ERYTHEIA REVISTA DE ESTUDIOS BIZANTINOS Y NEOGRIEGOS 40 - 2019 SEPARATA ÍNDICE Jannis NIEHOFF-PANAGIOTIDIS, Persistence or New Beginning? Byzan tium on the Crimea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Carlos MARTÍNEZ CARRASCO, La familia de Juan Damasceno: la élite tradi- cional bizantina bajo el islam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 DIRK KRAUSMÜLLER, Saints as Finders of Relics: Joseph the Hymno grapher and John of Galatia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Panayotis YANNOPOULOS, Deux épigrammes de l’Anthologie Palatine attribuées à Théophane . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Antonio Pio DI COSMO, La veste e la propaganda imperiale a Bisanzio. I basileis ed i segni di eccellenza del rango . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Tomás FERNÁNDEZ, El narrador en los progymnasmata de Nicéforo Basilaces . 121 Miguel CORTÉS ARRESE, Imagen de los infiernos en el arte bizantino . . . . . . . . 135 Giorgio VESPIGNANI, Vicende di Leonardo III di Tocco: dalle isole Ionie alla corte aragonese di Napoli, tra Venezia, Roma e i Turchi (1448-1494) . . . . . . 159 Ioannis K. HASSIOTIS, Desafiando a la geografía: griegos en el horizonte ultra- marino español (ss. XVI-XVII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Teresa MARTÍNEZ MANZANO, Certezas e incógnitas sobre la colección vene- ciana de códices griegos de Niccolò Barelli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237 José M. FLORISTÁN, Clero griego ante el Santo Oficio (I): Anastasio Ventura (1577), Nicéforo de Esfigmenu (1621) y Dionisio Condilis de Patmos (1657) 267 Tommaso BRACCINI, Credenze popolari di Cos e Lero dalle carte inedite di Iakovos Zarraftis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307 Δήμητρα ΔΗΜΗΤΡΙΟΥ, «Με την Ισπανία στην καρδιά»: Γιώργος Σεφέρης-Federico García Lorca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337 Pedro BÁDENAS DE LA PEÑA, El tabú de la colaboración y la indiferencia du- rante el Holocausto en Grecia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 361 Μ. Γ. ΒΑΡΒΟΥΝΗΣ, Ελληνικά εκκλησιαστικά “παράσημα”: ΌψειϚ μιαϚ νεωτερικής εθιμοταξίαϚ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383 Alfredo FREDERICKSEN NEIRA, Algunas apreciaciones estético-filosóficas sobre Teseo (1949) y la ascesis de la libertad en Nikos Kazantzakis . . . . . . . . . . . . . 395 M. GARCÍA-AMORÓS, Aproximación a la obra poética de Ioanna Tsatsos . . . . 427 Clero griego ante el Santo Oficio (I): Anastasio Ventura (1577), Nicéforo de Esfigmenu (1621) y Dionisio Condilis de Patmos (1657)* José M. FLORISTÁN Universidad Complutense de Madrid floris@filol.ucm.es RESUMEN: reconstrucción de los procesos inquisitoriales incoados contra un clérigo y dos monjes griegos: Anastasio Ventura en 1577 por propo siciones heréticas, fray Nicéforo de Esfigmenu en 1621 por quiromancia y sortilegios, y fray Dionisio Condilis de Patmos en 1657 por bestialismo. PALABRAS CLAVE: Inquisición, Anastasio Ventura, fray Nicéforo de Esfigmenu, Dionisio Condilis. ABSTRACT: Survey of the inquisitorial trials initiated against one Greek priest and two Greek monks: Anastasius Ventouras in 1577 for heretical assertions, friar Nicephorus of Esphigmenou in 1621 for palmistry and sortileges, and friar Dionysius Condylis in 1657 for zoophilia. KEYWORDS: Inquisition, Anastasius Ventouras, friar Nicephorus of Esphigmenou, Dionysius Condylis. Los reinos de la Monarquía española conocieron en la segunda mitad del s. XVI y primeras décadas del s. XVII una fuerte corriente de inmigración y asentamiento de cristianos procedentes del Mediterráneo oriental y los Balcanes, de territorios ocupados por los turcos. En los documentos de la época 267 Erytheia 40 (2019) 267-305 * Abreviaturas empleadas: ACA: Archivo de la Corona de Aragón; AGI: Archivo General de Indias; AGS: Archivo General de Simancas; E1697: Sección de Estado, legajo 1697; SP9: Sección de Secretarías Provinciales, legajo 9; SP lib. 942: idem, libro 942; AHN: Archivo Histórico Nacional; ASVat: Archivio Segreto Vaticano; leg.: legajo; l.: libro; f(s).: folio(s); s.f.: sin foliar. Recibido: 27.01.2019 Aceptado: 23.02.2019 menudean los nombres de griegos estantes o transeúntes, en especial en los virreinatos de Nápoles y Sicilia, pero también en los reinos peninsulares e, incluso, en las Indias. Se dedicaban a oficios diversos entre los que destacan la marinería y el ejército, pero también la artesanía, el comercio, la agricultura y la ganadería. Un grupo específico lo constituían los religiosos y prelados mendicantes, a los que encontramos de forma regular pidiendo limosnas para sus conventos u obispados, rescate de cautivos, recuperación de sus paramentos y vasos litúrgicos, etc. El asentamiento y la circulación por los territorios de la Monarquía implicaban, como es lógico, el acatamiento de sus leyes y el some - timiento a sus autoridades y tribunales, entre ellos, el del Santo Oficio. La documentación de este Consejo está salpicada de referencias a griegos. El grupo más amplio lo constituían los renegados, bien acusados de apostasía, bien comparecientes sponte sua para reconciliarse con la Iglesia1. Los hubo acusados de blasfemias, de bigamia, de proposiciones heréticas, de islamismo, etc. En otros casos fueron griegos los acusadores, como en el proceso abierto en 1622 contra Carlos Mendes, descendiente de marranos portugueses bautizado en extrañas circunstancias2. Sin embargo, los casos más interesantes son los pro - cesos seguidos contra eclesiásticos del alto rango o monjes basilios, como los de Atanasio Rasia en 15813, Jorge Georgirenes, arzobispo de Samos, en 1695, o los de Anastasio Ventura (1577), Nicéforo de Esfigmenu (1621) y Dionisio Condilis de Patmos (1657) que presento a continuación. * * * 1. ANASTASIO VENTURA, CLÉRIGO DEL ZANTE Anastasio Ventura (Ἀναστάσιος Βεντούρας), natural del Zante, clérigo, de 60 años de edad, recorría las tierras de Aragón con otros griegos pidiendo limosna para un rescate cuando fue detenido por la Inquisición en el año de 1577. Por estas fechas tenemos documentado a un Teófilo Ventura, natural de Lacedemonia, que sirvió largos años en la armada. Estuvo en la jornada de Lepanto, cuando las provincias de la Morea se levantaron en apoyo de la Liga José M. FLORISTÁN 268 1 Floristán 2019a. 2 Floristán 2018. 3 Floristán 2019b. Santa. Él, que era uno de los principales de Lacedemonia, perdió en el lance su patria y una hacienda de más de 20.000 ducados. Estuvo luego en la conquista de Portugal (1580) y, tras ella, pasó a Sicilia, donde construyó modelos de la fortaleza de Malvasía y de otras, es de suponer que para su conquista, gastando lo poco que le quedaba. El 21 de julio de 1580 se le concedió el oficio de capitán de la tierra de Sutera (Caltanissetta, Sicilia) para el periodo 1.IX.1580 / 31.VIII.15814. En 1587 pidió carta de recomendación para el virrey de Sicilia, que obtuvo, y poco después solicitó un duplicado de la misma con fecha nueva, probablemente porque estaba a punto de agotarse el plazo de presentación de la primera5. El 25 de marzo de 1607 su hijo Antonio presentó ante el Consejo de Estado un memorial en el que repasaba los méritos de su padre y pedía una ventaja en las galeras de Sicilia, además de su plaza ordinaria6. No tengo datos sobre la vinculación familiar de Anastasio y Teófilo Ventura, pero por las fechas y actividades no cabe descartar que la hubiera. Pero volvamos a Anastasio. Lo acusaron ante el Santo Oficio tres testigos que dijeron que, hablando con una mesonera de unos niños fallecidos, había defendido que los niños que morían, aunque estuviesen bautizados, iban al limbo. Otro día, hablando del mismo tema, había dicho que iban donde Dios quería. Los calificadores del Santo Oficio consideraron herética la proposición y mandaron detenerlo. Anastasio confesó la culpa, que atribuyó a ignorancia, por no saber lo que creía la Iglesia católica. Al no descubrir pertinacia en su postura, no lo calificaron de hereje, sino tan solo de sospechoso en la fe. Recibió una reprensión grave en la Audiencia de Zaragoza, abjuró de levi, oyó misa en hábito de penitente en la iglesia de San Martín de la Aljafería, fue desterrado del distrito de Zaragoza por un periodo de cinco años y se le prohibió tratar de asuntos de las Escrituras con legos en la materia. La sentencia fue ejecutada el 25 de mayo de 15777. Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 269 4 AGS SP lib. 942 f. 204r-v. 5 AGS SP lib. 293 y 294 [consultas del Consejo de Italia del 18 de enero, 12 de junio y 15 de julio de 1587]. 6 AGS E1611 s.f.; consulta del Consejo de Estado sobre su petición, del 31 de marzo de 1607, ibid. 7 AHN Inquisición lib. 988 fs. 344r-v. 2. FRAY NICÉFORO DE ÉFESO, ABAD DEL MONASTERIO DE ESFIGMENU EN EL MONTE ATOS Nicéforo de Éfeso (Nicolás Nicéforo de Éfeso en los documentos de 1630- 31, cf. infra) llegó a la cristiandad occidental en 1601 como abad del monasterio de Esfigmenu en el monte Atos8. Un documento de junio de 1621 le da 51 años, otro de mayo de 1624, 55, y otro de mayo de 1626, más de 56. Teniendo en cuenta la imprecisión de una época sin registros, podemos situar su nacimiento ca. 1570. En 1624 llevaba 30 años de sacerdocio, por lo que su ordenación habría tenido lugar ca. 1594. Fue abad de Esfigmenu al menos diez años, sin que podamos precisar las fechas. En todo caso, lo era cuando llegó a España por primera vez. A juzgar por la afirmación que hace en septiembre de 1604 de que lleva tres años y medio ausente de su convento (cf. infra), debió de dejar Esfigmenu en la primavera de 1601. La primera noticia de su presencia en España es un memorial del 5 de marzo de 1602 elevado al Consejo de Estado en el que dice que los turcos habían querido destruir su monasterio por haber ayudado a unos cautivos cristianos a huir. Para evitarlo tuvieron que aceptar una multa de 4.000 cequíes de oro, que consiguieron empeñando sus paramentos y vasos litúrgicos a unos judíos. En el memorial Nicéforo dice que las galeras de Sicilia y de corsarios que iban a aquellos lugares eran bien recibidas y que los monjes de Esfigmenu presumían de acoger y ayudar a los cristianos que acudían allí. Por todo ello pedía a Felipe III que los acogiera bajo su protección, les ayudara a pagar su deuda y les asignara una cantidad para remedio de su pobreza9. En apoyo de sus peticiones Nicéforo presentó un breve de Clemente VIII de 1601 y sendas fes de Juan Leonardo Latino, cónsul español en la isla de Zante, y del arzobispo de Candía, que certificaban su condición de religioso esfigmenita. El Consejo propuso al rey darle 200 reales (poco más de 18 ducados), propuesta que el rey sancionó10. En paralelo se documenta la presencia en Nápoles y Roma de tres monjes atonitas de un monasterio cuyo nombre los documentos no dan. El 25 de mayo de 1601 el conde de Lemos, virrey de Nápoles (1599-1601), escribió al cardenal José M. FLORISTÁN 270 8 Sobre el monasterio, cf. Petit-Regel 1906: III-XXXIV; ΘΗΕ, vol. 5, cols. 928-931; Lefort 1973: I, 13- 29. 9 AGS E1697 s.f. 10 AGS E1597 f. 7 = E1990 s.f. [consulta del Consejo de Estado, 2 de mayo de 1602]. Aldobrandini una carta en recomendación de Nicéforo, Gabriel y Filóteo, que habían llegado a Italia por negocios de su religión y se disponían a viajar a Roma11. Envió otra a Felipe III en la que relataba la miseria en que vivían y la tiranía de los turcos, que les habían forzado a empeñar las cosas de su iglesia ante unos prestamistas judíos. El 26 de marzo de 1602 el Consejo de Italia propuso la concesión de una limosna de 300 ducados en Nápoles por una vez, que el rey aprobó. La cédula de concesión es del 6 de mayo12. Del mismo año –en la minuta no constan ni día ni mes– es una carta de Felipe III a Francisco de Castro en la que le transmite la información dada por unos frailes de Atos (no da sus nom - bres, pero probablemente eran los mencionados Nicéforo, Gabriel y Filóteo) a través de Dionisio Paleólogo13. Dicen que en Tesalónica encontraron a tres judíos de origen español, ricos mercaderes pasados a Turquía, que al saber que iban a España les habían ofrecido 150 cequíes por llevar cuatro cartas a Constantino Lipravoti, agente español en Corfú14. Los frailes rechazaron el encargo por temor a ser descubiertos por los turcos, por lo que Dionisio Paleólogo se ofrecía a viajar a Tesalónica para enterarse del negocio que ofrecían los judíos. El rey ordenó a Castro investigar este asunto y resolver lo más conveniente a su servicio15. La coincidencia del nombre y las fechas me hacen pensar que este Nicéforo fuera el abad de Esfigmenu y que Gabriel y Filóteo fueran sus acompañantes. Así parece deducirse del testimonio de Constantino Sofía de 1620 (cf. infra), que afirmó que Nicéforo había viajado a Roma acompañado de tres monjes. Insatisfecho con los 200 reales que le había dado el Consejo de Estado, Nicéforo presentó un segundo memorial, más detallado, el 23 de mayo de 160216. En él decía que uno de cada dos monasterios de Atos tenía a los reyes de Moscovia e Iberia (Georgia) o a los príncipes de Valaquia y Moldavia como patronos17. Hasta ese momento ellos no habían querido ofrecer el patronazgo del Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 271 11 ASVat, Stato Principi 55, f. 83r. 12 AGS SP9 s.f. 13 Sobre él cf. Floristán 2005: 188-197. 