1 TODO LO QUE (NO) ES DERECHO CONSTITUCIONAL Ignacio Álvarez Rodríguez Profesor Ayudante Doctor de Derecho Constitucional Universidad Complutense de Madrid ialvarez1@ucm.es Sumario: 1. El motivo de este escrito. 2. Lo que no es Derecho Constitucional. 2.1. El malestar democrático según José Luis Pardo. 2.2. La psicopolítica de Byung Chul-Han. 2.3. El Homo Deus de Yuval Noah Harari. 2.4. La liquidez de Zygmunt Bauman. 2.5. La nueva Ilustración de Marina Garcés. 2.6. El entusiasmo precario de Remedios Zafra. 2.7. La tiranía sin tiranos de David Trueba. 2.8. La diversidad según Chimamanda Ngozi. 2.9. La ilusión ilustrada de Steven Pinker. 2.10. El golpe posmoderno de Daniel Gascón. 2.11. La importancia de las personas según Doris Lessing. 2.12. La buena vida según Ismael Grasa. 2.13. La izquierda en el tribunal de Jordi Gracia. 2.14. La libertad de ser libres de Peter Sloterdjik. 2.15. El apartheid de Trevor Noah. 2.16. Superficialidad e Internet según Nicholas Carr. 2.17. El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb. 2.18. Orden y caos según Jordan B. Peterson. 2.19. La telaraña de la diversidad según Daniel Bernabé. 3. Conclusión. 4. Bibliografía. 2 1. El motivo de este escrito En los últimos años he tenido la ocasión de tener tiempo para leer. No sé si lo he hecho bien, pero sé que lo he hecho. Pensé que podría ser interesante intentar hacer un resumen de dichas lecturas, en la idea de que los alumnos dispongan de algunos materiales adicionales para el principal objetivo que intento fomentar: la reflexión y la discusión. Disculpe el lector el palpable desorden en la sistematización de las mismas. Aunque soy consciente de que la forma indica algo sobre el fondo, he preferido que sea este el que prevalezca. Sois vosotras y vosotros los mejores jueces. 2. Lo que no es Derecho Constitucional Las lecturas que se presentan a continuación tienen algunas características comunes. Ninguna de ellas pertenece a la disciplina del Derecho Constitucional, aunque ayudan a formarse una composición de lugar de los retos que actualmente tienen las Constituciones modernas. A pesar de la amalgama y la variedad de autores y temas, se detecta al fondo de buena parte de esos planteamientos preocupaciones similares, tales como la influencia de Internet y de las redes sociales, el reto populista, la situación de instituciones como la Universidad, la izquierda en el siglo XXI, la diversidad ejemplificada en el movimiento feminista y el movimiento LGTBI, o la libertad de ser libres. Así es que puede que este embarullado resumen no sea metodológicamente Derecho Constitucional, ni sus autores sean constitucionalistas, ni se citen sentencias ni normas. Pero de su lectura se ha sacado la conclusión de que no 3 conviene perder de vista lo que en ellos se dice. Hay algo que nos dice que si conseguimos entender los retos que allí se plantean las Constituciones lo tendrán un poco mejor para sobrevivir en el siglo XXI. 2.1. El malestar democrático según José Luis Pardo Pardo es un hombre comprometido con la democracia liberal, con el Estado del Bienestar.1 E intenta explicar el asedio al que se ve sometido, desde un punto de vista crítico, utilizando para ello el análisis del arte, las tendencias filosóficas clásicas y modernas, y el repaso histórico al mundo actual. La idea que late en el fondo es que hay un intento por recuperar la autenticidad de la política, por propuestas que pretenden superar el estado actual, el modelo democrático liberal del bienestar occidental. Sería una actualización de las no pocas tesis y teorías que proponen, al fin y al cabo, derribarlo. Siguen persiguiendo Ítaca, en lugar de criticar para mejorar, critican para derribar2. Pardo desmenuza en qué se basan estas críticas a las instituciones, fundamentalmente formuladas en la actualidad desde el populismo. Pero el germen se creó mucho antes. Comienza desbrozando qué ha significado y significa "ser comunista". Y es que ser comunista tiene un plus, un suplemento, como de mayor trascendencia e importancia e intensidad, que otras formas de ser, por ejemplo, "ser socialista" o "ser conservador". Se apoya en las tesis de Badiou, para demostrar que lo importante es la mezcla de realidad y ficción, basándose en la Idea, en el Comunismo, el Partido, la Ideología, de la Historia (ficción), con los hechos, con lo empírico, con la historia entendida como al sucesión de unos hechos después de otros (realidad). Lo primero es poesía, es teatro, se basa en construir una trama, donde hay buenos y malos y la satisfacción moral viene de que los primeros ganan. Lo segundo es la realidad, es la historia. La distinción, 1 Vamos a hablar de PARDO, J.L; Estudios del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas, Anagrama, Barcelona, 2016. 2 Ejemplo paradigmático sería Zizek, con quien Pardo está en profundo desacuerdo. Vid. PARDO, J.L; "Desmontando a Zizek", El País, 30 de junio de 2017 (consultado aquí: https://elpais.com/elpais/2017/06/30/opinion/1498835332_476491.html). 4 que provino de Aristóteles, se presentaba en el siglo XIX como la diferencia entre la historia y la filosofía de la Historia. La primera es la mera y pura sucesión de hechos, unos detrás de otros. La segunda es la que convierte en una relación de acción-reacción, de causa-consecuencia. Su promotor es Hegel, quien pretende dar sentido, poner en orden, esa sucesión a menudo inconexa y disparatada de hechos que es la historia. Y dice que ese tren en el que viaja la Humanidad avanza a base de sangre, sudor y lágrimas -que proviene de esa masa maloliente que viaja en tercera- comportando muchísimo sufrimiento, muchísimos descalabros, y muchísimas barbaridades. "Ahora son los soberanos quienes hacen la Historia mediante las guerras" (p. 29). Es la historia no como mera sucesión de los hechos unos después de otros, sino como unos a consecuencia de otros (p. 34). Pardo alude a un hecho histórico con dos posibles interpretaciones, radicalmente opuestas. El hecho es cuando los trabajadores del siglo XIX salieron a la calle para hacer política. La primera interpretación basa la legitimidad en el Derecho: los trabajadores no salen a la calle para hacer política -que se hace en el Parlamento, en el Gobierno o, incluso, en los Tribunales- sino para exigir su derecho a hacerla. No se levantaban contra la ley, sólo reivindicaban estar dentro de esa ley, basándose en los mismos principios que sí se aplicaban a los burgueses (igualdad, fraternidad, libertad), y poder acceder al Parlamento. Según la segunda interpretación la legitimidad no viene del Derecho, sino de la fuerza. Esa fuerza expresa a la razón en el campo de batalla de la Historia: la verdadera política se hace en la calle, mediante la acción directa, no a través de representantes parlamentarios: repartir panfletos en un mercado, difundir consignas en redes sociales, arrojar un piedra en una manifestación, o poner bombas en trenes (p. 36 y 37). Los obreros, en esta interpretación, salen a la calle para hacer política, se rebelan contra la ley, en nombre de otra regla distinta y superior a la del Derecho burgués. Mientras que es esta acción la que hace auténtica la política, el Parlamento la falsifica. La política auténtica remite, siempre y en última instancia, a la guerra, implica poner en riesgo la propia vida, apostar el cuerpo en la acción; jugarse el tipo, en una palabra. Mientras, la política inauténtica 5 transcurre mediante la palabra, los parlamentarios sólo ponen en juego su verbo, y su horizonte es una aburrida paz civil (p. 38). Así llega a la principal guerra para todo comunista: la revolución, única guerra justa de toda la Historia de la humanidad. La lucha de clases no ha acabado porque todavía no han ganado los buenos. Y no estamos condenados a ser meros espectadores, ni meros tramoyistas, sino que podemos y debemos ser actores y protagonistas, subiendo nuestra propia vida a la web revolucionaria. Todo por y para la revolución. Y si no, no es política auténtica. Y para ello hay que hacer sacrificios (la señora tartamuda que va en el vagón del tren en el que estalla la bomba), que todo tiene sus luces y sus sombras, y que los logros y las victorias tienen costes inevitables. Luego hace algunas alusiones a lo que quieren en definitiva las vanguardias. Así, diferenciando el mundo moderno (siglo XVIII-siglo XX) del mundo contemporáneo (siglo XX-hoy), se llega a cuestionar qué es, por ejemplo, Arte. El Arte Moderno pretende plantear el problema (¿qué es y qué no es Arte?), mientras que la Estética Moderna pretendía resolver dicho problema. Y llega Duchamp con su fuente y pretende destrozar esa diferencia. Es una obra vanguardista por eso: porque ataca que haya Arte y No Arte, porque ataca que haya quien decida qué es Arte y qué no es Arte. Se trata de suprimir las distancias. Otra de las manifestaciones de esa supresión de las distancias era la que propugnaban los intelectuales comprometidos, sobre todo entre 1945 y 1980. Es decir, los intelectuales comunistas. Y eso se ejemplificaba como militante orgánico, aunque también cabían fórmulas menos comprometidas, como la del "compañero de viaje". El principal emblema de esto fue Sartre, quien viajó toda su vida en primera pero también pasó una breve temporada en tercera, haciendo gala de cuán comprometido estaba (p. 74 y ss). Y su principal enemigo fue Camus, quien vivió muchísimo peor, se fajó contra los nazis, pero cometió el imperdonable error de que sus libros gustaban a personas de derechas. Y este le dijo a aquél una cosa que debe dolerle, todavía hoy: "si la derecha tuviera la verdad, yo me haría de derechas" (p. 74). 