizos o algo tan eufemístico como geografía política de los hidrocarburos, pero solo hay que echar un vistazo a las páginas web de organismos como la CIA, la ONU o el propio Ministerio de Asuntos Exteriores de España y leer los estudios que hacen permanentemente para detectar todo el enorme conjunto actual de posibles conflictos debidos a las aspiraciones territoriales de los diferentes estados. Si esto es válido para el momento actual, ¿por qué no habría de serlo para el tránsito europeo del siglo XV al XVI? Las unidades territoriales eran otras, las formas de gobierno eran distintas, las economías más rudimentarias, pero en todo caso las aspiraciones territoriales dieron lugar a toda una gama de conflictos sobre los que la geopolítica como ciencia puede arrojar mucha luz. ¿Por qué ese interés por Nápoles? ¿Por qué el afán por poseer Milán? ¿Cuál fue el papel de Navarra entre los dos “rodillos” que significaban para ella Aragón-Castilla de un lado y Francia de otro?¿Qué papel tuvieron territorios relativamente pequeños como Borgoña, Saboya o Flandes en el concierto Europeo, estimulando con sus riquezas el apetito de los grandes estados 1 Utilizamos aquí el término en dos de las definiciones que da el diccionario de la RAE, la 2: Relacionado con el punto de vista geográfico y político de una región y el 4: Estudio de los condicionamientos geográficos de la política. https://dle.rae.es/geopol%C3%ADtico, consultado el 20-11-2022. https://dle.rae.es/geopol%C3%ADtico 18 nacientes?¿Cómo la multitud de territorios del Sacro Imperio Romano Germánico y su variedad de estructuras políticas pudo favorecer el protestantismo y los enfrentamientos religiosos en la Europa del siglo XVI? Es evidente que posesión del territorio e Historia están muy ligados y conviene no perder de vista todo el complejo sistema de causas efectos que su control provocó en la Europa de la época. En el conjunto de Guerras Italianas actores principales en todos ellos fueron siempre Francia y la Monarquía Hispánica, y digo principales porque hubo muchos otros que también participaron, cada uno con sus intereses, muchas veces cambiantes. Pero España y Francia con sus aspiraciones expansionistas o defensivas de los diferentes territorios que consideraban que debían quedar bajo sus respectivas influencias, fueron quienes movieron los hilos directores de todo este entramado. Una vez localizado el escenario del conflicto: Italia; y una vez identificado los países principales: Francia y España, queda por descubrir qué actores son los que tuvieron mayor influencia, porque el ámbito cronológico de los conflictos descritos va del 1494 al 1559, por lo que son muchos los personajes que pudieron haber sido determinantes. En relación con España, Fernando impuso en la política de los Reyes Católicos la tradicional enemistad de Aragón contra Francia, en contra la cooperación habitual que había sido la tónica entre Castilla y el reino transpirenaico. Con ser la figura de Fernando el Católico enormemente atractiva desde el punto de vista histórico y pese a ser el origen de una política que marcó la línea lógica que siguieron sus sucesores, creo que es el período del reinado de Carlos V el que define mejor el conflicto, porque en él, no solo prevaleció la impecable línea estratégica de su abuelo aragonés, sino que ésta se mezcló con aspectos puramente personales de admiración y odio hacia su adversario y con los intereses diplomáticos y estratégicos que imponía el Imperio. Porque no debemos olvidar que en Carlos V pesó más su dignidad imperial y las obligaciones políticas que ella le imponía, que las necesidades de los reinos unificados de España. Por el lado francés, con ser importantes las figuras de Carlos VIII y Luis XII, es sin duda la de Francisco I la que sobresale y, por tanto, es el permanente enfrentamiento entre los intereses de estos dos monarcas (Carlos V y Francisco I), el que alimenta el conflicto en Italia entre los años 1521 y 1546. El acto final de la batalla de San Quintín (1557) y la definitiva paz de Cateau-Cambresis (1559), ya con actores diferentes, son el resultado final de toda la política anterior, tras lo cual se abre un dilatado 19 período de tiempo en el que Francia se debilita y se desangra internamente con las Guerras de Religión, y en el que casi desaparece de la política europea. Aun circunscribiendo el periodo histórico a estudiar solo las guerras que mantuvieron Carlos V y Francisco I: Guerra italiana de 1521-1526; Guerra de la liga de Cognac 1526-1529; Guerra italiana de 1536-1538 y Guerra italiana de 1542-1546; sigue siendo un periodo muy extenso para un estudio de doctorado y para las capacidades del doctorando que lo pretende. Sobre las dos primeras (que en el fondo es una sola que dura ocho años) se ha escrito mucho puesto que contienen hechos como la batalla de Pavía, el apresamiento de Francisco I, su cautiverio en Madrid, su puesta en libertad bajo promesa, la toma de sus hijos como rehenes del cumplimiento de los acuerdos y el incumplimiento de lo prometido por parte del rey francés. Hechos todos con una innegable carga caballeresca que ha estimulado el estudio y la publicación de todo tipo de obras tanto eruditas como de aproximación historicista o de mera novela histórica. Las otras dos guerras han sido menos estudiadas pero tuvieron, a mi modo de ver, un enorme valor estratégico porque en las dos Carlos V llegó a amenazar de forma directa el suelo francés llegándose a plantear la ocupación efectiva del territorio y la posible desmembración de la monarquía francesa y, sobre todo la de 1536 a 1538, conocida como Campaña de Provenza, porque en ella interviene personalmente Carlos V, que ha sido casi olvidada por la bibliografía y supuso un intento frustrado de llegar a una paz definitiva. También nos muestra las formas en las que se hacía la guerra y se negociaba la paz en la primera parte del siglo XVI. De ellas a nosotros en este estudio nos interesan sobre todo las segundas. Si abordamos nuestro estudio como el de la Guerra Italiana de 1536 a 1538 estaríamos desvirtuándolo porque se podría entender que fue un conflicto que duró tres años. Los historiadores han tendido siempre ha catalogar las guerras desde el punto de vista cronológico con el año en el que empieza hasta el año en el que se firma la paz o se pacta una tregua general. En este sentido la cronología es correcta, pero desde el punto de vista bélico la mayor parte del conflicto se desarrolló durante el año 1536, cuando se produce en primavera la ocupación del ducado Saboyano por Francisco I y la incursión en el territorio francés de la Provenza en verano por parte del ejército del emperador con él al frente. Durante el año 1537 los enfrentamientos fueron puntuales y durante 1538, prácticamente inexistentes. El objetivo general del presente trabajo es dar una idea global de las grandes campañas que se produjeron durante el primer año sin olvidar los pequeños enfrentamientos que se produjeron durante el segundo. Sin embargo, debemos decir aquí que no se trata de una tesis de historia militar, sino que nuestro 20 objetivo principal es descubrir y estudiar el tejido diplomático que se desarrolló para conseguir la paz. Por tanto, en nuestro caso, el conocimiento de las causas políticas y territoriales del conflicto están estrictamente subordinadas al conocimiento del entramado negociador que, en el caso de la guerra que nos ocupa, fue muy intenso desde incluso antes de que estallara el primer enfrentamiento. Los movimientos de embajadores destacados específicamente para detener el conflicto, como los múltiples intentos de pararlo por parte de la red de embajadores fijos dentro de las diferentes monarquías, ya muy desarrollada en estas fechas, hacen que estos años sean un buen ejemplo para estudiar lo que en su día el profesor José María Jover llamó en uno de los pocos estudios monográficos que se han escrito de este conflicto, pero que no ha perdido vigencia, como Las Formas Diplomáticas del Renacimiento2. Por tanto, será ese conjunto de contactos diplomáticos en los que estuvieron implicados muchos actores, entre ellos el papa Paulo III, el que será el objetivo principal de nuestro estudio. Cuando comencé esta investigación, mi objetivo era rematarla con el estudio pormenorizado de lo que aconteció en el punto final que supuso en todo este proceso la Tregua de Niza (1538), pero en 2019 apareció la publicación en francés de la tesis doctoral de Nicolas Geligne que trata exclusivamente de este evento diplomático3, por lo que esta parte final de mi estudio no tenía ya mucho sentido al haber sido muy bien desarrollada por este autor desde el lado francés con una revisión exhaustiva de los archivos italianos y franceses, pasando a tener en el desarrollo de mi tesis la Tregua de Niza una extensión mucho menor de lo que había previsto en un principio. Por el contrario, el descubrimiento durante mis estancias en el Archivo de Simancas de una completa documentación con todo el detalle pormenorizado día a día de las negociaciones de paz que los enviados franceses, Anne de Montmorency y el cardenal de Lorena; y los imperiales Francisco de los Cobos y el señor de Granvela mantuvieron entre la población francesa de Leucate y la española de Salses entre diciembre de 1537 y enero de 1538, en un sitio conocido como Cabannes de Fitou en la frontera del Rosellón del Francia, me hicieron dar a este acontecimiento mucha mayor relevancia en mi tesis. Se trata de una documentación que no ha sido estudiada hasta ahora y que nos permite dar a conocer los pormenores de esta negociación que, por extensión, podríamos decir que debió ser muy parecida a todas las que se 2 Jover Zamora, José María, Sobre la política exterior de España en tiempos de Carlos V (1500-1558), Homenaje de la Universidad de Granada, Granada, 1958. 3 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: L’entrevue de Nice (1538), France, Université Paris: Panhtéon Sorbonne, 2019. 21 habían hecho hasta ese momento, como la que se había producido meses antes en Bomy y como la que se produjo meses más tarde en Niza. La diferencia de ésta con Bomy es que en aquella solo se buscaba una tregua para el frente de guerra de Picardía mientras que en la de Salses se buscaba negociar la paz total efectiva, cosa que al final no se consiguió, sino que tan solo se prorrogó la tregua existente ampliada para todos los frentes. El intento de Niza tiene con Salses la similitud de que también se busca la paz y de que aquí también solo se consiguió ampliar la tregua, en este caso por un plazo de diez años. La gran diferencia entre Salses y Niza es que los principales protagonistas, Francisco I y Carlos V, se implicaron mucho más y se acercaron hasta las inmediaciones de donde se estaban llevando a cabo las negociaciones (aunque nunca llegaron a entrevistarse) y que el papado, con toda su enorme maquinaria diplomática, se puso al servicio de la negociación desde una postura de neutralidad. Las negociaciones de Salses se han convertido en la espina dorsal de mi investigación por varios motivos. En primer lugar, porque me permiten utilizar un material original y prácticamente desconocido para el estudio de las relaciones diplomáticas, donde se pueden apreciar las distintas posturas de las dos legaciones, los trucos empleados en la negociación, los diferentes estados de ánimo de los personajes que llevaron el peso de las conversaciones en función de la marcha de las mismas, los momentos de intimidad que se produjeron entre los negociadores, donde se despojaron de la postura oficial que debían defender e hicieron confidencias sobre sus propios puntos de vista. En segundo lugar, porque las conversaciones de Salses significaron, y esta es la hipótesis que defiendo, un paradigma de negociación de esta época. Todas las que se hicieron debieron ser muy parecidas, cambiando solo en las formas y los personajes, pero no en el fondo y en la forma en que se llevaron a cabo. Cualquiera que trate de algún tema concreto sobre Carlos V se va a encontrar con una bibliografía tan voluminosa que solo su lectura, comprensión y catalogación le llevará más de la mitad del tiempo que dedique a su tesis. Ese ha sido mi caso, como queda demostrado en la bibliografía que aparece al final del presente estudio, que no ha pretendido, ni mucho menos, ser una bibliografía total, sino solo la que he revisado y que ha estado muy encaminada a comprender mejor el objeto específico de mi estudio. Sin embargo, ésta no es una tesis basada en las obras escritas por otros, sino que he hecho una búsqueda sistemática en los archivos que podrían tener documentación sobre mi tema de estudio. El horizonte cronológico que perseguía (1535-1539) era muy concreto y facilitó mi búsqueda. En mis visitas al Archivo 22 Histórico Nacional, que a priori no debería contener documentación relativa a estos años, pero que, debido al histórico trasiego documental entre entidades archivísticas, no estaba del todo descartado; lo poco que encontré eran copias de documentos que estaban también en Simancas mejor catalogados y sistematizados por lo que este archivo dejó de ser uno de mis objetivos. Tampoco en el archivo de la Casa de Alba encontré documentación de esta época, pero siempre recordaré la gratísima conversación con su director José Manuel Calderón Ortega, su forma de acogerme, su disposición a ayudarme en lo que necesitase y sus profundos conocimientos de la historia de esta época. Tampoco encontré nada en el Archivo de la Nobleza de Toledo y también en este caso fui muy bien recibido por su director. En la Biblioteca Nacional en su sección de manuscritos y en su sección de planos y mapas he encontrado alguna ayuda en mi investigación. En el año 2019 hice una estancia en Perpiñán financiada por mis propios medios para investigar en los archivos municipales y departamentales. Buscaba documentos relativos a la cercana Salses y la época en las negociaciones, pero en Francia existe un enorme centralismo documental y prácticamente, salvo algunos planos y mapas, no encontré nada relevante. En marzo de 2022, cuando los rigores atenuados de la pandemia permitieron viajar, no sin muchos inconvenientes, hice una estancia en París, también en este caso autofinanciada. Mi director y yo la habíamos previsto en el plan de doctorado para marzo de 2020, pero fue imposible por todo lo que pasó aquel año. Tampoco fue posible en 2021 porque los confinamientos sucesivos y la imposibilidad de tránsito entre fronteras lo hicieron inviable. En París he investigado en les Archives Nationales, en la sede que está en el centro de la ciudad, que es la que contiene la documentación relativa a mi cronología, aunque también visité (por si hubiese algo interesante para mi investigación) la que está en Pierrefitte-sur-Seine. En el Centre des Archives Diplomatiques de La Courneve. En el Service historique de la Défense y en la Biblioteca Nacional de Francia. En ellos pude ver una serie de documentos originales que confirmaban los que ya había visto en Simancas, entre ellos el de la Tregua de Niza. Sin embargo, el verdadero objetivo de mi estancia fue buscar un documento parecido al que escribieron Cobos y Granvela a Carlos V desde Salses, pero escrito por Montmorency y Cardenal de Lorena a Francisco I. No lo encontré. Como es lógico el grueso de la documentación que he manejado la he encontrado en Simancas, donde he hecho un “vaciado” selectivo por la fecha de la cronología que me interesaba, de todos los fondos principales no económicos, porque desde un principio comprendí que buscar los fondos que habían posibilitado los gastos de la guerra era motivo de otra tesis doctoral. Pasaron por mis manos los fondos de Patronato Real, Secretaría de Estado, Secretarías Provinciales, Visitas de Italia, Consejo Real de Castilla, 23 Cámara de Castilla, Patronato Eclesiástico, Gracia y Justicia, Registro del Sello, Guerra y Marina, Guerra y Marina; pero, sobre todo, la mayor cantidad de documentación la encontré en el fondo de Estado-K, que es el conjunto de legajos separados del fondo Estado que se llevaron los franceses durante la Guerra de Independencia y que devolvieron, una parte a partir de 1814 y otra durante la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial. También el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid me ha reportado interesantes documentos, como una copia de la Tregua de Niza. Mención especial tienen en este resumen el Portal de Archivos Españoles (PARES) y, sobre todo, GALLICA para la Biblioteca Nacional de Francia, donde se encuentran accesibles desde internet una enorme cantidad de documentos digitalizados. Tras la presente introducción, estudio en un capítulo el estado de la cuestión sobre la bibliografía que ha tratado de Carlos V a nivel general y de la que lo ha hecho sobre la tregua de Niza a nivel particular. En el siguiente capítulo trato de una forma breve el significado de la “Jornada de Túnez” (1535) en el ideario del emperador, ya que esta victoria elevó el estado de ánimo de Carlos V, que había participado y vencido en esta su primera batalla y le hizo pensar que cualquier triunfo contra el islam era posible, bien sobre el Argel de Barbarroja como le pedía insistentemente la emperatriz en su correspondencia, bien directamente contra Solimán en el Mediterráneo en un encuentro que la retirada otomana le había privado a las puertas de Viena. En el siguiente abordo la llegada del emperador a Italia tras el triunfo de Túnez y el lento cambio en sus objetivos a la vista de las noticias que le llegan de los movimientos e intenciones de Francisco I. Le sigue el único capítulo en el que, de forma extensa, se habla de guerra al tratar la campaña de Provenza de 1536. En un estudio que trate de las negociaciones diplomáticas tiene que ponerse en contexto los hechos bélicos que provocaron esa necesidad de paz. A continuación, se estudian los hechos bélicos que se produjeron durante 1537. El capítulo siguiente es el más importante de mi tesis porque en él trato de las conversaciones de Salses. Para ayudar en su lectura y comprensión lo he subdividido en un gran número de epígrafes que se corresponden en muchos casos con la carta y fecha en la que se describen los hechos que se estudian y comentan. 24 Continúo con un capítulo menos desarrollado de lo que había previsto en un principio, sobre la Tregua de Niza y el encuentro que se produjo entre Francisco I y Carlos V en Aigues Mortes. El último capítulo lleva por título la Tregua de Niza en el Arte y trata de las representaciones pictóricas que este acontecimiento inspiró en tres autores que la representaron en tres palacios italianos. Tras la bibliografía viene un extenso apartado de apéndices que forman la urdimbre con la que se ha podido elaborar esta tesis. En primer lugar, un esquema de los hechos históricos relacionados con Carlos V entre 1530 y 1539. Después el desglose del itinerario del emperador entre 1535 y 1539 sacado de Foronda4. Tras esto la transcripción de todos y cada uno de los documentos que forman el bloque del informe que escribieron Cobos y Granvela a Carlos V desde Salses. Por último, un listado por orden de fechas de todos los documentos que tengo escaneados y que he ido juntando en mis investigaciones en diferentes archivos, así como las transcripciones de las cartas que aparecen en los tres grandes Corpus Documentales sobre Carlos V que he manejado: el de Mazarío Coleto sobre las cartas de la emperatriz Isabel5, el de Manuel Fernández Álvarez6 y el de Karl Lanz7. 4 Foronda y Aguilera, Manuel, Estancias y viajes del Emperador Carlos V desde el día de su nacimiento hasta el de su muerte, comprobados y corroborados con documentos originales, relaciones auténticas, manuscritos de su época y otras obras existentes en los Archivos y Bibliotecas públicos y particulares de España y el Extranjero, Madrid, RAH, 1914. 5 Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951. 6 Fernández Álvarez, Manuel, Corpus Documental de Carlos V, 5 vol. Salamanca, Europa Artes Gráficas, 1973 a 1981. 7 Lanz Karl, Correspondenz des Kaisers Karl V: Aus dem königlichen Archiv und der Bibliothèque de Bourgogne zu Brüssel, 3 vols. Frankfurt, Eektra, 1966. 25 CAPÍTULO 1. ALGUNAS REFLESIONES SOBRE EL ESTADO DE LA CUESTIÓN Evolución de la bibliografía sobre Carlos V La bibliografía sobre Carlos V es enorme. Cuando además se amplía con la de los hechos transversales ocurridos en su reinado, ésta se convierte en inasequible para el investigador. Por otra parte, una figura tan poliédrica como la del emperador hace que su vida pueda ser tratada de forma muy distinta dependiendo del territorio al que pertenezca el historiador que acomete la tarea. Voy a poner un ejemplo que clarifique lo que pretendo decir. Cuando uno lee las biografías de Brandy, la de Gachard o la obra de Manuel Fernandez Álvarez, tiene la impresión de que versan sobre una persona distinta, porque en función del lugar del inmenso territorio que abarcaron sus múltiples reinos, desde donde se escriba la historia, la versión es muy diferente. Brandy ve a Carlos desde la óptica del Sacro Imperio Romano Germánico. Gachard desde el prisma de Flandes, el núcleo de la herencia patrimonial del emperador. Manuel Fernández Álvarez rezuma en gran parte de sus escritos el punto de vista de los reinos hispanos. Cada uno de esos diferentes enfoques puede llegar a transmitirnos la idea de un personaje diferente. Sería insensato por mi parte plantear aquí el estudio pormenorizado sobre Carlos V de lo que la ortodoxia historiográfica denomina estado de la cuestión. En primer lugar, porque esta tesis no trata de su figura, en segundo lugar, porque tan solo estudia un hecho muy determinado dentro de su larga trayectoria vital. Pero tampoco es deseable que un estudio como el presente no se acompañe de referencias bibliográficas sobre el personaje principal. No olvidemos que los acontecimientos que vamos a investigar los estaremos tratando desde la óptica imperial. Para resolver este dilema he decidido tratar el universo bibliográfico sobre Carlos V desde dos ópticas. Una será la de los puntos de inflexión de las tendencias historiográficas, en los que cambia la forma de tratar la vida del personaje. Otro será la enumeración de los historiadores que mejor han tratado la bibliografía del emperador, en cuyo caso, no se tratará de enumerar autores y obras sino historiadores que, según mi criterio, mejor han analizado lo que otros autores han escrito sobre el personaje. Existe una obra de carácter general que describe muy bien los cambios ideológicos que a lo largo del tiempo han influido en el tratamiento de la Historia. No es específica de la época que nos ocupa, pero es representativa en cuanto que demuestra cómo las modificaciones en el ideario político a lo largo de las 26 diferentes épocas provocan un cambio en el tratamiento de la historia y de los personajes que fueron muy relevantes en ella8. Uno de los mejores resúmenes sobre el tratamiento de la figura de Carlos V a través de la bibliografía, muy centrado en los primeros años (los de los cronistas), es sin duda el que hace Ricardo García Cárcel en un pequeño artículo para un congreso canario en el año 20009. También es muy relevante el que desarrolla en la introducción de un manual dedicado a la Historia España en un capítulo introductorio dedicado al perfil del rey Carlos V10. Siguiendo aun con los cronistas, no podemos olvidar la obra de Richard L. Kagan11 que es, bajo mi punto de vista, un modelo a seguir en este tipo de estudios bibliográficos que tratan de la figura del cronista oficial, muy proclive al halago de quien le paga. En el tratamiento de la bibliografía sobre Carlos V existen dos puntos de inflexión muy importantes en los que se puede decir que hay un antes y un después en el tratamiento historiográfico. Los dos tienen que ver con la conmemoración de aniversarios. El primero en 1958 relacionado con la muerte del personaje que da lugar a un Congreso en Granada que reúne a las figuras más relevantes de la época en el conocimiento del emperador del que saldrán varias obras redactadas con el enfoque novedoso que conocemos como obras colectivas en las que distintos autores escriben cada uno de los capítulos o, simplemente, diferentes artículos sobre el personaje sin que haya conexión aparente sobre ellos12. El libro homenaje que salió de este congreso supuso una ruptura con la vieja temática que durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX había predominado en la bibliografía hispana en torno al emperador, la monarquía universal, su pretendida españolidad…Los autores que intervinieron son claves en los estudios sobre Carlos V en la segunda mitad del siglo: José Antonio Maravall, José María Jover, Juan Reglá, José Cepeda Adán, Juan Sánchez Montes, Luis Sánchez Agesta, etc. El otro hito es el aniversario del nacimiento del emperador en el año 2000. En torno a esta efeméride se hicieron varios congresos y exposiciones, además de aparecer numerosas obras entre las que 8 García Cárcel, Ricardo, (coord.), La Construcción de las historias de España, Madrid, Marcial Pons, 2004. 9 ----------, “Carlos V y sus historiadores” en las Actas del XIV Coloquio de Historia Canario-Americana, Cabildo de Gran Canaria, 2000, pp.1967-1979. 10 ----------, “El perfil del rey” en García Cárcel (coord.), Historia de España de los siglos XVI y XVII. La España de los Austrias, Madrid, Editorial Cátedra, 2003. Pp. 29-40. 11 Kagan, Richard L., Los Cronistas y la Corona. Madrid, Marcial Pons, 2010, pp. 93-140. 12 Varios, Carlos V (1500-1558). Homenaje de la Universidad de Ganada, prólogo de Manuel Fernández Álvarez, Editorial de la Universidad de Granada, 1958. 27 vamos a destacar aquí, las actas que se publicaron sobre el Congreso que se celebró también en Granada en ese año13. El número de autores que intervinieron convertiría en temeraria la pretensión de enumerarlos aquí todos, pero la calidad de los artículos que escribieron hace de estos cinco volúmenes una obra de referencia para quienes estamos interesados en la vida del emperador. También nos muestra un cambio de tendencia claro en los temas de estudio sobre el universo carolino, que ya no solo tienen que ver con los aspectos políticos como había sido hasta mediados del siglo XX. El primer volumen está dedicado a la figura de Carlos V, el segundo a la organización del poder en la Monarquía Compuesta que dirigió, el tercero a los diferentes escenarios del Imperio, el cuarto a la población, la economía y la sociedad, y el quinto a la religión la cultura y la mentalidad. Aparecen epígrafes con títulos tan sugerentes como: Tiempo y espacio en la Corte…Fiesta caballeresca… que se mezclan otros más clásicos sobre el emperador y la Monarquía Universal y otros muy interesantes para el investigador que describen fuentes, archivos, repositorios documentales y un interesantísimo artículo sobre todo lo publicado en Internet sobre el emperador. Poco antes de estos eventos habían aparecido en 1999 dos tomos sobre toda la bibliografía conocida de Carlos V y Felipe II14, donde se enumera el registro de todas las obras publicadas. También en el 2000 se publicó en la Web de Cervantes Virtual una página dedicada a la bibliografía sobre el emperador conocida hasta ese momento15. A fecha de hoy están ampliadas en ella todas las publicaciones web hasta el año 2012. Por último, en este pequeño apartado bibliográfico genérico sobre las obras dedicadas al emperador, no puedo olvidar la parte que dedica a la descripción de las fuentes Geoffrey Parker en su reciente obra sobre la vida de Carlos V16. En un capítulo verdaderamente extenso (pp.679 a 732 y 892 a 906) describe las fuentes que él ha utilizado para la composición de su obra y lo hace con un enfoque novedoso, dividiéndolas en nueve apartados: 1) Colecciones de datos: los viajes de Carlos, la Colección Constanza, la colección de Bergenroth, la corte de Carlos, el retiro de Carlos, las deudas de Carlos. 2) Egodocumentos: autobiografías, instrucciones, informes de situación, discursos, cartas. 3) Archivos 13 Castellano Castellano, Juan Luis y Sánchez-Montes González, Francisco, (coord.), Carlos V, Europeísmo y universalidad, 5 vols. Madrid, Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V. 2001. 14 María Cruz (coord.), Bibliografías de Historia de España nº 9, La España de Carlos V y Felipe II, 2 volúmenes, Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC) Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1999. 15 https://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/CarlosV/fuentes_y_biblio.shtml, consultada en 28-11-2022. 16 Parker, Geoffrey, Carlos V; Una nueva vida del emperador, Barcelona, Planeta, 2019. https://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/CarlosV/fuentes_y_biblio.shtml 28 Administrativos: Austria, Bélgica, Alemania, Italia, México, Perú, España, Francia, EE. UU. 4) Archivos Diplomáticos: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Portugal. 5) Crónicas históricas. 6) Fuentes visuales. 7) Las ausencias: Desconocidos que conocemos, desconocidos que desconocemos. 8) Fuentes primarias impresas. 9) Fuentes secundarias. Se podrá discutir sobre la mayor o menor calidad de la biografía de Parker, pero es indudable que en lo referente a la descripción y sistematización de todo lo escrito y no escrito que tuvo que ver con el emperador, es insustituible. Cuando lo que buscamos son obras sobre las Guerras de Italia, el número de ellas desciende drásticamente y si nos centramos en la campaña de 1536 y los sucesivos episodios que interesan a nuestro estudio hasta la Tregua de Niza, el panorama es bastante desolador. Tenemos que recurrir a obras generalistas como la de Manuel Fernández Álvarez17 y otras del mismo autor para encontrar una descripción de los hechos que nos preocupan. O recurrir a estudios de una cierta antigüedad como el de Jover Zamora18 que ya anticipaba unas ideas muy interesantes sobre este periodo un tanto desconocido de la historia, sobre las que volveremos un poco más adelante cuando encuadremos nuestro tema de estudio. Voy a exponer aquí tres ejemplos para demostrar que el periodo comprendido entre la Campaña de 1536 y la Tregua de Niza ha llamado poco la atención a los investigadores en los últimos tiempos. La obra sobre las Guerras de Italia de Antonio Muñoz Lorente19, que describe muy bien las diferentes campañas y todas las batallas desde el punto de vista militar desde Fernando el Católico, acaba en Pavía, como si las posteriores fueran poco relevantes después de la gran victoria de los ejércitos imperiales en 1525 y el apresamiento de Francisco I. Didier Le Fur20 ha escrito una de las últimas biografías de Francisco I, que aún no tiene traducción al castellano, de una considerable extensión y muy prolija en multitud de detalles sobre la vida del rey, sin embargo, trata la campaña de 1536 en muy pocas páginas y la Tregua de Niza en exactamente tres de ellas (pp.738-740). 17 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador Carlos V (1500-1558; 1517-556), en Historia de España de Menéndez Pidal Vol. 20, Madrid, Espasa Calpe, 1990, pp. 557-638 18 Jover Zamora, José María, Carlos V y las formas diplomáticas del renacimiento 1535-1538, Lección inaugural del curso 1960- 1961, Universidad de Valencia, Valencia, 1960. 19 Muñoz Lorente, Antonio, Carlos V a la conquista de Europa, Madrid, Ediciones Nowtilus, S.L., 2015. 20 Le Fur, Didier, François Ier, Paris, Perrin, 2015. 29 Geoffrey Parker, a cuya obra sobre el emperador nos hemos referido hace un instante como paradigma de estructuración de las fuentes y bibliografía, sin embargo, trata el tema que nos ocupa en esta tesis en diez páginas y lo referente a la Tregua de Niza en dos. Estos tres ejemplos no dejan de sorprendernos y justifican el poco aprecio que demuestra la investigación actual sobre este período concreto. Sobre la Tregua de Niza ha aparecido recientemente un libro en francés, producto de la publicación de una tesis doctoral de Nicolas Geligne21 que ha roto la sequía bibliográfica existente hasta ahora. Estudio muy correcto sobre los antecedentes políticos del acontecimiento, la organización y preparación del evento, los gastos económicos que supuso para las economías de los organizadores, las expectativas que se crearon en torno a la negociación, la dimensión europea de la entrevista, la descripción de todo el mundo de las apariencias que un acontecimiento de estas características generó entre las élites participantes y el pueblo que observaba, las consecuencias de la Tregua para el duque de Saboya y la figura del papa Paulo III en el conjunto de toda la negociación. Un trabajo muy reciente, al que tendremos que recurrir en los próximos epígrafes con numerosas citas a pie de página. Algunos datos sobre la documentación empleada: el fondo simanquino de Estado K Como he indicado anteriormente en la introducción de esta tesis, la base del trabajo de investigación ha estado en las fuentes primarias encontradas en varios archivos, principalmente en el de Simancas y sobre todo en uno de sus fondos denominado Negociaciones con Francia y al que coloquialmente solemos referirnos como Estado K. Este conjunto archivístico tiene una historia especial que merece ser relatada brevemente y entiendo que este lugar de la tesis es el adecuado para hacerlo. En la época del Primer Imperio Francés entre 1804 y 1815, Napoleón promovió un gran proyecto de concentración en la capital francesa de todos los archivos que se fueran recogiendo en los territorios conquistados que hicieran referencia a la historia de Francia. Las tropas invasoras hicieron este trabajo ayudadas por funcionarios especializados que llevaron a cabo este cometido con un celo envidiable. Gran cantidad de archivos europeos fueron cribados de forma selectiva y privados de multitud de sus documentos. Austria, Estados Pontificios, España, Holanda y otros sufrieron los efectos de la orden 21 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: L’entrevue de Nice (1538), France, Université Paris: Panhtéon Sorbonne, 2019. 30 imperial. El Real Archivo de Simancas fue uno de ellos en el marco de la Guerra de la Independencia (1808- 1814), periodo en el que estuvo permanentemente ocupado por una guarnición francesa. El archivero general era en aquellos años hasta 1811, Manuel Cruz Ayala y Rosales. El primer envío de documentos hacia París se hizo en noviembre de 1810 a cargo del general François Kellermann, entonces gobernador de la 6º región militar en las que el gobierno francés de ocupación había dividido el territorio peninsular. Le ayudó en esta operación Manuel Mogrovejo, canónico de la catedral de Valladolid. Ya desde los primeros registros del personal francés especializado, se había visto que existía una enorme cantidad de documentación susceptible de ser exportada a Francia por lo que fue enviado a Simancas Josph Guiter, destacado responsable dentro de la institución de Archivos del Imperio en Francia, para que fuera preparando más envíos de documentación. Mientras realizaba las labores previas de selección llegaron las noticias de que los ejércitos franceses se estaban retirando desde Portugal hacia España por lo que se vio obligado a preparar tres envíos sucesivos del material que ya tenía seleccionado y regresar él mismo con el último de ellos, antes de que la debacle del ejército imperial lo hiciera imposible. En el total de las cuatro remesas citadas se enviaron a París 7800 legajos pertenecientes a varios de los fondos del archivo, los principales: Patronato Real, Consejo de Estado, Consejo de Aragón, Consejo de Italia y otros muchos. Tras la derrota de Napoleón se llegó al acuerdo de la devolución de todos estos documentos a sus países de origen en el marco de las negociaciones del Congreso de Viena (1814-1815). En el caso de Simancas, se retornaron 146 cajones que salieron de París en febrero de 1815 y llegaron al Archivo el 28 de junio de 1816 tras casi año y medio de tortuoso recorrido de unos cientos de kilómetros, pero miles de vericuetos administrativos. Sin embargo, tras la revisión minuciosa se descubrió que no estaba todo lo que se habían llevado. Hecha la reclamación oportuna se recibió como respuesta que Francia se había quedado con todo aquello que ahora no formaba parte de los territorios de la Monarquía Española, aunque en tiempos si lo fueran de la Monarquía Hispánica. Muchos documentos sobre Lorena, Borgoña, Flandes, territorios italianos, etc., se quedaron en los Archivos Nacionales de Francia. Esta documentación fue motivo de una constante reivindicación diplomática por parte de España hacia Francia, pero totalmente olvidada debido a la progresiva pérdida de prestigio de España en el panorama internacional del siglo XIX. Durante la ocupación alemana de Francia en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Franco utilizó ante el III Reich la presión diplomática que le permitía su postura de abierto apoyo al nazismo y las autoridades alemanas 31 presionaron, a su vez al régimen de Vichy para que el mariscal Pétain devolviese el resto de la documentación a España. Los seis últimos cajones llegaron a Simancas el seis de noviembre de 1942. Ilustración 1. Documento en el que las autoridades alemanas de ocupación en Francia autorizan el envío al Archivo de Simancas del resto de legajos sustraídos durante la Guerra de la Independencia. 32 Ilustración 2 Momento en que se reciben en el Archivo de Simancas los 17 cajones con el resto de la documentación del fondo Estado K, enviados por las autoridades de ocupación alemanas en París, el 6 de noviembre de 1942. Cuando toda esta documentación retornó al Archivo de Simancas, no se devolvió a los Fondos originales, sino que se mantuvo como un fondo independiente con la nueva numeración en los legajos que habían iniciado los archiveros franceses, pasándose a denominar como ESTADO-K y elaborándose un catálogo independiente, el número IV con el título de Negociaciones con Francia22, lo que ha dado a los investigadores que estudiamos las relaciones de la Monarquía Hispánica con esta nación, un fondo uniforme muy bien estructurado e independiente del inmenso fondo documental del Archivo. 22 Paz, Julián, Catálogo IV; Negociaciones con Francia, Secretaría de Estado; Capitulaciones con Francia y negociaciones diplomáticas de los embajadores de España en aquella corte, seguido de una serie cronológica de estos (1265-1714), Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos y Bibliotecas y Museos, 1914. Existe versión digital: https://archive.org/details/catlogo4secret01spai/page/114/mode/2up, consultado el 28-11-2022. https://archive.org/details/catlogo4secret01spai/page/114/mode/2up https://www.mecd.gob.es/dam/jcr:df471790-6959-4312-9b1c-45c1a6ecdddf/imagen7.jpg 33 CAPÍTULO 2. SIGNIFICADO DE LA “JORNADA DE TÚNEZ” EN LA POLÍTICA MEDITERRÁNEA DE CARLOS V Y SU LLEGADA A ITALIA. LOS ELEMENTOS DE LA NUEVA CRISIS CON FRANCIA VAN TOMANDO FORMA. Significado de la Jornada de Túnez (1535) El 2 de agosto de 1534, Barbarroja toma Túnez, cuyo legítimo rey, Muley Hassan, era feudatario de Carlos V23. Por estas fechas Jeireddín (nombre real escondido bajo el apodo de Barbarroja que emplearon los cristianos), era ya almirante de la armada otomana. Esta mezcla de hechos provoca cambios importantes en el statu quo mediterráneo. De una parte, el emperador no puede permanecer impasible ante la llamada de auxilio de uno de sus súbditos. De otra, Barbarroja no es ya un simple corsario que ataca esporádicamente los territorios cristianos en su propio beneficio, sino que hay que ver en esta conquista un intento de dominio efectivo del norte de África por parte del Imperio Otomano. Desde este mismo momento Carlos V planea un contraataque. Túnez será el objetivo principal, pero no descarta a priori, otros objetivos posteriores de mayor envergadura, incluida la propia Constantinopla. La “Jornada de Túnez” llevada a cabo por el ejército imperial con el propio emperador al frente durante el verano de 1535, devuelve las piezas del tablero a su posición anterior, pero con una diferencia. Ahora la Goleta queda guarnecida por tropas hispanas y la defensa de ese territorio no está en manos de la buena voluntad de un monarca vasallo con escasos medios militares. La situación geopolítica global ha variado en algunos aspectos significativos. En el Mediterráneo, el equilibrio de fuerzas cambia drásticamente pese a que el objetivo fundamental, la eliminación o captura de Barbarroja, no se realizase. Túnez suponía una plataforma privilegiada para el Imperio Otomano desde la que hostigar Italia y Barbarroja se había convertido en el instrumento necesario. Cerdeña, Sicilia y Nápoles, todos ellos reinos de la Monarquía Hispánica correspondientes a la Corona de Aragón, se vieron seriamente amenazados. También toda la costa este del Adriático, perteneciente en su mayor parte a Venecia, se convertía en posible objetivo de las incursiones corsarias berberiscas. El hecho de su captura y dominio por parte de Carlos V suponía entorpecer las agresiones sobre todas estas zonas, que ahora deberían partir desde bases más lejanas y eran más 23 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V: El César y el hombre, Barcelona, Espasa Calpe, 2015, p. 488. 34 complicadas desde el punto de vista logístico. Túnez representaba, a su vez, una atalaya espléndida desde la que poder vigilar el comercio de todo el Mediterráneo Central. Por el contrario, para el Mediterráneo Occidental, en el que quedaban encuadradas las costas de las Islas Baleares, de la Península Ibérica y de los pequeños dominios castellanos en el norte de África, Túnez no suponía un problema como sí lo era que Argel permaneciera en manos corsarias y que Barbarroja se hubiese enseñoreado en sus costas. La correspondencia de la emperatriz Isabel, que actúa como gobernadora de los reinos hispanos en ausencia del emperador, refleja esa preocupación por Argel que existía en el entorno castellano y de la que ella es prudente e insistente transmisora. Desde allí quedaban expuestas a incursiones toda la costa desde Perpiñán (perteneciente entonces, como todo el Rosellón y la Cedanya, a la Corona de Aragón), hasta Cádiz. Esta vulnerabilidad quedó de manifiesto en el ataque que efectuó Barbarroja a Menorca, asolando la isla tan solo un mes más tarde de la toma de Túnez por parte del emperador, donde había llegado con 24 galeras y 6 galeotas conquistando Mahón y haciendo gran número de prisioneros en toda la isla antes de retirarse definitivamente24. Francisco I, por su parte, estuvo siempre muy insatisfecho con la Paz de Madrid (1526) que se vio obligado a firmar bajo la coacción de su propio cautiverio. La Paz de Cambrai (1529), llamada también de Las Damas por la intervención directa en su negociación de Luisa de Saboya, madre del rey Francisco I y Margarita de Austria, tía de Carlos V y en ese momento gobernadora de los Países Bajos, había sido básicamente una repetición de los términos de la anterior, que el rey francés había firmado obligado por las últimas derrotas y como mal menor para rehacerse, tanto él como su ejército y su hacienda. Además, era el momento de reconstruir sus alianzas con el Imperio Otomano, con Inglaterra y con el resto de los territorios italianos. Francisco I siempre vio la Paz de Cambrai como una oportunidad para preparar el conflicto posterior, puesto que su política exterior seguía planteando las mismas reivindicaciones que había mantenido desde su ascensión al trono en 1515 y, sobre todo, desde la batalla de Marignano (1515), que le dio acceso al ducado de Milán tras una indiscutible victoria militar. Estas reivindicaciones se podrían resumir en: • Dominio efectivo sobre el ducado de Milán, que era el corazón de la Italia del Norte y la llave de resto de la península. 24 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V:… p. 512. 35 Aspiración al reino de Nápoles, objetivo primero de las incursiones hechas en su día en Italia por los anteriores reyes franceses Carlos VIII y Luis XII, en base a pretendidas legitimidades dinásticas, pero hoy muy lejos del alcance real de las posibilidades de Francisco I. • La reivindicación sobre Borgoña, que fue una constante en la primera etapa del reinado de Francisco I. Se trata de una denominación geográfica que ampara dos realidades distintas, el Ducado de Borgoña o la Borgoña Ducal, territorio que fue incorporado al reino de Francia en el siglo XV tras la batalla de Nancy y el Condado de Borgoña, también llamado Borgoña Española, que comprendía los territorios de parte de la actual Bélgica y Luxemburgo además del Franco Condado, que serían heredadas por María de Borgoña y que pasaron a la Casa de Habsburgo. Este territorio sería incorporado a Francia en el siglo XVII. Sería sobre esa primera Borgoña Ducal de la que hemos hablado, perdida en batalla por Carlos el Temerario, sobre la que se establecería la constante reivindicación de las primeras décadas de reinado de Carlos V. Ilustración 3. Mapa de la península itálica donde se destacan los diferentes territorios. 36 • También podríamos añadir aquí la reivindicación sobre Flandes y Artois que hizo a partir de la Campaña de 1536, seguramente más como táctica negociadora que como aspiración real. Las tres Italias de Jover En la obra a la que nos hemos referido ya como una de las pocas que trata nuestro tema de tesis de una forma unitaria, el profesor Jover aporta dos ideas25. La primera la hemos visto en otros autores como Manuel Fernández Álvarez: Carlos V persigue durante todo su reinado tres ideas fundamentales: el sosiego en Alemania, que el luteranismo ha trastocado y que solo volverá mediante un concilio donde la Iglesia aclare los límites de la fe verdadera, la amistad con Francia, muy escurridiza por la política seguida por Francisco I, y la quietud en Italia. La segunda idea de Jover es muy original y no la he visto expresada en ningún otro autor con la rotundidad intelectual que él lo hace: la de que para Carlos V existían tres Italias que hay que desglosar perfectamente porque cada una de ellas tiene una implicación diferente en su política. Por un lado, está la Italia que de una forma hereditaria está vinculada a él como rey de Aragón: Nápoles, Sicilia y Cerdeña. Sobre ella no existe duda patrimonial ni de soberanía alguna. Sobre esta zona, la victoria de Túnez le proporciona una cobertura de seguridad que no logrará nunca sobre el levante español al no conseguir neutralizar Argel. Por otro lado, está lo que Jover denomina la Italia discutida. Saboya y Milán como feudos imperiales están en el corazón territorial que tiene la mayor riqueza material de Italia y forman parte de la herencia imperial de Carlos. Este territorio es ambicionado por Francia y su posesión le será permanente “discutida” por Francisco I que no olvidará nunca que antes de alcanzar Carlos I de España la dignidad imperial, en 1515 él había ganado Milán en la batalla de Marignano. También debemos incluir aquí a Génova que, sin ser territorio patrimonial ni imperial, había salido de la esfera de Francia y se había adherido a la imperial en 1528 en lo que Francisco I siempre consideró como una traición. Por último, está el resto de los estados italianos con los territorios pontificios a la cabeza, Venecia en segundo lugar y Florencia en tercero. Con ellos Carlos V se ve obligado a mantener las mejores 25 Jover Zamora, José María, Carlos V y los españoles, Madrid, Ediciones Rialp, 1985, pp. 167-169. 37 relaciones posibles empleando todos los recursos de la diplomacia, la coacción o el matrimonio, obteniendo resultados dispares, pero en general, inclinados del lado imperial, sobre todo cuando las sucesivas victorias en el campo de batalla durante la primera y segunda guerras entre el emperador y el rey Cristianísimo decantaron decididamente la balanza hacia el primero. De estas tres Italias, la primera pasa a ser totalmente segura desde el año 1529 cuando la Paz de Cambrai aleja los intereses franceses de Nápoles. La tercera, con altibajos, también la tendrá siempre bajo control. La segunda, la discutida, será uno de sus tres problemas principales junto al luteranismo y la amenaza del Imperio Otomano, que a su vez deberíamos dividir en dos apartados, la parte oriental con Hungría y Viena en el horizonte y el Mediterráneo con Barbarroja como el origen principal de desasosiego. Una vez entendido este concepto de naturaleza geoestratégica, nos resultará más fácil comprender el enorme significado que la victoria en Túnez supuso para el emperador, que veía con ella totalmente protegida la parte “segura” de esas tres Italias, la que correspondía al flanco sur de la península itálica, Nápoles, Sicilia y Cerdeña. Sin embargo, Francisco I siguió reivindicando una parte muy importante de la Italia “discutida” y, seguramente, la más rica: Milán. Los motivos del viaje de Carlos V a Italia: la crisis con Francia va tomando fuerza. El 17 de agosto de 1535 Carlos V, ya victorioso de la jornada de Túnez, se hace a la mar de vuelta a Italia26. Tras despedirse de su cuñado, el infante de Portugal, pone rumbo hacia Zafferan para unirse con las demás naves y proseguir hacia Trapani27. La motivación de este viaje se ha atribuido tradicionalmente a la pacificación del territorio y a la preparación, junto al papa, de una liga contra el turco, Sin embargo, creemos que en la cabeza del emperador ya bullían otras posibles motivaciones. En carta desde Madrid la 26 Brandi, Karl, Carlos V; Vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial, México, Fondo de Cultura Económica, 1993. p. 289.; Martínez Millán, (dir.) La Corte de Carlos V, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000. vol. II p. 154. 27 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V: Noticias fundamentales para su historia. Madrid, Hidalguía, 1999.p. 62. 38 emperatriz ya le advertía de sospechosos movimientos franceses en fecha tan temprana como el 26 de agosto de 153528. De ytalia no se sabe acá cosa que aya de nobedad. En Francia se afirma que se haze junta armada de mar y tierra, y que la fama es contra ynglaterra; pero no se sabe que tenga alemanes ni suiços, sino aquellas legiones que a hecho de los naturales de su reyno. Hase scripto a los capitanes generales de las fronteras que estén muy sobre aviso y en toda horden, y que por esta vitoria que dios ha dado a V.M. no se descuiden, y que siempre havisen de lo que huviere. Evidentemente, la información que desde Castilla se tiene sobre Francia es ya muy preocupante desde la Jornada de Túnez, meses antes de la muerte del duque de Milán. Y no es algo que pille de sorpresa al emperador porque en esta misma carta la emperatriz le detalla una serie de obras de mejora de las fortalezas en Fuenterrabía, Pamplona y Perpiñán, con asignación de determinadas cantidades de tropas a ellas. La emperatriz no hubiera hecho esto sin antes no haber recibido instrucciones concretas de Carlos V. La idea de un ataque por sorpresa de los franceses aprovechando la desprotección que suponía el envío de la masiva armada hacia Túnez, estaba ya en la cabeza del emperador. Y aquí encontramos uno de los principales motivos del viaje a Italia con la idea de estar muy cerca de donde, con toda seguridad, se produciría el enfrentamiento. Sin embargo, nos causa estupor el hecho de que en fecha tan tardía como el 4 de diciembre de 1535, la emperatriz escriba una carta al emperador en la que rezuma una jovial alegría por los preparativos que al parecer se han hecho para iniciar la jornada de Argel29. El documento es muy largo y solo vamos a resumir aquí algunas frases sobre Argel. …holgué en gran manera…por la determinación que V.M. ha tomado de venir a estos reynos a la primavera [de 1536], y que con el armada que truxere se haga la empresa de argel, de que quedo con el alegría y contentamiento que V.M. puede juzgar… Si los visoreys de Aragón, cathaluña, valencia, cerdeña y mallorca ocurrieren a mí sobre el servicio extraordinario que V.M. dize que ha embiado a pedir aquellos reynos para la empresa de argel, se hará lo que V.M. manda. Y en lo que toca al secreto de la dicha empresa se guardará aquí…Lo que V.M. embió a mandar que destos reynos no vayan a contratrar a argel ni otras tierras que estén a obediencia de Barbarrova, porque no tenga aviso de lo que se haze en ellos… En lo que toca a la paga de las fortalezas del condado del ruysellón, y obras de Perpiñán, y paga de los mil infantes que allá residen, se ha proveido lo que V.M. dexó ordenado. 28 AGS.Estado, Leg. 31, Dto. 195 a 200, carta de Isabel a Carlos V desde Madrid. 29 AGS.Estado, Leg. 31, Dto. 219 a 234, carta de Isabel a Carlos V desde Madrid. 39 Tal parece por esta carta que el emperador ha alimentado la ilusión de España de un futuro ataque a Argel, pero sin dejar de ordenar reforzar las fronteras del norte peninsular. El sentimiento de esperanza en el futuro ataque a Argel que han despertado en la emperatriz las anteriores cartas de su esposo contrasta con la que en fecha 14 de diciembre de1535 está enviando Carlos V a su embajador en Francia en la que ya se anticipa claramente el conflicto30. Parece evidente que el emperador sabe ya desde finales de 1535 que su próximo enfrentamiento no será contra Barbarroja en Argel ni contra Solimán en algún otro punto del Mediterráneo, sino que será contra Francisco I en algún punto de Italia, posiblemente en el propio Milán. 30 AGS. Estado-K, Leg. 1484, dto. 40, Carta del Carlos V a su embajador en Francia. 40 41 CAPÍTULO 3. LA CAMPAÑA DE PROVENZA (1536) En 1535, tras la victoriosa conquista de Túnez por parte de Carlos V, el gran enfrentamiento contra el Imperio Otomano en el Mediterráneo oriental o la toma de Argel, aparecen más probables que nunca a los ojos del emperador. Esta última una solicitud de los reinos peninsulares expresada ampliamente en numerosas cartas de la emperatriz y de la nobleza castellana. Solo la actitud del rey de Francia, Francisco I, es una incógnita que hay que resolver antes de iniciar los preparativos. La Paz de Cambrai (1529) no había dejado al monarca francés más satisfecho que el anterior Tratado de Madrid (1526) y las noticias que la emperatriz Isabel remite al emperador a finales de 1535, sobre los preparativos del francés en las fronteras de los reinos peninsulares, son inquietantes. La esperada muerte del duque de Milán, Francisco II Sforza en noviembre de 1535, abre un breve periodo de toma de posiciones diplomáticas y de reivindicaciones sobre el Milanesado. La invasión francesa del ducado de Saboya deja muy clara la situación. La guerra es inevitable, la excusa: Saboya; el objetivo último: el dominio del ducado de Milán. Desde la toma de Túnez y durante meses, Carlos V viajó por Italia buscando una solución diplomática al conflicto. Cuando éste le parece ya inevitable, él mismo se pone al frente de un numeroso ejército y cruza los Alpes para invadir el sur de Francia, dando lugar a lo que los historiadores han denominado Campaña de Provenza. Es evidente que no se puede investigar sobre las formas diplomáticas empleadas en la construcción minuciosa de la Tregua de Niza, sin comprender las circunstancias históricas que llevaron a incumplir los acuerdos de la Paz de Madrid (1526) y de la Paz de Cambrai (1529), dando lugar a una nueva guerra en Italia. Ni siquiera en la Europa del Renacimiento se produce una ruptura diplomática como ésta, echando por tierra toda una “arquitectura” de política exterior, como la que supusieron estas paces, sin unas causas importantes por ambas partes. El estudio de la campaña de 1536 se muestra aquí absolutamente necesario para comprender qué cambió en el panorama político entre Francia y el Imperio para justificar la ruptura de hostilidades. Muerte del Duque de Milán. El conflicto inevitable. La posición del ducado de Milán entre Venecia y Saboya daba un enorme valor geoestratégico a su territorio en la Italia del norte. Por extensión, era también la clave terrestre para acceder a Florencia, los 42 Estados Pontificios, Nápoles y resto de los pequeños territorios independientes italianos. Milán se había convertido en la clave de toda estrategia territorial italiana31. El cambio de dinastía ducal de los Visconti a los Sforza no había reducido las ansias de poder entre determinados miembros de la nueva familia. La incursión en Italia del rey francés Carlos VIII para la toma de Nápoles, coincide con una serie de movimientos políticos en el Milanesado. Francia, con el interés por Italia que demostraba su reciente intervención, se convirtió en un agente determinante en el conjunto de la política italiana, actuando como polo de atracción o repulsión de los gobernantes pertenecientes a los diferentes territorios. El mismo día de la muerte de Gian Galeazzo Sforza el 21 de octubre de 1494, su tío Ludovico Sforza (el Moro) ultimaba todo el entramado de un golpe de estado, para hacerse con la gobernación efectiva del ducado como regente del nuevo duque legítimo, sobrino suyo, pero de muy tierna edad. A partir de este momento, los sucesivos duques de la familia Sforza llevarán a cabo diferentes estrategias políticas para mantenerse en el poder apoyando, unas veces a Francia y otras al Imperio, pero siempre con el objetivo último de su independencia de ambos poderes, que luchaban por ser predominantes en toda la península. Seguramente uno de los mayores exponentes de estas políticas cambiantes fue Francesco II Sforza, duque de Milán entre 1521 y 1535. Por otro lado, reconocido como uno de los grandes gobernantes al que el ducado debe su “Acto constitucional”, equilibrada recopilación jurídica que permitía el gobierno justo del ducado. Francesco Sforza apoyó, primero a Francia y después de Pavía al Imperio, no sin lagunas incómodas difíciles de explicar para el duque, como la conjuración de Jerónimo Morone, en la que él tuvo una clara participación y que pretendía independizar el Milanesado del dominio del Imperio. Carlos V, pese a las evidencias de la participación del duque en la conjura, llegará a perdonarle, como lo demuestra el hecho de que, en el Tratado de Barcelona de 29 de junio de 1529, en su capítulo noveno, se habla de la restitución en el poder ducal de Francesco bajo determinadas condiciones de sumisión a Imperio32. 31 Cadenas y Vicent, Vicente de La herencia imperial de Carlos V en Italia: el Milanesado, Hidalguía, Madrid, 1978, p. 369. 32 Cadenas y Vicent, La herencia imperial… p. 345. 43 El 23 de diciembre de 1529, Carlos V devuelve a Francisco María II Sforza el poder del ducado como feudo del Imperio, con la condición de que revierta de nuevo a él en el caso de que el duque muriera sin descendencia. El Milanesado volvía a ser independiente y contaba con gobernante autónomo, hasta que el 2 de noviembre de 1535 fallece el duque y, pese a los últimos intentos matrimoniales con Cristina de Dinamarca de solo 13 años, lo hace sin descendencia. La salud del duque era mala y sus muchos años hacían previsible este desenlace desde hacía ya bastante tiempo. No se puede decir que su muerte sorprendiera a nadie, es más, los principales actores habían tomado ya sus precauciones y se estaban preparando. Francisco I veía la oportunidad de sacar ventaja en Italia, necesitaba que el nuevo duque fuera proclive a sus políticas, pero esto planteaba serias dificultades porque la legalidad amparaba a Carlos V. Como señor feudal del ducado, podía darlo a quién deseara o quedárselo para gobernarlo él mismo. Esto último es lo que parece claro que ya había decidió, como lo indica en carta a la emperatriz y gobernadora en esos momentos de los reinos hispanos: A la Emperatriz, sobre lo de Milán y cosas de Stado, de Nápoles a XVIII de enero MDXXXVI. Quando fallesçió el Duque de Milán, le screvimos las provisiones que hezimos para que siendo el Stado devoluto a Nos, como feudo del Imperio, fuesse puesto y tenido por Nos y en nombre nuestro y conservado en quietud y reposo, hasta que lo proveyésemos como viésemos convenir su beneficio y al bien de la Cristiandad y de Italia33. Francisco I necesitaba un Casus Belli para alterar esta situación, en la que sus lejanos derechos familiares para aspirar al ducado eran poca cosa ante lo sólidos derechos jurídicos del emperador. Existen numerosos ejemplos documentales que demuestran los preparativos bélicos previos a la muerte del duque por parte de Carlos V. Algunos con cierta anticipación cronológica como un párrafo en una carta de la emperatriz dirigida a Carlos V en fecha tan temprana como primero de abril de 1535, poco antes de la Jornada de Túnez, en la que, de una forma un tanto críptica, habla sobre la artillería necesaria para defender el reino: Ya se acordará V.M. cómo antes de su partida se le consultó que para lo que acá en su ausencia se podría ofrescer no había el artillería necesaria para salir en campo; y aunque V.M. mostro voluntad a proveerlo, no se hizo con 33 AGS, ESTADO, Leg. 35, fol. 95, minuta de preparación de carta de Carlos V a la emperatriz Isabel de Portugal 44 la prisa que ovo. Y porque esto requiere tiempo para hazerse, y para ello dizen que será menester hasta V mil ducados, V.M. vea de dónde es servido que se provean34. Es mucho más clara otra carta en la que la emperatriz, entre otros temas, da un pormenorizado informe a Carlos V sobre las obras y preparativos de defensa que se están llevando a cabo en Fuenterrabía, Pamplona, la Cerdanya y el Rosellón35. Por otro lado, existen indicios en las poblaciones fronterizas hispanas de que la guerra es inminente: En lo que toca a la paga de las fortalezas de condado de Ryusellón, y obras de Perpiñán, y paga de los mil infantes que allá residen, se ha proveido lo que V.M. dexó hordenado. Don Francés36 nos ha escripto que en aquella frontera se ha hecho gran bullicio en el alarde que el gran Maestre de Francia fue a tomar a las legiones de aquella provincia y que, con ver aderesçar artillería y estar allí cerca de Narbona alguna gente de armas, se alteraron los de condado de Ruisellón, de manera que retiraban su ropa y ganados la tierra adentro, diciendo que el rey de Francia quería romper la guerra37. Dos cosas parecen evidentes a finales de 1535. Por un lado, la Jornada de Argel se había aplazado por el momento, lo que parece evidente desde finales de septiembre: Mandé que se imprimiese y mandase a todas las ciudades …haciéndoles saber [a los reinos de España] la resolución que V.M. había tomado y las causas que tuvo para no hacerse este año la empresa de Argel38. Por otro lado, todo el mundo está convencido de que habrá una nueva guerra entre Francisco I y Carlos V. Cuando Carlos V abandona Túnez con rumbo a Sicilia, aún piensa en Argel como el objetivo de la próxima campaña. Este año es poco prudente realizarla por estar ya la estación avanzada, la gente cansada y las provisiones agotadas. Pero la presión que el entorno castellano ha hecho al emperador a través de las cartas de su esposa Isabel de Portugal ha sido tan grande que Carlos V sigue pensando en ello. El paso de las jornadas y las noticias sobre Francia le van a ir haciendo cambiar de objetivo a lo largo de su viaje que, 34 AGS, ESTADO, leg. 30, fol. 246, original de fecha 01 de abril de 1535. 35 AGS. ESTADO, leg. 31, fol. 195 a 200, carta desde Madrid de Isabel a Carlos V, fecha 6 de agosto de 1535 36 Francés de Beaumont, capitán general en la frontera de Perpiñán. Biografías de RAH, entrada escrita por Alfredo Floristán Imizcoz, https://dbe.rah.es/biografias/28382/frances-de- beaumont#:~:text=Nieto%20de%20Luis%20de%20Beaumont,Navarra%20(1387%2D1425)., consultado el 15-11-2022. 37 AGS, ESTADO, leg. 31, fol. 219 a 234, carta desde Madrid de la emperatriz a Carlos V de fecha 4 de Diciembre de 1535. 38 Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, p. 413. Carta de Isabel a Carlos V datada en Madrid a 30 de septiembre de 1535. https://dbe.rah.es/biografias/28382/frances-de-beaumont#:~:text=Nieto%20de%20Luis%20de%20Beaumont,Navarra%20(1387%2D1425) https://dbe.rah.es/biografias/28382/frances-de-beaumont#:~:text=Nieto%20de%20Luis%20de%20Beaumont,Navarra%20(1387%2D1425) 45 por otro lado, es muy productivo en lo tocante a las arcas reales. En Palermo (Sicilia), los Estados del Reino39 le concedieron 150.000 ducados40. Por su parte, el Reino de Nápoles concede al emperador 500.000 como ayuda a los gastos pasados y presentes y 1.000.000 que se harían efectivos en años venideros41. Sumas muy importantes para la época, que demuestran cómo el aporte de dinero al imperio no fue exclusivo de Castilla. El viaje por Italia tuvo en principio un objetivo económico, como lo demuestran estas concesiones de subsidios. También una toma de contacto con los súbditos de aquellos territorios y sus problemas. Posiblemente pretendía Carlos V una entrevista personal con el papa, para tratar de lo que él entendía como males de la Cristiandad (protestantismo e Imperio Otomano), pero es innegable que según fueron pasando las fechas el objetivo principal se convirtió en preparar el posible enfrentamiento con Francisco I, sobre todo cuando en 19 de febrero de 1536 le llegó la noticia de la ocupación francesa del ducado de Saboya. Desde el principio de su llegada a Roma, las entrevistas con el papa trataron prioritariamente la cuestión del enfrentamiento con Francisco I. Ocupación francesa del ducado de Saboya. La intervención en Saboya era la base de una futura ocupación de Milán. El ducado de Saboya comprendía territorios a ambos lados de los Alpes, con Turín como ciudad más importante en el lado transalpino y territorios como Chambery y Annecy, en el actual lado francés. Su lealtad o su ocupación era vital para que Francisco I pudiera realizar sus planes sobre el Milanesado. Francisco I comienza a preparar el terreno con mucha antelación puesto que ya a finales de agosto de 1535 solicita autorización al duque de Saboya por si tuviese que atravesar su territorio hacia el Milanesado42. El duque rechazó la propuesta porque intuyó el peligro que representaba el tránsito de tropas francesas a la vez que él estaba inmerso en pleno 39 Institución equivalente a las Cortes de Castilla. 40 Keniston, Hayward, Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Madrid, Editorial Castalia, 1980, p. 166. 41 Keniston, Hayward, Ídem p. 171. 42 Le Fur, Didier, François Ier, París, Ed. Perrin, 2015, p. 690. Pese a lo amplia que es la bibliografía sobre Carlos V, esta etapa de la invasión de Saboya por las tropas francesas aparece poco descrita, ni desde la óptica de los intereses hispanos como fue la de Manuel Fernández Álvarez, ni desde la de los intereses flamencos como fue la de Gachard, ni desde la de los intereses alemanes como fue la de Brandi. Sin embargo, en esta obra de Didier Le Fur que citamos y que es relativamente reciente sobre la biografía de Francisco I, hemos encontrado una breve, pero muy interesante descripción de la campaña con abundantes citas que hemos seguido y nos han permitido obtener una visión de conjunto desde el lado francés, que es desde donde se inicia la invasión. Haremos alusión a ella en las próximas citas, intentando no ser muy reiterativos. 46 conflicto con la ciudad de Ginebra, sobre la que tenía ciertas aspiraciones, que a su vez era la protegida de Berna en favor de la cual, Francisco I querría intervenir. El rey francés envía a Guillaume de Poyet ante el duque para negociar el asunto ginebrino, exigiéndole la evacuación de la ciudad al mismo tiempo que le recordaba ciertos derechos que la corona francesa tenía sobre parte del territorio saboyano en virtud de su herencia materna. La situación era propicia, la excusa creíble, el momento adecuado. Francisco emprende la conquista y ocupación del ducado43. En este momento el duque era Carlos III, casado con Beatriz de Portugal, hermana de la emperatriz y cuya política, en general, estaba inclinada hacia la Casa de Austria. Desde enero de 1536, el embajador imperial en Francia y los agentes (hoy llamaríamos espías) destacados en el territorio francés, empezaron a informar de preparativos de Francisco I para invadir el ducado de Saboya y atacar Milán, una vez ocupado ese territorio estratégico44. La noticia de la ocupación de Turín le llega al emperador el 3 de abril de 153645, justo en el momento en que está haciendo su entrada en Roma para entrevistarse con el papa. Muy probablemente, este hecho provocó en el emperador un efecto fulminante e hizo que su estrategia sobre el conflicto variara drásticamente. Hasta este momento, tanto Cobos como Granvela, los dos más importantes consejeros de Carlos V, habían apostado por la negociación. Cobos conocía la crítica situación de las arcas imperiales y para él, un nuevo conflicto en Italia llevaría a la ruina al emperador. Granvela, con una visión global de los asuntos de política exterior, veía el posible enfrentamiento, como un obstáculo que retrasaría su estrategia contra el Imperio Otomano y que dilataría un acuerdo con los protestantes para el encauzamiento y resolución de ese conflicto. El duque de Saboya pide protección al emperador y éste acepta socorrerle. Ordena la recluta de tropas en el Tirol para proteger Milán y Saboya de los franceses, a la vez que da instrucciones a Andrea Doria para agrupar su flota en Génova y reordena las tropas existentes en Nápoles por si tuviesen que intervenir. No se olvida del plano político puesto que será en este momento cuando reconozca a Alejandro de Médicis en Florencia con un pacto matrimonial que incluía a su hija natural Margarita. Es evidente que el emperador apoya al duque de Saboya porque será el medio para conservar Milán y que, no solo pretende 43 Le Fur, Didier, François Ier, … p. 690-691. 44 Keniston, Hayward, Ídem, p. 169. 45 Keniston, Hayward, Ídem, p. 175. 47 detener la posible invasión de los franceses, sino mantener toda Italia bajo su dominio, directo en el caso de unos territorios e indirecto, en el caso del resto. En el momento en que todo el mundo conoce los preparativos del contrario, Francisco I toma la iniciativa y ordena a Chabot de Brion avanzar más allá de las fronteras del ducado e invadirlo, en torno al 15 de febrero de 1536 estará en Bresse, en los días sucesivos ocupó Bugey, Valromey y el 23 Bourg-en- Bresse. El avance fue tan rápido, que el duque de Saboya no pudo hacer nada para impedirlo. Mientras, en territorio francés entre Grenoble y Briançon, se estaba formando el grueso del ejército destinado a consolidar la ocupación. Du Bellay en sus memorias nos da las cifras que nosotros tomamos de Didier Le Fur46: 800 hombres de armas (caballería pesada) 1000 caballos ligeros (caballería ligera) 4000 legionarios del delfinado. 7000 legionarios reclutados en Normandía, Champaña y Langedoc. 2000 aventureros franceses. 3000 aventureros italianos. 6000 lansquenetes alemanes. 2 parques de artillería (de los que no se indica número de cañones, características ni municionamiento) No solo Carlos V asegura los posibles frentes colaterales como era el de Florencia. Francisco I envía a Jacques Colín el 9 de marzo, cuando ya se había puesto en marcha la invasión, ante el duque de Gueldre para organizar una posible invasión de los Países Bajos, donde algunas noticias avanzaban que se estaría agrupando una armada para ayudar al emperador. El 23 de marzo, ya con el grueso de la armada francesa, procede a la ocupación efectiva de todo el territorio saboyano, llegando hasta Turín, Suse y 46 Le Fur, Didier, François Ier, …p. 690 y 1114. 48 Cherivasso en muy pocos días sin encontrar resistencia. A mediados de abril de 1536 las tropas francesas llegan hasta Savigliano, en el límite del territorio Saboyano y enfrente del campamento de Antonio Leyva, pero el enfrentamiento no llegaría todavía en este momento47. Francisco I había enviado al cardenal Juan de Lorena a encontrarse con el emperador. Abandonó la corte francesa con esta misión el 15 de abril de 1536 y pasó por Savigliano para lograr la promesa, tanto de Chabot como de Leiva, de una tregua de varias horas mientras él negociaba con Carlos V, pero ya no estaba allí, había emprendido el camino de Roma a finales de marzo para entrevistarse con el papa, quien no había aceptado romper públicamente con el rey francés por el apoyo que prestaba a la causa de Enrique VIII en relación con el divorcio de Catalina y que, además tenía sus propias ideas para evitar el conflicto: casar a Carlos de Angulema de unos 15 años por aquellas fechas con la viuda del fallecido duque de Milán, mucho mayor que él48. Posiblemente Carlos V tomara la decisión de ir a la guerra contra Francia en este momento, pero todavía no lo comentó con sus consejeros, puesto que, en el discurso que realizó ante el papa días más tarde, y que analizaremos más adelante, todo lo que en él dijo, les cogió por sorpresa. Llegados a este punto es conveniente preguntarse ¿en qué momento el conflicto se hace ineludible? Por lo menos en lo que refiere a los planes de Carlos V, todo parece indicar que aún conserva esperanzas en un arreglo diplomático, cuando a principios de 1536 envía a Francia a su secretario Mateo Strick, con instrucción de negociar una tregua con Francia en el conflicto abierto con el duque de Saboya49. Desde 1530 era embajador de Carlos V ante el duque de Milán Marino Caracciolo50, personaje fundamental en la diplomacia carolina, que tuvo un importante papel cuando, una vez fallecido el duque Francico II Sforza, comienza a gestarse en la corte imperial un movimiento, promovido desde los embajadores españoles en las cortes y territorios imperiales, para que Milán no se infeudara de nuevo y permaneciera en manos de emperador. La otra opción, de las que eran partidarios los militares y gobernadores de Carlos V en suelo italiano, era la de enfeudarlo, con fórmulas restrictivas, al segundo de 47 Le Fur, Didier, François Ier… p. 692. 48 Le Fur, Didier, François Ier… p. 693. 49 AGS. Estado K, leg. 1642, doc. 5, año 1536. 50 AGS. Estado, leg. 1557, f. 319, año 1530. 49 los hijos varones de Francisco I. Estas fórmulas y otras, aún más retorcidas, fueron manejadas con solvencia en la negociación por parte de Caracciolo51. Milán se convierte en el eje del problema, más si cabe que la propia ocupación del ducado de Saboya por parte francesa. Es indudable que Saboya se planteó como la excusa, pero Milán era la meta última del ataque, por lo que las negociaciones diplomáticas sobre el futuro del ducado se convirtieron en el tema central52. La postura neutral y negociadora que desde el primer momento adoptó en el conflicto el nuevo papa, Paulo III, fue también determinante para que éste, a la postre, no se extendiera entre otros territorios italianos, como sí lo habría hecho si se hubiese adoptado, como en otros casos, el sistema de Liga de Estados. De estos primeros contactos diplomáticos se encargaron el general de los franciscanos, Fray Vincenzo Lunel por parte de Carlos V y los cardenales Trivulzio y Sanseverino, llegados por parte del papa, que se reunieron cuando la comitiva imperial se estaba acercando a Roma53. Para Francisco I había supuesto una gran frustración la pérdida de Milán, que tan brillantemente había conquistado en la batalla de Marignano (1515), lo que derivó en una permanente búsqueda de fórmulas para readquirirlo, bien por vía militar, con la creación de un ejército nacional francés basado en unidades que se denominarían legiones y que imitarían en parte la estructura de los tercios; bien por vía de negociación. Para ello, desde la Paz de Cambrai (1529), había desplegado una amplia ofensiva diplomática en varios frentes: • Ante Enrique VIII de Inglaterra. Aprovechando su empeño por el divorcio de Catalina de Aragón, le prometió su apoyo ante el papa y la ayuda de la Sorbona en el debate que había promovido ante la Santa Sede para conseguirlo. • Ante la Liga protestante de Smalkalda, al apoyar de forma decidida la ocupación del ducado de Wurttemberg y la reposición de duque Ulrico, expulsado por las tropas de Fernando, hermano del emperador. 51 Marino Caracciolo (1469-1538), biografías de la RAH, entrada escrita por Massimo Carlo Giannini, https://dbe.rah.es/biografias/14325/marino-caracciolo, consultada en 14-11-2022. 52 AGS. Estado, leg. 1180, año 1544. Este legajo es de gran importancia para el conocimiento de las diferentes posturas que existieron en 1536 sobre el destino último del ducado de Milán, que aparecen expuestas en el debate posterior del Consejo de Estado sobre la conservación de Milán o Flandes. 53 Ochoa Brun, Miguel, Historia de la Diplomacia Española, Vol. 5, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1999, p 243. https://dbe.rah.es/biografias/14325/marino-caracciolo 50 • Ante Roma, donde promovió, gestionó y logró la boda de su hijo Enrique (futuro Enrique II, aunque en ese momento segundogénito al trono de Francia) con Catalina de Médicis, sobrina de Clemente VII54. • Ante Barbarroja. Quizá el movimiento diplomático más arriesgado. Éste partía de los tiempos de su cautiverio en Madrid, cuando su madre Luisa de Saboya, en esos momentos gobernadora del reino en la obligada ausencia de su hijo, los había iniciado por ser Barbarroja un poderoso instrumento, para mantener en constante estado de defensa y ansiedad la costa mediterránea de los reinos hispanos. Cuando Jeireddin, se convierte en almirante del Imperio Otomano, la alianza francesa toma, por este hecho, un valor geoestratégico hasta entonces desconocido, no solo ante Carlos V, sino ante la cristiandad en su conjunto. El día 3 de abril de 1536, estalló de forma oficial el conflicto con Francia. A partir de este momento el grado de irritación del emperador contra el papa, por su insistente postura de neutralidad, y contra Francisco I, por lo que él consideraba traición a la palabra dada en su liberación en 1526 y a la firma de la Paz de Cambrai (1529), hace que algunos movimientos, aparentemente diplomáticos, no lo sean en realidad, sino que formaron parte de una escenificación de la legitimidad del conflicto. Como tal debemos entender el discurso del 17 de abril ante el papa, sus cardenales y los embajadores acreditados en Roma, el desafío en combate singlar al rey francés, las peticiones de copia escrita del discurso por parte del embajador francés, la negativa de Francisco I ante el embajador imperial de haber recibido noticia del desafío, el nuevo plazo dado por el emperador, etc. Se trata de intervenciones diplomáticas que poco o nada tuvieron que ver con la búsqueda de la paz, sino de una grandilocuente justificación de la inevitabilidad del enfrentamiento armado. Entrada de Carlos V en Roma. El discurso ante el papa y sus consecuencias El día 4 de abril de 1536, la comitiva de Carlos V llega a San Pablo Extramuros. Al día siguiente el emperador hace su entrada triunfal en Roma. 54 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V, el César y el hombre, Barcelona, Editorial Espasa, 2015. p, 515. 51 Conviene recordar algunos hechos para enmarcar esta visita. Los graves acontecimientos del Saco de Roma (1527), están aún recientes en el ideario colectivo del pueblo romano. El papa había cambiado recientemente, ahora lo era Paulo III, y su talante, tal como Carlos V había confirmado por los contactos diplomáticos previos, no era tan anti-imperial como lo fue Clemente VII, pero tampoco era pro-imperial y su ambigua neutralidad molestaba al César que creía tener toda la razón ante el enfrentamiento que se avecinaba. El día 6 de abril de 1536 se produce el primer encuentro con el papa. El día 7 de abril de 1536, se lleva a cabo la primera entrevista formal. En ella el emperador expone sus quejas y sus puntos de vista: • Francisco I no respetaba los tratados de paz firmados en Madrid y Cambrai. Se armaba a sus espaldas, invadía Saboya y pretendía Milán. • Él, que como emperador se había centrado en la lucha contra el infiel, había gastado en ello el patrimonio imperial para proteger a los cristianos y perseguir a Barbarroja. También había hecho todos los esfuerzos posibles por contener la expansión del luteranismo. • Nunca buscó más que la conservación de su herencia patrimonial, sin querer ampliarla con la guerra o la ocupación, como sí lo hacía el rey francés. • Como emperador, no podía consentir que Francisco I invadiese Saboya, porque ese territorio era feudo del Imperio. Además, el duque era su cuñado (curioso argumento porque también Francisco I lo era) • Tampoco podría consentir que amenazase con la toma de Milán porque también era feudo imperial y, por tanto, estaba bajo su protección. Durante esta entrevista y las que mantuvo con el papa en los días siguientes, Carlos V intentó convencerle para que se coaligase con él en la defensa de esos territorios. La insistente postura antibelicista que esgrimió Paulo III en todo momento, llevó a Carlos a buscar, tan solo como mal menor, la neutralidad de los Estados Pontificios en caso de Conflicto. Una vez transcurrida la Semana Santa y de una forma un tanto sorpresiva, el emperador convoca el 17 de abril de 1536 una reunión con el papa, a la que quiso que asistiera también todo el Colegio Cardenalicio y el cuerpo diplomático en pleno destacado en Roma. Ante todos ellos pronuncia un discurso, que representó un hito importantísimo en aquel momento y que será muy estudiado por las grandes 52 corrientes historiográficas hispanas del siglo XIX y XX. No es este el momento de tratar este tema a fondo, pero sí el de analizar cómo afectó el discurso al conflicto en ciernes. La razón de que lo pronunciara en castellano, hay que buscarla más en el hecho de molestar al rey francés, a quién al fin y al cabo iba dirigido, que a una supuesta españolidad del emperador a la altura de 1536. La lengua materna de Carlos fue siempre el francés, que habló de forma exclusiva hasta los 17 años, y en la que se expresó asiduamente en la correspondencia que mantuvo con sus hermanas Leonor y, sobre todo, María. A estas alturas de su vida, Carlos hablaba y entendía perfectamente el castellano y quiso marcar diferencias lingüísticas con quién él consideraba su enemigo. Cabe pensar que la lengua que debería haber empleado ante aquel insigne auditorio era el latín, idioma oficial de la diplomacia vaticana y que, por extensión, entenderían la mayor parte de los convocados a esta reunión, pero el emperador nunca se sintió cómodo expresándose en ella y quiso decir aquel largo parlamento, que improvisó a partir de unas breves notas que llevó escritas en un papel, en el idioma en el que en aquellas alturas de su vida mejor sabía articular su pensamiento y éste era posiblemente el castellano. El discurso fue una lista de reproches a Francisco I y una no menos larga lista de justificaciones hacia su propia política imperial y a sus deseos de paz. Como remedio a todo ello propone dos salidas. Una sería dar Milán a Carlos de Angulema, tercer hijo varón del rey francés, con la condición expresa de que su ejército abandonase el Piamonte y el ducado de Saboya y no reclamase para sí mismo nunca más el ducado de Milán. La respuesta de Francisco I debería llegar al emperador en el plazo de los siguientes veinte días. En el caso de que ésta fuese negativa, para evitar el derramamiento de sangre inocente, le proponía un combate singular entre ellos dos solos en un campo cerrado. El premio del vencedor sería Milán y la obligación de poner sus tropas a la disposición del Santo Padre para defender a la cristiandad de los infieles. El resultado mostraría quién había sido elegido por Dios como paladín del mundo cristiano y a quién daba la razón sobre el contencioso que los dos mantenían. Posiblemente pocas cosas haya tan medievales como la que acabamos de describir. También nos demuestra que el deseo de ruptura por parte del emperador era ya evidente. La decisión de la guerra a escala individual o a escala general estaba ya tomada. Por fin el 24 de abril el cardenal Juan de Lorena llega ante el emperador que se encontraba en Siena. Todavía tuvo que esperar tres días a ser recibido por el emperador. Intentó defender ante Carlos V la postura de su señor, pero solo logró de él que se mantuviese firme en su propósito y repitiera la oferta de 53 cesión a Carlos de Angulema. El cardenal, que había fracasado ante el emperador, viaja hasta Roma y lo intenta ante el papa, pero éste le reitera su posición de neutralidad. Mientras tanto, Carlos V emprende su ruta hacia el Milanesado. Podríamos considerar que en Roma fracasó la última oportunidad para la negociación y para evitar la guerra. El cronista Sandoval, describe al emperador “encendido en cólera” y destaca el asombro con que fue recibido el discurso entre el papa, los obispos, los embajadores y los propios consejeros del emperador Cobos y Granvela55. Posteriormente, cuando más adelante escribió a la emperatriz Isabel sobre el discurso, lo describe como necesario para su justificación56. Y, si repasamos sus párrafos, observamos que todos apuntan en este sentido. Esto no es nuevo en la política imperial, tenemos buena prueba de ello en los discursos de las aperturas de Cortes en Castilla y Aragón57. Carlos V buscó la justificación ante sus súbditos de sus motivaciones políticas. El discurso de Roma tiene este sentido, aunque en un escenario más amplio que el estrictamente hispano. Didier le Fur nos aporta un dato interesante. Si recordamos, se había llegado al acuerdo de no romper hostilidades entre Leyva y Chabor de Brión para facilitar que el cardenal Juan de Lorena se entrevistase con el emperador. Esto perjudicó gravemente la ofensiva francesa puesto que permitió a los imperiales mover sus tropas por el valle del Poo y el Tesino preparándose para neutralizar una posible invasión de Milán. La tregua expiró el 18 de abril y para entonces Leyva había avanzado su campo hasta Chivasco. El 12 de mayo estaba ya en Settimo, cuando cayó enfermo y se detuvieron todos los movimientos de tropas58. ¿Cuál había sido la reacción de Francisco I a todo lo que hemos venido relatando? En estas fechas se encontraba en Lyon, ciudad importante y suficientemente digna para el alojamiento real y de toda la corte y, sobre todo, cercana al lugar donde se iban a producir los acontecimientos. Cuando le llegan las noticias del discurso del emperador del 17 de abril, por una parte, y del fracaso de su embajador el cardenal Juan de Lorena de otra, dicta dos cartas. Una dirigida por Jean Du Bellay en nombre del rey al papa y sus 55 Sandoval, Fray Prudencio, Historia del emperador Carlos V, Edición de 1846, tomo 3, p. 12. 56 AGS, Estado, leg.1459, fol. 161. 57 Carretero Zamora, Juan M., Carlos V, el servicio de las Cortes de Castilla y la deuda de la Monarquía Hispánica (1516-1556), Madrid, Ed. Sílex, 2016. pp. 50 y ss. 58 Le Fur, Didier, François Ier…p. 694-695. 54 cardenales y otra dirigida a Enrique VIII como su principal aliado59. Al papa le exponía sus argumentos y sus derechos sobre Saboya. Sobre el duelo singular declaraba que las espadas de ambos contendientes serían muy cortas para luchar desde tan lejos, dando a entender que no lo aceptaba. Sobre la guerra, argumentaba que en ningún momento la había iniciado contra el emperador y solo la emprendía para ayudar a sus aliados los cantones suizos, en su contencioso contra el duque de Saboya. Didier le Fur indica que también se escribió e imprimió otro texto dirigido al pueblo de Francia60. El hecho de que fuera impreso nos da idea de que se pretendía una amplia difusión del mismo. Tiene una estructura muy renacentista a modo de diálogo en una carta que un francés escribía a un alemán, súbdito del emperador. El alemán exponía las afirmaciones del emperador, mientras que el francés las iba refutando una por una, defendiendo los argumentos del rey de Francia: • La validez de la investidura sobre Milán que en 1509 otorgó Maximiliano I a Luis XII de Francia. • El rechazo de Carlos V a la restitución de Navarra a Enrique de Albret. • Sus derechos legítimos sobre muchos de los territorios que ocupaba el duque de Saboya en ese momento. • La tiranía del emperador en su voluntad de reducir drásticamente las libertades alemanas. • Su ambición de gobernar sobre toda la cristiandad. • La inhumanidad de un emperador que había enviado a galeras a los servidores de los hijos de Francia [entendemos que se trata de los servidores de sus hijos cuando estuvieron presos en España, pero no se aclara] • La contradicción de las acusaciones que le hacía sobre su entendimiento con Barbarroja, cuando él había sido el primero que, junto a su hermano Fernando, Había firmado una paz oficial con Solimán II. 59 Le Fur, Didier, François Ier…p. 694. Para escribir estos acontecimientos, La Fur se basa en Les Memoires de Mess. Martin du Bellay, Seigneur de Langey, contenans le discours de plusieurs choses aduenües au Royaume de France, depuis MDXIII, iusques au trespas du Roy François premier, ausquels l’Autheur a inferé trois liures, & quelques fragments des Ogdoades de Mess. Guillaume du Bellay, seigneur de Langey, son frere. Paris, A l’Oliuier de P. l’Huillier, rue S..Iacques, 1569. Obra digitalizada en Gallica: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b86246509.image#, que hemos consultado el 15-11-2022. En los libros quinto y sexto, aparece el relato de los hechos de estos años. 60 Le Fur, Didier, François Ier… p. 694 y 1114. El autor aporta como nota al final del libro la siguiente reseña: BNF, coll. Rothschild IV-7-66, p. Aiv-Ei4. Aunque hemos buscado activamente en Gallica, no hemos podido acceder al documento original, por lo que hemos de seguir la descripción que hace Didier del contenido de éste. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b86246509.image 55 • Todos los alemanes deberían saber que su señor era un hombre malvado, ladrón y cruel, capaz de maltratar a los niños y lanzarlos al peligro de ser prisioneros. Todo este tiempo de justificaciones planfletarias fue activamente empleado en preparar la guerra, diseñar planes de ataque, renovar las defensas y activar las alianzas. En este sentido ambos bandos solicitaron su apoyo a Enrique VIII. Francisco I le propuso el matrimonio del segundo de sus hijos con María y Carlos V le propuso cederle el Milanesado61. Además, existió una embajada de Guillaume Du Ballay en mayo ante los príncipes alemanes para convencerles de que no ayudasen al emperador y le permitiesen reclutar más compañías de lansquenetes. En los cantones suizos será el embajador permanente de Francia, Daugerant de Boisrigault el que confirme el apoyo a la causa francesa y reclute hombres62. Itinerario de Carlos V desde su acercamiento a Roma hasta el final de la campaña militar Desde hace ya bastantes años tenemos, entre otras, una fabulosa herramienta para conocer con mucha aproximación, en qué lugar se encontraba el emperador, día a día, durante todos los años de su vida. Se le denomina Itinerario de Foronda. Está basado en la data de la correspondencia conocida (en el momento en que se elaboró) que emitió Carlos V, tanto personal como institucional. En general toda carta cuenta con tres elementos reconocibles que forman la data: la fecha en que se escribió, el lugar desde el que se emitió y la firma de quien la redactó o la mandó redactar; en nuestro caso el emperador. Sin entrar en mayores precisiones paleográficas que no debo abordar aquí, basándose en la data de la correspondencia de Carlos, se publicaron a principios del siglo XX todos los itinerarios recorridos por el emperador a lo largo de su vida63. Este conjunto de datos me ha permitido, mediante su informatización, realizar un cuadro estadístico que pretende hacer visibles los lugares donde el emperador tuvo una estancia más prolongada, 61 Papiers d’État du Cardinal de Granvelle, d’après manuscrits de la Bibliothèque de Besançon, publiès sous la direction de M.Ch. Weiss, Tome II (lettres du 1533 jusqu’à 1543), Paris, Imprimière Royal, 1841, p 486 y siguientes, existe versión digital en Gallica, https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k6225404t?rk=21459;2, consultada el 14-11-2022. 62 Rott, Edouard, Histoire de la représentation diplomatique de la France auprès des Cantons Suisses, de leurs alliés et de leurs confédérés (1430-1559), Berne, Imprimerie A. Benteli & Co., 1900. Pp. 403-405. Digitalizada en Gallica: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k55541806.texteImage#, consultada 15-11-2022. 63 Foronda y Aguilera, Manuel, Estancias y viajes del Emperador Carlos V desde el día de su nacimiento hasta el de su muerte, comprobados y corroborados con documentos originales, relaciones auténticas, manuscritos de su época y otras obras existentes en los Archivos y Bibliotecas públicos y particulares de España y el Extranjero, Madrid, RAH, 1914. Está digitalizado y trabajado en parte en https://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/CarlosV/5_3_foronda_1.shtml, consultado el 15.11.2022. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k6225404t?rk=21459;2 https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k55541806.texteImage https://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/CarlosV/5_3_foronda_1.shtml 56 además de la ruta empleada desde su aproximación a Roma hasta el final de la campaña, cuando embarcó en Génova con rumbo a Cataluña. Ilustración 4. Este grafico indica las ciudades que recorrió Carlos V desde que llegó a Roma hasta que retorna con su ejército de la campaña de 1536. Los picos azules indican en número de días que permaneció en cada una de ellas. Donde son más alto significa que pasó más días. Con círculos rojos se señala su estancia en Roma, en Asti y Savigliano, y durante la campaña. En el gráfico destaca claramente (en rojo) los días de estancia en Roma, así como los de su estancia en Asti, y los de su permanencia en Savigliano, muy cerca de la cercada Fossano, donde estuvo esperando que Leyva rindiera su guarnición y la zona en la que se desarrolló la campaña, ya en la Provenza Francesa. Ilustración 5. Todas las poblaciones que, según el Itinerario de Foronda, recorrió Carlos V desde su salida de Roma. 57 Preparación de la campaña. Consejo de guerra en Asti. Es evidente que Carlos V, una vez tomada la decisión de responder militarmente a Francia, pretende hacerlo de una forma definitiva. Acabar de una vez por todas con el problema que tan persistentemente ha representado Francisco I para su política imperial, desde que fue elegido emperador y que tan insistentemente ha renacido tras la Paz de Madrid y tras la Paz de Cambrai. Francia había quedado totalmente arrinconada por los territorios heredados por Carlos de sus abuelos maternos y paternos, más la ampliación que supuso su designación como emperador, por lo que buscó romper el cerco que los mismos suponían, a través de la figura carismática de su rey Francisco I y mediante su expansión territorial en Italia. Ahora Carlos V quiere asentar el golpe definitivo atacando desde dos frentes. Desde Flandes intentará llegar a París, o por lo menos dividir las fuerzas francesas. Desde Milán se adentrará en Francia, llevando la guerra a territorio enemigo, en una dirección que, por lo menos cuando sale de Roma y seguramente hasta que pasó unas semanas en Asti, no estuvo nada clara. El 24 de mayo el emperador se aloja en Alejandría, donde se reencuentra con Andrea Doria. El 26 ya está en Asti. La recluta de efectivos hace tiempo que se viene realizando. Conocemos el total de hombres y artillería por la documentación de Simancas64. • 24.000 infantes alemanes. • 26.000 infantes italianos. • 10.000 infantes españoles. o (60.000 tropas de infantería en total) • 70 piezas de artillería de diferentes calibres, resultantes de la suma de las sacadas de Milán, de Génova, algunas cedidas por el duque de Mantua y las cogidas a Barbarroja en la Goleta. • 9.900 pelotas de hierro. • 600 pelotas de piedra. • Caballería, tanto pesada como ligera, de la que no se especifica número. • 1000 caballos para el arrastre de la artillería y su munición. • 300 carros tirados por 1500 caballos para el trasporte de la impedimenta. 64 AGS, ESTADO, Leg.1564, Fol. 57. 58 Aunque, como suele ocurrir en estos casos, las cifras varían en función de las fuentes y las francesas (referidas a las tropas imperiales) arrojan números significativamente diferentes. Como hemos indicado arriba el total de efectivos de infantería indicado en los documentos de Simancas es de 60.000, mientras que el que indica la fuente de Didier Le Fur, sumados todos los efectivos de infantería, da un total de 40.000: L’empereur avait rassemblé autor de lui 11.000 lansquenetes, 7.000 italiens, 2.000 espagnols et les bandes qui avaient survécu à l’expédition d’Afrique, soit au total près de 40.000 fantassins65. Varias cosas nos llaman la atención. Una diferencia total de un tercio (1/3), nos parece excesiva. El hecho de que los datos aportados sean tan redondos (60.000 contra 40.000) nos hace pensar que el contaje de los efectivos es, cuando menos, solo aproximado. Es llamativo que 20.000 de los infantes, según la fuente francesa, sean “las bandas” que habían sobrevivido a la Jornada de Túnez, lo que nos hace suponer la parcialidad de la fuente, por otro lado, muy lógica en tiempos de guerra. Sean cual fueren las cifras reales, el tamaño de este ejército era enorme para la época y debemos suponer que su marcha lenta, atravesando los puertos de montaña alpinos, debió resultar épica por el esfuerzo. También forma parte de la “épica” de esta campaña, la obtención del grueso de los fondos para la misma, mediante el secuestro del oro de los galeones de Indias. Los 600.000 ducados en oro que se consiguieron de esta forma constituyeron un alivio fundamental para las finanzas imperiales66. Los franceses prepararon una táctica basada en acantonar parte del ejército invasor en una serie de plazas fuertes dentro del territorio Saboyano en el lado italiano de los Alpes tales como Turín, Fossano y Coni. Estaban en el camino natural hacia los pasos alpinos y contaban que una vez bien abastecidas y municionadas pudieran resistir un asedio prolongado hasta la llegada del invierno. En aquella época ningún ejército se podía permitir el bordear sin asaltar una de estas plazas bien avitualladas por el riesgo de que, tras su paso, el ejército acantonado saliese y atacase por la retaguardia del que había eludido el sitio. El resto del ejército se situaría en las poblaciones próximas a los pasos alpinos con idea de impedir los intentos por parte de las fuerzas imperiales de pasar al otro lado. Este plan exigía una fuerte dispersión de fuerzas, 65 Le Fur, Didier, François Ier… p. 696. 66 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V el César y el hombre, Barcelona, España, 2015, p. 536. 59 lo que suponía su punto débil porque hemos de recordar que, a estas alturas, los franceses no sabían todavía por donde atacarían los imperiales ni cuales serían sus objetivos. Estos solo quedaron claros en un consejo de guerra que se celebró mientras el emperador estaba en Asti. Allí se plantearon y discutieron varias estrategias. Para Antonio Leyva, gobernador de Milán y jefe del ejército que iría por tierra, la campaña debería limitarse a recuperar los territorios ocupados por los franceses, tanto en el Piamonte como en el ducado de Saboya y reponer a su duque en el poder. Proponía, por tanto, una operación de alcance limitado que recuperara el estatus quo anterior a la invasión. Leyva tenía gran experiencia en las Guerras Italianas y conocía las dificultades que suponían los movimientos de grandes ejércitos. También sabía que llevar la guerra a Francia daba al enemigo la fortaleza de la defensa del propio territorio contra la que un ejército, incluso de las dimensiones del que se había reclutado, tendría serias dificultades. Su visión se basaba en el realismo que da el conocimiento de los medios de los que uno dispone y de los que cuenta el enemigo. Andrea Doria, responsable de la marina imperial que se movería por el Mediterráneo como apoyo de las tropas de tierra, proponía una estrategia diferente, en gran medida apoyada por la experiencia de la Jornada de Túnez (1535), en la que sus galeras tuvieron un papel definitivo en el cerco y bombardeo de la Goleta y en los movimientos logísticos de tropas, pertrechos y vituallas. Para él, el objetivo último de la campaña debía ser la toma de Marsella, seguramente el más importante puerto francés en el Mediterráneo. Para conseguirlo, era necesario que se produjese un doble avance. De un lado las tropas de tierra ocupando la Provenza hasta llegar a Marsella, de otro la flota bordeando la costa y poniendo cerco a la ciudad desde el mar. Parece innegable que la ocupación de gran parte del sureste de Francia hubiera sido un fuerte golpe para la monarquía francesa, pero también es cierto que no andaríamos muy desencaminados si especulamos con la posibilidad de que Doria, genovés de nacimiento, barajase la idea de gobernar para el emperador esa franja de terreno y, sobre todo, Marsella, la gran y eterna enemiga de Génova. En la cabeza de Carlos V bullía otro plan distinto de los dos anteriores. Manuel Fernández Álvarez, gran conocedor de todo el universo carolino, nos lo releva en alguna de sus obras67. Parece muy probable que el emperador quisiese atravesar con el grueso de las tropas el paso alpino de Mont-Genève para caer 67 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V el César y el hombre, Barcelona, España, 2015, p. 538. 60 sobre Grenoble y llegar hasta Lyon, donde estaba Francisco I. En principio parece un plan de campaña un tanto descabellado, porque se adentraba profundamente en territorio francés, sin apoyo por mar, teniendo que arrastrar toda la impedimenta, artillería y munición por los pasos montañosos y teniendo que hacer frente al grueso del ejército francés en su propio territorio. Pero si nos ponemos un momento en la cabeza del emperador (ejercicio arriesgado desde la ortodoxia histórica, pero necesario cuando se busca respuesta a por qué se produjeron determinados acontecimientos), este plan nos aparece como plenamente coherente. En principio es el único que busca el enfrentamiento directo con Francisco I, encaminándose por la vía más rápida hasta el punto donde los agentes transmiten que está en aquel momento. Por otro lado, es la dirección más directa hacia París, complementando así el ataque que desde Flandes estaba previsto hacer contra Francia. Este ataque, además ponía muy cerca del ejército imperial los territorios de Borgoña, antigua e insistente reclamación de Carlos. Era, por tanto, un proyecto ambicioso, pero que, desde el punto de vista del emperador, pretendía solucionar de una vez, muchas de las claves de la política imperial. Ilustración 6. Las tres posibles vías de ataque según las estrategias que se barajaron en el consejo de guerra de Asti. 61 La decisión final sobre la estrategia elegida estuvo muy influida por la resistencia de Fossano, ciudad que se encontraba en el camino hacia los pasos alpinos y cuya guarnición francesa de ocupación, estaba ofreciendo una persistente resistencia al cerco que le había impuesto Antonio Leyva. Como ya dijimos, era impensable continuar con una ofensiva sin que hubieran caído todas las plazas fuertes en el camino de ésta, la resistencia de esta ciudad supuso un retraso determinante en el futuro curso de la campaña ¡Cómo seguir adelante sin tomarla y arriesgarse a que su guarnición saliese a hostigar la retaguardia del ejército imperial! Un mes tardó en rendirse. Para cuando lo hizo, la estación estaba avanzada y en el último consejo de guerra en Asti, se optó por la opción de Andrea Doria: un ataque hacia la Provenza con el objetivo de tomar Marsella, cuyo avance sería apoyado desde la costa por las galeras genovesas. Por parte francesa, aunque era poco probable un ataque desde España, la frontera sur se aseguró con un retén de tropas bajo el mando de Enrique de Albret, autodenominado rey de Navarra. Por el lado de Flandes era mucho más probable un ataque por lo que se destacaron fuerzas al mando del duque de Vendôme para que aseguraran Picardía. Las ciudades de Thérouanne, Montreuil, Doulles y Rue completaron su guarnición y se aprovisionaron para resistir un ataque desde el norte. Ilustración 7. Fossano, con su resistencia al cerco de los imperiales, influyó en el sentido final de la campaña de 1536. 62 Desarrollo de las operaciones militares. A principios de julio de 1536 las tropas imperiales, vencida la resistencia de Fossano, habían ocupado el Piamonte y habían superado la línea defensiva que habían previsto los franceses para retrasar el avance hacia las cumbres de los Alpes. Se concentran en Savigliano, conde Carlos V establece su campamento. Aquí se producen las últimas tentativas de negociar la paz por parte de los enviados papales, cardenal Mario Caracciolo, enviado ante Carlos V y el cardenal Agostino Trivulzio, enviado al rey francés. Cada uno de ellos se reafirma en sus posiciones por lo que el enfrentamiento es inevitable. Por el norte empezó antes, a primeros de julio con la ocupación del ejército que María había formado en Flandes y que tomó el castillo de Honecourt. Por el sur, el ejército de Savigliano no se pone en marcha hasta el día 13 de julio. A mediados de julio, tal como se refleja en el grafico elaborado con los datos de Foronda y más concretamente ente el 17 y el 25 de Julio, Carlos V atraviesa los Alpes por el paso de Tenda, situado al lado de la imponente mole de punta Argentera. Al frente de ejército la caballería ligera mandada por Ferrante Gonzaga68, después el duque de Alba con la caballería pesada. Detrás el propio emperador al frente de la infantería. Como ya hemos dicho, este plan establecía que tanto la artillería como las vituallas, impedimenta y municiones fueran trasportadas por las galeras que costeaban a la altura de Niza. Las tropas durante la marcha sólo llevaron raciones para cinco días, que eran el número máximo previsto para atravesar los puertos. El 25 de julio de 1536, Carlos V entró en Niza. El resto del ejército acampó a las afueras de la ciudad y se abasteció de las galeras. Tras unos pocos días de descanso, iniciaron la marcha atacando Antibes y Cannes, ya en territorio francés. El 1 de agosto de 1536, el ejército imperial llegó a Fréjus, lugar muy importante en el plan establecido porque aquí se desembarcaría la artillería, impedimenta y munición, y el ejército se encaminaría tierra adentro, acarreando ya sus propios bagajes, por la ruta más recta hacia Aix-en-Provence y Marsella, perdiendo, por tanto, la cobertura marítima de las galeras de enorme valor hasta ese momento para los imperiales, tanto por la logística como por la cobertura artillera hacia los pocos focos de resistencia que se 68 Ferrante Gonzaga (1507-1557), Biografía de la RAH, escrita por Giovanni Signotto, https://dbe.rah.es/biografias/21070/ferrante- gonzaga, consultada el 15-11-2022. https://dbe.rah.es/biografias/21070/ferrante-gonzaga https://dbe.rah.es/biografias/21070/ferrante-gonzaga 63 habían producido al paso del ejército por la línea costera, allí donde el escaso alcance de los cañones de la época lo había permitido. El 2 de agosto el ejército imperial se interna hacia el interior por el valle del Argens hacia Brignoles, Tourves y Sanint Maximin. El 13 entra en Aix, villa que es saqueada y quemado el palacio que el rey francés tenía allí. Carlos V se enfrenta en este punto a un dilema. Avanzar hacia el norte buscando el enfrentamiento con Francisco I que, evidentemente, el rey francés estaba evitando a toda costa, o dirigirse hacia Marsella. El emperador toma esta última opción y se presenta ante los muros de la ciudad. Se producen varios asaltos. La ciudad resiste. Doria se había retrasado y no podía ayudar desde el mar. El 19 de agosto Carlos V renuncia a continuar con el sitio de la ciudad, seguramente Andrea Doria fue el más decepcionado por esta decisión. Ilustración 8. Se destaca la ubicación de Fréjus en relación con los Alpes Marítimos. Se puede asegurar que desde este momento comenzó el calvario del emperador y su ejército, puesto que la estrategia francesa, puesta en marcha por su máximo jefe Montmorency, había sido la que denominamos habitualmente como de tierra quemada. Cosechas, graneros, frutos, campos, molinos, animales… todo había sido destruido por su orden expresa y el ejército francés se había replegado hacia Avignon, que había sido muy fortificada y atrincherada. El ejército imperial no encontró oposición, pero tampoco nada que comer. La campaña se convirtió en una serie de intentos de asedio a unas poblaciones 64 de poco valor estratégico y que resistían en el interior de sus murallas: Jouques, Peyrolles, Pertius, o estaban totalmente vacías y arrasadas por su propia población. El suministro de grano para los caballos se convirtió en angustioso, porque sin ellos era imposible mover el tren de artillería ni los carros que transportaban la impedimenta. Los lugareños tenían puntualmente informadas a las patrullas francesas, que hostigaron sin descanso allí donde el grueso del ejército parecía más débil. Atacaron sin cuartel los destacamentos imperiales que se enviaban en busca de alimento. Las enfermedades aparecieron en seguida, especialmente la disentería, agravada por el calor infernal propio del lugar, la estación y la mala calidad del agua que se encontraba para beber. El ejército imperial era diezmado sin haber luchado en campo abierto, salvo en escaramuzas puntuales en la que siempre llevó las de perder, por darse en terreno desconocido para ellos. Para intentar poner fin a esta situación, Doria hace una tentativa de desembarco en Canet y logra crear lo que hoy llamaríamos una “cabeza de puente” entre el 31 de agosto y el 5 de septiembre que permitió aprovisionar al ejército de pequeñas cantidades de víveres dado el hostigamiento francés, a todas luces insuficientes para sus necesidades. Por el norte, la armada de Flandes había hecho un rápido avance, conquistó Bray Sur la Somme y Guisa que se rinde el 6 de agosto. El 12 de agosto se pone sitio a Péronne y la campaña se estanca en este sector con una serie de conquistas que, salvo por la incertidumbre del sitio que se inicia en Péronne, asegura el lado norte del río Somme y donde se ha tenido mucho cuidado de no tocar San Quintín, que se considera poco defendible en el caso de ser tomada69. Ilustración 9. El ejército de Flandes asegura un relativo dominio del territorio al norte del río Somme. El avance hacia París se hace imposible por la desmotivación de las tropas flamencas que ven esta campaña totalmente ajena a sus intereses tanto territoriales como económicos 69 Le Fur, Didier, François Ier… p. 699. 65 En el sur las cosas iban mucho peor para los imperiales. Era evidente que la campaña en la Provenza atravesaba una fase crítica. Tampoco eran buenas las noticias que se recibían del ataque desde Flandes, cuyo objetivo último era París, pero que se había quedado a las puertas empantanado en una guerra de sitio y había perdido la iniciativa del ataque. El ejército del conde de Nassau había fracasado debido a su nula motivación, nada proclive a una guerra que consideraba muy alejada de los intereses territoriales flamencos. Derrota y repliegue del ejército imperial El 4 de septiembre de 1536, Carlos V toma la decisión de retirarse con los restos que quedaban de su ejército, haciendo a la inversa el camino de ida (Aix, Frejux, Alpes, Niza). Sin embargo, los preparativos se enmascaran con un supuesto nuevo ataque contra Marsella. Se quiere mantener en secreto el verdadero motivo de los preparativos para que los espías no informasen al ejército de Montmorency. El 11 de agosto las tropas imperiales emprenden el camino de retorno hacia Aix. El día 12 la armada de Doria se reagrupa y también emprende la navegación de regreso. Al principio los franceses, que desconocían el verdadero motivo del movimiento de tropas imperiales pensaron en un ataque sobre Avignon, pero en el momento que las patrullas francesas comprendieron el repliegue de su enemigo, dejaron de hostigarle, por lo que el emperador pudo regresar sin demasiados contratiempos hasta la posición de partida. La retirada fue descrita de forma muy diferente por cada uno de los bandos. El francés estaba interesado en ocultar en la medida de lo posible los grandes daños que la táctica de Montmorency había provocado en su propio territorio. En una época en que las noticias no se difundían con la rapidez con la que lo hacen en la actual, cada pueblo sabía los destrozos que se habían producido en su entorno, pero no llegaba a comprender la magnitud de la devastación. A esta población había que consolarla con noticias terribles sobre las calamidades sufridas por el ejército enemigo y la enorme mortandad que su sacrificio había provocado entre los imperiales, que a sus ojos eran los culpables puesto que ellos les habían invadido. Relatos como el que hizo Martin du Bellay en sus memorias y que nos traslada Didier Le Fur70, debieron 70 Le Fur, Didier, François Ier… p. 704-705. 66 difundirse entre la población para compensar su sufrimiento, aunque también debieron ser muy realistas en sus descripciones71. Tous les chemins estoient jonchez de morts et de malades, de harnois, lances, piques, arquebuses et autres armes, et de chevaulx habandonnez qui ne pouvoient se soustenir. Là, eussiez veu hommes et chevaux tous amassez ensemble, en un tas, les uns parmy les autres, et tant de consté que de travers, les mourrans pesle mesle parmy los morts, rendant un spectacle si horrible et piteux qu’il estoit misérable jusqu’aux obstinez et pertinaux ennemis72. Sin embargo, curiosamente esta misma fuente habla de que el emperador perdió en la campaña entre 1500 y 2000 hombres, cifra que nos parece muy corta a la vista de la magnitud del desastre. Suponemos que esto se justifica por el hecho de que los muertos fueron rápidamente enterrados en los lugares donde fueron hallados para evitar la propagación de enfermedades. Cada lugar conocía de forma aproximada los enemigos que había enterrado, pero no era consciente de la cantidad global, por lo que las cifras dadas desde el lado francés eran aleatorias e inconsistentes. Los publicistas franceses se ocuparon en los años y décadas siguientes de difundir textos parecidos al que hemos referido para justificar la enorme derrota de Carlos V. El propio emperador nos trasmite su punto de vista de la campaña en varias cartas. Para mí la más interesante, puesto que en ella hace un relato extenso de la campaña, es la que escribe el 14 de septiembre de 1536 a Enrique de Nassau y que aparece en la recopilación de correspondencia de Karl Lanz73. También en el Corpus Documental sobre Carlos V de Manuel Fernández Álvarez hay dos que, de una forma más breve describen algunos acontecimientos, penalidades y retirada de la campaña. Una dirigida al conde de Cifuentes74 y otra a la emperatriz75. Donde resulta particularmente endeble la memoria del emperador es 71 Memoires de Mess. Martin du Bellay, seigneur de Llangey, Chez Mathieu Guilleme, 1588, pp. 298-300. existe versión digital en: https://www.cervantesvirtual.com/obra/les-memoires-de-mess-martin-du-bellay-seigneur-de-langey/ Consultado el 22-09-2022. También: Memoires de Mess. Martin du Bellay, Seigneur de Langey, contenans le discours de plusieurs choses aduenües au Royaume de France, depuis MDXIII, iusques au trespas du Roy François premier, ausquels l’Autheur a inferé trois liures, & quelques fragments des Ogdoades de Mess. Guillaume du Bellay, seigneur de Langey, son frere. Paris, A l’Oliuier de P. l’Huillier, rue S..Iacques, 1569. Obra digitalizada en Gallica: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b86246509.image#, 72 Todos los caminos estaban sembrados de muertos y enfermos, de armaduras, lanzas, picas, arcabuces y otras armas, y caballos abandonados que no podían sostenerse. Allí, verás hombres y caballos todos amasados en un montón, unos entre otros, tanto de costado como de través los moribundos junto a los cadáveres, formando un espectáculo tan horrible y lamentable que era miserable incluso a los obstinados y pertinaces enemigos. (Traducción propia) 73 Lanz, Karl, Correspondenz des Kaisers Karl V aus dem Königlichen. Archiv und der Bibliothèque de Bourgogne zu Brüssel, Vol 2 (1532-1549), West Germany, Frankfurt, Ed. Elektra, 1966. pp. 248-252. Carta núm. 442. 74 Fernández Álvarez, Manuel, Corpus Documental de Carlos V, 2 vol. Salamanca, Europa Artes Gráficas, 1973 a 1981, p. 521, carta CCXIII de Carlos V al conde de Cifuentes desde Zes el 31 de agosto y el 05 de septiembre de 1536. 75 Fernández Álvarez, Manuel, Corpus …p. 525, carta CCXIIV de Carlos V a la emperatriz Isabel desde el campamento del César en Zaes el 08 de septiembre de 1536 https://www.cervantesvirtual.com/obra/les-memoires-de-mess-martin-du-bellay-seigneur-de-langey/ https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b86246509.image 67 precisamente en sus Memorias76, donde en 36 escuetas líneas que nos atrevemos a transcribir aquí, detalla, no solo la campaña, sino los prolegómenos que dieron lugar a la misma. El mucho tiempo transcurrido desde los hechos que describen y, el momento en que las dicta, no nos parece justificación suficiente para que un lance tan complejo, en el que debió de sufrir casi en igual medida que sus hombres, lo despache con tan pocos recuerdos: Estando el Emperador en Nápoles, juntó Parlamento en el que trató de los negocios del Reino y tuvo nuevas de la muerte de la Reina de Inglaterra, del Príncipe del Piamonte, que estaba en España, y de Francisco Sforza, Duque de Milán. Por aquel tiempo el Rey Francisco de Francia comenzó la tercera guerra para ocupar al Duque de Saboya sus Estados, lo que obligó a su Su Majestad Imperial a partir lo más pronto que pudo a Nápoles, para remediar y obviar aquel agravio. Su Majestad llegó a Roma, donde estaba el Papa Paulo III (siendo la primera vez que se encontró con Su Santidad), así para tratar de la paz que se le había solicitado como para, faltando ésta, poder ayudar al Duque de saboya, el cual, además de ser vasallo del Imperio, estaba casado con su cuñada y prima carnal, la Infanta Doña Beatriz de Portugal. En Roma se trató y platicó esta materia y pasaron muchas cosas que no fueron más que palabras sin efecto, de que se siguieron ciertos escritos que Su Majestad no quiso tomarse el cuidado de responder, como muy poco serios, sino que determinó seguir su camino. Y habiendo hecho todas las provisiones que entonces fueron posibles y deseando hallar el modo y medios más convenientes para restituir al Duque la mayor parte de sus Estados, de que había sido a mano armada y de hecho despojado, dejando parte del ejército sobre Turín y haciendo entrar otro ejército por los Países Bajos, a fin de molestar y hacer daño al enemigo (de cuyo ejercito era capitán el Conde de Nassau), pasó adelante con el resto de la gente que le quedaba, de la que hizo General a Antonio Leyva, y penetró hasta Aix, en Provenza, que fue la primera vez que entró en Francia y con ejército. Donde por ser ya tarde y tener necesidad de atender a la empresa del enemigo, se volvió con todo el ejército a Niza. De allí se fue a Génova, donde licenció y despidió del ejército la gente superflua e innecesaria, y dejando previstas las fronteras de Piamonte, Monferrato y Estado de Milán, del que hizo Gobernador y su Capitán General al Marqués del Vasto, se embarcó la segunda vez en Génova, y pasando a quinta el mar de Levante, tornó a Barcelona; y fue la cuarta vez que vino a España. Es curiosa la redacción en tercera persona. Ninguna reflexión sobre los objetivos incumplidos de la campaña. Ninguna referencia a penalidades sufridas en la misma y ninguna mención a la muerte de Leyva ni a la de Garcilaso, fieles servidores de su entorno. 76 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V: Memorias, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1960, p. 62 y 63. Párrafo 28, 36 líneas en total. 68 Sobre Garcilaso77, tenemos noticia de cómo fue su muerte gracias a García Cerezada que lo describe en su relato sobre las guerras del emperador78. Al parecer el emperador en su retirada se alojó con su oficialidad y la vanguardia del ejército, en una pequeña localidad llamada Muy. Allí, junto al puente que cruzaba el río y daba acceso a la puerta de entrada a la muralla, se encontraba una torre “fuerte, alta y redonda” que la defendía. Al registrarla se encontraron doce hombres y dos muchachos que estaban escondidos. Dijeron que eran franceses, habitantes de la localidad y que no querían bajar por temor a ser enviados a galeras como habían oído que había ocurrido con los habitantes varones de otras localidades. Impiden el acceso y se hacen fuertes en la parte superior de la edificación. Cuando es informado el emperador ordena que se eche abajo la torre con la artillería. Los primeros disparos hacen un boquete en su base y varios caballeros se aprestan a asaltarla desde abajo: Jerónimo de Urrea, que lleva una escala que había encontrado cerca de allí, el capitán Maldonado, el maese de campo Garcilaso de la Vega, a los cuales se une al final Guillén de Moncada, hijo de Hugo de Moncada. Maldonado y Garcilaso suben en segundo lugar, cuando ya los franceses se habían percatado del asalto, y les arrojan una piedra que les alcanza, rompe la escala y les hace caer desde lo alto. Garcilaso de la Vega quedó “escalabrado en la cabeza” y murió a los pocos días. El emperador, como es lógico, no se tomó demasiado bien el incidente y mandó “que aforcasen a los doce hombres y que desorejasen a los dos muchachos”. Al día siguiente, él y la vanguardia de su ejército partió hacia Frejus. De esta manera tan poco heroica fue como murió el gran poeta. De la muerte de Leyva recogemos los datos de la biografía que sobre él ha escrito Vicente Alonso Juanola en la RAH79. Nos indica que posiblemente se contagió de peste en el campamento imperial de Aix en Provence, lo que unido a una antigua y persistente enfermedad de gota que le postraba, como al emperador, durante cortos periodos de tiempo, hizo que cayera gravemente enfermo y agonizara hasta el 7 de septiembre de 1536, fecha en la que muere. Alonso Juanola aporta aquí una hipótesis que no he visto 77 Garcilaso de la Vega, Biografías de la RAE, autor de la entrada Antonio Prieto, existe versión digital en https://dbe.rah.es/biografias/10459/garci-laso-de-la-vega, consultado el 15-11-2022 78 García Cerezeda, Marín, Tratado de las Campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V en Italia, Francia, Austria, Berbería y Grecia desde 1521 hasta 1545 por Martín García Cerezada, cordobés, soldado de aquellos ejércitos, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1874. Otra en tres volúmenes. Lo refereido sobre la muerte de Garcilaso de la Vega se encuentra en el Tomo 2, pp. 196-197. Existe versión digital en: https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t- kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE- rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nl hQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL- uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ Consultada el 15-11-2022. 79 Antonio de Leiva (1480-1536), Biografías de la RAH, autor de esta entrada Vicente Alonso Juanola, https://dbe.rah.es/biografias/11884/antonio-de-leiva, consultado el 15-11-2022. https://dbe.rah.es/biografias/10459/garci-laso-de-la-vega https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t-kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE-rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nlhQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL-uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t-kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE-rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nlhQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL-uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t-kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE-rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nlhQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL-uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t-kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE-rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nlhQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL-uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5QadzUA2H6ICjWJLhtcKwlGatiNXqOkgXvngMLjJj8C4G7t-kEAKLRA3WiIh-E-CVoLdGwYibrHHsBYuE-rNdPCK15n0IpJmY43QGRlkI4TQHgH7xsiVLGm1nfkeP9woN1Og1i7Sm9jnovmW12zMUyBTnIRyVttVDbIJE1poEJXpEMd3nlhQV-ObXmuesa1UNs2Tb-r8QXmfVEue3pDxfhjBtGS0Nt7CmIRKivvHxRxNmuLT5ITpRH5PZtq_TWGRL-uKpmA3R_QVX9TFsUIpsOJgcTbd2INkaILPJSrZQUiRq2cp0NkQ https://dbe.rah.es/biografias/11884/antonio-de-leiva 69 reflejada en ninguna otra parte de la bibliografía y es que la muerte de Leyva influyó en la decisión del emperador de dar por concluida la campaña de 1536 y retirarse hacia Italia. El marqués del Vasto sucedió a Leiva al frente del Ejército imperial. Antonio de Leiva dejó a su única hija cerca de 200.000 ducados que, según se dijo, fue la primera gran dote sin mayorazgo de aquellos tiempos en España. Tras su muerte fue homenajeado por sus propios enemigos, lo que nos indica el gran respeto que le tuvo siempre en el campo de batalla. Las pérdidas por hambre y enfermedad debieron sido enormes. No se conocen cifras documentadas fiables, pero, tanto los cronistas, como los más reciente biógrafos de Carlos V80, hablan de la pérdida de “gran parte de su ejército”. Ilustración 10. Este fue a grandes rasgos el recorrido que, tanto de ida como de vuelta, realizó el emperador con su ejército en la campaña de Provenza de 1536. Balance de la campaña de Provenza. Logros y fracasos de cada uno de los ejércitos. Es difícil saber hasta qué punto uno u otro contendiente resultó ganador en la contienda. Carlos V eludió el hecho de la gran mortandad en su ejército y de que no se habían logrado los objetivos previstos: la invasión de la Provenza y la toma de Marsella. Insistió, eso sí, en un hecho evidente, Francisco I había 80 Parker, Geoffrey, Carlos V; Una nueva vida del emperador, Barcelona, Planeta, 2019, p. 325. 