14 Sobre otros miembros de esta familia al servicio de las autoridades españolas de Italia, cf. Floristán 1988: vol. I, p. 312, n. 71. 15 AGS E1596 f. 16. Sobre la embajada de estos tres monjes, cf. Floristán-Valladolid 2006: 147-148. 16 AGS E1697 s.f. 17 Esfigmenu había sido un cenobio pujante en época bizantina, pero no lo fue tanto en la otomana. Lefort (1973: I, 28) sugirió que quizás esta decadencia se explique por la pujanza de los monasterios vecinos (Zographou, Vatopedi y Chilandar), amparados y sostenidos por príncipes balcánicos. Según suyo a ningún príncipe, pero ahora habían decidido hacerlo a Felipe III de España. Afirma que su monasterio es fundación del emperador Justiniano y que tiene más de 250 religiosos18. Siempre han ayudado a los barcos españoles que van a levante y acogido a cautivos, jenízaros y renegados huidos de Constantinopla. Recientemente un capitán español había llegado con dos galeras y había capturado un barco turco y hecho prisioneros a muchos caballeros que iban en él. Los monjes le dieron refresco y le entregaron a tres fugitivos para que los pasara a la cristiandad, con las consecuencias que ya hemos visto en el memorial anterior. Nicéforo ofreció a Felipe III el patronazgo de Esfigmenu y pidió una renta anual en Nápoles. El Consejo instó al rey a recabar información y la opinión del virrey de Nápoles, Francisco de Castro (1601-1603), como así lo hizo19. En paralelo a sus gestiones ante el Consejo de Estado, Nicéforo pidió también ayuda al de Italia, que el 15 de julio le contestó con un escueto “lo proveýdo”, remitiéndose quizás a la resolución del Consejo de Estado, quizás a la limosna que el Consejo de Italia había aprobado en marzo (cf. supra)20. Las actividades que valieron a los monjes de Esfigmenu el castigo de los turcos siguen un mismo patrón en los sucesivos memoriales y documentos. Por un lado está la ayuda prestada a las galeras de Nápoles y Sicilia y a los barcos de corsarios que iban a levante por algún negocio, mayoritariamente a “tomar lengua” de los movimientos de la armada turca. Estos barcos de corsarios son probablemente los de las Órdenes de Malta y San Esteban de Florencia, que José M. FLORISTÁN 272 nuestros documentos, los monjes esfigmenitas habrían cifrado su supervivencia en la ayuda del rey de España. En décadas posteriores del s. XVII (1622-1655) está bien documentada la ayuda prestada por los zares y el patriarca de Peć a Esfigmenu, cf. Petit-Regel 1906: XXIV-XXV. 18 La tradición atribuye la fundación de Esfigmenu al emperador Teodosio II (401-450) y su hermana Pulqueria. Se le han dado las fechas de 445 y 450 d. C. Se ha supuesto que los restos conservados a 500 m. del monasterio actual podrían pertenecer a esta primera fundación, pero ni la evidencia histórica ni la arqueológica lo confirman. Las primeras noticias seguras de la existencia del monasterio son de finales del s. X-inicios del s. XI. Según dos notas presentes en dos manuscritos, fue destruido por los turcos en 1533-34 (Petit-Regel 1906: XXI-XXIII; Lefort 1973: I, 27). Pero la recuperación del monasterio fue rápida, a juzgar por los testimonios posteriores (por ejemplo, de Pierre Belon en Les observations de plusieurs singularitez et choses memorables trouvées en Grèce, Asie, Judée, Egypte, Arabie et autres pays étrangèrs, Paris 1553). Un documento de 1568-69 testimonia que tenía cierta prosperidad y que estaba habitado por 51 monjes. En sus orígenes estuvo consagrado a Cristo Salvador (ya en un acta de 1258-59), mientras que la dedicación a la Ascensión aparece en el s. XVIII (Lefort 1973: I, 29). Nuestros documentos nos permiten adelantarla al menos hasta comienzos del s. XVII. 19 AGS E1595 f. 716 (versión breve de la carta), E1602 s.f. (versión larga). 20 AGS SP lib. 300. recorrían las aguas del Mediterráneo oriental en estrecha alianza con los barcos españoles de Nápoles y Sicilia21. Los monjes de Esfigmenu les daban agua, bas - timentos y todo el apoyo necesario, además de noticias sobre los movi mientos de los turcos. Por otro lado, ayudaban a los cautivos fugitivos, a los que escondían y daban medios para pasar a occidente, en ocasiones, vistiéndolos con sus propios hábitos. También ayudaban a los jenízaros y renegados que huían para reconciliarse. Todas estas actividades estuvieron en el origen de la enemistad de las autoridades otomanas y de las expediciones de castigo (al menos dos) que el sultán envió contra el cenobio. De manera invariable los intentos de castigo terminaban en un acuerdo alcanzado in extremis gracias al protagonismo de Nicéforo. A cambio del perdón, los monjes se comprometían a pagar una elevada multa (4.000 cequíes en el primer ataque, 6.000 en el segundo), que les obligaba a enviar representantes a la cristiandad a pedir limosnas. Tras su estancia en Valladolid, sede de la corte de Felipe III entre enero de 1601 y marzo de 1606, Nicéforo viajó a Nápoles. Allí estuvo cuatro meses gra - vemente enfermo, lo que le impidió entrevistarse con el virrey como se le había ordenado. Tras una estancia de duración indefinida, decidió regresar a España. El 19 de mayo de 1604 el Consejo de Italia aprobó una propuesta del virrey de Nápoles y de su Consejo Colateral de concederle una limosna de 200 ducados por una vez22. El 25 de septiembre el rey comunicó al virrey la concesión y le ordenó ayudarlo en todo lo que pudiera23. Dos días antes, el 23 de septiembre, Nicéforo presentó en Valladolid un tercer memorial en el que explicaba las ventajas del patronazgo que ofrecían, espirituales (en forma de plegarias por el rey) y materiales (el monasterio era fuerte, con castillo, artillería y munición, su puerto era grande y cómodo y sus 250 frailes actuaban con discreción)24. Decía que había recibido 200 ducados en España y otros tantos en Nápoles, pero que en los tres años y medio que llevaba ausente de su monasterio había gastado más de mil. Adjuntó al memorial un segundo breve de Clemente VIII del 24 de enero de 1604 y dos informes, redactados en España y Nápoles, de religiosos, caba lleros, entretenidos y personas principales, entre ellos, seis españoles. El breve25 prueba un segundo Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 273 21 Por limitarme a la época de estudio, señalo los ataques piráticos contra Patras (1595), Quíos (1599), Maina (1601), Lepanto y Patras (1603), Cos (1604), Prevesa (1605) y Famagusta (1607). 22 AGS SP lib. 364 s.f. 23 AGS SP lib. 527 f. 161v 24 AGS E1697 s.f. Editado por Floristán-Valladolid 2006: 162-164. 25 Fue editado por Hofmann 1926: 19. paso de Nicéforo por Roma, seguramente de camino a la corte de Valladolid por segunda vez. Por lo que respecta a los informes, no localizados, probablemente eran probanzas de testigos sobre la persona y actividades de Nicéforo semejantes a la de 1620 (cf. infra). En este tercer memo rial Nicéforo pedía una vez más al rey que aceptara el patronazgo y los acogiera bajo su amparo dándoles ayuda para sus necesidades y sustento, como hacían los reyes y príncipes que eran patronos de otros monasterios. El Consejo de Estado vio la petición el 17 de enero de 1605. Considerando la vida ejemplar de Nicéforo y su afición al servicio de España, propuso asignarle una ayuda de costa de 300 ducados anuales durante tres años y pidió que el virrey se informase sobre el monasterio26. El 11 de mayo de 1605 el rey ordenó al duque de Feria, virrey de Sicilia (1602-1606), pagar la ayuda a Nicéforo o a quien tuviera su poder de los espolios sedevacantes del reino27. En otra carta al virrey de Nápoles le ordenó que informara sobre las ventajas e inconvenientes de aceptar el patronazgo de Esfigmenu28. No tenemos noticias de Nicéforo en los diez años siguientes. Por un cuarto memorial del 21 de febrero de 1615 sabemos que Esfigmenu solo había cobrado una de las tres anualidades de la ayuda de costa de 300 ducados que se le habían concedido29. Entre 1605 y 1615 Nicéforo había puesto a salvo, mediante dádivas, a tres espías del rey a los que los turcos habían capturado y querían empalar. Además, había ayudado a huir a Sicilia a los cautivos cris - tianos que se habían alzado con dos galeras de turcos, que en su huida habían sido arrastradas por los vientos a Atos. Últimamente un barco turco cargado de mercancías había sido capturado bajo Esfigmenu por dos galeotas de Sicilia que iban en corso30. El sultán había enviado un bajá a destruir el monasterio, pero nuevamente por intervención de Nicéforo, que dijo al bajá que los monjes no sabían nada del asunto, los turcos se habían contentado con llevarse prisio - neros a los doce dipu tados del monasterio, a los que habían querido empalar. La mediación de unos turcos principales consiguió que el bajá aceptara dejarlos José M. FLORISTÁN 274 26 AGS E1986 s.f. = E1604 s.f. 27 AGS E1606 s.f. = E1673 s.f. 28 AGS E1606 s.f. 29 AGS E1673 s.f. 30 Una crónica breve menciona la aparición el lunes 27 de febrero de 1609 junto a Jeriso de tres fustas, una de 22 bancos, otra de 17, y la tercera algo menor, que atemorizaron el Monte Santo. La más pequeña embarrancó, la mediana se hundió frente a la Gran Laura y solo la mayor pudo escapar. Cf. Schreiner 1975-79: I, 56, p. 406. en libertad a cambio de 6.000 cequíes. Nicéforo pidió renovación de la cédula de 1605 para poder cobrar las dos anualidades de la limosna que no habían recibido y cartas de recomendación para pedir limosna en los reinos de España. El 27 de marzo el Consejo le pidió que presentara la cédula original para poder tomar una decisión. Nuevamente perdemos la pista de Nicéforo en los años siguientes. Por documentos posteriores sabemos que regresó a Esfigmenu. El 28 de abril de 1618 su convento le expidió un poder para viajar a Italia, Francia, España y otros lugares de la cristiandad a pedir limosnas para el rescate de los doce diputados cautivos (doc. nº 1). El poder incluye, una vez más, un resumen de las actividades del monasterio en favor de España y de la cristiandad: acogida de galeras, avisos y refrescos que les dan, recepción de cautivos, jenízaros y renegados que huyen a la cristiandad, etc. A las acciones del memorial de 1615 se añade una más, la captura de la galera capitana de Tesalónica por los barcos del duque de Osuna, virrey de Nápoles (1616-1620). En castigo por todo ello los turcos quisieron quemar a Nicéforo y dar muerte a los doce diputados, pero finalmente lograron salvarse tras comprometerse a pagar un rescate de 6.000 cequíes, equivalentes a 9.000 ducados. En nombre de Esfigmenu firma y sella el poder su abad Daniel. Firmaron también los antiguos abades Abercio, Mateo, Metrófanes y Gabriel, y los ancianos y consejeros Gervasio, Nicanor, Zacarías, Nifón, Nicandro, Sa - muel y Enadio, y el notario Ananías. Diógenes Paramonaris31 hizo la traducción del documento por encargo del secretario Francisco Castañer, traductor de los escritos del rey, de los Consejos y tribunales por don Alonso Gracián Berru - guete32. La traducción es del 16 de febrero de 1622 y fue firmada en Madrid por Paramonaris y Castañer. Con el poder, Nicéforo trajo una fe de Calisto, obispo de Jeriso y Monte Santo ( Ἱερισσοῦ καὶ Ἁγίου Ὄρους Κάλλιστος), del 20 de mayo de 1618 (doc. nº 2)33. Está dirigida a todos los fieles cristianos, prelados eclesiásticos y príncipes seglares. Menciona la prisión de los diputados de Esfigmenu y el rescate que Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 275 31 Sobre él, cf. DBBHE, págs. 657-658. 32 Alonso Gracián Berruguete fue hijo de Tomás Gracián Dantisco y de su segunda esposa, Isabel de Berruguete. Tanto Alonso como su hermano Francisco se dedicaron a la traducción de lenguas. Eran por línea paterna bisnietos de Jan Dantyszek, embajador polaco en la corte de Carlos V. 33 Sobre esta sede metropolitana, cf. ΘΗΕ, vol. 6, cols. 787-790. En sus Πατριαρχικαὶ ἐφημερίδες 1500- 1912, Ἀθῆναι 1936-38, págs. 519-521, M. Gedeón recoge los nombres de los obispos Caralambo en 1613 y Nicéforo en 1622, a los que podemos añadir el de Calisto en 1618. No es mencionado ni por Le Quien ni por Fedalto. pedían por ellos, así como el préstamo que los judíos les habían hecho a cambio de sus paramentos y objetos de culto. Calisto estuvo en el capítulo que dio a Nicéforo el poder para viajar a occidente, de lo que da testimonio. La fe está firmada por su secretario Macario. Lleva también las firmas de Germano, general de la Orden basilia en el Monte Santo (30 de mayo)34, del arzobispo de Tesalónica Melecio (8 de junio)35, del arzobispo de “Sío” Timóteo (29 de junio)36, de Eutimio, archimandrita del patriarca de Constantinopla y exarco de Mace - donia y “Sío” (30 de junio)37 y del obispo de Cefalenia y Zante (20 de agosto)38. Todos confirman la veracidad del relato de Calisto y aseguran reconocer como auténticas las firmas del secretario Macario y del general de los basilios Germano. La traducción del documento, de Paramonaris por encargo de Castañer, es del 19 de febrero de 1622. Una fe del escribano Francisco Testa confirma que Castañer es traductor de lenguas y que sus traducciones tienen plena validez jurídica (2 de diciembre de 1622). Con estos documentos, Nicéforo dejó Esfigmenu y se puso en camino hacia Italia. El 26 de marzo de 1619 fray Pedro Celi, abad de San Basilio de Troina José M. FLORISTÁN 276 34 La regla basilia no es una Orden jerárquica al modo de las occidentales. San Basilio fue maestro de vida ascética en la Iglesia oriental, pero no el único. Los monjes orientales lo son de un monasterio, no de una Orden. Desde el s. XVI hasta comienzos del s. XX se pensó que todos los religiosos ortodoxos, independientemente de su nacionalidad, pertenecían a la Orden basilia. En realidad, la Orden apareció en la Iglesia latina, en concreto, en España en el s. XVI. Creo que la denominación “general de la Orden basilia del Monte Santo” debe entenderse como una adaptación hecha por Paramonaris del término griego πρῶτος, título eclesiástico y político-administrativo con el que se designaba al gobernador de Atos en nombre del emperador bizantino o del sultán otomano. 