6 Como dice Pardo, la esencia del compromiso es que quien está dispuesto a dar la vida por la Idea está dispuesto a matar por ella. (p. 77). Y cuando Camus pronuncia la maravillosa frase de que él entre su madre y la justicia, elige a su madre, "se limita a introducir un poco de arena en el mecanismo que -con los rodamientos implacables de la Historia- amenaza con triturarlo todo en su marcha hacia la libertad y la justicia universales" (p. 79). Frente a la revolución, Camus apoya la rebelión: negarse a asumir ciertos costes como inevitables e innecesarios. Sartre defendía más la revolución, claro: todo lo que fuere necesario para hacer real la Idea, el Proyecto, el Comunismo. Los intelectuales del 68 también tuvieron su cuota de protagonismo en esto del compromiso intelectual. Para Pardo, estos veían la democracia como una pura formalidad y al Estado del bienestar como un mecanismo de control disciplinario que se apropia biopolíticamente de los cuerpos de los ciudadanos impidiendo toda resistencia frente al poder. Los pensadores del 68 despreciaban a la URSS y al Partido Comunista porque, al final, reproducían los mismos males que el capitalismo. No es que no fueran comunistas, es que lo eran de forma mucho más radical y profunda. Miraban más a China, Cuba, Camboya, o Vietnam, allá donde surgían campesinos espontáneamente subversivos. Es decir, hacia el tercer mundo. Ahora los intelectuales se dirigían al estudiantado, hacia la juventud, porque la clase obrera se ha convertido en clase media gracias al bienestar. El comunismo había llegado a pactos para la creación del EB, y se estaban perdiendo los referentes empíricos. Uno de sus principales referentes fue Michel Foucault, que estudió el poder y la sublevación. Para este filósofo, el poder y sus mecanismos tienden al infinito. La sublevación sería el límite real, fáctico, y último al poder. El poder se caracteriza por la infinidad de mecanismos de los que dispone para llegar a todos nosotros, en último extremo la amenaza del poder de matar. Por eso considera siempre peligroso ejercer el poder. Como en última instancia tememos que nos maten, obedecemos lo que nos dicen. Lo único que podría oponerse por parte de los sublevados es el poder de morir que, llenos de cierta ebriedad, desafían al poder con lo más sagrado e irremplazable que tienen: la 7 propia vida. Esas personas que acuden en masa a la manifestación donde te juegas (de verdad) el tipo. Esas personas que se ponen delante del pelotón de fusilamiento. Pardo expone, en diferente tesis consecutivas, lo que considera errado de tales planteamientos (pp 94 y ss). Andando en el tiempo, parecía que la Historia se había parado, que se había llegado al fin con el Estado del Bienestar. Lo cierto es que la Historia se reinicia a través del 11-S, donde se acaba librando una guerra - dos, en realidad: Afganistán e Irak- que nada tiene que ver con las anteriores guerras mundiales, pero que constituye una auténtica guerra global, con elementos de guerrilla a lo Lawrence de Arabia y con elementos de la lucha de clases de la Tercera Internacional. El malestar que se genera en España y cristaliza en el 15-M tiene su primer germen en las manifestaciones contra esa Guerra, en 2003. El segundo germen vino de las manifestaciones "espontáneas" en la calle Génova, en 2004, como protesta al atentado del 11-M. Ganaron los socialistas las elecciones, a los que se veía todavía como alternativa, gobernando hasta 2010 sin perder de vista a esa muchedumbre. El bienestar en el EB se basa en dos condiciones: materiales y jurídicas. Satisfacer necesidades materiales elementales (como comer, vivir, etc); y satisfacer necesidades vitales elementales, como poder expresar los pensamientos, nutrirse de ocio y cultura, viajar (porque pensamos, juzgamos, hablamos, etc). El malestar que se consolida tiene algo que ver con ese "comunismo sin partido" que ha permanecido más o menos latente detrás del escenario; el malestar trae de nuevo, revive, la Idea. Las atrocidades cometidas por los totalitarismos son, así, imputables en último extremo al Estado de Derecho, en lugar de a quienes las cometieron realmente. La democracia liberal es la culpable y no la víctima. La Idea es la víctima, pero nunca la culpable. Lo que ha sucedido y está sucediendo en España tiene mucho de esto. Los hijos reprochamos a los padres que la Transición fue pura mascarada, un 8 completo fracaso. Y todo lo que vino después, igual: un régimen de banqueros codiciosos, políticos corruptos, y periodistas vendidos. Por eso los hijos quieren repetir la experiencia desde el principio, emprendiendo un proceso constituyente que garantice la transición definitiva hacia la democracia real. Luego desbroza una serie de ideas brillantes en las páginas 140 y ss. De las que se extrae la conclusión de que el 15-M, lo que luego dio lugar a Podemos, estaba ya germinado; se trataba de recuperar la verdad, la autenticidad, en política. La fábrica de ilusiones acabó cuando el dinero se acabó, todo se vino abajo, y el rey quedó bien desnudo a la vista de todos, dejando a su paso un desolado páramo de "urbanizaciones sin compradores, aeropuertos sin aviones, trenes sin viajeros, periódicos sin lectores, ciudades de la luz, de la imagen, de las artes o de la cultura sin luz, sin imagen, sin artes y sin cultura, las autovías sin automóviles, las viviendas sin habitantes, los hospitales sin médicos, las universidades sin estudiantes, y tantos y tantos etcéteras" (p. 143). Después viene uno de los capítulos más interesantes y densos de la obra: "el virus Schmitt". Primero traza la división entre idealistas (ficción-contrato social- Platón) y los realistas (no ficción, el contrato social es una pamema, Sócrates, y por supuesto Schmitt). Y dirá que el estado del malestar imperante es terreno abonado para los realistas: el pacto social se ha roto y se necesitan tanto una explicación como una alternativa. Para los realistas la política es conflicto y enfrentamiento. Es su esencia. Quien diga lo contrario está mintiendo. Lo que define, consecuentemente y de verdad la política, es la relación amigo-enemigo. "Hacer la guerra" es "meterse en política", y viceversa. Schmitt define la política como Clausewitz: hacer la guerra por otros medios. La política sólo es de verdad política si quien participa lo hace a condición de jugarse la vida. Intercala buenísimos ejemplos de su experiencia personal: él y sus amigos estaban haciendo la guerra, es decir, la revolución, que sus padres perdieron, es decir, la Guerra Civil española. Hasta que no triunfasen, la humanidad seguiría siempre y para siempre en estado de guerra, aunque la misma atraviese por diferentes temperaturas. Para Carl Schmitt la política no es un juego, justamente porque pende sobre ella, si es 9 auténtica, la posibilidad latente de la eliminación física de los participantes; porque como es un enfrentamiento entre enemigos, al enemigo se le destruye. Que los miembros del pueblo maten o mueran. Por eso, para el jurista nazi todas las posturas en política son respetables a condición de que se orienten hacia la guerra a muerte entre enemigos. Por eso Pardo dice, en un momento dado, "sí, seamos realistas: la verdadera amenaza para la política es la paz. Sobre todo si es perpetua" (p. 160). A eso hay que unirle que la paz es aburrida, tal y como teorizó el temible Jünger, quien en 1933 estaba jubiloso porque se iba a continuar la primera guerra mundial con la segunda. La vida sería un puro y tedioso aburrimiento, un simple entretenimiento. Cuando siempre se está guerreando, cuando siempre se está bajo amenaza de poder ser atacado en cualquier momento, ahí la cosa cambia por completo. Aquí juega cierto papel la fortuna, esa imprevisible, que a modo de giro inesperado le procura las circunstancias propicias a los guerreros, a los revolucionarios. Luego dedica algunas páginas a realistas e idealistas, al diálogo entre Calicles y Sócrates, entre sofistas y no sofistas...Pardo acaba traduciendo al lenguaje actual lo que cree que critican algunas de esas posturas: que el contrato social es mera quimera, una ilusión alimentada y mantenida por quienes se aprovechan de ella; que esa ficción sólo esconde, sólo enmascara, lo verdaderamente vigente: el estado de naturaleza, "única jurisdicción que nada ni nadie puede abolir" (p. 181). Para Pardo el contrato social es un engaño necesario, absolutamente necesario para la continuidad de la vida social; si observásemos esta en su cruda realidad, si realmente fuéramos realistas, todo de derrumbaría de inmediato (p. 183). El último de los estados del malestar conocidos es el Populismo. Hasta este momento, ya sabemos que superar las contradicciones a golpe de guerra, el progreso histórico mediante la guerra, es un cuento. Después de las dos guerras mundiales nadie puede creer eso, la razón no conduce a eso para nada. Pero lo que la razón no puede, quizás si puedan los sentimientos, las pasiones, los sentimientos, y las emociones, todos ellos irracionales por definición. En un mundo en el que el estado del malestar diluye la diferencia entre paz y guerra, donde la Historia mundial ha sido sustituida por el 10 Acontecimiento, cuando donde había guerras mundiales ahora hay turbulencias, parece que los líderes de esas guerras y revoluciones están en el mismo panteón que Elvis o James Dean, o Marilyn Monroe. "Sus éxitos son Acontecimientos súbitos y globales, tienen una enorme intensidad pero ningún argumento que se despliegue con sentido en el tiempo, y se apagan fulminantemente cuando ya son incapaces de provocar un nuevo disturbio, una nueva turbulencia, del mismo modo que (...) la Historia mundial despide a sus héroes una vez terminado su contrato temporal" (p. 248). Elvis era visto por sus fans como un dios, casi inmortal, el mejor, la mejor voz, la mejor pose, el más yeah...Y así era como funcionaba en el imaginario de las personas. Eso era lo realmente auténtico para sus fans. ¿Por qué no admitir, se pregunta el filósofo, que Mao, Lenin, Castro, Hitler, o Stalin, no han obtenido su carisma de la razón, sino que su combustible ha sido el deseo de las masas, las pasiones de las mismas? Algo parecido dijo Wilhelm Reich, estudioso de la psicología de masas del fascismo: las masas no fueron engañadas, desearon el fascismo en determinado momento y en determinadas circunstancias. Y eso y no otra cosa es lo que precisaría explicación. Algunos autores -Deleuze y Guattari- encuentran la misma en ese deseo inconsciente heredado de Freud, que explica porqué deseamos a veces lo que no "debemos" desear (por qué los obreros votan a la derecha, por qué abandonaron el Partido, por qué se dedican a intentar vivir bien, ver a TV y comprar utilitarios...). Lo que carga de intensidad la política y la guerra, tal y como la entendían Schmitt y Jünger era, precisamente, esto: el deseo, la libido, el deseo inconsciente. El último de los estadios de autenticidad es el Populismo, doctrina que procede de Ernesto Laclau, quien la enuncia en 2005. Su principal misión es poner de relieve los errores del comunismo, revelando a la vez las fórmulas para triunfar. Al ser una política de la autenticidad se caracteriza por 3 aspectos. Por un lado, maneja una concepción de la política basada en el antagonismo, no en el pacto. En segundo lugar, dicha concepción se basa y explota. Además, en tercer lugar, es una cosmovisión basada en lo irracional, en lo emocional. La cosa ha evolucionado más o menos así: en el siglo XIX el Partido -o el sindicato- cumplía lo que no cumplía el Estado: otorgaba protección a cambio 11 de obediencia. Y cuando después de las correspondientes luchas logran los derechos civiles para los trabajadores, todo funciona. El problema vino cuando otros pactaron los derechos sociales para esos trabajadores: ahí todo dejó de funcionar: al tener garantizados unos mínimos vitales, una seguridad vital inédita, se acude al siguiente paso; dejan de trabajar para empezar a desear y acaban por desear cosas diferentes a hacer la revolución. Se produce la gran desbandada y Laclau acude al auxilio: para triunfar no sólo hay que reconocer todo esto, sino abandonar toda razón, todo comunismo, toda dialéctica: sólo vale el Populismo. El populismo ocurre cuando se pretende el acoplamiento perfecto a la sociedad. No es la falta de conexión con la misma lo que le da pie a entrar en escena, es justo lo contrario: el amoldarse perfectamente a la sociedad. Por eso, dirá mas adelante Pardo, el populismo promete cosas que sabe que no va a cumplir, ni va a poder, ni a estar en condiciones de, a sabiendas de que son eso: imposibles de cumplir. Desde hace tiempo sabemos, además, que la sociedad es una pura entelequia, ni es una realidad fáctica, ni objetiva, ni nada de nada: es una nebulosa subjetiva de expectativas, aspiraciones, ilusiones, proyectos y deseos contradictorios, y ésta es la razón de su versatilidad y de su carácter cambiante (p. 257). La idea de sociedad subyacente a la idea populista es ese pueblo de Dios elegido, anterior y superior a la Constitución que sirve de justificación a todos los totalitarismos y que es justo lo que los creadores del Estado moderno trataron de romper: el poder público no representa ninguna voluntad preexistente de la sociedad, lisa y llanamente porque no puede existir ninguna voluntad así, la sociedad no tiene voluntad, tiene miles de voluntades, sólo es y puede ser un conjunto de arbitrariedades ingobernables incapaces de fijar una dirección política; es justamente partir de esa base lo que conduce a pasar de la sociedad indefinida e imposible, caótica, al cuerpo político de ciudadanos. El gobierno supone una desconexión con la sociedad, y con sus flujos y mecanismos espontáneos, "que son justamente lo que se trata de gobernar" (p. 258). El populismo, en estos tiempos de malestar, es la base ontológica de la política, que se nutre de tres componentes. 