Revista de la Sociedad Geológica de España 27 (1) UN OLISTOSTROMACON CANTOS Y BLOQUES DEL PALEOZOICO INFERIOR EN LACUENCACARBONÍFERADELGUADALMELLATO (CÓRDOBA). PARTE II: BIOESTRATIGRAFÍAYAFINIDADES PALEOGEOGRÁFICAS A Carboniferous olistostrome with Lower Paleozoic pebbles and cobbles from the Guadalmellato basin (Córdoba). Part II: Biostratigraphy and paleogeographic affinities Juan Carlos Gutiérrez-Marco1, Graciela N. Sarmiento2 e Isabel Rábano3 1 Instituto de Geociencias (CSIC, UCM), Facultad de Ciencias Geológicas, José Antonio Novais 12, 28040 Madrid, España. jcgrapto@ucm.es 2 Departamento de Paleontología, Facultad de Ciencias Geológicas, José Antonio Novais 12, 28040 Madrid, España. gsarmien@ucm.es 3 Museo Geominero, Instituto Geológico y Minero de España, Ríos Rosas 23, 28003 Madrid, España. i.rabano@igme.es Abstract: The Mississippian (Serpukhovian) Guadalmellato olistrostrome, about 9 km northwest of Adamuz (province of Córdoba), includes abundant pebbles and cobbles bearing Lower Paleozoic fos- sils. They were deposited as debris-flows into slope facies and mixed there with olistoliths coming from local Visean limestones. The fossiliferous debris were deposited in an “inverted mountain” sequence, according to the progressive erosion of a Paleozoic basement lying below the eroded Visean platform. The studied fossils characterize at least 15 Ordovician, Silurian and Lower Devonian paleontological assemblages. The clastics were derived from an unknown source area adjacent to the Carboniferous Guadiato Basin. The paleobiogeographic affinities of these assemblages display a clear ‘Central-Iber- ian influx’ only during the Middle and Upper Ordovician, whereas the Lower Ordovician and Silurian fossils and biofacies belong to units with scarce to inconsistent correlation with coeval successions in either the Ossa-Morena Zone or the Central-Iberian Zone of the Iberian Massif. Careful review of the Paleozoic record for the entire Obejo-Valsequillo Domain, differentiated among the Los Pedroches Variscan batolith and the Ossa-Morena Zone, reveals that this domain is not a “southern allochtonous unit” defined as an extension of the Central-Iberian Zone. The tectonostratigraphic context of the Ser- pukhovian olistostrome of the Guadalmellato valley is similar to that of Devonian to Carboniferous Variscan syntectonic units known from localities in France, Germany and Great Britain. All of them in- clude fossiliferous Ordovician to Devonian rocks, or pebbles from pre-Ordovician metamorphic units, whose peri-Gondwanan source areas are enigmatic or of rather problematic location. Key words: Iberian Massif, Obejo-Valsequillo Domain, Guadiato Basin, Guadalmellato olistostrome, Carboniferous, Silurian, Ordovician. Resumen: El olistostroma misisípico del Guadalmellato (Serpukhoviense) contiene, 9 km al noroeste de Adamuz (Córdoba), numerosos cantos y bloques fosilíferos del Paleozoico Inferior, incorporados como debritas en las facies lutíticas de talud y mezclados con olistolitos calcáreos viseenses. Estos ma- teriales fosilíferos se depositaron siguiendo un orden de “montaña invertida”, con arreglo a la denu- dación progresiva del basamento paleozoico subyacente a la plataforma viseense. Las asociaciones paleontológicas permiten caracterizar al menos 15 unidades o niveles fosilíferos del Ordovícico, Silú- rico y Devónico Inferior, derivados de un área fuente desconocida, pero limítrofe con la Cuenca Car- bonífera del Guadiato. Las afinidades paleobiogeográficas de las distintas asociaciones muestran un marcado influjo centroibérico tan sólo durante el Ordovícico Medio y Superior, en tanto que los fósi- les y biofacies del Ordovícico Inferior y Silúrico corresponden a áreas y ambientes de escasa a nula co- rrelación con las sucesiones coetáneas de la Zona de Ossa Morena o de la Zona Centroibérica. El ISSN (versión impresa): 0214-2708 ISSN (Internet): 2255-1379 27 Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 análisis paleogeográfico del registro paleozoico para el conjunto del Dominio Obejo-Valsequillo, per- mite descartar la consideración del mismo como una “unidad alóctona meridional” en prolongación directa de la Zona Centroibérica del Macizo Ibérico. El contexto estratigráfico del olistostroma serpu- khoviense del valle del Guadalmellato, guarda ciertas similitudes con el de otros depósitos sintectóni- cos variscos, tanto del Devónico como del Carbonífero inferior de Francia, Alemania y Gran Bretaña. Éstos incluyen cantos y bloques derivados de sucesiones fosilíferas ordovícico-devónicas, o de unida- des metamórficas preordovícicas, cuyos orígenes paleogeográficos no resultan fáciles de establecer y en muchos casos continúan siendo enigmáticos. Palabras clave: Macizo Ibérico, Dominio Obejo-Valsequillo, Cuenca del Guadiato, Olistostroma del Guadalmellato, Carbonífero, Silúrico, Ordovícico. Gutiérrez-Marco, J.C., Sarmiento, G.N. y Rábano, I. (2014): Un olistostroma con cantos y bloques del Paleozoico Inferior en la cuenca carbonífera del Guadalmellato (Córdoba). Parte II: Bioestratigrafía y afinidades paleogeográficas. Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1): 27-45. Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II28 El descubrimiento de fósiles “silurianos” en el área de Adamuz (Córdoba) se debe a Verneuil (in Murchison, 1850, p. 2; in Prado, 1855, p. 185; in Verneuil y Barrande, 1855, p. 1021), quien cita el bivalvo Cardiola interrupta So- werby, acompañado por los cefalópodos Orthoceras styloi- deum Barrande y O. bohemicum Barrande, en pizarras graptolíticas localizadas “aproximadamente a 20 millas” (= “a siete u ocho horas“: Prado, 1855; a “25 o 30 km”: Ver- neuil y Barrande, 1855) al noreste de Córdoba. Este regis- tro representa la primera cita de terrenos del “Siluriano superior” (= Silúrico) en Sierra Morena, y fue en parte re- cogido por autores posteriores (Prado, 1858; Mallada, 1896; Hernández Sampelayo, 1942), si bien pasó larga- mente inadvertido desde entonces en la geología local. Los primeros fósiles del Ordovícico Medio de la región de Ada- muz fueron citados por Maass (1958; mapa publicado por Walter, 1977) en las proximidades del vértice Kilva, en un pequeño afloramiento circundado por calizas carboníferas. De allí provienen cuatro trilobites (Synhomalonotus tris- tani Brongniart, Colpocorype aragoi Rouault, Illaenus gi- ganteus Burmeister, Illaenus sp.) y un cefalópodo (Orthoceras sp.) del “Llandeilo”, que fueron en parte revi- sados por Hammann (1983: Neseuretus tristani, Colpo- coryphe cf. grandis Šnajdr). La lista de fósiles ordovícicos para la misma localidad fue ampliada por Gutiérrez-Marco et al. (1987), quienes identificaron en nódulos y piedras sueltas, sin contexto estratigráfico definido, más de 14 ta- xones de trilobites, moluscos, braquiópodos, equinodermos y macaeridios, pertenecientes al menos a dos asociaciones distintas del Ordovícico Medio y a una del Ordovícico Su- perior. Los trabajos de Sarmiento y Gutiérrez-Marco (1999), Gutiérrez-Marco et al. (2001) y Sarmiento et al. (2011) añadieron los primeros microfósiles ordovícicos y silúricos, ilustrando diversos taxones de conodontos, os- trácodos y muellerisféridos. De acuerdo con los tres últi- mos estudios, el registro de fósiles del Paleozoico inferior entre el cerro Kilva y la casa de Valsequillo (Fig. 1) se li- mitaría a cantos y bloques aislados, englobados en la uni- dad olistolítica “namuriense” de la Cuenca del Guadiato. Los trabajos estratigráficos más recientes publicados sobre el Carbonífero de Adamuz (Cózar et al. 2004, 2006; Armendáriz Dufur, 2009) citan la existencia de clastos de rocas metamórficas, provenientes del basamento pre-Vise- ense, dentro de la unidad olistrostrómica serpukhoviense del valle del Guadalmellato, si bien no añaden datos pa- leontológicos. El presente artículo constituye la segunda parte de un estudio más general (Matas et al., 2014), que retoma el aná- lisis de los materiales del Paleozoico Inferior redepositados en la sucesión serpukhoviense, integrándolos en su contexto tectonoestratigráfico. En este sentido, los resultados pa- leontológicos que presentamos a continuación, aportan in- formaciones clave para determinar la procedencia de los cantos y las afinidades paleogeográficas de las sucesiones localmente erosionadas, al inicio del diastrofismo varisco. Situación de la localidad fosilífera La totalidad de los materiales paleontológicos exami- nados procede del afloramiento clásico señalado por Maass (1958) a unos 9 km al noroeste de Adamuz (Córdoba), lo- calizado entre las lomas de Kilva (521-549 m) y Valsequi- llo (505-521 m), en la cabecera del arroyo que vierte sus aguas al río Varas (Fig. 1). Se trata de un área de olivar y