35 Le Quien 1740: II, 64, menciona a los metropolitas Paisio y Atanasio Patelaro, posterior patriarca de Constantinopla, en las primeras décadas del s. XVII. ΘΗΕ 6, col. 461, menciona a Partenio en 1611 y a Patelaro entre 1622 y 1634. Fedalto 1988: I, 427, menciona a Paisio entre 1611 y 1629. Ninguno coincide con el Melecio de nuestro documento, lo que no es de extrañar en una época de rápidos cambios de los titulares de sedes (arz)obispales. 36 No estoy seguro de la identificación de esta sede. Por su proximidad al Monte Santo, es posible que se trate de Serres, que en algunos textos aparece denominada como “Siris”. Precisamente entre 1616/17 y 1625 fue obispo de Serres un Timóteo, cf. ΘΗΕ 11, col. 116; Fedalto 1988: I, 453. 37 Eutimio sirvió en la Gran Iglesia en tiempo de Timóteo II (1612-1620), patriarca considerado de tendencias unionistas. En 1622 viajó a Roma a presentar un plan para deponer a Lúcaris. La Propaganda aceptó su propuesta y escribió a Césy, embajador francés en la Puerta, para que lo apoyara. Eutimio regresó a Constantinopla en diciembre y entregó a Césy las cartas que traía de los cardenales. Césy, sin embargo, comunicó a París que las circunstancias no eran favorables para la realización de sus planes (Hering 1992: 93-96). Años después, Eutimio acusó a Lúcaris de connivencia con los moscovitas (Hering 1992: 365). El 8 de marzo de 1628 escribió una carta a Francesco Ingoli, secretario de la Propaganda, con noticias del patriarcado de Constantinopla que fue editada por Korolevskij 1912: 181-182. 38 Entre 1610 y 1622 fue obispo de Cefalenia y Zante Pacomio Analites, cf. ΘΗΕ 7, col. 534. (Sicilia) y general de la Orden basilia, le entregó en Roma una licencia para pedir limosna en los reinos de España con permiso del papa y del rey, para el rescate de los monjes prisioneros (doc. nº 3). Un año después, el 14 de abril de 1620, fray Juan de San Antonio, vicario provincial de los basilios de Castilla, le concedió una licencia semejante39. A finales de mayo de este año se hizo probanza de testigos sobre la persona de Nicéforo ante el alcalde de Casa y Corte Pedro Fernández de Mansilla40. Se preguntó a los testigos sobre su condición sacer - dotal, su estancia en Roma, las actividades de su monasterio y la persecución sufrida a manos de los turcos, las limosnas que ha reunido y enviado a su conven - to y los motivos de su venida a España. Comparecieron seis testigos, presentados por el propio Nicéforo: a) Constantino Sofía, doctor en teología, residente en la corte de Madrid, de ca. 43 años, que dijo conocerlo hacía 32 años de Grecia, Roma y de la corte de España41. b) Fray Jonás de Felipe, religioso basilio, natural de Arta, estante en la corte, de ca. 49 años, que dijo conocerlo de 10 años antes42. c) Diógenes Paramonaris, residente en la corte, de ca. 36 años, que lo conocía hacía 15 años de Roma y España. d) Fray Antimo Surino, religioso basilio, abad del convento de San Salvador de Corfú, estante en la corte, de ca. 36 años, que conocía a Nicéforo hacía 1543. Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 277 39 AHN Inquisición lib. 940 fs. 67v-68v. 40 Sobre él, cf. DBE-e [http://dbe.rah.es/biografias/75858/pedro-fernandez-mansilla; consultado el 10.01.2019]. 41 Sobre Sofía, cf. L. Gil 1992 y 1997; DBBHE, págs. 792-794. 42 Fray Jonás de Felipe fue párroco de la iglesia griega de Nápoles entre 1606 y 1617. Este último año fue suspendido por el vicario del arzobispado por sospecha de ordenación por obispo cismático. Parece, en efecto, que había sido ordenado por el obispo de Rogos ( Ῥωγοί, Epiro; cf. ΘΗΕ 10, 867- 868; TIB 3, 251-252), sufragáneo del metropolita de Lepanto-Arta. Nicéforo Melisurgo medió por él en Roma con una carta al cardenal Borghese de julio de 1617. Sirvió a los virreyes condes de Benavente (1603-1610) y Lemos (1610-1616) en varias misiones a levante, con riesgo de su vida y gasto de su hacienda, sin recibir recompensa. En septiembre de 1618 pidió un sueldo en Nápoles, pero solo se le dio una carta de recomendación para el virrey. En diciembre de ese año presentó un segundo memorial en el que detallaba sus viajes a levante en 1610 y 1612 por orden de Benavente y Lemos. Certificaron sus servicios los agentes españoles en Zante y Corfú, varios entretenidos de Nápoles, los embajadores de Dionisio de Larisa, y Nicéforo Melisurgo. El Consejo de Estado se mantuvo firme en su consulta anterior de darle una carta de recomendación para el virrey, a la que añadió una ayuda de treinta ducados para el viaje a Nápoles. Jonás aún presentó un tercer memorial, en esta ocasión ante el Consejo de Italia, que en abril de 1619 propuso darle una ayuda hasta de 500 escudos. En 1630 aún oficiaba de párroco en la iglesia griega de Nápoles. 43 Caballero principal de la ciudad de Adrianópolis del Epiro (Druinópolis, actual Dropulli), en 1619 llevaba 12 años de servicio en los negocios de levante. Su apoyo a los espías del rey y a los cautivos fugitivos le obligó a abandonar el convento de San Salvador. Nicéforo Melisurgo lo nombró vicario e) Pancracio Gramático, mercader griego estante en la corte, de ca. 50 años, que conocía a Nicéforo hacía 30. f) Francisco Populo, italiano, residente en la corte durante más de 40 años, que conocía a Nicéforo hacía ca. 16 años. Todos los testigos confirmaron la condición sacerdotal de Nicéforo, por haberlo visto celebrar en Italia y España. En Nápoles oficiaba públicamente en la iglesia de los griegos y en Roma lo había hecho con licencia del papa. Gramático lo había visto celebrar misa de pontifical con báculo en Esfigmenu, y Populo, en Madrid, en las iglesias de San Nicolás y San Basilio, con licencia del cardenal de Toledo tras haber sido examinado por los jesuitas. Todos confirmaron que era abad del monasterio de la Ascensión de Atos. Sofía añadió que, estando estu - diando en el Colegio de San Atanasio de Roma en tiempo de Clemente VIII, Nicéforo había llegado con un poder como abad de Esfigmenu, sin duda semejante al de 1618 que hemos visto. En Roma se reconcilió con la Iglesia de la mano del cardenal de Santa Severina, protector de la nación griega, gestionó los negocios de su convento y recibió del papa, él y otros tres frailes, una ayuda, una licencia para pedir limosnas en Italia y España y un breve para Felipe III. Sofía afirmó que había asistido a estas negociaciones en Roma, probable mente como intérprete, como lo haría año y medio después con Dionisio de Larisa44. Los demás testigos confirmaron la condición de abad y procurador de Esfigmenu de Nicéforo, porque así habían oído que lo llamaban los griegos y otros religiosos José M. FLORISTÁN 278 general de su sede de Paronaxia. Fue también su secretario personal y como tal viajó a la Puerta en varias ocasiones para informarse de los movimientos de los turcos. En 1616 los turcos interceptaron una carta del virrey de Nápoles para Melisurgo, que fue encarcelado. Tras hacer desaparecer los papeles comprometedores, Surino pudo escapar a Corfú, pero con pérdida de su hacienda. En 1617 los venecianos lo expulsaron de la isla por sus actividades en favor de España. A finales de ese año emprendió viaje a Madrid en compañía de Melisurgo, que había recobrado la libertad tras pagar un rescate de 2.000 cequíes. Con un memorial de junio de 1618 pidió entretenimiento en el castillo de San Salvador de Mesina o en el Castello a Mare de Palermo. El Consejo de Estado remitió su petición al de Italia, que el 20 de febrero de 1619 recomendó que se le diera una ayuda de costa de 400 escudos y que en adelante fuera tenido en cuenta para alguna pensión eclesiástica. 44 Teniendo en cuenta que Sofía estuvo en el Colegio Griego hasta marzo de 1603, cuando lo dejó para acompañar a Dionisio de Larisa en su viaje a España (cf. Floristán 1988: 33ss), el breve de Clemente VIII no puede ser el de 1604, sino el de 1601. Por lo que respecta a los tres compañeros de Nicéforo, pueden ser los monjes Gabriel y Filóteo mencionados en los documentos de 1601-1602 (cf. supra) y un tercer monje anónimo, a no ser que el número tres englobe también a Nicéforo. Los años transcurridos entre la primera embajada de Nicéforo de 1601 y el testimonio de Sofía en 1620 pudieron confundirle sobre el número total de frailes de la misión. de su monasterio llegados a Nápoles y Sicilia. Surino aclaró en su comparecencia que el monasterio de la Ascensión «se entiende que primero fue Monte Olivete y después se mudó al Monte Sancto de Acto en el mar Ejeo»45. Siendo vicario de Nicéforo Melisurgo, Surino estuvo en Esfigmenu, cuyos monjes tenían a Nicéforo como prior. Todos los testigos confirmaron que su monasterio lo había enviado a la cristiandad a pedir ayuda para el rescate de los monjes cautivos, por estar muy gravado por los turcos por los servicios prestados a los príncipes occidentales. Surino añadió que el conde de Benavente había dado 200 ducados a Nicéforo en Nápoles. Los testigos confirmaron que unos frailes de su monas - terio habían llegado a Nápoles y Sicilia para llevarse las limosnas que Nicéforo había reunido. Uno de estos monjes, de nombre Serafín, había viajado a España a encontrarse con él. Todos coincidieron en el peligro que Nicéforo corría si regresaba a Grecia, por los servicios que él y su monasterio habían prestado a la cristiandad, por su viaje a España y por la conversión que había logrado de unos turcos. En efecto, por Populo sabemos que Nicéforo había convertido en Madrid a un turco llamado Mustafá, al que rescató por 1.200 reales (poco más de 109 ducados). Concluida la probanza de testigos, el 27 de mayo de 1620 el alcalde Mansilla ordenó entregar a Nicéforo una copia de ella. El escribano Martín Romero firmó y selló el documento en fe de su autenticidad. El 1 de julio varios escribanos públicos dieron fe con su firma de que Mansilla era alcalde de Casa y Corte, y Romero, escribano del rey y de provincia, y de que sus autos y escrituras merecían entero crédito dentro y fuera de juicio. De 1620 es el quinto memorial de Nicéforo que he podido localizar. En él reitera los servicios prestados por su convento y las persecuciones que por ello ha sufrido. Con las ayudas del rey y las limosnas reunidas han podido pagar 3.500 cequíes de su deuda, pero aún deben 2.500. Por ello pide al rey una carta de recomendación para que las justicias y regimientos de los consejos, ciudades, Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 279 45 El nombre “Monte Olivete” aparece en los memoriales de Nicéforo de 1615 y 1620. En el Monte de los Olivos (ὁ Ἐλαιών) se levantó en tiempo de Constantino una basílica que fue incendiada por los persas a comienzos del s. VII y luego demolida por los califas. Cerca de ella se levantó a finales del s. IV, en la cima del monte, la basílica de la Ascensión. Cf. F.-M. Abel, «Jérusalem», DACL VII, 2, Paris 1927 [cols. 2304-2374], 2318-2320 y 2325-2326; H. Leclercq, «Mont des Oliviers», DACL XI, 2, Paris 1934, cols. 2484-2514; H. Vincent-F.