12 Primer componente. Si quieres hacer política, alíñate un buen enemigo. Da igual quien sea, pero tiene que haber al menos uno: "la casta", "el capitalismo", etc. Construido el enemigo, hay que combatirlo, claro. Como actualmente lo personal es político, todo es política. Todas las luchas serán políticas. Y no conviene precisar demasiado: el enemigo es el régimen, la oligarquía, el poder económico, el IBEX 35, la trama, y así...Cuando se logre ganar, se tendrá la hegemonía, que es otra palabra para decir "dominación", y que dura lo que dura ese deseo libidinal del que hablamos antes. Se construye con lo mismo que la fascinación de los fans hacia Elvis. Segundo componente. Si quieres hacer política, haz muchos amigos. El pueblo, para los populistas, es aquella parte del mismo que se impone hegemónicamente a todas las demás. Eso sólo puede suceder en un Estado del malestar, no del bienestar, dado que este último es un estado de paz, donde reina ese aburrido consenso y donde "sólo" habitan personas privadas que reciben servicios del Estado, lo cual explica la bancarrota del partido en estas condiciones: individuos individualistas y solitarios, dispersos, disgregados, cada uno de los cuales se relaciona individualmente con el Estado. El populismo necesita de antagonista, de lo contrario no hay auténtica política. Es inevitable que tarde o temprano, surja cierto malestar en los Estados de bienestar, dado que este debe atender muchas demandas sociales y no siempre llega (ni cuando llega, llega bien). Por eso en periodos de escasez es cuando hay que estar especialmente atento (p. 264). Y sigue: "Y cuando empieza el malestar es necesario aliñarse, en torno a esas figuras, un sujeto colectivo con todas las demandas insatisfechas (que serán tantas más cuanto mayor sea la penuria), encontrando un denominador común a todas ellas (pp. 264-265). La razón populista tiene que contar con unas masas que están deseando ser engañadas (p. 267). Tercer componente. Si quieres hacer política, no dejes que la verdad te estropee la hegemonía. Por eso, esto lo digo yo, la posverdad es proclive al populismo y viceversa. Todo son máscaras, no hay rostro verdadero. Todo son disfraces. 13 Finaliza sus reflexiones con lo que denomina "Totalitarismo líquido", donde los populistas defienden que el Estado burgués era líquido, no sólido, porque fue la frágil fragmentación del deseo de las masas de aquel momento histórico. Los populistas deberán capitalizar el malestar cuando surja (y surgirá por el motivo antedicho). Ya no estamos ante la vieja política (intereses de clase, compactos, sólidos), estamos ante la nueva política (deseos y emociones de la "gente", de "todos"). Ya no es revolución versus capitalismo, es neoliberalismo y la lucha mediante...disturbios, intervenciones, incluso performances, y acontecimientos (esto lo añado yo). Así hasta convertirlo todo en hegemonía política, que siempre será inevitablemente líquida: instituciones anti-institucionales, el ejemplo de los que estaban "Rodeando al Congreso" y hoy se sientan en sus escaños, como muestra también de que son personas que no creen mucho en las instituciones demoliberales, las usan, las emplean, pero siempre como si fuera un paso intermedio hacia...¿Hacia dónde? 2.2. La psicopolítica de Byung Chul-Han Han ya apuntó anteriormente la tesis que ahora desarrolla.3 Y es que a su juicio estamos haciendo la guerra a nosotros mismos, hipermedicados, estresados, agobiados, y agotados- viene ahora Psicopolítica, libro que, sin perder ese hilo argumental, lo amplia al campo de la política.4 Por eso piensa que "el yo como proyecto, que cree haberse liberado de las coacciones externas y de las coercinas ajenas, se somete a coacciones internas y a coerciones propias en forma de una coacción al rendimiento y la optimización" (p. 7). Es decir, nos creemos libres y sólo somos esclavos de nosotros mismos. Además, no es eficiente explotar a alguien contra su voluntad: sólo la explotación de la libertad genera el mayor y el mejor rendimiento porque el mejor explotador de uno es...uno mismo. La libertad es siempre relacional, "es estar entre amigos"; sólo dentro de la comunidad es 3 HAN, B-C; La sociedad del cansancio, Herder, Barcelona, 2012. 4 HAN, B-C; Psicopolítica, Herder, Barcelona, 2014. 14 posible la libertad. Pero claro, según Han el neoliberalismo transforma al trabajador en empresario: hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa (p. 9). Nos agredimos a nosotros mismos, "y esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo" (p. 10). De hecho, piensa que los humanos hemos inventado a Dios para no tener que ser libres y que la libertad y la comunicación ilimitadas se convierten en control y vigilancia totales: el Big Brother traspasa sus propias fronteras, traspasa su trabajo a los reclusos, a los auto-explotados. Es decir, la vigilancia sin vigilancia (p. 12). Dos reflexiones adicionales. Primera, que el poder no descansa en la violencia ni en la represión. Cuanto mayor es el poder más silenciosamente actúa (p. 16). Y segunda, el poder procura que las personas se sometan por sí mismas: en lugar de hacerlos sumisos los hace dependientes (p. 16). No opera contra la voluntad de los sometidos sino que dirige esa voluntad: es más afirmativo que negador, más seductor que represor. Es más poderoso así que siendo represivo. El botón de "me gusta" es su signo. Es el nuevo amén. Existen, por lo tanto, diferencias entre el poder disciplinario y el neoliberal, el que surge después del disciplinario. El poder disciplinario tiene entornos e instituciones de reclusión: familia, cuartel, cárcel, hospital, fábrica. Es un sistema cerrado, donde habita el topo, que es el trabajador de ayer. Por contra, el poder neoliberal da paso a la serpiente, que es el animal característico de este régimen. La serpiente es un empresario, el trabajador de hoy, dando lugar a un sistema abierto. La psicopolítica es el sistema de gobierno del neoliberalismo: aquélla instituye % los individuos una rivalidad interminable a modo de sana competición, como una motivación excelente (p. 19). Habría un tránsito que se explica en tres momentos sucesivos. El primero sería el poder soberano, el practicado en épocas pre-ilustradas y medievales, basado en causar todo tipo de tormento físico, inclusive la muerte. El segundo es el poder disciplinario, basado en el sometimiento mediante 15 normas a las que debes obedecer tanto desde el cuerpo como desde la mente: la biopolítica es su sistema de gobierno, a través de mecanismos tales como la natalidad, la mortalidad, el nivel de salud, la esperanza de vida. El tercero sería el actual, el poder neoliberal: explota la psique de los individuos, no tanto el cuerpo. Necesita de la psicopolítica, que es su sistema de gobierno. A explotarse la psique, las enfermedades que acompañan a esta nueva época son la depresión y el burnout (p. 27). La permanente optimización personal es destructiva, conduce al colapso mental. Es la auto-explotación total (p. 27). No se genera escasez sino abundancia: se nos anima a consumir constantemente, a comunicarlo todo, todo el rato. No se reprimen las necesidades, se las estimula. Lógicamente, en este sistema, las emociones son capitales. El régimen neoliberal presupone las emociones como recursos para incrementar la productividad y el rendimiento. La racionalidad es típica de la sociedad disciplinaria, donde las emociones eran un estorbo. Ahora son el centro del sistema. El capitalismo del consumo introduce emociones para estimular la compra y generar necesidades, dando pie al "emotional design". Ahora se consumen emociones, que son infinitas claro. La emoción representa un medio muy eficiente para el control psicopolítico del individuo.5 El capitalismo se apropia del juego, ludifica la vida y el trabajo. El juego es una vivencia inmediata de éxito. Las cosas de maduración lenta no valen para esto, se resisten a esta ludificación, no se dejan. Si juegas, te sometes al entramado de la dominación, y el tiempo libre se convierte en tiempo también ocupado en jugar...Según Han, la profanación es ejercer una actitud de descuido consciente (esos niños rompiendo dinero, jugando en Grecia). Otra de las preocupaciones del autor es el Big Data, el llamado "Dataísmo". La primera Ilustración trajo la estadística, con un Voltaire contrario a toda mitología, la razón como principio y fin de todas las cosas. La segunda 5 Para profundizar en la relación entre emociones y política puede verse ARIAS MALDONADO, M; La democracia sentimental. Política y emociones en el siglo XXI. Página Indómita, Barcelona, 2016. 