te- rrenos de labor que se extiende aguas abajo desde el sureste de la casa de Valsequillo, en donde los principales aflora- mientos carboníferos se disponen en el talud y al norte del camino que discurre por la falda meridional de la loma de Valsequillo. Al sur del mismo, todas las rocas del Paleo- zoico inferior se hallan como cantos y bloques sueltos sobre el terreno, entremezclados con otros de calizas viseenses. No obstante, la distribución de los primeros muestra una cierta zonación, siendo los materiales siluro-devónicos más frecuentes en sentido noreste y este, en tanto que las rocas del Ordovícico abundan progresivamente en sentido sur- oeste, donde se han encontrado los únicos materiales del Ordovícico Inferior. En el talud del camino descendente (Fig. 2) afloran bloques de pizarras fosilíferas del Ordoví- cico Superior engastados, junto a los de caliza viseense, en una debrita (flujo de detritos) serpukhoviense de predomi- nio lutítico, que intercala algún lentejón de conglomerados cuarcíticos. Hacia el centro y suroeste de los campos seña- lados, es donde se han encontrado los materiales fosilíferos del Ordovícico Medio, siempre mezclados con cantos y bloques de calizas viseenses con restos abundantes de co- rales. De acuerdo con la columna estratigráfica presentada por Matas et al. (2014, Fig. 5), el tramo con los fósiles estu- diados se localiza hacia la mitad superior de la sucesión serpukhoviense, que descansa discordante sobre la Forma- ción Azuaga (Cámbrico: Jensen et al., 2004) en el flanco norte del sinclinal de Kilva (Matas et al., 2014, Fig. 2). El hecho de que los cantos y bloques fosilíferos del Paleozoico Inferior sean más antiguos conforme ascendemos estrati- gráficamente en la sucesión carbonífera, revela una dispo- sición de “montaña invertida”. Ésta es fruto de la erosión progresiva del basamento en una plataforma afectada por la tectónica varisca, que aporta olistolitos, brechas e impor- tantes flujos de detritos a los sectores del talud donde tiene lugar la sedimentación serpukhoviense (Cózar et al., 2004, 2006; Armendáriz et al., 2008; Matas et al., 2014). Es por ello que los fósiles del Ordovícico al Devónico se circuns- criben a determinados tramos de la llamada “unidad olis- tostrómica o resedimentada del Guadalmellato” (Armendáriz Dufur, 2009), dentro de raros olistolitos o, más comúnmente, de numerosos clastos de diámetro va- riable entre 2 y 80 cm, incorporados a las brechas mixtas heterolíticas generadas por procesos de debris flow turbi- dítico (debritas). Asociaciones paleontológicas Nuestra metodología de estudio nos ha llevado a anali- zar por separado los abundantes cantos fosilíferos encon- trados en las lutitas y las debritas del Carbonífero del área de Valsequillo. A consecuencia de ello pudimos identificar una docena de asociaciones fosilíferas del Ordovícico, Si- lúrico y Devónico, que se corresponden con variadas lito- logías cuya adscripción litoestratigráfica se indica más adelante. La edad de las asociaciones ordovícicas se pre- cisa con arreglo a la escala regional “Mediterránea”, refe- rida al margen sudpolar de Gondwana (Gutiérrez-Marco et al., 2008, con referencias previas), que se correlaciona tan sólo a grandes rasgos con la nueva escala cronoestratigrá- fica global del Sistema Ordovícico (Bergström et al., 2009). A continuación desglosaremos las distintas asociacio- nes paleontológicas ordovícico-devónicas, en orden crono- lógico desde la más antigua hasta la más moderna. Ordovícico Inferior Este grupo de muestras engloba cantos de reducidas di- mensiones (2-20 cm) correspondientes a areniscas calcá- 29J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 1.- Esquema de situación del área estudiada y de los principales elementos geológicos citados en el texto: a, posición del conjunto Obejo-Valsequillo + sinclinal de Los Pedroches (gris oscuro) en el contexto del Macizo Ibérico (gris medio); b, esquema geológico del sector oriental del Dominio Obejo-Valsequillo y sus áreas limítrofes, con la situación del área señalada en c; c, localización del Cerro Kilva entre el embalse de Guadalmellato y Adamuz (Córdoba); d, situación del tramo con cantos y bloques fosilíferos al noreste del cerro Kilva, en las inmediaciones de la casa de Valsequillo y al sur de la loma homónima. Abreviaturas: ZC, Zona Cantábrica; ZAOL, Zona Asturoccidental-leonesa; ZGTOM, Zona Galicia–Trás-os-Montes, ZCI, Zona Centroibérica, ZOM, Zona de Ossa Morena; ZSP, Zona Sudportuguesa; UC, “Unidad Central” (= Zona de Cizalla Badajoz-Córdoba); UA, “Unidad Alóctona”; UPA, “Unidad Parautóctona”; BCL, Batolito de Los Pedroches; PG-CV, banda de Cizalla Puente Génave-Castelo de Vide; CV-217 y A-421, carreteras comarcal y au- tonómica, respectivamente. reas, areniscas y lumaquelas ferruginosas. Las primeras contienen restos de grandes trilobites asáfidos, cuya ele- vada fragmentación impide identificarlos taxonómica- mente. No obstante, entre ellos se ha reconocido un pigidio de contorno trapezoidal con características próximas a las de la especie Basilicus (Basiliella?) destombesi Vidal, des- crita en niveles del Arenigiense inferior (aprox. Floiense) de la Formación de Fezouata (Anti-Atlas marroquí: Vidal, 1998). También hay restos de otro pigidio liso asignable a Asaphellus sp. Junto a los trilobites asáfidos existen con- centraciones de moluscos bellerofontiformes indetermina- bles. En pequeños cantos de areniscas que asignamos al Or- dovícico Inferior, hemos encontrado diversos ejemplares de un tergomiido bellerofontiforme con selenizona elevada y crestas colabrales bien marcadas (Figs. 3 a-c), cuya mor- fología recuerda a la del género Peelerophon Yochelson, del Ordovícico Inferior. Sin embargo, el relieve distintivo y la anchura de una selenizona bien delimitada y con lúnu- las, además de la notoria angulación que forma la pared umbilical con respecto al lateral de la espira, permite rela- cionarlo con Gamadiscus courtessolei (Yochelson), una es- pecie del Tremadociense superior y Arenigiense (aprox. Floiense-Dapingiense) de Marruecos y la Montaña Negra francesa (Horný, 1997b). La tercera litología de este grupo corresponde a frag- mentos de lumaquelas limonitizadas, con cantos diminutos de materiales ferruginosos y fosfáticos. El componente bio- detrítico lo forman abundantes restos de braquiópodos, mo- luscos bellerofontiformes y trilobites asáfidos, del todo indeterminables en razón a su tamaño y fragmentación. La preparación micropaleontológica de algunas piezas que con- servaban el carbonato esquelético ha permitido obtener di- versos conodontos, junto a restos de ostrácodos (Rivillina sp.), osículos de equinodermos y fragmentos de gasterópo- dos. Los conodontos ya fueron identificados e ilustrados su- mariamente en los trabajos de Sarmiento y Gutiérrez-Marco (1999) y Sarmiento et al. (2011). Ambos refieren la coexis- tencia, dentro de una misma muestra, de cinco asociaciones de distinta edad, las cuatro primeras correspondientes a mi- crofósiles heredados de sedimentos más antiguos. La aso- ciación de elementos reelaborados más baja desde el punto de vista cronológico es de edad Furongiense o Tremado- ciense, y consta de Cordylodus? sp., Ancanthodus? sp. y Te- ridontus? sp. Le sigue otra típica del Tremadociense inferior (probable Biozona de Paltodus deltifer), con Hammanno- dus sp., Paltodus cf. deltifer (Lindström), P. cf. subaequa- lis Pander, Acodus sp., Drepanodus cf. arcuatus Pander y Drepanodus spp. La tercera asociación reelaborada está for- mada por especies indicativas del Arenigiense inferior (aprox. Floiense) entre ellas Gothodus cf. costulatus (Linds- tröm) y otros taxones que están actualmente en estudio. Una cuarta asociación más moderna dentro del Arenigiense, comprende Baltoniodus cf. triangularis (Lindström), Bal- toniodus sp., Scolopodus striatus Pander, Protopanderodus? sp. y Drepanoistodus spp. Dicha asociación fue adscrita ini- cialmente a la Biozona de Baltoniodus navis con bastantes dudas, pero el nuevo material obtenido permitió reasignar los ejemplares de B. cf. navis (Lindström) según Sarmiento y Gutiérrez-Marco (1999, Fig. 1D), a B. cf. triangularis (Sarmiento et al., 2011: lám. 1, Figs. 4-5), lo que resultaría en una edad ligeramente más antigua (aprox. Dapingiense 30 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 2.