-M. Abel 1914: caps. XIII («Les sanctuaires primitifs du mont des Oliviers»), XIV («L’Éléona et l’Ascension. Les sanctuaires depuis les origines jusqu’à 614») y XV («L’Éléona et l’Ascension, du VIIe siècle à nos jours»). La denominación de Esfigmenu como “Monte Olivete” sería una translatio loci sacri. Esfigmenu compartía con el monasterio de la Ascensión del Monte de los Olivos la dedicación de su iglesia. villas y lugares de los reinos lo socorran con limosnas. La resolución, anotada al dorso del memorial, es del 5 de septiembre de 1620: «no se acostumbra esto»46. No tenemos noticias sobre la actividad de Nicéforo en los meses siguientes. El 12 ó 17 (según el documento de que se trate) de junio de 1621, cuando tenía 51 años, fue puesto en la cárcel secreta de la Inquisición de Valencia acusado por tres testigos varones, dos mayores y uno de ca. 20-21 años. La acusación nació de la investigación abierta contra uno de los testigos por la posesión de libros de quiromancia, sortilegios e invocaciones diabólicas. El acusado-testigo confesó que fray Nicéforo le había interpretado un libro griego y que él lo había escrito de su mano. Otro testigo dijo que había visto al acusado y a Nicéforo reunirse en numerosas ocasiones para tratar de estos asuntos, que había visto un libro en griego que tenía dibujada una rueda muy grande con signos y planetas, y que Nicéforo ayudaba al acusado a transcribirlo. Nicéforo admitió los hechos. Dijo que el libro estaba escrito en una especie de aljamía de castellano con caracteres griegos y que contenía invocaciones al diablo. En Zaragoza había ordenado a un criado suyo quemarlo, pero el criado había confesado todo a un padre jesuita. Nicéforo quería traducir el libro al turco, lengua que dominaba, para enviárselo al turco principal que en dos ocasiones había librado su monasterio de la destrucción47. Dijo haber recibido el libro en la corte de manos de un cardenal cuyo nombre dio, pero que no figura en los documentos. También declaró que una medalla con fórmulas supersticiosas en caracteres hebreos que se había intervenido al acusado-testigo no era suya, sino que se la habían dado para traducirla, cosa que no había podido hacer por desconocer el hebreo. Si había cometido algún error, había sido por ignorancia, por lo que pedía perdón. Nicé foro recibió las tres moniciones preceptivas a hacer examen y confesar las faltas que hubiera cometido o que hubiera visto u oído hacer o decir. En las fases sucesivas del proceso (entrega de la acusación, ratificación de los testigos y publicación de los testimonios) se remitió a su confesión inicial, que no cambió. El proceso se cerró el 26 de agosto. El 11 de septiembre los miembros del tribunal votaron la sentencia: abjuración de levi en la sala de la Inquisición, reprensión y destierro a perpetuidad del distrito de Valencia. Antes de hacer efectiva la pena, se consultó al Consejo de la Suprema y General Inquisición. Este vio el asunto el 6 de diciembre y endureció ligeramente la José M. FLORISTÁN 280 46 AGS E1689 s.f. 47 Probablemente se refería a los dos intentos de aniquilación del monasterio que habían concluido con la imposición de sendas multas de 4.000 y 6.000 cequíes. condena: abjuración de levi, amo nestación grave y destierro de los reinos de España, no solo del distrito de Valencia48. Diversos testimonios del proceso inquisitorial mencionan la persecución sufrida por Nicéforo por parte de algunos religiosos, en especial franciscanos y basilios, que querían quedarse con sus limosnas. Lo encerraban en sus conventos, le quitaban el dinero que había reunido y le ponían pleitos ante el Consejo de Aragón y ante el nuncio, obligándole a gastar en su defensa el dinero que había juntado. Sus enemigos llegaron incluso a engañar al fiscal del papa diciendo que había muerto y le confiscaron todos sus bienes, más de mil ducados. Frente a ellos, Nicéforo tuvo la protección del nuncio y del general de los basilios, que ordenaron que lo dejaran en paz. Años después, cuando regresó a la corte tras su destierro, lo amenazaron con ponerlo donde nadie lo encontraría jamás si reclamaba su deuda49. De la oposición franciscana a los monjes griegos y armenios que pedían limosna para Tierra Santa tenemos noticias por otras fuentes. El 27 de enero de 1624 fray Martín de Arratia, comisario general de Jerusalén, pidió al Consejo de la Suprema que se les negara la entrada en los reinos. En caso de que se les dejara entrar, debía examinarse la sinceridad de su profesión de fe romana y permitírseles pedir limosna solo para su sustento, no para otros fines. Adjuntó una fe de fray Ambrosio de la Pola, superior de los franciscanos de Tierra Santa, del 21 de octubre de 1622 en la que describía la situación de los latinos en Palestina y la actuación de griegos y armenios50. Ese mismo día 27 la Suprema ordenó a Gonzalo Chacón, inquisidor del tribunal de Corte51, sacar información Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 281 48 AHN Inquisición lib. 939 fs. 489r-490v, 513, 544r-545v. 49 Estos datos están en el escrito de Pedro Juan de Ochoa al inquisidor Gonzalo Chacón del 30 de marzo de 1624 y en la relación de un anónimo ministro de la Inquisición del 13 de julio de 1629: AHN Inquisición lib. 939 fs. 500r-501v y 503-504 respectivamente. Cf. infra. 50 «Información fecha por mandado de los señores del Consejo de su Magestad de la Santa y General Inquisición contra los griegos y harmenios que vienen a estos reynos a pedir limosna para los santos lugares de Jerusalem a título de cathólicos». El expediente, conservado en el AHN Inquisición lib. 1268 fs. 312-337, fue estudiado por J. Gil 2008, que editó los dos documentos citados. Sobre la situación de los Santos Lugares entre 1620 y 1638 y las disputas entre la Custodia franciscana, apoyada por los embajadores de Francia y Austria y el baile veneciano en Constantinopla, y el patriarcado ortodoxo de Jerusalén, cf. Hering 1992: 316-331. 51 Gonzalo Chacón Velasco y Fajardo (1577-1642) fue inquisidor de los tribunales de Toledo (1614- 1623) y Corte (1623-24). El 2 de diciembre de 1624 fue elegido consejero del Santo Oficio. En 1632 fue elegido obispo de Calahorra y en 1636 fue nombrado virrey de Navarra. Cf. DBE-e [http://dbe.rah.es/ biografias/30747/gonzalo-chacon-velasco-y-fajardo; consultado el 10.01.2019]. sobre este asunto. Entre los días 29 de enero y 3 de febrero Chacón hizo una probanza de testigos. El propio Arratia en su comparecencia dijo que en 1616 fray Diego de Salazar, prior del convento de franciscanos de Daimiel, le había comunicado la presencia en la villa de un griego que se hacía pasar por abad del Monte Olivete. No recordaba su nombre, tan solo un aspecto llamativo de su fisonomía, su nariz chata. Según había sabido, tratando con un letrado de Dai - miel había hecho algunos comentarios sospechosos sobre la Trinidad. En un escrito de mayo de ese año Salazar daba al fraile el nombre de Arsenio y decía que había reunido una gran suma de dinero con licencia del nuncio y del cardenal de Toledo, pero no del rey52. El 17 de mayo el Consejo de Estado ordenó investigar la denuncia. Finalmente, el 27 de junio el duque de Lerma firmó dos decretos dirigidos a los presidentes de los Consejos de Estado y Órdenes en los que les mandaba prender y castigar a los religiosos si habían sobrepasado la licencia que tenían. En los documentos se les llama “fray Nicéforo, fray fulano de Moncada y fray Eutimio refrendario”53. El episodio, sin duda, es el mismo: Salazar llama Arsenio al abad de Monte Olivete y los papeles de Estado hablan de un Nicé - foro. Probablemente fuera la misma persona, fray Nicéforo de Esfigmenu, y el nombre de Arsenio sea una equivocación o, quizás, el de alguno de sus acom - pañantes. Antes de acudir a la Suprema, Arratia se había dirigido al Consejo de Estado. Por un billete del secretario Aróstegui al secretario Ciriza del 4 de septiembre de 1620 sabemos que Arratia había expuesto la situación de Tierra Santa y pedido remedio. Con la petición presentó una carta del guardián del convento de Jerusalén, fray Marco Antonio de Pavia, del 16 de enero. En ella exponía la mala situación de los franciscanos por la peste, que se había llevado a 21 frailes, y por la enemistad de los armenios. Aunque los franciscanos tenían el apoyo de las autoridades centrales de Constantinopla, los gobernantes locales favorecían a sus enemigos, que poco a poco les estaban quitando sus preeminencias con el apoyo económico de mercaderes de Aleppo y Persia (probablemente de la Nueva Djulfa de Isfahán). Pedían por ello al rey que escribiera al monarca francés para que presionara al sultán en favor de los franciscanos. Paradojas de la historia: Felipe III, rey de Jerusalén, tenía que acudir a su yerno Luis XIII de Francia para defender la Custodia de Tierra Santa por no tener representación José M. FLORISTÁN 282 52 Floristán-Valladolid 2006: 150. 53 AGS E1689 s.f. diplomática ante la Sublime Puerta. Los franciscanos pedían también que el monarca galo solicitara el destierro de sus dos grandes enemigos, el obispo armenio Gregorio54 y su vicario e intérprete Khudaverdi (“Codaverdi”). El Consejo de Estado acordó que se escribiera al embajador español en París para que hiciera estas gestiones55. Escribió además al embajador español en Venecia, Luis Bravo de Acuña56, pidiéndole información sobre el conflicto. Este respon - dió diciendo que los intentos de los monjes armenios de echar a los franciscanos de los Santos Lugares venían de antiguo y que estos habían acudido a la protección del embajador francés ante la Puerta. Se mostró contrario a permitir a griegos y armenios pedir limosna en los reinos de España. En su opinión, el destierro del obispo Gregorio y de su vicario sería fácil de conseguir. El Consejo de Estado vio la petición de Arratia el 7 de octubre de 1621 y recomendó escribir a los prelados, consejos y justicias de los reinos para que examinasen los documentos que traían los monjes griegos y armenios. En caso de ser falsos, no debía permitírseles pedir limosna. Aconsejó escribir al embajador español en Francia, marqués de Mirabel57, para que gestionara el apoyo a los franciscanos de Jerusalén58. Las limosnas reunidas para la Custodia franciscana de Tierra Santa alcanzaron en 1624 la cifra de 12.000 ducados. Además, en Sicilia había con - signados otros 10.000 pagaderos por una vez, y por concesión de los Reyes Católicos se entregaban en la aduana de Mesina 1.000 ducados al año. Arratia Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 283 54 Creo que se trata de Gregorio de Cesarea que, aprovechando un viaje a Roma de Zacarías Vartapet, patriarca armenio de Constantinopla, en 1612 se hizo con su sede. A su regreso, el 22 de enero de 1613 Zacarías envió a Paulo V y Piero Strozzi sendas cartas en las que les informaba de los hechos. Gregorio acusaba a Zacarías de ser espía persa y de haberse hecho latino y rebelde de la nación armenia. Zacarías logró recuperar su sede. Sus cartas están en el ASVat Borghese, serie I, 28, fs. 251 y 253r-256v. La respuesta de Paulo V está en ASVat Arm LXV, 10, fs. 130r-131v. El papa escribió también al embajador francés ante la Puerta encomendándole la protección de Zacarías (ibid. fs. 131v-132r). Andrés de Ansola, segundo testigo de la probanza que hizo el inquisidor Chacón, dijo que Gregorio había acudido a Roma ca. 1617 a dar obediencia al papa, pero que a su regreso había continuado persiguiendo a los religiosos franciscanos. Fedalto 1988: I, 16, da la siguiente secuencia de patriarcas armenios de Constantinopla: Gregorio II de Cesarea (1601-08), Juan III Khoil bis (1610-11), Gregorio II bis (1611-21), Juan III ter (1621-23), Gregorio II ter (1623-26), Zacarías I de Van (1626-31). 55 AGS E1768 s.f. 56 Cf. DBE-e [http://dbe.rah.es/biografias/21008/luis-bravo-de-acuna; consultado el 25.01.2019]. 57 Antonio Dávila y Zúñiga, III marqués consorte de Mirabel. Cf. DBE-e [http://dbe.rah.es/biografias/ 21032/antonio-davila-y-zuniga; consultado el 25.01.2019]. 58 AGS E3695 s.f. pidió licencia para sacar de Sicilia estos 23.000 ducados sin pagar derechos de aduana. El 7 de octubre el Consejo de Estado dio el visto bueno a la petición. Para no perjudicar al arrendatario de las aduanas de Mesina, propuso pagarle por vía de limosna, de los espolios y frutos sedevacantes, la cantidad que le habría correspondido de no concederse la exención59. Tiempo después Arratia volvió a pedir la misma exención para una nueva limosna de 4.000 ducados pagadera en cuatro años60. En los años siguientes, sin embargo, la exportación del dinero tropezó con la oposición de las autoridades de Sicilia, que alegaban que la exención se había concedido por una sola vez. En 1626 Arratia pidió renovación de la cédula por diez años. El 7 de noviembre el Consejo recomendó conceder la prórroga y propuso que se les diera el montante de los derechos de exporta - ción para que ellos los pagaran a terceros61. Años después, en 1633, Arratia pidió que se les señalara una limosna cuantiosa y fija en abadías, obispados y espolios de Italia, y el 21 de octubre el rey les asignó una limosna anual de ca. 3.000 ducados durante veinte años en Nápoles y Sicilia62. Hasta aquí llegan mis noticias sobre Arratia y su enfrentamiento con los monjes griegos y armenios. No es seguro que su petición de 1624 tuviera el efecto deseado63. En cualquier caso, parece que, si no entonces, al final se prohibió a los monjes griegos y armenios pedir limosnas para los Santos Lugares. Así se deduce de la reiteración de la orden que encontramos en años posteriores64. Mas cerremos esta larga digresión y volvamos a Nicéforo de Esfigmenu. Nicéforo estuvo ocho meses en la cárcel de la Inquisición de Valencia, por lo que su puesta en libertad habría tenido lugar en enero de 1622. El secretario del Santo Oficio le comunicó su destierro de los reinos, que Nicéforo aceptó. Algunos, sin embargo, le recomendaron apelar a la Suprema. Lo intentó en la corte durante un año, hasta que el inquisidor García de Peralta le advirtió que no podía estar en ella habiendo sido condenado al destierro. Nicéforo le contestó que no tenía a nadie que negociara el indulto en su nombre y que no podía regresar a Grecia sin peligro de su vida. El inquisidor lo puso en un convento de basilios, José M. FLORISTÁN 284 59 AGS SP 998 s.f. 60 AGS SP 998 s.f. 61 AGS SP 1000 s.f. 62 AGS SP 114 s.f. 63 J. Gil 2008: 295. 