70 eludido la batalla y el desafío personal que le lanzó el emperador en Roma, no se presentó ante el ejército de Carlos y sus tropas evitaron sistemáticamente el combate. Para él, como caballero, ésta era la mejor muestra de que él había ganado la contienda. Desde el punto de vista histórico es muy difícil sostener esta afirmación porque, no solo los objetivos de la campaña no se habían alcanzado, sino que el conflicto global estaba intacto, no se había resuelto nada, el ducado de Saboya seguía ocupado y la amenaza sobre Milán era ahora más real que nunca con el ejército imperial debilitado. También hay que tener en cuenta que este conflicto había desviado la atención, y los recursos del emperador, de sus dos principales problemas en este momento: la amenaza turca en el Mediterráneo y en Hungría y la expansión cada vez mayor de la corriente protestante. Ambos estaban ganando terreno y contra ambos se había propuesto luchar Carlos V. De nuevo, el rey de Francia se interponía en el camino de su política global, generándole un conflicto que él no deseaba y propiciando desunión en la cristiandad, en un momento en que la unidad era más necesaria que nunca. Francisco I, por su parte, había conseguido salvaguardar el grueso de su ejército del conflicto y, teniendo en cuenta que el ataque imperial fue doble (desde Provenza y desde Flandes), este logro fue importante. Se mantuvo en Lyon buscando defender el núcleo central de Francia, valle del Loira y París, ante la situación de incertidumbre que le creó no saber exactamente por donde se produciría el ataque imperial y, sobre todo, por donde éste sería más fuerte. Sin embargo, todo esto que podríamos considerar positivo, se ve oscurecido por la política de tierra quemada empleada en Provenza. ¿Hasta qué punto se puede considerar victoria la que obliga a destruir el territorio propio y a hundir la economía de una parte importante del propio reino? Sin olvidar el terrible daño ocasionado a los súbditos, a los que se sentencia por este método a varios años de hambruna, en el mejor de los casos. ¿Hasta qué punto está legitimado el hecho de causar tanto o más daño en el propio reino que el que hubiera causado la misma batalla? Las posibles respuestas a estas dudas que exponemos, quizá se encuentren en el sentido de propiedad y pertenencia que los soberanos de la Edad Moderna y durante todo el Antiguo Régimen, tuvieron de sus territorios patrimoniales y de los súbditos sobre los que reinaban. Desde el punto de vista estratégico, Francisco I había logrado una baza importante puesto que, territorialmente, la ocupación del ducado de Saboya le situaba más allá de los Alpes, asentado en Turín, mirando la llanura del Po y acechando Milán como su presa más deseada. Por otra parte, había logrado que la diplomacia imperial empezase a barajar fórmulas de cesión del ducado, una vez muerto Francisco II Sforza, que incluían descendientes del propio 71 rey de Francia, bien el duque de Orleans, bien el duque de Angulema que, de una forma u otra y a medio o largo plazo, parecían asegurar el gobierno del Milanesado bajo la influencia francesa. Sin embargo, la campaña de Provenza de 1536 no resolvió las motivaciones profundas del conflicto. Se produjo una situación que hoy diríamos de empate técnico, que provocaría que la guerra continuase durante el año siguiente, si bien ya como escaramuzas de menor entidad y siempre en el marco de una búsqueda permanente de fórmulas de paz, como la que se produjo entre la gobernadora de Flandes, María hermana del emperador, y Francia en la localidad de Bomy en 1537. O la que se llevó a cabo los últimos días de 1537 y primeros de 1538 en un pequeño lugar llamado Cabañas de Salses, en territorio francés, pero muy cerca de la gran fortaleza de Salses en la llanura de Perpiñán, por tanto, junto a la frontera histórica del reino de Aragón con Francia en el Rosellón. La campaña de Provenza había agotado las finanzas de ambos reinos y la vía de las armas parecía imposible. La diplomacia trabajó infatigablemente durante 1537 y 1538 hasta que, bajo los auspicios del papa Paulo III, se produjo un acercamiento definitivo en Niza que, aunque no logró la firma de un tratado de paz, si consiguió una tregua pactada para diez años (Tregua de Niza de 1538) que permitiese seguir explorando la vía diplomática hacia la paz definitiva, en un marco de mayor tranquilidad. La demostración palpable de que, ni con la campaña de Provenza, ni con la guerra de 1536-1537, ni con los numerosos e insistentes intentos de buscar la paz por parte de ambos contendientes, se dio solución a un conflicto ya muy antiguo, fue que no se llegó a agotar el período de 10 años para el que se había negociado la Tregua de Niza. Cuatro años más tarde, en 1542, Carlos V y Francisco I se volvieron a enfrentar en un conflicto que duró esta vez dos años. La firma de la Paz de Crepy en 1544 puso fin a la lucha entre ellos, pero no fin a la guerra, ya que Inglaterra la continuó contra Francia hasta que en 1546 ambos contendientes firmaran el tratado de Ardres. 72 73 CAPÍTULO 4. CAMPAÑA EN EL NORTE DURANTE 1537. TREGUAS DE BOMY Y MONZÓN La campaña en el norte durante 1537 Es llamativo comprobar las pocas referencias documentales que tenemos de lo ocurrido durante 1537, donde no hemos encontrado más que pequeños apuntes en la bibliografía consultada. El que trata con mayor amplitud lo que sucedió en la guerra una vez acabada la campaña de Provenza y retirado el emperador hacia Castilla es Didier le Fur en su reciente biografía sobre Francisco I81, por lo que será en él en quién más nos apoyemos para clarificar los hechos ocurridos. Cuando llega el invierno a finales de 1536 se detienen operaciones, como era habitual en las guerras de la época. En los últimos días de diciembre Francisco I está ya en París firmando el contrato matrimonial de su hija Madeleine con Jacobo V, rey de Escocia y a primeros de año da comienzo una táctica reivindicativa desde el plano legal reclamando Artois y Charolais a través de su abogado Jacques Cappel. El argumento empleado es que estos territorios han rendido tradicional vasallaje al rey de Francia y Carlos, que las tenía en calidad de infeudadas, ha traicionado a su señor natural haciéndole la guerra, con lo que él ahora estaba legalmente autorizado a retornarlas a su propia soberanía y obediencia. El rey hace pregonar un bando con estos términos en las fronteras de ambos territorios con Francia, dando al emperador un ultimátum: o los devuelve en el plazo de un mes (en el primero de febrero de 1537) o la guerra que mantiene con Carlos V pasará automáticamente a tener estatus legal de guerra justa favorable a Francisco I. El emperador hace caso omiso a la petición. Hoy nos puede parecer extraño, pero desde el punto de vista renacentista de la justificación del príncipe hacia su propio pueblo y hacia el resto de los reinos y territorios soberanos, Francisco I pasaba de ser agresor en el ducado de Saboya a agredido en guerra injusta por uno de sus vasallos. Ahora, el nuevo giro táctico que había dado al conflicto le permitía llevar a cabo un ataque en el norte cuya primera intención es afianzar las posiciones ante el terreno conquistado por las tropas imperiales flamencas en la campaña de 1536 y como fin último, ¿por qué no? conquistar Flandes y Artois, como sugiere José María Jover82. Carlos V, al retirarse de Provenza, licenció al grueso del ejército que sobrevivió a la campaña salvo los efectivos imprescindibles para proteger las plazas fuertes en torno a Milán. Si embargo en el norte, en 81 Le Fur, Didier, François Ier, Paris, Perrin, 2015. Pp. 723-725. 82 Jover, José María, Carlos V y los españoles, Madrid, Ed. Rialp, 1985, P. 227. 74 la región de Picardía, donde ya dijimos que se desarrolló otra ofensiva por parte del ejército de Flandes, los frentes estaban estabilizados entre las ciudades de Arras y Doullens, pero se habían producido durante el invierno numerosas escaramuzas entre unidades aisladas de ambos ejércitos. En febrero de 1537 el conde de Roeulx, siguiendo indicaciones del emperador, moviliza nuevas tropas en la frontera con Francia. El rey francés se anticipa a estos movimientos, sale de París y a mediados de febrero llega a Compiègne. A mediados de marzo planta su real en Amiens. El rey quiere dirigir directamente las operaciones para que no se pierda Thèrouanne y recuperar a toda costa Hesdin, porque ello significaría tener un punto de apoyo desde donde obligar a replegarse al ejército imperial de sus posiciones conquistadas en el valle de Somme. Encargó a Montmorency ponerse al frente del ejército. A finales de marzo se había ya cerrado el cerco francés sobre Hesdin. La ciudad se rinde inmediatamente. El castillo, sin embargo, se defendió durante más de un mes resistiendo varios ataques y el constante bombardeo artillero. El 7 de abril de 1537 la guarnición flamenca capitula y en pocos días evacúa totalmente el castillo y los alrededores. En este momento las tropas francesas pusieron rumbo a la pequeña villa de Monchy Cayeux, poco fortificada y protegida por las tropas flamencas. El 3 de mayo fue rendida. La estrategia de hacer retroceder al ejército flamenco y afianzar el frente desde Thérouanne hasta Saint Pol se había realizado con éxito. El 11 de abril de 1537 Francisco I se reúne en la abadía de Corbie con su mujer la reina Leonor, con algunos de sus hijos, con el grueso de los capitanes que habían tomado parte en la campaña y con la duquesa d’Etampes, Anne de Pisseleu, amante del rey desde hace más de diez años pero que desde esta época no se separaba ya de su séquito, acompañándole incluso en los momentos más importantes como fue el de la Tregua de Niza. Esta reunión sirvió para celebrar la toma de Hesdín como un logro personal de Ilustración 11. Con la toma de Monchy Cayeux, quedaba asegurado el frente norte al quedar alejadas de una posible ofensiva, tanto Hesdín, recientemente reconquistada como Saint Pol. Esto permitiría a Francisco I pedir formalmente apertura de negociaciones de paz desde una posición de mayor seguridad territorial. 75 Francisco I, aunque no intervino en el asalto. Era una plaza muy importante que más adelante saldrá a relucir insistentemente en las conversaciones de Salses. Una vez asegurado el frente norte, Montmorency trasladó una parte importante del ejército reclutado, salvo el necesario para defender las plazas tomadas, hacia los Alpes para reforzar el Piamonte, pero este movimiento fue aprovechado por Adrien de Croy, conde de Roeulx quien al frente del ejército flamenco, ataca Saint-Pol a principios de junio de 153783. La ciudad cae el 18 de junio. Roeulx se dirige ahora hacia Monteuil y Thérouane a últimos de junio. En unas semanas la situación de los frentes pasaba a ser prácticamente igual a la de principios de año. Las tropas imperiales (flamencas) habían revertido la situación y, de nuevo, Francisco I se vería obligado a tomar la iniciativa salvo que dos matices lo cambiaban todo. De una parte, la duración de la guerra en esta zona desde mediados del año 1536, había provocado una pobreza terrible. Campos quemados, cosechas arrasadas, animales muertos, caminos destruidos, ciudades sitiadas y destruidas. La población estaba exhausta. De otro lado, María de Hungría, hermana del emperador y gobernadora de los Países Bajos, en quien había recaído casi íntegramente la financiación de toda la campaña del norte, tenía las arcas vacías y la nobleza flamenca casi sublevada. Las partidas que envió el emperador desde España eran totalmente insuficientes No se podía continuar la guerra. Había que buscar la paz a cualquier precio. La Tregua de Bomy Resulta curioso que las treguas de Bomy solo ocupen unas líneas en la monumental obra de Manuel Fernández Álvarez sobre Carlos V84. Tampoco mucho más le dedica el profesor Jover en la obra antes citada85. Didier tampoco es mucho más explícito86. Con estos escasos mimbres y con alguna referencia 83 Adrien de Croy (1492-1555). Militar, gobernador de Flandes, consejero de Estado y mayordomo mayor de Carlos V. En 1521 fue enviado a tratar la delicada cuestión del cambio de lealtades del condestable de Borbón. Ascendió en la estructura doméstica de la Casa de Carlos V, al ser elegido segundo chambelán en lugar del señor de Montigny. En 1526 el Emperador le hizo caballerizo mayor, en lugar de César Ferramosca, enviado a Nápoles, y en 1530 alcanzó el codiciado puesto de mayordomo mayor, que ya había ostentado su padre. Como tal estuvo cerca del César en su coronación imperial, en Bolonia (1530). Por otro lado, al tiempo que progresaba su carrera en la Corte imperial, también crecían sus obligaciones en su país natal, en especial tras la muerte de su padre en 1524. Heredó el gobierno y la capitanía general de la provincia de Artois (1524-1553), Durante la década de los treinta fue uno de los más fieles servidores de Carlos V, quien, en 1531, le hizo primer conde de Roeulx. En 1532 era mariéchal de l’ost, en Linz de las tropas imperiales que peleaban contra Solimán. En los primeros días de 1535 emprendió una vasta gira por la cristiandad para intentar evitar la guerra con Francia, y en mayo de 1536 Carlos V lo envió notificar a María de Hungría la próxima ruptura de hostilidades con Francisco I. Fue capitán general del Ejército imperial, cargo que tuvo que ceder al conde de Nassau en 1536. Biografías de la RAH. Texto escrito por Santiago Fernández Conti. Existe versión digital https://dbe.rah.es/biografias/16641/adrien-de-croy, consultado el 05-12-2022. 84 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador Carlos V (1500-1558; 1517-556), en Historia de España de Menéndez Pidal Vol. 20, Madrid, Espasa Calpe, 1990. La referencia a las Treguas de Bomy se hace en tres páginas concretas. 608, 610 y 629 y en muy pocas líneas. 85 Jover, José María, Carlos V y … p. 226 a 228. 86 Le Fur, Didier, François Ier, …, pp. 726 y 727. https://dbe.rah.es/biografias/16641/adrien-de-croy 76 documental en la correspondencia encontrada en los archivos, vamos a intentar describir cómo se fraguó y ejecutó esta tregua. Parece ser que la iniciativa surgió del lado francés cuando Francisco I envió a Jean d’Albon y al presidente Poyet (que más tarde tendrá parte activa en las conversaciones de Salses) a reunirse con Felipe de Lannoy por la parte de la gobernadora María. Carlos V estaba al tanto de todo ello puesto que también envío a dos representantes: Jean Hannaert y a Florent d’Egmont, su lugarteniente general en Flandes. Las noticias que tenemos sobre la negociación son muy escuetas. Se reunieron el 20 de julio de 1537 en la localidad de Bomy (situada en las cercanías del Paso de Calais, a unos 30 kilómetros de Boulogne sur Mer), y el 30 concluyeron las conversaciones dando como resultado una tregua y suspensión de armas por diez meses entre Carlos V y Francisco I, aunque tan solo en el frente norte, en la zona de Picardía y exclusivamente referida a los Países Bajos. Todas las posiciones conquistadas o perdidas durante la guerra serían mantenidas salvo Therouanne, cuyo sitio sería levantado por los imperiales y Saint Pol, cuya fortificación por parte de los imperiales sería paralizada. El 11 de agosto de 1537, María advierte en carta a su hermano que envía a Cornelio Scepero con una copia de la tregua para que la ratifique87. Jover apunta a que posiblemente existieron contactos entre la reina Leonor y su hermana María, gobernadora de los Países Bajos, tendentes a facilitar las negociaciones diplomáticas y sobre todo a ablandar a los dos soberanos para permitir que se produjesen. Esta tregua no sentó bien en España; tenemos el testimonio de la emperatriz que lo demuestra88: La tregua de Flandes paresce que, si es verdad, a sido en rezia coyuntura, porque está claro que quedando desembaraçado el rey de Francia de lo de aquellas partes, y sabido que el exercito del turco sea llegado en pulla, que volverá sus fuerças a Ytalia, así por sus fines como para cumplir con aquel ynfiel enemigo, o las podrá enviar ontra estos reynos, como V.M. scrive. Y en caso que fuese verdad la dicha tregua, desseo saber si fue con codición que entregase a Hedin, porque aun desta manera podríase tolerar. V.M. me mandará avisar dello. El texto nos sugiere varias ideas. El argumento de que la tregua en este frente permitiría liberar a Francisco I tropas hacia Piedemonte e Italia es impecable. Pareciera que esta tregua representa otra derrota 87 Lanz Karl, Correspondenz des Kaisers Karl V: Aus dem königlichen Archiv und der Bibliothèque de Bourgogne zu Brüssel, Vol 2. Frankfurt, Eektra, 1966. Minuta 87 de María a Carlos, de 11 de agosto de 1537. Pp. 678-679. 88 AGS. Estado, leg. 41, dto. 254. También Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951. Pg. 504, Carta XCIX de Isabel a Carlos V desde Valladolid. 77 para el emperador en esta guerra, pues el ataque desde el norte siempre tuvo el fin de dividir las fuerzas del rey francés en un frente secundario. La tregua impedía definitivamente esta estrategia. La emperatriz todavía no da crédito a las noticias sobre la existencia de la tregua “…si es verdad” y podría adivinarse un moderado reproche “[Francisco I] volverá sus fuerzas a Ytalia”. En cualquier caso, demuestra un altísimo conocimiento de Isabel sobre los asuntos de estado, como lo prueba el comentario sobre Hesdin. Pocos días más tarde el emperador ha justificado la necesidad de la tregua a Isabel y su tono es diferente89: La carta de V.M. de cinco del presente rescibí, y he visto los memoriales que V.M. me enbió de lo que a dicho Cornelio, así de las causas que tovo la Serenísima reyna nuestra hermana [María de Hungría] de asentar la tregua por Flandes, como de lo que vio en Francia. Y cuanto a la dicha tregua, aunque parece que fue en rezia coyntura las consideraciones y necesidad que tovo la Serenísima reyna para concederla, segund el estado en que estavan las cosas de aquellas partes, parescen justas y necesarias. En lo demás que vio el dicho Cornelio en Francia y pasó con la Cristianísima reyna nuestra hermana [Leonor] y con el gran Maestre [Montmorency] cerca de la paz, me a parescido bien, y desseo que fuese venida persona que avía de enbiar la dicha Cristianísima reyna a V.M., para ver lo que trae en esto de la paz. Nuestro señor lo enderesce como ve que la cristiandad lo a menester. Parece evidente que la emperatriz ha asumido con pragmatismo la realidad de los hechos y de las decisiones tomadas en lugares recónditos. También se refiere aquí lo que le cuenta el emperador sobre el papel del embajador Cornelio Scepero, que llevó los documentos de la Tregua de Bomy desde Flandes para que fuera ratificada por el emperador. En el camino se detuvo en la corte francesa a pulsar el ambiente que se respiraba y las conversaciones que mantuvo con la reina Leonor y con Montmorency, le convencieron de que Francisco I quería negociar la paz. La Tregua de Monzón Pudiera parecer en un principio que la tregua de Bomy estaba hecha para dejar las manos libres a ambos soberanos en el Piamonte, donde verdaderamente estaba el territorio en disputa, el ducado de Saboya y el Milanesado. Sin embargo, las impresiones de Scepero por el lado imperial y las inmensas necesidades de dinero y vituallas del ejército francés por el otro, hacen necesario pensar en ampliar la tregua de Bomy 89 AGS. Estado, Leg. 41. Dto. 257. También en Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, carta C [cien] de Isabel al emperador desde Valladolid. Pg. 505. 78 al resto de frentes de combate con el mismo horizonte temporal. A este respecto es muy ilustrativa la carta que envió Carlos V a la emperatriz el 28 de septiembre de 1537 puesto que demuestra cómo se va imponiendo en él la idea de negociar la paz90. En el mes de agosto de 1537, Enrique VIII de Inglaterra se propone él mismo como posible mediador en el conflicto, lo que lleva al papa a movilizarse a su vez y también proponer su propia mediación. Francisco I envía al señor de Velly ante el emperador, que en aquel momento se encontraba en Monzón. Tras unas conversaciones previas, Velly obtiene de su señor la autorización para la negociación definitiva que finalmente se firma el 15-11-1537. En los Archivos Nacionales de Francia en París existe una copia de la tregua91. Ilustración 12. Original de la Tregua de Monzón conservado en el Archivo Nacional de Francia en París, signatura J.672-2. Al final se aprecian las firmas de Covos, Perrenot y Dodieu (señor de Velly). Pese a la mala calidad de la imagen digitalizada he incluido el documento entero por su relevancia. 90 AGS. Estado K, Leg. 1692, dto. 111. Carta de Carlos V a Isabel desde Monzón el 28-09-1537. 91 ANF, sig. J.672-2 Treguas ajustadas entre Carlos V y Francisco I por tres meses en Monzón. 79 La tregua de Monzón tenía solo el horizonte temporal de tres meses, pero incluía todos los frentes al contrario que la de Bomy, lo que permitiría buscar un lugar y unas personas adecuadas para que en ese plazo se negociara la paz definitiva, lo que nos llevará a las conversaciones de Salses. 80 81 CAPÍTULO 5. LAS CONVERSACIONES DE SALSES 1537-1538. EL PRIMER INTENTO SERIO DE LLEGAR A LA PAZ GENERAL. Motivos de la elección de este lugar para las conversaciones ¿Cómo se llegó a esta ubicación para las conversaciones en busca de la paz? Esta es una pregunta para la que no hemos conseguido respuesta documental alguna y solo nos queda la especulación. Sin duda debía buscarse la neutralidad de una localización fronteriza. No olvidemos que, pese a las treguas declaradas en varios de los frentes, todavía se estaba formalmente en guerra en el resto y, en estas condiciones, o se buscaba un terreno neutral o un lugar fronterizo entre los reinos beligerantes. La frontera entre Francia y los Reinos Hispanos se antoja lo suficientemente alejada de los escenarios bélicos de esta guerra, para erigirse como buena candidata. Pero la frontera es muy extensa, aunque también muy abrupta, por lo que solo dos puntos parecen apropiados: Fuenterrabía o Perpiñán. Ambos situados en los dos únicos pasos relativamente sencillos de franquear ente ambos reinos. Perpiñán parece más cercano a ambos contendientes puesto que, como territorio de la Corona de Aragón, pertenece al emperador, pero está más próximo y accesible a la legación francesa que no tendrá que transitar ningún puerto de montaña en una época, que no olvidemos se trata de lo más duro del invierno, en la que los accesos pueden ser muy difíciles. Dentro de la amplia llanura de Perpiñán, se encontró un sitio junto en la frontera, conocido como “Cabañas de Salses”, posiblemente una pequeña aldehuela de pescadores situada unos cientos de metros dentro del lado francés, que no reunía las mínimas condiciones de comodidad para las legaciones, pero que tenía para los franceses el simbolismo de ser terreno propio, frente a la posición de fuerza que le daba a la legación imperial el hecho de tener al lado la fortaleza de Salses, una de las más inexpugnables de todo el Pirineo. Como es indudable que el entorno influyó en los conferenciantes, conviene que nos extendamos un poco analizándolo y explicándolo. Orígenes de Salses. Salses está ubicado en una franja de tierra entre las colinas de Corbières y la zona costera inundada que forma el lago de Leucate. Por lo restos aparecidos, sabemos que estuvo ocupada ya desde época romana y representó una posición privilegiada en la vía Domitia que era la vía más directa entre Roma e Hispania. Su historia está vinculada a la del Rosellón, territorio conquistado por los árabes en 720 y liberado por los 82 francos en el 759. En 1172 pasa a poder del rey Alfonso II de Aragón (1162-1196) como herencia recibida del conde Geraldo92, a la vez que compra a la abadía de Lagrase, el dominio sobre Salses y otorga una serie de facilidades para favorecer su repoblación. La verdadera historia de este territorio como reino independiente comienza a la muerte de Jaime I el Conquistador93 en 1276, quien reparte la herencia territorial entre sus hijos. Pedro, el mayor, hereda el reino de Aragón, Valencia y el condado de Barcelona, mientras que Jaime, el menor hereda el resto de los territorios que no eran patrimoniales de Aragón: Mallorca, el Rosellón, la Cerdaña, el Conflent, el Capcir, el Vallespir, la ciudad de Montpellier, Aumelas y el condado de Darlat. Todo ello recibirá la denominación de Reino de Mallorca, que tendrá una vida efímera puesto que desaparecerá en 1344 cuando vuelva ser absorbido por el reino de Aragón94. En este momento el territorio de Salses pasa a ser frontera disputada y ocupada, por Francia o por el reino de Aragón en función de la fortuna de la guerra. En 1390 la antigua fortaleza existente desde época romana es atacada por las tropas francesas al mando de Bernard d’Armagnac. En 1439 es conquistada por el conde de Foix Gastón IV, yerno de Juan II de Aragón. Ilustración 13. Mapa general actual con orientación norte-sur en el eje vertical. Se resalta Salses. Tanto la autovía actual (azul) como la carretera nacional (roja) transcurren superpuestas a la antigua Vía Domitia que es el único trazado posible entre el lago de Leucate y el macizo de Corbières. 92Alfonso II de Aragón Biografías RAH, autor: Sarasa Sánchez, Esteban, https://dbe.rah.es/biografias/6356/alfonso-ii-de-aragon, consultado el 04-11-2022. 93Jaime I el Conquistador (1208-1276). Biografías RAH, autor: Hinojosa Montalvo, José, https://dbe.rah.es/biografias/13178/jaime- i, consultado el 04-11-2022. 94 Domengue Mesquida, Joan, Arquitectura palatina del reino de Mallorca: Símbolos de poder para una efímera dinastía. Anales de Historia del Arte, 2013, Vol. 23, Núm. Espe. II, pp. 79-106. https://dbe.rah.es/biografias/6356/alfonso-ii-de-aragon https://dbe.rah.es/biografias/13178/jaime-i https://dbe.rah.es/biografias/13178/jaime-i 83 Ilustración 14. Mapa antiguo del Rosellón que nos permite apreciar la llanura aluvial de Perpiñan entre los Pirineos al sur y el macizo de Corbières a norte-oeste. Fuente Biblioteca de Perpiñán. Ilustración 15. Mapa antiguo que muestra la llanura del Rosellón. Se han resaltado en rojo las poblaciones de Salses, donde se aprecia la fortaleza, Las Cabañas de Fitou (lugar que será fundamental en las futuras negociaciones) y Fitou, mientras que en negro se ha resaltado Leucate, la principal población francesa de la zona. También se ha destacado con una línea negra la única vía posible de penetración desde Francia entre el macizo de Corbières y el lago que, inevitablemente, toparía con la fortaleza de Salses. La franja de terreno que se aprecia junto al mar es totalmente pantanosa e inaccesible. Fuente: Ayuntamiento de la Villa de Perpiñán. 84 Los paramentos basales de la primitiva fortaleza, de época tardo-romana por la datación de los restos arqueológicos encontrados, son todavía visibles hoy en día. Se sitúan junto al píe de la última de las lomas de la cadena de Corbières a unos 300 metros de la fortaleza que mandó construir Fernando el Católico. El recinto visible tiene trazado rectangular de gruesos muros que no permiten intuir dónde se encontraba la puerta de acceso, posiblemente sobreelevada en algún punto de la alta cortina de la muralla. El hecho de que los ataques franceses vendrían siempre desde el norte nos permite especular con el hecho de que posiblemente se abriera en el lado sur de la fortaleza. En el interior en la zona norte se ven restos de muros de antiguas construcciones de vivienda o almacenes. Al otro lado hay un pozo excavado en el suelo. Ilustración 16. Plano topográfico de los restos de la antigua fortaleza. Fuente: Varios, La fortaleza de Salses, París, Editions du Patrimonie, 2016. Los enfrentamientos medievales entre señores fronterizos o entre los reinos de Aragón y Francia tenían poco que ver con los que se desarrollarían a partir del enfrentamiento entre Fernando el Católico y Francia en las denominadas Guerras Italianas, mucho más destructivos. Carlos VIII de Francia, devuelve a Aragón la titularidad de los condados de Rosellón y Cerdaña en 1493 por el tratado de Barcelona, que habían sido ocupados durante el período de guerras que dieron lugar al ascenso de Isabel I a la corona de Castilla. La devolución, aparentemente gratuita, buscaba la neutralidad de Fernando en la invasión italiana que estaba preparando el monarca francés, pero los Reyes Católicos vieron el enorme peligro que este movimiento suponía para Nápoles y los territorios italianos pertenecientes a la Corona de Aragón. La frontera franco-aragonesa cobra a partir de entonces un valor estratégico extraordinario cuando en 1496 los 85 Reyes Católicos envían fuerzas al Rosellón para atraer al ejército francés y debilitar el esfuerzo bélico que estaban realizando en Nápoles. Se realizaron dos ataques por Fuenterrabía a las órdenes del duque de Nájera y hacia Narbona desde el Rosellón al mando de Enrique de Guzmán. En octubre de 1496, los franceses al mando del mariscal Saint-André se presentan ante Salses donde destruyen gran parte de las murallas de la vieja fortaleza. Pese a ello Carlos VIII pierde el reino de Nápoles y el resto de sus conquistas en Italia por lo que, en 1497, Salses vuelve a ser entregado a Fernando. Esta campaña ha confirmado dos hechos: lo relativamente inexpugnable que resultaba la frontera por el País Vasco y lo tremendamente vulnerable que era la del Rosellón con los medios artilleros de los ejércitos actuales. Fernando el Católico ordena el refuerzo de esa frontera y la construcción de otra fortaleza en algún punto de esta. Los estudios previos determinaron que el único lugar posible era en las proximidades de Salses cerca de la antigua. Ilustración 17. Posición relativa entre la nueva fortaleza que mandó construir Fernando el Católico (1) y la antigua de época tardo- romana (2). La única ruta posible se encontraba entre ellas y el lago Leucate (3). Fuente: Varios, La fortaleza de Salses, París, Editions du Patrimonie, 2016. Los primeros planos se atribuyeron a Francisco Ramírez de Madrid95, el gran maestre de artillería y consejero de los Reyes Católicos, pero estudios posteriores de René Quatrefagues establecieron que el verdadero diseñador de la fortaleza fue Francisco Ramiro López, tal como queda reflejado en los datos biográficos que de él nos da Alberto Ocaña Erdozáin, quien nos indica que en octubre de 1495 fue enviado 95 Porras Arboledas, Pedro Andrés, Francisco Ramírez de Madrid: Primer madrileño al servicio de los Reyes Católicos, Madrid, Comunidad de Madrid, 1996. 86 al Rosellón para conocer el estado de la defensa de la frontera con Francia, estudiando las de las poblaciones de Collibre y Pepiñan, pero determinando que la mejor fortificación debería realizarse en Salses, para lo cual diseñó una de nueva planta, cuya construcción compatibilizó con otras obras como las realizadas para la conquista de Melilla en 1497 o el asesoramiento que llevó a cabo para la toma de Mazalquivir96. La orden a Ramiro López sobre lo que se desea para la frontera es muy clara, está dada en Alfaro el 31-10-1495 y se conserva en Simancas con el nombre de “orden de misión de los Reyes Católicos al maestre Ramiro”97: Las cosas que tiene que hacer comandante maestre Ramiro, con la ayuda de Dios y de su gloriosa madre, en lo concerniente a su misión son las siguientes: primero, con la ayuda de Dios tiene que ir a Perpiñán y entregarle nuestra carta credencial a don Enrique Guzmán y decirle que por orden nuestra vaya a examinar todas las fortalezas de estas fronteras para ver los trabajos y reparaciones que son necesarios. Una vez hecho, tiene que pedir un caballo, dos personas expertas y un notario que le acompañen a visitar todo. Con estas personas tomará directamente el camino de Salses. Al llegar a Salses tendrá que examinar expresamente si esta ciudad puede ser fortificada para que quede protegida y si tuviera tal disposición, tendrá que evaluar en qué plazos, con qué coste, con cuántas personas y con qué medios podrá ser fortificada. En el caso en que la ciudad no presentara tal disposición, tendrá que evaluar qué construcción podría realizarse capaz de soportar cualquier guerra durante treinta o cuarenta días antes de ser socorrida. También se conserva la autorización a la propuesta que Ramiro hizo tras el estudio de campo en una carta de los Reyes Católicos dada en Medina del Campo con fecha 12-06-149798: El rey. Comandante maestre Ramiro, nuestro gran artillero, he visto su carta y la que escribió a Fernando de Zafra, mi secretario, y el plano del proyecto de Salses, el cual me ha parecido muy bueno, tanto por su tamaño como su concepción. Todo está ordenado como es de esperar de su buen conocimiento e inteligencia. Me ha parecido que el reducto del gobernador que está diseñado en medio de la plaza de armas, tiene que construirse retranqueado de la puerta principal y también por el lado de la falsa puerta, que tendría que estar en el lugar de la mejor salida hacia el campo. Y que el reducto se haga de manera que las obras no duren demasiado y se acaben al mismo tiempo que todo el conjunto, y que el bulevar de la puerta principal no sea cuadrado salvo a la 96 Ramiro López, Biografías RAH, autor Ocaña Erdozaín, Alberto, https://dbe.rah.es/biografias/52569/ramiro-lopez, consultado el 04-11-2022. 97 AGS. CÁMARA, Libro de Cédulas nº 2/2 legajo 105. Transcripción tomada de, Varios, La fortaleza de Salses, París, Éditions du Patrimoine, 2016. 98 AGS. CÁMARA, Libro de Cédulas nº 2/2 legajo 285. Transcripción tomada de, Varios, La fortaleza de Salses, París, Éditions du Patrimoine, 2016. https://dbe.rah.es/biografias/52569/ramiro-lopez 87 manera de los de Santa Fe que hizo usted…Es mi opinión aquí, pero si allí otra manera pareciera mejor, que se realice con el acuerdo de don Sancho de Castilla como juzguen que conviene para mi servicio. La planta que de Ramiro López diseña para la nueva fortaleza de Salses, tiene en cuenta ya las nuevas tendencias en la arquitectura de baluartes, a medio camino de lo que luego sería conocido como “traza italiana”, con un diseño en su parte baja, muy parecido al del castillo de la Mota en Medina del Campo y que, en gran medida, recuerda también al castillo de Coca en Segovia, pero con una novedad muy relevante, se construye hundido sobre el terreno circundante para protegerla todo lo posible de los disparos de las baterías asaltantes, lo que será su principal característica diferenciadora. De alguna manera representa lo que en ese momento se entendía como una fortaleza perfecta, con eje de simetría este-oeste, una puerta situada en la cortina norte (lado de Francia) y otra en el lado sur que es la única que se conserva en la actualidad. El carácter simétrico se ve acentuado por dos torres de ángulo en el eje norte-oeste, por el lado de las colinas, con diámetro más ancho que las torres del eje sur-este y con una planta más. Las torres estaban provistas de poternas distribuidas según los cuatro puntos cardinales. El cuerpo de la plaza que rodea el patio de armas está comunicado por el reducto. La torre del homenaje domina desde su altura, todo el conjunto. La división de los espacios protegidos por el perímetro fortificado presenta una analogía formal con el palacio de los reyes de Mallorca en Perpiñán, lo que podría significar que se construyeron con vistas a que en ella pudiese residir el monarca. 88 Ilustración 18. Plano de la fortaleza de Salses en 1725, cuando ya estaba bajo dominio de Francia. En lo esencial, no había cambiado mucho desde el plano original. Fuente: Gallica. Con la aparición de las balas de cañón metálicas a partir de 1450, las fortificaciones europeas sufren enormes destrozos en los lienzos de las altas murallas medievales durante los primeros días de los asedios. Se buscan nuevas soluciones partiendo de lo que ya se conoce y se adopta la solución de enterrar el recinto defensivo en el foso haciendo que los parapetos superiores sobresalgan del terreno solo lo necesario para permitir el fuero artillero contra los atacantes. El muro se construye con un pronunciado glacis, cuyo espesor es enorme, incluso en la parte superior de la zona inclinada. El foso también se hace más ancho y profundo. También se ensanchan las troneras de tiro, transformando las torres de ángulo en plataformas de tiro con un ensanchamiento considerable de los paseos de ronda, que ahora permiten el traslado de los cañones por ellos. Asimismo, se hacen troneras en las bases de torres y cortinas para batir a ras el fondo del foso. Todas estas características hacen de la fortaleza de Salses una construcción de transición entre la defensa medieval y la que se difundirá a partir de 1530 mediante anchísimos baluartes poligonales. El año 1503 significó la prueba de fuego para la nueva fortaleza cuando fue sitiada por las tropas de Luis XII. Aún no estaba terminada y fue sometida a un duro cañoneo, sin que pudiera ser rendida. Ramiro 89 López que se encontraba dentro dirigiendo las obras, sufrió los ataques como el resto de la guarnición y pudo ver qué puntos débiles tenía, incluso llegó a ordenar la voladura de una de las barbacanas que había sido tomada por el ejército atacante. Tras el asedio se continuaron las obras, modificando Ramiro aquellos aspectos que más habían sufrido en el ataque y rematando una de las obras defensivas más inexpugnables de la época. En la biografía sobre Ramiro López por parte de Alberto Ocaña Erdozáin, ya citada, se indican numerosas referencias de autores contemporáneos y posteriores a la fiabilidad de la construcción, entre ellas la del propio Fernando el Católico, la de Diego Ayora, la de Pedro Mártir de Anglería, la de Durero y otras que, para no extendernos, no referencimaos por estar claramente indicadas en la aludida biografía. Podemos hacernos una idea de las armas municiones y pertrechos con los que contaba la fortificación en el momento de este primer ataque, gracias a un inventario conservado en Simancas99 que nos detalla que estaba abastecida de: • 17 piezas de artillería pesada. • 39 piezas de artillería ligera. • 64 sacabuches (arcabuz muy primitivo de gran tamaño). • 224 espingardas • Varios miles (no especificados) de balas de cañón. • 500 saquetes de papel y baquetas (utilizados para “atacar” la carga dentro del cañón de las armas de fuego portátiles). • 200 corazas. • 200 cascos. • 200 escudos. • 200 picas. • 90 ballestas • 100 peto de coraza. • 100 cervilleras de armadura. • 100 brazaletes de armadura • 191 celadas con barbera. 99 AGS. Contaduría del Sueldo, 1ª serie, leg. 122. 90 • 400 paveses (escudos muy grandes). • 200 picas alemanas. • 30 medias picas. • 114 lanzas de tipo morisco. • 50 lanzas. En el mismo documento se indica que algunas piezas pequeñas de artillería del tamaño de falconetes están siendo fundidas en Perpiñán por artesanos alemanes y que se espera el aprovisionamiento para la guarnición de trigo, galletas, vinagre, queso, aceite, 400 corderos salados y un molino para hacer harina. Tras este asalto, la fortaleza vivió un largo período de paz hasta la Guerra de los Treinta años, cuando cayó definitivamente en manos francesas. Como dato curioso hemos de añadir que durante 1542 se produjo un ataque francés a Perpiñán en el marco de la última guerra que mantuvieron Carlos V y Francisco I en el que las tropas atacantes rodearon y procuraron evitar con sumo cuidado sitiar la fortaleza, ya que en aquella época la tenían por inexpugnable. Ilustración 19. Estado actual de la fortaleza. Fuente: fotos realizadas por mí en visita del año 2019. Los personajes principales que intervinieron por parte de ambas legaciones. Cuatro fueron los personajes principales que llevaron el peso de las negociaciones, Francisco de los Cobos y el cardenal Granvela por la parte imperial y Anne de Montmorency y el cardenal de Lorena por la parte francesa. Los cuatro tenían en ese momento la total confianza de sus respectivos señores para acometer una tarea tan importante como fue la de negociar la paz. Por otro lado, se habían labrado un Cursus Honorum verdaderamente brillante en sus respectivas cortes dentro de los planos político, diplomático y administrativo. De estos cuatro personajes daremos unas pinceladas biográficas en las páginas siguientes que nos podrán ayudar a comprender su postura durante las negociaciones. Además de 91 ellos tuvieron también un papel destacado algunos personajes como Velly, Poyet y otros por la parte francesa, o Idiáquez por la parte imperial, de los cuales nos ocuparemos cuando vayan apareciendo en el relato de las negociaciones, con escuetas notas, bien en el texto o a pie de página. Francisco de los Cobos. Cuando pensamos en estudios biográficos sobre este personaje, acude inmediatamente a nuestra memoria la monumental obra de Hayward Keniston que ha marcado un antes y un después en nuestro conocimiento del mismo100. Es un libro que abarca todas las facetas conocidas de la obra y personalidad del biografiado de una forma tan perfecta y total que después de él, pocos autores se han atrevido a retomar el estudio del personaje, pese a la antigüedad de las primeras ediciones inglesas de la obra (1959). En 1997 se desarrolla una exposición patrocinada por la Fundación Mapfre titulada Francisco de los Cobos y su época que dio lugar a una guía impresa que, pese a ser de pequeño formato, trató los aspectos más visuales de su vida con un muy buen conjunto de ilustraciones101. Es una obra colectiva en la que cada capítulo está escrito por un especialista y, aunque no se olvidan sus datos biográficos, que se tratan en el primero de ellos, se busca más resaltar su aspecto de mecenas de las artes, las obras que atesoró, sus propiedades, la capilla funeraria que se construyó y la Úbeda renacentista que le vio nacer y a la que él contribuyó a dar brillo monumental. En la actualidad se siguen escribiendo artículos que tratan algunos aspectos de la vida de personaje o de su época como el de Sergio Ramiro Ramírez102. Tampoco debemos olvidar el estupendo resumen que hace de su vida Regina M. Pérez Marcos en las Biografías de la RAH103. Por tanto, no podemos decir que exista un vacío bibliográfico de obras actuales sobre el personaje, pero sí que la biografía de Keniston fue tan incontestable que poco más se puede añadir a ella. Francisco de los Cobos nació en Úbeda (Jaén) en 1477. Inicia su carrera administrativa en el momento que es recomendado por su tío Diego Vela Allide, que era contador de la reina Isabel I, para que trabaje con él como ayudante. Fueron años en los que ganó experiencia con la documentación oficial y 100 Keniston, Hayward, Francisco de los Cobos: Secretario de Carlos V, Madrid, Editorial Castalia, 1980. Esta es la versión más conocida aquí por ser la primera versión en castellano. La primera edición: Keniston, Hayward, Francisco de los Cobos: Secretary of the Emperor Charles V. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1959. 101 Moreno, Arsenio (Comisario de la exposición), Francisco de los Cobos y su época, Madrid, Electra, 1997. 102 Ramiro Ramírez, Sergio, “Francisco de los Cobos y la fama: Promoción arquitectónica y literatura cortesana de oposición” Anales de Historia del Arte, 23 (2013), pp. 71-88. 103 https://dbe.rah.es/biografias/14834/francisco-de-los-cobos-y-molina, consultada en 03-11-2022. https://dbe.rah.es/biografias/14834/francisco-de-los-cobos-y-molina 92 fomentó las relaciones personales con personajes de la corte de cierta importancia como Hernando de Zafra104, secretario del Consejo de Castilla y contador mayor de Granada con quien pasará a trabajar en torno al 1500. En 1503 Fernando el Católico le nombra escribano y notario público de su Corte. Cuando Hernando de Zafra muere en 1508, su cargo como contador mayor de Granda pasa a Cobos105, que tendrá como superior jerárquico a Lope de Conchillos106, escribano aragonés y secretario de Castilla. Unos meses más tarde, también en 1508, fue nombrado regidor de Úbeda, su ciudad natal, sustituyendo en el cargo a Alonso de Ribera, aunque no lo ostentaría por mucho tiempo puesto que en 1511 lo traspasó a su padre Diego de los Cobos107. Por algún motivo que desconocemos (quizá la muerte de su padre), este cargo volvió a sus manos ya que Keniston nos indica cómo Carlos V en 1518, poco después de su regreso a España, le autoriza a legar este cargo a sus herederos. En 1510, durante la gobernación de Fernando el Católico, es nombrado Archivero de Reales Mercedes. Fue varias veces procurador en Cortes, entre otras, en 1515 en las de Burgos y en 1520 en las de Santiago. La muerte de Fernando el Católico en 1516 representó un serio revés en su carrera puesto que la llegada de Cisneros a la regencia supuso una revisión de todos los niveles administrativos en busca de corrupción económica y de revisionismo político. Cobos, al igual que otros muchos, opta por ir hasta Flandes para ganarse el favor del heredero legítimo al trono y allí su experiencia administrativa y sus dotes personales le granjean el favor de Guillermo de Croy, señor de Chièvres108, en aquel momento, Gran Chambelán y preceptor del autoproclamado nuevo rey de España, del que Cobos es nombrado secretario personal. En 1517 recibió el título de Archivero de los ingresos y gastos de la Tesorería Real de Castilla109. En 1519 recibió el cargo de Fundidor y Marcador de todo el metal precioso encontrado en Yucatán, lo que le proporcionaba el beneficio del uno por ciento de todo el oro y plata acuñados. Cuando el área de conquista se extendió por México y Perú, las ganancias por este concepto se multiplicaron y Carlos V, como veremos más adelante, barajó la posibilidad de revertir de nuevo esta gracia a la corona. La influencia de Cobos ante 104 Hernando de Zafra (¿?-1507) Biografías de RAH, entrada escrita por José Enrique López de Coca Castañer, https://dbe.rah.es/biografias/17092/hernando-de-zafra, consultado el 09-11-2022. 105 AGS, Títulos Rasgados, 1446-1519. Real cédula de la reina Juana a requerimiento de su padre Fernando de Aragón, refrendada por Conchillos como secretario, nombra a Cobos Contador Mayor de Granada, cargo que había quedado vacante a la muerte de Hernando de Zafra. Keniston, Hayward, Francisco de los Cobos: Secretario de Carlos V, Madrid, Editorial Castalia, 1980, p. 13. 106 Juan Lope de Conchillos y Quintana (¿?-1521) Biografías de RAH, entrada escrita por Juan Francisco Baltar Rodríguez, https://dbe.rah.es/biografias/14929/juan-lope-de-conchillos-y-quintana, consultado el 09-11-2022. 107Este nombramiento está indicado en Keniston, Hayward, Francisco de los Cobos… p. 13, como registrado en AGS Registro General del Sello. 108 Guillermo de Croy (1458-1521), Biografías RAH, entrada escrita por Carlos Javier de Carlos Morales, https://dbe.rah.es/biografias/5437/guillermo-de-croy, consultado el 09-11-2022. 109 AGS. Quitaciones de Corte, leg. 16. https://dbe.rah.es/biografias/17092/hernando-de-zafra https://dbe.rah.es/biografias/14929/juan-lope-de-conchillos-y-quintana https://dbe.rah.es/biografias/5437/guillermo-de-croy 93 el emperador creció enormemente cuando murió Guillermo de Croy en 1521 y Mercurino Gattinara110 pasó a ser el canciller encargado de los asuntos europeos, mientras él quedó como el principal encargado de los asuntos de los reinos hispanos. En torno a 1520, su fortuna personal había crecido hasta el punto de aspirar al nombramiento de Comendador de los Bastimentos de León de la Orden de Santiago, sin duda un cargo del más alto nivel, lo que hacía que en las Conversaciones de Salses, que más tarde estudiaremos, se dirigieran a él como Comendador de León y, asimismo, firmara las cartas como tal. De igual manera, el matrimonio en 1522 con la hija de apenas catorce años de los condes de Rivadavia, María de Mendoza Sarmiento111, se puede considerar como su aceptación entre los más altos círculos de la nobleza hispana, entre la que se granjeó muchísimas amistades, debido a su cercanía e influencia sobre el monarca, pero también envidias y acusaciones de enriquecerse a costa de la corona. Sin duda, una de las principales enemistades contra la que tuvo que lidiar fue la de Mercurino de Gattinara. Ambos mantenían posiciones políticas irreconciliables. Mientras Gattinara apostaba por el dominio universal del Imperio, Cobos pretendía ejercer su influencia sobre Carlos V para que se ocupara, sobre todo, de los reinos hispanos. Esto llevó a una lucha en lo personal que no escondía una rivalidad por el poder dentro de la administración cortesana, en la que Cobos partía con la ventaja de la diaria cercanía con el emperador. En 1523, cuando Carlos V creo el Consejo de la Real Hacienda, del que Cobos sería el secretario, Gattinara se sintió excluido y la rivalidad política pasó a ser enemistad palpable que duró hasta la muerte de Gattinara en 1530. Posiblemente el emperador, que había sido testigo de esta lucha por el poder y la influencia en su entorno, buscó el medio de evitarlo en el futuro y, aconsejado por su confesor García de Loaisa112, asumió personalmente la gestión de la política exterior apoyándose en el propio Cobos y en Nicolás de Perrenot, señor de Granvela113. A partir de este momento estos dos personajes formarían un binomio presente en casi todas las negociaciones diplomáticas de calado acometidas por el emperador. Nos ocuparemos de él más adelante en este capítulo porque compartió protagonismo con Cobos en las negociaciones de Salses. Podemos decir que desde 1530, Cobos, además de tener poder determinante en los reinos peninsulares gracias a una tupida red de contactos clientelares entre los más influyentes personajes del reino 110 Mercurino Arborio Gattinara (1465-1530), Biografías RAH, entrada escrita por Manuel Rivero Rodríguez, https://dbe.rah.es/biografias/10612/mercurino-arborio-gattinara, consultado el 09-11-2022. 111 María de Mendoza (1508-1587) Biografías RAH, entrada escrita por Gonzalo Francisco Fernández Suárez, https://dbe.rah.es/biografias/59783/maria-de-mendoza, consultado el 09-11-2022. 112 García de Loaísa y Mendoza (1479-1546), Biografías RAH, entrada escrita por José Barrado Barquilla, https://dbe.rah.es/biografias/14211/garcia-de-loaisa-y-mendoza, consultado el 09-11-2022 113 Nicolás Perrenot de Granvela (1484-1550), Biografías RAH, entrada escrita por Francisco Javier Díaz González, https://dbe.rah.es/biografias/14128/nicolas-perrenot-de-granvela, consultado el 09-11-2022. https://dbe.rah.es/biografias/10612/mercurino-arborio-gattinara https://dbe.rah.es/biografias/59783/maria-de-mendoza https://dbe.rah.es/biografias/14211/garcia-de-loaisa-y-mendoza https://dbe.rah.es/biografias/14128/nicolas-perrenot-de-granvela 94 sobre los que podía ejercer la potestad de presentar o no, acelerar o retrasar las peticiones, reivindicaciones y súplicas que ejercitaban sobre el monarca; además, compartió la responsabilidad de la política exterior con el papado y con los diferentes estados italianos con Granvela. Quizá esta confianza en su propio poder personal y el conocimiento profundo de cómo actuaba el emperador, le animó a preparar una jugada maestra para ser nombrado Adelantado de Cazorla, territorio próximo a su Úbeda natal y que pertenecía al obispado de Toledo, cuya sede quedó vacante en 1534 con la muerte de Alonso de Fonseca. Existían tres candidatos posibles a la misma. Alonso Manrique, arzobispo de Sevilla; García de Loaísa, que como ya hemos dicho era antiguo confesor del monarca y en aquel momento ya cardenal de Sigüenza y el cardenal Juan Tavera. El poder de Cobos en este caso consistía en los consejos que podría dar al emperador sobre cada uno de los personajes y en la probada influencia que esos consejos tenían sobre él. La jugada consistía en proponer a uno de ellos que influiría en su favor a cambio del título de Adelantado de Cazorla cuando fuera elegido y le salió bien apostando por Juan Tavera, quién fue a la postre el elegido. El progresivo protagonismo de la política europea en la agenda del emperador debido al enfrentamiento contra Francisco I, el juego de influencias en Italia, donde había que cuidar los apoyos y estar prevenido sobre las traiciones y la amenaza turca materializada en el oriente por Solimán y en el Mediterráneo occidental por Barbarroja, absorbieron casi por completo la dedicación de Cobos, centrado, no solo en los problemas políticos sino también en los financieros, demostrando que era capaz de ocuparse del servicio a su señor y de sus intereses personales. De esto último es muy esclarecedor el caso de la villa de Sabiote que relatamos a continuación. Para obtener dinero con el que financiar una posible cruzada general contra el turco, Cobos negoció con el papa una concesión que daría derecho al emperador como Gran Maestre que era de todas las órdenes Militares, para expropiar una parte de sus tierras y enajenarlas. Muy próximo a su ciudad natal de Úbeda se encontraba la villa, castillo y tierras aledañas de Sabiote, que pertenecían a la Orden de Calatrava. Cobos las compró, amparado en el permiso papal, y las vendió posteriormente, en una operación en la que el emperador recibió el dinero y Cobos el señorío de la villa y castillo. Del mismo modo procedió con el castillo de Torres, también de propiedad de la Orden Calatrava y el de Canena, cuya propiedad estaba compartida por las órdenes de Calatrava y Santiago114. Esto ocurría entre los años 1537 y 1539, la época en que se negoció la paz en Salses, posteriormente la tregua en Niza y se produjo el encuentro en Aigues Mortes. 114 AGS. Mercedes y Privilegios, Leg. 341, fol. 14. 95 Cobos no acompañó a Carlos V cuando acudió a sofocar la rebelión de Gante. Los problemas financieros eran tales que el emperador recurrió esta vez a su faceta de recaudador de medios económicos más que a la de diplomático experimentado. Cobos redactó una lista con los nobles que podrían, por su patrimonio, socorrer a la corona mediante un préstamo; él también se incluyó115. Lo recaudado no fue suficiente por lo que procedió a la venta de nuevos cargos municipales, que tampoco bastaron para equilibrar las cuentas. A partir del inicio de la década de 1540, comenzó el declive físico de Cobos, lo que unido a que el emperador, ya en una evidente madurez, cada vez se dejara guiar menos por los consejos de sus allegados, provocó su alejamiento del ámbito de la política exterior y que se concentrase en su faceta financiera, aunque nunca perdió del todo la confianza de Carlos V, como lo demuestra el hecho de que, cuando abandona la península en 1543, dejando como regente a su hijo Felipe, en las instrucciones que le deja le insta a seguir los consejos de Tavera, el duque de Alba y del propio Cobos. En dichas instrucciones aparece el retrato que, mediante las palabras, pinta de él el emperador y que ahora nos atrevemos a reproducir aquí116: A Covos tengo por fiel; hasta agora ha tenido poca paçión; agora paréceme que no le falta, no es tan gran trabajador como solía. La edad y dolencia lo causan; bien creo que la mujer le fatiga, y es causa de meterle en los paçiones y aun no dexa de darle mala fama quanto al tomar, aunque creo que no toma él cosa de importancia; basta que unos presentes pequeños que hacen a su mujer, le infamen, Yo le he avysado dello, creo se remedyará. Él tiene experiencia de todos mis negocios y es muy informado dellos; bien sé que no hallareys persona que de lo que a ellos toca os podays mejor servir que dél, y creo que él lo hará bien y linpiamente. Plega a Dyos que las paçiones o las causas que con ellas le darán, no le hagan salir de madre. Bien será que os sivays dél como yo lo hago, no a solas ni dándole más autoridad que la que por las instruxiones está contenido117, mas, seguyendo aquéllas, favorecelde, pues me ha servydo y creo que hartos querryan lo contraryo, lo qual no merece ny convyene. Bien creo que trabajará de granjearos, como todos lo harán, y como ha sido amygo de mujeres, sy vyesse voluntad en vos de andar con ellas, por ventura antes ayudarýa que estorvarýa; guardaos dello pues no os conviene. Yo le he hecho muchas mercedes y todavía querría algunas vezes más; héchalo a la honra, como los otros, y él dice que las dexo de hazer porque murmuran dél. Una grande y demasyada tiene que es la 115 AGS. ESTADO, Leg. 54, fol. 50-51. 116 Fernández Álvarez, Manuel, Corpus documental de Carlos V, tomo II (1539-1548), documento CCLII pp. 104 a 119. No olvidemos tampoco el estupendo estudio que sobre estas instrucciones aparece en Parker, Geoffrey y Ball Rachael, Cómo ser rey: Instrucciones del emperador Carlos V a su hijo Felipe en mayo de 1543, Madrid, Impreso en España por Ediciones el Viso de la parte de Hispanic Society of America, 2014. 117 Se está refiriendo a las instrucciones abiertas que el emperador le remitió con fecha de 4 de mayo de 1543 (dos días antes de las Instrucciones Secretas) Fernández Álvarez, Manuel, Corpus documental de Carlos V, tomo II (1539-1548), documento CCLI pp. 90 a 104. 96 fundición de las Indyas. Tiénela para él y para su hijo. Téngole avysado que su hijo no lo ha de gozar. Él sacó unas Bulas del Papa sobre el adelantamiento de Cazorla y he dado cédula que tiene Granvela que executándolas y gozando su hijo dello se le podría quitar la fundición; Granvela tiene la cédula, si yo me muero podéyssela pedyr y usar della en esta conformidad. También tiene merced de las salinas de las Indyas, agora es poca cosa, podrýalo ser con el tiempo muy grande; bien hareys si yo muero de sacárselo y también a otros que podrýanla tener en cosa semejante o lumbreras y cosas que fuessen de regalýa. Mas sacándoselas haveys de guardarlas para vos y no darlas a otros que sé que lo pidirýan y serýa peor que dexarles gozar de las mercedes que les tengo hechas. Para lo de Hazienda es gran oficial, y sy a algunos parece que él es el que la disypa y pierde, no es suya la culpa ny aun mýa, como tengo dicho, mas es la causa los negocios; quando ellos lo permitiessen, creo que tan buen reformador serýa como otro cualquier. La contadurýa no la tiene sino durante my ausencia, ya que volvý se la podrýa quitar, mas no le quise hazer este disfavor; sy me muryesse bien hareys de confirmársela y servyros dél. En esto de la Hazienda no conviene que sea solo, como lo tengo dicho, y por eso me parece que no podrýades darla a otro ny a quien más os convyniesse que a don Joán Çúñiga118, y sy yo hubyesse de proveer la otra contadurýa se la darýa luego, aunque el duque de Alba y otros la pidan, que quedaryan bien agravyados, mas no convyene que la tengan; y creo que de los dos se hará una buena mezcla; y asý por tener más disculpas con otros, me parece que quando quisiéredes, lugar es que nombreys por vuestro contador don Joán, para que después pueda con más razón quedar en el officio. Y sy entrambos, o cualquier dellos, os lo pidyessen para sus hijos, no lo devereys de hazer, porque son moços y en tales oficios convyene que lo sean personas que por sus personas y por sus suficiencias los puedan servir. Y asý deveys de tener el mismo respecto en la provysión de todos los officios y cargos que habreys de proveer, porque os va mucho que sean las personas quales convyene, y syendo tales os será un gran descanso. Este casamiento que Covos ha hecho en Aragón de su hijo, y dexar yo al Virrey que queda, que es la parte de su nuera, por no tener otro natural mejor que él, y que en la verdad es el menos malo para ello, dará mucho que hablar en la gente; y como el consejo de Aragón nunca es tan perfecto que no haya harto que corregir en él, creo que haurá hartas quexas aunque también creo que por esso no dexarán de hazer lo que deben. Y como también se dice que el vicecancylyer depende dél y que con su floxedad no haze sino lo que él quiere, todo esto se añadirá a ello. Cierto yo quisiera que el vicecancelyer quedara en su casa por su dolencia, pereza y floxedad; temo que no lo podré acabar con él; por eso trabajo de poner (aparecen puntos suspensivos en el texto original, prueba que el emperador aún dudaba en la persona definitiva) por regente que es buen hombre, diligente y buen juez, y mandándole que él haga su oficio limpiamente sin pasión ny respecto ninguno, y que os avye de las cosas necesaryas, estoy cierto que lo hará bien; y asy será bien que le favorezcays y le deys todo calor y hagays tanto caso dél como sy él fuese vicecancylyer Esto he puesto en esta carta secreta por lo que toca a Cobos. 118 Juan de Zúñiga y Avellaneda (¿?- 1546) Biografía en RAH, entrada escrita por Santiago Fernández Conti, https://dbe.rah.es/biografias/16020/juan-de-zuniga-y-avellaneda, consultado el 09-11-2022. https://dbe.rah.es/biografias/16020/juan-de-zuniga-y-avellaneda 97 Aunque el texto es largo, he preferido trasladarlo completo porque nos aclara perfectamente la personalidad de Cobos y, sobre todo, la fina percepción sicológica que el emperador tenía de los hombres que estaban a su servicio. También de su malicia cuando recomienda a Felipe no transmitir el privilegio de la fundición de los metales de Indias al hijo de Cobos o de su perspicacia como gestor al recomendar que en los temas de dinero hubiese dos personas, lo que debería suponer un equilibrio que evitara la corrupción (Cobos y Juan de Zúñiga). Ya en las Instrucciones de Palamós, Carlos V advierte a su hijo que el rendimiento de Cobos en su trabajo ha disminuido por motivos de salud, entre otros. A partir de 1546 empeora notablemente, lo que le hace retirarse a Úbeda en un viaje que realizó en malas condiciones que quedan reflejadas en una carta que escribió al emperador119. A la que contestó el emperador aprobando su desplazamiento a su ciudad natal y deseándole un pronto restablecimiento120, que ya no se produciría porque murió el 10 de mayo de 1547, fecha acreditada en el documento de su defunción: Francisco de los Cobos fallesçió y pasó de la presente vida en la ciudad de Úbeda martes de mañana, diez días del mes de mayo del año pasado de 1547, porque el dicho día yo ví el cuerpo de su señoría en su casa antes que fuese enterrado121. El príncipe Felipe comunicó por carta al emperador la muerte de su secretario con fecha uno de junio de 1547122. La figura de Francisco de los Cobos trasciende más allá de los hechos de su vida al servicio del emperador porque hay que resaltar también el hecho de que formó a un grupo de escribanos leales que pasarían más tarde a formar parte de la máquina administrativa de Carlos V y Felipe II. La lista es larga y no es esta tesis el lugar de ocuparse de estos personajes. Destaquemos el nombre de Alonso de Idiáquez porque nos aparecerá en el posterior capítulo en el que trataremos de las negociaciones de Salses. 119 AGS. ESTADO, leg. 75, fol. 311. 120 AGS. ESTADO, leg. 75, fol. 3. 121 AGS. Quitaciones de Corte, leg. 16. 122 AGS. ESTADO leg. 75, fol. 77. 98 Nicolás Perrenot de Granvela Nicolás Perrenot de Granvela (1484-1550) es el primer miembro de una ilustre familia dedicada a la administración y servicio a la monarquía. Los otros dos miembros destacados son sus hijos Tomás (1514- 1571) y Antonio (1517-1586), los tres con los mismos apellidos Perrenot de Granvela y fácilmente confundibles en la bibliografía, por lo que he creído pertinente estas líneas iniciales de aclaración. Seguramente el más conocido de la saga es Antonio, comúnmente denominado cardenal de Granvela, con una dilatada hoja de servicios diplomáticos y políticos bajo los reinados de Carlos V y, sobre todo, Felipe II. Comenzó sus primeros pasos en el oficio de la mano de su padre, Nicolás, puesto que fue su asistente en las negociaciones que llevaron a la tregua de Niza. Tomás, el otro miembro de la saga, señor de Chantonnay y conde de Cantecroy, no llegó a ser tan famoso como su hermano, pero sí se le conocen diferentes servicios bajo el reinado de Felipe II. Para nosotros va a ser especialmente relevante el padre, Nicolás, que será junto a Cobos el gran negociador tanto en Salses como en Niza. Sin embargo, los principales datos biográficos con los que contamos, los encontramos en un libro de M.Van Durme que trata de la vida su hijo el cardenal Granvela, Antonio123, pero en el que los primeros capítulos trata brevemente de la trayectoria de su padre, Nicolás, nuestro personaje. También contamos con el resumen biográfico de Francisco Javier Díaz González en la serie de biografías de la RAH124. Nicolás Perrenot nace en 1484 en una familia burguesa del Franco Condado, se doctoró en derecho en la universidad de Dôle, ciudad del condado de Borgoña y en 1513 se casa con Nicole Bonvalot, hija de una familia acaudalada de Besançon. En 1518, Guillermo de Vergy, mariscal y gobernador del Franco Condado, señor de Autrey y de Montferrant, le promocionó para el cargo de consejero en el parlamento de Dôle125. En 1519, cuando es nombrada Margarita como regente de los Países Bajos, Nicolás Perrenot entra en su círculo de confianza y obtiene el puesto de Consejero de Estado de los Países Bajos. En 1521 es nombrado Consejero Privado de la gobernadora. Díaz González apunta en su biografía de la RAH que es la propia Margarita la que le promociona al cargo de consejero de su sobrino Carlos en 1524. Su llegada a corte de Madrid se produce el año siguiente. Inmediatamente se incorporó a las negociaciones que se 123 Van Durme, M., El Cardenal Granvela (1517-1586): Imperio y Revolución bajo Carlos V y Felipe II, Barcelona, Ed. Teide, 1957. La última edición consultada ha sido la de 2000. También tenemos noticias indirectas de una obra en francés de Anthony D. y Humbert, M, Un grand ministre de Charles Quint: Nicolas Perrenot de Granvelle, garde des sceaux et premier conseiller d’Etat, et les Comtois au service de l’Empire, Bensançon, Centre Régional de Documentation Pédagogique, 1983, Igualmente existe una obra reciente, que, por ahora solo está en lengua francesa de Daniel, Antony, Nicolas Perrenot de Granvelle: Premier conseiller de Carles Quint, Francia, Editoriel Sekoya, 2006. 124 Francisco Javier Díaz González https://dbe.rah.es/biografias/14128/nicolas-perrenot-de-granvela, consultado el 10-11-2022. 125 Van Durme, M., El Cardenal… ya citada p. 29. https://dbe.rah.es/biografias/14128/nicolas-perrenot-de-granvela 99 estaban llevando a cabo en la ciudad para la liberación de Francisco I y sobre los puntos del futuro tratado de paz de Madrid, al que siguió muy vinculado puesto que será uno de los tres personajes, junto a Laurent de Gorrevod y el príncipe de Orange, que serán enviados por el emperador a la corte francesa para exigir el cumplimiento del citado tratado ante las dilaciones del rey francés y sobre todo, en su caso, de presionar sobre la devolución de Borgoña. Misión muy complicada que provocó que Francisco I le encarcelara en Francia en 1527 durante algunos meses, hasta que es liberado en 1528 y vuelve a la corte imperial, llamado para negociar con el papa Clemente VII. Durante estos años mantendrá estrechas relaciones con el gran consejero del emperador Mercurio Arborio di Gattinara, del que aprenderá mucho del oficio de diplomático, pero con el que no coincidiría en su visión, casi mesiánica, del universalismo imperial, ni en la solución militar de los conflictos. Él siempre se inclinó más por abordar los problemas de política exterior desde la negociación y la búsqueda de la paz. La relación de Granvela y más concretamente de la familia Granvela con Carlos V era provechosa para ambas partes. En el Franco Condado, casi todos los oficios laicos y algunos de los eclesiásticos estaban en manos de miembros de ella o de su red clientelar, por lo que podemos asegurar que ejercían un poder casi absoluto sobre el territorio. Teniendo en cuenta que para Carlos V era esencial su control puesto que servía de unión entre Borgoña y Flandes y todos estos territorios formaban el patio trasero del reino de Francia, no dudó en sostener la política que los Granvela ejercían en el territorio, fuese cual fuese, puesto que su interés principal era que no cayera en manos de Francisco I. Nicolás Perrenot solicitó el puesto de juez del Franco Condado en nombre del emperador y en el de Margarita de Austria, gobernadora de Flandes y lo obtuvo el 14 de agosto de 1527, pese a que no lo pudo ejercer de forma personal puesto que estaba permanentemente viajando con el emperador o comisionado por él para algún negocio de política exterior. Esto nos demuestra que Granvela no era un simple funcionario a las órdenes de Carlos V, sino que él y su familia representaban mucho para la estabilidad de ese territorio fundamental para el emperador. Al morir Gattinara en 1530, Nicolás Perrenot era su sucesor natural, pero Carlos V suprime el cargo de Gran Canciller que ostentaba Gattinara y las funciones que desarrollaba las asume él en persona, pasando Perrenot de Granvela a ser llamado simplemente canciller y a estar agregado en todo momento a la persona del emperador, a quién acompañará desde ese momento en todos sus viajes y guerras contra Francia, contra los príncipes alemanes y durante la Jornada de Túnez en 1535, donde parece que estuvo a punto de perder la vida tal como cuenta él mismo en una obra manuscrita que se encuentra en Bruselas 100 (Manuscrito 21059 de la Biblioteca Real de Bruselas)126. Él será el encargado tras esta victoria de firmar un tratado en nombre del emperador con Muley Hassem, bey destronado de Túnez. Durante estos años Granvela establece una fuerte relación que tenía mucho de laboral, pero también personal y de amistad, con Cobos, que al igual que él, había sido discípulo de Gattinara. Dos fueron los factores determinantes para ello. De un lado, tuvo que funcionar evidentemente la química personal, de otro, hizo mucho el hecho de que el emperador dividiera estrictamente el ámbito de influencia de la labor de ambos personajes, Cobos encargado de los reinos peninsulares, Nápoles y Sicilia y Granvela del resto de la política exterior europea, sobre todo Italia. Sin duda tuvieron que surgir roces y alguna que otra envidia o celos profesionales, entre ellos, pero en general, Cobos y Granvela formaron un tandem unido y compacto en la mayor parte de las negociaciones diplomáticas del imperio durante las décadas 30 y 40 del siglo XVI, hasta la decadencia física de Cobos. Que se llevaron bien lo demuestra el hecho de que los vemos unidos y funcionando como una única voluntad en las negociaciones de Salses (1537-1538) y en las negociaciones que condujeron a la tregua de Niza (1538), pese a que el ámbito territorial de las mismas perteneciera a Granvela (Italia). Ambos personajes también coincidieron en otro rasgo característico, la acumulación de honores, títulos y riquezas durante su carrera de servicio al emperador. Para el caso de Granvela, Van Durme describe el progresivo acopio de estos en su libro, por lo que no nos extenderemos aquí en ello127. Tampoco se libró Granvela de las acusaciones de corrupción y de prácticas irregulares y fraudulentas. La perspectiva que nos aporta la lejanía en el tiempo de los hechos referidos nos da indicios de que algo tuvo que haber de cierto si miramos el rápido crecimiento de su patrimonio. El rastreo de pruebas documentales que lo demuestren es muy difícil por no decir imposible. También hay que tener en cuenta que gran parte de su riqueza la obtuvieron de sus soberanos a los que ayudaron a menudo con su propio patrimonio, obligados a mantener enormes gastos durante sus viajes diplomáticos a través del imperio, durante los cuales llevaron un alto nivel de vida obligados en parte por la representatividad y prestigio del cargo y en parte por su deseo de ascenso en la escala social. Tanto Cobos como Granvela, vivieron como grandes señores y mecenas del arte, se construyeron grandes palacios y adquirieron tierras y señoríos, además de alentar las artes, las letras y las ciencias128. 126 Van Durme, M., El Cardenal … ya citada p. 30. 127 Van Durme, M., El Cardenal… ya citada p. 29-32. 128 Van Durme, M., El Cardenal… ya citada p. 31. 101 En las negociaciones de Salses que estudiaremos más adelante, Cobos y Granvela actuaron como un solo negociador. No hemos encontrado documentación individualizada de cada uno de ellos, sino que los informes que escriben al emperador sobre la marcha de las conversaciones tienen la apariencia de haberse dictado de forma conjunta y en el sobrescrito de las cartas aparece el nombre de los dos. En las negociaciones que condujeron a la Tregua de Niza (1538) ocurrió exactamente lo mismo, aunque de estas no hemos encontrado documentación que describa el día a día de los encuentros. Aquí se produjo un dato anecdótico en relación con Granvela, le acompañó su hijo Antonio, lo que supuso su bautismo de fuego en la escena política europea. Lo hizo en calidad de secretario imperial y de principal colaborador de su padre. Después de Niza, Granvela fue enviado a Francia para preparar el viaje del emperador a través de un territorio tradicionalmente enemigo pero que ahora estaba amparado por la tregua, como camino más corto para llegar a Gante donde debería reducir una rebelión de sus súbditos. En 1540 fue enviado a la Dieta de Worms para negociar con los príncipes alemanes. Aquí también le acompañó su hijo y, aunque no lograron el acuerdo con los protestantes, por lo menos consiguieron que Felipe Hesse y Mauricio de Sajonia siguieran fieles al emperador. En 1541 acompañó al emperador durante la fallida expedición a Argel y también, ese mismo año a la Dieta de Ratisbona, durante la cual enfermó y tuvo que ser sustituido por su hijo Antonio que ya en esta época le acompañaba siempre. En 1542 fue nombrado embajador imperial en el Concilio de Trento; también aquí por enfermedad, tuvo que ser sustituido por su hijo. En 1544 fue el principal impulsor de las negociaciones con Francia en busca de nuevo de la paz tras la última guerra que se consiguió en Crépy el 18 de septiembre. Tras ello, Granvela volvió a ocuparse por orden del emperador del problema protestante donde chocó con las ideas del duque de Alba, partidario de la guerra, mientras que él, siguiendo una trayectoria política inquebrantable desde sus inicios, era partidario del diálogo y la búsqueda de la paz. Una nueva enfermedad le hace pedir permiso a su señor para retornar a sus tierras, pero en 1545 le volvió a llamar a Brujas para que negociase el tratado de paz entre Francia e Inglaterra que al fin fue firmado en Ardres en 1546. Este mismo año acompañó al emperador a la Dieta de Ratisbona donde se negoció con los príncipes alemanes y algunas ciudades libres. Sin embargo, en esta época los triunfos profesionales de los Granvela padre e hijo se vieron empañados por la acusación de corrupción que les hizo el papa Paulo III ante el emperador. Molesto por esta situación se retiró a sus dominios alegando motivos de salud. Pese a ello, tras la victoria imperial en Mühlberg en 1547, fue encargado de negociar con los legados papales la restitución de Piacenza a los Farnesio. En 1549 se retira ya muy achacoso, pero fue 102 nuevamente convocado por su señor a la nueva Dieta de Augsburgo para la que partió en 1550 y a la que no llegó nunca puesto que murió en el camino129. Anne de Montmorency Estamos ante una de las grandes figuras del reinado de Francisco I. Militar, diplomático, hombre fuerte del reino y compañero del rey desde la infancia y durante la juventud, por lo que tuvo toda su confianza. Como es lógico la práctica totalidad de los estudios sobre su figura están en francés. El más antiguo que hemos encontrado data de 1885 y es el de Francis Decrue de Stoutz130. Se trata de una biografía formal de corte tradicional muy completa, con mucha información relevante de la época que nos ocupa en este estudio, entre 1536 y 1538, que trata a lo largo de más de cien páginas (de la 253 a la 358). De época más reciente hemos encontrado una tesis doctoral de Thierry Renfet131 sobre su etapa vital más importante entorno a la década de 1530 y un libro posterior del mismo autor que viene a ser la publicación ampliada de la tesis anterior132. En castellano tenemos una biografía muy completa en el libro de Ignacio Danvila Carbonell133. Y, por último, un pequeño estudio en francés de Thierry Crépin-Leblond134 que trata a lo largo de 55 páginas los aspectos del personaje relacionados con el renacimiento, el arte y el mecenazgo. Anne de Montmorency nace en 1493 en Chantilly. Su padre Guillaume era alcalde de numerosas fortalezas del reino y persona de confianza del rey Carlos VIII. Que su familia era una de las más prestigiosas de Francia lo demuestra el hecho de que fue ahijado de la reina Ana de Bretaña, de la cual recibe el nombre, que en aquella época era indistinto en francés para masculino y femenino. De edad semejante a la del futuro rey Francisco (nació en 1494) fue su compañero de juegos y primeras aventuras juveniles en el castillo de Amboise, donde se crió con otros miembros de la alta nobleza. Desde joven destacó como militar y participó en numerosas batallas: Rávena (1512), Marignano (1515), Mezières (1521), Novara (1522) y Pavía (1525) donde cae prisionero junto al propio rey. Será liberado rápidamente 129 Para el resumen que hemos hecho aquí de la vida de Granvela en los años que van desde la Tregua de Niza hasta su muerte nos hemos servido principalmente de la biografía de Francisco Javier Días González en la RAH a la que ya hemos aludido anteriormente. 130 Decrue de Stoutz, Francis, Anne de Montmorency, Gran Maître et Connétable de France, París, E. Plon, Nourrit et C. Imprimeurs- Éditeurs, 1885. 131 Renfet, Thierry, Anne de Montmorency: Gran Maître et les fidèles: les réseaux de Montmorency, Grand Maître de France ver 1530. París, Ed. Université de París. 2001. 132 ----------, Anne de Montmorency: Gran Maître de Francçois Ier, Rennes, Presses Universitaires, 2011. 133 Danvila Carbonell, Ignacio, El señor de Chantilly: Anne de Montmorency, Condestable de Francia, Madrid, Ed. Visión Libros, 2013. 134 Crépin-Leblond, Thierry, Anne de Montmorency, un homme de la Renaissance, France, Ed. RMN, 2014. 103 mediante rescate, lo que le permitió participar en las negociaciones para liberar a su rey que desembocaron en el tratado de Madrid. (1526)135 Francisco I le encomienda la defensa contra el ataque imperial en la Provenza en el verano de 1536. Para evitar la invasión a toda costa, Montmorency actúa con extrema dureza contra su propia población poniendo en práctica la táctica de tierra quemada en toda la región, que resultó muy efectiva contra el ejército de Carlos V, pero que la sumió en el hambre y la pobreza más extrema durante muchos meses. En 1537 será enviado junto al cardenal de Lorena a Leucate para que negocien con los enviados imperiales, en las Cabañas de Fitou, cerca de Salses, un tratado de paz que ponga fin a los dos últimos años de guerra. No se llegó a un acuerdo de paz y tan solo se prorrogó la tregua existente mientras se buscaba lugar para una nueva conferencia en la que debería asistir el papa Paulo III, que al final, tuvo lugar en Niza en 1538. También en estas negociaciones intervino activamente Montmorency, que pese a ser un reputado militar, siempre quiso llegar a la paz por medios pacíficos. Precisamente este hecho provocó sus continuas desavenencias con Ana de Pisseleu, duquesa de Étampes, amante de Francisco I y partidaria del enfrentamiento militar en los conflictos con el emperador, lo que provocaba que estuviera permanentemente aconsejando al rey francés con el empleo de mano dura. Hasta 1541 el criterio de Montmorency había vencido en el ánimo del rey, a partir de ese año, decide cambiar radicalmente de estrategia y el Gran Condestable de Francia cae en desgracia. Su situación personal cambió a la muerte del rey, puesto que Enrique II, que desde niño le había visto siempre por palacio y había mantenido con él una relación de amistad paterno-filial, le tomó de nuevo a su servicio en el cual permanecerá prácticamente hasta su muerte en 1567. Jean de Lorraine, cardenal de Lorena Tal como ocurría con Gravela, existen dos personajes conocidos como cardenal de Lorena que no conviene confundir. Por un lado, está Carlos de Lorena-Guisa (1524-1574) que fue nombrado Cardenal en 1538 y, aunque tiene una relación de parentesco (fue sobrino), no es nuestro personaje. Por otro lado, está Jean de Lorraine (1498-1550), que entre otros muchos cargos eclesiásticos también alcanzó el de cardenal de Lorena. Este sí lo es. No hemos encontrado tantos estudios sobre él como en el caso de Montmorency, 135 Jacquart, Jean, François Ier, Paris, Edditoriel Fayard, 1981. p. 227 y siguientes. Esta obra tiene varias páginas con datos muy interesantes sobre la vida de este personaje. 104 un artículo de Cédric Michon136 que ya nos pone sobre aviso del motivo de esta falta de noticias sobre el personaje: Malgré sa réussite à la cour, on sait peu de choses sur lui. Cela s’explique sans doute en partie par la pauvreté des archives; on a conservé de sa correspondance (passive et active) moins de 100 lettres, dispersées137. También hemos encontrado un capítulo dentro de una obra colectiva que trata de él, escrito por Paulette Choné138. Jean de Lorraine nació en 1498 y, como Montmorency, fue amigo personal y compañero de juegos y aventuras juveniles del futuro rey Francisco I. Fue hijo de René, II duque de Lorena en el seno de una familia a la que se le reconocen grandes servicios al reino, uno de sus hermanos murió en la batalla de Pavía. Desde muy joven fue acumulando cargos eclesiásticos (el primero fue a los tres años), por lo que al final de su vida había sido obispo, arzobispo o administrador de innumerables diócesis en Francia, las cuales no detallamos aquí por no ser este estudio el apropiado para ello ya que nos interesa, sobre todo, su trayectoria política. En 1520 estuvo presente en la famosa entrevista del Campo de la Tela de Oro (Drap d’Or) entre Francisco I y Enrique VIII de Inglaterra. En 1527 fue designado por su rey para recibir al cardenal inglés Wolsey, llegado a la corte para negociar personalmente con Francisco I. En ese momento todavía no tenía ningún puesto político de relevancia, pero ya era utilizado por el rey en misiones de representación, lo que indica que, de alguna forma, estaba siendo preparado para ello. Por fin en 1530 se convierte en miembro del Consejo Real. En 1536 tiene fuerte presencia en los contactos diplomáticos con los imperiales para evitar la guerra y llegó a reunirse con el emperador en Siena, explicándole las concesiones que Francisco I estaba dispuesto a hacer para evitar el conflicto. La negociación fue infructuosa porque Carlos V ya había tomado la decisión de romper las hostilidades. Hay un hecho que demuestra el afecto que unía al cardenal con el monarca y que era algo que conocía todo el entorno cortesano. Cuando el delfín Francisco murió en 1536, nadie se atrevió a dar la noticia al monarca, disfrazándosela al padre como una grave enfermedad que se alargaba. Finalmente fue 136 Michon, Cédric, “Les richesses de la faveur à la Renaissance: Jean de Lorraine (1498-1550) et François Ier”, Revue d’histoire moderne & contemporaine, nº 50-3, 2003, pp.34 a 61 137 Michon…pg 34. 138 Paulette Choné, “Jean de Lorraine (1498-1550), cardinal et mécène”, dans, Lemerle, Fréderique; Pauwels, Yver et Toscano, Gennaro (dir.) Les Cardinaux de la Renaissance et la modernité artistique, Villenueuve d’Ascq, publications de l’institut de recherches historiques de septentrion, 2009. 105 el propio cardenal quién lo hizo por ser el más allegado. Fue enviado junto a Montmorency a negociar la paz a Salses y más tarde a Niza. También estuvo en las entrevistas de Aigues Mortes entre su señor y el emperador tras la Tregua de Niza. A partir de entonces, los principales hechos que se le conocen tienen relación con sus cargos eclesiásticos. Participó en el cónclave tras la muerte de Paulo III. Murió en 1550. La documentación de Simancas sobre las conversaciones de Salses. Las conversaciones de Salses se pueden seguir día a día por los informes que los negociadores imperiales enviaron puntualmente a Carlos V para que estuviera al tanto de las conversaciones y para que les transmitiera sus instrucciones sobre los puntos conflictivos. Hoy toda esta extensa documentación se encuentra en Simancas en un voluminoso legajo139. Gracias a estos informes, podemos estudiar las pretensiones desde el punto de vista imperial y el efecto que fueron causando las peticiones francesas en los negociadores del emperador. Propuestas y contapropuestas que, en ocasiones, excedían de las atribuciones que les habían otorgado sus respectivos señores y que se veían en la obligación de consultarles mediante un constante ir y venir de correos. A veces solo en un afán de dilación por motivos puntuales de la negociación. Esta documentación también sirve para reconstruir la forma en que trabajaba la diplomacia en la primera mitad del siglo XVI y la manera en la que se negociaban las treguas, los tratados de paz, los armisticios, etc., por lo que haremos un amplio estudio de ella en esta tesis. También se incluye como ANEXO a esta obra una transcripción completa de los documentos. A raíz de los artículos y trabajos publicados, además de las pesquisas realizadas entre los archiveros de Simancas, podemos confirmar que esta documentación ha sido muy poco estudiada. Nos consta que Hayward Keniston lo hizo porque su conocimiento es evidente en el capítulo IX de su biografía sobre Cobos140. Además, el mismo autor publicó un artículo que trata más en profundidad este tema y que fue anterior a la publicación de la famosa biografía141. El hecho de que solo esté disponible en inglés y de que no aparezcan muchas referencias al mismo, nos lleva a pensar en el poco interés que estas negociaciones han despertado entre los investigadores. También, aunque de una forma menos explícita, nos consta el conocimiento de esta documentación por el profesor Jover Zamora puesto que aparecen algunas referencias 139 AGS, Estado-K, leg. 1642, doc. 36. Transcrito como ANEXO al final de esta obra. 140 KENISTON, Hayward, Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Ed. Castalia, Madrid, 1980. 141 KENISTON, Hayward. “Peace Negotiations between Charles V and Francis I (1537-1538).” Proceedings of the American Philosophical Society, vol. 102, no. 2, 1958, pp. 142–147. JSTOR, www.jstor.org/stable/985278. http://www.jstor.org/stable/985278 106 en el capítulo IV, bajo el título de Hacia la Tregua General en su lección inaugural leída en la Universidad de Valencia en 1960 y publicada en el mismo año142. Aparte de estas obras, las Conversaciones de Salses solo aparecen citadas en obras históricas generales en el contexto de la Tregua de Niza, pero sin ser estudiadas en profundidad. Paso a detallar los informes de los que hemos hablado: AGS, ESTADO K (Negociaciones con Francia), legajo K-1642, documento 36, La totalidad del legajo se compone de dos bloques de documentos bien diferenciados, pero uno es copia literal del otro. El primero contiene una serie de cartas dispuestas en aparente orden cronológico, de las que el archivero francés que ordenó los documentos cuando se llevaron a Francia durante la Guerra de la Independencia ha escrito (traducción propia): K-1642 16 enero 1538 Copia de una serie de cartas para enviar al emperador, el comendador de León, Mr. de la Granvelle sobre sus negociaciones con los comisarios de rey de Francia para la paz. (31-dic-1537, 6, 11, 14, 16 de enero de 1538) 1ª copia (copie) 2ª copia (mise au nef) Después está una cubierta original de los archiveros españoles, de tamaño cuartilla, totalmente deteriorada en el borde superior, por lo que no es enteramente legible. La parte que sí lo es dice: …León y mus(or) degra(n)vella…a su M(agest)ad pendiente la comunicación de la plática q(ue) los tratadores del rey de Francia q(ue) se juntaro(n) en Salsas año de (fecha ininteligible) Un archivero posterior con otro tipo de letra escribe: 142 JOVER ZAMORA, José María, Carlos V y las formas diplomáticas del Renacimiento (1535-1538), lección inaugural del curso 1960-1961, Cuaderno I, Letras, Universidad de Valencia, Valencia, 1960. 107 Hablan en estos papeles mucho delo del Estado de Milán, año 1538. La enumeración de los documentos es la siguiente: • La primera carta que el Comendador Mayor de León (Cobos) y Mr. de Granvella después de haberse juntado con los comisarios del rey de Francia sobre el tratado de la paz escribieron a Su Majestad de Salsas a último de diciembre. • Segunda carta de último de diciembre • Sumario de los puntos principales que se pretende • Tercera carta de último de diciembre 1537 • Carta de primero de enero 1538 • Carta de VI de enero 1538 • Carta de XI de enero 1538 • Otra carta XI de enero 1538 • Carta XIIII de enero 1538 • Carta XVI de enero de 1538 Las cartas aparecen dirigidas “A su Mag(estad). De Com(endad)or Mauor y musir de Granvella de Salsas” se añade la fecha y se suele indicar también a continuación “respondido de Barcelona a (fecha)” con la misma letra, lo que parece indicar que el remite está puesto por el secretario de despacho Idiáquez. Todas estas cartas son informes del día a día de la negociación con las diferentes propuestas de los unos y de los otros, los puntos donde friccionaron más las conversaciones, los avances y retrocesos en las mismas. El segundo bloque documental tiene escrito en el remite: La traslación de scripto a su Ma(gesta)d por sus transcriptores cerca de la comunicacio(n) de la paz co(n) los del rey de Francia y de lo que passó pendiente a quella. Año 1538 Hase de enviar a la Emperatriz. (rúbrica ilegible del secretario) 108 Por tanto, se trata de una recopilación y copia literal de todas las cartas escritas sobre las negociaciones que están contenidas en el primer bloque. Aquí, sin embargo, no aparecen individualizadas, sino que casi todo está escrito por la misma letra. Aparentemente se trata de una copia hecha para ser enviada a la Emperatriz Isabel a fin de mantenerla informada. La última pieza de este bloque, que sí aparece individualizada, es muy importante porque es una copia del documento (patente) de tregua, en la que se indica el compromiso de tregua a que se ha llegado (hasta junio), las personas que han intervenido en las negociaciones, la necesidad de publicitar la tregua por los territorios fronterizos de los reinos y la obligación que, por los poderes otorgados a los negociadores, se reconoce al emperador para la ratificación. Copia de la patente de las treguas q(ue) llevó Cornelio de q(ue) se hace mitad¿? en la carta de XVII de enero. Las conversaciones de Salses como modelo de negociación diplomática. El inicio efectivo de las negociaciones se produce el viernes 21 de diciembre de 1537, en un lugar conocido como cabañas de Leucate (en aquella época en el lado francés), muy próximo al término de Salses (última población aragonesa). No nos detendremos aquí en las causas de la elección de este lugar para la reunión, puesto que ya hemos desarrollado en un epígrafe anterior la idoneidad estratégica del territorio para ambas partes, pero sí diremos que todavía existe este lugar, situado a 25 kilómetros al norte de Perpiñán, denominado hoy Cabannes de Fitou y compuesto de unas pocas casas en torno a un restaurante. En la fecha que nos ocupa, Leucate era la población principal por lo que, el topónimo asociado a “les Cabannes” era el de esa villa. La edificación más antigua es una granja que en apariencia podría datar de los siglos XVII o XVIII, claramente posterior al momento de las negociaciones, pero que demuestra la antigüedad del poblamiento y la persistencia de la habitabilidad del lugar. 109 Ilustración 20. Les Cabannes de Leucate bajo el topónimo actual de Les Cabannes de Fitou a día de hoy. En este lugar se realizaron las negociaciones de Salses. Ilustración 21. El lugar cuenta en la actualidad con tan solo unas pocas casas, pero conserva el nombre histórico, además del de la población como se aprecia en el cartel de tráfico. 110 La legación imperial indica claramente, “…son dos casas dentro de los límites de Françia, entre este lugar de Salsas y Leocata…143”. La descripción del lugar como “dos casas”, nos da idea de un lugar claramente muy humilde para este tipo de negociaciones y la importancia de los personajes que componen las dos legaciones. Sin embargo, desde el punto de vista geográfico, reunía los requisitos que se requerían para la negociación. Para la legación imperial estaba cerca de un territorio muy fortificado perteneciente a la Monarquía Hispánica (Salses y Perpiñán). Para compensar este hecho, la negociación se hacía dentro de territorio francés, aunque fuese por muy pocos kilómetros. Por tanto, el lugar estaba en la frontera de los dos territorios enemigos y la ventaja de las cercanas fortificaciones imperiales se neutralizaban con el hecho de desarrollarse en territorio francés, aunque para ello o, precisamente por ello, la legación imperial necesitaría un salvoconducto para poder adentrarse esos pocos kilómetros en territorio galo. No pensemos que las legaciones estaban compuestas tan solo por los personajes principales que intervendrían en las conversaciones, sino que Cobos y Granvela iban “…acompañados de cincuenta y quatro personas a cauallo, de aquellos que heran venidos aquí con nosotros y otros tantos lacayos y algunos pajes144” Esto nos indica que cada legación se compondría de numerosas personas. En el caso de la imperial, tan “solo” a cincuenta y cuatro se les había incluido en el salvoconducto, junto a otros tantos lacayos y pajes. Ciento ocho en total que, naturalmente, permanecerían en las inmediaciones de las “dos casas”, puesto que en ellas solo entraron Cobos, Granvela, Montmorency, el cardenal de Lorena y, es de suponer, un número indeterminado, pero sin duda pequeño, de escribanos y secretarios que tomarían notas escritas y ayudarían con la documentación, unas pocas personas y de mucha confianza. En este punto recalco que se trata de una suposición, porque en ninguna parte de las cartas se hace mención a ello, pero existe un indicio: ni las cartas, ni el informe posterior que unifica el texto de las mismas, está redactado con letra de Cobos o Granvela (muy identificable en otras cartas conservadas en Simancas), sino con la correcta letra de un escribano de la secretaría, por lo que parece un hecho cierto que más personas que las enumeradas 143 ANEXO III (1º), párrafo 1. Para hacer más asequible el seguimiento de las notas con los textos transcritos originales, en lugar de hacer referencia genérica a AGS. EST-K. LEG. 1642, Doc. 36, en las numerosas notas de este capítulo, puesto que se trata de un documento muy extenso, compuesto por más de doscientas páginas, me remitiré al ANEXO III que figura al final de esta obra, el cual he dividido por las fechas de las sucesivas cartas y cuyos párrafos he numerado de forma consecutiva. Ej. ANEXO III (1º), párrafo 1. En este ejemplo, estaríamos haciendo referencia a la primera de las cartas que componen el ANEXO III y al primer párrafo de la misma. 144 ANEXO III (1º), párrafo 1. 111 como principales, estuvieron al tanto de lo hablado en las negociaciones, pese al secreto de los temas tratados. A continuación, Cobos y Granvela anuncian la necesidad de contar al emperador todo lo hablado durante las negociaciones. El empleo del plural nos da a entender que todo lo que vayan detallando se escribe por parte de los dos de forma conjunta, como si fuesen para este propósito una sola persona. La legación francesa llega primero y recibe a la imperial, lo cual muestra los términos de extrema cortesía que se quiere dar al inicio de las conversaciones. No olvidemos que estaban en territorio francés, luego era lógico que fuesen ellos, como anfitriones, los que recibieran a los visitantes. Cuando están a la vista, Montmorency se adelanta, “acompañado de su sobrino el cardenal de Chastillon, del hijo del señor Deguise y otros muchos gentiles hombres que estauan medianamente en orden145” Cuando se encaminan al lugar físico donde se llevarían a cabo las conversaciones, se da un cruce de palabras bien intencionadas por ambas partes sobre el buen fin que se pretende y de la disposición de cada uno de ellos para que se alcance la paz, tal como les han encarecido sus respectivos señores. Un poco más tarde, cuando están llegado a las casas, “…nos vino asimesmo al camino, el dicho cardenal de Lorrenna acompañado de gentes eclesiásticas y otros en poco número y nos recogió con demostración de gran placer…146” Dentro de lo que se ha denominado en los documentos “las casas”, las negociaciones se desarrollarán en una pequeña capilla que Cobos y Granvela describen de una forma concisa, “…y entramos en una pequeña capilla tapiçada toda de rraso carmesí, con bandas de tela de oro, y las armas del dicho cardenal, y allí nos asentamos al entorno de una mesa. Ellos dos de un aparte y nosotros de la otra. 147” A partir de estos primeros párrafos descriptivos, el resto del documento, y con ello quiero decir el resto de todas las cartas que forman el ANEXO III, será un sucesivo traslado al papel, de forma alternativa, de todo aquello que proponía una legación y de todo aquello que contestaba la otra. Naturalmente visto desde el lado imperial, que era el que representaban Cobos y Granvela. Sin embargo, el grado de detalle con el que todo se describe, nos permite reconstruir una negociación diplomática de estas características y de esta importancia puesto que, no lo olvidemos, trataba de poner fin a un enfrentamiento de dos años en los que habían muerto miles de soldados, habían sido devastadas muchas hectáreas de territorio y habían llevado 145 ANEXO III (1º), párrafo 2. 146 ANEXO III (1º), párrafo 3. 147 ANEXO III (1º), párrafo 3. 112 al agotamiento financiero a los dos reinos en disputa. Las propuestas y contrapropuestas, las sorpresas reales o fingidas de las legaciones ante algunas de las peticiones de la parte contraria, los retrasos simulados amparados en consultas a sus respectivos señores de algunos de los puntos, las posiciones de fuerza y las cesiones en algunos de los temas, las aspiraciones sinceras de llegar a concertar una paz cediendo lo mínimo en la negociación… Todo ello está maravillosamente descrito en este documento que pretendemos estudiar y describir en este epígrafe y que nos va a servir de base para comprender cómo se practicaba la diplomacia en el siglo XVI. Cobos y Granvela describen cómo a continuación la legación francesa justifica su intervención en la negociación por la gran voluntad que tiene su señor, Francisco I, en lograr la paz, lo que hace que haya encargado a personas de su categoría el negociarla y conseguirla. Y que si ellos hayan aceptado este encargo es porque han comprobado ser muy cierta esta voluntad de paz por parte de su rey. Entiendo que con ello se quiere resaltar la importancia que se da al fin que se pretende, puesto que se encarga a dos de las personas más influyentes e importantes de Francia148. Oído esto, Cobos y Granvela hacen lo propio en relación con su señor, Carlos V. describiendo lo mucho que él desea la paz, introduciendo un matiz importante que será uno de los ejes de la negociación futura “…y sincera voluntad de V.M.149 a esta paz. Y que no era menester demostrar ni persuadir quánto es necesaria por toda la cristiandad…150” Este es un matiz que recordará permanente la legación imperial porque forma parte de uno de los puntos básicos que pretenden conseguir en la negociación. Naturalmente los dos monarcas son cristianos, católicos, romanos. Los dos son adalides de la cristiandad. Los monarcas franceses fueron nominados por el papa “cristianísimos” y, a partir de los Reyes Católicos los monarcas hispanos son titulados “católicos”. Por tanto, la guerra entre dos monarcas con estos títulos es un ejemplo calamitoso para el mundo cristiano. Pero, además, Carlos V necesita la ayuda de Francisco I en su lucha contra el Turco y su apoyo en la convocatoria del concilio que deberá definir la postura de la Iglesia con relación al problema luterano que se extiende por las tierras germanas del Imperio. Estos dos problemas han pasado a un primer plano de sus prioridades y el constante conflicto con Francia por la hegemonía en el centro-norte de Italia, no hace sino 148 ANEXO III (1º), párrafo 4. 149 V.M. (Vuestra Magestad). No olvidemos que todo el conjunto de cartas que forman el ANEXO III y que estamos describiendo en este epígrafe, fue escrito dirigido por Cobos y Granvela a Carlos V, por lo que se refieren a él constantemente como V.M. 150 ANEXO III (1º), párrafo 5. 113 desviarle de lo que ahora es su interés principal. Es por esto por lo que los negociadores imperiales resaltan este punto desde el momento mismo de las presentaciones. Cobos y Granvela pasan de inmediato a justificar que la presente negociación de paz tiene ahora sentido y se ve justificada por: La tregua hecha de la parte de Flandes y Picardía, y de la venida del consejero Scepero con soluoconducto del dicho señor Rey de Françia. Y por lo que la [cristianísi]ma reyna scriuió por él a V.M. y los propuestos que ella tenía, y así el dicho gran maestre, de hacer tregua general por dos o tres años151. En este párrafo debemos detenernos porque se exponen muchos elementos que debemos explicar. Cuando hablan de la tregua de la parte de Flandes y Picardía, se refieren a la Tregua de Bomy, de la que ya hemos hablado en el capítulo 4 del presente estudio. Tal como titulábamos en el epígrafe, tanto ésta como la de Monzón son los primeros intentos de parar la guerra. El primero nació por la necesidad de frenarla en Flandes, donde no había ningún interés en ella por parte de los diferentes estamentos sociales y el segundo fue continuación lógica del primero para que se extendieran a todos los frentes de conflicto. Tanto uno como otro fueron negociados siempre como treguas, a diferencia del intento que se produce ahora en Salses, que desde el principio pretende ser una paz definitiva. El consejero Scepero que aquí se indica es Cornelio Schepper152, nombrado por María, gobernadora de los Países Bajos y hermana del emperador, para transmitirle de viva voz todo lo negociado en Bomy y las justificaciones de su hermana para hacerlo así y presentar a Carlos V la citada tregua como un hecho consumado. Misión harto difícil porque el César nunca estuvo convencido de la conveniencia de esta tregua que dejaba libres las tropas francesas, que defendían el flanco norte de su territorio, para trasladarse a Italia. Cornelio Duplicio Schepper (Scepero en la documentación que manejamos), nació en 1502 en Nieuport, actual Bélgica y murió en 1555 en Amberes. En sus inicios estuvo al servicio del rey de Dinamarca Cristian II cuando se refugió en los Países Bajos al ser expulsado de su reino en 1523. El primer contacto de Scepero con Carlos V fue cuando el rey danés le encomendó la misión de solicitarle su ayuda y apoyo y, a su vez, la resolución del pago de la dote de la reina Isabel, hermana del emperador. Scepero tenía instrucciones de consultar todos estos asuntos, antes de la entrevista, con Margarita de Austria, tía del 151 ANEXO III (1º), párrafo 6. 152 Cornelio Duplicio o Schepper, Biografías de RAH, autor Miguel Ángel Ochoa Brun. https://dbe.rah.es/biografias/26961/cornelio- duplicio-o-de-dobele-schepper. Consultado el 23-08-2022. https://dbe.rah.es/biografias/26961/cornelio-duplicio-o-de-dobele-schepper https://dbe.rah.es/biografias/26961/cornelio-duplicio-o-de-dobele-schepper 114 emperador y regente de los Países Bajos en aquellas fechas, la cual le disuadió de solicitar a Carlos V su ayuda militar para el rey danés. Scepero emprende de nuevo viaje a España cuando en 1526 fallece la reina Isabel, consorte de Cristian II y hermana del emperador. Fue a raíz de esta visita cuando Scepero entra al servicio directo de Carlos V en 1527 durante su luna de miel en Granada, muy recomendado por la archiduquesa Margarita. En 1528 es enviado al norte de Europa con credenciales para entrevistarse con Segismundo I de Polonia, Jacobo V de Escocia, el duque Enrique II de Brunswick y el obispo de Bremen. En 1530 acompañó al emperador a Italia con ocasión de su coronación en Bolonia. Entre 1530 y 1531 realizó misiones diplomáticas ante los príncipes alemanes y los cantones suizos. En 1533 se le ordena representar a Carlos V y a su hermano Fernando, Rey de Romanos, ante el mismo Imperio Otomano, donde pasa con las credenciales de Carlos V a ser su embajador ante Solimán II en Estambul. Allí negoció con el Gran Visir Bajá Ibrahim la paz de 24 de junio de 1533 con los turcos. También se le ordenó contrarrestar diplomáticamente desde Estambul las incursiones de Khaireddin Barbarroja en el Mediterráneo, pero a este respecto, no consiguió lograr acuerdo alguno. Entre los años 1536 y 1538 fue embajador ante Francisco I de Francia y en este periodo, durante sus idas y venidas entre Flandes, Francia y España, participo en mayor o menor medida en la gestación de las diferentes treguas que se fueron formalizando hasta llegar a la de Niza en 1538. Pero volvamos a nuestro relato, donde encontramos a Scepero que, en su camino hacia la península para entrevistarse con el emperador visita la corte francesa. En su estancia allí, detecta entre los franceses con los que establece contacto, un cierto cansancio a causa de la guerra que está llevando a un agotamiento físico y financiero. La opinión prevalente es la de ponerle fin de forma rápida antes de que venzan los plazos de tregua establecidos en Bomy153. La cristianísima reina a la que se refiere el texto es Leonor, reina de Francia y hermana del emperador que, junto con María, su hermana, tendrá un papel relevante en allanar el camino de la paz. También con ella se entrevistó Scepero, con toda probabilidad a su vuelta hacia Flandes, y le transmitió los deseos de paz del emperador, lo que queda reflejado en el texto que estudiamos, “Y por la respuesta que V.M. hizo por el dicho Cornelio, de más presto entender a una buena paz que a dicha tregua, de la qual poco o ningund bien se podría seguir…154” Esta frase tan concisa nos indica la poca esperanza que tenía 153 Fernández Álvarez, M., La España de Carlos V. El hombre, la política española, la política europea. Vol. XX de la Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Ed. Espasa Calpe, Madrid 1990, p. 610. 154 ANEXO III (1º), párrafo 6. 115 Carlos V en las treguas pactadas y el empeño que ponía en la nueva negociación para alcanzar una paz duradera. Otra de las frases clave de este párrafo: “…es pasado en los dichos viajes del señor de Velly a V.M. y la tregua y suspensión de armas seguida y efectuada en la parte de Ytalia155.” Nos pone en contacto con otra figura muy importante dentro de esta negociación, Claude Dodieu, señor de Vely156, enviado especial de Francisco I ante Carlos V para tantear la posibilidad de un tratado de paz, que se encuentra en la corte del emperador por las mismas fechas en que llega Cornelio Schepper. El señor de Vely157, que así será llamado preferentemente en la documentación, había sido comisionado con anterioridad por el rey de Francia para concluir la tregua de Monzón, tal como aparece reflejado en la Actas del reinado de Francisco I158. Relacionado con este personaje aparece en Simancas un documento en el que se describe pormenorizadamente todo lo relativo al futuro encuentro en Salses159. Se trata de una minuta oficial compuesta de dos partes. Una primera donde se detallan los puntos relativos a cómo debía efectuarse la citada reunión diplomática, negociados por Cobos, Granvela y el señor de Vely y un informe de Cobos y Granvela a Carlos V de lo tratado y de sus impresiones sobre la reunión. Vamos a estudiar pormenorizadamente aquí este documento, porque nos muestra cómo se dieron los pasos previos que llevaron a la reunión de Salses. Los puntos que establece el documento son los siguientes: 155 ANEXO III (1º), párrafo 6. 156 Claude Dodieu, señor de Velli; clérigo y diplomático francés, del que no se conoce la fecha cierta de su nacimiento, pero sí la de su muerte en 1558 en París, donde fue enterrado en la iglesia de los Padres Celestiales. Procedía de una familia rica de Lyon, su padre Jacques Dodieu fue notario y secretario del rey de Francia. Su carrera tanto eclesiástica como diplomática fue muy extensa, pero aquí solo detallaremos los aspectos que repercuten en los hechos que estamos estudiando. Era confesor ordinario de Francisco I cuando no estaba en misión diplomática. Estuvo presente en Roma cuando en 1536 Carlos V lee su discurso ante el papa y las legaciones extrajeras ante el Vaticano. Es quien aceptó el desafío que lanzó Carlos V al rey francés de duelo individual para transmitírselo a su rey. Firmó por parte de Francia la tregua de Monçon el 16 de noviembre de 1537. Organizó el encuentro de Aigues Mortes entre Francisco I y Carlos V los días 14 y 15 de julio de 1538. Nos ha sido muy difícil encontrar datos biográficos fiables de este personaje. Hay algunos retazos en Fernández Álvarez, Manuel, La España de Carlos V. El hombre, la política española, la política europea. Vol. XX de la Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Ed. Espasa Calpe, Madrid 1990, en el capítulo que dedica a las Treguas de Niza. Pero el grueso de su carrera vital lo hemos extraído de https://fr.wikipedia.org/wiki/Claude_Dodieu. Al tratarse de una fuente poco fiable, hemos rastreado dentro de la Bibliteca Nacional de Francia en GALLICA, obras que nos proporcionaran confirmación sobre los datos que aporta y hemos encontrando varias, como ejemplo indicamos ésta que pone de relieve su labor diplomática,: Récit des négociations entamées en 1525 avec le roi d'Angleterre Henri VIII et le cardinal d'York [Thomas Wolsey], par Gabriel de Grandmont, évêque de Tarbes, le vicomte François de Turenne et le président Le Viste, ambassadeurs du roi François Ier, au sujet du mariage de la fille de Henri VIII avec François Ier et d'un projet d'alliance contre l'empereur Charles-Quint pour la délivrance des enfants de France ; par Claude DODIEU, conseiller au Parlement de Paris… Esta obra se puede consultar en línea: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b54100543m#. Consultada y descargada de Gallica el 06-09-2022. 157 Vely aparece escrito de múltiples maneras en toda la documentación y bibliografía consultada. Incluso en el legajo de Simancas aparece escrito de maneras diferentes: Velli, Velly, Veli, Vely, Bely, etc. Para intentar uniformizar nuestro relato, a partir de este momento lo nombraremos siempre como Vely por ser más parecido a la nominación francesa de Vély. 158 ARFÇI(Actes du roi François Ier, Catálogo en 5 Vol. Conervado en Archives Nationales Paris) nº 9380. “Commission à Claude Dodieu, sr. de Vély, maître d’hôtel du roi, pour conclure une trêve (trêve de Monçon, 16 novembre suivant, nº 9422, avec les deputes de l’empereur. Embrun, 29 octobre 1537” 159 AGS.EST.K, leg. 1642, doc. 20, del 19-10-1537. “Lo que se apunctó entre los ministros del emp[erad]or y el señor de Velli” https://fr.wikipedia.org/wiki/Claude_Dodieu https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b54100543m 116 Que Carlos V debería estar en Barcelona hacia el 20 de noviembre de 1537 y los negociadores (Cobos y Granvela) en Perpiñán. Por la parte francesa, en la misma fecha, Francisco I estaría en Aviñón y sus negociadores en Narbona. Que los negociadores tendrían poder (entenderemos siempre que hablamos de “poder”, que se trata de la autorización firmada por sus respectivos señores) suficiente para tratar el establecimiento de la paz. Además, durante la negociación deberían acordar los términos en los que se entrevistarían más tarde los dos monarcas, para la firma efectiva de los términos de la paz. Se establece que los negociadores por parte del emperador serían el Comendador de León (título con el que es nombrado Cobos en casi toda la documentación que manejamos) y el señor de Granvela. Por parte de Francisco I serán, el cardenal de Lorena y el gran maestre de Francia (título con el que se nombrará en toda la documentación a Montmorency) Se establece también el cese de las hostilidades de las fuerzas de ambos bandos durante las negociaciones, con la salvedad de Turín, que en esos momentos está siendo atacada por las tropas imperiales y defendida por una guarnición francesa. Parece que Francisco I tenía en marcha una operación de socorro con vituallas y víveres para los sitiados, por lo que Vely propone que se permita esa ayuda a la guarnición antes de que lleguen los rigores del invierno, a lo que Cobos y Granvela responden que sería mejor olvidar la operación de socorro y rendir la ciudad al marqués del Vasto, que la recibiría en nombre del duque de Saboya, pero que proponen que las negociaciones de Salses se realicen pese a todo, independientemente de lo que pase en Turín. También se indica que el señor de Vely enviará a su sobrino por la posta con las novedades acordadas para informar al rey de Francia y que éste remita su acuerdo antes del 5 de diciembre de 1537, para que por el lado imperial se pongan en marcha los negociadores y el propio Carlos V hacia los lugares acordados en el primer punto. Por último, se acuerda que los mensajeros acreditados por ambas partes puedan ir y venir por el territorio sin ser molestados hasta un mes después de finalizadas las conversaciones. En la segunda parte del documento, en la que Cobos y Granvela informan al emperador, le transmiten que han hablado con el señor de Vely de la conversación que éste mantuvo en días anteriores con el propio Carlos V. Les ha contado las propuestas del uno y la respuesta del otro. Aunque ya están informados de todo ello por los correos imperiales, se muestran sorprendidos e interesados en gran medida, 117 como ellos manifiestan en el informe, para ver las posibles contradicciones y si ahora Vely añadiese alguna otra reivindicación que no hubiese sido expuesta al emperador. A continuación, Vely expone los razonamientos que justifican la necesidad de ser el cardenal de Lorena y Montmorency los negociadores debido al gran respeto que Francisco I sentía por su buen criterio, pero transmitía sus dudas de que el Gran Maestre pudiese llegar a tiempo para las negociaciones porque estaba en ese momento dirigiendo las operaciones de socorro a Turín. Debido a ello proponía un alto el fuego provisional (abstinencia de armas) en aquella zona para facilitar la ayuda, aunque, añadía, esto lo proponía por cuenta propia, sin que se le hubiese ordenado negociarlo y entendía que no tenía poder de su señor para ello. En cualquier caso, el socorro a Turín se haría antes de las negociaciones, o ya no se haría. Cobos y Granvela contestaron que la suspensión temporal de hostilidades en el área de Turín no sería posible y que dudaban que se pudiese producir más tarde cuando las negociaciones hubiesen acabado por los rigores del invierno. También, como hábiles negociadores que son, pintan un negro panorama para los franceses en ese frente. Confirman a Vely que tienen noticias ciertas de que los defensores de la ciudad son ya muy pocos y están en su mayoría enfermos “y ya sin esperanza de poder más durar, ni sustentarse contra la gente de V.M.” Que las fuerzas imperiales que establecen el cerco están ya avisadas de la posibilidad de socorro y lo van a impedir sin que haya tiempo ya de ordenarles otra cosa, debido a las pocas fechas que quedan para el comienzo de las negociaciones. Puesto que ellos tienen por cierta la caída de la ciudad, proponen a Vely que transmita a su señor que lo mejor sería retirar las fuerzas que la defienden, hacerlas volver a Francia y retornar tanto esa ciudad como otros territorios que tiene ocupados en el Piamonte al duque de Saboya, y añaden “su tío carnal”, como si ese llamamiento al parentesco familiar sirviera para ablandar los ánimos del Rey Cristianísimo. Aquí Cobos y Granvela reconocen ante su señor que han sido un tanto atrevidos por su parte al lanzar esta propuesta, para la que se reconocen no estar autorizados expresamente por el emperador, pero lo justifican al parecerles el método más rápido para allanar el camino de la futura paz que se pretendía en las futuras conversaciones. Vely reconoce no estar tampoco autorizado a negociar esta propuesta y que la misma le parecía un medio para ganar tiempo. Una vez queda claro que el acuerdo en el tema de Turín es imposible, pasan a negociar el acercamiento de los respectivos monarcas al lugar donde firmaría el tratado de paz resultante y la entrevista que entre ellos tendría que producirse. El sitio debería ser cercano a donde se producirían las futuras negociaciones y se daba por supuesto que debía de tratarse de algún lugar en la frontera entre ambos reinos en la zona del Rosellón, cerca de Perpiñán, puesto que proponen que el rey 118 francés se instale en Aviñón y el emperador en Barcelona. Proponen que este ha de ser un punto que debería ser resuelto por los mismos negociadores tras llegar al acuerdo de paz. Tras ello proponen que los negociadores de la parte francesa se reúnan en Narbona mientras que los de la parte imperial lo hagan en Perpiñan y que todo ello esté resuelto entre el 15 y el 20 de diciembre de 1537. En ese momento todavía no está decidido el lugar exacto donde se llevarían a cabo las negociaciones puesto que se dice que “desde allí (Narbona y Perpiñán) ellos mirarán cómo y dónde se acercarán y tratarán juntos”. Llegado este punto, Cobos y Granvela reconocen al emperador que han intentado recabar de Vely sobre otros puntos de la negociación, pero él se ha cerrado diciendo que solo estaba autorizado por su señor a tratar sobre el lugar donde deberían reunirse ambos monarcas y sobre las personas que serían designadas como negociadores y que él se ceñía a estos puntos, quedan todos lo demás para el curso de la futura negociación. Conciertan que inmediatamente después de acabada la presente reunión, Vely enviaría a su sobrino con las postas a dar informe de palabra y por escrito a Francisco I de todo lo tratado allí entre ellos y que esperaba tener rápida confirmación de que había aceptado acercarse a Narbona, a fin de que la legación imperial lo confirmase a Carlos V. En este momento parece todo cerrado, pero una negociación diplomática nunca lo está del todo hasta que ambas partes se retiran y Cobos, Granvela y Vely, aun se vieron el día siguiente. El informe al emperador detalla también lo hablado ese segundo día. Velli insiste en que le parecía lo más prudente declarar la “cesión de armas” desde el mismo 20 de diciembre en adelante, independientemente de que Turín fuese socorrido o no, con lo que pretendía que el alto el fuego estableciese una situación de respeto al statu quo logrado hasta ese momento en el frente militar, por tanto, Turín seguiría con sus defensores dentro y el cerco establecido. A esto Cobos y Granvela dijeron que, si el socorro no llegaba, como ellos tenían por cierto, la situación de los sitiados sería tan insostenible que cederían, no solo ellos sino también el resto de las poblaciones que estaban en las mismas condiciones en el Piamonte, que verían en Turín un ejemplo de lo que a ellos les iba a pasar. El argumento de Cobos y Granvela a este respecto era el siguiente: puesto que el socorro era imposible y la caída inevitable, lo ideal es que se retirasen ya las tropas francesas de todas sus posiciones en el Piamonte antes del día 20 en que comenzarían las negociaciones, con lo que éstas darían comienzo con buen pie puesto que, de todas maneras, habría que tratar de la devolución al duque de Saboya de todo lo que le había sido ocupado. Vely protesta y les responde que ellos no tienen poderes de su señor para tratar estos extremos. Como vemos, al día siguiente, se insiste de nuevo en los mismos temas del día anterior. Cobos y Granvela que, comprenden se han excedido en unas peticiones para 119 las que no estaban autorizados por su señor, terminan el informe con una frase que supone una justificación: “es verdad que nos paresçe que no hauría inconveniente en que la cosa passasse desta manera” 160. Una vez vistos los prolegómenos previos a la reunión, debemos volver al análisis del informe sobre la propia reunión de las cabañas de Salses. Cobos y Granvela justifican el retraso de las presentes negociaciones en la indisposición de Francisco I161, de la que nosotros tenemos noticias en Simancas por informes de los espías en Francia y, aunque no se especificaba cuál era la dolencia, sí pareció ser muy grave: Las nuevas que traxo la espía q[ue] vino e la corte de Francia, q[ue] partió a los cinco de setiembre son las siguientes: el rey y la reyna quedaban en Fontanableo entrambos dolientes. Y el rey mucho más, q[ue] pensaban q[ue] se moriera162. Tras lo cual pasan al formalismo de revisar mutuamente los poderes que ambas partes tenían de sus respectivos señores para efectuar la presente negociación163. Este punto es importante cuando las conversaciones se efectúan por personas delegadas, puesto que los límites de lo que se debe reivindicar quedan delimitados por los márgenes en los que se puede ceder. Los poderes otorgados pueden ser muy concretos y, por tanto, limitativos para los negociadores, o muy amplios, en los que se deja gran poder de cesión e improvisación a los negociadores, confiando en su buen criterio. Ambas partes necesitan ver los poderes de la contraria para no llegar a acuerdos que más tarde no serían aceptados por sus respectivos señores. La legación imperial manifiesta que sus poderes han sido ya vistos por el señor de Vely, lo cual viene a demostrar la trascendencia de este personaje en los movimientos preparatorios de esta reunión. También indican que, ni una ni otra legación los tenían allí presentes, pero Cobos y Granvela argumentan que eso no debería impedir que la negociación comenzase ya en ese momento sin más demora, pues ellos daban por buenos lo que tuvieran por su parte la legación francesa164. A continuación, expresan lo que ellos pretenden de la presente negociación: 160 AGS.EST.K., Leg. 1642, doc. 20, del 19-10-1537. “Lo que se apunctó entre los ministros del emp[erad]or y el señor de Velli” 161 ANEXO III (1º), párrafo 7. 162 AGS.EST.K., Leg. 1692, doc. 108. 163 ANEXO III (1º), párrafo 8. 164 ANEXO III (1º), párrafo 9. 120 Y diximos que la yntençión de V.M. era de hacer buena, sincera y perpetua paz entre V[uest]ras Mag[estad]es, v[uest]ros herederos y subçesores, rreynos, países y subjetos para siempre, firme, estable y indesoluble amistad165. Posiblemente pocas veces dos renglones hayan descrito un deseo que abarque tantas cosas empleando tan pocos términos. Repasémoslos porque suponen muchas cosas. La aspiración de paz perpetua fue perseguida siempre por Carlos V, tanto en la Paz de Madrid de 1526 como en la Paz de Cambrai de 1529, hasta ahora nunca conseguida porque Francisco I no aceptó las derrotas militares e insistió en su afán de recuperar Milán, su primera gran conquista cuando accedió a la corona en 1515. Esta persistencia estaba siendo un freno constante en los intereses imperiales de Carlos V, con otros problemas que resolver como eran la expansión del Imperio Otomano por el este de Europa y el Mediterráneo y la expansión del luteranismo en el territorio alemán, a los que no podía dedicar todo el tiempo que requerían porque Francia le mantenía en permanente estado de guerra. El término de “perpetua” está también aquí asociado a los herederos y sucesores, se pretende que el tratado vincule a las dos coronas en las sucesivas generaciones y los diferentes “reinos y países” que las componen. No se quiere, por ejemplo, conseguir la paz en Europa, desvinculada de los territorios americanos, o la paz en Italia, desvinculándola de Flandes. Es una paz que han de respetar todos los súbditos de ambas monarquías. Paz perpetua, para siempre. Una aspiración que queda reflejada en estas líneas y que, como iremos viendo a lo largo de las páginas siguientes, irá quedando en algo mucho más reducido. Pero detengámonos un poco más en este concepto, porque posiblemente encontremos aquí el antecedente de lo que luego fue muy tratado en el siglo XVIII desde el punto de vista legal y filosófico. Charles-Irénée Castel de Saint-Pierre, conocido como el abad de Saint-Pierre (1658- 1743), escribió la primera de las obras conocidas sobre este tema166. Pero, sin duda la más citada fue la de Immanuel Kant (1724-1804), que en 1795 pretendió escribir un tratado que buscara una disposición política y constitucional de los estados que favoreciese siempre la paz mundial, para lo que creó un programa basado en una serie de artículos que los gobiernos deberían aplicar siempre167. La obra está dividida en dos bloques, el primero, titulado “artículos preliminares” plantea todo aquello que deben hacer los estados de forma inmediata para lograr el fin que se pretende, seguido de un segundo bloque de artículos donde enumera 165 ANEXO III (1º), párrafo 10. 166 Saint-Pierre, Projet de Paix Perpettuelle. Utrecht, A. Schouten, 1713. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k105087z Consultada en Gallica el 06-09-2022. 