- Aspecto de algunos bloques fosilíferos del Ordovícico, fotografiados al oeste de la casa de Valsequillo, tal y como apare- cen englobados en los materiales carboníferos. a, El martillo des- cansa sobre un bloque de arenisca micácea del Dobrotiviense (Ordovícico Medio), con la matriz carbonífera en primer plano; b, Detalle de un contacto lateral entre las debritas serpukhovienses (izquierda) con un bloque de pizarra del Berouniense (Ordovícico Superior), situado a su derecha. En el segundo se distingue un nó- dulo fosilífero (nd) y restos de un trilobites (tr, en este caso un tórax+pigidio de Colpocoryphe grandis Šnadr). En ausencia de fósiles, la caracterización e identificación precisa de los bloques precarboníferos sería muy compleja, si bien la paleogeografía del área fuente resta problemática. basal) dentro del Arenigiense. Finalmente, la identificación de ejemplares aislados de Parapaltodus cf. simplicissimus Stouge (Sarmiento y Gutiérrez-Marco, 1999, Fig. 1I) brinda la edad más moderna (Arenigiense superior-Oretaniense basal: Darriwiliense inferior y base del medio en la escala global: Bergström et al., 2009), que corresponde presumi- blemente al depósito de la lumaquela, portadora de los abun- dantes elementos reelaborados. Ordovícico Medio Los fósiles de esta serie comprenden al menos tres aso- ciaciones de distinta edad, reconstruidas a partir de hallaz- gos aislados en nódulos o fragmentos de pizarras, donde rara vez se detecta más de una especie. La excepción la brindan los materiales asignados al Dobrotiviense superior, procedentes de un bloque métrico de lumaquela calcárea donde concurren más de una decena de formas pertene- cientes a varios grupos taxonómicos. La primera asociación la forman especies representa- das exclusivamente en materiales del Oretaniense inferior (Darriwiliense medio s.l. de la escala global). Corresponden a fragmentos de pizarra con ejemplares piritizados del grap- tolito Didymograptus (Jenkinsograptus) spinulosus Perner (Figs. 4a-b), más algunos nódulos con los trilobites Salte- rocoryphe n. sp. aff. salteri (Rouault) sensu Hammann (1983) [Figs. 4 l-m; = Salterocoyphe lusitanica (Thadeu) en Gutiérrez-Marco et al., 1987], Pradoella? sp., Reta- maspis? sp., Ectillaenus sp., Mytonia? sp. y Asaphellus sp., además del molusco rostroconcha Tolmachovia n. sp. y es- cleritos aislados del macaeridio Plumulites? sp. La nueva especie de Tolmachovia (Figs. 4r-s) se distingue de T. ba- bini Gutiérrez-Marco por las crestas comarginales más finas, que no llegan a alcanzar el margen postero-dorsal de la valva, y en ese sentido parece coespecífica con Tolma- chovia n. sp. de Gutiérrez-Marco et al. (1984, lám. 1, Figs. 16-17, 19-20), aunque su descripción se postpone hasta el hallazgo de nuevos ejemplares. De todos modos, los últi- mos representantes europeos del género, carentes de orna- mentación radial, se localizan en el Oretaniense inferior (Gutiérrez-Marco, 1997, con referencias previas). Otros fósiles cuya extensión abarca, en este caso, desde el Oretaniense superior al Dobrotiviense inferior (= Darri- wiliense medio a superior de la escala global), se concen- tran principalmente en nódulos y en algunos fragmentos de areniscas finas. Los nódulos contienen trilobites: Neseure- tus tristani (Brongniart), Colpocoryphe cf. rouaulti Henry, Eodalmanitina sp., Ectillaenus sp., Nobiliasaphus sp. e Isa- belinia? sp. Los moluscos están representados por los bi- valvos Redonia deshayesi Rouault (Fig. 4q) y Praenucula sp. (= Deceptrix n. sp. en Gutiérrez-Marco et al., 1987); gasterópodos como Sinuites sp. (Fig. 3f), Tropidodiscus sp. y Lophospira sp., más el tergomiido Tachillanella sp. (Fig. 3d). En los nódulos se detectaron también restos del conu- lárido Exoconularia cf. exquisita (Barrande) (Figs. 3i-j), hiolítidos, braquiópodos linguláceos (Schizocrania sp.), cri- noideos (morfotipos columnares ”Pentastellacyclopa” y “Cyclocyclopa” según Gutiérrez-Marco et al., 1987) y el icnofósil Arachnostega isp. (excavado en moldes internos de Sinuites). Aunque el conjunto de formas identificadas abarca la amplia extensión cronoestratigráfica antes seña- lada, la presencia de cantos de arenisca del Dobrotiviense inferior está asegurada por los cistoideos diplopóridos Calix cf. purkynei Klouček (Fig. 3g) y Batalleria? sp. (Fig. 3h), restringidos a materiales de esta edad (Chauvel y Melén- dez, 1986; Gutiérrez-Marco y Colmenar, 2011). La asociación paleontológica siguiente corresponde al Dobrotiviense superior, y más concretamente a la Biozona de Placoparia borni de trilobites, en cuyo seno se verifica el tránsito del Darriwiliense (Ordovícico Medio) al Sand- biense (Ordovícico Superior) de acuerdo con la escala glo- bal (Gutiérrez-Marco et al., 2002). Se trata de una lumaquela calcárea donde se han identificado los trilobites Neseuretus tardus Hammann (Figs. 4c-g), Placoparia (Co- placoparia) borni Hammann (Fig. 4k), Iberocoryphe n. sp. aff. verneuili Hammann (Figs. 4n-o) y Crozonaspis sp.; además de los braquiópodos Heterorthina kerfornei Mélou (Figs. 3k-l) y Apollonorthis? sp., restos de briozoos y cri- noideos, cistoideos (Calix sp.) y moluscos gasterópodos (Sinuites sp., Tritonophon sp. -Fig. 3e-), bivalvos (Cardio- laria? sp.) y cefalópodos (Orthocerida indet.). Por analogía con la sección de Villaharta (Córdoba, Matas et al., 2014), entre los materiales del Ordovícico Medio debemos incluir también a los grandes bloques de areniscas micáceas cuajados de icnofósiles (Planolites be- verleyensis Billings, Fig. 2a y 3n), que en aquella sección autóctona del Dominio de Obejo-Valsequillo, se hallan in situ y contienen cistoideos y trilobites del Dobrotiviense (aprox. Darriwiliense superior). Ordovícico Superior En el trabajo de campo se detectaron varias muestras con litologías que recuerdan considerablemente a las de ciertas unidades del Ordovícico Superior de la Zona Cen- troibérica, si bien tan sólo dos de ellas han podido ser da- tadas paleontológicamente. Se trata, en primer lugar, de los grandes bloques de dimensiones métricas formados por pi- zarras verdosas con nódulos, donde se hallaron los trilobi- tes Colpocoryphe grandis Šnajdr (Figs. 4h-j) y Dalmanitina? sp., asociados al cistoideo rombífero Rhom- bifera? sp., en una asociación característica del Berou- niense medio (aprox. Katiense 1 de la escala global). En segundo lugar, se sitúan los cantos de caliza gris con restos macroscópicos de briozoos, donde Sarmiento y Gutiérrez- Marco (1999) obtuvieron diversos conodontos del Ordoví- cico Superior, revisados aquí como Icriodella cf. superba Rhodes, Scabbardella altipes (Henningsmoen) y Wallise- rodus sp. En el residuo insoluble se aprecian además restos de briozoos, trilobites, braquiópodos, crinoideos y espícu- las de poríferos hexactinélidos. Ludlow De esta serie silúrica se testimonian pequeños bloques de caliza negra conteniendo cefalópodos (Michelinoceras cf. michelini (Barrande) y Parakionoceras? sp.), grapto- litos indeterminables y el bivalvo Cardiola docens Ba- 31J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 rrande, que abunda en las calizas de la parte media del Lu- dlow (esencialmente Ludfordiense inferior) de todo el ám- bito peri-gondwánico europeo y norteafricano (Kříž, 1979). Prídoli El Silúrico terminal se halla bien representado por nu- merosos cantos y bloques de caliza negra con cefalópodos, bivalvos y graptolitos. Los más frecuentes corresponden al Prídoli basal, determinado por los bivalvos Cardiolinka bo- hemica (Barrande) (Fig. 3m), Dualina cf. longiuscula (Ba- rrande) y los graptolitos Neocolonograptus parultimus (Jaeger) y N. ultimus (Perner). Adicionalmente se identifi- can cefalópodos (Michelinoceras sp.) y trilobites (Crotalo- cephalus? sp.). Las pruebas para la obtención de microfósiles brindaron ejemplares de muellerisféridos (= “mazueloides”) en buen estado de preservación (Fig. 5u), ya mencionados por Gutiérrez-Marco et al. (2001: lám. 5, Fig. 9). A todo ello le unimos el posible registro de fora- miníferos aglutinantes similares al textulariino Bathysi- phon? sp. (Figs. 5r, t) y diversos conodontos: Dapsilodus obliquicostatus (Branson y Mehl) (elemento M, Fig. 5a), Pseudooneotodus beckmanni (Bischoff y Sannemann) (Figs. 5b-c), Wurmiella excavata excavata (Branson y Mehl) (elementos M, Pa, Sa, Sc y Pa; Figs. 5d-h respecti- vamente), Oulodus? sp, (elemento Sc, Fig. 5i), “Ozarko- dina”? sp. A (elementos P, S y M; Figs. 5j-o, q, s) y fragmentos indeterminados de elementos ramiformes (Fig. 5p). La asociación de conodontos comprende especies con un rango estratigráfico amplio que abarca el Wenlock, Lu- dlow y Pridolí, por lo que no añade precisiones a la edad in- dicada por los graptolitos y bivalvos. Los materiales silúricos más modernos están represen- tados por otras calizas negras, esta vez del Prídoli superior, que contienen abundantes moluscos y raros ostrácodos bol- bozoidos. Entre los primeros se identifican los cefalópodos Orthocycloceras fluminese (Meneghini) [= “Cycloceras” bohemicum (Barrande)] y Michelinoceras michelini (Ba- rrande), asociados a los bivalvos Patrocardia evolvens Ba- rrande, Patrocardia sp. y Leptodesma