64 Prohibiciones de que griegos y armenios pidan limosna: ACA Consejo de Aragón leg. 645 nº 30 (1633-1650); leg. 900 nº 43 (1654); leg. 308 nº 30 (1654); leg. 606, nº 66 (s. XVII); AGI Indiferente 431 l. 43 fs. 66v-68v (1688). pero pasados seis días le ordenó abandonar la corte. Si tenemos en cuenta su afirmación de que estuvo en ella un año, su salida debió de producirse en los primeros meses de 1623. A pesar de la condena, mientras negociaba en Madrid el indulto, el 14 de noviembre de 1622 Felipe IV le concedió una prórroga de seis meses para pedir limosna en los reinos de España (doc. nº 4). Esto significa que, en contra de la opinión del Consejo de Estado de septiembre de 1620 (cf. supra), finalmente Nicéforo había conseguido la licencia. Sorprende la concesión tras la condena de la Inquisición. Quizás se debió a una falta de coordinación entre los Consejos. También es posible que influyera el cambio de gobierno producido tras la muerte de Felipe III el 31 de marzo de 162165. La licencia está dirigida a los corregidores, asistentes, gobernadores, alcaldes mayores y ordinarios, jueces y otros justicias de las ciudades, villas y lugares de los reinos. Después de presentar a Nicéforo y hacer una relación de sus servicios y de los de su convento, que constaban fehacientemente por los papeles que había presentado y por las provisiones hechas por los Consejos de Estado y de Órdenes, se dice que con el dinero reunido y enviado a Esfigmenu habían rescatado a seis de los doce monjes cautivos, y que otros dos habían fallecido en prisión. Aún les faltaban 3.000 du - cados (los 2.500 cequíes del memorial de 1620, cf. supra) para el rescate de los cuatro religiosos que permanecían prisioneros y para el desempeño de sus paramentos y cálices. Nicéforo debía pedir limosna en persona, no a través de agentes, absteniéndose de publicar indulgencias o insignias. Sin menoscabo de prohibiciones anteriores, el rey ordenaba que se le permitiera mendigar en las iglesias y fuera de ellas. Pasado el plazo de seis meses, no se le debía permitir sin una nueva licencia expresa. Sorprende también que el 20 de septiembre de ese año Andrés Pacheco, obispo de Cuenca e inquisidor general66, concediera a Nicéforo una licencia semejante para limosnear en Cuenca y en las ciudades, villas y lugares de su obispado. En ella prohibía al gobernador y demás justicias, a eclesiásticos y seglares, impedírselo y les ordenaba designar a dos personas Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 285 65 Con Felipe IV ocupó el puesto de valido su tutor y ayo Baltasar de Zúñiga, tío del conde-duque de Olivares, en sustitución del duque de Uceda, hijo del duque de Lerma, que fue valido los últimos años del reinado de Felipe III (1618-1621). Zúñiga ocupó el puesto de valido hasta su muerte en octubre de 1622. 66 Andrés Pacheco (1550-1626) fue obispo de Segovia (1581-1601) y Cuenca (1601-1622) e inquisidor general (1622-1626). Cf. DBE-e [http://dbe.rah.es/biografias/13785/andres-pacheco; consultado el 10.01.2019]. honradas de cada lugar para ayudarle en la labor. Exhortaba también a los cabil - dos y cofradías a que lo socorrieran. La licencia tenía una validez de tres meses, hasta finales de año67. Cuando al fin dejó la corte en los primeros meses de 1623, Nicéforo viajó a Sevilla y Cádiz con intención de embarcarse, quizás a las Indias, pero no pudo hacerlo por no tener dinero ni licencia real. En el Puerto de Santa María confesó a muchos griegos con autorización del ordinario del lugar, siempre con la esperanza de que se le levantara el destierro. Nadie de su hábito ni de su nación lo acompañó, salvo un clérigo italiano que estuvo unos días con él. El 23 de diciembre de 1623 pidió de nuevo el indulto68. El 30 de marzo de 1624 Pedro Juan de Ochoa dirigió un escrito al inquisidor Chacón sobre él. Tras repasar sus servicios y los de su monasterio, la ayuda concedida por Clemente VIII y el breve que le entregó para pasar a España, la cédula para reunir limosnas que le dio el rey y la oposición que le habían hecho otros religiosos, pidió que se le levantara el destierro y se revisara su caso. Si había cometido alguna falta, había sido por ignorancia. La petición de Ochoa tardó en ser tratada y resuelta dos años y tres meses: el 2 de julio de 1626 se le denegó el perdón69. En junio de 1624 encontramos a Nicéforo de nuevo en Madrid, prisionero en casa de Pedro de Salazar. Fue detenido cuando apenas llevaba dos días en la corte procedente de Zaragoza, en donde había estado 15-20 días. Llegó una vez más para intentar que la Suprema y el inquisidor general le levantaran el des - tierro. Anteriormente había estado en la corte 8 ó 10 días coincidiendo con la visita del príncipe de Gales, futuro Carlos I70. Había sido llamado por su procurador y por otras personas para pedir el perdón de su destierro, porque se había sabido que con motivo de la visita se iban a conceder muchas gracias. Tras su detención, Nicéforo fue retenido en casa de Salazar para ser interrogado sobre la causa por la que había quebrantado el destierro y para examinar si había traído papeles y libros. Se pidió a Valencia una copia del proceso de 1621, que el José M. FLORISTÁN 286 67 AHN Inquisición lib. 940 f. 74r. 68 AHN Inquisición lib. 939 f. 507. 69 AHN Inquisición lib. 939 fs. 500r-501v. 70 Entre febrero y octubre de 1623 Carlos I de Inglaterra (1600-1649), aún príncipe de Gales, viajó de incógnito a España con el objetivo de alcanzar una alianza estable entre ambos países, que se sellaría con su matrimonio con la infanta María Ana, hija menor de Felipe III. La corte de España puso como condición para el pacto su conversión al catolicismo, la tolerancia de los católicos de Inglaterra y la derogación de las leyes penales contra ellos, condiciones que frustraron la negociación. licenciado Sebastián García de la Huerta, secretario de la Suprema71, envió a Chacón con escrito de remisión del 4 de junio de 162472. El 14 de junio Chacón interrogó a Nicéforo en casa de Salazar73. A la pregunta de si había traído papeles y libros a la corte, contestó que había traído solo libros de devoción y le exhortó a examinar su contenido. La resolución de la Suprema, que tiene la firma del secretario Huerta, es del 18 de junio. Se devolvieron a Nicéforo los libros confiscados que no estaban prohibidos y se le recordó la obligación de cumplir el destierro, so pena de ser puesto al remo en las galeras sin sueldo. Debía pagar, además, los gastos derivados de su estancia en casa de Salazar como prisionero. Saldada esta deuda, se le devolvería el resto del dinero que se obtuviera de la venta de su macho74. Tras su segunda expulsión de la corte, Nicéforo pasó a Francia. En un escrito sin fecha, pero que debe de ser de finales de 1625, afirma llevar más de un año de destierro y pide se le conmute la pena por otra que pueda cumplir en España. Dice que en Francia sufre más por los malos tratos que recibe por ser afecto al rey de España. Reitera que el libro de sortilegios y magia que se le intervino lo tenía para mandarlo a Constantinopla al turco principal que había conseguido la libertad de su monasterio dos veces. Cree por ello que su delito y culpa son menores, porque quedan compensados por su condición de sacerdote y religio - so75. De unos meses después es un nuevo escrito, en esta ocasión dirigido a Huerta. Está fechado en Madrid el 9 de mayo de 1626, lo que implica su presencia en la corte. En él dice que siempre ha vivido católicamente y que como abad de Esfigmenu durante diez años había dado libertad a más de 1.500 cauti - vos. Por ello los turcos quisieron darle muerte y tuvo que huir. Dice llevar casi dos años desterrado y pide alzamiento de la pena para poder vivir el resto de su vida en España como católico76. Nicéforo continuó pidiendo la revisión de su causa en los años siguientes. La última petición que he podido documentar es un escrito de un ministro de la Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 287 71 Sebastián García de la Huerta (1576-1644) fue nombrado el 12 de diciembre de 1616 secretario del Tribunal de la Suprema, cargo en el que permaneció hasta su muerte. Se ha postulado que sea el personaje retratado por Diego Velázquez ca. 1628 en su lienzo El inquisidor. Cf. DBE-e [http://dbe.rah. es/biografias/83348/sebastian-garcia-de-huerta; consultado el 10.01.2019]. 72 AHN Inquisición lib. 939 fs. 511-512. La copia del proceso está en el f. 513. 73 AHN Inquisición lib. 939 fs. 515-516. 74 AHN Inquisición lib. 939 f. 517. 75 AHN Inquisición lib. 939 f. 505. 76 AHN Inquisición lib. 939 f. 506. Inquisición del 13 de julio de 1629 firmado por Nicéforo de su puño y letra, que aporta nuevos datos. Por él sabemos que cuando los turcos atacaron Esfigmenu la segunda vez, Nicéforo fue encerrado en una prisión subterránea donde perdió todos los dientes. Finalmente, tras cinco años de destierro (1624-1629) volvió a la corte y pidió perdón en Toledo. El deán Bernardo de Rojas le prometió que, si iba a Madrid, se le despacharía, y Nicéforo así lo hizo. Dice que el día anterior a la fecha del escrito los basilios le habían amenazado con castigarlo si no salía de la corte. Por enésima vez pidió el levantamiento de su destierro para poder negociar en la corte los asuntos de Esfigmenu77. Parece que en esta ocasión la respuesta fue positiva, a juzgar por los docu - mentos posteriores. El 10 de octubre de 1630 el Consejo de Estado vio un nuevo memorial suyo en el que decía que había celebrado una misa con asistencia del rey y pedía limosna para vivir en Madrid o Lisboa. Se ofrecía para viajar a Tur - quía, Persia, Iberia (Georgia) o donde fuera necesario, «por ser plático de lenguas, costumbres y negocios de aquellas partes». Con el memorial presentó certificaciones de prisioneros a los que había sacado del cautiverio y avisos de importancia que había dado siendo abad de Esfigmenu. El Consejo recomendó darle una ayuda de 50 ducados por un vez para que se fuera de la corte78. Meses después, el 15 de marzo de 1631, el Consejo volvió a deliberar sobre otro memorial suyo en el que decía que el pago de la ayuda se había retrasado y que pasaba necesidad, por lo que pedía que se le pagara en la corte. El Consejo recomendó hacerlo así con brevedad79. Hasta aquí llega la documentación de archivo que he podido localizar. En 1631 Nicéforo tenía ca. 61 años de edad. Ignoro cuánto tiempo más vivió. A juzgar por sus reiteradas declaraciones, no parece probable que regresara jamás a Atos, sino más bien que terminara sus días en los reinos de España, o quizás en Italia. 3. FRAY DIONISIO CONDILIS, MONJE DE SAN JUAN DE PATMOS La presencia de monjes de Patmos en la cristiandad occidental para recolec - tar limosnas es antigua y regular. Así lo reflejan las cartas de recomendación y licencias concedidas por diversos papas, grandes maestres de la Orden de Malta, José M. FLORISTÁN 288 77 AHN Inquisición lib. 939 fs. 503-504. 78 AGS E2757 s.f. 79 AGS E2757 s.f. reyes de España y otros príncipes80. En el caso de España, la primera noticia que conozco de la presencia de religiosos patmiacos es la embajada de los monjes Gedeón y Blasio de 1574, que relataron en la corte los servicios que prestaban a la cristiandad y la multa de 3.200 cequíes que por ellos les habían impuesto los turcos, 1.000 en metálico y el resto, en objetos sagrados de culto. Además pagaban un impuesto anual de 300 cequíes para comprar su tranquilidad81. Gedeón y Blasio llegaron a España con una bula de Gregorio XIII del año 1573 en la que exhortaba a los cristianos a apoyarles económicamente82. Años des - pués, en 1587, Gedeón fue enviado de nuevo, en esta ocasión con otro monje llamado Calisto. En la carta de presentación que les dio su abad Jonás se decía que el monasterio corría peligro de ser abandonado y pasar a manos de los turcos83. No tengo noticia de la llegada a España de esta embajada, aunque no cabe descartarla. De 1606 es el viaje a España de Atanasio Carrara (Ἀθανάσιος Καρράρας) y Jeremías Matas (Ἱερεμίας Μάθας) con un poder del abad Nicéforo Cartofílace (Νικηφόρος Χαρτοφύλαξ) y demás monjes de Patmos en el que piden a los príncipes cristianos, eclesiásticos y seglares, ayuda para hacer frente a los pro - blemas económicos originados por la persecución de los turcos84. Parece que Atanasio dejó Patmos como embajador único, con licencia de su abad para nombrar a un compañero si lo estimaba necesario, y que haciendo uso de ella eligió en Nápoles a Matas en 160685. Los dos frailes se hicieron también con una licencia del gran maestre Alof de Wignacourt del 6 de abril de 1606 para viajar sin ser molestados. En ella pedía a todos los cristianos que les ayudaran en el viaje que se disponían a hacer para reunir limosnas86. En un memorial que los dos monjes presentaron en Madrid en mayo de 160787 relataron cómo la ayuda que habían prestado al marqués de Sta. Cruz en sus ataques contra Estancho (Cos)88 y el fuerte de Psili en Anatolia los años 1604 y 1605 respectivamente había Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 289 80 Miklosich-Müller publicaron diversos documentos de esta naturaleza en el vol. VI de sus Acta et diplomata. Edición actualizada de Μαλτέζου 2017: I, 99-264. Cf. también Hofmann 1928. 