16 Ilustración trajo la transparencia, debiendo convertir todo en datos e información. Se necesita una tercera Ilustración, que revele que la Ilustración digital se convierte en esclavitud. Para Han, el tiempo del saber basado en datos es la muerte de la teoría: podemos medir y seguir y evaluar y....todo lo que hacemos con una fidelidad sin precedentes. El dataísmo promueve una falsa claridad; los datos colman el vacío de sentido. El "quantified self": conocerse a través de los datos de uno. Para el autor, en realidad los números no cuentan nada sobre el yo (p. 46). El cuidado de uno mismo está unido a tomar nota de uno mismo, lo que conduce a escribir. El self-tracking se equipara hoy día, y cada vez más, a la autovigilancia, un campo de trabajo donde eres víctima y verdugo. El sujeto en red, digitalizado, es un panóptico de sí mismo (p. 49); es decir, nuestros hábitos digitales proporcionan una representación muy exacta de nuestra persona, de nuestra alma, quizá más precisa o completa que la imagen que nos hacemos de nosotros mismos (p. 49). El micro-targeting asemeja cada vez más votar-comprar/ Estado-mercado/ ciudadano-consumidor. La psicopolítica permite acceder a las psiques de los votantes: la capacidad de prospección de la misma, en su versión digital, significaría el fin de la libertad (p. 50). Hoy la percepción no es capaz del silogismo, puesto que zapea sin fin por la infinita red digital. Se dispersa totalmente. Cerrar los ojos es símbolo de silogismo. El cambio acelerado de imágenes lo imposibilita. Y es que el silogismo es la base del relato, de la narración, y lo que hay en la actualidad es una gran cantidad de datos, que paradójicamente llevan a no saber/poder construir una narración, esa narración (p. 55). La democracia de Rousseau es una democracia sin discurso ni comunicación: mera agregación de voluntades individuales (p. 57). La sociedad de la transparencia y de la información, la actual, tiende a la uniformización, se elimina lo otro, lo extraño. Para Han: "no lo estadísticamente probable, sino lo improbable, lo singular, el acontecimiento, determinará la historia y el futuro humano. El Big Data es ciego al futuro (p. 58). Un 17 acontecimiento deja encontrar en su lugar algo que faltaba en el estado anterior (p. 61). Sobre el idiotismo también opina. La filosofía es propia de los idiotas, los que tienen total acceso a lo otro. Sócrates y Descartes serían ejemplos perfectos. Hoy día, para Han, a la vista de la coacción a la comunicación y a la conformidad, el idiotismo representa una praxis de la libertad; el idiota es por esencia el desligado, el desconectado, el desinformado (p. 64). El idiota como hereje moderno (herejía=elección), el que tiene el valor de desviarse de la ortodoxia: la resistencia contra la violencia del consenso. El idiotismo se opone al poder de dominación neoliberal, a la comunicación y vigilancia totales (p. 64). Construye espacios libres de silencio, quietud y soledad en los que es posible decir algo que realmente merece ser dicho. En 1995 Deleuze anuncia en su "Politica del Silencio", que "la dificultad hoy en día no estriba en expresar libremente nuestra opinión, sino en generar espacios libres de soledad y silencio, en los que encontremos algo que decir. Fuerzas represivas ya no nos impiden expresar nuestra opinión. Por el contrario, nos coaccionan a ello. Qué liberación es por una vez no tener que decir nada y poder callar, pues solo entonces tenemos la posibilidad de crear algo singular: algo que merece la pena ser dicho" (p. 64). El idiota se eleva sobre todo eso, sobre toda esa avalancha de información, y concluye, siguiendo a Deleuze, que la vida inmanente es más ligera, rica, e incluso libre. Ya se sabe, los niños pequeños como ejemplo, donde prima la felicidad por encima de padecimientos y debilidades". 2.3. El Homo Deus de Yuval Noah Harari El autor dibuja un presente inquietante y un futuro desasosegante.6 Se podrá estar de acuerdo o no con sus tesis -estamos ante un narrador brillante, que maneja argumentos con solidez y buen hacer- pero lo que no cabe duda es que es uno de esos libros necesarios para conocer la realidad que nos domina. 6 HARARI, Y.N; Homo Deus. Una breve historia del mañana. Debate, Barcelona, 2016. 18 Harari hace algunas reflexiones sobre la importancia de los mitos colectivos. Para él, estos se encuentran a caballo entre las realidades objetivas y las subjetivas (son "intersubjetivas"). Tienen una gran fuerza en nuestro imaginario, para nuestras sociedades. Pone el ejemplo de Elvis como faraón moderno. Porque son lo mismos: mitos colectivos, ficciones que aglutinan bajo su hechizo a millones de personas. Es imposible organizar con eficacia las masas de gente sin recurrir a algunos mitos ficticios. Tampoco podemos caer en la distorsión permanente. Un justo punto intermedio sería lo ideal (p. 194 y ss). Harari sostiene que los seres humanos somos algoritmos. Y que funcionamos en base a los mismos. Un algoritmo es el conjunto de acciones que forman un proceso por el cual se toma una decisión, se resuelve un problema, y se produce un resultado. La escritura y el dinero han contribuido a organizar sociedades enteras de una manera algorítmica. Y si nos perdemos en esta selva de ficciones y realidades, la mejor pregunta para saber si estamos ante unas u otras es: ¿puede sufrir? (p. 200). En realidad, los relatos, las ficciones, los mitos colectivos, están a nuestro servicio, y no al revés. Dado que durante el siglo XXI crearemos más religiones y más ficciones poderosas -cuando no totalitarias- debemos diferenciar más que nunca realidades de ficciones. La humanidad tenía antes una agenda marcada por tres cuestiones: las hambrunas, las pestes y las guerras. En Occidente se han controlado todas, cuando no desaparecido. Por ello, ha surgido una nueva agenda humana. Nueva agenda que tiene tres componentes: la inmortalidad, la felicidad, el ascenso del humano a Dios (el Homo Deus). Estamos, dice Harari, a las puertas de ver cómo se alumbra un nuevo tipo de humano. Una nueva especie, quizá, al igual que nosotros los Homo Sapiens lo fuimos en su día respecto al hombre del Neandertal. El pasado es estudiado y analizado para liberarnos de él. La Ciencia estudia hechos, y la Religión se ocupa de los valores. Si se mezclan, es cuando se producen los conflictos. Un ejemplo: 19 Juicio ético Declaración Fáctica Directriz Los hombres deben obedecer las órdenes de Dios Hace 3.000 años, Dios ordenó a los hombres evitar relaciones homosexuales. Las personas deben evitar las relaciones homosexuales. Lo que sucede es que, según nuestros mejores conocimientos científicos, los mandatos del Levítico contra la homosexualidad reflejan una porción parcial de unos pocos sacerdotes y estudiosos de la antigua Jerusalén (p. 22). Siguiendo a Sam Harris, la ciencia siempre puede resolver dilemas éticos, porque los valores humanos siempre encierran declaración fácticas. Y todos los humanos compartimos el mismo: minimizar el sufrimiento y maximizar la felicidad. Al fin y al cabo, la modernidad es un pacto entre Ciencia y Religión, al que llama(mos) Humanismo (liberal). No se olvida de que "los humanos somos maestros de la disonancia cognitiva y nos permitimos creer algo en el laboratorio y algo totalmente diferente en el tribunal o en el Parlamento" (p. 336). Vuelve a traer la idea algorítmica. Porque, según Harari, el libre albedrío es un mito, no existe: los humanos somos una asamblea de algoritmos bioquímicos. Otro ejemplo que podría valer para explicarlo. Mientras el yo experimentador quiere comerse una pizza y tumbarme tres horas en el sofá, el yo narrador se dice que irá al gimnasio. Dicho con otras palabras: el yo está compuesto de múltiples "yoes". No estamos ante un individuo con una voluntad clara, firme y que da perfecto sentido a la vida. La conclusión a la que llega Harari es que el proyecto humanista-liberal se encuentra amenazado por tres flancos, a confirmar o no en un futuro próximo: los hombres perderán su valor. Aunque serán válidos colectivamente, perderán su autoridad (valía) individual. De ello se deduce que habrá una élite indispensable e indescifrable de humanos mejorados, los "superhumanos", lo 20 cual dará pie a castas biológicas de humanos, destruyendo los cimientos de la ideología liberal. Quien accederá a esa súpercasta será una ínfima parte de la población, que dominará al resto. Completamos lo de arriba con unas reflexiones que hizo en una Entrevista7: "Lo que es relevante es que tarde o temprano la tecnología será capaz de cambiar las leyes básicas del juego de la vida. En la historia ha habido muchos cambios, pero nuestros cuerpos y mentes han permanecido constantes. No somos diferentes a los pobladores del antiguo Egipto. Pero cuando se llegue a este punto singular se producirán cambios significativos y todo nuestro mundo de significados se derrumbará. Todo lo que es significativo para nosotros, nuestras esperanzas, nuestros sentimientos y la propia identidad dejará de ser relevante, ya que seremos capaces de modificar el cuerpo y la mente".8 2.5. La liquidez de Zygmunt Bauman El sociólogo polaco ha dejado una de las metáforas más citadas en el ámbito de las Ciencias Sociales de lo que llevamos de siglo XXI. Es la metáfora de la sociedad líquida. Aunque se pueden consultar diversos textos donde el autor despliega su tesis, aplicándola a fenómenos como la inmigración, la política o 7 Entrevista a Yuval Noah Harari, por Roger Corcho. Mètode: Revista de difusión de la Investigación, nº 84, 2014-2015, págs. 22-27. 8 Decía Foster Wallace en su discurso en la Universidad de Kenyon que "(lo) que significa en realidad ese mantra de que las humanidades «te enseñan a pensar» (es a) ser un poco menos arrogante, tener cierta «conciencia crítica» de uno mismo y de sus certidumbres… porque un gran porcentaje de las cosas de las que suelo estar automáticamente seguro resultan ser completamente erróneas y fruto del autoengaño". Eso resulta complicado, porque "todo lo que conforma mi experiencia inmediata apoya mi creencia profunda en el hecho de que yo soy el centro absoluto del universo, la persona más real, nítida e importante que existe". En realidad, según su visión, "casi nunca pensamos en este egocentrismo tan básico y natural, debido al hecho de que es socialmente repulsivo, y sin embargo en gran medida todos lo tenemos, en el fondo". Enfatiza así: "pensad en ello: nunca habéis tenido ninguna experiencia de la que no fuerais el centro absoluto". No obstante, Foster Wallace cree que "probablemente lo más peligroso que tiene la educación académica, por lo menos en mi caso, es que habilita mi tendencia a intelectualizar las cosas en exceso, a perderme en el pensamiento abstracto en lugar de limitarme a prestar atención a lo que está pasando delante de mí” y, sobre todo, añade, “a lo que está pasando dentro de mí." Como él mismo dice: " la mente es «un siervo excelente pero un amo terrible». Vid. FOSTER WALLACE, D; Esto es agua. Algunas ideas, expuestas en una ocasión especial, sobre cómo vivir con compasión, Random House, Barcelona, 2014, p. 30 y ss. 21 el amor, por citar algunos, aquí hemos seleccionado uno breve, condensado y muy claro.9 La famosa tesis de la modernidad líquida se estructura y explica a través de cinco hipótesis. Bauman cree que en la parte desarrollada del planeta se están sucediendo una serie de novedades que crean escenarios nuevos y retos nuevos. La primera es el paso de la fase sólida a la líquida: todo lo que existía antes cómo cimiento ya no puede mantener su forma por más tiempo. Y las cosas que existen ahora no cuentan con el tiempo suficiente para arraigar, porque rápidamente se ven sustituidas por otras más nuevas. Y así sucesivamente (p. 7). La segunda es la separación y el inminente divorcio entre poder y política. Gran parte del poder requerido para actuar con eficacia, del que disponía el Estado moderno, se ha desplazado al espacio global. Se delega en otros una gran cantidad de funciones que antes asumían. Quedan, así, a merced de las fuerzas del mercado, de la iniciativa privada y de los individuos (p. 8 y 9). La tercera es la gradual pero sistemática supresión de los seguros públicos, garantizados por el Estado hasta hace bien poco, y que cubrían "el fracaso y la mala fortuna individual" (p. 9). La palabra comunidad suena cada vez más vacía de contenido. La sociedad se ve y se trata como una red, en vez de como una estructura: conexiones y desconexiones aleatorias, permutaciones varias, con infinitas combinaciones posibles (p. 9). En cuarto lugar, el pensamiento, la planificación y la acción a largo plazo. Los proyectos son, en el mejor de los casos, a corto plazo. "Los medios probados con éxito en el pasado deben someterse a un control y a una revisión constante, ya que podrían mostrarse inútiles o del todo contraproducentes al cambiar las circunstancias" (p. 10). 