sp. Devónico Inferior Aunque los fósiles devónicos no son el objeto del pre- sente estudio, las debritas de Valsequillo incluyen cantos de areniscas con Platyorthis sp., un braquiópodo del Loch- koviense-Praguiense, y también fragmentos de caliza con Brachyspirifer sp. y Paulinella? sp., del Praguiense-Em- siense. Aparte hemos encontrado cantos de calizas encriní- ticas y de lumaquelas de bivalvos y crinoideos, que podrían representar otros horizontes devónicos, incluso más jóvenes que el Emsiense. Encuadramiento litoestratigráfico De acuerdo con Gutiérrez-Marco et al. (1997), las lito- logías y fósiles del Ordovícico Medio y Superior se co- rresponden con unidades típicamente centroibéricas, entre las que podríamos citar a las Pizarras del Río para los can- tos del Oretaniense inferior, a los niveles próximos al techo de la misma formación o a la base de las Pizarras Guindo para los nódulos y areniscas del Oretaniense superior-Do- brotiviense inferior, a la lumaquela del Dobrotiviense infe- rior presente en las Cuarcitas Botella, a las Pizarras Cantera para los nódulos del Berouniense medio, y a los Bancos Mixtos para las calizas con conodontos y briozoos del Be- rouniense medio o superior (nomenclatura litoestratigráfica de Gutiérrez-Marco et al., 2002 y Martínez Poyatos et al., 2004b). Las Pizarras Cantera no son sólo identificables a través de los materiales fosilíferos, sino también a partir de los bloques de un hierro oolítico chamosítico y de un nivel removilizado con cantos blandos, que constituyen hori- zontes distintivos dentro de dicha unidad, y que fueron igualmente heredados en la sucesión olistostrómica del Guadalmellato. En cuanto a los materiales previos al Ordovícico Medio, las debritas con cantos de rocas metamórficas y cuarcitas, mencionadas por Cózar et al. (2004), podrían tener un ori- gen ciertamente antiguo (Neoproterozoico-Cámbrico). Este sería muy anterior a los primeros fósiles representados en la ladera noroeste de la loma de Kilva, que corresponden a lumaquelas de edad Arenigiense superior, con asociaciones reelaboradas de conodontos de distintos horizontes del Are- nigiense inferior y medio, así como del Tremadociense in- ferior o incluso del Furongiense (Cámbrico terminal). Ello plantea el grave problema señalado por Sarmiento y Gu- tiérrez-Marco (1999), de que niveles tan antiguos como los del Cámbrico terminal (posible) y Ordovícico basal (con- firmados) no se hallan representados en la Zona Centroi- bérica. El descubrimiento del género Hammannodus revela, además, conexiones con una sucesión del Ordovícico Infe- rior más completa y de tipo Anti-Atlásico o de la Montagne Noire francesa, único lugar donde Hammannodus se cono- cía con anterioridad (Serpagli et al., 2007). En la Zona Cen- troibérica, la transgresión ordovícica comienza en el Arenigiense y tiene un carácter somero con neto predomi- nio arenoso, destacando la Cuarcita Armoricana y sus for- maciones de base, que aparentemente faltan entre los cantos representados en la unidad olistostrómica del Guadalme- llato. La sucesión del Ordovícico Inferior en la Zona de Ossa Morena difiere bastante de la de la Zona Centroibé- rica, puesto que allí no llegaron a depositarse areniscas co- rrelacionables con la Cuarcita Armoricana, ni tampoco hay evidencias de que la sedimentación ordovícica debutase antes del Tremadociense superior (Robardet y Gutiérrez- Marco, 2008). Por eso, los conodontos heredados de rocas del Furongiense (?) y Tremadociense inferior, detectados en las muestras estudiadas, son ciertamente enigmáticos. También por la continuidad aparente del registro estrati- gráfico en sectores próximos durante todo el Ordovícico Inferior (Tremadociense, Arenigiense inferior, medio y su- perior sin facies cuarcíticas, o incluso con los carbonatos que preservaron los conodontos reelaborados). Llegados a este punto conviene rebatir dos posibles aná- logos de la Cuarcita Armoricana en el seno de la Zona de Ossa Morena, citados por algunos autores en el contexto de isocronías cuestionables de esta unidad, cuya práctica 32 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 de “adaptarlas” a ciclos geodinámicos concretos genera graves errores, con referencia incluso a la Zona Centroibé- rica (ver discusión en Sá et al., 2011). El primero de estos análogos y el más tradicional es la Cuarcita de Venta del Ciervo más su unidad conglomerática de base (Cañaveral de León, norte de Huelva), que Schneider (1939, 1951) in- terpretó como discordantes sobre los materiales cámbricos y Bege (1970) describió como asimilables a las facies de la Cuarcita Armoricana del resto de Iberia. Su datación ordo- vícica y la comparación del contacto basal con la Discor- dancia Sárdica (s.l.) fue defendida por Hernández Enrile y Gutiérrez Elorza (1968) y ha llegado con ciertas variacio- nes a nuestros días, en el sentido de que dicha discordancia se asociaría más bien con el breakup o la transición rift- drift del Océano Rheico al margen pasivo Ordovícico-De- vónico en la Zona de Ossa Morena (Quesada, 1991, 2006, 2013; López Guijarro et al., 2007, 2008). Pero lo cierto es que la Cuarcita de Venta del Ciervo, considerada inicial- mente como Tremadociense-Arenigiense, fue datada me- diante acritarcos como del Cámbrico medio-superior (Mette, 1989). Esto se vio parcialmente confirmado por los circones derivados de una cinerita riolítica localizada en su parte superior (López Guijarro et al., 2007, 2008) y cuya edad, próxima a los 489,5 Ma, resultaría relativamente tar- día para la época Furongiense, ubicándose de modo orien- tativo hacia la parte inferior del todavía innominado piso 33J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 3.-Algunos fósiles ordovícicos y silúricos procedentes de las debritas serpukhovienses del valle del Guadalmellato, al noroeste de Adamuz (Córdoba): a-c, Carcassonnella cf. courtessolei (Yochelson), vaciados en látex de tres ejemplares (a, MGM-714-O, x 7; b, MGM-715-O, x 7 y c, MGM-716-O, x 5). El ejemplar c muestra la selenizona elevada con lúnulas bien marcadas.– d, Tachillanella sp., vaciados en látex de dos ejemplares, MGM-771-O (x 6).– e, Tritonophon cf. peeli Horný, molde interno de un ejemplar mal conservado donde se observa el lóbulo central y el lateral izquierdo, MGM-696-O (x 15).– f, Sinuites sp., molde interno en vista lateral oblicua, con- servando vestigios de la musculatura umbonal, MGM-773-O (x 1,6).– g, Calix cf. purkynei Klouček, vaciado en látex de la región abo- ral de la teca mostrando ciclos regulares de tubérculos, MGM-718-O (x 1,7).– h, Batalleria? sp., molde interno de algunas placas mostrando diploporos y “canales suturales”, MGM-719-O (x 1,5).– i-j, Exoconularia cf. exquisita (Barrande), vaciado en látex de una cara con parte del margen apertural, MGM-772-O (i, x 2,7) y detalle de su ornamentación (j, x 10).– k-l, Heterorthina kerfornei Mélou, molde interno de una valva dorsal (k) y vaciado en látex del mismo (l), mostrando la cardinalia y detalles de la musculatura (MGM- 691-O, ambas x 4).–m, Cardiolinka bohemica (Barrande), vaciado en látex de una valva, izquierda (MGM-87-S, x 2).– n, arenisca con Planolites beverleyensis (Billings), que resaltan por su relleno micáceo selectivo (MGM-775-O, x 1,7). Los ejemplares a-c son del Tre- madociense superior o Arenigiense inferior; d, f-j, del Oretaniense superior o Dobrotiviense inferior; e, k-l, n, del Dobrotiviense supe- rior; m, del Prídoli basal. 