81 Floristán 2007: 160. 82 MM: VI, 402-403; Μαλτέζου 2017: 163-165, doc. nº 23. 83 El poder que les dio Jonás ha sido publicado por Μαλτέζου 2017: 241-243, doc. nº 57. 84 MM: VI, 407-408 (extracto); Μαλτέζου 2017: 244-247, doc. nº 58. 85 Μαλτέζου 2017: 211-218, doc. nº 47. 86 MM: VI, 406-407; Μαλτέζου 2017: 183-185, doc. nº 32. 87 Floristán 2007: 188-189, doc. nº 2. 88 De “εἰς τὴν Κῶ”. enfurecido al sultán, que había decidido arrasar el cenobio y detener a los prin - cipales monjes. Finalmente los turcos apresaron a diez religiosos y confiscaron objetos de culto por valor de 7.000 ducados, y pidieron por todo ello un rescate de 10.000 ducados, a pagar en dos años. El Consejo de Estado les concedió una limosna de 300 ducados en Nápoles y 200 reales (poco más de 18 ducados) en la corte89. Atanasio y Jeremías presentaron su petición de ayuda también al Consejo de Italia, que en marzo de 1608 les concedió una limosna de 1.000 ducados. No obstante, por ignorancia o descuido olvidaron mencionar la ayuda recibida del Consejo de Estado, incumpliendo la norma que obligaba a ello y que establecía que, en caso de descubrirse, el peticionario quedaba privado de la segunda ayuda. Por ello, en cumplimiento de lo establecido, el virrey de Nápoles, conde de Benavente, rehusó pagarles los 1.000 ducados. Los frailes pidieron perdón por su error y reclamaron el pago en varias ocasiones, sin éxito. En abril de 1609, en cambio, se les dio licencia para pedir limosna90. Finalmente el Consejo de Italia se compadeció de ellos y en abril de 1610 recomendó al rey pagarles la ayuda de 1.000 ducados, anulándose la primera de 300. En un alarde de largueza, sin embargo, el rey mandó pagarles íntegras las dos limosnas91. Mientras Atanasio y Jeremías negociaban en España y Nápoles, en 1609 el abad Jacobo y los monjes de Patmos enviaron sendas cartas al rey de España pidiendo ayuda para hacer frente a su difícil situación económica y comuni - cándole el envío de unos monjes a pedir limosna. Ese año el bajá les había impuesto una multa de 2.000 cequíes por haber bautizado a una turca y a otros esclavos. En su carta agradecen los 300 ducados que les ha concedido el rey y piden que los ayude una vez más. De la carta parece deducirse que aún no habían tenido noticia de la segunda ayuda de 1.000 ducados92. Hasta aquí llegan las José M. FLORISTÁN 290 89 Floristán 2007: 161-162. 90 MM: VI, 408-409; Μαλτέζου 2017: 209-211, doc. nº 46. 91 Floristán 2007: 161-163. La orden de pago de los 1.300 ducados, dada por el tesorero real de Nápoles, tiene fecha del 10 de enero de 1613 y ha sido editada por Μαλτέζου 2017: 223-230, doc. nº 51. Incluye copia de los siguientes documentos: i) orden del rey al virrey Benavente del 14 de agosto de 1607 para que pague los 300 ducados concedidos por el Consejo de Estado y orden del virrey del 7 de marzo de 1609 para que se les libren; ii) orden del rey a Benavente del 2 de agosto de 1608 para que pague los 1.000 ducados concedidos por el Consejo de Italia y orden de Benavente del 22 de agosto de 1609 para que se les libren; iii) orden del rey al virrey conde de Lemos de mayo de 1610 para que pague la cantidad total de 1.300 ducados ( = Μαλτέζου 2017: 220-223, doc. nº 50), que Lemos ordenó cumplir el 19 de noviembre de 1610. El pago aún se retrasó dos años. 92 Μαλτέζου 2017: 218-220, docs. nos 48 y 49. noticias que he podido localizar de la presencia de Atanasio y Jeremías en Es - paña. También está documentada su presencia en otros lugares de la cristiandad esos mismos años y los siguientes. En 1609 el abad Jacobo pidió a Alof de Wignacourt por medio de Atanasio y de otro monje llamado Genadio que les diera una patente para que los navíos y súbditos de la Religión no molestaran la isla ni sus barcos93. El gran maestre se la concedió en marzo de 161094. Tres años después, en junio de 1613, el mismo Wignacourt concedió a Jeremías Matas y Clemente Gerásimo una licencia para circular libremente, en la que exhortaba a los cristianos a ayudarles con limosnas95. No hay que descartar que Jeremías y Clemente llegaran a España, pero esa hipotética estancia no está probada documentalmente. Hay que esperar medio siglo para tener nuevas noticias de la presencia en España de un monje mendicante de Patmos. Se trata de Dionisio Condilis. En su expediente inquisitorial el apellido aparece bajo la forma “Condoli”, que interpreto como corrupción de Condilis (Κονδύλης). La adopto de preferencia a “Condogoli” (¿Κοντογόνης?) que encuentro en un documento del Archivo de la Corona de Aragón. La primera noticia conocida de él es la licencia que le concedió el Consejo de Aragón el 16 de marzo de 1652 para pedir limosna para su convento96. En el documento se dice que estaba en Valencia esperando un barco para regresar a Patmos. Ignoro si lo hizo o si recibió la licencia y decidió quedarse en España. El caso es que cinco años después, en febrero de 1657, fue acusado ante el Santo Oficio de bestialismo por tres testigos97. Condilis era natural de “Potolon” de Candía98. Tenía ca. 45 años, era de estatura media, blanco de piel, pelo negro y barba hasta el pecho. Los acusadores eran un mesonero, su mujer y la persona que lo detuvo, cuyo oficio no se especifica. Al ir al pajar del mesón en el que Condilis se alojaba a recoger unos huevos, la mesonera lo sorprendió detrás de su pollino en actitud equívoca. Fue a avisar a su marido, que en un primer momento la reprendió por sus sospechas infun - dadas. Más tarde, sin embargo, también él subió al pajar y verificó los hechos hasta en dos ocasiones. La descripción del escenario y circunstancias que ofrece Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 291 93 Μαλτέζου 2017: 185-187, doc. nº 33. 94 MM: VI, 409-410; Μαλτέζου 2017: 187-190, doc. nº 34. 95 MM: VI, 412-413; Μαλτέζου 2017: 190-192, doc. nº 35. 96 ACA Consejo de Aragón leg. 896 nº 183. 97 AHN Inquisición lib. 935 fs. 384r-388v. 98 Ignoro la equivalencia del topónimo. ¿Quizás Πατέλες, actualmente un barrio de Heraclio? el expediente es de un realismo descarnado, sin eufemismos. Por estar situados frente al pollino y estar la caballeriza en penumbra, los testigos no pudieron precisar hasta qué punto el delito se había consumado o había quedado en grado de tentativa, porque solo podían ver la posición y los movimientos de Condilis. El 28 de febrero se decidió poner al fraile en las cárceles secretas de la Inquisición. En su primera comparecencia declaró que había llegado al mesón el día 24, que había dado una vuelta por el lugar pidiendo limosna y que luego había ido a la cuadra a frotar y limpiar al asno y revisar si tenía alguna herida en las ancas. Negó haber cometido zoofilia. El 9 de marzo se le entregó la acusación y se le dio intérprete, porque Dionisio no sabía latín ni español, tan solo griego. Negó el acto y dijo haberse levantado el faldón para limpiar el animal. Adujo en su defensa un argumento razonable: si hubiera tenido intenciones depravadas, las habría puesto por obra de noche, no de día, porque había dormido con el bruto. Sugirió que el mesonero lo acusaba para vengarse, porque los jurados del lugar lo habían obligado contra su voluntad a darle posada. El mesonero solo le había ofrecido la cuadra para alojarse, y por eso se habían enemistado. Dionisio negó haber cometido nunca un delito y dijo que siempre había estado en Patmos y que había venido a España a pedir limosna para su convento. Ese mismo día se le asignó abogado. El 13 de marzo se le dio copia y nómina de los testimonios inculpatorios, que los testigos ratificaron. Se hizo un careo entre ellos y el acusado, y cada parte mantuvo su declaración. El 20 de abril se entregó a Dionisio la publicación de los testimonios, y el reo se mantuvo firme en su negación de los hechos. Masculló unas palabras ininteligibles, que el expediente reproduce así: «yo futo lo burro non fato, erepsi o errepsi, pillato en las manos», que el intérprete no supo traducir «por causa de que lo que savía de griego era por arte, y lo que hablaba el reo era natural y no conforme a reglas», es decir, que el intérprete había apren - dido el griego antiguo, no el moderno99. Se nombró por ello un segundo intérprete, griego de nación y de la religión del acusado. Entonces Dionisio confesó su falta: limpiaba el pollino y frotaba sus ancas cuando, tentado por el José M. FLORISTÁN 292 99 El problema de la traducción de los textos griegos se planteaba de forma recurrente en los Consejos y tribunales. Lo habitual era recurrir a griegos que hablaran y escribieran español o italiano, como Jerónimo Combis, Nicolás de la Torre, Doménico Theotocópulos, Constantino Sofía, Diógenes Paramonaris, etc. A veces, sin embargo, era necesario recurrir a humanistas españoles, como Pedro de Valencia, que encontraban serias dificultades para verter textos o testimonios redactados en un griego profundamente transformado y trufado de turquismos e italianismos o venecianismos. diablo, quisó tener acceso carnal con él. Pero el asno coceaba y se revolvía, por lo que el fraile, arrepentido de su torpeza, desistió y se fue a lavar. Confesó, no obstante, que si el bruto hubiera sido hembra, habría consumado el acto. El abogado de Dionisio adujo en su defensa que no se había probado el delito porque los testigos no habían visto su consumación. El acusado había confesado el intento, mas no el acto. Además, era cristiano viejo, hijo de cristia - nos viejos, sacerdote y religioso, y siempre había cumplido sus obligaciones, como constaba por los papeles que había presentado, por no tener a nadie en España que lo defendiese. En prueba de la rectitud de su vida presentó la profesión de fe que había hecho en Roma ante la Inquisición, su título de religioso de Patmos (probablemente un poder expedido en su nombre por el capítulo de su convento, como el de Nicéforo de Esfigmenu) y cédulas de la limosna de 1.000 ducados que el rey le había concedido en Sicilia. El 2 de mayo se cerró la causa y el 20 de junio se votó el fallo: lectura de la sentencia en la sala de la Audiencia de la Inquisición de Valencia, amonestación severa y pena de tres años de remo en galeras sin sueldo, durante los que no podría ejercer su ministerio, y de destierro perpetuo del distrito de la Inquisición de Valencia. El 3 de julio fue vista la sentencia por el Consejo de la Suprema, que mandó ejecutar lo acordado. La ejecución tuvo lugar el 18 de julio de 1657. Condilis aceptó la culpabilidad, pero recurrió la pena de galeras. Adujo en su favor que estaba lisiado del hemitórax izquierdo. Solicitó por ello conmuta - ción de la pena de remo por destierro perpetuo de los reinos de España o por alguna peregrinación como penitencia. Pidió asimismo que se le devolvieran sus papeles100. El 25 de septiembre de 1657 comparecieron ante el Consejo de la Inquisición de Valencia los médicos Miguel Vilar y Jerónimo Roma. Habían examinado a Condilis en la cárcel de las Torres de los Serranos y habían comprobado que tenía la escápula izquierda algo removida de su sitio, por lo que sobresalía más que la derecha. Esto le causaba fuertes dolores en los tiempos fríos y húmedos y le quitaba fuerza en los movimientos del brazo izquierdo. Condilis confesó que se había quedado así al caerse por la escotilla de un navío. Por esta lesión y por ser de natural enjuto, débil y de cierta edad, los médicos lo declararon incapacitado para el remo y para cualquier trabajo semejante101. Por todo ello la Inquisición de Valencia propuso que se le conmutara la pena de Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 293 100 AHN Inquisición lib. 935 f.382r [carta del Consejo de la Suprema a la Inquisición de Valencia, 10 de septiembre de 1657]. 101 AHN Inquisición lib. 935 f. 383r-v. galeras por la de destierro perpetuo, al que saldría embarcándose en la misma ciudad102. Hasta aquí llegan nuestras noticias. No sabemos qué fue de Condilis en los años siguientes, pero vista su amarga experiencia, es de suponer que saliera de España y no regresara nunca más. BIBLIOGRAFÍA DBBHE: Diccionario biográfico y bibliográfico del humanismo español (siglos XV-XVII), Madrid: Ed. Clásicas, 2012. DBE-e: Diccionario Biográfico Español electrónico, Real Academia de la Historia [http://dbe.rah.es]. FEDALTO, G. (1988), Hierarchia Ecclesiastica Orientalis, I-II, Padova: Edizioni Messaggero. FLORISTÁN, J. M. (1988), Fuentes para la política oriental de los Austrias. 