147Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 Iberian Journal of the History of Economic Thought ISSN-e 2386-5768 http://dx.doi.org/10.5209/IJHE.58092 Jovellanos y Adam Smith. Acerca del fenómeno de las influencias en la historia del pensamiento económico Vicent Llombart Rosa (†)1 Received: 01/11/2017 / Accepted: 01/11/2017 Resumen. La historiografía suele caracterizar a Gaspar Melchor de Jovellanos como un autor smithiano, en particular al juzgar el Informe de Ley Agraria. El profesor Vicent Llombart rebatía esta asunción en estas páginas, presentadas en un congreso en Gerona de 1997, argumentando que la elaboración del andamiaje analítico de dicho Informe fue anterior a una lectura detenida de La riqueza de las naciones por parte del escritor asturiano, y que la coincidencia con algunos argumentos económicos del escocés fueron la causa probable de la relectura de esta obra tal como aparece manifiesta en sus Diarios. Palabras clave: Jovellanos; Adam Smith; circulación de las ideas; Ilustración. [en] Jovellanos and Adam Smith. On the phenomenon of influences in the history of economic thought Abstract. Historiography usually distinguishes Gaspar Melchor de Jovellanos as a Smithian author, particularly when judging the Informe de Ley Agraria. Professor Vicent Llombart refuted this assumption in the following pages, presented at a congress in Gerona in 1997, arguing that the elaboration of the analytical scaffolding of this report was prior to a close reading of The Wealth of Nations by the Asturian writer, and that the coincidence with some economic arguments of the Scottish author was the most probable cause of the new reading of this work as it appears manifested in his Diaries. Keywords: Jovellanos; Adam Smith; circulation of ideas; Enlightenment. JEL Classification: B12, B31 1 Publicación póstuma de la ponencia inédita presentada por Vicent Llombart al VI Congreso de la Asociación de Historia Económica. Girona, 15 a 17 de septiembre de 1997. Este trabajo formaba parte de un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Educación y Cultura (DGICYT, PS94-0182) y contaba con otra versión anotada que hemos contrastado y refundido. El texto, las notas de pie de página y la bibliografía han sido revisados por Pablo Cervera Ferri, autor de los resúmenes y de las notas del editor. Con frecuencia los historiadores del pensa- miento tratamos con demasiada rapidez o de forma un tanto ingenua el complejo fenómeno de la influencia de las ideas o las obras de un autor sobre otro. Existe una cierta tendencia a considerar las citas o referencias a un autor, especialmente cuando es foráneo y conocido, como indicador de influencia y a identificar el concepto de influencia con el de adhesión mimética al sistema del autor influyente o con la simple reproducción de las ideas originales. A menudo no se advierte la multiplicidad de motivos que puede tener un autor para citar los textos de otro, y que varios de tales motivos no serían expresión de una genuina influencia: como ocurre por ejemplo cuando se cita con el fin de ostentar conocimientos bibliográficos o para mostrar apoyos adicionales más elegantes o efectivos de ideas ya formadas con anteriori- dad o, incluso, para combatir al autor citado o para reutilizar sus ideas con fines bien distintos de los originales. En realidad, sucede que en cuanto pretendemos ser precisos en nuestras afirmaciones el propio concepto de influencia en la historia de las ideas —como en la pro- pia disciplina de la psicología— no tiene un ARTÍCULOS 148 Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 significado conciso e inequívoco. Deberíamos tener presente que el concepto propio y fuerte de influencia es el de “influencia determinan- te”, es decir un influjo que produce un cambio en el pensamiento del autor que no se hubiera producido en su ausencia. Siempre es difícil precisar tales cambios pues los autores no sue- len confesar la forma de escribir y componer sus obras, pero es necesario tener en cuenta ese concepto de influencia determinante para ser más precisos y diferenciarlo de la simple difu- sión general de las ideas económicas. Un ejemplo paradigmático de influencia importante que suele manejarse en la histo- riografía sobre el pensamiento económico español es la que ejerció Adam Smith sobre Jovellanos, en particular sobre su principal obra económica: el Informe de Ley Agraria publicado en 1795. En un artículo reciente2 he intentado analizar con detalle la cuestión de fondo previa para discutir y valorar tal influen- cia, como es la necesidad de