10 del Cámbrico. En cuanto a la presunta discordancia an- gular de base (en todo caso intracámbrica), la cartografía detallada de Mette (1987, a escala 1:10.000), sitúa a la Cuarcita de Venta del Ciervo más su conglomerado basal, en la parte superior de la Formación de Umbría-Pipeta (Cámbrico medio-superior), con cuya masa principal de vulcanitas ambos miembros se interdigitan y muestran un contacto gradual. La Cuarcita de Venta del Ciervo presenta, además, facies sedimentarias muy distintas de las que tipi- fican la Cuarcita Armoricana del suroeste de Europa, con cantos dispersos en los bancos masivos de cuarcita y tramos conglomeráticos y lutíticos rojizos de probable origen con- tinental. Todo ello torna excesivamente simplista la consi- deración de un diacronismo en la transición rift-drift entre la Zona de Ossa Morena y la Zona Centroibérica (López- Guijarro et al., 2008), a partir de una correlación tan laxa de las unidades implicadas. No sólo la Cuarcita de Venta del Ciervo no es el equivalente diacrónico de la Cuarcita Ar- moricana, sino que su contacto con la unidad ordovícica suprayacente implica una laguna estratigráfica de al menos 8 Ma (casi todo el Furongiense-10 y el Tremadociense in- ferior), dado que las Pizarras Barriga del Tremadociense superior, bien datadas mediante graptolitos y acritarcos, se apoyan de un modo erosivo y disconforme sobre la Cuar- cita de Venta del Ciervo (Servais y Mette, 2000, con refe- rencias previas). Por lo que se refiere al segundo posible análogo de la Cuarcita Armoricana en la Zona de Ossa Morena, se trata de las llamadas Cuarcitas de Sierra Albarrana (Delgado Quesada, 1971), aflorantes cerca de El Cabril (Córdoba), al sur de la Falla de Azuaga (Azor et al., 1991, 1992, 1994). Desde el punto de vista estratigráfico, las afinidades no son claras porque la unidad está intensamente afectada por de- formación dúctil y metamorfismo, aunque el hecho de que su litología dominante sean las cuarcitas feldespáticas, la aleja de las ortocuarcitas puras del tipo Cuarcita Armori- cana; si bien las aproxima a unidades previas a las mismas (de edad incierta en la transición Cámbrico-Ordovícico basal), superficialmente similares a las descritas por He- rranz Araújo (1984, 1985) al sur de Don Benito (UTS Pz2 ó Pz3 en la nomenclatura de ese autor). De todos modos, el exiguo registro icnológico conocido en las Cuarcitas de Sie- rra Albarrana (Azor et al., 1991; Marcos et al., 1991) lo in- tegran formas demasiado generalistas en ambientes marinos fanerozoicos, como para aportar evidencias posi- tivas de su posible correlación con la Cuarcita Armoricana, ni siquiera a nivel de la estructura y evolución geológica regional (ver discusión de Ábalos y Eguíluz en Azor et al., 1991). Retomando el tema del presente artículo, del conjunto de la sucesión silúrica representada en el basamento de la plataforma misisípica del Guadiato, tan sólo nos queda el legado de diversos cantos de calizas negras con ortoceráti- dos y cardiólidos, representativos de tres horizontes del Ludlow medio y Prídoli (inferior y superior). Sarmiento y Gutiérrez-Marco (1999) relacionaron estas calizas silúricas con la “magnafacies hercínica”, que según ellos presenta- ría una mayor afinidad (“que no identidad”) con las suce- siones de tipo “ossa-morénico”. A nivel de la Península Ibérica, las facies calcáreas del Ludlow y/o Prídoli se dis- tribuyen preferentemente en Pirineos, Cadenas Costeras ca- talanas y Zona de Ossa Morena, así como en sectores puntuales del norte centroibérico (Moncorvo), del parau- tóctono galaico-transmontano y del Complejo Maláguide (Sarmiento et al., 1999; Gutiérrez-Marco et al., 2001; Ro- bardet y Gutiérrez-Marco, 2002, 2004; Piçarra et al., 2006a, 2006b). Dentro de la “Unidad Parautóctona” del sur del Eje de Los Pedroches, se han localizado niveles de calizas si- lúricas en el afloramiento de Villaharta (Apalategui Isasa et al., 1985) y en la sección del Puerto Calatraveño (Matas y Martín Parra, en prep.), que podrían correlacionarse con las estudiadas. No obstante, y pese a que en los sinclinales del Valle y Cerrón del Hornillo (norte de Sevilla) se han descrito niveles de calizas del Ludlow (Caliza de Cardiola) y Prídoli (Caliza de Scyphocrinites), tan sólo concuerda con nuestros datos la caliza negra del Ludlow, en tanto que la sucesión calcárea del Prídoli de la Zona de Ossa Morena se desarrolla en facies distintas. Éstas consisten en alter- nancias de calizas y margas ricas en equinodermos y bra- quiópodos: los cefalópodos sólo son frecuentes en los nódulos calizos intercalados en las Pizarras Graptolíticas Superiores (Robardet y Gutiérrez-Marco, 2004), y se des- conocen facies de calizas negras en el Prídoli inferior. 34 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 4.-Algunos fósiles del Ordovícico Medio y Superior de Ada- muz (Córdoba), recogidos en las debritas serpukhovienses del valle del Guadalmellato: a-b, Didymograptus (Jenkinsograptus) spinulosus Perner, rabdosomas piritizados conservando parte del relieve original: a, vaciado en látex de un rabdosoma en vista re- versa, mostrando el desarrollo proximal de tipo isográptido, con un origen bajo de la teca 11 en la sícula (MGM-687-O, x 2); b, moldes internos de dos rabdosomas en vista anversa (arriba) y re- versa (debajo), MGM-688-O, x 1,9.– c-g, Neseuretus tardus Ham- mann, cranidios en vistas lateral y dorsal (c-f) e hipostoma (g, MGM-689-O, x 2,6); el vaciado en látex del cranidio c y e mues- tra colonización por briozoos (MGM-690-O/a-1, x 2,7 y x 2, res- pectivamente), en tanto que el cranidio d y f es un molde interno (MGM-690-O/a-2 y MGM-690-O/b-2), x 2,8 y x 1,8, respectiva- mente).– h-j, Colpocoryphe grandis Šnajdr, tórax+pigidio en vista dorsal (h, MGM-692-O, x 1,5) y pigidio del mismo en vista ven- tral (i, x 1,8); j es un molde interno de cranidio (MGM-693-O, x 1).– k, Placoparia (Coplacoparia) borni Hammann, vaciado en látex de un pigidio (izquierda) y un cranidio (derecha), MGM- 694-O, x 2,5.– l-m, Salterocoryphe n. sp. aff. salteri (Rouault), vaciado en látex de un cranidio (MGM-695-O) en vistas dorsal (l, x 4,1) y lateral (m, x 3).– n-o, Iberocoryphe n. sp. aff. verneuili Hammann, vaciado en látex de un pigidio (MGM-690-O/b-1) en vistas posterior (n, x 1,7) y dorsal (o, x 3,4).– p, hipostoma bifur- cado de un asáfido del género Nobiliasaphus o Isabelinia, vaciado en látex del molde externo (MGM-697-O, x 1,8).– q, Redonia deshayesi Rouault, molde interno de la valva izquierda (MGM- 698-O, x 3).– r-s, Tolmachovia n. sp., vaciado en látex de un molde externo (MGM-699-O) visto por su cara izquierda (r, x 3,3) y parte del molde interno del mismo ejemplar (s, x 4). Los ejem- plares a-b y r-s corresponden a una asociación del Oretaniense in- ferior; los fotografiados en c-g, k y n-o pertenecen al Dobrotiviense superior; los h-j son del Berouniense medio, y el resto (l-m, p-q) del rango Oretaniense superior-Dobrotiviense in- ferior. 35J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 4. Por último y en lo que respecta a los braquiópodos del Devónico Inferior, las areniscas del Lochkoviense con Platyorthis monnieri (Rouault) parecen faltar tanto en la Zona Centroibérica meridional como en la de Ossa-Mo- rena, aunque están bien representadas en afloramientos “parautóctonos” al sur del eje de Los Pedroches (Portale- gre, Puerto Calatraveño), así como en diversas localidades del borde norte del Dominio del Ollo de Sapo y en otros ámbitos ibero-armoricanos. Los materiales calcáreos del Praguiense-Emsiense, con los géneros Brachyspirifer y Paulinella?, se encuentran difundidos tanto en la Zona Centroibérica meridional, como al sur del eje de Los Pe- droches (Pardo Alonso, 2005; Rodríguez et al., 2010), si bien se desconocen en la Zona de Ossa Morena propia- mente dicha. Contexto paleogeográfico precarbonífero Gutiérrez-Marco et al. (1997) postularon que las aso- ciaciones paleontológicas del Ordovícico Medio y Supe- rior, encontradas en el área de Kilva, eran del todo compatibles con las conocidas al norte del Batolito de Los Pedroches, confirmando la inclusión del Dominio Obejo- Valsequillo (nombrado por Delgado-Quesada et al., 1977) en el margen meridional de la Zona Centroibérica. Poste- riormente, otros trabajos paleontológicos expresaron serias dudas sobre la adscripción centroibérica de parte de los can- tos del Ordovícico Inferior, Silúrico e incluso Devónico, cuyas mayores afinidades podrían situarse en las sucesiones de la Zona de Ossa Morena u otras indefinidas (Sarmiento y Gutiérrez-Marco, 1999; Sarmiento et al., 2011). No obs- tante, muchos autores contemporáneos mantienen la visión tradicional (Robardet, 1976) de que el Dominio Obejo-Val- sequillo sensu lato pertenece al borde meridional de la Zona Centroibérica, incluso con referencia a las nuevas unidades “Parautóctona” y “Alóctona” que le son equivalentes. El marco conceptual del Dominio Obejo-Valsequillo se ha usado por varios autores de diferente manera; en este tra- bajo se utiliza en el sentido de Martín Parra et al. (2006) y Matas y Martín Parra (en prep.), donde comprende los ma- teriales limitados al norte por la Cizalla de Puente Génave- Castelo de Vide) y al sur por la “Unidad Central”. Esta última fue propuesta por Azor (1994) y forma parte de la llamada Zona de Cizalla de Badajoz-Córdoba (Martínez Poyatos, 2002, con referencias previas). Los modelos paleogeográficos vigentes para el Macizo Ibérico suelen considerar que la Zona de Ossa Morena y la Zona Centroibérica conformaban los sectores distales a proximales, respectivamente, de una misma plataforma ma- rina perigondwánica (Quesada, 1991; Robardet, 2002), si bien algunos autores señalan su separación original, me- diando un rifting Cámbrico-Ordovícico, del que nacería una exigua corteza oceánica con algunos retazos preservados en la “Unidad Central” (Azor et al., 2004). Los movimien- tos relativos entre ambas zonas hasta finalizar el Paleo- zoico, implicaron varias fases de acreción tectónica, incluso con superposición de ciclos