167 Kant, Immanuel, Sobre la paz perpetua. Madrid, Ediciones Akal, S.A., 2012 https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k105087z 121 todo aquello que los estados deben hacer para evitar la guerra. El documento de Salses nos demuestra que la “paz perpetua” era ya buscada como realidad política a principios de siglo XVI. Los párrafos posteriores recogen una serie de aspiraciones genéricas de Carlos V que los negociadores imperiales transmiten a los franceses. La alegría que le provocaban las negociaciones, su deseo de que todo lo pasado se olvidase en favor de la paz y amistad168. Que las peticiones imperiales serían razonables169. Que todo lo que allí se resolviese no se olvidase en el futuro, ni por sus herederos ni por sus súbditos170. Aquí, de nuevo, aparece la desconfianza imperial sobre el respeto que el futuro pudiera tener Francisco I sobre lo acordado en esta negociación. Tras esto, aparece un párrafo un tanto enigmático: Y por aquello que habían dicho arriba [naturalmente se refieren a lo que habían ido exponiendo Cobos y Granvela a la legación francesa], que había algunos que temían esta amistad, nosotros asumimos generalmente, que haciendo el oficio que debíamos, tendríamos buen cuidado de tener secreto aquello que convendría…171 ¿Quiénes podrían temer la amistad entre ambos monarcas que, sin duda, daría lugar la paz que se estaba empezando a negociar? No se indica en el escrito, de igual modo que tampoco se especificaría en la negociación. Pero es seguro en la cabeza de todos estarían el Turco y la piratería berberisca, el mundo luterano, quizá también Venecia, siempre tan ambigua y algunos otros territorios italianos. ¿Quizá también la Inglaterra de Enrique VIII? En lo referente al secreto, se puede establecer un doble sentido. Por un lado, como es lógico, el que se debe tener sobre los temas tratados en las presentes negociaciones. Por otro lado, el secreto que se podría establecer sobre algunas de las cláusulas contenidas en la futura paz, cosa que era muy habitual en los tratados diplomáticos de la época. Hasta aquí se han detallado los saludos, los prolegómenos, las buenas intenciones. A partir de este momento la legación francesa declara tres de sus principales peticiones: el ducado de Milán, la señoría de Génova y el condado de Aste172. La negociación entra en materia. La legación imperial, que calla en este momento sobre Milán, protesta sobre Génova. Es república independiente sobre la que el emperador no 168 ANEXO III (1º), párrafo 12. 169 ANEXO III (1º), párrafo 13. 170 ANEXO III (1º), párrafo 13. 171 ANEXO III (1º), párrafo 15. 172 ANEXO III (1º), párrafo 16. 122 tiene “nada que dar”. El hecho de que se plantee en esta negociación es tomado por la legación imperial como un primer impedimento para que las conversaciones no pasen adelante173. Como vemos, la legación francesa apuesta fuerte desde el comienzo. Génova es una espina clavada en el flanco sur del territorio francés desde que Andrea Doria se pasó, con toda la poderosa armada de la república, al lado imperial. Él, que hizo carrera como condotiero desde el último tercio del siglo XV a favor del duque de Urbino y de los reyes de Nápoles, tanto Fernando I como Alfonso II, ingresó en la Orden de San Juan de Jerusalén cuando los franceses ocuparon Nápoles y fue a luchar en Tierra Santa. Que a su regreso se puso a sueldo de Giovanni Della Rovere, que era una pieza central en Italia a favor del rey francés y luchó contra Gonzalo Fernández de Córdoba. A partir de 1506 pasó a la república de Génova, donde armó ocho galeras y ayudó a la expulsión de los franceses de esta ciudad, donde se asentó de forma definitiva y organizó su marina, haciéndola una de las más poderosas de Mediterráneo Occidental. En 1522 Francisco I la atrajo hacia su bando con grandes sumas de dinero y promesas territoriales, por lo que, en 1525, durante la batalla de Pavía. él estaba del lado francés y tras la firma del Tratado de Madrid, toma Génova en nombre de Francisco I. Las promesas incumplidas por parte del monarca galo, la gran volatilidad de las lealtades en la Italia del Renacimiento, además de las fuertes sumas de dinero, hacen que, de nuevo, cambie de bando, esta vez de forma definitiva, hacia el lado del emperador en 1528. Mucho tuvo que ver en ello el hecho de que Carlos V aseguró la independencia de Génova como República y procuró que su gobierno fuese ejercido de forma permanente por parte de la familia Doria. A partir de esto momento, Andrea Doria prestó numerosos e importantísimos servicios al bando imperial y a su política en el Mediterráneo. Incluso muerto ya Carlos V, siguió fiel a la Monarquía Hispánica de Felipe II hasta su muerte en 1560174. Pero el hecho de que sus alianzas hubieran estado históricamente de uno y otro bando, no ponía en duda la independencia de Génova como república, por tanto incluirla en esta negociación era una apuesta fuerte por el lado francés que, o bien buscaba la venganza personal o bien complicar la negociación. Sobre el condado de Asti (Aste en la documentación que estamos manejando), la legación imperial es igualmente tajante: 173 ANEXO III (1º), párrafo 17. 174 Andrea Doria. Biografías de la RAH, autor Santiago Fernández Conti. https://dbe.rah.es/biografias/6199/andrea-doria. Consultado el 23-08-2022. https://dbe.rah.es/biografias/6199/andrea-doria 123 Y quanto al condado de Aste, asímesmo no le tenía V.M. en su mano. Antes lo avía dado a su cuñada, mujer del tío carnal del dicho señor Rey, el qual lo avía rrenunciado expresamente por los tratados de Cambray y Madrid. Y lo que más es dado al visorrey de Nápoles, don Carlos de Lannoy, de que V.M. había dado buena y gruesa recompensa a la viuda y herederos y por estas consideraciones devrían aver rrespecto175. Asti había sido conquistada junto con Génova por el general francés Lautrec durante la campaña francesa de 1528 en Italia. Aquella que comenzó tan adversamente para el emperador y que puso en peligro al mismo reino de Nápoles176. La misma que provocó en gran medida el paso de Andrea Doria a las filas imperiales y que se cerró con la victoria de los ejércitos de Carlos V y la Paz de Cambrai, por la que pasaron a manos imperiales todas ciudades conquistadas por los franceses, entre ellas Asti, cuyo gobierno fue dado a Carlos de Lannoy como recompensa a sus servicios en forma de premio transmisible por herencia, por lo que, una vez muerto éste en 1527 pasó a su viuda y descendientes. 175 ANEXO III (1º), párrafo 18. 176 Fernández Álvarez, M., La España de Carlos V. El hombre, la política española, la política europea. Vol. XX de la Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Ed. Espasa Calpe, Madrid 1990, pp. 423-431. Ilustración 22. Primeros territorios que aparecen en la negociación: Milán, Génova, Asti. 124 En este punto la legación francesa admite el reconocimiento que Francisco I profesa hacia Carlos de Lannoy: “el dicho gran maestre dixo que el dicho rrey de Françia hera obligado al dicho visorrey”177, por lo que es necesario que nos detengamos en este punto para revisar algunos de los datos biográficos de esta figura”. Carlos de Lannoy, uno de los hombres de confianza de Carlos V Carlos de Lannoy, nació en 1482 y murió el 23 de septiembre de 1527. Hijo de Jean de Lannoy y su segunda esposa Philippine de Lalaing. Formaban parte de la alta nobleza borgoñona ya que su abuelo, Pierre de Lannoy llegó a ser condecorado con el Toisón de Oro. Carlos, que quedó huérfano a temprana edad, llegó a ser, gracias a la influencia familiar, caballerizo en la Corte del archiduque Felipe cuando era gobernador de los Países Bajos y estaba ya casado con la princesa Juana, hija de los Reyes Católicos. Casi con toda seguridad, formó parte del séquito de los archiduques en el viaje que realizaron a España en 1502, para que Juana fuera jurada por las Cortes como heredera de Castilla. Más tarde participó en las campañas que emprendió Felipe contra el duque de Gueldes. Cuando murió Felipe pasó al servicio del joven príncipe Carlos y fue recompensado por el emperador Maximiliano con el título de caballerizo mayor de Carlos. En el entorno de su nuevo señor, tuvo también contacto con Margarita de Austria, por aquel entonces regente de los Países Bajos, la que le escogió esposa entre sus damas, Françoise de Montbel, hija del conde de Montbel, con la que casó en 1515. Pasó a formar parte del Consejo Privado de Carlos a partir de 1515, cuando éste accedió a la mayoría de edad, a cuyo servicio fue nombrado también Chambelán. En 1515, su labor fue reconocida con la concesión del Toisón de Oro. Cuando Carlos desembarcó en la Península como rey de Castilla y Aragón en 1517, Lannoy era uno de sus caballeros más cercanos. Por la correspondencia que de él se conserva, nos indica que, en lo político, era partidario de llegar a un acuerdo con Francia para afianzar el dominio en Italia, en contra de la línea belicista que siempre defendieron Gatinara y Gorrevod. Pese a ello, una vez declara la guerra contra Francia, Carlos Lannoy participaría en el ataque que organizó Carlos V, ya como emperador por el norte, dirigido por Nassau, cuyo hecho de armas más notable fue el asedio y toma de Tournai en diciembre de 1521. Debido a su participación en estos hechos, recibió el título de gobernador de esta ciudad. Fue nombrado por el emperador virrey de Nápoles tras la muerte de Cardona en marzo de 1522. Los años de su virreinato fueron especialmente convulsos debido a las guerras en Italia, 177 ANEXO III (1º), párrafo 19. 125 permaneciendo fuera de Nápoles durante grandes períodos de tiempo. En enero de 1523 envió tropas y refuerzos para luchar contra el asedio de Rodas por Solimán, que finalmente se hizo con el control de la isla. Carlos acogió en Nápoles a los soldados supervivientes, gesto que le agradeció personalmente el gran maestre de la orden. En 1523, siguiendo seguramente instrucciones de Carlos V, se reunió con el papa Adriano VI para tratar sobre la amenaza turca y sobre las amenazas francesas sobre el Milanesado, llegando a la conclusión de que era necesaria una paz general en la cristiandad para estar mejor preparados contra la amenaza turca, por lo que en agosto de ese mismo año, el emperador, el papa, el rey de Inglaterra y algunos de los Estados italianos, formaron una liga para la defensa de Italia, al frente de la cual se nombró a Carlos Lannoy como general en jefe de sus ejércitos. Al morir el papa Adriano VI, su sucesor Clemente VII rechazó la renovación de la liga, por lo que Lannoy pasó a ser nombrado jefe de las fuerzas imperiales de Italia contra la amenaza francesa, con la misión durante 1524 de garantizar la seguridad mientras el emperador emprendía diferentes campañas por Europa contra Francia. No tuvo éxito en esta empresa puesto que perdió Milán en octubre de 1524. En 1525 Francisco I sitió Pavía, pero fue derrotado por el ataque conjunto de las fuerzas de Antonio Leyva, que la defendían, y las de Carlos Lannoy que acudieron a rescatarlas, el cual, como capitán general de las tropas imperiales en Italia, aceptó su rendición y mantuvo prisionero al rey francés en el castillo de Pizzighettone, manteniendo con él, durante aquellos días, diversas conversaciones tendentes a encontrar una salida negociada al conflicto. El fracaso de éstas fue lo que llevó a Carlos V a pedir el traslado de Francisco I a la Península a fin de propiciar un encuentro personal entre ambos monarcas. Carlos de Lannoy formó parte de la escolta que le trajo a España y , a su llegada, pasó a formar parte del Consejo de Estado junto a Gattinara, encargado en ese momento de la negociación con los representantes franceses. Fue en aquel momento cuando Francisco I manifestó su deseo de tratar solo con Lannoy. Esas negociaciones culminaron con la firma del Tratado de Madrid el 14 de enero de 1526. Es muy probable que algunas de las condiciones del citado Tratado fueran aconsejadas por Lannoy, entre ellas la petición de devolución del ducado de Borgoña, el matrimonio del rey francés con Leonor de Austria, hermana del Emperador y la entrega como rehenes de los hijos de Francisco I en prenda de su liberación. Carlos Lannoy intervino como representante de Leonor en el compromiso de matrimonio en enero de 1526 y estuvo al frente del séquito que escoltó a Francisco I hasta la raya del Bidasoa, donde fue liberado. También fue testigo del canje de éste por sus hijos. Cuando estuvo claro que el rey francés estaba incumpliendo los acuerdos del Tratado de Madrid, Lannoy fue enviado por Carlos V a Francia para que se 126 entrevistara con él y buscara una solución diplomática. Dicha reunión se mantuvo el 8 de mayo de 1526. Francisco I se mantuvo firme en su posición de rechazo del Tratado e hizo, en aquella ocasión, proposiciones a Lannoy para pasarse al lado francés y defender los intereses del monarca Cristianísimo, lo que fue rechazado contundentemente por éste. Regresó a España a informar a su señor, Carlos V, que se encontraba en Granada en esos días, aunque estuvo poco tiempo puesto que los franceses habían desembarcado en Salerno con idea de invadir Nápoles. El virrey recuperó rápidamente el control del territorio y acudió con sus tropas hacia Roma, puesto que el papa había formado la Liga Clementina y era, en ese momento enemigo del emperador. A las puertas de la Ciudad Eterna se reunieron los ejércitos de Lannoy, de Fernando, hermanos de Carlos V y los del condestable de Borbón, que se había pasado el bando imperial. Cuando el 6 de mayo de 1527 se produce el Saco de Roma y Clemente VII fue recluido en el castillo de Sant’Angelo, Carlos Lannoy, siguiendo instrucciones del Emperador, negocia con él las condiciones de su liberación. Cuando ya regresaba a Nápoles para ponerse al frente de su virreinato, enfermó de peste y murió el 23 de septiembre de 1527178. Como hemos visto en esta breve reseña biográfica, Calos Lannoy tiene un importante papel en la diplomacia de Carlos V y un muy destacado talante negociador junto a Francisco I, cuando es hecho prisionero en Pavía, cuando se negocian las condiciones del Tratado de Madrid, cuando lo acompaña hasta la frontera para su liberación y cuando se le encomienda la misión de hacer retornar a Francisco I a la senda del tratado. Incluso la legación francesa recuerda: …el dicho gran maestre dixo que el dicho rrey de Françia hera obligado al dicho visorrey, el qual a la verdad, avía sido hombre de bien, y alguna vez le avía tentado sobre este punto bien adelante. Por esto speçialmente, que quando truxo el dichoseñor rey acá, le avía prometido todos los bienes del condestablem oss[i]ior de Borbón y quinientos mil escudos, volviendo su dicho amo en Françia, en lugar de llevalle en España179. Este punto, a mi entender es particularmente importante, puesto que nos muestra muchas cosas que debemos puntualizar aquí. La capacidad militar no está reñida con el talante diplomático. Carlos Lannoy reúne los dos de una forma admirable. La fidelidad y la traición al señor natural no siempre tiene un precio. Francisco I tienta al virrey con todos los bienes del condestable de Borbón y hemos de recordar 178 RAH, Biografías, autora Ana Minguito Palomares. https://dbe.rah.es/biografias/15620/carlos-de-lannoy. Consultado el 21-08- 2022. 179 ANEXO III (1º), párrafo 19. https://dbe.rah.es/biografias/15620/carlos-de-lannoy 127 que, antes de pasarse al lado imperial, el condestable era, posiblemente, la persona más rica del reino de Francia después de su rey. Además, una nada despreciable suma de dinero. Lannoy lo rechaza siguiendo una ética caballeresca de adhesión a su rey y emperador. Por otro lado, nos demuestra el duro golpe que debió suponer la defección del condestable de Borbón para Francisco I puesto que, a costa de mucho poder y grandes sumas de dinero, quiere propiciar un golpe parecido al emperador en uno de sus más fieles servidores. Los biógrafos del virrey de Nápoles tienen en estas líneas la confirmación cuantificada de lo que verdaderamente ofreció Francisco I a Carlos Lannoy por su deserción. Tras estos últimos párrafos que Cobos y Granvela califican de digresión: “Después desta digresión, los dichos cardenal y gran maestre tornaron a persistir que nosotros rrespondiésemos tocante al stado de Milán…” Recordemos que de los tres puntos iniciales planteados por ellos: Génova, Asti y Milán, la legación imperial no había tocado aun el tema del ducado y, ahora podemos comprobar que lo había hecho de forma intencionada porque, Sobre lo cual diximos nosotros que todo nos lo podían decir de una vez, si pretendían otra cosa de V.M., a fin que, como se dize, supiésemos de quánto nos querían mal, y les pudiésemos rresponder juntamente y sin descontinuaçión. Y esto hazíamos nosotros, tanto por ganar tiempo…180 A la legación imperial le había supuesto una sorpresa que uno de los primeros puntos reivindicados planteados en la negociación fuese Génova, a todas luces fuera del problema que planteaba la invasión de Saboya y las pretensiones sobre del ducado de Milán. Esto les hacía pensar que otros puntos ajenos y un tanto disparatados fuesen saliendo en la negociación con el fin de empantanarla, a medida que se fueran tomado acuerdos sobre los principales. Además, el hecho de que el informe que estamos analizando fuese escrito solo para los ojos del emperador, permitía a Cobos y Granvela expresarse con una sinceridad que hoy nos resulta crucial para estudiar la realidad, no solo de los hechos, sino también de las intenciones de los negociadores imperiales, que querían ganar tiempo porque intuían que uno de los deseos ocultos de Francisco I era la aspiración de gobernar Flandes, y esa reivindicación iba a salir en algún momento de la negociación: 180 ANEXO III (1º), párrafo 20. 128 …por aquello que nosotros hauíamos entendido que el sobrino del señor de Velly había dicho, que el rrey de Francia no podría bien digerir la soueranidad de Flandes y la quería precisamente y luego el dicho estado de Milán solamente, y Génova y Aste como es di[cho]181. Sabemos por lo ya visto en párrafos anteriores que el señor de Vely había sido enviado por el rey de Francia para tratar personalmente con Carlos V sobre la posibilidad de las conversaciones que nos ocupan. Por las líneas anteriores sabemos ahora también que su sobrino le acompañaba y éste mantendría, a su vez, contactos con la segunda línea negociadora, en este caso Cobos y Granvela. Viendo la legación imperial que la francesa iría exponiendo muy poco a poco sus reivindicaciones y que esto complicaría las conversaciones, y quizá para animar a los contrarios a hacer lo mismo, deciden exponer ellos todas las imperiales de una vez y punto por punto182: Que Francisco I apoyase decididamente a Carlos V ante el papa para la celebración del Concilio General que uniera la cristiandad de nuevo en una sola fe, anticipando que Paulo III tenía muy buena disposición para ello183. Que Francisco I intervenga, junto a Venecia, en la defensa de la cristiandad contra el Turco, concertando para ello una Liga tanto defensiva como ofensiva184. Que Francisco I restituya al duque de Saboya todo lo que le ha sido ocupado por las tropas francesas en estos dos últimos años de guerra. Añade el texto “con sus intereses”, o que indica que se pide también la restitución de los impuestos, tributos y derechos dejados de percibir por el duque en este tiempo185. Que Francisco I ratifique los tratados de Madrid y Cambrai en su generalidad, salvo aquellos artículos específicos que se pudieran tratar en la presente negociación186. Esto demuestra que, para Carlos V, dichos tratados, que en el fondo son prácticamente el mismo, no son inamovibles y algunos de sus artículos se podrían llegar a modificar. Que Francisco I abandone las “prácticas perjudiciales” contra el emperador y contra su hermano Fernando, en ese momento Rey de Romanos187. 181 ANEXO III (1º), párrafo 20. 182 ANEXO III (1º), párrafo 21. 183 ANEXO III (1º), párrafo 22. 184 ANEXO III (1º), párrafo 23. 185 ANEXO III (1º), párrafo 24. 186 ANEXO III (1º), párrafo 25. 187 ANEXO III (1º), párrafo 26. 129 En el párrafo siguiente, dirigido a Carlos V, Cobos y Granvela razonan que, si se consiguieran todos estos puntos, las demás trasgresiones francesas a los tratados referidos serían fácilmente solventables en el curso de la negociación.188 Tras esto añaden una serie de argumentos que podríamos denominar como sentimentales y que pretenden validar las pretensiones que acaban de exponer para la negociación. Que eran puntos a los que su rey no se podría negar. Que era una cuestión de piedad hacia el duque de Saboya, cuyas tierras habían sido arruinadas y tomadas por la fuerza de las armas. De nuevo emplean el argumento de que el dicho duque es tío carnal del rey. Que, puesto que habían sido firmados, era razonable que los Tratados de Madrid y Cambrai fuesen respetados189. Todos estos razonamientos son empleados, sin duda, para ablandar a la legación francesa que había empezado muy fuerte con la propuesta sobre Génova, a la vez que pretenden encauzarla sobre los puntos que verdaderamente interesan Carlos V. El siguiente párrafo es fundamental para la legación imperial, por lo que es expuesto inmediatamente. Y que con este medio, y que con el casamiento hablado y metido adelante por la parte del dicho señor Rey de Francia, dentre los d[ic]hos duque de Orliens e hija del señor rey de Romanos se hiziese, V.M. sería contento disponer del dicho estado de Milán para los casados y los hijos descendientes dellos en leal casamiento, segund la natura[leza] y qualidad del feudo y lo delibrar y entregar como ducado y con las seguridades segund se concertaría190. Esta propuesta variará mucho, tanto previamente, como durante la negociación que nos ocupa, e incluso posteriormente. Suele aparecer formulada con el título ducal, por lo que, en función de la fecha, se estará hablando de uno u otro de los hijos de Francisco I. Al primogénito y heredero de la corona francesa se le otorgaba por tradición del título de duque de Bretaña y al segundo en la línea de sucesión, el de duque de Orleans. El delfín y primero en la línea sucesoria, Francisco, murió en agosto de 1536 en oscuras circunstancias, con sospecha de envenenamiento, lo que llevó al entorno de Francisco I a acusar de la muerte a Carlos V. De todo ello hemos ya hablado en el desarrollo de la Campaña de Provenza en el capítulo 3. En este momento estamos a últimos de 1537, por lo que Enrique, segundo de los hijos, había pasado a ser el 188 ANEXO III (1º), párrafo 27. 189 ANEXO III (1º), párrafo 28. 190 ANEXO III (1º), párrafo 29. 130 primogénito y el título de conde de Orleans lo ostentaba Carlos, sexto hijo de rey francés, el tercero de los varones nacidos y segundo de los que estaban todavía con vida. Desde el punto de vista diplomático, la persona que ostentara el título era circunstancial, lo importante era qué puesto ocupara en la sucesión al trono francés la persona sobre la que éste recayera. Sobre este extremo, Francisco I siempre lo pretendió para su segundo hijo, mientras que, en principio, el emperador solo accedió a negociar su concesión al tercero, el duque de Angulema. Muy probablemente, con idea de ganar tiempo y acceder a estas negociaciones de paz, suavizó su postura y transigió en que se negociase sobre la base de su concesión al segundo hijo en la línea sucesoria, a la sazón duque de Orleans, que es el que aparece nombrado en este párrafo191, al que Carlos V uniría en matrimonio con una de las hijas de su hermano, el Rey de Romanos. Al citado matrimonio se le otorgaría en herencia el ducado de Milán, el cual gobernarían de pleno derecho tanto ellos como sus descendientes. En el caso de que estos no llegaran, el ducado volvería a manos del emperador. Todo este complejo asunto lo había provocado la decisión del emperador de no otorgarlo (infeudarlo) de nuevo a la muerte del duque Francisco María Sforza en noviembre de 1535 y quedárselo bajo su dominio192, como ya hemos visto de forma detallada en el capítulo 2 al analizar los elementos que surgen en la nueva crisis con Francia. Resulta curioso que este punto, que suponía una clara cesión por parte del emperador en sus postulados iniciales, no sea recogido ni tratado por la legación francesa una vez puesto sobre la mesa. Al contrario, según relatan Cobos y Granvela, sus interlocutores les dicen lo siguiente: Sobresto los dichos cardenal y gran maestre dixeron que, o nosotros queríamos hacer una buena y perfecta paz, o una que no fuese buena sino medio buena, o una que no fuese buena ni mala, o una que no valiese para nada193. Estas palabras hacen buena la máxima de que la mejor defensa es un ataque. Incluso en diplomacia, un exabrupto verbal puede crear un momento de perplejidad y duda en la parte contraria que será hábilmente aprovechado. En este caso lo fue de forma triple. En primer lugar, ningunean la propuesta imperial ignorándola completamente. En segundo lugar, pasan a justificar: 191 Fernández Álvarez, M., La España de Carlos V. El hombre, la política española, la política europea. Vol. XX de la Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Ed. Espasa Calpe, Madrid 1990, pp.565-566. 192 Cadenas y Vicent, Vicente de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: el Milanesado, Ed. Hidalguía, Madrid 1978. p. 367. 193 ANEXO III (1º), párrafo 30. 131 Y quanto al dicho señor duque de Sauoya, que su dicho amo tenía lo que avía tomado con buen derecho y título, y no entendía apartarse que enteramente no fuese conosçido y cedido194. El derecho de conquista que justifica la retención por parte de Francisco I del territorio ocupado en la invasión de Saboya. Y en tercer lugar, dar una vuelta de tuerca, introduciendo un aspecto nuevo en la negociación: Y que si V.M. quería persistir a la rrestitución, sí lo haría él y con ansí grande causa y razón, que se rrindiese el rreyno de Navarra a su cuñado y su hermana propia. Giro en la negociación que podríamos calificar como magistral. La legación imperial esperaba que Francia les reivindicara la posesión de Flandes, pero, en vez de ello, reivindican la cesión de Navarra y, como siempre, nada se hace sin unos argumentos que, desde el punto de la imparcialidad, hay que admitir como válidos: …y que el moss[i]or de Xevres, hauia prometido de gelo [se lo] hacer boluer, y si ouiera bibido, ouiera sido vuelto sin dificultad195. Si bien es cierto que la forma en que está redactada la petición lleva implícita una cierta ambigüedad documental. No se está invocando tratado alguno, sino una promesa (posiblemente verbal) de Guillermo de Croy, señor de Chièvres196. Sin embargo, hay dos datos que nos llevan a pensar que se está planteando con honestidad. La primera es que en Tratado de Noyon de 14-08-1516, en el punto 16, se habla de Navarra en estos términos: 194 ANEXO III (1º), párrafo 30. 195 ANEXO III (1º), párrafo 30. 196 Guillermo de Croy, Sr. De Chièvres, 1458-1521, estuvo al servicio del emperador Maximiliano, quién le concedió en 1491 la orden del Toisón de Oro. Entre 1494 y 1495 acompañó a Carlos VIII de Francia en su campaña contra Nápoles, al regreso de la cual, pasó a servir a Felipe de Austria, esposo de Juana y rey consorte de Castilla y Aragón, a la muerte de Isabel I en 1504. En 1500 acompañó al rey francés Luis XII en su ocupación de Milán. En 1503, gracias a su mediación, se firmó el Tratado de Lyon entre Luis XII de Francia y Felipe El Hermoso de Flandes, donde se establecía el matrimonio entre Carlos (futuro Carlos V) y Claudia, hija mayor del rey francés. En 1505, Chièvres recibió el título de Lugarteniente General de los Países Bajos y de Borgoña, lo que permitió a Felipe embarcar en 1506 hacia España junto a Juana para tomar posesión de los reinos hispanos mientras él se ocupaba del gobierno. Cuando en 1516 falleció Fernando el Católico, Carlos de Gante se proclama rey de Castilla y Aragón en Bruselas, a causa del asesoramiento de Chièvres y otros nobles flamencos y antes de su partida hacia España. Tuvo que aplacar las aspiraciones de Francia sobre los Países Bajos gestionando el Tratado de Noyon entre Carlos I y Francisco I. Desde este período hasta su muerte en 1521, fue el principal artífice de la política de acercamiento a Francia. Bibliografías de la RAH, autor Carlos Javier de Carlos Morales. https://dbe.rah.es/biografias/5437/guillermo-de-croy. Consultado el 28-08-2022. https://dbe.rah.es/biografias/5437/guillermo-de-croy 132 …porque el asunto de Navarra puede dar algún problema a esta presente amistad a causa de las alianzas y promesas que el dicho rey Cristianísimo tenía y tiene con el difunto rey de Navarra y la reina, después de varias quejas e instancias hechas por los embajadores del dicho señor rey Cristianísimo en esta materia, dichos embajadores del dicho señor rey Católico…han acordado que tan pronto como el dicho rey Católico esté en sus países de España, a donde espera ir en breve, si le place a la reina de Navarra y a sus hijos enviar sus embajadores y diputados ante él para hacerle ver el derecho que pretenden sobre dicho reino de Navarra, y después de ser oídos por él y que el dicho rey Católico haya escuchado el derecho de la dicha reina y de sus dichos hijos, el dicho señor rey Católico satisfará a aquella reina y sus dichos hijos según la razón…197 Para la diplomacia francesa, Navarra es un tema pendiente que no está, ni resuelto, ni olvidado y que, durante los meses posteriores a la muerte de Fernando el Católico (1516), posiblemente fuera abordado con frecuencia por parte de Francia y el entorno de Carlos V. Esto nos lleva a ese segundo dato de la enumeración que antes comentábamos: es muy probable, que Chièvres hubiese hecho promesas ambiguas sobre Navarra y estas serían las aludidas ahora por la legación francesa. Si damos un breve repaso a los hechos que hemos resumido a pie de página sobre su biografía, nos damos cuenta de lo muy implicado que estuvo siempre hacia los reyes de Francia. También vemos que fue el impulsor, tanto con Felipe el Hermoso como con su hijo Carlos, de una política de apaciguamiento hacia la misma, en interés de los Países Bajos. Dicha política chocaba frontalmente con la seguida durante décadas por su abuelo Fernando el Católico, pero esto no lo comprendió totalmente el joven rey hasta la muerte de su consejero en 1521. En cualquier caso, es más que probable que en aras de esa diplomacia transigente con el reino galo, hubiera prometido cosas como las que ahora sacaba a la luz la delegación francesa. Pero volvamos a la negociación que nos ocupa. La delegación imperial ha acusado el golpe de efecto y se deshace en excusas. Que el emperador quería una auténtica paz, que estaban sorprendidos de esta nueva petición, que ellos no veían que hubiese impedimento alguno en la devolución de lo conquistado en Saboya y que lo solicitado hasta ahora por la legación francesa era contrario a todo lo que los negociadores previos habían hablado198. Y a todo lo que avía podido comprender hasta agora, todos los propósitos tenidos al encaminamiento desta prática, la avían así denotado asumiendo que muchos gentiles hombres despachados por parte de Françia para 197 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales 1516-1700, Ed. Eunsa, Pamplona 2006, p. 39. 198 ANEXO III (1º), párrafo 31. 133 el dicho duque, le hauýan certificado que concertándose con el dicho señor rrey, sería rremitido en su estado enteramente y desagrauiado y rrecompensado y de aventaja gratificado… Estas palabras también nos indican que hubo conversaciones previas entre enviados por parte de Francisco I y el propio duque de Saboya y no solo con los interlocutores imperiales. También suponen un reproche hacia lo transmitido por los embajadores franceses sobre lo que se trataría en Salses porque: Y así lo avíamos expresamente declarado, especialmente al dicho señor de Velly, que se hiziese la dicha rrestit[uci]çon y que no se hablaría de Génova ni Aste. Bien es verdad que no lo avía aceptado ni rrefutado, mas auiendo pasado adelante, jamás dixo el contrario…199 Está claro que los puntos a tratar habían sido ya pactados antes de entrar en las Cabannes de Leucate. Los franceses, siguiendo una estrategia negociadora, estaban sacando temas nuevos u otros de los que se había pactado previamente no tratar. Los negociadores imperiales están desconcertados. Comprenden que no han sido autorizados por Carlos V a tratar muchos de los temas que están proponiendo los franceses y comienzan a emplear desde este momento una táctica dilatoria a la que volverán a recurrir en repetidas ocasiones: debían consultarlo a su señor. …oyendo lo qual, nos espantamos tanto que no sabíamos otra cosa que rresponder sino que advertiríamos dello a V.M.200 A pesar de la sorpresa, son capaces de responder sobre Navarra diciendo que el señor Labrit201 no la había llegado a poseer, que el emperador la gozaba sobre la base de buenos títulos (suponemos que se 199 ANEXO III (1º), párrafo 31. 200 ANEXO III (1º), párrafo 31. 201 Se refieren aquí a Enrique II de Albret. Enrique II de Navarra. Señor de Foix, Bearn y Albret. Sangüesa (Navarra), 25.IV.1503 – Hagetmau (Francia), 25.V.1555. Príncipe de Viana, heredero de los reyes de Navarra Catalina de Foix y Juan de Albret. Los primeros años de Enrique de Albret transcurrieron en los castillos navarros de Pamplona, Olite, Tudela y Sangüesa en cuya villa creció junto a Francisco de Javier. Con motivo del inicio de la conquista de Navarra por Fernando el Católico en el año 1512, Enrique dejó la Corte navarra y fue trasladado por sus padres a los estados del Bearne y desde aquí a la corte de París junto a su primo Francisco I y su tía María Luisa de Saboya, la reina madre, con el fin de completar su educación y ganarse su amistad para ayudarle en la recuperación del reino de Navarra. Tras el fallecimiento de Juan de Albret en el año 1516 y de la reina Catalina en el año 1517, el joven príncipe de Viana tuvo que hacer frente como sucesor a los delicados problemas políticos que en esta época afectaban a sus dominios. Pero su madre había dejado dispuesta la tutela de Enrique en manos de su abuelo paterno Alain de Albret, quien según la documentación de la época educó a su nieto en el arte de gobernar el pueblo bearnés y bajo-navarro con energía, sentido político y nobleza. Las dificultades que se vertieron sobre el gobierno de Enrique de Albret comenzaron con el ejercicio de su tutela ya que Francisco I presionó sobre el derecho de Alain de Albret, pero los Estados de Bearn, reunidos en Lescar aceptaron a Alain como regente y administrador de los dominios de su nieto y juró el cargo como tutor de Enrique. Sin embargo, Francisco I mantuvo a su lado al príncipe como prenda y solicitó la entrega de sus hermanas, de tal manera que la Casa de Albret se convirtiera en súbdita del monarca francés. En el año 1522 falleció Alain de Albret y Enrique pudo sumar a la herencia, ya mermada, de sus padres las posesiones de la Casa de Albret o Labrit. En el año 1524, Enrique acompañó a Francisco I en la guerra contra Italia, cayendo prisioneros ambos en la 134 refieren título de conquista de Fernando el Católico y de herencia de Carlos I) y que el señor de Chièvres no había sido nunca autorizado a tratar sobre este tema202. Cobos y Granvela se ven en la obligación de argumentar que los derechos de Carlos V sobre Navarra no tienen equiparación a los hipotéticos derechos de conquista de Francisco I sobre las tierras del duque de Saboya, puesto que éste siempre se había sometido a la justicia del rey francés sin provocar agresión alguna y que, si el contencioso de Francia era realmente con Carlos V, Francisco I tendría que haber recurrido al juicio de los electores imperiales. Pretendían con ello demostrar que la agresión a Saboya era injustificada y no estaba amparada por principios de la “guerra justa”, por tanto, no se podía equipara a ésta con Navarra en el ámbito de la negociación203. Al final del párrafo vuelven a esgrimir el parentesco de Francisco I y el duque de Saboya para resaltar lo aberrante que resultaba la agresión del rey de Francia contra su propio tío204. Quizá sea bueno que nos detengamos un momento en recabar datos biográficos para esclarecer esta filiación. Luisa de Saboya (1476-1531), madre de Francisco I, había sido hija de Felipe II, duque de Saboya y de su primera esposa Margarita de Borbón (1438-1483). En segundas nupcias, Felipe casa con Claudia de Brosse (1450- 1513), de la cual, entre otra descendencia, nació Carlos, el que sería III duque de Saboya (1486-1553). Observando esta línea parental comprobamos que Luisa de Saboya, madre de Francisco I, era medio hermana del actual duque y, por tanto, éste era medio tío “político” de Francisco I205. El parentesco, como vemos, es lejano pero cierto y será constantemente invocado por la legación imperial a fin de resaltar la traición familiar que supone la ocupación violenta del territorio patrimonial del duque. La negociación no ha hecho más que empezar: “Después de aver luengamente y más de dos oras altercado en la sustancia y efecto susodicho de una parte y de la otra…206” y, como vemos, parece estancada. En este momento la legación francesa sorprende con una propuesta, aunque la condicionan advirtiendo que parte de ellos, como dando a entender se les acaba de ocurrir y que necesitaría confirmación posterior de su señor: batalla de Pavía del 24 de febrero de dicho año. Enrique II de Albret demostraba su interés por recuperar el reino navarro, y con esta organización, Navarra quedó divida en dos, la Alta, que pertenece a la Corona española, y la Baja o Ultrapuertos, dominio de Enrique en suelo francés.Dirigiendo Enrique de Albret Ultrapuertos y gobernando sus tierras bearnesas, retomó sus pretensiones de recuperación del reino navarro peninsular, y en el año 1537 negocia con Carlos V el matrimonio de su hija, la princesa Juana de Albret con el príncipe español, Felipe, con la condición de la devolución de la Navarra española a Enrique de Albret. Pero al Consejo de Estado de Valladolid le parecen excesivas las exigencias de Enrique y se archiva el proyecto. Biografías RAH, escrita por Consuelo Juanto Jiménez,https://dbe.rah.es/biografias/16673/enrique-ii-de-albret. Consultado el 04-09-2022. 202 ANEXO III (1º), párrafo 31. 203 ANEXO III (1º), párrafo 32. 204 ANEXO III (1º), párrafo 32. 205 Biografía de Luisa de Saboya (1476-1531) en RAH, autoras Tamara Velasco García y Beatriz Santiago Belmonte. https://dbe.rah.es/biografias/15988/luisa-de-saboya. Consultado el 01-09-2022. 206 ANEXO III (1º), párrafo 33. https://dbe.rah.es/biografias/16673/enrique-ii-de-albret https://dbe.rah.es/biografias/15988/luisa-de-saboya 135 …que el dicho señor rrey (refiriéndose a Francisco I) rindiese lo que tiene, retiniendo quatro o cinco plaças fuertes, hasta tanto que fuese conosçido por justicia del derecho de la una y de la otra parte, y que por hacer más le diese en este medio, alguna graciosa pensión de dicho señor duque por su entrenamiento, speçificando entre otras plaças, que el dicho señor rrey retendría, Thurin, Pignerol, Bourg, Enbrese y Monmelian…207 Es una apuesta fuerte. Retirarse de los territorios ocupados a cambio de una compensación económica y el mantenimiento de cuatro plazas fuertes que, tal como aparecen en el mapa que hemos realizado, permitirían un rápido control militar desde Francia, asegurando los pasos alpinos208. La legación imperial rechaza estos términos y recuerda a la francesa que la devolución de territorios debería hacerse de forma total, es decir, no solo de aquellos que habían ocupado las tropas galas sino también de aquellos que, aprovechando las circunstancias, habían sido ocupados por las tropas cantonales de Berna y Friburgo. No debemos olvidad que la intervención de Francisco I en Saboya se hace 207 ANEXO III (1º), párrafo 33. 208 La plaza de Montmelian está añadida por nosotros en el mapa en su lugar relativo, ya que por su tamaño no aparecía en el zoom empleado para que se pudiese hacer una visión en conjunto de las cuatro ciudades. Ilustración 23. Ubicación de las plazas que la legación francesa pretende retener 136 con la excusa de apoyar las reivindicaciones territoriales de algunos de los cantones suizos sobre territorios fronterizos de Saboya. Naturalmente es ahora la legación francesa la que dice que ellos no tienen nada que ver con lo que hayan tomado otros y que solo negocian de parte de su señor, que es para lo que están autorizados209. A todo esto, la propuesta imperial es la siguiente: …devría rrestituir el dicho s[eñ]or duq[ue], con condición que los derechos que pretende fuesen vistos después por algunas buenas personas que se escogerían y, si fuese menester, por promesa y capçión del dicho duque, o que V.M. prometa que no avrá falta a la ex[ecuci]ón de lo que será juzgado210. Que primero se devuelvan los territorios y luego se arbitren las diferencias que pudiera haber por un tribunal compuesto por personas de confianza de ambas partes, para lo cual habría que ratificar la condición de que se respetaría por todas las partes la decisión tomada. La legación imperial invoca como ejemplos de otros conflictos solucionados de la misma forma, la disputa entre el papa Clemente y el duque de Ferrara y el contencioso de Monferrato y se indica a la francesa que designen un juez para la mediación propuesta, pero “no se quisieron más declarar, sino que se miraría en ello”211 Después de todo esto, Cobos y Granvela reprochan a la legación francesa que, “dichos car[dena]l y gran maestre, avían començado a responder por lo particular, dexando los dos puntos de la fe y del conçilio…212” Estos puntos interesan mucho a Carlos V, forman parte de su política imperial en el Mediterráneo y en el este de Europa y quiere implicar en ella a Francisco I o, en su defecto, que el rey francés permanezca neutral mientras él la acomete. Pero los negociadores franceses han dado repetidas muestras de no querer abordar este tema, lo que, por otra parte, es lógico. Su prioridad es Milán y, ni el crecimiento de la doctrina luterana en Alemania, ni la presión turca en el mediterránea les afectan directamente. Solo lo utilizan en su propio beneficio cuando quieren actuar contra el emperador. Los franceses, siguiendo su propia prioridad negociadora, recuerdan que los tratados de Madrid y Cambrai les resultaban odiosos y que, más que retocarlos, habría que negociarlos de nuevo dentro del presente tratado de paz. Alegan que el Tratado de Madrid fue hecho cuando su rey estaba prisionero y que 209 ANEXO III (1º), párrafo 33. 210 ANEXO III (1º), párrafo 34. 211 ANEXO III (1º), párrafo 35. 212 ANEXO III (1º), párrafo 36. 137 lo firmó “por fuerça y necesidad de su libramiento”213. Y en cuanto al Tratado de Madrid, el rey lo había firmado procurando la liberación de sus hijos. Ahora queda claro que la legación francesa busca, no solo una salida al conflicto del ducado de Saboya y el Milanesado, sino una renegociación completa de todo el contencioso que mantienen sobre Italia desde que Carlos I fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico: Y que hera menester tratar de nuevo. Y capitular llana y libremente todo aquello que convendría para una buena y firme paz en lo venidero, por la qual se oluidasen, como antes hauemos dicho, todas las cosas malpasadas214. Los franceses buscan negociarlo todo desde una página en blanco, invalidando los tratados anteriores. Y también sus derrotas en los campos de batalla. Cobos y Granvela no se quieren dejar arrastrar por esos derroteros para los que se saben expresamente desautorizados por su señor215. Pero ¿qué contenían los citados tratados que Francisco I tiene tanto interés en que se olvide y derogue? Aunque, tanto el Tratado de Madrid como el de Cambrai, son de sobra conocidos, muy estudiados por la historiografía tradicional por los tintes dramáticos que la prisión de Francisco I aportó al primero y la fructífera aportación femenina que tuvo el segundo, conviene en este momento que repasemos los puntos principales de ambos que, en el fondo, son muy parecidos con las excepciones que destacaremos, para lo cual seguiremos la versión que de ellos ha publicado Jesús María Usunáriz. El Tratado de Paz de Madrid (1526)216 El tratado de Madrid puso fin a la guerra que se había declarado el primero de abril de 1521 entre Carlos V y Francisco I, tras la protesta del embajador imperial en Francia por los ataques que Roberto La Marck habría lanzado contra Luxemburgo, feudo del imperio, así como por el reclutamiento de fuerzas llevada a cabo por el duque de Güeldes. Aprovechando el conflicto y en el marco de confusión que provocó en Castilla la revuelta comunera, en mayo de 1521 Enrique de Albret invade Navarra con el apoyo explícito 213 ANEXO III (1º), párrafo 38. 214 ANEXO III (1º), párrafo 38. 215 ANEXO III (1º), párrafo 161 y 162. 216 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales, 1516-1700, ed. Universidad de Navarra, Pamplona, 2006. En las páginas 40 a 50, el autor hace un breve, pero muy acertado, estudio histórico sobre el entorno en que se negoció el Tratado de Madrid y las consecuencias políticas del mismo. En él hemos basado lo escrito en estos párrafos. En las páginas 50 a 78 hace una transcripción del tratado basada en la copia existente en Simancas en la sección de Patronato Real que fue en su día publicada por Mariño, Primitivo, Tratados Internacionales de España. Carlos V, III-3, España-Francia (1525-1528), Madrid, CSIC, 1986. 138 de Francia. A su vez, se produce en el Milanesado una revuelta popular contra el gobernador francés Lautrec, debido al paulatino aumento de las cargas fiscales desde la toma del territorio por el rey francés217. No describiremos aquí del desarrollo de la guerra que ha sido tratado con gran acierto por autores como Jacquart218, Ochoa Bran219, Lutz220, Fernández Álvarez221, Cadenas y Vicent222, Pi Corrales223. La inesperada derrota de Francisco I en Pavía el 24 de febrero de 1525 dio un vuelco al conflicto y a los numerosos contactos diplomáticos que se habían mantenido hasta entonces. A partir de este momento, el eje sobre el que giraría la negociación de la paz sería la liberación del rey francés y varios fueron los frentes en los que se llevaron a cabo. En Francia se nombró embajador a Luis de Praët. En los Países Bajos se dio instrucciones a Margarita, gobernadora y tía del emperador, para que procurara que Inglaterra no interfiriera en los planes de paz apoyando las tesis francesas, para lo cual se envió al comendador Peñalosa, mientras que, en Roma, la negociación con el papa fue encargada a Lannoy, virrey de Nápoles y a Hugo de Moncada. La primera de las propuestas de paz fue hecha a Francisco I por varios de los delegados imperiales entre los que se encontraba Carlos de Borbón, lo que añadió, sin duda, una fuerte carga de humillación para el rey francés. Exigía la devolución completa del ducado de Borgoña y de otros territorios que estaban todavía en poder del rey francés tales como Thérouanne, Hesdin, Tournai y parte de Artois. Francisco I debería renunciar de una forma definitiva a cualquier reclamación de soberanía sobre Flandes sobre todo o alguna parte de su territorio. Debería, asimismo, restituir al condestable de Borbón todos los bienes que le habían sido incautados para que formara un reino independiente de Francia que incluiría el territorio de la Provenza. Se devolverían a Inglaterra los territorios de Normandía, Gascuña y Guyena, que tenía todavía en Francia desde los tiempos de la guerra de los Cien Años. Se devolverían todos los territorios ocupados a la reina Germana de Foix, a Margarita de Austria y al príncipe de Orange. Se legislaría un perdón general para todos los que habían ayudado al condestable de Borbón en su traición al monarca galo. Por último, Francisco I debería renunciar a cualquier reivindicación de soberanía territorial sobre Nápoles, Milán, 217 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales, 1516-1700, Pamplona, Universidad de Navarra, 2006, p. 42. 218 Jacquart, Jean, François I, París, Fayard, 1981. 219 Ochoa Brun, Miguel Ángel, “La Monarquía del Renacimiento y la diplomacia española, en Corona y Diplomacia. La Monarquía española en la historia de las relaciones internacionales, Madrid, Escuela Diplomática, 1988, pp. 19 a 53. 220 Lutz, Heinrich, “El despertar religioso en la Europa del siglo XVI”, en Historia Universal. VII-1. De la reforma a la revolución, G. Mann y otros (ed.), Madrid, Espasa Calpe, 1991. 221 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V, el César y el hombre, Barcelona, Espasa Calpe, 2015, pp. 310 a 322. 222 Cadenas y Vicent, Vicente de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: el Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978, pp. 205 a 231. 223 Pi Corrales, Magdalena, “Inglaterra y la política internacional de Carlos V” en Torre de los Lujanes nº 43, 2001, pp. 69 a 83. 139 Génova y Asti. Como podemos apreciar, condiciones draconianas que, naturalmente, Francisco I rechazó, cediendo solo en una revisión arbitral imparcial sobre el tema de Borgoña. Cuando Lannoy decide, sin consulta previa al emperador, enviar a España a Francisco I, las negociaciones serán dirigidas desde Francia por su madre, Luisa de Saboya. Además, en el lado imperial toman cuerpo las ideas contrapuestas de dos facciones ya existentes pero que ahora salen a la luz. De una parte, Lannoy que, tras la muerte del consejero Guillermo de Chièvres en el año 1521, se había mostrado como el principal defensor de las ideas flamencas de mantener una política de equilibrado acercamiento a Francia y mano dura con los diferentes territorios italianos, entre ellos Milán, que debería ser sometido directamente al gobierno imperial. Para Francisco I habría que buscar una salida honrosa que estuviera al nivel de su título real y de los territorios heredados en el ámbito de la corona. De otra parte, estaban las propuestas de Gattinara, canciller desde 1518, que desconfiaba profundamente de las intenciones de Francisco I y abrigaba esperanzas de un gobierno “universal” del mundo católico por parte del emperador. Él sospechaba que el monarca francés incumpliría cualquier acuerdo que firmara, en el momento que decidiera que ya no satisfacía sus intereses. Puesto que en este momento había sido vencido y hecho prisionero en “guerra justa”, se le debería despojar de la corona y su reino desmembrado y repartido entre personas fieles al emperador. Para Milán, lo ideal sería devolverlo al duque Francisco Sforza. A partir de agosto de 1525 se establecen negociaciones en Toledo para lograr la paz. De forma inmediata, el 11 de agosto, día de inicio de las conversaciones, se firma una tregua entre Francia, España e Inglaterra que puso fin a las hostilidades en todos los frentes. Sin embargo, la negociación de la paz resulta muy difícil y el 25 de agosto, se reconoce el fracaso, dando por terminados los contactos que se retoman el 14 de noviembre. Francisco I, tras meses de cautiverio, estuvo a punto de abdicar en ese momento, cuando su bajo estado de moral, le aconsejaba apartarse para que todo se solucionase. Su entorno le disuadió y cuando las negociaciones estuvieron avanzadas y los puntos del tratado eran claramente perjudiciales para sus intereses hizo la famosa declaración notarial en la que reconocía que todo aquello que firmase habría sido impuesto por violencia de parte del emperador por lo que, de antemano, lo consideraba nulo de pleno derecho. El 14 de enero de 1526 se firma el tratado de Madrid que, a lo largo de 46 ítem (artículos) desarrolla toda una serie de acuerdos que podrían fin al cautiverio del rey francés y que pasamos a describir de forma resumida a continuación. 140 En el artículo 3 acepta a devolución de Borgoña a Carlos V. En el artículo 4 se acuerda como garantía previa a todo lo que se pacte en los puntos siguientes del tratado, que los hijos de Francisco I serían entregados como rehenes y garantía de que sus cláusulas serían respetadas. Ellos pasarían a ocupar el cautiverio de su padre, aunque, naturalmente, serían tratados con la dignidad real que su estatus merecía. En el artículo 5 Francisco I renuncia a cualquier derecho sobre Italia, específicamente sobre Nápoles, Milán y Asti. También a cualquier soberanía sobre Flandes, Artois y Hainaut. En el artículo 7 se acuerda el matrimonio del rey francés con Leonor, hermana de Carlos V. En los artículos 8 al 17 se describe muy pormenorizadamente todas las condiciones que rodearan al citado matrimonio y las cláusulas de éste. En los artículos 18 y 19 se acuerda el matrimonio del hijo primogénito y delfín de Francia, Francisco, con la infanta María de Portugal. En el artículo 20 se acuerda que Enrique de Albret no utilizará ya nunca el título de rey de Navarra puesto que no era un reino que ocupara en ese momento, ni una corona sobre la que tuviera derecho alguno. En los artículos 21 y 22 Francisco I se comprometía a romper los acuerdos que mantenía con Enrique de Albret y con los señores de Güeldres y Würtemberg, que pudiesen ser contrarios al emperador. En el artículo 23 se comprometen los dos soberanos a luchar contra el turco y los herejes luteranos en una cruzada conjunta. El artículo 24 libera a Carlos V de pagar al rey de Inglaterra la suma de 133.305 escudos a modo de compensación por ciertas rentas que éste recibía de Francia y que se le habían dejado de pagar por el apoyo de Inglaterra al Imperio en campañas anteriores (no se especifica qué guerra ni qué períodos) El artículo 25 obliga a Francisco I a ayudar al emperador en la lucha que prevee emprender contra el turco y herejes (aunque no se expresa claramente, se refiere a luteranos) En el artículo 26 se prometía la devolución al duque de Borbón de todos sus bienes expropiados. A cambio el emperador cedía al rey francés sus derechos sobre las ciudades del Somme. El artículo 27 obliga a ambas partes a la liberación sin rescate de todos los prisioneros hechos en las campañas previas. 141 El artículo 28, indica que no podrán ser acogidos los rebeldes y forajidos que actúen contra esta paz en las tierras de ninguno de los dos bandos. Este artículo, que parece obligar a ambas partes, está claramente redactado para evitar que Francia pueda acoger en su territorio a los enemigos del Imperio. En el artículo 29 se pacta la restitución a todos los cargos eclesiásticos de todos los derechos, rentas y tierras que les hubiesen sido ocupados durante la guerra por ambos bandos. En el artículo 30 se habla, sin especificar cuantías, de indemnizar a los comerciantes castellanos que han visto perjudicado su comercio marítimo con Francia durante el período que ha durado la guerra. En el artículo 31 se indica lo mismo que en el anterior, pero referido al perjuicio que han sufrido los comerciantes de paños de Cataluña, el Rosellón y la Cerdaña. En el artículo 32 se acordaba la devolución de los territorios ocupados a Margarita de Austria. El artículo 33 obliga a Francia a devolver a Germana de Foix determinadas villas y territorios que seguía ocupando Enrique, señor de Labret. En el artículo 34 se acordaba la devolución de los territorios ocupados al príncipe de Orange. En el artículo 35, ídem sobre los territorios ocupados a Anne de Croy (1501-1539), princesa de Chimay. En el artículo 36, ídem para Enrique de Nassau (1485-1538), conde de Nassau-Dillenburg. En el artículo 37, ídem para Adolfo de Borgoña (+1540), señor de Beuvry En el artículo 38 obliga a Francisco I a devolver el dinero que recibió por la liberación de los hijos de Charles de Poupet (1460-1529), señor de Lachaux. En el artículo 39 se obliga a Francisco I a restituir a Guillermo de Vergi, señor y barón de Autrey, el señorío sobre determinados territorios. En el artículo 40, ídem para el marqués Miguel Antonio de Salucio. En el artículo 41, ídem para Benedetto Tagliacarne, obispo de Grasse y señor de Mónaco. En el artículo 42, ídem para el señor de Lauzun. En el artículo 43 se ofrece la posibilidad de que se acojan a esta paz, además de Carlos V y Francisco I, al papa, al rey de Inglaterra, al de Hungría, al de Polonia, al de Dinamarca, al de Portugal, al de Escocia, a Fernando, hermano del emperador, a Margarita y otros electores del imperio y cantones de la Alta Alemania. 142 En el artículo 44 se obliga a Francisco I a que haga ratificar el presente tratado de paz por su primogénito y sucesor cuando éste llegue a la edad de catorce años. En el artículo 45 Carlos V y Francisco I prometen con las fórmulas habituales en estos tratados de respetar todos y cada uno de los términos que en él aparecen. El artículo 46 obliga a ambas partes a publicar y difundir el presente tratado por sus respectivos territorios, especialmente los fronterizos de ambos reinos y finaliza con los párrafos solemnes con los que se solían finalizar los tratados de paz: …la cual cual capitulación de paz e todos y cada uno de los puntos e capítulos arriba declarados, Nos, el dicho rey Cristianísimo, en nuestro propio nombre, habemos lealmente y en buena fe, en palabra de rey, so nuestra honra y por nuestro juramento que para esto habemos fecho, tocando corporalmente los sanctos evangelios, prometido. E prometemos de tener, guardar y cumplir de puncto en puncto todo lo sobredicho, e ansí lo juramos solemnemente, e ratificaremos, aprobaremos y confirmaremos e dello daremos nuestras letra patentes, en forma debida e bastante, al tiempo y como arriba es declarado. E nos, los embajadores e procuradores de los dichos señores emperador y reina viuda de Portugal, su hermana mayor, e madama la regenta de Francia, cada uno de nos por su parte, respectivamente, en verdad y siguiendo nuestros poderes, habemos asimesmo a buena fe e por nuestros juramentos, que para esto cada uno de nos ha fecho tocando corporalmente los sanctos evangelios, prometido. E prometemos que haremos debidamente ratificar lo contenido en el dicho confierto de paz, en todos los puntos e capítulos arriba declarados y en cada uno dellos, y que desto se darán y entregarán las letras patentes en forma debida y bastante, de una parte y de otra, en el tiempo y como arriba es declarado. Lo cual fue ansí fecho, tractado e concluido en la villa de Madrid, de la diócesis de Toledo, domingo, catorce días del mes de enero del año de mil e quinientos e veinte y seis, contando desde la Natividad de Nuestro Señor, conforme al estilo de España. FIRMADO: François, François arch., Charles de Lanoy, Dambrum, don Hugo de Moncada, Juan de Selva, Juan Lalemoand y Joannes Chabot. Algunos historiadores se han preguntado si este tratado está basado en los intereses de Carlos, duque de Borgoña, más que en los de Carlos V emperador o en los de Carlos I rey de España224. Hoy en día es muy difícil responder a esta pregunta. Si analizamos detenidamente los puntos del tratado, podemos deducir que el emperador había asumido la línea pro-francesa que siempre habían defendido sus consejeros flamencos, la cual requería la liberación del rey francés y respeto por la integridad territorial del reino que 224 Amalric, Jean Pierre, “La querelle sans fin: Charles Quint et François Ier, de la captivité a l’hospitalité (1525-1540)”, en De la unión de coronas al Imperio de Carlos V. III. E. Belenguer, (Coord.), Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V. 2001, pp. 453 a 471. 143 había recibido en herencia. También suponía dar por hecho un “acto de fe” y era que, tras su liberación, Francisco I cumpliría todos los acuerdos. Los acontecimientos posteriores demostraron lo que algunos otros consejeros habían advertido a Carlos V, un tratado negociado bajo la coacción del cautiverio del rey nunca sería aceptado por él, ni por su parlamento, ni por su pueblo; dando lugar a un cierre en falso de las reivindicaciones francesas que llevaron a la guerra225. No cabe duda de que el emperador se encontró ante una encrucijada muy difícil de resolver y que algunos personajes de la importancia de Maquiavelo juzgaron, ya en la época, como un gran error en su política, tal como recogen Martínez Millán y Rivero226. Carlos V dio una oportunidad a la palabra de caballero del rey francés y a la fianza que sobre ella retenía en la persona de sus propios hijos, pero se vio defraudado en cuanto éste atravesó la frontera. Podríamos decir que el Tratado de Madrid nació malherido y fue ejecutado, como un reo condenado, a los pocos días de su firma. La Paz de Cambrai (1529)227 El 19 de marzo de 1526, Lannoy deja en libertad a Francisco I en la frontera francesa ante el río Bidasoa. En ese momento dos barcas se cruzan, una llevando al rey francés a su reino, otra trayendo a sus hijos hacia el lado español en calidad de rehenes. El mismo día que pisa Francia, el embajador imperial le pide audiencia y le solicita la ratificación del tratado. Francisco I se excusa, primero a causa de que los poderes del embajador no eran suficientes para este cometido, más tarde porque tenía que informar a su parlamento. Lannoy es comisionado junto al embajador Louis Praët para que “recuerden” de forma diplomática a Francisco I el compromiso adquirido. Se reúnen con él en Cognac el 17 de abril y en otros lugares por donde va discurriendo la corte francesa en su vuelta a París en días sucesivos hasta el 10 de mayo de 1526. Ambos transmiten al emperador las dilaciones del rey y su gradual cambio de postura, ahora les confirma que estaría dispuesto a cumplir algunos de los puntos del tratado que firmó, pero que, bajo 225 Rivero Rodríguez, Manuel, Carlos V y el sueño del Imperio, Ed. Sáles, Madrid, 2005, pp. 112 y 113. 226 Martínez Millán, José y Rivero, Manuel, “la coronación imperial en Bolonia y el final de la vía flamenca”, en Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558): Congreso Internacional, Madrid, 3 a 6 de julio de 2000, J. Martínez Millán (dir.), Madrid, 2001, I, pp.131 a 150. 227 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales, 1516-1700, ed. Universidad de Navarra, Pamplona, 2006. De nuevo utilizamos esta obra para analizar el La Paz de Cambrai. En las páginas 78 a 93, el autor hace un estudio histórico de los antecedentes que llevaron al Tratado de Cambrai. Tal como hicimos con el Tratado de Madrid, en él hemos basado lo escrito en estos párrafos. En las páginas 93 a 114 hace una transcripción del tratado basada en Sandoval, Prudencio, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V: máximo fortísimo, Rey Católico de España y de las Indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano, C. Seco (Ed.), Madrid, Atlas, 1955-1956, 3 vols. 144 ningún concepto, lo haría en lo referente a Borgoña y recuerda que todo le fue impuesto por la fuerza del cautiverio. A partir de este momento su negativa se fundó en que una cesión como aquella tendría que ratificarla, primero los Estados Provinciales y después los Estados Generales del reino. El Consejo Real del rey ya había tomado la decisión de impugnar el tratado y declararlo nulo debido a que había sido redactado bajo coacción y sin la necesaria libertad de su rey para tomar las importantes decisiones que implicaba. La reunión de los Estados Provinciales en Dijon el 4 de junio no tuvo nada que aportar a la decisión ya establecida y los Estados Generales nunca se llegaron a reunir a este respecto. A los pocos meses de la firma del tratado, cuando aún no se había secado la tinta con la que se escribió, una de las partes lo consideraba ya nulo de derecho y de hecho, prácticamente ninguno de sus artículos se cumplió. Pero no podemos olvidar la circunstancia de que los hijos del rey francés estaban ya en España en calidad de rehenes. El incumplimiento tan temprano e insistente podía acarrear consecuencias imprevisibles hacia su familia. ¿Por qué se arriesgó tanto desde el primer día? ¿Por qué no empleó una táctica dilatoria menos obvia mientras buscaba una salida para ellos? Hemos de suponer la enorme lucha interior en Francisco I aquellos días al anteponer los intereses generales del Estado a los suyos personales. También tenemos que suponer que esta realidad debió transformar el enfrentamiento político que hasta entonces existía entre ambos monarcas, en odio personal del rey francés hacia el emperador. Sin olvidar que entre los dos hijos rehenes se debió generar parecido sentimiento en sus años de cautiverio. A partir de este momento los intereses geopolíticos en Italia pasaron a un segundo plano y fue más el resentimiento personal y posteriormente familiar, lo que alimentaría los sucesivos conflictos entre Francia y España. El Tratado de Madrid supuso un drástico cambio en el equilibrio de fuerzas en los territorios italianos. El emperador pasaba a ser la figura dominante y su criterio iba a ser el que se impusiera a partir de ese momento. Italia se estremeció. Toda ella salvo Nápoles, Sicilia y Cerdeña que formaban parte del legado patrimonial de Carlos V. La idea que se extendió inmediatamente fue la de que todo el territorio pasaría a ser incluido en la Monarquía Hispánica y perdería su libertad e independencia. El papa fue el primero en movilizarse y el Milanesado el motivo de la discordia. El duque Sforza que maquinaba porque la restitución prometida del ducado no llegaba y los venecianos que temían el control imperial del territorio lombardo, fueron otras dos piezas del puzle que se estaba formando. Naturalmente Francia apoyó todas estas desavenencias, ofreciéndose como el único candidato para evitar estas discordias y el enfrentamiento militar que ya se intuía próximo en tierras de Italia. 145 En abril de 1526 Venecia y el Papa proponen una alianza a Francia, a la que se unirían más tarde Florencia y el duque Sforza, dando lugar al nacimiento en mayo del mismo año de la Liga de Cognac, también llamada Clementina en honor de Clemente VII, que tanto había trabajado en formarla. El objetivo de ésta era anular el poder del emperador en territorio italiano, expulsándole del Milanesado y de Nápoles, que eran los territorios en los que su fortaleza militar era mayor. Se premiaría el apoyo de Sforza devolviéndole el ducado de Milán, devolviendo Florencia a la familia Médici y ampliando el territorio papal con las ciudades que ambicionaba. Francia puso a disposición de la Liga su poderoso ejército e influyó para que Andrea Doria hiciera lo mismo con su flota. Como contrapartida pedía la entrega de Asti y el dominio sobre la república de Génova, poca cosa si juzgamos la importancia de la aportación que prometía al conjunto y de las pretensiones que siempre había demostrado hacia Nápoles y Milán. A ninguno de los componentes de la Liga se le escapaba que, en caso de vencer al emperador, tendrían exactamente el mismo problema que tenían en este momento, pero con otro actor como líder. Sin embargo, los intereses políticos en la Italia del Renacimiento se desarrollaron siempre en el corto plazo, mediante cambios constantes de alianzas que buscaban más el beneficio inmediato de las familias en el poder que una estabilidad duradera. Quizá Gattinara, con su idea de gobierno global fue la única excepción a este panorama. Carlos V responde a la Liga con la edición y difusión de un virulento escrito de Alfonso de Valdés el 17 de septiembre de 1526228, dirigido, principalmente contra el papa, al que considera promotor de esta nueva amenaza, considerando que ha perdido sobre la cristiandad todo ascendiente pastoral y la dirección espiritual puesto que ha primado sus intereses políticos y territoriales de gobernante mundano. 228Valdés, Alfonso de, Pro divo Carolo, eivs nominis quinto ... in satisfactione[m] quidem sine talione eoru[m] quae in illum scripta: ac in uulgum aedita fuere, apologetici libri duo nuper ex Hispaniis allati cum alijs no[n]nullis ... In aedibvs Ioannis Schoeffer, 1527. https://books.google.es/books?id=UN49AAAAcAAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false. Consultado el 03-09- 2022. https://books.google.es/books?id=UN49AAAAcAAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false 146 Ilustración 24. Página que encabezaba el texto de Valdés Francisco I, mientras tanto, está moviendo los hilos diplomáticos entre todos los actores posibles para situarlos de su parte en un posible conflicto. Luisa de Saboya, durante el tiempo de cautiverio del rey, había buscado la neutralidad de la Inglaterra de Enrique VIII, siempre tan voluble, pero siempre tan atento a la mínima oportunidad que supusiese volver a recuperar los territorios perdidos en suelo francés. Una invasión inglesa se antoja como probable durante el periodo de cautiverio en Madrid, sin embargo, el rechazo de matrimonio de Carlos V con su hija María ha provocado en él un profundo enojo, al que se añade el olvido del emperador a la hora de contar con él para un hipotético reparto del territorio francés. El 30 de agosto de 1525 la reina madre firma con Inglaterra el Tratado de More que ponía fin a la guerra que aun mantenían abierta ambos países, y se produce un acercamiento hacia la postura francesa pero, Enrique VIII no llegó nunca a asociarse a la Liga Clementina porque temió que, de vencer, daría al traste con su papel de mediador en la política europea y porque intuyó que sus intereses, pese a las disputas, estaban más próximos a la política imperial que a la de Francisco I, con el que siempre mantendría graves desavenencias territoriales. 147 Luisa de Saboya tuvo también un importante papel en el acercamiento francés a Solimán el Magnífico mientras su hijo estaba preso en Madrid. Su objetivo fue conseguir que el turco abriera nuevos frentes en las tierras más orientales del imperio. No pretendemos decir con esto que la invasión de Hungría y la victoria de Mohacs el 28 de agosto de 1526 por parte de los otomanos, fueran fruto de esta negociación, pero sí que gracias a ella Solimán pudo apreciar claramente el grado de desunión de los diferentes monarcas cristianos y en base a ello, tomó sus decisiones. Viena se vio amenazada y, con ello, se multiplicaron los frentes que se abrían a Carlos V y esto sí que podemos considerarlo un triunfo de la diplomacia francesa, de tal manera que en emperador puso todo su empeño y a sus mejores hombres en el trabajo de evitar la guerra en Italia, a pesar de lo cual, los acontecimientos se precipitaron cuando en nombre de la Liga, las tropas del duque de Urbino asaltaron Lodi y prepararon el cerco de Milán, donde fueron rechazadas por los imperiales. La desunión en los coaligados se hace patente. Francia no se involucra en la lucha porque quiere afianzar todavía más su compromiso con Inglaterra, el papa no quiere cargar con el peso de la guerra y los clanes familiares, entre ellos los Colonna, buscan su propio beneficio a costa de cualquier cosa. Ejemplo claro lo tenemos en estos últimos, que llegaron a saquear Roma en septiembre de 1526 mientras el grueso de las tropas papales estaba concentrado en otros frentes. El papa tomó la iniciativa e hizo un llamamiento a los coaligados a principios de 1527. Inmediatamente después recluta ropas y prepara la ciudad de Roma para un previsible ataque. La movilización del ejército de Lannoy desde Nápoles asusta al papa que adopta posiciones negociadoras. Se produce un periodo de dudas en el que no sabe si atacar o no hasta que sus condotieros le convencen de la necesidad de atajar el ascenso del ejército de Lannoy, atacándolo en la misma frontera del reino de Nápoles. Son derrotados y el papa mueve a sus diplomáticos buscando una salida negociada a la guerra que él mismo había iniciado. El condestable de Borbón, que en estos momentos colidera el bando imperial, se muestra contrario a cualquier salida pactada y mueve sus tropas hacia Roma. Éstas, mal pagadas, están permanentemente al borde de la insumisión, lo que provoca que cuando el condestable muere en mayo de 1527 durante las primeras escaramuzas previas al sitio de la ciudad, queden si un líder que las contenga y tomen Roma llevando a cabo durante días un saqueo que ha sido muy tratado por la historiografía carolina, y sobre el que no haremos aquí hincapié. A partir de estos hechos, Francisco I toma la iniciativa en el conflicto y nombra a Lautrec general en jefe de todas sus tropas en Italia quién, desde Génova, toma las plazas de Pavía y Alejandría amenazando 148 con ello a Milán. Alfonso de Este, duque de Ferrara se une a la Liga con lo que Lautrec, sintiendo suficientemente asegurada su retaguardia marcha contra Nápoles. Ya en agosto de 1527, parece que Enrique VIII toma partido por Francia firmando con ella un acuerdo ratificado por una y otra parte en Amiens y Londres por el que ambos monarcas se comprometen a actuar de forma conjunta contra Carlos V. Se suceden en Valladolid y en Palencia intentos negociadores en los que los embajadores de Inglaterra y Francia tratar las condiciones de la paz con la legación imperial. A finales de 1527 todos los intentos han fracasado salvo el llevado a cabo en Roma que dio lugar a la liberación del papa retenido en el Castillo de Sant’Angelo en diciembre de 1527. 1528 fue el año de la guerra. En febrero se produce la declaración conjunta de Francia e Inglaterra. Nicolás Perrenot de Granvela, actuando como rey de armas del emperador la acepta, añadiendo en ese momento el gesto dramático, caballeresco. e inútil a efectos prácticos, de duelo en lucha singular entre ambos monarcas sobre el río Bidasoa, que no llegó a materializarse nunca. En febrero de este año Lautrec invade el reino de Nápoles y sus tropas ponen cerco a la ciudad por tierra y mar, empleando para ello la armada de Andrea Doria que infringe a las imperiales una importante derrota en la batalla de Salerno. Nápoles parece perdida, pero se produce en este momento un giro inesperado cuando Doria se pasa al bando imperial con naves, tropas y bagajes, dejando a Lautrec sin apoyo logístico, lo que le obliga a retirarse. En septiembre Doria pone cerco a Génova y rinde la guarnición francesa en Saona. Andrea Doria venía acumulando diferencias con Francisco I desde hacía ya algún tiempo, pero permaneció fiel a su servicio hasta que finalizó el acuerdo que tenía suscrito con él, el 30 de junio de 1528229. Por tanto, desde el punto de vista legal, no podríamos considerarlo una traición, puesto que como “condottiero” mercenario, suscribía contratos con el señor que mejor le pagara, a servicio del cual ponía sus soldados y sus naves. Ya durante los tiempos de cautiverio de Francisco I habían surgido importantes diferentes con Luisa de Saboya, madre del rey y regente de Francia, a la que propuso un golpe de mano por parte de sus galeras para liberarlo. Fue desautorizado y durante todo el proceso de cautiverio y posterior liberación, toda su armada estuvo inactiva y Francisco I no quiso participar de los cuantiosos gastos que suponía mantenerla en reserva en el puerto de Génova. Doria pidió permiso a la regente para ponerse al servicio del papa, lo obtuvo y prestó apoyo a Clemente VII con cuatro de sus galeras y las dos de Antonio 229 Cadenas y Vicent, Vicente de, El protectorado de Carlos V en Génova, la condotta de Andrea Doria, Madrid, Hidalguía, 1977, p. 39. 149 Doria, para lo cual recibió treinta y cinco mil escudos de oro a mediados de 1526. Durante todo este tiempo, Carlos V había estado tentándole con diferentes sumas de dinero y privilegios mediante los contactos de diferentes personas de su confianza. Doria intentó liberar Génova ocupada por las tropas imperiales en 1526, pero el acuerdo entre Hugo de Moncada230 y el pontífice hace que reciba la orden de levantar el cerco, lo que supuso un enorme revés a sus intereses. Infligió un fuerte castigo a la armada que, desde Cartagena y al mando de Lannoy, traía refuerzos a los arcabuceros del Condestable de Borbón, atacándola entre las islas de Córcega y Cerdeña y la península Itálica y que solo se pudo salvar gracias a la llegada de la noche que permitió poner fin al ataque y escabullirse en los puertos de la Toscana, mientras que Doria, sin poder rematar al enemigo maltrecho, regresó a Civitavecchia donde le sorprendió el Saco de Roma. En otoño de 1527, las tropas de la Liga prepararon un desembarco en Sicilia que, en principio, serían transportadas por la armada de los Doria, pero rechazó el encargo ya que las condiciones meteorológicas no eran las adecuadas para una operación de esta índole. Por el contrario, aconsejó (y se le aceptó) una operación de castigo contra Cerdeña que acabó siendo un desastre para las armas francesas que solo pudieron ocupar Sassari, plaza que tuvieron que abandonar poco después. De regreso dejó en Liorna siete de las galeras al mando de su primo Filippino Doria mientras que él regresó a Génova231. Cuando, a finales de junio de 1528, llegaba a término el contrato firmado con Francisco I, Andrea Doria tenía ya muy madurado su cambio de señor. Es indudable que Carlos V le ofreció más de lo que le ofrecían Francisco I o el papa. Sus naves eran la clave del éxito para cualquier enfrentamiento en el Mediterráneo y para cualquier operación de apoyo a los ejércitos que maniobrasen cerca de las costas, por lo que podía vender muy bien sus recursos. Pero también es cierto que las diferencias con Francisco I venían acumulándose desde los tiempos del cautiverio 230 Hugo de Moncada estuvo entre 1523 y 1525 al mando de la escuadra imperial encargada de la conquista de Provenza cuando fue derrotado y hecho prisionero en Vorágine por Andrea Doria. Tras la batalla de Pavía en 1525 fue canjeado por Pedro Navarro con el propósito de negociar con Carlos V las condiciones de libertad del rey francés. En 1526 el emperador le envió a Italia para luchar contra la Liga de Cognac. Se enfrentó a los franceses que estaban bajo el mando del general Leutrec, el cual deseaba tomar Génova y Asti. La política internacional del Emperador se complicó tras la declaración formal de guerra de Francia e Inglaterra por el Saco de Roma, y por la prisión del Papa y la retención de los hijos del rey de Francia. Moncada fue cercado en Nápoles por Leutrec. Armó ocho galeras para hacer frente al bloqueo de Filipino Doria, sobrino de Andrea Doria. Según el cronista Santa Cruz, se quería distinguir con éxito militar rotundo con el fin de ganarse gloria, todo por la rivalidad que tenía con el príncipe de Orange. Peleando el 28 de abril de 1528 entre Salerno y la costa de Amalfi, en el Capo d’Orso, una bala de la artillería enemiga le dejó gravemente herido. Fue introducido con cientos de heridos en el escandalar, que hacía las veces de enfermería, pero allí fue asfixiado por el hacinamiento. Se perdió la batalla tras combate de cuatro horas. El marqués del Vasto y Ascanio Colonna fueron hechos prisioneros. Según el cronista Francisco López de Gómara, “fue la más reñida, sangrienta y señalada batalla que se había dado por mar en el tiempo de nuestra historia”. Murieron setecientos españoles. El cronista Sepúlveda comenta que con su muerte “desaparecieron grandes y peligrosas disputas y discordias”. Al terminar el combate, tomó el mando de las fuerzas el príncipe de Orange. Tras nuevas negociaciones con Carlos V, Andrea Doria pasó al bando del Emperador, lo cual significó un importante cambio de fuerzas, pues el 26 de agosto de 1528 fue nombrado capitán general de la armada imperial. Biografías de la RAH, autor Enrique García Hernán, consultado el 06-09-2022. https://dbe.rah.es/biografias/13017/hugo-de-moncada. 231 Cadenas y Vicent, Vicente de, El protectorado de Carlos V en Génova, la condotta de Andrea Doria, Madrid, Hidalguía, 1977, pp. 33 a 39. https://dbe.rah.es/biografias/13017/hugo-de-moncada 150 de éste en Madrid y de los retrasos sistemáticos de las sumas de dinero que pagaban su apoyo a la causa francesa. Sin embargo, hubo una causa de profunda frustración que se transformó en rencor cuando Francisco I dio el mando global de todos sus ejércitos italianos, incluido el de la flota de Doria, a su general Lautrec, lo que le convirtió en un mero auxiliar postergado en los consejos de guerra sobre el asedio de Nápoles. Aparentemente el rey francés desconfiaba de Doria y cuando, más por formalidad que por convencimiento, le ofreció el mando efectivo de la armada, éste lo rechazó y recomendó para el mismo a su primo Filippino Doria. Naturalmente, Francisco I tomó el hecho como una desafección y su orgullo le llevó a rechazar la propuesta del genovés y darle el mando de Almirante General de la Armada a Barbezieux232. Andrea Doria se pasó al emperador, lo que provocó el desabastecimiento del ejército de Lautrec que cercaba Nápoles y la necesidad de negociar la paz en el rey francés. ¿Desde cuándo mantenía Doria contactos con los hombres del emperador? Es muy difícil saberlo. Vicente Cadenas y Vicent que ha estudiado el tema, insiste en que en el Archivo del Estado de Génova no se ha encontrado documento alguno que evidencia estos contactos233, pero aporta estudios de otros autores que sí aluden a algún rastro documental234. Con la defección de Doria la guerra dio un giro radical y la negociación en busca de la paz se reactiva en todos los frentes, lo que dará lugar a múltiples iniciativas en varios puntos geográficos entre ambos contendientes en un proceso que nos recuerda mucho al que se siguió posteriormente en los meses inmediatamente anteriores a las Conversaciones de las Cabannes de Salses. Durante los meses de mayo y junio de 1528, se producen contactos entre enviados ingleses y los de Margarita, tía del emperador y gobernadora de los Países Bajos; como resultado de estos, se firma una tregua comercial el 15 de junio de 1528 entre Inglaterra y Carlos V235. Con esta aproximación, Inglaterra tenía en mente sus propios intereses. Nos encontramos en el período en que Enrique VIII está buscando la nulidad eclesiástica de su matrimonio con Catalina de Aragón y presiona al papa para conseguirla, sin resultado alguno hasta el momento. Es más que probable que con esta tregua buscase el reblandecimiento de las duras posturas iniciales hacia este asunto por parte del emperador y su apoyo ante el papa. Si ese fue el propósito no lo consiguió. Carlos V 232 Cadenas y Vicent, Vicente de, El protectorado de Carlos V en Génova, la condotta de Andrea Doria, Madrid, Hidalguía, 1977, p. 45. 233 Íbidem. p.45. 234 Cadenas y Vicent, Vicente de, El protectorado de Carlos V en Génova, la condotta de Andrea Doria, Madrid, Hidalguía, 1977, pp. 53 a 56. En estas páginas se transcriben numerosos documentos y cartas de varios autores que pretenden aportan algo de luz a los contactos entre Doria y los hombres del emperador. 235 Tras el análisis de la defección de Doria y su paso al lado del emperador, en el que hemos seguido a otros autores, volvemos ahora a Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…2006. P. 88 y siguientes. 151 no varió su postura y Clemente VII siguió dubitativo pero reacio a esta concesión de nulidad y finalmente la rechazó en julio de 1529. Este primer intento negociador, precisamente por coincidir con el proceso de divorcio de Enrique y Catalina, ha sido muy estudiado por la historiografía tradicional, reflejándose en las obras de Brandi236, Ibáñez de Ibero237, Scarisbrick238, Jacquart239 y Ochoa Brun240. El primer paso serio de la diplomacia imperial (aparte este primero que hemos referido con Inglaterra) fue aproximarse a Clemente VII. Posiblemente era el eslabón más débil en la cadena de los miembros de la Liga, había sufrido la humillación de su reclusión en el castillo de Sant’Angelo y había visto el resultado de los excesos de las tropas imperiales en la propia ciudad de Roma. Su postura había sido siempre muy ambigua, apoyando a uno y otro de los principales actores en Italia (Francia o el Imperio) intentando mantener siempre su autonomía en el gobierno que podríamos llamar “mundano”, puesto que la primacía espiritual nadie se la discutía. Ahora, sin embargo, tras los sucesos de Nápoles y el cambio de campo de Andrea Doria, sentía que él también debería de hacer un cambio en la causa que apoyaba. Mandó al obispo de Vaison para que iniciara los contactos con el entorno de Carlos V. Casi al mismo tiempo, el emperador envió a Viterbo, donde se encontraba el papa en ese momento, a Giovanni Antonio Muscetula para que iniciara conversaciones personales con el papa. El 29 de junio de 1529 se firmaba el tratado de Barcelona entre Clemente VII y el emperador; por él los Estados Pontificios recuperaban Rávena, Módena, Reggio, Cervia y Rubiera; Carlos V se comprometía a favorecer a la familia del Monarca apoyando el regreso de Alejandro de Médicis a Florencia. No eran pocas las concesiones que hizo para apartar al papa de la Liga, pero, por otro lado, tampoco fueron pocas las concesiones que Carlos V obtuvo del papa. En primer lugar, la promesa de que no se aliaría más con Francia, el reconocimiento por parte de la Santa Sede de Fernando, hermano del emperador, como rey de Hungría y Bohemia, el perdón a los responsables sobre todo lo acontecido en el Saco de Roma y, por último, la guinda que más apetecía el César, sería coronado por fin como emperador y se le concedería la investidura permanente del reino de Nápoles. En el plano económico, Clemente VII concedía a él y a su hermano Fernando la cuarta parte de todos los ingresos 236 Brandi, Karl, Carlos V: Vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial, Madrid, Editora Nacional, 1943, p. 237. 237 Ibáñez de Ibero, Carlos, “El Tratado de Madrid y sus derivaciones”, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1953, 29 a 57, p. 56. 238 Scarisbrick, Jack J., Henry VIII, Harmondsworth, Penguin Books, 1972, p. 266. Monumental obra sobre la vida del monarca inglés de la que he encontrado muchas referencias, como la que hace David Loades en el prefacio de la obra que escribió sobre el citado monarca: https://books.google.es/books?id=FQjXAwAAQBAJ&pg=PP6&dq=jack+scarisbrick&redir_esc=y#v=onepage&q=jack%20scarisbr ick&f=false, Consultado el 08-09-2022. 239 Jacquart, Jean, François Ier, París, Fayard, 1981, p. 209. 240 Ochoa Brun, Miguel Ángel, Historia de la diplomacia española, tomo V, La diplomacia de Carlos V, Madrid, Ministerio de Asuntos exteriores, 1999, pp. 198 y 199. https://books.google.es/books?id=FQjXAwAAQBAJ&pg=PP6&dq=jack+scarisbrick&redir_esc=y#v=onepage&q=jack%20scarisbrick&f=false https://books.google.es/books?id=FQjXAwAAQBAJ&pg=PP6&dq=jack+scarisbrick&redir_esc=y#v=onepage&q=jack%20scarisbrick&f=false 152 eclesiásticos de sus reinos para la lucha contra el turco. También prometió promover la convocatoria del concilio general para el estudio de las tesis luteranas. Francia se vio sola y la reina madre Luisa de Saboya, que tan buena gestión del reino había hecho durante el cautiverio de su hijo en Madrid, promovió dentro del Consejo Real la postura de lograr la paz con el emperador, para lo que se sirvió de hombres de su confianza como Anne de Montmorency y Antoine Duprat dentro del mismo consejo y de su secretario personal, señor Bayart241, que fue enviado a negociar con Margarita a los Países Bajos sobre la base de unas proposiciones que fueron rechazadas, pero con esta tentativa se materializó la idea de que deberían ser las dos, Luisa de Saboya, madre del rey de Francia y Margarita, gobernadora de los Países Bajos por parte del emperador, las que deberían negociar, marginando la intervención directa de los dos monarcas que aparentaban no saber nada, aunque, de hecho, fueron puntualmente informados del cruce de propuestas que se iba intercambiando. Llegado el momento en que las posturas de ambas partes parecían lo suficientemente próximas, se decidió la entrevista de ambas damas en la ciudad de Cambrai que tenía el estatus de ciudad libre del imperio y había permanecido neutral en los acontecimientos bélicos de la guerra. El rey francés se instaló en Compiègne, ciudad próxima desde la que pudo seguir los acontecimientos de forma rápida y directa mediante correos que iban y venían frecuentemente. Esta sería la misma tónica que emplearía posteriormente en las Conversaciones de Salses, donde se llegó a acercar hasta Narbona para seguir las negociaciones y más tarde en Niza, donde estuvo muy próximo al lugar donde se negociaba. Carlos V haría lo mismo a partir de Salses, acercándose a Barcelona y más tarde, también, a las inmediaciones de Niza. Ambos monarcas estuvieron muy próximos entre sí, perfectamente informados de todo lo que se negociaba, permanentemente consultados sobre los puntos conflictivos que había que desatascar, pero nominalmente ausentes y ajenos a las negociaciones. Solo el encuentro en Aigues Mortes de ambos monarcas, que estudiaremos en capítulo aparte más adelante, acabaría con la aversión al encuentro personal. El 5 de julio de 1529 ambas damas con su numeroso séquito entraban en la ciudad. La negociación, que imaginamos muy tensa, duró un mes. El 3 de agosto de 1529 ambas mujeres firmaban en nombre de sus respectivos monarcas la Paz de Cambrai, que no sería ratificada 241 Tanto Anne de Montmorency como el señor de Bayart jugarían papeles de la máxima importancia en las Conversaciones de Salses. 153 por ellos hasta el 29 de octubre del mismo año. Poco más tarde sería ratificada en Francia por los Estados Generales. A continuación, vamos a hacer un estudio pormenorizado de su articulado242. En el artículo 2 establece como plenamente vigente el Tratado de Madrid y obliga a ambas partes a que sea cumplido salvo en una serie de capítulos que hacen mención a los condados de Auxerois, Maconois y Barsobresana y otros, que hacen referencia al ducado de Borgoña: …la restitución de lo cual fue otorgada y prometida por la capitulación de Madrid, el dicho señor Emperador, por respeto a la paz, condescenderá a quedar en la acción y derecho que antes y al tiempo de la dicha capitulación le pertenescía, para proseguirlo por vía amigable o de justicia… Este punto es particularmente importante porque Carlos V renuncia de hecho, aunque no de derecho (“para proseguirlo por vía amigable o de justicia”) a su tradicional reivindicación del ducado de Borgoña por herencia de vía paterna. Naturalmente quienes negocian el presente tratado de Cambrai saben que dejarlo a la “vía amigable o de justicia” es aparcar el asunto en vía muerta por tiempo indefinido. El artículo 3 trata de la indemnización que el rey Cristianísimo ha de pagar por la liberación de sus hijos “dos millones de escudos de oro del sol”. Se trata de Francisco, hijo primogénito del rey francés y, por lo tanto, delfín y heredero directo del trono y de Enrique, duque de Orleans y segundo hijo varón y siguiente en la línea sucesoria. Ambos entraron como rehenes en España con ocho y siete años respectivamente como garantía de cumplimiento del Tratado de Madrid, en el mismo momento en que su padre era liberado en la frontera del Bidasoa en 1526. Pasaron cuatro años como presos de “categoría” en una sucesión de fortalezas hispanas: Villalba de los Alcores, Ampudia, Villalpando, Berlanga y Pedraza. En este tiempo fueron, como es lógico, acumulando resentimiento contra el emperador, su carcelero, y posiblemente también un cierto sentimiento de perplejidad contra su padre que, aparentemente no hacía nada por acabar con su reclusión. El tratado de Cambrai pone fin a esta anómala situación al pactarse el pago en oro por su liberación. Dos millones de escudos de oro, era para la fecha, una cantidad astronómica. El artículo 4 establece que Francisco I licenciaría a todos los ejércitos y gentes de armas que mantenía en Italia. El artículo 5 establece que Francia devolverá el castillo y la villa de Hesdín al emperador. 242 Seguimos para ello la obra conocida obra de Sandoval sobre la vida del emperador Carlos V… en https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-vida-y-hechos-del-emperador-carlos-v--2/html/, AÑO 1529, capítulo XXIX: La capitulación de paz entre el Emperador y el rey de Francia, hecha en Cambray a 5 de agosto de 1529 años. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-vida-y-hechos-del-emperador-carlos-v--2/html/ 154 Por el artículo 6 Francisco I abandona cualquier pretensión sobre Flandes, Artois, Arras, Tornay, Tornesis, San Amand y Montañia, Por el artículo 7 renuncia a las villas y castillos de Lille, Douay y Orches. En el artículo 8 insiste en los dicho sobre las villas de Tornay, Bailiage, Tornesis, Montagne y Saint-Amand. Por el artículo 9 renuncia a la ciudad de Arras. El artículo 10 establece que los condes de Artois no volverán a tener la obligación de rendir feudo y homenaje al rey de Francia. El artículo 11 establece que Francisco I renuncia al “servicio” que por valor de 14.000 libras tornesas recibía todos los años de los condes de Artois. El artículo 12 libera definitivamente del pago de diferentes impuestos de carácter feudal que pagaban al rey francés (imposición forana, alto pasaje, antura de la reina, salida del reino, etc.) los habitantes de las tierras fronterizas. En el artículo 13 es el emperador el que renuncia ante el rey de Francia a cualquier pretensión sobre las ciudades de Péronne, Montdidier, Roye, Boulogne, Guînes, Ponthieu En el artículo 14 hace lo mismo sobre el condado de Humen salvo las castellanías de Turne en Audruicq y Brédenarde. Los artículos 15 a 17 insisten en el condado de Artois limando algunos temas menores que no se tocaron en los artículos 10, 11 y 12. El artículo 18 trata sobre el proceso que se está llevando en Francia sobre el Engelbert von Cleve, conde de Nevers. El artículo 19 trata sobre un antiguo derecho de origen francés pero que también se exige en las tierras del emperador de la baja Alemania se trata del “derecho de aubaine”, según el cual, la herencia de un extranjero que muere durante su estancia en Francia pasa directamente al rey y no a los herederos naturales243. El artículo 20 obliga al rey de Francia rendir cualquier ciudad o castillo que aun retenga en el ducado de Milán. Por el artículo 21, Francisco I restituye al emperador el condado de Asti. 243 Diccionario Larrousse en la web. https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/aubaine/6343. Consultado el 08-09-2022. https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/aubaine/6343 155 Por el artículo 22, el rey francés está obligado a restituir Barleta y cualquier otra ciudad o castillo que aun retenga en el reino de Nápoles. En el artículo 23 se indica que Francia devolverá todo lo que fue tomado de las galeras de Andrea Doria en Portofino. Por el artículo 25 Francisco I se compromete a no actuar contra el emperador ni sus intereses ni en Italia ni en Alemania. En el artículo 26 se trata del matrimonio entre Francisco I y la hermana del emperador Leonor, que ya se había acordado en el Tratado de Madrid. Por el artículo 27 Carlos V libera a Francisco I de la prometida asistencia de hombres de armas y en dinero para que el emperador viaje a Italia. Por el artículo 28 ambos monarcas renuncian a todo tipo de rentas, frutos, censos o cualquier otro provecho de tierras ocupadas durante la guerra. El artículo 29 salvaguarda los privilegios y libertades que los habitantes de ambos reinos vienen disfrutando en algunas de las villas fronterizas de Flandes y Artois. El artículo 30 obliga a ambas partes a poner en libertad a todos los prisioneros hechos en la última guerra sin que se pague rescate alguno. El artículo 31 salvaguarda derechos particulares de Robert La Marck. El artículo 32 establece que los herederos del duque de Borbón recibirán todos los que el difunto gozaba antes de pasarse al emperador. El artículo 33 establece lo mismo para el conde de Penthiévre. El artículo 34 salvaguarda derechos de Laurent de Gorrevod, conde de Pont-de-Vaux y barón de Marnay. El artículo 35 obliga a Francisco I a alzar cualquier embargo que existiese por su parte sobre los bienes Filiberto Chacón, príncipe de Orange y visorrey de Nápoles. El artículo 36 obliga al rey francés a devolver a la duquesa viuda de Vandoma todos los bienes y derechos que tenía heredados en las tierras del Imperio. E igualmente, para Luis, señor de Hanis. El artículo 37 obliga la restitución al conde de Gabre (Gavre), señor de Fienes, de su casa y castillo de Auxi (Fiennes). 156 El artículo 38 somete el pleito que mantenían Felipe II de Croy (1496-1549), duque de Arschot y conde de Porcien sobre las tierras que Guillermo de Croy (1458-1521), señor de Chièvres, su tío había adquirido de la reina Germana de Foix (1488-1538), segunda esposa de Fernando el Católico, a lo tratado en el contexto de las conversaciones de paz entre las dos damas. No se especifica cuáles son los términos de la sentencia, pero se indica que las partes han de atenerse a ellas, según determinado contrato que se ha firmado sobre la disputa. Este es un artículo especialmente llamativo, no porque se pronuncie sobre personas particulares (otros anteriores también lo hacen), sino porque no se indica qué se ha acordado y solo tiene una posible justificación: tratarse de un pleito antiguo de la reina Germana. El articulo 39 decide también sobre un asunto particular entre nobles que se está cursando en el Parlamento de París entre Adolfo de Borgoña, señor de Bièvres y el obispo de Cambray sobre las tierras y señoríos de Crevecour, Arlenc, Rumilli, Sant Supplet y la castellanía de Cambray. En el artículo se acuerda que el citado pleito saldrá de la jurisdicción del Parlamento parisino y se juagará por cuatro jueces, dos del emperador y dos nombrados por el rey Cristianísimo. El artículo 40 acuerda que les sean devueltas al papa las villas, lugares y patrimonio de la Iglesia que le son ocupados. También se detallan los gobernantes a quién compete, beneficio y obliga, lo dictado en el presente acuerdo de paz: Los reyes de Hungría, Inglaterra, Polonia, Dinamarca, Portugal, Escocia, la archiduquesa, tía del emperador (Margarita), el cardenal de Lieja, los aliados del emperador en sus señoríos de la Baja Alemania, los duques de Bretaña y de Saboya, así como otros príncipes del Imperio y cantones de la Alta Alemania. Por el artículo 41, Francisco I se obliga a que la comunidad de Florencia se concierte con el emperador. El artículo 42 obliga tanto al emperador como al rey Cristianísimo a tener y guardar cada uno por su parte, todos los artículos de la presente capitulación de paz y también todos los contenidos en la capitulación del Tratado de Madrid que por la presente paz no hayan sido anulados o cambiados. Por el artículo 43 Francisco I se obliga a hacer ratificar y aprobar, tanto la capitulación de Madrid como el presente tratado de Paz de Cambrai por todos sus Estados particulares de las provincias y gobernaciones de sus reinos, prometiendo que los mencionados tratados serán perpetuamente conservados y verificados tanto por el Parlamento de París como de todos los otros parlamentos del reino de Francia. 157 Por el artículo 44 Carlos V se obliga a que la presente Paz de Cambrai sea publicada por todos sus reinos y señoríos, especialmente en los límites y fronteras entre ambos reinos. Este artículo finaliza con la solemnidad de la que se solía usar en estos textos diplomáticos: …la cual capitulación de paz y todos los puntos y artículos arriba declarados, las dichas señoras archiduquesa244 y duquesa de Angulema245, procuradores de los dichos señores emperador y rey Cristianísimo, respectivamente, por su parte, en virtud y conforme a los dichos sus poderes, y la dicha señora archiduquesa, prometiendo por la dicha reina doña Leonor, por cuanto le puede tocar a buena fe, y por los juramentos que cada una de ellas ha hecho tocando corporalmente los Santos Evangelios de Dios y el canon de la misa, en presencia del Santo Sacramento del altar, han prometido y prometen que harán debidamente ratificar lo contenido en esta capitulación de paz y todos los puntos y artículos arriba declarados, y que de ello darán y entregarán letra patentes en debida y suficiente forma, de la una parte y de la otra, dentro de dos meses y medio después de la fecha de la presente capitulación. En testimonio de lo cual, las dichas señoras archiduques y duquesa, y cada una de ellas, han firmado la presente de sus nombres y firmas de sus manos y sellándola con sus sellos pendientes. Dada en la ciudad de Cambrai a cinco días del mes de agosto de mil y quinientos y veinte y nueve años. FIRMADO: Margarita-Louisa.246 Semejanzas y diferencias entre el Tratado de Madrid y el de Cambrai La Paz de Cambrai fue fruto de una negociación que debió resultar muy dura, pero en la que ambas partes eran libres y sin otros condicionantes que no fuesen los de sus victorias o derrotas militares en la guerra, los de sus apremios logísticos o financieros y las ganancias o pérdidas territoriales en las batallas previas. Quizá el único punto coercitivo era el hecho de que los hijos del rey Cristianísimo seguían cautivos, pero es algo que se tomó como un punto más de la negociación y se resolvió con oro. Ambos bandos partieron de un tablero negociador en blanco donde cada uno fue colocando sus piezas. No tuvo ninguna similitud con el Tratado de Madrid donde la reclusión de Francisco I durante su negociación, lo convertía, ya antes de su firma final, en papel mojado y donde todos, salvo quizá el propio emperador, daban por hecho que el rey de Francia lo incumpliría en cuanto pusiese los pies en su territorio. 244 Naturalmente se está refiriendo el texto a Margarita de Austria (1480-1530), tía del emperador y en ese momento gobernadora, en su nombre, de los Países Bajos. 245 Se trata de la otra gran protagonista de esta negociación, Luisa de Saboya (1476-1531), madre de Francisco I y su regente en los momentos en los que él salía del reino. En este documento se la nombra con el título de su marido Carlos de Valois (459-1496), conde de Angulema. 246 Usunáriz, José María, España y sus tratados internacionales (1516-1700), Pamplona, Ediciones Universidad de Pamplona, 2006. pp. 113-114. 158 En general se suele dar por hecho que los dos tratados son prácticamente el mismo porque el primero fue incumplido desde el primer momento por el rey francés y el segundo pretendió ser una ratificación de lo incumplido en el primero. Pero hemos creído conveniente no acomodarnos a esta opinión historiográfica generalizada y hacer un estudio comparativo, artículo por artículo de todos los asuntos tratados en ambos documentos para aclarar qué temas son los mismos y cuales son diferentes. Para ello hemos creado una tabla en la que se ponen en correspondencia los temas desarrollados y cada uno de los artículos en los que se hace, todo ello referido a los dos tratados, el de Madrid y el de Cambrai, Artículo del Tratado de Madrid Artículo del Tratado de Cambrai Borgoña 3 2 Hijos de Francisco I 4 3 Matrimonio de Francisco I y Leonor 7,8,9,10,11,12,13,14,15,16 y 17 26 Matrimonio del Delfín con María de Portugal 18 y 19 Navarra 20. Compromiso de romper acuerdos contrarios al emperador con señores de Güeldes y Wütemberg 21y 22 Lucha contra el turco y herejes luteranos 23, 25 Se libera a Carlos V del pago a Inglaterra por compensación de guerras anteriores 24 159 Renuncia de Francisco I a cualquier derecho sobre Italia 5 4,5,6,7,8,9,13,14,15,16,17,20,21,22. Liberación a los condes de Artois de rendir feudo al rey de Francia 10 Sobre el proceso en Freancia de Engelbert von Cleve, conde de Nevers 18 Sobre el derecho de aubaine 19 Devolución de derechos y tierras al duque de Borbón 26 32 Devolución de derechos y tierras a Margarita de Austria 32 40 Devolución de derechos y tierras al príncipe de Orange 34 35 Devolución de lo cogido en las galeras de Andrea Doria 23 Renuncia de Francisco I a entrometerse en asuntos de Alemania 25 Devolución de todas las tierras ocupadas durante la guerra 28 Puesta en libertad de todos los prisioneros de guerra sin rescate 27 30 160 No podrán ser acogidos por ambas partes a rebeldes y forajidos que perturben la paz 28 Devolución de todos sus tierras y derechos a los cargos eclesiásticos de todo tipo 29 40 Indemnización a los comerciantes castellanos por daños en el mar 30 Indemnización a comerciantes de Cataluña, Rosellón y Cerdaña 31 Devolución a Germana de Foix de las tierras que ocupa Enrique, señor de Labret 33 38 Devolución de derechos y tierras a Enrique de Nassau 36 Devolución de derechos y tierras a Adolfo de Borgoña 37 Devolución a Carles Poupet del dinero del rescate de sus hijos 38 Devolución de derechos y tierras a Miguel Antonio de Salucio 40 161 Devolución de derechos y tierras a Bendetto Tagliacarne 41 Devolución de derechos y tierras al señor de Lauzun 42 Ofrecimiento de acogerse a esta paz a distintas monarquías europeas que se enumeran 43 40 Renuncia a los derechos sobre Flandes y Artois 29 Devolución de derechos y tierras a Roberto La Marck 31 Devolución de derechos y tierras al conde de Penthièvre 33 Devolución de derechos y tierras de Laurent de Gorrevod 34 Devolución de derechos y tierras a la duquesa vda. de Vandoma 36 Devolución de derechos y tierras a Luis, señor de Hanis 36 Devolución de derechos y tierras al conde de Gavre 37 Sobre pleito en París entre Adolfo de Borgoña y el obispo de Cambrai 39 162 Sobre Florencia 41 Obligación de publicar y difundir los términos de la paz, especialmente en los territorios fronterizos 46 44 Obligación por parte de Francisco I de ratificación del tratado de paz 44 43 Borgoña es uno de los primeros asuntos tratados en ambos documentos (T.M. 3 y T.C. 2)247, pero mientras en el Tratado de Madrid se habla de la renuncia de Francisco I a todos los derechos que viene reclamando sobre ella, en el de Cambrai es Carlos V quien renuncia a seguir exigiendo a Francisco I la citada renuncia y acepta que el tema sea tratado por jueces imparciales. Es una sutil pero importantísima diferencia. De hecho, se podría decir que a partir del Tratado de Cambrai, esta reclamación tan ligada a sus orígenes borgoñones va a perder mucho peso en las futuras negociaciones políticas. En lo que respecta a los hijos de Francisco I (T.M. 4 y T.C. 3), también se hace referencia a ellos en los dos documentos. En el de Madrid se indica el modo en que han de entrar como rehenes en territorio de Castilla a la vez que el rey francés es liberado en la frontera. En la fecha en la que se firma el de Cambrai, todavía están prisioneros, puesto que lo que se pacta es el pago que se ha de hacer efectivo para su liberación. Un dato muy curioso del Tratado de Madrid es que la entrega de los dos hijos varones mayores del rey no es la única opción que se propone en el artículo, sino que el texto literal es el siguiente: Los cuales rehenes serán los siguientes, conviene a saber: los dos hijos mayores del dicho rey Cristianísimo, que son el señor delfín248, primero, y el señor duque de Orliens249, segundo, solamente, o el dicho señor delfín 247 A fin de que sea posible contrastar los argumentos que iremos exponiendo con el articulado de los dos tratados, vamos a poner entre paréntesis una nomenclatura que tendrá el siguiente significado: cuando hablemos de T.M., nos estaremos refiriendo al Tratado de Madrid, a lo que añadiremos el número del artículo del tratado donde se hable del tema indicado. Por ejemplo (T.M. 3), estaríamos refiriéndonos al Tratado de Madrid, artículo 3. Cuando hablemos de T.C., nos estaremos refiriendo al Tratado de Cambrai e, igualmente, añadiremos el número del artículo. Por ejemplo (T.C. 2), estaríamos refiriéndonos al Tratado de Cambrai, artículo 2. 248 Francisco (1518-1536) 249 Enrique (1519-1559), duque de Orleans primero, más tarde delfín cuando en 1536 muere Francisco, el primogénito y, por último, rey de Francia a la muerte de su padre Francisco I. 163 y con él , monseñor de Vandoma250, el duque de Albania251, monseñor de Sanpol252, Monseñor de Guisa253, monseñor de Lautrech254, monseñor de Laval de Bretaña255, el marqués de Saluzo256, monseñor de Rieux257, el señor gran senescal de Normandía258, el mariscal Momoransy259, monseñor de Brion260 y monseñor d’Aubegni261. Los cuales rehenes, o solamente los dichos dos hijos primeros o el dicho señor delfín, juntamente con las dichas doce personas, será al escoger de la dicha señora regente, y serán dados y puestos, como dicho es, para estar y quedar en rehenes en poder del dicho señor Eemperador…262 La primera opción es la de entregar los dos hijos del rey de Francia. La segunda sustituye al segundo de los hijos por doce de los miembros de la nobleza francesa. La flor y nata de su gobierno y de la dirección de sus ejércitos. En cualquiera de los dos casos, la sucesión natural y legal al trono queda interrumpida. Además, hemos de pensar en el duro golpe que, como padre, recibe con ello Francisco I. Como vemos en el texto, la elección de una u otra fórmula quedó en manos de la reina regente, abuela de los dos rehenes principales y, posiblemente, antigua amante de otro de los propuestos, Carlos de Borbón. Sin duda, una decisión de calado en lo político y en lo personal. Cabe preguntarse por qué el padre de los dos rehenes que al final fueron elegidos incumplió de forma tan inmediata el tratado, habida cuenta que su enemigo retenía a sus hijos y lo hubiera hecho de forma indefinida si una nueva guerra, otra nueva paz y el desembolso de una extraordinaria cantidad de oro, no hubiesen resuelto esta anómala situación. El matrimonio de Leonor, hermana del emperador, con Francisco I es tratado en los dos documentos, pero de forma muy descompensada (T.M. 7, 8, 9, 10 ,11 ,12 ,13 ,14 ,15, 16 y 17) y (T.C. 26). En el de Madrid, el asunto ocupa nada menos que 11 artículos, donde se trata el tema con el mayor lujo de detalles. No era para menos porque esta unión podría asegurar la paz definitiva y lo negociadores quisieron atar muy bien todas las circunstancias que deberían rodear la ceremonia. Leonor quedaría en la Corte del emperador hasta un momento dado en que se decidiera que debería pasar a Francia, hecho que nunca aconteció porque todos los consejeros de Carlos V, cuando vieron la actitud que tomó el rey Cristianísimo, 250 Carlos de Borbón (1480-1537), duque de Vendôme. 251 John Stuart (1481-1536), IV duque de Albany 252 Francisco I de Borbón (1491-1545), conde de Saint-Pol. 253 Claude Guise (1496-1550), conde y después duque de Guisa. 254 Odet de Foix (1481-1528), señor de Lautrec y mariscal de Francia. 255 Jean de Laval (1485-1542), señor de Châteaubriant, gobernador de Bretaña. 256 Michele Antonio (1495-1528), marqués de Saluzzo. 257 Claude de Rieux (1497-1532), conde de Harcourt. 258 Louis Brézé (¿?-1531), gran senescal de Normandía. 259 Anne de Montmorency (1493-1567) 260 Philippe Chabot(1480-1543), señor de Brion, conde de Charny y de Busançois, mariscal de Francia. 261 Robert Stuart d’Aubigny (¿?-1544) mariscal de Francia) 262 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales (1516-1700), Pamplona, EUNSA Ediciones Universidad de Navarra, 2006, pp. 54-55. 164 estimaron que, de hacerlo así, ella pasaría a ser rehén de Francisco I, equilibrando así la amenaza que se pretendía ejercer sobre él reteniendo aquí a sus hijos. En el Tratado de Cambrai, por el contrario, en uno solo de sus artículos se recuerda que dicho matrimonio había sido tratado y concertado ya en Madrid en la Paz anterior y que quedaba pendiente de ejecutarlo y consumarlo. La unión de Leonor con Francisco I se completaba con el matrimonio del delfín, Francisco, con la infanta María de Portugal. Sorprende que sobre este tema solo se habla, en el de Madrid (T.M. 18 y 19), mientras que se omite totalmente en el de Cambrai, donde, en principio, nada había cambiado salvo los años de cautiverio de Francisco. En relación con la renuncia que hace Francisco I en los dos tratados sobre sus derechos sobre Italia, resulta ilustrativo la diferente extensión que ocupa en el articulado de cada uno de los dos documentos, (T.M. 5) mientras que (T.C. 4, 5, 6, 7, 8, 9, 13, 14, 15, 16, ,17, 20, 21 y 22). En el Tratado de Madrid, la renuncia es genérica y ocupa unas cuantas líneas de texto. En el Tratado de Cambrai ocupa 14 extensos y pormenorizados artículos en los que se describe cuáles son los derechos dinásticos a los que renuncia, sobre qué territorios, ciudades, villas, señoríos y un largo etcétera. Es evidente que los negociadores no quisieron dejar ningún cabo suelto que, por omisión, permitiera posteriores reclamaciones legales o justificaciones para acciones ofensivas del rey francés. Sobre Navarra hay una referencia explícita en el Tratado de Madrid (T.M. 20) para que Francisco I deje de apoyar a Enrique de Albret (1503-1555) que vive en Francia utilizando el título de rey de Navarra. También deberíamos situar en este mismo epígrafe la referencia que se hace sobre determinados pleitos que mantiene la reina Germana de Foix sobre tierras del antiguo reino de Navarra que retiene en su poder Enrique de Albret (T.M. 33) y (TC 38). Hemos de remarcar el hecho de que en el de Cambrai no existe un artículo específico sobre Navarra, porque va a ser un tema éste que aparecerá sorpresivamente en las conversaciones de Salses, donde los negociadores franceses vuelven a reclamar los derechos dinásticos de Francisco I y la legitimidad al tono del señor de Labret (Albret)263. Navarra podría haber provocado una reivindicación mucho más fuerte por parte de los negociadores franceses. En la última etapa de su historia como reino independiente había estado muy influida por Francia y cuando se produjo la conquista de Fernando el Católico en 1512, Francia se convirtió en reino de acogida de parte de la nobleza navarra y de los miembros hereditarios de su linaje dinástico. Como baza diplomática era insuperable puesto que, si 263 ANEXO III (1º), párrafo 30. 165 desde el Imperio no se admitía el derecho de conquista de Francisco I sobre Milán en 1515, él, con el mismo argumentario, no admitía la conquista de Navarra. Toda esta problemática sobre la conquista y la permanencia en el tiempo de la defensa francesa de los derechos dinásticos navarros anteriores a la conquista ha sido excelentemente tratada por la bibliografía264. La lucha contra el turco y los herejes luteranos (T.M. 23 y 25), no ocupa lugar alguno en Cambrai mientras que sí lo hace en Madrid. No deja de ser curioso porque, mientras que el peligro turco es una constante para el emperador durante todo su mandato, el luteranismo se va extendiendo progresivamente según pasan los años, por lo que es más preocupante en 1529 que lo era en 1525. La falta de mención alguna a estos dos asuntos en Cambrai es, cuando menos, chocante. En Cambrai (T.C. 29) se exige a Francisco I que renuncie a los derechos que pudiera tener sobre Flandes y Artois, lo que no se había hecho de forma explícita en el de Madrid. Ésta parece ser una reivindicación creciente en la diplomacia francesa que no había sido importante en 1525. Durante las conversaciones de Salses, Cobos y Granvela escribieron en su informe al emperador que esperaban la reivindicación sobre Flandes, pero no la que se les hizo sobre Navarra, lo que es curioso porque Flandes pertenecía a Carlos V por herencia patrimonial de los abuelos paternos. La pretensión del rey francés sobre estos territorios no tenía una base legal sólida, como sí la podía tener la de Navarra. Sin embargo, los sucesivos hechos de armas que se había producido entre el rey francés y el emperador habían dejado un rosario de reivindicaciones sobre ciudades y territorios de Flandes que habían quedado en manos francesas y que se verán reflejados tanto en el Tratado de Madrid (T.M. 32), como en el de Cambrai (T.C. 40), camuflados como devolución de derechos y tierras a Margarita de Austria, que fue, en todo este período, la gobernadora de los Países Bajos. Hasta aquí podríamos considerar los que son los temas capitales de ambos tratados, los que más repercuten en la esfera de la política exterior tanto de Francia como del Imperio. Tras estos debemos referirnos a esos otros artículos que, en mayor o menos medida, estaban presentes en cualquier tratado de 264 Adot Lerga, A., Juan de Albret y Catalina de Foix o la defensa del Estado navarro (1483-1517), Pamplona, Pamiela, 2005. Boissonnade, P., Historia de la incorporación de Navarra a Castilla: Ensayo sobre las relaciones de los príncipes de Foix-Albret con Francia y con España (1479-1521), Pamplona, Gobierno de Navarra, 2005. Desperta Ferro, “La conquista de Navarra (1512)”, número especial monográfico 54, 2021. Esarte Muniain, P., Navarra (1512-1530): Conquista, ocupación y sometimiento militar, civil y eclesiástico, Pamplona, Pamiela, 2001. Floristán Imízcoz A., (coord..), 1512: Conquista e incorporación de Navarra. Historiografía, derecho y otros procesos de integración en la Europa renacentista, Barcelona, Ariel, 2012. Floristán Imízcoz, A, El reino de Navarra y la conformación política de España (1512-1841), Madrid, Ediciones Akal, 2014. Monteano, P.J., La Guerra de Navarra (1512- 1529), Pamplona, Pamiela, 2010. Pescador Medrano, A., 1512: El año de la guerra, Pamplona, Pamiela, 2010. Ídem, Navarra 1510- 1513): Diario de una conquista, Pamplona, Pamiela, 2012. Suárez Fernández, L., Fernando el Católico y Navarra: El proceso de incorporación del reino a la Corona de Castilla, Madrid, Ediciones Rialp, 1985. 166 paz que hacen referencia a: la puesta en libertad de todos los prisiones de guerra, sin que se tuviese que pagar rescate alguno (T.M. 27) y (T.C. 30); a la devolución de las tierras ocupadas a súbditos particulares durante las campañas (T.C. 28); a la devolución de todos los derechos y tierras ocupados a cargos eclesiásticos de todo tipo (T.M. 29) y (T.C. 40); indemnización a comerciantes castellanos por daños en el mar a sus mercaderías (T.M. 30); indemnización a los comerciantes de Cataluña, el Rosellón y la Cerdaña por los daños provocados por la guerra en el comercio de paños (T.M. 31). Todos estos artículos, aunque muy genéricos y breves en el desarrollo del texto legal, son muy importantes porque afectan a muchas personas. Por último, existen una gran cantidad de artículos en el cuadro anterior sobre los que nos hemos permitido la licencia de titularlos todos como “devolución de derechos y tierras a…”, referidos a personas concretas de la alta nobleza. El texto literal del articulado es muy concreto y detalla el nombre del noble, sus títulos y el derecho, tierra, villa, lugar o privilegio que se reclama para él. Son tantos que referirnos a cada uno de ellos aquí sería redundar sobre una información que ya aportamos en el citado cuadro. A modo de estadística podemos indicar que son veinte los artículos que tratan esta problemática en el Tratado de Madrid y veintitrés en el Tratado de Cambrai. Quizá convenga resaltar dos por la importancia política de las personas a las que se refiere. Sobre la devolución de tierras y derechos al duque de Borbón, primero al propio duque (T.M. 26) y luego a sus sucesores (T.C. 32). Y sobre lo cogido en las galeras de Andrea Doria (T.C. 23). ---- Llegado este punto conviene que recordemos que todo lo que hemos expuesto sobre los Tratados de Madrid y Cambrai en las últimas páginas, viene provocado por la sorpresa que expresó la delegación francesa en Fitou sobre el hecho de que la imperial los considerase vigentes y reclamase su cumplimiento, mientras que ellos los consideraban “odiosos”265. Al estudiarlos en profundidad, hemos querido llegar al fondo del asunto, describiendo qué temas trataban cada uno de ellos, buscando establecer cuál de las partes tenía más argumentos legales en la defensa de sus postulados y subrayamos “argumentos legales”, puesto que somos conscientes que la razón, en asuntos diplomáticos, se decanta siempre hacia ambos lados por 265 ANEXO III (1º), párrafo 38. 167 partes iguales. En nuestra opinión, como ya expusimos en páginas anteriores, mientras que el tratado de Madrid era de muy dudosa validez debido a la prisión de Francisco I, el de Cambrai había sido negociado y pactado con libertad total por ambas partes, lo que, desde el punto de vista diplomático, le hacía plenamente legal. Naturalmente la legación francesa quiere arrancar de cero y negociarlo todo, incluidos los temas ya acordados en los citados tratados, pero su posición negociadora parte de unos argumentos muy endebles, lo que permite a la legación imperial oponerse con la firmeza que aporta el soporte legal: Nosotros rreplicamos a esto, que tantas vezez hauía sido ya declarado, rrazonado y dicho, cómo los dichos tratados heran valederos, justos y rrazonables. Y cómo a la observancia dellos, el dicho señor rrey hera tenido y obligado, que ésta sería cosa superflua de rrepetillo más por menudo… Sin embargo, a la legación imperial no le falta tampoco picardía negociadora cuando a continuación alega desconocimiento de cualquier otro descontento sobre los citados tratados que no fuese sobre Milán. Teniendo en cuenta que, desde que Francisco I puso los pies en Francia cuando fue liberado en 1526 declaró nulo el tratado que acababa de firmar, alegar desconocimiento es insultar la inteligencia de la parte contraria. O quizá buscar una respuesta airada: y que nosotros no hauíamos jamás entendido que el dicho señor rrey se quexase de otra cosa alguna de aquellos tratados que del dicho estado de Milán266. El asunto de los Tratados de Madrid y Cambrai parece haber llegado a un punto muerto y ambas partes parecen coincidir en que no merece la pena insistir en ellos por el momento: Dexaron este punto así rresoluto, sin más debatirlo. Más bien demostraron no se contentar267. La legación francesa se centra en Milán y expone que la propuesta imperial de devolución al tiempo de la consumación del hipotético matrimonio entre el duque de Orleans y la hija del Rey de Romanos era dilatarlo mucho, por lo que su señor (Francisco I) proponía retener todo lo conquistado al duque de 266 ANEXO III (1º), párrafo 39. 267 ANEXO III (1º), párrafo 40. 168 Saboya hasta ese momento porque (y ahora viene una frase demoledora a modo de órdago que pretende poner patas arriba toda la estrategia negociadora): …sería razón que ellos rretuviesen lo que tenían de la Casa de Saboya hasta entonces. Y que el dicho señor rrey (Francisco I) lo amaua más que el dicho estado de Milán, todo rruinado y destruido, y será contento que V.M. rretenga el dicho estado (de Milán) y contente al dicho duque (de Saboya)268. Nos hemos permitido completar entre paréntesis el sentido del texto, que por otro lado está muy claro, pero que llena de estupor al investigador que lo lee. Al rey francés ya no le interesa Milán y se conforma con lo conquistado en Saboya. De nuevo una fuerte baza negociadora que pretende desarbolar al contrario menospreciando aquello que la delegación imperial da por supuesto que es lo que más anhela Francisco I. La argucia tiene su efecto porque la legación imperial contesta, según indica el escrito que transmitió a Carlos V, “nosotros replicamos…” Según avanzamos en la lectura del documento, hemos podido comprobar que cuando se inicia con esta frase un párrafo, significa que la propuesta inmediatamente anterior de los franceses ha ofendido a los negociadores imperiales y su respuesta tiene un tono airado. Se indica que el duque de Saboya no tenía nada que ver con Milán y que, por tanto, todo lo ocupado por Francisco I debía restituirlo de inmediato. Por otro lado, se insiste en que Carlos V, una vez muerto el duque de Milán, no está obligado a darlo a nadie y que algunos de los personajes de su entorno le están aconsejando que lo retenga para sí, o sus descendientes, pero que el emperador, dando muestras de gran liberalidad quería darlo en dote al matrimonio citado. Tampoco olvidan lo imperiales el órdago lanzado sobre Milán y finalizan el párrafo: Y que si el dicho estado estaua arruinado, el dicho señor rrey hera la causa. Y si no lo quería, que no le harían más presente de él. Y se hallarían bien otros que no lo desextimasen, ni tomasen en poco269. Parece que la postura decidida de la legación imperial hace mella en la francesa que se aplaca y pasa a hablar sobre las garantías que ofrecería el emperador si se hiciese la supuesta entrega de Milán en los términos que proponen Cobos y Granvela, los cuales van desgranando las garantías que se ofrecerían: 268 ANEXO III (1º), párrafo 40. 269 ANEXO III (1º), párrafo 41. 169 que Carlos V lo prometería por su fe y su honra270, que se darían las obligaciones y sellos de los reinos las tierras271, que el Rey de Romanos se obligaría tal como se solía hacer en estos casos272, recordemos que este título lo ostentaba en este momento Fernando, hermano del emperador y padre de la infanta que se proponía en matrimonio, también se propone que darían su garantía tanto el papa, como la señoría de Venecia273, se ofrece también como garantía en caso de incumplimiento que Carlos V renunciaría al tratado de alianza que mantenía en ese momento con Venecia para acudir en su defensa274, que aquel que ostentare el gobierno de Milán en el momento de la entrega, prestaría juramento de entrega del ducado275, que el emperador daría pagarés a librar por mercaderes italianos por la suma que fuera concertada276. A todo este despliegue de garantías, la legación francesa contesta diplomática y caballerosamente que valoran más la primera (promesa de Carlos V por su fe y su honra) que el resto y pasan a tratar un punto que para ellos es de mucha importancia: …demandando de la edad de la dicha hija del Rey de Romanos, a que nosotros respondimos ser de çerca de diez años, y que en breue lo sabríamos ciertamente277. Reflexionemos sobre este punto. Hasta ahora el documento que estamos estudiando solo ha mencionado los sujetos que formarían el matrimonio en el párrafo 40 y tan solo se ha nombrado explícitamente al duque de Orleans mientas que la parte femenina solo se ha nombrado como “hija del serenísimo Rey de Romanos”. Pero ¿cuál? En la fecha que se está negociando en las Cabannes de Fitou, recordemos: últimos días de diciembre de 1537 y primeros días de enero de 1538, Fernando tiene ya nueve hijos, de los cuales siete eran mujeres. Cobos y Granvela no saben la edad exacta, pero estiman que sería de unos diez años, por lo que solo podría ser Ana de Habsburgo (1528-1590). Para los negociadores franceses, la edad era importantísima porque el ducado pasaría al matrimonio en el momento en que se hiciese y, presumiblemente, se consumase, hecho éste que, con una niña de esta edad, la entrega efectiva todavía podría demorarse unos cuantos años más. 270 ANEXO III (1º), párrafo 42. 