consideración del conjunto de fuentes posibles del Informe. Para un lector infatigable y crítico de abundantes libros de muy distinta procedencia como Jo- vellanos no es tarea fácil determinar la filia- ción individualizada de sus ideas ni la suma de fuentes que pudo utilizar para construir su obra. Indiqué en dicho artículo la necesidad de distinguir entre un análisis ex-ante de las fuentes —sobre el conjunto de conocimientos económicos de autor que pueden se relevantes para la redacción de la obra— y un análisis ex- post de las fuentes una vez se han reflejado en el texto definitivo a través de referencias, notas a pie de página, alusiones explícitas o implíci- tas e incluso ocultaciones (por lo que pueden existir fuentes invisibles de importancia, como fueron los casos de Cabarrús y Olavide, que posiblemente por razones de prudencia no citó Jovellanos). No repetiré ahora el prolijo aná- lisis de las fuentes; sólo tendré en cuenta sus principales conclusiones a la hora de reconsi- derar la relación entre Jovellanos y Smith que también abordé en dicho artículo. 1. Jovellanos: ¿un economista smithiano? La cuestión de la influencia de Adam Smith sobre el pensamiento económico de Jovella- nos se ha convertido en un aspecto clave en 2 Se refiere a Llombart (1996). Se publicó en realidad como capítulo de libro. [Nota del editor]. las interpretaciones modernas de la obra del asturiano. En realidad, esta es una cuestión que no afecta sólo a Jovellanos, sino al conjunto de los economistas españoles de la época de la Ilustración y a las propias categorías que se suelen utilizar para encuadrar el pensamiento de los escritores económicos de aquellos tiem- pos. El hecho indudable de que La riqueza de las naciones constituya la principal obra eco- nómica del siglo XVIII y una de las más influ- yentes de la historia de la economía, junto con la seducción creciente que ha venido ejercien- do su autor durante más de doscientos años, ha inducido a muchos historiadores no sólo a valorar a los economistas del pasado a partir de una simple (y en ocasiones poco profunda) comparación con el economista escocés, sino incluso a utilizar principalmente a Smith como un elemento divisorio básico en las clasifica- ciones o encasillamientos a que a menudo se reduce la historia del pensamiento económico del siglo XVIII. En este sentido, ha sido y sigue siendo bastante común, dividir el pensamiento económico de esa centuria en tres escuelas, sistemas o corrientes homogéneas de ideas: el viejo mercantilismo —proveniente del si- glo XVII y caracterizado por la doctrina de la balanza comercial y por el intervencionismo y proteccionismo económicos—, la fisiocracia —irradiada desde la Francia de 1760-70 y fun- damentada en el Tableau économique, la teoría de la productividad exclusiva de la agricultura y el impuesto único sobre la renta— y el libe- ralismo económico smithiano que supondría a partir de 1776 una ruptura y un arrumbamiento de las dos tradiciones anteriores. Este esque- ma simple y cómodo de usar, muy influido por la propia versión smithiana de la historia del pensamiento —que englobaba todas las ideas anteriores en un sistema mercantil y un siste- ma agrícola—, es el que viene generalmente utilizándose para encasillar en esos tres mode- los excluyentes a los abundantes economistas del siglo XVIII, provenientes de diversas tra- diciones nacionales europeas y exponentes de ideas en buena parte heterogéneas. En cuanto un autor se resiste al pleno encuadramiento, como ocurre con Jovellanos y con tantos otros, se fuerza el análisis para intentar ajustarlo en lo esencial a una de las plantillas, se eliminan o minimizan los elementos discordantes, y se termina por no apreciar lo que quizá más im- portaba: lo peculiar, lo distintivo, lo específico en la construcción intelectual del pensador que 149Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 a menudo consistió en una singular combina- ción de elementos de procedencia plural. Desde el primer estudio moderno sobre Jo- vellanos, economista de Jesús Prados Arrarte (1945, reeditado en 1967) hasta los análisis más recientes el enfoque descrito ha estado bien presente, aunque con diferentes y oscilan- tes desenlaces. El profesor Prados comenzaba y terminaba su estudio pionero subrayando que “Don Gaspar Melchor fue postmercantilista”. A esa conclusión llegaba en buena parte por ex- clusión, tras mostrar —cabe subrayarlo— con amplia documentación y considerable detalle que su pensamiento no se ajustaba ni al patrón fisiocrático ni al smithiano. Como los patrones no se