9 BAUMAN, Z; Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Tusquets, Barcelona, 2017. 22 En quinto lugar, la responsabilidad de aclarar las dudas generadas por "circunstancias insoportablemente volátiles y siempre cambiantes recae sobre las espaldas de los individuos, de quienes se espera que sean electores libres y que soporten las consecuencias de sus elecciones" (p. 10 y 11). Y todo esto nos afecta a nivel individual y social de forma profunda, y a ello se dedica Bauman en las siguientes páginas. Tiene varias ideas interesantes, como que todos los miedos que sufrimos en la actualidad tienen que ver con la incertidumbre generada por esa vida líquida. O que la ciudad moderna genera un sentimiento y a la vez su contrario (mixofobia y mixofilia). O que el Estado está quedando como unidad preferentemente dedicada al mantenimiento de la seguridad, nada de ejercer las funciones tradicionalmente asociadas al Estado social de bienestar. O las urbanizaciones nuevas como fortificaciones amuralladas, como reproducciones a escala de la ciudad misma. Lo cual, intentando generar seguridad, acaban por provocar más inseguridad, porque cala la idea de que fuera hay cosas malas que nos dañarán. Y cada vez más, con toda esa cantidad de "extraños" ahí fuera. Y cada vez más... 2.5. La nueva Ilustración de Marina Garcés. La filósofa Marina Garcés considera que estamos en plena condición póstuma.10 Eso significa que vivimos en un “el tiempo de todo se acaba”. Así, dice la autora que “vimos acabar la modernidad, la historia, las ideologías y las revoluciones. Hemos ido viendo cómo se acababa el progreso: el futuro como tiempo de la promesa, del desarrollo y del crecimiento (...). Dicen, algunos, que estamos en proceso de agotamiento o de extinción. Quizá no llegue a ser así como especie, pero sí como civilización basada en el desarrollo, el progreso y la expansión" (p. 13). El límite de todo es "el límite de lo vivible" (p. 15). "El sujeto como conciencia y voluntad, ha perdido la capacidad de dirigir la acción en el mundo y de ser, por tanto, el timonel de la historia (...): somos 10 Vid. GARCÉS, M; Nueva ilustración radical, Anagrama, Barcelona, 2018 (3ª edición). 23 pequeños y precarios, pero tenemos un poder desmesurado" (p. 21). La condición póstuma es lo que ha seguido a la condición posmoderna: "del después de la modernidad al después sin después" (p. 21). Para Garcés, "declararnos insumisos a la ideología póstuma es...la principal tarea del pensamiento crítico hoy. Toda insumisión, si no quiere ser un acto suicida o autocomplaciente, necesita herramientas para sostener y compartir su posición" (p. 30). Como la autora explica, "vivimos en tiempos de analfabetismo ilustrado. Con el combate contra la credulidad aparece un nuevo problema: no basta con tener acceso al conocimiento disponible de nuestro tiempo, sino que lo importante es que podamos relacionarnos con él de manera que contribuya a transformarnos a nosotros y a nuestro mundo a mejor" (p. 45). Buen manual de autoayuda. Y muy breve, cosa que se agradece. Creo que la parte donde vuelve a los ilustrados y a la crítica a la Enciclopedia es certera. Así, los problemas que detectaron ya en el siglo XVIII parecen problemas del siglo XXI. "Concretamente: la velocidad, la arbitrariedad, la inutilidad y la imposibilidad de digerir, es decir, de comprender, lo que se está produciendo". Y luego cita un párrafo, que es muy revelador, donde los enciclopedistas dijeron que: "el deseo de conocer muchas veces resulta estéril por un exceso de actividad. La verdad requiere ser buscada, pero también precisa que se la espere, que se vaya por delante de ella pero nunca más allá de ella. Los descubrimientos precisan de un tiempo de maduración...Y esto que viene me parece capital: el crítico lograría -de hacer eso, esperar a madurar las cosas- engordar el volumen de la ciencia, sin aumentar su tesoro (...) De esta forma ¡cuánto espacio conseguiríamos liberar en nuestras bibliotecas! Habría "mucho menos que leer y mucho más para recoger". "Ya entonces, a mitad del siglo XVIII, se temía la saturación de las bibliotecas, la acumulación de conocimiento inútil y la imposibilidad de relacionarse adecuadamente con el saber (pp. 48 y 49). "Hoy tenemos pocas restricciones de acceso al conocimiento, pero sí muchos mecanismos de neutralización de la crítica" (p. 49). Y remata: "no podemos formarnos una opinión sobre todo lo que sucede a nuestro alrededor" (...). Cada época y cada sociedad tienen sus formas de 24 ignorancia. De ella se desprenden sus correlativas formas de credulidad. La nuestra es una ignorancia ahogada en conocimientos que no pueden ser digeridos ni elaborados (p. 50 y 51). Se pregunta si estamos ante una época en la que todos somos especialistas y sólo especialistas. Y cree que no, que lo que hay es una segmentación de saberes y de públicos. Lo cual también ocurre en la academia (p. 52 y 53). Como la autora expone: "En el caso de la academia, ciencias que no se comunican entre sí se enseñan y se investigan con los mismos parámetros temporales, desde unos mismos dispositivos institucionales y según unos mismos criterios de valoración. En la universidad ni siquiera comprendemos de qué hablan nuestros compañeros de departamento, pero lo que está garantizado es que todos, en todas las universidad del mundo, sabemos funcionar de la misma manera" (p 53 y 54). También es interesante la reflexión al hilo del apartado "la inteligencia delegada". Así, critica el solucionismo, esa tendencia tan actual de transportar a la humanidad a un mundo sin problemas. En este mundo sin problemas, los humanos podrán ser estúpidos porque el mundo mismo será inteligente: sus objetos y sus dispositivos, los datos que lo conformarán y las operaciones que lo organizarán" (p. 55). "Que lo decidan ellas, las máquinas, que nosotros, los humanos, no solo nos hemos quedado pequeños, como afirmaba Günther Anders, sino que siempre acabamos provocando problemas. La inteligencia artificial, entendida así, es una inteligencia delegada" (p. 55). "Humanos estúpidos en un mundo inteligente: es la utopía perfecta". "Por eso da igual saber. Podemos saberlo todo, como decíamos, pero igualmente no podremos hacer nada con ello" (p. 56). "No sabemos pensar lo que está pasando ni cómo intervenir en ello" (p. 57). Y la autora, frente a este panorama de "humanidades en extinción", propone las humanidades en transición" (p. 58). Para Garcés, "el proyecto epistemológico del capitalismo actual tiene que ver con lo que desde hace unos años se denomina la cuarta revolución científica e industrial, y que desborda la digitalización en la sociedad del conocimiento y la información" (p. 61). Considera que "lo más importante (de la misma) tiene como objetivo el desarrollo de la inteligencia más allá y más acá de la conciencia humana (Internet de las cosas, fabricación inteligente, diseño 25 genético, Big data), poniendo en continuidad el mundo biológico, físico y digital" (p. 61). Sobre la educación y la enseñanza dentro de este modelo, dirá que "la escuela del futuro ya se ha empezado a construir y no lo están pensando los estados ni las comunidades, sino las grandes empresas de comunicación y los bancos. No tiene paredes, ni vallas, sino plataformas online y profesores las veinticuatro horas" (p. 62). Además, se produce una "progresiva desvinculación de la fuerza de trabajo a través de la precarización: las nuevas condiciones laborales en el sector educativo, académico y cultural tienen como consecuencia que nadie pertenezca a las instituciones, empresas o proyectos para los que trabaja ni haya proceso de complicación (sic) sostenible entre compañeros de trabajo". Ya se sabe: "investigadoras con contratos estrella, junto con amplias infanterías de profesorado asociado en las universidades" (p. 63). De ahí vienen las "deserciones masivas" de alumnos, profesores, investigadores, porque no le encuentran sentido, porque no soportan "más humillaciones laborales, afectivas y humanas que comporta" (p. 63). Aboga por otra concepción de lo humano, teniendo en mente que todo humanismo "es un imperialismo eurocéntrico y patriarcal" (p. 67). Se trata de "ocupar un lugar receptivo y de escucha" (p. 68). Lo que están en juego "es el sentido mismo de la dignidad y de la libertad humanas en su condición de universales recíprocos a elaborar de manera compartida". Y que "las humanidades estén hoy en transición significa que el sentido de lo humano está en disputa" (p. 71). En fin, "hemos perdido el futuro pero no podemos seguir perdiendo el tiempo" (p. 72). 2.6. El entusiasmo precario de Remedios Zafra. Para todos aquellos que viven una vida precaria.11 O mejor dicho, para todos aquellos tienen precarizada su vida. Es decir, para casi todos los que nos movemos entre los 20 y los 50. O no. Para entender el mundo de hoy. Para comprender en qué están convirtiendo la Academia, la escuela, la educación, la sanidad públicas...Es difícil sacar citas porque el libro entero es una cita, demoledora y certera. Es, sin duda, uno de los libros a tener en cuenta si 11 ZAFRA, R; El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital. Anagrama, Barcelona, 2017. Algunas reflexiones interesantes sobre este mundo, especialmente las que dedicad a la Universidad (aunque no sólo), puede verse en OREJUDO, A; Grandes éxitos, Tusquets, Barcelona, 2018. 26 queremos captar uno de los estados emocionales y racionales del ser humano en la actualidad, al menos en las sociedades capitalistas. Es un ensayo para degustar sin prisas, como todo lo que se quiere degustar y paladear. La historia de Sibila, la protagonista, es la historia de tantas y tantos; y parece que, si algo o alguien no lo remedia, se encamina a ser la Historia. Leer cómo funciona el mundo hoy es llorar. Remedios Zafra viene a decirnos: “entusiastas del mundo, unámonos”. He dicho que no voy a sacar citas, pero he mentido. Expongo literalmente una, que desarrolla la tesis que da título a uno de los capítulos del final ("Sujetos desechables, futuros aplazados"). La cita está en las páginas 217 y 218. Dice la profesora Zafra que "no hay nobleza ni dignidad en una sociedad que precariza y desecha a las personas, a algunas personas"...Como el trabajo cada vez nos identifica más, "soy la práctica que ejerzo. Y, dado que hago muchas cosas, no me gusta pero es vulnerable y temporal, esto me permite mantener la esperanza de que en el futuro podré liberar mi tiempo de esa cadena de precariedad y trabajar, quizá de lo que me apasiona o motiva. Entretanto, espero, porque la vida de los entusiastas es una vida constantemente aplazada. Aquella persona que en algún momento sintió que como humanos la creación nos salva, parece guardar un tesoro que la hace superior al resto. Ese entusiasmo moviliza mientras sueña con condiciones para llevar su deseo a la práctica y crear todo el tiempo. En ocasiones se conforma con tirar del hilo en los escasos momentos ociosos que araña a la vida, ensayando entonces esas obras que, de tener un entusiasmo íntimo mantiene su apego a la vida como si conociera un secreto liberador. (NOTA: la autora habla en otros momentos de eso que "punza", y me ha recordado a cuando yo tenía ese pinchazo en determinados momentos de la tesis, en esos momentos de ilusión desmedida, alegría contagiosa y sonrisa en la cara. Ni que decir tiene que eran mis inicios de la carrera académica). Y sigue: "los trabajos culturales animan a una implicación entusiasta como manera de evidenciar el valor (inmaterial) de la pasión de un trabajo creativo, intelectual o estético que punza. Pero, simultáneamente, dicho entusiasmo participa en un proyecto de vulnerabilidad económica, sosteniendo en "unos que ganan 27 siempre y otros viven del entusiasmo y la vocación", justificando que se trabaje gratis o se pague por trabajar". Fin de la cita. Otra, relacionada con la celeridad, las prisas típicas del capitalismo, y de cómo Internet ha conseguido que estemos ante una época en la que "un mundo de copias y sin originales que permite la plena circulación de obra sin desposeerla". Así, "la reflexión cada vez exige más sobreesfuerzo", las formas cambian, de lo escrito a la imagen, a la oralidad. Estamos "habituados a surfear el texto como una imagen. Sibila lo valora como un triunfo cuando por fin logra profundizar. Porque sabe que cuando lee y cuando crea es incapaz de inmutarse, que profundizar le permite experimentar una dimensión, como una flaqueza, que turba hondamente su sensibilidad" (p. 224). 