271 ANEXO III (1º), párrafo 43. 272 ANEXO III (1º), párrafo 44. 273 ANEXO III (1º), párrafo 45. 274 ANEXO III (1º), párrafo 46. 275 ANEXO III (1º), párrafo 47. 276 ANEXO III (1º), párrafo 48. 277 ANEXO III (1º), párrafo 49. 170 Aquí parece haber un punto de inflexión, como si los ánimos se hubiesen serenado un poco entre las legaciones, lo que Cobos y Granvela aprovechan para insistir en los puntos que para ellos son más importantes, adornándolos de una supuesta facilidad de negociación y acuerdo: devolución al duque de Saboya de todo lo ocupado, convocatoria del Concilio y la lucha contra el turco278, todo dicho de forma muy general. Quizá están viendo una posibilidad porque pasan a intentar desarrollar el primero de los puntos la devolución de Saboya, pero: Mas los hallamos así difíciles que antes y sin otro expediente alguno sino aquello que avían dicho, lo qual viendo, les reiteramos que ansimesmo no sabíamos otro que screuir a V.M. Y lo semejante dixeron que harían a su amo279. Más que relajación en los ánimos de la legación francesa, lo que se estaba produciendo era un cierto pesimismo. Cada parte había expuesto los puntos importantes sobre los que quería establecer la negociación y esos puntos no coincidían. Cada uno intentaba priorizar los que más le interesaban y, por ahora, solo habían aparecido reproches. Las dos partes insisten en hablar con su señor, muestra de que se sienten un tanto impotentes o, quizá, que habían llegado al límite que sus respectivos amos les habían marcado. Así estaban las cosas. Y recordemos que estamos en los primeros contactos de la primera mañana de entrevista. Y, de pronto, estalla la tormenta cuando la legación francesa dice que piensan que su amo no va a devolver nada de lo que tiene conquistado, a lo que la imperial responde que, por lo menos Hesdin debería ser rendida, “a lo que nos rrespondieron muy brauamente y con vehemencia, que entendía guardalla y retenella280” Además proponen que a ellos les sea devuelto Tournai, “de que fuimos scandalizados”. A continuación parece que Cobos y Granvela se despachan a gusto en una cadena de reproches, diciendo a los franceses que no esperasen negociar nada sin que primero se devolviese Hesdin , que Carlos V había entrado en las guerras precedentes provocado por el rey francés, que, pese a todo, lo libró de prisión, que renunciaba a reclamar Borgoña salvo solo por la acción de la justicia, que Francisco I no tenía voluntad de llegar a paz alguna y que no quería ver la buena voluntad que ponía el emperador al proponer dar el ducado 278 ANEXO III (1º), párrafo 50. 279 ANEXO III (1º), párrafo 51. 280 ANEXO III (1º), párrafo 51. 171 como dote al matrimonio propuesto, teniendo en cuenta que sobre él , ni el rey ni sus hijos tenían derecho alguno. Los franceses contestan que Hesdin había costado mucho al rey de Francia y que Carlos V debería conformarse con retener Flandes y Artois que eran de la corona de Francia281, a lo que los imperiales replican que si Francisco I no hubiese comenzado la guerra no hubiera llegado a esos gastos (en relación a la toma de Hesdin) y, en cuanto a la soberanía sobre Artois y Flandes, que había sido ya reconocida en los tratados de Madrid y Cambrai y no convenía volver a tratar sobre temas ya acordados y consolidados porque, de la misma manera, los franceses podrían volver a querer tratar de la legitimidad sobre el reino de Nápoles, por ejemplo282. Aquí se introduce en el documento un comentario que nos aclara mucho sobre el tono que a veces tomaban estas negociaciones: “Y por que se le [e]scapó como entre las dientes, que la dicha soberanidad hauía sido declarada cometida por la rreuellión de vasallaje…283” A la legación francesa se le escapan unas palabras, seguramente en voz baja, que son oídas al vuelo por los imperiales que les demuestran que el grado de nerviosismo va en aumento , como así mismo el número de reproches sobre temas ya negociados y acordados, cosa poco deseable porque la lista de estos podría ser larguísima. Para demostrar que ellos también podrían sacar temas antiguos, desentierran el tema de Borgoña, argumentando en el resto de este párrafo sobre el derecho histórico de su señor a estos territorios. La legación francesa parece entender que por la vía de los reproches no se puede avanzar y explora una nueva, la de achacar al emperador el inicio de la guerra, acusándole de haber ido contra Fosan y el marquesado de Salucio (Saluzzo), cuando Francia “no ovo enprendido nada contra el ducado de Milán, ni otros lugares que V.M. touiese284” A lo que Cobos y Granvela aluden al discurso del emperador en Roma y a las razones que en él se exponían como los agravios recibidos de Francisco I y los plazos que se ofrecían para que la situación se revirtiese y no empezar la guerra, principalmente en lo que hacía referencia a la ocupación de la mayor parte del ducado de Saboya285. Aquí no nos extenderemos en los razonamientos que ya tratamos cuando hablamos del discurso de Roma. El hecho de poder analizar un documento tan interesante como el presente nos permite acceder a la negociación hasta en los mínimos detalles: “Viendo lo qual, con las susodichas devisas que duraron cerca 281 ANEXO III (1º), párrafo 52. 282 ANEXO III (1º), párrafo 53. 283 Ídem. 284 ANEXO III (1º), párrafo 54. 285 ANEXO III (1º), párrafo 55. 172 de quatro horas y más…”. Una de ellas es el tiempo. Hasta aquí han negociado algo más de cuatro horas, una parte importante de las cuales ha transcurrido en las cortesías y presentaciones iniciales. Sin embargo, podríamos tener la sensación de que han transcurrido ya muchos días por la cantidad de temas tratados, los diferentes estados de ánimos percibidos en cada una de las dos legaciones y el enrocamiento percibido en las posiciones iniciales de ambas. Cobos y Granvela reconocen que, teniendo en cuenta las posturas y los temas tratados, ellos no se sienten autorizados y solo pueden escribir a su señor pidiendo instrucciones, para lo cual irían a Perpiñán286. La idea de que la legación imperial abandone el lugar de las negociaciones parece actuar de revulsivo y el cardenal de Lorena les convence para que esperen allí hasta el domingo (23- 12-1537), fecha en la que ya habrían recibido respuesta de Francisco I, lo que indica que tampoco los franceses se sienten cómodos ni autorizados en los temas que han ido saliendo en las negociaciones y también han pensado en escribir inmediatamente pidiendo parecer a su señor. El hecho de convencer a los imperiales para que se queden era debido a que Francisco I estaba más cerca de Fitou que Carlos V, que aún no estaba en Barcelona, por lo que los correos irían más rápidamente en este sentido. Cobos y Granvela aceptan la sugerencia francesa287. En el documento reflexionan sobre la postura francesa, pareciéndoles que estos son más reticentes a la entrega de Hesdín que a liberar los territorios saboyanos, sin embargo, no les parece conveniente seguir insistiendo en ello una vez han llegado al acuerdo de esperar allí las noticias del rey francés288. Por la tarde vuelven al lugar de la negociación y los franceses les informan de que habían despachado al presidente Poyet289 para que comunicara a Francisco I todo lo tratado y especialmente las propuestas de la legación imperial: quanto al rremedio de la fee y contra el turco, y ofrescido tocante al dicho ducado de Milán y las dificultades en que nos hauemos quedado, especialmente quanto a lo de Sauoya y Hedín, y yva instruido el dicho presidente y en voluntad de hacer buen oficio290. 286 ANEXO III (1º), párrafo 57. 287 ANEXO III (1º), párrafo 57. 288 ANEXO III (1º), párrafo 58. 289 Guillaume Poyet (1473-1548), nacido en Saint-Remy-La Varenne, cerca de Angers. Comenzó su carrera de abogado a principios de siglos XVI, continuando con la tradición familiar como hijo de Guy Poyet, un abogado que realizó su trayectoria profesional en Angers. En 1510 desarrolla su primera defensa, destacándose rápidamente entre sus compañeros de carrera. En 1521 fue promovido por Luisa de Saboya, madre de Francisco I, para defender sus derechos hereditarios sobre los territorios del duque de Bobón. Ganó el caso ante los tribunales y consiguió que el dominio real se anexionara el ducado. Gracias a la influencia de la reina madre, consiguió el título de Abogado General en 1530, más tarde el de presidente del Parlamento de París en 1534 y finalmente el de Canciller en 1538. Es por eso por lo que en el documento que estamos estudiando se le nombra como “presidente Poyet”. Estos datos biográficos están extraídos de: Cédric, Michon (dir.), Les conseillers de François Ier, France, Presses Universitaires de Rennes, 2011. Pp. 365- 379 y de Rousselet-Pimont, Anne, Le Chancelier et la loi au XVIème. Siècle: D’aprés l’oeuvre d’Antoine Duprat, de Guillaume Poyet et de Michel de l’Hopital, France, Editions De Boccard, 2005. 290 ANEXO III (1º), párrafo 60. 173 Además de todo esto, la legación francesa insiste en que Cobos y Granvela retrasen el envío de la carta a su señor hasta que no se tuviesen nuevas de la respuesta que diera Francisco I, a lo que, de nuevo, acceden los imperiales291. Mentiríamos si dijéramos que con esto acabó el primer día de negociación porque, entrada la noche se acercó hasta donde estaban Cobos y Granvela el señor de Vely que intentó hacer de mensajero informal adoptando una postura cercana hacia los emisarios imperiales haciéndoles unas confidencias que hoy nos podrían resultar un tanto extrañas por lo que aparentan de traición a los intereses de su señor, pero que seguramente entraban dentro de juego de tensar y aflojar la cuerda. Ahora parecía que este personaje la aflojaba levemente, excusando la actitud de Montmorency y el cardenal de Lorena en función de determinados documentos que él había visto en manos de Montmorency en los que se le indicaba que bajo ningún concepto cediesen en liberar Hesdin292. Aunque el texto es algo confuso, entiendo que Velly intentaba excusar la postura cerrada de los negociadores franceses para que los imperiales entendieran que era debida a ordenes taxativas, buscando quizá, que hubiera en el futuro una mejor sintonía entre las partes. Parece que Vely asumía el papel de interlocutor amable y nos muestra un buen ejemplo de los muchos y tortuosos caminos que empleaba la diplomacia de la época. Cobos y Granvela se sinceran con Velly (seguramente era lo que él pretendía): …nosotros rrespondimos que tal razón y consideración hera poco satisfactoria, ni conveniente a buena conçiençia ni a la razón, equidad y honestidad. Y devrían mucho más sentir de dexar o disimular la rrestitución del dicho Hedín, tan importante a las tierras de Flandes. Y que si el dicho señor rrey de Françia quiere buena paz, segura y perpetua devría rrestituir aquello donde no tiene derecho alguno, sin temer lo venidero, pues que sabe que V.M. y sus predeçesores han siempre tenido y observado aquello que han tratado y prometido293. Vely les transmite, a modo de impresiones suyas, que la legación francesa nunca aceptaría los tratados de Madrid y Cambrai y, ante la sola propuesta, sacarían el tema de la reivindicación de soberanía de Flandes y Artois por parte del rey de Francia, a lo que los imperiales respondieron con “demostración de indignación”. Tras lo cual Vely: 291 ANEXO III (1º), párrafo 61. 292 ANEXO III (1º), párrafo 62. 293 ANEXO III (1º), párrafo 63. 174 Nos rrogó mucho y por muchas veces que él no fuese allegado ni nombrado en esto. Y que por ventura las cosas yrían mejor que no pensáramos, y se rremita a los dichos señores294. Estas dos simples líneas nos sugieren varias reflexiones. En primer lugar, Vely quiere dar la apariencia de estar actuando por cuenta propia y de estar dando una información que quizá no debiera dar. ¿Realmente esto era así o simplemente se trataba de una estrategia dentro de la negociación en la que cada personaje representaba su papel? En segundo lugar la frase: ”Y por ventura las cosas yrían mejor que no pensáramos…” pese al complicado giro lingüístico del lenguaje de la época, parece transmitir una cierta esperanza en el buen término de la negociación, pese a ello, recomienda que si no se puede llegar al tratado de paz, por lo menos se llegue a algún tipo de acuerdo sobre del duque de Saboya, dejando todo el resto de puntos tal como estaban en aquel momento, refiriéndose sobre todo a lo tocante a la fe y al turco. Los negociadores imperiales no quieren entrar en ese juego: “lo rrepudiamos expresamente nosotros, y no podimos sentir de él, si esto hera solamente de su mouimiento, o de los dichos embaxadores”295. Tal como se puede advertir en las palabras que transmiten al emperador, Cobos y Granvela dudan de las buenas intenciones de Vely y presuponen que forma parte de la estrategia negociadora francesa y no de una aproximación paralela tratando de ablandar las posturas, por lo que le dicen que ellos esperaran lo que les comuniquen al día siguiente la legación francesa antes de adelantar ninguna postura. El primer día completo de negociación (con la noche incluida) había acabado en los términos que hemos relatado hasta ahora. Cobos y Granvela fueron fieles a la palabra dada y no escribieron al emperador hasta esperar la respuesta que Francisco I transmitiese a sus negociadores, sin embargo, ésta se demora y ellos se impacientan: Viendo hoy domingo, XXIII del mes [23-12-1537], que no teníamos nuevas de los susodichos cardenal y gran maestre, hauemos enviado a llamar a las tres horas después de medio día al dicho señor de Velly por saber si él tenía algunas, el qual nos dixo que no. De que tenía pena296. 294 ANEXO III (1º), párrafo 64. 295 ANEXO III (1º), párrafo 65. 296 ANEXO III (1º), párrafo 66. 175 Cobos y Granvela se quejan en este párrafo de la tardanza, sobre todo, porque estaba provocando que no transmitiesen inmediatamente sus impresiones al emperador sobre la marcha de las negociaciones, pero habían dado su palabra de mantenerse allí esperando sin hacer nada mientras tanto en relación con la comunicación y la querían cumplir. Se consuelan con razonamientos curiosos como el de que el sr. Poyet, que recordemos había sido el mensajero designado para trasmitir las nuevas sobre las negociaciones a Francisco I, “era persona pesada” y que, con toda seguridad, el rey habría querido “oír despaçio”, daban por seguro que, como máximo, Poyet estaría de vuelta a última hora de la tarde con la respuesta de su amo297. Como pasaba el tiempo y el emisario no llegaba, Cobos y Granvela determinaron retirarse hasta el día siguiente [24-12-1537] para que, cuando llegase, tuvieran tiempo Montmorency y el cardenal de Lorena de reunirse con él y tratar “la yntinçion y voluntad del dicho rey”298. Cuando le transmiten esto a Vely, éste les insiste de nuevo en que no comuniquen todavía nada por escrito al emperador y continúen a la espera sin retornar a Perpiñán, tal como lo habían hecho los negociadores franceses que no habían retornado a Narbona. Cobos y Granvela dudan de que la legación francesa, aprovechando la excusa de la próxima festividad de la Navidad, no quieran marchar hasta Montpellier donde, al parecer, se encontraba Francisco I. Agotados, se retiran a última hora de la tarde de este segundo día de negociación un tanto estéril. Hacia las diez de la noche se acerca Vely hasta donde ellos estaban y les confirmaba que ha vuelto Poyet con la respuesta de su rey y que está hablando en esos momentos con los negociadores franceses, por lo que les rogaba que no abandonasen Leucate para “no descontinuar más luengamente esta plática”299, a lo que le contentan que efectivamente ellos irán mañana a las cabañas de la negociación. Realmente no se debían encontrar muy lejos de ellas porque transmiten al emperador que: Y así nos hauemos rresoluido de ir mañana a las dichas cauañas donde se hallarán. Y quedar aquí donde ay qual que yncomodidad de aposento malo, porque nos ha paresçido por lo mejor de no nos aposentar en el castillo (de Salses), por no lo desordenar de la guardia acostumbrada y abrirlo fuera de ora, ni dar ocasión a aquellos que van y vienen, de le ver por dentro, Jurando así mesmo que es muy incómodo y de sí malsano, aunque de la fuerça es una pieça muy buena y bella”300. 297 ANEXO III (1º), párrafo 66. 298 ANEXO III (1º), párrafo 67. 299 Ídem. 300 Ídem. 176 Realmente debemos sentirnos afortunados de poder estudiar un documento como el presente en el que se están transmitiendo (al emperador) de una forma absolutamente sincera, hasta las mínimas impresiones, como estas que podríamos denominar como de la disimulación. La legación imperial prefiere quedarse en un mal aposento, suponemos que muy cerca de las cabañas y no llegar hasta la fortaleza de Salses, con un alojamiento más confortable, para que no sea abierta a los ojos indiscretos de la “gente que va y viene”. Debemos suponer que Vely y la gente que le sirviera de compañía y escolta. En cualquier caso, el enemigo no debe ver bajo ningún concepto las defensas imperiales, para lo que se excusan diciendo que es “incómodo y de sí malsano”. Cobos y Granvela son diplomáticos, pero no se les escapan los matices militares. Francisco I ha accedido a negociar en las Cabañas de Leucate o de Salses, en función de quién las denomine, a muy pocos kilómetros de la imponente fortaleza de Salses. Bajo ningún concepto quieren que se abra su interior a los franceses, lo que les daría información de su distribución, el número de tropas que la defendían, la calidad y número de su armamento y munición, caballos, bastimentos, etc. En este mismo sentido, pero referido al palacio-fortaleza de Perpiñan, tenemos un dato muy interesante que nos aporta la parte francesa, relacionado con la búsqueda de informes sobre las capacidades militares del enemigo, en el libro de Decrue sobre la biografía de Montmorency301: Échlouant dans sa misión diplomatique, le Gran Maître [Montmorency] voulut profiter du voisinage de Perpignan, pour faire reconnaître cette place qui’l désirait rendre française. Montluc se chargea de cette tâche. Comme le président Poyet se rendait officiellement dans la ville, Montluc l’accompagna, déguisé en cuisinier, reconnut la place, non sans danger d’être découvert, et fit un rapport complet à Montmorency302. Comienza el tercer día de negociación Comienza el lunes 24-12-1537 y ambas partes negociadoras acuerdan juntarse a partir del mediodía, cuando lo hacen y tras los actos protocolarios de rezos en la capilla, los franceses transmiten los deseos de paz de su rey y comentan que, según lo que les ha escrito Poyet, les ha parecido buena la disposición de su amo en cuanto a las propuestas imperiales sobre Milán y el matrimonio entre el duque de 301 Decrue de Stoutz, Francis, Anne de Montmorency, Gran Maître et Connétable de France, París, E. Plon, Nourrit et C. Imprimeurs-Éditeurs, 1885, p.334. 302 Fracasando en su misión diplomática, el Gran Maestre [Montmorency] quiso aprovechar el hecho de encontrarse cerca de Perpiñán, para que se reconociera este lugar, que quería hacer francés. Montluc asumió esta tarea. Cuando el presidente Poyet se dirigía oficialmente a la ciudad, Montluc lo acompañó, disfrazado de cocinero, reconoció el lugar, no sin peligro de ser descubierto, e hizo un informe completo a Montmorency. (Traducción propia) 177 Orleans y la hija del rey de Romanos303, pero que “no tenían aun respuesta rresoluta de su dicho rrey”304. Lo cual parece un contrasentido porque inmediatamente comienzan a exponer punto por punto lo que el presidente Poyet les ha escrito y lo que indican, parece ser la respuesta de Francisco I305. En lo referente a la fe (cuando el documento habla de fe hemos de entender siempre que se trata sobre la propuesta imperial de convocatoria del Concilio) y contra el turco, se trataría cuando se concluyese la paz que se estaba negociando allí mismo306. En cuanto al condado de Asti, reconoce que Francisco I había estado tentado en su día de darlo al virrey Carlos de Lanoy, pero Carlos V no lo había aceptado. Equipara a Asti con Milán y dice que ambos podrían ser liberados conjuntamente307. En cuanto a Génova no tienen respuesta, pero piensan que su amo es proclive a dar satisfacción a Carlos V308. Sobre el territorio ocupado al duque de Saboya, Francisco I entendía que era una situación equiparable a la de Navarra y que ambos asuntos deberían ser tratados a la vez309. En relación con los tratados de Madrid y Cambrai, el rey francés seguía entendiendo que había que negociar otro nuevo que dejase sin efecto ambos310. Sobre Hesdín, que su devolución habría que tratarla en conjunto con la de Tornay por parte de Flandes a Francia311. Todo esto deja perplejos a los negociadores imperiales porque indica que no hay variación en ninguno de los puntos negociados, por lo que expresan su deseo de esperar la llegada en persona de Poyet con las nuevas del rey y no seguir trabajando sobre hipótesis no respaldadas312, tras lo cual vuelven a ratificar su postura sobre Asti313, así como sobre Génova y Milán314. Sobre Navarra responden lo mismo ya sabido, que no son asuntos comparables, pero introducen un matiz que antes no existía, dando a entender que, si se resolvía lo de Saboya, Carlos V podría aceptar entrar en negociación sobre el citado tema315, en lo que se podría traducir como flexibilizar en un punto, para ver si el contrario hace lo mismo en otros. Los franceses replican que, si no se trata conjuntamente el tema de Navarra y el de Saboya, se debe dejar a parte para una posible negociación posterior directa entre ambos monarcas, a lo que los imperiales contestan que es imposible dejarlo de lado porque para ellos es primordial dar satisfacción al duque de Saboya316. 303 ANEXO III (1º), párrafo 68. 304 ANEXO III (1º), párrafo 69. 305 Ídem. 306 ANEXO III (1º), párrafo 70. 307 ANEXO III (1º), párrafo 71. 308 ANEXO III (1º), párrafo 72. 309 ANEXO III (1º), párrafo 73. 310 ANEXO III (1º), párrafo 74. 311 ANEXO III (1º), párrafo 75. 312 ANEXO III (1º), párrafo 77. 313 ANEXO III (1º), párrafo 78. 314 ANEXO III (1º), párrafo 79. 315 ANEXO III (1º), párrafo 80. 316 ANEXO III (1º), párrafo 81. 178 Sobre los tratados de Madrid y Cambrai, de ninguna manera se podrían derogar, sino tratar ambos artículo por artículo para ver si existiese la posibilidad de cambiar alguno de ellos de forma individualizada317 y sobre Hesdín no se podría tratar en igualdad de condiciones con Tornay puesto que no era de la corona de Francia318. Por lo que hemos expuesto en los últimos párrafos vemos que las posturas de ambas legaciones siguen tan irreconciliables como el primer día, nada parece haber variado. Siguen esperando la llegada de Poyet con nuevas de Francisco I, por lo que debemos entender que no se ha tratado de una nueva “ronda negociadora” sino más bien de un afianzamiento de las posturas ya tratadas y expuestas al inicio de la negociación. En este punto la legación francesa se excusa por la tardanza del presidente y dan largas con palabras de deseo de concluir una buena negociación, reconociendo el esfuerzo que ambas partes están poniendo en ello319. Sin duda la negociación ha pasado a ser conversación que intenta rellenar el silencio incómodo de quienes ya no tienen mucho más que decirse. La legación francesa comenta que conocen muchos que deseaban estorbar estas negociaciones de paz, pero que ellos no harían caso a ninguno de ellos, aunque no indican nombre, territorio o colectivo alguno. De forma igualmente genérica los imperiales contestan que esta paz la desean todos aquellos que buscan el bien de la cristiandad y que, sobre Milán, muchos son los que ambicionan tan suculento bocado320. Claramente la reunión se ha distendido porque a esta última observación de Cobos y Granvela, Montmorency y el cardenal de Lorena admiten que la pieza “hera importante, buena y notable”, curioso reconocimiento cuando en la negociación precedente habían llegado a decir que poco importaba ya a su rey, por estar prácticamente destruida y ser de menor importancia que Saboya. Incluso llegan a decir que “entendían los rrespectos que V.M. podía tener de disponer de él a quien quiera que fuese, por quitarse fuera de embidia…”321. La perplejidad del investigador que analiza este escrito no es mayor que la de los propios negociadores imperiales que acto seguido responden: “Y segund nos paresçió, para excusar lo que hauían dicho la otra vez”322. Parece que este momento de intimidad continúa y los distintos interlocutores han aparcado la defensa de los intereses de sus respectivos señores para hacerse confidencias personales entre ellos. ¿O no? Y proyecto esta duda razonable a la luz de lo que se habla en el siguiente párrafo: 317 ANEXO III (1º), párrafo 82. 318 ANEXO III (1º), párrafo 83. 319 ANEXO III (1º), párrafo 84. 320 ANEXO III (1º), párrafo 85. 321 ANEXO III (1º), párrafo 86. 322 ANEXO III (1º), párrafo 87. 179 Después desto nos dixeron que hauían entendido que algunos avían murmurado dando a entender que esto fuese en la corte del d[ic]ho s[eñ]or rrey de Françia, que vino así presto y diligentemente a Monpeleer [Montpellier]. Y V.M. partido solamente de Vall[ado]lid al XXII para venir a Bar[celo]na, mas que su d[ic]ho amo no se acercaba. Antes quería que todo el mundo supiese que buscaua la amistad de V.M. y mas les avía dicho antes de su partida, hablando de la vista de V[uest]ras Mag[estades], que se avía bien fiado otras vezes en un inglés, con el qual no tenía ning[un]a amistad para yr sin seguridad ninguna hasta dentro de Calez [Calais], y que se podría mejor fiar de V.M. así grande y virtuoso príncipe323… Tras la lectura de éste, queda clara la intención de acercamiento de los dos monarcas al lugar de la negociación, pero es muy críptico en lo relativo al inglés, a Calais, a la poca seguridad que ofrece aquel y a la mucha que ofrece fiarse del emperador ¿Quizá se están refiriendo a Enrique VIII? ¿Pretenden los negociadores franceses hacer confidencias “extraoficiales” o simplemente lanzan una velada amenaza para que planee sobre las conversaciones en relación con un posible entendimiento de su amo con el monarca inglés? y aquí es donde está mi duda razonable, que solo puedo dejar en eso, una duda, porque el párrafo es lo suficientemente impreciso y críptico como para no poder aventurar ni tan siquiera una mera hipótesis. Los negociadores imperiales no ven impedimento en que Carlos V se pudiera acercar a Girona o, incluso hasta Perpiñán, porque tampoco rechaza un encuentro personal entre ambos monarcas324. Incluso hacen una propuesta a la legación francesa: quieren que asista a ella la reina de Francia, Leonor, hermana del emperador. Los franceses ponen al día a los imperiales sobre la última enfermedad de la reina que le ha retenido en cama, que el propio rey la ha cuidado hasta que se puso en camino para estar cerca de la presente reunión, lo que, al saberlo la reina, quiso hacer el mismo camino pero recayó en su enfermedad, se vio obligada a guardar cama y quedó en manos de la dama de Albret325 “que la dicen rreyna de Navarra” de la que es muy amiga, aunque parece que ya está mejor326. Los imperiales se congratulan de la mejoría “Y con esto, nos partimos con rresoluçión de juntarnos mañana día de pascua [25-12-1537]327. Sin embargo, como ya ocurrió en días anteriores, ese mismo día cuando ya se habían retirado, llegó Vely para informar a los imperiales que Poyet había llegado; 323 ANEXO III (1º), párrafo 89. 324 ANEXO III (1º), párrafo 90. 325 En general, en el texto aparece como Labrit. 326 ANEXO III (1º), párrafo 91. 327 ANEXO III (1º), párrafo 92. 180 Mas viendo los d[ic]hos señores cardenal y gran maestre que la respuesta del d[ic]ho señor rrey no hera del todo [lo] que convenía por nos más satisfacer, hauían de nuevo luego despachado el sobrino del s[eñ]or de Velly, por las postas, rreplicando algunas cosas al d[ic]ho rrey, que las consideasse328. Muy dura e inflexible tuvo que ser la respuesta de Francisco I y debió de cerrar la puerta a cualquier avance en las conversaciones, si no, es impensable que la legación francesa enviase un nuevo emisario “al d[ic]ho señor rrey, que las considerase”. Con ello parecía que cuestionaban sus instrucciones, una posición que ningún embajador se hubiese permitido, salvo si consideramos que Montmorency y el cardenal de Lorena tenían una especial estimación y amistad por parte del rey. En cualquier caso, se dieron cuenta que, si seguían defendiendo la postura de su amo sin ceder un ápice, la paz nunca se conseguiría, por lo que rogaron de nuevo a los imperiales que esperasen a que ellos recibiesen las nuevas instrucciones de su rey y propusieron juntarse de nuevo, no ya el 25-12-1537 como habían propuesto previamente sino el día siguiente 26-12-1537 para dar tiempo a que retornase el nuevo mensajero329. Sin embargo, al día siguiente Vely transmite a los imperiales que el gran maestre (Montmorency) “estaua malo de la piedra, y le avía sido necesario tomar medeçina”, por lo que rogaban que la reunión se retrasase al 27-12-1537, en lo que estuvieron conforme los imperiales330. La negociación continúa el 27-12-1537 Hasta aquí el relato dentro del documento ha sido muy riguroso con la cronología, pero en este punto parece haber una pequeña laguna porque, aunque no se indica, todo lo que se escribe a partir de ahora parece pertenecer a la negociación seguida el día 27-12-1537 y como tal lo tomaremos nosotros. Los negociadores franceses principian este día sacando el tema de Navarra, diciendo que, si Carlos V no quería hacer justicia sobre los señores de Albret, al menos “hiziese alguna cosa por ellos”, de lo que se deduce que el tono reivindicativo se ha rebajado. “dixeron que les diese alguna pensión honesta331”, a lo que los imperiales preguntaron “rrequiriendo que la declarasen”. Los franceses que parecen no mojarse en un principio sobre la cantidad acaban por hacer una petición: “Y después demandaron sonrriendose si sería mucho de quarenta mil ducados332”. El hecho de que en este documento tan formal se emplee el término 328 ANEXO III (1º), párrafo 93. 329 ANEXO III (1º), párrafo 93. 330 ANEXO III (1º), párrafo 94. 331 ANEXO III (1º), párrafo 95. 332 Ídem. 181 sonriéndose puede significar dos cosas, o bien es el inicio de la negociación en este día y los ánimos están todavía distendidos, o bien quieren transmitir al emperador, que al fin y al cabo debería tomar la decisión, la idea de que la petición sobre la cantidad estaba hecha sin mucho convencimiento. Los imperiales se quejan de que se habla de Navarra, pero no de Saboya y vuelven a recalcar que lo uno no tiene nada que ver con lo otro333, a lo que los franceses contestan sacando de nuevo el tema de Asti y repitiendo la propuesta que ya hiciesen al principio de la negociación: “dixeron con otro luengo preámbulo, como si houiesen querido hacer gran liberalidad, que el dicho s[eñ]or rrey sería contento en contemplación de V.M., deboluer al duque de Saboya todo su estado dende agora, rreseruando tres plaças solamente, hasta tanto que fuese conosçido por jueces no sospechosos, donde se podría determinar de los títulos y derechos pretendidos por el dicho señor rrey. Y que en este medio sería contento de le dar, tanto de rrenta, quanto valía antes de la guerra hecha al dicho duque. Las plaças que rretendría especificando: Thurin, Pignierol y Burganbresa.334 Solo cambia que antes pretendían cinco plazas y ahora parecen haber reducido su número a tres. Los imperiales argumentan que esta propuesta es inviable porque sembraría las dudas, no solo del duque, sino del resto de los potentados de Italia, sobre la protección que el emperador les debe335. Cobos y Granvela, en este punto, vuelven a reclamar tos territorios que han sido ocupados por los habitantes de Berna y Fiuling (¿Friburgo?) al duque de Saboya, a lo que los franceses vuelven a contestar con evasivas, respondiendo que una vez hecha la paz sería el momento de tratar con ellos sobre la devolución336, además preguntan a los imperiales cuándo se podría “consumir” el matrimonio entre el duque de Orleans y la hija del Rey de Romanos, proponiendo que se hiciese pronto para así darles rápidamente la posesión de Milán y “meter el sello final a esta paz”337. Cobos y Granvela responden “con admiración” que: Quisiesen consumir el dicho matrimonio desde luego, que no era cosa en manera alguna hazedera, atendida la edad de la dicha hija338. 333 ANEXO III (1º), párrafo 96. 334 ANEXO III (1º), párrafo 97. 335 ANEXO III (1º), párrafo 98. 336 ANEXO III (1º), párrafo 99. 337 ANEXO III (1º), párrafo 100. 338 ANEXO III (1º), párrafo 101. 182 Aquí debemos detenernos en esta frase que, sin duda, necesita aclaración. El término consumir, hemos de traducirlo como consumar. Y el término luego, indicaba en la época y hasta bien entrado el siglo XVII, una acción inmediata, habría que traducirlo como ahora y no como más adelante. En definitiva, la legación francesa propone que se consume inmediatamente el matrimonio propuesto. Hoy en día, visto desde una óptica actual, no deja de sorprendernos el mercadeo diplomático que se hacía con las propuestas de matrimonio sin importar la edad de los contrayentes, ni sus sentimientos ni sus opiniones, pero ha sido una práctica corriente y admitida no solo para las clases nobles o las casas reales hasta hace relativamente poco tiempo. Digo esto, no para poner por escrito lo evidente, sino para entender (y tal vez excusar amparándome en el punto de vista de la época) lo que viene a continuación, cuando los franceses argumentan su petición: …teniendo por cosa hazedera la dicha consumaçión, y ligera, como dixeron, de hauserse echo de otras damas en tan poca edad. Y que de la parte del dicho s[eñ]or de Orliens, de dad de catorze o quince años, estauan a esto prestos. Cuando recordamos, como ya dijimos a principio de este epígrafe, que la hija del rey de Romanos tenía en este momento unos 11 años, todo este asunto se muestra en su máxima crudeza. La consumación del matrimonio a esas edades, la aparente falta de sentimientos por parte de los negociadores. ¡Qué mejor muestra de la Razón de Estado! Tampoco sirve de disculpa la respuesta de los imperiales “Nosotros replicamos que no sería honestidad, más crueldad de querer gastar y perder la dicha hija”339, porque tras esa aparente humanidad, se esconde el hecho de que la propuesta de matrimonio que ellos están haciendo, lleva implícito el retraso debido a la edad de la novia, con eso cuentan los negociadores para posponer la entrega efectiva de Milán unos cuantos años más. Viendo la legación francesa que en este aspecto no hay cesión por parte de los imperiales, proponen que el casamiento se haga con la mayor de las hijas (de Fernando)340, lo que los imperiales excusan por estar prometida al joven rey de Polonia y se extrañan de esta mudanza en la novia propuesta341. Los negociadores franceses, a quienes no se les escapa esta actitud dilatoria, preguntaron clara y directamente 339 ANEXO III (1º), párrafo 101. 340 Isabel de Habsburgo (1526-1545), primera de los quince hijos que tuvo Fernando, hermano de Carlos V, casada en 1543 con Segismundo II Jagellón (1520-1572), rey de Polonia desde 1548, aunque su padre lo había asociado al trono desde 1530, por lo que en el documento se le cita como “joven rey de Polonia” 341 ANEXO III (1º), párrafo 102. 183 “mirásemos el tiempo de la librança del dicho Milán” a lo que los imperiales contestan “que podría ser en término de tres años”342. Naturalmente los franceses se escandalizan y contestan que hasta entonces su rey retendría el territorio saboyano. Los imperiales reculan y proponen hablar de la propuesta de devolución inmediata reteniendo algunas plazas a lo que los franceses enumeran cinco: “Thurín, Pgnarol, Sauillan, Bourganbresa y Monmlián”. Sin duda la legación francesa juega al despiste, recordemos que en el párrafo 33 del presente documento (nota a pie nº 68), habían pedido: “speçificando entre otras plaças, que el dicho señor rrey retendría, Thurin, Pignerol, Bourg, Enbrese y Monmelian…” entonces eran cuatro ahora añaden Sauillan, pero los imperiales no se dejan enredar y les recuerdan que hace tan solo unos momentos eran solo tres las plazas que solicitaban y ahora los franceses nombran cinco343. En este punto los franceses amenazan con destruir estas plazas, no olvidemos que en estos momentos se hayan en su poder: … allanar [destruir], lo que nosostros hauemos rrehusado, mostrando que tal rrigor y sin razón, no podría ser más grande, quando el d[ic]ho duque de Saboya fuese pagano, y que le ouise dado todas las ocasiones del mundo al dicho s[eñ]or rrey, de hacer la guerra. Y nos marauillamos que ellos truxesen tal prepuesto344. La legación imperial protesta, como vemos por el texto, y la francesa deja de insistir en la destrucción de las plazas y vuelve sobre el plazo de la devolución de Milán, a lo que los imperiales contestan que ya les habían dicho que tres años. Los franceses proponen que sea en tres meses, a lo que sigue una especie de regateo extraño en el que solo interviene una de las partes según el documento: Y después, como si hizieran gran cosa, hablaron de quatro. Y siguientemente de cinco, y en fin de seis meses, como si oviessen hecho gran cosa de venir hasta el dicho tiempo345. La literalidad del documento no nos permite hacer conjeturas, pero resulta extraño que la legación imperial vaya ampliando los plazos sin que hubiese réplica hacia cada uno de ellos por parte de los imperiales. Una cosa es segura: no existía al respecto un plazo marcado por Francisco I, en cuyo caso se hubiera propuesto y no se hubiese flexibilizado sobre el mismo. Posiblemente, la cara y gestos que iban poniendo los imperiales a los sucesivos plazos, forzaron a los franceses a ampliarlos en un juego más gestual 342 ANEXO III (1º), párrafo 103. 343 ANEXO III (1º), párrafo 104. 344 Ídem. 345 ANEXO III (1º), párrafo 105. 184 que verbal. Al final los imperiales contestaron que su señor no cedería Milán ni en seis meses ni en un año, sino el plazo de, como mínimo tres que ellos ya les habían transmitido. Los franceses contestan que su rey no haría nada de lo que solicitan los imperiales si antes no se ha entregado Milán, a lo que estos: …rrespondimos, que devrían de tener por cierto, segund eso, que no avrían jamás el dicho stado de Milán, sino a la punta del spada y que buscándolo por esta vía ganarían poco, como lo auían hecho hasta gora346. De nuevo la negociación parece haber entrado en vía muerta. Nadie se ha movido de sus posiciones iniciales. Los imperiales hacen otro tímido intento de recordar el Concilio y la lucha contra el turco347, exponiendo lo necesaria que es para la cristiandad, para el Santo Padre y para Venecia, a lo que los franceses contestan que tienen por cierto que ya existe paz entre los venecianos y los turcos. Los imperiales insisten en que eso no es cierto, puesto que existen muchos indicios y avisos de que los turcos y Barbarroja están preparando una gran armada para luchar contra los cristianos en algún punto del Mediterráneo, lo que ha hecho que Venecia envíe embajadores al emperador para solicitarle su ayuda348. Montmorency y el cardenal de Lorena responden lacónicamente que no creen que su amo se meta en gastos contra el turco si no tiene antes Milán349. Esta sucesión de propuestas de ambas partes como péndulo que va de uno a otro lado, pero siempre por el mismo espacio, no parece llegar a ningún sitio. Sin embargo, estos callejones sin salida obligan a los negociadores a cambiar alguna de sus propuestas, incluyendo matices que, sin variarla demasiado, la haga parecer diferente. Eso ocurre en este momento cuando la legación francesa propone “hacer una paz durante la vida e V[uest]ras Mag[estades], quedando las cosas como están. Y aún que se hiziese alguna cosa por el duque de Saboya350. A lo que los imperiales contestan “que sería tanto o más conveniente hacer una buena paz perpetua, por los subçesores de la una p[ar]te y de la otra, que por V[uest]ras Mag[estades]….Y mejor de la rremitir a v[uest]ros subçesores” y añaden que es ya momento de comunicar al emperador todo lo que ha acontecido en las negociaciones351, a lo que los franceses responden con una velada (o no tan velada) amenaza, diciendo que esta práctica de informar a su señor y esperar respuesta dilataría mucho la 346 ANEXO III (1º), párrafo 107. 347 ANEXO III (1º), párrafo 108. 348 ANEXO III (1º), párrafo 109. 349 ANEXO III (1º), párrafo 110. 350 ANEXO III (1º), párrafo 112. 351 Ídem. 185 negociación (es curioso porque es lo mismo que los franceses habían hecho con Vely y Poyet) y que su rey, “no tomaua placer de estar en la frontera destas partes, de donde no tenía ningún pasa-tiempo, y si veýa más grande longura, los llamaría impensadamente una mañana”352 , lo que parece una amenaza de ruptura de negociaciones. Los imperiales no se muerden la lengua y responden que las dilaciones habían sido causadas por los franceses con las ideas y venidas con notas a su amo sin que se hubiese traído ninguna respuesta resolutiva. Evidentemente no está habiendo avances en la negociación, por lo que los franceses hacen llamar al presidente Poyet, que había ido y venido informando Francisco I y trayendo sus repuestas, y al secretario Bayard a fin de que confirmasen la voluntad de su rey a los negociadores imperiales, puesto que habían sido testigos de ésta. Lo cual hace suponer que quieren evitar cualquier punto de desconfianza de los imperiales hacia Montmorency y el cardenal de Lorena sobre las posturas que han estado defendiendo. Poyet confirma que la postura de Francisco I es que el matrimonio se consume enseguida y se dé la dote de Milán al matrimonio también de inmediato. La legación francesa, pese a sus reticencias sobre los retrasos que podrían provocar la comunicación de los imperiales a Carlos V, vuelven ellos mismos otra vez a proponer: “…despachar el secret[ario] Bouchetet, que entiende en los nego[cios] de stado del dicho s[eñ]or rrey para yr a él y saber lo que le plazería sobre n[uest]ras disputas”353. Cobos y Granvela acuerdan con la legación francesa que, puesto que no esperaban recibir respuesta del emperador de lo que ahora le escribiesen hasta el día uno de enero, que escribirían los puntos tratados para que los enviasen a su señor y les solicitaban que ellos hiciesen lo mismo con la idea de volver a juntarse el 29-12-1537, esperando que ya hubiese respuesta de ambos monarcas para entonces, “y con esto nos departimos, ya que hera de noche, después de haber estado juntos cinco horas”354. El día 28-12-1537, a pesar de no haber negociaciones, sigue la diplomacia. Este día el señor de Vely fue hasta donde estaban Cobos y Granvela llevándoles copia del escrito que habían enviado a Francisco I con los puntos de la negociación. Ellos, por su parte, le dan otro con los puntos que se han tratado y la postura imperial sobre los mismos355. El 29-12-1537 de nuevo llega Vely con una nota de Montmorency y del cardenal donde confirman que Bouchetet estaba ya a cuatro leguas de 352 ANEXO III (1º), párrafo 113. 353 ANEXO III (1º), párrafo 114. 354 ANEXO III (1º), párrafo 115. 355 ANEXO III (1º), párrafo 116. 186 Narbona y que en cuanto tuviesen respuesta, les avisarían356, pero donde también piden a los imperiales que obtengan del emperador una cláusula más en sus poderes para poder tratar sobre: “Madrid y Cambray de çeder, quitar y rrenunçiar aunque fuessen tierras, señoríos, jurisdiçiones, rreinos, ducados, principados, condados o otras cosas”357, a lo que respondieron que no sería necesario porque el emperador no estaba dispuesto a renunciar a nada de los citados tratados. El último párrafo de la carta lo incluyo completo porque contiene información relevante sobre el envío de documentos y la naturaleza del que se escribe (que es el que nosotros estamos estudiando en este momento). Todo esto es, en sustancia, lo que ha pasado entre los ministros del dicho señor rrey y nosotros, reducido en este scripto lo más conforme que hauemos podido, de los mismos términos, palabras y rrazones, a fin que, como hauemos prevenido al principio, V.M., sabiendo y conprehendiendolo todo, se pueda mejor rresoluer y mandarnos su buen placer. Y nos ha paresçido despachar con estas letras al secretario Ydíaquez, que lleua un tr[as]lado [copia] en castellano, para mostrar al car[denal] de Çigüença y a los que más plazera a V.M., remitiéndonos de lo que hauemos despachado para Ytalia, y de los demás, al dicho Ydíaquez, el qual ansí mesmo ha paresçido ser necesario a V.M. por las cosas que se ofresçerán durante n[uest]ra ausencia. Y por la fin, tornamos a sup[li]car a V.M., nos perdone la [du]plixidad, como hacemos lo mesmo al creador que dé a V.M. muy buena y luenga vida. De Salses último de dizi[embre] 1537 [31-12-1537]358 Recapitulación hecha en la segunda carta del día 31-12-1537 Al llegar a este punto hemos de recordar que el documento que estamos estudiando en este momento se compone de varias cartas que van describiendo hechos acaecidos en las negociaciones en días concretos pero que se escribieron y, sobre todo, se remitieron en fechas posteriores. Hasta aquí, en una única carta se han descrito los acontecimientos acaecidos en la negociación entre el 21-12-1537 y el 29-12- 1537. Todo ello ha dado lugar a la larguísima carta que hemos ido describiendo y analizando que lleva por título en la cabecera “prim[era] c[art]a de último de diz[iem]bre, [31-12-1537]”, por tanto, lleva la fecha del envío. Sin embargo, se escribieron otras dos más, posiblemente entre el 29 y 31 de diciembre que tienen también la misma fecha 31-12-1537, porque se debieron de enviar todas a la vez, pero que son muy distintas entre sí, lo que nos ha llevado a individualizarlas al hacer la transcripción y no solo éstas, sino también el 356 ANEXO III (1º), párrafo 117. 357 ANEXO III (1º), párrafo 118. 358 ANEXO III (1º), párrafo 119. 187 resto de las cartas del bloque documental. Es por ello por lo que en los anexos figuran todas dentro del ANEXO III, pero hemos diferenciado del 1º al 13º. Las fechadas el último día de diciembre son tres: ANEXO III (1º) Negociaciones de Salses. 1ª carta 31-12-1537. ANEXO III (2º) Negociaciones de Salses. 2ª carta 31-12-1537. ANEXO III (3º) Negociaciones de Salses. 3ª carta 31-12-1537. Hasta ahora hemos visto la 1ª carta. Ahora pasamos a ver la 2ª, en la que Cobos y Granvela ya no describen hechos, sino impresiones, y tratan de resumir a su señor el estado de las negociaciones añadiendo lo que ellos piensan de cada uno de los puntos. El primer párrafo es muy ilustrativo: “Sire. Discurriendo todo lo que hauemos pasado con los dichos car[denal] de Lorena y grand maestre de Françia y otros ministros del rey chr[is]tianíssimo, y acordando las propuestas, palabras y declaraciones…359” El comienzo de “discurriendo” ya nos indica el tono en el que va a transcurrir toda la misiva, no solo hay descripción de hechos sino reflexiones sobre lo tratado, “acordando” [recordando] las tres herramientas negociadoras que se han utilizado y que ellos describen con una sencillez modélica “propuestas, palabras y declaraciones”. Cobos y Granvela se sienten perplejos “no sabemos qué judgar” y se quejan de “aquella respuesta tan cruel, exorbitante y desuergonzada q[ue] más no podría360” que han recibido de la legación francesa. Opinan que el rey francés está negociando la paz, más por vergüenza, falta de recursos y cansancio que, por verdadero interés de llegar a ella en consideración de la fe, la cristiandad y oponerse al peligro turco. También creen que la negocia por no dejar una guerra interminable a sus herederos y por buscar el favor de los ingleses y suizos, sin tener en cuenta la disposición del papa y de los venecianos361. Les parece que Francisco I aprecia más en ese momento, retener lo que ya ha conquistado de Saboya que el ducado de Milán, pero que sigue demandándolo porque “no fuese occassión de poner alguna vez enemistad entre sus hijos…362”, lo que está en línea con lo que en su día ya se rumoreó y que algunos 359 ANEXO III (2º), párrafo 120. 360 ANEXO III (2º), párrafo 120. 361 ANEXO III (2º), párrafo 121. 362 ANEXO III (2º), párrafo 122. 188 investigadores actuales han apuntado sobre la insistencia de rey Cristianísimo en conseguir Milán para su segundo hijo. Según Nicolas Geligne363: In ne faudrait sans doute pas exagérer l’idée d’une rivalité fratricide entre les fils du roi, qui tenait bien plus d’une vue de l’esprit des ambassadeurs étrangers, notamment impériaux. Il est certain en tout cas qu’avec le trépas du duc Francesco II Sforza, mort san héritier en novembre 1535, François Ier et la diplomatie fançaise avaient vu une opportunité de taille pour Henri, duc d’Orleans. L’horizon breton du jeune homme s’était alors déplacé bien plus loin, en Milanais. Un événement vint pourtant rebattre les cartes: la mort brutale de son frère ainé, le auphin François au cours de l’été 1536. Devenu daphin, Henri aurait pu alors cumuler les couronnes milanaise et française. Or, cette perspective inquiétait Charles Quint. L'empereur n’avait en effet aucunement envie de voir un potentiel dauphin devenir duc de Milan, d’autant qu’avec son mariage avec Catherine de Médicis, Henri pouvait également revendiquer et récupérer des droits sur Florence et Urbino. Un spectre bien menaçant por l’empereur…364 Este sentimiento de enemistad entre los dos herederos de la corona francesa era ya percibido por los coetáneos, tal como nos indica Geligne en la página anterior de la obra citada, donde hace alusión a que Niccolò Tiepolo, tras la Tregua de Niza en 1538, ya hacía mención de que la obsesión de conceder el ducado de Bretaña a su primogénito formaba parte de su ambición por anclar este territorio, que había recibido en herencia de su primera mujer Claudia, a la corona de Francia. Francisco I había dado naturaleza constitucional a este hecho, con lo que el traspaso del ducado al heredero era automático. El contrapeso hacia el segundo en la línea sucesoria sería Milán, territorio con estatus y rentas de parecida importancia. Si en un momento dado los dos ducados fueran a aparar a la misma persona, se desataría la lucha entre los hermanos, arrastrando cada uno a distintas facciones nobiliarias. Francisco I quería evitarlo a toda costa. Por tanto, el comentario de Cobos y Granvela de no poner ocasión de enemistad entre sus hijos confirma esa hipótesis. 363 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi. L’entrevue de Nice (1538), Nice, Serre Editeur, 2019, p. 111. 364 Sin duda no habría que exagerar la idea de una rivalidad fratricida entre los hijos del rey, que tenía mucho más de una visión del espíritu de los embajadores extranjeros, en particular imperiales. Es cierto, en todo caso, que con la muerte del duque Francesco II Sforza, fallecido sin heredero en noviembre de 1535, Francisco I y la diplomacia francesa habían visto una gran oportunidad para Enrique, duque de Orleans. El horizonte bretón del joven se había desplazado mucho más lejos, hacia el Milanesado. Sin embargo, hubo un acontecimiento que cambió las cosas: la muerte brutal de su hermano mayor, el delfín Francisco, en el verano de 1536. Convertido en delfín, Enrique habría podido acumular las coronas milanesa y francesa. Ahora bien, esta perspectiva inquietaba a Carlos V. El emperador no tenía ningún deseo de ver un potencial delfín convertirse en duque de Milán, tanto más cuanto que con su matrimonio con Catalina de Medici, Enrique también podía reivindicar y recuperar derechos sobre Florencia e Urbino. Un espectro muy amenazador para el emperador... (Traducción propia) 189 La impresión que sacan los negociadores imperiales, tanto de sus homónimos franceses “como lo hauemos entendido en secreto, por una persona que lo puede saber”365, es que el frey francés “estaba para vivir poco”, por lo que deseaba la paz para poder transmitirle a su heredero un reino en orden. Aquí resultan curiosas dos cosas, que no quieran decir a su señor de qué persona “han entendido el secreto” y, por otro lado, la magnitud del propio secreto: el rey francés y su entorno están convencidos de que va a durar poco, lo cual puede estar en relación con las noticias que existen en la documentación de Simancas tanto de embajadores como de espías sobre recientes períodos de enfermedad del rey. En septiembre de 1537, las noticias que traen los viajeros y espías que vienen de Francia son inquietantes: Las nuevas que traxo la espía q[ue] vino de la corte de Francia q[ue] partió a los cinco de setiembre son las siguientes: el rey y la reina quedaban en Fontanableo entrambos dolientes. Y el rey mucho más, q[ue] pensaban q[ue] moriera…366 En octubre de 1537 las noticias no son mejores: “Dizen q[ue] el príncipe de Bearne es en la corte y no se halla bueno ny el rey de Francia está bueno”367. Cobos y Granvela tienen la impresión de que este estado de cosas hace que los negociadores franceses busquen la paz, pero no quieran hacer concesiones sobre las líneas trazadas por su señor368. En este punto tratar de influir sobre Carlos V, resaltando el bien que se conseguiría con la paz y el mucho mal que se tendría de no lograrla, como si quisieran ablandarle para que hiciese concesiones369. Seguramente le están preparando para el párrafo que sigue, donde indican que, si el emperador quiere conseguir restitución de lo ocupado al duque de Saboya, tendrá que ceder a la vez el Milanesado y no retrasarlo, como es su propósito, También le hacen ver que, teniendo en este momento los franceses fuerzas de ambos lados de los Alpes (Francia-Saboya-Turín), estarán permanentemente hostigando las tierras imperiales370. En el siguiente párrafo, Cobos y Granvela intentan convencer al emperador de que no sería tan mala idea recobrar el ducado de Milán a cambio de algunas fortalezas, convenciendo al duque de Saboya con “buena reconpensa” hasta que le fuesen devueltas. Argumentan que, si el rey de Francia mantuviese en 365 ANEXO III (2º), párrafo 123. 366 AGS. EST. K. Leg. 1692, Doc. 108. 367 AGS. EST. K. Leg. 1692, Doc. 137. 368 ANEXO III (2º), párrafo 124. 369 ANEXO III (2º), párrafo 127. 370 ANEXO III (2º), párrafo 128. 190 su poder todo el territorio, ganaría el cariño de los habitantes del condado y ya sería muy difícil que lo abandonase371. También recuerdan al emperador que la legación francesa nunca olvida en la negociación el condado de Asti, lo que iba a ser un escollo para el futuro y que sería mejor cederlo a la vez que Milán, lo cual ayudaría a que también cediesen en lo relativo a lo ocupado por Berna y Friburgo372. Piensan, así mismo, que si libran primero Milán, el rey francés tampoco cederá en el Concilio ni en la alianza contra el turco373. Como tampoco cederá en la petición de la liberación de Asti374. Advierten al emperador que el hecho de querer renegociar los tratados de Madrid y Cambrai, tal vez obedezca a que pretender volver a poner sobre la mesa de negociación la legitimidad de Carlos V sobre Nápoles, sobre Flandes y Artois375, todo lo cual aseguran que es su apreciación, según lo tratado en la negociación, salvo en “lo que fantasseamos y imaginamos” donde “a lo peor podríamos herrar y engañarnos”. Aquí están reconociendo que, como humanos, podrían fallar en algunas de las especulaciones que están transmitiendo en el presente escrito y piden al emperador “Mandarnos lo que hauremos de hacer, atendidas las dichas respuestas dadas a nosotros por scripto”376. A continuación, hacen una recapituación sobre los temas que piden sean aclarados por su señor: Si deben seguir insistiendo sobre la fe y el turco como lo han hecho hasta ahora. Si es conveniente insistir en que se restituya inmediatamente todo lo ocupado al duque de Saboya, o si es mejor ceder y que se queden las cosas como están y negociar menos plazas de las que piden en principio los franceses, especialmente las que están en el lado italiano de los Alpes377. Insisten en que seguir pidiendo la devolución inmediata de Saboya equivaldrá a romper la negociación porque es algo que ellos ya han comprobado, no admite la legación francesa378. Por el contrario, sí proponen insistir en la restitución de lo que ha ocupado Berna y Friburgo del territorio saboyano porque, de no conseguirla, Francisco I aprovechará para enemistar a los habitantes de estos cantones contra el emperador y ello tendrá malas consecuencias en el futuro379. Sobre el condado de Asti proponen no negarse a negociar, como lo han hecho hasta ahora, sino hablarlo dentro del conjunto de la cesión de Milán, no para 371 ANEXO III (2º), párrafo 129. 372 ANEXO III (2º), párrafo 130. 373 ANEXO III (2º), párrafo 131. 374 ANEXO III (2º), párrafo 132. 375 ANEXO III (2º), párrafo 133. 376 ANEXO III (2º), párrafo 134. 377 ANEXO III (2º), párrafo 135. 378 ANEXO III (2º), párrafo 136. 379 ANEXO III (2º), párrafo 138. 191 ceder, sino para ver hasta dónde quieren llegar los franceses en este tema380. Con relación a Milán, le proponen que se ceda ya a cambio de seguridades sobre la convocatoria del Concilio, lo que beneficiaría la situación de Alemania y serviría para convencer a su hermano Fernando sobre el matrimonio propuesto de su hija con el vástago de Francisco I381. Sobre la petición de coaligarse contra el turco han percibido que, aparte de que no parecen tener intención de hacerlo, “…están mal aparejados para formar presto gran ayuda y que tocaran de la dilatar…”382, dando a entender la poca capacidad en hombres, pertrechos, armada y finanzas de los franceses en este momento. Ponen en duda la fidelidad de Venecia en la coalición “…si por ventura la Señoría de Veneçia se conçertara con el dicho turco…”, lo que haría que el rey francés se apartara aún más de unirse a la coalición383. Advierten que el casamiento (y consumación) del duque de Orleans y la hija de Fernando se ha de hacer de forma inmediata y la cesión de Milán en dote también, todo a la vez y sin demora. Otra cosa no admiten los franceses a cambio de liberar Saboya y Hesdin384. Sin embargo, insisten al emperador en que la restitución de Hesdin no tiene nada que ver con esta negociación y proponen seguir insistiendo en ella sin contrapartida de cesión alguna385. Sobre los tratados de Madrid y Cambrai proponen lo que, a todas luces parece ser una artimaña: ceder a negociarlos de nuevo artículo por artículo, admitiendo introducir algunos cambios “con cautela y subtilidad”, o sea, poco importantes, “haciendo lo qual, o se approuaran o capitularan en la misma sustancia de nuevo, de suerte que esto será lo mismo que de los ratificar”386. El texto habla por sí mismo y no necesita comentario alguno, pero sí lo que se escribe a continuación “veremos donde el albarda se asentará a la mula… y se comprenderá tanto más la intención que los dichos franceses tienen, tanto en esto de dexar las práticas…”387. Aparte del símil que se permiten en lenguaje arriero, digno del refranero del escudero Sancho, y una excepción en la prosa cancilleresca del presente escrito, estas frases nos permiten entrever el juego que pretenden Cobos y Granvela: utilizar la cesión sobre renegociar los tratados para ver hasta qué punto esta postura es solo una excusa para negarse en el resto. Negado el pretexto, se vería si cambia o no la actitud negociadora de la legación francesa. La cuestión de Navarra entienden que debe mantenerse separada de esta negociación e intuyen, por la postura que han mantenido los negociadores franceses, que se trata de una petición hecha, más por 380 ANEXO III (2º), párrafo 139. 381 ANEXO III (2º), párrafo 140. 382 ANEXO III (2º), párrafo 141. 383 ANEXO III (2º), párrafo 142. 384 ANEXO III (2º), párrafo 143. 385 ANEXO III (2º), párrafo 144. 386 ANEXO III (2º), párrafo 145. 387 ANEXO III (2º), párrafo 145. 192 sentimentalismos hacia “el señor y dama de Albret”, que siguiendo los intereses propios de Francisco I, por lo que, insisten, hay que mantenerla alejada de estas conversaciones388 y negarse a conceder pensión alguna a los dichos “señor y dama” porque eso significaría un reconocimiento tácito de sus derechos sobre la corona de Navarra. Proponen que en caso de conceder alguna, se haga por el plazo de la vida de estos, sin que se pudiese legar a los herederos, lo que no llevaría implícito reconocimiento sobre derecho alguno389. También se muestran contrarios a que se permita que los citados derechos sean juzgados por un tribunal imparcial, como proponen los franceses, puesto que eso equivaldría al reconocimiento implícito de que estos pudieran existir390. Hasta aquí el resumen de lo acontecido con las impresiones y propuestas. Como buenos vasallos piden perdón a su señor si considera que se han excedido en algunas de sus propuestas391, le piden que todo lo que se han escrito en las cartas presentes, sea mantenido en secreto hasta que “se vea más adelante si esta dicha partida podrá venir a algún buen efetto”, de lo contrario la legación francesa podría tomar represalias y negarse a seguir negociando si se enteran de que se está divulgando lo que allí se habla392. Advierten al emperador que los franceses, aunque han hablado de cerrar una tregua general en el caso de no poder llegar al acuerdo de una completa Paz, realmente no la quieren y están preparando tropas cerca de Narbona, donde se encuentra Francisco I, por lo que proponen mandar espías a verificar estas noticias393. Le informan que también escriben informando de las negociaciones al marqués del Vasto y a Andrea Doria394. Proponen al emperador que se acerque hasta Girona, poniéndose más cerca del alcance de los correos, tal como lo ha hecho Francisco I acercándose hasta Narbona, lo que facilitaría las consultas y evitaría los recelos franceses que han insistido en la buena voluntad que ha demostrado su señor poniéndose tan cerca en un alojamiento tan malo, mientras que el emperador no ha hecho lo propio, amenazando la legación francesa en varias ocasiones con que el rey se quiere ir, acabando con ello las negociaciones395. Advierten al emperador que han dado salvoconducto a varios personajes de la legación francesa para llegar hasta Barcelona y comprar determinadas mercancías para Montmorency y el cardenal de Lorena y le piden que les mantenga vigilados: “será bien que V.M. mande mirar cómo harán”396. Ruegan al emperador que hable con los embajadores de 388 ANEXO III (2º), párrafo 146. 389 ANEXO III (2º), párrafo 147. 390 ANEXO III (2º), párrafo 148. 391 ANEXO III (2º), párrafo 149. 392 ANEXO III (2º), párrafo 150. 393 ANEXO III (2º), párrafo 151. 394 ANEXO III (2º), párrafo 152. 395 ANEXO III (2º), párrafo 153. 396 ANEXO III (2º), párrafo 154. 193 Venecia en el mismo sentido que ellos lo habían hecho en Barcelona antes de llegar hasta Fitou en presencia del cardenal de Sigüenza, para ratificarlos la voluntad imperial de ayudarles en la defensa contra el turco, porque lo franceses no están por la labor de unirse a la coalición como ya había escrito Lope de Soria397 y 398. También ruegan que muestre su mejor voluntad hacia el nuncio del papa y el embajador de Inglaterra para que los franceses pierdan toda esperanza de poner de su lado a ambas potencias. Sumario de los puntos principales que se pretenden por el emperador. En el conjunto de cartas que componen el documento que estamos estudiando (AGS EST. K. Leg. 1642, Doc. 36), aparece entre la segunda y tercera cartas de fecha 31-12-1537 una breve nota titulada “Sumario de los punctos principales q[ue] se pretende[n] por el Emperador”. Pensamos que se trata de un documento anterior que llevaban Cobos y Granvela desde el inicio de las negociaciones, como recordatorio de los puntos que deberían tratar en ellas, puesto que no tiene relación con los avances que se han producido y que hemos estado viendo por las dos primeras cartas. Sea porque en su día Cobos y Granvela lo dejaran en este lugar entre las cartas, sea porque lo hizo algún secretario, hemos creído conveniente no trastocar la cronología archivística y nosotros lo estudiamos aquí, por lo que le hemos asignado numeración de párrafos correlativa a los de la segunda carta. Una vez aclarado esto, pasamos a resumir cada uno de los puntos sobre los que la legación imperial tenía instrucciones de negociar. Que Francisco I apoye la celebración del Concilio399. Que apoye al emperador y a la señoría de Venecia en la lucha contra el turco400. Que restituya Saboya401. Que ratifique los tratados de Madrid y Cambrai salvo los puntos concretos que sean renovados durante las conversaciones402. Que Francisco I desista de palabras contrarias al emperador y a su hermano Fernando403. 397 ANEXO III (2º), párrafo 155. 398 Lope de Soria, fallecido en 1544 fue diplomático y comisario general del ejército. En 1514 Fernando el Católico le designó como embajador ante los cantones suizos, lo que le puso en contacto con la complicada política italiana. En 1523 Carlos V le ordena desplazarse hasta Génova, donde ejerció su embajada y donde tuvo un destacado papel en el hecho de que Andrea Doria se pusiese a las órdenes del emperador en 1527. En 1533 Carlos V le nombró embajador en Venecia, cargo que ejerció durante seis años. Por tanto, en la época que nos ocupa, como legado ante la Señoría de Venecia, era un hombre que podía tener acceso a la mejor información de los asuntos internacionales que había en Europa. Fuente BRAH, autor Galende Díaz, Carlos, https://dbe.rah.es/biografias/17940/lope- de-soria, consultado el 01-11-2022 399 ANEXO III (3º), párrafo 158. 400 ANEXO III (3º), párrafo 159. 401 ANEXO III (3º), párrafo 160. 402 ANEXO III (3º), párrafo 161. 403 ANEXO III (3º), párrafo 162. https://dbe.rah.es/biografias/17940/lope-de-soria https://dbe.rah.es/biografias/17940/lope-de-soria 194 Que se restituya Hesdín al emperador, el cual fue ocupado en la última guerra404. Que, si acepta el matrimonio entre el duque de Orleans y la hija del rey de Romanos, el emperador cederá el ducado de Milán para ellos y sus descendientes en calidad de feudo y lo entregará en el momento de la consumación405. Que el dicho casamiento se capitule ahora406. Que el emperador, puesto que Milán no se cederá de inmediato (recordemos que para ello el matrimonio tendrá que haber sido consumado y la novia era de muy corta edad), dará una serie de seguridades que se detallan407. Que el emperador lo prometerá sobre su fe y su honor408, que dará para ellos obligaciones y sellos sobre sus tierras409, que también se obligará su hermano Fernando y otros reyes de la cristiandad410, también lo hará la señoría de Venecia411. Que en el caso de que el emperador no cumpliese lo acordado, renunciaría a la liga que tiene hecha con Venecia412. Que mientras se espera la entrega de Milán a los desposados, el que hubiera sido puesto al mando del territorio por el emperador, jurará la entrega en las condiciones que se pacten en el presente tratado413. Que, si esto no bastase como garantía, el emperador librará pagarés por la cantidad que se acuerde414. Que, si Francisco I requiriese otro tipo de garantías, el emperador las estudiará415. Tercera carta de 31-12-1537. En el trascurso de la redacción del anterior informe para el emperador, llegó el señor de Vely “cerca de las diez de la mañana” para avisar que la legación francesa había recibido “cartas del rey, su amo” proponiendo una reunión ese mismo día, a lo que la legación imperial responde que están trabajando en ese momento en la redacción de los informes y cartas a S.M. y que cuando lo rematasen todo, sería ya tarde, 404 ANEXO III (3º), párrafo 163. 405 ANEXO III (3º), párrafo 165. 406 ANEXO III (3º), párrafo 166. 407 ANEXO III (3º), párrafo 167. 408 ANEXO III (3º), párrafo 168. 409 ANEXO III (3º), párrafo 169. 410 ANEXO III (3º), párrafo 170. 411 ANEXO III (3º), párrafo 171. 412 ANEXO III (3º), párrafo 172. 413 ANEXO III (3º), párrafo 173. 414 ANEXO III (3º), párrafo 174. 415 ANEXO III (3º), párrafo 175. 195 por lo que proponían demorar la entrevista hasta el mediodía416. Confirmaban que estando a punto de enviarle a Idiáquez con las cartas que ellos habían escrito y para que le informase “de boca” de todo lo que estaba sucediendo, habían decidido paralizar el envío para incorporar lo que se dijese en esta entrevista. Al parecer se había leído la respuesta del rey de Francia, que a la legación imperial le había parecido corta y poco esclarecedora sobre los puntos en litigio, de lo cual se habían “maravillado”. Insistía en que se debía hacer “prestamente” el casamiento y entregar Milán y que “lo qual haziéndose, él se mostría en todas las cosas allegado a razón”417. A lo que Cobos y Granvela contestaron que tenían por cierto de la voluntad de su señor que Milán no se entregaría sino después de que Francisco I hubiese hecho ciertas concesiones que pudiesen hacer llegar a buen puerto la presente negociación de paz418. A lo que la legación francesa contesta que no veían bien el largo plazo que los imperiales establecían para la entrega del ducado, a lo que los imperiales respondieron con el argumento de la poca edad de la novia419. Claramente las posturas vuelven a enquistarse y los argumentos de ambas partes se repiten, como lo demuestra la lectura de los párrafos 182, 183 y 184. En el siguiente hay una frase que conviene subrayar: Consequntiuamente, por tornar a lo principal, les haue[mo]s dicho q[ue] algunas veces estimauan en poco Milán y otras veces, como les venía a su propósito, lo engrandecían y pesaua más que todas las otras cosas420. Cobos y Granvela están un tanto desconcertados con la estrategia de la legación francesa valorando o despreciando Milán en función de los intereses de cada momento de la negociación, pero han creído entender por alguna de las declaraciones hechas en esos momentos de intimidad que ya vimos anteriormente, que tanto Montmorency como el cardenal de Lorena estiman que vale ahora mucho menos que antes de las guerras, pero que, por algún motivo, su rey lo estimaba en mucho421. De lo cual deducimos que cuando lo minusvaloraban, hablaban por boca suya, pero cuando defendían la inmediata restitución y ensalzaban su valor, lo hacían defendiendo los intereses de su rey y acatando sus instrucciones. Quizá ellos tampoco entendían el valor que daba su amo al ducado y que, seguramente estaba en relación, como ya vimos, con la necesidad de dar en herencia al segundo de sus hijos, un territorio importante. 416 ANEXO III (4º), párrafo 177. 417 ANEXO III (4º), párrafo 179. 418 ANEXO III (4º), párrafo 180. 419 ANEXO III (4º), párrafo 181. 420 ANEXO III (4º), párrafo 185. 421 ANEXO III (4º), párrafo 185. 196 La legación francesa quiere saber cuándo tendrían ellos respuesta del emperador, a lo que contestaron que posiblemente quisiese madurarla, con lo que no tenían una fecha clara, además iban a escribirle todo esto que acababan de tratar en el último “juntamiento”, lo cual retrasaría aún más la respuesta422. Ellos contestaron que sentían que el presente encuentro no hubiese dado mejores frutos y que sospechaban que su rey no accedería a nada, si no se entrega previamente Milán423. Dicho todo lo cual quedaron en volverse a reunir cuando tuviesen respuesta del emperador y retornaron hacia Salses desde Fitou, produciéndose uno de esos momentos curiosos en las negociaciones cuando advierten al emperador: Sire, nosotros no hauemos podido estoruar q[ue] no volviese con nosotros el s[eñ]or de Velli, por no dar ocasión de sentimi[en]to y más desconfiança a los dichos car[denal] y gran maestre, pero tenemos sobre él la guarda y vigilancia que conuiene424. De nuevo los recelos, ya indicados en páginas anteriores, por mostrar las defensas de la fortaleza a personajes franceses. Al fin y al cabo, todavía enemigos. Tras esta advertencia, se despiden de su señor rogándoles pronta respuesta por el bien de las negociaciones. Carta del día de año nuevo 01-01-1538 Resulta curioso cómo, tras haber enviado las tres cartas de fecha 31-12-1537, donde parece que se ha detallado todo “por menudo” y hasta podríamos decir que, de una forma redundante y reiterada, sobre todo lo relativo a los puntos importantes. Al día siguiente Cobos y Granvela escriben una nueva misiva al emperador, como si hubiesen descubierto haber dejado alguna idea en el tintero, aunque, como veremos, solo vuelven a explicar insistentemente la posición francesa en los temas importantes. Comentan de nuevo que el rey francés no cederá en ningún punto sin tener primero Milán y que no aceptarán de modo alguno los tratados de Madrid y Cambrai. Y pensamos nosotros ¿es lógica tanta reiteración o es una forma de intentar ablandar la postura de Carlos V?425 También aquí vuelven a demandar el parecer del emperador “a fin de que se puede mejor determinar y mandarnos lo que será servido”426 E introducen una novedad. 422 ANEXO III (4º), párrafo 186. 423 ANEXO III (4º), párrafo 181. 424 ANEXO III (4º), párrafo 189. 425 ANEXO III (5º), párrafo 191. 426 ANEXO III (5º), párrafo 192. 197 Demás desto, si V.M. entiende de entremeter al papa en esta negociación, será menester q[ue] nos declare quándo y cómo, hauiendo respetto a que este medio no sea para dar ocasión de meter mayor fuego en Italia y que el rey de Françia segund la malignidad de que él y sus ministros usan de cada día, procura de ençender al Rey de Inglaterra y a los alemanes, suyços y otros desuiados de la fee,para juntarse más estrechamente con él por respetto y temor del papa y por la inclinación que tiene contra su San[tidad]427 Evidentemente la idea de la intervención del papa estuvo siempre presente pero aquí se expresa claramente. No como sugerencia de Cobos y Granvela, sino como posibilidad barajada por el emperador y por la insistencia del propio papa Paulo III, ante la que los negociadores piden ser informados. Seguramente sospechan que ante las misivas que acaban de mandar, donde indican lo empantanado de las conversaciones, Carlos V esté barajando seriamente esa posibilidad. La malignidad del rey francés y sus ministros es algo que, salvo en las cortesías propias de las reuniones diplomáticas, se comenta abiertamente. Sobre el rey de Inglaterra, alemanes, suizos y luteranos, ponen en guardia al emperador porque quizá advierten ya un horizonte de fracaso en la negociación y manifiestan su temor de una alianza entre todos ellos, si llegase el caso. Incluso llegan a pedir permiso para: “faltando todos los medios y sperança de paz, V.M. si le plugiere, nos mande si deuemos entender en hacer tregua general. Y por qué tiempo”428. Desde mi punto de vista, esto es lo que da sentido a esta carta postrera y, en un principio, aparentemente reiterativa. Los negociadores, que sin duda ha seguido tratando el tema tras enviar las cartas de 31-12-1537, han llegado a la convicción de que, si no es posible paz, una tregua sería un mal menor. Un período sin guerra en el que se pudiesen poner en orden las cosas en España, Flandes, Nápoles, Sicilia y el resto de Italia. Una tregua que pondrá temor en Alemania y en otros potentados de Italia. Una tregua que será difícil de conseguir porque,” las palabras de los dichos comisarios [franceses] denotan q[ue] ellos no tienen voluntad a la dicha tregua”429. Parece evidente que Cobos y Granvela están preparando un plan B porque ven que las posturas son irreconciliables. Ellos no pueden acceder a una paz en la que Saboya y otras plazas no sean devueltas, ni se trate de la cuestión del Concilio y la defensa frente al turco, y los franceses no pueden acceder a una paz sobre la base de diferir la entrega de Milán varios años. 427 ANEXO III (5º), párrafo 194. 428 ANEXO III (5º), párrafo 196. 429 ANEXO III (5º), párrafo 196. 198 Piden al emperador que lo considere todo con prudencia y buen juicio e incluso le sugieren que lo consulte con el cardenal de Sigüenza430 o con aquellos que él piense mejor le puedan aconsejar431. También insisten en que no trascienda nada de lo que le están informando hasta que se haga el remate de las negociaciones, con la solución que se haya adoptado (paz o tregua)432, porque de lo contrario, se encontrarían en una situación muy embarazosa con la legación francesa. Le confirman que con la presente envían una minuta con un pequeño resumen de la negociación para que la haga llegar a la reina de Francia, Leonor “para con la verdad dar aún un aguijón al dicho rey de Francia, para que sea más tractable, si alguna onestidad puede más”433. En el último párrafo de esta carta transmiten al emperador un ruego personal de Montmorency de que reciba en audiencia al hijo de Felipo Stroci, suplicándole que use de la clemencia y perdone a su padre “salvándole la vida”, para lo cual llevaba cartas de recomendación de Andrea Doria. Al parecer está en poder de Alexandro Vitello, por el que pide cincuenta y cinco escudos de rescate y fue prendido por haberse visto envuelto en la conjura que acabó con la vida de Alejandro de Médici “el Moro” el seis de enero de 1537. No deja de resultar chocante la petición hecha un poco al margen de la negoción de la tregua pero que pone de manifiesto el interés de ambos monarcas en los asuntos italianos434. Carta del 06-01-1538 Pasan cinco días hasta que Cobos y Granvela reciben noticias escritas del emperador a través de Idiáquez, que ha actuado de mensajero. Lo que reciben no les gusta: “tuuimos gran pena en resoluer lo que hauíamos de responder y decir a los comisarios del rey de Françia”435. Al parecer, el emperador les insiste en que demoren la entrega de Milán y no hagan hada que signifique su traspaso inmediato al duque de Orleans. Este párrafo parece demostrar que han quedado un tanto desconcertados de la respuesta de su señor, incluso parecen dudar de que quizá no le han sabido transmitir exactamente la firmeza en la posición de los negociadores franceses sobre Milán. Recordemos que no había habido más conversaciones desde el 430 García de Loaísa y Mendoza (1479-1546), Maestro general de los dominicos, obispo de Osma y Sigüenza, cardenal, confesor y consejero de Carlos V. Desde 1526 consejero de Estado. Contra la opinión de muchos, entre ellos la propia emperatriz, Carlos V aceptó el consejo de su confesor y partió para Italia para recibir la corona imperial en Bolonia. El ascendiente que su consejo tuvo sobre el emperador fue muy grande, lo que le acarreó no pocas enemistades en la corte. Extractado de Biografías BRAH, escrito por José Barradp Barquilla, https://dbe.rah.es/biografias/14211/garcia-de-loaisa-y-mendoza, consultado el 01-11-2025. 431 ANEXO III (5º), párrafo 198. 432 ANEXO III (5º), párrafo 199. 433 ANEXO III (5º), párrafo 200. 434 ANEXO III (5º), párrafo 201. 435 ANEXO III (5º), párrafo 202. https://dbe.rah.es/biografias/14211/garcia-de-loaisa-y-mendoza 199 día 31 y la presente misiva es un resumen de lo que, tras recibir las nuevas de Carlos V, han tratado ese mismo día con los emisarios franceses. Cobos y Granvela, en este primer párrafo introductorio, indican a su señor que no pueden trasladar sin más sus indicaciones a la negación francesa porque se levantarían inmediatamente de la mesa negociadora. Lo que harán será omitir que han recibido ya indicaciones y que han propuesto el encuentro de hoy para que no se enfríe más el encuentro. Les hablarán de la propuesta de acercarse los dos monarcas un poco más al lugar de la negociación, Francisco I a Narbona y Carlos V a Perpiñán, y tratar sobre las últimas instrucciones que les había escrito el rey francés “sobre lo que ellos nos hauían dado por scripto tan secam[en]te y dicho tan ausolutamente q[ue] no querían hacer nada sin hauer luego a Milán”436. Este primer párrafo de la carta nos indica que los negociadores imperiales, pese a haber recibido instrucciones concretas, las desobedecen, aunque avisando de ello a su señor, porque entienden que haciendo lo que se les propone, no van a conseguir nada más que la ruptura de las negociaciones. Por el contrario, van a poner en práctica una estrategia dilatoria, a la espera de ver cómo reaccionan “y así les hauemos hablado oy en la orden, sustancia y quasimismas palabras que se sigue”437 Muy astutos, comienzan las conversaciones ese día (06-01-1538) advirtiendo a los franceses que, al contrario de lo que ellos sí habían hecho con lo que les había escrito Francisco I, no les van a trasladar el escrito que han recibido de su señor por ser muy largo “nosotros no acompañaríamos la respuesta q[ue] hazía V.M. de muchas palabras…”438. Pero, pese a lo que pueda parecer, no pretenden con ello insultar la inteligencia de las personas que tienen en frente, sino tan solo preparar la mejor estrategia negociadora que estiman viable en ese momento porque: Presuponiendo que siendo ellos tan prudentes y teniendo tan grande experiencia de las cosas y negoçiaçiones públicas, haurían harto conprehendido que tal podría ser y apartándose de la afectión que tenía de auentajar lo más que pudiesse las cosas de su amo, ellos podrían claramente judgar que V.M. no condescendería a la dicha restitución en q[ue] ellos se hauían parado tan precisa y ausolutamente, como nos mandó V.M. espresamente q[ue] no lo quería hazaer en manera ninguna por cualquier cosa que pudiesse suçeder. Ni continuar esta prática sobre el dicho scripto. 436 ANEXO III (6º), párrafo 202. 437 ANEXO III (6º), párrafo 202. 438 ANEXO III (6º), párrafo 203. 200 Como vemos, las cosas son mucho más sutiles de lo que aparentan y nosotros tenemos la ventaja de poder saber de ellas por boca de los propios actores gracias a estos informes que enviaron a su señor, en los que no se omiten detalles como el presente. Esta suerte no la han tenido otros investigadores como Nicolas Geligne que, al estudiar la entrevista de Niza de 1538, se queja sobre “le principal problème posé par les sources: la connaissance précise et détaillée des négotiations”439. Con este mismo problema se han topado otros investigadores que han estudiado las relaciones diplomáticas de la primera mitad del siglo XVI: Il serait souhaitable, dans lídéal, de donner une importance équivalente à toutes les négotiations de paix et de têves considérées. On se heurte néamoins, dasns certaines cas, à un obstacle archivistique de taille…Le matériau disponible pour la première moitié du XVIème siècle ets moins riche et presente plus d’irregularité… Il est même posible d’atteindre le silence absolu440. Esto hace que los estudios sobre estos acontecimientos diplomáticos se basen más en la periferia de los hechos que en el acto mismo de las negociaciones porque no existe documentación que nos informe de una forma veraz y ante la tesitura de trabajar con especulaciones, el investigador prefiere buscar la información en otros hechos relativos a dicho acto que sí existen: informes de embajadores, alusiones a los hechos de personajes que intervinieron, fiestas y conmemoraciones relativas a ellos, los gastos que produjeron, los lujos y el juego de las apariencias que se desarrollaron a su alrededor, etc. La obra citada de Geligne se tiene que basar, en gran medida, en estos hechos para estructurar su tesis doctoral, por otro lado muy notable y digna de atenta lectura. Aunque en ella aparecen numerosas alusiones a las negociaciones de Fitou, siempre se hacen en forma muy somera y sin profundidad en la relevancia que, a mi modo de ver, tuvieron en el conjunto de esfuerzos de la búsqueda de la paz que concluyeron en la Tregua de Niza (1538). De alguna manera la tesis de Geligne y la presente son complementarias y tan solo se solapan en algunos aspectos. Aquella basada en fuentes francesas e italianas. La presente basa su posible fortaleza en los archivos de los reinos hispanos y en la aparición en Simancas de los informes que estamos estudiando en el presente capítulo. 439 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi. L’entrevue de Nice (1538), Nice, Serre Editeur, 2019, pp. 95-96. 440 Haan, Bertrand, “L’elaboration des traités de pais au XVIème siècle” en Diplomatique et diplomatie: les traités (Moyes Äge debut du XIXème. Siècle),Paris École es chartes, 2015, p.70-71. (Cita tomada de la obra de Geligne antes referida, p. 98) 201 Pero volvamos a nuestros informes y al día a día de las negociaciones. Cuando hablan con la legación francesa, los imperiales se excusan en que, siendo tan cerrada su postura sobre Milán, es normal que el emperador no haya querido escribir sobre ello porque para él es un tema sobre el que no cabe cesión alguna. Los franceses se maravillan y dudan que los imperiales hayan realmente escrito a su señor con claridad sobre cómo habían quedado sus posturas en la negociación y argumentan que es un tema sobradamente conocido por el emperador porque ya, en conversaciones anteriores, se le ha trasladado expresamente por el consejero Scepero en su viaje de ida y vuelta desde Flandes a la corte en España y por el señor de Velly. También que el propio Francisco I se lo había dicho expresamente al marqués del Vasto. A esto los imperiales responden que Carlos V no se negaba a la entrega de Milán, pero que tan solo ponía las condiciones que ya les habían transmitido. Y que jamás de la parte de su rey [Francisco I], hauía sido contradicho en manera ninguna, antes solamente hauía contención de las personas del delfín, entonces señor d[e] Orliens, y del duque de Angulema, de presente, s[eñ]or de Orliens441. A continuación los imperiales sueltan una de esas floridas peroratas que tanto hemos visto en otros párrafos del presente documento, sobre las bondades de encontrar una paz, de lo que la cristiandad ganaría con ello, de cómo el emperador pretende ceder Milán al hijo de Francisco I en preferencia a sus propios hijos u otros fieles vasallos entre los que podría elegir, que lo que se pide es muy razonable y que si esta negociación llegara a romperse, se acabaría con la esperanza de la paz “para siempre jamás”442. Que para favorecer que la presente negociación llegara a buen puerto, el emperador había accedido a acercarse a Perpiñán, lo que estaba haciendo en ese preciso momento, a fin de que aquellos comisionados que ellos designasen pudiesen acercarse hasta allí y tratar con él directamente lo que estimasen necesario, “Y aquellas cosas se podrían, como está dicho, aclarar y resoluer más presto”443. Esto sí podemos considerarlo una novedad, puesto que es la primera vez que se insinúa que el emperador podría tratar de la paz directamente con emisarios, lo que es poco creíble porque los acercamientos propuestos hasta ahora por parte de los dos monarcas ( a Narbona uno, a Perpiñán el otro), han sido siempre sobre la base de que estuviesen más cerca para poder consultarles y, aunque nunca se ha dicho explícitamente, siempre ha estado en el ánimo de la 441 ANEXO III (6º), párrafo 203. 442 ANEXO III (6º), párrafo 204. 443 ANEXO III (6º), párrafo 205. 202 negociación, que estuviesen próximos a fin de poder juntarse para la firma del tratado de Paz en el momento en que se rematase. El hecho de que Carlos V aceptase esta reunión con subordinados, se nos antoja un exceso por parte de Cobos y Gravela para ablandar la postura del contrario. La legación francesa insiste en que su amo no accedería a nada sin la cesión inmediata de Milán, aunque entendían que aceptaría el plazo de seis meses, pero no más y todo el resto; fe, lucha contra el turco, devolución de Saboya…quedaría supeditado a aquello. De nuevo amenazan con que su amo se está ya aburriendo de su estancia en Narbona “…su amo no querría sperar más luengamente de q[ue] estaua harto, enojado y fuera de todo y pasa el tiempo de caça…444” y que, en estas condiciones, en cualquier momento les podría dar indicaciones para que acaben las negociaciones y les podría llamar a su lado. Lo que demuestra, no ya que estén estancados en sus posturas, lo que es notorio desde hace mucho, sino más bien el que se les están acabando las esperanzas de lograr algo en la negociación: “Después de haber porfiado luengamente sobre lo que arriba está dicho, las palabras de lo qual sería aquí fastidioso y prolixo repetirlas…ellos nos han dicho, como deseperados, de esperar ninguna buena conclusión desta plática”445. La legación francesa propone que, si los imperiales aceptan ceder Milán en el plazo de seis meses “u ocho meses” (de nuevo alargan un poco más el plazo, lo que indica que sí hay huecos para la negociación), uno de ellos, Montmorency o el propio cardenal, irían inmediatamente ante su rey para transmitírselo y convencerle de que acceda inmediatamente a las peticiones de los imperiales446. Cobos y Granvela no ceden y solo aceptan la cesión de Milán si antes se ha devuelta lo ocupado en Saboya y ha habido compromiso sobre la celebración del Concilio447. Los franceses argumentan que la “celebración y efectuación del conçilio podría ser cosa luenga”, por lo que es imposible que su señor acepte este término sin haber conseguido primero Milán, tras lo cual viene una propuesta que hoy nos parecerá disparatada pero que indica la desesperación por avanzar la negociación en algún punto, por imposible que pareciese: Y quanto al casamiento del duque d[e] Orlines y la hija del Rey de Romanos, ellos eran también muy contentos de asegurarlo lo más [pronto] que hacer se pudiesse y aún de consumirlo [consumarlo]. Y q[ue]no hera cosa de inconueniente, por tan gran bien, que los hiziessen dormir juntos a los menos una vez, y quel dicho s[eñ]or de Orliens, estaua en edad que de su parte no podría jamás contradezir el dicho casamiento448. 444 ANEXO III (6º), párrafo 206. 445 ANEXO III (6º), párrafo 208. 446 ANEXO III (6º), párrafo 208. 447 ANEXO III (6º), párrafo 209. 448 ANEXO III (6º), párrafo 210. 203 Detengámonos un momento y reflexionemos sobre lo que nos intenta decir el texto. Lo que se propone es acostar justos, al menos una noche, a ambos jóvenes (niña en el caso de ella). Como se da por hecho una madurez sexual en el duque de Orleans debido a su edad (Enrique nació el 31 de marzo de 1519), también se da por hecho que al acostarles juntos se va a producir una relación carnal entre ellos, o al menos la sospecha, con lo que el duque como caballero, “no podría jamás contradezir el dicho casamiento”. Hoy no deja de maravillarnos que esto se haya propuesto con la mayor naturalidad y que se haya trasladado por escrito sin ruborizarse, porque en el párrafo siguiente, los negociadores imperiales no muestran indignación, sino que intentan convencer a los franceses que no sería tan difícil la celebración del Concilio y en cuanto al matrimonio, sería conveniente celebrarlo cuando “la dicha hija fuese de hedad y corpulencia para consumir el dicho matrimonio”449. Los negociadores franceses se desesperan, piensan que se les está burlando y que todo el tiempo invertido en las negociaciones es un tiempo perdido y que es totalmente necesario que Milán se ceda de inmediato como ellos piden450. Los imperiales ven también que han llegado a un callejón sin salida, por lo que preguntan si ésta es la última palabra de su rey, a lo que contestan que sí, pero que sospechan que en cuanto a la restitución de Saboya, podrían ellos convencer a su rey que se hiciese de inmediato si se retienen las cinco plazas de las que ya han hablado. También insisten en que sería conveniente ceder alguna renta a los señores de Albret (reyes de Navarra en el exilio) para que su amo olvidase esta reclamación451 y van repasando en los párrafos sucesivos todos los puntos de la negociación, sobre Hesdin452 y sobre los tratados de Madrid y Cambrai453. Los franceses pasan al plan B, proponiendo la tregua puesto que ven imposible llegar a la paz, …como por desesperaçión, ellos veýan que esta paz sería como imposible…y que sería mejor mirar de hacer una paz dexando las cosas como están, o si no, hacer una tregua por algún largo tiempo para tener a V[uestras] M[agestades] fuera de guerra, y entretanto ver si Dios iluminaría a hacer la dicha paz y que V.M. podría recompensar al duque de Saboya del estado de Milán como os plugiesse454. 449 ANEXO III (6º), párrafo 211. 450 ANEXO III (6º), párrafo 212. 451 ANEXO III (6º), párrafo 213. 452 ANEXO III (6º), párrafo 214. 453 ANEXO III (6º), párrafo 215. 454 ANEXO III (6º), párrafo 216. 204 Claramente la negociación no avanza. Incluso la última frase, que podría tener traducciones actuales poco ortodoxas, denota en los franceses un hartazgo próximo a la ruptura. Cobos y Granvela indican al emperador que le están escribiendo lo más sustancial de las conversaciones de ese día y le piden que les haga saber “punto por punto” cuál es su voluntad sobre todo ello455, sobre todo si pasan a tratar la tregua por un año “como V.M. nos lo ha mandado por el dicho Idiáquez”. Aquí aparece una indicación clara de que Carlos V les ha trasladado, seguramente por boca del mensajero, la autorización de tratar una tregua por el plazo de un año. Pero también les ha debido trasladar su idea de que se ha de involucrar en las futuras negociaciones al papa: “porque quanto a entremeter al papa en esta plática, nosotros tenemos como por cierto q[ue] ellos no lo harán de buena gana”456. Este es, como vemos, el germen de las futuras negociaciones en Niza. Piden que se les indique cómo organizarlas: “si esto será con la vista de los tres [Francisco I, Carlos V y Paulo III], dónde, quándo y cómo. Que es cosa donde se encierran muchas dificultades y consideraciones”457. O, si por el contrario el emperador acepta que se abrevie el tiempo de la cesión de Milán, por cuánto, y en ese caso, si se acepta la palabra del rey francés en cuanto a la ayuda contra el turco y la convocatoria del Concilio. Ellos proponen demorar como máximo un año la entrega del ducado, pero piensan que los franceses no aceptarán458. Piden parecer sobre si mantienen su postura en relación con la devolución de Asti a Francia459. También piden instrucciones sobre lo que deben contestar sobre los reyes de Navarra460 y sobre el resto de los temas de la negociación en los párrafos siguientes. Por último, informan que los franceses han propuesto volverse a juntar el miércoles próximo, por lo que envían a Idiáquez con la presente carta para que el emperador les responda antes de ello461. Primera carta del 11-01-1538 Syre. Ayer [10-01-1538], cerca de las tres horas después de medio [día], reçibimos las cartas que V.M. nos mandó scriuir el día antes, sobre el cargo conque hauíamos despachado a Idiáquez. Y en rescibiendo las cartas, auisamos al s[eñ]or de Veli para que hiziese saber a los comisarios de Françia que teníamos respuesta de V.M., la qualles diríamos oy si ellos se querían hallar en las cabañas, y ellos lo hizieron462. 455 ANEXO III (6º), párrafo 218. 456 ANEXO III (6º), párrafo 219. 457 ANEXO III (6º), párrafo 219. 458 ANEXO III (6º), párrafo 220. 459 ANEXO III (6º), párrafo 222. 460 ANEXO III (6º), párrafo 223. 461 ANEXO III (6º), párrafo 227. 462 ANEXO III (7º), párrafo 228. 205 Así comienza de nuevo el 10-01-1538 la ronda de negociaciones y esta nueva carta de los emisarios imperiales comunica a Carlos V los pormenores. Los primeros párrafos describen, como viene siendo habitual, las buenas intenciones del emperador en estas conversaciones y los argumentos ya sabidos que justifican las diferentes posturas, por lo que no nos detendremos más en el detalle. Persisten en todos los temas y en sus ofrecimientos, extrañándose mucho de “q[ue] el rey, su amo, no condescendiese en ello como en cosa tan honesta, razonable y hazedera”463. También les informan de que el papa ha enviado dos cardenales para que hagan de mediadores yendo y viniendo a cada una de las ciudades donde se encuentran los monarcas comunicando a ambos las propuestas del otro464. A lo que los franceses responden con parecidos argumentos justificando de forma genérica la justicia y equidad de sus peticiones, y manteniéndose firmes en todas y cada una de sus peticiones465. A lo que siguen una serie de réplicas y contra-réplicas sin que las posturas de ambos bandos se muevan un ápice, por lo que Cobos y Granvela proponen: …q[ue] mirásemos juntos que n[uest]ro muy Santo Padre se llegase a Niça o hazía algún otro lugar de Lombardía y V.M. y el dicho rey, en tiempo y lugar conuenientes, y según que se podría concertar para acabar la dicha paz y remediar la dicha cristiandad. Y que nosotros teníamos por muy cierto q[ue] su sa[ntida]d tomaría de buena gana la pena, y haría todo buen oficio por la dicha paz, seggund que él la ahuía siempre desseado y mostrado sinceramente466. Aquí hay una novedad importante, porque ya se propone Niza para continuar las negociaciones de una forma inmediata con la asistencia de Paulo III. Posiblemente se haya hablado de este lugar entre los imperiales porque está relativamente cerca de Roma y porque es la única fracción de territorio Saboyano que no había sido ocupada por los franceses. Con esta elección se buscaba facilitar el desplazamiento del papa, ya muy anciano entonces, incluso para la época, muy cerca de la frontera de Francia y un territorio neutral al que podría acceder fácilmente por mar el emperador. Pero resulta chocante que ya se esté proponiendo con tanta anticipación, lo que denota que no solo existe un plan B (lograr una tregua por un año), sino que se están ya preparando otros alternativos. También se indica la posibilidad de añadir o cambiar los negociadores, se proponen las reinas de Francia y Hungría, hermanas ambas del emperador467. 463 ANEXO III (7º), párrafo 236. 464 ANEXO III (7º), párrafo 237. 465 ANEXO III (7º), párrafo 238. 466 ANEXO III (7º), párrafo 242. 467 ANEXO III (7º), párrafo 244. 206 Parece que los franceses están remisos a incluir al papa en la negociación, por lo que se deja de hablar de posibles cambios entre los negociadores468. En este momento, Cobos y Granvela proponen a los franceses cómo quieren negociar la tregua que, por lo que se ha visto en párrafos anteriores, se buscaba tan solo como un instrumento para encontrar ubicación y personas y seguir negociando la paz, en ningún caso como una solución definitiva a la guerra. Los franceses responden que habría que negociar si se hace por mar y por tierra (o solo en alguna de ellas), si afectará al comercio y las comunicaciones de las tierras fronterizas y, sobre todo, si por un largo o corto periodo de tiempo469. Como vemos, parece claro que las dos partes han renunciado al objetivo primero de las negociaciones que era la paz permanente y ahora solo se conforman con negociar una tregua en las mejores condiciones posibles que posibilitase elegir cuándo, dónde y con qué personas se seguiría negociando. A pesar de lo dicho, la legación imperial insiste en los peligros de no lograr allí mismo la paz, del peligro de la cristiandad, etc. Intentan quemar un último cartucho, sin resultado, porque transmiten en el escrito al emperador que, a ello, los franceses han respondido con palabras muy generales y han comenzado de inmediato a hablar de la posible duración de la tregua, proponiendo que fuese de al menos dos años o dieciocho meses, mientras que los imperiales proponen sea solo por un año como máximo470. Esta postura se mantendrá a lo largo de la negociación inmediata y se justifica en lo siguiente. Francia pretende una tregua por el periodo más largo posible, lo que le daría tiempo a reponerse económicamente mientras que le permite retener todo lo ganado en la guerra y, además, no estaría obligado al Concilio ni a la lucha contra el turco; si el periodo de la tregua era largo, la novia propuesta para el matrimonio llegaría a una madurez sexual aceptable que ya no impidiese el matrimonio con lo que se podría negociar la paz en condiciones favorables. Por el contrario, los imperiales querían una tregua lo más corta posible porque querían seguir negociando una paz que liberase los territorios del duque de Saboya y estabilizase Italia. Ante la propuesta de plazos de la legación francesa, los imperiales protestan con los argumentos de siempre, el peligro en que quedará la cristiandad entre tanto, la indefensión ante el turco y el problema que supone que el duque de Saboya no sea restituido en lo que le pertenece. Creo que Cobos y Granvela son conscientes de su constante reiteración porque indican a su señor, “de lo qual no haremos aq[uí] más 468 ANEXO III (7º), párrafo 245. 469 ANEXO III (7º), párrafo 246. 470 ANEXO III (7º), párrafo 246. 207 prolixa reçitaçión por no enhastrar471 tanto a V.M.”472. Los negociadores franceses vuelven a eludir estos temas y acusar a los imperiales de no querer entrar de forma rápida en el fondo de la búsqueda de un plazo para la tregua, que según su amo no les debería llevar demasiado tiempo, “y les sería graue en grand manera de hauer de correr la posta tras el rey, su amo”473, con lo cual están dando a entender que Francisco I ya ha dado por perdida la esperanza de un tratado de paz y una firma conjunta con el emperador y ha emprendió, o está a punto de hacerlo, el regreso hacia el interior de Francia. Los imperiales ven que se les están cerrando todas las vías negociadoras, por lo que intentan convencer a los franceses de hacer una posible entrevista entre Leonor y su hermano, el emperador, allí mismo en Salses. Se ve claramente que ha sido una idea no pactada con su señor porque, de inmediato le dan en el escrito todo tipo de argumentos a favor de esta entrevista y le convencen de la idoneidad de la misma, amparándose en que tiene la excusa de interesarse por el estado de salud de ella, que ha estado muy quebrado últimamente. Los franceses no rechazar la idea y acuerdan esperar tres días a la respuesta del emperador y, por su parte, estarían dispuestos a dar salvoconducto a las personas que ellos indicasen para que se adentrasen en territorio galo en su busca474. El indicio de que la negociación de este día ha llegado a su fin es el hecho de que los franceses admiten que quizá se han acalorado mucho en algún momento y piden disculpas por ello a los imperiales. “Y nosotros hizimos lo mismo en efecto”475. De nuevo la cortesía diplomática. También, como ya hemos visto en otras ocasiones durante el período de conversaciones, los correos van y vienen a cualquier hora del día ¡o de la noche! “En fin, Sire…començando a escriuir ésta, vino a nos el s[eñ]or de Veli a decirnos que…era llegado un correo despachado por el dicho rey de Françia a sus comssarios…”476. Anunció la llegada de la carta, volvió con la legación francesa y en el plazo de una hora vino con las noticias de Francisco I, el cual ordenaba que, si en el plazo de unos días hasta el jueves próximo no se había llegado a acuerdo alguno, los negociadores deberían regresar de inmediato. Él, a su vez, estaba ya a punto de partir hacia Montpellier. En el caso de que se estuviese tratando solo una tregua, que se dejase gente allí para continuar las conversaciones pero que Montmorency y el cardenal de Lorena se volviesen junto a él477. Ante este ultimátum los imperiales se escandalizan y mandan al consejero Cornelio Scepero a que les 471 Podríamos traducir por enhastiar, hastiar o hartar. En Argentina todavía existe una palabra posiblemente derivada: enchastar, que tiene el significado de denigrar, ensuciar. 472 ANEXO III (7º), párrafo 247. 473 ANEXO III (7º), párrafo 249. 474 ANEXO III (7º), párrafo 250. 475 ANEXO III (7º), párrafo 251. 476 ANEXO III (7º), párrafo 254. 477 ANEXO III (7º), párrafo 254. 208 ruegue que al menos esperen el plazo de tres días que les habían prometido, porque ellos en ningún momento habían dado muestras de romper las conversaciones. “Y en el mismo instante hauemos despachado al dicho Sceppero dándole cartas de creencia para los dichos comisarios y es partido por las postas el jueves X de enero [10-01-1538], a la medianoche”478. Scepero a las dos horas de la madrugada ya del viernes 11-01-1538 con noticias descorazonadoras. Los negociadores franceses se están preparando para partir hacia Narbona durante esta jornada tras elegir las personas que continuarán la negociación de la tregua por ellos, pero les proponen que se acerquen hasta las cabañas hacia las ocho o nueve de la mañana, para hacer las presentaciones y transmisión de poderes, lo que los imperiales aceptan “para ver si los podríamos persuadir a esperar a lo menos los dichos tres días, o sy no, hacer lo mejor q[ue] podremos por no romper del todo esta plática de paz”479. Cobos y Granvela se sienten descorazonados y es esa sensación de desasosiego la que transmiten a su señor, quizá el no haber hecho lo suficiente para llevar las conversaciones a buen término, quizá el que todo se podría haber llevado de otra manera. Le piden consejo y le ruegan que se lo haga llegar por escrito lo antes posible. ¿Les dejan marchar sin intentar retenerles con alguna propuesta que cambie el punto muerto de las conversaciones? ¿Rehúsan los nuevos negociadores que les propongan Montmorency y el cardenal de Lorena como último intento de retenerles allí? ¿Aceptan continuar la negociación de la tregua en las condiciones y con los con los nuevos comisionados que propongan los franceses?480 Los imperiales sienten que la paz se les escapa de las manos y solo una cesión de su señor en alguno de los puntos, preferentemente la cesión inmediata de Milán, podría dar un vuelco a la negociación. Segunda carta de 11-01-1538 Tal como indican en esta segunda carta, estuvieron durante el día 11 intentando convencer a los emisarios franceses de que no abandonasen la negociación sin conseguirlo, “Y en fin, no ha aprouechado nada para estoruar su partida…[les] hauemos hallado más deliberados y como resulutos…y hauemos sabido q[ue] desde la mañana ellos hauían hecho partir sus acémilas”481. Sin embargo, al final, parece que acceden a sus ruegos y prometen permanecer en Narbona, todavía otros tres días, del presente once al trece de enero (domingo), a la espera de la contestación del emperador, lo que alimenta la esperanza de que todavía puedan 478 ANEXO III (7º), párrafo 255. 479 ANEXO III (7º), párrafo 255. 480 ANEXO III (7º), párrafo 255. 481 ANEXO III (8º), párrafo 258. 209 retornar a las Cabañas de Salses si fuese necesario. Parece ser que el sr. Vely, que sí está con los negociadores imperiales, les reprocha el hecho de que ahora quieran consultar con el emperador sobre si deben o no negociar la tregua porque él había entendido que desde que salieron de Monzón, ya tenían autorización para ello482, a lo que le contestaron que efectivamente estaban desde un principio autorizados para esto pero que al hacer la consulta, “los ministros del papa y otros embaxadores se entremeterían y harían su deuer y oficio con V.M. y el dicho rey de Francia respectivamente para ser medianeros”483, con lo que parecen indicar que efectivamente tenían ya autorización e instrucciones para, si no se llegaba a la paz, poner el marcha el plan B (negociar la tregua), pero que hacían la actual consulta al emperador para que se pusiesen en marcha una serie de personas que ayudasen a cambiar de opinión al rey de Francia, dando por supuesto que esta demora que ellos estaban provocando, permitiría a Carlos V avisar a los cardenales enviados por el papa para que intercedieran. También argumentan a Vely que era muy importante consultar al emperador los plazos de duración sobre lo que debería negociarse ahora la tregua puesto que había tanta discrepancia sobre ello entre las dos partes484. A lo que Vely contestó que entendía que sí lo que se buscaba ahora era la tregua, que era necesario negociarla pronto puesto que el plazo de la que se negoció en su día en Lombardía iba a expirar muy pronto485. En cuanto a los plazos, dejó caer una consideración importante. Debería tener un plazo distinto la tregua que se hiciese por tierra de la que se hiciese por mar puesto que “no era cosa tan fácil de hacer los aparejos, prouisiones y notificaçio[nes] por mar como por tierra”486, y sería más difícil saber si se ha cumplido por mar debido a la dificultad de las comunicaciones y el largo tiempo que se invertía en realizarlas. Tras este comentario aparentemente razonable, viene otro de esos que le hemos visto hacer otras veces a este personaje, del que nunca sabemos exactamente de qué bando está y que parece puesto allí por los franceses para que sirva de lubricante a una negociación tan difícil como la que se está llevando a cabo: “asý ellos [los negociadores franceses] se declararían y boluerían más fáciles a los medios de la dicha paz”487. Quede constancia de que, a pesar de que ahora solo se habla de negociar la tregua, Velly ha retomado expresamente la palabra paz y entendemos que no es algo casual, ni se trata de un error. 482 ANEXO III (8º), párrafo 259. 483 ANEXO III (8º), párrafo 260. 484 ANEXO III (8º), párrafo 261. 485 ANEXO III (8º), párrafo 262. 486 ANEXO III (8º), párrafo 263. 487 ANEXO III (8º), párrafo 264. 210 A partir de aquí, los párrafos que restan son de cierre de la carta, rogando la pronta respuesta del emperador488, volviendo a insistirle si no sería mejor retomar la negociación de la paz haciendo alguna concesión en lo tocante la entrega de Milán, mejor que empezar a negociar una tregua489, le insinúan que si decide que se trate de la tregua, que insista en que se haga con los actuales negociadores (Montmorency y cardenal de Lorena), puesto que ellos están ya al tanto de todo y sería mucho más fácil490. Además, le proponen que solicite que lleven los negociadores de ambas partes los sellos correspondientes para poder firmar y sellar allí mismo la tregua con la promesa de ser luego ratificada por sus señores491, como vemos, se trata del mismo procedimiento que se había ya empleado en las treguas de Bomy en Picardía y Monzón. Insisten en pedir instrucciones sobre los plazos, si hacerla por mar y tierra conjuntamente, pero con distintos plazos, sobre cómo indicar en ella lo tocante a las Indias, de cómo se respetarían los derechos mercantiles de los comerciantes de Flandes, de cómo se deberá recompensar a todos aquellos que hayan perdido sus bienes492. Por último, ruegan que la respuesta imperial no se demore más de dos días493. En el último párrafo sugieren algunos nombres de colaboradores que podrían ser enviados ante la reina de Francia para informarle sobre la marcha de las negociaciones y para pedir su intercesión, recordándoles que la legación francesa les había prometido que no habría problema con los salvoconductos que para ello necesitasen494. Primera carta de 13-01-1538 “Syre. La carta q[ue] V.M. nos escriuió en res[pues]ta de la última q[ue] le scriuimos, rescibimos ayer [12-01-1538] en la tarde”495. El emperador ha contestado rápidamente, teniendo en cuenta que las dos cartas anteriores han salido el viernes once de enero, y debemos sospechar que no precisamente a primera hora, al día siguiente sábado, doce de enero por la tarde, los negociadores ya tienen su respuesta. Además, parecen que están satisfechos con ella, 488 ANEXO III (8º), párrafo 265. 489 ANEXO III (8º), párrafo 266. 490 ANEXO III (8º), párrafo 267. 491 ANEXO III (8º), párrafo 268. 492 ANEXO III (8º), párrafo 269. 493 ANEXO III (8º), párrafo 271. 494 ANEXO III (8º), párrafo 272. 495 ANEXO III (9º), párrafo 273. 211 …y en todo ello ha V.M. considerado lo que importa, tan bien y tan articularmente, q[ue] q[ue]damos con muy grand reposso de spíritu. Y mayormente quanto a la congoxa en q[ue] hauemos stado por lo que toca al duq[ue] de Saboya en caso q[ue] se haga tregua. Tenemos la suerte de que la carta que les escribió el emperador se encuentra en Simancas496. No el original, que naturalmente recibieron los destinatarios, sino el documento de trabajo con algunas correcciones, tachaduras y la tortuosa e inconfundible letra del secretario Idiáquez, confirmada por su firma tras la fecha y data. Gracias a ello podemos saber exactamente lo que les contestó Carlos V y las instrucciones que les dio. En el primer párrafo el emperador agradece los esfuerzos realizados por los negociadores imperiales y les reconoce que han ido actuando según sus instrucciones. En el segundo se maravilla de la postura adoptada por los negociadores franceses y de que abandonen la reunión. El tercero nos parece el más interesante porque en él da el emperador una muestra de su dominio global de las relaciones internacionales y de estrategia militar. Dice que la tregua por un año no la tendría por mala si no estuviera obligado a tener en cuenta los intereses del duque de Saboya y el juicio de los que observan el conflicto sin intervenir en él, en clara alusión a Inglaterra, el Imperio Otomano, Barbarroja, las grandes, medianas y pequeñas repúblicas italianas, Venecia…, y en lo tocante a su reputación. No le gusta una tregua larga porque, con ella no implicaría a Francia en su cruzada contra el turco ni en la convocatoria del Concilio, por tanto, no se solucionarían lo que él entiende como males de la cristiandad, pero sus dos grandes adversarios, tanto turcos como franceses, tendrían en la tregua de larga duración, una oportunidad magnífica para rehacerse. Él en este largo período solo tendría gastos que se añadirían a los que ya ha soportado durante las campañas precedentes. Por todo ello él prefiere una tregua corta, de pocos meses, porque ve a sus dos grandes adversarios muy mermados, a Francisco I por los grandes gastos que ha realizado y al turco porque sus últimas campañas en el Mediterráneo le han dejado muy disminuida su flota de galeras. En el párrafo cuarto propone que se prorrogue por tres meses más la tregua que ya se firmó para Italia, solo con la pretensión de buscar un lugar apropiado y las personas necesarias, incluyendo los legados pontificios e incluso el papa, para seguir negociando la paz. En el párrafo quinto pide que en la ampliación de tregua que propone, se incluya el derecho de paso de sus servidores desde los diferentes territorios hasta donde él está para atender cosas de su servicio, atravesando el territorio francés. También propone para 496 AGS.EST.K, Leg. 1642, Doc. 33. Carta de Carlos V al Comendador Mayor de León y monseñor de Granvela de Barcelona a 12 de enero de 1538. Entendemos que es un documento de gran importancia para este estudio por lo que hemos hecho una transcripción que hemos incorporado como ANEXO III (9º) al final de la tesis. 212 facilitar la nueva negociación, que los negociadores franceses que se designen (Vely es el que aparece con más insistencia) podrían acercarse hasta donde él está para firmarla. En el último párrafo deja taxativamente claro que no quiere que intervenga en la negociación su hermana María, reina de Hungría y gobernadora de Flandes. Quiere que todo se negocie por personas que estén próximas al lugar donde él se encuentre. Visto este pequeño resumen de la carta del emperador, entendemos el “reposso de spíritu” que su lectura deja en los imperiales. En ella hallan un reconocimiento de su señor a la labor que están desarrollando en las negociaciones. Les deja muy claro que quiere una tregua corta y que solo tendrá un propósito, buscar un nuevo lugar para seguir insistiendo en negociar la paz. Con las directrices muy claras, Cobos y Granvela no pierden el tiempo porque en el presente escrito anuncian al emperador que han preparado un borrador de la posible tregua y que se la envían con la presente carta (recordemos que tiene fecha 13-01-1538). También le anuncian que han mandado copia de ésta al cardenal de Lorena por medio de Cornelio Scepero, al que han enviado por las postas497. Le indican que han solicitado a los franceses quiénes serán los que se encarguen de la negociación y que lleven los poderes correspondientes para poder tratar la tregua. Le comunican también que ellos vuelven hacia Perpiñan, desde donde esperaran las noticias de Scepero que le comunicarán en cuanto lleguen. Carta del XIII de enero [13-01-1538] 2ª Hasta ahora hemos venido siguiendo las fechas de las negociaciones complementando entre corchetes la fecha completa. Lo hemos hecho así para facilitar la secuencia cronológica que era muy difícil de seguir por los datos que aportan los textos, donde las indicaciones se refieren al día de la semana o a festividades religiosas (Navidad, Pascua, Año Nuevo…). La data de las cartas está siempre completa en los documentos, pero naturalmente está referida a la fecha de expedición mientras que lo que aparece en el texto son indicaciones a fechas de hechos ocurridos uno o varios días antes. Para no perdernos en este laberinto de fechas hemos creado este calendario a partir de un único dato en una de las cartas en la que aparece asociado el día de la semana a la fecha completa. De esta manera hemos ido complementando los datos y confirmando la rigurosidad de las fechas. 497 ANEXO III (9º), párrafo 273. 213 Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo Dic.1537 17 18 19 20 21 22 23 Dic.1537 24 25 26 27 28 29 30 Dic/Ene 31 01 02 03 04 05 06 Ene.1538 07 08 09 10 11 12 13 Ene. 1538 14 15 16 17 18 19 20 Todo esto lo decimos aquí porque en la carta que analizamos en este momento aparece la única incongruencia que hemos encontrado hasta ahora. La carta comienza diciendo “Syre. El lunes escribimos a V.M. cómo hauíamos despachado a Cornelio Scepero desde Salsas al cardenal de Lorena…”498, refiriéndose a lo que han comunicado al emperador en carta del 13-01-1538, domingo, sobre el envío de Scepero por las postas. Se trata claramente de un error que puede estar justificado por el ritmo frenético que hasta ahora han llevado las negociaciones y las comunicaciones, con correos que van y vienen a cualquier hora del día y de la noche, donde puedes pensar que has comunicado algo el lunes porque lo hiciste a altas horas de la madrugada cuando la fecha ya había cambiado. La presente carta tiene fecha, como la anterior del día trece y parece describir los hechos ocurridos a lo largo del citado día que, recordemos, era domingo. Confirman que hacia las cinco de la madrugada recibieron carta de Cornelio Scepero que trajo su criado, en la que Vely y el general Bayard (parece que son los personajes encargados de esta nueva negociación) no contradicen ninguno de los puntos del borrador de tregua que el propio Scepero les había llevado499. No hablan todavía nada sobre la firma porque quieren comunicar los puntos a su amo, para lo cual habían ya han despachado a Poyet para le pusiese al tanto verbalmente. Hacia el mediodía llega hasta donde están los legados imperiales el cardenal Jacobacis, legado del papa para intervenir en las negociaciones junto al también cardenal Carpy, ambos habían pasado por Francia para entrevistarse con el rey. Reitera que tenía instrucciones de ser imparcial con ellos porque, al parecer había rumores que habían llegado al papa de que Carpy no lo había sido con Francisco I500. Se excusan en que su tardanza había sido debida a la falta de caballos en los puntos de posta y da: 498 ANEXO III (11º), párrafo 275. 499 ANEXO III (11º), párrafo 275. 500 ANEXO III (11º), párrafo 276. 214 Muchas buenas palabras quanto a su desseo de la paz y amistad de V.M. Y q[ue]si la paz podía ser pepetua, tanto más él la querría. Sy no, q[ue] fuese por v[yest]ras vidas. Y en falta desto, q[ue] se hiziesse una tregua por XV o XVI años u otro tiempo que sería conçertado. Y que cada uno q[ue]dase con lo [q[ue] tiene y se contentase…501 Leyendo estas palabras, parecen que describen a un extraterrestre lleno de buenas intenciones que acaba de aterrizar con una misión pero que desconoce totalmente el punto exacto en el que se hayan las cosas. Mucho tendrán que ponerle al día si quiere ayudar en la negociación. Cobos y Granvela parecen no desanimarse por ello porque describen durante el resto de este párrafo, que es larguísimo, su conversación sobre la paz, el concilio, el turco, el bien de la cristiandad, sus buenas intenciones… Pasada esta primera toma de contacto, Jacobacis confirma a los imperiales que Francisco I solo había llamado a consulta a su colega Carpy, por lo que él había decidido seguir camino hasta donde estaban Cobos y Granvela, aunque los dos habían quedado en comunicarse entre sí las nuevas que surgiesen. El párrafo siguiente, también muy largo como el anterior, describe una especie de puesta en común de noticias por ambas partes. Por un lado, los imperiales hacen confidencias sobre sus recelos en relación con Carpy y le ponen al día sobre el punto muerto al que han llegado las negociaciones y de los pasos que se habían dado hasta llegar a él502. Cobos y Granvela transmiten al emperador la sorpresa del legado papal por la actitud de los franceses y también que él propone reducir el plazo en la entrega de Milán hasta el punto de que sea aceptado por ellos503. A lo que los imperiales contestaron que se basan en la poca fiabilidad de Francisco I en el cumplimiento de sus promesas y que, ceder ahora Milán sin haberse consumado el matrimonio, sería creer en la promesa de un rey que para su señor el emperador, hasta ahora las había incumplido todas, por lo que era totalmente inviable. A partir de aquí Cobos y Granvela pintan un panorama un tanto apocaliptico, sin duda para impresionar al legado: Y q[ue], en primer lugar, toda Italia sería enteramente oppressa y la dignidad pontifical se anichilaría. Y lo q[ue] peor es, vernya la cristiandad en total confusión. Y que no hauía persona de buen seso q[ue] deuiesse aconsejar a V.M. q[ue] entregasse Milán syn q[ue], a lo menos, el concilio fuese çelebrado y efectuado…504 501 ANEXO III (11º), párrafo 276. 502 ANEXO III (11º), párrafo 277. 503 ANEXO III (11º), párrafo 278. 504 ANEXO III (11º), párrafo 279. 215 La primera parte de fragmento parece un mensaje para el papa. La segunda, un tirón de oreja para el legado, que parece haberlo entendido porque de inmediato asume los postulados de los negociadores imperiales que transmiten al Carlos V que ahora sí le parece necesario de la celebración del Concilio antes de la entrega de Milán505. El legado les comenta que según las noticias que él tenía, los franceses no pondrían pegas en la devolución de lo ocupado al duque de Saboya, a lo que los imperiales contestan que sí, salvo el pequeño detalle de que pretenden retener plazas muy importantes dentro del territorio, por lo que la entrega estaría poco menos que envenenada506. El legado les pide opinión sobre qué les parece que podría hacer él para ayudar, a lo cual Cobos y Granvela “nos escusamos de dar el paresçer” y quedan con él en verse por la tarde del mismo día507. En un tono de confidencia comentan al emperador que han creído conveniente poner al día al legado en todo lo que ha ocurrido en la negociación, pero sin hablar mal de Francisco I ni de sus comisarios, porque entienden que todo lo escuchado lo comunicará a su colega el cardenal Jacobacis, que en estos momentos está con el rey francés y esos comentarios podrían trascender, perjudicando el futuro de la tregua508. Cierran la carta, no sin antes recomendar al emperador que envíe gente para recibir, acompañar y honrar al legado papal, en Perpiñan el 13-01-1538. Copia de la carta que escriben a Cornelio Scepero. Recordemos que Cornelio Scepero ha sido enviado ante los negociadores franceses, que ya se habían retirado al interior de Francia, con una copia de la propuesta de tregua de Cobos y Granvela. En un correo había informado que Vely y Baryard la habían recibido y no habían hecho comentarios negativos y estaba pendiente de la respuesta del rey. Cobos y Granvela envían esta carta, que está en el expediente que estudiamos, pero no tiene fecha, aunque claramente es posterior a la última del día 13-01-1538. En ella indican a Scepero que, cuando la legación francesa le entregue su propuesta de tregua, debe revisar que todo en ella está conforme con el texto que él envió y: 505 ANEXO III (11º), párrafo 280. 506 ANEXO III (11º), párrafo 281. 507 ANEXO III (11º), párrafo 282. 508 ANEXO III (11º), párrafo 285. 216 no disputar con ellos ni pasar más adelante en esta negoçiaçión de lo q[ue] teneys a cargo, q[ue] es de traer otro despacho semejante al n[uest]ro…aq[uí] os enviamos una copia auténtica del n[uest]ro, firmado de los secretarios y notarios harto conoscidos por ellos…y podrán ver q[ue] n[uest]ro poder no es menos amplio q[ue] el suyo509. Sin embargo, pese a que aparentemente acotan mucho sus atribuciones, le encargan que hable con Montmorency y el cardenal de Lorena en favor de los condes de Varasto y Pont de Vaulx, que residen en Borgoña y pretenden que se les devuelva sus tierras ocupadas durante la invasión de Saboya. También le indican que les traslade la petición del barón de Monfalconet en el mismo sentido510. No deja de sorprendernos estas peticiones a nivel individual, cuando lo que hay en juego es mucho más importante. Copia de la patente de treguas que llevó Cornelio Scepero. El último documento dentro del legajo es la una copia del escrito de base para la tregua que llevó Scepero a Vely y Bayard. Aunque el documento completo está transcrito en el ANEXO III (13º), creo conveniente detallar aquí los puntos más destacados de la misma como resumen de este largo capítulo en el que hemos descrito pormenorizadamente las negociaciones de las Cabañas de Fitou en Leucate cerca de Salses y que desembocaron en esta tregua que, desde un principio, pretendió ser paz perpetua. Se confirma en el texto que existen dos treguas que están todavía vigentes, en la parte de Flandes y Picardía hasta el primero de junio y el Piamonte y Saboya hasta el último de febrero. Se confirma por la presente que la de Flandes y Picardía se deja por el plazo en el que está y se prolonga la de Piamonte y Saboya hasta el mismo plazo de la anterior (primero de junio). Es plazo y la abstinencia de armas se hace extensiva a todos los reinos, tierras y vasallos de sus majestades imperial y real por el mismo plazo hasta el primero de junio511. Esta es la sustancia, el detalle es prolijo en relación de todo aquello que no se podrá hacer durante el tiempo que dure la tregua. También se recalca que la tregua se establece, sobre todo, para buscar un lugar adecuado y las personas convenientes para seguir negociando la paz. 509 ANEXO III (12º), párrafo 287. 