cuestionaban, no encontró otra solución que adoptar el vago término de postmercanti- lismo para caracterizar las ideas económicas de Jovellanos; término con el que quería signi- ficar que el pensamiento del asturiano suponía “variaciones de matiz” sobre la vieja doctrina mercantilista con algunas incrustaciones me- nores de los fisiócratas y Smith.3 En un sentido similar, estudiosos como Martínez Cachero, al comprobar con argumentos bien documenta- dos que Jovellanos no era ni un mercantilista genuino ni un fisiócrata puro ni un seguidor de Adam Smith, optó por clasificarlo entre los “escritores económicos de transición”.4 Aun- que tal calificación, utilizada también por otros historiadores, cuestiona tácitamente la rigidez de los patrones, no supone abordar el fondo del asunto: tanto porque la transición es siempre consustancial a la actividad e historia huma- nas, como porque en este caso se considera la transición como algo excepcional entre unos patrones predeterminados que siguen mante- niéndose como referencia básica. Sin embargo, frente a estos análisis ma- tizados que tenían la virtud de reconocer la existencia de dificultades en la interpretación del pensamiento económico de Jovellanos de acuerdo con los cánones tradicionales, en la li- teratura más reciente ha ido ganando terreno el tópico de presentar al Jovellanos del Informe de Ley Agraria como un economista smithia- no. Refiriéndonos ahora sólo a algunos de los principales estudios, puede decirse que abrió camino John Polt al insistir en que a partir de un momento no especificado Jovellanos “re- chazó los sistemas mercantilista y fisiocrático” para llegar a un acuerdo en lo fundamental con 3 Prados (1967), caps. I y XXIII. 4 Martínez Cachero (1976), 82-5. Smith, “acuerdo fortalecido e incrementado por su repetida lectura de La riqueza de las na- ciones “.5 Años más tarde y con mayor preocu- pación por la cronología del fenómeno, Javier Varela encontró en el supuesto “camino hacia el liberalismo” emprendido por Jovellanos una “conversión smithiana” del caminante, simul- tánea hacia finales de los años ochenta a la disminución de su estima por los economistas españoles.6 Por su parte, José Luis Fernández ha considerado que se produjo un deslumbra- miento de Jovellanos por las tesis smithianas que le condujo a reelaborar su pensamiento en función de ellas, y Manuel J. González y Ra- fael Anes han apreciado que el gijonés fue un economista smithiano que aplicó en su Infor- me lo esencial del núcleo analítico de La rique- za de las naciones.7 Por último, en un artículo reciente, Gonzalo Anes (1994) ha considerado que fue gracias a la lectura y el estudio de La riqueza que Jovellanos pudo ser coherente en sus análisis y propuestas. Ante la reiteración en los estudios recientes por presentar a Jo- vellanos y su Informe como frutos de la in- fluencia smithiana, quizá sea oportuno aludir a los hechos documentados al respecto antes de abordar las valoraciones sobre los mismos y de proponer una perspectiva general sobre la cuestión. 2. Los datos documentados La primera referencia a Adam Smith entre los papeles de Jovellanos pertenece a agosto de 1790, cuando el embajador español en Lon- dres le remite los tres tomos de La riqueza de las naciones junto con la Filosofía moral de Ferguson y un libro de Burke.8 No sabemos con seguridad cual pudo ser el conocimiento anterior, pues la alusión de Julio Somoza de que Jovellanos había extractado y traducido algunas partes de la obra de Smith no se ha podido comprobar.9 Pero uno de los principa- les problemas que plantean los datos efectiva- 5 Polt (1976), 27 y ss. 6 Varela (1988), 114-7. Antes, en una influyente obra José Luis Abellán (1981: 564-566) había caracterizado a Jovellanos como un “admirador ferviente de Adam Smith” aunque matizado por su posibilismo y sentido práctico. 7 Fernández (1991: 214-215); González (1988a: 59-60 y 1988b: 111-112) y R. Anes (1988: 245 y 1994: 111-113). 8 Estos libros habían sido encargados por Jovellanos al embajador Bernardo del Campo junto con los de Hutcheson y Bacon: “Del marqués del Campo a Jovellanos”, Londres, 16 de agosto de 1790, Obras Completas, II, 410-412. 9 Julio Somoza de Montsoriú (1901: 81-125). 