2.7. La tiranía sin tiranos de David Trueba. Trueba ha escrito un breve ensayo que recuerda al poso de Han.12 Empieza considerando –y parafraseando a su amigo Rafael Azcona- que todos los regímenes totalitarios habían fracasado porque no se habían atrevido a destruir la familia y el vínculo familiar, dado que esa "fuerza social minúscula" acaba por vencerlo todo (p. 18). Buena parte de los capítulos vienen a incidir en la idea de Han: el verdadero tirano somos nosotros mismos contra nosotros mismos, en una guerra sin cuartel, a través de las redes sociales, de la optimización, de la constante lucha contra uno mismo por estar mejor, ser mejor, posar mejor, salir más guapo en el selfie, etc. Así, "somos más personajes que personas" (p. 20). Así, "regresamos al pánico a la mala reputación que fue característico de la aldea" (p. 23). Así, domina una cosmética de la ternura (p. 29 y ss), y "los ricos se separan de los pobres por todos los medios posibles" (p. 30: debe ser que antes -abarque lo que abarque ese "antes"- se mezclaban con furor). El libro está lleno de frases apodícticas, lapidarias. Más que ante un escritor, parece que estamos ante un juez dictando sentencia. Es inevitable que se 12 TRUEBA, D; La tiranía sin tiranos. Anagrama, Barcelona, 2018. 28 cuelen algunas generalizaciones que rozan las mentiras ("los países occidentales han autorizado la tortura y los internamientos paralegales", p. 31), otras que no se concretan (la denuncia del buenismo), o la vuelta recurrente a cómo las redes sociales y los smartphones nos han vuelto "más sobreactuados", con ejecuciones masivas ("asómate a Twitter a ver quién se quema en la hoguera de hoy", p. 39). Que el teléfono es la socialización permanente, que la tecnología implica que primero hay que conocer el criterio mayoritario para luego conformar el propio, que la mercantilización de todo es lo que manda, la taquilla manda sobre la autoridad final del producto...Que todo es fugaz y no se somete a reflexión ("recordemos que la noticia de la toma de la Bastilla tardó 13 días en llegar a Madrid"), que nada genera más éxito que el propio éxito. También resalta que se han transformado los valores deportivos en valores culturales: lo competitivo se impuso también en el mundo de la cultura y pasó a hablarse de ganadores y perdedores (p. 47). "La novedad es el único valor de interés" (p. 51). "Los centros educativos pasaron a ser medidos mediante encuestas de productividad intelectual" (p. 53). Lo mismo parece afectar a la sanidad pública, a las pensiones, al transporte, una especie de sálvese quien pueda, donde todo es convertir a las personas en islas sin contacto con los demás..."La penalización del perdedor es un sádico lugar común en nuestro tiempo" (p. 59). Algo le queda para la economía colaborativa, "la última pata en la demolición completa de un estado anterior de las cosas", hasta el punto de que "somos el padre que prostituye a su hija" (p. 61)...La oportunidad es la destrucción del otro, y cuando se quiso atajar esta pulsión, "se lanzó el desasosegante mensaje de que en la red no regían las mismas leyes que en la vida real (...). A día de hoy el nivel de amenazas y violencia verbal que reina en las redes sociales confirma que se hizo bien el trabajo de desangrado" (p. 63). Ya se sabe: cuando se pone a la Fiscalía a trabajar para mandar a los juzgados a bromistas, gente de poco talento para la ironía y maleducados, nos están diciendo: velamos por vuestra seguridad (p. 64). 29 Ahora casi todo es egoísmo y hay pocos ámbitos sociales que se encuentren a salvo (hoteles, medios de comunicación, taxi, mercados y locales comerciales de barrio,...). Trueba cree que "cuando ese egoísmo se convierte en depredador en lugar de innovador, llega la hora de cuestionarlo" (p. 65). La vida hoy es como una película acelerada, "el ahorro de tiempo se ha convertido en la excusa perfecta del despotismo" (p. 69), no habrá lugar ya para la confianza, para el respeto muto, ni tampoco para relacionarnos, tan ocupados que estamos en hacer mil cosas..."Lo que perturba de la robotización no es la pérdida de empleos, sino la pérdida de interlocutor" (p. 71). Y remata ese capítulo con un clásico: "Importa el lugar de destino, pero ya casi nada el viaje, el proceso, como si te bastara tomar la fotografía para conocer el paraje turístico, apoderarte de él" (p. 72). Tiene algunas reflexiones interesantes en "Contra el calendario biológico", p. 73 y ss, en relación con la maternidad subrogada (hemos hecho a la una enemiga de la otra), sobre la prolongación de la vida (una de las grandes conquistas contemporáneas y no sabemos qué hacer con ella), sobre el trasvase de datos de la persona a las empresas ("vamos camino de ser más pobres que nunca porque regalamos los esfuerzos colectivos a los negocios particulares", p. 76). Él mismo parece que se ríe de sí mismo ("cada día sería el día después del Apocalipsis si hiciéramos caso de tanto profeta", p. 77). Vuelve a los niños de chupete que manejan el móvil con soltura (su futuro será la hipercomunicación como aislamiento, p. 78). Y acaba con las que podrían ser las mejores reflexiones: "el espíritu de contradicción del ser humano es su motor, nuestra complejidad es la mejor muestra de humanidad, por eso todas las determinaciones de resolvernos la vida han acabado siempre en crímenes, en tratarnos como carneros en el matadero" (p. 84). "Todas las tiranías fueron derrotadas tarde o temprano por el ansia de las personas de ser contradictorias. Si se elimina ese factor, nos matamos a nosotros mismos" (p. 85). 30 Parece que nos inclinamos hacia la fabricación de un país a nuestra medida (p. 86), pero la hipertrofia del espacio propio debe ser combatida, la calle es nuestra y no es nuestro enemigo, y la patria "no tiene que ser la unidad rotunda de mis intereses, gustos y pasiones, sino un conjunto de diferencias y disparidades que se convocan para un acuerdo maduro y razonable" (p. 87). La concentración del poder blando es peligrosa (Facebook, Google), y las nuevas tecnologías han progresado de forma sorprendente, "pero no se ocupan de los grandes problemas que afectan a la humanidad" (desigualdad, drama migratorio, degradación ecológico, "todo ello está fuera de su modelo de negocio", p. 87). "La verdadera libertad nunca es cómoda, exige arriesgarse a la intemperie y precisa del esfuerzo de activar la amistad cívica entre ciudadanos de la que hablaba Aristóteles...vivir consiste en nacer cada día, en salir a la luz cada mañana y enfrentarse a todos los miedos. En romper el cascarón. En renacer" (p. 89). Si no das con el tirano de manera clara, a lo mejor el tirano eres tú. Como el pardillo del póker. 2.8. La diversidad según Chimamanda Ngozi. Estamos ante una obra breve pero con cierto trasfondo.13 El original es de 2009, y creo que es una adaptación escrita de una de sus charlas TED. El libro es una defensa de la necesidad de manejar diversas fuentes y relatos de una misma cosa, país, suceso o lo que toque. Pone ejemplos reales, incluida ella misma y sus prejuicios, consecuencia de un relato único que había recibido sobre los mexicanos y que vio como la realidad, cuando estuvo en México, se encargaba de desmontar. Sostiene que una historia única se crea mostrando a un pueblo como una sola cosa, y solo como una sola cosa, una y otra vez, y al final lo conviertes en eso (p. 18). El principal problema del relato único es que "crea estereotipos, y el 13 NGOZI, C; El peligro de la historia única, Random House, Barcelona, 2018. 31 problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos" (p. 22). El librito se acompaña de un epílogo a cargo de la inefable Marina Garcés, titulado "Las Historias de una Idea", donde realiza algunas observaciones y reflexiones (p. 31 y ss) que no me resultan especialmente nutritivas. Si acaso, el cuento chino del pintor que, recluido en el palacio por el emperador para que pintara para él, escapa del cautiverio a través del cuadro que pinta (p. 47). 2.10. La ilusión ilustrada de Steven Pinker. Una de las obras de referencia de los últimos tiempos, de consulta obligada.14 El libro es un amplio desarrollo con datos y argumentos de la siguiente idea: la Ilustración y sus valores están bien vivos, y esto se corrobora con millones (millones, de verdad), de datos que muestran que el progreso humano se basa en el conocimiento y que ese conocimiento bien empleado conduce a mejorar nuestras vidas. Es un discurso que se sitúa enfrente del populismo rampante, de ese mantra de que las cosas cada vez están peor y de que estamos a punto de colapsar. En alguna medida, podría decirse que es el reverso de tesis como la de Han o la Harari, e iría más en consonancia con las de Pardo. Este tocho sí que no puede resumirse. 2.11. El golpe posmoderno de Daniel Gascón. Este libro es un libro para entender los vericuetos, las razones y los varios desmanes que han jalonado el proceso independentista, un desmán en sí mismo considerado.15 La principal tesis de Gascón es que lo que sucedió desde Cataluña el 6 y 7 de septiembre de 2017 fue un golpe de Estado (y cita 14 PINKER, S; En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Paidós, Barcelona, 2018. 15 GASCÓN, D; 15 lecciones para el futuro de la democracia, Debate, Barcelona, 2018. 32 expresamente a Kelsen: golpe de Estado es cuando se cambia el orden legal sin atenerse a las normas que establece dicho orden para dicho cambio, p. 12). A partir de ahí desarrolla reflexiones muy interesantes sobre diferentes aspectos que colisionaron en el procés: las emociones, las identidades y la combinación explosiva de estar constantemente alimentando estas, donde a partir de cierto momento todo va a ser "agravio y ofensa" de cualquier crítica que se formule, por pertinente o sesuda que sea (p. 66 y ss); ese "nada es verdad y nada es mentira", esa violencia ausente y tan presente en realidad, con una carga violenta simbólica canalizada constantemente a través de las redes sociales.. Hay otro autor que también dice que lo que sucedió en Cataluña es puramente posmoderno, un profesor de Filosofía del Derecho llamado Pau Luque y cuyo libro se titula: "La secesión en los dominios del lobo", Catarata, Madrid, 2018. Y otro que tengo ganas de leer es el del periodista Guillem Martínez, "57 días en Piolín", Lengua de Trapo, Madrid, 2018. 