orogénicos (Herranz Araújo, 1985; Eguíluz et al., 1999, 2000). De la sutura cadomiense sólo quedan restos de un arco volcánico que afloran al sur del Dominio del Complejo Esquisto-Grauváquico (sector de Mérida). El ciclo Varisco desarrolla varias fases, siendo su expresión última y más conspicua los grandes desgarres sinistros ocurridos durante el Misisípico (fallas de La Ca- naleja, de Espiel y de la Fundición). No obstante, López- Guijarro et al. (2008) defienden la completa afinidad isotópica de las rocas prevariscas de las zonas Centroibérica y Ossa Morena, basándose en estudios Sm-Nd, propo- niendo que la acreción entre ambas zonas ya se habría com- pletado en el Ediacárico (Orogenia Cadomiense), periodo a partir del cual “nunca se separaron sustancialmente”. Su conclusión es altamente cuestionable debido a evidencias significativas de tipo tectónico y estratigráfico, que reve- lan que la Zona de Ossa Morena y las unidades “Parautóc- tona” y “Alóctona” del Dominio Obejo-Valsequillo derivan de sectores situados mucho más al noroeste de su posición actual, que desplazaron en su transcurrencia sinistra gene- ral a todo el área emergida situada al sur, de donde proce- dían los aportes detríticos que alimentaron a la plataforma centroibérica. En este sentido, el trabajo de Brenchley et al. (1986) argumenta que en la posición del actual eje de Los Pedroches, y del Dominio Obejo-Valsequillo, estuvo la tierra firme de la que derivaron las arenas removilizadas por tormentas durante el Dobrotiviense. Este influjo tem- pestítico se extendió varios cientos de kilómetros mar aden- tro, denotando la existencia de una importante área emergida, circundada por una plataforma muy somera y aplanada, con gradiente general inferior a un grado e incli- nada hacia el norte y noreste actual (Brenchley et al., 1986). La distribución y los condicionantes paleoecológicos de las biofacies ordovícicas, reconocidas en la región surcentroi- bérica, confirman también esta destacada conclusión (Ham- mann y Henry, 1978; Romano, 1982; Rábano, 1989). Los datos geológicos actuales revelan que tanto el ba- tolito de los Pedroches, como el Culm homónimo en su in- tegridad, forman parte del Dominio Obejo-Valsequillo. El único elemento estructural que coincide con la posición del área emergida que alimentó a la plataforma centroibérica, actualmente obliterada por transcurrencia tectónica, es la Zona de Cizalla Puente Génave-Castelo de Vide, reciente- mente descrita, y que según Martín Parra et al. (2006) y 36 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 5.- Algunos microfósiles silúricos de Adamuz (Córdoba): a, Dapsilodus obliquicostatus (Branson y Mehl), elemento M en vista lateral.– b-c, Pseudooneotodus beckmanni (Bischoff y San- nemann), vista superior oblicua y lateral respectivamente.– d-h, Wurmiella excavata excavata (Branson y Mehl): d, elemento M en vista lateral; e, elemento Pa en vista lateral; f, elemento Sa en vista posterior; g, elemento Sc en vista lateral interna; h, fragmento de un elemento Pa en vista lateral.– i, Oulodus? sp., elemento Sc en vista lateral interna.– j-o, q, s, “Ozarkodina”? sp. A: j, elemento Sa-Sb en vista posterior; k-m, elemento Pa en vista lateral, deta- lle de la parte anterior del mismo ejemplar mostrando la estria- ción de un dentículo, y vista lateral oblicua en la que se observa la cavidad basal; n-o, elementos Sb en vista lateral interna; q, ele- mento Sa; s, elemento Pb? en vista lateral.– p, forma indetermi- nada, fragmento de elemento ramiforme Sc?– r-t, foraminíferos textulariinos (Bathysiphon? sp.).– u, muellerisférido (= “mazue- loide”) indet. La escala gráfica representa 100 micras, excepto en los ejemplares l y u (50 micras). 37J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 Fig. 5. Matas y Martín Parra (en prep.) podría corresponder a un antiguo e importante “límite paleogeográfico” entre la re- gión surcentroibérica típica (al norte) y el Dominio Obejo- Valsequillo (al sur). La “hipótesis inmovilista” planteada por López-Guija- rro et al. (2008) también choca con las evidencias tectono- estratigráficas y sedimentológicas aportadas por el estudio de las estrechas cuencas carboníferas con desarrollo del tipo piggy back, activas en el Misisípico y Pensilvánico. La más importante de ellas es la cuenca de Peñarroya-Belmez- Espiel que, según Wagner (1999, 2004, 2013), se estable- ció como una gran falla strike-slip intracontinental, con desplazamiento sinistro de unos 150 km durante el Pensil- vánico. Para este autor, la adyacente banda Badajoz-Cór- doba (“Unidad Central”) actuó como la placa activa que se movió hacia el sureste, provocando el hundimiento de una placa pasiva con rocas del Dominio Obejo-Valsequillo, en donde se acumularon los sedimentos westfalienses de Pe- ñarroya. Sin embargo, este modelo coincide tan sólo en parte con los conocimientos actuales sobre la exhumación de la “Unidad Central”, que señalan una importante com- ponente de desgarre sinistro en la fase de cabalgamiento del margen del Dominio Obejo-Valsequillo sobre la Zona de Ossa Morena, de cinemática ciertamente compleja (Azor et al., 1994; Simancas et al., 2001). En este sentido y a ini- cios del Pensilvánico, la Zona de Ossa Morena en su con- junto podría encontrarse bastante más al noroeste de su posición actual, viéndose afectada por numerosos movi- mientos transcurrentes sinistros (transpresivos y transten- sivos), de orientación NO-SE, en numerosas bandas dentro de la propia Zona de Ossa Morena y del Dominio Obejo- Valsequillo, tanto en la fase mesodevónica como en el Car- bonífero. El problema del límite entre las Zonas Centroibérica y Ossa Morena parece haberse trasladado modernamente al gran accidente, la Falla del Matachel, que delimita por el noreste la llamada “Unidad Central”, dando por hecho que las unidades “Alóctona” y “Parautóctona” (antiguo Domi- nio Obejo-Valsequillo) forman parte indiscutible de la Zona Centroibérica. si bien con características estructurales di- ferentes (“unidad alóctona meridional” en Martínez Cata- lán et al., 2004, y Martínez Poyatos et al., 2004a, con referencias previas; “zona de transición” en Shaw et al., 2014). Aparte del estilo estructural distintivo del Dominio Obejo-Valsequillo (sensu lato), únicamente Herranz et al. (1999) y San José et al. (2004) apreciaron en el mismo la concurrencia de unas características estratigráficas y pa- leogeográficas, lo suficientemente importantes, como para justificar la introducción de una nueva división del Macizo Ibérico, a la que denominaron Zona Lusitano-Mariánica. Sin embargo, los límites propuestos por estos autores se ha- llan desactualizados, y hoy en día podrían asimilarse a la Zona de Cizalla Puente Génave-Castelo de Vide (por el norte) y a la Falla del Matachel (por el sur), en lugar de a una “críptica (...) barrera paleogeográfica (...) que actuó du- rante el Proterozoico más superior y gran parte del Cám- brico (...), intruída linealmente por el Batolito de Los Pedroches” y a la Falla de Malcocinado, respectivamente. Para una gran mayoría de geólogos especializados en el Varisco peninsular, el Dominio Obejo-Valsequillo, con su redefinición de límites y la distinción en su seno de uni- dades alóctonas y parautóctonas, no sería más que una pro- longación de la Zona Centroibérica al suroeste del Batolito de Los Pedroches. La región habría sido afectada por pro- cesos de rifting e intrusiones precarboníferas, así como por la tectónica de margen activo que culminó en la subduc- ción de la Zona de Ossa Morena bajo la “Centroibérica” (en realidad, tan sólo bajo el Dominio Obejo-Valsequillo). Lo que el modelo vigente no logra explicar fehaciente- mente, son las diferencias estratigráficas que todos los au- tores modernos reconocen al sur del eje de Los Pedroches, y que se cifran en la presencia de un basamento “de tipo ossa-morénico” (que incluye la Serie Negra, entre otras uni- dades), sobre el que descansa discordante un Paleozoico “de tipo centroibérico”. La concepción de este último se basa esencialmente en los notables afloramientos que pre- senta la Cuarcita Armoricana al sureste de Mérida, esen- cialmente en el sector Hornachos-Don Benito, y que alcanzan por el este el Puerto Calatraveño. También en la existencia de pizarras negras graptolíticas en el Silúrico y de calizas emsienses. Fuera del área mencionada, los limi- tados registros de unidades fosilíferas del Paleozoico infe- rior se dan en el afloramiento de Villaharta y en el Puerto Calatraveño (Pérez Lorente, 1979; Matas y Martín Parra, en preparación), a los que se suman los materiales resedi- mentados en las debritas y olistolitos del Carbonífero del Guadalmellato. El detallado estudio estratigráfico de Herranz Araújo (1984, 