150 Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 mente documentados sobre la relación entre el escocés y el asturiano es la escasez de referen- cias a Smith en aquellos escritos de Jovellanos que pretendían tener una trascendencia externa —a través de su publicación o de su difusión como manuscritos por los canales instituciona- les u oficiales—. En el amplio conjunto de ta- les escritos, Jovellanos sólo mencionó a Smith en dos notas a pie de página del Informe de Ley Agraria: en la primera (§ 8 del Informe) acom- pañando a Varrón y Columela para fundamen- tar la debilidad del cultivo con esclavos y en la segunda (§ 219) como información sobre la política inglesa favorable a los arrendamientos a largo plazo de las tierras de mayorazgo. Pue- de comprobarse con facilidad que el conteni- do de las dos notas es de escasa importancia en la argumentación general del Informe, por lo que las dos referencias explícitas a Smith no desempeñan ningún papel relevante en la obra. Además hay que tener en cuenta que Jo- vellanos citaba a más de setenta autoridades en apoyo del texto: pensadores de la antigüedad clásica, historiadores, filósofos y moralistas, escritores económicos y políticos, juristas, científicos y hasta literatos y artistas. Las dos citas de Smith deberían contemplarse con re- lación a ese amplio conjunto de referencias.10 No hay más citas de Smith en sus escritos económicos, educativos, históricos o políti- cos. El apoyo documental que generalmente se aduce para fundamentar el influjo smithia- no —además de las posibles analogías tex- tuales o conceptuales a las que después nos referiremos— proviene principalmente de las anotaciones de un escrito íntimo como era su Diario.11 Las alusiones al escocés en el mismo aparecen entre mayo y noviembre de 1796. El 25 de mayo anotaba que dos días antes “acabó la lectura de Necker, y [Acebedo, su secreta- rio] empezó a leerme el Smith; va para mí de tercera vez: leí primero la traducción anóni- ma francesa; después el original inglés, que regalé a Pedrayes [la semana anterior]; ahora la traducción de Roucher hecha para las no- 10 En Llombart (1996: 132-123) he expuesto una tabla de las referencias principales del Informe, donde Smith ocupa el lugar catorce por el número de citas. 11 Recordaremos, no obstante, que la primera alusión a Smith entre los papeles de Jovellanos esté contenida en la carta personal del marqués del Campo remitiéndole desde Londres los tres tomos de la quinta edición inglesa de La riqueza de las naciones (que fue la utilizada en el Informe): “Del marqués del Campo a Jovellanos”, Londres, 16 de agosto de 1790, Obras Completas, II, 410-412. tas de Condorcet”.12 Durante tres meses había estado leyendo intensamente el libro sobre las finanzas francesas de Necker —además de otras obras como las Memorias históricas de Capmany— afirmando al concluirlo que “está sublime sobre la guerra, como filósofo y como economista”, y ahora dedicaría otros seis a leer con intensidad a Smith pero sin abandonar otras lecturas simultáneas, como la obra histó- rica de W. Young, la Political Justice de God- win, el English system of finance de Thomas Paine y la Vie de M. Turgot de Condorcet — traduciendo y extractando las dos últimas—. En dos ocasiones anota elogios a La Riqueza (“¡qué admirable cuanto analiza!” y “¡cómo prueba las ventajas del comercio libre con América!”) y al finalizar con el tema escribe: “se concluye la lectura de Smith, y es la cuarta [sic]. Septies repetita placebunt”.13 ¿Cómo valorar estas alusiones del Diario? Tres consideraciones cabe hacer al respecto. En primer lugar, el carácter íntimo de un escri- to como el Diario no favorece la precisión de las anotaciones ni permite obtener conclusio- nes inequívocas sobre la posible influencia de Smith en la obra escrita de Jovellanos —como historiadores de las ideas no nos interesa tan- to si el asturiano disfrutó íntimamente con la lectura de Smith sino si éste tuvo influencia en sus escritos económicos y políticos—. En se- gundo lugar, respecto a las lecturas de Smith a las que alude —que debieron ser tres, aunque en el último párrafo probablemente se equivo- có al afirmar que era la cuarta— tampoco sa- bemos de qué tipo fueron, en especial las dos primeras; en todo caso, queda confirmado que fueron lecturas compartidas con otros muchos libros que pudieron asimismo tener su inciden- cia. Y, en tercer lugar, de las palabras de Jove- 12 Diario, Obras publicadas e inéditas, BAE, III, 372. Las obras y ediciones a que se refiere Jovellanos son las siguientes: Necker, Jacques : De l’administration des finances de la France, [París], 1784, 3 vols.; Smith, Adam: Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations… Traduit de l’anglois par M ***, La Haye, 1778- 79, 4 vols.; Smith, Adam: An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations… The fifth edition, London, 1789, 3 vols.; y Smith, Adam : Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations. Traduites de l’anglois… sur la quatrième édition, par M. Roucher: et suivies d’un volume de notes, par M. le Marquis de Condorcet… Paris, 1790-91, 4 vols. (el volumen anunciado de las notas de Condorcet no llegó a publicarse). 