2.12. La importancia de las personas según Doris Lessing. Uno joya editorial reciente pero no tanto es la de Doris Lessing, compilando varios trabajos publicados en los ochenta y noventa y que llegan al público hispanohablante en 2018.16 Las seis conferencias tienen un hilo conductor, un par de ideas que están presentes en todas ellas. Por un lado, la necesidad de separarse del grupo, de la presión de la masa, a la hora de reflexionar sobre cualquier asunto. Por otro, que a la hora de realizar tal reflexión no solo no podemos obviar la experiencia acumulada, sino que debemos emplearla como base de nuestra reflexión. No lo que en teoría hicimos o pudimos hacer. No lo que pudiera haber pasado. Lo que hicimos de verdad. Lo que pasó de verdad. Lo que demuestran experimentos como el de Milgram o el de Zimbardo, que los recoge explícitamente, para saber que bajo determinadas circunstancias podemos ser 16 LESSING, D. Las cárceles que elegimos. Lumen, Barcelona, 2018. 33 (hemos sido, de hecho, ahí tenemos el sangriento siglo XX), capaces de lo peor. Esa experiencia acumulada debe ser el punto de partida de toda reflexión individual, es la que nos hace estar en guardia frente a nuestros instintos más primitivo y más primarios, sobre todo cuando nos manejamos en grupo. Al hilo de la democracia, de los derechos individuales, de la reivindicación del Estado de Derecho Lessing deja una idea estupenda: "las buenas ideas jamás se pierden, aunque puedan pasar un tiempo ocultas" (p. 102). Por eso hay que analizar la historia, y se observa al hacerlo que los jóvenes siempre toman la postura rebelde e inconformista, y no quieres bajo ningún concepto que nada pueda poner en entredicho tu visión de las cosas, tu visión de ti como fenómeno absolutamente nuevo y asombroso... (p. 107). Un ser civilizado sólo puede adoptar una única actitud: visión serena, objetiva, crítica y escéptica sobre la sociedad en que vivimos (p. 108). 2.13. La hazaña secreta de Ismael Grasa. Estamos ante un pequeño gran tratado acerca de cómo podemos vivir mejor.17 Con muchas citas. Con un estilo sencillo, muy directo, honesto, y nada afectado. Desde hacer la cama a diario, hasta afeitarse; ir con las manos libres por la calle; que la moda nos importe; vestir bien, en el sentido de vestir aseado y arreglado, sin dejar que la dejadez asome su patita. "Uno no ha de sumarse a ideologías que excluyan a una parte de los seres humanos...Los logros en los derechos de las mujeres no son una cosa de mujeres, o donde solo intervengan mujeres, del mismo modo que los derechos de quienes eran antes esclavos o marginados no son una conquista meramente suya. Son un logro de la sociedad. En última instancia no hay una lucha entre hombres y mujeres, o entre pobres y ricos, sino entre el bien y el mal" (p. 58). 17 GRASA, I; La hazaña secreta, Turner, Madrid, 2018. 34 "Nuestra revolución, en todo caso, consiste más en cambiar las estructuras desde las personas que las personas desde las estructuras" (p. 89). Otra de las ideas fuerza del libro es que no dejemos para mañana nada, absolutamente nada. Que nos pasamos la vida mirando al futuro, a mañana: en el futuro seremos felices, haremos deporte, estudiaremos esa carrera que tanto nos llama la atención, viajaremos, etc. La esperanza no es el futuro, "la esperanza es el punto de partida" (p. 91). 2.14. La izquierda en el tribunal de Jordi Gracia. Otro de la nueva colección cuadernos Anagrama, esta vez con una lectura muy crítica contra los tópicos en los que lleva la instalada la izquierda cuarenta años.18 Al principio de la obra dice todas las cosas que no son, o que no le parecen, de izquierdas. Entre ellas, "sabotear leyes que no gustan"; "imputar indiscriminadamente acoso sexual a ojo de buen cubero"; "obviar que la discriminación de género más salvaje de Occidente arranca de los confesionario y las escuelas religiosas" (p. 14 y ss). La izquierda tiene cierta propensión al fundamentalismo ideológico y a la mala gestión de sus propios éxitos (p. 17). Predica aún su quimérica aspiración de abolir el capitalismo en el mundo (p. 23), sobre todo la llamada nueva izquierda, que presenta un cuadro de superioridad moral "y a veces incluso de puritanismo vicioso" (p. 25). "La urgencia de lo real le exige a la izquierda prudencia y pragmatismo para reparar las averías de un sistema que ni puede ni sabe cómo reemplazar" (p. 27). Eso por destacar algo, porque tienes varios subrayados más. Como el del final. "La izquierda, hoy, es capitalista...(y debería) dejar de ser el derrotado testigo 18 GRACIA, J; Contra la izquierda. Para seguir siendo de izquierdas en el siglo XXI. Anagrama, Barcelona, 2018. 35 de una utopía para atacar las graves quiebras de una democracia desarrollada" (p. 79 y 80). 2.15. La libertad de ser libres de Peter Sloterdijk. Se dice que estamos ante uno de los principales filósofos del siglo XXI. En este librito, Sloterdijk parte de lo asombroso que le resulta las formas de vida contemporáneas.19 Claro que él lo explica mucho mejor: "Una civilización como la nuestra, que se basa en la integración de poblaciones individualistas en grandes cuerpos políticos, es una realidad existente muy improbable. Relegamos la existencia de los unicornios al ámbito de la fábula, pero damos por sentada a la "sociedad", un animal fantástico de mil cabezas, aunque real" (p. 12 y 13). Más cositas. "Si un colectivo se enfurece ante la idea de su propia desaparición, indica que tiene un buen nivel de vitalidad. Hace aquello que mejor saben hacer los colectivos sanos: exaltarse; al exaltarse demuestra aquello que debe demostrar, es decir, que bajo el estrés da lo mejor de sí" (p. 16). Sloterdjik considera que hay dos momentos fundacionales de la libertad moderna: la revuelta de Lucrecia y la evasión de Rousseau. En la primera, la ola de indignación colectiva que produce los sucesos de la violación y posterior suicidio de Lucrecia es la que acaba por producir la libertad política: se reúnen y acuerdan expulsar al tirano, el rey será derrocado. Otra tanto dice que supuso la victoria griega contra los persas (p. 21 y ss). Ambas, vistas con perspectiva histórica, no son sino el derecho de un pueblo a guiarse por sus tradiciones, por sus costumbres y en fin, la libertad es aquí sometimiento voluntario y espontáneo a un grupo. Cuando nazca y se manifiesta el individuo reflexivo, se desvía esa línea, y se activa la investigación del sentido de la libertad (p. 24 y 25). Es ahí donde entra la segunda, que sucede en Suiza en el otoño de 1765, concretamente en la Isla de San Pierre. Rousseau coge su barca, rema hasta la mitad del lago y allí, dejando a un lado los remos, se recuesta en el bote y se deja mecer por las ensoñaciones y meditaciones que 19 SLOTERDJIK, P; Estrés y libertad, Ediciones Godot, Buenos Aires, 2017. 36 se suceden en su cabeza, durante horas, y sin contenido concreto. "Es la libertad de un soñador despierto" (p. 30). Libre es quien logra conquistar la despreocupación" (p. 31). No es un sujeto que quiera, que emprenda, que haga política, que haga arte, no dice nada, no se expresa, ni tiene proyecto alguno. Ni es creativo, ni progresivo, ni tiene buena voluntad. Siempre según el ginebrino: "El hombre libre descubre que es el hombre mas inútil del mundo del mundo: y la parece muy bien" (p. 32). Un par de reflexiones interesantes adicionales del autor. La primera: "las revoluciones estallan cuando los colectivos vuelven a calcular intuitivamente su nivel de estrés y llegan a la conclusión de que es más duro vivir sometidos previniendo el estrés, que el estrés que provoca rebelarse" (p. 36). Y la segunda: liberalismo, en la actualidad, remite a una vida de codicia y no funciona como un sinónimo de generosidad" (p. 70). 2.16. El apartheid de Trevor Noah. Para conocer hasta qué punto un sistema como el apartheid ha dejado impronta más allá de su validez legal, tenemos el testimonio de Trevor Noah.20 Un testimonio que repasa los principales momentos de su vida, desde su niñez hasta su madurez. Mención especial a la madre, a los muchos ratos divertidos. Y a los complicados, especialmente una reflexión que no casualmente comparte con uno de los teóricos más en boga de la negritud, Ta-Nehisi Coates: es mejor que te den la paliza tu padre o tu madre, porque viene del amor, no como la de la policía, que será para matarte.21 Hace bueno el título, desde luego que sí. Y cuenta cosas espeluznantes, como el intento de asesinato por parte de este salvaje contra su madre. Recuerdo una reflexión que hace sobre la lengua, sobre lo importante que es hablarle a una persona en su lengua. Dice algo así como: "si hablas a una persona en 20 NOAH, T; Prohibido nacer. Memorias de racismo, rabia y risa. Blackie Books, Barcelona, 2017. 21 COATES, T-N; Entre el mundo y yo, Seix Barral, Barcelona, 2017. 37 una lengua que entiende, le llegas a la cabeza. Si le hablas en su lengua materna, le llega al corazón". 2.17. Superficialidad e Internet según Nicholas Carr. Este libro es un estudio imprescindible para conocer cómo está afectando Internet a nuestro cerebro, a nuestro día a día.22 Todo comienza cuando en 2007 el autor se da cuenta de que no puede pasar concentrado más de dos minutos en un papel. Y comienza a tirar del hilo. El resultado final es este libro, que confiesa consiguió finalmente escribir cuando aprovechó un traslado a una zona retirada y en paz de Colorado donde estaba bastante desconectado. Reconoce que le costó mucho esa desconexión pero que lo terminó acabando. El libro es también una monografía exhaustiva que se hace eco de los principales avances que se han producido en diversas ramas científicas cuyo nexo común es el estudio. Y lo que hace el autor es revisar el postulado clásico de MacLuhan -"el medio es el mensaje"- a la luz de una cantidad de estudios realmente abrumadora. Lo que viene a decir es que Internet está modulando nuestro cerebro, nuestra capacidad de concentración, de elaborar pensamientos elaborados y profundos, de conseguir leer linealmente en paz y en calma, dejando que los contenidos e ideas vayan calando progresivamente. No es tanto que Internet es bueno/malo en función de cómo se use (bien/mal), sino que en sí mismo considerado opera cambios estructurales en nuestro cerebro, así como en la empatía, la compasión, etc. Eso que se dice de que la tecnología es una herramienta inerte hasta que la tomamos e inerte de nuevo cuando la soltamos es la típica postura, dice citando a MacLuhan de "la postura adormecida del idiota tecnológico" (p. 16). Va intercalando vivencias y experiencias personales relacionadas con estas cuestiones, y también aprovecha para mostrar su tesis principal con ejemplos de históricos como el reloj o los mapas, de cómo nos cambiaron a los humanos de entonces. También intercala historias curiosas, por ejemplo, la del escritor 22 CARR, N; Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Taurus, Madrid, 2011. 