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Poder general del convento al padre Niquiforo | Jhs Maria Joseph | En el nombre de la Santíssima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de la | Santíssima y Purríssima Madre de Dios, Virgen María, en el año del nassi - miento | de Nuestro Señor Jesuxpto. de mil y seisçientos y dies y ocho, en el veinte y ocho del | mes de abril, nos, Daniel geromónaco, abbat deste venerable ympe|rial monesterio de la Assençión de Nuestro Señor Jesuxpto. del Monte Santo | de Ato que está en Maçedonia, de la Orden de nuestro padre San Ba|silio, juntamente con nuestros hermanos, geromónacos, viejos, dipu|tados y los demás monges del dicho monesterio, juntos en nuestro capítu|lo como havemos de costumbre, tratamos y conferimos de dar nuestro | poder general, como lo damos y constituymos, a nuestro reverendíssimo | padre geromónaco don Niçéforo de Éfeso, monge profeso de nuestro | dicho monesterio, sacerdote y abbad dél, para que en nuestro nombre | y del dicho monesterio pueda ir y vaya a todas y qualesquier | partes de la cristiandad de Ytalia, Françia, España y todas las | demás partes y lugares que le pareziere, y acuda a su Sanctidad | del papa y a los reyes cathólicos de España y Françia, y | a los demás prínçipes xpnos. para pedirles limosna, caridad y | qualesquiera otras merçedes y favores para ayuda a las grandes | nessesidades que tiene el dicho monesterio y para el rescate de doçe mon|jes que tienen pressos los turcos asta que les paguemos nuebe mil duca|dos en que nos havemos conbenido y conçertado con los turcos | porque no nos quemasen el dicho monesterio y matasen los monges | como lo querían haçer, por quanto siendo este nuestro monesterio | puerto en el mar Egeo, entendieron José M. FLORISTÁN 296 que nosotros recogíamos en | el dicho monesterio a todos los nabíos, assí de remo como de alto | borde, que vienen y son imbiados por los ministros del cathólico | rey de España a descubrir y tomar lengua de la armada del gran ||f.54v turco, y que les damos aviso de todas las cosas secretas que pasan en Costan|tinopla y en la dicha armada, dándoles refresco y todo lo neçessario, y | ansí mismo a todos los demás nabíos que van y bienen al corsso, y ansí | mismo porque recogemos a todos los cautivos cristianos que se vienen | huyendo de los turcos y les damos todo lo neçessario asta ponerlos | en salvamento, y a los geníçaros y renegados que se vienen a re|duçir a la santa fe cathólica. Y porque los años passados, haviendo | presso los turcos tres espías del rey de España, queriéndolos | empalar, acudió el dicho abad don Niçéforo con dádivas y pressen|tes al que los tenía pressos para que los soltase de la prisión por|que no los empalasen, los quales los soltaron secretamente publi|cando se les habían ydo, y porque abiendo llegado al dicho monesterio | dos galeras del turco con mal tiempo, los quales traýan muchos | cautivos cristianos, que los más dellos eran españoles e ytalianos,| los quales con el favor y ayuda que les dimos, aquella noche se | levantaron con las dichas galeras, dándoles el dicho abbad don Niçé|foro todo lo neçessario para ponerse en salvamento, como lo hiçieron | y se fueron a Sissilia. Y porque después desto llegaron al dicho mones|terio dos galeotas ymbiadas por el birrey de Siçilia a tomar | lengua de la armada del turco, cautivaron un nabío de | turcos que estava junto al puerto del dicho monesterio, y últi|mamente abiendo llegado serca del dicho monesterio los ba|jeles del duque de Osuna, rindieron la capitana de Salonique | y se la llevaron. Y por aver informado al gran turco personas | inclinadas a hazer mal de cómo todo lo dicho avía proçedido del | trato, induçión y enemistad de los monges de nuestro monesterio y, en parti|cular, del abbad don Niçéforo, ymbió sigunda vez un ba|xá con galeras y gente de guerra el dicho gran turco para que quema|ssen y asolasen el monesterio y matasen los monges, como lo empe|çaron a poner por obra, prendiéndonos a todos y matando algunos | dellos, y al abbad don Nicéforo Éfeso como a causa prinçipal de ||f.55r todo sentençiándole a hasar bivo, el qual por orden de un turco | principal se pusso en cobro. Y los doçe deputados sentençiaron a | empalar, como lo hubieran hecho si los monges no acudieran al | auxilio soberano, que en semejantes tranzes no desempara a los | suyos, ofreçiendo dineros para remediar su ynumana beja|sión, y el dicho baxá por la voluntad dibina prestó el oýdo | y se conçertó con nossotros en nuebe mil ducados, con que | dejaron de proseguir la total destructión que querían hacer del | dicho monesterio, llevándose los dichos doçe monges en Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 297 rehenes | asta les pagássemos los dichos nuebe mil ducados, y ansí mismo | los ornamentos, cáliçes y patenas y la demás hazienda | que tenía el dicho monesterio. Y por no haverlos pudido pagar, nos llevan | grandíssimas usuras cada día, de que somos muy amolestados sin | poder pagar ni sacar de la prissión a los dichos doçe religiosos | sin ayuda de los prínçipes cristianos. Avemos determinado de su|plicarle, como lo haçemos, de parte de Nuestro Señor Jpto. y de su Sanctíssi|ma Madre nos socorran y amparen con sus limosnas, y en | particular al invictíssimo y cathólico rey de España nos | ayude y socorra y thome bajo de su protectión este nuestro monesterio,| nombrándose por nuevo fundador dél, como lo son otros prín|çipes de los demás monesterios deste Monte Sancto y güerto de | Nuestra Señora, para que podamos sacar de la prissión a los dichos | religiosos, y quedaremos obligados de rogar a Dios Nuestro Señor en | nuestros sacrifiçios y orasiones por los bienhechores. Y para que | puedan pedir la dicha limosna para el dicho efeto, damos nuestro | poder general al dicho reverendo padre nuestro confesor | y hermano don Niçéforo y a quien su poder ubiere para que en | nombre del dicho monesterio puedan pedir y demandar y coger | las dichas limosnas, remitir, cobrar y dar cartas de pago | dello sin que nadie les pueda poner ni ponga ympedimentos ningunos,| que para todo ello y parte dello le damos el dicho poder ge|neral quan bastantemente le thenemos y en tal casso se requie||f.55vre, con facultar (sic) de ynjudiciar y substituyr en todas las personas que | quisiere y por bien tubiere el dicho nuestro padre, y ansí mismo para | que pueda hazer y haga todas las demás diligencias que convengan | para el dicho efeto de pedir la dicha limosna, renta y merçedes, fa|vor y ayuda a todos y qualesquier prínçipes, reyes, perlados,| ricos hombres, y para que puedan por ella ante todas y qualesqui|er justiçias pedir lo que le pareziere y por bien tuviere en fa|vor del dicho monesterio. Y ansí lo otorgó todo el convento | y lo firmó de su nombre el abbad Damiel (sic), y notarió | y selló con el sello mayor deste nuestro monesterio el abbad | desta sagrada y real congregasión de la Assençión: Daniel | monge saçerdote y los demás ansianos y consejeros Aberchio,| Matheo, Mitrofance, Grabiel, abbades que fueron, Herbasio,| Nicanor, Zacarías, Nifón, Nicandro, Samuel y Enadio, ansia|nos y consejeros, y los demás saçerdotes y monges, y por | mandado del capítulo yo, Ananías, monge, saçerdote, nota|rio. Está bien y fielmente traduçido de la lengua | griega literal en castellano por mí, el dotor Diógenes Pa|ramonero, griego de naçión que asisto en esta corte, y ansí lo juro | a Dios y a esta ✠ en forma, la qual traduçión me cometió | como persona ynteligente y confidente el secretario Fransisco | Castañer, que por mandado y José M. FLORISTÁN 298 cédula del rey nuestro señor traduçe | sus escripturas y de sus Consejos y tribunales por don Alon|ço Graçián Berruguete, y lo firmó conmigo en Madrid a | dies y seis de febrero de mil y seisçientos y veinte y dos | años. El doctor Diógenes Paramonero.| Francisco Castañer.| 2.- AHS Inquisición lib. 940 fs. 56r-57v Diversos lugares, 20 y 30 de mayo, 8, 29 y 30 de junio, 20 de agosto de 1618. Traducción de Diógenes Paramonaris, 19 de febrero de 1622. Fe de Calisto, obispo de Jeriso y Monte Santo, dirigida a todos los fieles cristianos. Servicios que prestan los monjes de Esfigmenu a los barcos de la cristiandad y castigos que los turcos les imponen por ellos. Necesidad de dinero que tienen para rescatar a doce monjes cautivos y recuperar sus paramentos y vasos litúrgicos. Envían a la cristiandad a fray Nicéforo para recolectar limosnas. Firmas del secretario Macario; del general basilio Germano; de Melecio, arzobispo de Tesalónica; de Timoteo de Sío; de Eutimio, archimandrita del patriarca de Constantinopla, y del obispo de Cefalenia y Zante. A todos los fieles cristianos que en el universso se hallan,| ansí perlados y eclesiásticos como prínçipes y señores seglares | de qualquier estado y calidad que sean: la graçia, paz y misericordia | de Dios omnipotente y la bendiçión nuestra sea con todos, amén. | Sepan todos cómo en la sacra e ymperial congre - gaçión del monesterio | de la Asençión de Nuestro Señor Jesuxpto. que está en el Monte Santo de | Ato del mar Egeo y continuamente acuden los navíos de gue|rra y galeras, ansí de España como de los demás prínçipes | cristianos, dándoles puerto seguro a tomar lengua, bastimentos, mu|niçión y todo aquello con que el dicho monesterio puede acudir, cier|tos enemigos los acusaron al gran señor de los turcos, los | quales turcos vinieron contra el dicho monesterio como perros | rrabiosos y mataron algunos y açotaron y maltrataron uni|verçalmente a todos, y hecharon pressos doçe religiossos de | los más ancianos del monesterio, con el abbad don Niçéforo | como causa prinçipal de todo sentençiaron a hasar bivo, el | qual por orden de un turco prinçipal se pusso en cobro, y | a los demás sentençiaron a enpalar bivos, y si los monxes no | acudieran al remedio de offreçerles dinero en cantidad | de nuebe mil ducados, y por no tener de donde pagarla,| los vassos sacros y ornamentos pussieron en prendas en | manos de los judíos con muy grandes usuras hasta | que se pagase la dicha cantidad. Y los monges no saviendo | qué haçerse, hiçieron capítulo general y de común | Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 299 consentimiento y parecer ymbían al muy reverendo | padre, saçerdote, confeçor y abbad del dicho monesterio | don Niçéforo de Éfeso por procurador general con la ge|neral procura del dicho monesterio, por la qual a pe||f.56vdimiento del dicho padre don Nicéforo de Éfeso, el que | se escapó, di la pressente fe en la dicha junta y capítulo | en forma de sertificasión y testimonio, por haverme hallado | pressente, cómo es él mesmo, y la procura que lleba consigo | es del dicho monesterio, y en fe y testimonio de la verdad | la firmé de mi propia mano a veinte de mayo de mil | seisçientos y dies y ocho años. Humilde obispo de Jeriso | y Monte Santo Calixto.| Y por mandado de su señoría ylustríssima yo, Ma|cario monge, saçerdote y secretario. E yo, Germano | monge, saçerdote y general de la Orden de nuestro pa|dre San Basilio en el Monte Sancto, confirmo lo de | arriva ser verdad y lo firmé de mi propia mano a tre|inta de mayo de mil y seisçientos y dies y ocho: Germano monge,| saçerdote y general. Yo, humilde arçobispo de Tesalóni|ca Meleçio, conosco las firmas de arriva y hago fe y verda|dero testimonio ser verdad todo lo sussodicho y lo firmo | con mi propia mano a ocho de junio de mil seisçientos | y dies y ocho: humilde arçobispo de Thesalónica Meleçio.| Yo, humilde arçobispo de Sío Timotheo, hago | fe y confiesso que todo lo sussodicho es verdad y conos|co las firmas de arriva y digo que son verdaderas, y por | ser verdad lo firmé de mi propia mano a veinte y | nuebe de junio de mil y seisçientos y dies y ocho: yo,| humilde arçobispo de Sío Timotheo. Yo, Estimio | monje, saçerdote, archimandrita del sanctíssimo y ecu|ménico patriarca de Costanti - nopla y exsarco de ||f.57r toda la Macedonia y Sío, conosco al reverendo padre | don Niçéforo Éfeço, abbad que fue, y sertifico ser verdad | lo susodicho y las firmas de arriva ser verdaderas, que | las conosco por haver visto a los dichos obispos y | arçobispo firmar en mi presençia, y por ser verdad lo firmé | de mi propia mano a treinta de junio de mil seisçientos y | dies y ocho: Esfimio monge, saçerdote, arcimandrita y | exsarco. Humilde obispo de Cefalonia y Çante | çertifico y hago fe ser verdaderas las firmas de | arriva, y lo firmé con mi propia mano en Çante | en veinte de agosto de mil y seisçientos y dies | y ocho años: humilde obispo de Cefalonia y Çan|te Nectario. Está bien y fielmente traduçido | de la lengua griega literal en castellano por mí,| el dotor Diógenes Paramonero, griego de naçión,| que asisto en esta corte, y ansí lo juro a Dios y a esta | ✠ en forma, la qual traduçión me cometió como a | persona ynteligente y confidente el secretario | Francisco Castañer, que por mandado y cédula del | rey nuestro señor traduce sus escripturas | y de sus José M. FLORISTÁN 300 Consejos y tribunales por don Alon|ço Gracián Berruguete, y lo firmó conmi|go en Madrid a dies y nuebe de febre|ro del año de mil seisçientos y veinte ||f.57v y dos años. El doctor Diógenes Paramonero.| Francisco Castañer.| Yo, Francisco Testa, escrivano del rey nuestro señor y del | número, y mayor de el ayuntamiento desta ciudad de Madrid,| doy fee que Françisco Castañer, de quien ba firmada esta | traduçión, es traduçidor de lenguas y usa el dicho ofiçio por mandado | de su Magestad, y a las traduçiones que a fecho se a dado y da entera | fe y crédito en juiçio y fuera dél, y para que de él lo conste, doy | el presente, sellado con el sello de las armas desta ciudad que | está en mi poder. En Madrid a dos días del mes de diçiembre de | mill y seyscientos y veynte y dos años.