13 Diario, Obras publicadas e inéditas, BAE, III, 357-397. La única alusión adicional a Smith entre los papeles conocidos de Jovellanos se refiere a que estando aprisionado en Bellver en 1804 recibió de un médico mallorquín “la obra de Smith”; cf.: “De Rafael Roselló a Jovellanos”, Palma de Mallorca, 6 de agosto de 1804, Obras Completas, IV, 100. 151Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 llanos se deduce que la lectura principal y más profunda de La riqueza de las naciones fue la tercera, la que realizó entre mayo y noviem- bre de 1796: ¡dos años después de terminado el Informe de Ley Agraria! Conviene insistir, aunque ello debiera haber sido innecesario, en la imposibilidad material de que esa lectu- ra principal influyera de manera alguna en su principal obra económica. Casi me atrevería a apuntar una hipótesis invertida al respecto: ¿no es posible que las propias conclusiones a que llegó Jovellanos en el Informe de Ley Agraria, a partir de un amplio conjunto de fuentes y de un notable esfuerzo personal, le hicieran au- mentar su aprecio por Adam Smith y disfrutar con una posterior y detenida lectura de una Ri- queza de las naciones en la que pudo descubrir diversas coincidencias? De ser así las cosas, en lugar de subrayar la influencia de Smith en el Informe (y menos aún de calificar la obra como smithiana), sería más adecuado destacar la influencia del Informe en la recepción y di- fusión posteriores de Smith. De todas formas, dejamos abierta para una reflexión posterior la cuestión de si Jovellanos se hizo smithiano con posterioridad al Informe o a 1796. Otros dos tipos de argumentos se han uti- lizado en la literatura reciente para presentar a Jovellanos como un economista smithiano: las analogías entre algunas expresiones de los escritos de Jovellanos y las de La riqueza y la adopción de los principios del interés propio y de la libertad económica tomados de Smith como ideas básicas del Informe. Sobre la pri- mera cuestión cabe indicar la improcedencia metodológica de la obtención de conclusiones a partir de comparaciones de frases aisladas y que, además, las comparaciones específi- cas realizadas —referidas a escritos de 1784 y 1785— no evidencian en absoluto una in- fluencia smithiana determinante. La primera y curiosa analogía que suele presentarse hace referencia a la defensa de Jovellanos de las le- yes de navegación en su “Informe sobre el fo- mento de la marina mercante” (1784), aunque la argumentación que hace Smith al respecto es sustancialmente distinta a la del asturiano como puso de manifiesto Robert Sidney Smith (1957). La segunda se refiere a la crítica a los gremios expuesta en el “Informe sobre el li- bre ejercicio de las artes” (1785): pero tampo- co las similitudes aludidas son concluyentes dado que por aquellas fechas críticas semejan- tes estaban muy extendidas en España y en el resto de Europa. En el análisis específico de los efectos perniciosos de los gremios y en las reglas formuladas para su reforma, Jovellanos estaba mucho más próximo a Campomanes que a Smith. Por último, también se ha aludido a la extracción smithiana de la argumentación de Jovellanos sobre la libertad del comercio de granos en los “Apuntes para una memoria” que posiblemente redactó en 1785: pero en este caso sus razonamientos tienen una mayor coincidencia con lo expuesto por Condillac (1776) que con lo sostenido por Smith. Más compleja e interesante es la discusión sobre el segundo argumento. Es cierto que en el Informe de Ley Agraria existe un elemento general impregnador, ordenador y unificador de su contenido: el principio de que la libre acción del interés privado de los agentes eco- nómicos dentro de la esfera de la justicia cons- tituía la fuente principal del progreso agrario. Como corolario del principio insistía una y otra vez Jovellanos en que la acción principal del gobierno no debía consistir en promulgar nuevas leyes dirigistas, sino en “remover los estorbos que se oponían a la libre acción del interés” individual. El problema principal ra- dica en la difícil determinación de si este prin- cipio lo había tomado Jovellanos de Smith, pero también en si la aplicación del mismo era similar por ambos autores. Para ilustrar y en- cuadrar la posible respuesta, que en cualquier caso nunca será taxativa, parecen