1985) llevado a cabo en un amplio sector al sureste de Mérida muestra, contraviniendo la creencia generali- zada, que la sedimentación ordovícica en dicha región tiene poco en común con el Dominio del Complejo Esquisto- Grauváquico centroibérico. Ello se refiere particularmente al desarrollo de espesas sucesiones infra-Cuarcita Armori- cana (hasta 2000 m al sur de Don Benito: UTS Pz2 en la nomenclatura de ese autor), con características similares a los grupos Ateca y de Los Cabos de la Zona Asturocciden- tal-leonesa, que se sedimentaron en fosas alargadas, de sub- sidencia anómala, y que yacen discordantes bajo un “Ordovícico basal” (UTS Pz3), de gran componente vul- canoclástica. La Cuarcita Armoricana propiamente dicha (base de Pz4-a) llega a apoyarse en leve discordancia sobre los conjuntos precedentes y prograda hacia el suroeste; sobre ella se sitúan en discontinuidad los materiales asig- nados al Ordovícico Medio-Superior, predominantemente arenosos en sus 150 m basales y sucedidos por un máximo de 500 m de pizarras ampelíticas sin fósiles, con intercala- ciones aisladas de cuarcitas oscuras y raros lentejones de caliza, que difieren claramente de las sucesiones centroi- béricas. No obstante, éstas reaparecen entre Villaharta, Puerto Calatraveño y el área fuente de las debritas carbo- níferas de Adamuz, únicos lugares donde las asociaciones paleontológicas son, en gran medida, comparables con las del Ordovícico Medio y Superior del área inmediatamente al norte de la cizalla Puente Génave-Castelo de Vide. A diferencia de la Zona Centroibérica, las pizarras silú- ricas más antiguas reconocidas en el Dominio Obejo-Val- 38 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 sequillo nunca son anteriores al Wenlock, y en Alange las ampelitas graptolíticas del Gorstiense (Ludlow) se apoyan directamente sobre la Cuarcita Armoricana (Gutiérrez- Marco et al., 1997), o bien sobre un dudoso equivalente anómalo de la Cuarcita del Criadero (Hirnantiense-Aero- niense) desarrollado sobre la misma (Palacios Medrano et al., 2010). Ambas alternativas implicarían amplias lagunas estratigráficas, desconocidas también en la Zona de Ossa Morena. Las intercalaciones calcáreas del Ludlow y Prídoli son frecuentes en los escasos afloramientos fosilíferos lo- calizados en Villaharta, Puerto Calatraveño y a través de las debritas carboníferas de Adamuz. Dado que las calizas silúricas están ausentes en la Zona Centroibérica meridio- nal, en un primer momento se interpretaron a las de Villa- harta y Adamuz como indicadoras de afinidades con la Zona de Ossa Morena (Sarmiento y Gutiérrez-Marco, 1999; San José et al., 2004). Pero los nuevos datos permi- ten descartarlas, porque las facies de calizas con escifocri- noides no son coetáneas en ambas regiones, y además porque el registro de Adamuz implica una mayor y más es- table deposición de calizas pelágicas negras que en los sin- clinales del norte de Sevilla (ver Robardet y Gutiérrez-Marco, 2008). A un nivel paleontológico de detalle, incluso entre los materiales fosilíferos más “centroibéricos” registrados en Adamuz, ninguna de las especies de trilobites, moluscos, braquiópodos, equinodermos, etc. se circunscribe en reali- dad a la Zona Centroibérica: casi todas se conocen también en las zonas Cantábrica, Asturoccidental-leonesa y Cordi- llera Ibérica, si bien por las facies resultan ser similares a las de unidades centroibéricas concretas (Pizarras del Río, Cuarcitas Botella, Pizarras Cantera, Bancos Mixtos). No obstante, en los materiales fosilíferos del Dobrotiviense de Adamuz se determinan por vez primera para España los gé- neros Tachillanella (un tergomiido -o “monoplacóforo”- cir- tonélido) y Tritonophon (un gasterópodo bellerofóntido, característicamente trilobulado). Ambos registros son con- gruentes con su presencia en otras áreas peri-gondwánicas, y el hallazgo de Tritonophon cf. peeli Horný en el Dobroti- viense superior de España precede ligeramente a la apari- ción de la especie en el Berouniense de Bohemia y el Anti-Atlas marroquí (Horný, 1997a, 1997b), algo similar a lo que se da en otras especies comunes con Bohemia du- rante el Ordovícico Medio y Superior (Gutiérrez-Marco et al., 1999). Aún así, resulta extraño que ninguno de los dos taxones hubieran sido encontrados hasta la fecha en la Zona Centroibérica, donde el nivel de conocimientos es bastante razonable, de no ser que medie alguna circunstancia parti- cular (ambiental o paleogeográfica), por el momento inde- terminada. De un modo paradójico, el molusco rostroconcha encontrado en el Oretaniense de Adamuz (Tolmachovia n. sp.) difiere claramente de las formas centroibéricas del mismo género, pero resulta del todo comparable a los ejem- plares ilustrados en la Zona de Ossa Morena por Gutiérrez- Marco et al. (1984, lám. 1, Figs. 16-17 y 19-20). Por último, la mera extensión de la Cuarcita Armoricana a una parte del Dominio Obejo-Valsequillo, tampoco de- muestra fehacientemente las afinidades centroibéricas que le son adjudicadas, en especial a su “Unidad Parautóctona”. Las facies propias de la Cuarcita Armoricana se extienden más allá de la Zona Centroibérica (Zona Asturoccidental- leonesa, Cordillera Ibérica), reapareciendo también en la Zona Cantábrica, los Macizos Vascos y en diversos domi- nios armoricanos. Lo que sí resulta significativo es la au- sencia de la unidad, que por lo general coincide con áreas y ambientes offshore dominados por una sedimentación arci- llosa. Esto es lo que podría haber sucedido en el basamento de la plataforma viseense de la Cuenca del Guadiato, du- rante el Ordovícico Inferior y tal vez el Furongiense, tal y como lo demuestran los cantos de lumaquelas con mezcla de conodontos de al menos cinco asociaciones preexistentes en la zona. La reelaboración tafonómica de conodontos sigue procesos mal conocidos en la evolución de intraclastos den- tro de una misma cuenca, involucrando generalmente la re- moción de sedimentos condensados. El hecho ha sido constatado en numerosas áreas mundiales, con mezclas ta- fonómicas evidentes entre asociaciones “fantasma” proce- dentes de distintos niveles del Ordovícico o de varios sistemas paleozoicos, que en parte hemos logrado corrobo- rar por nuestra propia experiencia (Bultynck y Sarmiento, 2003; Gutiérrez-Marco et al., 2007). Si juzgamos los datos disponibles para todo el Dominio Obejo-Valsequillo, y descontando los importantes condi- cionantes tectónicos que deben mediar en ello, podríamos establecer unas tendencias generales para la sedimentación ordovícico-silúrica. Los sectores ubicados más al noroeste evidencian una sedimentación más somera en torno al trán- sito Cámbrico-Ordovícico y a lo largo del Ordovícico In- ferior, con surcos subsidentes donde se acumularon espesas sucesiones del tipo Los Cabos, seguidos por otros coetá- neos de un vulcanismo ácido y de diferentes depocentros, que fueron recubiertos posteriormente por una Cuarcita Ar- moricana progradante hacia el suroeste, donde se hallarían las áreas más someras o emergidas de la plataforma. Esta unidad es posiblemente la única que llega a depositarse en el sector noroccidental y central (Portalegre, Hornachos- Calatraveño), en tanto que hacia el suroeste (Adamuz-Gua- diato) debieron situarse los sectores más distales de una plataforma donde tuvo lugar una sedimentación bastante continua y condensada, probablemente con pelitas verdes y carbonatos pelágicos, entre el Furongiense y finales del Or- dovícico Inferior. Las circunstancias cambiaron para el Or- dovícico Medio, donde la parte central y oriental del territorio del Dominio Obejo-Valsequillo se someriza, hasta alcanzar características “centroibéricas”, en tanto que en la mitad occidental se diferencian nuevos surcos subsidentes con una sedimentación anómala y aparentemente profunda (alternativamente con estancamiento de masas de agua), dado que no llegan a establecerse comunidades bentónicas reconocibles, o éstas son sumamente escasas (São Ma- mede/Portalegre). A finales del Ordovícico y durante el Si- lúrico inferior, toda la región debió permanecer emergida, dada la falta de un registro estratigráfico equivalente, o la constatación de lagunas estratigráficas importantes (Silú- rico superior disconforme sobre el Ordovícico Inferior y Medio). A partir del Wenlock la sedimentación se reanuda en ambientes mucho más profundos que los centroibéricos, que incluye el depósito de calizas pelágicas más extensas y 39J.C. Gutiérrez-Marco, G.N. Sarmiento e I. Rábano Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 continuas que las de Ossa Morena. El Devónico Inferior supone un retorno a los ambientes someros generalizados, con una “laguna mesodevónica” diacrónica en relación a la de la Zona Centroibérica (Herranz Araújo, 1985), y un De- vónico Superior discordante, que alcanza características pe- lágicas y profundas en el área de Alange (Racheboeuf et al., 1986). De todos modos, aún existen autores que continúan considerando al Dominio Obejo-Valsequillo como parte in- tegral de la Zona de Ossa Morena, por la simple extensión de la “Serie Negra” a su basamento preordovícico (Apala- tegui Isasa, 2013). Y en algunas de las reconstrucciones pa- leogeográficas más modernas se siguen representando unidas todas las zonas del Macizo Ibérico ya para el Ordo- vícico Inferior, pero esta vez con una disposición geográ- fica invertida frente a la actual y con notables errores en su correlación armoricana (Torsvik y Cocks, 2011, Fig. 6; 2013a, 2013b). Éste y otros muchos modelos contemporá- neos, simplemente ignoran las restricciones paleobiogeo- gráficas largamente impuestas por las faunas paleozoicas (Robardet, 2002). Conclusiones Los cantos y bloques del Paleozoico pre-Carbonífero, identificados en el olistostroma serpukhoviense del valle del Guadalmellato, revelan la denudación progresiva del basamento paleozoico subyacente a la plataforma viseense, en un área limítrofe con la Cuenca Carbonífera del Gua- diato, y la sedimentación de sus detritos al estilo “montaña invertida”, en facies lutíticas de talud, incorporados a las coladas gravitatorias como debritas o como bloques, mez- clados con los olistolitos viseenses. Los clastos de rocas precarboníferas documentan el re- gistro fosilífero de 15 niveles del ¿Cámbrico? (un posible Furongiense detectable mediante elementos reelaborados), Ordovícico (Tremadociense inferior, Arenigiense inferior, medio y superior, Oretaniense inferior, Oretaniense supe- rior a Dobrotiviense inferior, Dobrotiviense superior, Be- rouniense inferior y medio), Silúrico (Ludlow medio, Pridoli inferior y superior) y Devónico Inferior (Lochko- viense-Praguiense y Praguiense-Emsiense). Las afinidades paleobiogeográficas de las distintas aso- ciaciones tienen un marcado influjo centroibérico tan sólo durante el Ordovícico Medio y Superior, en tanto que los fósiles y biofacies del Ordovícico Inferior y Silúrico co- rresponden a áreas y ambientes de escasa a nula correla- ción con las sucesiones conocidas en la Zona de Ossa Morena o en la Zona Centroibérica. Los resultados preli- minares para los fósiles del Devónico Inferior muestran vínculos con otras áreas del Dominio Obejo-Valsequillo, aunque para el Emsiense se atisban características comu- nes con la Zona Centroibérica. De todos modos, el gra- diente general de profundización de la plataforma precarbonífera (si se la supusiera única) sería hacia el este o sureste, nunca hacia el norte o noreste como en la plata- forma centroibérica. El problema fundamental estriba en que el área objeto de estudio se localiza en un sector considerado, casi unáni- memente, como integrante del borde sur de la Zona Cen- troibérica, aunque con particularidades tectónicas diferen- ciales (unidades “alóctona” y “parautóctona”, o bien “unidad alóctona meridional” -de la Zona Centroibérica-). Sin embargo, su posición paleogeográfica dista de ser la original con relación a la Zona Centroibérica y, tras la acre- ción varisca, en su conjunto forma una “cuña” tectónica múltiple, diferenciada entre las auténticas zonas Centroi- bérica y Ossa Morena. El contexto estratigráfico del olistostroma serpukho- viense del valle del Guadalmellato, guarda ciertas simili- tudes con el de otros depósitos sintectónicos variscos, tanto del Devónico como del Carbonífero inferior europeo. Todos ellos contienen cantos y bloques derivados de suce- siones fosilíferas ordovícico-devónicas, o de unidades me- tamórficas preordovícicas, cuyos orígenes paleogeográficos no resultan fáciles de establecer y en muchos casos conti- núan siendo enigmáticos. Nos referimos, entre otros ejem- plos, a los olistostromas o mélanges tectónicas del Carbonífero inferior desarrollados en torno a la rama sep- tentrional de la Zona de Cizalla Sur-Armoricana donde, junto a retazos de unidades fosilíferas de afinidades cen- troarmoricanas, concurren notables olistolitos (o bloques tectónicos), con facies y faunas ordovícico-devónicas de tipo “bohemo-hercínico”, en gran parte exóticos al Macizo Armoricano (Dubreuil, 1987; Shelley y Bossière, 2001). También tenemos el ejemplo del wildflysch del Viseense superior del extremo suroriental de la Montagne Noire fran- cesa (Écailles de Cabrières), que incluye grandes olistoli- tos del Ordovícico y Silúrico derivados de un área fuente desconocida in situ, si bien caracterizan una sucesión más continua y pelágica que la que aflora en los restantes man- tos meridionales de la Montagne Noire (Engel et al., 1981; Nysæter et al., 2002). En las zonas externas ubicadas al sur del Frente de Deformación Varisco (y al norte de la sutura del Rheico), es bien conocida la existencia de bloques ex- tracuenca, con fósiles representativos de una plataforma so- mera ordovícico-devónica de raíces armoricanas (o gondwanienses sensu lato), que se incorporaron al margen sur de Avalonia/Laurusia en el seno de olistostromas o bre- chas tectónicas durante el Devónico-Carbonífero. Esto su- cede tanto en la región de Cornualles (Gran Bretaña), ubicada al norte de la sutura de Lizard (Holder y Leveridge, 1986; Strachan et al., 2013), como en la franja Renano-her- cínica de Alemania (Erdtmann, 1991; Oczlon, 1994; Huc- kriede et al., 2004). En definitiva, las afinidades paleobiogeográficas de los materiales fosilíferos del Paleozoico Inferior, registrados en el olistostroma carbonífero del Guadalmellato (sinclinal de Kilva), así como en otras unidades sintectónicas varis- cas a escala del suroeste de Europa, denotan una historia precarbonífera más compleja aún que la estimada por los modelos generalistas más actuales (por ejemplo, Martínez Catalán, 2012; Martínez Catalán et al., 2013; Shaw et al., 2014), donde posiblemente faltan por caracterizar muchas piezas antes de poder completar el “puzzle” paleogeográ- fico. En este sentido, las evidencias sedimentarias y pale- ontológicas sitúan al borde meridional de la Zona Centroibérica (y del Arco Centroibérico) al norte del Culm 40 OLISTOSTROMA CARBONÍFERO AL NORTE DE CÓRDOBA: PARTE II Revista de la Sociedad Geológica de España, 27(1), 2014 de Los Pedroches, e indican que el Dominio Obejo-Valse- quillo, bajo el que subdujo la Zona de Ossa Morena, ocupa en la actualidad una posición muy diferente a la que tuvie- ron estos mismos terrenos en tiempos prevariscos. Ninguna de las reconstrucciones actuales considera el hecho de que la Zona Centroibérica limitaba por el sur con una impor- tante área emergida, tal vez del mismo borde de Gondwana, lo que apoya la existencia de megatranscurrencias tectóni- cas, del orden de centenares a miles de kilómetros, como las que han sido enunciadas para otras partes del mismo oró- geno (Shelley y Bossière, 2001). Agradecimientos Los autores agradecen a Francisco Arenas Fernández e Ildefonso Hoyo Lozano (Córdoba), así como a Enrique Bernárdez Rodríguez (Copiapó, Chile) y a Michel Robar- det (Betton, Francia), por su ayuda en el trabajo de campo; a Jirí Kříž (Praga) por la identificación de los bivalvos si- lúricos; a María Luisa Canales (Madrid) por su asesora- miento en los foraminíferos, y a Carlos Alonso (Madrid) por las fotografías. Nuestros compañeros Jerónimo Matas y Luis Miguel Martín Parra (IGME, Madrid) estimularon una discusión fructífera sobre las implicaciones de los re- sultados paleontológicos. Finalmente, Gabriel Gutiérrez- Alonso (Salamanca) y un revisor anónimo, introdujeron observaciones relevantes al manuscrito, que mejoraron apreciablemente su contenido. Este artículo es una contri- bución al proyecto CGL2012-39471, financiado por el Mi- nisterio de Economía y Competitividad, y se inscribe también en el proyecto IGCP 591 del Programa Interna- cional de Geociencias (IUGS-UNESCO). Bibliografía Apalategui Isasa, O. (2013): Procesos ibéricos en la ZOM. Tierra y Tecnología, 43: 35-40. Apalategui Isasa, O., Borrero Domínguez, J., Delgado Quesada, M., Roldán García, F.J., Sánchez Carretero, R., Garrote, A., Higueras Higueras, P., Liñán, E. y Palacios Medrano, T. (1985): Mapa y Memoria de la Hoja nº 901 (Villaviciosa de Córdoba) del Mapa Geológico de España E. 1:50.000 (Se- gunda Serie). Instituto Geológico y Minero de España, Ma- drid, 66 pp. Armendáriz Dufur, M. (2009): Génesis y evolución tectonosedi- mentaria de la parte meridional de la cuenca mississippiense de Los Pedroches (SO del Macizo Ibérico): implicaciones pa- leogeográficas. Publicaciones del Instituto Geológico y Mi- nero de España, Serie Tesis Doctorales, 18: 1-452. 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