| En testimonio de verdad,| Francisco Testa.| [Escudo de la villa de Madrid: oso y madroño, con el lema “La noble villa de Madrid” en círculo] 3.- AHN Inquisición lib. 940 fs. 69r-70r Roma, 26 de marzo de 1619. Licencia concedida por Pedro Celi, abad general de la Orden basilia, a fray Nicéforo de Esfigmenu para que pueda pedir limosna en los reinos de España con licencia del papa y del rey para la redención de los monjes cautivos de su monasterio. Orden a todos los provinciales, abades y monjes para que no se lo impidan, antes bien, lo ayuden en esta labor. f.69r Lisençia del general de la | Orden de los Basilios.| f.70r Lisençia.| Nos, don Pedro Celi, abbad de San Basilio de Trayna y de toda la | religión de nuestro padre San Basilio Magno abbad general, a | vos, hijo en Christo don Niquiforo, abbad de la misma orden | del Monte Olivete en el Mon - te Santo, salud en el Señor.| Concedemos y damos licencia para que puedas detener en todas las | provincias de España (a nuestro beneplácito) y que puedas pedir | limosna con licencia del Summo Pontífice y de su Mages|tad Cathólica, a fin de redimir los monges cautibos de vuestra | provincia que están en las manos de los turcos, como legí|timamente nos avéis emformado y verdaderamente nos consta,| pues a vuestra tierra y provincia no os es concedido bolver | sin manifiesto peligro de la vida. Por ende con el tenor | de las presentes mandamos a todos los provin - ciales, abbades,| procuradores y monges de nuestra religión mediata o inme|diatamente sugetos debaxo del preceto de la santa obe|diencia y so pena de Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 301 escomunión mayor latae senten|tiae que encorran en el mismo facto, que a vos el susso|dicho abbad no os den molestia ni impedimento alguno | ni procuren que otro lo haga, antes os recivan con toda | caridad y os den toda aiuda y favor. En fe de todo lo qual [ ]| fecha en Roma a veinte y seys de março de mill y seys|cientos y diez y nueve.| Don Pedro abbad general de la Orden de San Basilio magno.| Don Gabriel de San Angelo, secretario general.| Traduzido de latín en castellano por mí,| Thomás Gracián Dantisco.| 4.- ANH Inquisición lib. 940 fs. 72r-73v [= lib. 939 fs. 509r-510v] Madrid, 14 de noviembre de 1622. Orden de Felipe IV a las autoridades de sus reinos y señoríos. Servicios que ha prestado el monasterio de Esfigmenu a los navíos del rey que van a levante y a los cautivos cristianos que huyen a occidente. Mención de algunos servicios prestados en los últimos años. Castigos que los turcos les imponen por ellos. Captura reciente de doce monjes y rescate que piden por ellos. Su enviado fray Nicéforo ha convertido en la corte de Madrid a varios esclavos turcos. Con las limosnas reunidas han rescatado a seis de los monjes. Para el rescate de los restantes y el desempeño de sus objetos de culto aún necesitan más dinero. El rey concede a Nicéforo una prórroga de seis meses para pedir limosna, cumplidos los cuales no podrá hacerlo más sin la renovación de la licencia. Don Felipe, por la gracia de Dios | rey de Castilla, de León, de Ara|gón, de las dos Sicilias, de Ierusa|lén, de Portugal, de Navarra, de | Granada, de Toledo, de Valencia,| de Galicia, de Mallorcas, de Sevi|lla, de Cerdeña, de Córdova, de | Córcega, de Murcia, de Iaén, se|ñor de Vizcaya y de Molina et cetera,| a todos los corregidores, assi|stentes, governadores, alcaldes | mayores y ordinarios, y otros iue|zes y iusticias qualesquier de todas las ciudades, villas y lugares | de los nuestros reynos y señoríos, y a cada uno y qualquier de | vos o otros lugares y jurisdiciones a quien esta nuestra carta fue|re mostrada, salud y gracia. Sepades que el padre Niquiforo, sacerdo|te, monge de San Basilio, abad y procurador general del imperial | monesterio de la Ascensión en el Monte Santo de Ato, nos hi|zo relación que el dicho convento, por ser puerto del mar Egeo, era de | gran importancia para las galeras, nabíos y felucas y espías nues|tras que yvan de levante contra infieles y a tomar lengua de la ar|mada del gran turco, y que avían hecho y hazían cada día muchos,| muy grandes, particulares y conocidos servicios y les davan puer|to seguro, favor y ayuda, municiones necessarias, refrescos y basti|mentos, lenguas y aviso del secreto del gran turco. Y también tres | espías José M. FLORISTÁN 302 nuestras que fueron presos de los turcos y condenados a | muerte, y sabiéndolo el dicho convento, el suplicante, abad dél, con | las diligencias que avía hecho y dádivas que avía dado las avía he|cho soltar, diziendo que avían huydo. Y assí mismo en el puerto del | dicho convento avía dado traça y orden que se levantasen más de | quinientos christianos que estavan cautivos en dos galeras tur|quescas, dándoles las cosas necessarias con mucha brevedad, y se | avían ydo a salvamento en Sicilia. Y assí mismo avían hecho y ha|zían muchas y grandes limosnas a cautivos christianos que venían | huyendo del poder de los turcos, amparándolos y vistiéndolos con | sus mismos hábitos por no ser conocidos, y los tenían escondidos | con otros genízaros y renegados que se venían a reduzir en la san|ta fe católica. Y también otros moços cautivos que eran persegui||f.72vdos de sus amos para que renegassen, los rescatavan y los embia|van todos juntos a tierra de christianos. Y últimamente estando | un nabío turquesco en el puerto de su convento cargado con al|gunas mercadurías y aviendo en él algunos turcos principales, le | vían tomado dos galeotas de Sicilia, y dellos avían escapado dos | que avían dado notitia al gran turco, el qual sobre todos los más | delitos que avía allado avía cometido el dicho convento por ser|virnos y a la christiandad, con su ordinaria tiranía avía embiado | al general de su mar para derribar y asolar el dicho convento, co|mo lo avía intentado. Y empeçada esta tiranía, avían matado algu|nos monges, y a los doze monges deputados del dicho convento | los avían prendido para empalarlos, y al suplicante, como cabeça | de todos los delitos, querían asarle vivo si no escapara de prisión | con una traça que avía dado un conocido suyo turco que le avía he|cho huyr, y se avía venido a España. Y los otros religiosos del con|vento avían acudido al remedio del auxilio divino, y con el ordi|nario que era propio entre turcos, ofrecer los dineros para redemir | tan inhumana vejación, con lo qual el general, por la voluntad divi|na, se avía aplacado y se avía concertado en seis mil cequíes, que eran | nueve mil ducados, y avía dexado de perseguir la total destruyción | del dicho convento. Y en prendas de la dicha cantidad avían que|dado presos los doze deputados, y todas las reliquias, cálices, pate|nas y ornamentos en poder de iudíos, con logros y usuras hasta | que se pagassen los dichos nueve mil ducados. Y el suplicante, des|pués que avía venido a esta nuestra corte, se avía empleado en con|vertir turcos esclavos, y señaladamente un sacerdote mahometa|no enemigo de nuestra santa fe, y le avía rescatado en mil y ducien|tos reales con la limosna que avía cogido por su convento, no se pu|diendo sufrir las blasfemias que dezía, y le avían dotrinado en los | carmelitas descalços y avía sido bautizado. Y otro esclavo, de dos | del conde Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 303 de Chinchón que estavan condenados a muerte, los pa|dres de la Compañía de Iesus no avían podido convertirle en tres | días, el dicho abad le avía convertido en dos horas y le avía acom|pañado y subido la escalera hasta que avía muerto christianamen|te, y lo mismo a otro en Toledo, como constava todo lo sobredicho | de los papeles de que hizo presentación juntamente con las provi|siones que por los del nuestro Consejo se avían mandado despachar,| y por el nuestro Consejo de las Órdenes, para que en las ciudades, ||f.73r villas y lugares destos nuestros reynos le acudiessen con limos|nas que cada uno pudiese, con las quales y con la que el sereníssimo padre | Filberto, gran prior de San Iuán, le avía mandado dar, el suplicante lo avía | embiado al dicho convento y se avían rescatado seys de los doze | religiosos, y dos avían muerto en la prisión. Para el rescate de los | quatro restantes y desempeño de los cálizes y hornamentos falta|van tres mil ducados, para cuyo remedio nos pidió y suplicó que,| en consideración de los servicios referidos y de una carta sub an|nullo piscatoris de su Santidad en que nos suplicava y encomen|dava amparásemos y favoreciésemos al dicho monasterio, fuésse|mos servido de mandar que se prorrogase la dicha nuestra carta y | provisión para que vos, las dichas iusticias y regimientos de los | Consejos de las ciudades, villas y lugares destos nuestros rey|nos, le socorriessen de los propios y rentas con que buenamente | pudiessen cada uno por la parte que le tocasse, comunidades y otras | obras pías sin impedimento ninguno, para que con la limosna que | se juntase, sirviese para librar el convento, religiosos y hornamen|tos, pues el dicho convento no tenía otro protector ni podría ser | restituydo en su antiguo ser sin este favor y merced nuestra, o co|mo la nuestra merced fuesse, lo qual visto por los del nuestro Con|sejo, fue acordado que devíamos mandar dar esta nuestra carta pa|ra vos en la dicha razón, y nos tuvímoslo por bien. Por la qual pro|rrogamos y alargamos el término de la licencia que por nos se dio | al dicho fray Niquiforo para que pudiesse pedir limosna en todas | essas dichas ciudades, villas y lugares por otros seys meses más,| que corren y se cuenten desde el día de la data nuestra carta, duran|te los quales os mandamos a todos y cada uno de vos en vuestros | lugares y juris - diciones dexéys y consintáys al dicho fray Niqui|foro pedir y demandar limosna en essas dichas ciudades, villas y | lugares, y en los concejos dellos, y en las yglesias y partes que | quisiere para ayudar al dicho rescate, con que la pida por su perso|na y no por quistores, y no consintáys que publique indulgencias | ni dé insinias ni otras cosas más de pedir la dicha limosna por la di|cha orden. La qual le dexaréys y consintiréys pedir en las dichas | yglesias o fuera dellas sin embargo de José M. FLORISTÁN 304 qualesquier cartas y provi|siones por nos dadas para que no se pidan las dichas limosnas, y cum|plidos los dichos seys meses, no consintáys se pida más sin que pa|ra ello aya licencia nuestra, y los unos ni los otros no fagades en||f.73vde al, so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para la | nuestra cámara. Dada en la villa de Madrid a catorze días del mes | de noviembre de mil y seyscientos y venyte (sic) y dos años.| El licenciado don Francisco de Contreras.| El licenciado Gilimón de la Mota. El licenciado don Iuán de Chaves y Menchaca.| El licenciado Garci Pérez de Travel. El licenciado Beleñydáriz.| Yo, Lázaro de Ríos Angulo, escrivano de cámara del rey nuestro señor,| la fize escrivir.| Por su mandado, con acuerdo de los señores del Consejo.| Registrada. Martín de Mendieta. Por canciller mayor. Martín de Mendieta [Escudo de armas de Felipe IV]. Clero griego ante el Santo Oficio (I): (siglos XVI-XVII) 305 Discusiones y reseñas T. J. BAUER y P. VON MÖLLENDORFF (eds.), Die Briefe des Ignatios von Antiochia. Motive, Strategien, Kontexte (por J. B. Torres Guerra), 453.– J. ARCE, Scripta varia. Estudios de Historia y Arqueología sobre la Antigüedad Tardía (por R. Brendel), 456.– A. KALDELLIS, Byzantine readings of ancient historians. Texts in translation with introductions and notes (por R. Brendel), 457.– T. POPOVA, The Greek Manuscripts with the Text of the Ladder of Saint John Climacus (por M.ª B. Boned), 460.– José DECLERCK (Hrg.), Die Schriften des Johannes von Damaskos, herausgegeben von der Bayerischen Akademie der Wissenschaften, VIII/6: Iohannis monachi (VII saeculo ineunte) Sacra (olim Iohanni Damasceno attributa), Liber II. De rerum humanarum natura et statu, zweite Rezension, erster Halbband, A-E (*II21- 1592) (por M. Beltrán), 461.– Casia de Constantinopla. Poemas, ed. bilingüe, pról., trad. y notas de Ó. Prieto Domínguez (por J. R. del Canto Nieto), 467.– Theodorus Metochites. Orationes, I. Polemis-E. Kaltsogianni edd. (por J. M. Floristán), 471.– AYORA ESTEVAN, D.-LÓPEZ MARTÍN, D.-MARTÍNEZ VÁZQUEZ, A.-TIERNO CASADO, C.-FLORIS TÁN, J. M., Espaneas. Consejos de un padre a su hijo. Poema bizantino (por A. Sánchez González), 473.– M. CORTÉS ARRESE, Vidas de cine. Bizancio ante la cámara (por I. Kalnača), 475.– Γ. ΣΕΦΕΡΗΣ, Μέρες Η´ (2 Γενάρη 1961-16 Δεκέμβρη 1963); Μέρες Θ΄ (1 Φεβρουαρίου 1964-11 Μάη 1971). Φιλολογικὴ ἐπιμέλεια Κατερίνα Κρίκου-Davis (por P. Bádenas de la Peña), 480.– Sarantis ANTIOCHOS, Ventana al mediodía, ed. en griego y castellano con ilustraciones de M. Alcorco (por José R. del Canto Nieto), 485.– Λεφτέρης ΠΑΠΑΛΕΟΝΤΙΟΥ, Νίκος Νικολαΐδης ο Κύπριος. Αλληλογραφία και άλλο αρχειακό υλικό (por E. Latorre Broto), 489.–