oportunas las siguientes observaciones. Primero, que las ideas del interés propio y de la libertad econó- mica estaban muy extendidas en la literatura económica inglesa, francesa e italiana del siglo XVIII, por lo que no cabe atribuir una propie- dad intelectual exclusiva sobre ellas a Adam Smith, cuya obra según ha insistido Terence Hutchison debería ser vista más como una culminación de un rico y geográficamente plu- ral periodo precedente de unos cien años que como la apertura revolucionaria de una nueva era basada en un paradigma ex novo.14 Incluso en la literatura económica española anterior al Informe de Jovellanos pueden encontrarse for- mulaciones y ecos de tales ideas, que pudieron también servir de apoyo al asturiano.15 Segun- do, cabe recordar que el principio básico ins- pirador del Informe ya lo tenía Jovellanos for- 14 Hutchison (1988: 369-371 y 1993: 218). Una exposición sistemática de las ideas del interés propio anteriores a Smith puede verse en M.L. Myers (1983). 15 En especial en las obras de B. Ward, Olavide, Bruna. E, Ramos, Campomanes, Cabarrús… Vid. J. A. Maravall (1991: 169-178 y 245-269). 152 Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 mulado desde 1787, a raíz de su crítica al do- cumento elaborado por la Junta de Ley Agraria de la Matritense sobre las supuestas cincuenta causas de la decadencia agraria española, y que en aquellos momentos el conocimiento que tenía de Smith parece menos profundo que el adquirido con posterioridad. Tercero, si bien es evidente que existen algunas analogías en el tratamiento del principio del interés propio por parte de ambos autores, es imprescindible señalar que también hay diferencias. Al menos una de ellas es preciso resaltar ahora: mientras Jovellanos afirmaba que era necesario eliminar previamente las leyes que se oponían al inte- rés propio para que éste pudiera actuar, Smith consideraba que el deseo de mejorar la propia condición triunfaba generalmente sobre los obstáculos de las leyes imperfectas.16 Y cuarto, también resulta imprescindible subrayar una diferencia fundamental entre ambos autores en cuanto al alcance del principio de libertad económica. Como analizó el profesor Prados Arrarte, al parecer con tal despliegue de deta- lles que aún nadie se ha atrevido a contradecir- le pormenorizadamente en este punto, el libe- ralismo económico de Jovellanos se desvanece al traspasar las fronteras nacionales. En el In- forme de Ley Agraria —y en el resto de sus es- critos económicos— la libertad económica se circunscribe a los estorbos interiores que fre- naban la producción y circulación económicas, dentro de un marco proteccionista respecto al resto del mundo. En ningún momento formula Jovellanos principios librecambistas; es decir, en sus textos nunca llega a defender las ven- tajas para España de una liberalización de las relaciones económicas internacionales. ¿Pue- de ser smithiano un texto proteccionista? Al menos tendrá que serlo con muchos matices. Una cuestión habíamos dejado abierta: ¿se hizo más smithiano Jovellanos después de que en 1796 leyera con detenimiento La riqueza? Un nuevo dato que ha pasado desapercibi- do en la literatura podemos aducir para pro- poner una contestación negativa. En 1798 en las memorias pedagógicas redactadas por Jo- vellanos para la reforma de los estudios que pretendía emprender durante su ministerio de Gracia y Justicia defendía, como ya había he- cho con anterioridad ante la Sociedad Econó- mica Asturiana, la necesidad de la enseñanza 16 Puede verse Adam Smith (1776: 310, 480 y 601), donde se subraya ese triunfo del interés propio sobre las trabas legales. de la economía política y proponía una doble combinación de textos para su estudio: por un lado, la obra Sobre el Comercio y el Gobierno considerados con relación recíproca de Con- dillac junto con las de Uztáriz y Ulloa —es- tas últimas en lo relativo a los intereses espa- ñoles— y, por otro, la Aritmética Política de Arriquíbar y “lo que se extracte de la Industria popular y sus Apéndices, de Herrera, Ward y D. Miguel Suárez: todo acomodado a los asun- tos propios”.17 Jovellanos no recomendaba La riqueza de Smith que ya estaba traducida al castellano desde 1794, y la selección de libros adoptada no se corresponde con la que cabría esperar de un smithiano. No cabe duda, pues, de que cuatro años después del Informe Jove- llanos se mantenía en una posición que podría- mos denominar conciliatoria entre los econo- mistas españoles y el pensamiento foráneo,18 y su aportación más notable no parecía haber sido el resultado de una