510 ANEXO III (12º), párrafo 288. 511 ANEXO III (11º), párrafo 289. 217 Valor de las conversaciones de Salses como ejemplo de los métodos de negociación entre Carlos V y Francisco I. Las conversaciones de Salses tienen un gran valor en el estudio de las fórmulas diplomáticas de la primera mitad del siglo XVI porque su día a día ha llegado a nosotros plasmado en un documento escrito, lo cual es extraordinariamente raro por la naturaleza secreta que siempre han tenido este tipo de negociaciones. Naturalmente se trata de la visión imperial, por tanto, totalmente parcial. Para poder alcanzar una visión de conjunto deberíamos contrastar esta información con un informe parecido que Montmorency y el cardenal de Lorena hubiesen enviado a Francisco I, pero esto es algo que todavía no ha aparecido. El último estudio serio sobre la Tregua de Niza de Nicolás Geligne, al que ya hemos aludido en las páginas anteriores, demuestra una revisión profunda de los archivos franceses e italianos, pese a lo cual se lamenta de la falta de información escrita que en general hay siempre sobre los temas tratados dentro de las negociaciones diplomáticas y confirma que esta misma queja ya existía en los cronistas de la época, de los que da ejemplos que hemos indicado a pie de página. En las alusiones que aparecen en esta obra a las conversaciones de las cabañas de Fitou, a las que él se refiere como de Leucate, que es la población francesa más cercana en la que pernoctaron los negociadores franceses, no indica que haya aparecido sobre ellas documentación alguna en los archivos franceses, cosa que sí hubiera hecho de haber llegado a sus manos puesto que trata de Leucate (lo que nosotros hemos venido denominando conversaciones de Salses) como el antecedente de la Tregua de Niza. El conjunto de documentos que hemos analizado pormenorizadamente en este capítulo nos permite atisbar cómo se desarrollaban este tipo de negociaciones; el protocolo previo; la forma de abordar los temas por ambas partes; la forma de sentirse ofendidos (unas veces real y otra fingida) ante una postura de la parte contraria para sacar después ventaja en la negociación; los momentos en los que la conversación se trababa y se convertía en algo menos que “gruesas palabras” y esos otros momentos de cierta intimidad entre los personajes de ambas partes, en los que se intercambiaban pequeñas confidencias. Hemos podido ver el lado institucional y el lado humano de unos personajes que, en ese momento, eran muy relevantes ante sus respectivos monarcas y que tenían que defender los postulados que se les exigía, aunque a veces, en mayor o menor medida, no estuviesen totalmente de acuerdo con ellos. 218 También hemos intentado desmenuzar los temas según han ido saliendo en las negociaciones comparándolos con los que en su día se firmaron en las paces de Madrid y Cambrai ya que muchos volvían a ser los mismos ante la negativa que mantuvo siempre Francisco I a asumirlos y respetarlos. 219 CAPÍTULO 6. LA PAZ QUE SE QUEDÓ EN TREGUA. NIZA (1538) Niza, los antecedentes de una negociación A modo de introducción de este capítulo en el que vamos a tratar sobre la negociación de lo que pretendía ser Paz, pero que quedó en simple ampliación por diez años de las treguas ya existentes, conviene que veamos qué es lo que recuerda el emperador de este período en sus memorias. Como queda dicho, el Emperador se fue por la posta a Barcelona y allí, siguiendo la intención que tenía de ver lo que resultaría de aquella entrevista, se embarcó la tercera vez y pasó la sexta el mar de Levante, y habiéndose movido, cuando todavía estaba allí, alguna plática de treguas entre Su Majestad y el Rey de Francia, pareció a Su Majestad que no había gran inconveniente en hacerlas, supuesto que iba a Niza para tratar de la paz, y así las concedió al tiempo que se quería embarcar, y mandó luego la ratificación, aunque del Rey de Francia no fueron entonces ratificadas, por no poder conocerlas tan pronto. Y corriendo en este tiempo nuevas de que la armada del Turco venía a las partes de Poniente, y casi se decía que era con el intento de impedir la dicha jornada de Niza, habiendo ya llegado Su Majestad a Pomègues de Marsella, fueron descubiertas algunas velas latinas que venían de Levante. El Emperador, sabiendo también que el Rey de Francia había mandado poco tiempo antes algunas de sus galeras por aquella parte, pareciéndole serían aquellas las velas descubiertas, les hizo las señales acostumbradas de amistad, para poder hablar con ellas y saber qué nuevas había de la armada turca; las cuales señales las dichas galeras, o no las entendieron, o no las quisieron entender, mas como aquellas que no sabían nada de las treguas, y como enemigas, comenzaron a tirar a las galeras del Emperador y a esforzarse por llegar a tierra de Francia. Lo que visto por su Majestad y sus galeras, hizo darles caza, de suerte que se tomaron cuatro en la mar, y no quiso seguir a las que habían tomado tierra; y reprendió gravemente a los capitanes de las galeras tomadas por la culpa que cometieron, e hizo advertir al Gobernador de Provenza de la dicha culpa de que se siguió aquel desorden, y así también de las treguas que se habían hecho en Barcelona, de las que el dicho Gobernador no sabía nada. Y en cumplimiento de ellas hizo luego restituir las cuatro galeras tomadas, y entonces vino la ratificación de las treguas hechas por el Rey de Francia. Hecho esto, continuó su viaje hasta Niza, de donde se vio por segunda vez con San Santidad, y después de besarle los pies y de tratar ambos por muchos modos la paz con el Rey de Francia (que también había llegado a Saint Laurent), no se tomó otra conclusión que unas treguas, para hacer las cuales hubo algunas razones512. 512 Fernández Álvarez, Manuel, Carlos V: Memorias, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1960, pp. 65-66. 220 Resulta curioso que el emperador recuerde con mayor viveza el encuentro con las galeras francesas que desconocían las treguas existentes y les atacaron, que el hecho mismo de la negociación a la que él acudió para estar muy próximo e intervenir en caso necesario, que resuelve con una lacónica frase “…no se tomó otra conclusión que unas treguas, para hacer las cuales hubo algunas razones.” También este párrafo, que nos hemos atrevido a incluir completo, es muy ilustrativo de los difícil que era poner en conexión las decisiones diplomáticas con el hecho mismo de la guerra. Las dificultades de comunicación en la época hacían que, una vez puesta en marcha la gran máquina apisonadora del conflicto bélico, fuese muy difícil pararla de un plumazo ante la firma de una tregua, que tendría que ser notificada y pregonada por los rincones más apartados del reino y, sobre todo, en las zonas donde los frentes habían sido muy activos. En estas condiciones era muy normal que las naves se atacasen en el mar porque aún no habían recibido la contraorden o que, en puntos alejados en los frentes de guerra, siguiesen las hostilidades ajenas a los logros de la diplomacia. 221 Por otro lado, debía ser muy complejo para todos aquellos que no hubiesen estado directamente implicados en las negociaciones, dominar el entramado de las diferentes treguas y los plazos de las mismas y a qué territorios se circunscribían. Además de que, seguramente, recibieran noticia retrasada de algunas de ellas. Quizá también a nosotros nos sea complicado hacernos una idea general por lo que, antes de entrar en la descripción de los ocurrido en Niza será conveniente que hagamos un resumen. O mejor, buscarlo entre la propia documentación que nos lo da hecho ya: El texto resaltado corresponde al índice de una obra que nos ha sido muy útil en nuestra investigación513. Pero hagamos una transcripción para que sea más claro: 513 Recueil des traitez de paix, de trève, de neutralité, de suspensión d’armes, de confédération, d’alliance, de comeerce, de garatie, et d’autres actes publics, comme contracts de mariage, testaments, manifestes, declarations de guerre, etc. Faits entre les Empereurs, Rois, Républiques, Princes, et autres puissances de l’Europe, et des autres parties du monde… Tome II, Amsterdam, Ed. Henry et la veue de T. Boom, 1700. Existe verión digital en GALLICA: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k9772112m.texteImage, consultada en 29-11-2022. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k9772112m.texteImage 222 • Traité de Trêves pour dix mois entre Charles V. Empereur, et Francois I. Roi de France. Fait à Bommy lez Teouanne; le 30. Juillet, 1537. Pg. 207.a. • Traité de Trêves pour trois mois entre Charles V. Empereur, et Francois I. Roi de France, pour ce qui concerne le Piémont, la Lombardie, la Savoye, le Dauphiné, la Provence, Gennes, et Nice. Fait à Monçon au Royaume d’Aragon le 16. Novembre, 1537. Pg. 207.b. • Propositions et Réponses entre Charles Quint Empereur, et Francois I. Roi de France sur le fait de la Paix. A Locate le 15. Décembre, et 10. Janvier, 1537 [et 1538] Pg. 208.b. • Traité de Trêves jusques au premier Juin 1538 entre Carles V. Empereur, et Francois I. Roi de France pour tous leurs Royaumes et Pays. Fait aux Cabannes de Fitou, entre Narbone et Perpignan, le 11. Janvier, 1537 [1538] Pg. 209.a. • Traité de Trêve pour dix ans, entre Francois I. Roi de France, et Charles Quint empereur, pour tous leurs Royaumes, Pays et Seigneuries. A Nice, le 18. Juin, 1538. Pg. 210.a. • Ratification du Traité de Nice, par Charles Duc de Savoye. A Nice 1. Novembre, 1538. Pg. 213.b. Si exceptuamos las proposiciones y respuestas que se hacen Carlos V y Francisco I y que figuran en el tercero de los puntos y la ratificación de Francisco I que figura en el último, podemos dejar todo ellos reducido a lo siguiente: • 1537-07-30 Tregua de Bomy, a la que los documentos se suelen referir como tregua para la región de Picardía, que puso fin por el plazo de 10 meses a las operaciones que los ejércitos de Flandes, apoyando la táctica del emperador, emprendieron desde el norte con el ambicioso objetivo de entrar en París. Hemos de puntualizar que la tregua era solo para esa zona. • 1537-11-16 Tregua de Monzón que suponía la ampliación de la tregua de Bomy al resto de territorios donde se habían producido operaciones militares por tres meses desde la fecha indicada. 223 • 1537[8]-01-11 Tregua de Salses (Cabannes de Fitou para los franceses), la que hemos estudiado con más detenimiento en esta tesis, que ponía fin a las operaciones en todos los frentes hasta el primero de junio de 1538. El número que figura entre corchetes es una aclaración nuestra puesto que la documentación antigua francesa empieza el nuevo año después de Semana Santa, por lo que la fecha de los primeros meses siempre lleva el año anterior, lo que suele ser un problema para ubicar correctamente los documentos desde el punto de vista cronológico actual. • 1538-06-18 La Tregua de Niza por diez años. Como se puede apreciar, se negocia en el límite temporal de finalización de la anterior Tregua de Salses. Una vez que hemos dejado despejado el horizonte cronológico, pasemos a describir y entender qué es lo que pasó en Niza. Nosotros creemos que las negociaciones de Salses y las de Niza tienen mucho en común. En ambos casos los negociadores fueron los mismos, Anne Montmorency y el cardenal de Lorena por la parte francesa y Cobos y Granvela por la parte imperial. En ambos casos se pretendió la paz, pero solo se llegó a una tregua y en ambas los dos monarcas, que podrían haber sido los interlocutores principales, se mantuvieron cercanos pero distantes. Las grandes diferencias fueron la implicación mucho mayor del papa Paulo III en Niza y la necesidad extrema que ambas partes tenían de acabar con la guerra por el impacto tan negativo que estaba teniendo en las finanzas de ambos reyes las operaciones militares, el pago de tropas, vituallas y logística. También por la interrupción del comercio que la guerra imponía. Realmente desde Salses la tregua era ya general y, de alguna manera, se había establecido para buscar un lugar apropiado para iniciar otras conversaciones en las que ambas partes encontrasen la forma de suavizar sus respectivas posturas, algo que en Salses no había ocurrido. En un momento de las cartas que hemos analizado en el capítulo anterior aparece Niza como posible futura sede de las reuniones. Ya vimos que se propuso por ser un lugar cercano a Roma, desde el cual Paulo III pudiese hacer un viaje en unas condiciones aceptables teniendo en cuenta su avanzada edad. Por estar muy cerca de territorio francés, fácilmente accesible por mar para el emperador y ser el único territorio del ducado de Saboya que no había caído en manos francesas. Era un terreno aparentemente neutral, pero desde el primer momento el duque Carlos III de Saboya demostró que no lo era y quiso imponer sus normas. Para demostrar que él también contaba y que aquel era su territorio, puso todos los problemas posibles en el alojamiento del papa, que Carlos V le había rogado se 224 hiciese en el Castillo de Niza, como lugar optimo por estar cerca del lugar de las negociaciones y por ser el mejor alojamiento posible. El embajador imperial en Génova, Gómez Suárez de Figueroa es enviado ante el duque para rogarle que lo ceda durante las negociaciones514. Para la nunciatura vaticana el tema del alojamiento papal se convirtió en asunto principal y las cosas no pintaron bien desde el principio. El duque se negó a ceder el castillo. Se podría decir que la intervención de Paulo III llegó a cifrarse en la posibilidad de utilización o no de esta residencia. ¿Qué aducía el duque para negar la cesión temporal? De una parte, que el papa no debía temer por su seguridad en Niza y que alojarse en el Castillo era excesivo habiendo otras residencias acordes a su categoría. El castillo estaba situado en la parte más alta e inaccesible de la ciudad, lo que era un inconveniente para la edad avanzada de Paulo III, que se debería alojar en alguna de las residencias de la parte baja. También se adujo que la fortaleza tenía un gran valor simbólico para el duque de Saboya, puesto que en él se encontraban los restos mortales de la duquesa Beatriz de Portugal, recientemente fallecida (ocho de enero de 1538) El asunto del castillo se convirtió en un tema espinoso que retrasaría el comienzo de las conversaciones e incluso las podría poner en peligro antes de comenzar. Curiosamente, mientras Carlos V pedía denodadamente al duque la cesión de la fortaleza, Francisco I le escribía cartas en las que le incitaba a no cederlo bajo ningún concepto y guardarlo lo mejor posible515. ¡Él que había usurpado al duque una parte de su territorio! Como vemos, incluso cuando se busca la paz a toda costa, se puede incordiar al enemigo. Llegó un momento en que Carlos V se puso muy serio con el duque, indicándole que, en gran medida, la guerra que se había llevado a cabo en 1536 había sido para recuperar su territorio y que, si seguía poniendo pegas, podría no alcanzarse la paz en la que se pretendía recuperarlo por medios pacíficos. El duque se vio en una encrucijada, porque mantener descontento al emperador podría tener consecuencias desastrosas para él. Comenzó a ceder, de una forma paulatina, diciendo que consentirá en dejarlo al emperador, pero no al papa. Al final el asunto se le fue de las manos al duque porque la guarnición del castillo, que reclamaba las pagas no recibidas, se amotinó y se encerró en su interior, con lo que el duque perdió momentáneamente la disponibilidad de su residencia habitual y el papa se vio obligado a alojarse en un convento cercano. El enojo del emperador fue monumental. La cosa no quedó ahí porque parte de la población de Niza se solidarizó con los amotinados y se produjeron disturbios que fueron repelidos de forma contundente por las fuerzas imperiales que 514 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: L’entrevue de Nice (1538), France, Université Paris: Panhtéon Sorbonne, 2019, p. 204. 515 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi…p. 207. 225 acompañaban a Carlos V. Llegándose a la paradoja de que los imperiales que estaban allí para favorecer la causa de los habitantes de Niza como súbditos del duque de Saboya, eran más odiados que los franceses que les habían usurpado parte del territorio. ¿Cómo hemos de entender esto? Posiblemente el hecho de que durante 1536 y 1537 una guarnición imperial compuesta por soldados españoles había estado alojada en la villa en previsión de un ataque francés, había influido en la percepción que los habitantes de Niza tenían de la guerra. Su territorio no había sido arrasado por las tropas francesas pero la guarnición imperial no había dejado precisamente buenos recuerdos de su estancia. De todo ello resultó un coctel muy peligroso durante la permanencia de las legaciones. Algunos de los autores citados por Geligne van más allá, achacando la hostilidad de los habitantes de Niza a un fuerte sentimiento antiespañol que las Guerras Italianas dejaron, no solo en Niza, sino en toda la península italiana516. A diferencia de Salses, Niza reunió mucha más gente y mucho más importante y, por tanto, el gasto fue mucho mayor. Como ya dijimos, hemos eludido el estudio de la documentación económica en esta tesis porque la que hemos encontrado en Simancas nos ha parecido abrumadora, sin embargo, para la francesa tenemos una fuente mucho más simple que nos permite destacar los gastos que Francisco I fue ordenando durante todo su reinado dispuestos cronológicamente. Se trata del Catálogo de Actas de Francisco I517 que revisamos en nuestra estancia en los Archivos Nacionales de París, que nos permite ver el regesto de las órdenes de pago que se iban haciendo para sufragar gastos referidos a la reunión de Niza. Por lo tanto, podemos hacer algunas indicaciones fundadas de los gastos franceses, sin llegar a poder hacer una estimación global, aunque no nos atreveríamos a hacer lo mismo para los papales ni los imperiales. Teniendo en el horizonte la entrevista de Niza, Francisco I hace un encargo de diversos tejidos para las damas de la corte que podrían formar parte del séquito por un montante de 11.610 libras que pagó en enero de 1539518. Otras 5.700 libras se pagaron para tejidos de oro y seda, y guarniciones de los vestidos del rey y damas de la corte519. Un total de 3890 Libras fueron gastadas para el vestido de ochenta guardias suizos, cinco heraldos, once trompeteros y diez violinistas520. Para el vestuario de los hijos del rey se pagan 516 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi…p. 222. 517 Catalogue des Actes de François Ier, 5 Vols, Paris, Imprimerie Nationale, 1887. (Catálogo incorporado a los Archives Nationales de París). 518 Catalogue des Actes de François Ier, 5 Vols, Paris, Imprimerie Nationale, 1887. (Catálogo incorporado a los Archives Nationales de París) Catalogue des Actes de François Ier… Acta 10613. 519 Catalogue des Actes de François Ier, Acta 31520. 520 Catalogue des Actes de François Ier, Acta 31519. 226 6180 libras521. Para que se vea un ejemplo de cómo están reseñados estos datos pongo una imagen de esta última partida. El grueso de los importes es para artículos de lujo de los grandes personajes de la corte y el propio rey, pero hay infinidad de partidas más pequeñas para otros de servicios o servidores: barberos, guardarropas, libros, maestros de cocina, empleados, operarios y criados. También hay partidas muy abultadas para regalos a los embajadores extranjeros y personajes de las cortes papales e imperial. El número de personajes que acompañaron las comitivas reales fue muy grande. Precisamente sobre la francesa nos ofrece datos con mucho detalle una fuente española522; El cristianísimo rey de Francia, último de mayo, llegó a un lugar de sus Reinos que se llama Vilanova, que está a cinco millas de Niça y dos millas apartado de la mar. Venía con él la Cristianíssima Reina doña Leonor, su mujer, hermana del Eemperador; y el Delfín y su mujer, y madama Margarita, hija del rey de Francia; y mosir de Angulema o Duque de Urliens, hijo segundo del Rey de Francia; y mosior de Labrit, rei que en Francia llaman de Navarra, y su mujer, que es hermana del Rey de Francia; y el Cardenal de Loreña y el Cardenal de Borbón, hemano de mosoir de Vandome; el Cardenal de Lisens, confesor y limosnero mayor del Rey; el 521 Catalogue des Actes de François Ier Acta 31590. 522 Girón, Pedro, Crónica del emperador Carlos V, Sánchez Montes, J., (ed.), Madrid, CSIC, 1964, pp. 135-136. 227 Cardenal de Torno, el Cardenal de Gebry, el Cardenal de Xatillon, sobrino del Concestable, hijo de su hermana; el Cardenal de Belén, hermano del Duque de Abania; Hanne de Memoransy, Condestable de Francia y Gran Mestrede Francia; el Duque de Lorena, monsior de Bandoma, el Duque de Tirovila, monsior de Alançon, mosior de San Po, el Marqués de Oponte, hijo mayor del Duque de Loreña, el Almirante de Francia, el Marqiués de Torellyn, hermano del Duque de Longavila, mosior de Borbón y otros cavalleros y señoras y damas, que serían más de mil cabalgaduras y más de doszientas mujeres. Impresionante séquito que tuvo que ser alojado, alimentado y, como hemos visto antes, a veces regalado. Pedro Girón nos da también el detalle del acompañamiento de Carlos V en la página 129 de la obra citada. La Corte papal no debió quedarse atrás en cantidad e importancia de los eclesiásticos que le acompañaron. Con estos números, el alojamiento en Niza de todos ellos debió ser un auténtico quebradero de cabeza para los encargados de llevar a cabo la misión. Paulo III, que había nacido en 1468 tenía en el momento de la conferencia de Niza 70 años, edad muy avanzada para la época y un tanto peligrosa para emprender un viaje de aquellas características. Fue el primero en ponerse en marcha, pero debido a los pocos kilómetros que hacía su comitiva en cada etapa y a los retrasos en la decisión de su lugar de alojamiento que ya hemos visto antes, fue el último en llegar. El 17 de mayo de 1538 alcanzó su destino y se alojó en el monasterio de los Franciscanos de la Observanza, a las afueras de la villa de Niza. Carlos V realizó un viaje exclusivamente marítimo, partió con una impresionante flota de 20 galeras genovesas y 8 españolas y llegó a Villefranche el 9 de mayo de 1538. Este lugar estaba situado a pocos kilómetros al este de Niza, pero no estaba dentro de territorio de soberanía francesa. Francisco I, que está perfectamente informado de las fechas de llegada del emperador y del papa, se hace esperar en una demora, en principio accidental por una serie de indisposiciones que sufrió el monarca, más tarde calculada para expresar su malestar por un asunto que pasó de leve disputa de reputación personal a grave incidente diplomático entre el cardenal de Agostino Trivulzio, muy implantado en las diócesis francesas, y uno de los legados papales, Rodolfo Pio di Carpi. Carpi se quejó a Montmorency de una serie de malos oficios que Trivulzio estaba empleando contra él y que le perjudicaban en su carrera profesional, lo que hizo que Montmorency y Francisco I tomaran partido por Trivulzio y el Paulo III por Carpi. El asunto fue tomando cuerpo a partir de una carta difamatoria contra los embajadores franceses, 228 detrás de las que se sospechó estaba Carpi, y llegó a comprometer el inicio de las negociaciones e hizo que Francisco I llegara el último a la convocatoria, el 31 de mayo de 1538 y se instala en Villenueve, en territorio francés muy próximo a Niza, con un gran cortejo como ya hemos visto, en el que también estaba incluida la favorita del rey madame de’Étampes, en lo que pudiera considerarse un claro reto al emperador. El controvertido papel de Paulo III en las negociaciones En justicia hay que reconocer los constantes intentos del papa por mantener la paz, tanto cuando todavía no había estallado el conflicto como después en el fragor de los combates. Sin duda Paulo III veía más peligro en una probable ofensiva a gran escala del Imperio Otomano que en la victoria de cualquiera de los dos monarcas cristianos. Ya en diciembre de 1535, cuando el conflicto se empezaba a apuntar como inevitable, Paulo III envía a su hijo Pedro Luis Farnese ante Carlos V para que no entrara en guerra. Poco después envía a los cardenales Piccolomini y Cesarini. En abril de 1536, durante la Semana Santa que Carlos V pasó con él en Roma (cuando leyó su famoso discurso), trató de influir en el emperador de una forma constante y decidida para que buscase una vía negociada al conflicto a fin de evitar la guerra, además se puso en el punto intermedio de la neutralidad en el conflicto entre los dos monarcas. En junio de 1536 envió al cardenal Caracciolo a la corte de Carlos V y al cardenal Triulzio a la de Francisco I. En agosto de 1536, en plena ofensiva imperial, envía a cada uno de los dos contendientes a su secretario Ricalcati y al licenciado Manetti. En octubre de 1536 envía de nuevo a su hijo Pedro Luis Farnese ante Carlos V, que se hallaba en Génova tras su retorno de la fallida invasión de Provenza. En febrero de 1537 envía al obispo Rieti y a César d’Nobili para forzar algún acuerdo entre los dos soberanos. En 1537 las noticias de los informantes vaticanos en Constantinopla y de los emisarios en Venecia son ya muy preocupantes. Los preparativos turcos parecen sólidos y el ataque en algún punto de la costa parece inminente523. Cuando finalmente se produce en julio de 1537, Paulo III mueve todavía su diplomacia para conseguir el cese de hostilidades. La paz duradera entre los dos monarcas facilitaría la Liga Santa contra el Turco. El ataque posterior a las posiciones venecianas en el Egeo hace que la Liga contra el Imperio Otomano se vuelva imprescindible, pero para ello hay que acabar con la guerra entre los monarcas católicos. En noviembre de 1537, Paulo III envió a Mignanelli y a Basdassare. A finales de 1537 envió a los cardenales Pío de Carpi y al cardenal Jacobazzi. A todo lo descrito hay que 523 Bunes, Miguel Ángel de: Los Barbarroja, corsarios del Mediterráneo, Madrid, Ed. Alderabán, 2004, pg. 180. 229 añadir la presión constante de los embajadores vaticanos en cada una de las cortes: Guidiccioni y Pío de Carpi. Después de toda esta mediación pacificadora tan infructuosa y de los pobres resultados que se estaban obteniendo en Salses, el papa toma la decisión de intervenir personalmente proponiendo a los contendientes abrir en Niza una conferencia de Paz. Cada uno de los monarcas ve la mediación papal de una manera distinta: Carlos V, aunque disgustado por la neutralidad del Sumo Pontífice, se siente aliviado porque desde un principio había buscado el encuentro personal con el rey francés. Ahora, con la intervención del papa, sería posible. Francisco I lo ve mal porque piensa que la mediación de Paulo III perjudicará sus deseos de obtener Milán. La intervención papal es mejor aceptada por Carlos V que por Francisco I. Ya hemos descrito cómo el asunto Carpi/Trivulcio le sirve de excusa para retrasar su viaje a Niza. Es el menos preocupado por esconder su disgusto ante lo que el veía más como una intrusión que como una mediación. Por la parte imperial las opiniones son más moderadas, diríamos que se soporta mejor la intervención, pero no se ignoran las segundas intenciones tal como pocos años más tarde dejará escrito Sandoval524: Demás desto, quería el Pontífice engrandecer su casa (que no hay carne tan sagrada y caduca que no tenga resabios (della), casando a su nieto, Octavio Farnesio, con madama Margarita, duquesa viuda de Florencia, hija del emperador, y a su nieta Victoria Farnesio con Monsieur Vendoma. Como vemos aquí las ambiciones familiares ligaban muy bien con su idea de neutralidad pues podía engrandecer su casa en ambos sentidos, cosa que no habría podido hacer de tomar partido por uno de los bandos. Geligne, escrutando en la obra de Giovio explica que la falta de encuentro entre los dos monarcas en Niza se debió a que ambos desconfiaban del nepotismo exagerado de Paulo III525. Incluso se llegó a especular sobre si lo que quería era que el emperador infeudara Milán a algún miembro destacado de su 524 Sandoval, Prudencio de, Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, París, Ed. Bartholome, 1614, Vol. 2 p. 344-345. 525 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: L’entrevue de Nice (1538), France, Université Paris: Panhtéon Sorbonne, 2019, pp. 250-251. 230 familia, aunque la realidad documental no permite afirmarlo rotundamente, Geligne afirma que “les rumeurs et les bruits circulaient déjà au moment de l’entrevue de Nice”526. Al parecer lo rumores circulaban por los diferentes estados italianos, pero los informes de los embajadores no se hicieron eco de ellos porque de difundían sotto voce. Para los franceses, el proyecto matrimonial de su nieto con la hija del emperador desdibujaba su supuesta neutralidad y las negociaciones del papa con el emperador para la formación de la Santa Liga contra el turco les irritaba porque parecía ningunearles. Pero Francisco I no podía negarse abiertamente a la intervención pontificia, necesitaba su respaldo para que lo que se negociase en Niza tuviese la autenticidad que, según él, nunca había tenido lo tratado en Madrid ni en Cambrai. Por otro lado, negarse a asistir excusándose en la presencia del papa, sería dar alas a todas las tesis imperiales sobre su falta de compromiso con la paz, e incluso a aquellas que le ponían a él como el causante de todos los conflictos. Como ya hemos dicho, en el caso de las negociaciones de Niza no tenemos documentos que nos muestren las deliberaciones que se llevaron a cabo a puerta cerrada. Hemos de pensar que, como en Salses, cada una de las partes partió de sus postulados y no hubo un punto de entendimiento. Al final se decidió pactar una tregua larga, por diez años, que alejase el fantasma de la guerra, pero que no resolvió ninguno de los problemas pendientes. Análisis de algunas diferencias entre los distintos textos de la Tregua de Niza. En general, la búsqueda documental suele contener lagunas que provocan la desesperación del investigador, que echa en falta el matiz que aportaría el documento desaparecido. Nuestro caso, con el texto de la Tregua de Niza, es el contrario. Existen varias copias y todas ellas son iguales en lo esencial pero algo distintas en la redacción literal del texto. Es curioso que, de un único original, que sería el que se firmó entre los asistentes a la negociación, se haya podido ir degradando el texto hasta dar lugar a copias que, aunque en los sustancial son iguales, difieren en el detalle. Entre todas ellas, la más completa es la que aparece en el libro de Usunáriz527, que el autor admite haber tomado de Cadenas y Vicent. Al contrastarla con otras copias de entre las varias consultadas, entendemos que es la más retocada en su grafía y redacción para hacerla asequible al lector moderno. Por ello hemos realizado por nuestra cuenta, la trascripción de 526Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi…p. 252. 527 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados internacionales: 1516-1700, Eunsa, Pamplona, 2006, pp. 122-127. 231 una copia que hemos encontrado en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, algo diferente a la manejada por el citado autor y más compleja en su lenguaje jurídico/diplomático, pero posiblemente más cercana a la época y al espíritu de lo pactado528. Se puede consultar íntegramente en el Anexo IV. Hemos cotejado párrafo a párrafo las dos y observamos diferencias de dos tipos. Por un lado, existen largas frases que, significando lo mismo, están construidas de forma diferente. Pondremos solo tres ejemplos entre los varios que hemos encontrado. Ejemplo 1. …se ha tomado la molestia de venir a este lugar de Niza, sin tener consideración a su vejez, ni a los peligros que el cambio de regiones puede causar, ni a las otras incomodidades. Y también lo han hecho a petición y requerimiento suyo los señores emperador y rey, donde después de numerosas conversaciones y asambleas tenidas sobre el hecho de la paz, no ha sido posible concluirla por algunas importantes dificultades. (Versión del libro citado de Usunáriz) …aya tomado trabayo sin tener respeto de su gran hedad, ny a los peligros que a las mudanças de las regiones pueden causar, ny otras yncomodidades de uenir a esta parte de Niça, lo qual asímysmo hizieron por su admonyción y ruegos los dichos señores emperador e rrey, donde después de diuersas pláticas e congregaçiones pasadas e tenydas sobre el negocio de la paz, no a seydo posible concluyrla por algunas ynporantes dificultades. (Versión encontrada en la Real Chancillería de Valladolid, transcripción propia) Ejemplo 2. …Don Juan Fernández Manrique, gran comendador de León en la orden de Santiago, adelantado de Cazorla, señor de la villa de Sabiote, del Consejo de Estado del emperador; y Nicolás Perrenot, caballero, señor de Granvela, primer consejero, maître aux requétes y guardián del sello de su majestad, comisionado de parte de su dicha majestad. Y los muy reverendos e ilustres señores Juan, cardenal de Lorena y Anne de Montmorency, primer barón, condestable y Grand-Maître de Francia, gobernador y capitán general en Languedoc, diputados de la parte del rey Cristianísimo. Los cuales, en virtud de sus poderes, en honor de la bendita Trinidad, han tratado como sigue… (Versión del libro citado de Usunáriz) 528 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARCHV), Cédulas y Pragmáticas, Caja 0001, Documento 0024. 232 …don Juan Fernández Manrique, marqués de Aguilar, don Francisco de los Cobos, comendador mayor de León en la orden de Santiago, adelantado de Cazorla, señor de la v[ill]a de Sabiote, del consejo destado del emperador e Nycolás Perrenot, caballero, señor de Granuela, primer consejero, maestro de rrequestas [maître aux requétes] y guarda de los sellos de su mag[es]tad, comisarios de la parte del emperador. Y el r[everendí]simo y yl[ustrís]imo señores Juan, cardenal de Lorrena y Anne de Montmorençy, primer barón condestable y gran maestre de Françia, gobernador del lugar, teniente general en Lenguadoch, diputados de la parte del dicho rey cristianýsimo. Los quales, en virtud de sus poderes, el tenor de los quales se porná el fin de las presentes en onor de la yndibisa e santa trinydad, an trabtado en la manera que se sigue…(Versión encontrada en la Real Chancillería de Valladolid, transcripción propia) Ejemplo 3. Y están expresamente comprendidos en esta tregua, en cuanto a la suspensión de armas y abstinencia de guerra, tanto por mar como por tierra, la ciudad, señoría y estado de Génova, junto con todas sus pertenencias y lugares poseídos por los dichos genoveses que están bajo su obediencia, o como quiera que sea. (Versión del libro citado de Usunáriz) Que son expresamente conprehendidas en esta tregua la ciudad, señoría y estado de Génoba, y juntamente con todas sus pertnencias, tierras y lugares poseydos por ella que sean de su obediencia o debajo della, donde y como quiera que sea natural sobreseymiento dar mal y astinencia de guerra, ansí por mar como por tierra. (Versión encontrada en la Real Chancillería de Valladolid, transcripción propia) Pero no solo hemos encontrado estas diferencias de redacción que podrían estar justificadas por las sucesivas copias hechas en la antigüedad y, ya en la actualidad, por las transcripciones en las que se han empleado distintos criterios a la hora de modernizar el texto. En el manuscrito de la real Chancillería de Valladolid, falta la totalidad del último párrafo que aparece en la versión que utiliza Usunáriz, que voy a trasladar aquí íntegramente puesto que la versión de Usunáriz, por ser accesible en libro recientemente publicado, no figura en el Anexo IV que hemos creado sobre las diferentes versiones de la tregua. En fecha de hoy, tratando la tregua por diez años, en presencia de nuestro Santo Padre el Papa Paulo III y por medio e intervención, entre el emperador y el rey Cristianísimo de Francia, por medio de los diputados, 233 comisionados y procuradores de sus majestades, en este contencioso y desacuerdo tocante a los inclusión en dicha tregua del conde Galeot de la Concorde529 y del condado de la Mirandole530, para lo que finalmente de los dichos diputados de una parte y de la otra, se emitieron al arbitraje y la buena voluntad del dicho Santo Padre, el cual ha declarado que la dicha Mirandole quedará en manos del dicho señor rey y de aquellos que sean comisionados y diputados por él durante la dicha tregua. Y sin embargo no se procederá criminalmente contra el dicho conde Galeot de la Concorde, por la ocupación de la dicha Mirandole, ni otros crímenes ni delitos que le han querido imputar, sea a instancia y requerimiento del conde Jean-Thomas, en la dicha Mirandole y pertenencias de ella, ante jueves no sospechosos, que serán comisionados por el dicho señor emperador. Y si por sentencia definitiva la dicha Mirandole y pertenencias se declara que pertenece al dicho conde Jean-Thomas, la ejecución de la sentencia será aplazada durante la dicha tregua y le librará el dicho señor rey anualmente tanto en dinero como lo que vale e importa la renta de la dicha Mirandole y sus pertenecías, según laevaluación razonable que será hecha por los dichos jueces o sus subdelegados y comisionados. Y el pago se hará real y precisamente al dicho conde Jean-Thomas, o legítimo comisionado, en el plazo dicho según y en el lugar que será declarado por los dichos jueces; la cual dicha declaración de una parte y de otra han aceptado y en virtud de sus poderes, con los cuales han tratado la dicha tregua, prometido, en nombre de los dichos señores, observar inviolablemente. En testimonio y aprobación lo cual, son firmados en la presente. Hecho en el convento de los franciscanos, cerca de la villa de Niza, el 18 de junio, año de gracia 1538. Así firmado, el marqués de Aguilar, Cobos, comendador mayor y N. Perrenot531. Claramente estamos ante un añadido posterior a la tregua, en el que se trata un asunto muy concreto que se olvidó en la negociación en su día, o que fue solicitado por los interesados cuando la tregua ya se había redactado. Usunáriz nos da una pista cuando indica en su obra que Sandoval escribió en su Vida del Emperador532, que hubo otros capítulos firmados en octubre. Los detalla brevemente y todos tienen que ver con asuntos de particulares, sobre restituciones de tierras y privilegios de importantes personajes, que nos recuerdan a parte del articulado de las paces de Madrid y Cambrai y que poco tienen que ver con la sobriedad del documento de la Tregua de Niza donde, básicamente y pese a su extensión, se dice que se prorroga la tregua ya existente, por qué período y sobre qué territorios, sin hacer mención alguna a temas que pudiéramos considerar particulares. 529 Galeotto Pico della Mirandola, conde de la Concordia (1508-1550). 530 Mirandola era una plaza francesa entre los estados de Mantua, Ferrara y Parma. La ciudad fue tomada por Galeotto en octubre de 1533 tras asesinar al conde Gian Francesco della Mirandola, su tío, y al hijo de éste. Datos dentro del libro de Usunáriz ya citado, p.126) 531 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados… pp. 1.26-127. 532 Sandoval, Prudencio, Historia del Emperador Carlos V, rey de España, 9 Vols., Madrid, Estudio Literario-tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1846. 234 Ilustración 25. Último párrafo de la copia de la Tregua de Niza que se conserva en la Real Chancillería de Valladolid (Reales Cédulas y Pragmáticas, 1-24) Podemos apreciar que no se corresponde con el último de la copia que maneja Usunáriz y que hemos transcrito en el texto. Naturalmente hemos procurado encontrar textos en francés de la tregua que hubiesen sido redactados y manejados por la parte contraria. Hemos encontrado dos. El primero figura como anexo en la obra de Nicolas Gelige de reciente aparición sobre la Entrevista de Niza533, que se corresponde con algunos de los indicados en la reseña que aparece en el Catálogo de Actas de Francisco I y que, debido a la gran información que aporta sobre las diferentes copias en archivos franceses, nos hemos permitido trasladar aquí de forma literal (se trata de una fotografía de la página correspondiente, hecha sobre el catálogo original que está en los Archivos Nacionales de Francia)534. 533 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: … pp.291-293. 534 Catalogue des actes de François Ier, Vol. 3 (1er janvier 1535- abril 1539). París Imprimerie Nationale, novembre 1889. (Todos los volúmenes dan servicio como catálogo dentro de las salas de los Archivos Nacionales de Francia en París) 235 No sabemos exactamente la copia que ha manejado y trasladado a su libro Geligne puesto que la nota al pie solo hace referencia a: “Ordonnances des rois de France. Règne de François Ier, París, Imprimerie nationale, t. IX, 1ère partie, 1973, p. 147-153”, sin indicar cuál de las copias que aparecen en la reseña es la que ha utilizado en su trabajo. Nosotros la trasladamos íntegramente al Anexo IV sobre los diferentes textos de la tregua porque nos servirá de base para seguir comparando. La composición de párrafos es diferente a las versiones en castellano, pero tras una lectura detenida, se parece más a la de la Chancillería de Valladolid que a la de la obra de Usunáriz. Tampoco tiene el último párrafo que aparece en la de éste. El hecho de que esté en otro idioma no favorece precisamente la literalidad en la comparación con los textos castellanos, pero hemos de admitir que, a grandes rasgos, son iguales. En segundo lugar, hemos podido revisar la copia original de la tregua firmada por Carlos V que se conserva en los Archivos Nacionales de Francia en París que coincide con la publicada por Geligne535. 535 ANF sig. J.672-4 Cédula de CV en que confirma la Tregua General por 10 años en Niza. Fecha 19-06- 1538. 236 Aigues Mortes, la gran reconciliación. Como ya hemos indicado, la Tregua de Niza se firmó sin que ambos monarcas llegaran a verse, lo que fue bastante irregular teniendo en cuenta el esfuerzo que ambos hicieron en aproximarse todo lo posible al lugar de la negociación. Paulo III fue acompañado hasta Génova por Carlos V en su regreso hacia Roma, lo que aprovecharon ambos para hablar sobre el Concilio y sobre la preparación de la Liga junto a Venecia contra el Turco. También fue el momento en que se concretó el matrimonio de la hija natural del emperador, Margarita de Austria, con Octavio Farnesio, lo que significaría para el papa el encumbramiento de su familia y para el emperador, mantener la afinidad con la Santa Sede. También negociaron sobre dinero, obteniendo Carlos V la concesión del papado por otros cinco años de los ingresos de la Bula de Cruzada. Cuando ambos se despidieron en Génova y el emperador embarcó hacia España, costeando las aguas francesas ocurrió un hecho que pareció sorprendente en la época, pero que, si lo contemplamos desde la óptica diplomática, no lo fue en absoluto. Puede ser que el gran obstáculo para la ansiada entrevista al más alto nivel en Niza hubiese sido precisamente Paulo III. Ya nos hemos referido a ello. Francisco I no le consideraba seguro y desconfiaba de su aparente aproximación al emperador desde los tiempos del discurso de Roma. A Carlos V le había molestado sobremanera la insistente postura neutral del papa que nunca entendió. Por un lado, le pedía ayuda contra el Turco para salvar a la cristiandad en el ámbito mediterráneo, pero no compartía con él la idea de que Francisco I era el causante de todos los males en Italia. El papa fue para ambos monarcas un mal necesario en Niza para que las negociaciones llegaran a buen fin, pero era un estorbo para una entrevista en la cumbre. Cuando el papa se fue, el problema desapareció. Tampoco debemos ser tan ingenuos como para pensar que el asunto se resolvió de un instante para el siguiente. Manuel Fernández Álvarez apunta a que la reina Leonor, que se había reunido en Niza con su hermano, posiblemente había tratado, entre otros, este asunto536. No tenemos clara la evidencia documental de cómo se eligió el lugar, pero parece claro que cuando la armada del emperador se acercaba el 14 de julio a la localidad de Aigues Mortes en la desembocadura del Ródano, todos tenían claro que allí se iba a celebrar el encuentro. Sin embargo, no se habían concretado todos los detalles de la entrevista y existía una gran desconfianza por parte de Carlos V. Si desembarcaba, estaba a la merced de un ataque por sorpresa en territorio hasta hace poco enemigo para el que llevaba poca protección, por lo que envió al duque de Alba 536 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador Carlos V (1500-1558; 1517-556), en Historia de España de Menéndez Pidal Vol. 20, Madrid, Espasa Calpe, 1990, p. 616. 237 junto a Cobos y Granvela para negociar que el encuentro se hiciese en el mar, acercándose el rey francés con su flota y juntando las dos galeras capitanas. Francisco I rompió el recelo acercándose en una pequeña embarcación rodeada de otras también pequeñas y subiendo, casi sin escolta, a la galera del emperador. Carlos V se vio casi obligado a corresponder al gesto del rey francés y le acompañó en la pequeña embarcación hasta tierra donde estuvieron conferenciando hasta el día siguiente. A esta primera entrevista siguieron varios días de festejos en los que parecieron olvidarse tantos años de guerra y enemistad. Carlos V condecoró a Francisco I con el Toisón de Oro y a Francisco I no le importó la presencia del “traidor” Andrea Doria entre el séquito del emperador. De estas entrevistas tenemos testimonio documental del propio emperador en sendas cartas que escribió a la emperatriz Isabel537 y a su hermano María538 en los Países Bajos. Estos días supusieron un gasto importante para las arcas francesas como quedó registrado en el Catálogo de Actas de Francisco I539. Otro momento muy destacado de la enorme distensión entre los dos monarcas durante estos años se produjo a raíz de la rebelión de Gante. Cuando en Francia se tuvieron noticias de que el emperador iría en persona a aplastarla, la monarquía francesa tuvo una reacción orquestada para que los personajes más importes de la corte escribieran a Carlos V y a sus secretarios, invitándole a hacer el viaje por tierra a través de territorio francés. Enumeremos el rastro documental que esta euforia ha dejado en el Archivo de Simancas. Son todas cartas de los primeros días de octubre de 1539. Incluso muchas de ellas del mismo día, el siete. Por ello no parece espontáneo, sino dirigido desde el propio monarca. • Carta del cardenal de Lorena a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 131) • Otra carta del cardenal de Lorena a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 139) • Carta de Montmorency a Cobos (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 132) • Carta de Francisco I a Cobos (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 133) • Carta de Francisco I a Granvela (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 134) • Carta del duque de Orleans a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 135) • Carta del delfín Enrique a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 136) • Carta de Montmorency a Granvela (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 137) 537 AGS. EST. Leg. 44, dto. 139. Carta de Carlos V a Isabel desde Aigues Mortes el 18-07-1538. 538 Lanz, Karl, Correspondenz des Kaisers Karl V: Aus dem königlichen Archiv und der Bibliothèque de Bourgogne zu Brüssel, Frankfurt, Eektra, 1966, pp. 284-289. Carta nº 458 de Carlos V a María desde Aigues Mortes el 18-07-1538. 539 CAF1ER. Pago para elementos suntuarios utilizados en Aigues Mortes. Registro núm. 10613 de fecha 02-01-1539. 238 • Carta de Montmorency y cardenal de Lorena a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 140) • Carta del delfín Enrique a Carlos V (AGS. ESTADO K, leg. 1484, doc. 142) En todas ellas se ruega al emperador que haga el viaje por tierra a través de Francia y evite los peligros que la travesía marítima por el atlántico y el paso de Calais tenían en aquella época. Carlos V aceptó esta abrumadora invitación y realizó una lenta y feliz travesía salpicada de celebraciones y fiestas por territorio francés. El interés de todo ello era indudablemente político. No olvidemos que se estaba en esos momentos bajo el paraguas de la Tregua de Niza, pero ninguno de los problemas que derivaron en el conflicto de año 1538 se había solucionado, especialmente la posesión de Milán, a la que Francisco I seguía aspirando. Este afán porque el emperador atravesase Francia propiciando infinitos encuentros y agasajos, pretendían modificar por medios pacíficos la opinión del emperador sobre la cesión del ducado. No lo consiguieron. Cuando Francisco I se dio cuenta de que la actitud del emperador sobre Milán era la de dar largas sin resolver nada, empezó a pensar en una nueva guerra. De que el tránsito del cortejo imperial y las numerosas fiestas que se hicieron fueron muy caras para el tesoro francés nos da una muestra el Catálogo de Actas de Francisco I donde se reflejan algunos pagos “por la venida del emperador”540. 540 CAF1ER. Acta nº 11275 de fecha 01-11-1539. Compiègne. Pago de gastos venida emperador. 239 CAPÍTULO 7. LA TREGUA DE NIZA EN EL ARTE Cuando se profundiza en un periodo histórico, es siempre conveniente recurrir a las imágenes que a través de la pintura o escultura nos han transmitido los artistas contemporáneos del hecho estudiado, tanto del acontecimiento mismo, como de los personajes que intervinieron. Nos permite encuadrar mucho mejor la época y estudiarla desde su propia perspectiva. No siempre es sencillo encontrar iconografía que nos ayude, bien porque el hecho fuera históricamente irrelevante para la época, bien porque no captó en su día el interés del artista, bien porque no existiera ningún mecenas que pagara para hacerlo conocer al mundo. En el caso de las guerras que Carlos V mantuvo contra su gran enemigo Francisco I de Francia, encontramos abundantes ejemplos iconográficos de las dos primeras (1521-1529), pero no así de la tercera (1536-1538) y cuarta (1542-1546). Los motivos de ello son un tanto desconcertantes. Quizá influyera el cambio artístico que se estaba produciendo de un Renacimiento maduro a un Manierismo que presagiaba ya el Barroco y que buscaba otros temas para sus representaciones. Quizá también un cierto hartazgo entre la población de los territorios europeos (preferentemente italianos) en los que se venía desarrollando desde hacía ya muchos años un conflicto que parecía eterno y que, seguramente por ello, dejó de interesar a los artistas de la época. En general, cuando pensamos en una representación pictórica sobre la tregua de Niza nos viene inmediatamente a la mente la que aparece habitualmente asociada a ella en los artículos y libros pintada por Taddeo Zúccaro en la Villa Farnese de Caprarola. Pero de ella nos ocuparemos más adelante porque el libro de Geligne al que ya hemos hecho referencia en capítulos anteriores541, nos indica que existen otras dos, una de Giorgio Vasari de 1546 y otra de Francesco Salviati de 1552-1553. Como la de Zúccaro es de 1562- 1563, vamos a estudiar las tres de forma cronológica. La representación pictórica de Vasari y Salviati sobre la Tregua de Niza Giorgio Vasari (1511-1574)542, pintor y escultor italiano, es más conocido en su faceta de biógrafo de los pintores, escultores y arquitectos italianos del renacimiento en su conocidísima obra sobre ellos543. 541 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: L’entrevue de Nice (1538), France, Université Paris: Panhtéon Sorbonne, 2019, pp. 7-10. 542 Tanto en la descripción de la obra de Vasari como en la de Salviati seguiremos la obra de Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: … pp. 8 y 9, aportando diversa información bibliográfica. Sobre la de Zuccaro, lo haremos citando otros autores. 543 Vasari, Giorgio, La vite de piu eccellenti architetti, pittori, escultori italiani da Cimabue insino a t’empi nostri, Florencia, 1550. Existe versión digital en GALLICA: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k123255q#, consultada el 28-11-2022. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k123255q 240 Sin embargo, en 1546 fue requerido por el cardenal Alejandro Farnesio para que, con ayuda de Paolo Giovio que actuaría como relator porque él sí estuvo en la negociación de la tregua, pintara cuatro frescos en el Palacio de la Chancillería de Roma (Palacio Riario) en lo que hoy se conoce como la sala de los 100 días. Ilustración 26. Giorgio Vasari. Fresco relativo a la tregua entre Francisco I y Carlos V en el Palacio de la Chancillería de Roma (Palacio Riario) Vasari describe su propia obra como la Paz Universal que gracias a Paulo III, que intercedió entre Carlos V y Francisco I, fue instaurada entre los cristianos. Los tres aparecen representados junto al templo de Jano. El papa tiende las manos hacia los dos reyes en un signo de apaciguamiento. El fresco exalta la figura del pontífice pacificador frente a los horrores de la guerra. El conjunto de la obra parece inscrita en un renacimiento tardío, en el que las figuras humanas totalmente desprovistas de las ropas habituales de la época, resultan alegóricas y difíciles de ubicar si no fuera por las inscripciones que se añaden en algunas partes de la pintura y que nos dan indicios de lo que realmente se está representando en ellas. 241 A Francesco Salviati (1510-1563) se le encargó pintar dentro del Palacio Farnese de Roma, sede actual de la embajada francesa y l’École française de Rome una serie de frescos que representaran la grandeza de la familia Farnese. El que nos interesa fue realizado entre los años 1552 y 1553. Se sitúa en lo que se denominó Salón de Fastos Farnesianos, en la actualidad es el despacho del embajador. Ilustración 27. Despacho oficial del embajador en la embajada francesa en Roma. 242 Ilustración 28. En otra de las paredes del despacho se encuentra el fresco que nos interesa. En el centro el papa Paulo III. A la derecha de la imagen una representación del Concilio de Trento. A la izquierda, la representación de la paz que supuso la Tregua de Niza. El fresco se está dividido en tres escenas. En el centro el papa Paulo III. A la derecha una representación del Concilio de Trento y a la izquierda aparecen Carlos V y Francisco I con vestimentas clásicas romanas dándose la mano y dialogando amistosamente. Al fondo el templo de Jano con las puertas cerradas, lo cual solo ocurría en la antigüedad cuando había paz. Aparecen las caras de otras figuras, muchas de las cuales serían de personajes históricos reconocibles, pero cuya identificación exacta no ha llegado hasta nosotros. La representación pictórica de Taddeo Zúccaro, la más conocida sobre la Tregua de Niza Taddeo Zuccaro (1529-1566) tuvo una formación como pintor principalmente autodidacta y estuvo basada en el entorno del manierismo rafaelesco. Podemos apreciar en sus obras influencias de dos pintores; Perin de la Vaga (1501-1547)544, que tuvo como maestro a Ridolfo Ghirlandaio con quien estudió los dibujos de Miguel Ángel y que posteriormente tuvo la oportunidad de ayudar a Udine de Giovanni en la decoración de las Logias Vaticanas. El otro pintor del que la obra de Zuccaro recibe claramente influencia es de Polidoro de Caravaggio545, que fue uno de los pintores más prolíficos del manierismo. No es muy 544 Freedberg, S.J., Pintura en Italia 1550-1600, Madrid, Cátedra, 1978, p. 211. 545 Vasari, Giorgio, Las Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, Madrid, Cátedra, 2002. Hace referencia a este pintor en la parte cuarta del libro junto a Maturino da Firenze. 243 recordado hoy en día, pero en su época alcanzó una gran fama como decorador de fachadas en la que insertaba grisallas monocromas de temas inspirados en la Historia Antigua y de las que solo han llegado a nuestros días la decoración de la fachada del Palazzo Ricci. Es quizá esta pericia en la pintura decorativa lo que le lleva a ser llamado a la corte de Guidobaldo Della Rovere, en aquella época duque de Urbino y por lo que más tarde decorará algunas de las estancias de la Villa Giulia y del Palazzo Orsini. Con esta experiencia a su espalda es llamado por el cardenal Farnese para coordinar un importante grupo de frescos monumentales con los que el prelado pretendía decorar varias de las salas de la Villa Farnese en Caprarola y es aquí donde encontramos la obra que nos interesa. Ilustración 29. Representación completa del fresco realizado por Taddeo Zúccaro en la Sala del Concilio de Trento de la Villa Farnese en Caprarola y que alude a la Tregua de Niza pactada entre las legaciones de Francisco I y Carlos V. La obra de Zuccaro se sitúa en el manierismo tardío y en ella se aprecia la aparición de un precoz naturalismo que anuncia ya el barroco de autores como los Carraci. A su muerte en Roma acaecida en 1566, 244 su hermano y también discípulo Federico Zuccaro (1541-1609), se encargará de terminar algunas de las obras que dejó inacabadas546. La Villa Farnese, su importancia histórica y artística La Villa Farnese fue en origen una de las muchas casas-palacio construidas por la familia Farnese en sus dominios547, pero con el tiempo llegará a ser el mejor ejemplo de palacio renacentista. En 1530, Alejandro Farnese, luego elegido papa con el nombre de Paulo III, encargó a Antonio Sangallo “el Joven”, la construcción de una fortaleza en Caprarola, en la región de Viterbo. Éste diseñó una poderosa estructura con forma pentagonal y abaluartada, pero todo se paralizó cuando en 1534 Alejandro Farnese fue elegido papa. El nieto de Paulo III, ya cardenal y también de nombre Alejandro Farnese, al tomar en 1555 posesión de la inacabada fortaleza de Caprarola, llamó al arquitecto Jacopo Birozzi de Vignola (1507-1573) para que continuara el edificio, pero cambiando el diseño original de la fortaleza por el de palacio548. Vignola, que había sido discípulo de Miguel Ángel y había participado en el proyecto de la Villa Giulia, fue, además, el creador de un nuevo concepto de iglesia inspirada en los ideales de la Contrarreforma y en el espíritu de las nuevas ideas religiosas, que se materializó en la Iglesia del Gesù en Roma, construida para los jesuitas y cuyo modelo se encargarían de extender por todo el mundo. 546 Brooks, J., Taddeo and Federico Zuccaro, artista-brothers in Renaissance Rome, Ed. Getty Museum, Los Ángeles, 2007 y Acidini Luchinat, C., Taddeo e Federico Zuccari, fratelli pittori del Cinquecento, Milán, Ed. Jandi Sapi, 1999. 547 Walter, I. y Varios: Casa Farnese. Caprarola, Roma, Piacensa, Parma, Milán, Ed. Franco María Ricci, 1994. Contiene la descripción artística y arquitectónica de las mejores villas de la Casa Farnese, no de forma sistemática, por el escaso número de páginas de la obra, pero que puede presumir de tener las mejores imágenes de los frescos y detalles arquitectónicos por el gran tamaño de la edición. 548 Labrot, G., Le Palais Farnèse de Caprarola: essai de lecture, París, Ed. Klincksiech, 1970. Libro que contiene una buena descripción general de la Villa Farnese. Las fotografías no son muy precisas al ser en blanco y negro y de pequeño formato, pero contiene un utilísimo índice cronológico de todo el proceso de diseño, construcción y remodelación del palacio y de la decoración de sus salas. 245 Ilustración 30. Distintos planos y alzadas de la Villa Farnese donde se puede apreciar el desarrollo en altura del palacio a partir de la primitiva planta defensiva. A destacar el patio interno de forma circular, tan representativo del renacimiento y que nos recuerda mucho al que existe en el palacio que Carlos V hizo construir en el interior de la Alhambra de Granada. 246 En Villa Farnese, Vignola respetó los basamentos pentagonales ya construidos y fue capaz de elevar el edificio en un conjunto armónico considerado hoy en día una obra maestra arquitectónica. Empleó en realizarla solo veintisiete años, poco si tenemos en cuenta que para realzar el entorno del edificio fue necesario derribar algunas casas de los alrededores, construir puentes y hacer una nueva calle de acceso en el eje del edificio, la “Via Diritta”. El edificio está compuesto por cinco plantas, si incluimos las subterráneas, y está rodeado por un ancho foso que no es el único vestigio que recuerda sus orígenes defensivos, puesto que los cinco bastiones primigenios son respetados rematando cuatro de ellos en terrazas y haciendo del quinto una torre que domina el conjunto del edificio. La escalera de acceso en la fachada principal es uno de los elementos característicos, formada por dos rampas simétricas, divergentes en principio para luego converger en la fachada principal549. Otro rasgo característico es la llamada “Escalera Regia” que se desarrolla en el interior, en forma circular y sobre treinta columnas. A través de ella se llega a la planta noble, donde se hallan el dormitorio del cardenal y la habitación de las celebridades, conocida también como la Sala de los “Fasti Farnesia”, puesto que está decorada con los frescos que resumen la vida de la familia Farnesio. Si se avanza un trecho 549 Varios: The Palazzo Farnese at Caprarola, Roma, Edizioni de Luca, 2001. Ofrece en pequeño formato una buena descripción del palacio en la actualidad, con una estructura que recuerda mucho al de una guía turística de calidad. Ilustración 31. Aspecto actual del palacio. 247 llegaremos a la Antecámara del Concilio que toma su nombre del fresco que hay en ella y que representa el Concilio de Trento. Allí, entre otros, se encuentra el fresco de Taddeo Zuccaro conocido como “La paz de Niza” y que es el objeto de este epígrafe. La mediación del papa Paulo III propiciará la Tregua definitiva de Niza Toda la ornamentación de la Villa Farnese en Caprarola está subordinada a ensalzar la grandeza de la Familia Farnese y principalmente la de su más alto miembro, el Alejandro Farnese que sería elegido papa en 1534 y gobernó la Iglesia hasta 1549. Porque uno de sus logros más queridos fue la paz que supuso la Tregua de Niza, junto con la apertura del Concilio de Trento y los dos frescos relativos a estos dos temas se hallan en la misma sala del palacio. Las Treguas de Niza se gestaron en un ambiente extraño. Los dos monarcas se negaron a verse las caras, por lo que el papa tuvo que ir y venir de uno a otro con las diferentes propuestas. Las legaciones subalternas sí se reunieron, pero sus posturas era las que ya habían quedado claras en Salses, además de que parecería extraño que, estando allí los respectivos monarcas, no fueran ellos los que llevaran el peso de las decisiones y nunca hubo por parte de ellas una auténtica labor negociadora. El negocio se trabó de tal manera que Paulo III rebajó las expectativas, abandonando la idea de llegar a una paz firmada y buscó, tan solo, la prolongación de la tregua existente. También aquí las posturas eran enconadas: Francisco I quería unas treguas largas en el tiempo. Carlos V las quería cortas porque pensó que dar demasiado respiro favorecería la recuperación de su rival y el asentamiento del “status quo” en el ducado de Saboya. Pese a estas dificultades se puede hablar de éxito de Paulo III puesto que logró que la Tregua General se pactase por un período de diez años. Era mucho tiempo y el reposo obligado a las armas podría dar ocasión a otras futuras oportunidades de paz. Era así como lo vio Paulo III. Pero, sobre todo, con ello conseguía que ya no se hablase de guerra más que contra el turco. Ya no había inconveniente para formar la Liga Santa lo más amplia posible. Naturalmente el cese de las hostilidades y de la mortandad y miseria que conlleva toda guerra fue el primer resultado positivo. La apertura del comercio entre Francia y España fue el segundo y resultó muy importante económicamente. No olvidemos que también Francia había hostigado el comercio entre las diferentes partes del imperio, que ahora se reanudaba también. 248 Pese a la negativa de los dos monarcas a verse, se habían tendido en las conversaciones muchos puentes que luego se aprovecharon. No fue menor el papel jugado por Leonor, hermana del emperador y esposa de Francisco I, que acudió a Villefrance para mediar entre ambos550. Desde la posición imperial se llegó a extremos casi inauditos para limar las asperezas como fue el hecho de que el secretario Cobos invitara al cortejo de la reina que incluía a madame d’Étampes, amante declarada del rey de Francia y que había sido llevada allí para provocar a Carlos V. Todos estos puentes, unos manifiestos y otros sutiles, fueron aprovechados en años sucesivos para que se abriese una curiosa etapa, en la que no existió una paz firmada pero en la que los dos monarcas se acercaron más de lo que lo habían hecho hasta entonces, dando lugar a un periodo de entreguerras muy curioso, puesto que las causas permanentes del conflicto no habían desaparecido (prueba de ello es el estallido de nuevo del conflicto en 1542, mucho antes de que finalizaran los diez años para los que se había firmado a tregua), lo que no impidió que los monarcas cristianos se acercaran entre ellos más que nunca como lo demuestra la curiosa entrevista en Aiguesmortes y la invitación de Francisco I a Carlos V para que no embarcase en su camino hacia Gante para castigar la rebelión que se había producido en su tierra natal en 1539, sino que atravesase Francia donde fue agasajado con constante muestras de amistad por parte de Francisco I y toda la corte francesa. Curioso trato que maravilló la Europa de la época. A la vista de todo lo referido parece lógico pensar que Paulo III se sintiese muy satisfecho de la tregua lograda entre los dos monarcas cristianos, en la que él mismo había tenido un papel tan decisivo. Y no solo él sino también su hijo Pedro Luis Farnesio. Por tanto, parece lógico que lo considerase un logro de la familia y cuando su nieto el también cardenal y de nombre Alejandro Farnesio (1520-1589) recibe el legado de Caprarola y comienza en 1555 los trabajos de restauración de la fortaleza iniciada en la ciudad, piense ya en la Tregua de Niza como uno de los hechos que se deberían representar en forma de fresco para dejar constancia perpetua del logro familiar. El propio Cardenal Farnese había acompañado a su abuelo a la edad de dieciocho años en el viaje que éste hizo a Niza para reactivar las conversaciones que dieron lugar a la tregua, por lo tanto conocía los hechos de primera mano. Además, su hermano Alejandro Farnesio 550 Fernández Álvarez, M., Carlos V, Memorias. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1960., p. 66. 249 había casado con Margarita de Parma, hija natural del emperador, por lo que los vínculos con la casa de Austria eran muy fuertes. Las pinturas del Palacio de Caprarola como la apoteosis del buen hacer político de la familia Farnese La pintura que Taddeo Zuccaro realiza en la llamada Antesala del Concilio en la Villa Farnese es de gran formato, pero tiene una simplicidad compositiva que pretende traslucir, a fuerza de reducir el número de personajes, el importante papel que cada uno de ellos había realizado en la consecución de la Tregua de Niza. Plasmar en una pintura la negociación de una tegua debió ser una tarea difícil para el pintor. ¿Cómo reflejar la importancia de aquel hecho para las generaciones futuras que vieran la pintura? Zuccaro se decide por utilizar pocos personajes, pero muy importantes históricamente y caracterizados por un retrato pictórico que haga muy reconocible el personaje ante el espectador. Ardua tarea para Taddeo Zuccaro que con toda seguridad no había conocido personalmente a ninguna de las figuras que deberían aparecer en el cuadro. Para lograrlo recurre a un truco bien sencillo, realiza una composición propia en la que el rostro de los personajes será reconocido porque lo copiará de los retratos más populares que sobre ellos se hayan podido realizar. Ilustración 32. La tregua de Niza según Taddeo Zuccaro 250 En este sentido la cara de Paulo III, que aparece entre las figuras de los dos monarcas nos recuerda muchísimo al retrato que de él hizo Tiziano en 1548 y que hoy en día se conserva en el Museo del Hermitage en San Petesburgo. Parece indudable que Zuccaro conoció esta obra y de ella copió el rostro del papa. Ilustración 33. Retrato de Paulo III. Tiziano 1548. Museo del Hermitage. San Petesburgo. 251 No es tan evidente la copia del rostro de Francisco I a partir del famoso cuadro que Jean Clouet hizo del monarca francés hacia 1525. Sí nos lo recuerdan la posición del rostro, la barba y los acentuados rasgos físicos tan característicos como la barba y la nariz. Ilustración 34. Retrato de Francisco I. Jean Clouet 1525. 252 En cuanto a los rasgos de Carlos V parecen inspirados en las numerosas obras que hizo Tiziano, aunque por edad, vestimenta y mirada más parece haberse fijado en el Carlos V sentado que pintó hacia 1548. Quizá con el emperador no tuvo demasiados problema Zuccaro porque sus rasgos parecen no haber cambiado demasiado con los años como lo demuestan los sucesivos retratos que de él conocemos. Ilustración 35. Retrato de Carlos V sentado. Tiziano 1548. Alte Pinakothek. Munich. 253 En cuanto a la figura que aparece cubriendo la espalda del emperador es, sin duda, Felipe II. Fácilmente reconocible por el Toisón de Oro y por los numerosos cuadros que Tiziano, Sofonisba Anguissola y otros autores hicieron de él. El hecho de que aparezca es todo un anacronismo puesto que nació en 1527, por lo que en el momento de la firma de la Tregua de Niza tenía tan solo once años y no participó en ella ni estuvo presente en modo alguno. Su presencia en el cuadro sólo se explica en un afán Ilustración 36. Retrato de Felipe II. Tiziano 1544. Palacio Pitti. Galería Palatina. Florencia. 254 de ligar la familia Farnesio con la Monarquía Hispana más allá de la cronología que supone el hecho en sí representado en el fresco. Quizá al pintor se le ha sugerido que debe transmitir la idea de que los Farnesio estuvieron, están y estarán siempre al lado de los Austrias. Para el rostro y la figura de Felipe II, Taddeo Zuccaro se inspiró, entre los muchos retratos del principie (ya rey en el momento en que se realizaron los frescos de la Villa Farnese) en el que Tiziano pintó en 1554. Podemos concluir que es evidente la necesidad de recurrir a la obra pictórica y escultórica cuando queremos estudiar un hecho histórico y no sólo porque nos aporta los rasgos personales de los personajes, sino porque nos ayuda a reconstruir de una forma “arqueológica”, edificios, vestidos, armas, utensilios, formas de vida y cultura. Los artistas, mediante su trabajo, son requeridos por las clases pudientes y dirigentes, por lo que quedan asociados a una estructura clientelar que nos permite una interesante investigación de redes. Por otro lado, son utilizados muchas veces por el monarca como diplomáticos enmascarados en viaje de estudio en otros territorios. Durante los siglos XVI y XVII la alta nobleza y las monarquías reinantes hicieron del arte un escaparate de su idea de poder y de la propia grandiosidad familiar y monárquica. La Villa Farnese en Italia o el Salón de Reinos en el Palacio del Buen Retiro en Madrid, son prueba de ello. Utilizar las obras de arte como fuentes históricas nos obliga a estar muy expectantes antes sus posibles inexactitudes, bien cronológicas, bien en los hechos representados, bien en los personajes que aparecen. 255 CONCLUSIONES La suma de las coronas que recibe Carlos I cuando asume el trono en 1516 producto de las herencias paterna (Flandes, Borgoña) y materna (Castilla, Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, posiciones en el norte de África e Indias) es lo suficientemente abrumadora como para alarmar a Francisco I que ve como Francia queda rodeada por los territorios patrimoniales del nuevo monarca. Cuando en 1519, fruto de las maniobras políticas de su abuelo paterno Maximiliano y de grandes cantidades de dinero pagadas a los electores es elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Francia se siente verdaderamente intimidada por el enorme poder potencial de Carlos V. Este sentimiento de amenaza dirigirá la política hacia España en las próximas décadas, pero, sobre todo, durante el reinado de Francisco I que mantendrá las guerras en territorio italiano que inició su antepasado Carlos VIII en 1493 por el control, primero de Nápoles y más tarde de Milán. El emperador se vio obligado a mantener el control de los numerosos reinos que componían su monarquía y por ello tuvo que enfrentarse a múltiples conflictos, además de los que le provocaba el rey francés. Primero fue en su núcleo patrimonial, haciendo frente a la sublevación de las Comunidades de Castilla y las Germanías de Levante. Después al desafío protestante en Alemania. Más tarde la amenaza otomana con una doble vertiente; por el este, en el corazón del imperio que amenazaba Austria y Hungría, y por todo el Mediterráneo, por las andanzas de los hermanos Barbarroja. En esta situación de permanente efervescencia, el emperador fue atendiendo los conflictos según se iban produciendo, impidiéndole la propia sucesión de acontecimientos desarrollar una política coherente en el conjunto de sus amplios dominios. Los enfrentamientos con Francia parecían poco importantes en un principio si se les observaba desde la visión global de todos los territorios que debía administrar Carlos V, pero a la postre, debido a la insistencia con la que defendió el rey francés sus planteamientos y reivindicaciones y las numerosas veces en las que se enfrentó en guerra al emperador, fue el gran problema dominante durante toda su vida. En general, las Guerras Italianas de este periodo se han estudiado desde la óptica militar y política puesto que son las que más fuentes ofrecen. Además, de las cuatro guerras que se produjeron durante el reinado de Carlos V, son las dos primeras las mejor descritas desde la bibliografía hispana por razones 256 obvias, las grandes victorias imperiales y el apresamiento del rey francés en Pavía ofrecían muchas fuentes documentales. Sin embargo, las dos últimas y, sobre todo la tercera denominada habitualmente Campaña de Provenza (1536), lo ha sido mucho menos puesto que no hay en ella batallas heroicas y victoriosas, solo destrucción y derrota disimulada y mal admitida. Por ello he centrado mis esfuerzos en investigar precisamente este periodo, comprendido entre el inicio de la campaña de 1536 (con el lógico repaso a sus antecedentes) y la tregua final en Niza (1538) que pone fin a la disputa. Las facetas de lo que hoy denominaríamos relaciones internacionales y diplomáticas son difícilmente abordables en los estudios históricos, pues se solían tratar con el mayor secretismo, sin documentos escritos y bajo la fórmula que en la época se conocía como “de boca” en el interior de los despachos a puerta cerrada y con pocos testigos. De ello se quejan algunos de los investigadores que han tratado el periodo y que se han citado en este estudio. Nosotros hemos tenido la suerte de encontrar en el Archivo de Simancas un conjunto de informes que fueron escritos por los negociadores imperiales Cobos y Granvela a Carlos V, detallándole pormenorizadamente el día a día de las conversaciones con la legación francesa en busca de la paz cerca de la localidad de Salses durante los últimos días de 1537 y primeros de 1538. En ellos se comunica al emperador todo lo que está ocurriendo; las peticiones que hacen ambas partes, los momentos de enojo, los silencios, los trucos empleados para convencer a la parte contraria, las demoras ficticias justificadas por peticiones de órdenes a sus respectivos señores, los momentos de relativa intimidad entre los negociadores donde exponen sus verdaderos puntos de vista sobre los asuntos tratados… En fin, la autenticidad de una negociación diplomática de la época sin “disimulación”, ya que todos tienen el formato de cartas enviadas al emperador que se encontraba en Barcelona, lo suficientemente cercano para ser consultado en el trascurso de las negociaciones y para realizar un rápido desplazamiento en el caso de que efectivamente se llegara a un acuerdo de paz y tuviera que personarse para la firma y se pudiese efectuar un encuentro de reconciliación con Francisco I, que también siguió las negociaciones desde un punto cercano. Todas las cartas conservan la fecha en la que se escribieron, aunque no se enviaran todas en ella, sino que algunas agruparon su despacho en fechas posteriores porque, unas veces se esperó a la respuesta del emperador sobre determinados matices de la conversación y otras se empleó la excusa de esta espera como táctica negociadora para intentar ablandar las posiciones de la parte contraria. Todo este conjunto documental es tan relevante que hemos procedido en esta tesis a hacer una transcripción pormenorizada de todo él y a incluirlo como conjunto de anexos conservando la coherencia cronológica de las fechas y la 257 individualidad de cada uno de ellos, porque en este trabajo hemos defendido la hipótesis de que las Conversaciones de Salses, gestionadas por Cobos y Granvela por la parte imperial y Anne de Montmorency y el cardenal de Lorena, por la francesa, llevadas a cabo en un remoto lugar de la frontera del Rosellón entre Francia y España, conocido domo Cabannes de Fitou, entre la localidad francesa de Leucate y la aragonesa de Salses, son un referente previo a las posteriores que dieron lugar a la Tregua de Niza, por lo que nos pueden servir como paradigma de cómo se llevó a cabo a diplomacia en esta época y, posiblemente de cómo se haya gestionado la búsqueda de la paz en cualquier fecha. La ventaja que nos ofrece Salses es que sí tenemos pruebas documentales de lo tratado y de cómo se negoció y de Niza no, lo que hace a Salses imprescindible en el conocimiento de los pormenores de lo que podríamos denominar micro-diplomacia. El intentar comprender los planteamientos que cada parte iba esgrimiendo en la negociación nos ha llevado a estudiar pormenorizadamente los Tratados de Paz de Madrid (1526) y Cambrai (1529) porque comprobábamos como la mayor parte de ellos coincidían con aquellos y se repetían insistentemente, prueba de lo poco que se respetaron (sobre todo desde el lado francés) y de lo insatisfactorios que siempre habían sido para Francisco I. Los resultados de este análisis, los hemos llevado a una tabla que nos ha revelado la importancia que cada uno de estos temas tuvo en cada uno de los tratados en comparación con el otro. También nos ha revelado la presencia de temas de Estado de gran importancia como Borgoña, Navarra, lucha contra el turco, hijos de Francisco I, matrimonio de Francisco I y Leonor, matrimonio del delfín con María de Portugal…, junto con otros escasamente relevantes a nivel de Estado, referentes a la defensa de los intereses particulares de personajes individuales, pero que ponen de manifiesto que los beneficios de las redes clientelares se mezclaban con lo del ámbito estatal en estas negociaciones. Gran parte los temas de mayor importancia en materia de política exterior, volvieron a aparecen en las negociaciones de Salses y Niza, pero no hemos querido realizar la comparación de éstos con los de Madrid y Cambrai porque los resultados fueron diferentes. En un caso fueron auténticos tratados de paz donde tenía cabida todo ello, mientras que en el caso de Salses y Niza, solo fueron treguas y el articulado de ambos tipos de documentos es muy diferente. En el segundo caso lo que se refleja es, qué clase de tregua (por mar, tierra), por cuánto tiempo, en qué frentes de guerra se establece (si en todos o solo en parte de ellos), si también afecta al comercio o la navegación y se permite, o no, durante el tiempo que dure, la difusión de la noticia de tregua para que se paralicen las hostilidades, etc. 258 Al estudiar la Tregua de Niza, hemos comprobado discrepancias entre varios de los textos consultados, lo que nos ha llamado la atención, puesto que un documento diplomático de esta naturaleza donde, no solo cada palabra, sino cada signo de puntuación es consensuado por ambas partes, no deberían existir redacciones diferentes. Hemos recogido dos de los textos encontrados en castellano y dos en francés y los hemos estudiado detenidamente, llegando a la conclusión de que la sucesiva copia manuscrita para la difusión propició pequeños cambios que, a la postre fueron relevantes y, por otro lado, la firma de la tregua no cerró la negociación, que siguió durante las semanas siguientes, en las que se llegaron a determinados acuerdos complementarios que fueron incorporados a los textos que se difundieron a partir de esa fecha, motivo por el cual fueron sustancialmente distintos a los primeros que se escribieron. Las conclusiones que hemos sacado del estudio de todo ello es que las conversaciones de Salses sirven como modelo de negociación diplomática de este conflicto y, en general, esto mismo podríamos hacerlo extensivo a todos los de la primera mitad del siglo XVI. Tanto las Treguas de Bomy y las de Monzón de 1537, como la Tregua de Niza de 1538, todas en el ámbito de esta guerra, debieron ser muy parecidas en las formas y también en los resultados a las que se llevaron a cabo en Salses. En todos los casos se pretendió realizar una negociación que diera lugar a un tratado de paz, como en su día habían sido los de Madrid y Cambrai, pero solo se consiguió una tregua en las hostilidades. Los grandes problemas que habían dado lugar al inicio de la guerra de 1536 quedaron pendientes, especialmente la pretendida posesión de Milán por parte de Francia y la retirada del ducado de Saboya por parte de los franceses pedida por Carlos V. Francisco I cambió de táctica a partir de la firma de la tregua y quiso hacer valer sus reivindicaciones de forma pacífica empleando el agasajo al emperador en todas las ocasiones que se le mostraron propicias, especialmente durante el viaje que éste realizó a través de Francia para sofocar las revueltas de Gante durante 1539. Dicho viaje fue solicitado insistentemente desde la corte francesa mediante multitud de cartas dirigidas al emperador o sus secretarios por parte de Fancisco I, Montmorency o el propio delfín, en una operación que parece orquestada y dirigida desde el trono, tal como demuestran infinidad de documentos que se encuentran en el Archivo de Simancas. Cuando Francisco I y sus consejeros vieron que la nueva táctica no estaba dando resultados y Carlos V seguía dando largas sobre la adjudicación de Milán, se tomó la decisión de ir de nuevo a la guerra en 1542. El plazo de la tregua firmada en Niza (1538) fue de diez años, solo transcurrieron cuatro de relativa paz. 259 La conclusión más general que podemos sacar es la de que todo este ciclo diplomático que abarca desde el Tratado de Madrid (1525) hasta la Tregua de Niza (1538), no llevó a solucionar la raíz del problema entre Carlos V y Francisco I porque era de naturaleza geoestratégica con dos causas principales. Una, el enorme poder que habían alcanzado ambos monarcas; otra, que el territorio de Francia estaba totalmente rodeado por los territorios patrimoniales de Carlos V, impidiéndole su expansión. Solo el debilitamiento de Francia durante las Guerras de Religión hizo que el problema dejara de existir momentáneamente durante el tiempo que duró aquella circunstancia. 260 261 BIBLIOGRAFÍA Abadía Quintero, Carolina, “Entre embajadores, cartas y papas: La correspondencia española desde Italia y las informaciones tridentinas, siglo XVI” Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, 152 (2017), pp. 11-33. Acidini Luchinat, Cristina, Taddeo e Federico Zuccari, Fratelli pittori del Cinquecento, Roma Jandi Sapi Editori, 1998. Actas de las Cortes de Castilla, 1, Madrid, Congreso de los Diputados, 1861. Actas de las Cortes de Castilla, 2, Madrid, Congreso de los Diputados, 1877. Adorni, B., “Las fortificaciones de Parma y Piacenza en el siglo XVI: Arquitectura militar, expropiaciones y perjuicios” en Seta, C. de y Le Goff, J., (Eds.), La ciudad y las murallas, Madrid, Cátedra, 1991. 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ESQUEMA DE HECHOS HISTÓRICOS RELACIONADOS CON CARLOS V (1530-1539) Este anexo pretende desarrollar, en orden cronológico, los hechos históricos comprendidos entre 1530 y 1539, que afectan al emperador Carlos V; sobre todo los referidos a su política europea, italiana y mediterránea. No trata de ser, por tanto, un resumen total de la cronología del reinado de emperador, sino tan solo una enumeración de los más relevantes para el desarrollo de la presente tesis. Estos hechos se han extraído de algunos textos de la abundante bibliografía sobre el emperador, aunque con desigual eficacia, puesto que no todos los autores hacen referencia a la fecha concreta de los hechos históricos al analizarlos o comentarlos, ni todos abundan en la misma medida sobre los relativos a los temas del Milanesado, las campañas de 1536 y 1537 o la Tregua de Niza. A modo de ejemplo indicaré que las citas con fecha concreta son abundantes en la obra de Karl Brandi551 o de Manuel Fernández Álvarez552 pero son muy escasas, para el período que nos ocupa, en la más reciente biografía de Parker553. También nos hemos servido de los índices cronológicos específicos como el de Vicente de Cadenas y Vicent554, y de los más escuetos, pero no menos interesantes, de algunas de las biografías del emperador. Teniendo en cuenta que en los párrafos anteriores hemos hecho referencia a que se han buscado los hechos relativos a la Tregua de Niza, pudiera parecer chocante que aparezcan aquellos que se han producido en las lejanas Indias o que afectaron a sus flotas, pero hemos creído conveniente reflejar algunos de ellos, porque nos permitirán aclarar la mayor circulación monetaria en los dominios del emperador en determinados momentos; no en vano, entendemos que la política imperial de Carlos V estuvo muy marcada por la ausencia de liquidez y también, hay que resaltarlo, por la incautación de algunas de las flotas llegadas desde América. También pudieran resultar un tanto anecdóticas las referencias a Catalina, reina de Inglaterra y tía del emperador, junto a los asuntos amorosos y conyugales de Enrique VIII, pero creemos firmemente que marcaron profundamente la política exterior de Inglaterra tanto con el papado, como con Francia y el Imperio. El deseo de divorcio de Enrique, su ruptura con Clemente VII, el exilio forzoso que impuso a Catalina y a su hija María y la posterior muerte de la reina en 1536, son hechos que no hay que perder de vista porque explican determinados cambios de posicionamiento en la voluble política de Enrique VIII de Inglaterra. La abundancia y minuciosidad de las notas sobre la rebelión de Gante de 1539 están relacionadas, no tanto con el hecho histórico en sí, que excede claramente el ámbito del presente estudio, como con el deseo mostrado por numerosos personajes de la corte francesa, incluyendo el propio rey, para que el emperador realizase el viaje hasta allí atravesando Francia, agasajándole en todos los puntos del trayecto555. 551 BRANDI, K., Carlos V, vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial, Fondo de Cultura Económica, México, 1993. 552 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M., La España del Emperador Carlos V, Vol. XX de la Historia de España, dir. Menéndez Pidal, Espasa, Madrid, 1966. 553 PARKER, G., Carlos V, una nueva vida del emperador, Planeta, Barcelona, 2019. 554 CADENAS Y VICENT, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V, Hidalguía, Madrid, 1999. 555 AGS EST-K. Leg. 1482, doc. 121. ; Leg. 1484, docs. 131, 132, 133, 139 y varios siguientes. 330 Pensamos que se trata de un intento por la parte francesa de crear un ambiente de distensión con el emperador, para hacerle cambiar de opinión sobre la cesión del ducado de Milán. Quizá lo que no se había podido conseguir con la ocupación del ducado de Saboya en 1536 y tras dos campañas militares, muchas vidas perdidas y caudales gastados, se podría conseguir con el halago y las muestras de hospitalidad. Sin duda es un cambio de política que comienza en 1538 en Aigues Mortes y acaba en 1540 en el momento en el que el príncipe Felipe fue constituido como duque de Milán. Al comparar los diversos autores que hacen referencia a un mismo hecho, hemos encontrado a veces diferencias en la fecha (generalmente en el día del mes) o en diversos matices referentes al hecho en sí mismo. En general se debe a las diferentes fuentes que ha manejado cada uno de los autores o a la fecha más o menos antigua en que realizaron sus estudios. A modo de ejemplo podríamos decir que los estudios de Brandi sobre el emperador no dispusieron de la enorme cantidad de referencias y estudios previos con los que sí contó Parker al hacer su más reciente biografía de este. La lógica nos indica que cualquier hecho histórico en sí mismo, se produjo en una fecha determinada y solo en una, pero nosotros no hemos querido hacer aquí más que una relación que dejara clara la secuencia cronológica, por lo que no hemos sido puntillosos salvo en los casos en que el matiz de la fecha exacta fuera relevante, en cuyo caso, hemos reflejado la fecha indicada por los diversos autores para un mismo hecho histórico. Al igual que hemos hecho en otros lugares de la tesis, hemos puesto la fecha completa si la conocíamos en el formato AAAA-MM-DD (AÑO-MES-DÍA), si no conocíamos el mes, el día o ambos hemos rellenado su espacio con OO, para no desvirtuar la coherencia de la serie. Hemos querido hacer más veraz esta serie cronológica haciendo mención en la mayor parte de las entradas, con citas a pie de página, a la obra y la página en la que la hemos encontrado, pero para no hacerlas reiterativas, a partir de la primera en la que sí que se da la cita completa, la hemos abreviado todo lo posible, sin olvidar nunca el número de página donde la hemos encontrado. 1530-00-00 El ejército imperial al mando de Filiberto Châlons, virrey de Nápoles, restaura a los Medici en la ciudad de Florencia. Su política se vio muy influida desde Nápoles. 1530-01-14 Toman posesión en Milán los magistrados supremos nombrados por el duque Sforza556. 1530-01-16 556 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II, Edición de la Sociedad Estatal para la conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 2000, pg. 153. 331 Pistoia se levanta contra Florencia acatando nuevamente a los Medici y entrada del ejército imperial en ella557. 1530-01-18 Se rinde Prato, quedando aislada Florencia558. 1530-01-30 Por acuerdo entre el pontífice y el emperador, se designa la ciudad de Bolonia para el acto de la coronación imperial559. 1530-02-01 Los príncipes alemanes suscitan la necesidad de que Carlos V sea coronado en Roma y después de varias deliberaciones se acordó fuese en Bolonia, zanjándose la cuestión560. 1530-02-22 Carlos V es coronado en la capilla privada de Su Santidad con la corona de hierro de los reyes Lombardos. Este acto supone el primero de la coronación561. 1530-02-24 Coronación en Bolonia en la catedral de San Petronio, con la imposición de la corona imperial definitiva562. 1530-02-28 Carlos V sufre un atentado cuando transitaba con su yerno Alejandro de Medici por una galería de madera desde la capilla a la estancia donde despachaba, cayendo a sus pies un grueso tronco de madera que, por unas pulgadas, no alcanzó la cabeza del emperador563. 1530-03-01 El papa Clemente VII promulga una bula confirmando las dos coronaciones, supliendo las posibles omisiones en relación con las ceremonias y renovando todos los privilegios564. 1530-03-22 557 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 558 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 559 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 560 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 561 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 562 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 563 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 54. 564 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 332 Después de celebrar su última entrevista secreta con Clemente VII, el emperador se despide y emprende su viaje hacia Alemania565. 1530-03-23 Carlos V, estando en Castelfranco, hace cesión en feudo a la orden de San Juan de la isla de Malta, cuya soberanía continúa manteniendo Sicilia y a cuyo virrey tendría que rendir pleitesía cada año con un halcón y una guinea de plata566. 1530-04-28 Los florentinos, bajo el mando de Francisco Ferruio, recuperan Volterra, rindiéndose la guarnición pontificia que la defendía siendo su única victoria en toda la campaña contra Florencia567. 1530-03-05 Carlos V envía al marqués del Vasto al frente de dos tercios de españoles a Hungría para combatir al turco568. 1530-05-08 Fabrizio Maramaldo, al mando de un contingente imperial, se sitúa en las proximidades de Volterra569. 1530-05-29 Se rinde Empoli a las tropas imperiales que, faltando a lo pactado, la ponen a saco570. 1530-06-05 Fallece en Insbruck, Mercurino de Gattinara571. 1530-06-15 Carlos V llega a la ciudad de Augsburgo572. 1530-06-20 Se procede a la apertura de la Dieta de Augsburgo para tratar sobre la doctrina luterana573. 565 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 566 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 567 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 568 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 569 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 570 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 571 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 572 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 573 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 333 1530-06-27 La Universidad de Salamanca emite un informe referente a la reina Catalina de Inglaterra, solicitado por su sobrino Carlos V574. 1530-07-14 Carlos V escribe una carta a Clemente VII sobre la confusa situación religiosa en Alemania y propone como único remedio, la celebración de un Concilio575. 1530-08-01 Francisco Ferruccio sale de Pisa para socorrer a Florencia y ese mismo día lo hace el príncipe de Orange hacia Pistoia, para enfrentare con él576. 1530-08-03 En un reconocimiento de la campiña en las proximidades de Pistoia, Filiberto de Chalón, príncipe de Orange, se encuentra con bandas florentinas que lo atacan y matan, mientras que Ferrucio se encamina a Gavinana y Maramalo por senderos de las montañas. La batalla iniciada por la mañana, en la que encontró muerte el príncipe. Se prosigue por la tarde entre los ejércitos de Maramalo y Ferruccio en Gavinana, siendo destrozado el ejército florentino y muerto en los combates dentro de la ciudad el propio Ferruccio, haciéndose cargo del ejército que asediaba Florencia, Ferrante Gonzaga, como capitán general577. 1530-08-04 El emisario de capitán general de los florentinos se entrevista con el imperial para preparar la rendición de Florencia578. 1530-08-05 Se celebra el matrimonio de Francisco I con Leonor de Habsburgo en París579. 1530-08-09 Se produce un tumulto en la ciudad de Florencia pidiendo que se capitule580. 1530-08-12 574 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 575 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55. 576 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 55-56. 577 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 578 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 579 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 580 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 334 Se firma la capitulación de Florencia, dejando a la voluntad del emperador el arbitraje para el futuro gobierno de la Señoría y ese mismo día se produce la rendición581. 1530-08-20 Bajo los auspicios de Ferrante Gonzaga e instrucciones del emperador, se produce un tumulto en la ciudad de Florencia y se proclama un gobierno adicto a los Medici582. 1530-08-29 Se produce un duro enfrentamiento en el campo imperial entre soldados españoles e italianos. Gracias a la intervención de su capitán general se pudo evitar un desastre mayor, pero murieron unos trescientos soldados en la reyerta583. 1530-09-08 Desde la ciudad de Augsburgo, Carlos V confirma los privilegios a su hermano Fernando y a sus sucesores584. 1530-10-21 El emperador restituye a la ciudad de Florencia sus privilegios, especificando que el gobierno recaería en Alejandro de Medici y sus sucesores585. 1530-10-21 Carlos V firma la Bula Áurea Florentina, concedida por el emperador a la familia Medici586. 1530-10-30 El emperador dirige desde Augsburgo una carta a Clemente VII en relación con la situación religiosa en Alemania urgiendo la convocatoria de un concilio donde dilucidar las tesis luteranas y preparar la defensa contra el turco587. 1530-11-19 Se celebra la última sesión de la Dieta de Augsburgo, en la que se establecen penas contra los errores luteranos588. 581 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 582 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 583 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 584 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 585 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 586 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 587 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 56. 588 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 335 1530-11-29 La gobernadora de los Países Bajos, debido a la extrema gravedad de su salud, dimite de sus cargos consignando el poder al conde de Hoogstraeten589. 1530-11-30 Muere Margarita de Habsburgo, gobernadora de los Países Bajos y tía del emperador, dejando a Carlos V como heredero universal590. 1530-11-30 Fernando comunica a su hermana María el deseo del emperador, hermano de ambos, de que se haga cargo del gobierno de los Países Bajos 1530-12-22 Francisco II Sforza, duque de Milán, pide clemencia a Carlos V en audiencia forzada por el papa Clemente VII591. 1530-12-31 El duque de Milán en confirmado por el emperador en su cargo de duque de Milán. Como compensación paga a Carlos V 400.000 escudos durante 1531 y se compromete a pagar 50.000 escudos anuales durante 10 años, manteniendo el emperador una guarnición en los castillos de Milán y Como592. 1531-01-00 Elección de Fernando como rey de Romanos. Marca las relaciones con los príncipes alemanes, puesto que provocó la alarma tanto entre los príncipes católicos, especialmente los duques de Baviera, como entre los protestantes, que crearán la Liga de Esmalcalda593. 1531-01-03 El emperador escribe a su hermana María trazándola el plan de gobierno que debe seguir principalmente en el aspecto religioso594. 1531-01-05 589 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 590 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 591 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II, p. 153. 592 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II, p. 153. 593 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 115. 594 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 336 Los príncipes electores, reunidos en Colonia, eligen a Fernando como rey de Romanos, cumpliendo el emperador con la palabra dada a su hermano. Este mismo día es coronado Fernando en Aix-la Chapelle, Aquisgrán, como rey de Romanos. Ese mismo día, Clemente VII firma un breve en relación con el matrimonio indisoluble de los reyes de Inglaterra595. 1531-01-15 Ambos hermanos se separan, Fernando para regresar a Austria y Carlos para ir a los Países Bajos596. 1531-01-19 Francisco Pizarro sale de Panamá con 180 hombres y 27 caballos para conquistar el Imperio Inca597. 1531-02-27 Los príncipes alemanes protestantes crean la Liga de Esmalcalda. Pocos días antes habían pedido apoyo al rey francés Francisco I598. 1531-02-29 María de Habsburgo acepta la regencia de los Países Bajos que le había ofrecido su hermano el emperador599. 1531-03-05 Leonor de Habsburgo recibe la corona de Francia como consorte de Francisco I600. 1531-03-14 Carlos y María, que venía a tomar posesión de la gobernación de los Países Bajos, se encuentran en Lovaina601. 1531-03-22 Se reúnen en Amberes los Estados Generales para asumir y legalizar el cargo de la nueva gobernadora602. 595 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 596 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 597 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 598 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 115. ; Kohler, Alfred, Carlos V 1550-1558, Una biografía, Marcial Pons, Madrid, 2000, p. 212 y ss. 599 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 57. 600 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 601 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 602 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 337 1531-04-27 Carlos V inviste en el ducado de Florencia a Alejandro de Medici por procuración603. 1531-10-02 Las confraternidades de las poblaciones se transforman en compañías de arcabuceros en los Países Bajos604. 1531-10-07 El peso del florín de oro pasa de 22,816 gramos de oro605. Este mismo día se emiten letras patentes en los Países Bajos con la designación de María como gobernadora, legislando sobre el lujo y la especulación, sobre el tratamiento de los mendigos y peregrinos. También que se remite por escrito las costumbres de cada población, para llevar a cabo una recopilación de ellas en los Países Bajos606. 1531-10-24 El rey Cristian II de Dinamarca embarca en Holanda para tratar de recuperar su reino607. 1531-10-26 Firma de Alianza entre los duques católicos de Baviera y los miembros de la Liga de Esmalcalda para defender las libertades germánicas, a la que Francisco I prometió ayuda financiera y militar, aunque no se unió a ella608. 1531-11-30 Se celebra capítulo III de la Orden del Toisón de Oro, donde se crean 21 caballeros en Tournai, entre ellos al rey de Francia, Francisco I y el príncipe Felipe de España609. 1532-02-24 Se firma en Roma un tratado secreto entre Carlos V y Clemente VIII para la convocatoria de un concilio610. 1532-02-26 En el viaje entre Neumarkt y Sulzburgo, el emperador sufre una caída del caballo y se lastima una pierna611. 603 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 604 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 605 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 606 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 607 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 608 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados… p. 115. 609 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 610 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 611 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 58. 338 1532-03-28 Fallece en Nápoles el virrey Pompeo Colonna, partidario y fiel súbdito del emperador, que tantos enfrentamientos tuvo con Clemente VII612. 1532-07-23 Paz de Nuremberg entre el emperador y la liga luterana613. 1532-08-03 El emperador ordena la publicación de la paz religiosa establecida en Nuremberg614. 1532-08-10 El emperador envía tropas españolas e italianas al mando del marqués del Vasto y de Fabrizio Maramalo para combatir al turco que había penetrado en Austria615. 1532-09-01 Se celebran Cortes en Segovia con la asistencia de la emperatriz, que había salido del castillo de la Mota en Medina del Campo, por la peste y visitado en Tordesillas a la reina Juana616. 1532-09-14 El ejército del emperador con él en persona, que acude a combatir al turco en Viena, libera la ciudad de Graatz, sitiada por aquel617. 1532-09-21 El ejército otomano levanta el cerco a la ciudad de Viena y se retira antes de la llegada de Carlos V618. 1532-09-23 El emperador llega con su ejército a Viena619. 1532-10-04 Carlos V sale de Viena y emprende el camino de Italia620. 612 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 613 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 614 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 615 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 616 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 617 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 618 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 619 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 620 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 339 1532-10-28 Francisco I y Enrique VIII firmaron cerca de Calais un tratado que, si bien era contra el turco, lo que intentaba era frenar la influencia de Carlos V en Italia621. 1532-11-13 El emperador llega a Bolonia, en la que permanecerá hasta finales de febrero del año siguiente, entrevistándose en varias ocasiones con el papa Clemente VII622. 1532-11-15 Pizarro entra en Cajamarca e intercambia embajadores con Atahualpa623. Aceptará como rescate una habitación llena de oro624. 1533-01-00 Matrimonio secreto entre Enrique VIII y Ana Bolena. 1533-02-24 Carlos V firma tratado en Bolonia con el papa Clemente VII y los duques de Milán, Toscana y Mantua. Una alianza para hacer frente al turco y para apoyar la celebración de un concilio general, gracias a lo cual, el emperador pudo mantener en Lombardía un importante contingente militar625. 1533-04-10 Muere el rey Federico de Dinamarca626. 1533-04-22 Carlos V llega a Barcelona, donde lo está esperando la emperatriz627. 1533-07-12 Enrique VIII de Inglaterra es excomulgado por Clemente VII628. 1533-06-10 621 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 114. 622 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 623 Brandi, Karl, Carlos V. Vida y fortuna de una personalidad y de un imperio mundial. Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 268. 624 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 625 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 115., Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 59. 626 Brandi, Karl, Carlos V…p. 277. 627 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros… p. 60. 628 Brandi, Karl, Carlos V…p. 276. 340 Se firman convenios para casar a Cristina de Dinamarca con el duque de Milán (Sforza)629 1533-06-18 Se abren las Cortes aragonesas en Monzón. 1533-06-19 El emperador emprende el camino desde Monzón a Zaragoza por hallarse allí la emperatriz enferma, recorriendo el equivalente a 234 kilómetros en 24 horas630. 1533-06-29 El emperador se encuentra de nuevo en Monzón y se reanudan las Cortes aragonesas631. 1533-11-11 y 12 Se celebra en Marsella una entrevista entre Clemente VII y Francisco I donde se decide, pese a lo acordado con el emperador, aplazar la convocatoria del concilio632. 1533-11-15 Pizarro llega a Cuzco, capital inca633. 1534-00-00 Cortes de Madrid 1534-03-23 Bula de excomunión de Clemente VII contra Enrique VIII de Inglaterra. 1534-05-00 Boda de Francisco II Sforza con Cristina de Dinamarca, sobrina del emperador634. 1534-06-29 Se firma la transacción de Cadas entre Fernando, rey de Romanos y varios príncipes electores alemanes en relación con la paz de Nuremberg. Ésta fue la primera concesión que hizo Fernando sin el consentimiento del emperador635. 629 Brandi, Karl, Carlos V…p. 270. 630 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 631 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 632 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 633 Brandi, Karl, Carlos V…p. 268. y Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 634 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II, pg. 153. 635 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 341 1534-08-00 Barbarroja, desde Argel, se apodera de Túnez, desposeyendo al monarca hereditario Muley Hassan636. 1534-verano/otoño Liquidación del asunto de Wurtemberg, lo que consigue alejar a Francia de los soberanos alemanes637. 1534-09-11 Tratado de Linz, por el que Fernando obtiene de Baviera su reconocimiento como rey638. 1534-09-25 Muere el papa Clemente VII639. 1534-10-00 Creación de los Tercios. 1534-10-00 Carlos V hizo dos propuestas a Francia a través de su legado Enrique de Nassau640: • Que Sforza pagara una pensión anual al duque de Orleans, a cambio de que Francia le reconociera en su ducado, propuesta que fue rechazada por Anne de Montmorency que exigió, de nuevo, Milán y Génova. • Un matrimonio entre la hija de Enrique VIII, María, y el tercer hijo de Francisco, el duque de Angulema, Carlos. Propuesta que fue trasladada por el embajador francés Philippe Chabot a Enrique VIII, quien hizo, a su vez, una contrapropuesta: él aceptaría el matrimonio de María y el duque de Angulema si ambos renunciaban a la corona de Francia. 1534-10-13 Paulo III (Alejandro Farnesio) elegido nuevo pontífice641. 1534-10-17 Paulo III en su primer consistorio habla ya, como nuevo papa, de la necesidad de un concilio642. 1534-10-18 Se desencadena en Francia la cuestión de los placards643. 636 Brandi, Karl, Carlos V…pp. 282 y 283. 637 Brandi, Karl, Carlos V…p. 283. 638 Brandi, Karl, Carlos V…p. 271. 639 Brandi, Karl, Carlos V…283.; Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60.; Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 640 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116 641 Brandi, Karl, Carlos V… p. 290.; Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116.; Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 642 Brandi, Karl, Carlos V…p. 292. 643 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 342 1534-11-03 El parlamento inglés aprueba el Acta de Supremacía, por la que el rey (Enrique VIII) se convertía en la cabeza de la Iglesia de Inglaterra. 1534-12-16 Ante la necesidad de dinero por parte de la corona, se procede al primer secuestro de remesas de las Indias por la Corona644. 1534-12-22 Se emite cédula por la que veinte capitanes recluten seis mil infantes en Castilla para la expedición a Túnez que se estaba preparando645. 1535-00-00 El cardenal arzobispo de Toledo, Juan de Tavera, publica un escrito en el que pone sobre el papel todas las consideraciones más fundadas contra la marcha del emperador hacia Túnez e Italia646. 1535-00-00 Fracasó la tentativa secreta de separar a Barbarroja de los turcos647. 1535-01-18 Pizarro funda la ciudad de Lima en Perú648. 1535-02-00 Parte una embajada francesa encabezada por Jean La Foret hacia Constantinopla, pero deteniéndose primero en Argel, donde logró un acuerdo con Barbarroja a fin de que le proporcionara barcos y munición para un posible ataque contra Génova649. 1535-02-00 Francisco I firma las llamadas “Capitulaciones” con el Imperio Otomano. Tratado eminentemente comercial, pero que confirmaba la alianza entre ambos monarcas650. 1535-02-01 644 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 60. 645 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 646 Brandi, Karl, Carlos V…p. 285. 647 Brandi, Karl, Carlos V…p. 287. 648 Brandi, Karl, Carlos V…p. 268. 649 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 650 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 343 Manifiesto del rey de Francia a los alemanes a fin de fortalecer las relaciones pactadas con ellos el año anterior651. Granvela escribirá una respuesta a los príncipes alemanes corregida por el propio emperador652. 1535-03-01 Carlos V otorga poder general e instrucciones a la emperatriz para el gobierno de España durante su ausencia653. 1535-03-04 Ante la necesidad de la Corona para preparar la expedición a Túnez, se procede al segundo secuestro de las remesas particulares procedentes de las Indias654. 1535-04-03 El emperador llega a Barcelona y revisa las galeras preparadas en el puerto para la expedición contra Túnez655. 1535-05-01 Llegan a Barcelona las 15 galeras de Andrea Doria y se unen a la flota656. 1535-05-30 Carlos V embarca en Barcelona para iniciar la conquista de Túnez657. Después de oír misa, se pone al frente de los treinta mil hombres de la expedición658. 1535-06-00 Francisco I envía al cardenal Jean du Bellay a Roma para atraerse al papa Paulo III y convencerle de que no se convocara un concilio general, que en su opinión (de Francisco I) solo contribuiría a fortalecer el poder del emperador en el continente. Pero solo consiguió buenas palabras659. 1535-06-12 El emperador pasa revista a la flota en Cagliari660. 1535-06-14 651 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 652 Brandi, Karl, Carlos V…p. 284. 653 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 654 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 655 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 656 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 657 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…pg. 154. 658 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 659 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 116. 660 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 344 Parte la flota contra Túnez desde Cagliari, Cerdeña661. 1535-06-15 Al día siguiente de la partida de Cagliari, la flota está ya anclada frente a las ruinas de Cartago662. 1535-06-24 Nace en Madrid la infanta doña Juana663. 1535-07-14 Asalto a La Goleta664. 1535-07-17 Se inicia la marcha desde La Goleta hacia Túnez665. 1535-07-20 Se produce la batalla contra Barbarroja, quedando deshecho el ejército enemigo666. 1535-07-21 La ciudad de Túnez es tomada al asalto, auxiliados los atacantes por la rebelión de los cautivos, entrando este mismo día en la ciudad el emperador, donde permanecerá hasta el 26 de este mes667. 1535-08-02 Llegan a Roma las primeras noticias de la conquista de Túnez668. 1535-08-06 Carlos V recibe la lealtad del rey de Túnez en la Torre del Agua, lugar al que se había trasladado, con la firma de un tratado entre ambos669. 1535-08-15 661 Brandi, Karl, Carlos V…p. 287. 662 Brandi, Karl, Carlos V…p. 287. 663 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 664 Brandi, Karl, Carlos V…p. 287. 665 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 666 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 667 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 61. 668 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 154. 669 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 345 Tras la toma de Túnez, Carlos V tuvo que abandonar su proyecto contra el turco o la conquista de Argel (contra Barbarroja), a los que le animaban sus súbditos castellanos, para dirigirse inmediatamente hacia Italia y hacer frente a las primeras maniobras militares francesas670. 1535-08-16 El emperador embarca en la galera Real. 1535-08-17 Carlos V, ya victorioso de la jornada de Túnez, se hace a la mar de vuelta a Italia671. Tras despedirse de su cuñado, el infante de Portugal, pone rumbo hacia Zafferan para unirse con las demás naves y proseguir hacia Trapani672. 1535-08-22 Carlos V desembarcó en Trapani, Sicilia673. 1535-08-26 Isabel comunicaba a Carlos V las medidas tomadas para poner en buen orden de defensa las fronteras con Francia y añadía noticias sobre el ejército que reunía el rey francés674. 1535-09-01 Galeras de Barbarroja atacan Mahón675. 1535-09-04 Tropas de Barbarroja saquean Mahón y gran parte de Menorca. 1535-10-12 Carlos V llega a Palermo y nombra virrey de Sicilia a Ferrante Gonzaga, príncipe de Molfetta676. 1535-10-21 El emperador desembarca en Mesina677. 1535-11-01 a 02 670 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117. 671 Brandi, Karl, CarlosV…p. 289.; Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II… p. 154. 672 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 673 Brandi, Karl, Carlos V…p. 289. 674 AGS., Estado, Leg. 31, fol. 195-200. Carta de Isabel a Carlos V. 675 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 676 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 677 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 346 Muere el duque Francesco María II Sforza en Milán sin descendencia. Inmediatamente Antonio Leyva, comandante del ejército imperial en Lombardía, se apresuró a proclamar la devolución del feudo al emperador678. 1535-11-02 Carlos V sale de Mesina y desembarca en Seminara679. 1535-11-15 El ducado de Milán reconoce a Carlos V como su señor. Este momento es aprovechado por Francisco I para volver a plantear su derecho hereditario sobre el ducado. Mientras que, al emperador (de quien el Milanesado era feudo) le correspondía, bien asignar a un nuevo duque, italiano o no, bien decidir incorporar el ducado a la Monarquía Hispánica680. 1535-11-15 El conde Massimiliano Stampa cede la fortaleza Sforza de Milán a las tropas imperiales. 1535-11-25 El emperador llega a Nápoles681. 1535-11-29 Fallece en Florencia Juan Pablo Sforza, hijo ilegítimo de Ludovico el Moro, cuando iba a Nápoles a postular ante el emperador sus derechos a la sucesión en el ducado de Milán682. 1535-12-a lo largo del mes Leyva escribió cartas a las ciudades de Pavía, Cremona, Como, Lodi, Novara, Alesandría, Vigevano y Bobbio en calidad de Lugarteniente General del emperador en el dominio de Milán informando de la devolutione dii questo Stato alla Cessare Maestà y les ordenó enviar un diputado con poderes para prestar juramento de fidelidad al emperador 1535-12-25 Leyva da un plazo de 20 días a los castellanos de los presidios y fortalezas para realizar juramento de fidelidad al emperador. 1535-12-00 678 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117. 679 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 680 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117. 681 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 682 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 347 A finales de año, los rumores que corren de guerra con Francia son tan alarmantes que la gente que vivía en la frontera del Rosellón la abandonaba precipitadamente683. 1535-12-00 Leyva, gobernador de Milán. 1536-principios Muere en Florencia Gian Paolo Sforza, conde de Caravaggio e hijo ilegítimo de Ludovico el Moro, principal pretendiente a la corona ducal del Milanesado. 1536-principios El papa, que se muestra mediador entre los dos soberanos, pide a Carlos V que acuda a Roma684. 1536-00-00 Cristian III de Dinamarca decreta la conversión forzosa. 1536-00-00 Instrucción (de Carlos V) a Lope Hurtado de Mendoza para poner Italia en estado de defensa685. 1536-00-00 Paulo III está muy lejos de dejarse arrastrar a una política imperial. Quiere mostrarse neutral en aquel conflicto entre las dos grandes potencias de la Cristiandad y así se lo manifiesta al general de los franciscanos686. 1536-01-00 Berna declara la guerra al duque de Saboya. 1536-01-00 Francisco I aumenta sus preparativos bélicos. Concentra en Lion su ejército de las nuevas legiones nacionales, recluta miles de lansquenetes alemanes, junta los hombres de armas, base de su caballería pesada, reúne buena cantidad de artillería, conforme el embajador imperial (en Francia) comunica a Carlos V687. 683 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador Carlos V, Vol. XX de la Historia de España, dir. Menéndez Pidal, Espasa, Madrid, 1966, p.563; Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, p. 428. 684 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador…p. 564. 685 AGS. Estado, leg. 35, fol. 65; Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador…p.567. 686 AGS. Guerra Antigua, leg. 9, fol. 54, original, relación del general de los franciscanos sobre la entrevista con Paulo III; Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador… p. 567. 687 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador… p. 565. 348 1536-01-00 El embajador imperial (en Francia), informa a Carlos V que, en lo referente al Milanesado, Francisco I solo entraría en negociaciones si era aceptada la candidatura de su segundo hijo, el duque de Orleans, no del tercero, el duque de Angulema688. 1536-01-07 Muere Catalina de Aragón, reina consorte de Inglaterra, repudiada por Enrique VIII689. 1536-01-27 Al conocer las intenciones de Francisco I, Carlos V pide parecer al Consejo de Estado, antes de conferenciar en Roma con el papa, que se ofrecía como mediador690. 1536-02-00 Francia ocupa el ducado de Saboya691. Francia declara la guerra al duque de Saboya alegando que su alianza con Berna le obliga a ello. 1536-02-10 El embajador de Carlos V en Roma transmite la postura del nuevo papa de que Milán pase al duque de Angulema (3er hijo de Francisco I) 1536-02-20 Carlos V está ya plenamente seguro de que la guerra es inevitable692. 1536-02-20 Carlos V da rienda suelta a sus sentimientos sobre la guerra que Francisco I prepara contra Saboya en una carta a Isabel693. 1536-03-00 Tropas francesas cruzaron los Alpes y ocuparon el Piamonte, estacionándose cerca de la frontera del ducado de Milán. Solo se detienen cuando topan con las tropas de Leyva. 1536-03-22 688 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador… p. 565. 689 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 690 Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal…p.436. 691 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117. 692 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador… p. 565. 693 AGS. Guerra Antigua, leg. 8, fol. 2.; Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador…p. 566. 349 Carlos V parte de Nápoles para acudir a la invitación del papa (Paulo III) a Roma694. Entra en tierras de la Iglesia por Terracina en donde es recibido por un legado del papa. En Priperno se le unen los cardenales Trivulzio y Sanseverino, prosiguiendo hasta San Pablo. Hará su entrada en Roma el 5 de abril695. 1536-04-00 Juan Calvino publica en Basilea (Suiza) su tratado “La Institución de la religión cristiana”. 1536-04-03 Tropas francesas entran en Turín. El duque de Saboya huyó a Vercelli696. Francia ocupa Turín, controlando todos los pasos alpinos, pero no planteó una expedición para conquistar Milán. La ocupación de Saboya fue la maniobra con que los franceses pretendían alcanzar una posición de ventaja a la hora de negociar la sucesión del Milanesado697. 1536-04-04 Carlos V llega a San Pablo Extramuros en Roma698. 1536-04-05 Carlos V entra en la ciudad de Roma donde es recibido por el colegio cardenalicio en la iglesia “Domine quo Vadis” de la Vía Apia, prosiguiendo hasta la basílica de San Pedro, en cuyos pórticos le esperaba Pablo III699. 1536-04-06 Fue alojado en el palacio pontificio, en la zona edificada por Inocencio VIII, el día de su llegada y es recibido por el papa en su primera entrevista tras su entrada en la ciudad.700 Este primer coloquio dura seis horas701. 1536-04-17 Lectura de carta (discurso) ante el papa, colegio de cardenales y embajadores702. Lo hace de forma inesperada sin que sus secretarios más cercanos en ese momento, Cobos y Granvela, tengan conocimiento de ello. En él hace un resumen de su vida y ataca duramente a Francisco I, acusándole de ser el responsable de cuanto estaba sucediendo en la cristiandad. Lo pronuncia a partir de una breve nota que tenía en la mano 694 Brandi, Karl, Carlos V…p. 290. 695 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 696 Brandi, Karl, Carlos V… p. 294. 697 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117. 698 Fernández Álvarez, M., La España del…p. 569. 699 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros …p. 62. 700 Fernández Álvarez, Manuel, La España del Emperador…p 570. 701 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 62. 702 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 117, para este autor la fecha del discurso es el 17; Brandi, Karl, Carlos V…p. 295. 350 y en castellano703. En él desafía también a un combate singular al rey francés y le da un plazo de veinte días para recibir su respuesta. 1536-04-18 Carlos V sale de Roma con la intención de penetrar en Francia para obligar a Francisco I a restituir todo lo ocupado en Piamonte al duque de Saboya, su feudatario704. 1536-04-24 En las conversaciones entre Carlos V y Paulo III, éste le confirmó que permanecería neutral en caso de conflicto, si bien se comprometía a convocar un concilio en Mantua en mayo de 1537. Por su parte, el francés también se mostró escasamente propicio a una solución semejante705. 1536-04-28 Carlos V confirma todos los privilegios a Siena, feudo del Imperio706. 1536-05-02 Ana Bolena es detenida y encerrada en la Torre de Londres. 1536-05-04 El emperador envía a Garcilaso de la Vega para ultimar con Doria y Leyva las operaciones contra Francia707. 1536-05-07 Se produce el tercer secuestro de remesas de particulares procedentes de las Indias708. 1536-05-11 Acaba plazo de 20+5 días para iniciar hostilidades contra Francisco I. 1536-05-19 Ana Bolena, reina consorte de Inglaterra, es ejecutada. Carlos V desde Borgo San Donino, escribe un largo mensaje al pontífice, reiterativo y muy similar a su discurso en Roma, acusando al rey de Francia de la guerra que pronto iniciaría709. 703 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 704 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 705 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 120. 706 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 707 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 708 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 709 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 351 1536-05-25 Se lee en Roma la réplica del discurso de Francisco I al emperador. 1536-05-30 Enrique VIII celebra su matrimonio con Jane Seymour. 1536-05-30 Se decide en Asti la invasión de Francia por tierra de acuerdo con el plan sugerido por Leyva710. 