38 Hawthorne, que buscaba refugio en Sleepy Hollow, y lo encuentra, consiguiendo un remanso de paz y tranquilidad, de calma y reflexión...hasta que llega una locomotora con su atronador silbido y descarga cientos de pasajeros que se dispersan en todas direcciones. En suma, la web debilita su capacidad de concentración y contemplación. Vamos a abandonar o estamos ya abandonando el paradigma lineal y literario que mandaba en el Racionalismo, el Renacimiento, la Ilustración...Puede que estemos ante la mente del ayer (p. 23). Algunas citas curiosas: "Al igual que el Word me había convertido en una procesador de textos de carne y hueso, Internet, me daba cuenta, estaba convirtiéndome en algo parecido a una máquina de procesamiento de datos de alta velocidad, un HAL humano" (p. 32). En ese sentido, "en el mundo de 2001, la gente ha llegado a ser tan maquinal que el personaje más humano resulta ser una máquina (cuando HAL dice, al ser desconectado: "Puedo sentirlo. Tengo miedo"). Tal es la esencia de la oscura profecía de Kubrick: al confiar en los ordenadores para intermediar en nuestra comprensión del mundo, nuestra propia inteligencia se aplana y convierte en inteligencia artificial" (p. 269 y 270). 2.18. El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb. Uno de los autores más originales es Nassim Nicholas Taleb, quien en este ensayo23 viene a demostrar que los humanos solemos tener una preferencia por lo anecdótico sobre lo empírico (p. 42), tendiendo a realizar generalizaciones sobre lo que vemos. También tendemos a desdeñar sin motivo la parte virgen de la biblioteca ("la costumbre de fijarnos en lo que confirma nuestros conocimientos, no nuestra ignorancia", p. 42). 23 TALEB, N.N; El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable. Paidós, Barcelona, 2008 (tiene varias ediciones). 39 Google fue un cisne negro. YouTube fue un cisne negro. Internet fue un cisne negro. Y eso demuestra el libro: el azar y lo imprevisible se hacen realidad, despliegan consecuencias importantes. El libro sostiene que tendemos a narrarnos las cosas, no a verlas cómo realmente son. Y a simplificarlas. A no admitir que pasen cosas por azar. Tendemos a la causalidad y no a aceptar la casualidad (y eso que sabemos que la memoria es dinámica y no estática). 2.17. Orden y Caos según Jordan B. Peterson. 12 Reglas para vivir. Un antídoto al caos. Planeta, Barcelona, 2018. Estamos ante uno de los libros del momento. Un libro que es muchas cosas a la vez: manual y guía de auto-ayuda, compendio de valores y principios éticos y morales, consejos para tener una buena vida... El psicólogo canadiense desbroza en 12 reglas, que desarrolla con profusión, sin escatimar detalles, unas directrices fundamentales con las que poner un poco de orden en el caos. Su nivel de erudición es importante, acudiendo a diferentes fuentes como la Biblia, Psicología, la Filosofía, la Historia, la Neurociencia. Las 12 Reglas han puesto en pie de guerra a muchos y, sobre todo, a muchas (dedica buena parte del último capítulo al patriarcado y es demoledor, aunque un tanto demagogo). 2.18. Daniel Bernabé. La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase obrera. Akal, Madrid, 2018. El libro de Bernabé pretende crear conciencia sobre dónde ha ido a parar la conciencia de clase obrera, dando cuenta de la travesía del desierto que sufre.24 24 BERNABÉ, D; La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase obrera. Akal, Madrid, 2018. 40 Es por entero un ataque a los ataques que ha sufrido la ideología de izquierdas (la izquierda a la izquierda, la izquierda más allá de la socialdemocracia) por la moda posmoderna imperante y por los efectos del capitalismo y de la economía de mercado. El autor maneja una idea central, que reitera a lo largo del texto: hay que unificar las reivindicaciones, hay que volver a la centralidad de lo material, de las políticas redistributivas. Hay que volver a las esencias. Se nos ha olvidado, en esta locura posmoderna, quien es el enemigo y porqué estamos luchando. Y contra quien. La posmodernidad nos ha embelesado, nos ha embaucado, pero la izquierda que se ha dejado seducir por ella ha perdido el norte, está perdida, desilusionada, desarticulada, sola y temerosa. Hay que unir reivindicaciones de reconocimiento con reivindicaciones de redistribución. De hecho, el libro rezuma una posición favorable a la segunda, y no porque "se meta" contra los primeros, sino porque cree que está convirtiendo todo en producto de consumo, y que se ha llevado por delante a la ideología, a la política, a la izquierda, para mayor goce del neoliberalismo, auténtico vencedor. En lo que hace a las reflexiones relacionadas con el feminismo, destacan dos. La primera es la que tiene que ver con el feminismo como "la ideología crítica más pujante en estos años de poscrisis" (p. 169). Pero el autor hace ver que se ha puesto de moda, ha llegado a todos los rincones. E incluso llena las calles con miles de manifestantes. Todo ello debería conducir a que el feminismo debería "tener cuidado de sus detractores, pero mucho más de sus aduladores". Que el neoliberalismo se apropia del movimiento para fagocitarlo y "devolverlo convertido en algo sin aristas, desactivado, pero con un gran potencial competitivo en el mercado de la diversidad" (p. 169). La idea es que cuanto más revolucionario sea, más y mejor será. Pero cuantos más cantos de sirena escuche, peor. Se convertirá en sistema. El autor lo dice así: "¿Está el feminismo preparado para aguantar la seducción identitaria? Lo estará en la medida en que sus integrantes opten por la acción de base frente a su reflejo espectacular, en que se relacionen con su movimiento de una forma ideológica y no mercantil, en que las opiniones de Catherine MacKinnon o Angela Davis sean más relevantes que las de los suplementos de tendencias, en que centren 41 su atención en las Kellys y las espartanas de Fuenlabrada antes que en Ana Rosa Quintana y en Oprah Winfrey" (p. 169). Y luego le marca el camino, el típico de cualquier itinerario propio que tenían las formaciones comunistas. Primero recuerda que en el fondo, el feminismo es otro canto más contra la sociedad capitalista, "de ahí su enorme potencial transformador". No discute que su auge tiene muchas causas, pero la autonomía feminista, al fin y al cabo, "está tan alimentada como limitada por lo económico" (p. 170). Por ello, su flexibilidad y su amplitud juegan tanto a su favor (se extiende rápidamente, levanta una bandera visible, incluye con agilidad a quien desee sumarse) como en su contra (caballo de Troya del movimiento, convirtiéndolo en un producto de consumo más, p. 170). "La sororidad, una buena idea en cuanto a crear conciencia y vínculos, tiene el reverso de que su amplitud de género entra en contradicción con sus límites ideológicos. Mientras que la idea de que una mujer debe ayudar e identificarse con el resto de mujeres, considerarlas sus hermanas, parece una buena manera de crear lazos de unión, la idea de pensar en Angela Merkel como una de esas hermanas dinamita en un instante lo femenino entendido como algo progresista. El ejemplo no es exagerado, lo femenino en la política de las élites, la representación de la diversidad como coartada, se utiliza en la misma línea que la negritud de Obama o la homosexualidad de Alice Weidel, una de las líderes de la ultraderecha alemana" (pp. 170 y 171). También dedica algún espacio al llamado "lenguaje de género". Para el autor, estas tesis se resumen en que si dignificamos a la mujer en el lenguaje dignificamos su posición general. Pero no se muestra nada convencido. De hecho, cree que las cosas funcionan al revés: "le lenguaje no inclusivo y machista no es la causa del machismo", igual que el racismo no era la causa de la esclavitud sino una forma de justificarlo (p. 160 y 161). El asunto no fue del todo mal en tanto en cuanto se mantuvieron unidas las reivindicaciones de un lenguaje más inclusivo (política de la representación) a las reivindicaciones de clase, materiales, respecto a las condiciones de la mujer en la sociedad y en la vida (política de la redistribución). Pero ya lo dice el autor: "lo preocupante es 42 cuando se olvidan todas estas reivindicaciones concretas y el debate se centra en aquellas con un carácter abstracto" (p. 161). Y sigue: "Esta ruptura del paralelismo provoca una insistencia en divorciar el lenguaje de sus usos, economía y referentes materiales, haciendo que el activismo léxico, al igual que el reduccionismo de la protesta, desarrolle formas ocurrentes pero escasamente prácticas. El símbolo de la arroba, la x o las terminaciones en la letra e para intentar ser inclusivos con las mujeres o las identidades de género no binarias pueden demostrar una gran sensibilidad en reducidísimos círculos de activistas, pero rara vez sobrepasan sus fronteras por atentar contra el modo en que una lengua cambia. Que todos y todas seamos respetuos@s con les ciudadanes, sean cercanxs o no, nos hace aparentar un gran cuidado por la representación, pero seguramente provoque que la mayoría de las personas no nos entiendan" (p. 161 y 162). Y mientras se reivindica ese lenguaje, las condiciones materiales, "las que de verdad importan" quiere decir el autor, pero no lo dice, las condiciones laborales, no dejan de empeorar. Y es así como recuerda lo que Celia Amorós ya señaló en su día: que el posmodernismo es el "reino de las diferencias" y que este acabará regulado por "códigos inconmensurables", que Bernabé halla en ese "torrente de anglicismos que denotan de dónde provienen las teorías que conforman los nuevos activismos, a los que también les gusta pluralizarse como síntoma de su angustia por la inclusividad: pink washing, male tears, TERF, not all men, cisgender, manspreading y un inabarcable glosario del que llama la atención cómo lo posmoderno olvida su especificidad sobre el territorio para exportar conceptos como cualquier otra mercancía" (p. 163). 3. Conclusión De todo lo anterior se puede deducir cierto poso pesimista, como si nuestro mundo estuviera patas arriba y no supiéramos muy bien como volver a enderezarlo. Tanto si esto es verdad como si no, conviene no perder la perspectiva humanista (tratar a las personas como lo que son: personas), seguir construyendo sobre la base de lo construido, y no tener miedo al futuro. Al fin y al cabo, este siempre fue oscuro y temible y siempre conseguimos salir 43 adelante. Tal y como sostienen autores como Keane o Runciman, la democracia, aunque no puede darse por sentada, es el sistema más resiliente que hemos conocido.25 Hard as a rock, que diría un anglosajón. 4. Bibliografía citada ARIAS MALDONADO, M; La democracia sentimental. Política y emociones en el siglo XXI. Página Indómita, Barcelona, 2016. BAUMAN, Z; Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Tusquets, Barcelona, 2017. BERNABÉ, D; La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase obrera. Akal, Madrid, 2018. CARR, N; Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, Taurus, Madrid, 2011. 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