iluminación repentina seguida de una conversión a un nuevo sistema que le hubiera hecho romper con sus posicio- nes anteriores. Continuar encuadrando el pensamien- to económico de Jovellanos y en particular su principal obra —el Informe de Ley Agra- ria— de acuerdo con el patrón del liberalismo económico smithiano conduce a un camino equívoco, que oculta más de lo que revela y posiblemente impide una percepción realista de la evolución del pensamiento económico en la España del siglo XVIII. Presentar como ca- racterística básica del Informe de Jovellanos su ruptura o discontinuidad con los economistas ilustrados españoles anteriores fruto en buena medida de un fuerte influjo smithiano posible- mente sea un error de interpretación, pues no existió ni tal ruptura ni el influjo fue tan nítido 17 “Memorias pedagógicas. Plan para la educación de la nobleza y clases pudientes españolas” (1798), Obras publicadas e inéditas, BAE, V, 327. Al hablar de D. Miguel Suárez se estaba refiriendo a los 12 volúmenes de sus Memorias Instructivas (1778-1791) en las que se publicaron traducidos importantes textos económicos como los de Condillac, Necker y Turgot y abundantes memorias agrícolas. 18 Incluso es posible encontrar los ecos de esta propuesta, aunque sin especificar autores, en las “Bases para la formación de un Plan general de instrucción pública” que Jovellanos compuso como miembro de la Junta Central en 1809 en el que volvía a insistir sobre la necesidad de la enseñanza de la economía política dividida en dos partes: “una que comprenda los principios del comercio considerado con relación al gobierno y tomado de la economía civil, y otra los principios y reglas prácticas de la profesión mercantil”, Obras publicadas e inéditas, BAE, I, 272-3. 153Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 e integral. Por el contrario, del análisis conjun- to de las fuentes intelectuales del Informe se desprende que La riqueza de las naciones fue uno de los diversos apoyos que utilizó Jovella- nos y que este hecho no debe interpretarse de forma excluyente ya que el asturiano mostró en general un deliberado espíritu conciliatorio y abierto a diferentes tradiciones intelectuales. Y del análisis concreto de los obstáculos al progreso agrario y de las reformas propuestas para removerlos que constituyen el contenido principal del texto, se deduce que el Informe era una culminación sistemática de la larga se- rie de reflexiones agrarias surgidas en la Espa- ña del XVIII. La inserción plena de Jovellanos en la tradición del pensamiento económico ilustrado español no excluye el reconocimien- to de algunos avances en la arquitectura de su construcción intelectual. El Informe de Ley Agraria de Jovellanos era en definitiva un dictamen dirigido al go- bierno a través de la Sociedad Económica Ma- tritense en el que se trataba de aplicar los prin- cipios económicos para recomendar la reforma más adecuada de la legislación agraria vigente en España. Apreciar preferentemente la obra a partir de una simple comparación con obras de distinta naturaleza —como La riqueza de las naciones— es un procedimiento inadecua- do y hace olvidar que, por su propia finalidad, el Informe estaba estrechamente vinculado a la realidad económica y política española del momento; realidad que debe servir como un elemento importante para su comprensión. El Informe no podía dejar de estar vinculado con el ambiente intelectual de su época, con la atmósfera que se respiraba en España en el terreno de las ideas económicas y políticas en aquella turbulenta década final del siglo de las Luces. Aquellas ideas fueron la referencia principal que debió reconsiderar Jovellanos a la hora de exponer sus propuestas: escogiendo unas, criticando otras, reformulando muchas, introduciendo algunos elementos innovadores, buscando apoyos del pensamiento europeo de procedencia diversa y tratando, en definitiva, de sistematizar y perfeccionar una tradición intelectual. Por todo ello, me atrevería a sostener que la influencia de Adam Smith en el pensamiento económico de Jovellanos no fue determinante en el sentido que la hemos definido al principio de este ensayo. Quizá la mejor forma de dis- cutir esta cuestión sea la de plantearse el caso contrafactual de si el Informe de Ley Agraria hubiera podido redactarse sin un conocimien- to previo de La riqueza de las naciones. Los diferentes argumentos que hemos desarrollado apuntan hacia una contestación afirmativa, ha- cia la tesis de que La riqueza no fue impres- cindible para el nacimiento del Informe. Un argumento adicional en