1536-05-31 Se celebra en Florencia el matrimonio de Margarita de Habsburgo con Alejandro de Medici, duque de Florencia711. 1537-06-02 Se convoca el concilio para su futura celebración en Mantua el 23 de mayo de 1537712. 1536-07-10 Carlos V toma decisión de acompañar al ejército en Savigliano. 1536-07-17 La plaza fuerte de Fossano se rinde al ejército imperial en su camino hacia Provenza, después de un largo asedio que posiblemente propició el fracaso de la expedición de Carlos V713. 1536-07-25 El ejército de Carlos V pasa la frontera alpina714. 1536-08-01 Carlos V nombra al cardenal Marino Caracciolo como gobernador de Milán, provocando las protestas de Antonio Leyva. El mando del ejército imperial pasó a ocuparlo Alfonso D’Ávalos, marqués del Vasto. La separación de las dos responsabilidades creo complicaciones715. 1536-08-02 710 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V, Hidalguía, Madrid, 1999, p. 63. 711 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V, Hidalguía, Madrid, 1999, p. 63. 712 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V, Hidalguía, Madrid, 1999, p. 63. 713 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros que recorrió el emperador Carlos V, Hidalguía, Madrid, 1999, p. 63. 714 Brandi, Karl, Carlos V…p. 298. 715 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 160 352 Carlos V entra en Frejus716. 1536-08-08 Carlos V entra en Brignoles, mientras que las tropas de Nassau invaden Roueulx en los Países Bajos717. 1536-08-10 Muere e delfín de Francia, Francisco, (hijo primogénito de Francisco I). El duque de Orleans se convierte así en el nuevo delfín y, por tanto, heredero de la corona de Francia718. 1536-08-13 El ejército imperial, con Carlos v a la cabeza llega a Aix-en-Provence. 1536-09-01 La diplomacia pontificia realizó un nuevo intento de negociación. Dos nuevos legados fueron enviados719: • Anbrogio Ricalcati ante Carlos V • Latino Juvenale ante Francisco I. 1536-09-02 Tropas francesas fracasan en su intento de apoderarse de Génova720. 1536-09-03 El ejército de Carlos V emprende la retirada de Provenza721. 1536-09-08 Fallece en su palacio de Liria Germana de Foix, virreina de Valencia, esposa del difunto Fernando de Aragón. Este mismo día, tras haber fracasado todos los intentos de Nassau por tomar la villa francesa de Fleuranges, levanta el sitio y se retira722. 1536-09-10 El marqués del Vasto toma Casale Monferrato al ejército francés723. 716 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 717 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 718 Brandi, Karl, Carlos V…p. 299.; Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 120. 719 Usunáriz, Jesús María, España y sus tratados…p. 120. 720 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 63. 721 Brandi, Karl, Carlos V…p. 298.; Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros… p. 63. (este hecho lo sitúa en el 4 de septiembre) 722 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 723 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 353 1536-09-15 Fallece Antonio Leyva724. 1536-10-13 Se produce en Inglaterra la denominada Peregrinación de Gracia. Empezó en Licolnshire, En Yorkshire alcanzó proporciones preocupantes y al llegar a York, encabezada por Robert Aske, tenía nueve mil seguidores, cifra que en pocas semanas se incrementó hasta los cuarenta mil725. 1536-10-14 Muere Garcilaso de la Vega. Cerca de Fréjus en Provenza, dando asalto al fuerte de Muy726. 1536-11-03 El emperador concede la investidura de Monferrato a Federico Gonzaga, marqués de Mantua727. 1536-11-05 Carlos V nombra capitán general y gobernador del Milanesado al marqués del Vasto728. 1536-11-15 Partida de Carlos V con destino a España. 1536-12-ppios. Carlos V entra en el puerto de Palamós de regreso de Italia729. 1536-12-29 El emperador llega a Tordesillas, donde le esperaba la emperatriz Isabel, con la reina madre Juana730. 1537-01-06 Asesinato del duque Alejandro de Medici de Florencia por su primo Lorenzino de Medici. casado con Margarita de Parma, hija natural de Carlos V, quien pudo haberse reservado el ducado para sí mismo porque Alejandro no dejó descendencia, pero lo legó a Cosimo delle Bande Nere, lo que desencadenó la lucha entre los Medici y los Strozzi. Cuando la situación se hizo insostenible para Margarita, don Pedro de Toledo, 724 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 725 Norwich, John Julius, Cuatro Príncipes: Enrique VIII, Francisco I, Carlos V, Solimán el Magnífico y la forja de la Europa Moderna, D. Ático de los Libros, Barcelona 2020. p. 166 726 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 727 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 728 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 729 Brandi, Karl, Carlos V…p. 300. 730 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 354 virrey de Nápoles, la sacó de Florencia y la instalo en el castillo napolitano de Gaeta, de donde salió para casarse con Octavio Farnesio731. 1537-01-15 Organiza el rey Francisco I una escena teatral ante el parlamento de París. Mandó leer por el Procurador General una acusación contra Carlos V por faltar a los Tratados de Madrid y de Cambrai a causa de la actual guerra732. Este mismo día califica de traidor al emperador como vasallo del rey de Francia por Flandes y Artois733. 1537-04-00 Cortes de Valladolid 1537-04-08 Almagro se apodera de Cuzco haciendo prisioneros a los hermanos de Francisco Pizarro734. 1537-04-18 El papa Paulo III, pese a la promesa hecha al emperador firma una bula aplazando el concilio735. 1537-07-30 Firma de las Treguas de Bomy, lo que supone la paz en la frontera de los Países Bajos736. 1537-09-00 Se presenta en Monzón ante CV el nuncio pontificio Poggio, con una proposición de paz inadmisible para el emperador737. 1537-09-00 Poco después llegó el consejero neerlandés Cornelius Schepper para la ratificación del Tratado de Bomy, después de haber podido comprobar en la Corte francesa un deseo general de paz. La reina (María) hablaba por lo menos de un armisticio de dos o tres años. Carlos encargó que se diera una contestación de complacencia738. 731 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 163. 732Brandi, Karl, Carlos V…p. 301. 733 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 734 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 735 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 736 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 164.; Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. (este hecho lo traslada Cadenas y Vicent al 7 de julio y al 10 de julio la ampliación de la misma al conjunto de los territorios de Francia, España e Italia) 737 Brandi, Karl, Carlos V…p. 302. 738 Brandi, Karl, Carlos V…p. 302. 355 1537-09-15 Carlos V escribe a su hermano Fernando que Schepper había encontrado en la Corte de Francia más amabilidad que hacía mucho tiempo. Que tampoco allí se podían llevar por más tiempo los gastos de la guerra y que ponían sus esperanzas definitivas en los turcos739. 1537-09-16 Se firma la tregua de Monzón (general), con lo que se paralizó la guerra ente Carlos V y Francisco I durante tres meses740. 1537-10-08 Breve pontificio aplazando el concilio que se había convocado en Vicenza741. 1537-10-12 Jane Seymour da a luz un barón de nombre Eduardo, primer hijo legítimo de Enrique VIII742. 1537-10-24 Fallece Juana de Seymour, reina consorte de Inglaterra, posiblemente de fiebres puerperales743. 1537-10-26 Montmorency avanza de nuevo tomando el desfiladero de Susa, es decir, el camino de Turín, obligando con ello a los imperiales a evacuar también Pirenolo, entrada meridional al monte Genèvre744. 1538-02-08 Se firma el tratado de Roma entre el pontífice, Carlos V, Venecia y el rey de Romanos contra el turco745. 1537-02-11 Tratado de Cabannes de Fitou por el cual se establece una tregua entre Francisco I y Carlos V hasta junio de 1538, pese a ella, las tropas francesas invaden Artois el 16 de marzo746. 1538-05-01 Fallece Isabel de Portugal, esposa de Carlos V. 739 Brandi, Karl, Carlos V…p. 302. 740 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 164. 741 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 742 Norwich, John Julius, Cuatro Príncipes…p. 175. 743 Norwich, John Julius, Cuatro Príncipes…p. 176. 744 Brandi, Karl, Carlos V…pp. 302 y 303. 745 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 746 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 64. 356 1537-10-15 Llegó a Monzón el embajador Velly para entrevistarse con el emperador. El 1537-11-16 estaba de regreso747. 1537-11-16 Tratado de Monzón firmado entre Carlos V y Francisco I que detiene los enfrentamientos en Piamonte, Lombardía, Saboya, Delfinado, Provenza y Génova748. 1538-00-00 Juan Zapolya y Fernando llegaron a un acuerdo para reinar sobre sus respectivos territorios de la antigua Hungría en paz, a la muerte de Zapolya, toda Hungría revertería a los Habsburgo749. 1538-01-00 Tras la muerte del cardenal Caracciolo, Carlos V otorga los dos puestos, gobernador y comandante del ducado de Milán, al marqués del Vasto, quién los desempeñó hasta morir en Vigevano en marzo de 1546750. 1538-01-00 Cardenal Jacobazzi, legado papal ante Carlos V para ayudar en la búsqueda de la paz, escribió a Paulo III que el emperador aceptaba su mediación por la paz y proponía Niza como lugar de la próxima reunión751. 1538-01-00 Cardenal Carpi, legado papal ante Francisco I, escribió al pontífice desde Francia que Francisco I también se hallaba predispuesto hacia la paz, aunque con pequeñas reticencias752. 1538-01-18 Las negociaciones de Salses dan como resultado la prórroga del armisticio por tres meses desde ese mismo día753. 1538-02-08 Alianza entre Carlos V, Fernando, Venecia y el papa contra el turco754. 1538-02-24 747 Brandi, Karl, Carlos V…p. 303. 748 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 749 Norwich, John Julius, Cuatro Príncipes…p. 179. 750 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II… p. 160. 751 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II… p. 160. 752 Martínez Millán, J., La Corte de Carlos V, vol. II…p. 164. 753 Brandi, Karl, Carlos V…p. 303. 754 Brandi, Karl, Carlos V… p. 303. 357 Se llega a un acuerdo entre Fernando, rey de Hungría y Bohemia y el Voiboda Zapolya, dividiendo Hungría en tres partes, quedando el turco en poder de la más meridional755. 1538-03-23 El papa Paulo III abandona Roma para reunirse en Niza con el emperador y con el rey de Francia. Se había elegido el castillo de esta ciudad para su residencia, pero a última hora, su dueño, el duque de Saboya, puso dificultades inesperadas. Para el papa se habilitó como residencia el convento de franciscano ante la ciudad de Niza756. 1538-04-22 Carlos V da instrucciones a la emperatriz para el gobierno de los reinos durante su ausencia. En ellas restringe la concesión de gracias y mercedes757. 1538-04-25 Carlos V embarca en Barcelona con destino a Villafranca, cerca de Niza, con idea de estar muy cerca de conde se producían las negociaciones para la paz. Parece muy probable que incluso contemplara una entrevista personal con Francisco I758. El papa llegó por Savona. Carlos V evitó salir a recibirlo personalmente para no aumentar la desconfianza de Francia759. 1538-04-30 Las galeras que trasladan al emperador son atacadas frente en Pomègues, frente a Marsella por unas francesas760. 1538-06-10 Se firma la Liga de Nurenberg entre Carlos V, su hermano Fernando y varios príncipes alemanes para la defensa de la Fe Católica761. 1538-06-18 Se concierta la Tregua de Niza por diez años762. Se firma en Niza un armisticio por diez años entre Francisco I y Carlos V, manteniendo cada cual sus posiciones, en los que sale beneficiado el rey francés que tenía ocupada Saboya763. 755 Cadenas Y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 756 Brandi, Karl, Carlos V… p. 304. 757 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 758 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65. 759 Brandi, Karl, Carlos V… p. 304. 760 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 65 761 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 762Brandi, Karl, Carlos V…p. 304. 763 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 358 1538-07-15 Carlos V se reúne en tierra con Francisco I en Aiguesmortes764. 1538-09-17 El papa Paulo III firma bula excomulgando a Enrique VIII, deponiéndolo como rey y librando a sus súbditos de toda obediencia765. 1538-09-28 Batalla de Préveza. 1538-09-18 Se produce el cuarto y último de los secuestros de las mercancías venidas de las Indias766. 1538-10-15 Cortes de Toledo en las que se pide a el emperador la residencia en el territorio peninsular y se le niega el subsidio que solicita767. 1538-11-04 Contrae matrimonio en Parma, Margarita de Austria, viuda de Alejandro de Medici, con Octavio Farnesio, nieto de Paulo III768. 1539-04-16 Se firma en Frankfurt una tregua entre el emperador y los estados de la confesión de Augsburgo en relación a los acuerdos de Nuremberg769. 1539-04-21 La emperatriz da a luz en Toledo a un niño que fallece al nacer. Este parto da lugar a una serie de complicaciones que llevarán finalmente, a la muerte de Isabel770. 1539-05-01 764 Brandi, Karl, Carlos V…p. 305., Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66 (este autor traslada este hecho al 14 de julio) 765 Norwich, John Julius, Cuatro Príncipes, 766 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 767 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 768 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 769 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 770 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 66. 359 Fallece en Toledo la emperatriz Isabel771. 1539-07-07 Se reúnen en Gante los magistrados de la ciudad con representantes de los artesanos, que se niegan a la imposición de nuevos tributos772. 1539-08-17 Nueva reunión en Gante de los magistrados y artesanos. Estos, de acuerdo con la concordia de Cadzant, se niegan a colaborar con los tributos y ese mismo día se producen los primeros disturbios y detenciones773. 1539-08-20 Los magistrados de Gante tratan de armar a la burguesía para oponerse a los artesanos que ocupaban las puertas de la villa y a prisión774. 1539-08-23 Se producen nuevos disturbios en la ciudad de Gante775. 1539-08-25 La gobernadora de los Países Bajos rechaza las peticiones del consejo, por considerar que serían el origen de nuevos disturbios776. 1539-08-28 En Gante, los artesanos condenan a muerte y ejecutan a Lievin Byne, acusándole de violación del secreto y de traición777. 1539-08-29 La ciudad de Gante queda bajo el poder de los artesanos778. 1539-09-06 La gobernadora de los Países Bajos toma las primeras medidas para que ningún correo de Gante pase a Francia779. 771 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 772 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 773 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 774 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 775 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 776 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 777 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 778 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 779 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 360 1539-09-08 Ciudadanos de Gante llegan ante Francisco I y suplican su mediación, cosa que rechaza el monarca francés780. 1539-09-19 La gobernadora de los Países Bajos recibe a los diputados rebeldes de Gante sin llegar a acuerdo alguno781. 1539-09-23 La gobernadora envía a Gante a Adolfo de Bourgogne, señor de Beveren y al presidente del consejo de Malinas, Lambert de Briaerde para que medien en el conflicto782. 1539-09-26 Se reúne el consejo de Flandes y la gobernadora designa a unos comisarios para poder modificar la ley de Keure, con la condición de que no merme ni perjudique las atribuciones del emperador783. 1539-10-04 Los comisarios designados por la gobernadora leen las comunicaciones del emperador ante el pueblo de Gante, en las que se les exhorta a que la obedezcan hasta su llegada para dirimir el conflicto784. 1539-10-07 Francisco I escribe al emperador invitándole a pasar por Francia para llegar antes a los Países Bajos785. 1539-11-04 Carlos V, antes de salir para los Países Bajos, encarga el gobierno de España al Cardenal Juan de Tavera, arzobispo de Toledo, a Francisco de los Cobos y al conde de Morata, duque de Calabria, marqués de Lombay y a Hurtado de Mendoza, virrey de Aragón, Valencia, Cataluña y Navarra. También deja, con fecha del día siguiente, instrucciones al príncipe Felipe. 1539-11-10 El emperador otorga poder general al cardenal Tavera para el gobierno de los reinos españoles, dándole instrucciones para el miso. 1539-11-26 y siguientes 780 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 781 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 782 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 783 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 67. 784 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 785 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 361 El emperador cruza la frontera hacia Francia por Fuenterrabía, invitado por el monarca francés para atravesar Francia y alcanzar los Países Bajos y sofocar la rebelión de Gante. En Bayona es recibido por el delfín, el cardenal de Chastillón y el condestable, prosiguiendo el viaje por Angulema, Poitiers. En Loches le esperaba el rey de Francia786. 1539-12-20 El emperador se entrevista en Orleans con el diputado de Gante, Lievin de Tollemaere, sin resultados concretos787. 1539-12-29 El emperador y su comitiva llegan a Fontainebleau788. 1539-12-31 Llegan por el Sena al bosque de Vicennes, en cuyo palacio pernoctan789. 786 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 787 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 788 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 789 Cadenas y Vicent, V. de, Caminos y derroteros…p. 68. 362 363 ANEXO II. ITINERARIO SEGUIDO POR CARLOS V ENTRE 1535 Y 1540. 1535 1-31 Enero Madrid 1-28 Febrero Madrid 1 Marzo Madrid 2 Marzo Alcalá de Henares 3 Marzo Guadalajara 4 Marzo Hita 5 Marzo Segovia 6-9 Marzo Medinaceli 10 Marzo Calatayud 11 Marzo La Almunia 12 Marzo La Muela 13-18 Marzo Zaragoza 19 Marzo Pina 20-21 Marzo Bujaraloz 22 Marzo Fraga 23 Marzo Lérida 24-25 Marzo Bellpuig 26-29 Marzo Cervera 30 Marzo Igualada 31 Marzo Monasterio de Montserrat 1-2 Abril Molins de Rey 3-30 Abril Barcelona 364 1-30 Mayo Barcelona 31 Mayo A bordo 1-2 Junio En el mar 3 Junio Mahón 4-11 Junio En el mar 12 Junio Cagliari 13-15 Junio En el mar 16 Junio Cartago 17-21 Junio Marcha 22 Junio Campamento de Torre de la Sal 23-30 Junio En el campo 1-13 Julio En el campo 14 Julio Toma de la Goleta 15-19 Julio La Goleta 20 Julio Marcha a Túnez 21 Julio Toma de Túnez 22-27 Julio Túnez 28-31 Julio La Rada (quinta cerca de la Goleta) 1-16 Agosto Torre del agua 17 Agosto La Goleta/A bordo 18-21 Agosto Camino de Sicilia 22-31 Agosto Trapani 1-2 Septiembre Alcamo 3-11 Septiembre Monreale 12-30 Septiembre Palermo 365 1-12 Octubre Palermo 13 Octubre Termini 14 Octubre Polizzi 15 Octubre Nicosia 16 Octubre Troina 17-18 Octubre Randazzo 19 Octubre Taormina 20 Octubre Monasterio de San Paulo 21-31 Octubre Messina 1 Noviembre Messina 2-3 Noviembre Seminara 4 Noviembre Monteleone 5 Noviembre Nicastro 6 Noviembre Rogliano 7 Noviembre Cosenza 8-9 Noviembre Bosignano 10-12 Noviembre Santo Mauro 13 Noviembre Castrovillari 14 Noviembre Laino 15 Noviembre Lagonero 16 Noviembre Monasterio della Padua 17 Noviembre Auletta 18 Noviembre Oliveto? 19-21 Noviembre Salerno 22 Noviembre Nocera 366 23-24 Noviembre Casa de Piedrablanca ¿Portici? 25-30 Noviembre Nápoles 1-31 Diciembre Nápoles 1536 1-31 Enero Nápoles. 1-29 Febrero Nápoles 1-21 Marzo Nápoles 22 Marzo Aversa 23 Marzo Capua 24 Marzo Sessa. 25-29 Marzo Gaeta 30 Marzo Pasó el Garellano y en Fondi 31 Marzo Terracina. 1 Abril Velletri y Piperno 2 Abril Sermonetta. 3 Abril Marino. 4 Abril San Pablo. 5-17 Abril Roma. 18-20 Abril Monte-Rossi. 21 Abril Acqua-pendente. 22 Abril Peruggia. 23 Abril Monasterio cerca de Siena. 24-27 Abril Siena. 28-30 Abril Florencia. 367 1- 3 Mayo Florencia. 4 Mayo Pistoya. 5 - 9 Mayo Lucca. 10 Mayo Pietra Santa. 11 Mayo Massa. 12 Mayo Sarzana. 13 Mayo Vognone. 14 Mayo Pontremoli. 15 Mayo Borgotaro. 16-17 Mayo Fornova. 18 Mayo Borgo San-Donino. 19 Mayo Ponte Nura. 20 Mayo Rotto Freddo 21 Mayo Arena 22Mayo Voghera 23 Mayo Tortona 24-25 Mayo Alessandría 26-30 Mayo Asti 1-21 Junio Asti 22 Junio Alba 23-30 Junio Savigliano 1-17 Julio Savigliano 18 Julio Fossano 19 Julio Monasterio pasado Coni 20-24 Julio marcha 368 25 Julio Niza, San Lorenzo 26-27 Julio marcha 28 Julio Antivo 29-31 Julio Frejus 1-2 Agosto Fréjus 3-7 Agosto San Maximiliano 8 Agosto marcha 9-31 Agosto Aix en Provenza 1-12 Septiembre Aix en Provenza 13-30 Septiembre camino de Génova 1-10 Octubre marcha 11-20 Octubre Niza 21-31 Octubre marcha 1-15 Noviembre Génova 16 Noviembre a bordo 17-30 Noviembre camino de España 1-5 Diciembre camino de España 6-31 Diciembre Barcelona 1537 1- 2 Enero Molins de Rey. 3 Enero Martorell. 4-6 Enero Monasterio de Montserrat. 7- 8 Enero Igualada. 9-10 Enero Cervera. 369 11 Enero Bellpuig. 12-15 Enero Lérida. 16 Enero Fraga. 17 Enero Bujaraloz. 18 Enero Pina. 19 Enero Alfajarín. 20-Enero Zaragoza. 29-30 Enero la Aljafería. 31 Enero la Muela. 1-3 Febrero Calatayud 4 Febrero Buvierca 5 Febrero Monteagudo 6 Febrero Almazán 7-9 Febrero Burgo de Osma 10 Febrero Langa 11-13Febrero Aranda de Duero 14 Febrero Ventosilla 15-16 Febrero San Martín de Valvena 17-18 Febrero Valbuena de Duero 19 Febrero Villabañez 20-28 Febrero Valladolid 1-31 Marzo Valladolid 1-30 Abril Valladolid 1-31 Mayo Valladolid 1-30 Junio Valladolid 370 1 Julio Tudela de Duero 2 Julio Quintanar de Abajo 3 Julio Peñafiel 4 Julio Aranda de Duero 5 Julio Langa 6 Julio Burgo de Osma 7 Julio Almazán 8 Julio Monteagudo 9 Julio Bavierca 10 Julio Calatayud 11 Julio La Muela 12-13 Julio Zaragoza 14Julio Alcubierre 15 Julio Sariñena 16-31 Julio Monzón 1-31 Agosto Monzón 1-30 Septiembre Monzón 1-31 Octubre Monzón 1-19 Noviembre Monzón 20 Noviembre Alcubierre 21 Noviembre Zaragoza 22 Noviembre La Muela 23 Noviembre Calatayud 24-Noviembre Buvierca 25 Noviembre Monteagudo 371 26 Noviembre Almazán 27 Noviembre Burgo de Osma 28 Noviembre Aranda de Duero 29 Noviembre Peñafiel 30 Noviembre Tudela de Duero 1-5 Diciembre Valladolid 6 Diciembre Tudela de Duero 7 Diciembre Peñafiel 8 Diciembre Aranda de Duero 9-20 Diciembre Burgo de Osma 11 Diciembre Almazán 12 Diciembre Monteagudo 12 Diciembre Buvierca 14-15 Diciembre Calatayud 16 Diciembre La Muela 17-18 Diciembre Zaragoza 19 Diciembre Alfajarín 20 Diciembre Pina 21 Diciembre Bujaraloz 22 Diciembre Fraga 23 Diciembre Lérida 24 Diciembre Bellpnig 25-26 Diciembre Cervera 27 Diciembre Igualada 28-29 Diciembre Monasterio de Montserrat 372 30 Diciembre Martorell 31 Diciembre Molins de Rey 1538 1-31 Enero Barcelona 1-20 Febrero Barcelona 21 Febrero Rocafort 22-23 Febrero Hostalrich 24-28 Febrero Gerona 1-6 Marzo Gerona 7-8 Marzo Figueras 9-20 Marzo Perpiñán 21-22 Marzo en el mar 23 Marzo Collioure 24-29 Marzo Gerona 30 Marzo Hostalrich 31 Marzo Rocafort 1-25 Abril Barcelona 26-28 Abril Cadaqués 29-30 Abril Leucate 1-2 Mayo Isla Pomègue 3-8 Mayo en el mar 9-31 Mayo Villafranca de Niza 1-20 Junio Villafranca de Niza 21 Junio en el mar 373 22-30 Junio Génova 1-4 Julio Génova 5-9 Julio en el mar 10 Julio a la vista de Niza 11 Julio en el mar 12 Julio las Islas Hyères 12 Julio Marsella 14-18 Julio Aigues Mortes 19 Julio a la vista de Collioure 20-25 Julio Barcelona 26 Julio Molins de Rey 27 Julio Martorell 28-31 Julio Monasterio de Montserrat 1 Agosto Igualada 2-3 Agosto Cervera 4 Agosto Bellpuig 5-7 Agosto Lérida 8 Agosto Fraga 9 Agosto Bujaraloz 10 Agosto Pina 11 Agosto Alfajarín 12-16 Agosto Zaragoza 16-17 Agosto Aljafería 18-20 Agosto Calatayud 21 Agosto Buviercaa 374 22 Agosto Monteagudo 23 Agosto Almazán 24-26 Burgo de Osma 27 Agosto Langa 28 Agosto Aranda de Duero 29 Agosto Peñafiel 30 Agosto Quintanilla de Abajo 31 Agosto Tudela de Duero 1-21 Septiembre Valladolid 22 Septiembre Tudela de Duero 23 Septiembre San Miguel de Arroyo 24 Septiembre Ontalvilla 25 Septiembre Cantalejo 26-27 Septiembre Somosierra 28-30 Septiembre Buitrago 31 Septiembre San Agustín 1-13 Octubre El Pardo 14-20 Octubre Madrid 21 Octubre Valdemoro 22-24 Octubre Aranjuez 25-31 Octubre Toledo 1-30 Noviembre Toledo 1-31 Diciembre Toledo 375 1539 1-31 Enero Toledo 1-28 Enero Toledo 1-31 Marzo Toledo 1-30 Abril Toledo 1-11 Mayo Toledo 12-31 Mayo Convento de la Sisla 1-26 Junio Convento de la Sisla 27 Mayo Illescas 28-30 Junio La Casa de Campo 1-12 Julio La Casa de Campo 13-31 Julio Madrid 1-31 Agosto Madrid 1-30 Septiembre Madrid 1-31 Octubre Madrid 1-10 Noviembre Madrid 11 Noviembre Galapagar 12 Noviembre el monte de Segovia 13 Noviembre Segovia 14 Noviembre Santa María de Nieva 15-17 Noviembre Arévalo 18 Noviembre Medina del Campo 19 Noviembre Tordesillas 20 Noviembre Valladolid 21 Noviembre Dueñas 376 22-23 Noviembre Burgos 24 Noviembre Vitoria 25 Noviembre Tolosa 26 Noviembre San Sebastián 27 Noviembre Bayona 28 Noviembre San Vicente/Dax 29 Noviembre Tartas/Mont de Marsan 30 Noviembre Caspio/Bazas 1 Diciembre Langon/Burdeos 2 Diciembre Burdeos 3 Diciembre Carbón blanc et Bassens/Saint Andrey 4 Diciembre Cavignac/Monlieux 5 Diciembre Barbezieux/Angulema 6 Diciembre Gourville/Verteuil 7 Diciembre Civray/Couhé 8 Diciembre Lusignan 9 Diciembre Poitiers 10-12 Diciembre Loches 13 Diciembre Chenonceaux 14-15 Diciembre Amboise 16 Diciembre Onzain 17 Diciembre Blois 18 Diciembre Chambord 19 Diciembre La Ferté/N.D. de Cléry 20 Diciembre Orleans 377 21 Diciembre Artenay 22 Diciembre Pithiviers 23 Diciembre Milly 24-29 Diciembre Fontainebleu 30 Diciembre Corbeil 31 Diciembre Bosque de Vincennes 1540 1 Enero Saint Antoine des Champs/Paris 2-6 Enero París (Louvre) 7 Enero Madrid de Francis (residencia Real en el Bois de Boulogne)/Saint Denis 8-9 Enero Chantilly 10 Enero Nanteuil 11-12 Enero Villers Coterets 13 Enero Soissons 14 Enero Coucy 15 Enero Vergigny/La Fèrc 16-18 Enero Viaje 19 Enero Vendeuil/San Quintín 20 Enero Mont Saint Martin/Camray 21 Enero Vlenciennes 22-23 Enero Haspres 24-25 Enero Cambray 26 Enero Bouchain/Mons 27 Enero Mons 378 28 Enero Reux/Nivelles 29-31 Enero Bruselas 1-8 Febrero Bruselas 9 Febrero Alost 10-13Febrero Terramonda 14-29 Febrero Gante 1-31 Marzo Gante 1-30 Abril Gante 1-11 Mayo Gante 12 Mayo Baudeloo 13-24 Mayo Amberes 25 Mayo Lierre 26-28 Mayo Malinas 29-30 Lovaina 31 Mayo Tervueren 1-4 Junio Convento de Gronendeal 5-14 Junio Bruselas 15 Junio Terramonda 16-18 Junio Gante 19-20 Junio Eecloo 21-30 Junio Brujas 1-12 Julio Brujas 13 julio Nieuport/Flesingue 14-15 Julio Middelburgo 16 Julio Wèere 379 17 Julio Ter Goes 18 Julio Zeriezée 19 Julio Bronwershaven 20Julio Nieuport 21-22 Julio Dordrech 23 Julio Rotterdam 24 Julio Delt/La Haya 25-31 Julio La Haya 1-10 Agosto La Haya 11 Agosto Harlem 12-13 Agosto Harlem 14-18 Agosto Utrech 19 Agosto Vianen/Gorkum 20-21 Agossto Hensdem 22 de Agosto Bois le Duc 23 Agosto Loon-op-Zand 24 Agosto Gertrudenberg 25-26 Agosto Breda 27-28 Agosto Berg-op-zoon 28 Agosto Amberes 30 Agosto Malinas 31 Agosto Bruselas 1-30 septiembre Bruselas 1-28 Octubre Bruselas 29 Octubre Alost 380 30-31 Octubre Gante 1 Noviembre Gante 2 Noviembre Andenarde 3-4 Noviembre Courtray 5-6 Noviembre Tournay 7-8 Noviembre Lila 9-12 Noviembre Ipres 13 Noviembre Gassel 14 Noviembre Gravelinas 15-17 Noviembre Saint-Omer 18-19 Noviembre Aire 20 Noviembre Bethune 21 Noviembre Lens en Artois 22 Noviembre Mont Saint-Eloy/Arras 23-24 Noviembre Arras 25 Noviembre Bapaume 26-27 Noviembre Doual 28 Noviembre Bouchain/Valenciennes 29-30 Noviembre Valenciennes 1-17 Diciembre Valenciennes 18-19 Diciembre Quesnoy 20 Diciembre Aymeries/Avesnes 21 Diciembre Avesnes 22 Diciembre Sotre le Château7Baumont 23 Diciembre Hans-sur-Heure/Fleurus 381 24-26 Diciembre Namur 27 Diciembre Ciney 28 Diciembre Marche en Famene 29 Diciembre La Roche 30 Diciembre Bastogne 31 Diciembre Arlon 382 383 ANEXO III (1º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K. LEG.1642, Doc.36. Prim[era] c[art]a de último de diz[iem]bre [31-12-1537] Sire. Siguiendo lo que el martes pasado screuimos790 a V[uestra] M[agestad]791desde Perpiñán792, viernes [21-12-1537]793 nos juntamos con los cardenal de Lorrenna y mayordomo mayor de Françia en cauañas, que son dos casas dentro en los límites de Françia, entre este lugar de Salsas y Leocata. Y no había otro lugar alguno donde el ajuntamiento se pudiese convenientemente hazer. Y fuimos con la seguridad y saluoconduto de los dichos cardenal y mayordomo mayor, tal qual lo houimos pedido, acompañados de çinquenta y quat[r]o personas a cauallo, de aquellos que heran venidos aquí con nosotros y otros tantos lacayos y algunos pajes. Y los susodichos Cardenal y mayordomo mayor vinieron primero con menor compañía, de que primero nos aseguramos794, y porque este cargo que plugo a V.M. cometernos es de tanta importançia que no puede ser más, nos paresçe convenir a nu[est]ro deuer y descargo screuir a V.M. y darle entera cuenta de lo que ha pasado y pasará en esta comunicaçión, tanto principal como ynçidentemente y lo substancial de los propuestos que pueden dar algund argumento y conjectura de la voluntad y intinçión del Rey de Françia, y los deseos y fines a que pretienden él y sus ministros. Y nos paresçe que seremos más excusados de ser en esto prolixos, que de ometer alguna cosa que pueda dar consideración y importe a esta negoçiaçión, a fin que entendiéndolo todo V.M. llana y enteramente, pueda con la partiçipación de los señores y personas que le paresçerá ser mejor, resoluerse y mandarnos çiertamente aquello de que más se sirua. (Párrafo 1)795 790 Se ha conservado la grafía de u por v en el gran número de palabras que así están escritas en el texto original. Se pretende con ello conservar la diferencia filológica pese a que, al principio, podríamos complicar con ello, la comprensión del texto. 791 En el resto de la transcripción, Vuestra Magestad se indicará en abreviatura (V.M.) que es como suele aparecer en el texto la mayor parte de las veces. Sin embargo, cuando lo que se indique sea Vuestras Magestades, refiriéndose al emperador y al rey de Francia en conjunto, aparecerá el tratamiento tal como se escribe en el texto, completándose las abreviaturas. Se hace de esta manera para mayor claridad y uniformidad, puesto que es un tratamiento que se repite en innumerables ocasiones. 792 Todos los lugares geográficos se trascribirán en mayúscula. También los asociados a nombres o a títulos. Ej. cardenal de Lorena. 793 Indicación temporal deducida por otras que aparecen más tarde donde sí se indica el día de la semana junto al del mes. 794 Se ha optado por puntuar con comas en numerosas ocasiones delante de la conjunción y, porque claramente esta sobre utilizada en el texto si atendemos el uso que hoy se haría de esta conjunción. Si no lo hiciéramos así, grandes porciones de párrafos, incluso párrafos enteros, quedarían sin pausar. 795 En la totalidad del contenido de este ANEXO, vamos a numerar todos y cada uno de los párrafos, que en el original corresponden con puntos aparte, para que sea más fácil localizar las líneas concretas del documento a las que se hace referencia en la descripción del cuerpo de la tesis. 384 Los dichos car[denal] y mayordomo maior, llegaron primero al dicho lugar, y touímoslo por lo mejor que ansí fuese, tanto por (1/54)796 saber cómo y en qué orden heran venidos, como porque estaua, segund dicho es, dentro de los límites de Françia y ansí se adelantaron, como nosotros hauemos entendido por nos rrescebir. Y quando nos acercamos, el dicho mayordomo mayor nos vino al camino, lexos dos tiros de arcabuz, sobre una mula, acompañado de su sobrino el cardenal de Chastillón, del hijo del señor Deguise y otros muchos gentiles hombres que estauan medianamente en orden. Y después de aver luengamente porfiado por darnos a entrarnos el primer lugar, le tomamos en medio de nosotros. Y de camino nos dixo muchas buenas palabras de la yntençión y voluntad de su amo a esta paz, y de la afictión que él tenía de ser buen ministro, y nosotros le çertificamos lo mesmo de la parte de V.M., y le diximos la estima en que V.M. siempre avía tenido a su persona y, que con esta esperança, hauia condesçendido a esta prática, y que esperaua buena fin por su medio, y que nosotros haríamos todo el mejor ofiçio que pudiésemos. (Párrafo 2) Llegando al dicho lugar, nos vino asimesmo al camino, el dicho cardenal de Lorrenna acompañado de gentes eclesiásticas, nobles y otros en poco número, y nos rrecogió con demostración de gran plazer, y después nos apeamos juntamente, y entramos en una pequeña capilla tapiçada toda de rraso carmesí, con vandas de tela de oro, y las armas del dicho cardenal, y allí nos asentamos al entorno de una mesa. Ellos dos de una parte y nosotros de la otra. (Párrafo 3) El dicho cardenal començó, que Dios797 hauia dicho, que donde dos o tres fuesen juntados en su nombre, que Él ynterveniría. Y que estando todos quatro y en la ygl[es]ia por tan buena obra como hera la paz, creía firmemente nos asistiría (2/54) con la buena voluntad que V.M. y el rrey, su amo, tienen, y la afectión de los dichos cardenal y mayordomo mayor, confiando lo semejante de nu[est]ra parte. Y en esta substancia, siguió el propósito el dicho gran maestre, diziendo que si ellos dos no ouiesen sabido la voluntad del dicho señor Rey, no se ouieran jamás encargado de entrevenir en esta práctica, y que el dicho señor Rey no pudiera enbiar personas que más supiesen de su yntençión. Por tanto, que el dicho gran maestre mane[j]aua todas sus cosas, y el dicho cardenal hera el mismo coraçon del dicho señor Rey, y que la causa 796 Para ayuda en el seguimiento de las posibles citas en el núcleo central de la tesis, se pondrá esta indicación al final de cada una de las páginas del original, en este caso 1/54, que indica que se trata de la primera página de las cincuenta y cuatro con la que cuenta este original. 797 En el original, dios aparece siempre en minúscula. En la transcripción nos ha parecido más respetuoso indicarlo en mayúscula, según las normas ortográficas actuales. 385 que les hauía hecho emprender esto, era aver plazido a V.M. diputarnos, por la fama que hauian muchas vezes entendido de mí, el comendador mayor Covos, y el luengo conoscimiento de mí, Granvela, a desear la dicha paz. Y tenían cargo de nos hazer las afectuosas recomendaciones de su amo. (Párrafo 4) Nosotros rrespondimos que teníamos el mesmo cargo de hazer de parte de V.M., sus buenas y afectuosas rrecomendaçiones a entrambos y que no nos avançaríamos a testificar más la buena voluntad que V.M. tenía a esta paz, que ya la avía declarado, así por el consejero Cornelio Sçepero, como por el señor de Velli, y que estauamos en lugar para demostrar abiertamente la yntinçión de V.M. y lo que quería y entendía hazer por el dicho señor Rey y por su amistad. Y quanto a n[uest]ro particular, nosotros nos rremitíamos a lo que verían por la obra. Y podrán pensar que de n[uest]ra parte, no menos ouyeramos nosotros querido esta comisión, sin saber la perfecta y sincera voluntad de V.M. a esta paz. Y que no era menester demostrar ni persuadir quánto es neçesaria por toda la christiandad, conveniente (3/54) al parentesco y afinidad dentre V[uest]ras Mag[estades], títulos, dignidades y calidades, y al propósito y bien por los rreynos, tierras y subjetos de entranuos, por lo que la fresca memoria de las cosas pasadas, la euidencia de las presentes, y lo que se puede presumir de las futuras, lo descubre más de lo que sería menester. Y especialmente a ellos y nosotros, haviendo tratado los negoçios de stado, y así no sabríamos nosotros hazer cosa más meritoria para con Dios, que de acabar esta muy santa y buena obra, ny de dónde la christiandad pudiese rresçebir más bien y contentamiento, la qual tenía las orejas y ojos abiertos con muy grande spetatiua del fin desta prática, del buen efecto de la qual, seríamos ellos y nosotros grandemente loados. Y de lo contrario, como quier que fuese, rreziamente vituperados. Y por ser la cosa tan favorable de sí memo, sería lo mejor de entrar sin más luengo preámbulo en la prática. Rogando al Creador, como verdadero auctor y dador de la paz, que por su divina clemencia y bondad, nos quisiese bien encaminar, segund lo que hauýa dicho el dicho cardenal y tiniendo los coraçones de V[uest]ras Mag[estades] en sus manos, los endereçar y ynclinar al hecho de la dicha paz y perpetua amistad de entre entrambos y los n[uest]ros. Y que si a ellos plazía, podrían pasar más adelante, o si querían nosotros continuaríamos. (Párrafo 5) Y por lo que persistieron que nosotros deviésemos continuar, diximos que la causa y fundamento deste ajuntamiento y prática de paz, hauía sido por el medio de la tregua hecha de la parte de Flandes y Picardía, y de la venida del consejero Scepero con saluoconducto del dicho señor Rey de Françia. Y por lo 386 que la [cristianísi]ma reyna798 scriuió por él a V.M. y los propuestos que ella tenía, y así el dicho gran maestre, de hazer tregua general por (4/54) dos o tres años. Y por la respuesta que V.M. hizo por el dicho Cornelio, de más presto entender a una buena paz que a la dicha tegua, de la qual poco o ningund bien se podría seguir, señaladamente por ansi luengo tiempo, de donde y de la voluntad que en esto V.M. tenía y de entonces acá, demuestra no seríamos más prolixos ni de la satisfaçion que el dicho señor Rey declara tener después desto, ni por lo semejante de aquello que desde entonçes es pasado en los dichos viajes del señor de Velli a V.M., y de la tregua y suspensión de armas seguida y efectuada de la parte de Ytalia. (Párrafo 6) Y por inçidente asungimos [¿asumimos?]799 que V.M. no avia podido dar más testimonio de su voluntad a la dicha paz, que de la presentar en lugar de tregua, specialmente en tiempo que se dezía el dicho señor rrey estaua así malo, que se tenía su vida muy dudosa, como speçialmente lo confesó al dicho Cornelio a su buelta. Y que por su yndispusiçión, él no le pudo hablar luengamente quando vino acá. Y asimesmo fue en tiempo que el Turco estaua rretirado, y que V.M. tenía grandes fuerças y aparejos de guerra a las partes de Nápoles y Seçilia, tanto por mar, como por t[ie]rra, y las cosas del Piemonte en Valança800 contra el dicho señor rrey como sabían. Y así fue desde entonçes V.M. contento que todo aquello que el dicho señor rrey tenía, se rremitiese en las manos del señor duque de Saboya, a quien pertenecía. Y había todavía V.M. continuado en esta declaraçión a la dicha paz y quedó siempre atenido a la supersesión [supresión] de armas a la parte del dicho Piemonte. Y que los dichos señores cardenal y gran maestre y nosotros, houiésemos de comunicar juntos a dónde estauamos presentemente. (Párrafo 7) Aprouando por los dichos Cardenal y gran maestre lo susodicho, dixeron ansi que el dicho rrey no avía jamás (5/54) mudado de voluntad, más allá hauia cada día crescido. Y que pues que estauamos juntos, sería bien a encomençar a ver los poderes de la una parte y de la otra, para pasar después adelante a hazer esta grande obra de la dicha paz, de donde hauría de mal contento, y que temían que se siguiese más que ellos no se curarían desto. (Párrafo 8) 798 Se refiere el texto a la reina Leonor, esposa del rey de Francia Francisco I y hermana del emperador Carlos V. 799 En la presente transcripción utilizaremos los corchetes [], no solamente para indicar las letras omitidas en el texto por error o abreviatura, sino también para indicar posibles sinónimos, según el contexto, a palabras de significado desconocido o de dudosa grafía. 800 Valança, ciudad piamontesa de origen romano, fue un punto estratégico militar para el Marqués de Monferrato, los Visconti de Milán, 387 A lo qual rrespondimos, que nosotros teníamos el n[uest]ro visto ya por el dicho señor de Velli y suponíamos que de su parte no avría falta. Y que pues que aquellos que los tenían en mano de su parte y n[uest]ra, no estauan en la dicha capilla, se podrían después ver, y no hera menester por esto ynterromper ni dexar de continuar la prática. Porque, como quier que fuese, de los dichos poderes, nosotros suponíamos harto que no tratarían nada, sino conforme a la intençión de su amo, como así lo entendían no haríamos nosotros. Lo que hallaron bueno y que nosotros deviesemos seguir. (Párrafo 9) Sobresto nosotros seguimos, y diximos que la yntençión de V.M. era de hazer buena, sinçera y perpetua paz entre V[uest]ras Mag[estad]es, v[uest]ros herederos y subçesores, rreynos, países y subjetos para siempre, firme, estable y indesoluble amistad. (Párrafo 10) Y que V.M. era contento que todas cosas, como quier que ayan malpasado, se casassen y oluidasen por agora y en favor desta dicha paz y amistad. Y por esta consideraçión tendríamos siempre rrespecto de no tocar ni hablar en cosa, aquello que puede ser contrario a esto quanto nos será posible y no otramente, sino por lo que nos será forçado por la neçesidad y (6/54) exhigençia de lo que se tratara. Y entendemos que sea tomado desta suerte en la mejor parte. (Párrafo 11) Que V.M. no entendía demandar ni persistir cosa alg[una] que no fuese onesta, rrazonable y conviniente a ley de buena amistad y a que el dicho señor Rey no fuese tenido, segund Dios, razón, equidad y buena conçiençia. (Párrafo 12) Y así entendía V.M. que todas cosas fuesen así bien declaradas, esclaresçidas y aseguradas que desde agora adelante, no pudiese sortir801 causa ni ocasión de discordia, ni entre V[uest]ras Mag[estad]es, ni los herederos y subçesores dellos, sus rreinos, países y subjettos. (Párrafo 13) Que en aquello que concierne el dicho tratado, que todo se hiziese y conduziese con la rreputaçión de entranuos, en lo qual, V.M. nos avía encargado muy espresamente de guardar la modestia y rrespetar el dicho señor rrey y sus ministros, como es la rrazón y convenía a la dignidad del dicho señor rrey, parentesco y afinidad dentre los dos, y por lo tener y rreputar siempre, desde aquí adelante, haziendose esta paz, su 801 En el original saldrán algunas palabras, sin uso hoy en castellano, pero con significado actualmente en lengua francesa. Sortir [salir] es una de ellas. En lo sucesivo, cuando aparezcan más, se hará una simple alusión a su origen y se indicará su significado. 388 cuñado y verdadero amigo, y a los señores sus hijos en lugar de los de V.M. propia, por el medio del estable[cimiento] desta paz. (Párrafo 14) Y por aquello que hauían dicho arriba, que hauía algunos que temían esta amistad, nosotros asungimos [¿asumimos?,¿afirmamos?] generalmente, que haziendo el ofiçio que devíamos, tendríamos buen cuidado de tener secreto aquello que convendría, y no entendíamos tomarlos a la palabra durante esta comunicación. Y así protestamos que harían lo semejante a nosotros. Teniendo todavía rrespecto que tudo se (7/54) aderesçase a la buena fin y conclusión del tratado, pues que el todo deuría de atender a esto, franca y rredondamente, y que así ellos nos podrían decir lo que quisiesen. (Párrafo 15) Este último punto máximamente, y así todos los susodichos, les agradaron mucho, como lo demostraron. Y sin otro preámbulo ni circunlocuçión, nos dixeron que, pues viniendo al punto, V.M. sabía aquello que el rrey, su amo, avía todavía pretendido y demandado, que hera el ducado de Milán y la señoría de Génoua y el condado de Aste. (Párrafo 16) A esto rrespondimos nosotros que, quanto a Génova, hera cosa enteramente separada del Stado de Milán, y hera rrepú[blica] aparte, en que V.M. no tenía nada que dar. Antes hera menester aquella que fuese mantenida en el estado en que está. Y en los preuillej[i]os que allí ha auydo de V.M. y v[uest]ros predeçesores, y en esto se devían acordar que no queremos rrequerir sino cosas onestas, y haziéndose de la parte del dicho señor rrey lo semejante. Esto de Génova estaua fuera de la cuenta, y daría más presto ocasión de pensar, que se quisiese pasar más adelante a cosas no convenientes al estable[cimiento] desta dicha paz, en la qual V.M. entendía que Génova fuese conpreendida expresamente, para que quedase como agora está. Y más presto sería mejor de hablar de tomar una buena yntelig[encia] y vezinançia [vecindad] entre el dicho estado de Milán y la dicha señoría [de Génova], segund lo que se podría mirar al bien de los dichos dos estados. (Párrafo 17) Y quanto al condado de Aste802, asímesmo no le tenía V.M. en su mano. Antes lo avía dado a su cuñada, mujer del tío carnal del dicho señor Rey, el qual lo avía rrenunçiado expresamente por los tratados de Cambray y Madrid. Y lo que más es dado, al viso- (8/54) -rrey de Nápoles, don Carlos de Lanoy, de que V.M. hauía dado buena y gruesa rrecompensa a la biuda y herederos y por estas consideraçiones, devrían 802 Se trata del condado de Asti, geográficamente muy próximo a Turín. 389 aver rrespecto. Que así por razón y honestidad, el dicho señor Rey no podrá ni debía demandar ni pretender nada. Y señaladamente si quería acordarse del buen ofiçio que hizo en su servy[cio] el dicho comdam [¿comandante?,¿condestable?] visorrey. (Párrafo 18) Sobresto, sin pasar más adelante a contender tocante a Génova y Aste, ni se contentar de n[uest]ra respuesta, ni la desechar, el dicho gran maestre dixo que el dicho rrey de Françia hera obliado al dicho visorrey, el qual a la verdad avía sido hombre de bien, y alguna vez le avía tentado sobre este punto bien adelante. Por esto speçialmente, que quando truxo el dicho señor rey acá, le avía prometido todos los bienes del comdam [¿condestable?] moss[oi]or de Borbón y quinientos mill escudos, bolviendo su dicho amo en Françia, en lugar de llevalle en España. (Párrafo 19) Después desta digresión, los dichos cardenal y gran maestre tonaron a persistir que nosotros rrespondiésemos tocante al stado de Milán, sobre lo qual diximos nosotros que todo nos lo podían decir de una vez, si pretendían otra cosa de V.M., a fin que, como se dize, supiésemos de quánto nos querían mal, y les pudiésemos rresponder juntamente y sin descontinuaçión. Y esto hazíamos nosotros, tanto por ganar tiempo, que por aquello que nosotros hauíamos entendido que el sobrino del señor de Velly hauýa dicho, que el rrey de Francia no podría bien digerir la soueranidad de Flandes y la quería hauer preçisamente, y luego el dicho estado de Milán solamente, y Génova y Aste como es di[cho] (9/54) (Párrafo 20) Viendo esto, y que no nos hablauan de cosa alguna tocante al bien público de la chri[sti]andad, ni de la aliança del casami[en]to del duque de Orlienes y una de las hijas del rrey de rromanos, les diximos que nosotros veýamos bien a dónde tenían el mal, y por le sanar, hera menester declarar y rrazonar los rremedios y cosas convenientes a esto, que todas serían bien azederas de la parte del dicho s[eñ]or Rey, que heran en lo más sustancial las siguientes, sobre las quales se miraría de las esclareçer por menudo. (Párrafo 21) A saber, que el dicho señor Rey quisiese entender sinceramente con n[uest]ro Santo Padre y V.M. a la celebración del Concilio General y reduçión de la chri[sti]andad en unión y sinceridad de fee, en lo qual su S[antidad] mostraua muy buena voluntad y hazía la soliçitaçión y of[ici]o conviniente a su dignidad, lo que aprouaron y dixeron tener por cierto. (Párrafo 22) 390 Asimesmo, se juntase el dicho señor Rey con su S[antidad], V.M. y la señoría de Venecia en la ofensión y defensión contra el turco, común henemigo de la chri[sti]andad, siguiendo la liga ya hecha y segund se conçertaría. (Párrafo 23) Que el dicho señor Rey rrestituya al duque de Saboya, todo aquello que ha perdido y le ha sido ocupado de dos años a esta parte por la guerra, y a la causa della, con los intereses. (Párrafo 24) Que los tratados de Madrid y Cambray se confirmasen y rratificasen, saluo en aquello que será ynouado [innovado] o derogado, espeçialmente por el tratado que se hará. (Párrafo 25) Y que, siguiendo aquellos tratados, y en la más ancha forma que se podrá hazer, el dicho señor rey (10/54) se aparte llanamente y entera[mente] de toda práticas perjudiçiales y contra V.M y el rrey de rromanos, como cosa conviniente a esta amistad. (Párrafo 26) Y Quanto a los intereses de V.M. y otras particularidades que dependen de los dichos tratados de Madrid y Cambray, y ynoseruançia dellos y aquello que ha subçedido durante la guerra, pensauamos que viniendo rredondamente a tratar en lo de arriba, lo demás se siguiría bien por la perfictión de la dicha paz y estable[cimiento] della. (Párrafo 27) Sobre lo qual devrían considerar que nosotros seguíamos lo que avíamos dende prinçipio dicho, de no demandar cosa a la qual el dicho señor rrey no sea tenido y obligado con Dios, en buena conçiençia, razón y equidad, porque quanto a los dos primeros puntos de la fee y del conçilio, el dicho señor Rey no podría hazer cosa mejor, ni más conviniente a su título de rrey Xpi[]mo [christianísimo] y dignidad rreal, tan grande y preminente en la xpiandad803 [cristiandad], y no era menester más persuasión que la evidençia y necesidad en todo los dichos dos puntos que se demostrauan de sí mesmo. Y no entendía V.M. le fatigar, antes bien, le rrogar muy afectuosamente, para que juntos se empleasen en lo uno y en lo otro, a fin de meresçer para con Dios y euytar el ynconviniente p[er]nicioso de la dicha chri[stian]dad. Y el segundo sería, asimesmo, al común honrra y prouecho, juntamente con los otros collegas. Y del terçero, quanto al duque de Saboya, el dicho señor rey podía considerar, como el caso es piadoso en consideración del dicho s[eñ]or duque destruido y sus t[ie]rras ruinadas, que han sido tomadas por fuerça de armas, atendido asímesmo que es tío carnal del dicho señor Rey. Y le rrogaua y rrequería V.M. de la dicha rrestitución por 803 Letras que aparecen en el conjunto de la abreviatura. 391 consideración (11/54) y en favor desta dicha amistad y tan bien por que es pariente de V.M., afín, y aliado, conpreendido en los dichos tratados, príncipe y vasallo en el Imperio, y hansimesmo que este daño le ha venido notoriamente con color que el hadersçia (¿?) a V.M.. Y quanto a lo quarto, que hera cosa tan rrazonable que los tratados de Madrid y Cambray se obseruasen, como dicho es. Si el dicho señor Rey quería entender a la dicha paz, como conviene a buena mistad, de dexar todas práticas contrarias a V.M. y al dicho ser[enísi]mo rey de rromanos. (Párrafo 28) Y que, con este medio, y que con el casamiento hablado y metido adelante por la parte del dicho señor Rey de Francia, dentre los d[ic]hos duque de Orlienes y hija del señor rrey de rromanos se hiziese, V.M. sería contento disponer del dicho estado de Milán para los casados y los hijos descendientes dellos en leal casamiento, segund la natura[leza] y qualidad del feudo y lo delibrar y entregar como d[uca]do y con las seguridades segund se concertaría. (Párrafo 29) Sobresto los dichos cardenal y gran maestre dixeron que, o nosotros queríamos hazer una buena y perfecta paz, o una que no fuese buena sino medio buena, o una que no fuese buena ni mala, o una que no valiese nada. Y que para lo hazer del todo buena, era menester mirar en lo que tocaua a V.M. y el dicho rey, su amo. Y quanto al dicho señor duque de Sauoya, que su dicho amo tenía lo que avía tomado con buen derecho y título, y no entendía de apartarse que enteramente no fuese conosçido y decidido,y que si V.M. quería persistir a la rrestit[uci]ón, sí lo haría él y con ansí grande causa y razón, que se rrindiese el rreyno de Navarra a su cuñado y su hermana propia, a los quales avía y (12/54) debía tener tanta o más consideración, y espeçialmente que su rreino les hauía sido ocupado sin derecho ni título alguno, sino por una contumaçia, y que el moss[i]or de Xeves hauía prometido de gelo [se lo] hazer boluer, y si ouiera bibido, ouiera sido buelto sin dificultad. (Párrafo 30) Nosotros diximos que V.M entendía de hazer una buena y entera paz, y que de otra manera no quería tratarla. Y que por esto estuamos marauillados desta rrefusaçión, y aun más de la causa della, que nos paresçía tan lexos y fuera de camino de la dicha paz, que no podíamos pensar que touiesen cargo de persistir. Y porque nos afirmaron muy expresamente y cierto, que así lo tengan en cargo, çertificamos hasta el cabo que no solamente no teníamos nosotros cargo de rresponder, más jamás avíamos pensado que oviesen puesto dificultad alguna a la dicha rrestitución, y a todo lo que avía podido compreender hasta agora, todos los propósitos tenidos al encaminamiento desta prática, la avían así denotado asungiendo 392 [asumiendo] que muchos gentiles hombres despachados por parte de Françia para el dicho duque, le hauýan çertificado que conçertándose con el dicho señor rrey, sería rremitido en su estado enteramente y desagrauiado y rrecompensado y de aventaja gratificado, y también lo hauía así tenido siempre y dicho el papa por muy averiguado, afirmando que sabía tanto de la voluntad del dicho señor rrey quanto a esto, que no avría dificultad. Y a más desto, que las vezes que se le ha hablado desta paz, prática y ajuntamiento, nosotros avemos todavía metido señaladamente dos cosas adelante. Y así lo avíamos expresamente declarado, espeçialmente al dicho señor de Velly, que se hiziese la dicha rrestit[uci]ón y que no se hablaría de Génova ni Aste, Bien es verdad que no lo avía acepado ni rrehusado, más aviendo (13/54) pasado adelante, jamás dixo el contrario. Y viniendo a hazerse el dicho ajuntamiento sobresto, hauíamos con razón tenido por muy çierto que no avría dificultad alg[una], oyendo lo qual, nos espantamos tanto que no sabíamos otra cosa que rresponder sino que advertiríamos dello a V.M. Y quanto a lo que toca de querer hazer contrapeso de Navarra, que no tenía apariençia ninguna, porque el s[eñ]or de Labrit, no la avía jamás tenido ni poseído, antes lo avía V.M. heredado con buenos títulos, que otras vezes han sido mostrados y debatidos, y lo gozaua paçificamente, y que no hauýamos nunca entendido que el señor de Xevres ouiese tenido tal propósito ni cargo, ni menos poder de lo efectuar. (Párrafo 31) Sobresto nos rreplicaron, que ansí tenía su amo buenos títulos en lo que avía ocupado y poseýa. Y que no hauía podido aver de otra suerte sin razón del dicho duque de Sauoya. A lo que diximos nosotros, que el dicho señor rrey hauía començado con violençia, ex[ecuci]ón y hoslamente [osadamente] con guerra, antes que la just[ici]a que pretendiese, fuese conosçida ni començada, a la qual el dicho señor duque se avía siempre sometido, y hauía V.M. misma ofresçido speçialmente de la hazer. Y si V.M. hera sospechoso, debía rrecurrir a los electores y juicio de los estados del Impeio. Y hauiendo proçedido de otra manera debía su dicho amo, no solamente dexar la dicha posesión, mas hera descaido de todo derecho pretendido por tal violençia contra su propio tío, que no se defendía y mucho menor que él, y que se sometía a la dicha just[icia]. (Párrafo 32) Después de aver luengamente y más de dos oras altercado en la sustançia y efecto susodicho de una parte y de la otra, de que no hazemos más prolixa rreçitaçión, vinieron a decir con protestaçión y jurando muchas vezes, que no tenían cargo alguno y que se arrançauan de ellos mesmos, que aquello que pensauan que se podría hazer en esto, sería que el dicho señor rrey, rin- (14/54) -diese lo que tiene, 393 retiniendo quatro o çinco plaças fuertes, hasta tanto que fuese conosçido por justicia del derecho de la una y de la otra parte, y que por hazer más, le diese en este medio, alguna graçiosa pensión al dicho señor duque por su entretenimiento, speçificando entre otras plaças que el dicho señor rrey retendría Thurin, Pignerol, Bourg, Enbrese y Monmelián, lo que rrehusamos y tornamos a decir que V.M. estaua bien lexos de su cuenta de hauer pensado que, luego y sin ynterualo, del pie a la mano, el dicho duque fuera rrestituido, tanto de lo que el dicho señor rrey hauýa804 ocup[a]do, que ansí de lo que hauýan tomado a causa del dicho señor rrey los de Berna y Friburgo, sobre lo qual, determinada y muy absolutamente nos dixeron, que no se querían enpachar de lo que tenían los dichos de Berna y Friburg, y no querían nada prometer, ni hazer otra cosa que dar tinta y papel y scriuyr buenas cartas, y tenían harto que hazer con ellos sin interponer otra cosa. Y sobresto les diximos que si esta paz se hazía, serían más a reposo en otras muchas cosas, y así sería contado y rrebatido todo aquello que tenían que hazer. Y nos dixeron que hera verdad, más hasta la conclusión del dicho tratado, ellos no lo podían hazer otramente. (Párrafo 33) Viendo que no podíamos sacar otra cosa, reyteramos que nosotros no sabríamos, quanto a esto, hazer otro que advertir a V.M. y sperar lo que será seruido se haga. Mas que de nosotros mesmos, y por la afection que teníamos a la dicha paz, les queríamos dezir confidente y priuadamente, que V.M. hallaría esta respuesta lexos del buen camino de la dicha paz y amistad, por la exhigençia de la qual y otras consideraçiones el dicho señor rrey deuría tener rrespecto, que por la honrra no podía V.M. dexar en estos términos el dicho duque. Y ni menos podía el dicho señor rey (15/54) hazer de otra manera. Y devría rrestituir el dicho s[eñ]or duq[ue], con condiçión que los derechos que pretende fuesen vistos después por algunas buenas personas que se escogerían y, si fuese menester, con promesa y capçión del dicho duque, o que V.M. prometa que no avrá falta a la ex[ecuci]ón de lo que será juzgado. Y que el dicho señor rrey pudiese ser bien asegurado, en caso de condescender a este espediente, que V.M. no contradizirá la justicia, segund que se ha visto el exemplo de las diferençias y proçesos dentre el papa Clemente y duque de Ferrara. Y quanto al proçeso de Monferrán. Y que todavía desto nosotros no teníamos cargo alguno. Y así estaua bien lexos de lo que V.M. pensaua que, tanto por piedad que el dicho señor rrey tomaría del dicho señor duque, que ansí en fauor desta dicha amistad y a la rrequisiçión de V.M., el dicho señor Rey cedería y rrenunciaría para siempre, todas pretensiones y querellas. (Párrafo 34) 804 Para mayor claridad en la lectura, hemos acentuado la y allí donde actúa como vocal y le correspondería llevar tilde. 394 Y viendo que todo esto no aprovechaua, les demandamos como cosa de poco fundamento, quién querían que fuese juez, de que no se quisieron más declarar, sino que se miraría en ello. (Párrafo 35) Asi pasamos nosotros adelante. Y diximos que los dichos car[dena]l y gran maestre, avían començado a rresponder por lo particular, dexando los dos puntos de la fee y del conçilio, donde se excusaron y dixeron que los auían pasado, por ser cosa en que viniendo el rrey a conçertar las particularidades dentre entrambos, haría lo que devría bien y a contento de V.M. y tanto más entendiendo la honestidad de que hauíamos hablado, y por esto no se avían detenido. (Párrafo 36) Y por dar mejor lustre a esta obmisión, dixeron que quanto al dicho turco, que hera verdad que se avían asegurado de él como hauía querido hazer V.M. y el s[erenísi]mo rrey de rromanos, más a lo demás, que no avía jamás querido mover nada (16/54) dauentaja a la parte de Ytalia, hasta que supo çiertamente su rretirada, a lo cual nosotros callamos, por segund ellos dizen en Flandes, mejor hazer que dexar, pues que Dios y todo el mundo saben lo que en ello ay. Y contradezirlos ha sido ocasión de contençión. (Párrafo 37) Vinieron al otro punto, quanto a los tratados de Madrid y Cambray, y dixeron que se marauillauan que les tornemos a proponer los dichos tratados aldelante, que ellos heran tan odiosos. Hechos, el primero a tiempo que el rrey estaua prisionero y por fuerça y necesidad por su libramiento. El otro y el segundo, por la de sus hijos. Y que hera menester tratar de nuevo. Y capitular llana y libremente todo aquello que convendría para una buena y firme paz en lo venidero, por la qual se oluidasen, como antes hauemos dicho, todas cosas malpasadas. (Párrafo 38) Nosotros rreplicamos a esto, que tantas vezes hauía sido ya declarado rrazonado y dicho, cómo los dichos tratados heran valederos, justos y rrazonables. Y cómo a la observançia dellos, el dicho señor rrey hera tenido y obligado, que ésta sería cosa superflua de rrepetillo más por menudo, y que nosotros no hauíamos jamás entendido que el dicho señor rrey se quexase de otra cosa alguna de aquellos tratados que del dicho estado de Milán, afirmando que quería observar ynviolablemente lo demás contenido en ellos. Y que para la dicha paz no se podría mejor hazer, y no avía nada en aquellos tratados que no fuese menester capitular de nuevo, si ya no fuere hecho. Y por esto persistimos que fuesen aprouados salvo, como dicho es, aquello que fuere ynouado y derogado. (17/54) (Párrafo 39) 395 Dexaron este punto así rresoluto, sin más debatirlo. Más bien demostraron no se contentar. Y dixeron que aquello que nosotros rrespondíamos de Milán, era cosa inçierta, y pensaua su dicho amo que lo devieramos delibrar prestamente y que de lo ofresçer y acordar ansí, y rretener, era cosa de poco o ningund fundamento. Y que hera cosa muy gen[era]l y cruda de rremitir, la delibrança del dicho stado de Milán hasta la consumaçión del dicho matrimonio, dentre los dichos señores duque de Orlienes y hija del s[e]r[enísi]mo rrey de rromanos. Y que en este caso de dilatar la delibrança de dicho Milán, sería rrazón que ellos rretuviesen lo que tenían de la Casa de Saboya hasta entonces. Y que el dicho señor rrey lo amaua más que el dicho estado de Milán, todo rruinado y destruido, y será contento que V.M. rretenga el dicho estado y contente el dicho duque. (Párrafo 40) Nosotros rreplicamos que el hecho del dicho duque de Sauoya, no tenía nada común ni rrespectivo al dicho estado de Milán, pues que por las consideraçiones ante dichas, el dicho señor rrey hera tenido irrefragablemente (¿?) de rrestituir el dicho duque. Y a más desto, por todo aquello que V.M. hauía rrequerido, no es nada obligado a dar el dicho stado de Milán, más ya estaua el dicho señor rrey oblig[a]do al conplimiento de todo lo susodicho sin otra gratificaçión, y por tanto deuerá tener a más grande amistad que V.M., tiniendo el dicho estado fortificado y asegurado como está, y podiéndole guardar para sí o los señores sus hijos, o aquellos del dicho señor rrey su herm[an]o, como muchos le consejauan, quería hazer liberalidad a aquel del dicho señor rrey, solamente asegurándose de las cosas a que el dicho señor rey está ya obligado, como dicho es, la qual devría bien entender que en dexarlo de sus manos otramente lo tendrían a gran simpliçidad, ligereza y aún (18/54) imprudençia. Y sin más decir, devrían de considerar los dichos señores cardenal y gran maestre, si las cosas pasadas debían dar ocassión de bien pensar y de se asegurar. Y que nosotros les podríamos dezir tales aseguranças de parte de V.M. por delibrar el dicho estado al témino que se concertase, que nosotros pensauamos que se contentarían y verían que V.M. quiere proçeder a buen juego y buena cuenta. Y que si el dicho estado estaua arruinado, el dicho señor rrey hera la causa. Y si no lo quería, que no le harían más presente de él. Y se hallarían bien otros que no lo desextimasen, ni tomasen en poco. (Párrafo 41) Viendo esta respuesta así espresa, nos rrequirieron les declarásemos las seguridades, lo que hizimos començando que V.M. le prometería con su fee y su honrra. (Párrafo 42) 396 Que ella daría las obligaçiones y sellos de sus rreinos y tierras tales quales serían acordados. (Párrafo 43) Que el dicho ser[enísi]mo rrey de rromanos se obligaría en buena y segura forma, y otros rreyes y prínçipes de la chri[sti]andad, tales y así en gran número, que tenía causa de se contentar. (Párrafo 44) Assimesmo, si neçesario fuese, lo haría el papa y señoría de Veneçia. (Párrafo 45) Sería contenta V.M. en quanto a esto en caso de falta, rrenunçiaçión a la aliança que es entre V.M. y la dicha señoría de Veneçia, para la defensión del dicho estado. (Párrafo 46) Que aquel que en este medio terna la gouernaçión del dicho estado, prestará juramento de la entega (19/54) y asimesmo todos los castellanos, los quales V.M. dende agora por entonçes, en el dicho caso, descargará todos juramentos. (Párrafo 47) Y allende desto, si el dicho señor rrey no se contentara, V.M. dará mercaderes en Italia que rresponderán hasta la suma que será conçertada. (Párrafo 48) Y segund nos paesçió, los dichos señores quitaron de las dichas aseguranças. Y mostráronse asegurar mucho en la primera, y dauantaja les ofresçimos que si veýan otras convinientes y rrazonables, que V.M. se les daría. Más sin más insistir sobresto, nos tornaron a hablar del término de la dicha delibrança, demandando de la edad de la dicha hija del rrey, a que nosotros rrespondimos ser de çerca diez años, y que en breue lo sabríamos ciertamente. (Párrafo 49) Ellos nos dixeron que, como quier que fuese, todavía se podría hallar ocasión para dezir que de las cosas que nosotros proponíamos, que el dicho señor rey de Francia no oviese cumplido. Sobre lo qual rrespondimos que lo de moss[i]or de Saboya estaua promtamente en la mano del dicho señor rey, para satisfazello. Y que quanto a lo que conçierne la fee, el concilio se podría presto començar y acabar, specialmente que si los desviados viesen el dicho papa y V[uest]ras Mag[estades] en buena ynteligençia a esta fin, vernían a la rrazón con nuevas admoniçiones y medios que se podrían dar para los rretirar y rrehuñir con declaraçión de lo sustançial de la fee. Y quanto al dicho turco, la ofensión está en sazón más propicia, que por ventura jamás ella no será. Y nasçería de la asistençia y defensión, que sería menester neçesariamente aparejar contra él, en la qual ya entendían el dicho Santo Padre, V.M. y la dicha señoría de 397 Veneçia. Y interviniendo (20/54) el dicho señor rrey, se podría hazer en breue un grande efecto, y proçediendo sinçeramente en estos dos puntos y a la obseruançia de los dichos tratados de Madrid y Cambray, talmente que se podiese asegurar de la continuaçión y observançia de lo demás, V.M. condesçenderá a la razón, quanto al dicho tiempo. Lo que asimesmo ellos no contradixeron, Antes paresçió que lo tomauan harto bien. (Párrafo 50) Después desto, nosotros tornamos a hablar en el caso de Saboya, por ver si aprouecharíamos algo. Mas los hallamos así difiçiles que antes y sin otro expediente alguno sino aquello que avían dicho, lo qual viendo, les riteramos que ansimesmo no sabíamos otro que screuir a V.M.. Y lo semejante dixeron que harían a su amo. Y que pensauan que no quisiese dexar nada de lo que tenían como quier que fuese. Y esto tan expresamente, que nos dio ocasión de les dezir que Hedin estaua fuera desta tan expresa ex[ecuci]ón. Y no haría dificultad su amo de la rrender, a lo qual nos rrespondieron muy bruscamente y con vehemencia que entendía guardalla y rretenella, sino que le rrestituyensen Tornay, de que fuimos scandalizados. Y les diximos que no pensasen, como quier que fuese, que V.M. entendiese en tratado alguno, sin lo rrecobrar, hauiendo rrespecto que V.M. hauía sido prouocado a la primera guerra començada por el dicho señor rrey. Y después hauía V.M. sido costreñido de entrar en la postrera. Y que rresçibiría solamente el daño, y el dicho señor rrey, muy grand prouecho en muchas maneras. Al qual le devría bien bastar. Que entre otras cosas, V.M. lo libró de prisión de buena guerra, y por lo consiguiente sus hijos. Reseruando su actión [derecho] al ducado de Borgoña, para la procurar, solamente por just[icia] (21/54), que es çiertamente antiguo y verdadero patrimonio y hereditaje, por rrecobramiento del qual, se han hecho y seguido las guerras pasadas entre los predeçesores de V.M. y los del dicho señor rrey, el qual ducado, V.M. se debía hazer rreintegrar y restituir, antes del libramiento del dicho señor rrey y señores sus hijos. Y si algunos tenían a muy gran magnanimidad, clemencia y bondad, de no aver en ello persistido, los otros lo inputarían por simpleza o peor, y tanto más harían si en estos términos, pasaua V.M. a hazer otro tanto, sin la rrestitución de Hedín, siendo ansimesmo antiguo patrimonio de V.M., sin título ni pretensión o contradiçión alguna, sino de la aver últimamente tomado y ocupado y de la querer denegar y rretener, no hera camino ni voluntad de buena paz, espeçialmene quiriendo V.M. dar el dicho stado de Milán, al qual el dicho rrey ni sus hijos, no tenían derecho alg[un]o. (Párrafo 51) 398 A esto replicaron que el dicho Hedín avía costado mucho al dicho señor rrey para hauerlo de boluer. Y que bastaua que V.M. tiene la rresta de soberanidad de Flandes y Arthoes, que era de la corona de Françia. (Párrafo 52) Sobre lo qual fue rreplicado que si no ouiese començado la guerra no fuese venido a estos gastos, quanto a Hedin. Y que la dicha soberanidad pertenesçía a V.M. por los d[i]chos tratados de Madrid y Cambray, y no hera menester traerla más en cuenta, porque de otra manera, se podría presumir que quisiesen hazer lo mesmo de Nápoles y otras cosas rrenunçiadas por los dichos tratados, que sería rremitirnos en peor herror. Y por que se le [e]scapó como entre las dientes, que la dicha soberanidad hauía sido declarada cometida por la rreuellión de vasallaje, segund que los pares de Françia (22/54) avían acostumbrado de judgar. Nosotros les atamos corto, diziendo que esto hera una de las cosas que sería menester primero declarar ser nulla, como así ellos lo hera muy euydentemente de sí. Y que este propósito estaua, asimesmo, muy lexos de la dicha paz y amistad, con aquello que la dicha soberanidad no podía ser de prouecho alguno al dicho señor rrey, antes solamente sería ocasión de continuar debates y diferencias entre las casas de Borgoña y Françia, allende de aquello que le pertenesçe como dicho es V.M. por los dichos tratados de Madrid y Cambray, y hauía tantas vezes dicho y scripto el dicho señor rrey y sus dichos ministros expresamente, que hera dello muy contento, que esto le sería mal judgado de jamás hablar del contrario, y demás desto, que no hera cosa que pertenesçiese de la dicha corona de Francia antiguamente como esencial della, más solamente la avía tolerado en algund caso el duque Phelipe lo ardir (¿?) por mejor guiar sus cosas con sus subjetos, que entonçes le avían avenido nueuamente de la parte de su mujer. Y después que tornada la dicha soberanidad al mossor el duque Charles, por la ynobseruançia de los tratados de Arras y Conflans, conforme a aquello de perona (¿?) y lo hauía gozado hasta su muerte. Y por lo semejante fue tornada y pertenesçía a V.M. por contrauençión de la parte de Francia, aquel de Blois hecho del tiempo del rey don Phelipe, de buena memoria, padre de V.M. y, por consiguiente, hecho en Cambray gouernando el emp[erad]or Maximiliano aguelo de V.M. (Párrafo 53) Dexando este punto de la soberanidad, como si no ouiesen querido más persistir, no hizieron semblante de rresponder a lo del prinçipio de la primera guerra, mas dixeron que (23/54) V.M. la auýa començado últimamente yendo contra Fosan y el marquesado de Saluçio, no obstante que el almiralle de Françia, no ovo enprendido nada contra el ducado de Milán, ni otros lugares que V.M. touiese, como así el 399 dicho señor rrey gelo avía expresamente defendido. Y aunque él la hauýa dicho en Roma expresamente al señor de Velli, el martes día de su patida, presente el papa, que por lo que avía pasado hasta entonçes, no se entendía tener los dichos tratados de Madrid y Cambray por rrompidos ni la guerra abierta. (Párrafo 54) Nosotros rrespondimos, que lo que V.M. hauía dicho en Roma hera bien notorio. Y que aunque oviese entonces V.M. hablado, como dezían, que todavía hera menester entenderlo con lo demás de lo que pasó en Roma. Y se devían acordar que V.M. declaró expresamente, en efecto, que seguiría su camino para hazer aquello que viese convenir, y segund hallase el estado de las cosas. Y en esta sustancia lo avía V.M. declarado expresamente dentro la cibdad de Luca al dicho señor car[denal], como sabía, y llegando al Piamonte y hallando la enemistad de guerra tan adelante contra el duque de Saboya, pariente de V.M., aliado y aún confederado, vasallo del Imperio y compreendido en los dichos tratados, hauía V.M. sido por tantos deveres y obligaciones, constreñido de emplearse en su absistençia y specialmente que el dicho señor rrey hauýa scripto al dicho señor de Velli, su embax[ad]or entonçes, que V.M. estaua en Aste, que pues enprendía contra el marqués de Saluçio, lo qual hauía sido por letras que avía scripto solamente para que hiziese su deuer siendo su vasallo, que tenía los dichos tratados de entre entrambos por rrompidos y la guerra abierta. Y entonces, V.M. rrespondió que el dicho señor rrey se quería tomar la aventaja como de la (24/54) primera guerra. Y que V.M. tenía muy más gran razón de asistir el dicho duque, que el [d]el dicho marqués de Saluçio, atendido que no solamente por scripto, mas por fuerza, hauía procedido tan adelante contra el dicho duque de Saboya por la guerra. Y quanto hauer defendido al dicho almiralle de no emprender nada contra el dicho ducado de Milán, la causa, fundamento y manera de su empresa y la fin a que él atendía, ha sido harto sabido, y como por no aver hecho más adelante, lo que él avía encargado y mandado, se halló a la buelta y no queríamos más adelante ni particularmente declarar. (Párrafo 55) Todas estas cosas pasaron de la una parte y de la otra graçiosamente, y con la protestaçión que hauíamos tomado y hacen con bueno, tomarlo todo a la mejor parte, mas en fin, como quier que oviese esto pasado, no podimos alcançar nada de aventaja, tocante la dicha Sauoya, ni quanto a Hedin, sino que dixeron que por consideración de V.M., el dicho señor rrey haría más por el dicho señor duque, que por otra consideraçión alguna por el dicho su amo, estaua rreziamente indignado contra él. (Párrafo 56) Viendo lo qual, con las susodichas devisas que duraron çerca de quatro oras y más, nos rresolvimos en fin que nosotros no podíamos hazer otro que screuir a V.M. rreplicando lo que avíamos platicado. Que 400 pensamos que V.M. lo hallaría muy extraño. Y que para esperar nuevas de V.M., iríamos a Perpiñán. Sobre lo que el dicho cardenal dixo que mejor sería que esperásemos en este lugar hasta el día de oy, domingo805, y en ese medio, podrían aver respuesta del dicho rrey. A lo qual nosotros condesçendimos. Y lo que nosotros podimos comprender, parescía hallasen (25/54) más dificultad en lo de Hedin que de dicha Sauoya. Aunque todavía se quedaron expresamente en lo susodicho. (Párrafo 57) En estos términos nos paresçió lo mejor, de no tornar a hablar tocante los dichos poderes, ni hazer memoria, a fin que no pensasen que quisiésemos ser más fáçiles o induzibles, quanto a la dicha Saboya y Hedín, ni tan poco hicimos mençión de la tregua general por mar y por tierra, considerando que hasta agora perçebimos poco fundamento de seguridad, para quitar la gente de guerra desta parte y así que nosotros hauíamos perçebido por las palabras del dicho señor de Velly, que los dichos cardenal y gran m[aestr]e presumían que nosotros buscauamos rreziamente la dicha tregua por mar, y pretendían meter luego término para la notificaçión, por estos rrespectos nos paresçió mejor diferir, hasta tanto que viesen lo que los dichos señores nos hiziesen saber de la consulta que han enbiado a su rrey, pues que el tiempo hera así breue. (Párrafo 58) Ansí mesmo nos paresçió más conviniente rretener el correo del marqués del Gasto y las letras de cambio enbiadas por V.M. por screuir más çiertamente al dicho marqués, tanto sobre su venida como lo demás. (Párrafo 59) Después que fuimos bueltos en este dicho lugar, arribó el mesmo día, çerca de horas de noche, el s[eñ]or de Velly, el qual tomó la ocasión de su venida por pensar que los d[ic]hos señores no nos oviesen dado compañía a la buelta. Y vetra (¿?) desto nos dixo que después de n[uest]ra partida, los dichos señores avían despachado expresamente el presidente Poyet al dicho su amo, por le çertificar mejor de los buenos propuestos que nosotros les declaramos de la voluntad de V.M.. Y ansí quanto al proçeder sinçeramente en esta (26/54) comunicaçión y de lo que nosotros hauíamos hablado cortésmente, quanto al rremedio de la fee y contra el turco, y ofresçido tocante al dicho ducado de Milán y las dificultades en que nos hauemos quedado, especialmente quanto a lo de Sauoya y Hedín, y yva instruido el dicho presidente y en voluntad 805 Existen en el relato dos planos temporales que se superponen, pero que conviene no confundir. El momento en que se escriben estas cartas (recordemos que las tres primeras tienen la misma fecha de 31-12-1537) y los momentos en que suceden los hechos que se relatan: las negociaciones, que trascurrieron durante varios días previos al momento de la escritura de estas. La indicación del día de la semana que se hace aquí, domingo, corresponde con el momento en que se escribieron las cartas. 401 de hazer buen ofiçio. Y por esto loauan los dichos señores, que nosotros difiriemos de screuir a V.M. hasta que ouiesemo nuevas dellos. (Párrafo 60) A esto respondimos nosotros que hauíamos buelto muy perplexos por aver visto así muy poco fundamento de aparençia desta paz y amistad. Que nos hauían tanto dicho y çertificado que su amo tanto deseaua. Y que en los dichos puntos de Saboya y Hedín, estauan muy exorbitantemente fuera de camino bueno. Y paresçía que agora el dicho señor rrey viendo que le querían gratificar del stado de Milán, como lo avemos dicho, quería mostrar de lo dex[e]stimar, y demostrauan sus dichos embaxadores, no hazer gran caso del casamiento de la hija del rrey de rromanos, que es partido muy conviniente y gran asegurança desta amitad, y ocasión que V.M. condesçendiese a disponer del stado de Milán, ultra [además de] el qual, V.M. y el dicho rrey de rromanos constituirían rrazonable dote a la dicha hija, y ansí quedamos de diferir de screuir a V.M., así a fin de todo advertielle de una vez de lo que pudiésemos alcançar de los dichos car[denal] y gran m[aestr]e, suponiendo que V.M. estará en camino. Y como quier que fuese, estar rresoluto de venir a Barcelona. (Párrafo 61) Esta mesma noche viernes [21-12-1537], el dicho S[eñ]or de Velly, sin dezirnos nada, se bolvió donde los dichos car[denal] y gran m[aestre] estuan. Y vino ayer. Dionos por excusa, que después de se aver apartado de nosotros, hauía pensado que no sería sino bien (27/54) advertir a los dichos cardenal y gran maestre, de lo que hauíamos hablado de constituir dote a la dicha hija fuera del stado de Milán. Y ansimesmo, cómo tomauamos nosotros así mal, los dos puntos de Sauoya y Hedín, sobre lo qual el dicho cardenal y gran m[aestr]e, hauían despachado aprisa al dicho señor rrey, mas que no sabían que su amo quisiese hazer otra cosa de lo que nos hauýa dicho y declarado. Y que quanto al dicho Hedín, que nos quería confidentemente declarar que hauía visto en las manos del dicho gran m[aestr]e una letra que moss[i]or de Larrocha, por su hermano le scrivía, que como quier que fuesse, no consintiese la rrestituçión del dicho Hedín, por ser muy importante y rrequerir a la conservaçión de Theroan[n]a [Terouanne] y que el dicho gran maestre dudaua que no se lo impute después, como hazían a aquellos que avían rrendido Perpiñan y Salses. (Párrafo 62) Sobre lo qual, nosotros rrespondimos que tal rrazón y consideraçión hera poco sastifactoria, ni conviniente a buena conçiençia ni a la rrazón, equidad y honestidad. Y devrían mucho más sentir de dexar o disimular la rrestit[uci]ón del dicho Hedín, tan importante a las tierras de Flandes. Y que si el dicho señor 402 rrey de Françia quiere buena paz, segura y perpetua, devría rrestituir aquello donde no tiene derecho alguno, sin temer lo venidero, pues que sabe que V.M. y sus predeçesores han siempre tenido y obseruado aquello que han tratado y prometido. (Párrafo 63) Nos dixo más adelante, que el dicho señor rrey ni sus dichos embaxadores, no sabían gustar en ninguna manera que se tornase a pasar como quier que fuese por los tratados de Madrid y Cambray. Y de palabras en palabras, vino a caer que sería grandemente difíçil que el dicho señor rrey torne a comprouar la dicha soberanidad de Flandes y Arthoes. (28/54) Y como nosotros les rrespondimos biuamente y con demostraçión de indignaçión, por las rrazones y consideraçiones arriba tocadas en efecto, que hasí no avía esperança alguna de buena voluntad y amistad de la parte del dicho señor rrey. Nos rrogó mucho y por muchas vezes que él no fuese allegado ni nombrado en esto. Y que por ventura las cosas yrían mejor que no pensáramos, y se rremitía a los dichos señores. (Párrafo 64) Adsungio [añadió] más, que si no podíamos hazer entre nosotros, entero y absoluto tratado de paz, que a lo menos se hiziese una inteligençia rremediando alguna cosa en lo que toca a moss[i]or de Saboya, y que se entendiese por algund t[iem]po lo demás, que quede en el stado en que está. En lo de la fee y del concilio, y así mesmo contra el turco, sin nos declarar esto más adelante. Así mostramos tan bien no nos querer atacar, ni inclinar a tenerlo por bueno, así no lo rrepudiamos expresamente nosotros, y no podimos sentir de él, si esto hera solamente de su mouimiento, o de los dichos embaxadores. Como quier que nosotros presuponíamos que no se ouyera avançado en esto, sin lo hauer oído hablar algo. Y en fin, esperamos aquello que nos harán saber o quisieren decir. (Párrafo 65) Viendo oy domingo, XXIII del mes [23-12-1537], que no teníamos nuevas de los susodichos cardenal y gran maestre, hauemos enbiado a llamar a las tres horas después de medio día, al dicho señor de Velly por saber si él tenía algunas, el qual nos dixo que no. De que tenía pena. Considerando que nosotros teníamos causa de sentir esta largueza y tandança de despachar a V.M., pero que suponían (29/54) que esto sería por lo mejor. Y que el dicho presidente hera persona pesada, y ansimesmo que el dicho Rey de Françia, le hauría querido oir despaçio y pensar sobre su cargo que le hauría sido muy encomendado por los dichos cardenal y gran maestre. Y que pensaua que este día o por toda la noche, el dicho Poyet sería de buelta a los dichos señores. Y el dicho Velli despacharía luego expresamente por la posta, a fin que, en aviendo rresp[uest]a, nos avisasen. (Párrafo 66) 403 Y por que hauíamos antes considerado entre nosotros dos, que en todos advenimientos no podría sino convenir bien, de como quier que fuese de la dicha respuesta, entenderla de la boca de los dichos cardenal y gran maestre, espeçialmente y aún segund que la ocasión daría del dicho presidente Poyet, a fin de mejor advertir y çertificar de todo aquello que hauíamos podido compreender de la yntinçión y voluntad del dicho señor Rey y sus dichos ministros, nos paresçió expidiente de pretender diestramente que, pues ya avíamos tanto esperado, que nos podiésemos hallar juntos mañana [24-12-1537] y esperar hasta entonçes de enviar ésta. Si nosotros toviésemos çertidumbre alguna en este medio que touiesen rresp[ecto] del dicho rrey. Y hemos hecho de manera que el dicho s[eñ]or de Velli, que nos ha rrog[a]do de diferir el screuyr. Y es venido de sí mesmo a que nos juntásemos, así hauíamos tenido el ojo a fin de prevenir a la longura desta prática, y no la descontinuar si fuese posible, como se oviera hecho, si los dichos car[denal] y gran maestre oviesen buelto a Narbona, y nosotros a Perpiñán. Y aún dudáuamos nosot[os] que a causa de la próxima fiesta de navidad, no quisiesen yr al dicho s[eñ]or rrey, que está cinco o seis días ha en Monpeller [Montpellier]. Y todavía sin mostrar más afictión de quedar aquí que de ir a [Per]piñán, heuemos dicho al dicho s[eñ]or de Velly, que bien sería que los d[i]chos señores nos avisasen cómo querían hazer. Y después, cerca de la diez oras de la noche, nos es (30/54) venido advertir el dicho s[eñ]or de Velly, que los dichos car[denal] y gran m[aestr]e, le habían scripto que hauían rresçebido letras del presidente Poyet, y entendido una parte de la yntinçión del dicho su amo sobre aquello que le avían enviado, y pensuan que sería de buelta ya mañana. Y por esto les paresçía que, para en q[ual]quier manera q[ue]ue fuese, nos deviamos juntar, pero no desontinuar más luengamente esta prática. Y a fin que scriuiesemos a V.M. Y que estauan determinados de no se mouer de Locate [Leucate], si nosotros queríamos quedar aquí. Y así nos hauemos rresoluido de ir mañana a las dichas Cauan[n]as donde se hallarán. Y quedar aquí donde ay qual que yndomodidad de aposento malo, porque nos ha paresçido por lo mejor de no nos aposentar en el castillo806, por no lo desordenar de la guardia acostumbrada y habrirlo fuera de ora, ni dar ocasión aquellos que van y vienen, de le ver por dentro. Juntando ansí mesmo que es muy incómodo y de sí malsano, aunque de la fuerça es una pieça muy buena y vella. (Párrafo 67) Oy que somos a los XXIIII [24-12-1517], es venido aquí antes del día un secret[ario] del dicho gran maestre por saber la ora que nos hallaríamos allá. Y hauemos determinado con el d[ic]ho señor de 806 Se refieren, sin duda, a la fortaleza de Salses. 404 Velly, y el que sería sobre el mediodía. Segund que los d[ic]hos cardenal y gran m[aestr]e lo hallauan bueno por ser día de ayuno. Y llegamos primero a dichas cauañas a donde llegaron luego. Después, y por satisfacer la cortesía que hauían últimamente usado con nosotros, les fuimos al camino y tornamos juntos en la capilla, como estouimos al otro ajuntamiento. Nos hizieron luego propósito de la buena afictión de su dicho amo a la paz, y gran deseo que tenía de acabarla. Y de la buena rrelación hecha por ellos a su amo por el dicho Poyet, tanto de lo que hauíamos declarado de la voluntad de V.M., que de los cordiales propósitos que sobresto auíamos tenido, y lo que hauíamos francamente declarado. Así del stado de Milán, (31/54) que del casamiento dentre moss[i]or de Orlienes y la hija del rrey de rromanos, y aún de le querer constituir docte. Y que nos asegurauan, que el dicho Poyet haría todo buen ofiçio afirmando, que el dicho Poyet estaua muy deseoso de la paz, con tanta instançia, que darían a entender que pensauan [que] nosotros lo dudásemos. Y que estimauan mucho la dicha aliança de casamiento. Y sabían bien que el dicho stado de Milán hera gran cosa y segund nosotros hauemos bien aperçibido. Lo dezían por lo que avíamos hablado sobresto al dicho señor de Velly. (Párrafo 68) Y condescendiendo a las particularidades, sobre las quales hauíamos luengamente altercado en la presente comunicación, han dicho que no tenían aún la respuesta rresoluta de su dicho rrey, y pensauan que la tardança hera por traerla mejor, mas que les paresçía que no podría ser sino bien, que por no [e]star tanto tiempo sin nos ver, nos oviésemos ajuntado y nos dirían lo que el dicho Poyet les hauía scripto, de donde la sustancia y orden de su propósito ha sido el que se sigue. (Párrafo 69) Quanto a los hechos de la fee y contra el turco, el dicho su amo haría, viniendo a la conclusión desta paz, así bien que Dios sería grandemente seruído y V.M. muy contenta, tanto más viendo cómo V.M. le hazía honesta, cordial y tan modestamente amonestar, rrogar y rrequerir y por esto no se determinar, mas por agora antes pasaría a los otros puntos. (Párrafo 70) Que quanto al condado de Aste, era bien verdad que su dicho amo hauía tenido propuesto de lo dar al visorrey don Carlos de Lanoy, mas que esto hauía quedado en palabras sin efecto, porque el d[ic]ho don Carlos, no avía querido aceptar esto ni otra cosa alguna del dicho señor rrey, ni al tiempo que estuuo en España, ni después que el d[ic]ho don Carlos fue (32/54) con él en Françia, como también lo hizieron entonces otros ministros de V.M. y espeçialmente yo, Granvela, y que creýa que lo que avíamos dicho, era verdad de la rrecompensa dada a la biuda y herederos. Y que hera todo bien empleado por hauer sido el 405 dicho de Lanoy, gran servidor de V.M., mas que siendo el dicho Aste cosa de la mesma calidad y condiçión que el stado de Milán, sería bien que la liberalidad se hiziese juntamente. Sin dezir más adelante, si persesterían o desistiría todavía, que las palabras se ynclinauan, a nu[est]ro paresçer, a tener rrespecto al negoçio de Saboya, por lo que les avían dicho, que el dicho estado sería bien conviniene con el dicho stado de Milán y poco considerable al prouecho de los que lo tenían. (Párrafo 71) En lo que toca a Génoua, que lo mesmo podrían dezir. Quanto a convenir al dicho stado de Milán y que no podía a[ho]ra, ni c[on]cretamente rresponder, sino que pensauan que su dicho amo, tenía así buen deseo de complazer a V.M., que este punto se guiaría bien, segund el buen plazer della, sin más dezir en sustançia afirmatiua ni negatiuamente. (Párrafo 72) Y que quanto a lo que el dicho su amo hauýa ocup[a]do y detenía al duque de Sauoya, el dicho s[eñ]or rrey hauýa bien pensado y entendido las consideraçiones por las quales persistíamos a la rrestit[uci]ón, que heran onestas, mas que rrogaua a V.M. considerase quánto le importaua por semejante o más grande causa o razón, a causa de su propia hermana, que le hera tan buena y afictionada, y su cuñado muy obediente, el qual hauía perdido su rreyno por seruiçio del dicho señor rrey o su predeçesor. Asimesmo dixeron que hera todo uno, y que sería bien que entendiendo en lo uno, se entendiese en lo otro juntamente. (33/54) (Párrafo 73) Y quanto a confirmar los tratados de Madrid y Cambray, que hera neçesario hazer uno nuevo, donde todas cosas fuesen bien esclaresçidas y declaradas, como nos avían dicho, que sería mejor que de la dicha confirmación, sin hazer mençión de lo que hauían dicho dauentaja a la primera comunicaçión, ni otra cosa más en efecto. (Párrafo 74) Y quanto a Hedín, que hera la seg[un]da vez que lo avía tomado después de la aver ya rrendido, y que le importaua mucho y que les paresçía que hera cosa que se deuía balançar a contrapeso de Tornay, que valía mucho más sin conparaçión. (Párrafo 75) A todo esto de arriba hauemos rrespondido, que quanto a hauer bien advertido el rrey, su amo, nosotros creýamos que no avrían nada obmetido, y lo avrían mucho mejos hecho q[ue] no lo avían sabido dezir. Y ansí teníamos por çierto que el dicho Poyet estouiese deseoso de paz, como lo deuen todas las gentes de bien. Especialmente de su manera. Y que por tal le avrían embiado, y esperáuamos que traerá 406 más rresoluto, mejor y fauorable despacho, que el que nos dezían, irresolutamente y en términos generales en todos los puntos donde avíamos conferido [confernciado] junctos. Y habría rrespecto al d[ic]ho señor rrey y ellos también, que en todo lo que hauemos persistido fuese rrazonable, honesto y fatible. Y que a la verdad nos hauymos, el otro día, partido dellos muy preplexos, que nos rrespondían en todo de otra ma[ner]a que esperauamos, ni hauiamos pensado, y que no lo hauíamos querido screuir a V.M. hasta que supiésemos rresolutam[en]te la yntençión del dicho señor rrey. (Párrafo 76) Sobresto nos han dicho que el dicho Poyet traería la rresoluçión, que sería tal que esperauan nos contentaríamos. Y que ansí del primer salto, las cosas de tan gran importancia, no se podrán rresoluer, y no hauía sido Roma hecha en un día. A lo qual rrepunamos [respondimos] que hera verdad, que esta (34/54) prática de paz era de muy grand peso, más que lo avíamos rrequerido quanto a los d[ic]hos puntos, estaua tan justificado, que metiendo dificultad tan expresa como avían hecho, nos hazían dudar que podrían salir de otras cosas más dificultosas. Y que lo más presto llanamente y rredondamente acabar esta paz, sería lo mejor por todas buenas consideraciones. Y que V.M., como lo hauían entendido, y lo hauía expirimentado el dicho s[eñ]or de Velly, no sabía bien negociar en muchas vezes. Antes deseaua V.M. abiertamente y en una vez, saber lo que querían hazer, o dexar. Y tanto más se rrequería para poder en un golpe consultar a V.M., y ver lo que hera seruydo se hiziese. (Párrafo 77) Y a lo demás, por no trabajar V.M. de rreiterar, hauemos rreplicado quanto al dicho condado de Aste, lo mesmo, en efecto, que hauíamos ya hecho, que V.M. avía ya dado la rrecompensa, siguiendo la palabra del dicho s[eñ]or rrey, y por satisfazelle, que debía importar tanto y más que tratado hecho por scripto. (Párrafo 78) De Génova, que por las mesmas consideraçiones ya dichas, sería neçesario que quedase como está. Y suponiendo que su propósito hera de se apartar, hauemos dicho q[ue] el dicho señor rrey y ellos, lo hauýan bien considerado, y que mirasen de tratar buena vezinança entre el dicho estado y aquel de Milán. Y así ha pasado este punto de Génova en estos téminos, sin más adelante lo aprouar ni rehusar de su parte. (Párrafo 79) Quanto a lo de Saboya, hauemos rrepasado por los mesmos propósitos y justificaçiones en sustançia, que ya avíamos declarado y demostrado, ser diuerso lo del dicho s[eñ]or duq[ue] al hecho de los 407 señores y dama de Labrit, y ,en fin, que todo lo mejor que como nos paresçe se podría hazer en esto (35/54), sería que enteramente el dicho su amo, rrestituyese al dicho duque de Saboya. Y que después, V.M. rrespondería a lo que conçierne a los dichos señores y dama de Labrit, que el dicho señor rrey y ellos ternían rrazonable causa de se contentar y conosçerían que V.M. no quería aver ni tener nada sin título y buen derecho. Y en estos términos ha quedado este punto, sin poder más sacar. Verdad es que no lo debatieron assí fuerte ni vehementemente, como hizieron a la primera comunicaçión, que nos haze pensar que sería por ventura por cumplir con los d[ic]hos señor y dama de Labrit, como quiera que nosotros no ayamos aý çedido nada de aventaja. (Párrafo 80) Assimesmo, sobreste punto boluieron a dezir, como de pasada, que si este dicho punto no se podía de[l] todo acordar rrespetiuamente, que se dexase aparte, por después hablar al [se]gund[o] expidiente entre V[uest[as] Mag[estades]. Lo que nosotros hauemos rrehusado como cosa que no se podía, en manera alguna, dexar de proveer y rremediar por la satisfaction del dicho señor duque. (Párrafo 81) Y quanto a la observancia de los dichos tratados de Madrid y Cambray, que hallauan de dura digestión, heramos bien contentos que se leyesen y viesen de artículo en artículo. Y por el semejante el de Cambray confirmatiuo del preçedente. Y de lo que fuese esclaresçido que se hiziese por nuevo tratado y lo demás quedase en su fuerça y vigor. En lo qual ellos no debatieron más adelante, ni tampoco declarado ser contentos. (Párrafo 82) Y de Hedín, así meso, hauemos rreplicado lo semejante en efecto que hauíamos ya hecho, que no tenían ninguna semejança de Tornay, que no era de la corona de Françia como hera Hedín del patrimonio de V.M., donde el dicho s[eñ]or rrey no tenía ningund derecho, sino por la guerra que hauýa començado sin rrazón. Y que hera pieça de poco prouecho como lo confesauan, y de poca consideraçión para (36/54) la seguridad de su frontera. Más bien necesaria para seguridad de las t[ie]rras de V.M. y en fin devían tener rrespecto, a más desto, que la menor pieça del stado de Milán que V.M. quería liberalmente dar al señor de Orlienes, segund lo hauían declarado, valía más. (Párrafo 83) Y en fin destas rrespuestas, y rréplicas pasadas en la sustançia antedicha, nos han rrogado que no lo tomásemos mal la tardança de la vuelta del dicho Poyet. Y que por ellos no quedaría, quanto a la rres[pues]ta, auançar esta comunicaçión lo más que hazerse pudiese, tanto por la afectión que tienen de la 408 poder conduzir y traer a buen fruto y efecto, que por más presto se boluer a su amo, como importaua a su servy [cio] y a su dever, aunque no sabrían servir en otra cosa más que esto. Y por abreuiar les avemos pagado en la mesma moneda. (Párrafo 84) Más adelante nos dixeron que tenían cada día nuevas que muchos deseauan estoruar y impedir esta paz, mas que çerrarían las orejas y que confiauan que se haría lo semejante por V.M. y les hauemos mostrado hasta ag[ora], por lo que sea dicho y ofresçido de la parte de V.M., por todo como estauan bien çertificados. A lo q[ua] repondimos que aquellos que querían el bien de la Xpiandad [cristiandad], deseauan esta rrehunión, paz y amistad, y que podría bien ser que oviese de todas mañas. Y a más desto juntamos que este bocado del stado de Milán era tan bueno, delicado y imbidioso, que tenía bien que lo extimarían más grande y gruesamente que ellos no hazían últimamente, segund que estua fortificado más que nunca, y no podía más luengamente quedar en estos términos sin contentar alguno quien quiera que fuese. (Párrafo 85) A lo qual nos rrespondier[on], que verdaderamente la pieça hera importante, buena y notable. Y sabían bien que no faltarían muchos que la quisiesen, y entendían los rrespectos que (37/54) V.M podía tener de disponer de él a quien quiera que fuese, por quitarse fuera de embidia y gelosía (¿?) de la querer rretener. Y que estauamos en términos de hazer un buen tratado con ellos. (Párrafo 86) Y segund nos paresçió, para excusar lo que hauían dicho la otra vez, y les rrespondimos de la extima del d[ic]ho st[a]do de Milán, han dicho que se lo vendíamos tan caro, que más no podía ser, porque a la ocasión desto, V.M. atraýa su dicho amo, a hazer todo lo que V.M. quería ya siempre. Asimesmo, confesaron que por medio desta paz, ganaua un millón de oro por año. Y durante aquella, quedaría su dicho amo bien asegurado de todo el mundo, y que no se curaría que de complacer y satisfacer a V.M., rretirándose de con otros que le costuan muy caros y sin ninguna amistad, y que nos descubriríamos más de las cosas, antes que nos partiésemos los unos de los otros. (Párrafo 87) Nosoros hauemos hecho valer este propósito lo más que hauemos podido, quanto a la estima del d[ic]ho Milán y extender y esclareçer el bien y prouecho que vendrá desta paz, a la Xpiandad [cristiandad] V[t]tras Mag[estades], sus reinos, países, subjetos, la asegurança y stablecimiento dellos. Y señaladamente 409 por la parte del dicho s[eñ]or rrey, por el bien de él y de sus hijos, pasando a lo más adelante por miedo de lo que nos avían dicho otras vezes sin nos detener ni rresponder. (Párrafo 88) Después desto nos dixeron que hauían entendido, que algunos avían murmurado dando a entender que esto fuese en la corte del d[ic]ho s[eñ]or rrey de Françia, que vino así presto y diligentemente a Monpeleer [Montpellier]. Y V.M. partido solamente de Vall[ado]lid al XXII para venir a Bar[celo]na, mas que su d[ic]ho amo no se acercaua. Antes quería que todo el mundo supiese que buscaua la amistad de V.M. y mas les avía dicho antes de su partida, hablando de la vista de V[uest]ras (38/54) Mag[estades], que se avía bien fiado otras vezes en un inglés, con el qual no tenía ning[un]a amistad para yr sin seguridad ninguna hasta dentro Calez [Calais], y que se podía mejor fiar de V.M. así grande y virtuoso príncipe, y entendía que viniendo hazer esta dicha vista, fuese sin çeremonia alguna. Y así q[ue] vernía con poca compaña y mal en horden, como gentes que tornan de la guerra. (Párrafo 89) Sobre lo qual rrespondimos nosotros que de la parte de V.M. no avría falta de venir y açercarse. Y más si fuese rrequerido hasta Girona, y aún a Perpiñán, loando la voluntad del dicho señor rrey, y aprouando y açeptándola. Y que podía ser bien asegurado de V.M. y de su sola palabra, y quanto a la çeremonia, que menos la desea V.M., como lo avía siem[pre] dicho al d[ic]ho s[eñ]or de Velly. (Párrafo 90) Nosotros avemos juntado a este propósito, que sería bien conviniente que la Xpi[]ma [critianísima] reina se hallase en esta vista, sobre lo qual nos dixeron que asimesmo nos querían hablar en ello, y que la buena rreyna había est[a]do muy rreziamente mala, en lo qual el rrey hauýa hecho todo lo mejor y más cordial ofiçio que sabía hazer el mejor marido del mundo y más amoroso, más que sabríamos pensar, y que quando ella entendió la rresoluçión de la tregua de Ytalia, y demás comissiones, se leuantó y puso en camino sin ser posible de gelo impedir [impedírselo], de que ella recayó, mas que por las últimas nuevas, ella estaua mejor, y que sería muy conveniente entrevenir en la d[ic]ha vista. Y que la dama de Labrit, que la dizen rreyna de Nauarra, hauía hecho of[ici]o de amistad increíble, sin la dexar jamás, hasta tanto que entendió que el rrey se acercaua por rrespecto desta prática, en lo qual, como dezían, ella hazía todo lo que podía por encaminar bien la dicha paz. (Párrafo 91) A esto diximos nosotros que heran buenas nuevas, segund el mal, que la d[ic]ha rreina estoviese mejor. Y que V.M. (39/54) hera çertificado del gran deuer que el dicho s[eñ]or rrey hauýa hecho al tiempo 410 que estouo con ella, durante la malatía807 [enferemedad]. Y ansí mesmo la dama de Labrit. Y con esto, nos partimos con rresoluçión de juntarnos mañana día de pascua [25-12-1537]. (Párrafo 92) Este mesmo día, çerca las dos oras de la noche, bolvió el d[ic]ho señor de Velly. El qual nos dixo que el d[ic]ho Poyet hera llegado. Mas viendo los d[ic]hos señores car[denal] y gran maestre que la respuesta del d[ic]ho señor rrey no hera del todo [lo] que convenía por nos más satisfacer, hauían de nuevo luego despachado el sobrino del dicho s[eñ]or de Velly, por las postas, rreplicando algunas cosas al d[ic]ho señor rrey, que las considerase. Y les paresçía mucho convenir señaladam[en]te, de los propuestos que hauíamos este día pasado juntos y hauýa sido el dicho sobrino, encargado de toda extrema diligençia, a fin de nos juntar el otro día de navidad [26-12-1537]. Y nos rrogauan de no tomar a mal la tandança. Que esperauan sería por lo mejor, y por las mesmas consideraciones y todo en una vez, advertir a V.M. hauemos diferido este despacho. (Párrafo 93) Pensándonos juntar con los embaxadores françeses el segundo día de pascua [26-12-1537], nos hizieron saber por el d[ic]ho señor de Velly, cómo el gran maestre estaua malo de la piedra, y le avía sido necesario tomar medeçina, y nos rrogauan el dicho cardenal y él, que no tomásemos a mal que el ajuntamiento se rremitises a oy XXVII [27-12-1537], lo que se hizo, y tomando los cabos de la postrera comunicaçión, nos han hecho de nuevo los dichos embaxadores un luengo preámbulo de la buena voluntad de su dicho amo, y afiction a esta paz y amistad de V.M., y del deseo que tenía del efecto, y del ofiçio que hauían hecho y hazían, confiando que la mesma voluntad hauía de parte de V.M., segund los buenos propuestos y términos que hauíamos tenido hasta entonçes. Y a esto nosotros hauemos satisfecho por lo semejante. (40/54) (Párrafo 94) Y por continuar nos dixeron que, entre otros, los d[ic]hos señores y dama de Labrit, tenían la mano muy honestamente a esta dicha paz, y no querían que por su particular, ella se enpachase ni detorsiese, mas que por esto, el dicho rrey hera tanto más oblig[a]do de acordarse de ellos, segund en efecto, por abreuiar, hauían dicho la otra vez. Y que hera contento de hazer una buena obra al duque de Sauoya. Por consideraçión de V.M., y no suya, por lo hauer hecho tan mal contra el rrey, y así rrogaua y rrequería muy afectuosamente a V.M., quisiese mirar en hazer alguna cosa por los dichos señor y dama de Labrit, y que 807 Maladie, en francés, significa enfermedad. 411 si no les quería boluer el rreyno de Navarra, sobre que él no quería hazer justicia, a lo menos V.M. hiziese alguna cosa por ellos. Y presistiendo de saber que a fin de advertille dello, suponiendo siempre que no teníamos cargo desto. Dixeron que se les diese alguna pensión honesta. Y rrequiriendo que la declarasen, dixeron que sobre su fee no sabían. Y sería mejor de lo rremitir al arbitrio de V.M. Y después demandaron sonrriendose si sería mucho de quarenta mill ducados, a que hauemos rrespondido, así de nosotros mesmos, que si así fuese que se tomaría sobre lo que rrestaría del d[ic]ho rreino, pagados todos los cargos. (Párrafo 95) Considerando que no nos dezían expresamente lo que entendían hazer por el dicho duque de Sauoya, les rrogamos nos lo declarasen como cosa que en nada tocaua la pretensión de los dichos señor y dama de Labrit. Y segund esto, nosotros advertiríamos a V.M. de la instançia y rruego que el d[ic]ho señor Rey hazía por ellos. (Párrafo 96) Sobresto tornaron a hablar del condado de Aste, lo que nosotros hauemos rrehusado como antes hezimos. Y dexando (41/54) este punto, y sin hazer semblançe, de Génova, dixeron con otro luengo preámbulo, cómo si houiesen querido hazer gran liberalidad, que el dicho s[eñ]or rrey sería contento en contemplación de V.M., deboluer al duque de Saboya todo su estado dende agora, rreseruando tres plaças solamente, hasta tanto que fuese conosçido por juezes no sospechosos, donde se podría determinar de los títulos y derechos pretendidos por el dicho señor rrey. Y que en este medio sería contento de le dar, tanto de rrenta, quanto valía antes de la guerra hecha al dicho duque. Las plaças que rretendría espeçificando: Thurin, Pignierol y Burganbresa. (Párrafo 97) A esto rrespondimos que lo que hauían dicho hera en efecto lo que las otras vezes. Y después de luenga altercaçión, de la razón, equidad, consçiencia y honestidad, y que todo no aprouechava nada, hauemos dicho que nosotros no veýamos aparençia de cosa de que V.M. se podiese contentar. Y que en qualquier manera que fuese no podríamos dexar de mostrar que ultra [más allá]lo que tocaua el particular del d[ic]ho duque de Saboya, sería cosa sospechosa y que daría gran ocasión de desconfiança, no solamente para con V.M., mas con todo el mundo. Y señaladamente con los potentados de Italia, que el dicho rrey no quisiese la paçificaçión y tranquilidad de d[ic]ha Italia. A lo qual, a la verdad, no supieron qué rresponder. (Párrafo 98) 412 Nosotros les hauemos señaladamente dicho, que no hablauan en lo que los de Berna y Friburg han ocupado. Y a esto rrespondieron, que harían todo lo que podrían sin espacificar otra cosa, sino que viniendo a hazer un buen tratado, havría buen medio para rrecobrarlo. Y no podimos alcançar más, y luego tornaron a hablar de la librança de Milán. (Párrafo 99) Dexado en esta irresoluçión lo de arriba. Y viniendo al d[ic]ho ducado como cosa que dependía de lo que querrían hazer por el duq[ue] (42/54) de Saboya, ya que como hauemos claramente ap[er]çebido, atendían todas las dulçes palabras que nos dezían. Nos demandaron quándo se podría consumir [consumar] el matrimonio dentre el duque de Orliens y la hija del rrey de rromanos, y que lo mejor sería de lo efectuar y consumir prestamente y luego delibrar el estado de Milán, por meter el sello final a esta paz. (Párrafo 100) Nosotros rrespondimos a esto, con admiración, que quisiesen consumir el dicho matrimonio desde luego808, que no hera cosa en manera alguna hazedera, atendida la edad de la dicha hija. Y por lo que mostrauan dudar, que fuese cosa que oviese de faltar el efecto y de ferir [herir en el sentido de retrasar] la delibrança del dicho estado de Milán a luengo tiempo y incierto, teniendo por cosa hazedera la dicha consumaçión, y ligera, como dixeron, de hauerse hecho de otras damas en tan poca edad, Y que de la parte del dicho s[eñ]or de Orliens, de edad de catorze o quinze años, estauan a esto prestos. Nosotros rresplicamos que esto no sería honestidad, mas crueldad de querer gastar y perder la dicha hija, mas que V.M. sería muy contento que sin mirar la edad della, el dicho casammiento se consumiese, así presto, que con común paresçer, se viese tener ella cuerpo. Y dar para esto así de parte de V.M., que del rrey de rromamos, todas las seguridades convenientes. Y que desearía V.M. mucho, que el dicho casamiento se hiziese tan presto que la hedad de la dicha hija lo sufriese, considerando bien, el partido y aliança, serle muy conviniente. Y ansí, tanto por rrespecto della, que del dicho duque de Orliens, determinaua de buena gana, disponer V.M. del dicho stado como es dicho. (Párrafo 101) Sobresto nos dixeron, que pues se hiziese casami[ento] de la mayor hija con el dicho duque de Orliens, lo que hauemos escusado por ser la prometida al jouen rrey de Polonia de la sabiduría y buena voluntad de V.M. que no se podrá (43/54), por onestidad, yr contra aquello, ni el dicho señor rrey, 808 El significado de luego en los textos del siglo XVI, tiene un matiz de urgencia e inmediatez del que carece hoy en día. Podríamos decir que su traducción literal sería la de ahora 413 hauiendolo prometido. Y que los dichos embaxadores hauían, ellos mesmos hallauan, las preçedentes comunicaciones, la aliança y hedad de la dicha segunda, que nosotros declaramos ser de çerca de diez años, convenido y al propósito. Y halláuamos estraño que agora quisiesen variar. (Párrafo 102) Y viendo los dichos embaxadores esta n[uest]ra respuesta, así perentoria, a la qual quedauamos firmes, nos dixeron mirásemos el tiempo de la librança del dicho Milán, sobre lo qual rrespondimos que, heramos contentos. Y por la vehemente instancia que nos hazían, diximos que podría ser en términos de tres años, de que mostraron ser extrema[da]mente escandalizados, mostrando que, desta manera, su dicho amo rretendría lo que tenía del dicho duque de Savoya hasta entonces. Y tornando a hablar, lo que así frescamente hauían dicho de querer rrestituir el dicho duque, guardando algunas plaças hasta que fuese conosçido de los títulos y derechos del dicho señor rrey, se han declarado que entendían que asimesmo se deviese prestamente, o luego, y dentro término breve, delibrar del d[ic]ho estado de Milán y que rretuviesen lo del duque de Saboya hasta entonces o hasta que fuese conoscido de los der[echos] y títulos. Y aun quieren rretenerse cinco pieças, es a saber: Thurin, Pignarol, Sauillan, Bourganbresa y Monmelián. (Párrafo 103) Sobre lo qual rreplicamos que aunque no los quisiésemos tomar a la palabra, si verdaderamente hauía sido el propuesto tal qual lo rreferían. Y aún que no nos hauían hablado sino de tres pieças, y agora nombrauan çinco, a lo qual no supieron qué dezir sino que ansí lo hauýan entendido. Y si boluyeren algunas fuerças de importançia al d[ic]ho duq[ue] de Saboya, las querían prealablemente809[previamente] allanar [destruir, reduzir a escombros], lo que nosotros hauemos rrehusado, mostrando que tal rrigor y sin razón, no podría ser más grande, quando el d[ic]ho duque de Saboya (44/54) fuese pagano, y que le ouise dado todas las ocasiones del mundo al dicho s[eñ]or rrey, de le hazer la guerra. Y nos marauillamos que ellos truxesen tal prepuesto. Pues que sabían bien los rrespectos que obligauan al d[ic]ho s[eñ]or rrey, al dicho duque y a la rrestituçión de lo que le auýa ocupado, extendiéndonos a este propósito, lo que esta ya es[cri]pto antes. Y como vieron que hablauamos en esto ansí expresamente, añadieron que no hera menester que nosot[ros] hiziésemos así biua contención y obiectión a este tratado de paz del dicho duque, y que osarían asegurar que sería contento de lo que su dicho amo haría por él. Y se encargarían dello, si menester fuese. 809 Préalable, en francés, significa previo, de ahí que trascribamos previamente. 414 Y nosotros rrespondimos, que esto sería un contentamy[ento] forçoso. Y que no escusaría V.M. de la oblig[ci]ón que le tiene. (Párrafo 104) Viendo esto los dichos cardenal y gran m[aestr]e boluieron a hablar de la deliberaçion de Milán. A que diximos, que ya avíamos declarado el tiempo de tres años. Y que si les parescía otra cosa, nos lo dixesen para lo hazer saber a V.M., sobre lo qual nos propusieron el término de tres meses. Y despúes, como si hizieran gran cosa, hablaron de quatro. Y siguientemente de çinco, y en fin de seis meses, como si oviessen hecho una gran cosa de venir hasta el dicho tiempo, y que dudauan grandemente que su amo no se contentase en manera alguna, con grandes juramentos, que no sabían cómo les sería prepuesto. Sobre lo qual les declaramos, que no era menester que se engañasen de pensar que V.M. lo quisiese delibrar, ni dentro los dichos seis meses, ni aun de un año. Y que por esto sería bien que mirasen segund esto de condesçender a la razón. Y que esto no hera cosa así nueva como ellos la querían figurar y tomar, porque todos los prepuestos que V.M. hauía tenido, así en Roma como después, y los scriptos dados, y lo que ha sido d[ic]ho y conçierne a este ajuntamiento, hauían harto dado a entender y declarar, que V.m. no baziaría sus manos del (45/54) dicho estado, que V.M. no viese por las obras del dicho señor rrey y complimiento de cosas tratadas, a lo menos de las principales que V.M. podiese asegurar, del cumplimiento de lo demás y stablec[imiento] desta paz. (Párrafo 105) Sobre lo qual se hizo una luenga contençion, debatiendo que estauan fuera de la cuenta, pensando que prestamente se hauía de hazer la consumación del dicho casamiento. Y delibrar el dicho estado. Y que el dicho señor rrey, estaua con tan buena voluntad que más no podría, y daría todas seguridades, y que luego dexaría todas sus amistades por la de V.M., y se obligaría, y como sclauo de V.M. siempre, nosotros sostiniendo que por todo lo que hera pasado, hauýan podido llanamente entender lo que les hauíamos dicho por máxima, y así no hauía aparençia que se ouyese de engañar, atendida la hedad de la hija que hauíamos declarado, y que el casamiento, y la consumación del, y otros puntos que hauíamos espeçificado, hauýan sido propuetos por condiçiones expresamente de la librança del d[ic]ho stado, ofresçiendo seguridades para hazer entonçes que los d[ic]hos puntos serían efectudos. Y lo que dezían de dexar las otras amistades, era lo que convenía a la onestidad, y aun al bien y seguridad del dicho s[eñ]or rrey y de su rreino. Y no les demandauamos que dexase otras amistades, ni alianças, que aquellas que podrían ser contrarias a la de V.M. Y que no se le rrequería, como hauemos dicho ya la otra vez, sino cosas a que segund Dios y rrazón hera 415 obligado, sin rrespecto del d[ic]ho Milán, y que pues que estaua en manos de V.M., sería mucho más rrazonable que V.M. diese seguridad de lo delibrar quando oviese cumplido, que del tomar de él. Que cumpliría después. Y como el propósito se avía dado a nosotros, juntamos que como quier que esto hera de sí mesmo muy justificado, que todavía las cosas pasadas, como bien sabían, hauían dado ocasión a V.M. de pensar bien en ellas. Y le sería vergüença y rreproche de lo hazaer de otra manera, y se lo querían planamente (46/54) declarar, que jamás hablaríamos ni daríamos aviso a V.M., mas se lo desaconsejaríamos por n[ues]tro dever y desconsejo. (Párrafo 106) Sobresto nos dixeron que, como quier que fuese, su dicho amo no quería hazer nada de lo que rrequeríamos, hasta a la d[ic]ha librança, sino fuese tocante al conçilio, que su d[ic]ho amo avía siempre deseado y deseaua. A que rrespondimos, que devrían de tener por çierto, segund eso, que no avrían jamás el dicho stado de Milán, sino a la punta del spada y que buscándolo por esta vía ganarían poco, como lo hauían hecho hasta agora. Y que hauíamos harto experimentado, quánto valía este consentimiento del dicho señor rrey al concilio, que hauía siempre dado semejantes palabras sin efecto. Sobre lo qual dixeron, que les avía ya costado harto de prouar la fuerça. Y confesauan que no lo podrían aver por este camino. Y más declararon, que hera verdad que hauían bien querido el dicho concilio, mas que dudando que se podría demandar una ayuda general, con color de ir contra el turco, y que en lugar desto, se bolviese contra ellos, lo hauían impedido por los términos en que se hallauan con V.M., sobre que diximos que hera dulçemente confesada la deuda. Y que V.M. no avía jamás pensado en este punto. Y quando el dicho conçilio se tuuiese y la ayuda se conçertase en él, no quería V.M., por cosa del mundo, consentir a que ella se emplease en otra cosa que contra el común enemigo de la Xpiandad [cristinandad] (Párrafo 107) Quando los dichos cardenal y gran m[aestr]e vieron que estuamos así rresolutos en quanto toca a la delibrança de Milán y que así prealablemente se hazían las coas, sobre las quales V.M. se pueda asegurar antes de la dicha librança, nos demandaron de nueuo que qué cosa hera que V.M. quería que el dicho rrey hiziese. A esto rrespondimos lo mesmo en efecto que la otra vez. Y sin se detener en esto del conçilio, como cosa de que se contentauan de buena gana, y aún mostrando (47/54) esperança que se podría presto hazer, nos demandaron qué quería V.M. que su dicho amo hiziese contra el turco, persuadiendo que esto no es cosa que se pueda así prestamente entender, y que sería mejor de lo rremitir hasta la visita de V.M. 416 Añadiendo que su dicho amo avía soportado yncreibles daños, por seis armadas o siete, c[que] así lo dixeron, que hauía tenido hecho en poco tiempo. (Párrafo 108) A esto rrespondimos que nosot[ros], [que] no teníamos encargo cosa ninguna en particular, y que hauía paresçido a V.M. lo mejor esperar la declaraçión que el dicho s[eñ]or rrey hiziese, suponiendo que segund los buenos propósitos que hauía sobresto tenido, y así conforme a su grandeza y stando ansí pujante. Y por ser cosa tan conveniente a su título de xprmo (en abreviatura) [cristianísimo], se declararía y haría más grande asistençia que V.M. se quisiese avançar a rrequerirle. Con lo que avía antes tomado a mal, que en la instante neçesidad contra el dicho turco, quando baxó en Ungría, y que V.M. fue al [en]cuentro de él, le ouiera rrequerido ayudase expresa[mente] y que ymportaua neçesariamente de presto poner la mano a la obra, segund los avisos que continuamente se tenían de la mala voluntad del d[ic]ho turco, y aparejos que hazía contra la xpiandad [cristiandad] y por la necesidad del socorro instante de la señoría de Veneçia, la qual lo solicitaua. Y ya se entendía por la parte de n[uest]o Santo Padre y V.M., sobre lo qual dixeron prestamente que tenían por çierto que abría buena paz entre el dicho turco y la d[ic]ha señoría, [y] no avría daño alguno. Mas nosotros rreplicamos que no solamente no avía paz ni conçierto, antes al contrario, muchos avisos venidos últimamente, que el d[ic]ho turco armaua pujantemente, y staua Barbarroja en mar con çient galeras y hauía la señoría despachado embaxador expreso a V.M. por soliçitar la asistençia y avançamiento dellos. (Párrafo 109) Por conclusión nos dixeron que dudauan que su dicho amo se quisiese meter en gasto contra el dicho turco sin tener (48/54) prealablemente [previamente] el dicho stado de Milán. Y que entonçes él no faltaría de lo que prometería contra el dicho turco, por rrespecto de V.M., porque de otra manera, el staua en treguas y asegurado de él. Y lo hauía podido hazer como V.M. lo hauýa procurado y el señor rrey de rromanos. (Párrafo 110) Nosotros rrespondimos, que lo que V.M. hauía hecho y el rrey de rromanos, hauía sido por necesidad de las fronteras de v[uest]ros rreinos. Y [e]sto por expreso pareçer y consentimiento del papa Clemente. Y así han afirmado que hauían embiado con sabidiría y expreso consentimi[ento] del dicho papa. 417 Y más que lo hauía loado, y aun deseado y rrogado, ser comprehendido. Y en esto no entramos más adelante por euitar contención y agreza810 [acritud] (Párrafo 111) Siguientemente, viendo que no nos podían apartar de lo que les avíamos declarado así expresamente, metieron al delante de hazer una paz durante la vida de V[uest]ras Mag[estades], quedando las cosas como están. Y aún que se hiziese alguna cosa por el duque de Saboya. Sobresto diximos que la xpiandad [cristiandad] rrescebía poco bien della, y que así no sería de parte de V.M. guardada la honestidad en lo que toca al d[ic]ho duque de Saboya. Y que sería tanto o más conuenyente hazer una buena paz perpetua, por los subcesores de la una p[ar]te y de la otra, que por V[uest]ras Mag[estades], teniendo prudencia y expirençia para hazer esta buena obra. Y mejor que de la rremitir a v[uest]ros subçesores y no teníamos algund particular cargo, mas que si querían, advertiríamos a V.M. y hauríamos su rresoluçión de las comunicaçiones hechas hasta agora, rogándoles no las querer decir de punto a punto y espresamente. (Párrafo 112) No dixeron que esta prática, en consultando y rresultando, podría ser luenga. Y que su dicho amo, no tomaua placer de estar en la frontera destas partes, donde no tenían ningún pasa-(49/54)-tiempo, y si veýa más grande longura, los llamaría impensadamente una mañana. A esto rrespondimos nosotros, que la longura y dilaçión hauían sido hasta entonces de su parte, por aver embiado y rrenbiado muchas vezes a su dicho amo, y nos hauer hecho detender hasta agora por rrespuesta rresoluta, sobre aquello que devríamos consultar y aun no vemos algund fin. (Párrafo 113) Estando en estos términos, dixeron que sería bien llamar el dicho presidente Poyet y el se[ñ]or de Bayard, a fin que oyésemos dellos la voluntad de rrey, lo qual hizieron aparte. Y después se açercaron a nosot[ro]s y rrefirió el dicho Poyet, que el dicho señor rrey pensaua que la consumaçión del dicho matrimonio y delibrança del dicho ducado de Milán, se hiziese luego [de inmediato], a que rrespondimos, en efecto, como antes. Sobre lo qual metieron al delante, despachar el secret[ario] Bouchetet, que entiende en los nego[cios] de stado del dicho s[eñ]or rrey para yr a él, y saber lo que le plazería sobre n[uest]ras disputas. (Párrafo 114) 810 Según el diccionario RAE, agreza: de sabor acre. En el texto podríamos trascribir por acritud 418 Viendo lo qual, y considerando que como quier que fuese, aunque despachásemos dende agora a V.M., no podría entender aver n[uest]ras letras, que no fuese el primer día del año a los más presto, segund que ella deue llegar agora a Bar[celo]na. Y que estamos en la mesma inçertenidad [incertidumbre] que al prinçipo, hauemos consentido que despachasen y conçertado que nosot[os], daríamos los puntos que avemos propuesto por scripto, a fin que nos rrespondiesen sobre cada uno expeçíficadamente, y los daríamos al dicho señor de Velly. Y por sus manos veríamos los suyos por lo semejante. Y nos avisarían segund las nuevas que pretendían para juntarnos a XXIX deste[29-12-1537], por mirar en lo demás. Esperando la consulta que haríamos a V.M. y así entonces se tomaría rresolución, en lo que toca a la tregua general, bien que nos dixeron, que su dicho amo tenía que así presto, sería hecha la paz, que la dicha tregua tratada. Y con esto nos departimos, ya que hera de noche, después de aver stado juntos cinco horas. (Párrafo 115) Este día XXVIII del dicho [28-12-1537], el señor de Velli vino a nosotros con el xcripto que nos dixo que el cardenal y gran maestre le hauían enbiado (50/54), conteniendo, segund nos dixo, la respuesta que hazía a lo que havemos demandado. Y por que le hauemos hecho entender aquella, ser ansí general y ynçierta, que los propuestos y rrespuesta de palabra que nos hauían hecho y dado los dichos señores, en todos los puntos que hauíamos propuesto y rrequerido. Dixo que no pensásemos que finalmente quisiesen parar en esto. Y por que la dicha rrespuesta, no hera sobre todo lo que avíamos propuesto, le rrogauamos que, pues que nosostros debíamos consultar con V.M., que nos la declarasen llana y enteramente aquello que su amo quería y entendía hazer sobre toda n[uest]ra proposiçión de punto a punto. Y a fin de que pudiesen convenientemente satisfazer, le dimos un scripto tal qual V.M. podrá ver por la minuta que enviamos con esta, en la qual por la muy instante requisición del s[eñ]or de Velly, y a fin que los d[ic]hos embaxadores no se escandalizasen, que demandásemos los intereses de V.M. y los del dicho duque de Saboya, hauemos quitado la expresión de d[ic]hos intereses y metido otras palabras que montan tanto en efecto. Y nos paresçió que no hauía enbaraço, por más y mejor entender la voluntad del d[ic]o señor rrey y sus d[ic]hos embaxadores. Y que si ella no es buena, no puedan tomar ocasión de la hazer tal, por demandarles exorbitantemente. Y ha rreenbiadola al d[ic]ho rrey con n[uest]ro scripto, a los d[ic]hos embaxadores françeses Dios quiera satisfagan mejor que lo han hecho hasta agora. (Párrafo 116) 419 Oy, XXIX [29-12-1537], el d[ic]ho s[eñ]or de Velly nos truxo esta mañana el mesmo scrpto que nos mostró ayer para responder, y leído una carta que le avían enbiado los d[ic]os cardenal y gran m[aestr]e, q[ue] en efecto contenía que se marauillauan que estouiesemos así arrimados, más en esta negoçiaçión que al prinçipio. Y nosotros podíamos despachar a V.M. para entender su voluntad. Y así ellos hauían enbiado a su amo al secret[ario] Buchetet, que estaua a qua[tr]o leguas de Narbona. Y así presto que touiesen respuesta, nos avisarían para nos juntar. Nosotros rrespondimos y diximos al dicho s[eñ]or de Velly, que desde el comienço nos avíamos puesto claramente a la razón (51/54), segund que V.M. entendía que se procediese llana y francamente en esta prática. Mas que al contrario nos paresçía que hazían, y de cada día más. Y que pues nos enbiauan la d[ic]ha respuesta sin más, nosotros despacharíamos a V.M. sin boluer a hablar sobre aquella rrespuesta. Pues que todo aquello que hauíamos mostrado no aprouechaua nada. Y que le queríamos declarar que V.M. hallaría a buen derecho la dicha respuesta, maravillosamente cruda y straña. Y tendría V.M. muy gran ocasión de pensar otra cosa que no esperaua desta dicha prática, tanto en lo de Sauoya y Aste, y así breue delibrança de Milán, que en tan cruda y rresoluta respuesta. Y haciendo cuenta tan preçisa sin el huésped, en lo que toca a Nauarra. Y dexando lo del turco y rrestit[uci]ón de Hedín. Sobre lo qual, sin rreplicar nada, nos dixo que no podía hazer otra cosa sino que él advertiría los dichos señores de lo que dezíamos. Y se yría en el mesmo istante a donde estauan. (Párrafo 117) El dicho señor de Velli nos dixo también que los d[ic]hos car[denal] y gran maestre querían que n[uest]ro poder contiuiese una cláusula más, que es en los poderes con los q[ua]les se trató en Madrid y Cambray de çeder, quitar y rrenunçiar aunque fuesen tierras, señoríos, jurisdiçiones, rreinos, ducados, prinçipados, condados o otras cosas. Sobre lo qual le diximos, que no hera menester, porque V.M. no entendía rrenunçiar nada más de lo contenido en los tratados de Madrid y Cambray. Y a esto rreplicó, que aún venía por lo de Milán. Y nosotros le diximos que para esto no nos faltaría poder quando fuese menester. Y no le quisimos más adelante ni expresamente rrehusar, porque de su parte es fuerça si quieren hazer algund bien, venga poder con esta cláusula, porque deuen rrestituir y confirmar los tratados de Madrid y Cambray, y ansi lo embiamos a V.M. con la d[ic]ha cláusula, como podrá ver en la minuta sublineada, a fin que, plaziendo a V.M., nos lo embíe ansí. (Párrafo 118) Todo esto es en sustançia, lo que ha pasado entre los ministros del dicho señor rrey y nosotros, reduzido en este scripto lo más conforme que hauemos podido, de los mismos términos, palabras y rrazones, 420 a fin que, como hauemos prevenido al principio, V.M., sabiendo y conprehendiendolo todo, se pueda mejor rresoluer y mandarnos su buen plazer. Y nos ha paresçido despachar con estas letras al secretario Ydíaquez, que lleua un tr[as]lado [copia] en castellano, para mostrar al car[denal] de Çigüença y a los que más plazerá a V.M., remitiéndonos de lo q[u]e hauemos despachado para Ytalia, y de los demás, al dicho Ydíaquez, el qual ansí mesmo ha paresçido ser neçesario a V.M. por las cosas que se ofresçerán durante n[uest]ra ausençia. Y por la fin, tornamos a sup[li]car a V.M., nos perdone la[¿?]plixidad [esta palabra que contiene abreviatura, nos resulta incomprensible], como hazemos lo mesmo al creador que dé a V.M. muy buena y luenga vida, De Salses último de dizi[embre] 1537 [31-12-1537]. (53/54)811 (Párrafo 119) ANEXO III (2º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Seg[un]da c[art]a de último de diz[iem]bre [31-12-1537].812 Sire. Discurriendo todo lo que hauemos passado con los dichos car[denal] de Lorena y grand maestre de Françia y otros ministros del rey chr[is]tianíssimo, y acordando las propuestas, palabras y declaraciones, y considerando los gestos y maneras q[ue] han tenido, tanto con las comunicaçiones q[ue] hauemos tenido juntos, que apartadamente, y la respuesta q[ue] a la fin nos han dado, tal qual V.M. verá, no sabemos qué judgar, ni nos osamos auenturar de dar más sperança a V.M. de la que podrá compreender de todo lo que ha passado, q[ue] scriuimos y recitamos leal y enteramente, por otra n[uest]ra letra y, assimismo, de aquella respuesta tan cruel, exorbitante y desuergonçada q[ue] más no podría. (Párrafo 120) Pero nos paresçe, que el rey de Françia querría la paz por ventura, mas por vengüenza y nescessidad, que por virtud ni respecto del bien público y consideraçión de los negocios tan urgentes de la chri[sti]andad y, señaladamente, qua[n]to al remedio de la fee y contra el turco, sino por sentirse ya cansado y malsano, como sus dichos ministros nos han dellos mismos dicho, y dubdando de dexar sus hijos en 811 La carta acaba aquí, aunque la numeración indica 53 de 54. La página 54 está en blanco en el original. 