la misma dirección se desprende del proceso de gestación del Infor- me que ahora sólo comentaremos con breve- dad. Cuando Jovellanos recibe el encargo por parte de la Sociedad Económica Matritense de redactar el Informe en 1787, tenía ya esboza- das algunas de las tesis básicas que completará siete años después. En realidad, el encargo lo recibió tras exponer en la reunión de la Junta de Ley Agraria del 17 de septiembre de aquel año su criterio de que los males de la agricul- tura provenían principalmente de la legisla- ción.19 En relación con ello Jovellanos redactó un importante y poco conocido documento de “Comentarios a las causas de la decadencia de la agricultura de España según lo que expo- nen los Señores de la Junta de Ley Agraria” que constituye con siete años de antelación el embrión del Informe.20 Los “Comentarios” no sólo calificaban y analizaban cada una de las cincuenta causas propuestas por los miembros de la Junta, sino que en la última parte del es- crito establecían la tesis de que “del examen de las causas ya calificadas se infiere que la decadencia de la agricultura proviene de las le- yes”, que el “sistema económico de nuestra le- gislación” constituía el principal obstáculo a la prosperidad agraria. Continuaban insistiendo en la necesidad de establecer un nuevo siste- ma que asegurase la actuación del principio de libertad económica en el conjunto de las acti- vidades agrarias, pues sólo restableciendo esa libertad se conseguiría el desarrollo de la agri- cultura. Enumeraban después las leyes especí- ficas que se oponían a la libertad de la propie- dad, del trabajo, del comercio y de la industria, 19 G. Anes (1969: 120-121). 20 L. Domergue (1971: apéndice III, 297-305) publicó el documento como dos manuscritos separados de Jovellanos. En la edición que preparamos del Informe y otros escritos económicos del asturiano* lo publicamos en forma integrada y realizamos un estudio detallado sobre este documento fundamental en la génesis del Informe. * Vicent Llombart estaba por entonces preparando la obra que aparecería en 2000: Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos económicos. Estudio introductorio de Vicent Llombart. Madrid: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Ministerio de Economía y Hacienda, Instituto de Estudios Fiscales, Fundación ICO, Clásicos del Pensamiento Económico Español, nueva época. Prólogo de Enrique Fuentes Quintana. [Nota del editor]. 154 Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 enumeración que correspondía básicamente al contenido de los estorbos políticos —o deri- vados de la legislación— que presentará en la primera y más extensa parte del Informe de Ley Agraria. Así pues, el conjunto del docu- mento contenía un esbozo de la tesis básica del Informe y un esquema de la principal clase de causas del atraso agrario; todo ello en 1787 y a partir de la reelaboración y discusión crítica de las cincuenta “causas de la decadencia” agraria propuestas por los miembros de la Junta. Exis- tía también una línea básica de continuidad entre el análisis y la selección de causas espe- cíficas de Jovellanos y lo que habían manteni- do Olavide y Campomanes años antes, aunque éstos no fueran tan lejos en la libertad de los arriendos que reclamaba el gijonés. En defini- tiva, fue el embrión de 1787, completado por los principios de “libertad, luces y auxilios” como fundamento de la actuación del gobierno que estableció en 1789,21 el que iría adquirien- do cuerpo y rasgos definitivos en el proceso de redacción desarrollado entre 1792 y 1794. Ese fue en síntesis el proceso intelectual que llevó a Jovellanos a componer el Informe de Ley Agraria y en dicho proceso La riqueza de las naciones —una obra, repito, de muy dis- tinta naturaleza— no parece que desempeñase un papel decisivo; es decir, no cabe atribuirle un papel determinante. 21 Ese lema lo expuso en los dos escritos siguientes: “Dictamen sobre el embarque de paños extranjeros” (1789) e “Informe sobre un nuevo método para la hilaza de la seda” (1789), Obras publicadas e inéditas, BAE, II, L, 74 y 69-70. 155Llombart Rosa, V. Iber. hist. econ. thought. 4(2) 2017: 147-156 Bibliografía Abellán, J.L. 1981. Historia crítica del pensamiento español, 3. Del Barroco a la Ilustración, Madrid: Espasa-Calpe. Andrés Álvarez, V. 1955 Prólogo a la edición de Jovellanos, Informe sobre la Ley Agraria (1795). Madrid: Instituto de Estudios Políticos. Anes, G. 1969. Economía e “Ilustración” en la España del siglo XVIII. Barcelona: Ariel. — 1990. 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