812 Esta carta está escrita por otra mano. De letra humanística muy parecida a la de la anterior, sin embargo, tiene un margen izquierdo mayor, ligeras diferencias en la grafía y una insistente utilización de la abreviatura (@) al escribir la palabra que, que prácticamente no se había utilizado en la primera carta. 421 guerra con V.M. y en discordia entre ellos. Si el seg[un]do no está apporçionado [aprovisionado, proveido] y metido fuera de Françia, y assimismo por ver sus cofres bazíos y su reyno extrema[da]mente enprobrescido, de donde muy difícilmente podría sacar dinero para continuar la guerra y satisfazer los ingleses y suiços, hauiendo ya platicado hasta el cabo todos medios esquisitos (¿?) en su dicho reyno para hauer ayuda[do] tanto por la iglesia, que en todos los otros estados, y en special agora últimamente sobre los eclesiásticos conque he hecho el último viaje de Piamonte. Y también (1/16), hauemos percebido que no sabe cómo asegurarse a los dichos ingleses y suyços, ni tomar sperança del papa, ni de la Señoría de Veneçia. (Párrafo 121) Assimismo, paresçe que sería más contento de retener lo que ha occupado al duque de Saboya de acá y de allá de los montes, q[ue] de hauer el ducado de Milán, tanto por lo que le paresçe conuenir al acresçentamiento de su rey[no] y ser baluarte de aquel, y por passar quando quisiesse él y los suyos en Italia y luego [ahora] o [más] tarde, hauer el dicho Milán. Solamente dubdan, que esto no fuesse occassión de poner alguna vez enemistad entre sus hijos y indignar la Alemana, los suyços y potentados de Italia contra él, de que todauía les paresçe que vendría bien al cabo sin la contrariedad de V.M. (Párrafo 122) Por lo semejante, por las razones y consideraçiones antedichas, sus dichos ministros se inclinan a la dicha paz. Y a más desto, consideran entrambos, como lo hauemos entendido en secreto, por una persona que lo puede sauer, que dubda que estando el dicho señor rey para biuir poco, no tendría después su muerte, el crédito que agora. Y que si la dicha paz se hiziesse y se guardaua de la parte de V.M., que esto sería un gran bien por el dalphín veniendo a suçeder, y se lo haría extimar, y a todo el reyno de Françia para todos effectos caramente, y della hauría prouecho y fauor. Y que sería cosa honrrada hazerla y, a más desto, piensan hazer grandemente su prouecho y, señaladamente, el dicho car[dena]l, sperando por este medio hauer la legaçia de Françia que sospechaua hau[er]sela V.M. impedido en Roma, quando pasaua. Y el dicho gran m[aestre], çerrar el paso al almiralle, y aq[ue]llos (2/16) q[ue] le son contrarios. Mas, con todo esto, guardan marauillosamente de acordar ni passar cosa alguna que sea fuera de la voluntad o inclinaçión de su dicho amo, ni donde otros puedan tomar occassión alguna de los imputar, q[ue] ayan nada renunçiado ni prometido en perjuizio de su dicho amo, ni de su reyno, y no conueni[en]te a la seguridad de él. Y señaladamente el dicho gran m[aestr]e, por hauer sido ya tenido por sospechoso, dubdando siemp[re] ambos que V.M. atienda en grande occassión de se negar del rompimiento de los tractados precede[n]tes, y q[ue] 422 si lo hazía como quier que fuesse, serían perdidos, y assí tienen gran respetto a dar contentamiento a los s [eño]r y dama de Labrech [Labrit] y temen cada uno dellos de los desconplazer por la parte que tienen con el rey. (Párrafo 123) Nosotros no hauemos dexado nada de asegurarlos con toda la onestidad, assi de la obseruançia de lo que se tratara y de la buena amistad del dicho s[eño]r rey, que de la voluntad de V.M. en quanto toca a todos dos, lo q[ue] nos paresçe lo han muy bien entendido y conprehendido. Mas como quiera que sea, nosotros percebimos bien que esto no los satisfizo eteramente. (Párrafo 124) Assímismo no hauemos olbidado de hablar muchas vezes del cargo de conçiencia de su amo y dellos, en contradezir a los tractados passados y occupar al duque de Saboya su herençia y quererla retener, juntando lo que importaua a la honrra y reputación, pero ellos no se curauan ni menos del público. Y nos dixieron y redixieron cómo los propuestos fueron dados. Que pocos reyes van en parayso y es menester q[ue] atiendan (3/16) a sus prouechos y seguridades de sus estados y subcesores, y que esto es el deuer de la conçiençia y honra q[ue] deuían siempre respectar. (Párrafo 125) De todo lo qual junto, hazemos una máxima, quanto a nosotros, q[ue] no es menester fundarse ni atender a la conçiençia, honrra ni verguença del mundo, ni a más amistad y buena voluntad o virtud que se verá por los efectos, antes, atenerse a lo que responden, y se podrá tractar si vienen hasta esto. Y a las seguridades que se tendrá y en lo demás, remitirse al milagro q[ue] Dios querrá hazer. (Párrafo 126) Esto de arriba scriuimos a V.M., a fin de no dexar nada de todo lo que podemos conpreender importante consideraçión alguna a esta prática de paz, y que V.M. se pueda mejor resoluer y mandar su buen plazer, pensando ultra [sobre] lo de arriba, el gran bien que puede venir desta dicha paz, si pudiesse ser buena y segura, y el inconveniene del contrario, y qual será más conveniente y expediente. Y nosotros deuemos persistir a la paz final, con lo que se podrá auantajar de los medios y condiciones propuestas por nosotros y mejorar, si es posible, las respuestas que se hacen de la parte del dicho rey de Françia, o si se remeterá el hecho desta paz al papa, por declarar las dificultades de lo hazer interuenir los nunçios y embax[d]or[e]s, por no romper la prática de la dicha paz. (Párrafo 127) Y si plaze a V.M q[ue] sigamos en esta comunicación, consideramos según el buen placer de V.M. y mejor parescer della, que será como imposible de obtener la restituçión entera del duque de Saboya, sino 423 al tiempo (4/16) que se delibrasse el ducado de Milán, y que hasta entonçes, el dicho rey de Françia tenga las fuerças tanto de acá como de allá los montes. Y en tal caso será sienp[re] en temor y daño q[ue] con ellas, no emprenda con el dicho estado de Milán y turbe las cosas de Italia. Y asimismo contra Forreta (¿?) y el condado de Borgoña, y assi será difícil cosa de conuenir de juezes fiados, para conoscer y desçernir de los derechos que pretende del dicho s[eñ]or Rey. Y aunque sean tales que el duque se pueda contentar. Y como quiera que sea, él será a buen derecho agrauiado de meter en justiçia aquello que gozaua paziblemente antes de la ocupaçión violenta. Como quier q[ue] aya siempre offresçido en lo passado de estar a justiçia, y assi toca a la reputaçión de V.M. en muchas consideraçiones, que sea remitido y restituydo en su estado llanamente como estaua. (Párrafo 128) Asímismo es menester considerar q[ue] muy difícil y desuportable [insoportable] despesa [pesada,dura] sería en este tiempo, y atendidos los cargos pasados de V.M. y que se ofresçe al presente de las cosas de la chri[sti]andad como ellas se hallan, de rebocar el estado del dicho duque, por fuerça y por bentura, sería de menos inconueniente q[ue] entrasse en la resta de su stado, sacando las dichas fortalezas y sus subjectos y que huuiesse buena reconpensa hasta la entera delibrança, aunque en este medio costase a V.M. alguna cosa que dexar sus negoçios en estos términos y sin sperança de remedio, con lo que sienpre de más tomará pie, y se establirá [establecerá] el dicho rey de Françia en lo que tiene, y ganará la voluntad de los subjetos y de él y de ellos cresçerá la afectión de quedar assí verdad es que en este caso, sería menester q[ue] el dicho duque entendiesse esto ser por su bien. Y se (5/16) contentasse. Y si lo hiziesse a la persuasión de la parte de Françia, como paresçe que se quieren hazer fuerte, tanto más sería V.M. scusado, y más si el rey de Portugal lo hallaua bueno, tanto mejor. (Párrafo 129) También hauemos perçeuido que el dicho s[eñ]or rey chri[sti]aníssimo no olbidará jamás el dicho condado de Aste y siempre será occasión de indignaçión con el dicho duque y los suyos, tanto de la parte de dicha Françia, que de la del duque de Orliens. Si viene al dicho stado de Milán y pensamos que, por uentura, dando el dicho condado de Aste con el dicho estado de Milán, q[ue] sería gran remedio para mejor encaminar el negoçio del dicho duque, tanto de lo que le detiene el dicho rey de Françia, que de lo que le tienen occupado los de Verney [Berna] y Friburg. Y por cassar y estender todas pretensiones y querellas contra el dicho duque de Sauoya, y aun ganar el dicho rey de Françia si le queda virtud y buen coraçon alguno, para declararse más auiertamente y emplearse más adelante en las cosas públicas. (Párrafo 130) 424 Entendido lo qual, estamos tanto más perplexos de nos determinar a escreuir a V.M. al delante de lo de arriba y lo contenido en n[uest]ra otra letra, dubdando de una parte de mouer V.M. o quitalla de sperança de la dicha paz, tan nesçessaria y requerida, como quier que fuesse, para lo general y particular. Y de otra parte teniendo respetto de no nos enbolupar813 [enredar] más adelante en esta plática, sin perçebir medio de mejor conclusión que el dicho rey de Françia y sus dichos ministros muestra[n] tener, y a dezir la verdad continuamente más difíçiles, señaladamente después que señalamos determinadamente el término de la delibrançe de Milán, y assi luengo, speçialmente, q[ue] a n[uest]ro paresçer, (6/16) no serán como arriba, induzibles a restituyr las fuerças que dizen querer retener, pertenesçientes al duque de Saboya, hasta la dicha restitución. Y lo mismo dubdamos nosotros, como quier que sea, en lo de Hedín. Lo q[ue] nosotros hallamos por muy desonesta y fuera de razón, y assi no podemos pensar q[ue] antes de la dicha delibrança de Milán, hagan en lo del conçilio, del turco, ni en todo lo demás, buena obra. Alguna a lo menos sinçera y redondamente. (Párrafo 131) Y más desto, dubdamos por los propuestos tenidos y lo q[ue] persisten de la delibrança de Aste, que sin los conplazer y satisfazer, quedarán en sus coraçones assi mal contentos de V.M. y contra el dicho duque de Sauoya y los suyos q[ue] antes. Y no çessará jamás de tener el ojo y spiar el tiempo y coyuntura para lo recobrar. (Párrafo 132) Más adelante, aunque se conplazgan de dicho Milán, no estamos fuera de dubda, que por ventura no q[ui]eren reconfirmar la rrenunciaçión del derecho de Nápoles, soberanidad y superioridad juridicional de Flandes y Arthoes, y otras cosas renunçiadas por los tractados de Cambray y Madrid. Y pensamos que es la sola causa por la qual no quieren q[ue] se hable dichos trattados, con color quel dicho rey de Françia los tiene tanto aborreçidos q[ue] no los puede oyr nombrar. (Párrafo 133) Y como quier que sea. supp[lica]mos muy humill[demen]te a V.M., q[ue] sin se atener ni tener pie a lo de arriba, más delante de lo que podrá compreender V.M. por n[uest]ras otras cartas, y el efetto dellas, por tanto que en lo demás en lo que fantasseamos y imaginamos, a lo peor podríamos herrar y engañarnos. Y por vetura se muestran assi absolutos pensándonos endulçeçer (7/16) y, Dios lo quiera, plaze a V.M. 813 Envolupar tiene hoy en catalán el significado de envolver. En francés, envelopper tiene la misma traducción. Es lógico pensar que en el castellano del siglo XVI, esta palabra conservase el mismo sentido. En el presente texto podríamos entenderlo como enredar. 425 mandarnos lo que hauremos de hazer, atendichas las dichas respuestas dadas a nosotros por scripto. (Párrafo 134) Y señalada[mente], por venir a lo más sustancial, donde depende el esclaresçimiento con ellos de otros puntos, señaladamente de la fee y del turco, si deuremos persistir como hauemos hecho precisamente hasta agora, quel dicho duque de Saboya sea restituido prealablemente814 [previamente], y antes que pasara otra cosa, sin excetar ay retener nada y assimismo quanto a lo que tiene los suyços, atendida la muy grande y irrefragable razón que tiene y que importa a la reputaçion de V.M., o si veniendo en fin hasta el extremo de romper sobre este punto, condescenderemos a praticar quel dicho rey de Françia retenga menos plaças y specialmente de las que son de allá de los montes, assentando quándo, cómo, dentro qué tienpo y por quién, se deuran ver y declarar los títulos y derechos pretendidos por el dicho rey de Françia contra el dicho duque de Saboya y qué rreconpensa se le querrar dar en este medio, por aduertir el dicho duque y saber su voluntad. Y si nos inclinaremos a que lo q[ue] ellos mismos pratican con el dicho duque, por scusa y descargo de V.M., según el propósito q[ue] han tenido, porq[ue] hasta agora, ninguno es venido de la parte del dicho duq[ue] y dubdamos que por tierra se lo impiden. (Párrafo 135) Y çierto nosotros no nos auaçaríamos de entrar, como quier que fuesse, en esta particularidad, si no fuesse que dubdamos que en afirmándonos preçisamente a la (aquí figura una abreviatura que no compendemos) [inmedita] restituçión desde agora, que esto será desesperar de toda esta negoçiaçión y por ventura ronperla enteramente, pensando con esto, que assimismo no ay medio de (8/16) poder por fuerça restituir el dicho duque, ni por agora ni por ventura dentro muy luengo tiempo, q[ue] el que se pudiesse conuenir por la delibrança de dicho Milán. Y en este medio quedará en grande congoxa y mal contentamiento el dicho duque y medio desesperado de su restitución. Y assimismo se oluidarán sus tierras y subjetos como arriba esta dicho. (Párrafo 136) En tal caso, de entrar en esta prática, será menester saber cómo y la manera con la quál serán guardadas las dichas plaças y, a más desto, restituidas al dicho duque de Saboya, y sus dichos subjetos remitidos en sus dichos bienes, en que no hauemos nada tocado por no dar sperança a los dichos fançeses que fuessemos persuasibles desta superçesión y dilaçión en manera alguna. (Párrafo 137) 814 En francés prealable significa previo. 426 Por lo semejante, lo que se podrá attender y saber de la restituçión de lo que tienen los de Borne [Berna] y Frigurg, como quier que pensamos que a grand pena vendrá al cabo antes del tiempo de la delibrança de Milán, y assí es menester considerar que si se quisiessen dar priessa los dichos françeses, mas que se podrá alcançar por buenas admioçiones [admoniciones], harán su prouecho de los dichos de Berne y Friburg por los indignar y enemistar contra V.M. y el dicho duque. (Párrafo 138) Y por quanto ansí el d[icho] rey de Françia persiste, como dicho es, a recobrar el dicho condado de Aste, V.M. nos mandará por lo semejante su buen plazer, y si deuemos persistir precisamente a las respuestas y escusas muy perentorias como ya hauemos hecho , o por las consideraciones tocadoras al encuentro, aquí arriba y mejor endereçar (9/16) el negoçio del dicho duque, lo podremos por incidente o condicionalmente mesclar en esta prática, no pero pa[ra] la concluir, sino plaze a V.M., sino solamente por al extremo saber todo lo que se podrá alcançar de la intenciçión de dichos françeses y despés consultar sobre ello. (Párrafo 139) Lo qual, como quier que sea de la costinaçión [obstinación] más q[ue] extrema que los dichos francesses demuestran sobre el punto de Milán, de no querer hazer nada, sin lo hauer, no sabríamos nosotros ymaginar, como quier que fuesse, a pensar que V.M. lo deuiesse delibrar con algunas promesas ni aseguranças, sin ver prealablemente [previamente] el cunplim[ien]to de algunas cosas notablemente importantes, confiança de cumplir lo demás y entretenimiento de la paz, o que de lo que se haría el bien, fuesse común a la chri[sti]andad. Que se deua tener la dicha delibrança por bien empleada, como sería a n[uest]ro simple juizio, si primamente [primeramente] el conçierto se çelebrase, y acabasse señaladamente quanto al punto sustançial de la fee, pues que se podrá presto hazer como lo hauiemos mostrado a dichos françesses, según se contiene en la dicha otra n[uest]ra letra, porque ultra [además] que esto sería un bien inextimable por toda la dicha chri[sti]andad, así sería muy conueniente y provecho para meter y reduzir enteramente toda la Alemania, en justicia, policía y obediençia de V.M. y del rey de romanos, talmente que condicionándo la dicha delibrança de Milán sobre el efetto susodicho, por ventura no hauría incoueniente, porque este punto no se podría efectuar sin que el dicho rey de Françia se declarasse contra los desviados y dexasse las práticas y inteligençias. (Párrafo 140) Y quanto a la defensión y offensión contra el turco, hauemos (10/16) perçebido claramente, que ya que tenga[n] voluntad o no de se coligar, que están mal aperajados para formar presto gran ayuda y que 427 tocaran de la dilatar. Agora sea por ganar tiempo o por falta de poder, más como quier que sea, es nescessario que V.M. nos especifique y determine aquello a que deuremos persistir, tanto en lo de la dicha offensión, q[ue] en lo de la dicha defensión, teniendo respetto que la dicha defensión yrá su camino con el tienpo que será para siempre y la dicha offesión requiere ser pronpta y será menester buscar las seguridades en lo uno y lo otro, las mejores que se pudieren hazer, en lo qual, assimismo, sería bien que nosotros tuuiessemos alguna claridad de aquello a que deuemos pretender y persistir. (Párrafo 141) Teniendo respetto V.M. que si por ventura la Señoría de Veneçia se conçertara con el dicho turco, la dicha defensión tomaría otra consideraçión y forma, y assí se haría la dicha offensión y que podría ser que el papa, viendo este apuntamiento, como se demuestra extremadamente auaro, no sería assí caliente pronto, y affiçionado como ha mostrado hasta el pr[esen]te, juntando q[ue] se scusa ya de no poder ayudar con mucho, y se mesclaría la dicha Señoría de Veneçia por empacharla o diferirla, y assí sería la condición de la delibrança del dicho stado sobre esto, inçierta y luenga, y la seguridad del cunplimiento del ayuda de la parte de Françia, más difiçil, añadiendo que por la dicha ofe[n]sió[n], se deuría ya estar en los aparejos, al delante de los quales, ay poca o ninguna sperança del dicho rey de Françia (11/16) antes de la dicha restituçión, a n[uest]ro juizio, y ahun haura menos después, sino en tanto que las seguridades serán ciertas por mercaderes respondientes o de otra manera. (Párrafo 142) Assimismo nos paresçe conprehender de la fantasía de dichos franceses, que no se aseguran del casamiento del dicho duque de Orliens y la hija del rey hasta la consumaçión y por esto sería gran bien, que la dicha consumaçión y delibrança de dicho stado se hiziesse juntamente, y aun assí hera imposible de los induzir, como dicho es, a hazer bien ni vertud alguna, sino se les abreuia la dicha delibrança, aunq[ue] retenga hasta entonçes lo de Saboya y assimismo Hedín. (Párrafo 143) Pero conosçemos nosotros bien que la restitución de dicho Hedín se deue, como dicho es arriba, hazer sin otro respeto alguno y ques menester persistir hasta el cabo, segund q[ue] hauemos hecho, por ser cosa grandemente importrante a las tierras de la Baxa Alemania y fronteras de Flandes y Artoes. Mas, si a la fin no podemos hazerlo, V.M. nos mandará su buen plazer. Attendido que assimismo no será muy difícil de lo poder recobrar por fuerça, assí presto, specialmente según el estado y nescessidad en que se hallan los dichos payses y tierras. (Párrafo 144) 428 Quanto a la confirmació[n] de los tractados, esto sería en efetto todo uno, o que se confirmasen, o se declarasse de punto a punto por el dicho tractado, todo lo contenido. Mas nosotros dubdamos, como arriba ha sido tocado, q[ue] esta sea color por dexar alguna cosa de importançia de fuere con cautella y subtilidad. Todauía sy (12/16) paresce a V.M., nosotros offresceremos de repassar y esclaresçer, de punto en punto y de artículo en artículo, todo lo contenido dellos, haziendo lo qual, o se approuaran o capitularan en la misma sustancia de nuevo, de suerte que esto será lo mismo que de los ratificar, o veremos donde el albarda se asentará a la mula, y haziendo esta reuista de los dichos tractados, se conprenderá tanto más la intençión que los dichos franceses tienen, tanto en esto de dexar las práticas, que otras cosas conprendidas en los dichos tractados. (Párrafo 145) Quanto a lo de Navarra, nosotros conoscemos ques cosa que deuría ser separada de todo desta negoçiaçión y remitida de la parte de Françia por simple ruego de V.M., como los dichos franceses nos hauía[n] hablado. Mas su dicho scripto es más precioso y pensamos, como quier que ssea, que los dichos car[denal] y gran maestre no tienen tanto coraçon, q[ue] muestra por su dicho scripto. Bien que los dichos señor y dama de Labrech, sin meter algún respetto, trauesaran esta plática y por esto se rabien que V.M. mire si deuríamos enteramente rehusar de la mezclar en este dicho tractado, ni traer condiçión alguna en ella. (Párrafo 146) O si deuríamos rehusar absolutamente de dar pensión, considerando que esto sería dar a entender, desde agora, tácitamente q[ue] hauría occasión de derecho por los dichos señores y dama de Lebrech, specialmente (13/16) condesçendiendo con esto de remitir la cosa con conoscimiento de causa y venir a escoger gente para ver los derechos de una parte y de la otra. Y sería otra cosa, si la dicha pensión, quando se pudiesse conuenir, sería por todos derechos y a tiempo limitado, o a vida, o de otra manera. (Párrafo 147) Lo qual nos haze, en fin, pensar si sería mejor rehusar de todo la dicha pensión y que se deuiesse consentir que la dicha diferencia fuesse vista amigablemente sin dar condición a lo que se tratara, porque de rehusarlo del todo el dicho conoscimi[ento] amigable y q[ue] los derechos de la una parte y de la otra fuessen vistos, podría paresçer que está fuesse cossa fuera de la honestidad, razón y equidad, y a la verdad este es un punto tan delicado e importante, que supplicamos a V.M. lo quiera bien pensar y consultar con aquellos q[ue] mejor lo entienden y según la exsigençia de él. (Párrafo 148) 429 Esto de arriba, es todo lo que hauemos podido imaginar en este cargo tan pensante e importante, y si nos auançamos más adelante q[ue] deuríamos, supplicamos a V.M. nos lo perdone y crea que la sola affectión al servi[cio] de aquella, nos haze passar assí adelante. (Párrafo 149) Y, como quiera que sea, de los estraños términos que se tienen de la parte de dicha Françia, assimismo supplicamos a V.M., q[ue] esto que screuimos assi por la otra n[ues]tra letra, que por ésta, sea tenido secreto hasta que se bea más adelante si esta dicha partida podrá venir a algún buen efetto, porque de otra manera, los dichos françeses (14/16) podrían tomar occasión de romper y de lastimarnos q[ue], contra lo que hauemos juntos conuenido y prometido respectiuamente, dibulgássemos contra la honestidad de las cosas que passan en las comunicaciones. (Párrafo 150) Más adelante, hauiendo respetto que los dichos françesses no han hecho mençión por su dicho scripto de la tregua general, perçeuimos que no la quieren, a lo menos por mar, y specialmente por luengo tienpo por la publicación, y aquel dicho rey de Françia viene assi cerca de la fro[nter]a como a quatro legoas de Narbona, juntando q[ue] don Françés de Beamonte nos ha haduertido que sus espías le afirman que ven a algunas compañías de hombres d[e] armas al este de Lengadoca [Langedoc], y que tenía quatromill alemanes no muy lexos de allí, hauemos aduertido de despachar algunos personajes discretas, por la occasión de yr a León en Flandes y Borgoña y trabajar desaurresto(¿?) y todas otras nuevas. (Párrafo 151) Assimismo screuimos al marqués del Gasto según esto, como V.M. podrá entender del dicho Idiáquez, y lo msmo hazemos a los otros ministros de V.M. en Italia y, señaladamente, al príncipe Doria, como lo hizimos antes de n[uest]ra partida de Barçelona. (Párrafo 152) V.M. considerará si, tanto por dar calor a esta prática, y a fin q[ue] más a menudo y presto pudiéssemos consultar, sería bien que V.M. veniesse hasta Girona, pues que assí el dicho rey de Françia se açerca tanto por dar calor815 q[ue], como paresçe de prima façe, sería el bien desta negoçiaçión y testimonio, con lo demás que de la parte de V.M. nada falta. Y assimismo es menest[e]r mirar en q[ué] maña, ni con q[ué] compañía, podrá venir porq[ue] a lo que somos informados, el dicho rey de Françia está arto, mal en orden y acompañado, y assi están a la verdad los dichos car[denal] y gran m[aestr]e, los quales muchas 815 Esta tachado en el texto, pero es perfectamente legible. Hemos creído conveniente incorporarlo en la transcripción porque se trata de la única tachadura que tiene y posiblemente se trate de un error intencionado que pretendía dar a entender a Carlos V, que la aproximación de Francisco I al lugar de las conversaciones, mucho más de lo que lo estaba haciendo el emperador, estaba representando una ventaja a la legación francesa para la marcha de las negociaciones. 430 vezes por incidente, le scusan y lo mismo hazen los q[ue] están con ellos, y ninguna cosa más nos haze reusar esto q[ue] de ver aun assi poca aparençia de bien hasta aquí. (15/16) (Párrafo 153) Son ydos dos gentiles hombres fançeses a Bardel[o]na, y assimismo dos mercaderes con occasión de conprar algunas cosas, en nombre del dicho car[denal] y gran m[aestr]e, para enviar a las damas, lo que no hauemos podido escusar ni rehusar attendido el saluocondutto general que los dichos car[denal] y grand m[aestr]e han otorgado a todos, passando y repassa[n]do por Françia que como cosa que nos importaua más q[ue] a ellos, les hauemos por lo semejante consentido por esta parte. Mas, será bien que V.M. mande mirar cómo harán. (Párrafo 154) Nosotros supposamos [suponemos] que V.M. hablará a los embax[ado]res de Venecia, continuando los propósitos que tuuimos con ellos en Barçelona juntamente con el car[denal] de Sigüença, y nos paresce que au[n] será bien que V.M. les muestre toda voluntad y afectión de asistir la Señoria y entender a la ofensión y defensión contra el turco, segund las provisiones q[ue] sobresto haya hecho V.M., a fin q[ue] no puedan tomar color sobresto, de se conçetar con el turco, como los d[ichos] françeses lo tienen por çierto, y no es muy fuera de lo q[ue] scriue don Lope de Soria. (Párrafo 155) Assimismo, será bien que V.M. muestre toda buena voluntad, y más que nunca, al nunçio del papa y al embaxador de Inglaterra, por rrechaçar toda esperança que los frnçeses podrían pretender dellos. Esto es todo lo que por agora nos occurre y por la fin rogamos al creador que dé a V.M. muy buena y luenga vida. De Salsas el penúltimo816 de dez[embr]e 1537. (16/16) (Párrafo 156) ANEXO III (3º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Sumario de los punctos principales q[ue] se pretende[n] por el Emp[erad]or817 816 El hecho de que en la fecha final de esta carta se indique penúltimo de dez[embr]e, pese a que en el encabezado de la misma aparece indicado segunda carta del último de diciembre nos confirma que, aunque las tres ( ANEXO I, II Y IV) se enviaron todas juntas, no se escribieron en la misma fecha. 817 Este documento apareció en la documentación entre la segunda y tercera cartas del día 31-12-1537. Se trata de una relación de los puntos importantes que los negociadores deben tratar y, muy probablemente, no se corresponda cronológicamente con el lugar en el 431 Sumario de los punctos principales q[ue] se pretende[n] por el Emp[erad]or y en q[ue] se declara su intención, remitiendo a la virtud, prudencia y honestidad de los s[eño]res embajadores de acordarse y considerar cómo y co[n] qué zelo y modestia se proponen y aclara[n] (Párrafo 157) Que el Rey quiera entender synçeramente co[n] n[uest]ro muy Santo Padre el papa y con el emperador en la celebración del Concilio general y reductió[n] de la christiandad en unió[n] y sinceridad de fee. En lo qual su s[antida]d muestra muy buena voluntad y haze el officio como conviene a su dignidad. (Párrafo 158) Que el dicho Sr. Rey se junte co[n] su S[antida]d y co[n] el emperador y la S[eño]rya de Ven[enecia] para la defensión y offensió[n] contra el turco, comú[n] enemigo de la christiandad siguiendo la dicha liga como será acordado, attenta la importante y urgente neçessidad y considerando lo q[ue] les ha sido ya declarado. (Párrafo 159) Que el dicho Sr. Rey restituya al duq[ue] de Saboya todo lo q[ue] ha p[er]dido y le ha sido ocupado después de la guerra y por occasión della ta[n] fauorablemente como el caso lo requiere y se espera de la bondad, magnanimidad y liberalidad del dicho Sr. Rey. (Párrafo 160) Que los tractados de Madrid y Cambray se confirme[n] y ratifiquen saluo en lo q[ue] será innovado o derogado specíficamente por el tratado q[ue] se hará. (Párrafo 161) Que siguiendo aquellos tractados y en la más ampl[i]a forma q[ue] hazer se podrá, el dicho Sr. Rey se desista clara y enteramente de todas palabras perjudiciales y contrarias al emp[erad]or y al Rey de Romanos como cosa conueniente a esta amistad. (Párrafo 162) Que Hedín, ocupado después q[ue] se començó la última guerra se restituya al emperador enteramente y de buena fee. (Párrafo 163) Y quanto a las otras particularidades y cosas dependientes de los dichos tratados de Cambray y Madrid y inobservancia dellos, vinyendo a tractar llanamente en lo q[ue] arriba está dicho según q[ue] se que se encontró. Esta relación debieron llevarla Cobos y Granvela desde el primer día para que les sirviera de guión y quedó entre las cartas del informe. Que fueran los propios negociadores o los investigadores o archiveros que posteriormente hayan revisado esta documentación en Simancas los que alteraran el orden cronológico, no ha sido motivo para que nosotros modifiquemos el lugar relativo que ocupa en el archivo, numerando los párrafos de forma consecutiva entre los documentos que se encontró. 432 spera enteramente de la buena voluntad del dicho Sr. Rey y del buen officio de los dichos Sres. embaxadores se tiene por cierto q[ue] el rey lo jure, será bien pa[ra] acabar la paz y estable sumisión della. (Párrafo 164) Y q[ue] mediante lo que arriba está dicho y haziéndose el casamiento en q[ue] se ha hablado dentre el Sr. Dorliens y la hija del Sere[nísimo] rey de Romanos, el emperador será contento de disponer del estado de Milán para los dichos casados y par[a] los descendientes dellos en leal matrimonio según la natura y qualidad del feudo. Y entregarlo al tiempo de la consumación con otro conveniente dentro del qual su mag[estad] imperial se deva con zarón assegurar del cumplimiento y effecto del tractado q[ue] se hará. (Párrafo 165) Que el dicho tactado de matrimonio se capitule y assegure desde agora de tal manera q[ue] no aya falta en el cumplimiento de la una parte ny de la otra, por lo qual conuiene a la honestidad demás de la investidura del dicho estado de Milán. (Párrafo 166). Y por assegurar y certificar al dicho Sr. Rey q[ue] no haura falta en la entrega del dicho estado en el término q[ue] será señalado, Su M[agestad] pone delante y offresce de dar las seguridades siguientes. (Párrafo 167) Que su Mag[estad] lo prometerá co[n] su fee y sobre su honor. (Párrafo 168) Dará las obligaçiones y sellos de sus reynos y tierras. (Párrafo 169) Que se obligará el dicho Sr.Rey de Romanos y lo mismo hará[n] otros Reyes y Príncipes de la Christiandad sy fuere neceser, tales y en tal número q[ue] terná buena causa de estar satisfecho. (Párrafo 170) Lo mismo hará su Santidad] y la S[eño]ría de Venecia. (Párrafo 171) Por este effecto renunciará el emp[erador] en caso de q[ue] haya falta a la liga hecha por su mag[estad] co[n] la dicha S[eño]ría de Venecia por la defensión del dicho estado. (Párrafo 172) 433 Que pendiente esto, el q[ue] terna el gouierno preste el juramento de lo entregar, y assy todo los alcaydes a los quales el emp[erad]or desde agora pa[ra] entonces en el dicho caso descargará de sus juramentos. (Párrafo 173) Y sy esto no basta para contestar al dicho Rey, el emperador tomará mercaderes en Italia respondientes hasta tal suma qual será conçertada. (Párrafo 174) Demás desto, sy por parte del dicho Rey se propone[n] otras seguridades convenyentes y razonables se entenderá en ellas de parte de su magestad imperial. (Párrafo 175) Sería assimismo bie[n] tomar resolución[n] y passar la tegua gen[er]al en q[ue] se ha hablado assy por mar como por tierra por consideració[n] y fauor de la plática y también de las vistas de sus dos Mag[esta]des. Y lo más presto será lo mejor por los respectos ya dichos y tocados. (Párrafo 176) ANEXO III (4º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Terçera c[art]a de último de diz[em]bre 1537 [31-12-1537] Sire. Estando ayer entendiendo en el despacho con q[ue] Idiáquez es ydo en postas a V.M., el señor de Velli nos vino a dezir, cerca de las X [diez] de la mañana, q[ue] hauía en el mismo instante resçibido letras del car[denal] de Lorrena y gran maestre de Françia, por las quales le encargaua q[ue] nos auisasse q[ue] hauía rescibido cartas del rey, su amo, después q[ue] el secre[tario] Bouchetet hauía llegado, para q[ue] mirassemos si nos juntaríamos el mismo día en las cabañas o oy. Al qual respondimos q[ue] estauamos occupados en despachar a Idiáquez y que todavía si auía alguna cosa de más de lo q[ue] nos hauía[n] dicho últimamente, que importasse auisar a V.M. della, yríamos de muy buena gana, aunque la ora ya hera tarde y por q[ue] él nos declaró q[ue], en quanto hauía entendido, no hauía cosa ninguna de más, y podíamos despachar sin más sperar. Remitimos de allarnos en las cabañas hasta oy, assí por no detener el despacho que lleuó Idíaq[ue]z 434 y su yda, como teniendo respeto a lo q[ue] el señor de Velí nos hauía dicho tan secamente, por q[ue] no penssassen q[ue] nos q[ue]ríamos inclinar a más de lo q[ue] les hauíamos dicho en las otras comunicaçiones y assí remitimos el juntami[ento] deste día q[ue] nos hauemos hallado juntos quasi al mediodía. (Párrafo 177) Diximosles, en llegando, la escussa conforme a lo de arriba y q[ue] hauíamos scripto a V.M. y encargado a Idíaq[ue]z q[ue] os dixesse todo lo que en efecto hauíamos passado juntamente en las preçedentes comunicaçiones, sin dexar nada de todas las buenas palabras q[ue] nos hauía dicho a su llegada, de la intençión y affectión de su amo a la paz y amistad de V.M. y el desseo que ellos dos tenían della y de hazer todo el buen offiçio q[ue] podría[n]. Mas, q[ue] en fin, nos hauía conuenido parar y remitir a la respuesta q[ue] nos hauía embiado por scripto, de la qual nos paresçia (1/7) q[ue] V.M. se deuía mucho marauillar, por ser la dicha resp[uest]a mal correspondiente a las palabras q[ue] nos hauía hablado. Y mucho más sobrada y corta q[ue] sañalauan, ni se deuía compreender y sperar de sus palabras y razonamientos y q[ue], tanto más estauamos marauillados, q[ue] ellos ouiessen expressamente persistido en ello, no obstante las declaraçiones q[ue] hauía[mos] hecho al dicho señor de Velli, quando la primera vez él nos mostró el dicho scripto, y q[ue] ellos deuieran mas pesar el n[uest]ro y responder a él de un punto a otro. Y q[ue], a lo menos nos paresçía que ellos deuían declarar más lo contenido en el dicho scripto. (Párrafo 178) A esto nos respondieron, q[ue] la intención del rey, su amo, era tal y su cargo qual nos lo hauían declarado en las precedentes comunicaçiones, mas que, en fin, ellos no podían pasar más adelante q[ue] su amo q[ue]ría, el qual después de hauer oydo al secr[tario] Bouchetet, les embió a dezir, ausolutamente, q[ue] él hauía siempre entendido q[ue] se deuiesse hazer prestamente el casamiento del s[eño]r de Orliens y de la hija del rey de romanos y, assimismo, entregar a Milán. Y en esto persistía, lo qual haziéndose, él se mostraría en todas las cosas allegado a razón y si no, él entendía que se estuiessen como se estaua y q[ue] ellos se boluiessen a él. Y q[ue] hauían dexado de embiarle n[uest]ro scripto sauiendo q[ue] él se hubiera extremadamente enojado por ser tan condiçional y de tan largo tienpo, q[ue] ellos no podían pensar fundamento ninguno de buena amistad de V.M., queriendo perseuerar en esto. Y q[ue] su amo no hera para trattar ansí, ni menos ellos se lo q[ue]rían aconsejar. Y q[ue] si ellos huuieran entendido desde el prinçipio, lo contenido en el dicho scripto y q[ue] se les huuiera propuesto la dicha entega de Milán con tantas condiçiones y a tan largo t[iem]po, ellos no huuieran perdido tanto tienpo como hauían perdido. Y q[ue] si 435 S.M. quería conplazer al rey, su amo, de Milán, ellos harían de manera q[ue] V.M. ternía muy (2/7) gran causa desta paz bien contento y de otra manera no nos podían dezir más de lo q[ue] arriba está dicho. (Párrafo 179) A eso les replicamos, q[ue] V.M. se hauía confiado en lo q[ue] tantas vezes nos hauía dicho y repetido de la buena voluntad del rey , su amo, y en lo q[ue] él hauía tan disfusamente dicho al consejero Cornelio Scepero, y después lo hauía recorfirmado y çertificado el dicho señor de Vely, lo qual hauía sido causa de hazer inclinar a V.M. a esta plática y a embiarnos, y con esta confiança de hallar las obras conformes eramos venidos de muy buena gana y hecho hasta agora el offiçio q[ue] ellos sauía[n] y no podía, en efecto, mejor constar q[ue], por el dicho n[uest]ro scripto, conforme al qual hauíamos auierta, llana y distintamente, y aún con la misma horden de un punto a otro, hablado y declarado la intençión de V.M., y lo que pretendía y q[ue]ría hazer y no más ni menos que contenýa n[uest]ro scripto todo fundado en tan grande honestidad que no podía ser más, y pensauamos q[ue] si el dicho su amo le huuiesse visto q[ue] lo huuiera tomado anssí como tanbién lo deuieran ellos. Y q[ue] [n]osotros no sabíamos disminuyr, quitar, ni mudar nada, sin hauer respuesta de V.M. sobre lo que ayer le escreuimos,, como hauíamos q[ue]dado de concierto con ellos. Y q[ue] el sperar, o dexar la plática, quedaua a su arbitrio de hazer como ellos q[ui]siessen y aun les queríamos dezir, que pensauamos realmente que V.M. no se resoluería en hazer la entrega de Milán, sino después de hauer hecho ellos cosas por donde os pudiéssedes asegurar de la paz, obseruançia della y cumplimiento de las cosas tractadas. Y terniades mucha occasión, viendo su dicha respuesta tan seca y general y toda diuersa de lo q[ue], como esta dicho, nos hauía[n] hablado de palabra. (3/7) (Párrafo 180) A lo qual ellos nos dixeron, q[ue] nosotros les hauíamos cerrado la boca y dado occasión de responder anssí por scripto, persistiendo en hazer la dicha entrega en tan luengo t[iem]po, y nosotros les respondimos, q[ue] lo mismo hauíamos dicho desde el primer día, y como ellos contendían de no lo hauer ansí entendido, antes solamente q[ue] la condiçión fuesse en el tienpo del casamiento y q[ue] se hiziesse prestamente, nosotros les tornamos a repetir lo q[ue] ellos se acordauan bien, q[ue] les hauíamos dicho expressamente que la hija no hera de hedad y q[ue] no conuenía q[ue] se engañassen en pensar de hauer a Milán dentro de seys meses como ellos persistían, ni aún dentro de un año, y hasta que V.M. vería el día 436 claro de lo q[ue] desseaua des[de] que os hiziessen, señaladam[en]te por el bien público de la chri[sti]andad. (Párrafo 181) Ellos dexaron este punto como cosa q[ue] no sauía[n] contradezir y dixeron q[ue] ellos haría[n] en lo de la fee lo que deuría[n], mas q[ue] ellos no querían perder sus amigos con falsas enseñas y no haría[n] nada en lo demás, hasta q[ue] se hiziesse de la parte de V.M. (Párrafo 182) Nosotros hauemos respondido a esto, que pensauamos que todos los que ellos pretendían ser sus amigos, y no osamos limitar (¿?) en a chri[sti]andad, lo son tanbién de V.M. y, por auentura, mejores. A lo menos estaua y estaría en mano de V.M. de hauerlos y hazerlos tales, pues que ni ellos os demandaua[n] nada, ni tanpoco vos a ellos en particular, y que si V.M. veýa que desta vez no se podía encaminar la reunión de la chr[ist]iandad y el bien pr[incipal] della, miraríades hauerlo justificado quan adelante pudiessedes y, conuine a v[uest]ro ofiçio de prínçipe muy cathólico, de hazer en lo demás, lo menos mal. Y desto nos extendimos porq[ue] a n[uest]ro parescer, estas palabras se endereçauan principalmente a lo q[ue] (4/7) ellos hauía[n] dicho del conçilio, q[ue] ellos dudavan de obligándose a él, perder los ingleses y suyços. (Párrafo 183) Ansí seguiendo esta plática, ellos dixeron que V.M. ternía bien que hazer en atrabesarse para con sus amigos, y q[ue] los suyços lo hauían bien mostrado quando heran venidos en seruiçio del rey, su amo, en Italia. A lo qual nosotros le[s] respondimos de passada y como cosa en q[ue] no queríamos parar, q[ue] ellos sabía[n] bien q[ue] tal deligençia hauían hecho sus superiores pa[ra] rebocarlos. Y como sonrriendo, añadimos que la tregua que se hizo en aquellas partes, les hauía venido bien a propósito por esto y por lo demás, de q[ue] ellos han mostrado scandalizarse como si ellos huuieran hecho gran cosa en fauor de V.M. en aceptar la tregua, mas nosotros se la hauemos rechaçado declarandoles la perpexidad en q[ue] se hallaua ya su exérçito y el inconueni[en]te sin remedio de él, y que su buelta y forma y manera, como de gente deshecha, lo hauía bien testificado, de manera q[ue] han sido contentos de dexar la plática. (Párrafo 184) Consenquntiuamente, por tornar a lo prinçipal, les haue[mo]s dicho q[ue] algunas vezes estimauan en poco a Milán y otras vezes, como les venía a su propósito, lo engra[n]desçian y pesaua más que todas las otras cosas. Y q[ue] pues ellos nos hauían dicho antes de agora q[ue] el rey, su amo, hauía quasi perdido su embidia, podría bien sperar la entrega de aquel hasta q[ue] huuiesse cunplido lo q[ue] pretendíamos, de 437 lo qual nos respondieron q[ue] ellos sauía[n] bien que por agora, Milán no hera de tan grande valor como antes de las guerras. Y que entonçes valía quinientos mill esudos al año comprehendiendo a Parma y Plasençia (5/7), mas q[ue] no obstante todo esto, el rey, su amo, le estimaua en mucho y haría aun más haziendose la dicha entrega libre y prestamente. (Párrafo 185) Viendo q[ue] parauamos en no responder otra cosa hasta que tuuiessemos nuevas de V.M., nos pidieron dentro de quanto la podríamos hauer. Y les respondimos que Idiáquez hera ydo por las postas y haría buena diligençia, mas que V.M. querrá bien y maduram[en]te pesar lo q[ue] le hauemos scripto y, tanto más, quanto es más diuerso y lexos de lo q[ue] hauíades pensado deste juntamiento, todavía que nosotros screvíamos de nuevo a V.M. lo que nos dezían de la determinaçión del rey, su amo, y supplicaríamos a V.M. q[ue] nos mandasse lo q[ue] hauríamos de hazer según esto, lo más presto que se pudiesse hazer. (Párrafo 186) En fin, ellos nos dixieron que estauan con grandíssimo desplazer por q[ue] este juntamiento no podrá produzir mejor fructo y q[ue] no hazíamos una amistad tan buena que ellos pudiessen ser muy humildes seruidores de V.M. como lo heran del rey, su amo. Y, assimismo, dixo el car[denal] q[ue] él hauía ya hecho cuenta y declarado expressamente al rey, que él entendía repartir el tienpo para estar la meytad del año con V.M. y la otra con él, mas q[ue] ellos no veýan que el rey, su amo, se pudiesse induzir a hazer lo que V.M. dessea sin hauer prestamente a Milán, y que por la pequeña hedad de la segunda hija del rey, v[uest]ro her[mano], q[ue] se tratasse de él primera[mente] y q[ue] no hauía promessa ni tractado que no fuese bien dexarlo por este grand bien. Lo qual nos escusamos por las mismas razones y consideraçiones q[ue], antes de agora, le hauíamos mostrado. Y, como riendo, les hauemos dicho q[ue] se hauía acostumbrado de usar de otro manera en v[uest]ra casa (6/7) q[ue] se hazía en otras partes, mostrando tomar lo demás q[ue] ellos nos dezían de su particular afeçtión, a la mejor parte y que V.M. lo aya entendido y sperado, y para tenerlos en la misma cuenta que el rey, su amo. (Párrafo 187) Y hauiendo passado estas pláticas, nos partimos amigablemente con resolución de sperar lo que V.M. nos querrá responder y mandar, lo qual nos encargamos de hazerlo sauer al dicho s[eñ]or de Veli, al qual enviaron aquí con nosotros y han sido las últimas palabras del dicho gran m[aestre], de jurar su fee y sobre su honrra, que él tenía por muy cierto quel rey, su amo, no haría nada sin hauer prestamente a Milán. (Párrafo 188) 438 Sire. Nosotros no hauemos podido estoruar q[ue] no bolviesse con nosotros el s[eñ]or de Vellí, por no dar occasión de sentimi[en]to y más desconfiança a los dichos car[denal] y gran maestre, pero tenemos sobre él la guarda y vigilancia que conuiene, y es mal a propósito quel consejero Cornelio no es venido ni tenemos nueuas de él, y huuiera podido bien hazer lo mismo con los dichos car[denal] y gran m[aestre]. (Párrafo 189) Sire. V.M. mandará considerar que la dilaçión en esta negociaçión, no puede aprouechar, y mandarnos scruir su voluntad lo más presto que conuenientemente se pudiere hazer, segund la grande importnçia del negoçio q[ue] a la verdad, importa de ser bien y maduramente pesado, en lo qual Dios, por su diuina bondad, quiera inspirar y mostrar lo que será para su santo seruiçio y bien de los negoçios de V.M. a la qual [Él guarde], desde Salsas húltimo de deze[embre] 1537 [31-12-1537]. (7/7) (Párrafo 190) ANEXO III (5º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Ca[rta] del día de año nuevo 1538 [01-01-1538] Sire. V.M. por las otras n[uest]ras que van con ésta, verá absolutamente el rey de Françia persiste en hauer luego [inmediatamente] a Milán, y q[ue] sin esto él no hará nada en general ni particular de lo q[ue] pretendéys, q[ue] nos haze tanto más pensar que se deuría fiar menos de él después. Y señaladamente considerando tantas buenas palabras como nos han dicho sus comissarios desde el prinçipio, las tornan a dezir, confiar y ampliar tan luenga y prodigiosamente que, por çierto, nosotros tenemos enpacho del que ellos deurían tener de después de hauer dicho y, tan expressamente, tanta imformidad de buenas palabras, venir súbitamente a parar en la dicha entrega, tan preçisa y aún secamente como si se les hiziesse el mayor agrauio del mundo. Y como si ouiesse del todo oluidado, y aún jamás pensado en tantos preánbulos, y fuessen gente nueua, y quando se les trae a la memoria lo que ellos han particularizado, lo disimulan, niegan o dizen no lo hauer así entendido. Y aun como hau[éi]s scripto V.M. sin que a n[uest]ro juizio, ellos se curen de lo pú[bli]co ni de otra cosa ninguna, sino de hauer lo q[ue] ellos demandan, bien q[ue] nos dizen q[ue] mediante esto, ellos hablarán, se declarará[n] y hará[n] en todo marauillas, sin particularizar nada de 439 buen fundamento ni sustançia. Y no estamos sin gran duda q[ue], aunque V.M. condesçendiesse, como quiera que fuesse, que ellos no querrían confirmar los tratados de Madrid y Cambray y, mayormente, quanto a las renunçiaçiones de Nápoles y superioridad de Flandes y Artores, según que sus palabras, entre ellos dos, denotan. Y aun las del dicho señor de Veli, lo qual nos pone en mayor perplexidad y des[es]peraçió[n] de poder, como quiera q[ue] sea, hazer bien ninguno dellos. (Párrafo 191) Y aunq[ue] nosotros nos ayamos adelantado al screuir a V.M., mas q[ue] no sabemos ni podemos sperar de la exigençia desta negociaçión, todavía viendo esta húltima declaraçión q[ue] nos han dicho los dichos embax[ado]res, de la ausoluta voluntad del rey, su amo, o de hauer a Milán, o de hazer nada y romper (1/5) esta plática sin más. Juntaremos aun a n[uest]ras preçedentes, so[bre] el buen plaçer y mejor parescer de V.M., lo q[ue] se sigue a fin que se pueda mejor determinar y mandarnos lo que será seruido. (Párrafo 192) Sy los dichos embax[ad]ores no quieren condesçender ni contentarse de cosa ninguna, en que V.M. quiera venir por abreuiar el tiempo y façilitar las condiçiones q[ue] hauemos puesto delante, para acordar y delibrar a Milán, y quedando obstinados en hauer prestamente la dicha entrega, si en este caso nos adelantaremos a pedirles qué es lo que ellos querrían hazer en este caso, quanto a los negoçios públicos y particulares y cosas contenidas en los tractados de Madrid y Cambray y dependientes dellos, no para conçertar, como q[ui]era que sea, que bien sabemos que V.M. no querrá hazerlo, ni nosotros aconsejárselo, ni ser ministros dello, mas a fin de hazerles declarar todo lo q[ue] ellos tienen en sus coraçones y descubrir tanto más su mali[g]nidad con todo el mundo, a lo qual no nos hauemos querido, en manera ning[un]a, adelantar, por no darles hasta el último esta sperança vana. (Párrafo 193) Demás desto, si V.M. entiende de entremeter al papa en esta negociaçió[n], será menester q[ue] nos declare dende quándo y cómo, hauiendo respetto a que este medio no sea para dar occasión de meter mayor fuego en Italia y que el rey de Françia, segund la malignidad de que él y sus ministros usan de cada día, procura de ençender al Rey de Inglaterra y a los alemanes, suyços y otros desuiados de la fee, para juntarse más extrechamente con él por respetto y temor del papa y por la inclinaçió[n] que tiene[n] contra su San[tidad]. (2/5) (Párrafo 194) 440 Hase de tener, assimismo, como por çierto, que siendo el papa tan amigo de sus primeras opiniones, no se puede, como lo hauemos conoscido por experiençia, derrocar, q[ue]dará persistiendo en el expediente que ha hacordado de hazer la dicha entrega de Milán, reseruando algunas pláticas. Y hasta agora no hauemos podido perçebir ningunas palabras de desconfiança que tenga el dicho rey de su San[tidad] y su natural inclinaçión es por él. Verdad es, q[ue] no está dicho q[ue] se haga todo lo que él querrá, mas podrá ser causa que se mostrara con esta occasión a la descubierta por parte de Françia. (Párrafo 195) Y [en] ca[so] que V.M. quiera que nosotros platiquemos estos medios, o otros quales quiera, o aun faltando todos los medios y sperança de paz, V.M. si le pluguiere, nos mande si deuremos entender en hazer una tregua general. Y por qué tiempo. Hauiendo respetto q[ue] entre tanto se hará poco o ningún bien en la chri[sti]andad. Y por auentura suçederá peor, lo que Dios no quiera, y conuerná esto sobre su guarda. Y entre tanto, no será restituido el duque de Saboya. Y de otra parte, considerando las grandes nescessidades que ay por todo, assi en España como en Flandes, Nápoles y Seçilia y resto de Ytalia, y también q[ue] entre tanto se podrá occupar contra el turco. Y que como quiera que sea esta tregua terná en temor a Alemania y otros potentados de Italia, mayormente fundandola enla sperança de paz y assí se publicará la causa, y nos fundaríamos por no dexar ni poner las cosas en peor, aunque las palabras de los dichos comissarios denotan q[ue] ellos no tienen voluntad a la dicha tregua. (Párrafo 196) Hablar de hazer otro tractado de paz sin la restitución del duque de Saboya y de Hedín, y sin la confirmaçión de los tractados y contentar al dicho rey de con (¿?) França, nos paresçe que no ay aparençia ninguna. Y sería, como nos dixeron los dichos comissarios desde el prinçipio, hazer una paz no solamente no buena del todo, ni de la mitad, ni indiferente, mas antes muy vergonçosa y pernyçiosa (3/5) (Párrafo 197) V.M. lo considerará todo con su grande prudençia y buen juizio y podrá consultarlo con el car[denal] de Sigüença y con quien más le parescerá, según la exigencia y importançia del negoçio y terná respetto a que quanto antes nos auisare de su voluntad, será lo mejor por no entretener esta plática y perder tienpo y engañarse sin esperança de buen efecto. Con occasión de lo qual, los françeses saben cada día más desta frontera que sería menester, y porq[ue] nos conuiene despachar a Italia y a otras partes, assí quieren ellos que passe de su gente por acá y buscan todos los medios que pueden. Y hauemos auisado a don Françés de Beamonte y tenemos ojo a ello lo más que podemos. (Párrafo 198) 441 Ansí supplicamos muy humill[de]m[en]te a V.M., que lo que nosotros scriuimos tan a la letra de las factiones de los françeses y palabras y términos que ellos usan, no se publique, a lo menos hasta q[ue] sea passada esta plática, por lo que importa a la onestidad y a lo que les hauemos prometido de no diuulgar más las comunicaçiones de entre nosotros. Y para q[ue] no piensen que lo scriuimos como poco deseosos de la paz. Y çierto sino fuesse neçessario que por n[uest]ro deuer, V.M. entendiesse el todo, y como passo dissimularíamos los incidentes de que nos paresce que V.M. se podría rebotar, o por mejor dezir, desconfiar de la dicha paz, la qual Dios encamine y a nosotros como la desseamos honesta, buena y segura. (Párrafo 199) Sire. Con esta os embiamos una minuta de letra para respond[er] a la reyna con la Mulatiere a las suyas que os truxeron el señor de Erbaes y él. V.M. tomará della lo que le paresçiere bien. Y nos paresçe que escreuirle en esta sustançia, no podría sino bien conuenir en los términos en q[ue] estamos, (4/5) para con la verdad dar aun un aguijón al dicho rey de Françia, para que sea más tractable, si alguna onestidad puede más. (Párrafo 200) El gran m[aestr]e de Françia, nos ha rogado quissiésemos oyr de hijo de Felipo Stroçi, el qual viene a V.M. por su padre, en lo qual nos escusamos. Mas él nos rogó con tan grande instançia, y considerando que no hera conueniente mostrar tan extremo rigor durante esta plática, fuimos contentos dello y e[s] venido en este lugar, haziendonos muy grav[es] escusas de su pasaje por Françia, por no hauer podido hallar [a]comodo por mar. Y en fin, nos ha dicho que si V.M. usaua de clemençia con su padre saluandole la vida, que él y los suyos serían para siempre seruidores de V.M. y darían buena seguridad. Y que él tenía letras del prínçipe Doria sobre esto para V.M., el qual le hauía prometido detener la mano, con los que le tienen en su poder de no tocar en su persona hasta que él huuiesse estado con V.M. y huuiesse mandado lo que fuesse su voluntad, atentto lo q[ua]l y lo que se ha últimamente scripto, que Alexandro Vitello q[ui]ere hauer LV scudos de rescate, nos ha paresçido q[ue] no hera sino bien dexarle passar adelante, dándole compañía, lo que hauemos hecho después de hauer hablado con Juan Bandín, que está aquí, y encargándole que él scriua al embaxa[d]or q[ue] está en Barçel[o]na y tanbién, si le paresçiere, a Cosme de Médicis. N[uestro] S[eñ]or, de Salsas [fe]cha de año nuevo 1538. [01-01-1538] (5/5) (Párrafo 201) 442 ANEXO III (6º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Ca[rta] de seis de enero [06-01-1538] Sire. Nosotros scriuimos V.M. el viernes passado818 como Idiáquez era llegado, y lo q[ue] nos paresçia de su partida de Barçelona, remitiendolo a su buen plazer y después de hauer considerado muy bien y luengamente todo lo q[ue] V.M. nos hauía mandado por el dicho Idiáquez, tuuimos gran pena en resoluer lo que hauíamos de responder y dezir a los comissarios del rey de Françia. Por tanto q[ue] ellos nos hauían dicho tan expressa y ausolutamente en la última comunicaçión, que su amo no quería tractar ni hazer nada sin que se diesse prestamente el ducado de Milán a mons[i]or de Orliens, su hijo, y que V.M. no nos aclaraua los puntos que le hauíamos consultado, dubdando q[ue], como los dichos comissarios nos hauían hablado tan resoluta y expressamente, según que mostraua[n] quel dicho su amo estaua ya enojado desta dilaçión, ellos no ronpiessen esta prática. Y tanbién, para segund la voluntad de V.M., poner delante v[uest]ra deliueración de venir a Perpiñán y que el dicho rey de Françia se acercasse a Narbona. Y en fin, nos resoluimos en fundar n[uest]ra respuesta y plática, como quiera que fuesse, sobre lo que ellos nos hauían dado por scripto tan secam[en]te y dicho tan ausolutamente, q[ue] no querían hazer nada sin hauer luego a Milán. Lo qual V.M., ni quería ni podía hazer, y le paresçia tan extraño y exorbitante q[ue] no sabíades en estos términos qué dezir, sino que vos y el dicho señor rey, os allegássedes como ar[r]iba está dicho. Por seguir lo que nos hauíades mandado sobre esto y encagado a la Mulatiere, y assí les hauemos hablado oy en la horden, sustançia y quasimismas palabras que se sigue. (Párrafo 202) Que por seguir lo q[ue] le hauíamos dicho desde el primer juntamiento, de querer hablar llana y abiertamente (1/18) como lo hauíamos sienpre, desde entonces, obseruado, nosotros no acompañaríamos la respuesta q[ue] hazía V.M. de muchas palabras, como no nos paresçia tanpoco ser nescessario. Presuponiendo que siendo ellos tan prudentes y teniendo tan grande experiençia de las cosas y negoçiaçiones pú[bli]cas, hauría[n] harto conprehendido que tal podrá ser, y apartándose de la afectión que tenía de auentajar lo más que pudiesse[n] las cosas de su amo, ellos podían claramente judgar que V.M. no 818 04-01-1538, si atendemos a la fecha de la última carta enviada. 443 condescendería a la dicha restituçión en q[ue] ellos se hauían parado tan preçisa y ausolutamente, como nos mandó V.M. espresamente q[ue] no lo quería hazer en manera niguna por qualquier cosa que pudiesse suçeder. Ni continuar esta prática sobre el dicho scripto. Y assí se lo hauíamos nosotros dicho espresamente. Y que no hauía persona de buen seso y que tuuiesse experiençia de las cosas pasadas entre V.M. y el dicho rey de Françia. Y conque considerasse bien los términos en que se halla y la exigençia, q[ue] no deuiesse pensar que esto era más presto para del todo deseperar a V.M. de la dicha plática, que para inclinarle en manera ninguna a continuarla y assí no hauía persona biuiente de los amigos de V.M., ni de sus vasallos y seruidores, que se lo quisiesse aconsejar, mas antes contradezirlo con todo su poder. Y nosotros, assimismo, no querríamos ser los ministros dello. Como quiera que fuesse, como se lo hauíamos libremente declarado, y nos ha parescido ser necessario hablar de una vez tan biuamente para quitarles del todo la sperança de hauer en ninguna manera del mundo a Milán, como q[ue] ellos persitían tan expresamente, y que ellos no tuuiessen por estraño que V.M. no respondiesse sobre los puntos prinçipales, (2/18) y para boluer los más inclinados a lo q[ue] V.M. pretendía y nos mandaua, y hauía, como está dicho, encargado a Mulatiere, juntando consecutiuam[en]te q[ue] ellos podían firmemente creer q[ue] no hauíamos dexado de screuir a V.M. cosa ninguna de lo que ellos nos hauían dicho, y hauíamos podido conprehender de sus pláticas en todas las dichas comunicaçiones, de la buena voluntad de su rey a la paz y amistad de V.M. y del buen ofiçio que ellos afirmauan que querían hazer, y que quanto más hauíamos scripto, tanto más V.M. se marauillaua de los dichos scriptos y ausoluta expressión de Milá[n]. Demás de lo q[ue] hauía dicho su rey desde el principio desta prática al consejero Sçepero, y lo que después el señor de Veli hauía çertificado en los dos viajes q[ue] hauía hecho a V.M. y lo mismo su primo. Y assímismo, lo quel dicho rey hauía hablado al marqués del Gasto y a Galera (¿?), q[ue] hauía sido la causa que V.M hera venido por las postas a Barcelona, en el tiempo q[ue] hauía dicho al s[eño]r de Vely con deliueraçió[n] de sin detenerse, venir a Perpiñán. Y lo huuiérades hecho sino huuierades resçibido más letras y entendido por el dicho Idiáquez, la exorbitançia de lo en que los dichos comissarios mostraua[n] querer persistir y parar. Juntando lo q[ue] ya les hauíamos dicho, q[ue] ellos sauía[n] bien cómo V.M. hauía siempre y por diversas vezes, assí en Nápoles y Roma como después, respondido en lo de Milán, q[ue] no lo quería dar sino hauiendose cunplido los puntos q[ue] nosotros hauíamos speçificado, y aun otros muchos que V.M. dexaua. Y que jamás de la parte (3/18) de su rey, hauía sido contradicho en manera ninguna, antes solamente hauía contençió[n] de las personas del delfín, entonçes señor d[e] Orliens, y del duque de Angulema, de presente S[eñ]or de Orliens, 444 por donde V.M. deuía tener por muy çierto que de parte de su rey, no se pornía dificultad ninguna en cumplir primeramente. (Párrafo 203) Y q[ue] consideradas tantas buenas palabras, y las cosas hauer passado como está dicho, V.M. no sauía en maña del mundo, pensar que el rey, su amo, quisiesse persistir en el dicho scripto y resoluçión q[ue] nos hauían dicho de su parte. Y que V.M. perdería lo más tarde que pudiese la sperança de la paz por los grandes bienes que podría[n] suçeder y los inconuenientes que se siguirían de la guerra y nos encargaua aun que dexásemos a los dichos comissarios que rogáuades y requeríades muy afectuosamente al dicho señor rey, que acordándose de tantas y tan buenas palabras como él ha dicho, y se han hablado de su parte a su mag[estad], y el bien de la paz, y mal de la guerra. Y considerando que vos pedís tan franca y onestamente su amistad, que él quiera condesçender en las cosas rozonables, y fiarse V.M. de lo que sinderam[en]te y con buena voluntad querríades hazer por su consideraçión, preferiendo su hijo Dorliens a los propios v[uest]ros y a los del rey, v[uest]ro h[erman]no, junto con esto que no le pedíades nada a que él no fuesse tenido y obligado según Dios, razón y equidad, y que dexando aparte la afectión, el quisiese considerar, y ellos ansímismo, que quando bien V.M. no tuuiesse respetto a las cosas passadas, de que todavía teníades la ocassión, que ellos sauían que hera mucho más razonable, sin conparaçión y conueniente a la onestidad que él se fiasse de vos de lo que teníades (4/18) y le queríades dar liberalmente, como está dicho. Y aún con todas las seguridades posibles, que no tomarla de él. Y aunq[ue] no hauría persona que no judgase por gran liuiandad y aún imprudençia, que V.M. lo hiziesse de otra manera, mayormente quanto a lo que toca al público de la chri[sti]andad, q[ue] no se podía cumplir de la parte del dicho s[eñ]or rey tan súbita y prestamente como él pedía a Milán, y no era cosa q[ue], como ellos nos hauían dicho, se podría hazer en haziendo más, será justo q[ue] el dicho s[eñ]or rey sperase la dicha entrega hasta que lo que tocaua al dicho pu[bli]co fuesse hecho. Y, en fin, quel dicho su amo quisiese considerar, y ellos tanbién, que si esta comunicación se rompía, sería perder la sperança de la dicha paz para siempre jamás, y tener por çierta la enemistad perpetua entre vosotros dos y v[uest]ros hijos y subçessores para siempre, en muy grande inconueniente de toda la chri[sti]andad y ruina y destruyçión de v[est]ras casas, reynos, ti[er]ras y vasallos. (Párrafo 204) Que por euitar tan gran desuentura y por hazer una tan buena obra, como la paz, y venir a una sinçera amistad y q[ue] de oy en adelante fuéssedes buenos vezinos, estauades deliuerando de os açercar a 445 Perpiñán, y que su amo veniesse a Narbona, para adelantar esta negoçiación y poder declarar las intençiones del uno al otro. Y q[ue] aquellos comissarios, segund q[ue] sería nesçessario y conuerná, pudiessen cómodamente hablar a V.M., y vos embiar al dicho rey los v[uest]ros. Y aquellas cosas se podrían, como está dicho, aclarar y resoluer más presto. (Párrafo 205) A todo lo q[ue] arriba está dicho nos ha[n] respondido, que quanto al dicho scripto, ellos nos le hauían dado ta[n] corto porq[ue] (5/18) el n[uest]ro, a su juizio, era también muy extremo, y como ya nos hauían dicho ellos, no le hauían osado embiar a su amo. Y que cuando nosotros hablaríamos más razonablemente sobre la deliueraçión de Milán, tanbién lo harían ellos sobre los puntos por nos[otros] propuestos. Mas que su amo, no se podría induzir a cumplir nada, sino restituyendole a Milán. Y assí sería apartar enteramente del tractado, si le queríades hazer sperar más luengamente del tiempo q[ue] nos hauía[n] dicho q[ue] hera hasta en fin de seys meses, bien sería él contento, asegurándole de hauer entonçes el dicho estado de Millán de tractar, remitiendo todas las restituçiones, hasta entonçes. Y que, entre tanto, se encaminasse el conçilio y remedio de las cosas de la fee. Y se mirasse en la ayuda contra el turco. Y en lo que toca allegarse V.M. a Perpiñán y el rey, su amo, a Narbona, no hauía aparençia ninguna estando las cosas en esta escuridad y tan grande diuersidad, de que ellos no sabrían q[ué] screuir al dicho su amo, pensando que en esta comunicaçión, se sabría enteramente el hecho o falta de V.M. Y que ellos dubdauan q[ue] su amo, no querría sperar más luengamente de q[ue] estaua arto, enojado y fuera de todo, y passatienpo de caça [caza] y q[ue] sin declarar si V.M. quería delibrar el estado de Milán luego, o dentro de un breue término, como ellos hauían dicho, ellos no veýan que se pudiesse hazer ningún bien en esta prática. Y sería más presto el açercarse V[uestras] Mag[esta]des, causa de más grande y agria enemistad que de otro ningun bien. Haziendonos muy grandes juramentos entrambos, que el rey, su amo, desseaua esta amistad tanto como V.M. y q[ue] no hauría falta de cumplir llanamente y con buena fee lo que sería capitulado. Y [si] assí no se hazía, sería mala obra para siempre, y también a ellos q[ue] se hauría[n] entremetido, fundándose (6/18) ambos mucho en sus honrras y mostrando estar marauillosamente perplexos de lo q[ue] deuían screuir al dicho su amo. Y persistiendo hasta el fin, si teníamos otra cosa de más desto. (Párrafo 206) Sobre lo qual, por répplica, les hauemos en efecto dicho quanto a su scripto y al n[uest]ro, lo q[ue] hauíamos declarado en la última comunicaçión. Y lo mismo quanto a la deliueraçión de Milán. Y en 446 conformidad de lo q[ue] arriba se [h]a dicho, persistiendo firmemente en que V.M. no lo entregaría, como q[uie]era que fuesse, sin cumplir primero las cosas q[ue] nosotros hauíamos propuesto y se requería. Tornando a dezir, que de açercarse V[uestras] mag[esta]des, no podría suçeder sino todo bien. (Párrafo 207) Después de hauer porfiado luengamente sobre lo que arriba está dicho, las palabras de lo qual sería aquí fastidioso y prolixo repetirlas, ellos por justificar a su amo y asegurar mucho a V.M., y nosotros al contrario, segund que las pláticas se han ofresçido. En fin, ellos nos han dicho, como desesperados, de esperar ninguna buena conlusión desta plática, q[ue] si les querían diferir la deliueraçión de Milán, q[ue] ellos tenían, y nos dezían por muy cierto, q[ue] el rey, su amo, no restituyría nada, sino en accabando de recobrar a Milán. Y aun que si se lo querían diferir por más luengo término que de seys meses, ellos no pensauan q[ue] entre tanto haría nada en lo del conçilio ni contra el turco. Y q[ue] toda la sperança que ellos nos podían dar en esto, hera como de ellos mismos, por la ausoluta horden q[ue] ellos tenían del rey, su amo, de no hazer nada de otra maña [manera]. Que si S.M. quería condesçender en conplazer al dicho rey, su amo, del estado de Milán dentro de (7/18) breue tienpo, como de seys o ocho meses, ellos, o a lo m[eno]s el uno dellos, partiría para yr en deligençia a la fin q[ue] condesçendiesse en hazer el dicho tractado y en emplearse durante el dicho tiempo en el negoçio del concilio y contra el turco, como sería acordado. (Párrafo 208) Nosotros hauemos stado debatiendo luengamente sobre esto y rechaçando q[ue] ellos no pensassen, como quiera que fuesse, que V.M. quisiesse tractar sino con la restituçión prompta del duque de Saboya y de Hedín, y q[ue] se hiziesse la confirmación de los tractados y se dexasen desde luego todas las pláticas. Y que la restitución de Milán se remitiesse hasta después de la celebraçión del conçilio y veer lo que el dicho rey de Françia haría. Y la perseuerançia y obseruançia de las cosas que se tratarían. Y ellos persistiendo en lo q[ue] nos hauían dicho ausolutamente. (Párrafo 209) Y para tomar lo más sustancial de lo que passó en esta contençión, ellos nos han declarado que la celebraçión y efectuaçión del conçilio podría ser cosa luenga, por muy gran deuer que V.M. y ellos supiessen hazer. Y que remitir la dicha deliueraçión hasta entonçes, sería cosa inçierta. Y que no los podía apremiar a más q[ue] a hazer todo buen deuer, en el qual ellos no faltaría[n]. Y en lo tocante al turco, que esto era cosa a que ellos podían bien satisfazer declarándose contra él y obligándose a la defensión. Y dando 447 mercaderes respondientes a contentamiento de V.M. para lo tocante al dicho su amo. Y esto haría[n] ellos de buena gana y bien, pidiendonos les hiziessemos sauer lo q[ue] V.M. querría q[ue] su amo hiziesse. Y quanto al casamiento del duque d[e] Orlines y la hija del Rey de Romanos, ellos eran tanbién muy contentos (8/18) de asegurarlo lo más q[ue] hazer se pudiesse y aún de consumirlo. Y q[ue] no hera cosa de inconuenente, por un tan gran bien, que los hiziessen dormir juntos a lo menos una vez, y quel dicho s[eñ]or de Orliens, estaua en edad que de su parte no podría jamás contradezir el dicho casamiento. (Párrafo 210) Nosotros, al contrario, les declaramos quel dicho conçilio sería fáçil de çelebrar y concluyr en breue. Si ellos venían de buena voluntad, mayormente quanto a los puntos sustançiales de la fee. Y que la razón quería que V.M. viesse la fin de la dicha çelebraçión y se rremitiesse la deliueraçión de Milán hasta entonçes, y que la dicha hija fuesse de hedad y corpulencia para consumir el dicho matrimonio. Y que desde luego, ellos restituyessen y hiziessen lo que les pedíamos como arriba se dize. (Párrafo 211) En fin, s[eñ]or, después de bien porfiado y defendido, ellos ha[n] quedado persistiendo en que la deliueraçió[n] de Milán se haga presto, como ellos han declarado y es dicho arriba. Y que, mediante esto, ellos hará[n] buen ofiçio con el rey su amo. Y de otra manera, no veýa[n] qué pudiesen hazer nada conforme al desseo de V.M.. Y q[ue], de otra suerte, todo el tienpo que poníamos en esta comunicaçión, se perdía y no se quería[n] más burlar y se dubdauan q[ue] no quissiésemos entretener esta plática, y ofresçíamos la venida de V.M. por ser cosa en auentaja suya y para hazerles perder sus amigos, que por hablarnos libremente, el dicho su amo, no sabía en esta diuersidad tan grande de lo q[ue] el uno y el otro pretende de comprehender, que deua produzir (9/18) buen effecto, que bien sería muy conueniente y nescesario si el punto de la deliueraçión de Milán se declarasse como ellos lo pedían. (Párrafo 212) Viendo, en fin, q[ue] no podíamos sacar dellos nada demás desto, les hauemos demandado si ésta hera la final resoluçión del rey, de no restituir al duque de Saboya hasta la deliueración del dicho stado de Milán. A lo qual, ellos nos han respondido ausolutamente que sí, bien [sin embargo] pensauan ellos que por consideraçión de V.M. él le restituyría lo que le hauía occupado, teniendo las çinco pieças q[ue] nos hauía declarado hasta entonçes, dándole entretanto la recompensa de otro tanto, como aquellas podrían valer de renta. Y no hauemos podido fiar dellos más desto. Y aun quiere[n] que los títulos y derechos del dicho rey, se vean por personas no sospechosas que se elegirán por V.M. y el dicho rey de Françia. Y tanbién, que V.M. quisiesse por, contenplaçión del dicho rey, entender en lo q[ue] ellos hauían de su parte 448 rogado por el s[eñ]or y s[eño]ra de Labrit, por el conosçimiento de sus derechos, y entretanto hazer alguna cosa por ellos, loando en gran manera el buen ofiçio q[ue] ellos hazían por esta paz y amistad. (Párrafo 213) También les interrogamos si restituiría a Hedin. Entonces ellos respondieron q[ue] hauía costado marauillosamente al dicho rey, assí el tomarlo como fortificarlo. Y si ellos lo restituýan, no lo querrían restituyr ansí entremetiendo a Tornay, pero todauía, a n[uest]ro paresçer, sin pararse en ello, a lo qual les haue[mos] dicho que conuenía restituyarlo si quería jamás tener paz. Y que fuesse con mejor fee que no fue restituydo la otra vez. De lo qual, el dicho gran maestre se escandalizó, y dixo con cólera y con grandes juramentos, que lo que se hauía referido a V.M. q[ue] se hauía hallado y puesto en las pelotas (¿?), hauía sido falsamente inuentado y reportado a V.M. (10/18) y él mismo se hauía imformado y lo auía querido ver. Y que no hauía hauido otra cosa ninguna, sino q[ue] mons[ieur] de Çezcu hauía hecho un ingenio para desçender a las minas, y por debaxo de tierra en forma de …(aquí hay un espacio en blanco en el original, como si se hubiese dejado para escribir algo posteriormente) …para poder sallir de Hedín y la hauía hecho ansí antes q[ue] huuiesse nueua de restituyrlo, haziéndonos una luenga digresión que él y su hijo hauían hecho todo lo que hauía[n] podido para entretener buena vezindad. Y sufrido diuersas cosas violentas y malas hechas sin escusa alguna contra la tregua. Y que mons[ieur] de Reulx hera violento y agrio, al qual ellos hauían guardado y guardauan sus bienes, sin tocar en nada, como los suyos propios y hauía saluado a su madre y embiadola honrradamente con todos sus bienes. Y lo que ellos temían más hera, de restituyendo a Hedín, tornar en el embaraço passado. (Párrafo 214) Y quanto a la confirmaçión de los tractados, ellos nos han dicho que sería cosa vergonzosa al rey y q[ue] hauía alg[una]s particularidades de dura digestión como la superioridad de Flandes. A esto les respondimos que la dicha confirmaçión se podía bien hazer honestamente y no conueía q[ue] ellos hablasen, como quiera que fuese, en quitar nada. Y que ellos deuían considerar que esto hera por su muy grand bien, atentto lo que está capitulado del ducado de Borgoña. Y sobre esto les hauemos hablado muy expressamente y de manera q[ue], a nue[tr]o juicio, ellos pensara[n] y tornara[n] a pensar más de una vez en ello. (Párrafo 215) En fin, ellos nos han dicho que tenían cargo y poder para satisfazer y complazer a V.M. en todo lo q[ue] sería hazedero, con tanto que vos conplaziéssedes (11/18) al rey de la dicha deliueraçión de Milán. Y 449 de otra manera no veýa q[ue] se pudiesse hazer bien ninguno juntando, como por desesperaçión, que ellos veýan bien que esta paz sería como imposible, entremetiendo los negoçios de otros. Y que sería mejor mirar de hazer una paz dexando las cosas como están, o si no, hazer una tregua por algún largo tiempo para tener a V[uestras] M[agestade]s fuera de guerra, y entretanto veer si Dios los iluminaría a hazer la dicha paz y que V.M. podría recompensar al duque de Saboya del estado de Milán como os pluguiesse. (Párrafo 216) Hauemosles respondido, q[ue] hera imposible hazer paz sin dar fundamento en el remedio de las cossas públicas de la chri[sti]andad, confirmar expressamente los tractados y restituir al dicho duque. Y que no tocaua en nada a V.M. darle reconpensa de lo q[ue] el rey, su amo, le ahuía tomado y occupado por fuerça, injustamente y contra toda razón. Y que Dios no quería sufrir tal inhumanidad. Y que, aunque el dicho señor duque sea mucho menor que el dicho señor rey, todavía se podría ofresçer muchos medios para hazerle hauer su razón. Y a lo peor de todo, no le faltarían gentes, sin yr muy lexos, con quien él podría tractar para hauer parte de su cargo. A lo qual ellos no han sabido qué responder, sino que pues se hiziesse una luenga tregua. Más nosotros no hauemos querido de entender en ello. (Párrafo 217) Otras muchas palabras han interuenido que se dexan, por ser lo que arriba está dicho lo más sustançial que V.M. deue considerar y pesar para nos mandar expressa y particularmente, de un punto a otro, lo que es su voluntad. (12/18) (Párrafo 218) Y mayormente si perseuerando los dichos comissarios en no querer tractar nada sin la deliberaçión del estado de Milán, como ellos pretenden, y no se queriendo apartar dello como creemos firmemente q[ue] no lo hará[n], si condescenderemos en la dicha tregua por un año, como V.M. nos lo ha mandado por el dicho Idiáquez, porque quanto a entremeter al papa en esta plática, nosotros tenemos como por çierto q[ue] ellos no lo harán de buena gana. Y todavía no dexaremos de ponerlo delante para, en qualquier caso, poner tanto más la sinrazón de la parte del dicho rey de Françia. Y en caso q[ue] ellos se inclinasen, sería nescessario saber la voluntad de V.M. cómo. Y si esto será con la vista de los tres, dónde, quándo y cómo. Que es cosa donde se ençierran muchas dificultades y consideraciones. (Párrafo 219) O si V.M. querra q[ue] abreuiemmos el tiempo de la deliueració[n] de Milán con condiçión que entretanto, el dicho rey entienda llana y sinçeramente y con buena fee en la çelebración del conçilio, y tracto [de] la declaraçión contra el turco, y de seguridades de mercaderes respondientes y subfiçientes pa[ra] la 450 asistençia quanto a la offesión, y tomando, quan adelante se podrá, las seguridades de lo que toca al cumplimiento del casamiento. Y remitiendo la deliueraçión y effetto de los otros puntos hasta la dicha deliueraçión de Milán. Bien entendido q[ue] no creemos que todo lo que se podrá hazer al extremo, será a lo más de contentar al dicho rey de Françia, del sperar la dicha deliberaçión por un año. Y no pensamos después de todo hecho, q[ue] ellos vengan en esto. (Párrafo 220) Sobre lo qual, V.M. considere lo q[ue] ya le hauemos scripto, a lo qual nos remitimos. Y mayormente, que venie[endo] (13/18) el dicho rey de Françia a obligarse al conçilio y declararse contra el turco, él perderá sus amigos. Y dando respondientes de la ayuda contra el turco, por lo que podrá importar por un año y otras seguridades para lo demás, es todo lo que se le puede demandar. Y de la restituçión del duque de Saboya y de Hedín y conformació[n] de los dichos tractados, sería muy difíçil, o como imposible, de constreñirle durante esto. Y en el tiempo que se señalara para la dicha deliueraçión, puede paresçer que podría ser mejor que con una tregua, y si el dicho rey de Françia va con buen pie en el negoçio del dicho conçilio, el será dentro deste tiempo acabado, y la execuçión hecha, o a lo menos, estará ya muy adelantado y si no lo haze, se retendrá el dicho estado de Milán, de manera que paresçe que no se auenturará nada. Y por dicha, siendo como es el dicho rey de Françia enfermo, Dios abrirá entretanto más el camino para remediar y encaminar todas las cosas a su santo seruiçio. (Párrafo 221) También en este caso, conuerná que V.M. nos mande si querrá q[ue] nos hagamos fuertes sobre el condado de Aste, en lo qual los dichos comissarios persisten, como lo hauemos últimamente scripto, y por facilitar lo que se deurá tractar generalmente y mejorar lo que conçernerá la reputaçió[n] del dicho duque de Saboya, tan adelante como pudiésemos. (Párrafo 222) Assimismo, lo que deuremos responder y hazer en lo q[ue] toca a los dichos s[eñ]or y s[eño]ra de Labrit. Y si V.M. querrá, para justificarse, y aún para poner fin en esta querella, someterse a que de la parte de V.M. se elijan algunas personas confidentes y assimismo de la suya otras. Y quáles serán las q[ue] hauremos de nombrar (14/18) de parte de V.M. Y si entretanto se condesçe[n]derá a dar alguna pensión, si no se puede bien escusar y que tal ha de ser. Hauendo respetto de más desto, q[ue] como nosotros hauemos entendido de los dichos comissarios, el dicho rey de Françia persistirá mucho en querer conplazer a los s[eñ]or y s[eño]ra de Labrit, y que pueden fauoresçer mucho al dicho tractado y obseruançia de él. Y a lo que podemos conprehender de las palabras de los dichos comissarios, ellos entienden de valerse dellos, y 451 quedar juntos y venidos. Y lo mismo el car[denal] de Turnón y el chanciller de Françia, para conduzir y guiar todas las cosas del estado por común inteligençia y tener fuera y apartar a la dama de Pomthrieure y al almiralle de Françia. (Párrafo 223) Nosotros hauemos incidentemente puesto al gran maestre en plática de la dicha dama de Ponthieure, el qual ha prestamente respondido, q[ue] se hauía bien proueydo y de tal manera, q[ue] nos asseguraua que ella no vernía a la corte por más voluntad que dello tuuiese, y q[ue] hauía hecho onesto offiçio la s[eño]ra de Labrit. Y q[ue] la reyna de Françia caminaua y estaua ya desta parte de León [Lión] en buen punto. Con otras pláticas aparte del dicho car[denal] de su voluntad a la paz y afectión de ser muy humilde seruidor de V.M. Por donde él se hauía tanto mostrdo en lo que ha tocado a la reyna y en lo demás, donde se ha trattado de enderesçar las cosas a este fin, q[ue] hauía pensado ser burlado como lo sabía bien el s[eño]r de Lihezke. Mas q[ue] él se hauía fortificado en tal manera de amigos, y servido tan lealmente a su amo, que no temía nada. Tornando siempre (15/18) a él, q[ue] no temía sino la desesperaçión de su amo alargándosele la deliueraçión del estado de Milán. Y por esto persistía en que, si no se podrá hazer mejor, que se hiziesse una paz tal qual se pudiesse o una tregua, y que haría sienpre buen ofiçio. Mas que si la dicha paz se podía hazer entera, él mostraría a V.M. que él era honbre de bien y derecho, y tenía su honrra por tan encomendada que no querrá tractar cosas que no se cunpliessen bien. (Párrafo 224) Todo lo que arriba está dicho, a la verdad son palabras, y es menester atender, como ya lo hauemos scripto por n[uest]ras preçedentes, a los effectos y andar entreteniendo y asegurando lo más que se podrá y como quiera que sea entendemos que aunque V.M. condescienda en la dicha paz, abreuiando el tiempo de la dicha deliueraçión y remitiendo el cumplimiento de las cosas q[ue] nosotros hauemos podido hasta el tiempo della, dubdamos q[ue] haurá otras muy grandes dificultades, assi en lo de la ratificaçió[n] de lo que V.M. ha dispuesto en el dicho estado de Milán y donaçión de Navarra, como sobre la forma del gouierno después que el dicho duque estaua en el dicho estado, y demás desto en la subçessión de él. Y en lo que toca a Florençia y otras particularidades de los dichos tractados preçedentes, y si se veniesse a condesçender, de la una parte y de la otra, en tractar de los puntos prinçipales, el açercarse V.M. y el dicho rey de Françia, sería marauillosamente nescessario. Mas, de otra manera, no veemos que de la parte de Françia, se sepa bien tomar como nos lo han dicho espressa y abiertamente. Sobre lo qual V.M. se resoluerá según lo que querría hazer. Y nos paresçe, remitiéndolo pero a su buen plazer, que no se deue (16/18) V.M. 452 mouer de aý hasta q[ue] ayamos aún comunicado con los dichos comissarios, sobre lo que os plazerá mandarnos, y lo que ellos nos dirán de parte de su amo, al qual, nos han dicho q[ue] despacharán. (Párrafo 225) Sire. Estando para yr desta última comunicaçión, es llegado el s[eño]r de la Mulatiere, al qual rogamos q[ue] no passasse adelante hasta n[uest]ra vuelta, lo qual él hizo. Y entretanto, habló al s[eño]r de Bellegarde como podrá dezir a V.M. el dicho Idiáquez, y nos paresçe muy bien lo que le haueys encargado. Y presuponemos q[ue] le haueys hablado, como teniendo por çierto que él lo dirá todo, y aún por auentura más al dicho rey de Françia y a sus ministros según es peligroso y sospechoso, y del todo inclinado a Françia y a hazer su prouecho, como quiera q[ue] sea, y por tal ha sido siempre tenido desde que vino al seruiçio del mayordomo mayor de Gorreuod. Y anssí le hauemos hablado conforme desto. Y le embiamos el más contento q[ue] hauemos podido. Y verná muy bien a propósito lo q[ue] le haueys dicho, para confirma las pláticas que hauemos passado con los comissarios de Françia. (Párrafo 226) Sire. Los dichos comissarios nos han rogado con mucha instançia y aún nos lo han embiado después a d[ezir] con el s[eño]r de Vely, q[ue] hiziéssemos toda la delig[enci]a posible por tornarnos a juntar el miércoles próximo. Y si pluguiere a V.M., terná respetto a esto, y viendo la gran importançia (17/18) desta negoçiaçión y que importa como quiera que sea que seamos auisados específicadamente de la voluntad de V.M., tornamos a embiar a Idiáquez supplicando de que lla [ya] le quiera despachar y tornar a embiarlo más presto que será posible. De Salsas a seys de enero 1538. (18/18) (Párrafo 227) ANEXO III (7º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Prim[er]a [let]ra de XI de año [11-01-1538] Syre. Ayer [10-01-1538], çerca de las tres horas después de medio [día], reçibimos las cartas que V.M. nos mandó scriuir el día antes, sobre el cargo con que hauíamos despachado a Idiáquez. Y en rescibiendo las cartas, auisamos al s[eñ]or de Veli para que hiziese saber a los comissarios de Françia que 453 teníamos respuesta de V.M., la qual les diríamos oy si ellos se querían hallar en las cabañas, y ellos lo hizieron. Y estando juntos con ellos, por seguir de un punto a otro y precisamente la voluntad de V.M., les hablamos en la sustancia y forma q[ue] se sigue y lo más dello por las mismas palabras. (Párrafo 228) Que ellos se podían acordar que les hauíamos siempre certificado y confirmado que V.M. se hauía querido, desde principio, poner y allegar a la razón, y declarado abiertamente lo que pretendía y pedía para preuenir a la paz, q[ue] nosotros teníamos entre manos para tratar, assy por lo que es v[uest]ro natural y costumbre de proçeder en todas las cosas libremente y dezir llanamente v[uest]ra intenión. Como tanbién considerando que el negocio de la dicha paz, de suyo, lo requería y, tanto más, veniendo en tírmino de hazer una buena y strecha amistad con un tan gran prinçipe como el rey, su amo. Y aún por ser v[uest]ro cuñado y tanto más por respecto de su interuençión, y que ellos nos hauían tanbién declarado q[ue] ellos querían negociar assý, juntando lo que su amo hauía tan expressamente declarado y hecho dezir a V.M., que dessaua esta paz y amistad y entender llanamente en ella y frarse (¿?) de V.M. y considerando tanbién que la materia y medios de la dicha paz, hauían sido tantas vezes debatidos y examinados q[ue] nos hauía paresçido q[ue] se deuía dexar de discutir los más, para entender realmente en la resolución de la dicha paz y amistad. (Párrafo 229) Y q[ue] hauiendo consultado a V.M. sobre lo que passó entre nosotros en la últma comunicaçión, les respondimos q[ue] entendíades persistir y parar, en lo q[ue] entonces les declaramos. Y q[ue] lo q[ue] hauíamos pedido y offresçido de v[uest]ra parte era tan justo, razonable y conueniente a esta paz y amistad, y tan fauorable para el rey, su amo, q[ue] no podía ser más. Y no veýades q[ué] se pudiese mudar, disminuyr y alterar, sin que falsedes a v[uest]ro deuer y obligación para con Dios, con la república cristiana, con el Sacro Imperio, con v[uest]ros alliados, reynos, tierras y vasallos. Y si el dicho s[eñ]or rey q[ue]ría, como nos hauían dicho últimamente, hauer el ducado y stado de Milán, antes que satisfazer a las cosas que nosotros les hauíamos pedido de parte de V.M., no podíamos tener confiança ni sperança q[ue] la dicha paz y amistad deuiese ser tan buena, como el dicho señor rey ha dicho y declarado tanto y tan espresamente que la q[ue]ría hazer. (1/12) (Párrafo 230) Porq[ue], dexar V.M. de sus manos el dicho stado de Milán, sin que fuese de cierto y asegurado del remedio de la fee por el concilio, y que no fuese antes celebrado y esfectuado, ni Dios, ni la cristiandad, deurían q[ue]dar contentos de vos. Tanto más q[ue] después hauéis de tan luengo tiempo claramente dicho 454 y afirmado, que no tenéys el dicho stado de Milán en v[uest]ras manos, sino principalmente para hazer el bien común de la cristiandad y q[ue] por esto, y no de otra manera, entendíades disponer de él. Y lo mismo era quanto al turco, contra el qual era razonable hazer prim[ero] alguna buena empresa y demostraçión, segund la necessidad en q[ue] se halla la cristiandad. (Párrafo 231) Y q[ue] remitir la restituçión de lo que ha ocupado al duq[ue] de Saboya al tiempo de la dicha entrega, los electores, príncipes y estados del Sacro Imperio y aún todo el mundo, se quexaría[n] con justa causa de V.M. por hauerlo tractado, por ser el dicho duque, príncipe y vasallo del Sacro Imperio, v[uest]ro deudo y alliado, y mayormente considerando q[ue] su restitución no tiene nada común, ni q[ue] hazer con lo q[ue] toca al dicho stado de Milán, la entrega del qual, quando se huiese de hazer, como lo hauíamos offresçido, sería de mera liberalidad y sin respecto desto ni de otras cosas de v[uest]ra parte demandadas, pues que el dicho s[eñ]or Rey era tenido a ellas como diuersas vezes se lo hauíamos dicho. (Párrafo 232) Y q[ue], assimismo, no hauía aparencia ninguna de con occasió[n] de la restituçión del dicho duque de Saboya, poner en condición desta negociaçión la querella de Navarra, segund que ya lo hauíamos declarado. Y no podía V.M. pensar q[ue] los s[eñ]or y s[eño]ra de Labrit, lo quisiesen entremeter, ni con esta occasió[n], ny como quiera que fuese, para storuar ni definir este tractado de paz, y halláuades este medio tan nueuo, q[ue] no lo podíades en manera ninguna gustar. (Párrafo 233) Y que taer en duda y poner dificultad en la ratificación y cumplimi[ento] de las cosas tratadas en Madrid y después confirmadas en Cambray, y de contino aprouadas por el dicho señor rey y todos sus embaxadores y minystros, era cosa en que no podíades, en manera ninguna, condescender. Y causaríades un grand sentimiento a v[uest]ros vasallos y subjetos. Y no solo a ellos, más aún a todos v[uest]ros aliados y comprehendidos. Y sería cosa repugnante a la dicha paz y amistad y a la tranquilidad de la cristiandad. (Párrafo 234) Y quanto a querer escusar la restitución de Hedín, o quererla difirir so color de Tornay, no hauía assimismo apparençia ninguna, porq[ue] Tornay no era de la corona de Françia y fue ganado por armas y buena guerra por V.M. antes de los dichos tractados de Madrid y Cambray. Y por esto pertenesçe irrafragablame[n]te819 a V.M. (2/12) y fuera de todas las obiectiones q[ue] fríuolamente se allegan contra 819 Proviene de irrefragable, que no se puede contradecir o refutar, según la actual definición de la RAE. 455 los dichos tractados. Y sy ellos querían dezir q[ue] tan bien fue Hedín tomado y restituydo, esto no era cosa semejante, porque el dicho Hedín es del patrimonio de V.M. de infinito tiempo acá, y que el dicho rey de Françia hauía hecho y recomençado la guerra. Y no era el dicho Hedín de tan grande importancia q[ue] se deuiesse hazer dificultad ninguna en restituyrle en fauor de la dicha paz. Por la qual, vos condesdendíades bie[n] a le dar un tan grande stado, como era el ducado de Milán. (Párrafo 235) Y por esto, de nuevo, nos mandáuades persistir en lo que hauíamos offrescido y no podíades acabar de creer q[ue] el rey, su amo, no condescendiese en ello como en cosa tan honesta, razonable y hazedera. Considerados, como les hauíamos dicho hultimamente, los grandes bienes q[ue] sucederían de la dicha paz. Y, al contrario, los inconuenientes. Junto con esto, q[ue] buscauad[e]s tan affectuosamente su amistad y le q[ue]ríades gratificar y complazer del dicho stado de Milán, segund y como nosotros se lo hauíamos dicho. (Párrafo 236) Y porq[ue] nosotros hauíamos auisado a V.M. q[ue] la dilación desta plática, era enojosa al rey, su amo. Nos respondiades que desseauades que ella se abbreuiase lo más q[ue] ser pudiesse. Y de nueuo nos encargaudes les dixiesemos, q[ue] por esto importaua tanto más que V.M. se açercasse a Perpiñán y el dicho su amo a Narbona. Y que assí se abreuiaría la obra y se vernía [vendría] más presto a una buena conclusión, aclarándose de un tiempo y de un instante a otro, todas la dificultades. Y assý nos paresçía que imporaua en grand manera assý por el bien de la negoçiaçión, como por el descargo suyo y n[uest]ro, y señaladamente lo dessauamos y era necessario de n[uest]ra parte, por no ser nosostros de tal estofa calidad y créditto, ni nos poder hazer fuertes ni adelantar tan libremente como no sería de razón, de lo q[ue] es y depende de la voluntad de V.M., como ellos de la del rey, su amo. Y que tanbién el papa embiaua, como ellos sabían, dos cardenales q[ue] podrían interuenir en esta negoçiaçión y hazer buen offiçio yendo del uno al otro, estando v[uest]ras Ma[resta]des tan çerca como está dicho, y segund que paresçería ser conueniente y se requiriría interuenir en n[uest]ras comunicaciones. (Párrafo 237) A esto nos han respondido, q[ue] ellos no querían más trauajar en certificar la voluntad q[ue] el rey, su amo, tiene a esta paz y amistad, q[ue] era enteramente buena y muy affectuosa. Ni tampoco su deseo para hazer todo lo que ellos pudiese[n], tarde o presto, quando la comodidad, occasión y medio se podría offresçer. Mas que sobresto (3/12) q[ue] nos les declarauamos, ellos no veýan q[ue] el dicho rey se pudiesse induzir a tractar en estos términos. Y pues q[ue] persistíamos en no querer entregar a Milán segund q[ue] 456 ellos lo hauían pedido, ni respondíamos nada más sobre esto. Y parauamos, en effecto, en lo mismo q[ue] en las precedentes comunicaciones no era necessario contender más luengamente, sobre hazer la dicha paz, determinando todas las differençias. Porq[ue] el dicho rey, su amo, no condescendería esperando la dicha entrega a tan luengo tiempo y tan inçierto. Y sobre esto no conuenía sperar los dichos cardenales ni entremeterlos en esta negoçiaçión, porque también era incierto quándo llegarían. Y assi no se haría nada de más por su llegada. Y nos querían llanamente dezir, q[ue] ellos sabían la intençión del rey, su amo, y su resoluçión. Y q[ue] lo que no se haría entre ellos y nosotros, no se haría por el medio de otro ninguno Y aunq[ue] se podría tornar el dicho su amo más diffícil y atrauesarse esta buena obra por interuençión de otros, porque en este caso, cada uno q[ue]rría pretender de hazer su prouecho particular de la dicha paz. Y se siguiría más presto confusión q[ue] otra mejoría. Y pensauan q[ue] el rey, su amo, se hauía puesto en tal y tan buen deuer por la paz, que quedaría bien justificado con todo el mundo. Y en lo q[ue] toca al acercaros vos y el dicho s[eñ]or rey, no hauía fundamento ninguno en estos tirminos, más antes sería cosa de inconueniente y se podría seguir más desabrimiento y indignaçión q[ue] otra mejoría. Y sabía[n] ciertamente del rey, su amo, q[ue] no le parescía bien, mas si las cosas estuuiessen tan cerca, q[ue] houiesse apparencia de tractar y fuese declarado lo principal, él lo huiera hecho de muy buena gana. Y aún en caso de paz, viniera libre y confidentemente a donde stuuiera V.M., no solo a Perpiñán, mas aún a Barcelona y a otra qualquier parte con muy poca compañía, y nos querían de nuevo certificar q[ue] la cosa deste mundo que él desseaua más, como se lo hauía aún después scripto, era ser v[uest]ro amigo. Y sabían q[ue] todas las vezes que lo querríades bien entender, no hauría falta de su parte. (Párrafo 238) A esto les replicamos, q[ue] lo que V.M. offrescía y pidía, era tan justificado que no hauía persona de qualquier stado q[ue] fuese que lo entendiesse, que no juzgase claramente q[ue] vos condescendíades en medios muy razonables y conuenientes. Y tales q[ue] se imputaría al dicho s[eñ]or rey, el no hauer condescendido segund y por las razones ya dichas y repetidas tantas vezes. Y no estauades fundado en justificaros de palabra, syno co[n] obras y effectos como siempre lo hauíades hecho y q[ue] la dilación desta comunicación, les deuía ser más presto imputada a ellos q[ue] a nosotros, por quedar persistiendo en cosas tan euydentemente (4/12) no hazederas. Tornando a pe[r]sistir en el acercarse V[uest]ras Mag[agesta]des por las mismas consideracion[e]s ya dichas, y q[ue] sy el rey, su amo, tenía tan buena voluntad a la paz y avía amistad y a veros, q[ue] este era el verdadero medio. Y para acabar de un golpe esta tan buena obra, o perder toda sperança. Y así no nos paresçía, q[ue] la venida de los dichos cardenales fuese tan luenga que 457 no se pudiesse esperar, ni pensauamos que ellos viniesen con otro cargo q[ue] de hazer todo buen officio y conueniente a la calidad de su Santidad q[ue] los embiaua y a su estado. Y no eran los dichos comisarios tan de poca aduertençia q[ue] se dexasen engañar, sy ellos lo hazían de otra manera. (Párrafo 239) Ellos, por el contrario, dixeron q[ue] lo que ellos hablauan de la justificaçión del rey, su amo, no era por quererse loar, donde quiera que fuese, ni por querer hazer sus negocios más fauorables. Mas solamente para escusarse con V.M., señaladamente, de q[ue] la dicha paz no se hazía y no se stablescía la amistad entre V[uestras] M[agestades] como el rey, su amo, lo desseaua, el qual staua determinado de no hazer, dezir, ni scriuir cosa, donde quiera q[ue] fuesse, q[ue] os deuiesse mouer o rebotar. Y en esto, ellos hazían siempre buen officio, como q[ui]era q[ue] fuese. Y en lo que toca al allegaros, ellos no veyan orden ni apparencia ninguna. Y tenían por muy çierto q[ue] tan presto como el rey, su amo, ternía nueuas dellos, tornaría su camino para León (Lion) para yr a la reyna que ya venía hazia acá en buen punto. Ni se detinía por ocassió[n] de la venida de los dichos legados, pues q[ue], como está dicho, su venida no aprouecharía más. Y por las últimas nueuas q[ue] ellos hauían tenido del rey, su amo, entendían q[ue] él staua tan fastidiado en Monpellei (Montpellier), por ser lugar mal sano y desconueniente a su dispusiçión, q[ue] se hauía partido. Y presuponían q[ue] no boluería más allí. Y por conclusión, aunq[ue] han porfiado y contendido largamente sobre el dicho allegamiento, y sperar la venida de los dichos cardenales, y dicho y declarado todo lo que podía seruir tan spresamente qua[n]to nos ha sido possible, no ha aprouechado nada, aunque lo ayamos repetido incidentemente diuersas vezes, segund que los propósitos se han offresçido. (Párrafo 240) Y viendo los dichos comissarios q[ue] nos parauamos en no hazer otra declaración, nos han dicho q[ue] les pesaua muy mucho q[ue] no pudiessemos hazer y acabar una tan buena y santa obra. Mas pues que no podía ser assy por agora, que no se deuía perder la esperança. Y que Dios abriría el camino quando sería servi[do], y que ellos y nosotros y todos los otros ministros de la una y de la otra parte, deuían procurar y endereçar todas las cosas (5/12) a este fin y obujar820 a todo lo que podía dessabrir821 los coraçon[e]s y voluntades v[uest]ra y del rey, su amo, y que partiendose de él, le demandaron lo que ellos deuían hazer, en caso que no se pudiesse acabar esta paz con detirminaçión y claridad entera de todas las difficultades. Y 820 Probablemente derivada de bujar, que significa animar, procurar, facilitar. 821 Sin duda, aquí tiene el significado de cerrar, lo contrario de abrir. 458 que él les hauía dado cargo q[ue] hiziessen todo lo mejor q[ue] pudiessen. Y en falta de poder apaziguar todas las pretensiones q[ue], a lo menos, se tratassen por v[uest]ras vidas o, sy no, se hiziesse una tregua con el favor y medio de la qual, se mirassen todos los espedientes para algua vez preuenir a la dicha final paz. Y que a esto ellos estauan prestos y aparejados. (Párrafo 241) Respondímosles a esto, que todas estas palabras eran buenas y honestas, mas que bien veýamos que, si la dicha paz general no se hazía, la cristi[anda]d q[ue]daría en peligro de destruyrse y ruynarse del todo, a lo qual convenía que V.M. y el rey, su amo, por los lugares q[ue] teneys en ella, touiesedes respecto. Y que si el dicho su amo, en fin, no q[ue]ría allegarse ni esperar la venida de los dichos cardenales, q[ue] a lo menos, por no descontinuar y roper esta plática de paz, q[ue] mirassemos juntos que n[uest]ro muy Santo Padre se llegase a Niça, o hazia algún otro lugar de lombardía, y V.M. y el dicho rey, en tiempo y lugar conuenientes, y segund que se podría concertar para acabar la dicha paz y remediar la dicha cristiandad. Y que nosotros teníamos por muy cierto q[ue] su sa[ntida]d tomaría de buena gana la pena, y haría todo buen officio por la dicha paz, segund que él la hauía siempre desseado y mostrado sinçeramente. (Párrafo 242) Ellos dixeron de nueuo lo que hauían dicho antes, en effecto, en lo de los dichos cardenales. Y que lo que no haríamos juntos, no se podría hazer con interuençión de otros. Y sería pena y trauajo en vano y, por auentura, occasión de poner las cosas en mayor difficultad y rigor. Y que su amo estaría siempre presto de entender en todos los medios conueientes, y yría a la parte de Leó[n] (Lion) y se ternía por allí alderredor. Mas que pasar más adelante, ellos no pensaua[n] q[ue] lo q[ue]rría hazer, no por falta de buena voluntad q[ue] tenga a la paz, q[ue] era tal qual nos hauían afirmado, mas por no tomar trauaio en vano. (Párrafo 243) Juntando q[ue] si, en fin, no queríamos hazer la dicha paz a vida, q[ue] por no dexar nada de su parte se entendiesse en la tregua. Y que por no dexar rompida esta plática de paz, q[ue] se mirasse algún tiempo y lugar para hazer juntar otros diputados de la una y de la otra parte para continuar la dicha plática, agora fuesse por medio de las reynas de Françia y Ungría [Hungría], hermanas de V.M., por la parte de Picardía o en otra parte. Y que no hauría falta de la parte del rey, su amo, y aún entremeterían de su parte, personas desseosas de la paz. Gente de bien y de confiança y crédito para con él. Y q[ue] stim[an]do (6/12) ellos cerca de su persona, hazían enteramente buen officio para corresponder, y que no les parescía mal que 459 huiese embaxadores q[ue] residiessen durante la dicha tregua, de la una y de la otra parte, en las cortes de V.M. y del dicho rey de Franca [Francia]. (Párrafo 244) Viendo que no podíamos induzirlos a condescender a este medio de su sa[ntida]d, no hauemos querido aceptar ni deshechar estas dos particularidades de nombrar otras personas. Ni menos de los embaxadores. Y solamente les hauemos dicho, q[ue] si ellos no q[ue]rían hazer lo otro, auisaríamos a V.M. (Párrafo 245) Hauemosles preguntado, cómo querrían hazer la dicha tregua, y han nos respondido que como la quisiessemos, el rey, su amo, y ellos la ternían por buena. Y que mirássemos si sería por mar y por tierra, de mercaderías y comunicatiua y a breue o luengo tiempo. Mas que le[s] paresçia que la más luenga y copiossa sería la mejor porque, entretanto todavía las cosas se boluerían más dulces, y los vasallos sentiría la dulçura y beneficio desta tregua de tal manera, q[ue] aborrescerían tanto más el tornar a la guerra, haziéndonos grandes juramentos q[ue] ellos harían todo lo q[ue] pudiessen por euitarla. Y lo podíamos tanto más conprehender por lo que nos hablauan de hazer la dicha tregua por mar, q[ue] sería en gran manera prouechosa a V.M. Y señaladamente en lo de las Indias, donde sus vasallos hauían hecho grand dapño a V.M. y a los v[uest]ros. Y tenían aún más de cient nauíos para embiar en aquellas partes syn costarle al rey, su amo, un solo dinero, mas solamente por es[tar] sus vassallos encarniçados y abezados a emprender por aquellas pa[rte]s. Y q[ue] tanpoco rescibía el rey, su amo, ningund prouecho, ni hauía q[ue]rido jamás el dicho gran m[aestr]e participar en semeiantes robos. Y, a lo q[ue] parescía, q[ue]ría reprehender, como de passada, al almiralle. Y sobre lo que hauemos porfiado q[ue] la dicha tregua fuese a lo más largo por un año, ellos dixeron q[ue] conuenía q[ue] fuese por dos años o XVIII meses, a lo menos, porq[ue] de otra manera, no duraría syno seys, hauiendo respetto, q[ue] conuernía q[ue] por mar y por tierra cada uno struyese (instruyese) sobre su guarda, y hiziesse sus aparejos de guerra, aunque no fuese sino para defendersse y quedar asegurado al tiempo de la expiración de la dicha tregua. (Párrafo 246) Nosotros les diximos q[ue] auisaríamos a V.M. más q[ue] ellos quisiessen mirar el peligro en que, entretanto, quedaría la cristiandad. Y por esto sería necessario entender en la celebración del concilio y contra el dicho turco. Y hauemos tocado y razonado de conputar [tatar] (7/12) depués del otro, y consecutiuamente, la restitución del duq[ue] de Saboya, persuadiendo los dichos tres puntos, 460 respectiuamente, lo más adelante q[ue] nos ha sido possible. De lo qual no haremos aq[uí] más prolixa reçitaçión por no enhastrar822 tanto a V.M. (Párrafo 247) Y a primero nos han, en effecto y substançia, respondido palabras generales. Q[ue] su amo desseaua la reunión de la cristiandad y que el concilio se celebasse, mas q[ue] [e]sto fuesse en tiempo y lugar que él y sus vasallos pudiessen hazer su deuer seguramente. Y en lo del turco, q[ue] le pessaua del daño q[ue] él y otros infieles podrían hazer a la xpiandad (cristiandad). Y enfín, sobresto q[ue] les apretamos, nos han dicho claramente q[ue] ellos no veýan q[ue] en lo uno ni en lo otro se hiziesse nada de la parte del rey, su amo, sin la dicha paz, ni tanpoco por el dicho duque. Y no han valido nada toda n[uest]ras persuasiones para sacarles más. Bien nos han asegurdo q[ue] quanto a los dos primeros puntos, el rey, su amo, no los embaraçaría. (Párrafo 248) Después nos dixeron q[ue] se marauillaua[n] q[ue] no respondiamos alsolutamente y veníamos a la conclusió[n], a lo menos, de la dicha tregua, por ser cosa muy ordinaria. Y dudauan q[ue] a su amo le parescería graue q[ue] ellos tardasen tanto en boluerse solamente por esta causa, pues q[ue] esto se podría hazer por otros. Y les sería graue en grand manera de hauer de correr la posta tras el rey, su amo. (Párrafo 249) A lo qual les respondimos, que nosotros no nos hauíamos atenido a la dicha tregua, antes solamente, persistido en lo principal de la dicha paz. Y entenderíades q[ue] la plática sucedería con el medio de v[uest]ro allegamiento y del dicho s[eñ]or rey, como arriba [e]stá dicho. Y q[ue] pues ellos nos respondían negatiuamente y tan absolutamente, despacharíamos luego a V.M. para saber su voluntad y juntamos a esto, como nos paresció mejor, venir a propósito q[ue] solamente V.M. pensaua, q[ue] el dicho rey y ellos ternían por bueno el açercarse, más aún nos hauía encargado de hazer instancia que la reyna de Françia deviesse venir allí, y que como quiera que fuesse, vos y ella os podríad[e]s ver sin aparatos ni cirimonias en esta villa de Salsas o en otra parte, como se concertaría. Q[ue en]lo que parescía [a] V.M. no podía syno bien conuenir para esta negociaçión. Y q[ue] assy desseauades embiarla a visitar, por corresponder a lo que ella hauía hecho y por su última enfermedad. Y ellos han sido contentos de esperar 822 Enchastar conserva en Argentina el significado de denigrar, ensuciar. En el texto podría tener el sentido de abrumar o hartar. 461 tres días a lo más tarde, la voluntad de V.M. Y de dar de buena gana saluoconducto a la persona que V.M. querrá embiar a la reyna. (Párrafo 250) En fin, nos dixeron q[ue] hauían passado muchas buenas pláticas entre nosotros. Y a lo que hauían después mirado, hauían en confiança de lo q[ue] nosotros les hauíamos dicho últimamente de tomar lo bueno y dexar lo mal hablado algunas vezes, excediendo la modestia, lo qual ellos (8/12) nos rogauan les quisiessemos perdonar. Y que ellos querían quedar y ser muy humilldes seruidores de V.M., ofresçiendonos particularmente su amistad muy liberalmente como es su costumbre, y que quando les pidiessemos alguna cosa, agora fuesse para el passaje por Françia de los que nos paresçiessen, o en otra qualquier manera, ellos nos prometían toda cosa. Y nososotros hizimos lo mismo, en effecto. (Párrafo 251) Dexauamos de dezir q[ue] hablando de continuar esta plática de la paz, ellos nos dixeron de nuevo q[ue] el rey, su amo, ni ellos, no staua[n] syn escrúpulo y duda de la dilaçión desta comunicación. Y que V.M. quisiesse hazer su prouecho por una parte o por otra, juntando q[ue] se traýan práticas assý en Picardía como en Campaña, q[ue] no paresçían conuenientes a esta comunicación. Mas q[ue] ellos no pensauan que V.M. lo sabía, ni lo huiesse mandado. Y sobre esto les hauemos certificado, como la otra vez, q[ue] V.M. no hauía jamás pensado en ello, antes proçediamos sinçeramente y con toda honestidad por peruenir al establecimiento de la dicha paz, y ellos nos han jurado q[ue] las dichas pláticas, se hazían y pensauan hauer breuemente en las manos al ministro y nos auisarían llanamente y aún por auentura nos le embiaría[n]. (Párrafo 252) También nos dixeron q[ue] sabían bien q[ue] V.M. q[ue]ría pasar en Italia y questo fuesse en la buena hora. Mas q[ue] por esto, tanto más se deuía abbrebiar la resolución deste juntami[ento] y hazer la dicha tregua, pues que no hauía medio de negocia[r] más, para q[ue] stuiesse y quedasse assegurado por todo, sy[n] ponerse en pena y gastos. Y a esto les respondimos, que ellos sabían más que nosotros, sin otramente negarlo ni aprouarlo. (Párrafo 253) En fín, Syre. Lo que arriba está dicho es todo lo que se puede colegir en sustancia deste n[uest]ro ajuntamiento y la orden con que ha passado. Començando a escriuir ésta, vino a nos el s[eñ]or de Veli a dezirnos que después de n[uest]ra partida era llegado un correo despachado por el dicho rey de Françia a sus comissarios, y q[ue] sy hauía alguna cosa más, que nos la harían saber luego en hauiendo visto las letras. 462 Una hora después tornó el dicho señor de Veli y con él, el secretario del gran maestre, q[ue] nos dixeron q[ue] el rey mandaua a sus comissarios q[ue] si por el despacho q[ue] V.M. hauía de embiar dentro del jueves, no se tomaua prompta resolución en esta plática de paz, y condesçendiendo a la entrega de Milán, que en este caso, (9/12) ellos se partiessen incontinente. Y q[ue] estaua ya para partirse de Monpeller (Monpellier) y no entendía estar allí más, de lo qual nos auisaua[n], y que conuenía q[ue] obedesçiesen el mandamiento de su amo, más que dexarían personas para tractar la tregua y que nos rogauan quisiesemos tomar el trauaio de hallarnos mañana [12-01-1538] con ellos, donde acostumbrauamos juntarnos, para q[ue] tomassemos resolución sobre lo de la dicha tregua y se pudiessen despedir. (Párrafo 254) A esto respondimos, que stauamos marauillados, cómo a la verdad lo estamos, de tan súbita mudança y no podíamos pensar que ellos quisiessen contrauenir a lo q[ue] nos hauían prometido, de sperar a lo menos tres días nuevas de V.M.. Y q[ue] se deuían acordar de tantas y tan buenas palabras como hauían dicho, de lo que desseaua[n] la paz, y no rehusar pena ninguna por consideración della, y que assý deuían considerar q[ue] [e]sta tan súbita mudança, paresçería a V.M. muy straña y scandalosa para esta negociación, y que se tomaría mal de todo el mundo, y sería mal imputada a ellos, y que nos no teníamos cago de tratar con persona ninguna sino con ellos, ni de paz, ni de tegua y q[ue] luego q[ue] ellos serían partidos, haríamos lo mismo, protestando y justificando esta partida, como la razón y honestidad lo quería. Y no entendía[mo]s yr al dicho lugar, syno entender con diligençia en despachar a V.M. por cumplir lo que hauíamos prometido a los dichos comissarios, y por ser este punto de tan dura digistió[n], enbiaríamos al consejero Scepero, q[ue] [e]staua aquí con nosotros, para hazerles las mismas declaraciones en effecto. Y pedirles, a lo menos, q[ue] guardasen lo que nos hauían dicho de sperarlos tres días y que no hauía apparençia ni escusa q[ue] satisfiziese para variarlo, so color q[ue] tenían nuevo mandamiento del rey, su amo, en cosa de tal calidad y importancia en q[ue] ellos se podrían muy bien escusar con él. Y que él hauía dicho expressamente al dicho Sceppero, pasando por su corte y viniendo por las postas, q[ue], como q[ui]er q[ue] fuesse de n[uest]ras comunicación[e]s, él no se partiría hasta que tuiesse nueuas de V.M. sobre lo q[ue] le hauía dicho, que era en effecto del desseo q[ue] tenía a la paz, y no se pudiendo hazer, q[ue] se hiziesse una suspensió[n] de armas o tregua agora, fuesse por la vida de V.M. y suya o de otra manera como sería acordado. Y que nos stauamos en este punto de saber la voluntad de V.M. y junto con esto, q[ue] nosotros no hauíamos rompido la plática ni esperança de la paz, mas antes, procuráuamos de adelantarla con açercarse (10/12) V.M. y el rey, su amo. Y interuención de los dichos cardenales, q[ue] era cosa muy 463 fauorable y al propósito de la dicha paz, y en que V.M. pensaua que no hauría dificultad ninguna. Y se veýa al contrario, la falta de la parte del dicho señor rey, y de sus comisarios. Y en el mismo instante hauemos despachado al dicho Sceppero dándole cartas de creencia para los dichos comisarios, y es partido con el dicho secretario por las postas el jueves X [10-01-1538] de enero, a la medianoche. El dicho Sceppero es buelto cerca de las dos horas de la mañana después de medianoche oy [11-01-1538] q[ue] es viernes. Y en effecto, no obstante todas persuasion[e]s y declaracion[e]s, los dichos cardenal y gran maestre, quedaron todavía en partirse oy para, a lo menos, yr a dormir en Narbona, remitiendo a n[uest]ro arbitrio, o de tractar agora la dicha tregua, con aquel o aquellos que ellos dexaran aq[uí], o quando y en otro lugar que nos paresçería, y q[ue] si queríamos, ellos lo encargarían al dicho s[eñ]or de Vely o a la persona que nos agradase, rogándonos con mucha instancia q[ui]siésemos ser con ellos a las VIII o a las nueue antes de medio día, lo qual hauemos acordado de hazer para ver si los podríamos persuadir a esperar a lo menos los dichos tres días, o sy no, hazer lo mejor q[ue] podremos por no romper del todo esta plática de paz. Y por justificar tanto más, q[ue] de parte de V.M. no queda cosa ninguna, y nos ha parescido no dexar por eso de embiar ésta a V.M. con correo expreso, [e]stando a la verdad escandalizados y perplexos por hallarnos en estos términos. Y tanto más que el dicho Cornelio Scepero tiene por çierto, y assý lo tenemos nosotros segund que han respondido expressamente, q[ue] ellos se partirán oy. Y sy ansý es, no nos porná nada en reposso de espíritu, syno el pensar hauer hecho en todo n[uest]ro deuer para el seui[cio] de Dios y de V.M., la qual en todo caso no dexará de mirar lo q[ue] será seruido agora, sea en lo principal de la dicha paz, en lo qual de presente no véis sperança ninguna o de la tregua, sy podemos reduzir a los dichos comissarios a sperar para que, llegando el otro correo q[ue] despacharemos, para q[ue] sea de mañana de buena mañana con V.M., allá nos pueda mandar espressmente lo q[ue] hauremos de hazer. Y es n[uest[]ra deliberación, q[ue] sy no podemos induzir los dichos comissarios a diferir y sperar v[uest]ra respuesta, de no esperar a q[ue] con ocassión de tractar la dicha tregua por aquesto, sería approuar tácitamente q[ue] houiessemos consentido su partida. Y assý no rehusaremos q[ue] el dicho s[eñ]or de Vely, o otro quien ellos q[ui]sieren, vengan a V.M. para tractar la dicha tregua, presuponiendo q[ue] ternemos respuesta de su voluntad antes q[ue] partamos de Perpiñan, sy el dicho s[eñ]or de Vely pasara adelante o no, sy también hauremos de estar allý a lo menos un día para mirar lo q[ue] toca a la fortificación (11/12), guarda y diferençias q[ue] ay. Y en fin, miraremos con los dichos comissarios por euitar nueuas violencias, entre tanto, en aquestas partes. 464 Y q[ue] ninguno sea engañado por razón deste juntamiento, y en la seguridad de los q[ue] van y vienen, y para q[ue] podamos scriuir y despachar a todas p[arte]s. (Párrafo 255) También despacharemos al dicho Cornelio por las postas para q[ue] dé razón a V.M. de lo que trae a cargo de la reyna, [e]sperando la venida del duque de Darscot, y hauemos encargado al dicho Cornelio q[ue] todavía haga una memoria para embiar a V.M. de lo más sustancial de su cargo y, señaladamente quanto a Gheldres, los subjetos del qual hazen aliança perpetua para ser unidos con Cleues. Y como se presume, se hará el casamiento de entre el duque Jouen y la hija de Lorrena, aunq[ue] no ay ninguna rotura en el dicho duque con la viuda de Milán, por la qual tanbién haze instançia el duq[ue] Jouen de Lorrena y también se ha dicho alguna palabra de parte del rey de Inglaterra. (Párrafo 256) Nosotros remitimos lo que toca a la yda del gentil hombre q[ue] V.M. ha de embiar a la reyna y lo que deurá lleuar a cargo, hasta q[ue] ayamos estado con los dichos comissarios, como importa en todo caso. N[uest]ro s[eñ]or, en Ca[bañas] de Salsas. Viernes XI de enero de 1538. (12/12) (Párrafo 257) ANEXO III (8º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Seg[un]da ca[rta] de XI de enero [11-01-1538] Syre. Siguiendo lo que oy hauemos scrito a V.M., haui[en]do estado con los comissarios de Françia luengamente contendiendo sobre su partida, segund y por las mismas razones y consideraciones, y por los términos contenidos en n[ues]tras precedentes, lo qual no repetiremos aquí, ni seremos más prolixos. Ellos procurando de justificar en grand manera, el hauerse puesto en todo deuer de tratar paz durable para siempre o por las vidas de V.M. y del rey, su amo, y en falta desto, hazer tegua. Y nosotros al contrario, refutando todo lo q[ue] ellos nos pusieron delante, por los mismos términos y medios que antes de agora, de un tiempo a otro, y aún últimamente hauemos scripto a V.M.. Y en fin, no ha aprouechado nada para estoruar su partida a la qual, a n[uest]ro paresçer, hauemos hallado más deliberados y como resolutos después q[ue] la Mulatere voluió y lo mismo el rey, su amo, y hauemos sabido q[ue] desde la mañana ellos hauían hecho 465 partir sus azémilas. Todavía han prometido de [e]sperar mañana [12-01-1538] y el domingo en Narbona, la resolución de V.M. para hazer la tregua sy, sin más dilación, V.M. q[uiera] q[ue] se haga. (1/5) (Párrafo 258) Ellos nos han hecho objetar por el señor de Veli, demás de lo q[ue] passó ayer dos puntos ante[s] q[ue] nos juntásemos. Aunq[ue] él ha espressamente protestado q[ue] lo dezía como de suyo. El uno, q[ue] nosotros hauíamos dicho expressamente q[ue] la comunicación sería entre los dichos comissarios y nos. Y la otra, q[ue] desde principio y aún a lo de n[uest]ra partida de Monçon, hauíamos condesçendido y afirmado q[ue] estauamos prestos y tener poder para tractar la dicha tregua, y aún lo hauíamos confirmado en llegando a Perpiñán, y lo contenía n[uest]ro s[cri]pto. Y que los dichos comissariois hallauan straño y se deuían marauillar de q[ue] agora, nosotros q[ui]siessemos consultar sobre esto. En lo qual como ellos dezían, los puntos so[n] tan ordinarios y acostumbrados q[ue] no hauía en q[ue] pedir grand parescer. (Párrafo 259) Nosotros respondimos al primero q[ue] era verdad, q[ue] no solamente hauíamos consentido por palabras q[ue] la comunicació[n] se hiziese entre nosotros, antes estaua escrito firmado de él y de nosotros, mas que hauía, demás desto, q[ue] si no nos podíamos concertar en el caso, los ministros del papa y otros embaxadores se entremeerían, y harían su deuer y officio con V.M. y con el dicho rey de Françia respectiuamente, para ser medianeros. Y q[ue] hallándonos en estos términos, la venida de los dichos cardenales sería muy necessaria y a propósito, y conforme a lo q[ue] hauíamos consentido de palabra y por escrito. (Párrafo 260) Quanto a lo de la tregua, q[ue] era verdad lo q[ue] él dezía, mas se entendía como el fundamento hauía sydo tomado detrás la dicha tregua general, y si el tiempo q[ue] estaríamos en la comunicació[n] y entendiendo en la plática de la paz, en lo qual, ni los dichos comissarios ni él, hauían respondido sobre lo q[ue] hauía sydo dicho en Perpiñán, y después en este lugar, y se contenía en la dicha escritura. Y estauamos agora en otros térmi[no]s de hazer tregua general por mar y por tierra, por más luengo tiempo q[ue] el desta comunicaçió[n]. Y por esto importaua reserva[da]mente q[ue] consultássemos sobre ello, y no lo podíamos hazer de otra manera, y hauemos endereçado la plática desta manera, q[ue] en ella hauemos hecho la misma declaraçión a los dichos comissarios. (Párrafo 261) 466 Él nos ha, sobresto, repetido lo mismo q[ue] ayer, quanto a la venida de los dichos cardenales. Y en lo que toca a la tregua, q[ue] se podrá hazer o dexar como mejor nos paresciesse. Y que ellos nos q[ue]rían bien asegurar que no mouerían nada de nueuo, mas que como quier q[ue] fuesse el término de la Lombardía estaua para espirar. Y les conuenía no se haziendo por más luengo tiempo poueer en su negoçio, por no se hallar burlados. (2/5) (Párrafo 262) Replicamos nosotros, q[ue] importaua saber de V.M. su voluntad sobre las condiciones della, que son de considera[ción] y, señaladamente, lo que toca al tiempo. Desto dixiero[n], q[ue] quanto a hazer la dicha tregua por tierra, q[ue] su amo la haría larga o breue, como V.M. quisiesse, con tanto que no fuesse syno por tierra, mas q[ue] para hazerla por mar, era necessario q[ue] fuesse por dos o, a lo menos, por un año y medio, para porueerse con tiempo como, ayer nos lo hauían ya dicho y aduertidos, assý por la obseruancia de la dicha tregua, como por el fin della. Y no era cosa tan fácil de hazer los aparejos, prouisiones y notificaçio[nes] por mar, como por tierra. (Párrafo 263) Hauemos tenido ojo asý ellos se declararían y boluerían más fáciles a los medios de la dicha paz. Mas todo lo que hauemos podido sacar dellos ha sido lo mismo que nos hauían dicho antes de agora, q[ue] conuenía q[ue] V.M. se declarase primero en lo que toca al tiempo de la entrega de Milán y que absolutamente el rey, su amo, no se podía induzir a dezir ni hazer más de otra maña [manera]. Y quando ellos vería[n], q[ue] V.M. no se pondrá según q[ue] el rey, su amo, hauía esperado, ellos pensauan q[ue] Dios por los pedados (Ansý dezían ellos), no quería que la dicha paz se hiziesse aú[n], refrescando aú[n], y alargando lo que ayer nos hauían dicho, y en las otras comunicación[e]s, de la voluntad del rey, su amo, y de la suya. Y de en particular querer ser y quedar por muy humilldes servidores de V.M. syn perder la esperança de la dicha paz., a la qual, ellos serán siempre muy inclinados, todas las vezes que V.M. q[ue]rrá conde[s]cender con la entrega del dicho estado de Milán. (Párrafo 264) Enfin, s[eñ]or. No sabríamos q[ué] añadir, demás desto, a lo que os hau[emos] scrypto por n[uest]ras preçedentes y últimas lettras, assý en lo que toca a la paz, como a lo de la dicha tregua. Syno que tenemos por muy cierto q[ue] los dichos cardenales y gran maestre, han perdido toda esperança de la dicha paz por agora. Y assy no alargarán su yda al dicho rey por más de mañana y el domingo por causa de la dicha tregua. Y conforme a esto, V.M. nos mandará, en lo uno y en lo otro, lo q[ue] es su voluntad. (Párrafo 265) 467 Y suplicamos a V.M. q[ui]era mandar considerar, sy deuemos hazer alguna más diligençia quanto a la dicha paz, por no romper la dicha plática, hauiendo respecto que cada hora vemos más resolut[os] a los dichos comissarios, de no hazer nada syn abreuiarse la entrega de Milán. Y assý dudamos q[ue] el rey, su amo, y ellos estarán más difíciles en esto, y en lo demás, que no han estado. Y por esto, nos paresçe tanto o más conueiente de remitir la cosa a otro tiempo q[ue] se podrá offresçer durante la dicha tregua. Porque tornando aún a hablar en lo (3/5) de los dichos cardenales y del papa, nos han respondido más corta y absolutamente que no hiziero[n] ayer, y en lo uno y en lo otro. Y pensamos que no ha sido ésta la menor causa de su súbita mudança y partida, mostrando que ellos no querrían q[ue] sus negoçios passassen por otras manos que por las suyas o de otros ministros del rey, su amo. (Párrafo 266) Y en qualquier caso, sy es V.M. seruido q[ue] se tracte la dicha tregua, madará considerar q[ue] será más autorizada y se guardará más obiuamente, sy se tracta por los dichos comissarios que por otro ninguno q[ue] sea. (Párrafo 267) Juntando con esto q[ue] ella dará más color y fauor a no q[ui]tar del todo la esperança de la dicha paz, y mayormente que ellos nos han dicho q[ue] el rey, su amo, embiará tarde o presto, y a donde a V.M. pluguiere sus embaxadores, como se contiene en n[uest]ras preceden[tes] para tractar la dicha paz, y stando ellos con el rey, su amo, harán de su parte todo el mejor officio q[ue] podrán. Mas en caso q[ue] ellos deuan tractar tregua, entienden q[ue] syn más nos juntar, ellos den sus firmas y sellos, y nosotros el de V.M. con promessa de ratificaçión de la una y de la otra parte. (Párrafo 268) Syre. Por venir al punto, nosotros hauemos s[cr]pto a V.M. todo lo que hauemos podido entender de las particularidades q[ue] hauemos razonado confiriendo de la dicha tregua, y es cierto q[ue] los dichos comisarios no harán otra cosa, y aún han dicho expresamente sobre esto hauiendo entrado en plática, que ellos sabían que el rey, su amo, n[o] se podría, como quiera q[ue] fuesse, induzir a hazer más desto, por lo que mirará V.M. de mandarnos scriuir su voluntad. Sy deuremos entender en la dicha tregua por mar y por tierra juntamente, por[que] ellos no querrían la de la mar syn la otra. Y por quánto tiempo. Hauiendose scripto a que no condesçenderían en la tregua de m[ás], syno por XVIII meses. En lo qual V.M. pesará lo que se pu[diese] hazer por mar y por tierra, en lo que toca a Françia durante el dicho tiempo, y lo q[ue] toca a la parte de las Indias. Y también, por el contrario, lo q[ue] le han s[cri]pto. Sy la dicha tregua se deue hazer, como [e]stá dicho, será V.M. seruido de mandarnos sy será comunicatiua y mercantiuol [merantil]. 468 Y si los vasallos de la una y la otra parte deurán tornar a sus bienes, en lo qual nos paresçe ponderado todo q[ue], quanto más amplia se hiziere, ser tanto mejor y tanto más a propósito de los vasallos de V.M. q[ue] de los de Françia, assý en estas p[artes] como en las de Flandes. Y [en] lo q[ue] ttoca a Flandes, ellos han suplicado a V.M. q[ue] les consienta tratar la dicha tregua comunicatiua y mercantiuol, lo qual haueys otorg[ado]. Y assý tornado cada uno a lo suyo, se librará V.M. de la inportunidad (4/5) contínua q[ue] terná por la recompensa de aquellos q[ue] pierden sus b[ienes] en Françia. Y por este medio cobraréys el usufructo del condado de Charroloys, y serán restituydos en sus bienes los vasallos del duque de Saboya q[ue] han seguido sus partes. (Párrafo 269) Syre. Aunq[ue] hauíamos scripto a V.M. q[ue], en tornando, embiaríamos a V.M. a Cornelio Sceppero por las postas, todavía nos ha paresçido detenerlo acá para embiarle a los dichos comissarios a Narbona según la respuesta de V.M. y como viéremos la exigençia della, y también para emplearle en la dicha tregua, sy se deuiere hazer mayormente en lo que toca a las dichas tierras de Flandes. (Párrafo 270) Syre. Por no detener más este correo, no seremos más prolixos, y por conclusión, supplicamos muy humill[de]mente a V.M. q[ue] nos auisse de su voluntad dentro de los dichos dos días, y q[ue] esto sea con resolución final de lo que toca a la dicha tregua, para sy se deue hazer pasarla llanamente, pues q[ue] no ay apparencia ninguna de ha[cer] otra cosa, ni, como está dicho, sacar más por occasió[n] dellas. (Párrafo 271) Quanto a la persona q[ue] V.M. podría embiar a la reyna de Françia, vos podéys mejor saber el qué conuernía. Y pues q[ue] Arbes está malo, aunqe allá ay poca gente de la lengua q[ue] pueda yr con esta comisió[n], V.M. podrá mandar mirar sy será bien embiar otro. Cylli el menor está aquí, y si el partiesse de donde está V.M., nos paresçe q[ue] sería bien conueniene. Y sy no se halla otro, podría yr allá en dos días y después boluer aquí. Y qualquiera q[ue] sea que V.M. embíe, no ha menester syno sola una letra de creencia [credenciales] hauiendole dicho V.M. lo q[ue] será seruido. Y passando por aquí, segund se hallara el estado de los negocios, assý le encaminaremos, y el grand maestre nos ha prometido q[ue] no haurá dificultad en su pasage. Y como q[ui]era q[ue] sea, haremos diligençia para hauer el saluoconduto en blanco. N[uestro] S[eñ]or, de Salsas XI de enero de 1538. (5/5) (Párrafo 272) 469 ANEXO III (9) [De Carlos V] al Com[endad]or Mayor de Leó[n] y mons[eñ]or de Granvela. De Barcelo[n]a a XII de enero 1538.823 AGS. EST. K. LEG.1642. DOC. 33. Esta mañana sábado [12-01-1538] antes del día llegó el correo q[ue] truxo vu[estr]a letra de ayer viernes de mañana. Y esta tarde la que despachastes despu[é]s de comer. Y la primera se dexó de respo[n]der luego por sperar las última[s] pa[ra] entender el fin desta plática y responderos a todo juntamente. Todo lo q[ue] conforme a lo q[ue] os scriuy[m]os propusistes, justificastes, satisfizistes y replicates a lo q[ue] por los comissarios del rey de Fra[n]cia se dixo, fue tan prudenteme[n]te como todo lo que más en essa negociació[n] por vosotros se ha hecho. Y nos q[ue]da[m]os satisfecho[s] enteramente de hauernos justificado y scripto por nues[tra] parte en toda razó[n] y deuer para peruenyr a la paz y spera[m]os q[ue] nu[estr]o s[eñ]or, q[ue] conosce las intenciones y obras de todos, dará a cada uno el premio q[ue] meresce[rá]. Y dexa[n]do esto en q[ue] no ay para q[ué] hablar y venyendo a lo que haze al caso. Hauye[n]do los comisarios y tractadores del dicho [borroso e ilegible en el documento] cortado y rompido la plática qua[n]to a la paz general de que la crh[isti]a[n]dad tenýa y tiene tanta gra[n] necessidad. Rehusando los offrescimye[n]tos y justificaciones por vu[estr]a parte hechos para conseguylla si pudiéramos y también el acercarnos y la intenció[n] y medio de su lado y de los legados q[ue] enbió co[n] los quales medios se pudiera mejor tractar y encamynar, no sabemos q[ué] poder decir ny añadir a este artículo, syno q[ue] nos hallamos extrañamente marauyllado de los térmy[n]os q[ue] han usado en esto. Y que la obra dellos no respo[n]de en ninguna manera a las palabras q[ue] muchas veces y últimamente os ha[n] dicho de la voluntad q[ue] el dicho rey tiene a establescer paz y amistad co[n] nos. Y no q[ue]da q[ué] dezir pu[e]s ya rompie[n]do la comunycació[n] qua[n]to a esto se ha[n] partido de donde estaua[n] pa[ra] yrse al rey, su amo. 823 Esta carta no está en el bloque documental que estamos estudiando (AGS. EST. K. Leg. 1642, doc. 36), pero hemos creído que incluirla entre los anexos en los que hemos dividido el legajo para su estudio, aportará el punto de vista del emperador en un momento en que los negociadores están paralizados y pidiéndole parecer. Tiene la letra característica de Idiáquez y se trata de una minuta porque contiene correcciones y tachaduras. En ella no hemos numerado los párrafos para que no se confunda con el bloque documental de Cobos y Granvela. 470 Qua[n]to a la tregua, no la ternyamos por mala, por un año qua[n]to a nos, si no se huiesse de tener respecto al duq[ue] de Saboya y al juicio de los myradores824. Como quyera q[ue] no veemos q[ue] nos estarýa[n] bien, mas antes mal porq[ue] demás de no poderse hacer co[n] ella en lo del co[n]cilio y reposo de las cosas de la fee y de la chry[stian]dad y en la offensió[n] co[n]tra el turco el pu[n]to q[ue] sería menester y nos dessea[m]os. En este tiempo, no podrýamos dexar de tener y sostener mucho gasto así en Lombardía como pa[ra] defensió[n] del turco y en otras partes. Con el qual surgirýa[n] muevas necessidades y cada día nos yrýamos con[n]sumie[n]do. Y por el co[n]trario, el rey de Francia excusarýa los gastos y se reharýa para continuar despu[é]s la guerra, al tiempo q[ue] el turco nos la podría tan bien hazer. El qual ny el dicho rey de Francia segund el juizio q[ue] del uno y del otro se puede hazer, nos puede[n] muy poco dañar en este año en que entramos. El turco por los gastos q[ue] hizo el passado y hauer quedado tan deshecho y como se escribe de galeras y gente y otros aparejos. Y el rey de Francia assymismo gastado y cansado de las empresas del dicho año p[asa]do y por estas causas hallamos q[ue] la dicha tregua no nos serýa provechosa en ninguna ma[ne]ra, mas antes dañosa. Por lo qual825 no nos parece q[ue] serýa conueny[en]te, ny nos estaría bien la tregua por agora, por tierra larga como la offrece[n]. Mas que fundando q[ue] no q[ue]re[m]os saber q[ue] el rey de Francia aya de dexar de conocer la razón y deuer en q[ue] nos hau[em]os puesto y pon[em]os por nu[est]a parte para conseguyr la paz y perder spera[n]ça della. Si prorrogasse la abstin[en]cia y sobreseymy[ent]o de armas q[ue] está hecho por la parte de Italia por tres meses y por otros tres meses extendiéndola a todas las fronteras y rey[n]os y tierras de ambas partes, solamente por tierra para q[ue] en este tiempo se pueda continuar la comunycació[n] y entender en los medios de la paz y ver sy se podrá peruenyr a ella pa[ra] lo qual será a propósito la venyda y fraternidad de los legados de su san[tida]d y se podrá en el dicho t[iem]po offrescer otros medios q[ue] sea[n] prouechosos pa[ra] ello. Y si la quisiera[n] aceptar y asse[n]tar desta manera, seré contento q[ue] la asse[n]tays en n[uestr]o no[m]bre. Y sy no se satisffiziessen desto por no ro[m]per la plática, como no se ha de r[o]mper, podreys dezir y co[n]testar q[ue] enbíen y venga co[n] vosotros musier de Velli o otra pers[on]a co[n] poder bastant[e] pa[ra] tractar prorrogar y co[n]certar y asse[n]tar la dicha tregua en nu[estr]a presencia la qual, sy la co[n]clusió[n] se dexare por acá llegados 824 Deberíamos entender esta palabra como todos aquellos gobiernos, territorios y países con diferentes intereses que están observando la contienda sin participar, pero expectantes ante el resultado. Aquí estaríamos hablando de Inglaterra, Venecia, Imperio Otomano, Barbarroja, Florencia, medianas y pequeñas repúblicas italianas, etc. 825 Aquí aparece una línea tachada en el original. Nosotros solo hemos transcrito lo sobrescrito y no borrado. Esto mismo hemos hecho en otros puntos del documento. 471 vosotros y platicando sobre todo y co[n] la deliberación q[ue] se segyrá, se podrá myrar, prorrogar y asse[n]tar como se verá más a[delan]te. Y assenta[n]dola allá vosotros, o dexándola pa[ra] hazerse acá, se deue de aclarar q[ue] las perso[n]as que desppachar[em]os y embiare[m]os y venyere[n] a nos por cosas de nu[estro] servy[cio] de Italia, Alemaña, Flandes y Borgoña y otra partes, pase[n] por Francia libreme[n]te durante el ti[em]po de la dicha tregua. Y otra más comunycació[n] ny co[n]tractació[n] desta no nos paresce q[ue] sea co[n]venyente por agora. La tregua por mar serýa buena y provechosa, pero no nos co[n]uyene la de tierra por tan largo t[iem]po como offrécese ésta por las consideraciones dichas y por allá nos puede hazer poco daño sy no es en las naos que veniesse[n] de las Indias. Y en esto se podrá y ha de proveer cómo se platicará y acordará despu[é]s co[n] v[uest]ra presencia y parescer. Y si fuesse comunycativa, se podrýa resarcir mucho daño a la salida della en los súbditos y bienes dellos como lo suele[n] hacer qua[n]do ro[m]pe[n] guerra. Y lo que tomasse[n] en el tiempo de la tregua será restituido como ellos suelen restituyr otras cosas826. Quanto a nombrar y traer embax[ador]es dura[n]te la tregua, musier de Velli podrá venir aquí o otra parte sy quisiere y despu[é]s segund las cosas secediere[n], assy se podrá dar la [ilegible]827. El remytir el tractar la paz a la rey[n]a de Hungrya, un[estra] h[erman]a, ny otra pers[n]a q[ui]en q[ui]era q[ue] sea, no lo hau[em]os de hazer en nyng[un]a manera y assy lo podreys dezir claramente. Y q[ue] por un[estro] servicyo y ministros está[n]do cerca de nos y no de otra manera se ha de tractar, lo qual es más co[n]uenyente pa[ra] venyr a co[n]clusió[n] q[ue] por otra forma. Dada en Barçelo[n]a a sábado XII de año 1538 a m[edi]a noche. Yo el Rey. Idiáquez [firma] 826 En esta última frase coinciden varias tachaduras con algunas palabras casi borradas por lo que la transcripción ha sido un tanto libre. Entendemos que el emperador quiere que se tome nota de todo aquello que los franceses se apropien en el tiempo de la tregua para que se restituya porque insinúa que, en ocasiones de treguas pasadas, han devuelto aquello que han querido no lo que se habían apropiado. 827 Sospechamos que quiere decir salvoconducto. 472 ANEXO III (10º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 [Car]ta de XIII de enero [13-01-1538] [1ª] Syre. La carta q[ue] V.M. nos scriuió en res[pues]ta de la última q[ue] le scriuimos, rescibimos ayer [12-01-1538] en la tarde, y en todo ello ha V.M. considerado lo que importa, tan bien y tan particulamente, q[ue] q[ue]damos con muy grand reposso de spíritu. Y mayormente quanto a la congoxa en q[ue] hauemos stado por lo que toca al duq[ue] de Saboya en caso q[ue] se haga tregua. Y siguiendo la voluntad de V.M., hauemos ordenado y embiado una forma della como V.M. podrá ver por la copia q[ue] yrá con ésta828, después de hauerla comunicado con el duque de Arscot, q[ue] llegó ayer aquí. Y la embiamos con Cornelio Sceppero, q[ue] va por las postas, al cardenal de Lorrena y gran maestre de Françia, hauiendo informado al dicho Cornelio según la intençión de V.M. para hazer tomar bien la forma de la dicha tregua segund está bien fundada. Y para no romper la prática de la paz, y q[ue] sy la dicha tregua no les plaze en la dicha forma (1/2), como lo tememos quanto al passo de los correos menssageros y personas que van y vienen por lo q[ue] hauemos entendido del señor de Vely, al qual hauemos hablado en esta conformidad, q[ue] aquellos señores embíen poder agora, sea al dicho s[eñ]or de Vely, o a otro alguno, para tractar la dicha tregua como será acordado de la [par]te de V.M. Y que durante el tiempo della pueda hauer embax[ad]ores de la una y de a otra parte. Y nosotros partiremos oy para tornar a dormir a Perpiñán, y desde allí auisaremos a V.M. de lo q[ue] traerá Cornelio y de lo demás. Y entre tanto entenderemos en lo más necessario y urgente del cargo del dicho duq[ue], para concertar las prouisiones necessarias y, señaladamente, sobre el negoçio de Gheldres, de q[ue] en n[uest]ras últimas hizimos mención a V.M., a la qual c[on] Dios n[uestro] s[eñ]or de Salsas XIII de enero 1538 (2/2) (Párrafo 273) 828 Es muy probable que con esta carta se adjuntara un borrador, en forma de minuta, para que el emperador diera su visto bueno en un documento con los puntos de la tregua. Esta minuta no se ha conservado en Simancas, pero no debió ser muy diferente al documento final que figura aquí como ANEXO III (12º). Como no perdimos en ningún momento la esperanza de encontrarla, reservamos el número de Párrafo 274 para insertarla entre los anexos. Por este motivo el citado número no aparece en el documento asignado a párrafo alguno. 473 ANEXO III (11º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Ca[rta] de XIII de enero [13-01-1538] [2ª] Syre. El lunes escriuimos a V.M. cómo hauíamos despachado a Cornelio Sceppero desde Salsas, al cardenal de Lorrena y grand m[aestr]e de Françia, con una prorrogación y ampliaçión de tregua, qual haurá podido V.M. veer por la coppia junta a n[uest]ras letras. Depués nos partimos a la tarde y venimos a este lugar a dormir el mismo día donde rescibimos ayer [12-01-1538], a las cinco de la mañana, una carta en latín del dicho Cornelio con un su criado, q[ue] nos embió por las postas. Y nos escriue q[ue] después de hauer hablado a los dichos cardenal y grand m[aestr]e, conforme a lo q[ue] le hauíamos encargado segund la voluntad de V.M., y de hauerles declarado, en presencia de los s[eñ]ores de Vely y general Bayard, el despacho q[ue] le embiáis sobre la dicha tregua, no hauían contradicho en cosa ninguna de lo en ella contenido, ni en lo q[ue] se hizo mençión del duq[ue] de Saboya, ni de los q[ue] serían despachados para yr y venir de una parte y de otra, antes solamente, segund su constumbre, hauían dicho muchas buenas palabras generales de la voluntad del rey, su amo, a la paz y de su desseo para hazer todo lo que podían. Remitiendo lo demás de responder a la dicha tregua, hasta que stuiessen con el dicho su amo, al qual hauían ya despachado al presidente Poyet para edificar todavía más al dicho rey. Y hazerle tomar bien lo que hauíamos passado juntamente en las dichas comunicaçiones. Y entendían partirse luego y seguirle, syn por entonçes acceptar ni rehusar, como [e]stá dicho, la dicha tregua. Pero q[ue] bien paresçería al dicho Cornelio, por las palabras q[ue] le dixeron, q[ue] vernían en ella, mas que no hauían pensado q[ue] deuía ser tan corta. Y le pidieron n[uest]ro poder, a lo qual respondió q[ue] le hauiamos encargado dixiesse q[ue] no le queríamos dar por esta particularidad de tregua tan solamente. Y q[ue] le daríamos una copia auténtica. Y sobresto desseaua saber lo q[ue] deuía hazer, assý en lo de la dicha tregua, como en lo demás. A lo qual respondimos y scriuimos lo q[ue] mandará V.M. ver por la copia (1/7) de n[uest]ra carta y le embiamos la copia del poder más ampl[i]o q[ue] tenemos de V.M. (Párrafo 275) Después, es llegado aquí cerca del mediodía el cardenal de Jacobaçis, que era datario quando V.M. passó por Roma, el qual nos ha hecho un luengo prólogo de la causa por q[ue] su S[antid]ad y el consistorio 474 le hauían despachado a él y al cardenal Carpy. Y del respecto q[ue] Su Sa[ntida]d ha tenido de embiarle como confidente a V.M. Y justificando al dicho cardenal de Carpy de lo q[ue] se hauía dudado q[ue] no fuese parcial por Françia. Asegurando mucho que es amador de la paz y q[ue] haría todo el buen offiçio q[ue] podría. Y scusándose q[ue] no hauian podido hazer mayor diligencia por las postas por falta de cauallos. Y viniendo a lo principal, nos dixo q[ue] el rey de Françia, después de entendido su cargo, hauía dicho muchas buenas palabras quanto a su desseo de la paz y a mistad de V.M. Y q[ue] si la paz podía ser perpetua, tanto más él la querría. Sy no, q[ue] fuesse por v[uest]ras vidas. Y en falta desto, q[ue] se hiziesse una tregua por XV o XVI años o otro tiempo qual sería conçertado. Y que cada uno q[ue]dase con lo q[ue] tiene y se contentase. Y que no era tan curioso por Milán como podríades pensar. Y que querría tanto q[ue]darse anssý, dando muchas graçias a Su S[antid]ad por sus buenas y muy santas admoniciones, las quales él acceptaua de buena gana en lugar de mandamiento como la razón lo q[ue]ría. Y que entendía hazer de manera q[ue] Dios y todo el mundo conoscería q[ue] él se hauía offresçido, y quería poner en la razón y en todo deuer para q[ue]dar de acuerdo con V.M. Y hauíades harto prouado v[uest]ras fuerças el uno y el otro. Y conosçió bien que vos erades el mayor prínçipe y más poderoso de toda la cry[s]tiandad, y él no era para forçaros, pero q[ue] tanbién él no era de los menores y tenía su reyno unido y entero. Y que no hauía podido mejor mostrar el desseo q[ue] tenía a la paz y a V.M., que con hauer consentido en la tregua q[ue] se hizo en Lombardía, quando él tenía la spada en la mano y la prosperidad apparente. Sobre lo qual, los dichos cardenales legados, le hauían hecho todas las exhortacion[e]s conuenientes para, dexando los otros dos medios, entender en la paz perpetua teniendo respecto q[ue], de otra manera, ni el negoçio de la fee se remediaría, ni se haría la prouisión q[ue] sería necessaria contra el turco. Y la cry[s]tiandad estaría en euydente riesgo de perderse. Y q[ue] a esto replicó que por él no quedaría. Mas q[ue] hasta entonçes no se hauía podido scriuir de v[uest]ra parte, en las dichas comunicaciones, syno buenas palabras. Y esperaua aún nuevas de sus comissarios el mismo día de que él los auisaría. Y por esto detuuo al dicho cardenal de Jacobays todo aquel día. Y el seguiente de mañana, el rey embió (2/7) a llamar solamente al de Carpy, viendo lo qual, el dicho Jacobacis se partió con conçierto, pero q[ue] se tomó entre los dos legados, el uno auissasse al otro de todo lo q[ue] vería conuenir al buen dereço de la dicha paz. Y speraua cada hora nueuas de su colega. Y q[ue] hablando con el cardenal de Jornon, le hauía dicho q[ue] V.M. q[ue]ría q[ue] el rey de Françia cumpliesse todo lo q[ue] le pedíades prestamente. Y hazer esperar tres años al rey, su amo, la entrega de Milán, q[ue] no era cosa hazedera en manera ninguna. Y q[ue] después, el dicho legado vino a 475 Nabona, donde halló al cardenal de Lorrena y grand maestre, los quales le dizieron en substancia lo mismo syn más. Solamente hauían añadido q[ue], viendo q[ue] no podíamos venir a buena resoluçión, hauían propuesto la dicha tregua para q[ue] los dichos legados tuiesen medio de interuenir en la plática. (Párrafo 276) Hauiendo oydo y entendido todo lo q[ue] el dicho s[eñ]or legado ha querido dezir, nosotros le hauemos loado mucho la buena deliberaçión de su S[antid]ad y q[ue] él houiesse elegido tales personas, mostrando confidençia en lo que él dezía del cardenal de Carpy, no embargate lo q[ue] se ahuía dicho, no syn alguna occasió[n]. Y su diligencia y el buen officio q[ue] hizieron con el rey de Françia y con sus comissarios. Y consecutiuamente le hauemos dicho q[ue] por ser embiado de parte de Su S[antid]ad, de quien V.M. se confiaua enteram[en]te, y de su intención y buena affectión a la paz. Y sabiendo q[ue] el dicho s[eñ]or cardenal dependía enteramente de su S[antid]ad, sin otro ningund respecto y ahuía siempre sydo personal recta, zeloso del bien público de la cry[s]tiandad y affectionado y deuoto a V.M., aún entonçes, quando era datario, y después de su promoçión al cardenalado, nos le declararíamos lo substancial de lo q[ue] hauía passado desde el principio que la plática de la paz, se puso en [nues]tras manos en Monçón. Y q[ue] bien le q[ue]ríamos declarar, ante todas cosas, q[ue] V.M. hauía condescendido en la dicha prática, siguiendo las admonyciones de Su S[antid]ad y en tiempo q[ue] el dicho rey de Françia estaua en peligro, y casy sin esperança de la vida. Y sus fuerças en grand manera disminuydas en las partes de Flandes y lo más gruesso de su exercito de Lombardía, retirado en Françia y todo lo q[ue] él tenía, como en total desesperaçión. El turco retirado (3/7) harto confuso. La liga contra él hecha. Y teniendo V.M. alemanes q[ue] baxauan de nueuo en la dicha Lombardía. El príncipe Doria buelto con toda sus galeras y la gente de guerra q[ue] teníad[e]s en Nápoles y Sicilia en gran número desembaraçada. Y q[ue] hauía venido a buen punto la dicha tregua para aquel rey, sin la qual su exército se destrýa y perdía de suyo, por el rigor del tiempo y por la falta de vituallas. Y no eran menester otras fuerzas más, hauiendo una vez V.M. acordado la tregua, hauía q[ue]rido mantener su palabra como lo acostumbra en todas las otras cosas. Y passando adelante, le declaramos de punto en punto y por orden y particularmente, todo el progresso desta plática. Y mayormente de las dichas comunicaçiones, y lo que desde la primera nosotros hauíamos offresçido y pedido. Y en q[ue] desde entonçes, los dichos comissarios françeses hauían persistido, poniendo en razón y justificandolo como a la verdad ha passado. Y q[ue] los dichos comissarios de hora en hora, se hauían hecho más diffíciles y duros y absolutos en querer hauer luego la entrega del estado de Milán y no hazer 476 nada hasta entonces, ni quanto al concilio ni contra el turco ni menos en la restitución del duq[ue] de Saboya, ni confirmar los tratados y restituyr a Hedín, entremetiendo el reyno de Nauarra y Tornay y su tierra en la dicha plática. Y consecutivamente la instancia q[ue] tantas vezes hauíamos hecho q[ue] V.M. y el dicho rey de Françia se açercassen, y q[ue] tanbién los dichos cardenales interuiniessen en las dichas comunicación[e]s y, en fin, q[ue] Su Sa[ntida]d, V.M. y el dicho rey de Françia se allegassen a la parte de Niça, o de Lombardía. Y como ellos hauían rehusado todos estos tres puntos, el uno después del otro, y cada uno dellos, y q[ue] era verdad q[ue] hauíamos quedado de concierto con los dichos comissarios, de no diuulgar nada de las dichas comunicaciones, demás de lo q[ue] podría conuenir e importar para continuar la dicha plática de paz, y anssý lo entendíamos, y por esto nos era graue particularizar lo que hauía passado assý en lo q[ue] tocaua a Su S[antid]ad, como a sus legados. Mas no podíamos dexar estas dos particularidades como necessarias y dezir, aunq[ue] los dichos comissarios, no solamente no hauían propuesto la interuención de los dichos legados, mas en diuersas instancias, rehusado biua y muy expressamente q[ue] Su S[antid]ad ni los dichos legados, se entremetiessen, como q[ui]era q[ue] fuesse, en esta paz. Y no solamente lo hauían dicho a nosotros, mas aún lo hauia dicho expressamente el rey de Françia al duq[ue] de Arscot, q[ue] staua aquí, persona de tal calidad y [e]stima q[ue] no lo q[ue]ría afimar syno fuera ansý. Todavía q[ue] importaua no allegarlo por no poner impedimento o dificultad a su buelta, y aún (4/7) reýamos que una de las causas porq[ue] los dichos comissarios se partieron de Locata tan súbitamente, hauí sydo por no sperar la venida de los dichos legados y hauiendo entendido el dicho cardenal todo lo que arriba está dicho, se spantó de lo q[ue] hizieron los dichos comissarios. Y dixo q[ue] él también hauía tenido q[ue] el rey de Françia no dessaua su interuención, por hauerlos impedido y hecho tardar en diuersos lugares de Françia, so color de falta de cauallos. Y aún deternerlos syn propósito en su corte. Y hauíamos hecho bien de [re]tenerlos en Salsas y en este lugar después de la partida de los dichos comissarios franceses. (Párrafo 277) Assymismo no se marauilló poco el dicho legado, de la synrazón del dicho rey de Françia. Y el storuo q[ue] él y sus comissarios y otros sus seruidores, dan en lo que toca a esta plática. Y vino a parar por el punto más sustancial q[ue] a él le paresçía, q[ue] se deua mirar un tiempo moderado y expresso en el qual V.M. q[ue]rría entregar a Milán y q[ue] fuese tal q[ue] el dicho rey de Françia lo acçeptasse, haziendo lo que deuía, o que la cristiandad vea q[ue] contra razón el dicho rey de Françia rehusa lo q[ue] V.M. pide y pretende, y q[ue] quanto al turco, se podría tomar seguridad del dicho s[eñ]or rey. (Párrafo 278) 477 Nosotros le respondimos, como en la penúltima comunicaçión hauíamos aun declarado a los dichos françeses, q[ue] V.M. no hauía tenido ni tenía el dicho stado de Milán en sus manos, syno por hazer el bien público de la c[ri]stiandad, remediar el neg[ocio] de la fee y proueer contra el turco. Y q[ue] el rey de Françia, cumpliesse lo q[ue] hauía tractado confirmado y continuamente approuado, syn lo qual, era imposible hauer buena paz y q[ue] importaua tanto o más a Su Sa[antida]d, por el lugar q[ue] tiene q[ue] a V.M. Y por esto conuenía mirar q[ue] entrambos, no fuessedes engañados y reprehendidos como lo seríades, grauemente y con justa causa, sy después de la entrega de Milán, el dicho rey de Françia usaua lo que hauía hecho por lo passado, y q[ue] en primer lugar, toda Italia sería enteramente oppressa y la dignidad pontifical se anichilaría. Y lo q[ue] peor es, vernýa la cristiandad en total confusión. Y que no hauía persona de buen seso q[ue] deuiesse aconsejar a V.M. q[ue] entregasse a Milán syn q[ue], a lo menos, el concilio fuesse çelebrado y effectuado, lo q[ue] podría ser harto presto y bien, sy el dicho rey de Françia q[ue]ría entender con buena fee, y se hazía algund buen esfuerço contra el turco, extendiendo conforme al propósito lo q[ue] hauia[n] dicho a los comissarios. (5/7) (Párrafo 279) A él le paresció este punto bien razonable, q[ue] la dicha entrega se remitiesse hasta después de ser çelebrado elconçilio, y declarado y effectuado lo q[ue] toca a lo substancial de n[uest]ra fee. Y que quanto a lo del turco, se podían dar seguridades. Y que el dicho rey de Francía hauía dicho q[ue] el conçilio era bien necessario, y q[ue] entendería en él de buena gana. Mas que era menester tiempo. Y q[ue] se encaminase con partiçipaçió[n] de los otros rey[e]s y príncipes, y se tuuiesse en lugar conueniente y assegurado. Nosotros le repondimos q[ue] ésta es una respuesta del dicho rey de Françia muy ordinaria y acostumbrada por cumplir con Su Sa[ntida]d, el qual sabe q[ue] dessea el conçilio. Y por entretener al rey de Inglaterra y otros deuiados de la fee, y tenerse fuerte y hazer su prouecho. Y q[ue] aún de más desto, sus comissarios, y señaladamente el cardenal de Lorena, nos hauía dicho clara y abiertamente q[ue] el dicho rey de Françia no haría cosa ninguna, ni q[uan]to al dicho conçilio ni contra el turco, ni restituyría nada syn ser hecha primero la entrega de Milán, de q[ue] el dicho legado se espantó mucho. (Párrafo 280) Y sobre esto nos dixo que, quanto al duq[ue] de Saboya, él hauía entendido del cardenal de Turnon, q[ue] el rey de Françia no haría dificultad ninguna de restituirle todo lo suyo. Y a esto le replicamos q[ue], no solamente nos hauían dicho los comissarios franceses q[ue] no se haría la restituçión hasta la entrega de Milán, mas que aun haziendose aquella, el rey de Françia q[ue]ría tener en sus manos algunas plaças como 478 Burg, Enbresssa y Montmelian, q[ue] son de muy grande importançia y con las quales, él se podría dezir s[eñ]or de todo, hasta que fuese determinada la querella q[ue] él pretende contra el dicho duq[ue], syn hauer respeto a ningunas declaracion[e]s q[ue] sobre esto se les hizieron, que el dicho duque era su pariente tan cercano, y le hauía despojado el dicho rey violentamente syendo mucho menor syn comparació[n] de fuerças que él. Y lo que más es, no se q[ue]ría el dicho rey de Françia entremet[e]r en la recuperaçió[n] de lo q[ue] han por su medio occupado los de Berna y Friburg al dicho duque, y se lo detienen enteramente y con muy grande escándalo en atentado de n[uest]ra santa fee. (Párrafo 281) Después de hauer passado esto, el dicho legado nos pidió q[ué] nos parecía de lo que él deuía hazer, en lo qual nos escusamos de dar el paresçer, mas q[ue] staríamos prestos a todo lo q[ue] le plazería y podría pensar hasta la tarde, q[ue] nosotros bolueríamos a verle para entender su deliberación. Lo qual le paresçió bien. (Párrafo 282) Hauiendo, Syre, considerado los términos en q[ue] [es]tá esta plática de la paz y lo que V.M. nos ha escrito sobre el continuarla y entretenerla por todos los medios posibles syn romper, y q[ue] no podías mejor dar claridad al dicho cardenal de las cosas passadas hasta agora. (6/7) (Párrafo 283) Q[ue] por lo q[ue] le hauemos dicho, y no sabíamos como aún no lo sabemos, sy la dicha tregua se passará por los dichos comissarios franceses, ni sy ternemos tan presto nueuas del dicho Cornelio. Y comunicado sobre esto co[n] el dicho duq[ue] de Ascot. Nos ha paresído, no solamente más aun neçessario q[ue] el dicho legado siga su camino a V.M., remitiendolo todavía a su arbitrio, y sy sería por las postas como es venido, o a jornadas, y assy tornamos a verle y truys (¿?) el medio de manera que él, de suyo mismo, determinó de seguirse camino como hauía venido por las postas, y le offresçimos de parte de V.M. q[ue] se haría todo lo que él q[ui]siesse ordenar. Y assý se ha partido oy [13-01-1538]. Y tanto a su llegada como el tiempo q[ue] estuuo aquí, le hauemos hecho la más honrra y mejor tractamiento q[ue] nos ha sido posible a él y a su compañía, q[ue] son hasta doze cauallos. (Párrafo 284) Syre. Hanos parescido necessario dar entera cuenta como está dicho al legado de todo lo que ha passado en esta negoçiaçión, syn hablar mal del dicho rey ni de sus comissarios, de más de lo q[ue] conuiene y importa a lo substancial, por hauer sydo los ministros y porq[ue] no paresçiesse al dicho cardenal q[ue] desconfiamos de él. Y también por releuar a V.M. de hazerle tan luengo cuento y discurso. Y para q[ue], 479 sy por auentura de camino, antes q[ue] llegue a V.M. rescibiesse letras o auiso de su collega, q[ue] no imprima nada contra o fuera de lo q[ue] a la verdad ha passado. Y assý nos ha paresçido hazer n[uest]ro deuer, en dar tan particular razón a V.M. por ésta para q[ue], estando preuenido, proçeda confome a esto con el dicho legado, y considerará sy será bien esperar nueuas cartas del dicho Cornelio, ante[s] q[ue] tomar resoluçión ninguna con el dicho legado, y nosotros haremos la mayor diligençia q[ue] pudiéremos en tornar a V.M, mas es nos forçado quedar aq[uí], a lo me[no]s oy [13-01-1538], por los negoçios q[ue] se offresçen. También no partirá el dicho duque de Arscor [ha]sta mañana por falta de cauallos, por haue[r]los lleuado consigo el dicho legado. (Párrafo 285) Syre. Será bien q[ue] V.M. haga tener cuydado de embiar a resçibir honoríficamente al dicho legado y de mandarle aposentar, assý por el respecto de su calidad, como por el cargo q[ue] trae. Y n[uest]ro s[eñ]or, de Perpiñan XIII de enero 1538. (7/7) (Párrafo 286) ANEXO III (12º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 Copia de la carta q[ue] scriuieron el comendador mayor de Leó[n] y muisor de Granuella a Cornelio Sçeppero en respuesta de la suya, de q[ue] arriba se haze mençión829. Con v[uest]ro criado, q[ue] llegó por la posta esta mañana a las VI horas, rescibimos la carta que nos scrivistes ayer, y por ella entendimos todo lo que haueys passado con el cardenal de Lorrena y grand m[aestr]e de Françia en presençia del s[eñ]or de Vely y general Bayard, seguiendo lo q[ue] os hauíamos encargado. Y en todo haueýs hecho muy bueno y prudente offiçio conforme a la intención de Su M[agest]ad y a lo q[ue] nos ha últimamente mandado, y nos paresçe bien que vos sigáys los dichos s[eñores] hasta la corte del rey, su amo, para saber espresamente su voluntad en lo q[ue] toca a la dicha tregua, y pasarla en la misma forma y substançia de la que 829 Esta es la única carta del bloque documental que estamos estudiando que no está dirigida por Cobos y Granvela a Carlos V sino a Cornelio Scepero. Siguiendo la lógica de estudiar el bloque completo, la hemos incluido también aquí. 480 hauéys lleuado en lo qual. Como os declaramos ayer, tenemos la ley limitada y prescrita, en la qual no podemos hazer más ni menos en la substançia, y assý nos paresçe que variar o mudar la occasión y fundamento de aquella, sería dar mal lustre. Y no pensamos hauer puesto cosa ninguna q[ue] los pueda apartar de seguirla, syno es en lo q[ue] se haze mención del duque de Saboya. Y aunq[ue] esto sea cosa q[ue] tanto conuiene a la honestidad, q[ue] de una parte ni de otra no se deue dexar, todavía sy se persiste en lo contrario, ellos podrán dexar esta particularidad en las cartas q[ue] se despacharán por los dichos comissarios, mas en lo demás conuiene q[ue] el texto della sea conforme al n[uest]ro. Y podeys tomar occasión de persystir espressamente por no disputar con ellos ni passar más adelante en esta negoçiaçión de lo q[ue] teneys a cargo, q[ue] es de traer otro despacho semejante al n[uest]ro. Y quanto a n[uest]ro poder q[ue] ellos dessean por su seguridad, y a lo que os han dicho que el suyo es muy amplio, aq[uí] os embiamos una copia auténtica del n[uest]ro, firmado de los secretarios y notarios harto conosçidos por ellos, q[ue] son los q[ue] han firmado los despachos q[ue] hauemos passado con el señor de Vely. Y podrán ver q[ue] n[uest]ro poder no es menos amplio q[ue] el suyo. Y sy no fuesse por no ponerlos en escrúpulo q[ue] ellos dubdassen q[ue] éramos venidos aq[uí], por tenerlos en palabras syn effecto o intençión de tractar, vos huiéramos embiado un otro poder, no tan ampl[i]o, q[ue] tenemos para tractar todas treguas. Y quanto al casamiento del duq[ue] de Orliens y de la hija del Rey de Romanos, tenemos también speçial poder aparte, como diximos quando llegamos al s[eñ]or de Vely, y no conuiene q[ue] oluideus esta particularidad, por quitarles todo escrúpulo. Y en lo q[ue] pedís q[ue] auissemos de lo q[ue] hauréys de hazer en lo de más, no sabríamos q[ué] scriuiros, allende de lo q[ue] os hauemos dicho más de q[ue] certifiquéys, muy expressamente, la buena voluntad q[ue] S.M. imperial tiene a la paz con el dicho señor rey, como çiertamente lo es, y que nosotros desseamos singularmente hazer todo buen offiçio hasta el fin. Y por esto nos paresçe muy necessaria la dicha tregua y bien conueniente q[ue] aya embaxadores de la una parte y de la otra, q[ue] entiendan en ello con la misma synçeridad, confidençia y buena destexidad [¿destreza?], y os remitimos q[ue] sobre esto hableys todas las buenas y honestas palabras q[ue] la ocassyón podrá offresçer. Y si la dicha tregua se pudiese pasar, traerlaeys , q[ue] a la verdad 481 sería muy buena obra y de grand reputación y fauor, para continuar la plática de la paz. Y sy no, en fin, como q[uie]ra q[ue] sea, os tornaréys syn del todo rehusar, ni tampoco en cosa ninguna aprouar, lo q[ue] ellos q[ue]rrán poner fuera de la substancia de la n[uest]ra, antes, como [e]stá arriba dicho, en este caso direys solamente (2/4) q[ue] vos tenéis comissión para ello, y q[ue] ellos embien al s[eñ]or de Vely, o de otro qual les paresçiere con poder y bien informado de la intención del rey, sobre esto bien podreys vos como de v[uest]ro, declarar las dificultades que vos paresçerán fuera de lo q[ue] S.M. nos ha mandado. (Párrafo 287) Sy se pudiere offrescer coyuntura, vos hablaréys assý a los dichos s[eñ]or cardenal y gran m[aestr]e, como a Vely y otros para, sy es posible, obtener que los condes de Varasto y de Pont de Vaulx q[ue] residen en el condado de Borgoña, sean restituydos en sus bienes q[ue] les tiene ocupados el rey de Françia a causa de la guerra contra el duque de Saboya. Hauiendo respecto q[ue] el dicho condado de Borgoña es en abstinencia de guerra, y en consideraçión q[ue] jamás los dichos s[eñ]or[es] se han entremetido en la guerra, por la una ni por la otra parte. Y junto con esto q[ue] el dicho conde de Pont de Vaulx, es sobrino y heredero del grand maestre q[ue] fue del emperador, y el dicho s[eñ]or de Verasto muy cercano deudo del conde de Montevel, grand seruidor del dicho señor rey. Y q[ue] tanbién es cuñado del s[eñ]or de Rye, primer somelier de corpus del emperador. Y q[ue] particularmente supp[licamos] a los dichos cardenal y grand m[aestr]e, siguiedo lo q[ue] les hablamos últimamente, y la buena respuesta y sperança q[ue] nos dieron . Y assymismo la restituçió[n] del barón Monfalconet. (3/4). (La página (4/4) está en blanco) (Párrafo 288) ANEXO III (13º) Transcripción de los informes relativos a las conversaciones en Cabañas de Salses, todos ellos contenidos en el voluminoso legajo: AGS. EST-K, Leg K-1642, doc 36 482 Copia de la patente de las teguas q[ue] lleuó Cornelio de q[ue] se haze myriad (¿?) q[ue] la carta de XIIII de enero [13-01-1538] Don Françisco de los Couos com[endador] mayor de León y mesire Nicolás Perrenot, cauallero s[eñ]or de Granuella, procuradores y comissarios del muy alto y muy ex[celen]te y poderoso prínçipe don Carlos por la gr[aci]a de Dios, emperador de los romanos, rey de España. Hazemos saber a todos q[ue] como por peruenir al tractado y establecimiento de buena paz y sinçera amistad entre S.M. imperial y el muy alto y muy ex[celen]te y muy poderoso prínçipe Fran[cis]co, rey de Françia Chri[sti]aníssimo, se ayan hecho treguas particulares que duran aún. Es a saber en las partes de Flandes y de Picardía hasta el primero de junio. Y en la de Piamonte, Saboya y otras tierras conuezinas y adjaçentes, hasta el último de hebrero. Y assimismo se ha conçertado austinen[ci]as de guerra en las fronteras destas partes entre tanto q[ue] estaríamos entendiendo en enderesçar la paz, para la conclusió[n] y assiento de la qual, y para juntamente poner conçierto [y] paçificaçión entre el dicho s[eñ]or re y el duque de Saboya se han tenido diuersas pláticas y comunicaçiones con el muy I[lustre] y muy r[everen]do inchito [ínclito] padre, el s[eñ]or car[dena]l de Lorrena, arçobispo de Rayms y Nabona, abbad de Clugny. Y el s[eñ]or de Montmoreny, grand maestre y mariscal de Françia y gouernador de Lenguadoch, en las quales se han hallado algunas dificultades imporantes por las quales no se pudo concluyr y passar el dicho tractado de la paz ni continuar de presente más luengamente en las dichas comunicaçiones y para que la sperança y entrenimiento de la dicha paz no se rompa ni impida como sería si se tornasse a las dichas armas y guerra, antes se pueda seguir la plática de la dicha paz por los medios que paresçerá a los dichos prinçipes conuenientes y se podrá accomodar a tan santa , buena, loable y nesçessaria obra (1/6) por el bien de toda la chri[sti]andad hauemos de la una y de la otra parte conçertado la extensión de las dichas teguas y abstinençia de guerra como se sigue. Es a saber que las dichas dos treguas y cada una dellas se obseuarán y entreterná[n] enteramente y sin hazer por las presentes inuocaçión ninguna y se prolonga y alarga la tregua de Piemonte Lombardía y destas partes según su forma y tenor hasta el primero de junio próximo y, a mayor abundançia que desde agora en adelante y hasta el dicho primero de junio aya tregua, abstinençia de guerra y sobreseymie[n]to de armas generalmente en todos los reynos, tierras y vasallos de sus Mag[esta]des imperial y real en todos sus lugares y fronteras y por todo el dicho tiempo. Y que si se hallare q[ue] algunos contrauienen, sean punidos y castigados graue y exemplarmente, como si fuessen rompedores de paz. Con satisfactión y restituçión de todos daños y intereses, quedando en lo demás la dicha prorrogación, tregua general y abstinençia de guerra 483 y sobreseymiento de armas y todo lo aquí contenido en su fuerça y vigor, y que se haga publicaçión prestamente en los lugares y fronteras a q[ue] dicha tregua se extiende de nuevo y en las partes de Piemote dentro de un mes próximo venidero. Y q[ue] para hazerlo conuenientemente y todas las solicitaçiones y diligençias que serán reqjueridas a la dicha paz, que todos los mensajeros, correos y otras personas q[ue] serán despachados por los dichos s[eñor]es emp[erad]or y rey y por sus ministros donde quiera que estén vaya[n] y venga[n] por todo el dicho tiempo desta prorrogaçión y extensió[n] general por los reynos, tierras de sus mag[estade]s imperial y real librememte y sin impedimento ni contradicció[n] alguna, Y porq[ue] sobre lo que arriba está dicho es neçessario como se ha conçertado despachar (2/6) de la parte de los dichos s[eñor]es car[dena]l y gran maestre y de la n[uest]ra, letras patentes respectiuamente, nosotros por satisfazer a lo que nos toca, hauemos despachado las presentes, por las quales, en virtud del poder que tenemos de su Mag[esta]d imperial hauemos prometido y prometemos que se obseuará y hará inviolablemente obseruar lo arriba contenido en todos y cada uno de los puntos firme y inuiolablemente y que dará sus letras de ratificaçión dentro de un mes próximo y para ello obligamos a su Mag[esta]d imperial y sus bienes present[es] y venideros qualesquiera y en testimonio desto hauemos firmado las presentes de n[uest]ros nombres y selladolas con n[uest]ros sellos en Salsa XIIII de enero MDXXXIII según estilo de Roma. (3/6) (Párrafo 289) Las siguientes dos páginas del documento (4/6 y 5/6) están en blanco. En la última (6/6) está escrito un párrafo de tres líneas con el resumen te todo el documento que se ha trascrito en este ANEXO III: “la traslació[n] de lo scripto a su M[agest]ad por sus trasladores cerca de la comunycació[n] de la paz co[n] los del rey de Françia y de lo que passó pendiente aquella. Año 1538”. Debajo está escrita una línea con el destinatario: “hase de embiar a la emperatriz, n[uestra] se[ñora] (Párrafo 290) 484 485 ANEXO IV. DIFERENTES TEXTOS DE LA TREGUA DE NIZA. Capitulaciones de las Treguas hechas en Niza en 18 de junio de 1538 (Reales Cédulas y Pragmáticas 1-24) en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid830. En el nombre de dios sea notorio a t[o]dos, cómo n[uest]ro muy santo padre el papa Paulo III, considerando después de su coronación al pontificado en qué peligro estaba toda la república cristiana a causa de las disensiones e diferencias que auía entre los príncipes della, aya diuersas ueces escrito e ynviado sus legados e n[u]nçios al emperador e rrey cristianýsimo, por ser ellos de donde prençypalmente depende el rreposo de la cristiandad, con fin de hazer una buena paz entre ellos. Y uiendo que no auía podido uenir a conlusión, aya tomado trabayo sin tener respeto de su gran hedad, ny a los peligros que a las mudanças de las regiones pueden causar, ny otras yncomodidades de uenir a esta parte de Niça, lo qual asímysmo hizieron por su admonyción y ruegos los dichos señores emperador e rrey, donde después de diuersas pláticas e congregaçiones pasadas e tenydas sobre el negocio de la paz, no a seydo posible concluyrla por algunas ynporantes dificultades. Y uiendo que de la absençia de su santidad de Rroma, siendo más larga que la de los dichos príncypes de sus rreynos e tierras, se podrían seguir muchos ynconvenyentes, y demás desto q[ue] en esta rregión de Niça, a causa que[e]s estrecha y estéril y el ayre malsano, podrían subçeder e venyr muchos peligros y males [¿enfermedades?] y auiendo su santidad procurado y concluydo con los dichos príncypes de boluerse a Rroma, a donde se ynuiarían a su santidad algunos de sus menystros, con podederes bastantes para continuar la dicha plática de la paz, porque pendiente esto, no pueda subçeder alguna cosa que pueda engañar la boluntad de los dichos préncypes del tratado de la dicha paz. Su santidad ha sydo mediador entre ellos para que se hiziese una tregua del tenor que se sigue: El año de nuestro señor Jesucristo, autor de toda paz y concordia, de myll e qui[nient]os e treynta ocho, a los diez e ocho días del mes de junio, en la casa e monesterio couentual de San Fran[cisco], de fuera de la ciudad de Niza, en presençia de n[uest]ro muy santo padre, el papa, fueron personalmente constituydos, don Juan Fernández Manrique, marqués de Aguilar, don Francisco de los Cobos, comendador mayor de León en la orden de Santiago, adelantado de Cazorla, señor de la v[ill]a de Sabiote, del consejo 830 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARCHV), Cédulas y Pragmáticas, Caja 0001, Documento 0024. 486 destado del emperador e Nycolás Perrenot, caballero, señor de Granuela, primer consejero, maestro de rrequestas [maître aux requétes] y guarda de los sellos de su mag[es]tad, comisarios de la parte del emperador. Y el r[everendí]simo y yl[ustrís]imo señores Juan, cardenal de Lorrena y Anne de Montmorençy, primer barón condestable y gran maestre de Françia, gobernador del lugar, teniente general en Lenguadoch, diputados de la parte del dicho rey cristianýsimo. Los quales, en virtud de sus poderes, el tenor de los quales se porná el fin de las presentes en onor de la yndibisa e santa trinydad, an trabtado en la manera que se sigue: Primeram[en]te qu[e]es hecha, concluýda, acordada y asentada una buena, segura, verdadera, firme, leal tregua y abstinen[cia] de guerra, entre los dichos señores emp[erad]or e rrey, por tierra, mar y aguas dulces, ansí en levante como en poniente en todos los lugares y por tiempo de[e]llas, ansí como particular y especialmente fuesen espresos que (¿?) signarse, firme e ynbiolablem[en]te entre sus mag[es]tad[es] ymperial e rreal, entre sus herederos e subcesores, rreynos, tierras e señoríos por ellos poseydos. Y que ellos tienen omsi (¿?) [¿tanto?] de acá como de allá de los montes, donde y en qualquier lugar q[ue] sea y durante a q[ue] ella no se ynobará, temblará ny moverá nada de la una ny de a otra parte direta o yndiretamente, más quedarán todas las cosas en el estado que están, y la posesión, y el usufructo, a cada uno como le tiene respetybamente, y esto por tiempo e término de diez años, que comienzan desde el día de la data de[e]sta en adelante consecutybamente. Y harán los dichos señores emperador y rrey publicar luego la dicha tregua en estas partes, y proveran que se la muestre en todos los lugares como es acostumbrado y necesario en tal caso, para la entera obserbanza de[e]lla y de manera que no aya falta. Y será la dicha tregua mercantil e comunicatiba, por todos los lugares y fronteras, ansí del mar como de la tierra y aguas dulces e podrán los basallos de la una y otra parte yr, venyr, frequentar, negociar y estar, franca, segura e libremente, como en tiempo de buena y firme paz, sin contra ny ynpedimi[ento] alguno. Y quedarán los basallos y servidores de la una y de la otra parte, llanamente a gozar de todos y qualesquier bienes suyos (¿?) (¿?)[espacio en blando en esta copia] que les han sido ocupados por la última guerra y acción de[e]lla, para gozar de[e]llos desde la publicación de la tregua, sin hablar nada en los frutos pasados y ya cogidos. Y se gozará dicha rrestitución, no ob[s]tante qualesquier donaciones, concesiones, declaraciones de confiscaciones y conmisos, sentencias dadas por contumacia y en ausencia de las partes y 487 aquellas no oydas a causa de la dicha guerra, comoquiera que sea permytiendo los dichos basallos quando a esto llanamente en sus derechos, tomando qualesquier enpedimentos o contradiçiones, de la misma manera que estaban al tiempo del rrompimiento de la dicha última guerra. Y que se entiende lo que en el presente artículo cabe lugar, en todas las partes que están debajo de la obediencia y posesión de los dichos señores enp[erad]or e rrey e que ellos pose[e]n e tienen, exceptuando los forajidos de los rreynos de Nápoles e Sicilia, los quales, no son comprehendidos en la presente tregua, ni en la disposición y efecto de[e]lla. Que durante los dichos diez años, los dichos señores emp[erad]or y rrey no podrán directa ny yndirectamente, hacer daño el uno al otro, en qualquier lugar o parte que sea, por sí ni por otros, ni dar ayuda, consejo, asistencia o fabor de gente, dinero, artillería, municiones, bituallas, ny otra cosa nynguna a los que lo querrán hacer, procurar o [in]tentar, ny darles paso por sus reinos, tierras y señoríos. Y así se guardará leal, simple e sinceramente y con buena fee. Y que no se podrá proçeder durante la dicha tregua, direta o yndiretamente, de la una ny de la otra parte, contra los basallos, capitanes, oficiales y seruidores de qualquier nación q[ue] sean, respetibamente por el dicho servicio a los dichos príncipes cada uno en su parte, ny por los delitos cometidos antes de la data de la presente. Antes podrán residir y estar en sus casas, posesiones e bienes qualesquiera y gozar pacíficamente sin algún enpedimento dellos. Salbo y rreseruado, que si por alguno caso por ellos cometido, quedara alguno en particular ellos estimen injusto o que[e]llos lo querán proseguir por querella, abra ¿causa? por vía dibil por el ynterés de la parte tan solamente e[x]cubsados todauía los de Nápoles y Sicilia como está dicho. Item será administrada iusti[cia] por cada uno de los dichos señores emperador y rrey, a los basallos de la una y otra parte, en los lugares donde por d[erecho] y razón debe ser fecha y admynystrada, sin que por bía yndireta ny dis[tin]tos medios oblicuos, se pueda atraer, proseguir ny hazer en otra parte, sino en los lugares donde las tales personas, deben ser conbenydas y llamadas. Y estén situados los bienes y donde y por derecho y rrazón, la justi[cia] se debe pedir y hazer. Que son expresamente conprehendidas en esta tregua la ciudad, señoría y estado de Génoba, y juntamente con todas sus pertnencias, tierras y lugares poseydos por ella que sean de su obediencia o debajo della, donde y como quiera que sea natural sobreseymiento dar mal y astinencia de guerra, ansí por mar 488 como por tierra. Y podrán los vezinos, abitantes, basallos o dependientes de la dicha señoría de Génoba, navegar en todas las dichas mares, trabtar y conuersar en todos los lugares de tierra, fuera del rreyno de Francia y tierras que[e]l dicho rrey cristianísimo tiene y posee, libre e pacíficamente e sin contradiçión alguna, sin que direta ny yndiretamente el dicho señor rrey, ny otro de su parte, como quiera que sea, pueda mouer ny tentar nada de hecho contra la dicha ciudad, señoría y estado, ciudadanos, uezinos, abitantes, basallos y dependientes della, gen[era]l ny particularmente. Y queden suspensas y sobreseydas para este efecto, todas la letras de marcas y rrepresalias y otras qualesquiera leyes hechas y despachadas, si algunas ay, ahora sea general o particularmente, a ynstancia y consideración de q[ui]enq[ui]era que sea, quedando en lo demás a las partes con d[erecho] entero para proseguirlo, como por razón y justicia les pertenesciere. Que[e]l estado de Florencia y otras rrepúblicas de Ytalia sean rreconprehendidas en esta tregua para que gozen enteramente de la conversaci[ón] (¿?) y contrabtación (¿?) pacífica, como sea por mar como por tierra, en todos lugares y partes enteramente. Y quedará en su fuerza e uigor, y se o[b]seruará enteramente lo que fue trabtado, concertado y acordado, en lo que toca a San Pol, por la tregua hecha en la parte de Picardía así como si fuese aq[uí] ynserta, palabra por palabra. Que será comprehendido en la presente tregua el duque de Saboya, con todo lo que tiene y sus basallos y seruidores, para gozar entera y llanamente del beneficio della contenido, queden sus letras de rratificación en buena y segura forma, dentro de un mes próximo. Y en caso que no quiera darla su rratificación, él no será asistido, direta ny yndiretamente por ninguno de los dichos señores emp[erad]or y rrey, contra ny en perjuycyo de la dicha tregua. Y agora a cau[sa] de la dicha tregua, con o sin, sus basallos e seruidores gozarán con efecto della y de sus bienes donde q[ui]era que estén. Y con el dicho señor rrey contando (¿?) q[ue] ellos (¿?) no se entremeta en hazer guerra ny empresa de hecho, contra la una y la otra parte, antes bibirán paçíficamente como los suyos basallos, mas estará en arbi[tri]o del dicho señor rrey de rrecibir y dexar los dichos basallos y serbidores en los lugares, que poderse tiene, y los que no querrá admitir o sufrir en ellos, gozarán enteramente en ausençia de[e]llos, por sus factore e procuradores. Y si alguna de la una o de la otra parte contravienen a la dicha tregua, continencia de guerra, direta o yndiretamente y se haze, como quiera que sea, alguna cosa en contra de[e]lla, será llanamente, e sin figura 489 de just[ici]a ny dilaçión, rreparada y los tales castigados exemplarm[en]te como si fuesen quebrantadores de paz. Y harán la rreparación los oficiales de la una y de la otra parte, cada uno en su de[rech]o, sin descanso ny desimulación nynguna, a la primera e simple queja y rrequisiçión que se haga, quedando la dicha tegua en lo demás en su fuerza e bigor y de común acuerdo y conformidad. Sean conprehendidos por los dichos señores emperador y rrey, en esta presente tregua, nu[estr]o muy santo padre el papa, la santa sede app[ostolica], el rrey de rromanos, el sacro ymperio, los electores y los estados de[é]l. Todos los rreyes cristianos, la señoría de Beneçia, el duque de Lorrena y los señores de las ligas. Los dichos procuradores y mandatarios en virtud de sus poderes respetibamente y en el de los dichos señores emperador e rrey, pasaron e metieron en la entera observançia de la dicha tregua y cosas sobredichas y cada una de[e]llas, sin contrabenyr direta o yndiretamente, y lo juraron ansy en los santos quatro ebagelios, y obligaron a los dichos señores emperador y rrey y a sus herederos y sus sucesores todos, e qualesquier rreynos, tierras y bienes presentes y por venir, y prometieron hazer rratificar en buena y anténtica forma las presentes, dentro de tres días próximos. En testimonio de[e]sto, las firmaron de sus nombres y hizieron signar de los notarios y secretarios abajo nombrados en el lugar, día y año sobredicho. Texte de la trêve de Nice (18 juin 1538) 831, Au nom de Dieu le créateur, soit notoire a tous comme nostre sainct pere le pape Paule troisieme, considerant despuis son advenement au sainct siege en quel dangier estoit toute la republicque chrestienne a cause des dissencions et differendz estans entre les princes d’icelle, aye par plusieurs foys ecript et envoyé ses nunces et legatz par devers lémpereur et le roy tres chrestien pour estre ceulx dont deppend principallement le repos de la chrestienté, affin de faire une bonne paix entre eulx, et voyant qu’elle n’avoit peu encores venir a conclusion, aye prins la payne, sans avoir regard a son vieulx eage ny aux dangiers que les changementz de regions peuvent causer ny autres incommoditez, de venir en ce cousté de Nyce, et aussi ont faict a sa semonce et priere lesd. seigneurs empereur et roy, ou après plusieurs propoz et assemblees eues sur le faict de la paix n’a esté posible la conclure pour aucunes importantes difficultez, et que de la plus longue absence de sa saincteté de la cité de Rome et desd. princes de leurs pays s’en pourroit ensuir plusieurs inconveniens, et dadvantaige que, ceste región de Nyce a cause qu’elle est estroicte et sterille et 831 Geligne, Nicolas, Le pape, l’empereur et le roi: Lentrevue de Nice (1538), Nice, Serre Editeur, 2019, pp.291-293. 490 l’air malsain, pourroyent advenir beaucoup de dangiers, a sa dicte saincteté rocuré et conclud avecques lesd. deux princes retoruner a Rome ou ilz envoyeront vers sa béatitude aucuns leurs ministers avecques amples pouvoirs pour continuer la traicté de lad. paix, et affin que ce pendant il ne puisse entrevenir chose que peult aliener la volunté d’ideulx princes du traicté de lad. paix, sad. saincteté a moyenné entre lesd. deux princes la trefve dont la tener s’ensuit: L’an de Nostre Seigneur Jhesu Crist, aucteur de toutes paix et concordes, courrant mil cinq cens trente huict, le dixhuictieme de juing, en la maison conventuale de sainct Francoys hors de la cité de Nyce, en presence de nostred. tres sainct pere le pape, ont esté personnellement establiz don Jehan Fernandes Manrique, marquis d’Aguilar, don François de los Cobos, grand commandeur de Leon en l’ordre de sainct Jaques, adelantado de Caçola, seigneur de la ville de Sabiotte, du Conseil d’estat de l’empereur, et Nicolas Perrenot, chevalier, seigneur de Grantelle, premier conseiller, maistre aux requestes et garde des seaulx de sa majesté, commis de la part de sad. majesté, et tres reverand et illustres seigneurs Jehan, cardinal de Lorraine, et Anne de Montmorency, premier baron, connestable et grant maistre de France, governeur et lieutenant general en Langhdoc, depputez de la part du roy tres chrestien, lesquelz, en vertu de leurs pouvoirs dont la teneur sera inseree en la fin des presentes, ont en l’honneur de la benoise Trinité traicté comme s’ensuit: Premierement, que bonne, seure, vrayre, feme et feale tresve, estat et abstinence de guerre et cessation d’armes est faicte, conclutte, arrestee, accordee et passee entre lesd. seigneurs empereur et roy, par terre, mer et eaux doluces, tant en Levant qu’en Ponent, et en tous lieux et endroitctz comme si particulierement et specialement ilz fussent exprimez, durable fermement et inviolablement ente leurs majestez imperiale et royale, leurs hoirs et successeurs royaulmes, pays et seigneuries par eulx possedez et qu’ilz tienenet tant deça que della les montz, ou et en quelque lieu que ce soit, et ne será durant icelle rien innové ny attempté d’une part et d’autre, directement ny par indirect, mais demeureront toutes choses en l’estat qu’elles sont, et la possession et jouyssance a chascun comm’il la respectivement, et ce pour le temps et terme de dix ans a commencer du jourd’huy, date de cestes, et de la en avant continuellement suyvant; et feront lesd. seigneurs empereur et roy publier lad. tresve prestement en ce cousté et pourvoyeront que ainsi se fase tresve en tous lieux, comme il est accoustumé en tel cas et requis pour la plainne et entiere observance d’icelle et de manière qu’il n’y aye faulte; et sera lad. tresve marchande et communicative par 491 tous les lieux et endroitz tant de mer que de terre et eaues doulces, et pourront les subgectz d’ung cousté et d’autre aller, venir, frequenter, negorier et sesjorner franchement et librement comme en temps de bonne et paisible paix sans contredit ny empeschement quelconque; et retourneront les subgectez et serviteurs d’ung cousté et d’autre plainement en la jouyssance de tous et chascuns leurs biens immeubles saisiz et occupez para la derriere guerre et a l’occasion d’icelle, pour en jouyr dois la publication de lad. tresve, sans riens quereller des fruictz perceuz et escheuz, et sera led. retour nonobstant toutes donations, concessions, declarations de confiscations et commises, sentences donnes par contumance et en absence des parties et icelles non ouyes a l’occasion de lad. guerre comme qu’il soit, remectant iceulx subgectz quant a ce plainement et cessans tous empeschementz et contredictz en leurs droictz ainsi qu’ils estoyent au temps de l’ouverture de lad. derniere guerre; et s’entend le contenu au present article avoir lieu en tous les endroictz estans soubz l’obeïssance et possession desd. seigneurs empereur et roy et qu’ilz possedent et tiennet, saulf quant aux forestides de Naples et Cecille, lesquelz ne sont comprins en la presente tresve ny en la disposition et effect d’icelle; durant lequelz dix ans lesd. seigneurs empereur et roy ne pourront directement ou indirectement adommaiger l’ung l’autre en quelque lieu ou endroit que ce soit, par eulx ny par autry, ny bailer aide, port, assience ou faveur de gens, argent, artillerie, munitions, victuailles, ny choses quelques a ceulx que le vouldroyent faire, procurer ou actempter, ny passaiges par leurs rayaulmes, pays, terres et seigneuries, et ainsi se observa loyallement, simplement, sincerement et de bonne foy; et ne pourra l’on proceder durant lad. tresve, directement ou indirectement d’ung couste ny d’autre, a l’encontre des subgectz, cappitaines, officiers et serviteurs de quelque nation qu’ilz soyent respectivement pour le service faict ausd. princes, chascun endroit soy, et delictz par eulx commis auparavant la datte des presentes, ains pourront resider en leurs maisons, possessions et biens quelconques, et en jouyr plainement sans aulcun empeschement, sauf et reservé que si, pour cas par eulx commis attouchnat partie particuliere, ilz sont en justice ou que l’on les veulle poursuivre en icelle, elle aura son cours para voye civille pour l’interest de la partie tant seulement, hors mis toujours ceulx de Naples et Cecille comme dis test. Item, sera la justice administree par chascun desd. seigneurs empereur et roy aux subgectz d’ung cousté et d’autre es lieux ou par droit et raison elle doibt ester faicte et administree, sans que par indirectz et oblicques moyens l’on puisse attirer, pousuir ny faire aillerus que es lieux ou les personnes doibvent estre conveues et les biens sont assiz et ressortissans et ou par droit et raison on la doit requerir et fere. 492 Et sont expressement comprins en ceste tresve les cité, seigneurie et estat de Gennes, ensemble toutes leurs appertenances et lieux tenuz duc. Gennes et que sont soubz et de son obeïssance, ou est comme que ce soit, quant a la supercession d’armes et abstinence de guerre tant par mer que par terre, et porront les manans et habitans, subgectz et deppendans dud. Gennes naviger en toutes lesd. mers, hanter et converser en tous lieux de terre hors le royaume de France et terres que led. seigneur roy tres chrestien tient et possede libremente, paisiblement et sans contredict, sans que directement ou indirectement led. seigneur roy ny autres de sa part, comme qu’il soit, puissent rien mouvoir ny actempter de fait l’encontre desd. ville, seigneurie et estat, manans, habitans, subgectz et deppendances d’icelluy, generalement ny particulierement; et demueurent surceues a ce effect toutes lectres de marques, represailles et autes quelconques executions faictes et expeiees si aucunes en y a, soit generallement ou particulierement a l’instance ou consideration de qui ce soit demeurans au surplus les parties en leur entire pour pousuir leur doit comme para raison et justice appertiendra. Et quant a l’estat de Florence et autres republiques d’Ytalie, elles sont comprinses en cested. tresve pour en jouyr entierement avecques hantise, conversation et contraction paisible, tant par mer que par terre, en tous lieux et endroitz entierement. Et demoure en sa force et vigueur et se obervera entierement ce que a este traicté, convenu et accordé touchant Sainct Pol par la tresve faicte au costé de Picardie a Bomy comme s’il estoit icy inseré de mot a l’autre. Et sera comprins en ceste tresve le duc de Savoye, ensemble tout ce qu’il tient et ses subgectz et serviteurs, pour jouyr entierement et plainement du beneffice d’icelle, moyennat qu’il baille ses lettres de ratiffication en bonne et seure forme en dedans ung mois prouchain et en cas qu’il ne veuille bailler lad. ratiffication, ne sera assité directement ou indirectement par l’ung ny l’autre desd. seigneurs empereur et roy contre ny au prejudice de lad. tresve, et, soit qu’il accepte lad. tresve ou non, sesd. subgectz et serviteurs jouyront par effect e’icelle tresve, et de leurs biens ou qu’ilz soient assiz et riere led. seigneur roy, pourveu qu’ilz ne se mesleont de guerre ni emprinse de fait contre l’ung ni l’autre party, ainsy y vivront paisiblement comme les autres subgectz, mais il sera en l’arbitraige dud. seigneur roy de recevoir et laisser lesd. subgectz et serviteurs es lieux qu’il possede et tient, et ceulx qu’i[l] ne vouldra y admectre et souffrir jouyront entierement en leurs absences para leurs facteurs et entremecteurs. 493 Et si aucuns party ou d’autre contreviennent a lad. tresve et abstinence de guerre, directement ou indirectement, et se fait, comme qu’il soit, chose au contraire d’icelle, elle sera plainement et sans figure de justice ny dilation reparee comme s’ilz estoient infracteurs de paix, et en feront la reparation les officiers d’ung cousté et d’autre, chascun endroit soy, sans port ny dissimulation quelconque, a la premiere et simple plainte et requisition que s’en fera, lad. tresve demourant au surplus en sa forcé et vigueur. Et d’ung commun accord consentement sont compris par lesd. seigneurs empereur et roy en ceste presente tresve nostre tres sainct pere le pape, le sainct siege appostolicque, le roy des Romains, le sainct empire les electeurs et estatz d’icelluy, tos les roys chrestiens, la seigneurie de Venise, le duc de Lorraine et les seigneurs des Ligues. El ont iceulx procureurs et mandataires, en vertu de leurs pouvoirs respectivement, et au nom desd. seigneurs empereur et roy, passé et promis l’entiere observance de lad. tresve et choses susdcites et chascune d’icelles sans y contrevenir directement ou indirectement, et pour ce ont tous presté le serment aux Sainctz Evangilles de Dieu et obligé lesd. seigneurs empereur et roy, leurs hoirs et successeurs et tous et chascun leurs royaulmes, pays et biens presens et advenir, et promis faire ratifier en bonne et autentique forme les presentes en dedan troys jours prouchains: en tesmoing de ce les ont soubsript et fait soubsigner par los notaires et secretaire cy après nommez aux jour, lieu et an que dessus. 494 495 ANEXO V. LISTADO DE TODOS LOS DOCUMENTOS UTILIZADOS EN LA INVESTIGACIÓN. Introducción Para desarrollar la presente investigación he procedido a una búsqueda exhaustiva de fuentes directas, unas veces en los propios archivos, otras en obras de reconocido prestigio académico que contienen transcripciones de los documentos que me han interesado, creando con ello una amplia base de datos. Una vez recopilados me han dado una suma total de 711 documentos que he ordenado por fecha en el espacio de tiempo que abarca de 1536 a 1540. He creído que era la forma correcta de sentar una línea cronológica documental que me permitiría más tarde seguir mejor el hilo de los acontecimientos que he pretendido relatar y analizar en este estudio. Este anexo es una lista de todos estos documentos. Para realizarla he recurrido al nombre del archivo informático con el que se fue creando la base de datos, transformándolo ligeramente para que sea fácilmente legible, pero conservando la lógica de creación. La uniformidad no ha sido completa, pero servirá para dar una idea del volumen de la documentación manejada, así como de posible referencia para investigaciones futuras. No olvidemos que detrás de cada una de estas líneas hay un documento que en algunas ocasiones tiene decenas de páginas. Los datos que se han incluido son: 1531-04-10 La fecha en formato año (1531), mes (04), día (10). Allí donde no había fecha, bien porque estaba omitida en el documento, bien porque era ilegible, hemos procedido a fecharla aproximadamente por el contexto del tema escrito (pocas veces por ser una operación bienintencionada pero muy arriesgada desde el punto de vista del rigor histórico) Si no se ha podido deducir una fecha clara he preferido indicar 0000-00-00. Lo que ha hecho que estos documentos se sitúen los primeros de la lista. En el caso de Saber el año, pero no el mes ni el día, he nombrado el documento como 1535-00-00, con lo que he conseguido que se sitúe en el listado al inicio del año correcto. Si he sabido el año y el mes, pero 496 no el día, lo he nombrado como 1535-11-00, con lo que la colocación cronológica en el listado ha sido aún más concreta. AGS_EST El archivo u obra de referencia en la que he encontrado el documento. Para que sea más fácil desenvolverse en un listado tan amplio, he creado una tabla de equivalencias entre las abreviaturas empleadas y la fuente concreta. Milán El lugar de la data del documento en aquellos que se refleja claramente. En los casos en los que no existe o es dudosa he puesto s.l. (sin lugar) Remitente y destinatario Indicados como X a Y (Ej: Embajador de Francia a Carlos V) indicado allí conde no hay duda en el documento el remitente y el destinatario del documento. Abreviaturas ACV_CÉD. Y PRAG. Archivo de la Cancillería de Valladolid. Cédulas y Pragmáticas. AGS_EST Archivo General de Simancas, sección Estado. AGS_EST_K Archivo General de Simancas, sección Estado K. AGS_EST_MILÁN Archivo General de Simancas, sección Estado Milán. AGS_GYM Archivo General de Simancas Guerra y Marina. ANF Archives Nationales de France. CAF1ER. Catalogue des Actes de François Ier832. Esta obra está incorporada como catálogo en los Archives Nationales en Paris, por lo que no ha sido una obra de amplia difusión y hasta hace poco estaba solo circunscrita al 832 Catalogue des Actes de François Ier, 5 Vols, Paris, Imprimerie Nationale, 1887. (Catálogo incorporado a los Archives Nationales de París) 497 ámbito de la consulta dentro del propio archivo. Nos permite saber todos los documentos que firmó Francisco I con la data completa y una breve reseña del tema tratado, además, y esto es lo importante, del lugar (archivo, biblioteca, etc.) donde se encuentra una copia de dicho documento. Obra de carácter monumental, reúne en nueve volúmenes un total de 33.311 entradas ordenadas por la fecha de producción del documento. EPIS. III D.ALBA Epistolario del tercer duque de Alba833. KL.CKKV. Karl Lanz, Correspondenz des Kaisers Karl V834. He puesto entre paréntesis el número del documento que el autor indica en su obra. También he añadido “minuta” allí donde se indica puesto que el autor ha dado a esta tipología documental un tratamiento diferente agrupándolas aparte al final de su obra. MFA.CD. Manuel Fernández Álvarez, Corpus Documental835. Se ha indicado el volumen donde aparece el documento, así como el número que el autor adjudicó al mismo en numeración romana, al que yo he añadido el numeral arábigo para un mejor control personal. MAZARÍO.IP. Mazarío Coleto, Isabel de Portugal836. Se ha indicado entre paréntesis y con numeración romana el número del documento transcrito en la obra citada. 833 Álvarez de Toledo, Fernando, Epistolario del III duque de Alba (1536-1567), Madrid, Real Academia de la Historia, 1952. 834 Lanz Karl, Lanz Karl, Correspondenz des Kaisers Karl V: Aus dem königlichen Archiv und der Bibliothèque de Bourgogne zu Brüssel, 3 vols. Frankfurt, Eektra, 1966. 835 Fernández Álvarez, Manuel, Corpus Documental de Carlos V, 5 vol. Salamanca, Europa Artes Gráficas, 1973 a 1981. 836 Mazarío Coleto, María del Carmen, Isabel de Portugal: Emperatriz y reina de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951. 498 Listado 0000-00-00 AGS_EST_8339_VOL_115_87 a 89837, s.l. CV838 al marqués de Aguilar. 0000-00-00 AGS_EST-K_1642.44. Proposición de Granvela en Vorms. 1504-09-22 Tratado de Blois. Cadenas y Vicent, V. de, La herencia imperial e Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1504-09-22 Tratado entre Maximiliano y Luis XII para matrimonio de CV. Cadenas y Vicent, V de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1505-04-07 Investidura del ducado de Milán a Luis XII. Cadenas y Vicent, V. de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1513-11-16 Donación del ducado de Milán por Luis XII a favor de Francisco. Cadenas y Vicent, V. de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1515-06-28 Donación d. Milán por reina Claudia de Francia a su marido Francisco I. Cadenas y Vicent, V. de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1524-10-30 Investidura a Fco. Mª Sforza del d. de Milán por Carlos V. Cadenas y Vicent, V. de, La herencia imperial de Carlos V en Italia: El Milanesado, Madrid, Hidalguía, 1978. 1529-00-00 AGS_EST_K_1484.11. Pedraza. Trato a los hijos de Francia rehenes. 1529-08-05 AGS_EST_K_1640.20. Cambrai. Traité de Cambrai. 1530-01-20 AGS_EST_LEG_0044_DTO_129. Bolonia.CV a. 1531-04-10.AGS_EST_8339_VOL_219_FOL_21Y22. Grunendal. CV a Isabel. 1533-00-00 AGS_EST_K_1483.107. Le roi François I aux electeurs. 1533-00-00 AGS_EST_K_1483.108. Memoire sur les mesures. 1534-09-04 MFA.CD.CV.Vol.1(166 CLXVI) Plasencia.CV a Lope de Soria. 1534-09-29 MFA.CD.CV.Vol.1(167 CLXVII) Plasencia.CV a Lope de Soria. 837 La numeración en los legajos archivísticos no siempre es homogénea incluso dentro del mismo archivo, esto tiene mucho que ver con la historia y la forma administrativa de resolver la clasificación de los documentos a lo largo de la historia de la institución a la que pertenecen. El número que aparece en primer lugar en esta lista es el del legajo, en segundo lugar, el del documento o volumen y en último lugar, el del documento. A veces esta tercera numeración no existe y solo se dan los dos primeros (legajo y volumen o documento) 838 Carlos V, como es lógico, es un nombre que aparece en la mayor parte de los documentos. Para ahorrar espacio me he permitido abreviarlo como “CV” allí donde aparece. 499 1535-01-02 AGS_EST_K_1484.23. Madrid. CV a Juan de Hannart, su embajador en Francia. 1535-01-10 KL.CKKV.(394).Milán. Nicolas de Gilley a CV. 1535-01-20 KL.CKKV.(395)Viena. Nicolás de Gilley a CV. 1535-01-31 AGS_EST_K_1484_24. París. Informe del Embajador en Francia a CV. 1535-02-01 K.L.CKKV.(396).Madrid.CV a María. 1535-02-04 K.L.CKKV.(397)Madrid.CV a María. 1535-02-25 KL.CKKV.(398).Madrid.CV a María. 1535-03-01 MFA.CD.CV.Vol.1(168 CLXVIII)Madrid.CV poder a Isabel. 1535-03-01 MFA.CD.CV.Vol.1(169 CLXIX) Madrid. CV a Isabel-restricción. 1535-03-01 MFA.CD.CV.Vol.1(170 CLXX) Madrid.CV a Isabel-instrucciones. 1535-03-10 MAZARÍO.IP.(LX)Madrid. Isabel a CV. 1535-03-19 AGS_EST_LEG_32_FOL_155. Madrid. Isabel a CV(L) 1535-03-22 MAZARÍO.IP.(LXI) Madrid. Isabel a CV. 1535-03-28 MFA.CD.CV.Vol.1(171 CLXXI) Bellpuig.CV a Isabel. 1535-04-01 KL.CKKV.(399) Génova. Andrea Doria a CV. 1535-04-01 MAZARÍO.IP.(LXII)Madrid. Isabel a CV. 1535-04-04 MAZARÍO.IP.(LXIII)Madrid. Isabel a CV. 1535-04-08 KL.CKKV.(400)Viena. Arzobispo de Lunden a CV. 1535-04-18 MAZARÍO.IP.(LXIV)Madrid. Isabel a CV. 1535-05-01 MFA.CD.CV.Vol.1(172 CLXXII)Barcelona.CV a Isabel. 1535-05-08 MAZARÍO.IP.(LXV)Madrid. Isabel a CV. 1535-05-10 KL.CKKV.(401)Barcelona.CV a Enrique de Nassau. 1535-05-10 MFA.CD.CV.Vol.1(173 CLXXIII)Barcelona.CV a Lope de Soria. 500 1535-05-11 MAZARÍO.IP.(LXVI)Madrid. Isabel a CV. 1535-05-20 CAF1ER.7842. Arques. Procuración a Anne Montmorency. 1535-05-20 CAF1ER.7872. Arques. Procuración a Anne Montmorency. 1535-05-22 CAF1ER.7858. Arques. Autorización Provenza a elevar impuestos. 1535-05-24 MAZARÍO.IP.(LXVII)Madrid. Isabel a CV. 1535-05-27 KL.CKKV.(402) s.l. CV a María. 1535-06-02 KL.CKKV.(403) Bruselas. María a CV. 1535-06-04 MAZARÍO.IP.(LXVIII) Madrid. Isabel a CV. 1535-06-12 MFA.CD.CV.Vol.1(174 CLXXIV) Cagliari. CV a Lope de Soria. 1535-06-13 CAF1ER.7910. Amiens. Petición subsidio clero Provenza para guerra. 1535-06-13 KL.CKKV.(405) s.l. CV a J. Hannart. 1535-06-17 MAZARÍO.IP.(LXIX) Madrid. Isabel a CV. 1535-06-18 CAF1ER.7923. Amiens. Permiso a Iglesia de Provenza para vender trigo. 1535-06-23a28 KL.CKKV.(406) Túnez. CV a J. Hannart. 1535-06-29 MFA.CD.CV.Vol.1(175 CLXXV) Campo en Goleta. CV a Lope Soria. 1535-06-30 MFA.CD.CV.Vol.1(176 CLXXVI) Campo en Goleta. CV a Lope Soria. 1535-07-00 KL.CKKV.(404).s.l. CV a María. 1535-07-01 MAZARÍO.IP.(LXX) Madrid. Isabel a CV. 1535-07-08 MFA.CD.CV.Vol.1(177 CLXXVII) Tordesillas. Mq. Denia a Isabel. 1535-07-10 MAZARÍO.IP.(LXXI) Madrid. Isabel a CV. 1535-07-14 KL.CKKV.(407) Túnez. CV a J.Hannart. 1535-07-14 MFA.CD.CV.Vol.1(179 CLXXVIII) Campo en Goleta. CV a Lope Soria. 1535-07-22a28 KL.CKKV.(408) Túnez. CV a María. 501 1535-07-23 KL.CKKV.(409) Túnez. CV a María. 1535-07-23 MFA.CD.CV.Vol.1(178 CLXXIX) s.l. Cobos a CV. 1535-07-25 AGS_EST_LEG_8339_VOL_219FOL_33y34. Alcazaba de Túnez. CV a Isabel. 1535-07-25 MFA.CD.CV.Vol.1(180 CLXXX) Túnez. CV a Lope de Soria. 1535-07-26 MAZARÍO.IP.(LXXII) Madrid. Isabel a CV. 1535-08-08 CAF1ER.8036.Reims. Pago de material del ejército. 1535-08-16 KL.CKKV.(410) La Goleta. CV a J. Hannart. 1535-08-16 MFA.CD.CV.Vol.1(181 CLXXXI) La Goleta. CV a Lope de Soria. 1535-08-26 AGS_EST_LEG_32_FOL_161. Madrid. Isabel a CV. 1535-08-26 MAZARÍO.IP.(LXXIII) Madrid. Isabel a CV. 1535-08-31 KL.CKKV.(411) Trapana-Sicilia-CV al arzobispo de Lunden. 1535-09-24 MAZARÍO.IP.(LXXIV) Madrid. Isabel a CV. 1535-09-28 CAF1ER.8138. Fontaine. Impuestos para las fortificaciones. 1535-09-29 CAF1ER.8140. s.l. Pago al embajador ante rey de España. 1535-09-30 MAZARÍO.IP.(LXXV) Madrid. Isabel a CV. 1535-10-19 KL.CKKV.(412) Breda. Enrique de Nassaau a CV. 1535-10-21 MAZARÍO.IP.(LXXVI) Madrid. Isabel a CV. 1535-11-01 MAZARÍO.IP.(LXXVII) Madrid. Isabel a CV. 1535-11-02 KL.CKKV.(414) Milán. Herzogin von Mailand a CV. 1535-11-07 KL.CKKV.(413) Neuemarck. Pfalzgraf Friedrich a CV. 1535-11-22 KL.CKKV.(415) Hungría. Johan Zapolya a CV. 1535-11-23 AGS_EST_MILÁN_LEG_1180_DOC.211 Turín. Gutiérrez López de Padilla a CV. 1535-11-23 CAF1ER.8200. Dijon. Reestructuración parlamento de Provenza. 502 1535-12-04 AGS_EST_LEG_31_FOL_219a234. Madrid. Isabel a CV. 1535-12-04 MAZARÍO.IP.(LXXVIII) Madrid. Isabel a CV. 1535-12-07 KL.CKKV.(416) s.l. CV a Herzog Albrecht von Meklenburg. 1535-12-13 MFA.CD.CV.Vol.1(182 CLXXXII) Nápoles CV a Isabel. 1535-12-14 AGS_EST_K_1484.37. Nápoles. Carlos V a su embajador en Francia. 1535-12-23 MAZARÍO.IP.(LXXIX) Madrid. Isabel a CV. 1535-12-28 AGS_EST-K_1689_7a. Barcelona. Arzobispo de Zaragoza a la emperatriz. 1536-00-00 AGS_EST_K_1484.60. Declaración de guerra de Francisco I a Carlos V remitida por su embajador en Francia. 1536-00-00 AGS_EST_K_1642.6. Relation du Secretaire Cornelio. 1536-00-00 AGS_EST_K_1642.9. Notes sur la trève. 1536-00-00 AGS_EST_K_1643_116. Proposition du pape. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_13 y 14. Perpiñán. Gobernador Fdo. Bonifaz a CV. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_20. Perpiñán. Informe del alcalde Perpiñán para la emperatriz. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_21y22. Perpiñán. Nuevas llegadas de Francia enviadas por Francés de Beaumont. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_24. Salses. Lo que requiere la defensa de la frontera. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_25. Salses. Bastimentos y municiones que garantizarían la plaza de Salses. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_28. Collioure. Capitán Berenguer Dorns para la emperatriz. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_29. Collioure. Berenguer Dorns, memorial de lo que falta en la fortaleza. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_30. Mallorca. Virrey de Mallorca para socorrer Mahón. 1536-00-00 AGS_EST-K_1689_9y10. Perpiñán. Francés de beamonte, informe para la emperatriz. 1536-00-00 AGS_EST_LEG_0034_DTO 260 Sobre llegada del emperador. 1536-00-00 AGS_EST_LEG_1458_FOL_172. Milán. Antonio de Leyva a CV. 503 1536-00-00 K1689.Listado de documentos del año 1536 sobre el estado de las defensas peninsulares. 1536-01-00 MFA.CD.CV.Vol.1(183 CLXXXIII) s.l. Leyva a CV. 1536-01-04 KL.CKKV.(Minuta 625) María a Carlos V. 1536-01-12 MFA.CD.CV.Vol.1(184 CLXXXIV) Roma. Conde de Cifuentes a CV. 1536-01-16 KL.CKKV (417) CV a María. 1536-01-16 KL.CKKV.(418) Nápoles. CV a su hermano Fernando. 1536-01-18 MFA.CD.CV.Vol.1(185 CLXXXV) Nápoles. CV a Isabel. 1536-01-18 MFA.CD.CV.Vol.1(186 CLXXXVI) Nápoles. CV a Diego de la Cuadra. 1536-01-23 AGS_EST_K_1484.42. Lyon. Hannard, embajador en Francia a la emperatriz. 1536-01-27 MAZARÍO.IP.(LXXX) Madrid. Isabel a CV. 1536-01-28 KL.CKKV.(Minuta 626) Carlos V a María. 1536-02-00 KL.CKKV.(Minuta 628) María a Carlos V. 1536-02-01 MFA.CD.CV.Vol.1(187 CLXXXVII) Nápoles. CV a Isabel. 1536-02-01 MFA.CD.CV.Vol.1(188 CLXXXVIII) Nápoles. CV. a Álvaro Bazán. 1536-02-04 MAZARÍO.IP.(LXXXI) Madrid. Isabel a CV. 1536-02-05 MFA.CD.CV.Vol.1(189 CLXXXIX) Roma. Aposentador a Cobos. 1536-02-08 KL.CKKV.(Minuta 627) María a Carlos V. 1536-02-10 MFA.CD.CV.Vol.1(190 CXC) Roma. Vicente Lunel a CV. 1536-02-14 AGS_EST_K_1484.44. Lyon. Hannard a la emperatriz. 1536-02-18 MFA.CD.CV.Vol.1(191 CXCI) Nápoles. CV a Isabel. 1536-02-20 MFA.CD.CV.Vol.1(192 CXCII) Nápoles. CV a Isabel. 1536-02-22 MFA.CD.CV.Vol.1(193 CXCIII) Roma. Vicente Lunel a CV. 1536-02-24 KL.CKKV.(Minuta 629) María a Carlos V. 504 1536-02-26 MAZARÍO.IP.(LXXXIII) Madrid. Isabel a CV. 1536-02-26 MAZARÍO.IP.(LXXXII) Madrid. Isabel a CV. 1536-02-27 KL.CKKV.(319). CV a su hermana María. 1536-02-29 KL.CKKV.(419) Nápoles. CV a su embajador en Inglaterra. 1536-02-29 MAZARÍO.IP.(LXXXIV) Madrid. Isabel a CV. 1536-02ó03-00 KL.CKKV.(Minuta 630) María a Carlos V. 1536-03-00 AGS_EST_K_1484_59. Hannard, declaración de guerra de Carlos V a Francisco I, abandonada por modificaciones. 1536-03-02 KL.CKKV.(Minuta 631) de Carlos V a María. 1536-03-02 KL.CKKV.(Minuta 632) Instrucciones de Carlos V para La Thiloye. 1536-03-02 MFA.CD.CV.Vol.1(194 CXCIV) Roma. Conde de Cifuentes a CV. 1536-03-04 MAZARÍO.IP.(LXXXV) Madrid. Isabel a CV. 1536-03-05 AGS_EST_LEG_35_FOL_29. Nápoles. CV a Isabel. 1536-03-05 MFA.CD.CV.Vol.1(195 CXCV) Nápoles. CV a Isabel. 1536-03-10 AGS_EST_K_1484.47. Lyon. Hannard a la emperatriz. 1536-03-10 KL.CKKV.(421)Módena. J. de Praet a Carlos V. 1536-03-16 AGS_EST_K_1484.50. Lyon. Martin Valles-de la embajada- a Juan Vázquez de Molina. 1536-03-22 AGS_EST_K_1689_70. Nápoles. CV a la emperatriz. 1536-03-25 MAZARÍO.IP.(LXXXVI) Madrid. Isabel a CV. 1536-03-29 AGS_EST_K_1484.53. Lyon. Hannard a la emperatriz. 1536-03-30ó31 KL.CKKV.(422). Fernando a J. de Praet, Andenot y CV. 1536-04-00 KL.CKKV.(326). Arzobispo de Lunden a Carlos V. 1536-04-07 KL.CKKV.(423) Insbrut. Roland von Hemste a Carlos V. 505 1536-04-08 MFA.CD.CV.Vol.1(196 CXCVI) Roma.CV a Lope Soria. 1536-04-09 KL.CKKV.(424) Roma. Carlos V a C.D. Scepperus. 1536-04-09 KL.CKKV.(425).Carlos V a Godschalk Erichson. 1536-04-12 MAZARÍO.IP.(LXXXVII) Madrid. Isabel a CV. 1536-04-13 KL.CKKV.(426) Breda. Graf Heinrich de Nassau a CV. 1536-04-16 MAZARÍO.IP.(LXXXVIII) Madrid. Isabel a CV. 1536-04-17 AGS_EST_K_1484.58. Roma. Carlos V a su embajador en Francia. 1536-04-17ó18 KL.CKKV.(428) Roma. CV a J. Hannart. 1536-04-18 KL.CKKV.(429) Roma. CV a J. de Praet. 1536-04-18 KL.CKKV.(430) Roma. CV a Sceppero. 1536-04-18 KL.CKKV.(431) Roma. Carlos V a Ronald von Hemste. 1536-04-18 MFA.CD.CV.Vol.1(197 CXCVII) Roma. CV a Isabel. 1536-04-21 KL.CKKV.(Minuta 633) María a Carlos V. 1536-04-24 AGS-EST-K-1642.2. Promesa de neutralidad al papa entre FI y CV. 1536-04-26 MFA.CD.CV.Vol.1(198 CXCVIII) Siena. CV a Isabel. 1536-05-00 AGS_EST-K_1689_106y107. Francia. Informes espías sobre rey Francia y sus tropas. 1536-05-00 MFA.CD.CV.Vol.1(202 CCII) Consejo Estado a CV. 1536-05-01 AGS_EST_K_1643.117. Embajador en Francia a CV. 1536-05-01 KL.CKKV.(432). Innsbruck. Arzobispo de Lunden a Carlos V. 1536-05-01 KL.CKKV.(Minuta 634) María a Carlos V. 1536-05-01 MFA.CD.CV.Vol.1(199 CXCIX) Montbrisson. Jean Hannart a CV. 1536-05-03 MAZARÍO.IP.(LXXXIX) Madrid. Isabel a CV. 1536-05-07 MFA.CD.CV.Vol.1(200 CC) Lucca. CV a Jean Hannart. 506 1536-05-07 MFA.CD.CV.Vol.1(201 CCI) Lucca. CV a Isabel. 1536-05-09 KL.CKKV.(Minuta 635) CV a María. 1536-05-09 KL.CKKV.(Minuta 636) J.Hannart a Maria. 1536-05-10 KL.CKKV.(Minuta 637) CV a María. 1536-05-10u11 KL.CKKV.(433) Innsbruck. Arzobispo de Lunden a CV. 1536-05-11 KL.CKKV.(Minuta 638) del Secretario de CV a María. 1536-05-12 KL.CKKV.(434) Innsbruck. Rey Fernando a CV. 1536-05-16 ANF sig. J.994-7 Declaración de CV sobre los armamentos de FI contra Italia. 1536-05-16 KL.CKKV.(435) Fornovo. Carlos V al Arzobispo de Lunden. 1536-05-18 MFA.CD.CV.Vol.1(203 CCIII) Fornovo. CV a Isabel. 1536-05-18 MFA.CD.CV.Vol.1(204 CCIV) Sant Clonin. CV a Isabel. 1536-05-19 KL.CKKV.(436) Carmaignolle. Markgaf Franz de Saluzzo a CV. 1536-05-19 KL.CKKV.(Minuta 639) María a CV. 1536-05-20 MAZARÍO.IP.(XC) Madrid. Isabel a CV. 1536-05-21 AGS_EST_K_1642.3. Duprieuré de Pomiers. Francisco I al papa. 1536-05-27 KL.CKKV.(Minuta 640) María a Carlos V. 1536-05-28 KL.CKKV.(437) Savillan. Markgraf Franz von Saluzzo a CV. 1536-05-30 CAF1ER.8474. Lyon. Credenciales para Guillaume du Bellay. 1536-05-30 CAF1ER.8475. Lyon. Acreditación Guillaume Du Bellay. 1536-05-31 CAF1ER.8481. Lyon. Pago a Guillaume du Bellay. 1536-05-31 KL.CKKV.(438) Daste. CV a -wappenköning- de Jerusalén. 1536-06-00 MFA.CD.CV.Vol.1(205 CCV) Roma .Conde de Cifuentes a CV-Réplica de FI-. 1536-06-01 KL.CKKV.(439) Fosano. Markgraf Franz de Saluzzo a CV. 507 1536-06-03 KL.CKKV.(Minuta 641) de CV a María. 1536-06-05 KL.CKKV.(Minuta 642) de CV a María. 1536-06-06 KL.CKKV.(440)Daste.CV a Markgrafen Franz von Saluzzo. 1536-06-07 KL.CKKV.(Minuta 643) de CV a María. 1536-06-15 CAF1ER.8527. Lyon. Neutralidad a Antonio duque de Lorraine en guerra. 1536-06-17 KL.CKKV.(Minuta 644) de CV a María. 1536-06-18 AGS_EST_K_1643.118. Asti. L'empereur. 1536-06-19 KL.CKKV.(Minuta 645) de María a CV. 1536-06-19 KL.CKKV.(Minuta 646) de María a CV. 1536-06-20 MAZARÍO.IP.(XCI) Valladolid. Isabel a CV. 1536-06-26 KL.CKKV.(Minuta 647) de CV a María. 1536-07-00 KL.CKKV.(Minuta 650) de María a CV. 1536-07-02 KL.CKKV.(Minuta 648) de CV a María. 1536-07-09 MFA.CD.CV.Vol.1(206 CCVI) s.l. CV a Trivulcio y Caracciolo. 1536-07-10a28 AGS_EST_LEG_0034_DTOS 16a21 Viaje del ejército y disposiciones. 1536-07-12 AGS_EST_LEG_0038_DTO 62Aa64 Sobre destino artillería. 1536-07-14 CAF1ER.8563. Lyon. Anne Montmorency lugarteniente general del rey. 1536-07-14 MFA.CD.CV.Vol.1(207 CCVII) Valladolid. Consejo Real a CV. 1536-07-15 MAZARÍO.IP.(XCII) Valladolid. Isabel a CV. 1536-07-16 MFA.CD.CV.Vol.1(208 CCVIII) Savigliano. CV a Isabel. 1536-07-23 MAZARÍO.IP.(XCIII) Valladolid. Isabel a CV. 1536-07-25 KL.CKKV.(Minuta 649) de María a CV. 1536-08-00 AGS_EST_K_1642.4. Provence. Negotiation por la paz, sobre la mediación del papa. 508 1536-08-00 AGS_EST_K_1642.5. Instructions de l’empereur a Scepero sobre la tegua de Flandes. 1536-08-00 MFA.CD.CV.Vol.1(209 CCIX) Valladolid. Isabel a Juan Alonso. 1536-08-03 MFA.CD.CV.Vol.1(210 CCX) Fréjus.CV a Isabel. 1536-08-17 MAZARÍO.IP.(XCIV) Valladolid. Isabel a CV. 1536-08-17 MAZARÍO.IP.(XCV) Valladolid. Isabel a CV. 1536-08-17 MFA.CD.CV.Vol.1(211 CCXI) Málaga. Miguel Herrera a Isabel. 1536-08-17 MFA.CD.CV.Vol.1(212 CCXII) Málaga. M. Herrera a V. Molina. 1536-08-20 KL.CKKV.(441). Arzobispo de Lunden a CV. 1536-08-21 KL.CKKV.(Minuta 651) de María a CV. 1536-08-23 AGS_EST_K_1484.66. François I au Cardinal Trivulcio en relación a la paz con él. 1536-08-31 AGS_EST_K_1484.67. Marsella. Álvaro de Bazán a la emperatriz. 1536-08-31 CAF1ER.8623. Valence. Dinero para fortificación. 1536-08-31 MFA.CD.CV.Vol.1(213 CCXIII) Zacs, CV a Cd.Cifuentes. 1536-09-00 KL.CKKV.(Minuta 656) Ins. für la Tiloye y CV de Granvela. 1536-09-00 KL.CKKV.(Minuta 657) Ins. für einen embajada ante el rey de Francia. 1536-09-05 KL.CKKV.(Minuta 653) de María a CV. 1536-09-06ó07 KL.CKKV.(443). Arzobispo de Lunden a CV. 1536-09-07 EPISTOLARIO III D.ALBA. Marsella. Duque de Alba a CV. 1536-09-08 AGS_EST_K_1642.7. Flandes. Memoria de Scepero sobre tregua de Flandes y noticias de Francia. 1536-09-08 MFA.CD.CV.Vol.1(214 CCXIV) Zaes. Campamento. CV a Isabel. 1536-09-10 KL.CKKV.(444)CV a María. 1536-09-10 KL.CKKV.(Minuta 654) de CV a María. 509 1536-09-13 KL.CKKV.(445). Arzobispo de Lunden a CV. 1536-09-14 KL.CKKV.(442). CV a den Grafen Heinrich von Nassau. 1536-09-15 KL.CKKV.(Minuta 655) de María a CV. 1536-09-26 MAZARÍO.IP.(XCVI) Madrid. Isabel a CV. 1536-10-00 AGS_EST_LEG_0034.Milán. Relación de gente de armas a caballo. 1536-10-00 KL.CKKV.(446). Gutachten der Räthe CV. 1536-10-00 KL.CKKV.(447). Ins. de CV a für Mathias Held y a su her. Ferdinand. 1536-10-01 AGS_EST_LEG_0034_DTO 261 Sobre la partida del emperador. 1536-10-05 AGS_EST_K_1690.104. Perpignan. Francés de Bec. 1536-10-23 AGS_EST_LEG_0044_FOL_52a71. Sin lugar. Isabel a CV. 1536-10-24 MAZARÍO.IP.(XCVII) Valladolid. Isabel a CV. 1536-11-00 MAZARÍO.IP.(XCVIII) s.l. Isabel a CV. 1536-11-02 AGS_EST_K_1633.2. Résume des dépeches. 1536-11-02 KL.CKKV.(448) Génova. CV a María. 1536-11-12 KL.CKKV.(Minuta 658) de María a CV. 1536-11-15 KL.CKKV.(Minuta 659) CV a María. 1536-12-05 CAF1ER.8708. Fontainebleau. Impuesto a Provenza como aportación gastos guerra. 1536(5)-02-00 CAF1ER.8319. Primer tratado amistad entre FI y Solimán II. 1536(5)-02-02 CAF1ER.8288. Lyon. Pago a Louis d'Angerant y embajador. 1536(5)-02-20 CAF1ER.8313. Lyon. Pago a Guillaume de Dinteville. 1536(5)-02-23 CAF1ER.8316. Crémieu. Órden al parlamento de Provenza. 1536(5)-02-26 CAF1ER.8318. Crémieu. Víveres para la armada. 1536(5)-03-29 CAF1ER.8379. Crémieu. Matrimonio Jacquex V de Escocia y Marie de Borbón. 510 1537-01-29 KL.CKKV.(Minuta 660) de María a CV. 1537-02-12 KL.CKKV.(449). María a CV. 1537-02-28 KL.CKKV.(Minuta 661) de María a CV. 1537-03-00 AGS_EST_8339_VOL_95_FOL_185. s.d. Embajador en Roma a CV. 1537-03-01 AGS_EST_8339_VOL_94_FOL_171a184. Valladolid. CV al Conde de Cifuentes. 1537-03-04 KL.CKKV.(Minuta 662) de María a CV. 1537-03-07 KL.CKKV.(450) Barcelona.CV a María. 1537-03-15 KL.CKKV.(Minuta 663) de CV a María. 1537-03-17 KL.CKKV.(Minuta 664) de CV a María. 1537-03-19 KL.CKKV.(Minuta 665). Instrucción de CV para Horton. 1537-03-19 KL.CKKV.(Minuta 666) Instrucción secreta de CV para Horton. 1537-03-25 KL.CKKV.(Minuta 667) de CV a María. 1537-04-00 KL.CKKV.(Minuta 669) de María a CV. 1537-04-01 AGS_EST_K_1633.54. Milán. El marqués del Gasto. 1537-04-01 AGS_EST_K_1633.57. Milán. El marqués del Gasto. 1537-04-07 CAF1ER.8870. Camp du Mesnil. Pago al Delfinado por paso gente guerra en 1536. 1537-04-21 AGS_EST_K_1642.12 Aquapendente. CV a su embajador en Francia. 1537-04-26 AGS_EST_K_1633. Aste. Marqués del Gasto a CV. 1537-04-26 KL.CKKV.(Minuta 668) de María a CV. 1537-04-27 KL.CKKV.(Minuta 670) de CV a María. 1537-05-00 KL.CKKV.(452) Pfingten. Herzog Albrecht de Meklenburg a CV. 1537-05-00 KL.CKKV.(Minuta 673) Ins. de CV al enviado ante el Rey de Romanos. 1537-05-00 KL.CKKV.(Minuta 674) Ins. de CV a Herbais. 511 1537-05-00 KL.CKKV.(Minuta 675) Ins. secretas para Herbais. 1537-05-25 KL.CKKV.(Minuta 671) de María a CV. 1537-05-29 KL.CKKV.(451). María a CV. 1537-05-29 KL.CKKV.(Minuta 672) de CV a María. 1537-05-31 KL.CKKV.(Minuta 676) de CV a María. 1537-06-00 KL.CKKV.(Minuta 678) de María a CV. 1537-06-02 AGS_EST_8339_VOL_96_FOL_190a195. Valladolid. CV al marqués de Aguilar. 1537-06-05 AGS_EST_8339_VOL_97_FOL_196a203. Florencia. Conde de Cifuentes a CV. 1537-06-09 KL.CKKV.(Minuta 677) de María a CV. 1537-06-15 AGS_EST_K_1691.124. Pepiñán. Informe de la frontrera. 1537-06-16 AGS_EST_K_1642.13. Rome. Paulo III a CV. 1537-06-16 AGS_EST_K_1642.15. Roma. Paulo III a CV. 1537-06-16 AGS_FES_1198. Paulo III a Carlos V. 1537-06-26 AGS_EST_K_1633.96. Monerivel. El marqués del Gasto 1537-06-26 KL.CKKV.(Minuta 679) de María a CV. 1537-06-27 KL.CKKV.(Minuta 680) de CV a María. 1537-06-28 CAF1ER.9151. Tratado entre Francisco I y Jen-François des Ursins. 1537-07-00 AGS_EST_LEG_0038. Sevilla. A la emperatriz. 1537-07-01 AGS_EST_K_1633.99. Monerivel. El marqués del Gasto 1537-07-09 KL.CKKV.(Minuta 681) de María a CV. 1537-07-09 KL.CKKV.(Minuta 682) de María a Herzog von Arschot. 1537-07-09 KL.CKKV.(Minuta 683) de María a CV. 1537-07-10 MFA.CD.CV.Vol.1(215 CCXV) Valladolid CV a Isabel. 512 1537-07-11 KL.CKKV.(Minuta 684) de CV a María. 1537-07-11 KL.CKKV.(Minuta 685) de CV a María. 1537-07-15 KL.CKKV.(Minuta 686) de CV a María. 1537-07-21 ANF sig. J.672-1 Treguas ajustadas entre CV y FI durante 10 meses en Flandes, Bomy. 1537-07-30 AGS_EST_K_1692.93. Perpiñán. Al tesorero Ferrer de Monçon. 1537-07-30 CAF1ER.9200. Bomy. Tregua entre FI y CV. 1537-08-00 AGS_EST_K_1692.29. Perpiñán. Nuevas de Francia. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 688) de CV a María. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 692) de María a Escepero. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 693) de María a Escepero. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 694) de María a CV. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 695) de CV a María. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 696) de María a CV. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 697) de María a CV. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 698) de CV a María. 1537-08-00 KL.CKKV.(Minuta 699) de María a CV. 1537-08-11 AGS_EST_K_1692.55. Perpiñán. Noticias de los espías de Francia. 1537-08-11 KL.CKKV.(Minuta 687) de María a Carlos V. 1537-08-12 KL.CKKV.(Minuta 689) de María a Carlos V. 1537-08-18 KL.CKKV.(Minuta 690) de Carlos V a María. 1537-08-19 KL.CKKV.(Minuta 691) de Carlos V a María. 1537-08-20 AGS_EST_K_1642.16. Monçón. CV a Paulo III. 1537-08-20 AGS_EST_K_1642.17.Monçón.CV al Colegio Cardenalicio. 513 1537-08-23 AGS_EST_K_1633.128. Puerin en Asti. 1537-08-24 MAZARÍO.IP.(XCIX) Valladolid. Isabel a CV. 1537-08-26 MFA.CD.CV.Vol.1(216 CCXVI) Monzón. CV a Isabel. 1537-08-27 AGS_EST_K_1633.132. Resumen de despachos del marqués del Gasto. 1537-08-31 AGS_EST_K_1643.119. Monçon. Propuesta sobre el estado de Milán. 1537-08y09-00 AGS_EST-K_1692_87y88. Francia. Nuevas de un espía. 1537-09-00 AGS_EST_K_1484.90. Francisco I al cardenal Cazarolo, gobernador de Milán. 1537-09-00 AGS_EST_K_1692.108. Francia. Noticias de los espías sobre las tropas francesas que acuden a la frontera. 1537-09-04 AGS_EST_K_1484.179u83. CV al gobernador de Milán. 1537-09-12 AGS_EST_K_1642.18. Monçón. Cobos a la reina de Francia. 1537-09-14 AGS_EST_K_1692.90. Monçón. Cédula de Carlos V para sus contables sobre gastos guerra. 1537-09-15 AGS_EST_K_1692.96. Monçon. Orden del emperador relativa a la paga de las tropas en Italia. 1537-09-16ó1537-10-30 AGS_EST_8339_VOL_100_FOL_210a230. Monzón. CV al Marqués de Aguilar. 1537-09-18 MAZARÍO.IP.(C) Valladolid. Isabel a CV. 1537-09-26 AGS_EST_K_1642.19. Monçón. aviso desde Francia al emperador. 1537-09-28 AGS_EST_K_1692.111. Monçón. CV a Isabel. 1537-09-28 AGS_EST_K_1692.112. Monçón. CV a Isabel. 1537-10-00 AGS_EST_K_1692.136. Perpiñán. Novedades de Francia aportadas por espía. 1537-10-00 AGS_EST_K_1692.137. Perpiñán. Novedades de Francia aportdas por un espía. 1537-10-00 KL.CKKV.(452) Pfingten. Herzog Albrecht de Meklenburg a CV. 1537-10-11 MAZARÍO.IP.(CI) Valladolid. Isabel a CV. 1537-10-19 AGS_EST_K_1642.20. Negociación con M. Velly sobre concertar la paz. 514 1537-10-22 AGS_EST_K_1692.126. Monçón. Carlos V a la emperatriz. 1537-10-29 CAF1ER.9380. Se comisiona a Claude Dedieu, M. de Vély para la Tregua Monzón. 1537-10-30 AGS_EST_8339_VOL_101_FOL_232y247. Monzón y Salses. Comendador Mayor y Granvela al Marqués de Aguilar. 1537-10-31 KL.CKKV.(453). Walther von Kronberg a CV. 1537-11-01 MAZARÍO.IP.(CII) Valladolid. Isabel a CV. 1537-11-03 CAF1ER.9404. Cambrai. Artículos propuestos Tregua de Bomy. 1537-11-05 CAF1ER.9406. Cambrai. Artículos debatidos Tregua de Bomy. 1537-11-06 AGS_EST-K_1692_140. Monzon. CV a la emperatriz. 1537-11-13 AGS_EST-K_1692_143. Monzón. CV a la emperatriz. 1537-11-13 AGS_EST-K_1692_144. Monzón. CV a la emperatriz. 1537-11-15 ANF sig. J.672-2 Treguas ajustadas entre CV y FI por tres meses. Monzón. 1537-11-16 CAF1ER.9422. Monzón. Tratado suspensión de armas entre Francisco I y CV en Saboya.... 1537-11-27 CAF1ER.9437. Carmagnola. Poder a Montmorency y cardenal de Lorraine para buscar tregua. 1537-11-28 CAF1ER.9438. Carmagnola. Tregua entre FI y CV. 1537-11-30 AGS_EST_K_LEG_1642.21 s.l. Respuestas de CV a preguntas de Cobos y Granvela para tratarla paz. 1537-12-04 AGS_EST_K_1642.22. Salses. Cobos y Granvela a Idiáquez. 1537-12-15a10-01 CAF1ER.9451. Leucate. Proposición y respuestas entre CV y FI sobre la paz. 1537-12-31 AGS_EST_8339.VOL.102. FOL. 248-249. Salsas.CV al Marqués de Aguilar. 1537-12-31 AGS_EST_K_1642.36. Salses. 1ªcarta a último de diciembre. Negociaciones de Salses. 1537-12-31 AGS_EST_K_1642.36. Salses. 2ªcarta a último de diciembre. Negociaciones de Salses. 1537-12-31 AGS_EST_K_1642.36. Salses. 3ªcarta a último de diciembre. Negociaciones de Salses. 1537(6)-02-00 CAF1ER.8828. Chantilly. Exención a habitantes de Péronne premio por lucha contra CV. 515 1537(6)-02-27 CAF1ER.8820. Compiègne. Pago a Jean Sallop, embajador de Inglaterra. 1537(6)-03-17 CAF1ER.8848. Amiens. Pago obispo Limoges. 1537a38-12a01 Todos los documentos sobre negociaciones de Salses. 1538-00-00 AGS_EST_K_1484.105. Madrid. Respuesta de Carlos V a enviado de Francia. 1538-00-00 AGS_EST-K_1642.57. Italia-Lucca-Negociación durante viaje del emperador hacia el papa. 1538-00-00 AGS_EST-K_1642.59. Reunión del enviado de CV con los del rey de Fernando, lista personas. 1538-00-00 AGS_EST_K_1643.121. Embajador de Francia y enviado de CV. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_40 a 135839. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_100 De la emperatriz, su letra. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_107 Duque de Alburquerque a CV. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_111 Respuestas del Consejo de Estado. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_128 Cuentas. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_129 CV. documentación económica. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_131. Isabel a CV. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_131 Petición de una noble a la emperatriz. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_132 Respuestas del Consejo de Estado. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_135. Osuna. Isabel a Carlos V. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_40. Valladolid. Respuesta Consejo de Estado. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_41a45. Respuesta Consejo de Estado. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_46a51. Repuestas Consejo de estado. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_72. Respuestas del Consejo de estado a cartas de Carlos V. 839 Este Legajo AGS_EST_LEG_0044_ es enorme y me ha sido imposible individualizar la gran cantidad de documentos que contiene, siempre con fechas dentro de 1536. Sobre todo, son cartas de Carlos V a diferentes nobles como del duque de Alburquerque, el cardenal de Sigüenza, la emperatriz Isabel y múltiples consultas e Carlos V al Consejo de Estado y respuestas de este. En aquellos que sí he podido identificar la data completa del documento los he incorporado por su fecha en este listado. 516 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_74. Cnal. Siguienza a Carlos V. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_75. Cnal. Sigüenza a Carlos V. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_77. Cardenal de Sigüenza a Carlos V. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_0044. Respuestas C. de Estado a Carlos V -por desglosar-. 1538-00-00 AGS_EST_LEG_8339_VOL_109_FOL_50a53.s.l.....a..... 1538-00-00 KL.CKKV.(Minuta 700) Ins. a conde Palatino-Phalaix-de CV y su respuesta. 1538-01-00 AGS_EST_8334_FOL_16. s.l. Forma de publicación de abstinencia de guerra. 1538-01-00 AGS_EST_K_1642.35. Salses. Cobos a Idiáquez. 1538-01-00 AGS_EST-K_1642.47. Barcelona a Salses. Idiáquez a Cobos. 1538-01-00 AGS_EST-K_1642.48. Barcelona a Salses. Idiáquez a Cobos y Granvela. 1538-01-00 AGS_EST-K_1642. 49. Barcelona a Salses. Idiáquez a Cobos y Granvela. 1538-01-00 AGS_EST_K_1693.21. Relación sobre negociaciones para la paz entre emperador y rey de Francia. 1538-01-00 AGS_EST_K_LEG_1642.11. CV anuncia resultados negociaciones para la paz. 1538-01-00 AGS_EST_K_LEG_1642.37. s.l. Puntos que los consejeros de CV proponen a consejeros de FI para la paz. 1538-01-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_02. Respuestas del Consejo de estado a cartas de Carlos V. 1538-01-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_51. Respuestas del Consejo de estado a cartas de Carlos V. 1538-01-01 AGS_EST_K_1642.24. Salses. Cobos a Idiáquez. 1538-01-01 AGS_EST_K_1642.36. Salses. 4ªcarta a día de año nuevo. Negociaciones de Salses. 1538-01-01 AGS_EST-K_1642.37. Puntos que los negociadores de CV han de presentar al rey de Francia. 1538-01-02 AGS_EST_K_1642.25. Barcelona. Carlos V a Cobos y Granvela. 1538-01-02 AGS_EST_K_1642.26. Barcelona. Carlos V a Idiáquez. 1538-01-02 AGS_EST_LEG_0044_DTO_136. Barcelona. CV a la emperatriz. 517 1538-01-06 AGS_EST_K_1642.36. Salses. 5ª carta a seis de enero. Negociaciones de Salses. 1538-01-08 AGS_EST_K_1642.27. Barcelona. CV a Cobos y Granvela. 1538-01-08 AGS_EST_LEG_0044_DTO_136. Barcelona. CV a Isabel. 1538-01-09 AGS_EST_K_1642.29. Barcelona. Carlos V a Cobos y Granvela. 1538-01-09 AGS_EST_K_1642.30. Barcelona. Idiáquez a Cobos. 1538-01-10 AGS_EST_K_1642.31. Salses. Cobos y Ganvela a Idiáquez. 1538-01-10 ANF sig. J.672-6 Toledo. Cédula de CV en que confirma acuerdo con FI de no ajustar nada con el rey de Inglaterra. 1538-01-10 CAF1ER.9562. Toledo. Tratado entre FI y CV de no aliarse con EVIII. 1538-01-11 6ª.AGS_EST_K_1642.36. Salses. 1ªcarta de once de enero. Negociaciones de Salses. 1538-01-11 7ª.AGS_EST_K_1642.36. Salses. 2ªcarta de once de enero. Negociaciones de Salses. 1538-01-11 AGS_EST_K_1642.32. Salses. Cobos a Idiáquez. 1538-01-12 AGS_EST_K_1642.33. Barcelona. Carlos V a Cobos y Granvela. 1538-01-12 KL.CKKV.(454). Gangolf von Hohengeroldseck a CV. 1538-01-12 MAZARÍO.IP.(CIII) Valladolid. Isabel a CV. 1538-01-12 MAZARÍO.IP.(CIV) Valladolid. Isabel a CV. 1538-01-13 10ª.AGS_EST_K_1642.36. 2ªcarta a trece de enero. Negociaciones de Salses. 1538-01-13 11ª.AGS_EST_K_1642.36. Cobos y Gravela a Cornelio Scepero. Negociaciones de Salses. 1538-01-13 12ª.AGS_EST_K_1642.36. Copia de la patente de las treguas. Negociaciones de Salses. 1538-01-13 8ª.AGS_EST_K_1642.36. Salses. 1ªcarta a trece de enero. Negociaciones de Salses. 1538-01-13 9ª.AGS_EST_K_1642.36. Carta del 1er bloque que no está en el 2º. Negociaciones de Salses- vacío-. 1538-01-14 AGS_EST_K_1642.34. Salses. Cobos a Idiáquez. 1538-01-14 AGS_EST_K_1693.42. Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 518 1538-01-17 AGS_EST-K_1642.38. Barcelona a Salses.CV a Cobos y Granvela. 1538-01-18 AGS_EST_K_1693.44. Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 1538-01-19 AGS_EST-K_1642.39. Barcelona a Salses.CV a Cobos y Granvela. 1538-01-19 AGS_EST-K_1642.40. CV a marqués de Aguilar sobre la negociación de Cobos y Granvela. 1538-01-19 AGS_EST-K_1642.41a43. Barcelona a Salses. Idiáquez a Cobos y Granvela. 1538-01-21 MAZARÍO.IP.(CV) Valladolid. Isabel a CV. 1538-01-25 MAZARÍO.IP.(CVI) Valladolid. Isabel a CV. 1538-01-30 AGS_EST_K_1693.47 . Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 1538-02-00 AGS_EST-K_1642.51. Barcelona. Nota sobre conversación de CV con Mr. de Preseu. 1538-02-00 AGS_EST_K_1693.60. Notas sobre conferencia entre Carlos V y embajador de Inglaterra. 1538-02-00 AGS_EST_K_1693.61. Notas sobre conferencia entre Carlos V y embajador de Inglaterra. 1538-02-09 AGS_EST_LEG_8338_VOL_105_fOL_22A24. Barcelona. Instrucción para Luis de Zúñiga del cardenal Carpi. 1538-02-12 AGS_EST_K_1693.59. Barcelona, Carlos V a la emperatriz. 1538-02-12 ANF sig. J.672-3 Cédula de CV en que confirma la prórroga de las treguas de Bomy y Monzón.. 1538-02-13 MAZARÍO.IP.(CVII) Valladolid. Isabel a CV. 1538-02-16 AGS_EST_LEG_0044_DTO_80- Antonio Vargas Cepeda a CV. 1538-02-27 AGS_EST_LEG_0044_DTO_72. Burgos. Consejo Estado a CV. 1538-03-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_24a27. Consejo de estado a CV. 1538-03-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_37a39. Consejo de estado a CV. 1538-03-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_73. Consejo de estado CV. 1538-03-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_74. Consejo de estado a CV. 1538-03-03 AGS_EST_K_1693.64. Barcelona. CV a su contable. 519 1538-03-03 AGS_EST_K_1693.66. Barcelona. CV a Centurión. 1538-03-04 AGS_EST_LEG_8339_VOL_108_FOL_44a49. s.l......a....... 1538-03-10 AGS_EST_8339_VOL_219_FOL_70,71,72y74. Barcelona. CV al embajador inglés. 1538-03-10 KL.CKKV.(455). Pfalzgraf Friedrich a CV. 1538-03-11 MFA.CD.CV.Vol.1(217 CCXVII) Roma Mq. Aguilar a María Hungr. 1538-03-13 AGS_EST_LEG_0044_DTO 24a29. Sobre ida del Emperador a Niza. 1538-03-13 MAZARÍO.IP.(CVIII) Valladolid. Isabel a CV. 1538-03-14 AGS_EST-K_1642.52.Valladolid. Emperatriz a Gómez Suárez de Figueroa, embajador en Génova. 1538-03-14 AGS_EST-K_1642.53. Valladolid. Emperatriz a Cobos. 1538-03-14 AGS_EST-K_1642.54. Valladolid. Emperatriz a Fco. de Aragón, su enviado cerca del emperador. 1538-03-16 AGS_GYM_LEG_0012_1. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-03-17 AGS_EST_K_1484.98. Barcelona. Instrucción de Carlos V a Cornelio Sceppero para su embajada en Francia. 1538-03-21 AGS_EST_LEG_0044.DTO 37a39. Sobre parada Emperador y Papa. 1538-03-21 MAZARÍO.IP.(CIX) Valladolid. Isabel a CV. 1538-03-25 AGS_EST-K_1642_55. Valladolid. Emperatriz a Fco. de Aragón, su enviado cerca del emperador. 1538-03-30 AGS_EST_K_1693.70. Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 1538-03-30 AGS_EST_K_1693.71. Barcelona. Carlos V a la emperatriz, copia negociación con el embajador de Francia. 1538-03-30 AGS_EST_K_1693.72. Barcelona. Carlos v a la emperatriz. 1538-04-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_100 Emperatriz a Cobos. 1538-04-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_28a31. Consejo de estado a Carlos V. 520 1538-04-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_93. Martín de Salinas a Granvela. 1538-04-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_94. Martín de Salinas a CV. 1538-04-06 AGS_EST_K_1693.73. Barcelona. Autorización para que los andorranos comercien con Francia. 1538-04-15 AGS_EST_LEG_0044_DTO_112.Barcelona. CV a Juan Alonso Guzmán sobre la paz. 1538-04-16 AGS_EST_K_1693.80. Barcelone.Carlos V a la emperatriz. 1538-04-16 AGS_EST_K_1693.82. Barcelone.Carlos V a la emperatriz. 1538-04-17 AGS_EST-K_1642.56. Valladolid. Emperatriz a Fray Leonardo. 1538-04-17 AGS_EST_LEG_0044.DTO 28a31.Sobre visitas Emperador y Papa. 1538-04-17 MAZARÍO.IP.(CX) Valladolid. Isabel a CV. 1538-04-21 AGS_EST_LEG_0044_DTO_138.Barcelona.CV a Isabel. 1538-04-22 AGS_EST_K_1693.87. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-04-22 AGS_EST_K_1693.88. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-04-22 AGS_EST_K_1693.89. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-04-22 AGS_EST_LEG_0044_DTO_137. Barcelona. CV a Isabel. 1538-04-22 AGS_EST_LEG_0044_DTO_137. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-04-22 AGS_P.R._LEG_26_FOL_47. Barcelona. CV a Isabel. 1538-04-22 AGS_P.R_LEG_26_FOL_48. Barcelona.CV a Isabel-restricciones-. 1538-04-22 KL.CKKV.(Minuta 701) de CV a María. 1538-04-22 MFA.CD.CV.Vol.1(218 CCXVIII) Barcelona. CV a Isabel. 1538-04-22 MFA.CD.CV.Vol.1(219 CCXIX) Barcelona. CV a Isabel. 1538-04-25 AGS_EST_K_1693.90. Barcelona. CV a la emperatriz. 1538-04-25 AGS_EST_K_1693.91. Barcelone.CV a la emperatriz. 521 1538-04-25 AGS_EST_K_1693.92. Barcelone.CV a la emperatriz. 1538-04-25 AGS_EST_LEG_0044_DTO_138. Barcelona.CV a la emperatriz. 1538-04-27 AGS_EST_K_1693.94. Cadaqués.CV a la emperatriz. 1538-04-29 KL.CKKV.(Minuta 702) de María a CV. 1538-05-01 AGS_EST_K_1693.97.Port Ligat. CV a la emperatriz. 1538-05-04 AGS_EST_K_1484.102. Marseille -auxenvirons-. CV a la emperatriz. 1538-05-06 CAF1ER.10015. St-Antoine-Viennois. Asignación bastimentos barcos turcos en Masella. 1538-05-09 AGS_EST_LEG_0044_DTO_132. Cuellar. Isabel a CV. 1538-05-09 AGS_EST_LEG_0044_DTO_133. Mojados. Isabel a CV. 1538-05-10 AGS_EST_1371_VOL_50. Savona. Juan Fernández Manrique de Lara, marqués de Aguilar a CV. 1538-05-11 AGS_GYM_LEG_0012_2. CV a la emperatriz. 1538-05-11 AGS_GYM_LEG_0012_3. Informe sobre las cosas de Francia. 1538-05-12 AGS_EST_1371_VOL_49. Savona. Juan Fernández Manique de Lara, marqués de Aguilar a CV. 1538-05-20. CAF1ER.10033. Aix en Provence. Impuesto a Limoges para mantenimiento guerra. 1538-05-22 KL.CKKV.(456)Niza. CV a su hermano Fernando. 1538-05-23 CAF1ER.10065. Saint-Maximin. Poderes a Montmorency y al cardenal de Lorraine para negociar tregua. 1538-05-26 MAZARÍO.IP.(CXI) Valladolid. Isabel a CV. 1538-06-02 AGS_EST_LEG_0044_DTO_134 Villasaeca. Marqués de Montemayor a Emperatriz. 1538-06-05 CAF1ER.10081. Villeneuve. Pago a Claude Dodieu, embajador en España. 1538-06-14 MAZARÍO.IP.(CXII) Valladolid. Isabel a CV. 1538-06-16 AGS_FES_1198. Paulo III a CV. 522 1538-06-16 KL.CKKV.(457). Inhalt dreier Briefe, de CV, Gravela y Sceppero y María. 1538-06-18 AChV_CÉDyPRAG_CAJA 0001-0024. Copia Tregua de Niza. 1538-06-18 CAF1ER.10100. Niza. Tregua de Niza. 1538-06-19 ANF sig. J.672-4 Cédula de CV en que confirma la Tegua General por 10 años en Niza. 1538-06-20 AGS_EST_LEG_0044_DTO_103 CV a la emperatriz. 1538-06-20 AGS_EST_LEG_0044_DTO_103. Villafranca de Niza. CV a Isabel. 1538-06-20 KL.CKKV.(Minuta 703) de CV a María. 1538-07-00 AGS_EST_K_01484_129. Francisco I a Carlos V. 1538-07-00 AGS_EST_K_1484.104 Francisco I a emperatriz Isabel. 1538-07-00 AGS_EST_K_1484.130. Enrique y Margarita a CV. 1538-07-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_41. Consejo de Estado a CV. 1538-07-00 KL.CKKV.(Minuta 704) de María a CV. 1538-07-08 AGS_EST-K_1642.50. Duque de Saboya a emperatriz. 1538-07-09 MAZARÍO.IP.(CXIII). Valladolid. Isabel a CV. 1538-07-10 AGS_EST_LEG_0044_DTO_78. Francisco de Aragón a. 1538-07-18 AGS_EST_LEG_0044_DTO_139. Aguas Muertas. CV a Isabel. 1538-07-18 AGS_EST_LEG_0044.DTO.139. Aguas Muertas. CV a la emperatriz. 1538-07-18 AGS_EST_LEG_0044_DTO_2a5. Sobre lo tratado en Niza. 1538-07-18 KL.CKKV.(458). Galera en Aiguesmortes. CV a María. 1538-07-22 AGS_EST_K_1693.141. Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 1538-07-22 AGS_EST_K_1693.142. Barcelona. Carlos V a la emperatriz. 1538-07-25 MAZARÍO.IP.(CXIV) Valladolid. Isabel a CV. 1538-07-28 KL.CKKV.(Minuta 705) de CV a María. 523 1538-08-00 AGS_EST_K_1484.103. Aguas Muertas. Le Roi François I a la emperatriz. 1538-08-00 AGS_EST_LEG_0044.DTO_46a47. Consejo de estado a de Carlos V. 1538-08-00 AGS_EST-K_1642.45. Lo tratado entre CV y rey de Francia de casamientos, así como la paz. 1538-08-00 AGS_EST-K_1642.46. Artículos del tratado de Bayard. 1538-08-04 KL.CKKV.(Minuta 706) de María a CV. 1538-08-10 KL.CKKV.(459). María a CV. 1538-08-10 KL.CKKV.(Minuta 707) de María a CV. 1538-08-16 AGS_EST_8339_VOL_113_FOL_69a78. Roma. Marqués de Aguilar a CV. 1538-08-22 AGS. CV al Virrey sobre Tegua Niza. 1538-09-00 AGS_EST_K_1484.106. Informes de embajador en Francia de cartas de 14,22 y 31 de agosto y 2 y 3 sept. 1538-09-00 KL.CKKV.(460) Fontainebleau. Francisco I a CV. 1538-09-00 KL.CKKV.(Minuta 709) Tres instrucciones de CV a María. 1538-09-00 KL.CKKV.(Minuta 710) Negociación con el rey de Francia. 1538-09-06 KL.CKKV.(Minuta 708) de CV a María. 1538-09-07 KL.CKKV.(Minuta 711) de CV a María. 1538-09-08 CAF1ER.10249. Saint-Garmain-en-Laye. Pago para reparar destrozos guerra. 1538-09-13 AGS_EST_1371_VOL_9_FOL_10. Génova. Gómez Suárez de Figueroa, embajador en Génova, a CV. 1538-09-16 CAF1ER.10284. Saint-Germain-en-Laye. Regalo al embajador de Inglaterra. 1538-09-17 CAF1ER.10286. Saint.Germain-en-Laye. Reclama cotización villas para creación ejército. 1538-09-18 AGS_EST_K_1484.107. Valladolid. CV a M. de Lordres, enviado ante él por Francisco I. 1538-09-23 AGS_EST_LEG_0044_DTO_73. Medina del Campo. Cardenal de Toledo a CV. 1538-09-27 CAF1ER.10305. Chantilly. Recompensa a Pierre Raymond por las recientes guerras. 524 1538-09ó10-00-KL CKKV.(461) Otoño-María a CV. 1538-10-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_48a50. Consejo de estado a de Carlos V. 1538-10-00 AGS_EST_LEG_0044_DTO_52A71. Respuesta Consejo. 1538-10-00 KL.CKKV.(Minuta 713). Dos instrucciones. María a CV. 1538-10-01 KL.CKKV.(Minuta 712) de María a CV. 1538-10-07 AGS_EST_K_1484_138. Compiège. Montmorency a CV. 1538-10-12 CAF1ER.10354. Coucy. Suspensión represalias ante la reciente paz con el emperador. 1538-10-26 AGS_EST_K_1484.108. Toledo. Aviso del Consejo de Estado a CV. 1538-10-28 AGS_EST_LEG_0044_DTO_52. Consejo de Estado a CV. 1538-10-28 KL.CKKV.(Minuta 714) de María a CV. 1538-11-01 AGS_EST_LEG_0044_DTO_130 Osuna. Isabel a CV. 1538-11-07 CAF1ER.10408. Villers. Cotterets. Pago a orfebre por regalo joya a Scepperus, embajador de CV. 1538-11-07 CAF1ER.10409. Villers-Cotterets. Pago joya para Diego de Mendoza, gentilhombre de CV. 1538-11-18 CAF1ER.10460. Chantilly. Pago a Martín du Ballay para la guarda de Turín. 1538-12-00 KL.CKKV.(462) Final del año. CV a J. Zapolya, rey de Hungría. 1538-12-05 KL.CKKV.(Minuta 715) de CV a María. 1538-12-16 AGS_EST_LEG_0044_DTO_104y105. Cambari. Isabel a CV. 1538-12-22 KL.CKKV.(463) Toledo. CV a María. 1538-12-27 AGS_EST-K_1642.58. Francia. Embajador de España en Francia a CV. 1538(7)-01-10 CAF1ER.9561. Montpelier. Respuesta FI a CV. 1538(7)-01-11 AHN_EST_LEG_2876_ESP_13. s.l. Copia tregua entre CV y FI. 1538(7)-01-11 CAF1ER.9566. Prórroga Treguas de Bomy. 525 1538(7)-01-21 AGS_EST_K_LEG_1642.10. Cabañas de Feçon. Copia tregua hasta 1 de junio de 1538. 1538(7)-02-10 CAF1ER.9642. Moulins. Anne Montmorency, condestable Francia. 1538(7)-02-10 CAF1ER.9643. Moulins. François Montmorency, lugarteniente de París. 1538(7)-02-19 CAF1ER.9676. Pago a Claude Docieu, embajador en España. 1538(7)-02-22 CAF1ER.9692. Moulins. Desgrabación habitantes Definado por paso gentes de guerra. 1538(7)-03-04 CAF1ER.9783. Moulins. Leva para defender territorio. 1539-00-00 AGS_EST_K_1484_130. Compiegne. Enrique y Margarita a Carlos V. 1539-01-10 KL.CKKV.(465). Chapuis, enviado en Inglaterra de CV. 1539-01ó02-00 KL.CKKV.(464) Principio año. María a CV. 1539-02-15 KL.CKKV.(466) Toledo. CV a María. 1539-04-25 MFA.CD.CV.Vol.1(220 CCXX) Toledo. Cardenal Tavera a CV. 1539-04-25 MFA.CD.CV.Vol.1(221 CCXXI) Toledo. Dr. Alfaro y Vill.a CV. 1539-04-28 MFA.CD.CV.Vol.1(222 CCXXII) Toledo. DR.Villa. a Cobos. 1539-04-30 MFA.CD.CV.Vol.1(223 CCXXIII) Toledo. Drs.Alf. y Villa. A CV. 1539-05-04 MFA.CD.CV.Vol.1(224 CCXXIV) Toledo. CV a Luis Sarmiento. 1539-05-04 MFA.CD.CV.Vol.1(225 CCXXV) Toledo.CV a RR.Portugal. 1539-05-04 MFA.CD.CV.Vol.1(226 CCXXVI)(escritoCCXXV) Toledo. CV a Luis Po. 1539-05-23 MFA.CD.CV.Vol.1(227 CCXXVII) Alhambra. Luis Hurtado de Mendoza a Cobos. 1539-07-01 MFA.CD.CV.Vol.1(228 CCXXVIII) Madrid.CV a María de Hungría. 1539-08-04 AGS_EST_K_1484_126. Chantilly. Francisco I a Carlos V. 1539-08-10 AGS_EST_LEG_8338_VOL_123_FOL_150a158. Roma. Marqués de Aguilar a CV. 1539-08-19 MFA.CD.CV.Vol.2 (229 CCXXIX) Madrid. CV a Tavera. 1539-10-00 AGS_EST_K_1482.121. Compiegne. 526 1539-10-00 AGS_EST_K_1484_131. El cardenal de Lorena a Carlos V. 1539-10-00 AGS_EST_K_1484_139. France. Compiegne. Le cardinal de Lorena a CV. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_132. Compiègne. Montmorency a Cobos. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_133. Compiegne. Francisco I a Cobos. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_134. Compiègne. Francisco I a Granvela. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_135. Compiègne. Carlos de Francia, duque de Orleans a Carlos V. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_136. Compiègne. Henri, hijo de Francico I a CarlosV. 1539-10-07 AGS_EST_K_1484_137. Compiegne. Montmorency a Granvela. 1539-10-07 AGS_EST-K_1484_140. Compiègne. Montmorency y cardenal de Lorena a CV. 1539-10-08 AGS_EST-K_1484_141. París. Embajador en París a CV. 1539-10-17 AGS_EST_K_1484_142. Compiège. Henri hijo del rey de Francia a Carlos V. 1539-11-01 CAF1ER.11275. Compiègne. Pago gastos venida emperador. 1539-11-01 CAF1ER.11276. Compiègne. Anuncio a Poitiers llegada emperador. 1539-11-05 MFA.CD.CV.Vol.2 (230 CCXXX) Madrid. CV a FelipeII. 1539-11-10 MFA.CD.CV.Vol.2 (231 CCXXXI) Madrid. Poder CV a Tavera. 1539-11-10 MFA.CD.CV.Vol.2 (232 CCXXXII) Madrid. Instrucciones CV a Tavera. 1539-11-10 MFA.CD.CV.Vol.2 (233 CCXXXIII) Madrid. Restricciones CV a Tavera. 1539-11-10 MFA.CD.CV.Vol.2 (234 CCXXXIV) Madrid. Instrucciones CV a ministros. 1539-11-28 AGS_EST-K_1484_145. Bayona. Idiáquez a Cobos sobre viaje de CV por Francia. 1539-11-29 AGS_EST_K_1484_122. Bayona. Carlos V a Cobos. 1539-11-29 AGS_EST-K_1484_146. Tartar. Idiáquez a Cobos sobre viaje de CV por Francia. 1539-11-29 AGS_EST_LEG_8339_VOL_124_FOL_187a194. Roma. Marqués de Aguilar a CV. 1539-12-02 AGS_EST_K_1484_147. Bordeau. Carlos V a Cobos. 527 1539-12-21 MFA.CD.CV.Vol.2 (235 CCXXXV) Orleans. CV a Tavera. 1539-12-21 MFA.CD.CV.Vol.2 (236 CCXXXVI) Orleans. CV a Cobos. 1539(8)-01-02 CAF1ER.10613. París. Pago para elementos suntuarios utilizados en Aigues Mortes. 1539(8)-02-01 CAF1ER.10762. Fontainebleau. Tratado concluido en Toledo. 1539(8)-03-29 CAF1ER.10975. Abbaye de Vauluisant. Pago a César Fregoso. 1539(8)-02-10 CAF1ER.10780. Fontainebleau. Compensación por tierra quemada en Provenza. 1539(8)-02-10 CAF1ER.10789. Fontainebleau. Don a varias de las poblaciones conquistadas. 1539(8)-12-12 CAF1ER.10803. Fontainebleau. Exención al Delfinado de las cuotas de la leva para la guerra. 1540-00-00 AGS_EST_K_01484_130. 1540-00-00 AGS_EST-K_1642.60. Informe sobre la negociación entre CV y el enviado del rey de F. y el de Inglaterra. 1540-00-00 AGS_EST-K_1642.61. Al duque de Siège en relación con la paz negociada con el rey de F. 1540-00-00 AGS_EST-K_1642.62. Objeción enviada de Francia y nueva respuesta de los de CV. 1540-00-00 AGS_EST-K_1642.63. Negociación del almirante de Francia con la reina María. 1540-04-00 KL.CKKV.(467) Primavera. Condesa palatina Dorotea a CV. 1540-04-00 KL.CKKV.(468) Primavera. CV al rey Francisco I. 1540-04-16 AGS_EST-K_1642.64. Gante. CV a la propuesta de paz hecha por el embajador del rey de F. 1540-04-24 AGS_EST-K_1642.65. Abadía de Bech. Rey de Francia a su emb. ante CV, sobre tratado paz. 1540-05-10 MFA.CD.CV.Vol.2 (237 CCXXXVII) Madrid de Valdés a CV. 1540-05-15 AGS_EST-K_1642.66. Anveres. El emperador al Mr. de Sant Vicente et Pelux. 1540-05-15 AGS_EST-K_1642.67. Amberes.CV a Mr. de Sant Vicent, su embajador en Francia. 1540-05-20 AGS_EST_K_1482.122. Limoges. 528 1540-05-20 AGS_EST-K_1642.68. Limourd. Francisco I a su enviado ante CV, el abad de Lavaur y Antonio Belín. 1540-05-31 MFA.CD.CV.Vol.2 (238 CCXXXVIII) Lovaina. CV a Tavera. 1540-07-29 KL.CKKV.(469). CV al rey Jacobo V de Escocia. 1540-08-04 AGS_EST-K_1642.69. Saboya. Granvela al embajador. 1540-10-24 KL.CKKV.(470) Bruselas. CV al papa Paulo III. 1540-10-24 KL.CKKV.(471) Bruselas. CV al marqués de Aguilar, su emb. en Roma. 1540-10-25 KL.CKKV.(472) Bruselas. CV al Colegio de Cardenales. 1540-12-13 AGS_EST_K_1696.102. Madrid. 1540-12-13 MFA.CD.CV.Vol.2 (239 CCXXXIX) Madrid. Fdo. Valdés a CV. 1544-01-20 AGS_EST_K_1482.123. Fontainebleau. 1553-00-00 AGS_EST-K_1642.70y71. Puntos a tratar en la negociación de las condiciones de paz. 529 ANEXO VI ÍNDICE DE ILUSTRACIONES 1 Documento autoridad alemana autorizando traslado últimos legajos desde París al Archivo de Simancas…………………………………………………………………………………….31 2 Momento de la recepción de las cajas de documentos de la última remesa desde París……32 3 Mapa de la península Itálica…………………………………………………………………35 4 Tabla de la duración de las estancias de Carlos v en Italia………………………………….56 5 Todas las poblaciones recorridas por Carlos V desde su salida de Roma hasta el inicio de la Campaña de Provenza (1536)……………………………………………………………….56 6 Las tres posibles vías de ataque hacia Provenza…………………………………………….60 7 Fossano, su ubicación……………………………………………………………………….61 8 Frejus, su ubicación…………………………………………………………………………63 9 Mapa de situación de las poblaciones Bray Sur Somme-Peronne-Guisa…………………...64 10 Mapa del recorrido de Carlos V en Provenza……………………………………………….69 11 Mapa de situación de las poblaciones de Hesdin-Monchy-Cayeux-Saint Pol………………74 12 Original de la Tregua de Monzón conservado en los Archivos Naciones de París………….78 13 Mapa de la costa de Perpiñán-Salses………………………………………………………...82 14 Mapa antiguo del Rosellón…………………………………………………………………..83 15 Mapa antiguo de Salses-Fotou-Leucate y de la ruta de entrada hacia Perpiñán…………….83 16 Plano del antiguo castillo de Salses………………………………………………………….84 17 Plano de situación de la fortaleza de Salses…………………………………………………85 18 Traza antigua de la fortaleza de Salses………………………………………………………88 19 Fotos del estado actual de la fortaleza de Salses…………………………………………….90 20 Foto actual del cartel de tráfico con el rótulo de Cabannes de Fitou………………………..109 21 Foto actual de las pocas casas existentes en Cabannes de Fitou……………………………109 22 Mapa de Milán y territorios aledaños………………………………………………………123 23 Ubicación de las plazas que quería retener la legación francesa…………………………..135 24 Página inicial del texto de Valdés………………………………………………………….146 530 • Cuadro con las similitudes y diferencias entre el articulado de los Tratados de Madrid y Cambrai…………………………………………………..……………………158 • Calendario de los días durante los que se desarrollaron las conversaciones…….213 • Foto índice Recueil des traités…………………………………………………...221 • Foto Acta 31590 de Francisco I………………………………………………….226 25 Últimas líneas manuscritas originales del tratado de Niza……………….………………..234 • Foto del Acta 10100 de la Tregua de Niza en Catálogo de Actas de Francisco I..235 26 Fresco de Giorgio Vasari…………………………………………………………………..240 27 Despacho del embajador en la embajada de Francia en Roma…………………………….241 28 Fresco de Salviati…………………………………………………………………………..242 29 Fresco de Taddeo Zúccaro…………………………………………………………………243 30 Planos de la Villa Farnesse en Caprarola…………………………………………………..245 31 Foto actual del Palacio Villa Fanesse en Caprrola…………………………………………246 32 Otra vista de la representación de Taddeo Zúccaro………………………………………..249 33 Retrato de Paulo III………………………………………………………………………..250 34 Retrato de Francisco I……………………………………………………………………..251 35 Retrato de Carlos V……………………………………………………………………….252 36 Retrato de Felipe II………………………………………………………………………..253 Tesis José Manuel García-Serrano Gil PORTADA AGRADECIMIENTOS ÍNDICE RESUMEN ABSTRACT INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. ALGUNAS REFLESIONES SOBRE EL ESTADO DE LA CUESTIÓN CAPÍTULO 2. SIGNIFICADO DE LA “JORNADA DE TÚNEZ” EN LA POLÍTICA MEDITERRÁNEA DE CARLOS V Y SU LLEGADA A ITALIA. LOS ELEMENTOS DE LA NUEVA CRISIS CON FRANCIA VAN TOMANDO FORMA CAPÍTULO 3. LA CAMPAÑA DE PROVENZA (1536) CAPÍTULO 4. CAMPAÑA EN EL NORTE DURANTE 1537. TREGUAS DE BOMY Y MONZÓN CAPÍTULO 5. LAS CONVERSACIONES DE SALSES 1537-1538. EL PRIMER INTENTO SERIO DE LLEGAR A LA PAZ GENERAL CAPÍTULO 6. LA PAZ QUE SE QUEDÓ EN TREGUA. NIZA (1538) CAPÍTULO 7. LA TREGUA DE NIZA EN EL ARTE CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA ANEXO I. ESQUEMA DE HECHOS HISTÓRICOS RELACIONADOS CON CARLOS V (1530-1539) ANEXO II. ITINERARIO SEGUIDO POR CARLOS V ENTRE 1535 Y 1540 ANEXO III (1º) ANEXO III (2º) ANEXO III (3º) ANEXO III (4º) ANEXO III (5º) ANEXO III (6º) ANEXO III (7º) ANEXO III (8º) ANEXO III (9) ANEXO III (10º) ANEXO III (11º) ANEXO III (12º) ANEXO III (13º) ANEXO IV. DIFERENTES TEXTOS DE LA TREGUA DE NIZA. ANEXO V. LISTADO DE TODOS LOS DOCUMENTOS UTILIZADOS EN LA INVESTIGACIÓN ANEXO VI. ÍNDICE DE ILUSTRACIONES